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ISSN 2011-6292

Econografo Escuela de Economía


No. 9

UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA EVALUACIÓN DEL IMPACTO


DE LA NEUROECONOMÍA PARA LA TEORÍA ECONÓMICA

Alejandra Arciniegas Gómez


Jersson Guerrero Nova
Jonathan Moreno Medina
P

Electronic copy available at: http://ssrn.com/abstract=2195370


UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA EVALUACIÓN DEL IMPACTO DE LA
NEUROECONOMÍA PARA LA TEORÍA ECONÓMICA

Alejandra Arciniegas Gómez1


Jersson Guerrero Nova 2
Jonathan Moreno Medina 3

Resumen:

El reciente auge de la neuroeconomía ha abierto una serie de preguntas sobre el impacto que esta nueva
disciplina puede tener sobre la forma en que se hace teoría económica. Este trabajo busca resaltar la
relevancia que la metodología en ciencia económica tiene como herramienta indispensable para resolver
las preguntas y los retos que la neuroeconomía le plantea a la corriente principal. Se recopilan aquí los
principales argumentos a favor y en contra de los aportes que la neuroeconomía puede brindarle a la
economía. Se concluye a favor de una visión que deja abierta la posibilidad de un avance y un aporte
sustancial, pero por ahora sólo potencial. Al tiempo se señalan las técnicas retóricas usadas por los
exponentes de la corriente neuroeconómica con el ánimo de plantear una discusión donde no se
demeriten los avances, pero tampoco se exageren los mismos.

Palabras Claves: Metodología en Economía, Realismo, Retórica en Economía, Neuroeconomía

Clasificación JEL: B40, B41, B00, D87

Abstract:

With the recent boom in neuroeconomics a number of questions have arisen regarding the impact that
this new research might have on the way economic theory is currently developed. This paper intends to
highlight the relevance that the field of methodology in economics has as an indispensable tool to
answer these questions about the new challenges that neuroeconomics propose to the economic
mainstream. Here we compile the main arguments both for and against the view that neuroeconomics
could change the way we do economics. We conclude in favor of leaving open the possibility that
economics could move forward theoretically because of neuroeconomics, but we make caution that this
is just a potential breakthrough and not something that has already happened. At the same time we
show the rhetoric technics that some neuroeconomists have used, in order to plain the field, neither
underestimating nor exaggerating its potential.

Key Words: Methodology in Economics, Realism, Rhetoric in Economics, Neuroeconomics


JEL Codes: B40, B41, B00, D87

1 Estudiante de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.


maarciniegasg@unal.edu.co
2 Estudiante de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.
jaguerreron@unal.edu.co
3 Estudiante de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia
jrmorenom@unal.edu.co

Electronic copy available at: http://ssrn.com/abstract=2195370


La serie Econografos considera para
publicación manuscritos originales de
estudiantes de pregrado de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de Colombia, que hayan sido
Rector propuestos, programados, producidos y
Moisés Wassermann Lerner evaluados en una asignatura, en un grupo de
estudio o en otra instancia académica.
Vicerrector Sede Bogotá
Julio Esteban Colmenares Econografos
Escuela de Economía
FACULTAD DE CIENCIAS ISSN 2011-6292
ECONÓMICAS
La serie Documentos FCE puede ser
Decano consultada en el portal virtual:
Jorge Iván Bula Escobar http://www.fce.unal.edu.co/publicaciones/

Vicedecano Académico Coordinador Centro Editorial


Gerardo Ernesto Mejia Alfaro Álvaro Zerda Sarmiento
Profesor Asociado - FCE
ESCUELA DE ECONOMÍA
Equipo Centro Editorial
Director Sergio Perez
Leonardo Duarte Vergara David Alejandro Bautista Cabrera
Juan Carlos García Sáenz
Coordinador Programa Curricular de
Economía Correo electrónico:
Héctor William Cárdenas publicac_fcebog@unal.edu.co

Este documento puede ser reproducido


citando la fuente. El contenido y la forma del
presente material es responsabilidad
exclusiva de sus autores y no compromete de
Director ninguna manera a la Escuela
Jorge Armando Rodriguez Administración y Contaduría Pública, ni a la
Facultad de Ciencias Económicas, ni a la
Subdirector Universidad Nacional de Colombia
German Nova
La neuroeconomía (NE) busca sustentar las teorías microeconómicas en detalles acerca del
funcionamiento del cerebro, en especial en funciones tales como la forma en que se toman decisiones,
pensamiento estratégico e intercambio4. Una de las formas de lograr este objetivo es entonces observar
procesos y construcciones que típicamente se consideran inobservables, para poder decidir entre
diferentes y múltiples teorías de anomalías comportamentales tales como la aversión al riesgo,
comportamiento altruista, y reciprocidad (cf. Camerer, 2008b).

La NE es un tema que está siendo discutido por los principales círculos académicos de varias
disciplinas: economía, psicología, neurociencia, entre otras5. De hecho, varias universidades -en especial
las más sobresalientes por su nivel-, han abierto departamentos y laboratorios de neuroeconomía. Por
otra parte, una numerosa cantidad de trabajos categorizados bajo el campo de neuroeconomía han sido
publicados en revistas prestigiosas, como Science y Nature (Marchionni & Vromen, 2010). Dados estos
hechos académicos y económicos (en tanto que es plausible suponer que los recursos empleados para la
investigación en NE están siendo recortados en otras áreas de la investigación económica, en
particular), la disciplina económica ha comenzado a tomar la discusión en serio.

Un rol fundamental en esta discusión es aquel que tienen los metodologistas6 en economía. Si
bien este campo (una de las dos principales conexiones entre filosofía y economía, siendo la otra el de la
ética en economía) está muy subvalorado por la disciplina en general, parece ser que el debate de la NE
no puede resolverse sin recurrir a la Metodología en Economía (ME).

La estructura del trabajo será entonces la siguiente: en la primera sección sustentamos la


importancia del debate metodológico en economía, con particular énfasis en su aporte respecto al
debate con la NE. En la segunda sección presentamos el argumento esgrimido por Gul & Pesendorfer
(2008) -de ahora en adelante identificado como GP-, el cual esboza los principales argumentos en
contra de la utilidad de la NE para el mainstream7 así como las críticas debatidas en la literatura respecto
a tales argumentos. Finalmente se exponen las conclusiones de este trabajo.

El debate metodológico en economía y su renovada importancia

Empecemos por enunciar una definición tentativa de metodología económica, la cual se define,
en las palabras de Blaug, como:

―… [A] study of the relationship between theoretical concepts and warranted conclusions
about the real world; in particular, methodology is that branch of economics where we
examine the ways in which economists justify their theories and the reasons they offer
for preferring one theory over another; methodology is both a descriptive discipline –
‗this is what most economists do‘ - and a prescriptive one – ‗this is what economists
should do to advance economics‘…‖ (Blaug citado por Hoover, 1995, p. 716)

4 Existe al menos otro campo reconocido en NE, que tiene una dirección de influencia contraria a la que aquí
suponemos. Los dos campos son Behavioral Economics in the Scanner (BES) y Economía Neurocelular (EN).
Mientras la primera es la que aquí exponemos, la segunda toma la teoría económica estándar para tratar el
problema del mejor entendimiento de la actividad neuronal en el cerebro. Esta segunda tendencia, en lugar de
sugerir cambios revolucionarios en la forma de hacer teoría económica (como BES), parece sugerir cambios
radicales en la forma de hacer neurociencia.
5 Entre algunos de las personas que se han involucrado en el debate están: Camerer, Hausman, Mäki y Rubinstein.
6 En inglés la palabra es ‗methodologist‘. Dado que no encontramos una traducción oficial, nos referiremos a éste

con el término mencionado.


7 Por mainstream entendemos un cuerpo que tiene en común, no un objeto de estudio, sino una metodología, que

en esencia recoge la síntesis neoclásica de análisis, donde el lenguaje matemático, el cálculo, la optimización y la
estática comparativa son vitales. Este cuerpo matemático se enmarca en un cuerpo deductivo, en donde alguna
forma de racionalidad es tenida en cuenta.
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Bajo esta definición entonces es claro el papel tanto ‗positivo‘, como ‗normativo‘ de la
metodología a la hora de elegir las teorías apropiadas para estudiar los fenómenos económicos. Durante
décadas los metodologistas en economía han defendido el quehacer de su particular disciplina contra
ataques de todo tipo. Probablemente el ataque más difundido es el enunciado en las mismas palabras de
Irving Fisher:

―It has long seemed to me that students of the social sciences, especially sociology and
economics, have spent too much time in discussing what they call methodology. I have
usually felt that the man who essays to tell the rest of us how to solve knotty problems
would be more convincing if first he proved out his alleged method by solving a few
himself. Apparently those would-be authorities who are forever telling others how to get
results do not get any important results themselves.‖ (Fisher [1932] citado por Hoover,
1995)8

Debe notarse que aquí Fisher no niega la importancia de la metodología per se, sino que acusa a
los metodologistas de no poder resolver problemas económicos como tal. Pero el problema de si los
metodologistas resuelven o no problemas económicos es una pregunta diferente a si la metodología es
un tema importante de discutir. En años recientes los economistas han aceptado la importancia de las
preguntas metodológicas, sin embargo esta crítica se ha ‗actualizado‘, si se quiere, bajo el manto del
‗proyecto retórico‘ de McClosky (2008). Hoover (1995) resalta las similitudes entre la crítica de Fisher y
la realizada por McClosky. McClosky indica que el programa metodológico fracasó al tiempo que
naufragó el programa del positivismo lógico9. Parte de la caída del positivismo lógico fue la crítica
Duhem/Quine, que, de forma resumida, niegan que la distinción entre las formas sintéticas y analíticas
-con la que los positivistas lógicos distinguían entre ciencia y no ciencia- sea válida. Esta crítica también
niega la posibilidad de juzgar si una teoría es verdadera o falsa solamente basándose en la experiencia.
Los argumentos teóricos son entendidos en esta visión como una vasta red de creencias mutuamente
soportadas y totalmente entrelazadas. Cualquiera de estas creencias podría ser ‗salvada‘ a pesar de tener
evidencia contraria a ella, conforme se hicieran suficientes ajustes en otras áreas de la red10.

La consecuencia práctica del análisis de McClosky, basado en la tesis Duhem/Quine, es que los
economistas no tienen necesidad de los filósofos o metodologistas, y así, sólo los mismos economistas
pueden juzgar la validez de las teorías económicas en sus propios términos. Lo que debe estudiarse
entonces es la forma en que los economistas se convencen unos a otros, sin entrar a buscar la forma
‗correcta‘ de hacer economía11. Sin embargo para Rosenberg (1992) la conclusión correcta de la crítica
Duhem/Quine no es que cada disciplina fije sus propios estándares, sino que los bordes entre
disciplinas no son firmes y tampoco están bien definidos; es decir, no hay muchas redes independientes
del conocimiento, como interpreta McClosky, sino que sólo hay una red (cf. Rosenberg, citado por
Hoover, 1995, p. 722).

8 Esta crítica hace eco de la realizada en el debate acerca de la importancia de la enseñanza de la Historia del
Pensamiento Económico en los programas curriculares de economía. Ver Álvarez y Hurtado (2010).
9 El positivismo lógico, un movimiento filosófico de principios del siglo XX, tenía la intensión de poder distinguir

claramente entre las cosas ‗con sentido‘ y las ‗sin sentido‘, entre la ciencia y la metafísica, y entre lo analítico y lo
sintético. Para ver una discusión más detallada respecto las intenciones y problemas metodológicos del
positivismo lógico ver Popper, K., (2002). The Logic of Scientific Discovery.
10 Varios metodologistas en economía han buscado dar respuesta a la crítica Duhem/Quine. Algunas de las

respuestas más interesantes se pueden ver en Blaug (1992), Rosenberg (1992), Hausman (1992) y Boland (1992).
Curiosamente los 4 libros, que tienen que ver con metodología, fueron publicados el mismo año.
11 Es importante notar que sin importar si el argumento de McClosky es válido o no, ello de ninguna manera

indica que su propuesta de investigar cómo convencen los economistas (o la retórica de la economía) no sea un
campo valioso a estudiar. En el criterio de los autores de este documento, consideramos que el estudio de la
4

retórica es perfectamente complementario (y no suplementario) del estudio metodológico.


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Cabe resaltar que según esta interpretación de la crítica de Rosenberg ya tenemos una primera
aproximación respecto al problema del debate de la NE: no hay islas del conocimiento, y por tanto el
justificar que la economía, por ser una disciplina diferente a la neurociencia o a la psicología, no puede
recibir aportes o cambios en su estructura desde la NE es absurdo. Pensemos entonces quién si no la
disciplina metodológica, aunque no necesariamente la única, puede resolver el dilema respecto a si los
aportes de la NE pueden o no aportar a la disciplina económica. Si la metodología es el estudio
respecto a cómo eligen los economistas entre teorías y como justifican las ya existentes, es claro que la
NE, al retar el estatus quo de la disciplina, impone retos importantes respecto a si debe reestructurase la
forma de hacer economía. Es decir, el reto involucra la pregunta de si debería escogerse otro ‗modelo‘ u
otra forma de hacer economía que vincule de forma explícita el funcionamiento del cerebro, que es en
últimas, el órgano con el que tomamos decisiones económicas. Es tan importante esta pregunta que
según Mäki (2010), ésta es, tal vez, la función más importante de la NE. Ya sea que se concluya que la
NE puede o no aportar a la teoría económica, ya tiene una importancia notable al poner en entredicho
la forma preestablecida, sobre la que normalmente se reflexiona poco, de concebir la disciplina
económica. Sea como sea que se decida el debate, la NE y su reto probablemente han dejado marcas y
reflexiones que harán mejorar la forma en que avanza la llamada ciencia lúgubre.

¡Hagámoslo sin mente!

Hasta el día de hoy tal vez el paper de Gul y Pesendorfer (2008) –al que nos referiremos como
GP - es el ataque más fuerte realizado a la idea de que la NE tiene el potencial de ser relevante para la
teoría económica. Principalmente GP sostiene que los economistas deberían enfocarse en elecciones
observables del comportamiento y retener su agnosticismo acerca de los mecanismos de elección.
Hausman (2008) identifica 3 argumentos en la exposición de GP, ya sean explícitos o implícitos.
Además de ellos hay otro argumento que Camerer (2008a y 2008b) y Mäki (2010) encuentran, que tiene
que ver con la definición de economía. Empezamos exponiendo este último.
Consideremos las siguiente cita de GP: ―. . . the requirement that economic theories simultaneously
account for economic data and brain imaging data places an unreasonable burden on economic
theories‖ (Gul and Pesendorfer, 2008). Aquí los autores presentan una definición de economía que de
forma inmediata descarta los posibles aportes de la neuroeconomía.

GP presentan una definición de economía que tanto a los ojos de Camerer y Mäki son
problemáticos. Para Mäki ―…economics has no immutable essence such that it would be fundamentally
committed to behaviourism (not behaviouralism) so that only data pertaining to observable choice
behaviour would be relevant‖ (Mäki, 2010, p. 115). De forma similar, para Camerer:

―GP‘s paper consists primarily of two arguments. The first is simply a fundamentalist
definition of economics that excludes non-choice data and limits the role for psychological
facts by appeal to the claim that there are differences in tastes and interests between the
two fields. This argument is simply a definition of economics as inherently mindless, and
there is no debating a definition. The definition simply draws a preferred boundary rather
than makes an evidentiary ―case‖ for mindless economics.‖ (Camerer, 2008b, p. 45[cursivas
del texto original])

Estas dos citas son suficientemente contundentes: la economía no tiene una esencia clara con la
cual se pueda hacer una definición que per se excluya la NE. Seguimos la idea de Hoover cuando indica
―…I have pointed to a wide variety of activities that are collectively known as economics: e.g. giving
policy advice, developing and testing theories of human behaviour in aggregate, providing theoretical
reassurance, formalizing political philosophy. Economics is many things.‖ Con esta cita debe ser claro
ya por qué el argumento de la definición de GP no se sostiene.
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Ahora, los tres argumentos más elaborados que identifica Hausman en GP son los siguientes:

1) El Argumento de Samuelson; 2) El Argumento de Preferencias Reveladas; 3) El Argumento


de Friedman. Antes de exponer cada uno de los argumentos vale la pena señalar la proposición
fundamental sobre la que se basan los tres argumentos:

La Tesis de la Relevancia: Sólo los datos concernientes a la elección y las consecuencias de la


elección, particularmente para las cantidades de mercado, son relevantes para aceptación
o rechazo de los modelos económicos (cf. Hausman, p.127).

Con esta proposición en mente, pasamos a exponer los tres argumentos y la respectiva crítica de
Hausman (2008):

1. El Argumento de Samuelson:

1.1. Las implicaciones significativas de los modelos económicos – las implicaciones que le
importan a los economistas- son acerca de la elección y sus implicaciones (e.i. precios y
cantidades) [premisa]
1.2. El contenido de los buenos modelos económicos consiste en el conjunto de las implicaciones
significativas y nada más [premisa]
1.3. El contenido de los buenos modelos económicos consiste en la elección y las implicaciones de
la elección y nada más [de 1.1 y 1.2]
1.4. Sólo los datos concernientes al contenido del modelo importa para su aceptación o rechazo
[premisa]
1.5. Sólo los datos concernientes a la elección de los agentes y las implicaciones de la elección
importa para la aceptación o rechazo de modelos económicos [de 1.3 y 1.4]

Para Hausman este argumento no es convincente, en el sentido de que no hay ninguna


justificación para decir que las teorías deben reducirse a sus implicaciones (significantes). Para ilustrar
este punto Hausman cita a Samuelson cuando este último argumenta que los físicos Post-Copernicanos
estaban equivocados cuando estaban dispuestos a morir por aceptar la creencia de que las elipses
Keplerianas eran una teoría mejor que la teoría epicíclica (que tenía las mismas implicaciones
observables). Hausman argumenta que una actitud de este tipo sin duda lastimaría severamente el
desarrollo de la ciencia. Por eso es posible, si bien no está garantizado, que tomar en serio los
mecanismos implícitos en los modelos económicos de toma de decisión y confrontarlos con datos
neurológicos y psicológicos puede llevar a mejoras teóricas e, indirectamente, a que los modelos
económico se ajusten mejor a los datos que le interesan a los economistas (cf. Hausman, p.129).

2. El Argumento de las Preferencias Reveladas:

2.1. Los únicos datos que los economistas tienen son aquellos relacionados con la elección de los
agentes y la implicación de sus elecciones [premisa]
2.2. Sólo los datos con los que cuentan los economistas son relevantes para la aceptación o el
rechazo de los modelos económicos [premisa]
2.3. Sólo los datos concernientes a la elección de los agentes y las implicaciones de sus elecciones
son relevantes para la aceptación o el rechazo de los modelos económicos [de 2.1 y 2.2]

El argumento es válido, pero no convincente, en tanto que la premisa 2.1 es falsa. Existe una
gran cantidad de datos existentes disponibles para los economistas. La cuestión, dice Hausman, no son
los datos a los que tienen acceso o no los economistas, sino los datos que son relevantes. Además la
premisa 2 parece evitar el debate, ya que si GP creen que los economistas no cuentan con datos de
6
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procesamiento cerebral, entonces esta premisa ya asume que tales datos no sirven para aceptar o
rechazar modelos económicos (cf. Hausman, 2008, p. 130).

3. El Argumento de Friedman12:

3.1. El objetivo de la construcción de un modelo es hacer predicciones correctas acerca de la clase


de fenómenos que éste intenta explicar o predecir [premisa]
3.2. Los modelos económicos intentan explicar o predecir elecciones y las consecuencias de las
elecciones, particularmente para cantidades de mercado [premisa]
3.3. Los únicos datos que son relevantes para la aceptación o rechazo de un modelo son aquellos
relacionados con la clase de fenómeno que el modelo intenta explicar o predecir [inválido a
partir de 3.1]
3.4. Sólo los datos relacionados con las elecciones y las consecuencias de las elecciones,
particularmente las cantidades de mercado, son relevantes para la aceptación o rechazo de un
modelo económico [de 3.2 y 3.3]

Para Hausman el hecho de que a los economistas sólo les importen ciertas implicaciones de los
modelos no implica que el modelo no tenga otras implicaciones o que las implicaciones que les importa
a los economistas sean relevantes para su validación del modelo. Aquí Hausman recupera un argumento
presentado en Hausman (2008a), en donde plantea el siguiente interrogante: suponga que aceptamos la
visión estrecha del instrumentalismo de Friedman en su interpretación más difundida, en donde se
entienden los modelos económicos como herramientas para hacer predicciones de fenómenos de
mercado. Si así fuere, ¿es el caso de que las herramientas diseñadas para un fin particular deben ser
probadas sólo revisando qué tan bien cumplen su propósito? La respuesta del autor se hace con la
analogía de los carros usados. Suponga que uno quiere un carro usado que conduzca de forma segura,
confiable y económica. Es claro que lo anterior no significa que la única prueba válida sea probar el
carro al manejarlo. Un mecánico que destape el capó y analice el motor muy probablemente tendrá algo
valioso que decirle al posible comprador. El probar el carro al manejarlo apenas da una pequeña
muestra acerca del desempeño del carro y bajo una pequeña cantidad de condiciones bajo las cuales el
vehículo será conducido. El mecánico puede ayudar a estipular qué tan buen predictor es la prueba de
manejo del carro y puede ayudar a entender el por qué el carro puede haberse averiado.

De forma parecida, los datos psicológicos y neurológicos pueden ser una buena herramienta
para saber si el pasado desempeño de un modelo es una buena guía para el futuro o no, y si el modelo
se comportará bien en nuevas aplicaciones (cf. Hausman, 2008, p.141-142). En esta misma línea
Camerer (2008a) y Mäki (2010) señalan también que el rol de los datos nueroeconómicos debe ser, no
el de refutar los modelos económicos como tal, sino (en un rol mucho menor13 ) que deben servir
como fuente de comparación de los modelos. Al parecer, según una reconstrucción coherente del paper
de Friedman, él mismo podría apoyar esta tesis (ver Mäki, 2009), en tanto que un criterio de elección
entre dos modelos que predigan los mismos efectos (relevantes) es el poder de predicción de aquellos
efectos inintencionados que éste mismo pueda proveer.

12 Hausman le llama el argumento de Friedman, sin embargo cabe notar que el ‗argumento de Friedman‘, como
normalmente se podría entender, es muy diferente al aquí estipulado, y tiene que ver más con la importancia del
realismo de los supuestos de los modelos económicos. Hay una gran cantidad de trabajos en metodología que
tienen como objetivo defender, y la mayoría de las veces, atacar la posición de Friedman. El aquí mencionado
argumento de Friedman es apenas una de las implicaciones o de los supuestos del argumento más global acerca
del realismo de los supuestos. Para ver documentos donde el argumento de Friedman se trata de manera extensa
ver Friedman(2008), Hausman(2008), Maki (2009) , Simon (2008).
13 Mäki (2010) critica a GP diciendo que las últimas décadas de investigación metodológica han mostrado que los

datos, por sí solos, no pueden refutar modelos económicos. Parte de la razón es la crítica Duhem/Quine, si bien
hay otras razones, como la falta de especificidad de las predicciones de los modelos, entre otras. Ver Maki (2010) y
Sudgen (2008).
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Conclusiones

Si bien hasta ahora parece haberse argumentado a favor del rol de la neurociencia en economía,
todo lo que se ha dicho debe ser tomado con cautela. Ningún argumento defiende un claro impacto de
la NE en economía, sino apenas uno potencial. Ésta es la misma visión que tienen Hausman (2008b) y
Mäki (2010) respecto al tema. También parece importante, con el ánimo de no dejarse deslumbrar
inocuamente por los desarrollos de la NE, que entendamos los elementos retóricos de esta disciplina.
Mäki (2010) realiza un listado de al menos diez elementos retóricos empleados por la NE para causar
más expectativas y prometer (probablemente) mucho más de lo que está en capacidad de ofrecer. Entre
estas estrategias se encuentran el mostrar: cientificidad; profundidad y la posibilidad de
microfundamentos; buenas noticias y progreso; realismo; unidad e integración de varias ciencias;
modestia; la posibilidad de novedades y excitación; el uso de imágenes llamativas; y el ser una ciencia
estrella y famosa. Mäki (2010) encuentra que muchas de estas herramientas teóricas son apenas
promesas sin un sustento verdadero, si bien justifica la razón de ser de las mismas (principalmente
porque al ser una disciplina joven debe llamar la atención de la comunidad académica para poder
sobrevivir en el mundo de las ideas y de los fondos con los que dispone). Mas no por ello el autor
finlandés concluye que no hay un verdadero potencial en el desarrollo de la NE, pero que sólo el
tiempo lo confirmará o desestimará.

Recordando que el mundo de las ideas es una sola red, donde las barreras entre las ciencias y
disciplinas cada vez son más difusas, compartimos las palabras con las que Mäki (2010) cierra su
artículo:

―Neuroeconomics is an ally of the philosophy of economics in two ways. It is a


challenging research initiative that calls for a scrutiny of basic issues, and so offers
opportunities for philosophers and methodologists to excel. And it has managed to
prompt debate that forces all parties explicitly to reflect on the disciplinary conventions
and presuppositions of inquiry: practicing economists are joining the specialists in
economic methodology in addressing what the latter define as a major part of their task.
We cannot stop neuroeconomics. But we can learn a lot about economics – and science
in general – by scrutinizing it and the debates around it. At least we have reason to hope
so.‖

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BIBLIOGRAFÍA

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