Está en la página 1de 2

Querido Edgardo:

Llevo días pensando en cómo empezar esta carta porque quiero que sea perfecta, quiero que
exprese todo lo que siento por ti, pero es imposible, ni con mil palabras podría empezar a
explicar, quiero intentarlo, pero estoy segura de que será insuficiente.

Nunca había creído realmente en el amor hasta que te conocí. Antes pensaba que todo lo
que decían los libros y las películas era falso, que solo podíamos aspirar a sentir una cuarta
parte de esa intensidad, pero tu hiciste que todas las frases cursis cobraran sentido. Te veo y
siento todo, la piel se me eriza y siento escalofríos, podría pasar horas describiendo tu cara,
tus pestañas cafés y tus ojitos hermosos, aun no puedo creer que tengo la suerte de que esos
ojitos me miren a mí con amor.

Quiero que sepas que jamás había sentido tanta necesidad y a la vez tanto miedo por
expresar mis sentimientos, porque sé que es demasiado, te veo y siento como esa dulzura
me arrebalsa por dentro, me aterra asustarte con esa intensidad, pero me aterra aún mas la
idea de que nunca sepas cuanto te amo. No quiero moderar mi amor por ti, porque creo que,
si alguien se merece que me abra de esta manera, eres tú. Se que me he precipitado
demasiado desde que te conocí, pero realmente no pude evitar enamorarme de ti, creo que
realmente me enamore de ti desde la primera vez que hablamos, nunca te lo habría
confesado en ese momento, pero estuve completamente perdida desde el primer momento.

Hay algo en nosotros que me parece completamente mágico, la calma cuando nos tocamos,
la dulzura que hay en el silencio que compartimos, la forma en que resplandeces cuando me
rio de lo que dices, como haces que momentos cotidianos se sientan como parte de un
sueño, esa tierna quietud cuando nos miramos y descubrimos amor en los ojos del otro.
Siento esa magia revoloteando alrededor nuestro, me hace vibrar, me hace desear meterme
en tu piel, siento como si miles de cuerdas me unieran a ti y te juro que se que eso es amor,
y es lo mas sincero y hermoso que he sentido en la vida, tan hermoso que podría hacerme
llorar.

Creo que te amo del modo en que amaba antes, como aman los niños, cuando no sienten el
peso de sus padres ausentes o el miedo al rechazo, cuando solo se lanzan a querer, así lo
hice, te vi y me volviste loca, todas las supuestas medidas de seguridad, traumas infantiles y
trabas inmaduras se fueron a la mierda, porque me di cuenta de que nada de eso valía más
que tú, ninguna molécula de orgullo vale más que las sonrisas que me regalas. Adoro tu
sonrisa, tus labios con ese lunar precioso, se me hace agua la boca de pensar en ellos, tu
pelo y la forma en que mis dedos se pierden en él, y tus ojos, ya se que hable de ellos antes,
pero es que nunca había visto unos ojos tan cálidos, siento como mi pecho se entibia
cuando los miro. Adoro tu nariz, se que no te gusta, pero la adoro, me casaría con esa nariz,
pero prefiero casarme contigo en realidad. Podría nombrarte cada parte que me gusta de tu
cuerpo, pero se volvería una carta muy larga y muy aburrida.

A veces veo lo dulce que eres cuando nadie mira, tu paciencia silenciosa, tu inteligencia
carente de pretensión, y me doy cuenta de que no tenia ninguna opción, cuando apareciste
tu ya no existió nadie más. Se que no eres perfecto, yo tampoco, pero en serio creo que
podemos aprender del amor juntos, mejorar y crecer, dejar atrás todas esas preocupaciones
y penas que hemos cargado tanto tiempo y amarnos, amarnos locamente, amarnos
plenamente.

Eternamente tuya, Katarina

También podría gustarte