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Modelo y patrono de los amantes del Sagrado Corazón de Jesús
Por la Señal de la Santa Cruz...
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado, descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
a muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén.
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y redentor mío, por ser tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y
confío en que en tu bondad y misericordia infinita, me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender. Amén
Ven Espíritu Santo y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven Padre amoroso de los pobres; ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.
Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio de los hombres. Tú eres descanso en el trabajo, templanza en las pasiones,
Alegría en nuestro llanto. Penetra con tu santa luz en lo más íntimo del corazón de tus fieles. Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea
inocente. Lava nuestras machas, riega nuestra aridez, cura nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros
desvíos. Concede a tus fieles que confían en ti, tus Siete sagrados Dones. Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría, Amén.
Primer Misterio
Cta Grande: El anuncio del Ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu Santo.
“El Ángel Del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en Ella es Del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Cuentas pequeñas:
San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María. Inflama mi corazón para que en él solo reine, mi Dios, Jesús,
como reino en tu Santo Corazón. (Repetir 7 veces en honor a los 7 dolores y 7 gozos de San José)
En vez de Gloria: Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía.
Segundo Misterio
Cuenta Grande: La búsqueda de posada en Belén.
María se quedó tranquila mientras José buscaba inútilmente alojamiento entre las primeras casas. Había muchos extranjeros y se veían numerosas personas yendo de
un lado a otro. José volvió junto a María, diciéndole que no era posible encontrar alojamiento. Cuando llegaron a la entrada de otra calle, José iba de casa en casa; pero
no encontró ninguna donde quisieran recibirlos. Volvió lleno de tristeza al lado de María. Esto se repitió varias veces.
Cuarto Misterio
Cuenta Grande: La presentación del Niño Jesús en el templo ofreciendo un par de tórtolas o dos palomas.
Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón
primogénito será consagrado al Señor.
Sexto Misterio
Cuenta Grande: El regreso de la Sagrada familia a Nazaret.
Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de
Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.
Séptimo Misterio
Cuenta Grande: La pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo.
Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero
creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su
búsqueda. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; su madre le dijo:
«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabas? ¿No sabías que yo debía estar
en la casa de mi Padre?»"
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten misericordia de nosotros
Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como
nuestro intercesor en el cielo a aquel que veneramos en la tierra como nuestro protector, Tu que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
San José, que tu poder se extienda sobre todas nuestras necesidades, tú puedes hacer posible lo que parece imposible, protege con tu
paternal amor nuestras familias e intereses, San José, padre de nuestro señor Jesucristo y verdadero esposo de la Virgen María, ruega
por nosotros y por los agonizantes de este día. Amén
¡Oh, San José! Cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios: En Tus manos entrego todos mis intereses y
mis deseos.
¡Oh, San José! Asísteme con Tu Poderosa Intercesión. Obtén por mí de Tu Divino Hijo, nuestro Señor, todas las Bendiciones espirituales
que necesito, a fin de que habiendo conseguido aquí en la Tierra la ayuda de Tu Poder Celestial, pueda ofrecer mi gratitud y homenaje al
Padre más amoroso.
¡Oh, San José! Nunca me cansaré de contemplarte con el Niño Jesús dormido en Tus brazos. No me atrevo a acercarme mientras que
el Niño reposa sobre Tu Amantísimo Corazón. Abrázale fuertemente en mi nombre; y de parte mía, besa Su Divina y Sagrada Cabecita.
Luego, suplícale que me devuelva ese beso a la hora de mi último suspiro. Amén.