EPÍLOGO Y APÓLOGO.
 rígidas demostraciones generales a los principiantes del
Puede asumirse con confianza que cuando este tratado
caiga en manos de los matemáticos profesionales, (si no
les da pereza) se levantarán en masa, y lo condenarán por
completamente malo. Desde su punto de vista, no puede
haber la menor duda de esto. El libro comete varios de los
errores más graves y deplorables.
Primero, muestra lo ridículamente fáciles que son en
realidad la mayoría de las operaciones del cálculo.
Segundo, revela demasiados secretos del oficio. Al
mostrar que lo que puede un tonto lo pueden todos, deja
ver que estos señores de la matemática, orgullosos de
dominar un asunto tan horriblemente difícil como el
cálculo, no tienen tanta razón para inflarse. Ellos quieren
que pienses que el asunto es difícil, y no están dispuestos
a que esa superstición se disipe de pronto.
Tercero, entre las cosas terribles que dirán está: hay un
total fracaso de parte del autor en demostrar con rígida y
satisfactoria completitud la validez de los diversos
métodos que ha presentado de manera sencilla, ¡y hasta
se ha atrevido a usar para resolver problemas! Pero ¿por
qué no debería? ¿Acaso se prohíbe el uso de un reloj a
cada persona que no sabe cómo fabricar uno? No se
cuestiona al músico que toca un violín porque no lo ha
construido él mismo. No se enseña las reglas de la
sintaxis a los niños hasta que están fluidos en el uso de la
palabra. Sería igualmente absurdo exigir que se expongan

No incluido en la edición española de 1924.
cálculo.
Otra cosa que los matemáticos profesos dirán sobre
este libro completamente malo y vicioso: que la razón por
la que es tan fácil es que el autor ha dejado fuera todas las
cosas realmente difíciles. Y el hecho espantoso de esta
acusación es que... ¡es verdad! Es precisamente por qué el
libro ha sido escrito –para la legión de inocentes que
hasta ahora han sido disuadidos de obtener los elementos
del cálculo por la manera estúpida en que casi siempre se
enseñan. Cualquier materia puede hacerse repulsiva si se
la presenta cargada de dificultades. El objeto de este libro
es permitir a los principiantes aprender su lenguaje,
tomar familiaridad con sus adorables simplicidades, y
comprender sus potentes métodos de resolución de
problemas, sin obligarlos a enredarse en las intrincadas
acrobacias matemáticas fuera de lugar (y mayormente
irrelevantes) que tanto aprecia el matemático no práctico.
Hay entre los jóvenes ingenieros varios a los que el
adagio lo que puede un tonto lo pueden todos les puede
sonar familiar. A ellos se les pide encarecidamente no
delatar al autor, ni contarles a los matemáticos lo tonto
que es realmente.
Nota –El título original completo del libro se traduce:
Cálculo hecho fácil: que es una introducción muy simple
a esos bellos métodos de estimación generalmente
llamados por los terroríficos nombres de Cálculo
Diferencial y Cálculo Integral.