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ARTICULOS

Por
Madame

H. P. BLAVATSKY
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UNAS PREGUNTAS PARA HIRAF


AUTOR DEL ARTICULO “ROSACRUCIANISMO”
Por MADAME H.P.BLAVATSKY

[Spiritual Scientist, Boston, 15 y 22 de Julio de 1875, páginas 217-218, 224, 236-237]1

Entre las numerosas ciencias seguidas por el bien disciplinado ejército de serios
estudiantes del presente siglo, ninguna ha tenido menos honores o más burlas que la
más antigua de ellas –la ciencia de ciencias, la venerable madre y padre de todos
nuestros modernos pigmeos. Ansiosos, en su mezquina vanidad, por arrojar el velo del
olvido sobre su indudable origen, los autolabrados y positivistas científicos, siempre
alerta, presentan al valeroso estudiante que trata de desviarse de la desvencijada
carretera trazada para él por sus dogmáticos predecesores, un formidable campo de
serios obstáculos.
Como norma, el Ocultismo es un arma peligrosa de doble filo para que alguien
la esgrima, sin estar preparado para dedicarle toda su vida. Su estudio, sin ayuda de la
práctica seria, siempre será a los ojos de aquellos con prejuicios contra una causa tan
poco popular, locas especulaciones, apropiadas sólo para encandilar los oídos de viejas
ignorantes. Cuando echamos la mirada atrás, y vemos cómo, durante los últimos 30
años, ha sido tratado el Espiritualismo moderno, a pesar de los acontecimientos de
pruebas que cada día, cada hora, hablan a nuestros sentidos, nos miran a los ojos, y
alzan sus voces desde “más allá del gran golfo”, cómo podemos esperar que el
Ocultismo, o la Magia que está en relación con el Espiritualismo como lo Infinito con
lo Finito, como la causa con el efecto, o como la unidad con la diversidad, ¿cómo
podemos esperar, digo, que se gane fácilmente terreno allí donde se burlan del
Espiritualismo? Quien rechaza a priori, o incluso duda, de la inmortalidad del alma del
hombre nunca puede creer en su Creador, y ciego a lo que es heterogéneo a sus ojos,
permanecerá aún más ciego al hecho de que la heterogeneidad está causada por la
Homogeneidad. En relación a la Cábala, o el libro de texto místico compuesto de todos
los grandes secretos de la Naturaleza, no conocemos a nadie en el siglo actual que pueda
haber dirigido una dosis suficiente de aquel coraje moral que incendia el corazón del
verdadero adepto con la sagrada llama del propagandismo –para forzarle a desafiar la
opinión pública manifestando familiaridad con ese sublime trabajo. El ridículo es el
arma más mortal de la época, y mientras leemos en los registros históricos sobre miles
de mártires que gozosamente desafiaron llamas y haces de leña en defensa de sus
doctrinas místicas en los siglos pasados, apenas sería probable que encontráramos una
sola persona en la época actual, que fuera lo bastante valiente como para desafiar al
ridículo comprometiéndose seriamente a probar las grandes verdades incluidas en las
tradiciones del Pasado.

Como un ejemplo de lo anterior, mencionaré el artículo sobre el


Rosacrucianismo, firmado “Hiraf”. Este ensayo hábilmente escrito, a pesar de algunos
errores fundamentales, que, aunque por su naturaleza apenas serán detectados, excepto
por aquellos que han dedicado su vida al estudio del Ocultismo en sus variadas ramas de
enseñanza práctica, indican con certeza al lector práctico que, por conocimiento teórico
al menos, el autor necesita temer a pocos rivales, aún menos superiores. Su modestia,
que no puedo aprobar demasiado en su caso –aunque él está lo bastante seguro detrás de
la máscara de su extravagante pseudónimo– no necesita darle ninguna aprensión. Hay
pocos críticos en este país de Positivismo que se arriesgarían de buena gana en un
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encuentro con tan poderoso rival, en su propio terreno. Las armas que parece mantener
en la reserva, en el arsenal de su maravillosa memoria, conocimientos y su buena
disposición a dar cualquier información más que los investigadores puedan desear,
indudablemente espantará a cualquier teórico, a menos que esté perfectamente seguro de
sí mismo, que pocos lo están. Pero el aprendizaje de libros –y aquí me refiero
únicamente a la materia del Ocultismo –enorme como puede ser, siempre se demostrará
insuficiente incluso para la mente analítica, la más acostumbrada a extraer la
quintaesencia de la verdad, diseminada por miles de declaraciones contradictorias, a
menos que esté apoyada por la experiencia personal y la práctica. Por lo tanto, Hiraf
sólo puede esperar un encuentro con alguien que pueda tener la esperanza de encontrar
una oportunidad de refutar algunas de sus audaces afirmaciones con el pretexto de tener
una ligera experiencia práctica. Aún así, no se debe interpretar que estas líneas
pretenden criticar a nuestro demasiado modesto ensayista. Lejos de ser pobre, ignorante
de mí, tener un pensamiento tan presuntuoso. Mi deseo es simplemente ayudarle en sus
científicas pero, como dije antes, bastante hipotéticas investigaciones, contándole un
poco de lo poco de lo que me enteré en mis largos viajes a lo largo y ancho de Oriente –
esa cuna del Ocultismo– con la esperanza de corregir ciertas nociones erróneas bajo las
cuales parece estar trabajando, y que están calculadas para confundir a los
investigadores sinceros no iniciados, que podrían desear beber en su propia fuente del
conocimiento.

En primer lugar, Hiraf duda si existen, en Inglaterra o en otro lugar, lo que


calificamos de escuelas regulares para neófitos de esta Ciencia Secreta. Diré desde el
conocimiento personal que tales lugares existen en Oriente –en India, Asia Menor, y
otros países, como en los primitivos días de Sócrates y otros sabios de la antigüedad, así
que ahora, aquellos que deseen aprender la Gran Verdad encontrarán la oportunidad
sólo si “tratan” de conocer a alguien que les guíe hasta la puerta de uno “que sabe
cuándo y como”. Si Hiraf tiene razón sobre la séptima regla de la Hermandad de la
Rosacruz que dice que “el rosacruz se hace, no es hecho”, él puede errar en cuanto a las
excepciones que siempre han existido entre otras hermandades dedicadas a la búsqueda
del mismo conocimiento secreto. Entonces de nuevo, cuando afirma como afirma que el
Rosacrucianismo está casi olvidado, debemos responderle que no nos sorprende, y
añadir, a manera de paréntesis, que estrictamente hablando, los Rosacruces ni siquiera
existen, habiendo sido el último miembro de esa Fraternidad Cagliostro2.
Hiraf debería añadir a la palabra Rosacrucianismo “esa secta particular”, al
menos, porque no fue más que una secta al fin y al cabo, una de las muchas ramas del
mismo árbol.
Olvidando especificar esa particular denominación e incluyendo bajo el nombre
de los Rosacruces a todos aquellos que, dedicando sus vidas al Ocultismo, se
congregaron juntos en Hermandades, Hiraf comete un error mediante el cual él puede
sin querer inducir a la gente a creer que habiendo desaparecido los Rosacruces, no hay
más Cabalistas practicando Ocultismo sobre la faz de la tierra. También de ese modo se
hace culpable de un anacronismo3, atribuyendo a los Rosacruces la construcción de las
Pirámides y otros majestuosos monumentos, los cuales exhiben indeleblemente en su
arquitectura los símbolos de las grandes religiones del Pasado. Y eso no es así. Si el
principal propósito a la vista era, y aún es similar al de todas las grandes familias de
antiguos y modernos Cabalistas, los dogmas y ritos de ciertas sectas difieren
enormemente. Fugándose una tras otra de la gran madre-raíz Oriental, se desparramaron
por todo el mundo, cada una de ellas deseando derrotar a las demás sumergiéndose más
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y más en los secretos celosamente guardados por la Naturaleza, algunas de ellas se


hicieron culpables de las mayores herejías contra la primitiva Cábala Oriental.
Mientras los primeros seguidores de las ciencias secretas, enseñadas a los
Caldeos por naciones cuyo nombre nunca se ha pronunciado en historia, permanecieron
estacionarios en sus estudios, habiendo llegado al máximo, al Omega del conocimiento
permitido al hombre, muchas de las sectas posteriores escindidas de ellos y, en su
insaciable sed de más conocimientos, traspasaron los límites de la verdad, y cayeron en
ficciones. A consecuencia de Pitágoras dice Jámblico –habiendo por pura fuerza de
energía y atrevimiento penetrado en los misterios del Templo de Tebas, y obtenido allí
su iniciación, y más tarde estudiado las ciencias sagradas en Egipto durante veintidós
años, muchos extranjeros fueron posteriormente admitidos para compartir los
conocimientos de los sabios de Oriente, los cuales, como consecuencia, divulgaron
muchos de sus secretos. Aún más tarde, incapaces de preservarlos en su pureza, estos
misterios se mezclaron tanto con ficciones y fábulas de la mitología Griega que la
verdad fue completamente distorsionada.
Así como la primitiva religión Cristiana se dividió, con el paso del tiempo, en
numerosas sectas, así la ciencia del Ocultismo dio nacimiento a una variedad de
doctrinas y hermandades. Así los Ofitas Egipcios se convirtieron en los Gnósticos
Cristianos, dando lugar a los Basilideanos del siglo II, y los Rosacruces originales
crearon posteriormente a los Paracelsistas, o Filósofos del Fuego, los Alquimistas
Europeos, y otras ramas físicas de su secta. (Ver Los Rosacruces de Hargrave Jennings).
Llamar con indiferencia a todo Cabalista un Rosacruz, es cometer el mismo error que si
llamáramos a todo Cristiano un Baptista, sobre la base de que los últimos son también
cristianos.
La Hermandad de la Rosa Cruz no fue fundada hasta la mitad del siglo XIII, y
a pesar de las afirmaciones del erudito Moshein, no deriva su nombre, ni de la palabra
Latina Ros (rocío), ni de una cruz, el símbolo de Lux. El origen de la Hermandad
puede ser establecido por cualquier estudiante serio y genuino de Ocultismo, que viaje
a Asia Menor, que sea aceptado por algunos de la Hermandad, y que esté deseoso de
dedicar su vida al rompecabezas de descifrar un manuscrito Rosacruz –la cosa más
difícil del mundo, ya que están cuidadosamente preservados de la misma Logia, que
fue fundada por el primer cabalista de ese nombre, pero que ahora sigue otro nombre.
El fundador, un Caballero Alemán, de nombre Rosencranz, fue un hombre que,
después de adquirir una muy sospechosa reputación a través de la práctica de la Magia
Negra, en su lugar de origen, se reformó a consecuencia de una visión. Abandonado
sus malignas prácticas, hizo un voto solemne, y fue andando hasta Palestina, para
retractarse públicamente ante el Sagrado Sepulcro. Una vez allí, el Dios Cristiano, el
manso pero bien informado Nazareno –que fue entrenado en la escuela superior de los
Esenios, aquellos virtuosos descendientes de los botánicos así como astrólogos y
magos caldeos –Se apareció a Rosencranz, como diría un cristiano, en una visión,
pero que yo sugeriría, en la forma de un espíritu materializado. El significado de esta
visita, así como el contenido de la conversación, permaneció para siempre en el
misterio para muchos de los Hermanos; pero inmediatamente después de aquello, el
ex-nigromante y Caballero desapareció, y no se oyó más de él hasta que la misteriosa
secta de los Rosacruces fue agregada a la familia de los Cabalistas, y sus poderes
despertaron la atención popular, incluso entre las poblaciones orientales, indolentes y
acostumbradas como están a vivir entre maravillas. Los Rosacruces procuraron
combinar juntas las más diversas ramas del Ocultismo, y pronto se hicieron célebres
por la extrema pureza de sus vidas y sus extraordinarios poderes, así como por su
profundo conocimiento del secreto de secretos.
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Como alquimistas y conjuradores se hicieron proverbiales. Más tarde (no


necesito informar a Hiraf precisamente cuándo, ya que bebemos de dos fuentes de
conocimiento distintas), dieron nacimiento a los más modernos Teosofistas, a la
cabeza de los cuales estaba Paracelso, y a los alquimistas, de los cuales uno de los más
célebres fue Thomas Vaughan (siglo XVII) que escribió las cosas más prácticas de
Ocultismo, bajo el nombre de Eugenius Philalethes. Sé y puedo probar que Vaughan
fue sin duda “hecho antes de que se convirtiera”.
La Cábala Rosacruz no es sino una personificación combinada de los Judíos y
de los Orientales, siendo los últimos los más secretos de todos. La Cábala Oriental, la
práctica, completa y única copia existente, está cuidadosamente conservada en la Sede
de esta Hermandad en Oriente, y, puedo afirmar con seguridad, nunca saldrá de su
posesión. Se ha dudado de su propia existencia por parte de los Rosacruces Europeos.
Alguien que quiera “convertirse” tiene que buscar su conocimiento a través de miles
de volúmenes dispersos, y recoger hechos y lecciones poco a poco. A menos que tome
el camino más cercano y consienta en “ser hecho”, nunca se convertirá en un
Cabalista práctico, y con todos sus conocimientos permanecerá en el umbral de la
“puerta misteriosa”. Ahora se puede usar la Cábala e impartirse sus verdades a una
menor escala que en la antigüedad, y dudar de la existencia de la misteriosa Logia, a
causa de su secreto, pero existe y no ha perdido ninguno de los primitivos secretos de
los antiguos Caldeos4. Las Logias, escasas en número, están divididas en secciones y
conocidas sólo por los Adeptos; nadie podría encontrarlas, a menos que los sabios
mismos encontraran al Neófito merecedor de la iniciación. A diferencia de los
Rosacruces Europeos que, para “llegar a ser y no ser hechos”, han puesto en práctica
constantemente las palabras de San Juan que dicen “el Cielo sufrió violencia, y el
violento lo toma por la fuerza”, y que han luchado solos robándole violentamente a la
Naturaleza sus secretos, los Rosacruces Orientales (así les llamaremos, siendo negado
el derecho de pronunciar su verdadero nombre), en la serena beatitud se su
conocimiento divino, siempre están dispuestos a ayudar a los estudiantes serios
luchando por “llegar a ser” a través del conocimiento práctico, que disipa, como una
brisa celestial, los más negros nubarrones de la duda escéptica.
Hiraf tiene razón de nuevo cuando dice que “sabiendo que sus misterios, si se
divulgan”, en el actual estado caótico de la sociedad, “produciría mera confusión y
muerte”, encerraron ese conocimiento dentro de ellos mismos Herederos de la
primitiva sabiduría divina de sus primeros antepasados, ellos guardan las llaves que
abren los secretos más ocultos de la Naturaleza, y los imparten sólo gradualmente y
con el mayor cuidado. ¡Pero aún así los imparten a veces! Una vez en tal circulo
vicioso, Hiraf peca también en una cierta comparación que hace entre Cristo, Buda y
Khong-foo-tse o Confucio. A duras penas se puede hacer una comparación entre los
dos primeros sabios y espirituales Illuminati, y el filósofo chino. Las altas
aspiraciones y vistas de los dos Cristos no tienen nada que ver con la filosofía práctica
y fría del último, aunque fue una anomalía brillante entre una gente aburrida y
materialista, pacífica y dedicada a la agricultura desde las más remotas edades de su
historia, Confucio nunca podrá aguantar la más ligera comparación con los dos
grandes Reformadores. Mientras que los principios y doctrinas del Cristo y del Buda
fueron calculados para abarcar la totalidad de la humanidad, Confucio confinó su
atención únicamente a su propio país, tratando de aplicar su profunda sabiduría y
filosofía a las necesidades de sus compatriotas, y preocupándose poco por el resto de
la humanidad. Intensamente chino en patriotismo y visión, sus doctrinas filosóficas
están con mucho desprovistas del elemento puramente poético que caracteriza las
enseñanzas de Cristo y de Buda, los dos tipos divinos, como las tendencias religiosas
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de su pueblo carecen de esa exaltación espiritual que encontramos, por ejemplo, en la


India. Khong-foo-tse ni siquiera tiene la profundidad de sentimiento ni el ligero
esfuerzo espiritual de su coetáneo Lao-Tse. Dice el erudito Ennemoser: “Los espíritus
de Cristo y Buda han dejado trazas eternas e indelebles sobre toda la faz del mundo.
Las doctrinas de Confucio sólo pueden ser mencionadas como los más brillantes
procedimientos del frío razonamiento humano”. C. F. Haug, en su Allgemeine
Geschichte5, ha representado a la nación china perfectamente, en pocas palabras: su
“naturaleza fuerte, infantil, sensual explica las peculiaridades de su historia”. Por lo
tanto cualquier comparación entre los dos primeros reformadores y Confucio, en un
ensayo de Rosacrucianismo, en el que Hiraf trata de la Ciencia de Ciencias e invita al
sediento a que beba conocimiento de su inagotable fuente, parece inadmisible.
Incluso, cuando nuestro erudito autor afirma tan dogmáticamente que los
Rosacruces aprenden, aunque él nunca lo usa, el secreto de la inmortalidad en la vida
terrenal, afirma únicamente lo que él mismo, en su inexperiencia práctica, cree
imposible. Las palabras “nunca” e “imposible” deberían ser borradas del diccionario
de la humanidad, al menos hasta el tiempo en que la gran Cábala lo resolverá todo, y
será así rechazada o aceptada. El “Conde de Saint-Germain” es, hasta este mismo
momento, un misterio viviente y el Rosacruz Thomas Vaughan otro. Las incontables
autoridades que tenemos en literatura, así como en tradición oral (que algunas veces
es la más fidedigna) sobre el hecho de que este maravilloso Conde haya sido conocido
y reconocido en diferentes siglos, no son ningún mito. Cualquiera que admita una de
las verdades prácticas de las Ciencias Ocultas enseñadas por la Cábala, tácitamente las
admite todas. Debe ser el “ser o no ser” de Hamlet, y si la Cábala es verdadera,
entonces Saint-Germain no necesita ser un mito.
Pero me estoy desviando de mi objetivo, que es, en primer lugar, mostrar las
ligeras diferencias entre las dos Cábalas – la de los Rosacruces y la Oriental; y en
segundo lugar, decir que la esperanza expresada por Hiraf de ver la materia apreciada
mejor en algún futuro día de lo que lo ha sido hasta ahora, puede quizás convertirse en
algo más que una esperanza. El tiempo demostrará muchas cosas; hasta entonces,
agradezcamos de todo corazón a Hiraf por su primer disparo preciso a aquellos tercos
y científicos fugitivos que, una vez ante la Verdad, evitan mirarla a la cara y ni
siquiera se atreven a mirar detrás de ellos, no sea que se vean forzados a ver aquello
que podría mermar seriamente su autosuficiencia. Como seguidora práctica del
Espiritualismo Oriental, puedo esperar confiadamente el momento en que, con la
oportuna ayuda de aquellos “que saben”, el Espiritualismo Americano, que incluso en
su forma presente ha demostrado ser una llaga en el costado de los materialistas, se
convertirá en una ciencia y asunto de certeza matemática, en vez de ser contemplada
sólo como los locos delirios de monomaníacos epilépticos.
La primera Cábala en la que un hombre mortal nunca osó explicar los mayores
misterios del universo. y mostrar las llaves de “aquellas puertas ocultas en los
terraplenes de la naturaleza a través de las cuales ningún mortal puede siquiera pasar
sin despertar a los pavorosos centinelas nunca vistos a este lado de su muro”, fue
recopilada por un tal Shimon Ben Yochai, que vivió en la época de la destrucción del
segundo Templo. Sólo unos treinta años tras la muerte de este renombrado cabalista,
sus manuscritos y explicaciones escritas, que hasta entonces habían estado en su poder
como el más precioso de los secretos, fueron usados por su hijo el Rabino Eleazar y
otros hombres eruditos. Haciendo una compilación de todo, produjeron el famoso
trabajo llamado Zohar (el esplendor de Dios). Este libro demostró ser una mina
inagotable para todos los cabalistas posteriores, su fuente de información y
conocimiento, y todas las Cábalas más recientes y genuinas fueron más o menos
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copiadas cuidadosamente del Zohar. Antes de eso, todas las doctrinas misteriosas
habían llegado a una línea continua de tradiciones meramente orales tan lejanas en el
pasado como el hombre podía rastrearse a sí mismo sobre la tierra. Fueron
escrupulosa y celosamente guardadas por los Hombres Sabios de Caldea, India, Persia
y Egipto, y pasadas de un iniciado a otro, en la misma pureza de forma como cuando
fue entregada al primer hombre por los ángeles, estudiantes del gran Seminario
Teosófico de Dios. Por vez primera desde la creación del mundo, las doctrinas
secretas, pasando a través de Moisés que fue iniciado en Egipto, experimentaron
algunas ligeras alteraciones. A consecuencia de la ambición personal de este gran
medium-profeta, tuvo éxito en hacer pasar su espíritu familiar, el iracundo “Jehova”,
por el espíritu del mismo Dios, y así ganó inmerecidos laureles y honores. La misma
influencia le impulsó a alterar algunos de los principios de la gran Cábala oral para
hacerlos los más secretos. Estos principios fueron mostrados por él en símbolos en los
primeros cuatro libros del Pentateuco, pero por misteriosas razones, los retiró del
Deuteronomio. Habiendo iniciado a sus setenta Ancianos a su manera, estos últimos
no podían dar sino lo que habían recibido ellos mismos, y así se preparó la primera
oportunidad para la herejía, y las interpretaciones erróneas de los símbolos. Mientras
la Cábala Oriental permanecía en su forma primitiva pura, la Mosaica o Judía estaba
llena de obstáculos, y las llaves para muchos de los secretos – prohibidos por la ley
mosaica – malinterpretada intencionadamente. Los poderes conferidos por ella a los
iniciados aún eran formidables, y de todos los más renombrados Cabalistas, el rey
Salomón y su intolerante padre, David, a pesar de sus penitenciales salmos, fueron los
más poderosos. Pero aún la doctrina permanecía secreta y puramente oral, hasta, como
dije antes, los días de la destrucción del segundo Templo. Filológicamente hablando,
la propia palabra Cábala está formada por dos palabras hebreas, significando recibir,
como en los primeros tiempos el iniciado la recibía oral y directamente de su Maestro,
y el mismo libro del Zohar fue escrito sobre información recibida, que fue entregada
como una tradición estereotipada invariable por los Orientales, y alterada, a través de
la ambición de Moisés, por los judíos.
Si los primitivos Rosacruces aprendieron sus primeras lecciones de sabiduría
de maestros Orientales, no fue así con sus descendientes directos, los filósofos del
fuego o Paracelsistas, ya que en muchas cosas la Cábala de los posteriores Illuminatti
demuestra ser degenerada en una hermana gemela de la Judía. Comparemos. Además
de admitir los “Shedim” o espíritus intermedios de los Judíos – los elementales, que
dividen en cuatro clases, los del aire, el agua, el fuego y los minerales – el Cabalista
Cristiano cree como los Judíos en Asmodeo, el Maldito para Siempre o nuestro buen
amigo el ortodoxo Satán. Asmodeo, o Asmodi, es el jefe de los duendes elementales,
esta doctrina sola difiere considerablemente de la filosofía Oriental, que niega que el
gran Ain-Soph (el Infinito o Ilimitado) que hizo su existencia conocida a través de la
sustancia espiritual emanada de su Luz Infinita – la mayor de las diez Inteligencias o
Emanaciones – el primer Sephira – pudiera crear jamás un mal infinito y
macrocósmico. La filosofía Oriental nos enseña que aunque las tres primeras esferas
de las siete – tomando por seguro que nuestro planeta es el cuarto – están habitadas
por hombres elementales o futuros (esto quizás podría contar para la doctrina moderna
de la Reencarnación) y aunque hasta que se conviertan en tales hombres son seres sin
almas inmortales en ellos y no son sino las “más burdas purgaciones del fuego
celestial”, aun así no pertenecen al Mal Eterno. Cada uno de ellos tiene la oportunidad
reservada de tener su materia renacida en esta “cuarta esfera”, que es nuestro planeta,
y así tener la “burda purgación” purificada por el Aliento Inmortal de los Ancianos de
los Ancianos, que dotan a cada ser humano con una porción de su ilimitada esencia.
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Aquí, en nuestro planeta, comienza la primera transición espiritual, de lo Infinito a lo


Finito, de la materia elemental que primero procedió de la Inteligencia pura, o Dios, y
también la operación de ese principio Puro sobre esta purgación material. Así
comienza el hombre inmortal a prepararse para la Eternidad.
En su primitiva forma, los espíritus elementales, tan a menudo confundidos en
el Espiritualismo moderno con los espíritus subdesarrollados o poco evolucionados de
nuestros muertos, guardan relación con nuestro planeta como nosotros guardamos
relación con la Tierra del Verano. Cuando usamos el término “espíritu desencarnado”,
sólo repetimos lo que los elementales con toda certeza piensan o dicen de nosotros los
seres humanos, y si están aún desprovistos de almas inmortales, están, sin embargo,
dotados con instinto y destreza, y parecemos tan pequeñas sustancias para ellos como
los espíritus de la quinta esfera nos parecen a nosotros. Con nuestro paso a cada
posterior esfera, nos desprendemos de una parte de nuestra primitiva zafiedad. Por lo
tanto, hay un progreso eterno – físico y espiritual – para todo ser viviente. El
conocimiento trascendental y la filosofía de los más grandes Cabalistas Orientales
nunca penetró más allá de cierta frontera, y los Herméticos, o mejor dicho Rosacruces,
si fuéramos precisos, nunca fue más allá de resolver los majestuosos, pero más
limitados problemas de la Cábala Judía, que podemos dividir como sigue:

1.- La naturaleza del Ser Supremo


2.- El origen, creación y generación del Universo, el Macrocosmos.
3.- La creación, o generación del flujo de los ángeles y el hombre.
4.- El destino último de los ángeles, el hombre, y el Universo, o la afluencia.
5.- Mostrar a la humanidad el significado real de la totalidad de las Escrituras
Hebreas.

Así, la Cábala verdadera, completa, de las primeras edades de la humanidad


está en posesión, como dije antes, de unos pocos filósofos Orientales; dónde están,
quiénes son, es más de lo que me es permitido revelar. Quizás no lo sé yo misma, y
sólo lo he soñado. Miles dirán que es todo imaginación, así sea. El tiempo lo
demostrará. Lo único que puedo decir es que tal entidad existe, y que el
emplazamiento de sus hermandades nunca será revelado a otros países, hasta el día en
que la Humanidad se despierte en masa de su letargo espiritual, y abra sus ciegos ojos
a la deslumbrante luz de la Verdad. Un descubrimiento demasiado prematuro podría
cegarlos, quizás para siempre. Hasta entonces la teoría especulativa de su existencia,
será apoyada por lo que la gente cree erróneamente hechos divinos. A pesar de la
oposición egoísta y pecaminosa de la ciencia al Espiritualismo en general, y aquellos
de los científicos en particular que, olvidando que su primer deber es iluminar a la
Humanidad, permiten en vez de ello, que millones de personas se pierdan y vaguen
sin rumbo como tantos barcos perdidos, sin piloto o brújula, entre los bancos de arena
de la superstición; sin embargo los rayos de juguete e inofensivos anatemas lanzados
alrededor por el ambicioso y taimado clero, que, por encima de todos los hombres,
deberían creer en las verdades espirituales, a pesar de la apática indiferencia de esa
clase de gente que prefiere no creer en nada, fingiendo mientras tanto creer en las
enseñanzas de sus iglesias, que eligen de acuerdo a sus mejores nociones de
respetabilidad y moda, y a pesar de todo esto, el Espiritualismo se alzará por encima
de todo, y su progreso puede ser tan poco ayudado como el alba de la mañana o la
salida del sol. Como el primero, la gloriosa Verdad se alzará entre todos estos negros
nubarrones reunidos en el Este, como el último, su brillante luz se derramará sobre la
despierta humanidad con sus deslumbrantes rayos. Estos rayos disiparán estas nubes,
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y las insanas nieblas de mil sectas religiosas que deshonran al siglo actual. Calentarán
y llamarán a una nueva vida a los millones de desdichadas almas que tiritan y están
medio congeladas bajo la gélida mano del escepticismo asesino. La verdad
prevalecerá al fin, y el Espiritualismo, el conquistador del nuevo mundo, reviviendo,
como el fabuloso Fénix de las cenizas de su primer padre, el Ocultismo, unirá para
siempre en una Hermandad Inmortal a todas las razas antagonistas, porque este nuevo
San Miguel aplastará para siempre la cabeza del dragón – ¡de la muerte!
No tengo sino unas pocas palabras más que añadir antes de acabar, admitir la
posibilidad de alguien convirtiéndose en un Cabalista práctico (o un Rosacruz le
llamaremos, ya que los nombres parecen haberse convertido en sinónimos) que
simplemente tiene la firme determinación de “convertirse” en uno, y espera obtener el
conocimiento secreto a través del estudio de la Cábala Judía, o cualquier otra que
pueda venir a la existencia, sin ser realmente iniciado por otro, y así ser “hecho” tal
por alguien que “sabe“, es tan estúpido como pretender atravesar el famoso laberinto
sin la clave, o abrir las cerraduras secretas de los ingeniosos inventores de la época
medieval, sin tener la posesión de las llaves. Si el Nuevo Testamento Cristiano, la más
fácil y joven de todas las Cábalas conocidas por nosotros, ha presentado tan inmensas
dificultades para aquellos que interpretarían sus misterios y significados secretos (que,
con haberlo estudiado una sola vez con la clave del Espiritualismo moderno, se
hubiera abierto tan fácilmente como el cofre en la fábula de Esopo), ¿qué esperanza
puede haber para un Ocultista moderno, erudito sólo en conocimiento teórico, para
lograr alguna vez su objetivo? El Ocultismo sin la práctica será siempre como la
estatua de Pigmalión, y nadie puede animarla sin infundir en ella una chispa del
Divino Fuego sagrado. La Cábala Judía, la única autoridad del Ocultista Europeo, está
toda basada en los significados secretos de las Escrituras Hebreas, que, a su vez,
indican las claves para ellas, a través de señales ocultas e ininteligibles para los no
iniciados. No proporcionan ninguna esperanza a los adeptos para resolverlas de
manera práctica. La Séptima Regla de los Rosacruces “que se convirtieron, pero no
fueron hechos” tiene su significado secreto, como cualquier otra frase dejada por los
Cabalistas a la posteridad, en la escritura. Las palabras: “La letra muerta mató” que
Hiraf cita, pueden ser aplicadas en este caso con más justicia aún a las enseñanzas
Cristianas de los primeros apóstoles. Un Rosacruz tuvo que luchar SOLO y trabajar
duro largos años para encontrar algo de los secretos preliminares – el A B C de la
Gran Cábala – sólo a causa de su calvario, durante el cual fueron puestas a prueba
todas sus energías mentales y físicas. Después de eso, si es encontrado merecedor, la
palabra “Intenta” le fue repetida por última vez antes de la ceremonia final del
calvario. Cuando el Sumo Sacerdote del Templo de Osiris, de Serapis, y otros, trajo al
neófito ante la temida diosa Isis, la palabra “Intenta” fue pronunciada por última vez;
y entonces, si el neófito pudo soportar ese misterio final, el más temido, así como el
más difícil de todos los horrores para él que no sabía lo que se le tenía reservado, si él
valerosamente “levantó el velo de Isis”, se convirtió en un iniciado, y no tuvo nada
más que temer. Había pasado el último calvario, y no temía ya encontrarse cara a cara
con los habitantes de “más allá del oscuro río”.
La única causa para el horror y el temor que sentimos en presencia de la
muerte, yace en su irresoluto misterio. Un Cristiano siempre la temerá, más o menos,
un iniciado de la ciencia secreta, o un verdadero Espiritualista, nunca, pues los dos
últimos han levantado el velo de Isis, y el gran problema está resuelto para ambos, en
la teoría y en la práctica.
Hace muchos miles de años el rey Salomón declaró que “No hay nada nuevo
bajo el Sol” y las palabras de este muy sabio hombre deberían repetirse hasta el lejano
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fin de los tiempos. No hay ciencia, ni un descubrimiento moderno en cualquier


sección de ella, que no fuera conocido por los Cabalistas de hace miles de años. Esto
parecerá una afirmación audaz y ridícula, lo sé, y aparentemente no confirmada por
ninguna autoridad. Pero responderé que donde la verdad le mira a uno a la cara, no
puede haber otra autoridad que la de los propios sentidos. La única autoridad que
conozco, mentiras esparcidas por Oriente. Además, ¿quien se atrevería jamás, en la
siempre cambiante y descubridora Europa, o en la adolescente América, a arriesgarse
a proclamarse una autoridad? El científico, que fue una autoridad ayer, se convierte
por el mero afortunado azar en un descubridor contemporáneo, en un rendido
hipotético. Qué pronto olvida el astrónomo de hoy que toda su ciencia no es sino la
recopilación de las migajas dejadas por los astrólogos Caldeos. ¿Qué no darían los
médicos modernos, profesionales de su ciega y coja ciencia de la medicina, por una
parte del conocimiento de la botánica y de las plantas – no diré de los Caldeos – sino
incluso de los más modernos Esenios. La sencilla historia de la gente oriental, sus
hábitos y costumbres, deberían ser una segura garantía de que lo que una vez
supieron, no pueden haberlo olvidado completamente. Mientras Europa ha cambiado
veinte veces de apariencia, ha sido cambiada de arriba a abajo por revoluciones
religiosas y políticas y cataclismos sociales, Asia ha permanecido estacionaria. Lo que
había, hace dos mil años, existe ahora con pequeñas variaciones. Tal conocimiento
práctico como era el que poseían los ancianos no pudo morir tan pronto con un pueblo
así. La esperanza de encontrar restos incluso de tal sabiduría como la que poseía la
Antigua Asia, debería tentar a nuestra vanidosa ciencia moderna a explorar su
territorio.
Y de esta manera es que todo lo que sabemos de lo que profesamos y sobre lo
que basamos nuestra vida, viene a nosotros del desdeñado y despreciado Ocultismo
del Oriente. Religiones y ciencia, leyes y costumbres – todas estas están relacionadas
estrechamente con el Ocultismo, y no son sino su resultado, sus productos directos,
disfrazados por la mano del tiempo, y entregados a nosotros bajo nuevos seudónimos.
Si la gente me pregunta por la prueba, contestaré que no entra en mis competencias
enseñar a otros lo que pueden aprender por sí mismos con muy poco esfuerzo,
siempre que se tomen la molestia de leer y de pensar sobre lo que leen. Además, se
acerca el tiempo en que todas las antiguas supersticiones y los errores de siglos deben
ser barridos por el huracán de la Verdad. Así como el profeta Mahoma, cuando se dio
cuenta de que la montaña no vendría a él, fue él mismo a la montaña, así el
Espiritualismo moderno hizo su aparición inesperada desde el Este, ante un mundo
escéptico, para terminar en un futuro muy cercano con el olvido en el que la antigua
sabiduría secreta se hallaba sumida.

El Espiritualismo no es sino un bebé ahora, un extranjero molesto, del que la


opinión pública, como una antinatural madre de acogida, trata de aplastar fuera de la
existencia. Pero está creciendo, y este mismo Este puede un día enviar a algunas
inteligentes y experimentadas enfermeras a cuidar de él. El peligro inmediato de las
tragedias de Salem ha pasado. Los golpes de Rochester, minúsculos como fueron,
despertaron a algunos amigos vigilantes, que, a su vez, levantaron a miles, millones de
celosos defensores de la verdadera Causa. La parte más difícil está hecha; la puerta
está entreabierta; queda que esas mentes como Hiraf inviten a ayudar a los serios
buscadores de la verdad con la clave que les abrirá las puertas, y ayudarlos a pasar el
umbral que divide este mundo del siguiente “sin despertar a los pavorosos centinelas
nunca vistos a este lado de su muro.” Pertenece al exacto conocimiento del Ocultista
explicar y alterar mucho de lo que parece “repulsivo” en Espiritualismo, a algunas de
11

las demasiado delicadas almas Ortodoxas. Estas últimas pueden poner más objeciones
a los fenómenos Espirituales, sobre la base de que el Cabalismo está mezclado con
ello. Ellos empezarán a demostrar que el Ocultimo, si existe, es el prohibido “Arte
Negro”, la brujería por la que la gente fue quemada, no hace mucho. En tal caso,
responderé humildemente que no hay nada en la naturaleza que no tenga dos lados. El
ocultismo no es ciertamente una excepción a la regla, y está compuesto por magia
Blanca y Negra. Pero también lo está la religión Ortodoxa, asímismo. Cuando un
Ocultista es un verdadero Rosacruz, es mil veces más puro y noble, y más divino, que
cualquiera de los más santos sacerdotes Ortodoxos; pero cuando uno de los últimos se
entrega al demonio turbulento de sus propias bajas pasiones, y así despierta a todos
los demonios, ellos chillan con gozo a la vista de tal perversidad. ¿En qué es este
sacerdote Ortodoxo mejor que los más negros tratos de los nigromantes con el
Elemental “Morador” o con el “Diakka” de A. J. Davis?

Verdaderamente, tenemos Cristiandad Blanca y Negra, así como Magia


Blanca y Negra. ¡Oh vosotros! muy ortodoxos sacerdotes y clérigos de varios credos y
confesiones, vosotros que sois tan intolerantes hacia el Espiritualismo, el más puro de
los Hijos de la Antigua Magia, podéis decirme ¿por qué, en ese caso, practicáis
diariamente vosotros mismos, todos los ritos más prominentes de magia en vuestras
iglesias, y seguís las antiguas formas de los ritos de las propias ceremonias del
Ocultismo? ¿Podéis encender una vela o iluminar vuestros altares con círculos de
velas, por ejemplo, y no repetir los ritos de la magia? ¿Qué es vuestro altar con las
velas verticales ardiendo, sino la imitación del monolito mágico original con los
fuegos de Baal sobre él? ¿No sabéis que haciendo eso, estáis siguiendo exactamente
los pasos de los antiguos adoradores del fuego, los Ghebers paganos persas? Y la
brillante mitra de vuestro Papa, ¿qué es sino el descendiente directo del Sacrificio
Mitraico, cubierta simbólica inventada para la cabeza de los sumos sacerdotes de este
mismo Ocultismo en Caldea? Habiendo pasado a través de numerosas
transformaciones ahora permanece en su última (?) forma Ortodoxa, sobre la
venerable cabeza de vuestro sucesor de San Pedro. ¡Poco sospechan los devotos
adoradores del Vaticano, que lo que ellos admiran, es después de todo, el
caricaturizado sombrero, el casco de amazona de Palas Atenea, la pagana diosa
Minerva! De hecho, apenas hay rito o ceremonia de la Iglesia Cristiana que no
descienda del Ocultismo.
Pero se diga o se piense lo que quiera, no se puede evitar que lo que fue, es y
siempre será, a saber, la comunicación directa entre los dos mundos. Nosotros
llamamaos a este intercambio Espiritualismo moderno, con los mismos derechos y
lógica que cuando decimos el “Nuevo Mundo” al hablar de América.
Acabaré alarmando, quizás, incluso a los Espiritualistas Ortodoxos,
reafirmando que todos aquellos que han sido testigos alguna vez de nuestras modernas
materializaciones de genuinas formas espirituales, se han convertido,
inadvertidamente, en iniciados neófitos del Antiguo Misterio, ya que todos y cada uno
de ellos han resuelto el problema de la muerte, han “levantado el velo de Isis”.
12

NOTAS:
1.- A lo largo de este título, en el álbum de recortes de H.P.B., Volumen I, página 41, donde este recorte
está pegado, se puede encontrar la anotación a pluma de H.P.B.: Mi primera tentativa ocultista.
2.- Conociendo sólo un poco del Ocultismo en Europa puedo estar equivocada; si es así, cualquiera que
sepa lo contrario me obligará a corregir mi error.
3.- El mismo error domina la totalidad de aquel libro capaz, Los Rosacruces, de Hargrave Jennings
4.- Para aquellos que son capaces de entender intuitivamente lo que voy a decir, mis palabras no serán
sino el eco de sus propios pensamientos. Dirijo la atención de esos sólo, hacia una larga serie de
inexplicables eventos que han tenido lugar en nuestro siglo actual; hacia la misteriosa influencia
dirigiendo cataclismos políticos; lo que hacen y deshacen las cabezas coronadas; los desplomes de tronos;
la profunda metamorfosis de la casi totalidad del mapa Europeo, comenzando con la Revolución Francesa
de 1793, predicha en cada detalle por el Conde de St. Germain, en un manuscrito firmado, ahora en
posesión de los descendientes de la nobleza rusa, a los que él se lo dio, y llegando hasta la guerra Franco-
Prusiana de los últimos días. Esta misteriosa influencia llamada azar por los escépticos y Providencia por
los Cristianos, puede tener derecho a algún otro nombre. De todos estos degenerados hijos del Ocultismo
Caldeo, incluyendo las numerosas sociedades de Francmasones, sólo uno de ellos en el siglo actual es
digno de mención en relación con el Ocultismo, a saber, los “Carbonari”. Dejemos que alguien estudie
todo lo que pueda sobre esa sociedad secreta, dejémosle pensar, combinar, deducir. Si Raymond Lully, un
Rosacruz, un Cabalista, pudo suministrar tan fácilmente al rey Eduardo I de Inglaterra seis millones de
libras esterlinas para mantener la guerra con los Turcos en aquella distante época, porqué no podría
alguna logia secreta en nuestros días suministrar, también, casi la misma cantidad de millones a Francia,
para pagar su deuda nacional –esta misma Francia, que fue derrotada tan maravillosa y rápidamente, y tan
maravillosamente puesta en pie de nuevo. ¡Tonterías! dirá la gente. Muy bien, pero incluso una hipótesis
puede merecer la pena el esfuerzo de considerarla algunas veces.
5.- Stuttgart, 1841, página 127.

El Árbol Sagrado de Kum Bum


(The Sacred Tree of Kumbum, The Theosophist, marzo de 1883)

[Artículo de H. P. Blavatsky]

Reivindicando la veracidad de lo que dijo el Abate Huc, que


fue puesto en entredicho por un visitante más reciente del
monasterio de Kum Bum, Huc un misionero Lazarista, en su
Viajes en la Tartaria, el Tibet y la China; escribió que había
visto aparecer caracteres tibetanos perfectos en las hojas de
un Árbol que, según la leyenda, había brotado de la
cabellera de Tsong-ka-pa HPB puntualiza que las
inscripciones que crecían en las células y en los tejidos de
las hojas eran en Sensar.

El Arbol Sagrado de Kum Bum

Hace 37 años, dos misioneros lazaristas valientes, miembros de la Misión


Católica Romana establecida en Pekín, emprendieron la hazaña desesperada de
penetrar en el territorio del Tibet, llegando hasta Lhassa, para predicar el
cristianismo entre los budistas sumidos en la ignorancia. Se llamaban Huc y
Gabet; la narrativa de su viaje muestra su valentía y entusiasmo extremos. El
13

volumen más interesante apareció en París, hace más de 30 años y, desde


entonces, se tradujo al inglés dos veces y, quizá, a otros idiomas. En esta
coyuntura no nos importan sus méritos generales; sino que limitaremos nuestra
consideración a la parte del libro ( Vol. II, pago 84, de la edición americana de
1852) donde el autor, Huc, describe el maravilloso "Arbol de las diez mil
Imágenes", que ellos vieron en la Lamasería o Monasterio de Kum Bum o
Koun Boum.

Huc nos dice que, según la leyenda tibetana, cuando la madre de Tsong-Ka-pa,
el famoso reformador budista, lo entregó a la vida religiosa, siguiendo la
tradición: "cortó su pelo y lo arrojó. Donde cayó, nació un árbol, cuyas hojas
llevaban inscritos caracteres tibetanos." La traducción inglesa de Hazlitt
(Londres 1856) es más literal (aunque no sea la exacta) versión del original.
Sin embargo, hemos entresacado ( Pag.324-6.) los siguientes particulares
interesantes:

Sobre cada una de las hojas, transpiraban caracteres tibetanos


bien formados. Todos eran verdes, algunos más oscuros y
algunos más claros que la hoja misma. Nuestra primera
impresión fue sospechar un fraude por parte de los Lamas;
pero, al examinar minuciosamente todo detalle, no pudimos
descubrir el más mínimo engaño. A nuestro juicio, todos los
caracteres nos parecieron parte integrante de la hoja,
recorridos por las mismas venas y nervios. La posición no era
la misma en todas. En unas hojas los caracteres se
encontraban en la parte superior, en otras en el medio y, en
otras más, en la base o a un lado. Las hojas más jóvenes
representaban los caracteres sólo en un estado de formación
parcial. También la corteza y las ramas, que se parecen a las
de un árbol ordinario, están cubiertas con estos caracteres. Si
se remueve un trozo de la vieja corteza, la nueva, que está
detrás, exhibe los bosquejos individuales de los caracteres en
un estado embrionario y, lo que es particular, a menudo, estos
nuevos caracteres son distintos de los que remplazan. A
nuestro juicio, el árbol de las Diez mil Imágenes era vetusto. Su
tronco, que tres hombres casi no podían abrazar, no supera los
ocho pies. Las ramas, en lugar de crecer hacia arriba, se
expanden en la forma de un penacho de plumas
particularmente densas, algunas están muertas. Las hojas son
siempre verdes y la madera, que es de un tinte rojizo, emite un
aroma exquisito, similar a la canela. Los Lamas nos informaron
que, durante el verano, alrededor de la octava luna, el árbol
produce flores rojas gigantescas y extremadamente hermosas.

El mismo abate Huc, describe lo antedicho más enfáticamente. "Estas


letras son tan perfectas que los caracteres tipográficos de Didot, no tienen
nada que las supere." Que el lector tenga presente tal afirmación, porque
tendremos ocasión de recurrir a ella.
14

El vio en las hojas, no sólo simples letras; sino: "oraciones religiosas" ¡que la
naturaleza había auto impreso en la clorofila, en las células y en la fibra de
madera! La superficie, interna y externa, estrato tras estrato, de las hojas, las
ramitas, las ramas y del tronco, estaban inscritos por las letras maravillosas y
no había dos caracteres idénticos, superpuestos. "No se imaginen que estos
estratos sobrepuestos repitan la misma impresión. Al contrario; ya que, al
levantar cada hoja, se nos presenta un tipo distinto. ¿Cómo es posible,
entonces, sospechar un fraude? Me he esmerado, en esa dirección, para
descubrir la más mínima huella de asechanza humana y mi mente,
desconcertada, no pudo encontrar la más pequeña sospecha."

¿Quién dice esto? Un devoto misionero cristiano que fue intencionalmente al


Tíbet con el objeto de probar que el Budismo era falso y el Cristianismo
verdadero; por lo tanto, se hubiera aferrado, ansiosamente, a la más mínima
prueba que corroborase su posición, exhibiéndola delante de los oriundos. En
Tíbet, él vio otras maravillas y las describe; aunque la edición americana las
omite y algunos de sus críticos ortodoxos más viscerales, las atribuyen al
diablo. En Isis sin Velo, especialmente en el primer volumen, (versión inglesa),
se describen y se discuten algunos de estos prodigios, tratando de mostrar su
reconciliación con la ley natural.

El tema del árbol de Kum Bum ha vuelto a nuestra mente gracias a una
reseña en la revista Nature, por A. H. Keane, sobre la Relación, recientemente
publicada, de Herr Kreitner, acerca de la expedición al Tíbet en 1877-80, por
parte del Conde Szechenyi, un noble húngaro.

El grupo dio un paseo de Siningfu hasta el monasterio de Kum Bum: "con el


propósito de verificar el relato extraordinario de Huc acerca del famoso árbol
de Buda. No encontramos ninguna imagen [del Buda en las hojas] ni las letras,
sino una sonrisa burlona en los labios del anciano sacerdote que nos guiaba.
Al contestar a nuestras preguntas, nos dijo que, hace mucho tiempo, el árbol
producía realmente hojas con la imagen de Buda; sin embargo, ahora, tal
prodigio ocurría raramente. Sólo unos pocos hombres, favorecidos de Dios,
tuvieron el privilegio de descubrir tales hojas."

Para este testigo, lo antes dicho es suficiente: a un sacerdote budista, cuya


religión le enseña que no hay personas favoritas por algún Dios, que no existe
un ser tal que llamamos Dios que otorga favores y que cada ser humano
cosecha lo que siembra, ni más ni menos, se le hace decir tal insensatez. ¡Esto
muestra lo que vale el testimonio de este explorador para su adorada ciencia
escéptica! Sin embargo, parece que hasta el sacerdote, con la sonrisa burlona,
les haya dicho que los hombres buenos pueden ver y, en realidad, ven las
maravillosas hojas con las letras; entonces, Herr Kreitner, a pesar de sus
esfuerzos, avala, en lugar de desacreditar, la narrativa del abate Huc. Si nunca
hubiéramos podido verificar, personalmente, la veracidad de la historia,
deberíamos admitir que las probabilidades facilitan su aceptación; ya que los
peregrinos han llevado las hojas del árbol Kum Bum a todo rincón del imperio
chino (hecho reconocido aun por Herr Kreitner); por lo tanto, si todo el asunto
era un fraude, los adversarios chinos contra el budismo, cuyo nombre es
Legión, lo hubieran denunciado sin piedad.
15

Además: la naturaleza ofrece muchas analogías que confirman lo descrito.


Según se dice, ciertas conchas del Mar Rojo tienen impresas las letras del
alfabeto hebraico y sobre ciertos saltamontes son visibles las del alfabeto
inglés. Además en la revista The Theosophist, Vol. 11., pago 91, un
corresponsal inglés traduce un relato de Sheffer, titulado Luz y más Luz, que
habla de las características particulares de ciertas mariposas alemanas (Vanissa
Atalanta) que llevan inscritas las cifras del año 1881. Los muebles de los
entomólogos modernos pululan con ejemplares que muestran que la naturaleza
produce, continuamente, animales con características miméticas, asumiendo el
aspecto de vegetales. Por ejemplo: hay orugas que se parecen a la corteza de
un árbol, al musgo o a ramas muertas, e insectos que no pueden distinguirse
de las hojas verdes, etc. Hasta las rayas del tigre es mimetismo de los tallos de
la hierba de la jungla donde él hace su guarida.

Todos estos hechos separados contribuyen a que la historia de Huc del árbol
Kum Bum, sea un hecho probable; ya que muestran que la misma naturaleza,
sin intervención milagrosa, es capaz de producir vegetales en la forma de
caracteres legibles. Esto es también el punto de vista de otro corresponsal de
Nature, W. T. Thiselton Dyer, quien, en el número del 4 de Enero de esta
estimable revista, después de sumar las pruebas, llega a la conclusión de que:
"en el tiempo de Huc, hubo un árbol cuyas hojas llevaban inscritos ciertos
caracteres, sin embargo, la imaginación del piadoso abate, lo indujo a
asociarlos a las letras tibetanas." ¿Piadoso? Deberíamos recordar que su
testimonio no procedía de un piadoso y crédulo budista tibetano, sino de un
enemigo abierto de esa fe, M. Huc, quien se fue a Kum Bum para denunciar el
fraude y que se esmeró "en esa dirección, para descubrir la más mínima
huella de asechanza humana"; sin embargo, su mente desconcertada: "no pudo
encontrar la más pequeña sospecha."

Así, hasta que Herr Kreitner y Dyer puedan mostrar que el cándido motivo del
Abate era el de mentir en detrimento de su religión, debemos exonerarlo de los
acusados, considerándolo un testigo irrecusable e importante. Sí; el árbol de las
letras tibetanas es un hecho, además, las inscripciones en las células de las
hojas están en Sensar o el idioma sagrado usado por los Adeptos y, en su
totalidad, constituyen todo el Dharma del budismo y la historia del mundo.

En lo que atañe a alguna similaridad fantástica con caracteres alfabéticos


reales, la confesión de Huc, según el cual son tan hermosamente perfectos:
"que los caracteres tipográficos de Didot (famosa tipografía parisiense) no
tienen nada que los supere", dirime la cuestión de manera perentoria. Con
respecto a la aserción de Kreitner, que el árbol pertenece a la especie de lila, la
descripción que Huc hace del color, de la fragancia de canela emitida por su
madera, y de la forma de las hojas, lo confirman sin duda.

Quizá, el viejo monje burlón conocía el mesmerismo común y "biologizó" al


grupo del Conde Szechenyi, haciéndole ver y no ver, lo que a él se le antojaba,
así como el difunto profesor Bushell hizo imaginar, a sus sujetos indos,
cualquier cosa que él desease que vieran.
16

De vez en cuando, uno incurre en tales "bromas."

AFORISMOS
(PORTUGUÉS - CASTELLANO)

[Lúcifer, vol. I, no 1, setembro de 1887, p. 7]

Ocultismo não é magia, embora a magia seja um de seus instrumentos.


Ocultismo não é aquisição de poderes, psíquicos ou intelectuais, embora ambos
sejam seus servos. Ocultismo também não é a busca da felicidade, da maneira
como os homens entendem a palavra, pois seu primeiro passo é o sacrifício, o
segundo, a renúncia.
A vida é feita do sacrifício do individual para o todo. Cada célula no organismo
vivo deve sacrificar-se para a perfeição do todo; quando ocorre de outro modo,
doenças e morte forçam a lição.
Ocultismo é a ciência da vida, a arte de viver.

----------

Ocultismo no es magia, aunque la magia sea uno de sus instrumentos.


Ocultismo no es la adquisición de poderes, psíquicos o intelectuales, aunque ambos
sean sus siervos. Ocultismo tampoco es la búsqueda de la felicidad, de la manera
en que los hombres entienden la palabra, pues el primer paso es el sacrificio, y el
segundo la renuncia.
La vida está hecha del sacrificio de lo individual para el todo. Cada célula en el
organismo vivo debe sacrificarse para la perfección del todo; cuando ocurre de
otro modo, dolencias y muerte fuerzan la lección.
Ocultismo es la ciencia de la vida, el arte de vivir.

Algunos Pensamientos Sobre La Muerte y


Satán
Helena Blavatsky
Editado originalmente en “The Theosophist” de Octubre 1881

A LOS EDITORES DE LA REVISTA THEOSOPHIST

Madame: ya que Usted ha publicado una carta póstuma de mi Maestro y querido amigo,
el difunto Eliphas Levi, pienso que concordaría con poner, en las columnas de su
revista, si Usted los estima adecuados, algunos extractos de los numerosos manuscritos
en mi posesión, que mi Maestro, cuya ausencia siempre sentiré, escribió para mí.
Empezaré enviándole: " Algunos Pensamientos Sobre La Muerte y Satán", que él
redactó.
17

No puedo terminar esta carta sin expresar la profunda indignación, suscitada en mí, por
las viles diatribas en la revista "Espiritista Londinense" contra su Sociedad y sus
miembros.
Todo corazón honrado se sentirá irritado al ver un trato tan injusto, especialmente
cuando procede de un hombre honrado como el señor Harrison (el editor de dicha
revista), en la cual él admite contribuciones anónimas comparables a calumnias.
Con el máximo respeto y devoción,
Barón J. Spadalieri
Marsella, 29 de Julio de 1881

Nota del Editor. Queremos expresar nuestra sincera gratitud al Barón Spadalieri,
agradeciéndole por su inestimable contribución. El difunto Eliphas Levi fue el Cabalista
y el Ocultista más erudito de nuestra época en Europa y todo lo que procedió de su
pluma es precioso para nosotros; ya que nos auxilia en el cotejo con las doctrinas
Ocultas orientales y, mediante la luz arrojada sobre ambas, probar al mundo de los
espiritistas y místicos, que los dos sistemas, el ario-oriental y el occidental o la Cábala
caldeo-judaica, son uno en sus principales doctrinas metafísicas. La única diferencia es
que, mientras los Ocultistas orientales jamás perdieron la clave de su esoterismo y
diariamente verifican y elaboran sus doctrinas valiéndose de experimentos personales y
de la luz adicional de la ciencia moderna, los Cabalistas occidentales o judíos, además
de haber sido extraviados, por siglos, debido a la introducción en la Cábala, de
elementos ajenos a ella, como los dogmas cristianos, las interpretaciones literales de la
Biblia, etc., es innegable que han perdido la verdadera clave del sentido esotérico de la
Cábala de Simeón Ben Jochai, tratando de compensar esta pérdida, valiéndose de
interpretaciones que proceden de las profundidades de su imaginación y conciencia
interna.
Evidentemente, éste es el caso de J.K., quien se considera el "Adepto" de Londres y
cuyos vilipendios anónimos e impotentes contra la Sociedad Teosófica y sus miembros,
son justamente considerados, por el Barón Spadalieri, como "calumnias". Sin embargo,
hay que ser caritativos. Este pobre descendiente de los Levitas Bíblicos, como sabemos
que es, en sus esfuerzos raquíticos de indisponer a los Teósofos, se ha, evidentemente,
fracturado el cerebro contra una de sus frases "ocultas". Me refiero, especialmente, a
una en la revista "Espiritualista" del 22 de Julio, a la cual, sucesivamente, llamaremos la
atención de la persona místicamente inclinada, porque es muy probable que tal párrafo
fue la causa del triste incidente que involucró a tan hermosa cabeza. Sin embargo, lo
acontecido ha impedido al preclaro J.K. comunicar "científicamente, su conocimiento",
obligándolo, al mismo tiempo, a permanecer, según su expresión: "en un estado de
arrobamiento incomunicable". Desde luego, este nuestro gran adepto moderno, un
letrado de tal "calibre", (1) que al sólo sospechar su "ignorancia", uno es tildado de la
misma audacia del que pone en entredicho las virtudes de la mujer de César, debe
haberse encontrado en el estado de que habla, por haber escrito las siguientes lineas que,
según suponemos, él quiso usar como una exposición lúcida y clara de su ciencia psíco-
cabalística, yuxtaponiéndola a las "palabras duras, las expresiones estrambóticas, las
trivialidades morales y filosóficas y los trabalenguas de los cultos Teósofos".
Estas son las "joyas de la sabiduría oculta" del ilustre cabalista judío quien, al igual que
una violeta tímida, esconde su saber oculto bajo dos modestas iniciales.
"En toda criatura humana yace latente, en la parte inconsciente del ser, una cantidad
suficiente de omnisciencia, el absoluto.
18

Para inducir la manifestación del absoluto latente, que es la parte inconsciente de


nuestro ser consciente y volitivo, es esencial que la parte volitiva de nuestro ser se haga
latente. Después de la purificación preparatoria de las depravaciones adquiridas, debe
tener lugar una especie de introversión. Lo inconsciente debe convertirse en volitivo al
tiempo que este último se hace inconsciente. Cuando lo consciente se convierte en semi-
inconsciente, lo que para nosotros era, anteriormente, inconsciente, se hace plenamente
consciente. Una vez que, a la partícula del omnisciente dentro de nosotros, el principio
oculto, vital, creciente, siempre despierto e inconsciente o principio femenino, se le
permite expresarse en la parte masculina, volitiva, mental, manifiesta del ser humano;
mientras ésta última permanece en un estado de perfecta pasividad, las dos partes
anteriormente escindidas se reunen como un ser perfectamente íntegro y entonces, la
manifestación divina será inevitable." Es una suerte que el mismo J.K. nos de la clave
de esta grandilocuente incoherencia; ya que agrega: "obviamente, la única manera
segura para practicar todo esto, es vivir en la pureza firme e inquebrantable, porque, de
otro modo, se corre el albur de una demencia desequilibrada o una forma cuestionable
de mediumnidad."
Nosotros usamos el estilo bastardillo (para poner en relieve ciertas cosas). Es evidente
que en el caso de nuestro "adepto" inmaculado, "al principio inconsciente, oculto o
femenino", no se le permitió "expresarse en la parte volitiva, mental, manifiesta o
masculina" de su ser y, ¡observad los resultados!
Para la edificación de nuestros lectores hindúes, que no son suficientemente progresivos
por rechazar leer las lucubraciones de "J.K." o seguir su gran "trapecio mental", que este
significativo "Adepto" ejecuta en las columnas del "Espiritualista", agregaremos que en
el mismo artículo informa a sus lectores ingleses que es la "mistificación hindú,
actuando sobre la credulidad occidental, la que contribuyó el surgir de la Sociedad
Teosófica." Según esta gran luz del siglo XIX, la "filosofía hindú no es filosofía, sino
misticismo [...] Los Teósofos, siguiendo el camino de los hindúes mistificantes y
mistificados, consideran que las cuatro facultades (Sidhis de Krishna) Anima, Mahima,
Laghima y Garima, son el poder hacia el cual dirigirse. ¡En verdad, qué ridícula
confusión del efecto con la causa!"
La fractura craneal debe haber sido muy seria. Esperemos que repetidas lociones de
"Bálsamo de Bruja" o el "Bálsamo Mágico Universal", produzcan buenos efectos.
Mientras tanto, queremos dirigir la atención de nuestros lectores hindúes y estudiantes
de ocultismo, a la identidad de las doctrinas enseñadas por Eliphas Levi (2) en todo
punto esencial y vital con las de nuestros iniciados orientales.
19

La Muerte

POR EL DIFUNTO ELIPHAS LEVI

La muerte es la disolución necesaria de las combinaciones imperfectas. Es el reabsorber


del esbozo de la vida individual, en la gran obra de la vida universal; sólo lo perfecto es
inmortal.
Es un bañarse en el olvido. Es la fuente de la juventud donde, por un lado, se sumerge la
ancianidad y por el otro, procede la infancia. (3)
La muerte es la transfiguración de lo viviente. Los cadáveres son sólo las hojas muertas
del Arbol de la Vida que en primavera, se reviste con todas sus hojas. La resurrección
humana se asemeja, eternamente, a estas hojas.
Las formas perecederas son condicionadas por tipos inmortales.
Todos los que han vivido en la tierra, viven ahí en ejemplares aun nuevos de sus tipos;
pero las almas que han trascendido su tipo reciben, en algún otro lugar, una nueva forma
basada en un tipo más perfecto, mientras ascienden la escalera de los mundos. (4) Los
ejemplares malos son disgregados y su materia vuelve a la masa general. (5)
Nuestras almas son como si fueran música, mientras nuestros cuerpos son los
instrumentos. La música existe sin los instrumentos; pero no puede ser audible sin un
intermediario material. Lo inmaterial es siempre inconcebible e inasible.
El ser humano, en su existencia presente conserva, sólo, ciertas predisposiciones de sus
existencias pasadas.
Las evocaciones de los muertos son, simplemente, condensaciones de memoria, la
coloración imaginaria de las sombras. Evocar a los que han partido, implica volver a
emitir sus tipos de la imaginación de la naturaleza. (6)
Para estar en comunicación directa con la imaginación de la naturaleza, uno debe estar
dormido, atosigado, en estado de arrobamiento, cataléptico o demente.
La memoria eterna preserva sólo lo imperecedero. Todo lo que es Temporal, pertenece,
por derecho, al olvido.
Conservar los cadáveres es una violación de las leyes de la naturaleza. Es un ultraje a la
modestia de la muerte, la cual oculta la obra destructiva, así como deberíamos esconder
la reproductiva. Conservar los cadáveres es crear fantasmas en la imaginación de la
tierra; (7) los espectros de las pesadillas, las alucinaciones y el miedo, son sólo las
fotografías vagantes de los cadáveres preservados. Estos cuerpos, conservados e
imperfectamente destruídos, son los que cunden, entre los vivos, la peste, el cólera, las
enfermedades endémicas, la tristeza, el escepticismo y el disgusto por la vida. (8) La
muerte es exhalada por la muerte. Los cementerios emponzoñan la atmósfera de las
ciudades y la emanación de los cadáveres plaga a los niños aun cuando están en el
vientre materno.
Cerca de Jerusalén, en el valle de Gehenna, se preservaba un fuego perpetuo para
quemar las escorias y los restos de los animales y éste es el fuego al cual Jesús hace
alusión cuando dice que los malos se arrojarán en Gehenna, queriendo decir que las
almas muertas serán tratadas como cadáveres.
El Talmud dice que: las almas de quienes no creyeron en la inmortalidad no se harán
inmortales. La fe es la única que entrega la inmortalidad personal; (9) la ciencia y la
razón pueden, únicamente, afirmar la inmortalidad general.
El pecado mortal es el suicidio del alma. Este suicidio tiene lugar si el ser humano se
entrega al mal con todo su poder mental, un conocimiento perfecto del bien y del mal y
20

una completa libertad de acción que parece imposible en la práctica sin embargo es
posible en la teoría, ya que la esencia de una personalidad independiente es una libertad
incondicionada. La divinidad no impone nada al ser humano; ni siquiera la existencia.
El ser humano tiene el derecho de retirarse aun de la bondad divina y el dogma del
infierno eterno es sólo la aserción del eterno libre albedrío.
Dios no arroja a nadie en el infierno. Son los hombres quienes pueden ir allá libre y
definitivamente, porque así lo deciden.
A aquellos que se encuentran en el infierno, es decir, entre la oscuridad del mal (10) y el
sufrimiento del castigo necesario, sin que ésta fuese su voluntad, se les llamará para que
salgan de éste. Para ellos, este infierno es sólo un purgatorio. Satán es el condenado,
completa, absoluta e irrevocablemente, el cual no es una existencia racional; sino una
hipótesis necesaria.
Satán es la última palabra de la creación. Es el fin infinitamente emancipado. Quiso ser
como Dios, del cual es su opuesto. Dios es la hipótesis necesaria para la razón, Satán es
la hipótesis necesaria para la irracionalidad que se impone como libre albedrío.
A fin de ser inmortal en el bien, uno debe identificarse con Dios; para ser inmortal en el
mal, con Satán. Estos son los dos polos del mundo de las almas, entre los cuales vegeta
y muere, desmemoriada, la porción inútil de la humanidad.
Nota del Editor. Lo que antecede puede parecer incomprensible al lector ordinario; ya
que es una de las enseñanzas más recónditas de la doctrina Oculta. La naturaleza es
dual: hay un aspecto físico y material y uno espiritual y moral. Además, engloba al
binomio bien y mal y este último es la sombra necesaria de su luz. En el Volumen
XXXI del Libro de Khiu-te leemos que, para forzarse en la corriente de la inmortalidad
o mejor dicho, a fin de asegurarse un sinnúmero de renacimientos como
individualidades conscientes, uno debe convertirse en el colaborador de la naturaleza,
ya sea para el bien o el mal, en su obra de creación y reproducción o en la de
destrucción. La naturaleza se desembaraza sólo de los indolentes, expulsándolos
violentamente y haciendo perecer millones de ellos como entidades conscientes de sí.
Entonces, mientras los buenos y los puros se esfuerzan por alcanzar Nipang (nirvana o
ese estado de existencia y conciencia absolutas, que en el mundo de las percepciones
finitas es no-existencia y no-conciencia); los malos buscarán, en cambio, unas series de
vidas como seres o existencias conscientes y definidas, prefiriendo un sufrimiento
continuo bajo la ley de justicia retributiva, en lugar de abandonar sus vidas como
porciones del todo integral y universal. Estando conscientes de que nunca pueden
esperar alcanzar el reposo final en el espíritu puro o nirvana, se aferran a la vida en toda
forma, en lugar de abandonar ese "deseo por la vida" o Tanha, que causa el
renacimiento de un nuevo agregado de Skandhas o individualidad. La naturaleza es una
madre buena tanto con el águila cruel como con la inerme paloma. La Madre naturaleza
castigará a su hijo, el cual, habiéndose convertido en su colaborador para la destrucción,
no puede expulsarlo. Existen seres humanos profundamente malos y depravados, sin
embargo altamente intelectuales y agudamente espirituales para el mal, así como hay los
que son espirituales para el bien. Los Egos de ellos pueden sustraerse a la ley de
destrucción o aniquilamiento final por eras futuras. Esto es lo que Eliphas Levi quiere
decir con convertirse "inmortales en el mal" mediante la identificación con Satán. La
visión de Revelación le dice a San Juan: "Quisiera que tú fueses frío o caliente" (III.,
15-16) "pero, siendo tibio, ni frío ni caliente, te escupiré de mi boca." La "Revelación"
es un libro absolutamente Cabalístico. El calor y el frío son los dos "polos": el bien y el
mal, el espíritu y la materia. La naturaleza escupe a los "tibios" o a la "porción inútil de
la naturaleza", es decir: los aniquila. Esta concepción de que una porción considerable
de la humanidad puede, después de todo, no tener almas inmortales, ni siquiera será
21

nueva para los lectores europeos. El mismo Coleridge traza un paralelo con un roble
que, aun emitiendo millones de bellotas, las cuales, bajo las condiciones normales, ni
una entre mil desarrolla en un árbol, sugiere que, como la mayoría de bellotas no logran
convertirse en árboles, así es posible que la mayoría de los seres humanos no acierten a
desarrollarse en una nueva entidad viviente después de esta muerte terrenal.

II

SATÁN

Satán es meramente un tipo y no un personaje real.


Es el tipo opuesto al tipo Divino que, en nuestra imaginación, es la antítesis de este
último. Es la sombra no natural que nos hace visible la luz infinita de lo Divino.
Si Satán fuera un personaje real, habría dos Dioses, haciendo verídico el credo de los
Maniqueos. (11)
Satán es la concepción imaginaria de lo absoluto en el mal, una concepción necesaria
para la completa afirmación del libre albedrío humano el cual, mediante el auxilio de
este absoluto imaginario, parece ser capaz de equilibrar el poder completo, aun de Dios.
Es el sueño más intrépido y excelso entre los sueños del orgullo humano.
La serpiente alegórica en la Biblia dice: "seréis como Dioses, conociendo el bien y el
mal." En verdad, para que el mal se convierta en ciencia, hay que crear un Dios del mal
y, si algún espíritu puede resistir eternamente a Dios, ya no hay un Dios; sino dos
Dioses.
Para resistir al Infinito, se necesita una fuerza infinita y dos fuerzas infinitas que se
contraponen, deben neutralizarse. (12) Si la resistencia por parte de Satán fuera posible,
el poder de Dios no existiría; Dios y el Diablo se destruyen mutuamente y el ser
humano se queda solo con el fantasma de sus Dioses, la esfinge híbrida, el toro alado
que balancea, en su mano humana, una espada cuyos rayos vacilantes inducen a la
imaginación humana de un error a otro y, desde el despotismo de la luz, al de la
oscuridad.
La historia de la miseria mundana es simplemente el romance de la guerra, aun
inacabada, de los Dioses; mientras el mundo cristiano aun adora a Dios en el Diablo y
un Diablo en Dios.
El antagonismo de los poderes es la anarquía en el Dogma.
Así, cuando la iglesia afirma que el Diablo existe, el mundo, con lógica terrificante, le
contesta: entonces, Dios no existe. Además es inútil tratar de sustraerse de este
argumento, inventando la supremacía de un Dios que permite a un Diablo provocar la
condenación de los seres humanos. Tal permiso sería una monstruosidad y equivaldría a
ser cómplice y el dios que pudiera ser cómplice del diablo, no puede ser Dios.
El Diablo de los Dogmas es una personificación del Ateísmo.
El Diablo de la Filosofia es el ideal exagerado del libre albedrío humano. El Diablo real
o físico es el magnetismo del mal.
Levantar al Diablo es sólo hacer aflorar, por un instante, dicha personalidad imaginaria.
Esto involucra la exageración, en uno mismo, que trasciende los límites de la perversión
de la locura mediante acciones criminales e irracionales.
El resultado de este comportamiento es la muerte del alma mediante la locura y, a
menudo, aún del cuerpo, mediante una congestión cerebral; así como si fuese sacudido
por un rayo.
El Diablo siempre importuna y no da nada en cambio. San Juan lo llama la "Bestia",
porque su esencia es la locura humana.
22

He aquí el credo de Eliphas Levi y el de sus discípulos.

Creemos en un Principio Divino, la esencia de toda existencia, de todo bien y de toda


justicia, indisoluble de la naturaleza que es su ley, el cual se revela mediante la
inteligencia y el amor.
Creemos en la Humanidad, hija de Dios y cuyos miembros están inseparablemente
conectados los unos a los otros; así que todos deben cooperar a la salvación de cada uno
y cada uno a la de todos.
Creemos que: para servir a la esencia Divina es necesario servir a la Humanidad.
Creemos en la reparación del mal y en el triunfo del bien en la vida eterna.

FIAT

*****

NOTAS

(1) En la revista "Espiritista" del 8 de Julio, él escribe: " Acusar un hombre letrado de
mi calibre de ignorancia, es un error tan divertido como tildar a Porson de desconocer el
griego. [ . . . ] Lo oculto es el tema de mi especialidad y hay muy poco que desconozca
al respecto." Ahora bien, esta frase dirime la cuestión para nosotros. No sólo un
"adepto"; sino un lego o un profano con un intelecto y una habilidad reconocidos, jamás
se hubiera atrevido a usar una frase del género al hablar de sí mismo; a no ser que,
desde ahora en adelante, quisiese ser considerado como el más ridículamente arrogante
de los héroes de Esopo (fabulista griego). A los ojos de hombres mejores y más dignos
que él, se ha mostrado tan estupidamente arrogante y cobardemente impertinente, al
esconderse tras de sus iniciales para atacar a los primeros en el "Espiritualista", que es,
ciertamente, la primera y la última vez que le hacemos el honor de mencionarlo en estas
columnas. Nuestra revista tiene una tarea más noble que polemizar con quienes, el
mundo tilda, generalmente, por camorristas.
(2) El cual, también, es objeto de excesivo escamio y que el " Adepto" ha enviado a
tener compañía a los "Hermanos", a los "Yoguis" y a los "Faquires".
(3) Renacimiento del Ego después de la muerte. La doctrina oriental y especialmente la
budista de la evolución del nuevo Ego desde el viejo. -Ed. Theosophist.
(4) Desde un loka al otro; desde un mundo positivo de causas y actividad a uno negativo
de efectos y pasividad. -Ed. Theosophist.
(5) En la materia Cósmica cuando, necesariamente, pierden su conciencia de sí o
individualidad o son aniquilados, según dicen los Cabalistas orientales. -Ed.
Theosophist.
(6) El deseo ardiente de ver a un muerto es evocar las imágenes de esa persona, volverla
a llamar de la luz astral o éter donde se quedan fotografiadas las imágenes del Pasado.
Esto es lo que sucede, parcialmente, en las reuniones espiritistas. Los espiritistas son
Nigromantes inconscientes. -Ed. Theosophist.
(7) Intensificar estas imágenes en la luz astral o sideral. -Ed. Theosophist.
(8) La gente está, intuitivamente, dándose cuenta de la gran verdad y, hoy día, en toda
Europa, surgen sociedades para la cremación.
(9) La fe y la fuerza de voluntad. La inmortalidad es condicional, como siempre hemos
dicho. Es la recompensa de los buenos y los puros. Las personas malas y los
materialistas sensualistas sólo sobreviven. Quien aprecia, exclusivamente, los placeres
23

físicos, no vivirá, ni podrá vivir, en los estados después de la muerte, como Entidad
autoconsciente. -Ed. Theosophist.
(10) Es decir renacen en un "mundo inferior'. que no es el "Infierno" ni al aún
purgatorio teológico sino un mundo casi de absoluta materia, el antecesor del último en
el "círculo de la necesidad", del cual "no hay redención", ya que ahí reina la oscuridad
espiritual absoluta. (Libro de Khiu-te) Ed. Theosophist.
(11) Maniqueísmo, herejía de Maniqueo, que reconocía dos principios creadores, uno
para el bien y el otro para el mal. (N.d.T.)
(12) El mal, siendo infinito y eterno, porque coetáneo con la materia, es lógico deducir
que no hay Dios ni Diablo, como Entidades personales; sino sólo un Principio o Ley
lncreado, Infinito, Inmutable y Absoluto, el cual se convierte en el Malo en el Diablo
mientras más se precipita en la materia, trasformándose, en cambio, en Bien o Dios, tan
pronto como se purifica de la materia, volviendo a ser Espíritu puro y prístino o el
Absoluto en su Subjetividad eterna e inmutable. Ed. Theosophist.

APOLONIO DE TYANA Y SIMON EL


MAGO
(Apollonius Tyaneus and Simon Magus, The Theosophist, junio de 1881)
(Collected Writings, Vol. III)

H.P. Blavatsky

EN la “Historia de la Religión Cristiana hasta el año Doscientos”, de Charles


B. Waite, A.M., anunciada y reseñada en el Banner of Light 1 (Boston), encontramos
partes de la obra relacionadas con el gran taumaturgo del segundo siglo d.C.
Apolonio de Tyana, sin rival en el Imperio Romano.

“El tiempo del cual este volumen toma especial conocimiento está
dividido en seis periodos, durante el segundo de los cuales, 80 al 120 d.C.,
está incluida la ‘Era de los Milagros’, la historia que demostrará ser de
interés para los espiritualistas como una forma de comparar las
manifestaciones de inadvertidas inteligencias de nuestro tiempo con
similares eventos de los días inmediatamente posteriores a la introducción
del Cristianismo. Apolonio de Tyana fue la más notable personalidad de este
periodo, y fue testigo del reinado de una docena de emperadores romanos.
Antes de su nacimiento, Proteo, un dios egipcio, se le apareció a su madre y
le anunció que encarnaría en el niño venidero. Siguiendo las indicaciones
dadas en un sueño, ella se dirigió a un prado para recoger flores. Estando
allí, una bandada de cisnes formó un coro a su alrededor, agitando sus alas
y cantando al unísono. Mientras estaban ocupados en ello, y el aire era
abanicado por un delicado céfiro, Apolonio nació.”

1
Estandarte de Luz (N. del T.).
24

Esta es una leyenda de las que, en tiempos pretéritos, hacían de cada


personalidad notable un “hijo de Dios” milagrosamente nacido de una virgen. Y lo
que sigue es historia. “En su juventud él tenía un poder mental y una belleza
personal maravillosos, y hallaba su mayor felicidad en las conversaciones con los
discípulos de Platón, Crisipo y Aristóteles. No comía nada que tuviese vida, se
mantenía con frutas y productos de la tierra, era un admirador entusiasta y un
discípulo de Pitágoras, y como tal, permaneció en silencio durante cinco años.
Dondequiera que él fue reformó el culto religioso y realizó actos maravillosos. En las
fiestas, asombró a los invitando produciendo pan, frutos, verduras y varios bocados
exquisitos que aparecían a su orden. Se animaron estatuas con vida, y las figuras de
bronce de los pedestales tomaron posición y realizaron las labores de los sirvientes.
Por ejercicio del mismo poder ocurrieron desmaterializaciones, vasos de oro y plata,
con sus contenidos, desaparecieron; incluso los sirvientes desaparecían de la vista en
un instante.

En Roma, Apolonio fue acusado de traición. Llevado a examen, el acusador


avanzó, desplegó el rollo en el que había sido escrita la imputación, y quedó
pasmado al encontrarlo completamente en blanco.

Encontrándose en un cortejo fúnebre, dijo a los asistentes: ‘coloquen el féretro


y yo secaré las lágrimas que Uds. han vertido por la doncella’. Tocó a la joven mujer,
profirió unas palabras, y la muerta volvió a la vida. Estando en Esmirna, fue
convocado a Efeso, donde se había producido un brote de rabia. ‘No debe perderse la
jornada’, dijo, y tan pronto pronunció esas palabras estaba en Efeso.

Cuando tenía casi cien años, fue llevado ante el Emperador romano, acusado
de ser un encantador. Fue conducido a prisión. Allí alguien le preguntó cuándo
recuperaría la libertad. ‘Mañana si depende del juez; en este momento si depende de
mí’. Dicho esto, liberó sus pies de los grilletes y dijo: ‘Vea Ud. la libertad de que
disfruto’. Él, entonces, lo reemplazó en los grilletes.

En el tribunal se le preguntó: ‘¿Por qué los hombres lo consideran un Dios?’

‘Porque –contestó- todo hombre bueno recibe tal denominación’.

‘¿Cómo pudo predecir la plaga de Efeso?’

Él contestó: ‘manteniendo una dieta alimenticia más ligera que la de otros


hombres’.

Sus respuestas a los acusadores sobre estos y otros interrogantes exhibieron tal
fuerza que el Emperador quedó muy impresionado, y lo declaró inocente del crimen
que se le imputaba; pero ordenó que permaneciera detenido para sostener con él una
conversación privada. El contestó: ‘podrá usted detener mi cuerpo, pero no mi alma;
e incluso agregaré, tampoco mi cuerpo’. Habiendo proferido estas palabras,
desapareció de ante el Tribunal, y aquel mismo día se encontró con sus amigos en
Puteoli, a tres días de Roma.
25

Los escritos de Apolonio revelan que fue un hombre de erudición, con un


conocimiento consumado de la naturaleza humana, imbuido de nobles sentimientos y
de los principios de una filosofía profunda. En una epístola a Valerio él dice:

‘Nada muere excepto en apariencia, y del mismo modo, tampoco, nada nace
excepto en apariencia. Lo que ocurre en esencia dentro de la naturaleza aparenta ser
el nacimiento, y lo que ocurre en esencia dentro de la naturaleza, en cierto modo, es
la muerte; aunque nada realmente se origina, y nada alguna vez perece; pero tan solo
ahora aparece a la vista, y ahora se desvanece. Aparece a causa de la densidad de la
materia; y desaparece a causa de lo tenue de la esencia; pero siempre es la misma,
solo difiere en movimiento y condición.’

El tributo más elevado a Apolonio le fue brindado por el Emperador Tito. El


filósofo le escribió a él, poco después de su ascensión, aconsejándole moderación en
su gobierno. Tito respondió:

‘En mi propio nombre y en nombre de mi país le doy las gracias, y estaré


atento a esas cosas. De hecho, yo he conquistado Jerusalén, pero Usted me tiene
capturado a mi’.

Las cosas maravillosas realizadas por Apolonio, consideradas como milagros,


cuya fuente y causa productora el espiritualismo moderno reveló claramente, fueron
creídas extensamente durante el segundo siglo y los años subsiguientes, por
cristianos y otros.

Simón el Mago fue otro prominente hacedor de milagros de la segunda


centuria, y nadie negó su poder. Incluso los cristianos se vieron obligados a admitir
que realizó milagros. Se alude a él en los Hechos de los Apóstoles, viii: 9-10. Su
fama era mundial, tenía seguidores en cada nación, y en Roma fue erigida una
estatua en su honor. Disputó frecuentemente con Pedro en concursos, eso que hoy
llamaríamos torneos de milagros, para determinar quién de los dos tenía mayor
poder. Se declara en ‘Los Hechos de Pedro y Pablo’ que Simón produjo una
serpiente de latón que se movía, estatuas de piedra que reían, y se elevó en el aire por
sí mismo; a lo que se agrega: ‘a diferencia de esto, Pedro sanó al enfermo con una
palabra, hizo que el ciego pudiera ver, etc.’ Simón, llevado ante Nerón, cambió su
forma: de repente se volvió un niño, después un anciano; en otro momento un
hombre joven. ‘Y Nerón, al ver esto, supuso que era un Hijo de Dios.’

En ‘Reconocimientos’, una obra de Petrine de edades tempranas, se relata una


discusión pública entre Pedro y Simón el Mago, que es reproducida en este volumen.

Se da cuenta de muchos otros obradores de milagros y se muestra


concluyentemente que el poder que poseían no se limitaba a un número determinado
de personas, como el mundo cristiano enseñó, sino que esos dones mediumnísticos
eran poseídos por muchos.

Las declaraciones citadas de escritores de los primeros dos siglos de que


tuvieron lugar dichos hechos, contribuyó grandemente a reforzar la fe de los más
crédulos, aún en esa época de maravillas. Muchos de estos relatos pueden estar muy
exagerados pero no es razonable suponer que se trató de puras invenciones, sin una
26

pizca de verdad en su origen; menos aún después de las revelaciones hechas al


hombre desde el advenimiento del espiritualismo moderno. Alguna idea de la
minuciosidad con la que cada asunto es tratado en este volumen puede formarse
mencionando que en el índice hay doscientas trece referencias a pasajes relacionados
con “Jesucristo”; de lo que también puede inferirse con justicia que el contenido
tiene que ser de gran valor para aquellos que buscan información que permita
determinar si Jesús fue ‘Hombre, Mito o Dios’. ‘El Origen e Historia de las
Doctrinas Cristianas’, como también ‘El Origen y Establecimiento de la Autoridad
de la Iglesia de Roma sobre las demás Iglesias’, son totalmente expuestos, y mucha
luz es arrojada sobre varias cuestiones oscuras y polémicas. En una palabra, es
imposible para nosotros, sin exceder por mucho los límites impuestos para este
artículo, hacer completa justicia con este libro tan instructivo; pero creemos que ha
sido suficiente para convencer a nuestros lectores de que su interés excede lo
ordinario, y que se trata de una deseable adquisición de literatura para esta era
progresista.” 2

Algunos escritores pretendieron hacer aparecer a Apolonio como un personaje


de carácter legendario, mientras devotos cristianos insisten en llamarlo un impostor.
La existencia de Jesús de Nazareth fue también declarada por la historia y siendo él
mismo conocido a medias por los escritores clásicos, como lo fue Apolonio, ningún
escéptico puede dudar actualmente de la existencia de tal hombre como el hijo de
María y José. Apolonio de Tyana fue amigo y corresponsal de la Emperatriz romana
y de varios emperadores, mientras que de Jesús nada ha permanecido en las páginas
de la historia, como si su vida se hubiese escrito en las arenas del desierto. Su carta a
Agbaro, el príncipe de Edesa, la autenticidad que le es concedida tan sólo por
Eusebio –el Barón Munchausen de la jerarquía patrística- es llamada en las
Evidencias del Cristianismo “un esfuerzo de falsificación” incluso por el propio
Paley, cuya robusta fe acepta las más increíbles historias. Apolonio, entonces, es un
personaje histórico; a la vez que muchos al nivel de los mismos Padres de la Iglesia,
colocados ante el ojo escrutador de la crítica histórica, comienzan a fluctuar y
muchos de ellos se desvanecen y desaparecen como el “fuego fatuo” o el ignus
fatuus.

The Theosophist3, Junio de 1881

H. P. BLAVATSKY

2
Segunda Edición, Vol. I, 8vo., pp. 455. Chicago: C. V. Waite & Co. Thomas J. Whitehead &
Co., agentes para Nueva Inglaterra, 5 Court Square, Departamento 9, Boston
3
El Teósofo, publicación de la Sociedad Teosófica (N. del T.)
27

H. P. BLAVATSKY
AL ARZOBISPO DE CANTERBURY
Una Carta Abierta

(“Lucifer” [the magazine] to the Archbishop of Canterbury, Greeting!, Lucifer, dec.


1887)

(The Blavatsky Pamphlets - No. 1)

H. P. Blavatsky

SR. PRIMADO DE INGLATERRA:

Por medio de esta carta abierta, dirigida a Vuestra Gracia, nos


proponemos daros a vos, al clero, a sus ovejas y a los cristianos en general
–que nos consideran como enemigos de Cristo– una breve idea de la
posición que la Teosofía ocupa, con respecto al Cristianismo; pues creemos
llegado el tiempo para hacerlo.

Sin duda sabe Vuestra Gracia que la teosofía no es una religión sino solo una
filosofía, a la par religiosa y científica; y que lo más importante de la Sociedad
Teosófica se propone, es hacer revivir en cada una de las religiones el espíritu que las
anima, fomentando y auxiliando la investigación del verdadero significado de sus
doctrinas y preceptos. Saben los teosofistas que cuanto más profundamente se penetra
en el significado de los dogmas y ceremonias de todas las religiones, mayor crece su
aparente y fundamental semejanza. hasta que al fin se obtiene la percepción de su
fundamental unidad. Esta base común no es otra que la Teosofía –La Doctrina Secreta
de todos los tiempos, la cual, diluida y disfrazada para amoldarse a la capacidad de la
multitud y a las exigencias de las diversas épocas, ha constituido el núcleo viviente de
todas las religiones. –Las ramificaciones de la Sociedad Teosófica están constituidas
respectivamente por budistas, indios, mahometanos, parsis, cristianos y libre
pensadores, los cuales, unidos como hermanos trabajan en el terreno común de la
teosofía; y precisamente por no ser la Teosofía una religión, y no poder constituir para
la multitud una religión, el éxito de la Sociedad ha sido tan grande, no solo en lo que se
refiere al nº de miembros y extensión de su influencia, sino también en lo relativo a la
realización de la empresa comenzada: la reanimación de la espiritualidad religiosa, y el
cultivo del sentimiento de FRATERNIDAD entre los hombres.

Nosotros los teosofistas creemos que una religión es un incidente natural en la


vida del hombre en su presente estado de desenvolvimiento, aunque en raras ocasiones
puedan existir individuos que nazcan sin sentimiento religioso, toda humanidad debe
tener una religión, o lo que es lo mismo, un lazo de unión, so pena de decadencia social
y material aniquilamiento. Creemos que ninguna doctrina religiosa puede ser mas que
una tentativa encaminada a representar a nuestra limitada comprensión actual, con los
términos de nuestras experiencias terrestres, grandes verdades cósmicas y espirituales,
28

las cuales, en nuestro estado normal de conciencia mas bien sentimos de un modo vago,
que las percibimos y comprendemos realmente; y una revelación, si ha de revelar algo
debe necesariamente a las exigencias mundanas de la inteligencia humana. Según
nosotros, por tanto, ninguna religión puede ser verdadera en absoluto, ni puede ser en
absoluto falsa. Una religión es verdadera proporcionalmente a la manera con que
satisface las necesidades espirituales, morales e intelectuales de su época, y coadyuva al
desarrollo de la humanidad en tales sentidos. Es falsa en proporción a lo que detiene
aquel desarrollo, y ofende a la naturaleza espiritual, moral e intelectual del hombre. Las
ideas trascendentalmente espirituales de los poderes que rigen al universo, sostenidas
por un sabio oriental, serian una religión tan falsa para el salvaje africano, como el
miserable fetichismo lo seria para el sabio, si bien ambas opiniones deben ser ciertas en
sus grados respectivos, puesto que las dos representan las ideas mas elevadas sobre los
mismos hechos cósmico–espirituales que respectivamente ambos individuos pueden
concebir; hecho que, por otra parte, jamás podrán ser conocidos en su completa realidad
por el hombre, mientras no sea mas que un hombre.

Los teosofistas representan, por tanto, todas las religiones, y la moral religiosa de
Jesús les inspira una profunda admiración. No podía ser de otra manera, desde el
momento en que esas enseñanzas que hasta nosotros han llegado, son las de Teosofía.
Hasta el punto, pues, en que el moderno Cristianismo mantiene bien sus pretensiones en
cuanto a ser la religión práctica enseñada por Jesús, los teosofistas están con él en
cuerpo y alma. En el punto en que es contrario a aquella moral pura y sencilla, los
teosofistas son sus adversarios. Cualquier cristiano puede, si quiere, comparar el sermón
de la Montaña con los dogmas de su Iglesia; y el espíritu que él mismo respira, con los
principios que animan a la actual civilización cristiana y que gobiernan su propia vida, y
entonces podrá juzgar por sí mismo hasta qué punto la religión de Jesús entra en su
Cristianismo, y hasta qué punto, por tanto, él y los teosofistas coinciden. Pero los
cristianos que de tales se aprecian, y especialmente el clero, repugnan hacer esta
comparación. A modo de comerciantes que temen encontrarse en bancarrota, tienen el
temor de descubrir en sus cuentas una discrepancia que no pueden corregir con el
asiento de partidas efectivas para satisfacer responsabilidades espirituales. La
comparación entre las enseñanzas de Jesús y las doctrinas de las iglesias, como quiera
que sea, ha sido hecha con frecuencia – y repetidas veces con gran sabiduría y sagacidad
crítica – tanto por aquellos que quisieran suprimir el Cristianismo, como por los que
pretenden reformarlo; y el resultado total de estas comparaciones, como debe Vuestra
Gracia saber perfectamente, viene a probar que, casi en todos sus puntos, las doctrinas
de las iglesias y las practicas de los cristianos, están en directa oposición con las
enseñanzas de Jesús.

Acostumbramos decir al budhista, al mahometano, al indio o al parsi: “El camino


hacia la Teosofía existe para vosotros por medio de vuestra propia religión.” Y decimos
esto, porque las creencias de aquellos poseen una profunda significación filosófica y
esotérica, que explica las alegorías bajo las cuales son presentadas al pueblo; pero no
podemos decir lo mismo a los cristianos. Los sucesores de los Apóstoles no han tomado
acta jamás de la doctrina secreta de Jesús – los “misterios del reino de los cielos” – los
cuales solo era dado a ellos (sus Apóstoles) conocer ( Marcos IV, II. Mateo XIII, II,
Lucas VIII, X) Aquellos misterios han sido descartados, desvanecidos, deshechos. Lo
que la corriente del tiempo ha arrastrado hasta nosotros han sido las máximas,
parábolas, alegorías y fábulas que Jesús destinaba a los espiritualmente sordos y ciegos;
y para ser últimamente reveladas al mundo, las cuales el moderno Cristianismo, o bien
29

toma literalmente, o las interpreta de conformidad con las fantasías de los Padres de la
Iglesia secular. En ambos casos son como flores cortadas: encuéntrense separadas de la
planta en que crecían, y de la raíz de donde aquella planta recibía la vida. Así, pues, si
nosotros alentásemos a los cristianos, como hacemos con los fieles de otras creencias, al
estudiar por sí mismo su propia religión, no sería la consecuencia el conocimiento de la
significación de sus misterios, sino ya la vuelta a la superstición e intolerancia de la
Edad Media, acompañada de una formidable irrupción de oraciones puramente vocales,
como ha sucedido en la formación de las 239 sectas protestantes de Inglaterra, o ya un
gran aumento de escepticismo, porque los fundamentos esotéricos del Cristianismo, no
son conocidos de aquellos que lo profesan. Pues vos, mi Señor Primado de Inglaterra,
debéis estar tristemente convencido de que no conocéis más, acerca de aquellos
“misterios del reino de los Cielos”, que Jesús enseñaba a sus discípulos, que lo que sabe
el más humilde y el más ignorante de los miembros de vuestra iglesia.

Por tanto, se comprende fácilmente que los teosofistas nada tengan que decir en
contra del sistema de la Iglesia Católica Romana de prohibir, o de las iglesias
protestantes de desautorizar las investigaciones privadas sobre la significación de los
dogmas “Cristianos”, lo cual corresponde al estudio esotérico de otras religiones. Con
sus ideas y conocimientos actuales, los cristianos que de tales se precian, no se
encuentran preparados a emprender un examen crítico de su fe con esperanza de buenos
resultados. El efecto inevitable sería la paralización mas bien que el estímulo de sus
sentimientos religiosos adormecidos, puesto que la exégesis bíblica y la mitología
comparada, han demostrado de modo concluyente, por lo menos a aquellos que no
tienen interés alguno preconcebido, espiritual o temporal, en el mantenimiento de la
ortodoxia, que la religión cristiana, tal como en la actualidad existe, se compone de
cortezas del judaísmo, de recortes del paganismo y de los mal digeridos residuos del
gnosticismo y del neoplatonismo. Este curioso conglomerado que por sí mismo ha ido
formándose gradualmente en torno de las sentencias de Jesús, consignadas en los
Evangelios, ha comenzado ahora, después del transcurso de siglos, a desintegrarse y a
desmoronarse en torno de las puras piedras preciosas de la Teosofía verdadera, a las que
por tanto tiempo había agobiado y ocultado, aunque sin poder desfigurarlas ni
destruirlas. Pero la Teosofía no solamente librará a aquellas piedras preciosas del
destino que amenaza a los escombros, entre los cuales, durante un largo periodo se
hallarán confundidas, sino que, además, salvará a estos mismos escombros de la
completa condenación; pues demuestra que el resultado de crítica bíblica está muy dejos
de ser el último análisis del Cristianismo, desde el momento en que cada una de las
piezas que componen el curioso mosaico de las iglesias, perteneció en un tiempo a una
religión que poseía un significado esotérico. Únicamente, cuando estas piezas se
restituyan a los lugares que originalmente ocupaban, podrá ser percibida su
significación oculta, y comprendido por tanto el verdadero significado de los dogmas
del Cristianismo. El hacer todo esto, como quiera que sea, requiere un conocimiento de
la Doctrina Secreta tal como existe en los fundamentos esotéricos de las demás
religiones; y la razón de no hallarse este conocimiento en manos del clero, es que la
Iglesia escondió la clave desde sus primeros tiempos, y desde entonces quedó perdida
para sus secuaces.

Vuestra Gracia comprenderá ahora por qué la Sociedad Teosófica ha adoptado


como uno de sus tres “objetos” el estudio de aquellas religiones y filosofías orientales,
que tanta luz arroja sobre la significación interna del Cristianismo, y esperamos
percibirá Vuestra Gracia también que no nos conducimos como enemigos, sino como
30

amigos de la religión enseñada por Jesús, el verdadero Cristianismo, en una palabra.


Pues únicamente por medio del estudio de aquellas religiones y filosofías, pueden los
cristianos llegar a la comprensión de sus propias creencias, a ver la significación oculta
de las parábolas y alegorías que el Nazareno recitaba a los espiritualmente lisiados de
Judea, las cuales, tomadas ya al pie de la letra, ya de modo fantástico por las iglesias,
han caído por culpa de éstas en el ridículo y en el desprecio, y han puesto al
Cristianismo en serio peligro de completa ruina, minado, como se encuentra, por la
crítica historia y por las investigaciones mitológicas, además de estar quebrantado por el
poderoso martillo de la moderna ciencia.

¿Deberán, pues, los cristianos considerar a los teosofistas como enemigos suyos,
porque creen que el Cristianismo ortodoxo es un todo opuesto a la religión de Jesús, y
porque tienen el valor de decir a las iglesias que son traidoras al MAESTRO a quien se
vanaglorian en reverenciar y servir? Muy lejos de esto, a la verdad. Los teosofistas
saben que el mismo espíritu que animó las palabras de Jesús, yace latente en los
corazones cristianos, como existe naturalmente en los corazones de todos los hombres.
El principio fundamental de sus doctrinas es la Fraternidad del Hombre, cuya
realización final es solamente posible por medio de aquellos que mucho tiempo antes de
Jesús se conocía como el “Cristo – espíritu”. Este espíritu existe en potencia en el
corazón de todos los hombres, y se desarrollará obrando de un modo activo, cuando
caigan las barreras de odio y de hostilidad levantadas por príncipes y sacerdotes, y
queden libres de los seres humanos para comprenderse, apreciarse y simpatizar
mutuamente. Sabemos nosotros que los cristianos en sus vidas se elevan con frecuencia
por encima del nivel de su Cristianismo. Todas las iglesias cuentan en su seno muchos
hombres y mujeres nobles, dotados del espíritu de sacrificio, virtuosos y fervientes para
hacer bien a su generación, en proporción de sus luces y medios, y llenos de
aspiraciones por cosas más elevadas que las de la tierra, secuaces de Jesús, en una
palabra, a despecho de su Cristianismo. Por todos ellos sienten los teosofistas la más
profunda simpatía; porque únicamente un teosofista o una persona de la delicada
sensibilidad y grandes conocimientos teológicos de Vuestra Gracia, puede apreciar con
justicia las tremendas dificultades con que tiene que luchar la tierna planta de la piedad
natural, cuando violenta su raíz en el ingrato suelo de nuestra cristiana civilización, y
trata de florecer en la fría y árida atmósfera de la teología. ¡Cuán duro, por ejemplo,
debe ser “amar” a un Dios tal como el descrito en un párrafo muy conocido de Herbert
Spencer!

La crueldad de un Dios Figiano, que al devorar las almas de los muertos,


puede suponerse les causa torturas sólo mientras dura el banquete, es
pequeña comparada con la crueldad de un Dios que condena a los
hombres a torturas eternas... El descenso sobre los descendientes de
Adán a través de centenares de generaciones, de castigos terribles, por
una pequeña trasgresión no cometida por ellos; la condenación de todos
los hombres que no se han aprovechado de un pretendido modo de
obtener el perdón, acerca del cual la mayor parte de ellos no han oído
hablar siquiera, y él hecho de efectuar la reconciliación, sacrificando a un
hijo que era perfectamente inocente, para satisfacer la supuesta
necesidad de una victima propiciatoria, son procedimientos que,
31

atribuidos a un legislador humano, inspirarían sólo expresiones de


aborrecimiento4.

Vuestra Gracia dirá, sin duda alguna, que Jesús jamás enseñó el culto de un dios
tal como éste. Lo mismo decimos nosotros de los teosofistas. Y sin embargo, este es el
dios cuyo culto es oficialmente dirigido en la catedral de Canterbury, por vos, Sr.
Primado de Inglaterra; y Vuestra Gracia seguramente convendrá con nosotros en que
debe haber ciertamente una chispa divina de intuición religiosa en los corazones de los
hombres que les permita resistir, también como lo hacen, a la mortal acción de una
teología tan ponzoñosa.

Si Vuestra Gracia, desde su elevado solio, lanza una mirada a su alrededor,


contemplará una civilización cristiana, en la cual una lucha frenética y despiadada de
hombre contra hombre es no solo el rasgo distintivo, sino que además domina como
principio reconocido. Es hoy día un axioma científico y económico por todos aceptado,
que todo progreso se obtiene por medio de la lucha por la existencia y merced a la
supervivencia del más adecuado; y los más adecuados para sobrevivir en esta
civilización cristiana, no son por cierto los que poseen las cualidades que la moralidad
de todas las épocas ha reconocido como las más excelentes –no el generoso, el piadoso,
el de noble corazón, el que perdona, el humilde, el veraz, el honrado y el bondadoso–
sino los fuertes en egoísmo, en astucia, en hipocresía, en fuerza brutal, en falsas
pretensiones, en crueldad, avaricia: los que no conocen el remordimiento. El espiritual y
el altruista son “los débiles”, a quienes las “leyes” que gobiernan al mundo dan por
alimento al egoísta y al materialista “al fuerte”. Que la “fuerza es derecho”, es la única
conclusión legítima, la última palabra de la ética del siglo XIX; porque el mundo se ha
convertido en un enorme campo de batalla, al cual, los más adecuados, descienden a
manera de buitres para vaciar los ojos y despedazar los corazones de aquellos que en el
combate han sucumbido. ¿Pone fin la religión a la batalla? ¿Ahuyentan las iglesias a los
buitres, o consuelan al herido y al moribundo? En general, la religión hoy día no pesa en
el mundo lo que una pluma, cuando ventajas mundanas y placeres egoístas se colocan
en el otro platillo de la balanza; y las iglesias son impotentes para hacer revivir el
sentimiento religioso entre los hombres, porque sus ideas, sus conocimientos, su sistema
y sus argumentos son los de las Edades Negras. Mi Sr. Primado, Vuestra Gracia está
quinientos años atrasados con respecto a los tiempos.

Mientras los hombres discutieron acerca de si éste o aquél dios era el verdadero, o
sobre si el alma iba a éste o al otro lugar después de la muerte, el clero comprendía la
cuestión y poseía argumentos a mona –el silogismo o el tormento, según el caso; – pero
ahora, después de todo, lo que se pone en tela de juicio o se niega, es la existencia de
Dios o de cualquier especie de espíritu inmortal. La ciencia inventa nuevas teorías
acerca del Universo, en las cuales se omite con desprecio la existencia de dios alguno:
sientan los moralistas sus teorías éticas o relativas a la vida social, y en ellas no se
presupone la existencia de ninguna vida futura; en física, en psicología, en derecho, en
medicina, lo único que a cualquier profesor le da títulos para ser escuchado, es que no
figure entre sus enseñanzas ninguna referencia, sea la que fuese con relación a la
Providencia o a alma. El mundo es conducido rápidamente a la convicción de que Dios
es una concepción mítica que carece de fundamento en el terreno de los hechos, que
carece de lugar alguno en la Naturaleza; y que la parte inmortal del hombre es un sueño

4
Religión: a Retrospect and a Prospect
32

frívolo de ignorantes salvajes, perpetuado por los embustes y fraudes de los sacerdotes,
los cuales obtienen una gran cosecha cultivando los terrores de los hombres, con la idea
de que su mitológico Dios atormentará a sus imaginarias almas por toda una eternidad
en un fabuloso infierno. En presencia de todas estas cosas, el clero permanece hoy mudo
e impotente. La única contestación que conocía la Iglesia para responder a “objeciones”
como éstas, era el potro y la hoguera; mas ya no puede en la actualidad hacer uso de tal
sistema de lógica.

Claro es que si el Dios y el alma que las iglesias enseñan son entidades
imaginarias, entonces la salvación y condenación cristianas son meras ilusiones de la
mente, producidas por el proceso hipnótico de aserción y sugestión, empleado en gran
escala, obrando acumuladamente sobre generaciones de bondadosos “histéricos”. ¿Qué
contestación tenéis para la teoría de la religión cristiana, sino la repetición de
afirmaciones y sugestiones? ¿De qué medios disponéis para devolver a los hombres sus
antiguas creencias, más que de la revivificación de hábitos antiguos? “construid más
iglesias, recitad más oraciones, estableced más misiones, y vuestra fe en la condenación
y en la salvación se revivirá, siendo el resultado necesario el renovar la creencia en Dios
y en el alma.” He aquí el sistema de las iglesias, y su única contestación al agnosticismo
y al materialismo. Pero debe saber Vuestra Gracia, que el parar los ataques de la ciencia
y crítica modernas, con armas tales como la afirmación y la costumbre, es atacar
cañones de posición con lanzas y escudos de cuero. Como quiera que sea, a medida que
el progreso de las ideas y el desarrollo de los conocimientos van minando la teología
popular, cada descubrimiento de la ciencia, cada nueva concepción del avanzado
pensamiento europeo, aproximan más el siglo XIX a las ideas de lo Divino y Espiritual,
conocidas por todas las religiones esotéricas y por la Teosofía.

Pretende la Iglesia, que el Cristianismo es la única religión verdadera, y esta


pretensión lleva consigo dos proposiciones distintas; a saber: que el Cristianismo es la
religión verdadera y que excepto él, no existe ninguna religión verdadera. Los cristianos
no caen jamás en la cuenta de que Dios y el Espíritu pueden existir en cualquier forma
distinta de aquella bajo la cual son presentados en las doctrinas de su iglesia. El salvaje
llama ateo al misionero, porque no lleva un ídolo en su equipaje; y el misionero llama a
su vez ateo a todo el que no lleva un fetiche en su mente; ni el salvaje ni el misionero
cristiano sospechan que pueda existir una idea mucho más elevada que la que ellos
tienen, del gran poder oculto que gobierna el Universo, al cual el nombre de “Dios” es
mucho más aplicable. Es muy dudoso, si las iglesias se toman mucho mas trabajo en
probar que el Cristianismo “es verdadero”, o demostrar que cualquier otra especie de
religión es necesariamente “falsa”; y las malas consecuencias de estas enseñanzas son
terribles. Cuando las gentes desechan los dogmas, piensan haber descartado también el
sentimiento religioso, y deducen que la religión es una cosa superflua en la vida; y al
lanzar de si la carga creen que dan al viento fantasías terrenales que consumen la
energía que con mas provecho debiera emplearse en la lucha por la existencia. El
materialismo de esta época es, por tanto, consecuencia directa de la doctrina cristiana,
de que no existe mas poder director en el Universo, ni otro espíritu en el hombre, que
aquellos dados a conocer por los dogmas del Cristianismo. El ateo, pues, mi Señor
Primado, es el hijo bastado de la iglesia.

Mas no es todo, Las iglesias no han enseñado jamás a los hombres ninguna otra
razón mas elevada para que sean justos, bondadosos y veraces, que la esperanza del
premio y el temor del castigo; y desde el momento en que dejan libre el paso a la
33

creencia en el capricho y en la injusticia divina, están minados los cimientos de su


moralidad. Ni siquiera les queda la moralidad natural en que apoyarse con plena
conciencia, porque el Cristianismo les ha enseñado a considerarla como indigna, en
razón de la depravación natural del hombre. Por lo tanto el interés propio viene a ser el
único motivo de su conducta; y el temor de que se descubra su culpabilidad, la razón
única para huir del vicio. Así es que con respecto a la moral, lo mismo que en lo
referente a Dios y al alma, el Cristianismo empuja a los hombres fuera del sendero del
conocimiento; y les precipita en los abismos de la incredulidad, del pesimismo y del
vicio. El última lugar a que acuden hoy DÍA los hombres en demanda de auxilio para
librarse de los males y miserias de la vida, es la iglesia; pues saben que ni la erección de
templos ni la recitación de letanías, influyen en lo mas mínimo sobre los poderes de la
Naturaleza, ni sobre los consejos de las naciones. Sienten instintivamente que desde el
momento en que las iglesias han aceptado el principio de la propia conveniencia han
perdido su poder de mover los corazones, y solo les es dado en la actualidad obrar en el
plano externo, como sostenedoras de los agentes de policía y de los hombres políticos.

La función de la religión es consolar a la humanidad y darle alientos para la larga


lucha que durante la vida tiene que sostener con el pecado y la miseria. Esto puede
hacerlo únicamente presentándole nobles ideales de una existencia más feliz después de
la muerte, y de una vida más digna en la tierra, conquistadas ambas por medio de
esfuerzos conscientes. Lo que en la actualidad necesita el mundo, es que se le hable de
la Divinidad y del principio inmortal del hombre, de una manera que por lo menos esté
al nivel de las ideas y de los conocimientos de los tiempos. El Cristianismo dogmático
no es apropósito para un mundo que razona y piensa. Únicamente aquellos que sean
capaces de sumirse en un estado mental semejante al de la Edad Media, podrán
reverenciar a una iglesia, cuya misión religiosa (en distinción de la social y la política)
es mantener a Dios de buen humor, mientras los laicos hacen lo que creen que Él no
aprueba, rogar por cambios de tiempo, y a veces dar gracia al Todopoderoso por los
auxilios prestados para la matanza de enemigos. No son “hombres de medicina”, sino
guías espirituales lo que el mundo ansía en la actualidad; un “clero” que le proporcione
ideales apropiados a la inteligencia de este siglo, como lo eran el Cielo y el Infierno
cristianos, y su dios y su demonio para los siglos de negra ignorancia y de superstición.
¿Cumple o puede cumplir este requisito el clero cristiano? La miseria, el crimen, el
vicio, el egoísmo, la brutalidad, la falta de respeto y de dominio de sí mismo, cualidad
característica de nuestra civilización, unen sus voces en un tremendo grito, y contestan:
¡NO!

¿Cuál es el significado de la reacción en contra del materialismo de cuyas señales


está llena la atmósfera de nuestro siglo? Significa que el mundo ha llegado a estar
mortalmente enfermo del dogmatismo, de la arrogancia, de la suficiencia propia y de la
ceguera espiritual de la ciencia moderna, de aquella misma ciencia a quien los hombres
todavía ayer saludaban como libertadora de la hipocresía religiosa y de la superstición
cristiana, y la cual, a manera del diablo de las leyendas monacales, exige como precio
de sus servicios, el sacrificio del alma inmortal del hombre. Y mientras tanto, ¿qué
hacen las iglesias? Las iglesias reposan sumidas en el dulce sueño de los emolumentos y
de las influencias social y política, en tanto que el mundo, el demonio y la carne, se
apropian sus palabras de consigna, sus milagros, sus argumentos y su fe ciega. Los
espiritistas, ¿oh Iglesias de Cristo! han robado el fuego de vuestros alteres para iluminar
sus salas de sesiones; los Salvadores os han arrebatado el vino sacramental para
embriagarse espiritualmente en medio de las calles; el Infiel os ha despojado de las
34

armas con que un tiempo vosotras les vencisteis y triunfante os dice: “Lo que vosotras
decís, se ha dicho antes con frecuencia.” ¿Ha tenido el clero alguna vez tan magnífica
oportunidad? Maduros penden ya los racimos de la viña, esperando únicamente que los
legítimos vendimiadores los recoja. Si dieseis vosotras al mundo alguna prueba, al nivel
de la inteligencia moderna, de que la Divinidad –el inmortal Espíritu en el hombre–
tiene una existencia real como un hecho de la Naturaleza, ¿no os saludarían los hombres
como sus salvadores del pesimismo y de la desesperación, del enloquecedor y
embrutecedor pensamiento de lo que no existe más destino para la humanidad que la
nada eterna, después de unos pocos años de angustias, trabajos y miserias ¿No os
considerarían como sus libertadores del afán aterrador de goces materiales y de progreso
mundano, que es la consecuencia directa de mirar esta vida mortal como fin y totalidad
de la existencia?

Pero las Iglesias no poseen ni el conocimiento, ni la fe necesarias para salvar al


mundo; y quizás vuestra Iglesia, mi Sr. Primado, menos que todas, con su piedra miliar
de 8.000.000 de libras anuales colgada al cuello. En vano procuráis aligerar la
embarcación lanzando al agua la carga de doctrinas que vuestros antecesores
consideraron vitales para el Cristianismo. ¿Qué más puede hacer ahora vuestra Iglesia
que correr el temporal a palo seco, mientras el clero trata débilmente de tapar las vías de
agua con la “versión revisada” procurando con peso muerto social y político impedir
que la embarcación zozobre, y que su cargamento de dogmas y de sueldos se vayan al
fondo?

¿Quién ha construido la catedral de Canterbury, mi Sr. Primado? ¿Quién ha


inventado y dado vida a la gran organización eclesiástica que hace un arzobispo de
Canterbury posible? ¿Quién ha colocado los cimientos del vasto sistema de contribución
religiosa, que os concede 15.000 libras al año, y un palacio? ¿Quién ha constituido las
formas y ceremonias, las oraciones y letanías, que ligeramente alteradas y despojadas de
arte y de ornamentación constituyen la liturgia de la Iglesia de Inglaterra? ¿Quién ha
arrancado del pueblo los orgullosos títulos de “teólogo reverendo”, y de “Hombre de
Dios”, que el clero de vuestra Iglesia con tanta confianza lleva? ¿Quién, después de
todo, más que la Iglesia de Roma? Hablamos sin ningún espíritu de enemistad. La
Teosofía ha visto el principio y el fin de muchas creencias religiosas, y de muchas más
presenciará el nacimiento y la muerte. Sabemos nosotros que la vida de las religiones se
halla sujeta a leyes fijas. Si vosotros heredasteis legítimamente de la Iglesia de Roma, o
obtuvisteis lo que poseéis de modo violento, os dejamos lo decidáis con vuestros
adversarios y con vuestra conciencia; porque nuestra actitud mental hacia vuestra
Iglesia, se encuentra determinada por su utilidad intrínseca. Sabemos nosotros que si es
incapaz de dar cumplimiento a la verdadera misión espiritual de una religión, será
barrida sin remedio, aunque su deficiencia resida más en sus tendencias hereditarias y
en el medio en que se halla colocada, que en sí misma.

La Iglesia de Inglaterra, haciendo uso de una comparación vulgar, marcha a


manera de un tren, gracia al movimiento adquirido antes de que se le quitase el vapor.
Cuando dejó la vía principal, fue para tomar una lateral que a ninguna parte conduce. El
tren ha llegado casi a una estación, y muchos de los pasajeros lo han dejado para tomar
otros medios de transporte. Lo que en él quedan saben, en su mayor parte, que dependen
de la pequeña cantidad de vapor que quedaba en la caldera cuando se apartó de los
fuegos de Roma. Ahora sospechan que durante todo el tiempo pueden haber estado
jugando al tren; pero el maquinista sigue haciendo sonar su pito, el revisor sigue
35

examinando los billetes, los encargados de los frenos siguen haciéndolos funcionar, y
después de todo no se pasa mal; pues los vagones son calientes y confortables, y el día
es frió; y mientras los vehículos permanecen en buenas condiciones de comodidad y
elegancia, todos los empleados al servicio de los viajeros, son muy amables. Pero
aquellos que saben a donde necesitan ir, no están tan satisfechos.

Durante algunos siglos, la Iglesia de Inglaterra ha estado llevando a cabo la difícil


empresa de hacer propaganda en dos direcciones al mismo tiempo, diciendo a los
católicos–romanos “¡Razonad”! y a los escépticos: ”¡Creed”! El haber equilibrado la
fuerza de su doble golpe, ha sido lo que durante tan largo periodo la ha salvado de caer
de su fortaleza. Pero en la actualidad, la fortaleza misma cede bajo sus plantas. El
desengaño y el malestar están en la atmósfera. ¿Y qué es lo que hace vuestra Iglesia en
su propio favor? Clama su utilidad. Útil es el poseer un número de hombres ilustrados,
morales y apartados del mundo, esparcidos por todo el país, que han impedido que el
mundo olvide por completo el nombre de religión, y que actúan a manera de centros de
una obra benéfica. Pero la cuestión de que en la actualidad se trata, no es ya de repetir
oraciones y dar limosnas a los pobres, como sucedía hace quinientos años. La raza ha
llegado a la edad de reflexión; ya piensa por sí misma, y sus individuos han tomado en
sus propias manos la dirección, no solo de sus asuntos privados y sociales, sino además
de los espirituales; pues han convenido en que su clero no sabe más acerca de las “cosas
de los Cielos”, que lo que saben ellos mismos.

Pero se dice que la Iglesia de Inglaterra se ha hecho tan liberal, que todos deben
apoyarla. Cierto es que puede uno asistir a una excelente imitación de la misa, o
sentarse bajo un virtual Unitario, y pertenecer, sin embargo, a su rebaño. Esta tolerancia
bella, como quiera que sea, únicamente significa que la Iglesia ha visto que era
necesario convertirse en una comunidad abierta, en cuyo seno pudiese construir cada
uno su propia choza y verificar sus especiales ceremonias, con tal de unirse a la defensa
de sus emolumentos. La tolerancia y la libertad son contrarias a las leyes de la
existencia de toda iglesia que crea en la condenación por decreto divino, y su aparición
en la Iglesia de Inglaterra no es signo de una vida que se renueva, sino de próximo
desmoronamiento. No menos engañosa es la energía demostrada por la Iglesia en la
construcción de templos. Si esto nos diese la medida de la vitalidad religiosa, ¡qué
época tan piadosa no sería la presente! Jamás ha estado también alojado el dogma como
ahora, aunque millares de seres humanos duerman en las calles, y perezcan literalmente
de hambre a la sombra de majestuosas catedrales, construidas en nombre de Aquel que
no tenia una piedra en donde apoyar su cabeza. ¿Pero dice acaso Jesús a Vuestra Gracia,
que la religión no reside en los corazones de los hombres, sino en templos fabricados
con las manos? No podéis convertir vuestra piedad en piedra y usarla en vuestras vidas;
y la historia demuestra que la petrificación del sentimiento religioso, es una enfermedad
tan mortal como la orificación del corazón. Si las iglesias se multiplicasen cien veces
más, y cada clérigo se convirtiese en un centro de filantropía, se lograría tan sólo la
dispensa de cuidados que al pobre deben sus semejantes; pero no la instrucción
espiritual, pues no es dado obtenerla de aquellos. Esto sólo conduciría a poner más de
relieve la esterilidad espiritual de las doctrinas de la Iglesia.

Aproxímanse los tiempos en que se pedirá al clero cuenta de sus servicios. ¿Estáis
preparado, mi Señor Primado, para explicar a VUESTRO MAESTRO, el por qué habéis
dado a sus hijos piedras, cuando a gritos os pedían pan? Os sonreís en vuestra
imaginaria seguridad. Durante muchísimo tiempo los servidores han vivido en orgía
36

perenne en los aposentos internos de la casa del Señor, y están en la creencia de que Él
no volverá jamás. Pero Él os ha dicho que volvería a modo de ladrón durante la noche, y
¡hele aquí! Está ya viniendo en los corazones de los hombres. Él viene ya a tomar
posesión del reino de Su Padre, en donde solamente su reino existe. ¡Pero vosotros no le
conocéis! Si las iglesias mismas no se encontrasen arrastradas por el torrente de
negación y de materialismo que ha barrido a la sociedad, reconocerían el germen del
Cristo–Espíritu, que viva y rápidamente se desenvuelve en los corazones de millares, a
quienes en la actualidad anatematizan como a infieles y locos. Reconocerían allí el
mismo espíritu de amor, de sacrificio, de inmensa piedad por la ignorancia, por la locura
y por los sufrimientos del mundo, que en el corazón de Jesús aparecerían en su pureza,
como habían aparecido en los corazones de otros Santos Reformadores en otras épocas,
y el cual es la luz de toda religión verdadera, y la lámpara por medio de la cual los
teosofistas de todos los tiempos ha tratado de guiar su pasos a lo largo del estrecho
sendero que a la salvación conduce, sendero que es recorrido por toda la encarnación de
CHRISTOS o el ESPÍRITU DE VERDAD.

Y ahora, mi Señor Primado, hemos puesto respetuosamente ante Vos los


principales puntos de diferencia y discrepancia existentes entre la Teosofía y las Iglesias
Cristianas, y os hemos declarado la unidad que existe entre la Teosofía y las enseñanzas
de Jesús. Habéis oído nuestra profesión de fe y reconocido los abusos y quejas que
exponemos a la puerta del Cristianismo dogmático. Nosotros, un puñado de humildes
individuos, sin riquezas ni influencia mundana, pero fuertes con nuestros
conocimientos, nos hemos unido con la esperanza de llevar a cabo la obra que decís os
ha encargado vuestro MAESTRO, pero que está tristemente descuidada por ese rico y
dominante coloso, la Iglesia Cristiana. ¿Llamaréis a esto presunción? ¿Os aventuraréis,
en este país de opinión libre, de libre discurso, de esfuerzo libre, a no concedernos más
muestra de reconocimiento que el acostumbrado anatema, que la Iglesia tiene en reserva
para el reformador? ¿O podemos esperar que las amargas lecciones que la experiencia
de aquella regla de conducta ha dado a las iglesias, habrá cambiado los corazones y
aclarado el entendimiento de sus legisladores; y que el próximo año de 1888, será
testigo de que amistosamente y con buena voluntad nos tienden su mano los cristianos?
Esto seria el justo reconocimiento de que la relativamente pequeña colectividad,
conocida con el nombre de Sociedad Teosófica, no es ningún precursor del Anticristo,
ningún engendro del diablo, sino el auxiliar practico, quizás el salvador del
Cristianismo; y de que trata solo de llevar a cabo la obra que Jesús, como Buda, y los
otros “hijos de Dios” que le han precedido, ha mandado a todos su secuaces, la cual las
Iglesias, por haberse convertido en dogmáticas, se encuentran imposibilitadas por
completo de llevar a efecto.

Y ahora, si Vuestra Gracia puede demostrar que nosotros somos injustos con
respecto a la Iglesia, de la cual sois Cabeza, o a la Teología popular, prometemos
reconocer nuestro error públicamente. Pero, QUIEN CALLA OTORGA.

Chelas
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(Chelas, The Theosophist, oct. 1884)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

A pesar de la gran cantidad de artículos aparecidos en esta revista


referentes al tema de los Chelas, parece que aun subsiste una plétora de
concepciones erróneas y puntos de vista falsos. ¿Qué son los Chelas y
cuáles son sus poderes? ¿Tienen limitaciones y en qué particular se
distinguen de las personas que no son Chelas? ¿Deberíamos tomar, cada
palabra proferida por un Chela, como una verdad sacrosanta?

Estas preguntas son el fruto de las concepciones tan absurdas que, por un cierto
lapso, las personas han tenido acerca de los Chelas y cuando se percataron de que estas
ideas debían ser cambiadas, en varios casos la reacción ha sido muy violenta.

La palabra "Chela" significa, simplemente: un discípulo; sin embargo, en la


literatura teosófica se ha cristalizado y en muchas mentes tiene tantos sentidos distintos
como los que tiene la palabra "Dios." Según el punto de vista exagerado de algunos:
cuando un ser humano es un Chela, se le coloca, de pronto, en un plano en que, toda
palabra que pueda desafortunadamente pronunciar, se interpreta como si tuviese
autoridad, sin concederle, al pobre, privilegio de hablar como una persona ordinaria. Si
se descubriera que lo proferido era fruto de su pensamiento y responsabilidad, se le
imputaría querer extraviar a su audiencia.

Ha llegado el momento de corregir, de una vez por todas, esta idea errónea.
Existen Chelas y Chelas, así como hay Mahatmas y Mahatmas. En verdad, existen
Mahatmas que son los Chelas de Mahatmas aun más elevados. Sin embargo, nadie
podría confundir, ni siquiera por un instante, un Chela que acaba de empezar su camino
espinoso, con aquel Chela más grandioso que es un Mahatma.

En efecto, el Chela es un ser desafortunado que se ha encaminado a lo largo "de


un sendero no manifestado" y como Krishna dice: "éste es el camino más difícil."

El se da cuenta de que, en lugar de ser el vocero constante de su Gurú, su soledad


en el mundo supera la de los que no son Chelas y su sendero está infestado de peligros
que abrumarían a muchos aspirantes, si los retratáramos con sus colores naturales. Así
que, en lugar de aceptar a su Gurú y pasar un examen de admisión con el propósito de
conseguir un bachillerato en el Arte del Ocultismo, bajo la guía constante y amistosa de
su maestro, él fuerza la entrada en un recinto vigilado y, desde entonces, debe luchar y
conquistar o morir. En lugar de que él acepte, deber ser digno de aceptación. Ni siquiera
tiene que ofrecer su persona. Este año, uno de los Mahatmas ha escrito: "No se
precipiten hacia nosotros por entrar en el estado de Chela, esperen hasta que éste inunde
su conciencia."

Haber sido aceptado como un Chela no implica que él sea un simple instrumento
de su Gurú. Hablará de manera común y corriente, ahora como antes; y sólo cuando el
maestro envía, por conducto del Magnetismo del Chela, un mensaje escrito, la audiencia
podrá decir que una comunicación llegó a través de él.
38

Ocasionalmente, entre los Chelas, así como entre cualquier autor, se pueden
proferir palabras verdaderas y hermosas, pero no se debe concluir que, durante tal
expresión, el Gurú estaba hablando a través del Chela. Si en la mente de este último
había un buen pensamiento, la influencia del Gurú, como la lluvia refrescante para la
semilla, puede haber facilitado su germinar repentino a la vida, desarrollándolo de
manera anormal; sin embargo, ésta no es la voz del maestro. En realidad, raros son los
casos en que los maestros hablan a través de un Chela.

Los poderes de los Chelas varían en armonía con su adelanto y todos deberían
saber que si un Chela tiene algún "poder," no se le permite usarlo, sino en casos
excepcionales y jamás puede ufanarse de poseerlo. Consecuentemente: los neófitos
tienen, virtualmente, los mismos poderes que un ser común y corriente. En efecto: la
meta que se le depara al Chela no consiste en adquirir un poder psicológico; ya que su
tarea principal es: despojarse del sentido imperante de la personalidad, el espeso velo
que nos oculta la parte inmortal, el verdadero ser. Mientras que él permita a este
sentimiento permanecer, seguirá quedándose ante la puerta del Ocultismo, incapaz de ir
más allá.

El sentimentalismo no es la característica de un Chela. Su trabajo es duro, el


camino espinoso y la meta muy distante. Con el mero sentimentalismo no dará ni un
paso. ¿Quizá esté esperando que el maestro le pida mostrar su osadía, despeñándose de
un precipicio o desafiando el frío rígido de los Himalayas? Esperanzas vanas. No lo
llamarán así. Por lo tanto: como no debe revestirse de sentimentalismo, la gente, cuando
quiere considerarlo, no debe sobreponer a todas sus acciones y palabras, un falso velo
de sentimentalismo.

Entonces, de ahora en adelante, tratemos de usar más cordura cuando miremos a


un Chela.

_____________________

Chelas y Chelas Laicos


(Chelas and Lay Chelas, The Theosophist, julio 1883)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Dado que la Teosofía ha introducido, entre muchos otros términos, la palabra:


Chela en la nomenclatura de la metafísica occidental y puesto que la circulación de
nuestra revista está en constante ascenso, sería oportuno dar una explicación más
definida referente al sentido del término Chela y acerca de las reglas del estado de Chela
(Chelaship, en inglés), para el beneficio de los miembros europeos si no orientales.
Entonces: un "Chela" es aquella persona que se ha entregado como discípulo para
aprender, prácticamente, "los misterios ocultos de la Naturaleza y los poderes psíquicos
latentes en el ser humano." En la India, con el término Gurú, se indica el maestro
39

espiritual al cual él propone su candidatura y el Gurú auténtico es siempre un Adepto en


la Ciencia Oculta. Es un ser con un profundo conocimiento exotérico y esotérico,
especialmente en lo que concierne a este último. Ha controlado, por medio de su
Voluntad, la naturaleza carnal; ha desarrollado, en sí, tanto el poder (Siddhi) para
controlar las fuerzas de la naturaleza, como la capacidad de hurgar sus secretos,
valiéndose de los poderes de su ser que, anteriormente, estaban latentes; pero ahora son
activos. Este es el verdadero Gurú. Ofrecerse como candidato al estado de Chela es
suficientemente fácil; mientras que, desarrollarse en un Adepto, es la tarea más ardua
que algún ser pueda emprender. Hay una profusión de poetas, matemáticos, mecánicos
y estadistas "congénitos"; sin embargo, un Adepto congénito es algo prácticamente
imposible. Pues, aunque muy raramente se oye hablar de alguien que tiene una
extraordinaria capacidad innata para adquirir el conocimiento y el poder ocultos,
también este individuo debe experimentar las mismas pruebas que adiestran a la
personalidad y pasar por la misma autodisciplina que cualquier otro compañero
aspirante menos dotado. En este aspecto, es una verdad diamantina que no existe ningún
camino rápido a lo largo del cual, los privilegiados pueden viajar.

Durante siglos, los Mahatmas himaláyicos han seleccionado los Chelas fuera del
grupo hereditario dentro del gon-pa (templo), entre la profusa clase de místicos
congénitos Tibetanos. Las únicas excepciones han sido los casos de hombres
occidentales como Fludd, Thomas Vaughan, Paracelso, Pico de la Mirandola, Conde de
St. Germain, etc., cuya afinidad temperamental con esta ciencia celestial indujo, más o
menos, a los Adeptos distantes, a entablar relaciones personales con ellos, dándoles la
oportunidad de obtener una porción, más o menos pequeña, de la verdad plena, según
era posible divulgar en su medio ambiente social. En el cuarto Libro de Kiu-te, en el
Capítulo concerniente a "Las Leyes de los Upasanas," aprendemos que las
calificaciones necesarias en un Chela son:

1. Una salud física perfecta.


2. Una pureza mental y física absolutas.
3. Propósito inegoísta, caridad universal, compasión para todos los seres
animados.
4. Verdadera lealtad y una fe diamantina en la ley de Karma, independiente
de cualquier poder en la naturaleza que pudiera interferir: una ley cuyo curso no
puede obstruirse por ningún agente, ni ser desviado por oración, o por
ceremonias exotéricas propiciatorias.
5. Una osadía intrépida en toda emergencia, aun a costo de la vida.
6. Una percepción intuitiva de que él es el vehículo de Avalokitesvara
manifestado o Atma Divino (Espíritu.)
7. Una calmada indiferencia; pero una justa apreciación, para todo lo que
constituye el mundo objetivo transitorio, en su relación con las regiones
invisibles.

Estas deben ser, al menos, las calificaciones de uno que aspira al estado de Chela
perfecto. Sólo la primera, en casos raros y excepcionales, puede ser modificada,
mientras las demás son objetos de insistencia irrevocable y todas deben haber sido, más
o menos, desarrolladas en la naturaleza interna por los Esfuerzos autoinducidos del
Chela, antes de que pueda ser puesto, verdaderamente, a prueba.
40

Cuando el asceta, según su capacidad natural a lo largo del camino autoevolutivo,


tanto dentro del mundo activo o fuera de él, ha dominado y se ha colocado sobre su (1)
Sarira, cuerpo; (2) Indriya, sentidos; (3) Dosha, limitaciones; (4) Dukkha, dolor; y está
listo para hacerse uno con su Manas, la mente; Buddhi, el intelecto o inteligencia
espiritual y Atma, el alma suprema o espíritu y además reconoce en Atma el regente más
elevado en el mundo de las percepciones y en la voluntad, la energía (o poder) ejecutiva
suprema, entonces, conforme a las reglas venerables, puede ser tomado bajo la égida de
uno de los Iniciados. Ahora se le podrá mostrar el camino misterioso a cuyo final, al
Chela se le enseña el discernimiento infalible de Phala o los frutos de causas
producidas, entregándole los medios para alcanzar Apavarga, la emancipación de la
miseria de los renacimientos cíclicos (en cuya determinación el ignorante es impotente),
evitando, así Pratya-bhava, la transmigración.

Desde el advenimiento de la Sociedad Teosófica, una de cuyas arduas tareas


consistía en volver a despertar en la mente aria la memoria latente de la existencia de
esta ciencia y de estas capacidades humanas trascendentales, las reglas de la selección
del Chela, desde un punto de vista, se han hecho levemente menos austeras. Muchos
miembros de la Sociedad Teosófica se postularon como candidatos al estado de Chela
porque la prueba práctica que se les dio, sobre los puntos anteriores, los convenció y
justamente pensaron que, si otros seres humanos han alcanzado la meta, también ellos,
si estaban inherentemente preparados, podrían realizarla, siguiendo el mismo camino.
Vista su insistencia, se les otorgó la oportunidad de, al menos, comenzar; ya que hubiera
sido una interferencia con el Karma negársela. Hasta la fecha, los resultados han sido
muy poco alentadores y se ordenó la recopilación de dicho artículo a fin de mostrar a
estos desdichados la causa de su fracaso y poner alerta a otros que, sin pensar, quisieran
precipitarse en un destino similar. A pesar de que los candidatos en cuestión fueron
advertidos con anticipación, empezaron cometiendo el error de mirar egoístamente al
futuro, perdiendo de vista el pasado. Se olvidaron que no habían hecho nada para
merecer el raro honor de la selección, nada que les garantizara tal privilegio al cual
sentían tener derecho y que no podían ufanarse de ninguno de los méritos enumerados.
Como seres humanos del mundo sensual y egoísta, casados o solteros, comerciantes,
empleados, soldados o catedráticos, todos habían pasado por una escuela más calculada
para asimilarlos con la naturaleza animal que para desarrollar en ellos las
potencialidades espirituales. Sin embargo, cada uno de ellos era tan vanidoso que
suponía que, en su caso, se haría una excepción a la ley establecida en un pasado
remoto, como si, en realidad, en su persona ¡hubiese nacido un nuevo Avatar en el
mundo! Todos esperaban que se les enseñaran las cosas ocultas y que se les entregaran
poderes extraordinarios sólo por haberse unido a la Sociedad Teosófica. Sin embargo
debemos ser justos y decir que algunos determinaron mejorar sinceramente sus vidas,
abandonando la mala conducta.

Al principio fueron rechazados todos, empezando por el Coronel Olcott, el


Presidente y no hacemos ningún mal en decir que no fue aceptado formalmente como
Chela hasta que probó, por más de un año de duro trabajo devoto y una determinación
inquebrantable, que podía ser puesto a prueba sin peligro. Entonces, por todos lados se
oyeron quejas: de los hindúes, que debían haber sido más perceptivos y de los europeos,
los cuales, obviamente, no estaban en la condición de saber nada acerca de las reglas. Se
concitaba que: si no se daba la oportunidad de probar a unos pocos teósofos, la
Sociedad homóloga no podía sobrevivir. Todo otro aspecto noble y altruista de nuestro
programa fue ignorado y en la febril carrera hacia el adeptado, se pisotearon y se
41

perdieron de vista el deber de uno hacia su prójimo, su país, su deber de ayudar,


iluminar, alentar y elevar a los más débiles y menos afortunados que él. En todo círculo
resonaba el pedido por los fenómenos y sólo los fenómenos; los Fundadores no podían
llevar a cabo su verdadero trabajo porque se les importunaba a fin de que intercedieran
con los Mahatmas, la fuente de la verdadera queja, aunque fueron sus pobres agentes el
blanco de todo ataque. Al final; las autoridades superiores accedieron que unos pocos de
los candidatos más insistentes, podían ser aceptados por lo que eran. Quizá el resultado
del experimento muestre de forma más clara que cualquier sermón, lo que implica el
estado de Chela y cuáles son las consecuencias del egoísmo y de la temeridad. Cada
candidato fue advertido que debía esperar años antes de que se probara su idoneidad y
que debía pasar por una serie de pruebas que llevarían a la superficie todo lo que había
de bueno o malo en él. La mayoría eran hombres casados, por eso se les denominó
"Chelas Laicos," un neologismo en español; sin embargo, su sinónimo era muy antiguo
en los idiomas asiáticos. Un Chela Laico es una persona del mundo que anhela,
firmemente, convertirse en un sabio en las cosas espirituales. Virtualmente, cada
miembro de la Sociedad Teosófica que acepte el segundo de los tres "Principios
Declarados," es un Chela Laico. Sin embargo, aunque no pertenezca al número de los
Chelas auténticos, tiene la posibilidad de convertirse en tal, porque ha atravesado el
confín que lo separaba de los Mahatmas y podríamos decir que se ha hecho notar por
Ellos. Al unirse a la Sociedad Teosófica y al comprometerse en ayudar al trabajo, ha
dado su promesa de actuar, en cierto grado, en armonía con esos Mahatmas, por cuya
instancia se organizó la Sociedad y bajo cuya protección condicional permanece. Unirse
a ella es, simplemente, la introducción; todo el resto depende plenamente del miembro,
que nunca deberá esperar el más pequeño "favor" por parte de uno de nuestros
Mahatmas o de algún otro Mahatma en el mundo y si este último decidiera hacerse
conocer, esto no sería el fruto completo del mérito personal. Los Mahatmas son los
servidores de la Ley de Karma y no los árbitros. El estado de Chela Laico no otorga
ningún privilegio a nadie: excepto aquel de trabajar para el mérito, bajo la
observación de un Maestro. Que el Chela vea o no el Maestro no altera el resultado: sus
pensamientos, sus palabras y acciones buenas fructificarán, así como las malas.
Ufanarse por ser un Chela Laico u ostentarlo, es la manera más cierta para reducir la
relación con el Gurú a algo simplemente nominal; ya que sería una prueba tajante de
vanidad e incapacidad para un progreso ulterior. Durante años hemos enseñado siempre
la máxima: "Primero merece y luego desea" una relación íntima con los Mahatmas.

Ahora bien: en la naturaleza obra una ley terrible, inalterable y cuya operación
aclara el aparente misterio de la selección de ciertos "Chelas" que en estos años pasados
han resultado ser tristes ejemplos morales. ¡Recuerda, el lector, el antiguo proverbio:
"dejar lo bueno en paz?" Este encierra un mundo de verdad oculta. Ningún ser humano
conoce su fuerza moral hasta que es puesto a prueba. Millares llevan vidas respetables
porque jamás se han visto acorralados. No cabe duda que esta es una verdad común;
pero es muy pertinente en el caso en cuestión. Aquél que trata de emprender el estado
de Chela, despierta y exacerba, hasta la desesperación, toda pasión latente de su
naturaleza animal. Este es el comienzo de una lucha por el dominio de nosotros, en la
cual no hay espacio para la indulgencia; ya que implica, de una vez por todas: "Ser o No
ser." La victoria conduce al Adeptado; la derrota a un Martirio innoble, porque caer
víctima de la lujuria, el orgullo, la avaricia, la vanidad, el egoísmo, la cobardía o
cualquier otra de las tendencias inferiores es, en realidad, algo innoble para el parámetro
de un verdadero ser humano. El Chela, no sólo es llamado a encarar todas las
proclividades malas latentes en su naturaleza, sino también todo el poder maléfico
42

acumulado por la comunidad y la nación a las cuales pertenece; ya que es parte


integrante de esos agregados y lo que influencia al ser humano individual o a la
colectividad (ciudad o nación), repercute sobre el otro. En este caso, la batalla que ha
librado en favor de la bondad, desarmoniza todo el conjunto de la maldad en su
ambiente, la cual reacciona precipitando su furia sobre él. Si está satisfecho con seguir
la corriente de sus semejantes, siendo casi como ellos, quizá un poco mejor o algo peor
de lo ordinario, no atraerá la atención de nadie. Sin embargo, tan pronto como se sabe
que ha podido detectar la vaciedad del teatro de la vida social, su hipocresía, egoísmo,
sensualidad, codicia y otros aspectos negativos y ha tomado la determinación de
levantarse a un nivel superior, inmediatamente se convierte en el objeto de odio y toda
naturaleza negativa, fanática o malévola, le envía una corriente de malquerencia que se
opone a su poder de voluntad. Si el Chela es inherentemente fuerte la domina, así como
el poderoso nadador se desliza por la corriente impetuosa que arrastraría a uno más
débil. Sin embargo, en esta lucha moral, si el Chela tiene una sola limitación, haga lo
que haga, ésta aflorará. El barniz de las convencionalidades que la "civilización"
sobrepone a todos nosotros, debe disiparse hasta su último vestigio para que el Yo
Interno pueda expresarse libre y exento del más leve velo que oculta su realidad. Bajo la
presión del estado de Chela, es posible que se olviden los hábitos sociales que, hasta
cierto punto, mantienen la humanidad bajo un freno moral, obligándola a pagar tributo a
la virtud, aparentando una bondad que puede ser o no ser genuina y, al mismo tiempo,
estos frenos pueden desintegrarse. Ahora, el Chela se encuentra en una atmósfera
ilusoria, Maya. El vicio asume su máscara más cautivante y las pasiones tentadoras
tratan de embelesar al aspirante inexperto en las anfractuosidades del degrado psíquico.
Lo antedicho no es análogo al cuadro de un gran artista donde Satán está jugando
ajedrez con un hombre que ha apostado su alma, mientras el ángel de la guarda lo asiste
y lo aconseja. Pues, en el caso del Chela, la lucha es entre su Voluntad y su naturaleza
carnal y el Karma prohibe que algún ángel o Gurú interfiera hasta que se sepa el
resultado. En "Zanoni," obra que los ocultistas siempre apreciarán, Bulwer Lytton
idealiza todo esto con una vívida fantasía poética; mientras, en Una Historia Extraña, se
vale de la misma facundia para mostrar el lado negro de la búsqueda oculta y sus
peligros mortales. El otro día, un Mahatma definió el estado de Chela como un
"disolvente psíquico que carcome toda la incrustación, dejando aflorar el oro puro." Si
el candidato tiene un deseo latente por el dinero, el embrollo político, el materialismo
escéptico, la ostentación vana, la mentira, la crueldad y la gratificación sensual de
cualquier tipo, es casi cierto que esta semilla brotará, análogamente a las cualidades
nobles de la naturaleza humana. Emerge lo que en realidad somos. Entonces: ¡no es,
quizá, la cumbre de la demencia, dejar el camino tranquilo de la vida común y corriente,
para escalar los desfiladeros del estado de Chela sin estar seguro que uno posee en sí lo
que se necesita? La Biblia dice: "Que aquel que está de pie ponga atención, si no quiere
caerse." Palabras que todo aspirante Chela debería tomar en seria consideración antes de
precipitarse en el fuego. Para algunos de nuestros Chelas laicos, hubiera sido
conveniente si lo hubiesen pensado dos veces antes de retar las pruebas. Recordemos
varios fracasos de los últimos doce meses. Uno enloqueció, negó los sentimientos
nobles expresados sólo unas semanas anteriores y se hizo miembro de una religión que
había, justa y desdeñosamente, comprobado ser falsa. Un segundo fue el reo de un
delito y escapó con el dinero de su patrón, que es también un teósofo. Un tercero se
entregó a una lujuria grosera, confesándola inútilmente, entre murmullos y sollozos, a
su Gurú. Un cuarto se enredó con una persona del sexto opuesto y alienó sus amistades
más queridas y verdaderas. Un quinto mostró síntomas de aberración mental y fue
llevado a Corte bajo cargos de conducta vergonzosa. Un sexto, cuando estaba por ser
43

capturado, se disparó para sustraerse a las consecuencias de su conducta criminal. La


lista continúa. Todos eran, aparentemente, buscadores sinceros de la verdad y llevaban
una vida respetable. Externamente y según las apariencias, eran buenos candidatos para
el estado de Chela; sin embargo: "en el interior, todo era putrefacción y huesos de
muertos." La capa del mundo era tan densa que ocultaba la ausencia del oro atrás y el
"disolvente," haciendo su trabajo, mostró que, en cada caso, el candidato era una simple
figura blanqueada de escorias morales, desde la circunferencia hasta el centro [...]

En lo anterior hemos tratado, naturalmente, sólo los fracasos entre los Chelas
Laicos; sin embargo ha habido, también, éxitos parciales que están pasando,
gradualmente, por las primeras etapas de su prueba. Algunos tratan de ser útiles a la
Sociedad Teosófica y al mundo en general mediante un buen ejemplo y la enseñanza. Si
persisten, ellos y nosotros nos beneficiaremos. Les esperan pruebas muy arduas; pero
nada "es Imposible para quien tiene Voluntad." Las dificultades en el estado de Chela
jamás se amortiguarán hasta que la naturaleza humana cambie, desenvolviendo una
nueva. San Pablo, (en Romanos, Vii., 18, 19), debe haber pensado en un Chela cuando
dijo: "la voluntad está presente en mí; pero no encuentro cómo poner en práctica lo que
es bueno. Pues el bien que quisiera hacer no lo hago y el mal que no quisiera hacer, esto
sí lo hago." En el sabio Kiratarjuniya de Bharavi leemos:

Los enemigos que afloran dentro del cuerpo humano,


Las pasiones malas son de difícil dominio,
Si las combatiéramos con osadía, el que las conquista
Es comparable al conquistador de los mundos. (XI, 32)

______________________

¿CIENCIA OCULTA O EXACTA?


(Occult or Exact Science, The Theosophist, april-may, 1886)

H.P. Blavatsky

ECCE SIGNUM! He aquí el signo previsto para un porvenir más brillante; el


problema llamado a ser la cuestión del siglo venidero, la pregunta que todo padre
reflexivo y celoso se dirigirá a sí mismo respecto a la educación de sus hijos en el siglo
XX. Diremos desde luego que por Ciencia Oculta no queremos significar ni la vida de
un chela5, ni las austeridades de un asceta, sino simplemente el estudio de lo único que
es capaz de darnos la clave de los misterios de la Naturaleza y de revelarnos los
problemas del Universo y del hombre psico–físico, aun cuando no se sienta uno
inclinado a profundizar más en el asunto.

Cada nuevo descubrimiento llevado a cabo por la ciencia moderna indica las
verdades de la filosofía arcaica. No conoce el verdadero ocultista un solo problema
cuya solución no sea capaz de dar la ciencia esotérica, si se la estudia como es debido;

5
Palabra sánscrita (lit. niño), que significa discípulo. El discípulo de un Guru o Sabio
perteneciente a una escuela filosófica.
44

mientras que las corporaciones científicas de Occidente no han podido hasta ahora
llegar a la raíz de
ningún fenómeno de las ciencias naturales, ni explicarlo en todos sus aspectos. Las
ciencias exactas no pueden conseguirlo en este ciclo, por razones que más adelante
daremos. Y, sin embargo, el orgullo de la época actual que se rebela contra la
introducción de antiguas verdades en el dominio de la ciencia –especialmente cuando
aquéllas son transcendentales– se va haciendo cada vez más intolerante. Pronto lo verá
el mundo alzarse hasta las nubes de la propia vanidad, cual nueva Torre de Babel, para
participar de la suerte que tocó al monumento bíblico.

En una obra reciente sobre antropología6 se lee lo siguiente: “Al fin nos es dado
conocer (¿), abarcar, manejar y medir las fuerzas con que Dios procedió, según se
afirma… Hemos convertido a la electricidad en correo, la luz en geómetra, la afinidad
química en jornalero”, etc. Estas palabras se encuentran en una obra francesa. El que
está enterado de las perplejidades de las ciencias exactas y de los errores confesados
diariamente por sus representantes, se siente inclinado, después de leído tan pomposo
fárrago, a exclamar como el descontento de la Biblia: Tradidit mundum ut non sciant.
Verdaderamente: “el mundo les fue entregado a fin de que jamás lo conociesen.” El
hecho de que el gran Humboldt mismo haya expresado axiomas tan erróneos como
éste: “¡La Ciencia empieza para el hombre sólo cuando su inteligencia ha dominado la
Materia!”7, indicará hasta dónde llega la probabilidad de éxito para los sabios por ese
camino. La palabra Espíritu en vez de materia, quizá hubiese expresado una verdad
más grande. Pero si el término materia hubiera sido sustituido por el de Espíritu, Mr.
Renan no hubiese felicitado al venerable autor del Kosmos en los términos en que lo
hizo.

Me propongo presentar algunos ejemplos para demostrar que el conocimiento de


la
materia sola, con las en otro tiempo fuerzas imponderables –sea cual fuere el
significado que la Academia francesa y la Sociedad Real hayan atribuido al adjetivo,
cuando fue inventado– no es suficiente para los objetos de la verdadera ciencia.
Tampoco será suficiente jamás para explicar el fenómeno más sencillo, aun en la
naturaleza física objetiva, sin contar los casos anormales que tanto interés inspiran
actualmente a los fisiólogos y biólogos. Según expresó el Padre Secchi, el famoso
astrónomo romano, en su obra8, “aunque sólo unas pocas de las nuevas fuerzas
quedasen probadas, tendrían que admitir en su dominio (el de las fuerzas) agentes de un
orden enteramente distinto a los de la gravitación”.

“He leído bastante acerca del Ocultismo, y he estudiado los libros kabalísticos: ¡jamás
entendí una palabra de ellos!” Esta observación la hacía recientemente un
experimentador versado en la transmisión del pensamiento, colores de los sonidos, y
demás.

Es muy natural. Antes de poder deletrear y leer, o entender lo que se lee, es


preciso estudiar el alfabeto.

6
Bulletin de la Société d´Anthropologie, 3, fasc., pág. 384.
7
Kosmos, vol. 1, pág. 3 y 76 (con las mismas ideas).
8
Delle Forze, etc.
45

Hace cuarenta años aproximadamente, conocí a una niña de siete u ocho que
inquietó muy seriamente a sus padres, diciendo:

–Mamá mía, te quiero mucho. Hoy eres buena y cariñosa conmigo. Tus palabras son
enteramente azules.

–¿Qué quieres decir?– preguntó la madre.

–Tus palabras son todas azules, porque son muy cariñosas; pero cuando me regañas,
aparecen rojas, pero ¡tan rojas! Pero es aún peor cuando te encolerizas contra papá,
porque entonces son de color naranja… horribles… como esto…

Y la niña señalaba al hogar en el que ardía un gran fuego. La madre palideció.

Más adelante observaron que aquella niña sensitiva asociaba a menudo

los colores con los sonidos. Las melodías que tocaba su madre al piano producían en
ella verdaderos éxtasis de placer; veía “arco–iris tan hermosos”, según explicaba;
mas cuando tocaba su tía, eran “fuegos artificiales y estrellas”, “estrellas brillantes
que disparaban pistolas y que después… estallaban…”

Los padres se asustaron y temieron que la niña padeciese de algún trastorno


cerebral. Llamaron al médico de la familia.

–Exuberancia de imaginación infantil– dijo el médico.

–Alucinaciones inocentes… No la dejéis beber té y obligadla a jugar más con sus


hermanitos, a pelear con ellos, a hacer ejercicios físicos…– y se marchó.

En una gran ciudad rusa, situada a orillas del Volga, existe un hospital del que
forma también parte un asilo para lunáticos. Allí estuvo una pobre mujer encerrada más
de veinte años –hasta la hora de su muerte– como sujeto inofensivo aunque demente.
No se encontraron en los registros más pruebas de su demencia que el hecho de
producirle las salpicaduras y el murmullo de las ondas del río los arco–iris divinos más
hermosos; mientras que la voz del superintendente la hacía ver las cosas “negras y
carmesí”… los colores del Demonio.

En aquella misma época, poco más o menos, particularmente en 1840, se anunció


en los periódicos franceses un caso parecido a aquel fenómeno. En aquellos días,
pensaban los médicos que un estado de sentimiento tan anormal, sólo podía atribuirse a
una razón: cuando semejantes impresiones se experimentaban, sin que pudiesen
atribuirse a alguna causa determinada, indicaban una mente desequilibrada, un cerebro
débil, capaz de llegar a la demencia. Tal era el decreto de la ciencia.
La opinión de las personas piadosas, apoyadas por las afirmaciones de los curas de
aldea, se inclinaba en el sentido opuesto. El cerebro nada tenía que ver con la obsesión,
que era simplemente obra del Diablo; alguna malicia propia del tan calumniado y
patihendido Pedro Botero, con sus relucientes cuernos. Desde el año 1840 los hombres
de ciencia, así como las buenas y supersticiosas viejas, han tenido que modificar un
tanto sus opiniones.
46

Aun durante aquella época y antes de que la onda de espiritismo producida por el
caso Rochester se hubiese extendido sobre una parte considerable de la sociedad
civilizada de Europa, quedó demostrado que por medio de varios narcóticos y drogas,
podían producirse los mismos fenómenos. Algunos, más atrevidos, que no temieron
pasar por locos ni por cómplices del Diablo, hicieron experiencias, y públicamente
declararon los resultados. Theophile Gautier, el célebre autor francés, fue uno de ellos.

Pocas serán las personas conocedoras de la literatura francesa de aquella época,


que no hayan leído la preciosa historia referida por aquel autor, en la cual describe los
sueños de uno que comía opio. Para analizar las impresiones desde el primer momento,
tomó una gran dosis de hashisch. “Mi oído –escribe– adquirió capacidades
maravillosas: oía la música de las flores; los sonidos verdes, rojos y azules, penetraban
en mi oído muy perceptiblemente, a manera de ondas de aroma y color. Un vaso al
caer, el crujido de una silla, una palabra murmurada en tono bajísimo, vibraban y
resonaban dentro de mí como truenos. Al más ligero contacto con los objetos –muebles,
o cuerpos humanos– oía prolongados sonidos, suspiros semejantes a las vibraciones
melodiosas de un arpa eólica”9.

Los poderes de la imaginación humana son grandes sin duda; no cabe tampoco
dudar que la alucinación y la ilusión pueden ser generadas durante un período de
duración mayor o menor en el cerebro humano más sano, bien sea natural o
artificialmente. Pero existen fenómenos naturales que no se hallan incluidos en esa
clase anormal; y al fin se han impuesto forzosamente aun a los hombres de ciencia. Los
fenómenos del hipnotismo, de la transmisión del pensamiento, de la provocación de los
sentidos, fundiéndose, como sucede, unos en otros, y manifestando su existencia oculta
en nuestro mundo fenomenal, consiguiendo al fin llamar la atención de algunos sabios
eminentes. Bajo la dirección del famoso Dr. Charcot, del hospital de la Salpêtriêre en
París, varios hombres de ciencia ilustres se han dedicado al estudio de los fenómenos
en Francia, Rusia, Inglaterra, Alemania e Italia. Durante más de quince años han estado
experimentando, investigando, teorizando. ¿Cuál ha sido el resultado? La única
explicación que dan a los que ansían conocer la naturaleza real e íntima de los
fenómenos, con su causa y génesis productora, es que los sensitivos que los
manifiestan, son todos ellos ¡HISTÉRICOS! Nos dicen que son
psicópatas 10 y neurópatas 11, no existiendo, según ellos, otra causa alguna de las
variedades infinitas de manifestaciones, que la que depende de un carácter puramente
fisiológico. ¡Satisfactorio es esto para el presente, y grandes esperanzas nos promete en
lo futuro! La alucinación histérica está, pues, según parece, condenada a convertirse en
el alfa y omega de todo fenómeno. Al mismo tiempo, la ciencia define la palabra
alucinación
como “un error de nuestros sentidos, de que participa nuestra inteligencia, a la cual ese
mismo error se impone”12. Ahora bien; las alucinaciones objetivas de un sentido –la
aparición de un Cuerpo Astral, por ejemplo– no sólo son perceptibles por la
inteligencia del sensitivo (o del médium), sino que también participan de ellas los
sentidos de las personas que se hallan presentes. Consiguientemente será natural
deducir, que todos aquellos testigos son también histéricos.

9
La Presse, lo de julio de 1840.
10
Término griego compuesto, inventado por las Facultades rusas de Medicina.
11
De la palabra neurosis.
12
Brierre de Boismont, Dictionnaire Médical.
47

Según se ve, el mundo corre el peligro de convertirse, para fines de siglo, en un


inmenso asilo de lunáticos, y quedarán sólo los sabios médicos formando la parte sana
de la humanidad.

Entre todos los problemas de la filosofía médica, la alucinación, al paso que


vamos, parece el de más difícil solución, el que presenta mayores obstáculos. No podría
ser de otro modo; pues es uno de los resultados misteriosos de nuestra doble naturaleza
el puente echado sobre el abismo que separa el mundo de la materia del mundo del
Espíritu. Sólo los que están resueltos a pasar a la otra orilla pueden apreciar la
alucinación y reconocer la causa de sus fenómenos. Sin duda alguna, una manifestación
desconcierta por completo a todo aquel que por primera vez es testigo de ella. Aun
probando al materialista la facultad creadora, la potencia del Espíritu humano; aun
naturalizando ante el sacerdote el milagro y supernaturalizando, por decirlo así, los
efectos más sencillos de las causas naturales; aun así y todo no puede ser aceptada la
alucinación por lo que realmente es; y difícilmente podría imponerse su verdadero
significado al materialista o al creyente cristiano, pues tan categórico es el primero en
su negación, como lo es el segundo en su afirmación. “La alucinación –dice Brierre de
Boismont13– es la reproducción del signo material de la idea.” Según se dice, la
alucinación no respeta la edad ni el mérito; y si se ha de dar importancia a una
experiencia fatal, “el médico que le prestase demasiada atención o la estudiase durante
un tiempo excesivo, y con exagerada seriedad, terminaría seguramente su carrera entre
el número de sus clientes.”

Esto es una prueba más de que nunca se ha estudiado la alucinación con excesiva
seriedad, pues la abnegación no es precisamente el rasgo característico de la época
actual. Pero si tan fácilmente se transmite su contagio, ¿por qué no ha de sernos
permitido indicar con valor y sin respetos que los biólogos y fisiólogos de la escuela del
Dr. Charcot, están también alucinados por la idea científica unilateral que atribuye
semejantes alucinaciones fenomenales al histerismo?

Sea como fuere, sin embargo, ya se trate de una alucinación colectiva de nuestras
lumbreras médicas o de la impotencia del pensamiento material, lo cierto es que el
fenómeno más sencillo de los aceptados y comprobados por los hombres de ciencia en
el año 1885, sigue tan sin explicación por lo que a ellos respecta, como lo estaba en
1840.

Pero aun admitiendo en gracia del argumento que algunos entre el vulgo, efecto
de su
gran veneración, que a menudo se convierte en fetichismo por la ciencia y la autoridad,
acepten la sentencia de los sabios de que todo fenómeno, toda manifestación anormal,
debe atribuirse a las extravagancias del histerismo epiléptico, ¿qué hará el resto del
público? ¿Va a creer acaso que el lápiz de Monsieur Eglinton, que se mueve
espontáneamente, obedece del mismo modo que su médium a una crisis epiléptica
cuando aquél no lo toca? ¿Van a creer también que las declaraciones proféticas de los
videntes, de los grandes apóstoles inspirados de todas las épocas y religiones, eran
simplemente el resultado patológico del histerismo? ¿Pertenecen también los milagros
de la Biblia, los de Pitágoras, los de Apolonio y otros a la misma especie de
manifestaciones anormales que las alucinaciones de la Srta. Alphonsine, del Dr.

13
Dictionnaire Médical.
48

Charcot, y sus descripciones eróticas y sus poesías, consecuencia de la dilatación de su


intestino grueso por efecto de los gases (sic)? Semejante pretensión no prosperará
probablemente. Ante todo, la alucinación misma, cuando es realmente el efecto de una
causa fisiológica, tendría que ser explicada; pero jamás lo ha sido. Tomando al azar
algunas de entre los centenares de definiciones hechas por médicos franceses eminentes
(pues no tenemos a mano las de los ingleses), ¿qué nos enseñan acerca de las
alucinaciones? Hemos expuesto la definición del Dr. Brierre de Boismont, si es que
puede dársele este nombre; veamos ahora unas cuantas más.

El Dr. Lelut llama a la alucinación “una locura sensorial y perceptiva”; El Dr.


Chomil, “una ilusión común del sensorium” 14; el doctor Leuret, “una ilusión
intermediaria entre la sensación y el concepto” (Fragmentos Psicol.); el Dr. Michéa,
“un delirio perceptivo” (ilusión de los sentidos); el Dr. Calmeil, “una ilusión debida a
una modificación defectuosa de la sustancia nerviosa” (De la locura, volumen I) etc.,
etc.

Me temo que lo que antecede no ha de instruir gran cosa al mundo. Por mi parte,
creo
que los teósofos procederán cuerdamente si se atienen a la antigua definición de las
alucinaciones (teofanía) 15 y de la locura, definición formulada hace unos 2.000 años
por Platón, Virgilio, Hipócrates, Galeno y las escuelas médicas y teológicas de la
antigüedad. Existen dos clases de locura: una producida por el cuerpo, y la otra enviada
por los Dioses.

Cuando hace diez años aproximadamente fue escrita la obra Isis sin Velo, el
objeto más importante que en ella nos proponíamos, era la demostración de los puntos
siguientes: (a) la realidad de lo Oculto en la naturaleza; (b) su completo conocimiento
por parte de ciertos hombres que ejercen dominio sobre tales ramas; (c) que
difícilmente existe en nuestros días ciencia o arte alguno que no haya sido mencionado
en los Vedas; y (d) que infinidad de cosas ignoradas por nosotros, los modernos sabios
del siglo XIX, especialmente los misterios de la naturaleza, in abscondito, como los
llamaban los alquimistas, eran conocidos por los arios del periodo anterior al
Mahâbhârata.

Nueva prueba de ello se nos está dando ahora. Algunas de las investigaciones
recientes llevadas a cabo en Francia por sabios especialistas (?) respecto a la confusión
que hacen sus neurópatas y psicomaníacos entre el color y el sonido, las impresiones
musicales y las impresiones del color, ofrecen una nueva corroboración de lo afirmado.

Por primera vez, en Austria, el Dr. Newbamer, en el año 1873, se ocupó en este
fenómeno especial. Después empezó a ser objeto de serias investigaciones, en
Alemania, por Blaver y Lepmann; en Italia, por Vellardi, Bareggi y unos cuantos más;
y por fin, muy recientemente, en Francia, por el Dr. Pedronneau. Sin embargo, los datos
más interesantes acerca de los fenómenos del color–sonido, pueden hallarse en La
Nature (núm. 626, 1885, pág. 406, et seq.), en un artículo de A. de Rochat, quien los
experimentó con un caballero a quien da el nombre de Mr. N. R.

He aquí un breve, resumen de su experimento.


14
Véase el Diccionario de términos médicos.
15
Comunicación con los Dioses.
49

N.R. es un hombre que cuenta 57 años aproximadamente; abogado de profesión,


vive en uno de los faubourgs de Paris, gran aficionado a las ciencias naturales, que ha
estudiado muy seriamente, amante de la música, si bien no es músico, gran viajero y
lingüista notable. Jamás había leído N. R. cosa alguna tocante al fenómeno peculiar de
que algunas personas asocien el sonido con el color, y al que él mismo estaba sujeto
desde su niñez. Cualquier clase de sonido le sugería siempre la impresión de los
colores. Así la articulación de las vocales producía en su cerebro los resultados
siguientes: La letra A, le parecía rojo oscuro; la E, blanco; la I, negro; la O, amarillo; la
U, azul. Las vocales dobles Ai, color castaño; Ei, blanco gris; Eu, azul claro; Oi,
amarillo sucio; Ou, amarillento. Casi todas las consonantes tenían un tinte gris oscuro,
mientras que una vocal, o una vocal doble formando una sílaba con una consonante,
daba a esta última su propio color. Así, ba, ca, da, eran de color gris encarnado; bi, ci,
di, color de ceniza; bo, co, do, gris amarillo y así sucesivamente. Cuando la S terminaba
una palabra y se pronunciaba con silbido como en español los campos comunicaba a la
sílaba que la precede un brillo metálico. De este modo el color de la palabra dependía
del color de las letras que la componían, de manera que para N.R. el lenguaje humano
aparecía en la forma de muchas cintas de colores o veteadas que saliesen de las bocas
de las personas, cuyos colores estaban determinados por aquellas vocales que en las
frases se hallaban separadas unas de otras por las rayas grises de las consonantes. A su
vez los idiomas tenían un color común según las letras que en cada uno predominasen.
Por ejemplo, el alemán que abunda en consonantes, le formaba en su conjunto la
impresión de un musgo de color gris oscuro; el francés le aparecía como un gris muy
mezclado de blanco; el inglés le parecía casi negro; el español tenía muchos colores,
dominando el amarillo y el carmín; el italiano era amarillo, confundiéndose con carmín
y negro, pero con tintas más armoniosas y delicadas que el español.

Una voz de tonos profundos hacía en N.R. la impresión de un color encarnado


oscuro
que gradualmente pasaba al de chocolate, mientras que una voz aguda y sonora le
sugería el color azul; y una que estuviese entre estos dos extremos, cambiaba
inmediatamente estos colores en amarillo muy claro.

Los sonidos de los instrumentos tenían también sus distintos colores especiales: el
plano y la flauta le sugerían tintas azuladas; el violín negras, y la guitarra gris plateado,
etc.

Los nombres de las notas musicales pronunciadas en alta voz, influían a N.R. del
mismo modo que las palabras. Los colores de una voz que cantara con
acompañamiento, dependían de la voz y de su compás y altura y del instrumento que se
tocase.

Lo mismo le sucedía con los números que se pronunciaban; pero cuando se leían
mentalmente, le reflejaban el color de la tinta con que estaban escritos o impresos. Por
tanto, la forma no tiene nada que ver con estos fenómenos de colores. Estas
impresiones no tenían generalmente lugar fuera de él, sino que funcionaban, por decirlo
así, en su cerebro; por otro lado vemos a otros sensitivos que presentan fenómenos
mucho más curiosos que los de N.R.
50

Además del interesante capítulo de Galton sobre el asunto en sus Investigaciones


de las Facultades y Desarrollos humanos, encontramos en el London Medical Record,
a un sensitivo que describe de este modo sus impresiones: “Tan pronto como oigo los
sonidos de una guitarra, veo cuerdas vibrantes envueltas en vapores de colores.” El
piano le produce el mismo efecto: “imágenes de colores comienzan a flotar sobre las
teclas”. Uno de los pacientes del Dr. Pedronneau en París16, recibe siempre la impresión
de los colores fuera de sí mismo. “Siempre que oigo –dice– un coro compuesto de
varias voces, siento un gran número de puntos de color flotando sobre las cabezas de
los cantantes. Los siento, pues mis ojos no reciben ninguna impresión definida; sin
embargo, me veo obligado a mirarlos, y al examinarlos me siento perplejo, porque no
puedo encontrar estos puntos de brillantes colores en donde los miro, o más bien donde
los siento”.

Hay otros sensitivos que sienten de una manera inversa, y en quienes los colores
evocan inmediatamente los sonidos; y otros hay en quienes se produce un fenómeno
triple por medio de un sentido especial que genera otros dos. Hay sensitivo que no
puede oír una charanga sin sentir un gusto de cobre mientras toca, a la vez que ve nubes
de color dorado oscuro.

La ciencia investiga tales manifestaciones, reconoce su realidad y… es impotente


para explicarlas. “Neurosis e histerismo,” es la única contestación que se obtiene, y las
“alucinaciones caninas” de los académicos franceses mencionados en Isis sin Velo,
permanecen válidas hasta hoy como una explicación o disolvente universal de toda esta
clase de fenómenos. Pero, con todo, es muy natural que la ciencia no pueda explicarse
este fenómeno de luz y sonido, puesto que la misma teoría de la luz no ha sido
absolutamente comprobada ni completa hasta el presente.

Continúen, pues, nuestros adversarios científicos algún tiempo más jugando a la


gallina ciega con los fenómenos, sin ningún otro fundamento a que agarrarse que su
eterna hipótesis fisiológica. No está quizás lejano el tiempo en que se vean obligados a
cambiar de táctica o confesarse derrotados hasta por fenómenos tan elementales como
los descritos. Pero digan y hagan los fisiólogos lo que quieran, y cualesquiera que sean
sus explicaciones científicas y sus hipótesis y conclusiones en el presente o en el futuro,
el fenómeno moderno está ejecutando su vuelta cíclica hacia su verdadera explicación,
a los Vedas arcaicos y a otros libros sagrados del Oriente. Pues es fácil demostrar que
los arios védicos estaban por completo familiarizados con todos estos misterios del
sonido y del color. Las correlaciones mentales del sentido del sonido y el de la vista
eran un hecho tan común en su tiempo, como lo es en el nuestro el de que un hombre
vea, con sus ojos bien abiertos, las cosas objetivas en pleno día.

Cualquier estudiante de Ocultismo, el más joven de los chelas que haya


empezado a leer esotéricamente sus Vedas, puede sospechar lo que significa el
verdadero fenómeno: la vuelta cíclica de los organismos humanos a la forma primitiva
que tuvieron durante la tercera y hasta durante la cuarta Raza Raíz, lo que se conoce
como períodos antediluvianos. Todo se conjura para probarlo; hasta el estudio de las
ciencias exactas, tales como la filología y la mitología comparada. Desde los más
remotos días de la antigüedad, desde los mismos albores de las grandiosas

16
Annales d´Ocultistique, Nov. y Dic. 1892. Journal de Médecine de l´Ouest, 40 trimestre
1882.
51

civilizaciones de aquellas razas que precedieron a nuestra Quinta Raza, y cuyos


vestigios yacen en el fondo de los mares, era conocido el hecho de que se trata. Lo que
ahora se considera como un fenómeno anormal, era, según toda probabilidad, el estado
normal de la humanidad antediluviana. Estas no son vanas palabras, pues he aquí dos
pruebas entre otras muchas.

A consecuencia de los abundantes datos recogidos por las investigaciones


lingüísticas, los filólogos comienzan a levantar su voz y a señalar hechos muy
significativos aunque no explicados: 1º Todas las palabras que indican manifestaciones
y concepciones humanas de la luz y del sonido, se ve que se derivan de los mismos
fundamentos 17. 2º La Mitología demuestra a su vez la ley evidente –cuya uniformidad
excluye la posibilidad de lo casual– que indujo a los antiguos simbologistas a
representar a todos sus dioses del sol y deidades radiantes –tales como el Alba, el Sol o
Aurora, Febo, Apolo, etc.– relacionados, ya de un modo ya de otro, con la música y el
canto –con el sonido, en una palabra– y asociados con la brillantez y los colores18.

Si esto no es todavía más que una deducción, existe una prueba aun mejor en los
Vedas; pues en ellos los conceptos de las palabras sonido y luz, oír y ver están siempre
asociados. En el Himno X, 71, verso 4º, leemos: “Aunque uno mire no ve el discurso, y
otro que ve no lo oye.” También en el verso 7º, en el cual se presenta a una partida de
amigos rivalizando en el canto, se les caracteriza con los dos epítetos, seguidos el uno
del otro: Akshavanta y Karnavanta, o “uno dotado con ojos” y “uno dotado con oídos”.
Esto último es natural: el cantante tiene un buen oído para la música, y el epíteto es
comprensible en vista de la emulación musical. ¿Pero qué sentido puede tener en este
caso el Akshavanta con su buena vista, a menos que haya en ello una relación y un
significado que no están explicados porque probablemente el himno se refiere a días en
que la vista y el oído eran términos sinónimos? Por otro lado, un filósofo, un
orientalista en ciernes19, nos dice que la raíz sánscrita verbal Arc se usa para dar dos
significados: (a) cantar y (b) brillar para lanzar rayos de luz. Los sustantivos rc y arka,
derivados de la raíz Arc, se usan para significar primero canto, himno, y segundo brillo,
rayo, sol… En el concepto de los antiguos, un discurso podía verse… así se explica.
¿Qué es lo que dice a esto la Doctrina Secreta, este verdadero disolvente universal de
todas las dificultades científicas y de todos los problemas insolubles? Nos envía al
capítulo de la Evolución de las Razas, en donde el hombre primitivo está presentado en
su evolución especial, avanzando en el plano físico por medio del desarrollo de un
sentido en cada raza (de las cuales hay siete) durante la Cuarta Ronda, en este Globo20.
El lenguaje humano, como nosotros lo conocemos, comenzó en la Raza Raíz que
precedió a la nuestra, la Cuarta o Atlante. En la Tercera Raza Raíz fue desarrollándose
la vista como sentido físico, (no nos olvidemos que ya estaban desarrollados el tacto y
el oído correspondientes a la Primera y Segunda Razas) mientras que los otros cuatro
permanecieron en estado latente como sentidos físicos, aunque completamente
desarrollados como facultades espirituales. El lenguaje se asoció con la vista, o en otras
palabras, la gente se entendía entre sí y hablaba con sólo la ayuda de la vista y del
tacto. “El sonido se ve antes de ser oído” –dice el libro de Kiu–ti–, el relámpago

17
Woyvodsky. Introduction á la Mythologie de l'Odysèe.
18
Essay on the Bacchic Cults of the Indo–Eropean Nations.
19
Profesor Ovseniko Koulikovsky, autor de Essaay on Bacchic Cults.
20
Véase Budhismo Esotérico, y la Doctrina Secreta, para las Rondas, Períodos del mundo y
Sub–razas.
52

precede al trueno. Según pasaron las edades, la humanidad cayó con cada nueva
generación más y más abajo en la materia; lo físico ahogando lo espiritual.

Pero estamos en la Quinta Raza y hemos pasado ya el punto de vuelta del ciclo de
nuestra sub–raza. Según lo prueban los actuales fenómenos y el incremento de los
organismos sensitivos en nuestra época, esta humanidad está avanzando rápidamente en
la senda que conduce a la espiritualidad pura y llegará al apogeo (de nuestra Raza) al
final de la séptima sub–raza. Y es así, que la última mitad de nuestra Raza ha
comenzado ya a recibir una vez más la sombra protectora de la renaciente espiritualidad
primordial, la cual al final de la Séptima Ronda habrá casi eclipsado nuestra presente
mentalidad, en el sentido de la fría razón humana.

Según este principio, como se demuestra y explica de un modo completo en la


Doctrina Secreta, la Humanidad civilizada comenzará pronto a mostrarse –aunque
menos racional en el plano mundano– más bien como Deva que como mono según
somos en la actualidad y por cierto en el grado más doloroso.

Concluiré con la observación de que, puesto que nuestras propensiones naturales,


que son todavía iguales a las del mono, nos hacen temer, individual y colectivamente,
el ser lanzados por la opinión pública fuera de aquella región en que todos los cuerpos
menores gravitan hacia la lumbrera de nuestro sistema solar social –la ciencia y su
autoridad–; algo tiene que hacerse para remediar tal desastre. Me propongo, por tanto,
demostrar en mi próximo artículo que como estamos todavía sólo en la quinta sub–raza
de la Quinta Raza, y como ninguno de nosotros vivirá para ver la Séptima –sucediendo
las cosas de un modo normal– haremos bien en no fundar nuestras esperanzas en la
ciencia, ya sea ortodoxa o semi–herética. Los hombres de ciencia no pueden impedir al
mundo que comprenda la causa racional del fenómeno, el cual durante algún tiempo
más en este ciclo, les será imposible explicar ni aun para sí mismos. No pueden
comprenderla ni explicarla mejor que cualquier otro que no haya estudiado Ocultismo y
las leyes ocultas que gobiernan la Naturaleza y dirigen la Humanidad. Los hombres de
ciencia son impotentes en este caso, y es injusto acusarles de mala fe, ni tan siquiera de
falta de voluntad, como se ha hecho a menudo. Su facultad discursiva (tomada en este
caso en el sentido de intelectualidad y no de razón) no les permitirá nunca dirigir su
atención al estudio oculto. Por lo tanto, es inútil exigir o esperar de los sabios de
nuestra época aquello que son absolutamente incapaces de hacer por nosotros, hasta
que el próximo ciclo cambie y transforme completamente su naturaleza interna por
medio del mejoramiento de la estructura de sus mentes espirituales.

Ya se ha demostrado que ni las facultades de medicina ni las corporaciones


científicas de físicos han podido explicar nunca el primum mobile o rationale del
fenómeno más sencillo, fuera de las causas puramente fisiológicas, y que, a menos que
llamen en su ayuda al Ocultismo, tendrán que morder el polvo, antes de que el siglo XX
haya avanzado mucho.

Esto parecerá una afirmación temeraria. Sin embargo, está plenamente justificada
por
la de ciertas celebridades médicas: de que no es posible ningún fenómeno fuera del
radio de las causas puramente fisiológicas y físicas. Esta declaración la debieran
volver por pasiva y decir que, no es posible ninguna investigación definitiva bajo los
aspectos de sólo las causas fisiológicas y físicas. Esto sería correcto. Pudieran añadir
53

que, como hombres de ciencias exactas, no podían emplear otros medios de


investigación, y por tanto, habiendo llegado con sus experimentos hasta ciertos límites,
tenían que desistir y declarar su tarea terminada, debiendo entonces los fenómenos ser
trasladados a la especulación de los trascendentalistas y filósofos. Si hubiesen hablado
con esta sinceridad, nadie hubiera tenido el derecho de decir que no habían cumplido
con su deber; pues habrían hecho todo lo que podían, dadas las circunstancias, y, como
se demostrará pronto, no podían hacer más. Pero actualmente los médicos neurópatas
no hacen sino poner trabas al progreso del verdadero conocimiento psicológico. A
menos que exista un intersticio, por pequeño que sea, que dé paso a un rayo del Yo
Superior del hombre, para expulsar de su inteligencia la oscuridad de las concepciones
puramente materiales, y reemplazarla por la luz de un plano de existencia, por completo
desconocido de los sentidos ordinarios, no podrá ser terminada su tarea
satisfactoriamente. Y como para que tales casos anormales puedan ser claramente
comprendidos por nuestros sentidos físicos, a la vez que por los espirituales, en otras
palabras, hacerse objetivos deben tener siempre sus causas generadoras compenetrando
las dos esferas o planos de existencia, esto es, el físico y el espiritual, es natural que el
materialista sólo pueda distinguir aquellos que conoce, permaneciendo ciego para los
demás. El ejemplo siguiente aclarará esto para el lector inteligente.

Cuando hablamos de la luz, del calor, del sonido, etc., ¿qué es lo que queremos
significar? Cada uno de estos fenómenos naturales existe per se, pero para nosotros no
tienen realidad independiente de nuestros sentidos, y existe sólo en aquel grado que es
perceptible al sentido que corresponde con él. Sin ser nada ciegos ni sordos, hay
algunos hombres que están dotados de mucha menos vista y oído que los demás; y es
un hecho muy conocido que nuestros sentidos, lo mismo que nuestros músculos,
pueden ser desarrollados y educados por medio del ejercicio y del método. Es muy
antiguo el axioma de que el sol necesita de un ojo para manifestar su luz; y aunque la
energía solar existe desde la primera ondulación de nuestro Manvantara y existirá hasta
el primer hálito de muerte del Pralaya, sin embargo, si cierta porción de esa energía no
excitara en nosotros aquellas modificaciones que llamamos percepción de la luz, la
obscuridad absoluta reinaría en el Kosmos, y negaríamos la misma existencia del sol.
La ciencia hace una distinción entre la energía del calor y la de la luz; pero la misma
ciencia nos enseña que la criatura o ser en quien las acciones externas correspondientes
causasen una modificación homogénea, no podría encontrar diferencia entre el calor y
la luz. Por otro lado, aquella criatura o ser en quien los rayos obscuros del espectro
solar causasen las modificaciones que en nosotros producen los rayos brillantes, vería
luz allí donde nosotros no vemos nada absolutamente.

Mr. A. Buderof, profesor de química y científico eminente, nos da muchos


ejemplos de estos fenómenos. Cita las observaciones hechas por Sir John Lubbock
sobre el sentido del color en las hormigas. Este distinguido hombre de ciencia
descubrió que las hormigas no dejan que sus huevos permanezcan bajo la acción de la
luz, y que los transportan inmediatamente de los lugares en que da el sol a un sitio
oscuro, pero que cuando un rayo de luz roja es dirigido sobre estos huevos (larvas), las
hormigas no los tocan, como si estuviesen en completa obscuridad; colocan sus huevos
lo mismo bajo la acción de la luz roja que en la obscuridad más completa. La primera
no existe para ellas, pues no la ven, es para ellas obscuridad. La impresión que les
hacen los rayos brillantes es muy débil, principalmente aquellos que se aproximan al
rojo, los anaranjados y amarillos. Por el contrario, son muy impresionables a los rayos
blancos, a los azul–oscuro y a los de color violeta. Cuando se alumbran sus nidos en
54

parte con rayos de este color y en parte con rojos, transportan inmediatamente los
huevos del campo de los primeros a los del segundo. Por lo tanto, para las hormigas es
el rayo de color de violeta el más brillante de todos los del espectro solar, y por tanto,
también, su sentido del color es completamente opuesto al del hombre.

Este contraste resulta todavía más pronunciado en otro hecho. Además de los
rayos de luz, el espectro solar contiene, como todos saben, los llamados rayos de calor
(infrarrojos), y los químicos (ultravioletas). Sin embargo, no vemos ni los unos ni los
otros, y a ambos los llamamos rayos oscuros, mientras que las hormigas los perciben
claramente; pues tan pronto como se ponen sus huevos bajo la acción de aquellos rayos,
la hormiga los transporta de aquel campo, que para nosotros es oscuro, al alumbrado
por el rayo rojo, y, por tanto, el rayo químico es para ellas de color de violeta. Por esta
razón, dice el profesor mencionado: “Debido a semejante peculiaridad, los objetos que
ven las hormigas, deben de ser para ellas muy diferentes de lo que a nosotros nos
parecen. Estos insectos es evidente que encuentran en la naturaleza tonos y colores, de
los cuales no tenemos ni podemos tener la menor idea. Admítase por un momento la
existencia en la naturaleza de objetos tales, que absorbiesen todos los rayos del espectro
solar, y que sólo esparciesen los rayos químicos, y tendríamos que estos objetos serían
invisibles para nosotros, mientras que las hormigas los percibirían perfectamente”.

Ahora que el lector se imagine por un momento lo siguiente: que exista una
posibilidad dentro de las facultades del hombre, con la ayuda de las Ciencias Secretas,
primero; de preparar un objeto (llámese talismán si se quiere), el cual, deteniendo por
un período más o menos largo los rayos del espectro solar sobre un punto dado, haga
que el manipulador sea invisible para todos, colocándose y manteniéndose dentro del
radio de los rayos químicos u oscuros; y segundo; lo inverso, esto es, poder distinguir
en la naturaleza, con la ayuda de estos rayos obscuros, lo que el común de los hombres,
que no poseen semejante talismán, no pueden ver con sus ojos naturales. Esto, por lo
que respecta a los hombres de ciencia, puede ser una simple suposición o una
declaración muy seria, pues puesto que no protestan sino de lo que se dice sobrenatural,
por encima o fuera de su naturaleza, no tienen el derecho de oponerse a la aceptación
de lo suprasensible, si se demuestra dentro de los límites del mundo de los sentidos.

Lo mismo sucede con la acústica. Observaciones numerosas han demostrado que


las
hormigas son completamente sordas a los sonidos que nosotros oímos; pero ésta no es
una razón para suponer que son efectivamente sordas. Todo lo contrario; pues
apoyándose en sus observaciones, el mismo hombre de ciencia cree necesario aceptar
que las hormigas oyen sonidos, pero que no son los perceptibles para nosotros.

Todos los órganos del oído son sensibles a las vibraciones de una frecuencia
dada; pero en caso de seres diferentes, esta frecuencia puede fácilmente no coincidir. Y
no sólo sucede esto en el caso de seres completamente distintos de nosotros los
hombres, sino también en el de los mortales cuya organización es peculiar –o anormal
según la llaman– bien sea por naturaleza, o bien por medio de prácticas especiales21.
Nuestro oído ordinario, por ejemplo, es insensible a vibraciones que pasen de 38.000
por segundo; mientras que el órgano auditivo, no sólo de las hormigas, sino de algunos
hombres que conocen la manera de defender el tímpano de todo perjuicio y el de
21
En Isis sin Velo se demuestra el caso de los naturales de Cachemira, particularmente de las
muchachas que trabajan los chales. Perciben 300 tonos de color más que los europeos.
55

producir ciertas correlaciones en el éter, puede ser muy sensible a vibraciones que
excedan en mucho a las 38.000 por segundo, y de este modo, un órgano auditivo
semejante –anormal solamente para la limitación de la ciencia exacta– puede,
naturalmente, permitir a su poseedor, ya sea hormiga u hombre, gozar de sonidos y
melodías de la naturaleza, de las cuales no se tiene idea con el tímpano ordinario. “Allí
donde para nuestros sentidos reina un silencio de muerte, miles de sonidos de los más
variados y mágicos pueden estar halagando el oído de las hormigas” dice el profesor
ButIerof citando a Lubbock: “y estos pequeños e inteligentes insectos podrían, por lo
tanto, considerarnos 22como sordos con el mismo derecho que nosotros los
consideramos completamente incapaces de gozar de la música de la naturaleza, sólo
porque son insensibles al estampido de un cañón, a los gritos y silbidos humanos, etc.”

Los ejemplos mencionados demuestran suficientemente que el conocimiento que


tiene el hombre de ciencia de la naturaleza es incapaz de coincidir de un modo absoluto
y completo con todo lo que existe y puede encontrarse en ella. Aun sin pasar a otras
esferas y planetas diferentes, y manteniéndonos estrictamente dentro de los límites de
nuestro globo, es evidente que existen en él miles y miles de cosas no vistas, ni oídas,
ni palpadas por los sentidos ordinarios en el hombre. Pero admitamos sólo en gracia del
argumento, que pueda haber –completamente aparte de lo sobrenatural– una ciencia
que enseñe a los mortales lo que pudiera llamarse química y física suprasensibles, más
claro, Alquimia, y la metafísica de la naturaleza concreta, no abstracta, y toda dificultad
desaparecería. Pues como arguye el profesor mencionado: “Si vemos luz allí donde otro
ser está sumergido en la obscuridad, y no vemos nada donde él siente la acción de las
oleadas luminosas; si oímos una clase de sonidos y permanecemos sordos a otros, –
oídos, sin embargo, por un pequeñísimo insecto– ¿no es claro como la luz del día que
no es la naturaleza en su primitiva desnudez, por decirlo así, la que está sujeta a nuestra
ciencia y a su análisis, sino tan sólo aquellas modificaciones, sentimientos y
percepciones que en nosotros despierta? Sólo de acuerdo con estas modificaciones es
como podemos deducir nuestras conclusiones sobre las cosas externas y sobre las
acciones de la naturaleza, creándonos de este modo la imagen del mundo que nos
rodea. Lo mismo sucede respecto de cada ser finito; todos juzgan por lo externo, sólo
por las modificaciones que crean en él las apariencias.”

Y éste, creemos, es el caso de los materialistas: pueden juzgar los fenómenos


físicos solamente por su aspecto externo, y no surge ni podrá jamás surgir en él
modificación alguna que abra su vista interna a los aspectos espirituales de aquéllos. A
pesar de la gran autoridad de los eminentes hombres de ciencia, que, convencidos de la
realidad de los fenómenos llamados espiritistas, se han hecho espiritistas; a pesar de
que –igualmente que los profesores Wallace, Hare, Zöllner, Wagner y Butlerof– han
expuesto sobre el asunto todos los argumentos que sus grandes conocimientos podían
sugerirles, sus adversarios los han vencido hasta el presente. Algunos de éstos no
niegan el hecho de los fenómenos, pero sostienen que el punto principal de la gran
discusión entre los trascendentalistas del espiritismo y los materialistas, es
sencillamente la naturaleza de la fuerza operadora, el primum mobile, o el poder que
opera. Insisten en el punto principal siguiente: que los espiritistas no pueden probar que
este agente proviene de los espíritus inteligentes de seres humanos fallecidos, de una
manera que satisfaga las exigencias de las ciencias exactas o las del público incrédulo.
Y considerado el asunto bajo este aspecto, su posición es inexpugnable.

22
Cartas Científicas.
56

El lector teósofo comprenderá fácilmente que importa poco que la negación sea
para el título de espíritus, puro y simple, o para cualquier otro ser inteligente, ya sea
humano, sobre–humano o sub–humano, o para tan siquiera una fuerza, si de todos
modos ha de ser desconocida y rechazada a priori por la ciencia; puesto que
precisamente se pretende limitar tales manifestaciones sólo a aquellas fuerzas que están
dentro del dominio de las ciencias naturales. En una palabra, se rechaza en absoluto la
posibilidad de que se demuestre matemáticamente que tales fenómenos sean lo que los
espiritistas pretenden que son, y se insiste en que ya han sido explicados.

Es, pues, evidente, por lo tanto, que el teósofo, o más bien el ocultista, tiene que
encontrarse en una posición aun mucho más difícil que la de los mismos espiritistas,
respecto a la ciencia moderna. Pues no es el fenómeno per se lo que la mayoría de los
hombres de ciencia combaten, sino la naturaleza del agente que se dice que obra; y si
en el caso de los fenómenos espiritistas, éstos tienen solamente a los materialistas en su
contra, no sucede lo mismo en el nuestro. La teoría de los espíritus tiene que combatir
tan sólo contra los que no creen en la supervivencia del Alma humana. El Ocultismo
tiene en su contra toda la legión de las Academias, porque, poniendo en segundo
término, ya que no los deseche por completo, a toda clase de espíritus, sean buenos,
malos o indiferentes, tiene el atrevimiento de negar varios de los dogmas científicos
más vitales, y en este caso, tanto los idealistas como los materialistas científicos, se
sienten igualmente indignados, pues unos y otros, por muy en desacuerdo que se hallen
entre sí en sus opiniones personales, sirven, sin embargo, bajo una misma bandera. No
hay más que una ciencia, aun cuando haya dos escuelas distintas, la idealista y la
materialista, y ambas son igualmente consideradas como autoritarias y ortodoxas en
cuestiones científicas. Pocos hay entre nosotros que, habiendo pensado en esto y
habiéndose penetrado de su importancia, deseen obtener una opinión científica sobre el
Ocultismo. La ciencia, a menos de reformar por completo sus moldes, no puede tomar
parte en las enseñanzas ocultas. Siempre que los fenómenos ocultos se investiguen bajo
el plan de los métodos científicos modernos, resultarán muchísimo más difíciles de
explicar que los puramente espiritistas.

Se trata ahora, después de seguir durante diez años los argumentos de muchos
sabios
adversarios nuestros que han combatido en pro y en contra del fenómeno, de presentar
la cuestión de una manera exacta ante los teósofos. Ellos decidirán, después de leer
hasta el fin lo que tengo que decir, y juzgando por sí mismos, si nos queda alguna
esperanza de obtener en el campo científico, si no una ayuda eficaz, por lo menos una
atención imparcial en favor de las Ciencias Ocultas aun siquiera de aquellos de sus
miembros cuya vista interna les ha obligado a aceptar la realidad del fenómeno
mediumnístico.

Esto es natural. Sean lo que fueren, son hombres de la ciencia moderna antes que
espiritistas; y si no todos, por lo menos algunos de ellos, preferirían renunciar a sus
relaciones con los médiums y a sus creencias en espíritus, antes que a los grandes
dogmas de la ciencia exacta ortodoxa. Y no serían pocos a los que tendrían que
renunciar, si se hicieran ocultistas y se aproximasen al vestíbulo del MISTERIO con un
espíritu justo de investigación.
57

Estas son las dificultades que existen en el fondo de los últimos inconvenientes23
surgidos en el campo de la Teosofía; y no estarán fuera de lugar unas cuantas palabras
sobre el particular, tanto más, cuanto que toda la cuestión se reduce a una pequeñez.
Los teósofos que no son ocultistas, no pueden ayudar a los investigadores, aun
prescindiendo de los hombres de ciencia. Los que son ocultistas trabajan dentro de
ciertas líneas que no se atreven a traspasar; su boca está cerrada, sus explicaciones y
demostraciones son limitadas. ¿Qué pueden, pues, hacer? La ciencia nunca se dará por
satisfecha con una explicación a medias.

Saber, osar, querer y permanecer silencioso, es un lema kabalista tan conocido,


que el repetirlo aquí puede quizás parecer superfluo; pero, sin embargo, conviene
recordarlo. Tal como están las cosas, o hemos dicho demasiado o muy poco; yo me
temo mucho lo primero. Si es así, lo hemos expiado; pues hemos sido los primeros en
sufrir por haber dicho demasiado. Aun este poco nos hubiera ocasionado disgustos
mucho más serios un cuarto de siglo antes.

La ciencia –quiero decir la ciencia occidental– tiene que proceder por métodos
completamente definidos. Se vanagloria de sus poderes de observación, de inducción,
de análisis y de inferencia. Cuando quiera que se presenta a su investigación un
fenómeno de naturaleza anormal, tiene que analizarlo hasta su mismo fondo, o
abandonarlo. Y al hacer esto, no puede, como hemos demostrado, proceder por otro
camino que por el de los métodos inductivos, basados por completo en la evidencia de
los sentidos físicos. Si éstos, ayudados por la penetración científica, no resultan
eficaces, los investigadores recurren a la policía del país, la cual emplean sin escrúpulo,
como ha sucedido en los casos históricos de Loudun, Salem, Wilchcraft, Morzine, etc.;
la Sociedad Real acude a los policeman, y la Academia Francesa a sus mouchards;
todos los cuales proceden, por descontado, con sus métodos policíacos, a ayudar a la
ciencia en sus apuros. Se escogen dos o tres casos de un carácter en extremo
sospechoso, por supuesto en el plano externo, y los restantes se declaran sin
importancia, como contagiados por los que se eligieron. Las aseveraciones de los
testigos presénciales se rechazan, y se aceptan como inatacables, las de las personas
predispuestas en contra, que hablan de oídas. Que el lector ojee los veinte variados
volúmenes en que están consignadas las obras de Mirville y de Mousseau y que abarcan
más de un siglo de forzosa investigación por la ciencia sobre varios fenómenos, y estará
en condiciones de poder juzgar mejor los procedimientos que seguían en tales casos los
hombres científicos, entre los que se contaban a menudo personas muy respetables.

¿Qué puede, pues, esperarse, ni aun siquiera de la escuela científica idealista,


cuyos miembros están en tan escasa minoría? Son indudablemente hombres estudiosos,
y muchos de ellos dispuestos sin ambigüedades a ir al encuentro de la Verdad. Aun
cuando no tuviesen predilecciones personales que perder, en el caso de que se les
demostrase el error de sus anteriores opiniones, existen, sin embargo, tales dogmas en
la ciencia ortodoxa, que ni aun ellos se atreverían nunca a quebrantarlos. Tales son,
por ejemplo, sus modernos conceptos axiomáticos sobre la ley de la gravitación y sobre
la fuerza, la materia, la luz, etc., etc.

Al mismo tiempo debemos tener presente el estado actual de la Humanidad


civilizada, y recordar en qué situación se halla la clase ilustrada con relación a

23
Este artículo fue escrito en 1886. N. del T.
58

cualquier escuela idealista, abstracción hecha de toda cuestión de Ocultismo. A primera


vista se ve que las dos terceras partes están a partir un piñón con lo que puede llamarse
materialismo práctico grosero.

“La ciencia teórica materialista no reconoce nada más que la SUBSTANCIA. La


sustancia es su deidad, su único Dios.” Por otro lado se nos dice que el materialismo
práctico se ocupa solamente en lo que conduce directa o indirectamente al beneficio
personal. “El oro es su ídolo”, observa con exactitud el profesor Butlerof24 (un
espiritista que, sin embargo, jamás ha podido aceptar ni aun las más elementales
verdades del Ocultismo, porque no puede comprenderlas). “Una masa de materia –
añade– es la sustancia muy amada de los materialistas teóricos, la que se transforma en
una masa de cieno en las manos inmundas del materialismo ético. Y si los primeros
conceden muy poca importancia a los estados internos (psíquicos), que no están
perfectamente demostrados por su aspecto externo, el segundo los desprecia por
completo. El aspecto espiritual de la vida no tiene significación para el materialismo
práctico, estando todo reducido para él a lo externo. La adoración a lo externo tiene su
fundamento principal de justificación en los dogmas del materialismo que lo ha
legalizado”.

Esto da la clave de la situación. Los teósofos, o en todo caso los ocultistas, no


tienen pues que esperar nada de la ciencia ni de la sociedad materialistas.

Aceptado tal estado de cosas para la rutina diaria de la vida –aun cuando lo que
concierne a las más altas aspiraciones de la humanidad no vivirá según creemos mucho
tiempo más– ¿qué podemos nosotros hacer sino mirar hacia adelante con la esperanza
de un porvenir mejor? Mientras tanto, no debemos desanimarnos nunca, pues si el
materialismo que ha despoblado el cielo y los elementos y ha preferido hacer del
Kosmos ilimitado una tumba lóbrega y estrecha, en lugar de una mansión eterna, rehusa
toda relación con nosotros, no podemos hacer otra cosa más que abandonarlo a sí
mismo.

Por desgracia esto no es eficaz. Nadie habla tanto como los materialistas, de la
exactitud de las observaciones científicas, del debido uso de los sentidos y de la razón
completamente libre de todo prejuicio. No obstante, tan pronto como se reclama el
mismo derecho en favor del fenómeno, por alguno que lo ha investigado con este
mismo espíritu de imparcialidad y de justicia, su testimonio deja de tener valor. “Sin
embargo; si semejante número de inteligencias científicas”, dice el profesor Butlerof,
“acostumbradas por años de práctica a la más minuciosa observación y determinación,
atestiguan ciertos hechos, entonces hay una improbabilidad prima facie de que se
equivoquen todos”. “Pero se han equivocado y de la manera más ridícula”, contestan
sus adversarios, y esta vez estamos de acuerdo con ellos.

Esto nos hace recordar un antiguo axioma de la Filosofía Esotérica: “nada que no
exista en alguna parte, ya sea en el Cosmos visible o en el invisible, puede ser
producido artificialmente, ni tan siquiera por el pensamiento humano.”

“¿Qué teoría es esa?”, exclamó un teósofo discutidor cuando la oyó pronunciar.


“Suponed que pienso en una torre viviente con habitantes y que tenga una cabeza

24
Cartas Científicas.
59

humana, y que se acerque a mí y me hable, ¿puede haber tal cosa en el Universo?” “O


loros empollados en almendras”, exclamó otro escéptico. “¿Por qué no?” fue la
contestación; por supuesto no en esta tierra. ¿Pero cómo podemos saber que no hay
tales seres como el que usted describe –cuerpos como torres con cabezas humanas– en
algún otro planeta? La imaginación no es otra cosa más que la memoria de nacimientos
anteriores, nos dice Pitágoras. Usted mismo ha podido ser ese hombre torre sin saberlo,
conteniendo habitaciones en las cuales encontrase abrigo su familia, como los
pequeñuelos del canguro. En cuanto a los loros empollados en almendras, nadie puede
jurar que no haya habido tal cosa en la Naturaleza, en los tiempos remotos, cuando la
evolución produjo monstruos mucho más extraordinarios. Un pájaro saliendo del fruto
de un árbol, es quizás una de aquellas innumerables palabras de la Naturaleza,
proferidas por la evolución en edades tan remotas, que los últimos susurros de sus ecos
se perdieron en el fragor del Diluvio. “El mineral se convierte en planta, la planta en
animal y el animal en hombre”, etcétera, dicen los kabalistas.

Y ya que hablamos del testimonio de los sentidos y de la confianza en ellos,


diremos que hasta los más elevados hombre s de ciencia han sido inducidos, no sólo a
decir tales cosas, sino a enseñarlas como hechos científicos –a lo que parece–.
“¿Cuándo sucedió eso?” –preguntó el incrédulo.– “No hace tanto tiempo, después de
todo; unos doscientos ochenta años, y en Inglaterra.” La extraña creencia de que había
una especie de ave marina que se empollaba en un fruto, no se limitaba a fines del
mismo siglo XVI, tan sólo a los habitantes de las ciudades marítimas. Hubo un tiempo
en que la mayoría de los hombres de ciencia creían firmemente que era un hecho, y por
tanto lo enseñaban como tal. Ciertos árboles que crecen a orillas del mar –una especie
de magnolia– con sus ramas generalmente sumergidas en el agua, tenían frutos, según
se aseguraba, que se transformaban gradualmente por la acción del agua salada en una
especie de formación crustácea de la cual salía, a su debido tiempo, un ave marina viva,
conocida en la antigua Historia Natural como el ganso–bernicla. Algunos materialistas
aceptan la cosa como un hecho innegable. Lo observaron e investigaron por algunos
años, y “el descubrimiento fue aceptado y aprobado por las más grandes autoridades de
la época, y publicado bajo los auspicios de una sociedad científica.” Uno de estos
creyentes en el ganso–bernicla era John Gerard, botánico que notificó al mundo el
asombroso fenómeno en una obra erudita publicada en 1596. Describe aquél y lo
declara un hecho por el testimonio de sus propios sentidos. “El mismo lo vio, dice, tocó
el fruto–huevo día tras día”, observó personalmente su crecimiento y desarrollo, y tuvo
la suerte de presenciar el nacimiento de un ave de esta especie. Vio primeramente las
patas del pollo saliendo de la cáscara rota, y después todo el cuerpo del pequeño ganso–
bernicla que comenzó en seguida a nadar25. Tan convencido estaba el botánico de la
verdad del fenómeno, que termina su descripción invitando a los que dudasen de la
verdad de lo que él había visto, a venir a verle a él, John Gerard, y entonces haría que
fuesen testigos presénciales de todo el proceso de formación. Roberto Murray, otro
sabio inglés, y una autoridad en su época, afirma la verdad de la transformación que él
también presenció personalmente26. Otros hombres de ciencia, contemporáneos de

25
De las Cartas Científicas. Cartas XXIV. Contra el Testimonio Científico en la cuestión del
fenómeno.
26
Habla de esta transformación en las siguientes palabras traducidas del latín: En cada
concha (o cáscara) que yo abría después de la transformación de los frutos de las ramas en
cáscaras, encontraba la pintura exacta m miniatura del ave marina: un pequeño pico como el
de un ganso, y ojos muy marcados; la cabeza, el cuello, el pecho, las alas y las patas ya
formadas, con plumas de color oscuro muy marcadas en la cola, etc., etc.
60

Gerard y Murray, como Funck, Aldrovandi, y muchos otros, participaban de esta


convicción27 . Así, pues, ¿qué os parece este ganso–bernicla?

Ahora bien: yo lo llamaría mejor ganso Gerard–Murray. Y no hay motivo para


reírse de los errores de aquellos científicos nacientes. Antes de doscientos años tendrán
nuestros descendientes motivos mucho mayores para burlarse de las presentes
generaciones de M.S.R.28 y de sus partidarios. Sin embargo, el adversario del fenómeno
que cita el caso del ganso–bernicla tiene mucha razón en este punto; sólo que este
ejemplo tiene, por supuesto, dos filos, y cuando uno lo presenta como prueba de que
hasta las autoridades científicas que creen en el espiritismo y en los fenómenos, pueden
haberse equivocado burdamente con toda su observación y práctica científica, se puede
volver el arma, usándola de otro modo: como una evidencia, con la misma fuerza, de
que ningún ingenio ni medio alguno científico, puede probar que un fenómeno, sea
fraude y credulidad cuando el testigo presencial que lo vio lo conoce, por lo menos,
como un hecho. Esto sólo prueba que, hasta el testimonio de los sentidos científicos
más prácticos y el de los poderes de observación más desarrollados, pueden fallar como
los de cualquier mortal, principalmente en los casos en que se quiere refutar el
fenómeno. Hasta la misma observación colectiva no tendría valor cuando se trata de un
fenómeno de un plano de existencia, llamado por algunos hombres de ciencia (de una
manera impropia en su caso), la cuarta dimensión del espacio; y cuando a otros que lo
investigan les falta el sexto sentido para comprenderlo.

En una discusión literaria que tuvo lugar hace algunos años, entre dos profesores
eminentes, se dijo mucho sobre esta famosa cuarta dimensión. Uno de ellos decía a sus
lectores que a la vez que sólo aceptaba la posibilidad de las ciencias naturales
terrestres, esto es, la ciencia directa o inductiva, “o la investigación exacta de sólo
aquellos fenómenos que tienen lugar en nuestras condiciones terrestres de espacio y de
tiempo”, nunca se permitiría pasar por alto las posibilidades del futuro. “Recordaré a
mis colegas, –añade el profesor espiritista– que nuestras deducciones de lo que se ha
adquirido ya por medio de la investigación, tienen que ir mucho más allá que nuestros
sentidos de percepción. Los Emites del conocimiento sensible tienen que estar sujetos a
una ampliación constante, y más todavía los de la deducción. ¿Quién se atrevería a
marcar los límites del futuro?… existiendo en un espacio de tres dimensiones, sólo
podemos dirigir nuestras investigaciones y hacer nuestras observaciones sobre lo que
tiene lugar en estas tres dimensiones. Pero, ¿puede esto impedirnos creer en un espacio
de más elevadas dimensiones, y construir una geometría correspondiente?… Dejando,
por ahora, a un lado la realidad de un espacio con cuarta dimensión, podemos, sin
embargo… seguir adelante observando por si se encontrase un fenómeno que sólo
pudiese explicarse por la hipótesis de la cuarta dimensión.” En otras palabras:
“debemos asegurarnos de si algo que pertenezca a las regiones de la cuarta dimensión,
puede manifestarse en nuestro mundo de tres dimensiones… puede reflejarse en él.”

El Ocultista contestaría que nuestros sentidos no sólo pueden penetrar en el


mundo de la cuarta dimensión, sino también en el de la quinta y la sexta, pero que
tienen que espiritualizarse lo suficiente para ello, siendo solamente nuestro sentido
interno el que puede convertirse en el médium de esta transmisión. Así como la
proyección de un objeto que existe en un espacio de tres dimensiones puede hacerse

27
Es evidente que esta idea estaba muy generalizada en la última mitad del siglo XVII, puesto
que encontró un lugar en Hundibras, que era un exacto reflejo de las opiniones de la época.
28
Miembros de la Sociedad Real (Académicos) inglesa. N. del T.
61

aparecer en la superficie plana de una pantalla de sólo dos dimensiones, del mismo
modo los seres y cosas de cuatro dimensiones pueden ser reflejados en nuestro mundo
de materia grosera de tres dimensiones. Pero como se necesitaría un físico muy hábil
para hacer creer a su auditorio que las cosas, “reales como la vida,” que viese en esta
pantalla, no eran sombras, sino realidades, asimismo sería necesario uno más sabio que
cualquiera de nosotros, para persuadir a un hombre de ciencia –no hablemos de
muchos– que lo que él ve reflejado en nuestra pantalla de tres dimensiones, puede ser a
veces, y bajo ciertas condiciones, un verdadero fenómeno reflejado y producido por
poderes de cuarta dimensión para su particular diversión y al objeto de convencerle.
“Nada es tan falso en apariencia como la verdad desnuda” –es un adagio Kabalista–: “la
verdad es a menudo más extraordinaria que la ficción” –es un axioma bien conocido.

Se necesita ser algo más que un hombre de ciencia moderna para demostrar una
posibilidad tal como la de la mutua relación entre los dos mundos –el visible y el
invisible–. Se necesita una inteligencia altamente espiritual o sumamente impresionable
para descifrar y distinguir intuitivamente lo verdadero de lo falso, la pantalla natural de
la artificial. Sin embargo, nuestra época es reaccionaria y está incrustada en el mismo
fin de la barahúnda cíclica, o lo que queda de ella, y esto explica la afluencia de los
fenómenos así como la ceguera de cierta gente.

¿Qué contesta la ciencia materialista a la teoría idealista de un espacio de cuatro


dimensiones? “¡Cómo! –exclama–; ¿se quiere que nosotros, mientras estemos
circunscritos dentro del infranqueable círculo de un espacio de tres dimensiones,
pensemos siquiera en un espacio de dimensiones superiores? Pero ¿cómo es posible que
se crea en una cosa de la cual el pensamiento humano no puede imaginarse nunca ni
aun el bosquejo más confuso? Se necesitaría un ser muy diferente del hombre; estar
dotado de un organismo físico completamente distinto; en un palabra: no ser un
hombre, para poderse representar en el pensamiento un espacio de cuatro dimensiones,
una cosa que sea ancha, larga, de espesor y… ¿qué más?”

Ciertamente; “¿qué más?”: Pues ninguno de los hombres de ciencia que abogan
por él, quizás tan sólo porque son espiritistas y desean explicar el fenómeno por medio
de este espacio, parece saberlo. ¿Es el paso de la materia por medio de la materia?
Entonces, ¿por qué insisten en que es un espacio cuando es simplemente otro plano de
existencia? Al menos esto es lo que debe significarse con ello, si es que significa algo.
Nosotros los ocultistas decimos y sostenemos que si se necesita un nombre para
satisfacer los conceptos materiales de los hombres en nuestro plano inferior, que lo
llamen por su nombre indo Mahas, (o Mahaloka), el cuarto mundo del septenario
superior que corresponde a Rasatala, el cuarto de la cadena septenaria de mundos
inferiores; –los catorce mundos que “surgieron de los elementos quintuplicados”– pues
estos dos mundos rodean, por decirlo así, nuestro presente mundo de la Cuarta Ronda.
Cualquier indo comprenderá lo que esto significa. Mahas es un mundo superior, o más
bien un plano de existencia; lo mismo que aquel plano a que pertenece la hormiga, de
que hemos hablado, es quizás uno de los inferiores de las cadenas septenarias
inferiores. Y si lo llamaran así, tendrían razón.

A decir verdad, se habla de este espacio de cuatro dimensiones como si fuera una
localidad; una esfera en lugar de ser lo que es –un estado de ser completamente
distinto–. Desde que fue resucitado en la mente de las gentes por el profesor Zöllner, ha
acarreado confusiones sin fin. ¿Cómo sucedió? Pues por medio de un análisis
62

matemático abstruso; un hombre de ciencia, de mente espiritual, llegó a la conclusión


de que nuestro concepto del espacio puede no ser infalible, ni tampoco está probado de
un modo absoluto, que además de nuestros cálculos de un espacio de tres dimensiones
sea matemáticamente imposible que haya espacios de mayores o menores dimensiones
en el Universo. Pero, según lo expresó muy bien un escéptico: “la confesión de la
existencia posible de espacios de dimensiones diferentes al nuestro, no nos proporciona
(a los grandes matemáticos) el menor concepto de lo que son verdaderamente tales
dimensiones. El aceptar un espacio superior de cuatro dimensiones, es lo mismo que
aceptar el infinito; semejante aceptación no nos ayuda en lo más mínimo a imaginarnos
lo que puede ser…; todo lo que sabemos de esos espacios superiores, es que no tienen
nada de común con nuestro concepto de espacio.” (Cartas Científicas).

Nuestro concepto significa, por supuesto, el concepto de la ciencia materialista,


dejando de este modo ancho margen para otras mentes menos científicas, aunque más
espirituales.

Para demostrar la completa imposibilidad de conseguir que una mente


materialista compruebe, o siquiera conciba de la manera más remota y hasta confusa, la
presencia, en nuestro mundo de tres dimensiones, de otros planos de ser superiores,
puedo citar algo de las interesantísimas objeciones de uno de los dos sabios
contrincantes29 mencionados, respecto a este espacio.

Pregunta: “¿Es posible que se de como explicación de ciertos fenómenos, la


acción de un factor semejante, del cual nada sabemos de cierto, y de cuya naturaleza y
facultades somos ignorantes?”

Quizás exista quien sepa algo; quien no sea tan ignorante. Si se acudiese a un
ocultista diría: No; pues la ciencia física exacta tendría que rechazar su misma manera
de ser, tendría que hacerse metafísica. No se puede analizar tales fenómenos, ni por
tanto, explicarlos por medio de datos biológicos, ni siquiera fisiológicos. Sin embargo,
pudiera hacerse inductivamente, como sucede, por ejemplo, con la Gravitación, de la
cual no sabéis más que sus efectos en cuanto son observados en nuestra tierra de tres
dimensiones.”

Además, se dice por los defensores de la teoría: 1º, que vivimos


incondicionalmente en nuestro espacio de tres dimensiones; “quizás
(incondicionalmente) por lo mismo que no podemos comprender otro, y que somos en
absoluto incapaces, debido a nuestro organismo, de comprenderlo de otro modo que
con las tres dimensiones.”

2º, En otras palabras. “Ni siquiera nuestro espacio de tres dimensiones es algo
que exista independientemente, sino que sólo representa el producto de nuestro
entendimiento y de nuestros conceptos.”

A la primera declaración, el Ocultismo contesta que, aquellos “que son incapaces


de comprender ningún otro espacio que el de tres dimensiones, harán bien en no
ocuparse de los demás”. Pero no es “debido a nuestro organismo (humano),” sino sólo a
la organización intelectual de los que no pueden concebir ningún otro; a organismos sin

29
Cartas Cientificas. Publicadas en Nowye Vremya. San Petersburgo, 1883.
63

desarrollo espiritual, ni tan siquiera mental, en la debida dirección. A la segunda


declaración contestaría, que el impugnador está completamente equivocado en la
primera parte de su sentencia, así como está por completo en lo firme en la última. Pues
aun cuando la cuarta dimensión –si debemos llamarla así– no existe más independiente
de nuestros conceptos y sentidos que nuestro imaginado espacio de tres dimensiones, ni
como localidad; sin embargo, es y existe para los seres evolucionados y nacidos en él
como “producto de su entendimiento y de sus conceptos.” La naturaleza nunca traza
líneas de demarcación demasiado rigurosas; jamás construye barreras infranqueables, y
sus vacíos sin puentes existen tan sólo en los conceptos limitados de ciertos
naturalistas. Los dos (y más) espacios o planos de ser están lo suficientemente
compenetrados para permitir la comunicación entre aquellos de sus respectivos
habitantes, que son capaces de concebir igualmente un plano superior que uno inferior.
Puede haber seres anfibios intelectuales, como hay anfibios terrestres.

El impugnador del plano de cuatro dimensiones se queja de que la sección de


altas matemáticas, conocida actualmente como Metamatemáticas o Metageometría, ha
sido maltratada y citada erróneamente por los espiritistas, que “se asieron a ella como a
un áncora de salvación”. Sus argumentos son, por lo menos, muy curiosos: “En lugar
de probar la verdad de sus fenómenos mediumnísticos –dice– se han dedicado a
explicarlos bajo la hipótesis de una cuarta dimensión. Si vemos la mano de una Katie
King que desaparece en un espacio desconocido, pues cuarta dimensión. Obtenemos
nudos en una cuerda cuyos dos extremos están atados y sellados, otra vez la cuarta
dimensión. Desde este punto de vista se considera al espacio como algo objetivo. Se
cree que realmente hay en la naturaleza espacios de tres, de cuatro y de cinco
dimensiones. Pero entonces, por medio del análisis matemático, podríamos llegar de
este modo a una serie interminable de espacios. No hay más que figurarse lo que sería
de la ciencia exacta, si para explicar los fenómenos, se recurriese a tales espacios
hipotéticos. Si uno fallaba, podríamos evocar otro, y si no otro aún más superior, y así
sucesivamente”.

¡Oh, pobre Kant! Y, sin embargo, se nos dice que uno de sus principios
fundamentales era “que nuestro espacio de tres dimensiones no era absoluto; y que
hasta con respecto a axiomas tales como los de la Geometría de Euclides, nuestros
conocimientos y ciencias sólo pueden ser relativamente exactos y reales”.

Pero, ¿por qué debe creerse que la ciencia está en peligro, sólo porque los
espiritistas traten de explicar sus fenómenos en aquel plano? ¿Y de qué otra manera
pueden explicar lo que es inexplicable, si lo tratamos de analizar por los conceptos de
las tres dimensiones de la ciencia terrestre, si no es por el de las cuatro dimensiones?
Ningún hombre cuerdo trataría de explicar el Daimon de Sócrates por la forma de la
nariz del gran sabio, o de atribuir la inspiración de Luz de Asia al gorro de Mr. Ed.
Amold. ¿Qué sería decir, a verdad, de la ciencia, si se dejasen explicar los fenómenos
por dicha hipótesis? Nada peor, suponemos, que lo que le sucedió después que la
Sociedad Real aceptó la moderna teoría de la Luz por la hipótesis de un Eter universal.
El éter no es menos el producto de nuestro entendimiento que lo es el espacio. Y si el
uno pudo aceptarse ¿por qué rechazar el otro? ¿Es porque el primero puede ser
materializado en nuestro concepto, o más bien tenía que serlo, puesto que no podía
evitarse; y porque el otro siendo inútil como hipótesis al objeto de la ciencia exacta, no
se encuentra tan avanzado?
64

Por lo que respecta a los ocultistas, están en completo acuerdo con los hombres
de ciencia estrictamente ortodoxos, cuando a la oferta hecha de “experimentar y
observar si podrían ocurrir fenómenos en nuestro mundo de tres dimensiones, sólo
explicables por la hipótesis de un espacio de cuatro dimensiones”, contestan lo
siguiente: “Bien. Suponiendo que la observación y el experimento den una contestación
satisfactoria sobre la existencia real de un espacio superior de cuatro dimensiones, o
nos resuelvan un dilema insoluble por donde quiera que lo consideremos; ¿cómo
pueden la observación y los experimentos humanos, posibles tan sólo
incondicionalmente dentro de los límites de un espacio de tres dimensiones, servirnos
como punto de partida para el reconocimiento de fenómenos que sólo pueden
explicarse, admitiendo la existencia de un espacio de cuatro dimensiones?”

Estas objeciones son muy justas, por lo que creemos; y los espiritistas serían los
únicos que saldrían perdiendo, si probasen alguna vez la existencia de tal espacio o su
intervención en sus fenómenos; pues he aquí lo que sucederla: Tan pronto se
demostrase, digamos, que un anillo pasa por medio de la carne y emigra del brazo del
médium al del investigador que tiene cogidas las manos del primero, y también que se
trajesen flores y otras cosas materiales a través de las paredes o de las puertas cerradas,
y que por lo tanto, la materia puede, por efecto de ciertas condiciones excepcionales,
pasar por medio de la materia; tan pronto se persuadiese del hecho la colectividad de
los hombres de ciencia, toda la teoría de la acción espiritual y de la intervención
inteligente se vendría abajo. El espacio de tres dimensiones no sería tocado, pues el
paso de un sólido por medio de otro no tiene nada que ver con las dimensiones
metageométricas, sino que la materia sería probablemente dotada por las sabias
corporaciones con una facultad más, y las opiniones materialistas ganarían fuerza con
ello. ¿Estaría por eso el mundo más avanzado en la solución del misterio psíquico?
¿Estarían las nobles aspiraciones humanas hacia el conocimiento de la verdad de la
existencia espiritual, en aquellos planos del ser que se están confundiendo ahora con el
espacio de cuatro dimensiones, más cerca de una solución, porque la ciencia exacta
admita como una ley física la acción de pasar un hombre deliberadamente a través del
cuerpo de otro hombre o a través de una pared de piedra? Las Ciencias Ocultas nos
enseñan que al fin de la Cuarta Raza la materia que evoluciona, progresa y cambia, –lo
mismo que lo hacemos nosotros, a la vez que los demás reinos de la Naturaleza–
adquiere un cuarto sentido como igualmente adquirirá uno más en cada nueva Raza.
Por lo tanto, no hay nada que pueda sorprender a un ocultista poseído de la idea de que
el mundo físico esté desarrollándose y adquiriendo nuevas facultades; una simple
modificación de la materia, nueva –a lo que parece para la ciencia– y tan
incomprensible como lo era al principio el poder del vapor, de la electricidad, del
sonido… Pero lo que le parece sorprendente es el estancamiento espiritual del mundo
intelectual y de los más elevados conocimientos esotéricos.

Sin embargo, nadie puede impedir ni precipitar el más pequeño progreso del
ciclo. Pero quizás tenía razón el viejo Tácito al decir: “La Verdad se establece por
medio de la investigación y de la tardanza; lo falso prospera por la precipitación. “
Vivimos en la época del vapor y de una loca actividad, y la Verdad apenas puede
esperar ser conocida en este siglo. El Ocultista espera y se somete a su tiempo.

LA CONCIENCIA Y LA CONCIENCIA DE SÍ MISMO1

Helena Blavatsky
65

El ciclo de la conciencia. Se argumenta que no puede haber más de un objeto de


percepción al mismo tiempo ante el alma, porque el alma es una unidad.
El Ocultismo enseña que nuestra conciencia puede recibir simultáneamente no
menos de siete distintas impresiones, e inclusive pasarlas a la memoria.
Esto puede ser comprobado tocando al mismo tiempo siete tonos de la escala de un
instrumento, digamos de un piano los 7 sonidos alcanzarán la conciencia
simultáneamente; aunque la conciencia no entrenada no pueda ser capaz de registrarlos
al primer segundo, sus vibraciones prolongadas percutirán los oídos con 7 distintos
sonidos, cada uno con un tono más alto que el otro. Todo depende del entrenamiento y
de la atención. Es así que la transferencia de una sensación a la conciencia a partir de
cualquier órgano es casi simultánea si la atención se concentra en ella, pero si la
atención es distraída por cualquier ruido, llevará varios segundos antes de que alcance la
conciencia. El Ocultista debería entrenarse a sí mismo para recibir y transmitir toda
impresión o impresiones simultáneamente en el sentido de las siete escalas de su
conciencia. Aquel que más reduzca los intervalos del tiempo físico, habrá hecho el
mayor progreso posible.
1. Los nombres y el orden de las siete escalas son:
2. Percepción de los Sentidos.
3. Percepción de Sí mismo (o apercepción).
4. Apercepción Psíquica,
5. Percepción Vital.
6. Estas son las cuatro escalas inferiores y pertenecen al hombre psicofísico.
Luego vienen:
7. Los discernimientos Manásicos.
8. La percepción de la Voluntad
9. La apercepción consciente Espiritual.
El órgano especial de la conciencia está desde luego en el cerebro, y se localiza en el
aura de la glándula pineal en el hombre vivo. Durante los procesos de la mente o del
pensamiento manifestado a la conciencia, tienen lugar constantes vibraciones de luz.
Si uno pudiese ver clarividentemente en el cerebro de un hombre vivo, casi podría
contar (y ver con los ojos)los siete matices de las escalas sucesivas de luz, desde el más
lánguido hasta el más brillante.
Fisiológicamente nunca podrá ser definido lo que es la conciencia. Podemos clasificar
y analizar sus obras y sus efectos, pero no podremos definirla al menos que postulemos
un Ego distinto del cuerpo. La escala septenaria de los estados de conciencia se refleja
en el corazón, o más bien en su aura, la cual vibra e ilumina los siete cerebros del corazón
como lo hacen las siete divisiones o rayos alrededor de la glándula pineal.
Esta conciencia nos muestra la diferencia entre la naturaleza y la esencia entre, por
ejemplo, el cuerpo astral y el Ego. El primero es molecular, e invisible a menos que se
condense otro es espiritual-atómico.(Ver el ejemplo del fumador en diez cigarrillos el
humo de cada uno retendrá su afinidad).
La idea del Ego es la única compatible con los hechos de la observación psicológica.
La mente o Ego, el sujeto de todos y cada uno de los estados de conciencia es
esencialmente una unidad. Los millones de diferentes sub-estados de conciencia son
una prueba de la existencia de ese Ego.
Hasta las células del cerebro nos proporcionan esos estados de conciencia que nos
confirman que hay un alma inmortal, etc.
Cada uno de los cinco sentidos aceptados actualmente fue primariamente un sentido mental.
Un pez nacido en una caverna es ciego pero si se le deja salir a un río,
66

comenzará a sentir que ve, hasta que gradualmente el órgano físico de la visión
evolucione y llegue a ver. Un hombre sordomudo oye internamente, a su manera.
Conocer, sentir, querer, no son facultades de la mente sino sus colegas.

Este texto es posiblemente el comienzo inacabado de un artículo escrito por H.P.B. el


cual existe en los archivos de Adyar en un manuscrito de su puño y letra. Originalmente
fue publicado en The Theosophist, Vol.XLVI,No.11,agosto,1925,pp.632-34,el cual se
reprodujo de acuerdo a C.Jinarâjadâsa, exactamente como lo escribió H.P.B. Nota de
Boris de Zirkoff.
Ver Atma Vidyâ N º.4,Diagrama del cerebro,p.6 y las explicaciones acerca de la
glándula pineal en pp.
10-12.(Editor).
Ver Atma Vidyâ N º.2,pp.27-28 (Editor).

CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Helena Blavatsky

Las muy conocidas frases de Christina Rossetti:


¿Llega hasta la cima el camino que serpentea la montaña?
Sí, hasta el mismo tope.
¿Se toma todo el largo día completar el viaje?
Desde la mañana hasta la noche, mi amigo.
Son como el resumen de la vida de aquellos que están verdaderamente
trillando el camino que conduce a cosas más elevadas.
Cualquiera de las diferencias a encontrarse en las varias presentaciones de la
Doctrina
Esotérica, ya que en cada época se viste de fresco atavío, diferentes ambos
color y
textura a la que precedieron; pero aun así, encontraremos que siempre
coinciden
totalmente en un solo punto: el camino hacia el desarrollo espiritual. Una sola
regla
inflexible se ha impuesto siempre a los neófitos, tal como se impone ahora: el
completo
dominio de la naturaleza inferior, por la naturaleza superior. Desde los Vedas y
Upanishads hasta la recientemente publicada Luz en el Sendero, investigación
que nos
permitimos hacer sobre la Biblia de cada raza y culto, y encontramos
únicamente un
solo camino, duro, penoso, difícil, por el cual el hombre puede obtener el
verdadero
conocimiento espiritual. ¿Y cómo pudiera ser de otra manera, ya que todas las
religiones y todas las filosofías no son más que variantes de las primeras
enseñanzas de
la Única Sabiduría impartida al hombre en el comienzo del ciclo por el Espíritu
Planetario?
El verdadero Iniciado, el hombre desarrollado, siempre hemos dicho, se hace
67

asimismo, no puede ser enseñado. El proceso es por lo tanto, el de crecer a


través de la
evolución, y esto necesariamente debe involucrar cierta cantidad de dolor.
La principal causa del dolor, se basa en nuestra perpetua búsqueda de lo
permanente
en lo impermanente, y no sólo búsqueda, sino actuando como si ya
hubiésemos
encontrado lo inalterable en un mundo en el cual solamente la única cierta
cualidad que
podemos afirmar es su constante cambio; y que siempre, justo cuando nos
imaginamos
que tenemos un firme asimiento de lo permanente, nos sorprende el cambio sin
el
menor aviso y el dolor aparece.
De nuevo la idea de crecer, envuelve la idea de disgregación, el ser interior
debe
continuamente abrirse paso de su escondida concha o confinamiento, y tal
disgregación
debe también estar acompañada de dolor, no físico pero sí mental e intelectual.
Y así es como es, en el curso de nuestras vidas. Las tribulación que nos llega
es siempre
justamente, la que sentimos es la más dolorosa que pudiese pasarnos, es
siempre la
única cosa que sentimos no poder soportar. Si miramos esto desde un amplio
punto de
vista, veremos que estamos tratando de abrirnos paso a través de nuestra
concha, desde
su punto mas vulnerable; que nuestro crecimiento, para que sea un verdadero
crecimiento, y no el resultado colectivo de una serie de calamidades, debe
progresar a
un mismo nivel, justo como el cuerpo de un niño crece, no primero la cabeza y
luego
una mano, seguida quizás por una pierna, sino en todas las direcciones a la
vez,
regularmente e imperceptiblemente. La tendencia del hombre es cultivar cada
área
separadamente, mientras descuida las demás, cada insoportable dolor es
causado por la
expansión de alguna área descuidada, cuya expansión se hace mas difícil
debido a los
efectos de la cultivación acumulada en otras áreas.
La maldad es frecuentemente el resultado de una sobre-ansiedad y el hombre
está
siempre tratando de abarcarlo todo. No hay satisfacción en dejar que el bien se
realice
solo, en hacer justo lo que la ocasión exija y nada más; ellos exageran cada
acción y así
se produce el karma que surtirá efecto en un próximo nacimiento.
Una de las más sutiles formas de maldad es la esperanza y el deseo de
recompensa.
68

Muchos hay quienes la albergan con frecuencia inconscientemente, echando a


perder
así todos sus esfuerzos, al abrigar esta idea de la recompensa y permitiendo
que se
convierta en un activo factor en sus vidas, dejando así la puerta abierta a la
ansiedad, la
duda, el temor, el abatimiento, el fracaso.
La meta del aspirante a la sabiduría espiritual es la entrada a un plano superior
de
existencia, se tiene que convertir en un nuevo hombre más perfecto en todo
sentido de
lo que es actualmente y si lo logra, sus capacidades y facultades recibirán el
correspondiente incremento de alcance y poder, justamente como en el mundo
visible,
encontramos que cada nivel en la escala evolucionaría está marcada por un
incremento
de la capacidad. Es así como el Iniciado se ve dotado con maravillosos
poderes que son
tan frecuentemente descritos, pero el principal punto a recordar es, que estos
poderes
son el natural complemento de una existencia en un plano superior de
evolución, tal
como las ordinarias facultades humanas son el natural complemento de una
existencia
en el ordinario plano humano.
Muchas personas parecen pensar que llegar a ser un Iniciado no es en mucho
el
resultado de un desarrollo radical de continuado crecimiento; ellos se imaginan
que un
Iniciado es un hombre, quien siguiendo un cierto definido curso de
entrenamiento,
consistente de una minuciosa atención a una serie de reglas arbitrarias,
adquiere
primero un poder y luego otro; y cuando el ha obtenido un cierto número de
estos
poderes es inmediatamente consagrado como un Iniciado. Actuando bajo esta
idea
errada, ellos se imaginan que la primera cosa a hacer para lograr ser un
Iniciado es
adquirir “poderes ”, clarividencia y el poder de dejar el cuerpo físico y viajar a
remotos
lugares son algunas, entre las cosas que más fascinan a la mayoría.
Para aquellos que desean adquirir tales poderes para su propia ventaja
personal, no
tenemos nada que decir; ellos caen bajo la condenación de todo aquel que
actúa por
fines puramente egoístas. Pero hay otros, quienes erradamente tomando los
efectos
por causa, honestamente piensan que la adquisición de poderes paranormales
es el
69

único camino hacia el avance espiritual. Estos miran a nuestra Sociedad solo
como el
medio disponible para capacitarlos a obtener conocimiento en esa dirección,
considerándola como una suerte de academia de lo oculto, una institución
establecida
para extender facilidades para la enseñanza de posibles hacedores de
milagros. A pesar
de las repetidas objeciones y advertencias, hay algunas mentes en quienes
esta idea
parece inalterablemente fija y ellos escandalizan con sus expresiones de
desencanto,
cuando se dan cuenta de que lo que se les había advertido previamente, es la
absoluta
verdad; que la Sociedad fue fundada para enseñar no un nuevo y fácil camino
para la
obtención de “poderes ”; y que su sola misión es la de encender la antorcha de
la verdad, largamente apagada para muchos, excepto para muy pocos, y
mantener esa verdad viva a través de la formación de una fraternal unión de
toda la humanidad, el único terreno fértil donde la buena semilla puede crecer.
La Sociedad Teosófica en verdad desea promover el crecimiento espiritual de
cada individuo que este cercano a su influencia, pero sus métodos son aquellos
de los antiguos Rishis, sus dogmas aquellos del antiguo esoterismo; no es la
distribuidora de una medicina patentizada compuesta de
incontrolables ingredientes, que ningún vendedor honesto se atreve a usar.
En este tenor advertimos a todos nuestros miembros, y a otros quienes buscan
conocimiento espiritual, que tengan cuidado de aquellas personas que ofrecen
enseñarles métodos fáciles para adquirir dones psíquicos, tales dones (laukika)
son en
verdad comparativamente fácil de adquirir por medios artificiales, pero se
desvanecen
tan pronto como el estimulante nervioso se consume asimismo. El verdadero
buscador
e iniciado, quien se complementa de verdadero desarrollo psíquico (Lokothra),
una vez
alcanzado, nunca lo pierde.
Parece ser que varias organizaciones han surgido a la luz, desde la fundación
de la
Sociedad Teosófica, beneficiándose del interés despertado a los mencionados
más
arriba, en materia de investigación psíquica y desesperados por ganar
miembros les
prometen fácil adquisición de poderes psíquicos. En la India por largo tiempo
nos
hemos familiarizamos con la existencia de pretendidos lugares de disciplinas
religiosas
de toda posible descripción, y tememos que existe un nuevo peligro en este
sentido,
aquí, lo mismo que en Europa y América. Esperamos que ninguno de nuestros
miembros atraídos por deslumbrantes promesas, se dejen usar de semejantes
ilusos soñadores, o mas bien redomados timadores.
70

Para justificar la real necesidad que existe de nuestras declaraciones y


advertencias,
debemos mencionar que hemos visto recientemente, adjuntas a una carta de
Benarés,
copias de un anuncio puesto a circular por un llamado “Mahatma ”. El solicita
“ocho
hombres y mujeres que hablen bien ingles y cualquier otro dialecto Hindú ”; y
concluye
diciendo que cualquiera que quiera detalles sobre las particularidades de este
trabajo y
el salario a percibir “deberá enviar solicitud a su dirección, e incluye sobre de
correos
sellado ”. Sobre la mesa ante nosotros descansa una copia de The Divine
Pymander,
publicado en Inglaterra el año pasado, el cual contiene la información de que:
“Los
Teósofos quienes pudiesen haber sido engañados en sus esperanzas de
obtener la
Sublime Sabiduría que dispensan libremente “MAHATMAS HINDÚES ”,
cordialmente
son invitados a enviar sus nombres al editor, quien los verá , y “después de una
breve
prueba ”, serán admitidos en la Hermandad Oculta quienes les “enseñaran
gratuitamente y SIN NINGUNA RESERVA a todos aquellos que sean
merecedores de
ser aceptados ”. Como cosa curiosa en la misma publicación aludida, Hermes
Trimegistos dice:
“Es aquí el único camino que conduce a la Verdad, el cual, verdaderamente,
nuestros
antepasados han trillado, y por el cual arribaron hasta la obtención del Bien.
Este camino es bello y tranquilo; más sin embargo, es difícil para el alma
caminarlo mientras este inmersa dentro de la prisión del cuerpo … Por lo tanto,
absténgase de la multitud ya que por medio de la ignorancia el vulgo puede ser
mantenido en su lugar por medio del temor a lo desconocido ”.
Es absolutamente verdad que algunos teósofos han sido (no por culpa de
nadie, sino
de ellos mismos)grandemente defraudados, porque no les ofrecimos ningún
camino
fácil hacia el Yoga Vidya, y hay otros quienes desean que se les hagan trabajos
prácticos. Y mas que significativo, están aquellos quienes sin haber hecho
nada por la
Sociedad son los que más prestos están a encontrarle faltas. Ahora bien, ¿por
que estas
personas y todos nuestros miembros capacitados para poder hacerlo, no toman
en serio
el estudio del mesmerismo? El Mesmerismo ha sido llamado la Llave de la
Ciencia
Oculta , y tiene la ventaja de ofrecer la peculiar oportunidad de hacer el bien a
toda la
71

humanidad. Si en cada división hemos podido establecer un dispensario


homeopático,
con la adicción de sanación mesmerica, tal como ya ha sido hecho con gran
éxito en
Bombay, bien estaríamos contribuyendo a poner la ciencia de la medicina en
este país
en una base sólida, y que sea el medio de incalculable beneficio para la gente
en el
futuro.
Hay otras divisiones, además de la que hay en Bombay, que han hecho buen
trabajo en
este sentido, pero todavía queda lugar para infinitamente más que hacer de lo
que ya se
ha hecho. Y lo mismo es en el caso de varios otros departamentos de trabajo
de la
Sociedad. Sería muy bueno si los miembros de cada división juntaran sus
cabezas y
seriamente se pusieran de acuerdo sobre los firmes pasos a dar para ampliar
los ya
declarados objetivos de la Sociedad. En muchos casos los miembros de la
Sociedad
Teosófica se contentan con un estudio superficial de sus libros, sin hacer
ninguna real
contribución al trabajo activo. Si la Sociedad es para llegar a ser un poder del
bien en
esta y en otras tierras, solo se puede obtener este resultado con la activa
cooperación
de cada uno de sus miembros, y nosotros fervorosamente apelamos a cada
uno de
ustedes para que consideren cuidadosamente que posibilidades de trabajo
están dentro
de sus facultades, y luego prepararse para llevarlo a cabo fervorosamente.
Pensar bien
es una gran cosa, pero el pensar solamente no cuenta para nada a menos que
no se
traduzca en acción. No hay un solo miembro en la Sociedad que no este
capacitado a
hacer algo para ayudar a la causa de la verdad y la hermandad universal; solo
depende
de su propia voluntad, hacer de ese algo un hecho realizado.
Una vez mas reiteramos el hecho de que la Sociedad no es un jardín de
infancia para
iniciados incipientes; no hay maestros para ir de un lado a otro a impartir
instrucciones
a las varias divisiones de los diferentes objetivos inherentes al trabajo
investigativo de
la Sociedad; las divisiones deben estudiar por si mismas; los libros son para
tenerlos y el
conocimiento puesto en ellos debe ser prácticamente aplicado por los
diferentes
72

miembros: Así serán desarrollados confiables y razonables poderes. Les


sugerimos
hacer esto urgentemente; ya que se nos ha solicitado que todo material
enviado a las
divisiones deben prácticamente estar versados en psicología experimental y
clarividencia (por ejemplo, mirar espejos mágicos y adivinación del futuro, etc.
)Ahora
bien consideramos que tales experimentos deben originarse entre los
miembros
mismos, si es que son de algún valor en el desarrollo de cada uno o lo habilitan
a tener
algún progreso en su “escarpado ” camino, y por lo tanto honestamente
recomendamos
a nuestros miembros hacer esto por si mismos.

DESDE TIERRAS POLARES


[Una Historia de Navidad]

HELENA BLAVASTKY

Hace exactamente un año, durante las festividades de Navidad, un grupo numeroso se


reunió en la casa de campo, o mejor dicho en el viejo castillo heredado
de un rico terrateniente en Finlandia. Todavía quedaban en él muchos recuerdos de
hospitalaria forma de vida de nuestros antepasados, preservéndose gran parte de las
costumbres medievales, basadas en tradiciones y supersticiones mitad finlandesas y
mirad rusas, importadas tardíamente por las mujeres propietarias de las costas del Neva.
Los árboles de Navidad eran preparados y adornados para su uso ceremonial y se
mantenían listos. En ese viejo castillo había lúgubres retratos comidos por gusanos de
famosos ancestros, Caballeros y Damas, viejas torres abandonadas, con bastiones y
ventanas Góticas, misteriosos callejones sombríos y oscuros e interminables sótanos,
fácilmente transformados en pasajes subterráneos y cuevas, fantasmagóricas celdas para
prisioneros, embrujadas por los inquietos fantasmas de los héroes de las leyendas
locales. En síntesis, la vieja casa tenía diversos artículos para terrores románticos. ¡Pero
diantres! Todo esto no sirvió de nada. En el siguiente relato estos viejos terrores dejaron
de tener utilidad y fueron sustituidos por otros.
Su principal protagonista es un hombre ordinario y prosaico, llamémosle Erkler, si,
Dr. Erkler, profesor de medicina, mitad-alemán por su Padre, completamente ruso por el
lado de su Madre y por educación, era alguien que se veía de constitución pesada y un
mortal ordinario. No obstante cosas muy extraordinarias le sucedieron.
Erkler, en cuanto conoció el mundo se convirtió en un extraordinario viajero, quien bajo
su propio riesgo, acompañó más de una vez a uno de los más famosos exploradores en
sus viajes alrededor del mundo.
Ambos se habían visto cara a cara con la muerte bajo insolaciones de los trópicos y el
frió en las regiones polares. A pesar de todo esto, el Doctor hablaba sin menguar su
entusiasmo acerca de los “anillos de invierno” en Groenlandia y Nueva Zembla, y
acerca de las planicies desérticas en Australia donde almorzó canguro, cenó emú, y casi
perece de sed durante un recorrido sin agua que les tomo 40 horas realizar.
73

"Si," El acostumbraba a remarcar, "he experimentado casi todo, salvo lo que ustedes
describen como sobrenatural….Esto, claro sin tomar en cuenta cierto evento
extraordinario en mi vida- un hombre que conocí, de quien les comentare
ahora mismo y es…sin duda muy extraño, debo agregar algunos resultados
inexplicables."
Ante la ruidosa demanda para que explicara esto, el Doctor fue forzado a alzar la voz, y
así empezó su historia.
"En 1878 nosotros fuimos obligados a pasar el invierno en la costa noroeste de
Spitzbergen. Habíamos intentado encontrar nuestro rumbo durante el corto verano hacia
el polo, pero como de costumbre el intento había sido un fracaso, a causa de los
témpanos y después de varios infructuosos esfuerzos, tuvimos que rendirnos. Tan
pronto nos establecimos la noche polar descendió sobre nosotros, nuestros vapores
fueron atracados congelados entre los bloques de hielo en el Golfo de Mussel, así nos
encontramos excluidos por ocho largos meses del mundo viviente…yo confieso, de mi
parte que por una ocasión me sentí al principio terriblemente. Nos llegamos a sentir
especialmente desanimados cuando una noche de tormenta huracanada dispersó un
montón de materiales preparados para nuestras construcciones de invierno, y nos privo
de 40 venados de nuestra manada. El hambre como perspectiva no es un incentivo para
el buen humor y con los venados que perdimos el mejor plat de resistance en contra de
las heladas polares, los organismos humanos en este tipo de clima reclaman un
incremento de calor y comida sólida. Sin embargo, estábamos finalmente reconciliados
con nuestra pérdida, incluso hasta nos acostumbramos a la comida local realmente mas
nutritiva-focas y grasa de focas. Nuestros hombres construyeron con los maderos que
sobraban una casa cuidadosamente dividida en dos compartimentos, uno para tres
profesores y yo, y el otro para ellos, y algunos cobertizos de madera fueron construidos
para propósitos meteorológicos, astronómicos y magnéticos, incluso añadimos un
establo protegiendo a los pocos venados que quedaron. Y así empezaron la serie de
monótonos días y noches tan bajos de luz, que apenas se podían distinguir unos de
otros. Excepto a través de sombras grises-oscuras. ¡A veces, “la nostalgia” en la que nos
sumergíamos era espantosa! Habíamos planeado enviar a casa dos de los tres vapores
en Septiembre, pero lo prematuro e imprevisto de las formaciones de paredes de hielo
alrededor de ellos
frustraron nuestros planes; y ahora, con la tripulación entera en nuestras manos,
teníamos que economizar aun más nuestras exiguas provisiones, combustible y
luz. Las lámparas eran usadas solamente para propósitos científicos: el resto del
tiempo nos teníamos que contentar con la luz de Dios- la luna y las auroras
boreales……pero como describir estas espléndidas, e incomparables luces del
norte!
Anillos, flechas, gigantescas conflagraciones de acertadas divisiones de rayos de lo
mas vívido y variados colores. Las noches de luna de Noviembre fueron
estupendas. El juego de los destellos lunares en la nieve y en las rocas congeladas
de lo más llamativo. Estas fueron noches de hadas.
“Bueno, una noche de esas- o a la mejor pudo haber sido un día de ésos, de lo
que deduzco, ahí por finales de Noviembre y hacia la mitad de Marzo no tuvimos
crepúsculos del todo, para distinguir uno del otro-
De súbito espiábamos en el juego de los destellos de colores que en ese momento
estaba proyectando un matiz rosa dorado en los claros de la nieve, una mancha
que se movía….esta creció, y parecía que se dispersaba a medida que se acercaba a
nosotros. Que significaba esto?...esto parecía como una manada de ganado, o un
74

grupo de vivientes, trotando sobre el desierto nevado…..Pero estos animales se


parecían a cualquier otra cosa.
Entonces que era esto?.....seres humanos?
“No podíamos creerle a nuestros ojos. Sí, un grupo de hombres se acercaba a
nuestra morada. Parecían ser cerca de cincuenta cazadores- de foca, guiados por
Matiliss, un bien conocido marinero veterano de Noruega. Ellos fueron
sorprendidos por los témpanos de hielo, así como nosotros.
“¿Cómo supieron que estábamos aquí?” preguntamos.
“El Viejo Johan, este antiguo amigo, nos mostró el camino”-ellos contestaron,
señalando aun venerable-anciano de apariencia blanca como la nieve.
Verdaderamente, observando la apariencia de su viejo guía, sería mejor que él
estuviera en casa cerca del fuego que cazando focas en las tierras polares con
hombres más jóvenes. Y así se los dijimos, y aun nos sorprendimos como él había
sabido de nuestra presencia en este reino de osos blancos. Matiliss y sus
compañeros sonrieron, asegurándonos que el ‘viejo Johan’ sabía todo. Ellos
remarcaron que nosotros debíamos de ser novicios en las fronteras polares, ya que
estábamos completamente ignorantes sobre la personalidad de Johan y podíamos
maravillarnos de cualquier cosa que se dijera de él.
“Desde hace cuarenta y cinco años” dijo el cazador principal, “que he estado
atrapando focas en los Mares Polares, y tan lejos como puede ir mi memoria,
siempre lo he conocido justo como el es ahora, un viejo de blanca barba. Y más
atrás aún, en los días en que yo acostumbraba ir al mar cuando niño, mi padre
acostumbraba hablarme sobre el mismo viejo Johan, y el añadió que su padre y su
abuelo también, habían conocido a Johan en su niñez, ninguno de ellos lo había
visto de otra forma mas que blanco como nuestra nieve. Y como nuestros ancestros
lejanos lo habían apodado “la cabellera-blanca que todos conocen” de esta
manera hacemos nosotros, los cazadores de focas, le llamamos así hasta el día de
hoy.’
“Quiere usted hacernos creer que el tiene doscientos años?”-nos reímos.
“Algunos de nuestros marineros rodearon al fenómeno de la cabellera-blanca
atenazándolo con preguntas.”
“¡Abuelo! Contéstanos, ¿cuantos años tienes?”
“Realmente ni siquiera yo lo se, hijitos. Yo vivo tanto como Dios ha decretado
que lo haga, pero mis años, nunca los he contado.”
“Y abuelo como supo usted, que estábamos invernando en este lugar?”
“Dios me guió. Como supe esto, no lo sé, salvo que Yo lo sabía. Yo sabía esto.”

Collected Writings Vol. XIII

Deseo Purificado
Helena P. Blavatsky

(Lucifer, Vol. 1, n° 2, octubre de 1887, p. 133)

Cuando el deseo se da en relación a algo puramente abstracto –cuando pierde todo el


trazo o vestigio del “YO” – se torna puro.
75

El primer paso para esta pureza es matar el deseo de cosas materiales, puesto que
éstas pueden apenas ser disfrutadas por la personalidad separada.

El segundo es terminar de desear para sí mismo abstracciones como poder,


conocimiento, amor, felicidad o fama; pues al final no pasan de ser egoísmo.

La propia vida enseña estas lecciones; pues todos estos objetos de deseo se volverán
polvo en el momento de su consecución. Aprendemos esto con la experiencia. La
percepción intuitiva aprehende la verdad positiva de que la satisfacción es
alcanzada apenas en el infinito; la voluntad torna esta convicción un hecho para la
conciencia, hasta que finalmente todo el deseo esté centrado en lo Eterno.

DESEJO PURIFICADO
Helena P- Blavatsky

[Lúcifer, Vol. 1, no 2, outubro de 1887, p. 133]

Quando o desejo se dá em relação a algo puramente abstrato — quando


perde todo o traço ou vestígio do "eu" — torna-se puro.
O primeiro passo para esta pureza é matar o desejo por coisas da
matéria, uma vez que estas podem apenas ser desfrutadas pela
personalidade separada.
O segundo é cessar de desejar para si mesmo abstrações como poder,
conhecimento, amor, felicidade ou fama; pois afinal não passam de
egoísmo.
A própria vida ensina estas lições; pois todos estes objetos de desejo
viram pó no momento da consecução. Aprendemos isto com a
experiência. A percepção intuitiva apreende da verdade positiva que a
satisfação é alcançada apenas no infinito; a vontade torna esta
convicção um fato para a consciência, até que finalmente todo o desejo
esteja centrado no Eterno.

Diálogos Sobre Los Misterios De Los Estados


Después De La Muerte

Helena P. Blavatsky
Publicado en “Lucifer” de enero 1889

Incluye artículo “Una observación sobre la memoria”


76

ACERCA DE LA CONSTITUCIÓN DEL HOMBRE INTERNO Y SU


DIVISIÓN
M. Es cierto que es muy difícil y usted agrega: "desconcertante", comprender
correctamente y distinguir entre los varios aspectos que nosotros llamamos los
"principios" del verdadero Ego. Especialmente cuando existe una diferencia
significativa en la enumeración de estos principios por parte de las distintas escuelas
orientales, aunque en esencia, la enseñanza de cada una de ella radica en el mismo
substrato.

X. ¿Se está refiriendo a los vedantinos? Creo que ellos dividen nuestros siete
"principios" en cinco.

M. Así es. Sin embargo, aunque no pretenda discutir el punto con un vedantino erudito,
mi opinión personal es que tienen una razón obvia para adherirse a su enumeración.
Según ellos, el Hombre es sólo ese agregado espiritual compuesto por varios aspectos
mentales, mientras el cuerpo físico es simplemente algo insignificante, una simple
ilusión. Sin embargo, el Vedanta no es la única filosofía que se atiene a este cálculo.
Lao- Tze, en su "Tao-te-King", menciona sólo cinco principios, ya que él, análogamente
a los vedantinos, omite dos principios: el espíritu (Atma) y el cuerpo físico,
definiéndolo un "cadáver." En el caso de la escuela Taraka Raja Yoga, ésta reconoce
sólo tres "principios", pero, en realidad, el total es seis; ya que Sthulopadhi o cuerpo
físico en jagrata o estado de vigilia consciente; Sukshmopadhi, el mismo cuerpo en
svapna o el estado de sueño y Karanopadhi o "cuerpo causal", lo que pasa de una
encarnación a otra, son todos duales en sus aspectos. Si a estos seis se le agrega Atma,
el principio impersonal divino o el elemento inmortal en el Hombre, indisoluble del
Espíritu Universal, tendremos nuevamente los mismos siete, como en la división
esotérica. (Véase "La Doctrina Secreta" para una explicación clara).

X. Se parece mucho a la división de los cristianos místicos: cuerpo, alma y espíritu.

M. Es la misma. Podríamos fácilmente considerar el cuerpo como el vehículo del


"Doble vital"; el doble vital, el vehículo de la Vida o Prana; y Kamarupa o alma
(animal), el vehículo de la mente superior e inferior, coronando, al final, estos seis
principios con el espíritu inmortal uno. En Ocultismo, todo cambio calificativo en el
estado de nuestra conciencia otorga al ser humano un nuevo aspecto que, si prevalece y
se integra al EGO viviente y activo, debe recibir (y en realidad recibe) un nombre
particular, para distinguir el ser en ese estado peculiar, del ser que es cuando entra en
otro estado.

X. Esta es la parte que es tan difícil comprender.

M. En realidad, me parece muy simple, una vez entendida la idea principal según la cual
el ser humano actúa en este plano de conciencia o en otro, en perfecta armonía con su
condición mental y espiritual. Tal es el materialismo de la edad, en cuanto, mientras
más explicamos, menos personas parecen poder comprender lo que decimos. Si usted
prefiere, divida el ser terrenal, llamado hombre, en tres aspectos principales, pero, a
77

menos que lo convierta en un animal, esto es todo lo que se puede hacer. Consideremos
su cuerpo objetivo; el principio del sentimiento que es un poco más elevado que el
elemento instintivo en el animal o el alma vital elemental y su alma racional o
"espíritu", la cual lo coloca inconmensurablemente más allá del animal, haciéndolo
superior a éste. Ahora bien, ¿si tomamos estos tres grupos o entidades representativas y
las subdividimos según la enseñanza oculta, qué obtenemos? En primer lugar, el
Espíritu (en el sentido del Todo Absoluto y por lo tanto indivisible) o Atma. En verdad
no deberíamos llamarlo un principio "humano", porque la filosofía jamás podrá
localizarlo ni condicionarlo, siendo simplemente lo que ES en la Eternidad y, como
Todo, no puede estar ausente, ni siquiera, del punto geométrico o matemático más
diminuto del universo material o de la sustancia. En el mejor de los casos, es el punto
en el Espacio metafísico que la Mónada humana y su vehículo, el hombre, ocupan
durante el lapso de cada vida. Ahora bien, ese punto es tan imaginario como el ser
humano mismo y, en realidad, es una ilusión, maya. Sin embargo, para nosotros y los
demás Egos personales, somos una realidad durante este momento ilusorio llamado vida
y debemos tomarnos en consideración, al menos en nuestra fantasía, si nadie más nos
considera. El Ocultismo lo llama el séptimo principio, la síntesis del sexto,
proporcionándole Buddhi, el Alma Espiritual, como vehículo. Hace esto para que se
vuelva más inteligible al intelecto humano cuando se dedica, por primera vez, al estudio
del Ocultismo para solucionar el abecé del misterio del hombre. Ahora bien, Buddhi
oculta un arcano que no se revela a nadie, exceptuando a los chelas que han dado su
promesa irrevocable y en los cuales se puede confiar sin peligro. Por supuesto, el
asunto sería menos confuso si pudiéramos divulgarlo, sin embargo, se custodia con
cuidado porque está directamente relacionado con el poder de proyectar el doble de
forma consciente y deliberada. Esta es una capacidad que, análogamente al "anillo de
Gyges", puede resultar fatal para la humanidad en general y el poseedor de esta facultad
en particular. La clave del misterio se divulga, completamente, sólo a los adeptos
puestos a prueba e impermeables a la tentación. Evitemos las cuestiones secundarias y
atengámonos a los "principios." Esta alma divina o Buddhi es el Vehículo del
Espíritu. En conjunción, estos dos son uno, impersonales y sin ningún atributo, (en este
plano obviamente) y constituyen dos "principios" espirituales. Si pasamos al Alma
Humana (manas, mens), todos convendrán con que la inteligencia humana es, al
menos, dual: el ser mentalmente elevado difícilmente se convertirá en mentalmente
bajo. Un abismo separa al ser intelectual dotado de una mente espiritual y al ser obtuso,
torpe, material y, podríamos decir, mentalmente animal. Entonces, ¿por qué estos seres
no deberían ser representados por dos "principios" o mejor dicho, aspectos? Cada ser
humano posee estos dos principios en sí, uno más activo que el otro y, en casos
raros, durante la vida, el crecimiento de uno de los dos se atrofia completamente o,
podríamos decir, se paraliza, debido a la fuerza y la predominación del otro aspecto.
Estos son los que llamamos los dos principios o aspectos de Manas: uno superior
y el otro inferior. El Manas superior o el Ego consciente y pensante, gravita hacia el
Alma Espiritual (Buddhi). El Manas inferior o su principio instintivo se dirige hacia K
ama, el asiento de los deseos animales y las pasiones humanas. Entonces, cuatro
"principios" son justificados. Ahora bien, los últimos tres son: primero el "Doble", que
hemos convenido en llamarlo Proteico o Alma Flexible, el cual es el vehículo del
segundo: el principio vital y el tercero es el cuerpo físico. Por supuesto, ningún
fisiólogo ni biólogo aceptará dichos principios, ni siquiera los comprenderá. He aquí el
por qué, quizá ninguno de ellos entienda, hasta la fecha, la función del bazo, el vehículo
físico del Doble Proteico o de un cierto órgano que reside en el lado derecho del ser
humano, el asiento de los susodichos deseos.
78

Además, estos científicos no saben nada de la glándula pineal, limitándose a describirla


como una glándula callosa que contiene algunos granitos de arena, aunque, en realidad,
es la clave hacia la conciencia más elevada y divina en el ser humano, su mente
omnisciente, espiritual y omniabarcante. Este apéndice, aparentemente inútil, es el
péndulo que, una vez que el mecanismo del ser interno ha sido debidamente preparado,
transporta la visión espiritual del Ego a los planos perceptivos superiores, donde el
horizonte que se le abre es casi infinito [. . .]

X. Sin embargo, los científicos materialistas afirman que después de la muerte humana
nada permanece. El cuerpo humano se desintegra simplemente en sus elementos
constituyentes y lo que llamamos alma es una simple autoconciencia temporal, el efecto
de la acción orgánica, que se disipará como el vapor. ¿No es éste, un estado mental
extraño?

M. No es extraño para nada. Si según ellos la autoconciencia cesa con el cuerpo,


entonces, en su caso, enuncian sencillamente una profecía inconsciente; ya que una vez
que están firmemente convencidos de lo que afirman, no es posible que tengan ningún
tipo de vida ultraterrena.

X. Sin embargo, ¿si según la regla, la autoconciencia humana sobrevive a la muerte, por
qué deberían existir excepciones?

M. En las leyes fundamentales del mundo espiritual, las cuales son inmutables, no
existen excepciones. Sin embargo, hay reglas para los que ven y reglas para los que
prefieren permanecer ciegos.

X. Entiendo que así es. Es una aberración de un ciego, el negar la existencia del sol sólo
porque no lo ve. Sin embargo, ¿después de la muerte, su vista espiritual lo obligará a
ver?

M. No lo obligará; ni siquiera verá nada. Al haber pasado su existencia negando una


vida ultraterrena, no podrá percibirla y como sus sentidos espirituales han sido
atrofiados, no podrán desarrollarse después de la muerte, así que permanecerá ciego.
Usted, al insistir que él debe ver, evidentemente quiere decir una cosa y yo otra. Usted
habla del espíritu procedente del Espíritu o de la llama proveniente de la Llama, en
síntesis, de Atma, confundiéndolo con el alma humana: Manas [...]. Usted no me
entiende, permítame aclarar el asunto. La esencia de su pregunta consiste en saber si es
posible, después de la muerte, en el caso de un materialista inveterado, perder
completamente la conciencia y la percepción de sí. ¿Es ésta su pregunta? Yo digo
que es posible porque, creyendo firmemente en nuestra Doctrina Esotérica, que
considera el período después de la muerte o el intervalo entre dos vidas o nacimientos,
como un estado puramente transitorio, afirmo que, ya sea que ese interludio, entre dos
actos del drama ilusorio de la vida, dure un año o un millón de años, el estado después
de la muerte puede, sin infringir la ley fundamental, ser el mismo estado que el de un
ser humano sumido en un desmayo mortal.

X. ¿Cómo es posible esto, si las leyes fundamentales del estado después de la muerte no
admiten ninguna excepción, según lo que usted acaba de decir?
79

M. No estoy diciendo que admiten excepciones. Sin embargo, la ley de continuidad se


aplica sólo a las cosas que son verdaderamente reales. Quien ha leído y entendido el
"Mundakya Upanishad" y el "Vedanta Sara", tendrá claro lo antedicho. Agregaré que es
suficiente comprender lo que queremos decir con el término Buddhi y la dualidad de
Manas, para percibir nítidamente el por qué los materialistas pueden no experimentar
una sobrevivencia autoconsciente después de la muerte. Depende del hecho de que
Manas, en su aspecto inferior, es el asiento de la mente terrenal y, por lo tanto, puede
proporcionar esa percepción del Universo que estriba en la prueba de dicha mente y no
en nuestra visión espiritual. Según nuestra escuela Esotérica, entre Buddhi y Manas o
Iswara y Pragna, (1) existe una diferencia análoga a aquella entre una selva y .sus
árboles, un lago y su agua, esta es la enseñanza de Mundakya. Un árbol o un centenar de
árboles muertos por pérdida de vitalidad o erradicados, no pueden impedir a la selva
de ser tal. La destrucción o la muerte de los estados después del fallecimiento de una
personalidad eliminada de la larga serie, no causará el más pequeño cambio en el Ego
Espiritual divino, que siempre seguirá siendo el mismo Ego. La única diferencia es
que, en lugar de experimentar el Devachan, deberá reencarnarse inmediatamente.
x. Según entiendo, en esta analogía Ego-Buddhi representa la selva y las mentes
personales los árboles. ¿Si Buddhi es inmortal, cómo es posible que su concomitante:
Manas-taijasi, (2) pierda completamente su conciencia hasta el día de su nueva
encarnación? No puedo comprenderlo.

M. Usted no puede porque mezcla una representación abstracta del entero con sus
cambios casuales de la forma y porque confunde Manas-taijasi, el alma humana
iluminada por Buddhi, con el manas inferior animalizado. Tenga presente que, si es
posible decir que Buddhi es incondicionalmente inmortal, esto no es aplicable a Manas
y aun menos a taijasi, que es un atributo. No hay conciencia después de la muerte o
Manas-Taijasi separado de Buddhi, el alma divina, porque Manas es, en su aspecto
inferior, un atributo calificativo de la personalidad terrenal y taijasi es idéntico a Manas
con la sola diferencia que lo ilumina la luz de Buddhi. En el caso de Buddhi, éste
permanecería simplemente un espíritu impersonal sin dicho elemento que toma prestado
del alma humana, condicionándolo y convirtiéndolo, en este universo ilusorio, en algo
aparentemente separado del alma universal durante todo el período de la encarnación
cíclica. Podemos decir que Buddhi-Manas no puede morir ni perder su autoconciencia,
compuesta en la Eternidad, ni el recuerdo de sus encarnaciones previas durante las
cuales, el alma espiritual y humana han sido íntimamente ligadas. Esto no acontece en el
caso de un materialista, cuya alma humana no sólo no recibe nada del alma divina, sino
que hasta rechaza reconocer su existencia. No es posible aplicar este axioma a los
atributos ya las calificaciones del alma humana, pues correspondería a decir que, como
su alma divina es inmortal, así lo es la refulgencia de su mejilla, la cual es un fenómeno
simplemente transitorio, así como lo es taijasi o resplandor espiritual.

X. ¿Está usted diciendo que no debemos confundir el nóumeno con el fenómeno, la


causa con su efecto?

M. Exactamente. Además repito que, en el caso de Manas o el alma humana, la


refulgencia de Taijasi se convierte en una simple cuestión de tiempo porque, después de
la muerte, el binomio inmortalidad y conciencia se vuelve, para la personalidad terrenal
humana, sencillamente en atributos condicionados en cuanto dependen, enteramente, de
las condiciones y creencias elaboradas por el alma humana durante la vida de su cuerpo.
80

Karma actúa incesantemente; en nuestra vida ultraterrena cosechamos sólo el fruto de lo


que hemos sembrado o mejor dicho, creado en nuestra existencia terrenal.

X. Sin embargo, ¿si después de la destrucción del cuerpo, mi Ego puede sumergirse en
un estado de completa inconsciencia, dónde está el castigo para los pecados de mi vida
pasada?

M. Según la enseñanza de nuestra filosofía, el castigo Kármico alcanza al Ego sólo en la


próxima encarnación.
Después de la muerte recibe únicamente la recompensa por los sufrimientos
inmerecidos, experimentados durante la existencia que ha llegado al término.(3)
Entonces, aun en el caso del materialista, el castigo después de la muerte, consiste en la
ausencia de cualquier recompensa y la completa pérdida de la dicha consciente y del
reposo. Karma es el hijo del Ego terrenal, el fruto de las acciones del árbol, que es la
personalidad objetiva visible a todos y el fruto de todos los pensamientos y los
motivos del "Yo" espiritual. Sin embargo, Karma es también la madre tierna que sana
las heridas que infligió en la vida previa, antes de empezar a torturar este Ego con otras.
Si se puede decir que en la vida de un mortal no hay sufrimiento mental o físico que no
sea el fruto y la consecuencia de algún pecado en esta existencia o en la anterior, se
puede también decir que, como él no retiene el más mínimo recuerdo de esto en la vida
presente y advierte que el castigo impartido es inmerecido, creyendo sinceramente que
sufre por algo que no cometió, esto es suficiente para que se otorgue al alma humana el
consuelo, el reposo y la dicha más completos en su existencia ultraterrena.
Para nuestro yo espiritual, la muerte llega siempre como una liberadora y una amiga. En
el caso de un materialista que, no obstante su materialismo, no era un hombre malo, el
intervalo entre las dos vidas será como el sueño ininterrumpido y plácido de un niño, ya
sea sin ensueños o con imágenes acerca de las cuales no tendrá ninguna percepción
definida. Para el creyente será un sueño tan vívido como la existencia, lleno de dicha y
visiones realísticas. En el caso del ser malo y cruel, ya sea materialista o no, volverá a
renacer inmediatamente, sufriendo su infierno en la tierra. La entrada en Avitchi es algo
excepcional y raro.

X. Según recuerdo, en algunos Upanishads las encarnaciones periódicas de Sutratma (4)


son análogas a la vida de un mortal que oscila, periódicamente, entre el sueño y la
vigilia. Esto no me parece muy claro y le voy a decir por qué. Para el ser humano que
despierta, empieza otro día, sin embargo él es el mismo, en alma y cuerpo, que el de
ayer; mientras en cada nueva encarnación se verifica un cambio integral, no sólo en su
estuche externo, el sexo y la personalidad, sino también en sus capacidades mentales y
psíquicas. Por lo tanto, la analogía no me parece ser muy correcta. El ser que despierta
en la mañana recuerda muy claramente lo que hizo el día antes, anteayer, el
mes pasado y el año anterior. Pero nadie, entre nosotros, recuerda una vida previa o
algún hecho o evento pertinente a ella. Por la mañana puedo olvidarme lo que soñé
durante la noche, sin embargo sé que he dormido y tengo la seguridad que estaba viva
durante el sueño, más ¿qué recuerdo tengo de mis encarnaciones pasadas? ¿Cómo
reconcilia, usted, esto?

M. A pesar de todo, algunas personas recuerdan sus encarnaciones previas. Los Arhats
lo llaman Samma-Sambuddha o el conocimiento de la serie completa de las propias
encarnaciones anteriores.
81

X. ¿Pero nosotros, los mortales comunes, que no hemos alcanzado Samma-Sambuddha,


cómo podemos realizar esta analogía?

M. Mediante el estudio y tratando de comprender más correctamente las características


de los tres estados de sueño. El sueño es una ley general e inmutable para el ser humano
y los animales, sin embargo, existen diferentes clases de sueño y aun más distintos
ensueños y visiones.

X. Así es. Pero ésta es una digresión. Volvamos al materialista que, si bien no niega los
sueños, porque no puede, rechaza la inmortalidad en general y la supervivencia de su
individualidad en particular.

M. Por primera vez, el materialista no se equivoca; ya que, para uno que no tiene
ninguna percepción interna ni fe, la inmortalidad es algo imposible. A fin de vivir una
existencia consciente en los estados después de la muerte, uno debe creer, en primer
lugar, en esa vida durante su existencia terrenal. Toda la filosofía de la conciencia
ultraterrena y la inmortalidad del alma, gira alrededor del eje de estos dos aforismos de
la Ciencia Secreta. El Ego recibe siempre de acuerdo a lo que se merece.
Después de la disolución del cuerpo, el Ego empieza un período de plena conciencia
clara, un estado de sueños caóticos o un sueño sin ensueños indistinguible del
aniquilamiento. Estos son los tres estados de conciencia. Según nuestros fisiólogos, la
causa de los sueños y de las visiones es localizable en su preparación inconsciente
durante las horas de vigilia. ¿Por qué no podemos admitir lo mismo para los sueños
después de la muerte? Lo repito, la muerte es sueño. Después del fallecimiento, ante la
vista espiritual del alma empieza una representación que sigue el programa aprendido y,
muy a menudo, compuesto inconscientemente por nosotros, la realización práctica de
las creencias correctas o de las ilusiones que nosotros creamos. Un creyente de la iglesia
metodista será metodista, un musulmán será un musulmán, momentáneamente, en el
paraíso perfecto de un iluso, cuya creación es obra de cada ser humano. Estos son los
frutos después de la muerte del árbol de la vida. Naturalmente, ya sea que creamos o no
en el hecho de la inmortalidad consciente, esto no puede influenciar la realidad
incondicionada del hecho en sí. Sin embargo, creer o no creer en esa inmortalidad como
continuación o aniquilación de entidades separadas, incidirá sobre este hecho en su
aplicación a cada una de dichas entidades. ¿Ahora, empieza usted a comprender?

X. Pienso que sí. El materialista acepta la vida como la única existencia consciente; ya
que cree sólo en lo que los cinco sentidos o el razonamiento científico pueden probarle
y rechaza toda manifestación espiritual. Por lo tanto, plasmará su realidad según su
creencia. Perderá su Ego personal y se sumirá en un sueño sin ensueños hasta un nuevo
despertar. ¿Es así?

M. Casi. Tenga presente la enseñanza esotérica universal de las dos clases de existencia
consciente: la terrenal y la espiritual.
Esta última hay que considerarla real, debido a que es la región de la causa eterna,
inmutable e inmortal de todo; mientras que el Ego reencarnante se reviste con nuevos
atuendos, completamente distintos a los de sus encarnaciones previas y todo,
exceptuando a su prototipo espiritual, es destinado a un cambio tan radical que no deja
ningún vestigio atrás.
82

X. ¡Deténgase! [...] ¿Puede la conciencia de mis Egos terrenales perecer, no sólo por un
lapso, como la del materialista, sino que en todo caso y de forma tan completa, que
no deja huella?

M. Según la enseñanza debe perecer así en su totalidad, excepción hecha por ese
principio que, habiéndose reunido con la Mónada, se ha convertido en una esencia
puramente espiritual e indestructible, una con ella en la Eternidad. Sin embargo, ¿en
el caso de un materialista empedernido, en cuyo "yo" personal Buddhi jamás se ha
reflejado, cómo puede, éste, absorber en las infinidades, una partícula de esa
personalidad terrenal? Su "Yo" espiritual es inmortal, sin embargo, de su presente
personalidad puede llevar al más allá sólo lo que se merece la inmortalidad, es decir, el
simple aroma de la flor que la muerte ha cortado.

X. Ahora bien, ¿qué pasa con la flor, el "yo" terrenal?

M. La flor volverá al polvo, así como las flores pasadas y futuras que germinaron y
murieron para volver a florecer en la rama madre, Sutratma. Cada flor es la prole de una
raíz de Buddhi. Como usted sabe, su "Yo" actual no es el cuerpo sentado delante de mí,
ni es aún lo que llamaría Manas-Sutratma, sino Sutratma-Buddhi.

X. Pero esto no me explica por qué llama a la vida después de la muerte inmortal,
infinita y real, definiendo la terrenal como un simple fantasma o una ilusión, visto que
aun esa existencia después de la muerte tiene límites, a pesar de lo más amplios que
pueden ser de los de la vida terrenal.

M. Es cierto. El Ego espiritual del ser humano se mueve en la Eternidad como un


péndulo, oscilando entre las horas de la vida y de la muerte. Sin embargo, si estas horas
que marcan los períodos de la vida terrenal y espiritual son limitadas en su duración y si
el número de estos estadios en la Eternidad, entre el dormir y el despertar, la ilusión y la
realidad, tiene su principio y fin, de otro modo, el "Peregrino" espiritual es eterno.
Por lo tanto, según nosotros, la única realidad son las horas de su vida después de la
muerte, cuando, desencarnado, se encuentra cara a cara con la verdad y no con los
espejismos de sus existencias terrenales transitorias, durante el período de ese
peregrinaje que llamamos "el ciclo de los renacimientos". Estos intervalos, no obstante
su limitación, no le impiden al Ego seguir sin desviarse, aunque gradual y lentamente
mientras está siempre perfeccionándose, el sendero hasta su última transformación,
cuando ese Ego, habiendo alcanzado su meta, se convierte en el Todo divino. Tales
intervalos y estadios facilitan este resultado final, en lugar de obstruirlo. Sin dichos
intervalos limitados, el Ego divino jamás podría alcanzar su meta última.
Este Ego es el actor y sus numerosas y variadas encarnaciones son los papeles que
desempeña. ¿Quizá, usted llamaría a estas partes, con sus atavíos, la individualidad del
actor mismo?
Análogamente al actor, al Ego le corresponde desempeñar muchos roles, algunos quizá
desagradables, durante el Ciclo de la Necesidad, hasta el umbral del Para-nirvana.
Como la abeja liba su miel de cada flor, dejando el resto como nutrimiento para los
gusanos, lo mismo acontece con nuestra individualidad espiritual, ya sea que la
llamemos Sutratma o Ego. Liba de toda personalidad terrenal en la que Karma la obliga
a encarnar, sólo el néctar de las cualidades espirituales y de la autoconciencia y, al
unirlas en todo, emerge de su crisálida como el Dhyan Chohan glorificado.
Desafortunadas estas personalidades terrenales de las cuales no pudo absorber nada e,
83

indudablemente, no podrán sobrevivir de manera consciente a su existencia terrenal.

X. Entonces, parece que para la personalidad terrenal, la inmortalidad es aun


condicional. Así, ¿la inmortalidad misma no es incondicional?

M. Para nada. Pero no puede tocar a lo inexistente; ya que todo lo que existe como Sat y
siempre anhela a Sat, la inmortalidad y la Eternidad son absolutas. La materia es el polo
opuesto del espíritu y los dos son uno. La esencia de todo esto es que: Espíritu, Fuerza y
Materia o los tres en uno, son tan infinitos como son sin principio, sin embargo, la
forma que esta triple unidad adquiere durante sus encarnaciones, la exterioridad, es
ciertamente una mera ilusión de nuestras concepciones personales. Por eso llamamos
realidad sólo a la vida después de la muerte, relegando la existencia terrenal, incluyendo
a su personalidad homóloga, al campo fantasma de las ilusiones.

X. Entonces, en tal caso, ¿por qué no llamar el dormir realidad y el despertar ilusión, en
lugar de lo contrario?

M. Porque empleamos una expresión elaborada para facilitar la comprensión del tema y
desde el punto de vista de las concepciones terrenales es muy correcta.

X. Sin embargo, no entiendo. Si la vida futura estriba en la justicia y la retribución


merecidas por todo nuestro sufrimiento terrenal, ¿en el caso de los materialistas, muchos
de los cuales son idealmente probos y caritativos, debería permanecer, de su
personalidad, sólo el desecho de una flor mustia?

M. Nadie, jamás, ha dicho esto. Ningún materialista, si es un ser bueno, puede morir
para siempre en la plenitud de su individualidad espiritual, a pesar de que no crea. Lo
que dijimos es que la conciencia de una vida puede desaparecer completa o
parcialmente. En el caso de un materialista inveterado, en su serie de vidas no queda
ningún vestigio de esa personalidad que no creía.

X. ¿No es éste, el aniquilamiento para el Ego?

M. Ciertamente que no. Durante un largo viaje en tren, uno puede dormir como una
piedra pasando por una o diversas estaciones sin conservar el mínimo recuerdo o
conciencia de esto. Se despierta en una estación dada y sigue su trayecto rememorando
otras paradas, hasta que el viaje termina, una vez que llega a su destino. Le mencioné
tres clases de sueño: el sin ensueños, el caótico y el que es tan real que para el
durmiente sus sueños se tornan en realidades plenas. ¿Si puede creer en este último, por
qué no puede creer en el primero? Según lo que uno cree y espera después de la muerte,
este es el estado que tendrá. Aquel que no esperaba ninguna vida futura, tendrá un
vacío completo, equiparable al aniquilamiento entre los dos renacimientos. Esta es
simplemente la realización del programa que mencionamos, cuyo artífice fue el mismo
materialista. Sin embargo, como usted dice, existen numerosas clases de materialistas.
Una persona egoísta y malvada, que jamás ha sido receptiva al dolor ajeno, sintiendo
sólo el suyo, agregando así la indiferencia a su mundo entero de no creencia, en el
momento de la muerte debe dejar la personalidad para siempre. Esta personalidad, no
teniendo ningún lazo de simpatía con el mundo circundante, nada que engarzar en el
hilo de Sutratma, ve interrumpirse, con el último respiro, toda relación entre los dos.
84

Dado que para esta clase de materialista no hay Devachan, Sutratma se reencarnará casi
inmediatamente. Pero en el caso de los materíalistas que no erraron en nada, excepto
que en su no creencia, saltarán sólo una parada del tren porque dormían.
Además: llegará el momento en que el ex-materialista se percibirá a sí mismo en la
Eternidad y quizá se arrepienta de haber perdido hasta un día o una parada, de la vida
eterna.

X. Sin embargo, ¿no sería más correcto decir que la muerte es nacer en una nueva vida
o un retorno, una vez más, al umbral de la eternidad?

M. Usted puede decirlo, si así quiere. Pero hay que tener presente que los nacimientos
difieren y hay seres que nacen "muertos", es decir: son fracasos. Además, con sus ideas
occidentales tan grabadas acerca de la vida material, las palabras "viviente" y "ser" son
inaplicables al estado puramente subjetivo de la existencia después de la muerte. Tales
ideas han contribuido a vuestras concepciones muy estrechas acerca de la vida y de la
muerte. Se pueden omitir sólo algunos filósofos poco leídos y con ideas muy confusas
para que puedan presentar un cuadro claro de esto. Dichas ideas han conducido, por un
lado, al materialismo burdo y por el otro, a una concepción aun más material de la vida
ultraterrena, que los espiritistas tradujeron en la Summer-land (la tierra estival). Ahí, las
almas de los seres humanos comen, beben, se casan y viven en un paraíso tan sensual
como el de Mahoma, pero menos filosófico.
Las concepciones medias de los cristianos incultos no son mejores y quizá más
materiales, consteladas de ángeles, trompetas, arpas doradas, calles en ciudades
paradisíacas pavimentadas de joyas y fuegos infernales, el todo se parece a una escena
durante una pantomima navideña. Estas nociones estrechas son la razón por la cual a
usted se le dificulta comprender lo antedicho. Además, los filósofos orientales han
comparado la vida del alma desencarnada con las visiones durante el sueño, porque, aun
poseyendo el brillo de la realidad como en ciertos ensueños, está exenta de toda forma
objetiva material de la vida terrenal.

NOTAS

(1) Iswara es la conciencia colectiva de la deidad manifestada, Brahma: la conciencia


colectiva de la hueste de Dhyan Chohans y Pragna es su sabiduría individual.
(2) Taijasi significa el radiante, debido a la unión de Manas con Buddhi,
lo humano es iluminado por el brillo del alma divina. Por lo tanto, a Manas-taijasi se le
puede describir como la mente radiante, la razón humana alumbrada por la luz del
espíritu. Buddhi-Manas es la representación de lo divino más el intelecto y la
autoconciencia humana.
(3) Algunos Teósofos discrepan con esta frase, sin embargo son las palabras de los
Maestros y el sentido dado al adjetivo "inmerecido" corresponde a lo que presentamos
85

anteriormente. En el opúsculo número 6 de la serie de panfletos teosóficos, se usó una


frase que quería trasmitir la misma idea y que después fue artículo de crítica en la
revista "Lucifer". Podemos decir que la forma no fluía bien, prestándose, entonces, a la
crítica que suscita, sin embargo, la idea esencial era que los seres humanos a menudo
sufren los efectos de las acciones ejecutadas por otros, efectos que no pertenecen,
rigurosamente hablando, a su Karma, sino al de las otras personas. Por lo tanto, merecen
ser compensados por estos sufrimientos. Si es verdadero decir que todo lo que nos
acontece se debe sólo al Karma, o el efecto directo o indirecto de una causa, sería un
gran error pensar que todo el bien y el mal que experimentamos depende sólo de nuestro
Karma personal.
(5) Sutratma es nuestro principio inmortal y reencarnante en conjunción con los
recuerdos Manásicos de las vidas anteriores. El sentido literal de Sutratma es Alma-
Hilo, porque las largas series de vidas humanas enhebradas en este hilo es análoga a las
perlas en un collar. Manas debe convertirse en taijasi, el refulgente, antes de que pueda
ensartarse en Sutratma, como una perla y su hilo, teniendo, entonces, una percepción
plena y absoluta de sí en la Eternidad. Como mencionamos anteriormente, una
asociación demasiado íntima sólo con la mente terrenal del alma humana, causa la
pérdida completa de esta refulgencia.

Una Observación Sobre La "Memoria"

Ningún evento, ninguna manifestación, a pesar de lo rápido o lento que sea, jamás
puede borrarse del archivo Skándico de la vida de un ser humano. No existe la más
diminuta sensación, la acción más superficial, el impulso, el pensamiento y la impresión
que pueda desaparecer del Universo o en éste. Podemos pensar que nuestra memoria no
la ha grabado y nuestra conciencia no la ha percibido, sin embargo se inscribirá en las
tablillas de la luz astral. La memoria personal es una ficción del fisiólogo. En nuestro
cerebro hay células que reciben y transmiten sensaciones e impresiones y, una vez
llevado a cabo tal proceso, su misión ha sido realizada. Estas células del presunto
"órgano de la memoria", son los receptores y los transmisores de todas las imágenes e
impresiones del pasado, pero no son sus conservadores. Bajo varias condiciones y
estímulos pueden recibir de nuevo e instantáneamente, el reflejo de estas imágenes
astrales, que llamamos memoria, recuerdo y remembranza, sin embargo no pueden
preservarlas.
Cuando decimos que uno ha perdido su memoria o que ésta se ha debilitado, es
simplemente una manera de hablar. Sólo nuestras células de la memoria están sujetas a
la debilidad o a la destrucción. El vidrio de la ventana nos permite ver el sol, la luna, las
estrellas y todos los objetos externos claramente, pero si lo rajamos, todas las imágenes
serán distorsionadas. Si lo rompemos, sustituyéndolo con una tabla de madera o si
bajamos las cortinas, las imágenes permanecerán fuera del alcance de nuestra vista.
Pero, ¿podríamos decir, que todas las imágenes: el sol, la luna y las estrellas han
desaparecido a causa de esto cuando, al reparar la ventana con un nuevo vidrio, serán
reflejadas nuevamente en el cuarto? Existen casos de demencia que han durado por
meses y años y se enumeran también ejemplos de largos días de fiebre durante los
cuales todo lo que se hizo y se dijo fue inconscientemente. Sin embargo, cuando el
paciente se recupera, ocasionalmente recuerda sus palabras y sus acciones completas. El
pensamiento inconsciente es un fenómeno, en este plano, que envuelve sólo a la mente
personal.
86

Pero la Memoria Universal conserva todo movimiento, la ola y el sentimiento más


diminuto que ondula la superficie de la naturaleza diferenciada del ser humano o del
Universo.

EL AUTOCONOCIMIENTO
(Self-Knowledge, Lucifer, oct. 1887)

H.P. Blavatsky

Lo primero que se necesita para obtener autoconocimiento, es llegar a estar


profundamente consciente de la ignorancia, el sentir en cada fibra del corazón que uno
se engaña incesantemente a sí mismo.

El segundo requisito es la convicción aún más profunda que tal conocimiento –el
conocimiento intuitivo y cierto– puede obtenerse con esfuerzo.

El tercero y más importante es una determinación indomable para


obtener y encarar ese conocimiento.

Ese tipo de conocimiento de sí no puede alcanzarse por lo que los


hombres llaman ordinariamente “autoanálisis”. No se logra por razonamiento
o por ningún proceso cerebral; ya que es el despertar a la conciencia de la
naturaleza Divina del hombre. El obtener este conocimiento es un logro más
grande que el de regir los elementos o conocer el futuro.

Auto-conhecimento
[Lúcifer, vol. I, no 2, outubro, 1887, p. 89]
[Autoria algo incerta, mas provavelmente de H.P.B.]

A primeira necessidade para obter-se conhecimento é tornar-se profundamente


consciente da ignorância; sentir com cada fibra do coração que se é incessantemente
auto-iludido.

O segundo requisito é a convicção ainda mais profunda de que tal conhecimento


— tal conhecimento intuitivo e certo — pode ser obtido com esforço.

O terceiro e mais importante é uma indomável determinação de obter e confrontar


este conhecimento.

Este auto-conhecimento não é obtido pelo que o homem usualmente chama de


"auto-análise". Não é alcançado pelo raciocínio ou qualquer processo mental; pois é o
despertar para a consciência da natureza Divina do homem.
87

Obter tal conhecimento é um feito maior do que dominar os elementos ou


conhecer o futuro.

El Ciclo Se Mueve
Helena Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de Marzo 1890

Que el mundo grandioso gire para siempre a lo largo de los


surcos espirales del cambio.
Tennyson

La meta de ayer, será el punto de partida de mañana.


Carlyle

Louis Claude de Saint Martin, el gran místico del siglo XVIII y ardiente discípulo de
Jacob Boehme, en las postrimerías de su vida solía decir: "Me hubiera encantado
reunirme más con los que especulan sobre las verdades, ya que sólo ellos son seres
vivos."
Esta observación sobreentiende que, exceptuando al círculo limitado de místicos que
siempre ha existido en toda edad, al final del siglo pasado las personas con una intuición
psíquica eran aun menos que hoy. En realidad, a estos años los caracterizaba una
completa ceguera del alma y una esterilidad espiritual. En el siglo XVIII, la oscuridad
caótica y la confusión babilónica acerca de los asuntos espirituales, que siempre habían
reinado en los cerebros excesivamente repletos de simple saber científico, se impusieron
incisivamente sobre las masas. La inopía de percepción anímica no se limitaba a los
"Cuarenta Inmortales" de la Academia Francesa y ni a sus colegas europeos menos
pretenciosos, sino que había infectado casi todas las clases sociales, asumiendo el
aspecto de una enfermedad crónica llamada escepticismo y negación de todo, a
excepción de la materia.
Desde que los conquistadores paganos y cristianos en Europa elidieron los misterios, los
únicos depositarios de la clave de los secretos de la naturaleza, los mensajeros que
periódicamente se enviaban a occidente en el último cuarto de siglo, se tuvo la
impresión de que vinieron en vano en el XVIII. Sólo las novelas de moda atribuyen a
Cagliostro y a St.Germain poderes fenomenales, mientras las crestomatías los describen
como simples charlatanes para obnubilar, según creemos, las mentes de las
generaciones futuras. Friedrich Anton Mesmer fue el único hombre cuyos poderes y
conocimiento, la ciencia exacta hubiera podido fácilmente examinar, estableciendo un
eslabón firme entre la física y la metafísica. Sin embargo, los más grandes "eruditos-
ignorantes" europeos en asuntos espirituales, lo escarnecieron en la arena científica.
Durante casi un siglo, de 1770 hasta 1870, en el hemisferio occidental bajó una densa
88

oscuridad espiritual como si quisiese establecerse entre las sociedades cultas.


Sin embargo, al promediar el siglo XIX, en América se abrió brecha una sub-corriente
que atrevesó el Atlántico entre 1850 y 60. Siguiendo su flujo, apareció el maravilloso
medium D.D.Home, capaz de efectuar manifestaciones físicas. Después de haber
galvanizado la atención en los salones reales franceses, la luz se hizo inocultable. Ya
algunos años anteriores a su advenimiento, "un cambio" estaba "revoloteando sobre el
espíritu del sueño" de casi toda comunidad civilizada en los dos mundos y ahora había
activado una gran fuerza reactiva.
¿Qué era? Simplemente esto: una brisa que soplaba de un cuartel totalmente inesperado,
surgió entre el más grandioso resplandor de la autosuficiencia de la ciencia exacta y el
coronamiento triunfante e incauto de la victoria sobre las ruinas de los fundamentos de
las antiguas supersticiones y credos, como algún Darwinista había esperado con ansia y
en medio de la calma de las negaciones. Al principio, el flujo significante era
un susurro casi imperceptible, un soplo de viento en la obencadura de un galeón
orgulloso, el barco llamado "Materialismo", cuya tripulación estaba conduciendo
felizmente a sus pasajeros hacia el vórtice de la aniquilación. Muy pronto la
brisa se vivificó y al final irrumpió como un ventarrón. A cada hora soplaba de manera
más ominosa en el oído de los iconoclastas, convirtiéndose al final, en un estruendo
audible para todos los que tenían oído para oír, ojos para ver y un intelecto para
discernir. Era la voz interior de las masas, su intuición espiritual que se había despertado
de un largo sueño cataléptico, la enemiga tradicional del frío raciocinio intelectual,
el padre legítimo del materialismo. Como consecuencia, todos esos ideales del alma
humana que, por amplio lapso, los presuntos conquistadores de las supersticiones
mundiales, los guías autoconstituidos, habían conculcado, aparecieron de repente en el
medio de todos estos elementos en fermentación del pensamiento humano y, como
Lázaro que se levantó de la tumba, elevaron su voz y, enfáticamente, demandaron ser
reconocidos.
La invasión de las manifestaciones del "Espíritu" causaron todo esto, cuando los
fenómenos mediumnísticos asumieron un carácter endémico, esparciéndose por toda
Europa como una influenza. Estos fenómenos, siendo genuinos y verídicos en su
ser y realidad, resultaron ser innegables a pesar de que su interpretación filosófica
dejaba mucho que desear. Dado que su naturaleza trascendía cualquier negación, se
consideraron como pruebas evidentes de vida en ultratumba, abriendo, además, una
amplia perspectiva para admitir toda posibilidad metafísica. Esta vez, los esfuerzos de la
ciencia materialista para refutarlos fueron en vano. Las creencias de que el ser humano
sobrevive después de la muerte y que el Espíritu es inmortal, no fueron ridiculizadas
como el simple fruto de la imaginación. Desde luego, una vez probado que el carácter
genuino de estos fenómenos trascendentales, sobrepasa el campo de la materia y
de la investigación de la ciencia física, se demostró que iban más allá del reino del
materialismo. Además: ya sea que estos fenómenos contengan intrínsecamente, o no, la
prueba de la inmortalidad, demuestran, de forma inequívoca, la existencia de
regiones espirituales invisibles, en las cuales operan otras fuerzas de las que la ciencia
exacta conoce. Es suficiente atravesar, con un paso, la línea de la materia y el área del
Espíritu se hace infinita. Por lo tanto, las amenazas de ostracismo y contumacia,
endilgadas a los que creían en los fenómenos, no eran más eficaces por la simple razón
que al principio, las manifestaciones polarizaron la atención de casi toda la clase alta
europea, convirtiendo a sus miembros en fervientes "espiritistas." Considerando el
número de los creyentes en los fenómenos, podemos decir que, en un cierto
momento, el baluarte contra la poderosa oleada cíclica fue sólo un puñado de personas
con ideas anticuadas y proclives a rezongar y a negarlo todo.
89

Una vez más se demostró que la vida humana se despoja de su sentido y significado
superior si la privamos de todos sus ideales y creencias mundanas aceptadas por la
antigüedad filosófica y culta, empezando por Sócrates, Platón, Pitágoras y los neo-
platónicos alejandrinos. Los ideales del mundo jamás podrán extinguirse
completamente. Desterrados por los padres, serán recibidos con los brazos abiertos por
los hijos.
Y ahora vamos a rememorar como aconteció todo esto.
Como ya mencionamos, al promediar el siglo, en Europa se experimentó la reacción que
en los Estados Unidos ya había acontecido. Los días de una rebelión contra el frío
dogmatismo de la ciencia y las enseñanzas aun más glaciales de las escuelas de Büchner
y Darwin, sobrevinieron en armonía con el tiempo preordenado y preestablecido de la
ley cíclica. Nuestros lectores que nos acompañan desde más tiempo, recordarán el fluir
de los eventos. Que tengan presente cómo el público y especialmente los prejuicios
religiosos, detuvieron la oleada de misticismo durante sus primeros 12 o 15 años en
América. Sin embargo, al final, irrumpió a través de todo dique artificial, inundando a
Europa. Empezó en Francia y Rusia y terminó en Inglaterra, el más lento de todos los
países en aceptar nuevas ideas, aunque éstas nos comuniquen verdades antiguas como el
mundo.
A pesar de toda oposición, muy pronto la oleada asumió el nombre de "Espiritismo" y
ganó su derecho de ciudadanía en Gran Bretaña. Por muchos años reinó incontrastable.
En realidad, sus fenómenos, sus manifestaciones psíquicas y mesméricas eran
simplemente los pioneros cíclicos que anunciaban el renacimiento de la Teosofía
prehistórica y el Gnosticismo oculto de los misterios antediluvianos. Estos son
hechos que ningún espiritista inteligente podrá negar ya que, en verdad, el espiritismo
moderno es meramente un renacimiento prematuro de una Teosofía rudimentaria,
mientras la Teosofía moderna es un renacimiento del antiguo Espiritualismo.
Así, las aguas de la gran inundación "Espiritual" no eran primordiales, ni puras.
Cuando, merced a la ley cíclica, aparecieron por primera vez en Rochester, se dejaron a
los expedientes ya las tramoyas aleves de dos chicas, para que los denominaran e
interpretaran. Por lo tanto, cuando el dique fue demolido, estas aguas penetraron en
Europa llevando consigo las escorias y los sedimentos procedentes de los antiguos
naufragios de las hipótesis y de las aspiraciones nebulosamente esbozadas, cuyos
cimientos eran las declaraciones de estas chicas. Aún el afán con que, casi todas las
clases cultas europeas recibieron el "Espiritualismo" y su gemelo, el "espiritismo",
entraña una lección estupenda a pesar de todas las trivialidades.
Así se pudo oír la voz de la conciencia pública en esta aspiración ferviente del Alma
humana, en este vuelo irreprimible de los elementos humanos superiores hacia los
Dioses olvidados y el Dios interno. Fue una respuesta innegable e inequívoca de la
naturaleza humana interior al materialismo de entonces, que triunfaba malignamente,
esponjándose. Para sustraerse de éste, existía solamente otra forma de mal: el
adherirse al convencionalismo dogmático y eclesiástico de las religiones de estado. Era
una protesta estentórea y enfática contra el materialismo y el dogmatismo religioso, un
oscilar hacia el punto intermedio de los dos extremos, representados, a un lado, por la
imposición, durante largos siglos, de un Dios personal de amor y compasión infinitas
mediante los artificios diabólicos de la espada, el fuego y las torturas de la inquisición
y del otro, como reacción natural, por el reino de la negación completa de tal Dios en
conjunción con un Espíritu infinito, un Principio Universal que se manifiesta como Ley
inmutable.
90

La verdadera ciencia se había esmerado, sabiamente, para eliminar la esclavitud mental


humana y su Dios ortodoxo y paradójico. Sin embargo, la pseudo-ciencia, valiéndose de
su ergotismo, se propuso aniquilar toda creencia exceptuando aquella de la materia. Los
que detestan el Espíritu del mundo, al negar un Dios en la Naturaleza, así como una
Deidad extracósmica, han estado preparándose, durante muchos años, para crear una
humanidad artificial y desalmada. Por lo tanto, es justo que su K arma les enviara una
hueste de pseudo-"Espíritus" o Almas para obstaculizar sus esfuerzos. ¿Puede alguien
negar que los mejores próceres de la ciencia materialista no han capitulado delante de la
fascinación fatua que, a primera vista, tenía visos de prueba muy palpable de un Alma
inmortal en el ser humano, (1) la presunta comunión entre los muertos y los vivos? (2)
Aún, estas manifestaciones anormales, siendo, en su totalidad, genuinas y espontáneas,
entusiasmaron y polarizaron la atención de todos los que entrañaban en sus almas la
sagrada chispa de la intuición. Algunos se aferraron a ellas debido a la muerte de los
ideales, la demolición de los Dioses y de la fe en todo centro civilizado, causándoles
una consunción espiritual. Otros las aceptaron porque, viviendo en medio de una
perversión ergotista de cada noble verdad, prefirieron una tenue aproximación a la
verdad que la nada.
Sin embargo, ya sea que la gente creyera y siguiera el "espiritismo" o no, la evolución
espiritual y psíquica del ciclo había ejercido una impresión indeleble sobre muchos y,
estos ex-materialistas, jamás pudieron volver a sus ideas iconoclastas.
La profusión en constante ascenso de los místicos actuales es la mejor prueba de la
innegable obra oculta del ciclo. Millares de hombres y mujeres que no pertenecen a
ninguna iglesia, secta y sociedad, los cuales no son teósofos ni espiritistas, son
virtualmente miembros de la Hermandad Silente, cuyos componentes a menudo no se
conocen; ya que viven en naciones diferentes. Sin embargo, cada uno lleva entre sus
cejas la marca del misterioso sello Kármico, convirtiéndole en un miembro de
la Hermandad de los Electos del Pensamiento. No habiendo logrado satisfacer sus
aspiraciones en las respectivas fes ortodoxas, se han separado de las iglesias en su alma
si no en su cuerpo, dedicando el resto de sus vidas al culto de ideales más elevados y
más puros que cualquier especulación intelectual pueda ofrecerles. Aunque son una
pequeña minoría que uno infrecuentemente encuentra, su nombre es legión, si sólo
eligiesen presentarse abiertamente.
Estos hombres y mujeres dedicados, prefieren seguir a solas y sin ayuda, los vericuetos
estrechos y espinosos que se extienden delante de aquél que no reconoce las
autoridades, ni se postra frente a la hipocresía. Los impulsa la influencia de esa misma
búsqueda ardiente por la "vida en el espíritu y en la verdad", que insta a todo teósofo
serio durante años de denigración moral y ostracismo público. Les mueve el idéntico
descontento con los principios de la pura convencionalidad social moderna y el
desdén hacia el pensamiento de moda aun triunfante; el cual, apoderándose con
irreverencia de los epítetos honrados de "científico" y "sin precedente", "pionero" y
"liberal", usa esta prerrogativa a fin de subyugar a los pusilánimes y a los egoístas.
Pueden dejar en paz a los "señores Oráculos" del pensamiento moderno, así como a los
personajes hipócritas que el tiempo ha desacreditado ya los laicos del convencionalismo
eclesiástico embebidos de dogmas; aún entrañan, en el santuario silencioso
de su alma, los mismos grandes ideales de todos los místicos y son teósofos reales y no
nominales. Los encontramos en todo círculo y clase social. Se enumeran entre artistas y
escritores de novelas, en la aristocracia y la clase comercial, entre los más elevados y
acomodados, así como entre los más bajos y pobres.
Entre los que se destacan en este siglo, mencionaremos al Conde L. Tolstoi, un ejemplo
viviente y una de las señales de los tiempos en que vivimos, de la obra oculta del ciclo
91

en constante movimiento. Escuchad, de la pluma de uno de los mejores autores de San


Petersburgo, unos pasos de la historia de la evolución psico-espiritual de este
aristocrático, L. Tolstoi, el escritor más grande de la Rusia moderna
[. . .] El autor ruso más famoso, "el pintor de las palabras", un escritor de realismo
shakespeariano, un poeta pagano, el cual, bajo cierto punto de vista, en su producción
literaria, rinde culto a la vida por la vida misma, en sí y por sí, según dicen los
hegelianos y de repente cae en congoja sobre su hermosa paleta, absorto en
pensamientos atormentadores y así empieza a someter a sí mismo y al mundo, los
problemas más recónditos e insolubles. [. . .] El autor de "Los Cosacos" y "Felicidad
Familiar", con atuendos de campesino y zapatos de cuerda, emprende un peregrinaje en
búsqueda de la verdad divina. Se adentra en el bosque solitario ski! (una ermita
religiosa) de Raskolnikyi (un disidente, secta hasta la fecha hostigada y prohibida en
Rusia). Visita a los monjes del Desierto de Optino, transcurriendo su tiempo ayunando y
rezando. Ha sustituido las bellas letras y la filosofía con la Biblia y las escrituras de los
Padres de la Iglesia y como continuación de " Ana Karenina" ha creado sus
"Confesiones" y "Explicaciones del Nuevo Testamento."
El hecho de que el Conde Tolstoi, no obstante su dedicación ardiente, no se convirtió en
un cristiano ortodoxo, ni sucumbió a los estratagemas del espiritismo (como prueba su
más reciente sátira sobre los mediums y los "espíritus") no le impide, en nada, ser un
místico completo. ¿Cuál es la influencia misteriosa que, repentinamente, lo ha
encauzado en esta extraña corriente sin casi ningún período de transición? ¿Qué idea o
visión inesperada lo instó hacia esta nueva línea de pensamiento?
¿Quién puede saberlo, sino él mismo o esos verdaderos "Espíritus" que no lo ventilarán
en una sección espiritista moderna?
Aún, el Conde Tolstoi no es un ejemplo aislado de la obra de ese misterioso ciclo de
evolución psíquica y espiritual ahora en plena actividad. Un trabajo que, de manera
silenciosa y desapercibida, pulverizará las estructuras más grandiosas y
magníficas de las especulaciones materialistas y en breve tiempo reducirá a la nada la
obra intelectual de años. ¿Qué es esa Fuerza moral e invisible? Sólo la filosofía oriental
puede explicarlo.
En 1875 nació la Sociedad Teosófica. Se presentó al mundo con la intención clara de
convertirse en una aliada del movimiento espiritista, suplementándolo y ayudándolo en
su aspecto más elevado y espiritual. Sin embargo, sólo logró convertir a los espiritistas
en sus más acérrimos enemigos, los que la han perseguido y denostado incesantemente.
Quizá dependa, principalmente, de que muchos de sus mejores representantes más
intelectuales se adhirieron, cuerpo y alma, a la Sociedad Teosófica. En realidad, la
Teosofía era el único sistema capaz de dar una racionalidad filosófica a los
fenómenos mediumnísticos y una lógica razón de ser. Es cierto que algunas de sus
enseñanzas son incompletas e insatisfactorias. La causa de ésto es reconducible sólo a
las imperfecciones de la naturaleza humana de los que la divulgan y a ninguna falta en
el sistema mismo o en sus enseñanzas, las cuales hay que considerarlas más confiables
que algunos dictados de ciertas "inteligencias"; ya que se sustentan en filosofías
antiquísimas, en la experiencia de seres humanos y razas más cercanas a la fuente de las
cosas que nosotros y en los anales de sabios que han interrogado, sucesivamente y
durante incontables generaciones, la esfinge de la Naturaleza, la cual mantiene ahora sus
labios cerrados con respecto a los secretos de la vida y de la muerte.
No importa que el intelecto y la conciencia de dichas "inteligencias" sean inducidos y
artificiales, como suponemos o emanen de una fuente y una entidad personal. Aun las
filosofías exotéricas de los sabios orientales, sistemas de pensamiento cuya
majestuosidad y lógica pocos negarán, concuerdan en toda doctrina fundamental con
92

nuestras enseñanzas teosóficas. En lo que atañe a esas criaturas llamadas y aceptadas


como "Espíritus de los Muertos", porque ellas así se autodenominan, los espiritistas y
sus mediums desconocen su verdadera naturaleza.
En el caso de los espiritistas más intelectuales, la cuestión permanece aún en suspenso.
Ciertamente, no serán los teósofos quienes discreparán con ellos en su concepción más
elevada de los Espíritus.
Como este artículo no se supone yuxtaponer los dos movimientos más significativos de
nuestro siglo, ni debatir sus méritos o superioridad relativos; afirmamos, por lo pronto,
que los hemos considerado sólo para polarizar la atención al reciente progreso
maravilloso de este ciclo oculto. El enorme número de adherentes a la Teosofía y al
espiritismo, dentro o fuera de nuestras respectivas sociedades, evidencia que ambos
movimientos eran el trabajo necesario o podríamos decir, Kármicamente preordenado,
de la edad y cada cual nació en el momento adecuado, cumpliendo con su misión
tempestivamente. Sin embargo, existen otras señales de los tiempos en que vivimos
mucho más significativas.
Hace algunos años publicamos una predicción según la cual, después de un breve ciclo
de abuso y persecución, muchos de nuestros enemigos cambiarían la trayectoria,
mientras otros, viendo cuán desesperanzadora era la situación, seguirían nuestro
ejemplo, instituyendo Sociedades místicas. La Teosofía, análogamente a Egipto, en la
profecía de Hermes, fue acusada por "extranjeros impíos" (en nuestro caso los que no
saben nada de ésta) de adorar monstruos y quimeras, enseñando "enigmas increíbles a la
posteridad." Si nuestros "escribas e hierofantes sagrados" no vagan desamparados en la
superficie terrestre, no es por mérito de los buenos sacerdotes y clérigos cristianos. Y
nosotros, análogamente a los egipcios en los primeros siglos de la nueva fe y edad,
inducidos por el miedo de una profanación aun peor de los nombres y las cosas
sagradas, tuvimos que sepultar en las anfractuosidades el poco conocimiento esotérico
que se nos ha permitido divulgar al mundo.
Sin embargo, en los últimos tres años, todo esto ha ido cambiando rápidamente y la
demanda de información mística se ha multiplicado tanto que la editorial Teosófica no
lograba encontrar suficientes trabajadores para cumplir con los pedidos.
Aun "La Doctrina Secreta" ha demostrado ser un éxito financiero, a pesar de ser nuestra
publicación más críptica, su precio prohibitivo y el trato que la prensa le dio: ya sea
ignorándola o denigrándola con desdén. Constatad el cambio. Lo que los teósofos casi
no osaban mencionar si no susurrando, para que, hace algunos años, no los tildaran de
lunáticos, hoy los oradores lo divulgan y los clérigos lo abogan públicamente.
Mientras los ortodoxos se apremian a eliminar el antiguo infierno y la Nueva Jerusalén
embaldosada de zafiros, los más liberales aceptan nuestra Doctrina de K arma,
Reencarnación y de Dios como Principio abstracto, bajo los velos cristianos y de
una fraseología bíblica.
Así, la Iglesia está dirigiéndose paulatinamente hacia la filosofía y el panteísmo.
Diariamente constatamos que algunas de nuestras enseñanzas afloran a guisa de
especulaciones religiosas, poéticas y hasta científicas, suscitando el respeto de
los rotativos que no admiten su origen teosófico, ni se abstienen de vilipendiar el caudal
de estas ideas místicas, la Sociedad Teosófica. Hace un año, un periódico que no vale la
pena mencionar, incluyó la exclamación de un sabio criticastro:
A fin de mostrar la plétora de ideas anticientificas en la obra "La Doctrina Secreta", es
suficiente indicar que su autora rehúsa creer en la existencia de la materia inorgánica y
dota a los átomos de inteligencia.
Hoy en día, la revista londinense "Harper's" menciona con aprobación y simpatía el
concepto de materia facilitado por Edison:
93

No creo que la materia sea inerte y que sobre ella actúe una fuerza externa. Por lo visto,
parece que cada átomo posee cierta cantidad de inteligencia primitiva: mirad los
millares de modos en los cuales los átomos de hidrógeno se combinan con los de otros
elementos. [. . .] ¿Acaso queréis decir que lo hacen sin inteligencia? [...]
Edison es un teósofo, aunque no sea muy activo, mas el mero hecho de que tenga un
diploma (de la Sociedad Teosófica), parece inspirarle verdades teosóficas.
Nuestros enemigos cristianos exclaman con desdén: "¡Los teósofos creen en la
reencarnación!" "No hay una palabra, pronunciada por nuestro Salvador, que pueda
interpretarse contra la creencia moderna de la reencarnación. . . ", predica el
reverendo Bullard, entreabriendo, muy sabiamente, una puerta secundaria para el día en
que esta "creencia vacía", brahmánica y budista, adquiera un carácter general.
Los teósofos creen que las primeras razas humanas eran tan etéreas como ahora lo son
sus dobles astrales y las llaman chhayas (sombras). Ahora, escuchad a un insigne poeta
inglés que en su último libro: "Deméter y otros Poemas", canta:
“El fantasma en el hombre, el fantasma que una vez fue hombre,
Pero no puede liberarse completamente de los hombres,
Que están llamándose los unos a los otros al Alba,
De manera tan estentórea jamás vista en la tierra;
El velo se desgarra y las voces del día
Resuenan sobre las de la Oscuridad.
No hay cielo ni infierno repentino para el hombre,

Una Evolución Intemporal, rápida o lenta,


Por todas las esferas, una cumbre que se abre más y más
y una tierra que sigue reduciéndose. . .”

Parece que Tennyson ha leído los libros teosóficos o lo inspiraron las mismas ideas
grandiosas que nos movieron a nosotros.
"¡Oh!", ciertos escépticos exclaman: "sin embargo hay licencias poéticas. El autor no
cree una palabra de lo que escribe." ¿Cómo lo saben? Aun suponiendo que así sea, he
aquí una prueba ulterior de la evolución cíclica de nuestras ideas teosóficas, que espero
no se tilden de "licencias clericales." Uno de los sacerdotes londinenses más estimados
y compasivos, el Reverendo G. W. Allen, se ha puesto los zapatos teosóficos y ha
seguido nuestro buen ejemplo fundando una "Sociedad Cristo-Teosófica." Como su
doble título muestra, su plataforma y programa deben ser, necesariamente, más
limitados que los nuestros, ya que en su circular leemos: "Se propone solamente
cubrir el terreno que la Sociedad Teosófica ahora no estudia."
Seguramente, esta nueva Sociedad hará un buen trabajo a pesar de lo equivocado que
nuestro estimado amigo y colaborador teosófico esté, en creer que las enseñanzas de la
Sociedad Teosófica no cubren al Cristianismo esotérico, ya que estudia el aspecto
esotérico de toda religión del mundo. Desde luego, si el nombre escogido quiere decir
algo, implica que el trabajo y el estudio de los miembros debe ser, necesariamente,
teosófico. Un párrafo entresacado de la circular de la "Sociedad Cristo-Teosófica"
avalará lo antedicho.
Es nuestra creencia que, actualmente, hay muchas personas descontentas con la
enunciación estéril y antifilosófica del Cristianismo, expresada en sermones y escritos
teológicos.
Algunos de estos individuos se ven inducidos a abandonar todo tipo de fe en el
Cristianismo, mas muchos de ellos lo hacen con reluctancia y acogerían con
benevolencia una presentación de las antiguas verdades que les mostrara la
94

consonancia con las conclusiones de la razón y el testimonio de la intuición innegable.


Existen muchos otros cuyo único sentimiento es que las verdades de su religión tienen
un significado práctico tan pequeño, que ejercen un poder diminuto en la influencia y el
ennoblecimiento de su carácter y diario vivir. La Sociedad Cristo-Teosófica apela a
ellos, invitándoles a unirse en un esfuerzo común para aprender acerca de la Verdad
Cristiana y alcanzar ese Poder capaz de satisfacer los anhelos profundos del corazón
humano, fortificándonos en el dominio de nosotros mismos y en la existencia vivida
para los demás.
Esto es admirable y muestra claramente su propósito de contrarrestar las influencias
perniciosas de la teología exotérica y dogmática, que es cuanto hemos tratado de hacer
desde el principio. Sin embargo, todas las similitudes terminan allí, pues parece no tener
ningún nexo con la Teosofía universal, sino sólo con la sectaria. Tememos que la
"S.C.T." limite los "Misterios de la Verdad Divina" a una religión, la más reciente y los
avatares a un sólo hombre, cuando invita:
a su membresía, aquellos que, dispuestos a aprender los misterios de la Verdad Divina
de forma más clara y más amplia, aún desean mantener como base de su filosofía las
doctrinas cristianas de Dios como Padre de todos los seres y Cristo como revelación de
Sí mismo a la humanidad.
Esperamos, sinceramente, que los miembros de la Sociedad Cristo-Teosófica puedan
evitar estos Caribdis sin caer en Escila. (3)
Sin embargo, no podemos más que hacer notar una dificultad y pedimos, humildemente,
que se nos explique. Según la circular: "La Sociedad no consta de maestros, ni
educandos.
Todos son estudiantes." Ahora, a esto le antecede la declaración que los miembros
"acogerían con benevolencia una presentación de las antiguas verdades [. . .] en
consonancia con las conclusiones de la razón etc." Por lo tanto nos preguntamos:
¿quién de los "estudiantes" presentará estas verdades a los otros? Es obvio que, a pesar
de quien sea, tan pronto como empiece su presentación, se convertirá, quiéralo o no, en
un "maestro."
Mas todo esto es secundario. Nos sentimos muy orgullosos y satisfechos con el
homenaje tributado a la Teosofía en la imagen de un representante del clero anglicano
dispuesto a seguir nuestras huellas, para que desmenucemos los detalles. Por lo
tanto, deseamos lo mejor a la Asociación Cristo- Teosófica.

NOTAS

1) Que nuestros lectores tengan presente los nombres de algunos letrados y científicos
eminentes que se han convertido en espiritistas abiertamente. En América es suficiente
mencionar al profesor Hare, Epes, Sarjeant, Robert Dale Owen, Judge Edmonds etc; en
Rusia los profesores Butlerof, Wagner y el más grande entre ellos, el difunto Pirogoff;
en Alemania Zollner; en Francia el astrónomo M. Camille Flammarion y al final, en
Inglaterra, A. Russel Wallace, W. Crookes, Balfour Stewart, etc., seguidos por un
número de estrellas científicas secundarias.
2) Esperamos que los pocos amigos remanentes en las filas de los espiritistas no nos
malentiendan. Acusamos a los "espíritus" falsos de las secciones espiritistas
encabezadas por mediums profesionales y negamos la posibilidad de tales
manifestaciones de espíritus en el plano físico. Sin embargo, creemos profundamente en
los fenómenos espiritísticos y en la relación entre los Espíritus de Egos de entidades
95

encarnadas y desencarnadas. Mas dado que estos últimos no pueden manifestarse en


nuestro plano, es el Ego del ser vivo el que encuentra al Ego de la personalidad difunta,
ascendiendo al plano Devachánico. Esto es realizable en estado de trance, durante los
sueños y otros medios subjetivos.
3) Evitar que se encuentren entre dos fuegos. (N .d. T.)

EL GENIO
(Genius, Lucifer, nov. 1889)

H.P. Blavatsky

“¡Genio! ¡Tú, don del Cielo, tú luz divina!


En medio de qué peligros estás condenado a brillar.
Frecuentemente la debilidad del cuerpo
refrenará tu fuerza,
frecuentemente ahogará tu vigor e impedirá tu curso;
y los nervios temblorosos te fuerzan a refrenar
tus más nobles esfuerzos de luchar con dolor
¡O la Miseria, triste huésped!…”

CRABBE

De entre30 los muchos problemas hasta ahora no resueltos en el Misterio de la


Mente resalta de manera destacada la cuestión del Genio. ¿De dónde viene y qué es el
genio, cuál es su raison d´être, cuáles las causas de su excesiva rareza? ¿Es de veras un
“don del Cielo”? Y si es así, ¿por qué tales dones para unos, siendo la torpeza
intelectual o incluso la idiotez el hado de otros? El considerar la aparición de hombres y
mujeres de genio como un mero accidente, como un premio de la ciega suerte o
dependiendo de causas exclusiva mente físicas, es concebible sólo para un materialista.
Como certeramente dice un autor, sólo queda entonces esta alternativa: estar de acuerdo
con el creyente en la existencia de un dios personal “para referir la aparición de todo
individuo singular a un acto especial de la voluntad divina y de la energía creadora», o
“reconocer en toda la sucesión de tales individuos un gran acto de alguna voluntad,
expresado en una eterna ley inviolable”.

El genio, como Coleridge lo definió, es desde luego, –según todos los indicios
externos–, “la facultad de crecimiento”; sin embargo para la intuición interna del
hombre la cuestión es: si es el genio –una aptitud anormal de la mente– el que se
desarrolla y crece, o es el cerebro físico, su vehículo, el que a través de algún proceso
misterioso se hace más apto para recibir y manifestar desde dentro hacia el exterior la
naturaleza innata y divina del alma superior del hombre. Acaso los filósofos de la
Antigüedad, en su sabiduría no sofisticada, estaban más cerca de la verdad que nuestros
modernos sabiondos, cuando dotaron al hombre de una deidad tutelar, un Espíritu al que
llamaban genius. La substancia, por no decir la esencia –observa la diferencia, lector–
de esa entidad y la presencia de ambas, se manifiesta según el organismo de la persona

30
Artículo publicado en la revista Lucifer, en noviembre de 1889.
96

con la que comunica. Como dice Shakespeare, lo que percibimos de la “substancia” del
genio de los grandes hombres “no está aquí”:
“Porque lo que ves no es sino la parte más pequeña…
Pero si estuviera toda su figura aquí,
Seria de una altura tan espaciosa y encumbrada
Que tu techo no sería suficiente para contenerla …”

Esto es precisamente lo que enseña la Filosofía Esotérica. La llama del genio no


es encendida por ninguna mano antropomórfica, excepto la del propio Espíritu de uno.
Es la naturaleza misma de la Entidad Espiritual, de nuestro Ego, la que sigue tejiendo
nuevas tramas de vidas en la tela de reencarnaciones sobre el telar del tiempo, desde los
inicios hasta el final del gran Ciclo de Vida31. Esta es la naturaleza que se impone, más
fuerte que la de la personalidad en el hombre común; de modo que lo que llamamos
«manifestaciones de la genialidad» en una persona, son sólo los esfuerzos más o menos
exitosos de ese Ego para hacerse valer en el plano exterior de su forma objetiva –el
hombre de barro–, en la prosaica vida diaria de este último. Los EGOS de un Newton,
Esquilo o Shakespeare son de la misma esencia y substancia que los de un palurdo,
ignorante, loco o inclusive idiota; y la autoafirmación de sus genius informantes
(espíritus tutelares) depende de la construcción fisiológica y material del hombre físico.
Ningún Ego difiere de otro en cuanto a su primordial u original esencia y naturaleza. Lo
que hace de un mortal un gran hombre y de otro una persona vulgar y tonta es, según se
dice, la calidad y naturaleza de su cascarón y envoltura física, y la capacidad o
incapacidad del cerebro y del cuerpo de transmitir y dar expresión a la luz del hombre
interno, real; y esta aptitud o inaptitud es, a su vez, resultante del Karma. O, usando otro
símil, el hombre físico es el instrumento musical y el Ego, el artista ejecutante. La
potencialidad de la perfecta melodía del sonido está en el primero –el instrumento–, y
ninguna habilidad del último puede despertar una armonía impecable en un instrumento
roto o mal hecho. Esta armonía depende de la fidelidad de transmisión al plano objetivo,
del inexpresado pensamiento divino que se encuentra en las mismas profundidades de la
naturaleza subjetiva o interna del hombre, mediante palabra o acto. Siguiendo nuestro
ejemplo, el hombre físico puede ser, un inapreciable Stradivarius, un violín barato y
agrietado, o nuevamente una mediocridad entre ambos, en las manos de un Paganini que
lo “anima”.

Todas las naciones antiguas sabían esto. Pero aunque todas tenían sus Misterios y
sus Hierofantes, no a todos podía enseñarse por igual la gran doctrina metafísica; y
mientras unos pocos elegidos32 recibían tales verdades en su iniciación, a las masas sólo
se les permitía acercarse a éstas con la mayor cautela, dentro de los límites –siempre lo
más lejanos posible–. “Del DIVINO TODO procedió Amun, la Divina Sabiduría… no
la des a los indignos”, dice un Libro de Hermes. San Pablo, el “sabio Maestro
Constructor”33, no hace más que imitar a Thot–Hermes cuando dice a los Corintios:
“Nosotros decimos la Sabiduría entre los que son perfectos (los iniciados)… hablamos
sabiduría divina en MISTERIO, la Sabiduría oculta”34.

31
El período de un Manvantara completo, que comprende 4.320.000.000 de años solares.
32
Los que ya habían alcanzado el nivel evolutivo necesario para “entender”, y eran conscientes de ello
33
Un término absolutamente teúrgico, masónico y oculto. Usándolo, Pablo se declara a
sí mismo como Iniciado, teniendo el derecho de iniciar a otros. Primera Epístola del
Apóstol San Pablo a los Corintios III, 10.
34
Ibídem II, 6–8.
97

A pesar de ello, todavía en nuestros días se acusa a los antiguos de blasfemia y de


fetichismo, por su “culto a los héroes”. ¡Pero han profundizado los historiadores
modernos alguna vez en la causa de tal “adoración”! Creemos que no. De otra manera
ellos serían los primeros en darse cuenta de que lo que era “adorado”, o, más bien, a lo
que se rendía honores no era ni al hombre de barro ni a la personalidad –el “héroe” o
“santo fulano de tal”, que aún prevalece en la Iglesia de Roma, una iglesia que beatifica
el cuerpo más que el alma–, sino al Espíritu divino prisionero, al “dios” exiliado dentro
de esa personalidad. ¿Quién en el mundo profano sabe que incluso la mayoría de los
magistrados (Arcontes de Atenas, mal traducidos en la Biblia como “príncipes”) –cuya
tarea oficial era preparar la ciudad para tales procesiones–, ignoraba el verdadero
significado del “culto” alegado?

Ciertamente tenía razón San Pablo al declarar que “Nosotros decimos Sabiduría…
no la sabiduría de este mundo… que ninguno de los Arcontes de este mundo (profano)
conocía, sino la sabiduría oculta de los MISTERIOS.” Pues como de nuevo da a
entender la Epístola del Apóstol, el lenguaje de los iniciados y sus secretos no los
conoce ningún profano 35, ni aún un “Arconte” o gobernante fuera del templo (lugar) de
los sagrados misterios; nadie “salvo el Espíritu del hombre (el Ego) que está en él” 36.

Si se hubieran traducido los capítulos II y III de la I Epístola a los Corintios con el


espíritu en que estaban escritos –incluso su letra muerta está ahora desfigurada–, el
mundo podría percibir asombrosas revelaciones. Entre otras cosas habría una clave para
los hasta ahora inexplicables ritos del antiguo Paganismo, uno de los cuales es el
misterio de este mismo culto a los Héroes. Y mostraría que si las calles de la ciudad que
honraba a uno de tales hombres estaban llenas de rosas esparcidas para el paso del héroe
de ese día; si todos los ciudadanos estaban llamados a inclinarse reverentemente ante
aquel que era tan festejado; y si el sacerdote y el poeta rivalizaban entre sí en su celo por
inmortalizar el nombre del héroe después de su muerte… La filosofía oculta nos dice la
razón de ello.

“Contempla”, dice ésta, “en toda manifestación del genio –cuando está
combinado con la virtud–” en el guerrero o en el bardo, en el gran pintor, artista,
estadista u hombre de ciencia, que lo eleva por encima de las cabezas del vulgo en
manada, “la innegable presencia del exiliado celeste, el divino Ego cuyo carcelero eres
tú, ¡oh hombre de materia!” Así, lo que denominamos deificación se aplica al Dios
inmortal que está dentro, no a las paredes muertas o tabernáculo humano que lo
contiene. Y esto fue hecho en reconocimiento tácito y silencioso de los esfuerzos
realizados por el divino cautivo que, aún bajo las más adversas circunstancias de
encarnación, logró manifestarse.

El Ocultismo por tanto, no enseña nada nuevo al afirmar el axioma filosófico


arriba mencionado. Tratando con más extensión el amplio tópico metafísico, sólo le da
un último toque explicando ciertos detalles. Enseña, por ejemplo, que la presencia en el
hombre de varios poderes creativos –llamados genios en general–, no es debida a
ninguna suerte ciega, a ninguna cualidad innata a través de tendencias hereditarias, –
aunque lo que se conoce por atavismo puede frecuentemente intensificar estas
facultades–, sino a una acumulación de “antecedentes experienciales” individuales del
Ego en su vida (y vidas) precedentes. Pues, aunque omnisciente en esencia y por
35
Fanum, lugar sagrado. Pro–fanum (profano), fuera del lugar sagrado.
36
Primera Epístola del Apóstol San Pablo a los Corintios II, 11.
98

naturaleza, aún necesita experimentar a través de sus personalidades las cosas de la


tierra, terrestres en plano objetivo, para poner en vigor por medio de ellas la realización
de esa omnisciencia abstracta. Y añade nuestra filosofía que el cultivo de ciertas
aptitudes a través de una larga serie de encarnaciones pasadas, debe culminar finalmente
en alguna vida, en un florecer perenne como genio, en una u otra dirección.

Por ello, los grandes Genios, si son verdaderos e innatos y no meramente una
expansión anormal de nuestro intelecto humano, nunca pueden copiar o rebajarse a
imitar, sino que siempre serán originales, sui generis en sus impulsos creativos y
realizaciones. Como esos lirios gigantes de la India que brotan súbitamente, acunados
por las nubes, en las grietas y fisuras de las desnudas rocas de las altas mesetas en los
montes Nilgiri, así también el verdadero Genio necesita solamente una oportunidad para
mostrarse en la existencia y florecer a la vista de todos en el suelo más árido, pues su
estampa es siempre inconfundible. Usando un dicho popular, el genio innato al igual
que los crímenes, saldrá a la luz tarde o temprano y cuanto más se haya querido
suprimir u ocultar, mayor será el torrente de luz arrojado por su súbita irrupción. Por
otra parte, el genio artificial, tantas veces confundido con el anterior y que en realidad
no es más que el resultado de prolongados estudios y preparación, nunca será, por
decirlo así, más que la llama de la lámpara encendida fuera del portal del templo; puede
lanzar una larga estela de luz de una parte a otra de la carretera, pero deja el interior del
edificio a oscuras. Y como toda facultad y propiedad en la Naturaleza es dual –esto es,
puede hacerse que sirva a dos fines, tanto a uno bueno como a otro malo–, de este modo
se delatará el genio artificial a sí mismo. Nacido del caos de las sensaciones terrenales,
de las facultades perceptivas y retentivas, todavía de memoria finita, siempre será
esclavo de su cuerpo; y ese cuerpo, debido a su inconstancia y a la tendencia natural de
la materia hacia la confusión, llevará incluso a los considerados “grandes genios” de
regreso a su propio elemento primordial, que es el caos, el mal, o la Tierra.

Así, entre el genio verdadero y el artificial, uno nacido de la luz del Ego inmortal,
el otro de los efímeros fuegos fatuos del intelecto terrestre o puramente humano y del
alma animal, media un abismo, sólo salvable para quien aspira ir siempre hacia
adelante; quien nunca pierde de vista, aun en las profundidades de la materia, esa
estrella guía del Alma Divina y de la Mente, lo que llamamos Buddhi–Manas. Este
último no requiere, al contrario que el primero, cultivarse. Las palabras del poeta
afirman que la lámpara del genio:

“Si no es protegida, podada y alimentada con cuidado


Pronto muere, o llega a derrocharse con vacilante luz.”

Estas palabras pueden aplicarse solamente al genio artificial, resultante de la


cultura y de una agudeza puramente intelectual. No es la luz directa de los
Mânasaputras, los Hijos de la Sabiduría, pues el verdadero “Genius”, alumbrado por la
llama de nuestra naturaleza superior o Ego, no puede morir. Es por ello que es tan
sumamente raro. Lavater calculó que “la proporción de genios (en general) respecto a
hombres ordinarios es de uno por un millón; pero para genios sin tiranía, sin presunción,
que juzgan al débil con equidad, al superior con humanidad, y a los iguales con justicia,
esa proporción es de uno entre diez millones.” Esto verdaderamente es interesante,
aunque no demasiado lisonjero para la naturaleza humana si por “genio”, entendía
Lavater sólo la clase más alta del intelecto humano, desarrollado por el cultivo,
“protegido, podado y alimentado”, y no el genio del que hablamos nosotros. Además tal
99

genio es siempre capaz de conducir hasta los extremos del infortunio o del bienestar, a
aquel a través de quién se manifiesta esta luz artificial de la mente terrestre. Al igual que
los genios (deidades, espíritus tutelares) buenos y malos de los antiguos, con quienes
comparte tan apropiadamente el nombre, el genio humano coge a su desvalido poseedor
de la mano y le conduce un día a los pináculos de la fama, la fortuna y la gloria, para
sumergirle al día siguiente en un abismo de deshonra, desesperación y frecuentemente
de crimen.

Pero, de acuerdo con el gran fisonomista, en este mundo hay más genios de este
último tipo, ya que, como enseña el Ocultismo, es más fácil para la personalidad, con
sus agudos sentidos físicos y tatwas37, tender hacia el cuaternario inferior que
remontarse a su tríada; la filosofía moderna, no sabe nada de su más elevada forma
espiritual, “uno por cada diez millones”, aunque es bastante entendida en conformar
genios inferiores. Así es natural que confundiendo uno con otro se hayan equivocado
los mejores escritores modernos al definir el verdadero genio. Como consecuencia,
oímos y leemos continuamente muchas cosas que a los ocultistas les parecen bastante
paradójicas. “El genio necesita cultivarse”, dice uno; “el genio es vano y
autosuficiente”, dice otro; mientras un tercero seguirá definiendo la luz divina no más
que para empequeñecerla en el lecho de Procusto de su propia estrechez intelectual de
miras. Hablará de la gran excentricidad de los genios, emparentándola como norma
general con una “constitución inflamable”, aun lo mostrará como “¡presa de cualquier
pasión, pero rara vez de inclinaciones delicadas!” (Lord Kaimes). Es inútil discutir con
estos, o decirles que los genios originales y grandes apagan los más deslumbrantes
rayos de intelectualidad humana como el sol apaga la luz de una llama de fuego en un
campo abierto; que nunca es excéntrico; aunque siempre sui generis; y que ningún
hombre dotado de verdadero genio puede jamás abandonarse a sus pasiones físicas
animales. En la opinión de un humilde ocultista sólo un gran carácter altruista como el
de Buddha o el de Jesús, y el de sus pocos imitadores fieles, pueden ser considerados en
nuestro ciclo histórico como GENIOS completamente desarrollados.

De ahí que el verdadero genio tenga pocas posibilidades de recibir su


reconocimiento en nuestra era de convencionalismos, hipocresía y contemporización. A
medida que el mundo aumenta en civilización se expande su fiero egoísmo, y apedrea a
sus verdaderos profetas y genios en beneficio de sus sombras remedadas. Sólo las
agitadas masas de millones de ignorantes, el gran corazón de la gente, son capaces de
sentir intuitivamente a una verdadera “gran alma” llena de amor divino por la
humanidad, de compasión divina por el hombre sufriente. De aquí que sólo el pueblo
llano es aún capaz de reconocer al genio, como que sin tales cualidades ningún hombre
tiene derecho a ese nombre. Ningún genio puede encontrarse ahora en la Iglesia o el
Estado y eso lo prueba su propia confesión. Parece que hubiese pasado mucho tiempo
desde que en el siglo XIII el “Doctor Angélico”38 desairó al Papa Inocencio IV, quien
haciendo alarde de los millones obtenidos por la venta de absoluciones e indulgencias,
hizo a Santo Tomás de Aquino la siguiente observación “¡la era en que la Iglesia decía:
'Plata y oro no tengo', ha pasado!” “Cierto,” fue la rápida contestación; “pero también

37
“Aquello” eternamente existente, los diferentes principios de la Naturaleza, en su
significado oculto. Ver Glosario Teosófico.
38
Nombre con el que era denominado Santo Tomás de Aquino, y Escuela Angélica, la
que seguían sus discípulos o tomistas. Ver José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía,
tomo IV, Alianza Editorial. Madrid, 1981, página 3271.
100

ha pasado la era en que podía decir a un paralítico, ¡Levántate y anda!” Y sin embargo,
desde aquel tiempo y desde mucho, mucho antes hasta nuestro días no ha cesado en
ningún instante la crucifixión de su Maestro ideal por la Iglesia y el Estado. Mientras
cada Estado cristiano rompe con sus leyes y costumbres, con todo mandamiento dado
en el Sermón de la Montaña, la Iglesia cristiana se justifica y aprueba esto a través de
sus propios obispos que desesperadamente proclaman: “Un Estado cristiano sobre
principios cristianos es imposible” 39. De ahí que no sea posible un modo de vida
semejante al de Cristo (o Buddha) en los Estados civilizados.

El ocultista, entonces, para quien “el verdadero genio es sinónimo de


mente auto–existente e infinita”, reflejado más o menos fielmente por el
hombre, no encuentra en las definiciones modernas del término nada que se
aproxime a lo correcto. Por su parte, los modernos seguramente recibirán
con irrisión la interpretación esotérica. La misma idea de que cada hombre
con un “alma” dentro de sí es el vehículo de un genio, parecerá
supremamente absurda aun para los creyentes, mientras que los
materialistas se pondrán a malas con ella llamándola “crasa superstición”.
Por lo que se refiere al sentimiento popular –el único aproximadamente
correcto ya que es puramente intuicional (no intelectualizado)– ni será tenido
en cuenta. El mismo epíteto elástico y cómodo de “superstición” será usado,
una vez más, para explicar por qué no ha habido nunca aún un genio
universalmente reconocido –tanto de un tipo como de otro– sin una cierta
cantidad de cuentos y leyendas misteriosas, fantásticas y, frecuentemente
extraordinarias relacionadas con ese carácter tan único, acompañándolo en
su vida y aun sobreviviéndole. Con todo, son sólo los no sofisticados, las
denominadas masas “ignorantes”, los que –justamente a causa de esa falta
de razonamiento sofisticado– cada vez que toman contacto con un carácter
anormal, fuera de lo común, sienten que hay en él algo más que el mero
hombre mortal de carne y atributos intelectuales. Y sintiéndose ellos mismos
en presencia de lo que en la inmensa mayoría está siempre oculto, de algo
incomprensible para sus mentalidades prosaicas, experimentan el mismo
temor reverencial que las masas populares sintieron antiguamente cuando
su fantasía, muchas veces más infalible que la razón cultivada, hizo dioses
de sus héroes, enseñando:

“… Al débil a inclinarse, al orgulloso a rezar


a los poderes nunca vistos y más poderosos que ellos…”

Esto ahora se llama SUPERSTICION…

¿Pero qué es superstición? Es cierto que tenemos miedo de aquello que no nos
podemos explicar claramente. Como niños a oscuras, tanto los cultos como los
ignorantes, somos todos propensos a poblar esa oscuridad con fantasmas de nuestra
propia creación; pero esos “fantasmas” no prueban de ningún modo, que esa
“oscuridad” –que es sólo otra forma de denominar lo “invisible” y “oculto”– está
realmente vacía de cualquier presencia salvo la nuestra propia. De manera que si en su

39
Ver “Going to an Fro”, primer artículo (Lucifer, nov. 1889).
101

forma exagerada es la “superstición” un extraño íncubo40, como una creencia en las


cosas “más arriba y más allá” de nuestros sentidos físicos, no obstante es también un
modesto reconocimiento de que hay cosas en el Universo, y alrededor nuestro, de las
que no sabemos nada. Bajo este sentido no se convierte la “superstición” en un
sentimiento irrazonable, mitad asombro, mitad pavor, mezclado con la admiración y la
reverencia, o con el miedo, según los dictados de nuestra intuición. Y esto es mucho más
razonable que repetir con los sabiondos demasiado doctos: que no hay nada, “nada en
absoluto en esa oscuridad”, ni puede haber nada allí ya que ellos no han acertado a
percibirlo.

¡Eppur si muove! Donde hay humo, ahí debe haber fuego; donde hay vapor
húmedo allí debe haber agua. Nuestra reclamación descansa sobre una verdad
axiomática eterna: nihil sine causa. El genio y el sufrimiento inmerecido son prueba del
Ego inmortal y de la Reencarnación en nuestro mundo. Por lo demás, es decir, por lo
que se refiere a las calumnias y burlas con las que se encuentran tales doctrinas
esotéricas, Fielding –también una suerte de genio, a su manera–, dio cuenta de nuestra
respuesta un siglo antes. Nunca pronunció una verdad mayor que el día en que escribió
que “Si la superstición hace del hombre un tonto, el ESCEPTICISMO LO
CONVIERTE EN UN LOCO”.

¿QUÉ ES PRIMERO: EL HUEVO O LA


GALLINA?
Helena P. Blavatsky

RUEGO presentar mi más calida gratitud al Sr. William Simpson, F.R.G.S., el


artista y anticuario distinguido que el año pasado extendió sus investigaciones
al valle de Peshawur y en otros lados, y de este modo enriqueció el Museo de
Lahore, por presentarme amablemente una copia de su muy valioso
documento, "Arquitectura budista: Jellalabad", enriquecido con siete
ilustraciones. Nuestras gracias no son de ningun modo menos debido a que
con el Sr. Simpson en un punto, y en uno muy importante, no podemos estar
de acuerdo con sus conclusiones, tanto nuestra Sociedad como yo. La
característica sobresaliente del interesante y versado documento del Sr.
Simpson es, y para citar las palabras del Sr. James Fergusson, F.R.G.S.,
pasado Vicepresidente, que cada "forma de arte se importó en India, y nada
alguna vez salió de ella". El Sr. Simpson construye sus apresuradas
40
Dícese del espíritu, diablo o demonio que, según la opinión vulgar, tiene comercio
carnal con una mujer, bajo la apariencia de varón.
102

conclusiones en el hecho de que la mayoría de los capiteles de las columnas y


pilastras en las ruinas del valle del río de Kabul, son Corintios, y "las bases y
molduras generalmente son como la mayoría, derivadas, inequívocamente, del
lejano oeste", y finalmente que "numerosos capitales con forma de campana,
con animales dobles por encima que parecen una reminiscencia de los pilares
de Persepolis", también se encuentra en las cuevas de Karli, y otras cuevas de
India, así como en el valle de Peshawur.
Yo no limitaré mi protesta en este caso a apuntar meramente a las palabras de
Sr. Fergusson que cautamente comenta que "la similitud es, sin embargo, tan
remota que es argumento escasamente suficiente para sostener la aserción del
Sr. Simpson de que cada forma de arte se importó en India, y nada alguna vez
salió de ella ".Pero yo sugeriré humildemente que en un país como India, cuya
historia pasada es un espacio en blanco total, cada esfuerzo por decidir la edad
de los monumentos, o si su estilo era original o prestado, es ahora una
pregunta sin respuesta, como lo era hace un siglo. Un nuevo descubrimiento
puede cualquier día aniquilar la teoría del día anterior. Falta de espacio me
prohíbe que entre más detalladamente en la discusión. Por consiguiente, sólo
me permitiré decir que la "aserción" presente de Sr. Simpson permanece tan
hipotética como antes . Por otra parte, nosotros tendríamos que decidir á priori,
si India o Grecia pidieron prestado del otro en otros casos importantes que
están pendientes. Además de los "pilares corintios" y los "animales dobles",
alguna vez tan estimados a los Persepolitanos, nosotros tenemos aquí, la
estirpe solar del Hari-Kula (la familia del Sol) cuyas escrituras deben de haber
sido una copia de, o el modelo para, las de Hercules, el Dios-Sol Griego. No
menos es un materia para la consideración de filólogos y arqueólogos,
cualquiera de los dos, que la Esfinge egipcia, llamada por ellos Harimukh, o
Har-M-Kho (el Sol en su lugar de descanso) o las elevadas cimas del Himâlaya,
también llamadas Harimukh (la boca del Sol) a la altura del norte de Cashmir,
deben su nombre al otro.

H.P.B.
103

El Nuevo Ciclo
(Le Cycle Nouveau, Le Revue Theosophique, marzo 1889)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

No podemos estrenar este primer número de una Revista Teosófica oficial y


rigurosa sin presentar a nuestros lectores alguna información que nos parece esencial.

En efecto, las ideas que hasta la fecha se tienen acerca de la llamada Sociedad
Teosófica en la India, son tan varias y vagas, que hasta muchos de nuestros miembros
tienen, al respecto, opiniones muy erróneas. Nada puede mostrar, de manera más
convincente, la necesidad de hacer notorias las metas que nos proponemos en una
revista dedicada, exclusivamente, a la Teosofía. Además: antes de pedir a nuestros
lectores que se interesen por ella o que emprendan su estudio, deben recibir algunas
explicaciones preliminares.

¿Qué es la Teosofía? Desde el principio se nos pregunta: ¿por qué usar un nombre
tan rimbombante? Cuando contestamos que la Teosofía es Sabiduría Divina o Sabiduría
de los Dioses (Theos-Sophia), más que de un Dios, se nos endilga una objeción aún más
extraña: "¿Entonces, no sois Buddhistas? Aunque ya sabemos que los Buddhistas no
creen ni en uno, ni en muchos dioses [...]"

Nada podría ser más correcto. En primer lugar: no somos más Buddhistas que
cristianos, musulmanes, judíos, zoroastrianos o brahmanes. Además: en lo que atañe a
la cuestión de los Dioses, nos atenemos al método esotérico de Hyponia, que Amonio
Saccas enseñó; es decir: el significado oculto del término. ¿Acaso Aristóteles no dijo
que: "La Esencia Divina que penetra a la naturaleza y que se difunde en todo el
Universo (que es infinito) y que las masas llaman Dioses, es simplemente [...] los
principios primeros?"—en otras palabras, las fuerzas creadoras de la Naturaleza. El
hecho de que los filósofos buddhistas admitan y conozcan la naturaleza de estas fuerzas,
tan bien como cualquier otro, no implica que la Sociedad Teosófica, como tal, sea
buddhista. La Sociedad, en su calidad de corporación abstracta, no cree en nada, no
acepta nada y no enseña nada. La Sociedad en sí, no puede, ni debe tener alguna
religión; ya que las contiene todas. Al fin y al cabo, los cultos son sólo vehículos
externos, formas más o menos materiales que contienen, más o menos, la esencia de la
Verdad Universal Una. La Teosofía, en su naturaleza esencial, es la ciencia tanto
espiritual como física de esta Verdad, la verdadera esencia de la búsqueda deísta y
filosófica. La Sociedad Teosófica, como representante visible de la Verdad universal, no
puede ser fanática, no puede tener preferencias o ser más parcial que una sociedad
antropológica o geográfica; pues la Verdad Universal contiene todas las religiones y
filosofías y, cada una de ellas contiene, a su vez, una porción de dicha Verdad. ¿Acaso
le interesa, a una sociedad antropológica o geográfica, a cuál religión pertenecen sus
exploradores, siempre que cada uno de sus miembros cumpla con valor su deber?

Ahora bien: si se nos pregunta, como ha acontecido muchas veces, si somos


deístas o ateos; espiritistas o materialistas, idealistas o positivistas, monárquicos,
republicanos o socialistas, sólo podemos contestar que cada una de estas opiniones está
104

representada en la Sociedad Teosófica. Es suficiente repetir lo que dije hace diez años
en un artículo de fondo de la revista Theosophist, para mostrar cuánto de lo que el
público general piensa, es diferente de lo que en realidad somos. De vez en cuando, a
nuestra Sociedad se le ha acusado de las ofensas más elaboradas y acciones malas más
contradictorias, atribuyéndole intenciones e ideas que jamás tuvo. ¡Qué no se ha dicho
de nosotros! Un día éramos una asociación de ignorantes, que creían en los milagros; el
día siguiente se declaraba que éramos taumaturgos con propósitos secretos y
enteramente políticos; por la mañana se decía que éramos carbonarios y nihilistas
peligrosos; por la noche, se descubría que éramos espías pagados por la Rusia
autocrática y monárquica. En otros momentos, sin ninguna transición, se creía que
éramos jesuitas dispuestos a arruinar el espiritismo francés. Los positivistas americanos
veían en nosotros unos fanáticos religiosos; mientras el clero de todas las naciones nos
denunciaba como emisarios de Satán, etc., etc. Finalmente, nuestros críticos
bondadosos, con elegancia imparcial, dividieron a todos los teósofos en dos categorías:
los charlatanes y los ingenuos [...]

Ahora bien: los hombres calumnian sólo a quienes odian o "temen." ¿Por qué se
nos odia? En lo que concierne al temernos, ¿quién sabe? La Verdad no siempre es
bienvenida y quizá pronunciemos demasiadas verdades reales. Sin embargo, desde el
momento que la Sociedad Teosófica fue fundada en los Estados Unidos, hace 14 años,
nuestras enseñanzas han recibido una atención completamente inesperada. Tuvimos que
ampliar el programa original y, el territorio de nuestras búsquedas y exploraciones
combinadas, ahora se extiende hacia un horizonte ilimitado. Esta expansión se hizo
necesaria por el número siempre en ascenso de nuestros miembros, que aun crece
diariamente. La diversidad de sus razas y religiones requería un estudio más y más
profundo por nuestra parte. Sin embargo, a pesar de que nuestro programa ha sido
extendido, no se ha cambiado nada en lo que atañe a los tres objetivos principales
excepto, tristemente, con respecto al que más queríamos, el primero: la Hermandad
Universal sin distinción de raza, color o credo. No obstante todos nuestros esfuerzos,
este objetivo ha sido casi siempre ignorado o se ha quedado en letra muerta;
especialmente en la India, gracias a la arrogancia y al orgullo nacional de los ingleses.
Excepción hecha por esto, los otros dos objetivos: el estudio de las religiones orientales,
especialmente de las antiguas religiones védicas y buddhistas y nuestras búsquedas en
los poderes latentes en el ser humano, han sido seguidos con un celo que ha recibido su
recompensa.

Desde 1876, nos hemos visto obligados a desviarnos, más y más, de la arteria
principal de los principios generales, originalmente establecidos, tomando caminos
laterales que van expandiéndose continuamente. Por lo tanto: a fin de satisfacer a los
teósofos y seguir la evolución de todas las religiones, hemos sido forzados a viajar
alrededor del mundo, comenzando nuestro peregrinaje al rayar del ciclo de la
humanidad incipiente. Estas búsquedas han desembocado en una síntesis que acabamos
de delinear en La Doctrina Secreta, algunas porciones de las cuales se traducirán en esta
revista.1 La doctrina está apenas esbozada en nuestros volúmenes; sin embargo, los
misterios que allí se develan, tocante a las creencias de los pueblos prehistóricos, la
cosmogonía y la antropología, no se habían divulgado hasta la fecha. Ciertos dogmas y
teorías de La Doctrina Secreta son antitéticos con las teorías científicas, especialmente
las darwinianas; sin embargo explican y arrojan luz en lo que, hasta ahora, se ha
quedado incomprensible, llenando más de un vacío dejado, se quiera o no, por los
científicos. Pero nosotros tuvimos que presentar todas estas doctrinas como son o jamás
105

mencionar el tema. Quien se sienta atemorizado por estas perspectivas infinitas y trate
de reducirlas, valiéndose de atajos y "puentes suspendidos" que la ciencia construye
artificialmente sobre sus mil y un vacíos, más le valdría que no entrara en las
Termópilas2 de la ciencia arcaica.

Este ha sido uno de los resultados alcanzados por nuestra Sociedad. Quizá no sea
mucho; pero le seguirán, seguramente, ulteriores revelaciones exotéricas o puramente
esotéricas. Hablamos de esto por dejar constancia de que no predicamos ninguna
religión en particular, dejando a cada miembro libre de seguir su creencia particular. El
objetivo principal de nuestra organización, por la cual nos esmeramos a fin de
convertirla en una verdadera hermandad, está muy explícito en el lema de la Sociedad
Teosófica y de todos sus órganos: "No hay Religión más elevada que la Verdad." Por lo
tanto, como Sociedad impersonal, debemos acoger la Verdad dondequiera que se
encuentre; sin estar en contra o ser parciales a ninguna creencia. Esto nos lleva,
directamente, a una deducción lógica: si aclamamos y damos la bienvenida con brazos
abiertos a todo buscador serio de la verdad, es obvio que en nuestras filas no hay
espacio para el fanático ardiente, el dogmático o el hipócrita circundado por una
"muralla china" de dogmas, cada uno de cuyos ladrillos lleva inscrito: "de aquí no se
pasa." En realidad: ¿qué posición podría tener, entre nosotros, un fanático, cuya religión
le impide toda investigación y no admite el uso libre de la razón; cuando el concepto
original, la mera raíz de la cual crece la planta hermosa que llamamos Teosofía, es una
exploración libre y completa en todos los misterios naturales, divinos o humanos?

Aparte de esta restricción, la Sociedad Teosófica invita a todos a participar en sus


pesquisas y descubrimientos. Quienquiera que sienta que su corazón late al unísono con
el gran corazón de la humanidad; quienquiera que sienta que sus intereses son uno con
los de los más pobres y menos afortunados que él; quienquiera, hombre o mujer, que
esté siempre dispuesto a prestar servicio a quienes sufren, quienquiera que esté
plenamente consciente del verdadero significado del "Egoísmo," es un Teósofo
congénito y por derecho. Puede estar seguro que siempre encontrará, entre nosotros,
corazones comprensivos. En efecto: nuestra Sociedad es una pequeña humanidad
especial, donde, al igual que en la humanidad en general, uno puede encontrar su
contraparte.

Si se objetara que en esta Sociedad Teosófica, el ateo está al lado del deísta y el
materialista del idealista, contestaremos: "¿Y qué? Si un individuo es un materialista, es
decir: discierne en la materia una potencialidad infinita para la creación o mejor dicho:
para la evolución de toda vida terrestre o si otro es un espiritista, dotado de percepción
espiritual que el primero no tiene, ¿por qué esto debería impedir, al uno o al otro ser un
buen Teósofo? Además: quienes adoran a un Dios Personal o a una Sustancia Divina,
son mucho más materialistas que el panteísta, el cual rechaza la idea de un Dios de
carne, mas percibe la esencia divina en cada átomo. Todo el mundo sabe que el
buddhismo no reconoce el binomio Dios o Dioses. Sin embargo, para el Arhat, para el
cual cada átomo de polvo está tan lleno de Swabhavat (sustancia maleable, eterna e
inteligente, aunque impersonal) como lo está él mismo y que trata de asimilar este
Swabhavat, identificándose con el Todo a fin de alcanzar el Nirvana, debe, para llegar
allí, seguir el mismo Sendero doloroso de renunciación, de las buenas obras, del
altruismo y tiene que vivir una vida santa, aunque menos egoísta en su intención, que el
cristiano beatificado. ¿Qué importancia tiene la forma transitoria, si la meta a alcanzar
es la misma Esencia Eterna, a pesar de que se presente a la percepción humana bajo el
106

disfraz de una Sustancia, de un Soplo inmaterial o de la nada? Admitamos la Presencia,


a pesar de que se le llame Dios Personal o Sustancia Universal; y admitamos una causa,
pues todos vemos efectos. Pero, puesto que estos efectos son los mismos para el
buddhista "ateo" y el cristiano deísta y siendo la causa inescrutable para ambos: ¿por
qué gastar nuestro tiempo siguiendo una sombra ilusoria? En último análisis: los más
grandes materialistas y los filósofos más trascendentales, admiten la presencia de un
Proteo impalpable, omnipotente en su ubicuidad, a través de todos los reinos de la
naturaleza, incluyendo al ser humano; un Proteo indivisible en su esencia, sin forma y,
sin embargo, manifestándose en todas las formas; está aquí, allá, por dondequiera y en
ningún lugar, es el Todo y la Nada, es todas las cosas y permanece siempre Uno,
Esencia Universal que vincula, limita y contiene todo y todo la contiene. ¿Cuál teólogo
puede ir más allá de esto? Es suficiente reconocer dichas verdades para ser un Teósofo;
ya que tal confesión implica admitir que no sólo la humanidad, aunque conste de
millares de razas, sino todo lo que vive y vegeta, todo lo que, en una palabra, es, está
constituido por la misma esencia y sustancia, está animado por el mismo espíritu y, por
lo tanto, hay solidaridad en la naturaleza, tanto en el plano físico como en el moral.

Como ya dijimos en la revista Theosophist:

"La Sociedad Teosófica, nacida en los Estados Unidos de América, se ha


constituido siguiendo el modelo de la madre patria. Como todos sabemos, los Estados
Unidos de América ha omitido el nombre de Dios en su Constitución por temor, decían
los Padres de la República, de que esta palabra un día se convirtiera en el pretexto para
una religión de estado. Porque ellos querían otorgar, en las leyes, una igualdad absoluta
a todas las religiones, de manera que todas sostuvieran el estado y que todas fuesen, a su
vez, protegidas."

La Sociedad Teosófica se ha establecido siguiendo este hermoso modelo.

Actualmente sus 173 ramas se han reunido en numerosas Secciones. En la India,


dichas secciones son autónomas y cubren sus gastos; fuera de la India hay dos grandes
secciones: una en América y la otra en Inglaterra (la Sección Americana y la Sección
Británica). Entonces: cada rama y cada miembro tienen el derecho de profesar la
religión y estudiar las ciencias o las filosofías que prefieran, siempre que todo
permanezca unido mediante el vínculo de la Solidaridad y de la Fraternidad; nuestra
Sociedad puede verdaderamente ser llamada la "República de la conciencia."

Cada miembro de nuestra Sociedad, estando libre de seguir los intereses


intelectuales que mejor le plazcan, debe someter alguna razón para pertenecer a ella;
esto implica que cada miembro debe contribuir con su parte, por pequeña que ésta sea,
trabajando mentalmente o de otra forma, para el bien de todos. Si no trabaja para el bien
ajeno, no tiene motivo alguno de ser teósofo. Todos nosotros debemos trabajar para la
liberación del pensamiento humano, la eliminación de las supersticiones egoístas y
fanáticas y en favor del descubrimiento de todas las verdades que están al alcance del
espíritu humano. Este fin es alcanzable, de forma más segura, por medio de la cultura de
la solidaridad en el trabajo mental. Ningún trabajador honrado, ningún buscador serio
ha vuelto con las manos vacías. Y no hay hombre ni mujer, por atareados que parezcan
estar, que no puedan depositar su pequeño grano de arena sobre el altar moral o
pecuniario de la Verdad. Por lo tanto, será el deber de los Presidentes de las ramas y de
107

las secciones hacerse cargo de que no haya ningún zángano que no haga nada, excepto
zumbar en el panal teosófico.

Una palabra más: ¿cuántas veces, los dos fundadores de la Sociedad Teosófica
han sido acusados de ambición y autocracia? ¿Cuántas veces han sido reprendidos por
tener un falso deseo de imponer su voluntad a los miembros? Nada podría ser más
injusto. Los fundadores de la Sociedad han sido siempre los primeros y más humildes
servidores de sus colaboradores y colegas; siempre dispuestos a ayudar a los demás,
cuyas luces a su disposición eran débiles, sustentándoles en la lucha contra los egoístas,
los indiferentes y los sectarios; ya que ésta es la primera batalla a la cual debe
prepararse quienquiera que entre en nuestra Sociedad muy poco entendida por el
público. Además: los reportes publicados después de cada Convención anual, existen
para probar lo dicho. Durante nuestra última Convención, que tuvo lugar en Madras, en
Diciembre de 1888, se han propuesto y adoptado reformas importantes. Todo lo que
parecía ser una obligación financiera ha cesado de existir, aboliendo hasta los 25
centavos para cubrir el costo del diploma. Desde ahora en adelante, los miembros son
libres de donar lo que quieran, si desean ayudar y sustentar a la Sociedad Teosófica o no
donar nada.

En estas condiciones y en este momento de la historia teosófica, es fácil


comprender la meta de una revista dedicada, exclusivamente, a la propagación de
nuestras ideas. Nos gustaría poder abrir nuevos horizontes intelectuales y trazar caminos
inexplorados que llevan al mejoramiento del género humano. Queremos, también,
ofrecer una palabra de consuelo a todos los desheredados de la tierra que sufren a causa
de un vacío en el alma o de la ausencia de bienes materiales. Invitamos a todos los de
corazón noble, quienes quieran contestar a este llamado, que se unan a nosotros en esta
obra humanitaria. Todo colaborador, que sea miembro de nuestra Sociedad o solamente
que esté en simpatía con ella, puede ayudarnos a convertir esta revista en el único
órgano de la verdadera Teosofía en Francia. Ahora estamos encarando todas las
posibilidades gloriosas del futuro. He aquí, una vez más, la hora del gran retorno
periódico de la marea que sube del pensamiento místico en Europa. El océano de la
ciencia universal, la ciencia de la vida eterna, nos circunda por todos lados y cuyas olas
nos llevan los tesoros sepultados y olvidados de las generaciones desaparecidas.
Tesoros aun desconocidos para las razas modernas civilizadas. La corriente vigorosa
que está surgiendo de los abismos submarinos, de las profundidades donde yacen el
conocimiento y las artes prehistóricas, deglutidas con los Gigantes antediluvianos,
semidioses aunque mortales apenas formados. Esta corriente sopla en nuestra cara,
murmurándonos: "Eso que fue, aún es, eso que se olvidó, enterrado por eones en las
profundidades de las capas jurásicas, puede volver a la superficie una vez más.
Preparaos."

Dichosos quienes entienden el lenguaje de los elementos. Sin embargo ¿a dónde


van aquellos para los cuales la palabra elemento significa sólo eso que le atribuye la
ciencia física y la alquimia materialistas? ¿Las olas de la gran marea los llevará a las
orillas familiares, después de haber sido arrastrados por la inundación? ¿Serán llevados
hacia la cumbre de un nuevo Ararat, hacia las alturas donde hay luz y sol y un lugar
seguro donde poner los pies o hacia un abismo sin fondo que los engullirá tan pronto
como traten de luchar contra las olas irresistibles de un nuevo elemento?
108

Preparémonos y estudiemos la verdad en todos sus aspectos, sin ignorar ninguno


de ellos, si no queremos caer en el abismo de lo desconocido cuando suene la hora. Es
inútil confiar en la suerte, esperando el momento de crisis intelectual y psíquica que está
preparándose con indiferencia o con plena incredulidad diciéndonos que, en el peor de
los casos, la marea nos empujará, naturalmente, hacia la orilla; ya que hay muchas
probabilidades de que esta marea no deje un sólo cadáver. La lucha será terrible, en todo
caso, entre el materialismo brutal y el fanatismo ciego de un lado y la filosofía y el
misticismo por el otro, este velo más o menos espeso de la verdad eterna.

El materialismo no ganará. Todo fanático que se aísla del axioma universal: "no
hay religión más elevada que la Verdad," se verá separado como una tabla podrida de la
nueva Arca, llamada: Humanidad. El fanático, arrojado por las olas, perseguido por los
vientos y percutido por este elemento tan terrible porque es desconocido, muy pronto
será deglutido.

Si, así debe ser y de ninguna otra forma, tan pronto como la llama artificial y
acalórica del materialismo moderno sea extinguida por falta de combustible. Aquellos
que no pueden concebir un Ego espiritual, un alma viva y un Espíritu eterno en su
vestidura material (cuya vida ilusoria depende sólo de estos principios); aquellos para
los cuales la gran ola de esperanza en una vida después de la muerte es un sorbo
amargo, el símbolo de una cantidad desconocida o mejor dicho: el sujeto de una
creencia muy singular, fruto de alucinaciones mediumnísticas o teológicas, más les
valdría prepararse para la más profunda decepción que el porvenir pueda reservarles. De
las profundidades de las aguas turbias y negras de la materia, que esconden
completamente a esta gente los horizontes del más allá, está surgiendo, en las
postrimerías de este siglo, una fuerza mística. Hasta ahora ha sido un simple toque, sin
embargo más allá de lo humano; y sólo los supersticiosos y los ignorantes lo
considerarán "sobrenatural." En este momento el espíritu de la verdad está moviéndose
sobre las aguas negras y, al separarlas, las obliga a dejar en la superficie sus tesoros
espirituales. Este espíritu es una fuerza que no puede ser obstaculizada ni detenida.
Aquellos que la reconocen y sienten que éste es el momento supremo de su salvación,
dicha fuerza los llevará más allá de las ilusiones de la gran serpiente astral. La beatitud
que sentirán será tan aguda y viva que si no fuese que en espíritu están desapegados del
cuerpo, podría herirlos como una navaja afilada. No es el placer eso que sentirán; sino
una beatitud que es un preludio del sabor de la sabiduría de los dioses, del conocimiento
del bien y del mal y de los frutos del Arbol de la Vida.

A pesar de que el ser humano actual sea un fanático, un escéptico o un místico,


debe darse cuenta de que es fútil luchar contra estas dos fuerzas morales ahora
desencadenadas y ocupadas en una lucha hasta el final. El está a merced de estos
adversarios y no hay poder intermediario capaz de protegerlo. Es simplemente una
cuestión de elección: dejar que la corriente del misticismo que está desdoblándose, nos
transporte naturalmente y sin oposición o luchar contra la reacción de la evolución
moral y psíquica, ahogándose en el vórtice de la nueva marea. En este momento, todo el
mundo, con sus grandes centros intelectuales, culturales, políticos, literarios, artísticos y
comerciales, se halla en fermentación, todo tambalea, se derrumba y tiende a
reformarse. Es inútil no querer verlo y esperar que uno permanezca neutral entre estas
dos fuerzas en plena lucha. Uno puede dejarse aplastar o escoger entre ellas. El ser
humano que piensa que ha escogido la libertad y que, sin embargo, queda sumergido en
esta caldera en ebullición y espumosa de sordidez, llamada la vida social, pronuncia la
109

mentira más terrible hacia su Ser Divino; una mentira que obcecará a este Ser a lo largo
de sus largas series de encarnaciones futuras. Todos vosotros, quienes vaciláis en el
camino de la Teosofía y de las ciencias ocultas y tembláis en el umbral áureo de la
Verdad, la única Verdad que aun os está disponible; ya que las demás han fracasado,
una tras otra, mirad la Gran Realidad que ahora se os ofrece directamente. Estas
palabras son sólo para las personas con tendencias místicas y sólo para ellas tendrán
alguna relevancia; para quienes ya han tomado su determinación, resultarán vanas e
inútiles. Sin embargo, vosotros: Ocultistas, Cabalistas y Teósofos, sabéis bien que una
palabra vieja como el mundo, aunque nueva para vosotros, ha sido pronunciada en el
principio de este ciclo y yace en potencia, aunque no esté articulada para los demás, en
la suma de las cifras del año 1889. Sabéis que acaba de sonar una nota, hasta la fecha
jamás oída por la humanidad de esta era y que una nueva clase de pensamiento ha
surgido, alimentada por las fuerzas evolutivas. Tal pensamiento difiere de todo lo que se
ha producido en el siglo XIX, sin embargo es idéntico a lo que era la nota clave y la
piedra de toque de todo siglo, especialmente el último: "La Libertad Absoluta del
Pensamiento Humano."

¿Por qué tratar de estrangular, suprimir, eso que es indestructible? ¿Por qué
combatir, cuando uno no tiene ninguna otra opción que dejarse elevar al cielo en la
cresta de la onda espiritual, más allá de las estrellas y de los universos o ser deglutido en
el profundo abismo del océano de la materia? Vanos son vuestros esfuerzos de bucear lo
insondable en busca de las raíces de esa materia tan glorificada en nuestro siglo; ya que
tales raíces crecen en el Espíritu y en el Absoluto y no existen, a pesar de que sean
eternas. Este contacto continuo con la carne, la sangre y los huesos, la ilusión de la
materia diferenciada, sólo os ciega y mientras más avanzáis en el campo de los átomos
químicos e impalpables más os convenceréis que existen únicamente en vuestra
imaginación. ¿Pensáis, de verdad, que encontraréis en ellos todas las verdades y las
realidades del ser? La muerte está en la puerta de todos nosotros, lista a cerrarla para el
alma amada que escapa de su prisión; esta alma que es la única que dio realidad al
cuerpo. Por lo tanto: ¿deberíamos asemejar el amor eterno a las moléculas de esa
materia que cambia y desaparece?

Quizá seáis indiferentes a todo esto; entonces: ¿qué os importa el amor y las almas
de vuestros seres queridos; ya que no creéis en ellas? Ya habéis tomado vuestra
determinación. Habéis entrado al sendero que sólo cruza los desiertos áridos de la
materia. Os habéis condenado a vegetar allí a través de una larga serie de vidas,
contentos con vuestras alucinaciones febriles, en lugar de las percepciones espirituales;
con las pasiones, en lugar del amor; con la cáscara en lugar del fruto.

Sin embargo: vosotros, amigos y lectores, que aspiráis a algo más que la simple
vida de la ardilla en su rueda que gira incesantemente; vosotros que no os sentís
satisfechos con la caldera en constante ebullición sin producir nada; vosotros que no
confundís ecos vacíos antiguos como el mundo, con la voz divina de la Verdad,
preparaos para un futuro que pocos de vosotros han soñado, a menos que ya hayáis
puesto vuestros pies en el Camino. Vosotros habéis escogido un sendero que, al
principio, está salpicado de espinas, pero pronto se abrirá y os llevará a la Verdad
Divina. Estáis libres de dudar en el principio; libres de no aceptar, tomando la palabra
de alguien, lo que se enseña acerca de la fuente y la causa de esta Verdad; sin embargo
podéis siempre oír lo que la voz dice, podéis siempre observar los efectos producidos
por la fuerza creativa que emerge de las profundidades de lo desconocido. El suelo árido
110

sobre el cual nuestras generaciones actuales se mueven, al finalizar esta edad de hambre
espiritual y saciedad material, necesita una señal divina, un arco iris, símbolo de
esperanza, sobre el horizonte. De entre todos los siglos, el XIX es el más criminal. Es
criminal en su terrible egoísmo y en su escepticismo que se burla de la mera idea de
algo que va más allá de la materia; en su indiferencia idiota hacia todo lo que no es el
"yo" personal, nuestro siglo es todo esto y, mucho más que cualquier otro, tiene una
ignorancia barbárica y un oscurantismo intelectual. Nuestro siglo debe ser salvado de sí
mismo, antes de que suene su última hora. Ahora es el momento de actuar para quienes
ven la esterilidad y la locura de una existencia obnubilada por el materialismo y tan
ferozmente indiferente al destino de los demás. Les corresponde a ellos entregar sus
mejores energías, su valor y sus esfuerzos para efectuar una reforma intelectual. Tal
reforma no es factible si no mediante la Teosofía y, digámoslo, el Ocultismo o la
Sabiduría oriental. Muchos son los senderos que llevan allí; pero la Sabiduría es para
siempre una. Los artistas la anticipan, los que sufren la sueñan y los puros en espíritu la
conocen. Los que trabajan para los demás no pueden quedarse ciegos ante su realidad,
aunque no siempre conozcan su nombre. Sólo los superficiales y las mentes vacías, los
egoístas y los zánganos torpes, aturdidos por el sonido de su zumbido, pueden ignorar
este ideal elevado. Vivirán hasta que la existencia misma se convierta en una carga
insoportable.

Que se sepa que estas páginas no se escribieron para las masas; ni son un llamado
a la reforma y ni siquiera un esfuerzo por atraer a nuestras ideas a quienes están
encantados de la vida. Se dirigen sólo a aquellos que están preparados a entenderlas, a
aquellos que sufren, a aquellos que están sedientos y hambrientos por alguna realidad en
este mundo de sombras mutables. ¿Por qué estas personas no deberían ser lo suficiente
intrépidas para abandonar su manera frívola de vivir, sobre todo sus placeres y hasta
algunos de sus intereses mercantiles, a menos que el cuidado de ellos sea un deber hacia
sus familias o los demás? Nadie está tan ocupado o es tan pobre que no pueda ser
inspirado por un ideal noble a seguir. ¿Por qué vacilar en abrirse un camino hacia dicho
ideal, a través de todos los obstáculos, las dificultades, las consideraciones del diario
vivir, avanzando con osadía hasta alcanzarlo? ¡Ah! Quienes hagan este esfuerzo, muy
pronto constatarán que el "portal angosto" y el "sendero espinado" conducen a valles
hermosos con horizontes ilimitados, a un estado sin muerte; ¡ya que uno vuelve a ser un
Dios! Es cierto que los primeros requisitos para llegar allí son un altruismo absoluto,
una devoción ilimitada a los intereses ajenos y una indiferencia completa por el mundo
y sus opiniones. Para dar el primer paso a lo largo de este camino ideal, es necesaria una
intención perfectamente pura; ningún pensamiento frívolo puede distraer nuestra vista
de la meta; ninguna vacilación ni duda puede paralizar nuestros pies. Sin embargo, hay
hombres y mujeres perfectamente capaces de todo esto y cuyo único deseo es el de vivir
bajo la égida de su Naturaleza Divina. ¡Qué al menos ellos tengan el valor de vivir esta
vida sin esconderla a la vista ajena! La opinión de nadie puede reinar sobre los dictados
de nuestra conciencia, entonces, que ésta conciencia, una vez llegada a su desarrollo
más elevado, sea nuestra guía en nuestras acciones diarias comunes. En lo que atañe a
nuestra vida interna, concentremos toda nuestra atención en nuestro Ideal propuesto,
mirando siempre más allá, sin bajar la vista al fango en nuestros pies [...]

Los que pueden llevar a cabo tal esfuerzo son verdaderos Teósofos; todos los
demás son simples miembros más o menos indiferentes y, muy a menudo, inútiles.
111

H. P. Blavatsky

La Revue Theosophique, 21 de Marzo de 1889

Notas
1
Este artículo H.P.B. lo escribió en francés, publicándolo en la revista francesa: "La
Revue Theosophique." La traducción al castellano se hizo del original en francés.
2
Desfiladero de Tesalia, donde Leónidas, con trescientos espartanos, procuró detener el
ejército de Jerjes. (N.d.T.)

EL ORIGEN DEL MAL


(The Origin of Evil, Lucifer, oct. 1887)

H.P. Blavatsky

El problema del origen del mal sólo puede ser abordado filosóficamente
si se toma la arcaica fórmula hindú+ como base de argumentación. Sólo la
Sabiduría Antigua resuelve el problema de la presencia de la maldad
universal de una manera satisfactoria. Aquélla atribuye el nacimiento del
Cosmos y la evolución de la vida a la disgregación de la Unidad primordial
manifestada en Pluralidad o gran ilusión de la forma. Habiéndose
transformado la Homogeneidad en Heterogeneidad, se crean naturalmente
los contrastes: de ahí nació lo que llamamos el Mal, que desde entonces es
el único soberano en este “valle de lágrimas”.

La mal denominada filosofía materialista occidental no ha dejado de sacar


provecho a este gran principio metafísico. Incluso la Ciencia Física, con la Química a la
cabeza, se ha centrado recientemente en la primera proposición y canaliza sus esfuerzos
a probar con datos irrefutables la homogeneidad de la materia primordial. Pero ahora
entra en escena el Pesimismo materialista, una doctrina que ni es filosofía ni ciencia,
sino solamente un aluvión de palabras sin sentido. El Pesimismo, en su expresión más
reciente, ha dejado de ser panteísta y, habiéndose unido al Materialismo, se prepara a
sacar partido de la antigua fórmula inda. Pero el pesimismo ateo no se eleva más que el
homogéneo plasma terrestre de los darvinistas. Para el Pesimismo, la última Thule es
tierra y materia, y más allá de la materia prima sólo ve un horroroso vacío, una
inexistente nada. Algunos de los pesimistas tratan de poetizar su idea a la manera de los
sepulcros blanqueados, o de los cadáveres mejicanos cuyas espectrales mejillas y labios
están espesamente cubiertos de rojo. La decadencia de la materia penetra la máscara de
la vida aparente, a pesar de todos los esfuerzos en contra.
112

El materialismo utiliza ahora las metáforas e imágenes retóricas de la india. En


una nueva obra del Dr. Mainländer sobre el tema, (Pessimism and Progress), se dice
que el Panteísmo de la india y el Pesimismo alemán son idénticos, y que es la
disgregación de la materia homogénea en materia heterogénea, la transición de la
uniformidad a la multiformidad, lo que ha producido un Universo tan desdichado.
Según dice el Pesimismo:

Esta (transición) es precisamente el error de principio, el Pecado


Original que toda la creación ha de expiar ahora mediante grandes
sufrimientos; es justamente ese pecado, el que habiendo arrojado a la
existencia todas estas vidas, las ha hundido en las profundidades
abismales del mal y de la miseria. Para escapar de esta última sólo
hay un medio posible, y es dejar de ser uno mismo.

Esta interpretación de la fórmula oriental, a la que se atribuye la primera idea de


escapar de las miserias de la vida “poniendo un fin al ser” –tanto si ese ser es
considerado como todo el Cosmos o sólo como vida individual– es un concepto muy
equivocado. El panteísta oriental, cuya filosofía le enseña a discriminar entre Ser o Esse
y la existencia condicionada, difícilmente consentirá una idea tan absurda como ésa. El
sabe que sólo puede poner fin a la forma, no al ser, y eso únicamente en este plano de
ilusión terrestre. Ciertamente sabe que matando en sí mismo Tanhâ (el deseo
insatisfecho de existir, o la voluntad de vivir) escapará gradualmente del curso de
renacimientos y de la existencia condicionada. Pero también sabe que no puede matar o
“poner fin” ni a su propia y pequeña vida salvo como personalidad, que es, después de
todo, como un cambio de vestimenta. Y creyendo solamente en la Realidad Una, –que
es el eterno Ser, la Causa sin causa de la que se ha exiliado para penetrar en un mundo
de formas– considera sus manifestaciones temporales y progresivas en el estado de
Maya (cambio o ilusión), verdaderamente como el mayor mal; pero al mismo tiempo
como un proceso natural, tan inevitable como los dolores del parto. Es el único medio
para pasar desde estas limitadas y condicionadas vidas de dolor a la Vida Eterna, o a ese
absoluto “Ser”, expresado tan gráficamente por la palabra sánscrita Sat.

El “pesimismo” del panteísta hindú o budista es metafísico, abstruso y filosófico.


La idea de que la materia y sus manifestaciones proteicas son la fuente y el origen del
mal y dolor universales es muy antigua, aunque Gautama Buddha fue el primero en
darle su expresión definitiva. ¡Pero el gran Reformador de la India seguramente nunca
pretendió hacer de ésta un asidero al que el pesimista moderno pudiera agarrarse, o un
sostén donde el materialista pudiera apoyar sus distorsionados y perniciosos principios!
El Sabio y Filósofo, que se sacrificó por la Humanidad viviendo por ella para salvarla,
enseñando a los hombres a ver la existencia sensible de la materia sólo como miseria, en
su profundo pensamiento filosófico nunca tuvo la idea de premiar el suicidio; sus
esfuerzos estaban dirigidos a liberar a la Humanidad de su apego demasiado fuerte a la
vida, lo cual es la causa principal del egoísmo, de aquí que sea creador de sufrimiento y
dolor. Particularmente, Buddha nos dejó un ejemplo de fortaleza a seguir, viviendo y no
evadiéndose de la existencia. Su doctrina muestra el mal inmanente, –no en su
substancia que es eterna sino en las ilusiones creadas por ella– a través de los cambios y
transformaciones de la materia que genera vida, ya que estos cambios son
condicionados y tal vida es efímera. Al mismo tiempo se nos muestran tales males no
113

sólo como inevitables, sino también necesarios. Pues si quisiéramos discernir el bien del
mal, la luz de la oscuridad, y apreciar el primero podríamos hacerlo sólo a través de los
contrastes entre ambos. Mientras que la filosofía de Buddha en su letra muerta apunta
sólo a la parte oscura de las cosas en este plano ilusorio; su esoterismo, su alma oculta,
aparta el velo y desvela al Arhat todas las glorias de la Vida Eterna en toda la
Homogeneidad de Conciencia y de Ser. Otro absurdo, sin duda, a los ojos de la ciencia
materialista y aun del idealismo moderno, a pesar de ser un hecho para el Sabio y
Panteísta esotérico.

Sin embargo, la idea original de que el mal ha nacido y se ha generado en las


crecientes complejidades de la materia homogénea, que adopta formas y se diferencia
más y más a medida que ésta se hace físicamente más perfecta, tiene un aspecto
esotérico que parece no habérsele ocurrido al pesimista moderno. De cualquier modo, su
aspecto formal, exotérico, su letra muerta, se convirtió en objeto de especulación de
todas las naciones cultas de la Antigüedad. Incluso en la india, el primitivo pensamiento
que subyace bajo la forma ya citada, ha sido desfigurado por el sectarismo y ha llevado
al ritualismo puramente dogmático de los Hatha Yogis, a diferencia del Raja–Yoga
vedantino filosófico. Las especulaciones exotéricas paganas y cristianas, e incluso el
ascetismo monástico medieval, han extraído todo lo que pudieron de esta idea
originariamente noble, y la subordinaron a sus estrechas y sectarias opiniones. Las
falsas concepciones de los cristianos acerca de la materia les han llevado desde el
primer día a identificar a la mujer con el Mal y con la materia, a pesar de la veneración
de la iglesia Católica Romana a la Virgen.

Pero la última aplicación de la malentendida fórmula inda por parte de los


pesimistas alemanes es bastante original y un tanto inesperada, como veremos. Trazar
alguna analogía entre una enseñanza altamente metafísica y la teoría de la evolución
física de Darwin, parece, en sí mismo, una tarea imposible. Más aún cuando la teoría de
la selección natural no predica ninguna aniquilación concebible del Ser, sino por el
contrario, un progreso continuo y siempre creciente de la vida. No obstante, la
ingenuidad alemana ha logrado darle una apariencia de verdad filosófica mediante
paradojas científicas y muchos sofismas. El antiguo dogma indo no ha escapado a la
controversia en manos del Pesimismo moderno. El feliz descubridor de la teoría de que
el origen del mal data desde la ameba protoplásmica –que se dividía a sí misma para la
procreación, y perdió así su inmaculada homogeneidad– ha reclamado la arcaica
fórmula aria en su nuevo libro. Al mismo tiempo que ensalza su filosofía y la
profundidad de las concepciones antiguas, declara que debería ser considerada “como la
verdad más profunda, preconcebida y saqueada por los antiguos sabios del pensamiento
moderno”.

Así se deduce que el “pensamiento moderno” identifica y sitúa el panteísmo


profundamente religioso del filósofo hindú y budista, al mismo nivel que las ocasionales
extravagancias del materialista pesimista. Se ignora el infranqueable abismo entre
ambos. Poco importa, al parecer, que el panteísta no reconozca ninguna realidad en el
cosmos manifestado y que considerándolo como una simple ilusión de sus sentidos,
tenga que considerar también su propia existencia sólo como un manojo de ilusiones.
Cuando habla de los medios de escapar a los sufrimientos de la vida objetiva, su manera
de considerar esos sufrimientos y su motivación de poner un final a la existencia son
completamente diferentes a los del materialista pesimista. Para él, tanto el dolor como
las penas son ilusiones debidas al apego a esta vida y a la ignorancia. Por ello, aspira a
114

una vida eterna, inmutable y de absoluta conciencia en el estado de Nirvana; mientras


que el pesimista europeo, tomando los “males» de la vida como realidades, aspira –
como él mismo expresa–, cuando tiene tiempo de anhelar algo más que esas
mencionadas y mundanas realidades, a la aniquilación del “ser”.

Para el filósofo sólo hay una vida real, el éxtasis nirvánico, que es un estado que
difiere no sólo en clase sino también en grado de cualquier otro de los planos de
conciencia en el universo manifestado. El pesimista denomina al “Nirvana” superstición
y lo explica como la “cesación de la vida”, ya que la vida comienza y termina para él en
la Tierra. El primero ignora en sus aspiraciones espirituales incluso la homogénea
unidad integral, de la que saca ahora tanto partido el pesimista alemán. El conoce y cree
solamente en la causa directa de esa unidad, eterna y siempre viva por ser el Uno
increado, o más bien, no evolucionado. De ahí que todos sus esfuerzos vayan dirigidos
hacia la más rápida reunión posible, y retornar a esa condición pre–primordial después
de su peregrinaje a través de estas series ilusorias de vidas imaginarias, con su irreal
fantasmagoría de percepciones sensorias.

Tal panteísmo sólo puede ser calificado de “pesimista” por alguien que cree en
una providencia personal; por alguien que contrasta la negación de la realidad de todo lo
“creado” –es decir, condicionado y limitado– con su propia creencia ciega y
antifilosófica. La mente oriental no se ocupa de extraer el mal de cualquier ley esencial
y manifestación de la vida, ni de multiplicar cada cantidad fenoménica por las unidades
de males muchas veces imaginarios; el panteísmo oriental simplemente se somete a lo
inevitable y trata de eliminar de la sombra de su vida tantos “descensos al renacimiento”
como sea posible, evitando crear nuevas causas kármicas. El filósofo budista sabe que la
duración de las “series de vida” de todo ser humano se da alegóricamente en los 49 días
que pasó Gautama el Buddha bajo el árbol Bodhi, salvo en el caso de que alcance el
Nirvana “artificialmente” (“conquistar el reino de Dios violentamente”, en lenguaje
cabalístico). Y el Sabio hindú es conciente, a su vez, de que tiene que encender primero
y extinguir después las 49 llamas41 antes de alcanzar la liberación final. Conocido esto,
tanto el filósofo como el sabio esperan pacientemente la hora natural de la liberación;
mientras que su infeliz imitador, el pesimista europeo, está siempre presto a cometer
suicidio así como a predicarlo. ignorando la hidra de muchas existencias, es incapaz de
sentir el mismo desdén filosófico por la vida que por la muerte y, por lo tanto, de seguir
el sabio ejemplo de su hermano oriental.

Así, el panteísmo filosófico es muy diferente del Pesimismo moderno.


El primero está basado en la correcta comprensión de los misterios del ser;
el último es en realidad un sistema más del mal, añadido a una ya larga lista
de males sociales por la enfermiza fantasía. Verdaderamente, no es una
filosofía, sino simplemente una sistemática difamación de la vida y de la
existencia; unas biliosas declaraciones de un dispéptico o de un
hipocondríaco incurable. No puede establecerse ningún paralelo entre
ambos sistemas de pensamiento.

41
En el Buddhismo Esotérico de A.P. Sinnett se hace referencia al 7 x 7 de los 49 días, y las 49 llamas.
Esotéricamente la alegoría se refiere a las siete Razas–raíz consecutivas con sus siete subdivisiones. Agni,
sus tres hijos Pavaka, Pavamâna, y Suchi, y los 45 nietos suman las 49 llamas, del hinduismo. (La
Doctrina Secreta, tomo IV, Ed. Kier. Buenos Aires, 1982, págs. 130 y ss.). Cada mónada ha nacido en la
Primera y obtiene la liberación en la última Séptima Raza. Sólo un Buddha puede alcanzarlo en el curso
de una vida.
115

Las semillas del mal y del dolor fueron, por supuesto, el resultado y la
consecuencia primera de la heterogeneidad del Universo manifestado. Con todo, no son
sino una ilusión producida por la ley de contrastes que, como ha quedado descrito, es
una ley fundamental de la Naturaleza. Ni el bien ni el mal existirían si no fuera por la
luz que ellos mutuamente se proyectan. Habiéndose observado que el Ser ofrece desde
la creación del mundo estos contrastes, sea bajo la forma que sea, y que el mal
predomina en el Universo debido a la adoración del ego o egoísmo, la rica metáfora
oriental señala la existencia del ser expiando el error de la Naturaleza; y el alma humana
(psyche) ha sido considerada por ello como cabeza de turco y víctima del Super–Alma
inconsciente. Pero no es al pesimismo al que dio nacimiento, sino a la Sabiduría.

La ignorancia sólo es martirio voluntario, pero el conocimiento es el maestro del


pesimismo natural. Este último se hizo gradualmente innato en el hombre mediante el
proceso de herencia o atavismo. Está siempre presente en nosotros, por muy latente y
silenciosa que haya sido su voz en un comienzo. En medio de las primeras alegrías de la
existencia, cuando aún estamos pletóricos de las energías vitales de la juventud, cada
uno de nosotros somos ya capaces de acusar a la Vida, sentirla como una carga, y
frecuentemente de maldecir nuestro ser por las primeras punzadas de dolor recibidas
después de un fracaso, o por la súbita aparición de una “oscura nube”. Esto muestra la
existencia de pesimismo en nuestra sangre, al mismo tiempo que la presencia de los
frutos de la ignorancia.

A medida que se multiplica la humanidad –y con ello el sufrimiento, que es


resultado natural de su creciente número–, se intensifican los dolores y las penas.
Vivimos en una atmósfera sombría y de desesperación, pero esto es debido a que
nuestros ojos están abatidos y clavados en la tierra, con todas sus groseras
manifestaciones físicas y materiales. Si en vez de esto, el hombre, al seguir su viaje por
la vida, mirara no hacia el cielo –lo cual es sólo una expresión del lenguaje–, sino
dentro de sí mismo, y centrara su punto de observación en el hombre interno, entonces
escaparía pronto de los “anillos de la gran serpiente de la ilusión”. Su vida, desde la
cuna hasta la tumba, sería entonces soportable y digna de vivir, aun en sus peores fases.

El pesimismo, ese recelo crónico de estar el mal acechando en todas partes, es


así de
naturaleza dual y da frutos de dos clases. Es una característica natural en el hombre
físico y se convierte en maldición sólo para el ignorante. Es un favor para el hombre
espiritual, puesto que hace que vuelva a la recta senda y le lleva al descubrimiento de
otra verdad igualmente fundamental; y es que todo en este mundo es sólo preparatorio
por ser transitorio. Es como un resquicio en las oscuras paredes de la prisión de la vida
terrena, a través del cual entra un rayo de luz de la mansión eterna que, iluminando los
sentidos internos, susurra al prisionero en su caparazón de arcilla el origen y el misterio
dual de nuestro ser. Al mismo tiempo, es una prueba tácita de la presencia en el hombre
de aquello que sabe, sin haber sido instruido, es decir, que hay otra y mejor vida una
vez que se ha vivido de principio a fin la maldición de las vidas terrestres.

Esta explicación del problema y origen del mal, siendo como ya se ha dicho, de
naturaleza enteramente metafísica, no tiene nada que ver con las leyes físicas.
Perteneciendo, como pertenece, totalmente a la parte espiritual del hombre, es mucho
más peligroso tratarlo superficialmente que ignorarlo. Pues, al encontrarse en la misma
116

raíz de la ética de Gautama Buddha y al haber caído ahora en manos de los modernos
filisteos del materialismo, el confundir ambos sistemas de pensamiento “pesimista” sólo
puede llevar al suicidio mental, si no lleva a algo peor.

La sabiduría oriental enseña que el espíritu ha de pasar por la experiencia penosa


de la encarnación y la vida, y recibir su bautismo de materia, antes de poder alcanzar la
experiencia y el Conocimiento. Sólo después de esto recibe el bautismo del alma, o
auto–conciencia, y puede retornar a su condición original, la de un dios, experiencia,
que finaliza con más omnisciencia. En otras palabras, sólo puede volver a su estado
originario de homogeneidad, de esencia primordial, mediante la suma de los resultados
del karma, que es lo único que permite crear una deidad absolutamente consciente,
separada sólo un grado del Todo Absoluto.

Incluso de acuerdo con el texto de la Biblia, el mal debe haber existido antes de
Adán y Eva, quienes son por ello inocentes de la calumnia del Pecado Original. Pues si
no hubiera existido mal o pecado antes que ellos, no podría haber existido ni Serpiente
tentadora ni Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal en el Edén. Las características
de ese manzano se muestran en el verso en que la pareja ha probado su fruto: “Sus ojos
se abrieron y ellos conocieron” muchas cosas además de reconocer que estaban
desnudos. Demostrando que demasiado conocimiento acerca de la materia es un mal.

Pero así es, y nuestra tarea es examinar y combatir esa nueva y perniciosa teoría.
Hasta ahora se ha mantenido el pesimismo dentro de los límites de la filosofía y la
metafísica, y no había mostrado la pretensión de invadir el dominio de la ciencia
puramente física, tal como hace el Darvinismo. La teoría evolucionista ha llegado a ser
hoy en día casi universal, y no hay escuela –salvo las dominicales y misioneras– en que
no se enseñe con más o menos modificaciones sobre la idea original. Por otra parte, no
hay doctrina de la que se haya abusado y aprovechado tanto como la de la evolución,
especialmente por medio de la aplicación de sus leyes fundamentales a la solución de
los problemas más complejos y abstractos de la existencia multifacética del hombre.
Allí donde la psicología y aun la filosofía “teme pisar fuerte”, la biología materialista
aplica contundentemente sus analogías superficiales y prejuzgadas conclusiones. Lo
peor de todo es que pretendiendo el hombre ser sólo un animal superior, sostiene este
derecho como pertenencia innegable al campo de la ciencia evolucionista. Las paradojas
en estos “dominios” llueven sobre mojado. Como “el hombre es la medida de todas las
cosas”, es medido y analizado por el animal. Un materialista alemán pretende que la
evolución espiritual y psíquica sea una propiedad legítima de la fisiología y biología;
siendo únicamente los misterios de la embriología y de la zoología –según se dice–
capaces de resolver los de la conciencia en el hombre y los del origen de su alma42. Otro
encuentra justificación para el suicidio en el ejemplo de animales que, cuando están
cansados de vivir, ponen fin a su existencia mediante la inanición43.

Hasta ahora, el Pesimismo había tenido un punto débil –a pesar de la abundancia


y brillantez de sus paradojas– y ha sido la ausencia de alguna base real y evidente sobre
la que apoyarse. Sus seguidores no tuvieron un pensamiento vívido ni guía que les
sirviese de faro y les ayudase a salvar los escollos de la vida –reales o imaginarios– que
ellos mismos sembraron tan profusamente en forma de denuncias contra la vida y la
existencia. Todo lo que pudieron hacer fue confiar en sus representantes –quienes
42
HæckeI.
43
Leo Bach.
117

ocuparon su tiempo muy ingeniosa, si no provechosamente, en unir los muchos y


variados males de la vida a proposiciones metafísicas de grandes pensadores alemanes
como Schopenhauer o Hartmann– de la misma manera que niños pequeños atan
coloreadas colas a los cometas de sus mayores y se regocijan viéndolas en el aire. Pero
ahora el programa va a cambiar. Los pesimistas han encontrado algo más sólido y
autorizado, si bien menos filosófico, a que unir sus lamentaciones y cantos fúnebres,
que las cometas metafísicas de Schopenhauer. Los días en que ellos coincidían con las
ideas de este filósofo, que señalaba a la Voluntad Universal como responsable de todo
el mal en el mundo, han pasado para ya no volver más. Tampoco quedarán satisfechos
con el indeterminado “inconsciente” de Hartmann. Han estado buscando diligentemente
un suelo más agradable y menos metafísico sobre el que construir su filosofía pesimista,
y han sido recompensados por el éxito, ahora que han encontrado la causa del
Sufrimiento Universal en las leyes fundamentales del desarrollo físico. El mal ya no
será asociado por más tiempo al nebuloso e incierto fantasma llamado “Voluntad”, sino
a un hecho real y obvio: los pesimistas serán llevados en lo sucesivo a remolque por los
evolucionistas.

El argumento básico de su representante ha sido dado en la frase que abre este


artículo. El Universo y todo lo que contiene, apareció como consecuencia de la
“disgregación de la Unidad en Pluralidad”. Esta interpretación más bien oscura de la
fórmula inda no hace referencia, a juicio del pesimista, a la Unidad una, a la abstracción
vedantina llamada Parabrahman; de otra manera, ciertamente, yo no hubiera utilizado
la palabra “disgregación”; ni tiene tampoco mucho que ver con Mûlaprakriti o el
“Velo” de Parabrahman; ni siquiera con la materia primordial primeramente
manifestada, a no ser por inferencia, como se deduce de la exposición del Dr.
Mainländer, sino sobre todo con el protoplasma terrestre. Se ignora totalmente en este
caso al espíritu o la deidad, evidentemente por la necesidad de mostrarlo todo como “un
dominio legítimo de la ciencia física”.

En suma, se pretende que la fórmula clásica tenga su base y encuentre su


justificación en la teoría de que “a partir de unas pocas formas, o quizás de una sola, de
la naturaleza más simple han evolucionado gradualmente todos los diferentes animales
y plantas que existen y todos los organismos que han existido en la Tierra” (Darwin). Se
nos dice que este axioma de la ciencia es el que justifica y demuestra el dogma
filosófico hindú. ¿Cuál es este axioma? Pues es el siguiente: la ciencia enseña que las
series de transformaciones a través de las cuales la simiente acaba convirtiéndose en
árbol, o el óvulo en un animal, en cualquier caso, no consisten en otra cosa que en la
transformación de la estructura desde la forma homogénea a la heterogénea o
compuesta. Esta es entonces la verdad científica que verifica la fórmula inda por medio
de la evolucionista, la que identifica a ambas y exalta de este modo la sabiduría antigua,
reconociéndola merecedora de la atención del moderno pensamiento materialista.

Esta fórmula filosófica –explica nuestro pesimista– no es corroborada


simplemente por el crecimiento y desarrollo individual de especies aisladas, sino que se
demuestra en lo general y en lo particular. Se encuentra justificada tanto en la evolución
y crecimiento del Universo como en el de nuestro planeta. En suma, el nacimiento,
crecimiento y desarrollo del mundo orgánico en su íntegra totalidad están ahí para
demostrar la sabiduría antigua. Descendiendo desde lo universal a lo particular, se ha
descubierto que el mundo orgánico está sujeto a la misma ley de eterna y creciente
elaboración, de transición de la unidad a la pluralidad como “fórmula fundamental de la
118

evolución de la vida”. Aun el crecimiento de las naciones, de la vida social, de las


instituciones públicas, el desarrollo de las lenguas, artes y ciencias, todo sigue inevitable
y fatalmente la omniabarcante “ley de la disgregación de la unidad en la pluralidad y de
la transición de lo homogéneo a lo multiforme”.

Pero al seguir la sabiduría inda, nuestro autor exagera esta ley fundamental a su
manera y la distorsiona. llega a relacionar incluso esta ley con los destinos históricos de
la Humanidad. Hace de estos destinos algo subordinado a la exactitud de la concepción
inda y lo toma como demostración de ésta. El sostiene que la Humanidad, como un todo
íntegro, deriva cada vez más lejos de su originaria y saludable unidad armónica a
medida que se desarrolla y progresa en su evolución y se separa en partes,
convirtiéndose cada una en rama, independiente de la unidad. Las complejidades de las
fuerzas sociales, de las relaciones sociales, as! como de las individuales, conducen todas
ellas a un debilitamiento de la potencia vital, a una relajación de la energía de
sentimientos y a una destrucción de esa unidad integral, sin la cual no hay armonía
interna posible. La ausencia de esa armonía genera una discordia interna que se
convierte en causa de la mayor miseria mental. El mal tiene sus raíces en la misma
naturaleza de la evolución de la vida y de sus complicaciones. Cada uno de sus pasos
hacia adelante es, al mismo tiempo, un paso hacia la disolución de su energía y conduce
a una pasiva apatía. Tal es el resultado inevitable –dice él– de cada complicación
progresiva de la vida, ya que la evolución o desarrollo es una transición de lo
homogéneo a lo heterogéneo, una dispersión del todo en lo múltiple, etc. Esta terrible
ley es universal y se aplica a toda la Creación, desde lo infinitamente pequeño hasta el
hombre, pues como él dice, es una ley fundamental de la Naturaleza.

Ahora bien, es justamente por esta consideración unilateral de la naturaleza física,


que el autor alemán acepta –sin ninguna referencia a su aspecto espiritual y psíquico–
que su escuela se ve condenada al fracaso. No se trata de si la mencionada ley de
diferenciación, y sus fatales consecuencias, pueden aplicarse o no en ciertos casos al
crecimiento y desarrollo de las especies animales, e incluso al hombre; lino
simplemente, puesto que es la base y el apoyo principal de toda la nueva teoría de la
escuela Pesimista, de si es realmente una ley universal y fundamental. Queremos saber
si esta fórmula básica de evolución abarca todo el proceso del desarrollo y crecimiento
en su totalidad; y si está dentro del campo de la ciencia física o no. Como dice
Mainländer, si “no es más que la transición desde el estado homogéneo al heterogéneo”,
entonces queda por probar si el proceso mencionado “produce todas las complicadas
combinaciones de tejidos y órganos que forman y completan al animal perfecto o a la
planta perfecta”.

Como ya han hecho notar algunos críticos en Pesimismo y Progreso, el pesimista


alemán no lo duda un instante. Su supuesto descubrimiento y su doctrina “descansan
completamente en la certeza de que el desarrollo y la ley fundamental del complejo
proceso de la organización representa sólo una cosa: la transformación de la unidad en
la pluralidad”. De aquí la identificación del proceso con la disolución, decadencia y
debilitamiento de todas las fuerzas y energías. Mainländer tendría razón con sus
analogías si esta ley de diferenciación de lo homogéneo en lo heterogéneo representara
realmente la ley fundamental de la evolución de la vida. Pero esta idea es totalmente
errónea, tanto metafísica como físicamente. La evolución no sigue una línea recta, no
más que cualquier otro proceso de la Naturaleza, sino que marcha cíclicamente, como
todos los demás. Las serpientes cíclicas engullen sus colas como la Serpiente de la
119

Eternidad. Y así la fórmula inda, que instruye como doctrina secreta que es, se
corrobora claramente por las Ciencias Naturales y especialmente por la Biología.

Esto es lo que leemos en las Cartas Científicas de un anónimo autor y crítico


ruso:

“En la evolución de individuos aislados, en la del mundo orgánico, en la del


Universo, así como en el crecimiento y desarrollo de nuestro planeta –en suma,
en todas partes en que tiene lugar alguno de los procesos de progresiva
complejidad– encontramos además de la transición de la unidad ala pluralidad,
de la homogeneidad a la heterogeneidad, una transformación inversa, una
transición de la pluralidad a la unidad, de lo heterogéneo a lo homogéneo…
Una minuciosa observación del proceso mencionado de progresiva complejidad
ha mostrado que lo que tiene lugar en éste no es sólo una separación de partes,
sino también su mutua absorción… Mientras que en una porción de células,
éstas se fusionan unas en otras y se unen en un todo uniforme, formando fibras
musculares, tejidos musculares, otras son absorbidas en tejidos óseos y
nerviosos, etc. Lo mismo tiene lugar en la formación de las plantas…”

En este caso lo que es de naturaleza material repite la ley que actúa en la


evolución de las naturalezas psíquica y espiritual: ambas descienden para volver a
ascender y fusionarse en el punto de partida. La homogénea masa formativa o elemento
diferenciado en sus partes, se transforma gradualmente en heterogénea; entonces,
fundiéndose esas partes en un todo armónico, recomienza un proceso inverso, o re-
involución, y retornan asimismo gradualmente a su estado primitivo o primordial.

Tampoco encuentra el Pesimismo un mayor apoyo en el Materialismo puro, ya


que hasta ahora está teñido de una predisposición decididamente optimista. Sus
principales partidarios nunca han vacilado, claro está, en hablar con desprecio de la
adoración teológica de la “gloria de Dios y de todas sus obras”. Büchner lanza
reproches al panteísta que ve en un mundo tan “disparatado y malo” la manifestación
del Absoluto. Pero en general, los materialistas admiten un equilibrio del bien sobre el
mal, quizás para amortiguar cualquier tendencia “supersticiosa” a buscar y esperar uno
mejor. Por estrecho que sea su punto de vista y por limitado que sea su horizonte
espiritual, no ven motivos en general para desesperar por el transcurso de las cosas. Los
pesimistas panteístas, sin embargo, nunca han dejado de insistir en que la desesperación
del ser consciente es el único resultado legítimo de la negación ateísta. Esta opinión es,
naturalmente, axiomática, o debería serlo. Si “en esta vida sólo hay esperanza”,
entonces la tragedia de la vida está absolutamente sin ninguna raison d'être (razón de
ser) y una perpetuación del drama es tan necia como infructuosa.

El hecho de que las conclusiones del Pesimismo hayan sido finalmente asimiladas
por
una cierta clase de escritores ateístas, es un hecho notable de hoy en día, y otro signo de
los tiempos. Ello ilustra el tópico de que el vacío creado por la moderna negación
científica no puede jamás ser llenado por las frías perspectivas ofrecidas como solacium
(alivio) a los optimistas. El “comtiano” entusiasmo de la Humanidad es un concepto lo
suficientemente pobre de tal modo que, “como los fuegos solares que lentamente
mueren” (si en efecto mueren de algún modo), se basa en la futura aniquilación de la
Raza para contentar a la ciencia física en este momento. Si todos los dolores y
120

sufrimientos presentes –la feroz lucha por la existencia y todos los horrores que
conllevan– no sirvieran para nada, y si el Hombre fuera un mero ephemeron (efímero),
juguete de ciegas fuerzas, ¿por qué asistir a la perpetuación de la farsa? La “incesante
rutina de materia, fuerza y ley”, no hará más que precipitar a un eterno olvido, a los
millones de seres humanos que pululan y finalmente no dejará huellas o vestigios del
pasado, cuando las cosas retornen a la nebulosidad de la bruma de fuego de donde
surgieron. La vida terrestre no es un fin en si misma. Está cubierta de tenebrosidad y
miseria. No es de extrañar entonces que el “negacionista” de alma ciega prefiera el
pesimismo de Schopenhauer al infundado optimismo de Strauss y de sus seguidores
que, a la vista de sus enseñanzas, recuerdan la fogosidad animal de un joven asno
después de una buena comida de cardos.

No obstante, una cosa es clara: la absoluta necesidad de tener alguna solución que
acepte los hechos de la existencia bajo una perspectiva optimista. La sociedad moderna
está saturada de un cinismo creciente y aversión a la vida. Este es el resultado de una
completa ignorancia de las actuaciones del Karma y de la naturaleza de la evolución del
Alma. El Pesimismo ha crecido indebidamente por una equivocada lealtad a los dogmas
de la mecánica y falsa teoría de la evolución. Una vez que se ha comprendido el
funcionamiento de la Gran Ley –¿y qué filosofía puede proporcionar mejores medios
para tal comprensión y solución final, que la doctrina esotérica de los grandes sabios de
la India?–, no queda locus standi posible para las recientes enmiendas al sistema de
pensamiento schopenhaueriano o para las sutilezas metafísicas, urdidas por el “filósofo
del inconsciente”. Sólo el estudio de la filosofía originaria –ahora esotérica– puede
probar lo razonable de la existencia consciente. Y ella dice que “no hay vida ni muerte
pues ambas son ilusorias; el Ser (o la Seidad) es, la única realidad”. Esta paradoja fue
repetida miles de años después por uno de los mayores fisiólogos que han existido. “La
Vida es Muerte”, dijo Claude Bernard. Los organismos viven porque sus partes están
siempre muriendo. La supervivencia del más apto está basada seguramente en este
principio. La vida de todo lo superior requiere la muerte de lo inferior, dependiendo de
la muerte de las partes y estando subordinadas a ella. Y así como la vida es muerte, la
muerte es vida y todo el gran ciclo de vidas forman no más que una Existencia cuyo
peor día transcurre en nuestro Planeta.

El que sabe, se impondrá. Pues hay un amanecer para cada ser; una vez liberado
de la ilusión y de la ignorancia mediante el Conocimiento, proclamará en verdad y con
plena Conciencia a Mahâ–mâyâ:

“¡DESTRUIDA ESTA TU CASA Y EL TECHO HUNDIDO!


¡LA ILUSIÓN LA FORJO!
A SALVO PARTO DE ALLÍ PARA OBTENER LA LIBERACIÓN…”

El Pralaya de la Ciencia Moderna


(The Pralaya of Modern Science, The Theosophist, oct. 1880)

H. P. Blavatsky
121

Si la ciencia tiene razón, entonces, el futuro de nuestro sistema solar y,


consecuentemente, de lo que llamamos universo, depara muy poca esperanza o consuelo
a nuestra posteridad. Dos de sus paladines: el señor Thompson y el señor Klansius han
alcanzado, simultáneamente, la opinión conclusiva según la cual el destino del universo
consiste en una completa destrucción que acontecerá en un futuro no muy remoto. De
igual parecer son las teorías de varios astrónomos, las cuales describen el gradual
congelamiento y la disolución final de nuestro planeta usando términos casi idénticos a
los que empleaban los hindúes más grandes y aún algunos sabios griegos. Casi se podría
pensar que estamos leyendo nuevamente a Manu, Kanada, Kapila y a otros. Lo que
sigue son algunas de las teorías más inéditas de nuestros pandits occidentales.

Nuestros científicos nos informan que: "Todas las masas ponderables que deben
haberse separado al momento de la evolución o en la primera aparición en la tierra de la
masa primordial de materia se reunirán, nuevamente, en un cuerpo celestial gigantesco e
infinito. Todo movimiento visible en esta masa se detendrá y sólo la moción molecular
permanecerá, esparciéndose, equitativamente, a través de todo este cuerpo voluminoso
como calor." El atomista Kanada, el antiguo sabio Hindú, dijo: "En la creación dos
átomos empiezan agitándose hasta que, al final, se separan de su unión previa
cohesionándose después, formando una nueva substancia que posee las cualidades de
las cosas desde las cual s surgió."

Lohschmidt, el profesor austríaco de matemáticas y astronomía y Proctor, el


astrónomo inglés, al tratar el mismo tema han llegado a otra concepción diferente sobre
la causa productora de la futura disolución del mundo. La atribuyen al lento y paulatino
congelamiento del sol, cuyo corolario final es la extinción venidera de este globo.
Entonces, todos los planetas, siguiendo a la ley de gravitáción, se estrellarán en el astro
inanimado y frío, fundiéndose con él y formando un cuerpo gigantesco. Si esto
aconteciera, dice el sabio alemán y si tal período iniciara, es imposible que dure para
siempre; ya que no sería un estado de equilibrio absoluto. Durante un período
maravilloso, el sol, endureciéndose gradualmente, seguirá absorbiendo el calor radiante
del espacio universal concentrándolo a su alrededor.

Escuchemos al profesor Tay con respecto a este asunto. Según su opinión, el


congelamiento total de nuestro planeta implicaría la muerte segura. La vida animal y
vegetal que, antes del evento, se habrá trasladado de las áreas norteñas y ya congeladas
hacia el ecuador, al final desaparecerá para siempre de la haz del globo sin dejar atrás
ningún vestigio de su existencia. La tierra se encontrará envuelta en un frío intenso y en
las tinieblas. El actual movimiento atmosférico incesante se habrá convertido en el
silencio y en el reposo completo. Las últimas nubes habrán derramado sobre el globo las
últimas aguas. El curso de los arroyos y de los ríos, destituido de su vivificador y motor:
el sol, se paralizará y los océanos se congelarán en una masa. Nuestro globo no tendrá
otra luz que el ocasional brillo de las estrellas fugaces que aún no habrán cesado de
internarse en nuestra atmósfera, inflamándose. Quizá, también el sol, bajo la influencia
del cataclismo de la masa solar, exhibirá, momentáneamente, algunas señales de
vitalidad. Así, la luz y la vitalidad volverán a penetrarlo por un breve lapso, sin
embargo, la reacción se restablecerá indefectiblemente y el sol, impotente y moribundo,
se apagará, esta vez para siempre. Tal cambio fue observado y en realidad aconteció, en
el período de congelamiento de las constelaciones del Cisne, de la Corona y del Ofiuco,
ahora extintas. El mismo destino se depara para todos los otros planetas, los cuales,
entretanto, obedeciendo a la ley de inercia, seguirán circunvalando al sol muerto [...].
122

Después, el docto astrónomo retrae el último año del globo moribundo, empleando las
mismas palabras que un filósofo hindú usó para describir el Pralaya: "El frío y la
muerte soplan del polo norte esparciéndose a lo largo de toda la superficie terrestre
cuyos nueve décimos ya han cesado de vivir. La vida, casi imperceptible, se ha
concentrado toda en su corazón, el ecuador, en las pocas regiones restantes aún
habitadas y donde reina una confusión completa de lenguas y nacionalidades. Muy
pronto, a los representantes sobrevivientes de la raza humana se unen las especie
animales más grandes que el intenso frío condujo a esta faja de tierra. Un objetivo, una
aspiración, acopia esta masa variada de seres: la lucha por la vida. Grupos de animales,
sin distinción de género, se amontonan en una horda esperando encontrar un poco de
calor en los cuerpos que se congelan rápidamente. Las serpientes no conminan más con
sus falanges venenosas ni los leones y los tigres con sus garras puntiagudas. Todo lo
que cada uno de ellos pide es la vida y solamente la vida ¡la vida hasta el último
minuto! Al final, sobreviene el último día y los pálidos y moribundos rayos solares
iluminan la siguiente escena tétrica: ¡ los cuerpos congelados de los últimos de la
familia humana, muertos por el frío y la carencia de aire en la ribera de un mar inmóvil
que está congelándose rápidamente! [...]

Las palabras podrán no corresponder, precisamente, con las del erudito profesor;
ya que se extrajeron de apuntes sentados en un idioma extranjero, pero las ideas son,
literalmente, las suyas. La imagen es realmente tétrica, sin embargo, las ideas basadas
sobre deducciones matemáticas no son nuevas y un autor hindú de la era precristiana
describe la misma hecatombe según lo presenta Manu en un idioma muy superior a éste.
Invitamos al lector a comparar y al hindú a discernir, en esto, una ulterior corroboración
de la gran sabiduría y saber de sus antepasados que anticiparon las investigaciones
modernas en casi todo campo.

"Se oyen ruidos extraños proceder de cada punto [...] Son los
precursores de la Noche de Brahma. El crepúsculo se eleva en el horizonte
y el sol desaparece [...] Paulatinamente, la luz empalidece, el calor
disminuye y en la tierra se multiplican los lugares inhabitables, el aire se
hace más y más enrarecido. Las fuentes acuíferas se secan, los grandes
ríos ven sus olas agotarse, el océano enseña su abismo arenoso y las
plantas mueren. [...] La vida y el movimiento pierden su fuerza, los planetas
gravitan en el espacio con dificultad, extinguiéndose uno a uno [...] Surya (el
Sol), flamea y se apaga. La materia cae en disolución y Brahma (la fuerza
creativa), se funde nuevamente en Dyaus, el no revelado, el cual, habiendo
cumplido con su tarea, duerme. [...] ¡Ha llegado la noche para el Universo!"
(Vamadeva).

EL PRINCIPIO SEPTENARIO EN EL
ESOTERISMO
Helena Blavatsky

Desde el día en que comenzó a exponerse la Doctrina Arhat esotérica, muchos de


aquellos que ignoraban la base oculta de la filosofía inda, imaginaron que entre ambas
había divergencia. Algunos, entre los más fanáticos, acusaron abiertamente a los
ocultistas de la Sociedad Teosófica de propagar la herejía budista más caracterizada, y
123

hasta llegaron a afirmar que en su totalidad el movimiento teosófico no era otra cosa
que una propaganda budista disfrazada. Brahmanes ignorantes y sabios europeos dijeron
que nuestras divisiones septenarias de la Naturaleza y de todo lo contenido en ella,
incluso el hombre, eran arbitrarias y que los sistemas religiosos más antiguos del
Oriente no las confirmaban.

Nos proponemos ahora consultar brevemente los Vedas, los Upanishads, los Libros
de la Ley de Manu y particularmente la Vedânta, a fin de demostrar que todos
éstos apoyan nuestra creencia. Aun en su esoterismo vulgar aparece claramente la
afirmación de la división septenaria. Pasaje tras pasaje podría citarse como prueba
de ello, y no sólo puede leerse el misterioso número en cada página de las más
antiguas Escrituras Sagradas arias, sino también en los libros más antiguos del
zoroastrismo, en los anales que pudimos salvar de las antiguas Babilonia y Caldea,
en el Libro de los Muertos y Rituales del antiguo Egipto y hasta en los libros
mosaicos, sin hacer mención de las obras secretas judías, tales como la Kabalah.

El limitado espacio de que disponemos nos obliga a ceñirnos a unas pocas citas
breves, no permitiéndonos intentar siquiera extensas explicaciones. No es
exageración asegurar que podría escribirse un tomo voluminoso acerca de cada
una de las pocas alusiones que aparecen en los slokas citados.

Desde el bien conocido himno al tiempo del Atharva Veda (XIX, 53) El tiempo,
semejante a una brillante rueda con siete radios, Lleno de fecundidad, arrastra
todo hacia adelante.

El tiempo, cual carro de siete ruedas Y siete cubos, marcha hacia adelante, Las
ruedas veloces son los mundos todos, su eje es la Inmortalidad. hasta Manu, “el
primero y el séptimo hombre”, los Vedas, los Upanishads y todos los sistemas de
filosofía posteriores, todos abundan en alusiones acerca de este número.

¿Quién era Manu, el hijo de Svâyambhuva? Nos dice la Doctrina Secreta que ese
Manu no era hombre, sino la representación de las primeras Razas humanas,
evolucionadas con el auxilio de los Dhyân–Chohans (Devas) al principio de la
Primera Ronda.

Pero nos enseñan sus Leyes (I,80) que hay catorce Manus para cada Kalpa o
“intervalo entre creación y creación” (léase intervalo entre un Pralaya menor y
otro), y que “en la presente edad divina hubo hasta ahora siete Manus”. Los que
saben que hay siete Rondas, de las que tres han pasado, y que nos hallamos ahora
en la cuarta, que hay siete auroras y siete crepúsculos o catorce Manvantaras, que
al principio de cada Ronda y a su fin y sobre y entre los planetas, hay “un
despertar a la vida ilusoria y un despertar a la vida real”; que existen además
Manus–Raíces y lo que hemos de traducir imperfectamente por los Manus–Semilla
– las semillas para las Razas humanas de la Ronda venidera (misterio que sólo a
aquellos que han pasado el Tercer Grado en la Iniciación es divulgado)–; los que
todo eso hayan aprendido estarán mejor preparados para comprender el
significado de lo que sigue. Nos enseñan las Sagradas Escrituras indas que el
primer Manu produjo otros seis Manus (siete Manus primarios entre todos), y esos
a su vez produjeron cada uno otros siete Manus (Bhrigu, I, 61–63) 1, resultando la
producción de estos últimos en los tratados ocultos como 7 x 7.
124

Claramente aparece, por lo tanto, que Manu, el último, el progenitor de nuestra


humanidad de la Cuarta Ronda, ha de ser el séptimo ,puesto que nos hallamos en
nuestra Cuarta Ronda y que hay un Manu–Raíz en el Globo A y un Manu–Semilla en el
Globo G. Así como cada Ronda planetaria comienza con la aparición de un Manu–Raíz
(Dhyân Chohan) y termina con un Manu–Semilla, de igual modo aparecen
respectivamente un Manu–Raíz y Semilla al principio y fin del período humano en cada
planeta particular. Fácilmente se verá por la declaración anterior que un período Manu–
antárico significa, como lo implica el término, el tiempo que transcurre entre la
aparición de dos Manus o Dhyân–Chohans, y por lo tanto, un Manu–antara menor es la
duración de las siete Razas sobre cualquier planeta particular, y un Manu–antara mayor
es el período de una Ronda humana a través de la Cadena Planetaria. Además, como nos
dicen que cada uno de los siete Manus crea 7 x 7 Manus y que hay 49 Razas–Raíces
sobre los siete planetas durante cada Ronda, cada Raza –Raíz tiene, pues, su Manu. El
séptimo Manu actual es llamado Vaivasvata, y aparece en los textos exotéricos como el
Manu que en la india representa al Xisustro babilónico y al Noé judío. Mas nos enseñan
los libros esotéricos que Manu Vaivasvata, el progenitor de nuestra quinta Raza, el que
la salvó del Diluvio que casi exterminó a la cuarta (la Atlante),no es el séptimo Manu
mencionado en la nomenclatura de los Manus–Raíces o primitivos, sino uno de los 49
“emanados de este Manu–Raíz”.
Para mayor claridad, damos aquí los nombres de los 14 Manus en su orden respectivo y
su relación con cada onda:

Así pues, aunque séptimo en el orden indicado, Vaivasvata es el Manú–Raíz


primitivo de nuestra cuarta Oleada Humana (siempre debe tener presente el lector

que Manu no es un hombre, sino la Humanidad colectiva), mientras que nuestro


Vaivasvata era tan sólo uno de los siete Manus menores que presiden las siete
Razas de este planeta nuestro. Cada uno de éstos ha de ser testigo de uno de los
cataclismos periódicos eternamente reproducidos (por el fuego y el agua
alternativamente) que terminan el ciclo de cada Raza–Raíz. Y es este Vaivasvata –
125

la encarnación del ideal indo, llamado respectivamente Xisustro, Deucalión, Noé y


por otros nombres– el hombre alegórico que salvó a nuestra Raza cuando la casi
totalidad de la población de un hemisferio pereció por el agua, mientras
despertaba de su oscurantismo temporal el otro hemisferio.

Aun comparando brevemente la undécima tabla de las leyendas de Izdubar sobre


la historia caldea del Diluvio con los llamados libros mosaicos, desempeña el
número siete un papel importante. Tanto en aquélla como en estos últimos, reviste
grandísima importancia el número siete. Los animales, pues, son apartados en
siete, en siete 2 igualmente las aves; a Noé se le anuncia que lloverá dentro de siete
días sobre la Tierra; así espera “otros siete días” y siete días más, mientras que en
la versión caldea del Diluvio la lluvia cesó al séptimo día 3.

El séptimo día fue echada a volar la paloma; Xisustro coge por siete los Jarros de
vino para el altar, etc. ¿Cómo explicar tales coincidencias? ¡Y sin embargo,
pretenden los orientalistas europeos que creamos en ellos cuando juzgando las
cronologías babilónicas y arias las tachan de extravagantes e ilusorias! A pesar de
ello, como ninguna explicación nos ofrecen aquellos, ni observaron jamás, que
sepamos, la extraña identidad existente en los totales de las cronologías semítica,
caldea e indo–aria, los estudiantes de la Filosofía Oculta consideran el hecho que
sigue como sugestivo en extremo. Mientras se fija en 432.000 años 4 el período del
reinado de los lo reyes babilonios antediluvianos, también señalan 432.000 años de
duración al Kali Yuga posterior al diluvio y los cuatro períodos, o el Mahâ Yuga,
acusan en su totalidad 4.320.000 años. ¿Por qué siendo ilusorias y extravagantes
presentan números idénticos, cuando seguramente ni los arios, ni los babilonios se
han copiado unos a otros? Llamamos la atención de nuestros ocultistas para que se
fijen en los tres números dados:4,que representa el cuadrado perfecto,3, la tríada
(los siete principios universales y los siete individuales), y 2, el símbolo de nuestro
mundo ilusorio, número ignorado y rechazado por Pitágoras.

En los Upanishads, así como en la Vedânta, es donde hemos de buscar las mejores
corroboraciones de las enseñanzas ocultas. En la doctrina mística, los Rahasya o
los Upanishads –“el único Veda de todo pensador indo actualmente”, según
confiesa Monier Williams–, cada palabra, como su nombre mismo implica 5,
ofrece un sentido secreto. Ese sentido sólo puede comprenderse por aquel que
posee un pleno conocimiento de Prâna, la Vida Una,“el cubo del que parten los
siete radios de la Rueda Universal” (himno a Prâna, Atharva Veda, XI, 4).

Hasta los orientalistas europeos reconocen que todos los sistemas en la India
consideran el cuerpo humano como compuesto de: (a) un cuerpo exterior o grosero
(Sthûla Sharîra), (b) un cuerpo interno o vaporoso (Sûkshma o Linga Sharîra, el
vehículo), unidos ambos por (c), la vida Jîva o Kârana Sharîra, el cuerpo causal) 6.
El Sistema Oculto o Esotérico divide éstos en siete, agregándole además Kâma,
Manas, Buddhi, y Atinan.
La filosofía Nyâya, al tratar de los Prameyas (por medio de los cuales los objetos y
sujetos de Pramâna pueden ser entendidos correctamente), incluye entre los 12 ,
los siete principios raíces o fundamentales (véase Sûtra, IX), que son: (1) el Alma
(Âtman); (2) su Espíritu superior (Jivâtman); (3) el cuerpo (Sharîra); (4) los
sentidos (Indriya); (5) la actividad o voluntad (Pravritti); (6) la mente (Manas); (7)
el intelecto (Buddhi).
126

Los siete Padârthas (exámenes o atributos de las cosas existentes) de Kanâda en el


Vaisheshika, se refieren en la Doctrina Oculta a las siete cualidades o atributos de
los siete Principios. Así: (1) la sustancia (Dravya) se refiere al cuerpo o Sthûla
Sharîra; (2) la cualidad o propiedad (Guna) principio de vida, Jîva; (3) la acción o
acto (Karman) al Linga Sharîra; (4) la comunidad o mezcla de las propiedades
(Sâmânya) a Kâma–Rûpa; (5) la personalidad o individualidad consciente
(Vishesha) a Manas; (6) la cohesión o relación íntima perpetua (Samavâya) con
Buddhi, el vehículo inseparable de Âtman; (7) la no –existencia o no– ser en el
sentido de la objetividad o sustancia (Abhâva), y como separados de la misma, a la
Mónada más elevada o Âtman.

Así pues, sea que consideremos el Uno como el Purusha Védico o Brahman
(neutro), la “Esencia que todo lo penetra”; o como el Espíritu Universal, la “Luz
de las luces” (Jyotishâm Jyotih), el total independiente de toda relación de los
Upanishads; o como el Paramâtman de la Vedanta; o también como la Adristha de
Kanâda, la Fuerza invisible o átomo divino; y finalmente, como Prakriti, “la
Esencia eternamente existente” de Kapila; en todos estos principios impersonales
universales hallamos la capacidad latente de evolucionar de sí mismos a “seis
rayos” (siendo el séptimo el principio evolutivo). El tercer aforismo del Sânkhya
Kârikâ, que dice, refiriéndose a Prakriti, que es la “raíz y sustancia de todas las
cosas”, y no producto, sino productora ella misma de “siete cosas que, producidas
por aquella, se convierten también en productores”, ofrece un significado
puramente oculto.

¿Qué son aquellos Productores evolucionados del Principio Básico Universal


(Mûla–prakriti o la materia cósmica primera no diferenciada, que de sí misma
evoluciona la conciencia y la mente, llamada generalmente Prakriti o Amûlam
Mûlam, la “raíz sin raíz”, y Avyakta, “el Evolucionador no Evolucionado”,
etcétera?) Ese Tattva primordial o “Aquello eternamente existente”, la Ignota
Esencia, produce, según nos enseñan, como primer Producto a Buddhi –el
Intelecto– sea que apliquemos este último al sexto Principio macrocósmico o al
microcósmico.

Ese primer producto produce a su vez (o es el origen de) Ahankâra, la “propia


conciencia”, y Manas, la “mente”.

Siempre habrá de tener presente el lector que Mahat o gran fuente de aquellas dos
facultades internas, Buddhi per se, no puede poseer ni conciencia propia ni mente,
esto es, sólo puede el sexto principio en el hombre conservar una esencia de propia
conciencia personal, individualidad personal absorbiendo en sí mismo sus propias
aguas, que han fluido por conducto de aquella facultad finita; porque Ahamkâra,
esto es, la percepción del Yo o sentimiento de nuestra propia individualidad
personal, exactamente representado por el término Egoísmo, pertenece al segundo,
o más bien al tercer producto de los siete, esto es, al quinto principio o Manas. Este
último es el que atrae al hilo de Prakriti, (el principio–raíz) cual tela de araña, los
cuatro principios o partículas sutiles elementales –Tanmâtras, de los que la tercera
clase, los Mahâbhûtas, principios elementales groseros, o más bien los Sharîras y
Rûpas, han evolucionado–; Kâma, Linga, Jîva y Sthûla Sharîra. Las tres Gunas de
Prakriti –Sattva, Rajas y Tamas (pureza, actividad pasional e ignorancia u
127

obscuridad)– formando un triple hilo o cuerda penetran los siete, mejor dicho, los
seis principios humanos. Del quinto, Manas o Ahamkâra, el Yo ,depende convertir
la cuerda Guna en un solo hilo, el Sattva, y formando así un solo todo con el
Evolucionador no Evolucionado, alcanzar la inmortalidad o existencia consciente
eterna.

De otro modo, nuevamente se resolverá en su Esencia Mahâbhautica; mientras no


esté desencordada la triple cuerda, el Espíritu (la Mónada Divina)queda
esclavizado cual animal por la presencia de las Gunas en los principios (Purusha
Pashu).El Espíritu Atinan o Jîvâtman (los principios séptimo y sexto), sea del
Macrocosmos o Microcosmos, aunque esclavo de aquellas Gunas durante la
manifestación objetiva del Universo o del hombre es, no obstante, ninguna, esto es,
está completamente libre de ellas. De los tres productores o evolucionadores,
Prakriti, Buddhi y Ahankâra, sólo el último puede ser hecho prisionero
(tratándose del hombre) y destruido cuando es personal. La Mónada Divina es
Aguna (exenta de cualidades), mientras que Prakriti, en cuanto el estado pasivo de
Mûlaprakriti pasa al de Avyakta (un evolucionado activo), es entonces Gunavat,
dotado de cualidades. Nada pueden tener que ver Purusha o Atinan con el último
(siendo incapaces, por supuesto, de percibirle en su estado gunavâtico); con la
primera –Mûlaprakriti o la esencia cósmica no diferenciada– sí tienen relación, ya
que forman un solo todo con ella y son idénticos.

El Atma–Bodha o “Conocimiento del Alma”, tratado escrito por el gran


Shankarâchârya, habla claramente de los siete principios en el hombre (véase
versículo 14). A estos los llama las cinco envolturas (Panchakosha), en las que está
contenida la Mónada Divina, el Atman y Buddhi, los principios séptimo y sexto, o
el alma individualizada cuando se ha diferenciado (bajo la acción de Avidyâ,Mâyâ
y las Gunas) del Alma Suprema, Parabrahman. La primera envoltura, llamada
Anandamaya –la envoltura de la Suprema Bienaventuranza–, es el Manas o quinto
principio de los ocultistas, cuando está unido a Buddhi. La segunda es Vijñânana
Maya Khosa, la envoltura de la propia ilusión, el Manas cuando se elude en la
creencia del yo personal o Ego con su vehículo. La tercera, Manomaya, compuesta
de la mente ilusoria asociada con los órganos de la acción y la voluntad, es el Kâma
Rûpa y Linga Sharîra combinados, productores de un yo ilusorio o Mâyâvi Rûpa.
Se llama a la cuarta envoltura Prâna –Maya, la vida ilusoria, nuestro segundo
principio de vida o Jîva en el que reside la vida, la envoltura del aliento. La quinta
Kosha lleva por nombre Anna–Maya, o sea la envoltura conservada por medio del
alimento, nuestro cuerpo material. Todas esas envolturas producen a su vez otras
menores, o seis atributos o cualidades cada una, siendo siempre la séptima la
envoltura raíz o fundamental; y al Atman o Espíritu, que semejante a un hilo pasa
a través de todos esos cuerpos etéreos sutiles, le llaman el alma –hilo o Sûtrâtman.

Y ahora podemos dar por terminada la anterior demostración. En verdad que bien
puede aplicarse a la Doctrina Esotérica el calificativo de doctrina del hilo, ya que
como Sûtrâtman o Prânâtman, penetra y une a todos los antiguos sistemas
filosófico–religiosos, y lo que es más aun, los reconcilia y explica. Pues aunque tan
distintos exteriormente entre sí, descansan todos en una base única, cuya
extensión, profundidad, amplitud y naturaleza son conocidas de aquellos que se
han convertido, a semejanza de los Hombres Sabios del Oriente, en adeptos de la
Ciencia Oculta.
128

NOTAS
1 El hecho de declarar el mismo Manu que fue creado por Virâj, y produjo
después los diez Prajâpatis, que a su vez produjeron siete Manus, los cuales dieron
nacimiento a otros siete Manus (Manu,1, 33–56), se refiere a otros misterios aun
anteriores y constituye al mismo tiempo un velo respecto a la doctrina de la
Cadena septenaria.
2 Ver Génesis .Capítulo VII, 2–4, 10–12.
3 Poema de Gilgamesh, tablilla XI, 128–129, 146 y 157. Editora
Nacional,Madrid,1980.
4 Georges Smith.Babilonia,pág.36 ¡Aquí también, como sucede con los Manus, los
10 Prajâpatis y los 10 Sephiroth en el Libro de los Números, se van reduciendo a
siete!
5 Upa –ni–shad significa, según las autoridades brahmánicas,“conquistar la
ignorancia revelando el Conocimiento Espiritual Secreto ”. Según Monier
Williams, derivase el título de la raíz sad con las preposiciones upa y ni, e implica
“algo místico que está bajo la superficie”.
6 Confunden con frecuencia los no iniciados ese Kârana Sharîra con el linga
Sharîra, describiendo al primero como el embrión interno rudimentario o latente
del cuerpo unido a él. Mas el ocultista lo considera como la vida (cuerpo)o Jîva,
que desaparece a la muerte; es reabsorbido, dejando al primer y tercer principio
desintegrarse y volver a sus elementos.

MANUSCRITO DEL PROGRAMA ORIGINAL DE


LA SOCIEDAD TEOSÓFICA 1
Helena Blavatsky

A fin de no dejar lugar para equivocaciones, se le debe recordar a los miembros de


la Sociedad Teosófica el origen de la Sociedad en 1875.Enviada a los Estados
Unidos en 1873 con el propósito de organizar un grupo de trabajadores en el
plano psíquico, dos años después, la escritura recibió órdenes de su Maestro e
Instructor de formar el núcleo de una Sociedad regular cuyos objetos fueron
enunciados de forma general de la siguiente manera:
1. Hermandad Universal;
2. No hacer distinción entre los miembros debido a razas, credos o posiciones sociales,
sino que cada miembro tendría que ser juzgado y tratado por sus propios méritos personales.
3. Estudiar las filosofías del Oriente especialmente las de la India, presentándolas
gradualmente al público en varias obras que interpreten las religiones exotéricas a la luz
de las enseñanzas esotéricas.
4. Oponerse al dogmatismo materialista y teológico en toda forma posible, demostrando
la existencia de fuerzas ocultas desconocidas para la ciencia, en la naturaleza; y la
presencia de poderes psíquicos y espirituales en el hombre; tratando al mismo tiempo de
ampliar los puntos de vista de los Espiritistas o Espiritualistas, demostrándoles que hay
otros agentes, muchos otros, trabajando en la producción de fenómenos además de los
“Espíritus ” de los muertos. La superstición tenía que ser desenmascarada y evitada;
y demostrar de la mejor manera posible, que hay fuerzas ocultas, benéficas y maléficas
que siempre están alrededor de nosotros y que manifiestan su presencia de diferentes
maneras.
129

Tal era el programa en sus rasgos generales. No se les dijo a los dos Fundadores
principales lo que tenían que hacer, o como tenían que lograr y alentar el crecimiento
de la Sociedad y obtener los resultados deseados; ni tampoco se les dieron ningunas
ideas definidas respecto a su organización externa, la cual fue dejada completamente
en sus manos. Por lo tanto, ya que la abajo firmante no tenía capacidad para el trabajo
mecánico de formación y administración de una Sociedad, la organización de esta
última quedó en manos del Coronel H.S.Olcott, allí mismo elegido por los fundadores y
miembros primitivos como Presidente de por vida .Pero si no se les dijo a los dos
Fundadores lo que tenían que hacer claramente fueron instruidos acerca de lo que
nunca deberían hacer ,lo que tenían que evitar y lo que nunca debiera llegar a ser la
Sociedad. Se mostraron como futuros contrastes de nuestra Sociedad a las
organizaciones eclesiásticas y a las sectas Cristianas y Espiritualistas, o dicho de
manera más clara:
(1)Los Fundadores tenían que ejercer toda su influencia para oponerse a cualquier
clase de egoísmo ,insistiendo en que hubiese sentimientos sinceros y fraternos entre
los Miembros por lo menos exteriormente; trabajando para lograr un espíritu de
unidad y armonía, no obstante la gran diversidad de credos; esperando y exigiendo de
los Asociados, una gran tolerancia mutua y caridad para con los defectos de los demás;
ayuda mutua en la búsqueda de las verdades en todo campo moral y físico e incluso
en la Vida diaria.
(2)Ellos tenían que oponerse de la manera más fuerte posible a cualquier cosa que se
aproximara a fe dogmática y fanatismo ,contrarrestando desde el principio la creencia
en la infalibilidad de los Maestros o incluso en la misma existencia de nuestros
Instructores invisibles. Por otro lado, ya que se pedía un gran respeto por los puntos de
vista privados y credos de todo miembro, cualquier Asociado, que criticara la fe o
creencia de otro Asociado, hiriendo sus sentimientos, o haciendo valer su opinión no
solicitada de manera arrogante y reprensible, incurría en expulsión.(Aunque el consejo
mutuo amistoso, era un deber, al menos que éste no se aceptara).Tenía que ser
alentado el más grande espíritu de libre investigación sin ninguna traba.
“Primero la Teosofía y la organización después ” son desde luego palabras de oro.
Sin embargo,¿quién habría escuchado ahora algo acerca de la Teosofía, si no se hubiese
organizado su Sociedad de acuerdo a su Espíritu y que un deseo por ella hubiese
penetrado en todo el mundo?Y habrían sido alguna vez enseñadas y estudiadas la
filosofía Vedanta y otras filosofías Indas en Inglaterra, fuera de los muros de Oxford y
Cambridge, si no hubiese sido por esa organización que las pescó como perlas olvidadas
en el Océano del Olvido y la Ignorancia, y las presentó ante el mundo profano? Y lo que
es más, queridos Hermanos y críticos, habrían sido alguna vez conocidos los exponentes
Indos de esa sublime filosofía fuera de los muros de Calcuta, si no hubiese sido por los
Fundadores, que, obedientes a las Ordenes recibidas, forzaron ante los dos centros más
civilizados y cultos de Europa, Londres y París, el reconocimiento de la admirable
erudición y filosofía de esos exponentes. Verdaderamente es más fácil destruir que
construir. Las palabras “antiteosófico ” y “antihermanable ”siempre están sonando en
nuestros oídos; sin embargo, será difícil encontrar en abundancia, actos y palabras
verdaderamente teosóficos entre aquellos que usan ese reproche con mayor frecuencia.
No obstante lo insignificante y limitado del camino de las buenas acciones, éste
siempre será Teosofía y siempre tendrá más peso que el discurso hueco y jactancioso,
puesto que las teorías sin ninguna aplicación práctica son en el mejor de los casos
meramente filosofía. La Teosofía es una Ciencia todo abarcante; y son muchos los
caminos que conducen a ella, tan numerosos de hecho como lo son sus definiciones, las
cuales comenzaron en lo sublime, durante los días de Ammonio Saccas, y terminaron en
130

lo ridículo, con el Diccionario Webster. No hay razón para que nuestros críticos se
otorguen el derecho de conocer sólo ellos, lo que es la teosofía y definirla. Han habido
teósofos y Escuelas Teosóficas durante los últimos 2,000 años, desde Platón hasta los
Alquimistas medievales, quienes, cabe suponer, conocieron el valor del término. Por lo
tanto, cuando se nos dice que “la cuestión a ser considerada no es si la Sociedad
Teosófica está haciendo el bien, sino si está haciendo esa clase de bien que amerita
llevar el nombre de Teosofía ”,nosotros le damos la vuelta y preguntamos:“¿y quien va
a ser el juez de esta cuestión debatida?” Hemos oído de uno de los más grandes
Teósofos que jamás hayan vivido, asegurar a su audiencia que, cualquiera que diese un
vaso de agua fría a un pequeño en su nombre (en el de la Teosofía),tendría una mayor
recompensa que todos los Escribas eruditos y Fariseos.¡”Hay del mundo por las ofensas
Nunca se hizo un artículo de fe la creencia en Maestros en la Sociedad Teosófica.
Pero para sus Fundadores, las ordenes recibidas por parte de Ellos cuando fue
establecida, siempre han sido sagradas. Y esto es lo que uno de ellos escribió en una
carta preservada hasta ahora:
En los Archivos de la Sociedad Teosófica en Adyar, India, existe un manuscrito de
veinte y cuatro páginas en la escritura de H.P.B. firmado y datado por ella en Ostende,
Bélgica,el 3 de Octubre de 1886. Este manuscrito es la contestación a un Memorandum
escrito conjuntamente por Arthur Gebhard y Mohini Mohun Chatterji bajo el titulo de
“Unas cuantas palabras sobre la Organización Teosófica ” con fecha 23 de septiembre
de 1886 y el cual contiene un áspero criticismo acerca de la Sociedad Teosófica y
de su Presidente Fundador el Coronel Henry S.Olcott. Nota de Boris de Zirkoff
Un Cristiano de pensamiento liberal, miembro de la S.T. que había objetado el estudio
de las religiones Orientales y que dudaba que aún quedara espacio para una nueva
Sociedad recibió una carta contestando a sus objeciones y preferencias por el
Cristianismo, y cuyo contenido fue copiado para él; después de lo cual ya no negó más
la conveniencia de una Sociedad como la de la Asociación Teosófica propuesta. Unos
cuantos extractos de esta temprana carta mostrará claramente la naturaleza de la
Sociedad contemplada en ese entonces y que solamente hemos tratado de seguir, y
llevar a cabo de la mejor manera posible las intenciones de los verdaderos originadores
de la Sociedad en esos días. Se le dijo al piadoso caballero que se decía ser un teósofo y
tener derecho a juzgar a otras personas que:
“No tienes derecho a tal título. Tú sólo eres un filo teósofo; ya que alguien que haya
alcanzado la plena comprensión del nombre y naturaleza de un teósofo no se pondría a
jugar a ningún hombre o acción . ¿Afirmas que tu religión es la más elevada y es el
último paso hacia la Sabiduría divina en esta tierra y que ella ha introducido en las
arterias del antiguo mundo decadente nueva sangre y vida, y verdades que habían
permanecido desconocidas para los paganos? Si en verdad fuera esto así, entonces
tu religión habría introducido las verdades más elevadas en todas las relaciones sociales,
civiles e internacionales de la Cristiandad. En vez de esto, como cualquiera puede
percibir, su vida social al igual que privada no está basada en una solidaridad moral
común sino únicamente en una constante oposición mutua y en un equilibrio puramente
mecánico de poderes e intereses individuales . Si fueras un Teósofo no deberías hacer lo
que hacen aquel los que están a tu alrededor, que invocan a un Dios de Verdad y
Amor y sirven a los obscuros Poderes de la Fuerza, la Avaricia y la Suerte. Nosotros
miramos en medio de tu civilización Cristiana y vemos los mismos tristes signos de
antaño: que las realidades de sus vidas diarias son diametralmente opuestas a sus ideales
religiosos, pero ustedes no lo perciben; el pensamiento de que las mismísimas leyes que
gobiernan tu ser ya sea en el campo de la política o de la economía social, choquen
penosamente con los orígenes de tu religión no parece perturbarte en lo más mínimo.
131

Pero si las naciones de Occidente están tan plenamente convencidas de que el ideal
nunca puede llegar a ser práctico y que lo práctico nunca alcanzará lo ideal, entonces
tienes que escoger, o bien tu religión es la que es impráctica y en ese caso no es nada
mejor que un engaño vano y glorioso o quizás podría encontrar una aplicación práctica,
pero son ustedes, los que no les importa aplicar su ética a su comportamiento diario en
la vida … Por lo tanto,,antes de invitar a otras naciones a la mesa del banquete
del Rey de la cual tus invitados se levantan más hambrientos que antes de sentarse,
deberías, antes de traerlos a tu propia forma de pensar, investigar cual es la comida que
ellos te ofrecen a ti . Bajo el dominio e influencia de los credos exotéricos, sombras
grotescas y tortuosas, de las realidades teosóficas, siempre habrá la misma opresión del
débil y del pobre y la misma lucha titánica entre los ricos y poderosos . Es sólo la
filosofía divina. la fusión espiritual y psíquica del hombre con la naturaleza, la que, al
revelar las verdades fundamentales que yacen escondidas bajo los objetos sensibles, y
de percepción, puede promover un espíritu de unidad y armonía.[Aquí termina el pie de
página de H.P.B.Ver la continuación de esta carta en la última parte de este artículo bajo
el título:“Algunas Palabras para la Vida
La Teosofía enseña para empezar, el cultivo, la enseñanza y el refinamiento mutuo
antes que el cultivo y la enseñanza de sí mismo .La unión hace la fuerza. Es reuniendo a
muchos Teósofos con el mismo modo de pensar, en uno o más grupos y haciéndolos
que se unan estrechamente por el mismo lazo magnético de unidad fraterna y simpatía.
que pueden lograrse mejor los propósitos de desarrollo mutuo y progreso en el
pensamiento Teosófico. El “Cultivo de Sí mismo ”,es para Hatha Yogis aislados,
independientes de cualquier Sociedad y que tienen que evitar la asociación con seres
humanos; y esto es un Egoísmo triplemente destilado .Ya que para que exista verdadero
avance moral allí “donde dos o tres estén reunidos ” en nombre del ESPIRITU DE LA
VERDAD allí ese Espíritu de la Teosofía estará entre ellos .El decir que la Teosofía no
tiene necesidad de una Sociedad un vehículo y un centro para ella ,sería como afirmar
que la Sabiduría de las Edades coleccionada en miles de volúmenes en el Museo
Británico no tuviese necesidad ni del edificio que la contiene, ni de las obras en las que
se encuentra .
La S.T. [Sociedad Teosófica ]no puede ser destruida como cuerpo .Esto no está en el
poder de los Fundadores o de sus críticos; y ni amigos ni enemigo podrán causar la
ruina de aquello que está condenado a existir ,no obstante las equivocaciones de sus
jefes.
Aquello que fue generado a través de, y fundado por los “Maestros Superiores ” y bajo
su autoridad, por no decir bajo su instrucción DEBE EXISTIR Y EXISTIRA.Cada uno
de nosotros y todos, recibiremos su Karma por ello, pero el vehículo de la Teosofía se
mantendrá indestructible y sin poder ser destruido ya sea por la mano de hombre o
diablo .
Diaria escritas por un Maestro de Sabiduría ”.No sabemos cual de los Maestros haya
escrito estas líneas,
las cuales son citadas por H.P.B.En este artículo N.del T.]

ALGUNAS PALABRAS PARA LA VIDA


DIARIA
(ESCRITAS POR UN MAESTRO DE
SABIDURÍA)
132

Es sólo la filosofía divina, la fusión espiritual y psíquica del hombre con la naturaleza,
la que, al revelar las verdades fundamentales que yacen escondidas bajo los objetos
sensibles y de percepción, puede promover un espíritu de unidad y armonía a pesar de
la gran diversidad de credos antagónicos. La Teosofía, por lo tanto, espera y exige de
los Miembros de la Sociedad una gran tolerancia mutua y caridad para con los defectos
de los demás, ayudándose mutuamente, de buena gana y sin quejarse, en la búsqueda de
verdades en todo departamento de la naturaleza moral y físico .Y este modelo ético
debe aplicarse resueltamente a la vida diaria.
La Teosofía no debe de representar meramente una colección de verdades morales, un
manojo de éticas metafísicas, compendiado en disertaciones teóricas. La Teosofía debe
hacerse práctica ;y tiene por tanto que desembarazarse de digresiones inútiles, en el
sentido de discursos solemnes inconexos y oratoria sutil. Si cada Teósofo solo hiciese
su deber, aquél que puede y debe hacer, muy pronto la suma de miseria humana, dentro
y alrededor de las áreas de cada Rama de su Sociedad, se vería visiblemente disminuida.
Olvídense de si mismos, al trabajar por los demás y la tarea se convertirá en fácil y
ligera para ustedes .
No esperes con orgullo que tu trabajo sea apreciado y reconocido por los demás.
¿Qué objeto tiene que un miembro de la Sociedad Teosófica, con aspiración a llegar a
ser un teósofo, le otorgue algún valor a la buena o mala opinión de los demás respecto a
él y su trabajo, mientras que él sepa que éste es útil y benéfico para otra gente?
La alabanza humana y el entusiasmo son, en el mejor de los casos de corta vida ;ya que
es seguro que estos serán seguidos por la risa del burlón y la condenación del mirón
indiferente, que tendrán por lo general mayor preponderancia que la alabanza de
admiración del amigo. No menosprecies la opinión del mundo, ni lo provoques
innecesariamente a una crítica injusta. Permanece más bien tan indiferente al insulto
como a la alabanza de aquellos que nunca pueden conocerte como realmente eres,
y quienes deberán encontrarte por lo tanto, impasible ante ambos.
Siempre coloca la aprobación o condena de tu propio Ser o Sí Interior por arriba de la
de las multitudes.
Aquellos de ustedes que quieran conocerse en el espíritu de verdad, aprendan a vivir
solos aún en medio de grandes multitudes que a veces puedan circundarlos.
Busca comunión y comunicación solamente con el Dios dentro de tu propia alma; sólo
presta atención a la alabanza o reproche de esa deidad que nunca puede ser separada de
tu verdadero sí o ser, ya que ella es en verdad ese Dios mismo: llamado la
CONCIENCIA SUPERIOR. Sin dilación pon en práctica tus buenas intenciones, sin
dejar que una sola permanezca solamente como una intención, sin esperar mientras
tanto, ninguna recompensa, ni siquiera el reconocimiento por el bien que hayas hecho.
La recompensa y el reconocimiento están en tí mismo y son inseparables de ti, ya que es
sólo tu Ser o Sí Interno el que puede apreciarlos en su verdadero grado y valor.
Dado que cada uno contiene dentro del recinto de su tabernáculo interior la Corte
Suprema el fiscal, el defensor, el jurado y el juez cuya sentencia es la única
inapelable;;ya que nadie puede conocerte mejor de lo que tu te conoces a ti mismo, una
vez que has aprendido a juzgar a ese Ser o Sí, por la luz nunca titubeante de la divinidad
interior tu Conciencia Superior. Deja entonces que las masas, que nunca pueden conocer
tu verdadero ser, condenen tu ser exterior de acuerdo a sus propias falsas luces .
La mayoría del público Areópago está formada generalmente por jueces
autonombrados que nunca han hecho una deidad permanente a ningún ídolo, salvo a
sus propias personalidades sus síes o seres inferiores; ya que aquellos que en su
ocupación diaria, tratan de seguir su luz interior nunca se les encontrará juzgando y
133

mucho menos condenando a aquellos más débiles que ellos mismos ¿qué importa
entonces que estos te condenen o te alaben, te humillen, o te exalten sobre un
pináculo? Ellos nunca te comprenderán de una o de otra forma. Podrán convertirte en
un ídolo, mientras te imaginen como un fiel espejo de ellos mismos sobre el pedestal o
altar que ellos han erigido para ti,y mientras que los diviertas o los beneficies.
No puedes esperar ser para ellos más que un fetiche temporal, que sucede a otro fetiche
recientemente derribado, y seguido a tu tumo por otro ídolo. Deja por lo tanto que
aquellos que crearon ese ídolo lo destruyan cuando gusten, derribándolo con tan poco
motivo como el que tuvieron para levantarlo. Tu sociedad occidental ya no puede vivir
más, sin sus Califas de una hora. como tampoco puede adorar a uno por un período más
largo: Y cada vez que rompe un ídolo y luego lo ensucia de lodo, no es al modelo, sino
a la imagen desfigurada creada por su propia sucia fantasía y que ha dotado de sus
propios vicios, lo que la Sociedad destrona y rompe.
La Teosofía sólo puede encontrar expresión objetiva en un código de vida todo
abarcante, completamente impregnado del espíritu de tolerancia mutua. caridad,
y amor fraterno. Su Sociedad como cuerpo tiene una tarea frente a ella, la cual, al menos
que sea llevada a cabo con la mayor discreción. hará que el mundo de los indiferentes y
egoístas se alce en armas en contra de ella. La Teosofía tiene que combatir a la
intolerancia, el prejuicio, la ignorancia y el egoísmo, escondidos bajo la capa de la
hipocresía. Tiene que arrojar toda la luz que pueda desde la antorcha de la Verdad,
la cual ha sido confiada a sus siervos. Debe hacer esto sin miedo o vacilación, sin temer
reprobación o condenación alguna. La Teosofía, a través de su portavoz, la Sociedad,
tiene que decir la VERDAD encarándose con la MENTIRA; enfrentando al tigre en su
guarida, sin pensar o temer malas consecuencias, despreciando la calumnia y las
amenazas. Como una Asociación ,no sólo tiene el derecho, sino el deber de
desenmascarar el vicio y hacer lo mejor posible para resarcir las injusticias, ya sea a
través de la voz de sus conferenciantes elegidos o, por medio de la palabra impresa de
sus revistas y publicaciones, haciendo sus acusaciones, sin embargo, lo más impersonal
posible. Pero sus Asociados o Miembros, no tienen individualmente tales derechos.
Sus seguidores primero que nada, tienen que poner el ejemplo de una moralidad
firmemente delineada y firmemente aplicada. antes de que puedan obtener el derecho
a señalar, aún en un espíritu de benevolencia, la ausencia de una unión, ética similar y
sinceridad de propósito en otras asociaciones o individuos. Ningún Teósofo debe culpar
a otro, ya sea dentro o fuera de la asociación; ni tampoco es lícito que arroje
difamaciones sobre las acciones de otro o que lo censure, no sea que él mismo pierda el
derecho a ser considerado como un Teósofo. Ya que, como tal, tiene que evitar estar
viendo las imperfecciones de sus semejantes, y mejor centrar su atención sobre sus
propios defectos, a fin de corregirlos y hacerse más sabio. Que no busque mostrar la
disparidad entre lo que otro pretende ser y sus acciones, sino más bien, en el caso de un
hermano, un vecino o simplemente de un semejante, que siempre esté ayudando a
alguien más débil que él mismo, en el arduo camino de la vida.
El problema de la verdadera Teosofía y de su gran misión es, primero, el de lograr
desarrollar concepciones claras e inequívocas de ideas éticas y de quehaceres, que
satisfagan de la manera más plena y mejor los genuinos sentimientos altruistas de los
hombres; y en segundo lugar, moldear estas concepciones para su adaptación a aquellas
formas de vida diaria, que ofrezcan un campo en donde puedan ser aplicadas con mayor
equidad.
Tal es el trabajo común antepuesto a todos aquellos que estén dispuestos a actuar
bajo estos principios. Es una tarea laboriosa, que requerirá de un esfuerzo tenaz y
perseverante; pero que deberá conducir insensiblemente a progresar y a no dejar
134

espacio para aspiraciones egoístas fuera de los límites trazados . No te entregues


personalmente a una comparación no hermanable entre la tarea lograda por ti y el
trabajo no hecho por tus semejantes o hermanos. En los campos de la Teosofía a nadie
se le pide desyerbar un terreno más grande del que le permitan sus fuerzas y su
capacidad .No sean muy severos respecto a los méritos y deméritos de uno que busque
admisión entre sus filas ya que la verdad acerca del estado real del hombre interior
solamente puede ser conocida por Karma, y sólo puede ser tratado con justicia por esa
LEY que todo lo ve. Pero incluso la simple presencia entre ustedes de un individuo bien
intencionado y simpatizante puede ayudarlos magnéticamente .
Ustedes son trabajadores voluntarios en el campo de la Verdad y como tales no deben
poner obstáculos en el camino que conduce a ese campo.
Los grados de éxito o de fracaso son los puntos de referencia que los maestros tendrán
que seguir, ya que estos grados llegarán a constituir las barreras que, colocadas por tus
propias manos, se interpondrán entre tú y aquellos que has pedido que sean tus
instructores. Lo más próximo que estés de la meta contemplada lo más corta será la
distancia entre el estudiante y el Maestro.

La Ultima Canción del Cisne


(The Last Song of the Swan, Lucifer 1890)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Veo, antes de mi raza, una era o algo por el estilo.


Y se me envía a mostrar una senda entre las espinas
Para que penetren mi carne.
Bien, depositaré mis huesos
En alguna anfractuosidad del sendero escabroso;
La humanidad, en períodos mejores, se erguirá donde yo caí
Y cantando, seguirá el viaje en grupos perfectos,
Donde yo me había encaminado a solas [...]
—Theodore Parker

¿De dónde procede la noción poética, sin embargo muy fantástica, aun en mito,
según la cual los cisnes cantan sus elegías fúnebres? Existe una leyenda nórdica al
respecto; pero se remonta sólo al medioevo. La mayoría de nosotros ha estudiado la
ornitología y, cuando éramos jóvenes, nos familiarizamos mucho con los cisnes de toda
clase. En esos años inocentes, de luz solar perenne, existía una atracción misteriosa
entre nuestra mano dañina y las plumas inmaculadas de la cola roma de este hermoso
Rey acuático de voz telúrica. La mano que ofrecía, engañosamente, una o dos galletas,
mientras la otra jalaba una pluma o más, a menudo recibía su castigo junto con nuestros
oídos. Pocos ruidos pueden compararse, en cacofonía, al grito de esta ave, a pesar de
que sea el cisne americano "silbador" o el "trompetista." Los cisnes resoplan,
traquetean, chillan y sisean; pero es cierto que no cantan, especialmente si tratan de
picarte bajo la indignidad de un asalto injusto a sus colas. Pero escucha la leyenda:
"Cuando el cisne sabe que la vida está por terminar, eleva su cabeza y, entonando un
135

canto largo y melodioso, una trágica canción de muerte, la noble ave envía hacia el cielo
una protesta melodiosa, un lamento que lleva al llanto a seres humanos y a animales,
vibrando en los corazones de quienes lo oyen."

Así es: "los que lo oyen." ¿Quién ha oído, alguna vez, esa canción entonada por
un cisne? No vacilamos en proclamar el significado de tal declaración, aun como
licencia poética, una de las numerosas paradojas de nuestra incongruente era y mente
humana. No tenemos objeciones serias que hacer, debido a nuestros pensamientos
personales, contra Fenelon, el arzobispo y orador al cual se le tilda de "Cisne de
Cambrai"; pero protestamos contra el mismo elogio dudoso endilgado a Shakespeare.
No fue una actitud cuerda la de Ben Jonson de llamar: "dulce cisne de Avon" al más
grande genio que Inglaterra tuvo. Y con respecto al apodo que se dio a Homero,
llamándole: "el Cisne de Meandro"1, ésta es una calumnia póstuma, que la revista
Lucifer no encuentra las palabras suficientemente fuertes para condenarla y denunciarla.

***

Apliquemos la idea ficticia a las cosas, más bien que a los seres humanos,
recordando que el cisne, un símbolo del Brahm Supremo y uno de los avatares del
Júpiter amoroso, era, también, una efigie simbólica de los ciclos; al menos, de las
postrimerías de todo ciclo importante en la historia humana. Los lectores podrán pensar
que es un emblema extraño y difícil de explicar. Sin embargo, tiene su razón de ser.
Probablemente: todo esto fue sugerido por el hecho de que el cisne ama nadar de forma
circular e inclina su cuello largo y armonioso en un círculo, por eso no era, después de
todo, un emblema equivocado. Sin embargo: la idea antigua era más gráfica, explícita y,
ciertamente, más lógica que la más reciente, que hace de la garganta del cisne un
instrumento de modulaciones musicales, convirtiéndole en un dulce cantante; además de
ser un vidente.

La última canción del "Cisne Cíclico" actual nos presagia una señal malévola.
Algunos le oyen chillar como una lechuza y graznar como el cuervo de Edgard A. Poe.
La combinación de los números 8 y 9, acerca de la cual hablamos en el artículo de
fondo del mes pasado,2 ya ha fructificado. Apenas acabamos de mencionar el pavor que
los Césares y los Poderosos del mundo le tenían al número 8, que postula la igualdad de
todos los seres humanos y de su combinación fatal con el 9, que representa la tierra bajo
un principio maligno y este principio empezó a hacer estragos entre los pobres
potentados y sus sujetos, la sección más influyente de la sociedad. Ultimamente, la
influenza ha mostrado una predilección extraña y misteriosa por los componentes de las
familias reales. Uno a uno, la influenza ha diezmado a sus miembros y la muerte los ha
puesto en posición igualitaria a sus mozos y cocineras. Así pasa la gloria del mundo. La
primera víctima fue la emperatriz Dowager de Alemania; luego la ex-emperatriz de
Brasil, el Duque de Aosta, el Príncipe William de Hesse Philippstal, el Duque de
Montpensier, el Príncipe de Swarzburg Rudolstadt, la esposa del Duque de Cambridge y
un gran número de generales, embajadores, estadistas y sus suegras. ¿Dónde, cuándo y
en cuál víctima detendrás tu camino implacable, oh influenza "inocente e inofensiva?"

Cada uno de estos cisnes reales y semi-reales ha cantado su última canción, yendo
a "ese país" de donde todo "viajero retorna," a pesar de que el versículo del aforismo
diga lo contrario. Sí; ahora solucionarán el gran misterio por sí solos y la teosofía y su
136

enseñanza adquirirá más partidarios y creyentes entre la realeza en el "cielo" que los que
tiene entre esta casta en la tierra.

¿Qué es esta influenza a la cual le damos el nombre equivocado de "rusa," la cual


parece ser el chivo expiatorio, mientras dura, de los pecados de omisión y comisión de
la facultad médica y sus doctores a la moda? Las autoridades médicas, de vez en
cuando, han osado pronunciar algunas palabras rimbombantes, sin embargo nos dicen
muy poco acerca de la verdadera índole de la influenza. Parece que han captado, aquí y
allá, un indicio de un hilo patológico que señala, muy vagamente, causas
bacteriológicas; sin embargo están tan distantes de la solución del misterio, como
siempre lo han estado. Las lecciones prácticas que resultan de todos estos varios casos
han sido numerosas; pero las deducciones entresacadas no parecen ser otro tanto
copiosas o satisfactorias.

¿Qué es, en realidad, este monstruo desconocido que parece viajar con la rapidez
de alguna noticia sensacional a la cual se le dio origen para deshonrar a una criatura
humana; que es casi ubicua y que muestra una discriminación tan extraña al escoger sus
víctimas? ¿Por qué ataca a los ricos y a los poderosos en proporción superior que a los
pobres y a los insignificantes? ¿Es, en realidad, sólo un "microbio ágil" como quiere
hacernos pensar Symes Thomson? ¿Es verdad que el bacilo de la influenza acaba de ser
identificado en Viena por los doctores Jolles y Weichselbaum o es simplemente una
trampa y una ilusión como muchas otras? ¿Quién sabe? Hasta la fecha, la cara de
nuestra huésped importuna: la llamada "influenza rusa," está velada, aunque su cuerpo
resulta ser grave para muchos, especialmente para los viejos y los débiles y, casi
invariablemente, es fatal para los inválidos. El doctor Zedekauer, una gran autoridad
médica en las epidemias, acaba de afirmar que esta enfermedad ha sido siempre la
precursora del cólera, por lo menos en San Petersburgo. Esto es, al menos, una
declaración muy extraña. Lo que ahora se llama "influenza," en el pasado se le conocía
como gripe y, en Europa, como una epidemia, siglos antes de la primera aparición del
cólera en las llamadas tierras civilizadas. La biografía y la historia de la influenza o la
"gripe," pueden resultar interesantes para algunos lectores; esto es lo que entresacamos
de fuentes autorizadas.

***

Su primera visita, según queda grabada en la ciencia médica, se remonta al año


1510 en la isla de Malta, en el Mediterráneo. En 1577, la joven influenza se convirtió en
una terrible epidemia que viajó de Asia a Europa, desapareciendo en América. En 1580,
una nueva epidemia de gripe visitó Europa, Asia y América, matando a los ancianos,
los débiles y los inválidos. En Madrid la mortalidad fue enorme y sólo en Roma
perecieron 9 mil personas. En 1590 la influenza apareció en Alemania y, de allí pasó, en
1593, a Francia y a Italia. En 1658-1663 visitó sólo Italia; en 1669, Holanda; en 1675,
Alemania e Inglaterra; en 1691, Alemania y Hungría. En 1729 toda Europa sufrió muy
terriblemente a causa del visitante "inocente." Sólo en Londres 908 personas murieron
en la primera semana, llegando a 60 mil enfermos y el 30 por ciento murió por el catarro
o la influenza en Viena. En 1732 y 1733, en Europa, Asia y América, apareció una
nueva epidemia de gripe. Fue casi universal en los años 1737 y 1743, cuando durante su
primera semana, Londres perdió mil personas. En 1762 se desató en el ejército británico
en Alemania. En 1775, diezmó a un sinnúmero de ganado y de animales domésticos. En
1782, en un solo día murieron 40 mil personas en San Petersburgo. En 1830, la
137

influenza viajó por todo el mundo y, sólo esta vez, como primera pionera del cólera.
Volvió entre 1833 y 37. En 1847 mató más personas en Londres que el cólera. En 1858
asumió un carácter epidémico, nuevamente, en Francia.

Leyendo el periódico de San Petersburgo: Novoyé Vremya, aprendemos que el


doctor Hirsh muestra que de 1510 a 1850, se han desatado más de 300 grandes
epidemias de gripe o influenza, tanto generales como locales, severas y débiles. Según
los datos anteriores, como la influenza ha sido muy leve este año en San Petersburgo, es
obvio que no se le puede llamar "rusa." Lo que se sabe de sus características muestra, en
cambio, que tiene una naturaleza cosmopolita muy imparcial. La rapidez tan
extraordinaria con que actúa, le ganó el nombre, en Viena, de ataque fulminante del
catarro. No tiene nada en común con la gripe ordinaria, tan fácilmente atrapada en un
clima frío y húmedo. Además: no parece producir ninguna enfermedad particular que
pueda localizarse; pero actúa, de forma fatal, en el sistema nervioso y, especialmente, en
los pulmones. La mayoría de las muertes por influenza, se deben a la parálisis
pulmonar.

***

Todo esto es muy significativo: una enfermedad epidémica; pero no contagiosa


que actúa por dondequiera, tanto en lugares limpios como sucios, en localidades
sanitarias y no sanitarias; no les hace falta evidentemente, ningún centro de contagio del
cual empezar. Una epidemia que se riega como una corriente de aire, abrazando países
enteros y partes del mundo, atacando, al mismo tiempo, al marinero en medio del
océano, al heredero al trono en su palacio, a los pobres hambrientos en los barrios de los
desheredados, inmersos y embebidos en lo sucio y al aristocrático en su sanitario en las
montañas, como Davos en Suiza,3 donde no se puede, por cierto, atribuir a una falta de
arreglos sanitarios. Tal enfermedad no puede compararse con las epidemias de tipo
común como el cólera, ni se le puede considerar como si los parásitos o los microbios
microscópicos de una clase u otra fueran la causa. Para demostrar la falacia de tal idea,
la querida influenza atacó de manera muy virulenta a Pasteur, el "matador de los
microbios" y a su grupo de asistentes. ¿Acaso no parece que la causa que produce la
influenza es más bien cósmica que bacteriana y que se debería buscar, más que en
cualquier otro sitio, en estos cambios anormales en nuestra atmósfera, que han lanzado a
las estaciones en el caos, desfasándolas en todo el globo en los últimos años?

¿No se afirma, por primera vez, que todas estas misteriosas epidemias, como la
influenza actual, derivan de una exuberancia anormal del ozono en el aire? Muchos
doctores y químicos de renombre concuerdan con los ocultistas en admitir que: este gas
sin sabor, incoloro e inodoro que se le conoce como oxígeno, "el que sustenta la vida"
de todo lo que vive y respira, a veces tiene dificultades familiares con sus colegas y
hermanos, cuando trata de superarlos en volumen y peso, convirtiéndose en más pesado
de lo debido. En síntesis: el oxígeno se vuelve ozono. Esto probablemente explicaría los
síntomas preliminares de la influenza. El oxígeno, al descender y al derramarse sobre la
tierra con rapidez extraordinaria, produce una combustión aun más grande, de aquí
deriva la terrible temperatura en el cuerpo del paciente y la parálisis de los pulmones
muy débiles. Acerca del ozono, la ciencia nos dice que: "La exuberancia del ozono bajo
el estímulo poderoso de la electricidad en el aire produce, en las personas nerviosas, ese
sentimiento inexplicable de miedo y depresión que ellas experimentan, muy a menudo,
antes de una tormenta [...] La cantidad de ozono en la atmósfera varía según la
138

condición meteorológica bajo leyes hasta la fecha desconocidas para la ciencia." Una
cierta cantidad de ozono es necesaria, como sabiamente dicen, para motivos
respiratorios y la circulación sanguínea. En cambio: "una dosis excesiva de ozono irrita
los órganos de la respiración y un exceso del 1% de ozono en el aire mata a quien lo
respira." Esto es un caminar a lo largo de líneas muy ocultas. "El verdadero ozono es el
Elixir de Vida," dice La Doctrina Secreta, (Vol. I., pag. 144, segunda nota, v.o.) Que el
lector compare lo que acabamos de escribir con lo que encontrará en La Doctrina
Secreta acerca del oxígeno, considerado desde el punto de vista hermético y oculto
(pag. 113-4, Vol. II., v.o.) y podrá entender mejor lo que algunos teósofos piensan de la
influenza actual.

Como consecuencia: el corresponsal con inclinaciones místicas que escribió en el


periódico Novoyé Vremya (N. 4931, 19 de Noviembre de 1889), dando buenos consejos
sobre el tema de la influenza que acababa de aparecer, sabía lo que estaba diciendo. He
aquí una recapitulación de su idea:

"[...] Es evidente que: las causas verdaderas de esta diseminación simultánea de la


epidemia en todo el Imperio, bajo las condiciones meteorológicas y los cambios
climáticos más variados, debe buscarse en otras áreas que en las condiciones higiénicas
y sanitarias insatisfactorias [...] La búsqueda de las causas que engendraron la
enfermedad, produciendo su difusión, no corresponde sólo a los doctores; sino que sería
el justo deber de los meteorólogos, los astrónomos, los físicos y los naturalistas en
general, separados, oficial y sustancialmente, de los hombres de medicina."

Esto desató una tempestad profesional. La modesta sugerencia fue prohibida y


escarnecida y, una vez más, un país asiático, China, fue inmolado, como chivo
expiatorio, al pecado de Fohat y a su progenie demasiado activa. Cuando la influenza y
otros males relacionados, hayan diezmado a la realeza y a los regentes de esta esfera
sublunar, quizá llegue el turno de los Didimos4 de la ciencia. Esto sería sólo un castigo
justo por haber despreciado las ciencias "ocultas," sacrificando la verdad a sus
prejuicios personales.

***

Mientras tanto: la última canción de muerte del Cisne cíclico ha empezado. Sólo
unos pocos le ponen atención; pues la mayoría tiene oídos para no oír y ojos para
quedarse ciegos. Sin embargo: los que la oyen la consideran una canción cíclica muy
triste y muy distante de ser melodiosa. Ellos afirman que además de la influenza y otros
males, la mitad de la población mundial está bajo la amenaza de una muerte violenta;
esta vez merced al orgullo de los hombres de la ciencia exacta y el egoísmo de la
especulación que todo lo quiere acaparar. Esto es lo que la nueva moda de "iluminación
eléctrica" promete a cada ciudad grande, antes de que el ciclo moribundo se vuelva un
cadáver. Estos son hechos y no las "especulaciones descabelladas de los teósofos
ignorantes." Ultimamente se reciben telegramas diarios que contienen advertencia de
este tipo, acerca de los cables eléctricos en general y en particular en América:

Hoy se reporta que: en Newburgh, en el estado de Nueva York, ocurrió otro


accidente fatal a causa del sistema de cables eléctricos suspendidos. Parece que un
caballo, mientras se le guiaba a lo largo de su camino, tocó un poste de bronce con la
nariz, cayendo fulminado en el suelo. Un hombre que se apresuró a ayudar al animal, al
139

tocar la cabeza del caballo, murió inmediatamente y otro que trató de levantar al primer
hombre, recibió una descarga terrible. La causa del accidente parece remontarse a un
cable eléctrico que se había soltado, tocando una barra de hierro que se extendía del
poste del edificio y, por ende: toda la fuerza de la electricidad pasaba del poste al suelo.
El material aislante del cable se había saturado completamente con la lluvia." (Morning
Post, 21 de Enero.)

Esta es una perspectiva alegre y parece, en realidad, como si fuera una de las
"últimas canciones del Cisne" de la civilización práctica. Sin embargo hay alivio en
Gilead hasta en la última hora de nuestro siglo dispuesto a romper la cara y a patear la
verdad. Unos clérigos intrépidos han reunido su valor y se han atrevido a expresar,
públicamente, sus reales sentimientos, exteriorizando un profundo desdén por la "gran
hipocresía de la 'palabrería religiosa' barata, muy vigente en la actualidad."5 Ellos
congregan diariamente nuevas fuerzas y, hasta la fecha, los periódicos fanáticamente
conservadores no temen permitir a sus corresponsales y cuando la ocasión lo requiera,
asestar un golpe a las caras de la Hipocresía y de la señora Grundy.6 Es cierto que el
tópico que exteriorizó la verdad integral, aunque no bien acogida, en el Morning Post,
se merecía ser enumerado entre tal excepción. Un corresponsal, el señor W. M.
Hardinge, hablando de la Hermana Rosa Gertrude, que acaba de partir rumbo a la isla
de Molokay de los leprosos, sugiere que:

"se debería agregar un retrato de esta señorita en nuestras galerías nacionales y


Edward Clifford sería, seguramente, el artista adecuado. Yo contribuiría,
voluntariamente, a que algún pintor hábil grabara, permanentemente, en cualquier
modo, eso que encierra un alma tan santa. Una persona de este tipo, desgraciadamente
demasiado rara en Inglaterra, debería ser más fructífera que los preceptos."

Amen. Preceptos y sermones altisonantes en las iglesias a la moda, hay más de lo


que las personas esperaban; mientras no hay traza del verdadero trabajo práctico diario
como hacía Cristo, excepto cuando lleva al elogio y a la mención de los nombres de los
presuntos filántropos en los periódicos. Además: este tema del Calvario voluntario
escogido por la Hermana Rosa Gertrude es verdaderamente "demasiado raro" por
dondequiera, no sólo en Inglaterra. La joven heroína, al igual que su noble antecesor, el
Padre Damián,7 es una verdadera Teósofa en la vida y en la práctica diaria y el padre
Damián es el más grande ideal de todo seguidor genuino de la religión-Sabiduría. Ante
este trabajo de Teosofía práctica, la religión, el dogma, las diferencias teológicas y
académicas y hasta el conocimiento esotérico mismo, son simples accesorios, detalles
fortuitos. Todos estos deben dar prioridad y desaparecer ante el Altruismo (el verdadero
altruismo de un Buddha y de un Cristo)8; así como las lenguas flameantes de las
lámparas de gas en las calles palidecen y quedan eclipsadas ante el sol naciente. La
Hermana Rosa Gertrude, no sólo es una gran heroína santa; sino también un misterio
espiritual, un EGO insondable según las líneas puramente intelectuales y psíquicas. Es
cierto, se oye de conventos enteros que se han dedicado al mismo trabajo
voluntariamente en Molokai y lo creemos a la vez, aunque tal declaración se haga más
para glorificar a Roma que al Cristo y a su trabajo. Pero aunque sea verdadero, esta
entrega no es igual. Hemos conocido monjas que estaban dispuestas a caminar sobre el
fuego para salirse de la vida conventual. Una de ellas confesó, en la angustia de un
momento de desesperación, que la muerte era dulce y hasta la perspectiva de las
torturas físicas en el infierno eran preferibles a la vida en el convento y a sus torturas
morales. Para esta persona, la perspectiva de obtener algunos años de libertad y aire
140

libre, consciente de que hubiera muerto por la lepra, no es un sacrificio, sino una
elección entre el mal menor. Pero el caso de la Hermana Rosa Gertrude es muy
diferente. Ella dejó una vida de libertad personal, un hogar sereno y una familia que la
quería, todo lo que una joven considera importante en su vida a fin de efectuar, sin
ostentación, un trabajo que requiere el más grande heroísmo, una tarea muy ímproba,
mediante la cual no puede salvar de la muerte y del dolor a sus hermanos y hermanas;
sino sólo aliviar y mitigar sus torturas morales y físicas. Ella no buscó ninguna
notoriedad, evitando la admiración o hasta la ayuda pública. Simplemente cumplió al
pie de la letra lo que su MAESTRO le pidió. Se preparó para dirigirse, sin que nadie lo
supiera y sin recompensa en esta vida, hacia una muerte casi segura, antecedida por
años de tortura física incesante a causa de la enfermedad más terrible que todas. Y lo
hizo, no como los escribas y los fariseos que ejecutan sus deberes prescritos en la calle y
en las sinagogas públicas; sino como lo ordenó el Maestro: a solas, en el cuarto privado
de su vida interna, cara a cara sólo con el "Padre en secreto," tratando de esconder el
más grande y el más noble de los actos humanos; así como uno trata de ocultar un
crimen.

Por lo tanto: tenemos razón en decir que: por lo menos en este siglo, la Hermana
Rosa Gertrude es, así como lo era el Padre Damián antes que ella, un misterio
espiritual. Es la manifestación rara de un "Ego Superior," libre de los enlaces de todos
los elementos del ego inferior. Pero estos elementos lo influencian sólo en lo referente a
los errores de sus percepciones sensoriales terrestres, es decir: la forma religiosa; por
ende: hacen transpirar un verdadero testigo de eso que es aun humano en su
Personalidad, es decir: sus poderes razonadores. De aquí deriva el autosacrificio
incesante y determinado de tales naturalezas hacia eso que parece deber religioso;
mientras que es, en realidad, la esencia genuina y el ser de la Individualidad latente, la
"compasión divina," la cual "no es un atributo; sino la ley de las leyes, la Armonía
eterna, el SER de Alaya" (La Voz del Silencio.) Es esta compasión, cristalizada en
nuestro ser real, la que susurra, día y noche, a tales personas como el Padre Damián y la
Hermana Rosa Gertrude, lo siguiente: "¿puede haber beatitud cuando la humanidad
sufre? ¿Deberías ser salvado y oír a los demás llorar?" Sin embargo, una disciplina y
una educación religiosa han obnubilado la "personalidad" a la presencia y a la
naturaleza reales del SER SUPERIOR y, por lo tanto, no reconoce la voz de Este
último, confundiéndola, en su ignorancia indefensa, con la Forma externa y extraña que
le enseñaron a considerar como una Realidad divina. Esto induce a la personalidad a
enviar al cielo y al exterior, en lugar del interior, los pensamientos y las oraciones, cuya
realización se encuentra en su SER. Las hermosas palabras de Dante Rossetti con una
aplicación más elevada, dicen:
[...] ¡Mira! Tu ley pasó
Para que mi amor sea manifestado
Para servirte y honrarte;
Así lo hago y reboso de deleite,
Aceptado por el servidor de tu regla.
¿Cómo es que la ceguera se ha arraigado tan profundamente en la naturaleza
humana? La filosofía oriental nos contesta pronunciando dos palabras, entre muchas
otras, muy significativas y muy mal entendidas por nuestra generación: Maya y Avidya
o: "Ilusión" y eso que es, más bien, lo opuesto del conocimiento o su ausencia, en el
sentido de la ciencia esotérica, y no la "ignorancia" como se traduce generalmente.
141

Para la mayoría de nuestros críticos superficiales, todo lo antes dicho parecerá,


indudablemente, tan cierto como las palabras y las pláticas eruditas de Partington.
Aquellos que creen que han solucionado todos los misterios de la naturaleza y quienes
sostienen que sólo la ciencia oficial tiene el derecho de resolver, para la Humanidad, los
problemas que se hallan escondidos en las anfractuosidades de la compleja constitución
humana, jamás nos entenderán. E incapaces de penetrar nuestro verdadero sentido, al
educarse en los patrones de la negación moderna, pueden esforzarse, como siempre lo
hicieron, en alejar con sus trapos científicos para fregar, las aguas del gran océano del
conocimiento oculto. Pero las olas de Gupta Vidya no han alcanzado estas orillas para
formar nada más que un poco de fango y una seria comparación con ellos resultará ser
tan desigual, así como la lucha de la Dama Partington con las aguas del océano
Atlántico. Bueno, no importa, pues millares de teósofos nos entenderán fácilmente. Al
fin y al cabo, el perro guardián apegado a la tierra y encadenado a la materia por el
prejuicio y las ideas preconcebidas, puede ladrar y aullar al pájaro que emprende su
vuelo más allá de la pesada neblina terrenal; sin embargo, nunca podrá detener su
levantarse; ni nuestros cinco sentidos limitados y oficiales pueden impedir, a nuestras
percepciones internas, buscar, descubrir y, a menudo, resolver los problemas escondidos
más allá del alcance de los sentidos y que trascienden, también, los poderes
discernidores de quienes niegan un sexto y un séptimo sentido en el ser humano.

El Ocultista y el Teósofo serios ven y reconocen los misterios psíquicos y


espirituales y los secretos profundos de la naturaleza, tanto en toda partícula volátil del
polvo como en las manifestaciones gigantescas de la naturaleza humana. Para él hay
pruebas por dondequiera de la existencia de un Espíritu-Alma universal y el pequeño
nido de un colibrí presenta tantos problemas como el huevo dorado de Brahmâ. Sí, él
reconoce todo esto y, postrándose con profunda reverencia ante el misterio de su templo
interno, repite las palabras de Víctor Hugo:

El nido que el ave ha construido,


Tan pequeño,
Es una cosa profunda.
El huevo tomado de la selva

Hará falta al equilibrio del mundo.

Lucifer, February 1890

Notas
1
Río de Asia Menor que desemboca en el mar Egeo. (N.d.T.)
2
"¡1890!, el Mañana del Nuevo Año," artículo aparecido en la revista Lucifer de Enero
de 1890. Véase el folleto de H.P.B. titulado: "Símbolos y Prácticas Ocultas."—Ed.
3
"El honorable Coronel Napier no podrá participar en el funeral de su padre, Lord
Napier de Magdala, debido a un severo ataque de influenza en la ciudad suiza de
Davos." (The Morning Post, 21 de Enero de 1890.
142

4
O Santo Tomases en castellano (N.d.T.)
5
Reverendo Hugh B. Chapman, Vicario de San Lucas, Camberwell, en The Morning
Post del 21 de Enero.
6
Lenguaje figurado que H.P.B. usa para indicar la opinión pública mediocre. (N.d.T.)
7
Véase: La Clave de la Teosofía, donde se presenta lo que los teósofos piensan del
Padre Damián, que sacrificó su vida por cuidar a los leprosos en la isla de Molokai.
8
No me estoy refiriendo a las insensateces de los positivistas.

Ella, Estando Muerta, Aun Habla

(She Being Dead Yet Speaketh, Path, 1892)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

[Según la última voluntad de la extinta H. P. Blavatsky,


sus amigos deberían reunirse, en el aniversario de su
fallecimiento y leer extractos del "Bhagavad-Gita" y "La
Luz de Asia." Por lo tanto, esto se efectuaba el 8 de Mayo
en Adyar, Londres, Nueva York y otros lugares. En Nueva
York, además de interesantes pasajes enunciados en esa
ocasión, la señora J. Campbell Keightley leyó, después de
unos comentarios introductivos, algunos extractos de las
cartas privadas de H.P.B. A fin de satisfacer una marea de
solicitudes, los publicamos en seguida. Los comentarios,
siendo extemporáneos, los mencionamos según los
recordamos.]

Señor Presidente, Amigos:


Siendo ésta la primera ocasión en la cual hablo en público, les ruego
perdonar mi inexperiencia mientras expongo algunas observaciones sobre
los extractos seleccionados de las cartas de Madame Blavatsky dirigidas a
algunos amigos.
Usando una frase de Charles Lamb diremos que, con respecto a Madame
Blavatsky, el mundo fue "la víctima de simpatías imperfectas." No logró
conocerla y tal fiasco fue su gran pérdida. Entre las numerosas acusaciones
que se le endilgaron, se destaca una según la cual Madame Blavatsky no
tenía ningún Ideal Moral. Esto era falso.
Tenía tal ideal y además poseía la reverencia oriental hacia esto, una
reverencia que el mundo occidental ignora. Por lo tanto, podemos esperar
143

encontrar que enseñó substancialmente tal Ideal, bajo la privacidad de un


juramento, como se encuentra en las indicaciones de todo lo que se ha
publicado con respecto a la Escuela Esotérica. Los siguientes extractos
tomados de cartas privadas hacia sus amigos, mostrarán que su ideal era
omnipresente en su mente y en su corazón.
Sus enseñanzas principales son resumibles en las siguientes proposiciones:
La Moral estriba en la Ley y en el hecho.
La Ley Moral es la Ley Natural.
La Evolución lleva a la Virtud.
La "identidad fundamental de todas las almas con el Alma
Universal," hace posible el contagio moral a través del
medio psíquico sutil.
La Identidad Espiritual de todo Ser convierte la Hermandad
Universal en el único sendero posible para las personas en
pos de la verdad.
No confiaba en apelar al sentimiento. Vio que las religiones existentes no
tuvieron éxito en esto, la civilización moderna lo frustra y la emotividad no
es una base para la Voluntad que anula todas las tentaciones carnales y la
Fe capaz de mover montañas.
Así, enseñó el aspecto científico del pecado y su implicación. Impartió la
docencia según la cual, en cada esfera, la Ley Universal se opone
rígidamente al pecado castigando su comisión y mostrando que, la
declaración: "La venganza es mía, dice la Ley, yo repagaré," compensa el
libre albedrío humano. Enseñó que la tremenda responsabilidad del
ocultista, extendiéndose hasta el átomo más diminuto de la substancia,
siempre interdijo formular la pregunta de Caín que sometemos diariamente:
"¿Soy, acaso, el custodio de mi Hermano? Enseñó que la respuesta
profunda reverbera en las edades, según podemos leer en nuestras Biblias:
"¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano me clama desde la
tierra."
Enseñó la justicia y su verdadero discernimiento sin olvidarse de la
Misericordia y el Amor. Una vez escribió: "El ha desarrollado un odio
extraordinaria hacia mí, sin embargo, lo amé demasiado para odiarlo." Mas
principalmente enseñó que "aquellos de corazón puro ven a Dios,"
impartiendo esto como un hecho científico y mostrando su posibilidad,
material y espiritualmente, a través de las leyes espirituales operantes en la
Substancia única y, al evidenciárnoslo, elevó nuestra osadía más allá de las
estrellas visibles.
El primero de estos extractos de las cartas de H.P.B., lleva la fecha de 29 de
Noviembre de 1878 y su interés radica en que habla de la institución
original de tres grados de la Sociedad Teosófica, hecho que, recientemente
y a menudo, es objeto de polémica.

En las dos circulares incluidas, encontrarás las metas y los propósitos de la


Sociedad Teosófica. Es una hermandad de la humanidad establecida para emanciparnos
de todas las religiones dogmáticas fundadas en la interpretación literal y para enseñar a
la gente y a cada miembro, a creer únicamente en un Dios impersonal, confiar en los
144

poderes que cada uno tiene, considerándose su propio salvador, aprender la cornucopia
de poderes psicológicos ocultos, escondidos en el hombre físico y desarrollarlos,
asegurar la inmortalidad del espíritu divino en el ser humano y la sobrevivencia del
alma, induciendo a la persona a considerar con respeto a todo ser de cualquier raza,
color o credo, probándole que las únicas verdades reveladas al ser humano por otros
seres superiores (no un dios), se entrañan en los Vedas de la antigua Arya o la India.
Finalmente, tal hermandad se estableció para demostrar al individuo que jamás existió,
existe, ni existirá ningún tipo de milagros. Que no puede haber nada 'sobrenatural' en
este universo y que, al menos en la tierra, el único dios es el ser humano mismo.

"Es inmanente en sus poderes convertirse y continuar siendo un dios después de la


muerte física. La sociedad actual no acepta nada cuya posibilidad no sea demostrable a
voluntad. Creemos en los fenómenos; pero no en la intervención constante de 'espíritus'
para producirlos. Sostenemos que el espíritu encarnado tiene más poderes para
efectuarlos que el desencarnado. Creemos en la existencia de espíritus de muchas clases,
entre los cuales, los espíritus humanos son simplemente una de las tantas categorías."

"La Sociedad Teosófica exige de sus miembros sólo el tiempo que pueden
entregarle, sin que ésto infrinja en el lapso dedicado a las cuestiones personales. Existen
tres grados de membresía. Los miembros deben dedicarse casi completamente al trabajo
de la Sociedad Teosófica sólo en el tercer grado, el más elevado [...]"

"Todo ser es elegible si es una persona honesta y pura, no es un libertino y


especialmente, no es un cristiano fanático. Impugnamos enfáticamente la idolatría y el
materialismo."

"De los dos pecados irremesibles, el primero es la Hipocresía. Son mejores cien
errores fruto de una sinceridad e imprudencia desatinada y sin discernimiento que la
santidad de un Tartufo, un sepulcro blanqueado al exterior cuyo interior es putrefacto y
en estado de descomposición. Lo que sigue no es imperdonable; sino muy peligroso [...]
la duda y una constante vacilación conducen al fracaso [...] Un breve lapso destituido de
duda, murmullo y desesperación; qué beneficio sería; un período, una simple fracción
de lo que cada uno de nosotros ha debido experimentar. Sin embargo, cada uno es el
artífice de su destino."

"Aquellos que se alejan de los Mahatmas humanos vivientes para avecinarse a los
Saptarishi, los Rishis de las Estrellas, no son Teósofos."

"Permitidme citar de un libro muy sabio desde el punto de vista esotérico pero muy
insensato desde aquel exotérico, la obra y la producción de algunos amigos y enemigos
antiguos: 'Hay más alegría en el Reino de los Cielos por un pecador arrepentido que por
noventa y nueve santos.' [...] Seamos justos y demos al César lo que es del César, a
pesar de lo imperfecto y aún de lo malvado que pueda ser. Otro adepto del año 107 A.C.
dijo: 'Benditos los pacificadores.' Este lema está aún vigente hoy entre los Maestros."

"La Sección Esotérica debe ser una Escuela para Teósofos serios, dispuestos a
aprender más acerca de las auténticas doctrinas Esotéricas (de lo que pueden de las
obras publicadas). [...] Allí no se tolera despotismo ni hegemonía, no hay dinero que
pagar ni que acumular. Esto no es fuente de gloria para mí, sino que, el inmediato
futuro1 me depara una serie de conceptos erróneos, denigraciones, sospechas e
145

ingratitud. Sin embargo, si entre los [...] Teósofos que ya han dado su promesa, puedo
colocar, en el sendero correcto y verdadero, al menos una media docena de ellos, moriré
feliz. Muchos son los llamados y pocos los escogidos. Si no cumplen con las líneas a las
cuales te refieres y que los Maestros trazaron originalmente, no podrán tener éxito.2
Puedo mostrar el camino sólo a aquellos cuyos ojos están abiertos a la verdad, cuyas
almas rebosan de altruismo, caridad y amor hacia la creación entera y que piensan en sí
por último. Los ciegos [...] nunca se beneficiarán de estas enseñanzas. A ellos les
gustaría convertir 'el angosto portal' en una amplia arteria transitable cuya destinación
no es el Reino de los Cielos ahora y después, ni el Buddha-Christos en el Santuario en
las reconditeces de nuestras almas, sino sus ídolos con los pies de arcilla. [...] La
Sección Esotérica no es terrenal, no interfiere con la administración exotérica de las
Logias, no se interesa a la Teosofía externa, no cuenta con ningún oficial ni empleados
y no necesita salas de conferencias. [...] Por último, no precisa de pago de subscripción
ni de tiempo, ya que, 'como recibí la doctrina gratuitamente, así la impartiré.' Preferiría
morir de hambre en la miseria que cobrar un centavo por mi enseñanza de las verdades
sagradas [...] Quizá me falten algunos meses o años (el Maestro sabe) para terminar mi
estancia terrenal en este cuerpo viejo, detestable y alicaído, por lo tanto estoy preparada
a responder al llamado de cualquier buen Teósofo dispuesto a trabajar para la Teosofía
siguiendo las líneas trazadas por los Maestros y, análogamente al pelícano de los
Rosacruces, estoy preparada a alimentar, con la sangre de mi corazón, los 'Siete'
escogidos. Aquel al cual le gustaría su herencia antes de mi muerte [...] que pregunte
primero. Lo que tengo, o mejor dicho, lo que se me permite dar, lo daré."

"Muchos son los llamados pero pocos los escogidos. A mal que no tiene remedio,
ponerle buena cara. Cualquier cosa acontezca, moriré en mi posición con la bandera
teosófica en la mano y mientras viva, espero fervientemente que todo el fango que se le
lance se deposite en mi persona. De todos modos, me propongo continuar protegiendo
la verdad gloriosa con mi viejo escafandro mientras dure. Cuando fallezca
verdaderamente, depositaré mi confianza en teósofos como (...) y (...) para que
continúen el trabajo y protejan la bandera de la Verdad a su vez. Oh, me adolezco
profundamente cuando, al mirar en torno, percibo sólo egoísmo, vanidad personal y
pequeñas ambiciones maléficas. Que quiere decir: '¿el soldado no es libre?'3 Por
supuesto ningún soldado es libre de deambular con su cuerpo físico a donde le plazca.
Sin embargo, ¿qué nexo tiene la enseñanza esotérica con el ser externo? Un soldado
podría encontrarse relegado a su garita de centinela y sin embargo, su Ego es libre de
dirigirse a donde quiera y pensar en lo que prefiera. [...] A nadie se le exige que lleve
una carga más onerosa de la que puede soportar, ni que haga más de lo que es factible
para él. Un hombre acaudalado, independiente y expedito de algún deber, deberá
moverse y trashumar, como un misionero, para enseñar la Teosofía a los Saduceos y a
los Gentiles del Cristianismo. Un ser anclado en su deber en su lugar, no tiene ningún
derecho a abandonarlo para cumplir con otro, aunque sea más grandioso; ya que el
primer deber que el ocultismo enseña, es efectuar la propia tarea impávidamente
cumpliendo con todo deber. Dispensen estas paradojas aparentemente absurdas, sin
embargo las repetiré hasta la náusea y el último mes. Una persona nos pregunta: 'Si doy
mi voto me arriesgo, quizá, a que se me ordene dejar a mi esposa, a mis niños y a mi
hogar?' 'No,' contesto; 'ya que el individuo que es fiel a una cosa será infiel a otra.
Ningún Maestro genuino aceptará un chela que, para ir con El, sacrifica a los demás en
lugar de sí mismo. Si una persona, debido a las circunstancias o a su posición en la vida,
no puede convertirse en un pleno adepto en esta existencia, que confeccione su aparato
mental para la próxima así que esté preparado al primer llamado cuando vuelva a nacer.
146

Lo que se debe hacer antes de dar el voto irreparablemente, es sondear la propia


naturaleza hasta el meollo; ya que la autodisciplina radica en el autoconocimiento. En
algunos círculos se dice que, a menudo la autodisciplina conduce a un estado de
confianza en sí mismo que a la larga se convierte en vanidad y orgullo. Insensato es
aquel que lo afirma; ya que esto puede acontecer cuando nuestras intenciones son de
tipo terrenal o egoísta, de otra manera, la confianza en sí mismo es el primer paso hacia
esa especie de Voluntad que moverá una montaña:

" 'Sé sincero contigo mismo, por lo tanto, como la noche sigue al día, no podrás ser
falso con ningún ser.' "

"Entonces, la cuestión que surge es la siguiente: Polonio, con estas palabras, ¿se
refería a la sabiduría terrestre o al conocimiento oculto y con la expresión 'contigo
mismo' indicaba el Ego falso (la personalidad terrenal) o la chispa en nosotros que es
simplemente el reflejo del 'Ego Unico Universal'?

Sin embargo estoy soñando. Tuve sólo cuatro horas de descanso. [...] Da mis
sinceros y fraternales respetos a [...] y que pruebe a sentir mi anciana mano mientras, a
través del Atlántico, le da el estrujón del Maestro, el poderoso apretón de la pata del
León de Punjab y (no de la tribu de Judas). A ti te envío mi eterno cariño y gratitud.
Tuya H. P. B."

"Vivir en la Sociedad Teosófica como perros y gatos se opone, positivamente, a


todas las reglas y deseos de 'los Maestros' y, al mismo tiempo, pugna contra nuestra
llamada Hermandad y todas sus reglas. Ellos están disgustados. Atisban y en esa mirada
(¡oh Dios! ¡si sólo pudiérais verla como yo puedo!), se encierra un profundo océano de
disgusto, desdén y dolor [...] Al ideal se le enfangó, sin embargo, no siendo un ídolo con
los pies de arcilla, se yergue aún inconmovible [...] y la sóla cosa que los profanos
disciernen es el fango que lanzaron con sus manos, creando entonces un velo, una
barrera impenetrable entre ellos y el ideal [...] pero sin menguarlo. [...] Tened una
Sociedad extensa, mientras más personas mejor, con el tiempo, todo lo que es cizaña y
cáscara está destinado a desprenderse, mientras todo lo que es grano permanecerá. Sin
embargo, la semilla se encuentra tanto en el ser malo y protervo como en el bueno, la
única diferencia es que, en el primer caso, es más difícil llamarla a la vida y hacerla
germinar. El buen agricultor no se detiene a escoger la simiente de su mano llena. Da a
cada una su oportunidad y hasta algunas semillas semipodridas se avivan cuando se
esparcen en el buen terreno. Sed el terreno [...] Miradme, el abono teosófico universal,
la cuerda con la cual se me ahorca y fustiga, está tejida de la fibra de lino que sembré y
cada hilo torcido representa uno de mis (llamados) 'errores.' Por lo tanto, si en vuestra
selección falláis sólo nueve veces entre diez, implica que tuvisteis un éxito entre diez y
esto es más de lo que muchos otros teósofos pueden decir [...] Estas pocas almas
verdaderas serán el núcleo para el futuro éxito y sus niños [...] Sembremos el bien y si
crece el mal, al momento propicio el viento lo disipará soplando, como todas las otras
cosas en esta vida."

"Soy la Madre y Creadora de la Sociedad Teosófica. Tiene mi fluido magnético y


el niño ha heredado todos los atributos físicos, psíquicos y espirituales maternos, fallas
y virtudes, si hay algunas. Por lo tanto, soy la única que, hasta cierto punto [...] puede
servir como pararrayos de su Karma. Cuando me encontré al borde de la muerte, se me
147

preguntó si estaba dispuesta y contesté que Sí; ya que era la única manera de salvar la
Sociedad Teosófica. Por lo tanto, consentí a vivir, que en mi caso implica sufrir
físicamente por doce horas diurnas y mentalmente durante las doce horas nocturnas,
cuando me libero del cascarón físico. [...] Es verdadero lo que se dice del Kali Yuga.
Una vez que me he ofrecido como chivo expiatorio, el Kali Yuga4 reclama lo suyo,
mientras cualquier otro ser rehuiría tal situación; ya que en esta vida estoy destinada y
sobrecargada, peor que un pobre burro alicaído lleno de llagas al cual se le obliga a
arrastrar, por un sendero empinado, una carreta atiborrada de piedras pesadas. Eres el
primero al cual se lo confío, porque me obligas a confesarme [...] Si no pierdes la
paciencia se te abrirá una perspectiva amplia y noble [...] Trata de oír la pequeña voz
interior."

"Si, dentro de mí se albergan 'dos personas' ¿y qué? También en ti se anidan dos, la


única diferencia es que las mías son conscientes y responsables, mientras las tuyas no lo
son. Por eso eres más feliz que yo. Sé que sientes simpatía por mí porque percibes que
siempre te defendí y siempre lo haré, en el bien o en el mal, según la situación."

"A él se le puede inducir a la duda y esto es el preludio a la sabiduría."

"Bueno, señor y mi único amigo, la crisis se está acercando. Estoy finalizando mi


'Doctrina Secreta' y tú estás por reemplazarme o tomar mi lugar en América. Sé que
tendrás éxito si no te desanimas, sin embargo, permanece fiel a los Maestros, a Su
Teosofía y a los nombres [...] Que te ayuden y que nos permitan enviarte nuestras
mejores bendiciones [...]"

"Existen traidores conscientes e inconscientes. Hay falsedad e indiscreción [...] No


pienses que, si permanezco en silencio por el voto y el deber que contraje, no sepa
quien es quien [...] No debo decir nada a pesar del gran disgusto que sienta. Sin
embargo, al diluirse las filas a nuestro alrededor y mientras nuestras mejores fuerzas
intelectuales nos abandonan una a una, convirtiéndose en acérrimos enemigos, digo:
benditos aquellos con un corazón puro y dotados únicamente de intuición, la cual es
mejor que el intelecto."

"El deber, si no la felicidad de cada Teósofo y especialmente de cada Esoterista,


consiste en secundar a los demás en llevar su carga. Sin embargo, ningún Teósofo o
ninguna otra persona, tiene derecho alguno a sacrificarse a menos que sepa con
certidumbre que tal acción ayuda a alguien y no está sacrificándose en vano por la
gloria vacua de la virtud abstracta [...] Cada ser tiene una energía psíquica y vital
limitada. Es como un capital. Si una persona tiene un dólar al día y gasta dos, al final
del mes tendrá un déficit de 30 dólares."

"Uno es refractario a dar su voto de no escuchar, sin protestar, alguna maldad


dicha de un hermano, como si Buddha, nuestro divino Señor Jesús o algún otro iniciado,
hubiera condenado a alguien basándose en un rumor. ¡Oh! pobres, pobres ciegos, que
no sabéis la diferencia entre la imputación oral, un acto no caritativo y el retirarse en
piedad silenciosa del culpable, castigándolo, sin embargo dándole una oportunidad de
arrepentirse por su conducta. Ningún ser humano hablará mal de su hermano sin la
causa y la prueba de la iniquidad de este último y se abstendrá de toda denigración,
calumnia y parloteo. Ningún individuo debería decir algo, en ausencia de su hermano,
que no se lo expresara abiertamente. Las insinuaciones contra el prójimo, a menudo
148

producen más consecuencias negativas que una calumnia burda. Cada Teósofo debe
luchar contra el mal, pero debe tener el denuedo de sus palabras y acciones y lo que
hace debe efectuarse abierta y honradamente delante de todos."

"Cada voto o promesa, a menos que se cimiente sobre cuatro columnas, es un


edificio inseguro. Estas son: la sinceridad absoluta, una determinación impávida, un
propósito altruista y un poder moral que, siendo el cuarto soporte, equilibra las otras
tres columnas. Se registran únicamente las promesas de aquellos que están seguros de la
fuerza sólo de la cuarta."

"¿Sois acaso niños que queréis maravillas? ¿Tenéis tan poca fe que necesitáis un
estímulo constante, como un fuego a punto de apagarse necesita combustible? [...]
¿Permitiríais que el núcleo de una espléndida Sociedad fallezca en vuestras manos como
un enfermo bajo la supervisión de un charlatán? [...] Jamás deberíais olvidar cuán cosa
solemne es para nosotros ejercer nuestros poderes y levantar los terribles centinelas que
yacen en el umbral. No pueden dañarnos, sin embargo pueden desquitarse, abalazándose
sobre el neófito desprotegido. Vosotros sois como muchos niños que juegan con el
fuego por su belleza, mientras deberíais ser hombres que estudian la filosofía por amor a
ella."

"Si entre vosotros se anidara uno que representara en sí la idea ilustrada, sería mi
deber dejar la silla del maestro para pasársela a él. Ya que sería la hipérbole del
atrevimiento si reclamara la posesión de tantas virtudes en mi persona. El hecho que los
Maestros tengan, verdaderamente, estas Paramitas, proporcionalmente a sus respectivos
temperamentos y estados de desarrollo Bodhisátvico, constituye su derecho a la
reverencia que les debemos como nuestros Maestros. Debería ser la meta de cada uno
de nosotros esforzarnos, con la máxima intensidad de nuestra naturaleza, para seguirLos
y emularLos. [...] Tratad de comprender que el progreso está constituido de una serie de
pasos en sucesión, cada uno de los cuales se gana mediante un esfuerzo heroico.
Retirarse implicaría desesperación y timidez. [...] Las pasiones conquistadas, como los
tigres aniquilados, no pueden levantarse y discuartizarte. Por lo tanto, sé esperanzado y
no te desesperes. En cada despertar matutino, trata de vivir el día en armonía con el Ser
Superior. 'Trata' es el grito de batalla que el maestro enseña a cada discípulo. No se
espera nada más de ti. Aquel que hace lo mejor que puede, hace todo lo que se le puede
pedir. Hay un momento en el cual aún un Buddha cesa de ser un mortal pecador y da su
primer paso hacia el estado Búddhico. Las 16 Paramitas (virtudes), no son sólo para los
sacerdotes y los yoguis, como se ha dicho, sino que representan modelos para todos
nosotros hacia los cuales anhelar y ningún clérigo, yogui, Chela y Mahatma, las
alcanzaron todas en una vez. [...] La Voz del Silencio afirma enfáticamente la idea según
la cual se espera ver a los pecadores entrar en el Sendero y no a los Santos."

"No creo en el éxito de la [...] Sociedad Teosófica a menos que asimiléis al


Maestro o a mi misma; a menos que trabajéis conmigo y con Ellos mano en mano,
corazón [...] Sí, aquel que se ofrece a los Maestros como un chela, sin reservas [...] que
haga lo que pueda si algún día Los viera. [...] Entonces, las cosas se hicieron porque yo
era la única responsable de los eventos. Sólo yo debía soportar el Karma en caso de
fracaso y ninguna recompensa en caso de éxito. [...] Ví que a la Sociedad Teosófica se
le hubiera aplastado si no me hubiese ofrecido como Chivo Expiatorio para la
redención. Esto es lo que hice. La Sociedad Teosófica vive y a mí me mataron.
Asesinada en mi honor, fama, nombre y en toda cosa que H.P.B. consideraba querida e
149

íntima; ya que este cuerpo es mío y a través de él siento agudamente. [...] Puedo errar en
mis poderes como H.P.B. No he trabajado, afanándome por 40 años, desempeñando
roles, arriesgando mi futura recompensa y tomando el karma en esta desafortunada
apariencia para servirLos, sin que se me permitiera tener voz en el asunto. H.P.B. no es
infalible. H.P.B. es un cuerpo anciano, putrefacto, enfermo y valetudinario, sin embargo
es lo mejor que puedo tener en este ciclo. Por lo tanto, seguid el sendero que muestro y
a los Maestros que están detrás de él y no me sigáis a mí, ni a mi Sendero. Cuando esté
muerta y haya dejado dicho cuerpo, conoceréis la verdad completa. Entonces, sabréis
que nunca, nunca he sido falsa con nadie, ni he engañado a nadie; pero muchas veces
tuve que dejar que la gente se autoembaucara; ya que no tenía ningún derecho para
interferir con su Karma [...] ¡Oh topos ciegos, todos vosotros! ¿Quién es capaz de
ofrecerse en sacrificio como yo lo hice?

Path, Junio, Julio y Agosto de 1892

Notas
1 Fechado 1 de Diciembre de 1888. Los eventos siguientes corroboraron la veracidad de
la predicción.
2
Su corresponsal había citado la carta de Simla de "K.H." en el artículo "El Mundo
Oculto."
3
Se refiere al dilema que se le presentó acerca de un soldado en el ejército, miembro de
la Sociedad Teosófica.
4
Kali Yuga, la Edad Oscura, el ciclo actual.

¿ES EGOÍSTA EL DESEO DE VIVIR?


H. P. Blavatsky
The Theosophist, julio 1884.

En un artículo publicado en Abril 1882 en esta misma revista, bajo el


nombre El Elixir de Vida, se encuentra una frase que dice “Vivir, vivir,
Vivir, debe ser una indesviable determinación”. Esta frase es citada a
menudo por lectores superficiales que no simpatizan con la S. T., como un
argumento de que las enseñanzas del ocultismo son la forma más
concentrada de egoísmo. Para determinar si esa crítica es correcta o no, hay
que asegurarse primero sobre el significado de la palabra egoísmo.
Conforme a autoridades reconocidas, egoísmo es aquella
“consideración exclusiva al interés o felicidad de uno mismo; aquel
supremo amor o preferencia por sí mismo, que lleva a la persona a dirigir
todos sus propósitos al adelanto de su propio interés, poder, o felicidad, sin
considerar los de los demás.”
150

En resumen, un individuo absolutamente egoísta es el que solo se


cuida de sí mismo y de nadie más, o, en otras palabras, el que está tan
fuertemente imbuido de un sentido de la importancia de su propia
personalidad que eso es para él la cima de sus pensamientos, deseo y
aspiraciones, más allá de la cual todo es un complejo vacío.
¿Puede decirse, pues, que un ocultista es “egoísta” cuando desea
vivir en el sentido que le da a este verbo quien escribió el artículo sobre El
Elixir de Vida? Se ha dicho muchísimas veces que la finalidad suprema de
todo aspirante al conocimiento oculto es el Nirvana, cuando el individuo,
libertado de toda envoltura mayávica se unifica con el Alma Suprema, o
sea cuando, según la terminología cristiana, el Hijo se identifica con el
Padre. Para ese propósito ha de rasgar todo el velo de ilusión que crea un
sentido de aislamiento personal, un sentimiento de estar separado del
TODO. O, en otras palabras, el aspirante debe descartar gradualmente todo
sentido del egoísmo que a todos nos inficiona más o menos.
El estudio de la Ley de Evolución Cósmica nos enseña que cuanto
más alta sea la evolución, más tiende hacia la unidad. En efecto, la Unidad
es el objetivo supremo de la Naturaleza, y quienes por vanidad y egoísmo
van contra sus propósitos no pueden dejar de incurrir en el castigo de la
aniquilación total.
El Ocultista reconoce así que el altruismo y el sentimiento de
filantropía universal constituyen la ley de nuestra existencia, y se dedica a
intentar destruir las cadenas de egoísmo con que Maya nos ata a todos. La
lucha, entonces, entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás, entre Ángeles
y Demonios, que se menciona en los libros sagrados de todas las naciones y
razas, simboliza la batalla entre los impulsos altruistas y los egoístas, la
cual tiene lugar en el hombre que trata de seguir los propósitos más altos de
la Naturaleza, hasta que las tendencias inferiores, creadas por el egoísmo,
quedan completamente vencidas, y el enemigo totalmente derrotado y
aniquilado.
Con frecuencia se ha dicho en varias obras teosóficas y otros escritos
ocultos, que la única diferencia entre un hombre ordinario que trabaja
naturalmente durante el curso de la evolución cósmica, y un ocultista, es
que el ocultista, por su conocimiento superior, adopta ciertos métodos de
adiestramiento y disciplina que aceleran ese proceso de evolución, y así
alcanza en un tiempo comparativamente corto aquella cima que a un
individuo corriente le puede tomar quizá billones de años. En unos pocos
miles e años se acerca a aquella forma de evolución que la humanidad
corriente alcanzará tal vez en la sexta o séptima ronda de progresión
cíclica.
Es evidente que el hombre medio no puede convertirse en un
Mahatma en una sola vida o encarnación. Y quienes hayan estudiado las
enseñanzas ocultas referentes al Devachán y estados post-morten,
151

recordarán que entre dos encarnaciones hay un período considerable de


existencia subjetiva. Cuanto más largo sea el número de tales períodos
Devachánicos, mayor será la extensión de esta evolución. La aspiración
principal del ocultista es por tanto controlarse de tal modo que sea capaz de
regular sus estados futuros, y así acortar gradualmente la duración de sus
estados Devachánicos entre dos encarnaciones.
En su progreso, llega un tiempo ñeque entre una muerte física y su
siguiente renacer, no hay ningún Devachán sino una especie de ensueño
espiritual; el choque de la muerte, por decirlo así, lo aturde en un estado de
inconsciencia del cual se recupera gradualmente para encontrarse renacido
y continuar su carrera. el período de este sueño puede variar desde 25 hasta
200 años, según el grado de su adelanto. Pero hasta de este período puede
decirse que es un tiempo desperdiciado, y por tanto dedicará todos sus
esfuerzos a acortar su duración, de modo de llegar gradualmente a un punto
en que el paso de un estado de existencia a otro sea casi imperceptible. Esta
viene a ser como su última encarnación, pues el choque de la muerte no
vuelve a aturdirlo. Esta es la idea que el autor de El Elixir de Vida trata de
transmitir cuando dice: “Lo que él ha hecho es extender a un número de
años el suave proceso de disolución que otros soportan, desde un breve
momento hasta unas pocas horas. El Adepto más elevado está muerto para
el mundo y está absolutamente inconsciente de él; indiferente a sus
placeres, despreocupado de sus miserias en cuanto a sentimentalismos;
aunque el severo sentido del deber no le enceguece jamás a la existencia
del dolor...”
Ese Adepto se libera gradualmente de todas las partículas viejas y
densas de su cuerpo, por el proceso de emisión de átomos que ha sido
discutido en ese artículo y en otros escritos, y va sustituyéndolos por otros
más finos y etéreos, hasta que el cuerpo denso está completamente muerto
y desintegrado y él vive en un cuerpo enteramente de su propia creación
adecuado a su trabajo. Este cuerpo es esencial para sus propósitos, pues
como dice ese artículo:
“Para hacer el bien, lo mismo que para todo, el hombre debe disponer
de tiempo y materiales con que trabajar. Estos son medios necesarios con
los cuales hacer infinitamente más bien que sin ellos. Al que adquiere estos
poderes, se le presentarán oportunidades de usarlos...”
Más adelante , al dar instrucciones prácticas para ese propósito, el mismo artículo dice:
“El hombre físico debe hacerse más etéreo y sensitivo; el hombre
mental más penetrante y profundo; el hombre moral más abnegado y
filosófico.”
Estas importantes consideraciones las pierden de vista los que
sonsacan del contexto el siguiente pasaje del mismo artículo:
“...podrá verse cuán necio es que la gente le pida a los Teósofos que
“les procuren comunicaciones con los Adeptos más elevados”. Es
sumamente difícil inducir a uno o dos de ellos a perjudicar su propio
152

progreso interviniendo en los asuntos mundanos, incluso con los clamores


de todo el mundo. El lector ordinario dirá: “Eso es Divino, eso es el colmo
del egoísmo”. Pero dése cuenta de que un Adepto muy elevado que ha
emprendido la tarea de reformar el mundo, tendría necesariamente que
someterse una vez más a la reencarnación. ¿y el resultado de todo lo que
ha conseguido antes en esa dirección, es suficientemente alentador para
incitarlo a un nuevo intento?”
Los lectores y pensadores superficiales que condenan este pasaje como
inculcador de egoísmo, pierden de vista varias consideraciones importantes. En primer
lugar, olvidan los otros pasajes ya citados que imponen la abnegación como una
condición necesaria para triunfar, y que dicen que con el progreso se adquieren nuevos
sentidos y poderes con los cuales puede hacerse infinitamente más bien que sin ellos.
Cuanto más espiritual se hace el Adepto, menos puede inmiscuirse en los asuntos
mundanos ordinarios, y más tiene que dedicarse al trabajo espiritual.
Innumerables veces se ha repetido que el trabajo en un plano
espiritual es tan superior al trabajo en el plano intelectual, como el trabajo
intelectual es superior al que se hace en el plano físico. Los Adeptos muy
elevados, por tanto, sí ayudan a la humanidad, pero sólo espiritualmente;
están constitucionalmente impedidos para interferir en los asuntos
mundanos. Pero esto se aplica solamente a Adeptos muy elevados. Existen
diversos grados de Adeptado, y los de cada grado trabajan por la
humanidad en los planos a los que se han elevado. Sólo los chelas pueden
vivir en el mundo, hasta que se eleven a cierto grado. Y es precisamente
porque los Adeptos se interesan por el mundo, que hacen que sus chelas
vivan y trabajen en él, como lo saben muchos de los que han estudiado este
tema.
Cada ciclo produce sus propios ocultistas que serán capaces de
trabajar por la humanidad de su época en todos los diferentes planos. Pero
cuando los Adeptos prevén que en cierto período determinado la
humanidad de entonces será capaz de producir ocultistas para trabajar en
planos particulares, se aprestan para semejantes ocasiones, bien sea
renunciando voluntariamente a su propio progreso y esperándose en esos
grados hasta que la humanidad llegue a ese período, o rehusándose a entrar
en Nirvana y sometiéndose a reencarnar con tiempo para alcanzar esos
grados cuando la humanidad requiera su asistencia en esa etapa.
Y aunque el mundo no sea consciente del hecho, existen ahora
mismo ciertos Adeptos que han preferido permanecer status quo y rehusar
tomar los grados superiores, en beneficio de las futuras generaciones de la
humanidad. En resumen, como los Adeptos trabajan en armonía, puesto
que la unidad es la ley fundamental de su existencia, han hecho, como si
dijéramos, una división del trabajo, conforme a la cual uno de ellos trabaja
en el plano y en el tiempo que se le ha asignado, en pro de la elevación
espiritual de todos nosotros. Y el proceso de longevidad mencionado en El
153

Elixir de Vida es solamente un medio para un fin que, lejos de ser egoísta,
es el propósito más altruista al cual un ser humano puede consagrarse.

¿Es la Teosofía una Religión?


(Is Theosophy a Religion?, Lucifer, nov. 1888)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

"La religión es la mejor armadura que un ser pueda tener,


sin embargo es la peor capa."
—Bunyan

No es una hipérbole decir que jamás existió, por lo menos durante este siglo, un
movimiento social o religioso, tan terriblemente o mejor dicho, tan absurdamente mal
comprendido o tergiversado como la Teosofía; ya sea que se considere teóricamente
como código ético o prácticamente en su expresión objetiva: la Sociedad Teosófica.

Año tras año y día tras día, nuestros oficiales y miembros tuvieron que interrumpir
e impugnar, de manera más o menos enfática, a las personas que hablaban acerca de la
teosofía como si fuera una "religión" y de la Sociedad Teosófica como si fuera una
suerte de iglesia o ente religioso. ¡Lo que es aún peor, es que a menudo se menciona
como si fuera una "nueva secta"! ¿Es este un prejuicio pertinaz, un error o ambos? La
última hipótesis es la más probable. La gente con una mentalidad muy estrecha y
notoriamente inicua, aún necesita un pretexto plausible para encontrar un blanco hacia
el cual dirigir sus observaciones poco caritativas y sus calumnias expresadas
inocentemente. Para tal propósito, ¿cuál blanco es más sólido y conveniente que un
"ismo" o una "secta"? A la gran mayoría no le gustaría ser desengañada, obligándola,
finalmente, a aceptar el hecho de que la teosofía no es ni una "religión" ni una "secta."
El nombre colinda con sus ideas distorsionadas y fingen no saber que es inadecuado.
Sin embargo, existen otras personas, más o menos simpatizantes, que están
sinceramente influenciadas por la misma ilusión. A éstas les decimos: seguramente,
hasta la fecha, el mundo ya ha sufrido suficientemente bajo la acción de factores
capaces de aletargar el intelecto: los credos dogmáticos ¡para que les inflijamos una
nueva forma de fe! Un número muy nutrido de individuos lleva puesta su fe según las
palabras de Shakespeare: "como la moda de un sombrero," cambiándolo siempre "en la
próxima estación." Además la verdadera razón de ser de la Sociedad Teosófica
consistía, desde sus albores, en una protesta estentórea y en una batalla abierta contra el
dogma o cualquier creencia basada en la fe ciega.

Podrá parecer extraño y paradójico, sin embargo es verdadero decir que, hasta la
fecha, los trabajadores más expertos en la teosofía práctica y sus miembros más
devotos, se han reclutado de los rangos de los agnósticos y aún de los materialistas.
Jamás se encontrará a un sincero y genuino buscador de la verdad entre los creyentes
fanáticos en la "Palabra Divina," cualquiera que sea su procedencia: Alá, Brahma,
154

Jehová o sus respectivos Corán, Purana y Biblia; ya que "la Fe no es el fruto de la


razón, sino de su reposo."

Aquel que cree en su religión por fe considerará, aquella ajena, como una mentira,
odiándola en virtud de esa misma fe. Además, a menos que se supedite la razón y se
cieguen completamente nuestras percepciones de cualquier cosa que salga de nuestra fe
particular, ésta última no es fe del todo; sino una creencia temporal, la ilusión bajo la
cual trabajamos en algún momento particular. Además, recurriendo a la definición
perspicaz de Coleridge: "la fe sin principios es simplemente una frase lisonjera que
encierra un dogmatismo obstinado o unas sensaciones corporales fanáticas."

Entonces, ¿qué es la Teosofía? y ¿cómo podríamos definirla en su presentación


más reciente en la parte final del siglo XIX?

Nosotros decimos que la Teosofía no es una Religión.

Sin embargo, como todo el mundo sabe, el público en general ha empezado a


considerar como "Teosofía" ciertas creencias filosóficas, religiosas y científicas, que en
los últimos años han sido estrechamente asociadas con ella. Además, sentimos decir que
los Fundadores, según cuya declaración: la Teosofía no es una Religión, son los que han
presentado, explicado y defendido estas creencias. Por lo tanto nos preguntan: ¿Cuál es
la explicación de esta contradicción aparente? ¿Cómo es posible que un cierto acopio
de creencias y enseñanzas, en realidad una doctrina elaborada, pueda etiquetarse como
"Teosofía" y que nueve décimos de los miembros de la Sociedad Teosófica la acepte
tácitamente si la Teosofía no es una Religión?

La presente protesta se propone elucidar estos puntos.

En primer lugar, quizá sea preciso decir que la afirmación según la cual: "la
Teosofía no es una Religión," no excluye, en lo más mínimo, el hecho de que la
"Teosofía es la Religión" misma. Según el verdadero y único significado correcto del
término, una religión es un vínculo que une a los seres humanos entre ellos y no un
conjunto particular de dogmas y creencias. Ahora bien, esencialmente, la Religión, en
su acepción más amplia, es lo que vincula, en un gran entero único, no sólo a todo el
género humano; sino a todos los seres y las cosas en el Universo. Esta es nuestra
definición teosófica de religión; sin embargo, la misma definición cambia con cada
credo y país y no hay dos cristianos que la consideren de manera análoga. Esto se
constata en más de un eminente autor. En efecto, Carlyle definió la Religión Protestante
de sus días con un discernimiento altamente profético, expresando un sentimiento que
actualmente está en continuo ascenso:

Por lo general, es un sentimiento sabio y prudente que estriba


en el mero cálculo, una cuestión de conveniencia y de utilidad,
que hoy se refleja en todas las demás y mediante la cual una
diminuta cantidad de goce terrenal, puede trocarse por una
porción mucho más amplia y de placer celestial. Así, aún la
religión es provechosa, un trabajo con fines lucrativos, no es
reverencia; sino esperanza o pavores vulgares.
155

A su vez, la señora Stowe, ya sea consciente o inconscientemente,


daba la impresión de pensar en el Catolicismo Romano en lugar del
Protestantismo, cuando, hablando de su heroina, dijo:

Ella consideraba la religión como un boleto (con el exacto


número de indulgencias compradas y sufragadas), el cual, una vez
adquirido y colocado cómodamente en la cartera, debe presentarse
en la puerta celestial, asegurándose así la admisión al paraíso
[...]

Sin embargo, los Teósofos, (aquellos auténticos), que no aceptan ninguna


mediación por terceros, ninguna salvación a través del derramamiento de sangre
inocente y ni pensarían "trabajar con fines lucrativos" en la religión Universal Una,
podrán concurrir y aceptar en su integridad, sólo la definición de Miller, el cual la
describe de forma verdadera y teosófica mostrando que:

La verdadera Religión es siempre suave, propicia y humilde;


No asume el rol de tirana y no planta ninguna fe en la sangre,
Ni las ruedas de su carro conllevan destrucción;
Sino más bien, se inclina para refinar, socorrer y remediar,
Y erige su grandeza sobre el bien de todos.

Esta es una correcta definición de lo que es, o debería ser, la verdadera teosofía.
(Entre los credos, sólo el Buddhismo es una filosofía que une verdaderamente el
corazón y los seres humanos; ya que no es una religión dogmática.). Bajo este punto de
vista y considerando que es el deber y la tarea de cada teósofo genuino, aceptar y
actualizar estos principios, podemos decir que la Teosofía es Religión y la Sociedad—
su Iglesia Universal Unica—el Templo de la Sabiduría de Salomón1 para cuya
construcción "no se necesitó martillo ni hacha y durante su erección no se oyó en la casa
ningún ruido de utensilios de hierro" (Reyes, vi). Ya que "este templo" no es el fruto de
ningún trabajo manual humano, ni se edifica en ninguna localidad terrenal; sino que se
eleva sólo en el santuario del corazón humano, el único sitio donde reina el alma
despierta.

Por lo tanto, la Teosofía no es una Religión; sino la Religión misma, el único


vínculo de unidad que es tan universal y omnímodo que no puede omitir de su luz a
ningún ser humano y a ningún fragmento: desde los dioses y los mortales, hasta los
animales, la hoja de hierba y el átomo. Por lo tanto, cualquier organización o conjunto
con ese nombre debe necesariamente, ser una Hermandad Universal.

Si no fuese así, la Teosofía sería simplemente una palabra añadida a la


constelación de otras muy altisonantes, pretenciosas y vacuas. Desde un punto de vista
filosófico, la Teosofía es, al ponerse en práctica, el alambique del alquimista medioeval.
Transmuta el metal, aparentemente burdo de cada credo ritualístico y dogmático,
(Cristianismo incluso), en el oro del hecho y de la verdad, produciendo entonces una
panacea universal para los males de la humanidad. Esta es la razón por la cual, a nadie
que solicite su admisión en la Sociedad Teosófica, se le pregunta a cuál religión
pertenece, ni cuáles son sus opiniones acerca de la divinidad. Estas son su propiedad
privada y no tienen ninguna atingencia con la Sociedad; ya que el cristiano o el pagano,
el judío o el gentil, el agnóstico o el materialista o aún el ateo, pueden practicar la
156

Teosofía siempre que ninguno de ellos sea un fanático radical refractario en reconocer,
como hermano o hermana, a cada ser que no comparta su credo o creencia particular. El
Conde Leon N. Tolstoy no cree en la Biblia, en la Iglesia y ni en la divinidad de Cristo;
sin embargo, ningún cristiano lo eclipsa en la realización práctica de los principios que,
según se afirma, fueron predicados en la Montaña. Estos principios son aquellos de la
Teosofía, no porque el Cristo Cristiano los expresó, sino por ser éticas universales
predicadas por Buddha, Confucio, Krishna y todos los grandes sabios, millares de años
antes de la recopilación del Sermón de la Montaña. Por lo tanto, una vez que vivimos en
armonía con este tipo de teosofía, ésta se convierte, en realidad, en una panacea
universal; ya que sana las heridas infligidas por las burdas asperezas de los "ismos"
eclesiásticos en el alma sensible de cada ser naturalmente religioso. ¿Cuántos de ellos,
catapultados fuera de la estrecha área de la creencia ciega y caídos en los rangos del
escepticismo árido por la reacción impulsiva de la decepción, han sido llevados otra vez
a nutrir una aspiración esperanzadora, simplemente uniéndose a nuestra Hermandad, no
obstante su imperfección?

Si a fin de equilibrar el asunto, se nos recuerda que diversos miembros


prominentes han dejado la Sociedad, decepcionados de la teosofía, como les aconteció
en otras asociaciones, esto no puede desanimarnos ni mínimamente; ya que, en los
albores de las actividades de la Sociedad Teosófica, sólo en rarísimas excepciones se
alejaron porque discernieron que en la Organización General no se practicaba el
misticismo como según ellos lo entendían; o porque "los líderes carecían de
Espiritualidad, eran antiteosóficos y por lo tanto infieles a las reglas"; mientras que la
mayoría de ellos abandonó la Sociedad debido a su apatía o presunción, considerándose
una iglesia y un dogma infalible en sí mismos. Además, algunos se distanciaron
valiéndose de pretextos muy superficiales según los cuales: "nuestras revistas trataban al
Cristianismo (más bien al Cristianismo fanático o postizo) de manera demasiado
cáustica, ¡cómo si reserváramos un mejor tratamiento o amparáramos, las otras
religiones fanáticas! Por lo tanto, todos los que se fueron hicieron bien y nunca los
hemos lamentado.

Además, debemos agregar que: el número de las personas que se fueron es


incomparable con el de las que encontraron en la Teosofía todo lo que esperaban hallar.
Si estudiamos seriamente sus doctrinas, éstas estimulan los poderes razonadores y
despiertan el ser interior en el hombre animal, evocando en nosotros todo poder, hasta
la fecha latente y también la percepción de lo verdadero y de lo real, en lugar de lo falso
y de lo irreal. La Teosofía científica, versada en la hermenéutica del simbolismo
perspicaz de las edades, descorre firmemente el espeso velo de la interpretación literal
con el cual se encubrían todas las antiguas escrituras religiosas y revela, al escarnecedor
de la antigua sabiduría, el origen de las fes y ciencias del mundo. Abre nuevos
panoramas más allá de los antiguos horizontes de las fes cristalizadas, inmóviles y
déspotas, transmutando la creencia ciega en un conocimiento razonado basado en leyes
matemáticas, la única ciencia exacta y le demuestra, recurriendo a aspectos más
profundos y filosóficos, la existencia de lo que él había abandonado desde hace mucho
tiempo, considerándolo como una fábula y rehusándolo por la cristalización de su forma
literal. A todo hombre o mujer de cualquier nivel social, cultural e intelectual, le imparte
un objetivo claro y bien definido, un ideal por el cual vivir. La Teosofía práctica no es
una Ciencia, sin embargo, abraza toda ciencia en la vida moral y física. En pocas
palabras, podríamos considerarla como el "entrenador" universal, un preceptor de un
conocimiento y experiencia globales, con una erudición que no sólo asiste y guía a sus
157

alumnos hacia un examen exitoso en vista de cada servicio científico y moral en la vida
terrenal; sino que les equipa para las vidas futuras si sólo estudiasen el universo y sus
misterios en sí mismos, sin examinarlos a través de los cristales de la ciencia y de las
religiones ortodoxas.

Que ningún lector interprete erróneamente tales declaraciones. Esta omniciencia


se proclama en favor de la Teosofía misma y de ningún miembro individual de la
Sociedad o aún Teósofo. No se debe confundir el binomio: Teosofía y Sociedad
Teosófica, la primera es el recipiente el cual contiene la segunda, la olla podrida. La
Teosofía, como ideal, es la Sabiduría divina, la perfección misma, mientras la Sociedad
Teosófica es una pobre cosa imperfecta que trata de caminar bajo, si no dentro, de la
sombra que la Teosofía refleja en la tierra. Ningún ser humano es perfecto, entonces
¿por qué deberíamos esperar que algún miembro de la Sociedad Teosófica sea un
modelo de toda virtud humana? ¿Y por qué se debería criticar y culpar a la organización
entera por las limitaciones, tanto reales como imaginarias, de algunos de sus
"Miembros" o aún de sus Líderes? Jamás la Sociedad, como asociación concreta, ni
ninguno de sus miembros, fueron exentos de culpas o pecados; ya que errar es humano.
Por lo tanto, se debería más bien culpar a estos miembros, la mayoría de los cuales no
están guiados por la teosofía, que es el alma de la Sociedad Teosófica, mientras esta
última es su cuerpo burdo e imperfecto. Por lo tanto, antes de que estos Salomones
modernos, dispuestos a sentarse en el Asiento del Juicio y a dictaminar acerca de lo que
ignoran, denigren la teosofía o a algún teósofo, les invitamos a familiarizarse primero
con ambos, en lugar de llamar, ignorantemente, a la primera una "profusión abigarrada
de creencias insensatas" y la segunda una "secta de embusteros y lunáticos."

No obstante todo esto, los amigos y los enemigos de la Teosofía hablan de ella
como si fuera una religión, cuando no la definen como una secta. Veamos cómo, las
particulares creencias, que con el tiempo se han asociado a la Teosofía, alcanzaron tal
posición y cómo es que les corresponde, de buen derecho, al punto que ninguno de los
líderes de la Sociedad homóloga, jamás pensó en desconocer sus doctrinas.

Hemos dicho que creemos en la unidad absoluta de la naturaleza. La unidad


implica la posibilidad, para un ente de un plano, de entrar en contacto con otro ente
sobre otro plano o procedente de otro plano. Esta es nuestra creencia.

La Doctrina Secreta, recientemente publicada, mostrará cuales eran las ideas de


toda la antigüedad en lo que atañe a los instructores primitivos de la primera humanidad
y de sus tres razas anteriores. El génesis de esa Religión-Sabiduría, en el cual todos los
teósofos creen, se remonta a ese período. El origen de lo que llamamos "Ocultismo" o
más bien Ciencia Esotérica, debe reconducirse a esos Seres que, guiados por el Karma,
se han encarnado en nuestra humanidad, impartiendo la tónica de tal Ciencia secreta
que, desde entonces, en cada edad, innumerables generaciones de adeptos subsiguientes
han ampliado, mientras verificaban sus doctrinas recurriendo a la observación y a la
experiencia personal. El conjunto de este conocimiento, que ningún ser humano es
capaz de poseer en su totalidad, constituye lo que hoy llamamos Teosofía o
"conocimiento divino." Seres de otros mundos más elevados podrían ser los depositarios
de su versión integral, sin embargo, nosotros, lo somos sólo de aquella parcial.

Por lo tanto, la unidad del todo en el universo implica y justifica nuestra


creencia en la existencia de un conocimiento al mismo tiempo: científico,
158

filosófico y religioso, que muestra la necesidad y la realidad de la conexión


recíproca entre el ser humano y todas las cosas en el universo. Desde
luego, tal conocimiento se convierte, esencialmente, en Religión y se le debe
llamar en su integridad y universalidad, con el nombre distintivo de Religión-
Sabiduría.

Esta Religión-Sabiduría es la fuente de la cual emanan todas las


variadas y (erróneamente llamadas) "Religiones" individuales, las cuales, a
su turno, forman retoños, ramas y también todos los credos menores, cuyas
bases y orígenes descansaban en alguna experiencia personal en
psicología. Cada una de estas religiones o ramas religiosas, ya sea
considerada ortodoxa y herética, sabia o insensata, empezó, originalmente,
de la Fuente Madre como un flujo claro y prístino. El hecho de que, con el
tiempo, cada una fue desvirtuada por las especulaciones y aún las
invenciones puramente humanas por fines de lucro, no refuta el origen
inmaculado de todas. Existen ciertos credos que no deberíamos llamar
religiones en cuanto están constelados del elemento humano que los ha
hecho irreconocibles; mientras otros recién empiezan a mostrar las primeras
señales de decaimiento. Ninguno se ha sustraído a la mano del tiempo. Sin
embargo, cada uno de ellos es de origen divino; ya que procede de una
fuente natural y verdadera. Lo anterior vale para el Mazdeismo, el
Brahmanismo, el Buddhismo y el Cristianismo. Los dogmas y el elemento
humano de éste último han conducido, directamente, al espiritismo moderno.

Obviamente, se provocaría una subversión por ambos lados si dijéramos que el


Espiritismo moderno en sí, desintoxicado de las especulaciones desatinadas, basadas en
las declaraciones de dos jovencitas y sus desconfiables "Espíritus" es, sin embargo,
mucho más filosófico que cualquier dogma eclesiástico. Ahora, el Espiritismo
Carnalizado está segando su Karma. Sus primeras innovadoras: "las dos jovencitas" de
Rochester, la Meca del Espiritismo moderno, han crecido y han alcanzado la ancianidad
desde que produjeron sus primeros golpes, abriendo completamente las puertas entre
este mundo y el otro. Su atestación "inocente" originó y orquestó el esquema elaborado
de una "Tierra Estival" (Summer-land), poblada de "Espíritus" astrales activos, siempre
al borde entre su "Tierra Silenciosa" y la nuestra petulante y gárrula. Ahora, las dos
Mahomas femeninas del Espiritismo moderno, han negado sus propias teorías,
traicionando la "filosofía" que crearon y desertando a las filas enemigas. Expusieron y
denunciaron el Espiritismo práctico como el engaño de las edades. Los espiritistas,
(salvo algunas nobles excepciones), se han regocijado y se han reunido con nuestros
enemigos y detractores, cuando éstos, que jamás habían sido Teósofos, nos traicionaron,
mostrando su débil naturaleza al acusar a los Fundadores de la Sociedad Teosófica
como impostores y embusteros. ¿Deberían, los Teósofos, a su vez reirse, ahora que las
"reveladoras" originales del Espiritismo se han tornado en sus "denigradoras"? ¡Jamás!
Ya que los fenómenos espiritistas son hechos y la traición perpetrada por las "chicas
Fox," simplemente nos hace sentir lástima hacia todos los mediums y avala, ante el
mundo entero, nuestra declaración constante según la cual, ninguno es confiable entre
ellos. Ningún teósofo auténtico se burlará jamás o aún menos se regocijaría de la derrota
ajena, ni siquiera de un oponente, simplemente porque:

Tanto hoy como siempre, sabemos que seres de otros mundos más elevados se
confabulaban con algunos mortales electos; aunque actualmente, esto se haya
159

convertido en algo más atípico que en la antigüedad ya que la humanidad, en cada


generación más civilizada, se degrada en cada aspecto.

Quizá, un día la Teosofía pronuncie la última palabra sobre el Espiritismo y los


"Espíritus" que aún no ha proferido; debido, en realidad, a la concitación de todos los
espiritistas europeos y americanos contra las primeras frases que contradecían la idea de
que toda inteligencia comunicadora fuera, necesariamente, el Espíritu de algún ex-
mortal de esta tierra. Entretanto, una humilde servidora de la teosofía, la editora,
declara, una vez más, su creencia en Seres más grandiosos, más sabios y más nobles que
algún Dios personal, los cuales trascienden cualquier "Espíritu de muertos," Santos y
Angeles alados, quienes, sin embargo, en cada edad, se dignan a inspirar,
ocasionalmente, a unos pocos sensitivos, a menudo totalmente desvinculados de la
Iglesia, del Espiritismo o aún de la Teosofía. Por lo tanto, la editora, creyendo en Seres
Espirituales elevados y santos, debe también creer en la existencia de su antítesis:
"espíritus" inferiores, buenos, malos e indiferentes. Entonces, cree en el espiritismo y en
sus fenómenos, algunos de los cuales le provocan una profunda repulsión.

Esto lo presentamos como una observación casual y un escarceo, con el fin de


mostrar que la Teosofía incluye al Espiritismo, como debería ser y no como es, entre sus
ciencias que estriban en el conocimiento y la experiencia de inconmensurables edades.
No existe religión digna de tal nombre cuyo origen no se remonte a estas visitas de
Seres de planos superiores.

Esta es la manera en la cual nacieron todas las religiones prehistóricas e históricas:


Mazdeismo, Brahmanismo, Buddhismo, Cristianismo, Judaismo, Gnosticismo y
Mahometanismo, en pocas palabras, cada "ismo" más o menos exitoso. Todos son
verídicos en su esencia y falsos en su aspecto superficial. El Revelador, el artista quien
imprimió una porción de la Verdad en el cerebro del Vidente, era siempre un artista
auténtico que divulgaba verdades genuinas, sin embargo, el instrumento resultó ser
siempre y sólo un ser humano. Inviten a Rubenstein y pídanle que toque una sonata de
Beethoven en un piano dejado a sus propios recursos: desafinado, con la mitad del
teclado en parálisis crónica y las cuerdas sueltas y vean si, no obstante el genio del
artista, podrán reconocer la sonata. La moraleja de la fábula es que un ser humano, ya
sea el medium o el vidente más grande, es simplemente un hombre, quien, dejado a sus
recursos y especulaciones, debe estar en disonancia con la verdad absoluta aun cuando
recoja algunos de sus fragmentos. Desde luego, el Hombre es meramente un Angel
caído, un dios en su interior, sin embargo, teniendo un cerebro animal en su cabeza y
compartiendo la compañía de otros hombres en la tierra, está más sujeto al frío y a los
vapores del vino, que a la recepción exacta de las revelaciones divinas.

De aquí derivan los dogmas policromos de las iglesias, también las llamadas mil y
una "filosofías" (algunas contradictorias, teorías teosóficas incluidas), las misceláneas
"Ciencias" y esquemas, Espiritual, Mental, Cristiano, Secular, el sectarismo y el
fanatismo y, especialmente, la vanidad personal y la presunción de casi todo
"Innovador" desde las edades medioevales. Cada uno de ellos ha oscurecido y ocultado
la verdadera existencia de la Verdad, la raíz común de todas. Quizá nuestros críticos
imaginen que omitimos las enseñanzas teosóficas de esta nomenclatura. Absolutamente
no. Aunque las doctrinas esotéricas que la Sociedad Teosófica promulgó y todavía
promulga, no son impresiones mentales o espirituales procedentes de algún
"desconocido de arriba"; sino el fruto de enseñanzas que nos impartieron hombres
160

vivientes. Aún, exceptuando lo que esos mismos Maestros de la Sabiduría dictaron y


recopilaron, estas doctrinas podrían ser, en muchos casos, tan incompletas e imperfectas
como cada uno de nuestros opositores lo desee. La Doctrina Secreta, obra que expone
todo lo divulgable en este siglo, es un conato para presentar, de forma parcial, la base y
la herencia comunes en todos los esquemas religiosos y filosóficos grandes y pequeños.
Se consideró indispensable desconchar toda esta masa de concepciones erróneas y
prejuicios cristalizados que ahora oculta el tronco padre de (a) todas las grandes
religiones del mundo; (b) de las sectas menores y (c) de la Teosofía en su versión actual,
a pesar del velo que nosotros y nuestro conocimiento limitado arrojan sobre la Verdad.
La capa del error que alguna mano colocó es espesa y ya que nosotros hemos tratado
personalmente de remover una parte de ésta, el esfuerzo se convirtió en el regaño
incumbente contra todos los escritores teosóficos y aún la homóloga Sociedad. Nuestras
tentativas de exponer el error en las revistas Theosophist y Lucifer, raramente no han
sido calificadas, por nuestros amigos y lectores, como "ataques muy severos contra el
cristianismo, asaltos antiteosóficos," etc., etc. Sin embargo, éstos son muy necesarios,
más bien, indispensables, si queremos sacar a relucir, por lo menos, las verdades
aproximativas. Debemos presentar las cosas escuetas y, como siempre, estamos listos a
sufrir por esto. Es vano prometer divulgar la verdad y luego dejarla constelada de
errores debido a nuestra cobardía. Está claramente demostrado que el resultado de tal
actitud sólo podría enturbiar el flujo de los hechos. Después de doce años de trabajo y
lucha incesante con enemigos esparcidos sobre todo el globo terráqueo, no obstante
nuestras cuatro revistas teosóficas mensuales: el Theosophist, el Path, el Lucifer y el
Lotus francés, con nuestras protestas insípidas y dóciles, nuestras declaraciones tímidas,
nuestra "táctica magistral de inactividad" y nuestro juego de escondite en la sombra de
la metafísica monótona, simplemente han inducido a la gente a considerar seriamente a
la Teosofía como una secta religiosa. Por la centésima vez nos preguntan: "¿Qué bien
está haciendo la Teosofía?" y "¡Ved qué buen trabajo están llevando a cabo las
Iglesias!"

Sin embargo es un hecho incontrovertible que la moralidad humana no ha dado un


paso adelante y, bajo algunos puntos de vista, su condición es diez veces peor que
aquella vigente en el período pagano. Además, en los últimos cincuenta años del siglo,
desde que el Libre Pensamiento y la Ciencia se adelantaron sobre las iglesias, cada año
las filas del cristianismo están perdiendo muchos más adherentes en las clases
cultivadas, en comparación con los prosélitos que adquiere en el nivel inferior, las
escorias del paganismo. Al mismo tiempo, la Teosofía ha rescatado del Materialismo y
de la desesperación más profunda, a más de un individuo que la iglesia había perdido a
causa del dogma, el ejercicio de la fe y de la tiranía, conduciéndolo, nuevamente, a una
creencia, (basada en la lógica y la evidencia), en el Ser divino del individuo y en la
inmortalidad de este último. Si se puede probar que la Teosofía rescata una persona
entre las millares de las que la iglesia ha perdido, ¿no es esto un factor más positivo que
todos los misioneros perdidos?

La teosofía, según declaran sus miembros y oficiales en la prensa y a viva voz,


sigue líneas diametralmente opuestas a las que recorre la iglesia y rechaza los métodos
de la ciencia; ya que su procedimiento inductivo puede únicamente conducir al craso
materialismo. En efecto, la Teosofía afirma ser "Religión" y "Ciencia"; pues es el
meollo de ambas. Por lo tanto, la Sociedad Teosófica, inducida por el amor de las dos
abstracciones divinas: la religión y la ciencia teosóficas, se ha convertido en un
basurero voluntario: tanto de la religión ortodoxa como de la ciencia moderna y
161

también en el Némesis incesante de aquellos que han degradado las dos nobles verdades
por propósitos y fines personales, separándolas violentamente aunque las dos sean y
deban ser, una. Este artículo se propone, entre otros fines, probar esto.

El Materialista moderno insiste en la existencia de una laguna infranqueable entre


las dos, apuntando que el "Conflicto entre Religión y Ciencia" ha desembocado en el
triunfo de esta última y la capitulación de la primera. Sin embargo, el teósofo moderno
rehusa ver cualquier laguna. Si el binomio Iglesia y Ciencia pregona que persigue la
verdad y nada más que la verdad entonces, una de las dos o ambas se equivoca y acepta
la mistificación por la verdad. Cualquier otro obstáculo hacia su reconciliación debe
considerarse puramente ficticio. La verdad es una, aunque se busque o se persiga por
dos diferentes extremos. Así, la Teosofía proclama reconciliar a las dos enemigas
sentando la premisa que la religión cristiana auténtica, espiritual y primitiva es la luz de
la Verdad, "la vida y la luz de la humanidad," análogamente a las otras grandes
filosofías más antiguas que la antecedieron.

Sin embargo, lo mismo vale para la auténtica luz de la ciencia. Por lo tanto, como
los dogmas de una hermenéutica obnubilada por las supersticiones fruto de una
elaboración superficial de las iglesias, oscurecen la religión, difícilmente esta luz podrá
penetrar y conjugarse con su rayo gemelo: la ciencia, la cual está igualmente constelada
de telarañas en la forma de paradojas y sofismos materialistas de la edad. Las
enseñanzas de ambas son incompatibles y no podrán concordar mientras que la filosofía
Religiosa y la Ciencia de la naturaleza física y externa, (que para la filosofía es falsa),
insistan en la infalibilidad de sus respectivas doctrinas aleatorias. Las dos luces, dotadas
de rayos de la misma extensión en la cuestión de deducciones falsas, pueden,
simplemente anularse, produciendo una oscuridad aún peor. Sin embargo, es posible
reconciliarlas siempre que ambas limpien sus casas; una: desembarazándose de las
escorias de las edades y la otra: de la horrible excrecencia del materialismo y del
ateísmo moderno. Como ambas rehusan emprender este camino, el procedimiento mejor
y más meritorio es precisamente el que sólo la Teosofía puede efectuar y quiere
efectuar: mostrar a los inocentes atenazados en las entrañas de las dos acechadoras, en
realidad dos dragones de antaño: uno que devora los intelectos y el otro las almas
humanas, que el presunto abismo es simplemente una ilusión óptica, un inmenso
montón de basura que las dos enemigas erigieron como baluarte contra las recíprocas
acometidas.

Por lo tanto, la teosofía demostrará que es la salvadora de la humanidad aunque se


limitara a indicar y a llamar seriamente la atención mundial al hecho de que la presunta
discrepancia entre la religión y la ciencia está condicionada, por un lado: por los
materialistas inteligentes quienes concitan contra los absurdos dogmas humanos y por el
otro: por los fanáticos ciegos y los eclesiásticos interesados, quienes, en lugar de
propugnar por las almas humanas, luchan de manera encarnizada en favor de su sustento
y autoridad.

Esperamos haber mostrado lo que es la Teosofía real y lo que son sus adherentes.
La primera es la Ciencia divina y un código Etico tan sublime que ningún teósofo puede
poner, completamente, en práctica; los otros son individuos débiles pero sinceros.
Entonces, ¿por qué juzgar a la Teosofía conforme a las limitaciones personales de algún
líder o miembro de sus 150 sucursales? Uno podría trabajar para ella con lo mejor de su
habilidad y aún, nunca elevarse a la cumbre de su llamado y aspiración. Esta es su
162

desdicha y jamás la culpa de la Teosofía o de la organización general. Los Fundadores


de la Sociedad Teosófica no reivindican ningún mérito, salvo el de haber activado el
engranaje. Si se deben juzgar, que se haga con arreglo al trabajo que han realizado y no
valiéndose de lo que sus amigos puedan pensar o sus enemigos puedan decir de ellos.
En un trabajo como el nuestro, no hay espacio para las personalidades y, si es
necesario, todos deben estar preparados, como lo están los Fundadores, para que la
carreta de Jaggennath los embista individualmente para el bien colectivo. Sólo en el
lejano futuro, cuando la muerte haya puesto su mano glacial sobre los desafortunados
Fundadores, terminando su actividad, se deberá pesar, en la Balanza de la Posteridad,
sus respectivos méritos y deméritos, sus acciones buenas y malas y su trabajo teosófico.
Sólo cuando los dos platillos con sus contrapesos, hayan alcanzado el equilibrio y el
carácter del resultado neto haya llegado a ser evidente a todos en su valor intrínseco
total, entonces, la naturaleza del veredicto emitido será determinada con alguna justicia.
Actualmente, exceptuando la India, estos resultados están excesivamente diseminados
en la superficie terrestre y demasiado circunscritos a un puñado de individuos para que
sean fácilmente juzgables. Ahora bien, estos resultados son casi imperceptibles e
inaudibles entre el bullicio y el fragor que la constelación de nuestros enemigos y sus
dispuestos émulos—los indiferentes, producen. Sin embargo, por pequeños que sean los
resultados, si una vez se probara su positividad, aún ahora, todo ser en cuyo corazón
resida el interés para el progreso moral de la humanidad, deberá su gratitud a la
Teosofía. Cómo la Teosofía fue avivada y presentada al mundo por sus servidores
indignos: los "Fundadores," si su trabajo fue útil, éste debe ser su único defensor, a
pesar del presente estado del saldo en las pequeñas cuentas de caja Kármica donde la
"respetabilidad" social representa las entradas.

Lucifer, Noviembre de 1888

Nota
4
Cuyas 700 mujeres y 300 concubinas son, dicho sea de paso, simplemente las
personificaciones de los atributos, los sentimientos, las pasiones y los varios poderes
ocultos humanos. Los números cabalísticos 7 y 3 lo muestran claramente. Además, el
mismo Salomón, siendo simplemente el emblema del Sol: el "Iniciado Solar" o el Cristo
Sol, es una variante del "Vikarttana" hindú (el Sol), privado de sus rayos por
Viswakarma, su Hierofante Iniciador, el cual remueve el fulgor áureo del candidato-
Chrestos para la iniciación, coronándolo con una aureola oscura y ennegrecida: la
"corona de espinas," (Para una explicación completa, consultar La Doctrina Secreta.
Salomón nunca fue un hombre viviente. Su vida y sus obras descritas en "Reyes" son
una alegoría sobre las pruebas y la gloria de la Iniciación.

¿ES NUESTRO DEBER CENSURAR A LOS


DEMÁS?
(Is Denunciation a Duty?, Lucifer, dec. 1888)

H. P. Blavatsky
163

“No condenes a ningún hombre en su ausencia;


y cuando te veas forzado a censurarlo, hazlo
frente a su cara, pero suavemente y con palabras
llenas de caridad y compasión. Ya que el corazón humano
es como la planta–Kusûli; que abre
su cáliz al suave rocío de la mañana, y
lo cierra ante un fuerte aguacero”
–PRECEPTO BUDDHISTA

“No juzgues, para que no seas juzgado”


–AFORISMO CRISTÍANO

Nos da pena escuchar que no pocos de nuestros Teósofos más serios, se encuentran entre
los cuernos de un dilema. Las causas pequeñas pueden producir a veces grandes resultados.
Hay algunos que estarían bromeando bajo la más cruel de las operaciones y que permanecerían
impasibles si se les amputara una pierna, pero que en cambio armarían un tumulto y
renunciarían a su merecido lugar en el reino de los cielos si, para preservarlo, tuviesen: que
permanecer callados cuando alguien los ofende.

En el número 13 de la Revista Lucifer (Vol. III Septiembre, p. 63), se publicó un ensayo


sobre “El significado de un Compromiso”. De entre los siete artículos que constituyen el
compromiso completo (sólo seis fueron divulgados), el lº, 4º, 5º y especialmente el 6º,
requieren una gran fuerza moral de carácter, una voluntad de hierro además de gran altruismo,
pronta disponibilidad para la renunciación e incluso abnegación para llevar a cabo semejante
pacto. Sin embargo gran número de Teósofos han firmado alegremente esta solemne “promesa”
de trabajar por el bien de la humanidad olvidándose de sí mismos, sin un sola palabra de
protesta –salvo en un punto; cosa extraña, la tercera regla la cual en casi todo caso, hace dudar
al solicitante y lo hace mostrar la pluma blanca. Ante tubam Trepidat: el mejor y más amable de
entre ellos se siente alarmado–, como si estuviese intimidado por el toquido de la trompeta, de
esa tercera cláusula, como si temiese para él ¡el destino de las murallas de Jericó!

¿Cuál es entonces esa terrible promesa, cuyo cumplimiento parece estar por arriba de las
fuerzas de mortal común y corriente?. Simplemente es esto:

“ME COMPROMETO A NUNCA ESCUCHAR SIN PROTESTAR, CUALQUIER


COSA MALA QUE SE DIGA DE UN HERMANO TEOSOFO Y A ABSTENERME DE
CONDENAR A LOS DEMAS”.

El practicar esta regla de oro parece bastante fácil. El escuchar algo malo dicho en contra
de alguien, sin protestar, es una acción que ha sido menospreciada desde los días más remotos
del paganismo.

“Es una maldición el escuchar una calumnia manifiesta,


pero es algo peor el no encontrar una respuesta…”

Dice Ovidio. Al menos, quizás por una cosa, como sutilmente hace notar Juvenal, ya que:

“La calumnia, el peor de los venenos,


164

siempre encuentra una fácil entrada en mentes bajas…”

Y porque en la antigüedad, muy pocos querían que se les tomará por semejantes mentes
¡Pero ahora!

De hecho, el deber de defender a un congénere picado por una lengua ponzoñosa durante
su ausencia, y el abstenerse en general “de censurar a los demás” es la vida misma y el alma de
la teosofía práctica, porque una acción de esta naturaleza es como la doncella que lo conduce a
uno hacia el Sendero angosto de la “vida superior”, esa vida que nos lleva hacia la meta que
todos anhelamos alcanzar. La Misericordia, la Caridad y la Esperanza son las tres diosas que
presiden sobre esa “vida”. El “abstenerse” de censurar a nuestros semejantes es la aserción
tácita de la presencia en nosotros de las tres Hermanas divinas; el censurar basándose en
“rumores” muestra su ausencia. “No escuches al chismoso o al calumniador”, decía Sócrates.
“Porque así como descubre los secretos de otros, así lo hará a su vez con los tuyos”. Ni
tampoco es difícil evitar al traficante de calumnias, pues en donde no existe demanda, se
acabará muy pronto la oferta. Dice un proverbio que “cuando la gente se abstenga de escuchar
el mal, entonces, los maledicientes tendrán que abstenerse de murmurar”. El censurar es
glorificarse a uno mismo sobre aquél al que uno censura. Los fariseos de toda nación han
estado haciendo esto constantemente desde la evolución de las religiones intolerantes. ¿Vamos
a hacer nosotros lo mismo que ellos?

Se nos podría quizás decir, que nosotros mismos somos los primeros en quebrantar la ley
ética que estamos defendiendo. Que nuestras revistas teosóficas están llenas de “acusaciones” y
que la revista Lucifer, baja su antorcha para arrojar luz sobre todo mal, en la medida de sus
habilidades. Nosotros respondemos, que esto es totalmente otra cosa. Nosotros denunciamos
con indignación los malos sistemas y organizaciones, sociales y, religiosas, y sobre todas las
cosas la mojigatería y la hipocresía; nos abstenemos de censurar a las personas. Estas últimas
son hijas de su siglo. víctimas de su medio ambiente y del Espíritu de la Época. El condenar y
deshonrar a un hombre en vez de sentir lástima por él y, tratar de ayudarlo, por haber nacido en
una comunidad de leprosos, convierte en leproso al que lo condena. Es como si maldijéramos
una habitación por estar obscura, en vez de encender con tranquilidad una vela para disipar las
tinieblas. “Las acciones nocivas se duplican acompañadas de una mala palabra”, ni tampoco
puede evitarse o suprimirse un mal general, haciendo el mal uno mismo. escogiendo un chivo
expiatorio para la remisión de todos los pecados de la humanidad. De aquí que, nosotros
acusemos a esas comunidades, pero no a sus unidades; señalamos la podredumbre de nuestra
jactanciosa civilización, indicando cómo conducen a ella sus perniciosos sistemas de
educación, mostrando los fatales efectos de estos sobre las masas. Tampoco somos más
parciales con nosotros mismos. No obstante que estamos preparados para entregar cualquier día
nuestra vida por la TEOSOFÍA –esa gran causa de la Hermandad Universal por la cual vivimos
y respiramos– y que estamos dispuestos a proteger a todo teósofo si fuese necesario, con
nuestro propio cuerpo, sin embargo, nosotros denunciamos abierta y virulentamente toda
distorsión de las líneas generales sobre las que primariamente fue edificada la Sociedad
Teosófica, así como el gradual relajamiento y socavamiento del sistema original, por la
sofistería de muchos de sus más altos dirigentes. Cargamos con nuestro karma por nuestra falta
de humildad durante los primeros días de la Sociedad Teosófica; debido a nuestro aforismo
favorito: “Vean , como esos Cristianos se aman unos a los otros” lo cual ahora ha sido
parafraseado diariamente y, casi a cada hora de la siguiente manera: “Contemplen, como
nuestros teósofos se aman unos a los otros”. Y temblamos al pensar que, al menos que
enmendemos muchas e nuestras formas de actuar y de nuestras costumbres en a Sociedad
Teosófica en general y que las suprimamos, la Revista Lucifer tendrá algún día que poner en
165

evidencia más de un manchón en nuestro propio blazón, como es: el culto a la personalidad, la
falta de caridad, y el hecho de sacrificar a la vanidad personal el bienestar de otros Teósofos de
manera más “feroz” de lo que lo hacen las diferentes Iglesias de estado y la Sociedad Moderna,
a las cuales hemos acusado de disimulación y abusos de poder.

Con todo, hay algunos Teósofos que olvidan la viga que tienen en su propio ojo,
creyendo seriamente que es su deber el denunciar toda paja que perciben en el ojo de su vecino.
Es así como, uno de nuestros miembros que estimamos muchos, y, que es un gran trabajador y
de mente noble, escribe en relación a la mencionada 3ª cláusula:

El “compromiso” obliga al que lo toma, a nunca hablar mal de nadie. Pero


creo, que hay ocasiones en que la acusación severa es un deber para con la
verdad. Hay casos de traición, falsedad, bellaquería en la vida privada que deben
ser denunciados por todos aquellos que están ciertos de ello; y hay casos en la
vida pública de venalidad y envilecimiento que los buenos ciudadanos están
obligados a fustigar sin piedad. La cultura Teosófica no sería una bendición para el
mundo si favoreciera la falta de hombría, la debilidad, y la flacidez del tejido
moral…

Nos duele sinceramente el encontrar a un hermano tan valioso, sosteniendo tales puntos
de vista equivocados. Primero que nada, pobre sería la cultura teosófica que no lograra
transformar a un simple “buen ciudadano” de su propio país nativo, en un “buen ciudadano” del
mundo. Un verdadero teósofo debe ser un cosmopolita de corazón. Debe abrazar a la
humanidad, a toda la humanidad, en sus sentimientos filantrópicos. Es más elevado, y con
mucho, más noble, el ser uno de aquellos que aman a sus semejantes, sin distinción de raza,
credo, casta o color, que ser meramente un buen patriota, o aún menos un partisano. El medir
con una medida a todos, es más santo y más divino que, ayudar a su país en sus ambiciones
privadas de agrandamiento, lucha o guerras sangrientas en nombre de la CODICIA y el
EGOISMO. Se nos dice que “la censura severa es un deber para con la verdad”. Y esto es así; a
condición, sin embargo, de que uno censure y luche en contra de la raíz del mal y no gaste su
furia tratando de derribar las flores irresponsables de su planta. El horticultor prudente
desenraizará las yerbas parásitas, y a penas perderá su tiempo usando las tijeras de su jardín
para cortar las puntas de las yerbas venenosas. Si un teósofo, fuese por casualidad funcionario
público, juez o magistrado, abogado o incluso predicador, entonces sería desde luego el
deber para con su país, su conciencia y con aquellos que han confiado en él, “el denunciar
severamente” todo caso de “traición, falsedad y bribonería” aún en la vida privada; pero –nota
bene– solo si se le pide o se le llama a ejercer su autoridad legal, y, no de otra manera. Esto no
sería ni “hablar mal” ni “condenar”, sino trabajar verdaderamente por la humanidad; tratando
de preservar a la sociedad de la cual es parte, para que no sea engañada y protegiendo la
propiedad de los ciudadanos confiada a su cuidado como funcionario público, para que no le
sea arrebatada temerariamente. Pero incluso entonces el teósofo podrá hacer valer sus derechos
como magistrado. mostrando su misericordia al repetir como el severo juez de Shakespeare:
“Demuestro mucho más cuando muestro justicia”.

Pero ¿qué tiene que ver con los delitos de sus semejantes un miembro “común y
corriente” de la Sociedad Teosófica, independiente de cualquier función pública o puesto y que
no es ni juez ni fiscal público. Ni tampoco predicador? Sí un miembro de la S.T. fuese culpable
de alguno de los crímenes enumerados más arriba. o de incluso un crimen aún peor, y si otro
miembro contara con evidencia irrefutable respecto a esto podría llegar a ser su penoso deber
de hacerlo del conocimiento del consejo de su Rama. Nuestra Sociedad tiene que ser protegida,
166

así como sus numerosos miembros. Esto asimismo, sólo sería simple justicia. Una enunciación
natural y veraz de hechos no puede ser considerada “hablar mal”, o como acusación de un
hermano. Sin embargo entre esto, y una calumnia o murmuración hay un gran abismo. La
cláusula 3 sólo se refiere a aquellos que, no siendo de ninguna manera responsables de la
acciones de sus semejantes o de su modo de vida, no obstante, los juzgan y condenan en toda
oportunidad. Y en tales casos esto sé convierte en “difamación” y “hablar mal”.

Así es como entendemos la cláusula en cuestión; ni tampoco creemos que al hacerla valer
“la cultura teosófica” “está promoviendo falta de hombría, debilidad o flacidez en el tejido
moral”, sino todo lo contrario. Creemos que el verdadero valor no tiene nada que ver con la
acusación; hay poca hombría en criticar y condenar a nuestros semejantes por detrás de sus
espaldas, ya sea por algo malo que hayan hecho a otros o por agravios hacia nosotros.
¿Consideraríamos como “falta de hombría” las virtudes sin paralelo inculcadas por Gautama el
Buddha, o el Jesús de los Evangélicos? Entonces la ética predicada por el primero; ese código
moral que el profesor Max Müller, Burnouf e incluso Barthélemy Saint–Hillaire han declarado
unánimemente como el más perfecto que haya conocido el mundo, no sería nada mejor que
unas palabras sin sentido, y más valdría que nunca se hubiese escrito el Sermón de la Montaña.
¡Considera entonces nuestro correspondiente como debilidad y falta de hombría la enseñanza
de no resistencia al mal, de bondad hacia “todas” las criaturas y del sacrificio de sí mismo por
el bien de otros? ¿Y debemos ver los mandamientos de, “No juzgues para que no seas juzgado”
y Envaina tu espada… porque el que vive por la espada perecerá por la espada”, como
“flacidez del tejido moral” o como la voz de Karma?

Pero nuestro correspondiente no es el único que piensa de esta manera. Son muchos los
hombres y mujeres, buenos. caritativos, abnegados, y, que aceptarían sin dudar todas las otras
cláusulas del “Compromiso”, que no se sienten a gusto y casi tiemblan ante este artículo
especial. ¿Pero por qué? La respuesta es fácil: simplemente porque temen incurrir en
PERJURIO, inconsciente (para ellos), y casi inevitable.

La moraleja de la fábula y su conclusión son sugerentes. Es una bofetada directa en la


cara de la educación Cristiana y de nuestra sociedad moderna civilizada en todos sus círculos y
en toda tierra Cristiana. Este hábito de hablar de manera no caritativa de nuestros semejantes y
hermanos a toda oportunidad; es un cáncer moral que la corroído tan profundamente el corazón
de todas las clases de la Sociedad desde la más baja hasta la más alta, ¡que ha conducido a sus
mejores miembros a sentir poca confianza en sus propias lenguas! Por la mera fuerza de hábito,
no se atreven a confiar en ellos mismos, que se abstendrán de criticar a otros. Este es un “signo
de los tiempos” totalmente siniestro.

En verdad, la mayoría de nosotros, de cualquier nacionalidad, hemos nacido y hemos sido


criados en una densa atmósfera de chismes, críticas no caritativas y censura al por mayor.
Nuestra educación en esta dirección comienza en la casa de cuna. donde la enfermera en jefe
odia a la aya. esta última odia a la institutriz y a las demás enfermeras y sin importar la
presencia de los “bebés” Y de los niños, refunfuñan incesantemente en contra de los jefes,
criticándose entre sí, y haciendo observaciones descaradas de cada visitante. El mismo
entretenimiento nos sigue en el salón de clases, ya sea en casa o en la escuela pública. Alcanza
la cima del desarrollo ético durante los años de nuestra educación e instrucción religiosa
práctica. Somos embebidos hasta los tuétanos con la convicción de que, aunque hayamos
“nacido en pecado y total depravación”, nuestra religión es la única que pude salvamos de la
condenación eterna, mientras que el resto de la humanidad está predestinado desde las
profundidades de la eternidad al inextinguible fuego del infierno. Se nos enseña que el
167

calumniar al Dios de todo otro pueblo y religión es un signo de reverencia para con nuestros
propios ídolos y es una acción meritoria. Se inculca sobre nuestras mentes plásticas jóvenes, la
figura de un “Señor Dios”, el “Absoluto personal” siempre difamando y condenando aquellos
que ha creado, maldiciendo a los testarudos Judíos y tentando a los Gentiles.

Por años las mentes de los jóvenes Protestantes son periódicamente enriquecidas con una
selección de maldiciones, tomadas del oficio religioso del Miércoles de Ceniza, denominado
De la Amenaza (Commination), en el cual “se proclama la ira de Dios y el juicio de los
pecadores”, además de la condenación eterna para la mayoría de las criaturas; por su parte el
joven Católico desde su nacimiento escucha constantemente las amenazas de maldición y
excomunión de su Iglesia. Es en la Biblia y en el libro de oraciones de la Iglesia de Inglaterra
que los muchachos y muchachas de todas las clases conocen la existencia de vicios, la mención
de los cuales, en las obras de Zola, caen bajo la prohibición de la ley como inmorales y
depravadas, pero ante cuya enumeración y maldición en las Iglesias, jóvenes y viejos tienen
que decir “Amén”, después del ministro del manso y humilde Jesús. Este último dijo, no jures.
no maldigas, no condenes sino que “ama a tus enemigos, bendice a los que te maldicen, haz el
bien a los que te odian y persiguen”. Pero el canon de la iglesia y, del clero les dice: De
ninguna manera. Hay crímenes y vicios, “por los que vosotros afirmáis con vuestras propias
bocas que es legítima la maldición de Dios” (Ver los oficios religiosos “De la Amenaza”
(Commination). No es de extrañar entonces que posteriormente en la vida, los. Piadosos
Cristianos traten de emular a “Dios” y al sacerdote. ya que en sus oídos aún suenan las
palabras, “Maldecido será aquel que remueva las mojoneras de su vecino” y “Maldecido será el
que haga aquello o lo otro. Incluso, aquel que ponga su confianza en el hombre”(¡!), y con el
juicio y condenación de “Dios”. Ellos juzgan y condenan a diestra y siniestra dando rienda
suelta a la calumnia y a la “amenaza” (Comminating) al por mayor, por su propia cuenta
¿Acaso se olvidan de que en la última maldición –el anatema en contra de los adúlteros y
borrachos, idolatras y extorsionadores, –van incluidos también “los CRUELES y los
CALUMNIADORES”?¿Y que al haberse unido al solemne “amén” después de este último rayo
Cristiano, han afirmado “con sus propias bocas que se cumpla la maldición de Dios” sobre
sus propias cabezas pecadoras?

Pero esto no parece preocuparle mucho a nuestra sociedad de difamadores. Porque tan
pronto como dejan sus bancos de escuela, los niños educados religiosamente, hijos de padres
que frecuentan la iglesia, son tomados de la mano por aquellos que los precedieron.
Aleccionados por las lenguas más viejas y de mayor experiencia para pasar su examen final, en
esa escuela de escándalos, llamada el mundo, y obtener su Maestría en Humanidades en la
ciencia de la hipocresía y la amenaza, un miembro respetable de la sociedad sólo tiene que
afiliarse a una congregación religiosa: y convertirse en mayordomo de una cofradía o dama
protectora.

¿Quién se atrevería a negar que en nuestra época, la sociedad moderna en su aspecto


general, se ha convertido en una vasta arena para semejantes crímenes morales, realizados entre
dos tazas del té de las cinco de la tarde y entre alegres bromas y risas? La sociedad es ahora
más que nunca una especie de matadero internacional bajo las ondulantes banderas de las
reuniones sociales: y el Cristianismo clerical y la cultivada charla ociosa del mundo, en las que
cada uno se convierte a su tuno, tan pronto como da la espalda, en la víctima sacrificial y
ofrenda de pecado para expiación, cuya carne chamuscada es percibida con deleite por las
narices de la Sra. Grundy, una dama mojigata orgullosamente apegada al convencionalismo.
“Recemos hermanos y demos gracias al Dios de Abraham y de Isaac porque ya no vivimos en
los días del Cruel Nerón”, ¡oh!, y también agradezcamos que ya no vivimos bajo el peligro de
168

ser lanzados a los leones, en la arena del Coliseo, para morir una muerte comparativamente
rápida bajo las fauces de una hambrienta bestia salvaje! El Cristianismo se jacta de que nuestras
formas de vivir y costumbres han sido maravillosamente suavizadas bajo la benéfica sombra de
la Cruz. Sin embargo, sólo basta que entremos a una reunión moderna para que encontremos
una representación simbólica, verdaderamente real, de las mismas fieras salvajes gozando de un
festín y deleitándose , con los restos de huesos destrozados de sus mejores amigos. Miren a
esos grandes gatos llenos de gracia y tan feroces, quienes con dulces sonrisas y ojos inocentes
afilan sus garras color de rosa en preparación para jugar al gato y al ratón. ¡Hay del pobre ratón
en el que se fijen esos orgullosos felinos de Sociedad! El ratón estará sangrando por años antes
de que se le permita desangrarse para morir. Las víctimas tendrán que sufrir un martirio moral
inaudito, enterándose por medio de los periódicos y los amigos que han sido encontrados
culpables en uno u otro tiempo de la vida, de todos y cada uno de los vicios y crímenes
enumerados en el oficio religioso de la Amenaza (Commination Service), hasta que, para evitar
ser perseguidos, los susodichos ratones se convierten a su vez en feroces gatos de sociedad,
haciendo temblar a su turno a otros ratones. ¿Cuál de las dos arenas será preferible. mis
hermanos: la de los antiguos paganos o la de los países Cristianos?

Addison no tuvo palabras de desprecio suficientemente fuertes para reprender este chisme
de Sociedad de los Caínes mundanos de ambos sexos.

¿Qué tan frecuente puede acabarse con la honestidad y la integridad


de un hombre [se exclama él] por medio de una sonrisa o un simple
encogimiento de hombros? ¿Cuántas acciones buenas y generosas se han
hundido en el olvido por una mirada desconfiada, o han sido estampadas
con la imputación de proceder de malos motivos, por un misterioso y
oportuno susurro dicho al oído? Miren… que porción tan grande de castidad
se pierde en el mundo por insinuaciones distantes– movimientos de cabeza
y crueles guiños de ojos significando sospecha, provocados por la envidia de
aquellos que se encuentran más allá de toda tentación. Qué tan frecuente se
hace sangrar la reputación de una criatura inocente a través de un reporte –
el cual aquellos que se toman el trabajo de propagarlo dicen con gran piedad
y, simpatía, ¡que lo sienten mucho y esperan en Dios que no sea cierto!

De Addison pasamos a Sterne el cual trata este tema y, parece continuar esta imagen
diciendo que:

Tan fructífera es la calumnia en variedad de recursos para saciar, al igual que para
disfrazarse, que si esas armas tan sutiles cortan con tanto dolor; ¿qué Podríamos decir
del escándalo abierto y desvergonzado, sujeto a ningún recato y restringido a ninguna
limitación? Si la primera como una flecha disparada en la obscuridad. causa sin
embargo tanto daño secreto, este último, como la peste, que con rabia ataca al medio
día. barre con todo lo que encuentra arrasando por igual lo bueno y lo malo: un millar
cae frente a él y diez mil a su derecha; todos caen, tan desgarrados y hechos pedazos en
la parte más tierna de ellos mismos, y tan despiadadamente masacrados que a veces
nunca se recobran de las heridas o de la angustia del corazón que les han ocasionado.

Tales son los resultados de la calumnia y la difamación y desde el punto de vista de


Karma, muchos de esos casos equivalen a más que un crimen a sangre fría. Por lo tanto,
aquellos de entre los “Miembros trabajadores” de la Sociedad Teosófica que quieran llevar la
“vida superior”, deben sujetarse a esta promesa solemne, o permanecer como miembros
169

haraganes o parásitos. No es a estos últimos a los que se dirigen estas páginas, ni tampoco se
sentirán interesados por esta cuestión, ni tampoco es un consejo que se ofrezca a todos los
miembros de la S.T. en general. Ya que el “Compromiso” bajo discusión es solamente tomado
por aquellos Miembros que han comenzado a ser referidos en nuestros círculos de las “logias”
como miembros “trabajadores” de la S.T. Todos los demás, esto es, aquellos miembros que
prefieren permanecer como ornamentos, y pertenecer a los grupos de “admiración” mutua; o
aquellos que habiéndose afiliado por mera curiosidad, y sin cortar su conexión con la Sociedad
se han ido calladamente; o por otra parte, aquellos que sólo han preservado un interés (si aún lo
hubiere) superficial, una simpatía tibia por el movimiento –y estos constituyen la mayoría en
Inglaterra– todos estos no necesitan agobiarse con semejante promesa. Habiendo sido por años
el “Coro Griego” en el bullicioso drama escenificado. Ahora conocido como la Sociedad
Teosófica, ellos prefieren permanecer como son. Considerando. su número, el “coro”, sólo
tiene que ser, como en el pasado, un espectador de lo que pasa en la acción de las dramatis
personae y sólo se requiere que exprese ocasionalmente sus sentimientos. repitiendo las gemas
finales de los monólogos de los actores, o permanecer callado –de acuerdo a lo que elija. “Los
filósofos de un día”– como los llama Carlyle, no desean, ni tampoco deseamos que “se afilien”.
Por lo tanto, aún si estas líneas encontraran sus ojos, se les pide respetuosamente recordar que
lo que se ha dicho no se refiere a ninguna de las clases de miembros enumerados más arriba. La
mayoría de ellos se ha afiliado a la Sociedad como habrían comprado un libro barato. Atraídos
por lo novedoso de su encuadernación. lo abrieron: Y después de darle un vistazo al contenido
y al título al lema y a la dedicatoria, lo han arrinconado en una repisa escondida. no volviendo a
pensar más en él. Tienen derecho al volumen, en virtud de haberlo comprado pero se referirán a
él, no más de lo que lo harían de un mueble anticuado relegado como un armatoste al cuarto de
trastos viejos, porque su asiento no es suficientemente confortable, o está fuera de proporción
respecto a su estatura moral e intelectual. En uno de cada cien, esos miembros no verán ni
siquiera Lucifer porque ya se ha convertido ahora en un asunto de estadísticas teosóficas, que
más de dos tercios de sus suscriptores no son teósofos. Ni tampoco son más afortunados que
nosotros, el Theosophist de Madrás, el Path de Nueva York, el Le Lotus Frances y, ni siquiera
el maravillosamente barato e internacional “T.P.S.” (Theosophical Publishing Society, de 7,
Duke Street, Adelphi). Como todos los profetas, no carecen de honores y buen nombre, salvo
en sus propios países, y sus voces en los campos de la Teosofía, son verdaderamente “como la
voz del que clama en el desierto”. Esto no es una exageración. Entre los respectivos
suscriptores de esas diferentes publicaciones Teosóficas, los miembros de la S.T. de los cuales
ellas son sus órganos y para cuyo único beneficio se pusieron en marcha (sus editores,
directores y todo el personal de colaboradores constantes que trabajan gratis y que además
pagan de sus propios y generalmente muy escasos bolsillos, a los impresores, a los editores y
ocasionalmente a los colaboradores) son en promedio el 15 por ciento. Este es también un
signo de los tiempos, y muestra la diferencia entra los Teósofos que “trabajan” y los que
“descansan”.

No debemos terminar sin dirigimos una vez más a los primeros. ¿Quién de estos asumiría
la responsabilidad de mantener, que la cláusula 3 no es un principio fundamental del código de
ética que debe guiar a todo Teósofo que aspire a convertirse en uno de verdad? ¿Siendo una
asociación de hombres y mujeres tan grande. Compuesta de nacionalidades, caracteres, credos
y formas de pensar de lo más heterogéneas, está expuesta por esa misma razón, a encontrar
excusas fáciles para disputas y rivalidades. Por ello, la cláusula en cuestión debe llegar a ser
parte integrante de las obligaciones de cada miembro –trabajador u ornamental– que se adhiera
al movimiento Teosófico. Nosotros pensamos así, y lo dejaremos a la futura consideración de
los representantes del Consejo General que se reunirán en el siguiente aniversario en Adyar. En
una Sociedad que pretende seguir un elevado sistema de ética –la esencia de todos los códigos
170

anteriores de ética– y la cual confiesa abiertamente sus aspiraciones a emular y avergonzar por
su ejemplo práctico y forma de vida a los seguidores de toda religión. Un compromiso como
éste, constituye el sine qua non del éxito de esa SOCIEDAD. En una agrupación en donde
“cerca de la malsana ortiga florece la rosa”, un compromiso de tal naturaleza es la única
salvación. Ninguna ética vista como una ciencia de deberes mutuos –ya sean sociales,
religiosos o filosóficos– de un hombre a otro hombre podrá
considerarse completa o consistente, al menos que tal regla se ponga en vigor. Y no sólo
esto, sino que, si no queremos que nuestra Sociedad se convierta de facto y de jure en una
gigantesca farsa que desfila con pompa y ostentación bajo su insignia de la “Fraternidad
Universal” –cada vez que se viole esa ley de leyes, deberá seguirse la expulsión del
calumniador o difamador. Ningún hombre honesto. y menos aún un Teósofo. podrá pasar por
alto las siguientes líneas de Horacio:

Aquel que insulta o se burla de sus amigos ausentes,


O que no los defiende al oír que los difaman:
Anda contando chismes y causa el descrédito de sus amigos.
Ten cuidado de él, porque de seguro ese hombre es un BRIBON

Filósofos Antiguos y Críticos Modernos


(Old Philosophers and Modern Critics, Lucifer, jul.-ago. 1892)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

En una de las filosofías y sistemas religiosos más antiguos de los tiempos


prehistóricos, leemos que al final de un Mahâ-Pralaya (disolución general), la gran
Alma, Param-Atmâ, lo Auto-Existente, eso que es "comprensible sólo mediante lo
suprasensual," llega a manifestarse a sí mismo.1

Los hindúes llaman a esta "Existencia" con diferentes nombres, uno de los cuales
es Svâyambhuva, el "Hijo del Auto-Existente." Así, el Uno se convierte en Dos, que a
su vez, desenvuelve un tercer principio con la potencialidad de llegar a ser Materia, a la
que el ortodoxo llama Virâj o Universo.2 Después, esta Trinidad incomprensible se
antropomorfizó en la Trimûrti, a la cual se le conoce como Brahmâ, Vishnu y Shiva, los
símbolos de los poderes creativos, conservativos y destructivos en la Naturaleza y,
simultáneamente, de las fuerzas transformadoras y regeneradoras o mejor dicho, de los
tres aspectos de la Fuerza Universal única. Es la Tridanda, la Unidad triplemente
manifestada, la cual dio origen al ortodoxo AUM, que para ellos es simplemente la
Trimûrti abreviada. Es sólo bajo este aspecto triple que las masas profanas pueden
comprender el gran misterio. Cuando el Dios tríplice se convierte en Shârirâ o asume
una forma visible, tipifica todos los principios de la Materia, todos los gérmenes de la
vida, es el Dios con los tres rostros o poder triple, la esencia de la Triada védica. "Que
los Brâhmanes conozcan la Sagrada Sílaba [Aum], las tres palabras de Sâvitrî y que lean
los Vedas diariamente."3
Después de haber producido el universo, Aquel cuyo poder es
incomprensible, desaparece de nuevo, absorbido en el Alma Suprema.
171

[...] Habiéndose retirado a la oscuridad primitiva, la Gran Alma


permanece dentro del ignoto y es privada de toda forma [...]
Cuando, habiendo reunido nuevamente los principios elementarios
sutiles, se inserta en una semilla vegetal o animal, asume, en cada una,
una nueva forma.
Por lo tanto, mediante un despertamiento y un reposo alternativos, el Ser
Inmutable hace revivir y morir, eternamente, a todas las criaturas
existentes, activas e inertes.4
Aquel que ha estudiado las especulaciones de Pitágoras sobre la Mónada, la cual,
después de haber emanado la Díada, se retira en el silencio y la oscuridad, creando,
entonces, la Triada, puede comprender de donde procedió la Filosofía del gran sabio
samiano y después de él, aquella de Sócrates y Platón. La Década mística (1 + 2 + 3 + 4
= 10), es una forma de expresar tal idea. El Uno es Dios; el Dos la Materia, el Tres es el
Mundo fenoménico que combina la Mónada y la Díada y participa de la naturaleza de
ambos; la Tétrade o la forma de perfección, expresa el vacío del todo y la Década o la
suma de todo, abarca al Kosmos5 entero.

Veamos como las ideas brâhmánicas se armonizan con las filosofías paganas pre-
cristianas y con el mismo cristianismo. Conviene empezar con la filosofía platónica, el
compendio más elaborado de los sistemas recónditos de la antigua India.

Aunque hayan pasado 22 siglos y medio de la muerte de Platón, las grandes


mentes del globo todavía se dedican a sus escritos. Fue el intérprete del mundo en el
sentido más completo del término. El más grande Filósofo de la era precristiana
reflejaba, en sus escritos, el espiritualismo de los Filósofos védicos, quienes lo
antecedieron en millares de años con sus expresiones metafísicas. Se discernirá que
Vyâsa, Jaimini, Kapila, Patanjali y muchos más transmitieron, mediante Pitágoras, su
sello indeleble a Platón y a su escuela, a través de los siglos que se intercalan entre
ellos. Por ende, se deduce que tanto a Platón como a los antiguos Sabios hindúes, se les
reveló la misma sabiduría. Así, esta sabiduría, sobreviviendo a la erosión del tiempo,
¿qué otra cosa puede ser, sino divina y eterna?

Platón enseñó que la justicia subsistía en el alma y era el bien más grande de su
poseedor. "Los hombres, proporcionalmente a su intelecto, han admitido sus
afirmaciones trascendentales." Sin embargo, sus comentarios, casi por unanimidad,
rehuyen cada pasaje que implica que la Metafísica platónica estriba en una base sólida y
no en concepciones ideales.

Sin embargo, Platón no pudo aceptar una Filosofía destituida de


aspiraciones espirituales; para él, las dos eran una sola. Según el antiguo
Sabio griego, existía un único objeto a realizar: el Conocimiento Real.
Consideraba que los Filósofos genuinos o los estudiantes de la verdad, eran
aquellos que poseían el conocimiento de lo que existe realmente,
contrapuesto a los meros objetos de percepción, de lo que existe
perennemente contrapuesto a lo transitorio y de lo que existe
permanentemente, contrapuesto a lo que aparece y desaparece siguiendo
un curso alternativo de desarrollo y destrucción.
Más allá de todas las existencias finitas y causas secundarias, de todas
las leyes, las ideas y los principios, se halla una Inteligencia o Mente
172

(Nous, el Espíritu), el primer principio de todos los principios, la Idea


Suprema en la cual estriban todas las demás, la substancia última de la
cual todas las cosas derivan su ser y esencia, la Causa primera y
eficiente de todo orden, armonía, belleza, excelencia y bondad que
hinche el universo, a la cual se le llama, por motivos de preeminencia y
excelencia, el Dios Supremo, el Dios (ο θεος), "el Dios sobre todo" (ο επι
πασι θεος).6
Para un Teósofo no es difícil reconocer en este "Dios": (a) la Mente Universal en
su aspecto cósmico y (b) el Ego Superior en el ser humano en su aspecto microcósmico.
Desde luego, como Platón dice, El no es la verdad ni la inteligencia: "sino el Padre de
ella," o sea, el "Padre" del Manas Inferior, nuestra "mente-cerebro" personal, cuya
manifestación depende de los órganos de los sentidos. Aunque nuestros sentidos físicos
no puedan percibir dicha esencia eterna de las cosas, ésta es asible para la mente de
aquellos que no son, voluntariamente, obtusos.7 Constatamos que Platón declara, en
manera cristalina, que todo lo visible se creó y se desenvolvió de la Voluntad invisible y
eterna, siguiendo su patrón. El dice que nuestro Cielo se produjo en armonía con la
ordenación eterna del "Mundo Ideal," contenida, como todo el resto, en el dodecaedro,
el modelo geométrico usado por la Deidad.8 Para Platón, el Ser Primordial es una
emanación de la Mente del Demiurgo (Nous), la cual contiene en sí, desde la eternidad,
la "Idea" del "mundo a crearse" y esta Idea la produce de sí mismo.9 Las leyes de la
Naturaleza son las relaciones establecidas de esta Idea con las formas de sus
manifestaciones. Dos mil años después, encontramos que el gran filósofo alemán
Schopenhauer toma prestada tal concepción cuando dice:
Estas formas son el tiempo, el espacio y la causalidad. A través del
tiempo y del espacio, la idea varía en sus manifestaciones
inconmensurables.
Por lo tanto, si la Teología ha, a menudo, desfigurado a la Teosofía; la Psicología
y las Ciencias Modernas han desfigurado a la Filosofía Antigua. Ambas entresacaron de
la Sabiduría Antigua sin reconocerle nada; sino denigrándola y menospreciándola cada
vez que pudieron. Sin embargo, los métodos de la Ciencia Moderna, a pesar de lo
exacto que sean, careciendo de una comprensión de los grandes principios filosóficos y
teosóficos, deben desembocar en la nada, no pudiendo demostrar el origen ni la esencia
última de las cosas en ninguna rama. En lugar de reconducir el efecto a su fuente
primordial, la Ciencia Moderna procede al revés. Según sus enseñanzas, los tipos
superiores se desarrollaron de otros anteriores e inferiores. Comienza desde el fondo del
ciclo que un hilo de Materia conduce, paso a paso, en el gran dédalo de la Naturaleza.
Tan pronto como éste se quiebra, el asomo se pierde y la ciencia retrocede despavorida
de lo Incomprensible, confesándose impotente. Sin embargo, Platón y sus discípulos no
se comportaban así. Para ellos y para nosotros, los tipos inferiores eran simplemente las
imágenes concretas de los tipos abstractos superiores. El Espíritu, que es inmortal,
tiene un comienzo aritmético, mientras el cuerpo lo tiene geométrico. Este comienzo, el
reflejo del Archæus universal, es semoviente y del centro se difunde sobre el cuerpo
entero del microcosmo.

¿Es la triste percepción de esta verdad, cuyo reconocimiento y adopción por parte
de cualquier científico implicaría el suicidio, que induce a muchos de ellos, incluyendo
a eruditos famosos, a confesar cuán impotente es la ciencia física aún sobre el mundo de
la Materia?
173

Casi un siglo separa a Platón de Pitágoras,10 por lo tanto, no pudieron haberse


conocido. Sin embargo, ambos eran Iniciados y no es sorprendente encontrar que
enseñaron la misma doctrina concerniente al Alma Universal. Pitágoras enseñó a sus
discípulos que Dios es la Mente Universal difundida en todas las cosas, la cual, por la
única virtud de su identidad universal, podía comunicarse de un objeto a otro y el sólo
poder de la voluntad humana podía inducirla a crear todas las cosas. También entre los
griegos antiguos, Kurios era el Dios-Mente (nous). "Ahora bien, Koros (Kurios)
significa la naturaleza pura y prístina del intelecto, la sabiduría," dice Platón en el
Cratilo. Por lo tanto, notamos que todos los grandes filósofos, desde Pitágoras, Timeo
de Locris, Platón, hasta los Neo-Platónicos, derivaron el Alma-Mente humana del
Alma-Mente Universal.

Platón, con respecto a los mitos y a los símbolos, la desesperación del


orientalismo moderno, declara, en el Gorgias y en el Fedro, que eran los vehículos de
las grandes verdades y que valía la pena buscar. Sin embargo, los comentadores han
establecido una relación tan superficial con el gran Filósofo, que se ven obligados a
reconocer que ignoran donde "termina la doctrina y empieza el mito." Platón ahuyentó
las supersticiones populares concernientes a la magia y a los demonios, desarrollando
las exageradas nociones de aquel tiempo en teorías racionales y concepciones
metafísicas. Quizá no pasen el método de razonamiento inductivo establecido por
Aristóteles, sin embargo son satisfactorias al máximo para aquellos que comprenden la
existencia de la facultad superior de penetración interna o intuición, en cuanto
proporcionan un criterio para apurar la verdad. Desde luego, en todo sistema religioso,
existen pocos mitos sin una base histórica y científica. Según Pococke:
Ahora se ha probado que los Mitos son fábulas proporcionalmente a
nuestra mala interpretación de ellos y son verdades proporcionalmente a
la manera en que en un tiempo se comprendían. Nuestra ignorancia es
la que ha hecho de la historia un mito y nuestra ignorancia es una
herencia Helénica, en substancia, el resultado de la vanidad Helénica.11
Platón, basando todas sus doctrinas en la presencia de la Mente Suprema, enseñó
que el Nous, Espíritu o Alma Racional humana, siendo "generada por el Padre Divino,"
poseía una naturaleza similar o hasta homogénea, a la Divinidad y era capaz de observar
las realidades eternas. Tal facultad de contemplar la realidad de manera directa e
inmediata, pertenece sólo a Dios; la aspiración hacia este conocimiento constituye el
verdadero sentido de la palabra Filosofía: el amor por lo bueno, que, predominando
sobre todo deseo del alma, purificándola y asimilándola a lo divino de manera que
gobierne cada acción del individuo, eleva al ser humano a participar y a comulgar con la
Divinidad, restableciéndolo a imagen de Dios. En el Theaetetus Platón dice:
El vuelo consiste en convertirse en Dios y tal asimilación es el llegar a
ser justo y santo con sabiduría.
Siempre se afirma que la base para esta asimilación es la pre-existencia del
Espíritu o Nous. En la alegoría en Fedro de la carroza con los caballos alados, él
representa la naturaleza psíquica compuesta o doble: thumos o la parte sensual, formada
por las substancias del mundo de los fenómenos y thumoeides (θυµοειδες), cuya esencia
se conecta con el mundo eterno. La vida terrenal presente es una caída y un castigo. El
Alma habita en "la tumba que llamamos cuerpo." En su estado incorporado y antes de la
disciplina de la educación, el elemento noético o espiritual está "dormido." Así, la vida
es más bien un sueño que una realidad. Nosotros, análogamente a los prisioneros en la
cueva subterránea descrita en La República, damos nuestra espalda a la luz, por lo tanto
174

percibimos sólo las sombras de los objetos que pensamos que son la realidad actual.
¿No es ésta la idea de Maya o la ilusión de los sentidos en la vida física, un aspecto muy
enfatizado en la Filosofía Hindú? Sin embargo, si no nos hemos embebido totalmente
con nuestra naturaleza sensual, estas sombras despiertan en nosotros el recuerdo de
aquel mundo superior que en un tiempo habitábamos.
El espíritu interior tiene algún recuerdo vago y nebuloso de su estado
pre-natal de beatitud y añora, de manera instintiva y profética, retornar
ahí.
Toca a la disciplina de la Filosofía desvincular al Alma de su cautiverio
en los sentidos, elevándola al empíreo del pensamiento puro, la visión de la
verdad eterna, la bondad y la belleza, uniéndola, entonces, con el Espíritu.
El alma no puede entrar a la forma humana si jamás ha visto la verdad.
Esta es la remembranza de esas cosas que nuestra alma miró
previamente mientras se movía con la Deidad, desdeñando las cosas
que ahora decimos que son y oteando eso que realmente es. Por lo
tanto, sólo el nous, o el espíritu del Filósofo [o del estudiante de la
verdad superior], está provisto de alas, porque él mantiene estas cosas
en su mente como mejor puede y cuya contemplación hace divina la
misma Deidad. Un ser humano, al usar correctamente estas cosas que
recordamos de una vida previa y perfeccionándose, constantemente, en
los misterios perfectos, se convierte en un ser verdaderamente perfecto,
un iniciado en la sabiduría divina.
Porfirio, de la escuela Neo-Platónica, nos asegura que la Filosofía de Platón se
enseñaba y representaba en los Misterios.12Muchas personas han puesto en entredicho y
negado esto y Lobeck, en su Aglaophomus, se ha extralimitado representando las fiestas
sagradas como una exhibición vacía para cautivar la imaginación. ¡Imaginad, por veinte
siglos y más, Atenas y la Grecia acudían, cada quinto año, a Eleusis para presenciar una
solemne farsa religiosa! Augustino, el Obispo de Hippo, ha desacreditado estas
aserciones. El declara que las doctrinas de los Platónicos alejandrinos eran las doctrinas
Esotéricas originales de los primeros seguidores de Platón reencarnado. Explica también
los motivos del gran Filósofo para velar el sentido interno de lo que enseñaba.

Entonces, es comprensible el por qué las escenas más sublimes en los Misterios
eran siempre nocturnas. La vida del Espíritu interno es la muerte de la naturaleza
externa y la noche del mundo físico implica el día de la naturaleza espiritual. Por lo
tanto, se adora a Dionisio, el sol nocturno, más que a Helios, la estrella diurna. Los
Misterios simbolizaban la condición preexistente del Espíritu y del Alma y el lapso de
esta última en la vida terrenal y en el Hades, las miserias de esa vida, la purificación del
Alma y su restablecimiento a la beatitud divina o reunión con el Espíritu. Theón de
Smyrna compara, hábilmente, la disciplina filosófica con los ritos místicos y sus
concepciones son resumibles, en los escritos de Taylor, así:
A la Filosofía se le puede llamar la iniciación en los verdaderos arcanos
y la instrucción en los Misterios genuinos. Esta Iniciación es quíntuple: I.
la purificación previa, II. la admisión a la participación en los ritos
arcanos, III. la revelación epóptica, IV. la investidura o el entronamiento,
V. la quinta, que es el producto de todas éstas, consiste en la amistad y
la comulgación interior con Dios y el gozo de esa felicidad que surge del
coloquio íntimo con los seres divinos. [...] Platón llama epopteia a la
175

perfecta contemplación de las cosas comprendidas intuitivamente,


verdades e ideas absolutas. Además, considera la inclinación de la
cabeza y el coronamiento, análogos a la autoridad que cada uno recibe
de sus instructores: conducir a los otros en la misma contemplación. La
quinta gradación es la más perfecta felicidad que surge de allí y, según
Platón es, para los seres humanos, una asimilación, lo más posible, con
la divinidad.13
Este es el Platonismo. Ralph Waldo Emerson dice que "Platón es la
fuente de la cual proceden todas las cosas que los hombres de pensamiento
aún escriben y debaten." Platón absorbió el saber griego de su tiempo,
desde Filolao hasta Sócrates, aquel de Pitágoras en Italia y lo que pudo
entresacar de Egipto y del oriente. El era tan extenso que toda la Filosofía
europea y asiática es ubicable en sus doctrinas y a la cultura y a la
contemplación añadió la naturaleza y las cualidades del poeta.

Por lo general, los seguidores de Platón se adhirieron rigurosamente a sus teorías


psicológicas. Sin embargo, algunos, como Xenócrates, incursionaron en especulaciones
más atrevidas. Speusippo, sobrino y sucesor del gran Filósofo, fue el autor de Análisis
Numérico, un tratado sobre los Números pitagóricos. Algunas de sus especulaciones no
son localizables en los Diálogos escritos. Sin embargo, como se encontraba en la
audiencia durante las conferencias no recopiladas de Platón, el juicio de Enfield, según
el cual no discrepaba con su Maestro es, sin reparo, correcto. Aunque no se mencione su
nombre era, evidentemente, el antagonista que Aristóteles criticaba cuando profesaba
mencionar la argumentación de Platón contra la doctrina de Pitágoras que todas las
cosas eran, en sí, números o mejor dicho, eran inseparables de la idea de números. El se
dedicó especialmente a mostrar que la doctrina platónica de las ideas difería, en esencia,
de la pitagórica, en cuanto presuponía que los números y la magnitud existían separados
de las cosas. También pregonó que, según la enseñanza platónica, no podía existir
ningún conocimiento real si bien el objeto de este conocimiento no transcendía lo
sensible.

Sin embargo, Aristóteles no era un testigo fehaciente. Malrepresentó a Platón y


casi caricaturizó las doctrinas de Pitágoras. Existe un canon interpretativo que debería
guiarnos en nuestro examen de toda opinión filosófica: "La mente humana, bajo la
operación necesaria de sus leyes, se ha visto obligada a tener las mismas ideas
fundamentales y el corazón humano para apreciar los mismos sentimientos en todas las
edades." Es cierto que Pitágoras despertó la simpatía intelectual más profunda de su
época y sus doctrinas ejercieron una poderosa influencia en la mente de Platón. Su idea
cardinal consistía en la existencia de un principio permanente de unidad tras de las
formas, los cambios y otros fenómenos del universo. Aristóteles afirmó que Pitágoras
enseñó que: "los números son los primeros principios de todas las entidades." Según la
opinión completamente correcta de Ritter, la fórmula pitagórica debería considerarse de
manera simbólica. Aristóteles sigue asociando estos números con las "formas" y las
"ideas" de Platón, llegando al punto de declarar que este último dijo: "las formas son
números" y "las ideas son existencias substanciales, seres reales." Sin embargo, esta no
era la enseñanza de Platón. El declaró que la causa final era la Bondad Suprema: το
αγαθον.

"Para la razón humana, las ideas son objetos de concepción pura y son atributos
de la Razón Divina."14 Ni jamás dijo que "las formas son números." Lo que divulgó
176

puede encontrarse en el Timeo: "Dios [el Nous Universal o Mente], forjó las cosas
mientras surgieron, en armonía con las formas y los números."

La ciencia moderna reconoce que todas las leyes superiores de la naturaleza


asumen la forma de declaración cuantitativa. ¿Qué es esto, si no una elaboración más
completa o una afirmación más explícita de la doctrina pitagórica? A los números se les
consideraba como las mejores representaciones de las leyes de la armonía que embebía
el Kosmos. En realidad, en química, los números definen, arbitrariamente, la doctrina de
los átomos y las leyes de combinación. Según lo expresa W. Archer Butler:
Por lo tanto, el mundo es, a través de todos sus departamentos, una
aritmética viviente en su desarrollo y una geometría realizada en su
reposo.
La clave para los dogmas pitagóricos es la fórmula general de la unidad en la
multiplicidad, el Uno que se desenvuelve y penetra los muchos. En definitiva, esta es la
antigua doctrina de la emanación. Aún el apóstol Pablo la aceptó como verdadera
cuando dijo: "Desde él, a través de él y para él, todas las cosas son." Sin embargo, un
Iniciado, un "Maestro Constructor," difícilmente hubiera usado el pronombre "él"
refiriéndose a la Mente Universal.

A los más grandes Filósofos antiguos se les acusa de poseer un conocimiento


superficial y poco profundo en lo que concierne a esos detalles en la ciencia exacta
acerca de los cuales los modernos tanto se ufanan y Platón no puede sustraerse del
destino común. Sin embargo, una vez más, sus críticos modernos deberían tener
presente que el Juramento Sodaliano del Iniciado en los Misterios le impedía divulgar
su conocimiento al mundo de manera explícita. Con respecto a esto, Champollion
escribe:
Era el sueño de su vida (de Platón), escribir una obra grabando en ella,
de manera integral, las doctrinas que los hierofantes egipcios
enseñaron. A menudo hablaba de esto, sin embargo se vio obligado a
abstenerse de la empresa debido a su solemne juramento.
Los varios comentadores de Platón declaran que ignoraba completamente la
anatomía y las funciones del cuerpo humano; desconocía el uso de los nervios para
transmitir las sensaciones y no tenía nada mejor que ofrecer que vanas especulaciones
relativas a las cuestiones fisiológicas. Según ellos dicen, generalizó, simplemente, las
divisiones del cuerpo humano, sin impartir nada que nos recuerde los hechos
anatómicos. Sus concepciones acerca de la estructura humana, el ser Microcósmico, que
en su mente era la imagen en miniatura del Macrocosmo, son extremadamente
trascendentales para que nuestros escépticos exactos y materialistas les prodiguen
alguna atención. Según algunos de sus traductores, la idea de que dicha estructura
humana esté formada por triángulos, análogamente al universo, es absurdamente
ridícula. Sólo el profesor Jowett, en su introducción al Timeo, observa honestamente
que el filósofo físico moderno: "casi no concede a sus nociones el mérito de ser 'los
huesos del difunto' de los cuales se ha elevado a un conocimiento superior,"15
olvidándose, entonces, cuánto la Metafísica de antaño ha ayudado a las ciencias
"físicas" actuales. Si en lugar de protestar por la insuficiencia y, a veces, la ausencia de
términos y definiciones rigurosamente científicas en las obras de Platón, las
analizáramos meticulosamente, nos daríamos cuenta que tan sólo el Timeo contiene, en
su espacio limitado, los gérmenes de todo nuevo descubrimiento. Ahí se mencionan
claramente la circulación sanguínea y la ley de gravitación, si bien, puede ser que, con
177

respecto a la sangre, no se presentan definiciones tan claras para hacer frente a los
ataques repetidos de la ciencia moderna. Desde luego, para Jowett, Platón desconocía el
descubrimiento específico según el cual la sangre sale fluyendo de un lado del corazón a
través de las arterias, retornando al otro mediante las venas. Sin embargo, el filósofo
griego estaba perfectamente consciente de que "la sangre es un flúido en constante
movimiento."

El método de Platón, como aquel de la Geometría, consistía en


descender de lo universal a lo particular. La ciencia moderna busca, en
vano, una Causa Primera entre las permutaciones de las moléculas, mas
Platón la buscó y la encontró entre la majestuosa moción de los mundos.
Para él era suficiente conocer el gran esquema de la creación y poder
reconducir los movimientos más poderosos del Universo, a través de sus
cambios, a su casa última. Los detalles anodinos, cuya observación y
clasificación han puesto a prueba y demostrado la paciencia de los
científicos modernos, suscitaban poca atención entre los Filósofos antiguos.
Por lo tanto, mientras un joven de la escuela primaria inglesa puede
expresarse, acerca de las minucias de la ciencia física, de manera más
erudita que Platón, el profesor más letrado en la Academia más ínclita no
podrá competir con el discípulo más obtuso de Platón en lo que concierne a
las grandes leyes cósmicas y a sus mutuas relaciones; ya que él
demostraba tener una familiaridad y un control sobre las Fuerzas Ocultas
que yacen tras de ellas.

Este hecho, tan poco apreciado y jamás ponderado por los traductores
de Platón, explica los panegíricos que nosotros, los modernos, nos hacemos
a expensas de aquel Filósofo y sus compañeros. A fin de gratificar nuestro
amor propio, sus presuntos errores en anatomía y fisiología se magnifican
de manera tan exponencial que, adquiriendo la idea según la cual nuestra
erudición es superior, perdemos de vista el esplendor intelectual que
esmaltaba a las edades pasadas. Es como si uno amplificara las manchas
solares hasta llegar a creer que la refulgente estrella ha sido totalmente
eclipsada.

La acusación general de que los antiguos Filósofos solamente generalizaban sin


sistematizar prácticamente nada, no prueba su "ignorancia" y, además, es falsa. Como al
principio del tiempo, toda ciencia fue revelada por un Instructor divino, se convirtió,
entonces, en sagrada, pudiéndola impartir sólo durante los Misterios de la Iniciación.
Por lo tanto, ningún Filósofo iniciado, como Platón, tenía el derecho a revelarla. Una
vez postulada esta realidad se explica la presunta "ignorancia" de los Sabios antiguos y
de algunos autores clásicos iniciados. De todos modos, hasta una correcta
generalización es más útil que algún sistema de ciencia exacta cuya entereza y cabalidad
depende de un número de "hipótesis" y conjeturas. La relativa intrascendencia práctica
de la mayoría de la búsqueda científica moderna, resulta patente en el hecho de que,
mientras nuestros científicos tienen un nombre para la partícula mineral, la planta, el
animal y el ser humano más insignificantes, los más sabios entre ellos no pueden
decirnos nada de definido sobre la Fuerza Vital que produce los cambios en estos
diversos reinos. A fin de avalar lo antes dicho, no es necesario buscar más allá de las
obras de nuestras autoridades científicas.
178

Se requiere mucha osadía moral en un hombre que ocupa una posición


profesional eminente, para rendir justicia al saber de los Antiguos delante de
un sentimiento popular que se contenta, con nada menos, que su
denigración. Cuando incurrimos en un caso de este género, nos alegramos
de dar al erudito intrépido y honesto lo que se merece. Uno de estos es el
profesor Jowett, Director de la Universidad de Baliol y Regio Profesor de
griego en la Universidad de Oxford. El, en su traducción de las obras
platónicas, habla de la "filosofía física de los antiguos en su integridad,"
dándoles el siguiente crédito:

8. "La teoría de las nebulosas era la creencia recibida de los primeros físicos." Por
lo tanto, no podía estribar, según afirma Draper,16 en el descubrimiento
telescópico de Herschel.

9. "También Anaxímenes, en el sexto siglo A.C., compartía la idea del desarrollo


de animales de las ranas, quienes vinieron a la tierra y del ser humano de los
animales." El profesor Jowett podía haber agregado que esta teoría antecedió a
Anaxímenes por muchos millares de años, ya que era una doctrina aceptada
entre los caldeos quienes la enseñaron exotéricamente en sus cilindros y tablillas
y, esotéricamente, en los templos de Ea y Nebo, el Dios y profeta o revelador de
la Doctrina Secreta.17 Sin embargo, en ambos casos, las declaraciones son velos.
Anaxímenes era el discípulo de Anaximandro, quien era, a su vez, el amigo y
estudiante de Thales de Mileto, el jefe de los "Siete Sabios" y entonces, un
Iniciado como lo eran estos dos Maestros, así, lo que Anaxímenes quería decir
con la palabra "animales" era algo distinto de los animales de la teoría moderna
de Darwin. En realidad, los seres humanos con la cabeza aguileña y los animales
de varias especies con cabezas humanas, pueden indicar dos cosas: el linaje de la
humanidad desde los animales o la procedencia de los animales del hombre,
como enseña la Doctrina Esotérica. De todos modos, se ha demostrado que aún
la teoría más importante entre las actuales, no es toda original de Darwin.

10. Jowett continúa mostrando: "que también Filolao y los primeros pitagóricos
consideraban que la tierra era un cuerpo como las demás estrellas que
circunvalaban en el espacio." Así, Galileo, estudiando algunos fragmentos
pitagóricos cuya existencia Reuchlin avala aun en los días del matemático
florentino18 y estando familiarizado con las doctrinas de los antiguos Filósofos,
reafirmó simplemente, una enseñanza astronómica prevaleciente en la India
durante la antigüedad más remota.

11. Los Antiguos "enseñaban que tanto las plantas como los animales tenían un
sexo." Por lo tanto, nuestros naturalistas modernos deben sólo seguir los pasos
de sus predecesores.

12. "Las notas musicales dependían de la longitud o tensión relativa de las cuerdas
de la cual se emitían y se median mediante la proporción numérica."

13. "Las leyes matemáticas penetran al mundo y se presumía que hasta las
diferencias cualitativas tenían su origen en el número."
179

14. "Ellos negaban la aniquilación de la materia y sostenían que había simplemente


una transformación." "Aun suponiendo que uno de estos descubrimientos fuera
una conjetura afortunada," añade el profesor Jowett, "no podemos atribuirles a
estos filósofos todo como simples coincidencias." Exactamente, ya que, según lo
que este profesor dice en algún otro lugar, nos da todo el derecho a creer que
Platón indica (como en realidad lo hace) en el Timeo, su conocimiento de la
indestructibilidad de la Materia, de la conservación de la energía y de la
correlación de las fuerzas. Jowett dice:
La última palabra de la filosofía moderna es continuidad y
desarrollo, sin embargo, para Platón, éste es el principio y
la base de la Ciencia.19
En substancia, la Filosofía platónica consistía en el orden, el sistema y
la proporción. Incluía la evolución de los mundos y de las especies, la
correlación y la conservación de la energía, la transmutación de la forma
material, la indestructibilidad de la Materia y el Espíritu. La posición de los
platónicos tocante a este último aspecto adelantaba por mucho a la Ciencia
Moderna, estableciendo el arco de su sistema filosófico sobre una piedra
angular a la vez perfecta e inamovible.

Finalmente, pocos negarán la enorme influencia que las concepciones de Platón


han ejercido en la formación y la aceptación de los dogmas cristianos. Sin embargo, las
ideas de Platón eran aquellas de los Misterios. Las doctrinas filosóficas que ahí se
enseñaban son la fuente prolífica de la cual manaban todas las religiones exotéricas,
incluidos el Viejo y, parcialmente el Nuevo Testamento, perteneciendo a las nociones
morales y religiosas más aventajadas. Mientras que la interpretación literal se dejó al
fanatismo de las clases sociales bajas e irracionales, las clases altas, la mayoría de las
cuales integraban a los Iniciados, se dedicaban a sus estudios en el solemne silencio de
los templos y también adorando al único Dios del Cielo.

Si aceptamos las especulaciones de Platón en el Banquete, sobre la creación de la


humanidad primordial y el ensayo acerca de la Cosmogonía en el Timeo, debemos
considerarlas alegóricamente. En este sentido pitagórico, escondido en el Timeo, en el
Cratilo, en Parmenides y en otras trilogías y diálogos, que los neo-platónicos se
aventuraron a expresar siempre entre los límites del juramento teúrgico de silencio.

La doctrina pitagórica según la cual Dios es la Mente Universal difundida a través


de todas las cosas y el dogma de la inmortalidad del alma, son los puntos acimutales en
estas enseñanzas aparentemente incongruentes. La devoción de Platón y la gran
veneración que sentía por los Misterios, son una garantía suficiente para impedir a su
indiscreción de subvertir el profundo sentido de responsabilidad que todo Adepto siente.
En el Fedro20 dice: "Un hombre, perfeccionándose constantemente en los Misterios
perfectos, sólo mediante ellos llega a ser verdaderamente perfecto."

No se esforzó en esconder su desarrollo debido a que la secretes de los Misterios


había disminuido con respecto a los períodos anteriores. En lugar de profanarlos,
poniéndolos al alcance de las masas, los habría vigilado con dedicación celosa contra
todo, a excepción de sus discípulos serios y meritorios.21 Aún mencionando a los Dioses
en cada página, su "Monismo Panteístico" es incuestionable en cuanto todo el hilo de su
discurso señala que con el término "Dioses" implica una clase de seres muy inferiores
180

en la escalera de la Deidad Unica y sólo un grado superiores al hombre externo. Aun


Josepho percibió y reconoció este hecho a pesar del prejuicio natural de su raza. Este
historiógrafo, en su famosa filípica sobre Apión dice:
Aquellos que, entre los griegos, filosofaban en armonía con la verdad, no
ignoraban nada [...] ni les pasaban desapercibidas las superficialidades
escalofriantes de las alegorías míticas a causa de las cuales, justamente
las despreciaban [...] A Platón esto lo indujo a decir que no era necesario
admitir a ninguno de los otros poetas en la "Asociación" y soslaya a
Homero blandamente después de haberlo coronado y recubierto con
ungüento a fin de que tampoco él destruya, con sus mitos, la creencia
ortodoxa de la [Deidad] Una.22
Por lo tanto, aquellos que pueden discernir el verdadero espíritu de la Filosofía de
Platón, no se sentirán satisfechos con la estimación que el profesor Jowett presenta a sus
lectores en otra parte de su obra. Nos dice que la influencia ejercida sobre la posteridad
por el Timeo se debe, parcialmente, a una comprensión errónea de la doctrina de su
autor por parte de los neo-platónicos. Le gustaría hacernos creer que los significados
ocultos que encontraron en este Diálogo, "discrepan mucho con el Espíritu de Platón."
Esto equivale a la suposición según la cual el profesor Jowett comprende lo que era
realmente tal espíritu; aunque su crítica acerca de este tópico particular indica que no lo
penetra para nada. Si según nos dice, los cristianos parecen encontrar en la obra
platónica a la Trinidad, la Palabra y la Iglesia Cristiana y también la creación del Mundo
en el sentido hebraico, es porque todo ello está allí, por lo tanto es natural que lo hayan
localizado. La estructura externa es la misma, sin embargo, el espíritu que animaba a la
palabra muerte de la enseñanza del Filósofo ha huido y lo buscaríamos en vano en los
dogmas áridos de la teología cristiana. La Esfinge es la misma ahora como lo era cuatro
siglos antes de la era cristiana, pero Edipo no existe más. Ha sido asesinado porque dio
al mundo lo que el mundo no estaba suficientemente maduro para recibir. Era la
personificación de la verdad y tuvo que morir, como debe acontecer con toda gran
verdad, antes de que pueda volver a vivir de sus cenizas como el ave Fénix de la
antigüedad. Todo traductor de las obras platónicas ha observado la peculiar similitud
entre la Filosofía de las doctrinas Esotéricas y Cristianas y cada uno de ellos trató de
interpretarla en armonía con sus sentimientos religiosos. Así, Cory, en su obra:
Fragmentos Antiguos, procura probar que es simplemente una similitud externa
rebajando, como mejor puede en la estima pública, la Mónada pitagórica y exaltando,
sobre sus escombros, la deidad antropomórfica sucesiva. Taylor, abogando por la
Mónada pitagórica, actúa de forma muy poco ceremonial con el Dios de Moisés. Zeller
escarnece intrépidamente las pretensiones de los Padres de la Iglesia los cuales, a pesar
de la historia y de la cronología y ya sea que la gente les crea o no, insisten en que
Platón y su escuela robó al Cristianismo sus aspectos principales. Es una fortuna para
nosotros como es una desdicha para la Iglesia Romana, que una treta tan astuta como
aquella a la cual acudió Eusebio es de difícil actuación en nuestro siglo. En los días del
Obispo de Cesárea, tergiversar la cronología "en favor de los sincronismos," era más
simple que hoy y mientras la historia exista, nadie puede impedir a la gente la tarea de
establecer una nueva doctrina procedente de las ruinas de la antigua Academia de
Platón.

***

Esta doctrina de la Mente Universal difundida en todas las cosas está en la base de
cada Filosofía antigua. Las enseñanzas del Bodhismo o Sabiduría, cuya mejor
181

comprensión se alcanza sólo cuando se estudia la Filosofía pitagórica, su reflejo fiel, se


derivaron de esta fuente al igual que la religión exotérica hindú y el cristianismo
primordial. El proceso purificador de reencarnaciones, metempsícosis, a pesar de su
aspecto pedestremente antropomorfizado en períodos sucesivos, debe considerarse sólo
como una doctrina suplemental que el sofismo teológico desfiguró proponiéndose
ejercer una presa más firme sobre los creyentes a través de una superstición popular. No
era la intención de Gautama Buddha, de Pitágoras ni de Platón enseñar literalmente esta
alegoría puramente metafísica. Ninguno de ellos se dirigía a los profanos; sino sólo a
sus seguidores y discípulos, quienes tenían un conocimiento muy profundo del elemento
simbólico empleado, para que no entendieran el sentido de sus respectivos Maestros,
aun durante las enseñanzas públicas. Por lo tanto, sabían que las palabras metempsícosis
y transmigración implicaban simplemente la reencarnación de un cuerpo humano a otro,
cuando esta enseñanza se refería a un ser humano. A mayor abundamiento, toda alusión
de éste o de otro sabio, como Pitágoras, según la cual en un nacimiento previo había
sido un animal, era alegórica y se remitía a los estados espirituales del alma humana. No
es en la letra muerta de la literatura mística sagrada que los eruditos pueden esperar
encontrar la verdadera solución de sus sutilezas metafísicas, las cuales cansan el poder
del pensamiento debido a la inconcebible profundidad de su raciocinio y el estudiante
nunca se encontrará más lejos de la verdad que en el momento en el cual cree que está
por descubrirla. La maestría completa de toda doctrina de los pasmosos sistemas
buddhistas y brahmánicos se alcanzará sólo procediendo en rigurosa armonía con el
método pitagórico y platónico: partiendo desde el universal al particular. La clave para
penetrarlos yace en las refinadas y místicas doctrinas del flujo espiritual de la vida
divina. El Buddha dice: "Aquel que desconoce mi ley y muere en ese estado, debe
volver a la tierra hasta que se convierta en un Samaneano perfecto. Para conseguir este
objetivo, debe destruir dentro de sí la trinidad de Mâyâ. Debe extinguir sus pasiones,
debe unirse e identificarse con la ley [la enseñanza de la Doctrina Secreta] y debe
comprender la religión del aniquilamiento," es decir: las leyes de la Materia y las del
Karma y la Reencarnación.

Platón reconoce que el ser humano, al aparecer en este mundo material, es la


marioneta del elemento de la necesidad, el Karma bajo otro nombre. Las causas
externas afectan al hombre y éstas son daimonia como aquellas mencionadas por
Sócrates. Feliz es el ser físicamente puro; ya que si su alma externa (el cuerpo astral, la
imagen del cuerpo), es pura, fortificará a la segunda (el manas inferior) o el alma que él
define alma mortal superior, la cual, si bien sujeta a equivocarse debido a sus motivos,
siempre se alineará con la razón contra las tendencias animales del cuerpo. En
substancia, el rayo de nuestro Ego Superior, el Manas inferior, tiene su luz superior, la
razón o los poderes racionales del Nous, para ayudarle en la lucha con los deseos
Kámicos. La concupiscencia humana surge de resultas de su cuerpo material deleznable
que es, según Platón, la causa de las demás enfermedades. Sin embargo, aunque a veces
considere los crímenes como algo involuntario, ya que proceden, como las dolencias
físicas, de causas externas, Platón hace una amplia distinción entre estas causas. El
fatalismo humano que atribuye a la humanidad no descarta la posibilidad de evitarles si
bien el dolor, el miedo, la cólera y otros sentimientos, se dan al ser humano por
necesidad.
Si ellos las conquistaran, vivirían correctamente, mientras que, si ellas
los conquistaran, vivirían injustamente.23
El ser dual, uno del cual el Espíritu inmortal divino se ha apartado, dejando
simplemente la forma animal y sideral, el alma mortal superior de Platón, es dejado
182

meramente a sus instintos, ya que todos los males inherentes en la materia24 lo han
conquistado, por lo tanto, se convierte en un vehículo dócil en las manos de los seres
Invisibles de la materia sublimada que aletean en nuestra atmósfera y están siempre
preparados a inspirar a aquellos que son justamente abandonados por su consejero
inmortal, el Espíritu Divino, al que Platón llama "genio."25 Según este gran Filósofo e
Iniciado:
Aquel que vivió bien durante el tiempo que se le otorgó, retornará a la
habitación de su estrella donde tendrá una existencia bienaventurada y
adecuada. Sin embargo, si no lograra alcanzar esto en la segunda
generación, pasaría como una mujer [se convertiría inerme y débil como
una mujer]. Si no se detuviera a perpetuar el mal en esa condición, se
transmutará en un bruto, la efigie de sus rasgos malvados, y no saldrá
de sus peripecias y transformaciones [renacimientos o
transmigraciones], hasta que haya seguido y asimilado el principio
original dentro de él y, mediante la ayuda de la razón, hay dominado los
últimos efluvios de los elementos turbulentos e irracionales [demonios
elementarios], compuestos por el fuego, el aire, el agua y la tierra, y
haya vuelto a la forma de su primera y mejor naturaleza.26
Estas son las enseñanzas de la Doctrina Secreta, de la Filosofía
Oculta. En la antigüedad, y hoy en día en los centros de Ocultismo oriental,
se impartía la posibilidad de que el ser humano perdiera, debido a su
depravación, su Ego Superior. El extracto mencionado muestra, claramente,
que Platón creía en la Reencarnación y en el Karma como nosotros, aunque
su manera de expresarse con respecto a esto era mítica.

No había Filósofo de renombre que no se atuviese a esta doctrina de la


metempsicosis, según la enseñaban los brâhmanes, los buddhistas y sucesivamente los
pitagóricos en su significado Esotérico, a pesar de su expresión más o menos inteligible.
Orígenes y Clemente Alejandrino, Sinesio y Chaldicio, creían en ésta. Los gnósticos,
que la historia proclama, sin vacilar, el grupo de hombres27 más refinado, erudito e
iluminado, creían todos en la metempsícosis. Sócrates tenía opiniones idénticas a las de
Pitágoras y, como castigo por su Filosofía divina, fue condenado a una muerte violenta.
La plebe ha sido la misma en todas las edades. Según las enseñanzas de estos
individuos, el ser humano tiene dos almas cuyas naturalezas son separadas y muy
distintas. Una es perecedera: el Alma Astral o el cuerpo interno fluido, que no debemos
confundir con el Cuerpo Astral o "doble"; la otra es incorruptible e inmortal, el
Augoeides o la porción del Espíritu Divino, Atma-Buddhi. Además, el Alma Astral o
mortal, perece en cada cambio paulatino en el umbral de toda nueva esfera,
purificándose más y más durante cada transmigración. Al Hombre Astral, intangible e
invisible, como puede serlo para nuestros sentidos mortales y terrenales, lo constituye la
materia, aunque sublimada.

Ahora bien, si lo que antecede tiene algún significado, implica que esta enseñanza
de las "dos almas" es exactamente aquella de los Teósofos Esotéricos y de muchos
Exotéricos. Las dos almas son el Manas dual: el "Alma Astral," un Rayo del Ego
Superior que cae en la Materia, es decir que anima al ser humano convirtiéndolo en un
ser pensante y racional en este plano, habiendo asimilado sus elementos más espirituales
en la esencia divina del Ego que se reencarna, perece en su forma personal y material
con cada cambio por el que pasa, como Kama-Rupa, en el umbral de cada nueva esfera
o Devachan, seguida por una nueva reencarnación. Perece porque se desvanece al pasar
183

del tiempo, exceptuando su fotografía intangible y evanescente en las olas astrales,


impresa por la poderosa luz siempre cambiante, sin embargo perenne; mientras el
"Alma Espiritual" incorruptible e inmortal, que llamamos Buddhi-Manas y el Yo
individual, adquiere más pureza en cada nueva encarnación. Cargada con todo lo que
podía salvar del Alma personal, el Ego lo lleva al Devachan para recompensarlo con
edades de paz y beatitud. Esta no es una enseñanza inédita, no es un "nuevo desarrollo,"
como algunos de nuestros oponentes han tratado de probar. Aun en Isis sin Velo, la
primera obra teosófica moderna y por lo tanto la más cautelosa, se expone el hecho de
manera clara [Vol I, p. 432–edición original en inglés]. La Doctrina Secreta no concede
la inmortalidad a todos los seres humanos por igual; sino lo hace en consonancia con
Porfirio cuando declara:
Mediante la pureza y la castidad más elevada nos acercaremos más a
[nuestro] Dios, recibiendo, al contemplarlo, el verdadero conocimiento y
discernimiento.
Si el alma humana, durante su vida, ha descuidado en recibir su iluminación del
Espíritu Divino, nuestro Dios personal, entonces, al hombre burdo y sensual se le hace
difícil sobrevivir su muerte física por un amplio lapso. Igual que un monstruo
deformado no puede vivir mucho después de su nacimiento físico, así el alma, una vez
que se ha tornado excesivamente material, no podrá existir, después de su muerte, en el
mundo espiritual por un período muy extenso. La coherencia de la forma astral es tan
débil, que las partículas no pueden adherirse firmemente una vez que se ha deslizado de
la cápsula concreta del cuerpo externo. Sus partículas, obedeciendo gradualmente a la
atracción desorganizadora del espacio universal, al final se dispersan sin ninguna
posibilidad de reagregarse. Cuando dicha catástrofe acontece, el individuo personal cesa
de existir, su glorioso Augoeides, el Ser inmortal, lo ha dejado para irse al Devachan,
donde el Kama Rupa no puede seguirlo. Durante el período intermedio entre la muerte
física y la desintegración de la forma astral, ésta vaga vinculada por la atracción
magnética con su macabro cadáver, libando la vitalidad de víctimas susceptibles. El ser
humano, habiendo expulsado de sí todo rayo de luz divina, se encuentra perdido en las
tinieblas y por lo tanto se ase a la tierra y a lo que es terrenal.

Ninguna Alma Astral, aun aquella de un ser puro, bueno y virtuoso es inmortal en
el estricto significado del término; "se formó de los elementos y a los elementos debe
volver." Sin embargo, mientras el alma del malvado se desvanece y es absorbida sin
redención, es decir: el difunto no ha impreso nada de sí en el Ego-Espíritu, aquella de
cualquier otra persona, aun moderadamente pura, simplemente permuta sus partículas
etéreas por otras más etéreas. Mientras que en el alma astral permanezca una chispa de
lo Divino, el Ego personal no puede morir completamente; ya que sus pensamientos y
sus aspiraciones más espirituales, sus "buenas obras," la eflorescencia de su estado de
"yo soy," por así decirlo, ahora se han unido con su Padre inmortal. Proclo dice:
Después de la muerte, el alma [el espíritu] se mantiene en el cuerpo
etéreo [la forma astral], hasta que se purifique totalmente de todas las
pasiones de cólera y voluptuosas [...] luego, al sobrevenir la segunda
muerte, el cuerpo etéreo es desechado al igual que hizo el terrenal.
Entonces, los antiguos dicen que existe un cuerpo celestial que está
siempre unido al alma, que es inmortal, luminosa y estelar.
Se nos ha reiterado que entre el Panteísmo y Fetichismo hay un sólo insignificante
escalón. Según se afirma, Platón era un Monoteísta, sin embargo lo era de manera
inequívoca, en un sentido; pero su Monoteísmo jamás lo condujo a la adoración de un
184

Dios personal; sino de un Principio Universal y a la idea fundamental de que sólo la


Existencia absolutamente inmutable o incambiable realmente es; todas las existencias
finitas y el cambio son únicamente apariencias: Maya.28 Para Platón este Ser era un
nóumeno y no un fenómeno. Si Heráclito postula una Conciencia-Mundo o una Mente
Universal; Parmenides un Ser incambiante en la identidad del pensamiento universal e
individual y si Pitágoras y Filolao descubren el verdadero Conocimiento (que es la
Sabiduría o la Deidad), en nuestra conciencia de las relaciones constantes entre el
número y la medida, una idea que posteriormente los Sofistas desfiguraron, es Platón
quien da expresión a esta idea en la forma más inteligible. Mientras la vaga definición
de algunos filósofos acerca del Constante-Devenir puede conducir a una persona
inclinada a la polémica a un Materialismo sin esperanza, el Ser divino de algunos otros
sugiere un antropomorfismo igualmente antifilosófico. En lugar de separar a los dos,
Platón muestra la necesidad lógica de aceptar a ambos desde un aspecto Esotérico. Lo
que él llama "Existencia Incambiable" o "Ser," la Filosofía Esotérica lo nomina Seidad.
Es SAT, que se convierte, en períodos determinados, en la causa del Devenir y que
después no se le puede considerar como existente; sino como algo que siempre tiende a
existir en lo "Bueno" y tiende a ser uno con la Absolutez en su progreso cíclico hacia la
Existencia Absoluta Una. Tanto para Platón como para los Vedantinos, la "Causa
Divina" no puede ser una Deidad personal y por ende finita y condicionada; ya que
Platón trata su tema teleológicamente y, en su búsqueda por las causas finales, a
menudo trasciende la Mente Universal, aun cuando la considera como nóumeno. En
diferentes ocasiones, los comentadores modernos han tratado de probar la falacia de la
afirmación Neo-Platónica según la cual las enseñanzas de Platón entrañan un
significado secreto, negando la presencia de "alguna huella definida de una doctrina
secreta" en sus "Diálogos"; Ni siquiera los pasajes sacados de las cartas platónicas
contienen ninguna prueba.29

Sin embargo, como nadie podría negar que Platón había sido iniciado en los
Misterios, esto zanja las demás refutaciones. Los "Diálogos" están pletóricos de
expresiones y alusiones que ningún traductor o comentador moderno ha comprendido
correctamente, salvo uno, Thomas Taylor. A mayor abundamiento, la presencia de la
doctrina pitagórica numérica y de los números sagrados en las conferencias de Platón,
dirimen la cuestión de manera conclusiva.

Aquel que ha estudiado a Pitágoras y sus especulaciones sobre la


Mónada, la cual, después de haber emanado la Díada, se retira en el
silencio y en la oscuridad, creando entonces la Tríada, puede percatarse de
dónde provino la Filosofía del gran Sabio samiano y después de él, aquella
de Sócrates y de Platón.

Parece que Speusippo haya enseñado que el alma psíquica o thumética (astral) era
inmortal, como el Espíritu o alma racional, y todo Teósofo comprenderá sus razones de
decir esto. A menos que una personalidad experimente un completo aniquilamiento, que
es extremadamente raro, una porción del "alma thumética" o Manas inferior es, desde
un punto de vista, inmortal, es decir la parte que sigue al Ego en el Devachan. Además,
Speusippo, análogamente a Filolao y a Aristóteles, en sus disquisiciones sobre el alma,
hace del Eter un elemento; así existían cinco elementos principales que correspondían a
las cinco figuras geométricas regulares. Esta se convirtió, también, en una doctrina de la
escuela Alejandrina.30 En realidad, las doctrinas de los Filaleteos entrañaban muchas
cosas que no aparecían en las obras de los Platónicos más antiguos; pero no cabe duda
185

que el Filósofo mismo la enseñó en substancia, aun cuando, con su usual reticencia, no
la transcribió, siendo demasiado arcana para una publicación lega. Speusippo y
Xenócrates después de él consideraban, al igual que su gran Maestro, que el Anima
Mundi o el Alma del Mundo, no era una Deidad; sino una manifestación. Para estos
Filósofos, el Uno jamás fue considerado como Naturaleza animada.31 El Uno original
no existía, según nuestra comprensión del término. Un Ser no se producía hasta que el
Uno no se había unido con los muchos: la existencia emanada (la Mónada y la Díada).
El τιµιον, el honrado, algo manifestado, se alberga en el centro como en la
circunferencia, pero es simplemente el reflejo de la Deidad, del Alma del Mundo.32 En
esta doctrina encontramos todo el espíritu del Bodhismo Esotérico o Sabiduría Secreta.

Aunque para algunos Speusippo es inferior a Aristóteles, el mundo le debe la


definición y la exposición de muchas cosas que Platón dejó obscuras en su doctrina de
lo Sensible e Ideal. Su máxima era: "Lo Inmaterial se conoce por medio del
pensamiento científico, mientras lo Material mediante la percepción científica."33

Xenócrates enunció una copiosa cantidad de teorías y enseñanzas no escritas de su


maestro. También él tenía en alta estima la doctrina pitagórica con su sistema de
números y matemáticas. Al reconocer sólo tres grados de conocimiento: Pensamiento,
Percepción y Contemplación (o conocimiento por medio de la Intuición), indujo al
Pensamiento a ocuparse con todo lo que está más allá del cielo, la Percepción con las
cosas en el cielo y la Intuición con el cielo mismo. La fuente de estas tres cualidades es
ubicable en el Manava Dharma Shastra hindú, que trata de la formación del ser humano
(o creación, en términos comunes). Brahmâ, que es Mahat o el Alma Universal, extrae
de su esencia el Espíritu, el aliento inmortal que no perece en el ser humano; mientras
al alma (inferior) de ese ser, Brahmâ le imparte Ahânkara, la conciencia del Ego. Luego
le agrega "el intelecto formado por las tres cualidades."

Estas tres cualidades son: la Inteligencia la Conciencia y la Voluntad, las cuales


corresponden al Pensamiento, la Percepción y la Contemplación (Intuición) de
Xenócrates, que parece haber sido menos reticente que Platón y Speusippo en su
exposición del alma. Después de la muerte de su Maestro, Xenócrates viajó con
Aristóteles y luego consiguió el puesto de embajador para Filipo de Macedonia. Sin
embargo, 25 años más tarde, se encuentra dirigiendo la Antigua Academia,
convirtiéndose en su Presidente como epígono de Speusippo, el cual había ocupado tal
posición por más de un cuarto de siglo. Así, dedicó su vida a los temas filosóficos más
recónditos. Se le considera más dogmático que Platón y por lo tanto debe haber sido
más peligroso para las escuelas que se le opusieron. La elaboración de sus tres grados de
conocimiento o las tres divisiones de la Filosofía, la separación y la conexión de las tres
formas de conocimiento y comprensión, es más precisa que la de Speusippo. Según él,
la ciencia es "esa esencia, el objeto del pensamiento puro y no está incluída en el mundo
fenoménico." Esto es directamente antitético a las ideas aristotélicas-bacónicas. A la
percepción sensual se le considera como lo que pasa en el mundo de los fenómenos y a
la concepción como esa esencia "que es a la vez el objeto de la percepción sensual y,
matemáticamente, de la razón pura, la esencia del cielo y las estrellas." Aristóteles, a
pesar de toda la admiración que sentía, jamás trató con ecuanimidad la filosofía de su
amigo y condiscípulo. Sus obras lo demuestran claramente. Cada vez que hace
referencia a las tres formas de comprensión según las explica Xenócrates, se abstiene de
mencionar el método mediante el cual este último prueba que la percepción científica
186

participa de la verdad. La razón de esto se hace evidente cuando encontramos lo


siguiente en una biografía de Xenócrates:
Es probable que cuanto era peculiar en la lógica aristotélica no
permaneció desapercibido para Xenócrates; ya que no cabe duda que la
división de lo existente en lo absolutamente existente y lo relativamente
existente, atribuída a Xenócrates, se oponía a la lista de las categorías
aristotélicas.
Xenócrates amplió el desarrollo de la relación de los números con las Ideas más que
Speusippo y superó a Platón en su definición de la doctrina de las Magnitudes
Invisibles. Al reducirlas a sus elementos primarios ideales, demostró que toda cifra y
forma se originó de la línea indivisible más diminuta. Es evidente que Xenócrates
sustentaba las mismas teorías de Platón con respecto al alma humana (que se suponía
ser un número), aunque Aristóteles contradiga esto en concomitancia a cada una de las
enseñanzas de dicho filósofo.34 Esta es una prueba conclusiva de que Platón divulgó
muchas doctrinas oralmente, aunque se demostrara que Xenócrates fue el primero en
originar la teoría de las magnitudes indivisibles y no Platón. Xenócrates deriva el Alma
de la primera Díada y la llama un número semoviente.35 Según Theophrasto, Xenócrates
penetró y elaboró esta teoría del Alma más que cualquier otro Platónico. Desde luego,
consideraba la intuición y las ideas innatas δοξα, en un sentido más elevado que
cualquier otro e hizo que las matemáticas mediaran entre el conocimiento y la
percepción sensual.36 Por lo tanto, elaboró la doctrina cosmológica valiéndose de esta
teoría del Alma y probó la existencia necesaria, en toda parte del Espacio universal, de
series sucesivas y progresivas de seres animados y pensantes aunque espirituales.37 Para
él, el Alma Humana es un compuesto de las propiedades más espirituales de la Mónada
y de la Díada, poseyendo los principios superiores de ambas. Por eso llama Deidades a
la Unidad y a la Dualidad (Monas y Duas), mostrando la Unidad como una Existencia
femenina, el Alma Madre, la Madre de los Dioses (¿Aditi?); ya que ella es el Alma del
Universo.38 Sin embargo, si menciona los Elementos como Poderes Divinos,
llamándolos Dioses, como lo hacen Platón y Prodicus, tal apelación no evoca en él ni en
otros, ninguna idea antropomórfica. Krische observa que los llamó Dioses sólo para que
estos poderes elementarios no se confundieran con los demonios del mundo inferior,39
(los Espíritus Elementarios). Como el Alma del Mundo permea al Cosmos entero, hasta
las bestias deben tener en sí algo divino.40 Esta es, también, la doctrina de los
Buddhistas y de los Herméticos, además Manu dota de un alma viviente aún a las
plantas y a las hojas de hierba más diminutas, una doctrina absolutamente Esotérica.

Según esta teoría, los demonios son seres intermedios entre la perfección divina y
el carácter pecaminoso humano41 y los divide en clases, cada una de las cuales se
subdivide en muchas otras. Sin embargo afirma, de manera específica, que el alma
individual o personal es el demonio guardián de cada ser humano y ningún demonio
tiene más poder sobre nosotros que el nuestro propio. Por lo tanto, el Daimonion
socrático es el Dios o la Entidad Divina que lo inspiró durante toda su vida. Depende
del individuo el abrir o cerrar sus percepciones a la voz Divina. Al igual que Speusippo,
él atribuía la inmortalidad al cuerpo psíquico o alma irracional. Sin embargo, según la
enseñanza de ciertos filósofos herméticos, el alma tiene una existencia continua
separada sólo cuando, en su pasaje a través de las esferas, toda partícula material o
terrenal permanece incorporada en ella y una vez que se haya purificado absolutamente,
dichas partículas son aniquiladas y únicamente la quintaesencia del alma se cohesiona
con su Espíritu divino, lo Racional y los dos se convierten en uno.
187

Es difícil no captar que las enseñanzas susodichas son un eco directo de las
doctrinas indas mucho más antiguas y que ahora aparecen en las llamadas enseñanzas
"Teosóficas" concernientes al Manas dual. Xenócrates considera al Alma del Mundo,
que los Yogâchâryas Esotéricos llaman "Padre-Madre,"42 como un Principio masculino-
femenino, cuyo elemento masculino, el Padre, lo llama el último Zeus, la última
actividad divina, mientras los estudiantes de la Doctrina Secreta lo denominan el tercer
y último Logos, Brahmâ o Mahat. A esta Alma del Mundo se le encomienda el dominio
sobre todo lo que es sujeto al cambio y al movimiento. El dijo que la esencia divina
infundió su Fuego o Alma en el Sol, en la Luna y en todos los Planetas, en una forma
pura, en la facción de Dioses Olímpicos. Como poder sublunario, el Alma del Mundo se
alberga en los Elementos, produciendo poderes y seres Daimónicos (espirituales), que
son el eslabón entre los Dioses y los seres humanos, cuya relación con ellos es análoga
"a la que existe entre el triágulo isósceles con el equilátero y el escaleno."43

Zeller afirma que Xenócrates prohibió el uso de comida animal, no porque veía en
las bestias algo semejante al ser humano; ya que les achacaba una conciencia vaga de
Dios; sino
por la razón opuesta, no sea que la irracionalidad de las almas animales
pudiera ejercer cierta influencia sobre nosotros.44
Pero nosotros creemos que dependía, en realidad, del hecho de que sus Maestros y
Modelos fueron, como en el caso de Pitágoras, los Sabios hindúes. Según la descripción
de Cicerón, Xenócrates despreciaba todo, excepto la virtud superior45 y describe la
austeridad pristina y severa de su carácter.
Liberarnos de la sujeción de la existencia sensual y conquistar los
elementos Titánicos en nuestra naturaleza terrenal a través de lo Divino,
es nuestro problema.46
Zeller le hace decir:
La pureza, aun en los anhelos secretos de nuestro corazón, es el deber
más grande y sólo la Filosofía y la Iniciación en los Misterios ayudan a
alcanzar tal objetivo.47
Esto debe ser verdadero; ya que hombres como Cicerón y Panecio, y antes de
ellos, Aristóteles y Theophrasto, su discípulo, exteriorizaron el más alto respeto por
Xenócrates. Sus escritos deben haber sido una cornucopia que incluía tratados sobre la
ciencia, la metafísica, la cosmología y la filosofía. Escribió sobre la física y los Dioses,
acerca de lo Existente, el Uno y lo Indefinido, sobre las afecciones y la memoria, la
felicidad y la virtud, cuatro libros sobre la Realeza e innumerables tratados sobre el
estado, el poder de la ley, la geometría, la aritmética y, finalmente, la astrología.
Docenas de escritores clásicos de renombre lo mencionan y lo citan.

Crantor, otro filósofo asociado con los primeros días de la Academia de Platón,
concebía que el alma humana se formaba de la substancia preliminar de todas las cosas,
la Mónada o el Uno y la Díada o el Dos. Plutarco se explaya sobre este Filósofo quien,
como su Maestro, creía que las almas se distribuían en cuerpos terrenales a título de
destierro y castigo.

Heráclito, aunque según algunos críticos no se adhirió rigurosamente a la filosofía


primordial de Platón,48 enseñó la misma ética. Zeller nos lo presenta mientras imparte,
al igual que Hicetas y Ecphanto, la doctrina pitagórica de la rotación diurna de la tierra
188

y la inmovilidad de las estrellas fijas; pero agrega que él ignoraba la revolución anual de
la tierra alrededor del sol y el sistema heliocéntrico.49 Sin embargo, tenemos buenas
pruebas que dicho sistema se enseñaba en los Misterios y que Sócrates murió por
"ateísmo," es decir, por divulgar este conocimiento sagrado. Heráclito adoptó, en su
totalidad, los conceptos pitagóricos y platónicos sobre el alma humana, sus facultades y
sus capacidades. La describe como una esencia luminosa y altamente etérea. Afirma que
las almas habitan la vía láctea antes de descender en la "generación" o en la existencia
sublunar. Sus demonios o espíritus son cuerpos aéreos y diáfanos.

En Epinomis se declara, en su totalidad, la doctrina de los números pitagóricos en


relación con las cosas creadas. Su autor, siendo un verdadero platónico, afirma que la
sabiduría puede obtenerse sólo mediante un análisis meticuloso en la naturaleza Oculta
de la creación; es la única cosa que puede asegurarnos una existencia dichosa después
de la muerte. En este tratado se especula ampliamente sobre la inmortalidad del alma;
pero su autor agrega que este conocimiento es alcanzable sólo mediante una
comprensión total de los números; ya que el ser humano incapaz de distinguir la línea
recta de la curva, jamás tendrá suficiente sabiduría para proporcionar una demostración
matemática de lo invisible: debemos asegurarnos de la existencia objetiva de nuestra
alma antes de aprender que poseemos un Espíritu divino e inmortal. Jámblico dice lo
mismo; añadiendo que es un secreto perteneciente a la Iniciación superior. El afirma que
el Poder Divino se sintió siempre indignado con aquellos "que divulgaron la
composición del icostagonus": los promulgadores del método mediante el cual el
dodecaedro se inscribe en una esfera. La idea de que los "números," poseyendo la virtud
más grande, producen siempre lo que es bueno y nunca lo que es malo, se refiere a la
justicia, a la ecuanimidad de temple y a todo lo que es armonioso. Cuando el autor habla
de cada estrella como un alma individual, implica sólo lo que los Iniciados hindúes y los
herméticos enseñaron antes y después de él: toda estrella es un planeta independiente
que, al igual que nuestra tierra, tiene un alma propia como cada átomo de Materia es
impregnado con el flujo divino del Alma del Mundo. Respira y vive, siente y sufre a la
vez que goza la vida a su manera. ¿Cuál naturalista está preparado a impugnarlo
basándose sobre buenas pruebas? Por lo tanto, debemos considerar los cuerpos
celestiales como imágenes de Dioses cuya substancia participa de los poderes divinos y
aunque no son inmortales en su entidad-alma, su función en la economía de la
naturaleza tiene el derecho a recibir honores divinos como los rendimos a los Dioses
menores. La idea es clara y uno debe ser verdaderamente malévolo para representarla
erróneamente. Si el autor de Epinomis, coloca a estos Dioses ígneos en un nivel superior
al de los animales, las plantas y aun de la humanidad y a todos los cuales adjudica,
como criaturas terrenales, un lugar inferior, ¿quién puede probar que yerra por
completo? Es menester penetrar profundamente en la anfractuosidad de la metafísica
abstracta de las antiguas Filosofías, para comprender que las varias representaciones de
sus concepciones estriban, después de todo, en una comprensión idéntica de la
naturaleza de la Causa Primera, sus atributos y método.

Cuando el autor de Epinomis, al uísono con muchos otros filósofos, ubica entre
los Dioses superiores e inferiores, tres clases de Daimons y puebla el universo con
huestes de Seres sublimados, es más racional que el Materialista moderno. Este último,
al colocar una vasta laguna del ser y el terreno de recreo de las fuerzas ciegas, entre
estos dos extremos: lo ignoto y lo invisible que, según su lógica, es lo inexistente y lo
objetivo y lo sensual, puede tratar de explicar su actitud basándose en el "Agnosticismo
189

científico" que jamás logrará probar que es coherente con la lógica o aun con el simple
sentido común.

Lucifer, Julio y Agosto de 1892

Notas

1
Véase el Manava Dharma Shastra (Leyes de Manu), I, 5, 6, 7, 8, etc.
2
Todo estudiante de Teosofía reconocerá en estas tres emanaciones consecutivas, los
tres Logoi de la Doctrina Secreta y el Esquema Teosófico.
3
Compárese con Manu, iv., 125.
4
Compárese con Manu, i., 50 y otras estrofas.
5
H.P.B. emplea el término Cosmos (con C), refiriéndose sólo al Cosmos visible:
nuestro sistema solar, mientras cuando lo deletrea con K, Kosmos, implica la
manifestación manvantárica integral, el Kosmos universal, del cual participa nuestro
sistema planetario. (N.d.T.)
6
El Cristianismo y la Filosofía Griega (xi., 377) por Cocker.
7
Este "Dios" es la Mente Universal, Alaya, la fuente de la cual ha emanado el "Dios" en
cada uno de nosotros.
8
Compárese con el Timeo Locrio, pag. 97.
9
Véase Explicaciones por Mover, pag. 268.
10
Pitágoras nació en 580 y Platón en 430 antes de J.C.
11
La India en Grecia, Prefacio pag. ix.
12
"Las acusaciones contra Sócrates, de ateismo, de haber introducido deidades
advenedizas y haber corrompido a la juventud ateniense, justificaron ampliamente la
actitud de Platón de esconder la expresión arcana de sus doctrinas. Indudablemente, la
terminología particular o la 'jerga' de los alquimistas, se empleó con el mismo propósito.
Los cristianos de toda denominación, especialmente los católicos romanos, usaban, sin
escrúpulos, muchos medios de tortura contra aquellos que enseñaban, hasta la ciencia
natural, si se oponía a las teorías que la Iglesia promulgaba. Aun el papa Gregorio el
Grande restringió el uso gramatical del Latín, considerándolo pagano. La ofensa de
Sócrates consistió en presentar a sus discípulos la doctrina arcana concerniente a los
dioses que se enseñaba en los Misterios y constituía un crimen capital. Aristófanes lo
acusó también de introducir el nuevo Dios Dinos en la república, como demiurgo o
artífice y el señor del universo solar. El sistema heliocéntrico era también una doctrina
de los misterios, así, cuando Aristarco el Pitagórico la enseñó abiertamente, Cleantes
declaró que los griegos debían haberlo llamado a juicio condenándolo por haber
blasfemado contra los dioses." Sin embargo, Sócrates jamás fue iniciado y por lo tanto
190

no divulgó nada que nunca se le había impartido.


13
Thomas Taylor: Los Misterios Eleusinos y Bálquicos, pag. 47.
14
Historia de la Filosofía por Cousin, I., pag. ix.
15
Los Diálogos de Platón, por Jowett, ii., 508.
16
Conflicto entre la Religión y la Ciencia, pag. 240.
17
"La Sabiduría de Nebo, del Dios mi instructor, muy agradable," dice el séptimo verso
en la primera tablilla, la cual describe la generación de los Dioses en la creación.
18
Según las afirmaciones de algunos cabalistas eruditos, las frases pitagóricas griegas
originales de Sextus, que ahora se dice que han sido perdidas, en aquel tiempo existían
en un convento en Florencia y Galileo estaba familiarizado con estas escrituras.
Además, agregan que Galileo poseía un tratado sobre la astronomía, un manuscrito de
Archytas, un discípulo directo de Pitágoras, en el cual se anotaron todas las doctrinas
más importantes de su escuela. Si alguien como Rufino se hubiese apoderado de tal
manuscrito, indudablemente lo habría desfigurado, como Presbítero Rufino había
pervertido las susodichas frases de Sexto, remplazándolas con una versión fraudulenta,
cuya paternidad trató de atribuirla a un cierto Obispo Sexto. Véase la Introducción de
Taylor (Pag. xvii) a Vida de Pitágoras por Jámblico.
19
Introducción al Timeo, Diálogos de Platón, i., 590.
20
Fedro, i., 328, por Cory.
21
El mismo Platón corrobora lo antes dicho cuando enuncia: "Tú dices esto, pero, en mi
anterior discurso, no te he explicado suficientemente la naturaleza del Primero. Mis
palabras son intencionalmente enigmáticas ya que, en caso de que la tablilla termine,
accidentalmente, por tierra o por mar, en la mano de una persona desprovista de un
conocimiento preliminar sobre el tema, podría no comprender sus contenidos." (Platón,
Ep. II., pag. 312; Cory Fragmentos Antiguos, pag. 304).
22
Contra Apión, ii., pag. 1079, por Josephus.
23
Timeo, véase la obra del profesor Jowett.
24
Esta es la enseñanza de la Filosofía Esotérica que se delineó vagamente en Isis sin
Velo. Para Platón, sólo el ser triple es perfecto: aquel cuyo Cuerpo, Alma y Espíritu se
encuentran en estrecha afinidad.
25
Y los Teósofos el Ego Superior o Buddhi-Manas.
26
Timeo de Platón.
27
Véase La Decadencia y la Caíada del Imperio Romano.
28
Sofistas, pag. 249.
191

29
Vide Hermann, I, pag. 544, 744, nota 755.
30
Theo. Arith., pag. 62, Pitágoras, Números.
31
Parménides por Platón, 141 E.
32
Véase Eclesiástico por Stobæus i., 862.
33
Matemáticas, Sexto, vii., 145.
34
Metafísica, 407, a. 3.
35
Apéndice al Timeo.
36
por Aristóteles De Interp., pag. 297.
37
Stob: Ecl., i. 62.
38
Stob: Ibid.
39
Forsch., por Krische, pag. 322, etc.
40
Stro. Alex., por Clemente, v. 590.
41
De Isidis, por Plutarco, cap. 25, p. 360.
42
Véase las Estanzas en el primer volumen de La Doctrina Secreta.
43
Cicerón, La Naturaleza de los Dioses, i, 13, Strob., o Plutarco De Orac. Defect., pag.
416, c.
44
Platón y la Antigua Academia.
45
Tuscolano, v. 18, 51.
46
La misma obra de la nota previa, p. 599.
47
Platón y la Antigua Academia.
48
Filosofía de los Griegos, Ed. Zeller.
49
Platón y la Antigua Academia.
192

Filósofos y Filosofastros
(Philosophers and Philosophicules, Lucifer, oct. 1889)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Interpretaremos en vano sus palabras mediante las nociones de


nuestra filosofía y de las doctrinas en nuestras escuelas.
—Locke
El conocimiento más ínfimo es un conocimiento fragmentado; la
ciencia es un conocimiento parcialmente unificado; la filosofía
es un conocimiento completamente íntegro.
—Herbert Spencer, Principios Primarios

Insidiosos detractores someten nuevas acusaciones contra la Sociedad Teosófica


en general y la Teosofía en particular. Vamos a resumirlas a lo largo del artículo,
indicando las más "recientes."

Nos imputan de ser ilógicos en la "Constitución y en las Reglas" de la Sociedad


Teosófica y contradictorios en su aplicación práctica. Lo que sigue es la manera en la
cual expresan las acusaciones:

En la "Constitución y Reglas" publicadas, se enfatiza mucho el carácter


absolutamente asectario de la Sociedad Teosófica, insistiendo en la ausencia de un
credo, una filosofía, una religión, un dogma y hasta de concepciones propias que abogar
y aún menos que imponer a sus miembros. No obstante todo:

"¿No es, quizá, un hecho innegable que los Fundadores y los miembros más
importantes de la Sociedad, mantengan ciertos conceptos muy definidos de carácter
filosófico y, rigurosamente hablando, religioso?

"Por supuesto," contestamos. "Pero, ¿dónde está la presunta contradicción en


esto? La Sociedad Teosófica no está constituida por los Fundadores, ni por sus
"miembros más importantes" y ni por la mayoría de ellos. Estos son simplemente una
cierta porción de la Sociedad que, no teniendo ningún credo como conjunto, permite a
los miembros de creer en lo que les plazca y como les plazca." A esta respuesta nos
redarguyen:

"Lo anterior es muy cierto, sin embargo, la denominación colectiva de estas


doctrinas es 'Teosofía.' ¿Cómo explican esto?"

Nuestra respuesta es: "Llamarlas así es un error 'colectivo'; una de estas


terminologías aproximativas aplicadas a temas que deberían definirse con más esmero,
sin embargo, el descuido de los miembros en implementar esto, ahora está dando sus
frutos. En realidad, es una desatención tan deletérea como aquella que siguió a la
confusión de los dos términos 'buddhismo' y 'bodhismo,' desembocando en la
consideración errónea de que la filosofía de la Sabiduría era la religión de Buddha."
193

Sin embargo, se persiste sosteniendo que al examinar estas doctrinas, es muy


patente que todo el trabajo que la Sociedad, como grupo, ha realizado en oriente y en
occidente, dependió de éstas. Lo anterior es ostensiblemente verdadero en lo que
concierne, según afirman los teósofos, a la doctrina de la unidad subyacente en todas las
religiones y la existencia de una fuente común llamada religión-Sabiduría, la enseñanza
secreta de la cual, según las mismas afirmaciones, derivaron, directa o indirectamente,
todas las formas de religión. Al admitir esto, nos apremian para que expliquemos:
¿cómo podemos decir que la Sociedad Teosófica, en calidad de grupo, no tiene ninguna
concepción o doctrina particular que inculcar, ningún credo y ningún dogma, cuándo
éstos son "el meollo de la Sociedad, su verdadero corazón y alma?"

Contestaremos sólo diciendo que es otro error. Las enseñanzas en cuestión son,
innegablemente, el "meollo de las Sociedades Teosóficas" occidentales, sin embargo
esto no es así en oriente, donde las sucursales se deben casi quintuplicar. Si dichas
doctrinas fuesen "el corazón y el alma" de todo el grupo, entonces, la Teosofía y la
Sociedad Teosófica deberían haber perecido en la India y en Ceilán desde 1885. Sin
embargo, esto no corresponde a la realidad. En efecto, 1885 es la fecha en la cual, no
sólo se han abandonado virtualmente en Adyar; ya que no había nadie que las
impartiera; sino que, mientras algunos teósofos brahmanes se opusieron a la divulgación
pública de tal enseñanza, otros, los más ortodoxos, pugnaron contra ellas por ser
antitéticas con sus sistemas exotéricos.

Estos son hechos evidentes. Sin embargo, cuando contestamos que no es así y que
la Sociedad Teosófica como grupo no enseña ninguna religión particular; sino tolera y
virtualmente acepta todas las religiones sin jamás interferir o indagar en los conceptos
religiosos de sus miembros, nuestros oponentes capciosos y contrincantes amigables no
se quedan satisfechos. Al contrario, la mayoría nos desconcierta con la siguiente
objeción increíble:

"¿Cómo es posible esto si la creencia en el 'Buddhismo Esotérico' es un factor


imprescindible para ser aceptado como Miembro de vuestra Sociedad?"

Es fútil persistir en la protesta, es inútil asegurar a nuestros contrincantes que en la


Sociedad Teosófica no esperamos ni obligamos a creer en el Buddhismo como no
esperamos reverencia para el dios mono Hanuman, aquel con la cola chamuscada o
creencia en Mahoma y su yegua canonizada. No tiene caso tratar de explicar que, como
la Sociedad Teosófica cuenta con un número equivalente de brahmanes, musulmanes,
parsis, judíos, cristianos, buddhistas y más, no podemos esperar que todos se conviertan
en seguidores de Buddha ni del buddhismo, por esotérico que sea. Al mismo tiempo, no
podemos hacerles entender que las doctrinas ocultas, algunas de cuyas enseñanzas
fundamentales se encuentran delineadas ampliamente en la obra de Sinnett: "El
Buddhismo Esotérico," no son la Teosofía completa, ni siquiera son las doctrinas
secretas orientales completas, sino una porción muy pequeña, ya que el ocultismo es
simplemente una de las Ciencias de la Teosofía o la Religión-Sabiduría y no es, en
absoluto, la Teosofía completa.

Sin embargo, estas ideas parecen estar tan firmemente arraigadas en la mente del
británico común, que equivaldría a decirle que existen rusos que no son nihilistas ni
panslavistas y que no todos los franceses comen diariamente ranas. El simplemente
194

rechazará de creerte. Parece que el prejuicio contra la Teosofía se ha convertido en parte


del sentimiento nacional. Durante casi tres años, la presente escritora, secundada por un
nutrido grupo de teósofos, ha tratado en vano de barrer del cerebro público una de las
fantásticas telarañas con las cuales se guarnece y ahora está en víspera de abandonar
este conato desesperada. Mientras la mitad de los ingleses continuará confundiendo la
Teosofía con el "buddhismo esotérico," el resto persistirá pronunciando el nombre de
Buddha, honrado en todo el mundo, como si dijera mantequilla.1

Ellos son también los artífices de la proposición que la prensa petulante ahora ha
adoptado y según la cual: "la teosofía no es una filosofía; sino una religión y,
actualmente, una secta."

Por supuesto, la teosofía no es una filosofía simplemente porque incluye toda


filosofía, ciencia y religión. Sin embargo, antes de probarlo una vez más, puede ser
pertinente preguntar: ¿cuántos de nuestros críticos poseen una profunda versación sobre
la verdadera definición del término que Pitágoras acuñó, para que lo nieguen de manera
irreverente, a un sistema que conocen aún menos que la filosofía? ¿Se han familiarizado
con sus mejores y más recientes definiciones o aún con las concepciones que W.
Hamilton tenía al respecto y que ahora se consideran obsoletas? La respuesta es una
negativa; ya que no aciertan a discernir que cada definición del género, muestra que la
Teosofía es la verdadera síntesis de la Filosofía en su sentido abstracto más amplio y en
sus calificaciones particulares. Tratemos, nuevamente, de dar una definición clara y
concisa de la Teosofía mostrando que es la raíz y la esencia auténtica de todas las
ciencias y los sistemas.

La Teosofía es "sabiduría divina o de dios." Por lo tanto, debe ser el elemento


vital de aquel sistema (filosofía) según cuya definición: "es la ciencia de las cosas
divinas y humanas y las causas en las cuales están contenidas" (W. Hamilton), "causas"
cuyas claves sólo la Teosofía posee. Al mantener presente la definición más elemental,
nos damos cuenta de que la filosofía es el amor hacia la sabiduría y su búsqueda, "el
conocimiento de los fenómenos que las causas y las razones, los poderes y las leyes
explican y en los cuales se resuelven." (Enciclopedia). Cuando se aplicaba a dios o a los
dioses, en cada país se convirtió en teología. En la vertiente de la naturaleza material, se
le llamaba física e historia natural. En el campo humano asumía el nombre de
antropología y psicología, mientras una vez que se elevaba a las regiones superiores se
le definía como metafísica. Esta es la filosofía: "la ciencia de los efectos determinados
por sus causas," el espíritu auténtico de la doctrina de Karma, la enseñanza más
importante que cada filosofía religiosa califica con varios nombres. Es un principio
teosófico que no pertenece a ninguna religión, sin embargo las explica todas. Una de las
definiciones de la filosofía es: "la ciencia de las cosas posibles por cuanto posibles
sean." Esto es directamente aplicable a las doctrinas teosóficas; ya que rechazan el
milagro; pero es de difícil aplicación en teología o en cualquier religión dogmática, pues
cada una de ellas impone una creencia en cosas imposibles. Sin embargo, lo anterior,
tampoco es pertinente a sistemas filosóficos modernos de los materialistas, los cuales
rechazan aun lo "posible," tan pronto como contradiga sus aserciones.

La teosofía pregona explicar y conciliar la religión con la ciencia. Según la


declaración de G. H. Lewes en el primer volumen de "Historia de la Filosofía": "La
filosofía, desvinculando sus concepciones más amplias de la (teología y de la ciencia),
facilita una doctrina que contiene una explicación del mundo y del destino humano. La
195

tarea de la filosofía es la sistematización de las concepciones que la ciencia imparte [...]


La ciencia proporciona el conocimiento, la filosofía la doctrina. Esta última puede llegar
a ser completa solo a condición de que este "conocimiento" y "doctrina" pasen por el
tamiz de la Sabiduría Divina o Teosofía.

En la obra Historia de la Filosofía, encontramos la definición de Ueberweg según


el cual la filosofía es "la ciencia de los Principios," que, como todos nuestros miembros
saben, es lo que la Teosofía afirma en sus diferentes ciencias de Alquimia, Astrología y
ciencias ocultas en general.

Hegel la considera como "la contemplación del auto-desarrollo del Absoluto" o,


en otras palabras, como "la representación de las Ideas ("Darstellung der Idee").

La Doctrina Secreta, en su integridad, cuya obra homónima es simplemente un


átomo, es esta contemplación y registro hasta donde el idioma finito y el pensamiento
limitado pueden grabar los procesos del infinito.

Así, es obvio que la Teosofía no puede ser una "religión" y aún menos "una
secta"; sino que es la quintaesencia de la filosofía más elevada en todos y en cada uno
de sus aspectos. Habiendo mostrado que incluye y responde completamente a toda
descripción filosófica, vamos a agregar, a lo anterior, unas adicionales definiciones de
W. Hamilton, avalando nuestra declaración al indicar la búsqueda de lo mismo en la
literatura teosófica. Esta es una tarea suficientemente fácil; ya que ¿acaso la "Teosofía"
no incluye "la ciencia de las cosas evidentemente deducidas de los principios primarios"
como acontece con las ciencias de las verdades perceptibles y abstractas?" ¿No predica,
además, "las aplicaciones de la razón a sus objetos legítimos," convirtiendo la
investigación en la "ciencia de la forma original del Ego o ser mental," en uno de sus
"objetos legítimos," junto a la enseñanza del secreto de la "indiferencia absoluta de lo
ideal y lo real?" Todo ésto prueba que, según cada definición filosófica antigua o nueva,
aquel que estudia la Teosofía, estudia la filosofía trascendental superior.

No requiere esfuerzo notar las insensateces que la prensa divulga diariamente


acerca de la Teosofía y los Teósofos. Las definiciones y los epítetos como "una nueva
religión" y un "ismo," "el sistema inventado por la alta sacerdotisa de la Teosofía" y
otros apóstrofes igualmente ridículas, pueden dejarse a su destino. Han pasado
desapercibidas y, en la mayoría de los casos, no suscitarán ningún interés.

A nuestra edad se le considera, preeminentemente, crítica: una era que analiza con
esmero y cuyo público rechaza aceptar cualquier cosa que se proponga a su
consideración, antes de haberla escudriñado meticulosamente. Esta es la vanagloria de
nuestro siglo, sin embargo, no corresponde con la opinión del observador imparcial. En
todas formas es una opinión altamente exagerada; ya que este escrutinio analítico tan
ufanado, se aplica sólo a lo que no interfiere, de ninguna manera, con los prejuicios
nacionales, sociales o personales. De otro lado, una fe ciega muy elástica nos induce a
acoger con los brazos abiertos y aceptar con alegría, todo lo que es malévolo y
destructivo para la reputación, protervo y difamatorio, perennizándolo en el chisme
público, sin efectuar escrutinio alguno y sin vacilar. Os invitamos a que nos contradigan
en este punto. Actualmente, a los caracteres impopulares y a su trabajo, no se les juzga
conforme al valor intrínseco; sino simplemente según la personalidad del autor y la
opinión preconcebida acerca de él o ella. En los periódicos, ninguna obra literaria de un
196

teósofo puede esperar recibir una reseña por sus méritos, amén del parloteo
concerniente a su autor. Estos rotativos, ignorando la regla que Aristóteles sentó, según
la cual la crítica es "un parámetro de buen juicio," rechazan, rotundamente, aceptar
algún libro teosófico prescindiendo de su autor. Entonces, como primer resultado, a la
obra se le juzga mediante el reflejo distorsionado del escritor, fruto de la denigración
reiterada en los diarios. La personalidad del autor aletea como una sombra oscura entre
la opinión del periodista moderno y la verdad diamantina. Mientras, como resultado
final, en Europa y en América, existen pocos editores que sepan algo acerca de las
doctrinas de nuestra Sociedad.

Entonces, ¿cómo es posible juzgar justamente la Teosofía o aún a la Sociedad


Teosófica? No es nada nuevo decir que el verdadero crítico debería saber, al menos,
algo con respecto al sujeto cuyo análisis está por emprender. No es muy arriesgado
agregar que ninguno de nuestros Tersites sabe, de la forma más remota, lo que está
diciendo. Con ésto incluimos a todos, desde el más pequeño al más grande.2 Sin
embargo, cada vez que la palabra "Teosofía" aparece en la prensa y salta a la vista del
lector, por lo general la anteceden y la siguen una lista de epítetos abusivos e
improperios dirigidos a las personalidades de ciertos teósofos. El moderno editor, quien
nos recuerda al tipo complaciente, es como el héroe byroniano: "No sabía que decir y
por lo tanto imprecó contra" lo que trascendía su comprensión. Todas estas
imprecaciones estriban, invariablemente, en antiguos chismes y denunciaciones mustias
contra aquellos que, en las mentes ofuscadas, representan los "inventores" de la
Teosofía. Si los isleños del Mar del Sur tuviesen un órgano de prensa, seguramente
acusarían a los misioneros de ser los inventores del Cristianismo a fin de subvertir su
fetichismo autóctono.

¡Oh refulgentes dioses de la verdad! ¿por cuánto tiempo durará esta terrible
ceguera mental de los Filósofos del siglo XIX? ¿Por cuánto más tiempo deberemos
decirles que la Teosofía no es una propiedad nacional, ni una religión, sino el único
código universal de la ciencia y de la ética más trascendental nunca conocido? Está a la
base de toda filosofía y religión moral. Ni la Teosofía como tal, ni su humilde e indigno
vehículo, la Sociedad Teosófica, tienen, atingencia alguna, con cualquier personalidad o
personalidades. Identificarla con estas últimas, implica mostrarse tristemente deficientes
en la lógica y también en el sentido común. Rechazar la enseñanza y su filosofía bajo el
pretexto de que los líderes, o mejor dicho, uno de sus Fundadores, es objeto de varias
acusaciones (hasta la fecha no probadas), es una actitud estólida, ilógica y absurda. En
verdad, es tan ridículo como si, en los días de la escuela neoplatónica alejandrina, que
en esencia era Teosofía, se hubiese rechazado sus enseñanzas porque provenían de
Platón, el cual las recibió del sabio ateniense Sócrates, quien, además de tener una nariz
respingona y una cabeza calva, era acusado de "vilipendiar y corromper a la juventud."

¡Ay! críticos gentiles y generosos, que os llamáis cristianos y os ufanáis de la


civilización y progreso de vuestra edad. Basta sólo rasgaros la superficie para encontrar
en vosotros el mismo "bárbaro" cruel e inclinado al prejuicio de antaño. Si se os
ofreciera la oportunidad de participar en el proceso legal de un teósofo, ¿quién, entre
vosotros, se elevaría, en vuestro siglo xix de Cristianismo, más alto que uno del
dicasterio ateniense con sus 500 jurados, quienes condenaron a muerte a Sócrates?
¿Quién, entre vosotros, desdeñaría convertirse en un Meleto o en un Anyto, para que la
Teosofía y todos sus adherentes, fuesen condenados a una muerte igualmente nefanda,
basándose en la prueba de falso testimonio? El odio manifestado en vuestras acometidas
197

diarias contra los teósofos, avala cuanto he dicho. ¿Quizá Haywood pensaba en vosotros
cuando, escribiendo sobre la censura de la sociedad dijo:

¡Oh! que el mundo excesivamente proclive a la censura aprenda


Esta sana regla y que los unos acepten a los otros;
Sin embargo, el ser humano, como si fuese un enemigo de su especie,
Se refocila en reportar las culpas ajenas
Juzgando severamente toda pequeña ofensa
Y pavoneándose en el escándalo [...]

A muchos escritores optimistas, les gustaría hacer de este nuestro siglo mercantil
una edad de filosofía, llamándola renacimiento. No logramos encontrar, fuera de la
Sociedad Teosófica, ningún conato para reanimar a la filosofía, a menos que se omita el
significado original de esta palabra; ya que, no importa a donde dirijamos la mirada,
encontramos que a la verdadera filosofía se le acoge con frío desdén. Un escéptico
nunca podrá aspirar a este título. Aquel que es capaz de imaginar el universo, con su
sirvienta la naturaleza, como fortuito, empollándose, como la gallina negra de la fábula,
del huevo autocreado y colgante del universo, no tiene el poder de pensar, ni la facultad
espiritual de percibir las verdades abstractas. Este poder y esta facultad son los primeros
requisitos de una mente filosófica. Todo el campo de la ciencia moderna está constelado
por estos materialistas, quienes, aún reclaman que se les considere como filósofos, pero,
en realidad, o no creen en nada, como los secularistas o dudan conforme a la manera de
los agnósticos. Al tener presente los sabios aforismos de Bacon, discernimos que el
materialista moderno es objeto de condena por boca del Fundador de su método
inductivo, si lo yuxtaponemos con la filosofía deductiva de Platón, aceptada en
Teosofía. ¿Acaso, Bacon no dice que: "un estudio superficial de la filosofía suscita la
duda, mientras su meticulosa exploración la disipa y un poco de filosofía inclina la
mente humana al ateismo; mientras su estudio profundo la avecina a la religión?"

Sin reparo, la deducción lógica de lo anterior es que ninguno de los actuales


darwinistas, materialistas y sus admiradores, nuestros críticos, emprendió el estudio de
la filosofía, si no de manera muy "superficial." Por lo tanto, mientras los Teósofos
tienen un derecho legítimo al título de filósofos: verdaderos "amantes de la Sabiduría,"
sus críticos y detractores son, en el mejor de los casos, filosofastros, la progenie del
filosofismo moderno.

Lucifer, Octubre de 1889

Notas
1
La autora hace énfasis en el juego de pronunciación entre la palabra "Buddha" y
"mantequilla" que, en el idioma inglés es butter. (N.d.T.)
2
Desde el Júpiter Tronante del "Saturday Review" al procaz editor del "Mirror." Según
se afirma, el primero puede ser una de las autoridades vivientes más grandes en el
campo de la censura y el otro en aquello de la "portentosa" lectura del pensamiento, sin
embargo, ambos ignoran lo que es la Teosofía y son tan obnubilados en lo que
198

concierne a su verdadero objetivo y propósito como lo son dos lechuzas en la luz


matutina.

______________________
INSINUACIONES PRÁCTICAS PARA LA
VIDA DIARIA
(Some Words on Daily Life, 1888)

H. P. Blavatsky

PREFACIO

Las citas de que está compuesto este artículo no se entresacaron en un principio


con el propósito de publicarlas; y por lo tanto pueden parecer algo deslavazadas.

Vieron primeramente la luz como una Miscelánea teosófica, con la esperanza de


que el lector pudiera hacer las convenientes anotaciones para formar un dietario de
extractos y tener un duradero registro de los libros leídos, de modo que allegara
positivo provecho de su lectura. Siguiendo este método, el lector condensaría en un
breve espacio todo cuanto le pareciera esencial en el libro.

También se insinúa como de valiosa ayuda para el estudiante aplicado, el método


de leer cada mañana cierto número de citas, a fin de practicarlas durante el día y
meditar sobre ellas en los ratos desocupados.

Levántate temprano, tan luego como te despiertes, y no te quedes perezosamente


en la cama, medio despierto y medio soñando. Después ora fervorosamente por la
regeneración espiritual del género humano, a fin de que cuantos luchan en el sendero de
la verdad reciban positivo y vehemente aliento de tus oraciones, que tú te fortalezcas
sin ceder al halago de los sentidos. Represéntate en la mente la imagen de tu Maestro
arrobado en Samâdhi. Pónla delante de ti con todos sus pormenores; piensa
reverentemente en él, y ruega por el perdón de todos los errores de acción y omisión.
Con esto te será más fácil concentrarte, purificar el corazón y hacer mucho más.
Reflexiona sobre los defectos de tu carácter, descubriendo por completo tus vicios y los
fugaces placeres que te proporcionan, y determínate firmemente a hacer todo cuanto
puedas para no ceder nuevamente a ellos. Este auto–análisis, que te lleve ante el
tribunal de tu propia conciencia, facilitará tu progreso espiritual en un grado que no
podrías imaginar.
199

Mientras te laves o bañes, ejercita tu voluntad, deseando que las impurezas


morales se eliminen al propio tiempo que las corporales. En tus relaciones con los
demás observa
las reglas siguientes:

1º Nunca hagas nada que no sea de tu deber; esto es, nada innecesario. Antes de hacer
una cosa, reflexiona si debes hacerla.
2º Nunca hables palabras ociosas. Antes de pronunciarlas, piensa el efecto que pueden
producir.

Nunca quebrantes tus principios de conducta por consideraciones de amistad.

3º Que nunca ocupen tu mente vanos o inútiles pensamientos. Esto es más fácil para
dicho que para hecho. No es posible desalojar de golpe la mente. Así, en un principio,
procura evitar los malos u ociosos pensamientos, ocupando tu mente en el examen de
tus faltas o en la contemplación de los seres perfectos.

4º Durante la comida, ejercita tu voluntad, deseando que el alimento te aproveche para


construir un cuerpo en armonía con tus espirituales anhelos, y no engendrar malas
pasiones ni malignos pensamientos. Come únicamente cuando tengas hambre y bebe
cuando tengas sed, y nunca de otro modo. Si algún manjar especial halaga tu paladar,
no cedas a la tentación de comerlo tan sólo para satisfacer el gusto. Acuérdate de que el
placer que de ello obtengas no existía algunos segundos después, y cesara de existir
algunos segundos después, porque es un placer transitorio que se invertirá en dolor si te
rindes a la gala. Considera que sólo da placer a la boca, y si te dejas seducir por aquel
manjar y te conturba el apetito de saborearlo, no te avergonzarás de cometer cualquiera
acción para obtenerlo. Repara en que hay otras cosas que pueden darte felicidad eterna;
y por lo tanto y es evidente locura concentrar tus afectos en las transitorias. Advierte
que tú no eres el cuerpo ni los sentidos; y por consiguiente no pueden afectarte
realmente los placeres y dolores que el cuerpo goce o padezca. Practica la misma, serie
de razonamientos en el caso de cualquiera otra tentación; y aunque a menudo fracases
acabarás por lograr éxito seguro. No leas mucho. Si lees durante diez minutos,
reflexiona durante algunas horas. Acostúmbrate a la soledad y a permanecer a solas con
tus pensamientos. Asimílate la idea de que nadie sino tú mismo puede ayudarte a
desviar gradualmente tus afectos de todas. las cosas. Antes de entregarte al sueño, ora
como hiciste por la mañana. Pasa revista a las obras del día, y echa de ver en qué has
faltado, y resuelve que no volverás a incurrir en la misma falta al día siguiente.

II

El genuino motivo de anhelar el conocimiento de sí mismo pertenece al


conocimiento y no al Yo. El conocimiento de sí mismo merece que lo anhelemos a
causa de que es conocimiento, y no porque pertenezca al Yo. El principal requisito para
adquirir el conocimiento de sí es el amor puro. Anhela el conocimiento por puro amor y
el conocimiento coronará eventualmente el esfuerzo. Cuando un estudiante se
impacienta, es prueba segura de que obra por la recompensa, no por amor, lo cual
demuestra también que no merece la gran victoria reservada a quienes verdaderamente
obran por puro amor.
200

El Dios en nosotros, esto es, el Espíritu de amor y verdad, de justicia y sabiduría,


de bondad y poder, ha de ser nuestro verdadero y constante amor; nuestra única
confianza; nuestra única fe, que firme como una roca nos apoyemos en ella; nuestra
sola esperanza, que nunca nos engañará aunque todo perezca; y el único logro a que
aspiremos con nuestra paciencia, esperando gozosamente hasta agotar nuestro mal
karma y que la presencia del divino Redentor se revele en nuestra alma.

El contento es la puerta por donde ha de entrar el Redentor, porque quien está


descontento de si mismo, lo está también de la ley que lo ha hecho tal como es; y
siendo Dios de por Sí la ley, no podrá revelarse en quienes estén descontentos de El.

Si admitimos que nos hallamos en la corriente de evolución, debemos considerar


que son para nosotros justas todas las circunstancias en que nos hallemos; y a esta
consideración será nuestro mayor auxilio cuando fracasemos en el cumplimiento del
deber, pues no podemos adquirir de ningún otro modo la serenidad que tanto
recomienda Krishna. Si todo nos saliese a la medida de nuestro deseo, no echaríamos
de ver ningún contraste. También es posible que por estar nuestros planes
ignoradamente y en consecuencia erróneamente trazados, la benéfica Naturaleza no
permite que los realicemos. No se nos vituperará por el plan; pero engendraremos mal
karma si no nos resignamos a la imposibilidad de llevarlo a cabo. Si estás por entero
abatido, será porque antes decayeron tus pensamientos. Puede un hombre estar
encarcelado, y sin embargo trabajar en favor de una causa.

Así os exhorto a que eliminéis de vuestra mente todo disgusto por las
circunstancias en que os veáis, y si conseguís considerarlas según las miras de vuestro
Yo superior, no sólo vigorizarán vuestros pensamientos, sino que se reflejarán en
vuestro cuerpo y lo fortalecerán.

Obrad activamente cuando sea hora de obrar, y entretanto esperad con paciencia
que llegue esta hora. Colocaos en concordancia con el flujo y reflujo de los negocios de
la vida, a fin de que apoyados en la naturaleza y en la ley y con la verdad y la bondad
por faro, seáis capaces de obrar maravillas. La ignorancia de esta ley tiene por
consecuencia alternativas de irreflexivo entusiasmo por una parte y de abatimiento y
desconsuelo por otra, siendo así el hombre esclavo de la marea de la vida cuando
debiera ser su dueño. Como dice La voz del Silencio: Ten paciencia, candidato, y no
temas el fracaso ni solicites el éxito.

La energía acumulada no puede aniquilarse, sino que se transmuta en otras


modalidades de actuación; y como no es posible que permanezca por siempre inactiva,
continúa existiendo. Por lo tanto es inútil resistir a una pasión que no podemos
dominar. Si no derivamos por otros conductos su acumulada energía, se irá
robusteciendo hasta que prevalezca contra la voluntad y la razón. Para dominarla es
preciso conducirla por otro canal superior al por el que iba. Así la afición a una cosa
vulgar puede transmutarse en afición a una cosa elevada, y el vicio puede revertirse a
virtud con sólo invertir el propósito. La pasión es ciega; va a donde se la lleva, y la
razón es para ella mucho mejor guía que el instinto. La cólera reconcentrada o el amor
reprimido han de encontrar un objeto en que verter su energía, pues de lo contrario
amenazan estallar con peligro de su poseedor. La calma sigue a la tormenta. Los
antiguos decían que la naturaleza tiene horror al vacío. No podemos destruir o aniquilar
una pasión, pues si la sofocamos vendrá a substituirla otra influencia elemental. Por lo
201

tanto, no intentemos destruir lo inferior sin substituirlo por algo superior: el vicio por la
virtud, y la superstición por el conocimiento44.

III

Sabed que contra el deseo, la apetencia de recompensa y la miseria de la


ambición, no hay otro remedio que fijar la vista y aplicar el oído a lo invisible e
insonoro45.

Debe el hombre creer en su congénita facultad de progreso, y no atemorizarse al


considerar su naturaleza superior ni dejarse arrastrar por la inferior46.

La experiencia demuestra que las dificultades no han de abatir al hombre, ni


mucho menos desesperanzarle, pues de lo contrario el mundo no gozaría de las
maravillas de la civilización47.

Esforzarse en seguir adelante es la primordial necesidad del que ha entrado en el


Sendero. ¿De dónde extraer la fortaleza? Mirando alrededor, no es difícil echar de ver
en donde encuentran otros hombres su fortaleza. Dimana de la profunda convicción48.

Hay que abstenerse por ser de justicia, el abstenerse, no con el solo intento de
mantenerse uno limpio49.

Para pelear contra sí mismo y vencer en la batalla es preciso que el hombre


conozca que en la pelea está haciendo lo que debe hacer50.

“No resistáis al mal”; es decir, no os quejéis ni irritéis contra los inevitables


infortunios de la vida. Olvidaos de vosotros mismos al trabajar en beneficio de los
demás. Si alguien nos ultraja, persigue o injuria ¿a qué resistir? Con la resistencia
provocaríamos mayores males.

En toda obra, sea la que sea, hemos de considerar el mandato imperativo del
deber, y no su relativa importancia o insignificancia. El mejor remedio para el mal, no
es reprimir, sino eliminar el deseo; y esto puede con mayor eficacia cumplirse
manteniendo la mente de continuo fija en las cosas divinas.

El conocimiento del Yo superior queda invalidado cuando la mente se complace


en los objetos de los desenfrenados sentidos51.

Nuestra naturaleza es tan ruin, soberbia, ambiciosa, concupiscente y entercada en


sus juicios y opiniones, que si las tentaciones no la restringiesen se arruinaría por
completo. En consecuencia, nos acomete la tentación a fin de que aprendamos a
conocernos y seamos humildes. La mayor tentación es no tener tentaciones, y así
44
Véase Magia blanca y negra, por Hartmann.
45
Véase Luz en el Sendero.
46
Véase Comentarios a Luz en el Sendero
47
Por las Puertas de Oro.
48
Por las Puertas de Oro.
49
Luz en el Sendero.
50
Por las Puertas de Oro.
51
Bhagavad–Gîtâ.
202

debemos alegrarnos al vernos tentados, para con resignación, calma y constancia


resistir a la tentación52.

Considera que no has de hacer nada sólo para ti mismo, sino que has de cumplir
los deberes prescritos por Dios. Anhela encontrar a Dios y no busques lo que Dios te
pueda dar 53.

Haz todo cuanto hayas de hacer; pero no con el propósito de recibir el fruto de la
acción54. Si cumples todas tus acciones con el pleno convencimiento de que no te han
de allegar provecho personal, sino que las haces porque es tu deber y está en tu
temperamento el hacerlas, se debilitará gradualmente la personalidad egoísta hasta que,
por completo apaciguada, brille en todo su esplendor el verdadero Yo y lo conozcas.

No debes consentir que la alegría ni la pena te desvíen de tu resuelto propósito55.

Hasta que el Maestro te acepte, trabaja abnegadamente por el progreso y adelanto


de la humanidad. Esta es lo único que te proporcionará verdadera satisfacción.

El conocimiento aumenta en razón directa de su uso; esto es, cuanto más


enseñamos, más aprendemos. Por lo tanto, busquemos la verdad con la confianza de un
niño y la voluntad de un iniciado, comunicando nuestro conocimiento a quien de él
carezca, para confortarle en su peregrinación.

El discípulo debe reconocer plenamente que los derechos individuales son el


resultado ponzoñoso de la serpiente del egoísmo. Nunca puede recriminar ni censurar a
nadie ni levantar la voz para defenderse o disculparse.

Ningún hombre es nuestro enemigo ni nuestro amigo. Todos son por igual
nuestros instructores 56. No hay que trabajar por apego al provecho temporal o
espiritual, sino para cumplir la ley de la vida, que es la recta voluntad de Dios57.

IV

No vivas en lo presente ni en lo futuro, sino en lo eterno. La gigantesca hierba


(del mal) no puede florecer allí. Esta mancha de la existencia se limpia en la atmósfera
del pensamiento en la eternidad58. Para lograr el “Conocimiento del Espíritu” es
requisito indispensable la pureza de corazón, que puede alcanzarse por dos medios
principales: desechando persistentemente todo mal pensamiento, y manteniendo el
ánimo sosegado en toda circunstancia, sin jamás agitarse ni airarse por nada. Estos
dos medios de purificación reciben su mayor estímulo de la devoción y la caridad. No
hemos de desmayar en nuestros esfuerzos. aunque nos sintamos todavía impuros. Que
cada cual aspire a la pureza y se esfuerce en alcanzarla por el recto camino cuya
primera etapa es la pureza de corazón.

52
Molinos. – Guía espiritual.
53
Bhagavad–Gîtâ.
54
Bhagavad–Gîtâ.
55
Comentarios a Luz en el Sendero.
56
Luz en el Sendero.
57
Bhagavad–Gîtâ.
58
Luz en el Sendero, regla 4.ª
203

La mente ha de purificarse también cuando uno siente cólera o dice falsedades o


sin necesidad descubre las faltas ajenas o dice o hace algo con propósito de lisonja, o
cuando alguien queda engañado por la insinceridad de palabra u obra59.

Quienes deseen salvarse han de evitar la lujuria, la cólera y la codicia; obedecer


fielmente las Escrituras, estudiar la filosofía espiritual y perseverar en su realización
práctica60.

Quien obra por motivos egoístas no puede entrar en un cielo donde no existe el
egoísmo.

Quien no ansía el cielo, sino que está contento donde se halla, está ya en el cielo,
mientras que el descontento clamará en vano por él.

Libre y feliz es quien carece de personales deseos, y el “cielo” no puede significar


otra cosa que un estado de liberación y felicidad.

Quien hace las buenas obras con esperanza de recompensa, no es feliz hasta
recibirla, y en cuanto la recibe cesa su felicidad. No caben descanso y felicidad
permanentes, mientras haya qué hacer y cumplir. El cumplimiento del deber lleva en sí
su propia recompensa61.

Quien se cree más santo que otro y se jacta de no tener tal o cual vicio o flaqueza
y presume de sabio y de superior en algo a sus prójimos es incapaz del discipulado. El
hombre ha de volverse como niño para entrar en el reino de los cielos. Sublimes tesoros
son la virtud y la sabiduría; pero si engendran orgullo y el sentimiento de separatividad
respecto a los demás, serán las serpientes del egoísmo reaparecidas en distinta forma.
La primera regla consiste en la entrega y sacrificio del corazón del hombre con todas
sus emociones lo cual significa el logro de un equilibrio inalterable por las emociones
personales.

Pon sin demora en práctica tus buenas intenciones y no dejes ni una en sola
intención. Nuestro único procedimiento verdadero consiste en que el motivo de la
acción esté en la misma acción y nunca en su recompensa. No ha de incitarnos a la
acción la esperanza del resultado ni tampoco hemos de mantenernos en la inacción.
“Por medio de la fe 62 se purifica el corazón de la insensatez y de las pasiones, con lo
que se domina el cuerpo y por fin se subyugan los sentidos”63.

Las características del sabio iluminado son:

1º Carencia de todo deseo, y conocimiento de que sólo el verdadero Ego o


supremo Espíritu es felicidad y que todo lo demás es dolor.

59
Bhagavad–Gîtâ.
60
Bhagavad–Gîtâ.
61
Hartmann. – Magia blanca y negra, pág. 40, ed. española. Biblioteca Orientalista,
Barcelona, 1914.
62
Se entiende aquí por fe el conocimiento adquirido mediante el ejercicio del altruismo y
la benevolencia
63
Bhagavad–Gîtâ.
204

2º Carencia de apego o repulsión a cuanto pueda sucederle, pues obra sin cálculo
egoísta.

Finalmente llega la subyugación de los sentidos, que no aprovecha gran cosa sin
la primera característica, y es inútil y con frecuencia nociva, por engendradora de
hipocresía y orgullo espiritual, sin la segunda característica64.

Quien no practica el altruismo y no es capaz de compartir su último bocado con el


más pobre o desvalido que él; quien repugna socorrer a su prójimo de cualquiera raza,
nación o creencia, siempre y doquiera lo vea sufriendo; quien cierra sus oídos al clamor
de las miserias humanas; quien oye calumniar al inocente y no lo defiende como se
defendería a sí mismo, no es teósofo.

Nadie obra bien si descuida los inconfundibles deberes de la vida resumidos en el


divino mandamiento. Quien cumple con su deber pensando que de no cumplirlo le
resultará perjuicio, o que su cumplimiento le allanará las dificultades que se le
presentan en su camino, obra con la vista puesta en el resultado.

Pero hemos de cumplir con nuestro deber tan sólo porque lo manda Dios, quien
puede en cualquier instante dispensarnos de su cumplimiento. Mientras no
apacigüemos la inquietud de nuestra naturaleza, debemos obrar consagrando a Dios los
frutos de nuestra acción y atribuirle el mérito de nuestras obras. La verdadera vida del
hombre consiste en identificarse con el supremo Espíritu. Pero esta vida verdadera es
del todo independiente de nosotros, porque es en sí la real verdad y no la actualiza
ninguna de nuestras acciones. El reconocimiento de que cuanto se opone a esta verdad
es ilusorio, es una nueva conciencia, y no una acción. La liberación de un hombre no
está en modo alguno relacionada con sus acciones; porque las acciones son útiles en
cuanto nos dan a conocer nuestra completa incapacidad para emanciparnos por nosotros
mismos de la existencia condicionada. Transpuesta esta etapa, las acciones son más
bien impedimentos que auxilios. Quienes obran en obediencia a los divinos
mandamientos y saben que la facultad de obrar así es un don de Dios y no peculiar
atributo de la conciencia personal del hombre, se libran de la necesidad de la acción.
Entonces la verdad llena el purificado corazón y se percibe la identidad con Dios.

Lo primero que debe hacer el hombre es desechar la idea de que obra él de por sí,
pues todas las acciones tienen por esfera las “tres cualidades naturales” y no en modo
alguno el alma. Reconocido esto ha de ejecutar con devoción todas sus acciones, esto
es, sacrificarlas en aras del Supremo y no de su persona. Ha de ofrecer el sacrificio a si
mismo o sea a su Yo superior, que equivale a sacrificarlas a Ishvara. Todos sus actos y
aspiraciones han de estar consagrados a si mismo o al Todo. Aquí interviene la
importancia del motivo. Porque si ejecuta valerosas hazañas o benéficas acciones o
adquiere conocimientos para auxiliar a la humanidad, y a ello le mueve el único deseo
de lograr la salvación, obrará en tales casos por su propio beneficio, y en consecuencia
se ofrecerá sacrificios a sí mismo. Así es que ha de consagrarse internamente al Todo,
reconociendo que él no es el actor sino tan sólo el testigo de la acción.

64
Bhagavad–Gîtâ.
205

Como quiera que reside en cuerpo mortal, le conturba la duda; y esto denota su
ignorancia de algo, por lo que ha de disipar la duda con “la espada del conocimiento”
pues si sabe responder a una duda, de seguro la disipará. Toda duda proviene de la
naturaleza inferior y nunca de la superior. Así es que, a medida que aumente su
devoción, será mayor el conocimiento que adquiera de su naturaleza sâttvika.

Porque se ha dicho: “El perfecto de la devoción (o que perseverare en su


ejercicio) adquiere con el tiempo espontáneamente conocimiento espiritual”. Y también
se ha dicho: “El hombre de mente dubitativa no goza de este mundo ni del otro y ni
logra la bienaventuranza final”. Esta última frase rebate la idea de que si existe en
nosotros el Yo superior, acabará por triunfar de la necesidad de conocimiento, aunque
seamos indolentes y recelosos, y nos conducirá a la bienaventuranza final con la
colectiva corriente de la humanidad.

La verdadera oración consiste en contemplar todas las cosas sagradas o aplicadas


a los actos de la vida diaria, acompañadas del vehemente y cordial deseo de que sea
más intensa su influencia para enaltecer y mejorar nuestra conducta, y que se nos
conceda algún conocimiento de ellas. Todos estos pensamientos deben entretejerse con
el conocimiento de la suprema y divina Esencia de que dimanaron todas las cosas. La
cultura espiritual se logra por medio de la concentración, que debe ejercitarse
diariamente, utilizándola en todo momento. Se ha definido la meditación diciendo que
es “el cese de todo activo pensamiento externo”. Concentración es el enfoque de todo
nuestro ser en determinado objeto. Por ejemplo, madre abnegada es la que ante todo y
sobre todo procura por los intereses de sus hijos en todos sus aspectos; no la que piensa
durante un día entero en una sola modalidad de los intereses filiales.

El pensamiento tiene potencia reproductiva, y cuando la mente se posa en una


idea, queda coloreada por ésta, y todas las demás ideas, asociadas con la principal,
brotan entonces de la mente. Por esta razón el m1stico acaba por conocer todo objeto en
el que constantemente piensa con detenida contemplación; y así dijo Krishna con
mucho acierto: “Piensa constantemente en mí. Confía sólo en mi y con seguridad
llegarás a mi”.

La vida es el gran maestro. Es la gran manifestación del Ego, quien a su vez


manifiesta al Supremo. De aquí que todos los métodos sean buenos y todos formen
parte del sublime anhelo de la devoción, la cual, según el Bhagavad–Gîtâ, es “el éxito
en las acciones”.

Las facultades psíquicas, a medida que se vayan recibiendo, deben emplearse


también porque nos revelan el conocimiento de algunas leyes; pero no hay que exagerar
su valía ni tampoco desconocer sus riesgos. El que confía en sus facultades psíquicas es
como quien se enorgullece y canta victoria por haber llegado a la primera estación de la
cuesta que conduce a los picachos que se ha propuesto escalar.

VI

Es una ley eterna que el hombre no puede ser redimido por una potestad exterior
a sí mismo. De ser esto posible, bastara con que hace muchísimo tiempo hubiera
visitado la tierra un ángel que declarando verdades celestes y manifestando las
206

facultades de la naturaleza espiritual, descubriese a la conciencia humana los mil


hechos que ignoraba65.

El crimen, lo mismo puede perpetrarse en pensamiento que en acción. Quien por


cualquiera causa odia a otro, que gusta vengarse y no perdona las injurias, está poseído
del espíritu del homicidio, aunque no se dé cuenta de ello. Quien se doblega a falsas
creencias y somete su conciencia a una institución humana, blasfema de su divino ser, y
por lo tanto “toma el nombre de Dios en vano” aunque no preste juramento alguno.
Quien desea o simpatiza con los deleites sensuales, sea en el trato conyugal o fuera de
él, es el verdadero adúltero. Quien no presta al prójimo los conocimientos, bondades y
auxilios que prudentemente pudiera otorgarle, y vive para acumular riquezas
materiales, es el verdadero ladrón. Quien difama, calumnia y rebaja el carácter de su
prójimo con toda especie de falsedades, es también un ladrón y de la peor índole66.

Si los hombres fuesen buenos consigo mismos y benévolos con los demás, se
operaría un formidable cambio en su estimación del valor de la vida y de las cosas de
esta vida67.

Educación del pensamiento. – Concentrad todas las fuerzas de vuestra alma en el


empeño de cerrar las puertas de vuestra mente a todo pensamiento, sin permitir la
entrada más que a los que prometan revelaros la irrealidad de los sentidos y de la vida
corporal y la paz del mundo interior.

Reflexionad noche y día sobre la irrealidad de cuanto os rodea y de vuestra


misma personalidad. Los malos pensamientos no son tan nocivos como los ociosos e
indiferentes, porque de los malos pensamientos podemos guardarnos una vez nos
determinemos a combatirlos y vencerlos. Esta determinación robustecerá vuestra
voluntad. Los pensamientos ociosos e indiferentes distraen la atención y malgastan
energía. La primera y mayor ilusión que se ha de vencer es la identificación con el
cuerpo físico. Pensad que este cuerpo no es más que una casa donde habéis de vivir
temporalmente, y así no volveréis a ceder a sus tentaciones. Procurad también dominar
las prevalecientes flaquezas de vuestro carácter, dirigiendo el pensamiento por el
camino más a propósito para extinguir las pasiones. Después de los primeros esfuerzos,
sentiréis un indescriptible vacío y desconsuelo en vuestro corazón; pero no os
amedrentéis por ello, sino consideradlo como el suave crepúsculo precursor del
naciente sol de la felicidad espiritual. La tristeza no es un mal. No os quejéis, porque lo
que os parecen sufrimientos y obstáculos suelen ser en realidad los misteriosos
esfuerzos de la naturaleza para ayudaros en vuestra obra si sabéis aprovecharlos.
Considerad todas las circunstancias con la gratitud de un discípulo68. Toda queja es una
rebelión contra la ley del progreso. Lo que hay que evitar es el dolor que todavía no ha
sobrevenido. El pasado no puede mudarse ni enmendarse. Lo perteneciente a las
experiencias presentes no puede ni debe evitarse; pero sí han de evitarse las
preocupaciones sobre imaginarias desgracias, o los temores acerca del porvenir, así
como todo impulso o acción que puede causar presente o futuro dolor a nosotros o a los
demás69.

65
Spirit of the New Testament, pág. 508.
66
Spirit of the New Testament, pág. 50.
67
Theosophist, Julio de 1889, pág. 590.
68
Theosophical Siftings. Nº 3–vol. 2–89.
69
Pantanjali.– Aforismos del Yoga.
207

VII

Nada más valioso para quienquiera, que un excelso ideal hacia el que aspire de
continuo y a él amolde sus pensamientos y emociones de suerte que regalen lo mejor
posible en conducta. Si así se esfuerza para llegar a ser, más bien que a parecer como
su ideal, no fracasará en el empeño de acercarse cada vez más a él. Sin embargo, habrá
de luchar para este logro, y si su ideal es elevado y verdaderamente a alcanzarlo se
encamina, no se envanecerá, sino que, por el contrario, se humillará de su rectitud, pues
al descubrir ante si la posibilidad de mayor adelanto en planos todavía más elevados, no
se engreirá de su progreso ni tampoco se entibiará su ardor. Precisamente el
reconocimiento de las vastas posibilidades de la vida humana es necesario para disipar
el tedio e invertir en celo la apatía. Así la vida no es odiosa, sino aceptable, cuando
comprendemos claramente su finalidad y estimamos sus espléndidas oportunidades. El
más recto y seguro camino para llegar a este elevado plano de conciencia es el ejercicio
del altruismo, tanto en pensamiento como en acción. Estrecho es, en efecto, el campo
visual limitado a la personalidad, que mide todas las cosas con la vara del interés
egoísta, porque en semejante limitación no es posible que el ego conciba elevados
ideales ni se acerque a los planos superiores de existencia. Las condiciones de adelanto
están dentro y no fuera, y por fortuna son independientes de las circunstancias y
condiciones de la vida terrena. Por lo tanto, a todos se les depara la ocasión de ir
escalando cumbre tras cumbre, y cooperar así con la naturaleza en el cumplimiento de
la evidente finalidad de la vida70.

Si creemos que el objeto de la vida es la satisfacción y bienestar de la


personalidad, y que el bienestar material confiere la suprema dicha, confundiremos lo
inferior con lo superior y la ilusión con la verdad. Nuestra modalidad material es
consecuencia de la constitución material de nuestros cuerpos. Somos “gusanos de la
tierra” porque nuestras aspiraciones se arrastran por la tierra; pero si entráramos en un
sendero de evolución donde fuésemos menos materiales y más etéreos, tomaría muy
distinto cariz la civilización. Muchas cosas que ahora nos parecen indispensables y
necesarias dejarían de serlo; y si pudiéramos transferir nuestra conciencia de un
extremo a otro del globo con la velocidad del pensamiento, serían inútiles los actuales
medios de comunicación. Cuando más profundamente nos hundimos en la materia, más
medios de comodidad material necesitamos; pero el esencial y potente dios interno del
hombre no es material ni depende de las restricciones peculiares de la materia.

¿Cuáles son las verdaderas necesidades de la vida? La respuesta está en relación


con lo que cada cual crea necesario. Los ferrocarriles, los buques de vapor, la luz
eléctrica, etc., nos son ahora necesarios; y sin embargo, millones de gentes han vivido
largo tiempo felices sin conocerlos. Para uno serán necesarios una docena de palacios;
para otro un carruaje; para otro una pipa o una botella de ron. Pero todas las
necesidades de esta índole son ficticias, constituyen el estado en que el hombre se
encuentra satisfecho y le incitan a permanecer en él, sin desear algo superior, por lo
que pueden ser un estorbo más bien que impulso en su evolución. Si nos eleváramos a
más alto estado que no exigiese nada artificioso, todas las cosas ficticias dejarían de ser
necesarias y no las desearíamos; pero la apetencia de placeres groseros en que tiene fijo
su pensamiento, le impide al hombre entrar en la vida superior71.
70
J. Buck. – Man, pág. 106.
71
Hartmann, Magia Blanca y Negra.
208

Isis Sin Velo y El Visishtadwaita


Helena Blavatsky

Publicado originalmente en “The Theosophist” de Enero 1886

CORRESPONDENCIA

Señor, en el número de Octubre de nuestra revista, "R.P." trata de probar que en el libro
"Isis sin Velo" enseñé, sustancialmente, la doctrina Visishtadwaita; sin embargo
discrepo con este punto de vista. Estoy consciente del hecho de que "Isis sin Velo" dista
mucho de ser la obra completa que hubiera podido resultar si el mismo material lo
hubiese redactado una persona más erudita. Vale la pena agregar que como trabajo
literario carece de simetría y, quizá, de vez en cuando, de exactitud. Pero tengo algunas
excusas para todo esto: fue mi primer libro en un idioma que no era mi lengua madre y,
por lo tanto, no tenía la costumbre de escribir en él. Además, el inglés era un idioma con
el cual, ciertos filósofos asiáticos que me auxiliaron, tenían muy poca familiaridad y,
finalmente, el Coronel Olcott, que revisó el manuscrito, colaborando desde el principio,
en 1875-1876, ignoraba, casi por completo, la Filosofía Aria y, por lo tanto, no podía
detectar ni rectificar, los errores que yo podía fácilmente cometer cuando expresaba mis
pensamientos en inglés. No obstante lo antedicho, opino que la crítica de "R.P ." es
errónea.
Si me equivoqué porque no enfaticé la distinción entre un Dios Impersonal o Parabrahm
y un Dios Personal, tampoco me confundí al grado de que permuté, completamente, el
uno por el otro. Las páginas 2, 216-17 del primer volumen de Isis sin Velo y la 153 del
segundo volumen (versión inglesa original), de las cuales se vale "R.P." en su crítica, no
representan mi doctrina; sino las ideas de otros autores. Las primeras dos son una cita
entresacada de Manu, mostrando la respuesta que un brahman y un budista letrados
darían a la afirmación del profesor Max Müller, según la cual, Moksha y Nirvana
significan aniquilación. Mientras en la página 153 del segundo volumen, se encuentra
una defensa y una explicación del sentido esotérico de la Biblia, desde el punto de vista
de un místico cristiano. Es obvio que esto tendría visos de Visishtadwaítismo que,
análogamente al Cristianismo, adjudica atributos personales al Principio Universal. En
lo que concierne al prefacio de la página 2, podemos decir que, aun cuando se lee
literalmente, refleja sólo mi opinión personal y no la Doctrina Esotérica. Siendo una
escéptica en mi juventud, busqué y obtuve, mediante los Maestros, la plena
confirmación de la existencia de un principio, (no un Dios Personal), "un océano
ilimitado e insondable" del cual mi "alma" era una gota. Al igual que los Adwaitas, no
hice ninguna distinción entre mi Séptimo Principio y el Espíritu Universal o Parabrahm,
ni creo en un espíritu individual recluído dentro de mí, como algo separado del entero.
Como prueba de lo antedicho, lean mi observación sobre "la omnipotencia del espíritu
inmortal del ser humano", la cual sería un absurdo lógico si se basara en alguna teoría
de separación egoísta. El error que cometí fue que, en toda la obra usé, indistintamente,
la palabras Parabrahm y Dios para expresar la misma idea: seguramente un pecado
209

venial, cuando uno se percata de lo limitado que es el idioma inglés, al grado de que,
aun ahora, estoy usando una palabra sánscrita para expresar una idea y el inglés para
otra. Que sea Adwaita ortodoxo o no, como ocultista y valiéndome de la autoridad de la
Doctrina Secreta, sostengo que el espíritu del ser humano, aun cuando se sumerge
enteramente en Parabrahm y aunque no sea individual por sí, preserva su individualidad
distinta en Paranirvana, debido a la acumulación de los agregados o skandhas que han
sobrevivido de las facultades superiores de Manas después de cada fallecimiento.
Después de la muerte de cada personalidad a lo largo de las líneas de renacimientos, las
aspiraciones más espirituales, es decir, superiores y más divinas de cada personalidad,
siguen a Buddhi y al Séptimo Principio en Devachan (Swarga), convirtiéndose en parte
integrante de la Mónada. La personalidad desaparece, disipándose antes de que ocurra la
evolución de la nueva personalidad que sale del Devachan, renaciendo; sin embargo, la
individualidad del espíritu-alma (ay y de nuevo ay, ¡qué se puede hacer con este
inglés!), se preserva hasta el final del gran ciclo (Maha-Manwantara), cuando cada Ego
entra en Paranirvana o se sumerge en Parabrahm. Para nuestra comprensión de talpas, el
espíritu humano se pierde, entonces, en el Espíritu Uno, así como la gota de agua en el
océano no se puede detectar ni recuperar. En efecto no es así en el mundo del
pensamiento inmaterial, cuya relación con el pensamiento humano dinámico es
comparable al poder visual del microscopio más poderoso concebible y la vista de un
ser semiciego. Sin embargo, este es un símil muy insuficiente; ya que la diferencia es
inexpresable en términos de sistema métrico. A pesar de lo largo que la "noche de
Brahma" o aun el Pralaya Universal (no el local, que afecta sólo a un grupo de mundos)
pueda ser, cuando ésta termine, la misma Mónada individual Divina vuelve a empezar
su majestuoso sendero evolutivo, aunque en una cadena de tierras superiores y cien
veces más perfecta y más pura que anteriormente, llevando consigo toda la esencia de
las espiritualidades compuestas por sus previos e innumerables renacimientos. Por lo
tanto: lo antedicho demuestra que estos "espíritus" o unidades Parabrhámicos y
Paranirvánicos tienen y deben conservar sus individualidades divinas y (no humanas).
No hay que olvidar que la evolución espiral es dual y que el sendero de la espiritualidad
gira, como un sacacorchos, dentro y alrededor de la evolución fisica, semifísica y
suprafísica. Me estoy enfrascando en detalles que es mejor dejarlos a la plena
consideración que su importancia se merece y que le otorgaremos en mi inminente
libro: "La Doctrina Secreta".

LA ALQUIMIA EN EL SIGLO XIX


(Alchemy in the Nineteenth Century, Oct., Nov., Dec., 1889)

H. P. Blavatsky
El lenguaje que emplearon los antiguos químicos, es decir, los alquimistas, era
simbólico, como lo ha sido siempre el de todas las religiones.

En La Doctrina Secreta se ha dicho que todo lo existente en el mundo de los


efectos tiene tres atributos, o sea una triple síntesis de los siete principios: esto resultará
210

quizás más claro, diciendo que todo cuanto existe en el mundo está construido sobre
tres principios y cuatro aspectos, exactamente como se ha explicado en el caso del
hombre.

Así como el hombre es una unidad compuesta de un cuerpo, un alma racional y


un Espíritu Inmortal, así cada objeto en la Naturaleza tiene una forma objetiva, un alma
vital y una Chispa Divina, puramente espiritual y subjetiva.

La primera parte de esta proposición tripartita no puede negarse;. la segunda se


sostiene por sí misma después de que observemos y admitamos que los metales, ciertas
plantas y algunas drogas poseen poderes, inherentes a ellos, capaces de producir efectos
determinados en los organismos dotados de vida, como lo demuestra la práctica diaria
de la ciencia oficial. En cuanto a la tercera, o sea, la referente a la presencia de una
quintaesencia absoluta en cada átomo, el Anima Mundi, sólo es negada por el
materialismo más ciego.

Esta actitud agnóstica promete grandes rectificaciones: por nuestra parte dejamos
que el tiempo obre sobre los que con ella comulgan, puesto que de la discusión jamás
verán estos ciegos derivar luz alguna.

Del mismo modo que son tres los constituyentes de todos los objetos naturales, así
también en toda ciencia entran tres proposiciones fundamentales, siquiera el uso haga
que no se mencione más que una.

Antes existía la Alquimia como una ciencia, en la que la quintaesencia actuaba a


la vez en todos los planos de la Naturaleza y en todas sus correlaciones, como ya
tenemos repetidamente señalado.

Cuando aparece en la Tierra un hombre dotado de una inteligencia superior,


permite que este supremo e ilimitado Poder aprenda en él sus primeras lecciones. Todo
cuanto ve, todo cuanto percibe, puede imitarlo. Pero cuando trata de reproducir alguno
de estos efectos por un esfuerzo de su voluntad, se ve obligado a desarrollar en sí
mismo una cierta facultad o poder, latente en la constitución humana, llamada
Kriyâshakti en la fraseología oculta.

Es ésta una facultad creadora, y es así simplemente porque no es más que el


agente en un plano objetivo del primer Principio Creador. Es algo así como un radiante
conductor que da una dirección definida y concreta a la creadora quintaesencia en su
descenso a los planos inferiores, pero no debe olvidarse que el intelecto humano,
considerado como canal por donde se vierte esta enorme radiación, está constituido con
arreglo a un plan predeterminado.

De este conocimiento fundamental nacieron la Alquimia, la Magia magnética y


las demás ramas de la Ciencia Oculta.

Cuando mediante el transcurso del tiempo fueron saturándose los pueblos de


egoísmo y vanidad, llegando a considerarse superiores intrínsecamente a cuanto les
rodeaba y a cuanto les precedió; cuando el desarrollo del Kriyâshakti se hizo difícil y la
divina facultad desapareció de la Tierra, fueron olvidando poco a poco la sabiduría de
sus antepasados. Entonces fue negada hasta la existencia del hombre antediluviano y
211

con ella huyó el espíritu y el alma contenida en la más antigua de todas las ciencias. De
los tres grandes atributos de la Naturaleza se ha aceptado solamente uno, la materia, y
aun así, en su más ilusorio aspecto, por más que la existencia de una materia real o
sustancia se presienta bajo sus conclusiones, y verdaderamente, al hablar así, tienen
razón los materialistas, por más que sea muy vaga la concepción que de ella tienen.

De este aspecto particular nació la química.

El cambio es el constante efecto de la evolución cíclica. El círculo perfecto es


Uno, un triángulo, un cuaternario y un quinario. El principio creador, emanado de la
raíz sin raíz de existencia absoluta, sin fin posible y cuyo símbolo es la serpiente, o
perpetuum mobile, mordiéndose la cola, no puede ser bien aprehendido, así como el
ázoe de los alquimistas medioevales. El círculo se convierte en un triángulo,
compenetrándose ambos mutuamente, como Minerva salió de la cabeza de Júpiter. Este
círculo simboliza el Absoluto; la línea recta descendente de la derecha representa la
síntesis metafísica, y la de la izquierda la física. Cuando la madre Naturaleza crea su
cuerpo, estas dos líneas se unen en su base, representando el despertar de la Actividad
Cósmica. Hasta este momento Purusha, el Espíritu, está separado de Prakriti, la
sustancia material latente. Existe solamente en estado de potencialidad y aún no ha
sonado la hora de que se convierta en las formas objetivas del mundo sublunar. Purusha
no puede aún construir formas con esta materia, puesto que no está limitada y es
menester para ello que el triángulo se cierre, que se limite la microscópica estrella. Una
vez alcanzado este estado puede el pensamiento remontarse al momento en que el
Ternario deviene Cuaternario; al instante en que se forma la cruz. Esta cruz se divide en
cuatro partes llamadas Taro, Ator, Rota y Tora. Esta es la tierra virgen, la tierra de
Adán, el Espíritu Santo de los antiguos alquimistas y de los Rosa–Cruces, de lo que los
kabalistas hacen (según la nomenclatura moderna) Na2CO3, Carbonato de Sodio, y
C2H6O, o sea Alcohol.

¡Ah, pobre Estrella Matutina, pobre Alquimia! Todo cuanto existe tiende a
transformarse, y por ende a desaparecer; la eternidad de las cosas es una vana quimera.
Los mundos cambian constantemente, y las palabras se desfiguran apenas salen de los
labios; sólo la Idea perdura. La piel de zapa con que se reviste la Naturaleza para
engañar a los necios, como en el cuento de Perrault, será la eterna verdad para los que
no aprendan a distinguir lo verdadero de lo falso; el discípulo de los antiguos filósofos
aprende a encontrar lo verdadero, bajo las sutiles apariencias que lo encubren y sabe
que la materia es menos aun que el vestido con que se oculta la Naturaleza, la cual sólo
se muestra a quien sabe sacrificar la forma en aras del conocimiento superior. Esto es lo
que salvó al príncipe encantador e hizo su matrimonio con la Verdad.

Pues bien, las modernas investigaciones apenas han hecho otra cosa sino otear el
vestido de la Naturaleza creyendo que en él está la verdadera Ciencia. Se consuelan en
su ignorancia, imaginando que con poner nuevos nombres a las cosas viejas, explican
su esencia o han realizado verdaderos descubrimientos. Según ellos, la nigromancia de
Moisés no es más que Espiritismo; la Ciencia de los iniciados en los antiguos templos
es, si acaso, el magnetismo de los gimnósofos indos; el mesmerismo de Esculapio, el
Salvador, queda reducido a hipnotismo o Magia negra, para denominarle con su
verdadero nombre.
212

Para los materialistas modernos, la Alquimia, con su cortejo de transmutación de


los metales en plata y oro, no fue más que hábil charlatanismo. Los fundamentos son,
según ellos, una superstición y no una ciencia, y todos cuantos creían o decían creer en
ella eran engañados o impostores. Llenas están las enciclopedias de toda clase de
epítetos acumulados sobre los alquimistas y ocultistas.

Sin embargo, los miembros de la Academia Francesa están hoy día más
imposibilitados que nunca para allegar una prueba inconcusa que destruya la
posibilidad de la transmutación de los metales, puesto que han reconocido la existencia
de una base metálica en los álcalis. Existen algunos científicos que no desesperan de
poder llegar a reducir los elementos a su estado primitivo (véase, por ejemplo, Mr.
Crookes y sus meta–elementos) y de éstos nadie se atreve a decir que son imbéciles
engañados. Se admite generalmente la teoría ígnea en la formación de la Tierra, es
decir, una masa homogénea primitiva de la que se derivaron los diferentes estados de
materia, y no se quiere conceder que sea posible volver, mediante transmutaciones
sucesivas, cualquier elemento a su estado original. Entiéndase que hablamos en el
terreno de las posibilidades, pues la cuestión es tan ardua que resolverla sería hallar la
clave de los procedimientos naturales. Por otra parte los químicos, y entre ellos Mr.
Crookes, han probado suficientemente que la relación que existe entre los metales no es
solamente la que proviene de si, origen común, sino de generación idéntica.

Por lo tanto, no eran tan locos los alquimistas que buscaban un estado superior o
sublimado en las cosas; y así se prueba (a quien sepa leer) en La Síntesis, de M.
Berthold, uno de los químicos más profundamente versados en la materia.

M. Chevreul, el venerable sabio que ha llegado a una edad tan avanzada en la


plena posesión de sus facultades mentales, podría quizá decir mucho acerca de la
utilidad práctica de los trabajos alquímicos a los estudiantes jóvenes que encuentran
este camino tan difícil de seguir. No se alcanza una longevidad tan llena de luz y una
instrucción tan grande corno la de este hombre, practicando farsas ridículas
desprovistas de toda formalidad científica.

El hecho es que el gran sabio, el padre de la química moderna, encontró y legó a


la posteridad los numerosos trabajos que sobre la ciencia falsa existían en el Museo, lo
cual nos demuestra la estima en que los tenía. Entre sus papeles se han encontrado
grandes ensueños alquímicos que este hombre de ciencia se complacía en consignar.

Pero es menester tener siempre presente que los libros herméticos tienen una
clave, lo cual explica la jerigonza en que están escritos; la sabiduría que contienen no
está al alcance del primero que negligentemente los hojee.

Toda ciencia, repetimos, tiene tres aspectos; en todo cuanto vemos y


comprendemos, podemos apreciar lo objetivo y lo subjetivo. Si lo primero, tendremos
la gran serie de las transmutaciones alquímicas, con o sin el polvo de proyección; si lo
segundo, se nos ofrecerán todas las especulaciones concernientes a la naturaleza de la
mente. El tercero es un medio superior y espiritual. En La Doctrina Secreta hemos
tratado de probar que toda la simbología tiene siete interpretaciones diferentes
(correspondiendo los símbolos empleados a todas ellas) siendo tres las que aclaran los
reinos de lo físico, lo psíquico y lo Espiritual, por lo cual sólo los grandes iniciados son
capaces de descifrar correctamente el lenguaje laberíntico en que están escritas las
213

obras de los filósofos herméticos; aun así hay mucho más de falso que de verdadero en
las obras de los discípulos de Hermes.

Los medios que ellos emplean no pueden aplicarse para resolver los problemas de
la Alquimia práctica, si al mismo tiempo no se emplea el factor psicológico que ellos
ponían en práctica. Kenneth Mackenzie expresa esto mismo cuando habla de las
sociedades herméticas: “Para el alquimista práctico todo está comprendido en la
producción de oro según las reglas peculiares de su Arte, siendo de importancia
secundarla la evolución de la filosofía mística que, por otra parte, refiere a un sistema
completo de teosofía; pero el sabio que ha alcanzado un plano superior de
contemplación metafísica, desdeña sus estudios porque encontró allí la completa
realización de sus aspiraciones” (Royal Masonic Cyclopaedia).

Sin embargo, es evidente que la simbología dada como guía para alcanzar la
transmutación de los metales, constituye el núcleo de lo que llamamos Química. No es
posible ya considerar como impostores a hombres de la talla mental de Paracelso, Van
Helmont, Roger Bacon, Boerhaave y tantos otros.

Los académicos franceses se han burlado tanto de la Kábala como de los


alquimistas (pero al mismo tiempo aprovechándose de los descubrimientos que
realizaron) que sub rosa perseguían los secretos de la ciencia oriental. De hecho, la
sabiduría oriental no brilló jamás en el Oeste; se la llamó siempre Magia. Sin embargo,
cuantos alquimistas llegaron a comprender algo de su Arte, bebieron directamente en
las fuentes del Este. Algunos pretenden que este movimiento ocultista no fue sino la
última evolución de la Magia caldea, pero la Alquimia se remonta en su origen mucho
más atrás en el tiempo. Olaus Borrichius, una autoridad en la materia, dice que es
anterior a Egipto.

¿Qué época puede atribuirse al origen de la Alquimia? Ningún escritor moderno


puede decirlo con exactitud. Unos hacen de Adán el primer Adepto, otros hacen del
momento del pasaje: “los hijos de Dios, viendo que las hijas de los hombres eran
hermosas, las tomaron por mujeres”, el nacimiento del Arte. Moisés y Salomón fueron
los últimos Adeptos de esta Ciencia, en la que se vieron precedidos por Abraham, el
cual, a su vez, fue iniciado por Hermes. Avicena dice que la Tabla Esmeraldina (única
indiscreción conocida en Alquimia) fue encontrada en el sarcófago de Hermes, el cual
había sido enterrado en Hebrón por Sarah, mujer de Abraham. Sin embargo, Hermes no
es el nombre de un hombre, sino un título genérico como los que después tuvieron los
neo–platónicos y hoy el teósofo.

Porque en resumen, ¿qué se conoce de Hermes Trimegisto o el Tres veces


grande? Aproximadamente lo que se sabe de Abraham, de su mujer Sarah y de su
concubina Agar, que San Pablo declara ser una alegoría. En tiempos de Platón, Hermes
estaba identificado con Thot entre los egipcios, pero la palabra Thot no significa
solamente inteligencia, sino también asamblea o escuela. Realmente Thot Hermes no
es más que la personificación de la voz de la clase sacerdotal egipcia, es decir, la
palabra del Gran Hierofante. Aun cuando sepamos que este estado de cosas es posterior
al tiempo en que la gran raza sacerdotal florecía en tierra de Chemi, no habremos
adelantado gran cosa en la resolución del problema. La antigua China, aunque no en tan
gran escala como Egipto, tiene la reputación de ser la patria de la Alquimia
trascendental, y probablemente así es. Un misionero residente en Pekín, William A. P.
214

Martin, la llama la cuna de la Alquimia. Cuna es, quizás demasiado; pero ciertamente el
Celeste Imperio puede considerarse como una de las naciones en que las antiguas
escuelas de la Ciencia Oculta tuvieron su asiento. En cierta ocasión la Alquimia penetró
en Europa desde China, según probaremos.

Otro piadoso misionero, Hood, asegura solemnemente que la Alquimia nació en


el jardín “que estuvo en el Edén, situado en Oriente”. Según él, es la producción de
Satán, quien tentó a Eva, bajo la forma de una serpiente, pero el hombre olvidó seguir
sus consejos y se quedó sólo con el final del nombre de la ciencia. Serpiente, en hebreo,
es Nahah (plural Nahashim) siendo, pues, de la sílaba shim de la que se derivó el
nombre de la Alquimia y de la química. Pero pasemos a las pruebas ofrecidas.

Las más notables personalidades en los estudios acerca de las ciencias arcaicas, y entre
ellas William Godwin, han llegado a la evidencia de que la Alquimia se cultivaba en
casi todas las naciones de la antigüedad mucho tiempo antes de nuestra Era, siendo los
griegos los últimos que, al aparecer el cristianismo, empezaron a estudiarla, haciéndola
célebre mucho tiempo después. Esto en cuanto a su estudio en general, pues los
Adeptos de los templos de la Magna Grecia la conocían desde el tiempo de los
Argonautas. El origen europeo de la Alquimia es, pues, de esta época, como se
desprende de la alegoría del Vellocino de Oro.

Suidas habla en su Lexicón de la expedición de Jasón y los Argonautas para


conquistar el ∆ερασ (Deras) o Vellocino de Oro, partiendo hacia el Mar Negro con la
ayuda de Medea, hermana de Eetes de Ea. Pero en vez de apoderarse de aquello que los
poetas dicen, se posesionaron de un tratado escrito sobre una piel, demati, donde se
explicaba la manera de hacer oro, valiéndose de procedimientos químicos. Los
contemporáneos llamaron a esta piel el Vellocino de Oro, probablemente a causa del
gran valor que para ellos tenían las instrucciones allí escritas.

Esta explicación es mucho más sencilla y más probable, sobre todo, que las
elucubraciones de los mitólogos modernos72, y siendo así, la Cólquida de los griegos
será la moderna Meretia en el Mar Negro; el Rion, el río que corre por esta región, el
Phasis antiguo, en el que aún hoy se encuentran yacimientos auríferos y, por último,
corrobora esta orientación el hecho de que las tradiciones y leyendas de los pueblos
aborígenes, mingrelianos, abhacianos y meretianos, están llenas de reminiscencias y
recuerdos del famoso Vellocino. Sus antecesores decían que poseían el Arte
transmutatorio que hoy llamamos Alquimia, y se daban a sí mismos el nombre de
hacedores de oro.

Cierto es que los griegos ignoraron las ciencias herméticas hasta la época de los
neoplatónicos (entre los siglos IV y V), con la sola y natural excepción de los Iniciados,
pues la verdadera Alquimia del antiguo Egipto no fue jamás divulgada sino mas tarde y
en sus líneas más generales. Hacia el siglo III nos encontramos con el famoso edicto del

72
M. de Gubernatis (Mythol. Zool., 1427) encuentra que porque “el carnero se llama en
sánscrito mesha o meha”, el Vellocino de Oro de los griegos no viene a ser más que “el
vapor que… se levanta de la superficie de las aguas”, y Mr. Schwartz compara la piel de
un carnero con una noche tempestuosa y dice ser parecido el balido de este animal al
chasquido eléctrico entre las nubes. Los vapores y las nubes están indudablemente en la
cabeza del autor, y lo peor es que autores como M. P. Decharme (Mytologie de la Gréce
antique) comparten semejantes opiniones. (H.P.B.)
215

emperador Dioclecíano mandando buscar en Egipto cuantos libros e inscripciones


tratasen de la fabricación de oro, a fin de hacer de ellos un auto de fe público. W.
Godwin nos dice que después de la publicación de este decreto y durante dos siglos, no
se encontró ni se oyó hablar de trabajos alquímicos en el antiguo reino de los faraones.
Añade también que la mayor parte de estas obras habían sido enterradas con las
momias diez veces milenarias. El verdadero secreto de estos libros no podía ser
descubierto, así como el del Vellocino de Oro, por un rebuscador superficial en las
tradiciones faraónicas. pero la Sabiduría Secreta, encubierta bajo las alegorías de los
papiros, no llegó a Europa con las ciencias herméticas. La Historia nos dice que la
Alquimia se estudiaba en China más de dieciséis siglos antes de la Era cristiana, y que
florecía en sus primeras centurias. Y fue hacia el final del siglo IV, cuando China abrió
sus puertas al comercio de la raza latina, el momento en que la Alquimia penetró en
Europa; Alejandría y Bizancio, los dos centros principales de este comercio, estaban
poco tiempo después llenas de obras de transmutación.

Comparemos ahora el sistema chino con la llamada ciencia hermética:

I. El doble objeto que persiguen ambas escuelas es idéntico: hacer oro, prolongar
la vida humana y rejuvenecer por medio del menstruum universale, y de la lapis
philosophorum. El tercer objeto de la ciencia, o sea el medio real de verificar la
transmutación, ha sido despreciado por los Adeptos cristianos; su creencia en la
inmortalidad del Alma, puramente ortodoxa, hizo que jamás tocasen esta cuestión.
Parte por negligencia, parte por costumbre, hicieron del semmum bonnum el todo en las
naciones cristianas. Sin embargo, éste es el último fin que persigue el alquimista
oriental. Todos los Adeptos iniciados desprecian el oro y tienen una profunda
indiferencia por la vida, que consideran como muy pequeña para hacerla objeto
primordial de sus desvelos.

II. Ambas escuelas reconocen la existencia de dos elixires: el mayor y el menor.


El uso del segundo en el plano físico transmuta los metales y rejuvenece. El gran elixir,
que no es tal elixir sino simbólicamente, confiere la completa posesión de todo cuanto
existe: la inmortal unión del Espíritu y la conciencia, el Nirvana como consecuencia de
una precedente evolución, o Paranirvana o Absoluta Unión con la Esencia Única.

III. Los principios básicos de ambos sistemas son también idénticos: unir en un
germen reproductor la naturaleza de los metales y sus emanaciones. La letra tsing del
alfabeto chino (germen) y t´ai (matriz), constituyen el fundamento general del
vocabulario alquimista chino, el cual es la raíz de muchas palabras de uso frecuente
entre los tratadistas herméticos.

IV. El mercurio, el plomo y el azufre se usan lo mismo en Oriente que en


Occidente, añadiéndoles diversas materias que ambas escuelas aceptan bajo un triple
significado, pudiéndose asegurar que el último o tercero no ha sido comprendido nunca
por los alquimistas europeos.

V. Los alquimistas de ambos países aceptan conjuntamente la teoría de un ciclo


transmutatorio, durante el cual los metales preciosos pasan a los elementos básicos.

VI. Las dos escuelas de Alquimia mantienen estrechas relaciones con la


Astrología y la Magia.
216

VII. Finalmente, ambas usan una fraseología fantástica. El autor de Studies of


Alchemy in China73 demuestra que el lenguaje de los alquimistas occidentales imita
perfectamente la jerigonza metafórica de los chinos, hecho que concurre a probar que el
origen de la Alquimia europea hay que buscarlo en Oriente.

Sería conveniente que el lector no se dejara llevar del prejuicio que podría atraer
el empleo de la palabra Magia, puesto que hemos dicho que la Alquimia tiene relación
con ella y con la Astrología. Magia es un antiguo término persa que significa
conocimiento, y abraza cuanto se refiere a todas las ciencias, tanto físicas como
metafísicas, que se estudiaban en aquel tiempo. La sabia casta sacerdotal de los caldeos
cultivó la Magia, de donde andando el tiempo vino el magismo y el gnosticismo.
Abraham no fue considerado un caldeo. Y José no era un piadoso judío que hablase del
patriarca de su raza en Egipto, sino de matemáticas o ciencias esotéricas, incluyendo la
Ciencia de las Estrellas, es decir, un profesor de magismo y, por lo tanto, un astrólogo.

Pero sería cometer un gran error confundir la Alquimia de la Edad Media con la
de los tiempos antediluvianos. Aquélla, como ésta, obraba mediante tres agentes
principales: la piedra filosofal para la transmutación de los metales; el alkahest o
disolvente universal y el elixir vitae que tenía la propiedad de prolongar
indefinidamente la vida humana. Ningún verdadero filósofo o iniciado se ocupó jamás
de este último. Los tres agentes forman la Trinidad una e indivisible, que únicamente
cabe diferenciar desde el egotismo humano. La casta sacerdotal, al hacerse mala y
ambiciosa, antropomorfizó el Uno y lo dividió en tres personas, como el falso místico
separa la Fuerza Divina del Kriyasaka universal para convertirlo en tres agentes
distintos.

Bautista Porta dice claramente en su Magie Naturelle: “Yo no os prometo montes


de oro, ni la piedra filosofal, ni el divino licor que hace inmortal al hombre… todo eso
es ilusión; cuanto existe en el mundo está sujeto al cambio, y todo lo que ha nacido ha
de ser aniquilado”.

Geber, el alquimista árabe, es aun más explícito. Escribió las palabras que siguen
con un espíritu verdaderamente profético: “Si te he ocultado algo, tú, hijo de la ciencia,
no te sorprendas, pues no lo he ocultado precisamente por ti, sino que he empleado el
lenguaje que oculta la verdad a cualquiera, para que los hombres que son injustos e
innobles no la comprendan. Pero tú, hijo de la Verdad, busca y encontrarás el más
preciso de todos los dones. Vosotros, hijos del placer, de la impiedad y de las obras
profanas, cesad en vuestro afán de penetrar los secretos de esta ciencia; pues ellos os
destruirán y os precipitarán en la mayor miseria”.

Vemos, pues, que otros escritores son de la misma opinión en la materia.


Pensaron que la Alquimia no era, en suma, más que una filosofía o metafísica basada
en las ciencias físicas (en lo que están equivocados) y declaraban consiguientemente
que la transmutación de los metales era una alegoría o forma de expresión de la
transformación humana, la cual va poco a poco haciendo desaparecer cuantas
enfermedades y causas de dolor existen en el cuerpo, conforme el hombre se va
acercando a Dios74.
73
Studies of Alchemy in China, por A.P. Martin, de Pekín.
74
Hermetic Philosophy, por A. Wilder.
217

Esto en cuanto a la síntesis de la Alquimia trascendental y a su principal objeto;


pero no es esto todo. Aristóteles señaló algo cuando dijo en Alejandría que “la piedra
filosofal no es solamente una piedra; cada hombre la posee en sí mismo y en todo
tiempo ha sido llamada el Alma por los filósofos”.

En la primera de estas afirmaciones Aristóteles se equivocó; no así en la segunda.


En el plano físico el secreto del alkahest produce una sustancia que ha recibido el
nombre de piedra filosofal; pero tal como es este oro, como dice el Profesor Wilder, no
es otra cosa que el allgeist, el espíritu divino que disuelve la materia más dura… El
elixir vitae es, según el P. Godwin, el agua de vida, “la medicina universal que tiene el
poder de rejuvenecer al hombre y prolongar indefinidamente su existencia”.

El Dr. Kopp, alemán, publicó una Historia de la Química hace cuarenta años.
Cuando habla de la Alquimia, que reconoce ser el origen de la química moderna, el
doctor alemán nos da una explicación casi pitagórica y platónica del contenido de la
ciencia: “Si –dice– sustituimos la palabra Mundo por el Microcosmos representado por
el hombre, la dificultad más grave desaparece en la interpretación de las obras de
Alquimia”.

Ireneo Filaleteo declara que “la piedra filosofal representa el Gran Universo
(Macrocosmos) y encierra todos los poderes del gran sistema, intensificados en ella. Su
poder magnético está en correlación perfecta con el del Universo. Es la virtud celestial
del pensamiento creador, pero reducida a su más mínima expresión, a fin de que pueda
tener cabida en el hombre”.

Alipile dice en una de sus obras:

“Cuando conocemos el Microcosmos no podemos ignorar por mucho tiempo el


Macrocosmos.” Esta verdad fue expresada por los egipcios, aquellos celosos
investigadores de la Naturaleza, con la célebre sentencia: Hombre, conócete a ti mismo.
Pero sus discípulos, cuyos poderes de apreciación eran menores, cambiaron las palabras
en una alegoría, y en su ignorancia la hicieron grabar en sus templos. Pero yo os digo
que si deseáis buscar en los secretos de la Naturaleza, averiguad lo que hay en el fondo
de vosotros mismos; lo podéis hacer. Si queréis figurar en primera fila entre los
estudiantes de la Naturaleza, investigad constantemente lo que existe en vosotros.

Siguiendo el ejemplo de los egipcios, corroborado por mi experiencia personal,


repito sus palabras y os digo con el alma: ¡Oh, Hombre, conócete a ti mismo, porque el
tesoro de los tesoros está en ti!”.

Ireneo Filaleteo, el cosmopolita autor hermético, escribía en 1659 acerca de los


que pretendían lograr el conocimiento de esta filosofía: “Algunos principiantes creen
que se trata de una materia fácil de asimilar, otros se preocupan por ello con exceso;
pero mirando muy alto, ambicionando los tres objetos ofrecidos por la Alquimia,
caminaremos con enorme velocidad y alcanzaremos el más alto…”

Y, realmente, a esto aspiran los alquimistas. Viviendo en una época en la que las
divergencias religiosas estaban tan acentuadas, en la que por una simple sospecha se
acusaba de herejía y se proscribía a las gentes; cuando caía sobre esta Ciencia el
218

estigma de la hechicería, el hombre que la cultivaba –dice el Profesor A. Wilder– se


colocaba fuera de la ley. e inventaba, por consiguiente, un lenguaje simbólico que
únicamente podía ser comprendido por sus correligionarios, puesto que su sangre era el
precio de su indiscreción.

El autor referido hace recordar la alegoría en la que Krishna ordena a su madre


adoptiva que mire fijamente a su propia boca: ésta lo hizo así como se le mandaba, y
vio con asombro el Universo entero. Esto concuerda exactamente con la enseñanza
kabalística, la cual sostiene que el Microcosmos es únicamente la reflexión del
Macrocosmos (es decir, casi su fotografía o su copia), o como dice Cornelio Agripa, el
más conocido de todos los alquimistas:

“Es una cosa creada que une los Cielos y la Tierra. Es un compuesto de los reinos
animal, vegetal y mineral. Es el fundamento esencial, conocido de muy pocos, los
cuales le han llamado por su nombre verdadero que no es ningún nombre; El está
enterrado bajo los números, los signos, los enigmas sin cuento que ha de descifrar el
alquimista o el mago antes de alcanzar la perfección”.

Esta alusión se hace transparente cuando se lee cierto pasaje del Enquiridión de
los Alquimistas (1672):

Ahora, quiero hacerte comprender la naturaleza esencial de la piedra


filosofal, encubierta bajo un triple velo; piedra que descubre todos los
secretos, maravilla en la Naturaleza que a muy pocos es dado
conocer. observa bien lo que te comunico y acuérdate de que se
encubre bajo un triple nombre: el Cuerpo, el Alma y el Espíritu.

En otras palabras, esta piedra contiene: el secreto de la transmutación de los


metales, el elixir de larga vida y de inmortalidad consciente.

Este último secreto es el que los antiguos filósofos pretendían descifrar, y en cuya
busca corrieron los tiempos sin que pueda afirmarse que se hayan descubierto más que
los dos primeros. Este es la Palabra, el Nombre Inefable, del que Moisés dice que no es
necesario para ver a, distancia, “porque la Palabra no es para ti; ella está en vuestra
boca y en vuestra cabeza”.

Filaleteo, el alquimista inglés, dice lo mismo con distintas palabras: “Nuestros


escritores se sirven de sus propias palabras como de una espada de dos filos, con la que
pretenden herir a sus ignorantes adversarios. En realidad esta conducta no puede
censurarse, puesto que al fin tratan de velar por la pureza de la más elevada de las
filosofías. Pero nosotros no seguimos su procedimiento aunque se nos censure; bien o
mal escribimos en inglés y pensamos que harto mejor es para nuestros fines
pedagógicos, que acudir al griego como ellos, aun sin estar muy fuertes en el; nos da
esto mucha menos ocasión de error”.

Espagnet sigue el mismo procedimiento. Recomienda a los estudiantes de la


Naturaleza poca lectura y mucha meditación, esperándolo todo de la intuición. El lector
debe dar rápidamente con el sentido oculto que el autor no hace más que insinuar,
porque –añade– el pensamiento sólo vive en la obscuridad. Nunca están más lejos de
decir la verdad los filósofos herméticos, como cuando hablan con claridad: cuanto más
219

obscuros son sus conceptos, tanta más probabilidad existe de que en el fondo lata una
enseñanza. La Verdad no puede ser dada al público, y hoy existe la misma razón para
no hacerlo así que la que había para recomendar a los Apóstoles que no echasen las
perlas a los cerdos.

Estos fragmentos que hemos citado de la literatura alquímica prueban lo que al


principio se dijo. Ninguna de las escuelas de Adeptos, casi inabordables para los
estudiantes occidentales, y aun más en Europa, ha publicado jamás ni una sola palabra
de Ocultismo, ni mucho menos de Alquimia; los tratados que de una manera clara
tratan esta ciencia como una de las físicas, no son dignos de mención, pues se ocupan
de una cosa que no es Alquimia. Las obras que se deben a la pluma de algún Adepto
antiguo o moderno, tienen en su fondo grandes enseñanzas seguramente, pero su
lenguaje es totalmente incomprensible para aquellos que no sigan uno de esos senderos:
únicamente aquel que va hacia el Verdadero Conocimiento, es capaz de empezar a
descifrar su oscuro significado.

Comparando el intrincado estilo de los alquimistas orientales con el de los


occidentales de la Edad Media, y con el diáfano de los escritores modernos, obtenemos
dos conclusiones: primero, que éstos engañan a sus lectores y se engañan a sí mismos,
que se previenen contra el charlatanismo considerando sus propias falacias. Verdad es
que se encuentran obras semimodernas escritas con gran método y precisión acerca de
estas materias, pero en ellas no se ve más que la idea personal que el autor se forjó al
considerarlas; no puede decirse de ellas que traten de Ocultismo. Creemos que Eliphas
Levi ha avanzado más que nadie de Europa en 1889; pero después de leer y releer las
obras del P. Luis Constant y meditarlas largamente, ¿sabemos algo de Ocultismo
práctico o de Kábala? Su estilo es poético y ameno, sus paradojas (y cada frase es una)
son una revelación completa del carácter francés, pero al final de la lectura de sus
voluminosos tomos, no habremos obtenido más beneficio que aprender la lengua
francesa, si en ella leímos; de Ocultismo nada. Conocemos algunos discípulos del abate
francés: un inglés, un francés y un alemán, todos ellos hombres ilustrados, de voluntad
firme y que han sacrificado muchos anos al estudio de las Ciencias Ocultas. De uno de
ellos, tomaba lecciones por correo una persona que mantuvo diez años su constancia,
pagando 100 francos por cada carta. Al cabo de este tiempo, esta persona sabía de
Magia y de Kábala tanto como un chela de diez años de edad de un astrólogo indo.

En la biblioteca de Adyar tenemos sus cartas de Magia y algunos volúmenes y


manuscritos, escritos en francés y traducidos al inglés, y desafiamos a los admiradores
de Eliphas Levi a que nos enseñen el medio de formar un ocultista simplemente teórico,
siguiendo la enseñanza del mago francés.

¿Cuál es, pues, la causa del silencio de los Iniciados? Sencillamente porque
nunca tienen el derecho de iniciar a otro. Los que saben alguna cosa de Ocultismo
saben que decimos la verdad; de aquellos que no estén en esas condiciones, no nos
pesará que nos contradigan. Las Ciencias Ocultas, o por mejor decir, la clave para
descifrar el idioma en que están escritas, no puede publicarse; el Edipo que adivine el
enigma propuesto por la Esfinge, habrá de hacerlo solo. Un rosacruz decía de un viejo
adagio de los filósofos herméticos: “La Ciencia de los Dioses se domina por la
violencia, puede ser conquistada, pero jamás será del que la pida”. Esto concuerda
exactamente con las palabras de Pedro a Simón el Mago en los Hechos de los
Apóstoles: “Piensa que el don de Dios no puede ser comprado”. La Sabiduría Oculta
220

jamás podrá ser comprada con dinero para ser empleada en fines impuros; únicamente
en casos de excepcional importancia, cuando quizá la vida de un pueblo entero esté
amenazada, puede hacerse uso de los conocimientos ocultos; todo lo demás es Magia
negra. Por esto, mientras dure nuestra Raza, no es posible divulgar ningún secreto de
Alquimia; es demasiado grande la pasión reinante por el oro.

Se comprende fácilmente a los Adeptos como Paracelso y Roger Bacon. El


primero fue uno de los grandes precursores de la química moderna, el segundo de la
física, Roger Bacon es diáfano en su Tratado de las admirables fuerzas del Arte y de la
Naturaleza. En esta obra encontramos el germen, el fundamento de lo que
posteriormente han desarrollado las ciencias; habla del poder del cañón y predice el uso
y aprovechamiento del vapor; describe la prensa hidráulica, la campana de buzo y el
calidoscopio; profetiza la invención (le máquinas voladoras, de suerte que es fácil ver
allí el globo moderno, movido por un ingenio a la manera de las alas de los pájaros.
Defiende a los alquimistas con las siguientes palabras: “La razón que existe para
mantener en el secreto la Sabiduría, es la general indiferencia con que la masa de todas
las naciones mira aquellos conocimientos de los que no puede obtener una utilidad
inmediata sin tratar de profundizar y extenderse en ellos; pero cuando se les prueba su
trascendental importancia y provecho, es tal el ansia con que se abalanzan a ello, que
mucho de temer sería por la seguridad de los más si se dejase aprender a los no puros”.
De aquí las precauciones puestas en juego por los alquimistas para enterrar sus
enseñanzas bajo una incomprensible jerigonza, como por ejemplo, empleando
únicamente consonantes o las primeras letras de cada palabra. Este género de
criptografía fue usado por los judíos, caldeos, sirios, árabes y hasta los mismos griegos,
y no es necesario ir muy lejos para hallar la prueba: los manuscritos hebreos del
Pentateuco bastan si se les aplican los puntos masoréticos. No sucede lo mismo con los
demás libros que tan celosamente conserva la Iglesia Católica. La clave kabalista,
conocida de muy antiguo en Europa (la verdadera Kábala del Marqués de Mirville, el
más piadoso autor católico hebreo), no sirve para confirmar el Nuevo y Viejo
Testamento. Según los kabalistas modernos, el Zohar no es sino un libro de profecías
modernas, hecho especialmente para confirmar los dogmas de la Iglesia latina, siendo
la piedra angular del Evangelio; pero es menester considerar que, tanto en los
Evangelios como en la Biblia, cada nombre es simbólico y cada historia, alegórica.

Para terminar, es conveniente hacer un resumen de lo enunciado.

No sé que efecto causarán las palabras dichas y los textos citados, pero de todos
modos mucho era menester decir de los maestros al uso actual para poner en guardia a
nuestros lectores contra sus muchas trapacerías y engaños que amenazan destruir la
verdad.

Sin embargo, Magna est veritas et prevalevit.

I. La Alquimia vino a Europa desde China, y a causa del alejamiento de su


origen, no
era ya la pura Alquimia (y también Astrología) que se enseñaba en las escuelas de Thot
Hermes de la primera dinastía.

II. El Zohar conocido en Europa no es el Zohar de Simón–ben–Jochai, sino una


compilación de algunos pasajes de él y de algunas tradiciones, hecha por Moisés de
221

León de Córdoba, en el siglo XIII, el cual, según Mosheim, ha seguido las


interpretaciones de los gnósticos, cristianos de Caldea y Siria. Del verdadero Zohar, al
que alude el libro caldeo de los Números, no quedan más que tres copias incompletas
que poseen Iniciados rabinos. Uno de ellos vivió en Polonia y destruyó su ejemplar en
1817; el otro pertenecía a un rabí de Palestina que desapareció de Jaffa hace pocos
años.

III. De los libros herméticos, sólo resta un fragmento conocido con el nombre de
Tabla Esmeraldina, pues todos los demás que contenían doctrinas ocultas fueron
quemados por orden del Emperador Dioclecíano en el siglo III de nuestra Era. Los
demás, incluso el Pymander, son trabajos de vaga reconstrucción de autores latinos y
griegos.

Respecto de las obras de los Maestros de la Edad Media, ya hemos visto que se
llevaron a la tumba la clave para su interpretación. Esta únicamente puede ser
encontrada en Oriente.

Concluimos afirmando que la única clave del Esoterismo de la Sabiduría Antigua,


está en que el hombre estudie por sí mismo las verdades primitivas.

LA BABEL DEL PENSAMIENTO


MODERNO
Helena Blavatsky
Artículo publicado en 1891

“Oh vosotros, señores de la verdad, que os estáis


moviendo en ciclos por toda eternidad
…salvadme de la aniquilación en esta Región de las
Dos Verdades. ”
Ritual de los Muertos Egipcio

El hecho de que el mundo se mueva por ciclos y que los sucesos se repitan en
él, es una antigua –aunque siempre vigente– verdad irrefutable. En primer
lugar, es nueva para la mayoría porque pertenece a un grupo que se
caracteriza por aforismos ocultos in artibus infidelium, y porque nuestros
rabinos y fariseos de hoy en día no aceptarán nada que provenga de esa
Nazareth; y en segundo lugar, porque los que creen a ciegas cualquier cosa –
siempre que proceda de autoridades ortodoxas y aceptadas – se molestarán
por las pequeñeces más insignificantes –siempre que provengan de ambientes
filosóficos –. Sin embargo, esta proposición sobre los ciclos del mundo y los
sucesos siempre recurrentes, es muy correcta. Además, cualquier persona
puede verificarlo fácilmente por sí misma. Naturalmente, las personas a las que
aquí se hace referencia actúan según sus propios criterios; no nos referimos a
aquellas que están satisfechas con quedar prendidas desde que nacen hasta
que mueren por las creencias e ideas de la mojigata mayoría, como un cardo
sujeto al faldón de un cura de pueblo.
222

No podemos estar de acuerdo con un escritor (¿fue Gilpin?), quien dijo que las
mayores verdades son rechazadas frecuentemente “no tanto por la carencia de
pruebas directas, como por la falta de inclinación a investigarlas ”. Esto sólo es
aplicable a unos pocos. Nueve de cada diez personas rechazarán las
evidencias más contundentes, aun si se les presentan sin que les causen
ningún problema a ellos mismos, sólo porque chocan con sus intereses
personales o prejuicios; especialmente si proceden de fuentes impopulares.
Vivimos en un ambiente altamente moral; dicho así suena muy bien ¿no?
Sin embargo, si sometemos a prueba la moralidad de esta época, en cuanto a
autenticidad y realidad, se verá que su naturaleza es como la piel del cómico
disfrazado
de negro: asumida para la función y la paga, y lavada al término de cada
representación.
La cruda verdad es que nuestros oponentes –partidarios de la ciencia oficial,
defensores
de la religión ortodoxa, y los tutti quanti de los detractores de la Filosofía –, que
pretenden oponerse a nuestra labor basándose en la “evidencia ”científica, en
el “bien
público ” y la “verdad ”, se parecen mucho a los abogados de nuestros
tribunales, mal
llamados de justicia. Estos, en su defensa de ladrones y asesinos, de adúlteros
y falsarios, creen tener el deber de intimidar con amenazas, de confundir y
difamar a
todos los que atestiguan contra sus dientes, y de ignorar –o si es posible,
suprimir –
todas las pruebas que puedan inculparles. Déjese ocupar a la Sabiduría
Antigua el
puesto de los testigos, y probar que los bienes encontrados al prisionero que
está en el
banquillo, fueron tomados de su propia caja de caudales; y ella (la Sabiduría)se
verá a sí
misma acusada de todo tipo de crímenes, siendo afortunada si sale acusada
como
impostora común y se le dice que “en adelante tendrá que ser mejor …”
¿Cómo sorprenderse entonces de que en esta época nuestra –
preeminentemente llena
de engaños y apariencias –, las llamadas enseñanzas filosóficas parezcan ser
hasta el
presente el sistema más impopular de todos; o que el materialismo y la
teología, la
ciencia y la “filosofía moderna ” se hayan unido ellos mismos en santa alianza
contra los estudios filosóficos, quizás porque todos ellos están basados en
pedazos y fragmentos sueltos del sistema primordial? Cotton se queja en
alguna parte de que “los metafísicos han estado aprendiendo su lección
durante los últimos cuatro (?) milenios ”, y que “ya es hora de que empiecen a
enseñar algo ”. Pero tan pronto se ofrece la posibilidad de tales estudios –con
la completa evidencia de que pertenecen a la doctrina más antigua de la
filosofía metafísica de la Humanidad –, la mayoría se quejan, y en lugar de
escucharlos imparcialmente, se apartan con una sonrisa de desprecio y con la
fría observación: “¡Oh, ustedes deben haber inventado todo lo que dicen!”.
223

Estimados señores, ¿no se les ha ocurrido pensar alguna vez, cuán


verdaderamente
grande y casi divino sería el hombre o la mujer que pudiera inventar o descubrir
algo en
este momento de la vida de la Humanidad, que no haya sido conocido e
inventado en
Edades anteriores? El cargo de ser tan gran inventor daría al acusado el
derecho a los
más altos honores. Muéstrennos, si pueden, ese mortal que haya enseñado en
este ciclo
histórico de nuestra Raza humana algo completamente nuevo. El Ocultismo –el
verdadero Ocultismo de Oriente, o la llamada Doctrina Esotérica – contesta las
arrogantes pretensiones de esta época a través de sus estudiantes más
capacitados;
todo el conocimiento del que hacen alarde es naturalmente sólo un acto reflejo
del
pasado. En el mejor de los casos, son ustedes los modernos popularizadores
de ideas
muy antiguas. Consciente e inconscientemente han despojado a los clásicos y
filósofos
antiguos, quienes a su vez, habían sido sólo compiladores superficiales de la
Sabiduría
Primitiva –cautelosos e inconclusos – debido a los terribles castigos que
existían por
divulgar los secretos de la Iniciación, enseñados durante los Misterios. ¡Fuera!
Sus
modernas ciencias y especulaciones no son sino los platos réchauffés
(recalentados)de
la Antigüedad: los huesos muertos –servidos con una sauce piquante (salsa
picante)de
craso materialismo, para enmascararlas – del alimento intelectual de los
Dioses. . Ragon (1) estaba en lo cierto al decir en su Maçonnerie Occulte que
“la Humanidad sólo parece progresar al lograr un descubrimiento tras otro,
cuando en realidad, únicamente
encuentra lo que había perdido. La mayoría de nuestras invenciones modernas
por las
que reclamamos tanta gloria, después de todo, son cosas conocidas por el
hombre
desde hace tres o cuatro mil años. (2)
Perdida a causa de guerras, inundaciones e incendios, toda huella de su
misma existencia quedó borrada de la memoria del hombre. Y ahora empiezan
a “redescubrirlas ” los pensadores modernos una vez más ”.
Permítasenos recapitular algunas de estas cosas y de esta manera refrescar la
memoria. Nieguen, si pueden, que lo más importante de nuestras actuales
ciencias era conocido por los antiguos. No sólo la literatura oriental y todo el
ciclo de estas enseñanzas esotéricas –que un cabalista cristiano francés,
extremadamente celoso, ha apodado justamente “las ciencias malditas ”–
llevarán a una negativa estúpida sino que también lo hará la literatura clásica
profana. La demostración de eso es sencilla.
224

¿No son la Física y las Ciencias Naturales sino una reproducción ampliada de
las obras
de Anaxágoras, Empédocles, Demócrito y otros? Todo lo que se enseña ahora
era
enseñado por estos filósofos entonces. Pues ellos sostenían –incluso en los
fragmentos
aún existentes de sus obras – que el Universo está compuesto de átomos
eternos que, ,
movidos por un sutil Fuego interno, se combinan en millones de maneras
diferentes.
Según ellos este Fuego era el Aliento Divino de la Mente Universal, pero ahora,
con los
filósofos modernos, se ha convertido en nada más que una fuerza ciega e
insensible.
Además enseñaban que no había ni Vida ni Muerte, sino sólo una constante
destrucción
de la forma, producida por perpetuas transformaciones físicas. Esto se ha
convertido
ahora, mediante una transformación intelectual, en lo que se conoce como
correlación
física de fuerzas, conservación de la energía, ley de continuidad … en el
vocabulario de
la ciencia moderna. Pero ¿“qué importa el nombre ”, o las palabras recién
inventadas y
términos complicados, una vez que se ha establecido la identidad de las ideas
esenciales?
¿No estaba Descartes en deuda con los antiguos Maestros –con Leucipo y
Demócrito,
con Lucrecio, Anaxágoras y Epicuro – por sus originales teorías? Estos
enseñaron que los cuerpos celestes estaban formados por una multitud de
átomos, cuyo movimiento
vertiginoso existía desde la eternidad; que se encontraron, y girando juntos, los
más
pesados fueron lanzados a los centros y los más ligeros a las circunferencias;
cada una
de estas concreciones fue llevada en una materia fluida que, al recibir un
impulso de
esta rotación, hacía que los más fuertes lo comunicaran a los más débiles. Esto
parece
una descripción muy semejante a la teoría cartesiana de los Vórtices
Elementales,
tomada de Anaxágoras y de algunos otros; ¡y se parece muy sospechosamente
a los
“átomos vorticales ” de W. . Thomson!
Incluso Isaac Newton, el más grande entre los grandes, alude constantemente
a una
docena de filósofos antiguos. Al leer sus obras uno ve flotar en el aire las
difusas
imágenes del mismo Anaxágoras, Demócrito, Pitágoras, Aristóteles, Timeo de
Locris,
225

Lucrecio, Macrobio, e incluso de nuestro viejo amigo Plutarco. Todos ellos han
sostenido una u otra de las siguientes proposiciones: a)que la más pequeña de
las
partículas de materia sería suficiente para llenar el espacio infinito, debido a su
infinita
divisibilidad; b)que existen dos Fuerzas emanadas del Alma Universal,
combinadas en
proporciones numéricas (las “fuerzas ” centrípeta y centrífuga, , de los
modernos santos
de la ciencia); c)que hay una mutua atracción de cuerpos, atracción que hace
que estos
últimos graviten, como ahora se dice, y se mantengan dentro de sus
respectivas esferas;
d)que hacían alusión de modo inconfundible a la relación que existe entre el
peso y la
densidad, o a la cantidad de materia contenida en una unidad de masa; y e)que
la
atracción (gravitación)de los planetas por el Sol está en relación proporcional a
la
distancia de esta luminaria.
Finalmente, ¿no es un hecho histórico que la rotación de la Tierra y el sistema
heliocéntrico fueran enseñados por Pitágoras –sin mencionar a Hicetas,
Heráclides,
Ecfanto, etc. – más de dos mil años antes del grito desesperado y ahora
famoso de
Galileo: “Eppur si muove ”. Y mucho antes, ¿no conocían los sacerdotes de
Etruria, y los Rishis (3) de la India, cómo atraer el relámpago, con muchos
siglos de antelación a que se formara el astral de B. Franklin en el espacio?
Euclides es respetado hasta hoy en día, quizás porque no se pueden falsear
tan fácilmente las matemáticas y los números, como los símbolos y las
palabras sostenidas en hipótesis improbables.
Es posible que Arquímedes tuviese olvidadas en su época más cosas de las
que jamás
supieron nuestros matemáticos, astrónomos, geómetras, mecánicos,
hidrostáticos y
ópticos modernos. De no ser por Arquitas –el discípulo de Pitágoras – la
aplicación
práctica de la teoría de las matemáticas sería hoy en día todavía desconocida
quizás en
nuestra gran Era de invenciones y maquinaria. Inútil es recordar al lector todo
lo que
conocían los arios, por haberse consignado en otras publicaciones y obras
nuestras que
pueden obtenerse en la India.
Sabio fue Salomón al decir que “nada nuevo existe bajo el Sol ” y que todo lo
que es
“fue ya en los tiempos que nos precedieron ”, excepto, quizás, las doctrinas
teosóficas,
de cuya “invención ” acusan algunos a la humilde escritora del presente
artículo.
226

La procedencia originaría de esta cortés acusación es debida a los benévolos


esfuerzos
de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas de Londres. Tanto más lo hemos
de
agradecer a esta “mundialmente famosa y docta Sociedad ” de “Investigaciones
”, ya que sus escribientes son, según parece, incapaces en absoluto de
inventar nada original por sí mismos, ni siquiera de fabricar una ilustración
común.
Así pues, ni los científicamente meticulosos catedráticos de Cambridge pueden
prescindir de copiar algo de un libro antiguo; y no sólo omiten el reconocer la
deuda,
sino que incluso se toman la molestia de presentar el asunto al público como
cosa
original, sin tener siquiera el detalle de poner comillas. Y así, todo.
En una palabra: puede decirse de las teorías científicas, que aquellas que son
ciertas no
son nuevas, y que las nuevas no son ciertas, o por lo menos son muy dudosas.
Es muy
fácil escudarse en “simples hipótesis ”, pero lo es menos sostenerlas frente a la
lógica y
la filosofía. A fin de abreviar este importante asunto, sólo hemos de establecer
una
pequeña comparación entre las enseñanzas antiguas y las modernas. La
ciencia moderna
quiere hacernos creer que los átomos poseen propiedades innatas e
inmutables. Lo que
la filosofía oriental exotérica y esotérica llama divina Substancia Espiritual
(Purusha –Prakriti )–o Espíritu –Materia eterna, inseparables el uno de la otra –
, lo llama la ciencia moderna fuerza y materia, agregando como lo hacemos
nosotros (ya que es un concepto vedantino)que, siendo ambos inseparables, la
Materia es tan sólo una abstracción (más bien una ilusión). Los ocultistas
orientales resumen y reducen las
propiedades de la materia a la atracción y repulsión; los hombres de ciencia, a
la
gravitación y a las afinidades.
Según esta doctrina, las propiedades de las combinaciones complejas no son
más que
los resultados necesarios de la composición de propiedades elementales;
siendo las
existencias más complejas los autómatas físico –químicos llamados hombres.
La materia, que en un principio es dispersa e inanimada, engendra vida,
sensación,
emociones y voluntad, después de una serie completa de “intentos ”
consecutivos. . Esta
desafortunada expresión de Tyndall, obligó al escritor filosófico Delboeuf a
criticar en
términos muy irrespetuosos al científico inglés, y nos fuerza a convenir con el
primero.
La materia, o cualquier otra cosa condicionada del mismo modo, desde el
momento
227

que se la declara sujeta a leyes inmutables, no puede “andar a tientas ”. Mas


esto es una
menudencia, en comparación con aquello de “la materia muerta o inanimada,
produciendo vida y hasta fenómenos psíquicos propios de la mente más
elevada ”.
Finalmente, un rígido determinismo reina sobre toda la Naturaleza. Todo lo que
ha
sucedido una vez a nuestro Universo automático, tenía que suceder, puesto
que el
porvenir de ese Universo está trazado en la más pequeña de sus partículas o
“átomos ”.
Devolved –dicen – esos átomos a la misma posición y al orden en que se
encontraban en el primer momento de la evolución del Cosmos físico, y se
repetirán los mismos
fenómenos universales, precisamente con el mismo orden, y el Universo
volverá otra
vez a sus condiciones presentes. A esto, contestan la lógica y la filosofía
diciendo que
no puede ser así, puesto que las propiedades de las partículas varían y se
modifican. Si
los átomos son eternos y la materia es indestructible, estos átomos nunca
pudieron
haberse originado; por lo tanto, no puede haber nada innato en ellos. Su
substancia es la
substancia homogénea Una (y nosotros añadimos divina), mientras que las
moléculas
compuestas reciben sus propiedades al principio de los ciclos de vida o
Manvantaras (4)
de dentro hacia fuera. Los organismos no pueden haberse desarrollado de la
materia
muerta o inanimada: en primer lugar, porque tal materia no existe; y en
segundo lugar,
porque la filosofía demuestra de manera concluyente, que el Universo no está
“sujeto a
la fatalidad ”.
La Ciencia Oculta enseña que el proceso universal de diferenciación se inicia
de nuevo
después de cada período de Mahâ –Pralaya (5); mas no hay razón alguna para
creer que se repita servil y ciegamente. Las leyes inmutables duran tan sólo
desde la fase incipiente hasta el final de la Vida Universal, siendo simplemente
los efectos de una acción primordial, inteligente y completamente libre. Para los
filósofos, como también para el Dr. Pirogoff, para Delboeuf y para otros muchos
grandes pensadores actuales
independientes, la Mente Universal (y para nosotros impersonal, ya que
infinita), es el
Demiurgo verdadero y primordial.
¿Qué ilustra mejor la teoría de los ciclos que el hecho siguiente? Unos 700
años
aproximadamente a. C. , se enseñaba en las escuelas de Thales y de
Pitágoras la doctrina del verdadero movimiento de la Tierra, su forma y el
228

sistema heliocéntrico completo. ¡Y en el año 317 d. C., encontramos a


Lactancio –preceptor de Crispo César, hijo del emperador Constantino –
enseñando a su discípulo que la Tierra era un plano rodeado por el cielo, y
compuesto de Fuego y Agua! Además, el venerable Padre de la Iglesia ponía a
su discípulo en guardia contra la doctrina herética de la forma globular de la
Tierra, ni más ni menos como los “Padres Catedráticos ” de Cambridge y de
Oxford previenen ahora a sus alumnos contra las perjudiciales y supersticiosas
doctrinas de la Filosofía Esotérica, tales como las de la Mente Universal,
Reencarnación, y así
sucesivamente. Muchos esoteristas actuales han resuelto tácitamente adoptar
un
proverbio del rey Salomón, parafraseado para su uso diario: “Más sabio es un
hombre
de ciencia a sus propios ojos, que siete filósofos capaces de aportar una razón
”. Por eso,
no se debe perder el tiempo en discutir con ellos; pero por otra parte, no debe
ahorrarse
esfuerzo alguno para poner de manifiesto sus errores y torpezas.
El engreimiento científico de los orientalistas, en especial los que pertenecen a
la rama
más moderna –asiriólogos y egiptólogos – es verdaderamente fenomenal. .
Hasta ahora
se había concedido alguna credibilidad a los antiguos –sus filósofos e Iniciados,
en todo
caso – de poseer conocimientos sobre algunas cosas que los modernos no
podían volver
a descubrir. Pero ahora, aun los más grandes Iniciados, son presentados al
público como
locos. He aquí un ejemplo: en la introducción de la obra del profesor Sayce,
Hibbert
lectures on the origin and growth of religion as illustrated by the religion of the
ancient
babylonians, publicada en 1887, sobre los antiguos babilonios, tropieza el lector
con un
acertijo capaz de hacer vacilar al más cándido admirador de la ciencia
moderna.
Lamentándose de las dificultades y obstáculos que a cada paso encuentra el
asiriólogo
en sus estudios –después de presentar el “catálogo terrible ” de las formidables
luchas
que ha de sostener el intérprete para encontrar un sentido a las inscripciones
sacadas de
fragmentos de ladrillos – el profesor confiesa que el estudiante que ha de leer
esos
caracteres cuneiformes, se ve frecuentemente expuesto “a emplear una
construcción
errónea respecto a pasajes aislados, cuyo contexto ha de suplirse con
conjeturas ”. ¡A
pesar de lo cual, el sabio conferenciante pone “al asiriólogo moderno por
encima del
229

antiguo Iniciado babilónico ”, en el conocimiento de los símbolos y de su propia


religión!
El pasaje merece citarse por entero:

“Es cierto que muchos de los textos sagrados fueron escritos de modo que fueran
inteligibles sólo para los Iniciados; pero los Iniciados estaban provistos de claves y
aclaraciones, muchas de las cuales están en nuestras manos(?)… Podemos penetrar
en el verdadero sentido de documentos que para ellos (el vulgo babilónico),
constituían un libro cerrado. Pero aún hay más; las investigaciones que se han llevado
a cabo durante el último medio siglo acerca de las creencias de las naciones del
mundo, tanto pasadas como presentes, nos han suministrado indicios para la
interpretación de esos documentos, que ni los mismos Sacerdotes Iniciados poseían ”.

Lo que precede (la letra en itálica es nuestra)podrá apreciarse mejor


presentándolo en
forma silogística:
Premisa mayor: Los antiguos Iniciados tenían claves y aclaraciones para sus
textos esotéricos, de los que eran los Inventores.
Premisa menor: Nuestros orientalistas poseen muchas de estas claves.
Conclusión: ¡Ergo , los orientalistas tienen una clave que los mismos Iniciados
no
poseían!
Y preguntamos ahora: en tal caso, ¿en qué estaban iniciados los Iniciados? ¿Y
quién
inventó los velos que ocultaban ciertas verdades?
Pocos orientalistas podrían contestar a esta pregunta. Somos, sin embargo,
más
generosos, y quizás expongamos en páginas siguientes aquello en lo que
jamás han sido
iniciados nuestros modestos orientalistas, a pesar de todas sus pretendidas
“claves ”.
“Sea pues; descendamos y confundamos su lenguaje de manera que no
puedan
entenderse ” (6).
Habiendo tratado ya de las ciencias físicas modernas, nos ocuparemos ahora
de la
filosofía y religiones occidentales. Todas ellas están igualmente basadas en el
pensamiento pagano, y por otra parte exotérico , y de él derivan sus teorías y
doctrinas.
Pueden encontrarse fácilmente referencias a esto desde Schopenhauer y
Herbert
Spencer, hasta el Hipnotismo y la renombrada “ciencia mental ”. Los filósofos
alemanes
modernizan el Budismo; los ingleses se inspiran en el Vedantismo; mientras
que los
franceses, tomando de ambos, agregan a Platón con gorro frigio, y a veces,
como hace
Augusto Comte, el misterioso culto sexual o mariolatría de los antiguos
extáticos y
visionarios católico –romanos. Nuevos sistemas –llamados filosóficos – y nuevas sectas
y sociedades surgen hoy día en cada rincón de nuestros países civilizados. Pero incluso
230

las más elevadas entre ellas no concuerdan en ningún punto, a pesar de que todas
aspiran a la supremacía. Y esto sucede porque ninguna ciencia ni filosofía, que son,
como mucho, un trozo fragmentado de la Religión de la Sabiduría, puede existir por sí
sola, ni ser completa en sí misma. Para que la Verdad sea completa, debe representar
una continuidad ininterrumpida. No ha de tener huecos, ni han de faltar eslabones. Pero,
¿cuál de nuestras religiones, ciencias o filosofías modernas, está exenta de
tales
defectos? La Verdad es Una. Aun siendo como reflejo más pálido del Absoluto,
no
puede ser más dual que su propia condición de absoluto, no puede tener dos
aspectos.
Pero tal verdad no es para la mayoría en este mundo de ilusión, y en especial
para
aquellas inteligencias que carecen del elemento noético (7).
Estas han de sustituir la plena y quasi absoluta verdad espiritual por la relativa
que, teniendo dos lados o aspectos condicionados por las apariencias,
conducen a nuestras “inteligencias cerebrales ”, uno al intelectual materialismo
científico, y el otro a la religiosidad materialista o antropomórfica. Pero al
oponerse naturalmente con su contraria, incluso ese tipo de verdades no han
de tener –si quieren presentar un sistema completo y coherente –ni lagunas ni
contradicciones, ni eslabones perdidos o rotos, en la doctrina o sistema
especial que trate de representar.
A este propósito hay que hacer aquí una pequeña diferenciación. Estamos
seguros de
que algunos nos dirán que es precisamente ésta la objeción hecha a las
exposiciones
filosóficas, desde Isis sin Velo hasta La Doctrina Secreta. Conforme. Estamos
plenamente dispuestos a confesar que esta última, en particular, aventaja en
esos
defectos a todas las demás obras filosóficas. Estamos prestos a reconocer las
faltas que
la crítica nos echa en cara: que está mal ordenada, que carece de método, que
está
sobrecargada de disgresiones mitológicas, etc. Mas no es un sistema filosófico,
ni
tampoco la Doctrina, llamada secreta o esotérica, sino sólo una relación de
unos
cuantos hechos que dan testimonio de aquélla. jamás ha pretendido ser la
exposición
completa del sistema que defiende en su totalidad, porque como la escritora no
se jacta
de ser una gran Iniciada, nunca hubiese podido, por lo tanto, emprender tan
gigantesca
obra; y además, porque de haber sido iniciada, hubiera publicado aún menos.
Nunca nos hemos propuesto formar con las Sagradas Verdades un sistema
íntegro,
expuesto a las rivalidades y mofas de un público profano e iconoclasta. No
pretende la
obra dar una serie completa de explicaciones en todos sus detalles acerca de
los
231

misterios del Ser, ni trata de ganar la consideración de un sistema especial de


pensamiento, como las obras de los señores Herbert Spencer, Schopenhauer o
Comte.
Al contrario, La Doctrina Secreta simplemente afirma que existe realmente un
sistema
conocido bajo el nombre de Religión de la Sabiduría, obra de muchas
generaciones de
Adeptos y Profetas; herencia sagrada de tiempos prehistóricos, conservada
hasta hoy en
el mayor secreto por los actuales Iniciados; e indica que varias corroboraciones
de su
existencia se encuentran hasta el presente en obras antiguas y modernas.
Poniendo de
manifiesto sólo unos cuantos fragmentos, demuestra cómo estos explican los
dogmas
religiosos de la presente época, y cómo pueden servir de señales a las
religiones, a la
filosofía y a la ciencia de Occidente a lo largo de los senderos no hollados del
descubrimiento. La obra, esencialmente fragmentaria, expone hechos diversos
enseñados en las escuelas esotéricas y guardados hasta ahora en secreto, por
medio de
los cuales se interpreta el simbolismo antiguo de varias naciones. No da las
claves para
descifrar el misterio, sino que se limita a levantar una punta del velo que oculta
algunos
de sus arcanos. No se establece en La Doctrina Secreta una nueva filosofía;
sólo se
presenta el significado oculto de algunas de las alegorías religiosas de la
Antigüedad,
aclarándolas con la luz de las Ciencias Esotéricas, y se indica la fuente común
de la que
han brotado todas las religiones y sistemas filosóficos del mundo.
Su principal aspiración es demostrar que –por divergentes que puedan parecer
en su
aspecto externo u objetivo las doctrinas y sistemas respectivos de la
Antigüedad –el
acuerdo entre todos estos resulta perfecto en cuanto se examina el aspecto
esotérico o
interno de esas creencias y de su simbología, y se procede a una cuidadosa
comparación.
También se afirma que sus doctrinas y ciencias, que constituyen un ciclo
íntegro de
hechos cósmicos universales y axiomas y verdades metafísicas, representan
un sistema
completo y continuo; y que el hombre que sea bastante valeroso y
perseverante –que se
halle dispuesto a aplastar al animal que lleva en sí mismo y a olvidar suyo
humano y
sacrificarlo a su Ego Superior – puede hallar siempre el camino que le lleve a
iniciarse en estos misterios.
232

Esto es todo lo que sostiene La Doctrina Secreta. ¿No se encuentran en estos


volúmenes unos cuantos hechos y verdades evidentes, –a pesar de todos los
defectos
literarios de la exposición – verdades que ya han sido probadas en la práctica
en
presencia de algunas personas, las cuales son mejores que: a)las más
ingeniosas
hipótesis “de Trabajo ” propensas a desmoronarse en cualquier momento; ;
b)los
misterios inexplicables de los dogmas religiosos; c)las especulaciones
filosóficas
aparentemente más profundas? ¿Pueden las más imponentes de estas
especulaciones
ser realmente profundas, cuando desde el principio hasta el fin están limitadas
y
condicionadas por la mentalidad cerebral de su autor, y por lo tanto,
empequeñecidas y
mutiladas en aquel “lecho de Procrusto ” (8), reducidas a las limitadas
percepciones
sensuales que no permiten a la inteligencia traspasar su círculo encantado?
Ningún
“filósofo ” que considere los dominios espirituales como meras ficciones de la
superstición, y las percepciones mentales del hombre simplemente como
resultado de
la organización del cerebro, puede ser jamás digno de ese nombre. El
materialista
tampoco tiene derecho al calificativo de filósofo, ya que significa “amante de la
Sabiduría ”; Pitágoras, que fue el que ideó este término compuesto, jamás
limitó la
Sabiduría a esta Tierra. El que afirma que el Universo y el Hombre son tan solo
objeto
de los sentidos, y encadena fatalmente el pensamiento al reino de la materia
insensible,
como hacen los evolucionistas darvinianos es, a lo más, un sofiófobo, cuando
no un
filosofastro (9), pero jamás un filósofo.
Así es que, en esta época de materialismo, agnosticismo, evolucionismo y falso
idealismo, no existe sistema alguno, por más intelectualmente que sea
expuesto, capaz
de mantenerse en pie, o que deje de ser criticado por otra escuela igualmente
materialista; el mismo Herbert Spencer, el más grande de todos, es incapaz de
contestar
a ciertos ataques. Muchos recordarán la gran polémica que se entabló hace
algunos
años en los periódicos ingleses y americanos entre los evolucionistas, por una
parte, y
los positivistas, por otra. El tema de la disputa fue respecto a la posición y
correspondencia que la teoría evolucionista mostraba hacia la religión. F.
Harrison, el
233

apóstol del positivismo, acusó a Herbert Spencer de limitar la religión a la


esfera de la
razón, olvidando que es el sentimiento y no el raciocinio el que juega el papel
más
importante en aquélla. También sacó a relucir Harrison “la falsedad e
insuficiencia ”de
las ideas acerca de lo “Incognoscible ”, según están desarrolladas en las obras
de
Spencer. Consideraba errónea la idea –por estar fundada en la aceptación del
absoluto
metafísico – y sostenía que era insuficiente, , porque rebajaba la divinidad a la
categoría
de una abstracción vacía, desprovista de sentido (10). A esto contestó el gran
escritor
inglés diciendo que jamás había pensado en ofrecer su “No conocido ” e
“Incognoscible” como objeto de culto religioso. Entonces entraron en escena
los respectivos admiradores y defensores de Spencer y de Harrison,
defendiendo unos la metafísica material del primer Pensador –si se nos permite
emplear esta definición paradójica, aunque correcta, de la filosofía de Herbert
Spencer –, y los otros, los argumentos del “Catolicismo romano sin Dios ni
Cristo ” de Augusto Comte (11), recibiendo y dando ambos bandos duras
quejas. Así, el conde d ’Alviella (12)
descubrió de improviso que H. Spencer era una especie de deísta oculto, y sin
embargo reverente, y comparó a Harrison con un casuista del Escolasticismo
de la Edad Media.
No citamos a los dos pensadores ingleses para discutir los méritos relativos del
Evolucionismo materialista y del Positivismo, sino sólo con objeto de señalar un
ejemplo de la confusión babélica del pensamiento moderno. Mientras los
evolucionistas de la escuela de Herbert Spencer sostienen que la evolución
histórica del
sentimiento religioso consiste en la constante abstracción de los atributos de la
Deidad
–y su separación final de las primitivas concepciones concretas (la
desaparición de los
atributos humanos)–, los comtistas, por su parte, mantienen otra versión.
Afirman que
el fetichismo o culto directo de la Naturaleza, fue la religión primitiva del
hombre; y
que sólo después de una evolución muy larga, llegó al antropomorfismo. Su
deidad es la
Humanidad; y el Dios al que rinde culto es la especie humana, según creemos
entenderlo. El único medio, por tanto, de poner fin a la disputa, es averiguar
cuál de las
dos teorías “filosóficas ” y “científicas ” es la menos perjudicial y la más
probable. . ¿Es
cierto, según d ’Alviella nos asegura, que lo “Incognoscible ” de Spencer
encierra todos
los elementos necesarios de la religión; y que, como parece dar a entender
aquel
234

notable escritor, “el sentimiento religioso tiende a emanciparse de todo


elemento
moral ”?¿O debemos aceptar el otro extremo, y convenir con los conitistas, que
la
religión se irá uniendo gradualmente al altruismo, fundiéndose y
desapareciendo en él,
y en el servicio que presta a la Humanidad?
Inútil es decir que la Filosofía Esotérica –si bien rechaza el aspecto exclusivo, y
por lo
tanto, limitado de ambas ideas – puede, , sin embargo, reconciliarlas, tanto en
el terreno
metafísico como en el práctico. No es esta ocasión oportuna para exponer el
modo de
llevar esto a cabo, aunque todo esoterista, familiarizado con las doctrinas
fundamentales de la Filosofía Esotérica, puede hacerlo por sí mismo. Nosotros
creemos
en un “Incognoscible ” impersonal, , y sabemos que los cultos basados en
ideas
antropomórficas, no se dirigen a lo Absoluto; la Filosofía Esotérica rechaza al
“El ”
spenceriano, y lo sustituye por el pronombre impersonal “Lo ”, siempre que
habla de “lo Absoluto ” y de “lo Incognoscible ”, y enseña que el altruismo y el
sacrificio de sí mismo, la fraternidad y la compasión hacia cada ser viviente, es
la primera y principal de todas las virtudes, sin que por esto rinda culto al
hombre o a la Humanidad. Además, el Positivismo no admite el alma inmortal
en los hombres, ni cree en vida futura alguna ni en la reencarnación; semejante
“culto ” es peor que el fetichismo: : es zoolatría, el culto de los animales.
Porque sólo aquello que constituye el verdadero Hombre es, según las
palabras de
Carlyle, “la esencia de nuestro ser, el misterio en nosotros que se llama a sí
mismo
“Yo ”… un soplo del Cielo; el Ser Superior se revela a sí mismo en el hombre ”.
Si esto se niega, el hombre no es más que un animal; “la vergüenza y el
escándalo del Universo”, como dice Pascal.
Es la antiquísima historia, la lucha de la materia y del espíritu, la “supervivencia
del
menos capaz ” por ser el más fuerte y más material. . Pero el período en que la
humanidad naciente –obedeciendo a la ley de la evolución natural y dual –
descendía junto con el espíritu a la materia, ha terminado. Nosotros, la
Humanidad, estamos ayudando ahora a la materia a elevarse hacia el espíritu;
y para hacer esto tenemos que ayudar a la substancia a librarse de la
esclavitud de los sentidos. Nosotros, hombres de la Quinta Raza –Raíz, somos
los descendientes directos de la humanidad primitiva de aquella Raza; aquellos
que después del Diluvio nos esforzamos, recordándolo, en salvar la Verdad y la
Sabiduría antediluvianas, y fuimos derrotados en nuestro empeño por el
oscuro Genio de la Tierra –el espíritu de la materia a quien los gnósticos
llamaban
Ilda –Baoth, los judíos Jehovah –; ¿Pensáis acaso, que la misma Biblia de
Moisés, el libro que tan bien conocéis y entendéis tan mal, dejó de consignar su
235

testimonio sobre tal afirmación acerca de la Antigua Doctrina? No, ciertamente


no. Permitidnos examinar
un pasaje que os resulta familiar, para interpretarlo en su verdadero sentido.
En un principio, o más bien en la infancia de la Quinta Raza, “toda la Tierra
tenía una
sola voz y un solo idioma ”, dice el capítulo XI del Génesis. Esto leído
esotéricamente,
significa que la humanidad tenia una doctrina universal, una filosofía común a
todos; y
que los hombres estaban ligados por una religión, ya sea que este término se
derive del
verbo latino relegare, “reunir o estar unido ” de palabra o de pensamiento, , ya
de religens, “reverenciar a los Dioses ”, o de religare “ligar estrechamente ”.
Tomado en un sentido o en otro, significa indudablemente que nuestros
antepasados aceptaron desde antes del Diluvio una verdad; esto es, que creían
en el conjunto de hechos subjetivos y objetivos que forman el todo consistente,
lógico y armónico, que llamamos Religión de la Sabiduría.
Ahora bien; leyendo entre líneas los nueve primeros versículos del capítulo XI,
tendremos lo siguiente: Sabios en su tiempo, nuestros primitivos padres,
evidentemente conocían el axioma imperecedero que enseña que “sólo en la
unión está la fuerza ”, tanto en la unión del pensamiento como en la de las
naciones, por supuesto.
Por tanto, para no “ser esparcidos por la desunión sobre la faz de la Tierra ”, y
para que
en consecuencia no fuese rota su Religión de la Sabiduría en mil pedazos, y
para que
ellos mismos –en vez de elevarse como hasta entonces hacia el Cielo, por
medio del
conocimiento – no comenzasen por causa de la fe ciega a gravitar hacia la
Tierra, los
Sabios, que “venían del Oriente ” idearon un plan. . En aquellos días los
templos eran
centros de enseñanza, no de superstición; los sacerdotes enseñaban la
Sabiduría Divina,
no dogmas inventados por el hombre, y la última palabra de su actividad
religiosa no se
centraba en las cajas de las limosnas, como ahora sucede. Así pues, dijeron:
“edifiquemos una ciudad y una torre , cuya cúspide pueda alcanzar el Cielo, y
pongámosle un nombre. E hicieron ladrillo cocido y lo emplearon en vez de
piedra, y
construyeron con él una ciudad y una torre ”.
Esta es una historia muy antigua, tan familiar para el mendigo que acude a las
escuelas
dominicales, como para Gladstone. Ambos creen sinceramente que los
descendientes
del “maldito Ham ” fueron pecadores soberbios, , cuyo objeto era el mismo que
el de los Titanes: insultar y destronar a Zeus –Jehovah, escalando el “Cielo ”,
su supuesta mansión.
Mas desde que encontramos esta historia en las Escrituras reveladas (13)
debemos
236

suponer que tiene, como todo lo demás en ellas contenido, su interpretación


esotérica.
En esto nos ayudará el Simbolismo Oculto. Todas las expresiones que hemos
escrito
con itálicas, leídas en el original hebreo, y de acuerdo con los cánones del
Simbolismo
Esotérico, presentarán una construcción por completo diferente. Así:
“Y toda la Tierra (la humanidad)sólo tenía una voz (es decir, proclamaba las
mismas
doctrinas)y unas mismas palabras ” (no un solo “idioma ” como dice la versión
autorizada). Ahora bien, el sentido cabalístico de los términos “palabras ” y
“palabra ” puede hallarse en el Zohar y también en el Talmud. “Palabras
”(Dabarim), significa “poderes ”; y “palabra ” en singular, , es sinónimo de
“Sabiduría ”. Ejemplo: “El mundo fue creado por la enunciación de diez
palabras ” (Talmud). Aquí las “palabras ” se refieren a los diez Sephiroth (14),
Constructores del Universo. Además: “Por la Palabra (Sabiduría, Logos) de
YHVH (15) fueron hechos los Cielos ”. “Y el hombre (16), el jefe principal, dijo a
su vecino: vamos, hagamos ladrillos (discípulos)y cozámoslos hasta quemarlos
(iniciémosles, llenémosles del Fuego Sagrado); construyámonos una ciudad
(establezcamos Misterios y enseñemos la Doctrina) (17) y una torre cuya
cúspide pueda llegar al Cielo ”(Ziggurrat) (el límite más alto que se puede
alcanzar en el espacio). La gran torre de Nebo, de Nabi, en el templo de Bel, se
llamaba “la casa de las siete esferas del Cielo y de la Tierra ”, y “la casa de la
fortaleza (o fuerza, tagimut)y la piedra angular del Cielo y de la Tierra ”.
Muestra la Simbología Oculta, que el cocer ladrillos para una ciudad, significa
enseñar
a los discípulos la Magia; una piedra “labrada ” significa un Iniciado completo. .
La palabra griega Petra y la aramea Kephas (que significa piedra)tienen el
mismo sentido, que es “intérprete de los Misterios ”, un Hierofante (18).
El “cocer con un gran fuego” se refería a la Iniciación Suprema. Así la sentencia
de Isaías, “han caído los ladrillos, pero edificaremos (de nuevo)con piedras
labradas ”, resulta clara. Para la verdadera interpretación de los cuatro últimos
versículos de la alegoría genesíaca acerca de la supuesta “confusión de
lenguas ”, podemos consultar la versión legendaria de los Yezidis (19), y leer
esotéricamente los versículos 5, 6, 7 y 8 en Gén. XI:
“ Y Adonai (20) (el Señor)descendió y dijo: He aquí, el pueblo es uno (el pueblo
está unido en pensamiento y en hecho)y todos tienen un mismo lenguaje
(doctrina). Y ahora principian a difundirlo y nada les será impedido (tendrán
poderes mágicos completos y conseguirán todo aquello que deseen por medio
de ese poder, Kriyâshakti (21) de lo que han imaginado ”.
Y ahora, ¿qué son los Yezidis y su versión, y qué es Adonai? Ad es “el Señor ”,
su dios
ancestral; y los Yezidis son una secta musulmana herética, diseminados por
Armenla,
Sirla y especialmente Mosul, el sitio preciso de Babel (véase Chaldean Account
of
Genesis), los cuales son conocidos bajo el nombre extraño de “adoradores del
Diablo ”.
Su profesión de fe es muy original. Reconocen dos poderes o Dioses: Allah y
Ad (o
237

Ad –onai); pero identifican el último con Sheitan o Satán. Esto es natural,


puesto que
Satán es también “un hijo de Dios ” (22).
Según se declara en Hibbert lectures …, Satán el “Adversario ”, era el ministro
y el ángel de Dios. Por consiguiente, cuando se les interroga acerca de la
causa del culto extraño que tributan al que ha llegado a ser la encarnación del
Mal y del Negro Espíritu de la Tierra, explican la razón de ello de un modo, si
bien irreverente, muy lógico. Dicen que siendo Allah el Bien Supremo, no ha de
hacer daño a la más insignificante de sus criaturas. Por tanto, no necesita
oraciones ni sacrificios de animales. Pero que siendo Ad o el Diablo, Todo Mal,
cruel, envidioso, vengativo y orgulloso, necesitan –para su propia supervivencia
– alcanzar su favor por medio de sacrificios ígneos que sean agradables a su
olfato, y halagarle y adularle como quiera que sea. Preguntad a cualquier Cheij
(23) de los Yezidis de Mosul qué tienen que decir respecto a la confusión de
lenguas cuando Allah “descendió para ver la ciudad y la torre que los hijos de
los hombres habían edificado”, y os dirán que no fue Allah, sino Ad, el dios
Sheitan, quien lo hizo. El celoso Genio de la Tierra tuvo envidia de los poderes
y santidad de los hombres (de igual modo que el dios Vishnu envidia los
grandes poderes de los Yogis, aun cuando sean Daityas (24); y por lo tanto,
esa deidad de materia y concupiscencia confundió sus entendimientos, tentó a
los “Constructores ” y les hizo caer en sus redes; ; y habiendo perdido así su
fuerza, perdieron con ella también su saber y sus poderes mágicos; se casaron
entre ellos y se “esparcieron sobre la faz de la Tierra ”.
Más lógico es esto que el atribuir a “Dios ” –que es el Bien Supremo –
travesuras tan
poco divinas como las que se le imputan en la Biblia. Además, la leyenda
acerca de la
Torre de Babel, y la confusión del lenguaje, como sucede con tantas otras
cosas, no es
original, sino que viene de los caldeos y babilonios. George Smith encontró el
original
en un fragmento mutilado de las tablillas asirlas, aunque nada se dice respecto
a la
confusión del lenguaje. En Chaldean Account of Genesis, dice: “He traducido
con
desconfianza la palabra lenguaje, jamás he visto la palabra asiria con ese
sentido ”.
Cualquiera que lea la traducción fragmentaria hecha por G. Smith en el citado
volumen,
hallará la versión mucho más acorde con la de los Yezidis que con la del
Génesis. Aquél
cuyo “corazón era malo ” y que era “perverso ”, fue el que confundió los
“designios de los hombres”, no su “lenguaje”, y quien destruyó “el Santuario …
que encerraba la
Sabiduría” y “ellos lloraron amargamente sobre Babel”.
Y así debieran “llorar” todos los filósofos y amantes de la Antigua Sabiduría;
porque
desde entonces comenzaron las mil y una sustituciones exotéricas de la
Doctrina Única
Verdadera o Palabra, oscureciendo más y más la inteligencia de los hombres, y
238

derramando sangre inocente con feroz fanatismo.


Si nuestros filósofos modernos hubiesen estudiado los antiguos libros de la
Sabiduría,
la Kabalah, por ejemplo, en vez de burlarse de ellos, habrían encontrado
desvelados
muchos de los secretos de la Iglesia y del Estado antiguos. Mas como no lo
han hecho,
el resultado es evidente.
El negro ciclo del Kali Yuga ha traído de nuevo una Babel delpensamiento
moderno; la
“confusión de las lenguas ” nos parecerá incluso “armónica ” si se compara con
esta Babel.
Todo es oscuro e incierto; no existen argumentos en parte alguna; ni en las
ciencias, ni
en la filosofía, ni en las leyes, ni siquiera en las religiones. Mas, “desgraciados
aquellos
que llaman al mal bien, y al bien mal; siembran tinieblas en vez de luz, y luz en
vez de
tinieblas”, según dice Isaías.
Los elementos mismos parecen confundidos y cambiados los climas, como si
los
mismos Diez Superiores celestiales hubiesen perdido la cabeza. Todo lo que
uno puede
hacer, es sentarse tranquilamente y observar triste y resignado, mientras:

“La floja vela cambia de una banda a otra;


En el barco sin gobierno penetran las olas;
Llevado adelante, arrastrado a la ventura,
Rómpense los remos … el timón se pierde. ”

NOTAS

1 Francmasón, distinguido escritor y gran simbologista, Ragón trató de retornar


la Masonería a su
originario estado de prístina pureza. Según se dice, poseía numerosos
documentos que le habían sido
entregados por el famoso conde de St. Germain, de quien adquirió sus
notables conocimientos acerca de
la Masonería primitiva. Escribió numerosas obras, aunque hoy en día es muy
difícil conseguirlas. Ver
Glosario Teosófico.
2 El ilustrado masón belga acertarla más, añadiendo unas pocas cifras a esos
cuatro mil años.
3 Sublimes personajes a quienes fueron desvelados los himnos védicos …
distinguidos por su vasto saber
y santidad. A pesar de haber completado su evolución como hombres,
permanecen en las regiones
superfísicas en contacto con la Humanidad, a fin de ayudarla en su progreso.
Ver Glosario Teosófico.
239

4 Literalmente “Periodo entre Manús ”. Período de manifestación del Universo


equivalente a 306.720.000
años solares. Ver Glosario Teosófico.
5 Literalmente “Gran Disolución ”, la “Noche ” que sigue al “Día de Brahmâ ”. Es
el gran reposo y sueño de toda la Naturaleza después de un período de activa
manifestación. Es lo opuesto al Mahâ –manvantara. Ver Glosario Teosófico.
6 Gén. XI, 7 .
7 Por facultad noética entiende Hamilton la que suministra todos aquellos
conocimientos que se originan
en el espíritu mismo en oposición a la dianoética, facultad discursiva, elaborada
o comparativa. La
facultad noética se corresponde en la terminología escolástica con la
inteligencia, potencia cognoscitiva
de los principios o conocimiento inmediato, a diferencia de la razón, facultad de
conocer mediante el
raciocinio. Ver Enciclopedia Universal Ilustrada. Editorial Espasa –Calpe.
Barcelona.
8 Monstruo mitológico, hijo de Poseidón, que robaba a los viajeros, les tendía
sobre un lecho de hierro y
les cortaba o estiraba las piernas si sobresalían o eran más cortas que éste.
Teseo le sometió al mismo
tormento y le dio muerte. “El lecho de Procrusto ” se utiliza literariamente para
calificar situaciones
donde una persona es víctima de la violencia. Ver Pierre Grimal, Diccionario de
Mitología Griega y
Romana. Editorial Paidos. Barcelona.
9 Falso o pretencioso filósofo, que no tiene ni la instrucción ni la formación
necesaria para ser
considerado como tal. Ver Enciclopedia Universal Ilustrada. Editorial Espasa
Calpe. Barcelona.
10 Como lo que antecede se cita de memoria, no se pretende que sea
literalmente exacto, sino presentar
tan solo lo esencial del argumento.
11 El epíteto se debe a Huxley. En la conferencia que pronunció en Edimburgo
el año 1868 , The Physical
Basis of Life, hizo observar que la filosofía de Comte podría describirse
prácticamente como “Catolicismo menos Cristianismo ”, y antagónica a la
esencia misma de la ciencia.
12 Profesor de Historia Eclesiástica en la Universidad de Bruselas, en su
filosófico Ensay on the Religions
Meaning of the “Unknowable ”.
13 Palabra curiosa, o mejor dicho desgraciada, significa lo diametralmente
opuesto al sentido que se le da.
Porque la palabra “revelar ” o “revelado ” es derivada del latín revelare, “cubrir
de nuevo con un velo ” (y no “revelar ” de “revelación ”, mostrar lo que estaba
oculto), o sea de re “de nuevo, nuevamente ”, y velare, “velar u ocultar alguna
cosa ”, que a su vez se deriva de la palabra velum, “velo, o cubierta ”. Así
Moisés, en vez de descorrer el velo, lo que hizo fue velar una vez más las
leyendas y alegorías teológicas de los egipcios y caldeos, en las que, como
hombre «instruido en la Sabiduría de Egipto ”, había sido iniciado. Sin
240

embargo, no fue Moisés el primer revelador u ocultador, como observa muy


bien Ragón. Miles de años antes veló Hermes los misterios indos, a fin de
adaptarlos a la Tierra de los Faraones. Por descontado, ya no existe
actualmente autoridad clásica alguna para satisfacer al filólogo ortodoxo: mas
la autoridad oculta que sostiene que originariamente la palabra revelare
significa “velar de nuevo ”, y por consiguiente, que “revelación ” significa echar
un velo sobre un asunto, , ponerle detrás de una cortina, es positivamente
fortísima.
14 Según el Glosario Teosófico, “es el plural de Sephira. Son las diez
emanaciones de la Deidad … El
concepto de la Deidad contenido en las diez Sephiroth es muy sublime, y cada
Sephira es para el cabalista
una representación de un grupo de sublimes ideas, títulos y atributos, que el
nombre sólo expresa
débilmente ”. Para más detalles, consúltese La Doctrina Secreta, vol. V, págs.
171 –173. Ed. Kier. Buenos Aires, 1981.
15 Las cuatro místicas letras del nombre de Jehovah. –I(e)H(o)V(a)H. Por el
significado simbólico de cada
una de ellas, forman juntas el perfecto emblema bisexual, el símbolo masculino
–femenino compuesto del
lingam y del yoni indos.
Teniendo a Dios por inefable, los rabinos en sus escritos evitaron pronunciarlo
llamándole “el Nombre
único ”, “Adonai (Señor)”. Se le llamó además, Tetragrammaton, por constar de
cuatro letras en lengua
hebrea. Su verdadera pronunciación antigua es ahora desconocida. La
prohibición de pronunciar el
nombre de Jehovah fuera de algunos casos muy excepcionales es antiquísima
siendo vigente ya en el
principio de la Era Cristiana. Ver Glosario Teosófico.
16 Esto es traducido del original hebreo. “Jefe principal ”(Rab –Mag)significa
literalmente Maestro Mago,
Maestro o Guru, como según vemos, lo fue Daniel en Babilonia
17 Cuando se dice de algunos héroes homéricos, tales como Laomedonte, el
padre de Príamo, que
construyeron ciudades, lo que fundaban en realidad eran los Misterios e
introducían la Religión de la
Sabiduría en países extranjeros.
18 Literalmente “el que explica cosas sagradas ” el desvelador de la Ciencia
Sagrada y Jefe de los iniciados.
Título perteneciente a los más elevados Adeptos en los templos de la
Antigüedad e iniciadores de los
Grandes Misterios finales. El Hierofante representaba al Demiurgo. Era el único
expositor de las
doctrinas y arcanos esotéricos. Estaba prohibido hasta pronunciar su nombre
delante de un no iniciado.
Residía en Oriente y llevaba como símbolo de su autoridad un globo de oro
colgado al cuello. Se le
denominaba también Mistagogo. Ver Glosario Teosófico.
241

19 Pueblo de origen kurdo que habita en las montañas de Siujar, al N. de


Mesopotamia, y que se halla
esparcido por Kurdistán, Armenia y Cáucaso. Su particular religión es muy
similar al Zoroastrismo siendo los elementos principales el Bien y el Mal en
perpetua lucha. Enciclopedia Universal Ilustrada. Editorial Espasa –Calpe.
Barcelona.
20 Significaba lo mismo que Adonis. Comúnmente traducido “Señor ”.
Astronómicamente es el Sol.
Cuando en la lectura un hebreo llegaba al nombre de IHVH, llamado Jehovah
hacía una pausa y los
sustituía por Adonai (Adni). Ver Glosario Teosófico.
21 Es el poder del pensamiento, una de las Siete Fuerzas de la Naturaleza. Es
la potencia creadora de los
Siddhis (poderes)de los Yogis perfectos. Kriyâshakti es aquel misterioso y
divino poder latente en la
voluntad de cada hombre, que si no es avivado y desarrollado por la práctica
del Yoga, sólo uno de cada
millón de hombres consigue plasmarlo. Los Antiguos sostenían que una idea
cualquiera se manifestará
exteriormente si la atención (y la voluntad)de uno está profundamente
concentrada en ella. Ibídem.
22 Se ordena en el Eclo. XXI , 30 , no maldecir a Satán, “so pena de perder la
vida ”. ¿Por qué?Porque en sus permutaciones “el Dios Señor ”, Moisés y
Satán, son uno sólo. El nombre que daban los judíos mientras estuvieron en
Babilonia a su Dios exotérico, el sustituto del verdadero Dios de quien jamás
hablaban, y acerca del cual nunca escribían, era el Mosheh asirio o Adar, el
dios del Sol abrasador (el “Señor tu Dios, es una llama consumidora ”)y por
consiguiente, Mosheh o Moisés, brillaba también. En Egipto, Typhon (Satán)el
rojo se identificaba a la vez con el asno rojo Typhon, llamado Set o Seth (al que
rendían culto los hititas), el cual era el mismo que El (el Dios de los asirios y
semitas, o Jehovah), y con Moisés, el rojo, también. Porque Moisés era de piel
roja. Según el Zohar, B'sar d'Mosheh soomaq, es decir, la carne de Moisés era
de color rojo oscuro, y las palabras se refieren al dicho: “La faz de Moisés era
semejante a la faz del Sol ”. Estos eran los tres aspectos del Dios manifestado
(el sustituto de Ain Soph, la Deidad infinita) o la Naturaleza en sus tres reinos
principales: el Ígneo o el Solar, el Humano o Liquido, el Animal o Terrestre.
Jamás existió un Mosheh o Moisés antes del cautiverio y de Esdras (que
compiló el Pentateuco hacia el 450 a. C. )el profundo cabalista; y lo que es
ahora Moisés, tenía otro nombre dos mil años antes.
¿Dónde están los rollos o documentos hebreos anteriores a esa
época?Además, en las Hibbert lectures …
del Dr. Sayce, hallamos una corroboración de esto. Adar es el “Dios de la
Guerra ” asirio, , o el Señor de las Huestes, y el mismo que Moloch. El
equivalente asirio de Mosheh (Moisés)es Masu, el “doble ” o el
“gemelo ”; y Masu es el título de Adar, que también significa un “héroe ”. Nadie
que lea con atención los
discursos aludidos de Sayce, dejará de ver que Jehovah, Masu y Adar, con
otros varios son permutaciones.
23 Grado superior de la casta sacerdotal de los Yezidis. Pueden celebrar las
más elevadas ceremonias y
242

casarse. Ver Enciclopedia Universal Ilustrada. Editorial Espasa –Calpe.


Barcelona.
24 Gigantes, Titanes, y exotéricamente demonios, pero en realidad idénticos a
ciertos Asuras , dioses
intelectuales, adversarios de los inútiles dioses del ritualismo y enemigos de los
Pújâ o sacrificios. Ver
Glosario Teosófico .

LA CAÍDA DE LOS IDEALES


H. P. Blavatsky

Artículo publicado en 1889

“El mal nos llena de deudas a pagar, el Bien libera y


redime, huye del mal, sigue el bien; ¡gobiérnate a ti
mismo! Este es el Camino. ”
GAUTAMA BUDDHA

INTRODUCCIÓN

El debate filosófico comenzó en nuestro articulo El Origen del Mal, y continúa


en
éste, que es reedición de un artículo que se publicó en la revista Lucifer , en
1889.
Un cuidadoso estudio de estos dos artículos desvelará la verdad de las sabias
palabras de un gran Adepto:
“Después de tener en cuenta los males que son naturales y no pueden ser
evitados –y son tan pocos que yo reto a toda la hueste de metafísicos
occidentales a que los llamen males, o que los conduzcan directamente a una
causa independiente –, señalaré el mayor y principal motivo de casi los dos
tercios de los males que persiguen a la Humanidad desde que éste se convirtió
en poder: es la religión, cualquiera que sea su forma, y en la nación que sea;
es la casta sacerdotal, el clero y las Iglesias; en esas ilusiones que el hombre
tiene como sagradas, es donde se tiene que hallar el origen de esa multitud de
males, los cuales son la mayor maldición de la Humanidad y de casi todas las
agresiones del género humano.
La ignorancia creó a los Dioses, y los astutos aprovecharon la oportunidad.
Miremos la
India, el Cristianismo, el Islamismo, el Judaísmo, y el Fetichismo. Es la
imposición por parte de los sacerdotes lo que hace aparecer a esos Dioses tan
terribles para el hombre. La religión ha convertido a éste en un hipócrita
egoísta: el fanático que odia a todo hombre que no pertenezca a su propia
secta sin otorgarle nada mejor ni más moral a cambio. Es la creencia en Dios y
los Dioses, lo que ha convertido a las dos terceras partes de la Humanidad en
esclavos de unos pocos, de aquellos que les engañan bajo la falsa pretensión
243

de salvarlos. ¿No está el hombre siempre dispuesto a cometer cualquier clase


de males si se le dice que su Dios o Dioses se lo piden?; víctima voluntaria
será de un Dios engañoso, esclavo y abyecto de sus artificiosos ministros.
Los campesinos irlandeses, italianos y eslavos morirían de hambre y verían a
su familia
sucumbir de inanición y desnuda, por alimentar y vestir a su “padre ” y Papa. .
Durante dos mil años la India gimió bajo el peso de las castas, los brahmanes
sólo se alimentaban de las riquezas de la tierra, y hoy los seguidores de Cristo
y los de Mahoma se despedazan entre ellos, en el nombre de y por el
engrandecimiento y la gloria de sus respectivos mitos.
Recuerden que la suma de las miserias humanas no disminuirá hasta el día en
que la mejor parte de la Humanidad destruya los altares de sus falsos dioses
en nombre de la Verdad, Moralidad y Caridad Universal. ”

En un mundo de ilusión dirigido por la ley de la evolución, nada sería más


natural
que los ideales del Hombre (entendiendo a éste como la totalidad del género
humano)estuvieran siempre cambiando. Una parte de la Naturaleza le rodea,
esa proteica y siempre cambiante Naturaleza, y así como cada una de sus
partículas es
transformada incesantemente, mientras que el armonioso cuerpo permanece
como un
todo, siempre el mismo, el hombre estará continuamente cambiando, física,
intelectual,
moral, espiritualmente. En un momento dado, se encontrará en el punto más
alto del
desarrollo; en otro, en el más bajo. Y como alternativamente sube y baja tanto,
su moral
natural se expandirá y contraerá; así su código de moral unas veces reunirá los
más
nobles, altruistas y elevados ideales, mientras que en otras, la conciencia que
lo dirige
no será sino el reflejo del egoísmo, la brutalidad y la falta de fe. Pero esto,
solamente es
en lo externo, en el plano ilusorio. En su interior, o mejor dicho en su
constitución
esencial , tanto la Naturaleza como el hombre son lo mismo, porque su esencia
es
idéntica. Todo nace, se desarrolla y se dirige hacia la perfección en la matriz
donde se
originó su percepción externa, o como dijo un filósofo “siempre llegando a ”.
Pero en el último extremo de la esencia espiritual, todo es y por lo tanto
permanece
inmutable. Todo va hacia esa Esencia eterna, adonde cada cosa y cada ser
tienden
gradualmente, de manera casi imperceptible, pero con tanta seguridad como el
Universo poblado de estrellas y mundos se mueve hacia un misterioso punto, al
que la
Astronomía aún no ha dado nombre, y que es llamado por los ocultistas el Sol
Central
244

Espiritual.
Es señalado en casi todas las épocas históricas que un vasto intervalo –casi un
vacío –
dista entre el ideal de perfección y su aplicación práctica. A pesar de esto, cada
cierto
tiempo aparecieron en la Tierra grandes genios que enseñaron a la Humanidad
a mirar
más allá del velo de la ilusión, y el hombre aprendió que ante él no existía un
abismo
infranqueable, sino que la providencia que guía a la humanidad es quien,
mediante sus
más altas y espirituales razas, ha de rellenar cada vez más el gran hueco, en
cada ciclo
venidero. Pues, como una unidad, cada hombre tiene la facultad de poder
llenar ese
vacío con su propio mito. Sí, todavía existen hombres que, a pesar del presente
estado
caótico del mundo moral y los tristes despojos de los más altos ideales
humanos,
persisten en creer y enseñar que el actual ideal de perfección humano no es un
sueño,
sino una ley de naturaleza divina; y que la Humanidad aún deberá esperar
quizás
millones de años hasta que llegue el día en que se transforme en una raza de
dioses.
Mientras tanto, los periódicos ascensos y descensos de la naturaleza humana
en su
aspecto exterior apartan al hombre de su posición, pues la percepción media
de la
Humanidad es demasiado débil para ver que ambos procesos ocurren cada
vez en un
nivel más elevado que el precedente. Pero para tales transformaciones no
siempre se
necesitan siglos, pues algunos cambios externos son forjados por veloces
fuerzas
activas –por ejemplo: guerras, nuevas teorías, epidemias, devastación por
hambre o
fanatismo religioso –, y por lo tanto, las masas ciegas imaginarán que el
hombre fue, es,
y será el mismo. A nuestros ojos, la humanidad es como nuestro globo,
aparentemente
estacionario; sin embargo ambos se mueven en el espacio y en el tiempo con
velocidad
semejante, alrededor de sí mismos y avanzando .
Además, cualquiera que sea el fin de esta evolución, el hombre era desde el
nacimiento de su conciencia, y todavía lo es, el vehículo de un espíritu dual, el
bien y el
mal. Como las hermanas gemelas del gran poema póstumo de Víctor Hugo,
Satanás –la
245

progenie surgida respectivamente de la Luz y las Tinieblas –, el ángel “Libertad


”y el
ángel “Isis-Lilith ”, han escogido al hombre como habitáculo en la Tierra, y
ambos están en eterna disputa dentro de él.
Las Iglesias dicen al mundo que “el hombre nace en pecado ”, y San Juan (I
Epístola III, 8)agrega que: “Aquel que cometa pecado es del mal, pues el mal
pecó, desde el
principio ”. Aquellos que todavía creen en la fábula de “la costilla y la manzana
”, y en
«Satanás » –el ángel rebelde creen como consecuencia, por supuesto, en un
Diablo
personal como contraste –en una religión dualista –un Dios personal. Nosotros,
filósofos esoteristas, no creemos en ninguno. Vamos, quizás, más allá de la
letra muerta
de la Biblia. Pues decimos que, como entidades extracósmicas , no hay diablo
ni dios; no obstante ambos existen. Y añadimos que ambos habitan en la
Tierra, en el hombre, el
verdadero hombre en sí mismo, que es –como un ser físico –el diablo, el
verdadero
vehículo del mal , y –como una entidad espiritual –es Dios o el bien . Por lo
tanto, al
decirle a la Humanidad “tú tienes el diablo en ti ” se dice tanto de verdad
metafísica
como cuando decimos a todos sus hombres “¿No conocéis a ese dios que
habita en
vosotros?” Ambas declaraciones son ciertas. . Pero nosotros estamos en el
punto crítico
del gran ciclo social, y es la primera evidencia la que domina ahora. Sin
embargo
–parafraseando un texto de San Pablo – “hay muchos diablos … pero no hay
más que un Satanás ”; así, mientras nosotros tenemos una gran variedad de
demonios constituyendo colectivamente la Humanidad, hay pocos, si los hay,
de tan grandiosos caracteres satánicos como los descritos por Milton, Byron, y
recientemente por Víctor Hugo. Por lo tanto, debido a tal mediocridad, los
ideales humanos están cayendo, para permanecer irremplazados; una vida en
prosa tan espiritualmente muerta como la niebla de Londres en noviembre, da
tanta vitalidad al materialismo brutal y los vicios –de los que los siete pecados
capitales no serían más que una pequeña parte – como esa niebla fomenta los
microbios patógenos.
Ahora raramente encontramos en el corazón humano aspiraciones dirigidas al
ideal
eterno, sino que, en lugar de ello, cada pensamiento tiende hacia la única y
central idea
de nuestro siglo, el gran “Yo ”, que es para cada uno el único centro posible
alrededor
del cual todo el Universo está para girar y rodar.
Cuando el emperador Juliano –llamado “el Apóstata ” porque, , al creer en los
grandes
ideales de sus antecesores, los Iniciados, no quiso aceptar la
antropomorfización –vio
246

por última vez a sus amados Dioses que se le aparecieron, lloró.

¡Ay!, ellos no fueron los brillantes seres espirituales que él había adorado, sino
sólo las
decrépitas, pálidas y gastadas sombras de los Dioses que tanto amó. Tal vez
ellos
fueron las visiones proféticas de los ideales desaparecidos de su época, y
también de
nuestro propio ciclo. Estos “dioses ” son ahora considerados por la Iglesia
demonios , y así son llamados; mientras que quien les guarde un poético y
dilatado amor es
inmediatamente tachado como un Anticristo y un Satanás moderno.
Bien, Satanás es un término elástico y nadie ha dado todavía siquiera una
definición
lógica aproximada del significado simbólico del nombre. El primero que lo
antropomorfizó fue John Milton, él es un verdadero padre intelectual putativo,
como
está ampliamente admitido que el teológico Satanás de la Caída es el “Hijo de
la
Mente ” del poeta ciego. . Sin sus atributos teológicos y dogmáticos, Satanás
es
simplemente un adversario; no necesariamente un “diablo travieso ” o un
“perseguidor
de hombres ”, sino posiblemente también un enemigo del mal. El pudo, de ese
modo,
convertirse en el Salvador de los oprimidos, un paladín de los débiles y pobres,
aplastado por los demonios, menores (los hombres), los demonios de la
avaricia,
egoísmo e hipocresía. Michelet lo llama el “Gran Desheredado ”, y lo acepta en
su
corazón. El Satanás gigante del concepto poético no es, en realidad, sino el
compendio
de todos los descontentos y nobles entendimientos de la época. Pero Víctor
Hugo fue
el primero en comprender la oculta verdad. Satanás, en su poema así llamado,
es una
Entidad verdaderamente grandiosa, con la suficiente humanidad en él para
poder ser
comprendido por un intelecto normal.
Entender el Satanás de Milton y de Byron es como intentar apresar un puñado
de
niebla: no hay nada humano en ellos. El Satanás de Milton pelea con ángeles
que son
especie de marionetas volátiles, sin espontaneidad, sacadas al escenario de la
existencia
y la acción por el hilo invisible de la predestinación teológica. El Lucifer de
Hugo
entabla una espantosa batalla con sus propias y terribles pasiones, y
nuevamente se
247

convierte en Arcángel de la Luz después de las agonías más pavorosas jamás


concebidas por una mente mortal ni escritas por una pluma humana. Todos los
demás modelos satánicos palidecen ante su esplendor. El Mefistófeles de
Goethe es un verdadero diablo de la Teología; el Ahrimán del Manfredo de
Byron es un personaje demasiado sobrenatural que incluso tiene poca afinidad
con el elemento humano, y es tan elevado como fue el genio de su creador.
Todas estas figuras se empequeñecen ante el Satanás de Víctor Hugo, quien
ama tan intensamente como odia. Manfredo y Caín son las Protestas
encarnadas de los oprimidos, agraviados y perseguidos individualmente,
contra el “Mundo ” y la “Sociedad ” –aquellos demonios gigantes y monstruos
salvajes de injusticia colectiva –. Manfredo es el modelo de una voluntad
indomable, orgulloso, que no se doblega ante ninguna influencia terrenal o
divina, que valora su absoluta libertad de acción por encima de cualquier
sentimiento o consideración social, superior a la Naturaleza y a todo lo que hay
en ella.
Pero, tanto en Manfredo como en Caín, el sí-mismo, el “Yo ”, es siempre
prioritario, y
no hay una chispa de amor redentor en ellos, sino de miedo. Manfredo
tampoco se
someterá al universal Espíritu del Mal; todavía permanece solo, cara a cara,
con el
oscuro oponente de Ahura-Mazda (luz Universal), Ahrimán y sus incontables
huestes de
la Oscuridad.
Estos modelos nacen de un intenso preguntarse, de un asombro espantoso y
atrevida
actitud desafiante, pero que no mueve a resentimientos humanos; además,
ellos son
sobrenaturales . Byron nunca pensó en unificar a su Arcángel con aquella
chispa
imperecedera de amor, la cual constituye –y debe constituir – la esencia del
“Primer –Nacido ” fuera de la esencia homogénea de la eterna Armonía y Luz, ,
y es el
elemento de la piadosa reconciliación, incluso en su (según nuestra
filosofía)última
progenie terrenal, la Humanidad.
La discordia es el compañero de la diferenciación, y Satanás estando en
evolución,
debe en este sentido, ser un adversario, un contraste, siendo un símbolo de la
materia
caótica . La esencia del amor no puede extinguirse, sino sólo pervertirse. Sin
este poder
salvador redentor, imbuido en Satanás, simplemente aparecería como un
absurdo
fracaso, de una omnipotente y omnisciente imbecilidad, lo cual es llamado, muy
justamente, de manera desdeñosa, antagonista, por la teología cristiana. Con
ello, él se
convierte en una Entidad concebible: los Asuras de los mitos puránicos, los
primeros
248

alientos de Brahma quienes, después de pelearse con los Dioses y derrotarles,


son
finalmente ellos mismos derrotados y después arrojados a la Tierra donde
encarnan en
la Humanidad. De este modo la Humanidad Satánica se hace comprensible. Y
después
de moverse de un lado a otro en su ciclo de pruebas, puede –con las
experiencias
acumuladas por todo el dolor de la Humanidad – emerger de nuevo a la luz, ,
como la
filosofía oriental enseña.
Si Víctor Hugo hubiera vivido para completar su poema, posiblemente con el
discernimiento robustecido, habría combinado su concepto satánico con el de
las razas
arias, las cuales hacen que todos los poderes menores, buenos o malos,
nazcan al
comienzo y mueran al final de cada “Era Divina ”. Como la naturaleza humana
es
siempre la misma y, sociológica, espiritual e intelectualmente, la evolución es
una
cuestión de superación paso a paso, es muy posible que en vez de apresar una
unidad
del ideal satánico como hizo Hugo, el siguiente gran poeta pueda hacerlo
enteramente;
haciéndose eco de su generación, con la eterna idea del equilibrio cósmico tan
noblemente enfatizado en la mitología aria.
La primera mitad de este ideal se aproxima suficientemente al ideal humano
como
para hacer las torturas morales del Satanás de Hugo completamente
comprensibles
para los filósofos esoteristas. ¿Cuál es el principal tormento de este Anarquista
Cósmico?Es la agonía moral causada por tal dualidad en la Naturaleza, el
desgarramiento del Espíritu del Mal y la Oposición por el inmortal elemento del
amor
originario en el Arcángel. Esta chispa de amor divino, de Luz y Armonía, que
ningún odio puede descomponer totalmente, le causa una tortura mucho más
insoportable que su Caída y exilio por protestar y rebelarse. Esta brillante y
celestial chispa, que irradia
Satanás en la negra oscuridad de su reinado de noche moral, le hace visible al
lector
intuitivo. Esto hizo que Víctor Hugo le viera sollozando con una desesperación
sobrehumana, de manera que cada gemido estremecía la Tierra de un polo a
otro.

Primero, sollozos de ira al no poder él extirpar el amor por la divina bondad de


su
naturaleza; luego cambiando a un estado de desesperación por ser separado
de ese
amor divino que tanto anhela. Todo esto es intensamente humano. Este
abismo de
249

desesperación es la salvación de Satanás. En esta Caída una pluma se


desprende de un
ala, antes blanca e inmaculada, siendo iluminada por un rayo de resplandor
divino, e
inmediatamente transformada en un Ser brillante: el Ángel de la libertad. Esta
es la hija
de Satanás, la hija conjuntamente de Dios y del Ángel Caído, la progenie del
Bien y del
Mal, de la Luz y de la Oscuridad, y Dios reconoce esta común y “sublime
paternidad ”
que los une. Es la hija de Satanás quien le salva a él. En la cima de la
desesperación, al
sentirse odiado por la LUZ, Satanás oye las palabras divinas: “No; yo no te odio
”, dice la Voz. “Un Angel está entre nosotros, y sus obras te dan prestigio. El
hombre sujeto a ti, por ello está ahora liberado ”.

“¡Oh Satanás, tu puedes ahora decir: yo viviré!


Ven, el Ángel de la Libertad, es tu hijo y el mío.
¡Esta paternidad sublime nos une …!”

La concepción total es una eflorescencia de idealidad metafísica. Esta blanca


flor de
loto del pensamiento nace ahora, como en épocas anteriores, de la corrupción
del
mundo de la materia, generando Protesta y Libertad. Está naciendo entre
nosotros
mismos y ante nuestros ojos del fango de la civilización moderna, lecho
fecundo de
virtudes encontradas. En este sucio suelo crecieron los gérmenes que
finalmente se
convirtieron en protestones que lo niegan todo, ateístas, nihilistas y
anarquistas,
hombres del terror. Algunos podrán ser malos, violentos, criminales, pero
ninguno
igualará a Satanás; pero tomando esta descorazonada, desesperada,
amargada porción
de la Humanidad, colectivamente son Satanás mismo; pues él es la síntesis
ideal de
todas las fuerzas discordantes, y cada vicio humano por separado o pasión, no
son sino
un átomo de su totalidad. En lo profundo del corazón de esta humana-satánica
totalidad, arde la chispa divina, a pesar de todas las negaciones. Se llama
AMOR POR
LA HUMANIDAD, una ardiente aspiración por un reino universal de Justicia, de
aquí el deseo latente de Luz, Armonía y Bondad. ¿Dónde encontramos tal
chispa divina entre
los orgullosos y los ricos?En una sociedad respetable y con una correcta
ortodoxia, así
llamada por los creyentes, no se encuentra sino el predominio de un
sentimiento de
250

egoísmo y el deseo de riquezas a expensas del débil y el desposeído, de ahí el


paralelismo entre la indiferencia ante la injusticia y el mal. Ante Satanás, la
Protesta
encarnada se arrepiente y reúne con los hombres en una Hermandad común, y
todo
motivo de protesta habrá desaparecido de la Tierra. Y eso sólo puede ocurrir
cuando la
avaricia, la marginación y los prejuicios desaparezcan ante elementos de
altruismo y
justicia para todos. Ahora mismo, la libertad no es sino una palabra vana en
todo el
mundo civilizado; libertad no es más que un sinónimo solapado de opresión de
las
gentes en nombre de las gentes y existe para castas, nunca para unidades.
Para
conseguir el reino de la libertad, tal como lo contempla el Satanás de Hugo, “el
Angel
de la Libertad ” tiene que nacer simultáneamente, , por mutuo amor y con el
consentimiento de la más elevada clase dominante, y las clases inferiores –los
pobres –;
en otras palabras, convertirse en progenie de Dios y Satanás, y así reconciliar
a ambos.
Pero esto es una utopía en el presente. No puede acontecer antes de que las
castas de
los modernos levitas y su teología –el fruto del Mar Muerto de la espiritualidad –
hayan
desaparecido; y que los sacerdotes del Futuro hayan declarado ante el mundo
entero en
las palabras de su Dios:

“Y yo oscurezco la noche siniestra,


y ya no queda nada,
¡Satanás ha muerto, renace, oh
LUCIFER CELESTE!”

La Ciencia de la Vida
Helena Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de noviembre 1887

¿Qué es la vida? Centenares de las mentes más filosóficas y una miríada de médicos
eruditos y muy hábiles, se han hecho esta pregunta, la cual aún queda en suspenso. El
251

velo que cubre al Kosmos primordial y los principios misteriosos de la vida de éste,
jamás se han descorrido de forma que satisfaga a la ciencia honrada y seria.
Mientras más los científicos autorizados tratan de penetrar las anfractuosidades
kósmicas oscuras, más intensas se vuelven estas tinieblas, ofuscándoles la vista.
Podríamos compararlos con los buscadores de tesoros que vagaron por los mares a fin
de encontrar lo que estaba sepultado en su jardín.
Entonces, ¿qué es esta ciencia? ¿Es la biología o el estudio de la vida en su aspecto
general? No. ¿Es la fisiología o la ciencia de la función orgánica? Tampoco; ya que la
primera deja el problema como el enigma de la Esfinge y la segunda es más la
ciencia de la muerte que de la vida. La fisiología se basa en el estudio de las distintas
funciones orgánicas y de los órganos necesarios para que la vida se manifieste. Sin
embargo, lo que la ciencia llama materia viva es, en realidad, materia muerta. Cada
molécula de los órganos vivientes contiene el germen de la muerte y empieza a fallecer
en el momento en que nace, dando la oportunidad de vivir a su molécula sucesora, la
cual perecerá también. Un órgano, una parte natural de cada ser viviente es,
simplemente, el medio de alguna función particular en la vida y es una combinación de
dichas moléculas. El órgano vital, el entero, se pone la máscara de la vida, ocultando el
constante decaimiento y la muerte de sus partes. Por lo tanto, el binomio biología y
fisiología no es la ciencia, ni siquiera la rama de la Ciencia de la Vida, sino sólo la
ciencia de las apariencias de la vida. Mientras la verdadera filosofía es como Edipo
delante de la Esfinge de la vida y no se atreve a pronunciar la paradoja contenida en la
respuesta al enigma proferido, la ciencia materialista, arrogante como siempre, sin dudar
por un momento de su sabiduría, se "biologiza" a sí misma ya muchos otros en la
creencia de que ha resuelto este grandioso problema de la existencia. En realidad, es
probable que jamás se haya acercado, ni siquiera, a su umbral. Seguramente, nunca
podrá promover la verdad, tratando de engañarse a sí misma y a los incautos diciendo
que la vida es simplemente el resultado de la complejidad molecular. ¿Es la fuerza vital
realmente un simple"fantasma", según la define Du-Bois Raymond? Ya que su
invectiva de que la "vida", como algo independiente, es sólo un remanso de la
ignorancia de los que buscan refugio en las abstracciones cuando es imposible alcanzar
una explicación directa, se aplica con mucha más intensidad y justicia a esos
materialistas dispuestos a obcecar la gente a la realidad de los hechos, sustituyéndolos
con palabras altilocuentes. Una de las cinco divisiones de las funciones de la vida,
cuyos nombres pretenciosos son: Archebiosis (origen de la vida), Biocrosis (fusión de la
vida), Biodiaeresis (división de la vida), Biocaenosis (renovación de la vida) y
Bioparodosis (transmisión de la vida), ¿ha, acaso, jamás ayudado a un Huxley o a un
Haeckel a hurgar más plenamente el misterio de las generaciones de la humilde
hormiga, por no hablar del ser humano? Es cierto que no; ya que la vida y todo lo que le
pertenecen, es parte integrante del dominio legal del metafísico y del psicólogo y la
ciencia física no puede reclamarlo. "Lo que ha sido es lo que será y lo que ha sido ya
tiene un nombre: Hombre." Esta es la respuesta al enigma de la Esfinge. Pero en tal
caso, el término "hombre" no se refiere al ser físico, por lo menos cuando hablamos
desde el punto de vista esotérico. Los escalpelos y los microscopios pueden solucionar
los misterios de las partes materiales de la vestidura del ser humano, pero jamás
podrán abrirse una ventana en su alma para asomarse a la vista más pequeña de alguno
de los horizontes más amplios del ser.
Los únicos pensadores que reciben alguna recompensa son los que, ateniéndose a la
frase del oráculo délfico, han conocido la vida en sus yoes internos, estudiándola
meticulosamente en sí mismos antes de tratar de delinear y analizar su reflejo en sus
252

vestiduras externas. Análogamente a los filósofos del fuego medioevales, han soslayado
las apariencias de la luz y del fuego en el mundo de los efectos, concentrando su plena
atención sobre los entes arcanos productores. Entonces, al percatarse de que se
remontaban a la causa abstracta, han probado a sondear el Misterio, cada uno en
conformidad con sus capacidades intelectuales. Así se cercioraron de que
1) el mecanismo, aparentemente vivo, llamado hombre físico, es meramente el
combustible, el material con el cual la vida se alimenta para poder manifestarse y,
2) 2) mediante éste, el ser interno recibe, como recompensa, la posibilidad de acumular
ulterior experiencia de las ilusiones terrenales llamadas vidas.
Uno de dichos filósofos es, innegablemente, el gran novelista y reformador ruso: Conde
León Tolstoi. El estudio de algunos fragmentos de una conferencia que presentó a
Moscú delante de la Sociedad Psicológica local demostrará cuán cercanas son sus
ideas con las enseñanzas esotéricas y filosóficas de la Teosofía superior .
El Conde, hablando del problema de la vida, invita a su audiencia a admitir, en gracia al
argumento, una imposibilidad.
El orador dice:
"Supongamos, por un momento, que todo lo que la ciencia moderna anhela aprender
sobre la vida ya lo aprendió y ahora lo sabe; que el problema se ha convertido tan
diáfano como el día; que se ha aclarado el asunto de cómo la materia orgánica,
mediante una simple adaptación, procede de la materia inorgánica; que es cristalino
como las fuerzas naturales pueden transformarse en sentimientos, voluntad,
pensamiento y que, al final, todo esto es consabido no sólo por el estudiante urbano;
sino por el escolar campesino.
Así, estoy consciente de que tal y tal pensamiento y sentimiento deriva de tal y tal
movimiento. Bien: ¿y luego qué? ¿Puedo o no puedo producir y guiar tales
movimientos para poder estimular en mi cerebro los pensamientos correspondientes?
La cuestión: cuáles son los pensamientos y los sentimientos que debería generar en mí
y en los demás, sigue, no sólo sin resolverse, sino que intocada.
Todavía esta cuestión es la interrogante fundamental acerca de la idea central de la
vida.
La ciencia ha elegido como su objetivo unas pocas manifestaciones que acompañan a
la vida y, confundiendo (1) la parte por el entero, ha llamado estas manifestaciones la
vida en su totalidad [...]
La cuestión indisoluble desde la idea de la vida, no es de donde procede esta última,
sino ¿cómo se debería vivirla? Sólo usando esta pregunta como punto de partida, es
posible esperar llegar a alguna solución en el problema de la existencia.
La respuesta a la interrogante: ' ¿Cómo deberíamos vivir?', parece muy simple para la
persona que no la estima digna de consideración.
[ . . . ] Uno debe vivir lo mejor que puede y basta. A primera vista parece simple y de
dominio público, sin embargo no es tan sencillo, ni consabido como uno puede
imaginar [ . . . ]
Al principio, para el ser humano, la idea de la vida parece un asunto muy simple y
evidente. En primer lugar, considera que la vida reside en sí mismo, en su cuerpo. Sin
embargo, tan pronto como uno empieza a buscar esa vida en algún sitio particular del
cuerpo, incurre en dificultades. La vida no está en el pelo, en las uñas, en el pie, en el
brazo, ambos amputables, no está en la sangre, en el corazón, ni en el cerebro. Está por
todas partes y por ningún lado. En síntesis: la Vida no es localizable en ninguna de sus
moradas. Entonces, el ser humano empieza a buscar la vida en el Tiempo. También
esto, al principio, parece un asunto simple [ . . . ] Sin embargo, cuando empieza su
búsqueda, percibe que la cuestión es más complicada de lo que pensaba. Según mi
253

documento bautismal he vivido 58 años, pero sé que de entre estos 58, he pasado
durmiendo al menos 20.
¿Entonces cómo? ¿He vivido todos estos años o no? ¿Si deducimos los meses de
gestación y aquellos pasados en los brazos de la nana deberíamos llamarlos también
vida? Nuevamente, de entre los remanentes 38 años, sé que una mitad de ese tiempo la
pasé durmiendo, aun siendo activo y por lo tanto, en este caso, no puedo decir si
durante tal lapso viví o no.
Puede haber sido un alternarse entre la vida y el estado vegetativo. Nuevamente, uno se
percata de que la vida, tanto en el tiempo como en el cuerpo, se encuentra por todas
partes y en ningún lado. Entonces, surge naturalmente la cuestión: ¿de dónde proviene
esa vida que no puedo reconducir a ninguna parte? Ahora empezaré a aprender [ . . . ]
Sin embargo, aun en esta coyuntura, lo que al principio me parecía simple, ahora
parece
imposible. No cabe duda que estuve buscando algo distinto de la vida. Entonces, una
vez que debemos ir en pos de los paraderos de la vida, si buscar debemos, no habría
que dirigirse hacia el espacio ni el tiempo, ni siquiera a la causa y al efecto, sino que
deberíamos seguir a algo que conozco en mí, independiente de espacio, tiempo y
causalidad.
Lo que nos queda por hacer es estudiar el yo. ¿Pero cómo puedo conocer la vida en
mí?
He aquí como: en primer lugar, sé que soy vivo y vivo deseando para mí todo lo que es
bueno. Deseo esto desde que tengo conciencia de mí y persiste de día y noche. Todo lo
que vive fuera de mí es importante a mis ojos sólo si coopera con la creación de lo que
produce mi bienestar. Considero que el universo es relevante sólo porque puede
deleitarme.
Mientras tanto, algo más se intercala al conocimiento interno de mi existencia. Hay
otra percepción que es inseparable de la vida que siento y es también su aliada:
además de mi persona, me rodea un mundo entero de criaturas vivientes que, al igual
que yo, se percatan, instintivamente, de sus vidas exclusivas y todas estas criaturas
viven por sus objetivos ajenos a mí, al mismo tiempo ellas ignoran y ni siquiera les
interesa, saber algo de mis pretensiones para una vida exclusiva y, todas estas
criaturas, a fin de llenar con éxito sus objetivos, están dispuestas a aniquilarme en
cualquier momento. Esto no es todo. Mientras observo la destrucción de criaturas
parecidas a mí, estoy consciente de que se me depara, también, un rápido e inevitable
decaimiento, aunque me sienta tan precioso y el único en el cual la vida es
representada.
Es como si en el ser humano residiesen dos "yoes" que jamás pueden cohabitar en paz.
Es como si libraran un combate incesante, tratando de expulsarse mutuamente.
Un "yo" dice: "Soy el único que vive como se debería, todos los demás sólo parecen
vivir. Así, la razón por la cual el universo existe, es para que pueda sentirme cómodo."
El otro "yo" replica: "El universo no existe para tí, sino por sus metas y propósitos y no
le interesa mucho saber si eres feliz o infeliz."
¡Después de esto la vida se convierte en una cosa asombrosa!
Un "yo" dice: "Quiero gratificar todos mis deseos, por eso necesito el universo."
El otro "yo" contesta: "Toda la vida animal existe sólo para gratificar sus deseos. Sólo
los deseos de los animales se gratifican a expensas de otros animales. De ahí la lucha
incesante entre las especies animales. Eres un animal y por lo tanto debes pelear. Sin
embargo, a pesar del éxito ganado en tu batalla. el resto de las criaturas que luchan
deben, a la larga, aplastarte."
254

¡Peor aún! La vida se hace más asombrosa [...] La cosa más terrible de todas, la
síntesis de lo antedicho, es que:
Un "yo" dice: "Quiero vivir, vivir para siempre."
El otro "yo" contesta: "Quizá mueras dentro de unos minutos, así como perecerán tus
seres queridos; ya que tú y ellos, en cada movimiento, estáis destruyendo vuestras vidas
y por lo tanto os acercáis, siempre más, al sufrimiento ya la muerte, lo que odias y
temes más que todo."
Esto es lo peor [ . . . ]
Cambiar tal condición es imposible [ . . . ] Se puede evitar el movimiento, el descanso,
la comida y aun el respiro, pero no podemos substraernos del pensamiento. Uno piensa
y ese pensamiento, mi pensamiento, está emponzoñando cada paso de mi vida como
personalidad.
Tan pronto como un ser humano ha empezado a vivir conscientemente, esa conciencia
empieza a repetirle, sin cesar, la misma cosa: "Ya no es posible vivir la existencia que
sentiste y viste en tu pasado, la vida de los animales y de muchos seres humanos, vivida
de esa forma que te indujo a ser lo que eres ahora. Si trataras de hacerlo, jamás
podrías substraerte a luchar con todo el mundo de criaturas que viven como tú: por sus
objetivos personales y entonces, estas criaturas, inevitablemente, te destruirán." [...]
Cambiar dicha situación es imposible. No nos resta más que una cosa, que es lo que
hace la persona que, empezando a vivir, transfiere sus objetivos de la vida fuera de sí,
proponiéndose alcanzarlos. [ . . . ] A pesar de lo distante que los coloque de su
personalidad, tan pronto como su mente se aclara, ninguno de estos objetivos lo
satisfarán.
Bismarck ha unido Alemania y ahora gobierna a Europa. Si su razón ha irradiado un
poco de luz sobre los resultados de su actividad, debe percibir, al igual que su cocinero
que prepara una cena que dentro de una hora ya será devorada, la misma antinomia
sin resolver entre la vanidad y la insensatez de toda su obra y la eternidad y la
racionalidad de lo que existe para siempre. Si ellos pensaran en esto, ambos se
percatarían de lo
siguiente, en primer lugar: la integridad de la cena de Bismarck se debe a la policía,
mientras la integridad de Alemania al ejército, siempre que ambos: Bismarck y el
cocinero, se mantengan vigilantes. Todo esto porque hay personas muertas de hambre
que comerían de buen grado dicha cena y naciones que se alegrarían de ser tan
poderosas como Alemania. En segundo lugar, se darían cuenta de que la cena de
Bismarck y el portento del imperio teutónico no coinciden con las metas y los
propósitos de la vida universal, sino que son tajantemente antitéticos con ellos. En
tercer lugar, ya sea el cocinero o el poderío alemán morirán en breve tiempo, por lo
tanto, a la cena en cuestión ya Alemania se les depara el mismo destino. El único que
sobrevivirá es el Universo, el cual jamás pensará en la cena ni en Alemania y, aun
menos, en los que la cocinaron.
Cuando la condición intelectual humana crece, el individuo se da cuenta de que
ninguna felicidad conectada con su personalidad es un logro, sino sólo una necesidad.
La
personalidad es sencillamente ese estado incipiente de la vida y el límite último de ésta
[...] Se me preguntará: ¿Dónde comienza y dónde termina la vida? ¿Dónde acaba la
noche y dónde empieza el día? ¿Dónde, en la orilla, termina el dominio del océano y
comienza el de la tierra? Hay día y hay noche; hay tierra y hay mar, hay vida y hay
ausencia de vida.
Nuestra vida, desde que nos hicimos conscientes de ella, es un movimiento pendular
entre dos límites.
255

Un límite es el desinterés absoluto por la vida del Universo infinito, una energía
dirigida simplemente hacia la gratificación de la propia personalidad.
El otro límite es una renuncia completa de esa personalidad, el interés más profundo
por la vida del Universo infinito, en plena armonía con él, el traspaso de todos nuestros
deseos y buena voluntad desde uno mismo hacia ese Universo infinito y todas las
criaturas fuera de nuestro perímetro.(2)
Mientras más nos acerquemos al primer límite, menos vida y dicha hay. Mientras más
gravitemos hacia el segundo límite, más vida y dicha hay. Por ende, el ser humano
siempre oscila de un extremo al otro: vive. Este movimiento es la vida misma.
Cuando hablo de la vida me estoy refiriendo, en mis concepciones, a la idea que está
indisolublemente ligada con la de la vida consciente. No conozco, ni hay nadie que
conozca, otro tipo de vida que no sea la vida consciente.
Con el término vida aludimos a la de los animales ya la vida orgánica. Pero ésta no es
la vida; sólo es cierto estado o condición de vida que se nos manifiesta.
¿Qué es esta conciencia o mente, cuyas exigencias excluyen a la personalidad,
transfiriendo la energía del ser humano fuera de él y en ese estado que para nosotros es
el estado dichoso del amor?
¿ Qué es la mente consciente? Cualquier cosa que queramos definir, hay que definirla
con nuestra mente consciente. Entonces, ¿con qué definir a la mente? [ . . . ]
Si debemos definir todo con nuestra mente, es obvio que la mente consciente no puede
definirse. Sin embargo, nosotros, no sólo la conocemos, sino que es la única cosa que
conocemos realmente.
Es la misma ley como la de la vida, de todo lo orgánico, lo animal o lo vegetal, con la
única diferencia que vemos la realización de una ley inteligente en la vida de una
planta. Sin embargo, no vemos la ley de la mente consciente a la cual estamos sujetos,
así como el árbol está sujeto a su ley, sino que la cumplimos [...]
Hemos convenido que la vida es lo que no es nuestra vida. Aquí acecha la raíz del
error. En lugar de estudiar esa vida, de la cual estamos conscientes dentro de nosotros
de forma absoluta y exclusiva; ya que no podemos conocer nada más, observamos lo
que está desprovisto del factor y de la facultad más importantes de nuestra vida: la
conciencia inteligente. Al comportarnos de esta forma actuamos como el estudiante de
un objeto que se vale de su sombra o reflejo para llevar a cabo el estudio.
Si sabemos que, durante la transformación de las partículas de la sustancia, ellas están
sujetas a la actividad del organismo, no depende del hecho de que hemos observado o
estudiado tal proceso; sino, simplemente, porque poseemos cierto organismo
familiar que está unido a nosotros: el organismo de nuestro animal, que conocemos
muy bien como el material de nuestra vida, sobre el cual es nuestro deber trabajar y
gobernar,
sometiéndolo a la ley de la razón [. . .] Tan pronto como el ser humano ha perdido su fe
en la vida, tan pronto como ha transferido esa vida en lo que no es vida, se convierte en
un infeliz y ve la muerte [...] Aquél que concibe la vida tal como la encuentra en su
conciencia, desconoce la infelicidad y la muerte; ya que para él, todo lo bueno de la
vida estriba en la supeditación de su aspecto animal a la ley de la razón. Hacer lo cual
no sólo está en su poder; sino que acontece en él inevitablemente. Estamos
familiarizados con la muerte de las partículas en el ser animal. Conocemos la muerte
de los animales y del ser humano como animal, pero ignoramos la muerte de la mente
consciente y no podemos saber algo de esto porque esa mente consciente es la vida
misma y la Vida jamás puede ser Muerte [. . .]
El animal vive feliz, no ve la muerte, la desconoce y perece sin darse cuenta. ¿Por qué
el ser humano debería haber recibido el don de verla y conocerla y por qué la muerte
256

debería ser tan terrible para él, al grado que le tortura el alma, induciéndolo, a
menudo, a suicidarse por el mero miedo a la muerte? ¿Por qué debería ser así? Porque
el ser humano que ve la muerte es un enfermo, ha infringido la ley de su vida y ha
cesado de vivir una existencia consciente. Se ha convertido en un animal, un animal
que ha también infringido la ley de la vida.
La vida del ser humano es una aspiración a la dicha ya él se le entrega el objeto de su
anhelo. La luz alumbrada en el alma humana es la dicha de la vida y esta luz jamás
podrá ser tinieblas; ya que para el ser humano existe, en verdad, sólo esta luz solitaria
que arde en su alma.”

***

Hemos traducido este largo extracto del relato de la magnífica conferencia del Conde
Tolstoi, porque es eco de las enseñanzas más sublimes de la ética universal de la
verdadera teosofía. Su definición de la vida en el sentido abstracto y de la vida que
cada teósofo serio debería seguir conforme y en la medida de sus capacidades naturales,
es la síntesis y el Alfa y Omega de la vida práctica psíquica, como también la vida
espiritual. La conferencia contiene frases que para el teósofo medio parecerán
demasiado nebulosas y quizá incompletas. Sin embargo, no encontrará ninguna que el
ocultista práctico más exigente impugne. Podríamos llamarlo un tratado sobre la
Alquimia del Alma; ya que la luz "solitaria" en el ser humano que arde perpetuamente y
que jamás puede ser tiniebla en su naturaleza intrínseca, aunque el "animal" fuera de
nosotros puede no percibirla, es esa "Luz" acerca de la cual han sido escritos volúmenes
por los Neoplatónicos de la escuela alejandrina y, después de ellos, por los Rosacruces y
especialmente los Alquimistas, si bien actualmente, su verdadero sentido es un misterio
oscuro para la mayoría de la gente. Es cierto que el Conde Tolstoi no es un alejandrino
ni un teósofo moderno y aun menos un Rosacruz o un Alquimista. Sin embargo, el gran
pensador ruso transfiere, del campo de la metafísica al de la vida práctica, lo que éstos
han ocultado bajo una fraseología particular de los filósofos del Fuego, confundiendo a
propósito las transmutaciones cósmicas con la Alquimia Espiritual. El Conde Tolstoi,
sin dejar el plano terrenal, ha reunido todo lo que Schilling definiría como un percatarse
de la identidad del sujeto y el objeto en el Ego interno humano, eso que une y cohesiona
el Ego con el Alma universal, que es simplemente la identidad del sujeto y el objeto en
un plano superior o la Deidad desconocida.
Tolstoi es uno de esos pocos electos. que empiezan con la intuición y terminan con una
parcial omnisciencia. Ha alcanzado la transmutación de los metales inferiores, la masa
animal, en oro y plata o la piedra filosofal, el desarrollo y la manifestación del Yo
superior del ser humano. El alcahest del Alquimista menor es el All-geist, el Espíritu
Divino omniabarcante del Iniciado superior; ya que, como pocos hoy en día saben, la
Alquimia era y es una filosofía espiritual y una ciencia física. Aquel que desconoce la
primera, no sabrá mucho de la segunda. Aristóteles, hablando a su discípulo Alejandro
sobre la piedra filosofal, le dijo lo siguiente: "No es una piedra, se encuentra en cada ser
y en todo lugar, en todas las estaciones y se le llama el fin de todos los filósofos", así
como la Vedanta es el fin de todas las filosofías. Como epílogo a este ensayo sobre la
ciencia de la Vida, agregamos unas palabras acerca del enigma eterno que la Esfinge
profirió a los mortales. No lograr resolver el problema que contenía, implicaba ser
destinado a una muerte segura; ya que la Esfinge de la vida devoraba al ser no
intuitivo que vivía sólo en su "animal." Aquél que vive para la personalidad y sólo por
ella, fallecerá seguramente, como le dice el "Yo superior" al yo inferior o "animal", en
la conferencia de Tolstoi. El enigma consta de siete claves y el Conde penetra el
257

misterio con una de las más elevadas, dado que, según el bello párrafo del autor de la
"Filosofía Hermética": "El auténtico misterio más familiar y al mismo tiempo más
desconocido para cada ser humano, en el cual debe iniciarse o perecer como un
ateo, es él mismo. Para él es el elixir de la vida, cuya libación antes del descubrimiento
de la piedra filosofal implicaría beber el líquido de la muerte, el cual confiere al adepto
y al epoptes la verdadera inmortalidad. Puede conocer la verdad en su autenticidad,
Aletheia, el aliento de Dios o la Vida, la mente consciente en el ser humano. Este es el
“Alcahest que disuelve todo” y el Conde Tolstoi ha comprendido bien el enigma.

NOTAS

(1) "Confundir" es un término erróneo en este caso, porque los científicos saben muy
bien que su enseñanza acerca de la vida es una ficción materialista que la lógica y el
hecho contradicen a cada paso.
En esto, la ciencia es abusada; ya que se emplea para servir a las nociones personales de
los científicos ya la actitud determinada para sofocar en la humanidad toda aspiración y
pensamiento espiritual. Sería más correcto decir: "pretenden confundir", - H.P.B.
(2) Esto es lo que los teósofos llamarían "vivir la vida." -H.P.B.

MARAVILLOSAS MANIFESTACIONES
DEL ESPIRITU
Helena Blavatsky

Una segunda Ida Pfeiffer con los Eddys – Apariciones de georgianos, persas, kurdos,
circasianos, africanos y rusos – lo que una dama rusa piensa del Dr. Beard

[The Daily Graphic, Nueva York, Volúmen V, 30 de Octubre de 1874, pág. 873]
La siguiente carta fue dirigida a un periódico contemporáneo por la señora Blavatsky, y nos fue entregada
para su publicación en The Daily Graphic, ya que hemos estado tomando la iniciativa en la discusión del
curioso asunto del Espiritualismo.
EDITOR, The Daily Graphic

Consciente en el pasado de vuestro amor a la justicia y al juego limpio, con la


mayor seriedad solicito el uso de vuestras columnas para responder a un artículo del
doctor G. M. Beard en relación con la familia Eddy de Vermont. Él, denunciándolos a
ellos y a sus manifestaciones espirituales en una más que radical declaración, dirigiría
un golpe a todo el mundo espiritual actual. Su carta aparecía esta mañana (27 de
Octubre). El doctor George M. Beard ha asumido, durante estas ultimas semanas, el
papel del “león rugiente” buscando un médium que “devorar”. Parece ser que hoy en día
el erudito caballero está más hambriento que nunca. Nada asombroso, tras el fracaso
experimentado con el señor Brown, el “lector de mentes” de New Haven.
No conozco al doctor Beard personalmente, ni me importa conocer hasta dónde
se ha arrogado el derecho de llevar los laureles de su profesión como Doctor en
Medicina, pero lo que sí sé es que él nunca puede esperar igualar, mucho menos
sobrepasar, a hombres tan sabios como Crookes, Wallace e incluso Flammarion, el
258

astrónomo francés, todos los cuales han dedicado años a la investigación del
Espiritualismo. Todos ellos llegaron a la conclusión de que, suponiendo que incluso el
famoso fenómeno de la materialización de espíritus no demostró la identidad de las
personas a las cuales aparentaban representar, no era, en todos los casos, el trabajo de
manos mortales, aún menos era un fraude.
Ahora vamos con los Eddys. Docenas de visitantes han permanecido allí durante
semanas e incluso meses; ni una sola sesión ha tenido lugar sin que algunos de ellos se
apercibieran de la presencia personal de un amigo, un pariente, una madre, un padre o
un querido hijo fallecido. ¡Pero vaya! llega aquí el doctor Beard, está menos de dos
días, aplica su potente batería eléctrica, ante la cual el espíritu ni siquiera parpadea o se
estremece, examina atentamente el armario (en el que no encuentra nada), se vuelve y
declara con el mayor énfasis “que desea que se comprenda perfectamente que si su
nombre científico aparece alguna vez en conexión con la familia Eddys, debe ser sólo
para desenmascararlos como los mayores farsantes que no pueden hacer ni siquiera una
buena artimaña”. Consummatum est!, el Espiritualismo está difunto. Requiescat in pace!
El doctor Beard lo ha matado con una palabra, ¡esparcid cenizas sobre vuestras
venerables pero tontas cabezas, oh Crookes, Wallace y Varley! De ahora en adelante
debéis ser considerados como dementes, psicologizados y lunáticos y lo mismo se debe
hacer con los muchos miles de Espiritualistas que han visto y hablado con sus amigos y
parientes difuntos, reconociéndoles en Moravia, en la casa de los Eddys, y en cualquier
otro lugar a lo largo y ancho de este continente. Pero ¿es que no hay escapatoria de los
cuernos de este dilema? Sí, verdaderamente, el doctor Beard escribe de esta manera:
“Cuando vuestro corresponsal vuelva a Nueva York le enseñaré cualquier noche a hacer
todo lo que los Eddys hacen” ¿Pero por qué debería ser un reportero del Daily Graphic
el único escogido por G. M. Beard para su iniciación en los conocimientos de un
“truco” tan inteligente? En tal caso ¿por qué no denunciar públicamente esta artimaña
universal, y así beneficiar al mundo entero? Pero el doctor Beard parece ser tan parcial
en sus elecciones como inteligente en detectar dichos trucos. ¿No dijo el erudito doctor
al coronel Olcott mientras estaban en casa de los Eddys, que trapos de segunda mano
por valor de tres dólares serían suficientes para mostrarle cómo materializar todos los
espíritus que visitan la granja de los Eddys?
A esto yo respondo, respaldada como lo estoy por el testimonio de cientos de
fiables testigos de que todo el guardarropa del Teatro de Niblo no sería suficiente para
ataviar el número de espíritus que emergen noche tras noche de un pequeño armario
vacío.
Dejemos que el doctor Beard se levante y explique el siguiente hecho si puede:
permanecí catorce días en la granja de los Eddys. En ese corto espacio de tiempo
reconocí perfectamente de 119 apariciones 7 espíritus. Admito que fui la única que los
reconoció, el resto del auditorio no pudo, no habiendo estado conmigo en mis
numerosos viajes a través de Oriente, pero sus variadas vestimentas y trajes fueron
claramente vistos y detenidamente examinados por todos.

El primero fue un chico georgiano, vestido con el atuendo histórico Caucasiano,


el dibujo del cual aparecerá en breve en el Daily Graphic.1 Lo reconocí y le pregunté en
georgiano sobre circunstancias conocidas sólo por mí misma. Fuí entendida y
respondida. A mi solicitud en su lengua materna (después de que el coronel Olcott me
lo sugiriera en voz baja) de que tocara el “Lezguinka”, un baile Circasiano, lo hizo
inmediatamente con una guitarra.
259

Segundo. Aparece un pequeño anciano. Va vestido como suelen hacerlo los


mercaderes Persas. Su traje es perfecto como traje nacional. Todo está donde debe estar,
las “babuchas” que sobresalen de sus pies, y las medias. Pronuncia su nombre en un alto
susurro. Se llama “Hassan Aga”, un anciano al que mi familia y yo hemos conocido
durante veinte años en Tiflis. Dice, medio en georgiano medio en persa, que tiene “un
gran secreto que contarme”, y aparece en tres ocasiones diferentes, intentando en vano
acabar su frase.

Tercero. Un hombre de estatura gigante emerge, vestido con el pintoresco


atuendo de los guerreros del Kurdistán. No pronuncia palabra, pero se inclina para
saludar a la manera oriental, y alza su lanza adornada con plumas de brillantes colores,
agitándola en señal de bienvenida. Lo reconozco inmediatamente como Saffar Ali Bek,
un joven jefe tribal Kurdo, que solía acompañarme en mis viajes a caballo por Ararat,
en Armenia, y que en una ocasión salvó mi vida.2 Y lo que es más, se agacha hasta el
suelo como para recoger un puñado de moho y esparciéndolo alrededor, presiona su
mano contra el pecho –un gesto conocido sólo por las tribus del Kurdistán.

Cuarto. Sale un circasiano, me puedo imaginar a mí misma en Tiflis, tan


perfecto es su traje de “nouker” (un hombre que corre delante o detrás de otro que
va montado a caballo). Éste habla. Más aún, corrige su nombre, que yo pronuncié
mal al reconocerlo, y cuando lo repito se inclina, sonriendo, y dice en el más puro
tártaro gutural, que suena tan familiar a mis oídos “Tchoch yachtchi” (muy bien), y
se desvanece.

Quinto. Una anciana aparece con un sombrero ruso, sale y se dirige a mí en


ruso, llamándome con un entrañable nombre que ella usaba en mi niñez. La
reconocí como una antigua sirvienta de mi familia, una enfermera de mi hermana.

Sexto. Un gran negro poderoso es el siguiente en aparecer en la plataforma.


Su cabeza está adornada con un maravilloso peinado, como de cuernos enrollados
alrededor de su cabeza con blanco y oro. Su apariencia me resulta familiar, pero en
un primer momento no recuerdo dónde lo he visto. Pronto empieza a hacer gestos
vivaces, y su mímica me ayuda a reconocerlo de un vistazo. Es un chamán
centroafricano. Sonríe y desaparece.

Séptimo y último. Un gran caballero de pelo gris sale ataviado con un


convencional traje negro. La condecoración rusa de Santa Ana cuelga suspendida de
una gran cinta de muaré rojo con dos rayas negras – una cinta que todo ruso sabrá,
se corresponde con dicha condecoración. Esta cinta la lleva alrededor del cuello. Me
siento desfallecer porque creo reconocer a mi padre. Pero este último era mucho
más alto. En mi nerviosismo me dirijo a él en inglés y le pregunto: “¿Eres mi
padre?” El niega con la cabeza, y me contesta tan claramente como puede hablar
cualquier mortal, y en ruso: “No, yo soy tu tío”. La palabra “diadia” ha sido oída y
recordada por todo el auditorio. Significa “tío” en ruso.

¿Pero y qué? El doctor Beard sabe que no es más que un penoso truco, y que
nos debemos someter en silencio. La gente que me conoce sabe que estoy lejos de
ser una crédula. Aunque he sido una Espiritualista3 durante muchos años, soy más
escéptica al recibir las evidencias de mediums pagados que muchos no creyentes.
Pero cuando recibo tales evidencias como las que recibí en la granja de los Eddys,
260

me siento obligada por mi honor, y so pena de confesarme una cobarde moral, a


defender a los mediums como lo hacen los miles de hermanos y hermanas
espiritualistas, contra la presunción y la calumnia de un hombre que no tiene nada
ni nadie que le respalde en sus afirmaciones. Yo ahora, por la presente, definitiva y
públicamente desafío al doctor Beard con la cantidad de 500 dólares a producir ante
un auditorio público y bajo las mismas condiciones, las manifestaciones aquí
atestiguadas, o en su fracaso, a soportar las ignominiosas consecuencias de su
pretendida exposición.

H.P.Blavatsky
124 East Sixteenth Street, 27 de Octubre.

En el álbum de recortes de prensa de H.P.Blavatsky, Volumen I, este artículo está pegado en la página 5,
en tres columnas separadas, junto con el recorte de prensa que menciona su llegada a la Granja Eddys el
14 de Octubre de 1874, como se puede ver en la imagen que acompaña a este texto. El comentario de
H.P.Blavatsky en la parte superior de la página dice:

Se levanta el telón. – El conocimiento de H.S.O. el 14 de Octubre de 1874, con H.P.B.


en Chittenden. H.S.Olcott es un – rabioso espiritualista, y H.P.B. es una ocultista- ¡una
que se ríe de la supuesta agencia de espíritus! (pero de todos modos pretende ser una
ella misma)

[Hasta la fecha del artículo H.P.B añadió con pluma y tinta: 1874, y además escribió la siguiente nota a
pie de página bajo la columna 3:]

Ellos pueden ser los retratos de gente muerta después repro..... (ellos ciertamente no son
Espíritus o Almas) pero son un .... [fe]nómeno real producido por los Elementales.
H.P.B.
[El signo que introduce la nota a pie de página ha desaparecido en el artículo actual; hay, sin embargo,
subrayados en azul y comillas en conexión con la palabra “espíritus”, en los párrafos 4º y 5º del texto,
hechos por H.P.B. y a los cuales su nota a pie de página se puede referir.]

[En el bien conocido trabajo de A. P. Sinnet, Incidents in the life of H. P. Blavatsky (Nueva York: J. W.
Bouton, 1886, págs. 131-133, se produce una declaración bastante importante, así como una cita textual
de las propias palabras de H.P.B., relacionada con las sesiones en la granja de los hermanos Eddys. El
señor Sinnet dice que H.P.B.
...ha intentado con los mediums más famosos evocar y comunicarse con aquellos más queridos
para ella, y cuya pérdida ella ha deplorado, pero nunca tuvo éxito. Ella ciertamente recibió
“comunicaciones y mensajes”, y obtuvo sus firmas, y en dos ocasiones sus formas materializadas, pero
las comunicaciones fueron proferidas en un idioma vago y efusivo, al contrario del estilo que ella conocía
tan bien. Sus firmas, como ella ha averiguado, fueron obtenidas de su propio cerebro; y en ninguna
ocasión, cuando la presencia de un pariente y la forma descrita por el medium, que desconocía el hecho
de que Madame Blavatsky podía ver tan bien como cualquiera de ellos, hubiera ella reconocido el
261

“espíritu” del supuesto pariente en la multitud de espectros y elementales que les rodeaban (cuando el
medium era un genuino medium por supuesto).Todo lo contrario. Ya que ella a menudo veía, para su
disgusto, cómo sus propios recuerdos e imágenes mentales eran plasmadas desde su memoria y
desfiguradas en la confusa amalgama que tuvo lugar entre sus pensamientos en el cerebro del medium
que instantáneamente las envió al exterior y las cáscaras que las sorbieron como una esponja y las
objetivizaron – “una horrorosa forma con una máscara puesta a mi vista” nos dice.
H.P.B. misma continúa diciendo:]

Incluso la forma materializada de mi tío en la granja de los Eddys era una imagen; fui
yo quien la envié desde mi propia mente, como había hecho al hacer experimentos sin
decírselo a nadie. Era como el cascarón vacío de mi tío que parece ser que yo arrojé
sobre el cuerpo astral del medium. Yo ví y seguí el proceso. Sabía que Will Eddy era un
medium auténtico, y los fenómenos tan reales como podían serlo, y, además, cuando
tuvo problemas, le defendí en los periódicos. Resumiendo, durante todos los años de
experiencia en América nunca tuve éxito en identificar, ni en un solo caso, aquellos a
los que yo quería ver.

Solo en mis sueños y visiones personales me pongo en contacto directo con mis propios
parientes sanguíneos y amigos, aquellos con los que he tenido un fuerte y mutuo amor
espiritual... Por ciertas razones psico-magnéticas, demasiado complicadas para ser
explicadas aquí, las cáscaras de aquellos espíritus que más nos amaban nunca se nos
aproximarán, con pocas excepciones. No tienen necesidad de hacerlo, ya que, a menos
que sean irremediablemente malvados, nos tienen con ellos en el Devachán, aquel
estado de éxtasis en el cual las mónadas son rodeadas por todas aquellas personas y
objetos que han amado – objetos de aspiración espiritual o entidades humanas. Las
“cáscaras” una vez separadas de sus principios Superiores no tienen nada en común con
éstos. No se muestran a sus parientes y amigos, sino a aquellos con cuyas afinidades
terrestres y sensuales son más fuertes. De esta manera la cáscara de un borrachín se
mostrará a uno que ya es un borrachín o tiene el germen de este bajo instinto en él, en
cuyo caso lo desarrollará usando los órganos del huésped para satisfacer sus ansias,
alguien que muera repleto de pasión sexual por una pareja aun viva tendrá su cáscara
vinculada a él o ella, etc. Nosotros como Teosofistas y especialmente Ocultistas, nunca
debemos perder de vista el profundo axioma de la Doctrina Esotérica que nos enseña
que somos nosotros, los vivos, los que nos sentimos dirigidos hacia los muertos – pero
los últimos nunca pueden, incluso aunque quieran, descender hacia nosotros, o a nuestra
esfera.
262

NOTAS
1.- Este chico era Michalko Guegidze, de Kutais, Georgia, era un sirviente en el hogar
de Katherine de Witte. Ver en conexión con este asunto el trabajo del coronel H. S.
Olcott, “People from the Other World”, Hartford, Conn, 1875, páginas 298 y siguientes
2.- Saffar Ali Bek Ibrahim Bek Ogli, mencionado por el coronel Olcott en su People
from the Other World, página 320.
3.- Cuando H. P. Blavatsky pegó el recorte de prensa de este artículo en su álbum de
recortes, Volumen 1, página 5, ella borró las palabras “una Espiritualista”
sustituyéndolas por las palabras “una Ocultista”, y subrayó en azul la frase completa

PODEM OS MAHATMAS SER


EGOÍSTAS?
H. P. Blavatsky
Can the Mahatmas Be Selfish?, Theosophist , Agosto, 1884

Em vários escritos sobre ocultismo, tem sido declarado que não-egoísmo é a


condição síne qua non para o sucesso. Ou uma maneira mais correta de se colocar isso,
seria o de que o desenvolvimento de um sentimento de não-egoísmo é em si um
treinamento inicial que trás consigo "conhecimento que é poder" como um acessório
necessário. Não é, dessa forma, "conhecimento", como comumente entendido, que o
ocultista se empenha para conseguir, mas que chega a ele de uma forma natural, em
conseqüência de ele ter removido o véu que esconde o verdadeiro conhecimento de sua
vista. A base do conhecimento existe em qualquer lugar, uma vez que o mundo dos
fenômenos fornece, ou antes, é abundante de fatos, cujas causas tem de ser descobertas.
Nós vemos somente os efeitos no mundo dos fenômenos, pois cada causa nesse mundo é
em si o efeito de uma outra causa, e assim sucessivamente; e, dessa forma, o verdadeiro
conhecimento consiste em chegar à raiz de todos os fenômenos, e assim chegar a um
entendimento correto da causa primária, a "raiz sem raiz ", a qual, por sua vez, não é
um efeito.
Para se perceber qualquer coisa corretamente, pode-se usar somente aqueles
sentidos ou instrumentos a que correspbndam a natureza daquele objeto. Assim, para
compreender o numênico, um sentido numênico é um pré-requisito, enquanto que um
fenômeno passageiro pode ser percebido pelos sentidos correspondentes à natureza
daqueles fenômenos. A Filosofia Oculta nos ensina que o sétimo princípio é a única e
eterna Realidade, enquanto o resto, pertencendo como pertencem ao "mundo das
formas" que não são permanentes, são ilusórios no sentido de que eles são
impermanentes. A esses é limitado o mundo fenomenal o qual pode-se tomar
conhecimento pelos sentidos correspondentes a natureza daqueles seis princípios. Ficará
assim claro que é somente o sétimo, que pertence ao mundo numênico, que pode
compreender a Realidade Abstrata que subjaz a todos os fenômenos. Como esse sétimo
princípio a tudo permeia, ele existe potencialmente em todos nós; e ele, que chegaria ao
263

conhecimento verdadeiro, tem que desenvolver aquele sentido [numênico] nele, ou


antes, ele tem que remover aqueles véus que obscurecem sua manifestação [do sentido
numênico]. Todo sentido da personalidade é limitado a esses seis princípios inferiores,
pois se relacionam somente com o "mundo das formas". Consequentemente, verdadeiro
"conhecimento" só pode ser obtido rasgando-se todas as cortinas de Maya levantadas
por um sentido de personalidade perante o Atma impessoal.
É somente naquela personalidade que está centrado o egoísmo, ou antes, esse
último [egoísmo] cria o primeiro [personalidade] e vice-versa, desde que eles agem e
reagem mutuamente um sobre o outro. Pois, egoísmo é aquele sentimento que procura o
engrandecimento da personalidade egótica de uma pessoa pela exclusão das outras. Se,
dessa forma, egoísmo limita a personalidades estreitas, conhecimento absoluto é
impossível enquanto não nos livrarmos do egoísmo. Dado que, não obstante, estamos
nesse mundo de fenômenos, não podemos nos livrar inteiramente de um senso de
personalidade, ressaltando contudo que aquele sentimento pode ser no sentido de que
nenhum engrandecimento pessoal ou ambição permaneça. Nós estamos, por nossa
constituição e estado de evolução, colocados no "Mundo da Relatividade", mas como
nós achamos que impessoalidade e não-dualidade é o fim último da evolução cósmica,
temos que nos empenhar para trabalhar em conjunto com a natureza, e não nos
colocarmos em oposição a seus impulsos inerentes que devem dirigir-se para tal. Opor-
se a [natureza], é querer sofrer, desde que uma força mais fraca, em seu egotismo, tenta
se colocar em posição de combate contra a lei universal.
Tudo o que o ocultista faz é apressar esse processo, permitindo que sua Vontade
atue em uníssono com a Vontade Cósmica ou a Mente Demiúrgica, o que pode ser feito
pela restrição bem sucedida da vã tentativa da personalidade em colocar-se em oposição
ao primeiro [Vontade]. E desde que o MAHATMA não é senão um ocultista avançado,
que tem até então controlado se "eu" inferior quanto a mantê-Io mais ou menos em
completa sujeição ao impulso Cósmico, está na natureza das coisas impossíveis para ele
agir de qualquer outra forma que não seja de uma maneira não-egoísta. Tão logo ele
conceda o "eu pessoal" confrontá-Ia, então ele deixa de ser um MAHATMA. Aqueles,
dessa forma, que estando ainda emaranhados na teia do sentido ilusório da
personalidade acusam os MAHATMAS de "egoísmo" pela retenção de "conhecimento"
- não levam em consideração a respeito do que estão falando. A Lei de Evolução
Cósmica está sempre operando para alcançar seu propósito de unidade última e levar o
fenomenal para dentro do plano numênico, e os MAHATMAS estando en rapport [em
sintonia] com ele, estão dando assistência àquele propósito. Assim, eles sabem qual é o
melhor tipo de conhecimento para a humanidade em um determinado estágio de sua
evolução, e ninguém mais é competente para julgar essa matéria, desde que somente
eles possuem o conhecimento básico que pode determinar o curso correto e exercer
discernimento apropriado.
Para nós que estamos ainda lutando no terreno escorregadio dos sentidos
ilusórios, ditar que conhecimento os MAHATMAS devem repassar para nós e como
eles devem agir, é como um menino de rua [sem qualquer instrução] ter a presunção de
ensinar ciência ao Prof. Huxley ou política ao Sr. Gladstone. Pois, ficará evidente que,
tão logo o menor sentimento de egoísmo tente se colocar contra si próprio, a visão do
sentido espiritual, que é a única percepção do MAHATMA, torna-se nublada e ele perde
a "poder" que somente o "conhecimento" abstrato pode conferir. Por essa razão, temos
que observar constantemente com vigilância a "Vontade" para exercer e evitar que
nossa natureza inferior venha até a superfície, o que ela faz em nosso presente estado
264

ainda não desenvolvido; e assim extrema atividade e nenhuma passividade é a condição


essencial com a qual o estudante tem que iniciar. Primeiro sua atividade é direcionada
para obstar as influências de oposição do "eu inferior'; e, quando isto for conquistado,
sua Vontade centrada no seu mais alto "eu" (real), continua a trabalhar mais
eficazmente e ativamente em uníssono com a ideação cósmica na "Mente Divina".
Tradução: João Baptista Neto, MST – Jina - Rio de Janeiro - Novembro, 2001.

LA ESTRELLA DE SEIS Y LA DE CINCO PUNTAS


Helena Blavatsky
Los más famosos kabalistas occidentales, tanto de la Edad Media como de la
Moderna, representan o simbolizan el Microcosmos por medio del pentagrama o
estrella de cinco puntas, y el Macrocosmos por el doble triángulo o estrella de seis
puntas. Eliphas Levi (el abate Constant) y creemos que también Kunrath, uno de
los más insignes ocultistas de pasados tiempos, dan la razón de ello.

En la obra Rosacruces de Hargrave Jermings aparece la exacta relación del


Microcosmos con el hombre en el centro del pentagrama. Se necesitaría un espacio
mucho más amplio del que nos consiente un artículo para explicar con toda
claridad el esoterismo de ambos símbolos.

Los genuinos kabalistas occidentales saben que el Espíritu y la Materia están


simbolizados por los respectivos colores de los dos triángulos enlazados, sin
relación alguna con las líneas o lados de los triángulos.

El filósofo kabalista y hermético considera trino todo cuanto existe en la


Naturaleza; cada cosa es una multiplicidad y una Trinidad en la Unidad, por lo
que representa estos aspectos por medio de figuras geométricas. Dice Platón que
“Dios geometriza ”. Los Tres Rostros kabalísticos son las Tres Luces y las Tres
Vidas de Ain –Suph (el Parabrahman de los occidentales) llamado también el
invisible Sol central. El Universo es su Espíritu, Alma y Cuerpo, sus Tres
emanaciones.

Esta Trina Naturaleza, la puramente Espiritual, la puramente Material y la


intermedia (o Materia imponderable que constituye el Alma Central del hombre)
está representada por el triángulo equilátero, cuyos tres lados iguales simbolizan
que dichos Tres Principios están difundidos por todo el Universo en la misma
proporción y que son eternos y coexistentes, según la ley natural de equilibrio
perfecto.

Así vemos que, con leve variación, la simbología occidental es la misma que la de
los arios. El doble triángulo que simboliza el Macrocosmos o Universo mayor
entraña las ideas de Unidad, de Dualidad (en los dos colores y los dos triángulos)
de Espíritu y Materia, de Trinidad, de la Tetraktys pitagórica, del cuadrado
perfecto, hasta el dodecágono y el dodecaedro.

Los antiguos kabalistas caldeos, maestros e inspiradores de la Kábala judía, no


tuvieron el antropomórfico concepto de Dios que se advierte en el Antiguo
265

Testamento y subsiste en nuestros días. Su Ain–Supl, ilimitado e infinito,“tiene y


no tiene forma ” según dice el Zohar, aunque después explica esta aparente
contradicción añadiendo: “El invisible asumió forma al poner el Universo en
existencia ”. Esto equivale a la idea puramente panteísta de que sólo es posible
concebir a Dios en la naturaleza objetiva.

Los tres lados de los triángulos simbolizan para los ocultistas, lo mismo que para
los arios, el Espíritu, la Materia y la Naturaleza intermedia (identificada en su
significado con el espacio), así como también simbolizan las Energías Creadora,
Conservadora y Destructora representadas en las Tres Luces.

La Primera Luz infunde vida inteligente y consciente en todo el Universo, en


correspondencia con la Energía Creadora. La Segunda Luz construye
incesantemente formas con la Materia Cósmica preexistente dentro del círculo
cósmico y por ello es la Energía Conservadora. La Tercera Luz produce el
conjunto universal de la materia física densa, que según se aparta de la céntrica
Luz espiritual, pierde su brillantez y se convierte en tinieblas o en mal, que
conduce a la muerte, por lo que es la Energía Destructora manifestada en lo
mudable y perecedero de las formas. Los Tres Rostros kabalísticos del Anciano de
los Ancianos que sin embargo no tiene rostro, son las divinidades arias llamadas
Brahma, Vishnu y Shiva.

El doble triángulo de los kabalistas está inscrito en un círculo formado por una
serpiente que se muerde la cola (el emblema egipcio de la Eternidad) y a veces en
un sencillo círculo geométrico.

La única diferencia entre los símbolos oriental y occidental del doble triángulo –
según explica Krishna Shankar Laishankar en el artículo publicado con el mismo
título que el presente– consiste en omitir el profundo significado de lo que dicho
autor llama el Cenit y el Cero.

Según los kabalistas occidentales, el vértice superior del triángulo blanco se pierde
en el Cenit 1, en el Mundo de pura Espiritualidad o inmaculado Espíritu, mientras
que el vértice inferior del triángulo negro se pierde en el nadir y simboliza, según
prosaica expresión de los ocultistas medievales, la materia grosera, los desechos del
Fuego Celestial (el Espíritu) caídos en el vórtice de aniquilación, en el mundo
inferior, donde las formas y la vida senciente se dispersan para retornar a su
fuente originaria, la Materia Cósmica. Según las enseñanzas puránicas, el punto
central “es la sede de Brahma Avyakta o Divinidad inmanifestada”.

En efecto, como el punto geométrico carece de dimensiones, es un símbolo


apropiado del invisible Sol central, de la Luz de la Divinidad inmanifestada; pero
los ocultistas trazan en la figura, en vez del punto geométrico, la Cruz Ansata o la
Tau Egipcia, en cuya parte cenital dibujan un círculo como símbolo del ¡limitado e
increado espacio. Así modificada, la Tan Egipcia tiene casi el mismo significado
que la cruz mundana de los antiguos herméticos egipcios, o sea una cruz inscrita en
un círculo.

Por lo tanto, es erróneo decir que el doble triángulo sólo simboliza el Espíritu y la
Materia, pues contiene muchos otros símbolos. Dice nuestro crítico: Si el doble
266

triángulo sólo representa el Espíritu y la Materia, no se explica ni se rebate la


objeción de que con dos lados no es posible trazar un triángulo, ni que el Espíritu y
la Materia estén simbolizados por la distinción de blanco y negro de dos triángulos.

Creyendo ya haber explicado suficientemente algunas dificultades y expuesto que


los kabalistas occidentales siempre vieron la Trinidad en la Unidad y la Unidad en
la Trinidad, podemos añadir que los pitag6ricos rebatieron ya, hace 2500 años, la
objeción levantada por el autor de las precedentes palabras.

La idea cardinal de los pitagóricos era que, bajo las fuerzas y cambios fenomenales
del Universo, subyace un permanente principio de Unidad. Los Sagrados Números
de dicha escuela no incluyen el Dos o la Duada, pues los pitagóricos no reconocían
este número ni como idea abstracta, fundándose en que geométricamente es
imposible construir una figura con sólo dos líneas rectas; por tanto no puede
identificarse el número dos con ninguna figura geométrica plana o sólida para
simbolizar la Unidad en la multiplicidad, como puede simbolizarla una figura
poligonal. Así es que los pitagóricos no consideraban el Dos como Número
Sagrado, porque representado en geometría por dos líneas horizontales = y en
numeración romana por dos verticales II, y careciendo la línea de anchura y
profundidad, sin otra dimensión que la longitud, era necesario añadirle al dos otra
unidad para emplearlo simbólicamente en figura de triángulo.

Así resulta evidente por qué los herméticos emplearon dos triángulos enlazados
para simbolizar el Espíritu y la Materia (el Alfa y el Omega del Kosmos) y
representaron el triángulo que simboliza el Espíritu de color blanco y el de la
Materia, de color negro. En cuanto a la pregunta de que si el vértice del triángulo
blanco que se dirige hacia arriba simboliza el Espíritu,¿qué simbolizan los otros
dos vértices del triángulo blanco?, responderemos que, según los kabalistas,
simbolizan el Espíritu caído en la generación, es decir, la pura Chispa Divina
mezclada ya con la materia del mundo fenomenal.

La misma explicación conviene al simbolismo de los dos vértices de la base del


triángulo negro, cuyo tercer vértice representa la progresiva densificación de la
Materia.

Por otra parte, decir que “toda idea de ascenso y descenso, de arriba y de abajo en
el sublime concepto del Kosmos no sólo es repulsiva sino falsa”, equivale a negar la
posibilidad de que una idea abstracta esté simbolizada por una imagen concreta.

Entonces,¿Por qué no invalidar toda clase de signos, incluso los de Vishnu y las
eruditas explicaciones puránicas que de ello nos da el autor? Lo anteriormente
expuesto da la clave de la fórmula pitagórica de la Unidad en la multiplicidad, del
Único manifestado en muchos.

Esta idea está simbolizada en la Década (1+2+3+4=10) lejos de ser repulsiva es


positivamente sublime. El Uno es la Divinidad. El Dos es la Materia, que por sí
misma no puede ser una entidad consciente 2. El Tres (el triángulo) resulta de la
combinación de la Mónada y la Duada, participa de la naturaleza de ambas y es la
Tríada o mundo fenomenal. La Tétrada o sagrada Tetraktys es la forma de la
267

Perfección para los pitagóricos y expresa o simboliza al propio tiempo la ilusión


fenomenal o Maya–La Década o suma total simboliza el Kosmos.

Decimos en Isis sin Velo: “El Universo es la combinación de mil elementos; y sin
embargo la expresión de un solo Elemento: del Espíritu o Absoluta Armonía. Es
un caos para los sentidos y un perfecto Kosmos para la razón”.

Pitágoras aprendió filosofía en la india y de aquí la similitud entre las ideas


fundamentales de los antiguos Iniciados brahmánicos y las de los pitagóricos. Al
definir al Shatkon dice el autor que “representa el gran Universo (Brahmanda), el
ilimitado Mahakasha, con todos los mundos estelares en él contenidos”. Con esto
no hace más que repetir, en diferentes palabras, la explicación dada por Pitágoras
y los filósofos de la estrella hexagonal o doble triángulo, como anteriormente
indicábamos.

En cuanto a los restantes tres puntos de los dos triángulos, los tres lados de cada
uno de ellos y el círculo en que están inscritos, como quiera que los herméticos
simbolizaban todas las cosas visibles e invisibles, no podían menos que simbolizar
completamente el Macrocosmos.

Los pitagóricos incluían en su Década todo el Kosmos, pero aún reverenciaban


mayormente el número Doce, porque representaba la sagrada Tetraktys
multiplicada por tres, de donde resulta una Trinidad de cuadrados perfectos
llamados Tétradas.

Los filósofos herméticos u ocultistas, siguiendo los pasos de los antiguos Maestros
pitagóricos, representaron el número Doce en el doble triángulo, el Macrocosmos,
e incluyeron en él el pentagrama o Microcosmos, al que dieron el nombre de
Universo menor.

Dividiendo las doce letras de los ángulos externos en cuatro grupos de tríadas o
tres grupos de tétradas, obtuvieron el dodecágono, un polígono regular de doce
lados iguales con doce ángulos también iguales, que para los antiguos caldeos
simbolizaban los doce Dioses mayores, y para los kabalistas hebreos los diez
Sephiroth o Potestades Creadoras de la Naturaleza emanados de Sephira (la
Divina Luz) que era jefe de los Sephiroth, emanada a su vez de Hakoma, la
Suprema e Inmanifestada Sabiduría, y de Ain –Suph el infinito, esto es, tres grupos
de tríadas de Sephiroth, y una cuarta tríada constituida por Sephira, Ain –Suph y
Hakoma, que “no puede comprenderse por reflejo” y que “está oculta dentro y
fuera del cráneo de Rostro Largo”, según consta en el Idra Rabba. La cabeza
superior del triángulo de arriba forma los Tres Rostros kabalísticos que
constituyen los doce. Además, las doce figuras dan dos cuadrados o la doble
Tetraktys que en la simbología pitagórica representan los mundos físico y
espiritual. Los dieciocho ángulos internos y los seis centrales dan además de
veinticuatro, dos veces el Sagrado Número Macrocósmico; también las
veinticuatro Divinas Potestades Inmanifestadas.

Dice Jámblico que “las Divinas Potestades se indignan contra quienes revelan la
manera de inscribir en una esfera el dodecaedro, uno de los cinco cuerpos sólidos
geométricos, compuesto por doce pentágonos regulares”.
268

El pentagrama situado en el centro del doble triángulo da la clave del significado


para los filósofos herméticos y los kabalistas. Tan conocido es este doble signo que
se ve en la entrada de los templos budistas, en las lamaserías y en los relicarios del
Tíbet.

Los kabalistas medievales nos dan en sus escritos el significado del doble triángulo
con el pentagrama central. Dice Paracelso: “El hombre es un Microcosmos
contenido en el interior del Macrocosmos, como un feto sostenido por sus Tres
principales Espíritus en la matriz del Universo”.

Estos Tres Espíritus son dobles, a saber: 1º, el Espíritu de los elementos (cuerpo
terrestre y Principio Vital); 2º, el Espíritu de las estrellas (el cuerpo astral y la
Voluntad que lo gobierna); 3º, el Espíritu del mundo espiritual (las Almas animal y
Espiritual). El séptimo Principio es un espíritu casi inmaterial, el divino Augoeides,
el Âtma, representado por el punto central, que corresponde al ombligo humano.
Este séptimo Principio es el Dios personal de cada hombre, según dicen los
ocultistas orientales y occidentales.

Al hablar de los cinco triángulos compuestos de cinco veces cinco o veinticinco


puntos, dice el aludido autor que el pentagrama es un “número correspondiente
con los veinticinco elementos constitutivos del ser humano”.

Supongamos que el autor entiende por elementos lo que los kabalistas decían
cuando enseñaban que las emanaciones de las veinticuatro Potestades Divinas e
inmanifestadas, que con el inexistente o céntrico punto son veinticinco, constituyen
un perfecto Ser Humano.

Sin discutir el relativo valor de las palabras elementos y emanación, y teniendo en


cuenta la observación adicional del autor de que “toda la figura” del Microcosmos
es “el signo de Brahma o la deificada Energía Creadora”, resulta esta afirmación
incongruente con el parecer de eminentes herméticos y kabalistas, para quienes las
cinco puntas del pentagrama simbolizan los cinco miembros cardinales del cuerpo
humano.

Aunque no pertenecemos a la escuela kabalística occidental, afirmamos que tienen


razón en este punto, porque si los veinticinco elementos representados por la
estrella de cinco puntas constituyen un ser humano, dichos elementos han de ser
vitales, ya sean mentales o físicos, y si la figura simboliza la Energía Creadora, el
concepto kabalístico resulta reformado. Los cinco elementos groseros: tierra, agua,
fuego, aire y éter, entran en la constitución del hombre, y lo mismo da decir cinco
órganos de acción que cinco miembros o cinco sentidos.

En el Codex Nazaræus, el libro más kabalístico, Mano, el supremo rey de Luz y


jefe de los Eones, emana de sí los cinco Eones que con Mano y el Señor Ferho (la
Vida ignota y sin forma de la que surgió Mano) forman los siete, que simbolizan
los siete Principios constituyentes del hombre. Los cinco inferiores son puramente
materiales y semimateriales y los dos superiores casi inmateriales y espirituales.
269

De cada uno de los siete Eones surgen cinco refulgentes rayos de luz, y en todos los
antiguos ejemplares del Codex Nazaræus se ve que la cabeza, brazos y pies del
hombre, están simbolizados en las cinco puntas del pentagrama.

NOTAS
1 En la pirámide egipcia tiene el mismo significado. El notable arqueólogo francés,
Dr. Rebold demuestra la gran cultura de los egipcios de 5000 años antes de la Era
Cristiana, al afirmar, apoyado en varias autoridades, que en aquel tiempo existían
no menos de treinta o cuarenta colegios de Iniciados que estudiaban Ciencias
Ocultas y Magia práctica.

2 Compárese este concepto de los pitagóricos con el del sistema Sankia de Kapila,
en el que Purusha y Prakriti sólo pueden manifestarse en el mundo sensorio
cuando están combinados tino con otro.

LA GRAN PARADOJA75
(The Great Paradox, oct. 1887)

H. P. Blavatsky

Según parece, la paradoja es el lenguaje natural del ocultismo. Más aún, parecería
que ésta penetra profundamente en el corazón de las cosas, y por ello es inseparable de
cualquier intento para poner en palabras la verdad, la realidad que subyace por debajo
del drama exterior de la vida.

Y la paradoja no sólo se encuentra en las palabras sino en la acción, en la misma


conducción de la vida. Las paradojas del ocultismo deben vivirse, no sólo proferirse.
Aquí se encuentra un gran peligro, ya que es demasiado fácil llegar a perderse en la
contemplación intelectual del sendero, y así olvidar que el camino sólo puede conocerse
caminándolo.

El estudiante encuentra desde el comienzo mismo una paradoja sobrecogedora,


que lo confronta con formas cada vez más nuevas y extrañas a cada vuelta del camino.
Uno como él ha buscado quizás el sendero deseando encontrar una guía, una pauta de lo
que es apropiado para la conducción de su vida. El aprende que el alfa y el omega, el
comienzo y el fin de la vida es el altruismo o el no egoísmo: y siente la verdad del
adagio. que solamente en la profunda inconsciencia del olvido de sí, puede revelarse la
verdad y, la realidad del ser a su anhelante corazón.

El estudiante aprende que ésta es la ley del ocultismo y al mismo tiempo la


ciencia y el arte de vivir, la guía hacia la meta que él desea alcanzar. Encendido de
entusiasmo entra valientemente en la senda de la montaña. Luego encuentra que su
maestro no alienta sus ardientes arranques de sentimiento; su anhelo de olvido total por
lo infinito –sobre el plano exterior de su vida y conciencia actuales. Al menos, si ellos
de hecho no desalientan su entusiasmo, le trazan, como primera tarea indispensable, el
75
Este articulo fue firmado por H.P.B. bajo el pseudónimo de Fausto.
270

conquistar y controlar su cuerpo. El estudiante encuentra que lejos de incitarlo a vivir


en los pensamientos encumbrados de su cerebro, e imaginarse el haber alcanzado ese
éter en donde existe la verdadera libertad –olvidándose de su cuerpo, de sus acciones y
de su personalidad exterior- se le pone una tarea mucho más cercana a la tierra. Toda su
atención y vigilancia son requeridas en el plano exterior; nunca debe olvidarse de sí
mismo, nunca perder la atención sobre su cuerpo, su mente, su cerebro. Debe incluso
aprender a controlar la expresión de cada rasgo, verificar y refrenar la acción de cada
músculo, ser maestro del más mínimo movimiento involuntario. Se le señala como el
objeto de su estudio y observación, la vida diaria alrededor y dentro de él. En vez de
olvidar lo que usualmente se llaman las pequeñas bagatelas. los pequeños descuidos de
lengua o de memoria. se le fuerza a hacerse cada día más consciente de esas
equivocaciones, hasta que finalmente éstas parecen envenenar el mismo aire que
respira, entiesándolo, creyendo incluso haber perdido de vista y comunicación con el
gran mundo de libertad hacia el cual ha estado luchando, hasta que cada hora de cada
día parece estar llena del sabor amargo de sí mismo y, su corazón se enferma cada vez
más por el dolor y la lucha de la desesperación. Y la obscuridad se hace aún más
profunda por la voz, que al interior de él mismo clama sin cesar diciendo: “olvídate de ti
mismo”. ¡Cuidado! no sea que te hagas egocéntrico y la gigantesca hierba mala del
egoísmo espiritual se enraíce firmemente en tu corazón; ¡cuidado, cuidado, cuidado!

La voz remueve su corazón hasta lo más profundo ya que siente que las palabras
son ciertas, su batalla diaria y a cada minuto le está enseñando que el egocentrismo es la
raíz de la miseria, la causa M dolor, y su alma está llena del anhelo de ser libre.

Es así como el discípulo se desgarra por la duda. El confía en sus instructores, ya


que sabe que a través de ellos habla la misma voz que escucha en el silencio de su
propio corazón. Pero ahora profieren palabras contradictorias; una, la voz interior, le
pide olvidarse completamente de sí mismo en servicio de la humanidad; la otra, la
palabra hablada de aquellos de los que busca la guía en su servicio, le piden primero
conquistar su cuerpo. su ser exterior. Y a cada hora él se da cuenta mejor que nadie qué
tan mal se conoce a sí mismo en esa batalla con la Hydra, y ve crecer de nuevo siete
cabezas en el lugar que había cercenado a cada una.

Primero oscila entre las dos, obedeciendo ahora a una, y luego a1a otra. Pero
pronto aprende que esto es inútil. Porque el sentido de libertad y ligereza, que en un
principio llega cuando deja su ser exterior sin vigilar, en busca de] aire interior, pronto
pierde su agudeza y un repentino sobresalto le revela que se ha resbalado y, caído en el
sendero ascendente. Entonces, en su desesperación se arroja sobre la traicionera
serpiente de sí, y, trata de matarla estrangulándola; pero su constante movimiento en
espirales elude su alcance, la insidiosa tentación de sus resplandecientes escamas ciega
su visión y de nuevo se vuelve a enredar en la agitación de la batalla. la cual le gana día
con día, y parece finalmente llenar todo el mundo. borrando todo lo demás fuera de su
conciencia. Se encuentra cara a cara con una paradoja abrumadora, cuya solución debe
vivirse antes de que pueda realmente comprenderse.

En sus horas de meditación silenciosa. el estudiante encontrará que hay, un


espacio de silencio dentro de él en donde puede encontrar refugio de sus pensamientos y
deseos de la agitación de los sentidos y de los engaños de la mente. Hundiendo su
conciencia profundamente en su corazón puede alcanzar ese lugar al principio
solamente cuando se encuentra sólo, en el silencio y, la obscuridad. Pero cuando la
271

necesidad de silencio ha crecido suficientemente, volverá a buscarlo, incluso en medio


de la lucha consigo mismo. y lo encontrará. Sólo que no debe dejar libre a su ser o sí
exterior, o a su cuerpo, debe aprender a retirarse a su ciudadela cuando se haga más
fiera la batalla. Pero hacerlo sin perder de vista la batalla: sin dejarse engañar a sí
mismo creyendo que por hacer esto haya logrado la victoria. La victoria se gana
solamente cuando todo está en silencio tanto afuera como adentro de la ciudadela
interior. Peleando de esta manera, desde adentro de ese silencio, el estudiante encontrará
que habrá resuelto la primera gran paradoja.

Sin embargo la paradoja aún lo persigue. Cuando de esta manera logra primero
tener éxito en retirarse dentro de sí mismo. sólo busca allí refugio de la tempestad de su
corazón. Y cuando lucha para controlar los arrebatos de la pasión y, del deseo, se da
cuenta de manera más plena, de lo enorme de los poderes que se ha jurado a sí mismo
conquistar. Aún se siente separado del silencio, más cerca y afín con las fuerzas de la
tormenta. ¿Cómo podrá con sus mezquinas fuerzas, hacerle frente a esos tiranos de la
naturaleza animal?

Esta pregunta es difícil de contestar en palabras directas; si es que en verdad


puede darse una semejante respuesta. Pero la analogía podría indicarnos el camino en
donde encontrar la solución.

Al respirar tomamos cierta cantidad de aire en nuestros pulmones y, con esto


podemos imitar en miniatura al poderoso viento de los cielos. Podemos producir una
débil semblanza de la naturaleza: una tempestad en un vaso de agua. un ventarrón que
pude arrastrar e incluso hacer zozobrar a un barco de papel. Y podemos decir. “Yo hago
esto; es mi aliento”. Pero no podemos soplar en contra de un huracán. y mucho menos
contener un ventarrón en nuestros pulmones. Si embargo los poderes de los cielos están
dentro de nosotros; la naturaleza de las inteligencias que guían la fuerza del mudo está
unida a la nuestra, y si sólo pudiésemos darnos cuanta de esto, olvidándonos de nuestros
síes o seres exteriores, los vientos mismos serían nuestros instrumentos.

De igual manera es en la vida. Mientras que el hombre se apegue a su ser exterior,


-sí, incluso a cualquiera de las formas que asume cuando es desechado este “cuerpo
mortal” –, seguirá tratando de disolver un huracán con el aliento de sus pulmones Tal
empresa es inútil y vana; ya que tarde o temprano los grandes vientos de la vida.
deberán barrer con él Pero si cambia su actitud en sí mismo, si actúa con 1 fe de que su
cuerpo. sus deseos, sus pasiones. si cerebro, no son él mismo aunque él esté a cargo de
ellos y sea responsable de ellos: si intenta tratarlo como partes de la naturaleza. entonces
podrá espera llegar ser uno con las grandes marcas del ser, y alcanzar por fin, el
apacible lugar sin peligro del olvido de sí mismo.

HELENA PETROVNA BLAVATSKY


272

LA LEYENDA DEL LOTO AZUL

Todo titulo de revista o de libro tiene que tener su razón de ser, y el de una
publicación teosófica sobre todo. El titulo se atiene a la expresión del
objeto de que se trate, simbolizando, por así decirlo, el contenido de la
publicación. Siendo la alegoría el lema de las filosofías orientales, seria una
lastima que uno percibiera en el nombre de “Lotus Bleu” (Loto Azul) tan
solo el nombre de una planta acuática, la Nymphoea Cerulea o Nelumbo.
Con el fin de no cometer semejante torpeza, vamos a tratar de iniciar a
nuestros lectores en el simbolismo del loto en general y del loto azul en
particular. Esta planta misteriosa y sagrada fue desde siempre considerada
como el símbolo del Universo, tanto en Egipto como en las Indias. No
existe un solo monumento en el valle del Nilo, ni un papiro, en los que esta
planta no tenga su lugar de honor. Desde los capiteles de las columnas
egipcias hasta las residencias y hasta el tocado de los reyes-dioses, el loto
se encuentra por todas partes simbolizando el Universo. Se convirtió
necesariamente en un atributo indispensable de todo dios creador, así como
de toda diosa, si bien esta ultima no tenia en filosofía mas que el aspecto
femenino del Dios, andrógino en principio, masculino a continuación.
Es del Padma Yont, “el seno del loto”, del Espacio absoluto o del
Universo, fuera del tiempo y del espacio, que emana el cosmos
condicionado y limitado por el tiempo y por el espacio. El Hiranya
Garbha, “el huevo”(o la matriz) de oro, de donde surgió Brahmâ es
llamado a menudo el loto celestial. El dios Vihnu, la síntesis de la trimurti
o trinidad hindú, flota adormecido durante las noches de Brahmâ”, sobre
las aguas primordiales, tendido sobre una flor de loto. Su diosa la bella
Lakshmi, surgiendo como la Venus Afrodita del seno de las aguas, tiene a
sus pies un loto blanco.
Es como un batir de los dioses reunidos, del Océano de leche, símbolo del
espacio y de la vía láctea que, formada de la espuma de las olas cremosas,
que Lakshmi, diosa dela belleza y madre del amor (kama), se apareció ante
los dioses maravillados, apoyada en un loto y sujetando otro en la mano.
He aquí el por qué los dos principales títulos de Lakshmi: padma, el loto, y
Ksztrabblit-tazzuyâ, hija del Océano de leche. Gautama , el Buda, que
jamás fue degradado al nivel de un dios, al ser sin embargo el primer osado
mortal que en la época histórica interrogo a la esfinge muda que se
denomina el Universo, y termino por arrancarles los secretos de la vida y
273

de la muerte, y que sin embargo, repetimos, jamás fue deificado, fue no


obstante reconocido por las generaciones posteriores de Asia como
dominador del Universo. Y es por esto que este vencedor y dueño del
mundo intelectual y filosófico se representa sentado sobre un loto abierto,
símbolo de este universo adivinado por él. En las Indias y en Ceilán, el loto
es generalmente de color dorado, entre los buddhistas del Norte es azul.
Sin embargo existe en el mundo una tercera clase de loto, el Ztzyphus. El
que come de él olvida su patria y a sus seres queridos, dicen los antiguos.
No sigamos este ejemplo: no olvidemos nuestra patria intelectual, la cuna
de la raza humana, y el lugar del nacimiento del loto azul.
Levantemos pues el velo del olvido que recubre una de las alegorías mas
antiguas, una leyenda vedica que los cronistas brahmanes han preservado
sin embargo. Solo que como estos cronistas la explican cada uno a su
manera, añadiendo variaciones,(1) la damos aquí, no según las versiones y
traducciones incompletas de los señores orientalistas, sino según la versión
popular. Así es como la cantan los antiguos bardos del Rajistán, cuando en
las tardes cálidas de la estación de las lluvias vienen asentarse bajo el
mirador del bungalow de los viajeros. Dejemos, pues, a los orientalistas
con sus especulaciones fantasiosas. ¿Que nos importa que el padre del
príncipe pusilámine y egoísta, que fue la causa dela transformación del loto
blanco en loto azul, se llamara Hartschandra o Ambarisha? Los nombres no
tienen nada que ver ni con la candida poesía de la leyenda, ni con su moral,
porque se encontrara una si se busca bien. Observemos mas bien que el
episodio principal recuerda curiosamente otra leyenda, la de Abraham
bíblico y la del sacrificio de Isaac.

He aquí la leyenda del Loto Azul.


Siglos y siglos han transcurrido desde que Ambarisha, rey de Ayodhyâ,
reinaba en la ciudad fundada por el santo Manú Vaivasvata, el hijo del sol.
El rey era un Sûryavansa (un descendiente de la raza solar) y se decóa el
servidor mas fiel de Varuna, el Eterno, el dios mas grande así como el mas
poderoso en el Rig-Veda (2). Pero el Eterno había negado herederos
masculinos a su adorador, lo cual hacia que el rey se sintiera
completamente derrotado.
“¡Ay! Se lamentaba este cada mañana mientras hacia su puja
(prácticamente sus devociones) ante los dioses inferiores. “¡Ay, de que me
sirve ser el rey mas grande de la tierra, si el Eterno me niega un sucesor de
mi sangre!”. Cuando haya muerto y este en la pila funeraria, ¿quién llevara
a cabo por mi el dulce deber filial de romper el cráneo a mi cadáver para
liberar mi alma de sus ultimas trabas terrenales? ¿Qué mano extraña,
durante la luna llena, colocara el rij del Sraddha, para honrar a mis manes?
(3) los mismos pájaros de la muerte,(4) ¿no se sustraerán del festín
274

fúnebre? Porque, con toda seguridad, mi sombra remachada a la tierra por


su gran desespero, no les dejara que la toquen!”
De este modo se sentía el rey desolado, cuando su grithasta (capellán de la
familia) le inspiro la idea de hacer un voto. Si el Eterno le enviaba dos o
mas hijos, él le prometía al dios sacrificarle el mayor, en una ceremonia
publica , cuando la victima hubiera alcanzado la pubertad. Atraído por esta
promesa de carnes sangrientas y humeantes, de tan grato perfume para
todos los grandes dioses, Varuna acepto la promesa del rey, y el feliz
Ambarisha tuvo un hijo, seguido de varios otros. El mayor, el heredero de
la corona, pro tempore fue llamado Rohita (el rojo) y apellidado el
Devarata, lo cual, traducido literalmente significa el “Dios dado”. Devarata
creció y muy pronto se convirtió en un guapo príncipe, pero tan egoísta y
astuto como bello, si hemos de dar crédito a las leyendas.
Cuando el príncipe hubo alcanzado la edad requerida, el Eterno, hablando
por boca del mismo capellán de la corte, conminó al rey a mantener su
promesa. Pero, Ambarisha, inventando cada vez mas pretextos para alejar
el momento del sacrificio hizo que, finalmente, el Eterno se enfadara...Y
como dios colérico y celoso que era, amenazó al rey con toda su cólera
divina.
Durante mucho tiempo, ni requerimientos ni amenazas obtuvieron el efecto
deseado. Mientras hubo vacas sagradas que pasaban de los establos reales a
la de los brahmanes, y dinero en las tesorerías para llenar las criptas de los
templos, los brahmanes consiguieron tener tranquilo a Varuna. Pero,
cuando ya no quedaron ni vacas ni dinero, el Eterno amenazo al rey de
sumergir su palacio con él y sus herederos, y si escapaban a ellos
quemarlos vivos. Habiendo agotado los argumentos, el pobre rey
Ambarisha hizo llamar a su primogénito y le informo de la suerte que le
esperaba. Pero Devarata no le presto oídos. Se negó a someterse a la doble
voluntad paternal y divina.
De modo que, cuando se hubieron encendido las hogueras del sacrificio y
cuando toda la buena gente de Adyodhya se hubo reunido emocionada. El
príncipe heredero fue el único que falto a la fiesta.
Se había refugiado en los bosques de los yoguis. Ahora bien, estos bosques
estaban habitados por santos eremitas y Devarata sabia que allí era
inatacable e inexpugnable. Se le podía visitar, pero nadie podía violentarle,
ni siquiera el mismo Varuna, el Eterno. Esto era muy simple. Las
austeridades religiosas de los Aranyakas (los santos de la selva), de entre
los cuales varios eran Datillas, (titanes, la raza de gigantes y demonios), les
proporcionaban tal poder que todos los dioses temblaban ante su
omnipotencia y sus poderes sobrenaturales, incluido el Eterno.
Estos Yoguis antediluvianos, según parece, poseían el poder de destruir a
este mismo Eterno, a voluntad, tal vez porque fueron ellos mismos quienes
lo habían inventado.
275

Devarata paso en los bosques varios años; luego, finalmente, tuvo bastante.
Diciéndose que podría satisfacer a Varuna encontrado un sustituto que se
hiciera inmolar en su lugar, con tal que fuera un hijo de un Rishi, se puso
en camino y termino por descubrir lo que necesitaba.
En el país que se extiende cerca d e las riberas floridas del famoso lago
Pushkara, había hambre, y un gran Santo llamado Ajigarta, (5) estaba a
punto de morir de hambre con toda su familia. Tenia varios hijos, el
segundo de los cuales, un adolescente virtuoso llamado Sunahsepha, estaba
apunto de convertirse en Rishi él también. Aprovechando la penuria y
pensando, con razón, que panza hambrienta tendría mas oídos que vientre
satisfecho, el astuto Devarata puso al corriente de su historia. Después de lo
cual le ofreció cien vacas a cambio de Sunahsepha, para servirle de
sustituto como comida de ofrenda en el altar del Eterno. El padre virtuoso
se negó abiertamente al principio. Pero el dulce Sunahsepha se ofreció él
mismo y hablo de este modo a su padre:
“¿Qué importa la vida de un solo hombre, cuando ésta puede salvar la vida
de tantos otros?. El Eterno es un Dios grande, y su misericordia es infinita;
pero también es un dios muy celoso y su cólera es pronta y vengativa.
Varuna es el dueño del terror, y la muerte obedece a su mandato. Su
espíritu no se avendrá siempre con el que le desobedece . se arrepentirá de
haber creado al hombre y entonces quemara vivos cien mil lakhs de
personas inocentes, (6) por un solo culpable. Si su victima se le escapa, con
toda seguridad secara nuestros ríos, hará que la tierra arda y afectara las
mujeres en cinta, en su bondad infinita...Deja, pues, que me sacrifique,
padre mío, por este extranjero que nos ofrece cien vacas; porque eso evitará
que tu y mis hermanos, muráis de hambre y librara a miles de otros de una
muerte terrible. A este precio, abandonar la vida es dulce para mí.”
El viejo Rishi vertió un mar de lagrimas; pero terminó por consentir y se
fue a preparar la pira de sacrificio. (7)
El lago Pushkara (8) era uno de los lugares favorecidos de esta tierra por la
diosa Lakshmi-Padma (loto blanco), quien se sumergía a menudo en sus
frescas olas para rendir visita a su hermana mayor, Varuni, la esposa de
Varuna, el Eterno. (9) Lakshmi-Padma escucho la ofrenda de Devarata, vio
el desespero del padre y admiro la devoción filial de Sunahsepha. Llena de
piedad, la madre del amor y de la compasión mando buscar al Rishi
Visvamitra, uno de los siete Manús primordiales e hijos de Brahma, y
consiguió interesarle en la suerte de su protegido. El gran Rishi le prometió
su ayuda. Apareciéndose ante Sunahsepha mientras permanecía invisible
para los demás, le enseño dos versículos sagrados (Mantras) del Rig-Veda,
haciéndole prometer que los recitaría en la pira. Ahora bien, el que
pronunciara estos dos mantras (invocaciones) obligaría a todo el cónclave
de los dioses, con Indra a la cabeza, a venir en su ayuda y se convertiría por
eso mismo en Rishi en esta vida o en su próxima encarnación.
276

El altar se levanto a la orilla del lago, la pira preparada y la multitud


reunida. Entendiendo y después atando a su hijo sobre el altar perfumado.
Ajigarta se provee del cuchillo del sacrificio. Luego, levanta su brazo
trémulo por encima del cuerpo de su hijo amado, mientras éste recita los
versículos sagrados. Todavía un instante de duda y de dolor supremo...y,
cuando el hijo termina su mantram, el viejo Rishi hunde su cuchillo en el
seno de Sunahsepha.....
Pero, ¡Oh milagro! Al instante, Indra, el dios del azur (el firmamento) se
desliza desde los cielos y se precipita en medio de la ceremonia. Rodeando
la pira y la victima con una espesa nube azulada, la neblina apaga las
llamas de la pira y desata las cuerdas que sujetaban al hijo cautivo. Es
como si un ángulo del cielo azul se hubiera abatido sobre el lugar
iluminando el país entero y coloreando toda la escena con su dorado azul.
Asustados, la multitud y el mismo Rishi cayeron prosternados, medio
muertos de miedo. Cuando volvieron en si, la niebla había desaparecido y
se había verificado un cambio total de la escena.
El fuego de la pira se había reanimado por si mismo y, extendida encima,
se veía una cierva (Rohitj, (9) que no era otra que el príncipe Rohita, el
Devarata, que, con el corazón traspasado por el cuchillo que el había
dirigido contra otro, se quemaba en holocausto por su pecado.
A pocos pasos del altar, extendiendo, también, pero sobre un lecho de
lotos, dormía apaciblemente Sunahsepha. Y en el lugar donde el cuchillo
había alcanzado su seno, se vio expandirse un hermoso loto azul . El mismo
lago Pushkara, recubierto un instante antes de lotos blancos cuyos pétalos
brillaban al sol como copos plateados llenos de amrita (10) Reflejaban
ahora el azul del cielo; los lotos blancos se habían convertido en azules.
Entonces se oyó una voz melodiosa como la voz de la vina, elevándose en
el aire desde el fondo de las olas, que pronunciaba estas palabras y esta
imprecación :
“Un príncipe que no sabe morir por sus súbditos no es digno de reinar
sobre los hijos del Sol. Reinara en una raza de cabellos rojos, una raza
bárbara y egoísta; y las naciones que descenderán de él no tendrán como
herencia sino el poniente. Es el segundo hijo de un asceta mendicante,
aquel que sacrifica sin dudar su vida para salvar la de los demás, el que se
convertirá en rey y reinara en su lugar.”
Un estremecimiento de aprobación puso en movimiento el tapiz florido que
recubría el lago. Abriendo a la luz dorada sus corazones azules, los lotos
sonrieron de alegría y enviaron un himno de perfume a Surya, su sol y
señor. Toda la naturaleza se regocijó, excepto Devarata que no era mas que
un puñado de cenizas.
Entonces Visvamitra, el gran Rishi, aunque padre ya de cien hijos, adopto a
Sunahsepha como su primogénito, y maldijo de antemano, a modo de
precaución, a todo mortal que se negara a reconocer en el ultimo nacido del
277

Rishi, al primogénito de sus hijos y heredero legitimo del trono del rey
Ambarisha.
Como consecuencia de este decreto Sunahsepha nació, en su siguiente
encarnación, en la familia real de Ayodhyâ, y reino sobre la raza Solar
durante 84.000 años.
En cuanto a Rohita, por mas Devarata o dios que fuera, sufrió la suerte a
la que Lakshmi-Padma le había señalado. Se reencarno en la familia de un
extranjero sin casta, (Mecckha-Yavana) ,y se convirtió en el antecesor de
las razas bárbaras de cabellos rojos que habitan Occidente.”
Es para la conversión de estas razas que le Loto Azul se fundo. Y si algunos
de nuestros lectores pone en duda la verdad histórica de esta narración de
nuestro antepasado Rohita y de la transformación de los lotos blancos en
azules, quedan invitaos a realizar un viaje a Ajinir.
Una vez allí, no tendrán mas que situarse a la orilla del lago tres veces
santo, llamado Pushkara, donde todo peregrino que en él se baña durante la
luna llena del mes de octubre-noviembre, alcanza la mas elevada santidad,
sin mayor preocupación. Allí, los escépticos podrán ver con sus propios
ojos el lugar donde se levanta la pira de Rohita, así como las aguas
frecuentadas en otro tiempo por Lakshmi.
Podrán ver incluso los lotos azules, si gracias a una nueva transformación
decretada por los dioses, la mayoría de estas plantas no se han convertido
desde entonces en cocodrilos sagrados a los que nadie tiene el derecho de
molestar. Lo cual hace que nueve peregrinos de cada diez que se bañan en
las aguas del lago, tienen la oportunidad de entrar en el Nirvana casi en
seguida, y que los cocodrilos sagrados son los mas grandes de su especie.

(De LE LOTUS BLEU, abril 1890, copiado del de octubre 2001)


(Sophia nº 157,enero 2002, S.T.E )

(1) – Comparad la historia de Sunahspha, en “Bhâgavata”,IX, XVI,35; el


Ramayana, leer I,cap. LX; Manú X, 105; Koulloûka Bhatla (el Historiador);
Bahwruba y Aitareya Brahmanas; Vishnu Purana, etc. Etc. Cada libro en su
versión.
(2) - Sólo es mucho mas tarde, en el Panteón dogmático y el politeísmo simbólico
de los brahmanes que Varuna se convierte en el Poseidón o Neptuno que ahora
es. En el Veda, es el mas antiguo de los dioses, uno con el Urano griego; es
decir, una personificación del espacio celeste y de los cielos infinitos, el creador
y el gobernador del cielo y de la tierra, el Rey, el Padre y el Maestro elegido del
mundo, de los dioses y de los hombres. El Urano de Hesiodo y el Zeus de los
griegos en uno.
(3) – Las cornejas y los cuervos.
(4) – La Sraddha es una ceremonia póstuma observada durante nueve días por el
pariente mas próximo del difunto. Hubo un tiempo en que esta ceremonia era
mágica . actualmente consiste principalmente en esparcir, entre otras practicas,
granos de arroz cocido delante de la puerta de la casa del difunto. Si las cornejas
devoran rápidamente el arroz, es un signo de que el alma se ha liberado y esta en
278

paz. Sino, estos pájaros tan voraces, al no tocar el alimento, facilitan la prueba
de que el pisatcha o blout (fantasma) está allí para impedirlo. La Sraddha es una
superstición, evidentemente, pero no más, con toda seguridad, que las novenas y
misas de los muertos.
(5) - Otros lo llaman Rishita y hacen del rey Ambarisha, Harixhandra, el famoso
soberano que fue el parangón de todas las virtudes.
(6) - Un lakh es una medida de 100.000, se trate de hombres o de monedas.
(7) - Manú (lib. X, 105), aludiendo a esta historia señala que Ajigarta, el santo
Rishi, no cometió ningún pecado vendiendo la vida de su hijo, puesto que este
sacrificio preservaba su vida y la de toda su familia. Esto nos recuerda otra
leyenda, más moderna, si bien puede servir de paralelo a está. El Conde
Ugolino, condenado a morir de hambre en su torreón, ¿no devoro a sus hijos
“para conservarle un padre”?. La leyenda popular de Sunashsepha es mas
hermosa que el comentario de Manú; una interpolación de los brahmanes en los
Manuscritos falsificados, evidentemente.
(8) - Este lago es llamado algunas veces Pohker en nuestros días. Es un famoso
lugar de peregrinación anual situado en un bonito lugar y a cinco millas inglesas
de Ajmir, en el Rajistán. Poushkara significa “loto azul”, y el agua del lago esta
recubierta como si fuera un tapiz por estas hermosas plantas. Pero la leyenda
asegura que en un principio eran blancas. Poushkara es también nombre propio
de hombre y el nombre de una de las “siete islas sagradas” de la Geografía delos
hindúes , las Sapta dvipa.
(9) - Varuni, diosa del calor (mas tarde diosa del Vino) también nació del Océano
de leche. De los “catorce objetos preciosos” producidos por el batir, ella aparece
la segunda y Lakshmi la ultima, precedida por la copa de Amrita, la bebida que
proporciona la inmortalidad.
(10) – Un juego de palabras, Rohit en sánscrito es el nombre de la hembra del
gamo, de la cierva, y Rohita quiere decir “el rojo”. Es por su cobardía y su
miedo a morir que fue transformado en cierva por los dioses, según la leyenda.
(11) –El elixir que confiere inmortalidad.
(12) –Una especie de laúd cuya invención es atribuida al dios Shiva.

*** *** ***


Digitalizado por Biblioteca Upasika

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La Marejada
(The Tidal Wave, Lucifer, nov. 1889)

[Artículo por H. P. Blavatsky]


279

La marejada de almas más profundas,


En nuestro ser más recóndito se estrella,
Elevándonos inconscientemente,
De todas las preocupaciones ordinarias.
—Longfellow

El gran cambio psíquico y espiritual que está verificándose en el campo del Alma
humana es muy significativo. Vio sus albores casi al principio del último cuarto de
nuestro siglo a punto de terminar y, según una profecía mística, culminará, en el bien o
en el mal para la humanidad civilizada, con el ciclo actual que se clausurará en 1897.
Sin embargo, el gran cambio no se efectúa en solemne silencio ni son pocos los que
pueden percibirlo. Al contrario, se afinca en medio de un bullicio estentóreo de lenguas
petulentas y gárrulas, un contraste de opinión pública a cuya comparación, el rugido
incesante y ascendente de la agitación política más tumultuosa, se asemejará al
revoleteo de las hojas de la joven foresta en un cálido día primaveral.

En realidad, el Espíritu humano finalmente ha despertado, después de haber


estado cuidadosamente ocultado al ojo público y desterrado de la arena del aprendizaje
moderno. Ahora se está afirmando, exigiendo, enfáticamente, sus derechos no
reconocidos, mas sin embargo legítimos. No acepta más ser el objeto del pisoteo que el
materialismo perpetra con su pie brutal, no quiere ser el tema de especulación de las
iglesias y la insondable fuente de entrada económica para aquellos que se han
autoconstituido sus custodios universales. El materialismo negaría, a la Presencia
Divina, todo derecho a existir, mientras los otros tratan de acentuarlo y probarlo
mediante sus emisarios y custodios eclesiásticos provistos de bolsa y caja para recaudar
fondos. Sin embargo, el Espíritu humano, el rayo y emanación directa, si bien ahora
distorsionado, del Espíritu Universal, finalmente ha despertado. Hasta la fecha, en el
campo de la Ilusión, ha permanecido desoído y desapercibido mientras que, a menudo,
ha sido objeto de vilipendio, persecución y degradación debido a la ignorancia, la
ambición y la codicia. Con frecuencia, un Orgullo desatinado lo ha convertido "en un
ciego transeúnte, como un bufón al que otros bufones escarnecen." Hoy, el Espíritu
humano ha vuelto, como el Rey Lear, de una demencia aparente a sus sentidos y,
alzando la voz, ahora habla con tono autoritario, que los seres de antaño solían escuchar
en silencio reverencial a través de edades incalculables hasta que, ensordecidos por el
fragor y el bullicio de la civilización y la cultura, no pudieron oírlo más [...]

¡Mirad a vuestro alrededor y observad! Pensad en lo que vosotros véis y oís y


sacad vuestras conclusiones. La edad del burdo materialismo, de la insensatez y de la
ceguera del Alma está rápidamente escurriéndose. Una lucha mortal entre el misticismo
y el materialismo no es más inminente; pero ya se ha librado. La falange que ganará en
la hora suprema se convertirá en el maestro de la situación y del futuro: será el autócrata
y el único a disponer de los millones de seres ya nacidos y por nacer, hasta la parte final
del siglo xx. Si podemos confiar en los signos del tiempo, los Animalistas no serán los
conquistadores. Esto nos lo avalan los autores denodados y prolíficos que últimamente
se han sublevado por defender los derechos del Espíritu para que reine sobre la materia.
Muchas son las almas honestas y pletóricas de aspiraciones que se elevan como un
dique contra el torrente de aguas fangosas del materialismo y, encarando entonces la
inundación hasta la fecha dominante, la cual continúa, imperturbablemente, arrastrando
los fragmentos del naufragio del Espíritu Humano derrocado, precipitándolos en
abismos ignotos, ahora preceptúan: "¡Hasta aquí has llegado, no irás más allá!"
280

Oímos un sonido elevarse entre toda esta desavenencia exterior y desorganización


de armonía social, entre la confusión y las vacilaciones anémicas y cobardes de las
masas, vinculadas al yugo estrecho de la rutina, la propiedad y la hipocresía, entre la
reciente calma muerta del pensamiento público que ha desterrado de la literatura toda
referencia acerca del Alma, el Espíritu y su función divina durante el completo período
intermedio de nuestro siglo. La voz de la grandiosa Alma humana, abandonando los
tonos tímidos, proclama, como una nota de promesa clara, definida y de amplio alcance,
el ascenso y la casi resurrección del Espíritu humano en las masas, el cual está
despertando en los representantes más eminentes en el campo del pensamiento y de la
erudición. Habla en el más humilde y en el más encomiado, estimulándolos a todos a la
acción. El Espíritu humano renovado y dispensador de vida está, intrépidamente,
liberándose de las cadenas oscuras de la existencia animal y de la materia que, hasta
entonces, habían subyugado todo. Observadlo, dice el poeta, mientras se eleva con sus
amplias alas prístinas, ascendiendo a las regiones de la verdadera vida y luz, donde,
tranquilo y divino, contempla, con auténtica piedad, esos ídolos áureos del moderno
culto material, con sus pies de arcilla, los cuales, hasta entonces, han eclipsado, de la
vista cegada de las masas, sus verdaderos dioses vivientes [...]

Una vez, un crítico escribió que la literatura es la confesión de la vida social,


capaz de reflejar todos sus pecados y todos sus actos viles y heroicos. En este sentido,
un libro es mucho más importante que cualquier ser humano. Los libros no representan
a un ser, sino son el espejo de una hueste de individuos. Por lo tanto, el gran poeta-
filósofo inglés, hablando de los libros, dijo que era tan difícil matarlos y eran tan
prolíficos como los dientes del dragón de la fábula y, al sembrarlos aquí y allá,
engendrarán luchadores armados. Matar un buen libro equivale a matar un ser humano.

El "poeta-filósofo" tiene razón.

Es cierto que en la literatura está rayando una nueva era. Nuevos pensamientos e
intereses han creado necesidades intelectuales inéditas, por lo tanto, está surgiendo una
incipiente raza de autores. La nueva especie en cuestión, gradual e imperceptiblemente,
excluirá a la antigua, esos matusalenes de antaño quienes, aunque reinen nominalmente,
se les consiente hacerlo por fuerza de costumbre más que por predilección. Aquel que
repite como loro y de manera obstinada la antigua fórmula literaria, ateniéndose,
desesperadamente, a las tradiciones del editor, no satisfará las nuevas necesidades. Lo
mismo vale para el ser que prefiere la estrecha disciplina de su grupo en lugar de la
búsqueda para el Espíritu humano desterrado desde hace mucho tiempo y las Verdades
ahora perdidas. Ellos no apagarán las nuevas necesidades, rol desempeñado por aquel
que, separándose de su amada "autoridad," iza intrépidamente la bandera del Hombre
Futuro sustentándola impávidamente. Al final, aquellos que, entre el actual dominio
omnímodo de la adoración de la materia, los intereses materiales y el egoísmo, habrán
luchado con denuedo en favor de los derechos humanos y la naturaleza divina del ser,
se convertirán, si vencen, en los maestros de las masas en el próximo siglo y también en
sus benefactores.

Sin embargo, desgraciado sea el siglo XX si prevalece la escuela de pensamiento


vigente; ya que, una vez más, al Espíritu se le pondría en cautiverio, enmudeciéndolo
hasta el final de la edad entrante. Los fanáticos de una hermenéutica literal, los
iconoclastas y los vándalos que pugnan contra el nuevo Espíritu de pensamiento y las
281

Cabezas Redondas1 modernas que apoyan a las antiguas tradiciones religiosas y sociales
puritanas, jamás serán los protectores ni los salvadores del pensamiento y del Espíritu
humano en su fase actual de resurrección. Los sabios del futuro no serán estos
sustentadores excesivamente proclives al antiguo culto, ni las herejías medioevales de
aquellos que guardan, como una reliquia, todo error de su secta o grupo y que vigilan
celosamente sobre su pensamiento, no sea que, saliendo de su adolescencia, asimilen
alguna idea más fresca y benéfica. La hora de la nueva edad histórica no habrá sonado
para ellos; sino para los que hayan aprendido a expresar y practicar las aspiraciones y
las necesidades físicas de las generaciones emergentes y de las masas ahora pisoteadas.
Para que uno comprenda plenamente la vida individual con sus misterios fisiológicos,
psíquicos y espirituales debe dedicarse al estudio y al conocimiento de la vida colectiva
o de la Humanidad, con todo el fervor de la filantropía altruista y el amor hacia sus
hermanos, los seres humanos. Debe descifrar, entender y recordar los sentimientos y las
aspiraciones profundas y más recónditas del gran corazón doliente de los pobres, sin
preconceptos o prejuicios y sin el menor temor hacia los posibles resultados en una u
otra dirección. Para que efectúe esto debe, primero: "afinar su alma con la de la
Humanidad," según enseña la antigua filosofía; dominar cabalmente el correcto
significado de cada línea y palabra en el Libro de la Vida de la Humanidad cuyas
páginas se vuelven rápidamente y saturarse por completo con la verdad de que esta
última es un entero inseparable de su propio Ser.

En nuestra edad tan decantada de ciencia y cultura, ¿cuántas personas capaces de


interpretar profundamente la vida podemos encontrar? Por supuesto, no nos estamos
refiriendo sólo a los autores, sino a los filántropos y a los altruistas contemporáneos que
actúan sin reconocimiento, si bien todos los conozcan. Los amigos de la gente, los
amantes generosos del ser humano y los defensores del derecho humano para la
emancipación del Espíritu. Estos son, en realidad, muy pocos; ya que constituyen las
raras flores de la edad y por lo general son los mártires de las masas inclinadas al
prejuicio y de los oportunistas. Como las maravillosas "flores de la nieve" de la Siberia
nórdica, las cuales, a fin de germinar del suelo glacial y congelado, deben penetrar un
espeso estrato de nieve sólida y helada, así estos caracteres atípicos deben pugnar sus
luchas toda la vida contra la indiferencia, la crueldad humana y el mundo egoísta y
escarnecedor de los acaudalados. Aún, sólo ellos pueden cumplir la tarea de
perseverancia y sólo a ellos se les ha entregado la misión de hacer virar, los círculos
sociales de la clase más conspicua, de la ancha y simple vía de la riqueza, la vanidad y
los placeres vacuos, para encauzarlos en el sendero arduo y espinoso de los problemas
morales superiores y la percepción de deberes morales más elevados que aquellos a los
cuales están dedicando su búsqueda. Estos son también los individuos que, estando ya
despiertos a una actividad superior del Alma, se les dota, al mismo tiempo, de talento
literario y cuyo deber consiste en desempeñar el rol de despertar, a la vida real y a la
luz, la Bella durmiente y la Bestia en su Castillo encantado de Frivolidad. Aquellos que
pueden, que procedan intrépidamente manteniendo esta idea axial en su mente y tendrán
éxito. Se debe regenerar a los ricos si queremos beneficiar a los pobres; ya que la clase
de los "desheredados" es la planta muy frondosa de la raíz del mal que reside en los
acaudalados. A primera vista, esto puede parecer paradójico, sin embargo es verídico y
demostrable.

En presencia de la degradación actual de todo ideal y también de las aspiraciones


más nobles del corazón humano, que cada día adquieren más prominencia en las clases
altas, ¿qué podemos esperar de los desamparados? Toca a la cabeza guiar a los pies, a
282

los cuales, no se les puede considerar responsables por sus acciones. Consecuentemente,
trabajad para el advenimiento de la regeneración moral de las clases cultas, sin embargo
más disolutas, antes de tratar de hacer lo mismo por nuestros jóvenes Hermanos más
ignorantes. La regeneración de estos últimos se emprendió años atrás y continúa siendo
vigente hoy; pero sin buenos resultados perceptibles. ¿No es quizá evidente que la razón
de esto remonta al hecho de que, (exceptuando a) unos pocos trabajadores diligentes,
sinceros y dispuestos al sacrificio completo en ese campo, la gran mayoría de los
voluntarios consiste de estas mismas clases frívolas y superegoístas que "juegan a la
caridad" y cuyas ideas sobre el mejoramiento del estado físico y moral de los pobres
están circunferidas a su concepto favorito según el cual sólo la Biblia y el dinero pueden
efectuarlo? Afirmamos que este binomio no puede realizar ningún bien; ya que la
predicación de la letra muerta y una lectura de la Biblia forzada, exacerban a la gente
conduciéndolas, después, al ateísmo, mientras el dinero, como una ayuda transeúnte,
remunera las cajas de las cantinas en lugar de ser el medio con el cual comprar el pan.
Por lo tanto, la raíz del mal yace en una causa moral y no física.

Si se nos pregunta: ¿Qué es lo que puede auxiliar? Contestamos diciendo


intrépidamente: la literatura teosófica, apresurándonos a especificar que con este
término no implicamos los libros concernientes a los adeptos y a los fenómenos, ni a las
publicaciones de la Sociedad Teosófica.

Disfrutad y beneficiad de la "marejada" que ahora está felizmente estallando sobre


media Humanidad. Hablad al Espíritu de la Humanidad que está despertando, al
Espíritu humano y al Espíritu en el hombre, estos tres en Uno y el Uno en el Todo.
Dickens y Tackery, ambos nacidos un siglo demasiado tarde o un siglo demasiado
pronto, se intercalaron entre dos marejadas del pensamiento humano espiritual y si bien
han dado un buen servicio individual, induciendo ciertas reformas parciales, aún no
lograron tocar a la Sociedad y a las masas en general. Lo que el mundo europeo necesita
actualmente, es una docena de escritores como el ruso Dostoievsky, cuyas obras, aún
siendo tierra ignota para la mayoría, son bien conocidas en el continente y entre las
clases cultas americanas e inglesas. La actitud del autor ruso es la siguiente: ha
perorado, de manera denodada e intrépida, las verdades menos agradables, a las clases
superiores y hasta a aquellas oficiales, las cuales constituyen un peligro más grande que
las primeras. Aún, mirad, la mayoría de reformas administrativas de los últimos 20
años, se deben a la influencia silenciosa e inoportuna de su pluma. Según uno de sus
críticos, las grandes verdades que el escritor expuso, tocaron a todas las clases de forma
tan vívida y poderosa que las personas con concepciones diametralmente antitéticas, no
podían más que sentir una simpatía más amable hacia este escritor impávido,
expresándosela, como demuestra el siguiente extracto:

A los ojos de todos, amigos o enemigos, se convirtió en el


portavoz de la necesidad, irreprimible e indemorable sentida por
la Sociedad, de otear, con absoluta sinceridad, las reconditeces
más íntimas de su propia alma y llegar a ser el juez imparcial
de sus acciones y de sus aspiraciones.
Toda nueva corriente de pensamiento, toda nueva tendencia de la
edad tuvo y siempre tendrá sus contrincantes y sus enemigos,
algunos acometiéndola con osadía pero sin éxito y otros con gran
destreza. Sin embargo, podemos decir que están hechos de la
misma pasta común a todos: los mismos objetivos externos,
egoístas y mundanos y los idénticos fines y cálculos materiales
que alimentan su resistencia y objeciones son aquellos que
283

guiaban a ss contendientes. Mientras apuntan otros problemas y


abogan otros métodos, en realidad, no cesan, ni por un instante,
de vivir con sus enemigos en un mundo poblado por los mismos
intereses comunes y continuando también en las idénticas
concepciones fundamentales de la vida.
Entonces, lo que llegó a ser necesario era un hombre quien,
ajeno a todo partidismo o lucha en favor de la supremacía,
aportara su pasado como una garantía que avalara la sinceridad y
honestidad de sus ideas y propósitos. Una persona cuyo
sufrimiento personal sellara la firmeza de sus convicciones y
por último, un escritor de innegable genio literario. Sólo un
hombre de tal género podía pronunciar palabras capaces de
despertar el verdadero espíritu en una sociedad que está
navegando a la deriva en una dirección errónea.
Dostoievsky era un hombre de este calibre, el patriota-preso, el
ganapán retornado de la Siberia, el escritor famoso en Europa y
en Rusia, el pobre inhumano gracias al aporte voluntario, el
poeta que tocaba el alma de toda persona desheredada, insultada,
injuriada y humillada. Aquel que presentó, con una crueldad
imperturbable, las plagas y las llagas de su edad [...]
Esta clase de escritores es lo que hace falta en nuestros días de redespertar y no
autores que escriben por la riqueza o la fama; sino apóstoles impávidos del Mundo
viviente de la Verdad, los sanadores morales de las llagas pustulosas de nuestro siglo.
Francia tiene a su Zola quien indica, de manera suficientemente brutal, sin embargo
realista, la degradación y la lepra moral de su gente. Mas Zola, mientras castiga los
vicios de las clases inferiores, nunca se ha atrevido, con su pluma, a fustigar un nivel
más alto que la pequeña burguesía, haciendo entonces, caso omiso de la inmoralidad de
las clases superiores. Por lo tanto, sus obras no han afectado mínimamente a los
campesinos que no las leen, mientras la burguesía, interesándose muy poco de la plebe,
ha prestado una tal atención a su novela Pot Bouille que ha hecho perder, al realista
francés, todo deseo de meterse donde no lo llaman. Desde el principio, Zola ha seguido
un camino que, aún conduciéndolo a la fama y a la fortuna, se ha demostrado ser
infructuoso en lo que concierne a los efectos benéficos.

Es dudoso que los teósofos presentes o futuros, realicen una aplicación de la


sugerencia anterior. Escribir novelas con un sentido moral suficientemente profundo
para embullir a la Sociedad, implica un gran calibre literario y un teósofo congénito
como lo era Dostoievsky, dejando fuera del cotejo a Zola. Sin embargo, estos talentos
son raros en todos los países. Aun cuando se carezca de tal versación, se puede hacer el
bien de manera más reducida y humilde: anotando y exponiendo, en narrativas
impersonales, los vicios y los males evidentes de nuestra época, valiéndose de la
palabra, de la acción, de la prensa y del ejemplo práctico. Que la fuerza del ejemplo
anime a otros que lo seguirán y los seres del siglo XX, si no del XIX, en lugar de
mofarse de nuestras doctrinas y aspiraciones, tendrán una vista más clara y una
capacidad de discernir con conocimiento y según los hechos, en lugar de prejuzgar
conforme a conceptos erróneos arraigados. Entonces y sólo entonces, el mundo se verá
obligado a reconocer su posición equivocada admitiendo que únicamente la Teosofía
puede, poco a poco, crear una humanidad tan armoniosa y simple en su alma como el
Cosmos, sin embargo, para que esto se actualice, los teósofos deben comportarse como
tales. Habiendo secundado el despertamiento espiritual en muchos seres, afirmamos
intrépidamente, retando a la contradicción, ¿deberíamos, quizá, detenernos, en lugar de
nadar con la Marejada?
284

Lucifer, Noviembre de 1889

Nota
1
Sobrenombre burlón aplicado a los puritanos.

La Mente en la Naturaleza
(The Mind in Nature, Lucifer, sept. 1896)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Inmensa es la presunción de la ciencia moderna y sin paralelo son sus logros. Los
filósofos precristianos y medioevales pueden haber dejado algunas huellas en minas
inexploradas; pero el descubrimiento del oro puro y de las joyas inestimables se debe a
la labor paciente del erudito moderno. Así declaran que el conocimiento real y genuino
de la naturaleza del Kosmos y del ser humano, es un fruto reciente. La lozana planta
moderna ha nacido de las malas hierbas mustias de las antiguas supersticiones.

Sin embargo, los estudiantes de Teosofía no comparten lo antedicho y afirman


que no es suficiente usar las invectivas de Tyndall y de otros, según los cuales: "el
pasado inculto tenía concepciones insostenibles," para ocultar las minas intelectuales
que contribuyeron a esculpir las reputaciones de numerosos filósofos y científicos
modernos. Le corresponde a la posteridad imparcial decir cuántos de entre nuestros
eximios científicos han derivado honor y crédito con simplemente embellecer las ideas
de esos antiguos filósofos que siempre denigran. Sin embargo, la soberbia y la
presunción han atenazado el cerebro del docto medio como dos cánceres terribles,
especialmente en el caso de los orientalistas, los estudiosos de sánscrito, los egiptólogos
y los asiriólogos. A los orientalistas los guían (o quizá sólo pretenden ser guiados), por
comentadores post-Mahâbhârata,1 mientras los asiriólogos siguen la interpretación
arbitraria de papiros compulsados con lo que éste o aquél escritor griego ha dicho o ha
soslayado en silencio y se valen de inscripciones cuneiformes en tablillas de arcilla
semidestruidas, que los asirios copiaron de registros "acado"-babilónicos. Entre ellos,
hay una plétora inclinada a olvidarse, en cada oportunidad conveniente, que los
numerosos cambios idiomáticos, la fraseología alegórica y el sigilo evidente de los
antiguos escritores místicos, los cuales, generalmente, se encuentran bajo la obligación
de no divulgar jamás los secretos solemnes del santuario, pueden haber tristemente
desviado tanto a los traductores como a los comentadores. La mayoría de nuestros
orientalistas, en lugar de admitir su ignorancia, prefieren permitir a la soberbia ofuscar
la lógica y los poderes del raciocinio, afirmando, con orgullo, como lo hace el profesor
Sayce,2 que han descifrado el verdadero significado de los antiguos símbolos religiosos
y pueden interpretar los textos esotéricos con más acierto que los hierofantes iniciados
285

caldeos o egipcios. Esto equivale a decir que los antiguos hierogramáticos y los
sacerdotes, los inventores de todas las alegorías que servían para velar las numerosas
verdades enseñadas durante las Iniciaciones, estaban completamente a obscuras de los
textos sagrados que ellos mismos recopilaron o escribieron. Esto colinda con la otra
ilusión de algunos estudiosos de sánscrito quienes, aunque jamás han estado en la India,
pretenden que su conocimiento del acento sánscrito, su pronunciación y también el
sentido de las alegorías védicas, superan a aquel de los más letrados entre los excelentes
pundits brahmánicos y eruditos sanscritistas indos.

Después de esto no hay que maravillarse si el estudiante moderno interpreta


literalmente la fraseología y los velos de nuestros alquimistas y cabalistas medioevales;
los eruditos en griego de las universidades de Oxford y Cambridge corrigen el griego y
aun las ideas de Esquilo y las parábolas veladas de Platón se atribuyen a su
"ignorancia." Sin embargo, si los estudiantes de los idiomas muertos algo conocen,
deberían saber que en la filosofía antigua y moderna se practica el estilo del
determinismo extremo; que todo lo que se nos concede saber en la tierra desde el
principio de la humanidad, estaba bajo la égida segura de los Adeptos del santuario; que
las diferencias en los credos y en la práctica religiosa eran sólo externas y que estos
custodios de la primitiva revelación divina, los cuales habían resuelto todo problema
asible por el intelecto humano, estaban unidos por una francmasonería universal de
ciencia y filosofía, formando así una cadena ininterrumpida alrededor del globo. Le
corresponde a la filología y a los orientalistas esforzarse por encontrar la punta del hilo.
Pero si siguen buscándola sólo en una dirección que además es equivocada, nunca
descubrirán la verdad ni el hecho. Así, es el deber de la psicología y la teosofía ayudar
al mundo para que alcancen la verdad y el hecho. Hay que estudiar las religiones
orientales a la luz de la filosofía oriental y no occidental y si ustedes logran desatar un
sólo eslabón de los antiguos sistemas religiosos, la cadena del misterio puede soltarse.
Para llevar a cabo esto, no se debe concordar con los que enseñan que es antifilosófico
investigar en las causas primeras y que todo lo que podemos hacer es considerar sus
efectos físicos. La naturaleza física circunfiere el campo de la investigación científica,
por lo tanto, una vez alcanzados los límites materiales, la investigación debe detenerse y
el trabajo debe volver a empezar. Como al teósofo no le gusta caer en un círculo
vicioso, debe rechazar seguir la orientación de los materialistas. Él sabe, en todo caso,
que según la antigua doctrina, las revoluciones del mundo físico corresponden con
revoluciones análogas en el mundo intelectual; ya que en el universo, la evolución
espiritual procede de forma cíclica como la física. ¿Quizá en la historia no discernimos
un alternarse regular de flujo y reflujo en la marea del progreso humano? ¿Acaso no
percibimos en la historia y también en el ámbito de nuestra experiencia, que los grandes
reinos del mundo, después de haber alcanzado su apogeo, vuelven a descender en
armonía con la misma ley mediante la cual ascendieron? Esto acontece hasta que llegan
a su punto más bajo, momento en que la humanidad se reafirma y vuelve a subir y,
mediante esta ley de progreso ascendente cíclico, su pináculo es un poco superior al
punto desde el cual bajó. Los reinos y los imperios están sujetos a las mismas leyes
cíclicas que las plantas, las razas y toda cosa en el Kosmos.

No es una quimera la división histórica de la humanidad en lo que los hindúes


llaman Sattva, Tretya, Dvâpara y Kali Yugas, mientras los griegos los definen como
"las Edades de Oro, de Plata, de Bronce y de Hierro." Lo mismo es discernible en la
literatura humana. A una edad de gran inspiración y productividad espontánea, le
sucede, invariablemente, una de crítica y análisis. La primera proporciona el material
286

para el intelecto analítico y crítico de la otra. "Este es el momento idóneo para


reexaminar las antiguas filosofías. Los arqueólogos, los filólogos, los astrónomos, los
químicos y los físicos se están acercando más y más al punto en que se verán obligados
a considerarlas. La ciencia física ya ha alcanzado sus límites de exploración y la
teología dogmática se da cuenta de que los manantiales de su inspiración están
secándose. Está acercándose el día en que el mundo recibirá las pruebas de que sólo las
religiones antiguas estaban en armonía con la naturaleza y la ciencia de antaño abarcaba
todo lo cognoscible." Volvemos a reiterar la profecía presentada en Isis sin Velo hace
veinte años: "Los secretos mantenidos por mucho tiempo se revelarán; los libros caídos
en el olvido y las artes perdidas desde hace un gran lapso, pueden sacarse nuevamente a
la luz; papiros y pergaminos de importancia inestimables aparecerán en las manos de
hombres que pretenderán haberlos desplegado de las momias o haber tropezado con
ellos en las criptas sepultadas; también se exhumarán e interpretarán tablillas y
columnas, cuyas revelaciones esculpidas desconcertarán a los teólogos y confundirán a
los científicos. ¿Quién sabe las posibilidades del futuro? Muy pronto alboreará una era
de desencanto y reconstrucción, mejor dicho, ya empezó. El ciclo casi ha llegado a sus
postrimerías, uno nuevo está por comenzar y las páginas futuras de la historia pueden
contener la prueba tajante de lo susodicho, corroborándolo plenamente.

Desde los días que el párrafo anterior fue escrito, gran parte de su contenido se ha
vuelto en una realidad: el descubrimiento de las tejas de arcilla asirias y sus archivos,
han inducido a los intérpretes cristianos y librepensadores de las inscripciones
cuneiformes, a alterar la edad del mundo.3

Hoy, la cronología de los Purânas hindúes reproducida en La Doctrina Secreta es


objeto de escarnio, sin embargo llegará el momento en que será aceptada
universalmente. Podríamos considerar esto una simple suposición, que será tal, sólo por
el momento. En rigor, es simplemente una cuestión de tiempo. El asunto de la disputa
entre los defensores de la sabiduría antigua y sus detractores legos y clericales estriba en
dos puntos: (a) la comprensión errónea de los antiguos filósofos por la carencia de las
claves que los asiriólogos se ufanan haber encontrado y (b) las tendencias materialistas
y antropomórficas de la edad. Esto no impide, para nada, que los darwinistas ni los
filósofos materialistas excaven en las minas intelectuales de los antiguos,
beneficiándose del caudal de ideas que ahí encuentran; ni detiene a los sacerdotes de
descubrir dogmas cristianos en la filosofía platónica, llamándolos "presentimientos,"
como demuestra el libro del doctor Lundy: El Cristianismo Monumental y otras obras
del género.

Toda la literatura o lo que permanece de los escritos sacerdotales de los indos,


egipcios, caldeos, persas, griegos y guatemaltecos (Popol Vuh), está pletórica de tales
"presentimientos." Las religiones primitivas, sin excepción, basándose en la misma
piedra angular, los Misterios antiguos, reflejan las creencias más importantes entre las
que en un tiempo eran universales, por ejemplo: un Principio impersonal, divino y
universal, absoluto en su naturaleza e incognoscible para el intelecto "cerebral" o el
conocimiento condicionado y limitado del ser humano. En el universo manifestado es
imposible imaginarse quién pueda presenciar esto, sino la Mente Universal, el Alma del
universo. Lo que por sí solo es una prueba eterna e incesante de la existencia del
Principio Uno, es la presencia de un designio innegable en el mecanismo kósmico, el
nacimiento, el desarrollo, la muerte y la transformación de todo lo existente en el
universo, desde las estrellas silenciosas e inalcanzables al humilde liquen, desde el ser
287

humano a las vidas invisibles que ahora llamamos microbios. De aquí la aceptación
universal del "Pensamiento Divino," el Anima Mundi (Alma del Mundo) de la
antigüedad. Entre todas las doctrinas más antiguas ahora conocidas y creíadas por la
humanidad, se enumera la idea de Mahat, (el gran) Akâshâ o el aura de transformación
de Brahmâ entre los hindúes, la idea de Alaya, "el Alma divina del pensamiento y de la
compasión" de los místicos trans-himaláyicos; la idea de la "Divinidad perpetuamente
razonadora" de Platón. Por lo tanto, no se puede decir que se originaron con Platón,
Pitágoras ni con ninguno de los filósofos dentro del período histórico. Los Oráculos
Caldeos dicen: "Las obras de la naturaleza coexisten con la Luz intelectual y espiritual
del Padre; ya que es el Alma que adornó el inmenso cielo y que lo adorna como el
Padre."

"El mundo incorpóreo ya estaba completo y, teniendo su morada en la Razón


Divina," dice Philo, al cual se le tilda, injustamente, de derivar su filosofía de Platón.

En la Teogonía de Mochus vemos que el Eter es el primero y después le sigue el


aire, los dos principios de los cuales nace Ulom, el Dios inteligible (el universo visible
de materia).

En los himnos Orficos, el Eros-Fanes se desenvuelve del Huevo Espiritual que los
vientos etéreos fecundan. El viento es el "Espíritu de Dios" que, según se dice, se mueve
en el éter, "revoloteando sobre el Caos," la "Idea" Divina. En el Kathopanishad hindú,
Purusha, el Espíritu Divino, antecede la Materia original. De su unión nace la gran
Alma del Mundo, "Mahâ-Atmâ, Brahm, el Espíritu de la Vida." Estos términos son
sinónimos de Alma Universal o Anima Mundi y la Luz Astral de los Teúrgos y los
Cabalistas.

Pitágoras trajo sus doctrinas de los santuarios orientales y Platón, que las había
aceptado completamente, las compiló en una forma más inteligible para la mente no
iniciada, que los números pitagóricos misteriosos. Por lo tanto, para Platón, el Kosmos
es "el Hijo," cuyo padre y madre son el Pensamiento Divino y la Materia. El "Ser
Primario"4 es una emanación de la Mente Universal o del Demiurgo, la cual contiene,
desde la eternidad, la idea del "mundo a crear" dentro de sí, cuya idea, el Logos
inmanifestado la produce de Sí. La primera Idea "nacida en la oscuridad antes de la
creación del mundo," permanece en la Mente inmanifestada; la segunda es esta Idea que
se desprende de la Mente (ahora el Logos manifestado), como un reflejo que se reviste
de materia, asumiendo una existencia objetiva.

Lucifer, Septiembre de 1896

Notas
1
Famoso poema épico de la India.
2
Véase las Conferencias de Hibbert, de 1887 pp. 14-17, referentes al origen y
desarrollo de la religión de los antiguos babilonios. En este contexto, el profesor A. H.
Sayce dice que, si bien: "muchos de los textos sagrados se escribieron para que sólo los
iniciados [yo puse el estilo bastardillo H.P.B.] los entendieran, una vez que poseían las
claves, él agrega que los orientalistas tienen "un indicio para interpretar estos
documentos que ni siquiera los sacerdotes iniciados poseían." (Pag. 17). El "indicio al
que alude, es la moda moderna, tan querida por Gladstone y tan mustia en su monotonía
288

para la mayoría, según la cual, en cada símbolo de las religiones antiguas los
orientalistas perciben un mito solar y cada vez que la oportunidad lo exija, lo degradan a
un emblema sexual o fálico. De aquí deriva la declaración que: "mientras Gisdhubar era
simplemente un paladín y un conquistador de la antigüedad," para los orientalistas,
quienes "pueden descifrar los mitos," es sencillamente un héroe solar, quien era sólo el
descendiente transformado de un Dios menor del Fuego.
3
Sargon, el primer monarca "semita" de Babilonia, el prototipo y el original de Moisés,
ahora se hace remontar al 3,750 a. de J.C., mientras la Tercera Dinastía egipcia data,
más o menos "6,000 años" y por lo tanto antecedería, algunos años, la creación del
mundo, según la cronología bíblica. (Véase Las Conferencias Hibbert sobre Babilonia
de A. H. Sayce, 1887, pp. 21-33.
4
Para los teósofos son Seres, en cuanto son la agregación colectiva de los Rayos
divinos.

La Mente Kósmica1
(Kosmic Mind, Lucifer, abril 1890)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Cualquier cosa que abandone el estado de Laya (homogeneidad), se


convierte en vida activa y consciente. La conciencia individual
emana de la conciencia Absoluta, que es Movimiento eterno y a
ella vuelve. (Axiomas Esotéricos).
Cualquier cosa que es lo que piensa, entiende, quiere y actúa,
es algo celestial y divino, motivo por el cual debe ser,
necesariamente, eterno. (Cicerón).

En nuestro editorial de Marzo, citamos la concepción de Edison acerca de la


materia. G. Parsons Lathrop, en la revista "Harper's," escribe que, según la creencia
personal del gran científico americano de la electricidad: "los átomos poseen un cierto
coeficiente de inteligencia" y luego agrega otras quimeras de tal género. Este vuelo de la
imaginación, indujo al número de Febrero de la revista "Review of Reviews," a llamar a
capítulo al inventor del fonógrafo, sometiendo la siguiente crítica: "Edison se ha
entregado a los sueños, su imaginación científica está trabajando incesantemente."

Ojalá que los científicos ejercieran su "imaginación científica" un poco más y sus
negaciones dogmáticas y frías, un poco menos. Hay diferentes clases de sueños. En ese
extraño estado del ser, a menudo uno percibe más hechos reales que durante la vigilia y,
según Byron, nos proyecta en una posición "con los ojos sellados, para ver." La
imaginación es uno de los elementos más poderosos en la naturaleza humana o, en las
289

palabras de Dugald Stewart: "es la gran fuente de la actividad humana y el principal


manantial del mejoramiento humano [...] Si destruimos dicha facultad, la condición
humana se tornará tan estancada como la de los animales." Es el mejor guía de nuestros
sentidos ciegos, sin el cual, estos nunca nos conducirían más allá de la materia y sus
ilusiones. Los descubrimientos más grandiosos de la ciencia moderna se deben a la
facultad imaginativa de los descubridores. Sin embargo, ¿cuándo se ha postulado algo
nuevo, cuándo se ha presentado una teoría antitética y contradictoria con la predecesora,
ya afincada en su cómodo nicho, sin que la ciencia ortodoxa la aplastara, tratando de
aniquilarla? Al principio, aun Harvey era considerado un "soñador" y, además, un loco.
En último análisis, a toda la ciencia moderna la constituye un conjunto de "hipótesis,"
los frutos de la "imaginación científica," repitiendo la feliz expresión de Tyndall.

¿La idea de que la ciencia existe en todo átomo universal y la posibilidad que el
ser humano controle completamente las células y los átomos corporales, debería ser
descartada como un sueño, sólo porque los papas de la ciencia no han otorgado a la
conciencia y a dicha posibilidad, el sello de aprobación? El Ocultismo enseña lo mismo,
diciéndonos que cada átomo, como la mónada de Liebnitz [filósofo alemán], es un
pequeño universo en sí y cada órgano y célula corporal posee un cerebro propio dotado
de memoria y, consecuentemente, de experiencia y poderes discernidores. La idea de la
Vida Universal, compuesta de vidas atómicas universales, es una de las enseñanzas más
antiguas de la filosofía esotérica y la hipótesis de la ciencia moderna de la vida de los
cristales es el primer rayo, desde la estrella antigua del conocimiento, que ha alcanzado
a nuestros eruditos. ¿Si es posible demostrar que las plantas tienen nervios, sensaciones
e instinto (sólo otro nombre de la conciencia), por qué no conceder lo mismo a las
células del cuerpo humano? La ciencia divide la materia en cuerpos orgánicos e
inorgánicos, sólo porque rechaza la idea de la vida absoluta y de un principio vital
como entidad. De otra manera, sería la primera en constatar que la vida absoluta no
puede producir, ni siquiera, un punto geométrico o un átomo inorgánico en su esencia.
Sin embargo, según los científicos, el Ocultismo "enseña los misterios," que son la
negación del sentido común, así como la metafísica es una especie de poesía para
Tyndall. La ciencia no admite ningún misterio y dado que el Principio Vital es y debe
permanecer para los intelectos de nuestras razas civilizadas, un misterio perenne en las
líneas físicas, los que consideran esta cuestión tienen que ser, necesariamente, orates o
embusteros.

Esta es la situación. Sin embargo, podemos hacer eco a las palabras de un


predicador francés: "el misterio es la fatalidad de la ciencia." Los misterios
inalcanzables y eternamente impenetrables rodean a la ciencia, sitiándola. ¿Por qué?
Simplemente porque la ciencia física se autocondena a un adelanto parecido a un círculo
vicioso, alrededor de la rueda de la materia, limitada por nuestros cinco sentidos.
Aunque la ciencia se confiese ignorante acerca de la formación de la materia y de la
generación de una célula y si bien no pueda explicar lo que es esto, aquello y lo otro,
sigue dogmatizando, insistiendo en lo que la vida, la materia y todo el resto no es. En
síntesis, las palabras del Padre Félix, que dirigió hace cincuenta años a los académicos
franceses, casi se han convertido en una verdad inmortal. "Caballeros," él dijo, "ustedes
nos echan en cara que nosotros enseñamos los misterios; sin embargo, pueden
imaginarse cualquier clase de ciencia que les plazca y seguir el magnífico radio de sus
deducciones [...] mas cuando lleguen a su fuente madre, ¡se enfrentarán con lo
desconocido!"
290

A fin de dirimir, de una vez por todas, la debatida cuestión en las mentes de los
teósofos, nos proponemos probar que la ciencia moderna, debido a la fisiología, está al
punto de descubrir que la conciencia es universal, justificando, entonces, los "sueños"
de Edison. Antes de hacer esto, queremos también mostrar que, si bien muchos
científicos están embebidos con tal creencia, son muy pocos los intrépidos dispuestos a
admitirla abiertamente, como en el caso de las "Memorias" póstumas del Doctor
Pirogoff de San Petersburgo, egregio cirujano y patólogo, las cuales levantaron mucho
clamor entre sus colegas indignados. Entonces, el público se pregunta, ¿cómo es posible
que el Doctor Pirogoff, considerado casi el epítome de la erudición europea, crea en las
supersticiones de los alquimistas desquiciados? Es aquél que, en la revista rusa Novoye
Vremya de 1887, un contemporáneo lo describe como:

La encarnación de la ciencia exacta y de los métodos de


pensamiento. Ha disecado centenares de miles de órganos humanos,
familiarizándose con todos los misterios quirúrgicos y
anatómicos, así como nosotros conocemos nuestros muebles. Es el
científico por el cual la fisiología no tiene secretos y a
quien, sobre todos los hombres, Voltaire hubiera preguntado
irónicamente, si acaso no hubiese encontrado el alma inmortal
entre la vesícula y el intestino ciego. Después de la muerte de
Pirogoff se descubre que dedicó muchos capítulos literarios de
su testamento a la demostración científica [...]

¿La demostración científica de qué? De la existencia, en cada organismo, de una


"Fuerza Vital" distinta, independiente de cualquier proceso físico o químico.
Análogamente a Liebnitz, aceptó la homogeneidad de la naturaleza, un Principio Vital,
objeto de ridículo y escarnio, esa teleología perseguida y desdichada o la ciencia de las
causas finales de la vida, que es tan filosófica como anticientífica, si tuviéramos que
creer en las academias reales e imperiales. Según la ciencia dogmática moderna, el
pecado imperdonable de Pirogoff era que, el gran anatomista y cirujano, tuvo la
"intrepidez" de declarar, en sus "Memorias," que:

No hay ninguna causa que nos induzca a rechazar la posibilidad


de la existencia de organismos dotados de propiedades que los
convertirían en la encarnación directa de la mente universal,
una perfección inaccesible para nuestra mente (humana) [...]
Porque no tenemos ningún derecho a decir que el ser humano es la
expresión última del divino pensamiento creador.

Estos son los aspectos principales de la herejía de una de las estrellas


científicas de nuestra era. Sus "Memorias," no sólo muestran claramente que
creía en la Deidad Universal, la Ideación divina o el "pensamiento Divino"
hermético y en un Principio Vital, sino que enseñó todo esto y trató de
demostrarlo científicamente. Por lo tanto arguye que, la Mente Universal no
necesita ningún cerebro físico-químico o mecánico como órgano transmisor.
Se extiende hasta el punto de admitir, con estas palabras sugestivas, lo
siguiente.

Nuestra razón debe aceptar, en toda necesidad, una Mente


infinita y eterna, la cual rige y gobierna el océano de la vida
[...] El pensamiento y la ideación creativa, en plena armonía
291

con las leyes de unidad y causación, se manifiestan,


nítidamente, en la vida universal sin la participación de la
escoria cerebral [...] Este principio vital organizador, al
dirigir las fuerzas y los elementales hacia la formación de los
organismos, llega a ser sensitivo, auto consciente, racial o
individual. La sustancia, gobernada y dirigida por el principio
vital, se organiza en ciertos tipos, según un plano general
definido [...]

Pirogoff explica esta creencia confesando que jamás, durante su larga


vida entregada al estudio, a la observación y a los experimentos, pudo

convencerse que el cerebro podía ser el único órgano de


pensamiento en todo el universo; que todo en este mundo, excepto
ese órgano, debía ser incondicionado e irracional y que sólo el
pensamiento humano debía impartir al universo un sentido y una
armonía razonable en su integridad.

En lo que concierne al materialismo de Moleschott, agrega:

A pesar de cuanto pescado y granos pueda consumir, jamás


consentiré en degradar mi Ego en un vil cautiverio de un
producto que la alquimia moderna, casualmente, extrae de la
orina. Si en nuestras concepciones del universo estamos
destinados a ilusionarnos, mi "ilusión" goza, al menos, de la
ventaja de ser muy consoladora; ya que me muestra un Universo
inteligente y la actividad de Fuerzas que trabajan en éste de
forma armónica e inteligente y que mi "yo" no es el producto de
elementos químicos e histológicos; sino que es la encarnación de
una Mente universal común, la cual, según percibo, actúa
siguiendo su libre albedrío y conciencia, en armonía con las
mismas leyes que se trazan para guiar mi mente, exentas, sólo,
de aquel freno que traba nuestra humana individualidad
consciente.

En efecto, según las observaciones de este gran científico filósofo:

Lo ilimitado y lo eterno no es sencillamente un postulado mental


e intelectual, sino que es un hecho intrínsecamente gigantesco.
¿Qué acontecería a nuestros principios morales y éticos, si no
tuviesen como base la eterna e integral verdad?

Los extractos seleccionados y traducidos textualmente de las


confesiones de uno que, durante su larga vida fue un astro de primera
magnitud en los campos de la patología y cirugía, muestran su completa
sumersión en la filosofía de un misticismo razonado y científico. Al leer las
"Memorias" de ese científico famoso, nos sentimos orgullosos al ver que
acepta, casi completamente, las doctrinas y las creencias fundamentales de
la Teosofía. Con una mente científica de este calibre en las filas de los
místicos, las risas irónicas, las sátiras y los escarnecimientos baratos de
nuestra grandiosa Filosofía por algunos "librepensadores" europeos y
americanos, se convierten casi en un elogio. Nos recuerdan, más que
292

nunca, el grito despavorido y desafinado de la lechuza que se apresura a


buscar refugio, en las ruinas oscuras, antes de que se levante el Sol.

Como acabamos de decir, el mismo progreso de la fisiología, es una garantía


segura de que pronto rayará el día en que el pleno reconocimiento de una mente
difundida de forma universal, será un hecho cumplido. Es sólo una cuestión de tiempo.

Tememos que existe una profunda contradicción entre el objetivo confesado y las
especulaciones de algunos de nuestros mejores fisiólogos modernos; a pesar de que la
fisiología se ufane diciendo que el fin de sus investigaciones es, simplemente, el epílogo
de toda función vital, para insertarlas en un orden definido, mostrando sus relaciones
mutuas con las leyes mecánicas. Si bien pocos, entre ellos, se atreverían a volver, tan
abiertamente como lo ha hecho Pirogoff, a las "supersticiones desacreditadas" del
vitalismo y del principio vital, el principio de la vida de Paracelso, al cual se le desterró
severamente; aún, delante de ciertos hechos, la fisiología se queda perpleja en la cara de
sus representantes más hábiles. Desafortunadamente, esta nuestra edad no facilita el
desarrollo de la osadía moral. Aun no ha sonado la hora para que la mayoría actúe según
la noble idea de los "principios y no los conceptos personales."2 Sin embargo, existen
excepciones a la regla general y la fisiología, cuyo destino es el de convertirse en la
colaboradora de las verdades Ocultas, no ha permitido que estas últimas se quedaran sin
sus testigos. Algunos ya están protestando con vigor contra ciertas proposiciones hasta
la fecha favoritas. Por ejemplo: ciertos fisiólogos están negando que las fuerzas y las
substancias de la llamada naturaleza "inanimada" son las que actúan, exclusivamente,
en los seres humanos. Su argumento bien fundado es lo siguiente:

El hecho de que rechazamos la interferencia de otras fuerzas en


las cosas vivientes, depende, enteramente, de las limitaciones
de nuestros sentidos. En realidad, usamos los mismos órganos
para observar la naturaleza animada e inanimada, los cuales
pueden recibir manifestaciones de un sólo campo de movimiento
limitado. Las vibraciones que pasan a lo largo de las fibras de
nuestros nervios ópticos hasta el cerebro, alcanzan nuestras
percepciones mediante nuestra conciencia, bajo la forma de
sensaciones luminosas y coloreadas. Las vibraciones que afectan
a nuestra conciencia a través de nuestros órganos auditivos nos
parecen sonidos. Todos nuestros sentimientos, por medio de
cualquiera de nuestros sentidos, se deben simplemente a los
movimientos.

Estas son las enseñanzas de la ciencia física y tales eran, en los bosquejos más
aproximativos, aquellas del Ocultismo hace unos eones y milenios. Sin embargo, la
diferencia y la distinción más vital entre las dos enseñanzas es la siguiente: la ciencia
oficial percibe, en el movimiento, simplemente una fuerza o ley ciega e irracional,
mientras el Ocultismo, remontándose al origen de este último, lo identifica con la
Deidad Universal, llamando esta moción eterna e incesante, el "Gran Aliento."3

A pesar de la concepción limitada de la ciencia moderna acerca de dicha Fuerza,


es algo sugestivo que haya producido las siguientes observaciones de un egregio
científico, el actual profesor de fisiología en la universidad de Basilea,4 el cual habla
como un Ocultista.
293

Sería una locura si, valiéndonos sólo del auxilio de nuestros


sentidos externos, esperáramos descubrir, en la naturaleza
animada, ese algo que no podemos encontrar en la inanimada.

Entonces el orador agrega que el ser humano, además de los sentidos físicos, está
dotado de uno interno, una percepción que le suministra la posibilidad de observar los
estados y los fenómenos de su conciencia, "debe usar éste para relacionarse con la
naturaleza animada," una profesión de fe que roza, suspicazmente, los linderos del
Ocultismo. Además, él niega la suposición, según la cual, los estados y los fenómenos
de la conciencia representan, sustancialmente, las mismas manifestaciones de
movimiento del mundo externo, fundando su negación recordándonos que no todos
estos estados y manifestaciones tienen, necesariamente, una extensión espacial. Según
él, esto sólo se relaciona con nuestra concepción de espacio que ha alcanzado nuestra
conciencia a través de la vista, el tacto y el sentido muscular, mientras todos los otros
sentidos, todos los efectos, las tendencias y las series interminables de representaciones,
no se extienden en el espacio, sino sólo en el tiempo.

Por lo tanto, él pregunta:

¿Dónde cabe una teoría mecánica en lo antedicho? Los


contrincantes pueden rebatir que esto es así sólo en apariencia,
mientras en realidad, todos estos tienen una extensión espacial.
Pero tal argumento sería completamente erróneo. Nuestra única
razón para creer que los objetos percibidos por los sentidos
poseen tal extensión en el mundo externo, estriba en la idea de
que parecen hacerlo hasta donde pueden observarse, mediante los
sentidos de la vista y del tacto. Sin embargo, en lo que versa
sobre nuestros sentidos internos; aun esta presunta base pierde
su fuerza y no hay terreno para admitirla.

El argumento con el cual el conferenciante concluye su presentación es


muy interesante para los teósofos. Este fisiólogo de la escuela moderna del
Materialismo dice:

Por lo tanto, al familiarizarnos de forma más profunda y directa


con nuestra naturaleza interna, descubrimos un mundo
completamente disímil del que nos muestran nuestros sentidos
externos, revela las facultades más heterogéneas, muestra
objetos exentos de la extensión espacial y fenómenos
absolutamente inconexos con los que caen bajo las leyes
mecánicas.

Hasta la fecha, los oponentes del vitalismo y del "principio vital," en conjunto con
los seguidores de la teoría mecánica de la vida, basaban sus conceptos en el presunto
hecho de que, como la fisiología adelantaba, sus estudiantes lograban, más y más,
coligar sus funciones con las leyes de la materia ciega. Según ellos, todas estas
manifestaciones que se solían atribuir a una "fuerza vital mística," ahora podían
integrarse bajo las leyes físicas y químicas. Esto es lo que aconteció y aún claman,
enfáticamente, por el reconocimiento del hecho de que es sólo una cuestión de tiempo
para que se demuestre, triunfalmente, que todo el proceso vital, en su inmensa totalidad,
294

representa nada más misterioso que un fenómeno de movimiento muy complicado,


regido, exclusivamente, por las fuerzas de la materia inanimada.

Pero he aquí un profesor de fisiología según el cual, desafortunadamente para los


científicos, la historia de la fisiología demuestra lo contrario y así pronuncia estas
palabras ominosas:

Sostengo que, mientras más exactos y polifacéticos son nuestros


experimentos y observaciones, más profundamente penetramos en
los hechos. Mientras más tratamos de sondear y especular sobre
los fenómenos de la vida y más nos convencemos que aun esos
fenómenos que esperábamos poder ya explicar, valiéndonos de las
leyes físicas y químicas, en realidad son insondables. En
efecto, son ampliamente más complicados y, por el momento, no
serán elucidados por ninguna explicación mecánica.

Este es un golpe terrible asestado a la vejiga entumecida, que se le conoce como


materialismo, tan vacío como dilatado. Un Judas en el campo de los apóstoles de la
negación, ¡los "animalistas'! Sin embargo, como acabamos de mostrar, el profesor de
Basilea no es una excepción solitaria, sino que hay varios fisiólogos que comparten sus
ideas. En realidad, algunos de ellos se extienden al punto de aceptar, casi, el libre
albedrío y la conciencia ¡en los protoplasmas monádicos más simples!

Un descubrimiento después de otro, tiende hacia esta dirección. Los trabajos de


algunos fisiólogos alemanes son particularmente interesantes, en lo que atañe a casos de
conciencia y discernimiento cierto, al punto que uno, casi está inclinado a decir que las
amebas piensan. Ahora bien, como todos saben, las amebas son protoplasmas
microscópicos, análogamente a la vampyrella sirogyra, una célula muy simple y
elemental, una gota protoplásmica informe y casi sin estructura. Sin embargo, su
comportamiento muestra algo que, si los zoólogos no llaman mente y poder razonador,
deberán encontrar alguna otra calificación y un neologismo. Veamos lo que
Cienkowsky5 dice al respecto. Al hablar de esta célula microscópica, simple y rojiza,
describe su manera de buscar y encontrar, entre una variedad de plantas acuáticas, la
spirogyra, rechazando cualquier otro alimento. Al examinar sus peregrinajes bajo un
poderoso microscopio, él descubrió que cuando está hambrienta, proyecta, primero, sus
pseudopodiae (pies falsos), mediante los cuales repta. Luego empieza a vagar hasta que,
entre una gran variedad de plantas, encuentra una spirogyra, entonces, se dirige hacia la
porción celular de una de las células de la misma, colocándose sobre ésta. Después,
desgarra los tejidos y bebe los contenidos de una célula para pasar, luego, a otra,
repitiendo el mismo proceso. El naturalista jamás la vió alimentarse de algo diferente y
nunca tocó una las numerosas plantas de las que Cienkowsky puso en su camino. El
naturalista, al mencionar otra ameba, la colpadella pugnax, descubrió que tenía la
misma predilección por las chlamydomonas, de las cuales se alimenta exclusivamente.
Esto es lo que él escribe acerca de su observación: "al haber perforado el cuerpo de la
chlamydomonas, bebe su clorofila y después se aleja. El comportamiento de estas
mónadas, durante su búsqueda por el alimento y su consumación, es tan pasmoso que,
casi induce una persona a ver en ellas ¡seres que actúan conscientemente!"

No menos significativas son las observaciones expresadas por Th. W. Engelman


en Historia de la Fisiología del Protoplasma, sobre el Arcella, otro organismo
unicelular levemente más complicado que la Vampyrella. En su experimento la pone en
295

una gota de agua bajo un microscopio sobre un vidrio, colocándola, por así decirlo, boca
arriba, en su lado convexo, así que los pies falsos (pseudopodiae) que se proyectan de
un lado de la cáscara, no encuentran por donde aferrarse en el espacio, dejando a la
ameba impotente. En esta coyuntura se observa el siguiente hecho curioso.
Inmediatamente, por debajo de un borde de uno de los lados del protoplasma, empiezan
a formarse burbujas de gas las cuales, al alivianar este lado, permiten a la ameba
levantarse y, al mismo tiempo, ponen en contacto el lado opuesto de la criatura con el
vidrio, proporcionando a sus pseudos pies, una superficie a la cual asirse para volcar su
cuerpo y alzarse en todos sus pseudopodiae. Después, la ameba deshincha las burbujas
de gas y, contrayéndolas en sí, empieza a moverse. Si en la extremidad inferior del
vidrio se colocara una gota de agua similar, la ameba, siguiendo la ley de gravedad se
encontrará, primero, en la parte final más baja de la gota y, no pudiendo hallar un punto
de apoyo, generará amplias burbujas de gas y, una vez que se vuelve más liviana que el
agua, se eleva sobre la superficie de la gota.

Engelman escribe:

Si la ameba, una vez alcanzada la superficie del vidrio, sigue


sin encontrar una base para sus pies, las burbujas de gas
empiezan a reducirse en un lado y aumentar del otro o en ambos,
hasta que la criatura toca, con el borde de su concha, la
superficie del vidrio, permitiéndole voltearse. Tan pronto como
esto acontece, las burbujas de gas desaparecen y las Arcellas
empiezan a reptar. Si con una aguja sutil las despegamos de la
superficie del vidrio, colocándolas nuevamente en la superficie
inferior de la gota de agua, repetirán, de inmediato, el mismo
proceso variando los detalles según la necesidad y elaborando
nuevos medios para alcanzar la meta deseada. No obstante todas
las tentativas de situarlas en posiciones incómodas, ellas
encontrarán los medios para desenmarañarse, valiéndose, cada
vez, de un artificio o de otro. En cuanto lo logran, ¡las
burbujas de gas desaparecen! Es imposible refutar que tales
hechos indican la presencia de algún proceso Psíquico en el
protoplasma.

Entre la cornucopia de acusaciones contra las naciones asiáticas por tener


supersticiones degradantes que estriban en la "ignorancia crasa," se destaca una por su
seriedad, la cual los acusa y los condena de personificar y aun de endiosar los órganos
principales del y en el cuerpo humano. ¿Acaso no oímos a estos hindúes, "paganos
insensatos," hablar de la viruela como si fuera una diosa, personificando los microbios
de este virus? ¿Acaso no leemos sobre los Tántrikas, una secta de místicos, los cuales
denominan los nervios, las células y las arterias, relacionando e identificando las
variadas partes corporales con las deidades, dotando las funciones y los procesos
fisiológicos de inteligencia y así sucesivamente? Las vértebras, las fibras y los ganglios
de la columna; el corazón, sus cuatro cámaras, la aurícula, el ventrículo, las válvulas y
el resto; el estómago, el hígado, los pulmones y el bazo, tienen todos sus nombres
divinos y se cree que actúan conscientemente y bajo la poderosa voluntad del Yogui,
cuya cabeza y corazón son los asientos de Brahmâ y las diferentes partes de cuyo
cuerpo ¡son el terreno de esparcimiento de una que otra divinidad!

A esto se le tilda de verdadera ignorancia. Especialmente cuando pensamos que


dichos órganos y el cuerpo humano en su totalidad, están compuestos por células a las
296

cuales ahora se les reconoce como organismos individuales y, quizá, ¡un día se admitirá
que son una raza independiente de pensadores que habitan el globo llamado ser
humano! Así parece, ya que, ¿no se creía, hasta la fecha, que las leyes de difusión y
endósmosis podían explicar todos los fenómenos de asimilación y absorción alimental
por canal intestinal? Sin embargo, ahora los fisiólogos acaban de aprender que la acción
del canal intestinal, durante la absorción, no es idéntica a la acción de la membrana no
viva en el dializador.6 Ahora se ha demostrado que:

"dicha pared está cubierta por células de epitelio, cada una de


las cuales es un organismo en sí, un ser viviente con funciones
muy complejas. Además sabemos que, por medio de contracciones
activas de su cuerpo protoplásmico, estas células asimilan el
alimento de forma tan misteriosa como la que notamos en la ameba
independiente y los animálculos. En el epitelio intestinal de
los animales con sangre fría, observamos cómo estas células
proyectan extremidades pseudopodiae, de sus cuerpos
contráctiles, desnudos y protoplásmicos. Estos falsos pies
extraen del alimento las gotas de grasa, la absorben en su
protoplasma, enviándolas al canal linfático [...] Las células
linfáticas, emergiendo de los nidos del tejido adiposo e
infiltrándose por las células del epitelio, hasta la superficie
de los intestinos, absorben las gotas de grasa y una vez que se
han colmado, se dirigen hacia su casa, los canales linfáticos.
Hasta que desconocíamos este trabajo activo de las células, no
había manera de explicar el hecho de que, mientras los glóbulos
de grasa penetraban por las paredes del intestino, en los
canales linfáticos, los granos pigmentados más diminutos
introducidos en los intestinos no se comportaban de la misma
forma. Actualmente, sabemos que dicha facultad de escoger su
alimento particular, asimilando lo útil, rechazando lo inútil y
lo dañino, es común a todos los organismos unicelulares."7

Por lo tanto, el lector se preguntará: ¿si las células más simples y elementales,
gotas protoplásmicas informes y sin estructura, saben discernir cuál alimento absorber,
por qué esto no debería acontecer, también, en las células del epitelio de nuestro canal
intestinal? Entonces, ¿si la vampyrella, como acabamos de mostrar, reconoce su amada
Spirogyra entre centenares de otras plantas, por qué la célula del epitelio no debería
percibir, escoger y seleccionar su gota favorita de grasa de un grano pigmentado? Se
nos dice que "percibir, escoger y seleccionar" es privativo de los seres racionales o del
instinto de animales más organizados que la célula protoplásmica fuera o dentro del
cuerpo humano. Por supuesto; según lo traducido de la conferencia de un fisiólogo
erudito y de las obras de otros naturalistas letrados, podemos simplemente decir que
estos catedráticos deben saber de qué están hablando; aunque ignoran, probablemente,
que su prosa científica se distancia sólo un grado de las "insensateces" ignorantes y
supersticiosas, sin embargo poéticas, de los Yoguis hindúes y de los Tántrikas.

De todos modos, nuestro profesor de fisiología desacredita las teorías


materialistas de difusión y endósmosis. Valiéndose de los hechos de un discernimiento
evidente y una mente en las células, usa muchos ejemplos para demostrar la falacia de
tratar de explicar ciertos procesos fisiológicos recurriendo a teorías mecánicas.
Verbigracia: el pasaje del azúcar, desde el hígado, (donde se transforma en glucosa), a
la sangre. A los fisiólogos se les dificulta explicar este proceso, considerando imposible
integrarlo en las leyes endosmósicas. Muy probablemente, las células linfáticas
297

desempeñan un papel tan activo durante la absorción de las sustancias disueltas en el


agua, como lo de los pépticos, proceso demostrado por F. Hofmeister. Generalmente
hablando, la pobre, pero conveniente endósmosis, se ha desentronizado y desterrado de
entre los funcionarios activos del cuerpo humano, como un inútil beneficiario
eclesiástico. Ya no tiene voz en el asunto de las glándulas y otros agentes de secreción,
la acción en que las células del epitelio la han suplantado. El trabajo de las células
consiste en las misteriosas facultades de selección, la extracción de la sangre de un tipo
de substancia, rechazando otra, la transformación de la primera mediante la
descomposición y la síntesis, la dirección de algunos productos en los pasajes que los
excretarán del cuerpo y la orientación de otros en los vasos linfáticos y sanguíneos. Así,
el fisiólogo de Basilea afirma: "Es evidente que en estos procesos no se encuentra el
más leve vestigio de la difusión o la endósmosis. Es completamente inútil tratar de
explicar estos fenómenos mediante las leyes químicas."

¿Quizá la fisiología tenga más suerte en alguna otra vertiente? ¿No logrando
ningún éxito en las leyes alimenticias, podría consolarse un poco en sus teorías
mecánicas en la cuestión de la actividad muscular y nerviosa, que trató de explicar
mediante las leyes eléctricas? Desdichadamente, exceptuando algunos peces, en ningún
otro organismo, aun menos en el humano, se pudo encontrar posibilidad alguna para
indicar las corrientes eléctricas como el factor regente principal. La electrobiología,
siguiendo las líneas de la pura electricidad dinámica, ha fracasado egregiamente. Como
desconoce "Fohat," ninguna corriente eléctrica puede explicarle la actividad muscular o
nerviosa.

Sin embargo, no hay que olvidar la existencia de la fisiología de las sensaciones


externas. Ya ésta no es tierra desconocida y dichos fenómenos se han explicado
físicamente. No cabe duda que existe el fenómeno de la vista, el ojo con su aparato
óptico, la cámara oscura. Sin embargo, la reproducción idéntica de las cosas en el ojo,
emulada por la placa fotográfica, siguiendo las mismas leyes de refracción, no es un
fenómeno vital. Un proceso igual puede reproducirse en un ojo muerto. El fenómeno de
la vida consiste en la evolución y el desarrollo del ojo mismo. ¿Cómo se efectúa esta
obra, a un tiempo maravillosa y complicada? La fisiología contesta que no lo sabe, ya
que no ha dado un paso hacia la solución de este problema.

Es cierto que podemos seguir la secuencia de las etapas


evolutivas y formativas del ojo, sin embargo, no tenemos la
mínima idea del por qué funciona así y cuál es el nexo causal.
El segundo fenómeno vital del ojo es su actividad adaptante.
Aquí encaramos, nuevamente, las funciones nerviosas y
musculares, nuestros antiguos acertijos sin resolver. Lo mismo
puede decirse para todos los órganos sensoriales y para otras
áreas fisiológicas. Esperábamos explicar los fenómenos de la
circulación sanguínea mediante las leyes de hidrostática o
hidrodinámica. Por supuesto, la sangre se mueve según las leyes
hidrodinámicas: pero su relación con ellas permanece
completamente pasiva. En lo que concierne a las funciones
activas del corazón y del músculo de sus vasos, hasta la fecha
nadie ha logrado explicarlas recurriendo a las leyes físicas.

Las letras bastardillas de la parte conclusiva de la conferencia del hábil profesor,


son dignas de un Ocultista. En realidad, parecen ser reiterativas de un aforismo
298

procedente de las "Instrucciones Elementales" de la fisiología esotérica del Ocultismo


práctico:

"El enigma de la vida es localizable en las funciones activas de


un organismo8 viviente. La verdadera percepción de dicha
actividad es accesible sólo mediante la auto observación y no
depende de nuestros sentidos externos y es alcanzable atisbando
nuestra voluntad al par que penetra nuestra conciencia,
revelándose, así a nuestro sentido interno. Por lo tanto, cuando
el mismo fenómeno actúa sólo sobre nuestros sentidos externos,
ya no lo reconocemos. Vemos todo lo que acontece alrededor del
fenómeno del movimiento y de su proximidad, sin embargo no
percibimos la esencia de tal fenómeno; ya que carecemos de un
órgano receptivo especial para captarla. Podemos aceptar dicha
esencia de manera puramente hipotética, como lo hacemos cuando
hablamos de "funciones activas." Así se comporta todo fisiólogo,
porque no puede seguir su trabajo sin dichas hipótesis y ésta es
la primera tentativa de dar una explicación psicológica a todos
los fenómenos vitales [...] ¿Si se nos ha demostrado que,
valiéndonos sólo de la física y la química, no podemos explicar
los fenómenos de la vida, qué podemos esperar de otros aspectos
de la fisiología: las ciencias de la morfología, la anatomía y
la histología? Sostengo que las ciencias antes dichas, jamás
podrán ayudarnos a desglosar el problema de cualquiera de los
misteriosos fenómenos de la vida. En efecto, si mediante el
escalpelo y el microscopio, hemos logrado disecar los organismos
en sus compuestos más elementales, alcanzando las células más
simples, aquí mismo encaramos el problema más grande de todos.
La mónada más sencilla, un punto microscópico de protoplasma,
informe y sin estructura, aún exhibe todas las funciones vitales
esenciales: se alimenta, crece, se reproduce, se mueve, siente,
percibe sensorialmente y, además, está dotada de las funciones
que reemplazan 'la conciencia,' ¡el alma de los animales
superiores!

En realidad, al materialismo le toca encarar un problema muy grande.


¿Las células y las mónadas infinitesimales en la naturaleza, podrán
explicarnos lo que los argumentos de los filósofos panteístas más hábiles
aun no han logrado? Esperemos. Si las primeras llenan este objetivo,
entonces, los Yoguis orientales, "supersticiosos e ignorantes" y sus
seguidores exotéricos serán vindicados. Desde luego, el mismo fisiólogo nos
dice:

Las células del epitelio impiden a un amplio número de venenos


penetrar en los espacios linfáticos, aunque sabemos que se
descomponen fácilmente en los jugos abdominales e intestinales.
Además, la fisiología sabe que si inyectamos estos venenos
directamente en el torrente sanguíneo, se separan y vuelven a
aparecer a través de las paredes intestinales y en este proceso
las células linfáticas desempeñan el papel más activo.

Si el lector consulta el Diccionario Webster, encontrará una explicación curiosa


tocante a las palabras "linfático" y "Linfa." Según los etimólogos, la palabra latina
lympha deriva del griego nymphe, "una ninfa o una diosa menor." "A veces, los poetas
llamaban a las Musas, ninfas. Por lo tanto (según Webster), se decía que todas las
299

personas en un estado de arrobamiento, los videntes, los poetas, los locos, etc., eran
cautivos de las ninfas."

Según la tradición hindú, la Diosa de la Humedad (la ninfa o linfa griega y latina),
nació de los poros de uno de los Dioses. Que sea el Dios del Océano, Varuna, o un
"Dios del Río" menor, depende de la secta particular y la fantasía de los creyentes. El
punto principal del asunto es lo siguiente: ahora se sabe, irrefutablemente, que los
antiguos griegos y latinos compartieron las mismas "supersticiones" que los hindúes.
Tal superstición es comprobable valiéndose del hecho de que, aun hoy, afirman que
todo átomo de la materia en los cuatro (de los cinco) Elementos, es una emanación de
un Dios o una Diosa inferior quien, a su vez, era una emanación anterior de una deidad
superior. Además, cada uno de dichos átomos, siendo Brahmâ, uno de cuyos nombres es
Anu o átomo, tan pronto como es emanado, adquiere conciencia, cada uno en su
respectivo plano y libre albedrío, actuando dentro de los límites de la ley. Ahora bien,
aquél que sabe que la trimurti kósmica (trinidad), compuesta por Brahmâ, el Creador;
Vishnu, el Conservador y Shiva, el Destructor, es un símbolo magnífico y altamente
científico del Universo material y su evolución gradual y encuentra una prueba de esto
en la etimología de los nombres de tales deidades,9 mas las doctrinas de Gupta Vidya o
conocimiento esotérico, sabe, también, cómo comprender exactamente esta
"superstición." Los cinco epítetos fundamentales de Vishnu, agregados al de Anu
(átomo), común a todos los personajes trimúrticos son: Bhutâtman, uno con los
materiales del mundo, creados o emanados; Pradhanâtman, "uno con los sentidos,"
Paramâtman, el "Alma Suprema" y Atman, el Alma Kósmica o la Mente Universal.
Todos estos muestran, suficientemente, lo que los antiguos hindúes querían decir
cuando dotaban de mente y conciencia cada átomo, dándole un nombre distinto de un
Dios o una Diosa. Si ustedes colocan el Panteón indo, compuesto por 30 crores (o 300
millones) de deidades, dentro del macrocosmos (el Universo) o del microcosmos (el ser
humano), constatarán que el número no es una exageración; ya que estas deidades se
relacionan con los átomos, las células y las moléculas de todo lo que es.

No cabe duda que lo dicho antes, es excesivamente poético y recóndito para


nuestra generación, sin embargo parece tan científico, si no más, que las enseñanzas
derivadas de los descubrimientos más recientes de la Fisiología y la Historia Natural.

Lucifer, Abril de 1890

Notas
1
H.P.B. emplea el término Cosmos (con C), refiriéndose sólo al Cosmos visible:
nuestro sistema solar; mientras que, cuando lo deletrea con K, Kosmos, implica la
manifestación manvantárica integral, el Kosmos universal, del cual participa nuestro
sistema planetario. (N.d.T.)
2
En el original es en latín: "principia non homines."
3
Véase La Doctrina Secreta, primeras páginas del Volumen I.
4
De un escrito que él leyó, hace algún tiempo, durante una conferencia pública.
5
L. Cienkowsky. Véase su trabajo Historia de la Naturaleza de las Mónadas.
300

6
Aparato para efectuar la diálisis.
7
Extracto de un escrito que el profesor de fisiología presentó a la Universidad de
Basilea y previamente mencionado.
8
La vida y la actividad son dos términos distintos para expresar la misma idea o, más
exactamente hablando, son dos palabras a las cuales los científicos no atribuyen ninguna
idea definida. Sin embargo y quizá por ese motivo, se ven obligados a usarlas; ya que
encierran el nexo entre los problemas más difíciles sobre los cuales han tropezado los
pensadores preclaros de la escuela materialista.
9
Brahmâ procede de la raíz brih, "expander," "esparcir." Vishnu deriva de la raíz viz o
vish (fonéticamente) "penetrar," "compenetrar" el universo de la materia. Siva, el patrón
de los Yoguis, tiene una etimología que lo haría incomprensible para el lector
superficial.

La naturaleza sustancial del magnetismo

Helena P. Blavatsky

Tomado de “Sophia” Noviembre y Diciembre 1895

Rogamos a los Materialistas que atacan a los Ocultistas y Teosofistas, porque creen que
cada Fuerza (así llamada) de la Naturaleza tiene su origen en un Noumeno sustancial,
una Entidad consciente e inteligente, ya sea un Dhyan Ohohan Planetario o un
Elemental, que se fijen primero en una corporación mucho más peligrosa que la
Sociedad Teosófica. Nos referimos a la Sociedad que existe en los Estados Unidos de
América, cuyos miembros se llaman a sí mismos Sustancialistas.
La tenemos por peligrosa, porque esa asociación, combinando en su seno el
Cristianismo dogmático de la Iglesia, o sea el elemento antropomórfico de la Biblia, con
las ciencias exactas, convierte, sin embargo, en esclavas del primero a estas últimas.
Esto equivale a decir, que la nueva organización conducirá a las generaciones venideras
en su dogmatismo fanático -si es que triunfa- al antropomorfismo más irremediable. Y
lo conseguirá tanto más fácilmente en nuestra época adoradora de la ciencia, cuanto que
una corriente de innegable ilustración ha de contribuir a vigorizar la creencia en un dios
humano gigantesco, ya que sus hipótesis, semejantes a las de la ciencia materialista
moderna, pueden fácilmente formularse, de modo que sirvan su objeto particular. Las
clases educadas y pensadoras de la sociedad, una vez rotos los lazos de la esclavitud
clerical, podrían reírse de los datos científicos de un San Agustín o de un «venerable»
Beda, que les obligaran a sostener, basándose en la autoridad y en la letra muerta de
aquello que consideraban como una Revelación, que nuestra Tierra, en vez de ser una
esfera, era plana y estaba colgada en el espacio debajo de un dosel cristalino, tachonado
con brillantes clavos de cobre y un sol no mayor de lo que aparece. Mas estas mismas
clases se verán siempre obligadas por la opinión pública a respetar las hipótesis de la
ciencia moderna, sea cual fuese la dirección en que las lleve la naturaleza de la
especulación científica. Desde el siglo pasado se las ha conducido al materialismo
301

grosero; puede conducírselas de nuevo en una dirección opuesta. El ciclo ha terminado;


y si la ciencia cae alguna vez en manos de la oposición -los sabios «Reverendos» y los
hombres de Iglesia fanáticos- puede el mundo irse aproximando gradualmente al foso de
la parte opuesta y caer en tiempo no lejano en un grosero antropomorfismo. Una vez
más habrían rechazado las masas la verdadera filosofía, la imparcial y antisectaria, y se
verían de nuevo prisioneras en las redes urdidas por ellas mismas: fruto y resultado de la
reacción creada por una época de negación constante. El ideal sublime de un Noumeno
del Espíritu universal, infinito, omnipresente, de una Divinidad impersonal y absoluta,
se borrará de, la mente humana una vez más, para ceder el paso al DIOS MONSTRUO
de las pesadillas de los sectarios.
Ahora bien; la ciencia oficial moderna se compone al presente de un cinco por ciento de
verdades y hechos axiomáticos innegables, y de un noventa y cinco por ciento de pura
especulación. Además, se ha expuesto ella misma a interminables ataques, merced a sus
numerosas hipótesis contradictorias entre .sí, aunque tan científicas al parecer unas
como otras. Por otra parte, los Sustancialistas que se enorgullecen de contar en sus filas
a algunos de los hombres de ciencia más eminentes de los Estados Unidos, han
descubierto y acumulado, sin duda, un gran número de hechos destinados a echar por
tierra las teorías modernas sobre la Fuerza y la Materia; y una vez comprobada la
exactitud de sus datos en ese conflicto entre la Ciencia materialista y una religión más
materialista aún, no es difícil prever el resultado de la batalla ya próxima: la Ciencia
moderna será vencida. No puede negarse la Sustancialidad de ciertas Fuerzas de la
Naturaleza, porque es un hecho del Kosmos. No hay Energía o Fuerza sin Materia; no
hay Materia sin Fuerza, Energía o Vida, aunque esté latente. Pero esa Materia última es
la Sustancia o el Noumeno de la materia. Así, pues, caerá por tierra la cabeza del Idolo
de oro; de la verdad científica, pues descansa sobre pies de arcilla. No habríamos de
deplorar ese resultado, si no fuese por sus inmediatas consecuencias: la cabeza de oro
será la misma, sólo que quedará reemplazado su pedestal por otro tan débil y tan
deleznable como el actual. En lugar de apoyarse en el Materialismo, se apoyará la
ciencia en la superstición antropomórfica, si los Sustancialistas ganan la batalla. Porque
en vez de atenerse a la filosofía sola, cultivada con espíritu de absoluta imparcialidad,
tanto los materialistas como los partidarios de lo que tan pomposamente llaman
«Filosofía del Sustancialismo», trabajan guiados por la preocupación y con un
propósito fijado de antemano, y ambos amoldan los hechos a la medida de sus
respectivos caprichos. Los hechos son los que por fuerza han de amoldarse a sus teorías,
aun a riesgo de mutilar la inmaculada naturaleza de la Verdad.
Antes de presentar al lector algunos extractos sacados de la obra de un Sustancialista
-pues esos extractos revelan la verdadera naturaleza de las afirmaciones de la «Filosofía
Sustancial» mejor que podría hacerlo cualquiera revista crítica- no es nuestra intención
seguir más adelante, ya que, en realidad, muy poco tenemos que ver con aquellos, y no
queremos gastar palabras respecto a sus pretensiones. No obstante, como sus ideas
acerca de la naturaleza de las Fuerzas físicas y de los fenómenos, se asemejan de modo
singular - sólo en algunos puntos - a las doctrinas ocultas, nuestra intención es utilizar
sus argumentos, respecto al Magnetismo en primer lugar. Estos no pueden rebatirse, y
podemos así derrotar a la ciencia exacta con sus propios métodos de observación y
con sus propias armas. Sólo conocemos hasta ahora las teorías de los Sustancialistas por
sus escritos. Es posible que, exceptuando la gran divergencia que existe entre nuestras
respectivas creencias sobre la naturaleza de las «causas productoras de los fenómenos»
- empleando el término singular que aplican a las fuerzas físicas- exista poca diferencia
entre nuestras opiniones acerca de la naturaleza sustancial de la Luz, del Calor, de la
Electricidad, del Magnetismo, etc, etc; tan solo, quizás, haya una diferencia en la forma
302

y términos usados. Ningún teosofista, sin embargo, aceptaría expresiones como las
empleadas en la Nueva Doctrina; por ejemplo: «Si son ciertos sus principios, entonces
cada fuerza o forma de la Energía conocidas por la ciencia, debe ser una Entidad
sustancial» . Porque, si bien las pruebas del Dr. Hall respecto a ser el fluido magnético
algo más que un «modo de movimiento» son irrefutables, existen, sin embargo, otras
«fuerzas» cuya naturaleza es completamente distinta. No obstante, como intentamos
demostrar en este artículo la sustancialidad del magnetismo -ya sea animal o físico-
sacaremos ahora de la revista Scientific Arena (Julio 1886) los mejores argumentos
que jamás han salido a luz contra las teorías materialistas de la ciencia moderna.
«El admitir por un momento que una sola fuerza de la naturaleza -como el sonido, la luz
o el calor- no sea otra cosa más que el movimiento vibratorio de la materia, ya sea que
el cuerpo material se encuentre sumamente atenuado, como en el caso del supuesto éter,
o menos atenuado, como en el caso del aire, o sólido, como tratándose de una barra de
hierro candente, es ceder a las rancias afirmaciones del materialismo toda la analogía de
la naturaleza y de la ciencia en favor de una vida futura para la Humanidad. Bien lo
saben los sabios materialistas de este país y de Europa; y así temen la propagación y
aceptación general de la Filosofía Sustancial, comprendiendo que, desde el momento en
que las escuelas reconozcan y enseñen que las fuerzas de la naturaleza son entidades
sustanciales reales, y en que las doctrinas -hoy en boga- del modo de ser del
movimiento con relación al sonido, la luz, el calor, etc., se abandonen, desde aquel
momento mismo, su profesión materialista habrá muerto para siempre. . .
»Por lo tanto, el fin que se propone este artículo, a más de reiterar y reforzar el objeto
general del argumento, en la forma que fue presentado el mes pasado, es demostrar que
la fuerza, per se, es una sustancia inmaterial, y de ningún modo un movimiento de
partículas materiales.
De este modo nos proponemos hacer resaltar la absoluta necesidad que tienen los sabios
cristianos de adoptar en todas partes los amplios principios de la Filosofia Sustancial, y
de hacerlo en el acto, si quieren destruir el ateísmo materialista en este país o defender
lógicamente la religión por medio de la analogía científica, y probar así la existencia
sustancial de Dios, tanto como la probable existencia sustancial del alma humana
después de la muerte. Se les presenta ahora la ocasión de hacerlo con éxito y de dar
fuerza victoriosa a los argumentos sacados de la Escritura, por medio del testimonio
favorable de la naturaleza misma.
»Podríamos elegir como piedra de toque de la nueva filosofía o del sustancialismo,
cualesquiera de las varias formas físicas de la fuerza; mas para evitar en lo posible los
circunloquios y los detalles de innecesarias explicaciones en esta demostración
fundamental y superior, elegimos aquello a que ningún sabio en el mundo entero se
atreverá a negar la cualidad de fuerza natural representativa, o sea lo que se llama forma
de energía, a saber: el magnetismo. Esta fuerza, por la manifestación sencillísima y
directa de sus fenómenos, al trasladar cuerpos ponderables distantes del imán, sin que
haya sustancia tangible alguna que relacione al imán con ellos, es a propósito para
nuestro objeto; pues ha resultado ser el gran enigma físico para los filósofos modernos
partidarios de la teoría de la forma de movimiento, tanto en este país como en Europa.
»Aun para los físicos más célebres que viven actualmente, como son Helmholtz,
Tyndall, Sir William Thomson y otros, la misteriosa acción del magnetismo, bajo
cualquier aspecto que pueda presentarla la ciencia moderna, ofrece, sin duda alguna, un
problema en extremo embarazoso para sus inteligencias, simplemente porque, por
desgracia, jamás han vislumbrado los principios fundamentales de la Filosofía
Sustancial, que tan claramente descubre el misterio.
303

»A la luz de esos principios, un pensador de la talla de Sir William Thomson, en vez de


enseñar, como lo hizo en su discurso inaugural acerca de los cinco sentidos ante el
Instituto de Midland, en Birmingham, Inglaterra, que el magnetismo no era otra cosa
más que el movimiento molecular, o, según expresión suya, “la calidad de la materia” o
“la rotación de las moléculas” del imán, hubiera visto en el acto la falta completa de
relación de causa y efecto entre semejantes moléculas movibles del imán (admitiendo
que se muevan), y el hecho de alzarse la masa de hierro a distancia.
»Es más que extraño que hombres tan inteligentes como Sir William Thomson y el
profesor Tyndall, no hayan llegado hace tiempo a la conclusión de que por fuerza debe
ser el magnetismo una cosa sustancial, aunque invisible e intangible, cuando de ese
modo tiende sus mecánicos pero invisibles dedos hasta cierta distancia del imán, y atrae
o repele una pieza de metal inerte! Que no hayan visto la absoluta necesidad de
semejante conclusión, como la única explicación concebible de los efectos mecánicos
producidos, y la incompatibilidad manifiesta de otra suposición cualquiera. es uno de
los resultados extraordinarios de la influencia de las falsas teorías actuales de ]a ciencia,
que ciega y desconcierta a inteligencias natura]mente lógicas y profundas; siendo
extraño "que hombres semejantes queden satisfechos, al suponer que las vibraciones
pequeñísimas y locales de las moléculas y átomos del imán (necesariamente limitadas a
las dimensiones del acero mismo), puedan llegar a cualquier distancia fuera de éste, y
atraer o repeler de ese modo una barra de metal, venciendo su inercia; todo lo cual
predispone a perder todo respeto por lo que se refiere a la sagacidad y profundidad de
las inteligencias de aquellos nombres eminentes en la ciencia. De todos modos, esta
falta manifiesta de perspicacia en los físicos modernos, pide a voz en grito a los
hombres jóvenes de este país y de Europa, que piensen por sí mismos sobre las materias
relativas a la ciencia y la filosofía, y no acepten cosa alguna bajo la simple palabra o la
mera aprobación de cualquier nombre célebre.
»Otra anomalía muy extraña. que se ,refiere a los físicos a quienes hemos aludido, es la
siguiente: mientras se les escapa la inevitable necesidad de una sustancia real de alguna
especie que, saliendo de los polos del imán y relacionándose con el pedazo de hierro, lo
eleve, produciendo así un resultado físico, que de ningún otro modo podría verificarse,
están prontos a admitir la intervención de un éter universal (sustancia nada
necesaria en la Naturaleza ), para producir la luz sobre la tierra como simple
movimiento, y amoldarlo así a las supuestas ondas sonoras del aire. De esta manera,
gracias a la pura invención de una sustancia material innecesaria, han tratado de
convertir en modos de movimiento no sólo la luz, el calor y el magnetismo, sino todas
las demás fuerzas de la Naturaleza, sin más motivo que el de haber sido el sonido
considerado erróneamente como un modo de movimiento por sabios anteriores. Y ¡cosa
extraña! A pesar de que ese supuesto éter es tan ajeno a nuestros sentidos, y tan
desconocido en cualquiera de los procedimientos familiares a la química o mecánica,
como lo es la sustancia que forzosamente ha de emanar de los polos del imán para
apoderarse de la barra de hierro y levantarla, los físicos, no obstante, admiten
satisfechos el primero, no habiendo exigencia científica alguna ni en la tierra ni en otra
parte, que lo imponga, mientras se empeñan en no reconocer al último, que es
absolutamente necesario para producir los resultados observados! ¿Se ha visto jamás
falta semejante de lógica en una teoría científica?
»Analicemos este asunto más a fondo. Si la mera rotación de las moléculas del acero del
imán, puede producir un efecto mecánico a distancia sobre un trozo de hierro, aun a
través del vacío, según afirma Sir William Thomson, ¿por qué no había de producir la
rotación de las moléculas del Sol la luz a distancia, sin que el espacio intermedio esté
lleno de una especie de sustancia material gelatinosa 'de rigidez enorme' que se
304

convierte en ondas? Toda inteligencia capaz de pensar científicamente, ha de darse


cuenta de que el hacho de la primera invención de un éter universal 'material', 'rígido' e
inerte, como causa esencial de la luz a distancia de un cuerpo luminoso, fue uno de los
derroches de ingenio mecánico más inútiles que jamás llevó a cabo el cerebro humano,
si es cierta la doctrina de Sir William Thomson, de que la simple rotación de las
moléculas del imán levanta una barra de hierro a distancia. ¿Por qué no ha de poder
la rotación de las moléculas del Sol producir tan fácilmente la luz a distancia?
»Si por mera desesperación contestasen los filósofos partidarios del modo de
movimiento, que el éter que llena el espacio entre el imán y el pedazo de hierro, es
puesto en estado de vibración por las moléculas giratorias del acero, y que así levanta el
hierro a distancia, sería todavía peor.
Si la vibración material del imán de acero, que escapa por completo a la observación, se
comunica a una barra distante por medio de una sustancia material y sus movimientos
vibratorios, que tampoco son observables, ¿acaso no resulta evidente que sus efectos
sobre la barra debieran ser del mismo carácter mecánico, es decir, no observables? ¡En
vez de esto, el hierro se levanta y se ve claramente, yeso sin que se observe vibración
alguna, como sucedería en el caso de una gelatina vibratoria, como se pretende que es el
éter! Además, el hecho de alzarse materialmente una masa ponderable, es incompatible
por completo con la simple vibración, por poderosa y visible que sea, según todos los
principios conocidos de la mecánica. Debiera bastar el sentido común para que
cualquier hombre se convenciese de que la simple vibración, por poderosa y sensible
que sea, no puede atraer ni impeler cosa alguna. Imposible es concebir la producción de
semejante resultado, a menos que intervenga algún agente sustancial que, saliendo del
imán, se apodere del hierro, y atrayéndolo por fuerza, lo haga variar de sitio. Cualquier
otra suposición equivaldría a la pretensión de atraer un bote a la orilla de un lago, sin
cuerda alguna ú otra cosa sustancial cualquiera que nos uniese a aquel. No pretenderá el
mismo Sir William Thomson que el bote pueda atraerse recibiendo una vibración
molecular desde la orilla, ni siquiera produciendo una trepidación visible en el agua,
como tan lógicamente demostró el Dr. Hamlin en su reciente y notable trabajo acerca de
la Fuerza. (Véase Microcosm, vol. V, pág. 98.)
»Bien conocido es el hecho de que un imán levanta un trozo de hierro, precisamente a la
misma distancia, a través de varias capas de cristal, tal y como si no se interpusiesen
éstas. El reconocido ateo Mr. Smith, de Cincinnati, Ohio, a quien nos referimos en
nuestros escritos sobre el Sustancialismo en el Microcosm (vol. III, págs. 278 y 311),
quedó completamente confundido ante esta exhibición de la fuerza sustancial del
magnetismo, obrando a distancia a través de planchas impenetrables de cristal.
Cuando colocamos una cantidad de agujas y clavos sobre la plancha, y pasamos los
polos del imán debajo de ésta, haciéndoles mover con el imán, vio por primera vez en su
vida la operación de una sustancia real ejerciendo un efecto mecánico, al mover de su
sitio cuerpos ponderables de metal independientemente de toda condición material, y sin
relación material posible o paso libre entre el origen y el término de semejante agente
sustancial. y admirándose, dijo: si esto es así, ¿acaso no podría haber un Dios sustancial,
inteligente e inmaterial, y no podría yo poseer un alma sustancial, pero inmaterial, capaz
de existir separadamente de mi cuerpo después que éste haya muerto?
»Preguntó entonces si estábamos seguros de que no penetrase la fuerza magnética por
los poros invisibles de la plancha de cristal, y por lo tanto, de que no fuese esa fuerza
más que una forma refinada de la materia. Nos ayudó entonces a llenar la plancha de
agua hirviendo, sobre la cual pudiese flotar una cartulina con agujas colocadas sobre
ella; a fin de interponer entre aquellas y el imán, el menos poroso de todos los cuerpos
305

conocidos. Mas no se observó la menor diferencia, moviéndose la cartulina con sus


agujas de aquí para allí, conforme se movía el imán debajo de las planchas y del agua.
Esto bastó aun a ese materialista, tan crítico como cándido, y confesó que en su
filosofía atea existían entidades sustanciales pero inmateriales.
»He aquí, pues, el argumento concluyente, por el cual demostramos que el magnetismo,
una de las fuerzas de la naturaleza, y un buen representante de todas las fuerzas
naturales, no sólo es una entidad real, sustancial, sino una sustancia absolutamente
inmaterial (1), confirmando así nuestra clasificación original de las entidades del
Universo, en sustancias materiales e inmateriales.
»I -Si no fuese el magnetismo una sustancia real, no podría levantar un trozo de metal a
distancia del imán, de igual modo que no podría nuestra mano alzar un peso sin la
existencia de alguna relación sustancial entre ambos. Es una verdad evidente por sí
misma y un axioma de la mecánica, que ningún cuerpo puede mover a otro a distancia
sin un medio real sustancial que ponga a ambos en relación, por intervención del cual
tiene lugar el resultado; de otro modo, habría un efecto mecánico sin causa, absurdo
evidente en filosofía. Por la tanto, la fuerza del magnetismo es una entidad verdadera y
sustancial.
»II -Si no fuese el magnetismo una sustancia inmaterial, en ese caso todo cuerpo
prácticamente no poroso, interpuesto entre el imán y el objeto atraído, impediría, hasta
cierto punto al menos, el paso a la corriente magnética, lo cual no sucede. Si fuese el
magnetismo una forma de materia muy refinada o atenuada, y dependiese su paso a
través de otros cuerpos materiales de los imperceptibles poros de éstos, entonces es
evidente que resultaría alguna diferencia por lo que respecta a la facilidad de su paso y a
la fuerza atractiva consiguiente del imán distante, por razón de la gran diferencia de
porosidad de los distintos cuerpos puestos a prueba, como sucedería, por ejemplo,
soplando con fuerza a través de una red formada de alambres, que según presentase
mayores o menores intersticios, ofrecería una resistencia en proporción inversa. Pero en
el caso de esa sustancia magnética, no resulta diferencia alguna en la energía de su
atracción mecánica sobre una pieza de hierro distante, cualquiera que sea el número de
las capas de cristal, goma o de otra materia prácticamente no porosa que se interpongan,
así como si no se interpone sustancia alguna, excepto el aire, y aunque se experimente
en un vacío perfecto. Siempre tiene la atracción exactamente la misma fuerza, y mueve
la pieza de hierro colocada a la misma distancia de ella en todos los casos, por precisos
y delicados que sean los instrumentos con los cuales se haga la experimentación.”
Los pasajes arriba citados, son positivamente incontestables. Respecto a lo que se
refiere a la fuerza o fluido magnético, los sustancialistas han acertado innegablemente, y
su triunfo lo aplaudirán con alegría todos los Ocultistas. Imposible es, en verdad,
explicar de otro modo, más que admitiendo un fluido magnético material o sustancial,
los fenómenos del magnetismo, bien sea terrestre o animal. Hasta algunos sabios no lo
niegan -ya que Helmholtz cree que la electricidad debe ser tan atómica como la materia-
(Helmholtz, “Faraday Lecture”); y a no ser que la ciencia se halle dispuesta a separar la
fuerza de la materia, no vemos cómo pueda sostener por mucho tiempo su posición.
Pero de ningún modo abrigamos la misma seguridad respecto a otras fuerzas -en lo que
se relaciona con sus efectos; siendo fácil a la filosofía Esotérica el encontrar argumentos
para combatir todas las suposiciones de los Sustancialistas, por ejemplo, respecto al
sonido. Como el día en que la nueva teoría ha de combatir al Ocultismo se aproxima,
quizás convenga anticipar las objeciones y concluir con ellas desde ahora.
La expresión “Sustancia inmaterial” empleada más arriba en relación con el
magnetismo es muy singular, y además se contradice a sí misma.
306

Si en vez de decir que “no sólo el magnetismo. . . es una verdadera entidad sustancial,
sino una sustancia absolutamente inmaterial” , hubiese aplicado el autor esa definición a
la luz, al sonido, o a cualquier otra fuerza en sus efectos, nada tendríamos que decir,
excepto observar que el adjetivo “suprasensible” pudiera haberse aplicado mejor a
cualquier fuerza que la palabra “inmaterial” (2). Mas el decir esto del fluido magnético
es un error, puesto que es una esencia perfectamente perceptible a cualquier
clarividente, bien sea en la oscuridad -como en el caso de las emanaciones ódicas- o a la
luz, cuando se practica el magnetismo animal.
Siendo, pues, un fluido en un estado suprasensible, materia aún, no puede ser
“inmaterial”; y la expresión se convierte en el acto en ilógica y sofística. Tocante a las
otras fuerzas, si por “inmaterial” se entiende sólo aquello que es objetivo, pero que
traspasa el límite de nuestros sentidos o percepciones normales presentes,
perfectamente; pero entonces, sea lo que fuere lo que puedan significar con ello los
Sustancialistas, nosotros, Ocultistas y Teosofistas, nos oponemos a la forma en que
expresan su idea. La sustancia, dícennos los diccionarios y enciclopedias filosóficas,
es aquello que forma la base de los fenómenos externos, el substratum, el asunto o causa
permanente de los fenómenos, ya sea material o espiritual; aquello a que las propiedades
son inherentes; aquello que es real en oposición a lo que tan sólo es aparente,
especialmente en este mundo de maya. Es, en una palabra, la única Esencia real. Mas
las Ciencias Ocultas, si bien llaman a la Sustancia el noumeno de toda forma material,
explican que ese noumeno es, sin embargo, materia: sólo que perteneciente a otro plano.
Aquello que para nuestras percepciones humanas es noumeno, para los Dhyan Chohan
es materia. Según explicó nuestro ilustrado hermano vedantino, Subba Row:
Mulaprakriti, el primer aspecto universal de Parabrahma, su Velo Kósmico, cuya
esencia es para nosotros impenetrable, es para el Logos «tan material como lo es
cualquier objeto para nosotros». (Notas sobre el Bhagavad Gita). Por consiguiente,
ningún Ocultista definiría la Sustancia como “inmaterial” in esse.
De todos modos, la palabra sustancia es un término confuso. Podemos llamar
“sustancial” a nuestro cuerpo, a un mono o a una piedra, como a cualquier cosa
fabricada. Llamamos “Esencia”, por lo tanto, más bien al material de los cuerpos de
aquellas Entidades -los Seres suprasensibles en los cuales creemos, y que existen, pero a
quienes la ciencia y sus admiradores consideran como un contrasentido supersticioso,
llamando ficciones lo mismo a un dios “personal” y a los ángeles de los Cristianos, que
a nuestros Dhyan-Chohans, o a los Devas, “Hombres Planetarios”, Genios, etc., etc., de
los kabalistas y Ocultistas.
Pero jamás soñarían estos últimos en llamar Entidades, los fenómenos de la Luz, del
Sonido, del Color, de la Cohesión, etc., como hacen los Sustancialistas. Definirían esas
fuerzas como efectos perceptibles, puramente inmateriales, externamente, de CAUSAS
sustanciales y esenciales, internamente: al último término o al origen de las cuales se
encuentra una ENTIDAD, cuya esencia cambia con la del Elemento (3) a que pertenece.
(Véase “Mónadas, Dioses y Atomos”, del volumen I de la Doctrina Secreta, libro II).
Tampoco puede confundirse al Alma con las FUERZAS, que se hallan sobre un plano
de percepción completamente distinto. Choca, por lo tanto, a un Teosofista, el ver que
los Sustancialistas incluyen tan antifilosóficamente el Alma con las Fuerzas.
»Habiendo basado nuestro argumento en las analogías claramente definidas de la
Naturaleza», el editor de la Arena Científica, escribe en un artículo titulado “La
Evidencia Científica de una Vida Futura” lo que sigue:
»Si son ciertos los principios del Sustancialismo, entonces, según en ellos se demuestra,
cada fuerza o forma de energía conocida de la ciencia debe ser una entidad sustancial.
Hemos tratado, además, de demostrar que si se probase de un modo concluyente que
307

una forma de fuerza es una existencia sustancial u objetiva, el dejar de suponer que
todas las fuerzas o causas productoras de los fenómenos de la naturaleza también
son entidades sustanciales, sería separarse evidentemente de la razón y de la lógica. Mas
si pudiese demostrarse claramente que una forma de la fuerza física o una sola causa
productora de algún fenómeno, como el calor, la luz o el sonido, no es más que el
simple movimiento de partículas materiales, y no una cosa o una entidad sustancial,
entonces por analogía racional y por la uniformidad armónica de las leyes de la
Naturaleza, todas las demás fuerzas o causas productoras de fenómenos, bien sean
físicas, vitales, mentales o espirituales, habrían de quedar comprendidas en la misma
categoría de modos de vibración, y no de entidades de partículas materiales. En tal caso
resultaría que lejos de ser el alma, la vida, la mente o el espíritu, una entidad sustancial
que pudiera constituir el fundamento de una esperanza en una existencia inmortal
después de la vida presente, debería, según el materialismo, y como simple movimiento
de las partículas del cerebro y de los nervios, dejar de existir cuando esas partículas
físicas cesen de moverse después de la muerte.»
¡¡El ESPÍRITU, una Entidad sustancial!! No pretenderá en tal caso el Sustancialismo
que en serio se le considere como una filosofía. Pero leamos los argumentos hasta el fin.
¡Aquí encontramos un justo ataque al Materialismo herido por la misma afirmación
antifilosófica! . . .
»De la declaración anterior acerca de los principios fundamentales de la ciencia
materialista en lo que se refiere a la negación de la existencia del alma después de la
muerte, sacamos la conclusión lógica de que ningún filósofo cristiano que acepte las
doctrinas corrientes sobre el sonido, la luz y el calor, como que son sólo modos de
vibración molecular, podrá contestar jamás al razonamiento analógico del materialista
contra la inmortalidad del hombre. Insistimos, como ya tantas veces hemos hecho, en
que ninguna teoría posible puede combatir semejante razonamiento materialista, o hallar
una contestación a ese gran argumento de Haeckel y Huxley contra el alma como
entidad y su posible existencia separada del cuerpo, excepto la doctrina del
Sustancialismo, que con tanta lógica sostiene que el alma, la vida, la mente y el espíritu,
son necesariamente fuerzas sustanciales o entidades por las analogías de la ciencia
física; a saber, la naturaleza sustancial de todas las fuerzas físicas, la g ravedad, la
electricidad, el magnetismo, la cohesión, el sonido, el calor etc., incluidos.
«Esta posición inexpugnable del Sustancialista, hija de la analogía lógica, basada en la
uniformidad armónica de las leyes y fuerzas de la Naturaleza, constituye el baluarte de
la fiilosofía Sustancial, y debe, por la naturaleza misma de las cosas, ser el baluarte más
poderoso de ese sistema. Si el edificio del Sustancialismo, así fundado y fortificado,
pudiese ser invadido y saqueado por las fuerzas del materialismo, entonces
nuestros trabajos durante tantos años continuos, resultarían nulos. Decid, si queréis, que
los ejércitos del Sustancialismo queman así los puentes que dejaron tras ellos. Sea.
Preferimos la muerte a la capitulación o a la retirada; porque si no puede esta posición
fundamental mantenerse ante las fuerzas combinadas del enemigo, entonces todo estará
perdido, el materialismo habrá ganado la batalla, y la muerte será el aniquilamiento
eterno de la raza humana. En esta ciudadela central de principios nos hemos
atrincherado, pues, para sobrevivir o perecer, y aquí amparados por esta muralla de
diamante, hemos acumulado todos nuestros tesoros y municiones de guerra, y si las
agnósticas hordas de la ciencia materialista desean apoderarse de ellos, empleen su más
poderosa artillería. . .
“¡Qué tiene de extraño, pues, que cuando los materialistas reconocen lo desesperado de
su situación, y tan fácilmente comprenden el verdadero alcance de este argumento de
analogía fundado en la naturaleza sustancial de las fuerzas físicas, nos veamos
308

obligados a razonar con Sustancialistas declarados, presentándoles argumento tras


argumento, a fin de demostrarles que no son tales Sustancialistas, en el verdadero
sentido de la palabra, mientras excluyan de la categoría de las entidades sustanciales,
una sola fuerza de la naturaleza o una sola causa productora de fenómenos naturales!
“Un ministro protestante, conocido nuestro, habla con entusiasmo del triunfo final de la
Filosofía Sustancial, y se vanagloria de ser Sustancialista; pero se niega a incluir el
sonido entre las fuerzas y entidades sustanciales, aceptando virtualmente así la teoría
ondulatoria. En nombre de la lógica, ¿qué podría contestar este ministro a otro
Sustancialista que insistiese en la belleza y verdad del Sustancialismo, pero que no
quisiese incluir la luz ? ¿Y a otro que no incluyese el calor, o la electricidad, o el
magnetismo, o la gravedad? ¡Todos ellos, no obstante, son buenos “Sustancialistas”,
partiendo del mismo principio, como también es buen Sustancialista aquel que separa el
sonido de la categoría sustancial, pretendiendo 'todavía al mismo tiempo ser un
Sustancialista ortodoxo! ¿Por qué no suprimen la fuerza vital, la fuerza mental y la
fuerza espiritual de la lista de entidades, convirtiéndolas así, como la fuerza del sonido
(según afirman los materialistas), en simple vibración de partículas materiales, y no
reivindican aún su derecho a llamarse buenos Sustancialistas? Haeckel y Huxley
podrían aspirar entonces a ingresar en la iglesia del Sustancialismo.
«La verdad es que el ministro capaz de admitir por un momento siquiera que el sonido
consiste tan sólo en el movimiento de las partículas del aire, y que por lo tanto, no es
una entidad sustancial, es un materialista en el fondo, aunque inconsciente de la
impetuosa y lógica corriente que hacia la destrucción científica le arrastra. Todos hemos
oído hablar de la obra «Hamlet » , con exclusión del Príncipe de Dinamarca. Cosa
parecida le pasaría al Sustancialismo excluyendo la cuestión del sonido y abandonando
la teoría de la acústica al Materialismo. (Véase nuestro artículo sobre el Significado de
la Discusión respecto al Sonido, The Microcosm, vol. V, pág. 197) .
Simpatizamos con el “ministro” que se niega a incluir el Sonido entre las “Entidades
Sustanciales”. Creemos en FOHAT, pero difícilmente nos referiríamos a su Voz y
Emanaciones como a «Entidades», aunque son producidas por un choque eléctrico de
átomos y por repercusiones que originan el Sonido y la Luz. No recibiría la ciencia
mejor a nuestro Fohat que al Sonido o las Entidades de la Luz de la “Filosofía
Sustancial.”
Pero al menos, tenemos la satisfacción de que, una vez claramente explicado, resultará
Fohat más filosófico que las teorías materialistas o sustancialistas, respecto a las fuerzas
de la Naturaleza.
¿Cómo puede aquel que pretenda poseer un modo de pensar científico y psicológico,
hablando del Alma y especialmente del Espíritu, colocarlos al mismo nivel que los
fenómenos físicos de la Naturaleza, y esto en un lenguaje únicamente aplicable a hechos
físicos? Hasta el mismo profesor Bain, considerado como «monista, creyente en la
aniquilación», confiesa que «los estados mentales y corporales son completamente
opuestos» (4).
Así, la conclusión directa a que pueden llegar los Ocultistas y los Teosofistas, al menos
según la prueba que a primera vista les proporcionan ciertos escritos que ninguna
filosofía puede rechazar al presente, es la de que la Filosofía Sustancial, que vino al
mundo para combatir a la ciencia materialista y matarla, la sobrepuja
inconmensurablemente en materialismo. Ni Bain, ni Huxley, ni siquiera Haeckel,
confundieron jamás hasta tal punto los fenómenos mentales y físicos. Al mismo tiempo,
los «Apóstoles del Materialismo» se encuentran sobre un plano filosófico superior al de
sus adversarios. Porque el cargo que se les dirige de enseñar que el alma es «el simple
movimiento de las partículas del cerebro y de los nervios», es falso, pues jamás
309

enseñaron cosa semejante. Pero aun suponiendo que tal fuese su teoría, resultaría acorde
con la del Sustancialismo, puesto que este último nos asegura que el Alma y el Espíritu,
así como todas «las causas productoras de los fenómenos», bien sean físicos, mentales o
espirituales, si no so las considera como ENTIDADES SUSTANCIALES, «deben ser
incluidas en la misma categoría de modos de movimiento que no son entidades de
partículas materiales.»
No sólo es todo esto lastimosamente vago, sino que casi carece de sentido. La inferencia
de que el aceptar las teorías científicas admitidas acerca de la luz, del sonido y del calor,
etc., equivaldría a aceptar el movimiento de las moléculas del alma, seguramente apenas
merece discutirse. Es perfectamente cierto que treinta o cuarenta años atrás, Büchner
y Moleschott trataron de demostrar que la sensación y el pensamiento son un
movimiento de la materia. Mas un inglés, partidario de la doctrina de la aniquilación,
bien conocido por cierto, declaró que eso era “indigno del nombre de filosofía”.
Ningún hombre de verdadera reputación científica o de alguna nota, ni Tyndall, lluxley,
Maudsley, Clifford, Bain, Spencer o Lewis, en Inglaterra, ni tampoco Virchow, ni
Haeckel en Alemania, llegaron jamás hasta el punto de decir: “El pensamiento es un
movimiento de las moléculas”. Su única contienda con los partidarios de la existencia
del alma, consistía y consiste en que mientras sostienen los últimos que el alma es la
causa del pensamiento, ellos (los hombres de ciencia) afirman que el pensamiento es
concomitante de ciertos procesos físicos que tienen lugar en el cerebro. Ni tampoco han
dicho nunca (los verdaderos hombres de ciencia y filósofos, aunque sean materialistas)
que fuesen idénticos el pensamiento y el movimiento nervioso, sino que son «los lados
subjetivo y objetivo de la misma cosa».
Buena autoridad y ejemplo respecto a este punto es John Stuart Mill, que rechaza
aquella acusación. Porque, hablando del método rudo y grosero empleado para intentar
resolver la sensación en el movimiento nervioso (tomando como ejemplo el caso de las
vibraciones nerviosas obrando sobre el cerebro, que son el lado físico de la percepción
de la luz), dice. . .
“al término de todos esos movimientos, hay algo que no es movimiento, hay un
sentimiento o una sensación del color”. Por consiguiente, es perfectamente exacto el
decir que “el sentimiento de que habla aquí Stuart Mill, sobrevivirá aún a la admitida
teoría ondulatoria acerca de la luz o del calor, como modo de movimiento.” Porque la
última se funda en una especulación física, y la primera se inspira en la filosofía eterna,
aunque de modo imperfecto, por resentirse de materialismo.
No atacamos tanto a los materialistas a causa de sus Fuerzas sin alma, como por su
negación de la existencia de todo “portador de Fuerza”, el Noumeno de la Luz, de la
Electricidad, etc. Acusarles de no hacer diferencia entre los fenómenos mentales y los
físicos, es igual a confesar que se ignora sus teorías. Los negadores más eminentes son
hoy día los primeros en admitir que la PROPIA CONCIENCIA y el MOVIMIENTO
«se encuentran en los polos opuestos de la existencia» . Lo que hemos de zanjar entre
nosotros y los IDEALISTAS materialistas- paradoja viviente, dicho sea de paso,
personificada ahora por los más afamados escritores sobre filosofía Idealista en
Inglaterra- es la cuestión de si aquella conciencia se experimenta sólo en relación con
moléculas orgánicas del cerebro o no. Nosotros decimos que el pensamiento o la mente
es quien pone las moléculas del cerebro físico en movimiento; ellos niegan a la mente
toda existencia independiente del cerebro. Pero aun así, no llaman al asiento de la mente
“una construcción molecular”, sino dicen que es el principio mental -el centro o la base
orgánica de la mente en manifestación. Que es ésta la verdadera actitud de la ciencia
materialista, puede demostrarse, recordando al lector las confesiones de Mr. Tyndall en
sus Fragments of Science; porque desde la época de sus discusiones con el Dr.
310

Martineau, la actitud de los materialistas no ha cambiado. Esta actitud no ha sufrido


alteración, a no ser que coloquemos a los Hylo-Idealistas al mismo nivel que Mr.
Tyndall, lo cual sería absurdo. Tratando la cuestión del fenómeno de la conciencia, cita
el gran físico esta pregunta de Mr. Martineau: “Un hombre puede decir 'yo siento, yo
pienso, yo amo'; mas, ¿cómo interviene la conciencia en el problema?”; y contesta del
modo siguiente: “El paso desde la físico del cerebro a los hechos correspondientes de la
conciencia es inimaginable. Admitimos que un pensamiento definido y una acción
molecular tienen lugar simultáneamente en el cerebro; no poseemos el órgano
intelectual, ni al parecer rudimentos algunos del órgano que nos permitan pasar del uno
a la otra, por medio del razonamiento. Aparecen juntos, pero no sabemos por qué. Si
nuestra mente y sentidos fueran tan vastos, tan potentes y luminosos que nos
permitiesen ver y sentir las moléculas mismas del cerebro; si fuéramos capaces de
seguir todos sus movimientos, todas sus agrupaciones, todas sus descargas eléctricas, si
las hay; y si conociésemos íntimamente los estados correspondientes del pensamiento y
de la sensación, nos encontraríamos igualmente lejos de la solución del problema.
¿Cómo se hallan relacionados estos procedimientos físicos con los hechos de la
conciencia ? El abismo entre las dos clases de fenómenos continuaría siendo
intelectualmente infranqueable.”
Así, pues, parece que hay mucha menos discrepancia entre los ocultistas y la ciencia
moderna, que entre los primeros y los sustancialistas.
Estos confunden lastimosamente las fases subjetivas con las objetivas de todos los
fenómenos, la cual no hacen los hombres de ciencia, a pesar de que limitan lo subjetivo
tan sólo a los fenómenos terrestres. En este punto han escogido el método cartesiano
respecto de los átomos y de las moléculas; nosotros somos partidarios de las antiguas
creencias filosóficas primitivas, tan intuitivamente percibidas por Leibnitz. Nuestro
sistema puede, pues, llamarse lo que era: “Espiritualista y Atomista.”
Los sustancialistas hablan con gran desdén de la teoría vibratoria de la ciencia. Pero ti
menos que prueben que sus opiniones pueden explicar también como aquélla los
fenómenos, llenando, además, los presentes vacíos de las hipótesis modernas, no tienen
derecho a emplear semejante tono. Como todas esas teorías y especulaciones son tan
sólo provisionales, mejor es que no nos ocupemos de ellas. La ciencia ha hecho
maravillosos descubrimientos en el aspecto objetivo de todos los fenómenos físicos. En
donde realmente se equivoca, es cuando percibe sólo en la materia -esto es, en la
materia que conoce- el alfa y la omega de todos los fenómenos.
El rechazar, sin embargo, la teoría científica de las vibraciones del sonido y de la luz, es
exponerse al ridículo tanto como los hombres de ciencia, cuando rechazan los
fenómenos físicos y objetivos espiritistas, atribuyéndolos al fraude. La ciencia ha
determinado y probado con exactitud la rapidez de la marcha de las ondas sonoras, y ha
imitado artificialmente -fundándose en la transmisión del sonido por estas ondas- la voz
humana y otros fenómenos acústicos. La sensación del sonido -la respuesta de los
sentidos a un estimulante objetivo (vibraciones atmosféricas)- es un asunto de
conciencia: y llamar al sonido una “Entidad” en este plano, es objetivar del modo más
ridículo un fenómeno subjetivo, que, después de todo, no es más que un efecto -el
extremo inferior de una sucesión de causas.
Si el Materialismo lo atribuye todo a la materia objetiva, y no puede ver el origen y las
causas primarias de las Fuerzas, tanto peor para los materialistas; pues sólo demuestra la
limitación de sus propias facultades de ver y oir, limitación que Huxley reconoce,
puesto que según confesión propia, no puede determinar los límites de nuestros
sentidos, y, sin embargo, confirma su tendencia materialista, localizando el sonido tan
sólo en las células de materia y en nuestro plano de sensación. Véase el gran biólogo
311

empequeñeciendo nuestros sentidos y los poderes del hombre y de la Naturaleza en su


lenguaje ultra poético usual. Oídle (según lo cita Sterling en Concerning Protoplasm)
hablar de “el silencio maravilloso de un bosque tropical al medio día”, el cual, “después
de todo, sólo es debido a la torpeza de nuestro oído; y si éste pudiera percibir solamente
los murmullos de los diminutos maelstroms al girar en las innumerables miríadas de
células vivas que constituyen a cada árbol, nos aturdiría como el ruido de una gran
ciudad.”
Además, ahí están el teléfono y el fonógrafo para echar por tierra toda teoría que no sea
la vibratoria, por más materializada que haya sido. Por tanto, el intento de los
sustancialistas «de demostrar la falsedad de la teoría ondulatoria del sonido, según se
enseña universalmente, y de presentar el bosquejo de la teoría sustancial de la acústica,
no puede tener resultado. Si demostrasen que el sonido no es un modo de movimiento
en su origen, y que las fuerzas no son las meras cualidades y propiedad de la materia,
inducidas y producidas, en, por y a través de la materia bajo ciertas condiciones,
obtendrían un gran triunfo. Pero ya sea como sustancia, como materia o como efecto, el
sonido y la luz nunca podrán ser divorciados de sus modos de manifestación por medio
de vibraciones; pues toda la Naturaleza oculta o subjetiva, es un movimiento continuo
perpetuo de vibraciones VORTIJINOSAS.

NOTAS

(1) Esto es emplear una palabra muy errónea. Véase el texto. – H.P.B.
(2) El empleo de los términos “materia o sustancia existente en condiciones
suprasensibles” o “estados suprasensibles de la materia” evitaría una severa pero justa
crítica, no sólo por parte de los hombres de ciencia, sino por parte de cualquier persona
de mediana ilustración que conozca el valor de los términos.
(3) Inútil es recordar de nuevo al lector, que por Elementos no deben entenderse el aire,
el agua y la tierra compuestos, que están presentes a nuestras percepciones terrestres y
sensibles, sino los Elementos noumenos de los Antiguos.
(4) Además, los Sustancialistas llaman Espíritu a aquello que llamamos la mente
(Manas), y así es el Alma, quien, entre ellos toma el lugar de ATMA ; en una palabra,
confunden el vehículo con el Conductor interno.

Artículo aparecido originbalmente en “Lucifer” de Setiembre de 1891.

Tarea de digitalización:

Biblioteca Upasika, Montevideo 2004.

www.upasika.tk

“La patente masónica de H.P. Blavatsky”


312

Editorial.— Nos complace poder presentar esta semana a los lectores de The Register,
la siguiente carta altamente característica, preparada a propósito para nuestro periódico
por Madame Helena P. Blavatsky, la autora de Isis sin velo. En esta carta, la dama
defiende la validez de su diploma masónico, al cual se hizo referencia en nuestro
número del 18 de enero. La causa inmediata de la carta de Madame B. fue la
multiplicación de ataques contra su reclamo por tan distinguido honor, tanto antes como
después de la publicación mencionada.
El campo está abierto para una réplica; y confiamos en que un campeón aparecerá
para defender lo que ella tan vigorosa y bravamente atacó.
Para que el tema en controversia pueda ser percibido de un vistazo por aquellos que
podrían no ser lectores regulares de nuestro periódico, de nuevo presentamos el texto de
su diploma.

A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo.


Antiguo y Primitivo Rito de Masonería, obtenido por medio del Estatuto del Soberano Santuario de América, del
Gran Concilio de la Gran Logia de Francia.
Saludos en todos los puntos del Triángulo.
Respeto al Orden.
Paz, Tolerancia, Verdad.
A todos los Ilustres e Iluminados Masones alrededor del mundo — unión, prosperidad, amistad, fraternidad.

Nosotros, el Tres veces Ilustre Soberano Gran Maestro General, y nosotros, los Soberanos
Gran Conservadores, trigésimo tercer y último grado del Soberano Santuario de Inglaterra,
Gales, etc., condecorados con la Gran Estrella de Sirius, etc., Gran Comandantes de las Tres
Legiones de los Caballeros Masones, por virtud de la alta autoridad con la que estamos investidos,
hemos declarado y proclamado, y por los presentes declaramos y proclamamos que nuestra
ilustre e iluminada Hermana, H. P. Blavatsky, es Aprendiz, Compañera, Maestra Perfecta,
Sublime Elegida Dama Escocesa, Gran Elegida, Chevalière de Rosa Cruz, Maestra Adonaita,
Perfecta Venerable Maestra, y Princesa Coronada del Rito de Adopción.
Dado bajo nuestra potestad y bajo los sellos del Soberano Santuario para Inglaterra y Gales, en
el Valle de Londres, a los 24 días del mes de noviembre, 1877, año de verdadera luz
000,000,000
JOHN YARKER, trigésimo tercer grado, Soberano Gran Maestro.
M. CASPARI, trigésimo tercer grado, Gran Canciller.
A.D. LOEWENSTARK, trigésimo tercer grado, Gran Secretario.

————————

Al Editor de “The Franklin Register.”

Me veo obligada a corregir ciertos errores en su muy halagadora editorial de “The


Register” del 18 de enero. Usted dice que yo he tomado “los grados regulares de las
Logias Masónicas”, y alcanzado elevada dignidad en la orden, y luego agrega:

Le ha sido conferido recientemente a Madame B. el diploma de trigésimo tercer Grado Masónico, del cuerpo
Masónico más antiguo del mundo.

Si usted es tan amable de referirse a mi “Isis sin velo” (vol. ii. P. 394), me encontrará
diciendo:
313

No estamos bajo promesa, obligación o juramento, y por consiguiente, no violamos ninguna confidencia,

— referencia hecha a la Masonería Occidental, a la crítica de la cuál el capítulo está


dedicado, y en el que se da la completa garantía de que nunca he tomado “los grados
regulares” en ninguna Logia Masónica Occidental. Por supuesto y por consiguiente, no
habiendo tomado tales grados, no soy un Masón de trigésimo tercer grado. En una nota
privada, también en su más reciente editorial, usted expone haber sido criticado
enérgicamente por varios Masones, entre ellos uno que ha tomado treinta y tres grados
—los que incluyen el de “Inefable”— por lo que usted dijo sobre mí. Mi experiencia
masónica —si usted quiere, llámela membresía, en muchas Fraternidades Masónicas
del Este y Hermandades Esotéricas— está confinada al Oriente. Pero, aún así, esto no
impide que conozca, junto con todos los Masones Orientales, lo relacionado con la
Masonería Occidental (incluyendo las innumerables patrañas que han sido impuestas
sobre el Oficio durante la última mitad de siglo), ni, desde el recibo del diploma de
manos de el “Soberano Gran Maestro”, del que usted publica el texto, el ser autorizada
a llamarme un Masón. Sin asegurar nada, por consiguiente, en Masonería Occidental,
que cuanto es expresado en el referido diploma, usted percibirá que sus mentores
Masónicos deben transferir sus disputas a John Yarker, jun., P.M., P.Mk., M Pz.,
P.G.C., y M.W S.K.T. y R.C., K.T., P.K.H., y K.A.R.S., P.M.W., P.S.G.C. y P.S., Dai
A.D., A. y Rito P., al hombre, en resumen, que es reconocido en Inglaterra y Gales y en
todo el mundo, como un miembro del Instituto Arqueológico Masónico; como
Miembro Honorario de la Unión Literaria de Londres; de la logia Nº 227 de Dublín; del
Colegio Bristol de Rosacruces, Past Grand Mareschal del Templo; miembro del Gran
Concilio Real de los Ancestrales Ritos, Cruz Roja de Constantina, Babilonia y
Palestina, R. Gran Superintendente para Lancashire, Soberano Gran Conservador del
Ancestral y Primitivo Rito de la Masonería, trigésimo tercer y último grado, etc, quien
concedió la patente.
Su “Inefable” amigo debe haber dedicado sus percepciones espirituales a pequeños
propósitos en la investigación y contemplación del “Inefable Nombre”, desde el cuarto
hasta el décimo cuarto grado de esa dorada patraña, el Rito A. y A., si puede él decir
que,

No hay autoridad de origen en los estatutos del Soberano Santuario de América, para conceder esta patente

Él vive en un auténtico Palacio de Cristal de vidrio Masónico, y debe vigilar las


piedras que caen. El Hermano Yarker dice, en su Notes on the… Modern
Rosicrucianism and the various Rites and Degrees (p. 149), que el

Gran Oriente, derivado de la Gran Logia de Inglaterra, en 1725, reconoce y opera con los siguientes Ritos, dando
nombres de representantes con capítulos en América y en otros sitios: 1. Rito francés; 2. Rito de Heredom; 3. Rito
A. y A.; 4. Rito de Kilwinning; 5. Rito filosófico; 6. Rite du Régime rectif; 7. Rito de Memphis; 8. Rito de Mizraim.
Todos bajo un gran colegio de Ritos.

El Rito A. y P. fue originalmente estatuido en América, noviembre 9, 1856, con


David McChellan como G. M. [véase la Enciclopedia Real Masónica de Kenneth
Mackenzie, p. 43], y enteramente presentado en 1862, al Gran Oriente de Francia. En
1862, el Gran Oriente autorizó y selló la Patente Americana de Seymour como G. M., y
fueron designados representantes mutuos, hasta 1866, cuando las relaciones de el G. O.
con América fueron rotas, y el Soberano Santuario de América tomó su lugar, “en el
seno” del Ancient Cernear Council, del “Rito Escocés”, de treinta y tres grados, como
lo dice John Yarker en el trabajo acotado arriba. En 1872 un Soberano Santuario del
Rito fue establecido en Inglaterra por el Gran Cuerpo Americano, con John Yarker
314

como Gran Maestro. Hasta el presente la legalidad del Santuario de Seymour nunca ha
sido puesta en duda por el Gran Oriente de Francia, y pueden encontrarse referencias de
ello en los libros de Marconis de Nègre.
Suena grandioso, no cabe duda, ser un trigésimo segundo “gradista”, y un “Inefable”,
por añadidura; pero lea lo que Robert B. Folger, M.D., Past Master trigésimo tercero,
dice en su “Accepted Scottish Rife in Thirty-three Degrees:
Con respecto a los otros grados, … (con la excepción del trigésimo tercero, el cuál
fue manufacturado en Charleston) todos estaban en posesión del G.O. antes, pero fue
calificado… de obsoleto.
Y más adelante pregunta él:

¿Quiénes fueron las personas que formaron este Supremo Concilio del trigésimo tercer grado? ¿Y de dónde
sacaron ese grado, o el poder para conferirlo?... Sus patentes nunca han sido mostradas, y nunca se ha dado ninguna
evidencia de que obtuvieran el trigésimo tercer grado de una manera regular y legítima (p.p. 92, 95, 96).

Que el Rito Americano, a pesar de estar organizado de manera espuria, declina tener
conocimiento de la Patente de un Soberano Santuario, debidamente reconocido por el
Gran Oriente de Francia, en absoluto invalida mi reclamo de honores Masónicos. Así
como los Protestantes pudieran negarse a llamar a los Dominicos, Cristianos, porque
ellos —los Protestantes— se separaron de la Iglesia Católica y se establecieron por
ellos mismos, así también los Masones A. y A. de América pudieran negar la validez de
una Patente del cuerpo de un Rito Inglés A. y P. Aunque no tenga yo nada que ver con
la Masonería moderna Americana, y no espero tener, aún, sentimientos altamente
honrosos por la distinción conferida a mi persona por el Hermano Yarker, pretendo
luchar por mis derechos jurados, y no reconocer otra autoridad que la de los altos
Masones de Inglaterra, que estuvieron complacidos de enviarme este no solicitado e
inesperado testimonial de su aprobación respecto a mis humildes labores.
Del mismo carácter de lo anterior es la rudeza ignorante de ciertos críticos que
califican a Cagliostro como “impostor”, y a su deseo de injertar la Filosofía Oriental en
la Masonería Occidental, una “charlatanería”. Sin esa unión, la Masonería Occidental
es un cuerpo sin alma. Como observa Yarker en sus Notes on the Mysteries of
Antiquity:
Como la fraternidad Masónica está ahora gobernada, la Nave se está volviendo un almacén de insignificantes
emperadores Masónicos y otros charlatanes, quienes estafan a sus hermanos y se enriquecen a costillas de las
pretensiones aristocráticas que ellos mismos han anexado a nuestras instituciones — ad captandum vulgus.

Respetuosamente,
H.P. Blavatsky
[De The Franklin Register, feb. 8, 1878]
Las Imperfecciones de la Ciencia

(The Imperfections of Science, The Theosophist, feb. 1881)

H. P. Blavatsky

El señor Robert Ward, discutiendo sobre las cuestiones del calor y de la luz en el
número de noviembre de la revista "Joumal of Science", muestra cuán profundamente
ignorante es la ciencia en lo tocante a uno de sus hechos más comunes en la naturaleza:
el calor del sol. El dice:
315

"Muchos científicos se han dedicado a la investigación relativa al asunto de la


temperatura solar. Newton, uno de los primeros investigadores del problema, trató de
determinarla y después de él, todos los científicos que se han ocupado de la
calorimetría han seguido su ejemplo. Cada uno de ellos ha creído haber tenido éxito,
formulando sus resultados con gran confianza. Lo que sigue son los valores de las
temperaturas que resultaron de estos estudios. Los enumeramos cronológicamente y en
grados centígrados.

Newton, 1.669.300 grados; Pouillet, 1.461 grados; Zöllner, 102.200 grados;


Secchi, 5.344.840 grados; Ericsson, 2.726.700 grados, Fizeu, 7.500; Waterstson
9.000.000 grados; Spoeren, 27.000 grados; Deville, 9.500 grados; Soret, 5.801.846
grados; Vicaire, 1398 grados; Violle, 1500 grados; Rossetti, 20.000 grados. La
diferencia que se nota entre los valores oscila entre 1.400 grados hasta 9 millones. ¡No
menos que 8.998.600 grados! Probablemente, en la ciencia no existe una contradicción
más sorprendente de la que revelan estos guarismos."

Además, desde el nacimiento de la ciencia de la geología, los científicos han


aceptado la teoría de que el corazón de nuestro globo es aún una masa de materia
fundida o fuego líquido y sólo una sutil corteza es fría y sólida. Al suponer que el
diámetro de la tierra se aproxima a 9 mil millas, han estimado que la densidad de la
corteza debe ser, relativamente al globo, como la película de una gigantesca burbuja de
jabón que se extiende por todo el diámetro. Han supuesto que el presunto aumento de la
temperatura en ciertas minas profundas mientras descendemos de la superficie, avala
esta teoría. Sin embargo, la ciencia, mediante uno de sus portavoces, el señor Ward,
rebate esto considerándola una teoría .falaz aunque no se tengan, todavía, datos
suficientes. "Se afirma con confianza que la parte interna de la tierra está en una
condición fundida y candente, irradiando su calor en el espacio, enfriándose. Uno de los
resultados de la expedición "Challenger" y de otras exploraciones del lecho oceánico
consiste en determinar que el agua más cerca al fondo es glacial. Al considerar que el
océano cubre casi cuatro cuartos del globo, este hecho no ampara, ciertamente, la teoría
del calor central acompañado por la radiación. Es verdad que el agua más fría, por lo
general, se hunde hacia el fondo debido a su mayor peso, lo cual explica su frialdad. Al
pasar a la teoría de la radiación echamos de ver que el agua del océano, a través de la
cual el calor central debería escaparse, ha sido colocada sobre la sutil corteza terrestre
por largas edades geológicas ¡y aun su temperatura es glacial! La experiencia nos dice
que el calor no pudo haberse escapado a través del agua sin haberla calentado; ya que la
capacidad del agua para asimilar el calor es mayor a la de cualquier otra substancia.
Imaginar tal radiación y consecuente acumulación de calor en el océano, sin el resultado
natural de un incremento considerable de la temperatura, sería como creer en una olla
llena de agua sobre un fogón por horas sin que ésta hirviera. Por lo tanto, como se ha
sugerido, no hay razón para creer que la tierra esté enfriándose y que nuestro destino, en
concomitancia con todas las cosas vivientes, nos depare una extinción por
316

congelamiento mientras el sol ingiere a la tierra."

Entonces, preguntemos a nuestros jóvenes e inteligentes graduados de Bombay,


Calcutta, Madras y Lahore, qué les parecen estos conceptos de la infalibilidad de esa
ciencia moderna por cuyo bien están dispuestos a abandonar las enseñanzas de sus
antepasados.
LAS REGLAS DEL CHELADO
H. P. Blavatsky

Las reglas del chelado, o discipulado, existen en varios volúmenes Sánscritos y


Tibetanos. En el Libro IV del Kiu-ti, en el capítulo sobre "Las Leyes de los Upasanas"
(discípulos), las calificaciones esperadas en un "chela regular" son:

1) Perfecta salud física (esta regla se aplica sólo a los "chelas del templo", quienes
deben ser perfectos).

2) Absoluta pureza física y mental.

3) Inegoísmo de propósito, caridad universal, y compasión por todos los seres


animados.

4) Veracidad, e inmutable fe en las Leyes del Karma.

5) Coraje intrépido en el sostenimiento de la verdad, incluso frente al peligro


de muerte.

6) Percepción intuitiva de uno mismo como siendo el vehículo del divino Atman
manifestado (el Espíritu).

7) Calma indiferente frente a, pero justa apreciación de, todo aquello que constituye el
mundo objetivo y transitorio.

8) El consentimiento de ambos padres y su permiso para convertirse en un Upasana


(chela).

9) Celibato, y libertad de cualquier deber obligatorio.

Las dos últimas reglas son las más estrictamente cumplidas. Ningún hombre culpable de
irreverencia a su padre o madre, o de injusto abandono de su esposa, puede nunca ser
aceptado incluso como chela laico.

Collected Writings. Vol VIII- pág. 294

[Nota de los Editores: Es interesante conocer cuáles son las cualidades que tienen que ir
naciendo en los aspirantes, de modo que este conocimiento sea nuestro norte y nos
permita orientar la vida hacia la realización de dichas características. En cada individuo
317

esas cualidades se desarrollarán progresivamente en su propio grado, de acuerdo a la


madurez interna, pero esto tendrá lugar sólo en la medida en que se realice sinceramente
un esfuerzo hacia ello, sin aplazarlo “para una futura existencia”].

Recogido de “Teosofía en Argentina” Nro. 37 – Octubre 2002

Digitalizado por Biblioteca Upasika - www.upasika.tk

Liberación y Progreso
Helena P. Blavatsky

“Un neófito, para ser iniciado, no debe tener


ningún afecto ni deseo que lo encadene al mundo.”
(Bulwer Lytton en “Zanoni”)

Se ha dicho que el primer paso que debe dar un estudiante de (Ocultismo es renunciar a
las “vanidades del mundo”.
Esto no significa, necesariamente, que deba romper sus lazos familiares, desatender sus
medios de subsistencia, evitar la sociedad de los demás, convertirse en un misántropo
y retirarse a una cueva en la selva para entretenerse allí con las morbosas fantasías de su
imaginación y estar de continuo codiciando internamente los mismos objetos a los que
ha pretendido renunciar y abandonar externamente.
El aspirante puede vivir en el mundo y, sin embargo, no ha de ser del mundo. Su cuerpo
y su mente pueden estar más o menos ocupados en los asuntos de la vida cotidiana y
él puede, al mismo tiempo, estar ejercitando sus facultades espirituales. Puede estar
personalmente en el mundo y, no obstante, remontarse espiritualmente por encima de él.
Todo ser humano posee, además de su cuerpo físico, dos juegos de facultades:
intelectuales y espirituales. Los poderes de estas facultades están correlacionados y
entretejidos. Si se usan solamente los poderes intelectuales en el plano físico para fines
materiales, uno se vuelve más egoísta y materialista. Está concentrando sus poderes en
un pequeño foco que representa su 'personalidad'; y cuanto más los concentra, más
reducido será ese foco. Entonces, esa persona se volverá mezquina y egoísta y perderá
la visión de la unidad, de la cual será apenas una parte infinitesimal e insignificante.
Por otra parte, si intenta enviar prematuramente su espíritu a las regiones de lo
desconocido, sin haber desarrollado y ensanchado suficientemente su intelecto para que
actúe como una base firme sobre la cual apoyar su espiritualidad, vagará como una
sombra a través de los campos de lo infinito. Quizás contemple cosas espirituales, pero
no será capaz de entenderlas. Se convertirá en una persona, nada práctica, en un fanático
supersticioso y en un soñador.
El crecimiento demasiado rápido en una sola dirección, con exclusión del crecimiento
correspondiente en la otra, va en detrimento del verdadero progreso. Por tanto es
necesario discernir adecuadamente los poderes, tanto intelectuales como espirituales, y
desarrollarlos en la correcta proporción.
“Renunciar al mundo” no significa mirar con desdén los adelantos de la ciencia, ignorar
las matemáticas o la filosofía, ni dejar de interesarse por el progreso humano evitando
los deberes correspondientes a la esfera en que hemos nacido, o descuidar nuestro
ambiente. Lo que significa es renunciar al egoísmo, a la egolatría, a lo que Edwin
318

Arnold llama 'el pecado del yo' en su libro “La Luz de Asial”, donde dice: “EI pecado
del yo que ve su preciado rostro reflejado en el universo como en un espejo y exclama:
¡Que el mundo entero se exalte y que todo perezca para que sólo yo sea eterno!”
La renuncia al egoísmo va necesariamente acompañada del crecimiento espiritual. Por
tanto, uno de los primeros deberes que tiene que cumplir el estudiante de Teosofía
práctica es despojar su mente de la idea de un yo personal, empezar a darle menos
importancia a las cosas y a los sentimientos personales. Debe olvidarse de sí mismo. No
debe ver su existencia como la de una entidad permanente que ni cambia ni puede
cambiar, solitaria en medio de otras entidades también aisladas y que vive separada de
ellas por una concha impermeable. El mismo debe considerarse como una parte integral
de un poder infinito que abarca el universo y cuyas fuerzas están concentradas en el
cuerpo que él está habitando temporalmente. En ese cuerpo confluyen continuamente, y
también de él irradian incesantemente, los rayos de la esfera infinita de Luz, cuya
circunferencia no está en ninguna parte y cuyo centro está por doquier.
Para acelerar esta idea examinaremos al hombre en sus tres aspectos, el físico, el
intelectual y el espiritual.
1) Se ha demostrado, a menudo, que el cuerpo físico del hombre no tiene existencia
individual real o permanente. Por tanto no podemos realmente ni verlo ni oirlo ni
sentirlo. Lo que percibimos de él son los efectos que sus actividades producen; en otras
palabras, percibimos las vibraciones o circunvaluciones de fuerzas que al actuar sobre
nuestros sentidos producen ciertas impresiones mentales. Estas impresiones, al llegar a
nuestro conocimiento intelectual, nos dan una conciencia .
Más aún, los constituyentes de este cuerpo físico temporal cambian continuamente por
el proceso de 'asimilación' y 'eliminación'. Los tejidos desaparecen, lenta o velozmente,
según su naturaleza o sus afinidades; nuevos tejidos ocupan su lugar para ser
reemplazados, a su vez, por otros. Y este proceso continúa mientras dura la vida.
Tampoco tiene ninguna permanencia la forma del cuerpo físico. Este cambia de tamaño,
forma y densidad al avanzar con la edad, desde la robusta salud de la infancia y de la
juventud hasta la vigorosa constitución de la virilidad, o la gracia y la belleza de la
femineidad. y sigue así, hasta que llegan las manifestaciones de la vejez y de la
decrepitud, precursoras del declive, muerte y putrefacción .
2) ¿Existe alguna individualidad permanente en la Mente o Intelecto? ¿O bien no la hay,
como sucede con el cuerpo físico? Para responder a esta pregunta investiguemos
primero el significado de estos términos.
El Intelecto es un poder activo que trabaja con la Voluntad. Todas las impresiones del
mundo externo que se reciben a través de los sentidos, son reunidos por el Intelecto
como en un centro o foco común. Allí las retiene juntas la “Memoria”, para aplicarlas a
cualquier propósito u objetivo.
Ahora bien, con el paso del tiempo también cambian las percepciones. Nuevas
percepciones reemplazan a las antiguas. La voluntad va perdiendo su poder de
mantenerlas unidas. Los recuerdos palidecen. y el Intelecto cambia su modo y forma
de acción . Ningún hombre en la madurez de su vida tiene las mismas opiniones que
tuvo en su niñez; y lo que hoy le parece prudente, mañana le parecerá necio. Nuestras
ideas de lo recto y lo torcido y nuestras opiniones religiosas o filosóficas, toman su
tonalidad según los modos de pensar que prevalecen en el país donde vivimos y según
las influencias que allí predominan .
De modo que el Intelecto nace, crece y se desarrolla en constante cambio. Y aunque este
proceso de cambio puede dilatarse o extenderse indefinidamente, debe soportar un
cambio similar al del cuerpo físico. Tampoco puede haber, pues, una individualidad
permanente en la Mente.
319

3) Consideremos ahora los principios superiores del hombre: el alma y el espíritu. La


mayoría de los seres humanos tiene el sexto principio (Buddhi o Intuición) en estado
apenas embrionario. y muchos no tienen ni siquiera conciencia de que existe ese
principio. Por tanto, no puede considerárseles como poseedores de individualidad
mientras no lo desarrollen, acompañado de las partes superiores de la Mente o Manas, y
lo unan con el séptimo principio, Atman, la vida Una, el espíritu universal único y
eterno.

Este espíritu divino es una unidad y no puede dividírselo en partes para encasillarlo en
las sucesivas 'personalidades' individuales. No se le puede atraer hacia ellas si no que
ellas deben elevarse hacia él. y cuanto más se elevan ellas, más se amplían sus
facultades intelectuales y espirituales. Cuanto más se amalgaman esas personalidades
con ese principio divino, más se unifican con él, hasta que, finalmente, cada espíritu
'individual' abarca en su potencialidad el universo y queda contenido en el Todo, tal
como el Todo queda contenido en él.
Si este modo de ver al hombre en sus tres aspectos es correcto, entonces vemos que la
existencia y la actividad del ser humano no están en absoluto limitadas a los confines de
su cuerpo material, sino que deben extenderse a través de todo el espacio. Al terminar
su evolución cíclica, el hombre iluminará todo el espacio, tal como ahora él es
iluminado por los rayos espirituales del universo, hasta una extensión proporcional a su
capacidad para atraer y recibir esa Luz.
El hombre es un centro de fuerzas en el cual convergen los rayos del universo. En ese
centro comienza la labor de la ilusión, y a ese centro queda confinada. Los efectos se
toman equivocadamente por las causas, y las apariencias se toman por realidades. La
mente se goza en deleites que son provocados por ciertas causas que producen
alucinaciones, y alimentan deseos por cosas para las cuales no existe necesidad real. Tal
como los rayos solares son reflejados desde la pulida superficie de un insignificante
pedrusco, o desde la concha de una ostra, produciendo los múltiples tintes del arco iris
que danzan y brillan en diversas tonalidades mientras están expuestos al sol, de la
misma manera los rayos procedentes del mundo objetivo fluyen a través de nuestros
sentidos, reflejan sus imágenes sobre el espejo de nuestra mente creando en ella
fantasías y quimeras, ilusiones y deseos, y llenando la mente con los productos de su
propia imaginación.
El primer deber de un verdadero teósofo es discernir entre lo que es real y lo que es
irreal; distinguir entre lo verdadero y lo falso, por medio de la Luz divina del espíritu.
Cumpliendo este deber descubre que el amor a sí mismo es ilusorio; que no existe un yo
real y permanente, ni existencia individual alguna excepto aquélla que abarca en sí a
toda la humanidad. y cuando el teósofo entienda plenamente esta idea de la unidad y
esté dispuesto a dejar que muera y desaparezca su 'personalidad', entonces la Luz eterna
de la conciencia espiritual habrá empezado a alborar en él y habrá comenzado su
inmortalidad como forma integral e individual del espíritu universal.
El 'Zanoni' de Bulwer Lytton dice: "El primer requisito para la consumación de todo
cuanto hay de grande y sublime es la clara percepción de la verdad."
Los fragmentos de verdad que se han exhibido de diversas maneras en el curso de las
edades, y de los cuales se encuentran indicios en las diversas escrituras sagradas, pero
que más recientemente nos han sido explicados en su verdadero sentido esotérico y en
un lenguaje teosófico mejor adaptado a nuestros tiempos y más comprensible para
nosotros parecen mostrar que, a medida que el espíritu, en su progresión hacia abajo se
hunde en la materia, la mónada espiritual universal queda diferenciada primero en el
reino animal. Es decir, se desmenuza en diferentes rayos de diversas tonalidades o
320

características que colorean las diferentes clases y especies colectivamente. Y más


adelante, en una escala superior, da colorido separadamente a las 'personalidades', hasta
que alcanza su más alto grado de aislamiento diferencial en el hombre.
Ahí, en el hombre, comienza a reascender. Pero ahora ya no es un rayo pasivo del
espíritu universal, sino que está dotado de actividad positiva, y marcha acompañado por
aquellas porciones de sus principios inferiores que la personalidad ha sido capaz de
afinar y asimilar con el espíritu.
El espíritu es el mismo en el arco descendente que en el ascendente y es siempre el
mismo en cada 'individuo'. Pero al ir ascendiendo, cada rayo suyo queda dotado con un
tono diferente que le imparte la 'personalidad' de cada 'individuo' con las partes
superiores del quinto principio, Manas. Cuanto más intelecto se haya evolucionado, más
intelecto habrá para acompañar al espíritu en su vuelo ascendente, y para impartirle un
tono o carácter más distintivo. Pero si el desenvolvimiento del intelecto se ha retardado,
o bien si el intelecto que se ha desarrollado se ha aplicado a propósitos materiales o
'personales', menos intelecto habrá para combinarlo con el rayo espiritual, y el espíritu
puro seguirá proporcionalmente carente de inteligencia y desprovisto de poder activo.
Entonces se verá compelido a volver a la tierra para atraer hacia él una nueva
combinación de Manas, pues no debe regresar a su estado original.
Cuanto más se desarrolla y se expande el intelecto, más queda establecido sobre una
base firme el estado espiritual la conciencia espiritual, hasta que el espíritu, investido
con los atributos divinos de Sabiduría y Amor, penetra en el océano infinito del
universo y abarca en su potencialidad el Todo.
Comienza entonces a manifestarse un cambio muy importante en la mente del aspirante
que ha alcanzado este grado de desarrollo. Ese cambio consiste en que ve su propia
'personalidad' como de poca importancia. Pero no es sólo su propia 'personalidad' la que
ahora aparece ante él bajo esa luz sino también cualquier otra 'personalidad'. A todas las
ve proporcionalmente insignificantes y pequeñas. El hombre le parece tan sólo como la
'centralización' de una idea. La humanidad en general le parece como los granos de
arena en las playas del océano infinito. Fortuna, amor, lujo, etc. asumen en su concepto
la poca importancia de pompas de jabón, y no vacilan en renunciar a todas ellas como
juguetes infantiles.
Pero a semejante renunciación no se la puede llamar sacrificio, pues los niños y las
niñas no 'sacrifican' sus fusiles y sus muñecas sino que, simplemente, ya no los quieren
más. Ellos buscan algo más útil, en proporción a lo expansión de su mente. Y a medida
que el espíritu del hombre se expande, las cosas a su alrededor e incluso el planeta en
que vive, le parecen pequeñas, como un paisaje en lontananza que se contempla desde
una elevada cima. Al mismo tiempo, su concepción del infinito que le rodea se hace
más grandiosa y asume una forma gigantesca.
El sentimiento producido por semejante expansión de la mente es verdadera
contemplación, y en un grado potencializado se llama “éxtasis”. Esta expansión de
nuestra conciencia 'nos desliga de nuestro país y de nuestro hogar', haciéndonos
ciudadanos del universo; nos eleva desde los estrechos confines de lo que nos parecía
real, al campo ilimitado de lo Ideal. y liberando al hombre de la cárcel de arcilla mortal,
lo conduce al sublime esplendor de la Vida Eterna y Universal.
Pero 'el espejo del alma no puede reflejar, simultáneamente, la tierra y el cielo; mientras
la una se desvanece de la superficie, el otro se refleja en sus profundidades'. ¿Cómo
puede lograrse esta gran renunciación al yo y esta expansión del espíritu?
Hay una palabra mágica que es la clave de todos los misterios, que abre los lugares
donde están ocultos los tesoros espirituales, intelectuales y materiales, y con la cual
321

obtenemos poderío sobre lo visible y lo invisible. Esa palabra es DETERMINACION.


Si deseamos cumplir un gran objetivo debemos aprender a concentrar en él todos
nuestros deseos.
Sea cual fuere el objetivo, bueno o malo, el efecto, es proporcional a la causa que lo
genera.
El poder de la voluntad es infinito, pero sólo puede ponerse en acción por una
determinación firme y resuelta y con fijeza de propósito. Una voluntad vacilante no
consigue nada. Aquel a quien le tiembla el corazón con temor abyecto para abandonar
sus viejos hábitos e inclinaciones, aquel que tiene miedo a luchar contra sus pasiones y
dominarlas, aquel que es esclavo de su yo personal y se aferra con cobarde ansiedad a
los hechizos de la vida, no puede lograr nada.
No son los vicios los que se adhieren al hombre, sino el hombre el que se aferra a ellos
y teme soltarlos, ya sea porque sobreestima el valor y utilidad que tienen, o quizás
porque se imagina que al soltarse de ellos su yo ilusorio puede ser precipitado a la
infinita nada y hacerse añicos contra las rocas que en su fantasía ve abajo. Sólo aquél
que está dispuesto a ver morir su 'personalidad' puede vivir, y sólo cuando los
sentimientos y deseos personales que dan inertes, puede el hombre volverse inmortal.
¿Cómo puede ser capaz de dirigir a otros aquél que no tiene el poder de dirigirse a sí
mismo? Un esclavo que quiera volverse amo debe antes liberarse. Y la libertad se
adquiere solamente con determinación, con voluntad puesta en acción. El Adepto no es
hechura de otros, sino que debe convertirse en Adepto por su propio esfuerzo. El que se
hunde en las profundidades de la tierra pierde de vista el sol; el que se hunde en la
materia no puede percibir el espíritu. El que está apegado a ideas y opiniones falsas no
puede contemplar la verdad.
Las ideas y opiniones viejas van endureciéndose. Han crecido con nosotros, nos hemos
apegado a ellas, y es tan doloroso verlas morir como perder un amigo o un pariente muy
querido. Son a menudo como nuestros propios hijos. Las hemos engendrado o
adoptado; las hemos criado, alimentado y enseñado; han sido nuestras compañeras de
años, y nos parece cruel y sacrílego despedirlas. Claman por nuestra misericordia, y
cuando las hemos despedido vuelven otra vez solicitando hospitalidad y reclaman
derechos. Pero podremos desembarazarnos de ellas fácilmente si llamamos en nuestro
auxilio a ese poderoso genio cuyo nombre es Determinación. Este genio pondrá en
acción la Voluntad, y la Voluntad es un potente gigante libre de sentimentalismo, que
una vez que entra en acción se vuelva irresistible.

Publicado en “The Theosophist” 1884 y digitalizado por Biblioteca Upasika, 2004.

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LOGIAS DE MAGIA

Helena Petrovna Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de Octubre 1888

“Cuando la ficción se manifiesta, agradando la vista,


La humanidad creerá, porque ama la mentira;
322

Sin embargo, si la Verdad se obscurece, frunciendo el entrecejo,


Se debe recurrir a pruebas solemnes para trasmitirla.”
Churchill.

Uno de nuestros amigos más estimados en la búsqueda oculta, somete la


cuestión concerniente a la formación de "Logias" de la Sociedad Teosófica,
para que operen a
fin de desarrollar el adeptado. Durante el curso del movimiento teosófico se ha
demostrado, no una vez, sino una plétora de veces, la imposibilidad práctica de
forzar este proceso. Es duro contener la impaciencia natural de uno por
descorrer el velo del Templo. Obtener el conocimiento divino, adoptando el
método empleado en un examen clásico, saturándose de información, es lo
ideal para el principiante común y corriente en el estudio oculto. Cuando los
fundadores de la Sociedad Teosófica rechazaron fomentar tales esperanzas
falsas, esto condujo a la formación de Fraternidades ficticias, como la llamada
"Fraternidad de Luxor"; las cuales especulan sobre la credulidad humana. El
siguiente manifiesto, que hace algunos años capturó a algunos de nuestros
amigos y teósofos más sinceros, ha sido un anzuelo suculento para los
simplones.
"Los estudiantes de la Ciencia Oculta, los buscadores de la verdad y los
teósofos que pueden haberse sentido decepcionados en sus expectativas
acerca de la Sabiduría Sublime, suministrada libre y gratuitamente por los
Mahatmas hindúes, son invitados cordialmente a enviar sus nombres a [...] Una
vez se hayan considerado aptos, podrán ser admitidos, después de un breve
período de prueba, como Miembros de una Fraternidad Oculta,
la cual no se ufana por su conocimiento y logros, pero enseña gratuitamente"
(entre 1 y 5 esterlinas por carta), "y sin reserva" (la parte más detestable del
"Eulis" de P.B.Randolph), "todo lo que ella encuentra meritorio impartirles" (es
decir: enseñanza con fines de lucro: el dinero va a los instructores y los
extractosde Randolph y otros vendedores de "filtros amorosos" a los
discípulos). (1)
Si lo que se rumora es verdadero, algunos de los distritos rurales ingleses,
especialmente en Yorkshire, hormiguean de astrólogos y adivinos fraudulentos,
los cuales pretenden ser
teósofos para estafar mejor a la clase alta de clientes crédulos, en lugar de sus
víctimas legítimas: las sirvientas y la juventud inexperta. Si siguiéramos la
sugerencia de una carta a los Editores de esta revista, según la cual
deberíamos formar "logias de magia", sin haber tomado las precauciones más
rigurosas a fin de admitir sólo los mejores candidatos en calidad de socios, la
vil explotación de los nombres y las cosas sagradas se centuplicaría. En esta
coyuntura y antes de incluir la carta de nuestro amigo, la editora de la revista
"Lucifer" quiere informar a sus compañeros que jamás, ni en la forma más
remota, tuvo
algún nexo con la llamada "H (hermandad) H (hermética) de L (Luxor)" (H.H.L.)
y cualquier información contraria es falsa y deshonesta. Existe un grupo
secreto, cuyo diploma o Certificado de Membresía lo posee sólo el Coronel
Olcott entre los hombres
modernos de raza blanca, grupo al que la autora de "Isis sin Velo" llamó la
"Hermandad Hermética de Luxor" por conveniencia, (2) sin embargo, los
Iniciados lo conocen con otro
323

nombre, así como el personaje con que el público está familiarizado bajo el
pseudónimo de "Koot Hoomi", tiene un nombre totalmente diferente entre los
que lo conocen. Si dijera
el nombre verdadero de esa sociedad, dejaría atónitos a los estudiantes fálicos
"eulianos" de la "Hermandad Hermética de Luxor". Jamás y bajo ninguna
circunstancia, se revelan al
profano los nombres auténticos de los Adeptos Maestros y de las Escuelas
Ocultas. Asimismo, sólo los dos fundadores principales de la Sociedad
Teosófica son los depositarios de los nombres de los personajes mencionados
en conexión con la Teosofía
moderna. Después de este preámbulo, pasemos a la carta de nuestro
corresponsal que nos escribe lo siguiente:
Un amigo mío, un místico congénito, tuvo la intención de formar, con otros, una
rama de la Sociedad Teosófica en la ciudad en que vive. La dilación que el
proyecto tuvo me
sorprendió; le escribí preguntándole el por qué de esto. Me contestó que había
oído decir que la Sociedad Teosófica se limitaba a reunirse ya hablar sin hacer
nada práctico. Siempre
pensé que la Sociedad Teosófica debía tener Logias en las cuales se hacía
algo práctico. Cagliostro entendió bien este anhelo humano por algo tangible,
cuando instituyó el Rito
Egipcio, poniéndolo en práctica en varias logias francmasonas. Este condado
integra muchos lectores del "Lucifer". Quizá en sus páginas se encuentre una
sugerencia
para los estudiantes a fin de formar tales logias por sí solos y, uniendo sus
voluntades, tratar de desarrollar ciertos poderes entre uno de ellos, para que
luego se extiendan a todos. Estoy
seguro que muchos afluirán a este tipo de Logias, creando un gran interés por
la Teosofía. "A."
Esta nota de nuestro venerable y erudito amigo, es ecoica de las voces del
noventa y nueve por ciento de los miembros de la Sociedad Teosófica; sólo el
uno por ciento tiene la idea exacta de la función y del propósito de nuestras
Ramas. El error tajante que generalmente se comete, consiste en la
concepción del adeptado y del camino que conduce ahí. Entre todas las
empresas imaginables, la de tratar de hacerse un adepto es la más difícil. En
lugar de realizarse dentro de algunos años o una vida, requiere la lucha
incesante a lo largo de una serie de vidas, salvo en casos tan raros, que ni
valdría la pena considerarlos como excepciones a la regla general. Por
supuesto: los registros muestran que un número de los adeptos indos más
respetados, se convirtieron en tales a pesar de haber nacido en las castas más
ínfimas y, aparentemente, más improbables. Sin embargo: es consabido que su
progreso ascendente se desarrolló a lo largo de muchas encarnaciones previas
y, cuando nacieron por última vez, debían cumplir sólo con las pequeñeces de
la evolución
espiritual, antes de volverse grandes adeptos vivientes. Por supuesto, nadie
puede decir si uno o todos los posibles miembros de la logia cagliostrana ideal
del amigo de "A", ya
puedan estar listos para el adeptado; sin embargo: la posibilidad no es
suficientemente buena como para considerarla, ya que la civilización occidental
parece desarrollar, más bien, guerreros que filósofos, militares carniceros que
324

Sudas. El plano que "A" propone tiende más a desembocar en la mediumnidad,


que en el adeptado. Es casi seguro que no hay un miembro de dicha logia que
haya permanecido casto desde la adolescencia e inmune al
uso de los intoxicantes. Por no hablar de la impermeabilidad del candidato a los
efectos contaminantes de las influencias malas que fluyen del medio ambiente
social. Entre los requisitos indispensables para el desarrollo psíquico, incluidos
en los Manuales místicos de todos los sistemas religiosos orientales, se
enumera un lugar, una dieta, una compañía y una mente puras.
¿Podría " A " garantizar todo esto? Es ciertamente deseable que existiera
alguna escuela de instrucción para los miembros de la Sociedad Teosófica y si
el trabajo y los deberes puramente exotéricos de los fundadores hubiesen sido
menos absorbentes, es probable que la hubiéramos instituido hace mucho
tiempo.
Sin embargo, no por instrucción práctica, como lo hizo Cagliostro; el cual
precipitó sobre sí sufrimientos profundos, sin dejar una huella definida que
invite a repetir su tentativa hoy en
día. Una máxima oriental dice: "cuando el discípulo está listo, el maestro
aparece." Los Maestros no tienen que reclutar gente en logias especiales en
vuestro condado, ni instruirlos mediante "sargentos místicos", el tiempo y el
espacio no constituyen una barrera entre ellos y el aspirante. Donde el
pensamiento puede pasar, ellos pueden llegar. ¿Por qué un cabalista erudito
como "A" ha olvidado todo esto? Que él tenga presente que el adepto
potencial puede existir en todos los vecindarios más sórdidos del mundo como
en los más limpios y "cultos" y que algún pobre desamparado, quien mendiga
su comida, puede ser una "alma más blanca" y más atractiva para el adepto,
que el obispo común y corriente en su sotana o un ciudadano culto en su traje
costoso.
Para la extensión del movimiento teosófico, un canal útil para irrigar los
páramos del pensamiento contemporáneo con las aguas de la vida, se
necesitan ramas por todas partes, no simples grupos de simpatizantes pasivos,
como el ejército durmiente de los que van a las iglesias, cuyos ojos están
cerrados mientras el "diablo" hace lo que quiere. No; éstos no son los que
necesitamos; sino Ramas activas, alertas, dedicadas y altruistas, cuyos
miembros no delatan constantemente su egoísmo preguntando: "¿Qué
beneficio nos trae unirnos a la Sociedad Teosófica y cuánto podría dañarnos?",
sino que se pregunten: "¿podemos hacer un bien sustancial a la humanidad,
trabajando en esta buena causa con todos nuestros corazones, mentes y
fuerza?" Si "A" persuadiera a sus amigos, que pretenden tener
tendencias al ocultismo, a considerar la cuestión de este punto de vista, los
beneficiaria mucho. La Sociedad Teosófica puede seguir su curso sin ellos;
pero ellos no pueden permitirle que lo haga.
¿Es, además, beneficioso discutir la cuestión de si una Logia debe recibir,
siquiera, la instrucción teórica, hasta que se pueda estar seguro de que todos
los miembros acepten las enseñanzas como procedentes de la misma fuente?
Una mente llena de ideas preconcebidas, prejuicios o sospechas, no puede
absorber la verdad oculta. Es algo que se percibe mediante la intuición, más
que por la razón; ya que su naturaleza es espiritual y no material.
La constitución de algunos es tal que no les permite adquirir el conocimiento
ejerciendo las facultades espirituales; verbigracia: la gran mayoría de los
físicos, los cuales son lentos, si es que no totalmente incapaces de captar las
325

verdades últimas tras de los fenómenos de la existencia. En la Sociedad


Teosófica se anidan muchos de éstos, los cuales integran el grupo de los
descontentos. Muy pronto, estas personas se persuadieron que las
enseñanzas sucesivas, procedentes de la misma fuente de las anteriores, eran
falsas o habían sido tergiversadas por los chelas o por terceros. El resultado
natural es la sospecha y el
desacuerdo y, podríamos decir que, la atmósfera psíquica es perturbada,
produciendo una reacción nociva hasta en los estudiantes más firmes. A veces,
la vanidad ofusca lo que, al
principio, era una fuerte intuición; en realidad: la mente se clausura ante la
admisión de una nueva verdad y el estudiante que aspira, retrocede al punto de
partida. Al haber llegado a
alguna conclusión propia, sin haber estudiado el tema plenamente y antes de
que la enseñanza haya sido impartida al estudiante en su totalidad, su
tendencia, una vez probado su error, consiste en escuchar sólo la voz de su
amor propio, aferrándose a sus conceptos ya sean correctos o equivocados. El
Señor Buda, en particular, advirtió a sus oyentes, contra la
tendencia de formar creencias basándose sobre la tradición o la autoridad y
antes de haber profundizado en el tema.
He aquí un ejemplo: un corresponsal nos pregunta por qué no debería "ser libre
de sospechar que algunas de las llamadas cartas 'precipitadas' son
fraudulentas"; aval ando su posición de esta manera: mientras que algunas de
ellas tienen el sello de autenticidad, (para él) innegable, otras, debido a su
contenido y estilo, parecen imitaciones. Esto equivale a decir que él tiene una
intuición espiritual tan exacta, que puede detectar la carta
verdadera de la falsa, aunque jamás haya encontrado un Maestro, ni se le haya
otorgado alguna clave para poner a prueba su presunta comunicación. La
consecuencia inevitable de la aplicación de su juicio inexperto en estos casos,
lo inducirá, muy probablemente, a declarar falso lo que es genuino y genuino lo
que es falso. Entonces: ¿a qué criterio se puede recurrir para decidir entre una
carta "precipitada" y otra que no lo es? ¿Quién puede decirlo, si no sus autores
o los que ellos emplean como amanuenses (los chelas y los discípulos)? Desde
luego, sólo una, de entre cien cartas "ocultas" es ológrafa del Maestro y
éstas se envían bajo su nombre y directivas; ya que los Maestros no las
necesitan, ni tienen el tiempo para escribirlas. Además: cuando un Maestro
dice: "he escrito esa misiva"; significa, simplemente, que dictó cada palabra ahí
contenida, imprimiéndola bajo su directa supervisión. Por lo general, su chela
cercano o distante es el que escribe (o precipita) las cartas.
Los Maestros imprimen en su mente las ideas que desean expresar y, si es
necesario, le ayudan en el proceso de precipitación o de impresión de imagen.
La exactitud de la
transmisión de las ideas y el modelo de escritura imitado dependen,
enteramente, del estado de desarrollo del chela. El destinatario, no siendo un
adepto, se queda en la disyuntiva de la
incertidumbre: si una carta es falsa, quizá no todas los sean; ya que, con lo
referente a las pruebas intrínsecas, todas proceden de la misma fuente y todas
se entregan valiéndose de los mismos medios misteriosos. Sin embargo, existe
otra condición implícita, aun peor. Considerando todo lo que el recibidor de
cartas "ocultas" puede posiblemente saber y basándonos, simplemente, en la
probabilidad y la honestidad, el corresponsal invisible dispuesto a tolerar una
326

sola línea fraudulenta en su nombre, no le importaría si este engaño se


repitiera ilimitadamente. Esto nos conduce a lo siguiente. Las llamadas
cartas ocultas, avaladas por las mismas pruebas, deben ser consideradas: o
todas auténticas o todas falsas. Si se pone en entredicho la procedencia de
una, a todas se les debe tratar de la misma manera. Por lo tanto: las series de
cartas en las obras "El Mundo Oculto", "El Budismo Esotérico", etc., etc.,
pueden ser fraudes, "engaños inteligentemente orquestados" y "falsificaciones"
y no existe razón para que no lo sean. Así las tildó el ingenioso, sin embargo
estúpido, agente de la Sociedad para la Búsqueda Psíquica, a fin de elevar, en
la estima del público, la perspicacia "científica" y el criterio de sus "Jefes".
Por eso: un grupo de estudiantes afines a un estado mental tan impermeable y
sin un guía del lado oculto que le abra los ojos a las trabas del estudio del
esoterismo, no adelantarían ni un paso.
¿Dónde están esos guías, hasta ahora, en la Sociedad Teosófica?
"Ellos son líderes ciegos que guían a otros ciegos" y ambos caen en el abismo
de la vanidad y de la arrogancia. La dificultad surge de la tendencia común a
sacar conclusiones de premisas insuficientes ya jugar a ser el oráculo antes de
haberse liberado de la Ignorancia, que es el anestésico psíquico más hipnótico.

NOTAS

1) Los documentos son visibles en la oficina de la revista "Lucifer": un


manuscrito secreto, (cuyo nombre del autor se ha omitido por
consideraciones pasadas), del "Gran Maestro Provincial de la Sección
Septentrional". Aquí el título de uno de estos documentos. "Una Breve Clave a
los Misterios Eulianos"; es decir. magia negra Tántrica sobre bases fálicas. No,
los miembros de esta Fraternidad Oculta "no se ufanan por su conocimiento o
logros." Son muy astutos; sin embargo, mientras menos hablemos de esto,
tanto mejor será.

2) Véase la página 308 del segundo volumen de "Isis sin Velo" (versión inglesa
original). Se puede agregar que la "Hermandad de Luxor" mencionada por
Kenneth Mackenzie (véase su Enciclopedia Real Masónica) y cuyo centro está
en América, no tenía ningún nexo con la Hermandad que nosotros citamos y
conocimos, como se verificó después de la publicación de '"Isis sin Velo", en
una carta que este difunto autor masónico escribió a un amigo en Nueva York.
La Hermandad con la cual Mackenzie tuvo contactos, era una simple Sociedad
Masónica que se fundaba en una base mucho más secreta y, según afirma en
su carta: él había oído hablar, pero no conocía nada de nuestra Hermandad; la
cual, teniendo una rama en Luxor (Egipto), nosotros la llamamos con ese
nombre a propósito. Esto indujo a algunos intrigantes a suponer que existía una
Logia regular de Adeptos
con ese nombre, asegurando algunos amigos crédulos y ciertos teósofos, que
la "Hermandad Hermética de Luxor" que ellos orquestaron, era idéntica a la
original homóloga o una rama de ella, ¡que se suponía estar ubicada cerca de
Lahore! Esta era una flagrante mentira.
327

Digitalizado por Biblioteca Upasika

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“Los Mahatmas Teosóficos”


(“The Theosophical Mahatmas”, Path, dic. 1886)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Lamento, sincera y profundamente, lo que he leído en el editorial de la revista El


Mundo Oculto, publicada en Rochester y editada por la señora J. Cables, la devota
presidente de la Sociedad Teosófica de allá, quien ha publicado un artículo de fondo con
la colaboración del señor W. T. Brown. De antemano debo decirles que, ya, nada me
sorprende; pues, durante los años, me he acostumbrado a tales declaraciones. Quizá los
repentinos sentimientos de hastío por parte de la señora Cables sean naturales, en
cuanto, jamás se le dio la oportunidad que el señor Brown tuvo. Es innegable que
muchos teósofos comparten el estado de ánimo de Cables cuando escribe que: "después
de un gran anhelo por ser puesta en comunicación con los Mahatmas Teosóficos, me
percaté de lo inútil que era esforzar la vista psíquica hacia los Himalayas." Aun se debe
dirimir la cuestión de: si estas quejas son justificadas y si la culpa reside en los
"Mahatmas" o en los teósofos. Ha sido un caso en vilo por muchos años y ahora hay que
solucionarlo; pues las dos quejas declaran que: "no necesitan perseguir a Místicos
orientales que niegan su habilidad de ayudarnos." La última frase en letras bastardillas
necesita un serio escrutinio. Pido el privilegio de presentar algunas observaciones
pertinentes al caso.

Comenzaré por decir que el tono de todo el artículo es el de un verdadero


manifiesto. Si lo condensamos y lo depuramos de sus expresiones Bíblicas enfáticas, se
reduce a esta paráfrasis: "Hemos tocado a su puerta y no nos han contestado; hemos
rezado por nuestro pan y nos han negado hasta una piedra." La acusación es muy seria;
sin embargo, quiero demostrar que es injusta.

Creo que es mi deber contradecir la veracidad de esta declaración, explicando y la


situación en su totalidad; ya que me siento culpable, habiendo sido la primera, en los
Estados Unidos, en hacer pública la existencia de nuestros Maestros. Así, expuse los
nombres sagrados de dos miembros de una Hermandad hasta entonces desconocida en
Europa y en América (excepto a unos pocos místicos e Iniciados en todas las eras), sin
embargo sagrada y reverenciada en oriente y, especialmente, en la India. Todo esto
causó una especulación y una curiosidad vulgares que medraron alrededor de esos
nombres benditos y culminaron con un rechazo público. Quizá esta explicación
beneficie a algunos e interese a otros.

Además, no quiero que nadie piense que pongo bajo mi égida de defensora y
paladina a aquellos que no necesitan ningún resguardo. Me propongo, simplemente,
presentar algunos hechos, dejando que la situación se juzgue conforme a sus méritos. A
nuestros hermanos y hermanas, según los cuales: "han vivido alimentándose de
cáscaras, persiguiendo dioses extraños," sin recibir admisión, les preguntaría si: "¿están
328

seguros de haber tocado a la puerta justa?" "¿Están seguros de no haber perdido el


camino, deteniéndose, a menudo, en su viaje, en puertas extrañas tras de las cuales
acechan los enemigos más fieros de los que ustedes buscan?" Nuestros Maestros no son
"un dios celoso"; son simplemente mortales santos, sin embargo más elevados que
cualquiera en este mundo, desde el punto de vista moral, intelectual y espiritual. A pesar
de lo sagrado y adelantado que estén en la ciencia de los Misterios, aun son hombres,
miembros de una Hermandad y son los primeros, en ella, que se muestran leales a sus
leyes y reglas venerables. Una de las primeras reglas de la Hermandad exige que las
personas que emprenden su camino hacia Oriente, como candidatos a los favores y
consideración de los custodios de esos Misterios, deben seguir el recto camino sin
detenerse en ninguna via secundaria, buscando unirse a otros "Maestros" y preceptores,
a menudo de la Ciencia del Lado Izquierdo. Además, deberían tener confianza y mostrar
paciencia en conjunto con varias otras condiciones a llenar. Si alguien fracasa en todas,
desde la primera hasta la última, ¿qué derecho tiene a quejarse sobre la responsabilidad
de los Maestros para ayudarle?

Es verdad: "¡Los moradores del umbral anidan dentro nosotros!"

Una vez que un teósofo aspira a convertirse en un candidato para el estado de


chela o para recibir favores de los Maestros, debe estar consciente de la promesa mutua
que las dos partes han contraído y aceptado tácitamente, si no formalmente y que tal
promesa es sagrada. Es un vínculo por un período de prueba de siete años. Si durante
este lapso, a pesar de las numerosas limitaciones y errores humanos del candidato
(exceptuando dos, que es inútil especificar en la prensa), él permanece, a través de todas
las tentaciones, leal al Maestro escogido o a los Maestros (en el caso de candidatos
laicos) y fiel a la Sociedad fundada siguiendo sus deseos y bajo sus órdenes, el teósofo
será iniciado en * * * y, a partir de entonces, se le permitirá comunicarse con su gurú sin
reserva. Todas sus limitaciones, excepto aquella especificada, pueden ser soslayadas,
pertenecen a su Karma futuro; sin embargo se dejan, ahora, a la discreción y al juicio
del Maestro, el único que tiene el poder de determinar si, aun durante estos largos siete
años, el chela recibirá el favor de comunicaciones ocasionales con su gurú y
procedentes de él, a pesar de sus errores y los deberes incumplidos del chela. El gurú,
estando minuciosamente familiarizado con las causas y los motivos que indujeron al
candidato a cometer pecados de omisión o comisión, es el único capaz de juzgar si el
momento es oportuno o inoportuno para animarlo; ya que solo él tiene tal derecho,
porque, también él está bajo la inexorable ley de Karma, a la cual nadie, desde el zulú
salvaje, hasta el arcángel supremo, puede sustraerse y el gurú debe asumir la gran
responsabilidad por las causas que creó.

Así: la condición principal y la única indispensable en el caso del candidato o


chela en período de prueba, es simplemente: una lealtad diamantina al Maestro escogido
y a sus propósitos. Esta es una condición imprescindible pues, como ya mencioné: no se
basa en algún sentimiento de celos, sino en la relación magnética entre los dos, la cual,
cada vez que se interrumpe, es doblemente difícil restablecerla. Además: no es justo
que los Maestros esfuercen sus poderes por las personas acerca de las cuales pueden,
nítidamente, prever su curso y deserción final. Sin embargo: ¿cuántos, entre aquellos
que, esperando lo que yo llamaría "favores por anticipación," al no recibirlos, se
decepcionan y, en lugar de repetir humildemente mea culpa, acusan a los Maestros de
ser egoístas e injustos? Ellos interrumpen, intencionalmente, el sutil canal de
comunicación diez veces durante un año y sin embargo, ¡esperan que cada vez se les
329

readmita, siempre, sobre las bases antiguas! Conozco a un teósofo, del cual no
mencionaré su nombre, pero espero que pueda reconocerse a sí mismo, que es un
caballero tranquilo, inteligente y joven, un místico congénito quien, en su entusiasmo e
impaciencia imprudentes, cambió Maestros e ideas una media docena de veces en
menos de tres años. Empezó por ofrecerse como chela en período de prueba, dando su
voto y fue aceptado. Después de un año quiso casarse, a pesar de las varias pruebas
corporales de la presencia de su Maestro y numerosos favores que se le otorgaron. Los
proyectos matrimoniales no se llevaron a cabo y él buscó "Maestros" por otros lados,
convirtiéndose en un Rosacruz entusiasta. Después volvió a la teosofía como místico
cristiano; luego trató de atemperar sus austeridades con una mujer y, al final, abandonó
la idea y se entregó al espiritismo. Ahora se postula nuevamente, "para que se le
readmita como chela" (tengo su carta); pero dado que su Maestro permaneció en
silencio, él lo abjuró para buscar, repitiendo las palabras del manifiesto susodicho: "su
antiguo Maestro Esenio para poner a prueba los espíritus en su nombre."

La escritora, hábil y respetada, de la revista El Mundo Oculto y su secretario


tienen razón y han escogido el único sendero auténtico en que, con una dosis muy
pequeña de fe ciega, están seguros de evitar todo engaño y decepción. Ellos dicen: "Para
algunos de nosotros es un placer obedecer al llamado del 'Hombre de Dolor' que no
rechazará a nadie sólo porque es indigno o no ha acumulado un cierto porcentaje de
mérito personal." ¿Cómo pueden saberlo?; a menos que acepten el dogma cínicamente
terrible y nocivo de la Iglesia Protestante que enseña el perdón del crimen más cruento,
siempre que el asesino crea, sinceramente, que la sangre de su "Redentor" lo salvará en
la última hora. ¿Qué es esto, si no fe ciega y antifilosófica? El sentimentalismo no es
filosofía y Buda dedicó toda su larga vida de autosacrificio para alejar, precisamente, a
la gente de esa superstición que engendra el mal. ¿Por qué mencionar a Buda? Porque la
doctrina de la salvación mediante el mérito personal y el olvido de uno mismo es la
piedra angular de su enseñanza. El binomio: editora de "El Mundo Oculto" y su
secretario, puede haber "perseguido dioses extraños"; sin embargo no eran nuestros
Maestros. Ellos "Lo han negado tres veces" y ahora, "con los pies sangrientos y el
ánimo postrado," quieren "pedirle (a Jesús) que los tome otra vez bajo su ala."
Ciertamente, el "Maestro Nazareno" los complacerá hasta aquí. Sin embargo "se
alimentarán de cáscaras" y de "fe ciega." Pero, en lo referente a esto, ellos son sus
mejores jueces y nadie debería inmiscuirse en sus creencias privadas en nuestra
Sociedad y esperemos que, debido a su reciente decepción, no se conviertan, un día en
nuestros peores enemigos.

Ahora bien, a estos teósofos que se sienten desencantados con la Sociedad


Teosófica en general, les diremos que nadie, jamás, les hizo ninguna promesa
imprudente; ni siquiera, la Sociedad y sus fundadores ofrecieron sus "Maestros" como
premio para los que se comportan mejor. Durante años, a cada nuevo miembro se le ha
dicho siempre que no se le promete nada; ya que todo depende sólo de su mérito
personal. Al teósofo se le deja actuar según su libre albedrío. Cada vez que él se sienta
descontento, puede siempre probar en algún otro sitio, a menos que haya ofrecido su ser
a los Maestros con la determinación de ganarse sus favores. Me dirijo, especialmente a
este individuo y le pregunto: "¿Has cumplido con tus obligaciones y promesas? ¿Tú,
que estás dispuesto a culpar a la Sociedad y a los Maestros, que son la caridad, la
tolerancia, la justicia y el amor universales encarnados, has, quizá, llevado la vida
teosófica y has cumplido con las condiciones necesarias para el que se convierte en un
candidato? Que se levante y proteste aquél que sienta, en su corazón y conciencia, que
330

jamás ha fallado seriamente, que nunca ha dudado de la sabiduría de su Maestro, que


nunca ha buscado otro Maestro o Maestros en su impaciencia por convertirse en un
Ocultista con poderes y que jamás ha traicionado su deber teosófico en pensamiento o
en acción. Puede protestar intrépidamente, no será castigado ni reprochado y ni siquiera
excluido de la Sociedad Teosófica, la más amplia y liberal en sus ideas y la más católica
de todas las Sociedades conocidas o por conocer. Temo que mi invitación se quedará sin
respuesta. Durante los once años de existencia de la Sociedad Teosófica, de entre los 72
chelas regularmente aceptados en prueba y los centenares de candidatos laicos, sólo tres
no han, hasta la fecha, fracasado y sólo uno tuvo éxito completo. Nadie obliga a nadie a
entrar al estado de chela. No se profieren promesas, excepto aquella contraida entre el
Maestro y el chela aspirante. Es muy cierto que muchos son los llamados pero pocos los
escogidos o podríamos decir que son pocos los que tienen la paciencia de ir hasta el fin
amargo, si es que podemos definir amargo, la simple perseverancia y el propósito bien
enfocado.

¿Qué decir de la Sociedad Teosófica en general, fuera de la India? ¿Quién, entre


los millares de miembros, lleva la vida teosófica? ¿Sólo porque uno es un vegetariano
rígido, como lo son los elefantes y las vacas; un célibe, si bien en su juventud fue lo
contrario; un estudiante del "Bhagavad-Gita" o de la "filosofía Yoga" integral, se
debería considerar un teósofo según el corazón de los Maestros? Como no es el hábito
lo que hace al monje, ni es el pelo largo y un aspecto soñador en el rostro, nada de esto
es suficiente para hacer de uno un seguidor fiel de la Sabiduría divina. ¡Mirad alrededor
y observad nuestra llamada Hermandad Universal! ¿Durante estos once años de prueba
en América y en Europa, en qué se ha convertido esta Sociedad fundada para remediar
los males evidentes del Cristianismo, eliminar el fanatismo y la intolerancia, la
hipocresía y la superstición y cultivar el real amor universal que se extiende hasta todos
los reinos? Sólo en un aspecto hemos tenido éxito para que se nos considere más
elevados que nuestros hermanos cristianos, los cuales, según la expresión gráfica de
Lawrence Oliphant: "se matan en el nombre de la Fraternidad, combatiendo como
diablos por el amor de Dios." El aspecto en cuestión es que: hemos eliminado todo
dogma y ahora estamos tratando de desembarazarnos, justa y sabiamente, hasta del
último vestigio de autoridad nominal. Sin embargo, bajo cualquier otro punto de vista,
somos tan malos como los cristianos: ¡entre nosotros hay chisme, calumnia, impiedad,
crítica, un incesante grito de guerra y un estruendo provocado por las censuras mutuas;
¡todo esto es motivo de orgullo para el infierno cristiano! ¿Podemos suponer que todo lo
antedicho sea culpa de los Maestros, los cuales se niegan a ayudar a los que ayudan a
otros en el camino a la salvación y a liberarse del egoísmo—a fuerza de patadas y
escándalo? ¿Cómo podemos pensar que somos un ejemplo para el mundo y los
compañeros dignos de los ascetas sagrados que habitan en la Cordillera nevada?

Algunas palabras antes de terminar. Se me preguntará: "¿Quién es usted para que


nos critique? Usted que afirma estar en contacto con los Maestros, recibiendo favores
diarios de Ellos ¿es quizá tan santa, pura y digna?" Les contestaré que no lo soy. Mi
naturaleza es imperfecta y limitada, mis defectos son muchos y muy evidentes, motivo
por el cual mi Karma es más pesado que el de cualquier otro teósofo. Así es y debe
serlo; ya que, durante muchos años, me han puesto en la picota como blanco para mis
enemigos y también para algunos amigos. Sin embargo, acepto la prueba felizmente.
¿Por qué? Porque a pesar de todas mis limitaciones, estoy bajo la égida del Maestro,
debido simplemente a que: durante 35 años y más, desde 1851, período en que vi al
Maestro física y personalmente por primera vez, jamás lo negué, ni dudé de Él, ni
331

siquiera en el pensamiento. De mis labios no ha salido un reproche ni un suspiro contra


Él y nunca han entrado en mi cerebro, ni por un instante, bajo las pruebas más duras.
Desde el principio sabía lo que me esperaba; ya que se me comunicó y siempre lo he
repetido a los demás: tan pronto como uno incursiona a lo largo del Sendero que
conduce al Ashram de los Maestros benditos, los últimos y únicos custodios de la
Sabiduría y la Verdad primordiales, su Karma, en lugar de distribuirse a lo largo de su
vida, se precipita sobre el candidato en masa, aplastándolo con su peso. Aquél que cree
en lo que profesa y en su Maestro, sobrellevará la prueba, saliendo victorioso de ella.
Aquél que duda, el cobarde que teme recibir lo que debe y trata de sustraerse al
cumplimiento de la justicia, fracasará. No escapará al Karma para nada, pero perderá
sólo eso por lo cual ha arriesgado sus visitas prematuras. Esto es el motivo por el cual lo
he sobrellevado todo, a pesar de que el Karma me haya azotado constantemente y sin
piedad, usando a mis enemigos como armas inconscientes. Me he sentido segura de que
el Maestro no permitiría que pereciera y que siempre aparecería en la última hora y así
lo hizo. Me ha salvado tres veces de la muerte y, la última vez, casi contra mi voluntad.
Entonces volví al frío mundo cruel, inducida por el amor hacia Él, quien me enseñó lo
que sé y me moldeó en lo que soy. Por lo tanto: cumplo con su trabajo y voluntad; esto
es lo que me ha dado la fuerza leonina para soportar las sacudidas mentales y físicas,
una de las cuales hubiera sido suficiente para matar a cualquier teósofo que dudara de la
protección poderosa. Mi único mérito y la causa de mi éxito en Ocultismo, es una
devoción inquebrantable hacia Él, quien encarna el deber que se me ha delineado y una
creencia en la Sabiduría colectiva, de esa grande y misteriosa, sin embargo real,
Hermandad de santos. Ahora repetiré las palabras del Paragurú, el Maestro de mi
Maestro, el cual las envió como mensaje para los que querían hacer de la Sociedad un
"club de milagros" en lugar de una Hermandad de Paz, Amor y asistencia mutua:
"Mejor perezca la Sociedad Teosófica y sus desgraciados fundadores," yo agrego que
perezcan sus doce años de trabajo y sus vidas, en lugar de ver lo que estoy presenciando
hoy: teósofos que eclipsan los "círculos" políticos en su búsqueda por el poder personal
y la autoridad; teósofos que critican y difaman los unos a los otros como lo harían dos
sectas cristianas rivales; en fin: teósofos que rechazan llevar la vida teosófica y luego
critican y denigran a los hombres más nobles y grandiosos, los cuales, vinculados por
sus leyes sabias y venerables, basadas en la experiencia de la naturaleza humana que
tiene miles de años, no quieren interferir con el Karma ni subordinarse a las veleidades
de cualquier teósofo que los invoca, ya sea que lo merezca o no.

Si no se instrumentan, rápidamente, reformas radicales en nuestras Sociedades


americanas y europeas, me temo que, en breve, sólo permanecerá un centro de
Sociedades Teosóficas y de Teosofía en el mundo entero, es decir: en la India. Hacia
este país dirijo todas las bendiciones de mi corazón. Todo mi amor y aspiraciones
pertenecen a mis hermanos amados, los Hijos de la antigua Aryavarta, la Tierra Natal

del Maestro.

H. P. Blavatsky

Path, December, 1886


332

_________________________

MAGIA ANTIGUA
EN LA CIENCIA MODERNA
(Ancient Magic in Modern Science, The Theosophist, oct. 1886)

H.P. Blavatsky

Puede que se juzgue con demasiado entusiasmo, o no, al hinduísta francés, Paul
Thier, al decir éste que la India se le presenta como el gran foco primitivo del
pensamiento humano, cuya firme llama ha terminado por comunicarse y prender a todo
el mundo antiguo76. Sin embargo, él tiene razón al afirmar esto. La metafísica aria77, es
la que ha despertado interés por el conocimiento oculto, –la Ciencia más antigua, madre
de todas las demás, puesto que las contiene en sí–. Ha sido el Ocultismo –síntesis de
todos los descubrimientos de la Naturaleza y, principalmente, de las potencias psíquicas
que hay dentro y más allá de cualquier átomo físico de materia–, el vínculo primitivo
que ha unido en una sola piedra angular los fundamentos de todas las religiones de la
Antigüedad.

La chispa primitiva ha prendido realmente en cada una de las naciones, y ahora la


Magia yace en el fondo de toda fe nacional, tanto nueva como antigua. Egipto y Caldea
son las primeras naciones que nos proporcionan mayor evidencia sobre la cuestión,
incapaces como son de proteger sus reliquias paleográficas de la profanación –como
hace la India–. Las turbias aguas del Canal de Suez llevan hasta aquellas que bañan las
costas británicas, la Magia de los primeros días del Egipto Faraónico, para llenar con su
desmenuzado polvo los museos británicos, franceses, alemanes y rusos. La Magia
antigua, histórica, se refleja así en los registros científicos de nuestro siglo que todo lo
niega. Ella fuerza a los científicos a actuar contra su propio deseo y cansa sus cerebros,
riéndose de sus esfuerzos por interpretar su significado a su manera materialista, sin
embargo, ayuda al ocultista a comprender mejor la Magia moderna, la nieta raquítica y
débil de su poderosa y arcaica abuela. Difícilmente aparecerá un papiro hierático,
exhumado junto con la momia de un Rey o un Sacerdote–Hierofante envuelta en
vendas, o una inscripción indescifrable, curtida por la intemperie de los atormentados
sitios de Babilonia o Nínive, o un antiguo cilindro–sello, que no proporcione
información sugestiva o material nuevo para la reflexión al estudiante de ocultismo.
Pero, no obstante, se niega la Magia y se la califica de “superstición” de los antiguos e
ignorantes filósofos.

Así, hay magia en todo papiro; magia en todas las fórmulas religiosas; magia
embotellada en frascos herméticamente cerrados con miles de años de antigüedad;
magia en obras modernas elegantemente encuadernadas; magia en la mayoría de las

76
Ensayo: Prefacio de Colebroke.
77
A través de Mr. Barthelerny St. Hilaire, el mundo ha aprendido que “¡el genio hindú, ha
permanecido siempre en una especie de subdesarrollo infantil, en lo que respecta a la
metafísica!”
333

novelas populares; magia en reuniones de sociedad; la magia –peor que eso, la


HECHICERIA– está en el mismo aire que se respira en Europa, América, Australia;
cuanto más civilizada y culta es una nación, tanto más formidable y efectivo es el
efluvio de magia inconciente que emite y guarda en la atmósfera circundante…

Naturalmente, estando la magia ridiculizada y declarada tabú, no será nunca


aceptada bajo su nombre legítimo; aunque no obstante, la ciencia oficial ha empezado a
ocuparse ya, y no poco, si bien bajo máscaras modernas, de esta ciencia condenada al
ostracismo. ¿Pero qué es lo que hay en un nombre? El que un lobo se defina
científicamente como un animal del genus canis, ¿lo convierte en un perro? Los
hombres de ciencia prefieren denominar la magia que fue investigada por Porfirio y
explicada por Jámblico, hipnosis histérica, pero esto no la hace ser menos magia. El
resultado y consecuencia de la primitiva Revelación que los Reyes–instructores de las
“Dinastías Divinas” dieron a las tempranas razas, llegó a ser un conocimiento innato en
la Cuarta Raza, la de los Atlantes; y este conocimiento, en sus raros casos de
manifestaciones genuinas “anormales”, es llamado ahora mediumnismo. La historia
secreta del mundo, preservada sólo en lejanos y seguros refugios, si se contara sin
reservas, informaría por sí sola a las actuales generaciones, sobre los poderes que
permanecen latentes en el hombre y en la Naturaleza y que son desconocidos para la
mayoría. El tremendo abuso que hicieron de la magia los Atlantes fue lo que condujo a
su raza a la destrucción total, –y al olvido–. La relación de sus hechicerías y de sus
perversos encantamientos ha llegado hasta nosotros en trozos fragmentados, a través de
escritores clásicos en forma de leyendas y pueriles cuentos de hadas atribuidos a
remotas naciones. De allí el desprecio por la necromancia y la teurgia. En nuestros días,
se ríen tanto de las “brujas” de Tesalia, como del médium moderno o del creyente
esoterista. Esto, nuevamente, es debido a la hechicería, y uno debería tener siempre el
coraje moral de repetir este término; la magia, de la que fatalmente se abusó, es la que
forzó a los adeptos, “los Hijos de la Luz”, a enterrarla profundamente, después que sus
pecaminosos devotos encontraran para sí una sepultura acuática en el fondo del océano;
situándola de este modo fuera del alcance de los profanos de la raza que siguió a la de
los Atlantes. El mundo debe “agradecer” entonces a la hechicería su ignorancia actual
sobre la magia. ¿Pero quién o qué clase de gente en Europa o América creerá esto?
Nadie, salvo una excepción; y esta excepción, la constituyen los católicos romanos, y su
clerecía; pero aún ellos, obligados por sus dogmas religiosos a dar crédito de la
existencia de la magia, le atribuyen un origen satánico. Es sin duda esta teoría la que ha
impedido hasta ahora que la magia sea tratada científicamente.

Sin embargo, nolens volens78, la ciencia ha de ocuparse de ella. La Arqueología, a


través de su departamento más interesante –la Egiptología y la Asiriología–, está
fatalmente
unida a ello, haga lo que haga. Pues la magia se encuentra de tal manera enraizada con
la historia mundial que si esta última ha de escribirse alguna vez en su totalidad,
diciendo la verdad y nada más que la verdad, no parece que haya otro remedio. Si la
arqueología cuenta todavía con descubrimientos e informes sobre escritos hieráticos que
estén libres del odioso tema, entonces mucho nos tememos que la HISTORIA nunca
será escrita.

78
No queriendo, queriendo. (N. del T.)
334

Uno puede imaginar la embarazosa posición y por ello simpatiza profundamente


con algunos sabios y miembros de la Royal Society79 de entre los muchos académicos y
orientalistas. Estos forzados a descifrar, traducir e interpretar viejos papiros
enmohecidos, inscripciones en estelas y tablillas babilónicas, ¡se encuentran en cada
momento cara a cara con la MAGIA! Ofrendas votivas, grabados, jeroglíficos,
encantamientos –toda la parafernalia de esa odiosa “superstición”– les miran fijamente a
los ojos, demandan su atención y les llenan de la más desagradable perplejidad.
Pensemos por un momento cuáles tendrían que ser sus sentimientos al estudiar el
siguiente caso: Se exhuma un papiro que tiene evidentemente un gran valor. Es el
pasaporte post–mortem que se ha facilitado al alma osirificada80 de un Príncipe o
incluso de un Faraón que ha partido recientemente, escrito con caracteres rojos y negros
por un famoso y erudito escriba, pongamos por caso de la IV Dinastía, bajo la
supervisión de un Hierofante Egipcio –una clase admirada en todas las épocas y
considerada por la posteridad como la más elevada de entre los filósofos y sabios
antiguos–. Las fórmulas ahí contenidas fueron escritas en las horas solemnes de la
muerte y entierro de un Rey–Hierofante, de un Faraón y gobernante. El fin del
documento es presentar al “alma” ante sus jueces en la temible región del Amenti, ahí
donde se dice que una mentira tiene más peso que cualquier otro crimen. El orientalista
toma el papiro y dedica a su interpretación días, quizás semanas de trabajo para
encontrar en él la siguiente
afirmación: “En el año XIII, y en el segundo mes de Schomoo, en el 28 día del mismo,
nosotros, el primer Sumo Sacerdote de Amón, el Rey de los Dioses, Penotman, el hijo
del delegado (o sustituto)81 del Sumo Sacerdote Pion–ki–moan, y el escriba del templo
de Sosser–soo–khons y de la Necrópolis Bootegamonmoo, comenzamos a vestir al
fallecido príncipe Oozirmari Pionokha, etc., etc., preparándole para la Eternidad.
Cuando la momia estaba concluida se le pidió que se levantara y agradeciera a sus
sirvientes; igualmente se le pidió que aceptara un cubre elaborado para él por la mano
de la “dama cantante”, Nefrelit Nimutha, que entró en la Eternidad en el año tal y
cual”. ¡Unos cientos de años antes! Todo ello en jeroglíficos.

Esta puede ser una lectura equivocada. Hay, sin embargo, docenas de papiros bien
autentificados, que registran lecturas y narraciones más curiosas que la corroborada en
éste por Sanchoniaton y Manetón, por Platón y Herodoto, por Sincello y docenas de
escritores y filósofos que mencionan la cuestión. Aquellos papiros citan con harta
frecuencia, tan seriamente como cualquier otro hecho histórico que no necesita una
especial corroboración, dinastías completas de Reyes–Manes, es decir, de fantasmas y
espectros. Lo mismo se encuentra en las historias de otras naciones.

79
Célebre e influyente sociedad dedicada a toda clase de investigaciones científicas para el
adelanto de los conocimientos humanos.
80
Tendríamos que aclarar al lector que toda alma (que nace nuevamente después de la muerte
del cuerpo que la animó, dentro de su ciclo de 8.000 años) se convertía en Egipto en “Osiris”,
era Osirificada, esto equivale a decir que la personalidad se reducía a sus principios
superiores, a un espíritu.
81
“Sustituto”, era el nombre dado al padre del “Hijo” adoptado por el Sumo Sacerdote
Hierofante; una clase de estos Hierofantes permanecían solteros, y adoptaban “Hijos”
con el fin de la sucesión y transmisión de su poder.
335

Todas ellas pretenden para sus primeras y más tempranas dinastías82 de


gobernantes y reyes, lo que los griegos llamaban Manes y los egipcios, Ourvagan,
“dioses”, etc. Rosellini ha tratado de interpretar la enigmática afirmación, pero en vano.
Y dice: “Significando la palabra manes ourvagan, y este término en su sentido literal,
imagen externa, si fuera posible situar esa dinastía dentro de algún período histórico,
podríamos suponer que la palabra se referirla a alguna forma de gobierno teocrático,
representado por imágenes de dioses y sacerdotes” 83.

Una dinastía de reyes, a todas luces vivientes, y en todo caso, actuando y reinando,
que resultaran haber sido simples maniquís e imágenes, requeriría para ser aceptada una
dosis de credulidad moderna mucho mayor que incluso el creer en los “reyes
fantasmas”.

¿Eran todos estos Hierofantes y Escribas, Faraones y Reyes–Iniciados tan locos o


farsantes, cómplices y embusteros para haberse creído ellos mismos tales cuentos o para
haberlos hecho creer a otros, si no había ninguna verdad en su fundamento? ¿Y ello
durante una larga serie de milenios, desde la primera hasta la última Dinastía?

De la Dinastía divina de los Manes trata más detalladamente el texto de la


Doctrina Secreta; pero pueden mostrarse algunas de tales hazañas en papiros genuinos
y descubrimientos arqueológicos. Los orientalistas han encontrado una tabla de
salvación: aunque forzados a publicar el contenido de algunos papiros famosos, ellos los
llaman ahora Romances de los días del Faraón fulano de tal. El recurso, si bien
ingenioso, no es absolutamente honesto. Los Saduceos literarios pueden estar realmente
contentos ante la situación.

Uno de ellos es el llamado Papiro de Lepsius del Museo de Berlín, que éste ha
adquirido ahora de los herederos de Richard Lepsius. Está escrito con caracteres
hieráticos en la lengua arcaica egipcia (copto antiguo), y es considerado uno de los
descubrimientos arqueológicos más importantes de nuestra época, puesto que
proporciona datos de comparación y rectifica algunos errores en el orden de las
sucesiones dinásticas. Desgraciadamente, faltan los fragmentos más importantes. Los
eruditos egiptólogos, que tuvieron las mayores dificultades en descifrarlo, han
concluido que era “un romance histórico del siglo XVI a.C.84, que refería sucesos que
tuvieron lugar durante el reinado del faraón Keops, el supuesto constructor de la
pirámide de este nombre, que tuvo su auge en el siglo XXVI (?) antes de nuestra era”.
Muestra la vida egipcia y el estado de la sociedad en la Corte de este gran Faraón, casi
900 años antes de la “pequeña desavenencia entre José y la Sra. Potiphar”.

82
La Doctrina Secreta enseña que aquellas dinastías estaban compuestas por seres divinos,
“las imágenes etéreas de criaturas humanas”, en realidad, “dioses” en sus cuerpos astrales
luminosos; los Sistha de los Manvantaras precedentes.
83
Rosellini, I monumenti dell' Egitto e della Nubia, vol. I, pág. 8. El dice además que Manetón y
las viejas Crónicas están de acuerdo en traducir la palabra manes por nekhues. En las
“Crónicas” de Eusebio de Cesarea, descubiertas en Milán y comentadas por el Cardenal Mai,
se traduce la palabra nekhues también como ourvagan, “la sombra externa” o “imagen etérea
de los hombres”; en suma, el cuerpo astral.
84
Supuestamente, durante la Dinastía XVIII, de acuerdo con las Tablas Sincrónicas de
Manetón, desfiguradas hasta lo irreconocible por el hábil Eusebio, el obispo demasiado listo de
Cesarea.
336

La primera escena se inicia con el rey Keops en su trono, rodeado por sus hijos, a
quienes manda que le entretengan con narraciones sobre la remota Antigüedad y sobre
los poderes milagrosos que ejercían los célebres sabios y magos de la corte de su
predecesor. El príncipe Kefren, contó entonces a la audiencia cómo un magus en la
época del faraón Nebkha fabricó un cocodrilo de cera y lo dotó de vida y obediencia.
Habiendo sido colocado por un esposo en la habitación de su esposa infiel, el cocodrilo
atrapó entre sus fauces a los dos, mujer y amante, y los llevó dentro del mar. Otro
príncipe contó una historia de su abuelo, el padre de Keops, el faraón Snefru.
Sintiéndose éste agotado, mando llamar a un mago a su presencia, quien le aconsejó
como remedio el espectáculo de veinte bellas doncellas de la corte divirtiéndose en una
barca en el lago cercano. Las doncellas obedecieron y el corazón del viejo déspota se
“refrescó”. Pero repentinamente una de las damas chilló y empezó a llorar fuertemente.
Un valioso collar se le había caído al agua, que tenía una profundidad de 120 pies en ese
lugar. Entonces, un mago pronunció una fórmula, llamó a los genii del agua y del aire
en su ayuda y sumergiendo su mano en las olas, extrajo de ellas el collar. El Faraón
estaba profundamente impresionado por la hazaña. Ya no miró a las veinte bellas,
“despejadas de sus ropas, cubiertas de redecillas y con veinte remos hechos de ébano y
oro”; sino que mandó se hicieran sacrificios para los manes de estos dos magos, cuando
se murieran. A esto añadió el príncipe Gardadathu que el más elevado de tales magos no
muere nunca, y que uno de estos vive hasta el día de hoy, en la ciudad de Deyd–
Snefroo, más que centenario; que su nombre era Deddy; y que tenía el poder milagroso
de volver a unir las cabezas cortadas a sus troncos y devolverles la vida, así como pleno
dominio y autoridad sobre los leones del desierto. Deddy, sabía asimismo dónde
procurarse los caros materiales necesarios para el templo al dios Thot (la deidad de la
sabiduría), que el faraón Keops ansiaba levantar junto a su gran pirámide. Después de
oír esto, el poderoso rey Keops expresó el deseo de ver al viejo sabio en su corte. El
príncipe Gardadathu emprendió viaje al instante y a la vuelta trajo consigo al gran
mago.

Después de largos saludos, cumplidos mutuos y reverencias, según el papiro,


siguió
entre el Faraón y el sabio una larga conversación, que, resumida decía así:

–“Me han contado, oh sabio, que eres capaz de volver a unir de nuevo las cabezas
cercenadas a sus cuerpos”.
–“Puedo hacerlo, gran Rey”, contestó Deddy.
–“Que traigan aquí sin dilación a un criminal”, dijo el Faraón.
–“Gran Rey, mi poder no se extiende a los hombres. Sólo puedo resucitar a los
animales” –observó el sabio–.

Entonces fue traído un ganso, su cabeza fue cortada y situada en la esquina


oriental e la sala y su cuerpo en la parte occidental. Deddy extendió su brazo
sucesivamente en las dos direcciones y murmuró una fórmula mágica. En el acto se
levantó el cuerpo del ave y caminó hacia el centro de la sala, y la cabeza rodó hasta
encontrarse con éste. Luego saltó la cabeza sobre el cuello sangrante; los dos fueron
reunificados; y el ganso empezó a caminar, a pesar de la decapitación.

Esta misma hazaña maravillosa la repitió Deddy con canarios y con un toro.
Después
de ello el Faraón deseó ser informado sobre el proyectado templo de Thot.
337

El sabio–mago lo sabía todo sobre los viejos restos del templo, ocultos
en cierta casa de Heliópolis, pero no tenía derecho a revelárselo al rey. La
revelación debía venir del mayor de los trillizos de Rad–Dedtoo: “Esta es la
esposa del sacerdote del Sol, de la ciudad de Saheboo. Ella concebirá
trillizos del Dios–Sol, y estos hijos jugarán un papel importante en la historia
de la tierra de Khemi (Egipto), ya que serán llamados a gobernarla. El
mayor, antes de convertirse en Faraón, será Sumo Sacerdote del Sol en la
ciudad de Heliópolis”.

“Después de oír esto, el faraón Keops, a causa de su pesar rasgó sus ropas: ¡su
dinastía sería derrocada por el hijo de la deidad, para la que efectivamente, estaba
levantando un templo!”.

Aquí el papiro está roto; y faltando una gran parte del mismo, a la posteridad le es
negada la posibilidad de saber lo que emprendió el Faraón ante esta situación.

El fragmento que sigue nos permite apreciar lo que es evidentemente el tema


principal del arcaico documento, el nacimiento de los tres hijos del Dios–Sol. Tan
pronto como Rad–Dedtoo sintió los dolores del parto, el gran Dios–Sol llamó a las
diosas Isis, Neftis, Mesehentoo y Hekhtoo, y las envió para que ayudaran a la
sacerdotisa, diciendo: “Ella va a dar a luz a mis tres hijos, que serán los que algún día,
regirán esta tierra. Ayudadla y ellos levantarán templos en honor a vosotras, harán
innumerables libaciones de vino y sacrificios”. Las diosas hicieron lo que se les pidió, y
nacieron tres niños, cada uno de cerca de un metro de alto y con los brazos muy largos
85
. Isis les dió sus nombres, Neftis los bendijo, mientras las otras dos diosas confirmaron
sobre ellos el glorioso futuro que iban a tener. Los tres jóvenes, se convirtieron con el
tiempo en reyes de la V Dinastía, siendo sus nombres Ouserkath, Sagoorey y Kakäy.
Después que las diosas hubieran retornado a sus mansiones celestes sucedieron algunos
milagros importantes. El trigo que se había dado a las diosas madres volvió por sí
mismo al arcón de los cereales de una dependencia del Sumo Sacerdote, y los sirvientes
dijeron que voces de seres invisibles, cantaban allí los himnos que se entonaban en el
nacimiento de príncipes herederos, y se escucharon claramente los sonidos de la música
y de las danzas que pertenecen a este rito. Posteriormente, este fenómeno puso en
peligro las vidas de los futuros reyes –los trillizos–.

Habiendo sido castigada una esclava en una ocasión, por la Suma Sacerdotisa, se
fue corriendo de casa y habló así a las masas aglomeradas: “¿Cómo se atreve a
castigarme ella, la mujer que dio nacimiento a tres reyes? Iré y se lo diré al faraón
Keops, nuestro señor”.

En este punto tan interesante, nuevamente está el papiro roto; y el lector se queda
una
vez más sin saber lo que resultó de la denuncia y cómo evitaron los tres pretendientes–
niños ser perseguidos por el supremo gobernante86.

85
Los brazos largos eran en Egipto, como ahora en la India, un símbolo del estado de
Mahâtmâ o Adepto.
86
Esto es lo que más debemos lamentar, –dice el traductor del papiro–, “teniendo en cuenta
que los detalles legendarios, contenidos en el Papiro de Lepsius están basados evidentemente
en las tradiciones más antiguas y emanan en realidad de testigos oculares y de pruebas de
338

Otro de estos sucesos mágicos nos los proporciona Mariette Bey (Mon. Dir. pl. 9,
época persa), a partir de una tablilla del Museo Bulak87, concerniente al reino etíope
fundado por los descendientes de los Sumos Sacerdotes de Amón, donde floreció la
teocracia absoluta. Parece que fue el mismo dios, el que seleccionó los reyes a su antojo,
y “la estela 114, que es un edicto oficial de la elección de Aspalout, muestra como
tuvieron lugar tales hechos”. (Gebel–Barkal). El ejército formó cerca de la montaña
Sagrada de Napata, eligió a seis oficiales que debían encontrarse con otros delegados
propuestos por el estado, para proceder a la elección del Rey.

“Venid”, dice la leyenda inscripta, “venid, elijamos un Señor que sea como un
toro joven e irresistible”. Y el ejército comenzó a lamentarse, diciendo: “Nuestro Señor
está con nosotros y no lo conocemos”. Y otros remarcaron: “Sí, pero podemos
conocerlo, aunque hasta ahora nadie salvo Râ (el Dios), lo conoce. Que el gran Dios le
proteja del mal, dondequiera que se encuentre”… En el acto gritó todo el ejército: “Pero
existe ese dios Amón–Râ en la montaña Sagrada, y él es el dios de Etiopía. Vayamos a
él; no habléis en ignorancia de él, pues la palabra hablada en ignorancia de él no es
buena. Dejémosle elegir a él, a ese dios, que es el dios del reino de Etiopía, desde los
días de Râ… El nos guiará, ya que los reyes etíopes son todos obra suya, y él dará el
reino al hijo que ama”. “Esto es lo que dijo todo el ejército: Son palabras excelentes, en
verdad… un millón de veces.”

La narración, muestra luego a los delegados debidamente purificados,


dirigiéndose al
templo y postrándose ante la enorme estatua de Amón–Râ, mientras formulan su
petición. “Los sacerdotes etíopes son poderosos. Saben fabricar imágenes y estatuas
milagrosas, capaces de moverse y de hablar para servir como vehículo de los dioses; es
un arte que mantuvieron de sus ancestros egipcios.”

Todos los miembros de la familia real pasaban en procesión delante de


Amón–Râ, y ésta no se movía aún. Pero tan pronto como Aspalout se
aproximó a ella, le saludó la enorme estatua con los dos brazos y exclamó
con potente voz: “Este es vuestro rey, este es vuestro Señor que os hará
vivir”. Y los jefes del ejército saludaron al nuevo Faraón. Este entró en el
santuario y fue coronado personalmente por el dios con sus propias manos;

primera mano”. Los datos en el papiro coinciden totalmente con los hechos conocidos, y están
de acuerdo con los descubrimientos realizados por la egiptología y con la innegable
información obtenida de la historia y de hechos remotos de esa “tierra del misterio y del
enigma”, como Hegel la llamó. Por ello no tenemos ningún motivo para dudar de la autenticidad
de la narración general contenida en nuestro papiro. Asimismo, nos revela hechos históricos
enteramente nuevos. Así, nos enteramos en primer lugar de que Kefren, fue hijo de Keops; que
la V Dinastía se originó en la ciudad de Saheboo; que los tres primeros faraones fueron tres
hermanos y que el mayor de estos trillizos había sido Sumo Sacerdote Solar en Heliópolis
antes de subir al trono. Por escasos que puedan parecer los detalles, adquieren bastante
importancia en la historia de los sucesos distantes de nosotros más de 40 siglos. Finalmente, el
Papiro de Lepsius, es un documento extremadamente antiguo, escrito en la antigua lengua
egipcia, al tiempo que los hechos narrados en él, pueden, por su originalidad (¿magia?), ser
parangonados con las mejores narraciones egipcias traducidas y publicadas por el famoso
egiptólogo y arqueólogo Maspero, en su obra llamada Contes de l'Ancienne Egypte.
87
Bulak, barrio situado en el puerto del Cairo, donde estuvo situado desde 1858 hasta 1891 el
MuseoEgipcio, que fue trasladado posteriormente a Gizeh y en 1902 cerca del puente de Kars
el–Nil, que une la margen derecha con la isla de Guézira. (N. del T.)
339

luego se reunió con su ejército. La fiesta finalizó con la distribución de pan y


cerveza.” (Gebel–Barkal).

Hay una serie de papiros e inscripciones antiguas que prueban sin la menor duda
que durante miles de años los Sumos Sacerdotes, los magos y los faraones –así como las
masas– , creyeron en la magia, además de practicarla; siendo esta última propensa a ser
atribuida a hábiles juegos malabares. Las estatuas tuvieron que ser fabricadas; pues, a
menos que estuvieran hechas con ciertos elementos y piedras, preparadas bajo ciertas
constelaciones, de acuerdo con las condiciones prescritas por el arte mágico, no se podía
hacer actuar dentro de éstas los poderes divinos (infernales, si alguien lo quiere así), o
las FUERZAS, que se esperaba animasen a tales estatuas e imágenes. Una batería
galvánica, si se quiere que produzca sus efectos mágicos, ha de ser preparada con
metales y materiales específicos, no al azar. Una fotografía ha de ser obtenida bajo
ciertas condiciones especiales de oscuridad y con ciertas substancias químicas, antes de
que produzca el efecto deseado.

Hace unos veinte años se enriqueció la Arqueología con un documento egipcio


muy curioso que da los puntos de vista de esta antigua religión sobre el tema de los
fantasmas (manes) y sobre la magia en general. Es el llamado Papiro Harris sobre
Magia (Papyrus Magique). Es extremadamente curioso por su relación con las
enseñanzas esotéricas, y además muy sugestivo.

OSTENDE, julio de 1886


(Apareció en The Theosophist de octubre de 1886)

MAHATMAS Y CHELAS
Helena Petrovna Blavatsky

Publicado en “The Theosophist” de 1884

Un mahatma es un personaje que mediante una preparación y educación


especiales ha desarrollado aquellas facultades superiores y ha alcanzado aquel
conocimiento espiritual que la humanidad común adquirirá después de pasar a
través de innumerables series de reencarnaciones durante el proceso de
evolución cósmica, siempre que, como es natural, no vaya durante ellas en
contra de los fines de la Naturaleza y cause su propia aniquilación. Este
proceso de autoevolución de los Mahâtmâs se extiende sobre un cierto número
de “encarnaciones", aunque, comparativamente hablando, son muy pocas.
Pero, ¿qué es lo que encarna? La Doctrina Secreta, hasta donde ha sido
revelada, muestra que los tres primeros principios mueren más o menos con la
llamada muerte física. El cuarto principio, junto con las partes inferiores del
quinto donde residen las tendencias animales, tiene a Kâma-loka por morada,
donde sufre la agonía de la desintegración en forma proporcional a la
intensidad de los deseos inferiores; mientras que es el Manas superior, el
hombre puro,
340

el que está asociado con los principios sexto y séptimo, quien entra en el
Devachan para
disfrutar ahí los efectos de su buen Karma, y reencarnar después en una
individualidad
superior. Ahora bien, una entidad que está pasando por la instrucción oculta en
sus
sucesivos nacimientos, en cada encarnación tiene gradualmente cada vez
menos de ese
Manas inferior, hasta que llega el momento en que todo su Manas, siendo de
carácter
totalmente elevado, está centrado en su individualidad superior, es entonces
cuando
puede decirse que tal persona se ha convertido en un Mahatma .En el
momento de su
muerte física perecen los cuatro principios inferiores sin ningún sufrimiento,
pues estos
son para él, de hecho, como un adorno superficial que se quita o se pone a
voluntad. El
verdadero Mahâtmâ no es entonces su cuerpo físico, sino ese Manas superior
que está
inseparablemente unido a Âtmâ y a su vehículo (el sexto principio),una unión
efectuada
por él en un período comparativamente muy corto, debido a que sigue el
proceso de
auto –evolución establecido por la Filosofía Oculta. Por eso, cuando la gente
expresa el
deseo de “ver a un Mahâtmâ”, realmente no parecen entender que es lo que
piden.
¿Cómo pueden esperar ver con sus ojos físicos lo que trasciende a la
vista?¿Es el cuerpo
–una mera cáscara o máscara – lo que imploran ver y tras lo que van?? Y
suponiendo que
ven el cuerpo de un Mahâtmâ, ¿cómo pueden saber que tras esa máscara hay
oculta una
entidad elevada?¿Bajo qué criterios van a juzgar si Mâyâ refleja ante ellos la
imagen de
un verdadero Mahâtmâ? ¿Y quién puede decir que lo físico no es Mâyâ? Las
cosas
elevadas pueden ser percibidas sólo mediante un sentido relacionado con esas
cosas
elevadas; por tanto quien desee ver a un verdadero Mahâtmâ deberá usar
entonces su
vista intelectual. Deberá elevar su Manas de tal manera que su percepción sea
clara y
todas las neblinas creadas por Mâyâ sean dispersadas. Su visión será
entonces brillante
y podrá ver a los Mahâtmâs dondequiera que esté; pues estando fusionados el
sexto y
el séptimo principio que son ubicuos y omnipresentes, puede decirse que los
Mahâtmâs
341

están en todas partes. Esto sería como encontrarnos en la cima de una


montaña y tener
a nuestra vista toda la llanura, y con todo, no estar enterados de cada árbol o
lugar
particular, ya que desde esa elevada posición todo lo que está debajo es casi
idéntico, y
así como nuestra atención puede ser atraída hacia algo que sobresale o
desentona del
entorno, de esta misma manera, aunque toda la humanidad está dentro de la
vista
mental de los Mahatmas, no se puede esperar de ellos que tomen nota
especial de cada
ser humano, a menos que éste atraiga su particular atención por sus actos
especiales. Su
preocupación esencial es el mayor bien para la humanidad en conjunto, pues
ellos
mismos se han identificado con esa Alma Universal que traspasa la
Humanidad, y el que
quiera atraer su atención debe hacerlo de esa manera, a través ,de esa Alma
que se
extiende por doquier.
Esta percepción del Manas puede ser denominada “fe”, que no debe ser
confundida
con “creencia ciega”. “Creencia ciega” es una expresión usada a menudo para
indicar la
creencia sin percepción o comprensión; mientras que la verdadera percepción
de Manas
es esa creencia inteligente, que es el verdadero significado de la palabra “fe
”.Esta
creencia debe estar al mismo tiempo acompañada por el conocimiento, es
decir, por la
experiencia, pues “el verdadero conocimiento lleva consigo la fe”.La fe es la
percepción
del Manas (el quinto principio),mientras que el conocimiento, en el verdadero
sentido
de la palabra, es la capacidad del Intelecto, es decir, es percepción espiritual.
En
resumen, la individualidad superior del hombre, compuesta por su Manas
superior, el
sexto principio y el séptimo, debe trabajar como una unidad, y sólo entonces se
puede
obtener “la sabiduría divina ”,pues las cosas divinas sólo pueden ser percibidas
mediante
facultades divinas. Así, el deseo que debe mover a alguien a pedir ser
aceptado como
chela ,es el comprender las funciones de la Ley de Evolución Cósmica para
poder
trabajar en armonioso acuerdo con la Naturaleza, en vez de ir en contra de sus
fines por
ignorancia.
342

La Memoria en el Agonizante
(Memory in the Dying, Lucifer, oct 1889)

[Artículos por H. P. Blavatsky]

Encontramos en una carta muy antigua de un MAESTRO, escrita años atrás a un


miembro de la Sociedad Teosófica, las siguientes líneas sugestivas sobre el estado
mental de un hombre agonizante:

" En el último momento, la vida entera es reflejada en


nuestra memoria y emerge de todos los rincones y
esquinas olvidadas, cuadro tras cuadro, un evento tras
otro. El cerebro agonizante desaloja su memoria con un
fuerte y supremo impulso; y la memoria restablece
fielmente cada impresión que le ha sido confiada
durante el período de actividad del cerebro. Esos
pensamientos e impresiones que fueron los más fuertes,
naturalmente se vuelven los más vívidos, y sobreviven,
por así decirlo, a todos los demás, los cuales ahora se
desvanecen y desaparecen por siempre, pero reaparecerán
en el Devachan. Ningún hombre muere demente o
inconsciente, como unos fisiólogos afirman. Igualmente
un hombre loco o uno en un ataque de delirium tremens
tendrán su instante de perfecta lucidez en el momento
de la muerte, aunque sean incapaces de decírselo a los
que estén presentes. El hombre frecuentemente podría
aparentar estar muerto. Todavía desde la última
pulsación, y entre el último latir de su corazón y el
momento cuando la última chispa de calor animal
abandone el cuerpo, el cerebro piensa y el EGO vive, en
estos pocos segundos, vive su vida entera de nuevo.
Hablad en voz baja, tú que le asistes en su lecho de
muerte, y te encuentras ante la solemne presencia de la
muerte. Especialmente guardad silencio, después que la
muerte ha puesto su mano fría sobre el cuerpo. Hablad
en voz baja os digo, para que no perturbes la
silenciosa onda de pensamiento e impidas el arduo
trabajo del Pasado proyectando su reflexión sobre el
velo del futuro..."1

La declaración precedente ha sido más de una vez opuesta intensamente por los
materialistas; la Biología y la Psicología (científica), insistían en oponerse juntas a la
idea, y mientras la última no tenía datos que tendieran a demostrar tal hipótesis, la
anterior rechaza la idea como una "superstición" vacía. Mientras tanto, incluso la
biología esta limitada a progresar, y esto es lo que de sus últimos logros hemos
aprendido. El Dr. Ferré ha comunicado muy recientemente a la Sociedad Biológica de
París una muy curiosa nota sobre el estado mental del agonizante, la cual corrobora
343

maravillosamente las líneas antes expuestas. Por que, es este fenómeno especial de la
reminiscencia de la vida y del súbito resurgir de las paredes vacías de la memoria, de
todo su largo abandono y olvidados "rincones y esquinas", de "cuadro tras cuadro", que
el Dr. Ferré atrae la atención de los Biólogos.

Debemos prestar atención especial a dos de entre los numerosos casos dados por
este científico en su Informe, que muestra como científicamente correctas las
enseñanzas que recibimos de nuestros Maestros Orientales.

El primer caso es el de un tísico moribundo cuya enfermedad desarrolló a


consecuencia de una afección espinal. Ya la conciencia había dejado al hombre, cuando
fue llamado a la vida por dos inyecciones sucesivas de un gramo de éter, el paciente
levantó ligeramente su cabeza y empezó a hablar rápidamente en Flamenco, un idioma
que ninguno alrededor ni tampoco él mismo, entendían. Ofreciéronle un lápiz y un
pedazo de cartón blanco, escribió con gran rapidez varias líneas en ese idioma — muy
correctamente, como se determinó posteriormente - calló de espalda y murió. Cuando se
tradujo, se encontró que el escrito se refería a un asunto muy prosaico. Él había
repentinamente recordado y escrito que le debía a cierto hombre una suma de 15 francos
desde 1868 - hacía más de veinte años — y deseó que le fuera pagado.

¿Pero, porqué escribió su último deseo en flamenco? El difunto era nativo de


Antwerp, pero había salido de su país de niño, sin nunca haber aprendido el idioma, y
habiendo vivido toda su vida en París, hablaba y escribía solamente en Francés.
Evidentemente su conciencia retornó, esa última llamarada de memoria se desplegó ante
él, como un panorama retrospectivo de toda su vida, aun para el hecho fútil de haber
pedido prestado veinte años atrás unos francos a un amigo, esto no emanó de su cerebro
físico solamente, sino que de su memoria espiritual, del Ego Superior (Manas o
Individualidad Re-encarnada). El hecho de hablar y escribir en Flamenco, un idioma
que había escuchado una vez en su vida cuando todavía no podía pronunciarlo, es una
prueba adicional. El EGO es casi omnisciente en su naturaleza inmortal. De hecho la
materia no es nada más que "el último grado y como la sombra de la existencia", como
Ravaisson, miembro del Instituto Francés, nos dijo.

Pero, a nuestro segundo caso.

Otro paciente, agonizando de un consumo pulmonar e igualmente reanimado por


una inyección de éter, giró su cabeza hacia su esposa y rápidamente le dijo: "Tú no
puedes encontrar el prendedor ahora, todo el piso ha sido renovado desde entonces".
Esto era en referencia a la pérdida de un prendedor de bufanda dieciocho años atrás, un
hecho tan insignificante que casi se había olvidado, pero que no falló en ser revivido en
el último pensamiento del moribundo, quien habiendo expresado en palabras lo que vio,
de repente se detuvo y respiró por última vez. Así uno de los miles de pequeños eventos
diarios, y accidentes de una larga vida parecerían ser llamados a la conciencia
fluctuante, en el supremo momento de la disolución. ¡Una larga vida, quizás, vuelta a
vivir en el espacio de un corto segundo!

Un tercer caso al que podemos prestar atención, que corrobora todavía más
fuertemente esa aserción del Ocultismo que localiza tales recuerdos en el poder-
pensamiento de la individualidad, en lugar del EGO personal (inferior). Una joven
muchacha, quien había sido sonámbula hasta sus veintidós años, ejecutó durante sus
344

horas de sueño sonámbulo las funciones más variadas de vida doméstica. De las que no
tenía ningún recuerdo al despertar.

Entre otros impulsos síquicos que se manifestaron únicamente mientras ella


dormía, estaba una tendencia sigilosa bastante ajena a su estado de vigilia. En este
último ella era franca y sincera hasta cierto punto, y muy descuidada en su propiedad
personal; pero en el estado sonámbulo tomaría artículos que le pertenecían o que
estuvieran a su alcance y los ocultaría con ingeniosa habilidad. Este hábito siendo
conocido por sus amigos y parientes, y estando al cuidado de dos enfermeras, las cuales
observaban con atención sus acciones durante sus paseos nocturnos por años, nada
desapareció que no se pudiera restaurar fácilmente a su lugar usual. Pero en una noche
sofocante, la enfermera calló dormida, la joven se levantó y fue al estudio de su padre.
Este último, un notario de fama, había trabajado hasta muy tarde esa noche. Y fue
durante una ausencia momentánea de su cuarto que la sonámbula entró, y
deliberadamente tomó posesión de un testamento dejado sobre el escritorio, y también
de una suma de varios miles de libras en bonos y notas. Luego procedió a ocultarlos en
la cavidad de dos pilares huecos colocados en la biblioteca para hacer juego con los
pilares sólidos, y robándoselo del cuarto antes del regreso de su padre, regresó a su
habitación y cama sin despertar a la enfermera que aún estaba dormida en el sillón.

El resultado fue, que, como la enfermera negó categóricamente que la joven


dejara el cuarto, la sospecha fue desviada del real culpable, y el dinero no pudo ser
recuperado. La pérdida del testamento implicó una demanda legal la cual casi
empobreció a su padre y arruinó por entero su reputación, y la familia calló en grandes
aprietos. Cerca de nueve años más tarde la muchacha quien, durante los últimos siete
años no había sido sonámbula, cayó dentro de un consumo del cual finalmente murió.
En su lecho de muerte, el velo que había colgado delante de su memoria física se
levantó, su discernimiento divino despertó; los cuadros de su vida vinieron de repente
ante su ojo interno; y entre otras cosas vio la escena de su robo sonámbulo. De repente
despierta del letargo en el que había quedado por varias horas, su rostro mostró señales
de una terrible emoción dentro de ella, y lloró exclamando "¡Ah! ¿Qué he hecho?... fui
yo quién tomó el testamento y el dinero... Vayan a buscar en los pilares huecos en la
biblioteca, yo he... " Ella nunca terminó su oración, pues la propia emoción la mató.
Pero la búsqueda se realizó y el testamento y el dinero fueron encontrados dentro de los
pilares de roble como ella había dicho. Lo que hace este caso más extraño es que, los
pilares estaban tan altos que, aún parándose en una silla y con suficiente tiempo a su
disposición, en lugar de sólo unos pocos minutos, la sonámbula no podría haber
alcanzado y haber dejado caer los objetos dentro de las columnas huecas. Se debe notar,
sin embargo, que el extático y el convulsivo (Vide the Convulsionnaires de St. Médard
et de Morizine) parecen poseer una facilidad anormal para escalar paredes y saltar aún a
la cima de los árboles.

Tomando los hechos como se han dicho, ¿no podrían inducirnos a creer que el
personaje sonámbulo posee una inteligencia y memoria propia aparte de la memoria
física del despierto Ego inferior; y que es la anterior la que recuerda in articulo mortis,
el cuerpo y los sentidos físicos cuando en el último caso cesan de funcionar, y la
inteligencia gradualmente fabrica su escape final a través de la avenida de la psiquis y
por último de toda la conciencia espiritual? ¿Y porqué no? La ciencia materialista
comienza ahora a conceder a la psicología más de un hecho que hubiera vanamente
suplicado reconocimiento veinte años atrás. En "La Existencia Real", Ravaisson nos
345

dice, "la vida de la cual cada otra vida es un imperfecto bosquejo, un boceto débil, es
aquella del Alma". Esa que el público en general llama "alma", nosotros la llamamos
"Ego reencarnado". "Ser, es vivir, y vivir es voluntad y pensamiento", dice el científico
francés.2

Pero, si de hecho el cerebro físico es sólo un área limitada, el campo para contener
las rápidas llamaradas del ilimitado e infinito pensamiento, ni la voluntad ni el
pensamiento se puede decir se generan dentro de él, aun de acuerdo a la ciencia
materialista, la grieta intransitable entre la materia y la mente ha sido ya confesada por
Tyndall y muchos otros. El hecho es que el cerebro humano es simplemente un canal
entre los dos planos --el psico-espiritual y el material–por medio del cual cada idea
abstracta y metafísica se filtra desde el plano Manásico a la más baja conciencia
humana. Por consiguiente, las ideas sobre el infinito y el absoluto no son, ni pueden
estar, dentro de las capacidades de nuestro cerebro. Ellas pueden ser reflejadas fielmente
únicamente por nuestra conciencia Espiritual, por lo tanto son más o menos una débil
proyección en los índices de nuestras percepciones en este plano. Así mientras
frecuentemente se borran archivos de eventos importantes de nuestra memoria, ni
siquiera la más trivial acción de nuestras vidas puede desaparecer de la memoria del
"Alma", porque no hay MEMORIA para ello, sino una siempre presente realidad en el
plano que esta fuera de nuestras concepciones de espacio y tiempo. "El hombre es la
medida de todas las cosas", dijo Aristóteles; ¡y ciertamente él no quiso decir por
hombre, una forma de carne, huesos y músculos!

De todos los profundos pensadores Edgard Quinet, el autor de " La Creación",


expresó mejor esta idea, hablando del hombre, lleno de sentimientos y pensamientos de
los cuales no tiene conciencia del todo, o de los cuales él siente solamente una opaca o
nublada impresión, muestra que el hombre se da cuenta realmente sólo de una pequeña
porción de su ser moral. "Los pensamientos que pensamos, pero que no somos capaces
de definir y formular, una vez rechazados, buscan refugio en la misma raíz de nuestro
ser"... Cuando son alcanzados por el esfuerzo persistente de nuestra voluntad, "se
retiran ante ello, más allá, aún más profundo de — quien sabe que — fibras, pero donde
se mantienen para reinar e impresionar en nosotros aún sin ser invitados y
desconocidos..."

Sí; ellos se vuelven tan imperceptibles y tan inalcanzables como las vibraciones
del sonido y el color cuando estos superan el rango normal. Sin ser vistos y eludiéndose,
trabajan todavía, y así de esta manera ponen los fundamentos de nuestras acciones y
pensamientos futuros, y obtienen dominio sobre nosotros, aunque nunca pensaríamos en
ellos y a menudo ignoráramos su mismo ser y presencia. En ninguna parte Quinet, el
gran estudiante de la Naturaleza, parece ser más acertado en sus observaciones que,
cuando habla de los misterios de los cuales estamos todos rodeados: "Los misterios ni
de tierra ni del de cielo, sino aquellos presentes en la médula de nuestros huesos, en las
células de nuestro cerebro, en nuestros nervios y fibras. Esos no faltan", él agrega, "para
investigar lo desconocido, nos perdemos en el reino de las estrellas, cuando aquí, cerca
de nosotros y en nosotros, descansa lo inalcanzable. Así como nuestro mundo está en su
mayor parte formado de seres imperceptibles que son los verdaderos constructores de
sus continentes, así también es el hombre".

Verdaderamente, desde que el hombre es un manojo obscuro, y para sí mismo de


percepciones inconscientes, de sentimientos indefinidos y emociones mal interpretadas,
346

de memorias por siempre olvidadas y conocimientos que llegan a ser sobre la superficie
de su plano —la ignorancia. Sin embargo, mientras la memoria física en un hombre
saludable es a menudo obscurecida, un hecho fuerte deja fuera otro débil, ahí en el
momento del gran cambio que el hombre llama muerte–eso que llamamos "memoria"
parece regresar a nosotros con un vigor y frescura total.

¿Podría esto no ser debido como se dijo, simplemente al hecho que, por unos
pocos segundos al menos, nuestras dos memorias (o más bien los dos estados, el
superior e inferior de conciencia) se mezclan, y en consecuencia forman uno, y que el
ser agonizante se encuentra en el mismo plano en el qué no hay pasado ni futuro, todo
es presente? La memoria, como todos sabemos, es más fuerte con respecto a sus
primeras asociaciones, en aquel tiempo cuando el hombre del futuro es solamente un
niño, y más un alma que un cuerpo; y si la memoria es una parte de nuestra Alma,
entonces, como Thackeray ha dicho en alguna parte, la memoria debe ser por necesidad
eterna. Los científicos niegan esto; nosotros, los teósofos, afirmamos que esto es así.
Ellos tienen para lo que sostienen sólo pruebas negativas; nosotros tenemos, para
apoyarnos, innumerables hechos por el estilo citados, en los tres casos descritos por
nosotros. Los eslabones de la cadena de causa y efecto con relación a la mente son, y
deben quedar siempre como una terra-incognita para los materialistas. En realidad ya
han adquirido una profunda convicción y, como dice Pope,

Adormecidos en las innumerables cámaras del cerebro


nuestros pensamientos están unidos por muchas cadenas
ocultas...3

...y si todavía los materialistas son incapaces de descubrir estas cadenas, ¿cómo
esperan desenredar los misterios de la mente más elevada, de la mente espiritual?

H. P. B.

Lucifer, Octubre, 1889

Notas
1 The Mahatma Letters to AP Sinnett
2
Rapport sur la Philosophie en France au XIXme. Siècle.
3 Lulled in the countless chambers of the brain / Our thoughts are linked by many a
hidden chain...

MORALIDAD Y PANTEÍSMO
Helena Blavatsky

El punto de partida del sistema "panteísta" (usamos esta palabra por carencia de una
mejor) de moralidad es una clara percepción de la unidad de la energía única operando
347

en el Cosmos manifestado; y el gran resultado último que está luchando incesantemente


por producir, es la afinidad del espíritu humano inmortal y sus poderes latentes con
aquella energía y su capacidad para cooperar con la vida una en la consecución de su
maravilloso objetivo (...) El principal obstáculo para la realización de esta unidad es el
hábito innato del hombre de ponerse siempre a sí mismo en el centro del Universo.
Cualquier cosa que un hombre pueda hacer, sentir o pensar, el irrefrenable "yo" será
seguro la figura central. Tener en cuenta esto hasta en sus aspectos más sutiles, como se
verá, es lo que previene a cada individuo de sentir que su propia esfera de existencia es
sólo el punto exacto donde él está y no otro.
La realización de esta armonía es el aspecto práctico y objetivo del GRAN
PROBLEMA. La práctica de la moralidad es el esfuerzo por descubrir esta esfera; y la
moralidad misma es el hilo de Ariadna en el laberinto de Creta en el que el hombre se
halla. Es de utilidad vana comprender intelectualmente la noción de ser la totalidad y
Brahma (Dios), si esto no es realizado en los actos concretos de la vida. Usted no
puede ser uno con TODO, a menos que todos sus actos, pensamientos y sentimientos
sincronicen con la progresiva marcha de la naturaleza (...)
Hay una tendencia, en cada esfera de la naturaleza, de un acto a repetirse a sí mismo; de
este modo, el karma adquirido en el último nacimiento precedente está siempre
intentando forjar nuevos eslabones en la cadena y por medio de ello conducir a una
existencia material continua; y esta tendencia sólo puede ser contrarrestada por la
realización inegoísta de todos los deberes pertenecientes al ambiente en el cual una
persona nace. (...)
La inactividad del cuerpo físico (sthula-sharira) no indica una condición de inactividad
en los planos de acción astral o espiritual (...) lo que será fácilmente visto por cualquiera
que examine la naturaleza de la dinámica oculta, en la que una cantidad dada de energía
utilizada en el plano espiritual o en el astral es productora de muchos mayores
resultados que la misma cantidad utilizada en el plano físico objetivo de la existencia
(...) Similarmente los efectos últimos de energía espiritual son infinitamente más
grandes que aquellos de energía intelectual.

Collected Writings. Vol. V, pp. 336-41

Publicado en “Teosofía en Argentina” Nº 36, Julio 2002

(El artículo no está completo)

¡NAMASTAE! (88)
La fundación de este periódico se debe a causas que, habiendo sido enumeradas en el
Prospecto, necesitan sólo ser ojeadas en su correlación. Estas causas son: La rápida
expansión de la Sociedad Teosófica desde América hacia varios países europeos y
asiáticos; la creciente dificultad y costo de mantener correspondencia por carta con
miembros tan ampliamente diseminados; la necesidad de un órgano por medio del cual
los escolares nativos del Este puedan comunicar su aprendizaje al mundo occidental, y,
especialmente, a través del cual la sublimidad de las religiones Aria, Buddhista, Parsi y
otras pueda ser expuesta por sus propios sacerdotes o sabios, los únicos intérpretes
cualificados; y finalmente, a la necesidad de un contenedor para los hechos — en

88
N de T.: Acompañado con un saludo de manos juntas, como en actitud de oración,
“¡Namastae!” significa: “¡Saludo al dios en ti!”.
348

especial los relacionados con Ocultismo— recopilados por los Miembros de la Sociedad
de entre las distintas naciones. En otro sitio hemos explicado con claridad la naturaleza
de la Teosofía y la plataforma de la Sociedad; sólo nos resta decir unas palabras
respecto a la política de nuestro periódico.
Ha sido expuesto que los miembros individuales de nuestra Sociedad tienen sus
propias y privadas opiniones sobre asuntos tanto de naturaleza religiosa como de
cualquier otra índole. Ellos son protegidos en el disfrute y expresión de las mismas; y,
como individuos, tienen equitativo derecho a manifestarlas en el TEÓSOFO, amparadas
bajo sus propias firmas. Unos de nosotros preferimos ser conocidos como ario
samajistas, otros como buddhistas, algunos más como idolatores, y otros como algo
más. Lo que cada quién es, se revelará en sus colaboraciones firmadas. Pero ni a arios y
buddhistas, ni a otros representantes de una religión en particular, ya sean editores o
colaboradores, puede permitírseles, bajo las reglas de la Sociedad, usar estas columnas
editoriales exclusivamente en el interés de la misma, o comprometer, sin reservas, el
periódico a su propaganda. Está estipulado que una estricta imparcialidad debe ser
observada en las opiniones editoriales, siendo que el periódico representa el todo de la
Sociedad Teosófica, o Hermandad Universal, y no una sección en particular. Puesto que
en ningún sentido la Sociedad es una iglesia o una secta, nuestra intención es dar la
misma cordial bienvenida a colaboraciones de una clase de religionistas como a aquellas
de otra, insistiendo, sólo, en que la cortesía de lenguaje hacia los oponentes debe privar.
Y la política de la Sociedad es también la total promesa y garantía de que no habrá
supresión, de hecho o por modificación, en los escritos, para servir a fines de cualquier
iglesia establecida o detractora de ningún país.
Los artículos y correspondencia acerca de cualquiera de los tópicos incluidos en el
plan de la Teosofía, son bienvenidos; y aunque, claro, preferimos que sean en inglés,
aun si son enviados en hindi, marathi, bengalí o gujrati; o en francés, italiano, español o
ruso, serán cuidadosamente traducidos y editados para su publicación. Donde se haga
necesaria la impresión de nombres y palabras en hebreo, griego y otros caracteres
(excepto sánscrito y las lenguas vernáculas indias) diferentes del tipo romano, los
autores amablemente escribirán también sus equivalentes fonéticos en inglés, dado que
los recursos de nuestra oficina de impresión no parecen ser extraordinarios en este
aspecto. Los manuscritos deben ser legibles, escritos a una sola cara, y los autores deben
siempre guardar copias en sus hogares, ya que no asumiremos responsabilidad alguna
por la pérdida de los mismos, como tampoco nos obligamos a devolver los artículos
rechazados. No serán aceptadas declaraciones de hecho de partes desconocidas sin la
debida autenticación.
Se desea que nuestra revista especializada sea leída con el mismo interés tanto por
aquellos que no son filósofos profundos como por quienes lo son. Algunos se
regocijarán al seguir a los sabios o panditas por los laberintos de los pormenores
metafísicos y de la traducción de manuscritos antiguos, y otros, al ser instruidos por
medio de leyendas y cuentos de significados místicos. Nuestras páginas serán como las
muchas viandas en un festín en el que cada apetito puede ser satisfecho y ninguno es
dejado ir con hambre. Los quereres prácticos de la vida son para muchos lectores más
urgentes que los espirituales, y sin el propósito de descuidarlos, nuestras páginas
simplemente los mostrarán.
Una palabra más en el umbral antes de decir a nuestros huéspedes que entren. El
primer número del TEÓSOFO fue puesto en circulación bajo dificultades mecánicas
que no se hubieran encontrado en Nueva York o en Londres, y de las cuales esperamos
escapar en futuros números. Por ejemplo: tratamos primero de obtener el excelente
diseño del Sr. Edgard Wimbridge para la portada, grabado en madera, pero no fue
349

posible conseguir madera del tamaño adecuando para componer el bloque, ni grapa para
sujetarlo; tampoco había un grabador competente que le hiciera justicia al material. En
litografía tampoco tuvimos mejor éxito; no había un operario de prensa en quien pudiera
confiarse para imprimir trabajo artístico a color, y el propietario de una de las mejores
oficinas de empleo en la India nos aconsejó enviar la orden a Londres. Como último
recurso, determinamos imprimir el diseño en relieve y luego registrar los mercados de
metal de Bombay y Calcuta en busca de rollos de lámina metálica. Habiendo, al final,
asegurado una vieja pieza, el artista fue forzado a inventar un enteramente novedoso
proceso para grabar en ella y para ejecutar el trabajo por sí mismo. Mencionamos estos
hechos con la esperanza de que nuestros hermanos jóvenes desempleados indios puedan
recordar el viejo adagio: “Donde hay voluntad, existe la manera”, y apliquen la lección
a su propio caso. Y ahora, amigos y enemigos, todos — ¡Namastae!
NOCIONES ERRÓNEAS ACERCA DE “LA DOCTRINA SECRETA”

ET NUNC ERUDIMINI (1)

Helena P. Blavatsky

Creo muy conveniente en estos momentos, en que no


pocos neoteósofos pretenden poner en tela de juicio,
discutir y enmendar la obra magna de H. P. Blavatsky, La
Doctrina Secreta, piedra angular de las doctrinas
teosóficas, publicar la siguiente correspondencia, no
conocida en España, respecto a esa obra magistral,
escrita por su inspirada autora en el año 1890.
J. X. H.

Desde la publicación de La Doctrina Secreta, algunos estudiantes de Teosofía


(fuera del círculo interno de las Ciencias Ocultas) se han quejado de que las
enseñanzas contenidas en la obra no les satisfacían. Uno de ellos,
mencionando la extensa y acerba crítica de aquélla, hecha por un antiguo y
aunque insignificante, brutal enemigo, la emprende contra mí por dar lugar –
dice – a semejante crítica, ya que no tengo suficientemente en cuenta la
ciencia y el pensamiento modernos (!) . Otro se lamenta de que no son
completas mis explicaciones; así, dice:

“Durante los diez últimos años he sido lector asiduo de la literatura teosófica.
He leído y
releído La Doctrina Secreta; he comparado y cotejado pasajes, y nada es tan
desesperante, en el momento en que algunas de las más sabias explicaciones
acerca de ciertos puntos ocultos comienzan a aclararse, como verse uno
confundido por una cita relativa a alguna filosofía o religión exotérica que viene
a cortar el hilo de las ideas, dejando la explicación sin acabar… Podemos
comprender algunas partes, pero no podemos formarnos una idea concisa,
particularmente acerca de las enseñanzas relativas a Parabrahman (lo
Absoluto), al 1 º y 2 º Logos, , al Espíritu, la Materia, Fohat, etc. ”

Este es el resultado directo y natural del muy erróneo concepto que consiste en
creer
350

que en la obra que he titulado La Doctrina Secreta me haya propuesto coincidir


con la
ciencia moderna o explicar puntos ocultos. Me ocupaba –y aún sigo
ocupándome –en
los hechos más que en las hipótesis científicas. Mi principal y único objeto fue
el de
hacer resaltar el hecho de que los principios básicos y fundamentales de toda
religión o
filosofía exotérica, antigua o moderna, no eran, desde el primero hasta el
último, sino
ecos de la Religión de la Sabiduría primitiva. Intenté demostrar que el ÁRBOL
DEL
CONOCIMIENTO, como la Verdad misma, es Uno , y que aun cuando difiera el
follaje
en forma y color, el tronco, así como sus ramas principales, pertenecen todavía
a ese
mismo Árbol antiguo, a cuya sombra ha crecido y se ha desarrollado la
Filosofía (ahora
esotérica) religiosa de las Razas que precedieron en la Tierra a nuestra
Humanidad
presente.
Creo haber logrado mi objeto, hasta donde era posible, en los dos primeros
tomos de
La Doctrina Secreta. No era la Filosofía Oculta de las Doctrinas, Esotéricas la
que me
propuse explicar al mundo en general (porque, en ese caso, la calificación de
Secreta la
hubiese convertido en el secreto de Polichinela, un secreto a voces como los
apartes de
las escenas teatrales) sino simplemente revelar aquello que podía ser revelado
y
compararlo con las creencias y dogmas de las naciones presentes y pasadas,
señalando
así su origen y poniendo de manifiesto hasta qué punto habían degenerado. Si
mi obra,
en esta época de afirmaciones materialistas y de iconoclastia universal, es
demasiado
prematura para las masas profanas, tanto peor para esas masas. Mas no era
demasiado
prematura para los estudiantes de Teosofía, atentos y celosos, sino quizá para
aquellos
que creían que un tratado acerca de correspondencias tan intrincadas como las
que
existen entre las religiones y filosofías del pasado, casi olvidado, y las de la
edad
presente, podía resultar una cosa tan sencilla como tomar un billete de
ferrocarril a
precio reducido. Hasta un solo sistema de Filosofia, bien sea de Kant o de
Herbert
351

Spencer, de Spinoza o de Hartmann, requiere algo más que un estudio de


varios años.
¿No es lógico, pues, que una obra que compara varias docenas de filosofías y
más de
media docena de religiones mundiales, una obra que ha de poner al
descubierto las
raíces de aquellas con las mayores precauciones, ya que sólo puede sugerir,
insinuar
algunas veces ideas referentes a las Secretas Doctrinas, no pueda ser
comprendida en
una primera lectura, ni siquiera después de varias, como no elabore el lector
para su
propio uso, un sistema de estudio?
Que esto puede hacerse, y se está haciendo, queda demostrado por los Dos
Estudiantes de la E. S. (2). Están sintetizando ahora La Doctrina Secreta, y de
la manera más clara y comprensible lo llevan a cabo en esta revista. Como los
demás, tampoco comprendieron esa obra inmediatamente después de haberla
leído. Pero con el mayor celo emprendieron su trabajo. Hicieron un índice para
su uso particular, clasificando las materias en dos partes: la exotérica y la
esotérica; y habiendo terminado esa labor preliminar, ofrecen ahora a los
lectores en general la primera parte, conservando la última para su propia
instrucción y beneficio. ¿Por qué no habría de hacer lo mismo todo teósofo
animado de buen deseo?
Existen distintos medios de adquirir el conocimiento:
(a) Aceptar ciegamente los preceptos de la Iglesia o de la ciencia moderna.
(b) Rechazar ambas y proponerse hallar uno mismo la Verdad.
El primer método es fácil y conduce a la respetabilidad social y a la alabanza
de los
hombres; el otro es difícil y exige un amor a la Verdad poco común, una
indiferencia
completa respecto a todo beneficio personal y una inquebrantable
perseverancia. Así
era antiguamente, así es hoy día, salvo quizá, que ese amor a la Verdad ha
sido más raro
en nuestra época que lo era en días pasados. En verdad, la repugnancia del
orientalista
moderno a pensar por sí mismo es ahora tan grande como las exigencias y
críticas del
occidental respecto a los pensamientos de los demás.
Pretende aquél para su Sendero todo el confort moderno; exige aceras
asfaltadas, tren
rápido y telégrafos, y hasta telescopios con que contemplar, cómodamente
tendido, el
trabajo de los demás y, mientras les critica, hallar un trabajo fácil; en estas
condiciones,
dispuesto está a hacer papel de ocultista y de estudiante aficionado a la
Teosofía.
Muy distinto es el verdadero Sendero que conduce al Conocimiento Esotérico.
Obstruida está su entrada por infinidad de plantas espinosas, frutos de la
negligencia y
352

de la omisión; los disfraces de la Verdad, que tantos siglos de existencia


cuentan,
entorpecen el camino, obscurecido por el orgulloso desdén de la propia
presunción y
por todas las verdades alteradas y desviadas de su origen. Sólo penetrar en el
umbral de
este Sendero exige una incesante labor de años, no compensada muchas
veces, y cuando
ha logrado franquear la entrada, el abrumado peregrino ha de caminar con
esfuerzo,
porque la estrecha senda conduce a las cimas de montes inviolables,
inmensurados e
ignorados, salvo de aquellos que alcanzaron ya las nebulosas cumbres. Así ha
de
ascender, paso a paso, teniendo que conquistar cada palmo de terreno por sus
propios
esfuerzos; avanza guiado por extraños linderos, cuya naturaleza sólo puede
reconocer
descifrando en su camino las inscripciones medio borradas por los siglos,
porque ¡ay de
aquél, si en vez de estudiarlas se detiene, declarando a aquéllas indescifrables!
La
Doctrina del Ojo es maya; sólo la del Corazón puede hacer de aquél un
elegido.
¿Ha de extrañar pues que tan pocos alcancen la meta? ¿Que sean tantos los
llamados
y tan pocos los elegidos?
¿Acaso no vemos explicado el motivo en tres líneas de la página 46 de La Voz
del
Silencio? Dicen éstas que “Mientras los primeros repiten orgullosos: “¡Ved!, ¡yo
sé!”, los últimos, aquellos que humildemente han atesorado, confiesan en voz
baja: “¡Así he
oído!”, y, por lo tanto, se convierten en los únicos elegidos ”.

NOTAS

(1) Abreviatura de una expresión bíblica: “Et nunc reges, intelligite; erudi mini
qui judicatis terram ”. (Ahora pues, ¡oh reyes!, obrad prudentemente; dejáos
persuadir, rectores todos de la tierra) (Salmos II, 10) .
(2) Esoteric School ”. (Escuela Esotérica) .
(3)
Nuestro Ciclo y el Próximo
Helena Petrovna Blavatsky
Artículo publicado en “Lucifer” (Mayo 1889)
353

La gran era del mundo vuelve a empezar ,


Los días áureos retornan,
La tierra se renueva como la piel de serpiente,
Despojándose de sus malas hierbas invernales.
Shelley

Amigo mío, la era áurea ha transcurrido,


Sólo los buenos tienen el poder para hacerla volver. . .
Goethe

¿Qué había en la mente del autor de "Prometeo Desencadenado", cuando escribió sobre
el retorno de los días aúreos y el nuevo comienzo de la gran era del mundo? Su
previsión poética ¿transportó, quizá, su "Visión del siglo XIX" en el
"cientodiecinueveavo", o le reveló una imagen apoteósica de las cosas futuras, que eran
las del pasado?
Según las palabras de Fichte: "es un fenómeno frecuente, especialmente en las épocas
pretéritas, que lo que llegaremos a ser es representado por algo que ya hemos sido Y lo
que debemos obtener, es la efigie de algo que hemos perdido previamente." Luego
agrega: "lo que Rousseau define el estado de la Naturaleza y los antiguos poetas la Era
Dorada, colocándola en nuestro pasado, en realidad se extiende en nuestro futuro."
Tennyson comparte esta idea cuando escribe:
Los antiguos escritores hacían retroceder las estaciones felices. Ellos, insensatos.
Nosotros las proyectamos adelante. Ambos soñadores [. . .] ¡Afortunado el optimista en
cuyo corazón el ruiseñor de la esperanza aun trina, a pesar de la inicuidad y el frío
egoísmo actual tan palpables! La edad en que vivimos es engreída, es tan orgullosa
como hipócrita, tan cruel como disimuladora.
¡Oh, Dioses! ¡Cuán mojigato y sacrílego es nuestro siglo con respecto a toda verdad,
coronado por su decantada santurronería e hipocresía! ¡Oh siglo diecinueve de tu serie
cristiana, eres la hipocresía encarnada, ya que has engendrado más hipócritas en un
metro cuadrado de tu suelo civilizado, de los que la antigüedad ha producido en todas
sus tierras idólatras durante largas edades. Tus modernos hipócritas de ambos sexos son,
según nos dice el autor de "Martin Chuzzlewit": "tan profundamente imbuidos con el
espíritu de la falsedad, que son morales aun en la ebriedad, la hipocresía y la
vergüenza."
Si esto es verdadero, ¡cuán tremebunda es la declaración de Fichte! Su carácter ominoso
trasciende las palabras.
¿Deberíamos, quizá, esperar que en algún ciclo recurrente futuro, volveremos a
convertirnos en lo que "ya hemos sido" o lo que somos ahora? Para vislumbrar el ciclo
futuro, es suficiente examinar la situación actual. ¿Qué discernimos?
En lugar de la verdad y la sinceridad tenemos el decoro y la fría cortesía cultural, en
sustancia: mendacidad. En todos los niveles encontramos la falsedad; por lo tanto hay
una falsificación del nutrimento moral y comestible. La Margarina se ha convertido en
la mantequilla del alma y del estómago.
Hermosura y colores irisados por fuera y putrefacción y corrupción por dentro. La vida
es un largo hipódromo en el que se desempeña una caza febril, cuya meta es una torre
de ambición egoísta, orgullo, vanidad, avidez por el dinero o los honores, mientras las
pasiones humanas son los jinetes y nuestros hermanos más débiles los caballos. En esta
terrible carrera de obstáculos la copa se alcanza haciendo sangrar y sufrir el corazón de
un sinnúmero de seres humanos y se gana pagando con la autodegradación espiritual.
354

¿Quién, en este siglo, presumiría decir lo que piensa? Hoy en día se necesita un ser
intrépido para expresar la verdad con denuedo, lo cual implica un riesgo y un costo
personal. La ley le prohíbe a uno decir la verdad a menos que esté bajo juramento
en sus cortes y sujeto a la amenaza de perjurio. Si se han divulgado, públicamente y en
la prensa, ciertas mentiras acerca de una persona, si uno no es rico no puede cerrar la
boca del calumniador. Si enuncias los hechos, eres un difamador. Sipermaneces en
silencio ante alguna injusticia perpetrada en tu presencia, tus amigos te considerarán un
cómplice. En nuestro ciclo resulta imposible expresar la propia opinión honrada, como
demuestra la derrota de un proyecto legislativo que revocaba las "Leyes sobre la
Blasfemia".

***

En el número de la revista "Pall Mall Gazette" publicada el 13 de Abril, encontramos


algunas líneas pertinentes al tema. Sin embargo, su argumentación presenta una
perspectiva unilateral y, por lo tanto, debemos aceptarla con el beneficio de la duda.
Recuerda al lector que Lord Macaulay "ya había elaborado, hace mucho tiempo", el
verdadero principio de las "Leyes sobre la Blasfemia" y agrega:
Expresar las propias opiniones religiosas o irreligiosas de la forma más libre posible es
una cosa; pero es algo muy diferente enunciarlas de manera ofensiva, ultrajando y
lastimando a otras personas. Uno puede vestirse o no vestirse como mejor le plazca en
su casa, sin embargo, si uno quisiese afirmar su derecho de caminar por la calle con sólo
una camisa, el público tendría el derecho a objetar. Supongamos que un ser re cubriera
con ahínco todas las carteleras de Londres con imágenes "cómicas" de la crucifixión.
Esto debería ser una ofensa aun a los ojos de los que creen que la crucifixión jamás
aconteció.
Así es. En nuestra edad podemos ser religiosos o no religiosos a voluntad, pero que no
ofendamos, ni nos atrevamos a "ultrajar y lastimar a otras personas." Ahora bien, con el
adjetivo otras ¿se indica sólo a los cristianos, omitiendo a todos los demás? A mayor
abundamiento, el margen dejado para la opinión de los jurados es ominosamente amplio
y ¿quién sabe dónde trazar la línea de demarcación? En estos temas particulares los
jurados, a fin de ser sumamente imparciales y justos en su veredicto, deberían ser
mixtos: seis cristianos y seis "infieles." En nuestra adolescencia se nos enseñó que
Temis (1) era una diosa con los ojos vendados sólo en la antigüedad y entre los paganos.
Desde entonces, como el Cristianismo y la civilización le han abierto los ojos, la
alegoría nos permite dos versiones. Al tratar de creer la mejor de las dos inferencias y al
pensar en la ley de manera más reverente, llegamos a la siguiente conclusión: en la
legislación lo que es salsa para uno debe serio también para el otro. Por lo tanto, si las
"Leyes sobre la Blasfemia" se administraran según este principio, resultarían más
beneficiosas para todos, "sin distinción de raza, color o religión," como decimos en
teosofia. Ahora, si la ley es justa, debe aplicarse a todos imparcialmente. ¿Debemos,
entonces, entender, que prohíbe "ultrajar y lastimar" los sentimientos de todos o sólo los
de los cristianos? En el primer caso, debe incluir a los teósofos, los espiritistas y los
millones de paganos cuyo destino misericordioso los ha hecho vasallos de Su Majestad
y también los librepensadores y los materialistas, algunos de los cuales son muy
susceptibles. No puede referirse al segundo caso, ya que implicaría limitar la "ley" sólo
al Dios de los cristianos, ni presumiríamos sospechar una injusticia tan pecaminosa; ya
que la "blasfemia" es una palabra que no se aplica sólo a Dios, a Cristo y al Espíritu
Santo, no simplemente a la Virgen y a los Santos, sino a todo Dios o Diosa. Este
término, con su sentido criminal, existía entre los griegos, los romanos y los antiguos
355

egipcios, antecediendo nuestra era por muchos millares de años.


En el versículo 28 del capítulo XXII de Éxodo, se destaca la frase que "Dios" dice en el
Monte Sinaí: "No ofenderás a los dioses" (plural). Al admitir todo esto, ¿qué acontece
con nuestros amigos, los misioneros? Si tal ley se impone, no les depara un período
ameno. Los compadecemos porque sobresalen en blasfemar contra Dios y los Dioses de
otras naciones, sin embargo, ahora, las Leyes de la Blasfemia se ciernen sobre sus
cabezas como una espada de Damocles. ¿Por qué se les debería permitir infringir la ley
contra Vishnu, Durga o algún fetiche; contra Buda, Mahoma o hasta un fantasma en
que un espiritista reconoce, sinceramente, a su madre difunta más de lo que se concede
a un "infiel" que despotrica contra Jehová? A los ojos de la Ley, Hanuman, el dios
mono, debería recibir la misma protección otorgada a cualquiera de los aspectos
divinos de la trinidad, de otra manera la ley tendría los ojos más cerrados que nunca.
Además, a pesar de su carácter sagrado para los millones de indos, Hanuman no es
menos querido en los corazones sensitivos de los darwinistas. Por lo tanto, blasfemar
contra nuestro primo, el babuino sin cola, seguramente "lastimará los sentimientos" de
Grant Allen y Aveling, así como de muchos teósofos hindúes. Concordamos que aquel
que dibuja "imágenes cómicas de la crucifixión" comete una ofensa contra la ley. Sin
embargo, lo mismo vale en el caso del que ridiculiza a Krishna y, malcomprendiendo la
alegoría de sus Gopis (pastoras), lo vilipendia delante de los hindúes. ¿Qué decir de
los chistes profanos y vulgares pronunciados desde el púlpito por ciertos ministros de
los evangelios, no acerca de Krishna, sino de Cristo mismo?
He aquí algunos ejemplos en la discrepancia cómica entre teoría y práctica, entre la letra
muerta y viva de la ley. Estamos familiarizados con varios predicadores "cómicos" muy
ofensivos, sin embargo, hasta la fecha, sólo los "infieles" y los ateos parecen reprobar
severamente a estos ministros cristianos pecaminosos, tanto en Inglaterra como en
América.
¡El mundo está al revés! Se acusan a los predicadores evangélicos por expresarse de
manera profana, mientras la prensa ortodoxa permanece en silencio y sólo un agnóstico
truena contra estas payasadas. Es cierto que hay más palabras verídicas en un párrafo de
la revista "Saladino" (2) que en la mitad de los periódicos del Reino Unido. Hay más
sentimientos de reverencia y verdad, a quienquiera que se apliquen y un sentido
más afinado en lo que concierne a la sesudez de las cosas en el dedo chico de este
"infiel", que en toda la figura fornida y turbulenta del señor Spurgeon, Reverendo-
irreverente. Uno es un "agnóstico", un "mofador de la Biblia", según lo llaman. El
otro un famoso predicador cristiano. Sin embargo, Karma, trascendiendo la letra muerta
de las leyes humanas, de la civilización o del progreso, suministra un antídoto para cada
mal en nuestro globo terráqueo: un infiel amante de la verdad por cada predicador que
lucra usando a sus dioses, envileciéndolos.
En América se enumeran un Talmage que, según la apropiada descripción del "New
York Sun" (3) es: "un charlatán petulante" y un Coronel Robert Ingersoll. En Inglaterra,
los emuladores de Talmage experimentan una Némesis austera en la figura del
"Saladino." Los periódicos infieles han censurado, repetida y severamente, al predicador
americano por conducir a su congregación al paraíso en espíritu irreverencial, tratando
de abreviar el viaje largo y tedioso valiéndose de varias anécdotas bíblicas. ¿Quién, en
Nueva York, ha olvidado la farsa-pantomima presentada por Talmage el 15 de Abril de
1877? El tema era el "trío de Betania" y, según comentó la congregación, cada persona
dramática fue "representada a la perfección." El reverendo payaso personificaba a Jesús
que "rindió una visita matutina" a María y a Marta, la cual lo "increpó por haberse
tirado en un sofá" y, ocupando el tiempo de María, "la amante de la ética", que se sentó
a sus pies, dejando que Marta cumpliera con los deberes a solas. Hace algunos días, en
356

la Cámara de los Comunes, el Coronel Sandy arengó sobre el proyecto de ley acerca de
la Blasfemia propuesto por el señor Bradlaugh y al cual se opuso, diciendo que:
"mientras castigamos a los que matan al cuerpo, el objeto del proyecto contemplaba la
impunidad de los que querían matar al alma."
¿Pensará, tal vez, que el ridiculizar las creencias sagradas por parte de un predicador
cristiano, llene las almas de su audiencia con reverencia, matándolas sólo cuando la
burla procede de un infiel? El mismo piadoso "plebeyo" le recordó que: "Bajo la ley
de Moisés, los que blasfemaban eran llevados fuera del campamento y los lapidaban."
No nos oponemos, para nada, a ciertos Protestantes fanáticos que, en armonía con la ley
mosaica, quieren tomar los Talmages y los Spurgeons para lapidarios. Tampoco nos
detendremos a investigar sobre este Saúl moderno, ¿por qué culpar, en este caso, a los
fariseos por actuar conforme a esta misma ley mosaica crucificando su Cristo, o a
"algunas de la Sinagoga de los Libertinos" por lapidar a Esteban? Nos limitaremos a
decir: si la justicia, análogamente a la caridad, no se detiene "en casa", las injusticias
que por lo general los librepensadores, los agnósticos, los teósofos y otros infieles
reciben por mano de la ley, serán el blanco del desdén futuro.

***

La historia se repite. Spurgeon se ha burlado de los milagros de Pablo. Invitamos a toda


persona imparcial a que obtenga el " Agnostic journal" del 13 de Abril y lea el artículo
de "Saladino" titulado " Al Azar", dedicado a este predicador favorito. Si alguien quiere
descubrir la razón por la cual, día tras día, los sentimientos religiosos se extinguen en
este país por ser matados en las almas cristianas, que lea el artículo en cuestión.
La reverencia se suplanta con la emotividad. Los que creen en la salvación glorifican al
Cristo y el "tabernáculo" de Spurgeon es todo lo que permanece en la tierra cristiana del
Sermón del Monte. La única efigie de la Crucifixión y del Calvario es la combinación
extraña del fuego infernal y el "show de Punch y Judy", que es, preeminentemente, la
religión de Spurgeon.
Entonces, ¿quien considerará estas líneas de "Saladino" excesivamente drásticas?

“[. . .] Edward Irving era un místico austero y un Elías volcánico. Charles Spurgeon es
un Grimaldi irónico y exotérico. Después de su reciente retorno de Menton y su
recuperación de la gota, presidió el encuentro anual de la Iglesia Metropolitana
Auxiliadora que tuvo lugar en el Tabernáculo. Al principio, dirigiéndose a los que
estaban por rezar, les dijo: " Ahora bien, es una noche muy fría y si alguien se extiende
en su oración, morirá congelado. (Risas).
Recuerdo que una vez Pablo predicó un sermón muy extenso y un joven cayó de una
ventana, matándose. Si esta noche alguien se congela, no soy Pablo y no puedo
resucitarlo, por lo tanto, no hagan que se precise un milagro porque no puedo ejecutarlo.
(Risas)."
“Si este género de bufón hubiese vivido en Palestina en el tiempo del "bendito Señor"
del cual lucra profusamente, habría picado, con ademán jocoso, al "bendito Señor" en el
costado, exclamando: "bueno, ¿cómo estás mi viejo de Nazaret?" Además, Judas,
llamado Iscariote, debía llevar la bolsa y Carlos, llamado Spurgeon, debía ataviarse con
el vestido de bufón.
Minimizo las fábulas de la Galilea; ya que para mí esto es lo que son. Sin embargo, para
Spurgeon son "la palabra auténtica de Dios", por tanto no le corresponde ridiculizarlas
aun cuando quiera entretener las sagradas mediocridades del Tabernáculo. Me atrevo a
recomendar a la devota atención de Spurgeon, un sentimiento localizable en el libro
357

"Sobre Las Leyes" de Cicerón: De Sacris autem haec sit una sententia, ut conserventur.
Como Spurgeon ha pasado toda su vida absorto en la oración y no tuvo tiempo para
estudiar, conoce sólo un inglés de verdulera, por lo tanto le traduciré lo que Cicerón
dijo. Que todos compartamos un mismo sentimiento, las cosas sagradas son
inviolables.” (Periódico Agnóstico, 13 de Abril.)

Acogemos esta noble sugerencia con un Amén desde el fondo de nuestra alma. Ayer
oímos a un clérigo decir que: "¡la pluma del Saladino tiene por tinta la bilis!" "Sí",
contestamos. "Sin embargo, es una pluma diamantina y la bilis de su ironía es
cristalina, cuyo único deseo es tratar los asuntos con justicia y expresar la verdad."
Considerando la cuestión de la "ley sobre la blasfemia" y la legislación imparcial que
transforma una calumnia en algo más difamatorio en proporción a la verdad que
contiene, y especialmente manteniendo presente la ruina económica que incumbe sobre
al menos uno de los dos involucrados, hay más heroísmo y auto-abnegación indómita en
expresar la verdad para el bien de todos, que gratificar las preferencias del público.
Exceptuando, quizá, al intrépido y explícito editor de "Pall Mall Gazette", en Inglaterra
no existe un escritor al que más respetamos por su noble justicia y admiramos por su
aguda sutileza que el "Saladino."
Hoy en día el mundo juzga todo basándose en las apariencias.
Se hace caso omiso de las intenciones y la tendencia materialista propende,
especialmente, hacia una condena apriorística de lo que contrasta con una cortesía
superficial y las nociones incrustadas. Se juzga a las naciones, a los seres humanos ya
las ideas basándonos en nuestros prejuicios y las emanaciones letales de la civilización
moderna matan toda bondad y verdad.
Según la observación de San Jorge, las razas salvajes están desapareciendo rápidamente,
"exterminadas por el mero contacto con los seres civilizados." Sin reparo debe ser una
consolación para el hindú y el zulú pensar en que, (gracias a los esfuerzos de los
misioneros), sus hermanos que sobrevivieron, morirán, si no cristianos, al menos con un
conocimiento lingüístico y con una cierta erudición. Un teósofo, un colonizador nacido
en África, nos comentaba que, hace algunos
días, un zulú se le ofreció como "servidor." Tenía diplomas en latín, griego e inglés, sin
embargo, a pesar de todos estos alcances, no sabía cocinar una cena o limpiar las botas,
así el señor tuvo que despedirlo, deparándole, probablemente, un futuro de hambre y
muerte. Todo esto ha engreído al europeo.
Sin embargo, en las palabras del escritor mencionado: "él se olvida de que África está
rápidamente convirtiéndose en musulmán y el Islam, que es una especie de bloque de
granito cuya poderosa cohesión desafía la fuerza de las olas y de los vientos, no es
receptivo a las ideas europeas, las cuales, hasta la fecha, no lo han influenciado
seriamente. Un día, Europa podría despertarse y descubrirse musulmana, si no
"rastreramente cautiva" de los "chinos paganos." Mas cuando las "razas inferiores" se
hayan extinguido, ¿quién y qué las substituirá en el ciclo que reflejará el nuestro?
Existen seres que, con una noción superficial de la historia antigua y moderna,
menosprecian y denigran todo lo que la antigüedad alcanzó. Recordamos haber leído
sobre sacerdotes paganos que "erigieron torres orgullosas", en lugar de "emancipar a los
salvajes de su degradación." Los Magos de Babilonia se yuxtaponían con los "pobres
habitantes de la Patagonia" y otras misiones cristianas y los magos salían siempre
segundos en cada comparación. Además, se podría contestar que si los antiguos
construían "torres orgullosas", los modernos hacen lo mismo. Véase la manía parisiense
de la Torre Eiffel. Nadie puede decirnos cuantas vidas humanas se perdieron en la
construcción de las torres antiguas, sin embargo, el precio de la Torre Eiffel, aun
358

incompleta, en vidas humanas, supera el centenar. Entre la torre francesa y la


babilónica, la palma de la superioridad por su utilidad pertenece, por derecho,
a Zigurat, la Torre del Planeta del Templo de Nebo de Borsippa. Entre una "torre
orgullosa" erigida al Dios nacional de la Sabiduría y otra "torre orgullosa" construida
para atraer a los hijos de la locura, hay amplio margen para acomodar una diversidad de
opiniones, a menos que se sostenga que hasta la locura moderna es superior a la
sabiduría antigua. Además, la astrognosis actual debe su progreso a la astrología caldea
y los cálculos astronómicos de los Magos constituyen la base de la astronomía
matemática actual, guiando a los descubridores en sus búsquedas. En la vertiente de las
misiones, ya sean en Patagonia, en Anam o en Asia, diremos que, para la persona
imparcial, es aun una cuestión abierta si son un beneficio o un mal que Europa otorga a
los "salvajes degradados." Dudamos seriamente si los paganos "sumidos en la
ignorancia" no aprovecharan más con dejarlos en paz en lugar de introducirlos
(después de hacerles traicionar sus creencias previas), a las dichas del ron, del whisky y
de las varias enfermedades resultantes, las cuales, generalmente surgen a lo largo de la
pista de los misioneros europeos. A pesar de todos los sofismos, un pagano
moderadamente honrado está más próximo al Reino de los Cielos que un converso
cristiano y rastrero, propenso a la mentira y al robo. Al asegurarle que sus vestimentas
(crímenes) se limpian en la sangre de Jesús y al decirle que la felicidad de Dios "por un
pecador que se arrepiente", supera aquella por 99 santos inmaculados, ni él, ni nosotros,
podemos ver el por qué no debería aprovechar la oportunidad.

***

E. Young pregunta: "¿Quién, en la antigüedad, dio veinte millones, no por cumplir con
un monarca arrogante o un prelado tiránico, sino por responder al llamado espontáneo
de la conciencia nacional mediante la instrumentalidad inmediata de la voluntad
nacional? El escritor agrega: "esta donación monetaria es la efigie de una grandeza
moral que eclipsa las píramides." ¡Oh el orgullo y la altivez de nuestra edad!
Nosotros no lo sabemos. Sin embargo, si cada uno de los suscritores a esta "donación"
hubiese dado sus "dos monedas de la viuda", podría afirmar, colectivamente, haber
desembolsado "más que todos", más que cualquier otra nación y podría esperar
su recompensa. Mas siendo Inglaterra la nación más acaudalada del mundo, los méritos
intrínsecos del caso parecen alterarse levemente. Sin reparo, veinte millones en bloque
representan una gran potencialidad para el bien. Mas esta "donación" ganaría en Karma
si gratificara menos el orgullo nacional y si la nación no se encumbrara por eso en todo
el globo mediante los órganos de la prensa, clamando el hecho pomposamente. La
verdadera caridad abre sus bolsillos con una mano invisible y:

Al terminar su papel, desaparece [. . .]

Rehúsa la Fama y nunca ostenta. Además, todo es relativo.


Hace tres mil años, un millón en monedas era una cantidad diez veces superiores a los
veinte millones actuales. Veinte millones son las cataratas del Niágara que inundan, con
fuerza titánica, alguna necesidad popular creando, momentáneamente, una gran
conmoción. Aunque esta suma ingente ayuda, por un cierto lapso, a millares de pobres
hambrientos, deja muchos más desafortunados desnutridos.
A esta lauta generosidad preferimos los países donde no hay personas desamparadas:
estas pequeñas comunidades, los restos de razas en un tiempo poderosas, que no
permiten desheredados entre sus correligionarios. Estamos hablando de los parsis.
359

Durante los reinados hindúes y budistas, véase Chandragupta y Asoka, la gente no


esperaba, como lo hace ahora, una calamidad nacional para confluir la demasía de su
ingente riqueza a fin de aliviar una porción de los desamparados hambrientos; sino que
trabajaban incesantemente, siglo tras siglo, construyendo centros de acogida, perforando
pozos y plantando árboles de fruta a lo largo del camino, de manera que el viajero sin
dinero y el peregrino exhausto, siempre pudiesen encontrar un refugio donde descansar,
nutrirse y recibir la hospitalidad subvencionada por el estado. Un pequeño arroyo de
agua de manantial fresca que fluye constantemente y está siempre al alcance para aliviar
los labios sedientos, es más beneficioso que un torrente repentino, el cual, de vez en
cuando, irrumpe por el dique de la indiferencia nacional a saltos ya corcovos.
Por lo tanto, si el ciclo futuro nos depara la conversión en lo que ya hemos sido, que sea
como en los días de Asoka y no como es actualmente. Nos reprenden por olvidar el
"heroísmo Cristiano." Nos preguntan, ¿dónde hay un heroísmo análogo al de los
primeros mártires cristianos y al actual? Nos duele tener que contradecir esta vanagloria
como ya lo hemos hecho muchas veces. A pesar de que nuestro siglo haya presenciado
actos de heroísmo innegables, ¿quién teme la muerte, como regla general, más que los
cristianos? El idólatra, el hindú y el budista, en definitiva, todo asiático y africano,
muere en un estado de indiferencia y serenidad desconocido al occidental. En
cuanto al "heroísmo cristiano", ya sea que se implique a los héroes o las heroínas
medievales o modernas, un San Luis, un general Gordon, una Juana de Arco o un
Ruiseñor, el adjetivo no es necesario para enfatizar el sustantivo. A los mártires
cristianos les antecedieron los plurivirtuosos espartanos idólatras y aun ateos y las
intrépidas hermanas de la Cruz Roja son las sucesoras de las matronas romanas y
griegas. Hasta la fecha, las torturas autoinfligidas del yogui indo y del fakir
mahometano a veces duran años, eclipsando, entonces, el heroísmo inevitable
del mártir cristiano antiguo o moderno. Aquel que quiere aprender el significado
completo del término "heroísmo", debe leer los "Anales de Rajistán" por el Coronel Tod
[...]
"Dad al César lo que es del César ya Dios lo que es de Dios"; es una regla áurea, sin
embargo, como muchas otras análogas, los cristianos son los primeros en violarlas.
El orgullo y la vanidad son dos cánceres horribles que devoran el corazón de las
naciones civilizadas y el egoísmo es la espada que la personalidad transitoria blande a
fin de cortar el hilo dorado que la ata a la Individualidad inmortal. El poeta juvenal
debe haber sido un profeta. Es a nuestro siglo al que alude cuando escribe:

Tus méritos nos pertenecen, pero además de atribuirlos a


Tu mente, ¡son los frutos de la insolencia y del orgullo!

El orgullo es el primer enemigo de sí mismo. No está dispuesto a oír elogios de ningún


otro en su presencia, por lo tanto desacredita a todo rival y no siempre sale victorioso.
"Soy la única y la elegida por Dios", dice la nación orgullosa. "Soy la invencible y la
prominente, ¡temblad todos vosotros a mi alrededor!"
Observad, llegará el día en que la veremos languidecer en el polvo, sangrienta y
mutilada. "Soy el Único", grazna el cuervo solitario en plumas de pavo real. "Yo soy el
único: pintor, artista, escritor, etc., por excelencia. Las naciones aclaman a quien
ilumino, mientras al que le doy la espalda le espera el desdén y el olvido."
Presunción vana y glorificación. Tanto en la ley de Karma como en las verdades de los
evangelios, el primero será el último en la vida ultraterrena. Existen ciertos escritores
cuyos pensamientos, no obstante disgusten a la mayoría fanática, sobrevivirán muchas
generaciones, mientras otros serán rechazados en ciclos futuros a pesar de ser brillantes
360

y originales. Además, como el hábito no hace al monje, la excelencia externa de una


cosa no garantiza la belleza moral de su artífice, ya sea en el arte o en la literatura.
Algunos de los poetas, filósofos y autores más eminentes eran notoriamente
inmorales. La ética de Rousseau no le impidió que su naturaleza discrepara de lo que
decía. Según se afirma, Edgar Poe escribió sus mejores poemas en un estado muy
próximo al delirium tremens. George Sand, no obstante su penetración psicológica,
el carácter altamente moral de sus heroínas y sus ideas elevadas, jamás pudiera
ambicionar al premio Monthyon de la virtud. Además, el talento y especialmente la
genialidad, no son el desarrollo de la vida presente, por lo cual uno debería sentirse
particularmente orgulloso, sino que son la maduración de los frutos de una existencia
previa y sus engaños son peligrosos.
Los orientales dicen que: "Maya extiende sus velos más espesos e ilusorios sobre los
lugares y los objetos más hermosos en la naturaleza." Las serpientes más bellas son las
más venenosas.
En los bosques africanos, los árboles Upa son el máximo del esplendor, sin embargo, su
atmósfera es letal y mata toda cosa viviente que se les acerque. ¿Deberíamos esperar lo
mismo en los "ciclos venideros?" ¿Estamos destinados a experimentar los idénticos
males que nos sitian hoy?

***

Entonces, aunque la especulación de Fichte resulte verídica y la "Era de Oro" de Shelley


rayara sobre la humanidad, Karma seguirá su curso como siempre; ya que, para nuestra
remota posteridad, "los antiguos" seremos nosotros. Además, los sucesores futuros se
considerarán los únicos seres perfectos y menospreciarán a la Torre Eiffel como
nosotros lo hacemos con la Torre de Babel. Los seres del próximo ciclo, avasallados a la
rutina, las opiniones establecidas de entonces, hablarán y actuarán creyendo que su
manera de ser es la única correcta.
"¡EI lobo, el lobo!" se clamará contra los que tratarán de defender nuestra civilización
como nosotros lo hacemos con los antiguos ahora, Pronto, aquel que no sigue la pista ya
preestablecida y los "blasfemos" que se atreven a dar el justo nombre a los dioses de
aquel ciclo, presumiendo defender sus ideales, serán objetos de desdén y los blancos de
toda arma disponible. Que clase de biografías se escribirán acerca de los famosos
infieles actuales es deducible leyendo las de algunos de los mejores poetas ingleses: las
opiniones póstumas endilgadas a Percy Bysshe Shelley.
Sí, hoy en día se acusa a este poeta por algo que, de otra manera, hubiera sido fuente de
elogio. En su mocedad escribió ¡"Una Defensa al Ateísmo"! Por lo tanto, se dice que su
imaginación lo transportó "más allá de los límites de la realidad" y su metafísica carece
"de una sólida base racional." Esto implica que sólo sus críticos tienen un conocimiento
completo de las señales que la naturaleza sitúa entre lo real y lo irreal.
Estos examinadores trigonométricos ortodoxos del absoluto, que presumen ser los
únicos especialistas elegidos por su Dios en la configuración de los límites y que
siempre están listos a juzgar a los metafísicos independientes, son un aspecto de nuestro
siglo.
En el caso de Shelley, el joven autor de la "Reina Mab", las enciclopedias más comunes
describen su metafísica como: "un ataque violento y blasfemo contra el Cristianismo y
la Biblia", por lo tanto, sus jueces infalibles, la consideran algo carente de "una sólida
base racional." Para ellos, la "base" hállase en el lema de Tertuliano: "Creo en lo que es
absurdo."
361

¡Pobre gran y joven Shelley! Se le tilda de ateo por rehusar la aceptación literal de la
Biblia, a pesar de que ha trabajado con celo, durante muchos años de su breve vida, para
aliviar a los pobres y consolar a los afligidos y, según Medwin, habría dado sus últimos
centavos a un desamparado desconocido. En el "Lexicon Conversations" encontramos,
quizá, una razón para este " Ateísmo." En dicha crestomatía el nombre inmortal de
Shelley es seguido por el de Shem: "el hijo mayor de Noé que, según la escritura, murió
a los 600 años." El autor de esta información enciclopédica (que hemos citado
textualmente), acaba de decir que: "es difícil no censurar de extrema presunción a un
escritor quien, en su juventud, rechaza todas las opiniones establecidas", como la
cronología bíblica, suponemos; pero este enciclopedista no expresa ningún comentario y
pasa en prudente y reverencial silencio, los años cíclicos de Shem, ¡como en realidad
debería!

***

Este es nuestro siglo tan bullicioso; mas afortunadamente, está preparándose para su
último salto en la eternidad. De todos los que lo antecedieron es el que, bajo una
sonrisa, ha sido el más cruel, malévolo, inmoral, engreído e incongruente. Es el híbrido
de una producción desnaturalizada, la prole monstruosa de sus padres: una madre
honrada llamada "superstición medieval" y un padre deshonesto y embustero, un
impostor disoluto, conocido universalmente como "civilización moderna." Esta
pareja desequilibrada y estrambótica que ahora rastrea la máquina del progreso a través
de los arcos triunfales de nuestra civilización, sugiere pensamientos extraños. Al
observar esta religiosidad ortodoxa injertada en el frío materialismo despreciativo,
nuestra tendencia oriental de pensar, nos induce a considerarlo el símbolo adecuado
para nuestro siglo. Lo escogemos en la producción colonial de la ética europea (ay,
¡producciones vivientes!) conocida como los mestizos.
Imaginamos un rostro color café y grasoso con mirada insolente a través de los anteojos.
Una cabeza llana con pelo encrespado coronada por un alto gorro y entronada en un
pedestal de un cuello de camisa blanco almidonado y una corbata de satén a la moda.
Aliado de esta producción híbrida vemos la cara llana y morena de una belleza mestiza
que brilla bajo un sombrero parisiense, una pirámide de gasa, cintas coloreadas y
plumas [. . .]
En realidad, esta combinación de tez asiática y arreglo europeo no es más ridícula que la
visión panorámica de la amalgamación intelectual de las ideas y las concepciones ahora
aceptadas. Lo demuestra un Huxley y la "Mujer vestida con el Sol"; la Sociedad Real y
el nuevo profeta de Brighton que entrega las cartas "al Señor" y cuyos mensajes para
nosotros proceden de "Jehová de las Huestes", el cual se firma, irreverentemente, "Rey
Salomón" en cartas estampadas con el titulo "Santuario de Jehová" y llama a la
"Madre", (la susodicha "mujer" Solar), "la cosa maldita" y una abominación.
Aún, sus enseñanzas se consideran como si fuesen ortodoxas e investidas de autoridad.
Imaginemos a Grant Allen ocupado en convencer al General Booth de que la: "vida se
originó de la acción químicamente separativa de las ondulaciones etéreas sobre la
superficie enfriada de la tierra, especialmente el anhídrido carbónico y el agua."
Entonces, "el intrépido general inglés" arguye que esto no puede ser, ya que dicha
"superficie enfriada" existe sólo desde el 4004 a.C. (según los cálculos bíblicos).
Entonces, la "diversidad viviente de las formas orgánicas" que profesa Grant Allen, no
dependería, para nada, como su libro quería hacer creer al incauto, "de una diminuta
interacción de leyes dinámicas", sino que del polvo de la tierra de la cual "Dios formó
las bestias del campo y toda ave del aire."
362

Estos dos representan las cabras y las ovejas en el Día del juicio, el al fa y el omega de
la sociedad ortodoxa y correcta actual. Los desafortunados, comprimidos en la línea
neutral entre estos dos, reciben constantes patadas y embestidas por parte de ambos. Las
armas poderosas en las manos de nuestras piadosas "ovejas" modernas y de nuestras
"cabras" letradas son la emotividad y el orgullo. La primera es una enfermedad
nerviosa y la otra es el sentimiento que nos insta a nadar con la corriente, si no
queremos que nos tilden de retrógradas o infieles. Sólo su Karma sabe cuántos de ellos
engrosan las filas inducidos por el uno o el otro sentimiento [. . .]
Fuera del recinto permanecen aquellos a los cuales la emoción histérica o un pavor
sagrado de las multitudes y del decoro, los dejan impasibles y cuyas voces de la
conciencia, "esa voz leve pero constante", una vez oída, eclipsa el estruendo portentoso
de las cataratas del Niágara, les impide mentir a sus almas. Para ellos no hay esperanza
en esta edad que ha llegado a las postrimerías y pueden abandonar toda expectación.
Nacieron prematuramente. Este es el cuadro terrible que el ciclo actual, casi al término,
presenta a aquellos cuya vista, en un tiempo opacada por el prejuicio, las ideas
preconcebidas y la parcialidad, ahora se ha despejado, dejando percibir la verdad
que yace tras de las apariencias engañosas de nuestra "civilización" occidental. Sin
embargo, ¿qué nos deparará el nuevo ciclo? ¿Será simplemente una continuación del
presente, con matices más obscuros y terribles? ¿O rayará un nuevo día para la
humanidad, una jornada radiante, pletórica de verdad, caridad y verdadera felicidad para
todos? La respuesta depende, principalmente, de los pocos Teósofos quienes, sinceros
consigo mismos, a pesar de la buena o la mala reputación, seguirán luchando en favor
de la Verdad y contra los poderes de la Oscuridad.
Un periódico infiel contiene algunas palabras optimistas, la última profecía de Víctor
Hugo, según el cual:

“Durante 400 años, la raza humana no ha dado un paso sin que dejara una huella clara
atrás. Estamos en el preludio de grandes ciclos. El siglo XVI pasará a la historia como
la edad de los pintores, el XVII será la edad de los escritores, el XVIII de los filósofos y
el XIX de los apóstoles y los profetas. Para satisfacer al siglo XIX, es menester ser el
pintor del XVI, el escritor del XVII, el filósofo del XVIII y también ser como Louis
Blanc: tener un amor innato y sagrado por la humanidad, lo cual constituye un
apostolado y desdobla visiones proféticas en el futuro. En el siglo XX la guerra
desaparecerá, el patíbulo será anacrónico, la hostilidad se disipará, la realeza se
extinguirá y los dogmas se desvanecerán, sin embargo, el ser humano pervivirá. Existirá
un solo país para todos: el globo terráqueo y una sola esperanza: los cielos en su
totalidad. ¡Saludemos al nuevo siglo XX que dará a luz nuestros hijos y ellos lo
heredarán!”

Si la Teosofía prevalece en la lucha, si su filosofía omniabarcante se arraiga con firmeza


en las mentes y en los corazones humanos, si sus doctrinas de la Reencarnación y del
Karma, de la Esperanza y de la Responsabilidad, cincelan un nicho en las vidas de las
nuevas generaciones; entonces rayará el día de la felicidad y de la dicha para todos los
que ahora sufren y son relegados a las márgenes de la sociedad. La verdadera
Teosofía es ALTRUISMO y no nos cansaremos de repetirlo. Es el amor fraterno, la
mutua ayuda y una constante devoción por la Verdad. Una vez que los seres humanos se
percaten de que sólo en esto se encuentra la auténtica felicidad y jamás en la riqueza,
las posesiones o cualquier gratificación egoísta, las nubes oscuras se disiparán y en la
tierra nacerá una nueva humanidad.
Entonces, rayará el día de la Edad de Oro.
363

En caso contrario, la tempestad estallará y nuestra ufanada civilización occidental de


iluminación, se hundirá en un océano de horrores inauditos en toda la historia.

NOTAS

1) Diosa de la ley y la justicia.


2) El poeta advertido y editor sagaz de la difunta "Revista Secular" y ahora del
"Periódico Agnóstico." En el siglo XX, las obras de W. Stewart Ross ("Saladino"): "La
Mujer, Su Gloria, Su Vergüenza y Su Dios", "Folletos Misceláneos", "Dios y Su Libro",
etc., se convertirán en la vindicación más poderosa y completa de toda persona llamada
infiel en el siglo XIX.
3) El "Sun" del 6 de Abril 1877.

Nuestros Tres Objetivos


(Our Three Objects, Lucifer, sept. 1889)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Todas las obras del corazón humano que miramos con orgullo o
maravilla, son ejemplos de la fuerza irresistible de la
Perseverancia, gracias a la cual la cantera produce la pirámide
y los canales unen a países distantes [...] Las operaciones,
cuya actividad continúa incesantemente, superan, en el tiempo,
las dificultades más grandes, así, la sutil fuerza de los seres
humanos nivela las montañas y circunscribe los océanos.
—Johnson
Así es y siempre deberá ser, mis queridos chicos. Si el Angel
Gabriel descendiera del cielo encabezando un exitoso embate
contra los privilegios más abominables e ilegítimos bajo el cual
el pobre mundo gime, ciertamente perdería su carácter por muchos
años, probablemente por siglos, no sólo entre los privilegiados,
sino también entre la masa respetable de gente que había
emancipado.
—Hughes

Post nubila Phoebus. Después de las nubes brilla el sol. Con esta nota inspiradora
la revista Lucifer inaugura su quinto volumen. La editora, habiendo cumplido con su
parte en la batalla de las personalidades que se ha librado a lo largo de todo el tomo
anterior, siente haberse ganado el derecho a un período de paz que ha determinado
gozar a toda costa, instada por un sentimiento de desdén hacia la estrecha mentalidad, la
ignorancia y el fanatismo de sus adversarios y la fatiga debida a estas inanidades
tediosas. Por lo tanto, de aquí en adelante, tratará con desdén las representaciones
364

erróneas y denigratorias de las cuales parece ser víctima crónica, controlando, en la


medida de su capacidad, su indignación y su temperamento que no es muy plácido.

El comienzo de un volumen es el momento más tempestivo por la retrospección a


la cual invitamos, ahora, la atención al lector.

Si el público en general tiene una idea vaga de la teosofía, como se columbra una
figura nebulosa en el polvo de una batalla, al menos los miembros de la Sociedad
Teosófica deberían tener presente lo que ella hace en consonancia con las líneas de sus
objetivos declarados. Se teme que hayan soslayado esto en el estruendo de la discusión
sensacional de sus principios y las calumnias endilgadas a sus oficiales. Mientras entre
el segmento secularista, cristiano y espiritista con ópticas mentales más estrechas, se
libra una competencia en la tentativa de inundar con improperios a uno de los líderes de
la Teosofía, mermando sus declaraciones en público, la Sociedad Teosófica procede con
dignidad hacia la meta que se había fijado desde el principio.

Silenciosa, pero irresistiblemente, está ampliando su círculo de utilidad


y muchas naciones están aquilatando su nombre. Mientras sus detractores
porfían por su innoble trabajo, la Sociedad Teosófica está creando los
hechos para sus futuros historiógrafos. Su archivo permanente no contará
con folletos polémicos o artículos de periódicos sensacionalistas, sino con la
realización visible de su esquema original para constituir un núcleo de
hermandad universal, reavivando la literatura y las filosofías orientales y
coadyuvando el estudio de los problemas ocultos en la ciencia física y
psicológica. La Sociedad tiene apenas 14 años ¡y cuántas cosas no ha
logrado ya! ¡Y cuántas realizaciones implican un trabajo de máxima calidad!
Nuestros oponentes no estarán dispuestos a rendirnos justicia; sin embargo,
después, llegará el momento de nuestra vindicación. Entre tanto, que se
transcriban los hechos escuetos sin adornarlos, ni exagerarlos. La siguiente
es su enumeración bajo el título adecuado.

I- La Hermandad

En Febrero 1879, fecha en la cual llegamos a la India, entre las razas y las sectas
de la península no existía ninguna unidad, ningún sentido de interés público común,
ninguna propensión a encontrar la relación mutua entre las diversas sectas del antiguo
hinduismo o aquella entre ellos y los credos del Islam, del Jainismo, del Buddhismo y
del Zoroastrismo. Desde hace alguna época remota, ningún intercambio religioso tuvo
lugar entre los hindúes brahmánicos de la India y sus parientes, los modernos
buddhistas cingaleses. Además, estos últimos, fieles a su alcurnia hindú arcaica, aún se
aferran a la casta, no obstante la letra y el espíritu de su religión buddhista, por lo tanto,
entre las diferentes castas cingaleses reinaba una completa desunión, no se efectuaban
matrimonios entre otros miembros, no existía ningún espíritu de homogeneidad
patriótica; sino un rencor sectario y de casta. Entre las naciones cingaleses y buddhistas
del norte, nunca existió alguna reciprocidad internacional en las vertientes sociales o
religiosas. Cada una ignoraba y era indiferente acerca de las ideas, los deseos y las
aspiraciones de los otros. Al fin y al cabo, la completa ausencia de simpatía
concerniente a las cuestiones religiosas y filosóficas entre las razas asiáticas, europeas y
americanas, era endémica. Las faenas de los orientalistas, desde Sir William Jones y
Burnouf, hasta el profesor Max Müller, habían provocado, entre los eruditos, un interés
365

filosófico que, sin embargo, no repercutió en las masas. Además, si a lo anterior le


agregamos que el gas venenoso de la ciencia occidental oficial estaba asfixiando
mortalmente a todas las religiones orientales, sin excepción, por conducto de los entes
educativos de administraciones europeas y misioneros propagandistas y que además, los
nativos graduados y los estudiantes universitarios oriundos de la India, de Ceilán y del
Japón se habían, ampliamente, convertido en agnósticos y detractores de las antiguas
religiones, se comprenderá cuán difícil debe haber sido efectuar un poco de sincretismo
en este caos, hacer germinar un sentimiento de tolerancia si no es que de amistad; y
desterrar estos odios, sospechas protervas, malos sentimientos y mutua ignorancia.

Diez años han transcurrido ¿y qué vemos? Al pasar revista de los puntos
consecutivamente, discernimos que la unidad y la hermandad han reemplazado la
antigua desunión en toda la India, donde han surgido 125 sucursales de la Sociedad
Teosófica, cada una, un núcleo de nuestra idea de fraternidad, un centro de unidad
religiosa y social. Entre sus miembros se enumeran representantes de todas las mejores
castas y sectas hindúes; además, la mayoría pertenece a esa clase de sabios y filósofos
por herencia: los Brahamanes, cuya perversión al cristianismo ha sido la lucha fútil de
esa alta clase de misiones de Oxford y Cambridge, las cuales se han autoelegido para
llevar a cabo esta desesperada tarea. El presidente de nuestra Sociedad, Coronel Olcott,
aceptando las invitaciones sometidas, ha surcado todo el territorio indo diversas veces,
divulgando los temas teosóficos entre masas extensas y sembrando la semilla de la cual,
con el tiempo, se cosechará la siembra completa de nuestro evangelio de fraternidad y
de interdependencia. Varias son las formas que avalan el crecimiento de este
sentimiento de amistad. Primero: la reunión sin precedentes de razas, castas y sectas en
las convenciones anuales de la Sociedad Teosófica. Segundo: el rápido desarrollo de
una literatura teosófica que aboga por nuestros conceptos altruísticos, la inauguración de
varios periódicos y revistas en distintos idiomas y la célebre cesación de diatribas
sectarias. Tercero: el nacimiento súbito y el incremento fenoménicamente rápido del
movimiento patriótico cuyo epicentro es la organización del Congreso Nacional Indo.
Algunos de nuestros miembros anglo-indos e hindú, idearon este significativo ente
político siguiendo el modelo y las líneas de la Sociedad Teosófica y, desde el principio,
lo han dirigido nuestros colegas, algunas de las personas más influyentes del imperio
indo. Al mismo tiempo, entre el Congreso y su cuerpo natal: la Sociedad Teosófica, no
existe algún tipo de conexión, exceptuando aquella debida a las personalidades de los
individuos. Muy probablemente, jamás hubiera nacido si el Coronel Olcott, siguiendo el
deseo de muchos, hubiese cedido a la tentación de entregarse a las sendas laterales de la
hermandad humana: la política y la reforma social. Hemos despertado y azuzado la
sangre aria de los hindúes y esta nueva vida ha permitido la realización del Congreso.
Todo lo anterior es simple historia y no puede impugnarse.

En la vertiente de Ceilán, observad los milagros que la Sociedad Teosófica ha


realizado, según evidencian las nutridas pláticas, los reportes y otros documentos
oficiales que desde entonces se han notado entre nuestros lectores y público en general.
Las personas pertenecientes a las castas se afilian, el hastío sectario ha sido casi
anonadado. En la isla se han formado 16 Sucursales de la Sociedad y podríamos decir
que casi la entera comunidad cingalés se dirige hacia nosotros para recibir consejos,
ejemplos y guía. Una junta buddhista está rumbo a la India con el Coronel Olcott a fin
de plantar un coco, antiguo símbolo de cariño y buena voluntad, en el patio del Templo
hindú en Tinnevelly, mientras los nobles kandyanos, que hasta la fecha han mantenido
una distancia de desaire hacia las personas campestres con un desdén que provenía de
366

sus tradiciones feudales, están convirtiéndose en Presidentes de nuestras Sucursales y


hasta viajan como conferencistas buddhistas.

Ceilán fue el epicentro de donde la religión de Gautama se irradió en Camboya,


Siam y Burma. Entonces, ¿qué sería más apropiado que un mensaje de Hermandad
nacido en esta Tierra Sagrada y enviado hacia el Japón? En la presente coyuntura, es
superfluo reiterar la historia de como este mensaje fue aceptado, como nuestro
Presidente lo presentó y cuáles magníficos resultados aportó; ya que todo el mundo
occidental lo sabe muy bien. Basta decir que se destaca como uno de los eventos
históricos más significativos y es prueba suficiente, irrefutable y terminante, de la
realidad viviente de nuestro esquema a fin de engendrar un sentimiento de Hermandad
Universal entre toda la gente, las razas, los grupos humanos, las castas y los colores.

La creación de la "Bandera Buddhista" como símbolo convencional religioso


ajeno a toda cuestión sectaria, es emblemático del buen sentido práctico, ejemplificado
en nuestra manera de dirigir las cosas. Hasta la fecha, los buddhistas no tenían ningún
símbolo de este género como la cruz lo es para los cristianos y por consecuencia,
carecían de ese signo esencial, de su interrelación común que es el punto de
cristalización, por así decirlo, de la fuerza fraterna que la Sociedad Teosófica trata de
evocar. En efecto, la bandera buddhista llena este vacío. Su medida sigue las
proporciones de los emblemas nacionales en lo que atañe a la longitud y a la anchura.
Está compuesta por seis barras verticales cuyos colores tienen el siguiente orden: azul
zafiro, amarillo dorado, carmesí, blanco, grana y una barra que combina todos los otros
colores. La anterior, no es una selección arbitraria de matices, sino la traslación, para
este actual propósito, de las tintas descritas en las antiguas obras Palis y Sánscritas,
según se ven en la psicoesfera o aura alrededor de Buddha y en la ilustración
convencional de vibraciones cromáticas que aureolan sus imágenes en Ceilán y en otros
países. Desde el punto de vista esotérico, su combinación es muy sugestiva. La nueva
bandera fue izada en nuestra sede en Colombo, siendo luego, adoptada y aclamada por
toda Ceilán. Además, cuando el coronel Olcott la presentó en Japón, se extendió a lo
largo del imperio durante el breve período de su reciente visita.

La calumnia no puede aniquilar ni mermar el más pequeño de los hechos, los


cuales han escurrido por la neblina del odio actual para brillar en la luz del sol que
ilumina todos los eventos para la vista del historiador.

II- La Filosofía Oriental, la Literatura, etc.

Aquellos que no conocen la India ni a los hindúes, no pueden formular una


concepción del sentimiento que imperaba, cuando llegamos hace diez años, entre los
hindúes de la generación más joven, compuesta por universitarios y estudiantes, hacia
su religión ancestral. Los catedráticos europeos que enseñaban en estas sedes del saber,
habían inoculado, en las escuelas y en las universidades hindúes, la actitud mental
materialista y agnóstica hacia la religión en lo abstracto que prevalecía en los centros
didácticos europeos. Los libros de texto alimentaban este espíritu, mientras la clase
educada hindú era profundamente escéptica en las cuestiones religiosas y seguía los
ritos y las observancias del culto nacional sólo por consideraciones de necesidad social.
En lo que atañe a las escuelas y a los colegios misioneros, su fin consistía simplemente
en infundir la duda y el prejuicio contra el hinduismo y todas las demás religiones, sin
despertar el mínimo interés hacia el cristianismo y obtener conversos. El remedio a todo
367

ésto era, obviamente, embestir el baluarte del escepticismo, del conocimiento superficial
de la ciencia y probar la base científica de la religión en general y del hinduismo en
particular. Desde el principio, emprendimos esta tarea siguiéndola hasta alcanzar la
victoria, resultado que salta a la vista de todo viajero que investiga en el estado actual de
la opinión inda. El cambio ha sido notado por los señores Richard Temple, Edwin
Arnold, Caine, M.P., la señora Jersey, Monier Williams, el Primado de la India, los
obispos y arzobispos de todas las Presidencias, los rectores y los profesores de la
cornucopia de autores y editores indos, congresos de pandits sanscritistas; además se ha
admitido, en términos de apoteósica gratitud, en una constelación de discursos leídos al
coronel Olcott durante sus prolongados viajes. Sin exagerar y sin arriesgar a
contradecirnos, se puede afirmar que el trabajo de la Sociedad Teosófica en la India ha
infundido una vida nueva y vigorosa en la filosofía hindú, ha resucitado la religión
hindú, ha reconquistado la lealtad de la clase con doctorado hacia las creencias
ancestrales, ha despertado un entusiasmo por la literatura sánscrita que es patente en la
republicación de antiguas enciclopedias, escrituras y comentarios, la fundación de
muchas escuelas sánscritas, el patrocinio del sánscrito por los príncipes oriundos y en
muchas otras formas. Además, la Sociedad Teosófica, por medio de sus varios centros
literarios y corporativos, ha diseminado en todo el mundo un conocimiento y un interés
por la filosofía aria.

La repercusión de este trabajo se constata en la demanda popular de literatura


teosófica, de novelas y relatos de revistas que encierran ideas orientales. Otro efecto
trascendente es la modificación aportada por la filosofía oriental en las concepciones de
los espiritistas que ya tuvo un buen inicio con respecto a la fuente de algunas
inteligencias tras de los fenómenos de los mediums. Otro más es la adhesión de Annie
Besant, perteneciente al partido Secularista, debido al estudio de la Doctrina Esotérica.
Este evento está imbuído de consecuencias muy importantes cuya repercusión se sentirá
en nuestra Sociedad, en el Secularismo y en el público en general. Los lectores se están
familiarizando con nombres sánscritos que previamente jamás se oyeron en el occidente
y hoy, obras como el "Bhagavad-Gita," se encuentran en librerías europeas, americanas,
y australasiáticas.

Ceilán ha presenciado un renacimiento del buddhismo, una amplia circulación de


libros religiosos, la traducción del "Catecismo Buddhista" en muchos idiomas
orientales, occidentales y septentrionales, la fundación de las Escuelas Secundarias
Teosóficas en Colombo, Kandy y Ratnapura, la apertura de casi cincuenta escuelas para
niños buddhistas bajo la supervisión de nuestra Sociedad, la concesión de una Fiesta
Buddhista nacional por el Gobierno y de otros privilegios importantes, la fundación de
una revista semi-semanal buddhista vernacular, en Colombo y una en inglés, ambas
compuestas, impresas y publicadas, desde la oficina de imprenta de la Sociedad
Teosófica. Ceilán nos ha visto también traer de Japón siete sacerdotes buddhistas
inteligentes para que aprendan Pali bajo el venerado Alto Sacerdote Sumangala y
puedan exponer a sus conciudadanos el canon Buddhista como existe en la iglesia del
Sur 25 siglos después del nirvana de Buddha.

Por lo tanto, no se puede poner en entredicho ni negar que, durante sus 14 años, la
Sociedad Teosófica ha logrado realizar más allá de toda expectación, los primeros dos
de los tres objetivos declarados. Ha probado que la raza, el credo, el color y las antiguas
antipatías no son obstáculos inamovibles para la diseminación de la idea del altruismo y
de hermandad humana. Tal vez, sean sueños quiméricos para los teóricos que
368

consideran al hombre como un simple problema físico, haciendo caso omiso del ser
interno, más grande y superior.

III- Ocultismo

Aunque sólo una minoría de nuestros miembros sea proclive al misticismo, en


realidad, la clave de todos nuestros éxitos como acabamos de enumerarlos, consiste en
reconocer el hecho del Ser Superior, incoloro, cosmopolita, asectario, asexuado,
espiritual y altruista; y la realización de nuestro trabajo considerando esta base. Para el
secularista, el agnóstico y lo pseudo-científico, estos resultados hubieran sido
inasequibles, mejor dicho, impensables. Las sociedades pacifistas son utópicas ya que
ningún tipo de argumentación basada en consideraciones exotéricas de morales o
conveniencias sociales, pueden despolarizar los corazones de los caudillos de las
naciones, de la guerra y de los esquemas de conquista egoístas.

Las diferencias sociales, el resultado de las evoluciones físicas y del medio


ambiente material, engendran los odios raciales y las inquinas sociales y sectarias, las
cuales son inexpugnables si las embestimos desde el exterior. Sin embargo, como la
naturaleza humana es siempre idéntica, todos los seres humanos están sujetos, de la
misma forma, a influencias cuyo epicentro es el "corazón" humano, despertando,
entonces, la intuición humana. Además, como existe una única Verdad Absoluta, el
alma y la vida de todos los credos humanos, es posible efectuar una alianza recíproca a
fin de buscar y diseminar esta Verdad básica. Sabemos que un término omnímodo para
esa Verdad Eterna es la "Doctrina Secreta." La hemos profesado logrando una audiencia
y, hasta cierto punto, hemos demolido las antiguas barreras, hemos formado nuestro
núcleo fraterno y, al avivar la literatura aria, hemos facilitado la divulgación de sus
preciosas enseñanzas religiosas, filosóficas y científicas entre las naciones más
distantes.

Si no hemos abierto escuelas regulares de adeptado en la Sociedad Teosófica,


hemos, al menos, presentado un cierto acopio de pruebas según las cuales los adeptos
existen y el adeptado es una necesidad lógica en el orden natural del desarrollo humano.
Por lo tanto, hemos secundado al occidente a columbrar un ideal de las potencialidades
humanas más digno que el que poseía antes. El estudio de la psicología oriental ha
proporcionado al occidente una clave para ciertos misterios que anteriormente nos
dejaban estupefactos. Basta mencionar los sectores del mesmerismo, del hipnotismo y
de las presuntas relaciones póstumas de la entidad desencarnada con los vivos. Además,
ha facilitado una teoría de la naturaleza y de las relaciones entre la Fuerza y la Materia
cuya verificación práctica es posible, para todos los que quieran aprender y seguir con
esmero los métodos experimentales de las escuelas orientales de ciencia oculta. Nuestra
experiencia nos induce a decir que esta ciencia y su filosofía complementaria, irradian
luz en algunos de los problemas más profundos de la naturaleza humana. En el campo
científico colma la "laguna infranqueable," en la filosofía hace posible la formulación
de una teoría coherente acerca del origen y destino de los globos celestiales y su
progenie de reinos y variados planos. Donde el señor Crookes se detiene en su búsqueda
para los meta-elementos no sabiendo como interceptar los átomos que faltan en su
hipotética serie septenaria, la Filosofía Advaita entra en juego con su perfecta teoría
evolutiva de la materia diferenciada desde la indiferenciada, Prakriti de Mulaprakriti, la
"raíz sin raíz."
369

Con la actual publicación de La Clave de la Teosofía, una nueva obra que explica,
de manera clara y sucinta, eso en lo que nuestra Teosofía Esotérica cree, descree y
rechaza positivamente, se eliminarán todos los pretextos para lanzarnos acusaciones
fantásticas. Ahora bien, los "corresponsales" de algunas revistas semanales etre las
cuales el órgano de los espiritistas y aquellos que afligen periódicos respetables
denunciando los presuntos "dogmas de los Teósofos," cuya existencia se anidaba sólo
en la mente de nuestros detractores, deberán probar lo que nos atribuyen valiéndose del
capítulo y del versículo de nuestras publicaciones teosóficas y especialmente de La
Clave de la Teosofía en que aparece.

No pueden atrincherarse más tras de la ignorancia y si persisten delatando,


deberán hacerlo basándose en la autoridad del contenido de nuestros libros; ya que a
cada uno se le ofrece una simple oportunidad de aprender nuestra filosofía.

Para terminar, en estos catorce años de vida, la Sociedad Teosófica ha hecho más
para familiarizar a los pensadores occidentales con el gran pensamiento y
descubrimiento ario, que cualquier otro ente en los últimos diecinueve siglos. No es
pronosticable lo que podrá efectuar en el futuro, sin embargo, la experiencia justifica la
esperanza que pueda ser mucho, ampliando su campo ya extenso de útil actividad.

________________________

PECADO CONTRA LA VIDA

Helena Blavatsky

Artículo aparecido en “Lucifer”, Noviembre 1887

Un artículo aparecido recientemente en un peri6dico declaraba que cierta dama


americana de gran fortuna, residente en Londres, había concebido el extraño deseo de
poseer un abrigo confeccionado con las cálidas y suaves plumas del pecho del Ave del
Paraíso. Se requerían quinientos pechos para este propósito y, continuaba la historia, se
habían enviado a Nueva Guinea a dos hábiles cazadores para matar a las pobres
víctimas cuyo sacrificio era necesario para satisfacer este salvaje capricho.

Nos alegra saber que la veracidad del hecho ha sido negada por el "Mundo",
aparentemente de muy buena fuente. Pero, por poco que la dama en cuestión sea
merecedora del reproche que la calumnia desató sobre ella, vale la pena analizar el
sentimiento que pueda haber despertado en una sociedad donde -si bien los abrigos de
Aves del Paraíso son raros- la mayoría de los mujeres que se visten lujosamente se
adornan de un modo u otro, a expensas de los pájaros.

El principio involucrado en un sombrero adornado con las plumas de un solo pajarito,


asesinado con este propósito, es el mismo que el que se haría grotescamente manifiesto
en una indumentaria que requiriera el sacrificio de quinientas.
370

Demasiada gente rica en esta edad insaciable se olvida que el mayor privilegio de
aquellos que poseen los medios es el poder de aliviar el sufrimiento.

Demasiados, también, olvidan que la compasión de aquellos que rigen el mundo


animado debe extenderse más allá de los límites de su propio reino; y así, tenemos el
penoso espectáculo del "deporte" asociado todavía en países civilizados con propósitos
que ya no deberían producir placer a hombres que se han elevado por encima de la vida
primitiva de cazadores y pescadores. ¿Cómo es posible descender del orgulloso estado
de la humanidad en busca de una gratificación innoble? Es malo matar cualquier
criatura senciente por los salvajes placeres de la caza. Es malo, tal vez peor, causar su
destrucción para beneficiarse fríamente con su sacrificio. Y es malo malgastar el dinero,
en este difícil mundo de necesidades y privaciones, para permitirse costosos gustos
persanales. Pero la cima de todo la que es reprensible en estos hechos dañinos se
alcanza, seguramente, cuando las mujeres -que deberían, en virtud de su sexo, ayudar a
suavizar las ferocidades de la vida- llegan a causar el daño mayor y pecan contra todo
un catálogo de deberes humanos utilizando la crueldad por los caprichos de una moda
infame.

PENSAMIENTOS SOBRE LOS


ELEMENTALES
Helena Blavatsky

Quien estas líneas escribe, ha dedicado años enteros al estudio de estos seres invisibles
–y por completo insensibles– llamados por varios nombres en todos los países bajo el
sol, y conocidos con el genérico de espíritus. Sólo la nomenclatura aplicada a estos
naturales de las esferas por la iglesia Católica –buenos o malos– no tiene fin..La gran
cronología de sus nombres simbólicos, es un estudio. Abrid cualquier relato de la
creación en el primer Purâna que os venga a la mano, y mirad la variedad de
apelaciones conferidas a estas criaturas divinas y semi–divinas (producto de dos clases
de creaciones: la Prakrita y la Vaikrita o Padma, la primaria y la secundaria),
evolucionadas todas del cuerpo de Brahmâ. Solamente el Urdhwasrota 1 de la tercera
creación abraza una variedad de seres con características e idiosincrasias suficientes
para el estudio durante toda una vida.

Lo mismo sucede con los relatos egipcios, caldeos, griegos, fenicios o cualquiera
otros. Las huestes de estos seres son innumerables. os antiguos paganos, in
embargo –y especialmente los neoplatónicos de Alejandría–, conocían lo que
creían, y distinguían sus diferentes órdenes. Ninguno los consideraba bajo el punto
de vista sectario como lo hacen las iglesias cristianas. Se ocupaban de ellos, por el
contrario, con un conocimiento mucho mayor, pues hacían una distinción mucho
más acertada de las diferentes naturalezas de estos seres, que los Padres de la
iglesia lo hicieron nunca. Con arreglo a la línea de conducta que estos últimos se
habían trazado, todos los ángeles que no habían sido reconocidos como servidores
del Jehovah de los judíos, eran proclamados demonios.
371

Los efectos de esta creencia, más tarde erigida en un dogma, los encontramos
ahora afirmándose en el Karma de los muchos millones de espiritistas educados y
mantenidos en las respectivas creencias de sus iglesias. Aun cuando un espiritista
se haya divorciado hace mucho tiempo de las creencias teológicas y clericales;
aunque sea un cristiano liberal o antiliberal, un deísta o un ateo, que haya
sabiamente rechazado toda creencia en los demonios, y que demasiado razonable
para considerar a sus visitadores como ángeles puros, haya aceptado lo que crea
un justo término medio, sin embargo, no reconocerá a otros espíritus que los de los
muertos.

Este es su Karma y también el de las iglesias colectivamente. En las últimas, es


natural un fanatismo tan obstinado y un tal prejuicio: es su regla de conducta;
pero en el espiritismo libre, es imperdonable. No puede haber dos opiniones sobre
este asunto.

Tiene que ser, o la creencia completa o la absoluta incredulidad en los espíritus. Si


un hombre es escéptico y descreído, nada tenemos que decir; pero una vez que cree
en los fantasmas y espíritus, cambia la cuestión. No hay hombre ni mujer que esté
libre de todo prejuicio y de ideas preconcebidas, que pueda creer que en un infinito
de vida y de ser –digamos sólo en nuestro sistema solar–, que en todo este
espacio sin límites, en el cual los espiritistas sitúan su Paraíso 2, haya solamente
dos ordenes de seres conscientes: los hombres y sus espíritus, mortales encarnados
e inmortales desencarnados. El futuro guarda para la humanidad extrañas
sorpresas, y la Teosofía, o más bien sus partidarios, serán del todo vengados en
días no muy lejanos. No hay por qué tratar de una cuestión que ha sido tan
discutida por los teósofos, y que solamente ha acarreado oprobio, persecución y
enemistad a los escritores. Por lo tanto, no nos saldremos de nuestra senda para
decir mucho más. Los elementales y los elementarios de los kabalistas y teósofos,
han sido suficientemente ridiculizados. Desde Porfirio hasta los demonologistas de
los siglos pasados han aportado hechos tras hechos y han aglomerado pruebas
sobre pruebas; pero con tan poco efecto como el que pudiese tener un cuento de
hadas relatado a niños.

Raro libro, en verdad, el del vicio Conde de Gabalis, inmortalizado por el Abate de
Villars, y traducido y publicado ahora en Bath. Aconsejo a los que tengan
inclinaciones humorísticas, que lo lean y reflexionen sobre él. Doy este consejo con
objeto de hacer un paralelo. La que estas líneas escribe, lo leyó hace años y lo ha
vuelto a leer ahora con más atención aún que la primera vez. Su humilde opinión
con respecto a la obra, si a alguien le importa saberla, es que se puede buscar
durante meses, sin encontrarla nunca, la demarcación entre los Espíritus de las
secciones espiritistas y las sílfides y ondinas de aquel satírico francés.

Hay algo que suena de una manera siniestra en los sarcasmos joviales y en las
chanzas de su autor, quien a la vez que señalaba con el dedo del ridículo lo que era
creencia suya, tenía probablemente el presentimiento de su propio y acelerado
Karma 3, bajo la forma del asesinato.

La manera con que presenta al Conde de Gabalis, es digna de atención: “Cierto


día me asombré al ver entrar a un hombre de una apostura de las más dignas,
quien saludándome gravemente, me dijo en francés, pero con acento extranjero: –
372

Adora, hijo mío, adora al Dios más grande de los Sabios; y no te llenes de orgullo
porque envíe a ti uno de los hijos de Sabiduría para convertirte en un miembro de
la Sociedad y hacerte participar de las maravillas de la Omnipotencia”4 .

No hay más que una contestación que dar a aquellos que, haciendo hincapié en
obras semejantes, se ríen del Ocultismo. Servitissimo la da con enojada frase en su
introducción Cartas a mi Señor en la obra arriba nombrada. “Yo lo hubiera
persuadido (al autor del Gabalis) de que cambiase por completo la forma de su
obra –escribe–, pues esta forma burlona de llevarla adelante no me parece propia
del asunto. Estos misterios de la Kábala son cosas serias que muchos de mis amigos
estudian muy seriamente;… los brujos son ciertamente demasiado peligrosos para
ser tratados en burla”. Verbum sat sapienti.

Son peligrosos sin duda alguna. Pero desde que la historia empezó a registrar
pensamientos y hechos, media humanidad se ha burlado de la otra media,
ridiculizando sus más caras creencias. Esto, sin embargo, no puede cambiar un
hecho en una ficción, ni tampoco destruye a las sílfides, ondinas y gnomos de la
Naturaleza, si los hay; pues estos últimos, ligados con las salamandras, podrían
destruir a los incrédulos y perjudicar a las compañías de seguros, a pesar de que
éstas creen menos en las salamandras vengativas que en los incendios causados por
casualidad y por accidentes.

Los teósofos creen en los espíritus tanto como los espiritistas, pero creen que son
tan diferentes en sus variedades como las tribus haladas en el aire. Hay entre ellos
halcones sanguinarios y murciélagos vampiros, así como hay palomas y ruiseñores.
Ellos creen en ángeles, porque muchos los han visto “… a la cabecera del enfermo,
¿De quiénes eran la voz tierna Y los pasos silenciosos? En donde los corazones
afligidos destilaban como el sauce Vagaban ellos entre los vivos y los muertos”.

Pero no eran éstas las materializaciones con tres dedos en los pies de los modernos
médiums. Aun cuando nuestras doctrinas fuesen todas pasto para las chanzonetas
de un Villars, esto nada probaría en contra de las pretensiones de los ocultistas de
que sus enseñanzas son hechos históricos y científicos, cualquiera que sea la forma
con que se las presenten al profano. Desde que comenzaron a reinar los primeros
reyes por la gracia de Dios, han pasado innumerables generaciones de bufones,
nombrados para divertir Majestades y Altezas; la mayoría de estos despreciados
individuos tenían más sabiduría en el fondo de sus gibas y en la punta de los dedos,
que todos sus reales amos juntos en sus vacíos cerebros. Solamente ellos tenían el
privilegio inestimable de decir la verdad en las cortes, y estas verdades han sido
siempre causa de risa …5. Esta es una digresión; pero obras tales como la del
Conde de Gabalis, tienen que ser analizadas despacio, y mostrado su verdadero
carácter, pues de lo contrario se las haría servir como martillo de fragua para
pulverizar aquellas obras que no toman el tono humorístico al hablar de cosas
misteriosas, ya que no sagradas del todo, y que dicen lo que es del caso. Se asegura
de la manera más positiva que se dicen más verdades en las ingeniosas railleries y
gasconnades de aquella “Sátira, llena de hechos eminentemente ocultos y reales, de
los que la mayoría de las gentes, y especialmente los espiritistas, pueden figurarse”.

Un solo hecho, como ejemplo, cuya existencia actual se demuestra en el momento


presente entre los médiums, bastará para probar que tenemos razón.
373

Se ha dicho en otra parte que la Magia blanca difiere muy poco de las prácticas de
hechicería, excepto en los efectos y resultados, consistiendo todo en si la intención
es buena o mala. Muchas de las reglas y condiciones preliminares para entrar en
sociedades de Adeptos, ya sean del sendero Derecho o del Izquierdo, son también
idénticas en muchas cosas. Por esto dice Gabalis al autor: “Los Sabios jamás os
admitirán en su sociedad si no renunciáis desde este momento a una cosa que no
puede permanecer en competencia con la Sabiduría. Tenéis que renunciar a toda
relación carnal con las mujeres” (página 27).

Esto es sine qua non para los ocultistas prácticos, ya sean rosacruces o yoguis,
europeos o asiáticos. Pero lo es también para los dugpas y tadoos, de Bután y de la
india y para los vudús y naguales, de Nueva Orleáns y de México 5; pero con una
cláusula adicional, sin embargo, en los estatutos de estos últimos. Y es ésta el tener
relaciones carnales con djins, elementales, o demonios, llámeseles como se quiera,
varones o hembras 6.

“No os hago conocer ninguna otra cosa que los Principios de la antigua Kábala”, explica
Gabalis a su discípulo. Y le informa de que los elementales (que el llama elementarios),
los habitantes de los cuatro Elementos –esto es, las sílfides, ondinas, salamandras y
gnomos–,viven muchas edades, pero que sus almas no son inmortales.

“Respecto de la Eternidad… tienen finalmente que disolverse en la nada…”


“Nuestros padres los filósofos –continúa diciendo el soidisant rosacruz–, hablando
a Dios cara a cara, se quejaron a Él de la desgracia de esta gente (los elementales) y
Dios, cuya Misericordia no tiene límites, les reveló que no era imposible encontrar
un remedio para este mal. Les inspiró que del mismo modo que el hombre, por la
alianza que con Dios había contraído, había sido hecho partícipe de la Divinidad,
las sílfides, los gnomos, las ninfas y las salamandras, por la alianza que podían
contraer con el hombre podían hacerse partícipes de la inmortalidad. Así, pues,
una ninfa o una sílfide se hace inmortal, y capaz de alcanzar la dicha a que
nosotros aspiramos, cuando tiene la fortuna de casarse con un sabio; un Gnomo o
un silfo cesa de ser mortal desde el momento en que se casa con una de nuestras
hijas”.Después de haber soltado este hermoso ejemplar de buen consejo sobre
hechicería práctica, el sabio termina de la siguiente manera: “¡No, no! Nuestros
sabios no han cometido nunca el error de atribuir la caída de los primeros ángeles
a su amor por las mujeres, como tampoco creen que hayan puesto a los hombres
bajo el poder del Diablo… No hubo nada criminal en todo esto. Eran silfos que
trataban de hacerse inmortales. Sus inocentes pretensiones, muy lejos de
escandalizar a los filósofos, nos han parecido tan justas, que todos nosotros, de
común acuerdo, estamos resueltos a renunciar por completo a las mujeres para
entregarnos a la inmortalidad de las ninfas y sílfides (pág. 33).

Y así hacen ciertos médiums, especialmente en América y Francia, quienes se


alaban de tener por maridos o esposas a espíritus. Conocemos personalmente a
tales médiums, hombres y mujeres, y no serán los de Holanda los que negarán el
hecho, dado cierto suceso reciente entre sus colegas y correligionarios, fresco en su
memoria, concerniente a algunos que escaparon de la locura y de la muerte
haciéndose teósofos. Siguiendo nuestros consejos fue como pudieron finalmente
librarse de sus consortes de ambos sexos.
374

¿Se nos dirá también en este caso que esto es una calumnia y una invención? Pues
entonces, que los que, como los espiritistas, estén inclinados a ver nada más que un
inocente pasatiempo en estas diarias y nocturnas relaciones con los llamados
espíritus de los muertos, se dediquen a observar. Que los que ridiculizan nuestros
avisos y nuestra doctrina, y se burlan de ella, expliquen, después de analizado
desapasionadamente el misterio y la razón de hechos tales como la existencia, en
las mentes de ciertos médiums y sensitivos, de su matrimonio real con espíritus
varones y hembras. Las explicaciones de locura y alucinación no significan nada,
cuando se las pone frente a frente con los hechos innegables de las
MATERIALIZACIONES DE ESPÍRITUS. Si hay espíritus capaces de tomar té y
vino, de comer manzanas y pasteles, y de besar y palpar a los concurrentes a las
sesiones espiritistas, hechos que han sido probados, así como también la existencia
de estos mismos visitadores, ¿Por qué no habrían de ejecutar estos mismos
espíritus los deberes matrimoniales del mismo modo? ¿Y qué son estos espíritus y
cuál es su naturaleza? ¿Se nos dirá por los espiritistas, que los fantasmas de Mme.
de Sévigné o de Delfina –una de cuyas autoras nos abstenemos de nombrar por
consideración a sus parientes que sobreviven– son los espíritus reales de estas
difuntas señoras; y que la última sentía una afinidad espiritual por un médium
canadiense, idiota, viejo y sucio, hasta el punto de hacerse su feliz esposa, como él
se alababa públicamente, siendo el resultado de esta unión un rebaño de hijos
espirituales engendrados con este santo espíritu? ¿Y quién es el marido astral –el
consorte
7 nocturno– de una señora médium de Nueva York muy conocida, y a quien la
escritora conoce personalmente? Que el lector tome cuantos informes pueda sobre
este último desarrollo de las relaciones espirituales (?!); que piense seriamente
sobre esto, y que lea después el Conde de Gabalis, especialmente el apéndice con
sus partes latinas, y entonces quizás podrá apreciar mejor toda la gravedad de la
supuesta chanza en la obra en cuestión7, y comprender el verdadero valor que
encierra la burla en ella. Entonces podrá ver claramente la horrible relación que
hay entre los faunos, sátiros e íncubos de San Jerónimo, las sílfides y ninfas del
Conde de Gabalis, los elementarios de los kabalistas, y todas las Lillies poéticas y
espirituales de la Comunidad Harris, los Napoleones astrales y otros don Juanes
que han partido y se hallan en el Summer Land (tierra de verano), o sea las
afinidades espirituales de más allá de la tumba del mundo moderno de los
médiums.

A pesar de la horrible multitud de hechos, se nos dice semana tras semana en los
periódicos espiritistas, que, a lo más, no entendemos una palabra de lo que
decimos. Platón (un seudónimo por cierto muy presuntuoso para ser usado), ex–
teósofo descontento, dice a los espiritistas (véase el Light del 1º de Enero de 1889)
que no solamente no hay reencarnación, porque el espíritu astral de un difunto
amigo suyo se lo dijo (verdaderamente es un testimonio valioso y digno de
confianza), sino que está probado que toda nuestra filosofía no tiene valor por este
mismo hecho. Se nos notifica que el Karma es una necedad mayúscula. “Sin el
Karma, la reencarnación no tiene razón de ser”; y puesto que su informante astral
se ha informado en el reino de su presente existencia de la teoría de la
reencarnación, y dice que no puede encontrar un solo hecho, ni siquiera el rastro
de uno, respecto de aquella verdad… este informante astral tiene que ser creído. El
no puede mentir. Pues un hombre que ha estudiado la química, tiene derecho a
375

una opinión, y se ha ganado el de hablar sobre sus varias teorías y hechos…


especialmente si durante su vida terrestre fue respetado y admirado por sus
investigaciones en los misterios de la Naturaleza y por su amor a la verdad8.

Es de esperar que los astrales de eminentes químicos, tales como Mr. Crookes y
Buderof, cuando desencarnen, se abstendrán de venir a menudo a hablar con los
mortales; pues habiendo estudiado la química tanto y tan bien, sus comunicaciones
post mortem adquirirían una reputación de infalibilidad tal, que quizás llegarían a
perjudicar el progreso de la humanidad y el desarrollo de sus poderes
intelectuales. Pero la prueba es suficientemente convincente, sin duda alguna, para
la presente generación de espiritistas, puesto que el nombre usado por el “director
astral de un amigo”, era el de un hombre honrado y amante de la verdad. Parece,
pues, que una experiencia de más de cuarenta años con espíritus, que dicen
muchas más mentiras que verdades, y hacen mucho más daño que bien, nada
significan. Y de este modo los esposos y esposas espirituales tienen también que ser
creídos, cuando dicen que son esto o aquello. Pues como Platón (el seudónimo) con
razón arguye: “No hay progreso sin conocimiento”, y el conocimiento de la verdad
que se funda en hechos, es un progreso del grado más elevado; y si los astrales
progresan, como lo afirma este espíritu, la filosofía del Ocultismo respecto de la
reencarnación, es errónea en este punto; ¿Y cómo podemos saber que los demás
puntos son correctos, puesto que no hay pruebas de ellos? Esto es lógica y filosofía
elevadas. “El fin de la Sabiduría es la consulta y la discusión” con espíritus, debió
de haber añadido Demóstenes si hubiera sabido donde encontrarlos; pero todo esto
deja sin resolver la cuestión de quiénes son estos espíritus; pues “cuando los
doctores no están de acuerdo”, tiene que haber lugar a dudas; y además del hecho
saliente de que los espíritus están divididos en sus opiniones sobre la
reencarnación, lo mismo que lo están los espiritualistas y los espiritistas, “todos los
hombres no son a propósito para ser campeones de la Verdad, ni para recoger el
guante en su causa”, según dice Sir F. Browne. Esto no significa ninguna sátira
irrespetuosa para Platón, quien quiera que él sea; no es más que un axioma. Un
hombre de ciencia eminente, el profesor W. Crookes, dio una vez una definición
muy sabia de la verdad, demostrando cuán necesario es distinguir entre la verdad
y la exactitud. Una persona puede ser amante de la verdad –dijo– esto es, puede
sentirse lleno de deseo de recibir la verdad como de enseñarla; pero a menos que
esta persona tenga gran poder natural de observación, o haya sido educada por
medio de alguna clase de estudio científico en el trabajo de observar, anotar,
comparar y dar cuenta con toda exactitud y detalle, no podrá dar una relación
exacta ni digna de confianza –y ni por tanto verdadera– de sus experiencias. Sus
intenciones pueden ser sinceras; pero si tiene una chispa de entusiasmo, puede
estar expuesto a proceder a generalizaciones que sean a la vez falsas y peligrosas.
En resumen: como dice también otro eminente hombre de ciencia, Sir John
Herschel: “La gran –y ciertamente única– cualidad de la Verdad, es la de ser capaz
de sufrir la prueba de la experiencia universal, y de salir sin cambio alguno de
cualquier clase de discusión sincera a que se la sujete.”

Ahora bien; pocos son los espiritistas, si es que hay alguno, que reúnan las
preciosas cualidades requeridas por el profesor Crookes; en otras palabras, su
veracidad se halla siempre neutralizada por su entusiasmo, que los ha conducido al
error durante los últimos cuarenta años. En contestación a esto se nos dirá –y hay
que confesar que con gran justicia– que esta definición científica es un arma de
376

doble filo;;esto es, que los teósofos están, por lo menos, en el mismo caso que los
espiritistas; que son entusiastas y, por tanto, crédulos también. Pero en el presente
caso la situación cambia. La cuestión no consiste en lo que los espiritistas o teósofos
puedan pensar sobre la naturaleza de los espíritus y su grado de veracidad, sino lo
que dice la experiencia universal requerida por Sir John Herschel. El espiritismo
es una filosofía –si lo es, lo que nosotros negamos– de ayer. El Ocultismo y la
filosofía de Oriente, ya sean verdad en absoluto o sólo relativamente, son
enseñanzas que vienen a nosotros con una antigüedad inmensa; y puesto que –
tanto en los escritos y tradiciones del Oriente, como en los numerosos fragmentos y
manuscritos que nos han dejado los teósofos neo–platónicos; en las observaciones
de sabios, tales como Porfirio y Jámblico, en las de los teósofos de la edad media, y
así sucesivamente ad infinitum –puesto que encontramos en todos éstos el mismo
idéntico testimonio de la naturaleza, extremadamente variada y a menudo
peligrosa, de todos estos genios, demonios, dioses, lares y elementarios, todos
confundidos ahora en un haz bajo el nombre de espíritus, no podemos menos que
reconocer en todo esto “algo que reporta victoriosamente la prueba de la
experiencia universal, y que “resulta sin cambio” después de toda clase de
observaciones y experiencias.

Los teósofos dan tan sólo el producto de una experiencia que procede de la más
remota antigüedad; los espiritistas sostienen sus propias opiniones nacidas hace
cuarenta años, y basadas en su entusiasmo perenne y en su emocionalismo. Pero
que se le pregunte a cualquier testigo imparcial y de buena fe, que presencie los
hechos de los espíritus en América y que no sea ni teósofo ni espiritista: ¿Cuál
puede ser la diferencia entre la novia vampira de quien se dice que Apolonio de
Tyana libró a un joven amigo suyo, a quien el súcubo nocturno estaba matando
lentamente, y las esposas y esposos espíritus de los médiums? Ninguna,
seguramente, sería la contestación correcta.

Aquellos que no se estremezcan ante esta horrenda resurrección de la demonología


y brujería de la edad media, pueden en todo caso comprender la razón de por qué,
entre los numerosos enemigos de la Teosofía –que desgarra el velo de los misterios
del mundo de los espíritus, y quita la máscara a los espíritus disfrazados bajo
nombres eminentes–, ningunos son tan mordaces ni tan implacables como los
espiritistas de los países protestantes y los países católico–romanos.

Monstrum horrendum informe cui lumen ademptum… es el epíteto más a


propósito que debe aplicarse a la mayoría de las Lillies y Joes del mundo de los
espíritus. Pero no queremos con esto sostener en modo alguno –no imitando a los
espiritistas que están determinados a no creer en otros espíritus que en los de los
queridos difuntos– que no existan otros espíritus que los espíritus de la Naturaleza
o elementales, cascarones o elementarios, dioses y genios de los reinos invisibles, o
que no hay ningún espíritu santo ni elevado que se comunique con los mortales;
pues esto no es así. Lo que los ocultistas y kabalistas han dicho siempre, y los
teósofos repiten ahora, es que los espíritus elevados o santos no visitan ninguna
promiscua sesión espiritista ni se casan con hombres ni mujeres.

La creencia en la existencia de visitantes invisibles, aunque demasiado a menudo


presentes, de mundos mejores y peores que el nuestro, está demasiado arraigada
en los corazones de los hombres para que pueda ser arrancada tan fácilmente por
377

la fría mano del materialismo, ni aun de la ciencia. Los cargos de superstición


acompañados del ridículo, han servido más bien para engendrar nuevas
hipocresías y disimulos sociales entre las clases educadas. Pues hay pocos hombres,
si es que hay alguno, en el fondo de cuyas almas no exista latente la creencia en
tales criaturas sobrehumanas y suprapersonales, la cual puede despertarse a la
primera oportunidad. Muchos son los hombres de ciencia que, habiendo
abandonado a la vez que los cuentos de las nodrizas, las creencias en los reyes de
sílfides y reinas de hadas, y que se ruborizarían de ser acusados de creer en
brujerías, han caído, sin embargo, víctimas de la astucia de los Josés, Catalinas y
otros fantasmas y directores. Y una vez que han cruzado el Rubicón, ya no vuelven
a temer el ridículo. Estos científicos defienden tan desesperadamente la realidad de
los espíritus materializados y otros, como si fuesen una ley matemática. Las
aspiraciones del alma que parecen innatas en la naturaleza humana, y que
duermen tan sólo para despertar con mayor energía; los deseos de cruzar el límite
de la materia, que hacen que muchos escépticos se vuelvan creyentes rabiosos a la
primera apariencia de lo que para ellos es una prueba innegable; todo esto
completa el fenómeno fisiológico del temperamento humano. ¿Han encontrado
nuestros modernos fisiólogos su clave? ¿Permanecerá el veredicto non compos
mentis o será “víctima del fraude y de la psicología, etc. Cuando decimos que los
incrédulos no son sino un puñado, esta afirmación no es exagerada; pues los más
escépticos no son los que más alto clamorean contra las supersticiones
degradantes, contra la locura ocultista, etc., etc. A la primera oportunidad serán
de los primeros entre los que caen y se rinden. Y cuando seriamente se cuentan los
millones siempre crecientes de espiritistas, ocultistas y místicos en Europa y
América, no hay por qué lamentarse como lo hace Carrington de la marcha de las
hadas. Se han marchado, dice el poeta: Han volado Las hermosas ficciones de
nuestros padres, tejidas en la tela de la Superstición cuando el Tiempo era joven.

Tiernamente amadas y queridas. Han volado Delante de la vara de la ciencia


Afirmamos que no han hecho semejante cosa, y que antes al contrario, son estas
hadas –y mucho más las hermosas que las horribles– las que amenazan seriamente,
bajo sus nuevas máscaras y nombres, desarmar a la ciencia y romper su vara.
La creencia en los espíritus es legítima porque le basa en la autoridad de los
experimentos y de la observación; además reivindica otra creencia considerada
también como supersticiosa, o sea el Politeísmo. Este último está basado sobre un
hecho de la Naturaleza. Espíritus que han sido tomados por dioses, han sido vistos
en todas las edades por los hombres –de aquí la creencia en muchos y varios
dioses–. El monoteísmo, por otro lado, se funda en una pura abstracción, ¿Quién
ha visto a Dios? (nos referimos a aquel Dios Infinito y Omnipotente de que hablan
tanto los monoteístas). El politeísmo –una vez que el hombre reclama el derecho de
intervención divina en favor suyo– es lógico y de conformidad con las filosofías de
Oriente, todas las cuales, ya sean panteístas o deístas, proclaman la abstracción
Una e infinita, un Algo absoluto que sobrepuja totalmente a la concepción de lo
infinito. Seguramente un credo semejante es más filosófico que aquella religión
cuya teología, a la vez que por un lado proclama a Dios un Ser misterioso y hasta
Incomprensible, a quien “ningún hombre puede ver ni oír” (Éxodo XXXIII, 20), lo
muestra por otro tan humano y tan pequeño como para ocuparse de los calzones
de sus escogidos 9 ¡mientras que descuidaba el decir algo definido sobre la
inmortalidad de sus almas o sobre su supervivencia después de la muerte! Así,
pues, la creencia en una hueste o huestes espirituales que moran en varios pueblos
378

y esferas del Universo, o sea, en realidad, en Seres conscientes intra Kósmicos, es


lógica y racional, mientras que la creencia en un Dios extra Kósmico es un
absurdo. Y si Jehovah, que eran tan celoso por sus judíos, y ordenaba que no
debían tener otro Dios que Él, fue tan generoso que otorgó Moisés a Faraón
(“Mira; yo he hecho de ti un Dios para Faraón y a Aarón… tu profeta”, Éxodo,
VII, 1) como deidad para el monarca egipcio, ¿Por qué a los paganos no se les ha
de permitir que elijan sus dioses? Una vez que creemos en la existencia de nuestros
Egos, bien podremos creer en la de los Dhyân Chohans. Pues como dice Haré: “el
hombre es un ser compuesto, estando hecho de un cuerpo espiritual y de otro
carnal; los Ángeles son Espíritus puros, y por tanto, más próximos a Dios, sólo que
son creados y finitos por todos los conceptos, mientras que Dios es infinito e
increado”. Y si Dios es lo último, entonces no es un Ser sino un Principio
incorpóreo al que es una blasfemia el antropomorfizar. Los ángeles o Dhyân
Chohans, son los Vivientes; aquel Principio existente por sí mismo, la Causa eterna
y compenetradora de todas las causas es tan sólo el nóumeno abstracto del Río de
Vida, cuyas olas, siempre rodando, crean los ángeles lo mismo que los hombres; los
primeros siendo sencillamente “hombres de naturaleza superior”, como
instintivamente lo observaba Young. Las masas de la humanidad tienen, pues,
razón en creer en la pluralidad de dioses; no son las naciones cristianas menos
politeístas que sus hermanos los paganos, por llamarles ahora espíritus, ángeles o
demonios.

Los veinte o treinta millones de espiritualistas o espiritistas que existen


actualmente, ofician a sus muertos con tanto celo como los chinos e indos
modernos ofician a sus houen 10, bhoots y pisachas; los paganos, sin embargo, lo
hacen para tenerlos tranquilos y que no hagan daño post mortem.

Aun cuando se dice que estos dioses son “superiores al hombre en algunos
conceptos”, no se debe decir por esto que las potencias latentes del Espíritu
humano sean en modo alguno inferiores a las de los devas. Sus facultades están
más desarrolladas que las del hombre ordinario; pero en último resultado, este
desarrollo tiene un límite prescrito, lo que no sucede con el espíritu humano. Este
hecho ha sido bien simbolizado en el Mahâbhârata por la victoria que por sí sólo
obtuvo Arjuna, bajo el nombre de Nara (hombre) sobre toda la hueste de los devas
y deva –yo– nis (elementales inferiores).

También encontramos la referencia a este mismo poder del hombre en la Biblia,


pues, San Pablo dice claramente a su auditorio: “¿No sabéis que juzgaremos a los
Ángeles?” (I Corin. VI, 3), y habla del cuerpo astral del hombre, el soma
psychikon, y del cuerpo espiritual, soma pneumatikon que “no tiene carne ni
huesos” pero que, sin embargo, tiene una forma externa.

El orden de seres llamados devas –cuya variedad es tan grande que su descripción
no puede intentarse aquí– se da en algunos tratados ocultos. Hay devas superiores
e inferiores, elementales superiores y muy inferiores al hombre y aun a los
animales. Pero todos éstos han sido o serán hombres, y los primeros volverán a
nacer en planetas superiores y en otros Manvantaras. Una cosa puede, sin
embargo, mencionarse. Los Pitris, o nuestros antecesores lunares y la
comunicación de los mortales con ellos, han sido varias veces mencionados por los
espiritistas como un argumento de que los indos creen efectivamente en espíritus, y
379

que hasta los adoran. Esto es un gran error. No son los Pitris individualmente los
que hayan podido ser consultados, sino su Sabiduría en conjunto; mostrándose
esta Sabiduría, mística y alegóricamente, en el lado luminoso de la luna.

Lo que los brahmanes invocan, no son los espíritus de los antecesores difuntos;
puede encontrarse el completo significado de este nombre en el vol. II de la
Doctrina Secreta, en donde se da la génesis del hombre. Los espíritus humanos más
desarrollados y elevados declararán siempre al dejar su vivienda de barro: nacha
purarâvarti, “no volveremos”; y de este modo se colocan fuera del alcance de
ningún hombre vivo. Pero para comprender completamente la naturaleza de los
antecesores lunares y su relación con la luna, se necesitaría la revelación de los
secretos ocultos que no están destinados para el conocimiento del público. Por
tanto, no se dará más que las pocas insinuaciones siguientes: Uno de los nombres
de la luna en sánscrito es Soma, que es también el nombre, como es bien sabido, de
la bebida mística de los brahmanes, y demuestra la relación entre las dos. Un
bebedor de Soma alcanza el poder de ponerse en relación directa con el lado
brillante de la luna, tomando así inspiración de la energía intelectual concentrada
de los benditos antecesores. Esta concentración, y el ser la luna un depósito de esta
energía, es el secreto cuyo significado no puede ser revelado más allá del mero
hecho de mencionar el continuo derrame sobre la tierra de cierta influencia desde
el lado brillante de la esfera.

Esto que parece una corriente (al ignorante) es de naturaleza doble: una que da
vida y sabiduría, y la otra que es letal. Aquel que puede separar la primera de la
segunda, como Kâlahansa separó la leche del agua que estaba mezclada con ella,
demostrará así gran sabiduría y tendrá su recompensa. La palabra Pitri significa,
sin duda alguna, el antecesor; pero lo que se invoca es la sabiduría lunar,
esotéricamente, y no al antecesor lunar. Esta sabiduría era la que invocaba
Qutamy, el caldeo, en el Nabathean Agriculture, quien escribió “las revelaciones
de la Luna”. Pero existe el otro lado de esto.

Así como la mayoría de las ceremonias religiosas brahmánicas están relacionadas


con la luna llena, de la misma manera las siniestras ceremonias de los hechiceros
tienen lugar en la luna nueva y en su último cuarto. Del mismo modo, cuando el ser
humano perdido, o hechicero, llega a la consumación de su carrera depravada,
todo el mal Karma, y la mala inspiración cae sobre él, como un negro íncubo de
iniquidad, desde “el lado oscuro de la luna”. El hechicero, el dugpa, que ejecuta
siempre sus ritos infernales en el día de la luna nueva, cuando la influencia
benévola de los Pitris está en su más bajo nivel, cristaliza parte de la energía
satánica de sus predecesores en el mal, para sus propios viles fines, mientras que el
brahmán, por otro lado, persigue un fin benévolo correspondiente con la energía
que le otorgan sus Pitris… Por tanto, éste es el verdadero espiritismo, cuyo
corazón y alma han sido tan erróneamente comprendidos por los modernos
espiritistas. Cuando llegue el día de la revelación completa, se verá que las
llamadas supersticiones del brahmanismo y de los antiguos paganos en general,
eran simplemente ciencias naturales y físicas, veladas a los Ojos profanos de las
multitudes ignorantes, por temor a la profanación y al abuso, por medio de
disfraces alegóricos y simbólicos que la ciencia moderna no ha podido descubrir.
380

Afirmamos pues que ningún teósofo ha creído jamás en supersticiones degradantes


ni ha contribuido a propagarlas más que lo que ha podido hacerlo cualquier
sociedad filosófica o científica. La única diferencia entre los espíritus de otras
sociedades, sectas o instituciones y los nuestros, consiste en sus nombres y en los
asertos dogmáticos con respecto a su naturaleza. En aquellos a quienes los millones
de espiritistas llaman los espíritus de los muertos, y en quienes la Iglesia romana ve
los demonios de Satanás, no vemos nosotros ni lo uno ni lo otro. Los llamamos
Dhyân Chohans, devas, Pitris, elementales superiores e inferiores, y los conocemos
como los dioses de los gentiles, a veces imperfectos, nunca santos. Cada orden tiene
su nombre, su sitio, sus funciones, que la Naturaleza le ha asignado; y cada hueste
es el complemento y la coronación de su propia esfera particular, lo mismo que el
hombre es el complemento y la coronación de su globo; de aquí que sean una
necesidad natural y lógica en el Kosmos.

NOTAS

1. Los Urdhwasrota, los Dioses, llamados así porque la sola vista de los alimentos
tiene para ellos el lugar de comida;“pues hay satisfacción en la sola
contemplación de la ambrosía”, dice el comentador del Vishnu Purâna.
2. Summer Land, literalmente, “tierra de verano”. Debe advertirse que estos
espiritistas son los de la escuela americana, que no creen en la reencarnación, y
que su Summer Land es un lugar situado en los alrededores de la Vía Láctea
(sic), en donde los espíritus se casan, tienen hijos, se educan, tienen Congreso,
casinos, etc. Los espiritistas de la escuela de Allan Kardec creen en la
reencarnación y son algo más serios que los primeros con sus antifilosóficos y
materialistas conceptos. N. del T.
3. La obra fue publicada en París en 1670 y en 1675; fue cruelmente asesinado el
autor en su viaje a Lyon desde el Languedoc, su país natal.
4. Sub–Mundanos o los Elementarios de la Kábala; es la historia de los Espíritus,
vuelta a imprimir del texto del Abate de Villars, Physio– AstroMystic, en donde
se asegura que existen en la tierra criaturas racionales además del hombre.
Robert H. Fryer. Bath, 1886.
5. Hablamos aquí de los bien conocidos antiguos estatutos de la Hechicería de los
asiáticos, así como de la demonología de Europa. La bruja tiene que renunciar
a su marido, y el brujo a sus derechos maritales sobre la esposa humana
legítima, del mismo modo que el dugpa renuncia hasta el presente todo
comercio con mujeres humanas, como lo hace también el vudú ,de Nueva
Orleáns, durante el ejercicio de sus poderes. Todos los kabalistas saben esto.
6. Los kabalistas judíos de Polonia y de Galitzia llaman en su ayuda al espíritu
hembra de nergal, cuando se dedican a alguna venganza, para que infunda
poder en ellos. El hechicero musulmán llama a un djini hembra; un koldoon
ruso a una bruja muerta (vyedma); el hechicero chino tiene una houen en su
casa, bajo sus órdenes. Este comercio se dice que proporciona poderes mágicos
y una fuerza sobrenatural.
7. Sub–Mundanes, o The Elementaries of the Cabala, con un apéndice ilustrado
de la obra Demoniality o Incubi and Succubi, por el Rvdo. Padre Sinistrari de
Amando. La contestación dada (pág. 133) por un supuesto diablo a San
Antonio, respecto a la corporeidad de los íncubos y súcubos, sería ahora quizás
oportuna. Habiendo preguntado el bendito San Antonio quién era él, el
pequeño enano de los bosques contestó: “Soy un mortal y uno de los habitantes
381

de los desiertos, a quienes los gentiles en sus diferentes errores, adoran bajo los
nombres de faunos, sátiros e íncubos”; o espíritus de los muertos, pudo haber
añadido este elemental, vehículo de algún elementario. Esta es una narración
de San jerónimo, quien creía del todo en ella, y nosotros también, aunque con
algunas variantes.
8. Los argumentos y testimonios que se presentan contra la filosofía de oriente,
son muy curiosos, Seguramente esto es una buena prueba de que los ocultistas
tienen razón en decir que la mayoría de estos espíritus no son ni siquiera
espíritus mentirosos ,sino simplemente cascarones vacíos y sin sentido, que
adquieren conciencia sólo con la ayuda de los cerebros de los asistentes y del
cerebro del médium, como medio de relación.
9. “Y tú le harás calzones de lienzo para que cubran su desnudez, que alcanzarán
desde sus lomos a sus muslos” (Éxodo XXVIII, pág. 42 y siguientes.) ¡¡Dios un
mercader de lienzos y un sastre!!
10. El houen en China es “la segunda alma, o vitalidad humana; el principio que
anima a la aparición”, según lo explican los misioneros de China; simplemente
el astral .El houen, sin embargo, es distinto del Antecesor como los bhoots lo
son de los Pitris en la India.

Por Qué No Vuelvo a la India


(Why I Do Not Return to India, The Theosophist, enero1922)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

A MIS HERMANOS DE ARYAVARTA,

En Abril de 1890, habían transcurrido ya 5 años desde que dejé la India.

Varias veces, desde mi partida, los hermanos hindúes me han mostrado gran
cortesía. Especialmente este año (1890) cuando, casi moribunda por la enfermedad,
recibí cartas de simpatía procedentes de diversas sucursales indas, asegurándonos que
no habían olvidado a aquella a quien amaba a la India y a los hindúes más que a su
propio país.

Por lo tanto, es mi deber explicar por qué no vuelvo a la India y mi actitud tocante
al nuevo curso en la historia de la Sociedad Teosófica, que me ve formalmente colocada
a la cabeza del Movimiento Teosófico en Europa. Por supuesto, el hecho de que no
retorne a la India no se debe exclusivamente a mi salud precaria. Aquellos que me
rescataron de la muerte en Adyar y dos veces desde entonces, podrían mantenerme
fácilmente en vida allá como aquí. Existe una razón mucho más seria. Aquí se me ha
trazado una línea de conducta y entre los ingleses y los americanos he encontrado lo que
busqué tan infructuosamente en la India.

Durante los últimos tres años, en Europa y en América he encontrado una


constelación de hombres y mujeres que tienen la intrepidez de exteriorizar su
convicción sobre la real existencia de los Maestros y están trabajando para la Teosofía
siguiendo Sus líneas y guía impartidas por medio de mi humilde ser.
382

Por el contrario, desde mi salida de la India, el verdadero espíritu de devoción


hacia los Maestros y la osadía de proclamarlo ha ido diluyéndose constantemente. La
misma Adyar es teatro de un creciente número de fricciones y conflictos personales.
Entre los miembros trabajadores, varios han mostrado, hacia mi persona, una aversión
innecesaria y totalmente inmerecida que casi desemboca en odio. Durante estos últimos
años, parece que en Adyar esté aconteciendo algo extraño y misterioso. Tan pronto
como un europeo muy inclinado a la teosofía, devoto a la Causa y un amigo personal
mío o del Presidente, entra en la sede central, de súbito se convierte en enemigo
personal de uno de nosotros y lo que es peor, culmina injuriando y abandonando la
Causa.

Que quede bien claro que no estoy acusando a nadie. Al estar familiarizada con la
actividad de las fuerzas del Kali Yuga ocupadas en obstaculizar y arruinar el
Movimiento Teosófico, no considero, a aquellos que se han convertido en mis
enemigos, sin que yo tuviese la culpa, como lo haría si la situación hubiese sido
diferente.

Uno de los factores principales en el redespertar de Aryavarta, que ha constituido


parte del trabajo de la Sociedad Teosófica, era el ideal de los Maestros. Sin embargo,
una gran idea errónea traslució acerca de Ellos como resultado de una carencia de
discernimiento, discreción, discriminación y debido a las libertades tomadas con Sus
nombres y Personalidades. Estaba vinculada por el juramento y la promesa más
solemne de jamás revelar la verdad íntegra a nadie, exceptuando a los que Ellos
seleccionaron y llamaron, véase el caso de Damodar. Todo lo que se me concedió
revelar entonces era la existencia, en algún sitio, de estos grandes seres, algunos de los
cuales eran hindúes, estaban versados, como nadie más, en la Gupta Vidya completa o
sabiduría antigua y habían adquirido todos los Siddhis, no conforme a su representación
en la tradición y en las partes "veladas" de las antiguas escrituras, sino como son en
realidad en la naturaleza. Además, se me permitió decir que yo era una Chela de uno de
Ellos. Sin embargo, muy pronto, en la fantasía de algunos hindúes, afloraron los
desatinos más heteróclitos y ridículos acerca de los Maestros. Se les nominaba
"Mahatmas," aún, algunos amigos excesivamente entusiastas, los minimizaron con sus
extrañas imágenes fantasiosas, mientras nuestros contrincantes, describiendo un
Mahatma como un Jivanmukta completo, insinuaban que, como tal, no podía mantener
ningún tipo de comunicación con las personas vivas y, como estamos viviendo en el
Kali Yuga, era imposible que en dicha edad existiera algún Mahatma.

No obstante estos primeros conceptos erróneos, la idea de los Maestros y la


creencia en Ellos ya ha fructificado positivamente en la India. Su deseo principal
consistía en preservar el verdadero espíritu religioso y filosófico de la India de antaño;
defender la Sabiduría Antigua contenida en sus Darshanas y Upanishads contra las
acometidas sistemáticas de los misioneros y, por fin, volver a despertar el espíritu ético
y patriótico latente en la juventud, cuya educación académica lo había casi disuelto.
Gran parte de esto se ha realizado mediante y a través de la Sociedad Teosófica, a pesar
de todos sus errores e imperfecciones.

Si no fuese por la Teosofía, ¿Tukaran Tatya estaría efectuando su trabajo


incomparable, que nadie, en la India, jamás pensó en hacerlo antes de él? Sin la
Sociedad Teosófica, ¿hubiera la India pensado alguna vez en arrancar, de las manos de
383

los orientalistas eruditos mas no espirituales, el deber de avivar, traducir y editar los
Libros Sagrados de oriente, popularizándolos y vendiéndolos a precios más módicos y,
al mismo tiempo, en una forma mucho más correcta de la implementada hasta entonces
en Oxford? Si nuestro devoto y respetado hermano Tukaram Tatya no se hubiese unido
a la Sociedad Teosófica ¿hubiera jamás pensado en emprender su actual tarea? Sin la
Sociedad Teosófica, vuestro Congreso político ¿se hubiera convertido, siquiera, en una
posibilidad? La cosa más trascendente es que, al menos uno de ustedes ha recabado
pleno beneficio de la Sociedad Teosófica, la cual, si hubiese dado a la India sólo este
Adepto futuro (Damodar), quien ahora tiene el prospecto de llegar un día a ser
Mahatma, a pesar del Kali Yuga, sólo ésto avalaría que no se fundó en Nueva York,
trasladándola a la India, en vano. Por remate, si alguien, entre los centenares de millones
de indos, puede demostrar tangiblemente que la Teosofía, la Sociedad Teosófica o aún
mi humilde ser, han sido los vehículos para la perpetración del daño más leve hacia el
país o hacia cualquier hindú y que los Fundadores son reos de enseñar doctrinas
deletéreas o de ofrecer sugerencias negativas, sólo entonces se me podrá imputar, como
un crimen, el hecho de haber presentado el ideal de los Maestros y fundado la Sociedad
Teosófica.

Ay, mis inolvidables y buenos Hermanos hindúes, el mero nombre de los sagrados
Maestros, que en un tiempo se les invocaba con oraciones para Sus bendiciones de un
extremo a otro de la India, ha efectuado un cambio poderoso para el mejoramiento de
vuestra tierra. Vosotros no debéis nada al Coronel Olcott ni a mí; sino a estos nombres
que, sólo hace algunos años, eran palabras comunes en vuestras bocas.

Por lo tanto, mientras permanecí en Adyar, las cosas fluyeron de manera


suficientemente tranquila; ya que la presencia de un Maestro o del otro estaba constante
entre nosotros y sus espíritus siempre protegieron a la Sociedad Teosófica contra el
daño real. En 1884, el Coronel Olcott y yo partimos rumbo a Europa y mientras
estábamos ausentes, el "rayo" "Padres-Coulomb" se abatió sobre la Sociedad. Volví en
Noviembre y una peligrosa enfermedad me embargó. En este período y durante la
estancia del Coronel Olcott en Burma, nuestros enemigos plantaron las semillas de
todas las contiendas futuras y, permítaseme decirlo, la desintegración de la Sociedad
Teosófica. La prueba suficiente que avala la protección de que gozaba la Sociedad
Teosófica es que no capituló a pesar de la conspiración Patterson-Coulomb-Hodgson y
la actitud abúlica de los Teósofos principales. Los pusilánimes, sacudidos en su
creencia, empezaron a preguntar: "¿Por qué, si los Maestros son Mahatmas genuinos,
han permitido que estas cosas acontecieran o por qué no han usado sus poderes para
destruir este complot o aquella conspiración o aún a este hombre o aquella mujer?" Sin
embargo, se había explicado un sinnúmero de veces que ningún Adepto del Camino
Derecho interferiría con el justo operar del Karma. Ni siquiera el Yogi más grande
puede desviar el progreso de Karma o detener los resultados naturales de las acciones,
más que por un breve período. Aún en este caso, tales resultados volverán a afirmarse
después con una fuerza decuplicada; ya que ésta es la ley oculta de Karma y de las
Nidanas.

Al mismo tiempo, ni siquiera los fenómenos más grandiosos podrán ayudar al


verdadero adelanto espiritual. Cada uno de nosotros debe ganarse su Moksha o Nirvana
por medio de méritos personales y no porque un Guru o un Deva secunda a ocultar
nuestras limitaciones. No hay ningún mérito en haber sido creado un Deva inmaculado
o en ser un Dios, sin embargo, el individuo que ha llegado a ser como un Dios, una
384

Deidad, median esfuerzos personales, columbra la dicha eterna de Moksha. Es la misión


de Karma castigar a los culpables y no es el deber de ningún Maestro. Sin embargo,
aquellos que ponen en práctica las enseñanzas de los Mahatmas y viven la vida que los
Maestros mismos mejor ejemplifican, nunca son abandonados por Ellos y siempre
encontrarán Su benéfica ayuda a cada instante que la necesiten, ya sea obvia o
invisiblemente. Por supuesto, lo anterior lo endilgamos a las personas que no han aún
perdido su fe en los Maestros, mientras a aquellos que jamás creyeron en Ellos o han
cesado de hacerlo, se les concede su opinión. Nadie, excepto ellos mismos, quizá un día
sean los perdedores en esta vertiente.

En lo que concierne a mí, ¿quién puede acusarme de haber actuado como una
embustera? ¿haber extorsionado un centavo de alguna alma viviente? ¿haber jamás
pedido o aceptado dinero, no obstante se me hayan ofrecido pingües sumas? Aquellos
que, a pesar de los hechos, han decidido pensar lo contrario, deberán explicar lo que aún
mis detractores, los Padres de la iglesia y la Sociedad para la Búsqueda Psíquica, no
han, hasta la fecha, podido elucidar: el móvil de tal fraude. Deberán explicar por qué, en
lugar de tomar y hacer dinero, entregué a la Sociedad Teosófica todo lo que gané
escribiendo para los periódicos; por qué, al mismo tiempo, casi me maté trabajando
incesantemente año tras año, hasta que mi salud se depauperó y si no fuese por la ayuda
repetida de mi Maestro, hubiese muerto hace muchos años a causa de los efectos de este
arduo trabajo voluntario. Y si la teoría absurda de la espía rusa, aún encuentra crédito en
algunas cabezas idiotas, al menos ha desaparecido de los cerebros oficiales de los anglo-
indos desde hace mucho tiempo.

Por lo tanto digo, si en aquel momento crítico los miembros de la Sociedad


Teosófica y especialmente sus guías hindúes y europeos en Adyar, hubiesen
permanecido compactos como un sólo hombre, firmes en su convicción en la realidad y
en el poder de los Maestros, la Teosofía pudiera haber salido más triunfante que nunca y
ninguno de sus temores se habría realizado a pesar de las sutiles trampas legales que me
tendieron y de los errores que yo, su humilde representante, pude haber cometido en
juzgar la conducta ejecutiva en el asunto.

Sin embargo, la lealtad y la osadía de las autoridades de Adyar y de los pocos


europeos que confiaban en los Maestros, no eran proporcionales a la prueba cuando ésta
surgió. A pesar de mis protestas se me trasladó de la sede con premura. No obstante mi
estado agonizante debido a la grave enfermedad, me opuse y habría luchado por la
Teosofía en la India hasta mi último aliento si hubiese encontrado un apoyo leal. Pero
algunos temían los embrollos legales, otros al gobierno, mientras mis amigos creían en
las amenazas de los doctores según los cuales podía morir si me quedaba en la India.
Así, se me envió a Europa para recuperar mi fuerza, prometiéndome un rápido retorno a
mi amada Aryavarta.

Ahora bien, partí e inmediatamente empezaron las tramas y los rumores. Ya


durante mi estancia en Nápoles supe que se me tachaba de orquestar la creación de una
"Sociedad rival" en Europa para "aniquilar Adyar." Esto me provocó risa. Después
cundió el rumor de que los Maestros me habían abandonado, los había traicionado y
había hecho esto o aquello. Nada estribaba en la más mínima verdad y todo era
infundado. Luego se me acusó de ser, en la mejor hipótesis, una médium alucinada
quien había confundido los "fantasmas" por Maestros vivientes, mientras otros
declaraban que la verdadera H. P. Blavatsky había muerto a causa de su desatinado uso
385

de Kundalini y, desde entonces, un Chela Dugpa se había apoderado de su forma


convirtiéndose en la H.P.B. actual. Otros más me consideraban una bruja, una maga
quien, por motivos propios, desempeñaba el papel de filántropa y amante de la India
mientras, en realidad, provocaba la destrucción de todos aquellos que tenían la desdicha
de ser psicologizados por mí. Por supuesto, los poderes psicológicos que mis amigos me
achacaban, si bien un hecho o "fenómenos," no se podían soslayar en cuanto su
grandiosidad era tal que eran suficientes para convertirme en el Adepto más
significativo, independientemente de cualquier Maestro o Mahatma. En breve, hasta
1886, fecha de la publicación del reporte de la Sociedad por la Búsqueda Psíquica y del
reventar de esta burbuja de jabón sobre nuestras cabezas, se sucedieron una larga serie
de falsas acusaciones y cada misiva llevaba algo nuevo. No mencionaré a nadie y no
tiene importancia quien dijo algo y quien lo repitió. Una cosa es cierta, exceptuando al
Coronel Olcott, todos parecieron desterrar a los Maestros de sus pensamientos, alejando
Su espíritu de Adyar. Cada incoherencia imaginable se relacionó con estos nombres
sagrados, considerándome la única responsable de todo evento desagradable que
aconteció y de todo error cometido. En una carta de Damodar, él me informaba que en
Adyar, cada día que pasaba, la influencia de los Maestros se atenuaba más y más, se
representaban como seres inferiores a "Yogis de segunda categoría," mientras otros
negaban su existencia rotundamente y aquellos que creían en Ellos permaneciéndoles
fieles, temían hasta pronunciar Sus nombres. Al final me instó, enfáticamente, a retornar
diciendo que los Maestros vigilarían para que esto no repercutiera negativamente en mi
salud. Escribí al Coronel Olcott implorándole que me dejara volver, prometiéndole que,
si fuese necesario, viviría en Pondicherry en caso de que no se deseara mi presencia en
Adyar. Entonces, recibí la respuesta ridícula según la cual, tan pronto como retornara,
me enviarían a las Islas Andaman como espía rusa, cosa que, después, el Coronel Olcott
descubrió ser completamente falsa. La celeridad con la cual se aferró un pretexto tan
fútil para impedirme volver a Adyar muestra, explícitamente, la ingratitud de aquellos
en favor de los cuales había dado mi vida y mi salud. Además, según entiendo, el
Presidente, inducido por el Concilio Ejecutivo, bajo el pretexto totalmente absurdo de
que en caso de mi muerte, mis herederos podrían reclamar una porción de la propiedad
de Adyar, me envió un papel legal para que lo firmara en virtud del cual renunciaba,
formalmente, a todo derecho concerniente a la sede, hasta vivir allí sin el permiso del
concilio. Todo esto, a pesar de que gasté una pingüe cantidad de mi dinero y entregué
mi porción de las ganancias de la revista Theosophist para la adquisición de la casa y de
sus muebles. Sin embargo, firmé la renunciación sin una palabra de protesta. Al ver que
mi presencia era inoportuna, me quedé en Europa a pesar de mi ardiente deseo de volver
a la India. ¿Cuál otro sentimiento podría tener si no aquel de que todo mi trabajo había
sido recompensado con ingratitud, cuándo las personas que me eran hostiles elaboraron
las excusas y las respuestas más triviales a mis deseos más impelentes de retornar?

El resultado de todo esto es muy patente. Ustedes conocen muy bien la situación
en la India para que me explaye en los pormenores. En pocas palabras, desde mi partida,
la actividad del movimiento allí no sólo ha decaído paulatinamente, sino que aquellos
hacia los cuales sentía un cariño muy profundo, considerándolos como haría una madre
con sus hijos, se enemistaron conmigo. Mientras en el occidente, tan pronto como
acepté la invitación de llegar a Londres, encontré gente que creía en la verdad de la gran
Causa por la cual luché y en mi buena fe, no obstante el reporte de la Sociedad para la
Búsqueda Psíquica y las sospechas e hipótesis descabelladas imperantes por todos
lados.
386

Actuando bajo las órdenes del maestro, empecé un nuevo movimiento en


occidente siguiendo las líneas originales. Fundé la revista Lucifer y la Logia que lleva
mi nombre. Al reconocer el espléndido trabajo que el Coronel Olcott y otros habían
efectuado en Adyar para la realización del segundo de los tres objetivos de la Sociedad
Teosófica: la promoción y el estudio de la literatura oriental, tomé la determinación de
actualizar aquí los otros dos. Todos saben con cual éxito se alcanzó esto. Pedimos dos
veces que el Coronel Olcott viniese y después me enteré que algunos querían que
volviera a la India. Sin embargo, la invitación llegó demasiado tarde. Mi doctor no lo
permitiría y si quiero permanecer fiel a mi promesa y juramento, no podría vivir en la
sede central de la cual se han desterrado, virtualmente, a los Maestros y a Su espíritu. La
presencia de Sus retratos no ayudará, Ellos son letra muerta. La verdad es que jamás
podré volver a la India en ninguna otra capacidad que no sea como Su fiel emisaria.
¿Cuál razón existe para que viva en Adyar cuando, a menos que Ellos aparezcan en el
Concilio personalmente (que por supuesto no lo harán ahora, nunca), es probable que no
se acepte ninguna sugerencia impartida por mi a lo largo de líneas ocultas, se duda el
hecho de mi relación con los Maestros, mientras algunos la niegan rotundamente y
además no tengo ningún derecho a entrar en la sede central?

El hecho es que, en mi posición, las medidas a medias son peores que la nada. Las
personas deben, o creerme por completo o descreer honestamente en mí. A nadie, a
ningún teósofo se le coacciona a creer, en cuanto, es peor que inútil que la gente me
pida ayuda si no creen en mí. Aquí, en Europa y en América, existen muchos cuya
devoción hacia la teosofía jamás vaciló, contribuyendo entonces, a la extraordinaria
divulgación de la Teosofía y de la Sociedad Teosófica en el occidente durante los
últimos tres años. El motivo de esto es que la devoción de un número siempre creciente
de miembros para la Causa y sus Guías me ahució, permitiéndome establecer una
Sección Esotérica en la cual puedo enseñar algo de lo que aprendí a los que confían en
mí, corroborando esta confianza trabajando de manera desinteresada en favor de la
Teosofía y de la Sociedad Teosófica. Entonces, con respecto al futuro, es mi intención
dedicar mi vida y energía a la Sección Esotérica, enseñando a aquellos quienes confían
en mí. Es fútil emplear el poco tiempo que tengo para sincerarme frente a gente insegura
sobre la existencia real de los Maestros sólo porque, el comprenderme erróneamente les
induce a pensar que tienen el derecho de sospechar de mí.

A fin de obviar cualquier concepto erróneo quiero decir, de inmediato, que la


única razón por la cual acepté la dirección exotérica de la vertiente europea, fue por
rescatar a aquellos para los cuales la Teosofía es muy importante y trabajan para ella y
la Sociedad Teosófica, de las rémoras interpuestas por las personas que, no sólo se
desinteresan de la Teosofía según la presentaron los Maestros, sino que están obrando
contra ambos, tratando de conminar y contrastar la influencia del buen trabajo
efectuado, negando abiertamente la existencia de los Maestros, declarando una
hostilidad encarnizada hacia mí y uniéndose a los enemigos más desesperados de la
Sociedad Teosófica.

Vuelvo a repetir que las medidas a medias ya no son posibles. O he pregonado la


verdad acerca de los Maestros como la conozco y he enseñado lo que Ellos me
impartieron o he inventado ambos: los Mahatmas y la Filosofía Esotérica. Entre los
esoteristas existen algunos según los cuales: si la última hipótesis fuera verdadera,
entonces yo misma debería ser un "Maestro." Sin embargo, no existe alternativa a esta
disyuntiva.
387

Por lo tanto, la única exigencia que la India puede impetrarme sería válida
proporcionalmente a la actividad de los miembros de allá para la Teosofía y su lealtad
hacia los Maestros. Vosotros, no deberíais necesitar mi presencia entre vuestros rangos
como los hermanos americanos no la necesitan entre los suyos, para que se os convenza
de la verdad acerca de la Teosofía. Una convicción que desaparece tan pronto como
alguna personalidad particular se ausenta no es una verdadera convicción. Además,
sabed que cualquier prueba y enseñanza ulteriores puedo darla sólo a la Sección
Esotérica por la siguiente razón: sus miembros son los únicos sobre los cuales tengo el
derecho de expulsarlos si muestran una explícita deslealtad a su promesa (no hacia mí,
H.P.B., sino hacia su Ser Superior y el aspecto Mahátmico de los Maestros), un
privilegio inejecutable con los miembros de la Sociedad Teosófica general, sin embargo
es el único medio para cortar una rama podrida del tronco sano del Arbol, salvándolo
entonces de la infección. Puedo interesarme sólo de aquellos que permanecen firmes y
no vacilan frente a ninguna calumnia, escarnio, sospecha o crítica, no importando su
fuente de procedencia.

Por lo tanto, que quede bien claro que el resto de mi vida lo voy a dedicar sólo a
aquellos que creen en los Maestros y están dispuestos a trabajar para la Teosofía según
Ellos la comprenden y para la Sociedad Teosófica siguiendo las líneas sobre las cuales
los Maestros la establecieron originalmente.

Entonces, si mis hermanos hindúes, realmente desean con ahínco efectuar la


regeneración de la India, retrotrayéndola a los días cuando los Maestros, en la edad de la
gloria antigua de este país, vinieron libremente entre la población, guiándola e
impartiéndole la enseñanza, deberán apartar todo miedo y hesitación y voltear una
nueva página en la historia del Movimiento Teosófico. Ya sea que me encuentre en la
India o no, que se reunan intrépidamente alrededor del Presidente Fundador y de los
pocos verdaderos teósofos que siempre han permanecido leales y que desafíen a todos
los detractores y revoltosos ambiciosos ya sea dentro o fuera de la Sociedad Teosófica.

Escrita en Abril de 1890

¿Pueden los Maestros ser Egoístas?


Helena Blavatsky

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

En varios escritos sobre temas ocultos, se encuentra la declaración que el altruismo es


una condición imprescindible para tener éxito en ocultismo o podríamos decir, de forma
más correcta, que el desarrollo de un sentimiento altruista es, en sí, la disciplina
primaria que conlleva "el conocimiento que es poder", como accesorio necesario. Por lo
tanto, el ocultista no trabaja para el "conocimiento" comúnmente entendido, sino que le
llega por haber descorrido el velo que ocultaba el verdadero saber de su vista. La base
del conocimiento existe por dondequiera, dado que el mundo fenómenico proporciona o
388

mejor dicho, abunda con hechos, cuyas causas deben descubrirse, Nosotros vemos sólo
los efectos en el mundo fenoménico; ya que cada causa en ese mundo es, en sí, el efecto
de alguna otra causa y así sucesivamente. Entonces, el verdadero conocimiento consiste
en penetrar en la raíz de todos los fenómenos, llegando así, a una correcta comprensión
de la causa primaria, la "raíz sin raíz", que, en su turno, no es un efecto.
A fin de percibir algo correctamente, se pueden usar sólo esos sentidos o instrumentos
que corresponden con la naturaleza de dicho objeto. Por lo tanto: para comprender al
nóumeno, se necesita un sentido nouménico; mientras los fenómenos transitorios son
perceptibles mediante los sentidos que corresponden con la naturaleza de tales
fenómenos. La Filosofía Oculta nos enseña que la única Realidad eterna es el séptimo
principio, mientras los restantes, perteneciendo al impermanente "mundo de las
formas", son ilusorios en el sentido que son transitorios. El radio de acción de ellos se
limita al mundo fenoménico, conocible mediante los sentidos correspondientes
con la naturaleza de esos seis principios. Quedará claro que sólo el séptimo sentido, que
pertenece al mundo nouménico, es capaz de comprender a la Realidad Abstracta que
está en la base de todos los fenómenos. Como este séptimo principio es omnipenetrante,
existe potencialmente en todos nosotros y aquél que quiere llegar al verdadero saber,
debe desarrollar este sentido en sí o mejor dicho: debe descorrer los velos que le
ocultan su manifestación. Todo sentido de personalidad se circunscribe sólo a estos seis
principios inferiores, los cuales se relacionan, únicamente, con el "mundo de las
formas." Por lo tanto, el verdadero "conocimiento" es obtenible sólo desgarrando todas
las cortinas de Maya que el sentido de personalidad interpuso ante el Atma impersonal.
Sólo en esa personalidad se centra el egoísmo o mejor dicho: el egoísmo crea la
personalidad y viceversa; ya que ambos actúan y repercuten mutuamente. El egoísmo es
ese sentimiento que busca la exaltación de la propia personalidad egoísta, excluyendo a
los demás. Por lo tanto: si el egoísmo nos limita en personalidades estrechas, es
imposible alcanzar el conocimiento absoluto sin haberse liberado del egoísmo. Sin
embargo, mientras que vivimos en este mundo fenoménico, no podemos estar
completamente exentos de algún sentido personal, a pesar de lo elevado que ese
sentimiento pueda ser, es decir: que no deba quedar ningún sentimiento de exaltación o
ambición personales. Nuestra constitución y estado evolutivo nos colocan en el "Mundo
de la Relatividad"; pero cuando discernamos que la impersonalidad y la no-dualidad es
el fin último de la evolución cósmica, deberemos esforzarnos para trabajar con la
Naturaleza, sin oponernos a su impulso inherente, que al final debe imponerse.
Antagonizarlo implica el sufrimiento; ya que una fuerza más débil en su egoísmo, trata
de oponerse a una ley universal.
Todo lo que el ocultista hace, es acelerar este proceso, permitiendo a su Voluntad actuar
al unísono con la Voluntad Cósmica o la Mente del Demiurgo. Esto es factible mediante
el control exitoso del conato vano de la personalidad de imponerse, contrastando la
Voluntad Cósmica. Dado que el Mahatma es simplemente un ocultista adelantado, que
hasta la fecha ha controlado su "yo" inferior, avasallándolo, de forma más o menos
completa, al impulso Cósmico, en la naturaleza de las cosas le es imposible actuar
egoístamente. Tan pronto como deja que el "yo personal" se imponga, cesa de ser un
Mahatma.
Por lo tanto: los que, aún enmarañados en la madeja de los sentidos engañadores de la
personalidad, acusan a los Mahatmas de ser "egoístas" por detener el "conocimiento",
no saben de lo que están hablando. La Ley de evolución Cósmica opera constantemente
para alcanzar su propósito de la unidad última y para transportar el plano fenoménico en
el nouménico; además: los Mahatmas, que están en relación con tal plano, dan su
389

asistencia para que dicho propósito se realice. Entonces, ellos son los que saben muy
bien cuál conocimiento es mejor para la humanidad en un particular estado de su
evolución y nadie más es competente para juzgar este asunto; ya que sólo ellos tienen el
conocimiento básico para poder determinar el curso correcto y ejercer el discernimiento
adecuado.
Por lo tanto, cuando nosotros, que aun estamos luchando en la telaraña de los sentidos
ilusorios, queremos dictar cuál conocimiento los Mahatmas deberían impartirnos y
cómo deberían actuar, es como si un chamaco de la calle presumiera enseñar la ciencia
al profesor Huxley o la política a Gladstone.
Es evidente que, tan pronto como el sentido más leve de egoísmo trata de imponerse, la
visión del sentido espiritual, que es la única percepción del Mahatma, se opaca y él
pierde el "poder" que sólo el "conocimiento" abstracto puede entregar.
Por eso hay que ejercer un control constante de la "Voluntad" para prevenir que nuestra
naturaleza inferior aflore, como acontece en nuestro estado actual no desarrollado. Por
lo tanto, la condición esencial con que el estudiante debe empezar, es un extremo
esfuerzo activo y no la pasividad. En primer lugar: su actividad se dirigirá a tener en
jaque a la influencia antagónica del "yo inferior"; una vez realizado esto, su Voluntad
libre de fluir y centrada en su "yo" superior (real), sigue trabajando de forma muy
eficiente y activa al unísono con la ideación cósmica en la "Mente Divina."

Publicado en “The Theosophist” de Agosto 1884

PODEM OS MAHATMAS SER


EGOÍSTAS?
H. P. Blavatsky
Can the Mahatmas Be Selfish?, Theosophist , Agosto, 1884

Em vários escritos sobre ocultismo, tem sido declarado que não-egoísmo é a


condição síne qua non para o sucesso. Ou uma maneira mais correta de se colocar isso,
seria o de que o desenvolvimento de um sentimento de não-egoísmo é em si um
treinamento inicial que trás consigo "conhecimento que é poder" como um acessório
necessário. Não é, dessa forma, "conhecimento", como comumente entendido, que o
ocultista se empenha para conseguir, mas que chega a ele de uma forma natural, em
conseqüência de ele ter removido o véu que esconde o verdadeiro conhecimento de sua
vista. A base do conhecimento existe em qualquer lugar, uma vez que o mundo dos
fenômenos fornece, ou antes, é abundante de fatos, cujas causas tem de ser descobertas.
Nós vemos somente os efeitos no mundo dos fenômenos, pois cada causa nesse mundo é
em si o efeito de uma outra causa, e assim sucessivamente; e, dessa forma, o verdadeiro
conhecimento consiste em chegar à raiz de todos os fenômenos, e assim chegar a um
390

entendimento correto da causa primária, a "raiz sem raiz ", a qual, por sua vez, não é
um efeito.
Para se perceber qualquer coisa corretamente, pode-se usar somente aqueles
sentidos ou instrumentos a que correspbndam a natureza daquele objeto. Assim, para
compreender o numênico, um sentido numênico é um pré-requisito, enquanto que um
fenômeno passageiro pode ser percebido pelos sentidos correspondentes à natureza
daqueles fenômenos. A Filosofia Oculta nos ensina que o sétimo princípio é a única e
eterna Realidade, enquanto o resto, pertencendo como pertencem ao "mundo das
formas" que não são permanentes, são ilusórios no sentido de que eles são
impermanentes. A esses é limitado o mundo fenomenal o qual pode-se tomar
conhecimento pelos sentidos correspondentes a natureza daqueles seis princípios. Ficará
assim claro que é somente o sétimo, que pertence ao mundo numênico, que pode
compreender a Realidade Abstrata que subjaz a todos os fenômenos. Como esse sétimo
princípio a tudo permeia, ele existe potencialmente em todos nós; e ele, que chegaria ao
conhecimento verdadeiro, tem que desenvolver aquele sentido [numênico] nele, ou
antes, ele tem que remover aqueles véus que obscurecem sua manifestação [do sentido
numênico]. Todo sentido da personalidade é limitado a esses seis princípios inferiores,
pois se relacionam somente com o "mundo das formas". Consequentemente, verdadeiro
"conhecimento" só pode ser obtido rasgando-se todas as cortinas de Maya levantadas
por um sentido de personalidade perante o Atma impessoal.
É somente naquela personalidade que está centrado o egoísmo, ou antes, esse
último [egoísmo] cria o primeiro [personalidade] e vice-versa, desde que eles agem e
reagem mutuamente um sobre o outro. Pois, egoísmo é aquele sentimento que procura o
engrandecimento da personalidade egótica de uma pessoa pela exclusão das outras. Se,
dessa forma, egoísmo limita a personalidades estreitas, conhecimento absoluto é
impossível enquanto não nos livrarmos do egoísmo. Dado que, não obstante, estamos
nesse mundo de fenômenos, não podemos nos livrar inteiramente de um senso de
personalidade, ressaltando contudo que aquele sentimento pode ser no sentido de que
nenhum engrandecimento pessoal ou ambição permaneça. Nós estamos, por nossa
constituição e estado de evolução, colocados no "Mundo da Relatividade", mas como
nós achamos que impessoalidade e não-dualidade é o fim último da evolução cósmica,
temos que nos empenhar para trabalhar em conjunto com a natureza, e não nos
colocarmos em oposição a seus impulsos inerentes que devem dirigir-se para tal. Opor-
se a [natureza], é querer sofrer, desde que uma força mais fraca, em seu egotismo, tenta
se colocar em posição de combate contra a lei universal.
Tudo o que o ocultista faz é apressar esse processo, permitindo que sua Vontade
atue em uníssono com a Vontade Cósmica ou a Mente Demiúrgica, o que pode ser feito
pela restrição bem sucedida da vã tentativa da personalidade em colocar-se em oposição
ao primeiro [Vontade]. E desde que o MAHATMA não é senão um ocultista avançado,
que tem até então controlado se "eu" inferior quanto a mantê-Io mais ou menos em
completa sujeição ao impulso Cósmico, está na natureza das coisas impossíveis para ele
agir de qualquer outra forma que não seja de uma maneira não-egoísta. Tão logo ele
conceda o "eu pessoal" confrontá-Ia, então ele deixa de ser um MAHATMA. Aqueles,
dessa forma, que estando ainda emaranhados na teia do sentido ilusório da
personalidade acusam os MAHATMAS de "egoísmo" pela retenção de "conhecimento"
- não levam em consideração a respeito do que estão falando. A Lei de Evolução
Cósmica está sempre operando para alcançar seu propósito de unidade última e levar o
fenomenal para dentro do plano numênico, e os MAHATMAS estando en rapport [em
391

sintonia] com ele, estão dando assistência àquele propósito. Assim, eles sabem qual é o
melhor tipo de conhecimento para a humanidade em um determinado estágio de sua
evolução, e ninguém mais é competente para julgar essa matéria, desde que somente
eles possuem o conhecimento básico que pode determinar o curso correto e exercer
discernimento apropriado.
Para nós que estamos ainda lutando no terreno escorregadio dos sentidos
ilusórios, ditar que conhecimento os MAHATMAS devem repassar para nós e como
eles devem agir, é como um menino de rua [sem qualquer instrução] ter a presunção de
ensinar ciência ao Prof. Huxley ou política ao Sr. Gladstone. Pois, ficará evidente que,
tão logo o menor sentimento de egoísmo tente se colocar contra si próprio, a visão do
sentido espiritual, que é a única percepção do MAHATMA, torna-se nublada e ele perde
a "poder" que somente o "conhecimento" abstrato pode conferir. Por essa razão, temos
que observar constantemente com vigilância a "Vontade" para exercer e evitar que
nossa natureza inferior venha até a superfície, o que ela faz em nosso presente estado
ainda não desenvolvido; e assim extrema atividade e nenhuma passividade é a condição
essencial com a qual o estudante tem que iniciar. Primeiro sua atividade é direcionada
para obstar as influências de oposição do "eu inferior'; e, quando isto for conquistado,
sua Vontade centrada no seu mais alto "eu" (real), continua a trabalhar mais
eficazmente e ativamente em uníssono com a ideação cósmica na "Mente Divina".
Tradução: João Baptista Neto, MST – Jina - Rio de Janeiro - Novembro, 2001.

"Que Cada Hombre Pruebe Su Trabajo"


(“Let Every Man Prove His Own Work”, Lucifer, nov. 1887)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Este es el título de una carta que los editores de Lucifer recibieron. Su carácter es
tan serio, que parece oportuno convertirla en el tema del artículo de fondo del mes.
Seguramente, la presente, merece una respuesta muy atenta en vista de las verdades
expresadas tan sucintamente, su importancia y la influencia que ejerce sobre el tópico
muy oscuro de la Teosofía y su agente o vehículo: la Sociedad Teosófica.

¡Fiat justicia, ruat cœlum!

Rendiremos justicia a ambos concurrentes en la disputa; por un lado: los Teósofos


y los miembros de la Sociedad Teosófica1 y por el otro: los seguidores de la Palabra
Divina (o Christos) y los llamados Cristianos.

He aquí la carta:

Para los Editores de "Lucifer"


Que grandiosa oportunidad se presenta en este país, a los
exponentes de una religión noble y adelantada (si así es esta
Teosofía2 ), a fin de probar su vigor, justicia y veracidad al
mundo occidental, irradiando un rayo de su luz declarada capaz
392

de iluminar y penetrar los actuales problemas terriblemente


inquietantes y laberínticos.
Quizá no quepa duda que uno de los deberes más puros y menos
egoístas del ser humano, consiste en aliviar los sufrimientos de
sus semejantes.
Según lo que leo y lo que experimento en primera persona a
diario, pienso que difícilmente se pueda contemplar una
privación más intensa y un dolor más agonizante que el que,
actualmente, sobrelleva un amplio segmento de nuestros hermanos
y hermanas, fruto, en gran escala, de la completa escasez de
medios a fin de asegurarse las cosas básicas para el sustento.
Es cierto que una religión elevada y celestial, la cual profesa
recibir su conocimiento adelantado y su Luz de "aquellos más
versados en la Ciencia de la Vida," debería ser capaz de
decirnos algo sobre ¡cómo enfrentar esta vida en su condición
primitiva de sumisión inerme a las circunstancias alrededor,
fruto de la civilización!
Si uno de nuestros deberes principales consiste en ejercer el
amor altruista hacia la Fraternidad, seguramente, "aquellos más
versados," ya sea encarnados o no, si sus feligreses los
invocan, pueden y deben ayudarles para descubrir la manera y los
medios para alcanzar este fin, organizando algún gran esquema
fraterno con el objeto de considerar, justamente, las cuestiones
que son tan aterradoras, en su complejidad, que deben apremiar
con vigor irresistible a todos aquellos que se esfuerzan, con
ahinco, hacia la realización de la voluntad de Cristo en la
tierra Cristiana.
L.F.Ff
25 de Octubre de 1887
Esta carta franca y sincera contiene dos declaraciones: una acusación implícita
contra la "Teosofía" (o sea la Sociedad homóloga) y una admisión virtual según la cual
el cristianismo, o más bien sus religiones ritualistas y dogmáticas, merecen el mismo
reproche; pero más austero. Desde luego, si a la "Teosofía" representada por sus
divulgadores, le corresponde, con arreglo a la apariencia externa, la reprimenda que
hasta la fecha ha malogrado la transferencia de la sabiduría divina de la región
metafísica a aquella del trabajo práctico, el "Cristianismo," es decir: simplemente los
cristianos profesantes, los eclesiásticos y los legos, evidentemente están bajo de la
misma acusación. Ciertamente, la "Teosofía" no ha logrado descubrir maneras y medios
infalibles a fin de inducir todos sus miembros a ejercer el "amor altruista" en su
Fraternidad, aún no ha sido capaz de aliviar el sufrimiento en la humanidad en general,
sin embargo, tampoco el Cristianismo tuvo éxito en la empresa. Además: nadie, ni
siquiera nuestro corresponsal, puede presentar una cantidad suficiente de excusas para
justificar tal malogramiento de los cristianos. Por lo tanto, admitir que "aquellos que se
esfuerzan con ahínco para realizar la voluntad de Cristo en una tierra Cristiana,"
necesitan el auxilio de aquellos más eruditos," ya sean (adeptos paganos) "encarnados o
(espíritus?) desencarnados," es muy significativa; ya que encierra la defensa y la razón
de ser de la Sociedad Teosófica. Tal admisión, por tácita que sea, procediendo de la
pluma de un cristiano sincero que anhela aprender algunas maneras prácticas a fin de
aliviar los sufrimientos humanos de las multitudes hambrientas, se convierte en la
justificación más grande y completa que sella la existencia de la Fraternidad Teosófica.
Es una confesión plena de la necesidad absoluta por tal conjunto independiente y
desvinculado de cualquier dogma coercitivo y, al mismo tiempo, indica la señal
evidente de que el Cristianismo ha malogrado los resultados deseados.
393

Coleridge expresó una verdad al decir que: "las buenas obras pueden existir sin
principios redentores (?), por lo tanto no pueden contener en sí los principios de la
salvación, sin embargo, los principios redentores jamás existieron, ni pueden existir, sin
las buenas obras." Los teósofos reconocen la definición y discrepan con los cristianos
sólo en lo que concierne a la naturaleza de estos "principios redentores." Según la
Iglesia (o las iglesias): el único principio redentor es la creencia en Jesús, o el Cristo
carnalizado del dogma que mata el alma. La teosofía, siendo no dogmática y
antisectaria, no comparte esta posición. El único principio redentor se alberga en la
persona misma y nunca residió fuera de su ser inmortal divino: es el verdadero Cristo,
como es el auténtico Buddha, la luz divina interna que procede del Todo eterno,
inmanifestado e ignoto. Esta luz puede revelarse sólo por sus obras; mientras la fe en
ella debe siempre permanecer ciega para todos, exceptuando el individuo que la siente
en su alma.

Así, la tácita admisión de nuestro corresponsal considera otro punto sumamente


importante. Parece que él haya sentido lo que muchos han sentido y expresado entre
aquellos que se esfuerzan para auxiliar a los que sufren. Los credos eclesiásticos no
logran difundir la luz intelectual y la verdadera sabiduría necesarias para convertir en
realidad la filantropía práctica actualizada por los sinceros y dedicados seguidores de
Jesús. La gente "práctica," o continúa "haciendo el bien" desatinadamente, terminando
por dañar o, aterrada por el terrible problema que se le presenta y no encontrando en sus
"iglesias" ninguna sugerencia o esperanza de una solución, ceja el campo de batalla
dejando que la corriente, en la cual acertaron a nacer, la arrastre ciegamente a la deriva.

Recientemente, los amigos y los enemigos de la Sociedad Teosófica, parecen


haber adquirido la costumbre de reprenderla por no hacer ninguna obra práctica,
excepto el perderse en las nubes de la metafísica. Aquellos a quienes les gusta reiterar
argumentaciones estériles, nos dicen que los metafísicos han estado aprendiendo su
lección durante los últimos miles de años, por lo tanto ha sonado la hora para que
empiecen a efectuar algún trabajo práctico. Estamos de acuerdo. Sin embargo,
considerando que las Iglesias Cristianas existen, más o menos, desde hace diecinueve
siglos, mientras la Sociedad Teosófica y la Fraternidad es un grupo que difícilmente
alcanza los doce años y teniendo presente que las Iglesias Cristianas gozan de pingües
riquezas y que sus feligreses son centenares de millones, mientras la Fraternidad
Teosófica cuenta con algunos millares dedicados y carece de fondos y que el 98 por
ciento de sus miembros son tan pobres y poco influyentes, como la aristocracia de la
Iglesia Cristiana es acaudalada y poderosa, hubiera mucho que decir si los teósofos,
teniendo presente estos datos, eligieran introducirlos a la atención pública. Entre tanto,
considerando que los críticos más acérrimos de los "líderes" de la Sociedad Teosófica
no pueden circunscribirse sólo a las personas externas; sino que existen miembros
siempre dispuestos a encontrar pretextos para estar descontentos, preguntamos: ¿Es
posible realizar obras caritativas, de renombre, sin dinero? Seguramente no. Aún, no
obstante todo esto, ninguno de sus miembros (europeos) efectúa un trabajo práctico,
exceptuando algunos oficiales devotos que se encargan de las sociedades. Sin embargo,
algunos de ellos, especialmente aquellos que jamás movieron un dedo para aliviar el
sufrimiento y ayudar a sus hermanos más pobres fuera de la Sociedad Teosófica, son los
más gárrulos y los más cáusticos en delatar la falta de espiritualidad y la ineptitud de
los "líderes de la teosofía." Al mantener tal actitud, se trasladan a las filas externas de
los críticos, análogamente a aquellos espectadores que, durante una obra teatral, se
394

burlan de un actor que representa tolerablemente a Hamlet, mientras que ellos, nunca
tendrían la osadía de subir a la escena y entregar una carta en una bandeja. Mientras en
la India, teósofos comparativamente pobres, han abierto dispensarios gratuitos para los
enfermos, hospitales, escuelas y todo lo que podían imaginar, sin pedirles nada a
cambio a los desheredados, tampoco el abandono de la religión de sus antepasados,
como precio muy considerable en vista de los favores recibidos, cosa que en realidad
hacen los misioneros. Por lo tanto, como regla, los teósofos ingleses ¿han hecho algo en
favor de estas multitudes doloridas, cuyos gritos tristes reverberan en el Cielo a título de
protesta contra las condiciones vigentes en las tierras cristianas?

Aprovechamos esta oportunidad para contestar tanto a los demás como a nuestro
corresponsal, diciendo que, hasta la fecha, las energías de la Sociedad Teosófica han
confluido principalmente en la organización, la extensión y la solidificación de la
misma, exigiendo una cantidad tan elevada de tiempo, energías y recursos, que la ha
dejado menos poderosa en el ámbito de la caridad práctica de lo que hubiéramos
querido. Aún estando así las cosas, el trabajo de caridad práctica de la Sociedad
Teosófica, si bien más sigiloso, una vez sopesado con la influencia y los fondos de esta
última, seguramente se elevará a la altura de aquella de los cristianos profesantes,
quienes pueden acudir a pingües recursos económicos, trabajadores y oportunidades de
todo género. No debemos olvidar que la caridad práctica no es uno de los objetivos
declarados de la Sociedad Teosófica. Está implícito y no se necesita "declarar," el
hecho de que, cada miembro de la Sociedad debe ser prácticamente filantrópico si
quiere ser un teósofo. En realidad, nuestra obra declarada es más importante y eficaz
que el trabajo en el plano de la vida diaria cuyos frutos son más evidentes e inmediatos,
sin embargo, un efecto directo procedente de una apreciación por la teosofía, consiste en
hacer caritativos a aquellos que antes no lo eran. La teosofía crea esa caridad que
después se manifiesta en las obras espontáneamente.

Según la correcta definición de nuestro corresponsal, aunque en este caso


particular es, más bien, irónica, la teosofía es definida como "Religión nativa de las
Altas regiones Celestiales." Se arguye que: si profesa recibir su conocimiento
adelantado y luz de "aquellos más versados en la Ciencia de la Vida," una vez
invocados por sus devotos, (los teósofos), deben ayudarles a discernir las maneras y los
medios para organizar algún gran esquema fraterno, etc.

El esquema ha sido planeado y aquellos que son "más versados en la Ciencia de la


vida (altruista, práctica diaria)," han impartido las reglas y las leyes para guiar tal
Fraternidad práctica. En realidad, son "más versados" en este campo que cualquier otro
desde los días de Gautama Buddha y de los Esenios Gnósticos. El "esquema" remonta al
año en que se fundó la Sociedad Teosófica. Que cada individuo lea sus leyes nobles y
sabias contenidas, hasta la fecha, en los Estatutos de la Fraternidad y juzgue,
independientemente, si el "esquema," una vez realizado rigurosamente y aplicado al
diario vivir, no se hubiera revelado como el más benéfico para la humanidad en general
y en particular para nuestros hermanos más pobres: "las multitudes hambrientas." La
teosofía enseña el espíritu de "no separatividad," el aspecto fatuo e ilusorio de los
credos y los dogmas humanos, por lo tanto, instila el amor universal y la caridad hacia
la humanidad entera sin distinción de raza, color, casta o credo." Entonces, ¿no es
quizá la más adecuada para aliviar los sufrimientos humanos? Ningún verdadero teósofo
negaría la admisión en un hospital o en alguna asociación caritativa a nadie bajo el
pretexto de que no es un teósofo, como lo haría un católico romano con un protestante y
395

viceversa. Ningún teósofo fiel a las reglas originales malograría poner en práctica la
parábola del "Buen Samaritano" o suministrar ayuda sólo para atraer el incauto,
esperando que se enajene de su dios y de los dioses de sus antepasados. Nadie
calumniaría a su hermano, nadie dejaría a una persona necesitada sin auxilio, nadie
ofrecería bellas palabras en lugar de amor práctico y caridad.

No es culpa de la teosofía ni de las enseñanzas de Cristo si la mayoría de los


miembros de la Sociedad Teosófica, que a menudo cambian sus ideas filosóficas y
religiosas al entrar en nuestro grupo, aún ha permanecido prácticamente inalterado con
respecto a los días en que profesaba un cristianismo superficial. Nuestras leyes y reglas
son las mismas que nos dieron al principio, son los miembros generales de la Sociedad
quienes han permitido que se tornaran virtualmente en obsoletas. Muy a menudo,
aquellos pocos, siempre dispuestos a sacrificar su tiempo y labor en beneficio de los
pobres y que realizan una buena obra donde puedan, sin que se les reconozca y
agradezca, se encuentran en una condición muy desamparada para poder realizar sus
grandes esquemas caritativos en una forma objetiva práctica, no obstante toda su
voluntad de hacerlo.

Recientemente, uno de los cirujanos londinenses más eminentes dijo, a una de las
editoras: "La falta que discierno en la Sociedad Teosófica es que no encuentro a nadie,
entre sus miembros, que lleve realmente a cabo la vida de Cristo." Esta parecía una
acusación muy seria, considerando que procedía de un hombre quien no sólo está a la
vanguardia de su profesión; sino que sus pacientes y la Sociedad lo respetan por su
gentil naturaleza y es notorio por haber efectuado muchas obras buenas. La única
respuesta posible fue que la vida crística es, inegablemente, el ideal de cada ser digno,
de alguna manera, del calificativo de Teósofo y si nadie la pone en práctica es porque
no hay ser suficientemente fuerte por convertirla en realidad. Algunos días después, una
artista encomiada sometió la misma queja de forma más gráfica.

Vosotros los Teósofos, no hacéis suficiente bien para mí," dijo concisamente. Aún
en este caso, ella tenía el derecho de hablar, pues lleva a cabo dos vidas: una de
mariposa social y la otra una seria existencia que no suscita mucho bullicio; sin
embargo, está embebida de propósito. Aquellos que consideran la vida como una gran
vocación, véase a los dos críticos del movimiento Teosófico que acabamos de
mencionar, tienen derecho a exigir de éste más que simples palabras. Ellos mismos se
esfuerzan, silenciosamente, en llevar una "vida crística" y no pueden comprender a un
grupo de personas que se reúne en el conato hacia esta vida, sin lograr resultados
prácticos aparentes. Otro crítico de la misma índole quien tiene el mejor derecho posible
para censurar, siendo un eminente filántropo práctico y caritativo hasta el meollo, ha
dicho que todas las charlas y la literatura de los teósofos parecen resolverse en un
simple lujo intelectual e improductivo de algún bien directo para el mundo.

Existe un punto de divergencia muy serio entre los teósofos y los filántropos
prácticos religiosos o laicos. Ahora bien, (con el término teósofos no indicamos a los
miembros de la Sociedad homóloga; sino a la gente que acude realmente a ésta como un
método para aprender más acerca de la verdadera religión-sabiduría, la cual existe como
un hecho eterno y vital tras de todos estos esfuerzos.) Por lo tanto, la respuesta que
ninguno de ellos es suficientemente fuerte para llevar una "vida crística" es simplemente
una verdad parcial. Sucintamente hablando, podemos decir que: el filántropo religioso
mantiene una posición individual que no puede, en lo más mínimo, interesar o afectar al
396

teósofo; ya que no hace el bien por el bien mismo; sino como vehículo hacia su propia
salvación. Este es el resultado del aspecto egoísta y personal de la naturaleza humana
que ha tan matizado e influenciado a una gran religión, cuyos feligreses son casi
comparables a los idólatras que piden a su deidad de arcilla ayuda en el negocio y en la
solvencia de las deudas. El filántropo religioso que espera ganarse la salvación haciendo
buenas obras, ha simplemente intercambiado, usando un antiguo chiste, sin embargo
siempre válido, el mundo con el otro-mundo.

El filántropo laico es, esencialmente, un socialista y nada más, espera hacer a los
seres humanos felices y buenos, mejorando su posición física. Ningún estudiante serio
de la naturaleza humana puede creer en esta teoría, ni por un instante. Sin reparo, es
seguramente muy amena; ya que al aceptarla se nos presenta un trabajo inmediato y
evidente que emprender. "Los pobres están siempre contigo." La causa que produjo la
naturaleza humana misma, produjo, simultáneamente; la pobreza, la miseria, el dolor, la
degradación, la riqueza, la comodidad, la felicidad y la gloria. Los filántropos vitalicios
quienes empezaron su trabajo con una convicción alegremente juvenil, según la cual es
posible "hacer el bien" y jamás amortiguaron su hábito de caridad, confesaron a la
escritora que, en realidad, la miseria no puede aliviarse. Es un elemento vital en la
naturaleza humana y es tan necesario para algunas vidas como el placer lo es para otras.

Es extraño observar cómo, después de una experiencia amplia y amarga,


eventualmente, los filántropos prácticos llegan a la conclusión que para el ocultista es,
desde el principio, una hipótesis según la cual: la miseria no sólo es soportable; sino que
amena para los muchos que la sobrellevan. Hace algunos días una noble dama, la cual
ha entregado su vida a fin de rescatar a las chicas más desheredadas de las clases
ínfimas, cuya inclinación hacia el vicio dependía, aparentemente, de la pobreza, dijo
que, en muchos casos, no es posible elevarlas a ninguna condición aparentemente más
feliz. Esta señora, (pudiendo hablar con conocimiento de causa; ya que literalmente
pasó su vida entre ellas, estudiándolas con esmero), afirmó categóricamente que esto no
se debe a un particular amor por el vicio; sino al amor por aquel estado que los
acaudalados llaman miseria. Prefieren la vida salvaje sin atuendo, zapatos, comida y a la
intemperie, más que cualquier comodidad que les pueda proporcionar. Con el término
comodidad no implicamos el correccional ni el reformatorio; sino las amenidades de
una casa tranquila. Además, podemos enumerar casos efectivos para demostrar que ésta
es la situación, no sólo entre la progenie de los desheredados, que se podría suponer que
sean salvajes congénitos; sino también entre los niños de personas cultivadas,
agradables y cristianas.

Nuestras metrópolis ocultan, en sus barrios bajos, una constelación de seres cuyas
historias resultarían ser un enigma inexplicable, una imagen moral netamente
desconcertante si se pudiesen recopilar en términos claros haciéndolas intelegibles. Sin
embargo, sólo aquellos que entregan su vida al trabajo entre los desheredados, conocen
estas historias, las cuales se convierten, para ellos, en una interrogante triste y terrible
cuya solución no se columbra y por lo tanto es mejor no discutir al respecto. Aquellos
que ignoran completamente la ciencia de la vida, se ven obligados a soslayar tales
dificultades, de otra manera caerían aplastados por pensar en ellas. Un alma generosa, la
cual no ha alcanzado la gran idea de la evolución ni ha discernido el mirífico misterio
del desarrollo humano, difícilmente encarará la llamada cuestión social, el gran abismo
de la miseria, la apatía mortal de los poderosos y acaudalados.
397

El teósofo se sitúa en una posición diferente de la que ocupan algunas de estas


personas, porque ha oído hablar del amplio objetivo de la vida que todos los místicos y
los escritores ocultistas consideran, además, ha sido avecinado al gran misterio. En
realidad, a pesar de que muchos se hayan afiliado a la Sociedad Teosófica como
Miembros, a nadie se le puede llamar Teósofo hasta que empiece a saborear consciente
y personalmente, este mismo misterio, que es, en efecto, una ley inexorable mediante la
cual el ser humano se eleva, paulativamente, del estado bestial a la gloria de un Dios. La
celeridad con que ésto se efectúa varía con cada alma viviente y los miserables, quienes
acarician el instructor primitivo: la miseria, eligen encaminarse, lentamente, a lo largo
de un círculo vicioso que puede proporcionarles un sinnúmero de vidas de sensación
física, ya sea placenteras o dolorosas, muy amadas, por tangibles, para los sentidos más
elementales. El teósofo deseoso de entrar en el ocultismo, por virtud de tal inquietud
toma, en sus manos, algunos de los privilegios de la Naturaleza y pronto descubre que
las experiencias se deslizan con doble rapidez. Entonces, su tarea consiste en reconocer
que se encuentra bajo una ley de desarrollo nueva (para él) y más célebre en aprehender
las lecciones que se le imparten.

Sin embargo, al reconocer esto, hace otro descubrimiento. Se percata de que se


necesita un ser muy sabio para realizar buenas obras sin el riesgo de efectuar un daño
incalculable. Un adepto altamente desarrollado en lo que concierne a la vida, puede
discernir la situación y, valiéndose de sus grandes poderes intuitivos, es capaz de saber a
quien aliviar del dolor y a quien dejar en la miseria, la cual es su mejor instructor. Los
mismos pobres y desheredados dirán, a cualquier ser que se haya ganado su confianza,
cuáles errores desastrosos cometen los individuos procedentes de distintos estratos
sociales, los cuales se esfuerzan en prodigar auxilio. A veces, si el dolor y la
desesperación oprimen a un ser, la cortesía y un trato respetuoso pueden hacer aflorar
sus peores tendencias, aunque haya conducido una vida suficientemente respetable. Que
el Maestro de Misericordia nos perdone por proferir estas palabras acerca de cualquier
criatura humana, pues todas son partes de nosotros según la ley de la fraternidad
humana, la cual es indeleble aun cuando no queramos reconocerla. Sin embargo, estas
palabras son verdaderas. Nadie de nosotros conoce la oscuridad que acecha en las
reconditeces de nuestra naturaleza hasta que alguna experiencia extraña y no familiar,
despierte todo el ser a la acción. Lo mismo acontece con las otras personas que parecen
ser más miserables que nosotros.

El teósofo, tan pronto como empieza a entender cuán amigo e


instructor el dolor puede ser, se queda atónito frente al problema misterioso
de la vida humana y aunque añore hacer buenas obras, siente un recelo
equivalente por actuar de manera errónea hasta que haya alcanzado un
poder y un conocimiento más amplios. El ignorante, dedicándose a la
realización de buenas acciones, puede causar daños vitales, como se ven
obligados a reconocer todos aquellos que no están obnubilados por el amor
hacia la benevolencia. En este sentido, contestar que la carencia de una
vida crística entre los teósofos, probablemente depende del hecho de que no
existe nadie suficientemente fuerte para llevarla a cabo, está perfectamente
correcta y abarca la cuestión en su integridad. Pues, lo que carece no es el
espíritu de autosacrificio, de devoción o el deseo de ayudar; sino que la
fuerza de adquirir el conocimiento, el poder y la intuición, de manera que las
hazañas emprendidas sean verdaderamente dignas de un espíritu "Buddha-
Crístico." Esta es la razón por la cual los teósofos no pueden pretender ser
398

un grupo de filántropos aunque secretamente incursionen en el sendero de


las buenas obras. Ellos profesan ser, simplemente, un conjunto de
aprendices comprometidos a la ayuda recíproca y ajena, en la medida de
sus posibilidades, a una mejor comprensión del misterio de la vida y a un
mejor conocimiento de la paz que se encuentra más allá.

Sin embargo, como es una ley inexorable que se debe labrar el terreno si
queremos recoger la cosecha, así los teósofos se ven constreñidos a trabajar en el mundo
incesantemente y, a menudo, al hacer esto, cometen muchos errores serios como
acontece con todos los trabajadores que no son Redentores encarnados. Posiblemente,
sus esfuerzos no se califiquen como buenas obras y a ellos se les tache como una
escuela de vacuos oradores; sin embargo, son el resultado y el fruto de este particular
momento en el cual la gente acoge con interés las ideas que sustentan. Por lo tanto, su
obra es buena como lo es el loto cuando se abre durante el sol del mediodía.

Nadie sabe mejor que ellos, de manera más cabal y terminante, que las buenas
obras son necesarias, sin embargo, éstas no pueden realizarse correctamente sin el
conocimiento. Los grandes adeptos de la vida pueden proporcionar una profusión de
esquemas para la Fraternidad Universal y la redención humana, sin embargo,
continuarán siendo simples expresiones literales mientras los individuos permanezcan
ignorantes e incapaces de comprender el gran significado de sus maestros. A los
teósofos diremos: actualicemos las reglas que se han impartido a nuestra Sociedad antes
de pedir esquemas o leyes ulteriores. Al público en general y a nuestros críticos,
diremos: tratad de entender el valor de las buenas obras antes de exigirlas de otros o
antes de que vosotros os dediquéis a éstas, imprudentemente. Sin embargo, es un hecho
absoluto que, sin buenas obras, el espíritu de Fraternidad perecería en el mundo y ésto
jamás deberá acontecer. Así, es sumamente necesario la doble actividad de aprender y
actuar, debemos hacer el bien y debemos hacerlo correctamente, con conocimiento.

***
Se sabe muy bien que la primera regla de la Sociedad Teosófica consiste en
realizar el objetivo de formar el núcleo de una fraternidad universal. Aquellos que la
elaboraron dilucidaron su aplicación práctica en la manera siguiente:

Aquél que no practica el altruismo; aquél que no está dispuesto a compartir su


último bocado con uno más débil o pobre que él; aquél que descuida ayudar a
su hermano o hermana de cualquier raza, nación o credo, cada vez y en cada
lugar en el cual discierne el dolor y hace oído sordo a los gritos de la miseria
humana; aquél que oye a un inocente ser objeto de vilipendio, ya sea un
hermano teósofo o no y no lo defiende como se defendería a sí mismo—no es un
teósofo.

Lucifer, Noviembre de 1887


399

Nota
1
No todos los miembros de la Sociedad Teosófica son Teósofos, ni todos los miembros
de las llamadas Iglesias Cristianas son Cristianos. Los verdaderos Teósofos, como los
verdaderos Cristianos, son muy muy pocos. Además, las filas de la Cristiandad
encierran Teósofos prácticos, como existen Cristianos prácticos en la Sociedad
Teosófica, fuera de todo ritualismo Cristiano. "No todos los que me invocan diciendo:
'Señor, Señor,' entrarán al Reino del Cielo; sino aquel que hace la voluntad de mi
Padre." (Mateo vii., 21). "No crean en Mí, sino en las verdades que expongo."
(Aforismos de Buddha).
2
"Esta" Teosofía no es una religión, pero si debe serlo, es más bien la Religión.
Actualmente, preferimos llamarla una filosofía capaz de entrañar cada religión, siendo
la esencia y la base de todas. La tercera Regla de la Organización Teosófica dice: "La
Sociedad no representa ningún credo religioso particular, es totalmente no sectaria e
incluye feligreses de todas las fes."

¿Qué es la Teosofía?
(What is Theosophy?, The Theosophist, oct. 1879)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Esta pregunta es tan consuetudinaria y las ideas erróneas al respecto


son tan prevalecientes, que los editores de una revista dedicada a la
divulgación de la Teosofía en el mundo serían negligentes, si en el primer
número publicado, no consideraran estas cuestiones. Sin embargo, el título
implica dos interrogantes más, a las cuales contestaremos debidamente,
éstas son: ¿Qué es la Sociedad Teosófica? y ¿Qué son los Teósofos?

Según los lexicógrafos: al término theosophia lo componen dos palabras griegas:


theos, "dios" y sophos, "sabio." Hasta aquí está correcto. Sin embargo, las siguientes
explicaciones distan mucho de impartir una idea clara de la Teosofía. Webster la define
de manera muy original como: "una presunta relación con Dios y los espíritus
superiores, permitiendo, entonces, el alcance del conocimiento superhumano mediante
procesos físicos, véase las operaciones teúrgicas de algunos antiguos platónicos o los
procesos químicos de los filósofos del fuego alemanes."

Esta es, en pocas palabras, una explicación insuficiente e impertinente. Atribuir


tales ideas a seres como Ammonius Saccas, Plotino, Jamblico, Porfirio y Proclo,
implica una interpretación errónea intencional o la ignorancia de Webster en lo que
concierne a la filosofía y a los motivos de los genios más grandes de la Escuela
alejandrina más reciente. Al achacar un propósito de desarrollar sus percepciones
psicológicas y espirituales mediante "procesos físicos," a aquellos que, tanto sus
contemporáneos como la posteridad, definieron "theodidaktoi," instruídos por dios,
implica considerarlos unos materialistas. En lo que concierne al golpe final asestado a
400

los filósofos del fuego, ésto rebota de ellos para repercutir entre nuestros científicos más
eminentes, aquellos en cuyas bocas el Reverendo James Martineau coloca la siguiente
frase jactanciosa: "todo lo que queremos es la materia, danos exclusivamente átomos y
explicaremos el universo."

La siguiente definición de Vaughan es mejor y más filosófica: "Un Teósofo es


aquel que presenta una teoría de Dios o de las obras de Dios, destituida de revelación,
en cuanto estriba en una inspiración propia." Según este punto de vista, cada gran
pensador y filósofo, especialmente todo fundador de una nueva religión, escuela de
filosofía o secta es, necesariamente, un Teósofo. Por lo tanto, el binomio Teosofía y
Teósofos existió desde que la primera vislumbre de pensamiento incipiente indujo al ser
humano a buscar, instintivamente, los medios para expresar sus opiniones
independientes.

Los Teósofos anteceden a la era cristiana, a pesar de que los escritores cristianos
atribuyen el desarrollo del sistema teosófico Ecléctico al primer período del tercer siglo
de su Era. Diógenes Laetius hace remontar la Teosofía a una época anterior a la dinastía
de los Ptolomeos y menciona como su fundador a un Hierofante egipcio llamado Pot-
Amum, patronímico copto que significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de la
Sabiduría. Sin embargo, la historia muestra que, Ammonius Saccas, el fundador de la
escuela neoplatónica, fue el revividor de la Teosofía. El y sus discípulos se
denominaron "Philalethian," amantes de la verdad, mientras otros los llamaban
"Analogistas," debido a su método interpretativo empleado en todas las leyendas
sagradas, los mitos y los misterios simbólicos, el cual se basaba en la analogía y la
correspondencia. Por lo tanto, los eventos ocurridos en el mundo externo los
consideraban como la expresión de las operaciones y de las experiencias del alma
humana. Ammonius se proponía reconciliar todas las sectas, la gente y las naciones bajo
una fe común: una creencia en un Poder Supremo, Eterno, Incognoscible e Innominado,
que gobernaba el Universo por medio de leyes inmutables y eternas. Su objetivo
consistía en probar un sistema teosófico primitivo que, en sus albores, era esencialmente
similar en todos los países, inducir a cada ser a abandonar sus altercados y disputas,
uniéndose en propósito y pensamiento como los niños de una misma madre y purificar
las antiguas religiones, paulatinamente corrompidas y opacadas por la escoria del
elemento humano, ensamblándolas y explicándolas recurriendo a principios puramente
filosóficos. Por lo tanto, en la Escuela Teosófica Ecléctica, se enseñaban los sistemas
buddhistas, vedánticos, de los magos o zoroastrianos, en concomitancia con todas las
filosofías griegas, razón por la cual entre los antiguos teósofos alejandrinos se denotan
las características, preeminentemente buddhistas e hindúes, del respeto hacia los padres
y los ancianos, un cariño fraterno para toda la raza humana y aún un sentimiento
compasivo en favor de todos los animales. Ammonius, mientras trataba de establecer un
sistema de disciplina moral que infundiera en la gente el deber de vivir conforme a las
leyes de sus respectivos países, fomentando sus mentes mediante la búsqueda y la
contemplación de la Verdad Absoluta única, su objetivo principal, que según creía,
hubiera facilitado el alcance de los demás, consistía en educir, de las varias enseñanzas
religiosas, como de un instrumento multicuerda, una completa armonía melodiosa que
resonara en cada corazón amante de la verdad.

Por lo tanto, la Teosofía es la arcaica Religión-Sabiduría, la doctrina esotérica un


tiempo familiar en todo país antiguo considerado civil. Según nos muestran todas las
escrituras antiguas, esta "Sabiduría" era una emanación del Principio divino cuya clara
401

comprensión está representada en nombres como el hindú Buddh, el babilonio Nebo, el


egipcio Thoth, el griego Hermes y también en los patronímicos de algunas diosas:
Metis, Neitha, Atena, la Sophia gnóstica y finalmente los Vedas, cuyo nombre deriva
del verbo "conocer." Todos los antiguos filósofos orientales y occidentales, los
hierofantes egipcios, los rishis de Aryavarta y los theodidaktoi griegos incluían, bajo
esta designación, el conocimiento completo de las cosas ocultas y esencialmente
divinas. Al Mercavah de los Rabinos judíos, las series seculares y populares, se le
designaba simplemente como el vehículo, el recipiente externo que contenía el
conocimiento esotérico. Los Magos de Zoroastro recibían su instrucción e iniciación en
las cuevas y en las logias secretas de Bactria, los hierofantes egipcios y griegos tenían
sus apporrheta o discursos secretos durante los cuales el Mysta llegaba a ser un Epopta:
un Vidente.

Según la idea central de la Teosofía Ecléctica: existe una única Esencia Suprema,
Desconocida e Incognoscible. Desde luego: "¿cómo puede uno conocer al conocedor?"
pregunta el Brihadaranyaka Upanishad. Tres aspectos distintos caracterizaban el
sistema de la Teosofía Ecléctica: la teoría de la Esencia susodicha, la doctrina del alma
humana, una emanación de la primera, compartiendo con ella la misma naturaleza y su
teurgia, ciencia que ha contribuido, en nuestra era de ciencia materialista, a la
interpretación tan errónea de los neoplatónicos. La teurgia es, esencialmente, el arte de
aplicar los poderes divinos humanos a fin de subordinar las fuerzas ciegas de la
naturaleza; por lo tanto, sus devotos fueron objeto de burla, tildándolos, en primer lugar,
de magos, una distorsión del término "Magh" que significa sabio o erudito. Los
escépticos del siglo pasado se hubieran equivocado de manera análoga si hubiesen
escarnecido la idea de un fonógrafo o de un telégrafo. Por lo general, los seres
ridiculizados y motejados como "infieles" de una generación, se convierten en los
sabios y los santos de la siguiente.

En lo que concierne a la esencia Divina y a la naturaleza del alma y del espíritu, la


creencia de la Teosofía moderna corresponde a la creencia de la Teosofía de antaño. El
Diu popular de las naciones arianas era idéntico al Iao caldeo, hasta al Júpiter del
romano menos erudito y filosófico, al Jahve de los samaritanos, al Tiu o "Tiusco" de los
nórdicos, al Duw de los bretaños y a Zeus de los tracios. En lo que atañe a la Esencia
Absoluta, el Uno y el todo, ésta nos conducirá al mismo resultado ya que se acepte, al
respecto, la filosofía pitagórica griega, caldea cabalística o la ariana. La Mónada
Primordial del sistema pitagórico, la cual se retira a la oscuridad y es Oscuridad (para el
intelecto humano), constituye el cimiento de todas las cosas; idea ésta que es posible
encontrar en los sistemas filosóficos de Leibnitz y Spinoza en su integridad. Por lo
tanto, si un teósofo concuerda con cualquiera de los siguientes conceptos, éstos nos
pueden conducir a la Teosofía pura y absoluta. Nombraremos la Cábala que, hablando
de En-Soph, somete la interrogante: ¿quién puede comprenderlo dado que es informe e
Inexistente?" Incluiremos el magnífico himno del Rig Veda (número 129, Libro 10):
"¿Quién sabe de donde emergió esta gran creación?
Si su voluntad la creó o se quedó silenciosa.
El lo sabe o tal vez, tampoco El lo sepa."
Mencionaremos la concepción vedántica de Brahma, cuya representación en los
Upanishads es "sin vida, sin mente, puro" e inconsciente, ya que Brahma es
"Conciencia Absoluta" y, al final, citaremos los Svabhâvikas de Nepal según los cuales
hay únicamente "Svabhâvâta" (substancia o naturaleza) que existe por sí sola sin ningún
creador. Esta es la Teosofía que instó a hombres como Hegel, Fichte y Spinoza a
402

estudiar las obras de los antiguos filósofos griegos y a especular sobre la Substancia
Unica, la Deidad, el Todo Divino procedente de la Sabiduría Divina que toda filosofía
moderna o religiosa consideró incomprensible, desconocido e innominado, excepción
hecha por el cristianismo y el mahometismo. Entonces, cada teósofo, ateniéndose a una
teoría de la Deidad “desprovista de revelación y cuya base es una inspiración propia,"
puede aceptar cualquiera de las definiciones anteriores o pertenecer a cualquiera de
estas religiones, permaneciendo en las lindes de la Teosofía, ya que ésta es la creencia
en la Deidad como Todo, la fuente de toda existencia, el infinito que no puede
comprenderse ni conocerse, únicamente el universo Lo revela, mientras algunos
prefieren decir "revela a El," atribuyéndole entonces un pronombre masculino personal,
antropomorfizándolo, lo cual es una blasfemia. En verdad, la teosofía rehuye la
materialización brutal prefiriendo creer que el Espíritu de la Deidad, recogido en sí
desde la eternidad, no desea ni crea. Sin embargo, lo que produce todas las cosas
visibles e invisibles irradiando de la efulgencia infinita del Gran Centro, es simplemente
un Rayo que contiene en sí el poder generador y conceptivo que, a su vez, produce lo
que los griegos llamaban Macrocosmos, los cabalistas Tikkun o Adam Karmon, el
hombre arquetipo y los arianos Purusha, El Brahm manifestado o el Macho Divino. La
teosofía cree también en la Anastasis o existencia permanente y en la transmigración
(evolución) o una serie de cambios en el alma,1 abogables y explicables valiéndose de
principios filosóficos rigurosos; y sólo distinguiendo entre Paramâtma (alma
transcendental suprema) y Jivâtmâ (alma animal o consciente) de los vedantinos.

A fin de dar una definición exhaustiva de la Teosofía, debemos considerarla bajo


cada uno de sus aspectos. El mundo interior no ha sido ocultado a todos por una
obscuridad impenetrable. Algunas veces, en cada era y en cada país, el ser humano ha
podido percibir las cosas en el mundo interior o invisible mediante esa intuición
superior adquirida por la Teosofía o la sapiencia de Dios, la cual trasladaba la mente del
mundo de la forma a aquel del espíritu informe. Por lo tanto, aunque el "Samadhi" o
Dyan Yog Samadhi de los ascéticos hindúes, el "Daimonion-photi" o iluminación
espiritual de los neo-platónicos, la "confabulación sideral del alma" de los rosacruces o
filósofos del fuego y los trances extáticos de los místicos y de los mesmeristas y
espiritistas modernos, varíen en su manifestación, son idénticos en naturaleza. La
búsqueda del "ser" más divino en el hombre, que a menudo se ha interpretado tan
erróneamente como una comunión individual con un Dios personal, era el objetivo de
todo místico. Además, creer en su posibilidad parece remontarse al génesis de la
humanidad, aunque cada pueblo le ha dado un nombre diferente. Así, Platón y Plotino
llaman "trabajo Noético" lo que el Yogui y el Shrotiya definen Vidya. Según los
griegos: "Mediante la reflexión, el autoconocimiento y la disciplina intelectual, el alma
puede elevarse a la visión de la verdad, la bondad y la belleza eternas, o sea la Visión de
Dios, ésta es epopteia." Porfirio dice: "A fin de unir el alma con el Alma Universal, es
menester sólo una mente perfectamente pura. A través de la autocontemplación, la
castidad perfecta y la pureza del cuerpo, podemos acercarnos más a Ella, recibiendo, en
ese estado, el verdadero conocimiento y una iluminación maravillosa. Swami Dayanand
Saraswati, un profundo erudito védico que no ha leído a Porfirio ni a otros autores
griegos, en su Veda Bháshya (opasna prakaru ank. 9), dice: "Para obtener Diksh (la
iniciación más elevada) y Yog, se debe practicar en conformidad con las reglas [...] El
alma en el cuerpo humano puede ejecutar los milagros más grandes conociendo al
Espíritu Universal (o Dios) y familiarizándose con todas las propiedades y las
cualidades (ocultas) de cada cosa en el universo. Así, un ser humano (un Dikshit o un
iniciado), puede adquirir un poder de ver y oír a larga distancia." Finalmente, Alfred
403

R. Wallace, F.R.S., (Miembro de la Sociedad Regia), un espiritista y también un gran


naturalista declarado, con impávido candor dice: "Es únicamente el 'espíritu' que siente,
percibe, piensa, adquiere conocimiento, razona y aspira [...] no es atípico que en
individuos dotados de cierta constitución, el espíritu pueda percibir independientemente
de los órganos de los sentidos corporales o sea capaz, completa o parcialmente, de
abandonar su cuerpo por un momento, volviendo a éste después [...]; el espíritu [...] se
comunica más fácilmente con el espíritu que con la materia." Actualmente, podemos ver
como, después de un lapso de millares de años entre la edad de los gimnosofistas2 y
nuestra era, altamente civilizada, más de veinte millones de personas creen en esos
mismos poderes espirituales, si bien bajo una forma distinta de la que creían los Yoguis
y los pitagóricos hace casi tres mil años. Quizá esto dependa de tal iluminación que
infunde su luz radiante en los reinos tanto psicológicos como físicos de la naturaleza.
Por ende, al igual que el místico ariano alegaba poseer el poder de solucionar todos los
problemas de la vida y de la muerte, una vez obtenida la habilidad de actuar
independientemente de su cuerpo a través de Atmân "ser" o "alma" y los antiguos
griegos buscaban a Atmu, el Escondido o el Alma-Dios del ser humano con el espejo
simbólico de los misterios Themosforianos, los espiritistas actuales creen en la facultad
de los espíritus o de las almas de las personas desencarnadas de comunicarse, visible y
tangiblemente, con sus seres queridos en la tierra. Todos éstos: los yoguis arianos, los
filósofos griegos y los espiritistas modernos, afirman esa posibilidad apoyándose en el
hecho de que el alma encarnada y su espíritu que nunca se encarna, el ser real, jamás
están separados del Alma Universal o de otros espíritus por el espacio; sino
simplemente por la diferenciación de sus cualidades; ya que en la interminable
expansión del universo no puede haber ninguna limitación. Tal unión entre espíritus
encarnados y desencarnados llega a ser posible sólo cuando se elimina esta diferencia
que, según los griegos y los arianos, es viable mediante la contemplación abstracta,
produciendo la liberación temporal del alma encarcelada; mientras, según los
espiritistas, es mediante la mediumnidad. Razón por la cual los yoguis de Patanjali
seguidos por Plotino, Porfirio y otros neo-platónicos, sostenían que varias veces en su
vida, durante la hora de extasis, se habían unido con Dios o más bien, se convirtieron
uno con El. Como una profusión de grandes filósofos afirmó y afirma esta idea, no se
puede arrinconar considerándola totalmente quimérica, no obstante su aparente aspecto
erróneo al aplicarla al Espíritu Universal. En el caso de los Theodidaktoi, el único punto
controvertible, la mancha lóbrega en esta filosofía extremadamente mística, consistía en
su pretensión de incluir lo que es simplemente iluminación extática en la percepción
sensoria. Mientras en el caso de los yoguis, la lógica cabal de Kapila refutó sus
afirmaciones según las cuales tenían la habilidad de ver Iswara "cara a cara." En lo que
concierne a la declaración similar expresada por sus seguidores griegos, por una larga
serie de extáticos cristianos y finalmente, en los últimos cien años, por Jacob Böhme y
Swedenborg que afirmaban "ver a Dios," tal pretensión se hubiera podido y se hubiera
debido cuestionar filosófica y lógicamente, si algunos de nuestros grandes científicos,
que son espiritistas, se hubiesen interesado más en la filosofía que en los meros
fenómenos del espiritismo.

Los teósofos alejandrinos se dividían en neófitos, iniciados y maestros o


hierofantes. Sus reglas se habían copiado de los antiguos Misterios de Orfeo; el cual,
según Herodoto, las había traído de la India. Ammonio obligaba a sus discípulos, bajo
juramento, a no divulgar sus doctrinas superiores, exceptuando a aquellos que habían
demostrado ser muy dignos e iniciados y que habían aprendido a considerar a los dioses,
los ángeles y los demonios de los otros pueblos, según la hyponia esotérica o el
404

significado oculto. Epicuro dice: "Los dioses existen, sin embargo, no son lo que la
multitud ignorante supone que sean. Un ateo no es aquel que niega la existencia de los
dioses que las masas adoran; sino es aquel que atribuye a estos dioses las opiniones de
la multitud." En su momento Aristóteles declara: "Como la Esencia Divina permea todo
el mundo de la naturaleza, a lo que se le define como dioses son simplemente los
primeros principios."

Plotino, el discípulo de Ammonio: "aquel que Dios instruyó," nos dice que la
gnosis secreta o el conocimiento de la Teosofía, tiene tres grados: opinión, ciencia e
iluminación. "Los medios o el instrumento del primero son el sentido o la percepción,
del segundo la dialéctica y del tercero la intuición, a la cual está subordinada la razón.
La intuición es el conocimiento absoluto que se cimienta en la identificación de la
mente con el objeto conocido." Podríamos decir que la teosofía es la ciencia exacta de la
psicología. Su relación con la mediumnidad natural, no cultivada, es análoga a la
relación que subsiste entre el conocimiento de Tyndall y aquel de un simple estudiante
de física. Esta desarrolla en el ser humano una visión directa que Schelling denomina:
"una realización de la identidad entre el sujeto y el objeto en el individuo." Por lo tanto,
bajo la influencia y el conocimiento de hyponia, el ser contempla pensamientos divinos,
ve todas las cosas en su aspecto real y termina "convirtiéndose en el depositario del
Alma del Mundo," usando una de las expresiones más hermosas de Emerson, el cual, en
su espléndido ensayo sobre El Alma Universal, afirma: "Yo, el imperfecto, adoro lo
perfecto que yo soy." Además de este estado psicológico o anímico, la teosofía
cultivaba cada rama de las ciencias y de las artes. Estaba profundamente familiarizada
con lo que hoy se conoce comúnmente con término mesmerismo. Los teósofos
descartaron la teurgia práctica o la "magia ceremonial" que a menudo el clero católico
romano emplea en sus exorcismos. Unicamente Jamblicus agregó a la Teosofía la
doctrina de la Teurgia, trascendiendo, entonces, a los demás Eclécticos. Cuando el ser
humano, ignorando el verdadero significado de los símbolos esotéricos de la naturaleza,
propende a calcular erróneamente los poderes de su alma y en lugar de comulgar
espiritual y mentalmente con los seres celestiales superiores, los espíritus buenos, (los
dioses de los teurgos de la escuela platónica), evoca los poderes malvados y tenebrosos
que están latentes en la humanidad, las creaciones macabras de crímenes y de vicios
humanos, puede caer de la teurgia (magia blanca) en la goetia (magia negra,
hechicería). Sin embargo, el binomio magia blanca y negra no es lo que la superstición
popular entiende con estos términos. La posibilidad de "evocar los espíritus" según la
clave de Salomón, es el ápice de la superstición y de la ignorancia. Sólo la pureza en la
acción y en el pensamiento puede elevarnos a interactuar "con los dioses" y permitirnos
el alcance de la meta deseada. La Alquimia, que según muchos había sido una filosofía
tanto espiritual como física, perteneció a las enseñanzas de la escuela teosófica.

Es notorio que Zoroastro, Buddha, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, y


Ammonio Sacas no escribieron nada. La razón de ésto es obvia. La Teosofía es un arma
de doble filo e inadecuada para el ignorante o el egoísta. Análogamente a cada filosofía
antigua, tiene sus defensores entre los modernos; sin embargo, hasta recientemente, sus
discípulos eran un grupo muy exiguo y procedían de las sectas y opiniones más
variadas. "Eran completamente especulativos y aunque no fundaron ninguna escuela,
lograron ejercer una influencia silenciosa en la filosofía. Indudablemente, en el
momento propicio, muchas ideas así tácitamente propagadas, podrán impartir nuevas
direcciones al pensamiento humano." Esta observación es de Kenneth R. H. Mackenzie
IX, un teósofo y místico, el cual la inserta en su extensa y valiosa obra: La Enciclopedia
405

Masónica Real (artículos: "La Sociedad Teosófica de Nueva York" y "La Teosofía,"
pag. 731).3 Desde los períodos de los filósofos del fuego, jamás se ensamblaron en
sociedades; ya que hasta el siglo pasado el clero cristiano los perseguía como fieras
salvajes y, a menudo, ser teósofo equivalía a una sentencia de muerte. Según las
estadísticas: en un lapso de 150 años, en Europa se condenaron a las piras a no menos
de 90 mil hombres y mujeres por presunta hechicería. En la Gran Bretaña solamente,
desde 1640 hasta 1660, 20 años, se aniquilaron tres mil personas por haber sellado un
pacto con el "Diablo." Sólo recientemente, en la última parte de este siglo: en 1875,
algunos místicos y espiritistas adelantados, insatisfechos por las teorías y explicaciones
que los feligreses del espiritismo originaron y discerniendo su gran deficiencia en cubrir
el campo completo de la amplia gama de fenómenos, formaron, en Nueva York,
América, una asociación que ahora se le conoce mundialmente como la Sociedad
Teosófica. Ahora bien, después de haber explicado lo que es la Teosofía, en otro
artículo dilucidaremos cuál es la naturaleza de nuestra Sociedad, llamada también la
"Hermandad Universal de la Humanidad."

Theosophist, Octubre de 1879

Notas
1
En una serie de artículos titulados "Los Grandes Teósofos del Mundo," nos
proponemos mostrar que desde Pitágoras, el cual obtuvo su sabiduría de la India, hasta
nuestros filósofos y teósofos modernos más conocidos: David Hume y el poeta inglés
Shilley, incluyendo los espiritistas franceses, muchos creían y aún creen, en la
metempsícosis o reencarnación del alma, a pesar de lo rudimentario que se considere el
sistema de los espiritistas.
2
Muchos escritores griegos y romanos, entre los cuales Strabo, Lucano, Plutarco,
Cicero (Tusculano), Plinio, etc., afirmaron la realidad del poder Yoga llamando
Gimnosofistas a los Yoguis hindúes.
3
La Enciclopedia Masónica Real, Ritos, Simbolismo y Biografía, cuyo editor es
Kenneth R. H. Mackenzie IX (Cryptonymous), Miembro Honrado de la Logia de
Canongate Kilwinning, Número 2, Escocia. Nueva York, J. W. Bouton, 706 Broadway,
1877.

O QUE É A TEOSOFIA?
H.P.Blavatsky
Artigo publicado por Helena Petrovna Blavatsky no primeiro número do “The
Theosophist”(outubro de 1879), que acabara de fundar para ser o órgão oficial da
Sociedade Teosófica.
406

A pergunta tem sido formulada tantas vezes, e o assunto vem sendo de um modo
geral tão mal interpretado que os editores de uma publicação devotada à exposição da
Teosofia sentir-se-iam culpados se este seu primeiro número fosse publicado sem que
chegassem a um perfeito entendimento com seus leitores. No entanto, nosso título
abrange duas perguntas: O Que é a Sociedade Teosófica? E o que são os Teosofistas?
Vamos respondê-las.

Segundo os lexicógrafos, o termo Theosophia compõe-se de duas palavras gregas


- Theos, “deus”, e Sophos, “sábio”. Até aí, muito bem. Mas, as explicações que dão a
seguir estão muito longe de oferecer uma noção suficientemente clara sobre a Teosofia.
Webster, de um modo muito original, define-a como sendo “uma pretensa comunicação
com Deus e com os espíritos superiores, e a conseqüente conquista de um conhecimento
superhumano tanto por processos físicos como pelas operações teúrgicas de certos
platônicos antigos ou, ainda, pelos processos químicos dos filósofos alemães do fogo”.

Essa definição, em última análise, não passa de uma pobre e irreverente


explicação. Atribuir idéias dessa natureza a homens como Amônio Saccas, Plotino,
Jâmblico, Porfírio, Proclo e outros, demonstra ou uma deformação intencional ou
ignorância de Webster no tocante à Filosofia e aos objetivos dos maiores gênios da
Escola Neoplatônica de Alexandria. Imputar àqueles e a quem tanto os coevos quanto a
posteridade chamaram de “Theodidaktoi”- instruídos por Deus - a intenção de
desenvolver sua percepção psicológica e espiritual por “processos físicos” eqüivale a
apresentá-los como materialistas. E quanto à alusão final aos filósofos do fogo, é o
mesmo que situá-los entre os nossos mais eminentes e modernos cientistas, aqueles em
cujos lábios o Rev. James Martineau põe a seguinte fanfarronada: “A Matéria é tudo
que desejamos; dêem-nos apenas átomos e nós explicaremos o Universo”.

Vaughan, porém, oferece uma definição muito melhor e mais filosófica: “Um
teosofista”- observa - “é aquele que propõe uma teoria de Deus ou das obras de Deus,
que não pretende dispor de uma revelação mas, sim, de uma inspiração pessoal como
base dessa teoria”. De acordo com essa opinião, todo grande pensador e filósofo,
especialmente cada fundador de uma nova religião, de uma nova escola filosófica ou de
uma seita, é necessariamente um teosofista. Portanto, Teosofia e Teosofistas sempre
existiram desde que os primeiros lampejos do incipiente intelecto humano levaram o
homem a procurar instintivamente os meios de expressar opiniões pessoais e
independentes.

Teosofistas já existiam antes da era cristã, muito embora os autores cristãos


atribuam o desenvolvimento do sistema teosófico eclético aos primeiros anos do século
III de nossa era. Diógenes Laércio assinala a existência da Teosofia numa época anterior
à dinastia dos Ptolomeus; e cita como seu fundador um Hierofante egípcio chamado
Pot-Amun, nome copta que designa um sacerdote consagrado a Amon, o deus da
Sabedoria. A história, porém, mostra que ela foi revivida por Amônio Saccas, o
fundador da Escola Neoplatônica de Alexandria. Ele e seus discípulos faziam-se chamar
“Philaletéios”, ou amantes da verdade, enquanto eram chamados por outros de
“Analogistas”, devido ao método de interpretar todas as lendas sagradas, os mitos
simbólicos e os Mistérios por uma lei ou analogia ou correspondência segundo a qual
todos os fatos ocorridos no mundo exterior eram encarados como a expressão de outras
407

tantas operações e experiências da alma humana. Amônio Saccas tinha como ideal e
objetivo reconciliar todas as seitas, todos os povos e nações sob uma fé comum - a
crença num Poder Supremo, Eterno, Desconhecido e Inominado que o governa o
Universo através de leis eternas e imutáveis. Seu objetivo consistia em experimentar um
sistema de Teosofia que, de início, era essencialmente o mesmo em todos os países;
induzir os homens a abandonarem suas lutas e querelas tornando-se unos em ideais
como filhos da mesma mãe; purificar as velhas religiões corrompidas e falseadas de
todas as impurezas do elemento humano, unificando-as e explicando-as sobre puros
princípios filosóficos. Por isso, os sistemas Budista, Vedantino e Mago, ou Zoroastrino,
eram ensinados na Escola Teosófica Eclética juntamente com todas as filosofias da
Grécia. Por isso, também, aquela característica proeminentemente Budista e Hindu
registrada entre os antigos teosofistas de Alexandria no tocante ao respeito devido aos
pais e aos mais velhos; a afeição fraternal por toda a raça humana; e um sentimento
compassivo até pelos animais irracionais. Ao mesmo tempo em que procuravam
estabelecer um sistema de disciplina moral que incutia no povo a obrigação de viver
segundo as leis dos respectivos países; purificar a mente pela busca e contemplação da
única Verdade Absoluta; seu principal objetivo que, acreditava, conquistaria todos os
demais, consistia em extrair dos diversos ensinamentos religiosos, como de um
instrumento de muitas cordas, uma harmonia perfeita e melodiosa capaz de ecoar em
todo coração verdadeiramente amante da verdade.

Portanto, Teosofia é a arcaica Religião Sabedoria, a doutrina esotérica que já era


conhecida em todo país pretensamente civilizado. Uma “Sabedoria” que todas as velhas
escrituras mostram como emanação do princípio divino e cuja absoluta compreensão é
tipificada por nomes como o do Buda hindu, o Nebo babilônico, o Thot de Menfis, o
Hermes da Grécia, e ainda nas invocações de algumas deusas - Metis, Neitha, Athena, a
Sophia gnóstica e, finalmente, nos Vedas, do verbo “saber”. Sob essa designação, todos
os filósofos do oriente e Ocidente, os Hierofantes do velho Egito, os Rishis da
Aryavarta, os “Theodidaktoi” da Grécia incluíam todo o conhecimento das coisas
ocultas e essencialmente divinas. As séries secular e popular da Mercavah dos Rabinos
hebreus eram, assim, designadas como sendo apenas o veículo, a capa externa que
continha o conhecimento esotérico superior. Os Magos de Zoroastro eram instruídos e
iniciados nas cavernas e lojas secretas da Bactriana; Os Hierofantes egípcios e gregos
possuíam as suas aporrêtas, ou instruções secretas, durante as quais os Mystês se
transformava num Epoptês - um Vidente.

A idéia básica da Teosofia Eclética resumia-se na existência de uma Essência


Suprema, Desconhecida e Incognoscível, porque - “Como pode alguém conhecer o
conhecedor?”, como pergunta o Brihadaranyaka Upanishad. Seu sistema caracterizava-
se por três postulados perfeitamente distintos: a teoria da Essência acima mencionada; a
doutrina da alma humana - emanação daquela e, portanto, da mesma natureza; e sua
teurgia. Foi esta última ciência que levou os Neoplatônicos a serem tão mal
interpretados nesta nossa era de Ciência materialista. Sendo a Teurgia essencialmente a
arte de aplicar os poderes divinos do homem ao domínio das forças cegas da natureza,
seus adeptos foram inicialmente chamados de mágicos - corrupção da palavra “Magh”,
que significa sábio ou erudito - e ridicularizados se sorrissem a idéia do fonógrafo ou do
telégrafo. Os que são ridicularizados e acoimados de “infiéis” de uma geração
geralmente se transformam nos ‘sábios e santos’ da geração seguinte.
408

No tocante à Essência Divina e à natureza da alma e do espírito, a moderna


Teosofia acredita, hoje, nas mesmas coisas em que acreditava a Teosofia do passado. O
popular Diu das nações arianas era idêntico ao Jahve dos samaritanos, ao Tiu ou
“Tuisto” dos nórdicos, ao Duw dos bretões, e ao Zeus dos trácios. Quanto à Essência
Absoluta, o Uno e o Todo, se aceitarmos o que dizem a respeito o Pitagorismo grego, o
Kabalismo caldáico ou a Filosofia Ariana, tudo isso levará a um resultado único e igual.
A Mônada Primeva do sistema pitagórico que se retira no interior da obscuridade e é a
própria Obscuridade (para o intelecto humano) era apresentada como base de todas as
coisas; e podemos encontrar a mesma idéia em toda a sua integridade no sistema
filosófico de Leibnitz e Espinosa. Portanto, quer um Teosofista concorde com a Kabala,
que referindo-se a En-Soph pergunta: “Então, quem pode compreendê-la, uma vez que
Ela não tem forma e Não existe?” ou, recordando este magnífico hino do Rig-Veda,
pergunta:

‘Quem sabe de onde surge essa grande criação? Se sua vontade criou ou
permaneceu muda. Ele sabe - ou, talvez, nem Ele mesmo saiba”.

ou ainda, aceita a concepção vedantina de Bhrama, que nos Upanishads é


representado como “sem vida, sem mente, puro”, inconsciente, uma vez que Bhrama é a
“Consciência Absoluta”. Ou, finalmente, alinhando-se entre os Svâbhâvikas do Nepal
sustenta que nada existe a não ser ‘Svabhavat”(substância ou natureza) que existe por si
mesma sem ter nenhum criador - qualquer dessas concepções só pode levar à Teosofia
pura e absoluta. A essa mesma Teosofia que induziu homens como Hegel, Fichte e
Espinoza a retomarem o trabalho dos velhos filósofos gregos e a especular sobre a
Substância Una - a Divindade, o Todo Divino oriundo da Sabedoria Divina -
incompreensível, desconhecido e inominável - por intermédio de qualquer filosofia
religiosa antiga ou moderna, com exceção do Cristianismo e do Islamismo.
Consequentemente, o Teosofista, apegando-se à uma teoria da Divindade que “não tem
revelação mas, sim, uma inspiração pessoal como base”, pode aceitar qualquer das
definições acima ou pertencer a qualquer dessas religiões e, no entanto, permanecer
estritamente dentro dos limites da Teosofia. Porque Teosofia é crença na Divindade
como o TODO, fonte de toda existência, o Infinito que não pode ser nem compreendido
nem conhecido, pois somente o Universo A revela, ou, como outros preferem dizer, O
revela, atribuindo sexo àquilo que uma vez antropomoforfizado constitui uma
blasfêmia. Na verdade, a Teosofia afasta-se da materialização brutal; prefere acreditar
que de uma eternidade recolhida no interior da mesma o Espírito da Divindade não
deseja nem cria; mas que, da resplandecência infinita e onipresente tudo procede do
Grande Centro, e o que produz todas as coisas visíveis e invisíveis é apenas um Raio
que contém em si mesmo o poder gerador e criador que, por sua vez, produz aquilo a
que os gregos chamavam Macrocosmo, os kabalistas Tikkun, ou Adão Cadmon - o
homem arquétipo - e os arianos Purusha, o Brahman manifestado ou o Macho Divino.
A Teosofia acredita igualmente na Anastasis ou existência contínua, e na transmigração
(evolução) ou numa série de transformações da alma que pode ser defendida e explicada
pelos mais rígidos princípios filosóficos; e faz somente uma distinção entre Paramâtma
(alma suprema, transcendental) e Jivâtma (alma animal ou consciente) dos Vedantinos.

Para definir completamente a Teosofia devemos considerá-la sob todos os seus


aspectos. O mundo interior não permaneceu oculto aos olhos de todos por uma treva
impenetrável. Através da intuição superior adquirida pela Theosophia - ou
conhecimento de Deus - que transporta a mente do mundo da forma ao do espírito sem
409

forma, o homem, às vezes, conseguiu em todas as épocas e em todos os países, perceber


coisas existentes no mundo invisível. Daí o “Samadhi”, ou Dyan Yog Samadhi dos
ascetas hindus; a Daimonion-photi, ou iluminação espiritual dos Neoplatônicos; a
“confabulação sideral das almas”, dos Rosa Cruzes ou filósofos do fogo; e até mesmo o
transe estático dos místicos e dos modernos mesmeristas e espíritas são idênticos em
natureza, embora diferentes em manifestação. A procura do “Ego” divino do homem,
tão freqüentemente e tão errrôneamente interpretado como um Deus pessoal, sempre foi
o objetivo de todos os místicos, e a crença na sua possibilidade parece coeva com a
gênese da humanidade - cada povo dando-lhe um nome diferente. Assim, Platão e
Plotino chamam de “Trabalho Noético” àquilo e a que os Yoguins e os Srotriya dão o
nome de Vidya. “Pela reflexão, autoconhecimento e disciplina intelectual a alma pode
ser transportada à visão da verdade eterna, da bondade e da beleza - isto é, à Visão de
Deus - e isso é a “epoptéia”- afirmavam os gregos.

“Unir a alma individual à Alma Universal” - diz Porfírio - “exige uma mente
inteiramente pura. Pela autocontemplação, castidade perfeita e pureza corporal podemos
aproximarmo-nos d’Ela, e receber, nesse estado, o verdadeiro conhecimento e uma
visão maravilhosa”. E Swami Dayânand Saraswati, que nunca leu Porfírio nem qualquer
dos autores gregos mas é um profundo conhecedor dos Vedas, afirma no seu Veda-
Bâshya (upâsâna prakara ank. 9): “Para conquistar Disksha (as iniciações superiores) e
Yog, o homem precisa agir segundo as regras... A alma humana pode realizar as maiores
maravilhas pelo conhecimento do Espírito Universal (ou Deus) e identificar-se com as
propriedades e qualidades (ocultas) de todas as coisas do Universo.

Um ser humano (um Dikshita ou iniciado) pode, assim, adquirir o poder de ver e
ouvir a grandes distâncias”. Finalmente, Alfred R. Wallace, que além de espiritualista é
reconhecido como um grande naturalista, afirma com corajosa candura: “É somente o
espírito que sente, percebe e pensa - que adquire conhecimento, argumenta e aspira... e
não raro surgem indivíduos constituídos de tal forma que o espírito pode perceber
independentemente dos órgãos físicos dos sentidos, ou podem, talvez, abandonar o
corpo total ou parcialmente por algum tempo e a ele regressar novamente... o espírito...
comunica-se com o espírito mais facilmente do que com a matéria”. Agora podemos
verificar, após milhares de anos decorridos entre a era dos Ginosofistas e a nossa era
altamente civilizada e apesar, ou talvez exatamente por isso, como essa iluminação
derrama sua luz radiosa sobre os reinos psicológicos e físicos da Natureza, sobre os
milhões que hoje acreditam, de modos diferentes, nos mesmos poderes espirituais
aceitos pelos Ioguins e Pitágoras há quase três mil anos. Assim, enquanto o místico
ariano pretende possuir o poder de resolver todos os problemas da vida e da morte desde
que tenha conquistado o poder de agir independentemente do próprio corpo através de
Atman - o “ego” ou “alma”; e enquanto os antigos gregos buscavam a Atmu - o Oculto,
ou a Alma-Deus do homem, com o auxílio do espelho simbólico dos Mistérios
Thesmophóricos; - da mesma forma os espíritas de hoje acreditam na faculdade que
possuem os espíritos ou as almas dos desencarnados de se comunicarem visível e
tangivelmente com os entes queridos da terra. E todos eles, Ioguins arianos, filósofos
gregos e espíritas modernos sustentam essa possibilidade baseados em que a alma
corporificada e seu nunca corporificado espírito - o verdadeiro ego - não estão
serparados da Alma Universal nem dos outros espíritos do espaço a não ser pela
diferenciação das respectivas qualidades, uma vez que na expansão ilimitada do
Universo não pode existir nenhuma limitação. E quando removida essa diferença -
seguindo os gregos e arianos pela libertação temporária da Alma aprisionada, e de
410

acordo com os espíritas modernos pela mediunidade - é possível essa união entre os
espíritos corporificados e os desencarnados. É por isso que os Ioguins Patanjalis e,
seguindo suas pegadas, Plotino, Porfírio e outros Neoplatônicos afirmaram que durante
suas horas de êxtase permaneceram unidos, ou melhor, tornaram-se unos com Deus por
diversas vezes no decorrer de suas vidas. Esta idéia, errada como pode parecer na sua
aplicação ao Espírito Universal, foi e ainda é sustentada por muitos dos grandes
filósofos para que possa ser desprezada como inteiramente quimérica. No caso dos
“Theodidaktoi”, o único ponto controverso, a mancha negra dessa filosofia de extremo
misticismo foi sua pretensão de incluir o que é simplesmente a iluminação estática sob o
domínio da percepção sensória. No caso dos Ioguins, que se diziam capazes de ver
Ishvara “face a face, essa pretensão foi cabalmente desmentida pelo lógica severa de
Kapila. E quando a idêntica presunção sustentada por seus seguidores gregos, por
grande número de místicos cristãos e, finalmente, pelos dois últimos pretensos
“Videntes de Deus” dos derradeiros cem anos - Jacob Boehme e Swendenborg - tal
pretensão seria e deveria ser filosófica e logicamente discutida se alguns dos nossos
grandes homens de ciência que são espíritas tivessem demonstrado mais interesse pela
filosofia do que pelo mero fenomenalismo registrado no Espiritismo.

Os Teosofistas alexandrinos dividiam-se em neófitos, iniciados e mestres, ou


hierofantes; e suas regras foram copiadas dos antigos Mistérios de Orfeu que, segundo
Heródoto, foi buscá-los na Índia. Amônio Saccas obrigava seus discípulos mediante
juramento a não revelar seus ensinamentos superiores exceto aos que fossem
comprovada e absolutamente dignos e iniciados que tivessem aprendido a encarar os
deuses, anjos, e os demônios de outros povos de conformidade com a “hypnoia”
esotérica, ou significado interno. “Os deuses existem, mas não são o que a hoi poloi, a
massa ignorante, supõe que sejam” - afirma Epicuro, acrescentando: “Não é ateu aquele
que nega a existência dos deuses adorados pela multidão mas, sim os que atribuem a
esses deuses as opiniões da multidão”. Por sua vez, Aristóteles declara que, “da
Essência Divina que interpenetra todo o mundo da natureza o que chamam de deuses
são simplesmente os princípios originais”.

Plotino, discípulo do “Theodidaktos”Amônio Saccas, diz-nos que o segredo da


“Gnose”, ou o conhecimento da Teosofia, abrande três etapas: - opinião, ciência e
iluminação. “O meio ou instrumento da primeira é o sentido, ou percepção; da segunda,
a dialética; da terceira, a intuição; A Razão está subordinada a esta última; é o
conhecimento absoluto fundado na identificação da mente com o objeto conhecido”. A
teosofia é, por assim dizer, a ciência exata da Psicologia; mantém-se relativamente à
mediunidade natural não cultivada da mesma forma que os conhecimentos de um
Tyndall se comparados aos de um estudante de Física. Desenvolve no homem um
comportamento direto; aquilo a que Schelling chama “uma realização da identidade do
sujeito e objeto com o indivíduo”; por isso, sob a influência e o conhecimento da
hypnoia o homem alimenta pensamentos divinos, vê todas as coisas como elas
realmente são e, finalmente, “transforma-se num recipiente da Alma do Mundo”, para
usar de uma das mais belas expressões de Emerson. “Eu, o imperfeito, adoro meu
próprio Perfeito”- diz ele no seu magnífico ensaio A Super-Alma. Além desse estado
psicológico, ou estado-alma, a Teosofia cultivou todos os ramos das ciências e das artes.
Manteve-se completamente familiarizada com o que hoje é geralmente conhecido como
Mesmerismo (hipnotismo). A Teurgia prática ou “magia cerimonial” a que o clero
Católico Romano recorre tão freqüentemente nos seus exorcismos - foi desprezada
pelos Teosofistas. Jâmblico foi o único que transcendendo aos demais Ecléticos
411

acrescentou à Teosofia a doutrina da Teurgia. Quando, ignorante do verdadeiro


significado dos símbolos esotéricos e divinos da Natureza o homem é levado a avaliar
erroneamente os poderes de sua própria alma e, ao invés de comunicar-se espiritual e
mentalmente com os seres celestiais superiores, os espíritos bons (os deuses dos
Teurgistas e da escola Platônica), estará inconscientemente invocando os poderes
maléficos, os poderes das trevas que vivem emboscados ao redor da humanidade - as
imperecíveis e sinistras criações dos crimes e vícios humanos - e assim passa da
Teurgia (magia branca) à Goecia (magia negra ou feitiçaria). No entanto, nem a magia
branca nem a negra são o que a superstição popular compreende por essas expressões. A
possibilidade de “invocar espíritos” de acordo com a chave de Salomão é o cúmulo da
superstição e da ignorância. A pureza de atos e pensamentos é a única que nos pode
levar a um intercâmbio “com os deuses” e conquistas para nós o desejado ideal. A
Alquimia, encarada por muitos como uma filosofia espiritual ou como uma ciência
física, pertencia aos ensinamentos da escola Teosófica.

É um fato notável que nem Zoroastro, nem Buda, Orfeu, Pitágoras, Confúcio,
Sócrates ou Amônio Saccas transmitiram à escrita seus ensinamentos. E é óbvia a razão
dessa atitude. A Teosofia é uma arma de dois gumes inadequada para o ignorante ou o
egoísta. Como todas as velhas filosofias tem seus adeptos entre os modernos; mas, até
recentmente seus partidários eram poucos numerosos e pertencentes as mais varias
seitas e opiniões. “Inteiramente especulativa e sem fundar escolas, seus adeptos
exerceram silenciosa influência sobre a Filosofia; e não há dúvida de que, chegado o
momento, muitas das idéias assim expostas silenciosamente podem oferecer novos
rumos ao pensamento humano”. - observa Kenneth R.H. Makenzie, um místico e
teosofista na sua grande e valiosa obra, The Royal Masonic Cyclopaedia (artigos sobre
“A Sociedade Teosófica de Nova Iorque” e ‘A Teosofia”). Desde os dias dos filósofos
do fogo os Teosofistas jamais se reuniram em sociedades porque, caçados como animais
ferozes pelo clero cristão, o fato de ser conhecido como Teosofistas quase sempre
equivalia, ainda há um século, a uma sentença de morte. As estatísticas mostram que
num período de 150 anos nada menos de 90.000 homens e mulheres foram queimados
na Europa sob a acusação de prática de feitiçaria. Na grã-Bretanha, de 1640 a 1660, isto
é, em apenas vinte anos, 3.000 pessoas foram condenadas à morte acusadas de pacto
com o ‘Demônio”; e foi somente no último quartel deste século - em 1875 - que alguns
místicos e espíritas progressistas, insatisfeitos com as teorias e explicações do
Espiritismo redigidas pelos seus adeptos, e julgando que as mesmas estavam longe de
cobrir todo o campo da enorme área dos fenômenos, formavam longe de cobrir todo o
campo da enorme área dos fenômenos, formaram em Nova Iorque uma associação hoje
largamente conhecida como Sociedade Teosófica. Assim, tendo explicado o que é a
Teosofia, pretendemos, em outro artigo, explicar a natureza de nossa Sociedade,
também chamada “Fraternidade Universal da Humanidade”.

Tradução M.P.Moreira Filho

“¿Qué es la Verdad?”
(“What is Truth?”, Lucifer, oct. 1888)

[Artículo por H. P. Blavatsky]


412

La Verdad es la voz de la Naturaleza y del Tiempo,


La Verdad es el consejero asombroso dentro de nosotros,
Nada está destituido de ella, procede de las estrellas,
Del áureo sol y de toda brisa que sopla [...]
—W. Thompson Bacon
El sol inmortal de la Hermosa Verdad
A veces se esconde en las nubes, no porque su luz
Sea, en sí, defectuosa; sino que la oscurecen
Mi débil prejuicio, la fe imperfecta
Y todas las millares de causas que obstaculizan
El crecimiento de la bondad [...]
—Hannah More

"¿Qué es la Verdad,?" preguntó Pilatos a uno que debía conocerla, si las


pretensiones de la Iglesia Cristiana son, aún aproximadamente, correctas. Sin embargo,
él permaneció en silencio. Así, la verdad que no divulgó, se quedó sin revelarse tanto
para sus seguidores como para el gobernante romano. El silencio de Jesús en esta y en
otras ocasiones, no impide a sus actuales acólitos actuar como si hubiesen recibido la
Verdad última y absoluta y de ignorar el hecho de que se les proporcionó ciertas
Palabras de Sabiduría que contenían una porción de la verdad, la cual se ocultaba en
parábolas y dichos hermosos aunque obscuros. 1

Esta actitud condujo, gradualmente, al dogmatismo y a la afirmación.


Dogmatismo en las iglesias, en la ciencia y en todas partes. Las verdades posibles,
vagamente percibidas en el mundo de la abstracción, análogamente a aquellas inferidas
mediante la observación y el experimento en el mundo de la materia, se imponen, bajo
la forma de revelación Divina y autoridad Científica, a las muchedumbres profanas,
excesivamente atareadas para pensar con su propia cabeza. Sin embargo, la misma
pregunta quedó en suspenso desde los días de Sócrates y Pilatos, hasta nuestra edad de
negación completa. ¿Existe algo de verdad absoluta en las manos de algún grupo o de
algún ser humano? La razón responde: "que no puede ser posible." En un mundo tan
finito y condicionado como es el del ser humano, no hay espacio para la verdad absoluta
tocante a ningún tema. Sin embargo, existen verdades relativas y debemos libar de ellas
lo mejor que podamos.

En cada edad han habido Sabios que han dominado el absoluto; pero sólo podían
enseñar verdades relativas; ya que, aún, ninguna prole de mujer mortal, en nuestra raza,
ha divulgado, ni pudo haber divulgado, la verdad completa y final a otro ser humano, en
cuanto todo individuo debe encontrar este conocimiento final en sí mismo. Como no
hay dos mentes absolutamente idénticas, cada una debe recibir la iluminación suprema
mediante sus esfuerzos, en consonancia con sus capacidades y no por conducto de una
luz humana. La cantidad de Verdad Universal que el sumo adepto viviente puede
revelar, depende de la capacidad asimilativa de la mente a la que está imprimiendo, la
cual no puede ir más allá de su habilidad receptiva. Tantos hombres, tantas
afirmaciones, es una verdad inmortal. El sol es uno; sin embargo, sus rayos son
incontables y los efectos producidos son benéficos o maléficos según la naturaleza y la
constitución de los objetos sobre los cuales brilla. La polaridad es universal, pero el
polarizador yace en nuestra conciencia. Nosotros, los seres humanos, asimilamos la
413

verdad suprema de manera más o menos absoluta, en proporción al ascenso de nuestra


conciencia hacia ella. Todavía, la conciencia humana es simplemente el girasol de la
tierra. La planta, añorando los rayos cálidos, sólo puede dirigirse hacia el sol y
circunvalar a su alrededor siguiendo la trayectoria de la estrella inasequible: sus raíces
la mantienen anclada al suelo y mitad de su vida transcurre en la sombra [...]

Sin embargo, cada uno de nosotros puede alcanzar, relativamente, el Sol de la


Verdad aún en esta tierra y asimilar sus rayos más cálidos y directos a pesar del estado
diferenciado en que puedan tornarse después de su largo viaje a través de las partículas
físicas del espacio. A fin de alcanzar esto, existen dos métodos. En el plano físico
podemos usar nuestro polariscopio mental y, analizando las propiedades de cada rayo,
escoger el más prístino. Para arribar al Sol de la Verdad, en el plano de la espiritualidad,
debemos trabajar con ahínco para el desarrollo de nuestra naturaleza superior. Sabemos
que, al paralizar, gradualmente, dentro de nosotros, los apetitos de la personalidad
inferior, sofocando, entonces, la voz de la mente puramente fisiológica, la cual depende
y es inseparable de su medio o vehículo: el cerebro orgánico; el ser animal en nosotros
puede hacer espacio a lo espiritual y, una vez levantado de su estado latente, los
sentidos y las percepciones espirituales más elevadas crecen y se desarrollan en
nosotros, en proporción y pari passu con el "ser divino." Esto es lo que los grandes
adeptos, yogis orientales, místicos occidentales, han hecho siempre y aún continúan
haciendo.

Además, sabemos que, salvo pocas excepciones, ningún hombre de mundo, ni


ningún materialista, creerá jamás en la existencia de tales adeptos o aún en la
posibilidad de este desarrollo espiritual o psíquico. "El incauto del pasado, en su
corazón pronunció que no existe ningún Dios," el individuo moderno dice: "No hay
adeptos en la tierra, éstos son simplemente el producto de vuestra imaginación
desquiciada." Al estar conscientes de esto, nos apresuramos a reafirmar a nuestros
lectores Santo Tomases. Les rogamos que se dediquen a la lectura de otros artículos de
esta revista más compatibles con sus intereses: los misceláneos ensayos sobre el Hilo-
Idealismo por varios autores.2

Desde luego, la revista Lucifer trata de satisfacer a sus lectores de cualquier


"escuela de pensamiento," demostrándose igualmente imparcial hacia el teísta y el ateo,
el místico y el agnóstico, el cristiano y el gentil. Nuestros artículos de fondo, los
Comentarios relativos a La Luz en el Sendero, etc., no se dirigen a los materialistas; sino
a los teósofos o a esos lectores conscientes, en su corazón, de la verdadera existencia de
los Maestros de Sabiduría. Y si bien la verdad absoluta no se alberga en la tierra y se
debe buscar en regiones más elevadas, aún en este irrisorio y pequeño globo rotante
existen ciertas cosas que la filosofía occidental aún no ha, ni siquiera, imaginado.

Volviendo a nuestro tema: sigue que aunque "la verdad abstracta general, es la
bendición más preciosa," por el momento, igualmente para muchos de nosotros como
para Rousseau, tenemos que satisfacernos con verdades relativas. En realidad, en la
mejor hipótesis, somos un pobre grupo de mortales que siempre siente pavor aún frente
a una verdad relativa, en cuanto podría devorarnos junto a nuestros preconceptos
anodinos. En la vertiente de una verdad absoluta, la mayoría de nosotros no logra verla,
así como no alcanza a llegar a la luna en bicicleta. En primer lugar, porque la verdad
absoluta es tan inconmovible como la montaña de Mahoma, la cual rehusó molestarse
para el profeta, el cual tuvo que ir a ella. Debemos seguir su ejemplo si queremos
414

acercarnos a ésta aún a distancia. En segundo lugar, porque el reino de la verdad


absoluta no es de este mundo; y nosotros estamos demasiado identificados con éste. Y,
finalmente, porque a pesar de que en la fantasía del poeta, el ser humano es:

[...] El abstracto
De toda perfección, que la obra
Del cielo ha modelado [...],
en realidad es una triste mezcla de anomalías y paradojas, un globo inflado con su
propia importancia, con todo tipo de opiniones contradictorias y con facilidad
aceptadas. Es a la vez una criatura arrogante y débil; quien, y si bien en un constante
temor de alguna autoridad terrenal o celestial
[...] como un mono iracundo
Juega tales trucos fantásticos delante del Cielo elevado
Que hace sollozar a los ángeles.

Ahora bien, como la verdad es una joya polifacética, cuyos aspectos son
imposibles de percibir todos a la vez y como no existen dos hombres, a pesar de su
ansia por discernir la verdad, capaces de ver, siquiera una de estas facetas de manera
similar, ¿qué podemos hacer para ayudarlos a percibirla? Visto que el ser físico, cuyas
ilusiones lo limitan y obstaculizan por todos lados, no puede alcanzar la verdad
mediante la luz de sus percepciones terrenales, os decimos que desarrolléis vuestro
conocimiento interno. Desde el período en el cual el oráculo délfico dijo al investigador:
"Hombre, conócete a ti mismo," no se ha enseñado una verdad más grande o más
importante. Sin tal percepción, el ser humano permanecerá, para siempre, ciego a
muchas verdades relativas por no mencionar la absoluta. El hombre debe conocerse a sí
mismo: adquirir las percepciones interiores que nunca engañan, antes de que domine
alguna verdad absoluta. La verdad absoluta es el símbolo de la Eternidad y ninguna
mente finita podrá jamás asir lo eterno. Por lo tanto, ninguna verdad podrá descender a
ella en su totalidad. Para alcanzar el estado durante el cual el ser humano la ve y la
percibe, debemos paralizar los sentidos del hombre externo de arcilla. Se nos dirá que
ésta es una tarea complicada y, en tal coyuntura, la mayoría de las personas preferirá,
indudablemente, satisfacerse con verdades relativas. Sin embargo, aún el acercarse a las
verdades terrenales exige, en primer lugar, amor hacia la verdad por la verdad misma,
de otra manera no se le podrá reconocer. ¿Quién ama a la verdad, en esta edad, por la
verdad misma? ¿Cuántos, entre nosotros, están preparados a buscarla, aceptarla y
ponerla en práctica, en una sociedad en que cualquier cosa que tenga éxito debe
construirse en las apariencias y no en la realidad, en el egocentrismo y no en el valor
intrínseco? Estamos completamente conscientes de las dificultades que se interponen en
el camino para recibir la verdad. La doncella de belleza celestial desciende sólo al
terreno que le conviene, el suelo de una mente imparcial, sin prejuicios e iluminada por
la pura Conciencia Espiritual y ambos son raros habitantes en las tierras civilizadas. En
nuestro siglo de vapor y de electricidad, en el que el ser humano vive a una velocidad
febril, dejándole muy poco tiempo para la reflexión, por lo general se deja ir a la deriva,
de la cuna a la tumba, clavado a la cama de Procuste de las usanzas y
convencionalidades. Ahora bien, el convencionalismo puro y simple es una mentira
congénita, ya que, en cada caso, es una "simulación de los sentimientos según un patrón
recibido" (definición de F. W. Robertson) y donde hay alguna simulación, no puede
haber ninguna verdad. Aquellos obligados a vivir en la atmósfera sofocante del
convencionalismo social y que, aún cuando deseen y añoren aprender, no osan aceptar
las verdades que anhelan por temor al Moloch feroz llamado sociedad, saben muy bien
415

cuán honda es la observación de Byron según el cual: "la verdad es una joya que se
encuentra en una gran profundidad, mientras, en la superficie de este mundo, se sopesan
todas las cosas mediante las falsas escalas de la costumbre."

Que el lector mire a su alrededor; que estudie los relatos de viajeros de fama
mundial, que tenga presente las observaciones conjuntas de pensadores literarios, los
datos científicos y estadísticos. Que elabore, en su vista mental, un esbozo general de la
imagen de la sociedad, de la política, de la religión y de la vida moderna. Que recuerde
las usanzas y las costumbres de todas las razas cultas y naciones bajo el sol. Que
observe el comportamiento y la actitud moral de la gente en los centros civilizados
europeos y americanos y hasta del lejano oriente y de las colonias, en cualquier lugar
donde el hombre blanco ha transportado los "beneficios" de la llamada civilización.
Ahora bien, después de haber pasado revista a todo esto, que se detenga y reflexione y
luego que nombre, si puede, aquel El Dorado bendito, aquel lugar excepcional en el
globo, donde la Verdad es la invitada de honor, mientras la Mentira y el Engaño son
los marginados so pena de ostracismo; y constatará que no puede. Pero nadie podrá, a
menos que esté preparado y determinado a agregar su fragmento a la masa de falsedades
que reina suprema en cada departamento de la vida nacional y social. "¡La Verdad!"
clamó Carlyle, "la verdad, a pesar de que los cielos me aplasten por seguirla y no la
falsedad, no obstante que todo el reino celestial fuese el premio de la Apostasía." Estas
son nobles palabras. Sin embargo, ¿cuántos piensan y osarían hablar como Carlyle, en
nuestro siglo XIX? ¿Acaso no prefiere, la gigantesca y pasmosa mayoría, el "paraíso de
los perezosos," el país del egoísmo cruel? Esta es la mayoría que se retira llena de
pánico ante el esbozo más nebuloso de cada nueva verdad impopular, inducida por un
simple miedo cobarde, no sea que el señor Harris denunciara y la señora Grundy
condenara a sus paladines a la tortura infligida por su lengua asesina, la cual desmenuza
gradualmente.

El Egoísmo es el primogénito de la Ignorancia y el fruto de la enseñanza según la


cual: por cada recién nacido se "crea" una nueva alma, separada y distinta del Alma
Universal. Este Egoísmo es la pared inexpugnable entre el Ser personal y la Verdad. Es
la madre prolífica de todos los vicios humanos, la mentira nace de la necesidad de
disimular, mientras la hipocresía procede del deseo de encubrir la mentira. Es el hongo
que crece y se refuerza con la edad en cada corazón humano en el cual ha devorado
todos los mejores sentimientos. El egoísmo mata todo impulso noble en nuestras
naturalezas y es la deidad que no teme, por parte de sus acólitos, la falta de fe o la
deserción. Por lo tanto, vemos que reina supremo en el mundo y en la llamada sociedad
de rango. Consecuentemente, vivimos, nos movemos y existimos en esta deidad de la
oscuridad bajo su aspecto trinitario de Engaño, Hipocresía y Falsedad, llamado
RESPECTABILIDAD.

¿Es esto Verdad de Hecho o es calumnia? Podéis dirigiros hacia cualquier


dirección y discerniréis que, desde el escaño más alto de la escala social hasta el más
bajo, el engaño y la hipocresía operan para beneficio del querido Ego en toda nación y
en cada individuo. Sin embargo, las naciones, por acuerdo tácito, han determinado que
los motivos políticos egoístas deberían llamarse: "noble aspiración nacional,
patriotismo", etc.; mientras el ciudadano los considera, en su círculo familiar, como
"virtud doméstica." A pesar de todo, el Egoísmo, que alimenta el deseo de extensión
territorial o la competencia comercial a expensas del prójimo, jamás se podrá considerar
como una virtud. Vemos que al Engaño perpetrado con panegíricos y a Fuerza Bruta, el
416

Jachin y el Boaz de todo Templo Internacional de Salomón, se le llama Diplomacia,


mientras nosotros les damos su nombre adecuado. ¿Deberíamos aplaudir al diplomático
que, postrándose ante estas dos columnas de gloria nacional y de política, pone su
simbolismo masónico en práctica diariamente: "esta casa mía se establecerá a la fuerza
(astuta)" y obtiene, con el engaño, lo que no puede alcanzar a la fuerza? La siguiente
calificación del diplomático: "destreza o habilidad en asegurarse las ventajas" para su
propio país a expensas de otros, no puede alcanzarse diciendo la verdad; sino hablando
de manera astuta y engañosa. Por lo tanto, la revista Lucifer llama a esta acción una
Mentira viviente y ostensible.

Sin embargo, no es solamente en la política donde, la costumbre y el egoísmo han


avenido a llamar virtud al engaño y a la patraña, recompensando a aquel que sabe
mentir mejor en público. Cada una de las clases, en la sociedad vive en la MENTIRA y
se derrumbaría sin ella. La aristocracia culta y temerosa de Dios, estando prendada del
fruto prohibido como cualquier plebeyo, se ve obligada a mentir constantemente a fin de
encubrir lo que le gusta llamar sus "pecadillos," al paso que la Verdad los considera
inmoralidad burda. La sociedad de la clase media rebosa de falsas sonrisas, palabras
mentirosas y engaños mutuos. Para la mayoría, la religión se ha convertido en un sutil
velo arrojado sobre el cadáver de la fe espiritual. El patrón va a la iglesia para engañar
sus sirvientes; el cura hambriento, predicando lo que ya ha cesado de creer, embauca a
su obispo, el cual, a su vez, burla a su Dios. Diarios políticos y sociales podrían adoptar
como lema, la pregunta inmortal de George Dandin, y aún beneficiarse: Lequel de nous
deux trompe-t-on ici? "A quiénes de nosotros dos engañamos?—"Aún la ciencia, en un
tiempo la tabla de salvación de la Verdad, ha cesado de ser el templo del Hecho escueto.
Casi todos los científicos se esfuerzan sólo para imponer a sus colegas y al público, la
aceptación de alguna idea personal predilecta, de alguna teoría recién elaborada, que
dará lustre y fama a su nombre. Un científico está tan pronto a suprimir evidencias que
podrían dañar una hipótesis científica corriente, como un misionero en tierras paganas o
un predicador en su patria, persuade a su congregación de que la geología moderna es
una mentira y la evolución es puramente una vanidad y una aberración del espíritu.

Esta es la situación en el año 1888. ¡Aún, ciertos periódicos nos atacan por verlo
en colores más tétricos!

La mentira se ha extendido a tal extremo—apoyada por costumbres y


convencionalismos—que hasta la cronología obliga a la gente a mentir. Los sufijos A.C.
y D.C., añadidos después de las fechas por los hebreos y los paganos, en tierras de
Europa y Asia, así como por materialistas y agnósticos o como por cristianos en casa,
son—una mentira usada para sancionar otra Mentira.

Entonces, ¿dónde podemos encontrar, siquiera, la verdad relativa? Si ya en el


lejano siglo de Demócrito le apareció bajo la forma de una diosa que yacía en el fondo
de un pozo tan profundo que daba poca esperanza para su liberación; en las actuales
circunstancias tenemos cierto derecho a creer que se esconda por lo menos, en un lugar
tan lejos, como el lado siempre invisible y oscuro de la luna. Quizá ésta sea la razón por
la cual, a todos los defensores de las verdades ocultas se les tilda de lunáticos. Pase lo
que pase, en ningún caso y bajo ninguna amenaza, la revista Lucifer jamás será obligada
a gratificar alguna mentira universal, tácitamente reconocida y universalmente
practicada, pero se atendrá al hecho puro y simple, tratando de pregonar la verdad
dondequiera que se encuentre y bajo ninguna máscara de cobardía. El fanatismo y la
417

intolerancia podrán considerarse actitudes ortodoxas y congruentes, mientras el


fomentar los prejuicios sociales y las predilecciones personales a expensas de la verdad,
podrán reputarse como un comportamiento sabio a seguir a fin de asegurarse el éxito de
una publicación. Que así sea. Los editores del Lucifer son Teósofos y su apotegma ya se
escogió: Vera pro gratiis (La verdad sobre todo).

Están muy conscientes de que las libaciones y los sacrificios del Lucifer a la diosa
Verdad no dejan un humo dulce y rico en el olfato de los señores de la prensa, ni el
brillante "Hijo de la Mañana," emite un dulce aroma en sus orificios nasales. Se le
ignora, cuando no se abusa; ya que veritas odium paret. Hasta sus amigos están
empezando a detectar faltas. No entienden por qué no puede ser una revista puramente
teosófica o, en substancia, por qué se niega a ser dogmática y fanática. En lugar de
dedicar cada línea de sus columnas a las enseñanzas teosóficas y ocultas, abre sus
páginas "a la publicación de los más grotescos, herogéneos elementos y doctrinas
conflictivas." Esta es la acusación principal, a la cual contestamos ¿y por qué no? La
teosofía es conocimiento divino y el conocimiento es verdad. Por lo tanto, cada hecho
verdadero, cada palabra sincera, es parte integrante de la teosofía. La persona versada
en la alquimia divina o que haya alcanzado sólo un vislumbre de la verdad, encontrará y
extraerá esta última, tanto de una declaración errónea como de una correcta. A pesar de
lo pequeño que sea un fragmento de oro en un montón de basura, es siempre el noble
metal y vale la pena rescatarlo aun cuando se requiera un poco de trabajo adicional.
Como se ha dicho, a menudo es tan útil saber lo que una cosa no es como aprender lo
que es. El lector común difícilmente podrá esperar encontrar algún hecho en una
publicación sectaria bajo todos sus aspectos, en favor y en contra, ya que, de una forma
u otra, su presentación ha de ser, seguramente, influenciada y las escalas tenderán a
inclinarse hacia el lado al cual se dirige la proclividad del editor. Por lo tanto, quizá una
revista teosófica sea la única publicación donde se pueda esperar encontrar, al menos, la
verdad y los hechos imparciales, aún siendo aproximativos. La verdad escueta se refleja
en Lucifer bajo sus múltiples aspectos; ya que de sus páginas no se excluye a ninguna
filosofía y a ninguna concepción religiosa. Además, como toda filosofía y religión, a
pesar de lo incompleto, lo inadecuado y hasta de lo insensato que ocasionalmente
algunas de ellas pueden ser, debe estribar en alguna verdad y en algún hecho, el lector
tiene la oportunidad de comparar, analizar y escoger, entre las varias filosofías que aquí
se discuten. Lucifer ofrece tantas facetas de la Unica joya universal en conformidad con
su espacio limitado y dice a sus lectores: "Escoged, en este día, a quien serviréis: ¿ya
sea a los dioses que estaban del otro lado de la inundación que sumergió a los poderes
del razonamiento humano y al conocimiento divino, o a los dioses de los Amorites de la
costumbre y de la falsedad social o aún, al Señor del Ser (superior), el brillante
destructor de los poderes lóbregos de la ilusión? Seguramente, la mejor filosofía es
aquella que tiende a disminuir en lugar de incrementar, el total de la miseria humana.

De todos modos, hay posibilidad de elección que es el único motivo por el cual
hemos abierto nuestras páginas a todo género de colaboradores, por lo tanto: se
encuentran los conceptos de un clérigo cristiano quien cree en su Dios y en el Cristo;
pero rechaza las interpretaciones malignas y los dogmas impuestos de su iglesia
ambiciosa y orgullosa, en concomitancia con las doctrinas del hilo-idealista que niega a
Dios, al alma y a la inmortalidad, no creyendo en nada salvo en sí mismo. Los
materialistas más empedernidos encontrarán hospitalidad en nuestra revista; sí, hasta
aquellos que no tuvieron ningún escrúpulo en llenar las páginas con escarnios y
observaciones personales sobre nosotros, abusando las doctrinas teosóficas que tanto
418

queremos. Cuando una revista de libre pensamiento, editada por un ateo, inserte un
artículo de un místico o de un teósofo en el cual se elogien sus conceptos ocultos y el
misterio de Parabrahman aunque el editor se limite a expresar sólo algunas
observaciones casuales, diremos que el Lucifer ha encontrado un rival. Cuando un
periódico cristiano o de los misioneros, acepte un artículo de un libre pensador que se
burle de la creencia en Adán y su costilla, acogiendo la crítica al cristianismo—la fe de
su editor—en manso silencio, entonces, habrá alcanzado un nivel digno del Lucifer y se
podrá decir que ha arribado al grado de tolerancia donde se puede equiparar con alguna
publicación teosófica.

Sin embargo, mientras que ninguno de dichos órganos cumpla con esto, son todos
sectarios, fanáticos, intolerantes y jamás podrán tener una idea de la verdad y de la
justicia. Pueden lanzar alusiones contra el Lucifer y sus editores, sin afectar a ninguno
de los dos. En realidad, los editores de tal revista están orgullosos de dicha crítica y
acusación ya que atestiguan la ausencia absoluta de fanatismo o arrogancia de algún
tipo en la teosofía, el resultado de la belleza divina de las doctrinas que predica. Desde
luego, como se ha dicho, la teosofía concede una audiencia y una justa oportunidad a
todos. Considera que ninguna concepción, si es sincera, está completamente exenta de
verdad. Respeta a los hombres pensantes, sin importar a la clase de pensamiento que
puedan pertenecer. Está siempre dispuesta a impugnar las ideas y las concepciones
capaces de crear simplemente confusión sin beneficiar la filosofía, deja a sus
divulgadores libres de creer, personalmente, en lo que quieran y rinde justicia a sus
ideas cuando son buenas. De hecho, las conclusiones o las deducciones de un escritor
filosófico, pueden ser totalmente antitéticas a las nuestras y a las enseñanzas que
exponemos. A pesar de esto, sus premisas y afirmaciones pueden ser muy correctas y
cabe que otras personas se beneficien de la filosofía opuesta, aun cuando nosotros la
rechazamos, creyendo que tenemos algo más elevado y más próximo. En todo caso,
ahora se ha clarificado nuestra profesión de fe y todo lo que se ha dicho en las páginas
anteriores justifica y explica nuestra conducta editorial.

Al resumir la idea concerniente a la verdad absoluta y relativa, cabe repetir sólo lo


que ya hemos dicho. Fuera de cierto estado mental altamente elevado y espiritual
durante el cual el Hombre es Uno con la Mente Universal—lo más que él podrá captar
en cualquier religión o filosofía serán verdad o verdades relativas. Aun cuando la diosa
que se alberga en el fondo del pozo, saliera de su lugar de cautiverio, no podría
transmitir al ser humano más de lo que él puede asimilar. Entretanto, todos nosotros
podemos sentarnos en las inmediaciones del pozo, cuyo nombre es Conocimiento y,
atisbando en las profundidades, esperar ver, al menos, el reflejo de la hermosa imagen
de la Verdad en las aguas oscuras. Sin embargo, según la observación de Richter, esto
presenta un cierto peligro. Por supuesto, de vez en cuando, alguna verdad puede
reflejarse, como en un espejo, en el sitio donde estamos observando, recompensando,
entonces, al paciente estudiante. Pero el pensador alemán agrega: "He oído que algunos
filósofos en pos de la Verdad, a fin de tributarle un homenaje, han visto su propia
imagen en el agua, acabando por adorar a ésta en lugar de la verdad."[...]

A fin de evitar tal calamidad, la cual se ha abatido sobre todo fundador de escuela
religiosa o filosófica, los editores se dedican, con esmero, a no ofrecer al lector sólo esas
verdades que encuentran reflejadas en sus cerebros personales. Entregan al público una
amplia gama de elección y rechazan mostrar fanatismo e intolerancia, que son las
indicaciones principales a lo largo de la senda del sectarismo. A la par que dejamos el
419

margen más extenso posible para el cotejo, nuestros oponentes no pueden esperar
encontrar sus caras reflejadas en las aguas prístinas de nuestro Lucifer, sin que las
acompañen ciertas observaciones o una justa crítica referente a los aspectos prominentes
de sus doctrinas, si contrastan con las concepciones teosóficas.

Sin embargo, todo esto se circunfiere dentro de la revista pública y abarca sólo el
aspecto meramente intelectual de las verdades filosóficas. En lo que concierne a las
creencias más espirituales y casi podríamos decir religiosas, ningún verdadero teósofo
debería degradarlas sometiéndolas a la discusión públicas, sino que debería atesorarlas y
esconderlas en las reconditeces del santuario más interno de su alma. Tales creencias y
doctrinas no deberían exponerse imprudentemente porque corren el riesgo inevitable de
que las personas indiferentes y críticas las traten de forma áspera, profanándolas. Ni
deberían incorporarse a ninguna publicación excepto como hipótesis ofrecidas a la
consideración del público pensante. Las verdades teosóficas, una vez que transcienden
un cierto límite de especulación, es mejor que permanezcan escondidas al público; ya
que "la prueba de las cosas no vistas" no es una prueba salvo para aquel que la ve, la
oye y la percibe. No debe arrastrarse fuera del "Sanctum Sanctorum," el templo del Ego
divino e impersonal o el Yo que se alberga dentro; ya que, mientras la percepción de
todo hecho externo puede ser, como ya hemos demostrado, en la mejor de las hipótesis,
sólo una verdad relativa, un rayo de la verdad absoluta puede reflejarse únicamente en
el espejo inmaculado de su propia llama, nuestra Conciencia Espiritual superior. ¿Cómo
puede, la oscuridad (de la ilusión), comprender la Luz que brilla dentro de ella?

Lucifer, Octubre de 1888

Notas
1
Jesús dice a los "Doce": "A vosotros se os da el misterio del Reino de Dios, sin
embargo, para ellos que están fuera, todas las cosas se les expresan en parábolas, " etc.
(Marcos iV. II.)
2
Véase el breve artículo "Autoconcentrismo" tocante a la misma "filosofía," o el ápice
de la pirámide Hilo-Idealista en este número. Es una carta de protesta que el erudito
Fundador de la Escuela en cuestión nos envió para impugnar un error nuestro. Se queja
por el hecho de que "acopiamos" su nombre con los de Spencer, Darwin, Huxley y
otros, en lo concerniente al asunto del ateísmo y del materialismo; ya que el Doctor
Lewins considera estas luces de las ciencias psicológicas y físicas excesivamente fatuas,
"transigentes" y débiles para merecerse el honorable título de ateos o aún agnósticos.

¿Qué hay en un nombre?


Por qué la revista se llama “LUCIFER”

[Artículo por H. P. Blavatsky]


420

¿Qué hay en un nombre? Muy a menudo hay en él más que lo que un profano está
preparado para entender, o el místico erudito para poder explicar. Hay una invisible,
secreta, pero muy potente influencia que acompaña cada nombre y "la va dejando
dondequiera que va." Carlyle concibió que "no solo hay mucho, sino, casi todo, está en
los nombres." Además, escribió lo siguiente: "Si yo pudiera desarrollar toda la
influencia que llevan los nombres, los cuales son la más importante de todas las
vestiduras, sería un segundo gran Trismegistus."

El nombre o título de una revista que comienza ya con un objeto definido, es, por
consiguiente, de suma importancia; pues, ciertamente es, la semilla invisible, la cual, o
bien crecerá "para convertirse en un árbol, capaz de cubrirlo todo," los frutos del cual
dependerán de la naturaleza de los resultados producidos por el objeto original, o el
árbol marchitará y morirá. Estas consideraciones demuestran que el nombre de la
presente revista—aunque ambiguo a los oídos del Cristiano ortodoxo—no se debe a una
selección descuidada, sino surgió como consecuencia de mucho pensar en un nombre
apropiado, y fue adoptado como el mejor símbolo que expresa ese objeto y con esta
perspectiva los resultados.

El primero y más importante, o si no el solo objeto de la revista, está expresado en la


línea de la 1ra Epístola a los Corintios, en su primera página. Es para traer luz a "las
cosas ocultas en la oscuridad," (iv. 5); mostrar en su verdadero aspecto y sus
significados originales y reales, cosas y nombres, hombres con sus acciones y
costumbres; y finalmente luchar todo prejuicio, hipocresía y engaño en cada nación, en
cada clase social, así como en cada departamento de la vida. Una tarea difícil pero no
impracticable ni inútil, aunque sea un experimento.

De modo que, para una empresa de esta naturaleza, no podría encontrarse mejor título
que aquel que se escogió. "Lucifer," es la clara estrella-matutina, la precursora del
glorioso sol del mediodía—el "Eosphoros" de los griegos. Brilla tímidamente al
amanecer para ganar fuerzas y deslumbrarnos la vista después del crepúsculo de la tarde
con su propio hermano "Hesperos"—la estrella vespertina, o el planeta Venus. No
existe símbolo más apropiado para el presente trabajo—lanzar un rayo de la verdad
sobre todo lo que está oculto por oscuros prejuicios, debido a erróneas concepciones
sociales o religiosas, precisamente por esa idiota costumbre que existe, en que, una vez
que alguna acción, cosa, o nombre ha sido marcado, difamado con invenciones, no
obstante injustas, hace que personas vistas como respetables, decidan apartarse sin
atreverse siquiera a examinarlo bajo cualquier otro aspecto, excepto ese que está
sancionado por la opinión pública. De modo que ese esfuerzo, hacer que los débiles de
corazón se enfrenten a la verdad, es asistido eficazmente por un título perteneciente a la
421

categoría de nombres marcados.

Lectores considerados como religiosos devotos pueden argüir que "Lucifer" es aceptado
por todas las iglesias como uno de los numerosos nombres del Diablo. De acuerdo con
la magnífica ficción de Milton, Lucifer es Satanás, el ángel "rebelde," enemigo de Dios
y de los hombres. Aunque, si uno analiza la rebelión, se va a encontrar que ésta no es
más que una afirmación de libre-albedrío y de libre pensamiento, igual que si Lucifer
hubiese nacido en el siglo XIX. El epíteto de "rebelde" es una calumnia teológica, a la
par con esa otra denigración de Dios por los Predestinarios, la que convierte a la deidad
en un demonio "Todo-Poderoso," peor que el mismo Espíritu "rebelde." "Un Diablo
Todo-Poderoso deseoso de que lo 'cumplimenten' como todo misericordioso cuando él
está esforzándose en actuar con la más diabólica crueldad," como escribió J. Cotter
Morison. Ambos, el preordinario y predeterminario Dios-demonio, y su subordinado
agente, son una fabricación humana; son dos de los más, moralmente repulsivos y
horribles dogmas teológicos, que las pesadillas de monjes, con aversión a la luz, han
llegado a desarrollar alguna vez, de sus deseos inmundos.

Ellos se remontan a la edad Medieval, un período de oscurantismo mental, durante el


cual casi todos los prejuicios y supersticiones presentes fueron inculcados a la fuerza en
la mente humana, de esta forma los han hecho casi imposibles de desarraigar en algunos
casos, uno de los cuales es el presente prejuicio que estamos discutiendo.

Tan profundamente enraizado está el concepto formado de antemano, y la aversión al


nombre Lucifer—el cual no significa nada más que "portador de la luz" (de lux, lucis,
"luz", y ferre "traer")1 aún entre las clases educadas, que por razón de adoptar el título
para la revista, los editores tienen la perspectiva ante ellos de una larga lucha contra el
prejuicio del público. Tan absurdo y ridículo es ese prejuicio, que parece que nadie se
ha llegado a preguntar, cómo es que Satanás llegó a ser llamado un "portador de la luz,"
a menos que los rayos plateados de la estrella-matutina puedan en alguna forma sugerir
el resplandor de las llamas infernales. Esto no es más que, como Henderson demostró,
"una de esas perversiones vergonzosas de escritos sagrados que estos adquieren con
frecuencia, y que pueden ser rastreados a una propensión a buscar en un pasaje
determinado, más que lo que en realidad contiene—una disposición a ser influenciado
por sonido en vez del sentido, y una fe implícita en la interpretación recibida"—la cual
no es una de las debilidades de nuestra presente era. Con todo eso, el prejuicio está allí,
para vergüenza de nuestro siglo.

Esto no se puede evitar. Las dos editoras estarían siendo desleales ante sus propios ojos,
traidoras al mismo espíritu de la obra que estamos proponiendo, si ellas cedieran a la
presión y huyeran de la batalla. Si se está decidido a combatir los prejuicios, y sacudir
las telarañas de la superstición y del materialismo, de los más nobles ideales de nuestros
422

antepasados, uno tiene que prepararse para hacerle frente a la oposición. "La corona del
reformador y del innovador es una corona de espinas" ciertamente. Si se fuera a rescatar
la Verdad en toda su casta nudez del pozo casi sin fondo, adonde fue arrojada por todos
los subterfugios e hipócritas convenciones sociales, no se debe titubear al descender a la
oscuridad, por la boca ancha del pozo. No importa de que forma los murciélagos
ciegos—habitantes de las tinieblas y que odian la luz—vayan a tratar al intruso en su
lóbrega morada. A no ser que uno sea el primero en hacer uso del espíritu y el valor que
predica a los demás, será considerado como un hipócrita y uno que se ha apartado de
sus propios principios.

Apenas habíamos acordado con el título, cuando las primeras premoniciones de lo que
nos esperaba, aparecieron en el horizonte, en materia de oposición al título escogido.
Una de las editoras recibió y anotó ciertas objeciones caldeantes. Las escenas que
siguen a continuación son bosquejos de la naturaleza.

Un Bien-conocido Novelista. Dígame sobre su nueva revista. ¿Qué clase de


personas piensa atraer?
Editor. Ninguna clase en particular: esperamos apelar al público en general.
Novelista. Me alegra saber eso. Por vez primera seré uno del público, ya que no
entiendo su tema en lo más mínimo, y quisiera entenderlo. Pero debe recordar que
si su público la va a entender, éste por necesidad va a ser muy pequeño. La gente
habla de ocultismo en estos días, de la misma manera que hablan de muchas otras
cosas, sin tener la más mínima idea de lo que esto significa. Somos tan ignorantes
y—con tantos prejuicios.
Editor. Exactamente. Eso es lo que llama a la existencia a la nueva revista. Nos
proponemos educarle y desenmascarar cada prejuicio.
Novelista. Realmente es buena noticia para mí, pues deseo ser educado. ¿Qué
nombre le va a dar a su revista?
Editor. Lucifer.
Novelista. ¡Qué dice! ¿Es que piensa educarnos en el vicio? Conocemos bastante de
eso. Sabemos que abundan los ángeles caídos. Puede que reciba popularidad, pues
ahora están de moda las palomas manchadas, mientras que los ángeles de alas
blancas se consideran aburridos. Pero así y todo dudo que pueda enseñarnos
mucho.
423

II

Un Hombre de Mundo (en tono bajo, pues la escena es una cena con invitados). He
oído que piensa comenzar una revista, basada en ocultismo. Sabe, esto me agrada
mucho. Por regla general no hablo mucho sobre estos temas, pero sin embargo,
durante mi vida me han ocurrido cosas extrañas que no pueden explicarse de una
manera ordinaria. Espero que usted profundice y nos incluya explicaciones.
Editor. Por supuesto que trataremos. Es mi impresión que cuando en alguna
medida, el ocultismo es comprendido, sus leyes son aceptadas por todos como la
única inteligible explicación de la vida.
U. H. M. Justamente, quisiera saberlo todo sobre ese tema, le aseguro por mi
honor, la vida es un misterio. Me consta que abundan otros curiosos como yo.
Estamos en una edad que está afligida con la misma enfermedad Yankee de
"querer saber." Verá cómo le voy a conseguir cantidad de subscriptores. ¿Cómo es
que se va a llamar la revista?
Editor. Lucifer—y (anticipándose por la experiencia previa) no tome el nombre en
su sentido erróneo. Es el espíritu divino el cual se sacrificó por la humanidad—fue la
acción de Milton lo que lo hizo estar asociado con el diablo. Somos enemigos
declarados de todos los prejuicios, y está muy apropiado que ataquemos un
prejuicio como éste—el de Lucifer. Usted sabe, él es la Estrella Matutina—el
Portador de la Luz. . . . .
U. H. M. (interrumpiendo). Yo sé todo eso—al menos no lo sé, sino acepto sus
buenas razones para escoger ese título. Pero su primer objetivo es tener lectores;
supongo que usted desea que el público compre su revista. Eso está en el
programa, ¿no es así?
Editor. Por supuesto.
U. H. M. Pues bien, escuche la advertencia de un hombre versado en los caminos
del mundo. No marque su revista desde sus comienzos, con el color equivocado.
Sin embargo, es evidente que si uno se pone a pensar y analiza de donde deriva y
de su significado, se da cuenta que Lucifer es una excelente palabra. Pero el público
no se va a detener a pensar en derivaciones y significados; y la primera impresión
es la más importante. Nadie le va a comprar la revista si la llama Lucifer.
424

III

Una Señora de Sociedad Interesada en Ocultismo. Me interesa saber algo más


sobre la pequeña revista, pues he interesado a un gran número de personas en
ella, aún con lo poco que me ha dicho. Pero se me hace difícil explicar su verdadero
propósito. ¿Cuál es?
Editor. Tratar y dar un poco de luz a aquellos que la desean.
U. S. S. Pues bien, esta es una manera bien simple de ponerla, y me va a ser muy
útil. ¿Cómo se va a llamar la revista?
Editor. Lucifer.
U. S. S. (Después de una pausa) No lo puedo creer.
Editor. ¿Por qué no?
U. S. S. ¡Sus asociaciones son espantosas! ¿Qué objeto tiene el usar ese nombre?
Suena como un chiste de mal gusto lanzado contra la revista por sus enemigos.
Editor. Pero, usted sabe, Lucifer significa el Portador de la Luz, es simbólico del
Espíritu Divino—
U. S. S. Eso no importa—deseo hacerle bien a la revista y darla a conocer, y usted
no puede esperar que yo entre en explicaciones cada vez que mencione su título?
¡Imposible! La vida es muy corta y ocupada. Además, produciría un mal efecto;
todos pensarían de mí que soy una pedante, y no podría hablar, pues no resistiría
que pensaran eso de mí. Se lo pido de favor, no la llame Lucifer. Nadie sabe el
simbolismo de la palabra; lo que significa hoy en día es el diablo, nada más o nada
menos.
Editor. Pero eso es un gran error, y uno de los primeros prejuicios que nos
proponemos luchar en contra. Lucifer es el claro, el puro heraldo de la mañana—
Señora (interrumpiendo). Yo pensaba que usted iba a hacer algo más interesante y
más importante que blanquear personajes mitológicos. Vamos a tener que ir a la
escuela de nuevo, o leer el Diccionario Clásico del Dr. Smith. ¿Qué uso va a tener
una vez que todo esto se haga? Yo creía que nos iba a decir cosas de nuestras
vidas y cómo hacer para mejorarlas. Supongo que Milton escribió sobre Lucifer,
¿no?—pero ya nadie lee a Milton. Por favor dénos un título moderno que signifique
algo humano.
425

IV

Un Periodista (pensativamente, al tiempo que enrollaba un cigarrillo). Si, es una


buena idea, esta revista suya. Nos vamos a divertir con ella, como es de esperarse:
y la vamos a hacer trizas en los diarios. Sin embargo, todos la vamos a leer, porque
secretamente todos tenemos apetito por todo lo misterioso. ¿Cómo la va a llamar?
Editor. Lucifer.
Periodista (encendiendo un fósforo). ¿Por qué no la llama La Mecha? Igualmente
apropiado y no tan pretencioso.

El "Novelista," el "Hombre de Mundo," la "Señora de Sociedad," y el "Periodista,"


deberían ser los primeros en instruirse. Una mirada rápida al verdadero y primitivo
carácter de Lucifer no les puede hacer daño, sino quizá, curarlos de un poco de prejuicio
ridículo. Deben estudiar a Homero y la Teogonía de Hesiodo, para que puedan hacerle
justicia a Lucifer, "Eosphoros y Hesperos," la bella Estrella de la Mañana y de la Tarde.
Si hay mejores cosas que hacer en esta vida que "blanquear personajes mitológicos," es
más que inútil calumniar y pintarlos con el negro de la infamia, además, demuestra tener
una mente estrecha; y nada de esto honra a nadie.

Poner reparos al título de LUCIFER, solamente porque sus "asociaciones son


espantosas" se puede perdonar—si es posible perdonarlo en alguna ocasión—sólo en el
caso de un misionero norteamericano ignorante, miembro de una secta disidente, en el
que su pereza natural y falta de educación lo inclinaría a preferir labrar las mentes de los
infieles, tan ignorantes como él, en vez de laborar los campos de siembra de su padre.
En el clérigo inglés, sin embargo, quienes todos reciben una educación más o menos
clásica, y estando supuestamente versados en toda la sofistería teológica y casuísta, este
tipo de oposición es absolutamente imperdonable. No solamente huele a hipocresía y
engaño, sino que los coloca a ellos en un peldaño aún más bajo que a ese que ellos
llaman el ángel apóstata. Cuando tratan de mostrar que el Lucifer teológico, caído por la
idea de que
426

Ambicionar vale la pena para reinar, aunque en el Infierno;


Mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo,

Están virtualmente poniendo en práctica el supuesto crimen del cual de buena gana lo
acusan. Prefieren reinar sobre el espíritu de las masas utilizando perniciosas
MENTIRAS, productivas de muchas maldades, en vez de servir al cielo al servir la
VERDAD. Esas prácticas sólo son dignas de Jesuitas.

Pero sus sagrados escritos son los primeros en contradecir sus interpretaciones y las
asociaciones de Lucifer, la Estrella Matutina, con Satanás. Capítulo XXII de
Revelación, verso 16th, dice: "Yo, Jesús...soy la raíz...y la brillante Estrella Matutina"
(ρθρινοS "sale temprano"): de aquí Eosphoros, o en latín Lucifer. El oprobio atado a este
nombre es mucho más reciente, la Iglesia Romana se vio forzada a cubrir su difamación
teológica mediante su doble interpretación—como de costumbre. Nos dicen que Cristo,
es la "Estrella Matutina," el divino Lucifer; y Satanás el usurpator del Verbum, el
"Lucifer infernal."2 "El gran Arcángel Miguel, conquistador de Satanás, es idéntico en
el paganismo3 con Mercurio-Mithra, a quien, después de defender el Sol (simbólico de
Dios) de los ataques de Venus-Lucifer, se le dio posesión de este planeta, et datus est ei
locus Luciferi. Y debido a que el Arcángel Miguel es el 'Angel del Rostro,' y 'el Vicario
del Verbum' es considerado ahora en la Iglesia Romana como el regente de ese planeta
Venus que 'el vencido enemigo había usurpado'." Angelus faciei Dei sedem superbi
humilis obtinuit, dice Cornelius à Lapide (en Vol. VI, p. 229).

Esto explica por qué uno de los primeros Papas fue nombrado Lucifer, como Yonge y
datos eclesiásticos prueban. Por eso es que el título escogido para nuestra revista está
tan asociado con ideas divinas y piadosas como con la supuesta rebelión del héroe del
"Paraíso Perdido" de Milton. Al tomar el nombre de Lucifer, lanzamos el primer rayo
de luz y de verdad sobre un prejuicio ridículo que no debería tener cabida en esta "era de
datos concretos y descubrimientos." Nosotros laboramos por la verdadera Religión y
Ciencia, en el interés de los hechos y contra la ficción y el prejuicio. Es nuestro deber, al
igual que el deber de la Ciencia física—profesada como su misión—lanzar luz o datos
reales en la Naturaleza hasta ahora rodeados por la oscuridad de la ignorancia. Y al
considerarse justamente a la ignorancia como el principal promotor de superstición, ese
trabajo es, por consiguiente, noble y beneficioso. Pero las Ciencias naturales son sólo un
aspecto de CIENCIA y VERDAD. Ciencias psicológicas y morales, o teosofía, el
conocimiento de la verdad divina, dondequiera que ésta se encuentre, son aún más
importantes con respecto al hombre, y la Ciencia real no debería limitarse solamente al
aspecto físico de la vida y la naturaleza, ya que ésta es una abstracción de cada hecho,
una comprensión de cada verdad dentro del alcance de la inteligencia e investigación
humana. "La ciencia profunda y exacta de Shakespeare en la filosofía mental"
(Coleridge), ha probado ser más beneficiosa hacia el verdadero filósofo en el estudio del
corazón humano—por eso, en promover la verdad—que la más exacta, pero con
427

certeza, menos profunda, ciencia de cualquier Miembro de la Real Institución.

Sin embargo, esos lectores que no están convencidos que la Iglesia no tenía derecho a
lanzar un estigma sobre una bella estrella, y que lo hizo debido a la necesidad de
explicar por cuenta de una de sus numerosas apropiaciones del Paganismo, con todas
sus concepciones poéticas de las verdades en la Naturaleza, les pedimos que lean
nuestro artículo "Historia de un Planeta." Quizá, después de su lectura, se den cuenta de
cómo Dupuis fue justificado cuando aseguró que "todas las teologías tienen su origen en
la Astronomía." Con los modernos Orientalistas cada mito es solar. Este es un prejuicio
más y una concepción formada de antemano en favor del materialismo y la ciencia
física. Esta ha de ser una de nuestras obligaciones, combatirlo junto con la mayoría del
resto.

Lucifer, Septiembre de 1887

Notas
1
Fue Gregorio el Grande quien por primera vez aplicó este pasaje de Isaías, 'Cómo has
podido caer desde el Cielo, Lucifer, hijo de la mañana,' etc., a Satanás, y desde entonces
la audaz metáfora del profeta, la cual se refería, después de todo, a un rey Asirio
enemigo de los Israelitas, ha sido aplicado a Satanás.
2
Las Memorias de Mirville a la Academia de Francia, Vol. IV, citando al Cardenal
Ventura
3
Parecería que el paganismo que duró largos milenios hubiera copiado de antemano los
dogmas Cristianos que estaban por venir.
428

O que há em um nome?
Porque a revista se chama "Lúcifer"
H.P. Blavatsky

[Lúcifer, Vol. I, no 1, setembro, 1887, pp. 1-7]

O que há em um nome? Com muita freqüência, há mais em um nome do que o profano


está preparado para compreender ou o místico culto para explicar. É uma influência
invisível, secreta, mas muito potente, que todo nome tem e "carrega onde quer que vá".
Segundo Carlyle, "em nomes há muito, ou melhor, há quase tudo. Se eu pudesse revelar
a influência dos nomes, a mais importante de todas as roupagens, seria um segundo
grande Trismegisto", disse ele.
O nome ou título de uma revista, iniciada com um objetivo definido, é, portanto, muito
importante; pois é, na verdade, a semente invisível que cresce "tornando-se uma árvore
frondosa", de cujos frutos depende a natureza dos resultados colocados em ação por dito
objetivo, ou uma árvore que definha e morre. Estas considerações mostram que o nome
da presente revista — bastante duvidoso para ouvidos cristãos ortodoxos — não se deve
a uma seleção sem critérios, mas surgiu em conseqüência de muita reflexão sobre sua
adequação, tendo sido adotado como o melhor símbolo para expressar o seu objetivo e
os resultados em vista.
Ora, o primeiro e mais importante, senão o único objetivo da revista, está expresso na
primeira página da Ia Epístola aos Coríntios. É para trazer à luz "as coisas escondidas
que são das trevas" (4, 5); para mostrar, em seu verdadeiro aspecto e real significado
original, coisas e nomes, homens e suas ações e costumes; é, finalmente, para combater
o preconceito, a hipocrisia e a impostura em todas as nações, em todas as classes sociais
e em todos os departamentos da vida. A tarefa é laboriosa, mas não impraticável, nem
inútil, mesmo que seja apenas como experiência.
Assim, para uma tentativa de tal natureza, não poderia ser encontrado título melhor do
que o escolhido. "Lúcifer" é a clara estrela da manhã, a precursora do brilho pleno do
sol do meio-dia — o Eósforo dos gregos. Ela brilha timidamente ao alvorecer, ganhando
força e ofuscando os olhos depois do pôr-do-sol, como seu irmão "Héspero" — a
radiante estrela vespertina ou o planeta Vênus. Não há símbolo mais apropriado para o
trabalho proposto de lançar um raio de verdade em tudo o que está escondido pela
escuridão do preconceito, por incorreta interpretação social ou religiosa e, sobretudo,
pelo comportamento cotidiano absurdo que faz com que, uma vez que uma certa ação,
coisa ou nome, tenha sido estigmatizado por algum tipo de difamação, mesmo que
injustamente, as pessoas ditas respeitáveis virem-lhes as costas indignadas, recusando-
se até mesmo a olhar para o fato sob qualquer outro ângulo que não o sancionado pela
opinião pública. Este esforço para forçar os pusilânimes a olharem a verdade
diretamente nos olhos é auxiliado de forma mais eficaz por um título que pertence à
categoria dos nomes estigmatizados.
Leitores mais inclinados à pieguice podem argumentar que "Lúcifer" é aceito em todas
as igrejas como um dos muitos nomes do diabo. Segundo a magnífica ficção de Milton,
Lúcifer é Satã, o anjo "rebelde", inimigo de Deus e do homem. Entretanto, ao
analisarmos sua rebeldia, constatamos que sua natureza não passa de uma afirmação do
livre arbítrio e do pensamento independente, como se Lúcifer tivesse nascido no século
XIX. Este epíteto de "rebelde" é uma calúnia teológica, semelhante a outra difamação
de Deus feita pelos que acreditam em predestinação, e que torna a deidade um inimigo
"Todo-Poderoso" pior do que o próprio Espírito rebelde; "um Diabo onipotente que
429

deseja ser ‘louvado’ como piedoso quando ele exerce a mais diabólica crueldade", como
afirmou James A. Cotter Morrison. O Deus maligno da preordenação e da predestinação
e seus agentes subordinados são invenções humanas; são dois dos dogmas teológicos
mais moralmente repulsivos e horrendos que os pesadelos de monges pouco iluminados
jamais poderiam conceber em suas impuras fantasias.
Tais dogmas datam da idade medieval, o período do obscurantismo mental, durante o
qual a maioria dos atuais preconceitos e superstições foram inculcados à força na mente
humana, de modo a se tornarem praticamente impossíveis de erradicar em alguns casos,
um dos quais sendo o preconceito que ora discutimos.
Tão profundamente arraigados, de fato, mesmo entre as classes mais cultas, estão o
preconceito e a aversão ao nome Lúcifer — que significa nada mais que "portador da
luz" (de lux, lucis, "luz" e ferre, "portador")1 — que ao adotá-lo como nome de sua
revista as editoras têm diante de si a perspectiva de uma longa luta contra o preconceito
público. Tão absurdo e ridículo é este preconceito que ninguém parece jamais ter-se
perguntado como Satã veio a se chamar portador da luz, a menos que os raios prateados
da estrela da manhã possam de algum modo sugerir o brilho das chamas do inferno.
Trata-se, simplesmente, como mostrou Henderson, de "uma daquelas grosseiras
distorções das escrituras sagradas que tão freqüentemente ocorrem – e que podem ser
reconhecidas como uma propensão para extrair de determinada passagem mais do que
ela realmente contém — uma disposição para se deixar influenciar pelo som em vez de
pelo sentido e uma fé implícita na interpretação recebida" — e que não é exatamente
uma das fraquezas de nossa época. Não obstante, o preconceito aí está, para vergonha
de nosso século.
É inevitável. As duas editoras seriam desleais aos seus próprios olhos, traidoras do
verdadeiro espírito do trabalho proposto, se se rendessem e se acovardassem, chorosas,
diante do perigo. Se quisermos lutar contra o preconceito e espanarmos as horrendas
teias sutis da superstição e do materialismo dos nobres ideais de nossos antepassados,
devemos nos preparar para a oposição. Realmente, "A coroa do reformador e do
inovador é uma coroa de espinhos". Se quisermos socorrer a Verdade em toda a sua
pura nudez do poço sem fundo onde ela foi lançada pela decência lamuriosa e hipócrita,
não deveríamos hesitar em descer ao buraco escuro e aberto deste poço. Por pior que os
cegos morcegos — habitantes de lugares sombrios que detestam a luz — tratem o
intruso em sua morada escura, a menos que sejamos os primeiros a mostrar o espírito e
a coragem que pregamos aos outros, devemos ser justamente considerados hipócritas e
traidores de nossos próprios princípios.
Mal havíamos concordado quanto ao título quando as primeiras premonições do que
estava reservado para nós em matéria de oposição, devido a este mesmo título
escolhido, surgiram no horizonte. Uma das editoras recebeu e anotou algumas objeções
picantes. As cenas que se seguem são esquetes da natureza.
I
Um conhecido escritor: Fale-me de sua revista. Que classe pretende atrair?
Editora: Nenhuma em particular: pretendemos atrair o público.
Escritor: Fico feliz com isso. Pois farei parte do público, e também porque nada
entendo de seu assunto, e gostaria de entender. Mas lembre-se que se o seu público a
compreender, necessariamente será um público muito pequeno. As pessoas falam sobre
ocultismo hoje em dia como falam de muitas outras coisas, sem a mínima idéia do que
significa. Somos muito ignorantes... e muito preconceituosos.
Editora: Exatamente. Foi isso que trouxe a revista à existência. Nos propomos a educá-
lo e a tirar a máscara de todo o preconceito.
430

Escritor: Estas são realmente boas notícias, pois desejo ser educado. Como se chamará
a revista?
Editora: Lúcifer.
Escritor: O quê? Pretende nos educar na imoralidade? Já sabemos o bastante sobre isso.
Anjos caídos existem em abundância. A senhora poderá ter sucesso, porque mariposas
estão na moda hoje em dia, enquanto os anjos de asas brancas são considerados
maçantes, pois não são tão divertidos. Mas duvido que seja capaz de nos ensinar muita
coisa.
II
Um Homem Comum (em voz baixa, pois a cena se passa em um jantar festivo): Ouvi
dizer que vai lançar uma revista sobre ocultismo. Estou muito contente. Não afirmo
nada sobre estes assuntos como regra, mas aconteceram algumas coisas estranhas
comigo que não podem ser explicadas da maneira comum. Espero que explique tais
coisas.
Editora: Tentaremos, certamente. Tenho a impressão de que quando o ocultismo é
entendido em alguma medida, suas leis são aceitas por todos como a única explicação
inteligente para a vida.
Homem: É isso mesmo, quero saber tudo sobre isso, pois, palavra de honra, a vida é um
mistério. Muitos outros estão tão curiosos quanto eu. Vivemos em uma época
atormentada pela doença ianque do "querer saber". Conseguirei muitos assinantes.
Como se chamará a revista?
Editora: Lúcifer (e alertada por experiência anterior), mas não entenda mal o nome.
Simboliza o espírito divino que se sacrificou pela humanidade, foi por causa de Milton
que ele passou a ser associado com o diabo. Somos inimigos jurados dos preconceitos
populares e acreditamos ser bastante apropriado que ataquemos um preconceito como
este... Lúcifer, como o senhor sabe, é a Estrela da Manhã, o Portador da Luz...
Homem (interrompendo): Ah, sei, quer dizer, não sei, mas parto do princípio de que tem
um bom motivo para usar este nome. Mas seu primeiro objetivo é ter leitores; deseja
que o público compre sua revista, suponho. É este o objetivo, não é?
Editora: Sim, é claro.
Homem: Bem, então ouça o conselho de alguém que sabe das coisas. Não marque sua
revista com a cor errada de saída. É evidente, quando se pára um pouco para pensar
sobre sua origem e significado, que Lúcifer é uma excelente palavra. Mas o público não
pára para pensar em origens e significados; e a primeira impressão é a mais importante.
Ninguém vai comprar a revista se a chamar de Lúcifer.
III
Uma Senhora Bem Vestida Interessada em Ocultismo: Gostaria de saber mais sobre a
nova revista, pois despertei o interesse de muitas pessoas, mesmo com o pouco que a
senhora me contou. Mas acho difícil expressar seu verdadeiro objetivo. Qual é?
Editora: Tentar e dar um pouco de luz para aqueles que a querem.
Senhora: Bem, esta é uma maneira simples de dizer e me será muito útil. Como se
chamará a revista?
Editora: Lúcifer.
Senhora (após uma pausa): Não pode ser.
Editora: Por que não?
Senhora: As associações são tão terríveis! Qual seria o propósito de chamá-la assim?
Parece uma espécie de jogo infeliz, feito contra ela por seus inimigos.
431

Editora: Ah, mas Lúcifer, sabe, significa Portador da Luz; simboliza o Espírito
Divino...
Senhora: Não se preocupe com essas coisas, eu quero ajudar sua revista e torná-la
conhecida e a senhora não pode esperar que eu fique explicando este tipo de coisa toda
vez que mencionar o título. Impossível! A vida é muito curta e muito atribulada. Além
disso, produz um efeito muito nocivo; as pessoas me achariam pedante e eu não poderia
dizer mais nada, pois não conseguiria pensar que estariam achando isso de mim. Não a
chame de Lúcifer. Por favor, não faça isso. Ninguém conhece a simbologia da palavra;
o que ela significa agora é diabo, nada mais, nada menos.
Editora: Mas então isso é um erro e um dos primeiros preconceitos que nos propomos a
combater. Lúcifer é o claro, o puro mensageiro da manhã...
Senhora (interrompendo): Pensei que faria algo mais interessante e mais importante do
que reabilitar personagens mitológicos. Todos teremos de voltar à escola ou ler o
Dicionário Clássico do Dr. Smith. E qual seria a utilidade disso quando tivesse sido
feito? Pensei que iria nos contar coisas sobre nossa vida e como melhorá-la. Suponho
que Milton escreveu sobre Lúcifer, não é? Mas ninguém lê Milton hoje em dia.
Apresente-nos um título moderno, com um significado humano.
IV
Jornalista (pensativo, enrolando um cigarro): Sim, esta revista é uma boa idéia. Todos
riremos e falaremos mal dela em nossos jornais. Mas todos a leremos, porque
secretamente todo mundo é sedento por mistérios. Como vai se chamar?
Editora: Lúcifer.
Jornalista (riscando um fósforo): Por que não O Fósforo2? É um bom título e não é tão
pretensioso.
O "escritor", o "homem comum", a "senhora bem vestida" e o "jornalista" deveriam
primeiro receber um pouco de instrução. Um vislumbre do real e primitivo caráter de
Lúcifer não lhes pode fazer mal, e, talvez, possa curá-los um pouco do preconceito
ridículo. Devem estudar a Teogonia de Homero e Hesíodo se quiserem fazer justiça à
Lúcifer, "Eósforo e Héspero", a bela Estrela da Manhã e a Estrela Vespertina. Se há
coisas mais úteis a fazer nesta vida do que "reabilitar personagens mitológicos",
caluniá-los e difamá-los é, no mínimo, igualmente inútil, e ainda mostra uma estreiteza
mental que a ninguém dignifica.
Objetar ao título LÚCIFER apenas devido às suas "associações tão terríveis" seria
perdoável – se pudesse ser perdoável de alguma forma – apenas em um missionário
americano ignorante, de alguma seita dissidente, alguém cuja natural preguiça e falta de
educação o leva a preferir arar a mente dos gentios, tão ignorantes quanto ele, ao mais
proveitoso, porém mais árduo, processo de arar os campos da fazenda de seu pai. No
caso do clero inglês, contudo, em que todos recebem uma educação mais ou menos
clássica, e se supõe, portanto, que estejam inteirados dos detalhes intrincados dos
sofismas e dos casuísmos teológicos, este tipo de oposição é absolutamente
imperdoável. Isto não apenas cheira a hipocrisia e engodo, mas os coloca diretamente
em um nível moral mais baixo do que aquele a quem chamam de anjo apóstata. Ao
esforçarem-se para mostrar o Lúcifer teológico, com a idéia de que
"Reinar vale a ambição ainda que no inferno:
Melhor reinar no inferno do que servir no céu.3
estão virtualmente colocando em prática o suposto crime de que, de bom grado, o
acusam. Preferem reinar sobre o espírito das massas por meio de uma perniciosa
MENTIRA obscura, causadora de tanto mal, do que servir ao céu por servirem a
VERDADE. Tais práticas são dignas apenas dos jesuítas.
432

Mas suas escrituras sagradas são as primeiras a contradizer suas interpretações e


associações de Lúcifer, a Estrela da Manhã, à Satã. O capítulo 22 de Apocalipse,
versículo 16 diz: "Eu, Jesus... sou a raiz.... a estrela brilhante e da manhã" (ορθρινοl,
"que levanta cedo"): daí Eósfero, ou Lúcifer em latim4. O opróbrio atrelado ao nome é
tão mais tardio que a Igreja Romana viu-se forçada a esconder a calúnia teológica atrás
de uma dupla interpretação – como sempre. Cristo, nos é dito, é a "Estrela da Manhã", o
divino Lúcifer; e Satã, o usurpador do Verbo, o "Lúcifer infernal"5. "O grande Arcanjo
Miguel, o conquistador de Satã, é idêntico no paganismo6 a Mercúrio-Mitra, a quem,
após defender o Sol [simbólico de Deus] dos ataques de Vênus-Lúcifer, foi dada a posse
deste planeta, et datus est ei locus Luciferi (e dado lhe é o lugar de Lúcifer)"7. E como o
Arcanjo Miguel é o "Anjo da Face" e o "Vigário do Verbo" ele é agora considerado, na
Igreja Romana, regente do planeta Vênus que o "demônio subjugado usurpou!" Angelus
faciei Dei sedem superbi humilis obtinuit (O anjo humilde obteve assento em face do
Deus soberbo), diz Cornélio à Lapide (Volume VI, p. 229)8.
Esta é a razão pela qual um dos primeiros papas foi chamado de Lúcifer, como provam
Yonge e registros eclesiásticos.9 Segue-se então que o título escolhido para nossa revista
é associado tanto a idéias divinas e pias quanto à suposta rebeldia do herói de Paraíso
Perdido de Milton. Ao escolhê-lo, lançamos o primeiro raio de luz e verdade em um
preconceito ridículo que não deveria ter vez em nossa "era de fatos e descobertas".
Trabalhamos pela verdadeira Religião e Ciência, no interesse dos fatos e contra a ficção
e o preconceito. É nosso dever, como o das ciências físicas – professamente sua missão
– lançar luz sobre os fatos da Natureza até aqui cercados pela escuridão da ignorância. E
por ser a ignorância justamente considerada como principal fomentadora da superstição,
este trabalho é, portanto, nobre e beneficente. Mas as ciências naturais são apenas um
aspecto da CIÊNCIA e da VERDADE. As ciências psicológicas e morais, ou teosofia, o
conhecimento da verdade divina, onde quer que ela se encontre, são ainda mais
importantes nos assuntos humanos, e a verdadeira Ciência não deveria ser limitada
simplesmente ao aspecto físico da vida e da natureza. A ciência é uma abstração de
todos os fatos, uma compreensão de toda a verdade dentro do alcance da pesquisa e da
inteligência humana. "O conhecimento profundo e preciso de Shakespeare da filosofia
da mente" (Coleridge), provou-se mais benéfico ao verdadeiro filósofo para o estudo do
coração humano – portanto, para a promoção da verdade – do que a mais acurada,
porém certamente menos profunda, ciência praticada por qualquer membro da Royal
Institution.
Os leitores, entretanto, que não se convenceram de que a Igreja não tinha o direito de
macular uma bela estrela e que o fez por mera necessidade de explicar um de seus
numerosos empréstimos do paganismo com todas suas concepções poéticas das
verdades da natureza, estão convidados a ler nosso artigo A história de um planeta.
Talvez, após lê-lo atentamente, possam perceber o quanto Dupuis tinha razão ao afirmar
que "todas as teologias têm origem na astronomia". Para os orientalistas modernos todo
mito é solar. Este é mais um preconceito e uma pré-concepção em favor do
materialismo e da ciência física. É nosso dever combatê-lo, juntamente com os outros.

Tradução: Marly Winckler


______________

Notas:
433

1. "Foi Gregório Magno quem aplicou pela primeira vez a seguinte passagem de Isaías:
‘Como caíste do céu, ó Lúcifer, filho da manhã’, etc. à Satã e, desde então, a ousada
metáfora do profeta, que se referia, afinal, a um rei assírio inimigo dos israelitas, tem
sido aplicada ao Diabo".
volta ao texto
2. No original "fusée". Tipo de fósforo grande. (N.T.)
volta ao texto
3. Milton, Paraíso Perdido, I, Coleção Jackson.
volta ao texto
4. [Em algumas versões, entretanto, a palavra usada é προϖινοl. Compilador].
volta ao texto
5. Mirville, 2a Mémoire para a Academia da França, Vol. IV, citando o Cardeal Ventura.
[Esta referência não foi definitivamente identificada. Compilador].
volta ao texto
6. Este paganismo atravessou os milênios, segundo parece, copiando de antemão os
dogmas cristãos que viriam depois. [H.P.B]
volta ao texto
7. [Mirville, Des Espirits, etc., Vol. IV, p. 161].
volta ao texto
8. [Esta referência provavelmente é à edição de Élysee Pélagaud dos trabalhos de
Cornélio à Lapide, ainda não localizados. A frase em latim é citada por Mirville, op. cit.
Vol. IV, p. 161, nota de pé de página. Compilador].
volta ao texto
9. [Esta afirmação é bastante enigmática. Não se sabe com certeza que Yonge é referido
aqui; muito provavelmente, contudo, trata-se de Charles Duke Yonge (1812-1891),
professor de história e literatura inglesa do Queens College, Belfast, mesmo que sua
volumosa obra trate principalmente dos idiomas grego e latim.
Quanto aos "registros eclesiásticos" referidos por H.P.B., o mais conhecido entre eles,
que trata da história do papado, não faz qualquer referência a algum Papa com este
nome. Com relação a isto, o estudante é remetido a Liber Pontificalis ou Gesta
Pontificum Romanorum, que consiste da vida dos bispos de Roma da época de São
Pedro até a morte de Nicolau I, em 867, ao qual foram anexados suplementos mais
adiante, continuando em séries. O Liber, usado por Bede para sua História Eclesiástica,
foi impresso pela primeira vez em Mainz, em 1602. A melhor edição foi feita pelo
erudito francês, Senhor Louis Marie Olivier Duchesne (2 volumes, Paris, 1886-1892).
Nenhum Papa chamado Lúcifer aparece no trabalho acima mencionado ou quaisquer
outras fontes disponíveis.
É possível, entretanto, que H.P.B. tenha se referido a Lúcifer, bispo de Cagliari (daí
chamado de Caralitanus) um ardente defensor da causa de Atanásio, falecido em 371.
Ele é considerado santo pela população da Sardenha. Algumas de suas obras polêmicas
ainda existem. Mencionamos seu nome como sendo o único indivíduo chamado Lúcifer
de quem há registro concreto na história da igreja. Compilador].
volta ao texto
434

Primera página de “Lucifer”

¿Qué Son Los Teósofos?


(What Are the Theosophists?, Lucifer, oct. 1879)

[Artículo por H. P. Blavatsky]


435

¿Son lo que afirman ser: estudiantes de la ley natural, de la filosofía antigua y


moderna y aún de la ciencia exacta? ¿Son deistas, ateos, socialistas, materialistas,
idealistas o son simplemente un cisma del espiritismo moderno, meros visionarios? ¿Se
les puede otorgar alguna consideración en cuanto a capacidad de discusión sobre la
filosofía y promoción de la ciencia auténtica o se les debería tratar con la tolerancia
compasiva que se proporciona a los "entusiastas inofensivos?" A menudo, a la Sociedad
Teosófica se le ha imputado el profesar una creencia en los "milagros, su producción" y
tener un objetivo político secreto, como los Carbonarios. Se le ha acusado de ser espía
de un Zar autocrático, de predicar doctrinas socialistas y nihilistas y,
sorprendentemente, de tener un tácito acuerdo con los jesuitas franceses a fin de debelar
el espiritismo moderno para recabar pingües ganancias! Los positivistas americanos,
imbuídos por el mismo paroxismo, los han motejado de soñadores; mientras la prensa
newyorquina los ha definido como adoradores de fetiches. Los espiritistas los han
acusado de querer resucitar "supersticiones anticuadas," la iglesia cristiana los considera
infieles emisarios de Satán, el profesor W. B. Carpenter, miembro de la Real Academia,
los califica como los auténticos cazamoscas. En fin, la imputación más absurda procede
de los oponentes hindúes los cuales, queriendo depauperar su influencia, los acusan,
rotundamente, de recurrir a los demonios para efectuar ciertos fenómenos. De esta
carnucopia abigarrada de opiniones se yergue claramente un hecho: a la Sociedad, a sus
miembros y a sus ideas se les otorga la suficiente importancia para considerarles como
tema de discusión y denuncia; ya que los seres humanos detractan sólo a aquellos que
odian o temen.

Sin embargo, aunque la Sociedad Teosófica haya tenido sus enemigos y


detractores, cuenta también con amigos y defensores. A cada improperio le corresponde
una palabra lisonjera. Empezó con un grupo de casi doce hombres y mujeres dedicados;
después de un mes, el incremento de sus miembros fue tan considerable que se necesitó
alquilar una sala pública para sus reuniones. En el transcurso de dos años, constaba de
sucursales operativas en países europeos. Enseguida, se alió con la Arya Samaj de la
India, encabezada por el docto Pandit Dayanand Saraswati Swami y con los buddhistas
de Ceilán, guiados por el erudito H. Summangala, el Alto sacerdote de Adam's Peak y
Presidente de la Universidad Widyodaya en Colombo.

Aquel a quien le guste tratar de sondear, seriamente, las ciencias psicológicas,


debe acudir a la sagrada tierra de la antigua Aryâvarta. No existe lugar más antiguo en
lo que atañe a sabiduría esotérica y a la civilización, a pesar de lo degradado que pueda
ser su pobre sombra: la India moderna. Como consideramos a este país la caudalosa
cuna de la cual provinieron los siguientes sistemas filosóficos, una porción de nuestra
Sociedad ha acudido a esta fuente de toda sicología y filosofía para aprender su antigua
sabiduría, pidiendo la impartición de sus extraños secretos. El adelanto de la filología es
ya considerable para que, actualmente, necesite una demostración del hecho según el
cual Aryâvarta fue la nacionalidad primogénita. Las hipótesis no probadas y
preconcebidas de la cronología moderna, no merecen ninguna consideración y se
desdibujarán en el tiempo, análogamente a otras teorías no terminantes. La línea de la
herencia filosófica: de Kapila a través de Epicuro y hasta James Mill, de Patanjali a
través de Plotino y hasta Jacob Böhme, es trazable como el curso de un río a lo largo de
un paisaje. Uno de los objetivos de la organización de la Sociedad consistía en examinar
las ideas demasiado trascendentales de los espiritistas con respecto a los poderes de los
espíritus desencarnados. En seguida, después de haberle comunicado lo que, según
436

nosotros, una parte de sus fenómenos no son, nos corresponde mostrarles lo que son. Es
tan evidente que la llave de los presuntos fenómenos "sobrenaturales" debe buscarse en
oriente y especialmente en la India, que recientemente, también lo ha admitido el
Pioneer de Allahabad (11 de Agosto de 1879), un periódico anglo-indo cuya reputación
es la de ser muy franco. El rotativo, inculpando a los científicos por haberse "dedicado
al descubrimiento físico durante algunas generaciones, descuidando la investigación
super-física," menciona "la nueva ola de escepticismo" (el espiritismo), la cual
"recientemente ha estorbado esta convicción." Dirigiéndose a un amplio número de
personas, incluyendo a muchos eruditos y doctos, agrega: "Nuevamente, lo sobrenatural
se ha impuesto como un tópico adecuado para el análisis y la pesquisa. Además, existen
hipótesis plausibles en favor de la idea según la cual: entre los 'sabios' orientales se
encuentra una profusión de vestigios de tales peculiaridades personales, sean las que
sean, necesarias como condición antecedente al evento de un fenómeno sobrenatural,
mientras entre los habitantes modernizados del occidente, tales peculiaridades
decrecen." El escritor del editorial, ignorando que la causa que ampara es uno de los
propósitos y objetivos principales de nuestra Sociedad, hace notar que: "nos parece que
es la única dirección hacia la cual los esfuerzos de los Teósofos en la India puedan ser
útiles. Se sabe que los miembros guías de la Sociedad Teosófica en la India son ya
estudiantes muy adelantados de los fenómenos ocultos y esperamos que su interés
profesado en la filosofía oriental [...] pueda cubrir una intención reservada de explorar el
género de cosas que indicamos."

Como ya observamos, entre nuestros numerosos objetivos, uno de los más


importantes consiste en resucitar la obra de Ammonio Saccas y hacerle recordar a
muchas naciones que son la progenie de "una madre." En lo que concierne al aspecto
transcendental de la Teosofía antigua, ha llegado el momento en que la Sociedad
Teosófica lo explique. ¿En qué medida la Sociedad concuerda con la ciencia de los
antiguos místicos arios y griegos, propensa a investigar a la naturaleza y a Dios y con
los poderes de la mediumnidad espiritual moderna? Completamente, respondemos. Sin
embargo, si nos preguntan: en qué cree, contestaremos que: "como grupo, en Nada." La
Sociedad, como conjunto no tiene ningún credo ya que éstos son simplemente el
recipiente del conocimiento espiritual mismo, el verdadero meollo de la investigación
filosófica y teísta. La representante visible de la Teosofía Universal, no puede ser más
sectaria que una Sociedad Geográfica, la cual simboliza la exploración geográfica
universal sin interesarse en el credo de sus exploradores. La religión de la Sociedad es
una ecuación algebráica en la cual, mientras no se omita el signo de igualdad (=), cada
miembro puede sustituir cantidades propias que mejor colinden con las exigencias
climáticas y de su tierra natal, con las idiosincrasias de su pueblo o aún las suyas
propias. Como nuestra Sociedad no tiene ningún credo aceptado, está muy dispuesta a
dar y recibir, aprender y enseñar, valiéndose de la experimentación práctica, la antítesis
de una aceptación simplemente pasiva y crédula de un dogma impuesto. Está abierta a
aceptar cualquier resultado que alguna de las anteriores escuelas o sistemas afirme,
siempre que pueda demostrarse lógica y experimentalmente. Por lo tanto: no puede
acoger nada, basándose en la simple fe, no importando quién lo proponga.

Sin embargo, el asunto cambia al considerarnos individualmente. Los miembros


de la Sociedad representan las nacionalidades y razas más heteróclitas. Además,
nacieron y se educaron en los credos y condiciones sociales más disímiles. Algunos
creen en una cosa otros en otra. Algunos se inclinan hacia la magia antigua o la
sabiduría secreta que se enseñaba en los santuarios, la verdadera antítesis del culto a lo
437

sabrenatural y lo diabólico. Otros están interesados en el espiritismo moderno o la


relación con los espíritus de los fallecidos. Otros más propenden hacia el mesmerismo o
el magnetismo animal o sólo la fuerza oculta dinámica en la naturaleza. Un cierto
número aún no ha adquirido una creencia terminante; sin embargo, se encuentra en un
estado de atenta espera. Hay también aquellos que, en un cierto sentido, se llaman
materialistas. La Sociedad no incluye a ateos ni a fanáticos sectarios de ninguna
religión; ya que el simple hecho de ser parte de ella, implica una búsqueda hacia la
verdad final en lo que concierne a la esencia última de las cosas. Si un ateo especulativo
existiese, cosa que los filósofos pueden negar, debería rechazar el binomio causa y
efecto, tanto en este mundo material como en aquel espiritual. Puede haber miembros
que, análogamente al poeta Shelley, han dejado que su imaginación se elevara a una
sucesión de causas infinitas; ya que cada una, por turno, se convertía, lógicamente, en
un resultado que necesitaba una causa previa, hasta que han enrarecido al Eterno en una
escueta neblina. Sin embargo, aún ellos, no son ateos en el sentido especulativo; ya sea
que identifiquen las fuerzas materiales del universo con las funciones que los teístas
atribuyen a su Dios, o no. En cuanto, una vez que no pueden emanciparse de la
concepción del ideal abstracto del poder, de la causa, de la necesidad y del efecto,
pueden considerarse ateos sólo con respecto a un Dios personal y no al Alma Universal
del panteísta. En cambio, el fanático sectario, atrincherado en su credo, en cuya estacada
se lee el aviso: "se prohibe el tránsito," no puede salir de su baluarte para unirse a la
Sociedad Teosófica y aunque pudiera, ella no tendría espacio para aquel cuya religión le
veda todo examen. La verdadera idea eje de la Sociedad es una investigación libre e
intrépida.

La Sociedad Teosófica, como grupo, considera que los Teósofos, propiamente


dichos, fueron y son, todos los pensadores e investigadores originales del lado oculto de
la naturaleza; ya sean materialistas: los que encuentran en la materia "la promesa y la
potencia de la vida terrestre completa" o espiritualistas: aquellos que disciernen en el
espíritu la fuente de toda energía y materia. Desde luego, para ser un teósofo, no es
menester reconocer la existencia de algún Dios o deidad particular. Simplemente hay
que adorar el espíritu de la naturaleza viviente y tratar de identificarse con ésto. Se debe
respetar esa Presencia: la Causa invisible que está siempre manifestándose en sus
resultados incesantes, el Proteo intangible, omnipotente y omnipresente que, siendo
indivisible en su Esencia, elude la forma, aún apareciendo bajo cada una de éstas. Se
encuentra aquí y allá, por todas partes y en ninguna, es el Todo y la Nada, ubicuo, mas
sin embargo uno, la Esencia que llena, vincula, deslinda y contiene el todo y está
contenida en el todo. Por lo tanto, es evidente que estos hombres, a cualquier clase que
pertenezcan: teístas, panteistas o ateos, son equiparables con el resto. Sea como fuere,
una vez que el estudiante abandona el antiguo y transitado sendero de la rutina y entra
en el camino solitario del pensamiento independiente hacia Dios, es un Teósofo, un
pensador original, un buscador de la verdad eterna con una "inspiración propia" para
desenmarañar los problemas universales.

La Teosofía es la aliada de todo individuo que busca independientemente y con


ahínco, un conocimiento del Principio Divino, las relaciones humanas con éste y sus
manifestaciones en la naturaleza. Es análogamente, la aliada de la ciencia honrada para
distinguirla de la gran cantidad que pasa por ciencia física exacta, siempre que ésta no
incursione en los reinos de la sicología y de la metafísica.
438

Es también la aliada de toda religión íntegra: una religión dispuesta a ser juzgada
conforme los mismos parámetros que implementa para las demás. Según la Teosofía:
los libros que contienen la verdad más evidente son inspirados y (no revelados). Sin
embargo, a causa del elemento humano que encierran, los considera inferiores al Libro
de la Naturaleza, cuya lectura y comprensión correcta implica el necesario desarrollo
elevado de los poderes innatos del alma. Sólo las facultades intuitivas pueden percibir
las leyes ideales, las cuales trascienden el campo de la argumentación y de la dialéctica
y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente mediante las explicaciones de
una mente ajena, aunque ésta afirme tener una revelación directa. Además, la Sociedad
en cuestión, que permite la más amplia investigación en los campos del ideal puro,
sostiene una actitud igualmente firme en la esfera de los hechos. Así, su respeto por la
ciencia moderna y sus justos representantes es sincero; no obstante que carezcan de una
intuición espiritual superior, el mundo les debe mucho. Por lo tanto, la Sociedad ampara
de corazón la protesta noble e indignada del Reverendo O. B. Frothingham, predicador
dotado y elocuente, el cual pugna contra aquellos que procuran menospreciar los
servicios de nuestros grandes naturistas. En una reciente conferencia presentada en
Nueva York exclamó: "Habláis de la ciencia como si fuera irreligiosa y atea. La Ciencia
está creando una idea de Dios viviente. Si en el futuro no llegamos a ser ateos bajo los
efectos exacerbantes del Protestantismo, será gracias a la ciencia; ya que está
emancipándonos de las horribles ilusiones que nos importunan y nos confunden,
colocándonos, entonces, en el estado que nos enseña como razonar acerca de las cosas
visibles [...]"

Al mismo tiempo, gracias a la obra incesante de orientalistas como W. Jones, Max


Müller, Burnouf, Colebrooke, Haug, St. Hilaire y muchos más, la Sociedad, como
grupo, siente un respeto y una veneración equiparable hacia las antiguas religiones del
mundo, véase el Vedanta, el Buddhismo, el Zoroastrianismo y otras y un sentimiento
fraterno hacia sus miembros hindúes, singaleses, parsis, jainos, hebreos y cristianos,
como estudiantes individuales del "ser," de la naturaleza y de lo divino en ella.

La Sociedad, nacida en los Estados Unidos de América, fue constituida según el


modelo de su tierra madre, cuyas leyes otorgan absoluta igualdad a todas las religiones,
omitiendo el nombre de Dios de su constitución para que no se proporcione el pretexto
que un día se establezca una religión de estado. El estado las sostiene y las protege a
todas. La Sociedad, plasmada según tal constitución, puede ser llamada justamente: una
"República de la Conciencia."

Pensamos que ahora hemos dilucidado por qué nuestros miembros, como
individuos, son libres de participar o no en cualquier credo que les plazca, siempre que
no pretendan ser los únicos que gozan del privilegio de la conciencia, imponiendo sus
opiniones a los demás. En este respecto, las Reglas de la Sociedad son muy rígidas y
trata de implementar la sabiduría del antiguo axioma buddhista: "Honra tu fe y no
denigres la fe ajena," que reverbera, en nuestro siglo, en la "Declaración de Principios"
del Brahmo Samaj, cuya noble afirmación dice: "ninguna secta será objeto de
denigración, burla u odio." La sexta Sección de las Reglas Revisadas de la Sociedad
Teosófica, recientemente adoptadas en el Concilio General en Bombay, ordena:

Ningún oficial de la Sociedad Madre tiene el derecho de


expresar, oral o físicamente, hostilidad o preferencia hacia
alguna sección (división sectaria o grupo dentro de la
Sociedad), más bien que a otra. A todas se les debe considerar y
439

tratar de manera ecuánime según los objetivos de la solicitud y


ejercicio de la Sociedad. Todas tienen igual derecho de
presentar los aspectos esenciales de su creencia religiosa
frente de un tribunal o de un mundo imparcial.

Cuando los miembros son el blanco de ataques, ocasionalmente pueden, en su


capacidad individual, infringir esta Regla; sin embargo, como oficiales deben reprimir
esta violación y durante las reuniones la Regla se implementa rígidamente; ya que la
Teosofía, en su sentido abstracto, se yergue sobre todas las sectas humanas. La Teosofía
es demasiado extensa para que algunas de ellas la contengan, sin embargo puede,
fácilmente, contener a ellas.

Concluyendo, podemos afirmar que sus ideas son mucho más amplias y
universales que alguna Sociedad científica existente. Además, incluye algo que la
ciencia no contempla: una creencia en toda posibilidad y una voluntad determinada para
penetrar en esas regiones espirituales desconocidas que, según la ciencia exacta: sus
miembros no tienen ninguna razón para explorar. También tiene una cualidad más que
cualquier religión; ya que no fomenta ninguna diferencia entre los Gentiles, los Judíos y
los Cristianos. Este es el espíritu con el cual se ha establecido la Sociedad estribándose
en la Hermandad Universal.

La Sociedad, desinteresada en la política, hostil hacia los sueños insensatos del


socialismo y del comunismo, al que detesta, siendo ambos simplemente conspiraciones
solapadas de fuerza brutal e indolencia contra los laboradores honestos, no reza mucho
con la guía del aspecto humano externo del mundo material. Todas sus aspiraciones
están dirigidas hacia las verdades ocultas de las esferas visibles e invisibles. Vivir bajo
un régimen imperial o republicano, circunscribe simplemente al individuo objetivo. Su
cuerpo puede encontrarse en esclavitud, sin embargo, en lo que concierne a su alma,
tiene el derecho de contestar a sus regentes reverberando la orgullosa respuesta que
Sócrates dió a sus jueces. Ellos no tienen ningún control sobre el ser interior.

Entonces, esta es la Sociedad Teosófica, sus principios, sus metas polifacéticas y


sus objetivos. Por lo tanto, las pasadas ideas erróneas del público en general y la palanca
que el enemigo ha logrado ejercer para rebajarla en la estima pública, no nos
sorprenden. El verdadero estudiante ha sido siempre un recluso, un ser silencioso y
meditabundo. Sus hábitos y sus intereses tienen muy poco en común con el mundo en
constante actividad, por lo tanto, mientras él estudia, sus enemigos y detractores gozan
de oortunidades imperturbadas. Sin embargo, el tiempo sana todo y las mentiras son,
simplemente, efímeras. Unicamente la Verdad es eterna.

Enseguida, hablaremos acerca de algunos miembros de la Sociedad que han


efectuado grandes descubrimientos científicos y otros más hacia los cuales los
psicólogos y los biólogos deben mucho por la nueva luz irradiada en los problemas más
recónditos del ser interno. Actualmente, nos proponíamos probar al lector que la
Teosofía no es una "nueva doctrina," ni una conspiración política y ni una de esas
sociedades de entusiastas que nacen hoy y desaparecen mañana. Las dos grandes
Divisiones: oriental y occidental, en que se ha organizado la Sociedad, demuestran que
no todos sus miembros pueden pensar de manera análoga. El sector occidental está
dividido en numerosas secciones según las razas y las ideas religiosas. El pensamiento
de un individuo, a pesar de sus manifestaciones, infinitamente multiformes, no lo abarca
440

todo y, siendo limitado, necesariamente especula en una sola dirección. Una vez
trascendidos los lindes del conocimiento humano exacto, debe errar y vagar; ya que las
ramificaciones de la Verdad Central y absoluta son infinitas. Por lo tanto, de vez en
cuando, discernimos que aún los filósofos más grandes se pierden en los laberintos de
las especulaciones; provocando, entonces, la crítica de la posteridad. Sin embargo,
como todos trabajan para el único mismo objetivo: la liberación del pensamiento
humano, la eliminación de las supersticiones y el descubrimiento de la verdad, los
acogemos calurosamente. Todos concordarán que para mejor alcanzar y asimilar estos
objetivos, es menester convencer a la razón y fomentar el entusiasmo de la generación
de mentes nuevas y frescas, las cuales están madurando y preparándose para sustituir a
sus padres con ideas preconcebidas y conservadoras. Como cada ser, tanto los grandes
como los pequeños, ha recorrido el camino maestro hacia el conocimiento, los
escuchamos a todos y los aceptamos como miembros, ya sean los grandes o los
pequeños. Desde luego, ningún buscador honesto regresa con las manos vacías y aún
cuando el favor popular ha sido parco con un individuo, él puede, por lo menos, colocar
su óbolo en el único altar de la Verdad.

Theosophist, Octubre de 1879

_____________________________

SOBRE CICLOS CÓSMICOS, MANVANTARAS, Y RONDAS

Helena Petrovna Blavatsky


[El original de este ensayo inconcluso, de los manuscritos de H.P.B, se encuentra en los
Archivos Adyar. Algunas de sus páginas se han extraviado, y algunas de las oraciones están incompletas.
No hay una pista definitiva que pudiera ayudar a determinar la fecha en la que fue escrito, excepto por el
hecho de que un pie de página menciona la sexta y séptima ediciones de Isis sin velo. Este original
contiene relaciones numéricas e información no mencionadas por H.P.B. en ningún otro de sus escritos.
Contiene importantes claves que algunos estudiantes podrán ser capaces de aplicar a varios problemas
cosmológicos que aparezcan en sus estudios individuales. El punto más digno de atención en conexión
con este original es que está escrito en dos diferentes manuscritos, uno de los cuales es más largo y más
completo que el otro. Fue publicado originalmente en The Theosophist, Vol. LXXIX, Marzo, 1958, pp.
367-72.-El recopilador].

Desde que el período de existencia de nuestra Cadena Planetaria (i.e., de Siete


Rondas) es de 4.320.000.000 años y que estamos ahora en la 4ª Ronda; y desde que
estamos en el período anual Terrestre 1.955.884.685 años desde el comienzo de la
Evolución Cósmica del Planeta A; por tanto, en punto de tiempo, alcanzaremos el punto
medio, o justamente 3 ½ Rondas en 204.115.315 años, aunque en punto de espacio
virtualmente lo hemos alcanzado estando en el planeta D y en nuestra 5ª raza.
De conformidad con esto:
Desde que se dice que un Día de Brahma (representando o cubriendo la totalidad
de las Siete Rondas) —es igual a 14 manvantaras más un Satya Yuga; o 4.320.000.000;
pero como el Kali Yuga cubre sólo 4 Yugas, considerando que son 7—y por tanto la
suma correcta…(1)
El trabajo astrológico establece que: —
3. “El número de años que transcurrió desde el comienzo de Vaisvasvata
Manvantara—es igual a 18.618.725 años”.
La Doctrina Secreta nos dice que: —
441

El número de años pasados, desde el Dhyan Chohan, conocidos en India como


Manu Vaivasvata, inauguraron el Manvantara humano en nuestro planeta D, en la
Ronda presente—es igual a 18.618.725 años. (2)
Para propósitos de comparación y para, al mismo tiempo, hacer más claras
algunas de las expresiones Sánscritas, ahora citaremos de Isis sin velo lo que se dice allí
de los Kalpas Hindúes.
“Los Vrihaspatis, o los períodos llamados yugas, y Kalpas, son vivos problemas
para resolver. Los ciclos de cronología Satya-Yuga y el Buddhi (3) podrían hacer una
horrible oposición matemática al conjunto de cifras. El Maha-Kalpa incluye un número
de períodos incontables, lejos….. (4)
Los trabajos exotéricos Brahmánicos dan 4.320.000.000 años como la duración
de un gran Kalpa, un “Día de Brama”. Esto incluye todas las siete “Rondas” de nuestra
cadena planetaria, i.e., el período de la existencia humana sobre diferentes planetas en
diferentes Rondas juntas, que son llamadas “Oscuraciones” o el período de descanso
para la humanidad entre dos planetas, en su travesía del uno al otro, después que su siete
Razas han evolucionado sobre aquel planeta. También, incluye el período de Sandhi
(ocaso) que es igual a un Satya Yuga. Si tomamos la figura de arriba, como nuestra
base, de acuerdo a ciertas series matemáticas, explicadas más adelante, obtenemos los
siguientes resultados:

Años
Primera Segunda Tercera Cuarta Quinta Sexta Séptima
Ronda Ronda Ronda Ronda Ronda Ronda Ronda
154.285.714 308.571.428 462.857.142 617.142.856 771.428.570 925.714.284 1.079.999.998 4.319.999.992
(5)

Tenemos así 617.142.856 años como el período de nuestra Cuarta Ronda. Y


como la “Noche de Brahma” o el período de Descanso, es siempre igual al “Día de
Brama” o el período de actividad en cada planeta, —el período de actividad en esta 4ª
Ronda es igual a—308.571.428 años. Por lo tanto, excede el período de duración dado
por nuestro Manvantara (308.448.000 años) en los cálculos Brahmánicos, sólo por
123.428 años; y esto podría ser sacado si al hacer este cálculo substraemos de él la
coincidencia del período de Kalpa con su equivalente de un Satya Yuga y que los
Brahmanes por propósitos de secreto esotérico han agregado al “Día de Brahma”…
… la misma progresión aritmética, como la de arriba y explicada (6) más adelante, lo
siguiente e la duración de la humanidad sobre cada Planeta en nuestra cuarta Ronda,
durante el período de su actividad:

Años
Planeta A Planeta B Planeta C Planeta D Planeta E Planeta F Planeta G
11.020.408 22.040.816 33.061.224 44.081.632 55.102.040 66.122.448 77.142.856 308.571.414 (7)

Ahora, se verá que 44.081.632 años es el Período Humano de Actividad de


nuestro Planeta en esta Ronda. Aplicando a este período, la misma proporción que
arriba, explicada más adelante, obtenemos los siguientes resultados: —

DURACIÓN DE CADA RAZA EN NUESTRA RONDA


SOBRE NUESTRO PLANETA

Primera Segunda Tercera Cuarta Quinta Sexta Séptima


Raza Raza Raza Raza Raza Raza Raza
Años 1.574.344 3.148.688 4.723.032 6.297.376 7.871.720 9.446.064 11.020.408 44.081.632
442

El lector observará que en los cálculos de arriba hemos dado la clave para el
entendimiento de estos diferentes períodos. Hasta ahora, los trabajos exotéricos sólo dan
el período del día de Brahma, sin dar ninguno de los otros períodos que puedan ayudar
al descubrimiento del secreto, o dar aquella misma clave que puede dar los resultados
ahora mostrados arriba. Pero si tenemos el período del Día de Brahma y si conocemos
que hay siete rondas, que cada ronda cubre siete planetas, que el período de descanso de
un planeta en cada ronda es igual a aquel de su actividad, y si a todo este conocimiento
aplicamos la clave de las series de progresión aritmética del septenario, entonces
obtenemos los números como se dieron arriba. Hay un levantamiento gradual de uno a
siete. La duración de la existencia de la humanidad durante las Siete Rondas es
1:2:3:4:5:6:7. En cada Ronda, la duración de la existencia de la humanidad, sobre los
siete planetas de nuestra cadena es 1:2:3:4:5:6:7. El período de existencia humana en
siete razas, sobre un planeta, es otra vez 1:2:3:4:5:6:7. Ahora, como en el planeta
evolucionan las 7 razas en sucesión, antes de que la humanidad pueda pasar al próximo
planeta, el intervalo entre la desaparición de la humanidad de un planeta y su
reaparición en el próximo, es igual a su existencia sobre el planeta que acaba de dejar.
Tomando entonces 4320 millones como el día de Brahma, y calculando de acuerdo a las
explicaciones arriba, llegaras a los resultados dados arriba. Es digno de atención que en
los trabajos exotéricos Hindúes, el período del Manvantara (Una Ronda) es dado en 308
millones, por hablar en números enteros. Ahora, dos razones pueden ser asignadas para
la adopción de aquel curso. En primer lugar, la duración de la 4ª Ronda de acuerdo a los
cálculos de arriba es 617 millones otra vez, para usar una figura entera. Ahora, ya
hemos establecido que el período de actividad de la cadena planetaria en una ronda es
igual a su período de descanso durante la misma ronda, mientras la humanidad descansa
en su paso de planeta a planeta. Así, divide el período de al 4ª Ronda en dos partes
iguales; y tienes 308 millones y pico como el período Manvantárico de nuestra Ronda.
Así, el período de nuestra Ronda pudo haber sido tomado, en primera instancia, como el
período Manvantárico. La segunda razón puede ser esta. Nuestro planeta estando
exactamente en la mitad del período y nosotros estando en el medio de las siete rondas,
el período de nuestra ronda pudo haber sido tomado para denotar el período
Manvantárico promedio, así, al mismo tiempo, dando una clave en una forma velada al
misterio de la progresión geométrica. Ya hemos establecido que las figuras de arriba son
exactas, si los cálculos exotéricos de los Brahmanes del día de Brahma son correctos.
Pero, otra vez, podemos establecer aquí que la figura no es dada correctamente en
números exotéricos. Podemos agregar, sin embargo, que las explicaciones dadas por
nosotros sobre las progresiones, etc., son hechos y pueden ser fielmente utilizadas
cuando cualquiera de las figuras, descritas arriba, son correctamente conocidas—al
calcular todos los descansos de las figuras. Y hemos explicado estos procesos porque
sabemos que ninguno de los números exactos será dado jamás, ya que ellos pertenecen a
los Misterios de las Iniciaciones y a los Secretos de la oculta influencia de los Números.

NOTAS

(1) El original se encuentra incompleto en este punto. (Nota del compilador)


(2) Ver más adelante las series de Manus citadas de Theosophist, Julio de 1883.
[Ver S.D. II, p. 69]
(3) Aprovechamos esta oportunidad para corregir los muchos errores tipográficos
encontrados en Isis. Habiendo sido estereotipados sobre planchas, todas las
ediciones sexta y séptima de la obra fueron reproducidas con su primitiva errata.
443

(4) [Es evidente que una página o más del original están extraviadas en este punto.
La oración en Isis sin velo, Vol. I, pp. 31-32, finaliza con las palabras: “… de
regreso a las edades antediluvianas”. Es interesante notar que H.P.B alteró
“Budístico” por “Buddi”. —El recopilador].
(5) Será obvio que para tener números enteros, hemos, en nuestros cálculos, omitido
fracciones. Así, en el “Día de Brahma” completo, hemos dejado fuera un
período de ocho años. Debería notarse también que en el período de cada
“Ronda” en la tabla de arriba significa el período de Actividad planetaria y el
Descanso interplanetario.
(6) [El original está dañado en este punto, y el significado complete de la oración se
ha perdido. —El recopilador].
(7) Por motivo de tener números enteros, somos obligados otra vez a dejar de lado
fracciones y por ello hay una diferencia insignificante. Esta figura cuando es
doblada, dará 28 años menos que el período de la 4ª Ronda mencionado arriba.
Aquí en el período de actividad tenemos una diferencia de sólo catorce años.

SOBRE LA SEUDO-TEOSOFÍA
Mientras más honrado sea un hombre menos asumirá el aire
de santo. La actitud relamida de santidad, es una mancha en la
cara de la devoción. Lávate

Lo más difícil en la vida es conocerse a sí mismo. Tales

¿DEBERÍAMOS TAMIZAR EL GRANO Y ALIMENTARNOS DE LAS CIZAÑAS?

E l genio que preside en la oficina del “Daily News”, concita contra el “Lucifer”, en
su número del 16 de Febrero. Ironiza la presunta angustia de algunos teósofos
según los cuales, nuestra novela de episodios: “La Imagen Parlante de Urur”, de nuestro
colega, el doctor F. Hartmann, es una tentativa por burlarse de la Sociedad Teosófica.
El gracioso editor del “Daily News” toma la oportunidad para ridiculizar a “Madame
Blavatsky”, observando de ella: “ no concuerda con el punto de vista” tomado por
algunos pesimistas y termina por expresar su temor de que “las dudas suscitadas no se
aplacarán fácilmente.”
Ride, si sapis (ríete si sabes). Publicamos la novela satírica: “La Imagen Parlante de
Urur”, precisamente porque es nuestro deseo que las “dudas” suscitadas, alcancen a
quienes el sentido de personalidad y presunción, aun no ha sofocado, completamente,
sus mejores sentimientos, forzándoles a reconocerse en la “Imagen Parlante”.
Esta manera de portarnos, muy inusual por parte de los editores, es decir: publicar
una sátira que para los miopes parece endilgarse a sus dioses y partidos, sólo porque
están incapacitados para percibir la filosofía subyacente y la moral que encierra, ha
creado mucho tumulto en los periódicos.
Las varias agencias de prensa metropolitana, cada mañana inundan nuestras mesas
de desayuno con críticas, advertencias y comentarios sobre esta conducta muy inédita.
Por ejemplo, un corresponsal bondadoso del “Lancashire Evening Post” (18 de
Febrero), escribe lo siguiente:
444

La editora de “Lucifer” ha hecho una cosa intrépida. Está publicando una historia
titulada: “La Imagen Parlante de Urur”, destinada a satirizar a los falsos profetas de la
Teosofía para que se justifiquen los verdaderos. Aprecio, por completo, la intención;
pero, desafortunadamente, hay unos teósofo, mentalmente débiles, que lo único que
captan en el cuento simpático de Hartmann, es una caricatura de su creencia total. Así
se han quejado con ;Madame Blavatsky, la cual, en ‘Lucifer’, contestó que: “la
historia ridiculiza más a los enemigos y a los detractores de la Sociedad Teosófica,
que a los pocos teósofos cuyo entusiasmo pudo haberlos llevado a los extremos.”
Desdichadamente, esto no es muy exacto. El héroe de la novela, un cierto Pancho, es
uno de estos entusiastas y, él y los’adeptos’ falsos que lo acompañan, son el blanco
del ridículo. Sin embargo, parece que, jamás se le ocurrió a Madame Blavatsky ni a
Hartmann lo siguiente: en el momento en que ridiculizan un elemento en la fe, aunque
sea algo falso, puedes sacudir la confianza de muchos por no decir de la mayoría de
los creyentes, debido a la simple razón de que carecen de todo sentido del humor. La
alta sacerdotisa del culto, puede tener este sentido por razones obvias; pero es
probable que sus discípulos se pierdan, si empiezan a reírse y, si no pueden reírse, se
sentirán confusos e indignados. Ofrezco esta explicación con toda humildad a
Madame Blavatsky, la cual ha experimentado algo de los efectos de la sátira.
Así es y aun más, dado que, según los miembros de la S.T. que han leído la historia
completa, Madame Blavatsky es, precisamente, el blanco contra el cual esta sátira se dirige.
Y si “Madame Blavatsky”, que es, presumiblemente, la “Imagen Parlante”, no objeta por
ser representada como una especie de loro mediúmnico; ¿por qué otros teósofos deberían
hacerlo? Especialmente en el caso de un teósofo, él debería tener siempre presente el
consejo de Epíteto: “Si se habla mal de ti y si esto es verdadero, corrígete; si es una
mentira, ríete de ella.” Damos siempre la bienvenida a una sátira aguda y desafiamos el
ridículo o cualquier esfuerzo en esta dirección, para matar a la Sociedad Teosófica, siempre
que ella, como grupo, permanezca fiel a sus principios originales.
En lo que atañe a los otros peligros tan gentilmente presentados por el “Post”, la “alta
sacerdotisa” reconoce las objeciones benévolas, respondiendo y dando las siguientes
razones: durante años, el lema escogido de la Sociedad Teosófica ha sido: “No hay
Religión más elevada que la Verdad” ; el objetivo del “Lucifer” se encuentra en el
epígrafe de la portada, es decir: “para traer a la luz las cosas escondidas de la oscuridad”.
Si la editora de “Lucifer” y los Teósofos no traicionan estas dos proposiciones,
permaneciendo fieles a su causa, deben comportarse con imparcialidad perfecta y, por ende,
no pueden protegerse a sí mismos más que a las personas externas a la S.T. o hasta a sus
enemigos. En el caso de los ‘teósofos mentalmente débiles’, si es que hay, ellos pueden
cuidarse a sí mismos como mejor les plazca. Si los “falsos profetas de la teosofía” se
dejan intocados, muy a menudo, los verdaderos, como ya
aconteció, se confundirían con los falsos. Ha llegado el momento de tamizar nuestro
grano y descartar las cizañas. La Sociedad Teosófica ha crecido enormemente y si
dejamos en paz a los falsos profetas, los impostores ² y hasta a los bobos mentalmente
débiles; entonces, muy pronto, la Sociedad Teosófica correrá el riesgo de convertirse en un
grupo fanático escindido en 300 sectas, como los protestantes; cada una odiando a las
demás y todas inclinadas a demostrar la verdad con hipérboles monstruosas, esquemas y
farsas idiotas.
Nosotros no creemos en permitir la presencia de elementos falsos en Teosofía por el
temor, en verdad, que si hasta “un elemento falso en la fe” es ridiculizado, éste “puede
sacudir la confianza” en el entero. Si esto fuese cierto, el cristianismo hubiera debido ser el
primero en desaparecer hace siglos, bajo los duros golpes que sus reformadores asestaron a
445
sus varias iglesias. Ningún filósofo, ningún místico o ningún estudiante de simbolismo,
jamás podrá burlarse o descreer la alegoría y concepción sublime del “Segundo
Advenimiento”; ya sea en la persona de Cristo, Krishna, Sosiosh o Buda. El Avatar Kalki
es una creencia universal, es decir: el último (no el “segundo”) Advenimiento: la aparición
del “Salvador de la Humanidad” o la “Fiel” luz de la Verdad, sobre el Caballo Blanco de la
Muerte, la muerte de la falsedad, la ilusión y el ídolo o la adoración personal.
A pesar de todo, ¿deberíamos, quizá, denunciar el comportamiento de ciertos
“Segundos Adventistas” (como en el caso de América)? ¿Cuáles cristianos verdaderos ,
que ven a sus correligionarios ponerse en ridículo o envilecer su fe, se abstendrían de
censurarlos pública y privadamente, por temor que este elemento falso expela del
cristianismo al resto de los creyentes? ¿Pueden , algunos de ellos, elogiar a sus
correligionarios para encaramarse, periódicamente, en un estado de paradisíaca
imprudencia, sobre los techos de sus casas, los árboles y los lugares elevados, para esperar
el “advenimiento”? No cabe duda que quienes esperan adelantarse a sus Hermanos más
lentos para ser aferrados primero y llevados, físicamente al cielo, son tan buenos cristianos
como cualquier otro. ¿No deberían ser regañados por su estulticia de igual modo? ¡ Extraña
lógica!

EL SABIO COTEJA A LA VERDAD; EL TONTO, A LA ADULACIÓN.

A pesar de todo, es mejor que nuestras filas se reduzcan, en vez de que la Sociedad
Teosófica siga siendo ridiculizada por las exageraciones de algunos fanáticos y las
tentativas de varios charlatanes por recabar provecho de un programa ya preparado. Estos,
al desfigurar y al adaptar el ocultismo para sus fines sórdidos e inmorales, degradan el
movimiento entero. Un escritor observó que: si uno conociera al enemigo contra el cual
precaverse mayormente, el espejo le reflejaría, con mucha probabilidad, la imagen de su
rostro. Esto es muy cierto. Si el primer objetivo de nuestra Sociedad no fuese el estudio
de nosotros mismos; sino el encontrar falla en todos, excepto en nosotros; entonces la
Sociedad Teosófica estaría destinada a convertirse, como ya ha acontecido en ciertos
centros, en una Sociedad de admiración mutua, un sujeto adecuado para la sátira de un
observador tan agudo como sabemos que es el autor de “La Imagen Parlante de Urur.” Este
es nuestro punto de vista y nuestra posición. “Que así sea; si en verdad he errado, mi error
se queda conmigo mismo.”
Estamos muy conscientes de que ésta no es la posición de otras revistas que conocemos:
diarias, semanales, mensuales o trimestrales. Pero éstas son los órganos públicos de las
masas. Cada una debe congraciarse con esta o la otra facción política o social y está
destinada a “aullar con los lobos”, aunque le guste o no. Nuestros órganos y especialmente
el “Lucifer”, son o deberían ser, los fonógrafos de la Sociedad Teosófica, un cuerpo
colocado fuera y más allá de todo centro de puntos de vista arbitrarios.
Estamos conscientes, aunque con dolor, que: “quien dice la verdad es expulsado de
nueve ciudades”; esa verdad no le gusta a la ecúmene y, puesto que los seres humanos
deben aprender a amar la verdad antes de que crean profundamente en ella, las
verdades que presentamos en nuestra revista son, para muchos y a menudo, tan
amargas como la bilis. Esto es inevitable. Si adoptáramos cualquier otro curso, no
sólo el “Lucifer”, un órgano muy humilde de la Teosofía; sino la Sociedad Teosófica
misma, pronto perdería su razón de ser, convirtiéndose en una anomalía.
Sin embargo, ¿quién se sentará en el asiento del que desprecia? ¿Es aquél de corazón
tímido, quien tiembla a toda opinión que el “Lucifer” expresa de manera excesivamente
intrépida, por temor que se disguste ese segmento de lectores u ofenda esta otra clase de
suscriptores? ¿Es acaso quien ama el panegírico personal y por ende se resiente por toda
446
observación, a pesar de su expresión cortés, si contrasta con sus nociones o no respeta sus
ideas favoritas?
[...]Soy el Señor Oráculo
¡Y cuando abro mis labios, que ningún perro ladre!
Es cierto que aprendemos más y sacamos más provecho de la crítica que de la adulación
y
enmendamos nuestra manera de comportarnos, más por medio del abuso de nuestros
enemigos que por la adulación ciega de los amigos. Las sátiras como el “Ídolo Caído” y los
chelas como Nebelsen, han hecho más bien a la Sociedad Teosófica y a algunos de sus
miembros, que cualquier novela ‘teosófica’; ya que han revelado, poniendo el dedo en la
llaga, las exageraciones extravagantes de más que un entusiasta.
La auto-abnegación es posible sólo para quienes han aprendido a conocerse a sí
mismos. Estos seres no confundirán jamás el eco de la voz interna, del deseo y de la
pasión egoístas, por la voz de la inspiración divina o una invocación de su MAESTRO.
Tampoco el chelado es compatible con la sensibilidad mediúmnica y sus
alucinaciones. Por lo tanto, todos los sensitivos que hasta la fecha han forzado el
camino al discipulado, se han, generalmente, convertidos en estrafalarios y, a la larga,
han puesto es ridículo a la Sociedad Teosófica.
Después de la publicación del “Ídolo Caído”, más de una de tales exhibiciones se
detuvo. Quizá “La Imagen Parlante de Urur” ofrezca el mismo servicio o aun mejor. Si
ciertos rasgos de las varias personas dramáticas colindan, en algunos particulares, con
ciertos miembros que aun pertenecen a la Sociedad teosófica; otros caracteres, los más
exitosos, se parecen, más bien, a ciertos ex -miembros; fanáticos del pasado, enemigos
viscerales actuales, pero siempre tontos presuntuosos. Además, “Puffer” es una fotografía
polifacética y muy explícita. Puede ser la de varios miembros de la Sociedad Teosófica,
sin embargo se parece, también, a una víctima ilusionada de otras falsas Sociedades
Esotéricas y Ocultas. Una de éstas acaba de brotar en Boston, Estados Unidos, que ahora
nuestros teósofos están cortando a su nivel embrionario, desenmascarándola.
Estos son los “adeptos solares” tratados en nuestro editorial de Enero, las almas malditas
de empresas comerciales sin vergüenza. Ningún evento podría reivindicar la posición de
nuestra revista, mejor que el desenmascaramiento oportuno de los pseudo- adeptos, esos
“Sabios de las Eras” que pensaron negociar la sed pública de lo maravilloso, hasta lo
absurdo. Hicimos bien en tratarlos como aconteció en el editorial mencionado. Fue el
momento propicio y afortunado para nosotros, haber señalado a los cabecillas de esta
vergonzosa especulación, la venta de un conocimiento oculto falso. Comportándonos de
esta forma hemos evitado, a la Sociedad Teosófica, un grande y nuevo peligro, es decir: que
charlatanes sin escrúpulos se confundiesen por teósofos. La prensa americana ya los ha
tildado de teósofos, puesto que ha sido descarriada por las mentiras de estos impostores y
sus publicaciones pletóricas de términos filosóficos orientales, con ideas que han robado,
por completo, de nosotros, sólo para mistificarlas y aplicarlas mal.
Algunos periódicos, quizá por impertinencia o verdadera malicia, han titulado sus
artículos sensacionalistas así: “Teósofos Pícaros” y “Teósofos Patognomósticos”, etc, etc.
Esta es pura ficción. El editor de la revista “Esoteric” jamás ha sido miembro de nuestra
sociedad o de ninguna de sus numerosas sucursales. “Adhy-Apaka” o sea: el Ethnomedon
y el Enphoron helénico o mejor dicho: greco-tibetano, Ens.-movens Om mane padmi
AUM”, fue nuestro enemigo desde el principio de su carrera. Como él mismo dijo sin
pudor a un reportero”nosotros, los teósofos, los odiábamos por sus ¡numerosas virtudes!”.
Ni siquiera el Sabio “se ha doblado bajo el peso de los siglos”, el Vidya Nyaika dijo que lo
representaba una persona llamada Eli Ohmart, que no tenía ningún nexo con la Sociedad
Teosófica. Los dos beneméritos, análogamente a dos venenosas arañas astutas, tejieron su
447
amplia telaraña, atrapando en ella muchas moscas americanas. Gracias a la energía de
algunos de nuestros miembros de Boston, hoy los dos horrendos profanadores de la
filosofía oriental, han sido desenmascarados. Repitiendo las palabras del “Boston Globe”,
éste es:

EL EXTRAÑO RELATO QUE PODRÍA CONTINUAR EN LA CORTE

“Si no se arresta a nadie, seguiré con el trabajo; pero si causan problemas, me quedaré
encarando las circunstancias”.
Anoche, Irma Erastus Butler, el filósofo esotérico que vive en el 478 Shawmut avenue,
expresó este sentimiento a un reportero del “Globe” con tal aplomo, como si uno hiciese
una observación casual acerca del clima:
Esto es el trasfondo de un relato largo, complicado, embrollado, extraño,
místico, científico e histérico; un cuento de amor e intriga, de aventura, de un
presunto fraude y, hasta cierto punto admitido, de acusaciones de inmoralidad
horrible e indescriptible, de comunión con espíritus encarnados y desencarnados
y, especialmente, es un relato de dinero. En síntesis, es un cuento que cansa la
cabeza y hace caer en congoja el corazón si uno trata de seguir todos los detalles
laberínticos, contando los dientes de sus engranes dentro de otros engranes. Un
relato que, muy probablemente, seguirá en las cortes, donde el juez, los jurados
y el abogado tendrán una oportunidad de devanarse los sesos sobre casi todo
misterio en el universo conocido.

Estos son los héroes acerca de los cuales, ciertos teósofos tímidos, los que concitaron
contra la publicación de “La Imagen Parlante de Urur”, nos aconsejaron que los dejáramos
en paz. Si no fuese por esa reluctancia a exponer hasta las cosas y las acciones personales,
nuestro editorial hubiera sido más explícito. Muy lejos de nosotros está el deseo de “atacar”
o “denunciar” aun a nuestros enemigos, mientras que sólo nos perjudican, personal e
individualmente. Pero en este caso, todo el cuerpo teosófico, ya el blanco de malignidades,
contrastes y persecuciones, estaba en peligro y su destino era incierto debido a esa
impertinente especulación pseudo- esotérica. Por lo tanto, no es un verdadero Teósofo
aquél que sostiene, en presencia del escándalo de Boston, que no actuamos
correctamente cuando desgarramos las máscara mojigata de la misericordia hipócrita
y de la “Sabiduría de las Edades”, que cubría la cara escarnecedora de la inmortalidad
más bestial de la insaciable codicia por el lucro y la impertinencia, impermeables al
fuego, al agua y a la policía.
¡Trasciende todo entendimiento, tratar de comprender cómo unas mentes, aun de
inteligencia ordinaria, puedan quedarse atrapadas en este tinglado tan transparente, exhibido,
públicamente, por estos dos eminentes: Adhy-Apaka y Vidya Nyaika, que la prensa
americana descubrió que eran: Irma E, Butler y Eli Ohmart! Es suficiente leer el folleto que
los dos colegas emitieron para notar, a primera vista, que era una simple repetición, más
amplia, más explícita y con un programa más largo e intrépido que la ahora difunta
organización “H.B.L.” que, hace cuatro años, solicitó, misteriosamente, el interés de las
personas “insatisfechas de los Mahatmas Teosóficos”. Los panfletos: “El Llamado de lo
Invisible y lo Desconocido”, “Lo Interno de lo más Recóndito” y el mensaje a “Los
Despiertos”, están compuestos de doscientas páginas pletóricas de las insensateces más
descabelladas. Pantognomos y Ekphoron ofrecen enseñar a los incautos: “Las leyes de
Ens., Movens y Om” y luego piden dinero. Vidya Nyaika y Ethnomedon se proponen
iniciar a los ignorantes en una “filosofía apriorística Sambudista (?) de Kapila” y ruegan que
448

se les entregue pingues sumas. La historia es tan vil que no nos gusta manchar nuestras
páginas con sus detalles. He aquí la moraleja de la fábula.

DESDEÑASTE LA SUSTANCIA Y HAS AFERRADO LA SOMBRA

Nuestra Sociedad Teosófica ha estado frente al público por catorce años. Sus tres
objetivos son: infundir un poco más de sentimiento fraterno mutuo en la humanidad;
investigar los misterios de la naturaleza desde el aspecto Espiritual y Psíquico y rendir una
justicia tardía a las civilizaciones y a la Sabiduría de las naciones orientales pre-cristianas.
Por lo tanto, si no hizo todo el bien que una Sociedad más rica hubiera podido hacer,
ciertamente no fue fuente de ningún mal. Atraía sólo a quienes no habían encontrado
ninguna ayuda, en ningún otro sitio, a sus perplejidades. Llamaba la atención de aquellos
que se encontraban perdidos en los enigmas psíquicos del espiritismo y de aquellos que no
lograban soportar la lóbrega atmósfera del escepticismo moderno y, buscando en vano la luz
de los misterios insondables enseñados por la teología de las mil y sectas cristianas, habían
abandonado toda esperanza para solucionar cualquier problema de la vida. Durante los
primeros dos años de existencia de la Sociedad Teosófica, no se cobraba nada por la entrada;
después, cuando la correspondencia y los gastos de envío llegaron a centenares de esterlinas
por año, los nuevos miembros debían pagar una esterlina por su diploma. A menos que uno
quisiera sostener el movimiento, uno podía permanecer como Miembro toda su vida sin que
se le pidiera un cinco y, dos tercios de nuestros miembros jamás has puesto sus manos en
los bolsillos, ni se les pidió que lo hiciesen. Los que sostuvieron la causa fueron, desde el
principio, unos pocos Teósofos devotos, que laboraron incondicionalmente y sin esperanza
de recompensa. Sin embargo, no hubo asociación más insultada y escarnecida que la
Sociedad Teosófica. Jamás se les endilgo, a los miembros de ningún grupo, los términos
más desdeñosos con los cuales se apodaron a los miembros de la Sociedad Teosófica desde
el principio. La Sociedad nació en América, por ende, se le consideraba sin favor y
sospecha en Inglaterra. Se nos tildó de tontos, pícaros, víctimas y estafadores, antes de que,
la benévola interferencia de la Sociedad para la Búsqueda Psíquica, tratara de construir su
reputación en la ruina de la teosofía y del espiritismo.
Sin embargo, sus tentativas fracasaron. Pero cuando nuestros enemigos prevalecieron y,
a fuerza de calumnias e invenciones, lograron colocar, ante el público crédulo, siempre
sediento de escándalos y sensacionalismos, simples conjeturas como hechos irrefutables y
comprobados, fue la prensa americana la que denunció, con más vehemencia, a la teosofía y
el público americano fue el más dispuesto a beber y a burlarse de las calumnias inmerecidas
dirigidas a los fundadores de la Sociedad Teosófica. Sin embargo, fue el público
americano el primero a quien se le comunicó, por medio de la Sociedad Teosófica, la
existencia real de los Adeptos Orientales en las Ciencias Ocultas.

Tanto los ingleses, como los americanos, desdeñaron y escarnecieron, hasta los
espiritistas y los místicos, que habrían debido tener más discernimiento, no quisieron verse
involucrados con los Maestros de Sabiduría paganos. Según ellos, los Maestros era “una
invención de los Teósofos”: todo era una simple “ilusión”; ya que estos Maestros se
parecían demasiado a los hombres reales.
A ningún miembro se le pidió que los aceptara, a menos que quisiera hacerlo por sí solo, ni
jamás se pretendió que fueran algo sobrenatural, excepto, quizá, en los casos de
imaginación excesivamente ardiente de los creyentes ciegos. Además: estos Maestros
dieron y a menudo ayudaron con dinero, a los teósofos pobres, sin pedir, jamás, algo a los
ricos. Ellos nunca pretendieron ser dioses, ni espíritus; ni gratificaron las efusiones y las
creencias sentimentales de las personas.
449

Finalmente, estos americanos recibieron lo que su corazón anhelaba: un ideal auténtico


de un adepto y de un mago. Un criatura que tiene varios millares de años. Un verdadero
“budista-brahmino” que apela a Jehová o Jahveh, habla del Cristo y del Ciclo mesiánico y
los bendice, al mismo tiempo, con un amen y con un “Om mane padmi hum”, aligerándolos,
también, de 40 mil dólares, antes de que lo hayan adorado por un mes [...]. Wullahy, Allah
es grande y “Vidya Nyaika” es su único profeta. En realidad, sentimos muy poca piedad por
las víctimas. ¿En comparación con esto, qué es la psicología que algunos usan como
pretexto, diciendo que ciertos teósofos la ejercen sobre sus victimas? Lo antes dicho
necesita unas cuantas palabras de explicación.

LA IGNORANCIA NO ES, DEL TODO, UNA BENDICIÓN

Todos saben que, entre unos pocos miembros de la Sociedad Teosófica, existe una
creencia tácita, sin embargo a menudo expresada abiertamente, según la cual: una teósofa
prominente entre los guías de la Sociedad, psicologiza a todos los que entran en su radio de
influencia. Docenas, no, centenares, fueron y aun son “psicologizados”. El efecto hipnótico
parece ser tan intenso que transforma, virtualmente, a todos estos “desdichados” en bobos
irresponsables, simples cifras e instrumentos de la Circe teosófica. Unos “sabios”
occidentales dieron origen a esta creencia estulta; ya que no querían admitir que la susodicha
poseía algún conocimiento o algunos poderes y, determinados a desacreditar su víctima;
pero sin poder explicar ciertos eventos anormales, llegaron a este pretexto lógico y favorable
para salirse de sus dificultades.
La teoría encontró un terreno agradecido y fértil. Desde entonces, cada vez que algún
miembro que tenía una relación teosófica con dicha “psicologizadora”, discrepa, en
opiniones de carácter metafísico o puramente administrativo, con algún otro, “determinado a
imponer sus ideas”, de inmediato él se vale de la solución favorita: “¡Oh ha sido
psicologizado!”. La palabra mágica salta en la arena de la discusión como un muñeco en
cajón, explicando, de forma plausible, la actitud de los “rebeldes”.
Por supuesto, la presunta “psicología” no tiene, en realidad, ninguna existencia fuera de
la imaginación de quienes son demasiados vanidosos para permitir que cualquier oposición a
sus decretos sabios y autocráticos, estribe en algún otro terreno que no sea el de la
interferencia fenoménica, más bien, mágica, con su voluntad. Un breve análisis de los
efectos Kármicos que tal ejercicio produciría, pueden demostrarse interesantes para los
teósofos.
Hasta en el plano terrenal, puramente físico, la irresponsabilidad moral asegura la
impunidad. Los padres deben responder por sus niños, los tutores y los guardianes por sus
estudiantes y cautivos y hasta las Cortes Supremas han admitido circunstancias atenuantes
para criminales que han probado que cometieron un crimen bajo la influencia de una
voluntad más fuerte que la de ellos. ¿Cuánto más interesante, esta ley de simple justicia
retributiva, debe actuar sobre el plano psíquico? Entonces, es fácil inferir cuál puede ser la
responsabilidad que uno se acarrea usando estos poderes psicológicos ante el Karma y sus
leyes punitivas. ¿Acaso no es evidente que hasta la justicia humana reconoce la
imposibilidad de castigar a un idiota irracional, un niño, un menor de edad, etc., tomando en
consideración, aun, las causas hereditarias y las influencias familiares negativas?
Entonces: la Ley de Retribución que llamamos Karma, ¿acaso no debe visitar con
una severidad centuplicada, a quien priva a los seres humanos razonables y pensantes
de su libre albedrío y de sus poderes racionales? Desde el punto de vista oculto, la
acusación es simplemente de magia negra, de fascinación. Sólo un Dugpa, con el
“Avitchi” que lo aguarda al final de su ciclo de vida, podría arriesgarse a hacer tal cosa.
¿Aquellos que están tan prontos a arrojar estas acusaciones sobre las cabezas de las personas
450

que se les oponen, han alguna vez comprendido el sentido tan terrible que tal incriminación
implica? Lo dudamos. Ningún ocultista, ningún estudiante inteligente de las leyes
misteriosas del lado “nocturno de la Naturaleza” y ninguno que sabe algo sobre el
Karma, nunca sugeriría tal explicación. ¿Cuál adepto o hasta un chela modernamente
informado,

quisiera correr el riesgo de un futuro interminable, interfiriendo con y, por ende,


asumiendo la deuda Kármica de todos aquellos que psicologiza para que se conviertan,
simplemente, en los instrumentos de su dulce voluntad?
Este hecho parece tan evidente y tangiblemente tajante, que es absurdo llamarlo a la
memoria de quienes se ufanan de conocer todo acerca del Karma. ¿Acaso no es suficiente
llevar la carga de saber que: desde el nacimiento hasta la muerte, la unidad menor y menos
importante de la familia humana, ejerce una influencia sobre cada otra unidad a la cual se
acerca o con la cual entra en contacto, recibiendo, a su vez y tan inconscientemente como
respira, la influencia de esta última? Cada uno de nosotros añade o disminuye la suma total
de felicidad o de tristeza humana, “no sólo del presente, sino de toda era siguiente de la
humanidad”, como lo demuestra tan hábilmente Eliu Burrit, cuando escribe:
En el Universo no existe lugar aislado ni nicho oscuro a lo largo del disco de
la no-existencia, del cual el ser humano pueda incomunicarse del trato con la
gente y donde pueda retirarse de la influencia de su existencia sobre el destino
moral del mundo. Por todos lados se sentirá su presencia o ausencia, por todos
lados tendrá compañeros a los cuales su influencia benefició o lastimó. El hecho
de que estamos formando caracteres para la eternidad, es un viejo dicho, cuya
importancia es tremenda y sondeable. ¡Formar caracteres! ¿De quién? ¿Los
nuestros o los ajenos? Ambos y en este hecho axial yace el peligro y la
responsabilidad de nuestra existencia. ¿Quién puede abarcarlo con el
pensamiento? Millares de seres humanos entran, anualmente, en la eternidad con
caracteres distintos a los que llevarían allí si yo no hubiese existido. La luz del
sol de ese mundo revelará mis huellas digitales en sus formaciones primarias y
en sus estratos sucesivos de pensamiento y vida.
Estas son las palabras de un pensador profundo y si el simple hecho que
vivimos, cambia la suma total de la felicidad y la tristeza humana, en un modo que,
debido a nuestra ignorancia, somos enteramente irresponsables, ¿cuál será el
decreto Kármico en la cuestión de influenciar a centenares de personas por medio
de un acto ejecutado y perpetrado durante años con premeditación y con la
conciencia plena de lo que estamos haciendo?
En efecto, al hombre o a la mujer, depositarios inconscientes de estos
poderes peligrosos, les convendría no haber nacido. El remolino de los
nacimientos sucesivos sin descanso alcanzará al Ocultista que ejerce
dichos poderes inconscientemente. Infausto aquél que, en esta serie
incesante y miserable de Avitchis terrenales; en ese interminable eón de
tortura, sufrimiento y desesperación durante la cual, análogamente a la
ardilla destinada a nacer gira la rueda de cada movimiento, se lanzará de
una vida de miseria a otra, despertándose, cada vez, con una carga fresca
de Karma ajeno que él se habría atraído. ¿No es suficiente que los de afuera
nos consideren como “fraudes, estrafalarios e infieles” sin que nuestros miembros
nos identifiquen como hechiceros y brujas ?

EL GÉNERO “INFIEL” Y SU GAMA


451

Es cierto decir que la gama de infieles es copiosa y que un “infiel” difiere de otro; así
como un perro danés para la caza del jabalí se distingue de un perro mestizo de la calle. Una
persona puede ser la infiel más heterodoxa con respecto a los dogmas ortodoxos. Sin
embargo, si se proclama enfáticamente cristiano, algunos considerarán esa heterodoxia
simplemente como “el tipo exaltado que se eleva sobre todas las formas humanas”, aun
cuando llega al punto de decir que: “la religión revelada es una impostura”.
Un “cristiano” del género puede, como lo hizo el difunto Laurence Oliphant, ventilar una
teoría aun más sorprendente. Puede afirmar que, según él:”de vez en cuando, la Influencia
Divina emana a sí misma, por así decirlo, en personas descomunales. Sakyamouni era un
ejemplo; Cristo otro; incluyo, en esta categoría, al señor Lake Harris, que es, en realidad, el
nuevo avatar” y aun sigue siendo un cristiano “muy digno” a los ojos de la “Buena
Sociedad”. Sin embargo, si un “infiel” de la Sociedad Teosófica dijera lo mismo (omitiendo
lo absurdo de englobar en la lista de los Avatares al americano Lake Harris), ningún
denuesto con que el clero y los periódicos rastreros lo cubrirán, será considerado tarde.
Esto parece, justamente, a las paradojas de la Era; aunque la idea de los Avatares tiene
una gran nexo con el Karma y el Renacimiento y esta creencia en la reencarnación no tiene
nada que pueda

militar contra las enseñanzas de Cristo. Además: afirmamos como lo hizo Pablo, los
sinópticos y casi todos los primeros padres de la iglesia, omitiendo pocas excepciones, la
aceptaron; mientras, en realidad, algunos enseñaron la doctrina.

NO PUEDES SERVIR A DOS AMOS A LA VEZ

Entre lo sublime y lo ridículo hay sólo un paso y el Karma actúa a lo largo de toda línea,
sobre las naciones y los seres humanos. El Mikado japonés está tambaleándose hacia su fin
por haber jugado un lapso demasiado largo al escondite con sus adoradores. Centenares de
americanos astutos han sido engañados por no creer en las verdades y prestar oído
excesivamente crédulo a mentiras intrépidas. Un abate francés ha caído bajo la penalidad
Kármica por coquetear demasiado abiertamente con la teosofía, tratando de reflejarse a sí
mismo, como un moderno Narciso del clero, en las aguas excesivamente profundas del
Ocultismo oriental.
El Abate Roca ha experimentado adversidades, él es un canónico honorario en la diócesis
de Perpignan y nuestro viejo amigo y adversario incontenible, desde hace un año, en la
revista francesa el “Loto”. Aún así, su ambición era muy inocente, si bien difícilmente
realizable. Se basaba en un sueño que él tenía: una reconciliación entre la teosofía panteísta
y una iglesia latina socialista con un Papa extravagante que la guiara. Anhelaba ver a los
Maestros de Sabiduría de la India antigua y del Ocultismo oriental, bajo la égida de la Roma
regenerada y se regocijaba en predecirlo. De aquí tuvo origen una carrera frenética entre su
fantasía meridional y la proclividad clerical de su pensamiento. ¡Pobre Abate elocuente!
¿Acaso no había percibido, ya, el Reino del Cielo en la nueva Roma-Jerusalén? Un
nuevo pontífice, sentado en un trono hecho del cráneo del Macroprosopo, con el Zohar en
su bolsillo derecho, Chochmah, el Sefiroth masculino (que le buen Abate ha transformado
en la Madre de Dios) en su bolsillo izquierdo y un “Cordero” relleno de dinamita en el
abrazo paterno papal. Según el Abate Roca: si aun ahora los “Sabios” orientales cruzaran
los Himalayas y, “orientados por la Estrella” de la Teosofía, muy pronto estarían adorando
el altar del Papa y del Cordero reformados. Era un sueño glorioso, ¡ay!, sólo un sueño. Sin
embargo, siguió llamándonos los “cristianos-budista más grandes” (“Loto”, Febrero 1888.)
452

Lamentablemente para él, en el mismo número de la revista “Loto”, definió al Papa


de la “Roma Césaro-Papal, como el Satán de las siete colinas”. Este es el resultado: el Papa
Leo XIII afirmó, una vez más, la ingratitud providencial de la Roma teológica, privando al
Abate Roca, nuestro amigo y adversario poético y elocuente del:
ejercicio de todas sus funciones en las Ordenes Sagradas y también de su
subsistencia, por haber rechazado someterse a un decreto, por lo cual sus
libros fueron puestos en el Índice Expurgatorio.б Los títulos de estas obras
son: “Cristo, el Papa y la Democracia”; “La Crisis Fatal y la Salvación de
Europa” y “El Fin del Mundo”. Aun en el medio de la decisión papal, el
Abate Roca hace publicidad a la aparición de su cuarto escrito: “El Centenario
Glorioso”, 1889. “El Mundo Nuevo”. “Nuevo Cielo, Nueva Tierra.”
Según Galignani (y podemos agregar sus artículos y cartas en los órganos
teosóficos):
El Abate intrépido ha estado denunciando, por algún tiempo, el papado como
una criatura del
César, preocupándose mucho con la cuestión temporal, ante las necesidades
clamantes de la
humanidad. Según Roca, a la iglesia se le prometió la ayuda Divina hasta el
fin del mundo
o de la era. Como la era cesariana ha transcurrido, todas las cosas deben
hacerse nuevas. El
Abate espera con ansia la llegada espiritual del Cristo, diseminando el
sentimiento moderno
de “libertad, igualdad, fraternidad, tolerancia, solidaridad y reciprocidad”, en
la atmósfera del
Evangelio. Aunque sus opiniones no parecen ser muy claras, él arguye que el
Evangelio está
pasando de “la fase místico-sentimental a la orgánico-social”, merced al
progreso científico
que iluminará todo. (“El Globo”)
Esto es lo que deberíamos esperar. El Abate no aceptaba nuestras advertencias
combinadas e hizo caso omiso de ellas. El triste epílogo de nuestras polémicas se
ha publicado (de forma no completamente correcta en lo que atañe a esta
escritora), en el mismo “Globo”, donde la noticia concluye de la manera siguiente:
En la revista “Loto”, el Abate Roca ha estado argumentando a favor de
una unión entre
el oriente y el occidente mediante una fusión entre el budismo y el evangelio
cristiano; pero
Madame Blavatsky, la conversa europea principal a la religión inda, ha
rechazado, enfática
todas las tentativas de tal unión porque no puede o no quiere aceptar la
autoridad de Cristo.
Por lo tanto, el Abate Roca se le deja desamparado.

Esto no es así. Lo que en el “Loto” de Diciembre de 1887, “Madame Blavatsky”


contestó a las afirmaciones del Abate, según las cuales dicha fusión entre la iglesia y
la teosofía seguramente llegará, es lo siguiente: “No somos tan optimistas como el
Abate. Su iglesia ve, sin aprender nada, que sus ‘misterios’ mayores han sido
453

desenmascarados y ve el hecho proclamado en todo país por los doctos versados en


el orientalismo y la simbología; así como los teósofos. Y nosotros rechazamos creer
que la iglesia acepte nuestras verdades o confiese sus errores. En cambio, como
ningún teósofo verdadero no aceptará un Cristo de carne y sangre, según
el dogma latino, ni un Dios antropomorfo y aun menos un ‘pastor’ en la
personal del Papa, jamás serán los adeptos los que irán hacia el ‘Monte de la
Salvación’ (como sugiere el Abate). Los adeptos esperarán que el Mahoma de Roma
se esfuerce por encaminarse a lo largo del sendero que conduce al Monte Meru.”
Lo antes dicho no es un rechazo a la “autoridad de Cristo”, si lo consideráramos,
como lo hacemos nosotros y Laurence Olivier, a guisa de Avatar al igual que
Gautama Buda y otros grandes adeptos que se convirtieron en los vehículos o en las
Reencarnaciones de la influencia Divina “una”. Lo que la mayoría de nosotros jamás
aceptará es el “doctor encantador” de Renan o el Cristo de Torquemada y Calvino
enrollado en uno. Jesús, el Adepto en que creemos, enseñó, principalmente,
nuestras doctrinas orientales de Karma y Reencarnación. Cuando los llamados
cristianos hayan aprendido a leer el Nuevo Testamento entre líneas, sus ojos se
abrirán y verán.
Nos proponemos tratar el tema de Karma y Reencarnación en nuestro próximo
número. Mientras tanto, nos agrada ver que un viento razonable está soplando
sobre las tierras cristianas, estimulando el pensamiento europeo más y más hacia
oriente.

1.-“Las razones obvias”, así suavemente expresadas, son las siguientes: fuera de la
Sociedad Teosófica se supone, casi universalmente, que “la alta sacerdotisa del
culto” haya ejercitado sus poderes satíricos y “sentido del humor”, sobre sus
presuntas y numerosas víctimas, embobándolas a creer en algo que ella misma
inventó. Que así sea. El árbol se reconoce por sus frutos y es la posteridad quien
deberá decidir sobre la naturaleza del fruto. –ED.
2.- Véase la “H.B. de L”, desenmascarada en el Yorkshire por los teósofos hace dos
años y “G.N.K.R.” que acaba de ser denunciada en América.
3.- Más bien: Devachan, el intervalo entre dos encarnaciones.
4.- Véase el articulo de la señora Grant Duff: “Laurence Oliphant” que apareció en
“Contemporary Review” de Febrero, Pág. 185 y 188.
5.- La señora Grant Duff entresaca esta citación de las notas de Thomas Wade (Pág.
186).
6.- Índice de los libros prohibidos por la iglesia. N.d.T.

El artículo: “Sobre La Pseudo-Teosofía” , abre el “Lucifer” de Marzo de 1889.


Empieza tratando con la disponibilidad de H.P.B. a publicar, hasta eso que parecía
ser una sátira dirigida a ella; luego muestra que este material es aplicable, más
exactamente, a ciertos individuos y grupos que han “robado” los términos y las
ideas teosóficas, usándolos para explotar a los seguidores susceptibles.
454

H.P.B. se explaya acerca del Karma terrible de esta perversión de las enseñanzas
ocultas. El artículo termina relatando la extraña esperanza de un abate católico que
quiere que los “Sabios” orientales vengan a Europa para reformar y regenerar a la
iglesia romana.
455

Madame Blavatsky, Acerca de "los Hermanos


Himaláyicos "
Helena Blavatsky

Artículo enviado a la revista londinsense "Spiritualist" en Agosto 1882

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

Caballero:
"Según la autoridad de un adepto (?) ellos, los teósofos y Madalne Blavatsky, son todos
médiums bajo la influencia de espíritus inferiores."
Esta es la frase que usted escribió en una reseña de la obra del señor Sinnett: "El Mundo
Oculto", aparecida en la revista "Spiritualist" del 17 de Junio. A pesar de lo dudoso de
la pertinencia de lo que dijo, no encontré, personalmente, mucho que objetar,
especialmente cuando, en otra parte, me rinde el honor de expresar su convicción según
la cual, (ya sea que me controlen espíritus buenos o malos), soy una "fuerte médium
física" y este término excluye, al menos, la sospecha de que soy una embustera
cualquiera. Por lo tanto: la
presente no se dirige a Usted; sino a las afirmaciones de un pseudo "adepto". Antes de
continuar, vale la pena presentar otro punto, de manera que se defina la situación lo más
claro posible.
Como durante los últimos siete años he sido una de las personas más abusadas, me he
acostumbrado a este tipo de tratamiento. Por lo tanto, ahora, ni siquiera tomaría una
pluma
para defender mi carácter. En realidad, no puedo hacer nada si las personas se olvidan
que soy una mujer y, además, una anciana y si son tan incapaces de percibir que: si
hubiese
declarado ser algo especial en la creación, excepto una Teósofa y una de los fundadores
de la Sociedad Teosófica, mi posición, material y social, recibiría mejor consideración
en el mundo. Sin embargo, no obstante la persecución y la oposición encontradas, sigo
siendo una Teósofa y lo declaro abiertamente, así no puedo ser la charlatana y la
farsante que algunos piensan que soy, los insensatos no pueden discernir y los sabios no
están dispuestos a captar lo incoherente de tal acusación y, usando las palabras de
Shakespeare, diremos:
"La demencia, en los dementes, no es tan evidente
Como lo es en los sabios, cuando la agudeza disminuye."
Por lo tanto: no pido espacio en vuestras columnas para defenderme; pero sí para
contestar a uno, cuyas declaraciones autoritarias, han volcado el sentido de la justicia en
varios
Teósofos en la India y, así, quiero resguardarlos porque se merecen todos los
sentimientos de reverencia que mi naturaleza puede expresar .
Recientemente, un nuevo corresponsal se ha ganado un sitio prominente en vuestro
periódico a pesar de que sea uno de estos individuos peligrosos y casi anónimos que se
aprovechan de su privilegio literario, ocultando su verdadera personalidad tras de
456

una o dos iniciales, evitando, entonces, asumir su responsabilidad. Se define un


"adepto", lo cual es simple decirlo; pero ¿puede probarlo? En primer lugar: la actitud
que los espiritistas y los escépticos en general asumen hacia un "adepto", a pesar de que
venga del Tíbet, de la India o de Londres, es siempre la misma, Los escépticos seguirán
llamándolo un impostor; mientras los espiritistas lo considerarán un médium o un
prestidigitador, también cuando les probara sus poderes, Ahora bien: cuando vuestro
"J.K." declara, en la revista "Spiritualist" del 24 de Junio, que los "fenómenos
concernientes al verdadero adeptado se encuentran en un plano totalmente distinto al del
'Espiritismo"', arriesga, o mejor dicho, es cierto, que los escépticos y los espiritistas le
echen en cara todos los mencionados reniegos.
El podría ignorar tales epítetos si sólo probara lo que declara, esto es: los poderes que
otorgan a una persona el título de un iniciado. Sin embargo, vuelvo a preguntar: ¿está
listo a
demostrar lo que afirma? En primer lugar: el lenguaje que emplea no es el de un
verdadero adepto. Es totalmente dogmático, autoritario y pletórico de insultos contra los
que aun
no se ha probado que son peores o inferiores a él. Además: no logra convencer las
mentes de los profanos ni de los que saben algo de los adeptos e iniciados, estando
conscientes que quien les habla no es uno de estos grandes seres. Se define un adepto
cuyo "Hierofante es un señor occidental"; pero, después, confiesa su completa
ignorancia sobre la existencia de un grupo ¡que un verdadero adepto no puede
desconocer! Uso el verbo "no puede" porque, en todo el globo, no existe ningún neófito
aceptado que ignore la existencia de la Fraternidad Himaláyica, La autorización para
recibir la última y suprema iniciación, la
verdadera "palabra susurrada", puede proceder sólo de esas fraternidades en Egipto, en
la India y en el Tíbet y "Koot Hoomi Lal Singh" pertenece a una de ellas. Es cierto que
existen "adeptos" y adeptos, los cuales difieren entre ellos; así como hay adeptos en más
de un arte y ciencia. Por ejemplo: en América conozco a un zapatero que se hace
publicidad diciendo que "es un adepto en el gran arte de la producción de coturnos
parisienses." J.K. habla de Hermanos "en el plano del alma", de "la Cábala divina que
culmina en Dios", de la "magia de los esclavos" y así sucesivamente. Esta fraseología
me comprueba, de forma perentoria, que es simplemente uno de estos diletantes en el
ocultismo occidental que, hace algunos años, estaban bien representados por los
"egipcios y argelinos" nacidos en Francia,
los cuales leían el Tarot y colocaban a sus visitantes dentro de círculos encantados con
un Tetragrammaton inscrito en el centro. Con esto, no quiero decir que J .K. es uno de
ellos, le
pido que me entienda. Como no sé quién es y, además, se oculta tras sus dos iniciales,
no seguiré su ejemplo grosero y no lo insultaré por todo esto. Pero quiero reiterar que:
tristemente, su lenguaje lo delata. Si es un cabalista, él y su "Hierofante" son
simplemente los discípulos autodidactas de los llamados Cabalistas "cristianos"
medievales, de los adeptos que, como Agrippa, Khunrath, Paracelso, Vaughan, Robert
Fludd y otros,
revelaron su conocimiento al mundo sólo para ocultarlo mejor y jamás, en sus
enseñanzas, dieron la clave para entenderlo. Con estilo engolado afirma su
conocimiento y poder, juzgando a personas que desconoce y no puede saber nada acerca
de ellas.
He aquí lo que escribe de los "Hermanos": "Si son verdaderos adeptos, no han mostrado
mucha sabiduría mundana; ya que la organización que debería difundir su doctrina es un
fracaso completo, en cuanto los miembros de la Sociedad Teosófica desconocen y no
457

practican ni los primeros principios psíquicos y físicos de la Teosofía y de la ciencia


oculta auténticas."
¿Cómo puede saberlo? ¿Acaso los Teósofos lo han tomado en su confianza? ¿Si sabe
algo acerca de la Sociedad Teosófica Británica, qué puede saber de las de la India? Si
pertenece a alguna de ellas, entonces es desleal a todo el grupo y es un traidor. En caso
de que no pertenezca a ninguna ¿qué puede decir de sus miembros, dado que la
Sociedad Teosófica en general y especialmente sus secciones esotéricas que integran
sólo unos pocos "escogidos", son grupos secretos?
Mientras más leo con atención su artículo, más quiero reírme del tono dogmático que lo
imbuye. Si fuese un espiritista, sospecharía una buena "tramoya" de John King, cuyas
iniciales están representadas en J.K. Que este maravilloso Hermano del "Círculo
Hermético Occidental en el plano del alma" aprenda algunos hechos acerca de los
adeptos en general, antes de que se cubra aun más de ridículo.
(1) Ningún verdadero adepto, bajo ninguna circunstancia, revelará lo que él es al
profano. Ni trataría con desaire a las personas que, ciertamente, no son más ridículas y,
en muchos
casos, más sabias que él. Aunque los teósofos fueran estas pobres criaturas descarriladas
que él describe, un verdadero adepto los ayudaría en lugar de escarnecerlos.
(2) Jamás hubo un Iniciado auténtico que desconociera las secretas Fraternidades
orientales. No es Eliphas Levi quien negaría su existencia; ya que la afirma. Aun P .B.
Randolph, ese
maravilloso, aunque errático genio americano y vidente semiiniciado, quien consiguió
su conocimiento en el oriente, tuvo buenas razones para saber de la existencia actual de
las
Fraternidades, como sus escritos comprueban.
(3) Quien habla con énfasis de su sabiduría oculta y afirma practicar sus poderes en el
nombre de algún profeta, deidad, o Avatar particular, es, en los mejores de los casos, un
fanático místico. No puede ser un adepto en el sentido oriental, un Mahatma, porque el
matiz de su religión dogmática particular afectará y empañará su juicio.
(4) La gran ciencia que el vulgo llama "magia" y sus adeptos orientales Gupta Vidya es
universal, por lo tanto incluye a toda ciencia; ya que es el cenit del conocimiento,
constituye la perfección de la filosofía y como ya se ha dicho, no puede circunscribirse a
ninguna nación o localidad geográfica particular. Como la Verdad es una, también el
método para alcanzar su máxima versación debe ser, necesariamente, uno. No puede
fragmentarse porque, una vez fraccionada, cada parte, dejada a sus propios recursos,
análogamente a los rayos solares, divergirá, en lugar de convergir hacia su centro, la
meta
ultérrima del conocimiento. Estas partes pueden volver a ser el Entero, sólo
reuniéndolas, de otra manera, cada fragmento será sólo un fragmento.
Se debe recordar esta verdad, que podría definirse como matemáticas elementales para
la infancia, a fin de refrescar la memoria de ciertos "adeptos" bien dispuestos a olvidar
que la
"Cábala Cristiana" es simplemente una fracción de la Ciencia Oculta Universal. Si creen
que ya no tienen nada que aprender, mientras menos se dirijan a los " Adeptos
Orientales" para información, mejor será para ambos. Existe sólo un camino real hacia
la "Magia Divina", si uno lo descuida y lo abandona para dedicarse a una de las sendas
que divergen de éste, se encontrará perdido en un laberinto interminable, como acontece
al viajero
que vaga a solas. Supongo que la Magia se remonta a milenios antes de la era cristiana;
por lo tanto: ¿si así es, deberíamos pensar, como lo hacen nuestros amigos eruditos, los
458

"Cabalistas Modernos", que era toda Magia Negra practicada por la "Vieja firma del
Diablo y Co.?" Sin embargo, haciendo eco a toda persona que sabe de lo que está
hablando, diré que no es así para nada y J.K. parece ignorar, completamente, hasta la
enorme diferencia existente entre un Cabalista y un Ocultista. ¿Está o no está consciente
de que la relación entre un Cabalista y un Ocultista es análoga a aquella entre una
pequeña colina a los
pies de los Himalayas y el monte Everest y que cuanto se conoce como Cábala hebraica
de Simón Ben Jochai, es la versión desfigurada de su fuente primordial, el Gran "Libro
Caldeo de los Números"? Además: ¿se ha percatado de que la Cábala, con su adaptación
a la Dispensación Hebraica, su internacional Angelogía y Demonología entreveradas,
sus Orfieles, Rafaeles y Tetragramas griegos, es una copia endeble de la Cábala.caldea?
Entonces: la Cábala de los alquimistas cristianos y los rosacruces es, simplemente, la
edición torturada de la hebraica.
Al centralizar el Poder Oculto y su curso de acción en algún Dios o Avatar nacional,
que sea Jehová o Cristo, Brahma o Mahoma, el cabalista se aleja aun más de la Verdad
axial una.
Sólo el Ocultista, el adepto Oriental es, merced a su Espíritu Divino, un Hombre Libre y
omnipotente, conforme a como lo puede ser en la tierra. Se ha emancipado de todas las
concepciones humanas y cuestiones secundarias, es uno con un Sabio Caldeo, un Mago
Persa, un Teúrgo Griego, un Hermético Egipcio, un Rahat Budista y un Yogui Indo. Ha
reunido en un fajo todas las fracciones separadas de la Verdad ampliamente dispersas en
todas las naciones y en sus manos tiene la Verdad Única, una antorcha de luz que
ningún viento puede torcer, apagar o hasta hacer temblar. Tampoco es Prometeo, quien
robó
una porción del Fuego Sagrado, por lo cual fue encadenado en el monte Cáucaso
mientras los buitres le devoraban los intestinos.
Ya que el Ocultista se ha asegurado el Dios dentro de él y no depende de la veleidad ni
del capricho de las deidades del bien o del mal.
Es cierto: "Koot Hoomi" menciona al Buda. Pero no porque los hermanos lo consideran
como Dios o "un Dios"; sino porque es el Patrón de los Ocultistas Tibetanos, el
Iluminado y el adepto más grande de todos, cuyo Espíritu Divino o el "Yo-Dios", lo
inició en los misterios del universo invisible. Entonces, cuando uno dice que imita "la
vida de Cristo", de Buda, Zoroastro o de cualquier otro hombre en la tierra que alguna
nación en
particular lo escogió como su Dios y líder, muestra que es un fanático hasta en la
Cábala, una fracción de la "Ciencia Universal" una, el Ocultismo, que es prehistórico y
coetáneo con la inteligencia. El Sol brilla tanto para los profanos asiáticos como para los
cristianos europeos y me agrada decir que su esplendor es más glorioso para los
primeros.
Para concluir: es suficiente considerar esa frase, cuya paternidad es muy dudosa y es
más apropiada a la pluma de un jesuita que a la de un cabalista; ya que facilita la
suposición que
los "Hermanos" son sólo una rama de la vieja y establecida firma del "Diablo y Co",
para estar convencidos que J.K. no sabe nada, excepto un poco de "Abracadabra"
entresacado de un antiguo manuscrito polvoriento del Cabalismo cristiano. Sus
oraciones altisonantes, que quieren aparentar algo que él no es, pueden producir alguna
sensación en el profano rudimentario o en un espiritista inocente.
Por supuesto, no es necesario ir al Tibet o a la India para encontrar algún conocimiento
y poder: "los cuales están latentes en cada alma humana". Sin embargo: la obtención del
conocimiento y del poder más elevados exigen, no sólo muchos años de estudio
459

severísimo, iluminado por una inteligencia superior y una intrepidez que nada puede
detener; sino también muchos años en retiro en una soledad relativa, asociándose sólo
con estudiantes que siguen el mismo objetivo en una localidad donde la naturaleza
conserva, como el neófito, una inmovilidad absoluta e initerrumpida, un verdadero
silencio, donde el aire es
libre de toda influencia mefítica por centenares de millas, la atmósfera y el magnetismo
humanos son absolutamente puros y la sangre de los animales no es derramada. ¿Acaso
estas condiciones son accesibles en Londres o hasta en las aldeas inglesas más remotas?

H.P. Blavatsky
Bombay, 20 de Julio

¿Son los Chelas, "Mediums"?


(Are Chela “Mediums”?, The Theosophist, junio 1884)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Según la edición más reciente del Diccionario Imperial de John Ogilvie, L.L.D.:
"Un médium es una persona a través de la cual, se dice que, la acción de otro ser se
manifiesta o se transmite por medio del magnetismo animal o: es una persona a través
de la cual se producen, según se afirma, manifestaciones espirituales; pero es,
especialmente, alguien quien, según se supone, es capaz de comunicarse con los
espíritus de los fallecidos."

Los Ocultistas, no creyendo en ninguna comunicación con los "espíritus de los


difuntos," en la acepción ordinaria del término, por la simple razón de que ellos saben
que los espíritus de los "muertos" no pueden descender a comunicarse con nosotros, ni
descienden; y visto que, si el editor del Diccionario Imperial fuese un Ocultista, hubiera
modificado la expresión: "por medio del magnetismo animal, " tomaremos en
consideración sólo la primera parte de la definición de la palabra "Médium," esto es: "un
Médium es una persona a través de la cual, se dice que, la acción de otro ser se
manifiesta o se transmite"; sin embargo, nos gustaría poder agregar: "por conducto de la
voluntad consciente o inconscientemente activa del otro ser en cuestión."

Sería extremadamente difícil encontrar en la tierra un ser humano que permanezca


más o menos impermeable a la influencia del "magnetismo animal" o de la Voluntad
activa (la cual emite ese "Magnetismo") de otro. Si el amado General, cabalgando al
frente de su batallón se lanza a la batalla, los soldados llenos de entusiasmo lo seguirán,
convertidos todos en "Médiums"; lo seguirán sin temor, precipitándose muchos de ellos
hacia la muerte. A todos los anima un impulso común, cada uno se convierte en el
"Médium" del otro, los cobardes se empapan de heroísmo y sólo aquél que no es un
460

médium para nada y por lo tanto es inmune a las epidémicas o endémicas influencias
morales, constituirá la excepción, entonces, afirmará su independencia y escapará.

El "predicador" que, desde el púlpito, expresa las incongruencias más absurdas,


coordinará todo con acciones y lamentos suficientemente impresionantes para producir
"un cambio de actitud" entre, por lo menos, la parte femenina de su congregación y si es
un hombre poderoso, aun los escépticos "que participan por mofarse de él, se quedarán
rezando." La gente va al teatro y solloza o se desternilla de la risa, según si la
representación es una pantomima, una tragedia o una farsa. No existe ningún ser
humano, excepto aquél que es un verdadero estúpido, cuyas emociones y,
consecuentemente, cuyas acciones, no puedan ser influenciadas de una forma u otra y,
por lo tanto: la acción ajena se manifiesta y se transmite a través de él. Entonces, todos
los hombres, las mujeres y los niños son Médiums y, quien no lo es, es un monstruo, un
fracaso de la naturaleza; porque está fuera de los parámetros de la humanidad.

La definición del Diccionario Imperial no se puede considerar suficiente para


expresar el sentido del término "Médium" en su acepción popular, si no le agregamos
algunas palabras: "Según se dice, un médium es una persona a través de la cual la
acción de otro ser se manifiesta y se transmite, en grado anormal, por medio de la
voluntad consciente o inconscientemente activa del otro ser." Esto reduce el número de
"Médiums" en el mundo a un grado proporcional al espacio alrededor del cual trazamos
la línea entre lo normal y lo anormal y sería también difícil establecer quién es un
médium y quién no lo es; ya que esto implicaría decir dónde la cordura termina y la
insensatez empieza. Todo ser humano tiene sus pequeñas "debilidades" y cada individuo
su pequeña "mediumnidad"; esto es: algún punto vulnerable mediante el cual se le
puede coger desprevenido. Ciertamente: el primero no puede definirse un verdadero
orate, ni el otro puede llamarse un "médium." A menudo, las opiniones difieren en
determinar si uno es un loco o no; lo mismo se puede decir acerca de su mediumnidad.
Ahora bien, en la vida práctica, una persona puede ser estrafalaria, pero no se considera
una demente hasta que su insensatez alcanza el grado en que no sabe lo que hace y, por
lo tanto, es incapaz de cuidarse a sí misma o cumplir con sus compromisos.

Podemos extender la misma línea de razonamiento a los Médiums, diciendo que


son médiums sólo los que permiten a otros seres que los influencien en la manera
descrita, al grado que pierden su autocontrol y no tienen el poder o voluntad propia
para regular sus acciones. Abandonar el autocontrol puede ser activo o pasivo,
consciente o inconsciente, voluntario o involuntario y difiere según la naturaleza de los
seres que ejercen dicha influencia activa sobre el médium.

Una persona puede someter, consciente y voluntariamente, su voluntad a otro ser,


convirtiéndose en su esclavo. Es posible que este otro ser sea una persona y, entonces,
el médium será su servidor obediente, el cual puede ser usado para el bien o el mal. En
el caso de que este otro "ser" sea una idea, por ejemplo: el amor, la codicia, el odio, los
celos, la avaricia o alguna otra pasión, el efecto en el médium será proporcional a la
fuerza de la idea y al grado de autocontrol dejado en él. Es posible que este "otro ser"
sea un elementario o un elemental y el pobre médium se convertirá en un epiléptico, un
maníaco o un criminal. Si este "otro ser" es el principio superior del ser humano, ya sea
a solas o relacionado con otro rayo del principio colectivo universal espiritual, entonces,
el médium será un gran genio, un escritor, un poeta, un artista, un músico, un inventor y
461

así sucesivamente. Es posible que este "otro ser" sea uno de esos seres sublimes
llamados Mahatmas y al médium consciente y voluntario se le llamará su "Chela."

Aunque una persona jamás haya oído en su vida la palabra "Médium," puede serlo
de forma muy poderosa a pesar de que esté inconsciente del hecho. Es posible que su
medio ambiente visible o invisible influencie, más o menos, sus acciones. puede
convertirse en una víctima de los Elementarios y de los Elementales, aun desconociendo
el sentido de estas palabras y, consecuentemente, puede llegar a ser un ladrón, un
asesino, un violador, un borracho y un degollador. A menudo, ha sido comprobado que
los crímenes se convierten, frecuentemente, en epidemias. Además, mediante ciertas
influencias invisibles, él puede ejecutar acciones totalmente incompatibles con su
carácter previo: si es un gran mentiroso, alguna influencia invisible puede inducirlo, por
una vez, a decir la verdad; si es una persona miedosa, en alguna gran ocasión y
espontáneamente, puede ejecutar un acto heroico; si es un ladrón de la calle, un
vagabundo, de repente puede actuar generosamente, etc.

Además, un médium puede conocer o no las fuentes de las cuales la influencia


procede o en términos más explícitos: "la naturaleza del ser cuyas acciones se
transmiten a través de él." Es posible que esté bajo la influencia de su séptimo principio
y se imagine que está comunicándose con un Jesucristo personal o un santo. Podría estar
en relación con el rayo "intelectual" de Shakespeare y escribir poesía shakespeariana y,
al mismo tiempo, imaginar que el espíritu personal del gran poeta escribe a través de él.
Además: el simple hecho de que crea o no en esto, no influenciaría la calidad de su
poesía. Algún Adepto podría influir sobre él para que escribiera un profundo tratado
científico, mientras que él desconoce, completamente, la fuente de su inspiración o
quizá se imagine que fue el "espíritu" de Faraday o Lord Bacon, el que estuvo
escribiendo a través de é, mientras en realidad, había estado actuando siempre como un
"Chela," sin saberlo.

Consecuentemente: el ejercicio de la mediumnidad consiste en el abandono, más o


menos completo, del autocontrol. Lo que determina si este ejercicio es bueno o malo, es
el uso al cual se aplica y el propósito con el cual se hace. Esto depende, nuevamente, del
grado de conocimiento que la persona mediúmnica posee con respecto a la naturaleza
del ser a cuyo cuidado entrega, voluntaria o involuntariamente y por un cierto lapso, la
tutela de sus poderes físicos o intelectuales. Una persona que encomienda,
indistintamente, esas facultades a la influencia de cada poder desconocido, es,
indudablemente, un "chiflado"; y no puede considerarse menos insensato del que
entregara su dinero y cosas de valor al primer desconocido o vagabundo que se lo
pidiera. De vez en cuando encontramos personas del género, aunque son relativamente
raras y reconocibles por su mirada fija, idiota y el fanatismo con que se aferran a su
ignorancia. Hay que sentir lástima por ellas sin culparlas y, si fuese posible, se debería
desengañarlas en lo referente al albur que corren. Después de una debida consideración
de lo antedicho, al lector le corresponderá, decidir, independientemente, si puede
considerarse como un "Médium," en el sentido vulgar del término, a un Chela que
consciente y voluntariamente presta, por un lapso, sus facultades mentales a un ser
superior que conoce y en cuya pureza de intención, honestidad de propósito,
inteligencia, sabiduría y poder, confía plenamente.
462

_______________________
¿SON LOS SUEÑOS SOLO VISIONES INÚTILES?

Helena Blavatsky

La naturaleza humana es un abismo, el cual la psicología y la ciencia humana en


general, han sondeado menos de lo que algunos que nunca han oído pronunciar la
palabra psicología. Nunca están más perplejos los eminentes censores de las
Sociedades Científicas, que cuando son llevados cara a cara con ese misterio
insoluble, la naturaleza interior del hombre. Sin embargo, la clave de esto, está en
el ser dual del hombre. Es la clave que ellos rehúsan usar, bien conscientes de que
una vez echada por tierra la puerta del adytum, ellos estarán forzados a dejar caer
una a una sus acariciadas teorías y conclusiones finales –habiéndose probado más
de una vez que no habían sido nada mejor que falsos pasatiempos, como todo lo
construido sobre, y comenzado desde premisas falsas e incompletas. Si debemos
quedarnos satisfechos con las medias explicaciones de la psicología en lo referente
a los sueños sin sentido, ¿Cómo explicar en tal caso los numerosos hechos de
sueños verificados? El decir que el hombre es un ser dual; que en el hombre –para
usar las palabras de Pablo– “Hay un cuerpo natural, y hay un cuerpo espiritual” y
que, por lo tanto, el debe, por necesidad, tener un doble conjunto de sentidos–es
equivalente en la opinión del escéptico educado, a pronunciar una falacia
imperdonable, y de lo más acientífica. Sin embargo, tiene que ser pronunciada– a
despecho de la ciencia.

El hombre está innegablemente dotado de un doble conjunto: con sentidos


naturales o físicos –y que dejamos bajo la protección de la fisiología para que los
estudie; y, con sentidos sub–naturales o espirituales, los cuales pertenecen
enteramente al dominio de la ciencia psicológica. Que quede bien entendido, que la
palabra Latina “sub”, se usa aquí en el sentido diametralmente opuesto al que, por
ejemplo, se le da en química. En nuestro caso no es una preposición, sino un prefijo
como en “subatómico”. En efecto, así como se ha demostrado que el sonido
agregado de la naturaleza es un sólo tono definido, una nota tónica que vibra desde
y a través de la eternidad; y que tiene per se una existencia innegable, aunque
posea un tono que sólo puede ser apreciado por el oído refinadamente agudo”1 –de
la misma manera la precisa armonía o disonancia de la naturaleza externa del
hombre es vista por el observador, que depende enteramente del carácter y de la
nota tónica tocada para el hombre exterior por el interior .Es el EGO espiritual o
Centro de conciencia Espiritual el que sirve como base fundamental, determinando
el tono de toda la vida del hombre –ese instrumento, el más caprichoso, incierto y
variable de todos, y el cual, más que ningún otro necesita de una afinación
constante; es solamente su voz, la cual como los registros graves del pedal de un
órgano está por debajo de la melodía de toda su vida –ya sea que sus tonos sean
dulces o desagradables, armónicos o desenfrenados legado o pizzicato .

Por lo tanto, nosotros decimos, que el hombre, además del cerebro físico tiene
también un cerebro espiritual. Sí el grado de receptividad del primero depende
totalmente de su propia estructura física y desarrollo, por otro lado, está
completamente subordinado al segundo, en tanto que es sólo el Ego Espiritual el
que puede impresionar más o menos vívidamente al cerebro exterior, con la
percepción de las cosas puramente espirituales o inmateriales, ya sea que el Ego se
463

incline más hacia sus dos principios más elevados, o hacia su concha física. De aquí
que dependa de la agudeza de los sentimientos mentales del Ego interior, del grado
de espiritualidad de sus facultades, el que pueda transferir la impresión de las
escenas que percibe su cerebro semimaterial, las palabras que escucha y lo que
siente, al cerebro del hombre exterior. Mientras más fuerte sea la espiritualidad de
las facultades del cerebro semiespiritual, lo más fácil será para el Ego el despertar
los hemisferios dormidos, mover a la actividad a los ganglios sensores y al cerebelo,
y grabar en el cerebro físico, –siempre en completa inactividad y descanso durante
el sueño profundo del hombre– la vívida imagen del asunto así transferido. En un
hombre sensual, no espiritual, en uno cuyo modo de vida, propensiones y pasiones
animales han desconectado completamente su Ego animal, astral de su “Alma
Espiritual” superior; lo mismo que en aquél cuya dura labor física ha desgastado
de tal manera al cuerpo material, haciéndolo temporalmente insensible a la voz y
al tacto del Alma Astral, –durante el sueño los cerebros de ambos hombres
permanecen en un estado completo de anemia o completa inactividad. Tales
personas rara vez, o quizás jamás en su vida, tendrán algún sueño, y menos aún
“visiones que lleguen a ocurrir”. En el primer caso, al acercarse el tiempo para
despertar, y el sueño se hace más ligero, comienzan a ocurrir cambios mentales,
que constituyen los sueños en los cuales la inteligencia no jugará parte alguna; su
cerebro semidespierto sólo sugerirá imágenes que únicamente serán grotescas
reproducciones borrosas de sus hábitos desenfrenados de vida; mientras que en el
segundo caso –al menos que esté fuertemente preocupado con algún pensamiento
excepcional– su instinto siempre presente de hábitos activos lo despertará al
instante a la completa vigilia, sin ningún interludio, y sin permitirle permanecer en
ese estado semidormido, durante el cual, al comenzar a regresar la conciencia,
vemos sueños de varias clases. Por otro lado, mientras más espiritual sea un
hombre, lo más activa será su fantasía, y tendrá mayores probabilidades de recibir
en visión, las correctas impresiones que le sean comunicadas por su Ego que todo
lo ve y que siempre se encuentra despierto. Los sentidos espirituales de éste último
al no estar impedidos por la interferencia de los sentidos físicos, están en intimidad
directa con su principio espiritual supremo; y éste último, aunque per se sea una
parte cuasi inconsciente de lo completamente inconsciente, debido a que es
totalmente lo Absoluto 2 inmaterial –tiene sin embargo en sí mismo capacidades
inherentes de Omnisciencia, Omnipresencia y Omnipotencia las cuales, tan pronto
como la esencia pura llega en contacto con la materia pura sublimada, y (para
nosotros) imponderable–imparte hasta cierto punto estos atributos al Ego Astral
en la medida de su pureza. De aquí que las personas altamente espirituales verán
visiones y sueños cuando están durmiendo y aún en sus horas de vigilia; esos son
los sensitivos, los videntes nacidos naturalmente, ahora vagamente denominados
“mediums espirituales”, sin que se haga ninguna distinción entre un vidente
subjetivo, un sujeto neurypnológico, y un adepto, alguien que se ha hecho
independiente de sus idiosincrasias fisiológicas y que ha sojuzgado enteramente al
hombre exterior por medio del interior .Aquellos espiritualmente menos dotados,
verán tales sueños pero a muy contados intervalos, dependiendo la precisión de
esos últimos, de la intensidad de su sentimiento en relación al objeto percibido.

Es así como, en este tema de la verificación de los sueños, así como en muchos
otros, la ciencia se encuentra ante un problema no resuelto, cuya naturaleza
insoluble ha sido creada por su propia terquedad materialista, y su sistema
rutinario acariciado por largo tiempo. Porque, o bien, el hombre es un ser dual,
464

con un Ego interior en él, siendo este Ego el “hombre real”, distinto de, e
independiente del hombre exterior en proporción a la preponderancia o debilidad
del cuerpo material; un Ego el alcance de cuyos sentidos se extiende mucho más
allá del límite otorgado a los sentidos físicos del hombre; un Ego que sobrevive al
deterioro de su cubierta exterior –al menos por un tiempo, aún cuando un mal
rumbo de vida lo haya hecho fracasar en lograr una unión perfecta con su Centro
Superior de Conciencia espiritual, esto es el unir su individualidad con Âtma , (en
cada caso desvaneciéndose la personalidad); o bien– el testimonio de millones de
hombres abarcando varios miles de años; la evidencia proporcionada en nuestro
propio siglo por cientos de los hombres más educados –frecuentemente por las
luminarias más grandes de la ciencia– toda esta evidencia, decimos, no valdría
nada. Con la excepción de un puñado de autoridades científicas, rodeadas por una
ansiosa multitud de escépticos y semisabios con conocimientos superficiales que
nunca han visto algo, y por lo tanto demandan el derecho a negar todo, –¡el mundo
se encuentra condenado como si fuese un gigantesco Manicomio! Tiene sin
embargo un departamento especial, y está reservado para aquellos, que. habiendo
probado estar en su cabal juicio, por necesidad, deben ser considerados como
IMPOSTORES Y MENTIROSOS.

¿Pero, es que el fenómeno de los sueños ha sido entonces estudiado tan a fondo por
la ciencia materialista, que ella ya no tiene nada más que aprender, dado que habla
en tonos tan autoritarios sobre esta materia? Nosotros decimos que de ninguna
manera.

Los fenómenos de la sensación y la volición, del intelecto y del instinto, se


manifiestan todos ellos desde luego a través de los canales de los centros nerviosos,
siendo el cerebro el más importante de ellos. Respecto a la peculiar substancia a
través de la cual tienen lugar estas acciones– una substancia cuyas dos formas son
la vesicular y la fibrosa, se considera que ésta última es simplemente el propagador
de las impresiones enviadas hacia y desde la materia vesicular. Sin embargo
aunque la ciencia distingue esta función fisiológica, o es dividida en tres clases –la
motora, sensoria y conectora– la misteriosa operación del intelecto permanece tan
misteriosa e incomprensible para los grandes fisiólogos como lo era en los días de
Hipócrates. La sugerencia científica de que podría haber una cuarta serie asociada
con las operaciones del pensamiento no ha ayudado a solucionar el problema, ha
fracasado en arrojar el más mínimo rayo de luz sobre el insondable misterio. Ni
jamás lo podrán sondear al menos que nuestros hombres de Ciencia acepten la
hipótesis del HOMBRE DUAL .

NOTAS
1 Los especialistas consideran que ese tono es el Fa intermedio, del piano.– Ed. del
Theosophist .[H.P.B.].
2 Respecto a estas enseñanzas, los Teistas argüirán toda clase de salvedades y los
Espiritistas darán lugar a varias objeciones. Es evidente que no se puede esperar
de nosotros el que demos, dentro de los estrechos límites de un corto artículo, una
explicación completa de esta doctrina sumamente abstrusa y esotérica. El decir
que la Conciencia Absoluta sea inconsciente de su conciencia, y que por tanto deba
ser inconciencia Absoluta para el intelecto limitado del hombre, puede parecer
como estar hablando de un triángulo cuadrado.– Ed. de Theosophist [H.P.B.]
465

LOS SUEÑOS

Dreams, 1890

Adyar Pamphlet Nro. 7

H. P. Blavatsky

PREGUNTA: ¿Cuáles son los “principios”1 que están activos durante el sueño?

RESPUESTA: El “principio” activo durante el sueño ordinario –el cual debe


distinguirse del verdadero sueño, y al cual se le llama sueño frívolo– es “Kama”, el
asiento del Ego personal2 y del deseo, despertado a la actividad caótica por las
adormecidas reminiscencias del Manas inferior.

P: ¿Qué es el “Manas inferior”?

R: Generalmente se le llama alma animal; (el Nephesh de los Kabalistas hebreos). Es el


rayo que emana del Manas superior o Ego permanente, y ese “principio” es el que forma
la mente humana y, en los animales, el instinto, porque los animales también sueñan3.
La acción combinada de “Kama” y del “alma animal” es, sin embargo, meramente
mecánica. Es el instinto, no la razón, lo que está activo en ellos. Durante el sueño del
cuerpo, mecánicamente reciben y envían descargas eléctricas hacia y desde diversos
centros nerviosos. El cerebro es apenas impresionado por ellas, y la memoria las
almacena, naturalmente, sin orden ni secuencia. Al despertar, estas impresiones se
borran gradualmente, como ocurre con cualquier sombra fugaz que no tiene ninguna
base real o sustancia que la respalde. La facultad retentiva del cerebro, sin embargo,
sólo podrá registrarlas y conservarlas siempre que hayan sido fuertemente impresas.
466

Pero, por regla general, nuestra memoria registra solamente las impresiones fugaces y
deformadas que recibe el cerebro en el momento de despertar. Este aspecto de los
“sueños”, sin embargo, ha sido suficientemente observado, y correcta y suficientemente
descrito en las modernas obras de fisiología y biología, dado que tales sueños humanos
no difieren mucho de los sueños de los animales. Lo que es enteramente terra incognita
para la ciencia son los verdaderos sueños y experiencias del Ego superior, a los que
también se denomina sueños, pero que no deberían denominarse así, o se debería
cambiar el nombre de las otras “visiones” del sueño.

P: ¿En qué difieren éstas?

R: La naturaleza y funciones de los sueños verdaderos, no pueden ser comprendidos a


menos que admitamos la existencia de un Ego inmortal en el hombre mortal,
independiente del cuerpo físico, pues el asunto se vuelve totalmente incomprensible a
menos que creamos –lo cual es un hecho– que durante el sueño queda solamente una
animada forma de arcilla, cuyos poderes de pensar independientemente están
enteramente paralizados. Pero si admitimos la existencia de un Ego superior o
permanente en nosotros –el cual no debe ser confundido con lo que llamamos “Yo
superior”– podemos comprender que aquello que a menudo consideramos como sueños,
generalmente aceptados como frívolas fantasías, son, en verdad, páginas sueltas,
arrancadas de la vida y experiencias del hombre interno, cuyo confuso recuerdo, ha sido
deformado más o menos por nuestra memoria física, en el momento de despertar. Esta
última capta, mecánicamente, unas pocas impresiones de los pensamientos, de los
hechos presenciados, y de los actos realizados por el hombre interno durante sus horas
de completa libertad. Porque nuestro Ego vive su propia vida independiente dentro de
su prisión de arcilla todas las veces que se libera de los estorbos de la materia, como ser:
durante el sueño del hombre físico. Es este Ego el actor, el hombre real, el verdadero ser
humano. Pero el hombre físico no puede sentir ni ser consciente durante los sueños;
porque la personalidad, el hombre externo, con su cerebro y aparato pensante, está hasta
cierto punto paralizado.

Podríamos muy bien comparar al Ego real, con un prisionero, y a la personalidad física,
con el carcelero de su prisión. Si el carcelero se duerme, el prisionero escapa, o, por lo
menos, traspone las paredes de su prisión. El carcelero está semidormido y mira,
cabeceando, todo el tiempo fuera de la ventana, a través de la cual sólo puede captar
vislumbres ocasionales de su prisionero, como si se tratara de una vaga sombra que se
estuviera moviendo enfrente de él. Pero, ¿qué puede percibir, o qué puede conocer él de
las verdaderas acciones, y especialmente de los pensamientos, de aquél a quien
custodia?

P: Los pensamientos del uno ¿no se imprimen sobre el otro?

R: No, por lo menos durante el sueño; porque el Ego real no piensa del mismo modo
que su efímera y transitoria personalidad. Durante las horas de vigilia, los pensamientos
y la voz del Ego superior llegan, o no llegan, hasta su carcelero, el hombre físico; pues
ellos constituyen la Voz de la Conciencia, pero durante su sueño, ellos son,
absolutamente, la Voz en el Desierto. En los pensamientos del hombre verdadero, o de
la “individualidad” inmortal, las imágenes y visiones del Pasado y del Futuro están
como Presente; y sus pensamientos no son como los nuestros, imágenes subjetivas en
nuestra cerebración, sino actos y hechos vivientes, realidades del tiempo presente. Son
467

realidades, así como lo eran cuando el habla, sólo expresada en sonidos, no existía;
cuando los pensamientos, eran cosas, y los hombres no necesitaban expresarlos en
palabras; porque instantáneamente ellos mismos se resolvían en acciones mediante el
poder de Kriya–Sakti4, ese poder misterioso que instantáneamente transforma las ideas
en formas visibles, y éstas eran tan objetivas para el “hombre” de la primitiva tercera
raza5 como los objetos visibles lo son ahora para nosotros.

P: ¿Cómo explica, entonces, la Filosofía Esotérica, la transmisión de algunos


fragmentos, aunque sean pocos, de esos pensamientos del Ego a nuestra memoria
física,
la cual, a veces, los retiene?

R: Todos ellos se reflejan en el cerebro de la persona que duerme, cual las sombras
exteriores que se proyectan sobre las paredes de lona de una tienda de campaña, las
cuales el ocupante ve al despertar. Entonces, el hombre piensa que ha soñado todo eso,
y lo siente como si lo hubiera vivido por conducto de algo, mientras que en realidad son
los pensamientos–acciones del verdadero Ego lo que él ha percibido vagamente. A
medida que va despertando plenamente, sus recuerdos se vuelven, a cada minuto, más
deformes, y se mezclan con las imágenes proyectadas por el cerebro físico, bajo la
acción del estímulo que obliga a despertar al que duerme. Estos recuerdos, por el poder
de asociación, ponen en movimiento varios órdenes de ideas.

P: Es difícil comprender cómo el Ego puede actuar durante la noche en sucesos que
han
ocurrido hace tiempo. ¿No quedó establecido que los sueños no son subjetivos?

R: ¿Cómo podrían ser subjetivos cuando el estado de sueño, es él también, para


nosotros, y en nuestro plano, de todos modos, algo subjetivo? Para el que sueña (en este
caso, el Ego), en su propio plano, las cosas de ese plano son tan objetivas para él, como
nuestros propios actos lo son para nosotros.

P: ¿Cuáles son los sentidos que actúan en los sueños?

R: Los sentidos del que duerme reciben choques ocasionales, y son despertados por la
acción mecánica; lo que oye y ve es, como se ha dicho, un reflejo deformado de los
pensamientos del Ego. Este último es altamente espiritual y está ligado muy
estrechamente con los principios superiores: Buddhi y Âtmâ. Estos elevados principios
están inactivos por completo en nuestro plano, y el mismo Ego superior (Manas) está
más o menos inactivo durante el estado de vigilia del hombre físico. Este es,
particularmente, el caso de las personas de mente muy materialista. Están inactivas las
facultades espirituales porque el Ego está tan impedido por la materia, que apenas puede
prestar toda su atención a las acciones del hombre, aun cuando el último cometa
pecados por los cuales ese Ego –cuando se reúna con su Manas inferior – tenga que
sufrir, de mancomún, en el futuro. Son, como he dicho, las impresiones proyectadas en
el hombre físico por este Ego, lo que constituye eso que denominamos “conciencia”; y
en la proporción en que la Personalidad, el Alma inferior (o Manas), se una a su
conciencia más elevada o Ego, es que la acción del último sobre la vida del hombre
mortal se caracteriza más.

P: ¿Este Ego, entonces, es el “Ego superior”?


468

R: Sí; es el Manas superior iluminado por Buddhi; el principio de la autoconciencia, el


“Yo–soy–yo”, en síntesis. Es el Kârâna–Sarîra, el hombre inmortal que pasa de una
encarnación a otra.

P: ¿Es el “registro” o “tabulario de la memoria”, en el verdadero estado de sueño,


diferente al del estado de vigilia?

R: Puesto que los sueños son, en realidad, las acciones del Ego durante el sueño físico,
ellos naturalmente, están registrados en su propio plano y producen sus pertinentes
efectos sobre éste. Pero, debe recordarse siempre, los sueños son, en general, tales como
los conocemos: simplemente nuestros recuerdos brumosos de esos hechos, en el estado
de vigilia. Indudablemente ocurre con frecuencia, que no recordamos haber soñado
nada, pero más tarde, en el transcurso del día, la reminiscencia del sueño surge, de
improviso, en nosotros. Acerca de esto existen varias causas. Se asemeja a lo que
algunas veces nos ocurre a cada uno de nosotros: frecuentemente una sensación, un
olor, hasta un ruido casual, o un sonido, nos traen de pronto a la mente sucesos durante
mucho tiempo olvidados, escenas y personas. Algo de lo que ha sido visto, hecho, o
pensado por el “actor nocturno”, el Ego, se imprimió en aquel momento en el cerebro
físico, pero no fue llevado a la consciente y alerta memoria, debido a alguna
circunstancia u obstáculo físico. Esta impresión se registra en el cerebro, en su
correspondiente célula o centro nervioso, pero, debido a alguna circunstancia accidental,
le “falla el tiro” por así decir, hasta que algo le da el impulso necesario. Entonces, el
cerebro la introduce inmediatamente dentro de la memoria consciente del hombre
despierto; pues tan pronto como las condiciones requeridas le han sido proporcionadas,
ese particular centro entra en actividad y realiza el trabajo que tenía que cumplir pero
que, en aquel momento, estaba impedido de completar.

P: ¿Cómo se realiza este proceso?

R: Existe una especie de consciente comunicación “telegráfica” que actúa


incesantemente, día y noche, entre el cerebro físico y el hombre interno. El cerebro es
algo tan complejo, tanto física como metafísicamente, que puede compararse a un árbol
cuya corteza podéis quitar, capa tras capa, siendo cada capa diferente de todas las
demás, y teniendo cada una su propio y especial trabajo, su función, y sus propiedades.

P: ¿Qué es lo que distingue a los estados de la memoria e imaginación “que sueñan”,


de
aquellos de la conciencia despierta?

R: Durante el sueño, la memoria física y la imaginación son, naturalmente pasivas,


porque la persona que sueña está dormida: su cerebro está dormido, su memoria está
dormida, todas sus funciones se encuentran durmiendo y en reposo. Solamente cuando
se las estimula, como os he dicho, despiertan. De este modo, la conciencia de la persona
que duerme no está activa, sino pasiva. El hombre interno, sin embargo, el verdadero
Ego, actúa independientemente durante el sueño del cuerpo; pero es dudoso que
cualquiera de nosotros –a menos que esté completamente familiarizado con la fisiología
del ocultismo– pueda comprender la naturaleza de su acción.

P: ¿Qué relación tienen la Luz Astral 6, el Akâsa 7 con la memoria?


469

R: La primera es el “tabulario de la memoria” del hombre animal; la última, la del Ego


espiritual. Los “sueños” del Ego, lo mismo que los actos del hombre físico, están todos
registrados, desde que ambos son acciones basadas en causas que producen sus efectos.
Nuestros “sueños”, siendo simplemente el estado de vigilia y las acciones del verdadero
Yo8, deben, naturalmente, estar registrados en alguna parte. Leed el artículo “Visiones
Kármicas”, publicado en Lucifer, y reparad en la descripción del verdadero Ego, el cual
permanece sentado como un espectador delante de la vida del héroe, y hallaréis quizá,
algo que os llame la atención.

P: ¿Qué es, en realidad, la Luz Astral?

R: Como la Filosofía Esotérica nos lo enseña, la Luz Astral, es simplemente la escoria


del Âkâsa o Ideación universal, en su sentido metafísico. Aunque invisible es, no
obstante, y por así decir, la radiación fosforescente de la última, y el intermediario entre
ella y las facultades pensantes del hombre. Son estas últimas las que mancillan la Luz
Astral y la hacen lo que es: el almacenamiento de todas las iniquidades humanas, y de
modo especial, de las psíquicas. En su formación primordial, la Luz Astral, como
radiación, es completamente pura aunque, cuanto más hacia abajo desciende, y se
aproxima a nuestra esfera terrestre, más se diferencia, convirtiéndose, como
consecuencia de ello, en impura en su mismísima constitución. Pero el hombre
contribuye de modo considerable a esta corrupción y restituye su esencia mucho peor de
lo que la recibió.

P: ¿Podría explicarnos de qué modo se relaciona ella con el hombre, y cuál es su


acción
en la vida de sueño?

R: La diferenciación en el mundo físico es infinita. La Ideación universal (o Mahat, si


lo preferís), envía su radiación homogénea al mundo heterogéneo, y éste alcanza a las
mentes humanas o personales por medio de la Luz Astral.

P: Pero, ¿no reciben nuestras mentes su iluminación directamente desde el Manas


superior por medio del Manas inferior? Y, ¿no es el primero la pura emanación de la
Ideación divina: los “Mânasa–Putras”, los cuales encarnaron en los hombres?

R: Lo son. Los Mânasa–Putras 9 individuales o Kumâras son las radiaciones directas


de la Ideación divina; son “individuales” en el sentido de una posterior diferenciación,
debido a innumerables encarnaciones. En suma, ellos son la totalidad colectiva de esa
Ideación, que se convierte, en nuestro plano, o desde nuestro punto de vista, en Mahat,
del mismo modo que los “Dhyân Chohans” son, en su conjunto o totalidad, la
PALABRA o “Logos”, en la formación del mundo. Si las Personalidades (Manas
inferiores o mentes físicas) estuvieran inspiradas e iluminadas únicamente por sus
elevados alter Egos, pocos pecados existirían en este mundo. Pero no lo están; y, al
hallarse apresadas en las redes de la Luz Astral, se separan cada vez más de sus padres,
los Egos. Leed y estudiad lo que dice Eliphas Lévi acerca de la Luz Astral, a la que él
denomina Satán y la Gran Serpiente. La Luz Astral ha sido tomada demasiado
literalmente para que signifique alguna especie de segundo cielo azul. Este espacio
imaginario, sin embargo, en el que están impresas las incontables imágenes de todo lo
que siempre fue, es y será, no es más que una demasiado triste realidad. Se convierte en
470

(y es para el hombre, si es algo psíquico, ¿quién no lo es?) un Demonio tentador, su


“ángel malo”, y él inspirador de todas sus peores acciones. Actúa aún sobre la voluntad
del hombre mientras duerme, mediante visiones impresas sobre su adormecido cerebro
(visiones que no deben ser confundidas con los “sueños”), y estos gérmenes dan sus
frutos cuando el hombre despierta.

P: ¿Cuál es el papel desempeñado por la voluntad en los sueños?

R: La voluntad del hombre externo, nuestra volición, está naturalmente dormida e


inactiva durante el sueño; pero una cierta inclinación puede dársele a la adormecida
voluntad mientras dura su inactividad, y ciertos resultados posteriores, desarrollados por
la acción recíproca –producida casi mecánicamente– mediante la unión de dos o más
“principios” en uno, de modo que actúen en perfecta armonía, sin ninguna fricción, sin
ninguna nota falsa, cuando despierte. Pero, este es uno de los recursos de la “magia
negra” que, cuando se usa con buenos propósitos, pertenece al adiestramiento del
Ocultista. Debe estar uno muy adelantado en el “sendero” para tener una voluntad que
pueda actuar conscientemente durante el sueño físico, o actuar sobre la voluntad de otra
persona durante el sueño de esta última; por ejemplo: dominar sus sueños, y de este
modo, dominar sus acciones cuando despierte.

P: Se nos ha enseñado que el hombre puede unir todos sus “principios” en uno solo:
¿qué significa esto?

R: Cuando un Adepto10 alcanza éxito en hacer tal cosa es un Jivanmukta 11 y,


virtualmente, ya no es más de esta tierra; se convierte en un Nirvâni 12 pudiendo entrar
en Samadhi 13 a voluntad. Generalmente se clasifica a los Adeptos según el número de
“principios” que tienen bajo su perfecto dominio, porque aquello que denominamos
voluntad, tiene su asiento en el Ego superior, y este último, cuando está libre de su
personalidad cargada de pecados, es divino y puro.

P: ¿Qué papel desempeña el Karma 14 en los sueños? En la India dicen que todos los
hombres reciben la recompensa o el castigo de todos sus actos, ya sea en el estado de
vigilia, o durante el estado de sueño.

R: Si eso dicen, es porque han conservado en toda su pureza, y la recuerdan, la tradición


de sus antepasados. Ellos saben que el Yo es el verdadero Ego, y que él vive y actúa,
aunque en plano diferente. La vida externa es como un “sueño” para este Ego, mientras
que la vida interna, o sea la vida en lo que denominamos “plano del sueño” es, para él,
la vida verdadera. Por eso los hindúes (los profanos, naturalmente), dicen que Karma es
generoso y recompensa al hombre verdadero durante el sueño, del mismo modo que lo
hace la falsa personalidad en la vida física.

P: ¿Cuál es, “kármicamente” la diferencia entre los dos?

R: El hombre físico animal es tan poco responsable como un perro o un ratón. Para la
forma corpórea, todo termina con la muerte del cuerpo. Pero el verdadero Yo, el que
proyectó su propia sombra o inferior personalidad pensante, que desempeñó su papel y
tiró de los hilos durante la vida del autómata físico, tendrá que sufrir, juntamente con su
factotum y alter ego, en su encarnación próxima.
471

P: Pero ambos, el Manas superior y el inferior, son uno: ¿no es así?

R: Lo son, y sin embargo, no lo son; y ese es el gran misterio. El Manas superior o Ego
es esencialmente divino, y, por consiguiente, puro; ningún desdoro le puede mancillar,
ni tampoco ningún castigo puede alcanzarle, per se, puesto que es inocente y no
interviene en las deliberadas transacciones de su Ego inferior. Empero, a pesar del
hecho de que es dual, y que durante la vida, el Ego superior es distinto del inferior, “el
Padre y el Hijo” son uno; por ello, al reunirse con su progenitor el Ego, el Alma inferior
fija e imprime en él tanto sus malas como sus buenas acciones; ambos tienen que sufrir.
El Ego superior, aunque inocente y sin tacha, tiene que padecer el castigo de las malas
acciones cometidas por el Yo inferior, junto con él, en una futura encarnación. La
doctrina de la expiación en su totalidad está fundada sobre este viejo principio esotérico;
porque el Ego superior es el prototipo de aquello que, en la tierra, es el tipo, o sea la
personalidad. Para los que la comprenden es, una vez más, la vieja historia védica de
Visvakarman, demostrada en forma práctica. Visvakarman, el omnividente Dios–Padre,
que está más allá de la comprensión de los mortales, termina, como hijo de Bhuvana, el
Espíritu Santo, por sacrificarse él a sí mismo, para la salvación de los mundos. En la
filosofía hindú, el místico nombre del Ego superior es Kshetrajna, o sea el “Espíritu
encarnado”, aquello que conoce y da forma a kshetra, “el cuerpo”. Averiguad la
etimología del nombre y hallaréis en él, el término aja, “primogénito”, y también el de
“cordero”. Todo esto es muy sugestivo y podrían escribirse varios volúmenes sobre el
desarrollo pregenético y postgenético del tipo y del prototipo: Cristo–Kshetrajna, el
“Dios–Hombre”, el Primogénito, simbolizado en el “cordero”. La Doctrina Secreta
muestra que los Mânasa–Putras o Egos encarnantes, han tomado sobre sí mismos,
voluntariamente y a sabiendas, la carga todos los futuros pecados de sus futuras
personalidades. Por eso, es fácil entender que no es el señor A, ni el señor B, ni ninguna
de las personalidades que periódicamente viste el Auto–Sacrificado Ego, quienes son
los verdaderos sufrientes, sino en realidad el inocente Christos, dentro de nosotros
mismos. De aquí que los místicos hindúes digan que el Yo Eterno, o el Ego (el uno en
los tres y los tres en el uno), es el “Auriga” o conductor; siendo las personalidades los
temporarios pasajeros; mientras que los caballos son las pasiones animales del hombre.
Por lo tanto, es exacto decir, cuando permanecemos sordos a la Voz de la Conciencia,
que crucificamos al Christos dentro de nosotros. Pero, volvamos a los sueños.

P: Los llamados sueños proféticos, ¿son indicio de que la persona que sueña tiene
señaladas facultades clarividentes?

R: Puede decirse, en el caso de las personas que verdaderamente tienen sueños


proféticos, que ello se debe a que su cerebro y memoria físicos, están en más estrecha
relación y simpatía con su Ego superior, que en la generalidad de los hombres. El Yo–
Ego tiene mayores facilidades para impresionar a la cáscara física y memoria en aquello
que es de importancia para tales personas, que en el caso de otras personas menos
dotadas. Recuérdese que el único Dios con el que el hombre se pone en contacto, es su
propio Dios, llamado Espíritu, Alma y Mente, o Conciencia, y que estos tres son uno.

Pero hay malezas que deben ser destruidas para que crezca una planta. Debemos morir,
dijo San Pablo, para poder vivir de nuevo. Es mediante la destrucción que podemos
adelantar, y las tres fuerzas: la conservadora, la creadora y la destructora, son otros
tantos aspectos de la divina chispa que existe en el hombre.
472

P: Los Adeptos, ¿sueñan?

R: Ningún Adepto adelantado sueña. Adepto, es alguien que ha logrado el pleno


dominio sobre sus cuatro principios inferiores, incluso el cuerpo, no permitiendo, por lo
tanto, a la carne, que siga sus inclinaciones propias. El, simplemente, paraliza su Yo
inferior durante el sueño, y se convierte en un ser completamente libre. El sueño, tal
como nosotros lo entendemos, es una ilusión. ¿Cómo podrá soñar un Adepto, entonces,
cuando se halla exento de toda otra ilusión? Durante el sueño, él vive simplemente en
otro plano más real.

P: ¿Existen personas que nunca soñaron?

R: Según mi conocimiento, no existen en el mundo tales personas. Todas sueñan, quien


más, quien menos; solo que, en la mayoría de las personas, los sueños se desvanecen
súbitamente al despertar. Esto depende de la condición más o menos receptiva de los
ganglios del cerebro. Los hombres poco espirituales y los que no ejercitan sus
facultades imaginativas, o aquellos que están extenuados por las labores manuales, de
suerte que sus ganglios no actúan, ni aún mecánicamente, mientras reposan rara vez
sueñan, si acaso lo hacen, con alguna coherencia.

P: ¿Cuál es la diferencia entre los sueños de los hombres y los de los animales?

R: El estado de sueño, es común no solamente a todos los hombres, sino también a


todos los animales, por supuesto que desde los más elevados mamíferos hasta las aves
más diminutas, y aún hasta los insectos. Todo ser dotado de cerebro físico, o de órganos
que se le asemejen, puede soñar. Todo animal, grande o pequeño, tiene, más o menos,
sentidos físicos; y aunque estos sentidos estén aletargados durante el sueño, la memoria
sigue, por así decir, obrando mecánicamente, reproduciendo las sensaciones pasadas.
Que los perros, los caballos y el ganado sueñan, todos lo sabemos, como así también los
canarios, pero tales sueños son, así lo creo, simplemente fisiológicos. Cual las últimas
brasas de un fuego que se extingue con espasmódico destello y ocasionales llamas, así
actúa el cerebro al entregarse al sueño. Los sueños no son, como dice Dryden,
“interludios creados por la fantasía” pues ello puede referirse únicamente a los sueños
fisiológicos provocados por la indigestión, o por alguna idea o acontecimiento que se
haya impreso sobre el cerebro en actividad durante las horas de vigilia.

P: ¿Cual es, entregarse al sueño?

R: Este, en parte, ha sido explicado por la fisiología. El Ocultismo sostiene que es el


agotamiento periódico y regulado de los centros nerviosos, y especialmente de los
ganglios sensorios del cerebro, los cuales se rehúsan a seguir trabajando en este plano, y
(a no ser que se vuelvan inadecuados para el trabajo) son compelidos a recuperar sus
fuerzas en otro plano o Upâdhi. Primero viene Svapna o estado de sueño, y este
conduce al de Sushupti15. Debe recordarse ahora que todos nuestros sentidos son duales
y que obran según el plano de conciencia sobre el cual la entidad pensante enfoca su
energía. El sueño físico depara la mayor facilidad para su acción en los diferentes
planos; al, mismo tiempo, es una necesidad, con el fin de que los sentidos puedan
recuperarse y obtener así una nueva probabilidad de vida para Jagrata, o estado de
vigilia, desde Svapna y Sushupti. Según el Râja–Yoga, Turîya 16 es el estado más
elevado. Así como el hombre, agotado por determinado estado de fluido vital, busca
473

otros, como, por ejemplo, cuando está agotado por el aire cálido y se refresca con el
agua fría: así el sueño es un sombrío rincón, en el asoleado valle de la vida. El sueño es
un indicio de que la vida de vigilia se ha vuelto demasiado fuerte para el organismo
físico, y de que la fuerza de la corriente vital debe romperse, cambiando el estado de
vigilia por el de sueño. Pedid a un buen clarividente que os describa el aura de una
persona vitalizada mediante el sueño, y el de otra, momentos antes de dormirse. La
primera se verá bañada por las vibraciones rítmicas de las corrientes vitales: doradas,
azules y rosadas, como si estuviese envuelta en un vaho de intenso tinte oro–anaranjado,
compuesto de átomos que giran con vertiginosa y casi increíble rapidez, demostrando
que la persona comienza a estar muy fuertemente saturada de Vida; la esencia vital es
demasiado fuerte pava sus órganos físicos, y debe buscar alivio en el lado sombrío de
esa esencia, el cual es el elemento del sueño, o sueño físico, uno de los estados de
conciencia.

P: Pero ¿qué es el sueño?

R: Eso depende del significado del término. Podéis ”soñar” o como solemos decir, ver
visiones, ya estéis despierto, ya dormido. Si se recogiese la Luz Astral en una taza o
vaso metálico, mediante la fuerza de la voluntad, y se fijaran los ojos en algún punto de
ella, con fuerte voluntad de ver, el resultado sería una visión de vigilia o “sueño”, si la
persona fuera bastante sensitiva. Los reflejos en la Luz Astral se ven mejor con los ojos
cerrados, y en el sueño, son aún más nítidos. Desde un estado de lucidez, la visión se
vuelve translúcida; desde un estado de conciencia orgánica normal, se eleva a un estado
de conciencia trascendental.

P: ¿A cuáles causas, principalmente, se deben los sueños?

R: Como todos sabemos, existen muchas clases de sueños. Dejando a un lado los
“sueños producidos por la digestión”, existen sueños cerebrales y sueños recordatorios;
visiones mecánicas y visiones conscientes. Los sueños de admonición y los
premonitorios, requieren la activa participación del Ego interno. Los sueños se deben
también, a menudo, a la participación consciente o inconsciente de los cerebros de dos
personas vivientes, o de sus respectivos Egos.

P: ¿Qué es, entonces, lo que sueña?

R: Generalmente, es el cerebro físico del Ego personal, el asiento de la memoria, que


emite y arroja chispas, cual las agonizantes brasas de un fuego. La memoria del
durmiente se asemeja a un arpa eolia de siete cuerdas, y su estado mental puede
compararse al viento que se desliza por entre las cuerdas. La respectiva cuerda del arpa
responderá a uno de los siete estados de la actividad mental en que se encuentre el
durmiente, antes de que éste se entregue al sueño. Si se tratara de una suave brisa, el
arpa será afectada apenas; si de un huracán, sus vibraciones serán proporcionalmente
más poderosas. Si el Ego personal está en contacto con sus principios superiores y los
velos de los planos más elevados se le descorren, ello está bien; si por el contrario, es de
una materialista naturaleza animal, es probable que no haya sueños; o si la memoria
capta, al azar, el hálito de un “viento” de un plano superior, viento que será impreso a
través de los ganglios sensorios del cerebelo, y no por la influencia directa del Ego
espiritual, recibirá imágenes y sonidos tan torcidos e inarmónicos, que aún una visión
devachánica parecerá una pesadilla o una caricatura grotesca. Por lo tanto, no hay sólo
474

una respuesta a la pregunta: “¿Qué es lo que sueña?”, porque todo depende de cada
individuo, cuál de sus principios es el motor principal de los sueños, y si los recordará u
olvidará.

P: ¿Es la aparente objetividad del sueño, verdaderamente objetiva o subjetiva?

R: Si se admite que es aparente, es natural entonces que sea subjetiva, La pregunta


debería ser: ¿para quién y qué, son las imágenes o representaciones en los sueños, ya
sean objetivas o subjetivas? Para el hombre físico, o persona que sueña, todo lo que vea
con los ojos cerrados y, sea dentro o a través de la mente, es naturalmente subjetivo.
Pero, para el Vidente que está dentro del que sueña físicamente, siendo subjetivo ese
mismo vidente para nuestros sentidos materiales, todo lo que ve es tan objetivo, como lo
es él para sí mismo, y para otros como él. Los materialistas probablemente sonreirán, y
dirán que hacemos de un hombre una entera familia de entidades, pero no es así. El
Ocultismo enseña que el hombre físico es uno, pero que el hombre pensante es
septenario, ya sea que piense, actúe o sienta; y que vive en siete diferentes estados de
existencia o planos de conciencia; y que para todos estos estados y planos, el Ego
permanente (no la falsa personalidad) tiene una serie distinta de sentidos.

P: ¿Pueden distinguirse estos diferentes sentidos?

R: No, a menos que seáis un Adepto o un Chela altamente adiestrado y por completo
familiarizado con estos diferentes estados. Ciencias tales como la biología, la fisiología
y aún la psicología misma (de las escuelas dé Maudsley, Bain y Herbert Spencer), no
tratan el tema. La ciencia nos instruye respecto a los fenómenos de la volición, la
sensación, el intelecto y el instinto, y dice que todos ellos se manifiestan a través de los
centros nerviosos, el más importante de los cuales es el cerebro. Nos podrá hablar de la
sustancia o agente peculiar a través del cual tienen lugar estos fenómenos, como los
tejidos vasculares y fibrosos, y explicar su recíproca relación, dividiendo los centros
ganglionares en motores, sensitivos y simpáticos, pero jamás revelará una palabra de la
misteriosa acción del intelecto propiamente dicho, ni de la mente y sus funciones.

Ahora bien, ocurre, con alguna frecuencia que somos conscientes y sabemos que
estamos soñando; esto es muy buena prueba, de que el hombre es un ser múltiple en el
plano del pensamiento; de modo que no sólo es el Ego, u hombre pensante, Proteo, una
entidad multiforme, siempre cambiante, sino que también es, por así decir, capaz de
separarse él mismo en el plano de la mente o del sueño, en dos o más entidades; y en el
plano de la ilusión que nos sigue hasta el umbral del Nirvâna. El es semejante al Ain–
Soph hablando con Ain–Soph, dialogando consigo mismo y hablando a través de, y a sí
mismo. Y este es el misterio de la inescrutable Deidad del Zohar, como así también de
las filosofías de la India; lo mismo en la Kabbala, en los Purânas, en la metafísica
Vedantina, y aun en el llamado misterio cristiano de la Divinidad y Trinidad. El hombre
es el microcosmos del macrocosmos; el dios sobre la tierra está edificado sobre el
modelo del dios en la naturaleza. Pero la conciencia universal del verdadero Ego
transciende un millón de veces la auto–conciencia del Ego personal o falso.

P: ¿Es aquello que se denomina “celebración inconsciente” durante el sueño, un


proceso mecánico del cerebro físico, o es una operación consciente del Ego, cuyo
resultado sólo se imprime en la conciencia ordinaria?
475

R: Es lo último; por que, ¿cómo es posible recordar en nuestro estado consciente, lo que
tuvo lugar cuando nuestro cerebro trabajaba inconscientemente? Esto es, aparentemente,
una contradictio in adjecto.

P: ¿Cómo puede suceder que personas que nunca han visto montañas, en la naturaleza,
a veces las vean claramente en el sueño y sean capaces de observar sus rasgos
característicos?

R: Probablemente, porque han visto representaciones de montañas; o también, porque


hay alguien o algo en nosotros que las ha visto con anterioridad.

P: ¿Cuál es la causa de esa experiencia en el sueño, en la cual el soñador parece estar


siempre esforzándose por algo, sin que nunca lo alcance?

R: Es porque el yo físico y su memoria, están impidiendo la posibilidad de saber lo que


hace el verdadero Ego. El que sueña, sólo recoge débiles vislumbres de las acciones del
Ego, cuyas acciones producen los llamados sueños, en el hombre físico, pero no es
capaz de seguirlas consecutivamente. Un enfermo que delira al recobrar la razón,
guarda, con la enfermera que lo cuidó y atendió durante la enfermedad, la misma
relación que la del hombre físico con su verdadero Ego. El Ego actúa con tanta
conciencia dentro y fuera de él, como lo hace la enfermera que atiende y cuida al
hombre enfermo. Pero, ni el paciente, después de abandonar su lecho de enfermo, ni el
que sueña, al despertar, serán capaces de recordar algo, excepto vislumbres y eso a
intervalos.

P: ¿En qué difieren el sueño y la muerte?

R: Hay, en verdad, cierta analogía entre ambos, pero también una gran diferencia.
Durante el sueño existe una conexión, aunque débil, entre la mente inferior y la superior
del hombre, reflejándose la última, más o menos, en la primera, por más que sus rayos
puedan desviarse. Pero, una vez que el cuerpo ha muerto, el cuerpo de ilusión, o Mâyavi
Rûpa, se convierte en Kâma–Rûpa, o alma animal, y queda abandonado a sus propios
recursos. Por lo tanto, existe tanta diferencia entre el fantasma y el hombre, como la hay
entre el animal, denso y grosero, aunque sea sobrio mortal, y el hombre inveteradamente
ebrio, incapaz de distinguir los contornos más salientes; entre un hombre encerrado en
una habitación a oscuras, y uno en una habitación iluminada, aunque sea
imperfectamente, por alguna que otra luz.

Los principios inferiores, son semejantes a las bestias salvajes, y el Manas superior, es
el hombre racional que los somete y subyuga, con más o menos éxito. Pero, una vez que
el animal se libera del dueño que la mantenía en sujeción, no bien ha cesado de verlo y
oírlo, parte otra vez a la selva y a su antigua guarida. Se requiere, sin embargo, cierto
tiempo para que un animal vuelva a su estado original y natural, pero estos principios
inferiores o “fantasmas” retornan instantáneamente, y tan pronto la Tríada Superior ha
entrado en el estado devachánico, la Duada inferior vuelve a ser lo que era desde el
comienzo: un principio dotado de instinto puramente animal, hecho más feliz aún, por el
gran cambio.

P: ¿Cuál es la condición del Linga Sarîra, o cuerpo plástico, durante los sueños?
476

R: La condición de la forma plástica es la de dormir con su cuerpo, a menos que sea


proyectada por algún deseo impetuoso, engendrado en el Manas superior. En los sueños
no desempeña parte activa, sino que por el contrario, es completamente pasiva, siendo el
involuntario testigo semidormido, de las experiencias a través de las cuales los
principios superiores están pasando.

P: ¿En qué circunstancias se ve ese espectro?

R: A veces, en casos de enfermedad o pasión muy fuertes, de parte de la persona vista o


de la que ve, la posibilidad es mutua. Una persona enferma, de modo especial en el
momento de morir, es muy probable que vea en sueños o visiones, a aquellos a quienes
ama o en quienes está pensando continuamente; y lo mismo ocurre con una persona
despierta que esté pensando intensamente en alguien que está dormido en ese momento.

P: ¿Puede un Mago evocar a esa entidad que sueña y ponerse en comunicación con
ella?

R: En la magia negra no es raro evocar el “espíritu” de una persona que duerme; el


hechicero puede entonces conocer, de la aparición, cualquier secreto que desee, y el
durmiente ignorar completamente lo que ocurre. Bajo tales circunstancias, lo que
aparece es el Mâyâvi Rûpa; pero siempre existe el peligro de que la memoria del
hombre viviente conserve los recuerdos de la evocación y la recuerde como un sueño
vívido. Si no está, empero, a una gran distancia, el Doble o Linga Sarîra puede ser
evocado, pero éste no puede hablar ni dar información, existiendo siempre la
posibilidad, de que el durmiente muera debido a esta separación forzada. Muchas
muertes repentinas durante el sueño han ocurrido de esta manera, sin que el mundo lo
haya advertido.

P: ¿Puede existir alguna comunicación entre una persona que sueña y una entidad del
Kâmaloka? 17

R: El que sueña con una entidad del Kâmaloka podrá con toda probabilidad, provocar
sobre sí mismo una pesadilla; o correr el riesgo de llegar a ser “poseído” por el
“fantasma” así atraído, si se trata de un médium, o de una persona que se ha hecho a sí
misma tan pasiva durante las horas de vigilia, que hasta el Yo superior es actualmente
incapaz de protegerlo. Esta es la razón por la cual el estado mediúmnico de pasividad
sea tan perjudicial y, con el tiempo, incapacite al Yo superior para ayudar o aún advertir
a la persona que duerme, o que se halla en trance. La pasividad paraliza la
comunicación entre los principios inferiores y los superiores. Es muy raro hallar
ejemplos de médiums que a la vez que permanecen pasivos a voluntad, con el propósito
de comunicarse con alguna inteligencia superior, algún espíritu extraterreno (no
desencarnado), conserven suficientemente su voluntad personal, como para no romper
toda comunicación con el Yo superior.

P: ¿Puede una persona, mientras duerme, estar “en rapport” con una entidad del
Devachán?

R: El único medio posible de comunicación con las entidades del Devachán, mientras se
duerme, es por medio de un sueño o una visión, o durante el estado de trance. Ningún
477

ser devachánico puede descender a nuestro plano; somos nosotros, o más bien, nuestro
Yo interno quien tiene que ascender hasta el suyo.

P: ¿Cuál es el estado mental de un beodo, durante el sueño?

R: No es de verdadero sueño, sino de un pesado estupor; no es un descanso físico, sino


algo peor que el insomnio y que rápidamente mata al beodo. Mientras dura ese estupor,
como también durante su ebriedad, en el estado de vigilia, todo gira y da vueltas en su
cerebro, produciendo en su imaginación y fantasía horribles y grotescas formas, en
continuo movimiento y contorsiones.

P: ¿Cuál es la causa de las pesadillas, y por qué los sueños de las personas que sufren
de
consunción avanzada, son a menudo placenteros?

R: La causa de las primeras es simplemente psicológica. La pesadilla proviene de la


opresión y dificultad en respirar; y la dificultad en respirar creará siempre una sensación
de opresión y producirá una sensación de inminente calamidad. En el segundo caso, los
sueños se vuelven placenteros porque el consuntivo se siente cada día más separado de
su cuerpo material y, en proporción, más clarividente. A medida que la muerte se
aproxima, el cuerpo se consume y cesa de ser un impedimento o barrera, entre el
cerebro del hombre físico y su Yo Superior.

P: ¿Es bueno cultivar los sueños?

R: Es mediante el cultivo del poder denominado “sueño” que se desarrolla la


clarividencia.

P: ¿Existe algún medio de interpretar los sueños, como por ejemplo, las
interpretaciones dadas en los libros de sueños?

R: Ninguno, excepto la facultad clarividente y la intuición espiritual del “intérprete”.


Cada Ego que sueña difiere de los demás, del mismo modo que ocurre con nuestros
cuerpos físicos. Si todo en el Universo tiene siete claves para su simbolismo en el plano
físico, ¿cuántas más claves no tendrá en los planos superiores?

P: ¿Existe algún método para clasificar los sueños?

R: De un modo general, podemos dividir los sueños en siete clases, y a su vez,


subdividir éstas. Los dividiríamos así:

1) Sueños proféticos. Estos son impresos en nuestra memoria por el Yo superior y, por
lo general, son sencillos y claros: ya se trate de voces oídas o del vaticinio de futuros
acontecimientos.

2) Sueños alegóricos; o confusas vislumbres de realidades captadas por el cerebro y


deformadas por nuestra fantasía. Estos, por lo general, son verdaderos a medias.

3) Sueños enviados por Adeptos, buenos o malos; por los mesmerizadores; o por los
pensamientos de mentes muy poderosas que se empeñan en que hagamos su voluntad.
478

4) Sueños retrospectivos; de acontecimientos que pertenecen a pasadas encarnaciones.

5) Sueños de prevención; en los que se trata de advertir a otros por su incapacidad de ser
impresionados.

6) Sueños confusos; cuyas causas han sido tratadas precedentemente.

7) Sueños que son meras fantasías e imágenes caóticas; debidos a la deficiente


digestión, a alguna perturbación mental, o a parecidas causas externas.

NOTAS

1Principios: Son los elementos o esencias originales, las diferenciaciones


fundamentales, sobre y de las que se han formado todas las cosas. Empleamos dicho
término para designar los siete aspectos individuales y fundamentales de la Realidad
única universal en el Kosmos y en el hombre. Se han expuesto diversas clasificaciones
de los Principios humanos. Tenemos la división en dos, tres, cuatro, cinco, seis y hay
por último la clasificación esotérica, o mejor dicho semiesotérica, llamada septenaria,
cuyos siete Principios, empezando por el superior, se enumeran generalmente de este
modo: 1. Âtman (Espíritu); 2. Buddhi (alma espiritual); 3. Manas (mente o alma
humana); 4. Kâmarûpa (alma animal, asiento de los instintos, deseos ni pasiones); 5.
Prâna (vida, o sea la porción de Jîva [ vida en el sentido de lo Absoluto] que el cuerpo
físico se ha apropiado); 6. Linga Sarîra (cuerpo astral o doble etéreo, vehículo de la
vida: y 7 Sthûla Sarîra (el cuerpo físico, moldeado sobre el Linga Sarîra). En rigor, sólo
deben contarse seis principios, porque el Âtman o Âtma no se ha de considerar como tal,
puesto que es un rayo del Todo Absoluto y es la síntesis de los seis. – (Salvo la nota 3,
que es del editor del original inglés, todas las demás notas son del editor de esta versión
española, y son tomadas del Glosario Teosófico por H. P. Blavatsky, edición española
del año 1916).

2Ego. La Filosofía Esotérica enseña la existencia de dos Egos en el hombre, el mortal o


personal, y el superior, divino e impersonal. Al primero se le llama “personalidad”, y al
segundo “individualidad”.

3La palabra “soñar” significa realmente “dormitar”; esta última función es denominada
en ruso dreamâtj. – N. del editor original.

4 Kriya–SakIi. El poder del pensamiento; una de las siete fuerzas de Naturaleza. La


potencia creadora de los yoguis perfectos. Es aquel misterioso y divino poder latente en
la voluntad de cada hombre, y que, si no es llamado a la vida, avivado y desarrollado
por la práctica del yoga, permanece inerte en los 999.999 de cada millón de hombres,
por cuya razón se llega a atrofiar. Es aquel misterioso poder del Pensamiento que, en
virtud de su propia energía inherente, le permite producir resultados fenomenales
externos, perceptibles. Los antiguos sostenían que una idea cualquiera se manifestará
exteriormente si la atención (y la voluntad) de uno está profundamente concentrada en
ella. De igual modo, una volición intensa será seguida del resultado apetecido. En el
479

Libro de Dzyan, segunda parte, estancia VII, Nº 21, se lee: “La tercera Raza vino a ser
el vehículo de los Señores de la Sabiduría. Creó hijos de la Voluntad y del Yoga,
mediante el Kriya–Sakti los creó…”

5Tercera raza. Las razas humanas son siete. Admitida la séptuple naturaleza del
hombre, cada uno de sus principios guarda relación con un plano, un planeta y una raza.
Las razas humanas nacen la una de la otra, crecen, se desarrollan, envejecen y mueren.
De las siete razas cinco han aparecido ya y han completado casi, su carrera terrestre y
otras dos tienen que aparecer todavía en esta Ronda. Nuestra quinta Raza–madre existe
ya como raza sui géneris y por completo independiente de su tronco padre, desde hace
un millón de años. En la tercera (Lemuriana) se desarrolló el órgano de la vista.

6 Luz astral. La región invisible que rodea nuestro globo, como rodea a todos los
demás, y corresponde, como segundo “principio” del Kosmos (siendo el tercero la Vida,
de la cual, es vehículo), al Linga Sarîra o Doble astral del hombre. Es una esencia sutil,
visible sólo para un ojo clarividente. Físicamente, es el éter de la ciencia moderna.
Metafísicamente, y en su sentido espiritual u oculto, el éter es mucho más de lo que
suele imaginarse.

7 Âkâsa. La sustancia primordial erróneamente identificada con el éter, puesto que es al


éter, lo que el espíritu respecto a la materia

8 Self, en inglés. El Ego superior, el Pensador, el hombre inmortal, diferente del yo


personal, el Ego inferior.

9 Mânasa–Putras. Nombre dado a aquellos Egos superiores antes que se encarnaran en


la humanidad.

10Adepto es aquel que, mediante el desarrollo espiritual, ha conseguido el grado de


Iniciación y ha llegado a ser Maestro en la ciencia de la Filosofía Esotérica.

11Jivanmukta. Un Adepto que ha llegado al último estado de santidad y se emancipado


de la materia. Literalmente: un liberado o emancipado en vida.

12 Nirvâni, que ha alcanzado el Nirvâna o estado de conciencia nirvánica.

13 Samadhi. Es un estado en que la conciencia se halla tan disociada del cuerpo, que
éste permanece insensible. Es un estado de enajenamiento o de éxtasis, en que la mente
es por completo consciente de si misma y del cual vuelve ésta al cuerpo con los
conocimientos o experiencias que ha adquirido en aquel estado superfísico,
recordándolos una vez que se ha sumergido en el cerebro físico.

14 Karma. Ley de causa y efecto o de Causación ética. El Karma no crea ni designa


nada. El hombre es quien traza y crea las causas y la ley kármica ajusta los efectos y
este ajustamiento no es un acto, sino la armonía universal que tiende siempre a recobrar
su posición primitiva. El Karma no castiga ni recompensa; es simplemente la Ley Única
universal.

15 Sushupti. Sueño profundo; sueño sin ensueños; aquel estado de ánimo en que las
manifestaciones de la mente, experimentadas en el ensueño, están en reposo.
480

16 Turiya. Un estado de éxtasis (trance) más profundo. Es el cuarto estado de


conciencia, el que excede al de sueño sin ensueños, el superior a todos, un estado de
elevada conciencia espiritual. (La Voz del Silencio, de H. P. Blavatsky).

17 Kamaloka. El plano semi–material, subjetivo e invisible para nosotros, donde las


“personalidades” desencarnadas, las formas astrales, permanecen hasta desvanecerse del
todo, gracias al completo agotamiento de los efectos de los impulsos mentales.
¿SUPERCHERÍA O MAGIA?
Helena Blavatsky

Sentencia sabia es la que afirma que el que trata de probar demasiado, no


llega al
fin a probar nada. El profesor W. B. Carpenter, F. R. S. (1) (y con otros
adornos
alfabéticos además) , nos da un ejemplo evidente en su contienda con hombres
que valen más que él. Sus ataques acumulan rencores con cada nuevo
periódico que
hace órgano suyo, y a medida que aumenta sus injurias, sus argumentos
pierden fuerza
y evidencia. ¡Y, sin embargo, sermonea a sus antagonistas por su falta de
calma en la
discusión, como si él no fuese el mismísimo tipo de la nitroglicerina en
controversia!
Abalanzándose contra ellos con sus pruebas, que son incontrovertibles sólo en
su propia
opinión, él mismo se hace coger más de una vez. De una de tales cogidas
pienso
aprovecharme hoy citando algunas experiencias curiosas mías.
Mi objeto al escribir lo presente está muy lejos de ser el de tomar parte alguna
en esta
embestida a las reputaciones. Los Sres. Wallace y Crookes pueden muy bien
defenderse. Cada uno de ellos ha contribuido, dentro de su propia
especialidad, al
verdadero progreso de los conocimientos útiles, más que el Dr. Carpenter en la
suya.
Ambos han adquirido gloria por valiosas investigaciones y descubrimientos
originales,
mientras que su acusador ha sido tachado con frecuencia de no ser otra cosa
más que un
compilador muy hábil de las ideas de otros hombres. Después de leer las
hábiles
réplicas de los acusados y la destructora revista del aplastante profesor
Buchanan,
todos, excepto sus amigos los psicofobistas, pueden ver que el Dr. Carpenter
está
completamente por los suelos. Está tan muerto como el clavo de puerta
tradicional
481

(doornail) .
En el suplemento de Diciembre de The Popular Science Monthley, aparece
(Pág. 116) la
interesante concesión de que un pobre juglar indo puede ejecutar una suerte
que ¡casi
le corta la respiración al profesor! Comparados con ella los fenómenos
mediumnísticos
de Miss Nichol (Mrs. Guppy) no son nada. Dice el Dr. Carpenter:

La célebre suerte del árbol –que la mayoría de las personas que han estado
mucho tiempo
en la india han visto – según la describen varios de nuestros funcionarios
civiles y científicos
más distinguidos, es verdaderamente la maravilla mayor que he oído hasta
ahora. Que un
mangle crezca de un golpe, primero a la altura de seis pulgadas en un trozo de
terreno
cubierto de hierba, no visitado antes por los exorcistas, debajo de un cesto
cilíndrico
invertido, después de haberse adquirido la certeza de que estaba vacío, y que
este árbol
parezca crecer en el transcurso de media hora, desde seis pulgadas hasta seis
pies, bajo una
sucesión de cestos más y más grandes, es cosa que deja pequeñita a Miss
Nichol.

Ciertamente que sí. En todo caso, pone fuera de combate todo cuanto
cualquier F. R. S.
(miembro de la Real Academia) pueda enseñar a la luz del día, o en la
obscuridad, en la
Institución Real, o en otra parte cualquiera. ¿No debería suponerse que
semejante
fenómeno atestiguado de tal modo, y teniendo lugar en condiciones que
excluyen toda
superchería, provocaría la investigación científica? De no ser así, ¿qué otra
cosa podía
promoverla? Pero obsérvese de qué modo un F. R. S. se escapa entre los
dedos. Pregunta irónicamente el profesor:

¿Atribuye Mr. Wallace esto a una causa espiritual?¿O cómo el mundo en


general (por
supuesto, refiriéndose al mundo que la ciencia ha creado, y al que vigoriza Mr.
Carpenter) y
los actores en el consabido juego de manos en particular, lo atribuye él a una
habilísima
superchería?
Dejando a Mr. Wallace, si es que sobrevive a este fulminante rayo joviano, que
conteste por sí mismo, tengo que decir por parte de los actores que éstos
contestarían
482

con un No enfático a ambas preguntas. Los juglares indos no tienen la


pretensión de
que intervengan en sus operaciones agentes espirituales, ni conceden que
sean juegos
de manos hábiles. Lo que sostienen es que los fenómenos son producidos por
ciertos
poderes inherentes al hombre mismo, quien los puede usar con fines malos o
buenos. Y
lo que yo sostengo, siguiendo humildemente a aquellos cuyas opiniones están
basadas
en experimentos psicológicos y en conocimientos realmente exactos, es que ni
el Dr.
Carpenter, ni su séquito de hombres científicos, por más que sus títulos se
extiendan
tras de sus nombres como la cola tras de una cometa, tienen todavía la menor
idea de
estos poderes. Para adquirir, aunque no sea más que un conocimiento
superficial de
ellos, tienen que cambiar sus procedimientos científicos y filosóficos. Siguiendo
a
Wallace y a Crookes, tienen que comenzar con el A B C del espiritismo, al cual
Mr.
Carpenter –queriendo ser muy desdeñoso – denomina “el centro de la
ilustración y del
progreso ”. Tienen que tomar sus lecciones no solamente de los fenómenos
verdaderos,
sino también de los falsos, de los que su autoridad suprema (la de Monsieur
Carpenter,
el archi –sacerdote de la nueva religión) clasifica debidamente como “engaños,
absurdos y supercherías ”. Después de estudiar todo esto como ha tenido que
hacerlo todo investigador inteligente, puede que se obtenga algún vislumbre de
la verdad. Es tan útil saber lo que no son los fenómenos, como averiguar lo que
son.
Mr. Carpenter tiene dos llaves de patente garantizadas para abrir todas las
puertas
secretas de los gabinetes mediumnísticos, las cuales tienen por rótulo
expectación y
preocupación. La mayoría de los hombres de ciencia tienen alguna llave
maestra por el
estilo. Pero no tienen aplicación para la suerte del árbol; pues ni sus
distinguidos
funcionarios civiles, ni los científicos , podían suponer que habían de llegar a
ver a un
indo fornido desnudo, en un terreno que le era extraño, haciendo crecer a un
mangle
desde la semilla hasta la altura de seis pies en el espacio de media hora, pues
sus
preocupaciones estarían todas en contra de tal hecho. No puede ser la causa
espiritual;
tiene que ser prestidigitación . Ahora bien, Maskelyne y Crooke, dos hábiles
483

prestidigitadores ingleses, han tenido abiertos los Ojos y bocas de toda la


población de
los llama para que le expliquen esta hábil juego de manos, y hacer que los
Sres. Wallace
y Crookes se pongan rojos de vergüenza ante su propio idiotismo? Todas las
triquiñuelas del arte les son familiares: ¿dónde podría encontrar la ciencia
mejor
ayuda? Pero tenemos que hacer hincapié en que las condiciones sean
idénticas. La
suerte del árbol no debe ejecutarse a la luz del gas en el escenario de ninguna
sala de
espectáculos, ni con los actores vestidos de rigurosa etiqueta. Tiene que ser a
la luz del
día, en un terreno que les sea del todo extraño, y que no hayan visitado antes.
No debe
haber maquinarias ni ayudantes; la corbata y el frac tienen que dejarse a un
lado, y los
campeones ingleses aparecer en la primitiva vestimenta de Adán y Eva: un
vestido de
piel estrechamente ajustado, con el sólo aditamento de un dhoti o de unos
calzones de
siete pulgadas de largo. Los indos lo hacen así, y sólo exigimos una justa
igualdad. Si en
estas circunstancias hacen desarrollar un renuevo de mangle, el Dr. Carpenter
se hallará
en perfecta libertad para hacer saltar con él los últimos restos de los sesos de
cualquier
chiflado espiritista que halle a mano. Pero hasta entonces, cuanto menos hable
acerca
de los juglares indos, tanto mejor para su reputación científica.
No hay que negar que en la India, en China y en otras partes de Oriente, hay
verdaderos juglares que hacen juegos de manos. Es igualmente verdad que
algunos de
ellos sobrepujan en sus habilidades a todo lo que conocen las gentes de
Occidente.
Pero éstos no son ni faquires ni los que llevan a cabo la maravilla del mangle,
según la
describe el Dr. Carpenter. Esta última suele ser imitada por adeptos indos y
orientales,
por habilidad de manos, pero bajo condiciones totalmente diferentes. Siguiendo
modestamente a retaguardia a los distinguidos funcionarios civiles y científicos,
voy a
relatar algo que he visto con mis propios ojos.
Hallándome en Caroupur de camino para Benarés, la ciudad santa, le robaron
a una
señora, compañera mía de viaje, todo lo que llevaba en un pequeño baúl.
Joyas, vestidos
y hasta su libro de notas, que contenía un diario que venía escribiendo con
cuidado
484

hacía más de tres meses, habían desaparecido misteriosamente, sin que la


cerradura del
baúl hubiese sido forzada. Habían pasado horas, quizás una noche y un día,
desde el
robo, pues habíamos salido al amanecer para visitar unas ruinas próximas,
relacionadas
recientemente con las represiones de Nana Sahib contra los ingleses. El primer
pensamiento de mi compañera fue acudir a las autoridades locales; el mío
recurrir a la
ayuda de algún gossain indígena (un santo hombre a quien se atribuye que lo
sabe
todo) , o por lo menos a un Jadugar o conjurador. Pero las ideas de la
civilización
prevalecieron y se perdió una semana en visitas inútiles a la chabutara (casa
de la
policía) y en entrevistas con el Kotwal, su jefe. Desesperada ya, se recurrió por
fin a mi
idea y se buscó a un gossain . Ocupábamos un pequeño bungalow al extremo
de uno de
los barrios en la orilla derecha del Ganges, desde cuya terraza se descubría
una
completa vista del río, que en este sitio era muy estrecho.
Nuestro experimento se verificó en esta verandah en presencia de la familia de
nuestro huésped –un portugués mestizo del sur –, de mí y de mi amiga, y de
dos
franceses recientemente llegados, que se habían reído ofensivamente de
nuestra
superstición. Eran las tres de la tarde. El calor era sofocante, pero sin embargo,
el santo
hombre –un esqueleto viviente color café – pidió que se suspendiera el
movimiento del
pankah (abanico suspendido que se movía por una cuerda) . No dijo la razón,
pero era
porque la agitación del aire influye sobre todos los experimentos magnéticos
delicados.
Todos habíamos oído hablar de la marmita rotatoria como agente para el
descubrimiento del robo en la India: una marmita común de hierro, la cual, bajo
la
influencia de un conjurador indo, rueda por su propio impulso, sin que nadie la
toque,
hasta el punto mismo en que los objetos robados se hallan ocultos. El gossain
procedió
de un modo distinto. En primer lugar, pidió algún objeto que hubiese estado
últimamente en contacto Con el contenido del baúl, y se le dio un par de
guantes. Los
estrujó entre sus delgadas manos, y dándoles vueltas una y otra vez, los dejó
caer al
suelo y procedió a dar lentamente una vuelta sobre sí mismo, con los brazos y
los dedos
485

extendidos, como si estuviese buscando la dirección en donde se encontraba lo


robado.
De repente se detuvo con un sacudimiento, se dejó caer gradualmente al suelo
y
permaneció inmóvil, sentado con las piernas cruzadas y con los brazos siempre
extendidos en la misma dirección, como si estuviese sumido en un estado
cataléptico.
Esto duró más de una hora, la que en aquella atmósfera sofocante fue para
nosotros
una prolongada tortura. De repente nuestro huésped saltó de su silla a la
balaustrada, y
comenzó a mirar fijamente hacia el río, en cuya dirección todos volvimos la
vista
también. De dónde y cómo venía, no podíamos decirlo; pero allí, sobre el agua
y cerca
de su superficie, se aproximaba un objeto oscuro. Tampoco podíamos
descubrir lo que
era; pero aquella masa parecía impelida por alguna fuerza interna a dar
vueltas, primero
con lentitud y luego más y más rápidamente, a medida que se aproximaba.
Parecía
como sostenida por un pavimento invisible, y su curso era en línea recta al
modo que
vuela la abeja. Llegó a la orilla y desapareció de nuevo entre la espesa
vegetación, y
presto, rebotando con fuerza al saltar sobre la baja pared del jardín, voló más
bien que
rodó hacia la verandah y cayó pesadamente en las manos extendidas del
gossain . Un
temblor convulsivo y violento se apoderó del anciano, al abrir, dando un
profundo
suspiro, sus ojos medio cerrados. Todos estábamos asombrados, pero los
franceses
miraban espantados el envoltorio con una expresión de terror idiota en sus
Ojos. El
santo hombre se levantó del suelo, desenvolvió la cubierta de lona embreada y
dentro
se hallaron todos los objetos robados, sin faltar la menor cosa. Sin decir una
palabra, ni
esperar a que le dieran las gracias, hizo un profundo salaam (saludo) a la
reunión y
desapareció por la puerta antes de que hubiésemos vuelto de nuestra
sorpresa. Tuvimos
que correr tras él largo trecho antes que pudiésemos obligarle a aceptar una
docena de
rupias, las cuales recibió en su cuenco de madera.
Esta historia parecerá sorprendente e increíble a los europeos y americanos
que no
han estado nunca en la india. Pero tenemos la autoridad de Mr. Carpenter que
nos
486

avala, pues sus amigos, distinguidos funcionarios civiles y científicos, tan poco
a
propósito para sorber nada místico con sus narices aristocráticas, como el Dr.
Carpenter
para verlo en Inglaterra con sus ojos telescópicos, microscópicos y científicos
de doble
aumento, han presenciado el juego de manos del árbol que es todavía más
maravilloso.
Si lo uno es hábil prestidigitación, lo otro también. ¿Querrán los señores de
corbata
blanca y chaqueta con cola de la sala de espectáculos tener a bien enseñar a
la Sociedad
Real cómo se hace uno y otro?

NOTAS

(1) Miembro de la Academia Real ó de Ciencias.

¿TEOSOFÍA O JESUITISMO?
Helena Blavatsky

“Escoge en este día a quien quieres servir; o a


los dioses a quienes sirvieron nuestros padres, los
que permanecieron al otro lado de las aguas, o a
los dioses de los Amoritas...”

(Josué, XXIV, 15)

«El núm. 13 del Lotus, órgano reconocido de la Teosofía, entre muchos artículos de
innegable interés, contiene uno de Mad. Blavatsky en contestación al Abbé Roca. La
eminente escritora, que es ciertamente la más sabia de todas cuantas mujeres conocemos
(1) , diserta sobre la siguiente cuestión: ¿Ha existido Jesús? (2) Ella destruye la leyenda
cristiana en sus detalles, al menos con textos irrecusables que no son generalmente
consultados por los historiadores religiosos.
»Este artículo está produciendo una sensación profunda en el vacilante edificio Católico
y Judeo-Católico. Lo cual no nos sorprende; pues los argumentos de la escritora son de
tal naturaleza, que es difícil sean destruidos aun por los que están hechos a las
bizantinas discusiones teológicas.»
(París, periódico de la tarde: Mayo 12, 1888)

La serie de artículos a uno de los cuales se refiere la anterior cita de un periódico


francés muy conocido, fue en su origen motivada por un artículo del Abbé Roca, que
apareció en el Lotus, y que fue traducido y publicado en el número de Junio de Lucifer.
487

Estos artículos, según parece, han despertado muchas animosidades dormidas. Muy
particularmente han herido en lo vivo al partido jesuita de Francia. Varias personas han
escrito llamando la atención hacia el peligro a que se exponen los teósofos, al excitar en
contra suya enemigos tan virulentos y poderosos. Algunos de nuestros amigos deseaban
que guardásemos silencio respecto de estas cuestiones. No es ni será, sin embargo, ésta
la conducta del Lucifer. Por tanto, se aprovecha la oportunidad presente para sentar una
vez por todas, las opiniones que teósofos y ocultistas sostienen con relación a la
Compañía de Jesús. Al mismo tiempo, a todos aquellos que persiguen, a través del árido
desierto de vanos y pasajeros placeres y huecos convencionalismos, un ideal digno por
sí mismo de la vida, se les ofrece la elección entre los dos renacientes
poderes -Alpha y Omega- y polos opuestos de la esfera de la existencia perturbadora y
frívola.

TEOSOFÍA Y JESUITISMO

En el campo de las investigaciones religiosas é intelectuales, son los dos únicos faros;
las estrellas buena y mala que de nuevo brillan débilmente tras las nieblas del pasado, y
ascienden en el horizonte de las actividades mentales. Ellos son los dos únicos poderes
capaces hoy día de arrancar al que está sediento por la vida intelectual, del viscoso cieno
del charco estancado que se llama Sociedad Moderna, cristalizada en su hipocresía árida
y monótona, y en sus movimientos de ardilla en torno de la rueda de la moda. Teosofía
y Jesuitismo son los dos polos opuestos: la una muy por encima, y el otro muy por
debajo aún de aquella laguna pantanosa. Ambos ofrecen poder: aquélla al Ego espiritual
del hombre; éste al Ego psíquico é intelectual. La primera es “la sabiduría de arriba. . .
pura, pacífica, bondadosa. . . llena de misericordia y de buenos frutos, ni juzgadora ni
fingida”, mientras que el segundo es “la sabiduría que no ha descendido de arriba, sino
que es terrena, sensual, DIABÓLICA”. (3)
La una es el poder de la Luz, el otro el de las Tinieblas.
Seguramente habrá quien haga esta pregunta: ¿Por qué hay que escoger entre los dos?
¿Acaso no se puede permanecer en el mundo siendo un buen cristiano de cualquiera de
las iglesias, sin gravitar hacia ninguno de estos dos polos? Es de todo punto indudable
que puede hacerse así, pero sólo durante muy pocos de los años por venir. El ciclo se
aproxima rápidamente al último límite de su punto de cambio. Una de las tres grandes
Iglesias del Cristianismo se halla dividida en sectas atómicas cuyo número aumenta
todos los años; y una colectividad dividida contra sí misma, como lo está la iglesia
protestante, DEBE CAER. La tercera, la Católica Romana, la única que ha logrado
hasta ahora, en apariencia, conservar toda su integridad, se encuentra en rápida
decadencia interna. Está hecha una criba carcomida, y los voraces microbios
engendrados por Loyola, la devoran.
No es hoy superior a aquel fruto del Mar Muerto, hermoso a la vista de algunos, pero
llano en su interior de la podredumbre de la decadencia y da la muerte. El catolicismo
romano es tan sólo un nombre. Como iglesia, es un fantasma del pasado y una máscara.
Está en absoluto é indisolublemente ligada y encadenada por la Sociedad de Ignacio de
Loyola; porque, como exactamente dijo Lord Robert Montagu: “La Iglesia Católica
Romana es (hoy) la mayor Sociedad Secreta que existe en el mundo, a cuyo lado la
francmasonería es sólo un pigmeo”. El protestantismo se ve inficionado de latinismo de
modo tan seguro como lento e insidioso, de lo cual son prueba innegable las nuevas
sectas ritualistas de la alta Iglesia, y hombres de su clero tales como el Padre Rivington.
A este paso, dentro de cincuenta años, teniendo en cuenta el buen éxito del latinismo
488

entre los “diez superiores”, la aristocracia inglesa habrá vuelto a la fe del Rey Carlos II,
y su servil imitadora, la clase media, la habrá seguido.
Entonces los jesuitas empezarán a reinar solos y sin obstáculo sobre todas las
parcialidades cristianas del globo, pues ya se han deslizado hasta dentro de la Iglesia
griega.
Vano es argüir y pretender que existe diferencia entre el jesuitismo y el catolicismo
romano propiamente dicho; pues el último está en la actualidad absorbido por el
primero, é inseparablemente amalgamado con él. De ello es pública afirmación la
pastoral del obispo de Cambrai de 1876. “Clericalismo, ultramontanismo y jesuitismo,
son una y misma cosa, o lo que es igual, catolicismo romano; y las distinciones entre
ellos han sido forjadas por los enemigos de la Religión”-dice la “Pastoral”.-
“Hubo un tiempo” -añade Monseñor el Cardenal- “en que era general en Francia cierta
opinión teológica relativa a la autoridad del Papa. . . Estaba limitada a nuestra nación, y
era de origen reciente. El poder civil impuso por espacio de siglo y medio la instrucción
oficial. Los que defendían esta medida, eran llamados galicanos; y los que protestaban
de ella ultramontanos, porque tenían su centro doctrinal más allá de los Alpes, en Roma.
Hoy la distinción entre ambas escuelas no es ya admisible. El galicanismo teológico no
puede existir desde el momento en que esta opinión ha dejado de ser tolerada por la
Iglesia. Ha sido solemnemente condenada sin apelación por el Concilio Ecuménico del
Vaticano. NO SE PUEDE EN LA ACTUALIDAD SER CATÓLICO SIN SER
ULTRAMONTANO Y JESUITA.”
Afirmación clara y tan fría como clara. Hizo la pastoral cierto ruido en Francia y en el
mundo católico, raro pronto fue olvidada. y como han pasado dos siglos desde que se
hizo una exposición de los infames principios de los jesuitas (de lo cual hablaremos
pronto), la “negra milicia” de Loyola ha tenido tiempo sobrado do mentir ampliamente,
negando los justos cargos; pero aun sancionadas brillantemente por el Papa actual las
palabras del arzobispo de Cambrai, los católicos romanos con dificultad querrán
confesar una cosa semejante. ¡Extraña manifestación de la infalibilidad de los Papas! El
“infalible” Papa Clemente XIV (Ganganelli), suprimió los jesuitas en 23 de Julio de
1773, y sin embargo, volvieron de nuevo a la vida; el “infalible” Papa Pío VII, los
restableció el 7 de Agosto de 1814. El Papa infalible Pío IX, en lo referente a la cuestión
de los jesuitas, anduvo durante todo su largo pontificado, entre Scila y Caribdis,
sirviéndole de muy poco su infalibilidad. y ahora el “infalible” León XIII (¡fatales
números!), eleva a los jesuitas de nuevo al más alto pináculo de su siniestra y
desagradable gloria.
El reciente Breve del Papa (hace escasamente dos años) fechado el 13 (el mismo
número fatal) de Julio de 1886, es un suceso cuya importancia nunca será bien
ponderada. Empieza con las palabras Dolemus inter alia, y devuelve a los jesuitas todos
los derechos de la Orden de que habían sido privados. Fue un manifiesto y un ruidoso y
provocativo insulto a todas las naciones cristianas del viejo y del nuevo mundo. Por un
artículo de Louis Lambert inserto en Le Gaulois (Agosto 18, 1886), sabemos que “en
1750 existían 40.000 jesuitas en el mundo; en 1800, oficialmente eran sólo considerados
en número de 1.000; en 1886 se contaban unos 7 u 8.000”. Este último y modesto
número puede muy bien ponerse en duda, porque verdaderamente ahora, “cuando os
encontráis con un hombre que cree en la saludable naturaleza de los embustes, o en la
divina autoridad de cosas dudosas, y que piensa que para servir la buena causa tiene que
llamar al diablo en su auxilio, hete aquí con un secuaz del anti-santo Ignacio” -dice
Carlyle- y añade acerca de aquella negra milicia, de Ignacio, que: “Ellos han dado un
nuevo sustantivo a los modernos lenguajes.” La palabra jesuitismo hoy día, en todos los
países, expresa una idea para la cual no existía antes en la Naturaleza ningún prototipo.
489

Hasta estos dos últimos siglos no había el alma humana engendrado todavía tal
abominación, ni había necesitado nombrarla. La verdad es que se han hecho grandes
cosas en el mundo, y que el resultado general obtenido por ellos puede llamarse
estupendo.”
En la actualidad, desde el momento en que han sido reinstalados en Alemania y en otras
partes, obtendrán resultados todavía mayores y más estupendos, pues el porvenir puede
preverse mejor por el pasado. Desgraciadamente en este año del Jubileo del Papa, las
civilizadas porciones de la Humanidad -hasta las mismas protestantes- parecen haber
olvidado por completo aquel pasado. Inclínense en buen hora los que desprecian a la
Teosofía, a la hermosa hija del primitivo pensamiento Ario y del neo-platonismo
alejandrino, ante el monstruoso demonio de la época, pero procuren no olvidar al mismo
tiempo su historia.
Es curioso observar con cuánta persistencia ha atacado la Orden desde sus primeros
tiempos a todo lo que huele a Ocultismo, y asimismo a la Teosofía desde la fundación
de su última Sociedad, que es la nuestra.
Los moros y los judíos de España sintieron el peso de la mano opresora del
Oscurantismo, no menos que los kabalistas y alquimistas de los tiempos medios. ¿Habrá
por esto de creerse que la filosofía Esotérica, y especialmente las Artes Ocultas o
Magia, eran una abominación para estos buenos y santos padres? Así en verdad
quisieran ellos hacerlo creer al mundo. Pero cuando se estudia la historia y las obras de
sus propios escritores, publicadas con el imprimatur de la Orden, ¿qué es lo que se
encuentra ? ¡Que los jesuitas han practicado, no solamente el Ocultismo, sino la
MAGIA NEGRA en, sus peores formas (4), más que ninguna otra colectividad de
hombres, y que a ello deben en gran parte su poder é influencia!
Para refrescar la memoria de nuestros lectores y de todos aquellos a quienes pueda
convenir, puede intentarse de nuevo presentar un corto sumario de los dichos y hechos
de nuestros buenos amigos. Para los que se sienten inclinados a reirse y a negar los
procedimientos subterráneos y verdaderamente infernales usados por la “negra milicia”
de Ignacio, expondremos hechos.
En Isis Unveiled se ha dicho acerca de esta santa Fraternidad que: “apenas establecida
de 1535 a 1540, se levantó contra ella, en 1555, un grito de protesta general” y en otra
parte: “aquella alma sin conciencia, astuta, ilustrada y terrible del jesuitismo, está
aprovechándose lenta pero seguramente, dentro del cuerpo de la Iglesia romana, de todo
el prestigio y poder espiritual que a ésta van unidos. . . ¿En dónde, en qué país a través
de la antigüedad entera, podrá encontrarse algo parecido a esta Orden, o algo que
siquiera se le aproxime?.. El grito de la moral pública ultrajada se levantó contra ella
desde su nacimiento mismo. Escasamente habían pasado quince años desde la
promulgación de la bula que aprobaba su constitución, cuando sus miembros empezaron
a ser arrojados de un lugar a otro. Portugal y los Países Bajos se libraron de ellos en
1578; Francia en 1594; Venecia en 1606, y Nápoles en 1622. De San Petersburgo
fueron expulsados en 1815, y de toda Rusia en 1820.
Debe observarse que las frases que preceden, escritas en 1875, son admirablemente
aplicables, y aun con más razón, en 1888. También debe advertirse que todas las citas
que siguen a continuación, pueden comprobarse, y que los principios (principii) de los
jesuitas que se exponen, han sido sacados de manuscritos auténticos o de documentos
impresos por varios de los mismos miembros de esta muy distinguida corporación. Por
tanto, podrá hacerse el correspondiente cotejo en el Museo Británico y en la biblioteca
Bodleiana. Muchos de estos datos están sacados del gran in cuarto coleccionado,
comprobado y publicado por los comisionados del Parlamento francés. Las
aseveraciones en él contenidas, fueron presentadas al Rey, con objeto de que, como el
490

“Arret du Parlement du 5 Marz 1762” (5) lo expresa, “el hijo mayor de la Iglesia pueda
hacerse cargo de la perversidad de su doctrina. . . Una doctrina que autoriza el robo, la
mentira, el perjurio, la impureza y toda pasión y crimen; que enseña el homicidio, el
parricidio y el regicidio; que destruye la religión con objeto de sustituirla con
supersticiones que favorecen la hechicería, la blasfemia, la irreligión y la idolatría. . . .
etc.” Examinemos, pues, las ideas de los jesuitas acerca de la magia, aquella magia que
se complacen en llamar diabólica y .satánica cuando la estudian los teósofos. Tratando
de este asunto en sus instrucciones secretas, Antonio Escobar (6) dice:
“ES LÍCITO... HACER USO DE LA CIENCIA ADQUIRIDA POR MEDIO DEL
AUXILIO DEL DIABLO, CON TAL QUE LA CONSERVACIÓN Y EL USO DE
AQUEL CONOCIMIENTO NO DEPENDA DEL DIABLO, PORQUE EL
CONOCIMIENTO ES BUENO EN SI MISMO, Y EL PECADO MEDIANTE EL
CUAL HA SIIJO LOGRADO, HA DESAPARECIDO» (7).
A la verdad, ¿por qué no ha de engañar un jesuita al diablo, así como engaña a los
laicos?
Los astrólogos y adivinos están o no obligados a devolver el precio de sus
adivinaciones, según que el suceso tenga o no tenga lugar. Yo mismo -observa el buen
Padre Escobar- “digo que la tal opinión no me gusta del todo, porque cuando el
astrólogo o adivino ha ejercitado toda la diligencia en el arte diabólico que es esencial
para su objeto, ha cumplido con su deber, sea cual fuese el resultado. Así como el
médico no está obligado a la devolución de sus honorarios. . . si el paciente muriese,
del mismo modo no está el astrólogo obligado a devolverlos.. . excepto cuando noha
hecho esfuerzo alguno o es ignorante en su diabólico arte; porque cuando ha hecho todo
lo posible por cumplir, no ha engañado» (8).
Busembanm y Lacroix, en Theologia Moralis (9) dicen:

“LA QUIROMANCIA PUEDE CONSIDERARSE LÍCITA, SI POR LAS LÍNEAS Y


DIVISIONES DE LAS MANOS PUEDE AVERIGUAR LA DISPOSICIÓN DEL
CUERPO, Y CONJETURAR, CON PROBABILIDAD, LAS PROPENSIONES Y
AFECCIONES DEL ALMA» (10).
Ha sido suficientemente demostrado que esta noble fraternidad es secreta, a pesar de
haberlo negado últimamente tantos predicadores. Las constituciones fueron traducidas
al latín por el jesuita Polancus, e impresas en el Colegio de la Sociedad en Roma, en
1558. Fueron celosamente guardadas en secreto; conociendo la mayor parte de los
jesuitas solo extractos de ellas (11). No fueron dadas a luz hasta 1761, al publicarse por
orden del Parlamento francés en 1761 y 1762, a propósito del famoso proceso del Padre
Lavalette.”
Los jesuitas cuentan entre las mayores glorias de su Orden, el que Loyola apoyase, en
un memorial ad hoc dirigido al Papa, una petición encaminada a reorganizar el
abominable y aborrecido instrumento de carnicería en grande escala: el infame tribunal
de la Inquisición.
La Orden de los jesuitas es ahora omnipotente en Roma. Han sido reinstalados en la
Congregación de los asuntos eclesiásticos extraordinarios, en el departamento de la
Secretaría de Estado, y en el Ministerio de Negocios Extranjeros. El Gobierno
Pontificio, durante los años anteriores a la ocupación de Roma por Víctor Manuel,
estaba enteramente en sus manos... Isis, Vol. II, pág. 355 y siguientes, 1876.
¿Cuál fue el origen de esta orden? Puede decirse en pocas palabras: El 16 de Agosto de
1534, un ex oficial y “Caballero de la Virgen”, de las provincias Vascongadas,
propietario de una magnífica Casa Solariega, Ignacio de Loyola (12), vino a ser el héroe
491

del siguiente suceso. En la capilla subterránea de la Iglesia de Montmartre, rodeado de


unos pocos sacerdotes y estudiantes de Teología, les recibió juramento de dedicar sus
vidas por completo a la difusión del Catolicismo romano, por todos los medios, ya
fuesen buenos o malos, y de este modo pudo establecer una nueva Orden. Loyola
propuso a sus seis principales compañeros, que su Orden fuese militante, con objeto de
combatir en pro de los intereses del Santo solio del Catolicismo Romano. Se adoptaron
dos medios que respondiesen al objeto: la educación do la juventud y el proselitismo
(apostolado). Esto tuvo lugar durante el pontificado del Papa Pablo III, que simpatizó
por completo con el nuevo proyecto. A consecuencia de esto, publicóse en 1540 la
famosa bula papal -Regimini militantis Ecclesiae- después de lo cual empezó la orden a
crecer rápidamente en número y en poder.
A la muerte de Loyola, contábanse en la sociedad más de 1000 Jesuitas, aunque la
admisión en sus filas estaba, como se pretendía, rodeada de dificultades extraordinarias.
Publicóse por el Papa Julio III, en 1552, otra bula célebre y sin precedentes, que puso a
la Compañía de Jesús en una situación eminente, favoreciendo su rápido crecimiento;
pues la colocó fuera y más allá de la jurisdicción de la autoridad eclesiástica local,
concediendo a la Orden leyes propias, y permitiéndola no reconocer más que una
suprema autoridad: la de su general, que residía entonces en Roma.
Los resultados de semejante proceder fueron fatales a la Iglesia Secular.
Vióse con frecuencia a cardenales y prelados temblar ante un simple subordinado de la
Compañía de Jesús. Sus generales han gozado siempre de la mayor influencia en Roma,
y han poseído la confianza ilimitada de los Papas, los cuales, por esta causa, han sido
muchas veces instrumentos de la, Orden. y por razón natural, en aquellos días en que el
poder político era uno de los derechos de los" Vice-gerentes de Dios", la fuerza de la
astuta sociedad llegó a ser sencillamente tremenda.
En nombre de los Papas, concediéronse los jesuitas a sí mismos privilegios nunca oídos
hasta entonces, de los cuales gozaron sin limitación alguna hasta el año 1772. En aquel
año, el Papa Clemente XIV publicó una nueva bula Dominus ac Redemptor aboliendo
la famosa Orden.
Pero los Papas demostraron su impotencia ante este nuevo Frankenstein, el demonio
evocado por uno de los “Vicarios de Dios”. La Sociedad continuó existiendo
secretamente, no obstante las persecuciones, así de los Papas como de las autoridades
civiles de todos los países; y en 1801, bajo el nuevo alias de la "Congregación del Sacré
Coeur de Jésus», había ya penetrado y era tolerada en Rusia y en Sicilia.
En 1814, como se ha dicho antes, una nueva bula de Pío VII resucitó a la Compañía de
Jesús, aunque sin otorgarla sus últimos privilegios, ni aun los que disfrutaba el clero
secular. La autoridad civil, tanto en Francia como en otros puntos, se vió obligada desde
entonces a tolerar a los jesuitas y a contar con ellos. Todo lo más que pudo hacerse, fue
negarles privilegios especiales, y sujetar los miembros de la Sociedad a las leyes del
país, al igual de los demás eclesiásticos. Pero gradual e imperceptiblemente, lograron
los jesuitas la concesión de favores especiales hasta de la autoridad civil. Napoleón III
les concedió permiso para establecer colegios, de los cuales sólo en París abrieron siete,
para la educación de la juventud, exigiéndoles como obligación única, el que estos
colegios estuviesen bajo la autoridad y vigilancia de los obispos locales.
Pero apenas habían sido abiertos los establecimientos, quebrantaron los jesuitas la ley.
Lo que pasó con el arzobispo Darboy, es bien conocido.
Deseando éste visitar el colegio jesuita de la Rue de la Poste (París), se le negó la
entrada, cerrándosele las puertas por orden del Superior. Alzóse en queja el obispo al
Vaticano, pero la contestación fue aplazada por tan largo tiempo, que los jesuitas
492

permanecieron virtualmente dueños de la situación y fuera de toda jurisdicción distinta


de la suya propia.
Y ahora veamos lo que Lord R. Montagli dice de sus hechos en la protestante Inglaterra,
y júzguese:
" La Sociedad de los jesuitas, con sus adláteres los nihilistas de Rusia, con sus aliados
los socialistas de Alemania, los fenianos y nacionalistas de Irlanda, cómplices y
esclavos de su poder .. . ¿qué pensáis de una Sociedad que no ha tenido el menor
escrúpulo en producir las más sangrientas guerras entre las naciones, con objeto de
avanzar en sus propósitos, y que, sin embargo, es capaz de abstenerse de destruir a un
solo hombre, porque conoce sus secretos y no quiere ser su esclavo? . .. ¿Qué pensáis
de una Sociedad que pregona tan diabólico sistema para envanecerse después de él?
Decid si no se exige una energía desesperada de nuestra parte... Si hubieseis
permanecido detrás del escenario... todavía habrías tenido que desenredar todo cuanto
ha hecho nuestro Gobierno, y romper el tejido de mentiras que ocultan sus actos.
Experiencias repetidas os habrán enseñado que no existe un solo hombre público en
quien podáis confiar. Porque como Inglaterra se halla en la actualidad entre la muela
superior y la inferior, sólo adictos o esclavos son los que ahora avanzan; y es racional
que los jesuitas, que han ido tan lejos, hayan preparado nuevas ruedas de molino para
cuando las actuales estén ya gastadas;y aun para el porvenir, otras muelas más jóvenes
que ejerzan el poder de la nación.» (Sucesos Recientes y una Clave para su Solución,
pág. 76.)
En Francia, los asuntos de los hijos de Loyola marcharon en estado floreciente, hasta el
día en que el Ministerio de Jules Ferry les obligó a retirarse del campo de batalla.
Muchos recuerdan todavía la inutilidad de las medidas adoptadas por la policía, y la
habilidad de las escenas dramáticas representadas por los jesuítas. Mas todo ello sirvió
únicamente para hacerles populares entre ciertas clases. Se granjearon la aureola del
martirio y las simpatías de las mujeres necias y beatas.
Y ahora que el Papa León XIII ha devuelto una vez más a los buenos padres jesuitas
todos los derechos y privilegios concedidos a sus predecesores, ¿qué podrá esperar en
último resultado el público de Europa y América? A juzgar por la bula, la Negra Milicia
tiene asegurado el dominio completo, tanto moral como físico, sobre los países en que
existen Católicos Romanos. Porque en esta bula confiesa el Papa que de todas cuantas
congregaciones religiosas existen hoy día, la de los jesuitas es la más querida de su
corazón. Fáltanle palabras suficientemente expresivas para demostrar el ardiente amor
que siente por ellos. Así están seguros del completo apoyo del Vaticano. Y como son
ellos quienes le guían, vemos a Su Santidad coqueteando con todos los grandes
potentadoseuropeos, desde Bismarck hasta las testas coronadas del Continente e Islas.
Considerada la influencia moral y política de León XIII, siempre en aumento, tal
seguridad no es cosa de poca importancia liara los jesuitas.
Para más detalles, consúltese a Lord Robert Montagu, y a escritores del Continente tan
conocidos como Eduardo Quinet, l' U lt'l'amontanisme, Michelet: le Petre, la Femme et
la Famille; Paul Bert: Les Semites; Friedrich Nippold: Handbuch der Nenester
Kirchengeschichte, y Welche Wege führen nach Rome.
Mientras tanto, recordemos los avisos de un antiguo teósofo, el Dr. Kenneth Mackenzie,
el cual, hablando de los jesuitas, dice:
“Sus espías están en todas partes, pertenecen a todas las clases sociales, y pueden
aparecer ilustrados y sabios o simples y tontos, según sean sus instrucciones. Existen
jesuitas de ambos sexos y de todas edades; y es un hecho bien conocido el de que
individuos de la Orden, pertenecientes a familias de alto rango, y acostumbrados a los
refinamientos de la vida, sirvan de criados a familias protestantes, y se dediquen a otros
493

oficios de análoga naturaleza, para cooperar a los fines de la Sociedad. Por mucho que
procuremos estar en guardia, no estaremos nunca lo bastante; porque fundada la
Compañía sobre una ley de inflexible obediencia, puede dirigir su fuerza de modo que
ejerza su acción en un punto dado, con precisión fatal é infalible» (13).
Los jesuitas sostienen que “la Compañía de Jesús” no ha sido inventada por los
hombres, sino que procede de aquél cuyo nombre lleva. Porque Jesús mismo trazó la
regla de vida que la Sociedad sigue, primero con su ejemplo y después con sus
palabras» (14).
Oigan, pues, todos los cristianos piadosos, y entérense de esta pretendida “regla de
vida” y de estos preceptos de su Dios, tal como los presentan los jesuitas. Pedro
Alagona (St. Thomae-Aquinatis Summae Theologiae Compendium), dice: “Por
mandato de Dios, es lícito matar a una persona inocente, hurtar. . . (Ex mandato Dei
licet occidere inocentem, furari, fornicari), porque él es Señor de vidas y muertes y de
todas las cosas, y “se le debe el cumplimiento de lo que manda.”(Ex prima secundae
Quaest, 94.)
“El individuo de una Orden religiosa que por corto tiempo abandone su hábito con
propósito pecaminoso, está libre de pecado abominable, y no incurre en pena de
excomunión.” (Lib. III, secc. 2. Probl. 41, número 212) (15). (Isis Unveiled, vol. II.)
Juan Bautista Taberna (Synopsis Theologiae Practicae) propone la siguiente cuestión:
«¿Está un juez obligado a devolver el precio que ha recibido por dar una sentencia?»
Contestación: "Si ha recibido el precio por dar una sentencia injusta, es probable pueda
guardarlo. . . Esta opinión es sostenida y defendida por cincuenta y ocho doctores»
(jesuitas) (16) .
Debemos abstenernos por ahora de ir más lejos. Tan repugnantes, licenciosos, hipócritas
y desmoralizadores son casi todos estos preceptos, que se ha considerado imposible el
dar a la prensa muchos de ellos, como no fuera en latín (17) .
¡Cuál será el porvenir de la Humanidad, dominada de palabra y de hecho por esta vil
Compañía! ¡Qué puede esperarse de unos tiempos en que las gentes, conociendo la
existencia de los cargos antes mencionados, y sabiendo que no hay exageración en ellos,
sino que son del dominio de los hechos históricos, todavía toleran, cuando no
reverencian a los jesuitas, uniéndose a ellos, mientras que por otra parte están siempre
dispuestas a señalar despreciativamente con el dedo a teósofos y ocultistas! La Teosofía
es perseguida con la calumnia y el ridículo, a instigación de estos mismos jesuitas; y son
muchos los que, por temor a la opinión, no se atreven a confesar su creencia en la
filosofía de los Arhats.
Y, sin embargo, ¡ninguna Sociedad Teosófica ha sido jamás, para la especie humana,
una amenaza de decadencia moral, patrocinando el libre ejercicio de los siete pecados
capitales, con máscara de santidad y bajo la supuesta dirección de Jesús! Ni son sus
reglas secretas, sino abiertas a todos, porque vive a la plena luz del día, de la verdad y
de la sinceridad. ¿y cómo proceden los jesuitas en este sentido ?
“Los jesuítas que pertenecen a la categoría más elevada” -dice además Lonis Lambert-
“tienen plena y absoluta libertad de acción, hasta para el asesinato y el incendio. Por
otra parte, los jesuitas reconocidos como reos de la más ligera tentativa de dañar o
comprometer a la Compañía de Jesús, son castigados sin piedad. Se les permite escribir
los libros más heréticos, con tal que no expongan los secretos de la Orden.”
Estos secretos son de la más terrible y peligrosa naturaleza. Compárense algunos de los
preceptos y reglas cristianas para el ingreso en esta Sociedad de divino origen, según
pretenden, con las leyes que regulaban las admisiones en las sociedades secretas
(misterios del templo) de los paganos.
494

“Un hermano jesuita tiene el derecho de matar a cualquiera que muestre ser un peligro
para el Jesuitismo.”
“Los cristianos y católicos” -dice Esteban Fagúndez- “pueden acusar a sus padres del
delito de herejía, si desean apartarlos de la fe, aunque sepan que sus padres han de ser
condenados a muerte y quemados por ello, como Tolet enseña. . . Y no sólo pueden
privarles de alimento. . . sino también matarlos justamente» (18).
Es bien sabido que el emperador Nerón jamás se atrevió a pretender la iniciación en los
Misterios Paganos, a causa del asesinato de Agripina.
Bajo el título Sección XIV, de los Principios de los jesuitas, encontramos, acerca del
homicidio, la siguiente moral cristiana, inculcada por el Padre Enrique Enríquez, en
Summae Theologiae Moralis, tomus I, venetiis 1.600 (Ed. Coll. Sion): «Si un adúltero,
aunque sea eclesiástico..., atacado por el marido, mata a su agresor..., no es considerado
irregular: non videtur irregularis.» (Lib. XIV, de Irregularitate, cap. X, pár. 3).
“Si un padre fuera perjudicial al Estado (estando en destierro) y a la Sociedad en
general, y no hubiese otros medios de evitar semejante calamidad, entonces yo
aprobaría esto: que un hijo pueda matar a su padre”, dice la lecc. XV, sobre Parricidio y
Homicidio (19).
“Será lícito a un eclesiástico o religioso de una Orden cualquiera, matar a un
calumniador que amenace propalar acusaciones atroces contra él o su religión” (20); es
regla sentada por el jesuita Francisco Amicus.
Uno de los obstáculos insuperables para la iniciación, tanto entre los egipcios como
entre los griegos, era el asesinato en cualquier grado, y aun la simple impureza.
Son éstos «enemigos de la especie humana», que así han sido llamados los que han
obtenido una vez más sus antiguos privilegios para trabajar en la oscuridad y para
sobrepujar y destruir todo obstáculo que encuentren en su camino, con impunidad
absoluta. Pero «un aviso preventivo, equivale a ponerse en guardia». Los que estudian
el Ocultismo, deben saber que, al paso que los jesuitas han logrado hacer creer al
mundo en general, y a los ingleses en particular, que no existe la MAGIA, estos astutos
y solapados conspiradores tienen círculos magnéticos, y forman cadenas magnéticas por
medio de la concentración de su voluntad colectiva, cuando tratan de lograr algún objeto
especial o de influir a determinada persona importante. Hacen además uso prolijo de sus
riquezas, para llevar a cabo sus proyectos. Su fortuna es enorme. Cuando recientemente
fueron expulsados de Francia, se llevaron consigo tanto dinero, que convirtiendo parte
de él en fondos ingleses, pusieron éstos inmediatamente a la par, lo cual el Daily
Telegraph indicó a su tiempo.
Ellos han logrado su objeto. La Iglesia es de aquí en adelante un mecanismo inerte, y el
Papa un pobre y débil instrumento en las manos de esta Orden. ¿Pero hasta cuándo?
Puede llegar el día en que sus riquezas les sean arrebatadas, y ellos mismos destruidos
sin piedad en medio de la general execración, y con el aplauso de todas las naciones.
Existe una Némesis -KARMA- que con frecuencia permite que el Mal y el pecado
triunfen durante siglos.
A pesar de todo, serán vanas sus amenazas contra los teósofos, sus enemigos
implacables. Estos últimos constituyen, quizás, la única colectividad del mundo entero
que no tiene por qué temerles. Podrán los jesuitas intentar y conseguir quizás aplastar a
determinadas individualidades aisladamente. Pero sería inútil que intentasen levantar su
mano, aun fuerte y poderosa como es, para atacar a la Sociedad. Los teósofos se hallan
bien protegidos; mejor que ellos mismos. Al hombre de la ciencia moderna, a los que
nada saben, ni tampoco creen lo que oyen sobre magia BLANCA y NEGRA, parecerá
esto cosa sin sentido. Sea así, pero pronto comenzará Europa a experimentar, como ya
ha comenzado a sentir, la pesada mano de la última.
495

Los teósofos son calumniados y envilecidos por los jesuitas y sus secuaces en todas
partes. Son acusados de idolatría y de superstición; y, sin embargo, leemos en los
mismos Principios de los Padres jesuitas:
“La más verídica opinión es que todas las cosas inanimadas é irracionales pueden ser
legítimamente adoradas”- dice el Padre Gabriel Vázquez, ocupándose de la Idolatría.
“Si la doctrina que hemos sentado es debidamente comprendida, no sólo una imagen
pintada y toda cosa santa expuesta por autoridad pública puede ser adorada con Dios,
como imagen suya, sino que además puede serlo también cualquier otra cosa de este
mundo, ya sea inanimada é irracional, ya racional en su naturaleza” (21).
Esto es Catolicismo Romano, idéntico y de hoy en adelante uno con el Jesuitismo, como
queda demostrado por la Pastoral del cardenal obispo de Cambrai y por el Papa León.
El precepto anterior, haga o no honor a la Iglesia Cristiana., puede al menos ser citado
con provecho por un indio, un japonés o cualquier otro teosofista «pagano» que no haya
abandonado todavía las creencias de su niñez.
Pero debemos concluir. Existe una profecía en el Oriente pagano acerca del Occidente
cristiano, la cual, traducida en lengua comprensible, dice así: “Cuando los
conquistadores de todas las naciones antiguas sean a su vez conquistados por un ejército
de negros dragones, engendrados por sus pecados. y nacidos de su degeneración, sonará
la hora de la liberación para las primeras. Fácil es ver quienes son los “negros
dragones”.
Y éstos verán a su vez su poder contenido por las legiones liberadas, quienes le pondrán
fin. Entonces quizás se verifique una nueva invasión de otro Atila del remoto Oriente.
Día llegará en que los enjambres de paganos y musulmanes de China y Mongolia,
provistos de todas las armas mortíferas inventadas por la civilización, é impuestas a
todo el Oriente por su infernal espíritu de comercio de Occidente, y organizados a la
perfección por cristianos destructores de los hombres, inunden como torrente
irresistible a la decaída Europa. Este será resultado de la obra de los jesuitas, los cuales
esperamos que sean las primeras víctimas.

Publicado en “Lucifer” 1888

Digitalizado por Biblioteca Upasika, febrero 2004

www.upasika.tk

NOTAS

(1) La humilde personalidad que lleva aquel nombre, da las gracias al editor del París,
no tanto por la demasiada indulgente opinión expresada, como por la rara sorpresa de
encontrar el nombre de “Blavatsky” no precedido ni seguido de ninguno de los
acostumbrados epítetos y adjetivos insultantes con que los muy ilustrados periódicos
ingleses y americanos y sus caballerosos editores, se muestran tan aficionados a unir el
nombre citado. - E. D.
(2) La cuestión es más bien: ¿Ha existido en algún tiempo el “histórico” Jesús? - E. D.
(3) Epístola católica de Santiago, Cap. III, págs. 15-17.
(4) El Mesmerismo o HIPNOTISMO es un prominente factor en Ocultismo; es magia.
Los jesuitas lo conocían y practicaban mucho tiempo antes qne Mesmer y Charcot.-E.D.
(5) Extractos de este «Arret» fueron compilados en una obra en 4º, vol. 12, la cual
496

apareció en París en 1762, y era conocida como Extraits des Assertions, etc. En una
obra titulada Reponse aux Assertions, se hizo una tentativa por los jesuitas para
desacreditar los hechos coleccionados por los comisionados del Parlamento francés en
1762, como maliciosas invenciones en su mayor parte. Para averiguar la validez de esta
acusación -dice el autor de Los principios de los jesuitas- las librerías de las dos
Universidades, la del Museo Británico y la del Colegio de Lyon, han sido registradas
por los autores citados; y en cada caso en que el volumen era encontrado, la corrección
de la cita era establecida.
(6) Theologia Moralis, tomo IV, Lugduni, 1663.
(7) Tomo IV, lib. XXVIII, secu, I de Proecept. I, cap, 20, núm, 181.
(8) Ibid, sec. 2 de Proecept I, probl. 113, núm. 586.
(9) TheologiaMoralis suma pluribus partibus aucta, a R, P, Claudio Lacroix. Societatis
Jesu Coloniae, 1757.-Ed. Mm. Brit.
(10) Tom. II, lib.III, pár. I, fr. I, cap. I, club. 2, resol VIII. ¡Qué lástima que el Consejo
de defensa no haya pensado en citar esta ortodoxa legalización de “engañar por medio
de la quiromancia y otros recursos, en la reciente persecución científico-religiosa del
Medium Slade, en Londres!
(11) Nicolini: Historia de los Jesuitas .
(12) V. «S. Iñigo el Vascongado» , su nombre en realidad.
(13) Royal Masonic Cyclopaedia, pág. 369.
(14) Imago: Primi Seculi Societatis Jesu, lib. I, cap. III, pág., 63.
(15) Antonio Escobar: Universae Theologia Moralis receptiore absque lite sententiae,
etc. Tomo. I. Lugduni, 1652. (Ed. Bibl. -Acad. Cant.)
(16) Pars. II, tra. 2, cap. XXXI.
(17) Véanse “Principios de los Jesuitas desarrollados en una colección de extractos de
sus propios autores”, London, 1839.
(18) In Precepta Decalogui. (Edit. Lib. Sion). Tomo I, lib. IV: cap. II, núm. 78.
(19) Opinión de Juan Dicastille, Lec. XV. De Institia et Jure, etc., cem., págs. 319 y
320.
(20) Cursus Theologici. Tomus V, Dnaci, 1642. Disp. 36, Sect. 5, núm. 118.
(21) De Cultu Adorationis, Libri Tres, lib. III. Disp. 1, cap. II.
497

La Teosofía
Trascendental
[Artículos de
H. P. Blavatsky]

o El Faro de lo Desconocido
o Mejorar el Mundo o Salvarlo
o ¿Qué deberíamos hacer por la Humanidad?
498

Prefacio
"El Faro de lo Desconocido" ("Le Phare de l'Inconnu") fue un artículo que H.P.B.
escribió en francés para La Revue Theosophique, (Mayo 1889). Su traducción al
inglés apareció en la revista Theosophist en cuatro partes: de Julio hasta
Octubre de 1889. Fue introducido por una nota editorial, informando a los
lectores que el texto era una "traducción aproximativa"; sin embargo: "más
vale una H.P.B. traducida, que nada." En este artículo, H.P.B. se extiende sobre
la queja debida a una mala información según la cual la Teosofía es un resurgir
de supersticiones e ilusiones antiguas de la "magia," puntualizando que estos
críticos no saben nada de la ciencia perdida, a la cual aludían los antiguos
filósofos con las palabras de magia o teurgia. Parte de la misión de H.P.B.
consistía en restaurar el respeto hacia el conocimiento de los antiguos sabios y,
en este caso, escribió con el propósito dicotómico de mostrar la fuerza de las
ideas de estos maestros del pasado; mientras sacaba a relucir las concepciones
erróneas de las opiniones eruditas sobre estos asuntos, entre las autoridades
del siglo XIX.

En esta discusión aparecen otros dos temas. Uno: es la necesidad de


desarrollar una facultad perceptiva interna como el único medio seguro a fin de
disipar la ignorancia; el otro: es que la clave para todo crecimiento humano
yace en el altruismo y en el sacrificio de sí. Ella contesta, también, a las críticas
contra el "sigilo," demostrando que la distinción entre las enseñanzas
exotéricas y esotéricas es una característica común de las grandes religiones y
filosofías del pasado que protege y sirve tanto al maestro como al discípulo.

Los dos "artículos": "Mejorar el Mundo o Salvar al Mundo" y "¿Qué Deberíamos


Hacer por Nuestros Compañeros, los Seres Humanos?" se han vuelto a imprimir
de las páginas de la "Correspondencia" de la revista Lucifer, de Julio y Octubre
de 1889. El Licenciado Hübbe-Schleiden, editor de la Esfinge, criticó el artículo:
"El Faro del Ignoto" y H.P.B. contestó a sus críticas. Hübbe-Schleiden era un
letrado alemán, quien había conocido H.P.B. mediante los Gebhards. Sería
difícil encontrar, en toda la literatura Teosófica, una mejor ilustración de la
diferencia entre la óptica esotérica y la exotérica o tener una advertencia más
clara contra el carácter extraviante de deducciones lógicas, fruto de premisas
inadecuadas o erróneas. El contraste entre estos dos puntos de vista forma el
intercambio entre H.P.B. y Hübbe-Schleiden; mientras el meollo de la
diferencia, entre ellos, es el compromiso intransigente que H.P.B. dio para el
altruismo y a toda la humanidad según afirma el Primer Objetivo del
Movimiento Teosófico.
499

Las observaciones de Hübbe-Schleiden parecen eruditas y plausibles; mas su


blanda confianza que transpira de sus palabras, evidencia la arrogancia de
quienes suponen que la erudición les da el derecho de "corregir" a H.P.B. Sin
embargo, Hübbe-Schleiden no sólo mal interpreta los textos exotéricos en los
cuales confía; sino ha también aceptado las interpretaciones de un
Vasishtadwaita "Brahma guru," cuyas opiniones varían mucho tanto de las
enseñanzas esotéricas conocidas por H.P.B. como de las doctrinas de la escuela
Adwaita que Sankaracharya fundó. La lección que las respuestas de H.P.B.
imparten a los estudiantes, es la importancia suprema de adherirse a la fuente
pura de las Enseñanzas. Este es su ejemplo, al punto que observa que: "recibir
las enseñanzas orales y prístinas por hombres divinos vivos" es mejor que su
intuición; ya que: "no existe intuición infalible." Además, con respecto a los
Sutras buddhistas disponibles a los orientalistas occidentales: "ningún erudito

de sánscrito o pali ha, aun, entendido las enseñanzas que encierran."

Este panfleto el cual contiene los tres artículos aquí incluidos es publicado por:

Theosophy Company
245 West 33rd Street,
Los Angeles, California 90007
EE.UU.

teléfono: (213) 748-7244

El Faro de lo Desconocido1

[Artículo por H. P. Blavatsky]

(Le Phare de l’Inconnu, 1889)


500

En un antiguo libro sobre las Ciencias Ocultas está escrito: Gupta Vidya (Ciencia
Secreta) es un mar atractivo; pero tempestuoso y lleno de escollos. El
navegante que se arriesga a surcarlo, si no es sabio y muy versado2 será
devorado, naufragando en uno de los millares de escollos submarinos. Grandes
olas zafirinas, rubíes y esmeraldinas, hermosas y misteriosas lo vencerán, listas
a extraviar al viajero hacia otras luces innumerables que brillan en toda
dirección. Mas éstas son fatuas, iluminadas por los hijos de Kaliya 3 a fin de
destruir a los que están sedientos de vida. Faustos son los que no ponen
atención a estos falsos engañadores y más faustos aun, quienes jamás pierden
de vista el verdadero Faro, cuya llama eterna arde en soledad en las
anfractuosidades del agua de la Ciencia Sagrada. Innumerables son los
peregrinos que desean sumergirse en ellas; muy pocos son los poderosos
nadadores que alcanzan el Faro. Quien llega allí debe haber cesado de ser un
número, convirtiéndose en todos los números. Debe haber olvidado la ilusión
de la separación, aceptando sólo la verdad de la individualidad colectiva.4 Debe
"ver con el oído, oír con los ojos,5 entender el idioma del arco iris y haber
concentrado sus seis sentidos en el séptimo."6

El Faro de la Verdad es la Naturaleza sin el velo ilusorio de los sentidos. Es


alcanzado sólo cuando el adepto se ha vuelto en maestro absoluto de su yo
personal, pudiendo controlar todos sus sentidos físicos y psíquicos mediante el
"séptimo"; gracias al cual recibe, también, la verdadera sabiduría de los dioses,
Teosofía.

Es superfluo decir que los profanos, los no iniciados, aquellos que están fuera
del templo (pro-fanes), consideran al revés las "luces" y la "Luz" que acabamos
de mencionar. Para ellos el fuego fatuo es el Faro de la Verdad Oculta, la gran
ilusión de las locuras humanas; mientras tienen a todos los demás escollos por
algo beneficioso, que detienen a tiempo a quienes navegan con entusiasmo en
el mar de la insensatez y la superstición.

Nuestros bondadosos críticos nos dicen: "¿No les basta que el mundo, a fuerza
de ismos haya llegado al Teosofismo, que es nada más que una charlatanería
trascendental, sino que este último quiere ofrecernos una versión recalentada
de la magia medieval con su gran Sabbath e histeria crónicos?"

Deteneos, caballeros. ¿Vosotros que habláis así acaso sabéis qué es la magia
verdadera o las Ciencias Ocultas? Habéis permitido que en vuestra escuela os
llenaran de la 'hechicería diabólica' de Simón el Mago y su discípulo, Menandro,
según la presentan el bondadoso padre Ireneo, el celoso Teodorico y el autor
desconocido de Philosophumena. Habéis permitido que, por un lado, se os
dijera que esta magia provenía del diablo y del otro, que era el resultado del
501

engaño y del fraude. Muy bien; ¿mas qué sabéis de la verdadera índole del
sistema seguido por Apolonio de Tyana, Jámblico y otros magos? ¿Cuál es
vuestra opinión acerca de la identidad entre la teurgia de Jámblico y la 'magia'
de los Simones y los Menandros? El autor del libro Sobre los Misterios7 revela su
naturaleza sólo a medias. Sin embargo, sus explicaciones fueron suficientes
para convencer a Porfirio, Plotino y otros, quienes, después de haber sido
enemigos de la teoría esotérica se convirtieron en sus defensores más
fervientes. La razón de esto es muy simple.

La verdadera Magia, en la teurgia de Jámblico es, a su vez, idéntica a la gnosis


de Pitágoras, la ciencia de las cosas que son (γνωσιζ των οντω) y al
arrobamiento divino de los Filaleteos, "los amantes de la Verdad." Mas el árbol
se juzga por los frutos. ¿Quién ha presenciado el carácter divino y la realidad
de dicho arrobamiento, que en la India se le llama Samadhi?8

Una larga serie de seres humanos quienes, si hubiesen sido cristianos, los
habrían canonizado, no por decisión de la iglesia, con sus parcialidades y
favoritismos; sino por la de naciones enteras y por la voz del pueblo, que
raramente se equivoca en sus juicios. Por ejemplo: Amonio Sacas, llamado el
Theodidaktos, "instruido por Dios"; el gran maestro cuya vida fue tan casta y
pura que Plotino, su discípulo, no tenía la más mínima esperanza de ver otro
mortal comparable con él. El mismo Plotino, quien fue para Ammonio lo que
Platón fue para Sócrates, un discípulo digno de las virtudes de su ilustre
maestro. Porfirio, el discípulo de Plotino,9 el autor de la biografía de Pitágoras.
Bajo la égida de esta gnosis divina, cuya influencia benéfica ha irradiado hasta
nuestros días, se han desarrollado todos los místicos célebres de los siglos
pasados: Jacob Boehme, Emanuel Swedenborg y muchos más. Madame Guyón
es la contraparte femenina de Jámblico. Los quietistas cristianos, los sufíes
musulmanes y los rosacruces de todos los países bebieron las aguas de esta
fuente inagotable, la Teosofía de los neo-platónicos de los primeros siglos de la
era cristiana. La gnosis la antecedió, siendo la continuación directa de Gupta
Vidya y de Brahmâ-Vidya ("conocimiento secreto" y "conocimiento de Brahmâ")
de la India antigua, transmitida a través de Egipto; así como la teurgia de los
filaleteos era la continuación de los misterios egipcios. En todo caso, el punto
de partida de esta magia "diabólica" es la Divinidad suprema; su fin y su meta
son la unión de la chispa divina que anima al ser humano, con la Llama madre,
el Todo Divino.

Esta unión es la meta final de los Teósofos que se dedican enteramente al


servicio de la humanidad. Aparte de ellos, otros, quienes aun no están
preparados a sacrificarlo todo, pueden interesarse en las ciencias
trascendentales como el Mesmerismo y los poliédricos fenómenos modernos.
502

Tienen el derecho de hacerlo, como afirma la siguiente cláusula: "uno de los


objetivos de la Sociedad Teosófica es la investigación de las leyes inexplicadas
de la naturaleza y de los poderes psíquicos latentes en el ser humano."

Los Teósofos que se entregan totalmente al servicio de la humanidad son


pocos; el altruismo completo es un ave rara hasta entre los Teósofos
modernos. Los otros miembros son libres de interesarse en lo que más les
plazca. A pesar de esto y de la franqueza de sus comportamientos, exentos de
todo misterio, se nos llama constantemente a juicio para que demos
explicaciones y para que satisfagamos al público, diciéndole que no celebramos
el Sabbath de las brujas ni producimos escobas para el uso de los Teósofos. En
realidad, este tipo de cosas, a veces rozan lo grotesco. Cuando no se nos acusa
de haber inventado un nuevo ismo, una religión entresacada de las
profundidades de un cerebro distorsionado o de engañar al prójimo, se nos tilda
de haber ejercido las artes de Circe sobre los hombres y los animales. Burlas y
sátiras recaen sobre la Sociedad Teosófica tan densas como granizo. A pesar de
todo, se ha mantenido de pie durante los 14 años de lluvia torrencial. La
Sociedad Teosófica es muy resistente.

II

Después de todo, los críticos que sólo juzgan basándose en las apariencias no
se equivocan por completo. Hay Teosofía y Teosofía: la verdadera Teosofía del
Teósofo y la Teosofía de un Miembro de la Sociedad Teosófica. ¿Qué sabe el
mundo de la verdadera Teosofía? ¿Cómo puede distinguirla entre la de un
Plotino y la de los hermanos falsos? La Sociedad Teosófica posee más de la
parte que le corresponde de estos últimos. El egoísmo, la vanidad y la
presunción de la mayoría de los mortales es increíble. Hay algunos, para los
cuales, su pequeña personalidad constituye el universo entero, más allá de la
cual no hay salvación. Trata de sugerir a uno de ellos que el alfa y la omega de
la sabiduría no se limitan a la circunferencia de su cerebro y que su juicio no
podrá considerarse salomónico; y, directamente, te acusará de tener una
actitud anti-teosófica. Has blasfemado contra el espíritu, pecado imperdonable
en este siglo o en el próximo. Estas personas dicen: "yo soy la Teosofía"; así
como Luis XIV dijo: "yo soy el Estado." Hablan de hermandad y de altruismo;
mientras en realidad se interesan sólo en sí mismos, en su pequeño "yo," que
no les importa de nadie más. Su egoísmo los induce a imaginar que son ellos
los únicos representantes del templo de la Teosofía y que, al proclamarse al
mundo, están proclamando la Teosofía. ¡Ay! Las puertas y las ventanas de este
"templo" son como unos canales a lo largo de los cuales entran y raramente
salen, los vicios y las ilusiones de las mediocridades egoístas.
503

Estas personas son las hormigas blancas de la Sociedad Teosófica, las cuales
carcomen sus cimientos y constituyen una perpetua amenaza. Es posible
respirar libremente sólo cuando la dejan.

Estas son las personas que jamás podrán dar una idea correcta de la Teosofía
práctica y, aun menos, de la Teosofía trascendental, que ocupa las mentes de
un pequeño grupo de elegidos. Cada uno de nosotros posee la facultad, el
sentido interno que se le conoce como intuición, ¡pero cuán raras son las
personas que saben cómo desarrollarla! Sin embargo, los seres humanos
podrán ver las cosas en sus colores verdaderos sólo mediante la ayuda de esta
facultad. Es un instinto del alma que crece en nosotros, proporcionalmente al
uso que hacemos de él, ayudándonos a percibir y entender todo hecho real y
absoluto con mucha más claridad de lo que puede ofrecernos el empleo de
nuestros sentidos y el ejercicio de nuestra razón. Lo que se le define como
cordura y lógica nos permite sólo ver las apariencias de las cosas, lo que es
evidente a todos. El instinto al cual aludo, siendo una proyección de nuestra
conciencia perceptiva, una proyección que opera de lo subjetivo a lo objetivo y
no al revés, despierta en nosotros los sentidos espirituales y la fuerza para
actuar. Estos sentidos asimilan en sí la esencia del objeto o de la acción bajo
examen, representándola como realmente es y no como aparece a nuestros
sentidos físicos y a nuestra razón fría. "Empezamos por el instinto y
terminamos con la omnisciencia," dice el profesor A. Wilder, nuestro colega de
más vieja data. Jámblico ha descrito esta facultad y ciertos Teósofos han
podido apreciar la veracidad de su descripción.

El dice: "En la mente humana existe una facultad que es inmensamente


superior a todas aquellas que se injertan o se generan en nosotros. Mediante la
cual, es posible unirse a las inteligencias superiores, trasportándonos más allá
de las escenas de la vida terrenal, compartiendo la existencia superior y los
poderes sobrehumanos de los habitantes de las esferas celestiales. Gracias a
esta facultad, al final nos liberamos del yugo del Destino (Karma),
convirtiéndonos, por así decirlo, en los árbitros de nuestro destino; ya que,
cuando las partes más excelentes de nosotros, rebosan de energía y cuando
nuestra alma se eleva hacia esencias más altas que la ciencia, puede separarse
de las condiciones que la avasallan en la vida diaria; canjea su existencia
ordinaria por otra, renuncia a los hábitos convencionales que pertenecen al
orden externo de las cosas, para entregarse y mezclarse con otro orden de
cosas que reina en ese estado de existencia más elevado."

Platón ha expresado la misma idea en dos líneas: "La luz y el espíritu de la


Divinidad son las alas del alma. La elevan a la comunión con los dioses, más
allá de esta tierra, con la cual el espíritu humano está muy dispuesto a
504

macularse [...] Volverse como los dioses, implica llegar a ser santos, justos y
sabios. Este es el fin con el cual se creó al ser humano y éste debería ser su
meta en la adquisición del conocimiento."

Esta es la verdadera Teosofía, la Teosofía internal, la del alma. Sin embargo, si


la seguimos con un propósito egoísta, la Teosofía cambia su naturaleza,
convirtiéndose en demonosofía. Esto es el motivo por el cual la sabiduría
oriental nos enseña que el Yogui hindú, que se aísla en una espesura
impenetrable, análogamente al ermitaño cristiano, que suele retirarse, como en
la antigüedad, en el desierto, son simplemente unos egoístas versados. El yogui
actúa con la única idea de encontrar, en la esencia una y nirvánica, un refugio
para resguardarse de la reencarnación, mientras el ermitaño cristiano actúa con
el propósito de salvar su alma; ambos piensan sólo en sí mismos. Su motivo es
plenamente personal. Aun suponiendo que alcancen su fin: ¿acaso no son como
soldados cobardes que desertan de su ejército en el momento de la acción,
para salvaguardarse de las balas?

El yogui y el "santo" que se aíslan no ayudan a nadie, excepto a sí mismos; al


contrario, ambos muestran ser profundamente indiferentes al destino de la
humanidad, abandonándola y dejándola. El Monte Athos,10 quizá contiene unos
pocos fanáticos sinceros; aun ellos, sin saberlo, han dejado el único camino que
conduce a la verdad, el sendero del Calvario, a lo largo del cual cada uno lleva,
voluntariamente, la cruz de la humanidad y por ella. En realidad es un nido del
egoísmo más burdo y la observación de Adams alude a esta clase de lugares:
"Hay criaturas que parecen haber huido del resto de la humanidad por el único
placer de encontrarse, cara a cara, con el Diablo."

Gautama, el Buddha, se quedó en soledad sólo el lapso necesario para llegar a


la verdad, después del cual se consagró a divulgarla, limosneando su pan y
viviendo para la humanidad. Jesús se retiró al desierto sólo cuarenta días y
murió para esta misma humanidad. Apolonio de Tyana, Plotino y Jámblico, al
vivir existencias de singular abstinencia, casi ascética, vivieron en el mundo y
para el mundo. Los más grandes ascetas y Santos actuales no son los que se
retiran en lugares inaccesibles; sino los que pasan su vida viajando, de lugar en
lugar, haciendo el bien y tratando de elevar a la humanidad; aunque pueden
evitar Europa y estos países civilizados donde la población se ve y se oye sólo a
sí misma, países divididos entre dos facciones: Caínes y Abeles.

Aquellos que consideran el alma humana como una emanación de la Deidad,


como una partícula o rayo del alma universal y Absoluta, entienden la parábola
de los talentos mejor que los cristianos. Quien esconde en la tierra el talento
que su "Señor" le entregó, lo perderá, así como el asceta que piensa "salvar su
505

alma" en la soledad egoísta. "El servidor bueno y fiel" que duplica su capital,
cosechando para quien no había sembrado, porque no tenía los medios para
hacerlo y siega para los pobres que no diseminaron el grano, actúa como un
verdadero altruista. Recibirá su recompensa justamente porque ha trabajado
para otro, sin pensar en la remuneración o el reconocimiento. Este hombre es
el Teósofo altruista; mientras el otro es un egoísta y un cobarde.

El Faro de la luz hacia el cual la vista de todos los verdaderos Teósofos se


enfoca, es el mismo blanco al que se dirigió, en todas las eras, el alma humana
cautiva. Nosotros y los teósofos primigenios, usamos el término "Sabiduría
Divina" para indicar este Faro, cuya luz no brilla sobre mares terrenales; sino
que se ha reflejado en las profundidades lóbregas de las aguas primordiales del
espacio infinito. Esta es la última palabra de la doctrina esotérica. ¿Dónde
estaba, en la antigüedad, el país que tenía el derecho a llamarse civilizado que
no poseyera un sistema de Sabiduría dual: una parte para las masas y la otra
para los pocos, lo exotérico y lo esotérico? Este nombre, Sabiduría o como lo
llamamos a veces: "Religión Sabiduría" o Teosofía, es tan antiguo como la
mente humana. El título de Sabios, los sacerdotes de este culto a la vedad, fue
el primer derivativo. En seguida, estos nombres se transformaron en filosofía y
filósofos: "los amantes de la ciencia" o de la sabiduría. Pitágoras fue el artífice
de este nombre junto al de la gnosis, el sistema del "conocimiento de las cosas
que son" o de la esencia que se oculta tras las apariencias externas. Bajo ese
nombre, tan noble y correcto en su definición, todos los maestros de la
antigüedad designaron el conjunto de nuestro conocimiento de las cosas
humanas y divinas. Los sabios y los Brahmanes de la India, los magos caldeos
y persas, los hierofantes egipcios y árabes, los profetas o Nabi de la Judea y de
Israel y los filósofos griegos y romanos, siempre han clasificado esta ciencia en
dos divisiones: la esotérica o la verdadera y la exotérica, disfrazada bajo el
simbolismo. Aun hoy los Rabinos judíos llaman Mercabah al cuerpo o vehículo
de su sistema religioso, eso que contiene en sí las ciencias superiores,
accesibles sólo a los iniciados y de las cuales es simplemente la cáscara.

Se nos acusa de asumir una actitud sigilosa, reprochándonos que tenemos


secreta la Teosofía superior. Confesamos que la doctrina que llamamos gupta
vidya (ciencia secreta) es sólo para los pocos. ¿Cuáles eran los maestros de
antaño que no mantenían secretas sus enseñanzas por temor a que se
profanaran? A partir de Orfeo a Zoroastro, Pitágoras y Platón, hasta los
Rosacruces y los Francmasones más modernos, siempre hubo una regla
invariable, es decir: el discípulo debe ganarse la confianza del maestro antes de
recibir de él la palabra suprema y final. Las religiones más antiguas siempre
han tenido sus misterios mayores y menores. Los neófitos y los catecúmenos
daban un juramento inviolable antes de ser aceptados. Los Esenios de la Judea
506

y del monte Carmel tenían la misma regla. Los Nabi y los Nazares (los
"separados" de Israel), análogamente a los Chelas laicos y a los Brahmacharyas
de la India, diferían mucho entre ellos. Los Chelas laicos podían casarse y
quedarse en el mundo mientras estudiaban las escrituras sagradas, hasta cierto
punto; los Brahmacharyas, los Nabi y los Nazares siempre se han consagrado
enteramente a los misterios de la iniciación. Las grandes escuelas de
Esoterismo eran internacionales, aunque exclusivas, como lo demuestra el
hecho de que Platón, Herodoto y otros se fueron a Egipto para ser iniciados;
mientras Pitágoras, después de haber visitado a los Brahmanes de la India, se
detuvo en un monasterio egipcio y, finalmente, según Jámblico, fue recibido en
el Monte Carmel. Jesús siguió la costumbre tradicional, justificando su
reticencia citando un precepto muy conocido:

"No des las cosas sagradas a los perros, no ofrezcas tus perlas a los cerdos,
porque las pisotearán y los perros te atacarán, haciéndote pedazos."

Ciertas escrituras antiguas, conocidas, además, por los bibliófilos, personifican


la Sabiduría, que representan como emanando de Ain-Soph, el Parabrahm de
los cabalistas judíos, haciéndola la asociada y la compañera de la Deidad
manifestada. Por eso entre todos los pueblos tuvo un carácter sagrado. La
Sabiduría es indisoluble de la divinidad. Así tenemos los Vedas, que proceden
de la boca del "Brahmâ" hindú (el logos). El nombre Buddha proviene de
Budha, "Sabiduría," inteligencia divina. El Nebo babilónico, el Thot de Memphis
y Hermes de los griegos eran todos dioses de la sabiduría esotérica.

La griega Athena, las egipcias Metis y Neitha, son los prototipos de Sophia-
Achamoth, la sabiduría femenina de los Gnósticos. El Pentateuco samaritano
llama el libro del Génesis, Akamuth o "Sabiduría," como también dos
fragmentos de manuscritos muy antiguos: "la Sabiduría de Salomón" y "la
Sabiduría de Iasous (Jesús)." El libro llamado Mashalim o los "Discursos y los
Proverbios de Salomón," personifica la Sabiduría llamándola: "la que ayuda al
(Logos) creador," en las siguientes estrofas traducidas literalmente:

I (a) HV (e) H11 me poseía desde el principio.


Fui la primera emanación de las eternidades,
Aparecí de la antigüedad, la primordialidad.
Desde el primer día de la tierra;
Nací antes del gran abismo.
Cuando no había ni fuentes ni agua,
Cuando el cielo estaba en vías de construcción, yo estaba ahí
Cuando él trazó el círculo sobre la superficie del abismo,
507

Estaba con él, Amún.


Era su delicia, día a día.

Esto es exotérico, análogamente a todo lo que alude a los dioses personales de


las naciones. El Infinito no puede ser conocido por nuestra razón, la cual tiene
sólo la capacidad de distinguir y definir. Sin embargo, podemos siempre
concebir la idea abstracta del Infinito, gracias a esa facultad superior a nuestra
razón: la intuición o el instinto espiritual del cual he hablado. Sólo los grandes
iniciados pueden ostentar haber entrado en contacto con el infinito; sin
embargo no pueden describir tal estado en palabras. Ellos tienen el raro poder
de ponerse en el estado de Samadhi, que el término arrobamiento lo traduce
sólo de manera imperfecta, un estado en que uno cesa de ser el "yo"
condicionado y personal y se convierte en uno con el Todo.

Se han esbozado estas pocas características de la verdadera Teosofía y de su


práctica, para un pequeño número de nuestros lectores dotados de la intuición
necesaria. En lo que atañe a los demás, o no nos comprenderán o se mofarán
de nosotros.

III

¿Acaso, nuestros benévolos críticos, saben siempre de que se burlan? ¿Tienen


ellos la más pequeña idea del trabajo que se está efectuando en el mundo y los
cambios mentales orquestados por esa Teosofía que ellos escarnecen? Ya
transpira el adelanto, fruto de nuestra literatura y, gracias al trabajo incesante
de un cierto número de Teósofos, hasta los más ciegos lo reconocen. No son
pocos los que están convencidos de que la Teosofía será la filosofía y la ley, si
no la religión, del futuro. Los retrógrados, cautivados por el dulce
estancamiento del conservadurismo, presienten todo esto, del cual deriva el
odio y la persecución, coadyuvados por la crítica. Sin embargo, la crítica que
Aristóteles introdujo, se ha alejado mucho de su parámetro primordial. Los
antiguos filósofos, que la civilización moderna considera como sublimes
ignorantes, cuando criticaban un sistema o una obra, lo hacían con
imparcialidad y con el único propósito de mejorar y perfeccionar eso que, para
ellos, tenía lagunas. En primer lugar, estudiaban el tema y, luego, lo
analizaban. Era un servicio que se rendía y ambos grupos lo reconocían y
aceptaban como tal. ¿Acaso la crítica moderna se atiene a esta regla áurea? Es
muy claro que no.

Nuestros jueces están lejos, aun de la crítica filosófica de Kant. La crítica que se
basa en la impopularidad y las ideas preconcebidas, ha sustituido la "razón
pura"; y el crítico acaba haciendo trizas, con sus dientes, todo lo que no
508

entiende y, especialmente, eso que no le interesa comprender. En el siglo


pasado, la era dorada de la pluma de ganso, a veces la crítica era
suficientemente mordiente; sin embargo justa. La mujer de César podía ser
sospechada, mas nunca se le condenó sin antes oír su defensa. En nuestro siglo
se otorgan los premios Montyón12 y se erigen estatuas públicas a quien inventa
la máquina bélica más mortífera; hoy, cuando la pluma de acero ha
reemplazado a su más humilde antecesora, los colmillos del tigre de Bengala o
los dientes del terrible cocodrilo del Nilo, causarían heridas menos crueles y
menos profundas que la del pico de acero del crítico moderno, el cual, casi
siempre, ignora completamente eso que está desmembrando con tanta
meticulosidad.

Quizá nos pueda consolar un poco saber que la mayoría de nuestros críticos
literarios transatlánticos y europeos, solían ser autores de bajo calibre quienes,
fracasando en la literatura, se están vengando de su mediocridad con todo lo
que tropiezan. El pequeño vino azul, insípido y adulterado, a menudo se
convierte en vinagre. Desdichadamente, los reporteros de la prensa en general,
pobres diablos hambrientos—que lamentaríamos privarles de lo poco que ganan
aun a nuestras expensas—no son nuestros únicos ni más peligrosos críticos.
Los fanáticos y los materialistas, las ovejas y las cabras de las religiones, al
habernos colocado en su índice de autores prohibidos, vedan nuestros libros en
sus bibliotecas, nuestras revistas son boicoteadas y a nosotros nos sujetan al
ostracismo más completo. Un alma piadosa, que acepta literalmente los
milagros de la Biblia, siguiendo con emoción las investigaciones marinas de
Jonas en el vientre de la ballena o el viaje trans-etéreo de Elías cuando, como
una salamandra, emprendió el vuelo en su carruaje de fuego, considera a los
Teósofos ingenuos y fraudulentos. Otro, el alma condenada de Haeckel,
mientras saca a relucir una fe tan ciega como la del fanático en su creencia
acerca de la evolución humana física y del gorila de un antecesor común
(haciendo caso omiso que en la naturaleza no existe traza de algún eslabón del
género), casi se desternilla cuando descubre que su vecino cree en los
fenómenos ocultos y en las manifestaciones psíquicas. En todo caso: ni el
fanático, ni el científico y ni siquiera el académico, incluidos entre los
"Inmortales," puede explicarnos el más pequeño de los problemas de la
existencia. Los metafísicos, que durante siglos han estudiado los fenómenos del
ser en sus primeros principios y que se sonríen de lástima cuando oyen las
circunvoluciones teosóficas, se sentirían abochornados en explicarnos la
filosofía o hasta la causa de los sueños. ¿Quién, entre ellos, podría decirnos el
por qué todas las operaciones mentales, excepto la razón, la única facultad que
se encuentra en vilo y paralizada, siguen funcionando mientras soñamos, con la
misma actividad y energía de cuando estamos despiertos? El discípulo de
509

Herbert Spencer enviaría a los biólogos, a todos los que le sometieran esta
pregunta. Sin embargo, él considera que la digestión es el alfa y omega de todo
sueño, así como la histeria es el gran Proteo poliédrico activo en todo fenómeno
psíquico, no puede satisfacernos para nada. La indigestión y la histeria son, en
efecto, gemelas, dos diosas a las cuales el psicólogo moderno ha elevado un
altar, constituyéndose, luego, en el sacerdote oficiante. Mas éste es asunto
suyo, siempre que no se inmiscuya con los dioses de su prójimo.

La consecuencia de todo esto es la siguiente: los cristianos caracterizan a la


Teosofía como la "ciencia maldita" y el fruto prohibido; el científico no capta
nada en la metafísica, excepto "el campo del poeta loco" (Tyndall); el
"reportero" la toca sólo con fórceps emponzoñados y los misioneros la asocian
con la idolatría y los "hindúes ignorantes"; por lo tanto es lógico que la pobre
Teo-Sofia reciba un trato tan vergonzoso como cuando los ancianos la llamaban
la Verdad, relegándola en el fondo de un pozo. Hasta los Cabalistas "Cristianos"
pugnan contra nosotros, a pesar de que tanto amen reflejarse en las aguas
oscuras de este pozo profundo, aunque no vean nada ahí, excepto el reflejo de
sus rostros que confunden por el de la Verdad. Sin embargo, todo esto no es
razón suficiente para que la Teosofía no tenga nada que decir en su defensa y
en su favor, ni debería cesar de afirmar su derecho de ser escuchada, ni sus
servidores leales y fieles reconocerse vencidos.

"¿La ciencia maldita," decís vosotros, caballeros Ultramontanos? Deberíais


recordar que el árbol de la ciencia está injertado en el de la vida. El fruto que
afirmáis ser "prohibido," proclamándolo, por 18 siglos, la causa del pecado
original que trajo la muerte al mundo y que tiene una flor que brota en el tallo
inmortal, fue nutrido por ese mismo tronco y, por lo tanto: es el único fruto que
puede asegurarnos la inmortalidad. También vosotros, caballeros Cabalistas,
ignoráis o deseáis ignorar, que la alegoría del paraíso terrenal es tan antigua
como el mundo y que en un tiempo, el árbol, el fruto y el pecado tenían un
significado más profundo y más filosófico del que tienen hoy, cuando los
secretos iniciáticos han sido perdidos.

El protestantismo y el ultramontanismo se oponen a la Teosofía, así como se


oponen a todo lo que no emana de ellos mismos. El calvinismo se opuso a
reemplazar sus dos fetiches: la Biblia judía y el Sabbath con el Evangelio y el
Domingo cristiano. Roma se opuso a la educación secular y a la masonería. Sin
embargo, la interpretación literal y la teocracia, ya tuvieron su apogeo. El
mundo debe moverse y adelantar, si no quiere estancarse y morir. La evolución
mental procede paralelamente a la física; y ambas adelantan hacia la Verdad
Una, que es el corazón del sistema de la Humanidad, así como la evolución es
la sangre. Si la circulación y el corazón se detuvieran por un momento ¡Se
510

acabó la máquina humana! Son los servidores de Cristo quienes desean matar
o al menos paralizar la Verdad, asestándole unos golpes con el palo llamado:
"¡la letra que mata!" Mas, al fin, se acerca. Lo que Coleridge dijo acerca del
despotismo político tiene vigencia también para el religioso. A menos que la
iglesia retire su mano pesada, cuya presencia es como una pesadilla para los
corazones oprimidos de millones de creyentes, que les guste o no y cuyo
pensamiento se queda paralizado en las tenazas de la superstición, la iglesia
ritualística está condenada a abandonar su lugar en favor de la religión y a
morir. Pronto tendrá sólo una elección. Cuando las personas tengan clara la
verdad que oculta con mucho cuidado, ocurrirá una o dos cosas: o la iglesia
perecerá por mano de la gente o, si las masas son dejadas en la ignorancia,
avasalladas a la interpretación literal, morirá con su gente. ¿Se mostrarán, los
servidores de la Verdad eterna, que la han convertido en un círculo vicioso
eclesiástico, suficientemente altruistas para que escojan la primera de estas
dos necesidades? ¡Quién sabe!

Vuelvo a repetir: sólo la teosofía, bien entendida, es capaz de salvar al mundo


de la desesperación, reproduciendo una reforma social y religiosa; tarea que,
en el pasado, llevó a cabo Gautama el Buddha. Una reforma pacífica sin
derrame de sangre, mientras cada individuo se quedó en la fe de sus
antepasados, si quería. A fin de hacer esto, sólo deberá rechazar las plantas
parasitarias de invención humana, que en este momento están sofocando a
todas las religiones e iglesias mundiales. Que acepte la esencia, que es la
misma en todas, es decir: el espíritu que da la vida al ser humano en que
reside, volviéndolo inmortal. Que cada ser humano inclinado al bien, encuentre
su ideal, una estrella que lo guíe. Que la siga sin desviarse jamás de su camino
y, casi seguramente, alcanzará el Faro de luz de la vida: la Verdad; poco
importa si la busca y la encuentra en el fondo de una cuna o de un pozo.

IV

¡Mofaos, entonces, de la ciencia de las ciencias, desconociendo su primera


palabra! Quizá se nos diga que éste es el derecho literario de nuestros críticos.
Está bien. Si las personas hablaran exclusivamente de lo que entienden, dirían
sólo la verdad, lo cual no siempre sería placentero. Cuando leo las críticas,
ahora endilgadas a la Teosofía, las trivialidades y el ridículo de mal gusto que
ahora se emplea contra la filosofía más grandiosa y sublime del mundo, uno de
cuyos aspectos se encuentra en la ética noble de Filaleteo; me pregunto: ¿si las
academias de cualquier país habrán, alguna vez, entendido la Teosofía de los
Filósofos alejandrinos mejor de lo que nos entienden a nosotros, ahora? ¿Qué
se sabe o qué se puede saber de la Teosofía Universal, si no se ha estudiado
bajo los maestros de sabiduría? Además: ¿cómo pueden las personas ufanarse,
511

esgrimiendo juicios sobre la neo-Teosofía del siglo XX, cuando entienden muy
poco de Jámblico, Plotino y hasta Proclo, es decir la Teosofía del siglo tercero y
cuarto?

Nosotros decimos que la Teosofía nos llega del Oriente lejano, el mismo lugar
de precedencia de la Teosofía de Plotino, Jámblico y hasta de los misterios del
antiguo Egipto. ¿Acaso Homero y Herodoto no nos dicen que los antiguos
egipcios eran "los Etíopes de Oriente"? Quienes vinieron de Lanka o Ceilan,
según sus descripciones. Ya que es admitido, generalmente, que los pueblos
que estos dos autores clásicos llaman Etíopes de Oriente eran simplemente una
colonia de arios con tez muy oscura, los dravídicos de la India del Sur, quienes
llevaron consigo a Egipto una civilización ya existente. Dicha migración tuvo
lugar en las eras prehistóricas que el Barón Bunson llama pre-Menita (antes de
Menes); mas estas eras tienen su propia historia que se puede encontrar en los
archivos antiguos de Kalouka Batta. Además y aparte de la enseñanzas
esotéricas, que no se divulgan a un público escarnecedor, las investigaciones
históricas del Coronel Vans Kennedy, el gran rival, en la India, del doctor
Wilson en el campo del sánscrito, nos muestran que la Babilonia pre-Asiria era
la morada del Brahmanismo y del sánscrito como idioma sacerdotal. Además, si
el Éxodo debe ser creído, sabemos que Egipto, mucho antes del tiempo de
Moisés tenía a sus adivinos, hierofantes y magos; es decir: antes de la dinastía
XIX. Al final, Brugesh Bey ve en muchos de los dioses egipcios, unos
emigrantes de más allá del Mar Rojo y de las grandes aguas del Océano Indo.

Ya sea esto así o no, la Teosofía es la descendiente directa del gran árbol de la
Gnosis universal, un árbol cuyas ramas lozanas se extienden sobre toda la
tierra como una bóveda y bajo cuya égida se hallaban todos los templos y las
naciones del globo, en una época que a la cronología bíblica le gusta llamar:
"antediluviana." Esta gnosis representa el agregado de todas las ciencias, la
sabiduría acumulada de todos los dioses y semidioses que se encarnaron en
tiempos anteriores en la tierra. Según algunos—y dejemos que así piensen—
ellos serían los ángeles caídos y los enemigos de la humanidad; estos hijos de
Dios quienes, al ver que las hijas de los hombres eran hermosas las tomaron
como esposas, impartiéndoles los secretos del cielo y de la tierra. Nosotros
creemos en los Avatares, en las dinastías divinas y en la época en que había,
en realidad, "gigantes en la tierra"; sin embargo rechazamos por completo la
idea de los "ángeles caídos," de Satán y de su ejército.

Entonces, se nos pregunta: "¿Cuál es vuestra religión o creencia? ¿Qué preferís


estudiar?"
512

"La Verdad," contestamos. La verdad dondequiera que la encontremos; ya que,


análogamente a Amonio Sacas, nuestra más grande ambición sería reconciliar
los sistemas religiosos distintos, ayudando a todo ser a encontrar la verdad en
su creencia y obligándole a reconocerla en el sistema religioso de su prójimo.
¿Qué importa el nombre, si la cosa en sí es esencialmente la misma? Según se
dice: Plotino, Jámblico y Apolonio de Tyana tenían la dote maravillosa de la
profecía, de la clarividencia y de la curación, aunque pertenecían a tres
escuelas distintas. La profecía era un arte que los esenios, los b'ni Nebim entre
los judíos y los sacerdotes de los oráculos que los paganos cultivaron. Los
discípulos de Plotino atribuían, a su maestro, poderes milagrosos; Filostrato ha
afirmado lo mismo en el caso de Apolonio; mientras Jámblico tenía la
reputación de haber superado a todos los otros eclécticos en la teurgia
Teosófica. Según la declaración de Amonio, toda la Sabiduría moral y práctica
se encontraba en los libros de Thot o Hermes Trismegisto. Mas Thoth significa
"un colegio," una escuela o asamblea y, según los theodidactos, las obras con
este nombre eran idénticas a las doctrinas de los sabios del extremo oriente. Si
Pitágoras adquirió su conocimiento en la India, (donde, hasta la fecha, se hace
mención de él en antiguos manuscritos, bajo el nombre de Yavanacharya,13 el
Maestro Griego), Platón obtuvo la suya de los libros de Thoth-Hermes. ¿Cómo
aconteció que el joven Hermes, el dios de los pastores, tildado: "el buen
pastor," quien presidió sobre la adivinación y la clarividencia, se volvió idéntico
a Thoth (o Thot), el Sabio deificado y autor de "El Libro de los Muertos"? Sólo la
doctrina esotérica puede revelarlo a los orientalistas.

Cada país tuvo sus salvadores. Aquél que disipa la oscuridad de la ignorancia
con la ayuda de la antorcha de la ciencia, sacando a relucir la verdad, se
merece tal título como prueba de nuestra gratitud, tanto como quien nos salva
de la muerte, curando nuestro cuerpo. Este ser despierta en nuestras almas
entumecidas, la facultad de distinguir lo verdadero de lo falso alumbrando una
llama divina hasta el momento ausente; por eso tiene el derecho a nuestro
agradecido respeto; ya que se ha convertido en nuestro creador. ¡Qué
importancia tiene el nombre o el símbolo que representa la idea abstracta, si
dicha idea es siempre la misma y verídica! Si el símbolo concreto tiene un
nombre u otro, si el salvador en que creemos tiene el nombre terrenal de
Krishna, Buddha, Jesús o Esculapio, "llamado también el dios salvador"; hay
que tener presente una cosa: los símbolos de las verdades divinas no se
inventaron para el deleite del ignorante; son el alpha y omega del pensamiento
filosófico.

La Teosofía es el camino que lleva a la verdad y el ocultismo es, en toda


religión y ciencia, la piedra angular y el solvente universal. Es el hilo de Ariadna
que el maestro da al discípulo que se aventura en el laberinto de los misterios
513

del ser, la antorcha que le ilumina el camino a lo largo del peligroso dédalo de
la vida, el enigma de la Esfinge para siempre. Sin embargo, la luz arrojada por
esta antorcha puede discernirse sólo por la vista del alma despierta: nuestros
sentidos espirituales. Obceca los ojos del materialista; así como el sol encandila
los de la lechuza.

Nosotros, no teniendo ni dogma ni ritual, las cadenas o el cuerpo material que


sofoca el alma, no empleamos la "magia ceremonial" de los Cabalistas
occidentales; estamos muy familiarizados con sus peligros para querer nexo
alguno con ella. En la S.T., cada miembro es libre de estudiar lo que le plazca;
siempre que no se encamine por sendas desconocidas que los llevarían,
ciertamente, a la magia negra, la hechicería contra la cual Eliphas Levi advirtió,
tan abiertamente, al público. Las ciencias ocultas son peligrosas para quien las
entiende imperfectamente. Quienquiera que se abandone a sus prácticas, por sí
solo, corre el riesgo de convertirse en vesánico. Los que las estudian, harían
bien en reunirse en pequeños grupos de tres y siete. Dichos grupos deberían
ser impares para que tengan más poder. Un grupo donde hay, aunque sea un
poco de solidaridad, formando un solo cuerpo unido, donde los sentidos y las
percepciones de los que trabajan en conjunto complementan y ayudan,
mutuamente, a los demás y donde un miembro provee a otro la cualidad que a
él le falta, termina siempre por convertirse en un acopio perfecto e invencible.
"La Unión hace la fuerza." La moraleja de la fábula del viejo que otorgó a sus
hijos un grupo de palos que jamás debían ser separados, es una verdad que se
quedará, para siempre, axiomática.

"Los discípulos (Lanus) de la ley del Corazón de Diamante (magia) se ayudan


en sus lecciones. El gramático estará al servicio de quien busca el alma de los
metales (químico), etc." ("Catecismo de Gupta Vidya")

Los ignorantes se desternillarían si se les dijera que en las Ciencias Ocultas el


alquimista puede ser útil al filólogo y viceversa. Quizá entendieran mejor si se
les dijera que con este sustantivo (gramático o filólogo), queremos designar al
estudioso del lenguaje universal de los Símbolos correspondientes; aunque sólo
los miembros de la Sección Esotérica de la Sociedad Teosófica pueden entender
claramente lo que signifique el término "filólogo," en este sentido. Todas las
cosas en la naturaleza tienen correspondencias y son mutuamente
interdependientes. La Teosofía, en su sentido abstracto, es el rayo blanco del
cual surgen los siete colores del espectro solar; y cada ser humano asimila uno
de estos rayos de manera más marcada que los otros seis. Consecuentemente,
siete personas, cada una imbuida con su rayo especial, pueden ayudarse
514

mutuamente. Teniendo a su servicio el haz septenario de los rayos, tienen a


sus órdenes las siete fuerzas de la naturaleza. Sin embargo, para alcanzar este
fin, corresponderá a un experto, un iniciado en la Ciencia de los rayos ocultos,
escoger las siete personas que deben formar el grupo.

Estamos caminando en un terreno peligroso, donde la Esfinge del esoterismo


corre el riesgo de ser acusada de mistificación. Sin embargo, la ciencia
ortodoxa proporciona una prueba de lo que estamos hablando; además, la
astronomía física y materialista lo avala. El sol es uno y sus rayos brillan para
todos; calienta al ignorante y al astrónomo. En lo referente a las hipótesis
acerca de nuestra luminaria, su constitución y naturaleza; su nombre es legión.
Ninguna de estas hipótesis es la verdad completa, ni siquiera aproximativa. A
menudo son simplemente ficciones que, pronto, otras las reemplazarán. Las
siguientes estrofas de Malherbe se aplican, más que todo, a la ciencia en
nuestro mundo material:

"La rosa ha vivido el lapso que viven las rosas,


El espacio de una mañana."

Sin embargo, ya sea que adornen o no el altar de la ciencia, cada una de estas
teorías puede contener un fragmento de verdad. Un día, todas estas hipótesis,
una vez seleccionadas, comparadas, analizadas y reunidas, podrán proveer un
axioma astronómico, un hecho en la naturaleza, en lugar de una quimera en el
cerebro científico.

Esto no quiere decir que aceptamos, como parcela de la verdad, todo axioma
que las academias consideran como verídico. Por ejemplo: en la evolución y las
fantasmagóricas transformaciones de las manchas solares, actualmente la
teoría de Nasmyth; William Herscell empezó por ver en ellas los habitantes del
sol, ángeles hermosos y gigantescos. John Herschell, manteniendo un silencio
prudente acerca de estas salamandras divinas, compartía la opinión del anciano
William Herscell, según la cual el globo solar era simplemente una metáfora
bella, una maya, enunciando así un axioma oculto. Las manchas solares han
encontrado un Darwin en todo astrónomo de algún peso. En seguida se
consideraron como espíritus planetarios, mortales solares, columnas de humo
volcánico (engendradas, uno tiende a pensar, en los cerebros de los
académicos), nubes opacas y, finalmente, sombras en la forma de hojas del
sauce ("la teoría de las hojas de sauce"). Hoy en día, al dios Sol se le ha
degradado. Según los científicos no es nada más que una brasa gigantesca, aun
candente, sin embargo, pronta a agotarse en la parrilla de nuestro pequeño
sistema solar.
515

Lo mismo vale para las especulaciones publicadas por los miembros de la S.T.,
cuyos autores, a pesar de que pertenezcan a la fraternidad teosófica, jamás
han estudiado las verdaderas doctrinas esotéricas. Estas especulaciones nunca
podrán ser más que hipótesis, matizadas con un rayo de la verdad envuelto en
un caos de fantasía y, a veces, barroco. Al seleccionarlas del montón,
poniéndolas una al lado de otra, se logra extraer una verdad filosófica de estas
ideas. Hay que decirlo: la teosofía tiene algo más que la ciencia ordinaria, esto
es: examina el revés de toda verdad aparente. Tamiza y analiza todo hecho
que la ciencia física presenta, buscando sólo la esencia y la constitución última
y oculta en toda manifestación cósmica o física; ya sea en el ámbito de la ética,
del intelecto o de la materia. En una palabra: la Teosofía empieza su búsqueda
donde los materialistas terminan la de ellos.

Entonces, algunos podrían objetar: "¡Es metafísica lo que nos ofrecéis!, ¿Por
qué no decirlo desde el principio?"

No, no es la metafísica en la acepción general del término; aunque a veces


desempeñe su papel. Las especulaciones de Kant, Leibnitz y Schopenhauer
pertenecen a la metafísica, así como las de Herbert Spencer. Mas cuando uno
estudia a estos últimos, no puede menos que imaginarse a la Dama Metafísica
que participa en una mascarada en la Academia de las Ciencias, adornada por
una nariz postiza. La metafísica de Kant y Leibnitz, como demuestran sus
mónadas, supera la metafísica actual, como un globo en las nubes está por
encima de una calabaza vacía en el campo. Sin embargo, este globo, a pesar
de que esté más alto que la calabaza, es demasiado artificial para que sirva de
vehículo a la Verdad de las Ciencias Ocultas, la cual, quizá, es una diosa
demasiado provocativa para que guste a nuestros eruditos más modestos. La
metafísica de Kant lo ha inducido a descubrir la identidad de la constitución y la
esencia del sol y los planetas sin valerse de los métodos actuales o los
instrmentos perfectos. Y Kant afirmaba, eso que los mejores astrónomos
seguían negando, aun durante la primera mitad de este siglo. Mas esta misma
metafísica no logró probarle la verdadera naturaleza de esta esencia; así como
no ha ayudado a la física moderna a descubrir esa verdadera naturaleza, a
pesar de sus hipótesis locuaces.

La Teosofía, entonces, o por lo menos las ciencias ocultas que estudia, es algo
más que la simple metafísica. Es, si se permite usar estos términos dobles:
meta-metafísica, meta-geometría, etc., o un trascendentalismo universal. La
Teosofía rechaza rotundamente el testimonio de los sentidos físicos, si este
último no estriba en el testimonio proporcionado por las percepciones
espirituales y psíquicas. Aun en el caso de la clarividencia y de la clariaudiencia
más altamente desarrolladas, el testimonio final de ambos debe rechazarse, a
516

menos que, con estos términos, se aluda a Φωτσζ de Jámblico o a la


iluminación extática de Plotino o Porfirio. Lo mismo vale para las ciencias
físicas. La prueba proporcionada por la razón en el plano terrenal, como la de
nuestros cinco sentidos, debe recibir el sello de aprobación del sexto y del
séptimo sentido del Ego divino, antes de que un verdadero ocultista pueda
aceptar un hecho.

La ciencia oficial oye lo que decimos y se ríe. Nosotros leemos sus "relaciones,"
observamos la apoteosis de su llamado progreso y de sus grandes
descubrimientos y la dejamos a sus propios recursos. Vale la pena puntualizar
que: más de uno de sus descubrimientos, mientras enriquecen ulteriormente
un pequeño número de personas ya en la opulencia, ha precipitado a millones
de pobres en una miseria aun más terrible. Sin embargo, aun nosotros reímos,
cuando descubrimos que la ciencia física no ha dado un paso más adelante
hacia el conocimiento de la verdadera naturaleza y constitución de la materia,
desde los días de Anaxímenes y la escuela Jónica.

No cabe duda que el mejor trabajo y los descubrimientos científicos en esa


dirección, durante nuestro siglo, pertenecen al gran químico William Crookes.14
En este caso particular: le sirvió más su significativa intuición de las verdades
ocultas, que todo su gran conocimiento de la ciencia física. Es cierto que ni los
métodos científicos, ni la rutina oficial, le han ayudado mucho a descubrir la
materia radiante o en sus búsquedas sobre el protile o la materia primordial.15

VI

Eso que los Teósofos pertenecientes a la ciencia oficial y ortodoxa tratan de


llevar a cabo en su ámbito, los Ocultistas o los Teósofos del "grupo interno" lo
estudian según el método de la escuela esotérica. Si hasta la fecha, tal método
ha demostrado su superioridad sólo a sus estudiantes: quienes han jurado no
revelarlo, dicha circunstancia no lo impugna. Los términos magia y teurgia, no
sólo no se han comprendido aproximadamente; sino se han desfigurado,
también, el nombre Teosofía. Las definiciones que las enciclopedias y los
diccionarios dan de la Teosofía son tan absurdas como grotescas. Por ejemplo:
Webster explica el término Teosofia como: "una conexión o comunicación
directa con Dios y los espíritus superiores [...] es el alcance de un conocimiento
y de poderes sobrehumanos y sobrenaturales, mediante procesos físicos (!?):
véase las ceremonias teúrgicas de algunos platónicos antiguos o mediante los
procesos químicos de los filósofos alemanes del fuego." Este es un galimatías
sin sentido. Sería como si dijéramos que es posible transformar un cerebro loco
en uno del calibre de Newton, desarrollando en él un genio matemático,
cabalgando, por cinco millas diarias, en un caballo de madera.
517

La Teosofía es sinónimo de Gnana-Vidya y Brahmâ-Vidya16 de los hindúes, de


Dzyan de los adeptos trans-himaláyicos, la ciencia de los verdaderos Raja-
Yogis, que son mucho más accesibles de lo que uno piensa. Esta ciencia consta
de numerosas escuelas en oriente, mas sus retoños son aun más copiosos y
cada uno terminó por separarse de la rama madre, la Sabiduría Arcaica,
variando su forma.

Mientras que estas formas cambiaban, alejándose ulteriormente con cada


generación de la Luz de la Verdad, la base de las verdades iniciáticas quedó
inmutable. Los símbolos usados para expresar la misma idea pueden diferir,
mas en su sentido oculto expresan siempre lo mismo. Ragón, el masón más
erudito de todos los "Hijos de la Viuda," concuerda. Existe un idioma
sacerdotal, el "lenguaje de los misterios" y, a menos que uno lo sepa muy bien,
no puede adelantar mucho en las ciencias ocultas. Según Ragón: "construir o
fundar una ciudad" significaba: "fundar una religión"; por lo tanto, cuando
encontramos esta frase en Homero, corresponde a la expresión, en los
Brahmanas de "distribuir el jugo de Soma"; esto es: "fundar una escuela
esotérica" y no una religión, según pretende Ragón. ¿Se había equivocado?
Creemos que no; puesto que como un Teósofo de la sección esotérica no se
atreve a decir a un miembro ordinario de la Sociedad Teosófica, las cosas
acerca de las cuales ha prometido guardar silencio; así Ragón se vio obligado a
divulgar sólo verdades relativas a sus estudiantes (trinósofos). Sin embargo, no
cabe duda que había emprendido, al menos, un estudio elemental del "Idioma
de los Misterios."

"¿Cómo puede uno aprender este idioma?," se nos preguntará; a lo cual


contestamos: estudiad y parangonad todas las religiones. Para aprender este
lenguaje profundamente se requiere un maestro, un gurú; para lograrlo a solas
se necesita ser más que un genio; es menester una inspiración como la de
Amonio Sacas, el cual, alentado en la iglesia por Clemente de Alejandría y
Atenágoras; protegido por los eruditos de la sinagoga y la academia y adorado
por los gentiles, "aprendió el lenguaje de los misterios, enseñando el origen
común de todos los cultos y un culto común." Para hacer esto, tuvo sólo que
enseñar los cánones antiguos de Hermes, que Platón y Pitágoras habían
estudiado muy bien y de los cuales entresacaron sus respectivas filosofías.
¿Deberíamos quedarnos sorprendidos si Amonio al encontrar, en los primeros
versículos del evangelio según San Juan, las mismas doctrinas contenidas en
los tres sistemas de filosofía antes mencionados, concluyó, acertadamente, que
la intención del gran Nazareno era la de restaurar la ciencia sublime de la
antigua Sabiduría en toda su integridad primordial? Nosotros pensamos como
Amonio. Las narraciones bíblicas y las historias de los dioses tienen sólo dos
518

explicaciones posibles: o son alegorías grandiosas y profundas, que ilustran las


verdades universales, o son fábulas soporíferas para el ignorante.

Entonces, las alegorías, tanto judías como paganas, contienen todas las
verdades comprensibles por quien sabe el lenguaje místico de la antigüedad.
Veamos lo que dice acerca de este tema uno de nuestros Teósofos más
distinguidos, un platónico ferviente y un hebraísta que conoce el griego y el
latín como su lengua madre, el profesor Alexander Wilder17 de Nueva York:

La idea eje de los neo-platónicos era la existencia de una sola Esencia suprema.
Este era el Diu o "Señor de los Cielos" de las naciones arias; idéntico al Iao de
los caldeos y de los judíos; el Iabe de los samaritanos; el Tiu o Tuiseo de los
noruegos; el Duw de las antiguas tribus de la Bretaña; el Zeus de los Tracios y
el Júpiter de los romanos. Era el Ser (no-Ser), el Facit uno y supremo, del cual
emanaron todos los seres. Los modernos parecen haberlo sustituído con su
teoría de la evolución. Quizá, algún día, un sabio más perspicaz que ellos,
reúna estos sistemas en uno. A menudo, los nombres de estas divinidades
distintas parecen haber sido inventados, descuidando su significado
etimológico, pero basándose principalmente en alguna acepción mística
particular, ligada al valor numérico de las letras empleadas en su ortografía.

Este significado numérico es una de las ramas del lenguaje de los misterios o el
antiguo idioma sacerdotal. Se enseñaba en los "Misterios Menores," mas el
idioma mismo se reservaba sólo a los altos iniciados. Los candidatos debían
triunfar en las pruebas terribles de los Misterios Mayores, antes de que
pudiesen ser instruidos en este idioma. Por eso tanto Amonio Sacas, como
Pitágoras, obligaban a sus discípulos para que tomaran un juramento a fin de
no divulgar las doctrinas superiores a nadie que no hubiese recibido las
doctrinas preliminares y quienes, por lo tanto, no estaban listos para la
iniciación. Otro sabio, que lo antecedió con tres siglos, hizo lo mismo con sus
discípulos, diciéndoles que hablaba usando "similitudes" (o parábolas); "porque
ustedes pueden conocer los misterios del reino del Cielo, mas ellos no [...]
porque: a pesar de que ven, no ven; de que oyen, no oyen ni entienden."

Por lo tanto, las "similitudes" que Jesús empleaba, eran parte del "lenguaje de
los misterios," la lengua sacerdotal de los Iniciados. Roma ha perdido la clave
de esto y al rechazar la teosofía y al pronunciar su anatema contra las ciencias
ocultas, la pierde para siempre.

"Amaos los unos a los otros," solía decir el gran Maestro Jesús a quienes
estudiaban los misterios "del reino de Dios." "Todos vosotros que os insertáis
entre los novatos y los buscadores de la Verdad Una, profesad el altruismo,
519

preservad la unión, el acuerdo y la armonía en vuestros grupos," nos dicen


otros Maestros. "Sin la unión y la simpatía intelectual y psíquica no llegaréis a
nada. Quien siembra viento, recoge tempestades." (Proverbio siamés y
buddhista.)

Entre nuestros miembros (de la Sociedad Teosófica) europeos y especialmente


americanos no hay carencia de cabalistas eruditos y muy versados en el
"Zohar" y sus numerosos comentarios. ¿Sin embargo a qué nos lleva esto y qué
bien han aportado hasta la fecha a la Sociedad en favor de la cual han
entregado, voluntariamente, su trabajo? La mayoría de ellos, en lugar de
reunirse y cooperar, se miran de refilón, sus miembros están siempre listos a la
burla y a la crítica mutuas. ¡La envidia, los celos y un sentimiento de rivalidad
más deplorables reinan supremos en una Sociedad cuyo propósito principal es
la Hermandad! "¡Ved cómo se aman estos cristianos!," decían los paganos
durante los primeros siglos de los padres de la iglesia, aludiendo a quienes se
mataban los unos a los otros en nombre del Maestro que les había legado la
paz y el amor. Los críticos y los indiferentes empiezan a decir lo mismo de los
Teósofos y con razón. Ved en que se han convertido todas nuestras revistas,
excepto el Path.18 El mismo Theosophist, nuestra publicación más antigua,
desde hace cinco meses, cuando el Presidente fundador se fue a Japón, se
dedica sólo a mordisquear las piernas de sus colegas y contemporáneos
teosóficos. ¿En qué somos mejores que los cristianos de los primeros Concilios?

"La unión hace la fuerza." He aquí una de las razones de nuestra debilidad. Nos
aconsejan que no lavemos nuestros atuendos sucios en público. Yo sostengo lo
contrario. Más vale confesar nuestras imperfecciones delante del mundo o:
lavar nuestra ropa sucia a solas, en lugar de manchar las de sus hermanos
teósofos, como les gusta hacer a algunas personas. Hablamos en general,
confesamos nuestras limitaciones, denunciamos todo lo que no es teosófico y
dejamos a los individuos tranquilos; ya que esto es cuestión del Karma de cada
uno de nosotros y las Revistas Teosóficas no tienen nada que ver con ello.

Quienes quieren tener éxito en la teosofía, tanto abstracta como práctica,


deben tener presente que la desunión es la primera condición para el fracaso.
Que una decena de teósofos determinados se unan en grupos; que trabajen
juntos, cada uno siguiendo lo que le interesa, si así prefiere, en esta o aquella
rama de la ciencia universal; mas que cada uno se sienta en simpatía con su
prójimo. Esto repercutiría positivamente aun entre los miembros que no se
interesan en las búsquedas filosóficas. Si un grupo de este tipo, es escogido
siguiendo las reglas esotéricas, se formara sólo entre místicos, dedicándose a la
búsqueda de la verdad y ayudándose compartiendo sus ideas sobre el asunto,
afirmamos que este grupo adelantaría más en la ciencia sagrada en un año que
520

una persona sola en diez. Lo necesario en teosofía es la emulación y no la


rivalidad; de otro modo, quien se ufana de ser el primero, llegará al último. En
la verdadera teosofía es siempre el más pequeño el que llega a ser el más
grande.

Sin embargo, la Sociedad Teosófica cuenta con más discípulos victoriosos de lo


que generalmente se cree. Estos se mantienen en el anonimato y trabajan, en
lugar de sacarse a relucir. Son los teósofos más industriosos y más devotos.
Cuando publican un artículo olvidan su nombre, ya que recuerdan sólo su
seudónimo. Hay algunos que conocen el idioma de los Misterios perfectamente,
capaces de leer, como un libro abierto, alguna obra o manuscrito antiguo e
indescifrable para nuestros eruditos, proclives a considerarlo, también, un
conjunto de errores contra la ciencia moderna.

Estos pocos hombres y mujeres devotos son las columnas de nuestro templo;
los únicos que paralizan el trabajo incesante de nuestras "hormigas blancas"
teosóficas.

VII

Ahora creemos que en estas páginas hemos invalidado, lo suficiente, muchos


errores graves acerca de nuestras doctrinas y creencias. Especialmente aquella,
entre otras, que tiende a ver en los Teósofos, o al menos en los fundadores de
la Sociedad Teosófica, unos politeístas o unos ateos. No somos ni los unos, ni
los otros; así como no lo eran ciertos gnósticos quienes, aun creyendo en la
existencia de los dioses planetarios, solares y lunares, no les ofrecen oraciones
ni altares. Nosotros no creemos en un Dios personal fuera del ser humano,
quien es el templo de dicho Dios, según nos dicen San Pablo y otros Iniciados;
pero sí creemos en un Principio impersonal y absoluto,19 que trasciende tanto
las concepciones humanas que, para nosotros, quien trata de definir este gran
misterio universal blasfema y peca de presunción insensata. Todo lo que se nos
enseña sobre este principio eterno y sin paralelo, es que no es ni espíritu, ni
materia, ni sustancia y ni pensamiento, sino el contenedor de todos estos, el
contenedor absoluto. En una palabra, podemos decir que es el "Dios nada" de
Basílide, tan poco entendido aun por los analistas hábiles y eruditos del Museo
Guimet (tomo, XIV) que definen el término, de manera escarnecedora, cuando
hablan de este "dios nada que lo ha ordenado y lo ha previsto todo a pesar de
que no tiene ni razón ni voluntad."

Sí, es cierto; y este "dios nada" es idéntico al Prabrahm de los vedantinos, la


concepción más filosófica y más grandiosa; y es también idéntico al Ain-Soph
de los cabalistas judíos. Este es, también, "el dios que no es"; "Ain" significa no
521

ser o el absoluto, la Nada ο το ουδεν (to ouden en) de Basílide; es decir: la


inteligencia humana, estando limitada a este plano material, no puede concebir
alguna cosa que es y que no existe en ninguna forma. Como la idea de un ser
está limitada a alguna cosa que existe, ya sea en sustancia actual o potencial o
en la naturaleza de las cosas o sólo en nuestras ideas, eso que no puede ser
percibido por nuestro intelecto que condiciona todas las cosas, no existe para
nosotros.

"¿Dónde colocas el Nirvana, oh gran Arhat?," preguntó el rey a un venerable


asceta buddhista a quien interrogó sobre la buena ley.

"¡En ningún lugar, oh gran rey!," fue la respuesta.

"¿Entonces el Nirvana no existe?"

"El Nirvana es; sin embargo no existe."

Lo mismo se puede decir para el dios "que no existe," una traducción literal
muy pobre; ya que, esotéricamente deberíamos leer: el dios que no existe pero
es. La fuente de ουδεν es ουδειζ cuyo significado es: "y no alguien"; es decir:
eso acerca del cual se habla no es una persona o alguna cosa; sino la negación
de ambos (el ουδεν neutro se emplea como adverbio: "en la nada"). Entonces
el to ouden en de Basílide es absolutamente idéntico al En o Ain-Soph de los
Cabalistas. En la metafísica religiosa de los judíos, el Absoluto es una
abstracción, "sin forma ni existencia," "sin ningún símil" (como nos dice Franck
en la pag. 126 de La Cábala. Entonces, Dios es la Nada, no tiene nombre ni
atributos, por eso se le llama Ain-Soph, porque la palabra Ain significa: "la
nada" (La Cábala de Franck, pag. 153, 596).

No es este Principio inmutable y absoluto, que es ser en potencia, del que


emanan los dioses o los principios activos del mundo manifestado. El absoluto
no tiene ni puede tener ninguna relación con lo condicionado o lo limitado, eso
del cual las emanaciones proceden es el "Dios que habla" de Basílide: el logos
que Filo denomina el "segundo Dios" y el Creador de las formas. "El segundo
Dios es la Sabiduría del Dios Uno." "Mas: ¿este logos, esta "Sabiduría," es
siempre una emanación?" se nos preguntará. O algunos objetarán: "¡Hacer
emanar alguna cosa de la Nada es un absurdo!" Para nada. En primer lugar:
esta "nada" es tal porque es el absoluto y, por lo tanto, el Todo; en segundo
lugar: este "segundo Dios" no es una emanación como no es la emanación del
cuerpo la sombra que éste proyecta en una pared blanca. En todos modos: este
Dios no es el efecto de una causa o de una acción razonada de una voluntad
consciente e intencional. Es simplemente el efecto periódico20 de una ley eterna
522

e inmutable fuera del tiempo y del espacio y de la cual, el logos o la inteligencia


creadora es la sombra o el reflejo.

"¡Esta idea es absurda!," nos repiten todos los creyentes en un Dios personal y
antropomorfo. "De los dos, es el hombre el que es su sombra y ésta última es
la nada, una ilusión óptica y el ser humano que la proyecta es la inteligencia, a
pesar de que sea pasiva en este caso."

Muy bien; pero esto vale sólo para nuestro plano, donde todo es ilusión; donde
todo parece al revés, como lo que se refleja en un espejo. O, puesto que el
reino de lo único que es real es, para nuestras percepciones, distorsionado por
la materia, es irreal desde el punto de vista de la realidad absoluta, el universo,
con sus seres conscientes e inteligentes, es simplemente una pobre
fantasmagoría resulta que es la sombra de lo Real en el plano de este último,
dotada de inteligencia y atributos; mientras que, desde nuestro punto de vista,
dicho absoluto está desprovisto de toda cualidad condicional por ser el
absoluto. No hay que ser muy versados en la metafísica oriental para
comprenderlo ni es necesario ser un paleógrafo o un paleólogo preclaro a fin de
ver que el sistema de Basílides es el de los vedantinos a pesar de que el autor
de Philosophomena lo haya tergiversado y distorsionado un poco. Nos
corroboran perfectamente lo antes dicho aun los esbozos fragmentarios de los
sistemas gnósticos que esta obra nos presenta. Sólo la doctrina esotérica puede
explicarnos todo lo que hay de incomprensible y de caótico en el sistema no
entendido de Basílides, así como nos lo transmiten los padres de la iglesia,
estos torturadores de las Herejías. El Padre innato o el Dios no engendrado, el
gran Archón, los dioses demiurgos y los 365 cielos, el número contenido en el
nombre de Abraxas, su gobernador, todo esto se derivó de los sistemas indos.
En nuestro siglo de pesimismo se niega todo y todo marcha a vapor, incluso la
vida y lo que es abstracto, lo único que es eterno, no suscita ningún interés,
sino para unos raros excéntricos y el ser humano que fallece, no ha vivido un
momento en presencia de su alma, arrastrado por el remolino de sus asuntos
egoístas y terrenales.

Aparte de la metafísica, cada uno de los que entran en la Sociedad Teosófica puede
encontrar una ciencia o una ocupación que le plazca. Un astrónomo podría hacer más
descubrimientos científicos de los que podrá efectuar sólo valiéndose de la ayuda de sus
Academias, si estudiara las alegorías y los símbolos que se refieren a cada estrella,21
aludidos en los viejos libros sánscritos. Un médico intuitivo, aprendería más de las
obras de Charaka,22 traducidas al árabe en el siglo VIII o en los manuscritos
polvorientos que se encuentran en la biblioteca de Adyar, inaprensibles como todo el
resto, que en los libros sobre la fisiología moderna. Los teósofos inclinados hacia la
medicina o al arte de la curación, podrían consultar las leyendas y los símbolos
revelados y explicados de Asclepios o Esculapio. Desde luego, como en la antigüedad
Hipócrates consultaba, en Cos,23 a las estelas votivas en la rotonda de Epidauro
523

(denominado Tholos), ellos podrían encontrar allí los remedios que la farmacopea

moderna desconoce.24 Así podrían, en realidad, curar, en lugar de matar.

Digámoslo, por la enésima vez: ¡la Verdad es una! Tan pronto como se
presenta, no bajo todas sus facetas, sino como los millares de opiniones que
sus servidores elaboran aceca de ella, ya no tendremos la Verdad divina; sino
unos ecos confusos de las voces humanas. ¿Dónde buscarla en su todo integral,
aunque aproximativo? ¿Acaso entre los Cabalistas cristianos, los Ocultistas
europeos modernos, los Espiritistas actuales o los de la antigüedad?

"En Francia," nos dijo un día un amigo, "tantos cabalistas, tantos sistemas.
Aquí todos pretenden ser cristianos; algunos son para el Papa hasta el punto
que sueñn;an para él la corona universal, la de un Pontífice-César. Otros se
oponen al papado y abogan por un Cristo no histórico; sino creado por su
imaginación, un Cristo intrigante y anticesariano, etc., etc. Cada cabalista cree
haber encontrado de nuevo la Verdad perdida. Es siempre su ciencia la que es
la Verdad eterna y la de cualquier otro, es simplemente un espejismo. Y está
siempre dispuesto a defenderla y a sustentarla con la punta de su pluma."

"Mas los cabalistas israelitas," le preguntaba a este amigo: "¿son también para
el Cristo?"

"¡Ah ellos creen en su Mesías, es sólo una cuestión de fecha!"

En efecto: en la eternidad no hay anacronismos. Debido a todas estas


variaciones de terminología y de sistemas, dichas enseñanzas contradictorias
no pueden contener la Verdad real, por eso no entiendo como, los venerables
cabalistas franceses, pueden pretender tener el conocimiento de las Ciencias
Ocultas. Tienen la Cábala de Moisés de León,25 que él compiló en el siglo XII;
sin embargo, si comparamos El Libro de los Números Caldeos, con su Zohar,
éste representa la obra del Rabino Simeón Ben Iochai como el Pimandro de los
griegos cristianos representa el verdadero libro del egipcio Thot. La facilidad
con que la Cábala de Rosenroth y sus textos latinos de los manuscritos
medievales, se transforman en textos cristianos y trinitarios si se leen siguiendo
el sistema del Notaricon, parece una tramoya escénica. Entre el marqués de
Mirville y su amigo, el caballero Drach, antiguo rabino convertido, la "buena
Cábala" se ha convertido en un catecismo de la iglesia de Roma. Quizá los
cabalistas se sientan satisfechos con esto, nosotros preferimos atenernos a la
Cábala caldea: El Libro de los Números.

Quien está satisfecho con la letra muerta, que se envuelva en el manto de los
Tanaim (los antiguos iniciados de Israel), para los ocultistas versados será
524

siempre el lobo disfrazado en los atuendos de la abuela de Caperucita Roja.


Mas el lobo no devorará al ocultista, como hizo con la niña, el símbolo del
profano hambriento de misticismo, quien cae bajo sus fauces. Morirá el "lobo,"
cayendo en su trampa.

Al igual que la Biblia, los libros cabalísticos tienen su letra muerta, el sentido
exotérico y su sentido verdadero o esotérico. Hoy: la clave del verdadero
simbolismo y de los sistemas hindúes se encuentra más allá de las gigantescas
cumbres himaláyicas. Ninguna otra clave podría abrir los sepulcros donde yacen
enterrados, desde millares de años, todos los tesoros intelectuales que los
intérpretes primitivos de la Sabiduría divina depositaron allí. Mas el gran ciclo,
el primero del Kali-Yuga, ha llegado a sus postrimerías; puede ser que el día de
la resurrección de todos dichos muertos no esté muy lejos. El gran vidente
sueco, Emmanuel Swedenborg, lo dijo: "Buscad la palabra perdida entre los
hierofantes, en la gran Tartaria y el Tibet."

A pesar de lo que sean las apariencias contra la Sociedad Teosófica y su


impopularidad entre aquellos que sienten un gran pavor hacia todo lo que les
parece una innovación, hay una cosa cierta: eso que nuestros enemigos
consideran como una invención del siglo XIX, es tan viejo como el mundo.
Nuestra Sociedad es el árbol de la Fraternidad, que surgió de una semilla
plantada en la tierra por el ángel de la Caridad y de la Justicia el día en que el
primer Caín mató al primer Abel. Durante los largos siglos de la esclavitud de la
mujer y del sufrimiento de los pobres, esta semilla fue rociada por todas las
lágrimas amargas vertidas por los débiles y los oprimidos. Manos benévolas la
han vuelto a plantar, de un rincón al otro del mundo, bajo cielos diferentes, en
épocas distantes las unas de las otras. Confucio decía a sus discípulos: "No
hagáis a los demás lo que no queréis que se os haga." Gautama el Buddha
predicaba a sus Arhats: "Amaos los unos a los otros y amad a toda criatura
viva." "Amaos los unos a los otros," se repetía en Jerusalén como eco fiel. ¡A
las naciones cristianas pertenece el honor de haber obedecido a este
mandamiento supremo de su maestro de manera muy paradójica! Calígula, el
pagano, quería que la humanidad tuviese una sola cabeza para decapitarla de
un tajo. Los poderes cristianos han mejorado esta idea, que permaneció sólo en
teoría, buscando y encontrando, al final, el medio de ponerla en práctica. Que
se preparen a degollarse mutuamente y que continúen diezmando, en un día de
sus guerras, más hombres que los que César mataba en un año. Que
exterminen países y provincias completas en el nombre de su religión
paradójica y que mueran por la espada, los que mataron por ella. ¿Qué nos
importa todo esto?
525

Los teósofos no pueden detenerlos. A pesar de las circunstancias, les


corresponde salvar a más sobrevivientes posibles, siendo un núcleo de una
verdadera Hermandad, depende de ellos hacer de su Sociedad el puente que,
en el futuro próximo, estará destinado a transportar a la humanidad del nuevo
ciclo más allá de las aguas turbias del diluvio del materialismo sin esperanza.
Estas aguas aumentan siempre, inundando, ahora, todos los países civilizados.
¿Deberíamos verlos morir en sucesión: unos por apatía, otros buscando en
vano un rayo de sol que brilla para cada uno, sin proporcionarles una lancha de
salvamento? ¡Jamás!

Es posible que aun estemos lejos de llevar a cabo la hermosa utopía, el sueño
del filántropo que ve como en una visión, la realización del deseo triple de la
Sociedad Teosófica. Una libertad plena y completa de la conciencia humana
para todos; la fraternidad imperante entre los ricos y los pobres y la igualdad
entre los aristocráticos y los plebeyos, que, su reconocimiento en la teoría y en
la práctica es aun quimérico y por una buena razón. Todo esto debe cumplirse
natural y voluntariamente por ambos lados; el momento aun no ha llegado
para que el león y el cordero duerman el uno al lado del otro. La gran reforma
debe tener lugar sin tremores sociales, sin verter ni una gota de sangre, lo cual
es posible sólo reconociendo y estudiando la gran verdad axiomática de la
filosofía oriental según la cual la gran disparidad de fortuna, grado social e
intelectual se debe simplemente a los efectos del karma personal de cada ser
humano. Recogemos únicamente lo que hemos sembrado. Si el hombre físico
de la personalidad difiere de todo otro hombre, el ser inmaterial interno o la
individualidad inmortal, emana de la misma esencia divina que la de su
prójimo. Quien se ha empapado de la verdad filosófica que todo Ego comienza
y termina por ser el Todo indivisible, no podría amar a su prójimo menos de lo
que se ama a sí mismo. Hasta que lo antes dicho se haya convertido en una
verdad religiosa, ninguna reforma podrá tener lugar. Los lemas egoístas: "La
Caridad empieza con uno mismo" y "Cada uno por sí y Dios por todos," llevarán
siempre a las razas "superiores" y cristianas a oponerse a la introducción
práctica de los siguientes proverbios paganos muy hermosos: "Cada pobre es el
hijo del rico" y el otro aun más apoteósico: "Alimenta, primero, a quien tiene
hambre y come sólo lo que sobra."

Llegará el momento en que esta sabiduría "bárbara" de las razas "inferiores"


será más apreciada. Eso que debemos buscar, mientras esperamos, es llevar
un poco de paz a la tierra de los corazones que sufren, levantando, para ellos,
un rincón del velo que les oculta la verdad divina. Que los más fuertes
muestren el camino a los más débiles, ayudándoles a encaramarse a lo largo de
la pendiente de la existencia. Que fijen la mirada hacia el Faro que brilla al
horizonte, más allá del océano misterioso y desconocido de las Ciencias
526

teosóficas como una nueva estrella de Belén y que los desheredados de la vida
recobren esperanza [...]

H. P. B.

Notas

1
El siguiente artículo se tradujo del original en francés publicado en La Revue
Theosophique, Mayo de 1889; y no de la traducción en inglés, publicado en
Theosophist, aquí algunas pequeñas discrepancias con la versión inglesa.
(N.d.T.)

2
Sabiduría y experiencia adquirida bajo un Gurú.

3
La gran serpiente que Krishna conquistó, llevándola del río Yanuma al mar,
donde esa Serpiente Kaliya se desposó con una especie de Sirena, la cual le dio
una familia numerosa.

4
La ilusión de la personalidad del Ego, que nuestro egoísmo coloca en primer
lugar. En breve, es necesario asimilar toda la humanidad, vivir con ella, por ella
y en ella; en otras palabras, hay que cesar de ser "uno" para convertirse en el
"todo" o el total.

5
Una expresión védica. Los sentidos, incluyendo a los dos sentidos místicos,
son siete en Ocultismo; pero un Iniciado no los separa los unos de los otros, así
como no separa su unidad de la Humanidad. Cada sentido contiene todos los
demás.

6
La simbología de los colores. El Lenguaje del prisma, "cada uno de los siete
colores madres tiene siete hijos," es decir: 49 matices o "hijos" entre los siete,
cuyas tintas graduadas son otras tantas letras o caracteres alfabéticos. Por lo
tanto, el lenguaje de los colores tiene 56 letras para el Iniciado (que no se debe
confundir con el adepto, véase mi artículo: "Señal de Peligro). De éstas, cada
septenario es absorbido por el color madre; así como los siete colores madre
son absorbidos, finalmente, en el rayo blanco, la Unidad Divina, simbolizado por
estos colores.

7
Jámblico, que usó, como seudónimo, el nombre de su maestro, el sacerdote
egipcio Abammón.
527

8
Samadhi es un estado de contemplación abstracta definida por ciertos
términos sánscritos que cada uno requeriría una frase completa para explicarlo.
Es un estado mental o mejor dicho, espiritual, independiente de cualquier
objeto perceptible y durante el cual, el sujeto, absorbido en la región del
espíritu puro, vive en la Divinidad.

9
Vivió en Roma por 28 años y era un hombre tan virtuoso que se consideraba
un honor tenerlo como custodio de los huérfanos de los patricios más elevados.
Murió sin tener un enemigo en estos 28 años.

10
Un celebrado monasterio griego.

11
JHVH o Jahveh (Jehová) es el Tetragrammaton, por consecuencia: el Logos
Emanado y el creador; el Todo sin principio ni fin, Ain-Soph, no puede crear, ni
desea crear, en su calidad de Absoluto.

12
Premios instituidos en Francia en el siglo XVIII por el Barón de Montyón, para
aquellos que, de alguna manera, beneficiaban a la humanidad. –Ed.

13
Un término derivado de las palabras Yavana "el jónico" y acharya "profesor o
maestro."

14
Miembro del Concilio Ejecutivo de la Logia de Londres de la Sociedad
Teosófica y Presidente de la Sociedad de la Química en Gran Bretaña.

15
El elemento homogéneo, indiferenciado que él llama meta-elemento.

16
El significado de la palabra Vidya puede expresarse sólo con el término griego
Gnosis, el conocimiento de las cosas escondidas y espirituales o también: el
conocimiento de Brahm, es decir, del Dios que contiene todos los dioses.

17
El primer Vice-Presidente de la S.T. cuando fue fundada.

18
Revista publicada por William Q. Judge. –N.d.T.

19
Esta creencia alude sólo a los que comparten la opinión de la autora. Cada
miembro es libre de creer en lo que quiera y como lo quiera. Como ya dijimos,
la Sociedad Teosófica es la "República de la Conciencia."

20
Por lo menos para quien cree en una sucesión de "creaciones"
ininterrumpidas que denominamos: "los días y las noches" de Brahmâ o los
manvantaras y los prolayas (disoluciones).
528

21
Cada dios o diosa de los 333 millones que constituyen el Panteón hindú, es
representado por una estrella. Como el número de las estrellas y de las
constelaciones conocidas por los astrónomos no alcanza aun esta cifra,
podríamos suponer que los antiguos hindúes conocían más estrellas que los
modernos.

22
Charaka era un médico de la época vedanta. Una leyenda lo representa como
la encarnación de la Serpiente Vishnú, bajo su nombre de Secha, que reina en
Patala (los infiernos).

23
Strabón, XIV, 2, 19, véase también, Pausanias, II, 27.

24
Sabemos que todos los que curaron en las Asclepias, dejaban los votos y,
luego, en las estelas grababan los nombres de sus enfermedades y los
remedios que funcionaban. Recientemente, en la Acrópolis, fueron exhumados
una cantidad de estos votos. Véase el Esclepión de Atenas, M. P.. Girard, París,
Thorin 1888.

25
Aquél que compiló el Zohar de Simeón ben Iochai; ya que los originales de
los primeros siglos habían sido todos perdidos. Se le acusó, injustamente,
haber inventado lo que escribió. Reunió todo lo que pudo encontrar; sin
embargo sustituyó los pasajes que faltaban con sus conclusiones, coadyuvado
en esto por los cristianos gnósticos de la Caldea y de la Siria.
529

Mejorar el Mundo o Salvarlo

[Artículo por H. P. Blavatsky]

(World-Improvement or World-Deliverance, 1889)

Correspondencia

Tú mismo debes hacer un esfuerzo. Los Tathâgatas son simples


predicadores. Si un ser humano no encuentra ningún compañero prudente,
que camine a solas, como un rey que ha dejado su país conquistado
atrás. Es mejor vivir solo; no hay amistad posible con los tontos.
Que un ser humano camine solo; no cometa ningún pecado y que tenga
pocos deseos, como un elefante en el bosque.

Dhammapada, 61, 276, 329, 330


Sutta Nipata, I., 3, 12, 13

Al Editor de la revista "Lucifer"

En el tercer número de su "Revista Teosófica," publicada el 21 de Mayo 1889 en París,


se encuentra un párrafo muy importante que ha causado dudas muy serias en las mentes
de algunos lectores alemanes. Es probable que dichas dudas dependan de haber mal
entendido sus palabras o de su concisión. ¿Me permitiría presentar nuestro punto de
vista sobre el asunto y sería tan amable de darnos su opinión, públicamente, quizá en el
Lucifer, de lo que hemos planteado?

Usted, refiriéndose a los "yoguis" indos y a los "santos" europeos, escribió:


530

"La sabiduría oriental26 nos enseña que el Yogui hindú, que se aísla en un bosque
impenetrable, análogamente al ermitaño cristiano, que suele retirarse, como en la
antigüedad, en el desierto, son simplemente unos egoístas versados. El yogui actúa con
la única idea de encontrar, en la esencia una y nirvánica, un refugio para resguardarse de
la reencarnación, mientras el ermitaño cristiano actúa con el propósito de salvar su
alma; ambos piensan sólo en sí mismos. Su motivo es plenamente personal. Aun
suponiendo que alcancen su fin: ¿acaso no son como los soldados cobardes que desertan
de su ejército en el momento de la acción para protegerse de las balas? El yogui y el
"santo" que se aíslan, no ayudan a nadie, excepto a sí mismos; al contrario, ambos
muestran ser profundamente indiferentes al destino de la humanidad, abandonándola y
desertando de ella."

Usted no expresa claramente lo que espera que haga un verdadero sabio: pero en
seguida alude a nuestro Señor Buddha y a lo que El hizo. Nosotros aceptamos
prontamente su ejemplo y su enseñanza como nuestra regla ideal. Sin embargo, de las
estancias con las que abrí mi carta, parece que lo que él esperaba que sus discípulos
hiciesen, discrepa con lo que usted parece esperar de ellos.27

Buddha enseñó que todo el mundo o los tres mundos; en rigor toda existencia, es dolor
o lleva al dolor y al sufrimiento. El mundo y la existencia es dolor y mal en sí. Es un
error (avidya), creer que sea posible satisfacer el deseo. Al final, todos los deseos
mundanos abocan a la insatisfacción y el deseo (la sed) de vivir es la causa de todo mal.
Sólo quienes se esmeran por liberarse (salvarse o redimirse) de toda existencia (de la
sed por la existencia) y conducen la "vida feliz" de un bhikshu perfecto, son sabios y
sólo ellos alcanzan el Nirvana y, cuando mueran, el paranirvana, que es ser absoluto e
incambiante.28

No cabe duda que en el mundo está produciéndose algún desarrollo o el llamado


mejoramiento, una evolución e involución. Esta es la razón por la cual Buddha enseñó
(como lo hizo Krishna antes de él), que el mundo es "irrealidad, maya, avidya." Toda
forma efectiva de existencia se ha convertido en tal, se ha desarrollado en lo que es;
seguirá cambiando y tendrá un fin; así como tuvo un comienzo como forma. La única y
verdadera realidad es la Seidad Absoluta, sin "forma" y sin "nombre," ciertamente la
única realidad verdadera, que bien vale la pena por un verdadero sabio alcanzar.29

Ahora bien: ¿qué hizo nuestro Señor el Buddha y cómo vivió? No trató en ningún modo
de mejorar el mundo; no trató de solucionar los problemas sociales como la cuestión
laboral, ni mejoró los asuntos mundanos de los pobres ni de los ricos; no se inmiscuyó
en la ciencia, ("Malunka Sutta" en el Manual de Buddhismo de Spencer Hardy, pag.
375) al contrario, vivió de la manera más atípica para el mundo, mendigando su
alimento y enseñando a sus discípulos hacer lo mismo. Abandonó todos los asuntos
terrenales y la vida del mundo, enseñando lo mismo a sus discípulos para que dejaran a
sus familias, quedándose sin casa; así como él hizo y vivió.30

No se pude invalidar lo antes dicho afirmando que éstas son, simplemente, las
enseñanzas del sistema Hinayana y, tal vez, las del Mahayana de los buddhistas del
norte son las únicas correctas; ya que el sistema Mahayana hace aun más hincapié que
el Hinayana en el automejoramiento y el continuo retiro del mundo por parte del
bhikshu, hasta que haya alcanzado la perfección de un Buddha. Es cierto, según el
sistema Mahayana: no todo Arhat ha alcanzado la perfección más elevada, por lo tanto
531

hace la siguiente distinción entre: Cravanas, Pratyekabuddhas y Bodhisattvas. Sólo


estos últimos son considerados los verdaderos hijos espirituales de Buddha,
convirtiéndose ellos mismos en Buddhas en su vida futura final; ya que han tomado
conciencia plena del estado más elevado de arrobamiento, el estado Bodhi que antecede
al Nirvana.

Hasta que un bhikshu o arhat haya adelantado, suficientemente, en perfección y en


sabiduría, "jugar" al Buddha y erguirse y mostrarse como ejemplo o como maestro al
mundo podrá, no sólo descarriarlo completamente del sendero; sino también incomodar
a quienes son verdaderamente calificados para este trabajo y que son adecuados para
servir como ejemplos ideales para los demás. Ninguno de nosotros es un Buddha y ni
siquiera sé quien, entre nosotros, pudiera ser un Bodhisattva. No puede serlo cualquiera,
ni el Buddha esperaba que todos se convirtieran en Bodhisattvas, como lo expresa clara
y repetidamente el Saddharma Pundarika, la obra Mahayana principal.31 Sin embargo,
admitiendo, en gracia al argumento, que de alguna manera fuéramos aptos para servir
como sabios ejemplares para el "mundo" y mejorar a la "humanidad" ¿qué podríamos o
deberíamos hacer?

Ciertamente, podemos no tener nada que ver con la humanidad en el sentido del
"mundo," ningún nexo con los asuntos mundanos y su mejoramiento. ¿Qué más
deberíamos hacer, que ser "profundamente indiferentes" a ellos y "huir y
abandonarlos"? ¿Este ejército del cual desertamos, no es quizá esa "humanidad" que el
Dhammapada justamente define: "los tontos"? ¿Acaso no es esa "vida mundana" la que
nuestro Señor nos enseñó a abandonar? ¿Hacia qué más deberíamos dirigir nuestros
esfuerzos sino en el tomar "refugio contra la reencarnación," refugio con el Buddha, su
dharma y su sangha?32

Además: pensamos que el Buddha tenía también razón en este aspecto, como en
cualquier otro, aun cuando uno lo considere desde el punto de vista científico, histórico
o psicológico y no del bhikshu (discípulo). ¿Qué mejoramiento real y esencial es
posible aportar al "mundo"? Quizá si resolviéramos los problemas sociales, podríamos
llegar a un estado en que cada ser humano individual recibiría un cuidado suficiente
para que le permitiera dedicar más tiempo libre a su mejoramiento espiritual, si así
quisiese. Mas en el caso de que no quisiera, la mejor organización social no lo inducirá
ni lo ayudará a hacerlo. Mi experiencia deja constancia de lo contrario. El ser humano
más desarrollado espiritualmente o mejor dicho, místicamente, que conozco, es un
pobre tejedor ordinario y además tuberculoso que, recientemente, trabajaba para una
fábrica de algodón, donde sus dueños lo trataban como un perro, así como acontece con
la mayoría de los trabajadores. A pesar de todo, dicho hombre se encuentra, en su vida
interior, muy independiente de su miseria diaria. Su paz y su satisfacción celestiales o
mejor dicho: divinas, son su refugio en cada instante y nadie puede robárselas. El no le
teme a la muerte, al hambre, al dolor, a las necesidades, a la injusticia ni a la crueldad.33

Usted admitirá, supongo, que el Karma no es el fruto de causas externas; sino de cada
individuo por sí solo. Cualquier persona que se ha hecho idónea y digna para una buena
oportunidad, seguramente la encontrará; al mismo tiempo, si ponemos un individuo
completamente indigno en las mejores circunstancias, él no se valdrá de ellas
apropiadamente, mas le servirán para que lo rebajen en el fango que es su placer.
532

Quizá usted conteste que es, sin embargo, nuestro deber crear tantas buenas
oportunidades posibles para la humanidad en general, para que todos los que lo
merezcan, puedan encontrarlas pronto. Esto es justo. Asentimos en pleno y,
seguramente, estamos haciendo lo mejor en esta vertiente. ¿Eso mejorará el bienestar
espiritual de la "humanidad"? Jamás, y, a nuestro juicio, ni en lo más mínimo. La
humanidad, como todo, seguirá siendo, relativamente, el mismo conjunto de "tontos"
que siempre ha sido. Supongamos que tuvimos éxito en establecer una organización
ideal humana: ¿acaso usted piensa que esto contribuiría a hacer de dichos "locos," unas
personas más sabias o más satisfechas y contentas?34 Es cierto que no; inventarán
nuevas necesidades, pretensiones y reivindicaciones; el "mundo" seguirá siempre
anhelando sólo la "perfección mundana." Nuestra organización social actual ha
mejorado mucho con respecto a la medieval; ¿aun, nuestro presente es más feliz y
menos insatisfecho que nuestros antepasados en los tiempos de los Nibelungos o del rey
Arturo? Pienso que, si hubo algún cambio en la satisfacción, ha sido un empeoramiento;
nuestro presente es más codicioso y menos contento que cualquier edad anterior. A
quienquiera que espere mejorarse personalmente, perfeccionando el mundo en algún
medio y causa externa, le depara una decepción muy amarga; feliz aquel que le llegue
tal experiencia antes de que su vida termine.

Un filósofo moderno, muy perspicaz, ha inventado la teoría según la cual: el mejor plan
para liberarse de la miseria del "mundo" sería entregarnos a él lo mejor posible, para
acelerar este proceso maligno hasta su fin. ¡Esperanza vana! Avidya no tiene inicio ni
fin. Un universo empieza y termina, sin embargo, otros le sucederán; así como un día
culmina en el siguiente. Y como ha habido una serie infinita de mundos anteriormente,
habrá una serie infinita después. La causalidad nunca pudo tener un principio, ni podrá
tener un fin. Todo mundo que existirá será siempre un "mundo," esto es: dolor y
"mal."35

Por lo tanto: la liberación, la redención o la salvación (del mundo), así como el Karma,
no pueden ser más que "personales" o mejor dicho: "individuales." Obviamente, el
mundo jamás podrá liberarse de sí mismo: del "mundo," del dolor y del mal. Por lo
tanto, nadie puede liberar a otro del mundo. ¡Estoy seguro que usted no enseña una
expiación mediante un tercero! ¿O puede alguien salvar a su prójimo? ¿Puede una
manzana hacer madurar a otra simplemente por colgar juntas?36

Ahora bien: ¿qué más podemos hacer sino vivir la "vida feliz" de los bhikshus, sin
necesidades, pretensiones ni deseos? Y si su buen ejemplo llama o atrae otros que
buscan la misma felicidad, entonces, trataremos de enseñarles como mejor podemos.
¡Pero esta es otra cuestión que nos deja perplejos! No sólo no estamos preparados para
enseñar, sino que, aun cuando lo estuviéramos, es menester tener las personas
adecuadas para aleccionarlas, personas que, no sólo están dispuestas, sino que están
listas para escucharnos.37

No obstante todas estas dificultades y muy conscientes de nuestra incompetencia, ahora


nos atrevemos a publicar libros y revistas en los cuales se trata de explicar la religión
filosófica inda como mejor podemos entenderla; de manera que, quienquiera que tenga
ojos pueda leerla y oídos oírla, si su buen Karma ha llegado a la maduración. ¿Qué más
se espera de nosotros, agnams?38 ¿Acaso no somos culpables por emprender tal trabajo,
para el cual nosotros, no siendo Buddhas, ni siquiera Bodhisattvas, no tenemos la
pericia adecuada? Sería como si un recluta sirviese de general en el campo de batalla.
533

¿Si usted no puede encontrar falla en nosotros, puede decir que estos "yoguis" o
"santos," que en su pasaje anterior usted parece culpar, estaban en una posición mejor y
podrían haber hecho más? Si así fuese, ¿qué deberían haber hecho?

Estamos completamente conscientes de que un verdadero buddhista y un sabio o, si


prefiere, un teósofo, deben ser totalmente altruistas y cuando actuamos con altruismo,
quizá no sea una señal negativa, como preludio a lo que un día nos convertiremos; pero
toda cosa a su tiempo propicio. Donde la competencia no adelanta paralela con el
altruismo, en su desarrollo y manifestación, podría ser más negativa que positiva. Por lo
tanto, no nos sentimos muy seguros de que nuestra conciencia no debiera culparnos por
nuestro trabajo bien intencionado, sin embargo atrevido. La única excusa que podemos
encontrar para responder a los impulsos de nuestro corazón es que estas personas que
realmente podrían tener las cualidades apropiadas, ¡no dan la cara, no nos ayudan y no
hacen este trabajo evidentemente necesario!39

Con Respeto
Hübbe Schleiden

Neuhausen, Munich, 1 de Junio de 1889.

Notas
26
La editora del Lucifer y de la Revista Teosófica reconoce haber omitido el adjetivo
"esotérica, " después de la expresión: "la sabiduría oriental."
27
Los discípulos occidentales y los seguidores de la ética del Señor Buddha, no dan
mucha importancia a las traducciones literales (a menudo fantasiosas) de los Sutras
buddhistas, hechas por los orientalistas europeos. Hasta la fecha, ningún estudioso de
sánscrito o de pali ha entendido eso que el Buddhismo enseña: a partir de eruditos como
Max Müller y Weber, hasta el último neófito orientalista que se interesa
superficialmente en el buddhismo, desfigurado por la traducción, vanagloriándose de su
conocimiento. Deja constancia de esto la suposición errónea de Monier Williams, según
el cual Buddha: jamás enseñó nada de esotérico. Por lo tanto: no se sustraen a lo antes
dicho ni el Dhammapada ni el Sutta Nipata; que para nosotros ni constituyen una
prueba, en su texto ahora mutilado y mal comprendido. Nagarjuna prescribió la
siguiente regla: "cada Buddha tenía una doctrina revelada y mística." La "exotérica es
para la multitud y los nuevos discípulos," a los cuales nuestro corresponsal,
evidentemente, pertenece. Esta verdad tan clara la comprendió hasta un erudito con
muchos prejuicios como el Reverendo J. Edkins, quien transcurrió casi toda su vida en
China estudiando Buddhismo y en el capítulo tercero de su obra: El Buddhismo Chino,
escribe: "La doctrina esotérica era para los Bodhisattvas y los discípulos adelantados
como Kashiapa. No se comunica en la forma de un idioma definido y, por lo tanto,
Ananda no pudo transmitirla como una doctrina precisa en los Sutras. Sin embargo,
podemos decir que estos las contienen virtualmente. Por ejemplo: "El Sutra del Loto de
la Buena Ley," que se considera como la flor y nata de la doctrina revelada, debe
estimarse como una especie de documento original de la enseñanza esotérica, aunque
su forma sea exotérica. [La editora del Lucifer puso la forma bastardilla.] Además:
percibimos que nuestro docto corresponsal ha mal entendido, por completo, la idea
fundamental de lo que escribimos en nuestro editorial de Mayo: "El faro Del Ignoto," en
534

la Revista Teosófica. Nosotros discrepamos con su interpretación y a lo largo del


artículo mostraremos sus errores.
28
Un error exotérico frecuente. Un ser humano puede alcanzar el Nirvana durante la
vida y, después de su muerte, en el Manvantara o ciclo de vida al cual pertenece.
Paranirvana ("más allá" del Nirvana), es asequible sólo cuando el Manvantara ha
terminado y durante la "noche" del Universo o Pralaya. Esta es la enseñanza esotérica.
29
Así es y ésta es la enseñanza teosófica.
30
Es cierto; pero: a fin de vivir "como él vivió," uno debe permanecer como un asceta
entre las multitudes o el mundo por 45 años. Entonces, el argumento refuta,
directamente, la idea principal de nuestro corresponsal. Eso, acerca del cual objetamos
en nuestro artículo criticado, no era la vida ascética: la vida de uno enteramente
divorciado, moral y mentalmente, del mundo, del maya en constante cambio con sus
placeres engañosos; sino la vida de un ermitaño, inútil a todos y, a la larga, hasta a él
mismo; siendo enteramente egoísta. Creemos entender correctamente a nuestro crítico
erudito, cuando decimos que el punto de su carta se vale de la enseñanza y de la práctica
del Señor Gautama Buddha para apoyar el retiro y el aislamiento del mundo,
yuxtapuesto a una conducta contraria. Aquí es donde él yerra, abriéndose a una crítica
más severa y más justa de la que podría endilgarnos.

El Señor Gautama jamás fue un ermitaño, excepto durante los primeros seis años de su
vida ascética, el tiempo que tardó para entrar, plenamente, "en el Sendero." En el Relato
Suplementario de las Tres Religiones (San-kiea-yi-su), se lee que en el séptimo año de
sus ejercicios de abstinencias y de meditación solitaria, Buddha pensó: "Me convendría
comer; si no los herejes dirán que el Nirvana es alcanzable desnutriendo el cuerpo." Así,
comió; se sentó para su transformación durante seis diías más y, en el séptimo día del
segundo mes, obtuvo su primer Samadhi. Entonces, al haber "alcanzado la visión
perfecta de la verdad suprema," se levantó dirigiéndose a Benares donde dio sus
primeros discursos. Desde aquel momento en adelante, durante casi medio siglo, se
quedó en el mundo, enseñando la salvación del mundo. Sus primeros discípulos eran,
casi todos, Upasakas (hermanos legos), a los novatos se les permitía conservar sus
posiciones en la vida social y ni siquiera se les exigía que se unieran a la comunidad
monástica. Aquellos que se dedicaban a ésta, el Maestro generalmente los inducía a
viajar y a hacer prosélitos, instruyendo, a todos los que encontraban, sobre la doctrina
de los cuatro sufrimientos.

31
Nuestro corresponsal está demasiado versado en los Sutras buddhistas para que
desconozca la existencia del sistema esotérico enseñado, precisamente, en el
Yogacharya o las escuelas contemplativas Mahayana. Este sistema llama Egoísmo a la
vida de ermitaño o de yogui, oponiéndose fuertemente a ella, excepto por unos años de
enseñanza preliminar. El Buddha, por ejemplo, en estas maravillosas páginas del quinto
libro de La Luz de Asia, arguye y vapulea a los yoguis que se torturan y el Señor,
"mirándolos tristemente," les pregunta: "¿Por qué ustedes añaden dolor a su vida, que ya
es tan mala? Cuando le contestaron que se infligían breves agonías para alcanzar la
mayor felicidad del Nirvana, ¿qué les dice él?: "Sin embargo, aunque duraran una
miríada de años, a la larga desaparecerán. Ustedes hablan de este goce, ¿acaso sus
535

Dioses duran eternamente, hermanos?" "No," contestaron los yoguis, "sólo el gran
Brahm dura, los Dioses sólo viven."

Ahora bien, si nuestro corresponsal comprendió, como debería haberlo hecho, estas
líneas vertidas en versos libres, aunque sean una copia textual de los Sutras, tendría una
idea de la enseñanza esotérica mejor de la que tiene ahora y, al entenderla, no se
opondría a lo que dijimos; ya que el Mahayana (el verdadero sistema esotérico y no las
traducciones mutiladas que él lee) no sólo condena la tortura personal, el interés egoísta
y la vida en la jungla simplemente para la salvación personal; sino que predica la
renunciación del Nirvana para el bien de la humanidad. Una de sus leyes
fundamentales es que la moralidad ordinaria no es suficiente para salvarlo a uno del
renacimiento; hay que practicar las seis Paramitas o virtudes cardinales:

1. Caridad,
2. Castidad,
3. Paciencia,
4. Industria,
5. Meditación,
6. Sinceridad (un corazón abierto).

¿Cómo puede un ermitaño practicar la caridad o la industria si huye de la humanidad?


Los Bodhisattvas quienes, habiendo cumplido con todas las condiciones del Buddhado,
tienen el derecho de entrar al Nirvana y prefieren renunciar a este estado de beatitud
inducidos por una piedad sin límite para el mundo que yace en la ignorancia y sufre, se
convierten en Nirmanakayas. Toman la vestidura Sambhogakaya (el cuerpo invisible) a
fin de servir a la humanidad, es decir: viven una vida senciente después de la muerte y
sufren mucho al ver las miserias humanas (que no tienen la libertad de aliviar; ya que
son, en la mayoría de los casos, Kármicas). Sufren para tener una oportunidad de
inspirar a unos pocos con el deseo de aprender la verdad para entonces salvarse. (Por lo
general, todo lo que Schlagintweit y otros han escrito sobre el cuerpo Nirmanakaya es
erróneo). Este es el verdadero sentido de la enseñanza Mahayana. El discípulo de la
escuela Mahayana, en su discurso a los "Buddhas (o Bodhisattvas) de la confesión, dice,
entre otras cosas, refiriéndose a esta enseñanza secreta: "Creo que no todos los Buddhas
entran al Nirvana."
32
La citación con que nuestro corresponsal abre su carta, no tiene el sentido que él le
da. Ninguna persona que conozca el espíritu de las metáforas usadas en la filosofía
buddhista la interpretaría como Hübbe Schleiden. El consejo dado al ser humano de
caminar: "como un rey que ha dejado atrás su país conquistado," implica que: quien ha
conquistado sus pasiones y para el cual el maya mundano ya no existe, no debe perder
su tiempo tratando de convertir a aquellos que no creerán en él, sino que es mejor
dejarlos a su propio Karma; pero ciertamente esto no significa que son intelectualmente
deficientes; ni siquiera implica que los discípulos deberían dejar el mundo. "Nuestro
Señor" nos enseñó, como lo hizo "el Señor Jesús," el "Señor Krishna" y otros "Señores";
todos "Hijos de Dios," abandonar la vida "mundana," no a los seres humanos y aun
menos a la Humanidad ignorante que sufre. Seguramente, el Señor Gautama Buddha,
menos que los Señores mencionados, hubiera enseñado la doctrina monstruosa y egoísta
de permanecer "profundamente indiferentes" a los sufrimientos y a las miserias de la
536

humanidad o abandonar a quienes gritan diariamente y en cada hora, que nosotros,


quienes somos más afortunados que ellos, los ayudemos. ¡Este es un sistema de vida
profundamente egoísta y cruel por quienquiera que lo adopte! No es buddhista, cristiano
ni teosófico; sino la pesadilla de una doctrina de las peores escuelas de Pesimismo, que,
probablemente, hasta Schopenhauer y Von Hartmann desaprobarían.

Nuestro crítico ve, en el "ejército" de la Humanidad, estos "insensatos" a quienes el


Dhammapada hace referencia. Nos duele darnos cuenta que él se ofenda por sí solo,
pues, suponemos que, aun pertenece a la Humanidad, le guste o no. Si nos dijera, en la
exuberancia de su modestia, que está dispuesto a ser incluido en esta categoría lisonjera,
entonces le contestaremos que ningún verdadero buddhista debería, según los preceptos
del Dhammapada, aceptar ser su "compañero." Esto no le depara un futuro muy
brillante con el "Buddha, su dharma y su Sangha." Llamar a toda la Humanidad "tontos"
es una cosa riesgosa; tildar con tal epíteto a la porción de la Humanidad que gime y
sufre bajo la carga de su Karma nacional e individual y, valiéndose de este pretexto,
negarle ayuda y simpatía, es simplemente revulsivo. Aquél que no dice, repitiendo las
palabras del Maestro, que: "sólo la misericordia abre la puerta para salvar la raza
humana completa," no es digno de tal Maestro.
33
Aún, este hombre vive en el mundo y con el mundo, cuyo hecho no le impide su
"estado de Buddha" interno; ni siquiera se le llamará, jamás, un "desertor" ni un
cobarde, epítetos que se merecería si hubiese abandonado a su mujer y a su familia a fin
de trabajar por su "querido" ser personal, descuidando sus deberes familiares.
34
Este no es asunto nuestro, sino el de su respectivo Karma. Entonces, basándonos en
este principio, ¿deberíamos negar, a todo menesteroso, un trozo de pan porque, en
verdad, tendrá hambre mañana?
35
¿Acaso el lema de nuestro corresponsal es: sálvese quien pueda? Si el "Honrado por
todos, el más Sabio, el más Misericordioso, el Maestro del Nirvana y de la Ley,"
hubiese enseñado el principio despiadado: después de mí, el diluvio, no creo que el
erudito editor de la revista Esfinge se hubiera convertido al Buddhismo. Es cierto que su
buddhismo no parece ser mejor, que la cáscara exotérica mustia y semi resquebrajada de
fabricación europea, de ese gran fruto de misericordia altruista y compasión para todo lo
que vive—el verdadero buddhismo oriental y especialmente sus doctrinas esotéricas.
36
No; sin embargo la manzana puede obstruir los rayos solares rumbo a su vecina,
privándola de lo que le corresponde de luz y calor, impidiéndole madurar o, de otra
manera, puede compartir con ella los peligros de los gusanos y de la mano del golfillo,
mediando el peligro. En lo referente al Karma, ésta es, nuevamente, una idea errónea.
Además del Karma personal o individual, existe lo que se define como nacional. Sin
embargo nuestro corresponsal parece jamás haber oído hablar de esto o, nuevamente, lo
ha mal comprendido a su manera.
37
Haz lo que se debe hacer, pase lo que pase. ¿Cuándo, el Señor Buddha, hizo una
selección preliminar entre su público? Según la alegoría y la historia, ¿acaso no predicó
y convirtió tanto a los demonios como a los dioses, a los malos y a los buenos? El
doctor Hübbe Schleiden parece más católico que el Papa, más relamido que un alma de
casa inglesa a la antigua y seguramente más delicado que el Buddha. Es cierto que no
enseñamos la "expiación mediante un tercero." Sin embargo es más seguro (y más
537

modesto, de todos modos), evaluar más a nuestro prójimo y compañero, que considerar
a cada ser humano como fango por debajo de los zapatos. Si soy un vesánico, ésta no es
una razón por la cual debería estimar que todos lo son. Dejamos a nuestro crítico la
difícil tarea de discernir quién está y quién no está preparado para escucharnos y, en la
ausencia de una prueba positiva, preferimos postular que todo ser humano tiene una
cuerda que reverbera en su naturaleza, que vibrará y responderá a las palabras
bondadosas y verídicas.
38
Esperamos que usted no considere a todos como un "agnam," si con esta palabra se
refiere a un "ignorante." A fin de ayudar al mundo a liberarse de la maldición de Avidya
(ignorancia), debemos aprender de quienes saben más que nosotros, enseñando, luego, a
quienes saben menos. Este es, exactamente, el objetivo que nos proponemos al
diseminar la literatura teosófica, tratando de explicar: "la filosofía-religiosa de la India."
39
Esta es una expresión apocalíptica. Sin embargo la entiendo vagamente. Quienes
tienen "las cualidades adecuadas no dan la cara, no nos ayudan y no hacen este trabajo
evidentemente necesario." ¿De verdad no lo hacen? ¿Cómo puede saberlo nuestro
corresponsal pesimista? "Pienso" y "supongo" que estos seres con las cualidades
apropiadas hagan, en efecto, el trabajo y más; ya que si la Sociedad Teosófica y sus
miembros hubieran sido dejados a su destino y al Karma, hoy no quedaría mucho,
debido a las incesantes persecuciones, las calumnias, los escándalos intencionalmente
orquestados y el odio maligno de nuestros enemigos declarados y secretos.

—H. P. Blavatsky
538

¿Qué Deberíamos Hacer por la Humanidad?

[Artículo por H. P. Blavatsky]

(What shall we do for our Fellow-Men?, 1889)

[Correspondencia]

Mis amistades y yo, le agradecemos su respuesta, en forma de escolios, que usted


agregó a una carta que le envié y que publicó en el número de la revista Lucifer del 15
de Julio. ¿Nos permite continuar la discusión? Dicha correspondencia ha contribuido a
que recibiera varias cartas, no sólo desde Alemania; sino también de Inglaterra,40
haciendo patente que a sus lectores del otro lado del Canal, les interesa esta cuestión
muy importante. Dado que el significado de mi primera comunicación ha sido mal
comprendido, he hecho, de esta pregunta, el título de la presente carta, a fin de enfatizar
el punto. Mis compañeros y yo no preguntamos: "¿Deberíamos hacer algo o nada por
nuestro prójimo?"; sino: ¿Qué deberíamos hacer por él?

Usted concuerda con nosotros, según demuestra irrefutablemente, la nota que agregó a
mi carta41 y, según la cual, el Fin último que el místico y el ocultista persiguen, no es la
perfección en la existencia ("el mundo"), sino el ser absoluto, es decir: debemos
esforzarnos por liberarnos de toda la existencia en cualquiera de los tres mundos o
planos de existencia. Lo siguiente es un resumen de la diferencia de opiniones:
¿deberíamos asistir a todos los seres humanos en sus asuntos mundanos sin mirar a
quién? ¿Deberíamos ocuparnos del Karma nacional e individual de nuestro prójimo a
fin de ayudarle a mejorar el "mundo" y vivir felizmente en él? ¿Deberíamos esmerarnos
539

con ellos a fin de resolver los problemas sociales, adelantar la ciencia, las artes, las
industrias, enseñarles la cosmología, la evolución del ser humano, del universo, etc., etc.
o deberíamos hacer sólo lo mejor que podamos, para mostrar a nuestros compañeros, los
seres humanos, el camino de la sabiduría que los conducirá fuera del mundo y de forma
más recta posible hacia su meta reconocida de la existencia absoluta (Para-Nirvana,
Moksha, Atma)? ¿Por lo tanto, deberíamos trabajar sólo para quienes están dispuestos a
liberarse de toda existencia individual y anhelan emanciparse de todo egoísmo, de todas
las tensiones y que desean sólo la paz eterna?

Respuesta: Dado que la infrascrita no acepta ninguna autoridad muerta


o viva, ningún sistema filosófico o religioso para sus opiniones y su
conducta en la vida, excepto uno: las enseñanzas esotéricas de
la ética y de la filosofía de aquellos que ella llama
"Maestros," las respuestas se darán, rigurosamente, con arreglo a
dichas enseñanzas. Por lo tanto, he aquí mi primera respuesta: el
Teósofo-Ocultista no debería quedarse indiferente a nada acerca de lo
que contribuye en ayudar al ser humano, colectiva o individualmente,
para que viva, no "felizmente," sino menos infelizmente en este
mundo. No le debe interesar si su ayuda beneficia a un ser humano en
su progreso mundano o espiritual; su primer deber consiste en
estar siempre listo a ayudar, si puede, sin detenerse a filosofar. Si
en cada día de nuestra era, el pesimismo, el materialismo y la
desesperación se intensifican, se debe a nuestros clérigos fariseos y
legos, los cuales, a menudo, ofrecen a los menesterosos que
encuentran, una enseñanza cristiana dogmática, en lugar del simple pan
de la vida; ya sea que estén física o moralmente hambrientos. El
bienestar y el malestar o la felicidad y la tristeza, son términos
relativos. Cada uno de nosotros los interpreta según su preferencia;
uno, dedicándose a la búsqueda de lo mundano, el otro, a aquella
intelectual y ningún sistema podrá satisfacer a todos. Por lo tanto,
uno se deleita y queda satisfecho en la felicidad familiar, el otro
siente lo mismo en el "Socialismo" y un tercero "anhela sólo la paz
eterna." Sin embargo puede haber otros hambrientos de verdad en toda
vertiente de la ciencia de la naturaleza y que, consecuentemente,
desean aprender los puntos de vista esotéricos acerca de la
"cosmología, la evolución humana y del Universo." —H.P.B.

Según nuestra opinión: el camino apropiado para un místico es el de trabajar sólo para
quienes están dispuestos a liberarse de toda existencia individual, anhelan emanciparse
de todo egoísmo, de todas las tensiones y desean sólo la paz eterna. Mientras el de
ayudar a nuestro prójimo sin mirar a quien, es una simple declaración de nuestro punto
de vista, que parece colindar con sus notas en mi carta anterior; porque en la 27,42 usted
dice: "Paranirvana ('más allá' del Nirvana), es asequible sólo cuando el Manvantara ha
terminado y durante la 'noche' del Universo o Pralaya." Si la meta final de paranirvana
no puede alcanzarse individualmente; sino sólo solidariamente, por la colectividad de la
humanidad presente, es obvio que para llegar a ella, no sólo debemos hacer lo mejor
posible a fin de suprimir nuestro ser individual; sino que debemos, primero, trabajar
para adelantar el proceso de todos los intereses mundanos de los hotentotes y, los
vivisectores europeos, al haber progresado lo suficiente para ver su meta final, estarán
listos a unirse a nosotros para esforzarse hacia esa salvación.

Respuesta: Según nuestra opinión, como no hay diferencia esencial


entre un "místico" y un "Teósofo-Esoterista" u Ocultista oriental, el
camino que usted acaba de mencionar no es "lo apropiado para un
místico." Aquél que, mientras "anhela liberarse del egoísmo," dirige,
540

al mismo tiempo, todas sus energías sólo a esa porción de la humanidad


que comparte su manera de pensar, no sólo demuestra ser muy egoísta;
sino que tiene ideas preconcebidas y parciales. Al decir que Para o
mejor dicho: Parinirvana, es alcanzable sólo al término del
Manvantara, jamás quise decir el Manvantara (ciclo) "planetario"; sino
Cósmico, esto es: al final de "una edad" de Brahmâ y no de un "Día
de Brahmâ"; ya que éste es el único momento en que, durante el Pralaya
universal, la humanidad (no sólo la terrenal; sino la de todo
"hombre" o globo, estrella, sol o planeta "habitado por manu")
alcanzará, "solidariamente," el Parinirvana y, aun en aquel entonces,
no será la humanidad completa; sino sólo las partes que se han
preparado para eso. El comentario de nuestro corresponsal acerca de
los "hotentotes" y de los "vivisectores europeos" parece indicar,
sorprendiéndome, que mi erudito hermano tiene en mente sólo a nuestra
pequeña y no adelantada humanidad Terrenal. —H.P.B.

Usted tiene la gran ventaja, sobre nosotros, de que habla con absoluta certeza acerca de
todos estos puntos, cuando dice: "esta es la doctrina esotérica" y "tal es la enseñanza de
mis maestros." Nosotros no pensamos tener una garantía otro tanto cierta para nuestra
creencia; al contrario, queremos aprender y estamos dispuestos a recibir la sabiduría
dondequiera que se nos ofrezca. No reconocemos ninguna autoridad ni revelación
divina; pues, lo que aceptamos de las doctrinas vedantas o buddhistas, lo hacemos
porque las razones aducidas nos han convencido o, a veces, donde las argumentaciones
trascienden nuestra comprensión y la intuición nos dice: esto es, probablemente,
verdadero, tratamos de hacer lo mejor para que nuestro entendimiento siga a nuestra
intuición.

Respuesta: Hablo con "absoluta certeza" sólo en lo que concierne a mi


creencia personal. Aquellos que no tienen la misma garantía por
su creencia, como yo la tengo, serían muy crédulos e insensatos si la
aceptaran ciegamente. Como el corresponsal y los amigos de este
último, así la autora de estas líneas no cree en ninguna "autoridad"
¡y menos en la "revelación divina"! Tengo más suerte que ellos en esta
vertiente; ya que ni necesito confiar en mi intuición, a diferencia
de ellos; pues no existe intuición infalible. Lo siguiente es eso en
que creo: (1) las enseñanzas orales ininterrumpidas que hombres
divinos revelaron a los elegidos entre los seres humanos, durante la
infancia de la humanidad; (2) éstas nos han llegado inalteradas y
(3) los Maestros están cabalmente versados en la ciencia basada en
estas enseñanzas ininterrumpidas. —H.P.B.

En lo que referente a su nota 29,43 no fue, ni es nuestra intención: "endilgarle alguna


crítica"; al contrario, jamás deberíamos perder tiempo en oponernos a algo que
consideramos erróneo; lo dejamos a su destino; lo que sí tratamos de hacer, es recibir
una información o una argumentación positiva, dondequiera que pensamos que éstas se
ofrecen. Además: nunca hemos negado ni lo olvidaremos, que le estamos muy
agradecidos por haber originado el movimiento presente y por haber popularizado
muchas ideas importantes hasta la fecha desconocidas a la civilización europea. Por lo
tanto, le estaríamos aun más agradecidos si usted (o sus maestros) nos diera algunas
razones plausibles del por qué el paranirvana jamás es alcanzable por ninguna jiva
(solitaria) (a) y por qué se puede llegar a la meta final sólo solidariamente.

Respuesta (a): Aquí reina un poco de confusión. Nunca he dicho que


ninguna jiva podía alcanzar el Paranirvana, ni quise inferir que: "la
541

meta final es asequible solidariamente" por la humanidad actual. Esto


implicaría atribuirme una ignorancia de la cual no estoy dispuesta a
declararme culpable. Al mismo tiempo, mi corresponsal me ha mal
comprendido. Dado que todo sistema indo enseña varios tipos de
pralayas y también de estados nirvánicos o de "Moksha," el doctor
Hübbe Schleiden ha evidentemente confundido el Pralaya Prakrita con
el Naimittika de los vedantinos visishtadwaita. Sospecho, aun, que
mi estimado corresponsal, se ha embebido más con las enseñanzas de
esta secta particular de las tres escuelas vedantas, de lo que podía
imaginarse; es decir: su "Guru Brahmano," acerca del cual nos han
llegado varias leyendas de Alemania, ha influenciado su discípulo
(Hübbe Schleiden) más con la filosofía de Sri Ramanujacharya que con
la de Sri Sankaracharya. Sin embargo esto es algo anodino, ligado a
las circunstancias que van más allá de su control y que son de
carácter Kármico. Su aversión hacia la "Cosmología" y otras ciencias,
incluyendo la teogonía; y su interés sólo por la "Etica" pura y
simple, se remontan, también, al período en que dicho gurú lo puso
bajo su égida. Este gurú nos lo expresó personalmente, después de su
salto mortal, pasando, del esoterismo, demasiado difícil de entender y
por ende de enseñar, a la ética que, quienquiera que sepa un idioma o
dos de la India meridional puede impartir traduciendo, simplemente,
sus textos de obras filosóficas que pululan en el país. El resultado
de esto es que mi estimado amigo y corresponsal habla el
visishtadwaitismo de manera tan inconsciente como M. Jourdan hablaba
la "prosa," mientras, al mismo tiempo, cree que está argumentando
desde el punto de vista Mahayana o Vedántico puro y simple. Si no
fuese así, estoy dispuesta a que se me corrija. ¿Sin embargo, cómo
puede un vedantino hablar de Jivas como si éstas fueran entidades
separadas e independientes de Jivatma, el alma universal una? Mas,
según la doctrina Visishtadwaita pura, Jivatma es distinto en cada
individuo. El pregunta: "¿por qué el paranirvana jamás puede ser
alcanzado por ninguna jiva?" A esto le contestamos que: si con el
término "jiva" se refiere al "Ser Superior" o al ego divino del ser
humano, entonces decimos que puede llegar al Nirvana y no al
Paranirvana; pero también esto acontece sólo cuando se ha convertido
en Jivanmukta, cuyo sentido no significa: "jamás." Si con el
término "Jiva" alude simplemente a la vida una que, para los
visishtadwaitas está contenida en toda partícula de materia,
separándola del sarira o cuerpo que la encierra, entonces no
entendemos lo que quiere decir. No compartimos la idea de que
Parabrahm sólo compenetra a toda Jiva y a toda partícula de materia;
sino que decimos que Parabrahm es inseparable de cada Jiva y de cada
partícula de materia; ya que es el absoluto y este Parabrahm es, en
realidad, Jivatma mismo cristalizado, por falta de mejor palabra.
Entonces, antes de poder contestar a su pregunta, debo saber si con el
término Paranirvana se refiere a lo que yo aludo y de cuáles de los
Pralayas está hablando. ¿Está considerando el Prakrita Maha Pralaya
que tiene lugar cada 311 trillones y 40 billones de años o el
Naimittika Pralaya, que ocurre después de cada Brahma Kalpa,
equivalente a mil Maha Yugas o cuál? Se podrán dar razones
convincentes sólo cuando los dos argumentadores se comprendan
mutuamente. Yo hablo desde el punto de vista esotérico, casi idéntico
a la interpretación Adwaita; mientras el doctor Hübbe Schleiden arguye
del sistema [...], dejemos que él diga, porque yo, no siendo
omnisciente, no puedo. —H.P.B.

A fin de ampliar la discusión, declararé algunas de las razones que parecen oponerse a
este punto de vista y trataré de dilucidar ulteriormente algunas de las consecuencias
resultantes del actuar con arreglo a cada uno de estos puntos:
542

1. El inegoísmo del Altruista tiene un carácter muy distinto, determinado por cuál de los
dos puntos de vista se atiene. Empecemos con el nuestro: el verdadero Místico que
piensa que puede liberarse del mundo y de su individualidad independientemente del
Karma de cualquier otra entidad o de la humanidad entera, es un Altruista, ya que es un
monista en lo que concierne a la expresión tat twam asi "eres aquello." Es el ser de
todas las entidades que es lo mismo y es suyo y no la forma ni la individualidad. En la
medida en que sienta su avidya, agnana o falta de sabiduría, percibirá la de las otras
entidades y por eso sentirá compasión por ellas (b).

Respuesta (b): Sentir "compasión" sin que de ésta desemboque un


resultado práctico adecuado, no es mostrarse "Altruista," sino lo
contrario. El verdadero autodesarrollo en base a las líneas
esotéricas, es la acción. "La inacción en un acto de misericordia se
convierte en acción en un pecado mortal." (La Voz del Silencio,
sección sobre: "Los Dos Senderos.") —H.P.B.

Tomemos ahora el otro punto de vista. ¿No es quizá egoísta el altruismo de un ocultista
que se ve atado al Karma de todos los seres humanos y que, por eso, trabaja para ellos y
con ellos? ¿Acaso su "inegoísmo" no se basa en el conocimiento de que no puede
salvarse a ningún otro precio? La fuga del egoísmo para este hombre es el autosacrificio
por el "mundo," mientras para el místico es el autosacrificio por lo eterno y el ser
absoluto. El altruismo es ciertamente considerado uno de los primeros requisitos por
cualquier teósofo44 alemán, no podemos hablar ni hablaremos por los demás, sin
embargo, tendemos a pensar que en este país jamás se ha pedido una forma de altruismo
como la del autosacrificio en favor del "mundo," sino sólo el autosacrificio a lo eterno
(c).

Respuesta (c): Un Ocultista no se siente "ligado al karma de la


humanidad," así como un hombre no siente que sus piernas son inmóviles
a causa de la parálisis de las de otro. Sin embargo, esto no invalida
el hecho de que: las piernas de ambos se han desenvuelto y contienen,
la misma esencia última de la Vida Una; por lo tanto: no puede haber
ningún sentimiento egoísta en su trabajo para el hermano menos
afortunado. Desde el punto de vista esotérico no hay otra manera,
medios o método para sacrificarse a "lo eterno," que trabajando y
sacrificándose a sí mismo en favor del espíritu colectivo de la Vida,
cuyo aspecto divino más elevado, sólo la Humanidad encarna, (mientras
nosotros diríamos) representa. Testigo de esto es el Nirmanakaya, la
doctrina sublime que, hasta la fecha, ningún orientalista entiende y
que el doctor Hübbe Schleiden puede encontrar en el segundo y tercero
Tratados de La Voz del Silencio. Nada más saca a relucir lo eterno
y éste es el único modo, para cualquier místico u ocultista, para
alcanzar, verdaderamente, lo eterno; a pesar de que los
orientalistas y los vocabularios de los términos buddhistas puedan
decir; ya que siempre se les escapó el sentido auténtico de Trikâya,
el poder triple de la encarnación de Buddha y del Nirvana en sus
triples definiciones negativas y positivas.

Si nuestro corresponsal cree que, llamándose "theosopher" en lugar de


45
"theosophist" , se sustrae a toda idea de sofisma relacionada con sus
conceptos, se equivoca. Lo digo con toda sinceridad, las opiniones que
él expone en sus cartas son, en mi humilde juicio, la esencia del
sofisma. Si lo he comprendido erróneamente, estoy dispuesta a que me
corrija. —H.P.B.
543

2. Es un malentendido si usted piensa, como lo sugiere su nota 5, 46 que estamos


apoyando el completo "retiro o aislamiento del mundo." Lo practicamos tan poco como
usted; pero sí sugerimos una "vida ascética," siendo necesaria a fin de preparar a
cualquier individuo para las tareas que incumben a quien sigue el camino hacia la
salvación final del mundo. La consecuencia de su opinión, parece sugerir: el unirse al
mundo en una vida mundana y, hasta que se nos proporcionen razones suficientemente
buenas para esto, no aprobamos tal conducta. El hecho de que deberíamos unirnos a la
humanidad en todos sus intereses y búsquedas mundanos a fin de asistirla y apresurarla
hacia una meta solidaria y común, es contrario a nuestra intuición.

Respuesta: Es difícil ver cómo la opinión expuesta en mi última


respuesta, pueda llevar a tal inferencia o: donde he sugerido a mis
hermanos Teósofos, que se unan a la humanidad "¡en todos sus intereses
y búsquedas mundanos!" Es inútil mencionar aquí lo que se dijo en la
47
nota 5, ; ya que cada persona puede leer el pasaje y darse cuenta que
no he expresado nada por el estilo. Por un precepto que da usted,
puedo rebatir con una docena. "Aquel que no ha vencido a los deseos,
no podrá purificarse estando demasiado desnudo, llevando el pelo en
mechones, viviendo en lo sucio, ayunando, yaciendo en la tierra o
sentándose inmóvil." (Dhammapada, cap. I., 141). "Aquel que no se ha
liberado de la ilusión, no se acendrará, absteniéndose del pescado o
de la carne, estando desnudo, con la cabeza rasurada, los mechones en
la cabellera [...]" (Amagandha Sutta, 7, 11.) Esto es lo que quise
decir. Entre la salvación mediante lo sucio y el olor mefítico, véase
San Labro y algunos Faquires; hay una gran diferencia. El ascetismo
austero, en medio del mundo, es más meritorio que evitar a quienes no
piensan como nosotros, perdiendo así una oportunidad para mostrarles
la verdad. —H.P.B.

Esforzarse por la salvación del mundo, adelantando y propiciando el proceso mundano,


parece un garabato. Nuestra inclinación nos induce a retirarnos de toda vida terrenal y
de trabajar, a excepción del caso de un monasterio o algo por el estilo, con y para todos
esos seres humanos que se esmeran hacia la misma meta de salvación y que están
dispuestos a liberarse de todo el karma propio y ajeno. También asistiríamos a todos los
que tienen que quedarse en la vida mundana, sin embargo aspiran hacia la misma meta
de salvación, uniéndose a nosotros a fin de hacer lo mejor para alcanzar este fin. No
sigilamos nuestros propósitos o nuestros anhelos; presentamos nuestras opiniones y
razones ante quienquiera que desee oírlas y estamos dispuestos a recibir, entre nosotros,
a quienquiera que desee unirse honradamente a nosotros. Sobre todo, hacemos lo mejor
posible para vivir según nuestro ideal de sabiduría más elevado y quizá un buen ejemplo
resulte más útil para la humanidad que cualquier propaganda o enseñanza organizada.

Respuesta: Nosotros hacemos lo mismo. Y si no todos vivimos según


nuestro ideal de sabiduría más elevado, es porque somos seres
humanos y no dioses. Sin embargo, hay una cosa que jamás hacemos (por
lo menos los que están en el círculo esotérico): no nos elevamos a
ejemplo de ningún ser humano; ya que recordamos muy bien el
precepto de Amagandha Sutta según el cual: "El elogio personal, el
despreciar a los demás, la altivez, una comunicación malvada
(denunciar a los demás), constituyen una impureza (moral)." También en
el Dhammapada leemos: "Las fallas ajenas son fácilmente
perceptibles, mas las nuestras no; las limitaciones ajenas las
divulgamos a los cuatro vientos; pero las nuestras las ocultamos; así
como el timador oculta el dado 'cargado' al que apuesta." —H.P.B.
544

En su nota usted reúne a Schopenhauer y a Edward von Hartmann, sin embargo, los dos
tienen opiniones antitéticas sobre esta cuestión. Schopenhauer, análogamente a la
mayoría de los místicos y los teósofos alemanes, representa el punto de vista Vedanta y
Buddhista (exotérico), es decir: la salvación final puede alcanzarse sólo
individualmente, independientemente del tiempo y del karma ajeno. Hartmann, en
cambio, propende más hacia su opinión; ya que no cree en la liberación y la salvación
individual del mundo. A su juicio, todo el misticismo y, particularmente lo que ahora se
le conoce como filosofía inda, es un error, por lo cual pide a todo individuo, como deber
altruista, entregarse al proceso mundano, haciendo lo mejor a fin de catalizar su fin. (El
es "el filósofo moderno perspicaz," mencionado previamente.)

Respuesta: Como jamás he leído a von Hartmann y sé muy poco de


Schopenhauer ni me interesan, me he permitido presentarlos como
ejemplos de la peor clase de pesimismo y usted confirma lo que dije,
valiéndose de lo que Hartmann expone. Si, como usted afirma, Hartmann
piensa que: "la filosofía inda" es un error, no se puede decir que
propende hacia mi opinión; ya que mi punto de vista es el opuesto.
La India puede devolver el elogio con los intereses. —H.P.B.

3. No cabe duda que el Vedanta y el Buddhismo (exotérico) no comparten su opinión;


sino la nuestra. Además, es innegable que el Señor Buddha, a pesar de cuál doctrina
esotérica pueda haber enseñado, fundó monasterios o por lo menos propició y asistió
para que esto se cumpliera. Es dudoso que tuviese la expectativa de que todos sus
discípulos se convirtieran en Bodhisattvas, mas es cierto que señaló la "vida feliz" de un
Bhikshu como el camino hacia la salvación. Se abstuvo, intencionalmente, de enseñar la
cosmología o alguna ciencia mundanal; jamás se inmiscuyó en los asuntos terrenales de
los seres humanos; sino toda la asistencia que les entregó se limitaba a mostrarles el
sendero hacia la salvación de la existencia. Lo mismo es aplicable al Vedanta; ya que
prohibe todo apego a las opiniones y a los intereses mundanos. Disuade toda
investigación en la cosmología o la evolución que facilita un socialismo y cualquier otro
mejoramiento del mundo. Todo lo anterior, el Vedanta lo llama Agnana (el Buddhismo:
Avidya); mientras Gnana o sabiduría, la única meta de un sabio (Gnani) es,
simplemente, el esforzarse por tomar conciencia plena de lo eterno (la realidad
verdadera, Atma).

Respuesta: Depende de qué llama usted Vedanta: ¿se refiere al Dwaita,


al Adwaita o al Visishtadwaita? El hecho de que diferimos de todos
estos, no es una novedad, como mencioné repetidamente. Sin embargo,
entre el esoterismo de los "Upanishads," cuando se comprende
correctamente y el nuestro, no transpira mucha diferencia. Ni siquiera
he jamás disputado ninguno de los hechos del Buddha ahora aducidos;
aunque estos sean sólo los de su biografía exotérica. Tampoco él
inventó, ni extrajo, de su conciencia interna, la filosofía que
enseñó; sino sólo el método de presentarla. Como el Buddhismo es
simplemente el Bodhismo esotérico, que se impartió ante él,
secretamente, en los arcanos de los templos brahmánicos, contiene,
por supuesto, más de una doctrina que el Señor Buddha jamás divulgó
públicamente. Sin embargo esto no muestra, para nada, que no las
enseñó a sus Arhats. Nuevamente, entre el "apego a las opiniones o a
los intereses mundanales" y el estudio de la Cosmología, que no es una
"ciencia mundana," hay un abismo. El primero pertenece al ascetismo
religioso y filosófico, el segundo es necesario para el estudio del
Ocultismo, que no es buddhista; sino universal. Sin el estudio de la
cosmogonía y la teogonía, que enseñan el valor oculto de toda fuerza
545

en la Naturaleza y su correspondencia y relación directas con las


fuerzas en el ser humano (o los principios), no es posible
desarrollar ninguna psicofísica oculta o el conocimiento del ser
humano como él verdaderamente es. A nadie se le obliga a estudiar la
filosofía esotérica, a menos que le guste; ni siquiera nadie ha
confundido el Ocultismo con el Buddhismo o el Vedantismo. —H.P.B.

Agnani (que en el número de la revista Lucifer de Julio, fue mal escrito: agnam),
significa lo que la palabra "tonto" implica, en las traducciones del Dhammapada y de
los Suttas. Jamás se interpreta como "intelectualmente" y es cierto que no indica un
ignorante; al contrario, es más probable que los científicos sean agnanis que cualquier
místico "inculto." Agnani expresa siempre una noción relativa. Gnani es quienquiera
que se esfuerce por alcanzar la conciencia plena de lo eterno; sólo un gnani perfecto es
un jivanmukta; pero quienquiera que esté en el camino de desarrollo hacia este fin,
puede llamarse, (relativamente hablando), gnani; mientras quien es menos adelantado
es, proporcionalmente un agnani. Sin embargo, como todo gnani ve la meta última
como algo que trasciende a su persona, él se definirá un agnani hasta que alcance el
estado jivanmukta. Además: ningún verdadero místico daría el epíteto de "tonto" a
ningún ser humano, en el sentido intelectual de la palabra; ya que él pone poco énfasis
en la intelectualidad. A su juicio: el "tonto" es todo individuo que sólo se interesa en la
existencia (mundana), esforzándose por cualquier cosa excepto la sabiduría, la salvación
y el paranirvana. Esta tendencia mental es una cuestión que concierne, enteramente, a la
"voluntad" de la individualidad. La "voluntad" del agnani lo lleva del espíritu a la
materia (arco descendente del ciclo); mientras la "voluntad" del gnani, lo desencadena
de la materia, elevándolo hacia el "espíritu" y fuera de la existencia. La cuestión de
superar el "punto muerto" del círculo no es, para nada, intelectual. Es muy probable que
una hermana de la misericordia o un trabajador común puedan haber traspasado este
punto; mientras los Bacons, los Goethes, los Humboldts, etc., puedan aun permanecer
en el arco descendente de la existencia, vinculados a ella por sus necesidades y deseos
individuales.

Respuesta: Por supuesto: agnam, en lugar de agnani, ha sido un


error de imprenta. Supongo que estos abundan tanto en las revistas
alemanas como inglesas y, por ende, Lucifer no está exento de ellas,
así como no lo está la revista Esfinge. Es el Karma del impresor y
del corrector de pruebas. Sin embargo, es un error aun peor traducir
Agnani con el término "tonto," a pesar de todos los Beals, los
Oldenbergs, los Webers, y los Hardys. Ciertamente, Gnana (o mejor
dicho: Jnâna), es Sabiduría y aun más; ya que es el conocimiento
espiritual de las cosas divinas, desconocido para todos, excepto para
quienes lo han alcanzado y salva a los Jivanmuktas plenamente
versados en el binomio Karmayoga y Jnânayoga. Por lo tanto: si
debiéramos considerar a todos los que no dominan jnâna (gnana) como
"tontos," esto implicaría que todo el mundo, excepto unos pocos
Yoguis, está constituído por tontos, lo cual rebasaría a Carlyle, en
su opinión de sus conciudadanos. En verdad, Ajnâna significa,
simplemente: "ignorancia de la verdadera Sabiduría" o,
literalmente: "ausencia de Sabiduría" y no "estulticia." Tratar de
explicarlo diciendo que la palabra "tonto" jamás fue "interpretada
como carencia intelectual," no quiere decir nada; ya que, según toda
definición etimológica y todo diccionario: un tonto es una persona
que es "intelectualmente deficiente" y "desprovista de razón."
Por lo tanto, mientras le agradezco al cortés doctor, la molestia que
se ha tomado para explicar, tan minuciosamente, el controversial
546

término sánscrito, lo hago sólo en nombre de los lectores de Lucifer


y no para mí misma; pues ya sabía todo lo que él dijo, exceptuando su
nueva definición azarosa de "tonto" y agregando algo más, que
probablemente yo ya sabía cuando él apareció, por primera vez, en este
mundo de Maya. No cabe duda que Bacon, Humboldt y el gran Haeckel, la
"luz de Alemania," jamás podrán ser considerados como "gnanis," sin
embargo esto vale para todo europeo que conozco, a pesar de lo mucho
que se haya liberado de todas "las necesidades y deseos." —H.P.B.

4. Como concordamos en que toda la existencia, incluyendo el mundo entero y su


proceso evolutivo, sus felicidades y males, sus dioses y demonios, es Maya (ilusión) o
la concepción errónea de la realidad auténtica, ¿cómo puede parecer útil, asistir y
promover este proceso de malentendimiento? (a)

Respuesta (a): Precisamente porque el término maya; así como "agnana,"


en las palabras del doctor Hübbe Schleiden, expresa sólo una noción
relativa. Si comparamos el mundo [...] "sus felicidades y sus males,
sus dioses y sus diablos," agregando los seres humanos, con esa
realidad apoteósica, la eternidad que siempre perdura,
constataremos que los primeros son simplemente las producciones y los
trucos de maya, la ilusión. Allí es donde se traza la línea de
demarcación. Hasta que no seamos capaces de formar una concepción aun
aproximadamente correcta de esta eternidad inconcebible para
nosotros, que somos también una ilusión como cualquiera otra cosa
fuera de esa eternidad, los dolores y el sufrimiento de la ilusión más
grande de todas, la vida humana en el mahamaya universal serán, para
nosotros, una realidad muy viva y muy triste. Usted y todos lo que
pueden ver la sombra que su cuerpo proyecta en la pared, la
considerarán una realidad mientras que esté allí; ya que una realidad
es tan relativa como una ilusión. Si una "ilusión" no ayuda a otra
"ilusión" de la misma clase, a estudiar y a reconocer la verdadera
naturaleza del Ser, entonces temo que muy pocos, entre nosotros,
saldrán de las tenazas de maya. —H.P.B.

5. El tiempo y la causalidad, análogamente a toda la existencia del mundo, son sólo


Maya o, como Kant y Schopenhauer han demostrado de manera irrefutable, son
simplemente nuestras nociones condicionadas, las formas de nuestro intelecto.
Entonces, ¿por qué en cualquier instante de tiempo o una de nuestras formas irreales de
pensamiento, debería facilitar, mejor que otra, el alcance del paranirvana? Para este
paranirvana, Atma o realidad verdadera, cualquier manvantara es tan irreal como
cualquier pralaya. Lo mismo es aplicable en el caso de la causalidad y del tiempo, a
pesar de cuál punto de vista se considere. Si partimos del punto de vista de la realidad
absoluta, toda causalidad y karma son irreales y el tomar conciencia plena de esta
irrealidad, es el secreto para liberarse de ella. Aun cuando se considere desde el punto
de vista agnana, es decir: tomar la existencia por una realidad, la causalidad jamás
tendrá (en el "tiempo") un fin ni un inicio. Por lo tanto, no causa la más mínima
diferencia si algún mundo se encuentra en pralaya o no. También el vedanta afirma,
correctamente, que durante cualquier pralaya, karana sharira (cuerpo causal, agnana)
de Ishvara y de todas las jivas, en efecto de toda la existencia, continúa (b). ¿Cómo
podría ser de otro modo? Después de la destrucción de algún universo en pralaya,
¿acaso no debe aparecer otro? ¿Antes de nuestro universo presente, no debe haber
habido un sinnúmero de otros universos? ¿Cómo podría acontecer si la causa de la
existencia no durara a lo largo de un pralaya y de un kalpa? Si así es, ¿por qué un
547

pralaya debería ser un lapso más favorable que un manvantara a fin de alcanzar el
paranirvana?

Respuesta (b): Esta es, nuevamente, una interpretación


Visishtadwaita que no aceptamos en la escuela esotérica. No podemos
decir, como ellos hacen, que mientras perecen únicamente los cuerpos
burdos, sólo subsisten las partículas sukshma, que según ellos, son
increadas, indestructibles y las únicas cosas reales. A nuestro
juicio, ningún vedantino de la escuela de Sankaracharya asentiría con
proferir tal herejía; ya que esto equivale a decir que el Manumaya
Kosha, que corresponde con lo que llamamos Manas, la mente, sobrevive
durante el Pralaya con sus sentimientos volitivos y también con el
Kamarupa, el vehículo del manas inferior. Consulte la pag. 185 de
Cince Años de Teosofía y pondere sobre las tres clasificaciones de
los principios humanos. De esto se concluye que: el Karana Sarira
(cuyo significado es, simple y colectivamente la Mónada humana o el
ego que reencarna), el "cuerpo causal," no puede pervivir,
especialmente si, como usted dice, es agnana, ignorancia o el
principio sin sabiduría y, en acorde con su definición: "un
insensato." La simple idea que dicho "insensato" sobreviva durante un
pralaya, es suficiente para emblanquecer la cabellera de todo filósofo
vedanta y aun de un verdadero Jivanmukta, catapultándolo, de nuevo, en
"agnani." Seguramente, como usted formula el asunto, debe ser un error
cometido al escribir. ¿Por qué el Karana Sarira de Iswara y menos lo
de "todas las Jivas," debería ser necesario, durante el pralaya, para
la evolución de otro universo? Todo buddhista, esotérico o exotérico y
ortodoxo, rechazará un Iswara, ya sea como dios personal o un
principio inteligente independiente en sí; mientras algunos
vedantinos lo definirían como Parabrahm más Maya (una concepción
suficientemente válida sólo durante el reino de maya). Eso que se
queda durante el pralaya, es la potencialidad eterna de toda condición
de Pragna (conciencia) contenida en ese plano o campo de conciencia
que Adwaita denomina: Chidakasan y Chinmatra (la conciencia
abstracta) que, siendo absoluta, es, por lo tanto, inconsciencia
perfecta, como diría un verdadero vedantino. —H.P.B.

6. Sin embargo, si un lapso y una fase de causalidad fueran más favorables por eso, que
cualquier otro, ¿por qué debería ser cualquier pralaya, después de un manvantara y no el
fin del maha-kalpa o por lo menos de un kalpa? En cualquier kalpa (de 4.320.000.000
de años terrenales), hay 14 manvantaras y pralayas. Y en cada maha-kalpa (de
311.040.000.000.000 de años terrenales), (hay 36 mil x 14) 504 mil manvantaras y
pralayas. ¿Por qué tal oportunidad del paranirvana se ofrece sólo en este período y no
más a menudo y sólo una vez al final de cada universo? En otras palabras: ¿por qué el
nirvana es obtenible sólo esporádicamente? ¿Por qué, si es inasequible por cualquier
individualidad a su tiempo, uno debe esperar por el conjunto completo de la humanidad
presente? Entonces: ¿por qué no esperar a todos los animales, las plantas, las amebas,
los protoplasmas y quizá, también nuestros minerales del planeta y además todas las
entidades de las otras estrellas del universo (a)?

Respuesta (a): Como el doctor Hübbe Schleiden objeta, en forma de


preguntas, contra declaraciones y argumentaciones que jamás he
formulado, no tengo nada que decir al respecto. —H.P.B.

7. Sin embargo, parece que la dificultad es aun más profunda. Lo que hay que superar, a
fin de alcanzar el paranirvana, es la concepción errónea de separatismo, el egoísmo de la
548

individualidad, la "sed por la existencia" (trishna, tanha). Es obvio que este sentido de
individualidad puede superarse sólo individualmente: ¿cómo es posible, que este
proceso dependa de otras individualidades o de cualquier otra cosa? El egoísmo, en
sentido abstracto, siendo la causa de toda existencia, es, en efecto, Agnana y Maya, por
ende: jamás podrá ser removido ni agotado por completo. Agnana no tiene principio ni
fin y el número de jivas (¿átomos?) es absolutamente infinito. Si las jivas de todo un
universo se agotaran en paranirvana, el estado de jiva y agnana no se reduciría en lo más
mínimo. En efecto, ambas son simples irrealidades e ideas erróneas. Ahora bien: ¿por
qué sólo un segmento de la humanidad debe unirse, para que cada uno se libere de sus
ideas equivocadas de la realidad (b)?

Respuesta (c): Nuevamente, las únicas "irrealidades e ideas erróneas"


perceptibles son las del doctor Hübbe Schleiden. Me alegra constatar
la erudición de mi corresponsal, el cual ha adelantado mucho desde que
lo vi por la última vez, hace tres años, cuando aun se encontraba en
una supina ignorancia; sin embargo, no alcanzo a entender a lo que se
refiere todo su argumento. —H.P.B.

Resumiendo: daré tres ejemplos de la manera distinta en que, a mi juicio, actuarán, si se


atuviesen con coherencia a sus conceptos y principios, un místico o un buddhista
(exotérico), un bhikshu o un Arhat y un ocultista o teósofo. Es cierto que ambos
aprovecharán toda oportunidad que se les presente para hacer el bien a la humanidad;
sin embargo, el bien que tratarán de hacer será de índole diferente.

Supongamos que encuentren a una persona necesitada que está muriéndose de hambre y
con la cual comparten su único bocado de pan. El místico intentará hacer entender a
dicho individuo que el cuerpo debe alimentarse sólo en vista de que la entidad que ahí
habita, tiene cierto destino espiritual, lo cual no es nada menos que el liberarse de toda
existencia y, al mismo tiempo, de todas las necesidades y deseos. Agregará que
mendigar el alimento no es una adversidad real; sino que podría llevar a una vida más
feliz que la de los ricos, con todas sus preocupaciones y pretensiones imaginarias.
Además le dirá que la vida del desheredado, que no es nada y que no tiene nada en el
mundo, es la "vida feliz," como mostraron Buddha y Jesús, una vez que se integra con
la justa aspiración hacia lo eterno, la única realidad verdadera e incambiable, la paz
divina. Si el místico se percata de que el corazón de este ser no está receptivo a ninguna
nota de tal verdadera religiosidad, lo dejará a su destino, esperando que, en algún
momento, él también descubra que todas sus necesidades y deseos mundanos son
insaciables e insatisfactorios y que, al fin y al cabo, la felicidad auténtica y final puede
encontrarse sólo en el esfuerzo hacia lo eterno. El ocultista tomará otra táctica. Sabe que
no puede alcanzar lo eterno, hasta que toda otra individualidad humana haya,
análogamente, experimentado todas las aspiraciones mundanas, haciéndose inmunes a
ellas. Así, tratará de asistir al menesteroso, empezando por sus asuntos mundanos.
Quizá le enseñe algún oficio o artesanía mediante la cual pueda ganarse el pan o
planeará, con él, algún esquema social para mejorar la posición de los pobres en el
mundo.

Respuesta: En su ejemplo, "el místico" actúa, precisamente, como un


"teósofo o un ocultista" de la escuela oriental. Sería extremadamente
interesante saber dónde el doctor Hübbe Schleiden estudió a los
"Ocultistas" del tipo que describe. Si es en Alemania, lástima para el
Ocultista que sabe que: "el mismo no puede conciersarse de lo
eterno" hasta que toda alma humana se haya vuelto inmune a las
549

"aspiraciones del mundo." Lo invitaría a Londres, donde otros


Ocultistas que viven ahí lo aleccionarían mejor. ¿Por qué no calificar
al "Ocultista," en tal caso, presentando su nacionalidad? En esta
carta, nuestro corresponsal menciona, muy a menudo, el "socialismo" y
la "cosmología" con un menosprecio patente. Hasta la fecha, en la
Sociedad Teosófica, tenemos sólo dos socialistas ingleses y todo
teósofo debería estar orgulloso de ellos y aceptarlos como ejemplos de
la caridad práctica y de las virtudes Búddhicas y Crísticas. Estos
socialistas: dos altruistas activos, llenos de amor y caridad
altruista y dispuestos a trabajar para todos lo que sufren y necesitan
ayuda, son, decididamente, más valiosos que diez mil místicos y otros
48
teósofos alemanes o ingleses, los cuales hablan en lugar de actuar,
dan sermones, en lugar de enseñar. Pasemos al segundo ejemplo de
nuestro corresponsal. —H.P.B.

He aquí el segundo ejemplo. Supongamos que el místico y el ocultista encuentren dos


mujeres: una con las características de una "Martha," la otra, de una "María." En primer
lugar, el místico recordará a ambas que cada uno debe hacer su deber
concienzudamente, a pesar de que se imponga por lo externo o por inspiración propia.
Cualquier cosa que alguien haya emprendido y en cualquier momento en que un hombre
o una mujer hayan contraído alguna obligación hacia un ser humano, ésta debe
cumplirse "en su totalidad." En cambio, por esta razón, el místico las advertirá contra la
creación de nuevos apegos y asuntos mundanos, limitándose a los que consideran
absolutamente inevitables. Nuevamente, tratará de dirigir su completa atención a su
meta final, atizando, en ellas, toda centella de aspiración alta y genuina hacia lo eterno.
El ocultista tomará otro camino. Puede ser que diga las mismas palabras del místico,
que satisfacen plenamente a "María." Sin embargo, como "Martha" no está satisfecha y
piensa que el tema es muy tedioso y aburrido; el ocultista tendrá compasión por su
mundanidad, enseñándole alguna cosmología esotérica o hablándole de la posibilidad de
desarrollar los poderes psíquicos y así sucesivamente.

Respuesta: ¿Hemos llegado, al fin, al punto crucial? ¡Se me pide que


conteste algunas preguntas de mi corresponsal, el cual lo "agradecerá"
y, en lugar de declaraciones nítidas, encuentro sólo alusiones
patentes en contra de los métodos de trabajo de la Sociedad Teosófica!
Los que se oponen a la "cosmogonía esotérica" y el desarrollo de los
poderes psíquicos, no están obligados a estudiarlos. Sin embargo, he
oído estas objeciones hace cuatro años y, aun en aquel entonces, las
empezó un cierto "Gurú" que, tanto el corresponsal como yo, conocemos.
En ese período, este "Místico" erudito, estaba harto del chelado y,
súbitamente, desarrolló la ambición de convertirse en un Maestro.
Dichas objeciones son mustias. —H.P.B.

Tercer Ejemplo: supongamos que nuestro místico y nuestro ocultista encuentren un


enfermo que les pide ayuda. Es cierto que ambos tratarán de curarlo lo mejor posible. Al
mismo tiempo, ambos, si pueden, usarán esta oportunidad para encauzar la mente del
paciente hacia lo eterno. Intentarán hacerle ver que todo en el mundo es sólo el justo
efecto de alguna causa y, como está sufriendo conscientemente por su enfermedad, él
mismo, en alguna ocasión, debe haber creado, conscientemente, la causa
correspondiente y adecuada para su dolencia; ya sea en esta vida o en una anterior. Le
dirán que la única manera para liberarse, finalmente, de todas las enfermedades y los
males, consiste en no crear más causas; absteniéndose de toda acción a fin de
desembarazarse de toda necesidad y deseo evitables; permitiéndole, entonces, elevarse
sobre toda causalidad (karma). Sin embargo, esto es factible sólo sustituyendo los
objetivos malos de las aspiraciones con los buenos; los buenos, con los mejores; los
550

mejores con los óptimos; dirigiendo la atención completa de uno hacia la meta final de
la liberación y viviendo, lo más posible, en lo eterno. Esta es la única manera de pensar
que, al final, nos liberará de las imperfecciones de la existencia.

Si el paciente no logra captar la fuerza de esta corriente de argumentación o si no le


gusta, el místico lo dejará a su ulterior adelanto y a alguna otra oportunidad futura que
pueda ponerlo en contacto con el mismo hombre; pero en un estado mental más
favorable.

El ocultista se comportará distintamente. Considerará que es su deber apoyar a este


hombre, a cuyo Karma, como al de todo otro ser, está indisoluble e inevitablemente
vinculado. No lo abandonará hasta que lo haya ayudado a alcanzar un estado adelantado
de verdadero desarrollo espiritual tal, que él empieza a ver su meta final, aspirando a
ella "con todo su corazón, su alma y su fuerza." Mientras tanto, el ocultista lo preparará
para eso, asistiéndolo en el arreglo de su vida mundana de una manera que facilite, lo
más posible, tal aspiración. Le hará ver que una dieta vegetariana o mejor dicho: de
fruta, es el único alimento plenamente en armonía con la naturaleza humana; le enseñará
las reglas fundamentales de la higiene esotérica; le mostrará como usar, correctamente,
la vitalidad (mesmerismo) y si no siente ninguna aspiración para lo eterno innominado e
informe, mientras tanto, lo inducirá a anhelar el conocimiento esotérico y los poderes
ocultos.

Ahora bien: ¿nos haría el gran favor de mostrarnos por qué el místico se equivoca y el
ocultista no? o: ¿por qué el paranirvana no puede ser alcanzado por ninguna
individualidad en ningún momento, después de que su karma haya sido quemado por
gnana en samadhi e independientemente del karma de cualquier otro individuo de la
humanidad?

Sinceramente suyo
Hübbe-Schleiden

Neuhaugen cerca de Munich,


Septiembre 1889

Respuesta: Dado que ningún Ocultista que conozco actuaría de la


presunta manera mencionada, no puedo contestar. Nosotros los teósofos
y especialmente su humilde servidora, estamos demasiado atareados con
nuestro trabajo para perder el tiempo en contestar a casos hipotéticos
y a ficciones. Cuando nuestro corresponsal prolífico nos diga a quién
se refiere bajo el nombre de "Ocultista" y cuándo o dónde este
último hubiera actuado en la forma descrita, estaré a su servicio.
¿Quizá sea que, con el término "Ocultista," aluda a algún Teósofo o
mejor dicho, a un miembro de la Sociedad Teosófica? Por mi parte,
jamás he encontrado un "Ocultista" del género. En lo que concierne a
la última pregunta, creo que se contestó, suficientemente, en las
explicaciones anteriores.

Sinceramente suya,
H. P. Blavatsky
551

Notas
40
¿Quizá también de Madras?
41
En este panfleto es la nota 28 (N.d.T.)
42
De este panfleto (N.d.T.)
43
De este panfleto (N.d.T.)
44
El corresponsal alemán lo escribe, en inglés, Theosopher. (N.d.T.)
45
En la versión en inglés es: "theosopher in preference to theosophist." Un retruécano
difícilmente traducible al español, como usamos el término teósofo para la palabra
"theosophist." (N.d.T.)
46
La 29 en este panfleto. (N.d.T.)
47
La 29 en este panfleto. (N.d.T.)
48
Nuevamente, es "theosopher" en la versión en inglés, porque el corresponsal quiere
distinguirse de quien es "theosophist." Mas en castellano la traducción es teósofo en
ambos casos. (N.d.T.)

LA TEOSOFÍA Y EL BUDDHISMO
Helena Blavatsky
El Sr. Emile Burnotif, el bien conocido Sanskritista, acaba de publicar en la Revue de
Deux Mondes (Vol. 88, 15 de julio, 1888) un artículo intitulado “El Buddhismo en
Occidente ”, en el cual expone sus puntos de vista sobre la misión y el porvenir de
la Sociedad Teosófica. Esta tiene tan rara vez la suerte de recibir un tratamiento tan
cortés y de consejos tan llenos de simpatía, y firmados por un nombre tan querido por
552

todos aquellos que aman el Oriente, que creemos que nuestros lectores se verán
complacidos por la exposición de estas críticas de un pensador serio y de estas palabras
de aliento de un hombre de corazón.
Este artículo prueba que la Sociedad Teosófica finalmente ha tomado el lugar que le
corresponde, en el pensamiento del Siglo XIX, y que ella va a entrar en una nueva era.
El amerita por lo tanto el respeto y la atención de todos aquellos que han comprendido
nuestra obra o que están dedicados a ella. El Sr. Burnouf estudia sucesivamente al
Buddhismo, al Cristianismo y a la Sociedad Teosófica.
“…Tres religiones o asociaciones de hombres que tiene doctrinas idénticas, un mismo
fin, y se remontan a una fuente común. Esta fuente, que es oriental, en tiempos pasados
no era aceptada; en nuestros días ella ha sido plenamente puesta a la luz por las
investigaciones de los sabios, particularmente de los sabios ingleses y por la publicación
de textos originales.
Entre esos sagaces escrutadores, bastaría citar los nombres de Sayce, de Poole, de Beal,
de Rhys –David, de Spence –Haray, de Bunsen: sería difícil agotar la lista ” [p. 341 ]
La primera parte del artículo está consagrada a la biografía del príncipe de Kapilavastu,
a una breve exposición y, a un resumen histórico del Buddhismo hasta la era Cristiana.
La vida de Sâkyamuni es demasiado conocida para que nosotros la reproduzcamos aquí;
pero debemos señalar algunas palabras que prueban que Nirvâna no quiere decir
aniquilación.
No discutiré aquí la naturaleza del nirvâna. Solamente diré que la idea de la nada es
absolutamente extraña a la India, que el objeto de Buddha fue el de sustraer a la
humanidad de las miserias de la vida terrestre y de sus retornos alternos; que finalmente
él pasó su larga existencia luchando contra Mara y sus ángeles, que él mismo llama la
Muerte y la armada de la muerte. Es cierto que la palabra nirvâna quiere decir extinción,
por ejemplo el de una lámpara sobre la que se sopla; pero también quiere decir ausencia
de viento (1) . Yo pienso por lo tanto que el nirvâna no es otra cosa que ese requies
aterna, esa lux perpetua que los cristianos también piden para sus muertos. Es en este
sentido que es entendido en el texto birmano publicado hace unos cuantos años en
Rangún, en inglés, por el reverendo Bigandent [p. 343 ]
Pocas concepciones han sido tan mal comprendidas como la de Nirvâna, a excepción
quizás de la divinidad. Entre los Judíos y otros Semitas, entre los antiguos Griegos y
Romanos y aún entre los Brahmanes, el sacerdote es el intermediario entre el hombre y
Dios.
… El transmite a Dios la ofrenda y la adoración del fiel; ; Dios otorga a cambio su
gracia y su ayuda en la vida: en el día de la muerte, Dios recibe al fiel entre sus
elegidos. Para que este intercambio sea posible, es necesario que Dios sea concebido
como un ser individual, como una persona, en cierta medida como el rey, del universo,
distribuyendo sus favores según su voluntad. y sin duda según. la justicia … Sin
embargo nada de algo parecido existe en el Buddhismo. Como no hay Dios personal, no
hay santo sacrificio, no hay intermediario … [P. 344 ]
…Ese Buddha no es alguien al que uno implora, él fue un hombre que llegó al grado
supremo de la sabiduría y de la virtud … En cuanto a la naturaleza del principio
absoluto de las cosas que las otras religiones denominan Dios, la metafísica buddhista lo
concibe totalmente de otra manera y no lo hace un ser separado del universo … En
segundo lugar Buddha abrió su iglesia a todos los hombres, sin distinción de origen, de
casta, de color, de sexo: “Mi ley, decía él, es una ley de gracia para todos ”. Era la
primera vez que aparecía en el mundo una religión universal. Hasta entonces, cada país
había tenido la suya, de la cual los extranjeros estaban excluidos. Se puede sostener que,
durante los primeros años de su predicación, el reformador no contemplaba la
553

destrucción de las castas, ya que el admitía como derecho legítimo el poder real y no
luchó para nada en contra de él. Pero la igualdad natural de los hombres fue una de las
bases de su doctrina; los libros buddhistas están repletos de disertaciones, de
narraciones y parábolas cuyo objetivo era el de demostrarla …
La consecuencia de esto era la libertad. Ningún miembro de la iglesia podía obligar a
otro a permanecer en ella en contra de su voluntad … [P. P 345 –46 ] … No se nacía
Buddhista, sino que se llegaba a serlo por una elección voluntaria y después de una
especie de tiempo de prueba a la que todo pretendiente debía someterse. Siendo una vez
miembros de la Asamblea, no se diferenciaban para nada de los demás hermanos; la
única superioridad que podían lograr era la de la ciencia y la virtud … Este amor mutuo,
esta fraternidad, se extendía a la mujeres y hacía de la Asamblea, una especie de familia
… [P. 346 ]
Después de haber narrado los progresos del Buddhismo en el Sur y Norte de la India,
entre los Mazdeos v los Judíos, el Sr. Burnouf señala que estos últimos tomaron del
Buddhismo su idea del Mesías. La influencia Oriental ha estado claramente reconocida
en la historia judía después del cautiverio; la doctrina de la reencarnación también viene
de la India.
Se considera que los esenios forman la liga y punto de encuentro entre los rabinos, los
gnósticos judíos, los platónicos o pitagóricos por un lado, y por el otro los parseos y el
budismo … Ellos condenaban los sacrificios sangrientos, , como el Buddha y la
Sinagoga, reemplazándolos por la meditación y el sacrificio de las pasiones … se
abstenían de la carne y del vino … Practicaban la comunidad de bienes, , la limosna, el
amor a la verdad, la pureza de las acciones, de las palabras y de los pensamientos …
proclamaban la igualdad de los hombres, proscribían la esclavitud y reemplazaban la
discordia por la caridad … los primeros cristianos eran esenios … [p. p 3. 52 –53 ]
Al comparar la vida de Jesús con la de Buddha, puede verse que sus biografías se
dividen en dos partes, la leyenda ideal y los hechos reales. Ahora bien, la parte
legendaria es idéntica en las dos. Desde el punto de vista teosófico, esto es fácil de
explicar dado que esas leyendas están basadas en el ciclo de la iniciación. Finalmente el
autor compara esta parte legendaria, con los rasgos correspondientes de otras
religiones, como la historia védica de Visvakarman entre otras. Según él, fue solamente
en el concilio de Nicea que el Cristianismo rompió oficialmente con el Buddhismo
Eclesiástico; sin embargo él considera al Credo adoptado por el concilio, como el
desarrollo de la fórmula: “El Buddha, la ley, la iglesia ” ( (Buddha, Dharma, Sangha) .
Algunas páginas son consagradas a las ramificaciones de la secta de los Esenios, que no
habían sido absorbidos completamente por la religión de Cristo. Tal es el caso de las
sectas de los Mandeos, los Sabeanos o Maniqueos: finalmente los Albigences por un
lado y por el otro los Paulicianos, cuya influencia sobre el protestantismo puede
detectarse, representan los últimos vestigios de la influencia Buddhista en Occidente.
Los Maniqueos eran, en su origen Samanos o Zramanas , ascetas buddhistas, cuya
presencia en Roma a mediados del siglo III, es mencionada por San Hipólito. El Sr.
Burnouf explica su dualismo en relación a la doble naturaleza del hombre, el bien y el
mal, siendo el mal Mara, el de la leyenda Buddhista. Muestra que los Maniqueos
derivaron sus doctrinas del Buddhismo de manera más directa que los cristianos; como
resultado surgió una lucha a muerte entre los dos, cuando la Iglesia cristiana se
consolidó y pretendió poseer sola y exclusivamente la verdad. Esta idea contradice
directamente las concepciones fundamentales del Buddhismo y aquellos que la
profesaban. tendrían que ser enemigos despiadados de los Maniqueos. Es así como el
espíritu judío de exclusión es el que arma el brazo secular de los Estados cristianos en
contra de los Maniqueos. La persecución fue terrible “ellos fueron aniquilados a tal
554

grado. que sus multitudes, en aquel tiempo inmensas, se disiparon como el humo ”. Los
teósofos pueden entonces considerar las persecuciones eclesiásticas como una de las
partes más nobles de su herencia. Ninguna sociedad ha sido más ferozmente
calumniada y perseguida por el odium Theologicum , que la asociación teosófica y sus
fundadores. desde que las iglesias cristianas fueron reducidas a no emplear otra arma
que la lengua.
Habiendo seguido este excelso recorrido desde la India, a través de Palestina hasta
Europa creemos que deberíamos citar completamente algunos párrafos que el Sr.
Burnouf consagra a la Sociedad Teosófica:
El análisis nos muestra en nuestra sociedad contemporánea dos cosas esenciales: la idea
de un Dios personal entre los creyentes, y entre los filósofos la desaparición casi
completa de la caridad. El elemento judío ha retomado el control, y el elemento
buddhistico del cristianismo se ha esfumado.
Es por lo tanto uno de los fenómenos más interesantes, si no es que el más inesperado
de nuestros días, la tentativa hecha en este momento de suscitar y de constituir en el
mundo, una nueva sociedad apoyada sobre los mismos fundamentos que el buddhismo.
Aunque sólo esté en sus comienzos, su crecimiento es tan rápido que nuestros lectores
estarán complacidos al dirigir su atención a este tema. Ella está aún en cierta medida en
un estado de misión y su propagación se realiza sin ruido y sin violencia. Ella no tiene
ni siquiera un nombre definitivo; sus miembros se agrupan bajo nombres orientales,
Isis, Lotus, Sphinx, Lucifer. El nombre común que prevalece entre ellos por el momento
es el de Sociedad Teosófica.
Esta sociedad es muy joven; sin embargo ella tiene ya una historia. Fue fundada en
1875, en Nueva York, por un muy pequeño grupo de personas, preocupadas por la
rápida decadencia de las ideas morales en la época actual. Ese grupo se intitula:
“Sociedad Teosófica aria de Nueva York ” el epíteto de aria indicando suficientemente
que la Sociedad se separaba del mundo semítico, especialmente de los dogmas judíos; la
parte judía del cristianismo debía ser reformada, ya fuese por una simple amputación, o
como de hecho ha ocurrido, por la vía de la interpretación. En todo caso, uno de los
principios de la Sociedad era la neutralidad en materia de sectas, y la libertad del
esfuerzo personal hacia la ciencia y la virtud …
La sociedad no tiene ni dinero ni protectores: ella actúa con sus propios recursos
eventuales. Ella no tiene nada de mundano. No tiene ningún espíritu de secta. No adula
ningún tipo de interés. Ella se entrega a un ideal moral muy elevado, combatir el vicio y
el egoísmo. Ella tiende a la unificación de las religiones, a las cuales considera idénticas
en su origen filosófico: pero reconoce la supremacía de la verdad. La revista mensual Le
Lotus , que ella publica en París, ha tomado por epígrafe el lema sânskrito de los
maharajás de Benarés: Salyân nâsti paro dharma, no hay, tina religión más elevada que
la verdad.
Con esos principios y en los tiempos en los que nos encontramos, la sociedad casi no
podía imponerse perores condiciones de existencia … Sin embargo, , ella ha progresado
con una rapidez asombrosa … [P. P 366 –67 ]… En América, , la sociedad ha logrado
una gran expansión durante estos últimos tiempos, sus ramas se han multiplicado y
después se han federalizado en cierta forma alrededor de una de ellas, la rama de
Cincinati.
Como el segundo objeto que se propone la Asociación es el estudio de las literaturas, de
las religiones, de las ciencias arias y orientales, y como una parte de sus miembros se
dedica a la interpretación de los antiguos dogmas místicos y de las leyes no explicadas
de la naturaleza, se podría ver en ella una especie de academia hermética, bastante ajena
a las cosas de la vida. Sin embargo, uno es traído rápidamente a la realidad por la
555

naturaleza de las publicaciones que ella hace o que recomienda y por la declaración
contenida en la revista Lucifer , publicada en Londres, y reproducida en Le Lotus del
mes de enero pasado: “No es un Teósofo aquél que no practique el altruismo, (lo
contrario al egoísmo) ; que no esté preparado a compartir su último bocado con uno más
débil o más pobre que él; que descuide ayudar al hombre, su hermano, cualquiera que
sea su raza, su nación o su creencia, en cualquier tiempo y en cualquier lugar que él lo
vea sufriendo. y que preste oídos sordos al llanto de la miseria humana; y que
finalmente escuche calumniar a un inocente, teósofo o no, sin tomar su defensa, como la
haría para él mismo ”. Esta declaración no es cristiana, dado que no tiene en cuenta las
creencias, que ella no hace proselitismo para ninguna comunión, y que de hecho los
cristianos han empleado ordinariamente la calumnia en contra de sus adversarios, como
por ejemplo en contra de los maniqueos, los protestantes y los judíos. Ella es aún menos
musulmana o brahmánica –. Ella es puramente buddhistica: las publicaciones prácticas
de la sociedad son. ya sean libros buddhisticos traducidos, o bien obras originales
inspiradas por la enseñanza de Buddha. La Sociedad tiene por lo tanto un carácter
buddhistico.
Ella se defiende un poco por miedo a tomar un color sectario y exclusivo. Sin embargo
no tiene razón: el buddhismo verdadero y original no es una secta, es apenas una
religión. Es más bien una reforma moral e intelectual, que no excluye ninguna creencia,
pero que no adopta ninguna. Esto es lo que hace la Sociedad Teosófica … [P. P. 368 –
69 ]
Al hablar del Buddhismo, el Sr. Burnouf tiene constantemente a la vista al Buddhismo
primitivo, esta magnífica eflorescencia de virtud, de pureza y amor de la cual el cisne de
Kapilavastu arrojó las semilla sobre el suelo de la India, sobre ese punto nosotros
estamos de acuerdo con él. El código de moral establecido por Buddha es el más grande
tesoro que haya sido dado a la humanidad: ésta religión, o más bien esta filosofía se
aproxima a la verdad o ciencia secreta, mucho más que ninguna otra forma o creencia
exotérica. Nosotros no podemos proponer un ideal moral más elevado que esos nobles
principios de fraternidad, de tolerancia de desprendimiento, y la moral buddhista
representa poco más o menos exactamente la moral teosófica. En una palabra no nos
podrían hacer un honor más grande al llamamos buddhistas, si no tuviésemos ya el
honor de ser teósofos.
Pero la Sociedad Teosófica se defiende muy seriamente, y no solamente por la forma,
de haber sido creada “para propagar los dogmas de Buda ”, Nuestra misión no es de
propagar dogmas no más buddhistas que védicos o cristianos; nosotros somos
independientes de toda fórmula, de todo ritual, de todo exoterismo. Ante las tentativas
de invasión hechas por cristianos fervorosos pero cristianos, hemos podido parangonar
los nobles principios de la ética buddhista. Los dirigentes de la Sociedad han podido
declararse personalmente buddhistas, lo cual les ha sido bastante reprochado; uno de
ellos ha consagrado su vida a la regeneración de esa religión en su tierra de origen. Que
le arrojen la primera piedra aquellos que no comprendan las necesidades de la India
actual y no deseen el restablecimiento de esta antigua patria de virtudes. Pero eso no
compromete al cuerpo Teosófico, como tal, frente al buddhismo eclesiástico, como
tampoco el cristianismo de algunos de sus miembros no lo compromete respecto a
ninguna iglesia cristiana. Precisamente porque el Buddhismo actual necesita ser
regenerado, desembarazado de todas las supersticiones y de todas las restricciones que
lo han invadido como plantas parásitas, cometeríamos un gran error al tratar de injertar
un botón joven y sano sobre una rama que ha perdido su vitalidad, aunque esté quizás
menos seca que las otras ramas. Es infinitamente más sabio ir de inmediato a las raíces,
a las fuentes puras e inalterables de donde el mismo Buddhismo ha sacado su poderosa
556

savia. Nosotros podemos iluminarnos directamente de la pura “Luz de Asia ”; ¿qué


objeto tendría detenernos bajo su sombra deformada?A pesar del carácter sintético y
teosófico del Buddhismo primitivo, el Buddhismo actual se ha convertido en una
religión dogmática y se ha fragmentado en sectas numerosas y heterogéneas. La
historia de esa religión y de las otras está allí para prevenimos en contra de las
disposiciones a medias. Vean la reforma parcial denominada Protestantismo: ¿Son los
resultados lo suficientemente satisfactorios como para comprometemos en remiendos?
La misma Arya Samaj no es después de todo que un esfuerzo nacional, mientras que la
posición esencial de la Sociedad Teosófica es la de afirmar y mantener la verdad común
a todas las religiones, la verdadera verdad, que no han podido ensuciar las invenciones,
las pasiones, ni las necesidades de las épocas, y de invitar a ella a todos los hombres, sin
distinción de sexo, de color o de posición, y además de creencia.
El Sr. Burnouf nos pone en guardia en contra de la indiferencia. ¿Y de dónde viene
ésta?Primero que nada de la indolencia. ese azote de la humanidad, y después del
desaliento. Y si el hombre está cansado de símbolos y ceremonias de las cuales el
sacerdote nunca da la explicación, pero de las que saca muy buenos beneficios, no será
substituyendo nuestras capillas por bonzerías que sacudiremos ese embotamiento. Ha
llegado el momento en que todos los campanarios no tiene más que una tonada: están
tocando al aburrimiento. Pretender reinstalar la religión de Buddha sobre la ruinas de la
de Jesús, sería tanto como querer sostener al árbol muerto con un palo seco. Nuestro
amigo nos advierte él mismo que la humanidad está cansada hasta de las palabras Dios
y religión. Hacemos notar, a este propósito, que el término teosofía , el cual significa
sabiduría divina , no implica necesariamente la creencia en un dios personal. Creemos
que la doctrina de los teósofos ha sido suficientemente expuesta como para necesitar
insistir en este tema. Ammonio Saccas, Plotino, Jámblico, Porfirio, Proclo eran
teósofos; y si tan sólo fuese por respeto a esos nombres. nosotros podemos muy bien
conservar ese título.
No, la Sangha de los Buddhistas no puede ser restablecida en nuestra civilización. En
cuanto, al Buddha mismo, nosotros lo veneramos como al más grande sabio y, más
grande benefactor de la humanidad, y nunca perdemos ninguna ocasión para reivindicar
sus derechos a la admiración universal. Pero. ante la presencia de esta terrible ley, que
hace siempre degenerar la admiración en adoración y a ésta en superstición. en
presencia de esta cristalización desesperante que se opera en los cerebros dispuestos a
la idolatría y, que excluye de ellos todo aquello que no sea el ídolo, ¿sería prudente
exigir para el hermano mayor de Jesús el estrecho lugar en donde este último sufre un
culto sacrílego? ¡Ay! ¡Será posible que haya hombres tan egoístas para sólo poder amar
a un ser, tan serviles para sólo querer servir a un maestro a la vez!
Queda entonces Dharma : ya hemos dicho en qué alta estima tenemos a la moral
buddhista. Pero la Teosofía se ocupa de algo más que de reglas de conducta: ella realiza
el milagro, de poder reunir una moral pre –buddhista, con una metafísica pre –védica y,
con una ciencia pre –hermética. El desarrollo teosófico hace entrar en juego a todos los
principios del hombre, a sus facultades intelectuales así como a sus facultades
espirituales, y, los dos últimos objetos de nuestro programa tienen más importancia de
lo que El Sr. Burnouf parece concederles. Podemos asegurarle que si nuestra Sociedad
recibiera la adhesión de muchos hombres de su valía, ella seria el canal de un torrente
de ideas nuevas tomadas de fuentes antiguas: un torrente de innovaciones artísticas,
económicas, literarias y científicas lo mismo que filosóficas, fecundo para el porvenir de
manera diferente al primer Renacimiento. Allí habrá más de una coloración académica:
la misma academia aprenderá el alfabeto que permite leer claramente, entre líneas, el
sentido tan obscuro y frecuentemente tan insignificante en apariencia, de las escrituras
557

antiguas. Esta clave está al alcance de aquellos que tienen el valor de levantar la mano
para tomarla, y esta clave la poseía Buddha, ya que él era un adepto de alto rango. Es
verdad que no existen misterios o esoterismo en las dos principales iglesias buddhistas,
la del Sur y la del Norte. Los Buddhistas pueden muy bien contentarse con la letra
muerta de las doctrinas de Siddhârtha Buddha, ya que hasta este día, afortunadamente
no existe una más noble; no hay ninguna que pueda producir efectos más importantes,
sobre la ética de las masas. Pero aquí está el error más grande de los orientalistas. Hay
una doctrina del cuerpo exterior del Buddhismo eclesiástico. Este último, puro, casto e
inmaculado como las nieves vírgenes de las cúspides de los Himalayas, está sin
embargo igualmente tan frío y tan desolado en lo referente a la condición del hombre
post mortem . El sistema secreto era enseñado sólo a los Arhats , generalmente en el
subterráneo de Saptapama (Sattapani de Mahavamsa , conocido por Fa –hian bajo el
nombre de gruta cheta cerca del monte Baibhâr en Pali Webhâra) , en Rajagriha, antigua
capital de Magadha; era enseñado por el mismo señor Buddha, entre las horas de
Dhyâna (contemplación mística) . Es de esta gruta, llamada en tiempos de Shâkyamuni,
Saraswati o cueva de los bambúes, que los Arhats iniciados en la sabiduría secreta,
llevaron consigo su instrucción y su ciencia más allá de los Himalayas, en donde la
doctrina secreta es enseñada hasta la fecha. Si los Indos del Sur, los invasores de Ceilán
no hubiesen “amontonado en pilas tan altas como la copa de los cocoteros ” las ollas de
los buddhistas y no las hubiesen quemado, al igual que los Cristianos quemaron todos
los archivos secretos de los Gnósticos y de los iniciados, los Orientalistas tendrían la
prueba de esto, y no tendríamos necesidad de afirmar ahora ese hecho bien conocido.
Los tres objetos del programa teosófico pueden resumirse en tres palabras: Amor,
Ciencia, Virtud , cada una de las cuales es inseparable de las otras dos. Revestida con
ésta triple armadura. la Sociedad Teosófica realizará el milagro que le pide el Sr.
Burnouf y echará por tierra al dragón de la “lucha por la existencia ”. Ella lo hará, no
negando la existencia de la ley, en cuestión. sino asignándole su lugar adecuado en el
orden armónico del universo. develando su naturaleza y significado; mostrando que esta
pseudo ley de vida es en realidad una ley de muerte, una ficción de las más peligrosas.
en lo que respecta a la familia humana. Bajo tales premisas, la “conservación de sí ” es
un suicidio lento y seguro, una política de mutuo homicidio. Por su aplicación Práctica,
los hombres se hunden y retroceden de más en más hacia el grado animal de evolución.
La lucha por la existencia, aún sobre las nociones de la economía política, que no se
eleva por arriba del plano material, sólo se aplica al ser físico y para nada al ser moral.
Ahora bien, es bastante creíble a primera vista, para aquél que ha penetrado un poco en
la constitución de nuestro universo ilusorio en pares de contrarios, que, sí el egoísmo es
la ley del extremo animal, el altruismo deba ser la ley del otro extremo; la fórmula del
combate por la vida es cada vez menos cierta a medida que se suben los grados de la
escala, esto es, a medida que uno se aproxima a la naturaleza espiritual: pero para
aquellos que no han desarrollado las facultades de esta parte de su naturaleza, las leyes
que la rigen deberán permanecer en un estado de convicción sentimental. La Teosofía
nos indica la ruta a seguir para que ésta intuición se cambie en certeza; por ello. el
progreso individual que ella pide a sus discípulos es la única salvaguarda en contra del
peligro social del cual nos amenaza nuestro critico; para reformar la sociedad hay que
comenzar reformándose a uno mismo. No es la política de la conservación de sí, ni los
intereses de una u otra personalidad, bajo sus formas finita y física las que podrán
conducirnos al fin deseado y resguardar a la Sociedad Teosofía en contra de los efectos
del huracán social, no obstante que esta personalidad representará el ideal humano, y
aunque ésta égida o protección fuese la del mismo Buddha en persona. La salvación
está en el debilitamiento del sentido de separación entre las unidades que componen el
558

todo social: por ello ese resultado sólo puede lograrse por medio de un procedimiento
de iluminación interior. La violencia jamás asegurará el pan y, el confort para todos; y
tampoco será por medio de una fría política de razonamiento diplomático que será
conquistado el reino de paz y, de amor, de ayuda mutua y de caridad universal, la tierra
prometida donde habrá “pan para todo el mundo ”. Cuando se comience a comprender
que es precisamente el egoísmo personal y feroz, el gran resorte de la lucha por la
existencia, que en el fondo es la única causa de la miseria humana. que una vez más es
el egoísmo nacional esta vez y la vanidad de Estado lo que provoca a los gobiernos y, a
los individuos ricos, a enterrar enormes capitales y, a hacerlos improductivos al erigir
espléndidas iglesias, y entreteniendo a un montón de obispos perezosos, verdaderos
parásitos de sus rebaños: sólo entonces la humanidad tratará de remediar el mal
universal por medio de un cambio radical de política. Sólo las doctrinas teosóficas
pueden realizar este cambio de manera pacífica. Es por la unión estrecha y fraternal de
los Síes (o Seres) superiores de los hombres, por el crecimiento de la solidaridad del
alma , por el desarrollo de ese sentimiento que nos hace sufrir al pensar en el
sufrimiento del prójimo, que podrá ser inaugurado el reino de la igualdad y de la justicia
para todos, y que se establecerá el culto del Amor, de la Ciencia y de la Virtud,
¡definido en este admirable axioma!: “No hay religión más elevada que la verdad ”.

NOTAS

1 El hecho que Nirvâna no quiere decir aniquilación ha estado afirmado y reportado en


Isis sin Velo en donde la autora ha discutido el sentido etimológico dado por Max
Müller y otros, y ha mostrado que “la extinción de una lámpara ” no implica ni siquiera
la idea de que Nirvâna sea “la extinción de la consciencia ” (ver Vol. I. pp. 290. y Vol.
II. pp. 1166 –17. 286. 320. 566. etc.)

Tetragrammaton

Helena Blavatsky
Publicado originalmente en “The Theosophist” de Noviembre 1887

Sugeriría a todos en general, que tomaran en seria


consideración las metas verdaderas y genuinas del
conocimiento; que no lo busquen por placer, satisfacción,
desdén hacia otros, lucro, fama, honor, promoción o metas
análogamente adulteradas e inferiores; sino por mérito y por
los frutos de la vida, así que puedan regular y perfeccionar
el conocimiento en la caridad.
Bacon

En este artículo no me propongo enseñar a los Brahminos eruditos los misterios de su


filosofía religiosa; sino que trataré algunos tópicos extraídos de la Cábala Universal.
Los Brahminos, una vez entablados argumentos polémicos, son un adversario difícil. Si
uno tiene una cabeza, en lugar de una enciclopedia pletórica de citas, cifras, números y
versos esparcidos a lo largo de un océano de páginas, tales polémicas serán más dañinas
que lltiles. Cada contrincante se encontrará con el mismo número de adherentes a sus
559

conceptos que tenía al principio; ya que ninguno de los dos convencerá a un solo
hombre del partido opuesto.
Repitiendo las palabras de Sir T. Browne: "no envidio a nadie que sepa más que yo, sin
embargo siento lástima por los que saben menos", trataré cuestiones con las cuales estoy
profundamente familiarizada y para avalarlas mencionaré autoridades fidedignas.
Habiendo estudiado la Cábala durante casi 40 años, se me puede permitir que considere
el Zohar como un terreno legítimo sobre el cual erguirme. Lo siguiente no será una
discusión, sino simplemente algunas declaraciones de hechos. A fin de oponer nuestra
doctrina septenaria, los contrincantes han presentado cuatro nombres y cuatro
enseñanzas de la Cábala.
1. Se nos dice que el Tetragrammaton "se interpone a la unión final con el Logos";
porque su "constitución" mística: "según la representa el Tetragrama sagrado, carece de
una base septenaria."
2. "Según una de las direcciones más antiguas de la arcaica religión-Sabiduría: el
macrocosmos (1) debería interpretarse de conformidad con el plan revelado por
Malkuth."
3. (a) "Shekinah es un poder andrógino" y (b) "debería aceptarse como un guía en la
interpretación de la constitución del microcosmos."
4. "La forma masculina (de Shekinah) es la imagen del hombre visto en el misterioso
trono en la visión de Ezequiel." (2)
Temo que ninguna de las declaraciones anteriores sea correcta, sintiéndome obligada a
decir que cada una de ellas es completamente errónea. La autoridad de la cual me valdré
para demostrar esto, son los tres libros principales del Zohar: "El Libro del Misterio
Escondido" y las dos "Asambleas" la "Mayor" y la "Menor". También, recurriré a la
Cábala de Knorr von Rosenroth, (3) el "Sepher Jetzirah" con sus comentarios yel
"Asch Metzareth", el cual porta en sí una clave del simbolismo cabalístico, todos
complementados con varios códices.
Un axioma, cuyo eco resuena desde la antigüedad más arcaica, nos enseña que el primer
paso hacia el conocimiento es: saber y confesar que somos ignorantes. Debo haber dado
este paso porque estoy plenamente consciente de mi supina ignorancia en muchas cosas
y confieso que es muy poco lo que conozco; sin embargo, lo que sé, lo sé de verdad.
Quizá, si fuese más sabia, debería contentarme con conocer lo poco que sé, porque:
"Si la ignorancia es la maldición de Dios", según Shakespeare, demasiado
"conocimiento, cuando la sabiduría es muy débil para guiarlo, es como un caballo terco
que desensilla al caballero [. . .]"
En este caso particular, no tengo miedo a que se me desensille.
Me atrevo a decir que es casi imposible, teniendo a mi alcance el Zohar y sus 170
pasajes de referencias y varios centenares de comentarios y escolios sólo sobre el
verdadero sentido del Tetragrammaton. Sin embargo, como no hay "individuo que lo
sepa todo," errar es humano. Además: dado que nadie, según lo que sé, ha alcanzado,
entre nosotros, la posición gloriosa de un Buda omnisciente o de un Sankaracharya, me
parece justo comparar nuestras notas y develar lo que es legítimo develar.
Por lo tanto, trataré de mostrar la verdadera naturaleza del "Tetragrammaton",
enseñando que sus cuatro letras son un simple glifo, una máscara para ocultar,
metafísicamente, su conexión y relación con los mundos superiores e inferiores. No
expresaré nada de mis especulaciones o conocimiento, siendo mi propiedad personal, el
fruto de mis estudios, con el cual el público no tiene nada que ver. Me limitaré a mostrar
lo que el Tetragrammaton es, según el Zohar y según me explicó un rabino judío
iniciado en Palestina y hecho muy claro a cada Cabalista adelantado.
560

1. En la Cábala, al Tetragrammaton se le llama con varios nombres. Es IHVH, el


Microprosopus, para distinguirlo de AHIH, el Macroprosopus. Es la Cara Menor, un
reflejo (empañado por la materia o Malkuth, su esposa, la madre tierra), de la Cara "Más
Amplia" o mejor dicho "Ilimitada". Por lo tanto, es la antítesis del Macroprosopus. Sin
embargo: ¿quién o qué es el Macroprosopus mismo?
2. No es "Ain-Soph", lo Inexistente o el No-Ser, así como no es el Tetragrammaton; ya
que ambos AHIH y IHVH son glifos de la existencia, símbolos de la vida terrenal-
andrógina y también masculina y femenina. Por lo tanto, ambos están mezclados con
Malkuth, H-eva, "la madre de todo lo viviente" y , en nuestras percepciones espirituales,
no puede confundirse con EHEIEH, la Esencia Absoluta una o "Seidad", según algunos,
aunque los Rabinos se han prodigado mucho para que el velo recaiga sobre su dios
exotérico. Son reflejos de Ain-Soph, el Parabrahmam hebraico; ya que Ain-Soph es
negativo, mientras AHIH y IHVH son la vida positiva y efectiva, por lo tanto, son Maya
o Ilusión. Una clara prueba de esto se encuentra en su presencia dual en la cruz, el
símbolo fálico más antiguo, como muestra la pag. 31 del libro "La Cábala Develada."
(4)

3. En la Cábala hay dos "'Tetragrammaton" o mejor dicho: el Tetragrammaton es dual y,


podríamos decir, que es hasta triple, cuádruple y septenario. Llega a ser nueve y trece
sólo hacia el final, cuando el "trece" o la Unidad destroza al septenario simbolizado por
los "Siete Inferiores", cuyos siete son "los siete reyes de Edom" (cuando se alude a las
razas); mientras son los siete "Sephiroth inferiores" cuando se hace referencia a los
principios humanos. El primer Tetragrammaton es el uno eternamente oculto: el Padre;
él mismo una emanación de la luz eterna y, por lo tanto, no es Ain-Soph. No es la
Tetraktis cuadrisílaba, sino sólo el Cuadrado, por así decirlo, en una superficie llana. Es
la figura geométrica ideal, formada por cuatro líneas imaginarias, el símbolo abstracto
de una idea abstracta o cuatro líneas "matemáticas" que circunscriben un espacio
"matemático" que "equivale a nada que encierra a nada"; según nos dice el Doctor Pratt,
hablando del triángulo en su libro: "Nuevos Aspectos de la Vida". Un Fantasma velado
con cuatro alientos. Esto es todo, en lo que concierne al "Padre", Macroprosopus-
Tetragrammaton. Consideremos el próximo.
4. Microprosopus-Tetragrammaton, el "Hijo" o el "Logos", es el triángulo en un
cuadrado; el cubo septenario o, según lo muestra R. Skinner, una vez que el cubo con
seis caras se desdobla sobre una superficie llana, se convierte en la cruz dividida en
siete, cuando el andrógino se separa en sexos opuestos. (5)
Según un comentario de "La Doctrina Secreta":
"El círculo emana una luz que se convierte, en nuestra visión, en cuadrangular;
desdoblándose y llegando a ser, luego, siete."
En este caso, el círculo es la primera sephira, "kether" o la corona, el Risha Havurah o la
"cabeza blanca" y el "cráneo superior." [En el mundo fenoménico no es ilimitada, sino
temporal]. Emana los dos Sephiroth inferiores (Chokmah y Binah, que son "Padre-
Madre), formando así el triángulo, la trinidad primera o superior del Arbol Sephirothal.
Este es el uno o la mónada pitagórica. Sin embargo, emanó de los Siete Elohim,
masculinos y femeninos, denominados el "Padre-Madre Superior". Estos son, también,
los reflejos del Espíritu Santo Femenino. acerca del cual el "Sepher Jezirah" dice: "Uno
561

es Ella, el Elohim de la vida" (6) Estos números (7) de la Cábala judía aun distan mucho
del Ain Soph, el Todo; ya que, en realidad, son simplemente números y glifos secretos.
Microprosopus es el cuarto.
Que se consulte la Lámina IV de "La Cábala Develada", dibujada por Mathers. Que se
hojee las "Formas Simbólicas Deificadas", colocadas en sus relaciones con los cuatro
mundos cabalísticos y se constatará que el "Tetragrammaton" o Microprosopus, la
"Cara Menor", es la cuarta. Para una explicación más clara, he copiado una pequeña
porción del diagrama.

Las cuatro letras del Los Sephiroth Los Cuatro Mundos


Tetragrammaton
Macroprosopus Atziloth
Mundo Arquetípico
I Yod El Padre
H el He Supremo La Madre Suprema Briah Mundo Creador
V Vau Macroprosopus Yetzirah Mundo Formador
H el He Inferior La Esposa del Asiah Mundo Material
Tetragrammaton o Malkuth

Por lo tanto, se deduce que el tetragrama no es el Macroprosopus o Kether, la corona de


los números y, siendo la cabeza blanca o el cero (0), la cifra, (8) no es Ain-Soph, sino
sólo su reflejo universal o luz. Es simplemente el Espacio, lo ilimitado y lo inescrutable,
el terreno supremo en el cual se agazapan las ideas arquetípicas o las formas del todo y
de donde nace la Raíz del Kosmos, el Arbol universal de la Vida en el mundo creador.
El tronco de este "árbol" son "el padre y la madre, el segundo y el tercer Sephiroth o
Chokmah y Binah", respectivamente: Jehová y "Jehová-Elohim." (9)
5. "El Padre-Madre" pertenece al mundo creador porque ellos son los que crean: son el
material bisexual, la esencia de la cual el "Hijo", (el universo) es formado. Este hijo es
Microprosopus o Tetragrammaton. ¿Por qué es el símbolo cuadrisílabo? ¿De dónde
procede el aspecto sagrado de esta Tetraktis? ¿Es el nombre inefable o, de alguna
manera, está relacionado con el nombre impronunciable? No vacilo en contestar de
forma negativa. Es simplemente un velo, un símbolo para mejor ocultar la constitución
septenaria del ser humano, su origen y los varios misterios relacionados con el
Microprosopus. Su nombre, el Tetragrama, está compuesto por cuatro letras, sin
embargo: ¿cuál es su sentido esotérico secreto?
Un cabalista no vacilará en contestar: "léanlo numéricamente, calculen las cifras y los
números; y lo sabrán."
Ahora bien: "Tetragrammaton" es Padre-Madre y el "Hijo" en uno. Es Jehová, cuyo
nombre se escribe IHYH y cuyas letras, leídas simbólicamente, según el método
revelado durante la Cuarta iniciación, (10) tendrán una interpretación doble. Consta de
dos letras masculinas (I y Y) y dos caracteres femeninos (dos H, he) o la H "superior" e
"inferior". La primera es la "madre suprema" o "el Jehová femenino representado por
Binah"; la otra es la "H inferior" o el décimo Sephiroth, Malkuth, la base de la materia.
En la prensa es imposible revelar la primera interpretación, cuando se escribe AHIH,
sólo se puede decir que, exotéricamente, está relacionado con el "Yo soy El que soy" y
con Eheieh "la Seidad Absoluta o Sat."
Tiene doce claves de lecturas distintas y cada frase es simbolizada por un signo
zodiacal. Todas estas transposiciones se refieren al misterio del ser o de la existencia
como concepción abstracta.
562

Sin embargo, IHYH, el Tetragrammaton del mundoformador y el esposo de la


"Esposa", cuyo reino es Asiah o materia, aunque su explicación sea simple, es más
difícil transcribirlo, no por su aspecto sagrado, sino por su indecencia. Para un
simbolismo claro de las cuatro letras I, H, Y, H, consulten la página 10 del libro "La
Fuente de las Medidas" del señor R. Skinner (versión inglesa). Los hindúes lo ven
diariamente en su Linghas y Yonis. Es Jehová-Tzabaoth, el Elohim Septenario ocultado
en el Santo de los Santos, el Argha o el Arca de Noé.
Por lo tanto, (véase la Lámina K en "La Cábala Develada"), es el Séptimo Sephiroth
entre el septenario "superior"; así como Malkuth es el séptimo de entre el Sephiroth
"inferior".
Microprosopus es la tercera letra V (Vau) y se le llama tetragrama, sólo porque es una
de las cuatro letras que abarca a todos los nueve Sephiroth, pero no a Sephira. Es el
septenario secreto que hasta la fecha ha permanecido oculto y ahora se ha develado
cabalmente. A Netzach, el séptimo Sephiroth, cuyo nombre exotérico es: "firmeza y
victoria"; mientras el esotérico es algo más, se le llama con su nombre Divino, Jehová
Tzabaoth, en los diagramas que presentan las relaciones de los Sephiroth con los diez
nombres divinos, los diez arcángeles, sus diez órdenes, los planetas, los demonios y los
diez archidiablos.
Agregaremos que este Jehová Tzabaoth corresponde con Haniel (la vida física humana),
el Elohim andrógino, con Yenus-Lucifer, Baal y, finalmente, con la letra Vau o
Microprosopus, el Logos. Todos estos pertenecen al mundoformador.
Todos son septenarios y están asociados con la formación polifacética y la Materia, su
"esposa", la cual es la "madre inferior", Aima, "la mujer con niño" del capítulo doce de
la Revelación, perseguida por el gran Dragón (de la sabiduría).
¿Quién es el Dragón? ¿Es el diablo Satán, según nos enseña a creer la iglesia?
Ciertamente no. Es el Dragón de la Sabiduría Esotérica el cual se opone al niño nacido
de la "mujer" (el universo); ya que este niño es su humanidad y, por ende, la ignorancia
y la ilusión. Sin embargo, Miguel y sus ángeles o Jehová Tzabaoth (la "Hueste"), que
rechazaron crear, análogamente a los siete hijos de Brahma, nacidos de la mente y
desapegados, porque aspiran encarnarse como seres humanos para llegar a ser
superiores a los dioses, luchan contra el Dragón, lo conquistan y el niño de materia
nace. Así, el "Dragón" de la sabiduría esotérica ¡recae en la oscuridad! (11)
Por lo tanto, aunque no tengo la más mínima objeción a que algún místico quiera unirse
con el Logos llamado "Tetragrammaton" o Microprosopus, personalmente prefiero,
sobre principios generales, una unión con Macroprosopus, por lo menos en este ciclo de
encarnación. Después de que, con el auxilio del "Número Perfecto", espero ver la luz
suprema reducir en cenizas no sólo a mis "siete inferiores" (12) (el Microprosopus), sino
también a la apariencia de los trece en la unidad que "libran guerra contra los siete" y,
junto con ellos, al cuadrado Macroprosópico. Como la letra Yod, en el sendero de
la novena Sephira, tiene un significado claramente fálico, no quiero unirme con el
septenario inferior, ni con el Jehová de siete letras, prefiriendo enfocar mi fe en "Ain
Soph" puro y simple; de otra manera: ¿por qué dejar el seno de la iglesia ortodoxa? Más
valdría unirnos con el "Ejército de la Salvación" y cantar: "Sangre, sangre" todo el día.
El "Logos" que nosotros reconocemos, no es el Tetragrammaton, sino la Corona,
Kether, que no tiene ningún nexo con el plano material, ni con el Macro o el
Microprosopus; pero está relacionado sólo con el mundo pro-arquetípico. En efecto,
según se dice:
"Mediante gematria, AHIH equivale a IHV sin la H, el símbolo de Malkuth, la Esposa
[. . . ] Ese tema de los cuatro Querubines está íntimamente relacionado con las letras del
563

Tetragrammaton [ . . . ] Por lo tanto, Ellos representan los poderes de las letras del
Tetragrammaton en el plano material [ . . . ] Los Querubines son las formas vivientes de
las letras, cuyos símbolos zodiacales son Tauro, Leo, Acuario y Escorpión." (Pag. 31,
32 y 33 de la Introducción a "La Cábala Develada").
También se conoce lo que el simbolismo de estos cuatro animales representa, a su vez,
"en el plano material."
Tauro, a pesar de que se le llame el Toro de Siva, el Toro Apis egipcio, el "Toro"
zoroastriano que Ahriman mató, es siempre un símbolo de la semilla de la vida, de la
fuerza tanto generadora como destructora, mientras el Escorpión es el símbolo del
pecado (en sentido sexual), del mal y de la muerte espiritual y es el cuarto número de
Tetragrammaton o Malkuth.
"El misterio del ser terrenal y mortal está encerrado en el misterio del hombre supremo
e inmortal [ . . . ]" El Tetragrammaton se encuentra en la forma corporal. "La cabeza es
la (letra Yod), los brazos y las espaldas son como la H (suprema), el cuerpo es V y las
piernas son representadas por el H (he) final." ("Cábala Develada" pag. 34).
En la "Escala del número Siete", el nombre de Dios es representado por siete letras. La
escala es septenaria, a pesar de como uno la considere, desde el primer mundo original
arquetípico, hasta el séptimo transitorio.
El "Arbol de la Vida" tiene siete ramas y siete frutas. En el "Libro del Misterio Oculto",
Brashith, el mundo inicial del Génesis, es Sera sheth, "El creó los seis". De estos
dependen todas las cosas que están abajo, (v. 10) todas las cosas son sintetizadas por
Malkuth, el Séptimo, Microprosopus.
"Microprosopus es formado por seis Sephiroth, tres masculinos y tres femeninos." (V.
67). A las extremidades del Tetragrammaton se les llaman los seis miembros de
Microprosopus y 6 es el valor numérico de V (Vau), su letra.
Cuando ellos (los miembros) tocan la tierra, se convíerten en siete ("Cábala Develada",
pag. 32 verso 9 del Comentario XXII en "El Libro de los Números).
Todo "El Libro del Misterio Oculto" está pletórico de frases así. "El Microprosopus es
séxtuplo [ . . . ]"; ya que lo componen seis Sephiroth que son llamados, con Malkuth, los
siete inferiores. Estos miembros emanan de los primeros seis mundos (creativos)
pronunciados. "Su séptimo principio es representado por el décimo Sephiroth [ . . . ] que
es Eva en el sistema exotérico o la madre inferior [ . . . ]" Por eso, a la séptima semana,
se le llama Milenio, Sabbath y también el séptimo reino." ("Libro del Misterio Oculto").
Los Cabalistas siempre diferenciaron, no sólo entre Ain-Soph, lo anumérico y lo
Inconcebible, sino también, entre Microprosopus y el Tetragrammaton inferior, el
"Hijo" y por lo tanto el Logos; ya que, en "La Asamblea Sagrada Mayor" se lee:
"(83) En lo concerniente a esto, los hijos de Israel quisieron conocer en sus mentes, así
como está escrito" (Exodo XVII. 7). ¿Está el Tetragrammaton entre nosotros o el uno
negativamente existente?" Aquí distinguieron entre el Microprosopus, al cual se le
llama Tetragrammaton y el Macroprosopus, que es denominado "Ain, la existencia
negativa" (pag. 121). Sin embargo, el "Yod del antiguo es escondido y oculto." (73.
Introducción).
(V. 1152) Hemos aprendido que había diez (compañeros, Sephiroth), quienes entraron
en Sod (misterios de la creación) y que sólo siete salieron.
(V. 1158. ) Cuando el Rabino Shimeón reveló el Arcano, los presentes eran sólo esos
(compañeros).
(V. 1159) El Rabino Shimeón los llamó los siete ojos del Tetragrammaton, así como
está escrito, Zacarías, III., 9: "Estos son los siete ojos del Tetragrammaton."
564

En la Biblia, la traducción de Tetragrammaton es: "El Señor"; hecho que muestra


claramente que los cristianos han aceptado como su "Señor Dios", una cuarta
emanación Sephirotal y la letra masculina "yau."
¿Es acaso éste, el "Logos" al que todo iniciado debiera tratar de reunirse, como
resultado último de sus esfuerzos? Más valdría que permaneciera en su cuerpo mortal
septenario mientras que pueda.
Con respecto a los otros "obstáculos", han sido, también, declarados erróneamente. La
"Imagen del hombre en el Trono" en Ezequiel, corresponde, en el esoterismo, con el
mundo arquetípico, el mundo de Atziloth y no con Schekinah en Malkuth y Asiah, en el
plano material; como le resultará evidente a cualquier persona que analice la visión
cabalísticamente. En primer lugar, hay cuatro claras divisiones del simbolismo de la
visión: la forma del hombre, el trono sobre el cual está sentado, el firmamento sobre las
cabezas de las criaturas vivientes y las "criaturas vivientes" mismas, con su ophanim o
ruedas. Estos corresponden, nuevamente, con los cuatro mundos Cabalísticos o planos
mismos: Atziloth, el Arquetípico, la figura nebulosa del ser humano; Briah, el Creativo,
el trono; Jetzirah, el Formativo, el firmamento; Asiah, el Material, las criaturas
vivientes. Nuevamente, estos corresponden con las cuatro letras del tetragrama, así: el
punto más elevado de Yod en IHVH, corresponde con la "imagen del hombre", la H
(He) con el trono, la V (Vau) con el firmamento y la H final con las criaturas, (véase
Lámina IX de "La Cábala Develada.)
La "figura del hombre" no es la "forma masculina de Shekinah." Shekinah no "es un
poder andrógino" (13) y, si algo debe ser, es asexual o femenino. Es la luz primordial
que emana del Ain-Soph eternamente oculto. En el mundo arquetípico es Sephira, en el
material y formativo se convierte en Shekinah, la vida y la luz latentes de este mundo
inferior de materia, el "velo de Ain-Soph" y la "divina presencia" en el sendero de
Malkuth, desde el mundo material a los mundos superiores. Es el Buddhi del cuerpo
físico, el alma o chispa que arde en la vasija y después que ésta se ha quebrado, se funde
en el séptimo (según el esquema teosófico) y en el primero o Macroprosopo,
cabalísticamente; ya que es el primer rayo de lo escondido. (14)
El versículo 31 de "El Libro del Misterio Oculto", el (Sephra Dzeniuotha), expresa el
plano revelado por Malkuth en el modo siguiente:
"El Arbol que es mitigado, reside en los cascarones. (Quiere decir que el Sendero hacia
el Reino o Shekinah, que es el Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal, que existe,
en sí, desde el juicio es mitigado por el esposo mediante el flujo de la misericordia,
porque el Reino domina sobre todas las cosas y sus pies descienden en la muerte). En
sus ramas (los mundos inferiores), se alojan los pájaros que construyen sus nidos (las
almas y los ángeles tienen su residencia). Abajo del Arbol, esos animales que tienen el
poder, buscan la sombra (es decir los cascarones, Klipoth, 'porque a éste toda bestia
selvática se dirige.' Salmo civ. 20)."
"Este es el árbol que consta de dos caminos hacia la misma meta (el bien y el mal,
porque es el Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal). A su alrededor tiene siete
columnas (los siete palacios), los cuatro esplendores (los cuatro animales), lo
circunvalan (en cuatro ruedas) en sus cuatro lados (según la descripción del carro de
Yechesgiel (Ezequiel)."
Este árbol tiene siete ramas (15) y, en cada cual, hay cuatro hojas y cuatro frutos.
Además, se constata una analogía evidente entre los versos citados del "Sephra
Dzenioutha" y el primero y cuarto capítulo del Apocalipsis; ya que las siete iglesias "de
Asia" son idénticas con los "siete palacios" en Asiah o el lugar material septenario. En
el primer capítulo, las siete estrellas situadas aliado derecho de la "figura", no son estas
siete iglesias, sino sus siete claves y la palabra con doble sentido (andrógino) que sale
565

de su boca es Yod de IHVH. Esta "figura" es el septenario "Tetragrammaton" la V


(Vau). (16)
Esta figura es algo completamente diferente de la que encontramos en el trono en la
visión de Ezequiel; ya que la figura en el primer Capítulo del Apocalipsis se halla en los
planos de Jetzirah (el mundo de la formación, el medio ambiente de los ángeles que no
quisieron crear), mientras la figura de Ezequiel, se encuentra en el plano de Atziloth y,
en el cuarto capítulo del Apocalipsis, se describe como: "el que estaba sentado en el
trono."
Para que seamos dos personas a compartir el peso de lo susodicho, me he dirigido a
Macgregor Mathers (uno de los Cabalistas ingleses más eruditos, aunque yo no avenga
con todos sus conceptos; sin embargo, en esta cuestión, estamos en perfecto acuerdo).
Nuestro hermano ha dado su gentil aquiescencia, expresando por escrito su opinión y
aquí es como él distribuye el Arbol Sephirothal.

KETHER
BINAH CHOKMAH

GEBURAH CHESED
TIPHERETH
HOD NETZACH
YESOD

MALKUTH

Aquí, la figura en el trono en la visión de Ezequiel se refiere a Kether; el trono a


Chokhmah ya Binah, el mundo de Briah, cuyo nombre alternativo es Korsia, el trono. El
firmamento es Microprosopo, constituido por los seis Sephiroth: Chesed, Geburah,
Tiphereth, Netzach, Hod y Yesod. Ahora bien. Yesod es el sendero para entrar en
Malkuth o el mundo material creado; Shekinah es la Presencia en Malkuth, la Presencia
Real; ya que Shekinah es femenina y no andrógina. El sello del Macrocosmos es la
estrella con seis puntas, (17)

el emblema del Microprosopo, el Tetragrammaton, el Vau de IHVH, el cual se


encuentra entre los siete portadores de luz de Malkuth, que son, nada más, que los siete
últimos Sephiroth o los seis Sephiroth que componen a Microprosopo, agregando
Malkuth como séptimo. (18)
Creo que nada podría estar más claro. A pesar de las especulaciones y las
interpretaciones trascendentales y metafísicas que, obviamente, pueden satisfacerse con
la Tetraktis en el plano del mundo Arquetipo, pero, una vez que descendemos en el
mundo del Astral y del fenoménicamente oculto, no podemos tener menos que siete
principios sobre los cuales basamos. He estudiado la Cábala bajo dos Rabinos eruditos,
uno de los cuales era un iniciado y, en esta cuestión, no había ninguna diferencia entre
las dos enseñanzas (la esotérica oriental y la occidental).
Obviamente: es consabido que cualquier individuo, dotado con una dosis moderada de
perspicacia, si ha estudiado los tres métodos de interpretación cabalística, especialmente
566

el Notarikon, puede hacer lo que quiera con las palabras y las letras hebraicas sin
puntos. Sin embargo, las explicaciones que expongo no necesitan ningún Notarikon,
sino simplemente un conocimiento de la séptima clave esotérica. Con los puntos
Masoréticos se puede transformar el Jehová Tzabaoth astral y hasta el Jehová-Elohim,
en el "Uno viviente" y en el Dios más elevado, el "Dios de los dioses", aunque es
simplemente uno de los dioses formativos y generativos. Una buena ilustración de la
mencionada deshonestidad se encuentra en la traducción de Mather de la "Cábala
Develada" por Knorr von Rosenroth. El nos presenta seis ejemplares de las varias
interpretaciones, sólo de la primera palabra en el Génesis (B'rashith). Según las reglas
de Notarikon, a la frase de apertura: "B'rashith Bara Elohimeth hashamayim v'eth
h'aret", o "Al principio Dios hizo el cielo y la tierra", se le puede atribuir cualquier
significado; ya que, a la primera palabra, B'rashith, se le obliga emitir seís enseñanzas
dogmáticas de la iglesia latina.
El antedicho Cabalista, Salomón Meir Ben Moisés, un converso al Catolicismo Romano
en 1665, asumiendo el nombre de Prosper Rugere, nos muestra que logró probar,
basándose estrictamente en el Notarikon, que esa palabra (B'rashith) revelaba seis
sentidos cristianos, el primero de los cuales fue:
"El sol, el espíritu, el padre, su trinidad, la unidad perfecta". El tercero: "Adorarás a mi
primogénito, mi primero, cuyo nombre es Jesús". El quinto: "Escogeré una Virgen
digna de dar a luz a Jesús y la llamarás bendita." El sexto se encuentra en la nota al
pie de la página (19). Los otros dos son repeticiones.
La misma flexibilidad interpretativa y significativa es ubicable en los textos esotéricos
de las naciones. Como cada símbolo y glifo tiene siete claves, se deduce que un grupo
puede estar usando una clave en un tema y luego acusar a un tercer estudiante, que se
vale de otra, de mal interpretarlo todo, intencionalmente.
Sin embargo yo no me comporto así. En cuestiones esotéricas, prefiero buscar una
conciliación que disputar sobre los errores cometidos, ya sean reales o imaginarios;
porque el verdadero Ocultista y Teósofo debería amar más la Causa y el triunfo de la
verdad que algún éxito insignificante sobre los rivales.
Ningún ocultista sincero puede divulgar el significado de todos los "Siete Misterios de
la Sabiduría", aunque esté familiarizado con cada uno de ellos, lo cual sería
verdaderamente maravilloso; ya que sólo los "Maestros de Sabiduría" conocen
profundamente estos "Siete Misterios" en su totalidad y jamás se involucrarían en
discusiones polémicas en los periódicos o las revistas. Entonces: ¿de qué sirve, perder el
tiempo y la energía, tratando de probar que una cara del diamante resplandece más que
su hermana, en vez de unir todas las fuerzas para enfocar la atención del profano en el
brillo de la joya misma? Nosotros, estudiantes de la ciencia sagrada, deberíamos
ayudamos los unos a los otros, fomentar la búsqueda y beneficiamos de nuestro
conocimiento mutuo, en lugar de criticarlo inútilmente para satisfacer el orgullo
personal. Este es mi punto de vista; porque, de otra manera, nuestros enemigos, que
empezaron por llamamos embusteros, valiéndose sólo de sus ideas preconcebidas,
sectarias y materialistas, estarían justificados al reiterar sus acusaciones, basándose en
las invectivas recíprocas.
El materialismo está levantando su horrible cabeza más alto que nunca.
"El Conocimiento", uno de los periódicos científicos de Londres, nos da un preludio de
lo que aguarda al ocultista. En su reseña sobre "La Cábala Develada", proclama, en
términos enfáticos: "las extraordinarias quimeras intelectuales de los comentadores
hebraicos sobre sus escrituras." Bajo el peso de su desdén materialista, el periódico "El
Conocimiento", aplasta la idea del "Ensayo sobre la Cábala" del Doctor Ginsburg,
según el cual: "el Omnipotente enseñó los misterios del ser a un grupo de ángeles
567

seleccionados, ¡formando una escuela teosófica en el Paraíso!" y termina con un


tremendo punto, escarneciendo la admiración entre paréntesis (!) Esto se encuentra en la
página 259 del periódico "El Conocimiento", Septiembre 1887. En la página 245,
Edward Clodd nos presenta, en lugar de las enseñanzas de los "ángeles Teosóficos", las
de los Darwinistas de la escuela de Haeckel. Este campeón anticabalista, al haber
sondeado "un vasto campo" en el Kosmos, "cuyos límites se diluyen en lo ilimitado por
todos lados", termina sus "quimeras" con esta conclusión desconcertante:
Empezamos con la nebulosa primordial y acabamos con las formas más elevadas de
conciencia; es demostrado que la historia de la creación es un archivo ininterrumpido
de la evolución del gas, en el genio (!!!)
Esto demuestra cómo nos consideran los científicos modernos y lo mucho que
necesitamos todas nuestras fuerzas para circunscribir los ataques de los materialistas.
Unas pocas palabras y terminamos. Se me pregunta, repetidamente, que muestre el
libro, la página y el verso de donde entresaco la información para la doctrina esotérica
del "Septenario." Esto equivale a decir a una persona que se encuentra en el medio del
desierto, que pruebe que el agua está llena de microorganismos, cuando no tiene a su
alcance el microscopio. Los que me reclaman estas evidencias saben, mejor que todos,
que aparte de los pocos lugares donde los manuscritos secretos son almacenados
durante las eras, ninguna doctrina esotérica jamás fue escrita y claramente explicada, si
No, desde hace mucho tiempo, hubiera perdido este nombre. Aun en el Occidente existe
algo que es la Cábala “no escrita”, como también hay la escrita. Muchas cosas han sido
dilucidadas oralmente, como siempre aconteció. Sin embargo, esparcidos en las
escrituras exotéricas, se encuentran numerosos indicios y alusiones y la clasificación
depende, obviamente, de la escuela que la interpreta y, aun más, de la intuición y
concepción personales. La cuestión no es si en los rayos prismáticos hay tres, cinco o
siete colores; ya que todos saben que en la naturaleza existe sólo el blanco incoloro.
Aunque la ciencia discierne claramente siete rayos prismáticos; así como hay siete
notas: aún se oye a grandes científicos que insisten diciendo que son sólo cuatro o
cinco, hasta que se descubre que son daltónicos.

NOTAS

(1) Así es. Malkuth es el décimo Sephiroth, pero, en virtud de "Esposa del
Microprosopus" o Tetragrammaton, que es séxtuple, Malkuth, o el miembro material, es
el séptimo. Es la cuarta letra de IHVH o He, mientras, como mostraremos, el Logos o
hijo, es sólo la letra V (Vau).
(2) Véase la revista "Theosophist" de Agosto de 1887, pag. 700 y 705.
(3) Ahora traducida por S. Liddell Macgregor Mathers, Miembro de la Sociedad
Teosófica. Véase su "Cábala Develada."
(4) Es tan antigua y tan fálica que, dejando a un lado la cruz ansata egipcia, podemos
decir que los discos de terracota llamados fusaioles que Schliemann encontró
profusamente bajo las ruinas de la antigua Troya, tienen, casi todos, estas dos formas:

la Svástica inda y la Cruz, siendo ésta, la Svástica o el "Martillo de Thor", desprovista


de sus cuatro ángulos adicionales. No es necesario explicar que los orientalistas,
incapaces de transcender el plano material, tienen razón en decir que han descubierto
una de las claves secretas (pero sólo de las religiones exotéricas), cuando afirman que el
568

origen de la cruz es el arani y el pramantha, el palo y el vaso perforado que los antiguos
Brahmines usaban para prender al fuego. El nombre de Prometeo, que roba el fuego
sagrado de la (pro)creación, para entregarlo a la humanidad, tiene su origen innegable
en Pramantha. El dios Agni era el fuego celestial sólo mientras que se quedaba oculto en
su estuche. Tan pronto como el cisne Matare, el ser Rig Védico aéreo, lo obliga a salir
de ahí para el beneficio del Bhrigus que consume, se convierte en el fuego terrenal, el de
la procreación y, por ende, fálico.
Según se nos dice, las palabras matha y pramantha tienen el prefijo pra que agrega la
idea de robar o sustraer con la fuerza al concepto contenido en la raíz matha del verbo
mathami o manthnami: "producir mediante fricción." Así, (desde un punto de vista)
Prometeo, al robar el fuego celestial, para degradarlo en la tierra, no sólo prende la
chispa de la vida en el ser de arcilla; sino que le imparte los misterios de la creación,
que, desde Kriyasakti, cae en la acción egoísta de la procreación. [Véase el texto arriba.]
(5) Su línea vertical contiene cuatro, mientras la horizontal tres. Véase la revista
"Theosophist", Abril 1887.
(6) Véase "La Cábala Develada", Introducción pag. 21-22. (Versión Inglesa)
(7) Sephira quiere decir un número. Es Uno y, por lo tanto, singular,
mientras Sephiroth es una palabra plural y ambas han transferido sus
nombres a nuestras "cifras" y son sólo los mjmeros de las jerarquías
creadoras de los Dhyan Chohans. Cuando los Elohim dicen "Hagamos al
hombre", deben trabajar del primero al séptimo, cada uno de los cuales dota
el ser humano con su característica y principio.
(8) Los judíos no tenían una palabra para designar el cero, de aquí el simbolismo de una
cabeza o de un círculo.
(9) El estudiante debe tener presente que Jehová, como nombre, es siempre masculino y
femenino o andrógino. Está compuesto por dos palabras. Jah y Hová o "Ja eve". Sólo
Jah es masculino y activo.
Entonces, mientras el segundo Sephiroth, Chokhma, la "Sabiduría", es masculino y
representa Ab, "Padre"; Binah, la "Inteligencia", es femenina, pasiva y representa Ama,
la "Madre", el gran abismo cuyo nombre es "Jehová". Sin embargo, al nombre
masculino lo simboliza sólo una letra: Yod, cuyo sentido es enteramente fálico.
(10) Según la tradición, los últimos iniciados en los siete misterios del Microprosopus y
del supremo Tett (el número 9 y la letra t.) el misterio de las dos Aima (las dos madres o
la primera y la segunda H de la palabra IHVH), eran los tres Rabinos: Schimeón, Abba
y Eleazar, los cuales, en los Misterios o Sod, representaban Kether, Chokhma y Binah.
(Véase el "Zohar, la Sagrada Asamblea Menor".) Después de su muerte, se perdió el
conocimiento de las cinco iniciaciones superiores.
(11) La clave que abre este misterio es la séptima, la cual se relaciona con la séptima
trompeta del séptimo ángel, después de cuyo sonido telúrico, San Juan ve la mujer y la
"Guerra en el Cielo." (Véase el "Apocalipsis", cap. XI versículo 15 y cap. XII y traten
de comprender.)
La alegoría de la "Guerra en el Cielo" tiene otros seis sentidos, sin embargo, éste se
encuentra en el plano más material y explica el principio septenario. La "mujer", siendo
el universo, es coronada por 12 estrellas y revestida por el sol y la luna (dos veces siete).
El Dragón tiene siete cabezas, siete coronas y diez cuernos, otro simbolismo oculto y es
uno de los siete Logoi. Quizá, los que han reparado en el extraño comportamiento de
Narada, puedan entender la analogía. En realidad, es un Prajapat y un gran Rishi Védico
que, sin embargo, está constantemente interfiriendo con la procreación fisica humana.
569

Induce, por dos veces, a los millares de hijos de Daksha a quedarse célibes y Yoguis,
por eso se le condena a encarnarse, a nacer en un útero.
Aquellos que saben algo sobre los números y los ciclos, entenderán mejor el sentido de
esta alegoría.
(12) Libro del Misterio Oculto, V. 27.
(13) He consultado nuestro hermano Liddel Macgregor Mathers por si algún Cabalista
justifica la idea que Shekinah es "un poder andrógino". El dijo que no: "es asexual y es
la presencia divina." (Véase su obra sobre la Cábala, pag. 55, la nota entre los versos 32
y 33.)
(14) Ni siquiera Shekinah es un Sephiroth; ya que procede y está latente en el décimo,
Malkuth y es destruida con éste. (Véase pag. 22, "El Libro del Misterio Oculto"). Quizá
el error surgió por ser Adonai y el Querubín angélico, el nombre divino de Shekinah.
Sin embargo, ningún Cabalista divulgará en la prensa la clave de esto.
(15) Véase las estampas del relato babilonio de la creación (por G. Smith, "El Relato
Caldeo del Génesis") del Arbol Sagrado, con una figura en ambos lados y una serpiente
en el trasfondo. Esta estampa se entresacó de un cilindro babilónico anterior y
representa dicho árbol con sus siete ramas.
(16) O Vau, cuyo número es seis y cuyo simbolismo es un gancho o un garfio, fálico.
(17) Es cierto que es el sello del Macrocosmos; pero se convierte en el del
Microcosmos cuando se inscribe en éste la estrella con cinco puntas, la cual es, en
realidad, el signo adecuado del Macroprosopo. Es el Shatkon Chakra (la rueda de
Vishnu) y el Panchakon (Pentagrama).
Llamamos a la estrella con seis puntas el sello del Macroprosopo sólo cuando el
hexagrama está inscrito en un círculo y no de otra forma. Sin embargo, esto no afecta a
la cuestión. La Cábala de Knorr Von Rosenroth está plagada de errores y otras versiones
aun más, especialmente las traducciones latinas, hechas por cristianos propensos a sacar,
consciente o inconscientemente, un sentido profético y cristiano del Zohar.
(18) Acerca de Malkuth, el "Sephira Dzenioutha" dice: "Shekinah (o presencia real),
que está abajo de éste, es un Sendero hacia el reino, es decir, Malkuth, la décima y
última Sephira." (I., c. 32)
(19) En el Notarikon: "Cada letra de una palabra se considera como la inicial o la
abreviación de otra, así que, desde las letras de una palabra, se puede formar una frase."
Por lo tanto, usando las letras de esta palabra B'rashith" también yo podría construir,
fácilmente, la siguiente frase: "¡Cuidado ! Pronto en Teosofia surgirán contiendas" y
luego ofrecerla como una revelación y una advertencia divina, tomando como mi
autoridad el "Libro de Dios." Tal interpretación será tan verdadera y más explícita que
la sexta versión de Prosper Rugere: ya que tradujo B'rashith como: "Beaugoh ratzephim
Asattar Shegopi Jeshuah Thakelo" cuyo significado en castellano es "Yo (Dios), me
esconderé en la hostia porque ustedes comerán a Jesús, mi cuerpo". Así, otro judío se
ha convertido al Catolicismo Romano.

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¿TIENEN ALMA LOS ANIMALES?


Helena Blavatsky
570

“Continuamente empapada de sangre toda la Tierra, es sólo un inmenso altar sobre el


cual todo cuanto vive tiene que ser inmolado sin cesar ”. Compte Joseph de Maistre.
(Soirées, I, II, 35)

I
Son muchas las anticuadas supersticiones religiosas del Oriente de las que con
frecuencia se burlan las naciones occidentales en su ignorancia; pero ninguna causa
tanta risa, y es tan despreciada en la práctica, como el gran respeto que los orientales
sienten hacia la vida animal. Los comedores de carne no pueden simpatizar con los que
se abstienen por completo de ella. Los europeos somos bárbaros civilizados, con sólo
unos pocos millares de años entre nosotros y nuestros antepasados habitantes de las
cavernas, que chupaban la sangre y el tuétano sin cocer. Por lo tanto, es natural que los
que tan poca importancia dan a la vida humana en sus frecuentes y a menudo inicuas
guerras, desprecien por completo las agonías mortales de la creación bruta, y sacrifiquen
diariamente millones de vidas inocentes e inofensivas; y si bien somos demasiado
epicúreos para devorar tajadas de tigre o chuletas de cocodrilo, no han de faltarnos ni
tiernos corderos ni faisanes de plumaje dorado. Todo esto es solamente lo que
corresponde a nuestra época de cañones Krupp y de vivisecciones científicas. Y no es
cosa que deba causar gran maravilla el que el duro europeo se burle del dulce indo, el
cual se estremece ante la mera idea de matar una vaca, o que se niegue a simpatizar con
el budista y el jaina en su respeto por la vida de todas las criaturas sensibles, desde el
elefante al mosquito.

Pero, si el comer carne se ha convertido en una necesidad vital, o sea la defensa del
tirano entre las naciones occidentales; si es necesario que en cada ciudad, pueblo y aldea
del mundo civilizado, una multitud de víctimas sea diariamente sacrificada en templos
dedicados a la deidad denunciada por San Pablo y adorada por hombres cuyo Dios es su
vientre; si todo esto y mucho más no puede ser evitado en nuestra Edad de
Hierro,¿Quién puede presentar la misma excusa en favor del sacrificio de animales por
deporte? La pesca y la caza, las más fascinantes de todas las diversiones de la vida
civilizada, son, ciertamente, las más censurables desde el punto de vista de la Filosofía
Oculta; las más pecaminosas a los ojos de los fieles pertenecientes a aquellos sistemas
religiosos que son producto directo de la Doctrina Esotérica: el brahmanismo y el
budismo ¿Está acaso fuera de toda razón el que los seguidores de estas dos religiones,
las más antiguas que hoy existen, consideren al mundo animal, desde el enorme
cuadrúpedo hasta el insecto infinitamente pequeño, como hermanos más jóvenes por
ridícula que la idea parezca a un europeo? Este punto será considerado debidamente
más adelante.

Sin embargo, por exagerada que la cosa pueda parecer, cierto es que pocos de nosotros
somos capaces de representarnos, sin estremecernos, las escenas que tienen lugar todas
las mañanas a primera hora en los innumerables mataderos del mundo que llaman
civilizado y aun aquellas que tienen lugar durante la época de la caza. No ha despertado
todavía el primer rayo de sol a la naturaleza dormida, cuando en todas partes se
preparan miríadas de hecatombes para saludar al astro del día. Jamás regocijó al Moloch
pagano el grito de agonía de sus víctimas tanto como el lastimero gemido que en todos
los países cristianos suena a manera de prolongado himno de sufrimiento a través de la
Naturaleza entera, todos los días desde la mañana hasta la tarde. En la antigua Esparta,
de cuyos austeros ciudadanos ninguno era por cierto insensible a los delicados
sentimientos del corazón humano, un muchacho, convicto de atormentar a un animal
571

por diversión, fue condenado a muerte, por ser su naturaleza demasiado vil para que se
le permitiese la vida. Mas en la civilización europea, que progresa rápidamente en todo,
salvo en virtudes cristianas, la fuerza es hoy día sinónimo del derecho. La costumbre,
por completo inútil y cruel, de cazar por mera diversión aves y animales de todas
especies, en ninguna parte es llevada a efecto con más fervor que en la protestante
Inglaterra, en donde las misericordiosas enseñanzas de Cristo han ablandado
escasamente los corazones humanos más de lo que lo estaban en los días de Nemrod, el
poderoso cazador del Señor. La Ética Cristiana se halla tan trastornada, en razón de la
propia conveniencia, por silogismos paradójicos como la de los paganos. A la que
escribe estas líneas le dijo un día un cazador que desde el momento en que “ni un
gorrión cae al suelo sin la voluntad del Padre, el que mata por diversión un centenar de
gorriones, cumple cien veces la voluntad de su Padre ”(!).

Desdichada y dura es la suerte de los pobres animales, convertida en fatalidad


implacable por la mano del hombre. El Alma racional del ser humano parece nacida
para convertirse en asesina del alma irracional del animal; en el pleno sentido de la
palabra, desde el momento en que la doctrina Cristiana enseña que el alma de los
animales muere con su cuerpo, ¿No tiene acaso la leyenda de Caín y Abel una doble
significación? Contémplese aquella otra desgracia de nuestra época culta: las científicas
casas de matanza, llamadas salas de vivisección. Éntrese en París en alguna de ellas y
véase a Paul Bert, o a algún otro de esos hombres, tan justamente llamados los sabios
carniceros del Instituto, ocupados en su horrible obra. Sólo tengo que traducir la
enérgica descripción de un testigo ocular, de uno que ha estudiado por completo el
modus operandi de aquellos ejecutores, un autor francés bien conocido: “La vivisección
–dice– es una especialidad en la cual la tortura, científicamente economizada por
nuestros académicos carniceros, es aplicada durante días, semanas y hasta meses enteros
a las fibras de una misma víctima. Se emplean todas y cada una de las variedades de
armas; se verifican análisis ante un auditorio sin piedad; se divide el trabajo todas las
mañanas entre diez aprendices a la vez, de los cuales uno trabaja en el ojo, otro en la
pierna, el tercero en el cerebro, un cuarto sobre el tuétano; sus manos inexpertas han
logrado, sin embargo, hacia la noche, después de un día de duro trabajo, poner al
descubierto la totalidad de la carroña viviente que se les ha ordenado cincelar; la cual,
por la tarde, es cuidadosamente guardada en la cueva, con objeto de que a las primeras
horas de la mañana siguiente pueda trabajarse de nuevo sobre ella, con tal que le haya
quedado a la víctima tan sólo un soplo de sensibilidad y de vida. Sabemos que los
comisionados de la ley Grammont han tratado de rebelarse contra esta abominación;
pero París se ha mostrado más inexorable que Londres y Glasgow”.

Y sin embargo estos caballeros se jactan del gran objeto que se proponen, y de los
grandes secretos descubiertos por ellos. “¡Horror y embustes! –exclama el mismo
autor– En materia de secretos, excepto unas pocas localizaciones de facultades y de
movimientos cerebrales, sólo conocemos un secreto que de derecho les pertenezca: el
secreto de la tortura prolongada, al lado de la cual la terrible ley de autofagia, los
horrores de las guerras, las alegres matanzas de la caza y los sufrimientos del animal
bajo el cuchillo del carnicero, vienen a ser nada ¡Gloria a nuestros hombres de ciencia!
Ellos han sobrepujado a todas las anteriores formas de tortura, y son ahora y seguirán
siendo de un modo absoluto e incontestable, los reyes de la angustia artificial y de la
desesperación ” 1
572

La razón invocada para despedazar, matar y hasta para torturar legalmente a los
animales, como se hace en la vivisección, es un versículo o dos de la Biblia; y su mal
digerida significación, desfigurada por el llamado escolasticismo, representado por
Tomás de Aquino. Hasta el mismo De Mirville, el ardiente defensor de los derechos de
la iglesia, llama a semejantes textos: “Bíblicas tolerancias, arrancadas por fuerza a Dios,
después del Diluvio, como muchas otras, y basadas en la decadencia de nuestra fuerza ”.
Sea como quiera, semejantes textos se encuentran grandemente contradichos por otros
en la misma Biblia. El comedor de carne, el cazador y hasta el vivisector, si es que entre
estos últimos hay quien crea en una creación especial y en la Biblia, citan generalmente
para su justificación aquel versículo del Génesis, en el cual Dios da al dual Adán
“dominio sobre peces, aves, ganados y sobre todas las cosas vivientes que se mueven
sobre la Tierra” (Cap. I, v.28); de aquí, según lo entienden los cristianos, el poder de
vida y muerte sobre todos los animales en el globo. A esto, los brahmanes y budistas,
mucho más filosóficos, pueden contestar: “No es así. La evolución comienza a formar
humanidades futuras en el seno de los planos inferiores de la existencia. Por lo tanto,
matando a un animal, aunque sea un insecto, detenemos el progreso de una entidad
hacia su meta final en la Naturaleza: el HOMBRE ”.Y el que esté versado en la
Filosofía Oculta dirá Amén. Añadiendo a esto, que no solamente se retarda la evolución
de aquella entidad, sino que además se detiene la de la próxima y más perfecta raza
humana que debe surgir en lo futuro. ¿Quién de los dos contrarios tiene razón? ¿Cuál de
ellos es más lógico? La contestación depende principalmente, por supuesto, de las
creencias personales del tercero, escogido para decidir la cuestión. Si cree en una así
llamada, creación especial, entonces, en contestación a la franca pregunta de “¿Por qué
debe el homicidio ser considerado como el crimen más horrible contra Dios y la
Naturaleza, y el asesinato de millones de criaturas vivientes mirado meramente como
una diversión?” responderá: “Porque el hombre es creado conforme a la propia imagen
de Dios, y mira hacia arriba, hacia su Creador, y al lugar de su nacimiento: el cielo (os
homini sublime dedit). Al paso que la mirada del animal está fija en el lugar de su
nacimiento, hacia abajo, en la Tierra”.

Porque Dios ha dicho: “Produzca la Tierra las criaturas vivientes según su naturaleza,
ganado y cosas que se arrastran, y bestias de la Tierra, según su naturaleza ”.(Génesis, I,
24 ).Y además, porque el hombre se halla dotado de un Alma inmortal, y el mudo bruto
no goza de inmortalidad alguna, ni siquiera de una corta supervivencia después de la
muerte.

Ahora bien, a esto podría contestar cualquiera que raciocine sin sofismas, que si la
Biblia es para nosotros la autoridad en esta materia, no hay razón alguna para que se
asigne al hombre como lugar de nacimiento el cielo y no se haga así con la última de las
cosas que se arrastran; pues, por el contrario, encontramos en el Génesis que si Dios
creó “al hombre ” y “le ” bendijo (Cap. I, v.27 –28), también creó “grandes ballenas”, y
“las bendijo”, (21–22). Además,“el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra ”
(11, 7), y el polvo es con toda seguridad, tierra pulverizada. Salomón, el rey y orador, es
indudablemente una autoridad, y por todo el mundo es cosa corriente, que fue el más
sabio de todos los sabios bíblicos; el cual sienta una serie de verdades en el Eclesiastés
(Cap. III) que deberían haber zanjado de una vez todas las disputas acerca del asunto.
“Los hijos de los hombres … con hacer ver que son parecidos a las bestias ” (v.18)…
“pues como el hombre muere, así mueren ellas (las bestias)… y el hombre, después del
pecado, no tiene ninguna exención sobre la bestia ” (v.19)… “y todo va a parar a un
mismo lugar … y en tierra igualmente o polvo vuelven a parar ” (v.20)… “¿Quién ha
573

visto si el alma de los hijos de Adán sube hacia arriba y el alma de los brutos cae hacia
abajo? (v .21) ¡En verdad, quién es el que sabe! De todos modos, no es la ciencia ni
“escuela teológica alguna”.

Si el objeto de estas líneas fuera predicar vegetarianismo, apoyándose en la autoridad de


la Biblia o de los Vedas, sería el hacerlo una tarea muy fácil. Porque es completamente
cierto que Dios dio al dual Adán, “el macho–hembra” del Cap. I del Génesis (el cual
tiene muy poco que ver con nuestro débil antecesor del Cap. II), “dominio sobre toda
cosa viviente”; sin embargo, en ninguna parte encontramos que el Señor Dios haya
mandado a aquel Adán ni al otro devorar a la creación animal o destruirla por
pasatiempo. Todo lo contrario: porque indicando el reino vegetal y el “fruto de un árbol
produciendo semilla”, Dios dice muy claramente: “a vosotros (hombres) aquello servirá
para alimento” (I,29).

Tan viva era la percepción de esta verdad entre los cristianos primitivos, que durante los
primeros siglos, jamás tocaban la carne. En Octavio, Tertuliano escribe a Minucio Félix:
“A nosotros no se nos permite ni presenciar, ni aun siquiera oír el relato de un
homicidio; nosotros, los cristianos, que rehusamos probar platos en los cuales pueda
haber sido mezclada sangre animal”.

Pero no se trata de predicar vegetarianismo, sino de defender simplemente los derechos


animales, intentando demostrar la falacia de despreciar estos derechos fundándose en la
autoridad bíblica. Además, el discutir con aquellos que razonan apoyándose en
interpretaciones erróneas sería por completo inútil. El que desecha la doctrina de la
evolución encontrará siempre su camino lleno de dificultades; por lo tanto, jamás querrá
admitir que está mucho más conforme con los hechos y con la lógica el considerar al
hombre físico como el reconocido modelo de los animales, y al Ego espiritual que le
anima como un principio intermedio entre el alma del animal y la Divinidad. En vano
sería decirle que a menos de que acepte no sólo los versos citados para su justificación,
sino también la Biblia entera, explicada a la luz de la Filosofía Esotérica –la cual
reconcilia todas las contradicciones y absurdos aparentes de aquélla– jamás obtendrá la
clave de la Verdad; pues no querrá creer en ella. Sin embargo, la Biblia toda rebosa
caridad para con los hombres y compasión y amor hacia los animales.

El texto original hebreo del capítulo XXIV del Levítico está lleno de ello. Los
versículos 17 y 18,según están traducidos en la Biblia, dicen: “Y el que mate un animal
ha de restituirlo, animal por animal”; el original dice: “vida por vida”, o más bien “alma
por alma”, nephesh tachat nephesh 2. Y si el rigor de la ley no llegaba hasta el punto de
matar, como en Esparta, el alma de un hombre, por el alma de un animal, sin embargo,
se imponía al culpable un severo castigo.

Pero esto no era todo. En el Éxodo (Cap. XX,10 y Cap. XXIII, 12 y siguientes), el
reposo durante el día del sábado se extendía al ganado y a todo otro animal:“El séptimo
día es el sábado … no harás ningún trabajo, ni tú ni tu ganado; y el año sabático dejarás
al campo descansar y permanecer tranquilo … para que tu buey y tu asno puedan
reposar ”3 –Mandato– que, si algo significa, demuestra que hasta la creación bruta no
estaba excluida por los antiguos hebreos de una participación en el culto de su deidad, y
que era colocada en muchas ocasiones a la par del hombre mismo. La cuestión depende
por completo de la idea errónea de que Alma –nephesh– es enteramente distinta de
Espíritu –ruach–. Y sin embargo, claramente sentado está que Dios sopló en las narices
574

(del hombre)el aliento de Vida, y el hombre vino a ser un Alma viviente –nephesh– ni
más ni menos que un animal, porque el alma de un animal es también llamada nephesh.
El Alma se convierte en Espíritu por desenvolvimiento, siendo ambos los peldaños
inferior y superior de una misma escala, cuya base es el ALMA UNIVERSAL o
Espíritu.

Esta afirmación sorprenderá a las buenas gentes que, aun queriendo mucho a sus gatos y
perros, están todavía demasiado apegados a las enseñanzas de sus respectivas iglesias,
para que puedan admitir semejante herejía. “¡El alma irracional de un perro o de una
rana, divina e inmortal como lo son nuestras almas!”, exclamarán a buen seguro. Pero
así son. Y no es la humilde escritora del presente artículo quien lo dice; es uno que para
todo buen cristiano debe ser una autoridad; es aquel rey de predicadores , es San Pablo.

Nuestros adversarios, que con tanta indignación se niegan a oír los argumentos de la
ciencia moderna o de la esotérica, quizás prestarán un oído más benévolo a lo que su
propio santo y apóstol dice sobre la materia. Y la verdadera interpretación de sus
palabras será dada también no por un teósofo, ni por enemigo alguno, sino por un
cristiano tan bueno y piadoso como cualquiera; en una palabra, por otro santo, Juan
Crisóstomo, el que explicó y comentó las epístolas paulinas, y el que es tenido en la
mayor reverencia por los teólogos de ambas iglesias, la Católica Romana y la
Protestante. Los cristianos han visto ya que la ciencia experimental no está de su parte;
pueden todavía recibir una sorpresa mucho más desagradable al encontrarse con que
ningún indo podría abogar con más ardor en pro de la vida animal de lo que lo hacía
San Pablo al escribir a los Romanos. Los indos, a decir verdad, piden compasión para el
mundo de los brutos, únicamente por razón de la doctrina de la trasmigración, y por
consiguiente, por la identidad del principio o elemento que a ambos, al hombre y al
bruto, anima. San Pablo va más allá: muestra al animal “esperando y viviendo en la
expectación de la misma liberación de los lazos de la corrupción”, corno cualquier buen
cristiano. Las expresiones precisas del gran apóstol y filósofo serán citadas más adelante
en el presente trabajo, y se demostrará su verdadero sentido.

El hecho de que tantos intérpretes, Padres de la Iglesia y escolásticos hayan procurado


eludir la verdadera significación de las palabras de San Pablo, no prueba nada en contra
de su sentido íntimo, sino más bien contra la sinceridad de los teólogos, cuya
inconsecuencia será demostrada con tal motivo; a pesar de lo cual, habrá quien defienda
sus proposiciones, por erróneas que sean, hasta el último extremo. Otros, reconociendo
su equivocación primera, ofrecerán al pobre animal, corno Cornelio Lápide, categoría
de honorable. Especulando, al tratar de la parte consignada por la Naturaleza a la
creación bruta en el gran drama de la vida, dice: “El objeto de todas las criaturas es el
servicio del hombre”. De aquí, juntamente con él (su dueño), están esperando su
renovación: cum homine renovationem suam expectant 4. El servir al hombre no puede,
seguramente, significar el ser atormentados, muertos, inútilmente cazados y
maltratados; al paso, es casi innecesario explicar la palabra renovación.

Comprenden por ella los cristianos la renovación de los cuerpos después de la segunda
venida de Cristo y la limitan al hombre con exclusión de los animales. Los estudiantes
de la Doctrina Secreta la explican por la sucesiva renovación y perfección de formas en
la escala de la existencia objetiva y subjetiva; y durante una larga serie de
transformaciones evolutivas del animal al hombre y hacia arriba …
575

Esto será por supuesto rechazado con indignación por los cristianos. Se nos dirá que no
es así como la Biblia les ha sido explicada, y que no puede tener semejante significado.
Es inútil insistir acerca de lo mismo. Muchas y tristes en sus resultados han sido las
erróneas interpretaciones de lo que la gente ha tenido a bien llamar la “Palabra de Dios”.
La sentencia: “Maldito sea Canaán: un siervo de siervos será para sus hermanos”
(Génesis, IX, 25) ha dado origen a siglos de miseria e inmerecida angustia para los
infelices esclavos negros. El clero de los Estados Unidos fue su más violento enemigo
cuando surgió la cuestión antiesclavista, oponiéndose con la Biblia en la mano. Y sin
embargo está demostrado que la esclavitud ha sido la causa de la decadencia natural de
todos los países. Y la misma orgullosa Roma cayó, como Geyer justamente observa,
porque “en el antiguo mundo la mayoría de los hombres eran esclavos”. Pero tan
terriblemente imbuidos han estado en todo tiempo los mejores y más inteligentes
cristianos de estas erróneas interpretaciones de la Biblia, que hasta uno de sus más
grandes poetas, al tiempo que defendía el derecho del hombre a la libertad, no concede
participación alguna en la misma al pobre animal. “Dios nos dio sólo a nosotros, sobre
el animal, pez y ave, dominio absoluto. Aquel derecho lo poseemos nosotros por su
donación. Pero al hombre de el hombre no hizo señor. Título tal para sí mismo
reservado, al humano dejó libre del humano.” dice Milton.

Pero como sucede en el caso del crimen, el error debe aparecer, y la incongruencia debe
inevitablemente mostrarse siempre que se sostienen conclusiones erróneas, ya en contra,
ya en favor de una cuestión preconcebida. Los adversarios del filozoísmo oriental
ofrecen así a sus críticos un arma formidable para destruir sus más hábiles argumentos,
gracias a tal incongruencia entre premisas y conclusiones, entre los hechos presupuestos
y las deducciones sacadas de los mismos.

El objeto de este ensayo es lanzar un rayo de luz sobre este asunto tan serio como
interesante. Los escritores católico–romanos, al sostener la legitimidad de las muchas
resurrecciones milagrosas de animales verificadas por sus santos, han hecho de ellas
materia de interminables debates. El “alma de los animales” es, en opinión de Bossuet,
“la más difícil y la más importante de todas las cuestiones filosóficas”.

Puesta en parangón con la doctrina de la iglesia de que los animales, aunque sin carecer
de alma, no la tienen permanente o inmortal, y que el principio que les anima muere con
el cuerpo, se hace interesante el averiguar cómo los escolásticos y teólogos de la Iglesia
reconcilian esta afirmación con aquella otra de que los animales pueden ser y han sido
con frecuencia milagrosamente resucitados.

Haciendo ver la inconsecuencia de las interpretaciones escolásticas y teológicas de la


Biblia, me propongo en este ensayo, que es sólo una ligera tentativa, –Pues otra cosa
exigiría algunos volúmenes– el convencer a las gentes de la gran criminalidad del hecho
de arrebatar la vida a los animales, especialmente en la caza y la vivisección. Y de todos
modos, mi objeto es hacer ver que, por absurda que sea la noción de que así el hombre
como el bruto pueden ser resucitados después de que el principio de vida se ha escapado
del cuerpo para siempre, semejantes resurrecciones, si fuesen ciertas, no serían mas
imposibles en el caso de una bestia que en el de un hombre; porque o bien ambos están
dotados por la Naturaleza de lo que en términos generales se llama alma, o bien ni uno
ni otro poseen semejante cosa.
576

II
“¡Qué quimera es el hombre! ¡Qué confuso caos, qué materia de contradicción! ¡Juez
declarado de todas las cosas y sin embargo un débil gusano de la tierra! ¡El principal
depositario y guardián de la Verdad y sin embargo un mero conjunto de incertidumbres!
¡La gloria y el escándalo del Universo!”. Pascal.

Veamos ahora cuáles son las opiniones de la iglesia Cristiana respecto a la naturaleza
del alma del animal; cómo reconcilia la discrepancia entre la resurrección de un animal
y la suposición de que el alma muere con él, y a este propósito daremos noticia de
algunos milagros relacionados con animales. Antes de dar el golpe final y decisivo a la
doctrina egoísta, que llega al último extremo con las crueles y despiadadas prácticas
usadas con los pobres animales, debe enterarse el lector de las primeras dudas de los
mismos Padres de la iglesia, por lo que se refiere a la debida interpretación de las
palabras de San Pablo, relativas a esta cuestión.

Es divertido observar cómo el Karma de los dos defensores más infatigables de la


iglesia Latina, Mrs. Des Mousseaux y De Mirville, en cuyas obras se encuentran los
pocos milagros aquí citados, les ha conducido a proporcionar las armas empleadas en la
actualidad en contra de sus propias opiniones, muy sinceras, pero también muy
erróneas.5. Como el gran combate del porvenir debe librarse entre los creacionistas de
una parte, o sea los cristianos y todos los que sostengan una creación especial y un dios
personal, y los evolucionistas de otra, o sea, los brahmanistas, budistas, librepensadores,
y, por fin, los más de los hombres de ciencia, será conveniente hacer una recapitulación
de sus posiciones respectivas.

1. El mundo cristiano supone tener derecho sobre la vida animal, fundándose: (a) en
los textos bíblicos anteriormente citados, y en las últimas interpretaciones
escolásticas; (b) en la ausencia de todo lo que se parezca a un alma divina o humana
en los animales. El hombre sobrevive a la muerte, el bruto, no.

2. Los evolucionistas orientales, fundando sus deducciones en sus grandes sistemas


filosóficos, sostienen que es un atentado contra la obra de la Naturaleza y el
progreso el matar a cualquier ser viviente, por las razones indicadas en las páginas
precedentes.

3. Los evolucionistas occidentales, armados de los últimos descubrimientos científicos,


no oyen ni a cristianos ni a paganos. Algunos hombres de ciencia creen en la
evolución, otros no. Unos y otros convienen, sin embargo, en un punto, a saber: que
las investigaciones físicas y exactas no dan motivo alguno para presumir que el
hombre esté dotado de un Alma inmortal y divina más que un perro.

Así es que, mientras los evolucionistas asiáticos se conducen respecto de los animales
de una manera consecuente con sus opiniones científicas y religiosas, ni la iglesia ni la
escuela científica materialista son lógicas en la aplicación práctica de sus teorías
respectivas. La primera, enseñando que cada una de las cosas vivientes es creada sola y
especialmente por Dios, como puede serlo cualquier niño, y que se encuentra desde el
nacimiento hasta la muerte bajo el ojo vigilante de una sabia y bondadosa Providencia,
concede a la creación inferior solamente un alma temporal. La segunda, considerando
tanto al hombre como al animal como producción inanimada de algunas, hasta ahora no
descubiertas, fuerzas de la Naturaleza, establece, sin embargo, un abismo entre ambos.
577

Un hombre de ciencia, el más determinado materialista, aquel que con la mayor sangre
fría procede a ejecutar la vivisección de un animal, se estremecerá ante el pensamiento
de mutilar, y no digamos nada de atormentar hasta la muerte, a un semejante suyo. Y
tampoco se encuentra entre estos grandes materialistas ninguno que, mostrándose
consecuente y lógico consigo mismo, se haya dedicado a definir el verdadero estado
moral del animal en esta tierra, y los derechos del hombre sobre él.

Citaremos algunos ejemplos para probar los cargos hechos. Dirigiéndonos a


inteligencias serias y cultas, debe suponerse que las opiniones de las distintas
autoridades aquí aludidas, no son extrañas al lector. Bastará, por lo tanto, hacer breve
resumen de algunas de las conclusiones a que han llegado, empezando por los
eclesiásticos.

Como ya se ha dicho, la Iglesia exige que se crea en los milagros hechos por sus
grandes santos. Entre los distintos prodigios verificados escogeremos ahora solamente
los que de un modo directo se relacionan con nuestro asunto, a saber: las milagrosas
resurrecciones de animales. Ahora bien; el que concede al hombre un Alma inmortal
independiente del cuerpo que anima, puede fácilmente creer que por medio de algún
milagro divino, puede el alma ser vuelta a llamar y obligada a entrar de nuevo en el
tabernáculo que aparentemente abandonara para siempre. Pero ¿Cómo podrá aceptar la
misma posibilidad en el caso de un animal, desde el momento en que su fe le enseña
que el animal no tiene alma ninguna independiente, desde el momento en que le dice
que es aniquilada con el cuerpo? Porque durante algunos centenares de años, desde
Tomás de Aquino, la iglesia ha enseñado autoritariamente que el alma del bruto muere
con su organismo ¿Qué es, pues, lo que es atraído de nuevo a la arcilla para reanimarla?
En este punto entra el escolasticismo, y tomando en sus manos la dificultad, reconcilia
lo irreconciliable.

Comienza sentando como premisa, que los milagros de la resurrección de animales son
innumerables, y también probados y auténticos como “la resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo” 6. Los bolandistas citan un sinnúmero de ejemplos.

Y el Padre Burigny, un hagiógrafo del siglo XVII, observa placenteramente, con


referencia a las avutardas resucitadas por St. Remi: “Se me puede decir, sin duda
alguna, que soy un ganso por dar crédito a tales 'cuentos azules'.Contestaré al que se
burle diciendo que, si niega este punto, debe también borrar de la vida de San Isidoro de
España la afirmación de que resucitó al caballo de su amo; de la biografía de San
Nicolás de Tolentino, que devolvió la vida a una perdiz, en lugar de comérsela; de la de
San Francisco, que arrebató a los carbones ardientes de un horno, por los cuales se
hallaba rodeado, el cuerpo de un cordero, que resucitó inmediatamente; y que hizo
también nadar en su salsa a peces cocidos, a los cuales resucitó, etc., etc. Sobretodo, el
escéptico tendrá que recusar a más de 100.000 testigos de vista –entre los cuales, por lo
menos, hay que considerar a unos pocos con sentido común– por ser unos embusteros o
por haber sido engañados”.

Una autoridad mucho mayor que la del Padre Burigny, a saber, el Papa Benedicto XIV,
corrobora y afirma la evidencia anterior. Además, los nombres de los testigos
presenciales de las resurrecciones de San Silvestre, San Francisco de Paula, Severino de
Cracovia y de otros muchos, están todos mencionados por los bolandistas.“El
578

(Benedicto XIV) añade únicamente –dice el Cardenal de Ventura que le cita– que como
quiera que sea, para que la resurrección merezca el nombre de tal, requiere la idéntica y
numérica reproducción de la forma” 7, tanto como la del material de la criatura muerta y
que como aquella forma (o alma) del bruto es siempre aniquilada con su cuerpo, según
la doctrina de Sto. Tomás, Dios, en cada uno de semejantes casos, se ve obligado a
crear, con motivo del milagro, una nueva forma para el animal resucitado. De lo que se
deduce que el bruto resucitado no era completamente idéntico a lo que había sido antes
de su muerte (nonidem omnino esse) 8.

Ahora bien: esto presenta un aspecto tan terrible como una de las Mayas de la Magia.
Como quiera que sea, aunque la dificultad no se explica en absoluto, se saca en claro lo
siguiente: el principio que ha animado al animal durante su vida, y que es llamado alma,
se ha disipado después de la muerte del cuerpo; y Dios entonces, con ocasión de un
milagro, crea otra alma, una especie de alma informal, como el Papa y el Cardenal nos
dicen: un alma que, además es distinta de la del hombre, la cual es una entidad
independiente, etérea y eterna.

Además de la objeción natural que surge contra el nombre de milagro aplicado a


semejante procedimiento puesto en práctica por un santo (pues es simplemente Dios
quien detrás de aquél crea, para su glorificación, un alma enteramente nueva, lo mismo
que hace con un nuevo cuerpo) la totalidad de la doctrina tomística es completamente
refutable. Porque, como Descartes observa con mucha razón: “Si el alma del animal es
tan distinta (por su inmaterialidad) de su cuerpo, será apenas posible dejar de
reconocerla como un principio espiritual, y por tanto, un principio inteligente”.

No es necesario recordar al lector que Descartes consideraba al animal viviente sólo


como un autómata. “Un reloj bien construido, con su cuerda”, según Malebranche. Por
lo tanto, el que acepte la teoría cartesiana cerca del animal tiene que admitir al mismo
tiempo las opiniones de los materialistas modernos. Porque, desde el momento en que
un autómata es capaz de sentimientos tales como el amor, la gratitud, etc., y está dotado
sin ningún género de duda de memoria, todos estos atributos deben ser –como el
materialismo enseña– propiedades de la materia. Pero si el animal es un autómata, ¿Por
qué no lo es el hombre? Las ciencias exactas, la anatomía, la fisiología, etc., etc., no
encuentran la menor diferencia entre los cuerpos de ambos y ¿Quién sabe –pregunta
Salomón con justicia– si el Espíritu del hombre ha ido hacia arriba algo más de lo que
ha ido el del animal? Así pues, encontramos al metafísico Descartes tan inconsecuente
como cualquiera.

Pero, ¿Qué dice Sto. Tomás a todo esto? Concediendo un alma (ánima) al bruto, y
declarándola inmaterial, le niega al mismo tiempo la calificación de espiritual. Porque,
dice: “En tal caso implicaría inteligencia, una virtud y una operación especial que está
reservada únicamente para el Alma humana”. Mas, como en el IV Concilio de Letrán se
decidió que Dios ha creado dos substancias distintas, la corpórea (mundanam) y la
espiritual (spiritualem) y que lo que es incorpóreo debe ser necesariamente espiritual,
Sto. Tomás tuvo que recurrir a una especie de arreglo que únicamente puede librarse de
ser llamado subterfugio por ser un santo el que lo emplea. Y así dice: “Esta alma del
bruto no es ni Espíritu, ni cuerpo: es de una naturaleza media” 9. Es ésta una aserción
muy desdichada, puesto que, en otra parte, Sto. Tomás, dice: “que todas las almas, hasta
las de las plantas, tienen la forma substancial de sus cuerpos”. Y si esto es cierto, en
cuanto a las plantas, ¿Por qué no lo es en lo referente a los animales? No están
579

constituidos ciertamente ni por “Espíritu”, ni por pura materia, sino por aquella esencia
a la cual llama Sto. Tomás “una naturaleza media”. Pero,¿Por qué una vez en el camino
recto se niega la supervivencia, aun prescindiendo de la inmortalidad? La contradicción
es tan flagrante que De Mirville, desesperado, exclamaba: “¡Aquí nos encontramos en
presencia de tres substancias en lugar de dos, según decretó el Concilio Lateratiense!”, y
procede en seguida a contradecir, en todo lo que Se atreve, al Angélico Doctor.

El gran Bossuet, en su Traité de la Connaissance de Dieu et de soi même, analiza el


sistema de Descartes y lo compara con el de Sto. Tomás. Nadie puede criticarle por
preferir a Descartes en materia de lógica. El encuentra que la “invención cartesiana de
un autómata salva mejor la dificultad que la de Sto. Tomás”, aceptada por completo por
la Iglesia Católica; por lo cual, el Padre Ventura se siente indignado contra Bossuet por
“aceptar un error tan miserable y pueril”. Y aunque concediendo a los animales un alma
con todas sus cualidades de afección y sentido, fiel a su maestro Sto. Tomás, les niega
también inteligencia y poderes de raciocinio.“Bossuet –dice – es culpable en el más alto
grado, desde el momento en que él mismo dijo: Yo preveo que se está preparando una
gran guerra contra la iglesia bajo el nombre de Filosofía Cartesiana”. Tiene razón en
esto el Padre Ventura, porque de la materia sensible del cerebro del animal procede, de
un modo completamente natural la materia pensante de Locke, y de ésta última todas las
escuelas materialistas de nuestro siglo. Pero en lo que él fracasa es en sostener la
doctrina de Sto. Tomás, la cual se encuentra llena de errores y de contradicciones
evidentes. Porque si el alma del animal es, como enseña la iglesia Romana, un principio
informal e inmaterial, entonces es evidente que, siendo independiente del organismo
físico, no puede morir con el animal, ni más ni menos de lo que sucede al hombre. Si
convenimos en que subsiste y sobrevive, ¿En qué aspecto difiere del Alma humana?
Pero también es eterna, si admitimos la autoridad de Sto. Tomás en algún asunto,
aunque en otro lugar se contradiga. “El Alma del hombre es inmortal, y el alma del
animal perece.” (Summa, vol. V, pág. 164). Dice esto después de haber preguntado en el
vol. II de la misma obra (pág. 256): “¿Existen algunos seres que vuelvan a la nada?”, y
de haberse contestado a sí mismo: “No; porque en el Eclesiastés se dice (III, 14): “Todo
lo que Dios ha hecho, existirá por siempre ”. “En Dios no existe variabilidad ninguna”
(Santiago, I, 17). Por lo tanto –continúa Sto. Tomás– ni en el orden natural de las cosas,
ni por medio de milagros, existe criatura alguna que vuelva a la nada (que sea
aniquilada): nada existe en la criatura que sea aniquilado, porque lo que manifiesta con
el mayor resplandor la bondad divina es la perpetua conservación de las criaturas” 10.
Esta sentencia está comentada y confirmada en la anotación, por el Abate Drioux, su
traductor. “No, –observa– nada es aniquilado; este es un principio que se ha convertido
para la ciencia moderna en una especie de axioma”.

Y si es así, ¿Por qué ha de haber una excepción a esta regla invariable de la Naturaleza,
reconocida por la ciencia y la teología, sólo para el alma de los animales? Y esto aun en
el caso de que no tenga ninguna inteligencia, suposición que todo pensador imparcial
evitará siempre hacer de buenas a primeras.

Veamos ahora, pasando de la filosofía escolástica a las ciencias naturales, cuáles son las
objeciones del naturalista a que el animal posea un alma inteligente y, por lo tanto,
independiente del mismo. “Cualquier cosa que piense, que comprenda, que obre, es algo
celestial y divino; y teniendo esto en cuenta, debe necesariamente deducirse que es
eterno”. Esto escribió Cicerón hace cerca de dos mil años. Nosotros debemos
comprender bien a Mr. Huxley cuando contradice la conclusión de que Santo Tomás de
580

Aquino, el rey de los metafísicos, creyó firmemente en los milagros de resurrección


verificados por San Patricio 11. En realidad, cuando pretensiones tan tremendas como
las que los dichos milagros suponen, son dadas a luz e impuestas por la Iglesia a la
creencia de los fieles, los teólogos deberían por lo menos tener más cuidado de que sus
autoridades más elevadas no estuvieran en contradicción unas con otras, demostrando
así ignorancia acerca de cuestiones que, sin embargo, han sido convertidas en doctrinas.

El animal, pues, se encuentra limitado en su progreso e inmortalidad, porque es un


autómata. Según Descartes, no tiene inteligencia ninguna, en lo que estaba de acuerdo
con el escolasticismo de la Edad Media: no tiene más que instintos, que significan
impulsos involuntarios, según afirman los materialistas y niega la iglesia.

Federico y Jorge Cuvier han discutido ampliamente, como quiera que sea, acerca de la
inteligencia y del instinto de los animales 12. Sus ideas sobre el asunto han sido
reunidas y publicadas por F. Conveur, el sabio Secretario de la Academia de Ciencias.
He aquí lo que Federico Cuvier, Director durante treinta años del Departamento
Zoológico y del Museo de Historia Natural en el Jardín des Plantes de París, escribe
acerca de la cuestión: “Descartes estaba equivocado": el error general consiste en que
nunca se ha hecho la suficiente distinción entre la inteligencia y el instinto. El mismo
Buffon cayó en esta omisión, y debido a ello, todo es contradictorio e n su filosofía
zoológica. Reconociendo en el animal una sensibilidad superior a la nuestra, así como la
conciencia de su existencia real, le niega al mismo tiempo entendimiento, reflexión y
memoria, y por consiguiente, toda posibilidad de tener pensamientos.” (Buffon.
Discurso acerca de la naturaleza de los Animales, VII, pág. 57).

Pero como era difícil detenerse aquí, admitió que el animal posee una especie de
memoria activa, extensiva y más fiel que nuestra memoria humana. (Id., id., pág. 77).
También, después de haberle negado todo grado de inteligencia, admite sin embargo
que el animal consulta a sus amos, interrogándoles, y comprendiendo perfectamente las
señales de su voluntad. (Id. id., vol. X, Historia del Perro, pág.2). Difícilmente podrá
esperarse de un gran hombre de ciencia una serie más magnífica de afirmaciones
contradictorias. El ilustre Cuvier tiene razón, por lo tanto, al observar a su vez que “este
nuevo mecanismo de Buffon es menos inteligible todavía que el autómata de Descartes”
13. Según observa el crítico, la línea de demarcación debe trazarse entre el instinto y la
inteligencia. La construcción de colmenas por las abejas y la construcción de diques por
los castores, en el terreno seco las primeras, y en la corriente de las aguas los segundos,
son actos y efectos del instinto, por siempre inmutables y jamás modificados; mientras
que los actos de la inteligencia deben buscarse en acciones evidentemente pensadas por
el animal, en las que entra en juego, no el instinto, sino la razón, evocada por la
educación y por el proceso de desarrollo que la hace susceptible de perfección y
desenvolvimiento. El hombre está dotado de razón, el niño, de instinto, y el animal
joven da más señales que el niño de poseer ambas cosas.

A decir verdad, todos los que discuten este problema saben tan bien como nosotros que
así es. Si los materialistas se niegan a confesarlo, es por orgullo. Negando el alma, tanto
al hombre como al animal, no quieren admitir que este último se halle dotado de
inteligencia como ellos mismos, aunque en un grado infinitamente menor. A su vez, el
clérigo, el naturalista que siente inclinaciones religiosas y el moderno metafísico, se
resisten a confesar que así el hombre como el animal estén dotados de alma y de
facultades que, aunque no sean iguales en desarrollo y en perfección, sean por lo menos
581

lo mismo en nombre y en esencia. Todos ellos saben, o deben saber, que el instinto y la
inteligencia son dos facultades del todo opuestas en su naturaleza, dos enemigos
siempre enfrente uno de otro y en conflicto constante. Y si no quieren admitir dos almas
o principios, tienen que reconocer, de todos modos, la presencia en el alma de dos
potencias, cada una de las cuales tiene un lugar diferente en el cerebro –y por cierto bien
conocido por ellos–desde el momento en que pueden aislarlas alternativamente, y
destruirlas temporalmente, según el órgano o porción de órganos que atormenten en sus
terribles vivisecciones. Es más que humano orgullo lo que hizo decir a Pope: “Pregunta
con qué objeto los cuerpos celestes brillan y para quién sirve la Tierra. El orgullo
contesta: ¡Es para mí.

Para mí la Naturaleza bondadosa despierta su ingénito poder, hace brotar todas las
hierbas y despliega todas las flores. Para mí producen las minas tesoros a millares. Para
mí de mil fuentes brota la salud. Muévense los mares para transportarme, y los soles
brillan para darme luz. La Tierra es mi trono; mi dosel los cielos!”. El mismo orgullo
inconsciente hizo pronunciar a Buffon sus paradójicas observaciones referentes a la
diferencia entre el hombre y el animal. “La diferencia consiste en la ausencia de
reflexión, porque el animal –dice– no siente lo que siente el hombre” ¿Cómo lo sabe
Buffon? “El no piensa lo que piensa”, añade, después de haber dicho al auditorio que el
animal recuerda y con frecuencia delibera, compara y escoge 14 ¿Quién ha pretendido
jamás que una vaca o un perro pudiesen ser ideólogos? Pero el animal puede pensar, y
saber que piensa; y tanto más vivamente, cuanto que no puede hablar y expresar sus
pensamientos. Pero ¿Cómo pueden saberlo Buffon ni otro cualquiera? Sea de esto lo
que fuere, una cosa está demostrada sin embargo por las observaciones exactas de los
naturalistas; y es que el animal se halla dotado de inteligencia. Establecido esto, no
tenemos más que repetir la definición que de la inteligencia da Tomás de Aquino: “la
prerrogativa del Alma inmortal del hombre”, y ver si lo mismo corresponde al animal.

Pero podemos demostrar a la verdadera filosofía cristiana que el cristianismo primitivo


no predicó jamás tan atroces doctrinas, las cuales fueron causa de que se apartaran
tantos hombres de los mejores Y de más elevada inteligencia, de las enseñanzas de
Cristo y de sus discípulos.

III
“¡Oh, Filosofía.Tú, guía de la vida y descubridora de la virtud!”. Cicerón.

“La filosofía es una modesta profesión; toda ella es realidad y franqueza. Yo aborrezco
la solemnidad y las pretensiones, que sólo orgullo contienen en el fondo.”. Plinio.
Según las enseñanzas teológicas, el destino del hombre, ya sea brutal y parecido a una
bestia, ya sea un santo, es la inmortalidad ¿Y cuál es el destino futuro de las
innumerables huestes del reino animal? Varios escritores católico–romanos, el Cardenal
Ventura, el Conde de Maistre y otros muchos, nos dicen que “el alma animal es una
fuerza”. “Bien establecido está que el alma del animal –dice su eco– fue producida por
la tierra, pues esto es bíblico. Todas las almas vivientes y movientes (nephesh , o
principio de vida) proceden de la Tierra; pero compréndaseme bien: no solamente del
polvo, del cual sus cuerpos, lo mismo que los nuestros, fueron hechos, sino además del
582

poder y potencia de la Tierra, o sea de su fuerza inmaterial. Pues todas las fuerzas … las
del mar, las del aire, etc.,etc.,son aquellas Potestades Elementarias (principautés
élementaires) de las cuales hemos hablado en otra parte” 15. Lo que el Marqués de
Mirville entiende por la expresión subrayada, es que cada Elemento en la Naturaleza, es
un dominio lleno de sus respectivos e invisibles espíritus, y gobernado por ellos. Los
kabalistas occidentales y los rosacruces los han llamado sílfides, ondinas, salamandras y
gnomos; los místicos cristianos, como de Mirville, les dan nombres hebreos,
clasificándolos entre las varias especies de demonios al mando de Satán. Con el permiso
de Dios, por supuesto. 19.

También se rebela contra la decisión de Sto. Tomás, el cual enseña que el alma animal
es destruida con el cuerpo. “Es una fuerza –dice– lo que se nos pide que aniquilemos: la
fuerza más substancial de la Tierra, llamada alma animal” 16. La cual, según el Rvdo.
Padre Ventura, es “el alma más respetable después de la del hombre.”. La había llamado
justamente una fuerza inmaterial, y ahora él mismo dice “que es la cosa más substancial
de la Tierra” 17. ¿Pero qué es esta fuerza? Jorge Cuvier y Flourens, el académico, nos
dicen su secreto: “La forma o la fuerza de los cuerpos (téngase presente que forma
significa alma en este caso) –escribe el primero– es para ellos más especial que la
materia, desde el momento en que ésta (sin ser destruida en su esencia) cambia
constantemente, mientras que la forma prevalece eternamente”. A esto observa
Flourens: “en todo lo que tiene vida, la forma es más persistente que la materia; porque
lo que constituye el SER del cuerpo viviente, es identidad y parecido, es su forma” 18.
“Ser –como a su vez observa De Mirville– principio magistral, pacto filosófico de
nuestra inmortalidad” 19. Debe inferirse que quiere indicarse bajo este término
engañador el alma humana y animal. Yo sospecho que es más bien lo que nosotros
llamamos la VIDA UNA.

Como quiera que sea, la filosofía, así la profana como la religiosa, corrobora esta
afirmación, o sea que las dos almas, tanto del hombre como del animal, son idénticas.
Leibnitz, el filósofo amado de Bossuet, parece dar crédito a la Resurrección Animal,
hasta cierto punto. Siendo para él la muerte “simplemente una ocultación de la
personalidad ”, la compara a la conservación de las ideas durante el sueño, o a la
mariposa dentro de su crisálida. “Para él –dice De Mirville– la resurrección. 20. es una
ley general de la Naturaleza, llegando a ser un gran milagro cuando es verificada por un
taumaturgo, sólo por razón de su carácter prematuro, de las circunstancias que la rodean
y de la manera corno aquél la lleva a cabo”. En esto, Leibnitz es un verdadero ocultista,
sin sospecharlo. El desarrollo y florecimiento de una planta en cinco minutos, en lugar
de varias semanas, y la germinación forzada y crecimiento de las plantas, animales y
hombres, son hechos conservados en los anales de los ocultistas. Son milagros
únicamente en apariencia: las fuerzas productoras naturales obran con una intensidad
mil veces mayor, por virtud de condiciones excitadas con arreglo a leyes ocultas,
conocidas del iniciado. El rápido y anormal crecimiento se efectúa por las fuerzas de la
Naturaleza, ya ciegas, ya adscritas a inteligencias menores, sujetas al poder oculto del
hombre y dirigidas para que operen colectivamente en el desenvolvimiento de lo que se
quiere hacer surgir del seno de sus elementos caóticos.

Pero ¿Por qué llamar al uno un milagro divino, y al otro un subterfugio satánico, o
sencillamente una treta fraudulenta?. Sin embargo, como verdadero filósofo, Leibnitz se
ve obligado, en esta peligrosa cuestión de la resurrección de los muertos, a incluir en
ella a todo el reino animal en su gran síntesis. Y a decir: “Creo que las almas de los
583

animales son imperecederas … y considero que nada hay más a propósito para
demostrar nuestra naturaleza inmortal”21. Apoyando a Leibnitz, Dean, el Vicario de
Middleton, publicó en 1748 dos pequeños volúmenes acerca de este asunto. Para
resumir sus ideas, dice que “las Santas Escrituras indican en varios párrafos que los
animales vivirán en una vida futura. Esta doctrina ha sido sostenida por varios Padres de
la Iglesia. Enseñándonos la razón que los animales tienen un alma, nos dice al mismo
tiempo que deben existir en algún estado futuro. En ninguna parte se encuentra
sostenido el sistema de los que creen que Dios aniquila el alma del animal, y no tiene
ningún fundamento sólido en si mismo”, etc. 22. Muchos de los hombres de ciencia del
siglo pasado defendieron la hipótesis de Dean, declarándola en extremo probable,
especialmente uno de ellos, el sabio teólogo protestante Charles Bonnet, de Ginebra.
Ahora bien, este teólogo fue autor de una obra en extremo curiosa llamada por él
Palingenesia 23, o el Nuevo Nacimiento, que tiene lugar, como procura demostrar,
gracias a un germen invisible que existe en todo hombre. Y lo mismo que Leibnitz, no
puede comprender por qué los animales han de excluirse de un sistema que con tal
exclusión no sería una unidad, puesto que sistema significa una colección de leyes 24.
“Los animales –escribe– son libros admirables en que el Creador ha reunido los más
sorprendentes rasgos de su Soberana inteligencia. El anatómico tiene que estudiarlos
con respeto, y aun el menos dotado del sentimiento delicado y razonador que caracteriza
al hombre moral, jamás pensará, al hojear estas páginas, que está manejando fragmentos
de pizarra o rompiendo guijarros. Jamás olvidará que todo cuanto vive y siente merece
su compasión y piedad. Los hombres correrían el riesgo de comprometer sus
sentimientos éticos, si se familiarizasen con los sufrimientos y con la sangre de los
animales. Es esto una verdad tan evidente, que los gobiernos no deberían nunca perderla
de vista. En cuanto a la hipótesis del automatismo, me sentiría inclinado a considerarla
como una herejía filosófica, muy peligrosa para la sociedad, si no violase tan
fuertemente el buen sentido y los sentimientos, hasta el punto de ser inofensiva, porque
nunca será generalmente aceptada.

Por lo que hace al destino del animal, si mi hipótesis es justa, la Providencia le reserva
las más grandes compensaciones en estados futuros …25. Y para mí, su resurrección es
la consecuencia de aquella alma o forma que necesariamente nos vemos obligados a
concederles, porque siendo el alma una substancia simple, ni puede ser dividida, ni
descompuesta, ni tampoco aniquilada. No puede eludirse esta deducción sin caer en el
automatismo de Descartes; y entonces, del automatismo animal, forzosamente
llegaríamos muy pronto al automatismo del hombre.” La escuela moderna de biólogos
ha llegado a la teoría del hombre autómata; pero sus discípulos pueden ser abandonados
a sus propios medios y conclusiones. Ahora solamente trato de la prueba final y
absoluta de que los más filosóficos intérpretes de la Biblia –por desprovistos que hayan
podido estar de más clara percepción respecto de otras cuestiones– no han negado
jamás,,con la autoridad de aquel libro, un alma inmortal a los animales, para lo cual no
han encontrado en dicho libro –y por lo que hace al Antiguo Testamento– más
fundamento que para afirmar la existencia de un alma semejante en el hombre.

No hay más que leer ciertos versículos de Job y del Eclesiastés (III, 17 y sig., 22) para
llegar a esta conclusión. La verdad del caso es que ni una sola palabra referente al
estado futuro de unos y otros se encuentra allí. Pero si sólo se encuentra en el Antiguo
Testamento una evidencia negativa, en lo que al alma inmortal de los animales se
refiere, en el Nuevo se halla tan claramente afirmada como la del hombre mismo.
Vamos a dar ahora la prueba definitiva en beneficio de los que se burlan del filozoísmo
584

indo, de los que afirman su derecho a matar animales a su placer y capricho, de los que
les niegan un alma inmortal. Al final del primer capítulo sobre este asunto, se hizo
mención de San Pablo, como defensor de la inmortalidad de toda la creación animal.
Afortunadamente, no es esta afirmación de aquellas que puedan ser menospreciadas por
los cristianos como interpretaciones blasfemas y heréticas de la Santa Escritura, hechas
por un grupo de ateos y librepensadores. De desear seria que todas las palabras
profundamente sabias del Apóstol Pablo, que ante todo fue un iniciado, fuesen tan
claramente comprendidas como los párrafos que se refieren a los animales. Porque
entonces, como se hará ver, la indestructibilidad de la materia enseñada por la ciencia
materialista, la Ley de la Evolución Eterna, tan agriamente negada por la iglesia, la
omnipresencia de la VIDA UNA, o la unidad del ELEMENTO UNO, y su presencia en
te da la extensión de la Naturaleza, según las enseñanzas de la Filosofía Esotérica y el
sentido secreto de las observaciones de San Pablo a los Romanos (VIII, 18–23),
quedaría demostrado, sin dudas ni cavilaciones, que son una misma cosa. Pues a decir
verdad, ¿Qué otra cosa podía querer decir aquel gran personaje histórico, tan
evidentemente imbuido por la filosofía neoplatónica de Alejandría, con las siguientes
frases que transcribo con comentarios hechos a la luz del Ocultismo, para dar una idea
más clara de mi tesis? El Apóstol sienta sus premisas diciendo (Romanos, VIII, 16, 17)
que: “El mismo Espíritu (Paramâtmâ) da testimonio con nuestro Espíritu (Âtman) de
que nosotros somos hijos de Dios” y “como tales hijos, sus herederos”, herederos, por
supuesto, de la eternidad e indestructibilidad de la eterna o divina Esencia en nosotros.
Después, nos dice que: “Los sufrimientos de los tiempos presentes no son dignos de
compararse con la Gloria que ha de ser revelada” (v. 18). La Gloria, sostenemos
nosotros, no es la Nueva Jerusalén, la simbólica representación del porvenir de las
revelaciones kabalísticas de San Juan, sino los períodos Devachánicos y las series de
nacimientos en las razas sucesivas, donde, después de cada nueva encarnación, nos
hemos de encontrar nosotros mismos más elevados, tanto física como espiritualmente, y
cuando por fin, todos nos hayamos convertido verdaderamente en Hijos de Dios al
tiempo de la última Resurrección, ya la llamen las gentes Cristiana, ya Nirvánica, ya
Parabráhmica, pues todas ellas son una y la misma. Porque a decir verdad: “La más
ardiente expectación de la criatura es aguardar la manifestación de los Hilos de Dios”
(v. 19). Por criatura, se quiere dar a entender aquí el animal, como se demostrará más
adelante con la autoridad de San Juan Crisóstomo. Pero, ¿Quiénes son los Hijos de
Dios, cuya manifestación anhela la creación entera? ¿Son los “Hijos de Dios” con
quienes “Satán vino también” (véase Job I, 6), o los Siete Ángeles de la Revelación?
¿Se refieren a los cristianos únicamente o a los Hijos de Dios sobre toda la Tierra? 26.
Tal manifestación está prometida al final de cada Manvantara 27 o periodo del mundo,
por las escrituras de todas las grandes religiones; y excepto en la interpretación esotérica
de todas ellas, en ninguna parte se encuentra con tanta claridad como en los Vedas. Pues
en ellos se dice que al fin de cada Manvantara sobreviene el Pralaya o la destrucción del
mundo, de los cuales uno sólo es conocido y esperado por los cristianos, y allí quedarán
los Sishtas o restos, siete Rishis y un guerrero, y todas las semillas para la próxima
“oleada humana de la siguiente Ronda” 28. Pero la cuestión que por el momento nos
interesa no es determinar qué teoría es más correcta, si la hindú o la cristiana, sino
demostrar que los brahmanes, al enseñar que las semillas de todas las criaturas son
conservadas, a pesar de la destrucción total, periódica y temporal de todas las cosas
visibles, juntamente con los Hijos de Dios o los Rishis que deben manifestarse a la
humanidad futura, no dicen ni más ni menos de lo que San Pablo predicaba. Tanto éste
como aquellos comprenden toda la vida animal en la esperanza de un nuevo nacimiento
y en la renovación en un estado más perfecto, cuando todas las criaturas que ahora
585

esperan gocen de la manifestación de los Hijos de Dios. Porque como San Pablo dice:
“La misma (ipsa) criatura también debe ser libertada de la servidumbre de la
corrupción”, lo que equivale a decir que el germen del alma animal indestructible, que
no logra el Devachán mientras permanece en su estado elementario o animal, ingresará
en una forma superior y seguirá adelante, juntamente con el hombre, debiendo progresar
en estados y formas cada vez más elevados hasta el fin, “en la gloriosa libertad de los
Hijos de Dios” (v. 21). Y esta gloriosa libertad únicamente puede ser alcanzada por
medio de la evolución o progreso kármico de todas las criaturas. El animal mudo que ha
evolucionado de la planta semi–sensible, se transforma por grados en hombre, Espíritu,
Dios, y sucesivamente ad infinitum–. Pues dice San Pablo: “Nosotros sabemos
(“nosotros'” los Iniciados), que toda la creación (omnis creatura o criatura en la
Vulgata), gime y sufre los dolores del parto hasta ahora”29 (v. 22).

Esto es decir claramente que el hombre y el animal sufren igualmente en la Tierra, en


sus esfuerzos de evolución hacia la meta conforme a la ley kármica. Hasta ahora,
significa hasta la Quinta Raza. Para declararlo mejor, el gran Iniciado cristiano, se
explica diciendo: “No sólo ellos (los animales), sino también nosotros que gozamos de
los primeros frutos del Espíritu, gemimos en nuestro íntimo ser, mientras esperamos la
adopción, esto es: redimirnos de nuestro cuerpo.” (ver. 23).

Sí; nosotros los hombres, gozamos ya de los “primeros frutos del Espíritu”, o sea de la
luz directa, de Parabrahman, que es nuestro Âtma o séptimo principio, lo cual debemos
a la perfección de nuestro quinto principio (Manas), el cual está mucho menos
desarrollado en los animales. Como compensación, sin embargo, su karma es mucho
menos pesado que el nuestro. Pero ésta no es una razón para que no hayan de alcanzar
también en su día aquella perfección que da al hombre plenamente desenvuelto la forma
de un Dhyân Chohan.

Nada puede ser más claro, aun para un critico profano, no iniciado, que estas palabras
del gran Apóstol, ya las interpretemos a la luz de la Filosofía Esotérica, ya a la del
escolasticismo de la Edad Media. No sólo al hombre, sino a todas las criaturas vivientes
cabe la esperanza de la redención, por la supervivencia de la Entidad Espiritual,
libertada de la servidumbre de la corrupción o de la serie de las formas temporales
dentro de la materia. Mas no hay que esperar que el compañero de los animales,
proverbialmente injusto aun para con sus semejantes, consienta fácilmente en compartir
sus aspiraciones con su ganado y sus aves domésticas. El famoso comentador de la
Biblia, Cornelio Lápide, fue el primero que hizo la advertencia y acusó a sus
predecesores por la consciente y deliberada intención de hacer todo cuando podían para
evitar la aplicación de la palabra creatura a las criaturas inferiores de este mundo.
Sabemos por él que San Gregorio Nacianceno, Orígenes y San Cirilo (el cual,
probablemente se negó a ver una criatura humana en Hypatia y se condujo con ella
como si hubiese sido un animal salvaje) insistieron en que la palabra creatura de los
versículos antes citados, fue aplicada por el Apóstol simplemente a los Ángeles. Pero,
como observa Cornello, el cual apela a Santo Tomás en corroboración de su tesis,“esta
opinión es torcida y violenta en demasía (distorta et violenta); está además anulada por
el hecho de que los Ángeles, como tales, están libres de los lazos de la corrupción” ¡No
es tampoco más feliz la indicación de San Agustín, que presenta la extraña hipótesis de
que las criaturas a que se refiere San Pablo, eran los infieles y herejes de todos los
tiempos! Cornelio contradice al venerable padre de la iglesia con la misma frialdad con
que se puso frente a los otros santos predecesores suyos.“Pues, –dice– en el texto
586

citado, las criaturas de que habla el Apóstol, son evidentemente criaturas distintas del
hombre, no sólo ellas, sino también nosotros mismos; y, además, lo que quiere
significarse no es la liberación del pecado, sino de la muerte futura”30. Pero hasta el
valiente Cornelio se acobarda al fin ante la general oposición, y decide que por la
palabra criaturas, San Pablo pudo haber significado, conforme San Ambrosio, San
Hilario y otros han pretendido, los elementos(!!), o sea, el Sol, la Luna, las Estrellas, la
Tierra, etc. Desgraciadamente para los santos especuladores y escolásticos, y
afortunadamente para los animales, si es que estos han de sacar alguna vez provecho de
las polémicas, se encuentran aquellos dominados por una autoridad todavía mayor. Es
ésta San Juan Crisóstomo, mencionado ya, a quien la Iglesia Católica Romana, según el
testimonio del obispo Proclo, un tiempo secretario suyo, tiene en la mayor veneración.
De hecho fue San Juan Crisóstomo, –si se nos permite aplicar a un Santo el término
profano de nuestros días– el médium del Apóstol de los Gentiles. En sus Comentarios
de las Epístolas de San Pablo, se considera a San Juan como directamente inspirado por
el mismo Apóstol; en otras palabras, como habiendo escrito sus comentarios bajo el
dictado de San Pablo. He aquí lo que leemos en estos comentarios acerca del capitulo III
de la Epístola a los Romanos: “Debemos gemir siempre por la dilación impuesta a
nuestra emigración (muerte); porque si, como dice el Apóstol, la criatura privada de
razón (mente, no ánima, “Alma ”) y de palabra (nam si haec creatura mente et verbo
carens), gime y espera, ¡cuánta mayor será la vergüenza de que dejemos nosotros de
hacer lo mismo!”31 .

Desgraciadamente dejamos de hacerlo, y nos apartamos con gloria del deseo de emigrar
a países desconocidos. Si las gentes estudiasen las Escrituras de todas las naciones e
interpretasen su significación a la luz de la Filosofía Esotérica, nadie dejaría de sentirse,
si no ansioso de morir, por lo menos indiferente a la muerte. Entonces emplearíamos
con provecho el tiempo que pasamos en esta Tierra, preparándonos tranquilamente en
cada nacimiento, por la acumulación de buen Karma, para el próximo.

Pero el hombre es un sofista por naturaleza. Y hasta después de leer esta opinión de San
Juan Crisóstomo (opinión que resuelve para siempre la cuestión del alma inmortal de
los animales, o por lo menos así debería hacerlo para todo cristiano), tenemos el temor
de que la lección no sea de provecho alguno para los pobres animales. En verdad, el
casuista sutil, condenado por su propia boca, puede decirnos que, sea cual fuese la
naturaleza del alma de los animales, todavía se les hace un favor, y se cumple una
acción meritoria matando a la pobre criatura, pues se pone termino a sus gemidos por la
tardanza impuesta a su emigración a la Gloria Eterna.

No es la escritora de estas líneas tan inocente que vaya a creer que todo un Museo
Británico, lleno de obras contra la alimentación carnívora, produciría el efecto de
detener a las naciones civilizadas en la construcción de mataderos, o les haría renunciar
a sus bistecs y pavos de Navidad. Pero si estas humildes líneas pueden hacer
comprender a unos cuantos lectores el verdadero valor de las nobles palabras de San
Pablo, y con ello dirigir seriamente sus pensamientos hacia todos los horrores de la
vivisección, entonces la escritora se daría por contenta. Porque, ciertamente, cuando el
mundo se sienta convencido –y no podrá evitarse que llegue algún día a tal convicción–
de que los animales son criaturas tan eternas como nosotros mismos, la vivisección y
otras torturas permanentes, diariamente infligidas a los pobres animales, obligarán a
todos los gobiernos, después de dar lugar por parte de la sociedad en general, a una
explosión de condenas y amenazas, a poner fin a estas prácticas bárbaras y vergonzosas.
587

Notas

1 E. de Mirville. De la Resurrection et du Miracle.


2 Compárese también la diferencia entre la traducción de los mismos versículos en la
Vulgata ,y en los textos de Lutero y de Witte.
3 Éxodo ,XX,11-12.
4 Commen. Apocal., cap. V, 137.
5 Es justo declarar aquí que De Mirville es el primero en reconocer el error de la Iglesia
en este particular, y defender la vida animal, hasta el punto en que se atreve a hacerlo.
6 De Beatificatione, etc., por el Papa Benedicto XIV.
7 En la filosofía escolástica, la palabra norma se aplica al principio inmaterial que
informa o anima al cuerpo.
8 De Beatificatione ,etc.,I,IV,cap.XI,art.6.
9 Citado por el Cardenal de Ventura en su Philosophie Crétienne, vol. II, pág.~86.Véase
también De Mirville, Resurrections Animales.
10 Sto. Tomás. Summa .Edición Drioux, en 8 vol.
11 San Patricio, como se ha pretendido, convirtió al Cristianismo a la más diabólica
región del globo, a Irlanda, ignorante en todo menos en Magia, haciéndola la Isla de los
Santos, resucitando “a setenta hombres muertos años antes ” .Suscitavit sexaginta
mortuos (Lectio I. II. del Breviario Romano,1520).En el manuscrito en que nos
ocupamos está la famosa confesión de aquel santo que se conserva en la Catedral de
Salisbury (Descript.Hibern., I. II. C. I.). Escribe San Patricio en una carta autógrafa:“A
mí, el último de los hombres y el más grande de los pecadores, ha concedido Dios, sin
embargo, contra las prácticas mágicas de este bárbaro pueblo, el don de milagros, tal
como no le fue dado al más grande de nuestros Apóstoles, desde el momento en que El
(Dios) a permitido que entre otras cosas, como la resurrección de animales y seres que
se arrastran, resucitase yo cuerpos muertos reducidos a cenizas hacia muchos años ” . A
decir verdad, ante semejante prodigio, la resurrección de Lázaro parece un incidente
muy insignificante.
12 Más recientemente, el doctor Romanis y el doctor Butler han arrojado gran luz sobre
el asunto.
13 Cuvier. Biographie Universelle. (Art. sobre la vida de Buffon)
14 Discurso sobre la Naturaleza de los Animales.
15 Cosmolatrie .Cap. XII. Esprits: 2 m. mcm.
16 Cosmolatrie .Cap. XII. Esprits: 2 m. mcm.
17 Idem, pág.158.
18 Longevidad :págs.49 y 52.
19 Resurrecciones, pág. 621.
20 Los ocultistas la llaman Transformación durante una serie de vidas, y a la
Resurrección final, Nirvánica.
21 Leibnitz. Opera Philos, etc.
22 Véase vol. XXIX de la Bibliothéque des Sciences, primer trimestre del año 1768.
23 De dos palabras griegas: nacer y renacer otra vez.
24 Véase Palingenesia, vol. II. También … Resurrections , de Mirville.
25 También nosotros creemos en estados futuros para el animal, desde el más elevado,
hasta los infusorios –pero en una serie de renacimientos, cada uno de ellos en una
forma más elevada hasta el hombre, y después más alta– En resumen, nosotros creemos
en la Evolución , en el más completo sentido de la palabra. Véase Isis sin Velo, vol. I.
588

27 Lo que en realidad se quiso significar por los “Hijos de Dios ” en la antigüedad, está
ahora plenamente demostrado en la DOCTRINA SECRETA, en su primera parte (sobre
el Período Arcaico).
28 Esta es la versión ortodoxa hindú y la esotérica. En su Bangalore Picture “¿Qué es la
Religión Inda?”, Dewan-Bahadoor-Raghunath-Rao de Madrás , dice: “Al final de cada
Manvantara tiene lugar la aniquilación del mundo; pero un guerrero, siete Rishis y las
semillas, son salvados de la destrucción. A ellos, Dios –o Bramâ– comunica la Ley,
estatuto o los Vedas … Tan pronto como comienza el Manvantara , estas leyes son
promulgadas y son obligatorias hasta el final de aquel Manvantara .Estas ocho personas
son llamadas Shistas o restos, porque sólo ellos quedan después de la destrucción de
todos los otros. Sus actos y preceptos son, por lo tanto, conocidos como Shistacas
.También se les designa con el nombre de Sadâchâra, porque tales actos y preceptos son
únicamente lo que siempre ha existido ”. Esta es la versión ortodoxa. La secreta habla
de siete Iniciados que, habiendo obtenido la condición de Dhyân Chohans hacia el final
de la Séptima Raza en esta Tierra, se quedan en ella durante su obscuración con el
germen de todos los animales, plantas v minerales que no hayan tenido tiempo de
evolucionar, hasta convertirse en hombre, para conseguirlo en la próxima Ronda o
período del inundo. Véase A.P. Sinnet, Buddhismo Esotérico, Cap. VII, anotaciones,
págs.150,152.
29 … ingemiseil et parturit usque adhuc en la traducción original latina.
30 Cornelio, edic. Pelagand. I. IX, pág. 114
31 Homilía XIV, sobre la Epístola a los Romanos.
UN CASO DE OBSESIÓN
Helena Blavatsky
Recibimos la carta de un médico inglés en la que nos detalla los pormenores del
sufrimiento de un paciente víctima de una posesión. Extraemos algunos párrafos:
“Me tomo la libertad de dirigirme a usted por la causa de la humanidad, con la
intención de despertar su interés y obtener toda la ayuda que pueda proporcionar
en un caso de “control”. Usted comprenderá que este caballero, por haber asistido
a unas pocas sesiones con el propósito de presenciar “materializaciones”, está
siendo un médium contra su deseo.

Desde entonces ha estado más o menos sujeto a una serie de persecuciones por
parte del espíritu “controlador” y, a pesar de todos sus esfuerzos por alejar la
influencia, ha llegado a sufrir de muchísimas maneras y bajo circunstancias
sumamente molestas y agraviantes, penosas y vergonzosas, especialmente al haber
sido forzados sus pensamientos hada canales prohibidos sin causa externa
presente, anulando las funciones corporales, incluso motivado a morder su lengua
y carrillos mientras come, etc., y estando sujeto a todo tipo de nimias irritaciones
que sirven como medio para que el “control ” (desconocido) sostenga y establezca
el contacto. Los detalles en sus rasgos distintivos son tales que no se los puedo
relatar; pero si usted conociera algún medio para desviar la influencia, y si de
alguna manera fuese necesario ser más explícito en mi descripción, le enviaría toda
la información que poseo”.

En la India se conoce tan poco la última y asombrosa fase de los fenómenos


mediumnísticos occidentales, –“la materialización”–, que se hacen necesarias unas
palabras explicativas para comprender este caso. Brevemente diremos entonces,
589

que durante varios años se han visto en presencia de ciertos médiums en América y
Europa, –frecuentemente bajo buenas condiciones de prueba–, apariciones de
muertos que desde todos los puntos de vista parecen seres humanos vivos. Estos
caminan, escriben mensajes a los amigos presentes y ausentes, hablan de forma
audible en las lenguas que les eran familiares cuando estaban vivos, aun cuando el
médium prueba desconocerlas, y visten las ropas que llevaban cuando estaban
vivos. Es cierto que han sido detectados muchos casos de personificación
fraudulenta de los muertos; algunas veces presuntos médiums han engañado a los
crédulos durante años; y otros, verdaderos médiums cuyos poderes psíquicos al
parecer han sido probados fuera de toda duda,“fueron atrapados” posteriormente
haciendo trucos en alguna mala hora subyugados bien por el amor al dinero o la
notoriedad. Sin embargo, aun teniendo todo esto en cuenta, hay un residuo de
casos reales de materialización, y casos en que los retratos de personas muertas se
hacen visibles, tangibles o audibles. Estos fenómenos maravillosos han sido
considerados de diversos modos por los investigadores. La mayoría de los
espiritistas han visto en ellos las pruebas más preciosas de la supervivencia del
alma; mientras que los esoteristas, conocedores de las opiniones de los antiguos
teurgistas, y de los aún más antiguos filósofos arios, los han considerado, a lo más,
como erróneos engaños de los sentidos, cargados de peligro para las naturalezas
físicas y morales tanto del médium, como del espectador, sobre todo si resulta ser
susceptible a ciertas influencias psíquicas. Estos estudiantes del Ocultismo se han
dado cuenta que a través de las materializaciones han arruinado los médiums
demasiadas veces su salud, agotando sus facultades y hundiéndose moralmente.
Los esoteristas han advertido al público aficionado al espiritismo, una y otra vez,
que el mediumnismo es un don sumamente peligroso y sólo tolerable bajo grandes
precauciones. Y por esto han recibido muchos improperios y pocos
agradecimientos. Con todo, debe cumplirse el propio deber a toda costa, y el caso
que tenemos ahora ante nosotros proporciona un texto valioso para dar, una vez
más, un consejo amistoso.

No necesitamos detenernos a discutir la cuestión de, si las llamadas formas


materializadas arriba descritas son o no son las de los difuntos a los que se
parecen. Esto puede reservarse hasta que se entiendan mejor los últimos hechos de
la ciencia psíquica oriental. Ni tampoco necesitamos discutir la existencia de
auténticas materializaciones. Las experiencias londinenses de William Crookes,
miembro de la Royal Society y las americanas del Coronel Olcott, ambas tan
conocidas y de carácter tan convincente, nos dan una base real suficiente para
sostenerlo. Asumimos la realidad de las materializaciones y tomamos el ejemplo
citado por el médico inglés como un caso a diagnosticar.

El paciente es calificado como “estando bajo control” desde que concurrió a


“círculos” donde se realizaban materializaciones, y como habiéndose convertido en
el esclavo-enlace de algún poder maligno que, a pesar de su resistencia, le fuerza a
decir y hacer cosas penosas e incluso repugnantes.¿Por qué sucede esto? ¿Cómo
puede obligarse a un hombre a actuar contra su voluntad? ¿Qué es la obsesión?
Son tres breves cuestiones, pero sumamente difíciles de explicar para un público
no iniciado. Sólo aquel que ha sondeado las profundidades de la filosofía hindú
puede comprender bien las leyes de la obsesión. La única pista que posee
Occidente del secreto está en esa ciencia sumamente benéfica: el Magnetismo o
Mesmerismo. Este enseña la existencia de un fluido vital dentro y alrededor del ser
590

humano, el hecho de las diferentes polaridades humanas, y la posibilidad de que


una persona pueda proyectar este fluido o esta fuerza a voluntad hacia y sobre
otra persona diferentemente polarizada. La teoría del Barón Reichenbach sobre la
fuerza ódica u odílica nos muestra la existencia del mismo fluido en los reinos
mineral y vegetal así como animal. Y, para completar la cadena de evidencias, el
descubrimiento de la facultad psicométrica 1 en el hombre, realizado por
Buchanan, nos permite probar que el hombre ejerce una influencia sutil sobre la
casa e incluso la localidad en que vive, sobre el papel en que escribe, sobre la ropa
que viste, sobre la porción de Éter Universal (el Akása 2 ario) en que existe, sobre
todo objeto con el que entra en contacto, y ésta es una influencia permanente,
perceptible incluso desde la más remota Antigüedad, tiempos en los que el hombre
conocía y usaba esta influencia. En una palabra, podemos decir que los
descubrimientos de la ciencia occidental confirman plenamente las sugerencias
lanzadas por los sabios griegos y las teorías más definidas de ciertos filósofos
hindúes.

Hindúes y budistas coinciden en creer que son materiales los pensamientos y los
actos, que estos sobreviven, que los deseos malos y buenos de un hombre lo
envuelven en un mundo de su propia creación, que estos deseos y pensamientos
toman formas que se hacen reales para él después de la muerte, y que no puede
alcanzarse el Moksha (según los hindúes), y el Nirvana (según los budistas), hasta
que el alma desencarnada haya pasado completamente a través de este mundo de
sombras de los pensamientos obsesivos y se haya despojado hasta de su última
mancha terrenal. El avance de los descubrimientos occidentales en esta dirección
ha sido y debe ser muy gradual. Desde los fenómenos de la materia burda hasta los
de la más sublimada, y desde allí hasta los misterios del espíritu, va el duro y
áspero sendero al que nos obligan los “preceptos” de Aristóteles. La ciencia
occidental descubrió primero que el aliento expirado está cargado de ácido
carbónico y que este, en exceso, es fatal para la vida humana; luego, que ciertas
enfermedades peligrosas pasan de una persona a otra por medio de los esporos
lanzados al aire por el cuerpo enfermo; luego, que el hombre proyecta sobre
cualquier cuerpo y cualquier cosa que encuentre un aura magnética, muy peculiar
de él; y finalmente se postula ahora la perturbación física que se da en el Éter
durante el proceso de la evolución del pensamiento. Otro paso adelante será el
darse cuenta del mágico poder creativo de la mente humana, y del hecho de que las
“infecciones” morales son tan transmisibles como las físicas. Se comprenderá
entonces que la “influencia” de malas compañías implicará un magnetismo
personal degradante, siendo más sutil que las impresiones que se transmiten al ojo
o al oído por la vista o por la audición de una compañía viciosa. Estas últimas
impresiones se pueden repeler evitando resueltamente ver u oír lo que es malo;
pero lo primero envuelve al hombre sensitivo y penetra su mismo ser, si no se
detiene donde el veneno moral está flotando en el aire. Las obras, El Magnetismo
Animal de Gregory, Investigaciones de Reichenbach, y El Alma de las Cosas de
Deton explican al investigador occidental con toda claridad gran parte de esto,
aunque ninguno de los autores relaciona su rama favorita de la ciencia con el
tronco paterno de todas ellas: la Psicología Hindú.

Volviendo al caso presente, vemos a un hombre altamente susceptible a las


impresiones magnéticas, ignorante de la naturaleza de las “materializaciones” –y
por ello, incapaz de protegerse a sí mismo contra las malas influencias–, llevado a
591

relacionarse con círculos promiscuos, donde el médium impresionable ha sido


largo tiempo núcleo inconsciente del magnetismo negativo, encontrándose
saturado por las emanaciones de los supervivientes pensamientos y deseos de
aquellos que están vivos y muertos. Como clara exposición de este tema de las
almas atadas a la tierra o Pisâchas 3, remitimos al lector a un interesante artículo
del Juez Gadgil de Baroda, titulado Ideas Hindúes acerca de las Comunicaciones
con los Muertos.

“Se considera –dice el autor– que al encontrarse el alma en este estado, privada de
los medios de disfrute de los placeres sensuales a través de su propio cuerpo físico,
se encuentra perpetuamente atormentada por el hambre, el apetito y por otros
deseos corporales, y sólo puede obtener placer experimentando por medio de otro,
entrando en los cuerpos físicos de los demás, o absorbiendo las esencias más sutiles
de las libaciones y oblaciones ofrecidas en su propio provecho”.

¿Qué hay de sorprendente en el hecho de que un hombre de temperamento


susceptible y polarizado negativamente, absorba el insidioso veneno tan
rápidamente como la cal viva la humedad, hasta que se satura de él cuando es
llevado repentinamente dentro de la corriente de emanaciones sucias de alguna
persona viciosa, quizás viva aún, o quizás muerta? De este modo absorberá un
cuerpo sensible el virus de la viruela, del cólera o del tifus, y bastará traer esto a la
memoria para apreciar la analogía que la Ciencia Oculta afirma como cierta.

Cerca de la superficie de la Tierra pende sobre nosotros, por usar un símil


adecuado, una vaporosa niebla moral, compuesta de las exhalaciones no dispersas
de los vicios y las pasiones humanas. Esta niebla penetra a los “sensibles ” hasta el
mismo centro de su alma; su yo psíquico la absorbe como la esponja absorbe el
agua, o como la leche fresca a los tóxicos en el cuerpo. Entumece su sentido moral,
llama a la actividad a sus instintos más bajos, subyuga sus buenos propósitos. Así
cómo los vapores de una bodega de vino atolondran el cerebro, o la humedad
sofocante de una mina ahoga la respiración, de esta misma manera lleva la pesada
nube de influencias morales al “sensitivo” más allá de los límites del autocontrol y
éste se convierte en “obseso”, como nuestro paciente inglés.

¿Qué remedio debemos aconsejar contra ello? ¿No lo indica nuestro mismo
diagnóstico? El sensitivo debe destruir su susceptibilidad; debe cambiar la
polaridad negativa en positiva; debe tornarse activo en vez de pasivo. Podrá ser
ayudado por un magnetizador que comprenda la naturaleza de la obsesión, y que
sea moralmente puro y físicamente sano; deberá ser un magnetizador poderoso, un
hombre de imponente fuerza de voluntad. Pero la lucha por la libertad tendrá que
ser librada, después de todo, por el paciente mismo. Su poder de voluntad deberá
imponerse. Tendrá que expulsar el veneno de sí, centímetro a centímetro deberá
ganar el terreno perdido. Debe darse cuenta que se trata de una cuestión de vida o
muerte, de salvación o ruina, y que tendrá que afanarse por la victoria como
alguien que hace un último y heroico esfuerzo salvar su vida. Su dieta deberá ser lo
más simple; no deberá comer alimento animal, ni usar ningún estimulante; deberá
alejarse de las compañías en que exista la más mínima posibilidad de que
provoquen pensamientos impuros. Deberá estar solo lo menos posible, pero sus
compañías deberán ser cuidadosamente elegidas. Tendrá que hacer ejercicio y
estar mucho tiempo al aire libre; usar fuego de leña y no de carbón. Deberá
592

afrontar cualquier indicio de que aún está obrando la mala influencia en él como
un desafío, para controlar sus pensamientos e impulsarle a meditar sobre temas
elevados, puros y espirituales, bajo cualquier circunstancia y con la determinación
de sufrir cualquier cosa antes que rendirse. Si este hombre puede infundirse de tal
espíritu, y si su médico puede asegurarle la benevolente ayuda de un fuerte y sano
magnetizador de carácter puro, podrá ser salvado. Un caso similar a éste, sólo que
el paciente era una señora, llegó a nuestro conocimiento en América; se dio el
mismo consejo arriba mencionado y seguido por la enferma fue expulsado el
“demonio” obsesivo, que se ha mantenido fuera desde entonces.

NOTAS

1 Habilidad que tiene el hombre cuando entra en contacto con un objeto para
descubrir características de ese objeto o de una persona conectada con el objeto.
2 Ver Glosario Teosófico.
3 Ver Glosario Teosófico.
Una Publicación Póstuma
Helena Blavatsky

Editado originalmente en “The Theosophist” de Julio 1881

Nos llena de ilusión poder presentar a nuestros lectores, el primero de una serie de
escritos inéditos del difunto Eliphas Levi (Abate Louis Constant), uno de los grandes
maestros occidentales de las ciencias ocultas de nuestro siglo.
Era un ex sacerdote católico que las autoridades eclesiásticas romanas expulsaron,
porque no toleran ninguna creencia en Dios, en el Diablo o en la Ciencia que trascienda
el angosto círculo de su dogma circunscrito y que maldicen toda alma aplastadora de
credo, la cual logra cortar este lazo mental. "Al aumentar el conocimiento, la fe
disminuye proporcionalmente, motivo por el cual, los que saben más, siempre creen
menos", dijo Carlyle. Eliphas Levi tenía un vasto conocimiento, más amplio que los
pocos privilegiados, hasta entre los místicos más grandes de la Europa moderna; por eso
la multitud ignorante lo detractó. Fue el autor de estas palabras ominosas: "El
descubrimiento de los grandes secretos de la verdadera religión y de la ciencia primitiva
de los magos, que revelan al mundo la unidad del dogma universal, aniquilará el
fanatismo, explicando y mostrando la razón científica de cada milagro"; así, este
párrafo, selló su destino. El fanatismo religioso lo persiguió por no creer en el milagro
"divino"; el materialismo empedernido por usar la palabra "milagro" y "prodigio" y la
ciencia dogmática por tratar de explicar lo que ésta aun no podía aclarar y en que,
entonces, no creía. El autor de "El Dogma y el Ritual de la Alta Magia", "La Ciencia de
los Espíritus" y "La Clave de los Grandes Misterios", murió en la indigencia,
análogamente a sus famosos antecesores en las artes ocultas: Cornelio Agripa, Paracelso
y muchos más. De entre todas las partes del mundo, Europa es la que lapida sus
verdaderos profetas de forma más cruel, mientras los falsos la cabestrean de manera más
exitosa.
Europa está dispuesta a postrarse frente a cada ídolo, siempre que alabe sus hipótesis
preconcebidas favoritas, enfatizando y proclamando, sonoramente, su inteligencia
superior. La Europa cristiana es capaz de creer en los milagros divinos y demoniacos y
en la infalibilidad de un libro, que ella misma condenó, pletórico de leyendas antiguas y
desacreditadas. La Europa espiritista caerá en arrobamiento ante un Eidolon (fantasma
593

humano) de un médium, cuando no es una sábana o una máscara torpe, permaneciendo


firmemente convencida de la realidad de la aparición de los espectros y los espiritus de
los muertos. La Europa científica escarnecerá a los cristianos y a los espiritistas,
destruyendo todo. sin edificar nada, limitándose a preparar arsenales de materIales con
los cuales no sabe, en la mayoría de los casos, qué hacer con ellos y cuya naturaleza
interna es aun un misterio para ella. Entonces, estas tres Europas, que sólo concuerdan
en estar en desacuerdo, combinarán sus esfuerzos para degradar una ciencia venerable y
la antigua sabiduría, la única ciencia capaz de hacer la religión científica y la ciencia
religiosa y disipar, de la Inteligencia humana, las densas telarañas de la Altivez y la
Superstición.
El siguiente artículo nos lo facilitó un miembro estimado de la Sociedad Teosófica y
discípulo de Eliphas Levi; el cual, habiendo perdido un amigo querido que se había
suicidado, quiso que el gran maestro de la ciencia oculta expusiera sus ideas sobre el
estado del alma del felo-de-se (suicida). El cumplió con el pedido y, con el cortés
permiso de su discípulo, nos preparamos a traducir ya publicar el manuscrito. Estamos
siempre dispuestos a dar una respetuosa atención a la enseñanza de un Cabalista tan
erudito, aunque, personalmente, distamos mucho de concordar con todas sus opiniones:
ya que, habiendo sido un sacerdote, jamás pudo liberarse, hasta su llltimo día, de ciertas
ideas teológicas preconcebidas. Análogamente a Agripa y, hasta cierto punto, a
Paracelso, el Abate Constant puede definirse un Cabalista bíblico o cristiano, aunque,
desde su punto de vista, Cristo era más un ideal que un Hombre-Dios vivo o un
personaje histórico. Si Moisés y el Cristo verdaderamente existieron, según él eran
iniciados humanos en los misterios arcanos. Jesús era el tipo de la humanidad
regenerada, el principio divino que se manifiesta bajo una forma humana sólo para
probar la divinidad del género humano.
Eliphas Levi critica enfáticamente el misticismo de la iglesia oficial, que trata de
absorber lo humano en la naturaleza divina de Cristo, por lo tanto, Levi es, más que
todo, un Cabalista Judío. Aunque estuviéramos dispuestos a alterar o a rectificar las
enseñanzas de este gran maestro de Ocultismo, sería sumamente injusto hacerlo ahora;
ya que, no estando más con nosotros, no podría defenderse ni explicar su posición.
Dejamos la ínfima tarea de patear a los muertos y a los leones murientes, a los burros,
que son los difamadores voluntarios de todas las reputaciones atacadas. Por lo tanto,
aunque no concordemos con todos sus puntos de vista, damos nuestra aquiescencia al
veredicto del mundo letrado, según el cual Eliphas Levi era uno de los escritores más
hábiles, eruditos e interesantes, sobre estos temas tan recónditos.

EL ESTADO DESPUES DE LA MUERTE DE UN SUICIDA

POR ELIPHAS LEVI

(EXTRACTO DE UNA CARTA INEDITA)

Entre las acciones pecaminosas, la muerte voluntaria es la más irredimible; siendo,


también, el crimen inexcusable, debido al esfuerzo meticuloso que se necesita para
cumplirlo. El suicidio es el resultado de la debilidad que, al mismo tiempo, exige una
gran fuerza mental. Puede ser inspirado por la devoción y también por el egoísmo; pero,
a menudo, procede de la ignorancia. Si los seres humanos supieran qué clase de
solidaridad los vincula mutuamente; ya que viven en los demás, así como los otros,
viven en ellos, se regocijarían, en lugar de quejarse, en descubrir que en su vida se les
depara una cantidad doble de sufrimiento; porque, conscientes de la ley inmutable del
594

equilibrio y de la armonía universales, se percatarían de la cantidad doble de felicidad


que, también, les corresponde. Por lo tanto, estarían menos dispuestos a renunciar al
precio del trabajo, bajo el pretexto que es demasiado duro. Siento sincera lástima por su
desdichado amigo, aunque estas palabras aliviadoras deberían dirigirse a él ya todos los
suicidas: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen."
Se me pregunta qué se puede hacer para auxiliar a esta alma doliente. Es cierto que
jamás le aconsejaré a usted, acudir a la iglesia para su consuelo, la cual, si bien no
prohibe la esperanza, considera al suicida como uno eternamente despojado de la
comunión de los santos y sus leyes rigurosas la obligan a condenarlo para siempre.
Usted puede ayudar al pobre desertor de la vida "rezando"; pero esta oración debe ser de
acción y no de palabras. Averigue si dejó algo en vilo o si pudiera haber hecho más bien
en la vida de lo que hizo y trate de cumplir estas acciones por él y en su nombre. (1)
Entregue limosnas en su nombre, sin embargo, hágalo de forma inteligente y delicada;
ya que éstas fructifican sólo si usted ayuda a los minusválidos y a los ancianos, los que
no pueden trabajar. Además, el dinero dedicado a la caridad debería servir como
estímulo para el trabajo sin que favorezca la desidia. Si esta alma desgraciada le mueve
tanto a compasión y siente una gran simpatía por ella, este sentimiento procede de lo
alto y usted se convertirá en la providencia y la luz de esa alma. Podríamos decir que
subsistirá de su vida intelectual y moral recibiendo, en la gran oscuridad en la cual se
precipitó por su acción, ninguna otra luz que no sea el reflejo de los buenos
pensamientos de usted en favor de ella.
Sin embargo, sepa que, al establecer entre su persona y el espíritu sufrido, un vínculo de
unión tan especial, se expone al riesgo de sentir el reflejo de un dolor análogo. Puede ser
que experimente una gran tristeza; las dudas le asaltarán, haciéndole sentir un gran
desaliento. Ese pobre ser que usted adoptó, puede, quizá, causarle la misma agonía que,
el niño que está por nacer, hace experimentar a su madre. Este símil es tan exacto, que
nuestros antecesores en la sagrada Ciencia (el Ocultismo), han dado el nombre de
Embrionamiento a esa filiación de almas dolientes. En mi trabajo: "La Ciencia de los
Espíritus" toco este tema; pero, ya que la cuestión le concierne a usted personalmente,
trataré de aclarar la idea.
El suicida puede compararse a un loco que, a fin de evitar la labor, corta sus manos y
pies, forzando los demás a cumplir con el trabajo para él. Se ha despojado de sus
miembros físicos antes de que sus órganos espirituales fueran formados. En tal estado,
la vida se le hace imposible; pero lo que es aun más imposible es el aniquilarse
prematuramente. Si es tan afortunado de encontrar una persona suficientemente devota
que le ofrezca un refugio, él vivirá a través y mediante la vida de ella, no como los
vampiros, sino conforme a los embriones, los cuales se alimentan de la sustancia
materna sin disminuirla; ya que la naturaleza abastece lo consumido y da mucho a los
que gastan una gran cantidad. El niño, en su estado prenatal, está consciente de su
existencia y ya manifiesta su voluntad moviéndose de manera independiente sin la
dirección de la voluntad de la madre, causándole, hasta, dolor.
El niño no se percata de los pensamientos de la madre y ella desconce los sueños de su
prole. Ella está consciente de dos existencias, pero no de dos almas distintas en su
interno; ya que son una, en su sentimiento de amor y, el nacimiento del infante, no
separa a las almas como acontece con los dos cuerpos; sino que sólo les da, si puedo
usar la expresión, una nueva polarización (como los dos extremos de un imán). Lo
mismo acontece con la muerte, que es nuestro segundo renacimiento.
La muerte no separa; sino sólo polariza las dos almas cuyo apego terrenal mutuo era
sincero. Las almas que se han desenmarañado de sus cadenas terrestres, elevan nuestra
595

alma hacia ellas; en cambio, nuestras almas pueden atraerlas hacia abajo, (2) donde
estamos nosotros, mediante un poder parecido al de un imán.
Sin embargo, las almas pecadoras sufren dos clases de torturas. Una: es el resultado de
su imperfecto desenredo de los lazos terrenales, que las tienen encadenadas a nuestro
planeta; la otra: es la carencia de un "imán celestial" (3), que le corresponde a esas
almas que, en un momento de desesperación, han violentamente cercenado la cadena de
la vida y, con ello, de su equilibrio. Como consecuencia, deben permanecer en un estado
de absoluta impotencia hasta que una generosa alma encarnada quiera, voluntariamente,
compartir su magnetismo y su vida; ayudándoles, en el tiempo, a entrar de nuevo en la
corriente de la vida universal, proveyéndoles la polarización necesaria.
Usted sabe lo que esa palabra quiere decir, la tomé prestada de la astronomía y de la
ciencia física. Las estrellas tienen polos opuestos y análogos, los cuales determinan la
posición de su eje, lo mismo acontece con ímanes naturales y artificiales. La ley de
polarización es universal y gobierna tanto el mundo de los espíritus como el de los
cuerpos físicos.

NOTAS

(1) La teoría cabalista es la siguiente: un ser humano tiene a su disposición un cierto


número de años, días y horas para vivir en la tierra y ni un minuto más del período que
el hado le otorga. En cualquier momento en que el Ego se libere, consciente e
intencionalmente de su cuerpo, antes de la hora establecida, deberá aun vivir como alma
doliente desencamada. El Ego o el alma individual sensible, no puede deshacerse de la
atracción terrenal, por eso debe vegetar y sufrir en la tierra, todos los tormentos del
infierno mítico. Se convierte en un Espíritu Elementario y cuando suene la hora para la
liberación, el alma, no habiendo aprendido nada y habiendo perdido, durante su tortura
mental, el recuerdo de lo poco que sabía en la tierra, es violentamente catapultada fuera
de la atmósfera terrenal y vaga a la deriva, víctima de la corriente ciega que la obliga en
alguna nueva reencarnación que el alma es incapaz de seleccionar, mientras que, si la
situación hubiese sido distinta, hubiera podido escoger con la ayuda de sus acciones
buenas [ . . . ]
(2) Sería un error extrapolar, de lo antedicho, que Eliphas Levi creía en el llamado
Espiritismo. El se burló de la teoría espiritualística y espiritista del retorno en la tierra,
en una forma objetiva o materializada, de las almas desencarnadas o espírítus. El enseñó
la doctrina cabalística de la intercomunicación subjetiva entre los espíritus encamados y
desencarnados y la mutua influencia que estas almas ejercen; por lo tanto, él limita tal
influencia a efectos puramente psicológicos y morales, cuya duración es proporcional al
período en que el alma pura dormita en su estado transitorio en e1 éter o al que el alma
pecaminosa (Espíritu Elementario) está vinculada en las regiones terrenales.
(3) En este caso, imán celestial indica esas "alas" espirituales, (la ausencia de acciones y
pensamientos pecaminosos que se supone posean un peso material), la cual es la única
capaz de llevar el Alma desencarnada a regiones superiores o mejor dicho, más puras.

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UNA TIERRA MISTERIOSA


(A Land of Mystery, The Theosophist, March, April, June, 1880)
(Notes on “A Land of Mystery”, The Theosophist, August, 1880)

H.P. Blavatsky
Al observar las ruinas imponentes de Memphis o Palmira, al encontrarse cara a cara con la gran
pirámide de Ghiza, al recorrer el Nilo o al abstraerse en la desolada firmeza de la misteriosa Petra, que
por un amplio lapso se creyó perdida, se llega a la conclusión de que, a pesar del origen vago y
nebuloso de estas reliquias históricas, se disciernen ciertos fragmentos que proporcionan una base
sólida sobre la cual elaborar algunas conjeturas. No obstante la densidad de la cortina tras de la cual se
esconde la historia de estas antigüedades, existen hendiduras esporádicas a través de las cuales uno
vislumbra luz. Conocemos a los descendientes de los constructores. También estamos familiarizados,
aunque superficialmente, con la historia de las naciones cuyos vestigios nos rodean. Sin embargo, no
ocurre lo mismo con las antigüedades del Nuevo Mundo de las dos Américas. A lo largo de la costa
peruana, en el Istmo, en todo Norteamérica, en los cañones de las Cordilleras, en los desfiladeros
infranqueables de los Andes y especialmente más allá del valle mexicano, yacen las ruinas desoladas
de centenares de ciudades en un tiempo poderosas, que han caído en el olvido de la memoria humana
junto a su nombre. Sepultadas en densas selvas, soterradas en valles inaccesibles; a veces bajo muchos
metros de tierra, desde el día de su descubrimiento hasta la fecha, continúan siendo un acertijo para la
ciencia, eludiendo toda investigación. Su silencio es más impenetrable que el de la Esfinge egipcia.
No sabemos absolutamente nada acerca de América antes de la conquista. No ha sobrevivido ningún
tipo de crónica, ni siquiera relativamente moderna. Aun entre los oriundos, no existen tradiciones
tocantes a sus eventos pasados. Desconocemos estas razas que construyeron tales estructuras
ciclópicas, así como ignoramos el culto extraño que inspiró a los escultores antediluvianos, los cuales
tallaron, a lo largo de centenares de millas de muralla, monumentos, monolitos y altares, jeroglíficos
insólitos, compuestos por grupos de animales y hombres. Son las imágenes de una vida desconocida y
de un arte perdido. Escenas, a veces, tan fantásticas y atípicas que, involuntariamente, sugieren la idea
de un sueño febril, cuya fantasmagoría, por el simple gesto de la poderosa mano de un mago,
repentinamente se cristalizó en el granito, dejando para siempre atónita a la posteridad. Aun en los
albores del siglo XIX, se desconocía el caudal de tales antigüedades. Desde el principio, los celos
pueriles y sospechosos de los españoles habían edificado una suerte de muralla china entre sus
posesiones americanas y el viajero investigador. Además, la ignorancia y el fanatismo de los
conquistadores y su desinterés por todo, exceptuando la satisfacción de su codicia insaciable, habían
obstruido la búsqueda científica. Desde hace mucho tiempo, se desacreditaron los relatos entusiastas
acerca del esplendor de los templos, los palacios y las ciudades de México y Perú, redactados por
Cortés y su ejército de facinerosos y curas y de Pizarro con su séquito de ladrones y monjes. El doctor
Robertson, en su Historia de América, se limita simplemente a informar a su lector que las casas de
los mexicanos antiguos: "eran simples cabañas de hierbas, fango o las ramas de los árboles, como las
de los indios más retrógrados."89 Además, amparándose en el testimonio de algunos españoles, se
atrevió a decir que: "en la amplia extensión de este gran imperio" no había "¡ni siquiera, un sólo
monumento o vestigio de alguna edificación que antecediera la conquista!" Al gran Alexander
Humboldt le correspondió reivindicar la verdad. En 1803, este viajero eminente y erudito, iluminó el

89
Véase "América Central" de Stephens.
597

mundo de la arqueología con un nuevo haz de luz, demostrando ser, afortunadamente, el pionero de
los descubrimientos futuros. Describió Mitla, el Valle de los Muertos, Xoxicha1co y el gran templo
piramidal de Cholula. Después de él vinieron Stephens, Catherwood y Squier, mientras en Perú
trabajaban D'Orbigny y el doctor Tschuddi. Desde entonces, numerosos viajeros afluyeron a estos
sitios, dándonos detalles minuciosos acerca de las vastas antigüedades. Sin embargo, nadie sabe
cuántas más se quedan inexploradas y aun desconocidas. En lo que concierne a los edificios
prehistóricos, Perú y México son comparables con Egipto. Se asemejan a la tierra de los faraones en la
inmensidad de sus estructuras ciclópicas. Perú la supera en cantidad y Cholula rebasa a la gran
pirámide de Cheops en anchura, si no en altura. Obras públicas, véase las murallas, las fortificaciones,
las terrazas, los canales, los acueductos, los puentes, los templos, los cementerios, ciudades enteras y
las calles exquisitamente pavimentadas, serpentean por centenares de millas en una línea
ininterrumpida, cubriendo la tierra como si fueran una red. En la costa, las construcciones son de
tabiques y en las montañas, de cal porfídica, granito y arenisca sílica. La historia no sabe nada de las
largas generaciones de los artífices de estas obras y aun la tradición guarda silencio. Obviamente, una
vegetación lozana ha cubierto la mayoría de estos restos líticos. Selvas enteras han surgido de los
corazones rotos de las ciudades y, amén de algunas excepciones, todo está en ruina. Sin embargo, lo
que permanece nos da una vislumbre de lo que en un tiempo fue.
Los historiadores españoles, con un desinterés muy impertinente, hacen remontar casi todas las
ruinas a los Incas. Este es un gran error. Los jeroglíficos que, a veces, cubren íntegramente las
murallas y los monolitos, siguen siendo siempre letra muerta para la ciencia moderna, así como lo
eran para los Incas, cuya historia puede ser reconducida hasta el siglo XI. Los Incas ignoraban el
significado de estas inscripciones, atribuyéndolas todas a sus antepasados desconocidos,
desacreditando la suposición según la cual descendían de los primeros seres que civilizaron su país.
He aquí una sinopsis de la historia Inca.
Inca es el título quechua para el jefe o emperador y el nombre de la raza o mejor dicho, la, casta
regente y más aristocrática de la tierra que gobernó por un período desconocido antes de la conquista
española. Según algunos, su primera aparición de regiones desconocidas, se remonta al 1021 en Perú.
Otras conjeturas los reconducen a cinco siglos después del "diluvio" bíblico, conforme a las nociones
modestas de la teología cristiana. Sin embargo, esta última teoría se acerca a la verdad más que la otra.
Los Incas, considerando sus privilegios exclusivos, su poder e "infalibilidad", son la contraparte
antipodal de la casta brahmánica de la India. Análogamente a esta última, los Incas afirmaban
descender directamente de la Deidad que, como en el caso de la dinastía Suryavansa inda, era el Sol.
Según la única tradición general, en un tiempo la población completa del Nuevo Mundo de hoy estaba
fragmentada en tribus independientes, beligerantes y bárbaras. Finalmente, la deidad "Superior", el
Sol, se enterneció y a fin de rescatar a esta gente de la ignorancia, envió sobre la tierra a sus dos hijos:
Manco Capac y su hermana y mujer, Mama Ocollo Huaco, con la misión de instruir a los terrícolas.
Nuevamente, ellos eran la contraparte del Osiris egipcio y su hermana y mujer Isis y también de los
innumerables dioses, semidioses hindúes y sus cónyuges. Estos dos aparecieron en una isla hermosa
en el lago Titicaca y se dirigieron hacia el norte, a Cuzco, que enseguida se convirtió en la capital de
los Incas, donde empezaron a diseminar su civilización. La pareja divina, reuniendo las varias razas
peruanas, empezó a asignarles sus deberes. Manco Capac enseñó a los hombres la agricultura, la
legislación, la arquitectura y las artes. Mama Ocollo instruyó a las mujeres a tejer, hilar, bordar y en
los quehaceres domésticos. Los Incas afirman que descienden de esta pareja celestial. Sin embargo,
ignoraban por completo quiénes fueron los artífices de las ciudades estupendas, ahora en ruinas,
esparcidas en el área de su imperio, que entonces se extendía desde el ecuador por más de 37 grados
de Latitud incluyendo, no sólo la vertiente occidental de los Andes, sino la cadena montañosa
completa con sus faldas orientales hasta el río Amazonas y el Orinoco. Como directos descendientes
del Sol, eran exclusivamente los altos sacerdotes de la religión de estado y también los emperadores y
los estadistas más importantes en la tierra. En virtud de esto, análogamente a los brahmanes, se
otorgaron una superioridad divina sobre los mortales ordinarios, instituyendo, como los "nacidos dos
598

veces," una casta exclusiva y aristocrática: la raza Inca. Todo Inca reinante, al considerarlo un hijo del
Sol, era un alto sacerdote, el oráculo, el caudillo en la guerra, un soberano absoluto, desempeñando el
doble oficio de Papa y Rey, anticipando, por mucho tiempo, el sueño de los pontífices romanos. Sus
órdenes se ejecutaban sin vacilar, su persona era sagrada y era el objeto de honores divinos. Los
oficiales superiores de la tierra no podían presentarse ante él con zapatos. La señal de respeto nos
reconduce, nuevamente, a un origen oriental. Mientras el ritual de perforar las orejas de la prole de
sangre real, insertando anillos dorados: "cuyo tamaño se incrementaba a la par que adelantaban en el
estado social, hasta que la extensión del cartílago se convertía en una deformación", sugiere una
semejanza extraña entre los retratos esculpidos de muchos de ellos en las ruinas más modernas y las
imágenes de Buda y de algunas deidades y aun de nuestros dandys contemporáneos de Siam, Burma y
de la India meridional. Una vez más, haciendo eco a los días gloriosos del poder brahmano en la India,
nadie tenía el derecho de ser instruido o estudiar la religión, excepción hecha para la casta privilegiada
Inca. Cuando el rey Inca fallecía o era víctima de un homicidio y "era llamado a casa, a la mansión de
su padre", durante la ceremonia de sus exequias se hacía morir con él un amplio número de sus
servidores y consortes. Esto es ecoico de los antiguos anales de Rajesthán y hasta la costumbre
recientemente abolida de Sutti. Al tener presente todo esto, el arqueólogo no puede satisfacerse con la
breve observación de ciertos historiadores según los cuales: "en esta tradición discernimos sólo otra
versión de la historia de la civilización común a todas las naciones primitivas y el fraude de una
relación celestial mediante la cual los gobernantes intrigantes y los sacerdotes astutos, han tratado de
asegurarse su ascendencia entre los hombres." Por lo tanto, no es una explicación decir que: "Manco
Capac es casi la contraparte exacta del Fohi chino, el Buda hindú,. el Osiris egipcio terrenal, el
Quetzalcoatl mexicano y el Votan de América central", ya que todo esto es muy evidente. Lo que
queremos aprender es cómo estas naciones, situadas en los antípodas: India, Egipto y América,
llegaron a tener puntos comunes extraordinarios, no sólo en sus prácticas religiosas generales y en sus
ideas políticas y sociales; sino que, a veces, hasta en los detalles más diminutos. La tarea imperante
consiste en descubrir quién vino primero y en explicar cómo esta gente llegó a sembrar, en los cuatro
puntos cardinales de la tierra, arquitectura y artes casi idénticas, a menos que, hubiera un tiempo
durante el cual, según afirma Platón y más de un arqueólogo moderno cree, no se necesitaba ningún
barco para tal viaje; pues los dos mundos formaban un sólo continente.
Según las investigaciones más recientes, sólo en los Andes existen cinco estilos arquitectónicos
diferentes, de los cuales, el templo del Sol en Cuzco es el más moderno. Y ésta es, quizá, la única
estructura relevante que, según los viajeros actuales, puede seguramente atribuirse a los Incas, cuyas
glorias imperiales, según se estima, fueron el último brillo de una civilización remota. El Doctor
E.R.Heath, de Kansas, en los Estados Unidos, piensa que: "mucho antes de Manco Capac, los Andes
habían sido la morada de razas cuyos orígenes deben haber correspondido con el de los salvajes de
Europa occidental. La arquitectura gigantesca indica una familia ciclópica, los fundadores del Templo
de Babel y de las pirámides egipcias. El pergamino griego, encontrado en muchos sitios, se tomó
prestado (?) de los egipcios. La manera de sepultar y preservara sus fallecidos apunta a Egipto." Más
tarde, este viajero erudito descubre que, según los craneólogos, los cráneos extraídos de los sitios de
sepultura representan a tres razas distintas: los Chinchas, que se instalaron .en la parte occidental de
Perú: de los Andes hasta el Pacífico; los Aymaras, los habitantes de las tierras altas de Perú y Bolivia,
en la parte meridional de la orilla del lago Titicaca y los Huancas que "ocuparon la meseta entre las
cadenas andinas, el lado norte del lago Titicaca, hasta el grado noveno de latitud sur." Para la
arqueología es fatal confundir los edificios del período Inca en Perú, de Moctezuma y sus caciques en
México, con los monumentos indígenas. Mientras Cholula, Uxmal, Quiché, Pachacamac y Chichen
fueron preservadas y ocupadas perfectamente al momento de la invasión de los delincuentes
españoles, existían centenares de vestigios de ciudades y obras que estaban en ruina aun en aquel
entonces y cuyo origen los incas y los caciques conquistados ignoraban, así como nosotros.
Innegablemente, eran los restos de una civilización desconocida y ahora extinta. La exactitud de tal
hipótesis es corroborada por la forma extraña de las cabezas y los perfiles de las figuras humanas
599

sobre los monolitos de Copán. Al principio, la pronunciada diferencia entre los cráneos de estas razas
y los de los indoeuropeos, se atribuyó a los medios mecánicos que las madres usaron para dar una
conformación particular a la cabeza de sus niños durante la infancia. Así como ocurre en otras tribus y
otras poblaciones. Sin embargo, el mismo autor nos dice: "el descubrimiento de una momia
conteniendo un feto de ocho meses, demuestra que ésta era la conformación del cráneo, poniendo en
entredicho el fundamento de la hipótesis de los medios mecánicos." Además de las hipótesis, tenemos
una prueba científica e irrefutable según la cual, en un pasado remoto, en Perú debió haber existido
una civilización. Si presentáramos un cierto número de millares de años, que probablemente
transcurrieron desde entonces, sin aducir buenas razones para tal suposición, al lector se le podría
cortar el resuello. Tratemos.
Hoy se tiene un buen conocimiento del guano (huano) peruano acumulado en las islas del
Pacífico y en la costa sudamericana. Es el fertilizante precioso compuesto por los excrementos de las
aves marinas, mezclado con sus cuerpos en descomposición, huevos, restos de foca, etc. Humboldt fue
el primero que, en 1804, lo descubrió, dirigiendo la atención del mundo sobre el asunto. Mientras
describe los depósitos que cubren las rocas de granito de Chincas y de otras islas, alcanzando la
profundidad de decenas de metros, afirma que la acumulación de los 300 años anteriores, desde la
conquista, habían formado sólo algunos centímetros de espesor. Por lo tanto, cuántos millares de años
se necesitaron para constituir este deposito de varios metros, es una simple cuestión de cálculos. En
esta coyuntura, citaremos algo de un descubrimiento tratado en "Las Antigüedades Peruanas"90. "En
las islas Chinca, a una profundidad de una veintena de metros bajo tierra, se descubrieron ídolos de
piedra y vasijas; mientras a una decena de metros se encontraron ídolos de madera. Tras del guano, en
las islas Guanapi, al sur de Truxillo y Macabi al norte, se exhumaron momias, pájaros, huevos de
pájaros y ornamentos de oro y plata. En Macabi, los labriegos encontraron algunos grandes y valiosos
vasos dorados que rompieron, repartiendo los fragmentos entre ellos, a pesar de que se les ofreció lo
correspondiente al peso, en monedas de oro. Así, estas reliquias de gran interés para la ciencia se han
perdido para siempre. Aquél que pueda determinar los siglos necesarios para que se deposite una
veintena de metros de guano en estas islas, teniendo presente que desde la conquista, hace 300 años,
no se ha notado ningún aumento apreciable en espesor, puede daros una idea de la antigüedad de estas
reliquias."
Si nos atenemos a un cálculo estrictamente matemático, atribuyendo 12 líneas a cada 2.54
centímetros y asignando una línea a cada siglo, nos vemos obligados a aceptar que los artífices de
estos vasos preciosos nos antecedieron ¡864.000 años! Aun reconociendo un amplio margen de error y
adjudicando 2.54 centímetros por cada siglo, llegamos a una civilización que existía hace 72.000 años,
la cual es comparable y en algunas cosas superiores, a la nuestra, si consideramos sus obras públicas,
la durabilidad de las construcciones y la grandiosidad de los edificios.
Al tener unas ideas muy claras de la periodicidad de los ciclos, que incluyen al mundo, a las
naciones, a los imperios y a las tribus, estamos convencidos que nuestra civilización moderna es el
alba más reciente de lo que ya se presenció un sinnúmero de veces en este planeta. Quizá no sea
ciencia exacta, sin embargo es una lógica inductiva y deductiva, que se basa en teorías menos
hipotéticas y más tangibles que muchas otras teorías consideradas rigurosamente científicas. Usando
las palabras del profesor T. E. Nipher de St. Louis, diremos: "no somos los amigos de la teoría, sino
de la verdad." Y hasta que ésta se encuentre, acogeremos toda nueva teoría, a pesar de su
impopularidad al principio, no sea que rechacemos, en nuestra ignorancia, la piedra que, con el
tiempo, pueda llegar a ser la mera piedra angular de la verdad. "Los errores de los científicos son
innumerables, no porque son científicos, sino porque son seres humanos", dice el mismo hombre de
ciencia y enseguida cita las nobles palabras de Faraday: "ejercer el juicio debería conducir, ocasional
y frecuentemente, a la reserva absoluta. Suspender una conclusión puede resultar desagradable y una
gran fatiga. Sin embargo, como no somos infalibles, deberíamos proceder con cautela." ("Búsquedas
90
Una relación publicada por E.R.Heath en la “Revista de Ciencia e Industria de Kansas City,"
Noviembre 1878.
600

Experimentales", Serie 24.)


Es improbable que se haya tratado de redactar un relato minucioso de las llamadas antigüedades
americanas, excepción hecha para algunas de las ruinas más prominentes. Sin embargo, para enfatizar
un punto de comparación más relevante, tal trabajo sería absolutamente necesario. Si queremos
desenmarañar la historia de la religión, la mitología y, aun más importante, el origen, el desarrollo y la
agrupación final de las especies humanas, debemos confiar en la búsqueda arqueológica más que en
las deducciones hipotéticas de la filología. Debemos empezar reuniendo las imágenes del pensamiento
antiguo, más elocuente un su forma estacionaria que en la expresión verbal, la cual, en sus profusas
interpretaciones, se presta fácilmente a ser distorsionada de mil maneras. Esto nos proporcionaría un
indicio más simple y más fidedigno. Las sociedades arqueológicas deberían tener una enciclopedia
entera con los restos del mundo, integrando las especulaciones más importantes sobre cada localidad.
Ya que, a pesar de lo fantástico y lo descabellado que algunas de estas teorías pueden parecer a
primera vista, cada una tiene una posibilidad de demostrarse útil en algún momento. A menudo, según
Max Müller, es más beneficioso saber lo que una cosa no es que saber lo que es.
Tal objetivo es inalcanzable dentro de los límites de un artículo en nuestra revista. Sin embargo,
valiéndonos de los relatos de los inspectores gubernativos, los viajeros fehacientes, los científicos y
aun nuestra experiencia limitada, en los números futuros trataremos de presentar, a nuestros lectores
hindúes, una idea general de estas antigüedades acerca de las cuales, posiblemente, jamás oyeron
hablar. Nuestras informaciones más recientes se entresacaron de fuentes confiables. El examen de las
antigüedades peruanas se basa, principalmente, sobre la interesante relación del doctor Heath, que
hemos mencionado anteriormente.

II

Es evidente que nosotros, los teósofos, no somos los únicos iconoclastas en este mundo de
engaño e hipocresía, ni siquiera los únicos que creen en los ciclos y, al oponer la cronología bíblica,
nos inclinamos hacia esas opiniones que muchos comparten secretamente, sin embargo son pocos los
que las proclaman en público. Nosotros, los europeos, estamos emergiendo del fondo de un nuevo
ciclo y nos encontramos en el arco ascendente, mientras los asiáticos, especialmente los hindúes, son
los restos que permanecen de las naciones que poblaban al mundo en los ciclos anteriores. Si los arios
procedieron de los americanos arcaicos o si éstos de los arios prehistóricos, es una cuestión que
ningún ser humano puede dirimir. Sin embargo, es más fácil probar, que contradecir, la existencia de
una relación íntima, entablada en algún tiempo, entre los arios antiguos, los habitantes prehistóricos de
América, cualquiera que fuese su nombre y los egipcios arcaicos. Probablemente, si esta relación era
una realidad, debe haberse desarrollado en un período en que el Atlántico no había aún dividido los
dos hemisferios, como ocurre actualmente.
En el libro "Las Antigüedades Peruanas", el doctor Heath de Kansas City, una especie rara entre
los científicos, un buscador intrépido que acepta la verdad dondequiera que la encuentre, sin temor a
ventilarla en la cara de la oposición dogmática, resume sus impresiones de las reliquias peruanas de
esta forma: "Por tres veces, los Andes se sumergieron centenares de metros por debajo del nivel
oceánico y lentamente, volvieron a asumir su altura actual. La vida humana sería excesivamente breve
para contar, aún, los siglos que se intercalaron en esta operación. La costa peruana se ha levantado una
veintena de metros desde que Pizarro desembarcó. Suponiendo que los Andes se hayan alzado de
manera uniforme y sin interrupción, deben haber transcurrido 70 mil años para que alcanzaran su
presente altura."
. .
"¿Quién sabe, entonces, si la idea91 fantástica de Julio Verne, con respecto a la Atlántida perdida,
91
En la obra "El Banquete", Platón expresa claramente esta "idea" "y Lord Bacon la consideró en su libro
"Nueva Atlántida".
601

pueda acercarse a la verdad? ¿ Quién puede decir que, anteriormente, donde ahora se extiende el
océano Atlántico, no se elevara un continente cuya densa población era muy adelantada en las artes y
las ciencias y tan pronto como se dio cuenta que su tierra estaba hundiéndose, algunos emigraron
hacia oriente y otros hacia occidente, instalándose en los dos hemisferios? Esto explicaría la similitud
de sus estructuras arqueológicas, sus razas y sus diferencias modificadas y adaptadas al carácter de sus
respectivos climas y países. He aquí la razón por la cual la llama y el camello difieren, aun
perteneciendo a la misma especie; así como los árboles algorabas y espinos. Además, explica por qué
los indios Iroquis de norteamérica y los árabes más antiguos, usan el mismo nombre cuando se
refieren a la constelación de la 'Osa Mayor'. Las naciones que vivieron aisladas y a oscuras de la
mutua existencia, dividen el Zodíaco en doce constelaciones, dándoles los mismos nombres y los
hindúes del Norte llaman a los Himalayas Andes, como lo hacen los sudamericanos con su cadena
montañosa.92 ¿Acaso debemos caer en la antigua rutina suponiendo que la única manera de poblar el
hemisferio occidental era a través del Estrecho de Behring? ¿Tal vez hay que seguir ubicando un Edén
geográfico en oriente, suponiendo la existencia de una tierra, igualmente adecuada para el ser humano
y otro tanto antigua desde el punto de vista geográfico, que está esperando el término del constante
vagar de la 'tribu perdida de Israel’ para poblarse?
A donde sea que uno se dirija en la exploración de las antigüedades americanas, la primera cosa
que nos impacta es la magnitud de estas reliquias que se remontan a edades y a civilizaciones
desconocidas y, luego, su extraordinaria similitud con los montículos y las antiguas estructuras de la
India, de Egipto y también de algunas partes de Europa. Quien ha visto uno de estos montones de
tierra los ha visto todos. Quien se ha encontrado frente a una de estas estructuras ciclópicas en un
continente, tiene una idea suficientemente exacta del aspecto de aquellas de otro continente. Basta
decir que sabemos aun menos de la edad de las antigüedades americanas que de las del valle del Nilo,
acerca de las cuales ignoramos casi todo. Sin embargo, no obstante su forma exterior, su simbolismo
es evidentemente lo mismo en Egipto, en la India y en algún otro lugar. Así, considerando la gran
pirámide de Cheops en el Cairo, el vasto montículo alto una cuarentena de metros en la planicie de
Cahokia cerca de St. Louis (Missouri), cuya longitud y anchura miden casi un kilómetro,
extendiéndose a lo largo de ocho acres con 20 millones de pies cúbicos de contenido y el montículo en
la orilla de Brush Creek en Ohio, cuya descripción detallada nos llegó por Squier y Davis, uno no sabe
si admirar más la precisión geométrica elaborada por los maravillosos y misteriosos constructores en
la forma de sus monumentos o el simbolismo oculto que evidentemente buscaban expresar. El
montículo en Ohio representa a una serpiente que mide más de mil pies. Se enrosca con gracia en
curvas sinuosas, terminando en una espiral triple en la cola. "El terraplén que constituye la efigie mide
un metro y medio de altura con una base en el centro del cuerpo de diez metros que va
disminuyéndose levemente hacia la cola."93 El cuello está extendido y la boca abierta mantiene, en sus
fauces, una figura oval. Los investigadores escriben: "Este oval, constituido por un terraplén alto un
metro y veinte centímetros, tiene un perfil perfectamente regular y sus diámetros horizontales y
verticales miden, respectivamente, 28 y 2 metros." El todo representa la idea cosmológica universal de
la serpiente y del huevo. Esta es una deducción fácil. ¿Cómo ocurrió que este gran símbolo de la
sabiduría hermética del antiguo Egipto, estuviera representado en Norteamérica? ¿Cómo es que los
edificios sagrados descubiertos en Ohio y en otros lugares, estos cuadrados, círculos, octágonos y
otras figuras geométricas en los que se reconocen fácilmente la idea prevaleciente de las cifras

92
Hace tres años, en el segundo volumen de "Isis sin Velo" escribí: "Un día se descubrirá que el nombre
América está íntimamente relacionado con Meru, la montaña sagrada en el centro de los siete
continentes." Los primeros descubridores de América se percataron de que algunas tribus oriundas
llamaban a dicho continente Atlanta. En los estados de América Central encontramos el nombre Amerih
que significa, análogamente a Meru, una gran montaña. Se desconoce también el origen de los indios
Kamas americanos.
93
Contribuciones smithsonianas a la revista "Conocimiento", Vol. I.
602

pitagóricas sagradas, parecen ser copiados del Libro de los Números? A pesar del silencio completo,
tocante a su origen, aun entre las tribus indígenas, que por otro lado han preservado sus tradiciones en
todo caso, la antigüedad de tales ruinas es probada por los bosques más vastos, y más antiguos que
crecen en las ciudades enterradas. Los prudentes arqueólogos americanos les han generosamente
asignado dos mil años. Sin embargo, afirman que: "probablemente, trasciende el poder de la
investigación humana contestar" quién las edificó y si sus artífices emigraron, desaparecieron bajo el
yugo de los ejércitos victoriosos o si fueron aniquilados por alguna epidemia pavorosa o una
hambruna universal. Los primeros habitantes de México acerca de los cuales la historia conoce algo,
más hipotético que comprobado, fueron los Toltecas. Se supone que vinieron del norte y se cree que
entraron al valle del Anáhuac en el séptimo siglo después de J. C. Se les acredita, también, la
construcción de algunas de las grandes ciudades, cuyas ruinas aun existen en América central donde
se esparcieron en el siglo once. En este caso, deben haber sido los escultores de los jeroglíficos
tallados en algunas reliquias. Entonces, ¿por qué el sistema pictórico de escritura de México, que fue
usado por los conquistados y aprendido por los conquistadores y sus misioneros, no provee, aún,
ninguna clave interpretativa para los jeroglíficos de Palenque, Copán y menos de Perú? Además,
¿quiénes eran y de dónde. procedían, estos toltecas civilizados? ¿Quiénes son los aztecas que les
sucedieron? Aun entre los sistemas jeroglíficos de México existen algunos que permanecieron
indescifrables para los intérpretes extranjeros. Estamos hablando de los llamados esquemas de
astrología judicial "accesibles, sin explicación, en la colección publicada de Lord Kingsborough" y
que se consideran simplemente como algo puramente figurativo y simbólico: "cuyo uso era limitado a
los sacerdotes y a los vates, además poseían un significado esotérico." Muchos jeroglíficos en los
monolitos de Palenque y Copán tienen el mismo carácter. "Los sacerdotes y los vates" fueron
diezmados por los católicos fanáticos, por lo tanto, el secreto murió con ellos.
Casi todos los terraplenes norteamericanos siguen una conformación de terraza y ascienden
mediante amplios escalones, a veces cuadrados, a menudo hexagonales, octagonales o truncos, sin
embargo se parecen, en todos los aspectos, a los teocallis mexicanos y a los topes indos. Visto que en
la India, estos últimos se atribuyen al trabajo de los cinco Pandus de la Raza Lunar, así los
monumentos y los monolitos ciclópicos de las riberas del Lago Titicaca, en la república boliviana, se
adscriben a gigantes, los cinco hermanos desterrados procedentes de "más allá de las montañas."
Adoraban a la luna como su progenitora y antecedieron a los "Hijos y a las Vírgenes del Sol."
Nuevamente, es muy obvio que la tradición Aria se intercala con la sudamericana, en cuanto a las
razas lunares y solares: Sûrya Vansa y Chandra Vansa, vuelven a aparecer en América.
Este lago Titicaca, que ocupa el centro de una de las cuencas terrestres más notables, se extiende
"a lo largo de 160 millas mientras su anchura oscila entre 50 y 80. A través del valle del Desaguadero,
desemboca en la vertiente suroeste, en otro lago cuyo nombre es lago Aullagas y cuyo nivel inferior,
probablemente, es regulado por la evaporación o la filtración, ya que no tiene ninguna salida conocida.
La superficie del lago se encuentra a 12.846 pies sobre el nivel marino y es el espejo de agua más
elevado del mundo en lo que concierne a su tamaño." Como el nivel de las aguas se ha reducido
mucho en el período histórico, hay buenas pruebas para deducir que una vez éstas rodeaban al área
elevada donde se encuentran las notab1cs ruinas de Tiahuanaco.
Indudablemente, éstos son monumentos indígenas que se remontan a un período anterior al de los
incas, así como los dravidianos y otros oriundos de la India antecedieron a los arios. Aunque, según
las tradiciones Incas, el gran legislador o instructor de los peruanos, Manco Capac, el Manu
sudamericano, difundió su conocimiento e influencia de este centro, los hechos no corroboran tal
declaración. Si, según algunos, allí existía el eje original de aymara o la "raza inca", entonces, ¿por
qué los incas, los aymaras que aun hoy viven en las áreas limítrofes del lago y los antiguos peruanos,
ignoran por completo su historia? No se encuentra ningún indicio referente a ésta, excepto una
tradición nebulosa según la cual los "gigantes" construyeron dichas estructuras inmensas en una
noche. Además, tenemos toda la razón para dudar que los incas procedan de la raza aymara. Los incas
afirman ser los descendientes de Manco Capac, el hijo del Sol, mientras los aymaras consideran a este
603

legislador su instructor y el fundador de la era de su civilización. Sin embargo, tanto los incas del
período de la invasión española como los aymaras, no pudieron probar su posición. El idioma de estos
últimos difiere bastante del Quichua, la lengua de los incas. Además, según nos dice el doctor Heath,
los aymaras rechazaron abandonar su idioma cuando los descendientes del Sol los conquistaron.
Las ruinas comprueban que son reconducibles a una antigüedad remotísima. La construcción de
algunas sigue un plan piramidal, análogamente a la mayoría de los montículos americanos,
extendiéndose por varios acres. Mientras las entradas, las columnas y los ídolos de piedra tan
magistralmente tallados, "representan un estilo escultórico completamente distinto de cualquier otro
resto artístico encontrado en América." D'Orbigny habla de las ruinas con acento entusiasta: "estos
monumentos consisten en un montículo que se eleva por casi 100 pies, rodeado por columnas de
templos cuya longitud cubre entre los 600 y los 1.200 pies. Se abren, precisamente, hacia el oriente y
los adornan unas columnas angulares colosales. Luego se encuentran pórticos compuestos por una
sola piedra, recorridos por relieves magistralmente ejecutados, mostrando representaciones simbólicas
del Sol y del cóndor, su mensajero. Se pueden observar estatuas basálticas salpicadas con
bajorrelieves cuyas cabezas entalladas son semiegipcias. Al final, el interior del palacio está
constituido por enormes. bloques de piedra completamente cortados, cuyas dimensiones son, a
menudo, 21 pies de alto, 12 de ancho y 6 de profundidad. En los templos y en los palacios, las puertas
son perpendiculares y no se inclinan como ocurre con las de los Incas. Sus vastas dimensiones y las
masas imponentes que las constituyen, eclipsan, en belleza y grandeza, todas las construcciones
posteriores de los soberanos de Cuzco." M. D'Orbigny, análogamente a todos sus compañeros
exploradores, cree que estas ruinas se remontan a una raza muy anterior a la de los Incas.
En las reliquias del lago Titicaca se observan dos tipos arquitectónicos distintos. Por ejemplo: las
ruinas de la isla de Coati son muy parecidas a las de Tiahuanaco. Lo mismo ocurre con amplios
bloques de piedra elaboradamente esculpidos, algunos de los cuales, según los reportes de los
investigadores en 1846: "tienen 3 pies de alto, 18 de ancho y 6 de profundidad." Mientras en algunas
de las islas del Titicaca existen monumentos muy extensos, "se cree que aquellos de auténtico estilo
peruano, son los restos de los templos destruidos por los españoles." El famoso santuario que contiene
la figura humana pertenece a la primera categoría. Su entrada tiene 10 pies de alto, 13 de ancho con
una apertura de 6 pies y 4 pulgadas por 3 pies y 2 pulgadas, que se talló en una sola piedra. "La parte
oriental tiene una cornisa en cuyo centro encuéntrase una figura humana de forma extraña, coronada
de rayos intercalados por serpientes con cabezas crestadas. A cada lado de esta figura se extienden
tres filas de secciones cuadradas llenas de imágenes humanas y de otro género, cuyo diseño es,
aparentemente, simbólico [...]" Si este templo se encontrara en la India se atribuiría, indudablemente,
a Shiva. Pero está en los antípodas, donde, según se sabe, ningún Sahiva ni Naga incursionó jamás,
aunque los mexicanos indígenas tienen su Nagal (Nagual) o brujo principal y adorador de la serpiente.
"La creencia según la cual, estas ruinas que se elevan en un punto alto, anteceden cualquier otra
conocida en América94 es corroborada, entre otros hechos, por las huellas que el agua dejó a su
alrededor, dando la impresión de haber sido, anteriormente, una isla en el lago Titicaca. Además, el
nivel actual del lago ha bajado 135 pies y sus orillas distan 12 millas." Por lo tanto, todas estas
reliquias se atribuyen a la misma "población desconocida y misteriosa que antecedió a los peruanos,
así como los tulhuatecas o toltecas, antecedieron a los aztecas. Parece haber sido el centro de la
civilización más elevada y antigua de Sudamérica y de un pueblo que ha dejado los monumentos más
gigantescos que reflejaban su poder y capacidad." Además, todos ellos o son Dracontias, templos
consagrados a la Serpiente o dedicados al Sol.
Las pirámides desmoronadas de Teotihuacan y los monolitos de Palenque y Copán presentan el
mismo carácter. Las primeras distan algunas millas de la Ciudad de México en el valle de Otumla y se
consideran como las más antiguas en este territorio. Las dos principales se dedicaron al Sol y a la
Luna. Se construyeron con piedra cuadrada tallada. Constan de cuatro niveles y una área llana en la

94
"Nueva Enciclopedia Americana", sección Arte, "Teotihuacan."
604

cumbre. La más amplia, la del Sol, tiene 221 pies de altura, su base mide 680 pies cuadrados y se
extiende por una área de 11 acres. Por lo tanto, es equiparable a la gran pirámide de Cheops. Aún,
según Humboldt, la pirámide de Cholula, que supera la altura de la de Teotihuacan por 10 pies, con
una base de 1.400 pies cuadrados, ¡cubre una área de 45 acres!
Es interesante leer lo que escribieron los primeros autores, los historiadores que las vieron
durante la primera conquista y constatar aún lo que dijeron sobre algunos de los edificios más
modernos, entre los cuales se encuentra el gran templo de México. Uno relata que consta de una
inmensa área cuadrada: "rodeada por una muralla de piedra y cal, cuyo espesor mide ocho pies. La
esmaltan almenas y adornos de muchas figuras de piedra en forma de serpiente." Cortés muestra que
su recinto podría fácilmente contener 500 casas. La pavimentación consistía de piedras pulidas, tan
lisas que los caballos de los españoles no podían moverse sin resbalar", escribe Bernal Díaz. En esta
coyuntura, debemos recordar que no fueron los españoles, quienes conquistaron a los nativos de
México; sino sus caballos. Este animal jamás se había visto en América. Entonces, cuando los
europeos desembarcaron en la costa, las poblaciones oriundas, aunque excesivamente intrépidas, "se
quedaron atónitas ante la presencia de los caballos y el estruendo de la artillería." Así, dedujeron que
los españoles eran de solar divino y les enviaron seres humanos como sacrificios. Este pánico
supersticioso basta para explicar el hecho de como un puñado de hombres pudo conquistar fácilmente
a un sinnúmero de guerreros.
Según Gomera, las cuatro paredes del recinto del templo corresponden con los puntos cardinales.
En el centro de esta área gigantesca se elevaba el gran templo, una inmensa estructura piramidal de
ocho niveles en piedra. La base mide 300 pies cuadrados y todo el edificio se eleva a lo largo de 120
pies, donde un nivel llano lo secciona. Allí se yerguen dos torres, los santuarios de las divinidades a
quienes se había consagrado: Tezcat1ipoca y Huitzilopochtli. Esta era el área destinada a los
sacrificios y donde se mantenía el fuego eterno. Clavijero nos comunica que, además de esta gran
pirámide, existían otras cuarenta estructuras similares consagradas a varias divinidades. Una se
llamaba Tezcacalli, "la Casa de los Espejos Brillantes, consagrada a Tezcatlipoca, el Dios de la Luz, el
Alma del Mundo, el Vivificador, el Sol Espiritual." Las habitaciones de los sacerdotes, que, según
Zárate, eran unas 8 mil, los seminarios y las escuelas, eran todas circunvecinas. Había una profusión
de estanques, fuentes, arboledas y jardines donde las flores y las hierbas aromáticas se cultivaban para
usarlas en los ritos sagrados y las decoraciones del altar. Además, el jardín interno era tan amplio que:
"8 mil o 10 mil personas podían cómodamente danzar durante sus festividades solemnes", dice Solís.
Torquemada estima que, en México, existían 40 mil templos del género, sin embargo, para Clavijero,
que habla del majestuoso Teocalli mexicano (las casas de Dios), rebasan esta cifra.
Los aspectos semejantes que se destacan entre los vetustos santuarios del mundo antiguo y del
nuevo, son tan maravillosos que dejan a Humboldt casi enmudecido. "¡Qué analogías sorprendentes
existen entre los monumentos de los antiguos continentes y los de los toltecas, los artífices de estas
estructuras colosales, pirámides truncas divididas por secciones, como el templo de Belus en
Babilonia! ¿De dónde tomaron el modelo de estos edificios?", él exclama.
El eminente naturalista podía haberse también preguntado: ¿de dónde, los mexicanos habían
entresacados todas sus virtudes cristianas, siendo simplemente unos pobres paganos? Prescott nos
dice que: "el código de los aztecas suscita un profundo respeto merced a sus grandes principios
morales, cuya percepción es tan clara como la que encontramos en las naciones más civilizadas."
Algunos son muy particulares; ya que muestran cierta similitud con la ética evangélica. Uno dice:
"Aquél que mira a una mujer con demasiada curiosidad, comete adulterio con la mirada." Otro
declara: "Mantén paz con todo; sobrelleven las injurias con humildad; Dios, que lo ve todo, les
vindicará." Reconocían un solo Poder Supremo en la Naturaleza, al cual se dirigían como la deidad:
"por la cual vivimos, Omnipresente, conoce todos los pensamientos y brinda todas las capacidades.
Sin ésta el ser humano es nada. La deidad es invisible, incorpórea, perfecta y pura. Sus alas nos
deparan descanso y una protección segura." Lord Kingsborough nos dice que, al momento de dar
nombre a los niños: "usaban una ceremonia profundamente similar al rito cristiano del bautismo. Los
605

labios y el pecho del recién nacido se rociaban con agua y el Señor imploraba que se limpiara el
pecado con el cual se marcó antes de la fundación del mundo, así que el niño podía nacer
nuevamente." "Sus leyes eran perfectas; la justicia, la satisfacción y la paz imperaban en el reino de
estos paganos", cuando las hordas de delincuentes y de jesuitas de Cortés desembarcaron en Tabasco.
Un siglo de hecatombes, robos y conversión forzada, bastaron con trasformar esta población tranquila,
inofensiva y sabia, en lo que es actualmente. Han sacado completo beneficio de la Cristiandad
dogmática. Quien ha ido a México sabe lo que estas palabras significan. ¡El país rebosa de fanáticos
cristianos sedientos de sangre, ladrones, vagos, borrachos, libertinos, asesinos y los más grandes
mentirosos existentes! ¡Paz y gloria a vuestras cenizas, oh Cortés y Torquemada! Al menos en este
caso, nunca se os permitirá engreiros por la iluminación ¡que vuestro cristianismo irradió sobre los
pobres paganos, un tiempo virtuosos!

III

Las ruinas de América Central no son menos imponentes y colosales. Son de paredes muy
espesas y usualmente tienen amplias escaleras que conducen a la entrada principal. Cuando están
compuestas por diferentes pisos, éstos proceden en sucesión desde el más grande al más pequeño,
dando a la estructura la apariencia de una pirámide multinivel. Las paredes frontales son de piedra o
estuco y la cubren figuras simbólicas magistralmente talladas. La parte interna se divide en pasillos y
recámaras oscuras con cielos abovedados. Los techos se sustentan con piedras imbricadas
"constituyendo un arco a punta, cuyo tipo corresponde con los primeros monumentos del mundo
antiguo." Dentro de algunas cámaras en Palenque, Stephens descubrió tablillas cubiertas de esculturas
y jeroglíficos, cuyos diseños son hermosos y cuya ejecución es primorosa. En un antiguo bosque en
Copán, Honduras, Catherwood y Stephens exhumaron una ciudad completa con templos, casas y
grandiosos monolitos intrincadamente tallados. La escultura y el estilo general de Copán son únicos y
en ningún otro lado se ha encontrado este estilo o algo parecido, excepto en Quirigua y en las islas del
lago Nicaragua. Nadie puede descifrar las extrañas inscripciones jeroglíficas en los altares y en los
monolitos. Salvo unas pocas obras en piedra no tallada: "a Copán se le puede atribuir, con certeza, una
antigüedad que supera la de cualquier otro monumento centroamericano conocido", escribe "La Nueva
Enciclopedia Americana." En el período de la conquista española, Copán era ya una ruina olvidada,
acerca de la cual existían sólo las tradiciones más vagas.
Los restos de las diferentes épocas en Perú no son menos extraordinarios. Las ruinas del templo
del Sol en Cuzco son aun imponentes, a pesar del saqueo perpetrado por los vándalos españoles. Si
creemos en las narrativas de los mismos conquistadores, al llegar, se toparon con un castillo
fantástico. La enorme muralla circular rodeaba completamente el templo principal, las capillas y los
edificios. Está situada en el corazón de la ciudad y sus restos provocan, justamente, la admiración del
viajero. "En el sagrado recinto se abrían acueductos. En su interior había jardines y caminos entre
arbustos y flores de oro y plata, para emular las producciones de la naturaleza. Lo frecuentaban 4 mil
sacerdotes." De La Vega escribe: "Un área de 200 pasos alrededor del templo era considerada sagrada
y a nadie se le permitía el acceso si no estaba descalzo." Además de este gran templo, en Cuzco
existían 300 de menor importancia. El celebrado templo de Pachacamac se acerca, en belleza, al
anterior. Humboldt menciona otro gran templo del Sol: "en la base de la colina de Cannar se elevaba,
en un tiempo, un famoso santuario al Sol. Lo componía el símbolo universal de esta estrella, que la
naturaleza formaba sobre la superficie de una gran roca." Roman nos dice que: "los templos de Perú se
erigían sobre tierras altas en la cumbre de las colinas, rodeados por tres o cuatro terraplenes, uno
dentro del otro." He visto también otras ruinas, especialmente montículos, circundados por dos, tres y
cuatro círculos de piedra. En la proximidad de la ciudad de Cayambe, en el sitio donde Ulloa vio y
describió un antiguo templo peruano, "perfectamente circular y abierto en la cumbre", se enumeran
varios cromlechs de este tipo. El siguiente extracto procede de un artículo en el "Madras Times" de
606

1876 y, en sus notas arqueológicas, J. H. Rivett-Camac nos informa sobre algunos montículos
particulares en el área circunvecina de Bangalore95. "Cerca del pueblo hay, por lo menos, cien
cromlechs visibles. Los rodean círculos de piedra, algunos con tres o cuatro círculos concéntricos.
Uno, cuya apariencia resalta de forma particular, consta de cuatro círculos de piedra amplia a su
alrededor. Los indígenas lo llaman 'Pandavara Gudi' o templos de los Pandas [...] Se supone que éste
sea el primer ejemplo que, según la imaginación popular de los oriundos, una estructura de tal género
se atribuye a una raza remota si no mítica. A muchas de estas estructuras las rodea un círculo de
piedra triple, doble o único. En el grado 35 de latitud, aun hoy los indígenas de Arizona tienen altares
circundados exactamente por estos círculos y su fuente sagrada es rodeada por las mismas murallas
simbólicas como las encontramos en Stonhenge y en otros lugares. Este descubrimiento se debe al
Mayor Alfred E. Calhoun, F.G.S. del Ejército estadounidense para la Comisión Investigativa.
El relato más interesante y completo que hemos leído, en mucho tiempo, sobre las antigüedades
peruanas, procede de la pluma del ya mencionado Heath de Kansas. A pesar de tener que condensar el
cuadro general de estos restos en el espacio limitado de algunas páginas de periódico, logra presentar
una imagen magistral y vívida de la riqueza de estas reliquias. Más de un especulador se ha
enriquecido, en pocos días, profanando las "huacas." Ahora, los sacrílegos cazadores de tesoros dejan
saqueados, bajo la luz del sol tropical, los restos de innumerables generaciones de razas desconocidas,
que reposaron ahí, tranquilamente, quien sabe por cuantas edades. Vale la pena insertar las
conclusiones de Heath, quizá más sorprendentes que sus descubrimientos. He aquí una breve
exposición de lo que describió:
"En el valle Jeguatepegue en Perú, en el grado 70 y 24' latitud sur, cuatro millas al norte
del puerto de Pacasmayo, se desliza el río Jeguatepegue. En el área limítrofe, tras de la
orilla meridional, encuéntrase una plataforma elevada un cuarto de milla cuadrada y
cuarenta pies de alta, toda de adobe. Una pared de cincuenta pies la conecta con la otra.
Tiene 150 pies de altura, mide 200 pies de ancho en la cumbre y 500 en la base. Es casi
un cuadrado. Esta última fue construida en secciones de cámaras, cuya base es diez pies
cuadrados, seis pies encima y casi ocho pies de alto. Todos los montículos del mismo
tipo, templos para adorar al sol o ciudadelas, tienen, en el lado septentrional, una
inclinación que sirve de entrada. Los buscadores de tesoros han abierto medio camino
en ésta y se dice que encontraron ornamentos de oro y plata por valor de 150 mil
dólares." Este fue el lugar de sepultura para millares de hombres y, además de los
esqueletos, se encontraron abundantes adornos de oro, plata, bronce, perlas de coral,
etc. "En la parte septentrional del río, se extienden las ruinas de una ciudad fortificada,
con seis millas de largo y dos de ancho [...] Al seguir el río hasta la montaña, uno
tropieza con una profusión de ruinas y huacas." (Sitios de sepultura). En Tolón se
yergue otra ciudad en ruinas. Si ascendemos cinco millas a lo largo del río:
"encontramos una roca desprendida de granito, cuyos diámetros miden cuatro y seis
pies y está salpicada por jeroglíficos. Si proseguimos por 14 millas más, una vertiente
de la montaña donde convergen dos desfiladeros, está cubierta, a lo largo de cincuenta
pies de altura, con la misma clase de jeroglíficos: pájaros, peces, serpientes, gatos,
monos, hombres, el sol, la luna y muchas formas extrañas y ahora ininteligibles. La
piedra sobre la cual se esculpieron es arenisca silicata y muchas líneas tienen un
espesor de un octavo de pulgada. En una piedra muy grande, se notan tres agujeros
profundos de veinte o treinta pulgadas. El orificio tiene un diámetro de seis pulgadas,
mientras el ápice es de dos [...] En Anchi, en el río Rimac, sobre la superficie de una
pared perpendicular, a 200 pies sobre el lecho del río, hay dos jeroglíficos que
representan una B imperfecta y una D perfecta. En un intersticio debajo de ellos, cerca
del río, se descubrieron oro y plata por valor de 25 mil dólares. Cuando los Incas se
95
El libro "La Escultura Antigua en las Rocas en Kumaon en la India" afirma que ésta es parecida a la
encontrada en los monolitos y las rocas europeas. Por J. H. Rivett-Carnac, Servicio Civil de Bengala.
607

enteraron del asesinato de su jefe, ¿qué hicieron con el oro que traían para su rescate?
Se rumora que lo enterraron [...] ¿Quizá estos signos en Yonan nos digan algo; ya que
se encuentra en el camino y cerca de la ciudad Inca?"
Lo que antecede se publicó en noviembre de 1878, mientras que en octubre de 1877, en mi obra
"Isis sin Velo" (Vol l.), presenté una leyenda que, debido a circunstancias excesivamente largas de
explicar, consideré perfectamente fehaciente. Sin embargo, un periódico más satírico que deferente,
tratando estos mismos tesoros del rescate Inca, la relegó a la clase de cuentos del Barón Munchausen.
Un peruano me reveló el secreto. En Arica, viniendo de Lima, se yergue una piedra enorme que según
la tradición era la tumba de los Incas. Tan pronto como los últimos rayos del sol se ponen y tocan la
superficie de la roca, afloran jeroglíficos curiosos inscritos sobre ella. Estos caracteres constituyen una
de las indicaciones que muestran como llegar a los inmensos tesoros sepultados en pasillos
subterráneos. Los detalles se encuentran en "Isis sin Velo" y no voy a repetirlos. Ahora, en varias
obras científicas, se constata la prueba tajante que corrobora lo antes dicho. Quizá, tal declaración
suscite menos desdén hoy que entonces. Algunas millas más allá de Yonan, en un cerro de una
montaña, 700 pies sobre el río, se elevan las murallas de otra ciudad. Seis y doce millas más allá, se
extienden murallas y terrazas. A 78 millas de la costa, "si uno se encarama tortuosamente a lo largo de
las faldas de la montaña por 7 mil pies y después desciende 2 mil", llega a Coxamolca, la ciudad
donde, hasta la fecha, se encuentra la casa en que el alieve Pizarro encarceló a Atahualpa, el
desafortunado inca. Es la casa que, en 1532, el Inca "prometió llenar de oro hasta la cumbre, a cambio
de su libertad." Así, fiel a su promesa, la atiborró de oro por valor de 17 millones y 500 mil dólares.
Pero Pizarro, el viejo porquero de España y meritorio acólito del cura Hemando de Lugues, lo mató, a
pesar de que había dado su palabra de honor de dejarlo libre. A tres millas de esta ciudad, "se eleva
una muralla cuyo material constituyente es desconocido. Si es cemento, es más duro que la piedra
misma [...] En Chepen hay una montaña con una muralla que tiene veinte pies de alto y la cumbre es
casi toda artificial. Cincuenta millas al sur de Pacaomayo, entre el puerto de Huanchaco y Truxillo, se
hallan las ruinas de Chan-Chan, la capital del reino Chimoa [...] La calle que se origina en el puerto,
extendiéndose hasta la ciudad, atraviesa estas ruinas, que se suceden una a otras pudiendo ser
observables cuando se entra por un camino empedrado que se eleva a casi cuatro pies del terreno.
Debajo de éste hay un túnel." Aun cuando sean ciudadelas, castillos, palacios o lugares de sepultura
llamados "huacas", todos se designan con el nombre "huaca." Cuando uno vaga a caballo por estas
ruinas durante horas, se forma una idea imprecisa y ningún explorador, allí, puede indicar los que eran
palacios y los que no [...] Los recintos más elevados deben haber sido el fruto de una inmensa
cantidad de trabajo.
A fin de dar una idea de la riqueza que los españoles encontraron en el país, copiamos los
siguientes extractos de Heath, entresacados de los archivos de la municipalidad en la ciudad de
Truxillo. Es un duplicado de las cuentas accesibles en el libro de los Quintos de la Tesorería en los
años 1577 y 1578 de los tesoros que un sólo hombre encontró en la "Huaca de Toledo."
Primero. El 22 de julio de 1577, en Truxillo Perú, Don García Gutiérrez de Toledo se presentó a
la tesorería real para entregar a la caja real un quinto. Trajo una barra de oro de 19 quilates cuyo peso
era 2,400 dólares españoles y cuyo quinto eran 708 dólares en conjunción con el 1.5% para el
aquilatador principal. Todo esto fue depositado en la caja real.
Segundo. El 12 de diciembre, apareció con 5 barras de oro de 15 y 19 quilates y cuyo peso era
8.918 dólares.
Tercero. El 7 de enero de 1578, se presentó con su quinta barra larga y platos de oro, cuyo
número era 115. Eran de entre 15 y 20 quilates y pesaban 153,280 dólares.
Cuarto. El 8 de marzo, trajo 16 barras de oro de entre 14 y 21 quilates, cuyo peso alcazaba
21,118 dólares.
Quinto. El cinco de abril, trajo distintos ornamentos de oro: pequeñas fajas, patrones de maíz y
otras cosas de 14 quilates, cuyo peso era 6,272 dólares.
Sexto. El 20 de abril, trajo tres pequeñas barras de oro de 20 quilates, cuyo peso correspondía
608

a 4,170 dólares.
Séptimo. El 12 de julio, vino con 47 barras de 14 y 21 quilates, cuyo peso era 777,312 dólares.
Octavo. El mismo día volvió con otra porción de oro y adornos de maíz y fragmentos de efigies
de animales, cuyo peso era 4,704 dólares.
"El total de estas entregas correspondía a 278,174 dólares de oro u onzas españolas. Si se
multiplica por 16, obtenemos 4,450,784 dólares de plata. Si deducimos el quinto, que es el impuesto
real de 985,953.75 dólares, constatamos que la porción de Toledo correspondía a 3,464,830.25
dólares. Aun después de este gran botín, de vez en cuando se encontraban efigies doradas de
diferentes animales. Se exhumaron mantos adornados con fragmentos de oro cuadrados y también
túnicas de plumas multicolores. Según una tradición, en la huaca de Toledo existían dos tesoros cuyos
nombres eran el pez grande y el pequeño. Se ha localizado sólo el segundo. Entre Huacho y Supe, esta
última ubicada a 120 millas al norte de Calao, cerca de un punto llamado Atahuangri, se yerguen dos
enormes montículos símiles a la Campana de San Miguel del Valle Huático y que pronto
describiremos. A cinco millas de Patavilca (al sur y cerca de Supe), existe una localidad llamada
'Paramonga' o el fuerte. Aquí son visibles las ruinas de una ciudadela muy extensa, cuyas paredes son
de arcilla templada y cuyo espesor mide seis pies. El edificio principal se sitúa en una elevación, pero
las murallas continuaban hasta sus faldas, análogamente a circunvalaciones comunes y corrientes. La
subida se deslizaba alrededor de la colina como un laberinto compuesto por muchos ángulos que,
probablemente, servían de obras exteriores de defensa. En estos parajes, se han desenterrado muchos
tesoros que los indios prehistóricos deben haber ocultado; ya que no tenemos ninguna prueba de la
ocupación Inca de esta parte de Perú, después de que lo habían sometido."
No muy distante de Ancón, a lo largo de un trayecto de seis a ocho millas: "a cada lado se notan
cráneos, piernas, brazos y esqueletos completos, esparcidos en la arena [...] En Parmayo, 14 millas
hacia el norte" y en la orilla marina, se encuentra otro gran cementerio. El territorio pulula de millares
de esqueletos que los buscadores de tesoros desenterraron. Se extiende por más de media milla,
alcanzando la parte anterior de la colina que, del nivel marino, llega a la altura de casi 800 pies. ¿De
dónde proceden estas centenares de millares de personas sepultadas en Ancón? El arqueólogo incurre
constantemente con tales preguntas a las cuales puede sólo encoger sus hombros y repetir, con los
indígenas actuales: "¿Quién sabe?"
El 30 de octubre de 1872, el Dr. Hutchinson escribe, en el "Times" del Sur Pacífico: "He llegado
a la conclusión que Chancay es una gran ciudad de muertos o ha sido un inmenso osario peruano. En
efecto, a pesar de a donde uno vaya: a la cima de una montaña, en una planicie o en la ribera, se
encuentran siempre cráneos y huesos de todas clases."
En el valle Huatica, que es una ruina muy extensa, hay 17 montículos llamados "huacas",
aunque, como observa el escritor: "se parecen más a ciudadelas o castillos que a lugares de sepultura."
La ciudad está rodeada por una muralla triple. Generalmente tienen un espesor de tres yardas y una
altura que oscila entre 15 y 20 pies. En la vertiente oriental, se yergue el enorme montículo llamado
Huaca de Pando y las grandes ruinas de la ciudadela que los oriundos llaman Huaca de la Campana.
La Campana y las Huacas de Pando consisten en una serie de montículos amplios y pequeños. La
extensión de territorio que cubren es incalculable sin medirla y forman una aglomeración colosal. El
montículo "Campana" mide 110 pies. Hacia la dirección de Callao, existe una meseta cuadrada (278
yardas de largo y 96 de ancho), en cuya cumbre se notan ocho gradaciones de declive, cada cual es
una o dos yardas más baja que la siguiente. El total en longitud y amplitud mide casi 278 yardas,
según los cálculos de J.B. Steere de Michigan, profesor de Historia Natural.
La meseta cuadrada, anteriormente mencionada, consta de una base con dos divisiones, cada una
de las cuales mide un cuadrado perfecto de 47 a 48 yardas. En su intersección forman un cuadrado de
96 yardas. Además de esto, hay otro cuadrado de 47 a 48 yardas. Nuevamente, en la cumbre, vuelve la
misma simetría de medida en los múltiplos de doce. Casi todas las ruinas en este valle tienen esta
característica, que es un hecho para el investigador. ¿Es un accidente o un diseño? El montículo es un
cono de pirámide y se calcula que contenga una masa de 14,641,820 pies cúbicos de material. La
609

"Ciudadela" es una estructura enorme que mide 80 pies de alto y 150 yardas de largo. En la cumbre se
nota el esbozo de cuatro cuadrados muy amplios llenos de tierra. ¿Quién trasladó esta tierra aquí?
¿Con qué objetivo se llenaron? El trabajo de atiborrar todo el espacio en estos cuartos con tierra, debe
haber sido equiparable a la construcción del edificio mismo. Siguiendo un camino de dos millas hacia
el sur, encontramos otra estructura similar, más espaciosa y con un número mayor de apartamentos. Se
extiende por casi 170 yardas, es de 168 de ancho y mide 98 pies de altura. Todas estas ruinas eran
circunscritas por altas murallas de tabique, algunos de los cuales tienen un espesor, una extensión y
una anchura de 1 o 2 yardas. La "huaca" de la "Campana" contiene casi 20,220,840 pies cúbicos de
material, mientras la de "San Miguel", 25,650,800. Estos dos edificios con sus terrazas, parapetos,
baluartes y con un gran número de cuartos y cuadrados, ¡ahora están llenos de tierra!
Cerca de "Miraflores" se encuentra Ocheran, el montículo más grande en el valle Huatica. Se
eleva por 95 pies y la cumbre mide 55 yardas, totalizando 428 yardas en longitud o 1,284 pies, otro
múltiplo de doce. Una muralla doble la circunda, cuya longitud es 816 yardas y cuya amplitud es 700,
circunscribiendo 117 acres. Entre Ocharas y el océano, se extienden unos 15 o 20 grupos de ruinas
como las que acabamos de mencionar.
El templo inca del Sol, análogamente al de Cholula en las planicies mexicanas, es una especie de
amplia pirámide a terraza de tierra. Su altura oscila entre los 200 y los 300 pies y forma una silueta
semilunar que se extiende por más de media milla. Su cumbre mide casi 10 acres cuadrados. Muchas
de las paredes están teñidas de rojo, color que ha mantenido su vivacidad y brillantez de los siglos
pasados en que se aplicó. En el valle Canete, frente a las Islas Chincha Guano, hay muchas ruinas
descritas por Squier. En la colina llamada la "Colina de Oro", se encontraron alfileres de cobre y de
plata como los que las damas usan para asegurar sus mantones. Además hallaron, junto con copas de
plata, pinzas para halar el pelo de las pestañas, de las cejas y facial.
El señor Heath escribe: "La costa de Perú se extiende de Tumbey al río Loa, una distancia de
1,233 millas. Esta amplia faja de territorio está recorrida por millares de ruinas, además de las
mencionadas. En casi toda colina y cima montañosa se encuentran algunas reliquias pasadas y en cada
precipicio, de la costa hasta la meseta central, se observan ruinas de murallas, ciudades, ciudadelas,
lugares de sepulturas y millas y millas de terrazas y acueductos. Todo esto se extiende a través del
altiplano hasta la vertiente oriental de los Andes, llegando a la residencia de los indios salvajes y en el
bosque desconocido e impenetrable. Sin embargo, en las montañas, donde por meses estallan
constantes tempestades de agua y nieve con truenos y rayos terribles, las ruinas son diferentes. Estas
estructuras macizas, colosales y ciclópicas, compuestas por granito, cal porfidica y arenisca silicata,
han resistido la desintegración del tiempo, la transformación geológica, los terremotos y la mano
profana y destructora del guerrero y del buscador de tesoros. La estructura que compone estas
murallas, templos, casas, torres, ciudadelas o sepulcros no está cementada y mantiene su posición
gracias a la inclinación de las paredes y a la adaptación de cada piedra al lugar que le corresponde. Las
piedras constan de seis lados o más, cada una entallada y pulida para encajar con las otras, con tal
precisión, que la hoja de un pequeño cortaplumas no puede insertarse en ninguno de los intersticios así
formados, ya sea en las partes centrales totalmente ocultas o en las superficies internas o externas.
Estas piedras, cuya elección no dependía de la uniformidad en forma y tamaño, varían de medio pie
cúbico a 1500 pies cúbicos de contenido sólido y si en los varios millones de piedras se encontrara una
que pudiese ocupar el lugar de otra, sería puramente una casualidad. En la 'Calle del Triunfo' en la
ciudad de Cuzco, en una sección de la pared de la antigua casa de las Vírgenes del Sol, se encuentra
una roca muy grande conocida como la 'piedra de las doce esquinas'; ya que se coliga con las que la
rodean mediante doce superficies, cada una de las cuales tiene un ángulo distinto. Además de estas
doce caras, consta de una interna y nadie sabe cuántas hay en la parte posterior que está oculta en la
construcción. En la muralla en el centro de la ciudadela de Cuzco, se encuentran piedras que miden 13
pies de alto, 15 de largo y 8 de ancho y todas proceden de pedreras distantes varias millas. En la
proximidad de esta ciudad, existe una gran piedra pulida cuyo eje mayor mide 18 pies y el menor 12.
En un lado se han tallado grandes nichos que pueden acomodar a un hombre erecto y, al oscilar su
610

cuerpo, éste mece la piedra. Aparentemente, tales nichos se hicieron con este único propósito. Una de
las obras en piedra más maravillosa y colosal es la que se llama Ollantay-Tambo, una ruina situada 30
millas al norte de Cuzco, en una estrecha hondonada a la orilla del río Urumbaba. Consiste de una
ciudadela edificada en la cumbre de una elevación inclinada y escarpada. Una escalera de piedra se
extiende del ápice hasta la planicie de abajo. En la cima de la escalera se encuentran, codo a codo, seis
losas gruesas que tienen 12 pies de alto, 5 de ancho y 3 de espesor. Entre ellas y encima, tienen una
sucesión de piedras cuya amplitud mide casi 6 pies y cuya forma se adecua a las losas gruesas y todas
son de piedra levigada. En la parte llana de la colina, parcialmente hecha a mano y al término de las
escaleras, hay una muralla de piedra cuya amplitud es 10 pies, la altura 12 y se extiende a lo largo de
la planicie por un buen tramo. Contiene muchos nichos todos dirigidos hacia el sur.
A menudo, se han descrito las ruinas de las Islas del Lago Titicaca, el lugar de origen de la
historia inca.
En Tiahuanaco, algunas millas al sur del lago, hay piedras en forma de columnas, parcialmente
talladas y situadas en línea, a una cierta distancia entre ellas y cuya elevación de la tierra oscila entre
los 18 y los 20 pies. En esta misma línea se encuentra una entrada monolítica ahora rota, la cual tiene
10 pies de alto y 13 de ancho. El espacio usado para crear la puerta mide 7 pies y 4 pulgadas de alto y
3 pies y 2 pulgadas de ancho. La superficie total de la piedra sobre la puerta está esculpida. Otra
similar, pero más pequeña, yace en el terreno detrás de ésta. Dichas piedras son pórfido duro y,
geológicamente, difieren de las rocas circundantes, por lo tanto, deducimos que debían haber sido
transportadas de alguna otra parte.
En "Chavin de Huanta", una ciudad en la provincia de Huari, se encuentran algunas ruinas que
vale la pena mencionar. Se tiene acceso a ellas mediante una callejuela, 6 pies de ancho y 9 de alto,
techada con arenisca parcialmente tallada, cuya altura supera los 12 pies. A cada lado hay cuartos de
12 pies de ancho, cuyo techo son amplios trozos de arenisca cuyo espesor mide un pie y medio y cuya
anchura oscila entre 6 y 9 pies. Las paredes de los cuartos tienen 6 pies de espesor y constan de
algunas aberturas, probablemente para la ventilación. En el piso de este pasaje, se abre una entrada
muy angosta que conduce a un túnel subterráneo que se desliza tras del río, desembocando al otro
lado. De esta gran cantidad de huacas, se tomaron muchas copas de piedra, instrumentos de bronce y
plata y un esqueleto de un indio sentado. La mayor parte de estas ruinas se afincaban sobre
acueductos. El puente para alcanzar estos castillos está constituido por 3 piedras de granito tallado.
Tienen 24 pies de largo, 2 pies de ancho y 1 y medio de espesor. Algunas de las piedras de granito
están cubiertas por jeroglíficos.
En Corralones, a 24 millas de Arequipa, hay jeroglíficos esculpidos en masas de granito que
parecen haber sido pintados con creta. Retratan imágenes de hombres, llamas, circulos,
paralelogramos, las letras R y O y aún los vestigios de un sistema astronómico.
En Huyatar, en el condado de Castro Virreina, existe un edificio con las mismas esculturas.
En Nazca, en la provincia de Ica, se yerguen algunas maravillosas ruinas de acueductos. Su altura
oscila entre los 4 y los 5 pies y miden 3 pies de ancho. Constan de una piedra no tallada muy recta,
doblemente amurallada y pavimentada con lajas encima.
Últimamente, en Quelap, no muy distante de Chochapayas, se han examinado algunas obras muy
extensas. Una muralla que mide 560 pies de ancho, 3,660 de largo y 150 de alto. La parte inferior es
sólida. Otra muralla situada sobre la anterior, mide 600 pies de largo, 500 de ancho y 150 de alto.
Encima de ambas murallas se encuentran nichos que tienen 3 pies de largo, 1 y medio de ancho y de
espesor. Estos contienen los restos de los antiguos habitantes, algunos desnudos, otros envueltos en
chales de algodón de colores distintos y primorosamente bordados [...]
Al seguir la entrada de la segunda y más alta muralla, se encuentran otros sepulcros similares a
pequeños hornos. Miden seis pies de alto y tienen una circunferencia de 24 pies. En la base hay lastras
sobre las cuales algunos cadáveres reposaban. En el lado norte, en la rocosa vertiente perpendicular de
la montaña, se eleva, por 600 pies del fondo, una muralla de piedra con ventanillas. No hay razón para
esto, ni, hasta la fecha, se ha descubierto la manera para alcanzarla. La magistral construcción de los
611

utensilios de oro y plata que se encontraron aquí, la genialidad y la solidez de esta obra gigantesca de
piedra tallada, hacen probable que date del período pre-incaico [...] En las 1.200 millas a lo largo de
las cuales se extiende Perú, se estiman 500 barrancos, 10 millas de terrazas de 50 filas por cada
precipicio, que serían sólo cinco millas de 25 filas por cada lado. Así tendremos 250,000 millas de
murallas de piedra con una altura media de tres a cuatro pies, lo suficiente para circundar este globo
por diez veces. A pesar de lo sorprendente que estas estimaciones pueden parecer, estoy plenamente
convencido que su medida efectiva podría ser más del doble que la cifra en nuestras manos hoy; ya
que estas hondonadas tienen una longitud que oscila entre 30 y 100 millas. En San Mateo, una ciudad
en el valle del río Rimac, las montañas alcanzan una altura de 1,500 o 2,000 pies sobre el nivel del río.
Ahí conté 200 filas, ninguna de las cuales medía menos de 4 millas de largo y muchas superaban las 6.
Entonces, Heath pregunta justamente: "Quién era esta gente que perforó 60 millas de granito,
trasladó bloques colosales de pórfido duro, transportándolos por millas de su lugar de procedencia a
través de valles, millares de pies de profundo, sobre las montañas, a lo largo de las planicies, sin dejar
huella de cómo o a dónde las llevaban? Esta era gente que, (según se dice), desconocía el uso de la
madera y el único animal de carga era la débil llama. Así, después de haber transportado estas rocas,
las convertían en piedras con precisión mosaicas. Estos seres terraplenaron millares de millas de
faldas montañosas, construyendo colinas de adobe y tierra y ciudades enormes. Dejaron obras de
arcilla, piedra, bronce, plata, oro y bordado, muchos de los cuales no pueden ser duplicados
actualmente. Estas personas competían con los Devas por riqueza, con Hércules por fuerza y energía y
las hormigas y las abejas por industriosidad. "
Callao fue sumergida y completamente destruida en 1746. Lima fue derruida en 1678. En 1746,
sólo 20 habitaciones entre 3 mil permanecieron erectas, mientras las antiguas ciudades en los valles de
Huatica y Lurin se conservaron en un estado relativamente bueno. San Miguel de Puiro, fundado por
Pizarro en 1531, fue completamente destruido en 1855, mientras las ruinas cercanas fueron levemente
afectadas. Arequipa fue arrasada en agosto de 1868, sin embargo, las ruinas adyacentes permanecieron
intocadas. Por lo menos en el campo de la ingeniería, el presente puede aprender del pasado y
esperamos mostrar que esto es válido en muchas otras cosas.

IV

Hacer remontar todas estas construcciones ciclópicas al período inca es, como ya mostramos, una
incongruencia más patente y una falacia más grande que la muy común de atribuir todo templo de
piedra en la India a los excavadores budistas. Según muestran muchas autoridades, entre ellas el
doctor Heath, la historia inca data sólo hasta el siglo once, período que, desde el tiempo de la
conquista, es totalmente insuficiente para explicar tales obras grandiosas e innumerables. Al mismo
tiempo, los historiadores españoles no saben mucho acerca de ellas. Además, debemos tener presente
que en aquel entonces, los católicos romanos fanáticos de mentalidad encogida, execraban los templos
paganos y cada vez que se les presentaba la oportunidad, los convertían en iglesias cristianas o los
arrasaban. Otra fuerte objeción a la idea, deriva del hecho de que los incas no poseían un idioma
escrito, mientras estas antiguas reliquias pululan de jeroglíficos. "Es cierto que el Templo del Sol en
Cuzco es de origen inca; pero éste es el estilo arquitectónico más reciente entre los cinco visibles en
los Andes, cada uno representando, probablemente, una edad de adelanto humano."
Es posible que, para nuestros criptógrafos, como para los incas, los jeroglíficos peruanos y
centroamericanos, han sido, son y permanecerán letra muerta. Los incas, análogamente a los antiguos
chinos y mexicanos bárbaros, conservaban sus archivos por medio de un quipus (o nudo, en peruano).
Este era una cuerda que medía varios pies, compuesta por hilos multicolores a la cual se colgaba una
orla policroma. Cada color indicaba un objeto sensible y los nudos servían de cifras. Prescott dice: "La
612

misteriosa ciencia del quipus suministraba a los peruanos los medios para comunicar sus ideas entre
ellos y para transmitirlas a la posteridad [...]" Sin embargo, cada localidad se valía de su método para
interpretar estos archivos elaborados, así, un quipus era inteligible sólo en el lugar donde se guardaba.
Heath escribe: "De las tumbas se han exhumado muchos quipus cuyos colores y tejidos se
encontraban en un excelente estado de conservación. Pero los labios capaces de pronunciar la clave
verbal han cesado para siempre su función y el buscador de reliquias no ha logrado notar el lugar
exacto donde cada uno fue encontrado, así, los archivos que podrían comunicamos elocuentemente lo
que deseamos saber, permanecerán sellados hasta que sea revelado todo en los últimos días [...]"
Siempre que, entonces, se revele algo. Lo que es tan bueno como una revelación hoy, mientras
nuestros cerebros funcionen y nuestras mentes estén agudamente receptiva a algunos hechos altamente
sugestivos, son los incesantes descubrimientos de la arqueología, la geología, la etnología y otras
ciencias. Es la convicción casi irreprimible de que el ser humano ha vivido en la tierra, por lo que
sabemos, durante millones de años, que hace de la teoría de los ciclos la única plausible para
solucionar los grandes problemas humanos, el ascenso y el descenso de innumerables naciones, razas
y sus diferencias etnológicas. Esta diferencia se explicará ampliamente a pesar de que es tan
evidente como la que existe entre un europeo hermoso e intelectual y un excavador indígena
australiano. Sin embargo, hace temblar al ignorante, provocando un tumulto al sólo pensar en destruir
el gran "abismo imaginario entre el ser humano y la creación bruta." Entonces, el excavador indio, en
conjunción con muchas otras naciones salvajes, aunque superiores a él, que están, evidentemente,
desapareciendo para hacer espacio a los seres y a las razas superiores, se deberán considerar,
simplemente, con la misma óptica que usamos para los numerosos ejemplares de animales al borde de
la extinción. ¿Quién puede decir si las artes y las ciencias de los antepasados de estos salvajes con las
cabezas llanas, adelantaban a las de la civilización presente, aun siguiendo, quizá, otro rumbo? La
respuesta la tienen sólo estos antepasados, que pueden haber vivido y prosperado entre la civilización
más elevada antes del período glacial. Ahora se ha probado científicamente que el ser humano ha
vivido en América por al menos 50 mil años y esto es un hecho que trasciende toda duda. En junio
pasado, en una conferencia en Manchester por H.A.Albutt, Miembro Honorario de la Sociedad Real
de Antropología, el orador dijo:
"Cerca de New Orleans, en una parte del delta moderno, mientras se excavaba para la red de gas,
se perforó una serie de lechos casi completamente constituidos por materia vegetal. Durante la
excavación, a una profundidad de 16 pies de la superficie y bajo cuatro bosques sepultados y
encabalgados, los trabajadores descubrieron un poco de carbón de leña y el esqueleto de un hombre,
cuyo cráneo se atribuyó al tipo de raza india aborigen y, según el doctor Dowler, se remontaba a 50
mil años." El ciclo irreprimible en el curso del tiempo, diezmó a los descendientes de los
contemporáneos del difunto habitante de este esqueleto. Además, degeneraron intelectual y
físicamente, como el lagarto del plesiosauro y el elefante actual de su orgulloso y monstruoso
antecesor, el Sivatherium antediluviano, cuyos fósiles aun se encuentran en los Himalayas. ¿Por qué el
ser humano debería ser la única especie en la tierra, cuya forma jamás cambió desde que apareció, por
primera vez, en este planeta? La imaginada superioridad de cada generación humana sobre la anterior,
es aun infundada para que nos impida aprender, algún día, que la teoría es una cuestión dicotómica:
por un lado del ciclo hay un progreso incesante y por el otro un decaimiento irresistible. Un científico
moderno escribe: "Aun con respecto al conocimiento y al poder, se puede decir que al adelanto, que
según ciertos individuos es la característica típica de la humanidad, lo afectan personas excepcionales
que surgen en algunas razas sólo bajo circunstancias favorables y es muy compatible con largos lapsos
de inmovilidad y aun de declinación."96 La prueba de este punto se encuentra en los modernos
descendientes degenerados de las grandes razas poderosas de la antigua América: los peruanos y los
mexicanos. El doctor Heath escribe: "¡Qué gran cambio! ¡Cuán lejos de su grandeza deben haber sido
los incas cuando un puñado de 160 hombres pudo penetrar, indemne, en sus casas en las montañas,
96
"Joumal of Science" del mes de febrero. El artículo en cuestión es: "La Presunta Distinción Entre El
Hombre y El Animal."
613

matar a sus reyes adorados, a millares de sus guerreros y expoliarlos de sus riquezas. Además, en un
país donde ¡unos hombres armados con piedras pudieron resistir con éxito a un ejército! ¿Quién
podría reconocer en los actuales indios quichua y aymara a sus nobles antecesores?" Esta es la opinión
del doctor Heath y su convicción de que en un tiempo, América, Europa, Asia, África y Australia
estaban unidas entre ellas, es tan firme como la nuestra. Deben existir ciclos geológicos y físicos así
como intelectuales y espirituales. Los globos y los planetas, análogamente a las razas y a las naciones,
nacen, crecen, se desarrollan, declinan y mueren. Grandes naciones se escinden, esparciéndose en
pequeñas tribus; pierden toda reminiscencia de su integridad y, paulatinamente, retroceden al estado
primitivo, desapareciendo, en sucesión, de la haz de la tierra. Lo mismo ocurre con los grandes
continentes. En un tiempo, Ceilán debe haberse formado como parte del continente indo. Así, parece
ser que España fuese anexada a África y el angosto canal entre Gibraltar y tal continente debía haber
sido tierra firme. Gibraltar rebosa de grandes monos de la misma especie muy abundante en la costa
africana; mientras en España no hay simios en ninguna parte. También las cuevas de Gibraltar están
llenas de huesos humanos gigantescos, avalando la teoría de que pertenecen a una raza humana
antediluviana. El doctor Heath menciona la ciudad de Eten, situada en América en el grado 70 de
latitud sur, donde los habitantes de una tribu desconocida hablan un idioma monosilábico que los
trabajadores emigrantes chinos entendieron desde su primer día de llegada. Tienen sus leyes,
costumbres y vestidos. No entablan, ni permiten que se entable, una comunicación con el mundo
externo. Nadie puede decir de dónde provienen, ni cuándo llegaron, ya sea antes o después de la
conquista española. Son un misterio para todos los que tienen la oportunidad de visitarlos [...]
Con estos hechos capaces de desconcertar a la ciencia exacta y mostrar nuestra completa
ignorancia del pasado, no le reconocemos el derecho a ningún ser humano terrenal, ya sea versado en
geografía, etnología, en la ciencia abstracta o exacta, de decir a su prójimo: "¡hasta ahí llegarás y no
avanzarás más"!
Al reconocer la deuda de gratitud contraída con el doctor Heath de Kansas, cuya relación
interesante e informadora nos ha proporcionado un elocuente número de hechos, sugiriéndonos tales
posibilidades, no podemos hacer menos que citar sus reflexiones finales. "Hace 13 mil años, Vega o
Lyra era la estrella polar, desde entonces, ¡cuántos cambios ha visto nuestro planeta! Cuántas naciones
y razas han llegado a la vida, han tocado los pináculos de su esplendor y después han decaído. Cuando
hayan pasado 13 mil años desde nuestra desaparición, la estrella polar habrá asumido, otra vez, su
posición original en el norte, completando un 'Año Platónico o un Gran Año' ¿y ustedes piensan que
los terrícolas de entonces sabrán más acerca de nuestra historia de lo que sabemos nosotros sobre las
civilizaciones pasadas? En verdad, podríamos exclamar, en términos casi salmistas: 'Gran Dios,
Creador y Director del Universo, ¿qué es el hombre para que Tú lo cuides tanto?'"
¡Amén! Debería responder un ser que aun cree en un Dios "Creador y Director del
Universo."
614

Apuntes Sobre "Una Tierra Misteriosa"


(Notes on “A Land of Mystery”; The Theosophist, August 1880)

H.P. Blavatsky

A la editora de la revista "Theosophist".

He leído con gran interés su excelente artículo sobre "Una Tierra Misteriosa". Sus palabras
muestran un espíritu investigador y un amor por la verdad realmente encomiable y usted recibirá el
respeto, la aprobación y la alabanza de todos los lectores imparciales. Sin embargo, hay algunos
puntos en los que discrepo con usted. Para explicar las similitudes más desconcertantes existentes en
las maneras y usanzas, los hábitos y las tradiciones sociales de la humanidad primitiva de los dos
mundos, se vale de la antigua teoría platónica según la cual los continentes tenían istmos de tierra que
los unían. Sin embargo, las recientes investigaciones en el "Novemyra", han desacreditado para
siempre tal teoría. Ellos prueban que, con la excepción de Australia que se separó de Asia, jamás hubo
una sumersión de tierra tan gigantesca capaz de producir un océano Atlántico o Pacífico. Las mares,
desde su formación, nunca han cambiado sus antiguos lechos de manera excesivamente amplia. Según
el profesor Geike, en su geografía física, los continentes siempre ocuparon las posiciones actuales,
salvo que, a veces, sus costas han avanzado o retrocedido por algunas millas de la mar.
Usted no se hubiera equivocado si hubiese aceptado la teoría de M.Quatrefages de la migración.
marina. Todos los monogenistas avienen con que las planicies de Asia Central fueron el centro donde
apareció la raza humana. De este lugar, oleadas sucesivas de emigrantes, se instalaron en los ángulos
615

más recónditos del mundo. No es una sorpresa que los antiguos chinos, hindúes, egipcios, peruanos y
mexicanos, que en un tiempo habitaban en el mismo lugar, muestren similitudes muy marcadas en
ciertos puntos de su vida. La proximidad de los dos continentes en el estrecho de Behring, permitió a
los emigrantes efectuar el pasaje de Asia a América. Un poco hacia el sur, está la corriente de Tassen,
el Kourosivo o el flujo negro de los japoneses, que abre una gran ruta para los navegadores asiáticos.
Los chinos han sido una nación marítima desde la antigüedad remota y puede ser que sus barcos se
asemejaban a los del navegador portugués Cabral en los tiempos modernos, capaces de llegar a la
costa americana fortuitamente. Sin embargo, omitiendo todas las cuestiones de posibilidades y
accidentes, sabemos que los chinos descubrieron la aguja magnética ya en el 2.000 A.C. Con su ayuda
y la de la corriente de Tassen, no debe haberles resultado difícil llegar a América. En efecto, según
nos informa Paz Soldán en su "Geografía de Perú", establecieron una pequeña colonia en este país y
"al finalizar el quinto siglo, los misioneros budistas enviaron misiones religiosas para que se llevaran
las doctrinas de Buda a Fou-Sang (América)." Sin duda, esto provocará cierto desagrado a muchos
lectores europeos. No están de acuerdo en acreditar una declaración que les sustrae el honor del
descubrimiento de América, para tributario a los que ellos llaman, con complacencia, "una nación
asiática semibárbara." A pesar de todo es un hecho diamantino. El capítulo XVIII de "Las Especies
Humanas" por A. de Quatrefages, será una lectura interesante para todos los que quieren saber algo
sobre el descubrimiento de América por parte de los chinos. Sin embargo, como el espacio en su. libro
es limitado, el relato es muy breve. Espero, firmemente, que usted terminará su interesante artículo
haciendo referencia a esto y dándonos los detalles de todo lo que se sabe tocante a dicho tema. Irradiar
luz en un punto que hasta la fecha se ha encontrado sumergido en la oscuridad misteriosa, no será
indigno de la pluma de un ser cuya vida se centra en la búsqueda de la verdad y que, una vez
encontrada, se atendrá a ésta cueste lo que cueste.

Amrita Lal Bisvas


Calcuta 11 de Julio

El poco tiempo libre a disposición este mes, no nos permite contestar, detalladamente, a las
objeciones concernientes a la hipótesis de la Atlántida, que nuestro suscritor ha inteligentemente
sometido. Sin embargo, veamos si son tan inexpugnables como parecen ser a primera vista; aunque se
basen en "investigaciones recientes" que, "de una vez por todas, han desconceptuado esa teoría."
Sin profundizar en el tema, podemos limitamos a una breve observación. Más de una cuestión
científica que en un tiempo pareció haberse dirimido para siempre, al despuntar de otra, detonó sobre
las cabezas de los teóricos que habían olvidado el peligro de elevar una simple teoría en un dogma
infalible. No hemos puesto en entredicho la afirmación de que: “jamás ocurrió una sumergimiento de
tierra tan gigantesca capaz de producir el océano Atlántico y Pacífico"; ya que nunca pretendimos
sugerir nuevas teorías tocante a la formación de los océanos, los cuales pueden haber mantenido su
posición actual desde que aparecieron; sin embargo, continentes enteros pueden haberse subdividido
en fragmentos parcialmente sumergidos, dejando un sinnúmero de islas como parece que aconteció
con la Atlántida cuando se abismó. Lo que quisimos decir es lo siguiente. En algún período
prehistórico y mucho antes de que el globo pululara con naciones civilizadas, Asia, América y tal vez
Europa, pertenecían a una vasta formación continental unida por istmos como los que, evidentemente,
existían donde ahora está el Estrecho de Behring97 o por sábanas de tierra mucho más amplias. Al
mismo tiempo, no impugnamos a los monogenistas, según los cuales, Asia Central es la cuna de la
humanidad, sino que dejamos tal tarea a los poligenistas, capaces de cumplirla con más éxito que
nosotros. De todos modos, antes de que podamos aceptar la teoría de la monogénesis, sus defensores,
para explicar las palmarias diferencias en los tipos humanos, deben ofrecemos algunas hipótesis
irrefutables, mejores que la "bifurcación causada por la diferencia de clima, hábitos y cultura
97
Este estrecho coliga el océano Pacífico del Norte y el Ártico, y tiene una profundidad entre las 20 y 25
brazas.
616

religiosa." M. Quatrefages puede. permanecer, indisputablemente, como el naturalista, el físico, el


químico y el zoólogo más distinguido, aunque no logramos comprender por qué deberíamos aceptar
sus teorías, prefiriéndolas sobre todas las demás. Evidentemente, Amrita Lal Bisvas alude a la
narrativa de alguna expedición científica que costeó el Atlántico y el Mediterráneo, emprendida por
este francés eminente, a la cual le dio el título de "Recuerdos de un Naturalista." Nuestro corresponsal
parece equiparar a M. Quatrefages a un Papa infalible en lo que concierne a las cuestiones científicas.
Esta no es nuestra posición, aunque ha sido miembro de la Academia Francesa y es un profesor de
etnología. Su teoría acerca de las migraciones marinas puede impugnarse con un centenar de teorías
directamente opuestas. Es porque hemos dedicado toda nuestra vida a la búsqueda de la verdad,
agradeciendo a nuestro crítico por haberlo admitido de forma encomiástica, que jamás aceptamos por
fe ninguna autoridad, trátese del asunto que se trate, ni sugeriríamos, a nuestros amigos, que no hagan
lo mismo; ya que estamos en pos de la Verdad y del progreso, valiéndonos de una investigación
completamente intrépida, intocada por alguna consideración.
Dicho lo anterior, ahora podemos introducir algunas de las razones por las cuales creemos en la
presunta "fábula" de la Atlántida sumergida, aunque lo explicamos elocuentemente en "Isis Sin Velo",
(vol. l., pag. 590, versión inglesa).
Primero. Tenemos, como prueba, las tradiciones más antiguas de las poblaciones más
heterogéneas que vivieron en continentes distantes: las leyendas en la India, en la antigua Grecia, en
Madagascar, Sumatra, Java y todas las islas principales de la Polinesia y de las Américas. Ya sean los
salvajes o las tradiciones literarias más ricas en el mundo, la literatura sánscrita de la India, convienen
en decir que, en un pasado remoto, en el océano Pacífico existía un gran continente que, debido a un
seísmo geológico, se sumergió. Nosotros creemos firmemente, aunque estemos dispuestos a
corregimos, que la mayoría de las islas, si no todas, del archipiélago malayo hasta la Polinesia, son
fragmentos de este inmenso continente de antaño, ahora sumergido. La Malaca y la Polinesia, que
yacen en los antípodas del océano y que, memoria humana jamás trabaron, ni pudieron haber trabado
alguna relación o aun saber de la existencia mutua, poseen, todavía, una tradición común en todas las
islas y los islotes, según la cual, sus respectivos continentes se extendían por un amplio tramo en el
mar; en el mundo existían sólo dos inmensos continentes: uno habitado por seres amarillos y el otro
por morenos y del océano, obedeciendo a la orden de los dioses y para castigarlos por sus incesantes
peleas, los ingirió.
Segundo. A pesar del hecho geográfico que la mutua distancia de Nueva Zelandia, Sandwich y
las Islas de Pascua oscila entre 800 y 1.000 leguas y que, según todo testimonio, ni ellas, ni ninguna
isla intermedia: las Marquesas, Sociedad, Fiji, Tahiti, Samoa y otras, pudieron comunicarse desde que
se convirtieron en islas y antes de la llegada de los europeos; ya que las poblaciones indígenas
desconocían la brújula. Aún, cada una de éstas, sostiene que sus respectivos países se extendían hacia
occidente, rumbo a la vertiente asiática. Además, todos hablan dialectos dimanantes, evidentemente,
del mismo idioma y debido a las pequeñas diferencias, pueden entenderse sin muchos problemas.
Tienen las mismas creencias religiosas, las idénticas supersticiones y las usanzas muy parecidas.
Puesto que pocas islas polinésicas fueron descubiertas antes del siglo pasado, Europa desconocía el
mismo océano Pacífico hasta los días de Colón y dichos isleños jamás cesaron de repetir las mismas
antiguas tradiciones desde que los europeos pisaron sus riberas, nos parece una deducción lógica que
nuestra teoría se acerca a la verdad más que cualquier otra. La casualidad debería cambiar su nombre
y su sentido si todo esto dependiese sólo de ella.

***
Digitalizado por Biblioteca Upasika
617

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Visiones Kármicas
Helena Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de Junio 1888

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

¡Oh, la tristeza pasó! ¡Oh, la dulzura pasó!


¡Oh, lo extraño pasó!
En la cercanía de un arroyo musgoso me senté en una piedra
Y, a solas, olfateé la fragancia de una flor salvaje;
Mi oído zumbaba
Mis ojos se llenaron de lágrimas,
Ciertamente todas las cosas agradables se habían escurrido.
¡Ya están profundamente sepultadas contigo!
Tennyson ("La Joya", 1831 )

“Un campo repleto con carruajes bélicos, caballos relinchando y legiones de soldados
con cabellera larga [. . .] Una tienda real, fastuosa en su esplendor bárbaro. Sus paredes
de lino se arrugan bajo el peso de las armas. En el centro, se
yergue un asiento cubierto de pieles. Ahí está sentado un guerrero de aspecto salvaje.
Pasa revista a los prisioneros de
guerra que, paulatinamente, desfilan delante de él y cuyo futuro es dictado por la
arbitrariedad de este déspota impiedoso.
Ahora se encuentra cara a cara con una nueva prisionera la cual le habla con fervor
pasional [...] Mientras la escucha, suprimiendo la cólera en su rostro masculino, sin
embargo fiero y cruel, sus ojos se encarnizan desorbitándose con furia. Al
inclinarse hacia adelante con mirada fiera, su presencia, con los mechones apelotonados
que cubrían la frente ceñuda, su cuerpo de huesos imponentes con músculos turgentes y
las dos grandes manos colocadas sobre el escudo situado en la rodilla derecha, justificó
la observación susurrada por un soldado canoso a su vecino: "¡La santa profetisa
recibirá poca misericordia por parte de Clovis!"
La cautiva, colocada entre dos guerreros borgoñones, frente al ex-príncipe de los
Salianos y ahora rey de los Francos, es una
anciana de cabellera canosa y despeinada, que recae sobre sus espaldas esqueléticas. A
pesar de su edad avanzada, su imagen alta es erecta y los ojos moros inspirados, miran
orgullosa e
intrépidamente el rostro cruel del hijo aleve de Gilderich.
618

En voz alta y telúrica le dice: "Oh Rey, ahora eres grande y poderoso, sin embargo, tus
días están contados y reinarás sólo por otros tres veranos. Naciste malévolo [...] eres
pérfido con
tus amigos y aliados. Defraudaste a más de uno la corona que le correspondía
legalmente. Asesino de tus semejantes, en el campo de batalla añades, al cuchillo ya la
lanza, el puñal, el
veneno y la traición. ¡Cuidado en cómo te comportas con la servidora de Nerthus"!
"¡Ha, ha, ha! [. . .] vieja bruja infernal!", erupta el Rey con escarnio maligno y ominoso.
"Has reptado verdaderamente de las entrañas de tu diosa-madre. ¿No temes mi cólera?
Está bien;
sin embargo, tus imprecaciones vacías no me infunden ningún pavor [. . .] ¡Soy un
Cristiano bautizado!
" Así es", contestó la Sibila. "Todos saben que Clovis ha abandonado a sus dioses
atávicos; ha perdido la fe en las advertencias del caballo blanco del Sol e, inducido por
el miedo hacia los Alemanes, sirvió rastreramente a Remigio, el vasallo del Nazareno en
Rhemis. ¿Acaso vives más en armonía con tu nueva fe? ¿No has, quizá, matado a sangre
fría, a todos tus hermanos que confiaban en ti, ya sea antes de tu apostasía o después de
ella? ¿No juraste ser fiel a Alárico, rey de los Visigodos, mas en realidad lo mataste
alevosamente, perforando su espalda con tu lanza mientras él estaba luchando con valor
contra un enemigo? ¿Es quizá tu nueva fe y tus nuevos dioses que te enseñan a
orquestar, en tu alma lóbrega, trampas maléficas contra Teodórico que te derrotó? [...]
¡Cuidado Clovis, cuidado! ¡Ya que ahora, los dioses de tus padres se han levantado
contra tí! ¡Cuidado, repito, porque [...]"
"¡Mujer!" gritó airado el Rey. "Mujer, cesa de disparatar y respóndeme. ¿Dónde está el
tesoro de la gruta que los sacerdotes de Satán han acumulado y escondido después de
que la Cruz
Sagrada los desperdigó? Eres la única que lo sabe. ¡Contesta o, por el cielo y el infierno,
te haré tragar tu lengua para siempre!" [. . .]
Ella hace caso omiso de su amenaza y continúa dirigiéndose a él con tranquilidad y sin
miedo, como si no lo hubiese oído:
"[. . .] Los dioses dicen que tú, Clovis, eres maldito! Renacerás entre tus enemigos
actuales y sufrirás las torturas que infligiste a tus víctimas. ¡Todo el poder y la gloria
que les sustrajiste serán tuyos sólo en efigie, sin alcanzarlos jamás! [...] Tú [...]"
La profetisa no pudo terminar su oración.
El Rey vociferó una terrible blasfemia y, agachándose como una bestia salvaje en su
asiento cubierto de piel, se lanzó sobre ella con la agilidad de un jaguar, tirándola al
suelo con un golpe.
Mientras él levanta su afilada lanza mortal, "la Santa" de los adoradores del sol hace
reverberar el aire con una última imprecación.
"¡Te maldigo, enemigo de Nerthus! ¡Que mi agonía decuplique la tuya! [. . .] Que la
Gran Ley ejerza su venganza [. . .]"
La pesada lanza cae y, perforando la garganta de la víctima, le clava la cabeza al suelo.
Un flujo de sangre roja carmesí se derrama de la herida profunda, cubriendo al rey ya
los soldados
con una mancha indeleble.

II
619

El Tiempo, que sirve de referencia a los dioses y a los seres humanos en el campo
ilimitado de la Eternidad, el infanticida de su prole y el asesino de la memoria en la
humanidad, sigue
silencioso su flujo incesante a lo largo de los eones y las edades [...] Entre millones de
Almas, nace un Alma-Ego en la buena o en la mala suerte, ¡quién sabe! Cautiva en su
nueva Forma
humana, crece con ella y, al final, ambas llegan a ser conscientes de su existencia.
Felices son los años en que su juventud florece, ajenas a la penuria y al dolor. No saben
nada del Pasado o del Futuro. Para ellas todo es un Presente jocoso: ya que el Alma-Ego
no está
consciente de que ya había vivido en otros tabernáculos humanos. Desconoce que
renacerá de nuevo y no repara en el mañana.
Su Forma es tranquila y contenta. Hasta la fecha no ha causado ningún problema serio
para el Alma-Ego. Su felicidad procede de la serenidad dulce y continua de su temple,
del afecto
que esparce a donde va. Es una Forma noble y su corazón reboza de benevolencia. La
Forma jamás ha sobresaltado su Alma-Ego con una sacudida excesivamente violenta o
estorbado la
tranquilidad plácida de su inquilino.
Cuatro décadas se deslizan como un breve peregrinaje. Un largo paseo en las sendas
asoleadas de la vida, salpicadas de rosas perennes sin espinas. Los raros dolores que se
presentan a este binomio: la Forma y el Alma, son como la luz pálida de la fría luna
nórdica, cuyos rayos envuelven, en una sombra más profunda, lo que rodea a los objetos
embebidos de luz lunar, en
lugar de ser la oscuridad nocturna, la noche del dolor y la desesperación sin esperanza.
Hijo de un Príncipe, nació para un día gobernar el reino paterno. Desde la infancia lo
han rodeado la reverencia y los honores. Meritorio del respeto universal y seguro del
amor de
todos. ¿Qué más podría desear el Alma-Ego de la Forma en que habita?
Así, el Alma-Ego sigue gozando la existencia en su ciudadela, observando
tranquilamente el panorama de la vida en constante cambio por sus dos ventanas: los
dos dulces ojos azules de un ser bueno.

III

Un día, un enemigo arrogante y pugnaz amenaza el reino paterno. En el Alma-Ego se


despiertan los instintos salvajes del antiguo guerrero. Deja su tierra de sueño en la flor
de la vida e induce a su Ego de arcilla a blandir la espada del soldado, asegurándole que
lo hace por defender a su país.
Al incitarse mutuamente a la acción, derrotan al enemigo ensalzándose con la gloria y el
orgullo. Obligan al enemigo altanero a postrarse a sus pies en el polvo en suprema
humillación. Por eso la historia les otorgó la corona al valor de laureles perennes, que
son los del éxito. Pisotean al enemigo rendido y transforman el pequeño reino de su
señor en un gran imperio. Satisfechos, no pueden alcanzar nada más por el momento.
Entonces, se encierran, nuevamente, en la tierra de sueño de su dulce morada.
Durante tres quinquenios el Alma-Ego permanece en su asiento usual, oteando desde su
ventana el mundo circunstante.
El cielo es azul y los amplios horizontes pululan con estas flores que aparentemente son
inmarcesibles, las cuales prosperan en la luz solar de salud y vigor. Todo es hermoso,
como un pasto lozano en primavera [ . . . ]
620

IV

Sin embargo, a todos les llega un día infausto en el drama del ser. Aguarda su ocasión
en la vida del rey y del pordiosero. Deja una huella en la historia de todo mortal nacido
de la mujer y no
puede ahuyentarse, suplicarse, ni propiciarse. La salud es una gota de rocío que cae de
los cielos para vitalizar los capullos terrenos sólo durante las horas matutinas de la vida,
su
primavera y verano [. . .] Su duración es breve y vuelve de donde provino: los reinos
invisibles.
¡Cuántas veces, bajo el capullo más brillante y hermoso, acecha la simiente de un
parásito larvado!
Cuántas veces, en la raíz de la flor más rara, el gusano trabaja en su refugio [ . . . ]
La arena del reloj que enumera las horas de la vida humana, desciende más
rápidamente. El gusano ha devorado el corazón del capullo de la salud. Un día se
descubre que el cuerpo
vigoroso está postrado en la cama espinosa del dolor.
El Alma-Ego ha cesado de brillar. Se sienta inmóvil y a través de lo que se ha
convertido en las ventanas de su cueva, observa tristemente el mundo que para ella se
está envolviendo,
rápidamente, en los sudarios funerales del sufrimiento. ¿Se está, quizá, acercando la
víspera de la noche eterna?

Hermosos son los lugares de temporada en la ribera Mediterránea. Una sucesión


interminable de rocas negras y fragosas, contra las cuales se estrellan las olas, entre la
arena dorada de la costa y las aguas azules profundas del golfo.
Ofrecen su pecho de granito a los impetuosos vientos del noroeste, protegiendo las
habitaciones de los acaudalados que se aglomeran a lo largo de las faldas interiores. Las
cabañas semi-derruidas en la ribera, son el refugio insuficiente de los pobres.
Las paredes que el viento y las olas turbulentas arrancan y devoran, a menudo aplastan
sus cuerpos escuálidos, siguiendo, sencillamente, la gran ley de la supervivencia del
más apto.
¿Por qué deberían ser protegidos?
Hermosa es la mañana cuando el sol se levanta con matices de ámbar áureo y sus
primeros rayos besan los farallones de la bella ribera. Alegre es el canto de la alondra
cuando emerge de su nido acogedor y bebe el rocío matutino de los cálices de las flores;
cuando la punta del capullo de rosa vibra bajo las caricias del primer rayo de sol y la
tierra y el cielo se saludan
sonriéndose. Triste es el Alma-Ego a solas, mientras observa la naturaleza al despertar
en el gran sofá al lado opuesto de la amplia ventana que se abre sobre la bahía.
El mediodía que se acerca es apacible cuando la sombra empieza a reflejarse
firmemente en el reloj solar durante la hora de la siesta. El sol cálido disipa las nubes en
el aire cristalino y
los últimos vestigios de la neblina matutina que permanecen en los relieves de las
colinas distantes, se desvanecen. Toda la naturaleza está preparándose para el reposo
durante la hora
621

tórrida y desidiosa del mediodía. Las tribus aladas cesan de gorjear, sus alas delicadas e
irisadas retumban y dejan colgar sus cabecitas somnolientas, refugiándose del calor
ardiente. Una alondra matutina está preparando un nido en los arbustos circunstantes
bajo los adornos de flores de granado y la hermosa bahía del Mediterráneo. La cantante
incansable es silenciosa.
"Su voz reverberará jubilosa mañana", suspira el Alma-Ego, mientras oye los insectos
atenuar su zumbido en el pasto lozano.
"¿Será mi voz, alguna vez, tan jocosa?"
Ahora, la brisa, con su fragancia floral, apenas mueve las lánguidas cabezas de las
plantas frondosas. La visión del Alma-Ego se concentra en una palma solitaria que crece
en un
intersticio de una roca cubierta de musgo. Los poderosos vientos nocturnos del noroeste
han torcido y casi arrancado su tronco en un tiempo erecto y cilíndrico. Mientras se
extiende
fatigadamente, sus brazos colgantes oscilan en el aire de un azul iridiscente. Su cuerpo
tiembla y parece en víspera de romperse a la mitad cuando sople el primer viento
borrascoso.
El Alma-Ego, mientras observa tristemente desde sus ventanas, se entretiene en un
soliloquio: "Entonces, la parte cortada se precipitará en el mar y la palma, en un tiempo
majestuosa, cesará de existir ."
En la hora del ocaso, todo vuelve a la vida en la fresca y vieja morada campestre. A
cada instante, las sombras del reloj solar se espesan y la naturaleza animada se despierta
más atareada que nunca, en las horas más frescas de la noche inminente. Los pájaros y
los insectos trinan y zumban sus últimos himnos nocturnos alrededor de la Forma alta y
aun poderosa, mientras camina fatigada y lentamente por el sendero de grava. Ahora su
visión atenta se dirige con anhelo hacia la superficie azul del mar pacífico. El golfo
brilla como un tapiz de terciopelo azul, salpicado de joyas en los rayos danzantes del sol
poniente y sonríe como un niño sin preocupaciones y cansado de saltar y jugar todo el
día. Adelante, el mar abierto, en su pérfida
hermosura, se extiende a lo largo del espejo tranquilo de sus aguas frías, saladas y
amargas como las lágrimas humanas. Yace en su reposo engañoso como un hermoso
monstruo durmiente, vigilando sobre el misterio insondable de sus abismos lóbregos.
El verdadero cementerio sin monumentos de los millones que se hundieron en sus
profundidades. [. . .]
Sin una tumba, sin toque a muerto, sin un ataúd y desconocidos. . .
Mientras que, una vez que suene la hora para la Forma un tiempo noble, su triste
reliquia se mostrará en pompa magna y las campanas tocarán a muerto para el alma que
ha transitado.
Un millón de trompetas anunciarán su muerte. Reyes, príncipes y próceres de la tierra
presenciarán las exequias o enviarán a sus representantes con caras fúnebres y mensajes
de condolencia para los familiares [. . .]
"He aquí una ventaja sobre los que 'no tienen ataúd y son desconocidos"', observa
amargamente el Alma-Ego.
Así los días se suceden uno tras otro. Mientras el Tiempo que transcurre con sus alas
veloces apremia su vuelo, cada hora que pasa destruye algún hilo en el tejido de la vida
y el Alma-Ego
experimenta una transformación paulatina en sus visiones de las cosas y los seres
humanos. La Forma, revoloteando entre dos eternidades, lejana de su lugar nativo, sola
entre doctores y
622

ayudantes, a cada día SA acerca más a su Alma-Espíritu. Otra luz inalcanzada e


inaccesible en los días jocosos, desciende suavemente sobre el prisionero exhausto.
Ahora ve lo que jamás
había percibido antes [. . .]

VI

¡Cuán grandiosas y misteriosas son las noches primaverales en la ribera, cuando los
vientos se atenúan y los elementos se aplacan! Un silencio solemne reina en la
naturaleza. Sólo el
arrullo plateado y casi inaudible de las olas, mientras acarician suavemente la arena
mojada, besando las piedras y las conchas en su alternarse, alcanza el oído como el
respiro leve y regular de un pecho durmiente. Durante estas horas de quietud, cuán
insignificante e inerme se siente el ser humano mientras se encuentra entre dos
magnitudes gigantescas: el firmamento
arriba y la tierra dormitando abajo. El cielo y la tierra se han sumido en el sueño, pero
sus almas están despiertas y dialogan susurrándose misterios inefables. Entonces, el
lado oculto de la
Naturaleza levanta su velo oscuro para nosotros, revelando secretos que durante el día
sería vano tratar de educir de ella. El firmamento, tan distante y remoto de la tierra,
ahora parece
avecinarse e inclinarse sobre ésta. Los campos siderales intercambian abrazos con sus
hermanas más humildes de la tierra: los valles salpicados de margaritas y los
dormitantes
campos lozanos. La bóveda celestial ha caído exangüe en los brazos del gran mar
tranquilo y sus millones de estrellas se reflejan y se bañan en todo espejo de agua. Para
el alma
adolorida, estas esferas centelleantes son los ojos de los ángeles.
Dirigen su mirada llena de misericordia inefable hacia la humanidad doliente. No es el
rocío nocturno que baña las flores durmientes; sino las lágrimas sensitivas que caen de
estas
estrellas al ver el Gran Dolor Humano [. . .]
Sí, dulce y hermosa es una noche meridional. Sin embargo: Cuán terrible es la noche,
cuando a la luz de una vela centelleante miramos la cama en silencio,
Cuando todo lo que amamos desaparece rápidamente [. . .]

VII

Otra jornada se añade a la sucesión de días sepultados. Las verdes colinas distantes y los
capullos fragantes de los granados se han fundido en las tiernas sombras nocturnas. El
dolor y la
felicidad se han sumido en un letargo, el reposo que alivia el alma. En los jardines reales
todo ruido ha desaparecido y en esta inmovilidad imperante no se percibe voz ni sonido.
Sueños con alas veloces descienden de las estrellas sonrientes en acopios coloreados y
al tocar nuestro suelo se esparcen entre mortales e inmortales, animales y seres
humanos. Aletean sobre
los durmientes, los cuales lo atraen según las afinidades. Sueños de júbilo y esperanza,
visiones balsámicas e inocentes, vislumbres terribles y apoteósicas, vistas con los ojos
cerrados y
623

percibidas por el alma. Algunos instilan felicidad y refrigerio, otros causan sollozos que
agitan el pecho durmiente, lágrimas y tortura mental. Todos preparan,
inconscientemente, al que
duerme, sus pensamientos en el estado de vigilia del nuevo día.
Aun durante el sueño, el Alma-Ego no encuentra reposo.
Su cuerpo febricitante se agita angustiado, incesantemente. Para él, el tiempo de los
sueños felices es una sombra que se ha desvanecido, un recuerdo muy remoto. A través
de la agonía
mental del alma, el hombre se ha transformado. La angustia física de la forma hace
vibrar, en su interior, un Alma completamente despierta. El velo de la ilusión se ha
descorrido de los ídolos insensitivos del mundo y su vista se abre clara sobre la vanidad
y la insignificancia de la fama y la riqueza que, a menudo, le parecen horribles. Los
pensamientos del Alma caen como sombras oscuras en las facultades pensantes del
cuerpo en rápida desorganización, amagando al pensador durante el día, la noche y las
horas [. . .]
La vista de su caballo bufante no lo regocija más. Los recuerdos de los rifles y las
banderas arrancadas a los enemigos; las ciudades devastadas, las trincheras, los cañones,
las tiendas y
una serie de trofeos conquistados, inciden poco sobre su orgullo nacional. Estos
pensamientos han cesado de animarlo y la ambición no puede despertar en su corazón
dolido el reconocimiento altanero de cualquier hazaña valiente y caballerosa. Son otras
las visiones que pueblan sus días desolados y largas noches insomnes [. . .]
Lo que ve es una multitud de bayonetas en un combate mutuo, que levanta una neblina
de humo y sangre. Millares de cuerpos mutilados cubren el terreno. Han sido lisiados
por las armas
asesinas que la ciencia y la civilización han inventado y que los servidores de su Dios
han bendecido para que tengan éxito. Sus sueños pululan con seres heridos, sangrientos,
moribundos, mutilados, con mechones despeinados y empapados de sangre [. . .]

VIII

Un sueño horrible se desprende de un grupo de visiones fugaces, abatiéndose


gravemente en su pecho adolorido. La pesadilla le muestra hombres moribundos en el
campo de batalla, mientras maldicen a los artífices de su destrucción. Cada dolor de
agonía en su cuerpo asténico le instila en el sueño la reminiscencia de angustias aun
peores, agonías infligidas a causa de él y para él. Ve y siente la tortura de los millones
que murieron después de largas horas de terrible agonía mental y física, exhalando el
último respiro en los bosques, en las planicies y en los canales con agua estancada en el
margen de la calle, cubiertos de sangre bajo un cielo que el humo había
oscurecido. Nuevamente, sus ojos se fijan en los ríos de sangre, cada gota de los cuales
representa una lágrima de desesperación, un grito angustiante y el dolor de una vida.
Vuelve a oír los penetrantes suspiros de la desolación y los llantos agonizantes, cuyo
eco resuena en las montañas, los bosques y los valles. Ve las madres ancianas que han
perdido la luz de sus almas,
mientras las familias han sido despojadas de la mano que las alimentaba. Observa a las
jóvenes viudas a merced del mundo frío e insensible ya millares de huérfanos que
mendigan
sollozando. Se percata de que las jóvenes hijas de sus soldados más valientes, se
desembarazan de sus atuendos de luto para ataviarse con los vestidos despampanantes
de la prostitución. El Alma-Ego tiembla horrorizada en la Forma durmiente [...] Los
624

gritos desesperados de los hambrientos le parten el corazón, el humo de las aldeas que
arden, de los hogares arrasados y de las ciudades devastadas, lo obceca [. . .]
En su sueño terrible recuerda aquel momento de insensatez durante su vida de soldado,
cuando, irguiéndose sobre un cúmulo de fallecidos y moribundos, blandió con la mano
derecha una espada cubierta de sangre humeante, mientras en la izquierda tenía el
estandarte arrancado de la mano del soldado que estaba expirando a sus pies y, con voz
estentórea, encumbró el trono del Omnipoderoso, agradeciéndole por su reciente
victoria.
Se sobresalta en su sueño y se despierta aterrado. Un gran escalofrío sacude su cuerpo
como una hoja de álamo y, hundiéndose en su almohada, en congoja por tal
reminiscencia,
oye una voz, la voz del Alma-Ego que le dice:
"La fama y la victoria son palabras vanas [. . .] Tributar agradecimiento y oraciones por
las vidas destruidas ¡son mentiras maléficas y blasfemia!"
El Alma le susurra: " ¿Qué han otorgado estas victorias sangrientas a ti y a tu país? Un
pueblo ataviado en una armadura de hierro", le contesta. "Cuarenta millones de hombres
muertos
a toda aspiración espiritual ya la vida del Alma. Una población sorda a la voz apacible
del deber del ciudadano honrado, contraria a una vida de paz, ciega a las artes ya la
literatura,
indiferente a todo, excepto al lucro y la ambición. ¿Qué es tu Reino futuro ahora? Una
legión de títeres aguerridos, singularmente; una gran bestia salvaje, colectivamente. Una
bestia que, como este océano, ahora dormita sombríamente, mas está siempre lista a
precipitarse con gran furia sobre el primer enemigo que se le indique. ¿Quién se lo
indica? Es como si un Demonio despiadado y orgulloso, invistiéndose repentinamente
de autoridad y encarnando la Ambición y el Poder, hubiera atenazado con presa férrea
las mentes de todo el país. ¿Por medio de qué maléfico encanto ha hecho retroceder a la
gente a los días primordiales de la nación, cuando sus antepasados, los suevos rubios y
los aleves francos, vagaban con índole beligerante, deseosos de matar, diezmar y
subyugar el uno al otro? ¿Mediante cuáles poderes infernales se ha efectuado todo esto?
Sin embargo, la metamorfosis se ha verificado y es tan innegable como el hecho de que
sólo el Demonio se regocija y se ufana por la transformación ocurrida. Todo el mundo
está silente en trepidante expectación. No hay una madre o una mujer que en sus sueñas
no se agite por la negra y ominosa nube borrascosa que se cierne sobre toda Europa.
Está acercándose.
[. . .] Se avecina más y más [. . .] ¡Oh desesperación y horror!
[. . .] Vaticino que la tierra presenciará nuevamente el sufrimiento que ya ví. ¡He leído
el destino fatal en las frentes de la flor de la juventud europea! Sin embargo, si viviré y
si tendré el poder, ¡jamás mi país tomará parte nuevamente en esto! No, no, no veré la
muerte famélica saciarse de las vidas que devoró [...]
"No oiré [. . .] los gritos de las madres despojadas mientras que, de las heridas horribles
y los tajos profundos, ¡La vida palpitante fluye más rápida que la sangre! [...]"

IX

El sentimiento de odio intenso hacia la terrible matanza llamada guerra, toma raíces más
y más profundas en el Alma-Ego, la cual imprime, de manera más y más firme, sus
pensamientos en la Forma que la mantiene cautiva. A veces la esperanza se despierta en
el pecho dolido y matiza las largas horas de soledad y meditación, como el rayo
matutino disipa las sombras tétricas del desaliento, iluminando las largas horas de
625

reflexión solitaria. Sin embargo, el arco iris no siempre logra disipar las nubes
borrascosas y, muy a menudo, es simplemente una refracción del sol poniente en una
nube pasajera, así como a los momentos de esperanza soñadora, se suceden horas de
desesperación aún más intensa. ¿Por qué, por qué, o tú Némesis burlona, entre todos los
regentes de la tierra, has purificado e iluminado a aquel que has reducido inerme, mudo
e impotente?
¿Por qué alumbraste la llama del sagrado amor fraterno humano en el pecho de uno,
cuyo corazón ya siente el acercarse de la mano glacial de la muerte y de la putrefacción,
cuya fuerza está disminuyendo paulatinamente y cuya vida está diluyéndose como la
espuma en la cresta de una ola a punto de estrellarse?
Ahora la mano del Destino encuéntrase en la cama del sufrimiento. Finalmente ha
sonado la hora para la realización de la ley de la naturaleza. El viejo rey no es más, el
príncipe más
joven es el monarca. Afónico e inerme es aún un soberano, el maestro absoluto de
millones de sujetos. El Destino cruel ha edificado un trono sobre una tumba abierta,
invitándolo a la gloria y al poder. Devorado por el sufrimiento, repentinamente se
encuentra coronado. La Forma en consunción es arrancada de la molicie de su nido
entre las palmas y los rosales. Se ha
catapultado del refrescante sur al norte glacial, donde las aguas se transforman en
bosques de cristales y "las olas en sólidas montañas." Ahí está dirigiéndose rápidamente
a reinar y a morir.

El monstruo negro que emite fuego, inventado por el ser humano a fin de conquistar
parcialmente el Espacio y el Tiempo, procede inexorable su marcha hacia adelante. El
tren se
aleja, a cada instante, del sur balsámico y saludable.
Análogamente al Dragón con la cabeza Ignea, devora la distancia, dejando atrás un
largo rastro de humo, chispa y olor mefítico. Mientras su largo cuerpo flexible y
tortuoso serpentea y silba como un gigantesco reptil negro, el tren se desliza
velozmente, atravesando las montañas, los valles, los bosques y los túneles. Su
movimiento oscilador monótono concilia el sueño del viajero exangüe, la Forma
exhausta y acongojada.
En el palacio móvil el aire es cálido y refrescante. El vehículo lujoso está lleno de
plantas exóticas. De un gran ramillete de flores que emiten una fragancia dulce, se eleva
también la hada
Reina de los sueños, seguida por los jocosos gnomos. Las Dríadas ríen en sus bosques
lozanos y mientras el tren serpentea, envían sobre la brisa sueño de verdes soledades y
visiones
hermosas. El ruido sordo de las ruedas se trasforma, gradualmente, en el estruendo de
una cascada lejana, diluyéndose luego en los susurros plateados de arroyos cristalinos.
El Alma-Ego vuela hacia la tierra de los sueños. [...]
Viaja a lo largo de eones de tiempo, viviendo, sintiendo y respirando bajo las formas y
los personajes más heterogéneos.
Ahora es un gigante, un Yotun, que se precipita a Muspelheim donde Surtur reina con
su espada flamante.
Lucha intrépidamente contra una hueste de animales monstruosos, ahuyentándolos con
un sólo gesto de su poderosa mano. Luego se ve en el mundo del norte sumergido en la
neblina. Con disfraz de arquero denodado, penetra en Helheim, el Reino de los Muertos,
626

donde un Elfo Negro le revela una serie de sus vidas y las respectivas misteriosas
concatenaciones. El
Alma-Ego pregunta: " ¿Por qué el ser humano sufre?" "Porque quiso ser un hombre", es
la respuesta escarnecedora. Enseguida, el Alma-Ego se encuentra en la presencia de
Saga, la diosa sagrada. Le canta las hazañas valientes de los héroes teutónicos, sus
virtudes y vicios. Muestra al alma los guerreros poderosos que cayeron en el campo de
batalla y también en la seguridad sagrada del hogar por mano de muchas de sus Formas
pasadas.
Se ve con facción de doncellas, mujeres, hombres jóvenes, ancianos y niños [. . .] Siente
que ha muerto más de una vez en esas formas. Fallece como Espíritu heroico y las
Valquirias
misericordiosas lo trasladan del campo de batalla sangriento a la morada de la Dicha,
bajo las hojas rutilantes de Walhalla. Emite su último respiro en otra forma y es
catapultado en el plano frío y sin esperanza del remordimiento. Cierra sus ojos inocentes
en su último sueño de bebé y los Elfos dichosos de la Luz, lo transfieren a otro cuerpo,
la fuente maldita del Dolor y del
Sufrimiento. En cada caso, las neblinas de la muerte se han disipado y se desvanecen de
la vista del Alma-Ego tan pronto como cruza el Abismo Negro que separa el Reino de
los Vivos del de los Muertos. Así, para ella, la palabra "Muerte" no tiene sentido, es
simplemente un sonido vacío. Cada vez que atraviesa el Puente, las creencias de lo
Mortal asumen una vida y una
forma objetiva para lo Inmortal. Luego empiezan a desdibujarse ya desaparecer [. . .]
"¿Cuál es mi pasado?, pregunta el Alma-Ego a Urd, la primogénita de las hermanas
Nornas. "¿Por qué sufro?"
Un largo pergamino se desdobla en su mano, revelando una nutrida serie de seres
mortales y en cada cual el Alma-Ego reconoce una de sus moradas. Cuando llega al
penúltimo, ve una
mano cubierta de sangre efectuar un sinnúmero de crueldades y traiciones y tiembla de
horror
[. . .] Víctimas inocentes surgen a su alrededor y claman a Orlog para que las vindiquen.
"¿Cuál es mi presente inmediato?" pregunta el alma asustada a Werdandi, la segunda
hermana.
"¡EI decreto de Orlog incumbe sobre de tí!" es la respuesta.
"Sin embargo, Orlog no pronuncia nada ciegamente como lo hacen los humanos
insensatos."
"¿Cuál es mi futuro?", pregunta desesperada el Alma-Ego a Skuld, la tercera hermana
Norna. " ¿Se me depara un futuro siempre lleno de lágrimas y sin esperanza?" [...]
Ninguna respuesta se enunció. El Soñador siente que revolotea a través del espacio y
repentinamente la escena cambia. El Alma-Ego se encuentra en un lugar que le es muy
familiar, el bosque real y el asiento delante de la palma rota. Su vista se extiende
nuevamente hacia el vasto espejo de agua que irisa las piedras y los farallones. Ahí se
eleva la palma solitaria destinada a una rápida desaparición. El suave arrullo incesante
de las olas livianas, ahora asume un carácter de habla humana y recuerda al Alma-Ego
las promesas formuladas más de una vez en el mismo lugar. El Soñador repite con
entusiasmo las palabras pronunciadas previamente.
"De ahora en adelante, ¡jamás sacrificaré para la fama y la vana ambición un sólo hijo
de mi tierra natal! Nuestro mundo está tan lleno de dolores inevitables y tan escaso de
felicidad y
627

dicha para que yo le agregue a su copa de amargura, el océano insondeable de


desesperación y sangre, llamado Guerra. ¡Lejos de mí un pensamiento de este tipo! [. . .]
Nunca más [. . .]"

XI

Una visión extraña acompañada por un cambio [. . .]


Repentinamente, en la vista mental del Alma-Ego, la palma casi desarraigada alza su
tronco colgante, asumiendo una posición erecta y lozana como en el pasado. Mas he
aquí una dicha
mayor, el Alma-Ego se descubre tan fuerte y saludable como nunca. Con voz enfática
canta a los cuatro vientos una canción penetrante y alegre. Dentro de sí siente una ola de
felicidad y
dicha y parece saber el por qué está contento.
De súbito es transportado en lo que parece ser una Sala fabulosa, iluminada con luces
muy brillantes y construida con materiales jamás vistos antes. En esta sala percibe a los
herederos ya los descendientes de todos los monarcas del globo, reunidos como una
familia feliz. No llevan puestos los emblemas de la realeza y él parece saber que los
príncipes
reinantes, son tales por virtud de sus méritos personales. Su grandeza de corazón,
nobleza de carácter, sus cualidades superiores de observación, sabiduría, amor por la
Verdad y la
Justicia, los han elevado a ser dignos herederos de los Tronos de los Reyes y las Reinas.
Se han elidido las coronas investidas por autoridad y la gracia de Dios. Ahora rigen por
virtud de la
"gracia de la humanidad divina", elegidos unánimamente por ser idóneos a gobernar y
por el amor reverencial de sus sujetos voluntarios.
Todo el acervo parece haber experimentado un cambio extraño. Ya han desaparecido la
ambición, la codicia y la envidia famélicas, erróneamente llamadas Patriotismo. El
egoísmo cruel ha cedido el espacio al altruismo justo, mientras la fría indiferencia hacia
las necesidades de las multitudes, ya no encuentra un terreno fértil en el corazón de los
pocos favorecidos. El lujo inútil, las falsas pretensiones sociales o religiosas, han
desaparecido. Librar una guerra ya no es posible porque se han abolido los ejércitos.
Los soldados se han convertido en labradores diligentes y trabajadores y todo el
universo hace eco a su canción en un éxtasis de felicidad.
Alrededor del Alma-Ego los reinos y los países viven hermanados. ¡Finalmente ha
llegado la gran hora gloriosa! Lo que casi no osaba esperar ni pensar en la inmovilidad
de sus largas noches de dolor, ahora se ha convertido en realidad. La gran maldición ha
sido conjurada y ¡el mundo se encuentra absuelto y redimido en su regeneración! [...]
Temblante de sentimientos arrobados, con su corazón desbordante de amor y
filantropía, al levantarse para declamar un discurso enardecido que llegaría a ser
histórico, cuando, de
repente, se percata de que su cuerpo ha desaparecido o mejor dicho, ha sido sustituido
por otro [...] Sí, ya no es la Forma alta y noble que conoce; sino el cuerpo de otro acerca
del cual aún no sabe nada [. . .] Algo oscuro se interpone entre él y una gran luz radiante
y ve la sombra de la cara de un gigantesco reloj en las olas etéreas. En su superficie
ominosa lee:
"LA NUEVA ERA: 970.995 AÑOS DESDE LA DESTRUCCIÓN INSTANTÁNEA
POR EL PNEUMO-DYNO-VRIL DE LOS ÚLTIMOS DOS MILLONES DE
SOLDADOS EN EL CAMPO DE BATALLA EN LA PORCIÓN OCCIDENTAL DEL
628

GLOBO. 971.000 AÑOS DESDE LA SUMERSIÓN DE LOS CONTINENTES Y LAS


ISLAS EUROPEAS. ESTE ES EL DECRETO DE ORLOG y LA RESPUESTA DE
SKULD [. . .]"
Con un gran esfuerzo vuelve a ser el mismo. Inducido por el Alma-Ego a recordar y a
actuar en conformidad, alza sus brazos al cielo y jura, ante toda la naturaleza, que
conservará la
paz hasta el fin de sus días, al menos en su país.

Un distante sonido de tambor y largos gritos de lo que, en su sueño, imagina ser los
agradecimientos enfáticos por la promesa contraida. Una sacudida abrupta, un fragor
violento y mientras sus ojos se abren, el Alma-Ego observa atónita. Su mirada fatigada
se encuentra con la cara solemne del médico que le suministra la poción usual. El tren
se detiene. El se levanta de su sofá más débil y cansado que nunca ya su alrededor ve
prepararse, en el campo de batalla, unas líneas interminables de soldados con un arma
destructiva, aun más letal.

Sanjna

LA VOLUNTAD Y EL DESEO

(Will and Desire, Lucifer, oct. 1887)

H. P. Blavatsky

La voluntad es posesión exclusiva del hombre en este nuestro plano de


conciencia. Lo divide del bruto en el que sólo está activo el deseo instintivo.

El deseo, en su aplicación más amplia, es la fuerza creativa en el Universo. En


este sentido es indistinguible de la Voluntad: pero nosotros los hombres nunca
conoceremos el deseo bajo esta forma mientras sólo permanezcamos como hombres.
Por consiguiente, la Voluntad y el Deseo son considerados aquí como opuestos.

Es así como la Voluntad es la progenie de lo Divino. del Dios en el hombre, el


Deseo es la fuerza motriz de la vida animal.
629

La mayoría de los hombres viven en y por el deseo, confundiéndolo con la


voluntad. Pero aquél que quiera lograr la realización, deberá separar la voluntad del
deseo, y hacer de su voluntad el gobernante, ya que el deseo es inestable y, siempre está
cambiando mientras que la voluntad es firme y constante.

Tanto la voluntad como el deseo son creadores absolutos. que forman al hombre
mismo y, las circunstancias que lo rodean. Pero la voluntad crea inteligentemente –
mientras que el deseo ciega e inconscientemente. Por lo tanto, el hombre se hace a sí
mismo a la imagen de sus deseos, a menos que se cree a sí mismo a la semejanza de lo
Divino. a través de su voluntad, la hija de la luz.

Su tarea es doble: despertar la voluntad. reforzándola por el uso y la conquista,


para hacerla regidora absoluta dentro del cuerpo: y en paralelo a esto, purificar el deseo.
El conocimiento y la voluntad son las dos herramientas para el logro de esta
purificación.

VONTADE E DESEJO
[Lúcifer, Vol. 1, no 2, outubro de 1887, p. 96]

H.P. Blavatsky

A vontade é posse exclusiva do homem em nosso plano de


consciência. Ela o distingue do bruto em quem apenas o desejo instintivo
encontra-se ativo.

O desejo, em sua aplicação mais ampla, é a força criativa do Universo. Nesse


sentido, não se distingue da Vontade; mas enquanto permanecermos apenas homens não
conheceremos o desejo nesta forma. Portanto, Vontade e Desejo são considerados aqui
opostos.

Assim a Vontade é o rebento do Divino, Deus no homem; o Desejo, a força


motriz da vida animal.

A maioria dos homens vive no desejo e pelo desejo, confundindo-o com a


vontade. Mas aquele que aspira deve distinguir a vontade do desejo, tornando sua
vontade soberana, pois o desejo é instável e muda sempre, enquanto que a vontade é
firme e constante.

A vontade e o desejo são criadores absolutos, formando o próprio homem e seu


entorno. Mas a vontade cria de forma inteligente — o desejo de forma cega e
inconsciente. O homem, portanto, torna-se a imagem de seus desejos, a menos que crie
a si mesmo à semelhança do Divino, valendo-se de sua vontade, que é filha da luz.

Sua tarefa é dupla: despertar a vontade, fortalecê-la pelo uso e pela conquista,
torná-la regente absoluta de seu corpo e, paralelo a isto, purificar o desejo.
630

Conhecimento e vontade são os instrumentos usados para a obtenção desta


purificação.

¿Y los Fenómenos?
(What of Phenomena?, Lucifer, feb. 1888)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

A los editores de la revista "Lucifer":


"Me valgo de vuestra invitación a los corresponsales, para
someterles una pregunta.
¿Por qué, actualmente, no se oye hablar más de las señales y de
las maravillas que acompañaron al advenimiento de la Neo-
teosofía? ¿Quizá, la 'edad de los milagros,' ya haya tenido su
final en la Sociedad?
"Con Respeto"
"O"
Aparentemente, nuestro corresponsal se refiere a los "fenómenos
ocultos," los cuales no lograron producir el efecto deseado, sin embargo no
eran, en ninguna acepción del término, "milagros." Se supuso que las
personas inteligentes, especialmente los científicos, hubieran, al menos,
reconocido la existencia de un campo inédito y profundamente interesante
de investigación y pesquisa, una vez que presenciaran efectos físicos
producidos voluntariamente y para ellos inexplicables. Se supuso que los
teólogos hubieran acogido bien la prueba que tan tristemente necesitan en
estos días agnósticos, según la cual el alma y el espíritu no son simples
creaciones de su fantasía por ignorar la constitución septenaria del ser
humano; sino entidades tan reales como el cuerpo y mucho más
importantes. Estas expectaciones no se realizaron. A los fenómenos se les
comprendió y se les interpretó erróneamente, tanto en su naturaleza como
en su propósito.

La explicación de esta circunstancia desafortunada no está muy


distante si consideramos la luz que la experiencia ha irradiado actualmente
sobre el tema. El binomio ciencia y religión no reconoce la existencia de lo
Oculto ni de los poderes y posibilidades latentes en el ser humano. Con el
término Oculto indicamos el sentido y el empleo que tiene en teosofía, es
decir: una región sobrematerial, sin embargo no sobrenatural, gobernada por
la ley. La religión atribuye cualquier interferencia con la rutina diaria del
mundo material, a la voluntad arbitraria de un autócrata, bueno o malo, que
reside en una región sobrenatural, inaccesible al ser humano y relevado de
toda clase de ley, ya sea en sus acciones o constitución. Mientras, para
conocer sus ideas y deseos, los mortales dependen totalmente de
comunicaciones inspiradas, entregadas por un mensajero acreditado. El
poder de efectuar los llamados milagros se ha calificado siempre como la
631

credencial suficiente y adecuada de un mensajero celestial y la costumbre


mental de considerar algún poder oculto con esta óptica sigue tan arraigada
que, a cualquier ejercicio de tal poder se le considera "milagroso" o así se
define. Es superfluo decir que: ver los acontecimientos extraordinarios de
esta forma es directamente antitético con el espíritu científico de la edad y
no es la posición en la que actualmente se afinca el segmento más
inteligente de la humanidad. Hoy en día, presenciar los milagros no provoca,
en la mente de la gente, un sentimiento de veneración y reverencia; sino de
curiosidad.

La producción de los fenómenos se efectuó esperando despertar y emplear este


espíritu de curiosidad. Se creyó que dicha manipulación de las fuerzas de la naturaleza
que yacen bajo la superficie de las cosas que la ciencia moderna, rasga y picotea con
celo y orgullo, hubiera conducido a la investigación en la naturaleza y en las leyes de
esas fuerzas, que la ciencia ignora, mientras el ocultismo conoce perfectamente. Es
cierto que los fenómenos suscitaron la curiosidad en las mentes de las personas que los
presenciaron; pero desafortunadamente, en la mayoría de los casos, resultó ser una
curiosidad infructífera. La mayoría de testigos desarrolló un apetito insaciable sólo por
los fenómenos, sin pensar mínimamente en estudiar la filosofía o la ciencia cuyos
fenómenos eran simplemente las ilustraciones triviales y, por así decirlo, accidentales,
de su verdad y poder. Sólo en pocos casos la curiosidad despertada desembocó en el
serio deseo de estudiar la filosofía y la ciencia por su valor intrínseco.

La experiencia ha enseñado a los líderes del movimiento que la condición y la


actitud mental de la vasta mayoría de los cristianos profesantes, el corolario de siglos de
enseñanzas supersticiosas, les impide, absolutamente, un examen imparcial de los
fenómenos en su aspecto de acontecimientos naturales gobernados por la ley. La iglesia
católica romana, fiel a sus tradiciones, se abstiene de examinar cualquier fenómeno
oculto con el pretexto de que es, necesariamente, la obra del Diablo cuando esto ocurre
fuera de su esfera; ya que tiene un monopolio legal del negocio de milagros legítimos.
La iglesia protestante niega la intervención personal del Maligno en el plano material.
Sin embargo, no habiendo jamás incursionado en el negocio de milagros, parece un
poco dudoso que sea capaz de discernir un milagro auténtico si lo viese. No pudiendo,
análogamente a su hermana mayor, concebir la extensión del reino de la ley más allá de
los límites de la materia y de la fuerza, como las conocemos en nuestro actual estado de
conciencia, se abstiene del estudio de los fenómenos ocultos bajo el pretexto de que
yacen en el área de la ciencia más bien que de la religión.

Sin embargo, también la ciencia tiene sus milagros como la iglesia romana; pero,
dependiendo enteramente del artífice del instrumento de la producción de tales milagros
y pretendiendo ser la poseedora de la última palabra conocida en lo que concierne a las
leyes de la naturaleza, no cabe duda que no habría aceptado cortésmente los "milagros"
de cuyo aparato productivo fue omitida. Además, afirma que ilustran la operación de
fuerzas y leyes que desconoce. En la vertiente de la investigación oculta, el trabajo de la
ciencia moderna está sujeto a impedimentos tan engorrosos como los de la religión; ya
que, mientras la religión no puede aprehender la idea de la ley natural en su aplicación
al universo suprasensible, la ciencia no reconoce, rotundamente, la existencia de este
último, al cual podría extenderse el reino de la ley y ni puede concebir la posibilidad de
algún otro estado de conciencia que no sea aquello terrenal presente. En tal coyuntura,
difícilmente podíamos esperar que la ciencia emprendiera la hazaña que le correspondía
632

efectuar con mucho ahínco y entusiasmo. En realidad, aparentemente percibió el hecho


de que su deber consistía en tratar los fenómenos del ocultismo de la misma forma poco
caballerosa que reservó a los milagros divinos. Así, los denigró con sosiego y cuando se
vio obligada a dictaminar algo al respeto, no vaciló en atribuirlos a artificios
fraudulentos, cables, trampas y así sucesivamente. Alcanzó este veredicto basándose en
rumores y sin examinar el asunto.

Los guías del movimiento, cuyo esfuerzo consistía en llamar la atención del
mundo sobre el gran campo desconocido de la investigación científica y religiosa que
yace en el confín entre la materia y el espíritu, se encontraron en una situación difícil al
descubrir que se les motejaba de emisarios de su Majestad Satánica o de grandes
adeptos en la ciencia de la charlatanería. Sin embargo, el golpe más duro fue asestado
por un grupo de personas cuyas experiencias, si correctamente entendidas, debían
haberles enseñado algo mejor. Los espiritistas pregonaban que sus queridos fallecidos
eran los artífices de los fenómenos ocultos, calificando a los líderes teosóficos como
seres un poco inferiores a los mediums disfrazados.

Jamás se presentaron los fenómenos bajo una luz que no fuese aquella de la
ejemplarización de un poder sobre fuerzas perfectamente naturales aunque no
reconocidas y, de paso, sobre la materia. Los poseedores de tal poder eran ciertos
individuos versados en un conocimiento del universo más extenso y más elevado que
aquel de los científicos y los teólogos y que jamás ellos alcanzarán, si consideramos los
caminos que ambos están recorriendo. Sin embargo, dicho poder están latente en todos
los seres humanos y con el tiempo, cualquier individuo dispuesto a cultivar el
conocimiento y conformarse con las condiciones necesarias para su desarrollo, lo
ejercerá. Pero, exceptuando algunos ejemplos aislados y honorables, se acogió siempre
como pseudomilagro o como la obra del Diablo, como trucos vulgares o divertidas
trampas o como la actuación de esos "fantasmas" peligrosos, que se enmascaran en las
sesiones espiritistas alimentándose con las energías vitales de los mediums y los
concurrentes. Así, la teosofía y los teósofos, fueron el blanco de acometidas cortantes y
rencorosas que procedían de todos lados, las cuales soslayaban completamente el hecho
y la lógica. Se destacaban por su malicia, odio y crueldad, que serían sumamente
inconcebibles si la historia religiosa no nos hubiese enseñado en qué clase de animales
protervos e irrazonables se convierten los individuos ignorantes cuando perciben que
una amenaza aletea sobre sus amados prejuicios y si la historia de la búsqueda científica
no nos hubiera enseñado, en su turno, que, cuando la veracidad de las teorías de un
erudito es puesta en entredicho, su comportamiento es análogo al de un ser ignorante.

Un ocultista puede producir los fenómenos, sin embargo, no puede proporcionar


al mundo las capacidades cerebrales, la inteligencia y ni la buena fe necesarias para
comprenderlos y apreciarlos. Por lo tanto, no es una sorpresa que se nos aconsejara
abandonar los fenómenos dejando que las ideas teosóficas se sostuviesen por sus
méritos intrínsecos.

_________________________
Helena P. Blavatsky
633

La Cábala y los Cabalistas (1)

AL FINAL DEL SIGLO XIX


Las aspiraciones universales, especialmente si se ha impedido y suprimido su
manifestación libre, se extinguen, para luego surgir con un poder decuplicado.
Análogamente a cualquier otro fenómeno natural, son cíclicas, a pesar de que sean
aspiraciones mentales o cósmicas; universales o nacionales. Si Ustedes obstruyen el
flujo de un río en un lugar, el agua se abrirá camino en otro, irrumpiendo como un
torrente impetuoso.
Una de estas aspiraciones universales, quizá la más fuerte en la naturaleza humana, es el
anhelo por lo desconocido. Un deseo inerradicable de penetrar bajo la superficie de las
cosas, una sed por conocer lo que está escondido a los demás. De diez niños, nueve
romperán sus juguetes para ver lo que contienen. Es un sentimiento innato, cuya forma
es poliédrica. Surge de lo ridículo (o quizá lo reprensible) hasta lo sublime; ya que entre
los incultos se limita a una investigación indiscreta, hurgando en los secretos del vecino;
mientras entre los doctos, se expande en el amor por el conocimiento, que termina por
conducirlos a las cumbres de la ciencia, llenando de eruditos las Academias y las
Instituciones Reales.
Sin embargo esto pertenece al mundo objetivo. En quien el elemento metafísico es más
fuerte que lo físico, su aspiración natural lo inducirá a lo místico, a lo que el materialista
se complace llamar: "una creencia supersticiosa en lo sobrenatural." La Iglesia, si por un
lado fomenta nuestras aspiraciones hacia lo sagrado, siguiendo, obviamente, líneas
rigurosamente teológicas y ortodoxas, por el otro condena el anhelo humano hacia lo
mismo, cuando la búsqueda práctica de esto se aleja de las líneas que ella trazó. El
recuerdo de millares de "brujas" analfabetas y los centenares de alquimistas, filósofos y
otros herejes doctos, torturados, quemados y condenados a muerte, de otras formas, en
el Medioevo, es testigo omnipresente de esa interferencia arbitraria y despótica.
En la era actual, el binomio iglesía y ciencía o la creencia ciega y la negación de todo,
se ha dispuesto para librar un ataque contra las Ciencias Secretas; aunque en un período
histórico no muy remoto, la iglesia y la ciencia creían en ellas y las practicaban,
especialmente la Cábala. Hoy, la iglesia dice "¡Son asuntos del diablo!" y la ciencia
añade que: "el diablo es una creación eclesiástica y una superstición ignominiosa."
En síntesis ni el diablo, ni las ciencias ocultas, existen. La iglesia se olvida que, hace
casi 400 años, proclamó públicamente que la Cábala hebraica era el testigo más
grandioso de las verdades cristianas (2) y la ciencia no rememora que los científicos
más egregios eran, todos, alquimistas, astrólogos y magos; véase Paracelso, Van
Helmont, Roger Bacon, etc. Sin embargo, la coherencia ,jamás ha sido una virtud de la
ciencia moderna. Ha creído, religiosamente, en todo lo que ahora niega y ha rechazado
todo lo que ahora es artículo de creencia, a partir de la circulación sanguínea hasta el
vapor y la electricidad.
El cambio repentino de estas dos autoridades, no puede impedir a los eventos seguir su
curso natural. El último cuarto de nuestro siglo está presenciando un extraordinario
aumento en el interés por los estudios ocultos y la magia azota, una vez más, sus olas
poderosas contra las rocas de la iglesia y de la ciencia, conminándolas, lenta, pero
seguramente. Aquél, cuyp misticismo natural lo induce a buscar un contacto afín con
otras mentes. se queda atónito en descubrir cuántas personas, no sólo están interesadas
634

en el Misticismo, sino que ellas mismas son cabalistas. El río que se obstruyó durante el
Medioevo, siguió fluyendo silenciosamente bajo la superficie y ahora ha irrumpido
como un torrente irrefrenable. Hoy en día, son centenares los estudiantes de la Cábala;
mientras hace sólo cincuenta años, cuando el miedo hacia la iglesia era aun un factor
poderoso en la vida humana, hubiéramos enumerado uno o dos. Ahora. el torrente que
fue suprimido por largo tiempo, se ha bifurcado en dos corrientes: el Ocultismo oriental
y la Cábala hebraica; las tradiciones de la Religión-Sabiduría de las razas anteriores al
Adán de la "Caída" y el sistema de los antiguos levitas de Israel quienes, de forma muy
ingeniosa, velaron una porción de esa religión de los panteístas bajo la máscara del
monoteísmo.
Desdichadamente, muchos son los llamados y pocos los escogidos. Los dos sistemas
amenazan al mundo de los místicos con un conflicto rápido que, en lugar de incrementar
la diseminación de la Verdad Universal Una, impedirá y debilitará, necesariamente. su
adelanto. Sin embargo. una vez más, la pregunta no es: ¿cuál, de los dos sistemas, es el
verdadero? Ya que ambos se basan en las verdades eternas del conocimiento
prehistórico y en el estado presente de transición mental por el cual la humanidad está
pasando. ambos pueden presentar sólo una cierta porción de dichas verdades. Es
simplemente una cuestión: ¿Cuál de los dos sistemas, contiene los hechos más
prístinos? Y, lo que es imperativo: ¿cuál, de los dos, presenta sus enseñanzas en la
forma más Católica (es decir asectaria) e imparcial? El sistema oriental ha velado, por
eras, su profundo unitarismo panteísta con la exuberancia de un politeísmo exotérico,
mientras la Cábala, como ya dijimos, con una película de monoteísmo exotérico. Ambas
son máscaras para ocultar la verdad sagrada a los ojos del profano; ya que los filósofos
arios y semíticos jamás aceptaron, como proposición filosófica, el antropomorfismo de
una pluralidad de Dioses, ni la personalidad de un Dios. Sin embargo, los límites que
nos circunscriben no nos permiten considerar, minuciosamente, la cuestión y debemos
contentamos con una tarea más simple. Los ritos y las ceremonias de la ley hebraica
parecen ser un abismo que largas generaciones de padres cristianos y, especialmente los
reformadores protestantes, han tratado vanamente de llenar con sus interpretaciones
descabelladas. Sin embargo, todos los primeros cristianos, Pablo y los Gnósticos,
consideraban y proclamaban que la ley hebraica era esencialmente distinta de la nueva
ley cristiana. San Pablo llamó a la ley hebraica una alegoría. Y San Esteban, una hora
antes de ser lapidado, dijo a los judíos que no cumplieron con la ley que recibieron de
los ángeles (los eones) y, en lo referente al Espíritu Santo (el Logos impersonal o
Christos, según se enseña durante la Iniciación), ellos se resistieron y lo rechazaron, así
como lo hicieron sus padres. (Actos VII.) Esto les decía, virtualmente, que su leyera
inferior a la más reciente. No obstante que los Libros Mosaicos no pueden datar dos o
tres siglos antes del Cristianismo y, según se piensa, están contenidos en el Viejo
Testamento, los protestantes los han convertido en un Canon Sagrado, equiparándolos
y, a veces, considerándolos más elevados que los evangelios. Pero cuando el Pentateuco
fue escrito o mejor dicho, reescrito después de Ezdras o después de que los Rabinos
habían establecido un nuevo punto de partida, se agregaron varias añadiduras que se
entresacaron, enteramente, de las doctrinas persas y babilónicas. Esto se llevó a cabo en
un período posterior a la colonización de la Judea, bajo la autoridad de los reyes persas.
Obviamente: la nueva corrección se hizo de forma análoga a la implementada en el caso
de tales Escrituras, redactadas, originalmente, en clave secreta o en un código conocido
sólo por los Iniciados. Entonces, los escritores del Pentateuco, revisaron y corrigieron
los contenidos de estas verdades expresadas en un lenguaje simbólico, como ilustran los
Puranas exotéricos indos e interesándose sólo en la gloria terrenal y nacional, adaptaron
los presuntos eventos de los Abrahames, los Jacobes, los Salomones y la historia
635

fantástica de su pequeña raza, sólo a símbolos astro-fisiológicos; en lugar de adaptar los


contenidos a las verdades espirituales más elevadas, como se enseña en el tercer grado
de la Iniciación, el más alto. Así, bajo la máscara del monoteísmo, produjeron una
religión de adoración fálica y sexual, que escondía un culto de los Dioses o los eones
inferiores. Nadie afirmaría que en la verdadera Ley o en los Libros de Moisés se
encuentre algo parecido al dualismo ya la angelolatría persa, que los judíos trajeron
consigo del cautiverio. Ya que: ¿cómo es posible, en tal caso, que los saduceos, que
acataban la Ley, rechazaran los ángeles, el alma y su inmortalidad? Sin embargo, el
Viejo Testamento afirma claramente la existencia de los ángeles; si no de la naturaleza
inmortal del alma, como se encuentran en los pergaminos hebraicos modernos. (3)
Sólo a la luz de nuestra explicación Esotérica, se hace comprensible el hecho de las
recopilaciones sucesivas y ampliamente distintas de lo que llamamos,
aproximadamente, los Libros de Moisés y su adaptación triple al primero (el más bajo),
al segundo y al tercero (o el más elevado) grado de la iniciación Sodaliana. Y se aclara
ese hecho, aún más sorprendente, de las creencias diametralmente antitéticas de los
saduceos y de otras sectas judías, cuando todos aceptan, sin embargo, la misma
Revelación. La explicación Esotérica muestra, también, el motivo por el cual, aunque
Moisés y los Profetas pertenecían a los Sodalianos (los grandes Misterios), a menudo
los Profetas parecen concitar contra las abominaciones de los Sodalianos y su "Sod". En
efecto, si el Antiguo Canon hubiese sido traducido literalmente, según se afirma, en
lugar de haber sido adaptado a un monoteísmo, del cual está exento y al espíritu de cada
secta, como lo demuestran las diferencias entre el Septuaginto y la Vulgata, las
siguientes frases contradictorias se hubieran añadido a los centenares de otras
inconsistencias en las "Sagradas Escrituras". El Salmo XXV, 14, dice: "Sod Ihoh
(los misterios de Johoh o Jehová) son para los que le temen", cuya traducción errónea
actual es: "el secreto del Señor está con los que le temen." Además: "Al (El) es terrible
en el gran Sod del Kadeshim", cuya versión presente es: "Dios es muy temido en la
asamblea de los santos." (Salmo LXXXIX., 7.) En realidad, el título Kadeshim (Kadosh,
singular), quiere decir algo muy distinto de la palabra santos, aunque su explicación
general es "sacerdotes", los "santos" y los "Iniciados"; ya que los Kadeshim eran
simplemente los gallos de los misterios (Sod) abominables de los ritos exotéricos. En
pocas palabras: eran los Nautches (danzarines) masculinos de los templos, durante
cuyas iniciaciones se divulgaba el arcano, Sod, de la evolución fisiológica y sexual. (De
Sod, quizá, derive "Sodoma"). Todos estos ritos pertenecían al primer grado de los
Misterios que David, el "amigo de Dios", amándolos mucho, puso bajo su égida y entre
los judíos debían remontarse a un pasado muy remoto, aunque los verdaderos Iniciados
siempre los execraron.
Por eso, en la oración de Jacob moribundo se encuentra que su alma no deberá entrar en
el secreto (Sod en el original) de Simeón y Levi (la casta sacerdotal), ni en su asamblea,
durante la cual "matan a un hombre". (Génesis, XLIX, 5, 6.) (4). Sin embargo, los
cabalistas afirman que Moisés es el jefe de los Sodales. Si se rechaza la explicación de
La Doctrina Secreta, todo el Pentateuco se convertirá en la quintaesencia de las
abominaciones.
Entonces, constatamos que Jehová, el Dios antropomórfico, es omnipresente en la
Biblia; mientras AIN SUPH ni siquiera es mencionado. Además, la métrica judía era
muy distinta de los métodos numéricos de otras poblaciones. Entre los judíos, el
método numérico, en lugar de servir como una añadidura a otros métodos predispuestos
para penetrar, como con una clave, en el sentido escondido o implícito contenido en el
sentido literal, así como hoy en día lo hacen los brahminos iniciados cuando leen sus
libros sagrados, resultó ser, como nos dice el autor de "La Métrica Hebraica", la
636

Sagrada Escritura misma: "Es eso, en esencia, sobre el cual, del cual y mediante el
continuo uso entretejido del cual, el texto de la Biblia resulta ser, como su enunciación,
desde la palabra inicial del Génesis, hasta la palabra final del Deuteronomio."
Lo antedicho es tan cierto que, los autores del Nuevo Testamento, los cuales debieron
unir su sistema con el hebraico y el pagano, no tomaron prestados sus símbolos más
metafísicos del Pentateuco ni de la Cábala, sino de la Astrosimbología aria.
Será suficiente daros una ilustración. ¿De dónde procede el sentido dual del
Primogénito, el Cordero, el No-Nacido, lo Eterno, todos relacionados con el Logos o
Christos? Nosotros decimos que del sánscrito Aja, cuyos sentidos son (a) el Carnero
o el Cordero, el primer signo zodiacal que la astronomía llama Mesha; (b) el No-
Nacido, un título dado al primer Logos o Brahma, la causa auto-existente del todo,
según se describe y se alude en los Upanishads.
El Gematría, el Notaricón y el T'mura cabalísticos hebraicos son métodos muy
ingeniosos que dan la clave del sentido secreto de la simbología judía. Pero es una clave
que se aplica a las relaciones de sus imágenes sagradas sólo por el lado físico de la
Naturaleza. Sus mitos. nombres y eventos atribuidos a sus personajes bíblicos, se hacían
corresponder con las revoluciones astronómicas y la evolución sexual, sin que tuviesen
ningún nexo con los estados espirituales humanos. Por eso, en la lectura de su canon
sagrado, no se encuentran tales correspondencias.
Los verdaderos judíos mosaicos de los sodales, cuyos herederos directos en la línea
iniciática eran los saduceos, no tenían ninguna espiritualidad y, aparentemente, no
sentían necesidad de ella. El lector, cuyas ideas sobre la Iniciación y el Adeptado están
íntimamente entretejidas con los misterios de la vida después de la muerte y la
supervivencia del alma, ahora se percatará de la razón de las grandes inconsistencias,
sin embargo, naturales, que empiedran casi cada página de la Biblia.
Así, en el Libro de Job, un tratado cabalista sobre la Iniciación Egipcio-Arabe, cuyo
simbolismo esconde los misterios espirituales más elevados, encontramos este verso
significativo y puramente materialista. “El hombre nacido de la mujer, es [. . .]
como una flor y es cortado, escapa como una sombra y no continúa.” (XIV. I, 2). En
este caso, Job está hablando de la personalidad y tiene razón; ya que ningún Iniciado
diría que la personalidad sobrevive, por largo tiempo a la muerte del cuerpo físico. Sólo
el espíritu es inmortal. Sin embargo, esta frase en Job, el documento más antiguo en la
Biblia, tiene una versión aún más brutalmente materialista en Eclesiastés III, 19, etc.,
uno de los últimos documentos. El escritor, que habla en nombre de Salomón, dice: “lo
que sucede a los hijos de los hombres, acontece a las bestias, como uno muere, así el
otro fallece; entonces, un hombre no tiene preeminencia sobre el animal.”
Esta frase refleja las ideas de los Haeckels modernos y expresa sólo lo que el escritor
pensaba.
Por lo tanto: conocer los métodos cabalísticos no facilitará su descubrimiento en el
Antiguo Testamento, porque jamás los contuvo; ya que El Libro de la Ley fue reescrito,
(más bien que encontrado) por Hilkiah. Al mismo tiempo, los sistemas cabalísticos
medievales no pueden auxiliar mucho a la interpretación de los símbolos egipcios. En
realidad, sólo la ceguera de una ilusión piadosa puede llevar a descubrir alguna
correspondencia o sentido espiritual o metafísico en la simbología puramente astro-
fisiológica hebraica, En cambio, los llamados sistemas religiosos paganos antiguos, se
elaboraron sobre especulaciones espirituales abstractas, cuyas formas externas burdas,
quizá sean el velo más seguro para ocultar su sentido interno.
Valiéndose de la autoridad de los cabalistas más doctos actuales, es demostrable que el
Zohar y casi todas las obras cabalísticas, han pasado por manos cristianas. Por lo tanto,
ya no se pueden considerar universales; ya que se han convertido simplemente en
637

sectarias. Lo antedicho lo prueba muy bien la tesis de Pico de la Mirandola, cuando dice
que: “ninguna ciencia ofrece una prueba más grande de la divinidad de Cristo que la
magia y la Cábala.” Esto es cierto en lo referente a la divinidad del Logos o del Christos
de los gnósticos; ya que ese Christos permanece el mismo Verbo de la Deidad
eternamente inmanifestada, ya sea que la llamemos Parabrahm o Ain Suph o su
expresión humana: Krishna, Buddha u Ormazd. Sin embargo, este Christos no es el
Cristo de las iglesias, ni aun el Jesús de los Evangelios; ya que es sólo un principio
impersonal. La iglesia latina se ha beneficiado de esta tesis, contribuyendo a que cuanto
aconteció en el siglo pasado se repitiera ahora en Europa y en América, es decir: casi
todo cabalista se ha convertido en un creyente de un Dios personal en la mera cara del
Ain Suph original e impersonal. Además, es un cristiano más o menos heterodoxo, pero
aún un cristiano. Lo antedicho se debe, completamente, al hecho de que la mayoría de
las personas ignoran: (a) que la Cábala, (especialmente el Zohar) accesible a nosotros,
no es el Libro del Esplendor original, compilado de las enseñanzas orales de Simón Ben
Jochai y (b) el Libro del Esplendor, siendo una exposición del sentido oculto de los
(llamados) escritos de Moisés, era también un buen intérprete del sentido Esotérico
encerrado bajo el velo del significado literal en las Escrituras de cualquier religión
pagana. Al mismo tiempo, los cabalistas modernos parecen no darse cuenta del hecho
de que, la versión actual de la Cábala ya no puede proporcionar todos los sentidos
antiguos y primitivos, debido a sus textos muy revisados, las cosas agregadas para que
colinden, tanto con el Nuevo como con el Antiguo Testamento, su lenguaje numérico
recompuesto para que corresponda con ambos y los velos hábilmente elaborados. En
síntesis: toda obra cabalista existente entre las naciones occidentales, no puede presentar
ningún misterio de la naturaleza más grande de los que Ezra y compañía y los más
recientes colaboradores de Moisés de León, desearon desdoblar. La Cábala contiene
sólo lo que los cristianos sirios y caldeos y los ex-gnósticos del siglo XIII quisieron que
se revelara. Además: lo que divulga, casi no recompensa el esfuerzo de pasar una vida,
estudiándola. En efecto, a pesar de que pueda presentar un campo de interés inmenso
para el masón y el matemático, enseña muy poco al estudiante sediento de misterios
espirituales. El uso de las siete claves para penetrar los misterios del Ser en esta vida, en
las futuras y en las que ya pasaron, muestra que “El Libro Caldeo de los Números” y los
“Upanishads” esconden, innegablemente, la filosofía más divina. dado que es la de la
Religión Sabiduría Universal: mientras la versión actual del Zohar, así mutilada, no
puede mostrar nada del género. Además: ¿quién, entre los filósofos o estudiantes
occidentales, domina todas las claves?
Ahora se encomiendan sólo a los Iniciados más elevados en Gupta Vidya, a los Grandes
Adeptos. Por lo tanto: es cierto que un neófito autodidacta y un místico incomunicado, a
pesar de cuán grandes sean su genialidad y poderes naturales, no pueden esperar
descifrar, en una vida. más que una o dos de las claves perdidas. (5)
Es innegable que la clave de la métrica judía ha sido descifrada y además, es de gran
relevancia. Sin embargo: como podemos inferir de las palabras del mismo descubridor,
en la nota que acabamos de mencionar, aunque la clave (escondida en la “Métrica
Sagrada”) devela el hecho de que la "Sacra Escritura" contiene: "una ciencia racional de
gran valor cuerdo", no descorre el velo de ninguna verdad espiritual más elevada de la
que todos los astrólogos han señalado en cada era la relación estrecha entre los cuerpos
siderales y los terrenales, incluyendo a los seres humanos. El prototipo de la historia de
nuestro globo y sus humanidades se ha esculpido en los cielos astronómicos desde la A
a la Z, aunque la Sociedad Real de los físicos no se percatará de ello por muchas edades
futuras. El mismo descubridor escribe: "la esencia de dicha doctrina secreta, esta
Cábala, consiste en la verdad pura y la justa razón; ya que es la geometría con la
638

aplicación de los números apropiados, de la astronomía y del sistema de medidas, es


decir: la pulgada masónica, el calibre de 24 pulgadas (o dos pies), la yarda y la milla.
Según se afirma: todas éstas habían sido reveladas e impartidas divinamente y cuyo uso
y posesión contribuyó a que se dijera, acerca de Abraham: “Bendito del Dios más
Elevado, Abraham, medida del cielo y de la tierra”, la “ley creativa de la medida.”
¿Es esto todo lo que la Cábala primitiva contenía? No; y en algún otro lugar dicho autor
observa: " ¿Quién puede decir cuál fuese la interpretación original y correcta [del
Pentateuco]?"
Esto induce al lector a suponer que los sentidos implícitos en los textos hebraicos
exotéricos o su interpretación literal, no se limitan sólo a aquellos revelados por la
métrica. Entonces, estamos justificados al decir que la Cábala judía, con sus métodos
numéricos, ahora, es sólo una de las claves de los antiguos misterios y que, únicamente
los sistemas orientales y arios pueden proporcionar las restantes, develando la verdad
completa de la Creación. (6)
Dejamos que el descubridor nos explique qué es este sistema numérico.
“El texto hebraico de la Biblia, análogamente a todas las otras producciones humanas de
este género, consistía en caracteres que podían servir como señales de sonido para la
pronunciación de la sílaba o para el propósito por lo cual se llaman letras. En primer
lugar, cada uno de estos caracteres-signos originales era, también, una imagen. Estas
imágenes de sí mismos representaban ideas que podian ser comunicadas, al igual que
las letras chinas originales. Gustav Seyffrath muestra que los jeroglíficos egipcios eran
más de 600 caracteres-imágenes que incluían el uso, silábicamente modificado, del
número original de letras del alfabeto hebraico. Los caracteres del texto hebreo del
pergamino sagrado se dividían en clases; en las cuales, el carácter de cada clase era
intercambiable. Por lo tanto, una forma podía permutarse por otra para transmitir un
significado modificado por la letra, la imagen y el número. Seyffarth, valiéndose de
esta ley de intercambio de caracteres, muestra la forma modificada del alfabeto judío
muy antiguo en el Copto arcaico.(7) Los diccionarios de hebreo presentan, plenamente,
esta ley que permite la permutación de las letras. [ . . . ] Aunque se reconozca [...] nos
deja perplejos y es difícil de entender, ya que hemos perdido el uso específico y el poder
de tal intercambio. [¡Así es!] En segundo lugar: estos caracteres representaban los
números para usarse de la misma forma que empleamos las cifras específicas. Sin
embargo, aun se debe probar que los judíos antiguos poseían los llamados números
árabes, como nosotros, a partir de la línea recta I, hasta el cero, que juntos equivalen al
10. (I + 9 = 10). En tercer lugar: parece haber sido probado que estos caracteres
representaban notas musicales, así, por ejemplo, la disposición de las letras en el primer
capítulo del Génesis, puede traducirse músicalmente o en una canción. (8) Otra ley de
los caracteres hebreos consistía en que se caracterizaban sólo los signos de las
consonantes, mientras las vocales no; aunque se proporcionaban. Si uno pusiese en
práctica lo antedicho, se percataria de que una consonante por sí misma no puede
articularse sin la ayuda de una vocal; (9) entonces, las consonantes constituían la
estructura de una palabra; pero, para que se vivificara y pronunciara en el aire,
impartiendo el pensamiento de la mente y los sentimientos del corazón, se
suministraban las vocales.
Ahora bien: aunque supongamos, en gracia al argumento, que la "estructura", es decir
las consonantes del Pentateuco, sean las mismas de las de los días de Moisés, ¡qué
tergiversación debe haber sido implementada con esos pergaminos, escritos en un
idioma tan pobre como el hebreo, con menos de dos docenas de letras, volviéndolas a
escribir muchas veces, proporcionando sus vocales y puntos, en combinaciones siempre
inéditas! No existen dos mentes parecidas y los sentimientos del corazón cambian. Por
639

lo tanto preguntamos: ¿qué queda de las escrituras originales de Moisés, si jamás


existieron, al constatar que habían sido perdidas por casi 800 años y su hallazgo ocurrió
cuando toda memoria de ellas debía haberse disipado de las mentes de los más eruditos
e Hilkiah las hizo reescribir por el escriba Shaphan? Cuando se perdieron nuevamente,
Ezra volvió a escribirlas. Se perdieron una tercera vez en el 168 a. J .C. y los escritos
fueron destruidos y, una vez que reaparecieron, ¡llevaban puesto su disfraz masotérico!
Podemos saber algo de Ben Chajim, quien publicó el Massorah de los pergaminos en el
siglo XV; sin embargo, es cierto que no podemos saber nada de Moisés, a menos que
lleguemos a ser Iniciados de la Escuela Oriental.
Ahrens, cuando habla de la disposición de las letras en los pergaminos hebraicos
sagrados, diciendo que eran notas musicales mismas, es posible que jamás hubiese
estudiado la música hindú aria. En sánscrito no es necesario colocar las letras en las
ollas sagradas para que se conviertan en musicales; ya que todo el alfabeto sánscrito y
los Vedas, de la primera palabra a la última, son notas musicales reducidas en escritura
y las dos son inseparables. (10) Como Homero distinguió entre el "idioma de los
Dioses" y el de los hombres, (11) así lo hicieron los hindúes.
El Devanagari, el carácter sánscrito, es el "Idioma de los Dioses" y el sánscrito es el
lenguaje divino. (12) Con respeto a los hebreos, que los modernos Isaías exclamen:
"¡Ay de mí!" y confiesen que: "cuanto la forma de lenguaje recientemente descubierta
(la métrica hebraica) veló bajo las palabras del Texto sagrado", ahora ha sido mostrado
claramente. Consulten "La Fuente de las Medidas" y todos los otros tratados coherentes
sobre el tema por el mismo autor. Entonces, el lector descubrirá que este erudito
dedicado, valiéndose de la máxima buena voluntad y de esfuerzos incesantes durante
muchos años de estudio, ha penetrado la máscara del sistema y no pudo encontrar más
que antropomorfismo puro. El esquema completo de la Cábala estriba en el ser humano,
se elaboró sobre él y todo lo que contiene, a pesar de lo ancho de su escala, se aplica al
ser humano y a sus funciones. Todo el sistema cabalístico se circunscribe al Hombre,
como Hombre Arquetipo o Adán. El es el gran símbolo y sombra emitida por el
Kosmos manifestado, el cual es el reflejo del principio impersonal y eternamente
incomprensible. Dicha sombra, mediante su construcción, suministra lo personal nacido
de lo impersonal, una especie de símbolo objetivo y tangible de todo lo visible e
invisible en el Universo. "Dado que la Causa Primera era totalmente ignota e
innombrable, los nombres más sagrados adoptados (en la Biblia y en la Cábala) y
comúnmente dirigidos al Ser Divino, no eran, después de todo, tan sagrados, siendo las
simples manifestaciones de lo incognoscible:
“en sentido cósmico y natural, así como el ser humano puede conocerlas. Por lo tanto:
dichos nombres no eran tan sagrados como se suponía comúnmente, ya que, con
respecto a todas las cosas creadas, eran simplemente nombres o enunciaciones de lo
conocido. En lo que concierne a la métrica, en lugar de ser una agregación valuable del
sistema bíblico [ . . . ] el texto completo de la Sagrada Escritura en los libros mosaicos
no sólo está empedrado con tal sistema, sino que éste se ha convertido en la esencia de
la obra.”
Desde la primera hasta la última palabra.
“Por ejemplo: las narrativas del primer día, los seis días, el séptimo día, la creación de
Adán masculino y femenino, Adán en el Jardín, la formación de la mujer de la costilla
del hombre [. . .] la genealogía de Ararat, el arca, Noé con su paloma y cuervo [...] el
viaje de Abraham desde Ur [. . .] hacia Egipto delante del Faraón, la vida de Abraham,
los tres pactos [. . .] la construcción del tabernáculo, de la habitación de Jehová, el
640

famoso 603.550 como número de hombres capaces de levantar armas [. . .] el éxodo


fuera de Egipto etc., son simples modos para enunciar este sistema geométrico de
proporciones numéricas aplicadas, medidas y sus varias aplicaciones.
El autor de "La Métrica Hebraica" termina diciendo:
Cualquiera que haya sido la manera interpretativa judía de estos libros, la iglesia
cristiana los ha explicado sólo literalmente y nunca les atribuyó propiedad alguna más
allá de la literal y aquí yace su gran error.
Sin embargo, los cabalistas europeos occidentales y muchos americanos (aunque,
afortunadamente, no todos), pretenden haber corregido este error de su iglesia. ¿Hasta
qué punto han tenido éxito y dónde está la prueba del mismo?" Si ustedes leyeran todos
los volúmenes publicados sobre la Cábala en el transcurso de este siglo, descubrirían
que: salvo unos pocos, impresos recientemente en América, ningún cabalista ha
penetrado, ni siquiera a nivel epidérmico, la superficie de esa explicación literal. Sus
compendios son puras especulaciones e hipótesis. Uno: basa sus escolios en las
revelaciones masónicas de Ragón; otro: toma Fabre D'Olivet como profeta, el cual
jamás fue un cabalista, a pesar de que fue un genio de una erudición maravillosa y casi
milagrosa, un lingüista polígloto incomparable, aun entre los filólogos de la Academia
francesa, quienes se negaron tomar en consideración su trabajo. Según otros: no hubo
cabalista más grande, entre los hijos del hombre, que el difunto Eliphas Levi, un escritor
ingenioso y encantador, quien, en sus prolíficos volúmenes sobre la Magia ha
mistificado, más que enseñado. Que el lector no se valga de lo antedicho para deducir
que en el viejo y nuevo mundo no existen verdaderos Cabalistas eruditos. Es innegable
que, regados aquí y allá, se encuentran Ocultistas iniciados que son Cabalistas;
especialmente en Alemania y Polonia. Sin embargo, ellos no publicarán lo que saben, ni
se definirán Cabalistas. El "juramento Sodaliano" del tercer grado es vigente como
siempre.
Pero hay quienes no se han comprometido a guardar silencio y estos escritores son los
únicos en cuya información los Cabalistas deberían confiar, a pesar de lo incompleto
que sean sus declaraciones desde el punto de vista de una revelación total, es decir: el
sentido Esotérico septenario. Ellos son los que prescinden de esos secretos, los únicos
por los cuales el hermetista y el cabalista modernos están sedientos por propósitos
físicos, esto es: la transmutación en oro, el Elixir de la Vida o la Piedra Filosofal. Desde
luego, todos los secretos principales de las enseñanzas Ocultas se enfocan en el
conocimiento espiritual superior. Tratan de estados mentales y no procesos físicos y sus
transformaciones. En síntesis: la verdadera Cábala, cuya única copia original se
encuentra en "El Libro Caldeo de los Números", pertenece y enseña acerca del mundo
del espíritu y no de la materia.
Entonces: ¿qué es la Cábala en realidad? y: ¿es capaz de suministrar una revelación de
tales misterios espirituales superiores? La escritora contesta, muy enfáticamente, que
NO. Lo que las claves y los métodos cabalistas eran, en el origen del "Pentateuco" y de
otros pergaminos y documentos sagrados hebreos ahora inexistentes, es una cosa;
mientras su versión actual es otra. La Cábala es un idioma poliédrico, además es un
lenguaje cuya interpretación la determina el texto literal del documento a descifrar.
Enseña y ayuda a leer el verdadero significado Esotérico escondido tras de la máscara
de la letra muerta. No puede crear un texto, ni facilitar el hallazgo, en el documento bajo
estudio, de lo que jamás contuvo desde el principio. La expresión actual de la Cábala es
inseparable del texto del Antiguo Testamento según su remodelación por Ezra y otros.
Dado que las Escrituras hebreas o sus contenidos, han sido repetidamente alterados, a
pesar de la antigua actitud jactanciosa: que ni una letra en el sagrado Pergamino, ni una
641

virgula, han sido cambiadas, ningún método cabalista puede ayudarnos para que
interpretemos en él, algo más allá de lo que contiene. Aquél que lo hace no es un
Cabalista, sino un soñador.
Finalmente, el lector profano debería aprender la diferencia entre la Cábala y las obras
cabalistas, antes de que encare otros argumentos. La Cábala no es ningún volumen
particular y ni siquiera un sistema. Consiste de siete sistemas distintos, aplicados a siete
interpretaciones diferentes de cualquier trabajo o tópico Esotérico. Estos sistemas se
transmitían siempre oralmente por una generación de Iniciados a la otra, bajo la
promesa del juramento Sodaliano y nadie, jamás, los ha transcrito. Los que dicen haber
traducido la Cábala a este o aquel idioma, es como si dijeran que tradujeron, a algún
lenguaje particular, las señales cantadas y sin palabras de los delincuentes beduinos. La
etimología de Cábala deriva de la raíz Kbl (Kebel) "legar" o "recibir" oralmente. Es
erróneo decir, como lo hace Kenneth Mackenzie en su "Enciclopedia Masónica Real",
que "la doctrina de la Cábala se refiere al sistema legado por medio de transmisión oral
y es casi sinónimo de tradición"; ya que, en esta frase, sólo la primera proposición es
verídica, mientras la segunda no lo es. No es sinónimo de "tradición"; sino de los siete
velos o siete verdades reveladas oralmente durante la Iniciación. Actualmente, en el
sistema judío, existen sólo tres de estos métodos pertenecientes a los lenguajes
pictóricos universales y con "pictórico" quiero decir: cualquier cifra, número, símbolo u
otro glifo representable, ya sea objetiva o subjetivamente (mentalmente).(13)
Así: si bien Cábala, como palabra, es hebrea, el sistema no es judío así como no lo es la
luz del sol; ya que es universal.
En cambio, los judíos pueden afirmar que el Zohar, el Sepher Yetzirah (El Libro de la
Creación), el Sepher Dzeniuta y algunos otros, son su propiedad innegable y que son
obras cabalísticas.

Publicado originalmente en “Lucifer”, Mayo 1892.

*****

NOTAS

(1) Esta palabra puede deletrearse de varias formas. Algunos escriben Cabbalah, otros
Kabbalah. Los escritores más recientes han introducido una nueva ortografía más afín
con el deletreo hebraico, haciéndola Qabalah. Quizá esto sea más gramatical; pero dado
que los ingleses pronuncian cualquier nombre extranjero de manera inglesa, parece que
escribir Kabalah (Cábala en español) es menos pretencioso y llena el objetivo.
(2) Lo que sabemos de la vida de Juan Pico de Mirandola demuestra nuestra declaración
Ginsburg y otros han afirmado los siguientes hechos Mirandola, después de haber
estudiado la Cábala "descubrió que contenía más cristianismo que judaísmo. En ella
encontró las pruebas para la doctrina de la Trinidad, la Encarnación, la Divinidad de
Cristo, la Jerusalén celestial, la caída de los Angeles, etc." "En 1486, a los 24 años, Pico
publicó 900 tesis que fueron expuestas en Roma (obviamente, con el consenso o el
conocimiento del Papa y de su gobierno) que él defendió, en presencia de todos los
eruditos europeos que invitó en la ciudad eterna, prometiendo sufragar sus gastos del
viaje. Entre las tesis se leía lo siguiente: “Ninguna ciencia proporciona una prueba más
grandiosa de la Divinidad de Cristo, que la magia y la Cábala”. Nuestro artículo
demostrará el por qué de esto.
642

(3) Esto es lo que los gnósticos siempre han sostenido muy independientemente de los
cristianos. En las doctrinas gnósticas el Dios hebreo, "Elohim", era una jerarquía de
ángeles terrenales inferiores, Ildabaoth, rencoroso y celoso.
(4) En el simbolismo de los Misterios Menores "matar a un hombre", indicaba el rito
durante el cual se cometían los crímenes en contra de la naturaleza, por cuyo propósito
se ponía aparte a los Kadeshim. Así: Caín "mata" a su hermano Abel que,
esotéricamente, es un carácter femenino, representando a la primera mujer humana en la
Tercera Raza, después de la separación de los sexos. Véase las notas en la obra "Source
of Measures" (“El Origen de las Medidas”), pag. 253, 283, etc.
(5) El escritor de "La Revista Masónica" tiene razón en decir que "el campo cabalístico
es eso en el cual medran los astrólogos, los adivinos, los magos blancos y negros, los
videntes, los quiromantes y así sucesivamente, los cuales afirman tener poderes
sobrenaturales [. . .] La Iglesia, cimentándose en su misa de misticismo, apoya e inviste,
con autoridad, el problema más sorprendente de todos. la Santa Trinidad y el carácter
representado del Cristo. El charlatán, en el nombre de la Cábala, valiéndose de la misma
certeza y con más descaro, venderá amuletos y encantos, adivinará la suerte, hará el
horóscopo y con la misma prontitud impartirá reglas específicas para levantar a los
muertos, pero en realidad, al diablo [. . .] Aun se debe descubrir en qué consiste,
realmente, la Cábala, antes de atribuir autoridad e importancia al nombre. Dicho
descubrim iento solucionará la cuestión de si este nombre podría relacionarse con temas
dignos de una consideración racional.” “El escritor afirma que tal descubrimiento ya se
ha hecho, lo cual incluye la ciencia racional de gran valor cuerdo.”
“La Cábala”, artículo extraído de “La Revista Masónica” de Septiembre de 1885, del
hermano J. Ralston Skinner (Logia McMillian. Nº 141).
(6) La versión actual de la Cábala, con sus varios métodos, sólo puede dejarnos
perplejos, ofreciendo muchas versiones y jamás puede divulgar la verdad completa.
Hasta las claves de lectura de la primera frase en el Génesis son variadas. El autor ya
mencionado escribe.
"Debería leerse 'B'rashith barâ Elohim' etc., 'En el principio Dios creó el cielo y la
tierra,' donde Elohim es un nominativo plural que sustenta un verbo en la tercera
persona singular. Nachminedes llamó la atención al hecho de que, el texto puede haber
sufrido en la interpretación.
'B'rash ithbarâ Elohim,' etc, 'En la cabeza (fuente o principio) creó por si mismo (o
desarrolló) los dioses, el cielo y la tierra`; una versión realmente más gramatical." No
obstante todo, ¡se nos obliga a creer en el monoteísmo judío!
(7) Antes de que Seyffarth espere que sus hipótesis se acepten, deberá probar: (a) que
los israelitas tenían un alfabeto propio, cuando los antiguos egipcios o los coptos aun
carecían de uno y (b) que el hebreo de los pergaminos más recientes, es el de Moisés o
el "lenguaje de los misterios"; hecho que la Doctrina Secreta niega.
(8) Sin embargo, no el hebreo auxiliado por los puntos masoréticos. Véase más allá.
(9) Entonces, dado que los masoretos proporcionaban una cornucopia infinita de
vocales, podían hacer de una palabra lo que querían.
(10) Véase el artículo "La Música Hindú" en la revista "Theosophist" de Noviembre
1879, pag. 47.
(11) Thes. XIV. 289,290.
(12) Las letras sánscritas son tres veces más numerosas que las pobres 22 letras del
alfabeto hebreo. Son todas musicales y se leen, más bien, se cantan, según un sistema
expresado en obras Tantrikas muy antiguas (véase Tantra Shastras) y se les llama
Devandgdri, "el lenguaje de los Dioses". Dado que cada una corresponde con un
número y, por lo tanto, tiene un radio de expresión y sentido mucho más amplios, el
643

sánscrito debe ser, necesariamente, más perfecto y mucho más antiguo que el hebreo, el
cual siguió este sistema, pudiéndolo aplicar sólo de forma muy limitada. Si los Dioses
enseñaron a la humanidad uno de estos dos idiomas, seguramente le impartieron el
sánscrito, el lenguaje perfecto de entre los más perfectos en la tierra y no el hebreo, el
más aproximativo y el más pobre. Aun creyendo en un idioma de origen divino, no
estamos dispuestos a creer que los ángeles o Dios o algún mensajero divino, hubiese
elegido el lenguaje inferior en lugar del superior.
(13) De estos tres, ninguno puede aplicarse a la metafísica puramente espiritual. Uno
divulga las relaciones de los cuerpos siderales con los
terrenales, particularmente humanos; el otro se refiere a la evolución de
las razas humanas y los sexos y el tercero a la Kosmoteogonía y es
métrico.

Una Observación Sobre la "Memoria"


(A Note on “Memory”, Lucifer, October 1891)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Ningún evento, ninguna manifestación, a pesar de lo rápido o lento que sea, jamás
puede borrarse del archivo Skándico de la vida de un ser humano. No existe la más
diminuta sensación, la acción más superficial, el impulso, el pensamiento y la impresión
que pueda desaparecer del Universo o en éste. Podemos pensar que nuestra memoria no
la ha grabado y nuestra conciencia no la ha percibido, sin embargo se inscribirá en las
tablillas de la luz astral. La memoria personal es una ficción del fisiólogo. En nuestro
cerebro hay células que reciben y transmiten sensaciones e impresiones y, una vez
llevado a cabo tal proceso, su misión ha sido realizada. Estas células del presunto
"órgano de la memoria," son los receptores y los transmisores de todas las imágenes e
impresiones del pasado, pero no son sus conservadores. Bajo varias condiciones y
estímulos pueden recibir de nuevo e instantáneamente, el reflejo de estas imágenes
astrales, que llamamos memoria, recuerdo y remembranza, sin embargo no pueden
preservarlas. Cuando decimos que uno ha perdido su memoria o que ésta se ha
debilitado, es simplemente una manera de hablar. Sólo nuestras células de la memoria
están sujetas a la debilidad o a la destrucción. El vidrio de la ventana nos permite ver el
sol, la luna, las estrellas y todos los objetos externos claramente, pero si lo rajamos,
todas las imágenes serán distorsionadas. Si lo rompemos, sustituyéndolo con una tabla
de madera o si bajamos las cortinas, las imágenes permanecerán fuera del alcance de
nuestra vista. Pero, ¿podríamos decir, que todas las imágenes: el sol, la luna y las
estrellas han desaparecido a causa de esto cuando, al reparar la ventana con un nuevo
vidrio, serán reflejadas nuevamente en el cuarto? Existen casos de demencia que han
durado por meses y años y se enumeran también ejemplos de largos días de fiebre
durante los cuales todo lo que se hizo y se dijo fue inconscientemente. Sin embargo,
cuando el paciente se recupera, ocasionalmente recuerda sus palabras y sus acciones
completas. El pensamiento inconsciente es un fenómeno, en este plano, que envuelve
sólo a la mente personal. Pero la Memoria Universal conserva todo movimiento, la ola y
644

el sentimiento más diminuto que ondula la superficie de la naturaleza diferenciada del


ser humano o del Universo.

LA ÂRYA SAMÂJ98
(Arya Samâj, New York Echo, 2 de junio de 1878)
(Collected Writings Vol. I)

H. P. Blavatsky

ALIANZA DE LA TEOSOFIA CON UNA SOCIEDAD VEDICA EN EL


LEJANO ORIENTE99

MADAME BLAVATSKY NARRA LA HISTOIA DE LA BRAHMO-SAMAJ Y


LA ÂRYA-SAMÂJ.—EL CONFLICTO DE FE EN LA INDIA.—POR QUE LOS
TEOSOFOS RECIBEN AHORA SUS INSTRUCCIONES DE UNA SOCIEDAD
SECRETA HINDU.

LA Cristiandad envía sus misioneros a los Dominios Paganos a expensas de


millones drenados de los bolsillos de gente supuestamente pía y respetada en el atrio.
Miles de personas sin casa ni dinero, tanto hombres mayores como mujeres y niños,
pasan hambre por falta de recursos, por la causa de la conversión de al menos un
“pagano”. Todo el dinero disponible para la caridad es absorbido por estos cabecillas
insensibles, agentes de viaje de la Iglesia Cristiana. ¿Cuál es el resultado? Visite las
celdas de prisión de los llamados países cristianos, atestadas de delincuentes, quienes
han sido empujados a la felonía por el penoso sendero del hambre, y usted tendrá la
respuesta.

Lea en los periódicos los numerosos relatos de ejecuciones, y


encontrará lo que la Cristiandad moderna ofrece, quizás no intencionalmente
pero no por ello menos cierto, como premio por el asesinato y otros odiosos
crímenes. ¿Está alguien dispuesto a negar esta aserción? Recuerde que,
mientras que muchos respetables incrédulos mueren en su casa con la
reconfortable convicción de sus parientes próximos, y buenos amigos en

98
Asamblea o Reunión de los Arios; ver el Glosario Teosófico (N. del T.).
99
Este artículo fue escrito por H.P.B. para el New York Echo, del 2 de junio de 1878, como aparece
en la entrada de esa fecha en los Diarios del Cor. Olcott. El Echo fue una publicación de corta vida
iniciada por Charles Sotheran, uno de los fundadores originales de la S.T., y sus archivos parecen no
ser accesibles a pesar de la extensa búsqueda. Los Diarios del Cor. Olcott también mencionan el
hecho de que la primera edición de este periódico es del 3 de mayo de 1878, o al menos fue recibido
por él en esa fecha. La fecha real de la aparición impresa del presente artículo no está definitiva
establecida, aunque debe de haber sido durante junio de 1878. Su texto está copiado del recorte
pegado en el Scrapbook (Álbum de Recortes) de H.P.B., Vol. VIII, pp. 143-44, ahora en los
Archivos de Adyar Archives.—Compilador.
645

general, de que está en camino del infierno, el flagrante criminal tiene


simplemente que creer que en su undécima hora la sangre del Salvador
puede y va a salvarlo, al recibir la garantía de su consejero espiritual de que
al pasar a la eternidad se encontrará en el seno de Cristo, en el cielo, y
tocando el arpa tradicional. ¿Por qué entonces debería negarse cualquier
cristiano el placer y los beneficios de robar, o incluso de asesinar a su vecino
rico? Y semejante doctrina está divulgándose entre los paganos a un
millonario costo anual.

Pero, en su sabiduría eterna, la Naturaleza provee antídotos para la moral así como
contra los venenos minerales y vegetales. Hay personas que no satisfechas con predicar
discursos grandilocuentes, actúan. Si libros tales como el Anacalypsis de Higgins, y el
extraordinario trabajo de un anónimo autor inglés –un obispo, según se dice- titulado
Religión Sobrenatural100, no logran despertar ecos sensibles entre las masas ignorantes,
otros medios sí pueden hacerlo, y se acude a recursos más eficaces que producirán
frutos en el futuro, si han sido previstos por el aplastante brazo del despotismo
eclesiástico y monárquico. Aquellos para quienes no alcancen las pruebas escritas de
carácter falaz de la autoridad bíblica, pueden no obstante ser salvados por la palabra
hablada. Y esta tarea de diseminación de la verdad entre las clases más ignorantes está
siendo ardientemente llevada adelante por un ejército de devotos estudiantes y maestros,
simultáneamente en la India y en América.

Mucho se ha hablado de la Sociedad Teosófica últimamente; muchos


rumores sin fundamento han circulado sobre ella, y sus miembros están
comprometidos por un voto de secreto, de modo que no pueden, aunque
quisieran, proclamar la verdad acerca de todo ello, así que ahora el público
estará satisfecho al conocer, al menos, sobre una parte de su trabajo. Está
ahora en asociación con la Arya Samâj de la India, su representante
occidental, y, por así decirlo, bajo la orden de sus jefes. Una sociedad más
joven que la Brâhmo Samâj, fue instituida para salvar a los hindúes de las
idolatrías exóticas, el Brâhmanismo y los misioneros cristianos.

El movimiento puramente teístico conectado con la Brâhmo Samâj tuvo su origen


en la misma idea. Se inició en los comienzos del presente siglo, pero de forma
espasmódica y con interrupciones, y sólo tomó forma concreta bajo la dirección de
Baboo Keshub Chunder Sen en 1858. Rammohun Roy, quien puede ser tenido por una
combinación de Fenelón y Thomas Peine del Hindostán, fue su padre, habiendo
organizado su primera iglesia poco tiempo antes de su muerte en 1833. Uno de los más
grandes y más agudos escritores polémicos que nuestro siglo ha producido, sus obras
deberían ser traducidas y difundidas en todos los países civilizados. A su muerte, el
trabajo de la Brâhmo Samâj se interrumpió. Como la Srta. Collet dice, en su Libro
Anual de la Brâhmo de 1878, fue recién en octubre de 1839 cuando Debendra Nath
Tagore fundó la Tattvabodhini Sabhâ (o Sociedad para el Conocimiento de la Verdad),
que duró veinte años, e hizo mucho para despertar las energías y dar forma a los
principios de la joven iglesia de la Brâhmo Samâj. Aunque siendo, como es ahora, una
religión exotérica o abierta, en sus comienzos debió haberse conducido por los
principios de las sociedades secretas, como nos informa Keshub Chunder Sen, residente
de Calcuta y alumno del Colegio Presidencia, que mucho tiempo antes había desertado

100
Walter Richard Cassels, 1826 1907. Vide Vol. VI, pp. 430-31
646

de la iglesia Brâhmánica Ortodoxa y estaba buscando una religión puramente teísta,


“nunca había oído hablar de la Brâhmo Samâj antes de 1858” (ver The Theistic
Annual101, 1878, p. 45).

Desde entonces la Brâhmo Samâj, a la que se uniera oportunamente, ha florecido


y se ha vuelto más popular en nuestros días. Ahora nos encontramos con Samâjes
establecidas en muchas provincias y ciudades. Por lo menos, nosotros nos enteramos de
esto en mayo de 1877, cincuenta Samâjes han notificado su adhesión a la Sociedad y
ocho de ellas han designado a sus representantes. Los misioneros nativos de la religión
teísta se oponen a los misioneros cristianos y los brâhmanes ortodoxos, y el trabajo
continúa vivamente. Hasta aquí lo relativo al movimiento Brâhmo.

Y ahora, con respecto a la Ârya Samâj, el The Indian Tribune102 utiliza el


siguiente lenguaje refiriéndose a su fundador:

El primer cuarto del siglo XVI fue, como ninguna otra, una era de reformas en
Europa como la que estamos viviendo en este momento en la India. De en medio de su
propios “benedictinos”, Swamî Dyanand Saraswati se ha elevado; a diferencia de otros
reformadores, no desea instalar una nueva religión diferente de la suya propia, pero les
pide a sus compatriotas que se remonten a la pureza prístina y al teísmo de su religión
védica. Después de predicar su punto de vista en Bombay, Poona, Calcuta y las
Provincias del Noroeste, arribó al Punjab el último año, y es aquí donde ha encontrado
el terreno más fecundo.

Fue en la tierra de los cinco ríos, sobre los bancos del Indo, que los Vedas fueron
compilados por vez primera. Fue el Punjab quien dio a luz un Nanak. Y es el Punjab
quien está haciendo semejantes esfuerzos para reavivar el estudio védico y sus
doctrinas. Y dondequiera que Swamî Dyananda va, su físico espléndido, su porte
varonil, su elocuencia y su lógica incisiva derriban toda oposición. Las gentes se ponen
de pie y dicen: No permaneceremos por más tiempo en este estado, ya hemos tenido
suficiente de un sacerdocio astuto y de una idolatría desmoralizadora, y no lo
toleraremos por más tiempo, limpiaremos la fealdad acumulada a lo largo de las eras e
intentaremos brillar en adelante con el fulgor original y resplandeciente de nuestros
antepasados Ârios.

El Swamî es un Compañero de Honor sumamente elevado de la Sociedad


Teosófica, muestra un interés profundo por sus procedimientos y The Indian
Spectator103 de Bombay, del 14 de abril de 1878, lo corroboró al afirmar que el trabajo
del Pundit Dyanand “posee una íntima relación con el trabajo de la Sociedad
Teosófica”.

Mientras que los miembros de la Brâhmo Samâj pueden ser llamados los luteranos
protestantes del Brâhmanismo ortodoxo, los discípulos del Swamî Dyanand, deben ser
comparados con esos sabios místicos, los gnósticos, que tenían la llave de aquellas
primeras escrituras sobre las que después se elaboraron los Evangelios Cristianos y la
diversa literatura patrística. Así como las antedichas sectas precristianas entendieron el
verdadero significado esotérico de la alegoría del Chrestos, que es ahora materializada

101
El Anuario Teístico. (N. del T.)
102
Un periódico hindú.
103
El Espectador Hindú, otro periódico de la India.
647

en el Jesús de carne, del mismo modo a los discípulos del sabio y santo Swamî se les
enseña a discriminar entre la forma escrita y el espíritu de la palabra predicada en los
Vedas. Y este es el principal punto de diferencia entre la Arya Samâj y la Brâhmo
Samâj la que, según parecería, cree en un Dios personal y repudia a los Vedas, mientras
que los Aryans ven un principio eterno, una causa impersonal en el gran “Alma del
Universo” en lugar de un ser personal, y aceptan los Vedas como suprema autoridad,
aunque no de origen divino. Pero nosotros podemos citar para dilucidar mejor el asunto
lo que el Presidente de la Arya Samâj de Bombay, también un Compañero de la
Sociedad Teosófica, Sr. H. Hurrychund Chintamon, dice en una reciente carta a nuestra
Sociedad:

El Pundit Dyanand sostiene que si, lo que ahora es universalmente admitido, los
Vedas son los libros más viejos de la antigüedad, si contienen la verdad y nada más que
la verdad sin mutilaciones, y nada nuevo puede encontrarse en otras obras posteriores,
¿por qué no deberíamos aceptar a los Vedas como una guía para la humanidad?... Un
libro revelado o una revelación se entiende que significa una de dos cosas, a saber, (1)
un libro ya escrito por alguna mano invisible y lanzado al mundo; o (2) una obra escrita
por uno o más hombres en el estado más elevado de lucidez mental, adquirido por
meditación profunda sobre los problemas de quién es el hombre, de dónde vino, a dónde
debe ir, y por qué medios puede liberarse de los engañosos errores y sufrimientos
mundanos. La última hipótesis puede considerarse como la más racional y correcta.

Nuestro hermano Hurrychund describe aquí a esos hombres a quienes nosotros


conocemos como Adeptos. Él agrega:

Los antiguos habitantes de un lugar cercano al Tibet, y lindante con un lago


llamado Mansovara104, fueron llamados primero Deveneggury (Devanâgarî) o pueblo
divino. Sus caracteres escritos también fueron llamado Deveneggury o letras Balbadha.
Una parte de ellos emigró al norte y se estableció allí, extendiéndose más tarde hacia el
sur, mientras que otros fueron al oeste. Todos estos emigrados se designaron así mismos
Arios, u hombres nobles, puros y buenos, al tiempo que consideraban esto un puro
obsequio hecho a la humanidad por el “Puro Solo”. Estas elevadas almas fueron los
autores de los Vedas.

¿Qué más razonable que la pretensión de que tales escrituras,


emanadas de semejantes autores, deben contener, para aquellos que son
capaces de penetrar el significado que yace semi-oculto bajo la letra muerta,
toda la sabiduría que les es permitido adquirir a los hombres en la tierra?
Los jefes de la Arya Samâj descreen de los “milagros”, la superstición
vergonzante y toda violación a la ley natural, y enseñan las más puras
formas de la Filosofía Védica. Tales son los aliados de la Sociedad
Teosófica. Ellos nos han dicho: “Permítannos trabajar juntos por el bien de la
humanidad”; y nosotros aceptamos.

H.P. BLAVATSKY

104
Actualmente Mânasa-sarovara.—Compilador.]
648

O NATAL DO PASSADO
E O DE HOJE
Christmas then and Christmas now,
[The Theosophist, Vol. I, Nº. 3, dezembro de 1879, pp. 58-59]
649

H.P.Blavatsky

Estamos alcançando o tempo do ano quando todo o mundo Cristão está se


preparando para celebrar a mais notável de suas solenidades— o nascimento do
Fundador de sua religião. Quando este artigo atingir seus subscritores Ocidentais haverá
festividade alegrando cada casa. Na Europa ocidental e na América o azevinho e a hera
decorarão cada casa, e as igrejas estarão enfeitadas com sempre-vivas; um costume que
se derivou das práticas antigas dos Druidas pagãos, para quem "aqueles espíritos das
árvores poderiam se reunir às sempre-vivas, e permanecer intocados através do gelo até
uma estação mais moderada." Em países católicos romanos grandes multidões juntam-
se durante toda a noite da "Véspera de Natal" nas igrejas, saudar imagens decorativas da
Criança Divina e sua mãe Virgem, no traje de "Rainha de Céu." Para uma mente
analítica, esta coragem rica em ouro fitas, cetim pérola-bordado e veludo, e o berço
decorado parecem bastante paradoxais. Quando alguém pensa na pobre e suja
manjedoura da hospedaria judia na qual, se crermos no Evangelho, o futuro "Redentor"
foi colocado em seu nascimento, por falta de um melhor abrigo, pouco podemos ajudar
suspeitando que diante dos olhos deslumbrados dos devotos desaparece completamente
o estábulo de Belém. Para por isto em termos mais moderados, estas exibições
enfeitadas parecem inapropriadas com os sentimentos democráticos e o desprezo
verdadeiramente divino pelas riquezas do "Filho do Homem," que não teve "onde pôr
sua cabeça." Torna mais difícil para o cristão comum considerar a declaração explícita
de que "é mais fácil para um camelo passar pelo fundo de uma agulha, que um homem
rico entrar no reino de céu," como sendo apenas uma ameaça retórica. A Igreja romana
agiu sabiamente proibindo severamente os paroquianos de ler ou interpretar os
Evangelhos por si mesmos, e deixar para o Livro, imaginando que fosse possível,
proclamar suas verdades em Latim—"a voz que clama no deserto." Nisso, ela apenas
seguiu a sabedoria das idades, a sabedoria dos velhos ários que também são
"justificados por suas crianças"; pois sequer o devoto hindu moderno entende uma
palavra de sânscrito, nem o parsi moderno uma sílaba do zend, assim como para o
católico romano comum o latim não é nada melhor que os hieróglifos. O resultado é que
para todos os três—o Sumo Sacerdote Brahmânico, o Mobed Zoroastriano, e o Pontífice
Católico, é permitido ilimitadas oportunidades para desenvolver novos dogmas
religiosos retirados das profundidades da sua própria fantasia, para o benefício de suas
respectivas igrejas.

Neste grande dia os sinos são tocam à meia-noite ao longo da Inglaterra e do


Continente. Na França e Itália, depois da celebração da Missa em igrejas
magnificentemente decoradas, "é habitual para os farristas participarem de uma colação
(reveillon) para que eles possam melhor suportar as fadigas da noite," afirma um livro
sobre cerimonias papais. Esta noite de jejum cristão lembra o Shivarâtri dos seguidores
do deus Shiva,—o grande dia de prece e jejum, no décimo primeiro mês do ano hindu.
Somente nele a longa vigília da noite é precedida e seguida por um estrito e rígido
jejum. Não há reveillons ou outros compromissos para eles. Em verdade, são
considerados "pagãos" amaldiçoados, e então seu caminho para a salvação deve ser dez
vezes mais duro.
650

Embora agora universalmente observado pelas nações Cristãs como o aniversário


do nascimento de Jesus, o 25 de dezembro não era originalmente assim aceito. A data
era das mais móveis entre os dias de banquete cristãos durante os primeiros séculos, e o
Natal era freqüentemente confundido com a Epifania, e celebrado nos meses de abril e
maio. Como nunca houve qualquer registro autêntico, ou prova de sua identificação,
quer na história secular ou eclesiástica, a seleção daquele dia permaneceu por muito
tempo como opcional; e só durante o quarto século que, a pedido de Cyrilo de
Jerusalém, o Papa [Julius I] ordenou aos bispos que fizessem uma investigação e chegar
finalmente a algum acordo sobre a data presumível da natividade de Cristo. A sua
escolha recaiu sobre o 25º dia de Dezembro— e que tem provado ser uma escolha
infeliz desde então! Foi Dupuis, seguido por Volney, que deram os primeiros golpes
neste aniversário natalino. Eles provaram que por períodos incalculáveis antes de nossa
era, baseados em dados astronômicos muito claros, quase todos os povos antigos tinham
celebrado os nascimentos dos seus deuses solares naquele mesmo dia. "Dupuis diz que
o sinal celestial da VIRGEM E DA CRIANÇA estava em existência vários milhares
anos antes do nascimento de Cristo"—comenta Higgins em seu Anacalypsis.* Como
Dupuis, Volney e Higgins passaram todos para a posteridade como infiéis e inimigos de
Cristianismo, e podemos bem citar também, nesta relação, as confissões do Bispo
cristão de Ratisbone, "o homem mais instruído que a Idade Média produziu"—o
dominicano Albertus Magnus. "O sinal da virgem celestial eleva-se sobre o horizonte no
momento no qual nós fixamos o nascimento do Senhor Jesus Cristo," ele afirma.†
Igualmente Adonis, Baco, Osiris, Apolo, etc., nasceram em 25 de dezembro. O Natal
chega no momento do solstício de inverno; os dias são então mais curtos, e a Escuridão
é maior sobre a face da terra . Acreditava-se que todos os deuses solares nasceram neste
momento; pois deste período em diante a cada dia sua Luz dispersa a escuridão
progressivamente, e o poder do Sol começa a aumentar.

Assim sendo, as festividades de Natal que foram celebradas pelos cristãos durante
quase quinze séculos podem ter sido de um caráter particularmente pagão. Todavia, nós
tememos que até mesmo as atuais cerimônias da Igreja dificilmente podem escapar a
repreensão de que quase todas tenham sido literalmente copiadas dos mistérios do Egito
e da Grécia, realizadas em honra de Osiris e Hórus, Apolo e Baco. Tanto Isis e Ceres
foram chamadas "Virgens Santas," e um BEBÊ DIVINO pode ser achado dentro todo
de toda religião "pagã".

Traçaremos agora dois quadros de Feliz Natal; um que retrata os "bons velhos
tempos," e noutro, o estado presente da adoração Cristã. Dos primeiros dias de seu
estabelecimento como Natividade, o dia foi altamente considerado como de uma santa
comemoração e de uma alegríssima festividade: foi igualmente determinado como de
devoção, mérito e significado desmesurados. "Entre os divertimentos da estação de
Natal estavam os banquetes denominados de "bobos e asnos", as grotescas saturnálias,
que eram designadas as 'licenciosidades de dezembro` em que tudo que fosse sério era
satirizado, a ordem da sociedade invertida, e suas decências ridicularizadas"—afirma
um compilador de antigas crônicas. "Durante a Idade Média, era célebre pelo espetáculo
fantástico e alegre de mistérios dramáticos, executados por personagens em máscaras
grotescas e fantasias singulares. O espetáculo normalmente apresentava uma criança em
um berço, cercado pela Virgem Maria e São José, e por cabeças de touros, querubins, os
Reis Magos do Oriente (os Mobeds de antigamente), e ornamentos múltiplos." O
costume de entoar cânticos natalinos, chamados Carolas, serviam para recordar as
canções dos pastores à época da natividade. "Freqüentemente os bispos e o clero se
651

uniam com o populacho à entoar 'carolas`, e as canções foram estimuladas através de


danças, e pela música de tambores, guitarras, violinos e órgãos..." Nós podemos
constatar isso até os tempos presentes, durante os dias que precedem o Natal, que tais
mistérios estão sendo encenados com marionetes e bonecas, na sul da Rússia, Polônia e
na Galícia, sendo conhecidas como o Koliadovki. Na Itália, os trovadores calabreses
descem de suas montanhas para Nápoles e Roma, e aglomeram-se nos santuários da
Mãe Virgem, alegrando-a com sua música selvagem.

Na Inglaterra, os divertimentos costumam iniciar-se na véspera do Natal e


continuam freqüentemente até as "Candlemas" (2 de fevereiro), cada dia sendo feriado
até a décima segunda* noite (6 de janeiro). Nas casas de grande nobres um "senhor da
confusão," ou "abade da loucura", era designado, o qual deveria fazer o papel de
palhaço. "A despensa ficacava cheia com capões, galinhas, perus, gansos, patos, carne
de boi, carne de porco, tortas, pudins, nozes, ameixas, açúcar e mel." (...)"Um fogo
ardente, feito de grandes troncos, cujo principal era designado "tronco de Natal", o qual
poderia queimar até véspera das Candlemas, mantendo o frio do lado de fora; e a
abundância era compartilhada pelos subordinados do senhorio em meio à música,
rodeado de súplicas, enigmas, chás quentes de ervas, pega-bobos, piadas, risadas,
réplicas, licenciosidades e danças."

Em nossos tempos modernos, os bispos e o clero não se unem mais abertamente à


patuléia para cantarolar e dançar; e os banquetes dos "bobos e asnos" são mantidos mais
na privacidade sagrada do que ante a observação do perigoso repórter de olhos argutos.
Ainda assim, as festividades destinadas a se comer e beber são preservadas por todo o
mundo Cristão; e mais mortes súbitas são causadas indubitavelmente por glutonaria e
intemperança durante o Natal e o feriado de Páscoa que em qualquer outra época do
ano. Mesmo assim, a adoração Cristã se torna todos os anos cada vez mais uma falsa
intensão. A insensatez deste serviço labial foi denunciado inumeráveis vezes, mas
nunca, pensamos, com um toque mais prenhe de realismo do que em um conto
encantador que apareceu no jornal New York Herald no último Natal: Um velho
homem, enquanto presidia uma reunião pública, disse que ele se permitira a
oportunidade de declarar uma visão que ele tivera testemunhado na noite passada.

. . . Ele visualizara que se encontrava ao púlpito da catedral mais deslumbrante e


magnífica que ele tivera tido a oportunidade de ter visto. Ante dele estavam o padre ou
pastor da igreja, e ao lado dele um anjo estava com papel e lápis em mãos, cuja missão
era fazer registro de todo ato de adoração ou oração que aconteceriam em sua presença
e que ascenderiam como uma oferenda aceitável ao trono de Deus. Cada um dos bancos
estava ocupado com adoradores de ambos os sexos ricamente vestidos. A música mais
sublime que já lhe caiu em sua arrebatada orelha encheu o ar com sua melodia.
Transcorreu toda a bela ritualística da Igreja , inclusive um enaltecedor e eloqüente
sermão do talentoso ministro já tinha acontecido, à custa de muito suor, e o anjo
registrador não fizera ainda nenhuma anotação em sua papeleta! A congregação já se
despedia, dispensada pelo pastor com uma prolongada e bela oração, seguida por uma
bênção, e o anjo ainda não anotara sequer uma letra!

...Ainda sendo observado pelo anjo, o orador deixou o salão pela porta posterior
da igreja, afastando-se da congregação ricamente-vestida. Uma pobre e esfarrapada
mendiga estava sentada na sarjeta ao lado do meio-fio, com sua pálida e famélica mão
estendida, enquanto pleiteava silenciosamente por esmolas. Enquanto os adoradores
652

ricamente vestidos da igreja passavam, eles se esquivavam da pobre Madalena, e as


senhoras compunham seus sedosos casacos, seus robes ornados com jóias, para que eles
não a tocassem e não fossem poluídos pelo seu toque.

...Foi então que surgiu um marinheiro bêbado que veio cambaleando do outro lado
da calçada. Quando ele atingiu a mesma altura da pobre e abandonada menina, ele
atravessou pela rua até onde ela estava, e, pegando alguns centavos de seu bolso, ele os
depositou em sua mão, acompanhados com a exclamação: "Aqui, sua pobre maldita e
abandonada, leve isto!" Um brilho celestial iluminou então a face do anjo registrador
que imediatamente lançou em suas páginas o ato de condolência e caridade do
marinheiro, e partiu levando-o como sacrifício a Deus.

Uma corruptela, alguém poderia dizer, da história Bíblica do julgamento da


mulher pega em adultério. Mesmo que assim seja, contudo retrata com mão de mestre o
estado de nossa sociedade cristã.

De acordo com tradição, na Véspera de Natal os bois podem ser encontrados


ajoelhados, como se em oração e devoção; e "havia um famoso arbusto no pátio da
igreja da Abadia de Glastonbury que sempre brotava no dia 24 e florescia nos dia 25 de
dezembro"; o que, considerando que o dia fora escolhido ao acaso pelos patriarcas da
igreja, e que o calendário foi mudado do antigo para um novo, demonstra uma
perspicácia notável do animal e do vegetal! Também há uma tradição da igreja,
preservada a nós por Olaus, o arcebispo de Upsala, de que, no festival de Natal, "os
homens que vivem nas localidades frias do norte, repentina e estranhamente se
transformam em lobos; e que uma multidão enorme deles se reúne em um lugar
designado e se enfurecem ferozmente contra o gênero humano, e que nesta época ela
sofre mais dos seus ataques do que dos lobos naturais."+ Observado metaforicamente,
isto parece ser, mais do que nunca, o caso dos homens, e agora particularmente com as
nações Cristãs. Parece que não há nenhuma necessidade de esperar pela Véspera de
Natal para ver nações inteiras transformadas em "bestas selvagens"—especialmente em
tempos de guerra.

Tradução: Osmar de Carvalho

NOTAS
* [Vol. I, pág., 313.]
† [Esta passagem é de Godfrey Higgins ' Anacalypsis, Vol. I, pág., 314, onde ele
designa estas palavras a Albertus Magnus e dá como referência "Lib. de Univers."—O
compilador.]
+ [Olaus Magnus, A Compendious History of the Goths, Swedes and Vandals, and
other Northern Nations. Traduzido. do original em latim, Londres, 1653.—O
compilador.]

LA NAVIDAD DE ENTONCES
653

Y LA DE HOY
Christmas then and Christmas now, The Theosophist, Vol. I, No. 3,
Diciembre, 1879, pp. 58-59

H.P. Blavatsky

Estamos alcanzando la época del año en que todo el mundo cristiano se está
preparando para celebrar la más notable de sus solemnidades, el nacimiento del
Fundador de su religión. Cuando este artículo llegue a sus suscriptores occidentales
habrá festividad y regocijo en cada casa. En Europa Noroccidental y en Estados Unidos
el acebo y la hiedra decorarán cada hogar y las iglesias estarán cubiertas con
siemprevivas, una costumbre derivada de las antiguas prácticas de los druidas paganos
“cuyos espíritus silvestres podían reunirse en las siemprevivas y permanecer intocados
por la helada hasta una estación más templada”. En los países católicos romanos
grandes multitudes se reúnen durante toda la tarde y la noche de la “Víspera de
Navidad” en las iglesias, saludan imágenes de cera del Divino Niño y de su Madre
Virgen, en su atavío de “Reina del Cielo”. Para una mente analítica, este desafío de rico
oro y encaje, bordado de perlas, satén, terciopelo, y la cuna enjoyada, parecerá bastante
paradójico. Cuando uno piensa en el pobre, carcomido, sucio pesebre de la posada judía
en que, si damos crédito al Evangelio, el futuro “Redentor” fue colocado en su
nacimiento por carecer de un refugio mejor, no podemos dejar de sospechar que, ante
los ojos deslumbrados del sencillo devoto, el establo de Belén desaparece
completamente. Para ponerlo en términos suaves, esta llamativa exhibición parece
inapropiada de los sentimientos democráticos y el desprecio realmente divino por las
riquezas del “Hijo del Hombre” quien no tenía “en donde apoyar su cabeza”. Se vuelve
más difícil para el cristiano medio considerar la declaración explícita de que “es más
fácil para un camello pasar a través del ojo de una aguja, que para un hombre rico entrar
en el reino de los cielos”, como cualquier otra cosa que una amenaza retórica. La Iglesia
Romana actuaba sabiamente al prohibir con severidad a sus feligreses leer o interpretar
por sí mismos los Evangelios y dejando al Libro, imaginando que esto fuese posible,
proclamar sus verdades en latín –“la voz que clama en el desierto.” En esto ha seguido a
la sabiduría de las edades, la sabiduría de los antiguos arios quienes también son
“justificados por sus niños”; pues, como ni el moderno devoto hindú entiende una
palabra del sánscrito, ni el moderno parsi una sílaba del zend, así para el católico medio
el latín no es más que jeroglíficos. El resultado es que los tres –el alto sacerdote
brahmánico, el mobed zoroastriano, y el pontífice católico-, tienen ilimitadas
oportunidades para desarrollar nuevos dogmas religiosos salidos de las profundidades
de sus propias suposiciones, para beneficio de sus respectivas iglesias.

Para anunciar este gran día se hacen repicar alegremente las campanas a la
medianoche, a través de Inglaterra y del continente. En Francia e Italia, después de la
celebración de la Misa en iglesias magníficamente decoradas, “es habitual que los
festejantes participen de una colación (réveillon) para que puedan soportar mejor la
fatiga de la noche”, dice un libro que trata de los ceremoniales de la iglesia papista. Esta
654

noche de ayuno cristiano recuerda a uno uno el Sivarâtri de los seguidores del dios
Siva, - el gran día de tristeza y ayuno, en el undécimo mes del año hindú. Solamente en
este último la larga noche de vigilia es precedida y seguida por un estricto y rígido
ayuno. Nada de réveillons ni compromisos para ellos. En verdad, ellos son los perversos
“paganos” y por lo tanto su camino hacia la salvación debe ser diez veces más duro.

Aunque ahora es universalmente observado por las naciones cristianas como el


aniversario del nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre no era originalmente aceptado
como tal. De los más móviles entre los días festivos cristianos, durante las primeras
centurias, la Navidad era frecuentemente confundida con la Epifanía, y celebrada en los
meses de abril y mayo. Como nunca existió algún registro auténtico, o prueba de su
identificación, tanto en la historia secular como en la eclesiástica, la selección de aquel
día permaneció durante mucho tiempo siendo opcional, y fue solamente durante el
cuarto siglo que, impulsado por Cirilo de Jerusalén, el Papa (Julio I) ordenó a los
obispos que hicieran una investigación, y así es como finalmente se llegó a un cierto
acuerdo sobre la fecha presumible de la natividad de Cristo. ¡Su opción recayó en el 25
de diciembre, y desde entonces se ha probado que ha sido la más desafortunada
elección! Fue Dupuis, seguido por Volney, quienes asestaron los primeros golpes a este
natalicio. Probaron que durante incalculables períodos antes de nuestra era, basados en
datos astronómicos muy claros, casi todos los pueblos antiguos habían celebrado el
nacimiento de sus dioses solares en ese mismo día. “Dupois dice que el signo celestial
de la VIRGEN Y EL NIÑO existía desde varios millares de años antes del nacimiento
de Cristo” –comenta Higgins en su Anacalypsis105. Como Dupois, Volney y Higgins
pasaron todos a la posteridad como infieles y enemigos del Cristianismo, y bien
podemos citar también, en esta relación, las confesiones del obispo cristiano de
Ratisbona, “el hombre más instruido que produjo la Edad Media” –el dominico Alberto
El Magno. “La señal de la virgen celestial se eleva sobre el horizonte en el momento en
el cual fijamos el nacimiento del señor Jesucristo”, afirma106. También Adonis, Baco,
Osiris, Apolo, etc., nacieron todos el 25 de diciembre. La Navidad llega en el momento
del solsticio de invierno; los días entonces son más cortos, y es mayor la Oscuridad
sobre la faz de la tierra. Se creía que todos los dioses solares nacían anualmente en esta
época, porque desde ese momento en adelante la Luz disipaba cada vez más la
oscuridad a medida que se sucedían los días, y el poder del Sol comenzaba a aumentar.

De este modo puede ser que, las festividades de Navidad que fueron llevadas a
cabo por los cristianos durante casi quince siglos, hayan tenido un carácter
particularmente pagano. Incluso, tememos que las actuales ceremonias de la Iglesia
difícilmente puedan escapar al reproche de estar copiadas casi literalmente de los
misterios de Egipto y Grecia, realizadas en honor de Osiris y Horus, Apolo y Baco.
Tanto Isis como Ceres fueron llamadas “Vírgenes Santas” y un NIÑO DIVINO puede
ser encontrado en cada religión “pagana”.

Ahora dibujaremos dos cuadros de Feliz Navidad; uno que retrata los “buenos
viejos tiempos”, y otro, el estado presente de la adoración cristiana. Desde los primeros
días de su establecimiento como Navidad, el día fue considerado desde la doble óptica
de una sagrada conmemoración y de una festividad más alegre: fue igualmente

105
[Vol. I, p. 313.]
106
Este pasaje proviene del Anacalypsis de Godfrey Higgins, Vol. I, p. 314, donde atribuye estas palabras
a Albertus Magnus y da como referencia el “Lib. De Univers.” – Compilador.
655

determinada como de devoción, mérito y significado desmesurados. “Entre los


divertimentos de la estación navideña estaban los banquetes denominados de tontos y de
asnos, grotesca saturnalia, que eran designadas las ‘liberalidades de diciembre’, en que
todo aquello que fuese serio era satirizado, el orden de la sociedad subvertido, y sus
decencias ridiculizadas.” –dice un compilador de antiguas crónicas. “Durante la Edad
Media fue célebre por el espectáculo fantásticamente alegre de los misterios dramáticos
ejecutados por personajes con máscaras grotescas y trajes singulares. El show era
usualmente representado por un niño en una cuna, rodeado por la Virgen María y San
José, por cabezas de toros, querubines, Magos de Oriente (los Mobeds de antaño) y
múltiples ornamentos.” La costumbre de entonar cánticos navideños, llamados carolas,
era para recordar las canciones de los pastores en la natividad. “Los obispos y el clero se
unían a menudo al populacho al entonar carolas, y las canciones eran estimuladas por
danzas, y por la música de tambores, guitarras, violines y órganos…” Podemos
constatar que aún en los tiempos presentes, durante los días que preceden la Navidad,
tales misterios están siendo representados por marionetas y muñecos, en el sur de Rusia,
Polonia y Galicia, siendo conocidas como el Koliadovki. En Italia, los trovadores
calabreses descienden de sus montañas hacia Nápoles y Roma, y se aglomeran en las
capillas de la Virgen María, alegrándolas con su música salvaje.

En Inglaterra, los festejos iniciaban usualmente en la víspera de la Navidad y


continuaban frecuentemente hasta la Fiesta de las Candelas (2 de febrero) siendo cada
día feriado hasta la décima segunda noche (6 de enero). En las casas de los grandes
nobles era designado un “señor de la confusión”, o “abad de la locura”, cuyo deber era
hacer el papel de bufón. “La despensa era llenada con capones, gallinas, pavos, gansos,
patos, carne de vaca, cordero, cerdo, tortas, pasteles, nueces, ciruelas, azúcar y miel.” …
“Un fuego intenso, hecho de grandes troncos, el principal de los cuales era designado
‘tronco de Yule’, o bloque de Navidad, el que podía arder hasta la víspera de la Fiesta
de las Candelas, resguardaba del frío del exterior; y la abundancia era compartida por
los súbditos del señorío en medio de la música, conjuros, enigmas, berberechos
calientes, bromas de campo, chanzas, risas, juergas, juegos de prendas y danzas.”

En nuestros tiempos modernos, los obispos y los clérigos no se mezclan más con
el populacho en carolas y danzas abiertas; y las fiestas de “tontos y asnos” son
realizadas más en la sagrada privacidad que a la vista de los peligrosos reporteros de
ojos agudos. Con todo, las festividades destinadas al comer y al beber se preservan a
través del mundo cristiano; y, más muertes súbitas son causadas sin duda alguna por la
glotonería y la intemperancia durante las fiestas de Navidad y Pascua, que en cualquier
otro momento del año. Aun así, la adoración cristiana se torna cada año más y más un
falso pretexto. La insensatez de este palabrerío fue denunciada innumerables veces, pero
nunca, pensamos, con un toque más pleno de realismo que en un encantador cuento de
ensueños que apareció en el diario New York Herald en la última Navidad: un viejo
hombre, mientras presidía una reunión pública, dijo que aprovecharía la oportunidad
para comentar una visión de que fuera testigo la noche anterior.

…El visualizó que se encontraba en el púlpito de la catedral más deslumbrante y


magnífica que hubiese tenido oportunidad de ver. Ante él estaban el padre o pastor de la
iglesia, y a su lado un ángel con una tableta y un lápiz en sus manos, cuya misión era
hacer el registro de todo acto de adoración u oración que aconteciera en su presencia y
que ascenderían como una ofrenda aceptable al trono de Dios. Cada uno de los bancos
estaba ocupado con adoradores de ambos sexos ricamente ataviados. La música más
656

sublime que jamás haya descendido sobre su embelesado oído llenó el aire con su
melodía. Transcurrió todo el bello ritual del servicio de la Iglesia, inclusive un
enaltecedor y elocuente sermón del talentoso ministro ya había acontecido, a costa de
mucho sudor, ¡y el ángel registrador no había hecho aún ninguna anotación en su
tableta! La congregación ya se despedía, dispensada por el pastor con una prolongada y
bella oración, seguida por una bendición, ¡y el ángel aún no anotaba siquiera un signo!

...Siendo aun observado por el ángel, el orador dejó el salón por la puerta posterior
de la iglesia, retirándose de la congregación ricamente ataviada. Una pobre y
desarrapada mendiga estaba parada en la cuneta al lado de la acera, con su pálida y
famélica mano extendida, implorando silenciosamente por limosna. En cuanto los
ricamente vestidos feligreses de la iglesia pasaban delante de ella, esquivaban a la pobre
Magdalena, y las señoras corrían a un lado sus trajes de seda, sus mantos adornados con
joyas, para que no los tocase y no fuesen contaminados por su roce.

...Fue entonces que apareció un marinero borracho que venía tambaleándose por
la vereda de enfrente. En cuanto llegó a la altura de la pobre y abandonada muchacha,
cruzó la calle hasta donde estaba parada, y, sacando algunos centavos de su bolsillo, él
los depositó en su mano, acompañándolos con la siguiente exclamación: "¡Aquí, pobre
maldita y abandonada, toma esto!" Un brillo celestial iluminó entonces la faz del ángel
registrador que inmediatamente volcó en su tableta el acto de condolencia y caridad del
marinero, y partió llevándolo como sacrificio a dios.

Una concreción, alguien podría decir, de la historia bíblica del juzgamiento de la


mujer acusada de adulterio. Pero aún cuando así sea, con todo retrata con mano maestra
el estado de nuestra sociedad cristiana.

Según la tradición, en la Víspera de Navidad los bueyes siempre pueden ser


encontrados sobre sus rodillas, como estando en oración y devoción; y “había un
famoso espino en el patio de la iglesia de la Abadía de Glastonbury que siempre brotaba
en el día 24 y florecía en el día 25 de diciembre"; lo que, considerando que el día fue
escogido por los padres de la iglesia al azar, y que el calendario se ha cambiado del
antiguo al nuevo, ¡demuestra una perspicacia notable del animal y del vegetal! También
hay una tradición de la iglesia, preservada hasta nosotros por Olaus, el arzobispo de
Upsala, según la cual, en el festival de Navidad, "los hombres que viven en las
localidades frías del norte, repentina y extrañamente se transforman en lobos; y que una
multitud enorme de ellos se reúne en un lugar designado y se enfurecen ferozmente
contra la humanidad, y que en esta época ella sufre más de sus ataques que de los lobos
naturales."107 Observado metafóricamente, esto parece ser, más que nunca, el caso de
los hombres, y ahora particularmente de las naciones cristianas. No parece haber
ninguna necesidad de esperar hasta la Víspera de Navidad para ver naciones enteras
transformadas en "bestias salvajes"—especialmente en tiempos de guerra.

AFORISMOS
(PORTUGUÉS - CASTELLANO)

107
[Olaus Magnus, A Compendious History of the Goths, Swedes and Vandals, and other
Northern Nations. Traducido del original en latín, Londres, 1653. —Compilador.]
657

[Lúcifer, vol. I, no 1, setembro de 1887, p. 7]

Ocultismo não é magia, embora a magia seja um de seus instrumentos.


Ocultismo não é aquisição de poderes, psíquicos ou intelectuais, embora ambos
sejam seus servos. Ocultismo também não é a busca da felicidade, da maneira
como os homens entendem a palavra, pois seu primeiro passo é o sacrifício, o
segundo, a renúncia.
A vida é feita do sacrifício do individual para o todo. Cada célula no organismo
vivo deve sacrificar-se para a perfeição do todo; quando ocorre de outro modo,
doenças e morte forçam a lição.
Ocultismo é a ciência da vida, a arte de viver.

----------

Ocultismo no es magia, aunque la magia sea uno de sus instrumentos.


Ocultismo no es la adquisición de poderes, psíquicos o intelectuales, aunque ambos
sean sus siervos. Ocultismo tampoco es la búsqueda de la felicidad, de la manera
en que los hombres entienden la palabra, pues el primer paso es el sacrificio, y el
segundo la renuncia.
La vida está hecha del sacrificio de lo individual para el todo. Cada célula en el
organismo vivo debe sacrificarse para la perfección del todo; cuando ocurre de
otro modo, dolencias y muerte fuerzan la lección.
Ocultismo es la ciencia de la vida, el arte de vivir.
¿TIENEN ALMA LOS ANIMALES?
Helena Blavatsky

“Continuamente empapada de sangre toda la Tierra, es sólo un inmenso altar sobre el


cual todo cuanto vive tiene que ser inmolado sin cesar ”. Compte Joseph de Maistre.
(Soirées, I, II, 35)

I
Son muchas las anticuadas supersticiones religiosas del Oriente de las que con
frecuencia se burlan las naciones occidentales en su ignorancia; pero ninguna causa
tanta risa, y es tan despreciada en la práctica, como el gran respeto que los orientales
sienten hacia la vida animal. Los comedores de carne no pueden simpatizar con los que
se abstienen por completo de ella. Los europeos somos bárbaros civilizados, con sólo
unos pocos millares de años entre nosotros y nuestros antepasados habitantes de las
cavernas, que chupaban la sangre y el tuétano sin cocer. Por lo tanto, es natural que los
que tan poca importancia dan a la vida humana en sus frecuentes y a menudo inicuas
guerras, desprecien por completo las agonías mortales de la creación bruta, y sacrifiquen
diariamente millones de vidas inocentes e inofensivas; y si bien somos demasiado
epicúreos para devorar tajadas de tigre o chuletas de cocodrilo, no han de faltarnos ni
tiernos corderos ni faisanes de plumaje dorado. Todo esto es solamente lo que
corresponde a nuestra época de cañones Krupp y de vivisecciones científicas. Y no es
cosa que deba causar gran maravilla el que el duro europeo se burle del dulce indo, el
cual se estremece ante la mera idea de matar una vaca, o que se niegue a simpatizar con
el budista y el jaina en su respeto por la vida de todas las criaturas sensibles, desde el
elefante al mosquito.
658

Pero, si el comer carne se ha convertido en una necesidad vital, o sea la defensa del
tirano entre las naciones occidentales; si es necesario que en cada ciudad, pueblo y aldea
del mundo civilizado, una multitud de víctimas sea diariamente sacrificada en templos
dedicados a la deidad denunciada por San Pablo y adorada por hombres cuyo Dios es su
vientre; si todo esto y mucho más no puede ser evitado en nuestra Edad de
Hierro,¿Quién puede presentar la misma excusa en favor del sacrificio de animales por
deporte? La pesca y la caza, las más fascinantes de todas las diversiones de la vida
civilizada, son, ciertamente, las más censurables desde el punto de vista de la Filosofía
Oculta; las más pecaminosas a los ojos de los fieles pertenecientes a aquellos sistemas
religiosos que son producto directo de la Doctrina Esotérica: el brahmanismo y el
budismo ¿Está acaso fuera de toda razón el que los seguidores de estas dos religiones,
las más antiguas que hoy existen, consideren al mundo animal, desde el enorme
cuadrúpedo hasta el insecto infinitamente pequeño, como hermanos más jóvenes por
ridícula que la idea parezca a un europeo? Este punto será considerado debidamente
más adelante.

Sin embargo, por exagerada que la cosa pueda parecer, cierto es que pocos de nosotros
somos capaces de representarnos, sin estremecernos, las escenas que tienen lugar todas
las mañanas a primera hora en los innumerables mataderos del mundo que llaman
civilizado y aun aquellas que tienen lugar durante la época de la caza. No ha despertado
todavía el primer rayo de sol a la naturaleza dormida, cuando en todas partes se
preparan miríadas de hecatombes para saludar al astro del día. Jamás regocijó al Moloch
pagano el grito de agonía de sus víctimas tanto como el lastimero gemido que en todos
los países cristianos suena a manera de prolongado himno de sufrimiento a través de la
Naturaleza entera, todos los días desde la mañana hasta la tarde. En la antigua Esparta,
de cuyos austeros ciudadanos ninguno era por cierto insensible a los delicados
sentimientos del corazón humano, un muchacho, convicto de atormentar a un animal
por diversión, fue condenado a muerte, por ser su naturaleza demasiado vil para que se
le permitiese la vida. Mas en la civilización europea, que progresa rápidamente en todo,
salvo en virtudes cristianas, la fuerza es hoy día sinónimo del derecho. La costumbre,
por completo inútil y cruel, de cazar por mera diversión aves y animales de todas
especies, en ninguna parte es llevada a efecto con más fervor que en la protestante
Inglaterra, en donde las misericordiosas enseñanzas de Cristo han ablandado
escasamente los corazones humanos más de lo que lo estaban en los días de Nemrod, el
poderoso cazador del Señor. La Ética Cristiana se halla tan trastornada, en razón de la
propia conveniencia, por silogismos paradójicos como la de los paganos. A la que
escribe estas líneas le dijo un día un cazador que desde el momento en que “ni un
gorrión cae al suelo sin la voluntad del Padre, el que mata por diversión un centenar de
gorriones, cumple cien veces la voluntad de su Padre ”(!).

Desdichada y dura es la suerte de los pobres animales, convertida en fatalidad


implacable por la mano del hombre. El Alma racional del ser humano parece nacida
para convertirse en asesina del alma irracional del animal; en el pleno sentido de la
palabra, desde el momento en que la doctrina Cristiana enseña que el alma de los
animales muere con su cuerpo, ¿No tiene acaso la leyenda de Caín y Abel una doble
significación? Contémplese aquella otra desgracia de nuestra época culta: las científicas
casas de matanza, llamadas salas de vivisección. Éntrese en París en alguna de ellas y
véase a Paul Bert, o a algún otro de esos hombres, tan justamente llamados los sabios
carniceros del Instituto, ocupados en su horrible obra. Sólo tengo que traducir la
enérgica descripción de un testigo ocular, de uno que ha estudiado por completo el
659

modus operandi de aquellos ejecutores, un autor francés bien conocido: “La vivisección
–dice– es una especialidad en la cual la tortura, científicamente economizada por
nuestros académicos carniceros, es aplicada durante días, semanas y hasta meses enteros
a las fibras de una misma víctima. Se emplean todas y cada una de las variedades de
armas; se verifican análisis ante un auditorio sin piedad; se divide el trabajo todas las
mañanas entre diez aprendices a la vez, de los cuales uno trabaja en el ojo, otro en la
pierna, el tercero en el cerebro, un cuarto sobre el tuétano; sus manos inexpertas han
logrado, sin embargo, hacia la noche, después de un día de duro trabajo, poner al
descubierto la totalidad de la carroña viviente que se les ha ordenado cincelar; la cual,
por la tarde, es cuidadosamente guardada en la cueva, con objeto de que a las primeras
horas de la mañana siguiente pueda trabajarse de nuevo sobre ella, con tal que le haya
quedado a la víctima tan sólo un soplo de sensibilidad y de vida. Sabemos que los
comisionados de la ley Grammont han tratado de rebelarse contra esta abominación;
pero París se ha mostrado más inexorable que Londres y Glasgow”.

Y sin embargo estos caballeros se jactan del gran objeto que se proponen, y de los
grandes secretos descubiertos por ellos. “¡Horror y embustes! –exclama el mismo
autor– En materia de secretos, excepto unas pocas localizaciones de facultades y de
movimientos cerebrales, sólo conocemos un secreto que de derecho les pertenezca: el
secreto de la tortura prolongada, al lado de la cual la terrible ley de autofagia, los
horrores de las guerras, las alegres matanzas de la caza y los sufrimientos del animal
bajo el cuchillo del carnicero, vienen a ser nada ¡Gloria a nuestros hombres de ciencia!
Ellos han sobrepujado a todas las anteriores formas de tortura, y son ahora y seguirán
siendo de un modo absoluto e incontestable, los reyes de la angustia artificial y de la
desesperación ” 1

La razón invocada para despedazar, matar y hasta para torturar legalmente a los
animales, como se hace en la vivisección, es un versículo o dos de la Biblia; y su mal
digerida significación, desfigurada por el llamado escolasticismo, representado por
Tomás de Aquino. Hasta el mismo De Mirville, el ardiente defensor de los derechos de
la iglesia, llama a semejantes textos: “Bíblicas tolerancias, arrancadas por fuerza a Dios,
después del Diluvio, como muchas otras, y basadas en la decadencia de nuestra fuerza ”.
Sea como quiera, semejantes textos se encuentran grandemente contradichos por otros
en la misma Biblia. El comedor de carne, el cazador y hasta el vivisector, si es que entre
estos últimos hay quien crea en una creación especial y en la Biblia, citan generalmente
para su justificación aquel versículo del Génesis, en el cual Dios da al dual Adán
“dominio sobre peces, aves, ganados y sobre todas las cosas vivientes que se mueven
sobre la Tierra” (Cap. I, v.28); de aquí, según lo entienden los cristianos, el poder de
vida y muerte sobre todos los animales en el globo. A esto, los brahmanes y budistas,
mucho más filosóficos, pueden contestar: “No es así. La evolución comienza a formar
humanidades futuras en el seno de los planos inferiores de la existencia. Por lo tanto,
matando a un animal, aunque sea un insecto, detenemos el progreso de una entidad
hacia su meta final en la Naturaleza: el HOMBRE ”.Y el que esté versado en la
Filosofía Oculta dirá Amén. Añadiendo a esto, que no solamente se retarda la evolución
de aquella entidad, sino que además se detiene la de la próxima y más perfecta raza
humana que debe surgir en lo futuro. ¿Quién de los dos contrarios tiene razón? ¿Cuál de
ellos es más lógico? La contestación depende principalmente, por supuesto, de las
creencias personales del tercero, escogido para decidir la cuestión. Si cree en una así
llamada, creación especial, entonces, en contestación a la franca pregunta de “¿Por qué
debe el homicidio ser considerado como el crimen más horrible contra Dios y la
660

Naturaleza, y el asesinato de millones de criaturas vivientes mirado meramente como


una diversión?” responderá: “Porque el hombre es creado conforme a la propia imagen
de Dios, y mira hacia arriba, hacia su Creador, y al lugar de su nacimiento: el cielo (os
homini sublime dedit). Al paso que la mirada del animal está fija en el lugar de su
nacimiento, hacia abajo, en la Tierra”.

Porque Dios ha dicho: “Produzca la Tierra las criaturas vivientes según su naturaleza,
ganado y cosas que se arrastran, y bestias de la Tierra, según su naturaleza ”.(Génesis, I,
24 ).Y además, porque el hombre se halla dotado de un Alma inmortal, y el mudo bruto
no goza de inmortalidad alguna, ni siquiera de una corta supervivencia después de la
muerte.

Ahora bien, a esto podría contestar cualquiera que raciocine sin sofismas, que si la
Biblia es para nosotros la autoridad en esta materia, no hay razón alguna para que se
asigne al hombre como lugar de nacimiento el cielo y no se haga así con la última de las
cosas que se arrastran; pues, por el contrario, encontramos en el Génesis que si Dios
creó “al hombre ” y “le ” bendijo (Cap. I, v.27 –28), también creó “grandes ballenas”, y
“las bendijo”, (21–22). Además,“el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra ”
(11, 7), y el polvo es con toda seguridad, tierra pulverizada. Salomón, el rey y orador, es
indudablemente una autoridad, y por todo el mundo es cosa corriente, que fue el más
sabio de todos los sabios bíblicos; el cual sienta una serie de verdades en el Eclesiastés
(Cap. III) que deberían haber zanjado de una vez todas las disputas acerca del asunto.
“Los hijos de los hombres … con hacer ver que son parecidos a las bestias ” (v.18)…
“pues como el hombre muere, así mueren ellas (las bestias)… y el hombre, después del
pecado, no tiene ninguna exención sobre la bestia ” (v.19)… “y todo va a parar a un
mismo lugar … y en tierra igualmente o polvo vuelven a parar ” (v.20)… “¿Quién ha
visto si el alma de los hijos de Adán sube hacia arriba y el alma de los brutos cae hacia
abajo? (v .21) ¡En verdad, quién es el que sabe! De todos modos, no es la ciencia ni
“escuela teológica alguna”.

Si el objeto de estas líneas fuera predicar vegetarianismo, apoyándose en la autoridad de


la Biblia o de los Vedas, sería el hacerlo una tarea muy fácil. Porque es completamente
cierto que Dios dio al dual Adán, “el macho–hembra” del Cap. I del Génesis (el cual
tiene muy poco que ver con nuestro débil antecesor del Cap. II), “dominio sobre toda
cosa viviente”; sin embargo, en ninguna parte encontramos que el Señor Dios haya
mandado a aquel Adán ni al otro devorar a la creación animal o destruirla por
pasatiempo. Todo lo contrario: porque indicando el reino vegetal y el “fruto de un árbol
produciendo semilla”, Dios dice muy claramente: “a vosotros (hombres) aquello servirá
para alimento” (I,29).

Tan viva era la percepción de esta verdad entre los cristianos primitivos, que durante los
primeros siglos, jamás tocaban la carne. En Octavio, Tertuliano escribe a Minucio Félix:
“A nosotros no se nos permite ni presenciar, ni aun siquiera oír el relato de un
homicidio; nosotros, los cristianos, que rehusamos probar platos en los cuales pueda
haber sido mezclada sangre animal”.

Pero no se trata de predicar vegetarianismo, sino de defender simplemente los derechos


animales, intentando demostrar la falacia de despreciar estos derechos fundándose en la
autoridad bíblica. Además, el discutir con aquellos que razonan apoyándose en
interpretaciones erróneas sería por completo inútil. El que desecha la doctrina de la
661

evolución encontrará siempre su camino lleno de dificultades; por lo tanto, jamás querrá
admitir que está mucho más conforme con los hechos y con la lógica el considerar al
hombre físico como el reconocido modelo de los animales, y al Ego espiritual que le
anima como un principio intermedio entre el alma del animal y la Divinidad. En vano
sería decirle que a menos de que acepte no sólo los versos citados para su justificación,
sino también la Biblia entera, explicada a la luz de la Filosofía Esotérica –la cual
reconcilia todas las contradicciones y absurdos aparentes de aquélla– jamás obtendrá la
clave de la Verdad; pues no querrá creer en ella. Sin embargo, la Biblia toda rebosa
caridad para con los hombres y compasión y amor hacia los animales.

El texto original hebreo del capítulo XXIV del Levítico está lleno de ello. Los
versículos 17 y 18,según están traducidos en la Biblia, dicen: “Y el que mate un animal
ha de restituirlo, animal por animal”; el original dice: “vida por vida”, o más bien “alma
por alma”, nephesh tachat nephesh 2. Y si el rigor de la ley no llegaba hasta el punto de
matar, como en Esparta, el alma de un hombre, por el alma de un animal, sin embargo,
se imponía al culpable un severo castigo.

Pero esto no era todo. En el Éxodo (Cap. XX,10 y Cap. XXIII, 12 y siguientes), el
reposo durante el día del sábado se extendía al ganado y a todo otro animal:“El séptimo
día es el sábado … no harás ningún trabajo, ni tú ni tu ganado; y el año sabático dejarás
al campo descansar y permanecer tranquilo … para que tu buey y tu asno puedan
reposar ”3 –Mandato– que, si algo significa, demuestra que hasta la creación bruta no
estaba excluida por los antiguos hebreos de una participación en el culto de su deidad, y
que era colocada en muchas ocasiones a la par del hombre mismo. La cuestión depende
por completo de la idea errónea de que Alma –nephesh– es enteramente distinta de
Espíritu –ruach–. Y sin embargo, claramente sentado está que Dios sopló en las narices
(del hombre)el aliento de Vida, y el hombre vino a ser un Alma viviente –nephesh– ni
más ni menos que un animal, porque el alma de un animal es también llamada nephesh.
El Alma se convierte en Espíritu por desenvolvimiento, siendo ambos los peldaños
inferior y superior de una misma escala, cuya base es el ALMA UNIVERSAL o
Espíritu.

Esta afirmación sorprenderá a las buenas gentes que, aun queriendo mucho a sus gatos y
perros, están todavía demasiado apegados a las enseñanzas de sus respectivas iglesias,
para que puedan admitir semejante herejía. “¡El alma irracional de un perro o de una
rana, divina e inmortal como lo son nuestras almas!”, exclamarán a buen seguro. Pero
así son. Y no es la humilde escritora del presente artículo quien lo dice; es uno que para
todo buen cristiano debe ser una autoridad; es aquel rey de predicadores , es San Pablo.

Nuestros adversarios, que con tanta indignación se niegan a oír los argumentos de la
ciencia moderna o de la esotérica, quizás prestarán un oído más benévolo a lo que su
propio santo y apóstol dice sobre la materia. Y la verdadera interpretación de sus
palabras será dada también no por un teósofo, ni por enemigo alguno, sino por un
cristiano tan bueno y piadoso como cualquiera; en una palabra, por otro santo, Juan
Crisóstomo, el que explicó y comentó las epístolas paulinas, y el que es tenido en la
mayor reverencia por los teólogos de ambas iglesias, la Católica Romana y la
Protestante. Los cristianos han visto ya que la ciencia experimental no está de su parte;
pueden todavía recibir una sorpresa mucho más desagradable al encontrarse con que
ningún indo podría abogar con más ardor en pro de la vida animal de lo que lo hacía
San Pablo al escribir a los Romanos. Los indos, a decir verdad, piden compasión para el
662

mundo de los brutos, únicamente por razón de la doctrina de la trasmigración, y por


consiguiente, por la identidad del principio o elemento que a ambos, al hombre y al
bruto, anima. San Pablo va más allá: muestra al animal “esperando y viviendo en la
expectación de la misma liberación de los lazos de la corrupción”, corno cualquier buen
cristiano. Las expresiones precisas del gran apóstol y filósofo serán citadas más adelante
en el presente trabajo, y se demostrará su verdadero sentido.

El hecho de que tantos intérpretes, Padres de la Iglesia y escolásticos hayan procurado


eludir la verdadera significación de las palabras de San Pablo, no prueba nada en contra
de su sentido íntimo, sino más bien contra la sinceridad de los teólogos, cuya
inconsecuencia será demostrada con tal motivo; a pesar de lo cual, habrá quien defienda
sus proposiciones, por erróneas que sean, hasta el último extremo. Otros, reconociendo
su equivocación primera, ofrecerán al pobre animal, corno Cornelio Lápide, categoría
de honorable. Especulando, al tratar de la parte consignada por la Naturaleza a la
creación bruta en el gran drama de la vida, dice: “El objeto de todas las criaturas es el
servicio del hombre”. De aquí, juntamente con él (su dueño), están esperando su
renovación: cum homine renovationem suam expectant 4. El servir al hombre no puede,
seguramente, significar el ser atormentados, muertos, inútilmente cazados y
maltratados; al paso, es casi innecesario explicar la palabra renovación.

Comprenden por ella los cristianos la renovación de los cuerpos después de la segunda
venida de Cristo y la limitan al hombre con exclusión de los animales. Los estudiantes
de la Doctrina Secreta la explican por la sucesiva renovación y perfección de formas en
la escala de la existencia objetiva y subjetiva; y durante una larga serie de
transformaciones evolutivas del animal al hombre y hacia arriba …

Esto será por supuesto rechazado con indignación por los cristianos. Se nos dirá que no
es así como la Biblia les ha sido explicada, y que no puede tener semejante significado.
Es inútil insistir acerca de lo mismo. Muchas y tristes en sus resultados han sido las
erróneas interpretaciones de lo que la gente ha tenido a bien llamar la “Palabra de Dios”.
La sentencia: “Maldito sea Canaán: un siervo de siervos será para sus hermanos”
(Génesis, IX, 25) ha dado origen a siglos de miseria e inmerecida angustia para los
infelices esclavos negros. El clero de los Estados Unidos fue su más violento enemigo
cuando surgió la cuestión antiesclavista, oponiéndose con la Biblia en la mano. Y sin
embargo está demostrado que la esclavitud ha sido la causa de la decadencia natural de
todos los países. Y la misma orgullosa Roma cayó, como Geyer justamente observa,
porque “en el antiguo mundo la mayoría de los hombres eran esclavos”. Pero tan
terriblemente imbuidos han estado en todo tiempo los mejores y más inteligentes
cristianos de estas erróneas interpretaciones de la Biblia, que hasta uno de sus más
grandes poetas, al tiempo que defendía el derecho del hombre a la libertad, no concede
participación alguna en la misma al pobre animal. “Dios nos dio sólo a nosotros, sobre
el animal, pez y ave, dominio absoluto. Aquel derecho lo poseemos nosotros por su
donación. Pero al hombre de el hombre no hizo señor. Título tal para sí mismo
reservado, al humano dejó libre del humano.” dice Milton.

Pero como sucede en el caso del crimen, el error debe aparecer, y la incongruencia debe
inevitablemente mostrarse siempre que se sostienen conclusiones erróneas, ya en contra,
ya en favor de una cuestión preconcebida. Los adversarios del filozoísmo oriental
ofrecen así a sus críticos un arma formidable para destruir sus más hábiles argumentos,
663

gracias a tal incongruencia entre premisas y conclusiones, entre los hechos presupuestos
y las deducciones sacadas de los mismos.

El objeto de este ensayo es lanzar un rayo de luz sobre este asunto tan serio como
interesante. Los escritores católico–romanos, al sostener la legitimidad de las muchas
resurrecciones milagrosas de animales verificadas por sus santos, han hecho de ellas
materia de interminables debates. El “alma de los animales” es, en opinión de Bossuet,
“la más difícil y la más importante de todas las cuestiones filosóficas”.

Puesta en parangón con la doctrina de la iglesia de que los animales, aunque sin carecer
de alma, no la tienen permanente o inmortal, y que el principio que les anima muere con
el cuerpo, se hace interesante el averiguar cómo los escolásticos y teólogos de la Iglesia
reconcilian esta afirmación con aquella otra de que los animales pueden ser y han sido
con frecuencia milagrosamente resucitados.

Haciendo ver la inconsecuencia de las interpretaciones escolásticas y teológicas de la


Biblia, me propongo en este ensayo, que es sólo una ligera tentativa, –Pues otra cosa
exigiría algunos volúmenes– el convencer a las gentes de la gran criminalidad del hecho
de arrebatar la vida a los animales, especialmente en la caza y la vivisección. Y de todos
modos, mi objeto es hacer ver que, por absurda que sea la noción de que así el hombre
como el bruto pueden ser resucitados después de que el principio de vida se ha escapado
del cuerpo para siempre, semejantes resurrecciones, si fuesen ciertas, no serían mas
imposibles en el caso de una bestia que en el de un hombre; porque o bien ambos están
dotados por la Naturaleza de lo que en términos generales se llama alma, o bien ni uno
ni otro poseen semejante cosa.

II
“¡Qué quimera es el hombre! ¡Qué confuso caos, qué materia de contradicción! ¡Juez
declarado de todas las cosas y sin embargo un débil gusano de la tierra! ¡El principal
depositario y guardián de la Verdad y sin embargo un mero conjunto de incertidumbres!
¡La gloria y el escándalo del Universo!”. Pascal.

Veamos ahora cuáles son las opiniones de la iglesia Cristiana respecto a la naturaleza
del alma del animal; cómo reconcilia la discrepancia entre la resurrección de un animal
y la suposición de que el alma muere con él, y a este propósito daremos noticia de
algunos milagros relacionados con animales. Antes de dar el golpe final y decisivo a la
doctrina egoísta, que llega al último extremo con las crueles y despiadadas prácticas
usadas con los pobres animales, debe enterarse el lector de las primeras dudas de los
mismos Padres de la iglesia, por lo que se refiere a la debida interpretación de las
palabras de San Pablo, relativas a esta cuestión.

Es divertido observar cómo el Karma de los dos defensores más infatigables de la


iglesia Latina, Mrs. Des Mousseaux y De Mirville, en cuyas obras se encuentran los
pocos milagros aquí citados, les ha conducido a proporcionar las armas empleadas en la
actualidad en contra de sus propias opiniones, muy sinceras, pero también muy
erróneas.5. Como el gran combate del porvenir debe librarse entre los creacionistas de
una parte, o sea los cristianos y todos los que sostengan una creación especial y un dios
personal, y los evolucionistas de otra, o sea, los brahmanistas, budistas, librepensadores,
y, por fin, los más de los hombres de ciencia, será conveniente hacer una recapitulación
de sus posiciones respectivas.
664

4. El mundo cristiano supone tener derecho sobre la vida animal, fundándose: (a) en
los textos bíblicos anteriormente citados, y en las últimas interpretaciones
escolásticas; (b) en la ausencia de todo lo que se parezca a un alma divina o humana
en los animales. El hombre sobrevive a la muerte, el bruto, no.

5. Los evolucionistas orientales, fundando sus deducciones en sus grandes sistemas


filosóficos, sostienen que es un atentado contra la obra de la Naturaleza y el
progreso el matar a cualquier ser viviente, por las razones indicadas en las páginas
precedentes.

6. Los evolucionistas occidentales, armados de los últimos descubrimientos científicos,


no oyen ni a cristianos ni a paganos. Algunos hombres de ciencia creen en la
evolución, otros no. Unos y otros convienen, sin embargo, en un punto, a saber: que
las investigaciones físicas y exactas no dan motivo alguno para presumir que el
hombre esté dotado de un Alma inmortal y divina más que un perro.

Así es que, mientras los evolucionistas asiáticos se conducen respecto de los animales
de una manera consecuente con sus opiniones científicas y religiosas, ni la iglesia ni la
escuela científica materialista son lógicas en la aplicación práctica de sus teorías
respectivas. La primera, enseñando que cada una de las cosas vivientes es creada sola y
especialmente por Dios, como puede serlo cualquier niño, y que se encuentra desde el
nacimiento hasta la muerte bajo el ojo vigilante de una sabia y bondadosa Providencia,
concede a la creación inferior solamente un alma temporal. La segunda, considerando
tanto al hombre como al animal como producción inanimada de algunas, hasta ahora no
descubiertas, fuerzas de la Naturaleza, establece, sin embargo, un abismo entre ambos.

Un hombre de ciencia, el más determinado materialista, aquel que con la mayor sangre
fría procede a ejecutar la vivisección de un animal, se estremecerá ante el pensamiento
de mutilar, y no digamos nada de atormentar hasta la muerte, a un semejante suyo. Y
tampoco se encuentra entre estos grandes materialistas ninguno que, mostrándose
consecuente y lógico consigo mismo, se haya dedicado a definir el verdadero estado
moral del animal en esta tierra, y los derechos del hombre sobre él.

Citaremos algunos ejemplos para probar los cargos hechos. Dirigiéndonos a


inteligencias serias y cultas, debe suponerse que las opiniones de las distintas
autoridades aquí aludidas, no son extrañas al lector. Bastará, por lo tanto, hacer breve
resumen de algunas de las conclusiones a que han llegado, empezando por los
eclesiásticos.

Como ya se ha dicho, la Iglesia exige que se crea en los milagros hechos por sus
grandes santos. Entre los distintos prodigios verificados escogeremos ahora solamente
los que de un modo directo se relacionan con nuestro asunto, a saber: las milagrosas
resurrecciones de animales. Ahora bien; el que concede al hombre un Alma inmortal
independiente del cuerpo que anima, puede fácilmente creer que por medio de algún
milagro divino, puede el alma ser vuelta a llamar y obligada a entrar de nuevo en el
tabernáculo que aparentemente abandonara para siempre. Pero ¿Cómo podrá aceptar la
misma posibilidad en el caso de un animal, desde el momento en que su fe le enseña
que el animal no tiene alma ninguna independiente, desde el momento en que le dice
que es aniquilada con el cuerpo? Porque durante algunos centenares de años, desde
665

Tomás de Aquino, la iglesia ha enseñado autoritariamente que el alma del bruto muere
con su organismo ¿Qué es, pues, lo que es atraído de nuevo a la arcilla para reanimarla?
En este punto entra el escolasticismo, y tomando en sus manos la dificultad, reconcilia
lo irreconciliable.

Comienza sentando como premisa, que los milagros de la resurrección de animales son
innumerables, y también probados y auténticos como “la resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo” 6. Los bolandistas citan un sinnúmero de ejemplos.

Y el Padre Burigny, un hagiógrafo del siglo XVII, observa placenteramente, con


referencia a las avutardas resucitadas por St. Remi: “Se me puede decir, sin duda
alguna, que soy un ganso por dar crédito a tales 'cuentos azules'.Contestaré al que se
burle diciendo que, si niega este punto, debe también borrar de la vida de San Isidoro de
España la afirmación de que resucitó al caballo de su amo; de la biografía de San
Nicolás de Tolentino, que devolvió la vida a una perdiz, en lugar de comérsela; de la de
San Francisco, que arrebató a los carbones ardientes de un horno, por los cuales se
hallaba rodeado, el cuerpo de un cordero, que resucitó inmediatamente; y que hizo
también nadar en su salsa a peces cocidos, a los cuales resucitó, etc., etc. Sobretodo, el
escéptico tendrá que recusar a más de 100.000 testigos de vista –entre los cuales, por lo
menos, hay que considerar a unos pocos con sentido común– por ser unos embusteros o
por haber sido engañados”.

Una autoridad mucho mayor que la del Padre Burigny, a saber, el Papa Benedicto XIV,
corrobora y afirma la evidencia anterior. Además, los nombres de los testigos
presenciales de las resurrecciones de San Silvestre, San Francisco de Paula, Severino de
Cracovia y de otros muchos, están todos mencionados por los bolandistas.“El
(Benedicto XIV) añade únicamente –dice el Cardenal de Ventura que le cita– que como
quiera que sea, para que la resurrección merezca el nombre de tal, requiere la idéntica y
numérica reproducción de la forma” 7, tanto como la del material de la criatura muerta y
que como aquella forma (o alma) del bruto es siempre aniquilada con su cuerpo, según
la doctrina de Sto. Tomás, Dios, en cada uno de semejantes casos, se ve obligado a
crear, con motivo del milagro, una nueva forma para el animal resucitado. De lo que se
deduce que el bruto resucitado no era completamente idéntico a lo que había sido antes
de su muerte (nonidem omnino esse) 8.

Ahora bien: esto presenta un aspecto tan terrible como una de las Mayas de la Magia.
Como quiera que sea, aunque la dificultad no se explica en absoluto, se saca en claro lo
siguiente: el principio que ha animado al animal durante su vida, y que es llamado alma,
se ha disipado después de la muerte del cuerpo; y Dios entonces, con ocasión de un
milagro, crea otra alma, una especie de alma informal, como el Papa y el Cardenal nos
dicen: un alma que, además es distinta de la del hombre, la cual es una entidad
independiente, etérea y eterna.

Además de la objeción natural que surge contra el nombre de milagro aplicado a


semejante procedimiento puesto en práctica por un santo (pues es simplemente Dios
quien detrás de aquél crea, para su glorificación, un alma enteramente nueva, lo mismo
que hace con un nuevo cuerpo) la totalidad de la doctrina tomística es completamente
refutable. Porque, como Descartes observa con mucha razón: “Si el alma del animal es
tan distinta (por su inmaterialidad) de su cuerpo, será apenas posible dejar de
reconocerla como un principio espiritual, y por tanto, un principio inteligente”.
666

No es necesario recordar al lector que Descartes consideraba al animal viviente sólo


como un autómata. “Un reloj bien construido, con su cuerda”, según Malebranche. Por
lo tanto, el que acepte la teoría cartesiana cerca del animal tiene que admitir al mismo
tiempo las opiniones de los materialistas modernos. Porque, desde el momento en que
un autómata es capaz de sentimientos tales como el amor, la gratitud, etc., y está dotado
sin ningún género de duda de memoria, todos estos atributos deben ser –como el
materialismo enseña– propiedades de la materia. Pero si el animal es un autómata, ¿Por
qué no lo es el hombre? Las ciencias exactas, la anatomía, la fisiología, etc., etc., no
encuentran la menor diferencia entre los cuerpos de ambos y ¿Quién sabe –pregunta
Salomón con justicia– si el Espíritu del hombre ha ido hacia arriba algo más de lo que
ha ido el del animal? Así pues, encontramos al metafísico Descartes tan inconsecuente
como cualquiera.

Pero, ¿Qué dice Sto. Tomás a todo esto? Concediendo un alma (ánima) al bruto, y
declarándola inmaterial, le niega al mismo tiempo la calificación de espiritual. Porque,
dice: “En tal caso implicaría inteligencia, una virtud y una operación especial que está
reservada únicamente para el Alma humana”. Mas, como en el IV Concilio de Letrán se
decidió que Dios ha creado dos substancias distintas, la corpórea (mundanam) y la
espiritual (spiritualem) y que lo que es incorpóreo debe ser necesariamente espiritual,
Sto. Tomás tuvo que recurrir a una especie de arreglo que únicamente puede librarse de
ser llamado subterfugio por ser un santo el que lo emplea. Y así dice: “Esta alma del
bruto no es ni Espíritu, ni cuerpo: es de una naturaleza media” 9. Es ésta una aserción
muy desdichada, puesto que, en otra parte, Sto. Tomás, dice: “que todas las almas, hasta
las de las plantas, tienen la forma substancial de sus cuerpos”. Y si esto es cierto, en
cuanto a las plantas, ¿Por qué no lo es en lo referente a los animales? No están
constituidos ciertamente ni por “Espíritu”, ni por pura materia, sino por aquella esencia
a la cual llama Sto. Tomás “una naturaleza media”. Pero,¿Por qué una vez en el camino
recto se niega la supervivencia, aun prescindiendo de la inmortalidad? La contradicción
es tan flagrante que De Mirville, desesperado, exclamaba: “¡Aquí nos encontramos en
presencia de tres substancias en lugar de dos, según decretó el Concilio Lateratiense!”, y
procede en seguida a contradecir, en todo lo que Se atreve, al Angélico Doctor.

El gran Bossuet, en su Traité de la Connaissance de Dieu et de soi même, analiza el


sistema de Descartes y lo compara con el de Sto. Tomás. Nadie puede criticarle por
preferir a Descartes en materia de lógica. El encuentra que la “invención cartesiana de
un autómata salva mejor la dificultad que la de Sto. Tomás”, aceptada por completo por
la Iglesia Católica; por lo cual, el Padre Ventura se siente indignado contra Bossuet por
“aceptar un error tan miserable y pueril”. Y aunque concediendo a los animales un alma
con todas sus cualidades de afección y sentido, fiel a su maestro Sto. Tomás, les niega
también inteligencia y poderes de raciocinio.“Bossuet –dice – es culpable en el más alto
grado, desde el momento en que él mismo dijo: Yo preveo que se está preparando una
gran guerra contra la iglesia bajo el nombre de Filosofía Cartesiana”. Tiene razón en
esto el Padre Ventura, porque de la materia sensible del cerebro del animal procede, de
un modo completamente natural la materia pensante de Locke, y de ésta última todas las
escuelas materialistas de nuestro siglo. Pero en lo que él fracasa es en sostener la
doctrina de Sto. Tomás, la cual se encuentra llena de errores y de contradicciones
evidentes. Porque si el alma del animal es, como enseña la iglesia Romana, un principio
informal e inmaterial, entonces es evidente que, siendo independiente del organismo
físico, no puede morir con el animal, ni más ni menos de lo que sucede al hombre. Si
667

convenimos en que subsiste y sobrevive, ¿En qué aspecto difiere del Alma humana?
Pero también es eterna, si admitimos la autoridad de Sto. Tomás en algún asunto,
aunque en otro lugar se contradiga. “El Alma del hombre es inmortal, y el alma del
animal perece.” (Summa, vol. V, pág. 164). Dice esto después de haber preguntado en el
vol. II de la misma obra (pág. 256): “¿Existen algunos seres que vuelvan a la nada?”, y
de haberse contestado a sí mismo: “No; porque en el Eclesiastés se dice (III, 14): “Todo
lo que Dios ha hecho, existirá por siempre ”. “En Dios no existe variabilidad ninguna”
(Santiago, I, 17). Por lo tanto –continúa Sto. Tomás– ni en el orden natural de las cosas,
ni por medio de milagros, existe criatura alguna que vuelva a la nada (que sea
aniquilada): nada existe en la criatura que sea aniquilado, porque lo que manifiesta con
el mayor resplandor la bondad divina es la perpetua conservación de las criaturas” 10.
Esta sentencia está comentada y confirmada en la anotación, por el Abate Drioux, su
traductor. “No, –observa– nada es aniquilado; este es un principio que se ha convertido
para la ciencia moderna en una especie de axioma”.

Y si es así, ¿Por qué ha de haber una excepción a esta regla invariable de la Naturaleza,
reconocida por la ciencia y la teología, sólo para el alma de los animales? Y esto aun en
el caso de que no tenga ninguna inteligencia, suposición que todo pensador imparcial
evitará siempre hacer de buenas a primeras.

Veamos ahora, pasando de la filosofía escolástica a las ciencias naturales, cuáles son las
objeciones del naturalista a que el animal posea un alma inteligente y, por lo tanto,
independiente del mismo. “Cualquier cosa que piense, que comprenda, que obre, es algo
celestial y divino; y teniendo esto en cuenta, debe necesariamente deducirse que es
eterno”. Esto escribió Cicerón hace cerca de dos mil años. Nosotros debemos
comprender bien a Mr. Huxley cuando contradice la conclusión de que Santo Tomás de
Aquino, el rey de los metafísicos, creyó firmemente en los milagros de resurrección
verificados por San Patricio 11. En realidad, cuando pretensiones tan tremendas como
las que los dichos milagros suponen, son dadas a luz e impuestas por la Iglesia a la
creencia de los fieles, los teólogos deberían por lo menos tener más cuidado de que sus
autoridades más elevadas no estuvieran en contradicción unas con otras, demostrando
así ignorancia acerca de cuestiones que, sin embargo, han sido convertidas en doctrinas.

El animal, pues, se encuentra limitado en su progreso e inmortalidad, porque es un


autómata. Según Descartes, no tiene inteligencia ninguna, en lo que estaba de acuerdo
con el escolasticismo de la Edad Media: no tiene más que instintos, que significan
impulsos involuntarios, según afirman los materialistas y niega la iglesia.

Federico y Jorge Cuvier han discutido ampliamente, como quiera que sea, acerca de la
inteligencia y del instinto de los animales 12. Sus ideas sobre el asunto han sido
reunidas y publicadas por F. Conveur, el sabio Secretario de la Academia de Ciencias.
He aquí lo que Federico Cuvier, Director durante treinta años del Departamento
Zoológico y del Museo de Historia Natural en el Jardín des Plantes de París, escribe
acerca de la cuestión: “Descartes estaba equivocado": el error general consiste en que
nunca se ha hecho la suficiente distinción entre la inteligencia y el instinto. El mismo
Buffon cayó en esta omisión, y debido a ello, todo es contradictorio e n su filosofía
zoológica. Reconociendo en el animal una sensibilidad superior a la nuestra, así como la
conciencia de su existencia real, le niega al mismo tiempo entendimiento, reflexión y
memoria, y por consiguiente, toda posibilidad de tener pensamientos.” (Buffon.
Discurso acerca de la naturaleza de los Animales, VII, pág. 57).
668

Pero como era difícil detenerse aquí, admitió que el animal posee una especie de
memoria activa, extensiva y más fiel que nuestra memoria humana. (Id., id., pág. 77).
También, después de haberle negado todo grado de inteligencia, admite sin embargo
que el animal consulta a sus amos, interrogándoles, y comprendiendo perfectamente las
señales de su voluntad. (Id. id., vol. X, Historia del Perro, pág.2). Difícilmente podrá
esperarse de un gran hombre de ciencia una serie más magnífica de afirmaciones
contradictorias. El ilustre Cuvier tiene razón, por lo tanto, al observar a su vez que “este
nuevo mecanismo de Buffon es menos inteligible todavía que el autómata de Descartes”
13. Según observa el crítico, la línea de demarcación debe trazarse entre el instinto y la
inteligencia. La construcción de colmenas por las abejas y la construcción de diques por
los castores, en el terreno seco las primeras, y en la corriente de las aguas los segundos,
son actos y efectos del instinto, por siempre inmutables y jamás modificados; mientras
que los actos de la inteligencia deben buscarse en acciones evidentemente pensadas por
el animal, en las que entra en juego, no el instinto, sino la razón, evocada por la
educación y por el proceso de desarrollo que la hace susceptible de perfección y
desenvolvimiento. El hombre está dotado de razón, el niño, de instinto, y el animal
joven da más señales que el niño de poseer ambas cosas.

A decir verdad, todos los que discuten este problema saben tan bien como nosotros que
así es. Si los materialistas se niegan a confesarlo, es por orgullo. Negando el alma, tanto
al hombre como al animal, no quieren admitir que este último se halle dotado de
inteligencia como ellos mismos, aunque en un grado infinitamente menor. A su vez, el
clérigo, el naturalista que siente inclinaciones religiosas y el moderno metafísico, se
resisten a confesar que así el hombre como el animal estén dotados de alma y de
facultades que, aunque no sean iguales en desarrollo y en perfección, sean por lo menos
lo mismo en nombre y en esencia. Todos ellos saben, o deben saber, que el instinto y la
inteligencia son dos facultades del todo opuestas en su naturaleza, dos enemigos
siempre enfrente uno de otro y en conflicto constante. Y si no quieren admitir dos almas
o principios, tienen que reconocer, de todos modos, la presencia en el alma de dos
potencias, cada una de las cuales tiene un lugar diferente en el cerebro –y por cierto bien
conocido por ellos–desde el momento en que pueden aislarlas alternativamente, y
destruirlas temporalmente, según el órgano o porción de órganos que atormenten en sus
terribles vivisecciones. Es más que humano orgullo lo que hizo decir a Pope: “Pregunta
con qué objeto los cuerpos celestes brillan y para quién sirve la Tierra. El orgullo
contesta: ¡Es para mí.

Para mí la Naturaleza bondadosa despierta su ingénito poder, hace brotar todas las
hierbas y despliega todas las flores. Para mí producen las minas tesoros a millares. Para
mí de mil fuentes brota la salud. Muévense los mares para transportarme, y los soles
brillan para darme luz. La Tierra es mi trono; mi dosel los cielos!”. El mismo orgullo
inconsciente hizo pronunciar a Buffon sus paradójicas observaciones referentes a la
diferencia entre el hombre y el animal. “La diferencia consiste en la ausencia de
reflexión, porque el animal –dice– no siente lo que siente el hombre” ¿Cómo lo sabe
Buffon? “El no piensa lo que piensa”, añade, después de haber dicho al auditorio que el
animal recuerda y con frecuencia delibera, compara y escoge 14 ¿Quién ha pretendido
jamás que una vaca o un perro pudiesen ser ideólogos? Pero el animal puede pensar, y
saber que piensa; y tanto más vivamente, cuanto que no puede hablar y expresar sus
pensamientos. Pero ¿Cómo pueden saberlo Buffon ni otro cualquiera? Sea de esto lo
que fuere, una cosa está demostrada sin embargo por las observaciones exactas de los
669

naturalistas; y es que el animal se halla dotado de inteligencia. Establecido esto, no


tenemos más que repetir la definición que de la inteligencia da Tomás de Aquino: “la
prerrogativa del Alma inmortal del hombre”, y ver si lo mismo corresponde al animal.

Pero podemos demostrar a la verdadera filosofía cristiana que el cristianismo primitivo


no predicó jamás tan atroces doctrinas, las cuales fueron causa de que se apartaran
tantos hombres de los mejores Y de más elevada inteligencia, de las enseñanzas de
Cristo y de sus discípulos.

III
“¡Oh, Filosofía.Tú, guía de la vida y descubridora de la virtud!”. Cicerón.

“La filosofía es una modesta profesión; toda ella es realidad y franqueza. Yo aborrezco
la solemnidad y las pretensiones, que sólo orgullo contienen en el fondo.”. Plinio.
Según las enseñanzas teológicas, el destino del hombre, ya sea brutal y parecido a una
bestia, ya sea un santo, es la inmortalidad ¿Y cuál es el destino futuro de las
innumerables huestes del reino animal? Varios escritores católico–romanos, el Cardenal
Ventura, el Conde de Maistre y otros muchos, nos dicen que “el alma animal es una
fuerza”. “Bien establecido está que el alma del animal –dice su eco– fue producida por
la tierra, pues esto es bíblico. Todas las almas vivientes y movientes (nephesh , o
principio de vida) proceden de la Tierra; pero compréndaseme bien: no solamente del
polvo, del cual sus cuerpos, lo mismo que los nuestros, fueron hechos, sino además del
poder y potencia de la Tierra, o sea de su fuerza inmaterial. Pues todas las fuerzas … las
del mar, las del aire, etc.,etc.,son aquellas Potestades Elementarias (principautés
élementaires) de las cuales hemos hablado en otra parte” 15. Lo que el Marqués de
Mirville entiende por la expresión subrayada, es que cada Elemento en la Naturaleza, es
un dominio lleno de sus respectivos e invisibles espíritus, y gobernado por ellos. Los
kabalistas occidentales y los rosacruces los han llamado sílfides, ondinas, salamandras y
gnomos; los místicos cristianos, como de Mirville, les dan nombres hebreos,
clasificándolos entre las varias especies de demonios al mando de Satán. Con el permiso
de Dios, por supuesto. 19.

También se rebela contra la decisión de Sto. Tomás, el cual enseña que el alma animal
es destruida con el cuerpo. “Es una fuerza –dice– lo que se nos pide que aniquilemos: la
fuerza más substancial de la Tierra, llamada alma animal” 16. La cual, según el Rvdo.
Padre Ventura, es “el alma más respetable después de la del hombre.”. La había llamado
justamente una fuerza inmaterial, y ahora él mismo dice “que es la cosa más substancial
de la Tierra” 17. ¿Pero qué es esta fuerza? Jorge Cuvier y Flourens, el académico, nos
dicen su secreto: “La forma o la fuerza de los cuerpos (téngase presente que forma
significa alma en este caso) –escribe el primero– es para ellos más especial que la
materia, desde el momento en que ésta (sin ser destruida en su esencia) cambia
constantemente, mientras que la forma prevalece eternamente”. A esto observa
Flourens: “en todo lo que tiene vida, la forma es más persistente que la materia; porque
lo que constituye el SER del cuerpo viviente, es identidad y parecido, es su forma” 18.
“Ser –como a su vez observa De Mirville– principio magistral, pacto filosófico de
nuestra inmortalidad” 19. Debe inferirse que quiere indicarse bajo este término
670

engañador el alma humana y animal. Yo sospecho que es más bien lo que nosotros
llamamos la VIDA UNA.

Como quiera que sea, la filosofía, así la profana como la religiosa, corrobora esta
afirmación, o sea que las dos almas, tanto del hombre como del animal, son idénticas.
Leibnitz, el filósofo amado de Bossuet, parece dar crédito a la Resurrección Animal,
hasta cierto punto. Siendo para él la muerte “simplemente una ocultación de la
personalidad ”, la compara a la conservación de las ideas durante el sueño, o a la
mariposa dentro de su crisálida. “Para él –dice De Mirville– la resurrección. 20. es una
ley general de la Naturaleza, llegando a ser un gran milagro cuando es verificada por un
taumaturgo, sólo por razón de su carácter prematuro, de las circunstancias que la rodean
y de la manera corno aquél la lleva a cabo”. En esto, Leibnitz es un verdadero ocultista,
sin sospecharlo. El desarrollo y florecimiento de una planta en cinco minutos, en lugar
de varias semanas, y la germinación forzada y crecimiento de las plantas, animales y
hombres, son hechos conservados en los anales de los ocultistas. Son milagros
únicamente en apariencia: las fuerzas productoras naturales obran con una intensidad
mil veces mayor, por virtud de condiciones excitadas con arreglo a leyes ocultas,
conocidas del iniciado. El rápido y anormal crecimiento se efectúa por las fuerzas de la
Naturaleza, ya ciegas, ya adscritas a inteligencias menores, sujetas al poder oculto del
hombre y dirigidas para que operen colectivamente en el desenvolvimiento de lo que se
quiere hacer surgir del seno de sus elementos caóticos.

Pero ¿Por qué llamar al uno un milagro divino, y al otro un subterfugio satánico, o
sencillamente una treta fraudulenta?. Sin embargo, como verdadero filósofo, Leibnitz se
ve obligado, en esta peligrosa cuestión de la resurrección de los muertos, a incluir en
ella a todo el reino animal en su gran síntesis. Y a decir: “Creo que las almas de los
animales son imperecederas … y considero que nada hay más a propósito para
demostrar nuestra naturaleza inmortal”21. Apoyando a Leibnitz, Dean, el Vicario de
Middleton, publicó en 1748 dos pequeños volúmenes acerca de este asunto. Para
resumir sus ideas, dice que “las Santas Escrituras indican en varios párrafos que los
animales vivirán en una vida futura. Esta doctrina ha sido sostenida por varios Padres de
la Iglesia. Enseñándonos la razón que los animales tienen un alma, nos dice al mismo
tiempo que deben existir en algún estado futuro. En ninguna parte se encuentra
sostenido el sistema de los que creen que Dios aniquila el alma del animal, y no tiene
ningún fundamento sólido en si mismo”, etc. 22. Muchos de los hombres de ciencia del
siglo pasado defendieron la hipótesis de Dean, declarándola en extremo probable,
especialmente uno de ellos, el sabio teólogo protestante Charles Bonnet, de Ginebra.
Ahora bien, este teólogo fue autor de una obra en extremo curiosa llamada por él
Palingenesia 23, o el Nuevo Nacimiento, que tiene lugar, como procura demostrar,
gracias a un germen invisible que existe en todo hombre. Y lo mismo que Leibnitz, no
puede comprender por qué los animales han de excluirse de un sistema que con tal
exclusión no sería una unidad, puesto que sistema significa una colección de leyes 24.
“Los animales –escribe– son libros admirables en que el Creador ha reunido los más
sorprendentes rasgos de su Soberana inteligencia. El anatómico tiene que estudiarlos
con respeto, y aun el menos dotado del sentimiento delicado y razonador que caracteriza
al hombre moral, jamás pensará, al hojear estas páginas, que está manejando fragmentos
de pizarra o rompiendo guijarros. Jamás olvidará que todo cuanto vive y siente merece
su compasión y piedad. Los hombres correrían el riesgo de comprometer sus
sentimientos éticos, si se familiarizasen con los sufrimientos y con la sangre de los
animales. Es esto una verdad tan evidente, que los gobiernos no deberían nunca perderla
671

de vista. En cuanto a la hipótesis del automatismo, me sentiría inclinado a considerarla


como una herejía filosófica, muy peligrosa para la sociedad, si no violase tan
fuertemente el buen sentido y los sentimientos, hasta el punto de ser inofensiva, porque
nunca será generalmente aceptada.

Por lo que hace al destino del animal, si mi hipótesis es justa, la Providencia le reserva
las más grandes compensaciones en estados futuros …25. Y para mí, su resurrección es
la consecuencia de aquella alma o forma que necesariamente nos vemos obligados a
concederles, porque siendo el alma una substancia simple, ni puede ser dividida, ni
descompuesta, ni tampoco aniquilada. No puede eludirse esta deducción sin caer en el
automatismo de Descartes; y entonces, del automatismo animal, forzosamente
llegaríamos muy pronto al automatismo del hombre.” La escuela moderna de biólogos
ha llegado a la teoría del hombre autómata; pero sus discípulos pueden ser abandonados
a sus propios medios y conclusiones. Ahora solamente trato de la prueba final y
absoluta de que los más filosóficos intérpretes de la Biblia –por desprovistos que hayan
podido estar de más clara percepción respecto de otras cuestiones– no han negado
jamás,,con la autoridad de aquel libro, un alma inmortal a los animales, para lo cual no
han encontrado en dicho libro –y por lo que hace al Antiguo Testamento– más
fundamento que para afirmar la existencia de un alma semejante en el hombre.

No hay más que leer ciertos versículos de Job y del Eclesiastés (III, 17 y sig., 22) para
llegar a esta conclusión. La verdad del caso es que ni una sola palabra referente al
estado futuro de unos y otros se encuentra allí. Pero si sólo se encuentra en el Antiguo
Testamento una evidencia negativa, en lo que al alma inmortal de los animales se
refiere, en el Nuevo se halla tan claramente afirmada como la del hombre mismo.
Vamos a dar ahora la prueba definitiva en beneficio de los que se burlan del filozoísmo
indo, de los que afirman su derecho a matar animales a su placer y capricho, de los que
les niegan un alma inmortal. Al final del primer capítulo sobre este asunto, se hizo
mención de San Pablo, como defensor de la inmortalidad de toda la creación animal.
Afortunadamente, no es esta afirmación de aquellas que puedan ser menospreciadas por
los cristianos como interpretaciones blasfemas y heréticas de la Santa Escritura, hechas
por un grupo de ateos y librepensadores. De desear seria que todas las palabras
profundamente sabias del Apóstol Pablo, que ante todo fue un iniciado, fuesen tan
claramente comprendidas como los párrafos que se refieren a los animales. Porque
entonces, como se hará ver, la indestructibilidad de la materia enseñada por la ciencia
materialista, la Ley de la Evolución Eterna, tan agriamente negada por la iglesia, la
omnipresencia de la VIDA UNA, o la unidad del ELEMENTO UNO, y su presencia en
te da la extensión de la Naturaleza, según las enseñanzas de la Filosofía Esotérica y el
sentido secreto de las observaciones de San Pablo a los Romanos (VIII, 18–23),
quedaría demostrado, sin dudas ni cavilaciones, que son una misma cosa. Pues a decir
verdad, ¿Qué otra cosa podía querer decir aquel gran personaje histórico, tan
evidentemente imbuido por la filosofía neoplatónica de Alejandría, con las siguientes
frases que transcribo con comentarios hechos a la luz del Ocultismo, para dar una idea
más clara de mi tesis? El Apóstol sienta sus premisas diciendo (Romanos, VIII, 16, 17)
que: “El mismo Espíritu (Paramâtmâ) da testimonio con nuestro Espíritu (Âtman) de
que nosotros somos hijos de Dios” y “como tales hijos, sus herederos”, herederos, por
supuesto, de la eternidad e indestructibilidad de la eterna o divina Esencia en nosotros.
Después, nos dice que: “Los sufrimientos de los tiempos presentes no son dignos de
compararse con la Gloria que ha de ser revelada” (v. 18). La Gloria, sostenemos
nosotros, no es la Nueva Jerusalén, la simbólica representación del porvenir de las
672

revelaciones kabalísticas de San Juan, sino los períodos Devachánicos y las series de
nacimientos en las razas sucesivas, donde, después de cada nueva encarnación, nos
hemos de encontrar nosotros mismos más elevados, tanto física como espiritualmente, y
cuando por fin, todos nos hayamos convertido verdaderamente en Hijos de Dios al
tiempo de la última Resurrección, ya la llamen las gentes Cristiana, ya Nirvánica, ya
Parabráhmica, pues todas ellas son una y la misma. Porque a decir verdad: “La más
ardiente expectación de la criatura es aguardar la manifestación de los Hilos de Dios”
(v. 19). Por criatura, se quiere dar a entender aquí el animal, como se demostrará más
adelante con la autoridad de San Juan Crisóstomo. Pero, ¿Quiénes son los Hijos de
Dios, cuya manifestación anhela la creación entera? ¿Son los “Hijos de Dios” con
quienes “Satán vino también” (véase Job I, 6), o los Siete Ángeles de la Revelación?
¿Se refieren a los cristianos únicamente o a los Hijos de Dios sobre toda la Tierra? 26.
Tal manifestación está prometida al final de cada Manvantara 27 o periodo del mundo,
por las escrituras de todas las grandes religiones; y excepto en la interpretación esotérica
de todas ellas, en ninguna parte se encuentra con tanta claridad como en los Vedas. Pues
en ellos se dice que al fin de cada Manvantara sobreviene el Pralaya o la destrucción del
mundo, de los cuales uno sólo es conocido y esperado por los cristianos, y allí quedarán
los Sishtas o restos, siete Rishis y un guerrero, y todas las semillas para la próxima
“oleada humana de la siguiente Ronda” 28. Pero la cuestión que por el momento nos
interesa no es determinar qué teoría es más correcta, si la hindú o la cristiana, sino
demostrar que los brahmanes, al enseñar que las semillas de todas las criaturas son
conservadas, a pesar de la destrucción total, periódica y temporal de todas las cosas
visibles, juntamente con los Hijos de Dios o los Rishis que deben manifestarse a la
humanidad futura, no dicen ni más ni menos de lo que San Pablo predicaba. Tanto éste
como aquellos comprenden toda la vida animal en la esperanza de un nuevo nacimiento
y en la renovación en un estado más perfecto, cuando todas las criaturas que ahora
esperan gocen de la manifestación de los Hijos de Dios. Porque como San Pablo dice:
“La misma (ipsa) criatura también debe ser libertada de la servidumbre de la
corrupción”, lo que equivale a decir que el germen del alma animal indestructible, que
no logra el Devachán mientras permanece en su estado elementario o animal, ingresará
en una forma superior y seguirá adelante, juntamente con el hombre, debiendo progresar
en estados y formas cada vez más elevados hasta el fin, “en la gloriosa libertad de los
Hijos de Dios” (v. 21). Y esta gloriosa libertad únicamente puede ser alcanzada por
medio de la evolución o progreso kármico de todas las criaturas. El animal mudo que ha
evolucionado de la planta semi–sensible, se transforma por grados en hombre, Espíritu,
Dios, y sucesivamente ad infinitum–. Pues dice San Pablo: “Nosotros sabemos
(“nosotros'” los Iniciados), que toda la creación (omnis creatura o criatura en la
Vulgata), gime y sufre los dolores del parto hasta ahora”29 (v. 22).

Esto es decir claramente que el hombre y el animal sufren igualmente en la Tierra, en


sus esfuerzos de evolución hacia la meta conforme a la ley kármica. Hasta ahora,
significa hasta la Quinta Raza. Para declararlo mejor, el gran Iniciado cristiano, se
explica diciendo: “No sólo ellos (los animales), sino también nosotros que gozamos de
los primeros frutos del Espíritu, gemimos en nuestro íntimo ser, mientras esperamos la
adopción, esto es: redimirnos de nuestro cuerpo.” (ver. 23).

Sí; nosotros los hombres, gozamos ya de los “primeros frutos del Espíritu”, o sea de la
luz directa, de Parabrahman, que es nuestro Âtma o séptimo principio, lo cual debemos
a la perfección de nuestro quinto principio (Manas), el cual está mucho menos
desarrollado en los animales. Como compensación, sin embargo, su karma es mucho
673

menos pesado que el nuestro. Pero ésta no es una razón para que no hayan de alcanzar
también en su día aquella perfección que da al hombre plenamente desenvuelto la forma
de un Dhyân Chohan.

Nada puede ser más claro, aun para un critico profano, no iniciado, que estas palabras
del gran Apóstol, ya las interpretemos a la luz de la Filosofía Esotérica, ya a la del
escolasticismo de la Edad Media. No sólo al hombre, sino a todas las criaturas vivientes
cabe la esperanza de la redención, por la supervivencia de la Entidad Espiritual,
libertada de la servidumbre de la corrupción o de la serie de las formas temporales
dentro de la materia. Mas no hay que esperar que el compañero de los animales,
proverbialmente injusto aun para con sus semejantes, consienta fácilmente en compartir
sus aspiraciones con su ganado y sus aves domésticas. El famoso comentador de la
Biblia, Cornelio Lápide, fue el primero que hizo la advertencia y acusó a sus
predecesores por la consciente y deliberada intención de hacer todo cuando podían para
evitar la aplicación de la palabra creatura a las criaturas inferiores de este mundo.
Sabemos por él que San Gregorio Nacianceno, Orígenes y San Cirilo (el cual,
probablemente se negó a ver una criatura humana en Hypatia y se condujo con ella
como si hubiese sido un animal salvaje) insistieron en que la palabra creatura de los
versículos antes citados, fue aplicada por el Apóstol simplemente a los Ángeles. Pero,
como observa Cornello, el cual apela a Santo Tomás en corroboración de su tesis,“esta
opinión es torcida y violenta en demasía (distorta et violenta); está además anulada por
el hecho de que los Ángeles, como tales, están libres de los lazos de la corrupción” ¡No
es tampoco más feliz la indicación de San Agustín, que presenta la extraña hipótesis de
que las criaturas a que se refiere San Pablo, eran los infieles y herejes de todos los
tiempos! Cornelio contradice al venerable padre de la iglesia con la misma frialdad con
que se puso frente a los otros santos predecesores suyos.“Pues, –dice– en el texto
citado, las criaturas de que habla el Apóstol, son evidentemente criaturas distintas del
hombre, no sólo ellas, sino también nosotros mismos; y, además, lo que quiere
significarse no es la liberación del pecado, sino de la muerte futura”30. Pero hasta el
valiente Cornelio se acobarda al fin ante la general oposición, y decide que por la
palabra criaturas, San Pablo pudo haber significado, conforme San Ambrosio, San
Hilario y otros han pretendido, los elementos(!!), o sea, el Sol, la Luna, las Estrellas, la
Tierra, etc. Desgraciadamente para los santos especuladores y escolásticos, y
afortunadamente para los animales, si es que estos han de sacar alguna vez provecho de
las polémicas, se encuentran aquellos dominados por una autoridad todavía mayor. Es
ésta San Juan Crisóstomo, mencionado ya, a quien la Iglesia Católica Romana, según el
testimonio del obispo Proclo, un tiempo secretario suyo, tiene en la mayor veneración.
De hecho fue San Juan Crisóstomo, –si se nos permite aplicar a un Santo el término
profano de nuestros días– el médium del Apóstol de los Gentiles. En sus Comentarios
de las Epístolas de San Pablo, se considera a San Juan como directamente inspirado por
el mismo Apóstol; en otras palabras, como habiendo escrito sus comentarios bajo el
dictado de San Pablo. He aquí lo que leemos en estos comentarios acerca del capitulo III
de la Epístola a los Romanos: “Debemos gemir siempre por la dilación impuesta a
nuestra emigración (muerte); porque si, como dice el Apóstol, la criatura privada de
razón (mente, no ánima, “Alma ”) y de palabra (nam si haec creatura mente et verbo
carens), gime y espera, ¡cuánta mayor será la vergüenza de que dejemos nosotros de
hacer lo mismo!”31 .

Desgraciadamente dejamos de hacerlo, y nos apartamos con gloria del deseo de emigrar
a países desconocidos. Si las gentes estudiasen las Escrituras de todas las naciones e
674

interpretasen su significación a la luz de la Filosofía Esotérica, nadie dejaría de sentirse,


si no ansioso de morir, por lo menos indiferente a la muerte. Entonces emplearíamos
con provecho el tiempo que pasamos en esta Tierra, preparándonos tranquilamente en
cada nacimiento, por la acumulación de buen Karma, para el próximo.

Pero el hombre es un sofista por naturaleza. Y hasta después de leer esta opinión de San
Juan Crisóstomo (opinión que resuelve para siempre la cuestión del alma inmortal de
los animales, o por lo menos así debería hacerlo para todo cristiano), tenemos el temor
de que la lección no sea de provecho alguno para los pobres animales. En verdad, el
casuista sutil, condenado por su propia boca, puede decirnos que, sea cual fuese la
naturaleza del alma de los animales, todavía se les hace un favor, y se cumple una
acción meritoria matando a la pobre criatura, pues se pone termino a sus gemidos por la
tardanza impuesta a su emigración a la Gloria Eterna.

No es la escritora de estas líneas tan inocente que vaya a creer que todo un Museo
Británico, lleno de obras contra la alimentación carnívora, produciría el efecto de
detener a las naciones civilizadas en la construcción de mataderos, o les haría renunciar
a sus bistecs y pavos de Navidad. Pero si estas humildes líneas pueden hacer
comprender a unos cuantos lectores el verdadero valor de las nobles palabras de San
Pablo, y con ello dirigir seriamente sus pensamientos hacia todos los horrores de la
vivisección, entonces la escritora se daría por contenta. Porque, ciertamente, cuando el
mundo se sienta convencido –y no podrá evitarse que llegue algún día a tal convicción–
de que los animales son criaturas tan eternas como nosotros mismos, la vivisección y
otras torturas permanentes, diariamente infligidas a los pobres animales, obligarán a
todos los gobiernos, después de dar lugar por parte de la sociedad en general, a una
explosión de condenas y amenazas, a poner fin a estas prácticas bárbaras y vergonzosas.

Notas

1 E. de Mirville. De la Resurrection et du Miracle.


2 Compárese también la diferencia entre la traducción de los mismos versículos en la
Vulgata ,y en los textos de Lutero y de Witte.
3 Éxodo ,XX,11-12.
4 Commen. Apocal., cap. V, 137.
5 Es justo declarar aquí que De Mirville es el primero en reconocer el error de la Iglesia
en este particular, y defender la vida animal, hasta el punto en que se atreve a hacerlo.
6 De Beatificatione, etc., por el Papa Benedicto XIV.
7 En la filosofía escolástica, la palabra norma se aplica al principio inmaterial que
informa o anima al cuerpo.
8 De Beatificatione ,etc.,I,IV,cap.XI,art.6.
9 Citado por el Cardenal de Ventura en su Philosophie Crétienne, vol. II, pág.~86.Véase
también De Mirville, Resurrections Animales.
10 Sto. Tomás. Summa .Edición Drioux, en 8 vol.
11 San Patricio, como se ha pretendido, convirtió al Cristianismo a la más diabólica
región del globo, a Irlanda, ignorante en todo menos en Magia, haciéndola la Isla de los
Santos, resucitando “a setenta hombres muertos años antes ” .Suscitavit sexaginta
mortuos (Lectio I. II. del Breviario Romano,1520).En el manuscrito en que nos
ocupamos está la famosa confesión de aquel santo que se conserva en la Catedral de
Salisbury (Descript.Hibern., I. II. C. I.). Escribe San Patricio en una carta autógrafa:“A
675

mí, el último de los hombres y el más grande de los pecadores, ha concedido Dios, sin
embargo, contra las prácticas mágicas de este bárbaro pueblo, el don de milagros, tal
como no le fue dado al más grande de nuestros Apóstoles, desde el momento en que El
(Dios) a permitido que entre otras cosas, como la resurrección de animales y seres que
se arrastran, resucitase yo cuerpos muertos reducidos a cenizas hacia muchos años ” . A
decir verdad, ante semejante prodigio, la resurrección de Lázaro parece un incidente
muy insignificante.
12 Más recientemente, el doctor Romanis y el doctor Butler han arrojado gran luz sobre
el asunto.
13 Cuvier. Biographie Universelle. (Art. sobre la vida de Buffon)
14 Discurso sobre la Naturaleza de los Animales.
15 Cosmolatrie .Cap. XII. Esprits: 2 m. mcm.
16 Cosmolatrie .Cap. XII. Esprits: 2 m. mcm.
17 Idem, pág.158.
18 Longevidad :págs.49 y 52.
19 Resurrecciones, pág. 621.
20 Los ocultistas la llaman Transformación durante una serie de vidas, y a la
Resurrección final, Nirvánica.
21 Leibnitz. Opera Philos, etc.
22 Véase vol. XXIX de la Bibliothéque des Sciences, primer trimestre del año 1768.
23 De dos palabras griegas: nacer y renacer otra vez.
24 Véase Palingenesia, vol. II. También … Resurrections , de Mirville.
25 También nosotros creemos en estados futuros para el animal, desde el más elevado,
hasta los infusorios –pero en una serie de renacimientos, cada uno de ellos en una
forma más elevada hasta el hombre, y después más alta– En resumen, nosotros creemos
en la Evolución , en el más completo sentido de la palabra. Véase Isis sin Velo, vol. I.
27 Lo que en realidad se quiso significar por los “Hijos de Dios ” en la antigüedad, está
ahora plenamente demostrado en la DOCTRINA SECRETA, en su primera parte (sobre
el Período Arcaico).
28 Esta es la versión ortodoxa hindú y la esotérica. En su Bangalore Picture “¿Qué es la
Religión Inda?”, Dewan-Bahadoor-Raghunath-Rao de Madrás , dice: “Al final de cada
Manvantara tiene lugar la aniquilación del mundo; pero un guerrero, siete Rishis y las
semillas, son salvados de la destrucción. A ellos, Dios –o Bramâ– comunica la Ley,
estatuto o los Vedas … Tan pronto como comienza el Manvantara , estas leyes son
promulgadas y son obligatorias hasta el final de aquel Manvantara .Estas ocho personas
son llamadas Shistas o restos, porque sólo ellos quedan después de la destrucción de
todos los otros. Sus actos y preceptos son, por lo tanto, conocidos como Shistacas
.También se les designa con el nombre de Sadâchâra, porque tales actos y preceptos son
únicamente lo que siempre ha existido ”. Esta es la versión ortodoxa. La secreta habla
de siete Iniciados que, habiendo obtenido la condición de Dhyân Chohans hacia el final
de la Séptima Raza en esta Tierra, se quedan en ella durante su obscuración con el
germen de todos los animales, plantas v minerales que no hayan tenido tiempo de
evolucionar, hasta convertirse en hombre, para conseguirlo en la próxima Ronda o
período del inundo. Véase A.P. Sinnet, Buddhismo Esotérico, Cap. VII, anotaciones,
págs.150,152.
29 … ingemiseil et parturit usque adhuc en la traducción original latina.
30 Cornelio, edic. Pelagand. I. IX, pág. 114
31 Homilía XIV, sobre la Epístola a los Romanos.
LAS REGLAS DEL CHELADO
676

H. P. Blavatsky

Las reglas del chelado, o discipulado, existen en varios volúmenes Sánscritos y


Tibetanos. En el Libro IV del Kiu-ti, en el capítulo sobre "Las Leyes de los Upasanas"
(discípulos), las calificaciones esperadas en un "chela regular" son:

1) Perfecta salud física (esta regla se aplica sólo a los "chelas del templo", quienes
deben ser perfectos).

2) Absoluta pureza física y mental.

3) Inegoísmo de propósito, caridad universal, y compasión por todos los seres


animados.

4) Veracidad, e inmutable fe en las Leyes del Karma.

5) Coraje intrépido en el sostenimiento de la verdad, incluso frente al peligro


de muerte.

6) Percepción intuitiva de uno mismo como siendo el vehículo del divino Atman
manifestado (el Espíritu).

7) Calma indiferente frente a, pero justa apreciación de, todo aquello que constituye el
mundo objetivo y transitorio.

8) El consentimiento de ambos padres y su permiso para convertirse en un Upasana


(chela).

9) Celibato, y libertad de cualquier deber obligatorio.

Las dos últimas reglas son las más estrictamente cumplidas. Ningún hombre culpable de
irreverencia a su padre o madre, o de injusto abandono de su esposa, puede nunca ser
aceptado incluso como chela laico.

Collected Writings. Vol VIII- pág. 294

[Nota de los Editores: Es interesante conocer cuáles son las cualidades que tienen que ir
naciendo en los aspirantes, de modo que este conocimiento sea nuestro norte y nos
permita orientar la vida hacia la realización de dichas características. En cada individuo
esas cualidades se desarrollarán progresivamente en su propio grado, de acuerdo a la
madurez interna, pero esto tendrá lugar sólo en la medida en que se realice sinceramente
un esfuerzo hacia ello, sin aplazarlo “para una futura existencia”].

Recogido de “Teosofía en Argentina” Nro. 37 – Octubre 2002

Digitalizado por Biblioteca Upasika - www.upasika.tk


El Ciclo Se Mueve
677

Helena Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de Marzo 1890

Que el mundo grandioso gire para siempre a lo largo de los


surcos espirales del cambio.
Tennyson

La meta de ayer, será el punto de partida de mañana.


Carlyle

Louis Claude de Saint Martin, el gran místico del siglo XVIII y ardiente discípulo de
Jacob Boehme, en las postrimerías de su vida solía decir: "Me hubiera encantado
reunirme más con los que especulan sobre las verdades, ya que sólo ellos son seres
vivos."
Esta observación sobreentiende que, exceptuando al círculo limitado de místicos que
siempre ha existido en toda edad, al final del siglo pasado las personas con una intuición
psíquica eran aun menos que hoy. En realidad, a estos años los caracterizaba una
completa ceguera del alma y una esterilidad espiritual. En el siglo XVIII, la oscuridad
caótica y la confusión babilónica acerca de los asuntos espirituales, que siempre habían
reinado en los cerebros excesivamente repletos de simple saber científico, se impusieron
incisivamente sobre las masas. La inopía de percepción anímica no se limitaba a los
"Cuarenta Inmortales" de la Academia Francesa y ni a sus colegas europeos menos
pretenciosos, sino que había infectado casi todas las clases sociales, asumiendo el
aspecto de una enfermedad crónica llamada escepticismo y negación de todo, a
excepción de la materia.
Desde que los conquistadores paganos y cristianos en Europa elidieron los misterios, los
únicos depositarios de la clave de los secretos de la naturaleza, los mensajeros que
periódicamente se enviaban a occidente en el último cuarto de siglo, se tuvo la
impresión de que vinieron en vano en el XVIII. Sólo las novelas de moda atribuyen a
Cagliostro y a St.Germain poderes fenomenales, mientras las crestomatías los describen
como simples charlatanes para obnubilar, según creemos, las mentes de las
generaciones futuras. Friedrich Anton Mesmer fue el único hombre cuyos poderes y
conocimiento, la ciencia exacta hubiera podido fácilmente examinar, estableciendo un
eslabón firme entre la física y la metafísica. Sin embargo, los más grandes "eruditos-
ignorantes" europeos en asuntos espirituales, lo escarnecieron en la arena científica.
Durante casi un siglo, de 1770 hasta 1870, en el hemisferio occidental bajó una densa
oscuridad espiritual como si quisiese establecerse entre las sociedades cultas.
Sin embargo, al promediar el siglo XIX, en América se abrió brecha una sub-corriente
que atrevesó el Atlántico entre 1850 y 60. Siguiendo su flujo, apareció el maravilloso
medium D.D.Home, capaz de efectuar manifestaciones físicas. Después de haber
678

galvanizado la atención en los salones reales franceses, la luz se hizo inocultable. Ya


algunos años anteriores a su advenimiento, "un cambio" estaba "revoloteando sobre el
espíritu del sueño" de casi toda comunidad civilizada en los dos mundos y ahora había
activado una gran fuerza reactiva.
¿Qué era? Simplemente esto: una brisa que soplaba de un cuartel totalmente inesperado,
surgió entre el más grandioso resplandor de la autosuficiencia de la ciencia exacta y el
coronamiento triunfante e incauto de la victoria sobre las ruinas de los fundamentos de
las antiguas supersticiones y credos, como algún Darwinista había esperado con ansia y
en medio de la calma de las negaciones. Al principio, el flujo significante era
un susurro casi imperceptible, un soplo de viento en la obencadura de un galeón
orgulloso, el barco llamado "Materialismo", cuya tripulación estaba conduciendo
felizmente a sus pasajeros hacia el vórtice de la aniquilación. Muy pronto la
brisa se vivificó y al final irrumpió como un ventarrón. A cada hora soplaba de manera
más ominosa en el oído de los iconoclastas, convirtiéndose al final, en un estruendo
audible para todos los que tenían oído para oír, ojos para ver y un intelecto para
discernir. Era la voz interior de las masas, su intuición espiritual que se había despertado
de un largo sueño cataléptico, la enemiga tradicional del frío raciocinio intelectual,
el padre legítimo del materialismo. Como consecuencia, todos esos ideales del alma
humana que, por amplio lapso, los presuntos conquistadores de las supersticiones
mundiales, los guías autoconstituidos, habían conculcado, aparecieron de repente en el
medio de todos estos elementos en fermentación del pensamiento humano y, como
Lázaro que se levantó de la tumba, elevaron su voz y, enfáticamente, demandaron ser
reconocidos.
La invasión de las manifestaciones del "Espíritu" causaron todo esto, cuando los
fenómenos mediumnísticos asumieron un carácter endémico, esparciéndose por toda
Europa como una influenza. Estos fenómenos, siendo genuinos y verídicos en su
ser y realidad, resultaron ser innegables a pesar de que su interpretación filosófica
dejaba mucho que desear. Dado que su naturaleza trascendía cualquier negación, se
consideraron como pruebas evidentes de vida en ultratumba, abriendo, además, una
amplia perspectiva para admitir toda posibilidad metafísica. Esta vez, los esfuerzos de la
ciencia materialista para refutarlos fueron en vano. Las creencias de que el ser humano
sobrevive después de la muerte y que el Espíritu es inmortal, no fueron ridiculizadas
como el simple fruto de la imaginación. Desde luego, una vez probado que el carácter
genuino de estos fenómenos trascendentales, sobrepasa el campo de la materia y
de la investigación de la ciencia física, se demostró que iban más allá del reino del
materialismo. Además: ya sea que estos fenómenos contengan intrínsecamente, o no, la
prueba de la inmortalidad, demuestran, de forma inequívoca, la existencia de
regiones espirituales invisibles, en las cuales operan otras fuerzas de las que la ciencia
exacta conoce. Es suficiente atravesar, con un paso, la línea de la materia y el área del
Espíritu se hace infinita. Por lo tanto, las amenazas de ostracismo y contumacia,
endilgadas a los que creían en los fenómenos, no eran más eficaces por la simple razón
que al principio, las manifestaciones polarizaron la atención de casi toda la clase alta
europea, convirtiendo a sus miembros en fervientes "espiritistas." Considerando el
número de los creyentes en los fenómenos, podemos decir que, en un cierto
momento, el baluarte contra la poderosa oleada cíclica fue sólo un puñado de personas
con ideas anticuadas y proclives a rezongar y a negarlo todo.

Una vez más se demostró que la vida humana se despoja de su sentido y significado
superior si la privamos de todos sus ideales y creencias mundanas aceptadas por la
antigüedad filosófica y culta, empezando por Sócrates, Platón, Pitágoras y los neo-
679

platónicos alejandrinos. Los ideales del mundo jamás podrán extinguirse


completamente. Desterrados por los padres, serán recibidos con los brazos abiertos por
los hijos.
Y ahora vamos a rememorar como aconteció todo esto.
Como ya mencionamos, al promediar el siglo, en Europa se experimentó la reacción que
en los Estados Unidos ya había acontecido. Los días de una rebelión contra el frío
dogmatismo de la ciencia y las enseñanzas aun más glaciales de las escuelas de Büchner
y Darwin, sobrevinieron en armonía con el tiempo preordenado y preestablecido de la
ley cíclica. Nuestros lectores que nos acompañan desde más tiempo, recordarán el fluir
de los eventos. Que tengan presente cómo el público y especialmente los prejuicios
religiosos, detuvieron la oleada de misticismo durante sus primeros 12 o 15 años en
América. Sin embargo, al final, irrumpió a través de todo dique artificial, inundando a
Europa. Empezó en Francia y Rusia y terminó en Inglaterra, el más lento de todos los
países en aceptar nuevas ideas, aunque éstas nos comuniquen verdades antiguas como el
mundo.
A pesar de toda oposición, muy pronto la oleada asumió el nombre de "Espiritismo" y
ganó su derecho de ciudadanía en Gran Bretaña. Por muchos años reinó incontrastable.
En realidad, sus fenómenos, sus manifestaciones psíquicas y mesméricas eran
simplemente los pioneros cíclicos que anunciaban el renacimiento de la Teosofía
prehistórica y el Gnosticismo oculto de los misterios antediluvianos. Estos son
hechos que ningún espiritista inteligente podrá negar ya que, en verdad, el espiritismo
moderno es meramente un renacimiento prematuro de una Teosofía rudimentaria,
mientras la Teosofía moderna es un renacimiento del antiguo Espiritualismo.
Así, las aguas de la gran inundación "Espiritual" no eran primordiales, ni puras.
Cuando, merced a la ley cíclica, aparecieron por primera vez en Rochester, se dejaron a
los expedientes ya las tramoyas aleves de dos chicas, para que los denominaran e
interpretaran. Por lo tanto, cuando el dique fue demolido, estas aguas penetraron en
Europa llevando consigo las escorias y los sedimentos procedentes de los antiguos
naufragios de las hipótesis y de las aspiraciones nebulosamente esbozadas, cuyos
cimientos eran las declaraciones de estas chicas. Aún el afán con que, casi todas las
clases cultas europeas recibieron el "Espiritualismo" y su gemelo, el "espiritismo",
entraña una lección estupenda a pesar de todas las trivialidades.
Así se pudo oír la voz de la conciencia pública en esta aspiración ferviente del Alma
humana, en este vuelo irreprimible de los elementos humanos superiores hacia los
Dioses olvidados y el Dios interno. Fue una respuesta innegable e inequívoca de la
naturaleza humana interior al materialismo de entonces, que triunfaba malignamente,
esponjándose. Para sustraerse de éste, existía solamente otra forma de mal: el
adherirse al convencionalismo dogmático y eclesiástico de las religiones de estado. Era
una protesta estentórea y enfática contra el materialismo y el dogmatismo religioso, un
oscilar hacia el punto intermedio de los dos extremos, representados, a un lado, por la
imposición, durante largos siglos, de un Dios personal de amor y compasión infinitas
mediante los artificios diabólicos de la espada, el fuego y las torturas de la inquisición
y del otro, como reacción natural, por el reino de la negación completa de tal Dios en
conjunción con un Espíritu infinito, un Principio Universal que se manifiesta como Ley
inmutable.
La verdadera ciencia se había esmerado, sabiamente, para eliminar la esclavitud mental
humana y su Dios ortodoxo y paradójico. Sin embargo, la pseudo-ciencia, valiéndose de
su ergotismo, se propuso aniquilar toda creencia exceptuando aquella de la materia. Los
que detestan el Espíritu del mundo, al negar un Dios en la Naturaleza, así como una
Deidad extracósmica, han estado preparándose, durante muchos años, para crear una
680

humanidad artificial y desalmada. Por lo tanto, es justo que su K arma les enviara una
hueste de pseudo-"Espíritus" o Almas para obstaculizar sus esfuerzos. ¿Puede alguien
negar que los mejores próceres de la ciencia materialista no han capitulado delante de la
fascinación fatua que, a primera vista, tenía visos de prueba muy palpable de un Alma
inmortal en el ser humano, (1) la presunta comunión entre los muertos y los vivos? (2)
Aún, estas manifestaciones anormales, siendo, en su totalidad, genuinas y espontáneas,
entusiasmaron y polarizaron la atención de todos los que entrañaban en sus almas la
sagrada chispa de la intuición. Algunos se aferraron a ellas debido a la muerte de los
ideales, la demolición de los Dioses y de la fe en todo centro civilizado, causándoles
una consunción espiritual. Otros las aceptaron porque, viviendo en medio de una
perversión ergotista de cada noble verdad, prefirieron una tenue aproximación a la
verdad que la nada.
Sin embargo, ya sea que la gente creyera y siguiera el "espiritismo" o no, la evolución
espiritual y psíquica del ciclo había ejercido una impresión indeleble sobre muchos y,
estos ex-materialistas, jamás pudieron volver a sus ideas iconoclastas.
La profusión en constante ascenso de los místicos actuales es la mejor prueba de la
innegable obra oculta del ciclo. Millares de hombres y mujeres que no pertenecen a
ninguna iglesia, secta y sociedad, los cuales no son teósofos ni espiritistas, son
virtualmente miembros de la Hermandad Silente, cuyos componentes a menudo no se
conocen; ya que viven en naciones diferentes. Sin embargo, cada uno lleva entre sus
cejas la marca del misterioso sello Kármico, convirtiéndole en un miembro de
la Hermandad de los Electos del Pensamiento. No habiendo logrado satisfacer sus
aspiraciones en las respectivas fes ortodoxas, se han separado de las iglesias en su alma
si no en su cuerpo, dedicando el resto de sus vidas al culto de ideales más elevados y
más puros que cualquier especulación intelectual pueda ofrecerles. Aunque son una
pequeña minoría que uno infrecuentemente encuentra, su nombre es legión, si sólo
eligiesen presentarse abiertamente.
Estos hombres y mujeres dedicados, prefieren seguir a solas y sin ayuda, los vericuetos
estrechos y espinosos que se extienden delante de aquél que no reconoce las
autoridades, ni se postra frente a la hipocresía. Los impulsa la influencia de esa misma
búsqueda ardiente por la "vida en el espíritu y en la verdad", que insta a todo teósofo
serio durante años de denigración moral y ostracismo público. Les mueve el idéntico
descontento con los principios de la pura convencionalidad social moderna y el
desdén hacia el pensamiento de moda aun triunfante; el cual, apoderándose con
irreverencia de los epítetos honrados de "científico" y "sin precedente", "pionero" y
"liberal", usa esta prerrogativa a fin de subyugar a los pusilánimes y a los egoístas.
Pueden dejar en paz a los "señores Oráculos" del pensamiento moderno, así como a los
personajes hipócritas que el tiempo ha desacreditado ya los laicos del convencionalismo
eclesiástico embebidos de dogmas; aún entrañan, en el santuario silencioso
de su alma, los mismos grandes ideales de todos los místicos y son teósofos reales y no
nominales. Los encontramos en todo círculo y clase social. Se enumeran entre artistas y
escritores de novelas, en la aristocracia y la clase comercial, entre los más elevados y
acomodados, así como entre los más bajos y pobres.
Entre los que se destacan en este siglo, mencionaremos al Conde L. Tolstoi, un ejemplo
viviente y una de las señales de los tiempos en que vivimos, de la obra oculta del ciclo
en constante movimiento. Escuchad, de la pluma de uno de los mejores autores de San
Petersburgo, unos pasos de la historia de la evolución psico-espiritual de este
aristocrático, L. Tolstoi, el escritor más grande de la Rusia moderna
[. . .] El autor ruso más famoso, "el pintor de las palabras", un escritor de realismo
shakespeariano, un poeta pagano, el cual, bajo cierto punto de vista, en su producción
681

literaria, rinde culto a la vida por la vida misma, en sí y por sí, según dicen los
hegelianos y de repente cae en congoja sobre su hermosa paleta, absorto en
pensamientos atormentadores y así empieza a someter a sí mismo y al mundo, los
problemas más recónditos e insolubles. [. . .] El autor de "Los Cosacos" y "Felicidad
Familiar", con atuendos de campesino y zapatos de cuerda, emprende un peregrinaje en
búsqueda de la verdad divina. Se adentra en el bosque solitario ski! (una ermita
religiosa) de Raskolnikyi (un disidente, secta hasta la fecha hostigada y prohibida en
Rusia). Visita a los monjes del Desierto de Optino, transcurriendo su tiempo ayunando y
rezando. Ha sustituido las bellas letras y la filosofía con la Biblia y las escrituras de los
Padres de la Iglesia y como continuación de " Ana Karenina" ha creado sus
"Confesiones" y "Explicaciones del Nuevo Testamento."
El hecho de que el Conde Tolstoi, no obstante su dedicación ardiente, no se convirtió en
un cristiano ortodoxo, ni sucumbió a los estratagemas del espiritismo (como prueba su
más reciente sátira sobre los mediums y los "espíritus") no le impide, en nada, ser un
místico completo. ¿Cuál es la influencia misteriosa que, repentinamente, lo ha
encauzado en esta extraña corriente sin casi ningún período de transición? ¿Qué idea o
visión inesperada lo instó hacia esta nueva línea de pensamiento?
¿Quién puede saberlo, sino él mismo o esos verdaderos "Espíritus" que no lo ventilarán
en una sección espiritista moderna?
Aún, el Conde Tolstoi no es un ejemplo aislado de la obra de ese misterioso ciclo de
evolución psíquica y espiritual ahora en plena actividad. Un trabajo que, de manera
silenciosa y desapercibida, pulverizará las estructuras más grandiosas y
magníficas de las especulaciones materialistas y en breve tiempo reducirá a la nada la
obra intelectual de años. ¿Qué es esa Fuerza moral e invisible? Sólo la filosofía oriental
puede explicarlo.
En 1875 nació la Sociedad Teosófica. Se presentó al mundo con la intención clara de
convertirse en una aliada del movimiento espiritista, suplementándolo y ayudándolo en
su aspecto más elevado y espiritual. Sin embargo, sólo logró convertir a los espiritistas
en sus más acérrimos enemigos, los que la han perseguido y denostado incesantemente.
Quizá dependa, principalmente, de que muchos de sus mejores representantes más
intelectuales se adhirieron, cuerpo y alma, a la Sociedad Teosófica. En realidad, la
Teosofía era el único sistema capaz de dar una racionalidad filosófica a los
fenómenos mediumnísticos y una lógica razón de ser. Es cierto que algunas de sus
enseñanzas son incompletas e insatisfactorias. La causa de ésto es reconducible sólo a
las imperfecciones de la naturaleza humana de los que la divulgan y a ninguna falta en
el sistema mismo o en sus enseñanzas, las cuales hay que considerarlas más confiables
que algunos dictados de ciertas "inteligencias"; ya que se sustentan en filosofías
antiquísimas, en la experiencia de seres humanos y razas más cercanas a la fuente de las
cosas que nosotros y en los anales de sabios que han interrogado, sucesivamente y
durante incontables generaciones, la esfinge de la Naturaleza, la cual mantiene ahora sus
labios cerrados con respecto a los secretos de la vida y de la muerte.
No importa que el intelecto y la conciencia de dichas "inteligencias" sean inducidos y
artificiales, como suponemos o emanen de una fuente y una entidad personal. Aun las
filosofías exotéricas de los sabios orientales, sistemas de pensamiento cuya
majestuosidad y lógica pocos negarán, concuerdan en toda doctrina fundamental con
nuestras enseñanzas teosóficas. En lo que atañe a esas criaturas llamadas y aceptadas
como "Espíritus de los Muertos", porque ellas así se autodenominan, los espiritistas y
sus mediums desconocen su verdadera naturaleza.
682

En el caso de los espiritistas más intelectuales, la cuestión permanece aún en suspenso.


Ciertamente, no serán los teósofos quienes discreparán con ellos en su concepción más
elevada de los Espíritus.
Como este artículo no se supone yuxtaponer los dos movimientos más significativos de
nuestro siglo, ni debatir sus méritos o superioridad relativos; afirmamos, por lo pronto,
que los hemos considerado sólo para polarizar la atención al reciente progreso
maravilloso de este ciclo oculto. El enorme número de adherentes a la Teosofía y al
espiritismo, dentro o fuera de nuestras respectivas sociedades, evidencia que ambos
movimientos eran el trabajo necesario o podríamos decir, Kármicamente preordenado,
de la edad y cada cual nació en el momento adecuado, cumpliendo con su misión
tempestivamente. Sin embargo, existen otras señales de los tiempos en que vivimos
mucho más significativas.
Hace algunos años publicamos una predicción según la cual, después de un breve ciclo
de abuso y persecución, muchos de nuestros enemigos cambiarían la trayectoria,
mientras otros, viendo cuán desesperanzadora era la situación, seguirían nuestro
ejemplo, instituyendo Sociedades místicas. La Teosofía, análogamente a Egipto, en la
profecía de Hermes, fue acusada por "extranjeros impíos" (en nuestro caso los que no
saben nada de ésta) de adorar monstruos y quimeras, enseñando "enigmas increíbles a la
posteridad." Si nuestros "escribas e hierofantes sagrados" no vagan desamparados en la
superficie terrestre, no es por mérito de los buenos sacerdotes y clérigos cristianos. Y
nosotros, análogamente a los egipcios en los primeros siglos de la nueva fe y edad,
inducidos por el miedo de una profanación aun peor de los nombres y las cosas
sagradas, tuvimos que sepultar en las anfractuosidades el poco conocimiento esotérico
que se nos ha permitido divulgar al mundo.
Sin embargo, en los últimos tres años, todo esto ha ido cambiando rápidamente y la
demanda de información mística se ha multiplicado tanto que la editorial Teosófica no
lograba encontrar suficientes trabajadores para cumplir con los pedidos.
Aun "La Doctrina Secreta" ha demostrado ser un éxito financiero, a pesar de ser nuestra
publicación más críptica, su precio prohibitivo y el trato que la prensa le dio: ya sea
ignorándola o denigrándola con desdén. Constatad el cambio. Lo que los teósofos casi
no osaban mencionar si no susurrando, para que, hace algunos años, no los tildaran de
lunáticos, hoy los oradores lo divulgan y los clérigos lo abogan públicamente.
Mientras los ortodoxos se apremian a eliminar el antiguo infierno y la Nueva Jerusalén
embaldosada de zafiros, los más liberales aceptan nuestra Doctrina de K arma,
Reencarnación y de Dios como Principio abstracto, bajo los velos cristianos y de
una fraseología bíblica.
Así, la Iglesia está dirigiéndose paulatinamente hacia la filosofía y el panteísmo.
Diariamente constatamos que algunas de nuestras enseñanzas afloran a guisa de
especulaciones religiosas, poéticas y hasta científicas, suscitando el respeto de
los rotativos que no admiten su origen teosófico, ni se abstienen de vilipendiar el caudal
de estas ideas místicas, la Sociedad Teosófica. Hace un año, un periódico que no vale la
pena mencionar, incluyó la exclamación de un sabio criticastro:
A fin de mostrar la plétora de ideas anticientificas en la obra "La Doctrina Secreta", es
suficiente indicar que su autora rehúsa creer en la existencia de la materia inorgánica y
dota a los átomos de inteligencia.
Hoy en día, la revista londinense "Harper's" menciona con aprobación y simpatía el
concepto de materia facilitado por Edison:
No creo que la materia sea inerte y que sobre ella actúe una fuerza externa. Por lo visto,
parece que cada átomo posee cierta cantidad de inteligencia primitiva: mirad los
683

millares de modos en los cuales los átomos de hidrógeno se combinan con los de otros
elementos. [. . .] ¿Acaso queréis decir que lo hacen sin inteligencia? [...]
Edison es un teósofo, aunque no sea muy activo, mas el mero hecho de que tenga un
diploma (de la Sociedad Teosófica), parece inspirarle verdades teosóficas.
Nuestros enemigos cristianos exclaman con desdén: "¡Los teósofos creen en la
reencarnación!" "No hay una palabra, pronunciada por nuestro Salvador, que pueda
interpretarse contra la creencia moderna de la reencarnación. . . ", predica el
reverendo Bullard, entreabriendo, muy sabiamente, una puerta secundaria para el día en
que esta "creencia vacía", brahmánica y budista, adquiera un carácter general.
Los teósofos creen que las primeras razas humanas eran tan etéreas como ahora lo son
sus dobles astrales y las llaman chhayas (sombras). Ahora, escuchad a un insigne poeta
inglés que en su último libro: "Deméter y otros Poemas", canta:
“El fantasma en el hombre, el fantasma que una vez fue hombre,
Pero no puede liberarse completamente de los hombres,
Que están llamándose los unos a los otros al Alba,
De manera tan estentórea jamás vista en la tierra;
El velo se desgarra y las voces del día
Resuenan sobre las de la Oscuridad.
No hay cielo ni infierno repentino para el hombre,

Una Evolución Intemporal, rápida o lenta,


Por todas las esferas, una cumbre que se abre más y más
y una tierra que sigue reduciéndose. . .”

Parece que Tennyson ha leído los libros teosóficos o lo inspiraron las mismas ideas
grandiosas que nos movieron a nosotros.
"¡Oh!", ciertos escépticos exclaman: "sin embargo hay licencias poéticas. El autor no
cree una palabra de lo que escribe." ¿Cómo lo saben? Aun suponiendo que así sea, he
aquí una prueba ulterior de la evolución cíclica de nuestras ideas teosóficas, que espero
no se tilden de "licencias clericales." Uno de los sacerdotes londinenses más estimados
y compasivos, el Reverendo G. W. Allen, se ha puesto los zapatos teosóficos y ha
seguido nuestro buen ejemplo fundando una "Sociedad Cristo-Teosófica." Como su
doble título muestra, su plataforma y programa deben ser, necesariamente, más
limitados que los nuestros, ya que en su circular leemos: "Se propone solamente
cubrir el terreno que la Sociedad Teosófica ahora no estudia."
Seguramente, esta nueva Sociedad hará un buen trabajo a pesar de lo equivocado que
nuestro estimado amigo y colaborador teosófico esté, en creer que las enseñanzas de la
Sociedad Teosófica no cubren al Cristianismo esotérico, ya que estudia el aspecto
esotérico de toda religión del mundo. Desde luego, si el nombre escogido quiere decir
algo, implica que el trabajo y el estudio de los miembros debe ser, necesariamente,
teosófico. Un párrafo entresacado de la circular de la "Sociedad Cristo-Teosófica"
avalará lo antedicho.
Es nuestra creencia que, actualmente, hay muchas personas descontentas con la
enunciación estéril y antifilosófica del Cristianismo, expresada en sermones y escritos
teológicos.
Algunos de estos individuos se ven inducidos a abandonar todo tipo de fe en el
Cristianismo, mas muchos de ellos lo hacen con reluctancia y acogerían con
benevolencia una presentación de las antiguas verdades que les mostrara la
consonancia con las conclusiones de la razón y el testimonio de la intuición innegable.
Existen muchos otros cuyo único sentimiento es que las verdades de su religión tienen
684

un significado práctico tan pequeño, que ejercen un poder diminuto en la influencia y el


ennoblecimiento de su carácter y diario vivir. La Sociedad Cristo-Teosófica apela a
ellos, invitándoles a unirse en un esfuerzo común para aprender acerca de la Verdad
Cristiana y alcanzar ese Poder capaz de satisfacer los anhelos profundos del corazón
humano, fortificándonos en el dominio de nosotros mismos y en la existencia vivida
para los demás.
Esto es admirable y muestra claramente su propósito de contrarrestar las influencias
perniciosas de la teología exotérica y dogmática, que es cuanto hemos tratado de hacer
desde el principio. Sin embargo, todas las similitudes terminan allí, pues parece no tener
ningún nexo con la Teosofía universal, sino sólo con la sectaria. Tememos que la
"S.C.T." limite los "Misterios de la Verdad Divina" a una religión, la más reciente y los
avatares a un sólo hombre, cuando invita:
a su membresía, aquellos que, dispuestos a aprender los misterios de la Verdad Divina
de forma más clara y más amplia, aún desean mantener como base de su filosofía las
doctrinas cristianas de Dios como Padre de todos los seres y Cristo como revelación de
Sí mismo a la humanidad.
Esperamos, sinceramente, que los miembros de la Sociedad Cristo-Teosófica puedan
evitar estos Caribdis sin caer en Escila. (3)
Sin embargo, no podemos más que hacer notar una dificultad y pedimos, humildemente,
que se nos explique. Según la circular: "La Sociedad no consta de maestros, ni
educandos.
Todos son estudiantes." Ahora, a esto le antecede la declaración que los miembros
"acogerían con benevolencia una presentación de las antiguas verdades [. . .] en
consonancia con las conclusiones de la razón etc." Por lo tanto nos preguntamos:
¿quién de los "estudiantes" presentará estas verdades a los otros? Es obvio que, a pesar
de quien sea, tan pronto como empiece su presentación, se convertirá, quiéralo o no, en
un "maestro."
Mas todo esto es secundario. Nos sentimos muy orgullosos y satisfechos con el
homenaje tributado a la Teosofía en la imagen de un representante del clero anglicano
dispuesto a seguir nuestras huellas, para que desmenucemos los detalles. Por lo
tanto, deseamos lo mejor a la Asociación Cristo- Teosófica.

NOTAS

1) Que nuestros lectores tengan presente los nombres de algunos letrados y científicos
eminentes que se han convertido en espiritistas abiertamente. En América es suficiente
mencionar al profesor Hare, Epes, Sarjeant, Robert Dale Owen, Judge Edmonds etc; en
Rusia los profesores Butlerof, Wagner y el más grande entre ellos, el difunto Pirogoff;
en Alemania Zollner; en Francia el astrónomo M. Camille Flammarion y al final, en
Inglaterra, A. Russel Wallace, W. Crookes, Balfour Stewart, etc., seguidos por un
número de estrellas científicas secundarias.
2) Esperamos que los pocos amigos remanentes en las filas de los espiritistas no nos
malentiendan. Acusamos a los "espíritus" falsos de las secciones espiritistas
encabezadas por mediums profesionales y negamos la posibilidad de tales
manifestaciones de espíritus en el plano físico. Sin embargo, creemos profundamente en
los fenómenos espiritísticos y en la relación entre los Espíritus de Egos de entidades
encarnadas y desencarnadas. Mas dado que estos últimos no pueden manifestarse en
nuestro plano, es el Ego del ser vivo el que encuentra al Ego de la personalidad difunta,
685

ascendiendo al plano Devachánico. Esto es realizable en estado de trance, durante los


sueños y otros medios subjetivos.
3) Evitar que se encuentren entre dos fuegos. (N .d. T.)

Digitalizado por Biblioteca Upasik@, Febrero 2004

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La Ciencia de la Vida
Helena Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de noviembre 1887

Digitalizado por Biblioteca Upasika, 2004

www.upasika.tk

¿Qué es la vida? Centenares de las mentes más filosóficas y una miríada de médicos
eruditos y muy hábiles, se han hecho esta pregunta, la cual aún queda en suspenso. El
velo que cubre al Kosmos primordial y los principios misteriosos de la vida de éste,
jamás se han descorrido de forma que satisfaga a la ciencia honrada y seria.
Mientras más los científicos autorizados tratan de penetrar las anfractuosidades
kósmicas oscuras, más intensas se vuelven estas tinieblas, ofuscándoles la vista.
Podríamos compararlos con los buscadores de tesoros que vagaron por los mares a fin
de encontrar lo que estaba sepultado en su jardín.
Entonces, ¿qué es esta ciencia? ¿Es la biología o el estudio de la vida en su aspecto
general? No. ¿Es la fisiología o la ciencia de la función orgánica? Tampoco; ya que la
primera deja el problema como el enigma de la Esfinge y la segunda es más la
ciencia de la muerte que de la vida. La fisiología se basa en el estudio de las distintas
funciones orgánicas y de los órganos necesarios para que la vida se manifieste. Sin
embargo, lo que la ciencia llama materia viva es, en realidad, materia muerta. Cada
molécula de los órganos vivientes contiene el germen de la muerte y empieza a fallecer
en el momento en que nace, dando la oportunidad de vivir a su molécula sucesora, la
cual perecerá también. Un órgano, una parte natural de cada ser viviente es,
simplemente, el medio de alguna función particular en la vida y es una combinación de
dichas moléculas. El órgano vital, el entero, se pone la máscara de la vida, ocultando el
constante decaimiento y la muerte de sus partes. Por lo tanto, el binomio biología y
fisiología no es la ciencia, ni siquiera la rama de la Ciencia de la Vida, sino sólo la
ciencia de las apariencias de la vida. Mientras la verdadera filosofía es como Edipo
delante de la Esfinge de la vida y no se atreve a pronunciar la paradoja contenida en la
respuesta al enigma proferido, la ciencia materialista, arrogante como siempre, sin dudar
por un momento de su sabiduría, se "biologiza" a sí misma ya muchos otros en la
686

creencia de que ha resuelto este grandioso problema de la existencia. En realidad, es


probable que jamás se haya acercado, ni siquiera, a su umbral. Seguramente, nunca
podrá promover la verdad, tratando de engañarse a sí misma y a los incautos diciendo
que la vida es simplemente el resultado de la complejidad molecular. ¿Es la fuerza vital
realmente un simple"fantasma", según la define Du-Bois Raymond? Ya que su
invectiva de que la "vida", como algo independiente, es sólo un remanso de la
ignorancia de los que buscan refugio en las abstracciones cuando es imposible alcanzar
una explicación directa, se aplica con mucha más intensidad y justicia a esos
materialistas dispuestos a obcecar la gente a la realidad de los hechos, sustituyéndolos
con palabras altilocuentes. Una de las cinco divisiones de las funciones de la vida,
cuyos nombres pretenciosos son: Archebiosis (origen de la vida), Biocrosis (fusión de la
vida), Biodiaeresis (división de la vida), Biocaenosis (renovación de la vida) y
Bioparodosis (transmisión de la vida), ¿ha, acaso, jamás ayudado a un Huxley o a un
Haeckel a hurgar más plenamente el misterio de las generaciones de la humilde
hormiga, por no hablar del ser humano? Es cierto que no; ya que la vida y todo lo que le
pertenecen, es parte integrante del dominio legal del metafísico y del psicólogo y la
ciencia física no puede reclamarlo. "Lo que ha sido es lo que será y lo que ha sido ya
tiene un nombre: Hombre." Esta es la respuesta al enigma de la Esfinge. Pero en tal
caso, el término "hombre" no se refiere al ser físico, por lo menos cuando hablamos
desde el punto de vista esotérico. Los escalpelos y los microscopios pueden solucionar
los misterios de las partes materiales de la vestidura del ser humano, pero jamás
podrán abrirse una ventana en su alma para asomarse a la vista más pequeña de alguno
de los horizontes más amplios del ser.
Los únicos pensadores que reciben alguna recompensa son los que, ateniéndose a la
frase del oráculo délfico, han conocido la vida en sus yoes internos, estudiándola
meticulosamente en sí mismos antes de tratar de delinear y analizar su reflejo en sus
vestiduras externas. Análogamente a los filósofos del fuego medioevales, han soslayado
las apariencias de la luz y del fuego en el mundo de los efectos, concentrando su plena
atención sobre los entes arcanos productores. Entonces, al percatarse de que se
remontaban a la causa abstracta, han probado a sondear el Misterio, cada uno en
conformidad con sus capacidades intelectuales. Así se cercioraron de que
3) el mecanismo, aparentemente vivo, llamado hombre físico, es meramente el
combustible, el material con el cual la vida se alimenta para poder manifestarse y,
4) 2) mediante éste, el ser interno recibe, como recompensa, la posibilidad de acumular
ulterior experiencia de las ilusiones terrenales llamadas vidas.
Uno de dichos filósofos es, innegablemente, el gran novelista y reformador ruso: Conde
León Tolstoi. El estudio de algunos fragmentos de una conferencia que presentó a
Moscú delante de la Sociedad Psicológica local demostrará cuán cercanas son sus
ideas con las enseñanzas esotéricas y filosóficas de la Teosofía superior .
El Conde, hablando del problema de la vida, invita a su audiencia a admitir, en gracia al
argumento, una imposibilidad.
El orador dice:
"Supongamos, por un momento, que todo lo que la ciencia moderna anhela aprender
sobre la vida ya lo aprendió y ahora lo sabe; que el problema se ha convertido tan
diáfano como el día; que se ha aclarado el asunto de cómo la materia orgánica,
mediante una simple adaptación, procede de la materia inorgánica; que es cristalino
como las fuerzas naturales pueden transformarse en sentimientos, voluntad,
pensamiento y que, al final, todo esto es consabido no sólo por el estudiante urbano;
sino por el escolar campesino.
687

Así, estoy consciente de que tal y tal pensamiento y sentimiento deriva de tal y tal
movimiento. Bien: ¿y luego qué? ¿Puedo o no puedo producir y guiar tales
movimientos para poder estimular en mi cerebro los pensamientos correspondientes?
La cuestión: cuáles son los pensamientos y los sentimientos que debería generar en mí
y en los demás, sigue, no sólo sin resolverse, sino que intocada.
Todavía esta cuestión es la interrogante fundamental acerca de la idea central de la
vida.
La ciencia ha elegido como su objetivo unas pocas manifestaciones que acompañan a
la vida y, confundiendo (1) la parte por el entero, ha llamado estas manifestaciones la
vida en su totalidad [...]
La cuestión indisoluble desde la idea de la vida, no es de donde procede esta última,
sino ¿cómo se debería vivirla? Sólo usando esta pregunta como punto de partida, es
posible esperar llegar a alguna solución en el problema de la existencia.
La respuesta a la interrogante: ' ¿Cómo deberíamos vivir?', parece muy simple para la
persona que no la estima digna de consideración.
[ . . . ] Uno debe vivir lo mejor que puede y basta. A primera vista parece simple y de
dominio público, sin embargo no es tan sencillo, ni consabido como uno puede
imaginar [ . . . ]
Al principio, para el ser humano, la idea de la vida parece un asunto muy simple y
evidente. En primer lugar, considera que la vida reside en sí mismo, en su cuerpo. Sin
embargo, tan pronto como uno empieza a buscar esa vida en algún sitio particular del
cuerpo, incurre en dificultades. La vida no está en el pelo, en las uñas, en el pie, en el
brazo, ambos amputables, no está en la sangre, en el corazón, ni en el cerebro. Está por
todas partes y por ningún lado. En síntesis: la Vida no es localizable en ninguna de sus
moradas. Entonces, el ser humano empieza a buscar la vida en el Tiempo. También
esto, al principio, parece un asunto simple [ . . . ] Sin embargo, cuando empieza su
búsqueda, percibe que la cuestión es más complicada de lo que pensaba. Según mi
documento bautismal he vivido 58 años, pero sé que de entre estos 58, he pasado
durmiendo al menos 20.
¿Entonces cómo? ¿He vivido todos estos años o no? ¿Si deducimos los meses de
gestación y aquellos pasados en los brazos de la nana deberíamos llamarlos también
vida? Nuevamente, de entre los remanentes 38 años, sé que una mitad de ese tiempo la
pasé durmiendo, aun siendo activo y por lo tanto, en este caso, no puedo decir si
durante tal lapso viví o no.
Puede haber sido un alternarse entre la vida y el estado vegetativo. Nuevamente, uno se
percata de que la vida, tanto en el tiempo como en el cuerpo, se encuentra por todas
partes y en ningún lado. Entonces, surge naturalmente la cuestión: ¿de dónde proviene
esa vida que no puedo reconducir a ninguna parte? Ahora empezaré a aprender [ . . . ]
Sin embargo, aun en esta coyuntura, lo que al principio me parecía simple, ahora
parece
imposible. No cabe duda que estuve buscando algo distinto de la vida. Entonces, una
vez que debemos ir en pos de los paraderos de la vida, si buscar debemos, no habría
que dirigirse hacia el espacio ni el tiempo, ni siquiera a la causa y al efecto, sino que
deberíamos seguir a algo que conozco en mí, independiente de espacio, tiempo y
causalidad.
Lo que nos queda por hacer es estudiar el yo. ¿Pero cómo puedo conocer la vida en
mí?
He aquí como: en primer lugar, sé que soy vivo y vivo deseando para mí todo lo que es
bueno. Deseo esto desde que tengo conciencia de mí y persiste de día y noche. Todo lo
que vive fuera de mí es importante a mis ojos sólo si coopera con la creación de lo que
688

produce mi bienestar. Considero que el universo es relevante sólo porque puede


deleitarme.
Mientras tanto, algo más se intercala al conocimiento interno de mi existencia. Hay
otra percepción que es inseparable de la vida que siento y es también su aliada:
además de mi persona, me rodea un mundo entero de criaturas vivientes que, al igual
que yo, se percatan, instintivamente, de sus vidas exclusivas y todas estas criaturas
viven por sus objetivos ajenos a mí, al mismo tiempo ellas ignoran y ni siquiera les
interesa, saber algo de mis pretensiones para una vida exclusiva y, todas estas
criaturas, a fin de llenar con éxito sus objetivos, están dispuestas a aniquilarme en
cualquier momento. Esto no es todo. Mientras observo la destrucción de criaturas
parecidas a mí, estoy consciente de que se me depara, también, un rápido e inevitable
decaimiento, aunque me sienta tan precioso y el único en el cual la vida es
representada.
Es como si en el ser humano residiesen dos "yoes" que jamás pueden cohabitar en paz.
Es como si libraran un combate incesante, tratando de expulsarse mutuamente.
Un "yo" dice: "Soy el único que vive como se debería, todos los demás sólo parecen
vivir. Así, la razón por la cual el universo existe, es para que pueda sentirme cómodo."
El otro "yo" replica: "El universo no existe para tí, sino por sus metas y propósitos y no
le interesa mucho saber si eres feliz o infeliz."
¡Después de esto la vida se convierte en una cosa asombrosa!
Un "yo" dice: "Quiero gratificar todos mis deseos, por eso necesito el universo."
El otro "yo" contesta: "Toda la vida animal existe sólo para gratificar sus deseos. Sólo
los deseos de los animales se gratifican a expensas de otros animales. De ahí la lucha
incesante entre las especies animales. Eres un animal y por lo tanto debes pelear. Sin
embargo, a pesar del éxito ganado en tu batalla. el resto de las criaturas que luchan
deben, a la larga, aplastarte."
¡Peor aún! La vida se hace más asombrosa [...] La cosa más terrible de todas, la
síntesis de lo antedicho, es que:
Un "yo" dice: "Quiero vivir, vivir para siempre."
El otro "yo" contesta: "Quizá mueras dentro de unos minutos, así como perecerán tus
seres queridos; ya que tú y ellos, en cada movimiento, estáis destruyendo vuestras vidas
y por lo tanto os acercáis, siempre más, al sufrimiento ya la muerte, lo que odias y
temes más que todo."
Esto es lo peor [ . . . ]
Cambiar tal condición es imposible [ . . . ] Se puede evitar el movimiento, el descanso,
la comida y aun el respiro, pero no podemos substraernos del pensamiento. Uno piensa
y ese pensamiento, mi pensamiento, está emponzoñando cada paso de mi vida como
personalidad.
Tan pronto como un ser humano ha empezado a vivir conscientemente, esa conciencia
empieza a repetirle, sin cesar, la misma cosa: "Ya no es posible vivir la existencia que
sentiste y viste en tu pasado, la vida de los animales y de muchos seres humanos, vivida
de esa forma que te indujo a ser lo que eres ahora. Si trataras de hacerlo, jamás
podrías substraerte a luchar con todo el mundo de criaturas que viven como tú: por sus
objetivos personales y entonces, estas criaturas, inevitablemente, te destruirán." [...]
Cambiar dicha situación es imposible. No nos resta más que una cosa, que es lo que
hace la persona que, empezando a vivir, transfiere sus objetivos de la vida fuera de sí,
proponiéndose alcanzarlos. [ . . . ] A pesar de lo distante que los coloque de su
personalidad, tan pronto como su mente se aclara, ninguno de estos objetivos lo
satisfarán.
689

Bismarck ha unido Alemania y ahora gobierna a Europa. Si su razón ha irradiado un


poco de luz sobre los resultados de su actividad, debe percibir, al igual que su cocinero
que prepara una cena que dentro de una hora ya será devorada, la misma antinomia
sin resolver entre la vanidad y la insensatez de toda su obra y la eternidad y la
racionalidad de lo que existe para siempre. Si ellos pensaran en esto, ambos se
percatarían de lo
siguiente, en primer lugar: la integridad de la cena de Bismarck se debe a la policía,
mientras la integridad de Alemania al ejército, siempre que ambos: Bismarck y el
cocinero, se mantengan vigilantes. Todo esto porque hay personas muertas de hambre
que comerían de buen grado dicha cena y naciones que se alegrarían de ser tan
poderosas como Alemania. En segundo lugar, se darían cuenta de que la cena de
Bismarck y el portento del imperio teutónico no coinciden con las metas y los
propósitos de la vida universal, sino que son tajantemente antitéticos con ellos. En
tercer lugar, ya sea el cocinero o el poderío alemán morirán en breve tiempo, por lo
tanto, a la cena en cuestión ya Alemania se les depara el mismo destino. El único que
sobrevivirá es el Universo, el cual jamás pensará en la cena ni en Alemania y, aun
menos, en los que la cocinaron.
Cuando la condición intelectual humana crece, el individuo se da cuenta de que
ninguna felicidad conectada con su personalidad es un logro, sino sólo una necesidad.
La
personalidad es sencillamente ese estado incipiente de la vida y el límite último de ésta
[...] Se me preguntará: ¿Dónde comienza y dónde termina la vida? ¿Dónde acaba la
noche y dónde empieza el día? ¿Dónde, en la orilla, termina el dominio del océano y
comienza el de la tierra? Hay día y hay noche; hay tierra y hay mar, hay vida y hay
ausencia de vida.
Nuestra vida, desde que nos hicimos conscientes de ella, es un movimiento pendular
entre dos límites.
Un límite es el desinterés absoluto por la vida del Universo infinito, una energía
dirigida simplemente hacia la gratificación de la propia personalidad.
El otro límite es una renuncia completa de esa personalidad, el interés más profundo
por la vida del Universo infinito, en plena armonía con él, el traspaso de todos nuestros
deseos y buena voluntad desde uno mismo hacia ese Universo infinito y todas las
criaturas fuera de nuestro perímetro.(2)
Mientras más nos acerquemos al primer límite, menos vida y dicha hay. Mientras más
gravitemos hacia el segundo límite, más vida y dicha hay. Por ende, el ser humano
siempre oscila de un extremo al otro: vive. Este movimiento es la vida misma.
Cuando hablo de la vida me estoy refiriendo, en mis concepciones, a la idea que está
indisolublemente ligada con la de la vida consciente. No conozco, ni hay nadie que
conozca, otro tipo de vida que no sea la vida consciente.
Con el término vida aludimos a la de los animales ya la vida orgánica. Pero ésta no es
la vida; sólo es cierto estado o condición de vida que se nos manifiesta.
¿Qué es esta conciencia o mente, cuyas exigencias excluyen a la personalidad,
transfiriendo la energía del ser humano fuera de él y en ese estado que para nosotros es
el estado dichoso del amor?
¿ Qué es la mente consciente? Cualquier cosa que queramos definir, hay que definirla
con nuestra mente consciente. Entonces, ¿con qué definir a la mente? [ . . . ]
Si debemos definir todo con nuestra mente, es obvio que la mente consciente no puede
definirse. Sin embargo, nosotros, no sólo la conocemos, sino que es la única cosa que
conocemos realmente.
690

Es la misma ley como la de la vida, de todo lo orgánico, lo animal o lo vegetal, con la


única diferencia que vemos la realización de una ley inteligente en la vida de una
planta. Sin embargo, no vemos la ley de la mente consciente a la cual estamos sujetos,
así como el árbol está sujeto a su ley, sino que la cumplimos [...]
Hemos convenido que la vida es lo que no es nuestra vida. Aquí acecha la raíz del
error. En lugar de estudiar esa vida, de la cual estamos conscientes dentro de nosotros
de forma absoluta y exclusiva; ya que no podemos conocer nada más, observamos lo
que está desprovisto del factor y de la facultad más importantes de nuestra vida: la
conciencia inteligente. Al comportarnos de esta forma actuamos como el estudiante de
un objeto que se vale de su sombra o reflejo para llevar a cabo el estudio.
Si sabemos que, durante la transformación de las partículas de la sustancia, ellas están
sujetas a la actividad del organismo, no depende del hecho de que hemos observado o
estudiado tal proceso; sino, simplemente, porque poseemos cierto organismo
familiar que está unido a nosotros: el organismo de nuestro animal, que conocemos
muy bien como el material de nuestra vida, sobre el cual es nuestro deber trabajar y
gobernar,
sometiéndolo a la ley de la razón [. . .] Tan pronto como el ser humano ha perdido su fe
en la vida, tan pronto como ha transferido esa vida en lo que no es vida, se convierte en
un infeliz y ve la muerte [...] Aquél que concibe la vida tal como la encuentra en su
conciencia, desconoce la infelicidad y la muerte; ya que para él, todo lo bueno de la
vida estriba en la supeditación de su aspecto animal a la ley de la razón. Hacer lo cual
no sólo está en su poder; sino que acontece en él inevitablemente. Estamos
familiarizados con la muerte de las partículas en el ser animal. Conocemos la muerte
de los animales y del ser humano como animal, pero ignoramos la muerte de la mente
consciente y no podemos saber algo de esto porque esa mente consciente es la vida
misma y la Vida jamás puede ser Muerte [. . .]
El animal vive feliz, no ve la muerte, la desconoce y perece sin darse cuenta. ¿Por qué
el ser humano debería haber recibido el don de verla y conocerla y por qué la muerte
debería ser tan terrible para él, al grado que le tortura el alma, induciéndolo, a
menudo, a suicidarse por el mero miedo a la muerte? ¿Por qué debería ser así? Porque
el ser humano que ve la muerte es un enfermo, ha infringido la ley de su vida y ha
cesado de vivir una existencia consciente. Se ha convertido en un animal, un animal
que ha también infringido la ley de la vida.
La vida del ser humano es una aspiración a la dicha ya él se le entrega el objeto de su
anhelo. La luz alumbrada en el alma humana es la dicha de la vida y esta luz jamás
podrá ser tinieblas; ya que para el ser humano existe, en verdad, sólo esta luz solitaria
que arde en su alma.”

***

Hemos traducido este largo extracto del relato de la magnífica conferencia del Conde
Tolstoi, porque es eco de las enseñanzas más sublimes de la ética universal de la
verdadera teosofía. Su definición de la vida en el sentido abstracto y de la vida que
cada teósofo serio debería seguir conforme y en la medida de sus capacidades naturales,
es la síntesis y el Alfa y Omega de la vida práctica psíquica, como también la vida
espiritual. La conferencia contiene frases que para el teósofo medio parecerán
demasiado nebulosas y quizá incompletas. Sin embargo, no encontrará ninguna que el
ocultista práctico más exigente impugne. Podríamos llamarlo un tratado sobre la
Alquimia del Alma; ya que la luz "solitaria" en el ser humano que arde perpetuamente y
que jamás puede ser tiniebla en su naturaleza intrínseca, aunque el "animal" fuera de
691

nosotros puede no percibirla, es esa "Luz" acerca de la cual han sido escritos volúmenes
por los Neoplatónicos de la escuela alejandrina y, después de ellos, por los Rosacruces y
especialmente los Alquimistas, si bien actualmente, su verdadero sentido es un misterio
oscuro para la mayoría de la gente. Es cierto que el Conde Tolstoi no es un alejandrino
ni un teósofo moderno y aun menos un Rosacruz o un Alquimista. Sin embargo, el gran
pensador ruso transfiere, del campo de la metafísica al de la vida práctica, lo que éstos
han ocultado bajo una fraseología particular de los filósofos del Fuego, confundiendo a
propósito las transmutaciones cósmicas con la Alquimia Espiritual. El Conde Tolstoi,
sin dejar el plano terrenal, ha reunido todo lo que Schilling definiría como un percatarse
de la identidad del sujeto y el objeto en el Ego interno humano, eso que une y cohesiona
el Ego con el Alma universal, que es simplemente la identidad del sujeto y el objeto en
un plano superior o la Deidad desconocida.
Tolstoi es uno de esos pocos electos. que empiezan con la intuición y terminan con una
parcial omnisciencia. Ha alcanzado la transmutación de los metales inferiores, la masa
animal, en oro y plata o la piedra filosofal, el desarrollo y la manifestación del Yo
superior del ser humano. El alcahest del Alquimista menor es el All-geist, el Espíritu
Divino omniabarcante del Iniciado superior; ya que, como pocos hoy en día saben, la
Alquimia era y es una filosofía espiritual y una ciencia física. Aquel que desconoce la
primera, no sabrá mucho de la segunda. Aristóteles, hablando a su discípulo Alejandro
sobre la piedra filosofal, le dijo lo siguiente: "No es una piedra, se encuentra en cada ser
y en todo lugar, en todas las estaciones y se le llama el fin de todos los filósofos", así
como la Vedanta es el fin de todas las filosofías. Como epílogo a este ensayo sobre la
ciencia de la Vida, agregamos unas palabras acerca del enigma eterno que la Esfinge
profirió a los mortales. No lograr resolver el problema que contenía, implicaba ser
destinado a una muerte segura; ya que la Esfinge de la vida devoraba al ser no
intuitivo que vivía sólo en su "animal." Aquél que vive para la personalidad y sólo por
ella, fallecerá seguramente, como le dice el "Yo superior" al yo inferior o "animal", en
la conferencia de Tolstoi. El enigma consta de siete claves y el Conde penetra el
misterio con una de las más elevadas, dado que, según el bello párrafo del autor de la
"Filosofía Hermética": "El auténtico misterio más familiar y al mismo tiempo más
desconocido para cada ser humano, en el cual debe iniciarse o perecer como un
ateo, es él mismo. Para él es el elixir de la vida, cuya libación antes del descubrimiento
de la piedra filosofal implicaría beber el líquido de la muerte, el cual confiere al adepto
y al epoptes la verdadera inmortalidad. Puede conocer la verdad en su autenticidad,
Aletheia, el aliento de Dios o la Vida, la mente consciente en el ser humano. Este es el
“Alcahest que disuelve todo” y el Conde Tolstoi ha comprendido bien el enigma.

NOTAS

(1) "Confundir" es un término erróneo en este caso, porque los científicos saben muy
bien que su enseñanza acerca de la vida es una ficción materialista que la lógica y el
hecho contradicen a cada paso.
En esto, la ciencia es abusada; ya que se emplea para servir a las nociones personales de
los científicos ya la actitud determinada para sofocar en la humanidad toda aspiración y
pensamiento espiritual. Sería más correcto decir: "pretenden confundir", - H.P.B.
(2) Esto es lo que los teósofos llamarían "vivir la vida." -H.P.B.
LA CONCIENCIA Y LA CONCIENCIA DE SÍ MISMO1
692

Helena Blavatsky

El ciclo de la conciencia. Se argumenta que no puede haber más de un objeto de


percepción al mismo tiempo ante el alma, porque el alma es una unidad.
El Ocultismo enseña que nuestra conciencia puede recibir simultáneamente no
menos de siete distintas impresiones, e inclusive pasarlas a la memoria.
Esto puede ser comprobado tocando al mismo tiempo siete tonos de la escala de un
instrumento, digamos de un piano los 7 sonidos alcanzarán la conciencia
simultáneamente; aunque la conciencia no entrenada no pueda ser capaz de registrarlos
al primer segundo, sus vibraciones prolongadas percutirán los oídos con 7 distintos
sonidos, cada uno con un tono más alto que el otro. Todo depende del entrenamiento y
de la atención. Es así que la transferencia de una sensación a la conciencia a partir de
cualquier órgano es casi simultánea si la atención se concentra en ella, pero si la
atención es distraída por cualquier ruido, llevará varios segundos antes de que alcance la
conciencia. El Ocultista debería entrenarse a sí mismo para recibir y transmitir toda
impresión o impresiones simultáneamente en el sentido de las siete escalas de su
conciencia. Aquel que más reduzca los intervalos del tiempo físico, habrá hecho el
mayor progreso posible.
1. Los nombres y el orden de las siete escalas son:
2. Percepción de los Sentidos.
3. Percepción de Sí mismo (o apercepción).
4. Apercepción Psíquica,
5. Percepción Vital.
6. Estas son las cuatro escalas inferiores y pertenecen al hombre psicofísico.
Luego vienen:
7. Los discernimientos Manásicos.
8. La percepción de la Voluntad
9. La apercepción consciente Espiritual.
El órgano especial de la conciencia está desde luego en el cerebro, y se localiza en el
aura de la glándula pineal en el hombre vivo. Durante los procesos de la mente o del
pensamiento manifestado a la conciencia, tienen lugar constantes vibraciones de luz.
Si uno pudiese ver clarividentemente en el cerebro de un hombre vivo, casi podría
contar (y ver con los ojos)los siete matices de las escalas sucesivas de luz, desde el más
lánguido hasta el más brillante.
Fisiológicamente nunca podrá ser definido lo que es la conciencia. Podemos clasificar
y analizar sus obras y sus efectos, pero no podremos definirla al menos que postulemos
un Ego distinto del cuerpo. La escala septenaria de los estados de conciencia se refleja
en el corazón, o más bien en su aura, la cual vibra e ilumina los siete cerebros del corazón
como lo hacen las siete divisiones o rayos alrededor de la glándula pineal.
Esta conciencia nos muestra la diferencia entre la naturaleza y la esencia entre, por
ejemplo, el cuerpo astral y el Ego. El primero es molecular, e invisible a menos que se
condense otro es espiritual-atómico.(Ver el ejemplo del fumador en diez cigarrillos el
humo de cada uno retendrá su afinidad).
La idea del Ego es la única compatible con los hechos de la observación psicológica.
La mente o Ego, el sujeto de todos y cada uno de los estados de conciencia es
esencialmente una unidad. Los millones de diferentes sub-estados de conciencia son
una prueba de la existencia de ese Ego.
Hasta las células del cerebro nos proporcionan esos estados de conciencia que nos
confirman que hay un alma inmortal, etc.
693

Cada uno de los cinco sentidos aceptados actualmente fue primariamente un sentido mental.
Un pez nacido en una caverna es ciego pero si se le deja salir a un río,
comenzará a sentir que ve, hasta que gradualmente el órgano físico de la visión
evolucione y llegue a ver. Un hombre sordomudo oye internamente, a su manera.
Conocer, sentir, querer, no son facultades de la mente sino sus colegas.

Este texto es posiblemente el comienzo inacabado de un artículo escrito por H.P.B. el


cual existe en los archivos de Adyar en un manuscrito de su puño y letra. Originalmente
fue publicado en The Theosophist, Vol.XLVI,No.11,agosto,1925,pp.632-34,el cual se
reprodujo de acuerdo a C.Jinarâjadâsa, exactamente como lo escribió H.P.B. Nota de
Boris de Zirkoff.
Ver Atma Vidyâ N º.4,Diagrama del cerebro,p.6 y las explicaciones acerca de la
glándula pineal en pp.
10-12.(Editor).
Ver Atma Vidyâ N º.2,pp.27-28 (Editor).

LA ESTRELLA DE SEIS Y LA DE CINCO PUNTAS


Helena Blavatsky
Los más famosos kabalistas occidentales, tanto de la Edad Media como de la
Moderna, representan o simbolizan el Microcosmos por medio del pentagrama o
estrella de cinco puntas, y el Macrocosmos por el doble triángulo o estrella de seis
puntas. Eliphas Levi (el abate Constant) y creemos que también Kunrath, uno de
los más insignes ocultistas de pasados tiempos, dan la razón de ello.

En la obra Rosacruces de Hargrave Jermings aparece la exacta relación del


Microcosmos con el hombre en el centro del pentagrama. Se necesitaría un espacio
mucho más amplio del que nos consiente un artículo para explicar con toda
claridad el esoterismo de ambos símbolos.

Los genuinos kabalistas occidentales saben que el Espíritu y la Materia están


simbolizados por los respectivos colores de los dos triángulos enlazados, sin
relación alguna con las líneas o lados de los triángulos.

El filósofo kabalista y hermético considera trino todo cuanto existe en la


Naturaleza; cada cosa es una multiplicidad y una Trinidad en la Unidad, por lo
que representa estos aspectos por medio de figuras geométricas. Dice Platón que
“Dios geometriza ”. Los Tres Rostros kabalísticos son las Tres Luces y las Tres
Vidas de Ain –Suph (el Parabrahman de los occidentales) llamado también el
invisible Sol central. El Universo es su Espíritu, Alma y Cuerpo, sus Tres
emanaciones.

Esta Trina Naturaleza, la puramente Espiritual, la puramente Material y la


intermedia (o Materia imponderable que constituye el Alma Central del hombre)
está representada por el triángulo equilátero, cuyos tres lados iguales simbolizan
que dichos Tres Principios están difundidos por todo el Universo en la misma
proporción y que son eternos y coexistentes, según la ley natural de equilibrio
perfecto.
694

Así vemos que, con leve variación, la simbología occidental es la misma que la de
los arios. El doble triángulo que simboliza el Macrocosmos o Universo mayor
entraña las ideas de Unidad, de Dualidad (en los dos colores y los dos triángulos)
de Espíritu y Materia, de Trinidad, de la Tetraktys pitagórica, del cuadrado
perfecto, hasta el dodecágono y el dodecaedro.

Los antiguos kabalistas caldeos, maestros e inspiradores de la Kábala judía, no


tuvieron el antropomórfico concepto de Dios que se advierte en el Antiguo
Testamento y subsiste en nuestros días. Su Ain–Supl, ilimitado e infinito,“tiene y
no tiene forma ” según dice el Zohar, aunque después explica esta aparente
contradicción añadiendo: “El invisible asumió forma al poner el Universo en
existencia ”. Esto equivale a la idea puramente panteísta de que sólo es posible
concebir a Dios en la naturaleza objetiva.

Los tres lados de los triángulos simbolizan para los ocultistas, lo mismo que para
los arios, el Espíritu, la Materia y la Naturaleza intermedia (identificada en su
significado con el espacio), así como también simbolizan las Energías Creadora,
Conservadora y Destructora representadas en las Tres Luces.

La Primera Luz infunde vida inteligente y consciente en todo el Universo, en


correspondencia con la Energía Creadora. La Segunda Luz construye
incesantemente formas con la Materia Cósmica preexistente dentro del círculo
cósmico y por ello es la Energía Conservadora. La Tercera Luz produce el
conjunto universal de la materia física densa, que según se aparta de la céntrica
Luz espiritual, pierde su brillantez y se convierte en tinieblas o en mal, que
conduce a la muerte, por lo que es la Energía Destructora manifestada en lo
mudable y perecedero de las formas. Los Tres Rostros kabalísticos del Anciano de
los Ancianos que sin embargo no tiene rostro, son las divinidades arias llamadas
Brahma, Vishnu y Shiva.

El doble triángulo de los kabalistas está inscrito en un círculo formado por una
serpiente que se muerde la cola (el emblema egipcio de la Eternidad) y a veces en
un sencillo círculo geométrico.

La única diferencia entre los símbolos oriental y occidental del doble triángulo –
según explica Krishna Shankar Laishankar en el artículo publicado con el mismo
título que el presente– consiste en omitir el profundo significado de lo que dicho
autor llama el Cenit y el Cero.

Según los kabalistas occidentales, el vértice superior del triángulo blanco se pierde
en el Cenit 1, en el Mundo de pura Espiritualidad o inmaculado Espíritu, mientras
que el vértice inferior del triángulo negro se pierde en el nadir y simboliza, según
prosaica expresión de los ocultistas medievales, la materia grosera, los desechos del
Fuego Celestial (el Espíritu) caídos en el vórtice de aniquilación, en el mundo
inferior, donde las formas y la vida senciente se dispersan para retornar a su
fuente originaria, la Materia Cósmica. Según las enseñanzas puránicas, el punto
central “es la sede de Brahma Avyakta o Divinidad inmanifestada”.

En efecto, como el punto geométrico carece de dimensiones, es un símbolo


apropiado del invisible Sol central, de la Luz de la Divinidad inmanifestada; pero
695

los ocultistas trazan en la figura, en vez del punto geométrico, la Cruz Ansata o la
Tau Egipcia, en cuya parte cenital dibujan un círculo como símbolo del ¡limitado e
increado espacio. Así modificada, la Tan Egipcia tiene casi el mismo significado
que la cruz mundana de los antiguos herméticos egipcios, o sea una cruz inscrita en
un círculo.

Por lo tanto, es erróneo decir que el doble triángulo sólo simboliza el Espíritu y la
Materia, pues contiene muchos otros símbolos. Dice nuestro crítico: Si el doble
triángulo sólo representa el Espíritu y la Materia, no se explica ni se rebate la
objeción de que con dos lados no es posible trazar un triángulo, ni que el Espíritu y
la Materia estén simbolizados por la distinción de blanco y negro de dos triángulos.

Creyendo ya haber explicado suficientemente algunas dificultades y expuesto que


los kabalistas occidentales siempre vieron la Trinidad en la Unidad y la Unidad en
la Trinidad, podemos añadir que los pitag6ricos rebatieron ya, hace 2500 años, la
objeción levantada por el autor de las precedentes palabras.

La idea cardinal de los pitagóricos era que, bajo las fuerzas y cambios fenomenales
del Universo, subyace un permanente principio de Unidad. Los Sagrados Números
de dicha escuela no incluyen el Dos o la Duada, pues los pitagóricos no reconocían
este número ni como idea abstracta, fundándose en que geométricamente es
imposible construir una figura con sólo dos líneas rectas; por tanto no puede
identificarse el número dos con ninguna figura geométrica plana o sólida para
simbolizar la Unidad en la multiplicidad, como puede simbolizarla una figura
poligonal. Así es que los pitagóricos no consideraban el Dos como Número
Sagrado, porque representado en geometría por dos líneas horizontales = y en
numeración romana por dos verticales II, y careciendo la línea de anchura y
profundidad, sin otra dimensión que la longitud, era necesario añadirle al dos otra
unidad para emplearlo simbólicamente en figura de triángulo.

Así resulta evidente por qué los herméticos emplearon dos triángulos enlazados
para simbolizar el Espíritu y la Materia (el Alfa y el Omega del Kosmos) y
representaron el triángulo que simboliza el Espíritu de color blanco y el de la
Materia, de color negro. En cuanto a la pregunta de que si el vértice del triángulo
blanco que se dirige hacia arriba simboliza el Espíritu,¿qué simbolizan los otros
dos vértices del triángulo blanco?, responderemos que, según los kabalistas,
simbolizan el Espíritu caído en la generación, es decir, la pura Chispa Divina
mezclada ya con la materia del mundo fenomenal.

La misma explicación conviene al simbolismo de los dos vértices de la base del


triángulo negro, cuyo tercer vértice representa la progresiva densificación de la
Materia.

Por otra parte, decir que “toda idea de ascenso y descenso, de arriba y de abajo en
el sublime concepto del Kosmos no sólo es repulsiva sino falsa”, equivale a negar la
posibilidad de que una idea abstracta esté simbolizada por una imagen concreta.

Entonces,¿Por qué no invalidar toda clase de signos, incluso los de Vishnu y las
eruditas explicaciones puránicas que de ello nos da el autor? Lo anteriormente
696

expuesto da la clave de la fórmula pitagórica de la Unidad en la multiplicidad, del


Único manifestado en muchos.

Esta idea está simbolizada en la Década (1+2+3+4=10) lejos de ser repulsiva es


positivamente sublime. El Uno es la Divinidad. El Dos es la Materia, que por sí
misma no puede ser una entidad consciente 2. El Tres (el triángulo) resulta de la
combinación de la Mónada y la Duada, participa de la naturaleza de ambas y es la
Tríada o mundo fenomenal. La Tétrada o sagrada Tetraktys es la forma de la
Perfección para los pitagóricos y expresa o simboliza al propio tiempo la ilusión
fenomenal o Maya–La Década o suma total simboliza el Kosmos.

Decimos en Isis sin Velo: “El Universo es la combinación de mil elementos; y sin
embargo la expresión de un solo Elemento: del Espíritu o Absoluta Armonía. Es
un caos para los sentidos y un perfecto Kosmos para la razón”.

Pitágoras aprendió filosofía en la india y de aquí la similitud entre las ideas


fundamentales de los antiguos Iniciados brahmánicos y las de los pitagóricos. Al
definir al Shatkon dice el autor que “representa el gran Universo (Brahmanda), el
ilimitado Mahakasha, con todos los mundos estelares en él contenidos”. Con esto
no hace más que repetir, en diferentes palabras, la explicación dada por Pitágoras
y los filósofos de la estrella hexagonal o doble triángulo, como anteriormente
indicábamos.

En cuanto a los restantes tres puntos de los dos triángulos, los tres lados de cada
uno de ellos y el círculo en que están inscritos, como quiera que los herméticos
simbolizaban todas las cosas visibles e invisibles, no podían menos que simbolizar
completamente el Macrocosmos.

Los pitagóricos incluían en su Década todo el Kosmos, pero aún reverenciaban


mayormente el número Doce, porque representaba la sagrada Tetraktys
multiplicada por tres, de donde resulta una Trinidad de cuadrados perfectos
llamados Tétradas.

Los filósofos herméticos u ocultistas, siguiendo los pasos de los antiguos Maestros
pitagóricos, representaron el número Doce en el doble triángulo, el Macrocosmos,
e incluyeron en él el pentagrama o Microcosmos, al que dieron el nombre de
Universo menor.

Dividiendo las doce letras de los ángulos externos en cuatro grupos de tríadas o
tres grupos de tétradas, obtuvieron el dodecágono, un polígono regular de doce
lados iguales con doce ángulos también iguales, que para los antiguos caldeos
simbolizaban los doce Dioses mayores, y para los kabalistas hebreos los diez
Sephiroth o Potestades Creadoras de la Naturaleza emanados de Sephira (la
Divina Luz) que era jefe de los Sephiroth, emanada a su vez de Hakoma, la
Suprema e Inmanifestada Sabiduría, y de Ain –Suph el infinito, esto es, tres grupos
de tríadas de Sephiroth, y una cuarta tríada constituida por Sephira, Ain –Suph y
Hakoma, que “no puede comprenderse por reflejo” y que “está oculta dentro y
fuera del cráneo de Rostro Largo”, según consta en el Idra Rabba. La cabeza
superior del triángulo de arriba forma los Tres Rostros kabalísticos que
constituyen los doce. Además, las doce figuras dan dos cuadrados o la doble
697

Tetraktys que en la simbología pitagórica representan los mundos físico y


espiritual. Los dieciocho ángulos internos y los seis centrales dan además de
veinticuatro, dos veces el Sagrado Número Macrocósmico; también las
veinticuatro Divinas Potestades Inmanifestadas.

Dice Jámblico que “las Divinas Potestades se indignan contra quienes revelan la
manera de inscribir en una esfera el dodecaedro, uno de los cinco cuerpos sólidos
geométricos, compuesto por doce pentágonos regulares”.

El pentagrama situado en el centro del doble triángulo da la clave del significado


para los filósofos herméticos y los kabalistas. Tan conocido es este doble signo que
se ve en la entrada de los templos budistas, en las lamaserías y en los relicarios del
Tíbet.

Los kabalistas medievales nos dan en sus escritos el significado del doble triángulo
con el pentagrama central. Dice Paracelso: “El hombre es un Microcosmos
contenido en el interior del Macrocosmos, como un feto sostenido por sus Tres
principales Espíritus en la matriz del Universo”.

Estos Tres Espíritus son dobles, a saber: 1º, el Espíritu de los elementos (cuerpo
terrestre y Principio Vital); 2º, el Espíritu de las estrellas (el cuerpo astral y la
Voluntad que lo gobierna); 3º, el Espíritu del mundo espiritual (las Almas animal y
Espiritual). El séptimo Principio es un espíritu casi inmaterial, el divino Augoeides,
el Âtma, representado por el punto central, que corresponde al ombligo humano.
Este séptimo Principio es el Dios personal de cada hombre, según dicen los
ocultistas orientales y occidentales.

Al hablar de los cinco triángulos compuestos de cinco veces cinco o veinticinco


puntos, dice el aludido autor que el pentagrama es un “número correspondiente
con los veinticinco elementos constitutivos del ser humano”.

Supongamos que el autor entiende por elementos lo que los kabalistas decían
cuando enseñaban que las emanaciones de las veinticuatro Potestades Divinas e
inmanifestadas, que con el inexistente o céntrico punto son veinticinco, constituyen
un perfecto Ser Humano.

Sin discutir el relativo valor de las palabras elementos y emanación, y teniendo en


cuenta la observación adicional del autor de que “toda la figura” del Microcosmos
es “el signo de Brahma o la deificada Energía Creadora”, resulta esta afirmación
incongruente con el parecer de eminentes herméticos y kabalistas, para quienes las
cinco puntas del pentagrama simbolizan los cinco miembros cardinales del cuerpo
humano.

Aunque no pertenecemos a la escuela kabalística occidental, afirmamos que tienen


razón en este punto, porque si los veinticinco elementos representados por la
estrella de cinco puntas constituyen un ser humano, dichos elementos han de ser
vitales, ya sean mentales o físicos, y si la figura simboliza la Energía Creadora, el
concepto kabalístico resulta reformado. Los cinco elementos groseros: tierra, agua,
fuego, aire y éter, entran en la constitución del hombre, y lo mismo da decir cinco
órganos de acción que cinco miembros o cinco sentidos.
698

En el Codex Nazaræus, el libro más kabalístico, Mano, el supremo rey de Luz y


jefe de los Eones, emana de sí los cinco Eones que con Mano y el Señor Ferho (la
Vida ignota y sin forma de la que surgió Mano) forman los siete, que simbolizan
los siete Principios constituyentes del hombre. Los cinco inferiores son puramente
materiales y semimateriales y los dos superiores casi inmateriales y espirituales.

De cada uno de los siete Eones surgen cinco refulgentes rayos de luz, y en todos los
antiguos ejemplares del Codex Nazaræus se ve que la cabeza, brazos y pies del
hombre, están simbolizados en las cinco puntas del pentagrama.

NOTAS
1 En la pirámide egipcia tiene el mismo significado. El notable arqueólogo francés,
Dr. Rebold demuestra la gran cultura de los egipcios de 5000 años antes de la Era
Cristiana, al afirmar, apoyado en varias autoridades, que en aquel tiempo existían
no menos de treinta o cuarenta colegios de Iniciados que estudiaban Ciencias
Ocultas y Magia práctica.

2 Compárese este concepto de los pitagóricos con el del sistema Sankia de Kapila,
en el que Purusha y Prakriti sólo pueden manifestarse en el mundo sensorio
cuando están combinados tino con otro.
Madame Blavatsky, Acerca de "los Hermanos
Himaláyicos "
Helena Blavatsky

Artículo enviado a la revista londinsense "Spiritualist" en Agosto 1882

Digitalizado por Biblioteca Upasika

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Caballero:
"Según la autoridad de un adepto (?) ellos, los teósofos y Madalne Blavatsky, son todos
médiums bajo la influencia de espíritus inferiores."
Esta es la frase que usted escribió en una reseña de la obra del señor Sinnett: "El Mundo
Oculto", aparecida en la revista "Spiritualist" del 17 de Junio. A pesar de lo dudoso de
la pertinencia de lo que dijo, no encontré, personalmente, mucho que objetar,
especialmente cuando, en otra parte, me rinde el honor de expresar su convicción según
la cual, (ya sea que me controlen espíritus buenos o malos), soy una "fuerte médium
física" y este término excluye, al menos, la sospecha de que soy una embustera
cualquiera. Por lo tanto: la
presente no se dirige a Usted; sino a las afirmaciones de un pseudo "adepto". Antes de
continuar, vale la pena presentar otro punto, de manera que se defina la situación lo más
claro posible.
Como durante los últimos siete años he sido una de las personas más abusadas, me he
acostumbrado a este tipo de tratamiento. Por lo tanto, ahora, ni siquiera tomaría una
699

pluma
para defender mi carácter. En realidad, no puedo hacer nada si las personas se olvidan
que soy una mujer y, además, una anciana y si son tan incapaces de percibir que: si
hubiese
declarado ser algo especial en la creación, excepto una Teósofa y una de los fundadores
de la Sociedad Teosófica, mi posición, material y social, recibiría mejor consideración
en el mundo. Sin embargo, no obstante la persecución y la oposición encontradas, sigo
siendo una Teósofa y lo declaro abiertamente, así no puedo ser la charlatana y la
farsante que algunos piensan que soy, los insensatos no pueden discernir y los sabios no
están dispuestos a captar lo incoherente de tal acusación y, usando las palabras de
Shakespeare, diremos:
"La demencia, en los dementes, no es tan evidente
Como lo es en los sabios, cuando la agudeza disminuye."
Por lo tanto: no pido espacio en vuestras columnas para defenderme; pero sí para
contestar a uno, cuyas declaraciones autoritarias, han volcado el sentido de la justicia en
varios
Teósofos en la India y, así, quiero resguardarlos porque se merecen todos los
sentimientos de reverencia que mi naturaleza puede expresar .
Recientemente, un nuevo corresponsal se ha ganado un sitio prominente en vuestro
periódico a pesar de que sea uno de estos individuos peligrosos y casi anónimos que se
aprovechan de su privilegio literario, ocultando su verdadera personalidad tras de
una o dos iniciales, evitando, entonces, asumir su responsabilidad. Se define un
"adepto", lo cual es simple decirlo; pero ¿puede probarlo? En primer lugar: la actitud
que los espiritistas y los escépticos en general asumen hacia un "adepto", a pesar de que
venga del Tíbet, de la India o de Londres, es siempre la misma, Los escépticos seguirán
llamándolo un impostor; mientras los espiritistas lo considerarán un médium o un
prestidigitador, también cuando les probara sus poderes, Ahora bien: cuando vuestro
"J.K." declara, en la revista "Spiritualist" del 24 de Junio, que los "fenómenos
concernientes al verdadero adeptado se encuentran en un plano totalmente distinto al del
'Espiritismo"', arriesga, o mejor dicho, es cierto, que los escépticos y los espiritistas le
echen en cara todos los mencionados reniegos.
El podría ignorar tales epítetos si sólo probara lo que declara, esto es: los poderes que
otorgan a una persona el título de un iniciado. Sin embargo, vuelvo a preguntar: ¿está
listo a
demostrar lo que afirma? En primer lugar: el lenguaje que emplea no es el de un
verdadero adepto. Es totalmente dogmático, autoritario y pletórico de insultos contra los
que aun
no se ha probado que son peores o inferiores a él. Además: no logra convencer las
mentes de los profanos ni de los que saben algo de los adeptos e iniciados, estando
conscientes que quien les habla no es uno de estos grandes seres. Se define un adepto
cuyo "Hierofante es un señor occidental"; pero, después, confiesa su completa
ignorancia sobre la existencia de un grupo ¡que un verdadero adepto no puede
desconocer! Uso el verbo "no puede" porque, en todo el globo, no existe ningún neófito
aceptado que ignore la existencia de la Fraternidad Himaláyica, La autorización para
recibir la última y suprema iniciación, la
verdadera "palabra susurrada", puede proceder sólo de esas fraternidades en Egipto, en
la India y en el Tíbet y "Koot Hoomi Lal Singh" pertenece a una de ellas. Es cierto que
existen "adeptos" y adeptos, los cuales difieren entre ellos; así como hay adeptos en más
de un arte y ciencia. Por ejemplo: en América conozco a un zapatero que se hace
publicidad diciendo que "es un adepto en el gran arte de la producción de coturnos
700

parisienses." J.K. habla de Hermanos "en el plano del alma", de "la Cábala divina que
culmina en Dios", de la "magia de los esclavos" y así sucesivamente. Esta fraseología
me comprueba, de forma perentoria, que es simplemente uno de estos diletantes en el
ocultismo occidental que, hace algunos años, estaban bien representados por los
"egipcios y argelinos" nacidos en Francia,
los cuales leían el Tarot y colocaban a sus visitantes dentro de círculos encantados con
un Tetragrammaton inscrito en el centro. Con esto, no quiero decir que J .K. es uno de
ellos, le
pido que me entienda. Como no sé quién es y, además, se oculta tras sus dos iniciales,
no seguiré su ejemplo grosero y no lo insultaré por todo esto. Pero quiero reiterar que:
tristemente, su lenguaje lo delata. Si es un cabalista, él y su "Hierofante" son
simplemente los discípulos autodidactas de los llamados Cabalistas "cristianos"
medievales, de los adeptos que, como Agrippa, Khunrath, Paracelso, Vaughan, Robert
Fludd y otros,
revelaron su conocimiento al mundo sólo para ocultarlo mejor y jamás, en sus
enseñanzas, dieron la clave para entenderlo. Con estilo engolado afirma su
conocimiento y poder, juzgando a personas que desconoce y no puede saber nada acerca
de ellas.
He aquí lo que escribe de los "Hermanos": "Si son verdaderos adeptos, no han mostrado
mucha sabiduría mundana; ya que la organización que debería difundir su doctrina es un
fracaso completo, en cuanto los miembros de la Sociedad Teosófica desconocen y no
practican ni los primeros principios psíquicos y físicos de la Teosofía y de la ciencia
oculta auténticas."
¿Cómo puede saberlo? ¿Acaso los Teósofos lo han tomado en su confianza? ¿Si sabe
algo acerca de la Sociedad Teosófica Británica, qué puede saber de las de la India? Si
pertenece a alguna de ellas, entonces es desleal a todo el grupo y es un traidor. En caso
de que no pertenezca a ninguna ¿qué puede decir de sus miembros, dado que la
Sociedad Teosófica en general y especialmente sus secciones esotéricas que integran
sólo unos pocos "escogidos", son grupos secretos?
Mientras más leo con atención su artículo, más quiero reírme del tono dogmático que lo
imbuye. Si fuese un espiritista, sospecharía una buena "tramoya" de John King, cuyas
iniciales están representadas en J.K. Que este maravilloso Hermano del "Círculo
Hermético Occidental en el plano del alma" aprenda algunos hechos acerca de los
adeptos en general, antes de que se cubra aun más de ridículo.
(1) Ningún verdadero adepto, bajo ninguna circunstancia, revelará lo que él es al
profano. Ni trataría con desaire a las personas que, ciertamente, no son más ridículas y,
en muchos
casos, más sabias que él. Aunque los teósofos fueran estas pobres criaturas descarriladas
que él describe, un verdadero adepto los ayudaría en lugar de escarnecerlos.
(2) Jamás hubo un Iniciado auténtico que desconociera las secretas Fraternidades
orientales. No es Eliphas Levi quien negaría su existencia; ya que la afirma. Aun P .B.
Randolph, ese
maravilloso, aunque errático genio americano y vidente semiiniciado, quien consiguió
su conocimiento en el oriente, tuvo buenas razones para saber de la existencia actual de
las
Fraternidades, como sus escritos comprueban.
(3) Quien habla con énfasis de su sabiduría oculta y afirma practicar sus poderes en el
nombre de algún profeta, deidad, o Avatar particular, es, en los mejores de los casos, un
fanático místico. No puede ser un adepto en el sentido oriental, un Mahatma, porque el
matiz de su religión dogmática particular afectará y empañará su juicio.
701

(4) La gran ciencia que el vulgo llama "magia" y sus adeptos orientales Gupta Vidya es
universal, por lo tanto incluye a toda ciencia; ya que es el cenit del conocimiento,
constituye la perfección de la filosofía y como ya se ha dicho, no puede circunscribirse a
ninguna nación o localidad geográfica particular. Como la Verdad es una, también el
método para alcanzar su máxima versación debe ser, necesariamente, uno. No puede
fragmentarse porque, una vez fraccionada, cada parte, dejada a sus propios recursos,
análogamente a los rayos solares, divergirá, en lugar de convergir hacia su centro, la
meta
ultérrima del conocimiento. Estas partes pueden volver a ser el Entero, sólo
reuniéndolas, de otra manera, cada fragmento será sólo un fragmento.
Se debe recordar esta verdad, que podría definirse como matemáticas elementales para
la infancia, a fin de refrescar la memoria de ciertos "adeptos" bien dispuestos a olvidar
que la
"Cábala Cristiana" es simplemente una fracción de la Ciencia Oculta Universal. Si creen
que ya no tienen nada que aprender, mientras menos se dirijan a los " Adeptos
Orientales" para información, mejor será para ambos. Existe sólo un camino real hacia
la "Magia Divina", si uno lo descuida y lo abandona para dedicarse a una de las sendas
que divergen de éste, se encontrará perdido en un laberinto interminable, como acontece
al viajero
que vaga a solas. Supongo que la Magia se remonta a milenios antes de la era cristiana;
por lo tanto: ¿si así es, deberíamos pensar, como lo hacen nuestros amigos eruditos, los
"Cabalistas Modernos", que era toda Magia Negra practicada por la "Vieja firma del
Diablo y Co.?" Sin embargo, haciendo eco a toda persona que sabe de lo que está
hablando, diré que no es así para nada y J.K. parece ignorar, completamente, hasta la
enorme diferencia existente entre un Cabalista y un Ocultista. ¿Está o no está consciente
de que la relación entre un Cabalista y un Ocultista es análoga a aquella entre una
pequeña colina a los
pies de los Himalayas y el monte Everest y que cuanto se conoce como Cábala hebraica
de Simón Ben Jochai, es la versión desfigurada de su fuente primordial, el Gran "Libro
Caldeo de los Números"? Además: ¿se ha percatado de que la Cábala, con su adaptación
a la Dispensación Hebraica, su internacional Angelogía y Demonología entreveradas,
sus Orfieles, Rafaeles y Tetragramas griegos, es una copia endeble de la Cábala.caldea?
Entonces: la Cábala de los alquimistas cristianos y los rosacruces es, simplemente, la
edición torturada de la hebraica.
Al centralizar el Poder Oculto y su curso de acción en algún Dios o Avatar nacional,
que sea Jehová o Cristo, Brahma o Mahoma, el cabalista se aleja aun más de la Verdad
axial una.
Sólo el Ocultista, el adepto Oriental es, merced a su Espíritu Divino, un Hombre Libre y
omnipotente, conforme a como lo puede ser en la tierra. Se ha emancipado de todas las
concepciones humanas y cuestiones secundarias, es uno con un Sabio Caldeo, un Mago
Persa, un Teúrgo Griego, un Hermético Egipcio, un Rahat Budista y un Yogui Indo. Ha
reunido en un fajo todas las fracciones separadas de la Verdad ampliamente dispersas en
todas las naciones y en sus manos tiene la Verdad Única, una antorcha de luz que
ningún viento puede torcer, apagar o hasta hacer temblar. Tampoco es Prometeo, quien
robó
una porción del Fuego Sagrado, por lo cual fue encadenado en el monte Cáucaso
mientras los buitres le devoraban los intestinos.
Ya que el Ocultista se ha asegurado el Dios dentro de él y no depende de la veleidad ni
del capricho de las deidades del bien o del mal.
Es cierto: "Koot Hoomi" menciona al Buda. Pero no porque los hermanos lo consideran
702

como Dios o "un Dios"; sino porque es el Patrón de los Ocultistas Tibetanos, el
Iluminado y el adepto más grande de todos, cuyo Espíritu Divino o el "Yo-Dios", lo
inició en los misterios del universo invisible. Entonces, cuando uno dice que imita "la
vida de Cristo", de Buda, Zoroastro o de cualquier otro hombre en la tierra que alguna
nación en
particular lo escogió como su Dios y líder, muestra que es un fanático hasta en la
Cábala, una fracción de la "Ciencia Universal" una, el Ocultismo, que es prehistórico y
coetáneo con la inteligencia. El Sol brilla tanto para los profanos asiáticos como para los
cristianos europeos y me agrada decir que su esplendor es más glorioso para los
primeros.
Para concluir: es suficiente considerar esa frase, cuya paternidad es muy dudosa y es
más apropiada a la pluma de un jesuita que a la de un cabalista; ya que facilita la
suposición que
los "Hermanos" son sólo una rama de la vieja y establecida firma del "Diablo y Co",
para estar convencidos que J.K. no sabe nada, excepto un poco de "Abracadabra"
entresacado de un antiguo manuscrito polvoriento del Cabalismo cristiano. Sus
oraciones altisonantes, que quieren aparentar algo que él no es, pueden producir alguna
sensación en el profano rudimentario o en un espiritista inocente.
Por supuesto, no es necesario ir al Tibet o a la India para encontrar algún conocimiento
y poder: "los cuales están latentes en cada alma humana". Sin embargo: la obtención del
conocimiento y del poder más elevados exigen, no sólo muchos años de estudio
severísimo, iluminado por una inteligencia superior y una intrepidez que nada puede
detener; sino también muchos años en retiro en una soledad relativa, asociándose sólo
con estudiantes que siguen el mismo objetivo en una localidad donde la naturaleza
conserva, como el neófito, una inmovilidad absoluta e initerrumpida, un verdadero
silencio, donde el aire es
libre de toda influencia mefítica por centenares de millas, la atmósfera y el magnetismo
humanos son absolutamente puros y la sangre de los animales no es derramada. ¿Acaso
estas condiciones son accesibles en Londres o hasta en las aldeas inglesas más remotas?

H.P. Blavatsky
Bombay, 20 de Julio

Liberación y Progreso
Helena P. Blavatsky

“Un neófito, para ser iniciado, no debe tener


ningún afecto ni deseo que lo encadene al mundo.”
(Bulwer Lytton en “Zanoni”)
703

Se ha dicho que el primer paso que debe dar un estudiante de (Ocultismo es renunciar a
las “vanidades del mundo”.
Esto no significa, necesariamente, que deba romper sus lazos familiares, desatender sus
medios de subsistencia, evitar la sociedad de los demás, convertirse en un misántropo
y retirarse a una cueva en la selva para entretenerse allí con las morbosas fantasías de su
imaginación y estar de continuo codiciando internamente los mismos objetos a los que
ha pretendido renunciar y abandonar externamente.
El aspirante puede vivir en el mundo y, sin embargo, no ha de ser del mundo. Su cuerpo
y su mente pueden estar más o menos ocupados en los asuntos de la vida cotidiana y
él puede, al mismo tiempo, estar ejercitando sus facultades espirituales. Puede estar
personalmente en el mundo y, no obstante, remontarse espiritualmente por encima de él.
Todo ser humano posee, además de su cuerpo físico, dos juegos de facultades:
intelectuales y espirituales. Los poderes de estas facultades están correlacionados y
entretejidos. Si se usan solamente los poderes intelectuales en el plano físico para fines
materiales, uno se vuelve más egoísta y materialista. Está concentrando sus poderes en
un pequeño foco que representa su 'personalidad'; y cuanto más los concentra, más
reducido será ese foco. Entonces, esa persona se volverá mezquina y egoísta y perderá
la visión de la unidad, de la cual será apenas una parte infinitesimal e insignificante.
Por otra parte, si intenta enviar prematuramente su espíritu a las regiones de lo
desconocido, sin haber desarrollado y ensanchado suficientemente su intelecto para que
actúe como una base firme sobre la cual apoyar su espiritualidad, vagará como una
sombra a través de los campos de lo infinito. Quizás contemple cosas espirituales, pero
no será capaz de entenderlas. Se convertirá en una persona, nada práctica, en un fanático
supersticioso y en un soñador.
El crecimiento demasiado rápido en una sola dirección, con exclusión del crecimiento
correspondiente en la otra, va en detrimento del verdadero progreso. Por tanto es
necesario discernir adecuadamente los poderes, tanto intelectuales como espirituales, y
desarrollarlos en la correcta proporción.
“Renunciar al mundo” no significa mirar con desdén los adelantos de la ciencia, ignorar
las matemáticas o la filosofía, ni dejar de interesarse por el progreso humano evitando
los deberes correspondientes a la esfera en que hemos nacido, o descuidar nuestro
ambiente. Lo que significa es renunciar al egoísmo, a la egolatría, a lo que Edwin
Arnold llama 'el pecado del yo' en su libro “La Luz de Asial”, donde dice: “EI pecado
del yo que ve su preciado rostro reflejado en el universo como en un espejo y exclama:
¡Que el mundo entero se exalte y que todo perezca para que sólo yo sea eterno!”
La renuncia al egoísmo va necesariamente acompañada del crecimiento espiritual. Por
tanto, uno de los primeros deberes que tiene que cumplir el estudiante de Teosofía
práctica es despojar su mente de la idea de un yo personal, empezar a darle menos
importancia a las cosas y a los sentimientos personales. Debe olvidarse de sí mismo. No
debe ver su existencia como la de una entidad permanente que ni cambia ni puede
cambiar, solitaria en medio de otras entidades también aisladas y que vive separada de
ellas por una concha impermeable. El mismo debe considerarse como una parte integral
de un poder infinito que abarca el universo y cuyas fuerzas están concentradas en el
cuerpo que él está habitando temporalmente. En ese cuerpo confluyen continuamente, y
también de él irradian incesantemente, los rayos de la esfera infinita de Luz, cuya
circunferencia no está en ninguna parte y cuyo centro está por doquier.
Para acelerar esta idea examinaremos al hombre en sus tres aspectos, el físico, el
intelectual y el espiritual.
1) Se ha demostrado, a menudo, que el cuerpo físico del hombre no tiene existencia
individual real o permanente. Por tanto no podemos realmente ni verlo ni oirlo ni
704

sentirlo. Lo que percibimos de él son los efectos que sus actividades producen; en otras
palabras, percibimos las vibraciones o circunvaluciones de fuerzas que al actuar sobre
nuestros sentidos producen ciertas impresiones mentales. Estas impresiones, al llegar a
nuestro conocimiento intelectual, nos dan una conciencia .
Más aún, los constituyentes de este cuerpo físico temporal cambian continuamente por
el proceso de 'asimilación' y 'eliminación'. Los tejidos desaparecen, lenta o velozmente,
según su naturaleza o sus afinidades; nuevos tejidos ocupan su lugar para ser
reemplazados, a su vez, por otros. Y este proceso continúa mientras dura la vida.
Tampoco tiene ninguna permanencia la forma del cuerpo físico. Este cambia de tamaño,
forma y densidad al avanzar con la edad, desde la robusta salud de la infancia y de la
juventud hasta la vigorosa constitución de la virilidad, o la gracia y la belleza de la
femineidad. y sigue así, hasta que llegan las manifestaciones de la vejez y de la
decrepitud, precursoras del declive, muerte y putrefacción .
2) ¿Existe alguna individualidad permanente en la Mente o Intelecto? ¿O bien no la hay,
como sucede con el cuerpo físico? Para responder a esta pregunta investiguemos
primero el significado de estos términos.
El Intelecto es un poder activo que trabaja con la Voluntad. Todas las impresiones del
mundo externo que se reciben a través de los sentidos, son reunidos por el Intelecto
como en un centro o foco común. Allí las retiene juntas la “Memoria”, para aplicarlas a
cualquier propósito u objetivo.
Ahora bien, con el paso del tiempo también cambian las percepciones. Nuevas
percepciones reemplazan a las antiguas. La voluntad va perdiendo su poder de
mantenerlas unidas. Los recuerdos palidecen. y el Intelecto cambia su modo y forma
de acción . Ningún hombre en la madurez de su vida tiene las mismas opiniones que
tuvo en su niñez; y lo que hoy le parece prudente, mañana le parecerá necio. Nuestras
ideas de lo recto y lo torcido y nuestras opiniones religiosas o filosóficas, toman su
tonalidad según los modos de pensar que prevalecen en el país donde vivimos y según
las influencias que allí predominan .
De modo que el Intelecto nace, crece y se desarrolla en constante cambio. Y aunque este
proceso de cambio puede dilatarse o extenderse indefinidamente, debe soportar un
cambio similar al del cuerpo físico. Tampoco puede haber, pues, una individualidad
permanente en la Mente.
3) Consideremos ahora los principios superiores del hombre: el alma y el espíritu. La
mayoría de los seres humanos tiene el sexto principio (Buddhi o Intuición) en estado
apenas embrionario. y muchos no tienen ni siquiera conciencia de que existe ese
principio. Por tanto, no puede considerárseles como poseedores de individualidad
mientras no lo desarrollen, acompañado de las partes superiores de la Mente o Manas, y
lo unan con el séptimo principio, Atman, la vida Una, el espíritu universal único y
eterno.

Este espíritu divino es una unidad y no puede dividírselo en partes para encasillarlo en
las sucesivas 'personalidades' individuales. No se le puede atraer hacia ellas si no que
ellas deben elevarse hacia él. y cuanto más se elevan ellas, más se amplían sus
facultades intelectuales y espirituales. Cuanto más se amalgaman esas personalidades
con ese principio divino, más se unifican con él, hasta que, finalmente, cada espíritu
'individual' abarca en su potencialidad el universo y queda contenido en el Todo, tal
como el Todo queda contenido en él.
Si este modo de ver al hombre en sus tres aspectos es correcto, entonces vemos que la
existencia y la actividad del ser humano no están en absoluto limitadas a los confines de
su cuerpo material, sino que deben extenderse a través de todo el espacio. Al terminar
705

su evolución cíclica, el hombre iluminará todo el espacio, tal como ahora él es


iluminado por los rayos espirituales del universo, hasta una extensión proporcional a su
capacidad para atraer y recibir esa Luz.
El hombre es un centro de fuerzas en el cual convergen los rayos del universo. En ese
centro comienza la labor de la ilusión, y a ese centro queda confinada. Los efectos se
toman equivocadamente por las causas, y las apariencias se toman por realidades. La
mente se goza en deleites que son provocados por ciertas causas que producen
alucinaciones, y alimentan deseos por cosas para las cuales no existe necesidad real. Tal
como los rayos solares son reflejados desde la pulida superficie de un insignificante
pedrusco, o desde la concha de una ostra, produciendo los múltiples tintes del arco iris
que danzan y brillan en diversas tonalidades mientras están expuestos al sol, de la
misma manera los rayos procedentes del mundo objetivo fluyen a través de nuestros
sentidos, reflejan sus imágenes sobre el espejo de nuestra mente creando en ella
fantasías y quimeras, ilusiones y deseos, y llenando la mente con los productos de su
propia imaginación.
El primer deber de un verdadero teósofo es discernir entre lo que es real y lo que es
irreal; distinguir entre lo verdadero y lo falso, por medio de la Luz divina del espíritu.
Cumpliendo este deber descubre que el amor a sí mismo es ilusorio; que no existe un yo
real y permanente, ni existencia individual alguna excepto aquélla que abarca en sí a
toda la humanidad. y cuando el teósofo entienda plenamente esta idea de la unidad y
esté dispuesto a dejar que muera y desaparezca su 'personalidad', entonces la Luz eterna
de la conciencia espiritual habrá empezado a alborar en él y habrá comenzado su
inmortalidad como forma integral e individual del espíritu universal.
El 'Zanoni' de Bulwer Lytton dice: "El primer requisito para la consumación de todo
cuanto hay de grande y sublime es la clara percepción de la verdad."
Los fragmentos de verdad que se han exhibido de diversas maneras en el curso de las
edades, y de los cuales se encuentran indicios en las diversas escrituras sagradas, pero
que más recientemente nos han sido explicados en su verdadero sentido esotérico y en
un lenguaje teosófico mejor adaptado a nuestros tiempos y más comprensible para
nosotros parecen mostrar que, a medida que el espíritu, en su progresión hacia abajo se
hunde en la materia, la mónada espiritual universal queda diferenciada primero en el
reino animal. Es decir, se desmenuza en diferentes rayos de diversas tonalidades o
características que colorean las diferentes clases y especies colectivamente. Y más
adelante, en una escala superior, da colorido separadamente a las 'personalidades', hasta
que alcanza su más alto grado de aislamiento diferencial en el hombre.
Ahí, en el hombre, comienza a reascender. Pero ahora ya no es un rayo pasivo del
espíritu universal, sino que está dotado de actividad positiva, y marcha acompañado por
aquellas porciones de sus principios inferiores que la personalidad ha sido capaz de
afinar y asimilar con el espíritu.
El espíritu es el mismo en el arco descendente que en el ascendente y es siempre el
mismo en cada 'individuo'. Pero al ir ascendiendo, cada rayo suyo queda dotado con un
tono diferente que le imparte la 'personalidad' de cada 'individuo' con las partes
superiores del quinto principio, Manas. Cuanto más intelecto se haya evolucionado, más
intelecto habrá para acompañar al espíritu en su vuelo ascendente, y para impartirle un
tono o carácter más distintivo. Pero si el desenvolvimiento del intelecto se ha retardado,
o bien si el intelecto que se ha desarrollado se ha aplicado a propósitos materiales o
'personales', menos intelecto habrá para combinarlo con el rayo espiritual, y el espíritu
puro seguirá proporcionalmente carente de inteligencia y desprovisto de poder activo.
Entonces se verá compelido a volver a la tierra para atraer hacia él una nueva
combinación de Manas, pues no debe regresar a su estado original.
706

Cuanto más se desarrolla y se expande el intelecto, más queda establecido sobre una
base firme el estado espiritual la conciencia espiritual, hasta que el espíritu, investido
con los atributos divinos de Sabiduría y Amor, penetra en el océano infinito del
universo y abarca en su potencialidad el Todo.
Comienza entonces a manifestarse un cambio muy importante en la mente del aspirante
que ha alcanzado este grado de desarrollo. Ese cambio consiste en que ve su propia
'personalidad' como de poca importancia. Pero no es sólo su propia 'personalidad' la que
ahora aparece ante él bajo esa luz sino también cualquier otra 'personalidad'. A todas las
ve proporcionalmente insignificantes y pequeñas. El hombre le parece tan sólo como la
'centralización' de una idea. La humanidad en general le parece como los granos de
arena en las playas del océano infinito. Fortuna, amor, lujo, etc. asumen en su concepto
la poca importancia de pompas de jabón, y no vacilan en renunciar a todas ellas como
juguetes infantiles.
Pero a semejante renunciación no se la puede llamar sacrificio, pues los niños y las
niñas no 'sacrifican' sus fusiles y sus muñecas sino que, simplemente, ya no los quieren
más. Ellos buscan algo más útil, en proporción a lo expansión de su mente. Y a medida
que el espíritu del hombre se expande, las cosas a su alrededor e incluso el planeta en
que vive, le parecen pequeñas, como un paisaje en lontananza que se contempla desde
una elevada cima. Al mismo tiempo, su concepción del infinito que le rodea se hace
más grandiosa y asume una forma gigantesca.
El sentimiento producido por semejante expansión de la mente es verdadera
contemplación, y en un grado potencializado se llama “éxtasis”. Esta expansión de
nuestra conciencia 'nos desliga de nuestro país y de nuestro hogar', haciéndonos
ciudadanos del universo; nos eleva desde los estrechos confines de lo que nos parecía
real, al campo ilimitado de lo Ideal. y liberando al hombre de la cárcel de arcilla mortal,
lo conduce al sublime esplendor de la Vida Eterna y Universal.
Pero 'el espejo del alma no puede reflejar, simultáneamente, la tierra y el cielo; mientras
la una se desvanece de la superficie, el otro se refleja en sus profundidades'. ¿Cómo
puede lograrse esta gran renunciación al yo y esta expansión del espíritu?
Hay una palabra mágica que es la clave de todos los misterios, que abre los lugares
donde están ocultos los tesoros espirituales, intelectuales y materiales, y con la cual
obtenemos poderío sobre lo visible y lo invisible. Esa palabra es DETERMINACION.
Si deseamos cumplir un gran objetivo debemos aprender a concentrar en él todos
nuestros deseos.
Sea cual fuere el objetivo, bueno o malo, el efecto, es proporcional a la causa que lo
genera.
El poder de la voluntad es infinito, pero sólo puede ponerse en acción por una
determinación firme y resuelta y con fijeza de propósito. Una voluntad vacilante no
consigue nada. Aquel a quien le tiembla el corazón con temor abyecto para abandonar
sus viejos hábitos e inclinaciones, aquel que tiene miedo a luchar contra sus pasiones y
dominarlas, aquel que es esclavo de su yo personal y se aferra con cobarde ansiedad a
los hechizos de la vida, no puede lograr nada.
No son los vicios los que se adhieren al hombre, sino el hombre el que se aferra a ellos
y teme soltarlos, ya sea porque sobreestima el valor y utilidad que tienen, o quizás
porque se imagina que al soltarse de ellos su yo ilusorio puede ser precipitado a la
infinita nada y hacerse añicos contra las rocas que en su fantasía ve abajo. Sólo aquél
que está dispuesto a ver morir su 'personalidad' puede vivir, y sólo cuando los
sentimientos y deseos personales que dan inertes, puede el hombre volverse inmortal.
¿Cómo puede ser capaz de dirigir a otros aquél que no tiene el poder de dirigirse a sí
mismo? Un esclavo que quiera volverse amo debe antes liberarse. Y la libertad se
707

adquiere solamente con determinación, con voluntad puesta en acción. El Adepto no es


hechura de otros, sino que debe convertirse en Adepto por su propio esfuerzo. El que se
hunde en las profundidades de la tierra pierde de vista el sol; el que se hunde en la
materia no puede percibir el espíritu. El que está apegado a ideas y opiniones falsas no
puede contemplar la verdad.
Las ideas y opiniones viejas van endureciéndose. Han crecido con nosotros, nos hemos
apegado a ellas, y es tan doloroso verlas morir como perder un amigo o un pariente muy
querido. Son a menudo como nuestros propios hijos. Las hemos engendrado o
adoptado; las hemos criado, alimentado y enseñado; han sido nuestras compañeras de
años, y nos parece cruel y sacrílego despedirlas. Claman por nuestra misericordia, y
cuando las hemos despedido vuelven otra vez solicitando hospitalidad y reclaman
derechos. Pero podremos desembarazarnos de ellas fácilmente si llamamos en nuestro
auxilio a ese poderoso genio cuyo nombre es Determinación. Este genio pondrá en
acción la Voluntad, y la Voluntad es un potente gigante libre de sentimentalismo, que
una vez que entra en acción se vuelva irresistible.

Publicado en “The Theosophist” 1884 y digitalizado por Biblioteca Upasika, 2004.

www.upasika.tk

¿Pueden los Maestros ser Egoístas?


Helena Blavatsky

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

En varios escritos sobre temas ocultos, se encuentra la declaración que el altruismo es


una condición imprescindible para tener éxito en ocultismo o podríamos decir, de forma
más correcta, que el desarrollo de un sentimiento altruista es, en sí, la disciplina
primaria que conlleva "el conocimiento que es poder", como accesorio necesario. Por lo
tanto, el ocultista no trabaja para el "conocimiento" comúnmente entendido, sino que le
llega por haber descorrido el velo que ocultaba el verdadero saber de su vista. La base
del conocimiento existe por dondequiera, dado que el mundo fenómenico proporciona o
mejor dicho, abunda con hechos, cuyas causas deben descubrirse, Nosotros vemos sólo
los efectos en el mundo fenoménico; ya que cada causa en ese mundo es, en sí, el efecto
de alguna otra causa y así sucesivamente. Entonces, el verdadero conocimiento consiste
en penetrar en la raíz de todos los fenómenos, llegando así, a una correcta comprensión
de la causa primaria, la "raíz sin raíz", que, en su turno, no es un efecto.
A fin de percibir algo correctamente, se pueden usar sólo esos sentidos o instrumentos
que corresponden con la naturaleza de dicho objeto. Por lo tanto: para comprender al
nóumeno, se necesita un sentido nouménico; mientras los fenómenos transitorios son
perceptibles mediante los sentidos que corresponden con la naturaleza de tales
fenómenos. La Filosofía Oculta nos enseña que la única Realidad eterna es el séptimo
principio, mientras los restantes, perteneciendo al impermanente "mundo de las
formas", son ilusorios en el sentido que son transitorios. El radio de acción de ellos se
limita al mundo fenoménico, conocible mediante los sentidos correspondientes
708

con la naturaleza de esos seis principios. Quedará claro que sólo el séptimo sentido, que
pertenece al mundo nouménico, es capaz de comprender a la Realidad Abstracta que
está en la base de todos los fenómenos. Como este séptimo principio es omnipenetrante,
existe potencialmente en todos nosotros y aquél que quiere llegar al verdadero saber,
debe desarrollar este sentido en sí o mejor dicho: debe descorrer los velos que le
ocultan su manifestación. Todo sentido de personalidad se circunscribe sólo a estos seis
principios inferiores, los cuales se relacionan, únicamente, con el "mundo de las
formas." Por lo tanto, el verdadero "conocimiento" es obtenible sólo desgarrando todas
las cortinas de Maya que el sentido de personalidad interpuso ante el Atma impersonal.
Sólo en esa personalidad se centra el egoísmo o mejor dicho: el egoísmo crea la
personalidad y viceversa; ya que ambos actúan y repercuten mutuamente. El egoísmo es
ese sentimiento que busca la exaltación de la propia personalidad egoísta, excluyendo a
los demás. Por lo tanto: si el egoísmo nos limita en personalidades estrechas, es
imposible alcanzar el conocimiento absoluto sin haberse liberado del egoísmo. Sin
embargo, mientras que vivimos en este mundo fenoménico, no podemos estar
completamente exentos de algún sentido personal, a pesar de lo elevado que ese
sentimiento pueda ser, es decir: que no deba quedar ningún sentimiento de exaltación o
ambición personales. Nuestra constitución y estado evolutivo nos colocan en el "Mundo
de la Relatividad"; pero cuando discernamos que la impersonalidad y la no-dualidad es
el fin último de la evolución cósmica, deberemos esforzarnos para trabajar con la
Naturaleza, sin oponernos a su impulso inherente, que al final debe imponerse.
Antagonizarlo implica el sufrimiento; ya que una fuerza más débil en su egoísmo, trata
de oponerse a una ley universal.
Todo lo que el ocultista hace, es acelerar este proceso, permitiendo a su Voluntad actuar
al unísono con la Voluntad Cósmica o la Mente del Demiurgo. Esto es factible mediante
el control exitoso del conato vano de la personalidad de imponerse, contrastando la
Voluntad Cósmica. Dado que el Mahatma es simplemente un ocultista adelantado, que
hasta la fecha ha controlado su "yo" inferior, avasallándolo, de forma más o menos
completa, al impulso Cósmico, en la naturaleza de las cosas le es imposible actuar
egoístamente. Tan pronto como deja que el "yo personal" se imponga, cesa de ser un
Mahatma.
Por lo tanto: los que, aún enmarañados en la madeja de los sentidos engañadores de la
personalidad, acusan a los Mahatmas de ser "egoístas" por detener el "conocimiento",
no saben de lo que están hablando. La Ley de evolución Cósmica opera constantemente
para alcanzar su propósito de la unidad última y para transportar el plano fenoménico en
el nouménico; además: los Mahatmas, que están en relación con tal plano, dan su
asistencia para que dicho propósito se realice. Entonces, ellos son los que saben muy
bien cuál conocimiento es mejor para la humanidad en un particular estado de su
evolución y nadie más es competente para juzgar este asunto; ya que sólo ellos tienen el
conocimiento básico para poder determinar el curso correcto y ejercer el discernimiento
adecuado.
Por lo tanto, cuando nosotros, que aun estamos luchando en la telaraña de los sentidos
ilusorios, queremos dictar cuál conocimiento los Mahatmas deberían impartirnos y
cómo deberían actuar, es como si un chamaco de la calle presumiera enseñar la ciencia
al profesor Huxley o la política a Gladstone.
Es evidente que, tan pronto como el sentido más leve de egoísmo trata de imponerse, la
visión del sentido espiritual, que es la única percepción del Mahatma, se opaca y él
pierde el "poder" que sólo el "conocimiento" abstracto puede entregar.
Por eso hay que ejercer un control constante de la "Voluntad" para prevenir que nuestra
naturaleza inferior aflore, como acontece en nuestro estado actual no desarrollado. Por
709

lo tanto, la condición esencial con que el estudiante debe empezar, es un extremo


esfuerzo activo y no la pasividad. En primer lugar: su actividad se dirigirá a tener en
jaque a la influencia antagónica del "yo inferior"; una vez realizado esto, su Voluntad
libre de fluir y centrada en su "yo" superior (real), sigue trabajando de forma muy
eficiente y activa al unísono con la ideación cósmica en la "Mente Divina."

Publicado en “The Theosophist” de Agosto 1884


La naturaleza sustancial del magnetismo

Helena P. Blavatsky

Tomado de “Sophia” Noviembre y Diciembre 1895

Rogamos a los Materialistas que atacan a los Ocultistas y Teosofistas, porque creen que
cada Fuerza (así llamada) de la Naturaleza tiene su origen en un Noumeno sustancial,
una Entidad consciente e inteligente, ya sea un Dhyan Ohohan Planetario o un
Elemental, que se fijen primero en una corporación mucho más peligrosa que la
Sociedad Teosófica. Nos referimos a la Sociedad que existe en los Estados Unidos de
América, cuyos miembros se llaman a sí mismos Sustancialistas.
La tenemos por peligrosa, porque esa asociación, combinando en su seno el
Cristianismo dogmático de la Iglesia, o sea el elemento antropomórfico de la Biblia, con
las ciencias exactas, convierte, sin embargo, en esclavas del primero a estas últimas.
Esto equivale a decir, que la nueva organización conducirá a las generaciones venideras
en su dogmatismo fanático -si es que triunfa- al antropomorfismo más irremediable. Y
lo conseguirá tanto más fácilmente en nuestra época adoradora de la ciencia, cuanto que
una corriente de innegable ilustración ha de contribuir a vigorizar la creencia en un dios
humano gigantesco, ya que sus hipótesis, semejantes a las de la ciencia materialista
moderna, pueden fácilmente formularse, de modo que sirvan su objeto particular. Las
clases educadas y pensadoras de la sociedad, una vez rotos los lazos de la esclavitud
clerical, podrían reírse de los datos científicos de un San Agustín o de un «venerable»
Beda, que les obligaran a sostener, basándose en la autoridad y en la letra muerta de
aquello que consideraban como una Revelación, que nuestra Tierra, en vez de ser una
esfera, era plana y estaba colgada en el espacio debajo de un dosel cristalino, tachonado
con brillantes clavos de cobre y un sol no mayor de lo que aparece. Mas estas mismas
clases se verán siempre obligadas por la opinión pública a respetar las hipótesis de la
ciencia moderna, sea cual fuese la dirección en que las lleve la naturaleza de la
especulación científica. Desde el siglo pasado se las ha conducido al materialismo
grosero; puede conducírselas de nuevo en una dirección opuesta. El ciclo ha terminado;
y si la ciencia cae alguna vez en manos de la oposición -los sabios «Reverendos» y los
hombres de Iglesia fanáticos- puede el mundo irse aproximando gradualmente al foso de
la parte opuesta y caer en tiempo no lejano en un grosero antropomorfismo. Una vez
más habrían rechazado las masas la verdadera filosofía, la imparcial y antisectaria, y se
verían de nuevo prisioneras en las redes urdidas por ellas mismas: fruto y resultado de la
reacción creada por una época de negación constante. El ideal sublime de un Noumeno
710

del Espíritu universal, infinito, omnipresente, de una Divinidad impersonal y absoluta,


se borrará de, la mente humana una vez más, para ceder el paso al DIOS MONSTRUO
de las pesadillas de los sectarios.
Ahora bien; la ciencia oficial moderna se compone al presente de un cinco por ciento de
verdades y hechos axiomáticos innegables, y de un noventa y cinco por ciento de pura
especulación. Además, se ha expuesto ella misma a interminables ataques, merced a sus
numerosas hipótesis contradictorias entre .sí, aunque tan científicas al parecer unas
como otras. Por otra parte, los Sustancialistas que se enorgullecen de contar en sus filas
a algunos de los hombres de ciencia más eminentes de los Estados Unidos, han
descubierto y acumulado, sin duda, un gran número de hechos destinados a echar por
tierra las teorías modernas sobre la Fuerza y la Materia; y una vez comprobada la
exactitud de sus datos en ese conflicto entre la Ciencia materialista y una religión más
materialista aún, no es difícil prever el resultado de la batalla ya próxima: la Ciencia
moderna será vencida. No puede negarse la Sustancialidad de ciertas Fuerzas de la
Naturaleza, porque es un hecho del Kosmos. No hay Energía o Fuerza sin Materia; no
hay Materia sin Fuerza, Energía o Vida, aunque esté latente. Pero esa Materia última es
la Sustancia o el Noumeno de la materia. Así, pues, caerá por tierra la cabeza del Idolo
de oro; de la verdad científica, pues descansa sobre pies de arcilla. No habríamos de
deplorar ese resultado, si no fuese por sus inmediatas consecuencias: la cabeza de oro
será la misma, sólo que quedará reemplazado su pedestal por otro tan débil y tan
deleznable como el actual. En lugar de apoyarse en el Materialismo, se apoyará la
ciencia en la superstición antropomórfica, si los Sustancialistas ganan la batalla. Porque
en vez de atenerse a la filosofía sola, cultivada con espíritu de absoluta imparcialidad,
tanto los materialistas como los partidarios de lo que tan pomposamente llaman
«Filosofía del Sustancialismo», trabajan guiados por la preocupación y con un
propósito fijado de antemano, y ambos amoldan los hechos a la medida de sus
respectivos caprichos. Los hechos son los que por fuerza han de amoldarse a sus teorías,
aun a riesgo de mutilar la inmaculada naturaleza de la Verdad.
Antes de presentar al lector algunos extractos sacados de la obra de un Sustancialista
-pues esos extractos revelan la verdadera naturaleza de las afirmaciones de la «Filosofía
Sustancial» mejor que podría hacerlo cualquiera revista crítica- no es nuestra intención
seguir más adelante, ya que, en realidad, muy poco tenemos que ver con aquellos, y no
queremos gastar palabras respecto a sus pretensiones. No obstante, como sus ideas
acerca de la naturaleza de las Fuerzas físicas y de los fenómenos, se asemejan de modo
singular - sólo en algunos puntos - a las doctrinas ocultas, nuestra intención es utilizar
sus argumentos, respecto al Magnetismo en primer lugar. Estos no pueden rebatirse, y
podemos así derrotar a la ciencia exacta con sus propios métodos de observación y
con sus propias armas. Sólo conocemos hasta ahora las teorías de los Sustancialistas por
sus escritos. Es posible que, exceptuando la gran divergencia que existe entre nuestras
respectivas creencias sobre la naturaleza de las «causas productoras de los fenómenos»
- empleando el término singular que aplican a las fuerzas físicas- exista poca diferencia
entre nuestras opiniones acerca de la naturaleza sustancial de la Luz, del Calor, de la
Electricidad, del Magnetismo, etc, etc; tan solo, quizás, haya una diferencia en la forma
y términos usados. Ningún teosofista, sin embargo, aceptaría expresiones como las
empleadas en la Nueva Doctrina; por ejemplo: «Si son ciertos sus principios, entonces
cada fuerza o forma de la Energía conocidas por la ciencia, debe ser una Entidad
sustancial» . Porque, si bien las pruebas del Dr. Hall respecto a ser el fluido magnético
algo más que un «modo de movimiento» son irrefutables, existen, sin embargo, otras
«fuerzas» cuya naturaleza es completamente distinta. No obstante, como intentamos
711

demostrar en este artículo la sustancialidad del magnetismo -ya sea animal o físico-
sacaremos ahora de la revista Scientific Arena (Julio 1886) los mejores argumentos
que jamás han salido a luz contra las teorías materialistas de la ciencia moderna.
«El admitir por un momento que una sola fuerza de la naturaleza -como el sonido, la luz
o el calor- no sea otra cosa más que el movimiento vibratorio de la materia, ya sea que
el cuerpo material se encuentre sumamente atenuado, como en el caso del supuesto éter,
o menos atenuado, como en el caso del aire, o sólido, como tratándose de una barra de
hierro candente, es ceder a las rancias afirmaciones del materialismo toda la analogía de
la naturaleza y de la ciencia en favor de una vida futura para la Humanidad. Bien lo
saben los sabios materialistas de este país y de Europa; y así temen la propagación y
aceptación general de la Filosofía Sustancial, comprendiendo que, desde el momento en
que las escuelas reconozcan y enseñen que las fuerzas de la naturaleza son entidades
sustanciales reales, y en que las doctrinas -hoy en boga- del modo de ser del
movimiento con relación al sonido, la luz, el calor, etc., se abandonen, desde aquel
momento mismo, su profesión materialista habrá muerto para siempre. . .
»Por lo tanto, el fin que se propone este artículo, a más de reiterar y reforzar el objeto
general del argumento, en la forma que fue presentado el mes pasado, es demostrar que
la fuerza, per se, es una sustancia inmaterial, y de ningún modo un movimiento de
partículas materiales.
De este modo nos proponemos hacer resaltar la absoluta necesidad que tienen los sabios
cristianos de adoptar en todas partes los amplios principios de la Filosofia Sustancial, y
de hacerlo en el acto, si quieren destruir el ateísmo materialista en este país o defender
lógicamente la religión por medio de la analogía científica, y probar así la existencia
sustancial de Dios, tanto como la probable existencia sustancial del alma humana
después de la muerte. Se les presenta ahora la ocasión de hacerlo con éxito y de dar
fuerza victoriosa a los argumentos sacados de la Escritura, por medio del testimonio
favorable de la naturaleza misma.
»Podríamos elegir como piedra de toque de la nueva filosofía o del sustancialismo,
cualesquiera de las varias formas físicas de la fuerza; mas para evitar en lo posible los
circunloquios y los detalles de innecesarias explicaciones en esta demostración
fundamental y superior, elegimos aquello a que ningún sabio en el mundo entero se
atreverá a negar la cualidad de fuerza natural representativa, o sea lo que se llama forma
de energía, a saber: el magnetismo. Esta fuerza, por la manifestación sencillísima y
directa de sus fenómenos, al trasladar cuerpos ponderables distantes del imán, sin que
haya sustancia tangible alguna que relacione al imán con ellos, es a propósito para
nuestro objeto; pues ha resultado ser el gran enigma físico para los filósofos modernos
partidarios de la teoría de la forma de movimiento, tanto en este país como en Europa.
»Aun para los físicos más célebres que viven actualmente, como son Helmholtz,
Tyndall, Sir William Thomson y otros, la misteriosa acción del magnetismo, bajo
cualquier aspecto que pueda presentarla la ciencia moderna, ofrece, sin duda alguna, un
problema en extremo embarazoso para sus inteligencias, simplemente porque, por
desgracia, jamás han vislumbrado los principios fundamentales de la Filosofía
Sustancial, que tan claramente descubre el misterio.
»A la luz de esos principios, un pensador de la talla de Sir William Thomson, en vez de
enseñar, como lo hizo en su discurso inaugural acerca de los cinco sentidos ante el
Instituto de Midland, en Birmingham, Inglaterra, que el magnetismo no era otra cosa
más que el movimiento molecular, o, según expresión suya, “la calidad de la materia” o
“la rotación de las moléculas” del imán, hubiera visto en el acto la falta completa de
relación de causa y efecto entre semejantes moléculas movibles del imán (admitiendo
que se muevan), y el hecho de alzarse la masa de hierro a distancia.
712

»Es más que extraño que hombres tan inteligentes como Sir William Thomson y el
profesor Tyndall, no hayan llegado hace tiempo a la conclusión de que por fuerza debe
ser el magnetismo una cosa sustancial, aunque invisible e intangible, cuando de ese
modo tiende sus mecánicos pero invisibles dedos hasta cierta distancia del imán, y atrae
o repele una pieza de metal inerte! Que no hayan visto la absoluta necesidad de
semejante conclusión, como la única explicación concebible de los efectos mecánicos
producidos, y la incompatibilidad manifiesta de otra suposición cualquiera. es uno de
los resultados extraordinarios de la influencia de las falsas teorías actuales de ]a ciencia,
que ciega y desconcierta a inteligencias natura]mente lógicas y profundas; siendo
extraño "que hombres semejantes queden satisfechos, al suponer que las vibraciones
pequeñísimas y locales de las moléculas y átomos del imán (necesariamente limitadas a
las dimensiones del acero mismo), puedan llegar a cualquier distancia fuera de éste, y
atraer o repeler de ese modo una barra de metal, venciendo su inercia; todo lo cual
predispone a perder todo respeto por lo que se refiere a la sagacidad y profundidad de
las inteligencias de aquellos nombres eminentes en la ciencia. De todos modos, esta
falta manifiesta de perspicacia en los físicos modernos, pide a voz en grito a los
hombres jóvenes de este país y de Europa, que piensen por sí mismos sobre las materias
relativas a la ciencia y la filosofía, y no acepten cosa alguna bajo la simple palabra o la
mera aprobación de cualquier nombre célebre.
»Otra anomalía muy extraña. que se ,refiere a los físicos a quienes hemos aludido, es la
siguiente: mientras se les escapa la inevitable necesidad de una sustancia real de alguna
especie que, saliendo de los polos del imán y relacionándose con el pedazo de hierro, lo
eleve, produciendo así un resultado físico, que de ningún otro modo podría verificarse,
están prontos a admitir la intervención de un éter universal (sustancia nada
necesaria en la Naturaleza ), para producir la luz sobre la tierra como simple
movimiento, y amoldarlo así a las supuestas ondas sonoras del aire. De esta manera,
gracias a la pura invención de una sustancia material innecesaria, han tratado de
convertir en modos de movimiento no sólo la luz, el calor y el magnetismo, sino todas
las demás fuerzas de la Naturaleza, sin más motivo que el de haber sido el sonido
considerado erróneamente como un modo de movimiento por sabios anteriores. Y ¡cosa
extraña! A pesar de que ese supuesto éter es tan ajeno a nuestros sentidos, y tan
desconocido en cualquiera de los procedimientos familiares a la química o mecánica,
como lo es la sustancia que forzosamente ha de emanar de los polos del imán para
apoderarse de la barra de hierro y levantarla, los físicos, no obstante, admiten
satisfechos el primero, no habiendo exigencia científica alguna ni en la tierra ni en otra
parte, que lo imponga, mientras se empeñan en no reconocer al último, que es
absolutamente necesario para producir los resultados observados! ¿Se ha visto jamás
falta semejante de lógica en una teoría científica?
»Analicemos este asunto más a fondo. Si la mera rotación de las moléculas del acero del
imán, puede producir un efecto mecánico a distancia sobre un trozo de hierro, aun a
través del vacío, según afirma Sir William Thomson, ¿por qué no había de producir la
rotación de las moléculas del Sol la luz a distancia, sin que el espacio intermedio esté
lleno de una especie de sustancia material gelatinosa 'de rigidez enorme' que se
convierte en ondas? Toda inteligencia capaz de pensar científicamente, ha de darse
cuenta de que el hacho de la primera invención de un éter universal 'material', 'rígido' e
inerte, como causa esencial de la luz a distancia de un cuerpo luminoso, fue uno de los
derroches de ingenio mecánico más inútiles que jamás llevó a cabo el cerebro humano,
si es cierta la doctrina de Sir William Thomson, de que la simple rotación de las
moléculas del imán levanta una barra de hierro a distancia. ¿Por qué no ha de poder
la rotación de las moléculas del Sol producir tan fácilmente la luz a distancia?
713

»Si por mera desesperación contestasen los filósofos partidarios del modo de
movimiento, que el éter que llena el espacio entre el imán y el pedazo de hierro, es
puesto en estado de vibración por las moléculas giratorias del acero, y que así levanta el
hierro a distancia, sería todavía peor.
Si la vibración material del imán de acero, que escapa por completo a la observación, se
comunica a una barra distante por medio de una sustancia material y sus movimientos
vibratorios, que tampoco son observables, ¿acaso no resulta evidente que sus efectos
sobre la barra debieran ser del mismo carácter mecánico, es decir, no observables? ¡En
vez de esto, el hierro se levanta y se ve claramente, yeso sin que se observe vibración
alguna, como sucedería en el caso de una gelatina vibratoria, como se pretende que es el
éter! Además, el hecho de alzarse materialmente una masa ponderable, es incompatible
por completo con la simple vibración, por poderosa y visible que sea, según todos los
principios conocidos de la mecánica. Debiera bastar el sentido común para que
cualquier hombre se convenciese de que la simple vibración, por poderosa y sensible
que sea, no puede atraer ni impeler cosa alguna. Imposible es concebir la producción de
semejante resultado, a menos que intervenga algún agente sustancial que, saliendo del
imán, se apodere del hierro, y atrayéndolo por fuerza, lo haga variar de sitio. Cualquier
otra suposición equivaldría a la pretensión de atraer un bote a la orilla de un lago, sin
cuerda alguna ú otra cosa sustancial cualquiera que nos uniese a aquel. No pretenderá el
mismo Sir William Thomson que el bote pueda atraerse recibiendo una vibración
molecular desde la orilla, ni siquiera produciendo una trepidación visible en el agua,
como tan lógicamente demostró el Dr. Hamlin en su reciente y notable trabajo acerca de
la Fuerza. (Véase Microcosm, vol. V, pág. 98.)
»Bien conocido es el hecho de que un imán levanta un trozo de hierro, precisamente a la
misma distancia, a través de varias capas de cristal, tal y como si no se interpusiesen
éstas. El reconocido ateo Mr. Smith, de Cincinnati, Ohio, a quien nos referimos en
nuestros escritos sobre el Sustancialismo en el Microcosm (vol. III, págs. 278 y 311),
quedó completamente confundido ante esta exhibición de la fuerza sustancial del
magnetismo, obrando a distancia a través de planchas impenetrables de cristal.
Cuando colocamos una cantidad de agujas y clavos sobre la plancha, y pasamos los
polos del imán debajo de ésta, haciéndoles mover con el imán, vio por primera vez en su
vida la operación de una sustancia real ejerciendo un efecto mecánico, al mover de su
sitio cuerpos ponderables de metal independientemente de toda condición material, y sin
relación material posible o paso libre entre el origen y el término de semejante agente
sustancial. y admirándose, dijo: si esto es así, ¿acaso no podría haber un Dios sustancial,
inteligente e inmaterial, y no podría yo poseer un alma sustancial, pero inmaterial, capaz
de existir separadamente de mi cuerpo después que éste haya muerto?
»Preguntó entonces si estábamos seguros de que no penetrase la fuerza magnética por
los poros invisibles de la plancha de cristal, y por lo tanto, de que no fuese esa fuerza
más que una forma refinada de la materia. Nos ayudó entonces a llenar la plancha de
agua hirviendo, sobre la cual pudiese flotar una cartulina con agujas colocadas sobre
ella; a fin de interponer entre aquellas y el imán, el menos poroso de todos los cuerpos
conocidos. Mas no se observó la menor diferencia, moviéndose la cartulina con sus
agujas de aquí para allí, conforme se movía el imán debajo de las planchas y del agua.
Esto bastó aun a ese materialista, tan crítico como cándido, y confesó que en su
filosofía atea existían entidades sustanciales pero inmateriales.
»He aquí, pues, el argumento concluyente, por el cual demostramos que el magnetismo,
una de las fuerzas de la naturaleza, y un buen representante de todas las fuerzas
naturales, no sólo es una entidad real, sustancial, sino una sustancia absolutamente
714

inmaterial (1), confirmando así nuestra clasificación original de las entidades del
Universo, en sustancias materiales e inmateriales.
»I -Si no fuese el magnetismo una sustancia real, no podría levantar un trozo de metal a
distancia del imán, de igual modo que no podría nuestra mano alzar un peso sin la
existencia de alguna relación sustancial entre ambos. Es una verdad evidente por sí
misma y un axioma de la mecánica, que ningún cuerpo puede mover a otro a distancia
sin un medio real sustancial que ponga a ambos en relación, por intervención del cual
tiene lugar el resultado; de otro modo, habría un efecto mecánico sin causa, absurdo
evidente en filosofía. Por la tanto, la fuerza del magnetismo es una entidad verdadera y
sustancial.
»II -Si no fuese el magnetismo una sustancia inmaterial, en ese caso todo cuerpo
prácticamente no poroso, interpuesto entre el imán y el objeto atraído, impediría, hasta
cierto punto al menos, el paso a la corriente magnética, lo cual no sucede. Si fuese el
magnetismo una forma de materia muy refinada o atenuada, y dependiese su paso a
través de otros cuerpos materiales de los imperceptibles poros de éstos, entonces es
evidente que resultaría alguna diferencia por lo que respecta a la facilidad de su paso y a
la fuerza atractiva consiguiente del imán distante, por razón de la gran diferencia de
porosidad de los distintos cuerpos puestos a prueba, como sucedería, por ejemplo,
soplando con fuerza a través de una red formada de alambres, que según presentase
mayores o menores intersticios, ofrecería una resistencia en proporción inversa. Pero en
el caso de esa sustancia magnética, no resulta diferencia alguna en la energía de su
atracción mecánica sobre una pieza de hierro distante, cualquiera que sea el número de
las capas de cristal, goma o de otra materia prácticamente no porosa que se interpongan,
así como si no se interpone sustancia alguna, excepto el aire, y aunque se experimente
en un vacío perfecto. Siempre tiene la atracción exactamente la misma fuerza, y mueve
la pieza de hierro colocada a la misma distancia de ella en todos los casos, por precisos
y delicados que sean los instrumentos con los cuales se haga la experimentación.”
Los pasajes arriba citados, son positivamente incontestables. Respecto a lo que se
refiere a la fuerza o fluido magnético, los sustancialistas han acertado innegablemente, y
su triunfo lo aplaudirán con alegría todos los Ocultistas. Imposible es, en verdad,
explicar de otro modo, más que admitiendo un fluido magnético material o sustancial,
los fenómenos del magnetismo, bien sea terrestre o animal. Hasta algunos sabios no lo
niegan -ya que Helmholtz cree que la electricidad debe ser tan atómica como la materia-
(Helmholtz, “Faraday Lecture”); y a no ser que la ciencia se halle dispuesta a separar la
fuerza de la materia, no vemos cómo pueda sostener por mucho tiempo su posición.
Pero de ningún modo abrigamos la misma seguridad respecto a otras fuerzas -en lo que
se relaciona con sus efectos; siendo fácil a la filosofía Esotérica el encontrar argumentos
para combatir todas las suposiciones de los Sustancialistas, por ejemplo, respecto al
sonido. Como el día en que la nueva teoría ha de combatir al Ocultismo se aproxima,
quizás convenga anticipar las objeciones y concluir con ellas desde ahora.
La expresión “Sustancia inmaterial” empleada más arriba en relación con el
magnetismo es muy singular, y además se contradice a sí misma.
Si en vez de decir que “no sólo el magnetismo. . . es una verdadera entidad sustancial,
sino una sustancia absolutamente inmaterial” , hubiese aplicado el autor esa definición a
la luz, al sonido, o a cualquier otra fuerza en sus efectos, nada tendríamos que decir,
excepto observar que el adjetivo “suprasensible” pudiera haberse aplicado mejor a
cualquier fuerza que la palabra “inmaterial” (2). Mas el decir esto del fluido magnético
es un error, puesto que es una esencia perfectamente perceptible a cualquier
clarividente, bien sea en la oscuridad -como en el caso de las emanaciones ódicas- o a la
luz, cuando se practica el magnetismo animal.
715

Siendo, pues, un fluido en un estado suprasensible, materia aún, no puede ser


“inmaterial”; y la expresión se convierte en el acto en ilógica y sofística. Tocante a las
otras fuerzas, si por “inmaterial” se entiende sólo aquello que es objetivo, pero que
traspasa el límite de nuestros sentidos o percepciones normales presentes,
perfectamente; pero entonces, sea lo que fuere lo que puedan significar con ello los
Sustancialistas, nosotros, Ocultistas y Teosofistas, nos oponemos a la forma en que
expresan su idea. La sustancia, dícennos los diccionarios y enciclopedias filosóficas,
es aquello que forma la base de los fenómenos externos, el substratum, el asunto o causa
permanente de los fenómenos, ya sea material o espiritual; aquello a que las propiedades
son inherentes; aquello que es real en oposición a lo que tan sólo es aparente,
especialmente en este mundo de maya. Es, en una palabra, la única Esencia real. Mas
las Ciencias Ocultas, si bien llaman a la Sustancia el noumeno de toda forma material,
explican que ese noumeno es, sin embargo, materia: sólo que perteneciente a otro plano.
Aquello que para nuestras percepciones humanas es noumeno, para los Dhyan Chohan
es materia. Según explicó nuestro ilustrado hermano vedantino, Subba Row:
Mulaprakriti, el primer aspecto universal de Parabrahma, su Velo Kósmico, cuya
esencia es para nosotros impenetrable, es para el Logos «tan material como lo es
cualquier objeto para nosotros». (Notas sobre el Bhagavad Gita). Por consiguiente,
ningún Ocultista definiría la Sustancia como “inmaterial” in esse.
De todos modos, la palabra sustancia es un término confuso. Podemos llamar
“sustancial” a nuestro cuerpo, a un mono o a una piedra, como a cualquier cosa
fabricada. Llamamos “Esencia”, por lo tanto, más bien al material de los cuerpos de
aquellas Entidades -los Seres suprasensibles en los cuales creemos, y que existen, pero a
quienes la ciencia y sus admiradores consideran como un contrasentido supersticioso,
llamando ficciones lo mismo a un dios “personal” y a los ángeles de los Cristianos, que
a nuestros Dhyan-Chohans, o a los Devas, “Hombres Planetarios”, Genios, etc., etc., de
los kabalistas y Ocultistas.
Pero jamás soñarían estos últimos en llamar Entidades, los fenómenos de la Luz, del
Sonido, del Color, de la Cohesión, etc., como hacen los Sustancialistas. Definirían esas
fuerzas como efectos perceptibles, puramente inmateriales, externamente, de CAUSAS
sustanciales y esenciales, internamente: al último término o al origen de las cuales se
encuentra una ENTIDAD, cuya esencia cambia con la del Elemento (3) a que pertenece.
(Véase “Mónadas, Dioses y Atomos”, del volumen I de la Doctrina Secreta, libro II).
Tampoco puede confundirse al Alma con las FUERZAS, que se hallan sobre un plano
de percepción completamente distinto. Choca, por lo tanto, a un Teosofista, el ver que
los Sustancialistas incluyen tan antifilosóficamente el Alma con las Fuerzas.
»Habiendo basado nuestro argumento en las analogías claramente definidas de la
Naturaleza», el editor de la Arena Científica, escribe en un artículo titulado “La
Evidencia Científica de una Vida Futura” lo que sigue:
»Si son ciertos los principios del Sustancialismo, entonces, según en ellos se demuestra,
cada fuerza o forma de energía conocida de la ciencia debe ser una entidad sustancial.
Hemos tratado, además, de demostrar que si se probase de un modo concluyente que
una forma de fuerza es una existencia sustancial u objetiva, el dejar de suponer que
todas las fuerzas o causas productoras de los fenómenos de la naturaleza también
son entidades sustanciales, sería separarse evidentemente de la razón y de la lógica. Mas
si pudiese demostrarse claramente que una forma de la fuerza física o una sola causa
productora de algún fenómeno, como el calor, la luz o el sonido, no es más que el
simple movimiento de partículas materiales, y no una cosa o una entidad sustancial,
entonces por analogía racional y por la uniformidad armónica de las leyes de la
Naturaleza, todas las demás fuerzas o causas productoras de fenómenos, bien sean
716

físicas, vitales, mentales o espirituales, habrían de quedar comprendidas en la misma


categoría de modos de vibración, y no de entidades de partículas materiales. En tal caso
resultaría que lejos de ser el alma, la vida, la mente o el espíritu, una entidad sustancial
que pudiera constituir el fundamento de una esperanza en una existencia inmortal
después de la vida presente, debería, según el materialismo, y como simple movimiento
de las partículas del cerebro y de los nervios, dejar de existir cuando esas partículas
físicas cesen de moverse después de la muerte.»
¡¡El ESPÍRITU, una Entidad sustancial!! No pretenderá en tal caso el Sustancialismo
que en serio se le considere como una filosofía. Pero leamos los argumentos hasta el fin.
¡Aquí encontramos un justo ataque al Materialismo herido por la misma afirmación
antifilosófica! . . .
»De la declaración anterior acerca de los principios fundamentales de la ciencia
materialista en lo que se refiere a la negación de la existencia del alma después de la
muerte, sacamos la conclusión lógica de que ningún filósofo cristiano que acepte las
doctrinas corrientes sobre el sonido, la luz y el calor, como que son sólo modos de
vibración molecular, podrá contestar jamás al razonamiento analógico del materialista
contra la inmortalidad del hombre. Insistimos, como ya tantas veces hemos hecho, en
que ninguna teoría posible puede combatir semejante razonamiento materialista, o hallar
una contestación a ese gran argumento de Haeckel y Huxley contra el alma como
entidad y su posible existencia separada del cuerpo, excepto la doctrina del
Sustancialismo, que con tanta lógica sostiene que el alma, la vida, la mente y el espíritu,
son necesariamente fuerzas sustanciales o entidades por las analogías de la ciencia
física; a saber, la naturaleza sustancial de todas las fuerzas físicas, la g ravedad, la
electricidad, el magnetismo, la cohesión, el sonido, el calor etc., incluidos.
«Esta posición inexpugnable del Sustancialista, hija de la analogía lógica, basada en la
uniformidad armónica de las leyes y fuerzas de la Naturaleza, constituye el baluarte de
la fiilosofía Sustancial, y debe, por la naturaleza misma de las cosas, ser el baluarte más
poderoso de ese sistema. Si el edificio del Sustancialismo, así fundado y fortificado,
pudiese ser invadido y saqueado por las fuerzas del materialismo, entonces
nuestros trabajos durante tantos años continuos, resultarían nulos. Decid, si queréis, que
los ejércitos del Sustancialismo queman así los puentes que dejaron tras ellos. Sea.
Preferimos la muerte a la capitulación o a la retirada; porque si no puede esta posición
fundamental mantenerse ante las fuerzas combinadas del enemigo, entonces todo estará
perdido, el materialismo habrá ganado la batalla, y la muerte será el aniquilamiento
eterno de la raza humana. En esta ciudadela central de principios nos hemos
atrincherado, pues, para sobrevivir o perecer, y aquí amparados por esta muralla de
diamante, hemos acumulado todos nuestros tesoros y municiones de guerra, y si las
agnósticas hordas de la ciencia materialista desean apoderarse de ellos, empleen su más
poderosa artillería. . .
“¡Qué tiene de extraño, pues, que cuando los materialistas reconocen lo desesperado de
su situación, y tan fácilmente comprenden el verdadero alcance de este argumento de
analogía fundado en la naturaleza sustancial de las fuerzas físicas, nos veamos
obligados a razonar con Sustancialistas declarados, presentándoles argumento tras
argumento, a fin de demostrarles que no son tales Sustancialistas, en el verdadero
sentido de la palabra, mientras excluyan de la categoría de las entidades sustanciales,
una sola fuerza de la naturaleza o una sola causa productora de fenómenos naturales!
“Un ministro protestante, conocido nuestro, habla con entusiasmo del triunfo final de la
Filosofía Sustancial, y se vanagloria de ser Sustancialista; pero se niega a incluir el
sonido entre las fuerzas y entidades sustanciales, aceptando virtualmente así la teoría
717

ondulatoria. En nombre de la lógica, ¿qué podría contestar este ministro a otro


Sustancialista que insistiese en la belleza y verdad del Sustancialismo, pero que no
quisiese incluir la luz ? ¿Y a otro que no incluyese el calor, o la electricidad, o el
magnetismo, o la gravedad? ¡Todos ellos, no obstante, son buenos “Sustancialistas”,
partiendo del mismo principio, como también es buen Sustancialista aquel que separa el
sonido de la categoría sustancial, pretendiendo 'todavía al mismo tiempo ser un
Sustancialista ortodoxo! ¿Por qué no suprimen la fuerza vital, la fuerza mental y la
fuerza espiritual de la lista de entidades, convirtiéndolas así, como la fuerza del sonido
(según afirman los materialistas), en simple vibración de partículas materiales, y no
reivindican aún su derecho a llamarse buenos Sustancialistas? Haeckel y Huxley
podrían aspirar entonces a ingresar en la iglesia del Sustancialismo.
«La verdad es que el ministro capaz de admitir por un momento siquiera que el sonido
consiste tan sólo en el movimiento de las partículas del aire, y que por lo tanto, no es
una entidad sustancial, es un materialista en el fondo, aunque inconsciente de la
impetuosa y lógica corriente que hacia la destrucción científica le arrastra. Todos hemos
oído hablar de la obra «Hamlet » , con exclusión del Príncipe de Dinamarca. Cosa
parecida le pasaría al Sustancialismo excluyendo la cuestión del sonido y abandonando
la teoría de la acústica al Materialismo. (Véase nuestro artículo sobre el Significado de
la Discusión respecto al Sonido, The Microcosm, vol. V, pág. 197) .
Simpatizamos con el “ministro” que se niega a incluir el Sonido entre las “Entidades
Sustanciales”. Creemos en FOHAT, pero difícilmente nos referiríamos a su Voz y
Emanaciones como a «Entidades», aunque son producidas por un choque eléctrico de
átomos y por repercusiones que originan el Sonido y la Luz. No recibiría la ciencia
mejor a nuestro Fohat que al Sonido o las Entidades de la Luz de la “Filosofía
Sustancial.”
Pero al menos, tenemos la satisfacción de que, una vez claramente explicado, resultará
Fohat más filosófico que las teorías materialistas o sustancialistas, respecto a las fuerzas
de la Naturaleza.
¿Cómo puede aquel que pretenda poseer un modo de pensar científico y psicológico,
hablando del Alma y especialmente del Espíritu, colocarlos al mismo nivel que los
fenómenos físicos de la Naturaleza, y esto en un lenguaje únicamente aplicable a hechos
físicos? Hasta el mismo profesor Bain, considerado como «monista, creyente en la
aniquilación», confiesa que «los estados mentales y corporales son completamente
opuestos» (4).
Así, la conclusión directa a que pueden llegar los Ocultistas y los Teosofistas, al menos
según la prueba que a primera vista les proporcionan ciertos escritos que ninguna
filosofía puede rechazar al presente, es la de que la Filosofía Sustancial, que vino al
mundo para combatir a la ciencia materialista y matarla, la sobrepuja
inconmensurablemente en materialismo. Ni Bain, ni Huxley, ni siquiera Haeckel,
confundieron jamás hasta tal punto los fenómenos mentales y físicos. Al mismo tiempo,
los «Apóstoles del Materialismo» se encuentran sobre un plano filosófico superior al de
sus adversarios. Porque el cargo que se les dirige de enseñar que el alma es «el simple
movimiento de las partículas del cerebro y de los nervios», es falso, pues jamás
enseñaron cosa semejante. Pero aun suponiendo que tal fuese su teoría, resultaría acorde
con la del Sustancialismo, puesto que este último nos asegura que el Alma y el Espíritu,
así como todas «las causas productoras de los fenómenos», bien sean físicos, mentales o
espirituales, si no so las considera como ENTIDADES SUSTANCIALES, «deben ser
incluidas en la misma categoría de modos de movimiento que no son entidades de
partículas materiales.»
718

No sólo es todo esto lastimosamente vago, sino que casi carece de sentido. La inferencia
de que el aceptar las teorías científicas admitidas acerca de la luz, del sonido y del calor,
etc., equivaldría a aceptar el movimiento de las moléculas del alma, seguramente apenas
merece discutirse. Es perfectamente cierto que treinta o cuarenta años atrás, Büchner
y Moleschott trataron de demostrar que la sensación y el pensamiento son un
movimiento de la materia. Mas un inglés, partidario de la doctrina de la aniquilación,
bien conocido por cierto, declaró que eso era “indigno del nombre de filosofía”.
Ningún hombre de verdadera reputación científica o de alguna nota, ni Tyndall, lluxley,
Maudsley, Clifford, Bain, Spencer o Lewis, en Inglaterra, ni tampoco Virchow, ni
Haeckel en Alemania, llegaron jamás hasta el punto de decir: “El pensamiento es un
movimiento de las moléculas”. Su única contienda con los partidarios de la existencia
del alma, consistía y consiste en que mientras sostienen los últimos que el alma es la
causa del pensamiento, ellos (los hombres de ciencia) afirman que el pensamiento es
concomitante de ciertos procesos físicos que tienen lugar en el cerebro. Ni tampoco han
dicho nunca (los verdaderos hombres de ciencia y filósofos, aunque sean materialistas)
que fuesen idénticos el pensamiento y el movimiento nervioso, sino que son «los lados
subjetivo y objetivo de la misma cosa».
Buena autoridad y ejemplo respecto a este punto es John Stuart Mill, que rechaza
aquella acusación. Porque, hablando del método rudo y grosero empleado para intentar
resolver la sensación en el movimiento nervioso (tomando como ejemplo el caso de las
vibraciones nerviosas obrando sobre el cerebro, que son el lado físico de la percepción
de la luz), dice. . .
“al término de todos esos movimientos, hay algo que no es movimiento, hay un
sentimiento o una sensación del color”. Por consiguiente, es perfectamente exacto el
decir que “el sentimiento de que habla aquí Stuart Mill, sobrevivirá aún a la admitida
teoría ondulatoria acerca de la luz o del calor, como modo de movimiento.” Porque la
última se funda en una especulación física, y la primera se inspira en la filosofía eterna,
aunque de modo imperfecto, por resentirse de materialismo.
No atacamos tanto a los materialistas a causa de sus Fuerzas sin alma, como por su
negación de la existencia de todo “portador de Fuerza”, el Noumeno de la Luz, de la
Electricidad, etc. Acusarles de no hacer diferencia entre los fenómenos mentales y los
físicos, es igual a confesar que se ignora sus teorías. Los negadores más eminentes son
hoy día los primeros en admitir que la PROPIA CONCIENCIA y el MOVIMIENTO
«se encuentran en los polos opuestos de la existencia» . Lo que hemos de zanjar entre
nosotros y los IDEALISTAS materialistas- paradoja viviente, dicho sea de paso,
personificada ahora por los más afamados escritores sobre filosofía Idealista en
Inglaterra- es la cuestión de si aquella conciencia se experimenta sólo en relación con
moléculas orgánicas del cerebro o no. Nosotros decimos que el pensamiento o la mente
es quien pone las moléculas del cerebro físico en movimiento; ellos niegan a la mente
toda existencia independiente del cerebro. Pero aun así, no llaman al asiento de la mente
“una construcción molecular”, sino dicen que es el principio mental -el centro o la base
orgánica de la mente en manifestación. Que es ésta la verdadera actitud de la ciencia
materialista, puede demostrarse, recordando al lector las confesiones de Mr. Tyndall en
sus Fragments of Science; porque desde la época de sus discusiones con el Dr.
Martineau, la actitud de los materialistas no ha cambiado. Esta actitud no ha sufrido
alteración, a no ser que coloquemos a los Hylo-Idealistas al mismo nivel que Mr.
Tyndall, lo cual sería absurdo. Tratando la cuestión del fenómeno de la conciencia, cita
el gran físico esta pregunta de Mr. Martineau: “Un hombre puede decir 'yo siento, yo
pienso, yo amo'; mas, ¿cómo interviene la conciencia en el problema?”; y contesta del
719

modo siguiente: “El paso desde la físico del cerebro a los hechos correspondientes de la
conciencia es inimaginable. Admitimos que un pensamiento definido y una acción
molecular tienen lugar simultáneamente en el cerebro; no poseemos el órgano
intelectual, ni al parecer rudimentos algunos del órgano que nos permitan pasar del uno
a la otra, por medio del razonamiento. Aparecen juntos, pero no sabemos por qué. Si
nuestra mente y sentidos fueran tan vastos, tan potentes y luminosos que nos
permitiesen ver y sentir las moléculas mismas del cerebro; si fuéramos capaces de
seguir todos sus movimientos, todas sus agrupaciones, todas sus descargas eléctricas, si
las hay; y si conociésemos íntimamente los estados correspondientes del pensamiento y
de la sensación, nos encontraríamos igualmente lejos de la solución del problema.
¿Cómo se hallan relacionados estos procedimientos físicos con los hechos de la
conciencia ? El abismo entre las dos clases de fenómenos continuaría siendo
intelectualmente infranqueable.”
Así, pues, parece que hay mucha menos discrepancia entre los ocultistas y la ciencia
moderna, que entre los primeros y los sustancialistas.
Estos confunden lastimosamente las fases subjetivas con las objetivas de todos los
fenómenos, la cual no hacen los hombres de ciencia, a pesar de que limitan lo subjetivo
tan sólo a los fenómenos terrestres. En este punto han escogido el método cartesiano
respecto de los átomos y de las moléculas; nosotros somos partidarios de las antiguas
creencias filosóficas primitivas, tan intuitivamente percibidas por Leibnitz. Nuestro
sistema puede, pues, llamarse lo que era: “Espiritualista y Atomista.”
Los sustancialistas hablan con gran desdén de la teoría vibratoria de la ciencia. Pero ti
menos que prueben que sus opiniones pueden explicar también como aquélla los
fenómenos, llenando, además, los presentes vacíos de las hipótesis modernas, no tienen
derecho a emplear semejante tono. Como todas esas teorías y especulaciones son tan
sólo provisionales, mejor es que no nos ocupemos de ellas. La ciencia ha hecho
maravillosos descubrimientos en el aspecto objetivo de todos los fenómenos físicos. En
donde realmente se equivoca, es cuando percibe sólo en la materia -esto es, en la
materia que conoce- el alfa y la omega de todos los fenómenos.
El rechazar, sin embargo, la teoría científica de las vibraciones del sonido y de la luz, es
exponerse al ridículo tanto como los hombres de ciencia, cuando rechazan los
fenómenos físicos y objetivos espiritistas, atribuyéndolos al fraude. La ciencia ha
determinado y probado con exactitud la rapidez de la marcha de las ondas sonoras, y ha
imitado artificialmente -fundándose en la transmisión del sonido por estas ondas- la voz
humana y otros fenómenos acústicos. La sensación del sonido -la respuesta de los
sentidos a un estimulante objetivo (vibraciones atmosféricas)- es un asunto de
conciencia: y llamar al sonido una “Entidad” en este plano, es objetivar del modo más
ridículo un fenómeno subjetivo, que, después de todo, no es más que un efecto -el
extremo inferior de una sucesión de causas.
Si el Materialismo lo atribuye todo a la materia objetiva, y no puede ver el origen y las
causas primarias de las Fuerzas, tanto peor para los materialistas; pues sólo demuestra la
limitación de sus propias facultades de ver y oir, limitación que Huxley reconoce,
puesto que según confesión propia, no puede determinar los límites de nuestros
sentidos, y, sin embargo, confirma su tendencia materialista, localizando el sonido tan
sólo en las células de materia y en nuestro plano de sensación. Véase el gran biólogo
empequeñeciendo nuestros sentidos y los poderes del hombre y de la Naturaleza en su
lenguaje ultra poético usual. Oídle (según lo cita Sterling en Concerning Protoplasm)
hablar de “el silencio maravilloso de un bosque tropical al medio día”, el cual, “después
de todo, sólo es debido a la torpeza de nuestro oído; y si éste pudiera percibir solamente
los murmullos de los diminutos maelstroms al girar en las innumerables miríadas de
720

células vivas que constituyen a cada árbol, nos aturdiría como el ruido de una gran
ciudad.”
Además, ahí están el teléfono y el fonógrafo para echar por tierra toda teoría que no sea
la vibratoria, por más materializada que haya sido. Por tanto, el intento de los
sustancialistas «de demostrar la falsedad de la teoría ondulatoria del sonido, según se
enseña universalmente, y de presentar el bosquejo de la teoría sustancial de la acústica,
no puede tener resultado. Si demostrasen que el sonido no es un modo de movimiento
en su origen, y que las fuerzas no son las meras cualidades y propiedad de la materia,
inducidas y producidas, en, por y a través de la materia bajo ciertas condiciones,
obtendrían un gran triunfo. Pero ya sea como sustancia, como materia o como efecto, el
sonido y la luz nunca podrán ser divorciados de sus modos de manifestación por medio
de vibraciones; pues toda la Naturaleza oculta o subjetiva, es un movimiento continuo
perpetuo de vibraciones VORTIJINOSAS.

NOTAS

(1) Esto es emplear una palabra muy errónea. Véase el texto. – H.P.B.
(2) El empleo de los términos “materia o sustancia existente en condiciones
suprasensibles” o “estados suprasensibles de la materia” evitaría una severa pero justa
crítica, no sólo por parte de los hombres de ciencia, sino por parte de cualquier persona
de mediana ilustración que conozca el valor de los términos.
(3) Inútil es recordar de nuevo al lector, que por Elementos no deben entenderse el aire,
el agua y la tierra compuestos, que están presentes a nuestras percepciones terrestres y
sensibles, sino los Elementos noumenos de los Antiguos.
(4) Además, los Sustancialistas llaman Espíritu a aquello que llamamos la mente
(Manas), y así es el Alma, quien, entre ellos toma el lugar de ATMA ; en una palabra,
confunden el vehículo con el Conductor interno.

Artículo aparecido originbalmente en “Lucifer” de Setiembre de 1891.

Tarea de digitalización:

Biblioteca Upasika, Montevideo 2004.

www.upasika.tk

MAHATMAS Y CHELAS

Helena Petrovna Blavatsky

Publicado en “The Theosophist” de 1884


721

Un mahatma es un personaje que mediante una preparación y educación


especiales ha desarrollado aquellas facultades superiores y ha alcanzado aquel
conocimiento espiritual que la humanidad común adquirirá después de pasar a
través de innumerables series de reencarnaciones durante el proceso de
evolución cósmica, siempre que, como es natural, no vaya durante ellas en
contra de los fines de la Naturaleza y cause su propia aniquilación. Este
proceso de autoevolución de los Mahâtmâs se extiende sobre un cierto número
de “encarnaciones", aunque, comparativamente hablando, son muy pocas.
Pero, ¿qué es lo que encarna? La Doctrina Secreta, hasta donde ha sido
revelada, muestra que los tres primeros principios mueren más o menos con la
llamada muerte física. El cuarto principio, junto con las partes inferiores del
quinto donde residen las tendencias animales, tiene a Kâma-loka por morada,
donde sufre la agonía de la desintegración en forma proporcional a la
intensidad de los deseos inferiores; mientras que es el Manas superior, el
hombre puro,
el que está asociado con los principios sexto y séptimo, quien entra en el
Devachan para
disfrutar ahí los efectos de su buen Karma, y reencarnar después en una
individualidad
superior. Ahora bien, una entidad que está pasando por la instrucción oculta en
sus
sucesivos nacimientos, en cada encarnación tiene gradualmente cada vez
menos de ese
Manas inferior, hasta que llega el momento en que todo su Manas, siendo de
carácter
totalmente elevado, está centrado en su individualidad superior, es entonces
cuando
puede decirse que tal persona se ha convertido en un Mahatma .En el
momento de su
muerte física perecen los cuatro principios inferiores sin ningún sufrimiento,
pues estos
son para él, de hecho, como un adorno superficial que se quita o se pone a
voluntad. El
verdadero Mahâtmâ no es entonces su cuerpo físico, sino ese Manas superior
que está
inseparablemente unido a Âtmâ y a su vehículo (el sexto principio),una unión
efectuada
por él en un período comparativamente muy corto, debido a que sigue el
proceso de
auto –evolución establecido por la Filosofía Oculta. Por eso, cuando la gente
expresa el
deseo de “ver a un Mahâtmâ”, realmente no parecen entender que es lo que
piden.
¿Cómo pueden esperar ver con sus ojos físicos lo que trasciende a la
vista?¿Es el cuerpo
–una mera cáscara o máscara – lo que imploran ver y tras lo que van?? Y
suponiendo que
ven el cuerpo de un Mahâtmâ, ¿cómo pueden saber que tras esa máscara hay
oculta una
722

entidad elevada?¿Bajo qué criterios van a juzgar si Mâyâ refleja ante ellos la
imagen de
un verdadero Mahâtmâ? ¿Y quién puede decir que lo físico no es Mâyâ? Las
cosas
elevadas pueden ser percibidas sólo mediante un sentido relacionado con esas
cosas
elevadas; por tanto quien desee ver a un verdadero Mahâtmâ deberá usar
entonces su
vista intelectual. Deberá elevar su Manas de tal manera que su percepción sea
clara y
todas las neblinas creadas por Mâyâ sean dispersadas. Su visión será
entonces brillante
y podrá ver a los Mahâtmâs dondequiera que esté; pues estando fusionados el
sexto y
el séptimo principio que son ubicuos y omnipresentes, puede decirse que los
Mahâtmâs
están en todas partes. Esto sería como encontrarnos en la cima de una
montaña y tener
a nuestra vista toda la llanura, y con todo, no estar enterados de cada árbol o
lugar
particular, ya que desde esa elevada posición todo lo que está debajo es casi
idéntico, y
así como nuestra atención puede ser atraída hacia algo que sobresale o
desentona del
entorno, de esta misma manera, aunque toda la humanidad está dentro de la
vista
mental de los Mahatmas, no se puede esperar de ellos que tomen nota
especial de cada
ser humano, a menos que éste atraiga su particular atención por sus actos
especiales. Su
preocupación esencial es el mayor bien para la humanidad en conjunto, pues
ellos
mismos se han identificado con esa Alma Universal que traspasa la
Humanidad, y el que
quiera atraer su atención debe hacerlo de esa manera, a través ,de esa Alma
que se
extiende por doquier.
Esta percepción del Manas puede ser denominada “fe”, que no debe ser
confundida
con “creencia ciega”. “Creencia ciega” es una expresión usada a menudo para
indicar la
creencia sin percepción o comprensión; mientras que la verdadera percepción
de Manas
es esa creencia inteligente, que es el verdadero significado de la palabra “fe
”.Esta
creencia debe estar al mismo tiempo acompañada por el conocimiento, es
decir, por la
experiencia, pues “el verdadero conocimiento lleva consigo la fe”.La fe es la
percepción
723

del Manas (el quinto principio),mientras que el conocimiento, en el verdadero


sentido
de la palabra, es la capacidad del Intelecto, es decir, es percepción espiritual.
En
resumen, la individualidad superior del hombre, compuesta por su Manas
superior, el
sexto principio y el séptimo, debe trabajar como una unidad, y sólo entonces se
puede
obtener “la sabiduría divina ”,pues las cosas divinas sólo pueden ser percibidas
mediante
facultades divinas. Así, el deseo que debe mover a alguien a pedir ser
aceptado como
chela ,es el comprender las funciones de la Ley de Evolución Cósmica para
poder
trabajar en armonioso acuerdo con la Naturaleza, en vez de ir en contra de sus
fines por
ignorancia.
MANUSCRITO DEL PROGRAMA ORIGINAL DE
LA SOCIEDAD TEOSÓFICA 1
Helena Blavatsky

A fin de no dejar lugar para equivocaciones, se le debe recordar a los miembros de


la Sociedad Teosófica el origen de la Sociedad en 1875.Enviada a los Estados
Unidos en 1873 con el propósito de organizar un grupo de trabajadores en el
plano psíquico, dos años después, la escritura recibió órdenes de su Maestro e
Instructor de formar el núcleo de una Sociedad regular cuyos objetos fueron
enunciados de forma general de la siguiente manera:
1. Hermandad Universal;
2. No hacer distinción entre los miembros debido a razas, credos o posiciones sociales,
sino que cada miembro tendría que ser juzgado y tratado por sus propios méritos personales.
3. Estudiar las filosofías del Oriente especialmente las de la India, presentándolas
gradualmente al público en varias obras que interpreten las religiones exotéricas a la luz
de las enseñanzas esotéricas.
4. Oponerse al dogmatismo materialista y teológico en toda forma posible, demostrando
la existencia de fuerzas ocultas desconocidas para la ciencia, en la naturaleza; y la
presencia de poderes psíquicos y espirituales en el hombre; tratando al mismo tiempo de
ampliar los puntos de vista de los Espiritistas o Espiritualistas, demostrándoles que hay
otros agentes, muchos otros, trabajando en la producción de fenómenos además de los
“Espíritus ” de los muertos. La superstición tenía que ser desenmascarada y evitada;
y demostrar de la mejor manera posible, que hay fuerzas ocultas, benéficas y maléficas
que siempre están alrededor de nosotros y que manifiestan su presencia de diferentes
maneras.
Tal era el programa en sus rasgos generales. No se les dijo a los dos Fundadores
principales lo que tenían que hacer, o como tenían que lograr y alentar el crecimiento
de la Sociedad y obtener los resultados deseados; ni tampoco se les dieron ningunas
ideas definidas respecto a su organización externa, la cual fue dejada completamente
en sus manos. Por lo tanto, ya que la abajo firmante no tenía capacidad para el trabajo
mecánico de formación y administración de una Sociedad, la organización de esta
724

última quedó en manos del Coronel H.S.Olcott, allí mismo elegido por los fundadores y
miembros primitivos como Presidente de por vida .Pero si no se les dijo a los dos
Fundadores lo que tenían que hacer claramente fueron instruidos acerca de lo que
nunca deberían hacer ,lo que tenían que evitar y lo que nunca debiera llegar a ser la
Sociedad. Se mostraron como futuros contrastes de nuestra Sociedad a las
organizaciones eclesiásticas y a las sectas Cristianas y Espiritualistas, o dicho de
manera más clara:
(1)Los Fundadores tenían que ejercer toda su influencia para oponerse a cualquier
clase de egoísmo ,insistiendo en que hubiese sentimientos sinceros y fraternos entre
los Miembros por lo menos exteriormente; trabajando para lograr un espíritu de
unidad y armonía, no obstante la gran diversidad de credos; esperando y exigiendo de
los Asociados, una gran tolerancia mutua y caridad para con los defectos de los demás;
ayuda mutua en la búsqueda de las verdades en todo campo moral y físico e incluso
en la Vida diaria.
(2)Ellos tenían que oponerse de la manera más fuerte posible a cualquier cosa que se
aproximara a fe dogmática y fanatismo ,contrarrestando desde el principio la creencia
en la infalibilidad de los Maestros o incluso en la misma existencia de nuestros
Instructores invisibles. Por otro lado, ya que se pedía un gran respeto por los puntos de
vista privados y credos de todo miembro, cualquier Asociado, que criticara la fe o
creencia de otro Asociado, hiriendo sus sentimientos, o haciendo valer su opinión no
solicitada de manera arrogante y reprensible, incurría en expulsión.(Aunque el consejo
mutuo amistoso, era un deber, al menos que éste no se aceptara).Tenía que ser
alentado el más grande espíritu de libre investigación sin ninguna traba.
“Primero la Teosofía y la organización después ” son desde luego palabras de oro.
Sin embargo,¿quién habría escuchado ahora algo acerca de la Teosofía, si no se hubiese
organizado su Sociedad de acuerdo a su Espíritu y que un deseo por ella hubiese
penetrado en todo el mundo?Y habrían sido alguna vez enseñadas y estudiadas la
filosofía Vedanta y otras filosofías Indas en Inglaterra, fuera de los muros de Oxford y
Cambridge, si no hubiese sido por esa organización que las pescó como perlas olvidadas
en el Océano del Olvido y la Ignorancia, y las presentó ante el mundo profano? Y lo que
es más, queridos Hermanos y críticos, habrían sido alguna vez conocidos los exponentes
Indos de esa sublime filosofía fuera de los muros de Calcuta, si no hubiese sido por los
Fundadores, que, obedientes a las Ordenes recibidas, forzaron ante los dos centros más
civilizados y cultos de Europa, Londres y París, el reconocimiento de la admirable
erudición y filosofía de esos exponentes. Verdaderamente es más fácil destruir que
construir. Las palabras “antiteosófico ” y “antihermanable ”siempre están sonando en
nuestros oídos; sin embargo, será difícil encontrar en abundancia, actos y palabras
verdaderamente teosóficos entre aquellos que usan ese reproche con mayor frecuencia.
No obstante lo insignificante y limitado del camino de las buenas acciones, éste
siempre será Teosofía y siempre tendrá más peso que el discurso hueco y jactancioso,
puesto que las teorías sin ninguna aplicación práctica son en el mejor de los casos
meramente filosofía. La Teosofía es una Ciencia todo abarcante; y son muchos los
caminos que conducen a ella, tan numerosos de hecho como lo son sus definiciones, las
cuales comenzaron en lo sublime, durante los días de Ammonio Saccas, y terminaron en
lo ridículo, con el Diccionario Webster. No hay razón para que nuestros críticos se
otorguen el derecho de conocer sólo ellos, lo que es la teosofía y definirla. Han habido
teósofos y Escuelas Teosóficas durante los últimos 2,000 años, desde Platón hasta los
Alquimistas medievales, quienes, cabe suponer, conocieron el valor del término. Por lo
tanto, cuando se nos dice que “la cuestión a ser considerada no es si la Sociedad
Teosófica está haciendo el bien, sino si está haciendo esa clase de bien que amerita
725

llevar el nombre de Teosofía ”,nosotros le damos la vuelta y preguntamos:“¿y quien va


a ser el juez de esta cuestión debatida?” Hemos oído de uno de los más grandes
Teósofos que jamás hayan vivido, asegurar a su audiencia que, cualquiera que diese un
vaso de agua fría a un pequeño en su nombre (en el de la Teosofía),tendría una mayor
recompensa que todos los Escribas eruditos y Fariseos.¡”Hay del mundo por las ofensas
Nunca se hizo un artículo de fe la creencia en Maestros en la Sociedad Teosófica.
Pero para sus Fundadores, las ordenes recibidas por parte de Ellos cuando fue
establecida, siempre han sido sagradas. Y esto es lo que uno de ellos escribió en una
carta preservada hasta ahora:
En los Archivos de la Sociedad Teosófica en Adyar, India, existe un manuscrito de
veinte y cuatro páginas en la escritura de H.P.B. firmado y datado por ella en Ostende,
Bélgica,el 3 de Octubre de 1886. Este manuscrito es la contestación a un Memorandum
escrito conjuntamente por Arthur Gebhard y Mohini Mohun Chatterji bajo el titulo de
“Unas cuantas palabras sobre la Organización Teosófica ” con fecha 23 de septiembre
de 1886 y el cual contiene un áspero criticismo acerca de la Sociedad Teosófica y
de su Presidente Fundador el Coronel Henry S.Olcott. Nota de Boris de Zirkoff
Un Cristiano de pensamiento liberal, miembro de la S.T. que había objetado el estudio
de las religiones Orientales y que dudaba que aún quedara espacio para una nueva
Sociedad recibió una carta contestando a sus objeciones y preferencias por el
Cristianismo, y cuyo contenido fue copiado para él; después de lo cual ya no negó más
la conveniencia de una Sociedad como la de la Asociación Teosófica propuesta. Unos
cuantos extractos de esta temprana carta mostrará claramente la naturaleza de la
Sociedad contemplada en ese entonces y que solamente hemos tratado de seguir, y
llevar a cabo de la mejor manera posible las intenciones de los verdaderos originadores
de la Sociedad en esos días. Se le dijo al piadoso caballero que se decía ser un teósofo y
tener derecho a juzgar a otras personas que:
“No tienes derecho a tal título. Tú sólo eres un filo teósofo; ya que alguien que haya
alcanzado la plena comprensión del nombre y naturaleza de un teósofo no se pondría a
jugar a ningún hombre o acción . ¿Afirmas que tu religión es la más elevada y es el
último paso hacia la Sabiduría divina en esta tierra y que ella ha introducido en las
arterias del antiguo mundo decadente nueva sangre y vida, y verdades que habían
permanecido desconocidas para los paganos? Si en verdad fuera esto así, entonces
tu religión habría introducido las verdades más elevadas en todas las relaciones sociales,
civiles e internacionales de la Cristiandad. En vez de esto, como cualquiera puede
percibir, su vida social al igual que privada no está basada en una solidaridad moral
común sino únicamente en una constante oposición mutua y en un equilibrio puramente
mecánico de poderes e intereses individuales . Si fueras un Teósofo no deberías hacer lo
que hacen aquel los que están a tu alrededor, que invocan a un Dios de Verdad y
Amor y sirven a los obscuros Poderes de la Fuerza, la Avaricia y la Suerte. Nosotros
miramos en medio de tu civilización Cristiana y vemos los mismos tristes signos de
antaño: que las realidades de sus vidas diarias son diametralmente opuestas a sus ideales
religiosos, pero ustedes no lo perciben; el pensamiento de que las mismísimas leyes que
gobiernan tu ser ya sea en el campo de la política o de la economía social, choquen
penosamente con los orígenes de tu religión no parece perturbarte en lo más mínimo.
Pero si las naciones de Occidente están tan plenamente convencidas de que el ideal
nunca puede llegar a ser práctico y que lo práctico nunca alcanzará lo ideal, entonces
tienes que escoger, o bien tu religión es la que es impráctica y en ese caso no es nada
mejor que un engaño vano y glorioso o quizás podría encontrar una aplicación práctica,
pero son ustedes, los que no les importa aplicar su ética a su comportamiento diario en
la vida … Por lo tanto,,antes de invitar a otras naciones a la mesa del banquete
726

del Rey de la cual tus invitados se levantan más hambrientos que antes de sentarse,
deberías, antes de traerlos a tu propia forma de pensar, investigar cual es la comida que
ellos te ofrecen a ti . Bajo el dominio e influencia de los credos exotéricos, sombras
grotescas y tortuosas, de las realidades teosóficas, siempre habrá la misma opresión del
débil y del pobre y la misma lucha titánica entre los ricos y poderosos . Es sólo la
filosofía divina. la fusión espiritual y psíquica del hombre con la naturaleza, la que, al
revelar las verdades fundamentales que yacen escondidas bajo los objetos sensibles, y
de percepción, puede promover un espíritu de unidad y armonía.[Aquí termina el pie de
página de H.P.B.Ver la continuación de esta carta en la última parte de este artículo bajo
el título:“Algunas Palabras para la Vida
La Teosofía enseña para empezar, el cultivo, la enseñanza y el refinamiento mutuo
antes que el cultivo y la enseñanza de sí mismo .La unión hace la fuerza. Es reuniendo a
muchos Teósofos con el mismo modo de pensar, en uno o más grupos y haciéndolos
que se unan estrechamente por el mismo lazo magnético de unidad fraterna y simpatía.
que pueden lograrse mejor los propósitos de desarrollo mutuo y progreso en el
pensamiento Teosófico. El “Cultivo de Sí mismo ”,es para Hatha Yogis aislados,
independientes de cualquier Sociedad y que tienen que evitar la asociación con seres
humanos; y esto es un Egoísmo triplemente destilado .Ya que para que exista verdadero
avance moral allí “donde dos o tres estén reunidos ” en nombre del ESPIRITU DE LA
VERDAD allí ese Espíritu de la Teosofía estará entre ellos .El decir que la Teosofía no
tiene necesidad de una Sociedad un vehículo y un centro para ella ,sería como afirmar
que la Sabiduría de las Edades coleccionada en miles de volúmenes en el Museo
Británico no tuviese necesidad ni del edificio que la contiene, ni de las obras en las que
se encuentra .
La S.T. [Sociedad Teosófica ]no puede ser destruida como cuerpo .Esto no está en el
poder de los Fundadores o de sus críticos; y ni amigos ni enemigo podrán causar la
ruina de aquello que está condenado a existir ,no obstante las equivocaciones de sus
jefes.
Aquello que fue generado a través de, y fundado por los “Maestros Superiores ” y bajo
su autoridad, por no decir bajo su instrucción DEBE EXISTIR Y EXISTIRA.Cada uno
de nosotros y todos, recibiremos su Karma por ello, pero el vehículo de la Teosofía se
mantendrá indestructible y sin poder ser destruido ya sea por la mano de hombre o
diablo .
Diaria escritas por un Maestro de Sabiduría ”.No sabemos cual de los Maestros haya
escrito estas líneas,
las cuales son citadas por H.P.B.En este artículo N.del T.]

ALGUNAS PALABRAS PARA LA VIDA DIARIA


(ESCRITAS POR UN MAESTRO DE SABIDURÍA)

Es sólo la filosofía divina, la fusión espiritual y psíquica del hombre con la naturaleza,
la que, al revelar las verdades fundamentales que yacen escondidas bajo los objetos
sensibles y de percepción, puede promover un espíritu de unidad y armonía a pesar de
la gran diversidad de credos antagónicos. La Teosofía, por lo tanto, espera y exige de
los Miembros de la Sociedad una gran tolerancia mutua y caridad para con los defectos
de los demás, ayudándose mutuamente, de buena gana y sin quejarse, en la búsqueda de
verdades en todo departamento de la naturaleza moral y físico .Y este modelo ético
debe aplicarse resueltamente a la vida diaria.
La Teosofía no debe de representar meramente una colección de verdades morales, un
manojo de éticas metafísicas, compendiado en disertaciones teóricas. La Teosofía debe
727

hacerse práctica ;y tiene por tanto que desembarazarse de digresiones inútiles, en el


sentido de discursos solemnes inconexos y oratoria sutil. Si cada Teósofo solo hiciese
su deber, aquél que puede y debe hacer, muy pronto la suma de miseria humana, dentro
y alrededor de las áreas de cada Rama de su Sociedad, se vería visiblemente disminuida.
Olvídense de si mismos, al trabajar por los demás y la tarea se convertirá en fácil y
ligera para ustedes .
No esperes con orgullo que tu trabajo sea apreciado y reconocido por los demás.
¿Qué objeto tiene que un miembro de la Sociedad Teosófica, con aspiración a llegar a
ser un teósofo, le otorgue algún valor a la buena o mala opinión de los demás respecto a
él y su trabajo, mientras que él sepa que éste es útil y benéfico para otra gente?
La alabanza humana y el entusiasmo son, en el mejor de los casos de corta vida ;ya que
es seguro que estos serán seguidos por la risa del burlón y la condenación del mirón
indiferente, que tendrán por lo general mayor preponderancia que la alabanza de
admiración del amigo. No menosprecies la opinión del mundo, ni lo provoques
innecesariamente a una crítica injusta. Permanece más bien tan indiferente al insulto
como a la alabanza de aquellos que nunca pueden conocerte como realmente eres,
y quienes deberán encontrarte por lo tanto, impasible ante ambos.
Siempre coloca la aprobación o condena de tu propio Ser o Sí Interior por arriba de la
de las multitudes.
Aquellos de ustedes que quieran conocerse en el espíritu de verdad, aprendan a vivir
solos aún en medio de grandes multitudes que a veces puedan circundarlos.
Busca comunión y comunicación solamente con el Dios dentro de tu propia alma; sólo
presta atención a la alabanza o reproche de esa deidad que nunca puede ser separada de
tu verdadero sí o ser, ya que ella es en verdad ese Dios mismo: llamado la
CONCIENCIA SUPERIOR. Sin dilación pon en práctica tus buenas intenciones, sin
dejar que una sola permanezca solamente como una intención, sin esperar mientras
tanto, ninguna recompensa, ni siquiera el reconocimiento por el bien que hayas hecho.
La recompensa y el reconocimiento están en tí mismo y son inseparables de ti, ya que es
sólo tu Ser o Sí Interno el que puede apreciarlos en su verdadero grado y valor.
Dado que cada uno contiene dentro del recinto de su tabernáculo interior la Corte
Suprema el fiscal, el defensor, el jurado y el juez cuya sentencia es la única
inapelable;;ya que nadie puede conocerte mejor de lo que tu te conoces a ti mismo, una
vez que has aprendido a juzgar a ese Ser o Sí, por la luz nunca titubeante de la divinidad
interior tu Conciencia Superior. Deja entonces que las masas, que nunca pueden conocer
tu verdadero ser, condenen tu ser exterior de acuerdo a sus propias falsas luces .
La mayoría del público Areópago está formada generalmente por jueces
autonombrados que nunca han hecho una deidad permanente a ningún ídolo, salvo a
sus propias personalidades sus síes o seres inferiores; ya que aquellos que en su
ocupación diaria, tratan de seguir su luz interior nunca se les encontrará juzgando y
mucho menos condenando a aquellos más débiles que ellos mismos ¿qué importa
entonces que estos te condenen o te alaben, te humillen, o te exalten sobre un
pináculo? Ellos nunca te comprenderán de una o de otra forma. Podrán convertirte en
un ídolo, mientras te imaginen como un fiel espejo de ellos mismos sobre el pedestal o
altar que ellos han erigido para ti,y mientras que los diviertas o los beneficies.
No puedes esperar ser para ellos más que un fetiche temporal, que sucede a otro fetiche
recientemente derribado, y seguido a tu tumo por otro ídolo. Deja por lo tanto que
aquellos que crearon ese ídolo lo destruyan cuando gusten, derribándolo con tan poco
motivo como el que tuvieron para levantarlo. Tu sociedad occidental ya no puede vivir
más, sin sus Califas de una hora. como tampoco puede adorar a uno por un período más
728

largo: Y cada vez que rompe un ídolo y luego lo ensucia de lodo, no es al modelo, sino
a la imagen desfigurada creada por su propia sucia fantasía y que ha dotado de sus
propios vicios, lo que la Sociedad destrona y rompe.
La Teosofía sólo puede encontrar expresión objetiva en un código de vida todo
abarcante, completamente impregnado del espíritu de tolerancia mutua. caridad,
y amor fraterno. Su Sociedad como cuerpo tiene una tarea frente a ella, la cual, al menos
que sea llevada a cabo con la mayor discreción. hará que el mundo de los indiferentes y
egoístas se alce en armas en contra de ella. La Teosofía tiene que combatir a la
intolerancia, el prejuicio, la ignorancia y el egoísmo, escondidos bajo la capa de la
hipocresía. Tiene que arrojar toda la luz que pueda desde la antorcha de la Verdad,
la cual ha sido confiada a sus siervos. Debe hacer esto sin miedo o vacilación, sin temer
reprobación o condenación alguna. La Teosofía, a través de su portavoz, la Sociedad,
tiene que decir la VERDAD encarándose con la MENTIRA; enfrentando al tigre en su
guarida, sin pensar o temer malas consecuencias, despreciando la calumnia y las
amenazas. Como una Asociación ,no sólo tiene el derecho, sino el deber de
desenmascarar el vicio y hacer lo mejor posible para resarcir las injusticias, ya sea a
través de la voz de sus conferenciantes elegidos o, por medio de la palabra impresa de
sus revistas y publicaciones, haciendo sus acusaciones, sin embargo, lo más impersonal
posible. Pero sus Asociados o Miembros, no tienen individualmente tales derechos.
Sus seguidores primero que nada, tienen que poner el ejemplo de una moralidad
firmemente delineada y firmemente aplicada. antes de que puedan obtener el derecho
a señalar, aún en un espíritu de benevolencia, la ausencia de una unión, ética similar y
sinceridad de propósito en otras asociaciones o individuos. Ningún Teósofo debe culpar
a otro, ya sea dentro o fuera de la asociación; ni tampoco es lícito que arroje
difamaciones sobre las acciones de otro o que lo censure, no sea que él mismo pierda el
derecho a ser considerado como un Teósofo. Ya que, como tal, tiene que evitar estar
viendo las imperfecciones de sus semejantes, y mejor centrar su atención sobre sus
propios defectos, a fin de corregirlos y hacerse más sabio. Que no busque mostrar la
disparidad entre lo que otro pretende ser y sus acciones, sino más bien, en el caso de un
hermano, un vecino o simplemente de un semejante, que siempre esté ayudando a
alguien más débil que él mismo, en el arduo camino de la vida.
El problema de la verdadera Teosofía y de su gran misión es, primero, el de lograr
desarrollar concepciones claras e inequívocas de ideas éticas y de quehaceres, que
satisfagan de la manera más plena y mejor los genuinos sentimientos altruistas de los
hombres; y en segundo lugar, moldear estas concepciones para su adaptación a aquellas
formas de vida diaria, que ofrezcan un campo en donde puedan ser aplicadas con mayor
equidad.
Tal es el trabajo común antepuesto a todos aquellos que estén dispuestos a actuar
bajo estos principios. Es una tarea laboriosa, que requerirá de un esfuerzo tenaz y
perseverante; pero que deberá conducir insensiblemente a progresar y a no dejar
espacio para aspiraciones egoístas fuera de los límites trazados . No te entregues
personalmente a una comparación no hermanable entre la tarea lograda por ti y el
trabajo no hecho por tus semejantes o hermanos. En los campos de la Teosofía a nadie
se le pide desyerbar un terreno más grande del que le permitan sus fuerzas y su
capacidad .No sean muy severos respecto a los méritos y deméritos de uno que busque
admisión entre sus filas ya que la verdad acerca del estado real del hombre interior
solamente puede ser conocida por Karma, y sólo puede ser tratado con justicia por esa
LEY que todo lo ve. Pero incluso la simple presencia entre ustedes de un individuo bien
intencionado y simpatizante puede ayudarlos magnéticamente .
729

Ustedes son trabajadores voluntarios en el campo de la Verdad y como tales no deben


poner obstáculos en el camino que conduce a ese campo.
Los grados de éxito o de fracaso son los puntos de referencia que los maestros tendrán
que seguir, ya que estos grados llegarán a constituir las barreras que, colocadas por tus
propias manos, se interpondrán entre tú y aquellos que has pedido que sean tus
instructores. Lo más próximo que estés de la meta contemplada lo más corta será la
distancia entre el estudiante y el Maestro.
Diálogos Sobre Los Misterios De Los Estados
Después De La Muerte

Helena P. Blavatsky
Publicado en “Lucifer” de enero 1889

Incluye artículo “Una observación sobre la memoria”

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

ACERCA DE LA CONSTITUCIÓN DEL HOMBRE INTERNO Y SU


DIVISIÓN
M. Es cierto que es muy difícil y usted agrega: "desconcertante", comprender
correctamente y distinguir entre los varios aspectos que nosotros llamamos los
"principios" del verdadero Ego. Especialmente cuando existe una diferencia
significativa en la enumeración de estos principios por parte de las distintas escuelas
orientales, aunque en esencia, la enseñanza de cada una de ella radica en el mismo
substrato.

X. ¿Se está refiriendo a los vedantinos? Creo que ellos dividen nuestros siete
"principios" en cinco.

M. Así es. Sin embargo, aunque no pretenda discutir el punto con un vedantino erudito,
mi opinión personal es que tienen una razón obvia para adherirse a su enumeración.
Según ellos, el Hombre es sólo ese agregado espiritual compuesto por varios aspectos
mentales, mientras el cuerpo físico es simplemente algo insignificante, una simple
ilusión. Sin embargo, el Vedanta no es la única filosofía que se atiene a este cálculo.
Lao- Tze, en su "Tao-te-King", menciona sólo cinco principios, ya que él, análogamente
a los vedantinos, omite dos principios: el espíritu (Atma) y el cuerpo físico,
definiéndolo un "cadáver." En el caso de la escuela Taraka Raja Yoga, ésta reconoce
sólo tres "principios", pero, en realidad, el total es seis; ya que Sthulopadhi o cuerpo
físico en jagrata o estado de vigilia consciente; Sukshmopadhi, el mismo cuerpo en
svapna o el estado de sueño y Karanopadhi o "cuerpo causal", lo que pasa de una
encarnación a otra, son todos duales en sus aspectos. Si a estos seis se le agrega Atma,
el principio impersonal divino o el elemento inmortal en el Hombre, indisoluble del
730

Espíritu Universal, tendremos nuevamente los mismos siete, como en la división


esotérica. (Véase "La Doctrina Secreta" para una explicación clara).

X. Se parece mucho a la división de los cristianos místicos: cuerpo, alma y espíritu.

M. Es la misma. Podríamos fácilmente considerar el cuerpo como el vehículo del


"Doble vital"; el doble vital, el vehículo de la Vida o Prana; y Kamarupa o alma
(animal), el vehículo de la mente superior e inferior, coronando, al final, estos seis
principios con el espíritu inmortal uno. En Ocultismo, todo cambio calificativo en el
estado de nuestra conciencia otorga al ser humano un nuevo aspecto que, si prevalece y
se integra al EGO viviente y activo, debe recibir (y en realidad recibe) un nombre
particular, para distinguir el ser en ese estado peculiar, del ser que es cuando entra en
otro estado.

X. Esta es la parte que es tan difícil comprender.

M. En realidad, me parece muy simple, una vez entendida la idea principal según la cual
el ser humano actúa en este plano de conciencia o en otro, en perfecta armonía con su
condición mental y espiritual. Tal es el materialismo de la edad, en cuanto, mientras
más explicamos, menos personas parecen poder comprender lo que decimos. Si usted
prefiere, divida el ser terrenal, llamado hombre, en tres aspectos principales, pero, a
menos que lo convierta en un animal, esto es todo lo que se puede hacer. Consideremos
su cuerpo objetivo; el principio del sentimiento que es un poco más elevado que el
elemento instintivo en el animal o el alma vital elemental y su alma racional o
"espíritu", la cual lo coloca inconmensurablemente más allá del animal, haciéndolo
superior a éste. Ahora bien, ¿si tomamos estos tres grupos o entidades representativas y
las subdividimos según la enseñanza oculta, qué obtenemos? En primer lugar, el
Espíritu (en el sentido del Todo Absoluto y por lo tanto indivisible) o Atma. En verdad
no deberíamos llamarlo un principio "humano", porque la filosofía jamás podrá
localizarlo ni condicionarlo, siendo simplemente lo que ES en la Eternidad y, como
Todo, no puede estar ausente, ni siquiera, del punto geométrico o matemático más
diminuto del universo material o de la sustancia. En el mejor de los casos, es el punto
en el Espacio metafísico que la Mónada humana y su vehículo, el hombre, ocupan
durante el lapso de cada vida. Ahora bien, ese punto es tan imaginario como el ser
humano mismo y, en realidad, es una ilusión, maya. Sin embargo, para nosotros y los
demás Egos personales, somos una realidad durante este momento ilusorio llamado vida
y debemos tomarnos en consideración, al menos en nuestra fantasía, si nadie más nos
considera. El Ocultismo lo llama el séptimo principio, la síntesis del sexto,
proporcionándole Buddhi, el Alma Espiritual, como vehículo. Hace esto para que se
vuelva más inteligible al intelecto humano cuando se dedica, por primera vez, al estudio
del Ocultismo para solucionar el abecé del misterio del hombre. Ahora bien, Buddhi
oculta un arcano que no se revela a nadie, exceptuando a los chelas que han dado su
promesa irrevocable y en los cuales se puede confiar sin peligro. Por supuesto, el
asunto sería menos confuso si pudiéramos divulgarlo, sin embargo, se custodia con
cuidado porque está directamente relacionado con el poder de proyectar el doble de
forma consciente y deliberada. Esta es una capacidad que, análogamente al "anillo de
Gyges", puede resultar fatal para la humanidad en general y el poseedor de esta facultad
en particular. La clave del misterio se divulga, completamente, sólo a los adeptos
puestos a prueba e impermeables a la tentación. Evitemos las cuestiones secundarias y
atengámonos a los "principios." Esta alma divina o Buddhi es el Vehículo del
731

Espíritu. En conjunción, estos dos son uno, impersonales y sin ningún atributo, (en este
plano obviamente) y constituyen dos "principios" espirituales. Si pasamos al Alma
Humana (manas, mens), todos convendrán con que la inteligencia humana es, al
menos, dual: el ser mentalmente elevado difícilmente se convertirá en mentalmente
bajo. Un abismo separa al ser intelectual dotado de una mente espiritual y al ser obtuso,
torpe, material y, podríamos decir, mentalmente animal. Entonces, ¿por qué estos seres
no deberían ser representados por dos "principios" o mejor dicho, aspectos? Cada ser
humano posee estos dos principios en sí, uno más activo que el otro y, en casos
raros, durante la vida, el crecimiento de uno de los dos se atrofia completamente o,
podríamos decir, se paraliza, debido a la fuerza y la predominación del otro aspecto.
Estos son los que llamamos los dos principios o aspectos de Manas: uno superior
y el otro inferior. El Manas superior o el Ego consciente y pensante, gravita hacia el
Alma Espiritual (Buddhi). El Manas inferior o su principio instintivo se dirige hacia K
ama, el asiento de los deseos animales y las pasiones humanas. Entonces, cuatro
"principios" son justificados. Ahora bien, los últimos tres son: primero el "Doble", que
hemos convenido en llamarlo Proteico o Alma Flexible, el cual es el vehículo del
segundo: el principio vital y el tercero es el cuerpo físico. Por supuesto, ningún
fisiólogo ni biólogo aceptará dichos principios, ni siquiera los comprenderá. He aquí el
por qué, quizá ninguno de ellos entienda, hasta la fecha, la función del bazo, el vehículo
físico del Doble Proteico o de un cierto órgano que reside en el lado derecho del ser
humano, el asiento de los susodichos deseos.
Además, estos científicos no saben nada de la glándula pineal, limitándose a describirla
como una glándula callosa que contiene algunos granitos de arena, aunque, en realidad,
es la clave hacia la conciencia más elevada y divina en el ser humano, su mente
omnisciente, espiritual y omniabarcante. Este apéndice, aparentemente inútil, es el
péndulo que, una vez que el mecanismo del ser interno ha sido debidamente preparado,
transporta la visión espiritual del Ego a los planos perceptivos superiores, donde el
horizonte que se le abre es casi infinito [. . .]

X. Sin embargo, los científicos materialistas afirman que después de la muerte humana
nada permanece. El cuerpo humano se desintegra simplemente en sus elementos
constituyentes y lo que llamamos alma es una simple autoconciencia temporal, el efecto
de la acción orgánica, que se disipará como el vapor. ¿No es éste, un estado mental
extraño?

M. No es extraño para nada. Si según ellos la autoconciencia cesa con el cuerpo,


entonces, en su caso, enuncian sencillamente una profecía inconsciente; ya que una vez
que están firmemente convencidos de lo que afirman, no es posible que tengan ningún
tipo de vida ultraterrena.

X. Sin embargo, ¿si según la regla, la autoconciencia humana sobrevive a la muerte, por
qué deberían existir excepciones?

M. En las leyes fundamentales del mundo espiritual, las cuales son inmutables, no
existen excepciones. Sin embargo, hay reglas para los que ven y reglas para los que
prefieren permanecer ciegos.

X. Entiendo que así es. Es una aberración de un ciego, el negar la existencia del sol sólo
porque no lo ve. Sin embargo, ¿después de la muerte, su vista espiritual lo obligará a
ver?
732

M. No lo obligará; ni siquiera verá nada. Al haber pasado su existencia negando una


vida ultraterrena, no podrá percibirla y como sus sentidos espirituales han sido
atrofiados, no podrán desarrollarse después de la muerte, así que permanecerá ciego.
Usted, al insistir que él debe ver, evidentemente quiere decir una cosa y yo otra. Usted
habla del espíritu procedente del Espíritu o de la llama proveniente de la Llama, en
síntesis, de Atma, confundiéndolo con el alma humana: Manas [...]. Usted no me
entiende, permítame aclarar el asunto. La esencia de su pregunta consiste en saber si es
posible, después de la muerte, en el caso de un materialista inveterado, perder
completamente la conciencia y la percepción de sí. ¿Es ésta su pregunta? Yo digo
que es posible porque, creyendo firmemente en nuestra Doctrina Esotérica, que
considera el período después de la muerte o el intervalo entre dos vidas o nacimientos,
como un estado puramente transitorio, afirmo que, ya sea que ese interludio, entre dos
actos del drama ilusorio de la vida, dure un año o un millón de años, el estado después
de la muerte puede, sin infringir la ley fundamental, ser el mismo estado que el de un
ser humano sumido en un desmayo mortal.

X. ¿Cómo es posible esto, si las leyes fundamentales del estado después de la muerte no
admiten ninguna excepción, según lo que usted acaba de decir?

M. No estoy diciendo que admiten excepciones. Sin embargo, la ley de continuidad se


aplica sólo a las cosas que son verdaderamente reales. Quien ha leído y entendido el
"Mundakya Upanishad" y el "Vedanta Sara", tendrá claro lo antedicho. Agregaré que es
suficiente comprender lo que queremos decir con el término Buddhi y la dualidad de
Manas, para percibir nítidamente el por qué los materialistas pueden no experimentar
una sobrevivencia autoconsciente después de la muerte. Depende del hecho de que
Manas, en su aspecto inferior, es el asiento de la mente terrenal y, por lo tanto, puede
proporcionar esa percepción del Universo que estriba en la prueba de dicha mente y no
en nuestra visión espiritual. Según nuestra escuela Esotérica, entre Buddhi y Manas o
Iswara y Pragna, (1) existe una diferencia análoga a aquella entre una selva y .sus
árboles, un lago y su agua, esta es la enseñanza de Mundakya. Un árbol o un centenar de
árboles muertos por pérdida de vitalidad o erradicados, no pueden impedir a la selva
de ser tal. La destrucción o la muerte de los estados después del fallecimiento de una
personalidad eliminada de la larga serie, no causará el más pequeño cambio en el Ego
Espiritual divino, que siempre seguirá siendo el mismo Ego. La única diferencia es
que, en lugar de experimentar el Devachan, deberá reencarnarse inmediatamente.
x. Según entiendo, en esta analogía Ego-Buddhi representa la selva y las mentes
personales los árboles. ¿Si Buddhi es inmortal, cómo es posible que su concomitante:
Manas-taijasi, (2) pierda completamente su conciencia hasta el día de su nueva
encarnación? No puedo comprenderlo.

M. Usted no puede porque mezcla una representación abstracta del entero con sus
cambios casuales de la forma y porque confunde Manas-taijasi, el alma humana
iluminada por Buddhi, con el manas inferior animalizado. Tenga presente que, si es
posible decir que Buddhi es incondicionalmente inmortal, esto no es aplicable a Manas
y aun menos a taijasi, que es un atributo. No hay conciencia después de la muerte o
Manas-Taijasi separado de Buddhi, el alma divina, porque Manas es, en su aspecto
inferior, un atributo calificativo de la personalidad terrenal y taijasi es idéntico a Manas
con la sola diferencia que lo ilumina la luz de Buddhi. En el caso de Buddhi, éste
733

permanecería simplemente un espíritu impersonal sin dicho elemento que toma prestado
del alma humana, condicionándolo y convirtiéndolo, en este universo ilusorio, en algo
aparentemente separado del alma universal durante todo el período de la encarnación
cíclica. Podemos decir que Buddhi-Manas no puede morir ni perder su autoconciencia,
compuesta en la Eternidad, ni el recuerdo de sus encarnaciones previas durante las
cuales, el alma espiritual y humana han sido íntimamente ligadas. Esto no acontece en el
caso de un materialista, cuya alma humana no sólo no recibe nada del alma divina, sino
que hasta rechaza reconocer su existencia. No es posible aplicar este axioma a los
atributos ya las calificaciones del alma humana, pues correspondería a decir que, como
su alma divina es inmortal, así lo es la refulgencia de su mejilla, la cual es un fenómeno
simplemente transitorio, así como lo es taijasi o resplandor espiritual.

X. ¿Está usted diciendo que no debemos confundir el nóumeno con el fenómeno, la


causa con su efecto?

M. Exactamente. Además repito que, en el caso de Manas o el alma humana, la


refulgencia de Taijasi se convierte en una simple cuestión de tiempo porque, después de
la muerte, el binomio inmortalidad y conciencia se vuelve, para la personalidad terrenal
humana, sencillamente en atributos condicionados en cuanto dependen, enteramente, de
las condiciones y creencias elaboradas por el alma humana durante la vida de su cuerpo.
Karma actúa incesantemente; en nuestra vida ultraterrena cosechamos sólo el fruto de lo
que hemos sembrado o mejor dicho, creado en nuestra existencia terrenal.

X. Sin embargo, ¿si después de la destrucción del cuerpo, mi Ego puede sumergirse en
un estado de completa inconsciencia, dónde está el castigo para los pecados de mi vida
pasada?

M. Según la enseñanza de nuestra filosofía, el castigo Kármico alcanza al Ego sólo en la


próxima encarnación.
Después de la muerte recibe únicamente la recompensa por los sufrimientos
inmerecidos, experimentados durante la existencia que ha llegado al término.(3)
Entonces, aun en el caso del materialista, el castigo después de la muerte, consiste en la
ausencia de cualquier recompensa y la completa pérdida de la dicha consciente y del
reposo. Karma es el hijo del Ego terrenal, el fruto de las acciones del árbol, que es la
personalidad objetiva visible a todos y el fruto de todos los pensamientos y los
motivos del "Yo" espiritual. Sin embargo, Karma es también la madre tierna que sana
las heridas que infligió en la vida previa, antes de empezar a torturar este Ego con otras.
Si se puede decir que en la vida de un mortal no hay sufrimiento mental o físico que no
sea el fruto y la consecuencia de algún pecado en esta existencia o en la anterior, se
puede también decir que, como él no retiene el más mínimo recuerdo de esto en la vida
presente y advierte que el castigo impartido es inmerecido, creyendo sinceramente que
sufre por algo que no cometió, esto es suficiente para que se otorgue al alma humana el
consuelo, el reposo y la dicha más completos en su existencia ultraterrena.
Para nuestro yo espiritual, la muerte llega siempre como una liberadora y una amiga. En
el caso de un materialista que, no obstante su materialismo, no era un hombre malo, el
intervalo entre las dos vidas será como el sueño ininterrumpido y plácido de un niño, ya
sea sin ensueños o con imágenes acerca de las cuales no tendrá ninguna percepción
definida. Para el creyente será un sueño tan vívido como la existencia, lleno de dicha y
734

visiones realísticas. En el caso del ser malo y cruel, ya sea materialista o no, volverá a
renacer inmediatamente, sufriendo su infierno en la tierra. La entrada en Avitchi es algo
excepcional y raro.

X. Según recuerdo, en algunos Upanishads las encarnaciones periódicas de Sutratma (4)


son análogas a la vida de un mortal que oscila, periódicamente, entre el sueño y la
vigilia. Esto no me parece muy claro y le voy a decir por qué. Para el ser humano que
despierta, empieza otro día, sin embargo él es el mismo, en alma y cuerpo, que el de
ayer; mientras en cada nueva encarnación se verifica un cambio integral, no sólo en su
estuche externo, el sexo y la personalidad, sino también en sus capacidades mentales y
psíquicas. Por lo tanto, la analogía no me parece ser muy correcta. El ser que despierta
en la mañana recuerda muy claramente lo que hizo el día antes, anteayer, el
mes pasado y el año anterior. Pero nadie, entre nosotros, recuerda una vida previa o
algún hecho o evento pertinente a ella. Por la mañana puedo olvidarme lo que soñé
durante la noche, sin embargo sé que he dormido y tengo la seguridad que estaba viva
durante el sueño, más ¿qué recuerdo tengo de mis encarnaciones pasadas? ¿Cómo
reconcilia, usted, esto?

M. A pesar de todo, algunas personas recuerdan sus encarnaciones previas. Los Arhats
lo llaman Samma-Sambuddha o el conocimiento de la serie completa de las propias
encarnaciones anteriores.

X. ¿Pero nosotros, los mortales comunes, que no hemos alcanzado Samma-Sambuddha,


cómo podemos realizar esta analogía?

M. Mediante el estudio y tratando de comprender más correctamente las características


de los tres estados de sueño. El sueño es una ley general e inmutable para el ser humano
y los animales, sin embargo, existen diferentes clases de sueño y aun más distintos
ensueños y visiones.

X. Así es. Pero ésta es una digresión. Volvamos al materialista que, si bien no niega los
sueños, porque no puede, rechaza la inmortalidad en general y la supervivencia de su
individualidad en particular.

M. Por primera vez, el materialista no se equivoca; ya que, para uno que no tiene
ninguna percepción interna ni fe, la inmortalidad es algo imposible. A fin de vivir una
existencia consciente en los estados después de la muerte, uno debe creer, en primer
lugar, en esa vida durante su existencia terrenal. Toda la filosofía de la conciencia
ultraterrena y la inmortalidad del alma, gira alrededor del eje de estos dos aforismos de
la Ciencia Secreta. El Ego recibe siempre de acuerdo a lo que se merece.
Después de la disolución del cuerpo, el Ego empieza un período de plena conciencia
clara, un estado de sueños caóticos o un sueño sin ensueños indistinguible del
aniquilamiento. Estos son los tres estados de conciencia. Según nuestros fisiólogos, la
causa de los sueños y de las visiones es localizable en su preparación inconsciente
durante las horas de vigilia. ¿Por qué no podemos admitir lo mismo para los sueños
después de la muerte? Lo repito, la muerte es sueño. Después del fallecimiento, ante la
vista espiritual del alma empieza una representación que sigue el programa aprendido y,
muy a menudo, compuesto inconscientemente por nosotros, la realización práctica de
las creencias correctas o de las ilusiones que nosotros creamos. Un creyente de la iglesia
metodista será metodista, un musulmán será un musulmán, momentáneamente, en el
735

paraíso perfecto de un iluso, cuya creación es obra de cada ser humano. Estos son los
frutos después de la muerte del árbol de la vida. Naturalmente, ya sea que creamos o no
en el hecho de la inmortalidad consciente, esto no puede influenciar la realidad
incondicionada del hecho en sí. Sin embargo, creer o no creer en esa inmortalidad como
continuación o aniquilación de entidades separadas, incidirá sobre este hecho en su
aplicación a cada una de dichas entidades. ¿Ahora, empieza usted a comprender?

X. Pienso que sí. El materialista acepta la vida como la única existencia consciente; ya
que cree sólo en lo que los cinco sentidos o el razonamiento científico pueden probarle
y rechaza toda manifestación espiritual. Por lo tanto, plasmará su realidad según su
creencia. Perderá su Ego personal y se sumirá en un sueño sin ensueños hasta un nuevo
despertar. ¿Es así?

M. Casi. Tenga presente la enseñanza esotérica universal de las dos clases de existencia
consciente: la terrenal y la espiritual.
Esta última hay que considerarla real, debido a que es la región de la causa eterna,
inmutable e inmortal de todo; mientras que el Ego reencarnante se reviste con nuevos
atuendos, completamente distintos a los de sus encarnaciones previas y todo,
exceptuando a su prototipo espiritual, es destinado a un cambio tan radical que no deja
ningún vestigio atrás.

X. ¡Deténgase! [...] ¿Puede la conciencia de mis Egos terrenales perecer, no sólo por un
lapso, como la del materialista, sino que en todo caso y de forma tan completa, que
no deja huella?

M. Según la enseñanza debe perecer así en su totalidad, excepción hecha por ese
principio que, habiéndose reunido con la Mónada, se ha convertido en una esencia
puramente espiritual e indestructible, una con ella en la Eternidad. Sin embargo, ¿en
el caso de un materialista empedernido, en cuyo "yo" personal Buddhi jamás se ha
reflejado, cómo puede, éste, absorber en las infinidades, una partícula de esa
personalidad terrenal? Su "Yo" espiritual es inmortal, sin embargo, de su presente
personalidad puede llevar al más allá sólo lo que se merece la inmortalidad, es decir, el
simple aroma de la flor que la muerte ha cortado.

X. Ahora bien, ¿qué pasa con la flor, el "yo" terrenal?

M. La flor volverá al polvo, así como las flores pasadas y futuras que germinaron y
murieron para volver a florecer en la rama madre, Sutratma. Cada flor es la prole de una
raíz de Buddhi. Como usted sabe, su "Yo" actual no es el cuerpo sentado delante de mí,
ni es aún lo que llamaría Manas-Sutratma, sino Sutratma-Buddhi.

X. Pero esto no me explica por qué llama a la vida después de la muerte inmortal,
infinita y real, definiendo la terrenal como un simple fantasma o una ilusión, visto que
aun esa existencia después de la muerte tiene límites, a pesar de lo más amplios que
pueden ser de los de la vida terrenal.

M. Es cierto. El Ego espiritual del ser humano se mueve en la Eternidad como un


péndulo, oscilando entre las horas de la vida y de la muerte. Sin embargo, si estas horas
que marcan los períodos de la vida terrenal y espiritual son limitadas en su duración y si
736

el número de estos estadios en la Eternidad, entre el dormir y el despertar, la ilusión y la


realidad, tiene su principio y fin, de otro modo, el "Peregrino" espiritual es eterno.
Por lo tanto, según nosotros, la única realidad son las horas de su vida después de la
muerte, cuando, desencarnado, se encuentra cara a cara con la verdad y no con los
espejismos de sus existencias terrenales transitorias, durante el período de ese
peregrinaje que llamamos "el ciclo de los renacimientos". Estos intervalos, no obstante
su limitación, no le impiden al Ego seguir sin desviarse, aunque gradual y lentamente
mientras está siempre perfeccionándose, el sendero hasta su última transformación,
cuando ese Ego, habiendo alcanzado su meta, se convierte en el Todo divino. Tales
intervalos y estadios facilitan este resultado final, en lugar de obstruirlo. Sin dichos
intervalos limitados, el Ego divino jamás podría alcanzar su meta última.
Este Ego es el actor y sus numerosas y variadas encarnaciones son los papeles que
desempeña. ¿Quizá, usted llamaría a estas partes, con sus atavíos, la individualidad del
actor mismo?
Análogamente al actor, al Ego le corresponde desempeñar muchos roles, algunos quizá
desagradables, durante el Ciclo de la Necesidad, hasta el umbral del Para-nirvana.
Como la abeja liba su miel de cada flor, dejando el resto como nutrimiento para los
gusanos, lo mismo acontece con nuestra individualidad espiritual, ya sea que la
llamemos Sutratma o Ego. Liba de toda personalidad terrenal en la que Karma la obliga
a encarnar, sólo el néctar de las cualidades espirituales y de la autoconciencia y, al
unirlas en todo, emerge de su crisálida como el Dhyan Chohan glorificado.
Desafortunadas estas personalidades terrenales de las cuales no pudo absorber nada e,
indudablemente, no podrán sobrevivir de manera consciente a su existencia terrenal.

X. Entonces, parece que para la personalidad terrenal, la inmortalidad es aun


condicional. Así, ¿la inmortalidad misma no es incondicional?

M. Para nada. Pero no puede tocar a lo inexistente; ya que todo lo que existe como Sat y
siempre anhela a Sat, la inmortalidad y la Eternidad son absolutas. La materia es el polo
opuesto del espíritu y los dos son uno. La esencia de todo esto es que: Espíritu, Fuerza y
Materia o los tres en uno, son tan infinitos como son sin principio, sin embargo, la
forma que esta triple unidad adquiere durante sus encarnaciones, la exterioridad, es
ciertamente una mera ilusión de nuestras concepciones personales. Por eso llamamos
realidad sólo a la vida después de la muerte, relegando la existencia terrenal, incluyendo
a su personalidad homóloga, al campo fantasma de las ilusiones.

X. Entonces, en tal caso, ¿por qué no llamar el dormir realidad y el despertar ilusión, en
lugar de lo contrario?

M. Porque empleamos una expresión elaborada para facilitar la comprensión del tema y
desde el punto de vista de las concepciones terrenales es muy correcta.

X. Sin embargo, no entiendo. Si la vida futura estriba en la justicia y la retribución


merecidas por todo nuestro sufrimiento terrenal, ¿en el caso de los materialistas, muchos
de los cuales son idealmente probos y caritativos, debería permanecer, de su
personalidad, sólo el desecho de una flor mustia?

M. Nadie, jamás, ha dicho esto. Ningún materialista, si es un ser bueno, puede morir
para siempre en la plenitud de su individualidad espiritual, a pesar de que no crea. Lo
que dijimos es que la conciencia de una vida puede desaparecer completa o
737

parcialmente. En el caso de un materialista inveterado, en su serie de vidas no queda


ningún vestigio de esa personalidad que no creía.

X. ¿No es éste, el aniquilamiento para el Ego?

M. Ciertamente que no. Durante un largo viaje en tren, uno puede dormir como una
piedra pasando por una o diversas estaciones sin conservar el mínimo recuerdo o
conciencia de esto. Se despierta en una estación dada y sigue su trayecto rememorando
otras paradas, hasta que el viaje termina, una vez que llega a su destino. Le mencioné
tres clases de sueño: el sin ensueños, el caótico y el que es tan real que para el
durmiente sus sueños se tornan en realidades plenas. ¿Si puede creer en este último, por
qué no puede creer en el primero? Según lo que uno cree y espera después de la muerte,
este es el estado que tendrá. Aquel que no esperaba ninguna vida futura, tendrá un
vacío completo, equiparable al aniquilamiento entre los dos renacimientos. Esta es
simplemente la realización del programa que mencionamos, cuyo artífice fue el mismo
materialista. Sin embargo, como usted dice, existen numerosas clases de materialistas.
Una persona egoísta y malvada, que jamás ha sido receptiva al dolor ajeno, sintiendo
sólo el suyo, agregando así la indiferencia a su mundo entero de no creencia, en el
momento de la muerte debe dejar la personalidad para siempre. Esta personalidad, no
teniendo ningún lazo de simpatía con el mundo circundante, nada que engarzar en el
hilo de Sutratma, ve interrumpirse, con el último respiro, toda relación entre los dos.
Dado que para esta clase de materialista no hay Devachan, Sutratma se reencarnará casi
inmediatamente. Pero en el caso de los materíalistas que no erraron en nada, excepto
que en su no creencia, saltarán sólo una parada del tren porque dormían.
Además: llegará el momento en que el ex-materialista se percibirá a sí mismo en la
Eternidad y quizá se arrepienta de haber perdido hasta un día o una parada, de la vida
eterna.

X. Sin embargo, ¿no sería más correcto decir que la muerte es nacer en una nueva vida
o un retorno, una vez más, al umbral de la eternidad?

M. Usted puede decirlo, si así quiere. Pero hay que tener presente que los nacimientos
difieren y hay seres que nacen "muertos", es decir: son fracasos. Además, con sus ideas
occidentales tan grabadas acerca de la vida material, las palabras "viviente" y "ser" son
inaplicables al estado puramente subjetivo de la existencia después de la muerte. Tales
ideas han contribuido a vuestras concepciones muy estrechas acerca de la vida y de la
muerte. Se pueden omitir sólo algunos filósofos poco leídos y con ideas muy confusas
para que puedan presentar un cuadro claro de esto. Dichas ideas han conducido, por un
lado, al materialismo burdo y por el otro, a una concepción aun más material de la vida
ultraterrena, que los espiritistas tradujeron en la Summer-land (la tierra estival). Ahí, las
almas de los seres humanos comen, beben, se casan y viven en un paraíso tan sensual
como el de Mahoma, pero menos filosófico.
Las concepciones medias de los cristianos incultos no son mejores y quizá más
materiales, consteladas de ángeles, trompetas, arpas doradas, calles en ciudades
paradisíacas pavimentadas de joyas y fuegos infernales, el todo se parece a una escena
durante una pantomima navideña. Estas nociones estrechas son la razón por la cual a
usted se le dificulta comprender lo antedicho. Además, los filósofos orientales han
comparado la vida del alma desencarnada con las visiones durante el sueño, porque, aun
poseyendo el brillo de la realidad como en ciertos ensueños, está exenta de toda forma
objetiva material de la vida terrenal.
738

NOTAS

(1) Iswara es la conciencia colectiva de la deidad manifestada, Brahma: la conciencia


colectiva de la hueste de Dhyan Chohans y Pragna es su sabiduría individual.
(2) Taijasi significa el radiante, debido a la unión de Manas con Buddhi,
lo humano es iluminado por el brillo del alma divina. Por lo tanto, a Manas-taijasi se le
puede describir como la mente radiante, la razón humana alumbrada por la luz del
espíritu. Buddhi-Manas es la representación de lo divino más el intelecto y la
autoconciencia humana.
(3) Algunos Teósofos discrepan con esta frase, sin embargo son las palabras de los
Maestros y el sentido dado al adjetivo "inmerecido" corresponde a lo que presentamos
anteriormente. En el opúsculo número 6 de la serie de panfletos teosóficos, se usó una
frase que quería trasmitir la misma idea y que después fue artículo de crítica en la
revista "Lucifer". Podemos decir que la forma no fluía bien, prestándose, entonces, a la
crítica que suscita, sin embargo, la idea esencial era que los seres humanos a menudo
sufren los efectos de las acciones ejecutadas por otros, efectos que no pertenecen,
rigurosamente hablando, a su Karma, sino al de las otras personas. Por lo tanto, merecen
ser compensados por estos sufrimientos. Si es verdadero decir que todo lo que nos
acontece se debe sólo al Karma, o el efecto directo o indirecto de una causa, sería un
gran error pensar que todo el bien y el mal que experimentamos depende sólo de nuestro
Karma personal.
(5) Sutratma es nuestro principio inmortal y reencarnante en conjunción con los
recuerdos Manásicos de las vidas anteriores. El sentido literal de Sutratma es Alma-
Hilo, porque las largas series de vidas humanas enhebradas en este hilo es análoga a las
perlas en un collar. Manas debe convertirse en taijasi, el refulgente, antes de que pueda
ensartarse en Sutratma, como una perla y su hilo, teniendo, entonces, una percepción
plena y absoluta de sí en la Eternidad. Como mencionamos anteriormente, una
asociación demasiado íntima sólo con la mente terrenal del alma humana, causa la
pérdida completa de esta refulgencia.
739

Una Observación Sobre La "Memoria"

Ningún evento, ninguna manifestación, a pesar de lo rápido o lento que sea, jamás
puede borrarse del archivo Skándico de la vida de un ser humano. No existe la más
diminuta sensación, la acción más superficial, el impulso, el pensamiento y la impresión
que pueda desaparecer del Universo o en éste. Podemos pensar que nuestra memoria no
la ha grabado y nuestra conciencia no la ha percibido, sin embargo se inscribirá en las
tablillas de la luz astral. La memoria personal es una ficción del fisiólogo. En nuestro
cerebro hay células que reciben y transmiten sensaciones e impresiones y, una vez
llevado a cabo tal proceso, su misión ha sido realizada. Estas células del presunto
"órgano de la memoria", son los receptores y los transmisores de todas las imágenes e
impresiones del pasado, pero no son sus conservadores. Bajo varias condiciones y
estímulos pueden recibir de nuevo e instantáneamente, el reflejo de estas imágenes
astrales, que llamamos memoria, recuerdo y remembranza, sin embargo no pueden
preservarlas.
Cuando decimos que uno ha perdido su memoria o que ésta se ha debilitado, es
simplemente una manera de hablar. Sólo nuestras células de la memoria están sujetas a
la debilidad o a la destrucción. El vidrio de la ventana nos permite ver el sol, la luna, las
estrellas y todos los objetos externos claramente, pero si lo rajamos, todas las imágenes
serán distorsionadas. Si lo rompemos, sustituyéndolo con una tabla de madera o si
bajamos las cortinas, las imágenes permanecerán fuera del alcance de nuestra vista.
Pero, ¿podríamos decir, que todas las imágenes: el sol, la luna y las estrellas han
desaparecido a causa de esto cuando, al reparar la ventana con un nuevo vidrio, serán
reflejadas nuevamente en el cuarto? Existen casos de demencia que han durado por
meses y años y se enumeran también ejemplos de largos días de fiebre durante los
cuales todo lo que se hizo y se dijo fue inconscientemente. Sin embargo, cuando el
paciente se recupera, ocasionalmente recuerda sus palabras y sus acciones completas. El
pensamiento inconsciente es un fenómeno, en este plano, que envuelve sólo a la mente
personal.
Pero la Memoria Universal conserva todo movimiento, la ola y el sentimiento más
diminuto que ondula la superficie de la naturaleza diferenciada del ser humano o del
Universo.

MORALIDAD Y PANTEÍSMO
Helena Blavatsky
740

El punto de partida del sistema "panteísta" (usamos esta palabra por carencia de una
mejor) de moralidad es una clara percepción de la unidad de la energía única operando
en el Cosmos manifestado; y el gran resultado último que está luchando incesantemente
por producir, es la afinidad del espíritu humano inmortal y sus poderes latentes con
aquella energía y su capacidad para cooperar con la vida una en la consecución de su
maravilloso objetivo (...) El principal obstáculo para la realización de esta unidad es el
hábito innato del hombre de ponerse siempre a sí mismo en el centro del Universo.
Cualquier cosa que un hombre pueda hacer, sentir o pensar, el irrefrenable "yo" será
seguro la figura central. Tener en cuenta esto hasta en sus aspectos más sutiles, como se
verá, es lo que previene a cada individuo de sentir que su propia esfera de existencia es
sólo el punto exacto donde él está y no otro.
La realización de esta armonía es el aspecto práctico y objetivo del GRAN
PROBLEMA. La práctica de la moralidad es el esfuerzo por descubrir esta esfera; y la
moralidad misma es el hilo de Ariadna en el laberinto de Creta en el que el hombre se
halla. Es de utilidad vana comprender intelectualmente la noción de ser la totalidad y
Brahma (Dios), si esto no es realizado en los actos concretos de la vida. Usted no
puede ser uno con TODO, a menos que todos sus actos, pensamientos y sentimientos
sincronicen con la progresiva marcha de la naturaleza (...)
Hay una tendencia, en cada esfera de la naturaleza, de un acto a repetirse a sí mismo; de
este modo, el karma adquirido en el último nacimiento precedente está siempre
intentando forjar nuevos eslabones en la cadena y por medio de ello conducir a una
existencia material continua; y esta tendencia sólo puede ser contrarrestada por la
realización inegoísta de todos los deberes pertenecientes al ambiente en el cual una
persona nace. (...)
La inactividad del cuerpo físico (sthula-sharira) no indica una condición de inactividad
en los planos de acción astral o espiritual (...) lo que será fácilmente visto por cualquiera
que examine la naturaleza de la dinámica oculta, en la que una cantidad dada de energía
utilizada en el plano espiritual o en el astral es productora de muchos mayores
resultados que la misma cantidad utilizada en el plano físico objetivo de la existencia
(...) Similarmente los efectos últimos de energía espiritual son infinitamente más
grandes que aquellos de energía intelectual.

Collected Writings. Vol. V, pp. 336-41

Publicado en “Teosofía en Argentina” Nº 36, Julio 2002

(El artículo no está completo)

NOCIONES ERRÓNEAS ACERCA DE “LA DOCTRINA SECRETA”

ET NUNC ERUDIMINI (1)

Helena P. Blavatsky

Creo muy conveniente en estos momentos, en que no


pocos neoteósofos pretenden poner en tela de juicio,
discutir y enmendar la obra magna de H. P. Blavatsky, La
Doctrina Secreta, piedra angular de las doctrinas
teosóficas, publicar la siguiente correspondencia, no
conocida en España, respecto a esa obra magistral,
741

escrita por su inspirada autora en el año 1890.


J. X. H.

Desde la publicación de La Doctrina Secreta, algunos estudiantes de Teosofía


(fuera del círculo interno de las Ciencias Ocultas) se han quejado de que las
enseñanzas contenidas en la obra no les satisfacían. Uno de ellos,
mencionando la extensa y acerba crítica de aquélla, hecha por un antiguo y
aunque insignificante, brutal enemigo, la emprende contra mí por dar lugar –
dice – a semejante crítica, ya que no tengo suficientemente en cuenta la
ciencia y el pensamiento modernos (!) . Otro se lamenta de que no son
completas mis explicaciones; así, dice:

“Durante los diez últimos años he sido lector asiduo de la literatura teosófica.
He leído y
releído La Doctrina Secreta; he comparado y cotejado pasajes, y nada es tan
desesperante, en el momento en que algunas de las más sabias explicaciones
acerca de ciertos puntos ocultos comienzan a aclararse, como verse uno
confundido por una cita relativa a alguna filosofía o religión exotérica que viene
a cortar el hilo de las ideas, dejando la explicación sin acabar… Podemos
comprender algunas partes, pero no podemos formarnos una idea concisa,
particularmente acerca de las enseñanzas relativas a Parabrahman (lo
Absoluto), al 1 º y 2 º Logos, , al Espíritu, la Materia, Fohat, etc. ”

Este es el resultado directo y natural del muy erróneo concepto que consiste en
creer
que en la obra que he titulado La Doctrina Secreta me haya propuesto coincidir
con la
ciencia moderna o explicar puntos ocultos. Me ocupaba –y aún sigo
ocupándome –en
los hechos más que en las hipótesis científicas. Mi principal y único objeto fue
el de
hacer resaltar el hecho de que los principios básicos y fundamentales de toda
religión o
filosofía exotérica, antigua o moderna, no eran, desde el primero hasta el
último, sino
ecos de la Religión de la Sabiduría primitiva. Intenté demostrar que el ÁRBOL
DEL
CONOCIMIENTO, como la Verdad misma, es Uno , y que aun cuando difiera el
follaje
en forma y color, el tronco, así como sus ramas principales, pertenecen todavía
a ese
mismo Árbol antiguo, a cuya sombra ha crecido y se ha desarrollado la
Filosofía (ahora
esotérica) religiosa de las Razas que precedieron en la Tierra a nuestra
Humanidad
presente.
Creo haber logrado mi objeto, hasta donde era posible, en los dos primeros
tomos de
742

La Doctrina Secreta. No era la Filosofía Oculta de las Doctrinas, Esotéricas la


que me
propuse explicar al mundo en general (porque, en ese caso, la calificación de
Secreta la
hubiese convertido en el secreto de Polichinela, un secreto a voces como los
apartes de
las escenas teatrales) sino simplemente revelar aquello que podía ser revelado
y
compararlo con las creencias y dogmas de las naciones presentes y pasadas,
señalando
así su origen y poniendo de manifiesto hasta qué punto habían degenerado. Si
mi obra,
en esta época de afirmaciones materialistas y de iconoclastia universal, es
demasiado
prematura para las masas profanas, tanto peor para esas masas. Mas no era
demasiado
prematura para los estudiantes de Teosofía, atentos y celosos, sino quizá para
aquellos
que creían que un tratado acerca de correspondencias tan intrincadas como las
que
existen entre las religiones y filosofías del pasado, casi olvidado, y las de la
edad
presente, podía resultar una cosa tan sencilla como tomar un billete de
ferrocarril a
precio reducido. Hasta un solo sistema de Filosofia, bien sea de Kant o de
Herbert
Spencer, de Spinoza o de Hartmann, requiere algo más que un estudio de
varios años.
¿No es lógico, pues, que una obra que compara varias docenas de filosofías y
más de
media docena de religiones mundiales, una obra que ha de poner al
descubierto las
raíces de aquellas con las mayores precauciones, ya que sólo puede sugerir,
insinuar
algunas veces ideas referentes a las Secretas Doctrinas, no pueda ser
comprendida en
una primera lectura, ni siquiera después de varias, como no elabore el lector
para su
propio uso, un sistema de estudio?
Que esto puede hacerse, y se está haciendo, queda demostrado por los Dos
Estudiantes de la E. S. (2). Están sintetizando ahora La Doctrina Secreta, y de
la manera más clara y comprensible lo llevan a cabo en esta revista. Como los
demás, tampoco comprendieron esa obra inmediatamente después de haberla
leído. Pero con el mayor celo emprendieron su trabajo. Hicieron un índice para
su uso particular, clasificando las materias en dos partes: la exotérica y la
esotérica; y habiendo terminado esa labor preliminar, ofrecen ahora a los
lectores en general la primera parte, conservando la última para su propia
instrucción y beneficio. ¿Por qué no habría de hacer lo mismo todo teósofo
animado de buen deseo?
Existen distintos medios de adquirir el conocimiento:
743

(a) Aceptar ciegamente los preceptos de la Iglesia o de la ciencia moderna.


(b) Rechazar ambas y proponerse hallar uno mismo la Verdad.
El primer método es fácil y conduce a la respetabilidad social y a la alabanza
de los
hombres; el otro es difícil y exige un amor a la Verdad poco común, una
indiferencia
completa respecto a todo beneficio personal y una inquebrantable
perseverancia. Así
era antiguamente, así es hoy día, salvo quizá, que ese amor a la Verdad ha
sido más raro
en nuestra época que lo era en días pasados. En verdad, la repugnancia del
orientalista
moderno a pensar por sí mismo es ahora tan grande como las exigencias y
críticas del
occidental respecto a los pensamientos de los demás.
Pretende aquél para su Sendero todo el confort moderno; exige aceras
asfaltadas, tren
rápido y telégrafos, y hasta telescopios con que contemplar, cómodamente
tendido, el
trabajo de los demás y, mientras les critica, hallar un trabajo fácil; en estas
condiciones,
dispuesto está a hacer papel de ocultista y de estudiante aficionado a la
Teosofía.
Muy distinto es el verdadero Sendero que conduce al Conocimiento Esotérico.
Obstruida está su entrada por infinidad de plantas espinosas, frutos de la
negligencia y
de la omisión; los disfraces de la Verdad, que tantos siglos de existencia
cuentan,
entorpecen el camino, obscurecido por el orgulloso desdén de la propia
presunción y
por todas las verdades alteradas y desviadas de su origen. Sólo penetrar en el
umbral de
este Sendero exige una incesante labor de años, no compensada muchas
veces, y cuando
ha logrado franquear la entrada, el abrumado peregrino ha de caminar con
esfuerzo,
porque la estrecha senda conduce a las cimas de montes inviolables,
inmensurados e
ignorados, salvo de aquellos que alcanzaron ya las nebulosas cumbres. Así ha
de
ascender, paso a paso, teniendo que conquistar cada palmo de terreno por sus
propios
esfuerzos; avanza guiado por extraños linderos, cuya naturaleza sólo puede
reconocer
descifrando en su camino las inscripciones medio borradas por los siglos,
porque ¡ay de
aquél, si en vez de estudiarlas se detiene, declarando a aquéllas indescifrables!
La
Doctrina del Ojo es maya; sólo la del Corazón puede hacer de aquél un
elegido.
744

¿Ha de extrañar pues que tan pocos alcancen la meta? ¿Que sean tantos los
llamados
y tan pocos los elegidos?
¿Acaso no vemos explicado el motivo en tres líneas de la página 46 de La Voz
del
Silencio? Dicen éstas que “Mientras los primeros repiten orgullosos: “¡Ved!, ¡yo
sé!”, los últimos, aquellos que humildemente han atesorado, confiesan en voz
baja: “¡Así he
oído!”, y, por lo tanto, se convierten en los únicos elegidos ”.

NOTAS

(4) Abreviatura de una expresión bíblica: “Et nunc reges, intelligite; erudi mini
qui judicatis terram ”. (Ahora pues, ¡oh reyes!, obrad prudentemente; dejáos
persuadir, rectores todos de la tierra) (Salmos II, 10) .
(5) Esoteric School ”. (Escuela Esotérica) .
O que há em um nome?
Porque a revista se chama "Lúcifer"
H.P. Blavatsky

[Lúcifer, Vol. I, no 1, setembro, 1887, pp. 1-7]

O que há em um nome? Com muita freqüência, há mais em um nome do que o profano


está preparado para compreender ou o místico culto para explicar. É uma influência
invisível, secreta, mas muito potente, que todo nome tem e "carrega onde quer que vá".
Segundo Carlyle, "em nomes há muito, ou melhor, há quase tudo. Se eu pudesse revelar
a influência dos nomes, a mais importante de todas as roupagens, seria um segundo
grande Trismegisto", disse ele.
O nome ou título de uma revista, iniciada com um objetivo definido, é, portanto, muito
importante; pois é, na verdade, a semente invisível que cresce "tornando-se uma árvore
frondosa", de cujos frutos depende a natureza dos resultados colocados em ação por dito
objetivo, ou uma árvore que definha e morre. Estas considerações mostram que o nome
da presente revista — bastante duvidoso para ouvidos cristãos ortodoxos — não se deve
a uma seleção sem critérios, mas surgiu em conseqüência de muita reflexão sobre sua
adequação, tendo sido adotado como o melhor símbolo para expressar o seu objetivo e
os resultados em vista.
Ora, o primeiro e mais importante, senão o único objetivo da revista, está expresso na
primeira página da Ia Epístola aos Coríntios. É para trazer à luz "as coisas escondidas
que são das trevas" (4, 5); para mostrar, em seu verdadeiro aspecto e real significado
original, coisas e nomes, homens e suas ações e costumes; é, finalmente, para combater
o preconceito, a hipocrisia e a impostura em todas as nações, em todas as classes sociais
e em todos os departamentos da vida. A tarefa é laboriosa, mas não impraticável, nem
inútil, mesmo que seja apenas como experiência.
Assim, para uma tentativa de tal natureza, não poderia ser encontrado título melhor do
que o escolhido. "Lúcifer" é a clara estrela da manhã, a precursora do brilho pleno do
sol do meio-dia — o Eósforo dos gregos. Ela brilha timidamente ao alvorecer, ganhando
força e ofuscando os olhos depois do pôr-do-sol, como seu irmão "Héspero" — a
745

radiante estrela vespertina ou o planeta Vênus. Não há símbolo mais apropriado para o
trabalho proposto de lançar um raio de verdade em tudo o que está escondido pela
escuridão do preconceito, por incorreta interpretação social ou religiosa e, sobretudo,
pelo comportamento cotidiano absurdo que faz com que, uma vez que uma certa ação,
coisa ou nome, tenha sido estigmatizado por algum tipo de difamação, mesmo que
injustamente, as pessoas ditas respeitáveis virem-lhes as costas indignadas, recusando-
se até mesmo a olhar para o fato sob qualquer outro ângulo que não o sancionado pela
opinião pública. Este esforço para forçar os pusilânimes a olharem a verdade
diretamente nos olhos é auxiliado de forma mais eficaz por um título que pertence à
categoria dos nomes estigmatizados.
Leitores mais inclinados à pieguice podem argumentar que "Lúcifer" é aceito em todas
as igrejas como um dos muitos nomes do diabo. Segundo a magnífica ficção de Milton,
Lúcifer é Satã, o anjo "rebelde", inimigo de Deus e do homem. Entretanto, ao
analisarmos sua rebeldia, constatamos que sua natureza não passa de uma afirmação do
livre arbítrio e do pensamento independente, como se Lúcifer tivesse nascido no século
XIX. Este epíteto de "rebelde" é uma calúnia teológica, semelhante a outra difamação
de Deus feita pelos que acreditam em predestinação, e que torna a deidade um inimigo
"Todo-Poderoso" pior do que o próprio Espírito rebelde; "um Diabo onipotente que
deseja ser ‘louvado’ como piedoso quando ele exerce a mais diabólica crueldade", como
afirmou James A. Cotter Morrison. O Deus maligno da preordenação e da predestinação
e seus agentes subordinados são invenções humanas; são dois dos dogmas teológicos
mais moralmente repulsivos e horrendos que os pesadelos de monges pouco iluminados
jamais poderiam conceber em suas impuras fantasias.
Tais dogmas datam da idade medieval, o período do obscurantismo mental, durante o
qual a maioria dos atuais preconceitos e superstições foram inculcados à força na mente
humana, de modo a se tornarem praticamente impossíveis de erradicar em alguns casos,
um dos quais sendo o preconceito que ora discutimos.
Tão profundamente arraigados, de fato, mesmo entre as classes mais cultas, estão o
preconceito e a aversão ao nome Lúcifer — que significa nada mais que "portador da
luz" (de lux, lucis, "luz" e ferre, "portador")1 — que ao adotá-lo como nome de sua
revista as editoras têm diante de si a perspectiva de uma longa luta contra o preconceito
público. Tão absurdo e ridículo é este preconceito que ninguém parece jamais ter-se
perguntado como Satã veio a se chamar portador da luz, a menos que os raios prateados
da estrela da manhã possam de algum modo sugerir o brilho das chamas do inferno.
Trata-se, simplesmente, como mostrou Henderson, de "uma daquelas grosseiras
distorções das escrituras sagradas que tão freqüentemente ocorrem – e que podem ser
reconhecidas como uma propensão para extrair de determinada passagem mais do que
ela realmente contém — uma disposição para se deixar influenciar pelo som em vez de
pelo sentido e uma fé implícita na interpretação recebida" — e que não é exatamente
uma das fraquezas de nossa época. Não obstante, o preconceito aí está, para vergonha
de nosso século.
É inevitável. As duas editoras seriam desleais aos seus próprios olhos, traidoras do
verdadeiro espírito do trabalho proposto, se se rendessem e se acovardassem, chorosas,
diante do perigo. Se quisermos lutar contra o preconceito e espanarmos as horrendas
teias sutis da superstição e do materialismo dos nobres ideais de nossos antepassados,
devemos nos preparar para a oposição. Realmente, "A coroa do reformador e do
inovador é uma coroa de espinhos". Se quisermos socorrer a Verdade em toda a sua
pura nudez do poço sem fundo onde ela foi lançada pela decência lamuriosa e hipócrita,
não deveríamos hesitar em descer ao buraco escuro e aberto deste poço. Por pior que os
cegos morcegos — habitantes de lugares sombrios que detestam a luz — tratem o
746

intruso em sua morada escura, a menos que sejamos os primeiros a mostrar o espírito e
a coragem que pregamos aos outros, devemos ser justamente considerados hipócritas e
traidores de nossos próprios princípios.
Mal havíamos concordado quanto ao título quando as primeiras premonições do que
estava reservado para nós em matéria de oposição, devido a este mesmo título
escolhido, surgiram no horizonte. Uma das editoras recebeu e anotou algumas objeções
picantes. As cenas que se seguem são esquetes da natureza.
I
Um conhecido escritor: Fale-me de sua revista. Que classe pretende atrair?
Editora: Nenhuma em particular: pretendemos atrair o público.
Escritor: Fico feliz com isso. Pois farei parte do público, e também porque nada
entendo de seu assunto, e gostaria de entender. Mas lembre-se que se o seu público a
compreender, necessariamente será um público muito pequeno. As pessoas falam sobre
ocultismo hoje em dia como falam de muitas outras coisas, sem a mínima idéia do que
significa. Somos muito ignorantes... e muito preconceituosos.
Editora: Exatamente. Foi isso que trouxe a revista à existência. Nos propomos a educá-
lo e a tirar a máscara de todo o preconceito.
Escritor: Estas são realmente boas notícias, pois desejo ser educado. Como se chamará
a revista?
Editora: Lúcifer.
Escritor: O quê? Pretende nos educar na imoralidade? Já sabemos o bastante sobre isso.
Anjos caídos existem em abundância. A senhora poderá ter sucesso, porque mariposas
estão na moda hoje em dia, enquanto os anjos de asas brancas são considerados
maçantes, pois não são tão divertidos. Mas duvido que seja capaz de nos ensinar muita
coisa.
II
Um Homem Comum (em voz baixa, pois a cena se passa em um jantar festivo): Ouvi
dizer que vai lançar uma revista sobre ocultismo. Estou muito contente. Não afirmo
nada sobre estes assuntos como regra, mas aconteceram algumas coisas estranhas
comigo que não podem ser explicadas da maneira comum. Espero que explique tais
coisas.
Editora: Tentaremos, certamente. Tenho a impressão de que quando o ocultismo é
entendido em alguma medida, suas leis são aceitas por todos como a única explicação
inteligente para a vida.
Homem: É isso mesmo, quero saber tudo sobre isso, pois, palavra de honra, a vida é um
mistério. Muitos outros estão tão curiosos quanto eu. Vivemos em uma época
atormentada pela doença ianque do "querer saber". Conseguirei muitos assinantes.
Como se chamará a revista?
Editora: Lúcifer (e alertada por experiência anterior), mas não entenda mal o nome.
Simboliza o espírito divino que se sacrificou pela humanidade, foi por causa de Milton
que ele passou a ser associado com o diabo. Somos inimigos jurados dos preconceitos
populares e acreditamos ser bastante apropriado que ataquemos um preconceito como
este... Lúcifer, como o senhor sabe, é a Estrela da Manhã, o Portador da Luz...
Homem (interrompendo): Ah, sei, quer dizer, não sei, mas parto do princípio de que tem
um bom motivo para usar este nome. Mas seu primeiro objetivo é ter leitores; deseja
que o público compre sua revista, suponho. É este o objetivo, não é?
Editora: Sim, é claro.
747

Homem: Bem, então ouça o conselho de alguém que sabe das coisas. Não marque sua
revista com a cor errada de saída. É evidente, quando se pára um pouco para pensar
sobre sua origem e significado, que Lúcifer é uma excelente palavra. Mas o público não
pára para pensar em origens e significados; e a primeira impressão é a mais importante.
Ninguém vai comprar a revista se a chamar de Lúcifer.
III
Uma Senhora Bem Vestida Interessada em Ocultismo: Gostaria de saber mais sobre a
nova revista, pois despertei o interesse de muitas pessoas, mesmo com o pouco que a
senhora me contou. Mas acho difícil expressar seu verdadeiro objetivo. Qual é?
Editora: Tentar e dar um pouco de luz para aqueles que a querem.
Senhora: Bem, esta é uma maneira simples de dizer e me será muito útil. Como se
chamará a revista?
Editora: Lúcifer.
Senhora (após uma pausa): Não pode ser.
Editora: Por que não?
Senhora: As associações são tão terríveis! Qual seria o propósito de chamá-la assim?
Parece uma espécie de jogo infeliz, feito contra ela por seus inimigos.
Editora: Ah, mas Lúcifer, sabe, significa Portador da Luz; simboliza o Espírito
Divino...
Senhora: Não se preocupe com essas coisas, eu quero ajudar sua revista e torná-la
conhecida e a senhora não pode esperar que eu fique explicando este tipo de coisa toda
vez que mencionar o título. Impossível! A vida é muito curta e muito atribulada. Além
disso, produz um efeito muito nocivo; as pessoas me achariam pedante e eu não poderia
dizer mais nada, pois não conseguiria pensar que estariam achando isso de mim. Não a
chame de Lúcifer. Por favor, não faça isso. Ninguém conhece a simbologia da palavra;
o que ela significa agora é diabo, nada mais, nada menos.
Editora: Mas então isso é um erro e um dos primeiros preconceitos que nos propomos a
combater. Lúcifer é o claro, o puro mensageiro da manhã...
Senhora (interrompendo): Pensei que faria algo mais interessante e mais importante do
que reabilitar personagens mitológicos. Todos teremos de voltar à escola ou ler o
Dicionário Clássico do Dr. Smith. E qual seria a utilidade disso quando tivesse sido
feito? Pensei que iria nos contar coisas sobre nossa vida e como melhorá-la. Suponho
que Milton escreveu sobre Lúcifer, não é? Mas ninguém lê Milton hoje em dia.
Apresente-nos um título moderno, com um significado humano.
IV
Jornalista (pensativo, enrolando um cigarro): Sim, esta revista é uma boa idéia. Todos
riremos e falaremos mal dela em nossos jornais. Mas todos a leremos, porque
secretamente todo mundo é sedento por mistérios. Como vai se chamar?
Editora: Lúcifer.
Jornalista (riscando um fósforo): Por que não O Fósforo2? É um bom título e não é tão
pretensioso.
O "escritor", o "homem comum", a "senhora bem vestida" e o "jornalista" deveriam
primeiro receber um pouco de instrução. Um vislumbre do real e primitivo caráter de
Lúcifer não lhes pode fazer mal, e, talvez, possa curá-los um pouco do preconceito
ridículo. Devem estudar a Teogonia de Homero e Hesíodo se quiserem fazer justiça à
Lúcifer, "Eósforo e Héspero", a bela Estrela da Manhã e a Estrela Vespertina. Se há
coisas mais úteis a fazer nesta vida do que "reabilitar personagens mitológicos",
748

caluniá-los e difamá-los é, no mínimo, igualmente inútil, e ainda mostra uma estreiteza


mental que a ninguém dignifica.
Objetar ao título LÚCIFER apenas devido às suas "associações tão terríveis" seria
perdoável – se pudesse ser perdoável de alguma forma – apenas em um missionário
americano ignorante, de alguma seita dissidente, alguém cuja natural preguiça e falta de
educação o leva a preferir arar a mente dos gentios, tão ignorantes quanto ele, ao mais
proveitoso, porém mais árduo, processo de arar os campos da fazenda de seu pai. No
caso do clero inglês, contudo, em que todos recebem uma educação mais ou menos
clássica, e se supõe, portanto, que estejam inteirados dos detalhes intrincados dos
sofismas e dos casuísmos teológicos, este tipo de oposição é absolutamente
imperdoável. Isto não apenas cheira a hipocrisia e engodo, mas os coloca diretamente
em um nível moral mais baixo do que aquele a quem chamam de anjo apóstata. Ao
esforçarem-se para mostrar o Lúcifer teológico, com a idéia de que
"Reinar vale a ambição ainda que no inferno:
Melhor reinar no inferno do que servir no céu.3
estão virtualmente colocando em prática o suposto crime de que, de bom grado, o
acusam. Preferem reinar sobre o espírito das massas por meio de uma perniciosa
MENTIRA obscura, causadora de tanto mal, do que servir ao céu por servirem a
VERDADE. Tais práticas são dignas apenas dos jesuítas.
Mas suas escrituras sagradas são as primeiras a contradizer suas interpretações e
associações de Lúcifer, a Estrela da Manhã, à Satã. O capítulo 22 de Apocalipse,
versículo 16 diz: "Eu, Jesus... sou a raiz.... a estrela brilhante e da manhã" (ορθρινοl,
"que levanta cedo"): daí Eósfero, ou Lúcifer em latim4. O opróbrio atrelado ao nome é
tão mais tardio que a Igreja Romana viu-se forçada a esconder a calúnia teológica atrás
de uma dupla interpretação – como sempre. Cristo, nos é dito, é a "Estrela da Manhã", o
divino Lúcifer; e Satã, o usurpador do Verbo, o "Lúcifer infernal"5. "O grande Arcanjo
Miguel, o conquistador de Satã, é idêntico no paganismo6 a Mercúrio-Mitra, a quem,
após defender o Sol [simbólico de Deus] dos ataques de Vênus-Lúcifer, foi dada a posse
deste planeta, et datus est ei locus Luciferi (e dado lhe é o lugar de Lúcifer)"7. E como o
Arcanjo Miguel é o "Anjo da Face" e o "Vigário do Verbo" ele é agora considerado, na
Igreja Romana, regente do planeta Vênus que o "demônio subjugado usurpou!" Angelus
faciei Dei sedem superbi humilis obtinuit (O anjo humilde obteve assento em face do
Deus soberbo), diz Cornélio à Lapide (Volume VI, p. 229)8.
Esta é a razão pela qual um dos primeiros papas foi chamado de Lúcifer, como provam
Yonge e registros eclesiásticos.9 Segue-se então que o título escolhido para nossa revista
é associado tanto a idéias divinas e pias quanto à suposta rebeldia do herói de Paraíso
Perdido de Milton. Ao escolhê-lo, lançamos o primeiro raio de luz e verdade em um
preconceito ridículo que não deveria ter vez em nossa "era de fatos e descobertas".
Trabalhamos pela verdadeira Religião e Ciência, no interesse dos fatos e contra a ficção
e o preconceito. É nosso dever, como o das ciências físicas – professamente sua missão
– lançar luz sobre os fatos da Natureza até aqui cercados pela escuridão da ignorância. E
por ser a ignorância justamente considerada como principal fomentadora da superstição,
este trabalho é, portanto, nobre e beneficente. Mas as ciências naturais são apenas um
aspecto da CIÊNCIA e da VERDADE. As ciências psicológicas e morais, ou teosofia, o
conhecimento da verdade divina, onde quer que ela se encontre, são ainda mais
importantes nos assuntos humanos, e a verdadeira Ciência não deveria ser limitada
simplesmente ao aspecto físico da vida e da natureza. A ciência é uma abstração de
todos os fatos, uma compreensão de toda a verdade dentro do alcance da pesquisa e da
inteligência humana. "O conhecimento profundo e preciso de Shakespeare da filosofia
da mente" (Coleridge), provou-se mais benéfico ao verdadeiro filósofo para o estudo do
749

coração humano – portanto, para a promoção da verdade – do que a mais acurada,


porém certamente menos profunda, ciência praticada por qualquer membro da Royal
Institution.
Os leitores, entretanto, que não se convenceram de que a Igreja não tinha o direito de
macular uma bela estrela e que o fez por mera necessidade de explicar um de seus
numerosos empréstimos do paganismo com todas suas concepções poéticas das
verdades da natureza, estão convidados a ler nosso artigo A história de um planeta.
Talvez, após lê-lo atentamente, possam perceber o quanto Dupuis tinha razão ao afirmar
que "todas as teologias têm origem na astronomia". Para os orientalistas modernos todo
mito é solar. Este é mais um preconceito e uma pré-concepção em favor do
materialismo e da ciência física. É nosso dever combatê-lo, juntamente com os outros.

Tradução: Marly Winckler


______________

Notas:
1. "Foi Gregório Magno quem aplicou pela primeira vez a seguinte passagem de Isaías:
‘Como caíste do céu, ó Lúcifer, filho da manhã’, etc. à Satã e, desde então, a ousada
metáfora do profeta, que se referia, afinal, a um rei assírio inimigo dos israelitas, tem
sido aplicada ao Diabo".
volta ao texto
2. No original "fusée". Tipo de fósforo grande. (N.T.)
volta ao texto
3. Milton, Paraíso Perdido, I, Coleção Jackson.
volta ao texto
4. [Em algumas versões, entretanto, a palavra usada é προϖινοl. Compilador].
volta ao texto
5. Mirville, 2a Mémoire para a Academia da França, Vol. IV, citando o Cardeal Ventura.
[Esta referência não foi definitivamente identificada. Compilador].
volta ao texto
6. Este paganismo atravessou os milênios, segundo parece, copiando de antemão os
dogmas cristãos que viriam depois. [H.P.B]
volta ao texto
7. [Mirville, Des Espirits, etc., Vol. IV, p. 161].
volta ao texto
8. [Esta referência provavelmente é à edição de Élysee Pélagaud dos trabalhos de
Cornélio à Lapide, ainda não localizados. A frase em latim é citada por Mirville, op. cit.
Vol. IV, p. 161, nota de pé de página. Compilador].
volta ao texto
9. [Esta afirmação é bastante enigmática. Não se sabe com certeza que Yonge é referido
aqui; muito provavelmente, contudo, trata-se de Charles Duke Yonge (1812-1891),
professor de história e literatura inglesa do Queens College, Belfast, mesmo que sua
volumosa obra trate principalmente dos idiomas grego e latim.
Quanto aos "registros eclesiásticos" referidos por H.P.B., o mais conhecido entre eles,
que trata da história do papado, não faz qualquer referência a algum Papa com este
nome. Com relação a isto, o estudante é remetido a Liber Pontificalis ou Gesta
Pontificum Romanorum, que consiste da vida dos bispos de Roma da época de São
Pedro até a morte de Nicolau I, em 867, ao qual foram anexados suplementos mais
750

adiante, continuando em séries. O Liber, usado por Bede para sua História Eclesiástica,
foi impresso pela primeira vez em Mainz, em 1602. A melhor edição foi feita pelo
erudito francês, Senhor Louis Marie Olivier Duchesne (2 volumes, Paris, 1886-1892).
Nenhum Papa chamado Lúcifer aparece no trabalho acima mencionado ou quaisquer
outras fontes disponíveis.
É possível, entretanto, que H.P.B. tenha se referido a Lúcifer, bispo de Cagliari (daí
chamado de Caralitanus) um ardente defensor da causa de Atanásio, falecido em 371.
Ele é considerado santo pela população da Sardenha. Algumas de suas obras polêmicas
ainda existem. Mencionamos seu nome como sendo o único indivíduo chamado Lúcifer
de quem há registro concreto na história da igreja. Compilador].
volta ao texto
751

Primera página de “Lucifer”


UN CASO DE OBSESIÓN
Helena Blavatsky

Recibimos la carta de un médico inglés en la que nos detalla los pormenores del
sufrimiento de un paciente víctima de una posesión. Extraemos algunos párrafos:
“Me tomo la libertad de dirigirme a usted por la causa de la humanidad, con la
intención de despertar su interés y obtener toda la ayuda que pueda proporcionar
en un caso de “control”. Usted comprenderá que este caballero, por haber asistido
752

a unas pocas sesiones con el propósito de presenciar “materializaciones”, está


siendo un médium contra su deseo.

Desde entonces ha estado más o menos sujeto a una serie de persecuciones por
parte del espíritu “controlador” y, a pesar de todos sus esfuerzos por alejar la
influencia, ha llegado a sufrir de muchísimas maneras y bajo circunstancias
sumamente molestas y agraviantes, penosas y vergonzosas, especialmente al haber
sido forzados sus pensamientos hada canales prohibidos sin causa externa
presente, anulando las funciones corporales, incluso motivado a morder su lengua
y carrillos mientras come, etc., y estando sujeto a todo tipo de nimias irritaciones
que sirven como medio para que el “control ” (desconocido) sostenga y establezca
el contacto. Los detalles en sus rasgos distintivos son tales que no se los puedo
relatar; pero si usted conociera algún medio para desviar la influencia, y si de
alguna manera fuese necesario ser más explícito en mi descripción, le enviaría toda
la información que poseo”.

En la India se conoce tan poco la última y asombrosa fase de los fenómenos


mediumnísticos occidentales, –“la materialización”–, que se hacen necesarias unas
palabras explicativas para comprender este caso. Brevemente diremos entonces,
que durante varios años se han visto en presencia de ciertos médiums en América y
Europa, –frecuentemente bajo buenas condiciones de prueba–, apariciones de
muertos que desde todos los puntos de vista parecen seres humanos vivos. Estos
caminan, escriben mensajes a los amigos presentes y ausentes, hablan de forma
audible en las lenguas que les eran familiares cuando estaban vivos, aun cuando el
médium prueba desconocerlas, y visten las ropas que llevaban cuando estaban
vivos. Es cierto que han sido detectados muchos casos de personificación
fraudulenta de los muertos; algunas veces presuntos médiums han engañado a los
crédulos durante años; y otros, verdaderos médiums cuyos poderes psíquicos al
parecer han sido probados fuera de toda duda,“fueron atrapados” posteriormente
haciendo trucos en alguna mala hora subyugados bien por el amor al dinero o la
notoriedad. Sin embargo, aun teniendo todo esto en cuenta, hay un residuo de
casos reales de materialización, y casos en que los retratos de personas muertas se
hacen visibles, tangibles o audibles. Estos fenómenos maravillosos han sido
considerados de diversos modos por los investigadores. La mayoría de los
espiritistas han visto en ellos las pruebas más preciosas de la supervivencia del
alma; mientras que los esoteristas, conocedores de las opiniones de los antiguos
teurgistas, y de los aún más antiguos filósofos arios, los han considerado, a lo más,
como erróneos engaños de los sentidos, cargados de peligro para las naturalezas
físicas y morales tanto del médium, como del espectador, sobre todo si resulta ser
susceptible a ciertas influencias psíquicas. Estos estudiantes del Ocultismo se han
dado cuenta que a través de las materializaciones han arruinado los médiums
demasiadas veces su salud, agotando sus facultades y hundiéndose moralmente.
Los esoteristas han advertido al público aficionado al espiritismo, una y otra vez,
que el mediumnismo es un don sumamente peligroso y sólo tolerable bajo grandes
precauciones. Y por esto han recibido muchos improperios y pocos
agradecimientos. Con todo, debe cumplirse el propio deber a toda costa, y el caso
que tenemos ahora ante nosotros proporciona un texto valioso para dar, una vez
más, un consejo amistoso.
753

No necesitamos detenernos a discutir la cuestión de, si las llamadas formas


materializadas arriba descritas son o no son las de los difuntos a los que se
parecen. Esto puede reservarse hasta que se entiendan mejor los últimos hechos de
la ciencia psíquica oriental. Ni tampoco necesitamos discutir la existencia de
auténticas materializaciones. Las experiencias londinenses de William Crookes,
miembro de la Royal Society y las americanas del Coronel Olcott, ambas tan
conocidas y de carácter tan convincente, nos dan una base real suficiente para
sostenerlo. Asumimos la realidad de las materializaciones y tomamos el ejemplo
citado por el médico inglés como un caso a diagnosticar.

El paciente es calificado como “estando bajo control” desde que concurrió a


“círculos” donde se realizaban materializaciones, y como habiéndose convertido en
el esclavo-enlace de algún poder maligno que, a pesar de su resistencia, le fuerza a
decir y hacer cosas penosas e incluso repugnantes.¿Por qué sucede esto? ¿Cómo
puede obligarse a un hombre a actuar contra su voluntad? ¿Qué es la obsesión?
Son tres breves cuestiones, pero sumamente difíciles de explicar para un público
no iniciado. Sólo aquel que ha sondeado las profundidades de la filosofía hindú
puede comprender bien las leyes de la obsesión. La única pista que posee
Occidente del secreto está en esa ciencia sumamente benéfica: el Magnetismo o
Mesmerismo. Este enseña la existencia de un fluido vital dentro y alrededor del ser
humano, el hecho de las diferentes polaridades humanas, y la posibilidad de que
una persona pueda proyectar este fluido o esta fuerza a voluntad hacia y sobre
otra persona diferentemente polarizada. La teoría del Barón Reichenbach sobre la
fuerza ódica u odílica nos muestra la existencia del mismo fluido en los reinos
mineral y vegetal así como animal. Y, para completar la cadena de evidencias, el
descubrimiento de la facultad psicométrica 1 en el hombre, realizado por
Buchanan, nos permite probar que el hombre ejerce una influencia sutil sobre la
casa e incluso la localidad en que vive, sobre el papel en que escribe, sobre la ropa
que viste, sobre la porción de Éter Universal (el Akása 2 ario) en que existe, sobre
todo objeto con el que entra en contacto, y ésta es una influencia permanente,
perceptible incluso desde la más remota Antigüedad, tiempos en los que el hombre
conocía y usaba esta influencia. En una palabra, podemos decir que los
descubrimientos de la ciencia occidental confirman plenamente las sugerencias
lanzadas por los sabios griegos y las teorías más definidas de ciertos filósofos
hindúes.

Hindúes y budistas coinciden en creer que son materiales los pensamientos y los
actos, que estos sobreviven, que los deseos malos y buenos de un hombre lo
envuelven en un mundo de su propia creación, que estos deseos y pensamientos
toman formas que se hacen reales para él después de la muerte, y que no puede
alcanzarse el Moksha (según los hindúes), y el Nirvana (según los budistas), hasta
que el alma desencarnada haya pasado completamente a través de este mundo de
sombras de los pensamientos obsesivos y se haya despojado hasta de su última
mancha terrenal. El avance de los descubrimientos occidentales en esta dirección
ha sido y debe ser muy gradual. Desde los fenómenos de la materia burda hasta los
de la más sublimada, y desde allí hasta los misterios del espíritu, va el duro y
áspero sendero al que nos obligan los “preceptos” de Aristóteles. La ciencia
occidental descubrió primero que el aliento expirado está cargado de ácido
carbónico y que este, en exceso, es fatal para la vida humana; luego, que ciertas
enfermedades peligrosas pasan de una persona a otra por medio de los esporos
754

lanzados al aire por el cuerpo enfermo; luego, que el hombre proyecta sobre
cualquier cuerpo y cualquier cosa que encuentre un aura magnética, muy peculiar
de él; y finalmente se postula ahora la perturbación física que se da en el Éter
durante el proceso de la evolución del pensamiento. Otro paso adelante será el
darse cuenta del mágico poder creativo de la mente humana, y del hecho de que las
“infecciones” morales son tan transmisibles como las físicas. Se comprenderá
entonces que la “influencia” de malas compañías implicará un magnetismo
personal degradante, siendo más sutil que las impresiones que se transmiten al ojo
o al oído por la vista o por la audición de una compañía viciosa. Estas últimas
impresiones se pueden repeler evitando resueltamente ver u oír lo que es malo;
pero lo primero envuelve al hombre sensitivo y penetra su mismo ser, si no se
detiene donde el veneno moral está flotando en el aire. Las obras, El Magnetismo
Animal de Gregory, Investigaciones de Reichenbach, y El Alma de las Cosas de
Deton explican al investigador occidental con toda claridad gran parte de esto,
aunque ninguno de los autores relaciona su rama favorita de la ciencia con el
tronco paterno de todas ellas: la Psicología Hindú.

Volviendo al caso presente, vemos a un hombre altamente susceptible a las


impresiones magnéticas, ignorante de la naturaleza de las “materializaciones” –y
por ello, incapaz de protegerse a sí mismo contra las malas influencias–, llevado a
relacionarse con círculos promiscuos, donde el médium impresionable ha sido
largo tiempo núcleo inconsciente del magnetismo negativo, encontrándose
saturado por las emanaciones de los supervivientes pensamientos y deseos de
aquellos que están vivos y muertos. Como clara exposición de este tema de las
almas atadas a la tierra o Pisâchas 3, remitimos al lector a un interesante artículo
del Juez Gadgil de Baroda, titulado Ideas Hindúes acerca de las Comunicaciones
con los Muertos.

“Se considera –dice el autor– que al encontrarse el alma en este estado, privada de
los medios de disfrute de los placeres sensuales a través de su propio cuerpo físico,
se encuentra perpetuamente atormentada por el hambre, el apetito y por otros
deseos corporales, y sólo puede obtener placer experimentando por medio de otro,
entrando en los cuerpos físicos de los demás, o absorbiendo las esencias más sutiles
de las libaciones y oblaciones ofrecidas en su propio provecho”.

¿Qué hay de sorprendente en el hecho de que un hombre de temperamento


susceptible y polarizado negativamente, absorba el insidioso veneno tan
rápidamente como la cal viva la humedad, hasta que se satura de él cuando es
llevado repentinamente dentro de la corriente de emanaciones sucias de alguna
persona viciosa, quizás viva aún, o quizás muerta? De este modo absorberá un
cuerpo sensible el virus de la viruela, del cólera o del tifus, y bastará traer esto a la
memoria para apreciar la analogía que la Ciencia Oculta afirma como cierta.

Cerca de la superficie de la Tierra pende sobre nosotros, por usar un símil


adecuado, una vaporosa niebla moral, compuesta de las exhalaciones no dispersas
de los vicios y las pasiones humanas. Esta niebla penetra a los “sensibles ” hasta el
mismo centro de su alma; su yo psíquico la absorbe como la esponja absorbe el
agua, o como la leche fresca a los tóxicos en el cuerpo. Entumece su sentido moral,
llama a la actividad a sus instintos más bajos, subyuga sus buenos propósitos. Así
cómo los vapores de una bodega de vino atolondran el cerebro, o la humedad
755

sofocante de una mina ahoga la respiración, de esta misma manera lleva la pesada
nube de influencias morales al “sensitivo” más allá de los límites del autocontrol y
éste se convierte en “obseso”, como nuestro paciente inglés.

¿Qué remedio debemos aconsejar contra ello? ¿No lo indica nuestro mismo
diagnóstico? El sensitivo debe destruir su susceptibilidad; debe cambiar la
polaridad negativa en positiva; debe tornarse activo en vez de pasivo. Podrá ser
ayudado por un magnetizador que comprenda la naturaleza de la obsesión, y que
sea moralmente puro y físicamente sano; deberá ser un magnetizador poderoso, un
hombre de imponente fuerza de voluntad. Pero la lucha por la libertad tendrá que
ser librada, después de todo, por el paciente mismo. Su poder de voluntad deberá
imponerse. Tendrá que expulsar el veneno de sí, centímetro a centímetro deberá
ganar el terreno perdido. Debe darse cuenta que se trata de una cuestión de vida o
muerte, de salvación o ruina, y que tendrá que afanarse por la victoria como
alguien que hace un último y heroico esfuerzo salvar su vida. Su dieta deberá ser lo
más simple; no deberá comer alimento animal, ni usar ningún estimulante; deberá
alejarse de las compañías en que exista la más mínima posibilidad de que
provoquen pensamientos impuros. Deberá estar solo lo menos posible, pero sus
compañías deberán ser cuidadosamente elegidas. Tendrá que hacer ejercicio y
estar mucho tiempo al aire libre; usar fuego de leña y no de carbón. Deberá
afrontar cualquier indicio de que aún está obrando la mala influencia en él como
un desafío, para controlar sus pensamientos e impulsarle a meditar sobre temas
elevados, puros y espirituales, bajo cualquier circunstancia y con la determinación
de sufrir cualquier cosa antes que rendirse. Si este hombre puede infundirse de tal
espíritu, y si su médico puede asegurarle la benevolente ayuda de un fuerte y sano
magnetizador de carácter puro, podrá ser salvado. Un caso similar a éste, sólo que
el paciente era una señora, llegó a nuestro conocimiento en América; se dio el
mismo consejo arriba mencionado y seguido por la enferma fue expulsado el
“demonio” obsesivo, que se ha mantenido fuera desde entonces.

NOTAS

1 Habilidad que tiene el hombre cuando entra en contacto con un objeto para
descubrir características de ese objeto o de una persona conectada con el objeto.
2 Ver Glosario Teosófico.
3 Ver Glosario Teosófico.

PECADO CONTRA LA VIDA

Helena Blavatsky

Artículo aparecido en “Lucifer”, Noviembre 1887

Un artículo aparecido recientemente en un peri6dico declaraba que cierta dama


americana de gran fortuna, residente en Londres, había concebido el extraño deseo de
poseer un abrigo confeccionado con las cálidas y suaves plumas del pecho del Ave del
Paraíso. Se requerían quinientos pechos para este propósito y, continuaba la historia, se
habían enviado a Nueva Guinea a dos hábiles cazadores para matar a las pobres
víctimas cuyo sacrificio era necesario para satisfacer este salvaje capricho.
756

Nos alegra saber que la veracidad del hecho ha sido negada por el "Mundo",
aparentemente de muy buena fuente. Pero, por poco que la dama en cuestión sea
merecedora del reproche que la calumnia desató sobre ella, vale la pena analizar el
sentimiento que pueda haber despertado en una sociedad donde -si bien los abrigos de
Aves del Paraíso son raros- la mayoría de los mujeres que se visten lujosamente se
adornan de un modo u otro, a expensas de los pájaros.

El principio involucrado en un sombrero adornado con las plumas de un solo pajarito,


asesinado con este propósito, es el mismo que el que se haría grotescamente manifiesto
en una indumentaria que requiriera el sacrificio de quinientas.
Demasiada gente rica en esta edad insaciable se olvida que el mayor privilegio de
aquellos que poseen los medios es el poder de aliviar el sufrimiento.

Demasiados, también, olvidan que la compasión de aquellos que rigen el mundo


animado debe extenderse más allá de los límites de su propio reino; y así, tenemos el
penoso espectáculo del "deporte" asociado todavía en países civilizados con propósitos
que ya no deberían producir placer a hombres que se han elevado por encima de la vida
primitiva de cazadores y pescadores. ¿Cómo es posible descender del orgulloso estado
de la humanidad en busca de una gratificación innoble? Es malo matar cualquier
criatura senciente por los salvajes placeres de la caza. Es malo, tal vez peor, causar su
destrucción para beneficiarse fríamente con su sacrificio. Y es malo malgastar el dinero,
en este difícil mundo de necesidades y privaciones, para permitirse costosos gustos
persanales. Pero la cima de todo la que es reprensible en estos hechos dañinos se
alcanza, seguramente, cuando las mujeres -que deberían, en virtud de su sexo, ayudar a
suavizar las ferocidades de la vida- llegan a causar el daño mayor y pecan contra todo
un catálogo de deberes humanos utilizando la crueldad por los caprichos de una moda
infame.

Digitalizado por Biblioteca Upasika

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EL PRINCIPIO SEPTENARIO EN EL ESOTERISMO

Helena Blavatsky

Desde el día en que comenzó a exponerse la Doctrina Arhat esotérica, muchos de


aquellos que ignoraban la base oculta de la filosofía inda, imaginaron que entre ambas
había divergencia. Algunos, entre los más fanáticos, acusaron abiertamente a los
ocultistas de la Sociedad Teosófica de propagar la herejía budista más caracterizada, y
hasta llegaron a afirmar que en su totalidad el movimiento teosófico no era otra cosa
que una propaganda budista disfrazada. Brahmanes ignorantes y sabios europeos dijeron
que nuestras divisiones septenarias de la Naturaleza y de todo lo contenido en ella,
incluso el hombre, eran arbitrarias y que los sistemas religiosos más antiguos del
Oriente no las confirmaban.

Nos proponemos ahora consultar brevemente los Vedas, los Upanishads, los Libros
de la Ley de Manu y particularmente la Vedânta, a fin de demostrar que todos
757

éstos apoyan nuestra creencia. Aun en su esoterismo vulgar aparece claramente la


afirmación de la división septenaria. Pasaje tras pasaje podría citarse como prueba
de ello, y no sólo puede leerse el misterioso número en cada página de las más
antiguas Escrituras Sagradas arias, sino también en los libros más antiguos del
zoroastrismo, en los anales que pudimos salvar de las antiguas Babilonia y Caldea,
en el Libro de los Muertos y Rituales del antiguo Egipto y hasta en los libros
mosaicos, sin hacer mención de las obras secretas judías, tales como la Kabalah.

El limitado espacio de que disponemos nos obliga a ceñirnos a unas pocas citas
breves, no permitiéndonos intentar siquiera extensas explicaciones. No es
exageración asegurar que podría escribirse un tomo voluminoso acerca de cada
una de las pocas alusiones que aparecen en los slokas citados.

Desde el bien conocido himno al tiempo del Atharva Veda (XIX, 53) El tiempo,
semejante a una brillante rueda con siete radios, Lleno de fecundidad, arrastra
todo hacia adelante.

El tiempo, cual carro de siete ruedas Y siete cubos, marcha hacia adelante, Las
ruedas veloces son los mundos todos, su eje es la Inmortalidad. hasta Manu, “el
primero y el séptimo hombre”, los Vedas, los Upanishads y todos los sistemas de
filosofía posteriores, todos abundan en alusiones acerca de este número.

¿Quién era Manu, el hijo de Svâyambhuva? Nos dice la Doctrina Secreta que ese
Manu no era hombre, sino la representación de las primeras Razas humanas,
evolucionadas con el auxilio de los Dhyân–Chohans (Devas) al principio de la
Primera Ronda.

Pero nos enseñan sus Leyes (I,80) que hay catorce Manus para cada Kalpa o
“intervalo entre creación y creación” (léase intervalo entre un Pralaya menor y
otro), y que “en la presente edad divina hubo hasta ahora siete Manus”. Los que
saben que hay siete Rondas, de las que tres han pasado, y que nos hallamos ahora
en la cuarta, que hay siete auroras y siete crepúsculos o catorce Manvantaras, que
al principio de cada Ronda y a su fin y sobre y entre los planetas, hay “un
despertar a la vida ilusoria y un despertar a la vida real”; que existen además
Manus–Raíces y lo que hemos de traducir imperfectamente por los Manus–Semilla
– las semillas para las Razas humanas de la Ronda venidera (misterio que sólo a
aquellos que han pasado el Tercer Grado en la Iniciación es divulgado)–; los que
todo eso hayan aprendido estarán mejor preparados para comprender el
significado de lo que sigue. Nos enseñan las Sagradas Escrituras indas que el
primer Manu produjo otros seis Manus (siete Manus primarios entre todos), y esos
a su vez produjeron cada uno otros siete Manus (Bhrigu, I, 61–63) 1, resultando la
producción de estos últimos en los tratados ocultos como 7 x 7.
Claramente aparece, por lo tanto, que Manu, el último, el progenitor de nuestra
humanidad de la Cuarta Ronda, ha de ser el séptimo ,puesto que nos hallamos en
nuestra Cuarta Ronda y que hay un Manu–Raíz en el Globo A y un Manu–Semilla en el
Globo G. Así como cada Ronda planetaria comienza con la aparición de un Manu–Raíz
(Dhyân Chohan) y termina con un Manu–Semilla, de igual modo aparecen
respectivamente un Manu–Raíz y Semilla al principio y fin del período humano en cada
planeta particular. Fácilmente se verá por la declaración anterior que un período Manu–
antárico significa, como lo implica el término, el tiempo que transcurre entre la
758

aparición de dos Manus o Dhyân–Chohans, y por lo tanto, un Manu–antara menor es la


duración de las siete Razas sobre cualquier planeta particular, y un Manu–antara mayor
es el período de una Ronda humana a través de la Cadena Planetaria. Además, como nos
dicen que cada uno de los siete Manus crea 7 x 7 Manus y que hay 49 Razas–Raíces
sobre los siete planetas durante cada Ronda, cada Raza –Raíz tiene, pues, su Manu. El
séptimo Manu actual es llamado Vaivasvata, y aparece en los textos exotéricos como el
Manu que en la india representa al Xisustro babilónico y al Noé judío. Mas nos enseñan
los libros esotéricos que Manu Vaivasvata, el progenitor de nuestra quinta Raza, el que
la salvó del Diluvio que casi exterminó a la cuarta (la Atlante),no es el séptimo Manu
mencionado en la nomenclatura de los Manus–Raíces o primitivos, sino uno de los 49
“emanados de este Manu–Raíz”.
Para mayor claridad, damos aquí los nombres de los 14 Manus en su orden respectivo y
su relación con cada onda:

Así pues, aunque séptimo en el orden indicado, Vaivasvata es el Manú–Raíz


primitivo de nuestra cuarta Oleada Humana (siempre debe tener presente el lector
que Manu no es un hombre, sino la Humanidad colectiva), mientras que nuestro
Vaivasvata era tan sólo uno de los siete Manus menores que presiden las siete
Razas de este planeta nuestro. Cada uno de éstos ha de ser testigo de uno de los
cataclismos periódicos eternamente reproducidos (por el fuego y el agua
alternativamente) que terminan el ciclo de cada Raza–Raíz. Y es este Vaivasvata –
la encarnación del ideal indo, llamado respectivamente Xisustro, Deucalión, Noé y
por otros nombres– el hombre alegórico que salvó a nuestra Raza cuando la casi
totalidad de la población de un hemisferio pereció por el agua, mientras
despertaba de su oscurantismo temporal el otro hemisferio.

Aun comparando brevemente la undécima tabla de las leyendas de Izdubar sobre


la historia caldea del Diluvio con los llamados libros mosaicos, desempeña el
número siete un papel importante. Tanto en aquélla como en estos últimos, reviste
grandísima importancia el número siete. Los animales, pues, son apartados en
759

siete, en siete 2 igualmente las aves; a Noé se le anuncia que lloverá dentro de siete
días sobre la Tierra; así espera “otros siete días” y siete días más, mientras que en
la versión caldea del Diluvio la lluvia cesó al séptimo día 3.

El séptimo día fue echada a volar la paloma; Xisustro coge por siete los Jarros de
vino para el altar, etc. ¿Cómo explicar tales coincidencias? ¡Y sin embargo,
pretenden los orientalistas europeos que creamos en ellos cuando juzgando las
cronologías babilónicas y arias las tachan de extravagantes e ilusorias! A pesar de
ello, como ninguna explicación nos ofrecen aquellos, ni observaron jamás, que
sepamos, la extraña identidad existente en los totales de las cronologías semítica,
caldea e indo–aria, los estudiantes de la Filosofía Oculta consideran el hecho que
sigue como sugestivo en extremo. Mientras se fija en 432.000 años 4 el período del
reinado de los lo reyes babilonios antediluvianos, también señalan 432.000 años de
duración al Kali Yuga posterior al diluvio y los cuatro períodos, o el Mahâ Yuga,
acusan en su totalidad 4.320.000 años. ¿Por qué siendo ilusorias y extravagantes
presentan números idénticos, cuando seguramente ni los arios, ni los babilonios se
han copiado unos a otros? Llamamos la atención de nuestros ocultistas para que se
fijen en los tres números dados:4,que representa el cuadrado perfecto,3, la tríada
(los siete principios universales y los siete individuales), y 2, el símbolo de nuestro
mundo ilusorio, número ignorado y rechazado por Pitágoras.

En los Upanishads, así como en la Vedânta, es donde hemos de buscar las mejores
corroboraciones de las enseñanzas ocultas. En la doctrina mística, los Rahasya o
los Upanishads –“el único Veda de todo pensador indo actualmente”, según
confiesa Monier Williams–, cada palabra, como su nombre mismo implica 5,
ofrece un sentido secreto. Ese sentido sólo puede comprenderse por aquel que
posee un pleno conocimiento de Prâna, la Vida Una,“el cubo del que parten los
siete radios de la Rueda Universal” (himno a Prâna, Atharva Veda, XI, 4).

Hasta los orientalistas europeos reconocen que todos los sistemas en la India
consideran el cuerpo humano como compuesto de: (a) un cuerpo exterior o grosero
(Sthûla Sharîra), (b) un cuerpo interno o vaporoso (Sûkshma o Linga Sharîra, el
vehículo), unidos ambos por (c), la vida Jîva o Kârana Sharîra, el cuerpo causal) 6.
El Sistema Oculto o Esotérico divide éstos en siete, agregándole además Kâma,
Manas, Buddhi, y Atinan.
La filosofía Nyâya, al tratar de los Prameyas (por medio de los cuales los objetos y
sujetos de Pramâna pueden ser entendidos correctamente), incluye entre los 12 ,
los siete principios raíces o fundamentales (véase Sûtra, IX), que son: (1) el Alma
(Âtman); (2) su Espíritu superior (Jivâtman); (3) el cuerpo (Sharîra); (4) los
sentidos (Indriya); (5) la actividad o voluntad (Pravritti); (6) la mente (Manas); (7)
el intelecto (Buddhi).

Los siete Padârthas (exámenes o atributos de las cosas existentes) de Kanâda en el


Vaisheshika, se refieren en la Doctrina Oculta a las siete cualidades o atributos de
los siete Principios. Así: (1) la sustancia (Dravya) se refiere al cuerpo o Sthûla
Sharîra; (2) la cualidad o propiedad (Guna) principio de vida, Jîva; (3) la acción o
acto (Karman) al Linga Sharîra; (4) la comunidad o mezcla de las propiedades
(Sâmânya) a Kâma–Rûpa; (5) la personalidad o individualidad consciente
(Vishesha) a Manas; (6) la cohesión o relación íntima perpetua (Samavâya) con
Buddhi, el vehículo inseparable de Âtman; (7) la no –existencia o no– ser en el
760

sentido de la objetividad o sustancia (Abhâva), y como separados de la misma, a la


Mónada más elevada o Âtman.

Así pues, sea que consideremos el Uno como el Purusha Védico o Brahman
(neutro), la “Esencia que todo lo penetra”; o como el Espíritu Universal, la “Luz
de las luces” (Jyotishâm Jyotih), el total independiente de toda relación de los
Upanishads; o como el Paramâtman de la Vedanta; o también como la Adristha de
Kanâda, la Fuerza invisible o átomo divino; y finalmente, como Prakriti, “la
Esencia eternamente existente” de Kapila; en todos estos principios impersonales
universales hallamos la capacidad latente de evolucionar de sí mismos a “seis
rayos” (siendo el séptimo el principio evolutivo). El tercer aforismo del Sânkhya
Kârikâ, que dice, refiriéndose a Prakriti, que es la “raíz y sustancia de todas las
cosas”, y no producto, sino productora ella misma de “siete cosas que, producidas
por aquella, se convierten también en productores”, ofrece un significado
puramente oculto.

¿Qué son aquellos Productores evolucionados del Principio Básico Universal


(Mûla–prakriti o la materia cósmica primera no diferenciada, que de sí misma
evoluciona la conciencia y la mente, llamada generalmente Prakriti o Amûlam
Mûlam, la “raíz sin raíz”, y Avyakta, “el Evolucionador no Evolucionado”,
etcétera?) Ese Tattva primordial o “Aquello eternamente existente”, la Ignota
Esencia, produce, según nos enseñan, como primer Producto a Buddhi –el
Intelecto– sea que apliquemos este último al sexto Principio macrocósmico o al
microcósmico.

Ese primer producto produce a su vez (o es el origen de) Ahankâra, la “propia


conciencia”, y Manas, la “mente”.

Siempre habrá de tener presente el lector que Mahat o gran fuente de aquellas dos
facultades internas, Buddhi per se, no puede poseer ni conciencia propia ni mente,
esto es, sólo puede el sexto principio en el hombre conservar una esencia de propia
conciencia personal, individualidad personal absorbiendo en sí mismo sus propias
aguas, que han fluido por conducto de aquella facultad finita; porque Ahamkâra,
esto es, la percepción del Yo o sentimiento de nuestra propia individualidad
personal, exactamente representado por el término Egoísmo, pertenece al segundo,
o más bien al tercer producto de los siete, esto es, al quinto principio o Manas. Este
último es el que atrae al hilo de Prakriti, (el principio–raíz) cual tela de araña, los
cuatro principios o partículas sutiles elementales –Tanmâtras, de los que la tercera
clase, los Mahâbhûtas, principios elementales groseros, o más bien los Sharîras y
Rûpas, han evolucionado–; Kâma, Linga, Jîva y Sthûla Sharîra. Las tres Gunas de
Prakriti –Sattva, Rajas y Tamas (pureza, actividad pasional e ignorancia u
obscuridad)– formando un triple hilo o cuerda penetran los siete, mejor dicho, los
seis principios humanos. Del quinto, Manas o Ahamkâra, el Yo ,depende convertir
la cuerda Guna en un solo hilo, el Sattva, y formando así un solo todo con el
Evolucionador no Evolucionado, alcanzar la inmortalidad o existencia consciente
eterna.

De otro modo, nuevamente se resolverá en su Esencia Mahâbhautica; mientras no


esté desencordada la triple cuerda, el Espíritu (la Mónada Divina)queda
esclavizado cual animal por la presencia de las Gunas en los principios (Purusha
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Pashu).El Espíritu Atinan o Jîvâtman (los principios séptimo y sexto), sea del
Macrocosmos o Microcosmos, aunque esclavo de aquellas Gunas durante la
manifestación objetiva del Universo o del hombre es, no obstante, ninguna, esto es,
está completamente libre de ellas. De los tres productores o evolucionadores,
Prakriti, Buddhi y Ahankâra, sólo el último puede ser hecho prisionero
(tratándose del hombre) y destruido cuando es personal. La Mónada Divina es
Aguna (exenta de cualidades), mientras que Prakriti, en cuanto el estado pasivo de
Mûlaprakriti pasa al de Avyakta (un evolucionado activo), es entonces Gunavat,
dotado de cualidades. Nada pueden tener que ver Purusha o Atinan con el último
(siendo incapaces, por supuesto, de percibirle en su estado gunavâtico); con la
primera –Mûlaprakriti o la esencia cósmica no diferenciada– sí tienen relación, ya
que forman un solo todo con ella y son idénticos.

El Atma–Bodha o “Conocimiento del Alma”, tratado escrito por el gran


Shankarâchârya, habla claramente de los siete principios en el hombre (véase
versículo 14). A estos los llama las cinco envolturas (Panchakosha), en las que está
contenida la Mónada Divina, el Atman y Buddhi, los principios séptimo y sexto, o
el alma individualizada cuando se ha diferenciado (bajo la acción de Avidyâ,Mâyâ
y las Gunas) del Alma Suprema, Parabrahman. La primera envoltura, llamada
Anandamaya –la envoltura de la Suprema Bienaventuranza–, es el Manas o quinto
principio de los ocultistas, cuando está unido a Buddhi. La segunda es Vijñânana
Maya Khosa, la envoltura de la propia ilusión, el Manas cuando se elude en la
creencia del yo personal o Ego con su vehículo. La tercera, Manomaya, compuesta
de la mente ilusoria asociada con los órganos de la acción y la voluntad, es el Kâma
Rûpa y Linga Sharîra combinados, productores de un yo ilusorio o Mâyâvi Rûpa.
Se llama a la cuarta envoltura Prâna –Maya, la vida ilusoria, nuestro segundo
principio de vida o Jîva en el que reside la vida, la envoltura del aliento. La quinta
Kosha lleva por nombre Anna–Maya, o sea la envoltura conservada por medio del
alimento, nuestro cuerpo material. Todas esas envolturas producen a su vez otras
menores, o seis atributos o cualidades cada una, siendo siempre la séptima la
envoltura raíz o fundamental; y al Atman o Espíritu, que semejante a un hilo pasa
a través de todos esos cuerpos etéreos sutiles, le llaman el alma –hilo o Sûtrâtman.

Y ahora podemos dar por terminada la anterior demostración. En verdad que bien
puede aplicarse a la Doctrina Esotérica el calificativo de doctrina del hilo, ya que
como Sûtrâtman o Prânâtman, penetra y une a todos los antiguos sistemas
filosófico–religiosos, y lo que es más aun, los reconcilia y explica. Pues aunque tan
distintos exteriormente entre sí, descansan todos en una base única, cuya
extensión, profundidad, amplitud y naturaleza son conocidas de aquellos que se
han convertido, a semejanza de los Hombres Sabios del Oriente, en adeptos de la
Ciencia Oculta.

NOTAS
1 El hecho de declarar el mismo Manu que fue creado por Virâj, y produjo
después los diez Prajâpatis, que a su vez produjeron siete Manus, los cuales dieron
nacimiento a otros siete Manus (Manu,1, 33–56), se refiere a otros misterios aun
anteriores y constituye al mismo tiempo un velo respecto a la doctrina de la
Cadena septenaria.
2 Ver Génesis .Capítulo VII, 2–4, 10–12.
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3 Poema de Gilgamesh, tablilla XI, 128–129, 146 y 157. Editora


Nacional,Madrid,1980.
4 Georges Smith.Babilonia,pág.36 ¡Aquí también, como sucede con los Manus, los
10 Prajâpatis y los 10 Sephiroth en el Libro de los Números, se van reduciendo a
siete!
5 Upa –ni–shad significa, según las autoridades brahmánicas,“conquistar la
ignorancia revelando el Conocimiento Espiritual Secreto ”. Según Monier
Williams, derivase el título de la raíz sad con las preposiciones upa y ni, e implica
“algo místico que está bajo la superficie”.
6 Confunden con frecuencia los no iniciados ese Kârana Sharîra con el linga
Sharîra, describiendo al primero como el embrión interno rudimentario o latente
del cuerpo unido a él. Mas el ocultista lo considera como la vida (cuerpo)o Jîva,
que desaparece a la muerte; es reabsorbido, dejando al primer y tercer principio
desintegrarse y volver a sus elementos.
¿SON LOS SUEÑOS SOLO VISIONES INÚTILES?

Helena Blavatsky

La naturaleza humana es un abismo, el cual la psicología y la ciencia humana en


general, han sondeado menos de lo que algunos que nunca han oído pronunciar la
palabra psicología. Nunca están más perplejos los eminentes censores de las
Sociedades Científicas, que cuando son llevados cara a cara con ese misterio
insoluble, la naturaleza interior del hombre. Sin embargo, la clave de esto, está en
el ser dual del hombre. Es la clave que ellos rehúsan usar, bien conscientes de que
una vez echada por tierra la puerta del adytum, ellos estarán forzados a dejar caer
una a una sus acariciadas teorías y conclusiones finales –habiéndose probado más
de una vez que no habían sido nada mejor que falsos pasatiempos, como todo lo
construido sobre, y comenzado desde premisas falsas e incompletas. Si debemos
quedarnos satisfechos con las medias explicaciones de la psicología en lo referente
a los sueños sin sentido, ¿Cómo explicar en tal caso los numerosos hechos de
sueños verificados? El decir que el hombre es un ser dual; que en el hombre –para
usar las palabras de Pablo– “Hay un cuerpo natural, y hay un cuerpo espiritual” y
que, por lo tanto, el debe, por necesidad, tener un doble conjunto de sentidos–es
equivalente en la opinión del escéptico educado, a pronunciar una falacia
imperdonable, y de lo más acientífica. Sin embargo, tiene que ser pronunciada– a
despecho de la ciencia.

El hombre está innegablemente dotado de un doble conjunto: con sentidos


naturales o físicos –y que dejamos bajo la protección de la fisiología para que los
estudie; y, con sentidos sub–naturales o espirituales, los cuales pertenecen
enteramente al dominio de la ciencia psicológica. Que quede bien entendido, que la
palabra Latina “sub”, se usa aquí en el sentido diametralmente opuesto al que, por
ejemplo, se le da en química. En nuestro caso no es una preposición, sino un prefijo
como en “subatómico”. En efecto, así como se ha demostrado que el sonido
agregado de la naturaleza es un sólo tono definido, una nota tónica que vibra desde
y a través de la eternidad; y que tiene per se una existencia innegable, aunque
posea un tono que sólo puede ser apreciado por el oído refinadamente agudo”1 –de
la misma manera la precisa armonía o disonancia de la naturaleza externa del
hombre es vista por el observador, que depende enteramente del carácter y de la
nota tónica tocada para el hombre exterior por el interior .Es el EGO espiritual o
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Centro de conciencia Espiritual el que sirve como base fundamental, determinando


el tono de toda la vida del hombre –ese instrumento, el más caprichoso, incierto y
variable de todos, y el cual, más que ningún otro necesita de una afinación
constante; es solamente su voz, la cual como los registros graves del pedal de un
órgano está por debajo de la melodía de toda su vida –ya sea que sus tonos sean
dulces o desagradables, armónicos o desenfrenados legado o pizzicato .

Por lo tanto, nosotros decimos, que el hombre, además del cerebro físico tiene
también un cerebro espiritual. Sí el grado de receptividad del primero depende
totalmente de su propia estructura física y desarrollo, por otro lado, está
completamente subordinado al segundo, en tanto que es sólo el Ego Espiritual el
que puede impresionar más o menos vívidamente al cerebro exterior, con la
percepción de las cosas puramente espirituales o inmateriales, ya sea que el Ego se
incline más hacia sus dos principios más elevados, o hacia su concha física. De aquí
que dependa de la agudeza de los sentimientos mentales del Ego interior, del grado
de espiritualidad de sus facultades, el que pueda transferir la impresión de las
escenas que percibe su cerebro semimaterial, las palabras que escucha y lo que
siente, al cerebro del hombre exterior. Mientras más fuerte sea la espiritualidad de
las facultades del cerebro semiespiritual, lo más fácil será para el Ego el despertar
los hemisferios dormidos, mover a la actividad a los ganglios sensores y al cerebelo,
y grabar en el cerebro físico, –siempre en completa inactividad y descanso durante
el sueño profundo del hombre– la vívida imagen del asunto así transferido. En un
hombre sensual, no espiritual, en uno cuyo modo de vida, propensiones y pasiones
animales han desconectado completamente su Ego animal, astral de su “Alma
Espiritual” superior; lo mismo que en aquél cuya dura labor física ha desgastado
de tal manera al cuerpo material, haciéndolo temporalmente insensible a la voz y
al tacto del Alma Astral, –durante el sueño los cerebros de ambos hombres
permanecen en un estado completo de anemia o completa inactividad. Tales
personas rara vez, o quizás jamás en su vida, tendrán algún sueño, y menos aún
“visiones que lleguen a ocurrir”. En el primer caso, al acercarse el tiempo para
despertar, y el sueño se hace más ligero, comienzan a ocurrir cambios mentales,
que constituyen los sueños en los cuales la inteligencia no jugará parte alguna; su
cerebro semidespierto sólo sugerirá imágenes que únicamente serán grotescas
reproducciones borrosas de sus hábitos desenfrenados de vida; mientras que en el
segundo caso –al menos que esté fuertemente preocupado con algún pensamiento
excepcional– su instinto siempre presente de hábitos activos lo despertará al
instante a la completa vigilia, sin ningún interludio, y sin permitirle permanecer en
ese estado semidormido, durante el cual, al comenzar a regresar la conciencia,
vemos sueños de varias clases. Por otro lado, mientras más espiritual sea un
hombre, lo más activa será su fantasía, y tendrá mayores probabilidades de recibir
en visión, las correctas impresiones que le sean comunicadas por su Ego que todo
lo ve y que siempre se encuentra despierto. Los sentidos espirituales de éste último
al no estar impedidos por la interferencia de los sentidos físicos, están en intimidad
directa con su principio espiritual supremo; y éste último, aunque per se sea una
parte cuasi inconsciente de lo completamente inconsciente, debido a que es
totalmente lo Absoluto 2 inmaterial –tiene sin embargo en sí mismo capacidades
inherentes de Omnisciencia, Omnipresencia y Omnipotencia las cuales, tan pronto
como la esencia pura llega en contacto con la materia pura sublimada, y (para
nosotros) imponderable–imparte hasta cierto punto estos atributos al Ego Astral
en la medida de su pureza. De aquí que las personas altamente espirituales verán
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visiones y sueños cuando están durmiendo y aún en sus horas de vigilia; esos son
los sensitivos, los videntes nacidos naturalmente, ahora vagamente denominados
“mediums espirituales”, sin que se haga ninguna distinción entre un vidente
subjetivo, un sujeto neurypnológico, y un adepto, alguien que se ha hecho
independiente de sus idiosincrasias fisiológicas y que ha sojuzgado enteramente al
hombre exterior por medio del interior .Aquellos espiritualmente menos dotados,
verán tales sueños pero a muy contados intervalos, dependiendo la precisión de
esos últimos, de la intensidad de su sentimiento en relación al objeto percibido.

Es así como, en este tema de la verificación de los sueños, así como en muchos
otros, la ciencia se encuentra ante un problema no resuelto, cuya naturaleza
insoluble ha sido creada por su propia terquedad materialista, y su sistema
rutinario acariciado por largo tiempo. Porque, o bien, el hombre es un ser dual,
con un Ego interior en él, siendo este Ego el “hombre real”, distinto de, e
independiente del hombre exterior en proporción a la preponderancia o debilidad
del cuerpo material; un Ego el alcance de cuyos sentidos se extiende mucho más
allá del límite otorgado a los sentidos físicos del hombre; un Ego que sobrevive al
deterioro de su cubierta exterior –al menos por un tiempo, aún cuando un mal
rumbo de vida lo haya hecho fracasar en lograr una unión perfecta con su Centro
Superior de Conciencia espiritual, esto es el unir su individualidad con Âtma , (en
cada caso desvaneciéndose la personalidad); o bien– el testimonio de millones de
hombres abarcando varios miles de años; la evidencia proporcionada en nuestro
propio siglo por cientos de los hombres más educados –frecuentemente por las
luminarias más grandes de la ciencia– toda esta evidencia, decimos, no valdría
nada. Con la excepción de un puñado de autoridades científicas, rodeadas por una
ansiosa multitud de escépticos y semisabios con conocimientos superficiales que
nunca han visto algo, y por lo tanto demandan el derecho a negar todo, –¡el mundo
se encuentra condenado como si fuese un gigantesco Manicomio! Tiene sin
embargo un departamento especial, y está reservado para aquellos, que. habiendo
probado estar en su cabal juicio, por necesidad, deben ser considerados como
IMPOSTORES Y MENTIROSOS.

¿Pero, es que el fenómeno de los sueños ha sido entonces estudiado tan a fondo por
la ciencia materialista, que ella ya no tiene nada más que aprender, dado que habla
en tonos tan autoritarios sobre esta materia? Nosotros decimos que de ninguna
manera.

Los fenómenos de la sensación y la volición, del intelecto y del instinto, se


manifiestan todos ellos desde luego a través de los canales de los centros nerviosos,
siendo el cerebro el más importante de ellos. Respecto a la peculiar substancia a
través de la cual tienen lugar estas acciones– una substancia cuyas dos formas son
la vesicular y la fibrosa, se considera que ésta última es simplemente el propagador
de las impresiones enviadas hacia y desde la materia vesicular. Sin embargo
aunque la ciencia distingue esta función fisiológica, o es dividida en tres clases –la
motora, sensoria y conectora– la misteriosa operación del intelecto permanece tan
misteriosa e incomprensible para los grandes fisiólogos como lo era en los días de
Hipócrates. La sugerencia científica de que podría haber una cuarta serie asociada
con las operaciones del pensamiento no ha ayudado a solucionar el problema, ha
fracasado en arrojar el más mínimo rayo de luz sobre el insondable misterio. Ni
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jamás lo podrán sondear al menos que nuestros hombres de Ciencia acepten la


hipótesis del HOMBRE DUAL .

NOTAS
1 Los especialistas consideran que ese tono es el Fa intermedio, del piano.– Ed. del
Theosophist .[H.P.B.].
2 Respecto a estas enseñanzas, los Teistas argüirán toda clase de salvedades y los
Espiritistas darán lugar a varias objeciones. Es evidente que no se puede esperar
de nosotros el que demos, dentro de los estrechos límites de un corto artículo, una
explicación completa de esta doctrina sumamente abstrusa y esotérica. El decir
que la Conciencia Absoluta sea inconsciente de su conciencia, y que por tanto deba
ser inconciencia Absoluta para el intelecto limitado del hombre, puede parecer
como estar hablando de un triángulo cuadrado.– Ed. de Theosophist [H.P.B.]
LA TEOSOFÍA Y EL BUDDHISMO
Helena Blavatsky
El Sr. Emile Burnotif, el bien conocido Sanskritista, acaba de publicar en la Revue de
Deux Mondes (Vol. 88, 15 de julio, 1888) un artículo intitulado “El Buddhismo en
Occidente ”, en el cual expone sus puntos de vista sobre la misión y el porvenir de
la Sociedad Teosófica. Esta tiene tan rara vez la suerte de recibir un tratamiento tan
cortés y de consejos tan llenos de simpatía, y firmados por un nombre tan querido por
todos aquellos que aman el Oriente, que creemos que nuestros lectores se verán
complacidos por la exposición de estas críticas de un pensador serio y de estas palabras
de aliento de un hombre de corazón.
Este artículo prueba que la Sociedad Teosófica finalmente ha tomado el lugar que le
corresponde, en el pensamiento del Siglo XIX, y que ella va a entrar en una nueva era.
El amerita por lo tanto el respeto y la atención de todos aquellos que han comprendido
nuestra obra o que están dedicados a ella. El Sr. Burnouf estudia sucesivamente al
Buddhismo, al Cristianismo y a la Sociedad Teosófica.
“…Tres religiones o asociaciones de hombres que tiene doctrinas idénticas, un mismo
fin, y se remontan a una fuente común. Esta fuente, que es oriental, en tiempos pasados
no era aceptada; en nuestros días ella ha sido plenamente puesta a la luz por las
investigaciones de los sabios, particularmente de los sabios ingleses y por la publicación
de textos originales.
Entre esos sagaces escrutadores, bastaría citar los nombres de Sayce, de Poole, de Beal,
de Rhys –David, de Spence –Haray, de Bunsen: sería difícil agotar la lista ” [p. 341 ]
La primera parte del artículo está consagrada a la biografía del príncipe de Kapilavastu,
a una breve exposición y, a un resumen histórico del Buddhismo hasta la era Cristiana.
La vida de Sâkyamuni es demasiado conocida para que nosotros la reproduzcamos aquí;
pero debemos señalar algunas palabras que prueban que Nirvâna no quiere decir
aniquilación.
No discutiré aquí la naturaleza del nirvâna. Solamente diré que la idea de la nada es
absolutamente extraña a la India, que el objeto de Buddha fue el de sustraer a la
humanidad de las miserias de la vida terrestre y de sus retornos alternos; que finalmente
él pasó su larga existencia luchando contra Mara y sus ángeles, que él mismo llama la
Muerte y la armada de la muerte. Es cierto que la palabra nirvâna quiere decir extinción,
por ejemplo el de una lámpara sobre la que se sopla; pero también quiere decir ausencia
de viento (1) . Yo pienso por lo tanto que el nirvâna no es otra cosa que ese requies
766

aterna, esa lux perpetua que los cristianos también piden para sus muertos. Es en este
sentido que es entendido en el texto birmano publicado hace unos cuantos años en
Rangún, en inglés, por el reverendo Bigandent [p. 343 ]
Pocas concepciones han sido tan mal comprendidas como la de Nirvâna, a excepción
quizás de la divinidad. Entre los Judíos y otros Semitas, entre los antiguos Griegos y
Romanos y aún entre los Brahmanes, el sacerdote es el intermediario entre el hombre y
Dios.
… El transmite a Dios la ofrenda y la adoración del fiel; ; Dios otorga a cambio su
gracia y su ayuda en la vida: en el día de la muerte, Dios recibe al fiel entre sus
elegidos. Para que este intercambio sea posible, es necesario que Dios sea concebido
como un ser individual, como una persona, en cierta medida como el rey, del universo,
distribuyendo sus favores según su voluntad. y sin duda según. la justicia … Sin
embargo nada de algo parecido existe en el Buddhismo. Como no hay Dios personal, no
hay santo sacrificio, no hay intermediario … [P. 344 ]
…Ese Buddha no es alguien al que uno implora, él fue un hombre que llegó al grado
supremo de la sabiduría y de la virtud … En cuanto a la naturaleza del principio
absoluto de las cosas que las otras religiones denominan Dios, la metafísica buddhista lo
concibe totalmente de otra manera y no lo hace un ser separado del universo … En
segundo lugar Buddha abrió su iglesia a todos los hombres, sin distinción de origen, de
casta, de color, de sexo: “Mi ley, decía él, es una ley de gracia para todos ”. Era la
primera vez que aparecía en el mundo una religión universal. Hasta entonces, cada país
había tenido la suya, de la cual los extranjeros estaban excluidos. Se puede sostener que,
durante los primeros años de su predicación, el reformador no contemplaba la
destrucción de las castas, ya que el admitía como derecho legítimo el poder real y no
luchó para nada en contra de él. Pero la igualdad natural de los hombres fue una de las
bases de su doctrina; los libros buddhistas están repletos de disertaciones, de
narraciones y parábolas cuyo objetivo era el de demostrarla …
La consecuencia de esto era la libertad. Ningún miembro de la iglesia podía obligar a
otro a permanecer en ella en contra de su voluntad … [P. P 345 –46 ] … No se nacía
Buddhista, sino que se llegaba a serlo por una elección voluntaria y después de una
especie de tiempo de prueba a la que todo pretendiente debía someterse. Siendo una vez
miembros de la Asamblea, no se diferenciaban para nada de los demás hermanos; la
única superioridad que podían lograr era la de la ciencia y la virtud … Este amor mutuo,
esta fraternidad, se extendía a la mujeres y hacía de la Asamblea, una especie de familia
… [P. 346 ]
Después de haber narrado los progresos del Buddhismo en el Sur y Norte de la India,
entre los Mazdeos v los Judíos, el Sr. Burnouf señala que estos últimos tomaron del
Buddhismo su idea del Mesías. La influencia Oriental ha estado claramente reconocida
en la historia judía después del cautiverio; la doctrina de la reencarnación también viene
de la India.
Se considera que los esenios forman la liga y punto de encuentro entre los rabinos, los
gnósticos judíos, los platónicos o pitagóricos por un lado, y por el otro los parseos y el
budismo … Ellos condenaban los sacrificios sangrientos, , como el Buddha y la
Sinagoga, reemplazándolos por la meditación y el sacrificio de las pasiones … se
abstenían de la carne y del vino … Practicaban la comunidad de bienes, , la limosna, el
amor a la verdad, la pureza de las acciones, de las palabras y de los pensamientos …
proclamaban la igualdad de los hombres, proscribían la esclavitud y reemplazaban la
discordia por la caridad … los primeros cristianos eran esenios … [p. p 3. 52 –53 ]
Al comparar la vida de Jesús con la de Buddha, puede verse que sus biografías se
dividen en dos partes, la leyenda ideal y los hechos reales. Ahora bien, la parte
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legendaria es idéntica en las dos. Desde el punto de vista teosófico, esto es fácil de
explicar dado que esas leyendas están basadas en el ciclo de la iniciación. Finalmente el
autor compara esta parte legendaria, con los rasgos correspondientes de otras
religiones, como la historia védica de Visvakarman entre otras. Según él, fue solamente
en el concilio de Nicea que el Cristianismo rompió oficialmente con el Buddhismo
Eclesiástico; sin embargo él considera al Credo adoptado por el concilio, como el
desarrollo de la fórmula: “El Buddha, la ley, la iglesia ” ( (Buddha, Dharma, Sangha) .
Algunas páginas son consagradas a las ramificaciones de la secta de los Esenios, que no
habían sido absorbidos completamente por la religión de Cristo. Tal es el caso de las
sectas de los Mandeos, los Sabeanos o Maniqueos: finalmente los Albigences por un
lado y por el otro los Paulicianos, cuya influencia sobre el protestantismo puede
detectarse, representan los últimos vestigios de la influencia Buddhista en Occidente.
Los Maniqueos eran, en su origen Samanos o Zramanas , ascetas buddhistas, cuya
presencia en Roma a mediados del siglo III, es mencionada por San Hipólito. El Sr.
Burnouf explica su dualismo en relación a la doble naturaleza del hombre, el bien y el
mal, siendo el mal Mara, el de la leyenda Buddhista. Muestra que los Maniqueos
derivaron sus doctrinas del Buddhismo de manera más directa que los cristianos; como
resultado surgió una lucha a muerte entre los dos, cuando la Iglesia cristiana se
consolidó y pretendió poseer sola y exclusivamente la verdad. Esta idea contradice
directamente las concepciones fundamentales del Buddhismo y aquellos que la
profesaban. tendrían que ser enemigos despiadados de los Maniqueos. Es así como el
espíritu judío de exclusión es el que arma el brazo secular de los Estados cristianos en
contra de los Maniqueos. La persecución fue terrible “ellos fueron aniquilados a tal
grado. que sus multitudes, en aquel tiempo inmensas, se disiparon como el humo ”. Los
teósofos pueden entonces considerar las persecuciones eclesiásticas como una de las
partes más nobles de su herencia. Ninguna sociedad ha sido más ferozmente
calumniada y perseguida por el odium Theologicum , que la asociación teosófica y sus
fundadores. desde que las iglesias cristianas fueron reducidas a no emplear otra arma
que la lengua.
Habiendo seguido este excelso recorrido desde la India, a través de Palestina hasta
Europa creemos que deberíamos citar completamente algunos párrafos que el Sr.
Burnouf consagra a la Sociedad Teosófica:
El análisis nos muestra en nuestra sociedad contemporánea dos cosas esenciales: la idea
de un Dios personal entre los creyentes, y entre los filósofos la desaparición casi
completa de la caridad. El elemento judío ha retomado el control, y el elemento
buddhistico del cristianismo se ha esfumado.
Es por lo tanto uno de los fenómenos más interesantes, si no es que el más inesperado
de nuestros días, la tentativa hecha en este momento de suscitar y de constituir en el
mundo, una nueva sociedad apoyada sobre los mismos fundamentos que el buddhismo.
Aunque sólo esté en sus comienzos, su crecimiento es tan rápido que nuestros lectores
estarán complacidos al dirigir su atención a este tema. Ella está aún en cierta medida en
un estado de misión y su propagación se realiza sin ruido y sin violencia. Ella no tiene
ni siquiera un nombre definitivo; sus miembros se agrupan bajo nombres orientales,
Isis, Lotus, Sphinx, Lucifer. El nombre común que prevalece entre ellos por el momento
es el de Sociedad Teosófica.
Esta sociedad es muy joven; sin embargo ella tiene ya una historia. Fue fundada en
1875, en Nueva York, por un muy pequeño grupo de personas, preocupadas por la
rápida decadencia de las ideas morales en la época actual. Ese grupo se intitula:
“Sociedad Teosófica aria de Nueva York ” el epíteto de aria indicando suficientemente
que la Sociedad se separaba del mundo semítico, especialmente de los dogmas judíos; la
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parte judía del cristianismo debía ser reformada, ya fuese por una simple amputación, o
como de hecho ha ocurrido, por la vía de la interpretación. En todo caso, uno de los
principios de la Sociedad era la neutralidad en materia de sectas, y la libertad del
esfuerzo personal hacia la ciencia y la virtud …
La sociedad no tiene ni dinero ni protectores: ella actúa con sus propios recursos
eventuales. Ella no tiene nada de mundano. No tiene ningún espíritu de secta. No adula
ningún tipo de interés. Ella se entrega a un ideal moral muy elevado, combatir el vicio y
el egoísmo. Ella tiende a la unificación de las religiones, a las cuales considera idénticas
en su origen filosófico: pero reconoce la supremacía de la verdad. La revista mensual Le
Lotus , que ella publica en París, ha tomado por epígrafe el lema sânskrito de los
maharajás de Benarés: Salyân nâsti paro dharma, no hay, tina religión más elevada que
la verdad.
Con esos principios y en los tiempos en los que nos encontramos, la sociedad casi no
podía imponerse perores condiciones de existencia … Sin embargo, , ella ha progresado
con una rapidez asombrosa … [P. P 366 –67 ]… En América, , la sociedad ha logrado
una gran expansión durante estos últimos tiempos, sus ramas se han multiplicado y
después se han federalizado en cierta forma alrededor de una de ellas, la rama de
Cincinati.
Como el segundo objeto que se propone la Asociación es el estudio de las literaturas, de
las religiones, de las ciencias arias y orientales, y como una parte de sus miembros se
dedica a la interpretación de los antiguos dogmas místicos y de las leyes no explicadas
de la naturaleza, se podría ver en ella una especie de academia hermética, bastante ajena
a las cosas de la vida. Sin embargo, uno es traído rápidamente a la realidad por la
naturaleza de las publicaciones que ella hace o que recomienda y por la declaración
contenida en la revista Lucifer , publicada en Londres, y reproducida en Le Lotus del
mes de enero pasado: “No es un Teósofo aquél que no practique el altruismo, (lo
contrario al egoísmo) ; que no esté preparado a compartir su último bocado con uno más
débil o más pobre que él; que descuide ayudar al hombre, su hermano, cualquiera que
sea su raza, su nación o su creencia, en cualquier tiempo y en cualquier lugar que él lo
vea sufriendo. y que preste oídos sordos al llanto de la miseria humana; y que
finalmente escuche calumniar a un inocente, teósofo o no, sin tomar su defensa, como la
haría para él mismo ”. Esta declaración no es cristiana, dado que no tiene en cuenta las
creencias, que ella no hace proselitismo para ninguna comunión, y que de hecho los
cristianos han empleado ordinariamente la calumnia en contra de sus adversarios, como
por ejemplo en contra de los maniqueos, los protestantes y los judíos. Ella es aún menos
musulmana o brahmánica –. Ella es puramente buddhistica: las publicaciones prácticas
de la sociedad son. ya sean libros buddhisticos traducidos, o bien obras originales
inspiradas por la enseñanza de Buddha. La Sociedad tiene por lo tanto un carácter
buddhistico.
Ella se defiende un poco por miedo a tomar un color sectario y exclusivo. Sin embargo
no tiene razón: el buddhismo verdadero y original no es una secta, es apenas una
religión. Es más bien una reforma moral e intelectual, que no excluye ninguna creencia,
pero que no adopta ninguna. Esto es lo que hace la Sociedad Teosófica … [P. P. 368 –
69 ]
Al hablar del Buddhismo, el Sr. Burnouf tiene constantemente a la vista al Buddhismo
primitivo, esta magnífica eflorescencia de virtud, de pureza y amor de la cual el cisne de
Kapilavastu arrojó las semilla sobre el suelo de la India, sobre ese punto nosotros
estamos de acuerdo con él. El código de moral establecido por Buddha es el más grande
tesoro que haya sido dado a la humanidad: ésta religión, o más bien esta filosofía se
aproxima a la verdad o ciencia secreta, mucho más que ninguna otra forma o creencia
769

exotérica. Nosotros no podemos proponer un ideal moral más elevado que esos nobles
principios de fraternidad, de tolerancia de desprendimiento, y la moral buddhista
representa poco más o menos exactamente la moral teosófica. En una palabra no nos
podrían hacer un honor más grande al llamamos buddhistas, si no tuviésemos ya el
honor de ser teósofos.
Pero la Sociedad Teosófica se defiende muy seriamente, y no solamente por la forma,
de haber sido creada “para propagar los dogmas de Buda ”, Nuestra misión no es de
propagar dogmas no más buddhistas que védicos o cristianos; nosotros somos
independientes de toda fórmula, de todo ritual, de todo exoterismo. Ante las tentativas
de invasión hechas por cristianos fervorosos pero cristianos, hemos podido parangonar
los nobles principios de la ética buddhista. Los dirigentes de la Sociedad han podido
declararse personalmente buddhistas, lo cual les ha sido bastante reprochado; uno de
ellos ha consagrado su vida a la regeneración de esa religión en su tierra de origen. Que
le arrojen la primera piedra aquellos que no comprendan las necesidades de la India
actual y no deseen el restablecimiento de esta antigua patria de virtudes. Pero eso no
compromete al cuerpo Teosófico, como tal, frente al buddhismo eclesiástico, como
tampoco el cristianismo de algunos de sus miembros no lo compromete respecto a
ninguna iglesia cristiana. Precisamente porque el Buddhismo actual necesita ser
regenerado, desembarazado de todas las supersticiones y de todas las restricciones que
lo han invadido como plantas parásitas, cometeríamos un gran error al tratar de injertar
un botón joven y sano sobre una rama que ha perdido su vitalidad, aunque esté quizás
menos seca que las otras ramas. Es infinitamente más sabio ir de inmediato a las raíces,
a las fuentes puras e inalterables de donde el mismo Buddhismo ha sacado su poderosa
savia. Nosotros podemos iluminarnos directamente de la pura “Luz de Asia ”; ¿qué
objeto tendría detenernos bajo su sombra deformada?A pesar del carácter sintético y
teosófico del Buddhismo primitivo, el Buddhismo actual se ha convertido en una
religión dogmática y se ha fragmentado en sectas numerosas y heterogéneas. La
historia de esa religión y de las otras está allí para prevenimos en contra de las
disposiciones a medias. Vean la reforma parcial denominada Protestantismo: ¿Son los
resultados lo suficientemente satisfactorios como para comprometemos en remiendos?
La misma Arya Samaj no es después de todo que un esfuerzo nacional, mientras que la
posición esencial de la Sociedad Teosófica es la de afirmar y mantener la verdad común
a todas las religiones, la verdadera verdad, que no han podido ensuciar las invenciones,
las pasiones, ni las necesidades de las épocas, y de invitar a ella a todos los hombres, sin
distinción de sexo, de color o de posición, y además de creencia.
El Sr. Burnouf nos pone en guardia en contra de la indiferencia. ¿Y de dónde viene
ésta?Primero que nada de la indolencia. ese azote de la humanidad, y después del
desaliento. Y si el hombre está cansado de símbolos y ceremonias de las cuales el
sacerdote nunca da la explicación, pero de las que saca muy buenos beneficios, no será
substituyendo nuestras capillas por bonzerías que sacudiremos ese embotamiento. Ha
llegado el momento en que todos los campanarios no tiene más que una tonada: están
tocando al aburrimiento. Pretender reinstalar la religión de Buddha sobre la ruinas de la
de Jesús, sería tanto como querer sostener al árbol muerto con un palo seco. Nuestro
amigo nos advierte él mismo que la humanidad está cansada hasta de las palabras Dios
y religión. Hacemos notar, a este propósito, que el término teosofía , el cual significa
sabiduría divina , no implica necesariamente la creencia en un dios personal. Creemos
que la doctrina de los teósofos ha sido suficientemente expuesta como para necesitar
insistir en este tema. Ammonio Saccas, Plotino, Jámblico, Porfirio, Proclo eran
teósofos; y si tan sólo fuese por respeto a esos nombres. nosotros podemos muy bien
conservar ese título.
770

No, la Sangha de los Buddhistas no puede ser restablecida en nuestra civilización. En


cuanto, al Buddha mismo, nosotros lo veneramos como al más grande sabio y, más
grande benefactor de la humanidad, y nunca perdemos ninguna ocasión para reivindicar
sus derechos a la admiración universal. Pero. ante la presencia de esta terrible ley, que
hace siempre degenerar la admiración en adoración y a ésta en superstición. en
presencia de esta cristalización desesperante que se opera en los cerebros dispuestos a
la idolatría y, que excluye de ellos todo aquello que no sea el ídolo, ¿sería prudente
exigir para el hermano mayor de Jesús el estrecho lugar en donde este último sufre un
culto sacrílego? ¡Ay! ¡Será posible que haya hombres tan egoístas para sólo poder amar
a un ser, tan serviles para sólo querer servir a un maestro a la vez!
Queda entonces Dharma : ya hemos dicho en qué alta estima tenemos a la moral
buddhista. Pero la Teosofía se ocupa de algo más que de reglas de conducta: ella realiza
el milagro, de poder reunir una moral pre –buddhista, con una metafísica pre –védica y,
con una ciencia pre –hermética. El desarrollo teosófico hace entrar en juego a todos los
principios del hombre, a sus facultades intelectuales así como a sus facultades
espirituales, y, los dos últimos objetos de nuestro programa tienen más importancia de
lo que El Sr. Burnouf parece concederles. Podemos asegurarle que si nuestra Sociedad
recibiera la adhesión de muchos hombres de su valía, ella seria el canal de un torrente
de ideas nuevas tomadas de fuentes antiguas: un torrente de innovaciones artísticas,
económicas, literarias y científicas lo mismo que filosóficas, fecundo para el porvenir de
manera diferente al primer Renacimiento. Allí habrá más de una coloración académica:
la misma academia aprenderá el alfabeto que permite leer claramente, entre líneas, el
sentido tan obscuro y frecuentemente tan insignificante en apariencia, de las escrituras
antiguas. Esta clave está al alcance de aquellos que tienen el valor de levantar la mano
para tomarla, y esta clave la poseía Buddha, ya que él era un adepto de alto rango. Es
verdad que no existen misterios o esoterismo en las dos principales iglesias buddhistas,
la del Sur y la del Norte. Los Buddhistas pueden muy bien contentarse con la letra
muerta de las doctrinas de Siddhârtha Buddha, ya que hasta este día, afortunadamente
no existe una más noble; no hay ninguna que pueda producir efectos más importantes,
sobre la ética de las masas. Pero aquí está el error más grande de los orientalistas. Hay
una doctrina del cuerpo exterior del Buddhismo eclesiástico. Este último, puro, casto e
inmaculado como las nieves vírgenes de las cúspides de los Himalayas, está sin
embargo igualmente tan frío y tan desolado en lo referente a la condición del hombre
post mortem . El sistema secreto era enseñado sólo a los Arhats , generalmente en el
subterráneo de Saptapama (Sattapani de Mahavamsa , conocido por Fa –hian bajo el
nombre de gruta cheta cerca del monte Baibhâr en Pali Webhâra) , en Rajagriha, antigua
capital de Magadha; era enseñado por el mismo señor Buddha, entre las horas de
Dhyâna (contemplación mística) . Es de esta gruta, llamada en tiempos de Shâkyamuni,
Saraswati o cueva de los bambúes, que los Arhats iniciados en la sabiduría secreta,
llevaron consigo su instrucción y su ciencia más allá de los Himalayas, en donde la
doctrina secreta es enseñada hasta la fecha. Si los Indos del Sur, los invasores de Ceilán
no hubiesen “amontonado en pilas tan altas como la copa de los cocoteros ” las ollas de
los buddhistas y no las hubiesen quemado, al igual que los Cristianos quemaron todos
los archivos secretos de los Gnósticos y de los iniciados, los Orientalistas tendrían la
prueba de esto, y no tendríamos necesidad de afirmar ahora ese hecho bien conocido.
Los tres objetos del programa teosófico pueden resumirse en tres palabras: Amor,
Ciencia, Virtud , cada una de las cuales es inseparable de las otras dos. Revestida con
ésta triple armadura. la Sociedad Teosófica realizará el milagro que le pide el Sr.
Burnouf y echará por tierra al dragón de la “lucha por la existencia ”. Ella lo hará, no
771

negando la existencia de la ley, en cuestión. sino asignándole su lugar adecuado en el


orden armónico del universo. develando su naturaleza y significado; mostrando que esta
pseudo ley de vida es en realidad una ley de muerte, una ficción de las más peligrosas.
en lo que respecta a la familia humana. Bajo tales premisas, la “conservación de sí ” es
un suicidio lento y seguro, una política de mutuo homicidio. Por su aplicación Práctica,
los hombres se hunden y retroceden de más en más hacia el grado animal de evolución.
La lucha por la existencia, aún sobre las nociones de la economía política, que no se
eleva por arriba del plano material, sólo se aplica al ser físico y para nada al ser moral.
Ahora bien, es bastante creíble a primera vista, para aquél que ha penetrado un poco en
la constitución de nuestro universo ilusorio en pares de contrarios, que, sí el egoísmo es
la ley del extremo animal, el altruismo deba ser la ley del otro extremo; la fórmula del
combate por la vida es cada vez menos cierta a medida que se suben los grados de la
escala, esto es, a medida que uno se aproxima a la naturaleza espiritual: pero para
aquellos que no han desarrollado las facultades de esta parte de su naturaleza, las leyes
que la rigen deberán permanecer en un estado de convicción sentimental. La Teosofía
nos indica la ruta a seguir para que ésta intuición se cambie en certeza; por ello. el
progreso individual que ella pide a sus discípulos es la única salvaguarda en contra del
peligro social del cual nos amenaza nuestro critico; para reformar la sociedad hay que
comenzar reformándose a uno mismo. No es la política de la conservación de sí, ni los
intereses de una u otra personalidad, bajo sus formas finita y física las que podrán
conducirnos al fin deseado y resguardar a la Sociedad Teosofía en contra de los efectos
del huracán social, no obstante que esta personalidad representará el ideal humano, y
aunque ésta égida o protección fuese la del mismo Buddha en persona. La salvación
está en el debilitamiento del sentido de separación entre las unidades que componen el
todo social: por ello ese resultado sólo puede lograrse por medio de un procedimiento
de iluminación interior. La violencia jamás asegurará el pan y, el confort para todos; y
tampoco será por medio de una fría política de razonamiento diplomático que será
conquistado el reino de paz y, de amor, de ayuda mutua y de caridad universal, la tierra
prometida donde habrá “pan para todo el mundo ”. Cuando se comience a comprender
que es precisamente el egoísmo personal y feroz, el gran resorte de la lucha por la
existencia, que en el fondo es la única causa de la miseria humana. que una vez más es
el egoísmo nacional esta vez y la vanidad de Estado lo que provoca a los gobiernos y, a
los individuos ricos, a enterrar enormes capitales y, a hacerlos improductivos al erigir
espléndidas iglesias, y entreteniendo a un montón de obispos perezosos, verdaderos
parásitos de sus rebaños: sólo entonces la humanidad tratará de remediar el mal
universal por medio de un cambio radical de política. Sólo las doctrinas teosóficas
pueden realizar este cambio de manera pacífica. Es por la unión estrecha y fraternal de
los Síes (o Seres) superiores de los hombres, por el crecimiento de la solidaridad del
alma , por el desarrollo de ese sentimiento que nos hace sufrir al pensar en el
sufrimiento del prójimo, que podrá ser inaugurado el reino de la igualdad y de la justicia
para todos, y que se establecerá el culto del Amor, de la Ciencia y de la Virtud,
¡definido en este admirable axioma!: “No hay religión más elevada que la verdad ”.

NOTAS

1 El hecho que Nirvâna no quiere decir aniquilación ha estado afirmado y reportado en


Isis sin Velo en donde la autora ha discutido el sentido etimológico dado por Max
Müller y otros, y ha mostrado que “la extinción de una lámpara ” no implica ni siquiera
la idea de que Nirvâna sea “la extinción de la consciencia ” (ver Vol. I. pp. 290. y Vol.
II. pp. 1166 –17. 286. 320. 566. etc.)
772

DIÁLOGOS EN LA LOGIA BLAVATSKY

sobre la Doctrina Secreta

H. P. BLAVATSKY

Editado en inglés como


“Transactions of The Blavatsky Lodge of the Theosophical Society”

Digitalizado por Biblioteca Upasika


www.upasika.tk

Introducción

Aproximadamente en el mes de Marzo de 1890, y nuevamente en Enero de 1891, la


Sociedad Editora Teosófica, situada en aquel entonces en el No.7 de Duke Street,
Adelphi, Londres, publicó dos pequeños volúmenes separados bajo el título de
Transactions of the Blavatsky Lodge of the Theosophical Society, Parte I y Parte II.

También fueron editados por William Quayle Judge, 132 Nassau Street, Nueva York.
Esos libros contenían diálogos acerca de algunas Estancias del Primer Volumen de La
Doctrina Secreta llevadas a cabo en reuniones de la Logia Blavatsky en Londres,
cuando H.P.B. contestaba a algunas preguntas con respecto a las enseñanzas de la
filosofia Esotérica.

La Parte I trata de las reuniones realizadas los días 10, 17, 24 y 31 de Enero de 1889, en
Lansdowne Road, No.17 Londres, en las cuales se discutieron las Estancias I y II. La
Parte II trata de las reuniones realizadas en la misma dirección en los días 7, 14, 21 y 28
de Febrero, y 7 y 14 de Marzo de 1889. En estas reuniones se discutieron las Estancias
II, III, y IV. Un Apéndice, que aparece bajo el título de “Sueños” ofrece un «Resumen
de las enseñanzas presentadas, sobre este tema, en varias reuniones que precedieron a
los Diálogos» es decir las del 20 y 27 de Diciembre de 1888. Este material se encontrará
al final del presente volumen, en su correcto orden cronológico.

Una Nota de Introducción declara que “en todos los casos las respuestas se basan en
informes taquigráficos, y son las respuestas acerca de la filosofía Esotérica dadas por la
misma H.P.B.”
Una revisión de la Parte I de los Diálogos (Revista Lucifer) Londres, Vol.VI,
Abri11890, pág. 173-74) expresa entre otras cosas, que «queda aún material suficiente
para cinco volúmenes más sobre el mismo tema» .
773

Esta declaración puede haberse referido al material contenido en la Parte II, y que, en el
momento en que se escribió la «revisión» no había sido aún publicado.

Pero lo que es mucho más difícil de entender es el hecho de que en la Nota Preliminar
de «ambos volúmenes» o partes de los Diálogos se dice que están compilados «en base
a notas taquigráficas tomadas en las reuniones de la Logia Blavatsky de la Sociedad
Teosófica, desde el 10 de Enero al 20 de Junio, 1889...» (la letra en cursiva es de los
compiladores en inglés)

Parecería, por lo tanto, que hubo reuniones similares realizadas después del 14 de
Marzo, 1889, que es la fecha de la última discusión impresa. Hasta mediados del
Verano 1889, H.P.B. estuvo en Londres; en Julio, 1889, hizo un viaje a Francia,
escribiendo la mayor parte de «La Voz del Silencio» en Fontainbleau.
Luego fue a St. Heliers, Jersey, y no volvió a Londres hasta la mitad de Agosto.
Entonces es del todo probable que las reuniones de la Logia Blavatsky continuaran
hasta el momento de su salida para Francia, y que tales reuniones fueran similares a las
incorporadas en los «Diálogos» ya impresos.

En el mes de Noviembre 1889, y por lo tanto previa a la publicación de la Parte I de los


Diálogos, George R.S.Mead, como Secretario de la Logia Blavatsky , publicó (Lucifer
Vol. V, pág.178) una “Noticia para aquellos que están interesados en los Diálogos
de la Logia Blavastky” y dice lo siguiente:

«Las discusiones sobre el Primer Volumen de La Doctrina Secreta, y que han sido
tomadas por un taquígrafo, eran de una naturaleza tan difícil que mucho de la sustancia,
así como está, es totalmente inútil. El trabajo de revisar y poner en otras palabras,
tarea que ha tomado sobre sí uno de los más atareados de la familia de Lansdowne Road
17, y que está adelantando, pero antes de imprimirlo debe ser revisado nuevamente y ser
preparado, y esto no lo puede hacer nadie sino H.P.B.; por lo tanto, debido a sus
múltiples tareas el trabajo sólo puede progresar muy lentamente. Es de esperar que el
ansia de nuestros amigos será atenuada con la anterior explicación. »

Por supuesto que es evidente que gran parte de los manuscritos de los cuales habla
Mead estaba formado por material anotado durante las discusiones en las reuniones de
Enero, Febrero y comienzo de Marzo, 1889, publicado más tarde como «Diálogos»,
Partes I y II. Pero como esta Noticia apareció algún tiempo después de las reuniones de
fin de Marzo, Abril, Mayo y Junio, 1889, lo más probable es que haya tenido delante de
sí un material perteneciente a estas últimas reuniones, especialmente si tenemos
presente lo que se dice en las Notas Preliminares de los dos volúmenes.

Esto está sostenido de manera sustancial por el hecho de que en Lucifer Vol. VII, del 15
de Octubre, 1890, pág. 165, después de la aparición de la Parte I, y antes de la
publicación de la Parte II, de los Diálogos, se declara que los informes de los Diálogos
consisten en veinticuatro grandes folios de escritura ordinaria, de los cuales cuatro ya
han sido publicados. Si cuatro de estos folios fueron a constituir la Parte I de los
Diálogos (publicados en Marzo, 1890), con o sin el ensayo sobre Sueños, y si la Parte II
(publicada en Enero, 1891) era más breve que la Parte I, es obvio, por supuesto, que una
porción considerable de los veinticuatro folios no ha sido nunca impresa.
Como prueba adicional de este hecho, debemos tener en mente la declaración directa de
la Sra. Alice Leighton Cleather, quien, escribiendo su periódica Carta desde Londres, en
774

Febrero de 1891, dice: «La segunda parte de los 'Diálogos de la Logia Blavatsky' está
ahora publicada, y pronto seguirá la tercera» (The Theosophist, Vol. XII, Abril, 1891 -
pág. 438).

Casi dos años después de la muerte de H.P.B., los editores de Lucifer, publicaron en sus
páginas algún material de la pluma de H.P.B., bajo el título de Notas sobre el Evangelio
de acuerdo a San Juan (Vol. XI, No.66, Febrero, 1893, pág. 449-56, y Vol. XII, No.67 ,
Marzo, 1893, pág. 20-30). En una breve Nota de Introducción a esta serie en dos
entregas, George R.S.Mead expresa que «las siguientes notas formaron la base de
discusión en las reuniones de la Logia Blavatsky en Octubre, 1889...» Como estas Notas
sobre el Evangelio de acuerdo a San Juan citan en un lugar la propia traducción del
Gnóstico Pistis-Sophia, de G.R.S. Mead, es decir a partir de la primera entrega en
adelante, publicada en Lucifer, Vol. VI, Abril, 1890, y ahora esta revista hace referencia
en una nota al pie, parecería que estas Notasfueron revisadas y publicadas después de
Abril, 1890, o con aún más posibilidad después de la muerte de H.P.B. en Mayo, 1891.

De la fecha mencionada por G.R.S. Mead, es decir, Octubre 1889, parecería que estas
Notas formaron la base de discusión en la Logia Blavatsky, después del retorno de
H.P.B. de su viaje a Francia.
Incluso cuando el manuscrito de este material debiera considerarse como formando
parte de los «grandes folios escritos corrientemente a mano», de los cuales se habló
anteriormente, lo cual no es lo más probable, considerando las varias fechas a las cuales
nos referimos, debemos todavía considerar el hecho de que por una u otra razón, está
faltando algo del material de los Diálogos y que con la mayor seguridad nunca ha sido
publicado.

En cuanto a la autenticidad de todo este conjunto, citamos a continuación un importante


fragmento de una carta escrita por William Kingsland, uno de los compañeros más
íntimos de H.P.B. en Londres, al Dr. Henry T. Edge, uno de sus discípulos personales,
más tarde en Point Loma, California. La carta está fechada en Claremont, The Strand,
Ryde, I.W., el 7 de Octubre de 1931, y el fragmento dice lo siguiente:
«... Entre mis mejores recuerdos H.P.B. estaba presente en cada una de estas reuniones.
Los Diálogos en ese entonces fueron compilados en parte con notas tomadas a las
respuestas; pero cada una de ellas fueron revisadas por H.P.B. antes de ser publicadas.
No son palabra por palabra como ella las dió en aquel tiempo. De todas maneras son sus
auténticas respuestas...»

El compilador
775

(Reunión realizada en el local de Lansdowne Road, No. 17, Londres, W., el 10 de


Enero, 1889, a las 8:30 p.m., con la presidencia del Sr. Harbottle.)

Tema

Las Estancias de la Doctrina

Secreta Volumen I

Estancia I

Sloka (l). EL ETERNO PADRE (EL ESPACIO), ENVUELTO EN SUS SIEMPRE


INVISIBLES VESTIDURAS, HABÍA DORMITADO UNA VEZ MÁS DURANTE
SIETE ETERNIDADES.

P 1: El Espacio, en lo abstracto, se explica en el Proemio de la siguiente manera:

«...la Unidad Absoluta no puede pasar a la infinidad, porque la infinidad presume la


ilimitada extensión de algo, y la duración de aquel 'algo'; y el Uno Todo es como el
Espacio -el cual es solamente su única representación mental y física en nuestra Tierra,
o nuestro plano de existencia- y no es ni sujeto ni objeto de percepción. Si pudiera
suponerse al Todo Eterno Infinito, a la Unidad Omnipresente, en vez de ser en la
Eternidad, transformándose, a través de manifestaciones periódicas en un múltiple
Universo o en una múltiple personalidad, esa Unidad dejaría de ser una. La idea de
Locke, de que 'el Espacio puro no es capaz de resistencia o Movimiento', es incorrecta.
El Espacio no es un 'vacío sin límites' ni 'una plenitud condicionada', sino ambas cosas;
siendo, en el plano de la abstracción absoluta, la Deidad siempre incognoscible, que es
un vacío solamente para las mentes finitas, y en el plano de la percepción mayávica, el
Plenum, el Contenedor absoluto de todo lo que es, ya sea manifestado o inmanifestado;
es, por lo tanto, aquel TODO ABSOLUTO. No existe diferencia alguna entre 'en El
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser' del Apóstol Cristiano, y las palabras del
Rishi Indo: 'El Universo vive en, procede de y volverá a Brahma': porque Brahma
(neutro), lo inmanifestado, es aquel Universo in abscondito y Brahma, el manifestado,
es el Logos, hecho macho-hembra en los dogmas simbólicos ortodoxos; siendo el Dios
del Apóstol Iniciado, y el del Rishi, el ESPACIO Invisible y Visible. En el simbolismo
esotérico al Espacio se lo llama 'El Etemo Padre- Madre de Siete Pieles'. Se halla
constituido, desde su superficie indiferenciada hasta la diferenciada por siete capas... »
«¿Qué es lo que fue, es y será, aunque haya Universo o no, ya existan dioses o no?-
pregunta el Catecismo esotérico Senzar- y la respuesta es: EL ESPACIO.» (D.S. I;
pág.74-5)

¿Pero por qué se habla del Eterno padre, el Espacio, como femenino?

R 1: No en todos los casos, porque en el extracto anterior el Espacio es llamado el


«Eterno Padre- Madre»; pero cuando se lo llama así, es porque es imposible definir a
Parabrahman, sin embargo cada vez que hablamos de ese algo que primero puede
776

concebirse, debemos tratarlo como un principio femenino. En todas las cosmogonías la


primera diferenciación fue siempre considerada femenina. Es Mulaprakriti la que
oculta o vela a Parabrahman; Sephira la luz que emana primero de Ain-Soph; y en
Hesiodo es Gaea que surge del Caos, precediendo a Eros (Teogonia IV. 201-246). Esto
se repite en todas las creaciones menos abstractas y materiales subsiguientes, como la
declaración de que Eva fue creada de una costilla de Adán, etc. Es la diosa y las diosas
las que aparecen primero. La primera emanación se convierte en la Madre inmaculada
de la cual proceden todos los dioses, o las antropomorfizadas fuerzas creadoras.
Tenemos que adoptar el genero femenino o masculino, porque no podemos usar el
neutro ello. De ELLO, estrictamente hablando, nada puede proceder, ni una radiación ni
una emanación.

P 2: ¿Esta primera emanación, es idéntica a la Neith Egipcia?

R 2: En realidad está más allá de Neith, pero en un sentido o en un aspecto inferior es


Neith.

P 3: Entonces, ¿ese ELLO mismo no es el «Eterno Padre-Madre de Siete Pieles»?

R 3: Seguro que no. ELLO es el Parabrahman de la filosofía Hindú aquello que está
más allá de Brahma, o, como se lo llama ahora en Europa, «lo incognoscible». El
espacio del cual hablamos es el aspecto femenino de Brahma, el masculino.
Cuando acontece el primer movimiento de diferenciación lo Subjetivo emana o cae,
como una sombra, en lo Objetivo, y se convierte en la Diosa Madre de quien procede el
Logos, el Dios Hijo y Dios Padre al mismo tiempo, los dos inmanifestados, uno la
Potencialidad, y el otro la Potencia. Pero el primero no se debe confundir con el Logos
manifestado, también llamado «el Hijo» en todas las cosmogonías.

P 4: La primera diferenciación desde el absoluto ELLO, ¿es siempre femenina?

R 4: Solamente como figura de dicción; en estricta filosofía no tiene sexo; pero el


aspecto femenino es el primero que asume en las concepciones humanas, cuya
subsiguiente materialización en cualquier filosofía depende del grado de espiritualidad
de la raza o nación que concibió el sistema. Por ejemplo: en la- Kábala de los
Talmudistas, a ELLO se le llama AIN-SOPH, el ilimitado, el infinito, el que no tiene
principio ni fin (siendo el atributo siempre negativo); y se refieren a este Principio
absoluto como a Él!! De ese negativo Ilimitado Círculo de Luz Infinita, emana el primer
Sephira, la Corona, que los Talmudistas llaman «Torah», la ley, explicando que es la
esposa de Ain-Soph. Esto es antropomorfizar lo Espiritual al grado máximo.

P 5: ¿Ocurre lo mismo en la filosofía hindú?

R 5: Exactamente lo opuesto. Porque si vamos a las Cosmogonías Hindúes, encontraos


que allí Parabrahman no es ni siquiera mencionado, sino solamente Mulaprakriti. Ésta
última es, por decirlo así, la vestidura o aspecto de Parabrahman en el universo
invisible. Mulaprakriti significa Raíz de la N aturaleza o Materia Raíz. Pero no se
puede llamar «Raíz» a Parabrahman, porque es la absoluta Raíz sin Raíz de todo. Por lo
tanto debemos comenzar con Mulaprakriti, o el Velo de este incognoscible. Aquí vemos
una vez más que lo primero es la Diosa-Madre, el reflejo de la raíz subjetiva, en el
primer plano de la Substancia.
777

Luego sigue, emanando de, o más bien residiendo en, esta Diosa-Madre, el Logos
inmanifestado, el que es su Hijo y Esposo al mismo tiempo, llamado el «Padre oculto».
De este procede el primer Logos manifestado, o Espíritu, el Hijo de cuya substancia
emanan los siste Logos, cuya síntesis, considerada como una sola fuerza colectiva, se
convierte en el Arquitecto del mundo visible. Ellos son los Elohim de los Judíos.

P 6: ¿Qué aspecto del Espacio, o la deidad desconocida, llamada en los Vedas


«AQUELLO», que se menciona más adelante, se llama aquí el «Eterno Padre»?

R 6: Es el Vedántico Mulaprakriti, el Svabhavat de los buddhistas, o aquel algo


andrógino del cual hemos estado hablando, y que es diferenciado e indiferenciado. En
su primer principio es una pura abstracción, y se vuelve diferenciado solamente cuando
se transforma con el correr del tiempo, en Prakriti. Si se lo compara con los principios
humanos, corresponde a Buddhi, mientras que Atma correspondería a Parabrahman,
Manas a Mahat y así sucesivamente.

P 7: Entonces, ¿qué son las siete capas del Espacio, ya que en el Proemio leemos
acerca del «Padre-Madre de siete Pieles»?

R 7: Platón y Hermes Trismegisto lo habrían considerado como el Pensamiento


Divino, y Aristóteles habría considerado a este «Padre- Madre» como «privación»
(carencia) de materia. Es aquello que se convertirá en los siete planos de existencia,
comenzando con lo espiritual y pasando a través de lo psíquico hasta el plano material.
Los siete planos del pensamiento o los siete estados de consciencia corresponden a estos
planos. Todos estos septenarios están simbolizados por medio de las siete «Pieles».

P 8: ¿Las ideas divinas en la Mente Divina? pero la Mente Divina aún no ha


aparecido...»

R 8: La Mente Divina es y debe ser antes que ocurra la diferenciación. Se la llama la


Ideación divina, que es eterna en su Potencialidad y periódica en su Potencia, cuando se
convierte en Mahat, Ánima Mundi o el Alma Universal. Pero recuerden que, de
cualquier modo que se le nombre, cada idea que se forme tiene sus aspectos más
metafísicos, más materiales y también otros aspectos intermedios.

P 9: ¿Cuál es el significado de la frase “Siempre invisibles vestiduras”?

R 9: Por supuesto que es una expresión figurada, como toda alegoría de las filosofías
orientales. Tal vez sea el hipotético Protilo que el Profesor Crookes anda buscando, pero
que ciertamente no podrá nunca encontrar en esta nuestra tierra o plano. Es la substancia
indiferenciada o materia espiritual.

P 10: ¿Es lo que se llama «Laya»?

R 10: Las «Vestiduras» y todo está en condición Laya, el punto desde el cual o en el
cual la substancia primordial comienza a diferenciarse dando así vida al universo ya
todo lo que en él está contenido.

P 11: ¿Se llaman las “invisibles vestiduras” así porque no son objetivas para ninguna
diferenciación de consciencia?
778

R 11: Diga mejor invisibles para la consciencia finita, si tal consciencia fuera posible
en tal etapa de evolución. Incluso para el Logos, Mulaprakriti, es un velo, las Vestiduras
en las cuales está envuelto lo Absoluto. Los Vedantinos dicen que ni siquiera el Logos
puede percibir lo Absoluto. (Ver las cuatro conferencias del Sr. Subba Row “Notas
sobre el Bhagavad Gita”)

P 12: ¿Es Mulaprakriti el término correcto que debe usarse?

R 12: El Mulaprakriti de los Vedantinos es el Aditi de los Vedas. La filosofía Vedanta


significa literalmente «el fin o síntesis de todo conocimiento». Ahora bien, existen seis
escuelas de filosofía Hindú, las cuales, analizadas estrictamente, se verá que coinciden
perfectamente en sustancia. Fundamentalmente son idénticas, pero hay tal abundancia,
tal cantidad de conclusiones secundarias, detalles y ornamentaciones siendo algunas
emanaciones sus propios padres y los padres nacidos de sus propias hijas que uno se
siente perdido como en una jungla. Diga Ud. lo que quiera a un Hindú, desde el punto
de vista esotérico, y, si él lo desea, puede contradecirle a Ud. o refutarle desde el punto
de vista de su propio sistema particular. Cada una de estas seis escuelas tiene sus
propios términos y puntos de vista. De modo que a menos que durante toda la
discusión se adopte y se use la terminología de una escuela, existe un gran peligro de
malentendidos.

P 13: ¿Entonces, el mismo término es usado en muy diferentes sentidos por las
diferentes filosofías? por ej. Buddhi tiene un sentido en la filosofía Esotérica y un
sentido muy distinto en la filosofía Sankhya. ¿No es así?

R 13: Precisamente, y otro sentido diferente en el Vishnu-Purana el cual habla de siete


Prakritis emanantes de Mahat, y llama a ésta última Maha-Buddhi. Sin embargo,
básicamente, las ideas son las mismas, aunque los términos difieren en cada escuela, y
en este laberinto de personificaciones se ha perdido el sentido correcto. Quizás sería
mejor, si fuera posible, inventar una nueva nomenclatura para nosotros.
Sin embargo, debido a la pobreza de los idiomas europeos, en particular el Inglés, en
vocablos filosóficos, la empresa sería algo dificultosa.

P 14: ¿No se podría emplear el término Protilo para representar la condición Laya?

R 14: Difícilmente; el Protilo del Profesor Crookes probablemente se use para indicar
la materia homogénea en el plano más material de todos, mientras que la substancia
simbolizada por las «Vestiduras» del «Eterno Padre» se encuentra en el séptimo plano
de materia contando desde abajo, o mejor, desde afuera hacia adentro (desde lo más
denso a lo más sutil). Esta no se puede descubrir en el plano inferior, o más bien
en el más externo o material.

R 15: ¿Existe pues, en cada uno de los siete planos, una materia relativamente
homogénea para cada plano?

P 15: Así es; pero tal materia es homogénea sólo para aquellos que se encuentran en los
mismos planos de percepción; de manera que si alguna vez la ciencia moderna descubre
el Protilo, será homogéneo solamente para nosotros. La ilusión puede durar algún
tiempo, tal vez hasta la Sexta Raza, porque la humanidad está siempre cambiando
779

constantemente, física y mentalmente, y esperamos que también espiritualmente,


perfeccionándose cada vez más en cada raza y sub-raza.

P 16: ¿No será un gran error usar términos que han sido usados por los científicos con
otro significado? Protoplasma tuvo una vez casi el mismo significado que Protilo, pero
su significado ahora se ha restringido.

R 16: Decididamente así sería; el Hyle de los Griegos, ciertamente no era aplicado a la
materia de este plano, pues lo adoptaron tomándolo de la cosmogonía Caldea, donde era
usado en un sentido altamente metafísico.

P 17: Pero la palabra Hyle la usan ahora los materialistas para expresar una idea muy
cercana a aquello para lo cual aplicamos el término Mulaprakriti.

R 17: Puede ser; pero el Dr. Lewins y su media docena de intrépidos Hilo-Idealistas,
difícilmente sostienen esa opinión, porque en su sistema el sentido metafísico está
completamente dejado de lado y no tiene cabida.

P 18: ¿Entonces, después de todo, quizás Laya sea el mejor término para usar?

R 18: No tanto, porque Laya no significa algo en particular o uno u otro plano, sino
que denota un estado o condición. Es un término Sánscrito que transmite la idea de algo
en un estado indiferenciado y sin cambios, un punto cero donde cesa toda
diferenciación.

P 19: ¿La primera diferenciación representaría la materia en su séptimo plano: no


debemos suponer, por lo tanto, que el Protilo del .Prof Crookes es también materia de
este su séptimo plano ?

R 19: El Protilo Ideal del Prof. Crookes es materia que se encuentra en ese estado que
él llama «punto-cero».

P 20: ¿Es decir el punto Laya de este plano?

R 20: No está del todo claro si el Prof. Crookes se ocupa de otros planos o si admite la
existencia de los mismos. El objeto de sus investigaciones es el átomo protílico, que,
como nadie jamás lo ha visto, es una nueva hipótesis de trabajo para la Ciencia. Porque,
¿qué es en realidad un átomo?

P 21: ¿Es una definición conveniente de lo que es o se piensa que sea una molécula, o
más bien, un término apropiado para dividirla?

R 21: Pero seguramente deben haber llegado a la conclusión, por el momento, de que
átomo no es un término más adecuado que los setenta diferentes elementos. Ha sido
costumbre reírse de los cuatro o cinco elementos de los antiguos; pero ahora el Prof.
Crookes ha llegado a la conclusión que, estrictamente hablando, no existe
absolutamente una cosa tal como un elemento químico. De hecho, lejos de descubrir el
átomo, no se ha llegado aún a una simple molécula.
780

P 22: Debería recordarse que Dalton fue el primero en hablar de este tema, y lo llamó
«Teoría Atómica».

R 22: Así es; pero como demostró Sir William Hamilton, el término lo usan en un
sentido erróneo las escuelas científicas modernas, las cuales al mismo tiempo que se
ríen de los metafísicos, aplican un vocablo puramente metafísico a la física, de modo
que en la actualidad la palabra «teoría» ha empezado a usurpar las prerrogativas
del «axioma».

P 23: ¿Qué son las “Siete Eternidades” y como puede existir tal división en Pralaya,
donde no hay uno que sea consciente del tiempo?

R 23: El astrónomo moderno de ninguna manera conoce mejor que su antiguo hermano
los «mandatos de los Cielos». Si se le pregunta si puede «poner de manifiesto a
Mazzaroth en su estación» o si estuvo con «aquel» que «desplegó el firmamento»
tendría que contestar tristemente, como lo hizo Job, con una negativa. Sin embargo,
esto de ninguna manera le impide especular acerca de la edad del Sol, de la Luna, y de
la Tierra, y «calcular» los períodos geológicos desde el tiempo en que sobre la tierra no
vivía ningún hombre con o sin consciencia. ¿Por qué, entonces, no se concede el mismo
privilegio a los antiguos?

P 24: ¿Pero, por qué debe emplearse el término “Siete Eternidades”?

R 24: El término «Siete Eternidades» se emplea debido a la invariable ley de analogía.


Así como el Manvántara está dividido en siete períodos, lo mismo ocurre con el
Pralaya; así como el día se compone de doce horas, sucede lo mismo con la noche.
¿Podemos decir que debido a que estamos dormidos durante la noche y perdemos la
consciencia del tiempo, las horas no pasan? Pralaya es la «Noche» que sigue al
Manvantárico «Día». No hay nadie y la consciencia duerme con todo el resto; sin
embargo, dicha consciencia existe y se encuentra en plena actividad como durante el
Manvántara. Y así como somos completamente sensibles al hecho de que la ley de
analogía y periodicidad es inmutable, y siendo así, que debe actuar por igual en ambos
extremos, por qué no emplear esa frase?

P 25: ¿Pero, cómo se puede calcular una eternidad?

R 25: Tal vez la cuestión surge debido al malentendido general del término
«Eternidad». Nosotros, los Occidentales somos lo suficientemente tontos como para
especular acerca de aquello que no tiene principio ni fin, y suponemos que los antiguos
deben haber hecho lo mismo. Sin embargo, no lo hicieron: ningún filósofo antiguo
usó la palabra «Eternidad» para indicar una duración sin comienzo ni fin. Ni los Eones
de los Griegos ni los Neros transmiten este significado.
En efecto, ellos no tenían ninguna palabra para expresar el sentido exacto. Parabrahman,
Ain-Soph y el Zernana-Akeme del Avesta, representan solamente tal Eternidad; todos
los otros períodos son finitos y astronómicos, basados en los años tropicales y en otros
enormes ciclos. La palabra Eón que en La Biblia se traduce por Eternidad, significa no
solamente un período finito, sino también un ángel y un ser.

P 26: ¿Pero no es correcto decir que en Pralaya también está el «Gran Aliento» ?
781

R 26: Seguramente: porque el «Gran Aliento» nunca deja de ser, y es, por decirlo así,
el universal y eterno perpetuum mobile.

P 27: Si es así, es imposible dividirlo en periodos, porque esto hace a un lado (borra) la
idea de un nada absoluto y total. Parece incompatible que se pueda hablar de un
«número» de periodos, aunque bien se podría hablar de tantas exhalaciones e
inhalaciones del «Gran Aliento».

R 27: Esto dejaría de lado la idea de Reposo absoluto, si esta absolutividad del Reposo
no fuera interrumpida por la absolutividad del Movimiento. Existe un magnifico poema
sobre el Pralaya, escrito por un Rishi muy antiguo, quien compara el movimiento del
Gran Aliento durante el Pralaya con los movimientos rítmicos del Océano Inconsciente.

P 28: La dificultad reside en usar la palabra «eternidad» en lugar de “Eón”.

R 28: ¿Por qué se debe usar una palabra Griega cuando existe una expresión más
familiar, especialmente si ésta se halla completamente explicada en La Doctrina
Secreta? Puede llamarla eternidad relativa o eternidad Manvantárica o Praláyica, si lo
prefiere.

P 29: ¿La relación entre Pralaya y Manvántara es estrictamente análoga a la relación


entre el sueño y la vigilia?

R 29: En un cierto sentido solamente; durante el sueño todos nosotros existimos como
personalidades, y al mismo tiempo somos individuales, aunque soñemos y tal vez
seamos inconscientes de vivir así. Pero durante el Pralaya, todo lo diferenciado, así
como cada unidad, desaparece del universo fenomenal, y se disuelve en, o más bien,
pasa a ser el Uno nouménico. Por consiguiente, de hecho, hay una gran diferencia.

P 30: El sueño ha sido llamado “el lado oscuro de la vida”; ¿se puede decir que el
Pralaya es el lado oscuro de la vida Cósmica?

R 30: En un cierto sentido se lo puede llamar así. Pralaya es la disolución de lo visible


dentro de lo invisible, de la heterogéneo en lo homogéneo, y por lo tanto, un tiempo de
reposo. Incluso la materia cósmica, si bien es indestructible en su esencia, debe tener un
tiempo de reposo y volver a su estado de Laya. La absolutividad de la esencia Una
omniabarcante, debe manifestarse igualmente tanto en reposo como en actividad.

Sloka (2) . EL TIEMPO NO EXISTÍA, PUES YACÍA DORMIDO EN EL SENO


INFINITO DE LA DURACIÓN .

P 1: ¿Qué diferencia hay entre Tiempo y Duración?

R 1: La Duración es; no tiene ni principio ni fin. ¿Cómo puede Ud. llamar Tiempo a
aquello que no tiene principio ni fin? La Duración es sin comienzo y sin fin; el Tiempo
es finito.

P 2: ¿Es, entonces, la Duración la infinita y el Tiempo la finita concepción?


782

R 2: El Tiempo se puede dividir; la Duración, al menos en nuestra filosofía, no. El


Tiempo es divisible en Duración, o como Uds., dicen, el uno es algo dentro del Tiempo
y el Espacio, mientras que el otro esta fuera de ambos.

P 3: ¿La única manera de definir el Tiempo es por el movimiento de la Tierra?

R 3: Pero también podemos definir al Tiempo en nuestros conceptos.

P 4: ¿O mejor dicho, la Duración?

R 4: No, el Tiempo; porque con respecto a la Duración, es imposible dividirla o


establecer allí demarcaciones. La Duración, para nosotros es la eternidad una, no
relativa sino absoluta.

P 5: ¿ Se puede decir que la existencia es la idea esencial de la Duración?

R 5: No; la existencia tiene períodos limitados y definidos, mientras que la Duración,


no teniendo principio ni fin, es una perfecta abstracción que contiene al Tiempo. La
Duración es como el Espacio, el cual es también una abstracción y es igualmente sin
principio ni fin. Es sólo en su aspecto concreto y en limitación, que se convierte en una
representación y en un algo e por su puesto la distancia entre dos puntos es llamada
espacio; puede ser enorme como infinitesimal, sin embargo será siempre un espacio.
Pero todas esas especificaciones son divisiones hechas por la concepción humana. En
realidad, el Espacio es la que los antiguos llamaban el Uno invisible o la desconocida
(ahora incognoscible) Deidad.

P 6: Entonces, ¿Tiempo es lo mismo que Espacio, siendo uno en lo abstracto?

R 6: Como dos abstracciones, pueden ser una; pero esto se aplicaría a la Duración y al
Espacio Abstracto en vez de al Tiempo y al Espacio.

P 7: El Espacio es el lado objetivo y el Tiempo es el lado subjetivo de toda


manifestación. En realidad, son los únicos atributos de lo infinito pero atributo es tal vez
un mal término para usar, en vista de que ellos son coextensivos con lo infinito. Sin
embargo puede objetarse que no son nada más que creaciones de nuestro propio
intelecto). son simplemente las formas en las cuales no podemos evitar concebir cosas.

R 7: Esto suena como un argumento de nuestros amigos los Hylo-idealistas; pero aquí
hablamos del universo nouménico y no del fenoménico. En el catecismo oculto (D.S. I
pág 76 Proemio) se pregunta: ¿Qué es aquello que siempre ES, que no puede imaginarse
como NO SIENDO, aunque quisiéramos? La respuesta es: EL ESPACIO. Porque no
puede haber un solo hombre en el Universo que pueda pensarlo, ni un solo ojo capaz
de percibirle, ni un solo cerebro capaz de sentirlo, pero sin embargo, el Espacio es,
siempre fue, y siempre será, y no podemos dejarlo a un lado.

P 8: ¿Quizás porque no podemos evitar de pensar en él?

R 8: Nuestro pensamiento en él, no tiene nada que ver con la cuestión. Trate, en
cambio, de pensar en algo excluyendo el Espacio y pronto descubrirá lo imposible de tal
783

concepción. El Espacio existe donde no hay nada más, y debe también existir, ya sea el
Universo un absoluto «vacuum» (vacío), o un completo Pleroma (plenitud).

P 9: Los filósofos modernos lo han reducido a ésto: que el espacio y el tiempo no son
nada más que atributos, nada más que accidentes.

R 9: Y estarían en lo cierto, si su conclusión fuera el fruto de la verdadera ciencia en


lugar de ser el resultado de Avidya y Maya, es decir de una ilusión. Encontramos
también que el Buddha decía que incluso Nirvana era después de todo sólo Maya o una
ilusión; Pero el Señor Buddha basaba lo que decía en el conocimiento, no en la
especulación.

P 10: Pero, ¿son el Espacio y la Duración eternos los únicos atributos del Infinito?

R 10: El Espacio y la Duración, siendo eternos, no pueden ser llamados atributos,


puesto que son solamente los aspectos de aquello Infinito. Ni puede aquello Infinito, si
Ud., con ello significa el Principio Absoluto, tener ningún atributo, ya que sólo aquello
que por sí mismo es finito y condicionado, puede tener alguna relación con algo. Todo
esto es filosóficamente erróneo .

P 11: No podemos concebir ninguna materia que no esté extendida, ni una extensión
que no sea la extensión de algo. ¿Ocurre lo mismo en los planos superiores?, y si es así,
¿Qué es la substancia que ocupa el espacio absoluto, y es idéntica con ese espacio?

R 11: Si su «intelecto entrenado» no puede concebir otra cosa que no sea materia, tal
vez pueda hacerlo uno menos entrenado pero más abierto a la percepción espiritual. No
se infiere porque Ud. lo diga, que tal concepto de Espacio sea lo único posible, aún en
nuestra Tierra.
Porque también en este plano nuestro hay otros y diferentes intelectos, además de los
humanos, en criaturas visibles e invisibles, desde las mentes de Seres subjetivos,
elevados e inferiores, hasta los animales objetivos y los organismos inferiores; dicho
brevemente, «desde el Deva al elefante, desde el elemental a la hormiga. » Ahora, de
acuerdo a su propio plano de concepción y de percepción, la hormiga tiene un intelecto
tan bueno como el nuestro, y mejor aún; porque aunque no lo pueda expresar con
palabras, sin embargo, por encima y más allá del instinto, la hormiga muestra muy
grandes poderes de razonamiento, como todos nosotros sabemos.
Así, hallándose en nuestro propio plano, si creemos en las enseñanzas del Ocultismo,
tantos y tan variados estados de consciencia y de inteligencia, no tenemos derecho a
tomar en consideración solamente nuestra propia consciencia humana, como si ninguna
otra cosa existiera fuera de ella. y si no podemos presumir de decidir hasta donde llega
la consciencia de un insecto, ¿cómo podemos limitar la consciencia, de la cual la
Ciencia no sabe nada, solamente a este plano?

P 12: Y; ¿Por qué no? ¿Seguramente la ciencia natural puede descubrir todo lo que debe
descubrirse, aún en la hormiga?

R 12: Esa es su opinión; pero para el ocultista, esa confianza está mal depositada, a
pesar de los trabajos de Sir John Lubbock. La Ciencia puede especular, pero, con sus
métodos actuales, no será nunca capaz de probar la veracidad de tales especulaciones. Si
un científico pudiera transformarse por un momento en una hormiga y pensar como tal
784

y recordara su experiencia al volver a su propia esfera de consciencia, solamente


entonces podría saber indudablemente algo sobre este interesante insecto. Actualmente,
sólo puede especular haciendo deducciones a partir del comportamiento de la hormiga.

P 13: Entonces el concepto que la hormiga tiene acerca del tiempo y del espacio no es
como el nuestro. ¿Es esto lo que Ud. quiere decir?

R 13: Precisamente; la hormiga tiene conceptos del tiempo y del espacio que le son
propios, no son los nuestros; son conceptos que están enteramente en otro plano; por lo
tanto no tenemos derecho a rechazar a priori la existencia de otros planos solamente
porque no podemos formarnos una idea de ellos, pero que sin embargo existen planos
superiores e inferiores al nuestro en varios grados, como atestigua la hormiga.

P 14: Desde este punto de vista, la diferencia entre el hombre y el animal parece ser
que el primero nace con más o menos todas sus facultades, y generalmente hablando, no
tiene ninguna ventaja apreciable por esto, mientras que el último está aprendiendo y
mejorando gradualmente. ¿No es esto realmente la cuestión?

R 14: Justamente; pero Ud. tiene que recordar el por qué: no se trata de que el hombre
tenga un «principio» más que el más diminuto insecto, sino porque el hombre es un
animal perfeccionado, el vehículo de una mónada plenamente desarrollada,
autoconsciente y que sigue su propia línea de progreso, mientras que en el insecto, y aun
en el animal más desarrollado, la tríada de los principios superiores está absolutamente
dormida.

P 15: ¿Hay alguna consciencia o ser consciente que conozca y haga la división del
tiempo cuando ocurre el primer estremecimiento de la manifestación? En “Notas sobre
el Bhagavad-Gita” el Sr. Subba Row, hablando del Primer Logos, parece implicar
consciencia e inteligencia.

R 15: Pero no explicó a cual Logos se refería, y creo que hablaba en general. En la
filosofía Esotérica, el Primer Logos es el inmanifestado, y el Segundo es el manifestado.
Ishvara corresponde al Segundo, y Narayana al Logos inmanifestado.
Subba Row es un Advaita y un Vedantino erudito, y explicaba desde su punto de vista.
Nosotros lo hacemos desde el nuestro. En La Doctrina Secreta, aquello de lo cual nace
el Logos manifestado se traduce como el «Eterno Padre-Madre»; mientras que en el
Vishnu-Purdna se lo describe como «el Huevo del Mundo», rodeado por siete pieles,
capas o zonas. Es en este Huevo Dorado que nace Brahma, el masculino, y ese Brahma
en realidad es el Segundo Logos o también el Tercero, de acuerdo a la enumeración
adoptada; porque seguramente no es el Primero o más elevado, el punto que está en
todas partes y en ninguna.
Mahat, en la interpretación Esotérica, es en realidad el Tercer Logos o la Síntesis de los
Siete Rayos creadores, los Siete Logos. De las así llamadas Siete Creaciones, Mahat es
la Tercera, porque es el Alma Universal e Inteligente, la Ideación Divina, combinando
los planos ideales y los prototipos de todas las cosas tanto en el mundo objetivo
manifestado como en el subjetivo. En las doctrinas Sankhyay Puranica, Mahat es el
primer producto de Pradhana, animado por Kshetrajna, «el Espíritu Substancia». En la
filosofía Esotérica «Kshetrajna» es el nombre que se da a nuestros EGOS reencarnantes.

P 16: ¿Es ésta entonces la primera manifestación en nuestro universo objetivo?


785

R 16: Es el primer Principio en él, sensible o perceptible para el pensamiento divino y


no para los sentidos humanos. Pero si partimos desde lo Incognoscible, hallaremos que
es el tercero, y que corresponde a Manas, o más bien a Buddhi-Manas.

P 17: ¿Entonces el Primer Logos está representado por el primer punto dentro del
círculo?

R 17: El punto dentro del círculo que no tiene límites y es eterno, y que no tiene ni
nombre ni atributo. Este primer Logos inmanifestado es simultáneo con la línea trazada
sobre el diámetro del Círculo. La Primera Línea o Diámetro representa el Padre-Madre;
de él procede el Segundo Logos, que contiene en sí mismo la Tercera Palabra
Manifestada. En los Puranas, por ejemplo, se dice otra vez que la primera creación del
Akasha es el Sonido, y en este caso Sonido significa «Palabra», la expresión del
inefable pensamiento, el Logos manifestado, el de los Griegos y Platónicos y de San
Juan. El Dr. Wilson y otros orientalistas hablan de esta concepción de los Hindúes como
de un absurdo, porque según ellos Akasha y Caos son idénticos. Pero si supieran que
Akasha y Pradhana no son sino los dos aspectos de una misma cosa, y recordaran que
Mahat, la divina ideación, en nuestro plano, es ese Sonido o Logos manifestado, se
reirían de sí mismos y de su propia ignorancia.

P 18: Con referencia al próximo párrafo, ¿cuál es la consciencia que toma conocimiento
del tiempo? ¿Es la consciencia de tiempo limitado al plano de la consciencia física
despierta, o bien existe en planos superiores ? En «La Doctrina Secreta» se dice que: “El
Tiempo es sólo una ilusión producida por la sucesión de nuestros estados de consciencia
en nuestro viaje a través de la duración eterna, y no existe donde no existe consciencia
en que pueda producirse la ilusión...” (Vol. I pág. 96 )

R 18: Aquí sólo se quiere indicar la consciencia en nuestro plano y no la eterna


Consciencia divina a la cual llamamos lo Absoluto. La consciencia del tiempo en el
sentido actual de la palabra, no existe ni siquiera durante el sueño; mucho menos por lo
tanto puede existir en la esencia absoluta. ¿Puede decirse que el mar tiene un concepto
del tiempo en su rítmico golpear sobre la playa, o en el movimiento de sus olas? No
se puede decir que lo Absoluto tenga consciencia, o al menos una consciencia tal como
la que tenemos aquí. No tiene consciencia, ni deseo, ni voluntad, ni pensamiento,
porque es pensamiento absoluto, absoluto deseo, absoluta consciencia, es un «todo»
absoluto.

P 19: ¿Es aquello al cual nos referimos como SEIDAD o SAT?

R 19: Nuestros amables críticos han encontrado muy divertida la palabra «Seidad»
(Be-Ness), pero no hay otro modo de traducir la palabra Sánscrita Sat. No es existencia,
porque existencia puede aplicarse solamente a los fenómenos, nunca a los nóumenos, la
misma etimología del término en Latín que contradice dicha aserción, pues ex significa
«desde» o «fuera de», y sistere, «estar»; por lo tanto se trata de algo que parece estar
(¿allí?) donde no estaba antes. Además la palabra existencia implica algo que tiene un
comienzo y un fin. ¿Cómo entonces se puede aplicar el término a aquello que siempre
fue, y del cual no puede decirse que surgiera de alguna otra cosa?

P 20: El Hebreo Jehovah era “Yo soy”.


786

R 20: Y también lo era Ormuzd, el Ahura-Mazda de los antiguos mazdeistas. En este


sentido todo hombre así como todo Dios puede alardear de su existencia diciendo «Yo
soy lo que soy».

P 21: Pero seguramente “Seidad” (Be- ness) tiene alguna relación con la palabra “ser”
(en inglés Be de donde Be-ness)?

R 21: Si; pero «Seidad» (Be-ness) no es ser (being), porque es igualmente no-ser.
Nosotros no podemos concebirlo, porque nuestro intelecto es muy limitado y nuestro
lenguaje es aún más limitado y condicionado que nuestra mente. Por lo tanto, ¿cómo
podemos expresar aquello que solamente puede concebirse por medio de una serie de
negativas?

P 22: Un alemán podría expresarlo más fácilmente con la palabra “sein” (ser); “das
sein” [el ser (siendo sein un infinitivo)] podría ser un equivalente muy bueno para “Be-
ness”. Este último término tal vez suene absurdo a los desacostumbrados oídos ingleses,
pero “das sein” (el ser) es un término y una idea perfectamente familiares a un alemán.
Pero estábamos hablando de consciencia en Espacio y Tiempo.

R 22: Esta Consciencia es finita, teniendo principio y fin. Pero, ¿cuál es la palabra para
una Consciencia finita tal que, debido a Maya, se crea a sí misma infinita? Ni siquiera el
que está en el Devachán es consciente del tiempo; todo está presente en el Devachán; no
hay pasado, de otro modo el Ego lo recordaría y lo lamentaría; ni futuro o desearía
tenerlo. Por lo tanto, viendo que el Devachán es un estado de bienaventuranza en el cual
todo está presente, se dice que el que está en Devachán no tiene ningún concepto o idea
del tiempo; para él todo es como en un vívido sueño, una realidad.

P 23: Pero podemos soñar el tiempo de una vida en medio segundo, siendo conscientes
de una sucesión de estados de consciencia, de eventos que se suceden uno tras de otro.

R 23: Sólo después del sueño; mientras se sueña no existe tal consciencia.

P 24: ¿No podríamos comparar la reconstrucción de un sueño con una persona dando la
descripción de un cuadro, y que debe mencionar todas las partes y los detalles porque no
puede presentar al todo delante del ojo de la mente de quien escucha?

R 24: Ésa es una analogía muy buena.


787

Estancia I (continuación)

Reunión realizada en Lansdowne Street, No.17 , Londres, W., el 17 de Enero, 1889, con
la presidencia del Sr. T.B. Harbottle.

Sloka (3) LA MENTE UNIVERSAL NO EXISTÍA, PUES NO HABÍA AH-HI


(SERES CELESTIALES) PARA CONTENERLA (Y POR TANTO PARA
MANIFESTARLA)

P 1: Esta Sloka parece implicar que la Mente Universal no tiene existencia separada de
los Ah-hi, pero en el Comentario se dice que:
«... un nóumeno puede llegar a ser fenómeno en cualquier plano de existencia, por
medio de una apropiada base o vehículo; y durante la larga noche de reposo, llamada
Pralaya, cuando todas las existencias están disueltas, la 'M ENTE UNIVERSAL' queda
como una permanente posibilidad de acción mental, o como el absoluto pensamiento
abstracto, del cual la mente es la relativa manifestación concreta. Los AH-HI (Dhyan-
Chohans) son las huestes colectivas de seres espirituales. . . los cuales son los vehículos,
para la manifestación del pensamiento y de la voluntad, divinos o universales. Son las
Fuerzas Inteligentes que dan y establecen en la Naturaleza las 'Leyes', al paso que ellos
mismos obran conforme a las leyes que les han sido impuestas de una manera análoga
por Poderes aún más elevados; . . .Esta jerarquía de Seres espirituales, por cuyo medio
la Mente Universal se pone en acción, se asemeja a un ejército -verdaderamente una
'Hueste' merced al cual se manifiesta el poder...» (D.S. I pág.97)
El Comentario sugiere que los Ah-hi no son ellos mismos la Mente Universal, sino
solamente el vehículo para su manifestación.

R 1: El significado de esta Sloka, creo, es muy claro; quiere decir que, como no hay
mentes finitas diferenciadas durante el Pralaya, es como si no hubiera mente en
absoluto, porque no hay nada para contenerla o percibirla. No hay nada que reciba y
refleje la ideación de la Mente Absoluta; por lo tanto, ella no está. Fuera del Absoluto e
inmutable Sat (Seidad), todo es necesariamente finito y condicionado, puesto que tiene
comienzo y fin. En consecuencia, puesto que «no estaban los Ah-hi», no había Mente
Universal como manifestación. Ha de hacerse una distinción entre la Mente Absoluta,
que está siempre presente y su manifestación y reflejo en los Ah-hi, quienes,
encontrándose en el plano más elevado, reflejan colectivamente la mente universal al
primer estremecimiento del Manvántara. Luego, ellos comienzan el trabajo de evolución
de todas las fuerzas inferiores a través de los siete planos, hasta el más denso, el nuestro.
Los Ah-hi son los primordiales Siete Rayos o Logoi, emanados del primer Logos, triple,
y sin embargo uno en su esencIa.

P 2: ¿Entonces los Ah-hi y la Mente Universal son necesariamente complementarios los


unos de la otra?
788

R 2: De ningún modo: la Mente Universal o Absoluta siempre es durante el Pralaya así


como en el Manvántara; es inmutable. Los Ah-hi son los Dhyanis más elevados, los
Logoi, como se acaba de decir, aquellos que comienzan la evolución descendente, o
emanación. Durante el Pralaya no hay Ah-hi, porque ellos vienen a la existencia sólo
con la primera radiación de la Mente Universal, la cual, per se, no puede diferenciarse y
cuya radiación es el primer descenso del Manvántara.
Lo Absoluto es mente durmiente, latente, y no puede ser de otra manera en la verdadera
percepción metafísica; es solamente Su sombra la que comienza a diferenciarse en la
colectividad de estos Dhyanis.

P 3: ¿Significa ésto que era consciencia absoluta, pero que ya no lo es?

R 3: Es consciencia absoluta eternamente, la cual periódicamente se convierte en


consciencia relativa, en cada «amanecer Manvantárico».
Representémonos a esta consciencia latente o potencial, como una especie de vacío
dentro de un recipiente, rómpese el recipiente, y ¿qué ocurre con el vacío?, ¿dónde
debemos buscarlo? Ha desaparecido; está en todas partes y en ninguna.
Es algo y sin embargo nada: un vacío y al mismo tiempo una plenitud. ¿Pero qué es en
realidad un vacío según la Ciencia Moderna, un algo homogéneo o qué? El Vacío
absoluto, ¿no es una ficción de nuestra fantasía? ¿ Una pura negación, un su puesto
Espacio donde nada existe? Siendo ésto así, destrúyase el recipiente, y -al menos
para nuestra percepción- nada existe. Por lo tanto la Estancia lo expresa muy
correctamente; «La Mente Universal no existía», porque no había vehículo para
contenerla.

P 4: ¿Cuáles son los poderes más elevados que condicionan a los Ah-hi?

R 4: No se pueden llamar poderes; sería tal vez mejor hablar de poder o Potencialidad.
Los Ah-hi están condicionados por el despertar en la manifestación de la LEY universal
periódica, que se convierte sucesivamente en activa y en pasiva. Es debido a esta Ley
que están condicionados o formados, no creados. «Creados» es un término imposible de
usar en Filosofia.

P 5: ¿Entonces, el poder o Potencialidad que precede a los Ah-hi, es superior a ellos, es


la ley que necesita manifestarse?

R 5: Así es; la manifestación periódica. Cuando suena la hora, la Ley entra en acción, y
los Ah- hi aparecen en el primer peldaño de la escala de la manifestación.

P 6: ¿Pero seguramente esta es LA Ley y no UNA ley?

R 6: Exactamente, puesto que es absoluta y «Sin Segundo», y por lo tanto no es un


atributo sino la Absolutividad misma.

P 7: ¿Consiste la gran dificultad en darse cuenta de esa Ley?

R 7: Esto sería tratar de ir más allá de la primera manifestación y suprema causalidad.


Se necesitaría todo nuestro limitado intelecto para comprender aún vagamente la última;
por más que lo intentemos, nunca podremos, limitados como somos, comprender lo
Absoluto, que para nosotros, en nuestra actual etapa de desarrollo mental, es solamente
789

una especulación lógica, aún cuando podamos fechar retrocediendo miles y miles de
años.

P 8: ¿Con referencia a la sloka en cuestión, no sería «mente cósmica» un término mejor


que “mente universal”?

R 8: No, la mente cósmica aparece en la tercera etapa, o grado, y está confinada o


limitada al universo manifestado. En los Puranas, Mahat (el «gran» Principio mental o
Intelecto) aparece solamente en la tercera de las Siete «Creaciones» o etapas de
evolución. La Mente Cósmica es Mahat, o ideación divina en actividad (operación
creativa) y por lo tanto es solamente la manifestación periódica en tiempo e in actu de la
Eterna Mente Universal en potencia. En rigor, siendo Mente Universal sólo otro nombre
para lo Absoluto, fuera del tiempo y del espacio, esta Ideación Cósmica, o Mente, no es
de ningún modo una evolución, (y menos una «creación»), sino simplemente uno de los
aspectos del primero, que no conoce cambios, que siempre fue, que es y será. Así,
repito, la sloka implica que no había ideación universal, vale decir, no era perceptible,
porque no existían mentes para percibirla, puesto que la Mente Cósmica estaba aún
latente, como mera potencialidad. Como las estancias hablan de la manifestación,
estamos en consecuencia obligados a traducirlas así, y no desde otro punto de vista.

P 9: Usamos la palabra “cósmica” como aplicada al universo manifestado en todas sus


formas. La sloka aparentemente no se refiere a esto, sino a la primera Consciencia
absoluta o No-consciencia) y parece implicar que la consciencia absoluta no podía ser la
mente universal porque ésta no estaba expresada (manifestada) o no podía serlo: en
consecuencia no había ninguna expresión para ella. ¿Pero podría objetarse que no
había modo de expresarla (manifestarla) sin embargo estaba allí? ¿Podemos decir que,
al igual que Sat, estaba y no estaba?

R 9: Ello no ayudaría la interpretación.

P 10: ¿Cuándo se dice que no estaba, la idea que se sugiere entonces es que no estaba
en lo Absoluto?

R 10: De ningún modo; simplemente «no existía» .

P 11: Ciertamente, parece haber una distinción; porque si pudiésemos decir “era”
estaríamos tomando una visión muy parcial de la idea de Sat, que equivaldría decir que
Sat ERA. Más aún alguien podría decir que la frase “La Mente Universal no era”
sugiere que es una manifestación, pero la mente no es una manifestación.

R 11: La Mente en el acto de la ideación, es una manifestación; pero la Mente Universal


no es la misma cosa, puesto que no se puede hablar de ningún acto relativo o
condicionado de aquello que es Absoluto. Hubo ideación universal tan pronto como
aparecieron los Ah-hi, y continúa habiendo a través del Manvántara.

P 12: ¿A qué plano cósmico pertenecen los Ah-hi de los cuales aquí se habla?

R 12: Ellos pertenecen al primero, segundo y tercer plano, (siendo en realidad el último
plano el punto de partida de la manifestación primordial), el reflejo objetivo de lo
Inmanifestado. Al igual que la Monas Pitagórica, el Primer Logos, habiendo
790

emanado la primera Triada, desaparece en la quietud y las tinieblas.

P 13: ¿Significa esto que los tres Logoi emanados de la Radiación primordial en el
macrocosmos, corresponden a Atma, Buddhi y Manas, en el microcosmos ?

R 13: Así es; corresponden, pero no se deben confundir con estos. Ahora estarnos
hablando del macrocosmos en el momento del primer estremecimiento del descenso
manvantárico, cuando comienza la evolución, y no del microcosmos u hombre.

P 14: ¿Los tres planos a los cuales pertenecen los tres Logoi, son emanaciones
simultáneas o emanan uno del otro?

R 14: Es muy engañoso aplicar leyes mecánicas a la metafísica superior de la


cosmogonía, o al espacio y tiempo, como los conocemos ahora, porque entonces no
existía ninguno de los dos. La reflexión de la tríada en tiempo y en espacio, o en
el universo objetivo viene después.

P 15: Los Ah-hi, ¿han sido hombres en un previo manvántara o lo serán?

R 15: Toda criatura viviente, cualquiera sea su descripción, fue, es o será un ser humano
en uno o en otro manvántara.

P 16: ¿Pero permanecen ellos en este manvántara en el mismo altísimo plano, durante el
periodo total del ciclo de vida?

R 16: Si Ud. con «ciclo de vida» se refiere a una duración de tiempo que se extiende
por un número de más de quince cifras, entonces, mi respuesta es decididamente, no.
Los «Ah-hi» pasan por todos los planos, comenzando a manifestarse en el tercero.
Como todas las otras Jerarquías, en el plano más elevado son arupa, es decir, sin forma,
sin cuerpo, sin ninguna substancia, meros alientos. En el segundo plano, recién se
aproximan a los rupas, o formas; en el tercero, se convierten en Manasaputras, aquellos
que encarnaron en los hombres. En cada plano que ellos alcanzan, son llamados con
diferentes nombres, (hay una continua diferenciación de su substancia homogénea
original; la llamamos substancia, aunque en realidad no es ninguna substancia que
podamos concebir). Más tarde, se transforman en rupas, formas etéreas.

P 17: ¿Entonces los Ah-hi de este manvántara...?

R 17: Ya no existen; desde hace mucho tiempo se han convertido en Egos Planetarios,
Solares, Lunares, y por último en Egos reencarnantes, porque, como se dijo, «Ellos son
las huestes colectivas de seres espirituales.»

P 18: Pero antes se dijo que los Ah-hi no se convierten en hombres en este manvántara.

P 18: No lo hacen como «Ah-hi» sin forma. Pero lo hacen como transformaciones de sí
mismos. Los manvántaras no deben confundirse. El ciclo manvantárico de quince cifras,
se aplica al sistema solar; pero hay un manvántara que corresponde a la totalidad del
universo objetivo, el Padre-Madre, y muchos manvántaras menores.
791

En general las slokas que se han seleccionado se relacionan con el manvántara menor
(de quince cifras) y se han dado sólo dos o tres relacionadas al manvántara mayor. Por
lo tanto, se han omitido muchas slokas a causa de su difícil comprensión.

P 19: Entonces, los hombres de un manvántara, al redespertar en el manvántara


siguiente, tendrán que pasar por un estado correspondiente a la etapa de Ah-hi?

R 19: En algunos de los manvántaras, «la cola está en la boca de la serpiente». Mediten
sobre este simbolismo.

P 20: Un hombre puede elegir aquello en lo cual va a pensar. ¿Puede esta analogía
aplicarse a los Ah-hi?

R 20: No; porque el hombre tiene libre albedrío y los Ah-hi no lo tienen. Están
obligados a actuar simultáneamente, porque la Ley bajo la cual deben actuar les da el
impulso. El libre albedrío sólo puede existir en un Hombre, que tenga mente y
consciencia, las cuales actúan y le hacen percibir las cosas interior y exteriormente.
Los «Ah-hi» son Fuerzas, no Seres humanos.

P 21: ¿Pero no son ellos agentes conscientes en el trabajo?

R 21: Son conscientes hasta tanto actúan dentro de la consciencia universal. Pero la
consciencia de un Manasa-Putra en el tercer plano es muy diferente. Es solamente
entonces que ellos devienen Pensadores. Además el Ocultismo, a diferencia de la
Ciencia moderna, sostiene que todo átomo de materia, una vez diferenciado, queda
dotado de su propia clase de Consciencia.
Cada célula del cuerpo humano (como en todo animal) está dotada de su propia facultad
de discriminación, instinto, y, relativamente hablando, de inteligencia.

P 22: ¿Puede decirse que los Ah-hi disfrutan de bienaventuranza?

R 22: ¿Cómo pueden estar sujetos a bienaventuranza y no-bienaventuranza? La


bienaventuranza sólo puede ser apreciada, y se convierte en tal, cuando el sufrimiento es
conocido.

P 23: Pero hay una diferencia entre felicidad y bienaventuranza.

R 23: Aunque pueda haber diferencia, sin embargo no hay ni felicidad ni


bienaventuranza sin una previa contrastante experiencia de sufrimiento y de pena.

P 24: Pero entendemos que se pretendió hacer referencia a aquella bienaventuranza,


como el estado del Absoluto.

R 24: Eso es aún más ilógico. ¿Cómo se puede decir que lo ABSOLUTO siente? Lo
Absoluto no puede tener ni condicionamiento ni atributo. Solamente aquello que es
finito y diferenciado puede tener algún tipo de sentimiento o de actitud que se le pueda
atribuir.

P 25: ¿Entonces no se puede decir que los Ah-hi son conciencias inteligentes, puesto
que su inteligencia es tan compleja?
792

R 25: Quizá el término sea erróneo, pero debido a la pobreza de las lenguas de Europa,
parece no haber otra elección.

P 26: ¿Pero tal vez una frase representaría la idea más correctamente? El término parece
significar una fuerza que es una unidad, no una acción y reacción compleja de varias
fuerzas, que estarían implicadas en la palabra “inteligencia”. El aspecto noumenal de la
fuerza fenomenal tal vez expresaría mejor la idea.

R 26: O tal vez podríamos representarnos la idea como una llama, una unidad; los rayos
de esta llama serían complejos, actuando cada uno en su propia línea recta.

P 27: Pero solamente se vuelven complejos cuando encuentran receptáculos en las


formas inferiores.

R 27: Así es; sin embargo los Ah-hi son la llama de la cual salen los rayos,
diferenciándose cada vez más a medida que van cayendo más profundamente en la
materia, hasta que finalmente llegan a este mundo nuestro, con sus millones de
habitantes y seres sensuales, y entonces sí, se vuelven verdaderamente complejos.

P 28: ¿Considerados entonces como una esencia primaria, los Ah-hi serían una unidad?
¿Podemos considerarlos así?

R 28: Ustedes pueden; pero la estricta verdad es que ellos solamente proceden de la
Unidad, y son el comienzo de los siete rayos.

P 29: ¿Podemos entonces llamarlos como la reflexión de la unidad?

R 29: ¿Acaso los rayos del espectro solar, no son fundamentalmente un solo rayo
blanco? De uno se convierte en tres; de los tres, siete; y de estos siete primarios surge
una infinitud. Volviendo a la así llamada «consciencia» de los Ah-hi, esa consciencia no
se puede juzgar por lo que es norma para las percepciones humanas. Está en un plano
completamente diferente.

P 30: “Durante el sueño profundo, la mente no está en el plano físico”; debe deducirse
por lo tanto que durante ese periodo la mente es activa en otro plano? ¿Hay alguna
definición de las características que distinguen a la mente en estado de vigilia de la
mente durante el sueño del cuerpo?

R 30: La hay, por supuesto, pero no creo que una discusión acerca de ello sea pertinente
o útil ahora; basta decir que con frecuencia la facultad de razonamiento de la mente
superior puede estar dormida, y la mente instintiva plenamente despierta. Es la
distinción fisiológica entre el cerebro y el cerebelo; el uno duerme y el otro está
despierto.

P 31: ¿Qué se entiende por mente instintiva?

R 31: La mente instintiva se expresa a través del cerebelo y es también la mente de los
animales. En el hombre, durante el sueño cesan las funciones del cerebro y el cerebelo
lo lleva al plano Astral, un estado aún más irreal que el plano de ilusión vigílico; porque
793

así llamamos a este estado que la mayoría de Uds. creen tan real. Y el plano Astral es
aún más ilusorio, porque refleja sin discriminación el mal y el bien y es muy caótico.

P 32: Las condiciones fundamentales de la mente en el estado vigílico son tiempo y


espacio: existen estos para la mente (Manas) durante el sueño del cuerpo físico?

R 32: No como nosotros los conocemos. Además, la respuesta depende del Manas al
que Ud. se refiera, el superior o el inferior. Solamente el último es el que es susceptible
de alucinaciones del espacio y del tiempo; por ejemplo, un hombre en estado de sueño
puede vivir en unos pocos segundos los sucesos de toda una vida (vea el apéndice “Los
Sueños”) Porque para las percepciones y las comprensiones del Ego Superior no hay ni
espacio ni tiempo.

P 33: Se dice que Manas es el vehículo de Buddhi, pero se habla de la mente universal
como de Maha-Buddhi. ¿Cuál es entonces la distinción entre los términos Manas y
Buddhi, empleados en un sentido universal, y Manas y Buddhi manifestados en el
hombre?

R 33: Buddhi Cósmico, la emanación del Alma Espiritual, Alaya, es el vehículo de


Mahat solamente cuando ese Buddhi corresponde a Prakriti. Entonces es llamado Maha-
Budhhi.
Este Buddhi se diferencia a través de siete planos, mientras que Buddhi en el hombre es
el vehículo de Atman, vehículo que es de la esencia del plano más elevado del akasha y
por lo tanto no se diferencia. La diferencia entre Manas y Buddhi en el hombre es la
misma que la diferencia entre los Manasa-Putra y los Ah-hi en el Kosmos.

P 34: Manas es mente y se ha dicho que los Ah-hi no pueden tener más Mente
individual o aquello que nosotros llamamos mente, en este plano de la que pueda tener
Buddhi. ¿Puede haber Consciencia sin Mente?

R 34: No en este plano de materia. ¿Pero por qué no en algún otro plano superior? Una
vez que reconocemos una Mente Universal, tanto el cerebro, vehículo de la mente,
como la Consciencia, su facultad, en un plano más elevado deben ser muy diferentes de
lo que son aquí. Están más cerca del TODO Absoluto, y por lo tanto deben estar
representados por una substancia infinitamente más homogénea; algo sui generis y
totalmente fuera del alcance de nuestras percepciones intelectuales. Llamémoslo o
imaginémoslo como un estado incipiente e incognoscible de diferenciación
primordial. En ese plano más elevado, a mi parecer, Mahat, el gran Principio
Manvantárico de Inteligencia, actúa como un Cerebro, por medio del cual la Mente
Universal y Eterna, irradia a los Ah-hi, representando la resultante consciencia o
ideación. A medida que la sombra de este triángulo primordial, cae más y más a través
de los planos descendentes, en cada etapa se vuelve más material.

P 35: Y se convierte en el plano en el cual la Consciencia percibe las manifestaciones


objetivas. ¿No es así?

R 35: Si. Pero aquí nos enfrentamos con el gran problema de la Consciencia, y
tendremos que combatir al Materialismo. Porque, ¿qué es la Consciencia? De acuerdo a
la Ciencia moderna es una facultad de la Mente, como la voluntad. También nosotros
794

decimos así; pero añadimos que mientras la Consciencia no es una cosa per se, la
Mente, por el contrario, en sus funciones Manvantáricas cuando menos, es una Entidad.
Tal es la opinión de todos los Idealistas de Oriente.

P 36: Sin embargo es de moda en la actualidad, hablar despreciativamente de la idea de


que la mente es una entidad.

R 36: No obstante, mente es un perfecto término sinónimo de Alma. Aquellos que


niegan la existencia de esta última, por supuesto, discutirán que no existe una cosa tal
como la consciencia separada del cerebro y que con la muerte la consciencia cesa. Los
Ocultistas, por el contrario, afirman que hay consciencia después de la muerte y que
solamente entonces comienza la verdadera consciencia y la libertad del Ego, ya que no
está más impedido por la materia terrestre.

P 37: ¿Quizás el primer enfoque surge de limitar el término “consciencia” a la facultad


de percepción?

R 37: De ser así, el Ocultismo se opone por completo a semejante visión.

Sloka (4). LAS SIETE SENDAS A LA FELICIDAD (MOKSHA O NIRVANA) NO


EXISTÍAN (ver: La Voz del Silencio Fragmento III, Los Siete Portales). LAS
GRANDES CAUSAS DE LA DESDICHA (NIDANA Y MAYA), NO EXISTÍAN,
PORQUE NO HABÍA NADIE QUE LAS PRODUJESE Y FUESE ENGAÑADO POR
ELLAS.

P 1: ¿Cuáles son las siete sendas a la bienaventuranza?

R 1: Son ciertas facultades de las cuales el estudiante conocerá más cuando profundice
en el ocultismo.

P 2: ¿Son las Cuatro Verdades de la Escuela Hinayana, las mismas que menciona Sir
Edwin Arnold en La Luz de Asia; siendo la primera de ellas, el Sendero del Dolor; la
segunda, la causa del Dolor; la tercera, la cesación del Dolor y la cuarta, el SENDERO?

R 2: Todo esto es teológico y exotérico; y se encuentra en todas las escrituras


buddhistas; y lo anterior parece haber sido tomado del Buddhismo de Ceilán o del Sur.
Sin embargo el tema está tratado de una manera más completa en la Escuela Aryasanga
(la filosofia en que está basada la Voz del Silencio). Aún allí las cuatro verdades tienen
un significado para el sacerdote regular de manto amarillo, y uno del todo diferente para
los verdaderos Místicos.

P 3: Nidana y Maya (las grandes causas de la miseria), ¿son aspectos de lo Absoluto?

R 3: Nidana significa la concatenación de causa y efecto; los doce Nidanas son la


enumeración de las principales causas que producen la reacción o los efectos más
severos bajo la ley Kármica. A pesar de que no hay conexión entre los términos Nidana
y Maya por sí mismos, siendo Maya simplemente una ilusión, sin embargo si
consideramos al universo como Maya o Ilusión, entonces ciertamente los Nidanas,
como agentes morales en el Universo, están incluidos en Maya.
795

Es Maya, ilusión o ignorancia, la que despierta a los Nidanas; y habiéndose producido


la causa o las causas, le siguen los efectos de acuerdo a la ley Kármica. Para citar un
ejemplo: todos nosotros nos consideramos a nosotros mismos como Unidades, aunque
en esencia somos una Unidad una e indivisible, gotas en el océano del Ser, que no se
distinguen la una de la otra. Habiéndose entonces producido esta causa, la totalidad de
las discordias de la vida, le sigue inmediatamente como efecto; en realidad, éste es el
esfuerzo de la naturaleza para restablecer la armonía y mantener el equilibrio. En este
sentido de separatividad está la raíz de todo mal.

P 4: ¿Tal vez sería mejor separar los dos términos, y establecer si Maya es un aspecto
de lo Absoluto?

R 4: Difícilmente podría serlo, puesto que Maya es la Causa, y al mismo tiempo un


aspecto de diferenciación, además lo Absoluto no puede jamás diferenciarse. Maya es
una manifestación; Lo Absoluto no puede nunca tener manifestación, sino solamente
una reflexión, una sombra que irradia periódicamente en Ello, no a través de ello.

P 5: Sin embargo, ¿Se dice que Maya es la causa de la manifestación o diferenciación?

R 5: ¿y qué tiene eso de particular? Ciertamente si no hubiera Maya no habría


diferenciación, o mejor, no se percibiría ningún universo objetivo. Pero esto no lo hace
un aspecto de lo Absoluto sino simplemente algo contemporáneo y coexistente con el
Universo manifestado, o la heterogénea diferenciación en la pura homogeneidad.

P 6: ¿Por la misma razón, entonces, si no hay diferenciación, no hay Maya? Pero aquí
estamos hablando de Maya como de LA CAUSA del Universo, de modo que cuando
penetramos más allá de la diferenciación, podríamos preguntarnos: «¿Dónde está
Maya?

R 6: Maya está en todas partes, y en todo lo que tiene comienzo y fin; por consiguiente,
cada cosa es un aspecto de aquello que es eterno, y en ese sentido, por supuesto, Maya
mismo es un aspecto de SAT, o de aquello que es eternamente presente en el Universo,
ya sea durante el Manvántara o el Maha-Pralaya. Pero recuerden que hasta se ha dicho
que Nirvana es solo Maya comparado con lo Absoluto.

P 7: ¿Entonces Maya es un término colectivo para todas las manifestaciones?

R 7: No creo que eso explicaría el término. Maya es la facultad perceptiva de todo Ego
que se considera a sí mismo una Unidad separada, e independiente, del eterno SAT o
«Seidad». En la filosofía exotérica y en los Puranas, Maya se explica como la activa
voluntad personificada del Dios Creador -este último siendo él mismo una Maya
personificada- una pasajera ilusión de los sentidos del hombre, que desde el comienzo
mismo de sus especulaciones emprendió la antropomorfización de las puras
abstracciones.
Maya, según la concepción del hindú ortodoxo, es muy distinta que Maya para un
idealista vedantino o un ocultista. La Vedanta declara que Maya, o la falaz influencia de
la ilusión, sólo constituye la creencia en la real existencia de la materia o de todo lo
diferenciado. El Bhagavata Purana identifica a Maya con Prakriti (naturaleza y materia
manifestadas) ¿No dicen lo mismo algunos metafísicos europeos de avanzada, tales
como Kant, Shopenauer y otros? Por supuesto, ellos tomaron sus ideas del Oriente,
796

(especialmente del Buddhismo; sin embargo la doctrina de la irrealidad de este universo


ha sido desarrollada en forma bastante correcta por nuestros filósofos), en líneas
generales, de todos modos. Ahora bien, a pesar de que no hay dos personas que puedan
ver las cosas y los objetos exactamente de la misma manera y que cada uno de nosotros
las vemos a nuestro modo, sin embargo todos estamos sujetos más o menos a ilusiones,
y en especial a la Gran Ilusión (Maya) de que como personalidades, somos seres
distintos de los otros seres, y que aún nuestros Yoes o Egos seguirán siendo tales en la
eternidad (o de cualquier modo en la sempiternidad), mientras que no sólo nosotros,
sino también todo el universo visible e invisible, somos solamente partes transitorias del
TODO UNO sin principio ni fin, o de Aquello que siempre fue, es y será.

P 8: El término parece aplicarse a los complejos puntos de diferenciación: aplicándose


diferenciación a la unidad y Maya al conjunto de unidades. Pero aquí podemos plantear
una cuestión lateral. Con respecto a la parte anterior de la discusión, se ha hecho
referencia al cerebro y al cerebelo, y a este último se lo ha descripto como el órgano
instintivo. Se supone que un animal tiene una mente instintiva, pero se dice que el
cerebelo es simplemente el órgano de la vida vegetativa, y que sólo controla las
funciones corporales, en cambio la mente sensitiva es la mente en la cual se abren los
sentidos, y no puede haber pensamiento ni ideación, nada que indique intelecto o
instinto, sino por la parte de la actuación de la mente asignada para tales funciones, es
decir, el cerebro.

R 8: Como quiera que sea, dicho cerebelo es el órgano de las funciones instintivas
animálicas, las que se reflejan o producen sueños caóticos o incoherentes en su mayor
parte. Sin embargo, los sueños que se recuerdan y que presentan una secuencia de
eventos, se deben a la visión del Ego superior.

P 9: ¿No es el cerebelo aquello que podríamos llamar el órgano del hábito?

R 9: Siendo instintivo, creo que podría muy bien llamarse así.

P 10: Excepto que podemos referirnos al hábito como aquello que podríamos llamar el
estado actual de existencia, y hablar del instinto como de una etapa pasada.

R 10: Cualquiera que sea el nombre que se le de, solo el cerebelo funciona cuando se
duerme, no el cerebro, y los sueños o emanaciones o sentimientos instintivos que
experimentamos en vigilia, son el resultado de su actividad.

P 11: La consecutividad surge enteramente de la facultad coordinadora. Pero


seguramente también el cerebro actúa, una prueba de lo cual es que mientras más nos
acercamos al momento del despertar, más vívidos se tornan nuestros sueños.

R 11: Así es; cuando Ud. se está despertando, pero no antes. Podemos comparar ese
estado del cerebelo a una barra de metal, o algo de la misma naturaleza, que ha sido
calentado durante el día y emana o irradia calor durante la noche; de la misma manera la
energía del cerebro se irradia inconscientemente durante la noche.

P 12: Sin embargo no podemos decir que el cerebro es incapaz de registrar impresiones
durante el sueño. Un hombre durmiendo puede ser despertado por un ruido, y cuando
despierta, con frecuencia será capaz de reconstruir su sueño hasta la impresión causada
797

por el ruido. Este hecho parece probar en forma concluyente la existencia de la


actividad cerebral durante el sueño.

R 12: Una actividad mecánica ciertamente; si bajo tales circunstancias hay la más leve
percepción, o el menor destello del estado de sueño, la memoria entra en juego y el
sueño puede ser reconstruido. Hablando de sueños, el estado de sueño que está pasando
a la vigilia, ha sido comparado con las brasas de un fuego en extinción; podemos muy
bien continuar con la analogía y comparar la entrada en acción de la memoria con una
corriente de aire que las revive. Es decir que la consciencia al despertar hace volver a la
actividad al cerebelo, que había descendido por debajo del umbral de la consciencia.

P 13: Pero el cerebelo, ¿deja de funcionar alguna vez?

R 13: No; pero se pierde en las funciones del cerebro.

P 14: Es decir que los estímulos que proceden del cerebelo durante la vida vigílica caen
debajo del umbral de la consciencia de vigilia, el campo de la consciencia siendo
enteramente ocupado por el cerebro, y esto continúa hasta que sobreviene el sueño,
cuando los estímulos del cerebelo comienzan a formar el campo de consciencia. Por lo
tanto no es correcto decir que el cerebro es el único asiento de la consciencia.

R 14: Así es; la función del cerebro es la de pulir, perfeccionar, o coordinar las ideas,
mientras que la del cerebelo es producir deseos conscientes, y demás.

P 15: Evidentemente tenemos que ampliar nuestra idea de consciencia. Por ejemplo, no
hay ninguna razón por la cual una planta sensitiva no pueda tener consciencia. Du Prel,
en su libro “Philosophie der Mystik” (Filosofía del Místico) cita algunas experiencias
muy curiosas que muestran un tipo de consciencia local, tal vez una clase de conexión
refleja. Va aún más lejos, demostrando, a partir de un gran número de casos bien
documentados, tales como los de los clarividentes, que pueden percibir con la boca del
estómago, que el umbral de la consciencia es capaz de extenderse de manera amplia
mucho más de lo que estamos acostumbrados a pensar, tanto hacia arriba como hacia
abajo.

R 15: Podemos congratularnos con las experiencias de Du Prel, como un antídoto


contra las teorías del Prof. Huxley, que son absolutamente irreconciliables con las
enseñanzas del ocultismo.
798

Estancia I (Continuación)

Reunión realizada en Lansdowne Road, 17, Londres, W. , el día 24 de Enero de 1889,


con la presidencia del Sr. Harbottle.

Sloka (5). SÓLO TINIEBLAS LLENABAN EL TODO SIN LÍMITES, PUES PADRE,
MADRE E HIJO ERAN UNA VEZ MÁS UNO, Y EL HIJO NO HABÍA
DESPERTADO AÚN PARA LA NUEVA RUEDA Y SU PEREGRINACIÓN EN
ELLA.

P 1: ¿Son las “Tinieblas” lo mismo que el “Eterno Padre Espacio” del cual se habla en
la Sloka 1?

R 1: De ningún modo. Aquí el «todo sin límites» es el «Padre Espacio»; y el Espacio


Cósmico es algo ya con atributos, cuando menos potencialmente. Las «Tinieblas» por el
contrario, y en este caso, es eso de lo cual no puede postularse ningún atributo: es el
Principio Desconocido llenando el Espacio Cósmico.

P 2: ¿Entonces Tinieblas está usado en el sentido de polo opuesto a la Luz?

R 2: Si, en el sentido de lo Inmanifestado y lo Desconocido como polo opuesto de la


manifestación, y de aquello sobre lo cual se puede especular.

P 3: ¿Entonces las Tinieblas no son opuestas a la Luz, sino a la diferenciación o mejor


aún, no se pueden considerar como un símbolo de la Negatividad?

R 3: Las «Tinieblas» que aquí se indican no pueden oponerse ni a la Luz ni a la


Manifestación, puesto que ambas son los legítimos efectos de la evolución
Manvantárica, el ciclo de Actividad. Son las «Tinieblas sobre la Faz del Abismo» del
Génesis: siendo aquí el Abismo «el brillante hijo del Obscuro Padre» (el Espacio).

P 4: ¿Es que no hay Luz, o simplemente no hay nada para manifestarla y nadie para
percibirla?

R 4: Ambas cosas. En sentido objetivo, tanto la luz, como las tinieblas son ilusiones,
(maya); en este caso no se trata de Tinieblas como ausencia de Luz, sino como un
Principio primordial que siendo lo Absoluto mismo no tiene forma para nuestras
percepciones intelectuales ni color, ni substancialidad ni ninguna otra cosa que pueda
expresarse con palabras.

P 5: ¿Cuándo surge la Luz de esas Tinieblas?

R 5: Posteriormente, cuando llega la primera hora de manifestación.

P 6: ¿Entonces, la Luz es la primera manifestación?


799

R 6: Lo es, después de comenzar la diferenciación y solamente en la tercera etapa de la


evolución. Tengan en mente que en filosofía usamos el término «luz» en un sentido
dual: uno para significar la luz eterna, absoluta, en potencia, siempre presente en el seno
de las Tinieblas desconocidas, coexistentes y contemporáneas con las últimas en la
Eternidad, o, en otras palabras, idéntica con estas; y en el otro, como una Manifestación
de la heterogeneidad y como contraste para ésta. Quien lea el Vishnu-Purana, por
ejemplo, entendiéndolo, encontrará la diferencia entre los dos términos bien expresados
en Vishnu; uno con Brahma y sin embargo distinto de él. Allí Vishnu es la eterna x y al
mismo tiempo es cada término de la ecuación. Él es Brahma (neutro), esencialmente
materia y espíritu, que son los dos aspectos primordiales de Brahma, el Espíritu siendo
Luz abstracta. (1) En los Vedas, sin embargo, encontramos a Vishnu tenido en poca
estima, y que no se hace ninguna alusión a Brahma (el masculino).

P 7: ¿Cuál es el significado de la frase “Padre, Madre e Hijo eran una vez más uno”?

R 7: Significa que los Logoi, -el «Padre» inmanifestado, la «Madre» semi-manifestada,


y el Universo, que es el tercer Logos de nuestra filosofía, o Brahma, durante el
(periódico) pralaya, eran una vez más uno; pues la esencia diferenciada había vuelto a
ser indiferenciada. La frase, «Padre, Madre, e Hijo», es el antetipo de la forma Cristiana
-Padre, Madre y Espíritu Santo- éste último término, era entre los primeros cristianos
y gnósticos, la femenina «Sophia». Significa que todas las fuerzas creadoras y
sensitivas, y sus efectos los cuales constituyen el universo, habían vuelto a su estado
primordial; todo se había fundido en uno. Durante los mahapralayas no hay nada
excepto el Absoluto.

P 8: ¿Cuáles son los diferentes significados de Padre, Madre e Hijo? En el Comentario,


se los explica como (a) Espíritu, Substancia, y Universo, (b) Espíritu, Alma y Cuerpo,
(c) Universo, Cadena Planetaria y Hombre.

R 8: Ya he completado esto con mi definición extra, que creo es clara. No hay nada que
agregar a esta explicación, a menos que comencemos a antropomorfizar los conceptos
abstractos.

P 9: ¿Si se toman los últimos términos de las tres series, las ideas de Hijo, Universo,
Hombre y Cuerpo, corresponden uno a otro?

R 9: Por supuesto que sí.

P 10: ¿Y cada uno de estos términos es producido por el restante par (de términos) de
cada trinidad,. por ejemplo, el Hijo} del Padre y de la Madre; los hombres de la Cadena
y del Universo, etc., y finalmente en el Pralaya el hijo se funde nuevamente con sus
padres?

R 10: Antes de contestar a la pregunta, debe Ud. recordar que no se está hablando del
período que precede a la así llamada Creación; sino solamente de cuando la materia
había comenzado a diferenciarse, y no había asumido aún ninguna forma. Padre-Madre
es un término compuesto que representa la Substancia Primordial o Espíritu-Materia.
Cuando, a través de la diferenciación comienza a caer desde la Homogeneidad en la
Heterogeneidad, se transforma en positiva y negativa; de ese modo, desde el estado
«Cero» (o laya) se convierte en activa y pasiva, en vez de solamente esto último; y,
800

como consecuencia de esta diferenciación (cuya resultante es la evolución y el


subsiguiente Universo), se produce el «Hijo», siendo este «Hijo» el mismo Universo, o
Kosmos manifestado, hasta un nuevo Mahapralaya.

P 11: ¿O el ultérrimo estado en laya o en el punto cero, como en el principio, antes del
estado de Padre-Madre e Hijo?

R 11: En La Doctrina Secreta se hace solamente una leve referencia a aquello que había
antes del período de Padre-Madre. Si hay Padre-Madre, por supuesto no puede haber
una condición como Laya.

P 12: ¿Por lo tanto, Padre-Madre, son una condición posterior a la de Laya?

R 12: Así es; los objetos individuales pueden estar en Laya, pero no el Universo cuando
aparece el Padre-Madre.

P 13: ¿Es Fohat uno de los tres: Padre, Madre e Hijo?

R 13: Fohat es un término genérico y es usado en muchos sentidos. Es la luz


(Daiviprakriti) de los tres logoi, el símbolo personificado de las tres etapas espirituales,
de Evolución. Fohat es el agregado de todas las ideaciones creativas espirituales arriba,
y de todas las fuerzas creativas y electro-dinámicas abajo, en el Cielo y en la Tierra.
Parece haber una gran confusión y malentendido con relación al Primero y Segundo
Logos. El primero es la ya presente y sin embargo aún inmanifestada potencialidad, en
el seno del Padre- Madre; el Segundo es la abstracta colectividad de creadores llamada
por los griegos «Demiurgos», o los «Constructores» del Universo. El tercer logos es la
última diferenciación del Segundo y la individualización de las Fuerzas Cósmicas, de
las cuales Fohat es el jefe; porque Fohat es la síntesis de los Siete Rayos Creadores
o Dhyan-Chohans que proceden del tercer Logos.

P 14: Durante el Manvántara, cuando el Hijo está en manifestación o está despierto, ¿el
Padre-Madre existe independientemente o sólo como manifestado en el Hijo?

R 14: Al usar los términos Padre, Madre e Hijo, deberíamos precavernos para evitar de
antropomorfizar el concepto; los dos primeros son simplemente las fuerzas centrífuga y
centrípeta y su producto es el «Hijo»; además es imposible excluir uno u otro de estos
factores de la concepción de la filosofía Esotérica.

P 15: Si es así, entonces surge otra cuestión: es posible concebir a las fuerzas centrífuga
y centrípeta como fuerzas que existen independientemente de los efectos que producen.
Los efectos se consideran siempre como secundarios a la causa o causas.

R 15: Pero es muy dudoso si esa concepción puede sostenerse en, o aplicarse a, nuestra
simbología; si estas fuerzas existen, deben producir efectos, y si los efectos cesan, las
fuerzas cesan con ellos, pero ¿quién puede conocerlas a ellas?

P 16: Pero existen como entidades separadas para fines matemáticos, ¿no es cierto?

R 16: Esto es algo diferente; existe una gran diferencia entre la naturaleza y la ciencia,
la realidad y el simbolismo filosófico. Por la misma razón dividimos al hombre en siete
801

principios, pero eso no significa que el tenga, por decirlo así, siete pieles o entidades o
almas. Estos principios son todos aspectos de un único principio, y aún este principio no
es sino un rayo temporal y periódico de la Llama o Fuego Uno, eterno e infinito.

Sloka (6). Los SIETE SEÑORES SUBLIMES Y LAS SIETE VERDADES, HABÍAN
DEJADO DE SER, Y EL UNIVERSO, EL HIJO DE LA NECESIDAD, ESTABA
SUMIDO EN PARANISHPANNA ( la perfección absoluta, Paranirvana que es Yong-
Grüb), PARA SER EXHALADO POR AQUELLO QUE ES Y SIN EMBARGO NO
ES. NINGUNA COSA EXISTÍA.

Sloka (7) . LAS CAUSAS DE LA EXISTENCIA HABÍAN SIDO SUPRIMIDAS; LO


VISIBLE QUE FUE Y LO INVISIBLE QUE ES, PERMANECÍAN EN EL ETERNO
NO-SER, EL ÚNICO SER.

P 1: Si las “Causas de la Existencia” habían sido suprimidas, ¿Cómo volvieron a la


existencia? En los Comentarios se dice que la causa principal de la existencia es “el
deseo de existir”, pero en esta sloka, el universo es llamado “hijo de la necesidad”.

R 1: La frase "las causas de la existencia habían sido suprimidas", se refiere al último


Manvántara o edad de Brahma; pero la causa que hace girar la Rueda del Tiempo y del
Espacio en la Eternidad, la cual está fuera del Tiempo y del Espacio, nada tiene que ver
con las causas finitas o lo que llamamos Nidanas. A mi me parece que no hay
contradicción en las afirmaciones.

P 2: Hay ciertamente un contraste. ¿Si las causas de la existencia habían sido


suprimidas, cómo volvieron a la existencia? La respuesta resuelve la dificultad, porque
se declara que un Manvántara ha desaparecido en Pralaya, y que la causa que llevó a la
existencia el previo Manvántara ahora ha transpuesto los límites de Tiempo y Espacio, y
por lo tanto hace que surja otro Manvántara a la manifestación.

R 2: Así es. Esta causa una y eterna y por lo tanto «causa sin causa» es inmutable y no
tiene nada que ver con las causas de ninguno de los planos que conciernen a los seres
finitos y condicionados. Por lo tanto de ningún modo puede implicar una consciencia
finita o un deseo. Es un absurdo postular deseo o necesidad de lo Absoluto; el sonido de
un reloj no sugiere que el reloj tenga deseo de sonar.

P 3: Pero el reloj tiene cuerdas y necesita de alguien que le de cuerda.

R 3: Lo mismo puede decirse del universo y de su causa, lo Absoluto, pues, por ser
Absoluto contiene tanto al reloj como al que le da la cuerda; la única diferencia es que
al primero se le da cuerda en el Espacio y en el Tiempo, y al último fuera del Tiempo y
del Espacio, es decir en la Eternidad.

P 4: La cuestión en realidad, requiere una explicación de la causa de la diferenciación


dentro de lo Absoluto.

R 4: Eso está fuera de las fronteras de la especulación legítima. Parabrahman no es una


causa, ni existe una causa que pueda obligarlo a emanar o a crearse. Estrictamente
hablando, Parabrahman no es ni siquiera lo Absoluto, sino la Absolutividad.
802

Parabrahman no es la causa sino la causalidad, o el poder propulsor no el volitivo en


toda Causa que se manifiesta. Nosotros podemos tener una idea confusa de que existe
algo así como ésta eterna Causa sin Causa o Causalidad. Pero es imposible definirla. En
«Charlas sobre el Bhagavad-Gita» del Sr. Subba Row, se dice que lógicamente, ni
siquiera el Primer Logos puede conocer a Parabrahman, sino sólo a Mulaprakriti, su
velo. Por lo tanto, si aún no tenemos siquiera una clara idea de Mulaprakriti, el primer
aspecto básico de Parabrahman, ¿qué podemos saber del Todo Supremo que está
velado por Mulaprakriti (la raíz de la Naturaleza o Prakriti) aún para el Logos?

P 5: ¿Cuál es el significado en esta sloka de “lo visible que fue, y lo invisible que es”?

R 5: «Lo visible que fue» se refiere al universo del pasado Manvántara, que pasó a la
Eternidad y que ya no es más. «Lo invisible que es» significa la deidad eterna, siempre
presente e invisible, a la cual damos muchos nombres, tales como Espacio abstracto, Sat
Absoluto, etc., y de la cual en realidad no conocemos nada.

Sloka (8).LA FORMA UNICA DE EXISTENCIA SE EXTENDÍA SOLA SIN


LÍMITES, INFINIT A, SIN CAUSA, EN SUEÑO SIN ENSUEÑOS; Y LA VIDA
PALPITABA INCONSCIENTE EN EL ESPACIO UNIVERSAL, EN TODA LA
EXTENSIÓN DE AQUELLA OMNIPRESENCIA QUE PERCIBE EL «OJO
ABIERTO» DEL DANGMA.

P 1: ¿Es que el “Ojo” se abre por encima del Absoluto, o es que “la forma una de
existencia” y la “Omnipresencia” son distintas de lo Absoluto o son nombres diferentes
del mismo Principio?

R 1: Por supuesto son todo uno; son simplemente expresiones metafóricas. Sírvase
notar que no se dice que el «Ojo» «ve»; sino que solamente «percibe» la
«Omnipresencia».

P 2: Entonces, ¿es a través de este «Ojo» que recibimos tal percepción, o sensación o
consciencia?

R 2: Con toda seguridad a través de ese «Ojo»; pero entonces es necesario tener ese
«Ojo» antes de poder ver, o convertirse en un Dangma o Vidente.

P 3: ¿Es de presumir que es ésta la facultad espiritual más elevada?

R 3: Muy bien; ¿pero donde estaba, en esa etapa, el feliz poseedor de aquello? No
había Dangma para percibir la «Omnipresencia», debido a que todavía no había
hombres.

P 4: Con referencia a la sloka 5, se dijo que la causa de la Luz fueron las Tinieblas.

R 4: Aquí nuevamente la palabra Tinieblas debe leerse en un sentido metafórico. Son


Tinieblas, sin ninguna duda para nuestro intelecto, porque no podemos saber nada de
ellas. Ya le dije que ni Tinieblas ni Luz deben usarse en el sentido de opuestos, como en
el mundo diferenciado. Tinieblas es el término que dará lugar a mínimas confusiones.
Por ejemplo, si se usara el término «Caos» fácilmente sería confundido con la materia
803

caótica.

P 5: El término luz, por supuesto, ¿nunca fue usado para indicar la luz física?

R 5: Por supuesto que no. Aquí luz es la primera potencialidad despertándose de su


condición laya para convertirse en potencia; es el primer estremecimiento en la materia
no diferenciada que se lanza a la objetividad y en un plano desde el cual comenzará la
manifestación.

P 6: Más adelante, en “La Doctrina Secreta” se dice que la luz se hace visible por las
tinieblas, o mejor aún, que las tinieblas existían originalmente y que la luz es el
resultado de objetos que la reflejan, es decir de los objetos del mundo objetivo. Ahora
bien, si tomamos un globo de agua y lo hacemos atravesar por una descarga eléctrica,
hallaremos que esta descarga es invisible, a menos que en el agua haya partículas
opacas, en cuyo caso se verán destellos de luz. ¿No es ésta una buena analogía?

R 6: Es una ilustración muy clara, creo.

P 7: ¿No es la Luz una forma diferenciada de vibración?

R 7: Así nos dice la Ciencia; y el Sonido también lo es. Y de este modo vemos que los
sentidos son, en cierto modo, intercambiables. ¿Cómo explicaría Ud., por ejemplo, que
un clarividente en estado de trance puede leer una carta, colocada a veces en su frente,
en la planta de los pies o en la boca del estómago?

P 8: ¿Es un sentido adicional?

R 8: De ninguna manera; es simplemente que el sentido de la vista puede ser


intercambiado con el sentido del tacto.

P 9: Pero el sentido de la percepción, ¿no es el comienzo del sexto sentido?

R 9: Eso es ir más allá del caso que estamos tratando, lo cual es simplemente un
intercambio de los sentidos del tacto y de la vista. Tales clarividentes, sin embargo, no
podrán decir el contenido de una carta que no hayan visto o con la cual no hayan estado
en contacto; esto requiere la práctica del sexto sentido: el primero es un ejercicio de los
sentidos en el plano físico, y el último es el ejercicio de un sentido en un plano superior

P 10: Según la fisiología, parece muy probable que todos los sentidos puedan
resolverse en el sentido del tacto, que se podría llamar el sentido coordinador. Se llega a
ésta deducción a partir de investigaciones embriológicas, las cuales muestran que el
sentido del tacto es el primero y .fundamental sentido, y que todos los demás
evolucionan de él. Todos los sentidos, por la tanto, son formas de tacto más altamente
especializadas o diferenciadas.

R 10: Este no es el punto de vista de la filosofía Oriental; en el Anugita, leemos una


conversación entre «Brahman» y su esposa con respecto a los sentidos, de los cuales se
dice que son siete, siendo, según el Sr. Trimbak Telang, y según la traducción del prof.
Max Muller, los otros dos «mente y comprensión»; sin embargo estos términos no
transmiten el correcto significado de los términos sánscritos. Ahora bien, el primer
804

sentido, de acuerdo a los hindúes, está relacionado con el sonido. Esto difícilmente
puede ser el tacto.

P 11: ¿Lo más probable es que se aluda a la sensibilidad, o a algún medio sensible?

R 11: En la filosofía Oriental, sin embargo, se manifiesta primero el sentido del sonido,
y luego el sentido de la vista, los sonidos convirtiéndose en colores. Los clarividentes
pueden ver los sonidos y detectar cada nota y modulación mucho más distintamente que
a través del ordinario sentido de la vibración del sonido, u oído.

P 12: Entonces, ¿el sonido es percibido como un tipo de movimiento rítmico?

R 12: Si; y esas vibraciones pueden ser vistas a mayor distancia de las que pueden ser
escuchadas.

P 13: Pero suponiendo que el oído físico dejara de oír y que una persona percibiera los
sonidos de manera clarividente, ¿ésta sensación no se podría traducir en clariaudiencia
también?

R 13: Ciertamente en un cierto punto es posible que un sentido se funda en el otro. De


este modo también los sonidos pueden traducirse en gusto. Hay sonidos que suenan
muy «ácidos» en la boca de algunos sensitivos, mientras que otros generan un gusto a
dulce; en efecto, toda la escala de sentidos es susceptible de correlación.

P 14: Entonces, ¿debe existir la misma extensión para el sentido del olfato?

R 14: Es muy natural, como ya hemos demostrado anteriormente. Los sentidos son
intercambiables una vez que admitimos su correlación. Además todos pueden ser
modificados o intensificados de manera muy considerable. Ahora entenderá Ud. la
referencia en los Vedas y los Upanishads, donde se dice que los sonidos se perciben.

P 15: En el último número del “Harper's Magazine” apareció una curiosa historia de
una tribu que vive en una isla de los Mares del Sur que virtualmente ha perdido la
costumbre de hablar y de conversar. Sin embargo, parecían comprenderse mutuamente
y simplemente ver lo que cada uno de los demás pensaba.

R 15: Tal «Palacio de la Verdad» difícilmente se adaptaría a nuestra moderna sociedad.


Sin embargo, se dice que fue justamente por tales medios que las primeras razas se han
comunicado la una con la otra, el pensamiento tomando forma objetiva, antes que el
habla se desarrollara en distintos lenguajes hablados. Si es así, entonces debe haber
habido un período durante la evolución de las razas humanas en el cual toda la
humanidad estaba compuesta de sensitivos y clarividentes.
805

Estancia I (continuación)

Reunión realizada en el No.17 de Lansdown Road, Londres, W ., e1 31 de Enero de


1889 con la presidencia de Sr. T.B.Harbottle.

P 1: Con referencia a la sloka (6), donde se habla de los “Siete Señores”, puesto que es
posible que surja una confusión con respecto a la correcta aplicación de los términos,
¿cuál es la diferencia entre Dhyan-Chohans, Espíritus Planetarios, Constructores y
Dhyani-Buddhas?

R 1: Puesto que se necesitarían dos volúmenes adicionales de La Doctrina Secreta para


explicar todas las Jerarquías, se ha omitido por lo tanto de las Estancias y de los
Comentarios mucho de lo que está relacionado con ellas. Sin embargo, se puede intentar
una breve definición. Dhyan-Chohan es un nombre genérico para todos los Devas, o
Seres Celestiales. Un Espíritu Planetario es el gobernante de un planeta, una especie de
dios finito o personal. Sin embargo existe una marcada diferencia entre los Gobernantes
de los Planetas Sagrados y los Gobernantes de una «pequeña» cadena de mundos como
la nuestra. No hay una seria objeción en decir que la tierra tiene, sin embargo, seis
invisibles compañeros y cuatro diferentes planos, como todo otro planeta, porque la
diferencia entre ellos es vital en muchos puntos. Digan lo que digan, nuestra Tierra
nunca fue contada entre los siete planetas sagrados de la antigüedad, aunque en la
astrología exotérica popular era el substituto de un planeta sagrado ahora perdido- de
vista por los astrónomos, y sin embargo bien conocido para los especialistas iniciados.
Tampoco el Sol y la Luna figuraban en ese número, aunque lo acepta en la actualidad la
moderna astrología; porque el Sol es una Estrella Central, y la Luna, un planeta muerto.

P 2: ¿Ninguno de los seis globos de la cadena terrestre fue contado entre los planetas
sagrados?

R 2: Ninguno. Estos últimos fueron todos planetas en nuestro plano, y algunos de ellos
han sido descubiertos más tarde.

P 3: ¿Nos puede Ud. decir algo de los planetas para los cuales el Sol y la Luna fueron
los substitutos?

R 3: No hay en ello ningún secreto, aunque nuestra moderna astrología ignora estos
planetas. Uno es un planeta intra-mercurial, que se supone haber sido descubierto, y al
cual se le ha dado por anticipado el nombre de Vulcano, y el otro, un planeta con un
movimiento retrógrado, a veces visible en ciertas horas de la noche y aparentemente en
la cercanía de la Luna. La influencia oculta de este planeta es transmitida por la Luna.

P 4: ¿Qué es lo que hizo considerar sagrados o secretos a estos planetas?

R 4: Su influencia oculta, hasta donde yo se.

P 5: ¿Entonces, los Espíritus Planetarios de los Siete Planetas Sagrados, pertenecen a


una Jerarquía diferente a la de la Tierra?
806

R 5: Evidentemente; puesto que el terrestre espíritu de la Tierra no es de un grado muy


elevado. Debe recordarse que el espíritu planetario nada tiene que ver con el hombre
espiritual, sino con las cosas materiales y los seres cósmicos. Los dioses y gobernantes
de nuestra Tierra son Gobernantes cósmicos; es decir, ellos dan la forma y la estructura
a la materia cósmica, por lo cual fueron llamados Cosmocratores. Nunca tuvieron algo
que ver con el espíritu; los Dhyani-Buddhas, que pertenecen a una jerarquía totalmente
diferente, están especialmente con el espíritu.

P 6: ¿Estos siete Espíritus Planetarios por lo tanto, nada tienen que ver en realidad con
la tierra excepto ocasionalmente?

R 6: Por el contrario, los «Planetarios» -que no son los Dhyani-Buddhas- tienen todo
que ver con la tierra, física y moralmente. Son ellos los que gobiernan su destino y la
suerte de los hombres. Ellos son los agentes Kármicos.

P 7: ¿Tienen algo que ver con el quinto principio, el Manas superior?

R 7: No; Ellos nada tienen que ver con los tres principios superiores; sin embargo
tienen algo que ver con el cuarto. Entonces, recapitulando: el término «Dhyan-Chohan»
es un nombre genérico para todos los seres celestiales. Los «Dhyani-Buddhas» tienen
que ver con la triada superior humana en una forma misteriosa que no hay por que
explicarla aquí. Los «Constructores» son una clase llamada, como ya he explicado, los
Cosmocratores, o los invisibles pero inteligentes Masones, que modelan la materia de
acuerdo al plan ideal, para ellos preparado en lo que llamamos Ideación Divina y
Cósmica. Los primeros Masones los llamaron «El Gran Arquitecto del Universo»
colectivamente: pero ahora los modernos Masones hacen de su G.A.D.U. una Deidad
personal y singular.

P 8: ¿No son ellos Espíritus Planetarios también?

R 8: En un sentido lo son, puesto que la Tierra es también un Planeta, pero de un orden


inferior.

P 9: ¿Actúan ellos bajo la guía del Espíritu Planetario Terrestre?

R 9: Acabo de decir que colectivamente ellos mismos eran ese Espíritu. Quisiera que
comprendiesen que ellos no son una Entidad, una especie de Dios personal, sino
Fuerzas de la naturaleza actuando bajo una Ley inmutable, sobre cuya naturaleza es
ciertamente inútil para nosotros especular.

P 10: ¿Pero, no son Constructores del Universo, y Constructores de Sistemas, como


son Constructores de nuestra Tierra?

R 10: Seguramente lo son.

P 11: ¿Entonces, los Constructores terrestres son un “Espíritu Planetario” como el resto
de ellos, y solamente de una clase inferior?

R 11: Yo diría que ciertamente es así.


807

P 12: ¿Son inferiores de acuerdo al tamaño del Planeta o son inferiores en calidad?

R 12: Se nos dice ésto último. Ud. verá, los antiguos no tenían nuestro moderno
concepto, especialmente el teológico, que hace de esta nuestra partícula de barro algo
inefablemente mayor que cualquier otra de las estrellas y planetas que conocemos. Si,
por ejemplo, la filosofía Esotérica enseña que el «Espíritu» (de nuevo colectivamente)
de Júpiter es muy superior al Espíritu Terrestre, no es debido a que Júpiter es
muchísimas veces mayor que nuestra Tierra sino porque su substancia y textura son
mucho más sutiles, y superiores a las de la Tierra. Y es en proporción a esta calidad que
las Jerarquías de los respectivos «Constructores Planetarios» se reflejan y actúan sobre
las ideaciones que encuentran para ellos planeadas en la Consciencia Universal, el
verdadero Gran Arquitecto del Universo.

P 13: ¿El alma del Mundo o “Ánima Mundi”?

R 13: Llámela así, si Ud. quiere. Es el Antetipo de estas Jerarquías, que son sus clases
diferenciadas. El único impersonal Gran Arquitecto del Universo es MAHAT, la Mente
Universal. Y Mahat es un símbolo, una abstracción, que asume un aspecto brumoso, una
forma de entidad en todas las concepciones materializantes del hombre.

P 14: ¿Cuál es la verdadera diferencia entre los Dhyani-Buddhas en los conceptos


ortodoxos y esotéricos?

R 14: Filosóficamente, una diferencia muy grande. Ellos, como Devas superiores, son
llamados por los buddhistas, Bodhisattvas. Exotéricamente son cinco en número,
mientras que según las escuelas esotéricas son siete, y no simples Entidades, sino
Jerarquías. En La Doctrina Secreta se declara que han venido ya cinco Buddhas y que
dos más han de venir en las razas sexta y séptima. Exotéricamente su jefe es
Vajrasattva, la «Inteligencia Suprema» o «Buddha Supremo», pero más trascendental
aún es Vajradhara, lo mismo que Parabrahman transciende a Brahma o Mahat. De ese
modo las significaciones exotérica y oculta de los Dhyani-Buddhas, son totalmente
diferentes. Exotéricamente, cada uno es una trinidad, tres en uno, manifestándose los
tres simultáneamente en los tres mundos, como un Buddha humano sobre la Tierra,
como Dhyani-Buddha en el mundo de las formas astrales, y un Arupa, o sin forma,
Buddha en el reino Nirvánico más elevado. Por lo tanto, para un Buddha humano, una
encarnación de uno de estos Dhyanis, la permanencia sobre esta Tierra está limitada de
siete a siete mil años en varios cuerpos, puesto que como hombres, están sujetos a las
condiciones normales, accidentes, y muerte. En la filosofía Esotérica, por otra parte,
esto significa que solamente cinco de los «Siete Dhyani-Buddhas», o más bien, de las
Siete Jerarquías de estos Dhyanis, que en el misticismo Buddhista, son idénticos a las
superiores Inteligencias encarnantes, o los Kumaras de los hindúes, cinco han aparecido
hasta ahora sobre la tierra en una sucesión regular de encarnaciones, los últimos dos
debiendo venir durante las sexta y séptima Razas- Raíces. Esto es, una vez más,
semi-alegórico. Porque la 6a. y 7a. Jerarquías ya han encarnado en esta tierra junto con
el resto.
Pero como han alcanzado el así llamado «Buddhado», casi desde el comienzo de la
cuarta Raza Raíz, se dice que entonces descansan en una consciente bienaventuranza y
libertad, hasta el principio de la Séptima Ronda, cuando guiarán a la Humanidad como
una nueva raza de Buddhas. Estos Dhyanis están relacionados solamente con la
808

Humanidad, y, estrictamente hablando, solamente con los «principios» superiores del


hombre.

P 15: ¿Los Dhyani-Buddhas y los Espíritus Planetarios a cargo de los globos, entran en
pralaya cuando sus planetas entran en ese estado?

R 15: Solamente al final de la séptima Ronda y no entre las rondas, porque deben
vigilar el funcionamiento de las leyes durante estos pralayas menores. Detalles más
completos sobre este asunto ya han sido escritos en el tercer Vol. de La Doctrina
Secreta. Pero todas estas diferencias son de hecho meramente funcionales, porque son
todos aspectos de la única y misma Esencia.
(Nota de los compiladores: En la actualidad no se sabe que exista algún material sobre
este tema. El Volumen publicado en 1897 y titulado La Doctrina Secreta, Volumen III
no contiene nada que trate sobre este tema.)

P 16: ¿La jerarquía de Dhyanis, cuya función es vigilar una Ronda, vigilan durante su
período de actividad toda la serie de globos, o solamente un globo en particular?

R 16: Hay Dhyanis encarnados y Dhyanis que vigilan. Se ha hablado de las funciones
de los Dhyanis de la primera categoría; los últimos parecen llevar a cabo su tarea de la
manera siguiente. Cada clase o jerarquía corresponde a una de las Rondas: la primera e
inferior jerarquía corresponde a la primera y menos desarrollada Ronda, la segunda, a la
segunda Ronda, y así seguido hasta llegar a la séptima Ronda, la cual está bajo la
supervisión de la más elevada Jerarquía de los Siete Dhyanis. Por último, ellos
aparecerán sobre la Tierra, como también lo harán algunos de los Planetarios, porque
toda la humanidad se habrá convertido en Bodhisattvas, sus propios «hijos», es decir,
los «Hijos» de su propio Espíritu y Esencia, o de sí mismos. De este modo hay
solamente una diferencia funcional entre los Dhyanis y los Planetarios. Los unos son
enteramente divinos, los otros son siderales. Los primeros son llamados solamente
Anupadaka, los sin padres (Este término Sánscrito aparece en una forma mal escrita en
muchos lugares de todos los escritos de H.P.B.
Su forma correcta es Anupapadaka, de an-no; upa-de acuerdo a; y de la forma causativa
de la raíz verbal pad-proceder. Por lo tanto este término significa «uno que no procede
de acuerdo a una sucesión regular» es decir, nacido por sí mismo, o sin padres, porque
salieron directamente de Aquello que no es ni Padre ni Madre sino el Logos
inmanifestado. Ellos son, de hecho, el aspecto espiritual de los siete Logoi; y los
Espíritus Planetarios, son en su totalidad, como los siete Sephiroth (siendo los tres
superiores abstracciones supercósmicas, y ciegos en la Kábala) , y constituyen el
hombre Celestial, o Adam Kadmón. Dhyani en el Buddhismo es un nombre genérico,
una abreviación para todos los dioses. Sin embargo se debe recordar siempre que
aunque son «dioses» no se deben sin embargo adorar .

P 17: ¿Y por qué no, si son dioses?

R 17: Porque la filosofia Oriental rechaza la idea de una divinidad personal y


extracósmica. Y para los que llaman a esto ateísmo, quisiera decir lo siguiente. Es
ilógico adorar uno de tales dioses, porque, como se dice en La Biblia, «Hay muchos
Señores y muchos Dioses». Por lo tanto, si deseamos adorar, debemos elegir ya sea la
adoración de muchos dioses, siendo cada uno no mejor ni menos limitado que el otro, a
809

saber, politeísmo e idolatría, o elegir, como han hecho los israelitas, un dios tribal y
racial entre ellos, y mientras creen en la existencia de muchos dioses, ignoran y
muestran desprecio hacia los demás, considerando al nuestro como al más elevado y
como «Dios de Dioses». Pero esto lógicamente es insostenible, porque tal dios no puede
ser infinito ni absoluto, sino que debe ser finito, es decir, limitado y condicionado por el
tiempo y el espacio. Con el Pralaya el dios tribal desaparece, y Brahma y todos los otros
Devas, y los dioses se funden en lo Absoluto. Por esta razón los ocultistas no los adoran
ni les ofrecen plegarias, porque de ser así, deberíamos adorar a muchos dioses o hacer
plegarias al Absoluto, el cual, no teniendo atributos, no puede tener oídos para oírnos.
El que adora a muchos dioses, necesariamente debe ser injusto hacia todos los otros
dioses; aunque extienda su adoración, es simplemente imposible para él adorar a cada
uno de los varios; y en su ignorancia, si elige uno en particular, de ninguna manera sabe
elegir el más perfecto. Por lo tanto, haría mucho mejor recordar que todo hombre
tiene un dios dentro de sí, un rayo directo de lo Absoluto, el rayo celestial del Único;
que tiene su «dios» dentro de, y no fuera de sí.

P 18: ¿Existe algún nombre que se pueda aplicar a la Jerarquía o espíritu planetario que
vigila la entera evolución de nuestro propio globo, tal como Brahma, por ejemplo?

R 18: Ninguno, excepto el nombre genérico, puesto que es un septenario y una


Jerarquía; en verdad, a menos que lo llamemos como hacen algunos Kabalistas: “el
Espíritu de la Tierra”.

P 19: Es muy difícil recordar todas estas infinitas Jerarquías de dioses.

R 19: No más difícil de lo que resulta para un químico recordar los interminables
símbolos de química, si es un Especialista. Sin embargo, en la India solamente, hay más
de 300 millones de dioses y diosas. Los Manús y los Rishis son también dioses
planetarios, porque se dice que han aparecido en los comienzos de las razas humanas
para vigilar la evolución, y que han encarnado y en consecuencia descendido sobre la
Tierra para enseñar a la humanidad. Son, entonces, los Sapta Rishis, los «Siete Rishis»,
que exotéricamente se dice que residen en la constelación de la Osa Mayor. También
hay dioses planetarios.

P 20: ¿Son superiores a Brahma?

R 20: Depende en que aspecto se enfoca a Brahma. En la filosofía Esotérica, él es la


síntesis de los siete Logoi. En la teología exotérica es un aspecto de Vishnu con
Vaishnavas, junto con otros más, como en la Trimurti, laTrinidad Hindú, Brahma es el
principal Creador, mientras que Vishnu es el Preservador, y Shiva el Destructor.
En la Kábala, él es ciertamente Adam Kadmon, el hombre «masculino-femenino» del
primer capítulo del Génesis. Porque los Manus proceden de Brahma como los Sephiroth
provienen de Adam Kadmon, y ellos también son siete y diez, según requieran las
circunstancias. Pero ahora podemos pasar a otra sloka de la Estancia que Ud. quería que
se explicara.

Sloka (9). PERO, ¿DÓNDE ESTABA EL DANGMA CUANDO EL ALAYA DEL


UNIVERSO (Alma como base de todo, Ánima Mundi) ESTABA EN PARAMARTHA
(Absoluto Ser y Consciencia, los cuales son Absoluto No-Ser e Inconsciencia) Y LA
GRAN RUEDA ERA ANUPAPADAKA?
810

P 1: ¿Significa “Alaya” aquello que nunca se manifiesta ni se disuelve, y se deriva de


“a”, la partícula negativa, y de “laya”?

R 1: Si etimológicamente es así (y yo no estoy preparada para contestarle a Ud. de una


manera u otra), significaría lo contrario, puesto que laya mismo es justamente aquello
que no se manifiesta; por lo tanto significaría, si es que quiere decir algo: aquello que no
es inmanifestado.
Cualquiera que sea la vivisección etimológica de la palabra, es simplemente el «Alma
del Mundo», Ánima Mundi. Esto lo demuestran las mismas palabras de la sloka, la cual
habla de Alaya estando en Paramdrtha, es decir, en el Absoluto No-Ser e Inconsciencia,
siendo al mismo tiempo perfección absoluta o la misma Absolutividad. Esta palabra, sin
embargo, es el centro de discusión entre las escuelas Yogacharya y la Madhyamika
del Buddhismo del Norte. El escolasticismo de la última hace de Paramartha (satya)
algo dependiente de, y por lo tan to relativo a otras cosas, y en consecuencia desviando
toda la filosofía metafísica de la palabra «Absolutividad». La otra escuela rechaza muy
justamente esta interpretación.

P 2: La filosofía Esotérica, ¿no enseña las mismas doctrinas que la Escuela


Yogacharya?

R 2: No del todo. Pero sigamos adelante.

Estancia II

Sloka ( 1) . . .¿ DÓNDE ESTABAN LOS CONSTRUCTORES, LOS BRILLANTES


HIJOS DE LA AURORA DEL MANVÁNTARA?.. EN LAS TINIEBLAS
DESCONOCIDAS EN SU AH-HI (Chohánico, Dhyani-Búddhico)
PARANISHPANNA . Los PRODUCTORES DE LA FORMA (rupa), DERIVADA DE
LA NO-FORMA (arupa) -QUE ES LA RAÍz DEL MUNDO-, LA DEVAMÁTRI
(“Madre de los Dioses”, Aditi o Espacio Cósmico. En el Zohar, es llamada Sephira, la
Madre de los Sephiroth y Shekinah en su forma primordial “In abscondito”) y
SVABHAVAT, REPOSABAN EN LA FELICIDAD DEL NO-SER.

P 1: “Los Luminosos Hijos del Amanecer Manvantárico” ¿son espíritus humanos


perfectos del último Manvántara, o están en camino a ser humanos en éste o en un
Manvántara subsiguiente?

R 1: En este caso, tratándose de un Maha-manvántara después de un Maha-pralaya,


ellos son estos últimos. Son los siete rayos primordiales de los cuales a su vez emanarán
todas las otras vidas luminosas y no luminosas, sean ellas Arcángeles, Demonios,
hombres o monos.
Algunos han sido y otros solamente ahora se convertirán en seres humanos. Sólo
después de la diferenciación de los siete rayos y después que las siete fuerzas de la
naturaleza los han tenido en sus manos y hayan trabajado sobre ellos, ellos se
convertirán en piedras angulares o en desechadas piezas de arcilla. Por lo tanto, todo
está en estos siete rayos, pero en esta etapa es imposible decir en cual, porque éstos no
se han aún diferenciado e individualizado.

P 2: En el siguiente pasaje, comentario (a) de esta sloka, se dice:


811

“Los 'Constructores', los 'Hijos de la Aurora Manvantárica', son los verdaderos


creadores del Universo; y en esta doctrina, que se ocupa solamente de nuestro
Sistema Planetario, ellos, como arquitectos del mismo, son también llamados los
'Vigilantes' de las Siete Esferas, que exotéricamente son los Siete planetas, y
esotéricamente, también las siete tierras o esferas (planetas) de nuestra cadena.”
(D.S. I pág. 109).

¿Entonces, por sistema planetario se indica el sistema solar o la cadena a la cual


pertenece la tierra?

R 2: Los Constructores son aquellos que construyen y amoldan las cosas a una forma.
El término se aplica igualmente a los Constructores del Universo y de los pequeños
globos como los de nuestra cadena. Por sistema planetario se entiende solamente
nuestro sistema solar.

Sloka (2) «...¿DÓNDE ESTABA EL SILENCIO?¿DÓNDE LOS OÍDOS PARA


PERCIBIRLO ? NO, NO HABÍA NI SILENCIO NI SONIDO...»

P 1: Con relación al siguiente pasaje: comentario (a) de la sloka (2):


«La idea de que las cosas pueden dejar de existir y sin embargo SER, es fundamental en
la psicología Oriental. Bajo esta aparente contradicción de términos, hay un hecho en la
Naturaleza; y lo importante es comprenderlo más bien que discutir acerca de las
palabras. Un ejemplo familiar de una paradoja similar, nos da la combinación química.
La cuestión acerca de si el hidrógeno y el oxigeno dejan de existir, cuando se combinan
para formar el agua, se halla todavía en el tapete...» (D.S. I Pág. 110).

¿Sería correcto decir que lo que percibimos es un “elemento” diferente de la misma


substancia? Por ejemplo, cuando una substancia se encuentra en estado gaseoso, ¿podría
decirse que es el elemento Aire lo que se percibe, y que cuando se combinan para
formar agua, el oxígeno y el hidrógeno aparecen bajo la forma del elemento Agua, y
cuando está en estado sólido, hielo, entonces percibimos al elemento Tierra?

R 1: Los ignorantes juzgan todo por su apariencia y no por lo que las cosas son en
realidad. En esta tierra, por supuesto, el agua es un elemento completamente distinto de
cualquier otro, usando el último término en el sentido de diferentes manifestaciones de
un elemento. Los elementos fundamentales, Tierra, Aire, Agua y Fuego, son estados
mucho más comprensibles de diferenciación. Siendo ese el caso, en Ocultismo la
Transubstanciación se convierte en una posibilidad, observando que nada de lo que
existe es en realidad lo que se supone que es.

P 2: Pero el oxígeno que usualmente se halla en estado gaseoso, puede ser licuado e
incluso solidificado. Entonces, cuando el oxígeno se halla en condición de gas, ¿es el
elemento oculto Aire el que se percibe, y cuando se encuentra en estado líquido es el
elemento Agua, y cuando en estado sólido, es el elemento Tierra?

R 2: Con toda seguridad: primero de todo tenemos el elemento Fuego, no el fuego


común, sino el Fuego de los Rosacruces Medievales, la llama una, el Fuego de Vida. En
la diferenciación éste se convierte en diferentes aspectos del fuego. El Ocultismo
fácilmente soluciona el dilema de si el oxígeno y el hidrógeno dejan de existir cuando
812

se combinan para formar agua. Nada de lo que está en el Universo puede desaparecer de
él. Por el momento, entonces, cuando estos dos gases se combinan para formar agua,
están in abscondito, pero no han dejado de ser. Porque, si se hubiesen aniquilado, la
Ciencia, descomponiendo el agua en oxígeno e hidrógeno nuevamente, podría haber
creado algo fuera de la nada, y por lo tanto no tendría discusiones con la Teología. Por
lo tanto, el agua es un elemento, si preferimos llamarlo así, sólo en este plano. Del
mismo modo, el oxígeno y el hidrógeno, a su vez, pueden escindirse en elementos más
sutiles, siendo todos diferenciaciones del elemento único o esencia universal.

P 3: ¿Entonces, todas las substancias de este plano físico son en realidad las muchas
correlaciones y combinaciones de estos elementos raíces, y en última instancia del
elemento único?

R 3: Con toda seguridad. En Ocultismo es siempre mejor proceder de los universales a


los particulares.

P 4: Aparentemente, entonces, toda la base del ocultismo reside en esto, en que en todo
hombre está latente un poder que puede otorgarle el verdadero conocimiento, un poder
para percibir la verdad, que lo capacita para enfrentarse con lo universal, si se enfrenta
lógica y estrictamente con los hechos. Así, podemos avanzar de los universales a los
particulares por medio de esta fuerza innata espiritual que reside en todo hombre.

R 4: Justamente: este poder es inherente a todos, pero esta paralizado por nuestros
métodos educacionales, y especialmente por los métodos Aristotélico y Baconiano. Las
hipótesis reinan ahora triunfantes.

P 5: Es curioso leer a Schopenhauer y a Hartmann y notar como, paso a paso, por


medio de una estricta lógica y puro razonamiento, han llegado a las mismas bases del
pensamiento que había sido adoptada hace siglos en la India, especialmente por el
Sistema Vedantino. Sin embargo, se puede muy bien objetar que ellos arribaron a esto
por el método inductivo. Pero en el caso de Schopenhauer al menos no fue así. Él se
confesaba a sí mismo que la idea le vino como un destello; habiendo así obtenido su
idea fundamental, comenzaba a trabajar para ordenar sus hechos, de manera que el
lector se imaginase que lo que en realidad era una idea intuitiva, era una lógica
deducción extraída de los hechos.

R 5: Ésto no es solamente cierto de la filosofía de Schopenauer, sino también de todos


los grandes descubrimientos de los tiempos modernos. Por ejemplo, ¿cómo Newton
descubrió la ley de gravedad? No fue por la simple caída de una manzana, ni por una
elaborada serie de experimentos. Tiempo vendrá en que el método Platónico no será tan
completamente ignorado y los hombres mirarán con agrado a los métodos educacionales
que les permitirán desarrollar ésta que es la facultad más espiritual.
813

Estancia II (continuación)

Sloka (3). LA HORA NO HABÍA SONADO TODAVÍA; EL RAYO NO HABÍA


ENCENDIDO AÚN EL GERMEN; LA MATRIPADMA (la madre-Ioto) AÚN NO SE
HABÍA HENCHIDO».

Reunión Realizada En El No. 17 de Lansdowne Road, Londres, W., el 17 de Febrero de


1889, con la Presidencia del Sr. w. Kingsland.

“El rayo de las 'Tinieblas Eternas' conviértese, al ser emitido, en un rayo de luz
resplandeciente o vida, y penetra dentro del 'germen' -el punto en el Huevo del Mundo,
representado por la materia en su sentido abstracto». (D.S. I pág.112)

P 1: ¿El Punto en el Huevo del Mundo es lo mismo que el Punto dentro del Círculo, el
Logos Inmanifestado?

R 1: Ciertamente no: El Punto dentro del Círculo es el Logos Inmanifestado; el Logos


Manifestado es el Triángulo. Pitágoras habla de la nunca manifestada Mónada que vive
en soledad y tinieblas; cuando suena la hora, irradia de sí misma el UNO, el primer
número. Este número al descender produce al Dos, el segundo número, y el Dos a su
vez produce el TRES, formando un triángulo, la primera figura geométrica completa
en el mundo de la forma. Es el triángulo ideal o abstracto el cual es el Punto dentro del
Huevo del Mundo, que, después de la gestación, y en el tercer movimiento, saldrá del
Huevo para formar el Triángulo. Esto es Brahma-Vach-Viraj de la filosofía Hindú y
Kether-Chochmah - Binah en el Zohar. El Primer Logos Manifestado es la potencia, la
Causa no revelada; el Segundo es el Pensamiento aún latente; el Tercero, al Demiurgo,
la Voluntad activa, que evoluciona a partir de su Yo universal, el efecto activo, el cual, a
su vez, se convierte en la causa en un plano inferior.

P 2: ¿Qué son las Tinieblas Eternas en el sentido usado aquí?

R 2: Tinieblas Eternas supongo, significan misterio incognoscible, más allá del velo, de
hecho, Parabrahman. Aún el Logos puede ver solamente a Mulaprakriti, no puede ver
más allá del velo. Eso es lo que son «las Siempre desconocidas Tinieblas».

P 3: ¿En relación con lo anterior, qué es el Rayo?

R 3: Recapitularé. Tenemos el plano del círculo, su superficie siendo negra; el punto


dentro del círculo es potencialmente blanco, y ésta es para nuestras mentes la primera
concepción posible del invisible Logos. «Las Tinieblas» son eternas, el Rayo es
periódico. Habiendo emanado de este punto central y habiendo hecho estremecer al
Germen, el Rayo es absorbido nuevamente dentro del punto y el Germen se convierte en
Segundo Logos, el triángulo dentro del Huevo del Mundo.

P 4: ¿Cuáles son entonces las etapas de manifestación?


814

R 4: La primera etapa es la aparición del punto potencial dentro del círculo, el Logos
Inmanifestado. La segunda etapa es el brotar del Rayo, desde el potencial punto blanco,
produciendo el primer punto, llamado en el Zohar, Kether o Sephira. La tercera etapa es
la producción desde Kether, de Chochmah y Binah, constituyendo de este modo, el
primer triángulo, que es el Tercer Logos o Logos manifestado; en otras palabras, el
Universo subjetivo y objetivo. Además, de este Logos manifestado, emanarán los Siete
Rayos, que en el Zohar son llamados los Sephiroth inferiores y en el ocultismo Oriental,
los siete rayos primordiales. Desde allí proceden las innumerables series de Jerarquías.

P 5: ¿El Triángulo mencionado aquí es aquello al cual Ud. se refiere como al Germen
en el Huevo del Mundo?

R 5: Ciertamente. Pero Ud. debe recordar que hay un Huevo Universal y un Huevo
Solar (y otros) , y que es necesario adaptar cualquier declaración con respecto a ellos. El
Huevo del Mundo es una expresión de la Forma Abstracta.

P 6: ¿Puede decirse que la Forma Abstracta es la primera manifestación del eterno


principio femenino?

R 6: Es la primera manifestación no del principio femenino, sino del Rayo que emana
del punto central, el cual es perfectamente asexual. No hay un principio femenino
eterno, porque este Rayo produce aquello que es la potencialidad de los dos sexos
unidos, pero de ningún modo masculino o femenino. Esta última diferenciación
aparecerá solamente cuando cae en la materia, cuando el Triángulo se convierte en un
Cuadrado, la primera Tetraktys.

P 7: Entonces, ¿el Huevo del Mundo es tan asexual como el Rayo?

R 7: El Huevo del Mundo es simplemente la primera etapa de la manifestación, materia


primordial indiferenciada en la cual el Germen creador vital recibe su primer impulso
espiritual; la Potencialidad se convierte en Potencia.
La materia, sólo metafóricamente, es considerada femenina, porque es receptiva a los
rayos del Sol que la fecundan y produce así todo lo que crece en su superficie, vale
decir, en este, que es el plano inferior. Por otro lado, la materia primordial se debería
considerar como substancia y de ningún modo se puede decir que tenga sexo.
En consecuencia el Huevo, en cualquier plano que se nombre, significa la materia
siempre existente e indiferenciada, la cual estrictamente hablando no es materia para
nada, sino, como nosotros la llamamos, Atomos. La materia es destructible en la forma,
mientras que los Átomos son absolutamente indestructibles, siendo la quinta esencia de
las Substancias. y aquí, por átomos, quiero significar las primordiales Unidades divinas,
y no los «átomos» de la Ciencia moderna.
Similarmente, el «Germen» es una expresión figurativa; el germen reside en todas
partes así como el círculo cuya circunferencia no está en ninguna parte y cuyo centro se
encuentra en todas partes. Esto por lo tanto representa todos los gérmenes, es decir, la
naturaleza inmanifestada, o todo el poder creador que emanará, llamado por los hindúes
Brahma aunque en cada plano tenga un nombre diferente.

P 8: La Matri-Padma, ¿es el Huevo eterno o el periódico?


815

R 8: Es el Huevo eterno; se tornará periódico solamente cuando el rayo del primer


Logos haya brotado del Germen latente en la Matri-Padma, que es el Huevo, la Matriz
del Universo que ha de ser. Por analogía, el germen físico en la célula femenina no se
podría decir que es eterno, aunque el espíritu latente del germen, oculto dentro de la
célula masculina en la naturaleza, bien podría llamarse así.

Sloka (4) SU CORAZÓN NO SE HABÍA ABIERTO TODAVÍA PARA RECIBIR EL


RAYO ÚNICO, Y CAER DESPUÉS, COMO TRES EN CUATRO, EN EL REGAZO
DE MAYA.

«Pero en cuanto 'suena la hora' y se vuelve receptora de la impresión Fohática del


Pensamiento Divino (el Logos, o aspecto masculino del Ánima Mundi, Maya), su
'corazón’ se abre.» (D.S. I, pág 113)

P 1: ¿No corresponde la “impresión Fohática del Pensamiento Divino” a una ulterior


etapa de diferenciación?

R 1: Fohat, como fuerza o entidad distinta, es un desarrollo posterior. «Fohático» es un


adjetivo y puede usarse en un sentido más amplio; Fohat, como sustantivo o Entidad,
surge de un atributo Fohático del Logos. La Electricidad no puede ser generada por
aquello que no contiene un principio o elemento eléctrico. El principio divino es
eterno; los dioses son periódicos. Fohat es la Sakti o fuerza de la mente divina; Brahma
y Fohat los dos, son aspectos de la mente divina.

P 2: ¿No es la intención en los Comentarios a esta Estancia, transmitir algunas ideas


del tema, hablando de las correspondencias en una etapa de evolución posterior?

R 2: Exactamente; se ha declarado varias veces que los Comentarios del Primer


Volumen se refieren casi enteramente a la evolución del Sistema Solar, únicamente. La
belleza y sabiduría de las Estancias consiste en que pueden ser interpretadas en siete
planos diferentes, el último reflejando, por la ley universal de correspondencias y
analogía, en su aspecto más diferenciado, grosero y físico, los procesos que tienen lugar
en el plano primario o puramente espiritual. Debo establecer aquí una vez y para
siempre, que las primeras Estancias tratan del despertar desde el Pralaya y no
conciernen sólo al Sistema Solar, mientras que el Vol. II se refiere solamente a nuestra
Tierra.

P 3: ¿Puede Ud. decir cuál es el verdadero significado de la palabra Fohat?

R 3: La palabra es un compuesto Turanio y son varios sus significados. En China, Pho


o Fo, indica «alma animal», el Nephesh vital o aliento de vida. Algunos dicen que se
deriva del Sánscrito Bhu, que quiere decir existencia, o mejor aún la esencia de la
existencia. Ahora bien, Swayambhu quiere decir Brahma y Hombre al mismo tiempo.
Significa auto-existencia y auto-existente, aquello que es perpetuo, el eterno aliento. Si
Sat es la potencialidad del Ser, Pho es la potencia del Ser. El significado sin embargo
depende totalmente de donde se ponga el acento. De nuevo Fohat está relacionado con
Mahat. Es la reflexión de la Mente Universal la síntesis de los «Siete» y las
inteligencias de los siete Constructores creadores, o, como los llamamos, los
Cosmocratores. Por lo tanto, como Ud. verá en nuestra filosofía, la vida y la electricidad
son uno. Se dice que la vida es electricidad, y si es así, entonces la Vida Una es la
816

esencia y raíz de todos los fenómenos eléctricos y magnéticos en este plano


manifestado.

P 4: ¿Cómo es que Horus y los otros “Dioses-Sol” se dice han nacido “a través de una
Inmaculada Madre”?

R 4: En el primer plano de diferenciación no hay sexo, usando el término por


conveniencia, sino que ambos sexos existen potencialmente en la materia primordial.
Materia es la raíz de la palabra «Madre» y por lo tanto es femenina; pero existen dos
clases de materia. La materia indiferenciada, la materia primordial no es fecundada por
algún acto en el espacio y el tiempo, pues la fertilidad y la productividad son inherentes
en ella. Por lo tanto aquello que emana o nace por esa virtud inherente no nace «de»
sino «a través de» ésta. En otras palabras, tal virtud o cualidad es la causa única de que
este algo se manifieste a través de su vehículo; mientras que en el plano físico, la
Madre-materia no es la causa activa sino el medio pasivo y el instrumento de una causa
independiente.
En la doctrina Cristiana de la Inmaculada Concepción, una materialización de la
concepción metafisica y espiritual, la madre es primero fecundada por el Espíritu Santo
y el Hijo nace de, y no a través de, ella. «De» implica la existencia de una fuente
limitada y condicionada desde la cual surgir, debiendo tener lugar el acto en el Tiempo
y el Espacio. «A través de» es aplicable a la Eternidad ya la Infinitud tanto como a lo
Finito. El Gran Aliento palpita a través del Espacio el cual es ilimitado y existe en, y no
desde la eternidad.

P 5: ¿Cómo es que el Triángulo se convierte en el Cuadrado y el Cuadrado en un Cubo


de seis caras?

R 5: En la Geometría oculta y Pitagórica, se dice que la Tétrada combina dentro de sí


misma todos los materiales con los cuales se produce el Kosmos. El Punto o Uno, se
extiende a una Línea, el Dos; una Línea hasta una Superficie, Tres; y la Superficie,
Tríada o Triángulo, se convierte en un Sólido, la Tétrada o Cuatro, por medio del punto
ubicado sobre estos. Según la Kábala, Kether o Sephira, el Punto, emana Chochmah y
Binah, los cuales son el sinónimo de Mahat, en los Puranas hindúes, y esta Tríada,
descendiendo en la materia, produce el Tetragrammaton, o Tetraktys, como también la
Tétrada inferior. Este número contiene los números productores y los producidos. La
Duada duplicada hace una Tétrada, y la Tétrada duplicada forma una Hebdómada. [Una
Tétrada duplicada seria ocho o una Ogdoada, mientras que una Hebdómada implicaría
siete. Este puede ser un error tipográfico, a menos que no este implicado algún otro
significado. Nosotros lo dejamos inalterado. El Compilador de la edición inglesa].
Desde otro punto de vista es el Espíritu, la Voluntad y el Intelecto el que anima a los
cuatro principios inferiores.

P 6: Entonces, ¿cómo el Cuadrado se transforma en el Cubo de seis caras?

R 6: El Cuadrado se convierte en Cubo cuando cada punto del Triángulo se vuelve


dual, masculino o femenino. Los Pitagóricos decían «Una vez Uno, Dos veces Dos y
aparece una Tétrada, teniendo en su cúspide la Unidad superior; ésta se convierte en una
Pirámide cuya base es una Tétrada plana; la luz divina que permanece en ella, forma el
Cubo abstracto.»
817

La superficie del Cubo está compuesta de seis cuadrados, y el desarrollo del Cubo da la
Cruz, o el Cuatro vertical cruzado con el Tres horizontal; el seis haciendo así el Siete,
los siete principios o las siete propiedades Pitagóricas del hombre. Vean la excelente
explicación de esto ofrecida en el libro El Origen de las Medidas por el Sr. J.R. Skinner.

«De este modo se repite sobre la tierra el misterio verificado, según los Videntes, en el
plano divino. El «Hijo» de la Virgen Celestial inmaculada (o el protilo cósmico no
diferenciado, la Materia en su infinitud), nace de nuevo en la Tierra como hijo de la Eva
terrestre, nuestra madre Tierra, y se convierte en Humanidad como un todo (pasado,
presente y futuro); pues Jehovah o Jod-He-Vau-He, es andrógino, o a la par masculino y
femenino. Arriba, el Hijo es todo el KOSMOS; abajo es la HUMANIDAD. La tríada o
triángulo se convierte en la Tetraktys el Sagrado número Pitagórico, el Cuadrado
perfecto, y en un cubo de seis caras so bre la Tierra. El Macroprosopus (la Gran Faz)
es ahora el Microprosopus (la faz menor); o como dicen los Kabalistas, el «Anciano de
los Días», descendiendo sobre Adam Kadmón, de quien se sirve como de su vehículo
para manifestarse, queda transformado en el Tetragrammaton. Hállase ahora en el
«Regazo de Maya», la Gran Ilusión, y entre él y la Realidad existe la Luz Astral, la gran
Receptora de los sentidos limitados del hombre, a menos que el Conocimiento por
medio del Paramarthasatya acuda en su auxilio.» (D.S. I pág. 114).

Es decir, el Logos se convierte en el Tetragrammaton; y el Triángulo, o el Tres, se


convierte en Cuatro.

P 7: ¿La Luz Astral, es usada aquí en el sentido de Maya?

R 7: Ciertamente. Más adelante en La Doctrina Secreta, se explica que prácticamente


hay sólo cuatro planos pertenecientes a las cadenas planetarias. Los tres planos
superiores son completamente Arupa y absolutamente fuera de nuestra comprensión.

P 8: Entonces, ¿la Tetraktys es totalmente diferente del Tetragrammaton?

R 8: La Tetraktys por la cual juraban los Pitagóricos, no era el Tetragrammaton, sino,


por el contrario, la Tetraktys más elevada o superior.
En los primeros capítulos del Génesis, tenemos una clave para el descubrimiento de este
Tetragrammaton inferior. Hallamos allí a Adán, Eva, y a Jehovah que se convierten en
Caín. El ulterior desarrollo de la Humanidad está simbolizado en Abel, como
concepción humana de lo superior.
Abel es «la hija» y no el «hijo» de Eva, y simboliza la separación de los sexos; mientras
que la muerte de Abel, simboliza el matrimonio. La concepción más humana se
encuentra al final del 4° Cap., cuando se habla de Seth, al cual le había nacido un hijo,
Enos, después de lo cual comenzaron los hombres a ser llamados Jod-He-Vah,
significando hombres y mujeres y no como está traducido en el Génesis, que
comenzaron a «invocar al Señor».
El Tetragrammaton, por lo tanto, es simplemente Malkuth; cuando el esposo viene hacia
la esposa en la Tierra, entonces aparece la Humanidad. Se debe pasar por todos los siete
Sephiroth inferiores, y el Tetragrammaton se vuelve cada vez más material. El Plano
Astral se encuentra entre la Tetraktys y el Tetragrammaton.

P 9: La Tetraktys pareciera ser usada aquí en dos sentidos completamente diferentes.


818

R 9: La verdadera Tetraktys de los Pitagóricos era la Tetraktys de la invisible Mónada,


la cual produce el primer Punto, el segundo y el tercero y luego se retira en las tinieblas
y en el silencio eterno; en otras palabras, la Tetraktys es el primer Logos. Tomado desde
el plan de la materia, es, entre otras cosas, el Cuaternario inferior, el hombre de carne o
de materia.

Estancia III

Sloka (1) . LA ÚLTIMA VIBRACIÓN DE LA SÉPTIMA ETERNIDAD PALPITA A


TRAVÉS DEL INFINITO. LA MADRE SE HINCHA Y SE EXPANDE DE DENTRO
AFUERA COMO EL PIMPOLLO DEL LOTO.

Reunión realizada en el No.17 de Lansdowne Road, Londres, W., el 14 de Febrero de


1889, bajo la presidencia del Sr. W. Kingsland.

«El uso en apariencia paradójico de la expresión “Séptima Eternidad” dividiendo así a


lo indivisible, es santificado en la filosofía esotérica. Esta última divide la duración sin
limites, en Tiempo incondicionalmente eterno y universal (Kála), y en Tiempo
condicionado (Khandakála). El uno es la abstracción o nóumeno del tiempo infinito; el
otro, es fenómeno, apareciendo periódicamente como efecto de Mahat la Inteligencia
Universal, limitada por la duración Manvantárica.” (D.S. I pág. 115)

P 1: ¿El comienzo del Tiempo, como distinto de la Duración, corresponde a la


aparición del Logos manifestado?

R 1: Ciertamente que esto no puede suceder antes. Pero «la séptima vibración», se
aplica tanto al Primer Logos como al Logos manifestado; el primero, fuera del Tiempo
y del Espacio, y el segundo, cuando ha comenzado el Tiempo. Solamente cuando «la
madre se hincha» comienza la diferenciación, porque cuando el primer Logos irradia a
través de la materia primordial y no diferenciada no hay acción alguna en el Caos. «La
última vibración de la Séptima Eternidad» es la primera que anuncia el Amanecer, y es
sinónima del Primero o Logos inmanifestado. En esta etapa no hay Tiempo. No hay ni
Espacio ni Tiempo en el comienzo; pero todo está en el Tiempo y en el Espacio una vez
que se pone en marcha la diferenciación. En el momento de la primordial radiación, o
cuando emana el Segundo Logos, esta radiación es potencialmente Padre-Madre, pero
cuando aparece el Tercer Logos o Logos manifestado, se convierte en la Virgen-Madre.
El «Padre y el Hijo» se encuentran en todas las Teogonías; por lo tanto, la expresión
corresponde a la aparición del Logos inmanifestado y del manifestado: uno al comienzo
y el otro al final de la «Séptima Eternidad».

P 2: ¿Puede Ud. entonces hablar del Tiempo como existiendo desde la aparición del
Segundo Logos o Inmanifestado-Manifestado ?

R 2: Seguramente que no, pero (puedo decir) desde la aparición del Tercero. Es aquí
donde reside una gran diferencia entre los dos, como acabamos de demostrar. La
819

«última Vibración» comienza fuera del Tiempo y del Espacio, y termina con el Tercer
Logos, cuando comienzan el Tiempo y el Espacio, vale decir, el tiempo periódico. El
Segundo Logos participa de la esencia o naturaleza del primero y del último. No hay
diferenciación con el Primer Logos; la diferenciación solamente comienza en el latente
Mundo del Pensamiento, con el Segundo Logos, y recibe su plena expresión, es decir,
se convierte en la «Palabra» hecha carne, con el Tercero.

P 3: ¿En qué difieren los términos Radiación y Emanación en La Doctrina Secreta?

R 3: En mi opinión, ellos expresan dos ideas totalmente diferentes, y son las mejores
interpretaciones que se pudieron encontrar para los términos originales; pero si se les
adjudica el significado corriente, se perderá la idea. La «radiación» es, por decirlo así,
un brotar inconsciente y espontáneo, la acción de algo desde el cual procede este acto;
pero la “emanación” es algo en lo cual se produce otra cosa en un constante fluir, y
emana conscientemente. Un ocultista ortodoxo va más allá y dice que el perfume de una
flor emana de ella «conscientemente», aunque esto pueda parecer absurdo a un profano.
La radiación puede provenir de lo Absoluto; la Emanación no puede hacer eso. Una de
las diferencias consiste en la idea de que la Radiación con seguridad, tarde o temprano,
será reabsorbida mientras que la Emanación lleva a otras emanaciones y es
completamente separada y diferenciada. Por supuesto al final del ciclo del tiempo,
también la emanación será reabsorbida en el Uno Absoluto; pero entretanto, la
emanación continúa durante todo el ciclo de cambios.
Una cosa emana de la otra, y, de hecho, desde un punto de vista, emanación equivale a
evolución; mientras «radiación», en mi opinión representa (en el período precósmico
por supuesto) una acción instantánea como la de una hoja de papel encendido debajo de
una lupa, acto del cual el Sol nada sabe. Por supuesto los dos términos se usan por falta
de mejores.

P 4: ¿Qué se quiere indicar por prototipos en la Luz Astral? (D.S. I pág. 116)

R 4: Luz Astral se usa aquí como una frase conveniente para un término muy poco
comprendido, es decir: «El reino de Akasha, o Luz Primordial manifestado a través de
la Ideación Divina.»
Esto último debe aceptarse, en este caso particular , como un término genérico para la
mente universal y divina reflejada en las Aguas del Espacio o Caos, que es la verdadera
Luz Astral, y al mismo tiempo un espejo que refleja y revierte un plano superior. En lo
ABSOLUTO o Pensamiento Divino, todo existe y nunca ha habido un tiempo en que
nada existiera; pero la Ideación Divina está limitada por los Manvántaras Universales.
El reino del Akasha es el Espacio noumenal indiferenciado y abstracto que será ocupado
por Chidakasam, el campo de la consciencia primordial. Tiene sin embargo varios
grados en la filosofía Oculta; de hecho, «los siete campos». El primero es el campo de la
consciencia latente que es coeva con la duración del Primero y Segundo Logos
inmanifestados.
Es la «Luz que brilla en las tinieblas y las tinieblas no la comprendieron» del Evangelio
de San Juan. Cuando suena la hora para que aparezca el Tercer Logos, entonces, desde
la latente potencialidad irradia un campo inferior de consciencia diferenciada, la cual es
Mahat o toda la colectividad de aquellos Dhyan-Chohans de vida senciente de los cuales
Fohat es el representante en el plano objetivo como los Manasaputras lo son en el plano
820

subjetivo. La Luz Astral es aquello que refleja los tres planos más elevados de
consciencia y está sobre el más inferior o plano terrestre; por lo tanto no se extiende más
allá del cuarto plano, donde, podríamos decir, comienza el Akasha.
Hay una gran diferencia entre la Luz Astral y el Akasha y nosotros debemos recordarla.
Éste último es eterno, la primera es periódica. La Luz Astral cambia no solamente con
los Maha-Manvántaras, sino también con cada sub-período y Ciclo Planetario o Ronda.

P 5: Entonces, ¿ los prototipos existen en un plano superior que el de la Luz Astral?

R 5: Los prototipos o ideas existen primero en el plano de la Consciencia Eterna y


Divina, y de allí son reflejados y revertidos en la Luz Astral, la cual también refleja en
su plano individual inferior la vida de nuestra Tierra, registrándola en sus «cintas». Por
lo tanto, la Luz Astral es llamada Ilusión. Es de allí de donde oportunamente obtenemos
nuestros prototipos. En consecuencia, a menos que el Clarividente o VIDENTE pueda
trascender este plano de ilusión, nunca podrá ver la Verdad, sino que se ahogará en un
océano de auto-ilusiones y alucinaciones.

P 6: ¿Y qué es el verdadero Akasha?

R 6: El Akasha es la eterna consciencia divina que no puede diferenciarse, tener


atributos, o actuar; la acción pertenece a lo que es reflejado de ella. Lo incondicionado e
infinito no puede tener relación con lo finito y condicionado. La Luz Astral es el Cielo-
Medio de los Gnósticos, en el cual es Sophia Achamoth, la madre de los siete
Constructores o Espíritus de la Tierra, que no son necesariamente buenos y entre los
cuales los Gnósticos situaron a Jehovah, al cual ellos llamaron Ildabaoth. (Sophia
Achamoth no debe ser confundida con la divina Sophia) . Podemos comparar el Akasha
y la Luz Astral, con respecto a estos prototipos, con el germen en la bellota. Esta última,
además de contener en sí misma la forma astral de la futura encina, oculta el germen del
cual crecerá el árbol que contendrá millones de formas. Estas formas están
potencialmente encerradas en la bellota, sin embargo el desarrollo de cada bellota en
particular depende de circunstancias extrañas, fuerzas físicas, etc.

P 7: ¿Pero, cómo produce esto las infinitas variedades del Reino Vegetal?

R 7: Las diferentes variedades de plantas, son los rayos en los cuales se descompone el
Rayo Único. A medida que el Rayo pasa por los siete planos, se descompone en cada
plano en miles de millones de rayos hasta llegar al mundo de la forma, cada rayo
penetrando en una inteligencia en su propio plano. De manera que vemos que cada
planta tiene una inteligencia o su propio propósito de vida, por decirlo así, y hasta cierto
punto, su propio libre albedrío. Así es, por lo menos como yo lo entiendo. Una planta
puede ser receptiva o no, aunque cada planta, sin excepción, siente y tiene una
consciencia propia. Pero además de esto, todas las plantas, desde el árbol gigantesco
hasta la más diminuta hoja de hierba o helecho, tiene, como nos enseña el Ocultismo,
una entidad Elemental de la cual ella es la envoltura exterior en este plano. De aquí que
los Kabalistas y los Rosacruces del medioevo siempre hablaban de Elementales. Según
ellos, todas la cosas poseen un espíritu Elemental.

P 8: ¿Cuál es la diferencia entre un Elemental y un Dhyan-Chohan o un Dhyani-


Buddha?
821

R 8: La diferencia es muy grande. Los Elementales pertenecen solamente a los cuatro


Elementos terrestres y solamente a los dos reinos inferiores de la naturaleza (el mineral
y el vegetal) en los cuales ellos se inmetalizan e inhierbalizan, por decirlo así. El
término Hindú Deva puede aplicarse a ellos, pero no el de Dhyan-Chohan. El primero
tiene un especie de Inteligencia Kósmica; pero los otros están dotados de un intelecto
supersensitivo, cada uno de su clase. En cuanto a los Dhyani-Buddhas, ellos pertenecen
a las Inteligencias Divinas más elevadas (u omniscientes), correspondiendo quizás a los
Arcángeles Católico-Romanos.

P 9: ¿Hay una evolución de tipos a través de los varios planos de Luz Astral?

R 9: Ud. debe deducirla del símil de la evolución de la bellota. De la bellota crecerá


una encina y esta encina, como árbol, puede tener mil formas, las cuales varían todas la
una de la otra.
Todas estas formas están contenidas en la bellota, y aunque la forma que tomará el árbol
dependerá de circunstancias extrañas, sin embargo lo que Aristóteles llamó «privación
de materia» existe de antemano en las ondas astrales. Pero el germen noumenal de la
encina existe más allá del plano de la Luz Astral; es solamente la imagen subjetiva de
eso lo que ya existe en la Luz Astral, y el desarrollo de la encina es el resultado del
desarrollo del prototipo en la Luz Astral, desarrollo que procede desde los superiores a
los planos inferiores, hasta que en el plano más bajo tiene su última consolidación y
desarrollo de forma. y aquí reside la explicación del hecho curioso según la aseveración
vedantina de que cada planta tiene su Karma y que su crecimiento es el resultado de este
Karma. Este Karma proviene de los Dhyan-Chohanes inferiores que trazan el plan de
crecimiento del árbol.

P 10: ¿Cuál es el verdadero significado de Manvántara o más bien, del Manu-Antara?

R 10: En realidad significa «entre dos Manus», de los cuales hay catorce en cada «Día
de Brahma», tal «Día» consistiendo de 1.000 agregados de cuatro edades o de 1.000
«Grandes Edades» o Maha-yugas. Cuando analizamos la palabra «Manu» encontramos
que los Orientalistas declaran que proviene de la raíz «Man» pensar, y de aquí el
«hombre pensador». Pero esotéricamente cada Manu, como un patrón antropomorfizado
de su ciclo particular, o ronda, por lo tanto, es tan solo la idea personificada del
«Pensamiento Divino» (como el Hermético pymander). Cada uno de los Manus, por lo
tanto, es el dios particular, el crea-dor y formador de todo lo que aparece duran te su
propio respectivo ciclo de existencia o Manvántara.

P 11: ¿El Manu, es también una unidad de consciencia humana personificada, o es la


individualización del Pensamiento Divino con propósitos manvantáricos?

R 11: Ambas cosas, puesto que la «consciencia humana» es un Rayo de la Divina.


Nuestro Manas o Ego, procede de, y es, figurativamente, el Hijo de Mahat. Vaivasvata
Manu (el Manu de nuestra propia Quinta Raza y de la Humanidad en general) es el Jefe
y representante personificado de la pensante Humanidad de la Quinta Raza-Raíz; y
por lo tanto se lo representa como el Hijo mayor del Sol y un Antecesor Agnishwatta.
Como «Manu» se deriva de Man, pensar, la idea está clara. La acción del pensamiento
sobre los cerebros humanos es infinita. Así el Manu es, y contiene en sí la potencialidad
de todas las formas pensantes que se desarrollarán sobre la tierra desde esa particular
fuente de origen. En la enseñanza esotérica, él es el comienzo de esta tierra, de él y de
822

su hija Ila nace la humanidad; él es una unidad que contiene todas las pluralidades y sus
modificaciones.
De este modo cada Manvántara tiene su propio Manu y de este Manu los varios Manus
o mejor dicho, todos los Manasas de los Kalpas que seguirán. Como analogía, él puede
compararse a la luz blanca que contiene todos los otros rayos y les da nacimiento al
pasar por el prisma de diferenciación y evolución. Pero esto pertenece a las enseñanzas
esotéricas y metafísicas.

P 12: ¿Es posible decir que el Manu está relacionado con cada Manvántara como el
Primer Logos lo está con el Maha-manvántara?

R 12: Es posible decir eso, si se quiere.

P 13: ¿Puede decirse que el Manu es una individualidad?

R 13: En sentido abstracto ciertamente no, pero es posible aplicar la analogía. El Manu
es quizás la síntesis de los Manasas, y es una sola consciencia en el mismo sentido que
mientras todas las diferentes células de las cuales está compuesto el cuerpo humano son
consciencias diferentes y variadas, hay sin embargo una unidad de consciencia que es el
hombre. Pero esta unidad, por decirlo así, no es una sola consciencia; es el reflejo de
miles y millones de consciencias que el hombre ha absorbido.
Pero el Manu en realidad no es una individualidad, es el total de la humanidad.
Podemos decir que Manu es un nombre genérico para los Pitris, los progenitores de la
humanidad. Ellos provienen como he demostrado, de la Cadena Lunar.
Dan nacimiento a la humanidad, porque, habiéndose convertido en los primeros
hombres, dan nacimiento a otros desarrollando sus sombras, sus yoes astrales. De ellos
no solamente deriva la humanidad, sino también los animales, y todas las criaturas. En
este sentido, en Los Puranas se dice de los grandes Yoguis, que originaron, uno las
serpientes, otro todas las aves, etc. Pero así como la Luna recibe su luz del Sol, del
mismo modo los descendientes de los Pitris Lunares reciben su luz mental superior del
Solo «del Hijo del Sol». Porque todos Uds. saben que Vaivasvata Manu podría ser un
Avatar o una personificación de MAHAT encargado por la Mente Universal de guiar y
hacer progresar la Humanidad pensante.

P 14: Aprendemos que la humanidad perfeccionada de una Ronda se convierte en


Dhyani-Buddhas y en los dirigentes del próximo Manvántara. Entonces, ¿qué relación
tiene el Manu con las huestes de los Dhyani-Buddhas?

R 14: No tiene en absoluto ninguna relación, de acuerdo a las enseñanzas esotéricas.


Pero puedo decirles a Uds. que los Dhyani-Buddhas nada tienen que ver con el trabajo
práctico inferior del plano terrestre. Usando una ilustración: los Dhyani-Buddhas se
pueden comparar a un gran regente en cualquier condición de vida. Supongamos
solamente que se tratara de un hogar: el gran regente no tiene directamente nada que ver
con el sucio trabajo de una fregona. Los Dhyanis más elevados dan origen a jerarquías
de Dhyanis cada vez más inferiores, más consolidados y más materiales hasta llegar a
esta cadena de Planetas siendo algunos los últimos de los Manus, los Pitris y
Antepasados Lunares. Como dije en el Vol. II de La Doctrina Secreta, estos Pitris tienen
la tarea de dar origen al hombre. Ellos lo hacen proyectando sus sombras y la primera
humanidad (si en verdad se la puede llamar humanidad) son los chayas astrales de los
823

Antepasados Lunares, sobre los cuales la naturaleza construye el cuerpo físico, que al
comienzo no tiene forma. La segunda Raza tiene cada vez más forma y es asexuada.
En la Tercera Raza se transforman en bisexuales y hermafroditas y luego finalmente
separándose los sexos, la propagación de la humanidad se desarrolla de diversas
maneras.

P 15: Entonces, ¿qué quiere Ud. decir con el término Manvántara, o como lo ha
explicado «Manu-antara» o «entre dos Manus»?

R 15: Significa simplemente un período de actividad y no se emplea en ningún sentido


limitado y definido. Se tiene que deducir del contexto de la obra que están estudiando
cual es el significado de Manvántara, recordando también que lo que es aplicable a un
período menor se aplica a uno mayor también y así inversamente.

P 16: ¿“Agua” es usada aquí en sentido puramente simbólico o tiene su


correspondencia en la evolución de los elementos? (D.S. 1, pág.116)

R 16: Es necesario tener el cuidado de no confundir los elementos universales con los
elementos terrestres. Ni, repito, los elementos terrestres significan los que se conocen
como elementos químicos. Yo llamaría a los elementos cósmicos, universales, como los
nóumenos de los elementos terrestres, y agregaría que cósmico no está limitado a
nuestro pequeño Sistema Solar.
El Agua es el primer elemento cósmico y los términos «tinieblas» y «caos» se
emplearon para indicar el mismo «elemento». Hay siete estados de materia de los cuales
tres son generalmente conocidos, es decir, sólido, líquido, y gaseoso. Es necesario
considerar todo lo cósmico y lo terrestre como existiendo en variaciones de estos siete
estados. Pero es imposible para mí hablar en términos que son desconocidos para Uds.,
y por lo tanto imposibles de comprender. De este modo, «agua», el «cálido y húmedo
principio» de los filósofos, se usa para indicar aquello que no es aún materia sólida, o
mejor, aquello que no posee la solidez de la materia, como nosotros la entendemos. Esto
se hace más difícil con el uso del término «agua» como un subsiguiente elemento en la
serie de éter, fuego, y aire. Pero el éter contiene en sí a todos los demás y todas sus
propiedades, y es este éter el hipotético agente de la ciencia física: además es la forma
más inferior de Akasha, el único agente y elemento universal. Por lo tanto agua es
usado aquí para indicar la materia en su estado precósmico.

P 17: ¿Qué relación tienen los elementos con los Elementales?

R 17: La misma relación que la tierra tiene con el hombre. Así como el hombre físico
es la quinta esencia de la Tierra, el Aire, el Fuego y el Agua, del mismo modo, un
Elemental (llamado Sylfo, Salamandra, Ondina, etc.) es la quinta esencia de su elemento
especial. Toda diferenciación de sustancia y materia, desarrolla un tipo de Fuerza
inteligente y son estos los que los Rosacruces llamaron Elementales o espíritus de la
Naturaleza. Cada uno de nosotros puede creer en un Elemental que podemos crear por
nosotros mismos. Pero este último tipo de creación de elementales no tiene existencia
fuera de nuestra propia imaginación. Será una inteligencia, una Fuerza, buena o mala,
pero la forma que se le ha dado y sus atributos serán los de nuestra propia hechura, al
paso que al mismo tiempo esa forma tendrá una inteligencia derivada también de
nosotros.
824

P 18: ¿El “Huevo Virgen” y el “Huevo Eterno” son la misma cosa, o son diferentes
etapas de diferenciación?

R 18: El «Huevo Eterno» es una Pre-diferenciación en condición laya o cero; por lo


tanto, antes de la diferenciación no puede tener atributos ni cualidades. El «Huevo
Virgen» ya tiene cualidades y por lo tanto es diferenciado, aunque en su esencia es lo
mismo. Ninguna cosa puede estar separada de otra, en su naturaleza esencial.
Pero en el mundo de las ilusiones, en el mundo de las formas, de la diferenciación, todo,
nosotros incluidos, parece estar separado.

Estancia III (continuación)

Reunión realizada en Lansdowne Road, 17, W., el 21 de Febrero, 1889 con la


presidencia del Sr. W. Kingsland

Sloka (2) LA VIBRACIÓN SE PROPAGA REPENTINAMENTE TOCANDO CON


SUS VELOCES ALAS simultáneamente) AL UNIVERSO ENTERO, y AL GERMEN
QUE MORA EN LAS TINIEBLAS: TINIEBLAS QUE ALIENTAN (se mueven)
SOBRE LAS ADORMILADAS AGUAS DE LA VIDA. (D.S. I pág. 117)

P 1: ¿Cómo debemos entender la expresión la vibración toca al universo entero y


también al germen?

R 1: Ante todo, deben definirse los términos usados hasta donde nos sea posible,
porque el lenguaje que se emplea aquí es puramente figurativo. El Universo no significa
el Kosmos o mundo de las formas, si no el espacio sin forma, el futuro vehículo del
Universo que se manifestará. Este espacio es sinónimo de “aguas del espacio”, con
(para nosotros) la eterna tiniebla, de hecho, con Parabrahman. En síntesis, toda la Sloka
se refiere al “período” anterior a cualquier manifestación. De la misma manera el
Germen (el Germen son los eternos indiferenciados átomos de la futura materia) es uno
con el Espacio, tan infinito como indestructible, y tan eterno como el Espacio mismo.
De un modo similar, “la vibración” corresponde al Punto, el Logos Inmanifestado. Es
necesario agregar una importante explicación. Empleando el lenguaje figurado, como se
ha hecho en La Doctrina Secreta, las analogías y las comparaciones son muy frecuentes.
Como regla, la palabra Tinieblas, por ej. se aplica sólo a la totalidad desconocida o
Absoluto. En contraste con las Tinieblas eternas, el Primer Logos es ciertamente Luz; y
en contraste con el segundo o el tercero, el Logos manifestado, el primero es Tinieblas,
y los otros son Luz.

Sloka (3). LAS “TINIEBLAS” IRRADIAN LUZ, Y LA LUZ EMITE UN RAYO


SOLITARIO EN LAS AGUAS, DENTRO DEL ABISMO MATERNO. EL RAYO
TRASPASA EL HUEVO VIRGEN; EL RAYO HACE ESTREMECER AL HUEVO
ETERNO, Y DESPRENDER EL GERMEN NO ETERNO (periódico) QUE SE
CONDENSA EN EL HUEVO DEL MUNDO. (D.S. I, pág.117}
825

P 1: ¿Por qué se dice que la Luz emite un rayo solitario dentro de las aguas y cómo se
representa este rayo en relación con el Triángulo?

R 1: Aunque en este plano pueden aparecer muchos Rayos, cuando son retraídos a su
fuente original en última instancia se resolverán en una unidad, como los siete colores
prismáticos los cuales proceden todos de, y se resuelven en el único rayo blanco. De la
misma manera, este Rayo uno solitario, se desarrolla en los siete rayos (y sus
innumerables subdivisiones) solamente en el plan de la ilusión. Se representa
relacionado con el Triángulo debido a que el triángulo es la primera figura geométrica
perfecta. Como dijo Pitágoras, y se dice también en la Estancia, el Rayo (la Mónada
Pitagórica) descendiendo del “no-lugar” (Aloka), se lanza como una estrella fugaz a
través de los planos del no-ser en el primer mundo del ser, dando origen al Número
Uno; luego ramificándose, a la derecha produce el Número Dos; volviéndose
nuevamente sobre sí para formar la línea de base, produce el Número Tres, y de aquí
asciende de nuevo hasta el Número Uno, y finalmente desaparece allí, para entrar en los
reinos del no-ser, como demostró Pitágoras.

P 2: ¿Por qué las enseñanzas Pitagóricas se encontrarían en las antiguas filosofías de la


India?

R 2: Pitágoras derivó sus enseñanzas de la India y en los libros antiguos encontramos


que se habla de él, como del Yavanacharya o Instructor Griego. Así vemos que el
triángulo es la primera diferenciación, sin embargo todos sus lados son delineados por
el rayo único.

P 3: ¿Qué es lo que en realidad se quiere decir con el término “planos del no-ser”?

R 3: Cuando se usa la frase “planos del no-ser” debemos recordar que estos planos para
nosotros son solamente esferas del no-ser, pero para las inteligencias superiores a
nosotros son esferas del ser y de la materia. Los más elevados Dhyan Chohanes del
Sistema Solar pueden no tener ninguna idea de lo que existe en los sistemas más
elevados, esto es, en el segundo plano “septenario” Kósmico, el cual para los Seres del
siempre invisible Universo es enteramente subjetivo.

Sloka (4) . ENTONCES LOS TRES (el triángulo) CAEN EN LOS CUATRO (el
cuaternario). LA RADIANTE ESENCIA VIENE A SER SIETE INTERIORMENTE,
SIETE EXTERIORMENTE. EL LUMINOSO HUEVO (hiranyagarbha), QUE ES
TRES EN SÍ MISMO (las tres hipóstasis de Brahma o Vishnu; los tres «Avasthas»),
CUAJA Y SE ESPARCE EN COÁGULOS BLANCOS COMO LA LECHE, POR
TODA LA EXTENSIÓN DE LAS PROFUNDIDADES DE LA MADRE, LA RAÍZ
QUE CRECE EN LOS ABISMOS DEL OCÉANO DE VIDA. (D.S. 1, Pag.119}

P 1: ¿Es la “esencia radiante” lo mismo que el “luminoso huevo”? ¿Qué es la Raíz que
crece en el océano de vida?

R 1: La esencia radiante, el luminoso o Dorado Huevo de Brahma, o nuevamente,


Hiranyagarbha, son idénticos. La Raíz que crece en el Océano de Vida es la
potencialidad que transforma en materia objetiva diferenciada el germen universal,
subjetivo, ubicuo, y sin embargo homogéneo, o la eterna esencia que contiene en sí la
826

potencia de la naturaleza abstracta. El Océano de Vida es, de acuerdo a un término de la


filosofía Vedanta (si no me equivoco) la «Vida Una», Paramatma, cuando se quiere
indicar el Alma Suprema; y Jivatma, cuando hablamos del “aliento de vida” físico o
animal, o por decirlo así, el alma diferenciada, en pocas palabras esa vida que da origen
al átomo y al universo, a la molécula y al hombre, al animal, a la planta y al mineral.
“La radiante esencia se coagula y se expande a través de los abismos del espacio”.
Desde un punto de vista astronómico esto es fácil de explicar: es la Vía Láctea, el
material del mundo, o la materia primordial en su forma primitiva.

P 2: ¿La esencia radiante, Vía Láctea, o materia del mundo, se resuelve en átomos o es
no-atómica?

R 2: En su estado precósmico, por supuesto no es atómica, si por átomos Ud. se refiere


a moléculas; porque el átomo hipotético, un simple punto matemático, no es material o
aplicable a la materia, tampoco a la substancia. El verdadero átomo no existe en el plano
material. La definición de un punto como teniendo una determinada posición, no se
debe tomar, en Ocultismo, en el sentido corriente de lugar; puesto que el verdadero
átomo está más allá del tiempo y del espacio. La palabra molecular es en verdad
aplicable a nuestro globo y a su plano, solamente: una vez dentro de él, aún en los otros
globos de nuestra cadena planetaria, la materia se encuentra en una condición
totalmente diferente y no molecular. El átomo, en su estado eterno, es invisible aún a los
ojos de un Arcángel; y se vuelve visible para este último sólo periódicamente, durante el
ciclo de vida. La partícula, o molécula, no es, pero existe periódicamente y por lo tanto
es considerada una ilusión.
La materia del mundo se anima a sí misma a través de los varios planos y no se puede
decir que se convierte en estrellas o que se convierta en moléculas hasta alcanzar el plan
de existencia del Universo visible u objetivo.

P 3: ¿En Ocultismo, se puede decir que el éter es molecular?

R 3: Depende totalmente de lo que se quiere significar con el término. En sus estratos


inferiores, donde se funde con la luz astral puede decirse molecular en su propio plano;
pero no para nosotros. Pero el éter del cual la ciencia sospecha la existencia, es la
manifestación más densa del Akasha, aunque en nuestro plano, para nosotros los
mortales, es el séptimo principio de la luz astral, y tres grados más elevados que la
“radiante materia”. Cuando penetra algo o anima algo, puede que sea molecular porque
asume la forma de esto último, y sus átomos animan las partículas de ese “algo”. Tal
vez podemos decir que materia es “éter cristalizado”.

P 4: Pero, de hecho, ¿qué es un átomo?

R 4: Un átomo puede compararse (y esto es para el Ocultista) al séptimo principio de


un cuerpo o mejor aún, de una molécula. La molécula física o química está compuesta
de una infinidad de moléculas más finas y éstas a su vez en innumerables y aún más
finas moléculas. Tomemos por ejemplo una molécula de hierro y redúzcase hasta
convertirla en algo no-molecular; entonces, de pronto se transforma en uno de sus siete
principios, es decir, su cuerpo astral; el séptimo de estos es el átomo. La analogía entre
una molécula de hierro antes y después de ser disuelta, es la misma que la analogía entre
un cuerpo físico antes y después de la muerte. Los principios permanecen menos el
cuerpo. Por supuesto ésta es química oculta, no química moderna.
827

P 5: ¿Cuál es el significado de las frases alegóricas, el “batir del océano” y la “vaca de


la abundancia” de los hindúes y qué correspondencia hay entre ellas y la “guerra en el
cielo”?

R 5: Un proceso que comienza en el estado de “no-ser” y termina al cierre del Maha-


Pralaya, difícilmente puede explicarse con pocas palabras o aún en volúmenes. Es
simplemente una representación alegórica de las inteligencias primarias invisibles y
desconocidas, los átomos de la ciencia oculta, Brahma mismo siendo llamado Anu o el
Átomo, que modela y diferencia el océano sin orillas de la radiante esencia primordial.
La relación entre “el batir del océano” y la “guerra en el cielo” es un tema muy largo y
abstruso de tratar. Para decirlo en su aspecto simbólico más ínfimo, ésta “guerra en el
cielo” continúa en la eternidad. La diferenciación es el contraste, el equilibrio de los
contrarios: y hasta tanto exista esto habrá “guerra” o lucha. Por supuesto que hay
diferentes etapas o aspectos de esta guerra: tal, por ejemplo, la astronómica y la física.
Para todos y para todo lo que nace en un Manvántara, hay “guerra en el cielo” y también
en la tierra: para los catorce Manus Raíces y Semillas que presiden nuestro ciclo
manvantárico y para las incontables Fuerzas, humanas y similares, que de ellos
proceden. Hay una perpetua lucha de ajuste, porque todo tiende a armonizarse y
equilibrarse; de hecho debe ser así antes que pueda asumir una forma cualquiera. Los
elementos de los cuales estamos formados, las partículas de nuestros cuerpos, están en
continua guerra, el uno atropellando al otro y cambiando en cada instante. Al “batir del
océano” de parte de los dioses, vinieron los Nagas y algunos robaron el Amrita, -el agua
de la Inmortalidad- y entonces surgió la guerra entre los dioses y los Asuras, los no-
dioses, y los dioses fueron vencidos. Esto se refiere a la formación del Universo y a la
diferenciación de la materia primordial. Pero se debe recordar que esto es solamente el
aspecto cosmológico, uno de los siete significados. La “guerra en el cielo” tiene también
una inmediata referencia a la evolución del principio intelectual de la humanidad. Ésta
es una ley metafísica.

P 6: ¿Por qué en las Estancias se usan tanto los números y cuál es en realidad el secreto
por el cual se usan con tanta libertad en las escrituras mundiales, en La Biblia, y en Los
Puranas, por Pitágoras y los Sabios Arios?

R 6: Balzac, el inconsciente ocultista de la literatura francesa, dice en algún lugar que:


«el número es para la mente lo mismo que para la materia, un agente incomprensible».
Pero yo contestaría: tal vez sea así para el profano, nunca para la mente de un iniciado.
El número es, como el gran escritor supuso, una entidad, y al mismo tiempo, un aliento
(soplo) que emana de aquello que él llamaba Dios y que nosotros decimos el TODO; el
Aliento único que pudo organizar el Kosmos fisico, «en donde nada obtiene su forma
más que por medio de la Deidad, la cual es un efecto del Número” (D.S. I, pág.119)
«Dios geometriza» dice Platón.

P 7: ¿En qué sentido los números pueden ser llamados entidades?

R 7: Cuando se refieren a entidades; cuando se los consideran simplemente como


dígitos, por supuesto, no son entidades sino solamente signos simbólicos.

P 8: ¿Por qué se dice que la radiante esencia se trasforma en siete adentro y siete
exteriormente?
828

R 8: Porque tiene siete principios en el plano de lo manifestado y siete en el de lo


inmanifestado. Arguyan siempre con analogía y apliquen el axioma oculto: “como es
arriba es abajo”.

P 9: Pero, ¿los planos del “no-ser” son también septenarios?

R 9: Indudablemente. Aquello a lo cual La Doctrina Secreta se refiere como los planos


no manifestados, son planos inmanifestados o planos del no-ser solamente desde el
punto de vista del intelecto finito; para las inteligencias superiores serían planos
manifestados y así hasta la infinitud, la analogía siempre se mantiene.

Estancia III (continuación)

Sloka (5). LA RAÍZ PERMANECE, LA LUZ PERMANECE, LOS COÁGULOS


PERMANECEN Y SIN EMBARGO OEAOHOO ES UNO. (D.S. I Pág.120)

Reunión realizada en el No.17 de Lansdowne Road Londres, W., el 28 de Febrero de


1889 con la Presidencia del Sr. W. Kingsland.

P 1: ¿Qué quiere significar que estos “permanecen”?

R 1: Significa sencillamente que cualquiera que sea la pluralidad de la manifestación,


sin embargo todo es uno. En otras palabras, estos son diferentes aspectos del elemento
uno; esto no significa que permanezcan sin diferenciación.

«Los coágulos son la primera diferenciación; y probablemente se refieren también a


aquella materia cósmica que se supone sea el origen de la Vía Láctea (la materia que
conocemos). Esta 'materia' que, según la revelación recibida de los primitivos
Dhyani-Buddhas, es, durante el sueño periódico del Universo, de la suma tenuidad que
puede concebir la vista del Bodhisattva perfecto; esta materia, radiante y fría, al primer
movimiento del despertar cósmico, esparcida a través del Espacio, aparece, vista desde
la Tierra, como racimos y bloques, como coágulos en la leche cortada. Estas son las
semillas de mundos futuros, el 'material de las estrellas' . (D.S. I, pág. 121)

P 2: ¿Es de suponer que la Vía Láctea está compuesta de materia en un estado de


diferenciación que no es aquel con el cual estamos familiarizados?

R 2: Yo lo creo enteramente así. Es el almacén de los materiales con los cuales se


producen las estrellas, los planetas y los otros cuerpos celestes. La materia en ese estado
no existe sobre la Tierra; pero la que ya esta diferenciada y que se encuentra sobre la
Tierra está también en los otros planetas y viceversa. Pero yo entiendo que antes de
llegar a los planetas a partir de su condición en la Vía Láctea, la materia debe primero
pasar por muchas etapas de diferenciación. Por ejemplo, la materia dentro del Sistema
Solar se encuentra en un estado completamente diferente del que está afuera o más allá
del Sistema.
829

P 3: ¿Existe una diferencia entre la Nebulosa y la Vía Láctea?

R 3: La misma, yo diría, que hay entre una ruta y las piedras y el barro que hay en esa
ruta. Debe haber, por supuesto una diferencia entre la materia de la Vía Láctea y la de
las varias Nebulosas y estas deben a su vez diferenciarse entre sí. Pero en todos vuestros
cálculos y medidas es necesario considerar que la luz por medio de la cual se ven los
objetos es una luz refleja, y que la ilusión óptica causada por la atmósfera terrestre hace
imposible que los cálculos de las distancias sean absolutamente correctos, además del
hecho que altera totalmente las observaciones de la materia de la cual están compuestos
los cuerpos celestes, puesto que es propenso a imponernos una condición similar a la de
la Tierra. De todos modos esto es lo que nos enseñan los MAESTROS.

Sloka (6). LA RAÍZ DE LA VIDA ESTABA EN CADA GOTA DEL OCÉANO DE


INMORTALIDAD (Amrita) Y EL OCÉANO ERA LUZ RADIANTE, LA CUAL ERA
FUEGO Y CALOR Y MOVIMIENTO. LAS TINIEBLAS SE DESVANECIERON Y
NO FUERON MÁS; DESAPARECIERON EN SU MISMA ESENCIA, EL CUERPO
DE FUEGO Y AGUA, DE PADRE y MADRE. (D.S. I, Pag.121)

P 1: ¿Cuáles son los varios significados del término “fuego” en los diferentes planos
del Kosmos?

R 1: El Fuego es el más místico de los cinco elementos, y también el más divino. Por lo
tanto dar una explicación de sus varios significados solamente en nuestro plano, dejando
todos los otros planos fuera de cuestión, sería demasiado arduo, además de ser
totalmente incomprensible para la vasta mayoría. El fuego es el padre de la luz, la luz es
padre del calor y del aire (aire vital).
Si podemos referirnos a la deidad absoluta como siendo Tinieblas o el Oscuro Fuego, la
Luz, su primera progenie es verdaderamente el primer dios auto-consciente. Porque,
¿qué es la luz en su raíz primordial sino la divinidad dadora de vida que ilumina al
mundo? La luz es aquello que desde una abstracción se ha convertido en una realidad.
Nadie ha visto alguna vez la Luz verdadera o primordial; lo que vemos son solamente
sus quebrados rayos o reflejos, que se tornan cada vez más densos y menos luminosos a
medida que descienden en la forma y la materia. Fuego, por lo tanto, es un término que
lo comprende TODO. El Fuego es la invisible deidad, «el Padre», y la Luz que se
manifiesta es Dios «el Hijo», y también el Sol. El fuego en sentido oculto, es éter, y el
éter nace del movimiento , y el movimiento es el eterno oscuro e invisible Fuego. La luz
pone en movimiento y controla toda la naturaleza desde el más elevado éter primordial
hasta las más diminutas moléculas del Espacio. El MOVIMIENTO es eterno per se, y
en el Kosmos manifestado es el Alfa y el Omega de aquello que se llama electricidad,
galvanismo, magnetismo, sensación (moral y física), pensamiento y aún vida en este
plano. Por lo tanto el fuego, en nuestro plano, es sencillamente la manifestación del
movimiento, o Vida.
Los Rosacruces se referían a todos los fenómenos cósmicos como a «geometría
animada». Toda función polar es solamente una repetición de la «polaridad primaria»,
decían los filósofos del Fuego, porque el movimiento genera calor, y el éter en
movimiento es calor. Cuando el movimiento decae, entonces se genera el frío, porque
«el frío es éter en una condición latente». Así los principales estados de la naturaleza
son tres positivos y tres negativos, sintetizados por la luz primitiva.
830

Los tres estados negativos son: (1) Tinieblas; (2) Frío; (3) Vacío. Los tres positivos son:
(1) Luz (en nuestro plano); (2) Calor; (3) Toda la naturaleza. Por lo tanto se puede decir
que el Fuego es la unidad del Universo. El Fuego cósmico puro (sin, por decirlo así,
combustible) es la Deidad en su universalidad; porque el fuego cósmico o calor creador,
es todo átomo de materia en la naturaleza manifestada. No existe en el Universo una
cosa o partícula que no contenga en sí fuego latente.

P 2: Entonces, ¿se puede considerar al fuego como el primer Elemento?

R 2: Cuando decimos que el fuego es el primero de los Elementos es el primero


solamente en el universo visible, el fuego que comúnmente conocemos. Aún en los
planos más elevados de nuestro universo, el plano del Globo A o G, el fuego es en un
aspecto solamente el cuarto elemento. Los ocultistas, los rosacruces de la Edad Media y
aún los kabalistas medievales, decían que para nuestra percepción humana y aún para
la de los más elevados «ángeles», la Deidad universal es Tinieblas, y de esta Tiniebla
emana el Logos en los siguientes aspectos: (1) Peso (el Caos que luego se convierte en
éter en su estado primordial); (2) Luz; (3) Calor; (4) Fuego.

P 3: ¿En qué relación está el Sol, la más elevada forma de Fuego que reconocemos, con
el Fuego como Ud. lo ha explicado?

R 3: El Sol, como está en nuestro plano, no es aún fuego «Solar». El Sol que vemos, no
da nada de sí, porque es un reflejo; un haz de fuerzas electromagnéticas, uno de los
incontables miríadas de «Nudos de Fohat», Fohat es llamado «el hilo de la Luz
primitiva», la «Pelota de hilo» de Ariadna, en verdad, en este laberinto de materia
caótica. Este hilo corre a través de los siete planos atándose en nudos. Siendo cada
plano un septenario, hay por lo tanto cuarenta y nueve (49) fuerzas místicas y físicas,
los nudos más amplios formando estrellas, soles y sistemas, los planetas, más chicos,
etc.

P 4: ¿En qué sentido el Sol es una ilusión?

R 4: El nudo electromagnético de nuestro Sol no es tangible ni dimensional, ni aún tan


molecular como la electricidad que conocemos. El Sol absorbe, «psiquiza» y
«vampiriza» a los que dependen de él dentro del Sistema. Además de esto, no da nada
de sí mismo. Por lo tanto es un absurdo decir que los fuegos solares se están
consumiendo y que se va extinguiendo gradualmente. El Sol tiene solamente una
función característica: dar el impulso vital a todo lo que respira y vive bajo su luz. El
Sol es el corazón palpitante del Sistema; siendo un impulso cada latido. Pero este
corazón es invisible; ningún astrónomo jamás lo verá. Aquello que está oculto en este
corazón y lo que nosotros percibimos y vemos, su aparente llama y fuegos, para usar un
símil, son los nervios que gobiernan los músculos del Sistema Solar, además son
nervios fuera del cuerpo. Este impulso no es mecánico sino un impulso nervioso
puramente espiritual.

P 5: ¿Qué conexión tiene el «peso», en el sentido que lo usa Ud., con la gravedad?

R 5: Por «peso» queremos significar la gravedad en el sentido oculto de atracción y de


repulsión. Es uno de los atributos de la diferenciación y es una propiedad universal. Por
medio de la atracción y de la repulsión entre materia en varios estados, es posible, en la
831

mayoría de los casos, explicar (al paso que la «ley de gravedad» no basta para hacerlo)
la relación que asumen las colas de los cometas cuando se acercan al sol: viendo que
actúan visiblemente de forma contraria a esta hipótesis.

P 6: En esta relación, ¿cuál es el significado de “agua”?

R 6: Puesto que el agua, según su peso atómico, está compuesta de 1/9 parte de
Hidrógeno (un gas muy inflamable, como Ud. sabe, y no se encuentra ningún cuerpo
orgánico que no lo contenga), y de 8/9 de Oxígeno (el cual produce combustión cuando
se lo combina demasiado rápidamente con cualquier cuerpo), ¿qué puede ser sino una
de las formas de la fuerza primordial o fuego en una forma latente o fluida? El Fuego
tiene con el Agua la misma relación que el Espíritu con la Materia.

Sloka (7).HE AQUÍ, ¡OH LANÚ!, AL RADIANTE HIJO DE LOS DOS, LA GLORIA
REFULGENTE SIN PAR, EL ESPACIO LUMINOSO, HIJO DEL OSCURO
ESPACIO, QUE SURGE DE LAS PROFUNDIDADES DE LAS GRANDES AGUAS
OSCURAS. EL ES OEAOHOO, EL MÁS J OVEN , EL * * * (a quien tú conoces
ahora como Kwan-Shai-Yin). ÉL BRILLA COMO EL SOL. ÉS EL
RESPLANDECIENTE DRAGÓN DIVINO DE LA SABIDURÍA. EL EKA (uno) ES
CHATUR (cuatro), y CHATUR TOMA PARA SÍ TRES, Y LA UNIÓN PRODUCE
EL SAPTA (siete), EN QUIEN ESTÁN LOS SIETE QUE VIENEN A SER LOS
TRIDASA (los tres veces diez), LAS HUESTES Y LAS MULTITUDES.
CONTÉMPLALE LEVANTANDO EL VELO Y DESPLEGÁNDOLO DE ORIENTE
A OCCIDENTE. OCULTA LO DE ARRIBA Y DEJA VER LO DE ABAJO, COMO
LA GRAN ILUSIÓN. SEÑALA LOS SITIOS PARA LOS RESPLANDECIENTES
(estrellas) y CONVIERTE LO SUPERIOR (el espacio) EN UN MAR DE FUEGO SIN
ORILLAS, Y EL UNO MANIFESTADO (elemento) EN LAS GRANDES AGUAS.
(D,S, I Pág, 123)

Kwan-Shai-Yin y Kwan-Yin, son sinónimos de Fuego y Agua. Las dos deidades en su


manifestación primordial son la dyada o dios dual, de naturaleza bisexual, Purusha y
Prakriti.

P 1: ¿Cuáles son los términos que corresponden a los tres Logoi entre las palabras
Oeaohoo, el más joven; Kwan-Shai-Yin; Kwan-Yin; Padre-madre; Fuego y
Agua; Radiante Espacio y Oscuro Espacio?

R 1: Cada uno lo debe descubrir por sí mismo, «Kwan-Shai-Yin señala el lugar de los
resplandecientes, las estrellas, y convierte el espacio superior en un mar de fuego sin
orillas, y el uno manifestado en las grandes Aguas», Mediten en esto. El Fuego
representa el Espíritu oculto, el Agua es su progenie, o humedad, o los elementos
creadores aquí sobre la Tierra, la corteza exterior e internamente los principios
evolucionantes o creadores, o los principios más internos. Los ilusionistas
probablemente dirían «arriba».

P 2: ¿Qué es el Velo que Oeaohoo, el más joven, levanta de Oriente a Occidente?

R 2: El velo de la realidad. Es la cortina que desaparece para mostrar al espectador las


ilusiones en el escenario de la Existencia, la escena y los actores, en una palabra, el
universo de MAYA
832

P 3: ¿Cuál es el “espacio superior” y “el mar de fuego sin orillas”?

R 3: El «espacio superior» es el espacio «interno» aunque parezca paradójico, porque


en la infinitud no hay arriba ni abajo; pero los planos se siguen el uno al otro y se
solidifican desde adentro hacia afuera. De hecho es el universo como aparece al salir de
su estado laya o «cero», una expansión sin orillas del espíritu, o «mar de fuego,»

P 4: ¿Las “Grandes Aguas” son las mismas que aquellas sobre las cuales se movían las
Tinieblas?

R 4: Es incorrecto en este caso hablar de Tinieblas «que se mueven», La Oscuridad


Absoluta, o el Eterno Desconocido, no puede ser activo, y moverse es acción. Incluso
en el Génesis se dice que las Tinieblas estaban sobre la superficie del abismo, pero que
lo que se movía sobre la superficie de las aguas era el «Espíritu de Dios».
Esotéricamente esto significa que al comienzo, cuando la Infinitud no tenía forma, y el
Caos, o el Espacio exterior, era aún vacío, sólo había tinieblas (es decir Kalahamsa
Parabrahman). Luego, a la primera radiación del amanecer, el «Espíritu de Dios»
(después que fueron radiados el Primero y el Segundo Logos), el Tercer Logos, o
Narayan, comenzó a moverse sobre la superficie de las Grandes Aguas del «Abismo».
Por lo tanto, la pregunta, para ser correcta, cuando no clara, debería ser: «¿Las Grandes
Aguas son lo mismo que las Tinieblas de las cuales se habla»? La respuesta entonces
sería afirmativa. Kalahamsa tiene un doble significado, Exotéricamente es Brahma
quien es el Cisne, la «Gran Ave», el vehículo en el cual las Tinieblas se manifiestan a la
comprensión humana como luz, y este Universo. Pero esotéricamente, es las mismas
Tinieblas, lo Incognoscible Absoluto que es Fuente, primero de la radiación llamada el
Primer Logos, luego de su reflejo, el Amanecer, o el Segundo Logos, y finalmente de
Brahma, la Luz manifestada, o Tercer Logos, Debemos recordar, que debajo de esta
ilusión de manifestación, que vemos y sentimos, y que como imaginamos, llega a la
percepción de nuestros sentidos, es pura y simplemente aquello que no oímos, ni vemos,
ni sentimos, ni gustamos ni tocamos. Es solamente una grosera ilusión y nada más.

P 5: Volviendo a algo anterior, ¿en qué sentido se puede decir que la electricidad es
una «entidad»?

R 5: Solamente cuando nos referimos a ella como Fohat, su Fuerza primordial. En


realidad hay solamente una fuerza, que en el plano de manifestación se nos presenta en
miles de millones de formas, Como se ha dicho, todo procede del único fuego universal
primordial, y la electricidad es en nuestro plano uno de los aspectos más incluyentes de
ese fuego. Todo lo contiene, y es, electricidad, desde la ortiga que pincha hasta el rayo
que mata, desde la chispa en el guijarro a la sangre del cuerpo, Pero la electricidad que
se ve, por ejemplo, en una lámpara eléctrica, es una cosa totalmente distinta de Fohat.
La electricidad es la causa del movimiento molecular en el universo físico y por lo tanto
también aquí en la Tierra, Es uno de los «principios» de la materia; porque como se
genera en toda alteración de equilibrio, se convierte, por decirlo así, en el elemento
kámico del objeto en el cual ocurre tal alteración. Por lo tanto Fohat, la causa primitiva
de esta fuerza en sus millones de aspectos, y como suma total de la electricidad cósmica
universal, es una «entidad».
833

P 6: Pero, ¿qué quiere Ud. significar por medio de este término? ¿La electricidad no es
también una entidad?

R 6: Yo no la llamaría así, La palabra Entidad proviene de la raíz Latina ens, que


significa «ser» del verbo esse (Infinit) «ser» por lo tanto, todo lo que no depende de otra
cosa, es una «entidad», desde un grano de arena hasta Dios, Pero en nuestro caso, Fohat
es sólo una entidad, teniendo la electricidad únicamente un significado relativo si se la
toma en el sentido científico usual.

P 7: ¿La electricidad cósmica no es un hijo de Fohat, y sus “Siete Hijos” no son


entidades?

R 7: Me temo que no. Hablando del Sol, podemos llamarlo una Entidad, pero
dificilmente diríamos que un rayo de sol que deslumbra nuestros ojos, es también una
Entidad. Los «Hijos de Fohat» son las varias Fuerzas que tienen en su esencia o ser vida
fohática, o vida eléctrica cósmica y en sus varios efectos. Un ejemplo: froten el ámbar -
una Entidad Fohática- y dará origen a un «Hijo» que atraerá la paja: de ese modo ¡un
objeto aparentemente inanimado e inorgánico manifiesta vida! Pero frotemos una ortiga
entre el pulgar y el índice y también se generará un Hijo de Fohat en forma de ampolla.
En estos casos la ampolla es una Entidad, pero difícilmente puede decirse que lo sea la
atracción que atrae la paja.

P 8: Entonces, ¿Fohat es electricidad cósmica y el “Hijo” es también electricidad?

R 8: La electricidad es la tarea de Fohat, pero como acabo de decir, Fohat no es


electricidad. Desde un punto de vista oculto, los fenómenos eléctricos muy a menudo
son producidos por un estado anormal de las moléculas de un objeto o de cuerpos en el
espacio: la electricidad es vida y es muerte: la primera siendo producida por la armonía,
la segunda por la desarmonía. La electricidad vital está bajo las mismas leyes que la
electricidad Cósmica. La combinación de moléculas en nuevas formas y la producción
de nuevas correlaciones y alteraciones del equilibrio molecular es, en general, el trabajo
de, y que genera, Fohat. El principio, síntesis, o la emanación de los siete Logoi
cósmicos es benéfica solamente cuando prevalece la armonía.

Sloka (8).¿DÓNDE ESTABA EL GERMEN Y DÓNDE ESTABAN ENTONCES LAS


TINIEBLAS? ¿EN DÓNDE ESTÁ EL ESPÍRITU DE LA LLAMA QUE ARDE EN
TU LÁMPARA, ¡OH, LANU!? EL GERMEN ES AQUELLO, Y AQUELLO ES LA
LUZ; EL BLANCO HIJO RESPLANDECIENTE DEL OBSCURO PADRE OCULTO
(D.S. I- Pág. 127)

P 1: ¿Es el espíritu de la llama que arde en la lámpara de cada uno de nosotros, nuestro
Padre Celestial o Yo Superior?

R 1: Ni el uno ni el otro; la frase citada es solamente una analogía y se refiere a la


lámpara verdadera que se supone está usando el discípulo.

P 2: ¿Los elementos son los cuerpos de los Dhyan-Chohanes, y el Hidrógeno, el


Oxígeno, Ozono y Nitrógeno, los elementos primordiales en este plano de materia?
834

R 2: La respuesta a la primera parte de esta pregunta se encontrará estudiando el


simbolismo de La Doctrina Secreta. Con respecto a los cuatro elementos nombrados, el
caso es este; pero recuerden que en un plano superior incluso el éter volátil parecería tan
denso como el barro. Todos los planos tienen su propia densidad de sustancia o materia,
sus propios colores, sonidos, dimensiones de espacio, etc, que son del todo
desconocidos para nosotros en este plano; y así como en la tierra tenemos seres
intermedios, la hormiga por ejemplo, una especie de entidad de transición entre dos
planos, así en el plano superior a nosotros hay criaturas dotadas de sentidos y facultades
desconocidas para los habitantes de ese plano. Hay una notable ilustración de Elihu
Vedder a los Cuartetos de Omar Khayyam, que sugiere la idea de los Nudos de Fohat.
Es la corriente representación japonesa de las nubes que corren en una sola línea de
nudos en pinturas y en grabados. Es Fohat «el que hace nudos» y desde un punto de
vista es la «materia del mundo».

P 3: Si la Vía Láctea es una manifestación de esta “materia del mundo”, ¿cómo es que
no se ve en todo el cielo?

R 3: ¿ y por qué no sería la más contraída y por lo tanto la parte más condensada la
única que se ve? Esta se trasforma en “nudos” y pasa por la etapa solar, las etapas
cometaria y planetaria hasta convertirse finalmente en un cuerpo muerto o luna.
También hay varias clases de soles. El sol del sistema solar es un reflejo. Al final
del manvántara solar, comenzará a ser cada vez menos radiante, dando cada vez menos
calor, debido a un cambio en el sol verdadero, del cual, el sol visible, es el reflejo.
Después del Pralaya solar, el sol actual, en un Manvántara futuro se convertirá en un
cuerpo cometario, pero no ciertamente durante la vida de nuestra pequeña cadena
planetaria. El argumento tomado de un análisis del espectro estelar, no es sólido porque
no se toma en cuenta el paso de la luz a través del polvo cósmico. Esto no significa
decir que no existe diferencia real en el espectro de las estrellas, sino que reconocida la
presencia de hierro o sodio en cualquier estrella particular puede ser debida a la
modificación de los rayos de tal estrella por el polvo cósmico del cual está rodeada la
tierra.

P 4: ¿No diferirá el poder perceptivo de la hormiga acerca de los colores, por ejemplo,
de nuestros poderes de percepción, simplemente debido a condiciones fisiológicas?

R 4: Ciertamente la hormiga puede apreciar los sonidos que nosotros captamos, y


también puede apreciar los sonidos que no oímos, y evidentemente la fisiología no tiene
nada que ver con la materia. Nosotros y las hormigas poseemos diferentes grados de
percepción. Nosotros estamos en una escala superior de evolución pero,
comparativamente hablando, somos como las hormigas en relación al plano superior.

P 5: ¿Cuándo se desarrolla electricidad frotando el ámbar, hay algo que corresponda a


una emanación desde el ámbar?

R 5: Si, lo hay: la electricidad que está latente en el ámbar existe en todo lo demás, y se
encontrará si se dan las condiciones apropiadas para su liberación. Hay un error que se
comete comúnmente y que a la visión de un ocultista no puede haber error mayor. Se
hace una división entre lo que Uds. llaman objetos animados e inanimados, ¡cómo si
sobre la tierra pudiera existir algo como un objeto perfectamente inanimado!
835

En realidad, incluso aquello que Uds. llaman un hombre muerto está más vivo que
nunca.
Desde un punto de vista, la marca distintiva entre lo que se llama orgánico y lo
inorgánico es la función de la nutrición, pero si no hubiera nutrición, ¿cómo podrían
sufrir cambios los cuerpos llamados inorgánicos? Aun los cristales sufren un proceso de
acrecentamiento, que para ellos responde a la función de nutrición. En realidad, como
nos enseña la Filosofía Oculta, todo lo que cambia es orgánico; tiene en sí el principio
vital y tiene todas las potencialidades de las vidas superiores. Si, como decimos, en la
naturaleza todo es un aspecto del elemento único, y la vida es universal, ¡cómo pueden
existir cosas tales como los átomos inorgánicos!

Sloka (10) EL PADRE-MADRE TEJE UNA TELA, CUYO EXTREMO SUPERIOR


ESTÁ UNIDO AL ESPÍRITU (Purusha), LA LUZ DE LA OSCURIDAD ÚNICA, Y
EL INFERIOR A LA MATERIA (Prakriti), SU (del Espíritu) EXTREMIDAD DE
SOMBRAS; Y ESTA TELA ES EL UNIVERSO, TEJIDO CON LAS DOS
SUBSTANCIAS HECHAS UNO, QUE ES SVABHÁVAT. (D.S. I, pág. 131)

Reunión realizada en e117, Lansdowne Road, Londres, W., el 7 de Marzo, 1889: bajo la
Presidencia del Sr. W. Kingsland.

P 1: Espíritu y Materia son los extremos opuestos de la misma Tela,. Luz y Tinieblas,
Frío y Calor, Vacío o Espacio y plenitud de todo lo que existe son también opuestos.
¿En qué sentido estos tres pares de opuestos están asociados al Espíritu ya la Materia?

R 1: En el sentido en que todo lo que existe en el Universo está asociado ya sea con la
Materia o con el Espíritu, tomándose como elemento permanente uno de los dos o
ambos. La Materia pura es Espíritu puro, y esto no se puede comprender aun cuando lo
admitimos con nuestros intelectos finitos. Ni la Luz ni las Tinieblas, como efectos
ópticos, son materia; ni son espíritu, sino que son cualidades de la primera (materia) .

P 2: ¿En qué relación está el Ether con el Espíritu y la Materia?

R 2: Hagan una diferencia entre AEther y Ether, siendo el primero divino, y el último
físico e infernal. El Ether es el más bajo en la división septenaria del Akasha- Pradhana,
la primordial Substancia-Fuego. AEther-Akasha es el quinto y sexto principios del
cuerpo del Kosmos, y por lo tanto corresponden a Buddhi-Manas, en el Hombre; el
Ether es su sedimento kósmico, que se mezcla con la capa inferior de la Luz Astral.
Comenzando con la quinta raza-raíz, se desarrollará a plenitud solamente al comienzo
de la quinta ronda. AEther es Akasha en su aspecto más elevado, y Ether-Akasha, en el
inferior. En un sentido equivale al Padre-Creador, Zeus, Pater AEther; y por el otro es
equivalen te a la Serpiente Tentadora infernal, la Luz Astral de los Kabalistas. En el
último caso es materia completamente diferenciada; en el primero es sólo materia
rudimentariamente diferenciada. En otras palabras, el Espíritu se convierte en materia
objetiva; y la materia objetiva se convierte nuevamente en Espíritu subjetivo cuando
elude nuestros sentidos metafísicos. El AEther tiene con el Cosmos y nuestra pequeña
Tierra la misma relación que tiene Manas con la Mónada y el cuerpo. Por lo tanto, el
836

Ether no tiene nada que ver con el Espíritu, sino muchísimo con la materia subjetiva y
con nuestra Tierra.

P 3: «Brahma, como “germen de las desconocidas Tinieblas” es el material desde el


cual todo evoluciona y se desarrolla. Es uno de los axiomas de la lógica el hecho de que
es imposible para la mente creer algo de aquello de lo cual no comprende nada. Ahora
bien, si este “material” que es Brahma no tiene forma, entonces en ninguna mente puede
entrar la idea con respecto a esto, porque la mente no puede concebir nada que no tenga
forma. Es la “vestidura” o manifestación bajo la forma de «Dios» la que nosotros
podemos percibir y es por medio de ésta y sólo por medio de ésta que podemos saber
algo de él. Por lo tanto, ¿cuál es la primera forma de este material que puede ser
reconocida por la consciencia humana?

R 3: Vuestro lógico axioma puede aplicarse solamente al Manas inferior y es sólo desde
la percepción de Kama-Manas que es posible argüir.
Pero el Ocultismo enseña únicamente lo que proviene del conocimiento del Ego
Superior o Buddhi-Manas. Pero trataré de responder según las líneas que le son
familiares. La primera y única forma de materia prima que nuestra consciencia cerebral
puede conocer, es un círculo.
Entrene su pensamiento ante todo hacia un profundo conocimiento de un círculo
limitado, y luego expándalo gradualmente. Pronto llegará a un punto, en que sin dejar
de ser un círculo en el pensamiento, se convertirá en infinito e ilimitado para sus
percepciones internas. Es este círculo el que llamamos Brahma, el germen, átomo, o
anu: un átomo latente que comprende la infinitud y la Eternidad sin límites durante el
Pralaya, átomo activo durante los ciclos de vida; pero es uno que no tiene circunferencia
ni plano, solamente una ilimitada expansión. Por lo tanto el Círculo es la primera figura
geométrica y el primer símbolo en el mundo subjetivo, y se convierte en Triángulo en el
objetivo. El Triángulo es la figura que sigue al Círculo. La primera figura, el Círculo
con el Punto, en realidad no es una figura; es sencillamente un germen primitivo, lo
primero que se puede imaginar al comienzo de la diferenciación; se debe concebir al
Triángulo una vez que la materia ha pasado el punto cero o Laya. Se dice que Brahma
es un átomo debido a que nosotros debemos imaginarlo como un punto matemático, el
cual, sin embargo, puede extenderse en la absolutividad.
Nota Bene: es el germen divino y no el átomo de los químicos. Pero cuidado con la
ilusión de la forma.
Una vez que hacen descender su Deidad hasta la forma humana, la limitan y
condicionan y miren, han creado un dios antropomórfico.

Sloka (11). SE EXPANDE (la Tela) CUANDO EL SOPLO DE FUEGO (el Padre) SE
EXTIENDE SOBRE ELLA; Y SE CONTRAE CUANDO EL ALIENTO DE LA
MADRE (la raíz de la Materia) LA TOCA. ENTONCES LOS HIJOS (los Elementos
con sus respectivos Poderes o Inteligencias) SE DISGREGAN Y SE ESPARCEN,
PARA VOLVER AL SENO DE SU MADRE AL FINAL DEL «GRAN DÍA», Y SER
DE NUEVO UNO CON ELLA. CUANDO ELLA (la Tela) SE ENFRÍA, SE HACE
RADIANTE, Y SUS HIJOS SE DILATAN Y CONTRAEN DENTRO DE SÍ MISMOS
Y EN SUS CORAZONES; ELLOS ABARCAN LO INFINITO. (D.S. I, pág. 132)

P 1: ¿La palabra «se expande» se usa aquí en el sentido de diferenciarse o


desarrollarse, y «se contrae» en el de involucionar, o estos términos se refieren al
837

Manvántara y al Pralaya; o de nuevo a un constante movimiento vibratorio de la materia


del mundo o átomos? ¿Esta expansión y contracción son simultáneas o sucesivas?

R 1: La Tela es la substancia primordial siempre existente, (espíritu puro para nuestro


concepto) el material del cual se desarrolla o desarrollan el universo o universos
objetivos. Cuando el aliento de fuego o Padre está sobre ella, se expande; es decir que
como material subjetivo es ilimitado, eterno e indestructible. Cuando el soplo de
la Madre la toca, es decir cuando llega la hora de la manifestación y debe entrar en la
objetividad de la forma, se contrae, porque no existe una cosa tal como una forma
material objetiva (que sea) ilimitada. Aunque la proposición de Newton que toda
partícula de materia tiene la propiedad de atraer otras partículas, es en general correcta;
y que la tesis de Leibniz de que todo átomo es en sí un universo y actúa por medio de su
fuerza inherente, también es verdad; sin embargo ambas proposiciones son incompletas.
Porque el hombre es también un átomo, que posee atracción y repulsión, y es el
Microcosmos del Macrocosmos. Pero, ¿sería también verdad decir que debido a la
fuerza y a la inteligencia que están en él, se mueve independientemente de cualquier
otra unidad humana, o que podría actuar y moverse, a menos que hubiera una fuerza y
una inteligencia mayores que las propias para permitirle vivir y moverse en ese
elemento superior de fuerza e Inteligencia?
Uno de los objetivos de La Doctrina Secreta es probar que los movimientos planetarios
no son tomados en cuenta de manera satisfactoria por la ley de gravedad. Además de la
fuerza que actúa en la materia hay también una fuerza que actúa sobre la materia.
Cuando hablamos de la modificación de las condiciones de Espíritu-Materia (que en
realidad es una Fuerza), y las llamamos por varios nombres, tales como calor, frío, luz y
oscuridad, atracción y repulsión, electricidad y magnetismo, etc., para el ocultista estos
son sencillamente nombres, que expresan la diferencia en la manifestación de la misma
Fuerza única (siempre dual en su diferenciación), pero no cualquier diferencia
específica de fuerzas. Porque todas estas diferencias en el mundo objetivo, resultan sólo
de las peculiaridades de diferenciación de materia, sobre la cual actúa la única fuerza
libre, auxiliada en esto por esa porción de su esencia a la cual llamamos fuerza
aprisionada, o moléculas materiales. El obrero interior, la fuerza inherente, tiende a
unificarse con su esencia padre en el exterior; y así, la Madre actuando interiormente,
hace que la Tela se contraiga; y el Padre, actuando desde afuera, hace que se expanda.
La Ciencia llama a esto, la gravitación; para los Ocultistas es el trabajo de la universal
Fuerza- Vida, que irradia desde esa FUERZA Absoluta e Incognoscible que está más
allá de todo Espacio y Tiempo. Ésta es la tarea de las Eternas evolución e involución, o
de expansión y contracción.

P 2: ¿Cuál es el significado de la frase “la Tela se enfría” y cuándo sucede esto?

R 2: Evidentemente es Ella misma la que se enfría, y no algo fuera de Ella. ¿Cuándo?


Se nos dice que eso comienza cuando la fuerza encerrada y la inteligencia inherente a
todo átomo de materia diferenciada como indiferenciada llega a un punto en que ambas
se tornan obedientes a una Fuerza inteligente superior cuya misión es la de guiarlas y
moldearlas. Es la Fuerza que llamamos la divina Libre-Voluntad (Libre-Albedrío),
representada por los Dhyani-Buddhas.
Cuando las fuerzas centrípeta y centrífuga de la Vida y de la existencia están sometidas
a la única Fuerza innominada, la cual trae orden en el desorden, y establece la armonía
en el Caos, entonces comienza a enfriarse. Es imposible acertar con exactitud el tiempo
en un proceso cuya duración es desconocida.
838

P 3: ¿La forma es el resultado de la interacción de las fuerzas centrífuga y centrípeta en


la materia y en la naturaleza?

R 3: Se nos dice que toda forma se construye de acuerdo al modelo para ella diseñado
en la Eternidad y reflejado en la MENTE DIVINA. Existen jerarquías de
«Constructores de la forma» y series de formas y grados, desde la más elevada a la más
ínfima. Mientras que las primeras son moldeadas bajo la guía de los «Constructores»,
los dioses «Cosmocratores», a las últimas les dan la forma los Elementales o Espíritus
de la Naturaleza. Como un ejemplo de esto, observen a los extraños insectos, a algunos
reptiles y a otras criaturas invertebradas, las cuales imitan casi exactamente a las hojas,
las flores, las ramas cubiertas de hiedra ya otras cosas así llamadas «inanimadas» no
sólo en el color sino también en la forma.
¿Debemos considerar la «selección natural» y las explicaciones de Darwin como una
solución? Creo que no. La teoría de la selección natural no es solo extremadamente
inadecuada para explicar esta misteriosa facultad de imitación en el reino de la
existencia, sino que también proporciona un concepto enteramente falso de la
importancia de tal facultad imitativa, como «una arma potente en la lucha por la vida».
y si una vez se comprueba que esta facultad imitativa (cosa que puede suceder
fácilmente), es un algo que no encaja absolutamente en el esquema de Darwin; si se
demuestra que su uso, en conexión con la así llamada «su pervivencia del más apto» es
una especulación que no puede sostener un severo análisis, entonces, ¿a qué se puede
atribuir la existencia de esta facultad? Todos Uds. han visto insectos que copian con casi
la fidelidad de un espejo el color, la forma exterior de las plantas, las hojas, las flores,
partes de ramitas muertas, etc. No es esta una ley, sino más bien una frecuente
excepción. ¿ Qué entonces sino una invisible inteligencia fuera del insecto puede copiar
con tal exactitud de originales más grandes?

P 4: ¿Pero no demuestra el Sr. Wallace que tal imitación tiene su objetivo en la


naturaleza? ¿Qué es justamente eso lo que comprueba la teoría de la “selección
natural”, y el instinto innato en las criaturas más débiles de buscar seguridad tras la
prestada apariencia de ciertos objetos? Los insectívoros que no se alimentan de hojas y
plantas, dejarán de ese modo a salvo del ataque a un insecto parecido a una hoja o a
musgo. Esto parece muy plausible.

R 4: Muy plausible en efecto, si además de hechos negativos no hubiera una positiva


evidencia que demuestre lo inadecuado de la teoría de la selección natural para explicar
el fenómeno de la imitación. Para que un hecho se sostenga, debe demostrarse que se
aplica, cuando no universalmente, por lo menos bajo las mismas condiciones, ej., la
correspondencia e identidad de colores entre los animales de una misma localidad y el
suelo de esa región, sería una manifestación general. Pero qué podemos decir del
camello cuya vestidura del mismo color «protector» que la llanura en que vive y de la
cebra cuyas intensas franjas oscuras no la pueden proteger en las abiertas llanuras de
Sudáfrica, como admitía el mismo Sr. Darwin. La Ciencia nos asegura que esta
imitación del color del suelo, se encuentra invariablemente en los animales más débiles,
y sin embargo, encontramos al león (que no necesita temer a enemigos más fuertes que
él en el desierto) con un ropaje ¡que apenas puede distinguirse de las rocas y de las
llanuras arenosas donde vive! Nos piden creer que esta «imitación de colores
protectores es originada por el uso y el beneficio que ofrece al imitador», como «una
839

potente arma en la lucha por la vida»; y sin embargo, la experiencia diaria nos muestra
todo lo contrario. Por lo tanto apunta a una cantidad de animales en los cuales las
formas más pronunciadas de facultad imitativa (mimetización) son enteramente inútiles,
o, peor aún, perjudiciales y a menudo auto-destructivas. ¿Qué beneficio, yo pregunto, es
la imitación del habla humana para la urraca y el loro, excepto el de llevarlos a ser
encerrados en una jaula? ¿De qué utilidad es para el mono su capacidad mímica que trae
tanto dolor a muchos de ellos ya veces a grandes lesiones corporales y autodestrucción;
o a un rebaño de mansas ovejas, que siguen ciegamente a su guía, incluso cuando este se
cae en un precipicio?
Este deseo no reprimido, (de imitar a sus guías), ha conducido a más de un
desafortunado Darwinista, a hacer las más incongruentes y absurdas declaraciones, al
buscar las pruebas para su favorito hobby. Así, nuestro amigo Haeckeliano, Sr. Grant
Allen, en su obra acerca del tema que se debate, habla de ciertos lagartos Indios
bendecidos con tres diferentes especies de grandes parásitos. Cada uno de estos tres
imita a la perfección el color de la parte del cuerpo en que vive; el parásito del estómago
de esa criatura, es amarillo como el estómago; el segundo parásito habiendo elegido su
hábitat en las espaldas, tiene colores tan variados como las láminas (escamas) dorsales;
mientras que el tercer parásito habiendo elegido su vivienda en la cabeza marrón del
lagarto casi no se distingue de él por el color. Esta cuidadosa copia de los respectivos
colores, dice el Sr. G. Allen tiene el propósito de proteger a los parásitos del lagarto
mismo. Pero seguramente este esforzado campeón de la selección natural no tiene la
intención de decir a su público que el lagarto puede ver al parásito que está ¡sobre su
propia cabeza! y por último, ¿de qué utilidad es, el color rojo brillante, al pez que vive
entre los bancos de corales, o a la diminuta Ave del Paraíso, el colibrí, cuyo plumaje de
matices irisados imita los brillantes colores de la fauna y flora tropical, sino para que se
distinga más?

P 5: ¿A cuáles causas el ocultismo atribuiría estas facultades de imitación?

R 5: A varias cosas. En el caso de tales raras aves tropicales y de los insectos tipo hoja,
la causa se atribuye a los primeros eslabones intermedios, en el primer caso entre el
lagarto y el colibrí, y en el último, entre ciertas vegetaciones y el tipo de insecto. Hubo
un tiempo, hace millones de años, en que tales «eslabones perdidos» eran numerosos, en
cada punto del globo donde había vida. Pero ahora, con cada ciclo y generación se están
volviendo siempre más raros; en la actualidad se encuentran solamente en un limitado
número de lugares y tales eslabones son reliquias del Pasado.

P 6: ¿Quisiera damos alguna explicación desde el punto de vista oculto, de lo que se


llama “La Ley de Gravedad”?

R 6: La Ciencia insiste en que entre los cuerpos la atracción es directamente


proporcional a la masa e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Sin
embargo los Ocultistas dudan de si esta ley se sostiene con respecto a la totalidad de la
rotación planetaria. Consideremos la primera y segunda ley de Kepler incluidas en la
ley de Newton según dice Herschel:
“…bajo la influencia de tal fuerza de atracción que hace que dos cuerpos esféricos se
atraigan mutuamente, cada uno de ellos, al moverse en la vecindad del otro, será
desviado en una órbita cóncava hacia el otro, y describirá uno alrededor del otro,
considerando al otro como fijo, o los dos alrededor de su común centro de gravedad,
unas curvas cuyas formas están limitadas a las figuras que en geometría se conocen
840

con el nombre general de secciones cónicas. Esto dependerá. . . de las circunstancias


particulares de velocidad, distancia y dirección, cuál de estas curvas será descripta, ya
sea un elipse, un circulo, una parábola, o una hipérbola; pero debe ser una u otra...
(SirJohn F.W.Herschel, “Un Tratado de Astronomía”. Nueva edición Londres, 1851;
cap. VII, pp. 237-38)

La Ciencia dice que los fenómenos de movimiento planetario resultan de la acción de


dos fuerzas, una centrípeta, y la otra centrífuga, y que un cuerpo que cae al suelo en una
línea perpendicular al agua quieta, se comporta así debido a la ley de gravedad o fuerza
centrípeta. Entre otras, se pueden expresar las siguientes objeciones presentadas por un
docto ocultista:

(1) Que la senda de un círculo es imposible en el movimiento planetario.


(2) Que el argumento manifestado en la tercera ley de Kepler, es decir que “Los
cuadrados de los tiempos periódicos de dos planetas son proporcionales el uno
al otro como el cubo de sus distancias medias del So1”, da origen al curioso resultado
de un permitido equilibrio en la excentricidad de los planetas. Ahora, quedando
inalteradas en su naturaleza dichas fuerzas, esto puede surgir solamente, como el dice,
“por la interferencia de una causa extraña”.
(3) Que el fenómeno de gravitación o “caída” no existe, excepto como resultado de un
conflicto de fuerzas. Se puede considerar solamente como una fuerza aislada a través de
un análisis mental o separación. Afirma él, además, que los planetas, los átomos y las
partículas de materia no son atraídos mutuamente en la dirección de líneas rectas que
unen sus centros, sino que se ven forzadas mutuamente en curvas de espirales que se
cierran sobre el centro uno del otro. y también que la marea no es el resultado de la
atracción. Todo esto, como él demuestra, resulta del conflicto entre las fuerzas libres y
fuerzas encerradas; en apariencia un antagonismo, pero en realidad afinidad y armonía.

“…recogiendo Fohat unos cuantos agregados de Materia Cósmica (nebulosa), lo ponga


de nuevo (al cuerpo) en movimiento dándole un impulso, desarrolle el calor requerido, y
entonces lo abandone para que siga su propio nuevo desarrollo”. (D.S. I, pág. 132).

P 7: ¿Se debe entender a Fohat como sinónimo de fuerza, o de aquello que causa la
cambiante manifestación de la materia? Si es así, ¿cómo se puede decir que Fohat “lo
deja seguir su propio nuevo desarrollo”, cuando todo desarrollo depende de la fuerza
interior?

R 7: Todo desarrollo depende de la fuerza interior porque en este plano nuestro es


solamente esta fuerza la que actúa conscientemente. La Fuerza universal no se puede
considerar como consciente, en el sentido en que nosotros comprendemos la palabra
consciencia, porque se convertiría inmediatamente en un dios personal. Solamente
aquello que está encerrado en la forma, una limitación de materia, es lo que está
consciente de sí mismo en este plano. No se puede decir que esta Fuerza Libre o
Voluntad, que es ilimitada y absoluta, actúe con comprensión, pero es la única y sola
inmutable Ley de Vida y Existencia (Ser).
Por lo tanto, se habla de Fohat como del poder motor que sintetiza todas las fuerzas
vitales encerradas y como medio entre la Fuerza absoluta y la condicionada. Es un
eslabón, así como Manas es el eslabón de conexión entre la densa materia del cuerpo
físico y la divina Mónada que lo anima, pero que no tiene poder para actuar
directamente sobre la forma.
841

P 8: Si la Fuerza es una unidad o el Uno, que se manifiesta en una ilimitada variedad de


maneras, es difícil comprender lo que se dice en el Comentario II Existe calor interno y
calor externo en cada átomo»; es decir el calor latente y el activo o el calor dinámico y
cinético. El calor es el fenómeno de una percepción de la materia que la fuerza conduce
en una manera peculiar. Por lo tanto el calor, en el plano físico es simplemente materia
en movimiento. Si existe calor en un sentido más interno y oculto que el calor físico,
debe ser percibido por medio de unos sentidos más elevados y más internos en virtud de
sus actividades en cualquier plano en que se manifieste. Para esta percepción son
necesarias tres condiciones; una fuerza que actúa, una forma sobre la cual tal fuerza
actúa y lo que percibe la forma en movimiento. Los términos “latente”, “potencial”
o “dinámico” son inaplicables al calor, porque el calor, ya sea en el primero o en el
séptimo plano de consciencia, es la percepción de la materia o substancia en
movimiento. ¿La discrepancia entre la declaración arriba mencionada y la enseñanza de
«La Doctrina Secreta», es aparente o real?

R 8: ¿Por qué sería el calor, en cualquier otro plano que no sea el nuestro, la percepción
de materia o substancia en movimiento? ¿Por qué un ocultista debería aceptar la
condición (1) de una fuerza actuante; (2) una forma sobre la cual actúa la fuerza; (3)
aquello que percibe la forma en movimiento, como condiciones de calor? Así como a
medida que los planos ascienden la heterogeneidad tiende cada vez más hacia la
homogeneidad, así en el séptimo plano la forma desaparecerá, no habrá nada sobre que
actuar, y la Fuerza permanecerá, en solitaria grandeza, para percibirse solamente a sí
misma; o, según la fraseología de Spencer, se convertirá en «sujeto y objeto, el
percibidor y lo percibido», los dos juntos. Los términos que se usan no son
contradictorios, sino símbolos tomados de la ciencia física para aclarar la acción y los
procesos ocultos a la mente de los que están entrenados en esa ciencia. De hecho, cada
una de estas definiciones de calor y de fuerza, corresponden a uno de los principios
del hombre. Los «centros de calor» desde el punto de vista físico, serían el punto cero,
porque son espirituales.
La palabra «percibido» es algo errónea, sería mejor decir «sentido». Fohat es el agente
de la ley, el representante de los Manasaputras, cuya colectividad es la mente eterna.

P 9: En el paso de un globo al Pralaya, ¿queda, in situ, es decir, que forma parte de una
cadena planetaria y sigue manteniendo su propia posición en relación a los otros
globos? ¿La disociación por medio del calor juega algún rol en el paso de un globo al
Pralaya?

R 9: Esto está explicado en el Buddhismo Esotérico. Cuando el globo de una cadena


planetaria entra en «oscuración» todas las cualidades, incluyendo el calor, se retiran de
dicho globo y permanecen in statu quo, como la «Bella durmiente», hasta que Fohat, el
«Príncipe Encantador», la despierte con un beso.

P 10: Se habla de los hijos como que se disgregan y se esparcen. Esto parece estar en
oposición a la acción de “volver al seno de su madre” al final del «Gran Día». ¿La
disociación y la dispersión se refieren a la formación del globo a partir de la materia del
mundo universalmente esparcida, que, en otras palabras, emerge del Pralaya?
842

R 10: La disociación y la dispersión se refieren al Nitya Pralaya. Este es un eterno y


perpetuo Pralaya que ocurre siempre desde que hubo globos y materia diferenciada. Es
un simple cambio atómico.

P 11: ¿Qué es lo que se quiere significar con la expresión “Se dilatan y se contraen
dentro de sí mismos y en sus corazones” y cómo esto está relacionado con la última
línea de la Sloka “ellos abarcan lo infinito”?

R 11: Esto ya se ha explicado. A través de sus fuerzas encerradas e inherentes, ellos


luchan colectivamente para unirse a la fuerza una universal o fuerza libre, es decir, para
abarcar lo Infinito, siendo infinita esta fuerza libre.

P 12: ¿Cuál es la relación entre electricidad, magnetismo físico o animal y el


hipnotismo?

R 12: Si por electricidad Ud. se refiere a la ciencia que desarrolla en este plano los
fenómenos y las Leyes del fluido eléctrico, bajo docenas de calificativos o nombres,
entonces contestaré que no tiene relación alguna. Pero si Ud. se refiere a la electricidad
que llamamos Fohática, o intra-cósmica, entonces diré que todas estas formas de
fenómenos se basan en ella.

10

Estancia IV

Sloka (1). ESCUCHAD, HIJOS DE LA TIERRA A VUESTROS INSTRUCTORES,


LOS HIJOS DEL FUEGO. SABED QUE NO HAY PRIMERO NI ÚLTIMO;
PORQUE TODO ES UN NÚMERO QUE PROCEDE DE LO QUE NO ES NÚMERO.
(D.S. I, pág.134)

Reunión realizada en el No. 17 de Lansdowne Road, Londres, W., el14 de Marzo de


1889 con la Presidencia del Sr. W. Kingsland.

P 1: ¿Los Hijos del Fuego son los Rayos del Tercer Logos?

R 1: Los «Rayos» son los «Hijos de la Niebla de Fuego», producidos por la Tercera
Creación, o Logos. Los reales «Hijos del Fuego» de la Quinta Raza y Sub-razas, se
llaman así simplemente porque por su sabiduría pertenecen o están más cerca de la
jerarquía de los divinos «Hijos de la Niebla de Fuego», los más elevados de los
Chohanes o Ángeles Planetarios. Pero los Hijos del Fuego de los cuales se dice aquí que
se dirigen a los Hijos de la Tierra, son, en este caso los Instructores-Reyes que
encarnaron en esta tierra para instruir a la naciente Humanidad. Como «Reyes» ellos
pertenecen a las dinastías divinas de las cuales cada nación, India, Caldea, Egipto,
Grecia Homérica, etc., ha conservado una tradición o un registro en una forma u otra. El
nombre de «Hijos de la Niebla de Fuego» se daba también a los antiguos Hierofantes.
Son ciertamente subdivisiones del Tercer Logos. Son los Chohanes del Fuego o
Ángeles, los Ángeles del Ether, del Aire y del Agua y los Ángeles de la Tierra. Los siete
843

Sephiroth inferiores son ángeles de la tierra y corresponden a las siete jerarquías de los
siete elementos, cinco de los cuales son conocidos y dos aún desconocidos.

P 2: Entonces, ¿corresponden a las Razas?

R 2: Sí. De otro modo, ¿dónde estarían las Razas intelectuales con cerebros y
pensamiento, si no fuera por estas jerarquías que encarnaron en ellas?

P 3: ¿Cuál es la diferencia entre estas varias Jerarquías?

R 3: En realidad, para el que ve más allá del velo de la materia o ilusión, estos fuegos
no están separados, como no lo están las almas o mónadas.
El que quiera ser Ocultista no debe separar ni a sí mismo ni a ninguna otra cosa del
resto de la creación o no-creación. Pues desde el momento en que él se siente distinto
aún de un vehículo impuro, él no estará en condiciones de unirse a un vehículo puro.
Debe pensar de sí como de un algo infinitesimal, ni siquiera como de un átomo
individual, sino como parte de los átomos del mundo, como un todo, o convertirse en
una ilusión, un nadie, y desaparecer como un soplo, no dejando huella tras de sí. Como
ilusiones, somos cuerpos separados y distintos, que vivimos dentro de máscaras
proporcionadas por Maya.
¿Podemos decir que un sólo átomo de nuestro cuerpo es distinto de nosotros mismos?
Todo, desde el espíritu a la partícula más diminuta es parte del todo, en el mejor de los
casos es un eslabón. Rompamos ese eslabón y todo termina en la aniquilación; pero esto
es imposible. Hay una serie de vehículos que se tornan cada vez más densos, desde la
materia espiritual a la más compacta, de manera que con cada paso hacia abajo o hacia
lo exterior el sentido de separatividad en nosotros se desarrolla cada vez más. Sin
embargo, esto es ilusorio, porque si hubiese una separación real y completa entre dos
seres humanos cualquiera, no podrían comunicarse y de ninguna manera podrían
comprenderse el uno con el otro.
Y así sucede con estas jerarquías. ¿Por qué deberíamos separar sus clases en nuestras
mentes, sino con el propósito de distinguirlas en el Ocultismo práctico, el cual no es
sino la forma inferior de Metafísica aplicada. Pero si Ud. trata de separarlas en este
plano de ilusión, entonces todo lo que yo puedo decir es que entre estas Jerarquías
existe el mismo abismo de distinción como entre los «principios» del Universo o los del
hombre, si Ud. lo prefiere, y los mismos «principios» en un bacilo.
Hay un párrafo en el Bhagavad-Gita (Cap. VIII) en donde Krishna, hablando simbólica
y esotéricamente dice:
«Yo declararé los tiempos (condiciones) . . . en que los devotos al partir (de esta vida)
lo hacen, para no volver jamás (a renacer), o para volver (a encarnarse de nuevo). El
fuego, la llama, el día, la quincena brillante (feliz), los seis meses del solsticio del Norte,
partiendo (muriendo)]... en éstos, los que conocen a Brahman (los Yoguis), van al
Brahman. El humo, la noche, la quincena sombría (desgraciada), los seis meses del
8olsticio Meridional, (muriendo)... en éstos, el devoto va a la luz lunar (o mansión,
también la Luz Astral). Y vuelve (renace).» (D.S. I -pág.134).

P 4: ¿Cuál es la explicación de este fragmento?

R 4: Significa que los devotos se dividen en dos clases, los que alcanzan el Nirvana
sobre la Tierra, y lo aceptan (aunque no nacerán de nuevo en este Mahakalpa, o edad de
844

Brahma); y los que rechazan este estado de bienaventuranza, como lo hicieron el


Buddha y otros.
«El Fuego, la Llama, la quincena brillante de la Luna» son todos símbolos de la más
elevada deidad absoluta. Aquellos que mueren en tal estado de pureza, van a Brahman,
es decir, tienen derecho a Moksha o Nirvana. Por otra parte, «el Humo, la Noche, la
quincena sombría, etc.», todos simbolizan la materia, la oscuridad de la ignorancia. Los
que mueren en tal estado de purificación incompleta, deben, por supuesto renacer
de nuevo. Solamente el homogéneo, el absolutamente purificado espíritu inmaculado,
puede unirse de nuevo a la Deidad o ir a Brahman.

Sloka (2) APRENDED LO QUE NOSOTROS QUE DESCENDEMOS DE LOS SIETE


PRIMORDIALES, LO QUE NOSOTROS, QUE NACIMOS DE LA LLAMA
PRIMITIVA, HEMOS APRENDIDO DE NUESTROS PADRES. (D.S. I, pág. 135)

“. . .los Primordiales han procedido del Padre-Madre... Los primeros 'Primordiales' son
los más elevados seres en la Escala de la Existencia”. (D.S. I -pág. 135/6)

P 1: ¿El Padre-Madre es aquí sinónimo del Tercer Logos?

R 1: Los primeros siete primordiales nacen del Tercer Logos. Esto sucede antes que se
diferencie dentro de la Madre, cuando se convierte en materia primordial pura en su
primera esencia primaria, potencialmente Padre-Madre.
La Madre se convierte en la madre inmaculada solamente cuando se lleva a cabo la
diferenciación entre espíritu y materia. De otro modo no existiría tal distinción. Nadie
hablaría del espíritu puro como de inmaculado, porque no puede ser de otra manera. Por
lo tanto la madre es la materia inmaculada antes de su diferenciación bajo el soplo del
precósmico Fohat, cuando se convierte en la «inmaculada madre» del «Hijo» o el
Universo manifestado, en la forma. Es con este último que comienza la jerarquía que
terminará con la Humanidad o el hombre.

Sloka (3) DEL RESPLANDOR DE LA LUZ -EL RAYO DE LAS ETERNAS


TINIEBLAS- SURGIERON EN EL ESPACIO LAS ENERGÍAS DESPERTADAS DE
NUEVO (Dhyan Chohanes): EL UNO DEL HUEVO, EL SEIS y EL CINCO.
DESPUÉS EL TRES, EL UNO, EL CUATRO, EL UNO, EL CINCO, EL DOBLE
SIETE, LA SUMA TOTAL. Y ESTAS SON: LAS ESENCIAS, LAS LLAMAS, LOS
ELEMENTOS, LOS CONSTRUCTORES, LOS NÚMEROS, LOS ARUPA (sin
forma), LOS RÚPA (con cuerpos), Y LA FUERZA DEL HOMBRE DIVINO - LA
SUMA TOTAL. Y DEL HOMBRE DIVINO EMANARON LAS FORMAS, LAS
CHISPAS, LOS ANIMALES SAGRADOS, Y LOS MENSAJEROS DE LOS
SAGRADOS PADRES (los Pitris) DENTRO DEL SANTO CUATRO. (D.S. I- pág
136)

P 1: ¿Puede Ud. explicar estos números y dar su significado?

R 1: Como se dice en el Comentario, en la actualidad no estamos envueltos en el


proceso, es decir, que en la actualidad no puede hacerse público. Sin embargo, pueden
darse algunas sugerencias. Los Rabinos llaman al Círculo (o como dicen algunos, el
primer punto dentro de él) Echod, el UNO, o Ain-Soph. En un plano inferior, el cuarto,
se convierte en Adam Kadmón, el manifestado siete y el diez inmanifestado, o el
845

completo Árbol Sephirotal. Por lo tanto, los Sephiroth son lo mismo que los Elohim.
Ahora bien, el nombre de este último, escrito en hebreo, Alhim, se compone de cinco
letras; y estas letras en sus valores numerales, si se colocan alrededor de un círculo,
pueden ser transmutadas a voluntad, como no sería el caso si fueran aplicadas a
cualquier otra figura geométrica. El círculo es interminable, es decir que no tiene
principio ni fin. Ahora bien, la Kábala literal se divide en tres partes o tres métodos de
lectura, de los cuales el tercero es Temura o permutación. De acuerdo a ciertas reglas,
una letra o numeral es sustituido por otro. Al alfabeto kabalístico se lo divide en dos
partes iguales, y cada letra o numeral de una parte corresponde a un número o letra
similar en la otra. Cambiando alternativamente las letras, se obtienen veintidós (22)
permutaciones o combinaciones, y este proceso se llama Tzirup.
La Nota al pie de la pág. 137 (D.S. I) aclara mi explicación.

Sloka (4) ESTE ERA EL EJÉRCITO DE LA VOZ -EL SEPTENARIO DIVINO-. LAS
CHISPAS DE LOS SIETE ESTÁN SOMETIDAS, Y SON LOS SERVIDORES DEL
PRIMERO, DEL SEGUNDO, TERCERO, CUARTO, QUINTO, SEXTO Y DEL
SÉPTIMO DE LOS SIETE. ESTAS (las “chispas”) SON LLAMADAS ESFERAS,
TRIÁNGULOS, CUBOS, LÍNEAS, Y MODELADORES; PUES ASÍ SE SOSTIENE
EL ETERNO NIDANA -EL OI-HA-HOU (la permutación de Oeaohoo). (D.S. I -PÁG.
139)

P 1: ¿Qué son los «Vientos Vitales» citados en el comentario de pág.141- D. S. I?

R 1: Los Vientos Vitales son las varias maneras de inspiración y expiración,


cambiando así la polaridad del cuerpo y los estados de consciencia. Es una practica
Yoga, pero cuidado con el tomar literalmente los trabajos exotéricos en Yoga.
Todos requieren una clave.

P 2: ¿Cuál es el significado de la frase, de la sloka 3, que comienza: «Las chispas...»?

R 2: Las chispas significan los Rayos tanto para las inteligencias inferiores como para
las chispas humanas o Mónadas. Se refiere al círculo y a los dígitos, y equivale decir
que las cifras 31415, como se dan en la pág.137, están todas sujetas a la circunferencia y
al diámetro del círculo.

P 3: ¿Por qué se dice que Sarasvati (la diosa del habla) es también la diosa de la
sabiduría esotérica? Si la explicación se encuentra en el significado de la palabra Logos,
¿por qué entonces hay una diferencia entre la mente inmóvil y el habla móvil? ¿La
mente equivale a Mahat, o al Manas Superior e Inferior?

R 3: La cuestión es mas bien complicada. Sarasvati, la diosa Hindú, es lo mismo que


vach, cuyo nombre significa el Habla y que es, esotéricamente, el femenino de Logos.
La segunda pregunta parece bastante enredada. Yo creo que se debe a que al Logos o
Palabra se le dice sabiduría encarnada, «la Luz que brilla en la oscuridad». La diferencia
reside entre el inmóvil o eternamente inmutable TODO, y el Habla o Logos móvil, es
decir, lo periódico y lo manifestado. Puede referirse a la Mente Universal o a la mente
individual, a Mahat, o al Manas superior, o aun al inferior, el Kama-Manas o Mente-
Cerebro. Porque aquello que es deseo, impulso instintivo en el inferior, se convierte en
pensamiento en el Superior. El primero encuentra expresión en los actos, el segundo en
846

las palabras. Esotéricamente, el pensamiento es más responsable y punible que la


acción. Pero exotéricamente sucede lo contrario. Por lo tanto, según la ley humana
corriente, se castiga más severamente un asalto que el pensamiento o intención, es decir,
la amenaza, mientras que Kármicamente es lo contrario.

P 4: “Dios geometriza” dice Platón, pero viendo que no hay un Dios personal, ¿cómo es
que el proceso de formación se hace por Puntos, Líneas, Triángulos, Cubo, Círculos, y
finalmente Esferas? ¿y cómo, cuando la esfera deja la condición estática, la inherente
fuerza del Aliento, la hace dar vueltas rápidamente?

R 4: El término «Dios» -a menos que se refiera a la Deidad Desconocida o


Absolutividad, de la cual difícilmente puede suponerse que esté actuando de alguna
manera- en las filosofias antiguas siempre ha significado el conjunto de las activas e
inteligentes Fuerzas de la Naturaleza. La palabra «selva» es singular, sin embargo es un
vocablo que expresa la idea de miles e incluso millones de arboles de diferentes clases.
Los materialistas pueden optar por decir «la Naturaleza», o, mejor aún, «la Ley
geometriza» si así lo prefieren. Pero en los días de Platón, el lector común difícilmente
habría comprendido la distinción metafísica y el significado real. Sin embargo la verdad
de la Naturaleza siempre «geometrizando» se puede descubrir fácilmente. Por ejemplo
aquí: El Calor es la modificación de los movimientos o partículas de materia. Ahora
bien, es ley física y mecánica que las partículas o cuerpos en movimiento por sí mismos,
asuman una forma esferoidal, es decir desde un globo planetario hasta una gota de
lluvia. Observen los copos de nieve, que junto con los cristales nos muestran todas las
formas geométricas existentes en la naturaleza. Apenas cesa el movimiento, se altera
la forma esferoidal; o, como nos dice Tyndall, se convierte en una gota plana, luego la
gota forma un triángulo equilátero, un hexágono y así sucesivamente. Observando el
quebrantarse de las partículas de hielo de una gran masa a través de la cual él hizo pasar
rayos calóricos, observó que la primera forma asumida por las partículas fue triangular o
piramidal, luego cúbica y finalmente hexagonal, etc. Así, incluso la moderna ciencia
física corrobora a Platón y justifica su proposición.

P 5: Cuando Tyndall tomó una gran masa de hielo y la atravesó con un poderoso rayo y
de allí a una pantalla, se vieron formas de helechos y de otras plantas. ¿Cuál es la razón
de esto?

R 5: En realidad esta pregunta deberíase dirigir primero al Prof. Tyndall que daría de
eso una explicación científica, y quizás ya la haya dado. Pero el Ocultismo lo explicaría
diciendo que el rayo ayudó a mostrar las formas astrales que se estaban preparando para
formar los futuros helechos y plantas, o que el hielo había conservado el reflejo de los
helechos y plantas actuales y que ya había sido reflejado en él. El hielo es un gran
mago, cuyas propiedades ocultas son tan poco conocidas como las del Éter. Está
relacionado ocultamente con la luz astral, y, bajo ciertas condiciones, puede reflejar
ciertas imágenes desde la invisible región astral, así como una placa liviana y
sensibilizada puede reflejar las estrellas que no pueden ser percibidas tampoco
con un telescopio. Este hecho es bien conocido por los doctos Yoguis que habitan entre
el hielo eterno de Badrinath y los Himalayas. De cualquier modo, el hielo tiene
ciertamente la propiedad de conservar las imágenes de cosas estampadas en su
superficie bajo ciertas condiciones de luz, imágenes que se conservan invisiblemente
hasta que se funde. El fino acero tiene la misma propiedad, aunque es de una naturaleza
menos oculta. Si se observara al hielo desde la superficie, estas formas no se verían.
847

Pero una vez que con el calor el hielo se descompone, vamos a tratar con las fuerzas y
las cosas que estaban impresas en él, y entonces se descubre que saca a relucir estas
imágenes y las formas aparecen. No es sino un eslabón que conduce a otro eslabón.
Todo esto, por supuesto, no es ciencia moderna; sin embargo es un hecho y una verdad.

P 6: ¿Los números y las figuras geométricas representan para la consciencia humana


las leyes de acción de la Mente Divina?

R 6: Seguramente que sí. No hay posibilidad de evolución o de formación, ninguno de


los así llamados aspectos anormales o fenómenos cósmicos se deben a circunstancias
azarosas.

Sloka (5)...EI OI-HA-HOU, (OEAOHOO), que es: «LAS TINIEBLAS», EL


ILIMITADO O EL NO-NÚMERO, ADINIDANA SVABHAVAT: EL O (la x, la
cantidad desconocida):
I. EL ADI-SANAT, EL NÚMERO, PUES ÉL ES UNO.
II. LA VOZ DE LA PALABRA, SVABHAVAT, LOS NÚMEROS, PUES ÉL ES UNO
Y NUEVE.
III. EL «CUADRADO SIN FORMA» (Arupa) .

Y ESTOS TRES, ENCERRADOS DENTRO DEL O (círculo sin límites), SON EL


SAGRADO CUATRO, Y LOS DIEZ SON EL UNIVERSO ARUPA (subjetivo) sin
forma). LUEGO VIENEN LOS «HIJOS», LOS SIETE COMBATIENTES, EL UNO,
EL OCTAVO EXCLUIDO, Y SU ALIENTO QUE ES EL HACEDOR DE LA LUZ
(Bhaskara) (D.S.I -pág.144/45)

P 1: El «Excluido» es el Sol de nuestro sistema. ¿Hay alguna explicación astronómica


de rechazo de Martanda?

R 1: El Sol es más antiguo que cualquiera de sus planetas, aunque más joven que la
Luna. Su «exclusión» significa que cuando comenzaron a formarse los cuerpos o
planetas, con la ayuda de sus rayos, su radiación magnética o calor, y especialmente por
su atracción magnética, tuvieron que detenerlo, de otro modo se habría tragado todos los
cuerpos más jóvenes como la leyenda dice que hizo Saturno con su progenie. Esto no
quiere decir que todos los planetas se desprendieron del Sol, como enseña la Ciencia
moderna, sino simplemente que bajo los Rayos del Sol ellos se desarrollan. Aditi es la
siempre equilibrante madre naturaleza en el plano puramente espiritual y subjetivo. Ella
es la Shakti, el poder femenino o potencialidad del espíritu fecundante; y es ella la que
debe metodizar (regularizar) el comportamiento de los hijos nacidos de su seno. La
alegoría Védica es muy sugestiva.

P 2: ¿Los planetas de nuestro sistema solar fueron todos primeramente cometas y luego
soles?

R2: No fueron soles en nuestro sistema, o en sus actuales sistemas solares, sino
cometas en el espacio. Todos comenzaron sus vidas como errantes en la superficie del
infinito Kosmos. Se separaron del común depósito del ya preparado material, la Vía
Láctea (que es ni más ni menos que la materia del mundo totalmente desarrollada,
848

siendo todo el resto del espacio un material tosco, hasta ahora invisible para nosotros);
luego, comenzando su larga jornada, asentaron la vida allí donde Fohat les había
preparado las condiciones, y luego gradualmente se convirtieron en soles.
Después, cada sol, cuando llegó su Pralaya, se deshizo en miles de millones de
fragmentos. Cada uno de estos fragmentos se movía de un lado a otro en el Espacio
juntando material nuevo, a medida que iba rodando, como una avalancha, hasta que
llegó a un punto bajo las leyes de atracción y repulsión, en que se convirtió en un
planeta en nuestro sistema, como también en otros sistemas, más allá del alcance de
nuestros telescopios. Los fragmentos solares se convertirán en planetas luego del
Pralaya Solar. Fue una vez un cometa, al comienzo de la Edad de Brahma. Luego
llegó a su condición actual, de donde estallará en pedazos, y sus átomos irán girando
vertiginosamente en el espacio durante eones y eones como todos los otros cometas y
meteoros, hasta que cada uno, guiado por el K arma, es atrapado en el vórtice de las dos
fuerzas y fijado en algún otro más elevado y mejor sistema.
Así el Sol vivirá en sus hijos como una parte de los padres vive en sus retoños. Cuando
llegue ese día, la semblanza o reflexión del Sol que nosotros vemos, se desprenderá
como un velo de la cara del verdadero Sol. Ningún mortal lo verá, porque ningún ojo
mortal podría resistir su resplandor.
Si su velo fuera removido una vez por un solo segundo, todos los planetas de su sistema
se reducirían inmediatamente a cenizas, como los sesenta mil Hijos del Rey Sagara
fueran destruidas por una mirada (del ojo) de Kapila.

Sloka (6) ...DESPUÉS LOS SEGUNDOS SIETE, QUE SON LOS LIPIKA,
PRODUCIDOS POR LOS TRES (Palabra, Voz y Espíritu). EL HIJO DESECHADO
ES UNO, LOS «HIJOS-SOLES» SON INNUMERABLES. (D.S.I, pág. 147)

P 1: ¿Cuál es la relación de los Lipikas, los «Segundos Siete» con los «Siete
Primordiales» y el primer «Cuatro Sagrado»?

R 1: Si Ud. cree que cualquiera, con excepción de los más elevados Iniciados, puede
explicar esto a su satisfacción, entonces Ud. está muy equivocado. Esta relación puede
entenderse mejor o mas bien, demostrarse estar más allá de toda comprensión,
estudiando primero los sistemas Gnósticos de los primeros siglos del Cristianismo,
desde el de Simón el Mago hasta el más elevado y más noble de ellos el así llamado
PISTIS-SOPHIA.
Todos estos sistemas derivan de Oriente. Aquello que llamamos «Los Siete
Primordiales» y los «Segundos Siete», Simón el Mago, los llama Eones. La serie
primitiva, segunda y tercera de los Syzygies.
Son las graduales emanaciones, que descienden siempre más abajo en la materia, desde
ese principio primordial que él llama Fuego y nosotros Svabhavat. Tras ese Fuego, la
manifestada pero silenciosa Deidad, permanece con él, como lo hace con nosotros,
«aquello que es, fue y siempre será». Comparemos su sistema con el nuestro.
En un pasaje citado de su obra por el autor de Philosopumena, leemos:
«Desde esta permanente Estabilidad e Inmortalidad de este primer principio
manifestado 'Fuego' (el tercer Logos) cuya inmutabilidad no impide la actividad, puesto
que el segundo de él está dotado de inteligencia y razón (Mahat), eso (el Fuego) pasó de
la potencialidad de la acción, a la acción misma. A partir de esta serie de evoluciones se
formaron seis seres, o emanación desde la potencia infinita; se formaron en Syzygies, es
decir , irradiaron de la llama de dos en dos, siendo uno el principio activo y el otro
849

el principio pasivo». A estos Simón los llamó Nous y Epinoia, o Espíritu y


Pensamiento, Phóné y Onoma, Voz y Nombre, Logismos y Enthumesis, Razonamiento
y Reflexión. Y de nuevo: «Cada uno de estos seis Seres primordiales, contenía
enteramente la Potencia pero estaba allí potencialmente y no en acto. Aquella Potencia
había de actualizarse de conformidad con una imagen (la del paradigma), a fin de que se
manifestase en toda su esencia, virtud, grandeza y efectos; porque solamente entonces
podría la emanada Potencia ser igual a su Progenitora, la eterna e infinita Potencia. Por
el contrario, si tan sólo hubiese permanecido potencialmente en las seis Potencias,
sin lograr actualizarse a través de la Imagen, esa Potencialidad no hubiera podido nunca
convertirse en Potencia o concretarse en acto, sino que se hubiera perdido por falta de
uso, como sucede al hombre que teniendo aptitud para la Gramática o la Geometría no
la ejercita; la pierde como si nunca la hubiese tenido.» (Philosophumena pág.250-D.S.I
pág.107)

Él muestra que ya sea que estos AEones pertenezcan al mundo superior, medio o
inferior, ellos son todos uno excepto por la densidad material, la cual determina sus
manifestaciones exteriores y el resultado producido, no su real esencia que es una, o sus
mutuas relaciones que, como él dice, son establecidas desde la eternidad por
leyes inmutables.
Ahora el primero, segundo, tercero o Lipikas, son todos uno. Cuando ellos emanan de
un plano a otro, es una repetición de «como es arriba, es abajo». Están todos
diferenciados en materia o densidad, no en cualidad; las mismas cualidades descienden
al último plano, el nuestro, donde el hombre está dotado de la misma potencialidad, si
supiera desarrollarla, que el más elevado Dhyan-Chohan.
En las Jerarquías de AEones, Simon da tres pares de cada uno, el séptimo siendo el
cuarto que desciende de un plano a otro.
Los Lipikas proceden de Mahat y en la Kábala se los llama los Cuatro Ángeles
Registradores; en la India, los cuatro Maharajas, los que registran todo pensamiento y
acción del hombre; San Juan en su Revelación los llama el Libro de la Vida.
Están directamente relacionados con el Karma y con lo que los Cristianos denominan el
Día del Juicio; en Oriente era llamado el Día después del Mahamanvántara o el «Día-
Sed-Con-Nosotros».
Entonces, todo se convierte en uno, todas las individualidades se funden en una, sin
embargo cada una se conoce a sí misma: una enseñanza verdaderamente misteriosa.
Pero entonces, aquello que para nosotros ahora es inconsciencia o el inconsciente, en
aquel tiempo será consciencia absoluta.

P 2: ¿Qué relación tienen los Lipikas con Mahat?

R 2: Son una división, cuatro tomados de uno de los Septenarios que emanan de
Mahat. Mahat corresponde al Fuego de Simón el Mago, la secreta y manifestada
Ideación Divina, hecha para testigo de sí misma en este Universo objetivo, por
medio de las formas inteligentes que vemos alrededor nuestro en lo que llamamos
creación.
Como todas las demás emanaciones, son «Ruedas dentro de Ruedas». Los Lipikas se
encuentran en el plano correspondiente al plano más elevado de nuestra cadena de
globos.

P 3: ¿Cuál es la diferencia entre Espíritu, Voz y Palabra?


850

R 3: La misma que entre Atma, Buddhi y Manas, en un sentido. El Espíritu emana de


las Tinieblas desconocidas, el misterio en el cual ninguno de nosotros puede penetrar .
Ese Espíritu, llámelo «Espíritu de Dios» o Substancia Primordial, se refleja en las
Aguas del Espacio o en la aún indiferenciada materia del futuro Universo, y
por lo tanto produce el primer torbellino de diferenciación dentro de la materia
primordial homogénea. Ésta es la Voz, pionera de la «Palabra» o primera manifestación
y de esa Voz emana la Palabra o Logos, es decir, la expresión definida y objetiva de
aquello que hasta entonces permanecía en las profundidades del Pensamiento Oculto.
Aquello que se refleja en el Espacio es el Tercer Logos. Podemos expresar esta Trinidad
por medio de los términos Color, Sonido y Números.

NOTA

(1) En el segundo capítulo de los Vishnu-Puranas (traducción de Wilson) leemos:


«Parasara dijo: «Gloria al inalterable, santo, etemo, supremo Vishnu, de naturaleza
universal, el omnipotente: a él, que es Hiranyagarbha, Hari, y Sankara, el creador,
preservador y destructor del mundo; a Vasudeva, el libertador de sus adoradores; a él,
cuya esencia es al mismo tiempo simple y múltiple; quien es sutil y corpóreo, indiscreto
y discreto; a Vishnu, causa final de toda emancipación. Gloria al supremo Vishnu,
causa de la creación, existencia, y fin de este mundo; quien es la raíz del mundo, y quien
armoniza en el mundo».
Y de nuevo: «¿ Quién puede describir aquel que no puede ser aprehendido por los
sentidos: quién es lo mejor de todas las cosas; el alma suprema, quién existe por sí
mismo; quién no tiene ninguna de las características que distinguen la forma, casta y
demás; que no tiene nacimiento, vicisitudes, ni muerte ni decadencia: quién es
siempre y es solo: quién esta en todas partes y en el cuál todas las cosas aquí existen; y
quién por lo tanto es llamado Vasudeva? El es Brahma (neutro), supremo, señor, no
nacido, imperecedero, que no decae; de una sola esencia; siempre puro, así como
libre de defectos. Él, ese Brahma, fue (es) , todas las cosas; comprendiendo en su propia
naturaleza lo indiscreto y lo discreto.»
(Este tema se trata en el Libro I, cap.II, de los Vishnu-Purana, y se puede encontrar en
las pag. 13-15, y 17-18 de la Traducción de Wilson.)
851

APÉNDICE

LOS SUEÑOS

Lo que prosigue es un resumen de las enseñanzas durante varias reuniones que


precedieron las transacciones de la “Logia Blavatsky de la ST”, cuando las
explicaciones de las Estancias de la Doctrina Secreta fueron incorporadas en una serie
regular de instrucciones.

P 1: ¿Cuáles son los «principios» (1) que están activos durante el sueño?

R 1: El «principio» activo durante los sueños ordinarios -que deben ser distinguidos de
los verdaderos sueños, ya los que se les llama visiones fútiles- es Kama, el asiento del
Ego persona1 (2) y del deseo, despertado a una actividad caótica por las adormecidas
reminiscencias del Manas inferior.

P 2: ¿Qué es el «Manas inferior»?

R 2: Usualmente es llamado el Alma Animal (el Nephesh de los kabalistas Hebreos).


Es el rayo que emana del Manas superior o EGO permanente, y es ese «principio» el
que forma la mente humana, el instinto en los animales, pues también los animales
sueñan (3).
La acción combinada de «Kama» y del «alma animal» es, sin embargo, meramente
mecánica. Es el instinto, no la razón, lo que está activo en ellos. Durante el sueño del
cuerpo, mecánicamente reciben y envían descargas eléctricas, hacia y desde, varios
centros nerviosos. El cerebro es apenas impresionado por ellas, y la memoria los
almacena, por supuesto sin orden ni secuencia. Al despertar, estas impresiones se
desvanecen gradualmente, como ocurre con cualquier sombra fugaz que no tiene
ninguna base real o substancia que la respalde. La facultad retentiva del cerebro, sin
embargo, sólo podrá registrarlas y conservarlas siempre que hayan sido fuertemente
impresas. Pero, por regla general, nuestra memoria sólo registra impresiones fugaces y
distorsionadas que recibe el cerebro en el momento de despertar. Sin embargo, este
aspecto de los «sueños», ha sido suficientemente observado y descrito correctamente en
las modernas obras de fisiología y biología, dado que tales sueños de los humanos no
difieren mucho de los sueños de los animales. Lo que es enteramente terra incognita
para la ciencia, son los verdaderos sueños y experiencias del Ego superior, llamados
también sueños, aunque no debería emplearse ese término, a menos que se cambiara el
nombre usado para las otras «visiones» del sueño.

P 3: ¿En qué difieren éstas ?

R 3: La naturaleza y funciones de los verdaderos sueños, no pueden ser comprendidas,


a menos que admitamos la existencia de un Ego inmortal en el hombre mortal,
independiente del cuerpo físico, pues el asunto se vuelve enteramente incomprensible a
menos que creamos, lo cual es un hecho, que durante el sueño solamente permanece una
animada forma de arcilla, cuyos poderes independientes de pensar están enteramente
paralizados. Pero si admitimos la existencia de un Ego superior o permanente en
852

nosotros, (el cual no debe ser confundido con lo que llamamos «yo Superior») podemos
comprender que aquello que a menudo consideramos como sueños, aceptados
generalmente como frívolas fantasías, son, en verdad páginas sueltas, arrancadas de la
vida y experiencias del hombre interno, cuyos confusos recuerdos han sido deformados
más o menos por nuestra memoria física, en el momento de despertar . Ésta última
capta, mecánicamente, unas pocas impresiones de los pensamientos, de los hechos
presenciados, y de los actos realizados por el hombre interno, durante sus horas de
completa libertad. Porque nuestro Ego vive su propia vida independiente dentro de su
prisión de arcilla, todas las veces que se libera de los estorbos de la materia, como ser:
durante el sueño del hombre físico. Este Ego es el actor, el hombre real, el verdadero ser
humano. Pero el hombre físico no puede sentir ni ser consciente durante sus sueños,
pues la personalidad, el hombre externo, con su cerebro y aparato pensante, está hasta
cierto punto paralizado.
Podríamos comparar al Ego real, con un prisionero, ya la personalidad física, con el
carcelero de su prisión. Si el carcelero se duerme, el prisionero escapa, o por lo menos,
traspone las paredes de su prisión. El carcelero está semidormido y mira, cabeceando,
todo el tiempo por la ventana, a través de la cual sólo puede captar vislumbres
ocasionales de su prisionero, como si se tratara de una vaga sombra que se estuviera
moviendo frente a él. Pero, ¿qué puede percibir, o qué puede conocer él, de las
verdaderas acciones y especialmente de los pensamientos, de aquél a quien custodia?

P 4: Los pensamientos del uno ¿No se imprimen sobre el otro?

R 4: No, por lo menos durante el sueño; porque el Ego real no piensa del mismo modo
que su efímera y transitoria personalidad. Durante las horas de vigilia, los pensamientos
y la Voz del Ego superior llegan o no llegan, hasta su carcelero, el hombre físico: pues
ellos constituyen la Voz de la Conciencia, pero durante su sueño, ellos son,
absolutamente, la Voz en el desierto.
En los pensamientos del hombre verdadero, o de la «Individualidad» inmortal, las
imágenes y visiones del Pasado y del Futuro están como Presente; y sus pensamientos
no son como los nuestros, imágenes subjetivas en nuestra actividad cerebral, sino actos
y hechos vivientes, realidades del tiempo presente. Son realidades, así como lo eran
cuando el habla, sólo expresada en sonidos, no existía; cuando los pensamientos, eran
cosas, y los hombres no necesitaban expresarlos en palabras; porque instantáneamente
ellos mismos se resolvían en acciones mediante el poder de Kriya-Sakti (4), ese poder
misterioso que transforma instantáneamente las ideas en formas visibles, y éstas eran
tan objetivas para el «hombre» de la primitiva Tercera Raza (5), como los objetos
visibles lo son ahora para nosotros.

P 5: ¿Cómo explica, entonces, la filosofía Esotérica la transmisión de algunos


fragmentos, aunque sean pocos, de esos pensamientos del Ego a nuestra memoria física,
la cual a veces los retiene ?

R 5: Tales pensamientos son reflejados en el cerebro del que duerme, como sombras
externas sobre las lonas de una tienda de campaña, las que ve el ocupante al despertar.
Entonces, el hombre piensa que ha soñado todo eso y siente como si él lo hubiese
vivido a través de algo, cuando en realidad son las acciones-pensantes (o pensamientos-
acciones) del verdadero Ego, y que la personalidad ha percibido vagamente. A medida
que va despertando plenamente, sus recuerdos son a cada instante más deformes y se
853

mezclan con las imágenes proyectadas por el cerebro físico, bajo la acción del estímulo
que obliga a despertar al que duerme. Estos recuerdos, por el poder de asociación,
ponen en movimiento varias series de ideas.

P 6: Es difícil comprender cómo puede el Ego poner en acción, durante la noche, cosas
que han tenido lugar hace mucho tiempo. ¿No ha quedado establecido que los sueños no
son subjetivos?

R 6: ¿Cómo podrían ser subjetivos cuando el estado de sueño, es él también, para


nosotros y en nuestro plano, de todos modos, algo subjetivo? Para el que sueña (en este
caso, el Ego) en su propio plano, las cosas de ese plano son tan objetivas para él como
nuestros actos son para nosotros.

P 7: ¿Cuáles son los sentidos que actúan en los sueños?

R 7: Los sentidos del que duerme reciben choques ocasionales, y despiertan por efecto
de una acción mecánica; lo que él oye y ve, son reflejos deformados de los
pensamientos del Ego. Este último es altamente espiritual, y está ligado muy
íntimamente con los principios superiores, Buddhi y Atma. Estos elevados principios
están enteramente inactivos en nuestro plano, y el Ego superior mismo (Manas) está
más o menos dormido durante la vigilia del hombre físico. Especialmente éste es el caso
en personas de mente muy materialista. Las facultades espirituales están tan
adormecidas debido a que el Ego está tan entorpecido por la materia, que él difícilmente
puede dar toda su atención a las acciones del hombre, aun en el caso de que este último
cometa pecados por los cuales ese Ego (cuando se reúna con su Manas inferior) tenga
que sufrir conjuntamente con él en el futuro. Como he dicho son las impresiones
proyectadas por este Ego sobre el hombre físico, las que constituyen lo que llamamos
«conciencia», y es en la proporción en que la Personalidad, el Alma Inferior (o Manas),
se una a su consciencia superior o Ego, en la que será marcada la influencia de este
último en la vida del hombre mortal.

P 8: ¿Este Ego, es entonces el “Ego Superior”?

R 8: Si; es el Manas superior, iluminado por Buddhi; el principio de la auto-conciencia,


el «yo soy Yo», en síntesis. Es el Karana-Sharira, el hombre inmortal que pasa de una
encarnación a otra.

P 9: ¿Es el “registro” o “almacén de la memoria” en el verdadero estado de sueño,


diferente al del estado de vigilia?

R 9: Puesto que los sueños son, en realidad, las acciones del Ego durante el sueño
físico, ellos naturalmente, están registrados en su propio plano y producen sus
pertinentes efectos sobre éste. Pero debemos recordar que los sueños en general, tal
como los conocemos, son simplemente recuerdos brumosos de estos hechos.
Ocurre con frecuencia, que no recordamos haber soñado nada, pero más tarde, en el
transcurso del día, el recuerdo del sueño surge, de improviso, en nosotros. Acerca de
esto existen varias causas. Se asemeja a lo que algunas veces nos ocurre a cada uno
de nosotros: una sensación, un olor, hasta un ruido o sonido casual, nos trae de pronto a
la mente sucesos durante mucho tiempo olvidados, escenas y personas. Algo de lo que
ha sido visto, hecho o pensado por el «actor nocturno», el Ego, se imprimió en aquel
854

momento en el cerebro físico, pero no fue llevado a la consciente y alerta memoria,


debido a alguna circunstancia u obstáculo físico. Esta impresión se registra en el
cerebro, en su correspondiente célula o centro nervioso, pero, debido a alguna
circunstancia accidental, le 'falla el tiro', por decirlo así, hasta que algo le da el impulso
necesario. Entonces, el cerebro la introduce inmediatamente dentro de la memoria
consciente del hombre despierto; pues tan pronto como las condiciones requeridas le
han sido proporcionadas, ese particular centro entra en actividad y realiza el trabajo que
tenía que cumplir, pero que, en aquel momento, estaba impedido de completar .

P 10: ¿Cómo se realiza este proceso?

R 10: Existe una especie de consciente comunicación telegráfica que actúa


incesantemente, día y noche, entre el cerebro físico y el hombre interno. El cerebro es
algo tan complejo, tanto física como metafísicamente, que puede compararse a un árbol,
cuya corteza puede quitarse, capa tras capa, siendo cada una de ellas diferente de todas
las demás y teniendo cada una su propio y especial trabajo, su función y sus
propiedades.

P 11: ¿Qué es lo que distingue a los estados de la memoria e imaginación “que sueñan”
de aquellos de la conciencia despierta?

R 11: Durante el sueño, la memoria física y la imaginación son, naturalmente pasivas,


porque la persona que sueña está dormida: su cerebro está dormido, su memoria está
dormida, todas sus funciones se encuentran durmiendo y en reposo. Solamente cuando
se las estimula, como ya dije, despiertan. De este modo la conciencia de la persona que
duerme no está activa, sino pasiva. El hombre interno, sin embargo, el verdadero Ego,
actúa independientemente durante el sueño del cuerpo; pero es dudoso que cualquiera
de nosotros (a menos que esté completamente familiarizado con la fisiología del
ocultismo) pueda comprender la naturaleza de su acción.

P 12: ¿Qué relación tienen la Luz Astral (6) y el Akasha (7) con la memoria?

R 12: La primera es el almacén de la memoria del hombre animal; la última, la del Ego
espiritual. Los «sueños» del Ego, lo mismo que los actos del hombre físico, están todos
registrados, desde que ambos son acciones basadas en causas que producen sus efectos.
Nuestros «sueños», siendo simplemente el estado de vigilia y las acciones del verdadero
Yo (8), deben, naturalmente, estar registrados en alguna parte. Lea el artículo «Visiones
Kármicas» en Lucifer (N.del E: reimpreso en Theosophy», revista de sept. de 1915), y
repare en la descripción del verdadero Ego, sentado como un espectador delante de la
vida del héroe y quizás algo le llame la atención.

P 13: ¿Qué es, en realidad, la Luz Astral?

R 13: Como nos lo enseña la fílosofía Esotérica, la Luz Astral, es simplemente la


escoria del Akasha o la ldeación Universal, en su sentido metafísico. Aunque
invisible es, sin embargo, por decirlo así, la radiación fosforescente de la última y el
intermediario entre ésta y las facultades pensantes del hombre. Son éstas últimas las que
contaminan la Luz Astral, y hacen de ella lo que es: el almacenamiento de todas las
iniquidades humanas y de modo especial, de las psíquicas. En su formación primordial,
la luz astral, como radiación, es completamente pura aunque, cuanto más bajo desciende
855

y se aproxima a nuestra esfera terrestre, más se diferencia, convirtiéndose, como


consecuencia de ello, en impura en su mismísima constitución. Pero el hombre
contribuye de modo considerable a esta corrupción y restituye su esencia mucho peor de
lo que la recibió.

P 14: ¿Podría explicamos de qué modo se relaciona ella con el hombre y cuál es su
acción en la vida de sueño?

R 14: La diferenciación en el mundo físico, es infinita. La Ideación Universal -o


Mahat, si lo prefiere envía su radiación homogénea al mundo heterogéneo y éste alcanza
a las mentes humanas o personales por medio de la Luz Astral.

P 15: Pero, ¿no recibe nuestro entendimiento su iluminación directamente desde el


Manas Superior a través del Inferior? ¿y no es el primero, la emanación pura de la
Divina Ideación: los «Manasa-Putras» que encarnaron en los hombres?

R 15: Ellos son. Los Manasa-Putras individuales o los Kumaras, son las radiaciones
directas de la Divina Ideación; «individualidad» en el sentido de la última
diferenciación, debido a innumerables encarnaciones. En suma, son el agregado
colectivo de esa Ideación y llega a ser en nuestro plano o desde nuestro punto de vista
Mahat, como los Dhyan-Chohans son, en conjunto, la PALABRA o «Logos» en la
formación del mundo. Si las Personalidades (Manas inferiores o mentes físicas) fueran
inspiradas e iluminadas solamente por sus elevados alter Egos habría muy poco pecado
en este mundo. Pero no es así; al enredarse en las mallas de la Luz Astral, se separan
más y más de sus Egos padres. Lean y estudien lo que dice Eliphas Levi, acerca de la
Luz Astral, la que él llama Satán o Gran Serpiente. La Luz Astral ha sido tomada
demasiado literalmente para que signifique alguna especie de segundo cielo azul.
Este espacio imaginario, sin embargo, en el que están impresas las incontables imágenes
de todo lo que siempre fue y será, no es más que una demasiado triste realidad. Se
convierte en (y es para el hombre, si es psíquico, ¿quién no lo es?) un demonio tentador,
su «ángel malo» y el inspirador de todas sus peores acciones. Actúa aún sobre la
voluntad del hombre mientras duerme, mediante visiones impresas sobre su adormecido
cerebro (visiones que no deben ser confundidas con los «sueños») y estos gérmenes dan
sus frutos cuando el hombre despierta.

P 16: ¿Qué parte representa la voluntad en los sueños?

R 16: La voluntad del hombre externo, nuestra volición, está por supuesto adormecida
o inactiva durante los sueños, pero puede dársele cierta inclinación a la voluntad
adormecida, durante su inactividad, de manera que posteriormente se produzcan ciertos
resultados, casi mecánicos, debido a la unión o interacción de dos o más principios, a
efecto de que ellos actúen en perfecta armonía sin fricción alguna cuando se despierte.
Pero ésta es una de las trampas de la «magia negra» y cuando es usada para buenos
propósitos pertenece al entrenamiento de un Ocultista. Es necesario haber avanzado
mucho en el «sendero» para poseer una voluntad que pueda actuar conscientemente
durante el sueño físico, o para actuar sobre la voluntad de otra persona durante sus
sueños, y así controlar sus acciones cuando despierta.

P 17: Se nos dice que un hombre puede reunir sus «principios» en uno sólo, ¿qué es lo
que significa?
856

R 17: Cuando un adepto llega a poder hacer esto, es un Jivanmukta, virtualmente, él ya


no pertenece a esta tierra, y llega a ser un ser «Nirvánico», que puede estar en Samadhi
(9) a voluntad. Los Adeptos son generalmente clasificados por el número de
«principios» que tienen bajo perfecto control, pues lo que llamamos voluntad tiene su
asiento en el Ego Superior, y éste, cuando está libre de sus personalidades cargadas de
pecados, es divino y puro.

P 18: ¿Qué papel desempeña Karma en los sueños? En la India se dice que cada
hombre recibe la recompensa o el castigo de todas sus acciones tanto en estado de
vigilia como en el de los sueños.

R 18: Si así lo dicen, así es, porque ellos han conservado toda su pureza y recuerdan las
tradiciones de sus antepasados. Ellos saben que el Yo es el verdadero Ego, y que vive y
actúa aunque en diferente plano. La vida interna, o lo que llamamos el plano del sueño,
es para él la verdadera vida. Por eso, los hindúes (por supuesto los profanos) dicen que
Karma es generoso y recompensa a! hombre real en los sueños, como a la falsa
personalidad en la vida física.

P 19: Kármicamente, ¿cuál es la diferencia entre los dos?

R 19: El hombre animal físico es tan poco responsable como un perro o un ratón. Para
la forma corporal, todo desaparece con la muerte del cuerpo. Pero el verdadero SER, ese
que emanó su propia sombra la personalidad pensante inferior, que hace funcionar y
tira de las cuerdas durante la vida del autómata físico, tendrá que sufrir conjuntamente
con su factótum y alter ego en su próxima encarnación.

P 20: Pero ambos, el Manas Superior y el Inferior son uno, ¿no es así?

R 20: Son y no son, y ese es el gran misterio. El Manas Superior o EGO es


esencialmente divino y por lo tanto puro. Ninguna mancha puede mancillarlo ni
ningún castigo puede alcanzarlo, per se, tanto más que es inocente y no toma parte en
las deliberadas transacciones de su Yo inferior. Sin embargo, por el mero hecho de que
es dual y durante la vida el Ego superior sea distinto del inferior, «el Padre y el Hijo»
son uno, por ello al reunirse con su progenitor el Ego, el Alma inferior sujeta e imprime
en él todas sus acciones buenas y malas, y ambos tienen que sufrir, el Ego Superior,
aunque inocente y sin mácula, tiene que soportar el castigo de las malas acciones
cometidas por el Ego inferior, conjuntamente con él en su futura encarnación. Toda la
doctrina de la expiación está construida sobre este antiguo dogma esotérico, pues el Ego
Superior es el ante tipo de ese que en esta tierra es el tipo, es decir, la personalidad. Esta
es, para los que lo entienden, la antigua historia Védica de Visvakarman, prácticamente
demostrada de nuevo. Visvakarman, el Dios Padre que todo lo ve, que está más allá de
la comprensión de todos los mortales, termina, como hijo de Bhuvana el Espíritu Santo,
por sacrificarse él a sí mismo para salvar los mundos.
El nombre místico de «Ego Superior» es, en la filosofía de la India, Kshetrajna o el
«Espíritu corporizado», el que conoce o informa al Kshetra, «el cuerpo». Búsquese en la
etimología del nombre y se encontrará en él, el término aja, «El Primer-nacido», y
también el de «cordero». Todo esto es muy sugestivo y se podrán escribir volúmenes
sobre el desarrollo pregenético y postgenético del tipo y ante tipo del Cristo-
857

Kshetrajna, el Hombre-Dios, el Primer Nacido, simbolizado como el «Cordero». La


Doctrina Secreta muestra que los Manasa-Putras o EGOS encarnados, han tomado
sobre ellos voluntariamente, con conocimiento de causa los pecados de todas sus futuras
personalidades.
Así es fácil ver que no es el Sr. A, ni el Señor E, ni ninguna de las personalidades que
periódicamente revisten el EGO Auto-Sacrificado, que son los verdaderamente
Sufrientes, sino en verdad el inocente Cristo dentro de nosotros. De aquí que los
místicos hindúes digan que el Eterno Yo, o el Ego (el Uno en Tres y los Tres en Uno) es
el «Carretero» o conductor; las personalidades son pasajeros temporales, evanescentes,
mientras que los caballos son las pasiones animales del hombre. Es por lo tanto verdad,
que cuando permanecemos sordos a la Voz de nuestra Conciencia crucificamos al Cristo
dentro de nosotros. Pero volvamos a los sueños.

P 21: ¿Son los llamados sueños proféticos un signo de que el que sueña posee fuertes
facultades de clarividencia?

R 21: Se puede decir en el caso de personas que tengan sueños verdaderamente


proféticos, que es porque su cerebro físico y su memoria están en íntima relación y
simpatía con su Ego Superior más que en la generalidad de los hombres. El Ser-Ego
tiene más facilidades para imprimir sobre la concha física y la memoria aquello que es
de importancia para tales personas, que la que tiene en el caso de otras personas menos
dotadas. Recordad que el único Dios con quien el hombre entra en contacto, es su
propio Dios, llamado Espíritu, Alma y Mente o Consciencia, y estos Tres son Uno.
Pero es necesario destruir la «mala hierba» a fin de que una planta pueda crecer. Dice
San Pablo: «Debemos morir a fin de que podamos volver a vivir».
Es por medio de la destrucción como podemos mejorar y los tres poderes de creación,
conservación y destrucción, son sólo otros aspectos de la divina chispa en el hombre.

P 22: ¿Sueñan los Adeptos?

R 22: Los Adeptos adelantados no sueñan. Adepto es aquel que ha obtenido dominio
sobre sus cuatro principios inferiores, incluyendo su cuerpo, y por lo tanto, no permite
que la carne siga su propia dirección. Él simplemente paraliza su yo inferior durante el
sueño y queda completamente libre. Un sueño, tal como lo comprendemos, es una
ilusión; ¿como puede entonces soñar, cuando se ha desprendido de toda ilusión?
Durante el sueño, Él vive simplemente en un plano más real.

P 23: ¿Hay gente que nunca ha soñado?

R 23: Hasta donde yo se, no existe tal hombre en el mundo. Todos sueñan más o
menos; pero en la mayoría, los sueños se desvanecen al despertar. Esto depende de la
condición más o menos receptiva de los ganglios del cerebro. Los hombres poco
espirituales y aquellos que no han ejercitado sus facultades imaginativas, o los que caen
exhaustos por el trabajo manual, por lo que sus ganglios no pueden actuar ni siquiera
mecánicamente, mientras reposan rara vez sueñan, y si lo hacen, sus sueños son
incoherentes.

P 24: ¿Cuál es la diferencia entre los sueños de los hombres y los de los animales?
858

R 24: El estado de sueño es común no solamente a los hombres, sino a los animales,
desde los mamíferos superiores hasta los pequeños pájaros y aun a los insectos. Todo
ser dotado de un cerebro físico o de órganos que se aproximen a ello, deben soñar. Todo
animal, grande o pequeño, tiene más o menos, sentidos físicos, y aunque tales sentidos
permanezcan insensibles durante el sueño, la memoria, por decirlo así, actuará
mecánicamente, reproduciendo pasadas sensaciones. Todos sabemos que los caballos,
los perros y el ganado sueñan, y también los canarios; pero yo creo que tales sueños son
meramente fisiológicos. Como las últimas brasas de un fuego que se apaga, con sus
chispas y llamas ocasionales, así actúa el cerebro antes de dormimos. Los sueños no
son como lo dice Dryden, «intermedios que fabrica la fantasía», pues éstos sólo podrían
referirse a sueños fisiológicos provocados por indigestión, o por alguna idea o
acontecimiento que se haya fijado en el cerebro activo durante las horas de vigilia.

P 25: Entonces, ¿cuál es el proceso de quedarse dormido?

R 25: Este es parcialmente explicado por la fisiología. En Ocultismo se sostiene que es


el agotamiento periódico y regulado de los centros nerviosos y especialmente de los
ganglios sensorios del cerebro, los cuales se rehusan a actuar por más tiempo en este
plano, y que si no se incapacitaran para el trabajo, serían empujados a recuperar su
fuerza en otro plano o Upadhi. Primero viene Svapna, estado de sueño que lleva al
Shushupti (10). Ahora debemos recordar que nuestros sentidos son todos duales y que
obran según el plano de consciencia sobre el cual la entidad pensante enfoca su energía.
El sueño físico proporciona las mayores facilidades para su acción en los diferentes
planos; al mismo tiempo es una necesidad para que los sentidos puedan recuperarse y
obtener así una nueva probabilidad de vida para Jagrata o estado de vigilia desde el
Svapna y Shushupti. Según el Raja Yoga, Turiya (11) es el estado más elevado. Así
como un hombre agotado por determinado estado de fluido vital, busca otros, como
por ejemplo, cuando agotado por el aire caliente se refresca con agua fría; así el sueño
es el rincón sombreado en el valle lleno de sol de la vida.
El sueño es la señal de que la vida vigílica se ha vuelto demasiado fuerte para el
organismo físico, y de que la fuerza de la corriente vital debe ser interrumpida
cambiando el estado vigílico por el de sueño.
Pidan a un buen clarividente que describa el aura de una persona vitalizada mediante el
sueño y de otra antes de dormirse. La primera se verá bañada por las vibraciones
rítmicas de las corrientes vitales: doradas, azules y rosadas; estas son las olas eléctricas
de Vida. El último se verá como envuelto en neblina de un intenso tono dorado-
anaranjado, compuesto de átomos que giran con una rapidez espasmódica casi increíble,
mostrando que la persona empieza a ser fuertemente saturada de Vida; la esencia de
vida es demasiado fuerte para sus órganos físicos, y debe buscar refugio en el lado
sombrío de esa esencia, el cual es el elemento del sueño, o sueño físico, uno de los
estados de consciencia.

P 26: Pero, ¿qué es un sueño?

R 26: Eso depende del significado del término. Ud. puede «soñar» o como solemos
decir, ver visiones, despierto o dormido. Si recogemos en un vaso metálico Luz Astral
por el poder de la voluntad, y fijamos los ojos en algún punto de ella con intensa
voluntad de ver, el resultado, si la persona es muy sensitiva, seria un sueño. Las
reflexiones en la Luz Astral se ven mejor con los ojos cerrados y en el sueño se perciben
859

más nítidamente todavía. Desde un estado lúcido, la visión se convierte en traslúcida; de


una consciencia normal orgánica se eleva a un estado trascendental de consciencia.

P 27: ¿A qué causas principales son debidos los sueños?

R 27: Como todos sabemos, hay muchas clases de sueños. Dejando a un lado el «sueño
debido a la digestión», hay sueños de la memoria y sueños del cerebro, visiones
mecánicas y conscientes. Los sueños premonitorios o que alertan, requieren una activa
cooperación del Ego Interno. Ellos débense también, a menudo, a la participación
consciente o inconsciente de los cerebros de dos personas vivientes o de sus respectivos
Egos.

P 28: ¿Qué es lo que sueña, entonces?

R 28: Generalmente el cerebro físico del Ego personal, el asiento de la memoria


irradiando y arrojando chispas, como el rescoldo de un fuego que se ha extinguido. La
memoria del soñador es como el arpa eólica de siete cuerdas; y su estado mental puede
ser comparado al viento que roza las cuerdas. La cuerda correspondiente del arpa
responderá a aquel de los siete estados de actividad mental en que el durmiente estaba
antes de quedarse dormido; si es una suave brisa, el arpa será afectada sólo un poco; si
es un huracán, las vibraciones serán proporcionalmente poderosas. Si el Ego personal
está en contacto con sus principios superiores y los velos de los planos más elevados se
le descorren, todo va bien; si por el contrario es de una naturaleza materialista animal,
es probable que no haya sueños; o si por fortuna, la memoria capta el hálito de un
«viento» proveniente de un plano superior, viento que será impreso a través de los
ganglios sensorios del cerebelo y no por la influencia directa del Ego Espiritual, recibirá
imágenes y sonidos tan alterados e inarmónicos que hasta una visión devachánica podrá
aparecer como una pesadilla o una grotesca caricatura. Por lo tanto, no hay una
contestación sencilla a la pregunta «¿Qué es lo que sueña?», pues depende
completamente del principio que sea el principal motor en los sueños de cada individuo
y de si los recordará u olvidará.

P 29: ¿Es la aparente objetividad de un sueño, realmente objetiva o subjetiva?

R 29: Si se admite como aparente, entonces, por supuesto es subjetiva. La pregunta


debería ser ¿“para quién y qué” son las imágenes o representaciones en los sueños, ya
sean objetivas o subjetivas? Para el hombre físico, el soñador, todo lo que él ve con los
ojos cerrados y dentro o a través de su mente es por supuesto, subjetivo. Pero para el
Vidente, que está dentro del soñador físico, ese vidente mismo siendo subjetivo para
nuestros sentidos materiales, todo lo que ve es tan objetivo como lo es él para sí mismo
y para otros semejantes a él. Los materialistas probablemente se reirán y dirán que
hacemos de un hombre toda una familia de entidades; pero no es así. El Ocultismo
enseña que el hombre físico es uno, pero que el hombre pensante es septenario,
pensando, actuando, sintiendo y viviendo en siete estados diferentes del ser o planos de
consciencia, y para todos estos estados y planos, el Ego permanente (no la falsa
personalidad) tiene un juego de sentidos distinto.

P 30: ¿Pueden ser distinguidos estos diferentes sentidos?


860

R 30: No, a menos que sea un Adepto o Chela altamente entrenado, perfectamente
familiarizado con estos diferentes estados. Las ciencias tales como la biología,
fisiología, y aun la psicología (de las escuelas de Maudsley, Bain y Herbert Spencer) no
tocan este asunto. La ciencia nos enseña acerca de los fenómenos de volición,
sensación, intelecto e instinto, y dice que éstos se manifiestan a través de los centros
nerviosos, el más importante de los cuales es el cerebro. La ciencia hablará del agente
peculiar o substancia, a través de la cual tienen lugar estos fenómenos, como los tejidos
vasculares y fibrosos, y explica las relaciones de unos con los otros, dividiendo los
centros ganglionares en motores, sensoriales y simpáticos; pero nunca dirá una palabra
de la misteriosa acción del intelecto mismo, o de la mente y sus funciones.
Ahora, frecuentemente acontece que somos conscientes y sabemos que estamos
soñando; esto es una muy buena prueba de que el hombre es un ser pensante, Proteo,
una multiforme, siempre cambiante entidad, pero él es también, por decirlo así, capaz de
separarse o dividirse en el plano de la mente o del sueño, en dos o más entidades, y en el
plano de la ilusión que nos sigue hasta el dintel del Nirvana. Él es como Ain-Soph
hablando de él, a través de él ya él mismo. y este es el misterio de la inescrutable
Deidad del Zohar, así como en las filosofías de la India; lo mismo en la Kábala, en los
Puranas y en la metafísica Vedantina y aun en los llamados misterios cristianos de la
Divinidad y de la Trinidad. El hombre es el microcosmos del macrocosmos; el dios en
la Tierra está construido en el patrón del dios de la naturaleza; pero la consciencia
universal del verdadero Ego trasciende un millón de veces la consciencia propia
del Ego personal o falso.

P 31: ¿Es lo que nombramos “trabajo inconsciente cerebral” durante el sueño, un


proceso mecánico del cerebro físico, o es una operación consciente del Ego, cuyo
resultado es impreso solamente en la consciencia ordinaria?

R 31: Es lo último; porque ¿cómo es posible recordar en nuestro estado consciente, lo


que tuvo lugar cuando nuestro cerebro actuaba inconscientemente? Esto es
aparentemente una contradicción de los términos.

P 32: ¿Cómo puede suceder que personas que nunca han visto montañas, en la
naturaleza, a veces las ven claramente en el sueño, y son capaces de observar sus rasgos
característicos?

R 32: Probablemente, porque han visto ilustraciones de montañas; o también, porque


hay alguien o algo en nosotros que las ha visto con anterioridad.

P 33: ¿Cuál es la causa de esa experiencia en el sueño, en la cual el soñador parece


estar siempre esforzándose por algo, sin que nunca lo alcance?

R 33: Es porque el yo físico y su memoria, están impidiendo la posibilidad de saber lo


que hace el verdadero Ego. El que sueña, sólo recoge débiles vislumbres de las acciones
del Ego, cuyas acciones producen los llamados sueños, en el hombre físico, pero no es
capaz de seguirlas consecutivamente. Un enfermo que delira, al recobrar la razón,
guarda, con la enfermera que lo cuidó y atendió durante la enfermedad, la misma
relación que la del hombre físico con su verdadero Ego. El Ego actúa con tanta
conciencia dentro y fuera de él, como lo hace la enfermera que atiende y cuida al
hombre enfermo.
861

Pero, ni el paciente, después de abandonar su lecho de enfermo, ni el que sueña, al


despertar, serán capaces de recordar algo, excepto vislumbres y eso a intervalos.

P 34: ¿Qué diferencia hay entre el sueño y la muerte?

R 34: Hay, en verdad, cierta analogía entre ambos, pero también una gran diferencia.
Durante el sueño existe una conexión, aunque débil, entre la mente Superior e Inferior
del hombre, y la primera está más o menos reflejada en la segunda, por más que sus
rayos puedan desviarse. Pero, una vez que el cuerpo ha muerto, el cuerpo de ilusión, o
Mayavi Rupa, se convierte en Kama-rupa, o alma animal y queda abandonado a sus
propios recursos. Por consiguiente, existe tanta diferencia entre el fantasma y el hombre,
como la hay entre el animal, denso y grosero, aunque sea sobrio mortal, y el hombre
inveteradamente ebrio, incapaz de distinguir los contornos más salientes; entre un
hombre encerrado en una habitación a oscuras y otro en una habitación iluminada,
aunque sea imperfectamente, por alguna que otra luz.
Los principios inferiores, son semejantes a las bestias salvajes, y el Manas Superior, es
el hombre racional que los somete y subyuga, con más o menos éxito. Pero, una vez que
el animal se libera del dueño que lo mantenía en sujeción, no bien ha cesado de verlo y
oírlo, parte otra vez a la selva ya su antigua guarida. Se requiere, sin embargo, cierto
tiempo para que un animal vuelva a su estado original y natural, pero estos principios
inferiores o «fantasma» retoman instantáneamente, y tan pronto la Tríada Superior ha
entrado en el estado devachánico, La Duada inferior vuelve a ser lo que era desde el
comienzo: un principio dotado de instinto puramente animal, hecho más feliz
aún por el gran cambio.

P 35: ¿Cuál es la condición del Linga Sarira, o cuerpo Plástico durante los sueños?

R 35: La condición de la forma plástica, es la de dormir con su cuerpo, a menos que


sea proyectada por algún deseo impetuoso, engendrado en el Manas Superior. En los
sueños, no desempeña parte activa, sino que por el contrario, es completamente pasiva,
siendo el involuntario testigo semidormido, de las experiencias a través de las cuales los
principios superiores están pasando.

P 36: ¿En qué circunstancias se ve ese espectro?

R 36: A veces, en casos de enfermedad o pasión muy fuertes, de parte de la persona


vista o de la que ve, la posibilidad es mutua. Una persona enferma, de modo especial en
el momento de morir, es muy probable que vea en sueños o visiones, a aquellos a
quienes ama o en quienes está pensando continuamente; y lo mismo ocurre con una
persona despierta que esté pensando intensamente en alguien que está dormido en ese
momento.

P 37: ¿Puede un Mago evocar a esa entidad que sueña y ponerse en comunicación con
ella?

R 37: En la magia negra no es nada raro evocar el «espíritu» de una persona que
duerme; el hechicero puede entonces conocer, de la aparición, cualquier secreto que
desee y el durmiente ignorar completamente lo que ocurre. Bajo tales circunstancias, lo
que aparece es el Mayavi Rapa; pero siempre existe el peligro de que la memoria del
hombre viviente conserve los recuerdos de la evocación y la recuerde como un
862

sueño vívido. Si no está, empero, a una gran distancia, el Doble o Linga Sarira puede
ser evocado, pero éste no puede hablar ni dar información, existiendo siempre la
posibilidad, de que el durmiente muera debido a esta separación forzada. Muchas
muertes repentinas durante el sueño han ocurrido de esta manera, sin que el mundo lo
haya advertido.

P 38: Puede existir alguna comunicación entre una persona que sueña y una entidad del
Kama-Loka (12)?

R 38: El que sueña con una entidad del Kama Loka, podrá con toda probabilidad,
provocar sobre sí mismo una pesadilla; o correr el riesgo de llegar a ser «poseído» por el
«fantasma» así atraído, si se trata de un médium, o de una persona que se ha hecho a sí
misma tan pasiva durante las horas de vigilia, que hasta el Yo superior es actualmente
incapaz de protegerlo. Esta es la razón por la cual el estado mediúmnico de pasividad
sea tan perjudicial y, con el tiempo, incapacite al Yo superior para ayudar o aún advertir
a la persona que duerme, o que se halla en trance. La pasividad paraliza la
comunicación entre los principios inferiores y los superiores. Es muy raro hallar
ejemplos de médiums que a la vez que permanecen pasivos a voluntad, con el propósito
de comunicarse con alguna inteligencia superior, algún espíritu extraterreno (no
desencarnado), conserven suficientemente su voluntad personal, como para no romper
toda comunicación con el Yo superior.

P 39: ¿Puede el que sueña, estar en relación con una entidad en el Devachán?

R 39: El único medio posible de comunicación con las entidades del Devachán,
mientras se duerme, es por medio de un sueño o una visión, o durante el estado de
trance. Ningún ser devachánico puede descender a nuestro plano; somos nosotros, o
más bien, nuestro Yo interno quien tiene que ascender hasta el suyo.

P 40: ¿Cuál es el estado mental de un ebrio, durante el sueño?

R 40: No es de verdadero sueño, sino de un pesado estupor; no es un descanso físico,


sino algo peor que el insomnio y que rápidamente mata al ebrio. Mientras dura ese
estupor, como también durante su ebriedad, en el estado de vigilia, todo gira y da
vueltas en su cerebro, produciendo en su imaginación y fantasía horribles y grotescas
formas, en continuo movimiento y contorsiones.

P 41: ¿Cuál es la causa de las pesadillas y por qué los sueños de las personas que
sufren de consunción avanzada, son a menudo placenteros?

R 41: La causa de las primeras es simplemente psicológica. La pesadilla proviene de la


opresión y dificultad en respirar; y la dificultad en respirar creará siempre una sensación
de opresión y producirá una sensación de inminente calamidad. En el segundo caso, los
sueños se vuelven placenteros, porque el consuntivo se siente cada día más separado
de su cuerpo material y, en proporción, más clarividente. A medida que la muerte se
aproxima, el cuerpo se consume y cesa de ser un impedimento o barrera, entre el
cerebro del hombre físico y su Yo Superior.

P 42: ¿Es bueno cultivar los sueños?


863

R 42: Es mediante el cultivo del poder denominado «sueño» que se desarrolla la


clarividencia.

P 43: ¿ Existe algún medio de interpretar los sueños, como por ejemplo, las
interpretaciones dadas en los libros de sueños?

R 43: Ninguno, excepto la facultad clarividente y la intuición Espiritual del


«intérprete». Cada Ego que sueña difiere de los demás, del mismo modo que
ocurre con nuestros cuerpos físicos. Si todo en el Universo tiene siete claves para su
simbolismo en el plano físico, ¿cuántas más claves no tendrá en los planos superiores?.

P 44: ¿Existe algún método para clasificar los sueños?

R 44: De un modo general, podemos dividir los sueños en siete clases, y a su vez,
subdividir éstas. Los dividiríamos así:

1) Sueños proféticos. Estos son impresos en nuestra memoria por el Yo superior y, por
lo general son sencillos y claros: ya se trate de voces oídas o del vaticinio de futuros
acontecimientos.

2) Sueños alegóricos; confusas vislumbres de realidades captadas por el cerebro y


deformadas por nuestra fantasía. Estos, por lo general, son verdaderos a medias.

3) Sueños enviados por adeptos, buenos o malos; por mesmerizadores; o por los
pensamientos de mentes muy poderosas que se empeñan en que hagamos su voluntad.

4) Sueños retrospectivos; de acontecimientos que pertenecen a pasadas encarnaciones.

5) Sueños de prevención; en los que se trata de advertir a otros por su incapacidad de ser
impresionados.

6) Sueños confusos; cuyas causas han sido tratadas anteriormente.

7) Sueños que son meras fantasías e imágenes caóticas; debidos a la deficiente


digestión, a alguna perturbación mental, o a parecidas causas externas.

NOTAS

1) Principios: Son los elementos o esencias originales, las diferenciaciones


fundamentales, sobre y de las que se han formado todas las cosas. Empleamos dicho
término para designar los siete aspectos individuales y fundamentales de la Realidad
única universal en el Kosmos y en el hombre. Se han expuesto diversas clasificaciones
de los Principios humanos. Tenemos la división en dos, tres, cuatro, cinco, seis y por
último la clasificación esotérica, o mejor dicho semi-esotérica, llamada septenaria,
cuyos siete Principios, empezando por el superior, se enumeran generalmente de
este modo: 1- Atman (Espíritu); 2- Buddhi (Alma Espiritual); 3 - Manas (Mente o Alma
Humana); 4 - Kama-Rupa (Alma Animal, asiento de los instintos, deseos y pasiones); 5-
Prana [Vida, o sea la porción de Jiva (Vida en el sentido de lo Absoluto) que el cuerpo
864

fisico se ha apropiado]; 6- Linga Sharira (Cuerpo Astral o Doble Etérico, vehículo de la


vida); y 7- Sthula Sharira (el Cuerpo Físico, moldeado sobre el Linga Sharira). En rigor,
sólo deben contarse seis Principios, porque el Atman o Atma no se ha considerado
como tal, puesto que es un rayo del Todo Absoluto y es la síntesis de los seis.

2) Ego. La filosofia Esotérica enseña la existencia de dos Egos en el hombre, el mortal


o personal, y el superior divino e impersonal. Al primero se le llama “personalidad” y al
segundo “individualidad”.

3) La palabra «soñar» significa realmente «dormitar»; esta última función es


denominada en ruso dreamatj (N .del editor original)

4) Kriya-Sakti. El poder del pensamiento; una de las siete fuerzas de la Naturaleza. La


potencia creadora de los yoguis perfectos.
Es aquel misterioso y divino poder latente en la voluntad de cada hombre que, si no es
llamado a la vida, avivado y desarrollado por la práctica del yoga, permanece inerte en
los 999.999 de cada millón de hombres por cuya razón se llega a atrofiar. Es aquel
misterioso poder del pensamiento que, en virtud de su propia energía inherente, le
permite producir resultados fenomenales externos, perceptibles. Los antiguos
sostenían que una idea cualquiera se manifestará exteriormente si la atención (y la
voluntad) de uno está profundamente concentrada en ella. De igual modo, una volición
intensa será seguida del resultado apetecido. En el libro de Dzyan, segunda parte,
estancia VII, No.21, se lee: « La Tercera Raza vino a ser el vehículo de los Señores de
la Sabiduría. Creó hijos de la Voluntad y del Yoga, mediante el Kriya-Sakti
los creó...»

5) Tercera Raza. Las razas humanas son siete. Admitida la séptuple naturaleza del
hombre, cada uno de sus principios guarda relación con un plano, un planeta y una raza.
Las razas humanas nacen la una de la otra, crecen, se desarrollan, envejecen y mueren.
De las siete razas cinco han aparecido ya y han completado casi, su carrera terrestre y
otras dos tienen que aparecer todavía en esta Ronda. Nuestra Quinta Raza-madre existe
ya como raza sui generis y por completo independiente de su tronco-padre, desde hace
un millón de años. En la tercera (Lemuriana) se desarrolló el órgano de la vista.

6) Luz astral. La región invisible que rodea nuestro globo, como rodea a todos los
demás, y corresponde, como segundo 'principio' del Kosmos (siendo el tercero la Vida,
de la cual es vehículo), al Linga Sharira o Cuerpo Astral o Doble Etérico del hombre. Es
una esencia sutil, visible sólo para un ojo clarividente. Físicamente, es el éter de la
ciencia moderna.
Metafísicamente y en su sentido espiritual u oculto, el Eter es mucho más de lo que
suele imaginarse.

7) Akasha. La substancia primordial erróneamente identificada con el éter, puesto que


es al éter, lo que el espíritu respecto a la materia.

8) Self, en inglés. El Ego superior , el Pensador, el hombre inmortal, diferente del yo


personal, el Ego inferior.

9) Samadhi. Es un estado en que la consciencia se halla tan disociada del cuerpo, que
éste permanece insensible. Es un estado de enajenamiento o de éxtasis, en que la mente
865

es por completo consciente de sí misma y del cual vuelve ésta al cuerpo con los
conocimientos o experiencias que ha adquirido en aquel estado superfísico,
recordándolos una vez que se ha sumergido en el cerebro físico.

10) Sushupti. Sueño profundo; sueño sin ensueños; aquel estado de ánimo en que las
manifestaciones de la mente, experimentadas en el ensueño, están en reposo.

11) Turiya. Un estado de éxtasis (trance)el más profundo. Es el cuarto estado de


conciencia, el que excede al de sueño sin ensueños, el superior a todos, un estado de
elevada conciencia espiritual. (La Voz del Silencio, de H.P.Blavatsky).

12) Kamaloka. El plano semi-material, subjetivo e invisible para nosotros, donde las
«personalidades» desencarnadas, las formas astrales (cascarones), permanecen hasta
desvanecerse del todo, gracias al completo agotamiento de los efectos de los impulsos
mentales.

Traducción de Matilde Tromarollo (M.S.T.)


Visiones Kármicas
Helena Blavatsky

Publicado en “Lucifer” de Junio 1888

Digitalizado por Biblioteca Upasika

www.upasika.tk

¡Oh, la tristeza pasó! ¡Oh, la dulzura pasó!


¡Oh, lo extraño pasó!
En la cercanía de un arroyo musgoso me senté en una piedra
Y, a solas, olfateé la fragancia de una flor salvaje;
Mi oído zumbaba
Mis ojos se llenaron de lágrimas,
Ciertamente todas las cosas agradables se habían escurrido.
¡Ya están profundamente sepultadas contigo!
Tennyson ("La Joya", 1831 )

“Un campo repleto con carruajes bélicos, caballos relinchando y legiones de soldados
con cabellera larga [. . .] Una tienda real, fastuosa en su esplendor bárbaro. Sus paredes
de lino se arrugan bajo el peso de las armas. En el centro, se
yergue un asiento cubierto de pieles. Ahí está sentado un guerrero de aspecto salvaje.
Pasa revista a los prisioneros de
guerra que, paulatinamente, desfilan delante de él y cuyo futuro es dictado por la
arbitrariedad de este déspota impiedoso.
866

Ahora se encuentra cara a cara con una nueva prisionera la cual le habla con fervor
pasional [...] Mientras la escucha, suprimiendo la cólera en su rostro masculino, sin
embargo fiero y cruel, sus ojos se encarnizan desorbitándose con furia. Al
inclinarse hacia adelante con mirada fiera, su presencia, con los mechones apelotonados
que cubrían la frente ceñuda, su cuerpo de huesos imponentes con músculos turgentes y
las dos grandes manos colocadas sobre el escudo situado en la rodilla derecha, justificó
la observación susurrada por un soldado canoso a su vecino: "¡La santa profetisa
recibirá poca misericordia por parte de Clovis!"
La cautiva, colocada entre dos guerreros borgoñones, frente al ex-príncipe de los
Salianos y ahora rey de los Francos, es una
anciana de cabellera canosa y despeinada, que recae sobre sus espaldas esqueléticas. A
pesar de su edad avanzada, su imagen alta es erecta y los ojos moros inspirados, miran
orgullosa e
intrépidamente el rostro cruel del hijo aleve de Gilderich.
En voz alta y telúrica le dice: "Oh Rey, ahora eres grande y poderoso, sin embargo, tus
días están contados y reinarás sólo por otros tres veranos. Naciste malévolo [...] eres
pérfido con
tus amigos y aliados. Defraudaste a más de uno la corona que le correspondía
legalmente. Asesino de tus semejantes, en el campo de batalla añades, al cuchillo ya la
lanza, el puñal, el
veneno y la traición. ¡Cuidado en cómo te comportas con la servidora de Nerthus"!
"¡Ha, ha, ha! [. . .] vieja bruja infernal!", erupta el Rey con escarnio maligno y ominoso.
"Has reptado verdaderamente de las entrañas de tu diosa-madre. ¿No temes mi cólera?
Está bien;
sin embargo, tus imprecaciones vacías no me infunden ningún pavor [. . .] ¡Soy un
Cristiano bautizado!
" Así es", contestó la Sibila. "Todos saben que Clovis ha abandonado a sus dioses
atávicos; ha perdido la fe en las advertencias del caballo blanco del Sol e, inducido por
el miedo hacia los Alemanes, sirvió rastreramente a Remigio, el vasallo del Nazareno en
Rhemis. ¿Acaso vives más en armonía con tu nueva fe? ¿No has, quizá, matado a sangre
fría, a todos tus hermanos que confiaban en ti, ya sea antes de tu apostasía o después de
ella? ¿No juraste ser fiel a Alárico, rey de los Visigodos, mas en realidad lo mataste
alevosamente, perforando su espalda con tu lanza mientras él estaba luchando con valor
contra un enemigo? ¿Es quizá tu nueva fe y tus nuevos dioses que te enseñan a
orquestar, en tu alma lóbrega, trampas maléficas contra Teodórico que te derrotó? [...]
¡Cuidado Clovis, cuidado! ¡Ya que ahora, los dioses de tus padres se han levantado
contra tí! ¡Cuidado, repito, porque [...]"
"¡Mujer!" gritó airado el Rey. "Mujer, cesa de disparatar y respóndeme. ¿Dónde está el
tesoro de la gruta que los sacerdotes de Satán han acumulado y escondido después de
que la Cruz
Sagrada los desperdigó? Eres la única que lo sabe. ¡Contesta o, por el cielo y el infierno,
te haré tragar tu lengua para siempre!" [. . .]
Ella hace caso omiso de su amenaza y continúa dirigiéndose a él con tranquilidad y sin
miedo, como si no lo hubiese oído:
"[. . .] Los dioses dicen que tú, Clovis, eres maldito! Renacerás entre tus enemigos
actuales y sufrirás las torturas que infligiste a tus víctimas. ¡Todo el poder y la gloria
que les sustrajiste serán tuyos sólo en efigie, sin alcanzarlos jamás! [...] Tú [...]"
La profetisa no pudo terminar su oración.
867

El Rey vociferó una terrible blasfemia y, agachándose como una bestia salvaje en su
asiento cubierto de piel, se lanzó sobre ella con la agilidad de un jaguar, tirándola al
suelo con un golpe.
Mientras él levanta su afilada lanza mortal, "la Santa" de los adoradores del sol hace
reverberar el aire con una última imprecación.
"¡Te maldigo, enemigo de Nerthus! ¡Que mi agonía decuplique la tuya! [. . .] Que la
Gran Ley ejerza su venganza [. . .]"
La pesada lanza cae y, perforando la garganta de la víctima, le clava la cabeza al suelo.
Un flujo de sangre roja carmesí se derrama de la herida profunda, cubriendo al rey ya
los soldados
con una mancha indeleble.

II

El Tiempo, que sirve de referencia a los dioses y a los seres humanos en el campo
ilimitado de la Eternidad, el infanticida de su prole y el asesino de la memoria en la
humanidad, sigue
silencioso su flujo incesante a lo largo de los eones y las edades [...] Entre millones de
Almas, nace un Alma-Ego en la buena o en la mala suerte, ¡quién sabe! Cautiva en su
nueva Forma
humana, crece con ella y, al final, ambas llegan a ser conscientes de su existencia.
Felices son los años en que su juventud florece, ajenas a la penuria y al dolor. No saben
nada del Pasado o del Futuro. Para ellas todo es un Presente jocoso: ya que el Alma-Ego
no está
consciente de que ya había vivido en otros tabernáculos humanos. Desconoce que
renacerá de nuevo y no repara en el mañana.
Su Forma es tranquila y contenta. Hasta la fecha no ha causado ningún problema serio
para el Alma-Ego. Su felicidad procede de la serenidad dulce y continua de su temple,
del afecto
que esparce a donde va. Es una Forma noble y su corazón reboza de benevolencia. La
Forma jamás ha sobresaltado su Alma-Ego con una sacudida excesivamente violenta o
estorbado la
tranquilidad plácida de su inquilino.
Cuatro décadas se deslizan como un breve peregrinaje. Un largo paseo en las sendas
asoleadas de la vida, salpicadas de rosas perennes sin espinas. Los raros dolores que se
presentan a este binomio: la Forma y el Alma, son como la luz pálida de la fría luna
nórdica, cuyos rayos envuelven, en una sombra más profunda, lo que rodea a los objetos
embebidos de luz lunar, en
lugar de ser la oscuridad nocturna, la noche del dolor y la desesperación sin esperanza.
Hijo de un Príncipe, nació para un día gobernar el reino paterno. Desde la infancia lo
han rodeado la reverencia y los honores. Meritorio del respeto universal y seguro del
amor de
todos. ¿Qué más podría desear el Alma-Ego de la Forma en que habita?
Así, el Alma-Ego sigue gozando la existencia en su ciudadela, observando
tranquilamente el panorama de la vida en constante cambio por sus dos ventanas: los
dos dulces ojos azules de un ser bueno.

III
868

Un día, un enemigo arrogante y pugnaz amenaza el reino paterno. En el Alma-Ego se


despiertan los instintos salvajes del antiguo guerrero. Deja su tierra de sueño en la flor
de la vida e induce a su Ego de arcilla a blandir la espada del soldado, asegurándole que
lo hace por defender a su país.
Al incitarse mutuamente a la acción, derrotan al enemigo ensalzándose con la gloria y el
orgullo. Obligan al enemigo altanero a postrarse a sus pies en el polvo en suprema
humillación. Por eso la historia les otorgó la corona al valor de laureles perennes, que
son los del éxito. Pisotean al enemigo rendido y transforman el pequeño reino de su
señor en un gran imperio. Satisfechos, no pueden alcanzar nada más por el momento.
Entonces, se encierran, nuevamente, en la tierra de sueño de su dulce morada.
Durante tres quinquenios el Alma-Ego permanece en su asiento usual, oteando desde su
ventana el mundo circunstante.
El cielo es azul y los amplios horizontes pululan con estas flores que aparentemente son
inmarcesibles, las cuales prosperan en la luz solar de salud y vigor. Todo es hermoso,
como un pasto lozano en primavera [ . . . ]

IV

Sin embargo, a todos les llega un día infausto en el drama del ser. Aguarda su ocasión
en la vida del rey y del pordiosero. Deja una huella en la historia de todo mortal nacido
de la mujer y no
puede ahuyentarse, suplicarse, ni propiciarse. La salud es una gota de rocío que cae de
los cielos para vitalizar los capullos terrenos sólo durante las horas matutinas de la vida,
su
primavera y verano [. . .] Su duración es breve y vuelve de donde provino: los reinos
invisibles.
¡Cuántas veces, bajo el capullo más brillante y hermoso, acecha la simiente de un
parásito larvado!
Cuántas veces, en la raíz de la flor más rara, el gusano trabaja en su refugio [ . . . ]
La arena del reloj que enumera las horas de la vida humana, desciende más
rápidamente. El gusano ha devorado el corazón del capullo de la salud. Un día se
descubre que el cuerpo
vigoroso está postrado en la cama espinosa del dolor.
El Alma-Ego ha cesado de brillar. Se sienta inmóvil y a través de lo que se ha
convertido en las ventanas de su cueva, observa tristemente el mundo que para ella se
está envolviendo,
rápidamente, en los sudarios funerales del sufrimiento. ¿Se está, quizá, acercando la
víspera de la noche eterna?

Hermosos son los lugares de temporada en la ribera Mediterránea. Una sucesión


interminable de rocas negras y fragosas, contra las cuales se estrellan las olas, entre la
arena dorada de la costa y las aguas azules profundas del golfo.
Ofrecen su pecho de granito a los impetuosos vientos del noroeste, protegiendo las
habitaciones de los acaudalados que se aglomeran a lo largo de las faldas interiores. Las
cabañas semi-derruidas en la ribera, son el refugio insuficiente de los pobres.
Las paredes que el viento y las olas turbulentas arrancan y devoran, a menudo aplastan
sus cuerpos escuálidos, siguiendo, sencillamente, la gran ley de la supervivencia del
más apto.
869

¿Por qué deberían ser protegidos?


Hermosa es la mañana cuando el sol se levanta con matices de ámbar áureo y sus
primeros rayos besan los farallones de la bella ribera. Alegre es el canto de la alondra
cuando emerge de su nido acogedor y bebe el rocío matutino de los cálices de las flores;
cuando la punta del capullo de rosa vibra bajo las caricias del primer rayo de sol y la
tierra y el cielo se saludan
sonriéndose. Triste es el Alma-Ego a solas, mientras observa la naturaleza al despertar
en el gran sofá al lado opuesto de la amplia ventana que se abre sobre la bahía.
El mediodía que se acerca es apacible cuando la sombra empieza a reflejarse
firmemente en el reloj solar durante la hora de la siesta. El sol cálido disipa las nubes en
el aire cristalino y
los últimos vestigios de la neblina matutina que permanecen en los relieves de las
colinas distantes, se desvanecen. Toda la naturaleza está preparándose para el reposo
durante la hora
tórrida y desidiosa del mediodía. Las tribus aladas cesan de gorjear, sus alas delicadas e
irisadas retumban y dejan colgar sus cabecitas somnolientas, refugiándose del calor
ardiente. Una alondra matutina está preparando un nido en los arbustos circunstantes
bajo los adornos de flores de granado y la hermosa bahía del Mediterráneo. La cantante
incansable es silenciosa.
"Su voz reverberará jubilosa mañana", suspira el Alma-Ego, mientras oye los insectos
atenuar su zumbido en el pasto lozano.
"¿Será mi voz, alguna vez, tan jocosa?"
Ahora, la brisa, con su fragancia floral, apenas mueve las lánguidas cabezas de las
plantas frondosas. La visión del Alma-Ego se concentra en una palma solitaria que crece
en un
intersticio de una roca cubierta de musgo. Los poderosos vientos nocturnos del noroeste
han torcido y casi arrancado su tronco en un tiempo erecto y cilíndrico. Mientras se
extiende
fatigadamente, sus brazos colgantes oscilan en el aire de un azul iridiscente. Su cuerpo
tiembla y parece en víspera de romperse a la mitad cuando sople el primer viento
borrascoso.
El Alma-Ego, mientras observa tristemente desde sus ventanas, se entretiene en un
soliloquio: "Entonces, la parte cortada se precipitará en el mar y la palma, en un tiempo
majestuosa, cesará de existir ."
En la hora del ocaso, todo vuelve a la vida en la fresca y vieja morada campestre. A
cada instante, las sombras del reloj solar se espesan y la naturaleza animada se despierta
más atareada que nunca, en las horas más frescas de la noche inminente. Los pájaros y
los insectos trinan y zumban sus últimos himnos nocturnos alrededor de la Forma alta y
aun poderosa, mientras camina fatigada y lentamente por el sendero de grava. Ahora su
visión atenta se dirige con anhelo hacia la superficie azul del mar pacífico. El golfo
brilla como un tapiz de terciopelo azul, salpicado de joyas en los rayos danzantes del sol
poniente y sonríe como un niño sin preocupaciones y cansado de saltar y jugar todo el
día. Adelante, el mar abierto, en su pérfida
hermosura, se extiende a lo largo del espejo tranquilo de sus aguas frías, saladas y
amargas como las lágrimas humanas. Yace en su reposo engañoso como un hermoso
monstruo durmiente, vigilando sobre el misterio insondable de sus abismos lóbregos.
El verdadero cementerio sin monumentos de los millones que se hundieron en sus
profundidades. [. . .]
Sin una tumba, sin toque a muerto, sin un ataúd y desconocidos. . .
870

Mientras que, una vez que suene la hora para la Forma un tiempo noble, su triste
reliquia se mostrará en pompa magna y las campanas tocarán a muerto para el alma que
ha transitado.
Un millón de trompetas anunciarán su muerte. Reyes, príncipes y próceres de la tierra
presenciarán las exequias o enviarán a sus representantes con caras fúnebres y mensajes
de condolencia para los familiares [. . .]
"He aquí una ventaja sobre los que 'no tienen ataúd y son desconocidos"', observa
amargamente el Alma-Ego.
Así los días se suceden uno tras otro. Mientras el Tiempo que transcurre con sus alas
veloces apremia su vuelo, cada hora que pasa destruye algún hilo en el tejido de la vida
y el Alma-Ego
experimenta una transformación paulatina en sus visiones de las cosas y los seres
humanos. La Forma, revoloteando entre dos eternidades, lejana de su lugar nativo, sola
entre doctores y
ayudantes, a cada día SA acerca más a su Alma-Espíritu. Otra luz inalcanzada e
inaccesible en los días jocosos, desciende suavemente sobre el prisionero exhausto.
Ahora ve lo que jamás
había percibido antes [. . .]

VI

¡Cuán grandiosas y misteriosas son las noches primaverales en la ribera, cuando los
vientos se atenúan y los elementos se aplacan! Un silencio solemne reina en la
naturaleza. Sólo el
arrullo plateado y casi inaudible de las olas, mientras acarician suavemente la arena
mojada, besando las piedras y las conchas en su alternarse, alcanza el oído como el
respiro leve y regular de un pecho durmiente. Durante estas horas de quietud, cuán
insignificante e inerme se siente el ser humano mientras se encuentra entre dos
magnitudes gigantescas: el firmamento
arriba y la tierra dormitando abajo. El cielo y la tierra se han sumido en el sueño, pero
sus almas están despiertas y dialogan susurrándose misterios inefables. Entonces, el
lado oculto de la
Naturaleza levanta su velo oscuro para nosotros, revelando secretos que durante el día
sería vano tratar de educir de ella. El firmamento, tan distante y remoto de la tierra,
ahora parece
avecinarse e inclinarse sobre ésta. Los campos siderales intercambian abrazos con sus
hermanas más humildes de la tierra: los valles salpicados de margaritas y los
dormitantes
campos lozanos. La bóveda celestial ha caído exangüe en los brazos del gran mar
tranquilo y sus millones de estrellas se reflejan y se bañan en todo espejo de agua. Para
el alma
adolorida, estas esferas centelleantes son los ojos de los ángeles.
Dirigen su mirada llena de misericordia inefable hacia la humanidad doliente. No es el
rocío nocturno que baña las flores durmientes; sino las lágrimas sensitivas que caen de
estas
estrellas al ver el Gran Dolor Humano [. . .]
Sí, dulce y hermosa es una noche meridional. Sin embargo: Cuán terrible es la noche,
cuando a la luz de una vela centelleante miramos la cama en silencio,
Cuando todo lo que amamos desaparece rápidamente [. . .]
871

VII

Otra jornada se añade a la sucesión de días sepultados. Las verdes colinas distantes y los
capullos fragantes de los granados se han fundido en las tiernas sombras nocturnas. El
dolor y la
felicidad se han sumido en un letargo, el reposo que alivia el alma. En los jardines reales
todo ruido ha desaparecido y en esta inmovilidad imperante no se percibe voz ni sonido.
Sueños con alas veloces descienden de las estrellas sonrientes en acopios coloreados y
al tocar nuestro suelo se esparcen entre mortales e inmortales, animales y seres
humanos. Aletean sobre
los durmientes, los cuales lo atraen según las afinidades. Sueños de júbilo y esperanza,
visiones balsámicas e inocentes, vislumbres terribles y apoteósicas, vistas con los ojos
cerrados y
percibidas por el alma. Algunos instilan felicidad y refrigerio, otros causan sollozos que
agitan el pecho durmiente, lágrimas y tortura mental. Todos preparan,
inconscientemente, al que
duerme, sus pensamientos en el estado de vigilia del nuevo día.
Aun durante el sueño, el Alma-Ego no encuentra reposo.
Su cuerpo febricitante se agita angustiado, incesantemente. Para él, el tiempo de los
sueños felices es una sombra que se ha desvanecido, un recuerdo muy remoto. A través
de la agonía
mental del alma, el hombre se ha transformado. La angustia física de la forma hace
vibrar, en su interior, un Alma completamente despierta. El velo de la ilusión se ha
descorrido de los ídolos insensitivos del mundo y su vista se abre clara sobre la vanidad
y la insignificancia de la fama y la riqueza que, a menudo, le parecen horribles. Los
pensamientos del Alma caen como sombras oscuras en las facultades pensantes del
cuerpo en rápida desorganización, amagando al pensador durante el día, la noche y las
horas [. . .]
La vista de su caballo bufante no lo regocija más. Los recuerdos de los rifles y las
banderas arrancadas a los enemigos; las ciudades devastadas, las trincheras, los cañones,
las tiendas y
una serie de trofeos conquistados, inciden poco sobre su orgullo nacional. Estos
pensamientos han cesado de animarlo y la ambición no puede despertar en su corazón
dolido el reconocimiento altanero de cualquier hazaña valiente y caballerosa. Son otras
las visiones que pueblan sus días desolados y largas noches insomnes [. . .]
Lo que ve es una multitud de bayonetas en un combate mutuo, que levanta una neblina
de humo y sangre. Millares de cuerpos mutilados cubren el terreno. Han sido lisiados
por las armas
asesinas que la ciencia y la civilización han inventado y que los servidores de su Dios
han bendecido para que tengan éxito. Sus sueños pululan con seres heridos, sangrientos,
moribundos, mutilados, con mechones despeinados y empapados de sangre [. . .]

VIII

Un sueño horrible se desprende de un grupo de visiones fugaces, abatiéndose


gravemente en su pecho adolorido. La pesadilla le muestra hombres moribundos en el
campo de batalla, mientras maldicen a los artífices de su destrucción. Cada dolor de
agonía en su cuerpo asténico le instila en el sueño la reminiscencia de angustias aun
peores, agonías infligidas a causa de él y para él. Ve y siente la tortura de los millones
que murieron después de largas horas de terrible agonía mental y física, exhalando el
872

último respiro en los bosques, en las planicies y en los canales con agua estancada en el
margen de la calle, cubiertos de sangre bajo un cielo que el humo había
oscurecido. Nuevamente, sus ojos se fijan en los ríos de sangre, cada gota de los cuales
representa una lágrima de desesperación, un grito angustiante y el dolor de una vida.
Vuelve a oír los penetrantes suspiros de la desolación y los llantos agonizantes, cuyo
eco resuena en las montañas, los bosques y los valles. Ve las madres ancianas que han
perdido la luz de sus almas,
mientras las familias han sido despojadas de la mano que las alimentaba. Observa a las
jóvenes viudas a merced del mundo frío e insensible ya millares de huérfanos que
mendigan
sollozando. Se percata de que las jóvenes hijas de sus soldados más valientes, se
desembarazan de sus atuendos de luto para ataviarse con los vestidos despampanantes
de la prostitución. El Alma-Ego tiembla horrorizada en la Forma durmiente [...] Los
gritos desesperados de los hambrientos le parten el corazón, el humo de las aldeas que
arden, de los hogares arrasados y de las ciudades devastadas, lo obceca [. . .]
En su sueño terrible recuerda aquel momento de insensatez durante su vida de soldado,
cuando, irguiéndose sobre un cúmulo de fallecidos y moribundos, blandió con la mano
derecha una espada cubierta de sangre humeante, mientras en la izquierda tenía el
estandarte arrancado de la mano del soldado que estaba expirando a sus pies y, con voz
estentórea, encumbró el trono del Omnipoderoso, agradeciéndole por su reciente
victoria.
Se sobresalta en su sueño y se despierta aterrado. Un gran escalofrío sacude su cuerpo
como una hoja de álamo y, hundiéndose en su almohada, en congoja por tal
reminiscencia,
oye una voz, la voz del Alma-Ego que le dice:
"La fama y la victoria son palabras vanas [. . .] Tributar agradecimiento y oraciones por
las vidas destruidas ¡son mentiras maléficas y blasfemia!"
El Alma le susurra: " ¿Qué han otorgado estas victorias sangrientas a ti y a tu país? Un
pueblo ataviado en una armadura de hierro", le contesta. "Cuarenta millones de hombres
muertos
a toda aspiración espiritual ya la vida del Alma. Una población sorda a la voz apacible
del deber del ciudadano honrado, contraria a una vida de paz, ciega a las artes ya la
literatura,
indiferente a todo, excepto al lucro y la ambición. ¿Qué es tu Reino futuro ahora? Una
legión de títeres aguerridos, singularmente; una gran bestia salvaje, colectivamente. Una
bestia que, como este océano, ahora dormita sombríamente, mas está siempre lista a
precipitarse con gran furia sobre el primer enemigo que se le indique. ¿Quién se lo
indica? Es como si un Demonio despiadado y orgulloso, invistiéndose repentinamente
de autoridad y encarnando la Ambición y el Poder, hubiera atenazado con presa férrea
las mentes de todo el país. ¿Por medio de qué maléfico encanto ha hecho retroceder a la
gente a los días primordiales de la nación, cuando sus antepasados, los suevos rubios y
los aleves francos, vagaban con índole beligerante, deseosos de matar, diezmar y
subyugar el uno al otro? ¿Mediante cuáles poderes infernales se ha efectuado todo esto?
Sin embargo, la metamorfosis se ha verificado y es tan innegable como el hecho de que
sólo el Demonio se regocija y se ufana por la transformación ocurrida. Todo el mundo
está silente en trepidante expectación. No hay una madre o una mujer que en sus sueñas
no se agite por la negra y ominosa nube borrascosa que se cierne sobre toda Europa.
Está acercándose.
[. . .] Se avecina más y más [. . .] ¡Oh desesperación y horror!
873

[. . .] Vaticino que la tierra presenciará nuevamente el sufrimiento que ya ví. ¡He leído
el destino fatal en las frentes de la flor de la juventud europea! Sin embargo, si viviré y
si tendré el poder, ¡jamás mi país tomará parte nuevamente en esto! No, no, no veré la
muerte famélica saciarse de las vidas que devoró [...]
"No oiré [. . .] los gritos de las madres despojadas mientras que, de las heridas horribles
y los tajos profundos, ¡La vida palpitante fluye más rápida que la sangre! [...]"

IX

El sentimiento de odio intenso hacia la terrible matanza llamada guerra, toma raíces más
y más profundas en el Alma-Ego, la cual imprime, de manera más y más firme, sus
pensamientos en la Forma que la mantiene cautiva. A veces la esperanza se despierta en
el pecho dolido y matiza las largas horas de soledad y meditación, como el rayo
matutino disipa las sombras tétricas del desaliento, iluminando las largas horas de
reflexión solitaria. Sin embargo, el arco iris no siempre logra disipar las nubes
borrascosas y, muy a menudo, es simplemente una refracción del sol poniente en una
nube pasajera, así como a los momentos de esperanza soñadora, se suceden horas de
desesperación aún más intensa. ¿Por qué, por qué, o tú Némesis burlona, entre todos los
regentes de la tierra, has purificado e iluminado a aquel que has reducido inerme, mudo
e impotente?
¿Por qué alumbraste la llama del sagrado amor fraterno humano en el pecho de uno,
cuyo corazón ya siente el acercarse de la mano glacial de la muerte y de la putrefacción,
cuya fuerza está disminuyendo paulatinamente y cuya vida está diluyéndose como la
espuma en la cresta de una ola a punto de estrellarse?
Ahora la mano del Destino encuéntrase en la cama del sufrimiento. Finalmente ha
sonado la hora para la realización de la ley de la naturaleza. El viejo rey no es más, el
príncipe más
joven es el monarca. Afónico e inerme es aún un soberano, el maestro absoluto de
millones de sujetos. El Destino cruel ha edificado un trono sobre una tumba abierta,
invitándolo a la gloria y al poder. Devorado por el sufrimiento, repentinamente se
encuentra coronado. La Forma en consunción es arrancada de la molicie de su nido
entre las palmas y los rosales. Se ha
catapultado del refrescante sur al norte glacial, donde las aguas se transforman en
bosques de cristales y "las olas en sólidas montañas." Ahí está dirigiéndose rápidamente
a reinar y a morir.

El monstruo negro que emite fuego, inventado por el ser humano a fin de conquistar
parcialmente el Espacio y el Tiempo, procede inexorable su marcha hacia adelante. El
tren se
aleja, a cada instante, del sur balsámico y saludable.
Análogamente al Dragón con la cabeza Ignea, devora la distancia, dejando atrás un
largo rastro de humo, chispa y olor mefítico. Mientras su largo cuerpo flexible y
tortuoso serpentea y silba como un gigantesco reptil negro, el tren se desliza
velozmente, atravesando las montañas, los valles, los bosques y los túneles. Su
movimiento oscilador monótono concilia el sueño del viajero exangüe, la Forma
exhausta y acongojada.
874

En el palacio móvil el aire es cálido y refrescante. El vehículo lujoso está lleno de


plantas exóticas. De un gran ramillete de flores que emiten una fragancia dulce, se eleva
también la hada
Reina de los sueños, seguida por los jocosos gnomos. Las Dríadas ríen en sus bosques
lozanos y mientras el tren serpentea, envían sobre la brisa sueño de verdes soledades y
visiones
hermosas. El ruido sordo de las ruedas se trasforma, gradualmente, en el estruendo de
una cascada lejana, diluyéndose luego en los susurros plateados de arroyos cristalinos.
El Alma-Ego vuela hacia la tierra de los sueños. [...]
Viaja a lo largo de eones de tiempo, viviendo, sintiendo y respirando bajo las formas y
los personajes más heterogéneos.
Ahora es un gigante, un Yotun, que se precipita a Muspelheim donde Surtur reina con
su espada flamante.
Lucha intrépidamente contra una hueste de animales monstruosos, ahuyentándolos con
un sólo gesto de su poderosa mano. Luego se ve en el mundo del norte sumergido en la
neblina. Con disfraz de arquero denodado, penetra en Helheim, el Reino de los Muertos,
donde un Elfo Negro le revela una serie de sus vidas y las respectivas misteriosas
concatenaciones. El
Alma-Ego pregunta: " ¿Por qué el ser humano sufre?" "Porque quiso ser un hombre", es
la respuesta escarnecedora. Enseguida, el Alma-Ego se encuentra en la presencia de
Saga, la diosa sagrada. Le canta las hazañas valientes de los héroes teutónicos, sus
virtudes y vicios. Muestra al alma los guerreros poderosos que cayeron en el campo de
batalla y también en la seguridad sagrada del hogar por mano de muchas de sus Formas
pasadas.
Se ve con facción de doncellas, mujeres, hombres jóvenes, ancianos y niños [. . .] Siente
que ha muerto más de una vez en esas formas. Fallece como Espíritu heroico y las
Valquirias
misericordiosas lo trasladan del campo de batalla sangriento a la morada de la Dicha,
bajo las hojas rutilantes de Walhalla. Emite su último respiro en otra forma y es
catapultado en el plano frío y sin esperanza del remordimiento. Cierra sus ojos inocentes
en su último sueño de bebé y los Elfos dichosos de la Luz, lo transfieren a otro cuerpo,
la fuente maldita del Dolor y del
Sufrimiento. En cada caso, las neblinas de la muerte se han disipado y se desvanecen de
la vista del Alma-Ego tan pronto como cruza el Abismo Negro que separa el Reino de
los Vivos del de los Muertos. Así, para ella, la palabra "Muerte" no tiene sentido, es
simplemente un sonido vacío. Cada vez que atraviesa el Puente, las creencias de lo
Mortal asumen una vida y una
forma objetiva para lo Inmortal. Luego empiezan a desdibujarse ya desaparecer [. . .]
"¿Cuál es mi pasado?, pregunta el Alma-Ego a Urd, la primogénita de las hermanas
Nornas. "¿Por qué sufro?"
Un largo pergamino se desdobla en su mano, revelando una nutrida serie de seres
mortales y en cada cual el Alma-Ego reconoce una de sus moradas. Cuando llega al
penúltimo, ve una
mano cubierta de sangre efectuar un sinnúmero de crueldades y traiciones y tiembla de
horror
[. . .] Víctimas inocentes surgen a su alrededor y claman a Orlog para que las vindiquen.
"¿Cuál es mi presente inmediato?" pregunta el alma asustada a Werdandi, la segunda
hermana.
"¡EI decreto de Orlog incumbe sobre de tí!" es la respuesta.
875

"Sin embargo, Orlog no pronuncia nada ciegamente como lo hacen los humanos
insensatos."
"¿Cuál es mi futuro?", pregunta desesperada el Alma-Ego a Skuld, la tercera hermana
Norna. " ¿Se me depara un futuro siempre lleno de lágrimas y sin esperanza?" [...]
Ninguna respuesta se enunció. El Soñador siente que revolotea a través del espacio y
repentinamente la escena cambia. El Alma-Ego se encuentra en un lugar que le es muy
familiar, el bosque real y el asiento delante de la palma rota. Su vista se extiende
nuevamente hacia el vasto espejo de agua que irisa las piedras y los farallones. Ahí se
eleva la palma solitaria destinada a una rápida desaparición. El suave arrullo incesante
de las olas livianas, ahora asume un carácter de habla humana y recuerda al Alma-Ego
las promesas formuladas más de una vez en el mismo lugar. El Soñador repite con
entusiasmo las palabras pronunciadas previamente.
"De ahora en adelante, ¡jamás sacrificaré para la fama y la vana ambición un sólo hijo
de mi tierra natal! Nuestro mundo está tan lleno de dolores inevitables y tan escaso de
felicidad y
dicha para que yo le agregue a su copa de amargura, el océano insondeable de
desesperación y sangre, llamado Guerra. ¡Lejos de mí un pensamiento de este tipo! [. . .]
Nunca más [. . .]"

XI

Una visión extraña acompañada por un cambio [. . .]


Repentinamente, en la vista mental del Alma-Ego, la palma casi desarraigada alza su
tronco colgante, asumiendo una posición erecta y lozana como en el pasado. Mas he
aquí una dicha
mayor, el Alma-Ego se descubre tan fuerte y saludable como nunca. Con voz enfática
canta a los cuatro vientos una canción penetrante y alegre. Dentro de sí siente una ola de
felicidad y
dicha y parece saber el por qué está contento.
De súbito es transportado en lo que parece ser una Sala fabulosa, iluminada con luces
muy brillantes y construida con materiales jamás vistos antes. En esta sala percibe a los
herederos ya los descendientes de todos los monarcas del globo, reunidos como una
familia feliz. No llevan puestos los emblemas de la realeza y él parece saber que los
príncipes
reinantes, son tales por virtud de sus méritos personales. Su grandeza de corazón,
nobleza de carácter, sus cualidades superiores de observación, sabiduría, amor por la
Verdad y la
Justicia, los han elevado a ser dignos herederos de los Tronos de los Reyes y las Reinas.
Se han elidido las coronas investidas por autoridad y la gracia de Dios. Ahora rigen por
virtud de la
"gracia de la humanidad divina", elegidos unánimamente por ser idóneos a gobernar y
por el amor reverencial de sus sujetos voluntarios.
Todo el acervo parece haber experimentado un cambio extraño. Ya han desaparecido la
ambición, la codicia y la envidia famélicas, erróneamente llamadas Patriotismo. El
egoísmo cruel ha cedido el espacio al altruismo justo, mientras la fría indiferencia hacia
las necesidades de las multitudes, ya no encuentra un terreno fértil en el corazón de los
pocos favorecidos. El lujo inútil, las falsas pretensiones sociales o religiosas, han
desaparecido. Librar una guerra ya no es posible porque se han abolido los ejércitos.
Los soldados se han convertido en labradores diligentes y trabajadores y todo el
universo hace eco a su canción en un éxtasis de felicidad.
876

Alrededor del Alma-Ego los reinos y los países viven hermanados. ¡Finalmente ha
llegado la gran hora gloriosa! Lo que casi no osaba esperar ni pensar en la inmovilidad
de sus largas noches de dolor, ahora se ha convertido en realidad. La gran maldición ha
sido conjurada y ¡el mundo se encuentra absuelto y redimido en su regeneración! [...]
Temblante de sentimientos arrobados, con su corazón desbordante de amor y
filantropía, al levantarse para declamar un discurso enardecido que llegaría a ser
histórico, cuando, de
repente, se percata de que su cuerpo ha desaparecido o mejor dicho, ha sido sustituido
por otro [...] Sí, ya no es la Forma alta y noble que conoce; sino el cuerpo de otro acerca
del cual aún no sabe nada [. . .] Algo oscuro se interpone entre él y una gran luz radiante
y ve la sombra de la cara de un gigantesco reloj en las olas etéreas. En su superficie
ominosa lee:
"LA NUEVA ERA: 970.995 AÑOS DESDE LA DESTRUCCIÓN INSTANTÁNEA
POR EL PNEUMO-DYNO-VRIL DE LOS ÚLTIMOS DOS MILLONES DE
SOLDADOS EN EL CAMPO DE BATALLA EN LA PORCIÓN OCCIDENTAL DEL
GLOBO. 971.000 AÑOS DESDE LA SUMERSIÓN DE LOS CONTINENTES Y LAS
ISLAS EUROPEAS. ESTE ES EL DECRETO DE ORLOG y LA RESPUESTA DE
SKULD [. . .]"
Con un gran esfuerzo vuelve a ser el mismo. Inducido por el Alma-Ego a recordar y a
actuar en conformidad, alza sus brazos al cielo y jura, ante toda la naturaleza, que
conservará la
paz hasta el fin de sus días, al menos en su país.

Un distante sonido de tambor y largos gritos de lo que, en su sueño, imagina ser los
agradecimientos enfáticos por la promesa contraida. Una sacudida abrupta, un fragor
violento y mientras sus ojos se abren, el Alma-Ego observa atónita. Su mirada fatigada
se encuentra con la cara solemne del médico que le suministra la poción usual. El tren
se detiene. El se levanta de su sofá más débil y cansado que nunca ya su alrededor ve
prepararse, en el campo de batalla, unas líneas interminables de soldados con un arma
destructiva, aun más letal.

Sanjna

H. P. Blavatsky

Platão e Platonismo
877

(Ante o Véu – Isis Sem Véu, págs. 72-80)

Toda a questão dos fenômenos reside na correta compreensão das


filosofias antigas. A quem devemos então recorrer, em nossa perplexidade,
senão aos antigos sábios, já que, pretextando superstição, os modernos nos
negam um esclarecimento? Perguntemo-lhes o que sabem da Ciência e da
Religião genuínas; não no que respeita a meros pormenores, mas sim aos
amplos conceitos destas duas verdades gêmeas, tão fortes quando unidas,
quanto débeis quando separadas. Além disso, muito aproveitaremos ao
comparar esta louvada Ciência moderna com a ignorância antiga; e esta
aperfeiçoada Teologia moderna com as "Doutrinas Secretas" da antiga
religião universal. Talvez possamos assim encontrar um terreno neutro em
que poderemos atingir a ambas e de ambas aproveitar.

Só a filosofia platônica, o mais elaborado compêndio dos abstrusos


sistemas da Índia antiga, é capaz de fornecer-nos esse terreno neutro.
Embora mais de vinte e dois séculos se tenham passado desde a morte de
Platão, os grandes intelectuais do mundo ainda se ocupam com os seus
escritos. Ele foi, na plena acepção da palavra, o intérprete do mundo. E o
maior filósofo da era pré-cristã refletiu fielmente em suas obras o
Espiritualismo e a Metafísica dos filósofos védicos que o precederam há
milhares de anos. Vyâsa, Jaimini, Kapila, Vrihaspati, Sumati e tantos outros
conseguiram transmitir sua marca indelével, através dos séculos, a Platão e
à sua escola. Assim se justifica a inferência de que a mesma sabedoria foi
igualmente revelada a Platão e aos antigos sábios hindus. A sua resistência
às injúrias do tempo não prova que esta sabedoria só pode ser divina e
eterna?

Platão ensinava que a justiça subsiste na alma de seu possuidor e


que é o seu maior bem. "Os homens, na proporção de seu intelecto,
admitiram as afirmações transcendentais de Platão." No entanto, seus
comentadores, quase unanimemente, reduziram a nada as passagens que
provam que sua metafísica se baseia em sólidos fundamentos e não em
concepções ideais.
878

Mas Platão não podia aceitar uma filosofia destituída de aspirações


espirituais; ambas as coisas nele se harmonizavam. Para o antigo sábio
grego existe um único objeto de interesse: o CONHECIMENTO REAL. Ele só
considerava como filósofos autênticos, ou estudantes da Verdade, aqueles
que possuem o conhecimento do que existe realmente, em oposição às
meras aparências; do que existe sempre, em oposição ao transitório; e do
que existe permanentemente, em oposição a tudo que cresce, míngua e
alternativamente se desenvolve e se destrói. "Muito além das existências
finitas e das causas secundárias, das leis, das idéias e dos princípios, existe
uma INTELIGÊNCIA ou MENTE [Nous, o espírito], o primeiro princípio de
todos os princípios, a Idéia Suprema em que se baseiam todas as demais
idéias; o Monarca e Legislador do universo; a substância última de que
todas as coisas derivam seu ser e essência, a Causa primeira e eficiente de
toda ordem, harmonia e beleza e excelência e bondade que preenche o
universo - a que chamamos, devido à sua preeminência e excelência, o
Supremo Bem, o Deus (Theos),'O Deus acima de tudo'. Ele não é a verdade
nem a inteligência, mas "o pai de ambas". Embora esta essência eterna das
coisas não seja perceptível aos nossos sentidos físicos, ela pode ser
apreendida pela mente dos que não são completamente obtusos. "Porque a
vós", disse Jesus a seus discípulos eleitos, "vos é dado conhecer os
mistérios do reino dos céus, mas àqueles não lhes é isso concedido (...) Por
isso lhes falo por parábolas ou alegorias; porque, vendo, não vêem; e,
ouvindo, não ouvem nem entendem."

A filosofia de Platão, assegura-nos Porfírio, da Escola Neoplatônica,


foi ensinada e comentada nos MISTÉRIOS. Muitos são os que disso
duvidaram e que até mesmo o negaram; e Lobeck, em seu Aglaophomus,
chegou ao extremo de conceber as orgias sagradas como meros
espetáculos vazios para cativar a imaginação. Como se Atenas e a Grécia,
durante mais de vinte séculos, e a cada cinco anos, tivessem acorrido a
Eleusis para assistir a uma solene farsa religiosa! Santo Agostinho, o papa-
bispo de Hipona, esclareceu tais questões. Ele declara que as doutrinas dos
platônicos de Alexandria eram as doutrinas esotéricas originais dos
primeiros seguidores de Platão, e descreve Plotino como um Platão
879

ressuscitado. Ele também explica os motivos do grande filósofo para


encobrir o sentido interior de seus ensinamentos.

Quanto aos mitos, Platão declara no Górgias e no Fédon que eles


eram os veículos de grandes verdades muito dignas de buscar. Mas os
comentadores estão tão pouco en rapport com o grande filósofo que se
vêem obrigados a admitir que não sabem onde "termina o doutrinário e
começa o mítico". Platão pôs em fuga as superstições populares relativas à
magia e aos demônios, e desenvolveu as noções exageradas da época em
teorias racionais e concepções metafísicas. Talvez estas não resistam
inteiramente ao método indutivo de raciocínio estabelecido por Aristóteles;
mas satisfazem no mais alto grau àqueles que percebem a existência de
uma faculdade superior de discernimento, ou intuição, capaz de fornecer
um critério para apurar a Verdade.

Baseando todas as suas doutrinas na presença da Mente Suprema,


Platão ensinou que o Nous, espírito, ou alma racional do homem, sendo
"engendrado pelo Divino Pai", possui uma natureza semelhante, ou quase
homogênea, à da Divindade, e é capaz de perceber as realidades eternas.
Essa faculdade de contemplar a realidade de maneira direta e imediata é
própria apenas de Deus; a aspiração a esse conhecimento constitui o que
realmente se entende por filosofia - o amor à sabedoria. O amor à Verdade
é inerentemente o amor ao bem, de sorte que, sobrepujando os desejos da
alma, purificando-a e assimilando-a ao divino, e assim governando todas as
ações do indivíduo, ele leva o homem à participação e à comunhão com a
Divindade, e o devolve à igualdade com Deus. "Este vôo", diz Platão no
Teeteto, "consiste em tornar-se semelhante a Deus, e esta assimilação é o
tornar-se justo e santo com sabedoria".

Sempre se afirmou que a base dessa assimilação é a preexistência do


espírito ou Nous. Na alegoria da carroça e dos cavalos alados, dada no
Fedro, Platão concebe a natureza psíquica como compósita e dupla: o
thumos, ou parte epitumética, formada das substâncias do mundo dos
fenômenos; e o thumoeides, cuja essência se vincula ao mundo eterno. A
atual vida terrena é queda e castigo. A alma repousa "na sepultura que
chamamos corpo", e no seu estado incorporado, anterior à disciplina da
880

educação, o elemento noético ou espiritual está "adormecido". A vida é,


pois, um sonho, mais do que uma realidade. Como os cativos na caverna
subterrânea, descritos n'A República, estamos com as costas voltadas para
a luz, percebemos apenas as sombras dos objetos, e acreditamos que elas
são as realidades verdadeiras. Não é esta a noção da Mâyâ, a ilusão dos
sentidos na vida física, que é um dos traços característicos da Filosofia
Budista? Mas estas sombras, se não nos entregamos completamente à
natureza dos sentidos, despertam em nós a reminiscência desse mundo
superior que habitamos outrora. "O espírito interior guarda uma pálida e
vaga lembrança de seu estado pré-natal de beatitude, e um instintivo e
proléptico desejo por seu retorno." É incumbência da disciplina da Filosofia
arrancá-lo à escravidão do sentido, e elevá-lo ao império do pensamento
puro, à visão da verdade, da bondade e da beleza eternas. “A alma”, diz
Platão no Teeteto, “não pode assumir a forma de um homem, se ela nunca
viu a Verdade. Esta é uma lembrança dos pensamentos que nossa alma viu
outrora quando passeava com a Divindade, desprezando as coisas que
dizemos que são, e mirando aquilo que REALMENTE É. Eis por que só o
Nous, ou espírito, do filósofo (ou estudante da Verdade suprema) é dotado
de asas; porque ele, tanto quanto lhe é possível, se lembra dessas coisas
cuja contemplação torna a própria divindade divina. Fazendo correto uso
dessas reminiscências da vida anterior, aperfeiçoando-se nos mistérios
perfeitos, o homem se torna verdadeiramente perfeito - um iniciado na
mais divina sabedoria."

Assim podemos compreender por que as mais sublimes cenas dos


Mistérios eram sempre noturnas. A vida do espírito interior é a morte da
natureza externa; e a noite do mundo físico denota o dia do mundo
espiritual. Dionísio, o sol noturno, foi, por isso, mais adorado do que Hélio,
o astro diurno. Nos mistérios simbolizavam-se a condição preexistente do
espírito e da alma, e a queda deste na vida terrena e Hades, as misérias
dessa vida, a purificação da alma e o seu retorno à divina beatitude ou
reunião com o espírito. Téon, de Esmirna, compara acertadamente a
disciplina filosófica com os ritos místicos. "Podemos definir a Filosofia", diz
ele, "como a iniciação nos arcanos verdadeiros e como o aprendizado dos
mistérios autênticos. Essa iniciação divide-se em cinco partes: I, a
881

purificação prévia; II, a admissão à participação nos ritos arcanos; III, a


revelação epóptica; IV, a investidura ou entronização; e V - a quinta,
conseqüência de todas estas, é a amizade e a comunhão interior com Deus,
e o prazer da felicidade que provém da íntima relação com os seres divinos.
(...) Platão denomina epopteia ou visão pessoal, a perfeita contemplação de
coisas que são percebidas intuitivamente, as verdades e idéias absolutas.
Ele também considera o ato de cingir a cabeça e a coroação como análogos
à autoridade que alguém recebe de seus instrutores para conduzir os outros
à mesma contemplação. O quinto grau é a mais perfeita felicidade que daí
decorre, e, segundo Platão, uma assimilação à divindade tanto quanto é ela
possível ao gênero humano."

Assim é o Platonismo. "De Platão", diz Ralph Waldo Emerson,


"provém todas as coisas que já foram escritas e debatidas pelos homens
esclarecidos." Ele absorveu a erudição de seu tempo - a da Grécia de Filolau
a Sócrates; a de Pitágoras na Itália; depois o que ele pôde obter da do Egito
e do Oriente. Ele era tão completo que enfeixava em sua doutrina todas as
filosofias da Europa e da Ásia, e à cultura e à reflexão ele acrescentou a
natureza e as qualidades de um poeta.

Os discípulos de Platão geralmente aceitaram de modo estrito as


suas teorias psicológicas. Alguns, contudo, como Xenócrates, aventuraram
especulações muito arrojadas. Euspesipo, sobrinho e sucessor do grande
filósofo, foi o autor das Análises numéricas, um tratado sobre os números
Pitagóricos. Algumas de suas especulações não se acham nos Diálogos
escritos; mas, visto que ele era um dos ouvintes das conferências não
publicadas de Platão, o juízo de Enfield de que ele não discordou de seu
mestre é sem dúvida correto. Embora não seja nomeado, é ele,
evidentemente, o antagonista a quem Aristóteles criticou quando pretendia
citar o argumento de Platão contra a doutrina de Pitágoras, segundo o qual
as coisas são em si mesmas números, ou melhor, inseparáveis da idéia dos
números. Ele procurou especialmente demonstrar que a doutrina platônica
das idéias difere essencialmente da Pitagórica pelo fato de pressupor que os
números e as magnitudes existem independentemente das coisas. Ele
afirmou também que Platão ensinava que nenhum conhecimento real
882

poderia existir se o objeto desse conhecimento não fosse conduzido além ou


acima do sensível.

Mas Aristóteles não foi uma testemunha fidedigna. Ele distorceu


Platão e quase ridicularizou as doutrinas de Pitágoras. Existe uma regra de
interpretação que poderia guiar-nos em nossas análises das opiniões
filosóficas: "O pensamento humano, sob a necessária operação de suas
próprias leis, se viu obrigado a conservar as mesmas idéias, e o coração
humano a alimentar os mesmos sentimentos em todas as épocas". É
inegável que Pitágoras despertou a mais profunda simpatia intelectual de
seu tempo, e que suas doutrinas exerceram uma poderosa influência sobre
o pensamento de Platão. Sua idéia fundamental era a de que existe um
princípio permanente de unidade sob as formas, as mudanças e outros
fenômenos do universo. Aristóteles afirmou que ele ensinava que "os
números são os princípios primeiros de todas as entidades". Ritter
expressou a opinião de que a fórmula de Pitágoras deveria ser tomada
simbolicamente, o que é sem dúvida correto. Aristóteles chega a associar
esses números às "formas" e "idéias" de Platão. Ele ainda declara que
Platão disse: "formas são números", e que "idéias são existências
substanciais - seres reais. Mas Platão não ensinava tal coisa. Ele declarou
que a causa final é a Bondade suprema. "Idéias são objetos de concepção
pura para a razão humana, e são atributos da Razão Divina”. Mas jamais
disse que "formas são números". O que ele disse pode ser encontrado no
Timeu: "Deus formou as coisas tais como apareceram no princípio de
acordo com formas e números" .

Reconhece a ciência moderna que todas as leis superiores da


Natureza tomam a forma de enunciado quantitativo. O que é talvez uma
elaboração mais completa ou uma afirmação mais explícita da doutrina
Pitagórica. Consideravam-se os números como as melhores representações
das leis da harmonia que se espalham pelo cosmo. Sabemos também que
na Química a doutrina dos átomos e as leis de combinação são
verdadeiramente e, por assim dizer, arbitrariamente definidas por números.
Como disse W. Archer Butler: "O mundo é, pois, em todas as suas divisões,
uma aritmética viva em desenvolvimento e uma geometria realizada em
repouso".
883

A chave dos dogmas Pitagóricos é a fórmula geral da unidade na


multiplicidade, o um desenvolvendo o múltiplo e impregnando o múltiplo. É
essa a antiga doutrina da emanação em poucas palavras. O próprio
apóstolo Paulo aceitou-a como verdadeira. "Dele, por meio dele e para ele
são todas as coisas." Esta idéia é claramente hindu e bramânica, como
podemos constatar pela seguinte citação:

"Quando a dissolução - Pralaya - chegou ao seu fim, o grande Ser -


Paramâtman ou Para-Purusha -, o Senhor que existe por si mesmo, do qual
e pelo qual todas as coisas foram, são e serão (...) resolveu emanar as
diversas criaturas de sua própria substância".

A Década mística 1 + 2 + 3 + 4 = 10 é um modo de expressar essa


idéia. O um é Deus; o dois, a matéria; o três, combinando a Mônada e a
Díada, e participando da natureza de ambas, é o mundo dos fenômenos; a
Tétrada, ou forma da perfeição, expressa o vazio de tudo; e a Década, ou
soma de tudo, envolve todo o cosmo. O universo é a combinação de
milhares de elementos, e no entanto a expressão de um único espírito - um
caos para os sentidos, um cosmo para a razão.

Toda essa combinação da progressão dos números com a idéia da


criação é hindu. O Ser que existe para si mesmo, Svayambhû ou
Svâyambhuva, como é chamado por alguns, é um [*]. Ele emana de si a
faculdade criativa, Brahmâ ou Purusha (o macho divino), e o um torna-se
dois; desta Díada, união do princípio puramente intelectual com o princípio
da matéria, procede um terceiro, que é Virâj, o mundo fenomênico. É desta
trindade invisível e incompreensível, a Trimurti bramânica, que procede a
segunda Tríada, que representa as três faculdades - a criativa, a
conservadora e a transformadora. Estas são representadas por Brahmâ,
Vishnu e Shiva, mas são novamente e sempre reunidas numa só Unidade,
Brahmâ, ou como os Vedas o chamam, Tridandi, é o deus triplamente
manifestado, que deu origem ao Aum simbólico, a Trimurti abreviada. É
apenas sob a forma desta trindade, sempre ativa e tangível a todos os
nossos sentidos, que a invisível e desconhecida Mônada pode tomar-se
manifesta ao mundo dos mortais. Quando se toma Sharira, ou aquele que
assume uma forma visível, ela representa todos os princípios da matéria,
884

todos os germens da vida, ela é Purusha, o deus das três faces, ou do triplo
poder, a essência da Tríada védica. "Que os brâmanes conheçam a sílaba
sagrada (Aum), as três palavras da Sâvitri, e leiam os Vedas diariamente."

* Estes dois termos são freqüentemente confundidos entre si,


embora não sejam de maneira alguma sinônimos. Svayambhû aplica-se a
Brahman, considerado como o Ser auto-existente; o termo significa ao
mesmo tempo auto-existência e auto-existente. Svâyambhuva, por outro
lado, que significa "automanifestado", aplica-se ao primeiro Manu-Raiz do
Globo A na Primeira Ronda.

"Depois de ter criado o universo, Aquele cujo poder é


incompreensível desvaneceu-se novamente, absorvido na Alma
Suprema.(...) Depois de se ter retirado para a escuridão primitiva, a grande
Alma permanece no desconhecido, e carece de toda forma (...). "Quando,
depois de ter novamente reunido os princípios sutis elementares, ela se
introduz numa semente vegetal ou animal, ela assume em cada um uma
nova forma. É assim que, alternando repouso e movimento, o Ser Imutável
faz reviverem e morrerem eternamente todas as criaturas existentes, ativas
e inertes."

Quem estudou Pitágoras e suas especulações sobre a Mônada, a


qual, depois de emanar a Díada, se retira para o silêncio e para a escuridão,
e assim cria a Tríada, pode compreender de onde provém a filosofia do
grande sábio de Samos, e depois dele a de Sócrates e a de Platão.

Euspesipo parece ter ensinado que a alma psíquica ou tumética é tão


imortal quanto o espírito ou alma racional, e mais adiante mostraremos as
suas razões. Ele também - como Filolau e Aristóteles, em suas
investigações sobre a alma - faz do éter um elemento, de sorte que havia
cinco elementos principais para corresponder às cinco figuras regulares na
Geometria. Isto também se tomou uma doutrina da escola alexandrina. E,
de fato, há muitas coisas nas doutrinas dos filaleteus que não constam nas
obras dos antigos platônicos, porém que foram sem dúvida ensinadas em
885

substância pelo próprio filósofo e que, devido à sua natural reserva, não
foram postas por escrito, já que eram demasiadamente ocultas para ser
publicadas de modo indistinto. Euspesipo e Xenócrates depois dele
sustentam, como o seu grande mestre, que a anima mundi, a alma do
mundo, não é uma divindade, mas uma manifestação. Esses filósofos
jamais conceberam o um como uma natureza animada. O um primordial
não existe, tal como compreendemos este termo. Só depois que ele se uniu
com o múltiplo - existência emanada (a Mônada e a Díada) - é que um ser
foi produzido. O tímion, venerado - o algo manifestado -, reside no centro
como numa circunferência, mas é apenas o reflexo da divindade - a alma do
mundo. Encontramos nesta doutrina o espírito do Budismo esotérico.

Uma idéia de Deus é, para o homem, a imagem de luz


resplandecente que ele vê refletida no espelho côncavo de sua própria
alma, mas esta imagem não é, na verdade, Deus, e sim apenas o Seu
reflexo. Sua glória está ali, mas é a luz do seu próprio Espírito que o
homem vê, e isso é tudo o que ele é capaz de contemplar. Quanto mais
limpo estiver o espelho, tanto mais brilhante será a imagem divina. Mas o
mundo exterior não pode ser nele reproduzido simultaneamente. No yoguin
extático, no Profeta iluminado, o espírito brilhará como o Sol do meio-dia;
na vítima degradada da atração terrena, o resplendor desaparece, pois o
espelho está turvo devido às manchas da matéria. Tais homens renegam
seu Deus, e prazerosamente privariam com um só golpe a Humanidade de
sua alma.

NENHUM DEUS, NENHUMA ALMA? Horrível e aniquilador pensamento!


Pesadelo alucinante de um lunático - ateu; diante do seu rosto febril, um
horrendo e incessante cortejo de chispas de matéria cósmica criada por
ninguém; aparecendo, existindo e desenvolvendo-se por si mesma; este Eu
nenhum Eu, pois é nada e ninguém, provindo de parte alguma, não é
propelido por nenhuma causa, pois não há nenhuma, e não vai a lugar
algum. E isso num círculo de eternidade cega, inerte e - SEM CAUSA.
Comparando-se-lhe, o que é a errônea concepção do Nirvana búdico!? O
Nirvana é precedido por numerosas transformações espirituais e por
metempsicoses, durante as quais a entidade não perde nem por um
886

segundo o sentido de sua própria individualidade, que pode persistir por


milhões de anos antes de chegar ao Nada Final.

Embora muitos considerem Euspesipo inferior a Aristóteles, o mundo


lhe deve para sempre a definição e exposição de muitos pensamentos que
Platão deixou obscuros em sua doutrina do Sensível e do Ideal. Sua máxima
era: "O Imaterial é conhecido por meio do pensamento científico, o Material
por meio da percepção científica".

Xenócrates expôs muitas das teorias e dos ensinamentos não escritos


de seu mestre. Também ele tinha na mais alta estima o sistema de
números, a matemática e a doutrina de Pitágoras. Reconhecendo apenas
três graus de conhecimento - pensamento, percepção e envisagement (ou
conhecimento por intuição) -, ele ensinava que o primeiro trata de tudo que
está além do céu; a percepção, das coisas no céu; e a intuição, do próprio
céu.

Encontramos novamente essas teorias, e quase nos mesmos termos,


no Mânava-Dharma-Sâstra, a propósito da criação do homem: "Ele (o
Supremo) extraiu de sua própria essência o alento imortal que não perece
no ser, e para esta alma do ser ele deu o Ahamkâra (consciência do ego),
guia soberano". "Ele deu em seguida àquela alma do ser (homem) o
intelecto formado com as três qualidades, e os cinco órgãos da percepção
exterior."

Essas três qualidades são a inteligência, a consciência e a vontade,


que correspondem ao pensamento, à percepção e ao envisagement de
Xenócrates. Este, mais do que Euspesipo, desenvolveu a relação entre os
números e as idéias, e ultrapassou Platão por sua definição da doutrina das
Magnitudes Invisíveis. Reduzindo-as aos seus elementos primários ideais,
ele demonstrou que todas as figuras e formas se originaram da menor linha
indivisível. Que Xenócrates sustentou as mesmas teorias que Platão
concernentes à alma humana (supondo-a um número) é evidente, embora
Aristóteles o conteste, como, aliás, a todos os outros ensinamentos desse
filósofo. Eis uma evidência conclusiva de que muitas das doutrinas
platônicas foram expostas oralmente, ainda que se venha a provar que foi
Xenócrates e não Platão o primeiro a ter assinalado a teoria das Magnitudes
887

Invisíveis. Xenócrates deriva a Alma da primeira Díada, e chama-a um


número com movimento próprio. Teofrasto assinala que ele analisou e
descartou essa teoria da Alma melhor do que qualquer outro platônico. Ele
edificou nela a doutrina cosmológica, e provou a existência necessária em
cada parte do espaço universal de sucessivas e progressivas séries de seres
animados e pensantes embora espirituais. A alma humana é para ele um
conjunto das propriedades mais espirituais da Mônada e da Díada,
possuindo os mais elevados princípios de ambas. Se, como Platão e Pródico,
ele se refere aos elementos como poderes divinos, e os chama deuses; nem
ele nem os outros lhes atribuíam qualquer idéia antropomórfica. Krische
assinala que ele lhes deu o nome de deuses apenas para evitar confundir
estes poderes elementares com os demônios do mundo inferior (os espíritos
elementares). Visto que a Alma do Mundo permeia todo o cosmo, até
mesmo os animais devem ter em si algo de divino. Essa, também, é a
doutrina dos budistas e dos hermetistas, e Manu atribui uma alma viva até
mesmo às plantas e à mais tênue folha de capim.

Os demônios, de acordo com essa teoria, são seres intermediários


entre a perfeição divina e a maldade humana, e Xenócrates os divide em
classes, cada uma das quais se subdivide em muitas outras. Mas ele afirma
expressamente que a alma individual ou pessoal é o demônio guardião
condutor de todo homem, e que nenhum demônio tem mais poder sobre
nós do que o nosso próprio. Assim, o Daimonion de Sócrates é o deus ou
entidade divina que o inspirou durante toda a sua vida. Depende do homem
abrir ou fechar as suas percepções à voz Divina. Como Euspesipo, ele
atribuiu imortalidade à psique, corpo psíquico ou alma irracional;
entretanto, alguns filósofos herméticos ensinaram que a alma tem uma
existência contínua e isolada apenas enquanto em sua passagem pelas
esferas algumas partículas materiais ou terrenas ficam nela incorporadas; e
que, após a sua absoluta purificação, estas últimas são aniquiladas, e
apenas a quintessência da alma se funde com o seu espírito-divino (o
Racional), e os dois são deste, então, um.

Zeller afirma que Xenócrates proibia o consumo de carne animal, não


porque ele visse nos animais alguma semelhança com o homem, já que
lhes atribuía uma pálida consciência de Deus, mas "pela razão contrária, por
888

temer que a irracionalidade das almas animais assim pudesse obter uma
certa influência sobre nós". Mas acreditamos que foi antes porque, como
Pitágoras, ele teve os sábios hindus por mestres e por modelos. Cícero
mostra-nos Xenócrates desdenhando de tudo, salvo da virtude superior; e
descreve a pureza e a severa austeridade de seu caráter. "Nosso problema
é libertar-nos da sujeição da vida dos sentidos, e vencer os elementos
titânicos de nossa natureza terrena por meio da natureza divina." Zeller fá-
lo dizer: "Mesmo nos desejos secretos de nosso coração, a pureza é o maior
dever, e apenas a filosofia e a iniciação nos mistérios nos permitem atingir
tal objetivo".

Crantor, outro filósofo associado aos primórdios da Academia de


Platão, concebia a alma humana como derivada da substância primária de
todas as coisas, a Mônada ou o um, e a Díada ou o dois. Plutarco fala
extensamente desse filósofo, que, como seu mestre, acreditava que as
almas eram depositadas em corpos terrestres como uma forma de exílio e
punição.

Heráclito, embora alguns críticos não acreditem que ele tenha


aderido de modo estrito à filosofia fundamental de Platão, ensinava a
mesma ética. Zeller no-lo mostra transmitindo, como Hicetas e Ecfanto, a
doutrina Pitagórica da rotação diária da Terra e a imobilidade das estrelas
fixas, mas acrescenta que ele ignorava a revolução anual da Terra ao redor
do Sol, e o sistema heliocêntrico. Mas temos boas razões para crer que este
sistema foi ensinado nos mistérios, e que Sócrates morreu por ateísmo, isto
é, por ter divulgado o conhecimento sagrado. Heráclito adotou inteiramente
as concepções pitagóricas e platônicas relativas à alma humana, às suas
faculdades e capacidades. Ele a descreve como uma essência luminosa e
altamente etérea. Afirma que as almas habitam a via-láctea antes de
descerem "à geração", à existência sublunar. Seus demônios ou espíritos
são corpos aéreos e vaporosos.

A doutrina dos números Pitagóricos a respeito das coisas criadas é


claramente descrita no Epinomis. Como um verdadeiro platônico, seu autor
afirma que só se pode alcançar a sabedoria mediante um aprofundado
estudo da natureza oculta da criação; só a sabedoria pode assegurar-nos
889

uma existência feliz após a morte. Esse tratado especula bastante sobre a
imortalidade da alma; mas seu autor acrescenta que só podemos alcançar
este conhecimento mediante uma completa compreensão dos números;
porque o homem que não é capaz de distinguir uma linha reta de uma
curva jamais terá os conhecimentos necessários para empreender uma
demonstração matemática do invisível, ou seja, devemos nos assegurar da
existência objetiva de nossa alma (corpo astral) antes de aprender que
possuímos um espírito divino e imortal. Jâmblico ensinava a mesma coisa,
acrescentando, ademais, que esse era um segredo pertinente à iniciação
superior. O Poder Divino, diz ele, sempre se sentiu indignado com aqueles
"que tornaram manifesta a natureza do icostagonus", quer dizer, com
aqueles que propagaram o método de inscrever o dodecaedro numa esfera.

A idéia de que os "números", por possuírem a mais elevada virtude,


produzem sempre o que é bom e nunca o que é mau, refere-se à justiça, à
equanimidade do temperamento e a tudo que é harmonioso. Quando o
autor afirma que todo astro é uma alma individual, ele apenas quer dizer o
que os iniciados hindus e os hermetistas ensinaram antes e depois dele, ou
seja: que cada astro é um planeta independente, o qual, como nossa Terra,
possui uma alma própria, visto que todo átomo de matéria está impregnado
pelo influxo divino da alma do mundo. Ele respira e vive; sente e sofre
tanto quanto goza a vida à sua maneira. Qual é o naturalista que está
preparado com boas provas para negá-lo? Portanto, devemos considerar os
corpos celestiais como imagens dos deuses; como participantes dos poderes
divinos em sua substância; e, embora eles não sejam imortais em seu ser-
alma, sua influência na economia do universo merece honras divinas, tais
como as que tributamos aos deuses menores. A idéia é clara, e é preciso
ser deveras malévolo para deturpá-la. Se o autor de Epinomis coloca estes
deuses ígneos acima dos animais, das plantas e até da Humanidade, a
todos os quais, por serem criaturas terrenas, designa um lugar inferior,
quem poderá provar que ele está completamente errado? Cumpre, em
verdade, mergulhar na metafísica abstrata das filosofias antigas, para
compreender que os vários aspectos de seus conceitos se baseiam, acima
de tudo, na compreensão simultânea da natureza dos atributos e dos
métodos da Causa primeira.
890

Além disso, quando o autor de Epinomis coloca entre estes deuses


superiores e inferiores (as almas encarnadas) três classes de demônios, e
povoa o universo com seres invisíveis, ele é mais racional do que os nossos
modernos cientistas, que abrem entre os dois extremos um imenso vazio de
seres, pátio de recreio das forças cegas. Destas três classes, as duas
primeiras são invisíveis; seus corpos são éter puro e fogo (espíritos
planetários); os demônios da terceira classe têm corpos vaporosos; são
geralmente invisíveis, mas, tornando-se às vezes concretos, permanecem
visíveis durante alguns poucos segundos. São os espíritos terrenos, ou
nossas almas astrais.

São estas as doutrinas que, estudadas analogicamente, e pelo


princípio da correspondência, conduziram os antigos, e podem agora
conduzir os modernos filaleteus, passo a passo, à solução dos maiores
mistérios. À beira do negro abismo que separa o mundo espiritual do
mundo físico está a ciência moderna, com os olhos fechados e a cabeça
desviada, afirmando que o abismo é impérvio e sem fundo, embora lhe
baste apenas inclinar sobre as profundezas a tocha que segura nas mãos
para se dar conta de seus erros. Mas o discípulo paciente da Filosofia
Hermética construiu uma ponte sobre o abismo.

¿Son los Chelas, "Mediums"?


(Are Chela “Mediums”?, The Theosophist, junio 1884)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Según la edición más reciente del Diccionario Imperial de John Ogilvie, L.L.D.:
"Un médium es una persona a través de la cual, se dice que, la acción de otro ser se
manifiesta o se transmite por medio del magnetismo animal o: es una persona a través
de la cual se producen, según se afirma, manifestaciones espirituales; pero es,
especialmente, alguien quien, según se supone, es capaz de comunicarse con los
espíritus de los fallecidos."

Los Ocultistas, no creyendo en ninguna comunicación con los "espíritus de los


difuntos," en la acepción ordinaria del término, por la simple razón de que ellos saben
que los espíritus de los "muertos" no pueden descender a comunicarse con nosotros, ni
descienden; y visto que, si el editor del Diccionario Imperial fuese un Ocultista, hubiera
modificado la expresión: "por medio del magnetismo animal, " tomaremos en
891

consideración sólo la primera parte de la definición de la palabra "Médium," esto es: "un
Médium es una persona a través de la cual, se dice que, la acción de otro ser se
manifiesta o se transmite"; sin embargo, nos gustaría poder agregar: "por conducto de la
voluntad consciente o inconscientemente activa del otro ser en cuestión."

Sería extremadamente difícil encontrar en la tierra un ser humano que permanezca


más o menos impermeable a la influencia del "magnetismo animal" o de la Voluntad
activa (la cual emite ese "Magnetismo") de otro. Si el amado General, cabalgando al
frente de su batallón se lanza a la batalla, los soldados llenos de entusiasmo lo seguirán,
convertidos todos en "Médiums"; lo seguirán sin temor, precipitándose muchos de ellos
hacia la muerte. A todos los anima un impulso común, cada uno se convierte en el
"Médium" del otro, los cobardes se empapan de heroísmo y sólo aquél que no es un
médium para nada y por lo tanto es inmune a las epidémicas o endémicas influencias
morales, constituirá la excepción, entonces, afirmará su independencia y escapará.

El "predicador" que, desde el púlpito, expresa las incongruencias más absurdas,


coordinará todo con acciones y lamentos suficientemente impresionantes para producir
"un cambio de actitud" entre, por lo menos, la parte femenina de su congregación y si es
un hombre poderoso, aun los escépticos "que participan por mofarse de él, se quedarán
rezando." La gente va al teatro y solloza o se desternilla de la risa, según si la
representación es una pantomima, una tragedia o una farsa. No existe ningún ser
humano, excepto aquél que es un verdadero estúpido, cuyas emociones y,
consecuentemente, cuyas acciones, no puedan ser influenciadas de una forma u otra y,
por lo tanto: la acción ajena se manifiesta y se transmite a través de él. Entonces, todos
los hombres, las mujeres y los niños son Médiums y, quien no lo es, es un monstruo, un
fracaso de la naturaleza; porque está fuera de los parámetros de la humanidad.

La definición del Diccionario Imperial no se puede considerar suficiente para


expresar el sentido del término "Médium" en su acepción popular, si no le agregamos
algunas palabras: "Según se dice, un médium es una persona a través de la cual la
acción de otro ser se manifiesta y se transmite, en grado anormal, por medio de la
voluntad consciente o inconscientemente activa del otro ser." Esto reduce el número de
"Médiums" en el mundo a un grado proporcional al espacio alrededor del cual trazamos
la línea entre lo normal y lo anormal y sería también difícil establecer quién es un
médium y quién no lo es; ya que esto implicaría decir dónde la cordura termina y la
insensatez empieza. Todo ser humano tiene sus pequeñas "debilidades" y cada individuo
su pequeña "mediumnidad"; esto es: algún punto vulnerable mediante el cual se le
puede coger desprevenido. Ciertamente: el primero no puede definirse un verdadero
orate, ni el otro puede llamarse un "médium." A menudo, las opiniones difieren en
determinar si uno es un loco o no; lo mismo se puede decir acerca de su mediumnidad.
Ahora bien, en la vida práctica, una persona puede ser estrafalaria, pero no se considera
una demente hasta que su insensatez alcanza el grado en que no sabe lo que hace y, por
lo tanto, es incapaz de cuidarse a sí misma o cumplir con sus compromisos.

Podemos extender la misma línea de razonamiento a los Médiums, diciendo que


son médiums sólo los que permiten a otros seres que los influencien en la manera
descrita, al grado que pierden su autocontrol y no tienen el poder o voluntad propia
para regular sus acciones. Abandonar el autocontrol puede ser activo o pasivo,
consciente o inconsciente, voluntario o involuntario y difiere según la naturaleza de los
seres que ejercen dicha influencia activa sobre el médium.
892

Una persona puede someter, consciente y voluntariamente, su voluntad a otro ser,


convirtiéndose en su esclavo. Es posible que este otro ser sea una persona y, entonces,
el médium será su servidor obediente, el cual puede ser usado para el bien o el mal. En
el caso de que este otro "ser" sea una idea, por ejemplo: el amor, la codicia, el odio, los
celos, la avaricia o alguna otra pasión, el efecto en el médium será proporcional a la
fuerza de la idea y al grado de autocontrol dejado en él. Es posible que este "otro ser"
sea un elementario o un elemental y el pobre médium se convertirá en un epiléptico, un
maníaco o un criminal. Si este "otro ser" es el principio superior del ser humano, ya sea
a solas o relacionado con otro rayo del principio colectivo universal espiritual, entonces,
el médium será un gran genio, un escritor, un poeta, un artista, un músico, un inventor y
así sucesivamente. Es posible que este "otro ser" sea uno de esos seres sublimes
llamados Mahatmas y al médium consciente y voluntario se le llamará su "Chela."

Aunque una persona jamás haya oído en su vida la palabra "Médium," puede serlo
de forma muy poderosa a pesar de que esté inconsciente del hecho. Es posible que su
medio ambiente visible o invisible influencie, más o menos, sus acciones. puede
convertirse en una víctima de los Elementarios y de los Elementales, aun desconociendo
el sentido de estas palabras y, consecuentemente, puede llegar a ser un ladrón, un
asesino, un violador, un borracho y un degollador. A menudo, ha sido comprobado que
los crímenes se convierten, frecuentemente, en epidemias. Además, mediante ciertas
influencias invisibles, él puede ejecutar acciones totalmente incompatibles con su
carácter previo: si es un gran mentiroso, alguna influencia invisible puede inducirlo, por
una vez, a decir la verdad; si es una persona miedosa, en alguna gran ocasión y
espontáneamente, puede ejecutar un acto heroico; si es un ladrón de la calle, un
vagabundo, de repente puede actuar generosamente, etc.

Además, un médium puede conocer o no las fuentes de las cuales la influencia


procede o en términos más explícitos: "la naturaleza del ser cuyas acciones se
transmiten a través de él." Es posible que esté bajo la influencia de su séptimo principio
y se imagine que está comunicándose con un Jesucristo personal o un santo. Podría estar
en relación con el rayo "intelectual" de Shakespeare y escribir poesía shakespeariana y,
al mismo tiempo, imaginar que el espíritu personal del gran poeta escribe a través de él.
Además: el simple hecho de que crea o no en esto, no influenciaría la calidad de su
poesía. Algún Adepto podría influir sobre él para que escribiera un profundo tratado
científico, mientras que él desconoce, completamente, la fuente de su inspiración o
quizá se imagine que fue el "espíritu" de Faraday o Lord Bacon, el que estuvo
escribiendo a través de é, mientras en realidad, había estado actuando siempre como un
"Chela," sin saberlo.

Consecuentemente: el ejercicio de la mediumnidad consiste en el abandono, más o


menos completo, del autocontrol. Lo que determina si este ejercicio es bueno o malo, es
el uso al cual se aplica y el propósito con el cual se hace. Esto depende, nuevamente, del
grado de conocimiento que la persona mediúmnica posee con respecto a la naturaleza
del ser a cuyo cuidado entrega, voluntaria o involuntariamente y por un cierto lapso, la
tutela de sus poderes físicos o intelectuales. Una persona que encomienda,
indistintamente, esas facultades a la influencia de cada poder desconocido, es,
indudablemente, un "chiflado"; y no puede considerarse menos insensato del que
entregara su dinero y cosas de valor al primer desconocido o vagabundo que se lo
pidiera. De vez en cuando encontramos personas del género, aunque son relativamente
893

raras y reconocibles por su mirada fija, idiota y el fanatismo con que se aferran a su
ignorancia. Hay que sentir lástima por ellas sin culparlas y, si fuese posible, se debería
desengañarlas en lo referente al albur que corren. Después de una debida consideración
de lo antedicho, al lector le corresponderá, decidir, independientemente, si puede
considerarse como un "Médium," en el sentido vulgar del término, a un Chela que
consciente y voluntariamente presta, por un lapso, sus facultades mentales a un ser
superior que conoce y en cuya pureza de intención, honestidad de propósito,
inteligencia, sabiduría y poder, confía plenamente.

_______________________

¿Y los Fenómenos?
(What of Phenomena?, Lucifer, feb. 1888)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

A los editores de la revista "Lucifer":


"Me valgo de vuestra invitación a los corresponsales, para
someterles una pregunta.
¿Por qué, actualmente, no se oye hablar más de las señales y de
las maravillas que acompañaron al advenimiento de la Neo-
teosofía? ¿Quizá, la 'edad de los milagros,' ya haya tenido su
final en la Sociedad?
"Con Respeto"
"O"
Aparentemente, nuestro corresponsal se refiere a los "fenómenos
ocultos," los cuales no lograron producir el efecto deseado, sin embargo no
eran, en ninguna acepción del término, "milagros." Se supuso que las
personas inteligentes, especialmente los científicos, hubieran, al menos,
reconocido la existencia de un campo inédito y profundamente interesante
de investigación y pesquisa, una vez que presenciaran efectos físicos
producidos voluntariamente y para ellos inexplicables. Se supuso que los
teólogos hubieran acogido bien la prueba que tan tristemente necesitan en
estos días agnósticos, según la cual el alma y el espíritu no son simples
creaciones de su fantasía por ignorar la constitución septenaria del ser
humano; sino entidades tan reales como el cuerpo y mucho más
importantes. Estas expectaciones no se realizaron. A los fenómenos se les
comprendió y se les interpretó erróneamente, tanto en su naturaleza como
en su propósito.

La explicación de esta circunstancia desafortunada no está muy


distante si consideramos la luz que la experiencia ha irradiado actualmente
sobre el tema. El binomio ciencia y religión no reconoce la existencia de lo
Oculto ni de los poderes y posibilidades latentes en el ser humano. Con el
894

término Oculto indicamos el sentido y el empleo que tiene en teosofía, es


decir: una región sobrematerial, sin embargo no sobrenatural, gobernada por
la ley. La religión atribuye cualquier interferencia con la rutina diaria del
mundo material, a la voluntad arbitraria de un autócrata, bueno o malo, que
reside en una región sobrenatural, inaccesible al ser humano y relevado de
toda clase de ley, ya sea en sus acciones o constitución. Mientras, para
conocer sus ideas y deseos, los mortales dependen totalmente de
comunicaciones inspiradas, entregadas por un mensajero acreditado. El
poder de efectuar los llamados milagros se ha calificado siempre como la
credencial suficiente y adecuada de un mensajero celestial y la costumbre
mental de considerar algún poder oculto con esta óptica sigue tan arraigada
que, a cualquier ejercicio de tal poder se le considera "milagroso" o así se
define. Es superfluo decir que: ver los acontecimientos extraordinarios de
esta forma es directamente antitético con el espíritu científico de la edad y
no es la posición en la que actualmente se afinca el segmento más
inteligente de la humanidad. Hoy en día, presenciar los milagros no provoca,
en la mente de la gente, un sentimiento de veneración y reverencia; sino de
curiosidad.

La producción de los fenómenos se efectuó esperando despertar y emplear este


espíritu de curiosidad. Se creyó que dicha manipulación de las fuerzas de la naturaleza
que yacen bajo la superficie de las cosas que la ciencia moderna, rasga y picotea con
celo y orgullo, hubiera conducido a la investigación en la naturaleza y en las leyes de
esas fuerzas, que la ciencia ignora, mientras el ocultismo conoce perfectamente. Es
cierto que los fenómenos suscitaron la curiosidad en las mentes de las personas que los
presenciaron; pero desafortunadamente, en la mayoría de los casos, resultó ser una
curiosidad infructífera. La mayoría de testigos desarrolló un apetito insaciable sólo por
los fenómenos, sin pensar mínimamente en estudiar la filosofía o la ciencia cuyos
fenómenos eran simplemente las ilustraciones triviales y, por así decirlo, accidentales,
de su verdad y poder. Sólo en pocos casos la curiosidad despertada desembocó en el
serio deseo de estudiar la filosofía y la ciencia por su valor intrínseco.

La experiencia ha enseñado a los líderes del movimiento que la condición y la


actitud mental de la vasta mayoría de los cristianos profesantes, el corolario de siglos de
enseñanzas supersticiosas, les impide, absolutamente, un examen imparcial de los
fenómenos en su aspecto de acontecimientos naturales gobernados por la ley. La iglesia
católica romana, fiel a sus tradiciones, se abstiene de examinar cualquier fenómeno
oculto con el pretexto de que es, necesariamente, la obra del Diablo cuando esto ocurre
fuera de su esfera; ya que tiene un monopolio legal del negocio de milagros legítimos.
La iglesia protestante niega la intervención personal del Maligno en el plano material.
Sin embargo, no habiendo jamás incursionado en el negocio de milagros, parece un
poco dudoso que sea capaz de discernir un milagro auténtico si lo viese. No pudiendo,
análogamente a su hermana mayor, concebir la extensión del reino de la ley más allá de
los límites de la materia y de la fuerza, como las conocemos en nuestro actual estado de
conciencia, se abstiene del estudio de los fenómenos ocultos bajo el pretexto de que
yacen en el área de la ciencia más bien que de la religión.

Sin embargo, también la ciencia tiene sus milagros como la iglesia romana; pero,
dependiendo enteramente del artífice del instrumento de la producción de tales milagros
y pretendiendo ser la poseedora de la última palabra conocida en lo que concierne a las
895

leyes de la naturaleza, no cabe duda que no habría aceptado cortésmente los "milagros"
de cuyo aparato productivo fue omitida. Además, afirma que ilustran la operación de
fuerzas y leyes que desconoce. En la vertiente de la investigación oculta, el trabajo de la
ciencia moderna está sujeto a impedimentos tan engorrosos como los de la religión; ya
que, mientras la religión no puede aprehender la idea de la ley natural en su aplicación
al universo suprasensible, la ciencia no reconoce, rotundamente, la existencia de este
último, al cual podría extenderse el reino de la ley y ni puede concebir la posibilidad de
algún otro estado de conciencia que no sea aquello terrenal presente. En tal coyuntura,
difícilmente podíamos esperar que la ciencia emprendiera la hazaña que le correspondía
efectuar con mucho ahínco y entusiasmo. En realidad, aparentemente percibió el hecho
de que su deber consistía en tratar los fenómenos del ocultismo de la misma forma poco
caballerosa que reservó a los milagros divinos. Así, los denigró con sosiego y cuando se
vio obligada a dictaminar algo al respeto, no vaciló en atribuirlos a artificios
fraudulentos, cables, trampas y así sucesivamente. Alcanzó este veredicto basándose en
rumores y sin examinar el asunto.

Los guías del movimiento, cuyo esfuerzo consistía en llamar la atención del
mundo sobre el gran campo desconocido de la investigación científica y religiosa que
yace en el confín entre la materia y el espíritu, se encontraron en una situación difícil al
descubrir que se les motejaba de emisarios de su Majestad Satánica o de grandes
adeptos en la ciencia de la charlatanería. Sin embargo, el golpe más duro fue asestado
por un grupo de personas cuyas experiencias, si correctamente entendidas, debían
haberles enseñado algo mejor. Los espiritistas pregonaban que sus queridos fallecidos
eran los artífices de los fenómenos ocultos, calificando a los líderes teosóficos como
seres un poco inferiores a los mediums disfrazados.

Jamás se presentaron los fenómenos bajo una luz que no fuese aquella de la
ejemplarización de un poder sobre fuerzas perfectamente naturales aunque no
reconocidas y, de paso, sobre la materia. Los poseedores de tal poder eran ciertos
individuos versados en un conocimiento del universo más extenso y más elevado que
aquel de los científicos y los teólogos y que jamás ellos alcanzarán, si consideramos los
caminos que ambos están recorriendo. Sin embargo, dicho poder están latente en todos
los seres humanos y con el tiempo, cualquier individuo dispuesto a cultivar el
conocimiento y conformarse con las condiciones necesarias para su desarrollo, lo
ejercerá. Pero, exceptuando algunos ejemplos aislados y honorables, se acogió siempre
como pseudomilagro o como la obra del Diablo, como trucos vulgares o divertidas
trampas o como la actuación de esos "fantasmas" peligrosos, que se enmascaran en las
sesiones espiritistas alimentándose con las energías vitales de los mediums y los
concurrentes. Así, la teosofía y los teósofos, fueron el blanco de acometidas cortantes y
rencorosas que procedían de todos lados, las cuales soslayaban completamente el hecho
y la lógica. Se destacaban por su malicia, odio y crueldad, que serían sumamente
inconcebibles si la historia religiosa no nos hubiese enseñado en qué clase de animales
protervos e irrazonables se convierten los individuos ignorantes cuando perciben que
una amenaza aletea sobre sus amados prejuicios y si la historia de la búsqueda científica
no nos hubiera enseñado, en su turno, que, cuando la veracidad de las teorías de un
erudito es puesta en entredicho, su comportamiento es análogo al de un ser ignorante.

Un ocultista puede producir los fenómenos, sin embargo, no puede proporcionar


al mundo las capacidades cerebrales, la inteligencia y ni la buena fe necesarias para
comprenderlos y apreciarlos. Por lo tanto, no es una sorpresa que se nos aconsejara
896

abandonar los fenómenos dejando que las ideas teosóficas se sostuviesen por sus
méritos intrínsecos.

_________________________

Helena Blavatsky– La Sabiduría Universal


Consideramos el que haya existido alguien como Helena Petrovna Blavatsky un
motivo de legítimo orgullo para la Humanidad y, en particular, para aquellos que
(como nosotros) defienden y se esfuerzan por fundamentar y dignificar ideas
semejantes a las que ella tan sabia y profusamente expuso.

De hecho, es imposible que alguien, dotado de conocimiento, de memoria y de


respeto, pretenda trabajar en el campo del Esoterismo (del Esoterismo como
Ciencia y Filosofía universal y, no, como vergonzoso lodazal de tontas y
disparatadas supersticiones) sin prestar su tributo de gratitud y de homenaje a la
primera de todos nosotros - por su pionerismo, por su indómito coraje, por su
titánico sacrificio, por su sabiduría casi sobre-humana -, por lo menos en lo que
respecta a los últimos siglos.

Sabemos que, años después de Helena Blavatsky haber comenzado a lanzar las
ideas que le incumbía exponer, aparecieron algunos sustentando que ya hacía
mucho que las conocían (simultáneamente haciendo apología de la superioridad de
su particular civilización); se trata de la vieja historía de la reacción al "huevo de
Colón". ¡Qué pena!, diremos nosotros, que "aquellas eminencias mediocres" (y
todas las otras que, a lo largo del tiempo, tuvieron la misma deshonestidad, en
circunstancias semejantes, aunque con diferentes víctimas) no hubieran hablado un
poco antes, ahorrando todos los tormentos a quien se prestó a dar los primeros
pasos, en medio de de los más crueles vituperios...

Helena Petrovna Hahn (el nombre Blavatsky le advino de un matrimonio que, a su


pesar, celebró a los 17 años) nació el 31 de julio de 1831, en Ekaterinoslav, al Sur
de Rusia. De noble ascendencia social, era nieta de la princesa Elena Dolgorouki,
terminó sus días en precaria situación económica, debido a las grandes sumas que
canalizó para la obra teosófica, así como a su vida peregrina y aventurera. Viajó un
poco por todo el mundo, buscando experiencias, conocimientos y contactos que
fueron a revelerse preciosos e indispensables para la magna tarea a la que se
dedicó. Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Grecia, Turquía, Estados
Unidos de América, Canadá, Méjico, Perú (ver su curiosa referencia en "Isis sin
Velo", Vol II, Cap. XV), Palestina, Egipto, Persia, Sri Lanka, India, Tibet fueron
solamente algunos de los puntos geográficos donde pasó partes de su vida. Partió
de este mundo (físico) el día 8 de Mayo de 1891, en Londres, serena y lúcidamente.
Parafraseando la Apología de Sócrates ("Fedón"), de Platón, bien merece que, a
propósito, se diga: "Tal fue el fin de la mujer de quien podemos decir que fue la
mejor y más sabia, no apenas de su generación como, probablemente, de muchas
y muchas".

Los 60 años de su existencia parecen contener mucho más de lo que podría caber
en 60 vidas ordinarias. Es imposible, en un simple artículo, transmitir algo más que
una limitadísima y parcial visión de su obra y de su carácter.
897

La Sociedad Teosófica
Comencemos por la obra. En 1875, junto con Henry Steel Olcott, prestigioso
coronel americano que había conocido un año antes, con William Quan Judge y con
un pequeño grupo, formó la Sociedad Teosófica, cuya sede fue inicialmente en
Nueva York pero que, poco después, fue transferida para la India, donde aún hoy
se mantiene. La Sociedad tiene, actualmente, secciones nacionales en 47 países y
los siguientes objetivos (nobles, elevados y absolutamente pioneros en la época en
la que fueron definidos):

1) Formar un núcleo de Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de


razas, creencias, sexo, casta o color.
2) Promover el estudio comparado de las Religiones, Filosofías y Ciencias.
3) Investigar las leyes inexplicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el
hombre.

La Sociedad Teosófica (ST) adoptó como lema: satyât nâsti paro dharmah. Esta
frase en sánscrito puede, muy significativamente, ser traducida por "No hay religión
superior a la (de la) Verdad", pero la palabra Dharma tiene otras traducciones y
significados posibles además de "religión", como los de "deber", "ley", "virtud",
"práctica"... (Sobre el profundo concepto de "Dharma", se puede leer la bellísima
obra, con ese mismo nombre, de Annie Besant).

Helena Petrovna Blavatsky (H.P.B.) nunca quiso ningún cargo directivo en la


Sociedad. El Coronel Olcott (íntimo compañero de los ideales y del trabajo de
H.P.B.) fue su primer Presidente, sucediéndole en 1907, Annie Besant (la gran
heredera del pensamiento y obra esotérica de H.P.B., de acuerdo con la
legitimación mismo por ésta transmitida. Su rarísima estatura espiritual y humana
bien justifica que se le consagre un futuro número de "Vidas Mayores"). No
obstante, fue Helena Blavatsky, la gran pionera, filósofa, científica, investigadora y
escritora, que permitió que la Sociedad surgiese, se afirmase con el valor intrínseco
de sus principios y de sus estudios, y alcanzase una extraordinaria repercusión en
el pensamiento humano. No cabría en el ámbito de este artículo demostrar o
incluso dar ejemplos del impacto ejercido por la Soc. Teosófica en los círculos
científicos, filosóficos y artísticos, la contribución dada para el progreso de las
nociones de ecumenismo, de fraternidad universal y de una Tierra Una, el notable
impulso dado en el respetuoso estudio de las tradiciones culturales, religiosas,
filosóficas y científicas de todos los pueblos; pero no queremos dejar de decir que
se cometen injusticias u omisiones criminales cuando tales hechos son
escamoteados (lo que tan frecuentemente ocurre). Por nuestra parte, jamás
podríamos incurrir en esa falta.

La Insigne Escritora
Esta fuera de duda que muchas y maravillosas simientes fueron lanzadas oralmente
por Helena Blavatsky, tantos y tan respetables son los testimonios sobre sus
brillantes conversaciones acerca de los más profundos temas filosóficos, científicos
y religiosos; no obstante, para la historia, queda principalmente el registro de su
obra literaria. Además de innumerables artículos y escritos sueltos (que se fueron
reuniendo en antologías, de las cuales se destaca "Five Years of Theosophy", "A
Modern Panarion" y "H.P. Blavatsky Collected Writings"), siete libros salieron de su
pluma: "Isis sin Velo", "La Doctrina Secreta", "La Voz del Silencio", "La Llave de la
Teosofía", "Glosario Teosófico" (que incluye apuntes de otros autores
posteriormente acoplados), "En el País de Las Montañas Azules" y "Por Grutas y
Selvas del Indostán".

Los cinco referidos en primer lugar pueden, justamente, ser considerados obras-
primas de la espiritualidad (o, tal vez mejor, de la ciencia espiritual). Mientras,
898

reconociendo el interés y la grandiosidad de "Isis sin Velo" (con 4 extensos


volúmenes) y todo cuanto hizo despertar; reconociendo la joya maravillosamente
inspiradora que es "La Voz del Silencio" (hace poco, objeto de una reedición en
lengua portuguesa envuelta en ajenas consideraciones introductorias que
consideramos, en lo mínimo, lamentables y aparentemente tendenciosas);
reconociendo la importancia elucidativa y clarificadora de "La Llave de la Teosofía",
reconociendo la utilidad, la magnitud y la sugestiva riqueza del "Glosario
Teosófico", reconociendo todo eso, decíamos, nada se puede comparar con "La
Doctrina Secreta". No podemos concebir libro de mayor vastedad (no sólo por las
cerca de dos mil páginas...), de mayor fulgor, de mayor profundidad, de mayor
abarcadura y universalidad, de mayor fascinación e interés - en lo que es explícito,
en lo que deja entre líneas, en las puertas que abre, en las pistas que invita a
investigar; difícilmente podemos imaginar otra mujer (u hombre), que no H.P.B.,
capaz de escribirlo.

La Doctrina Secreta
La "Doctrina Secreta" es, de manera sublime, imperfecta. Es "imperfecta", en el
sentido de (necesariamente) inacabada, de tan amplia la perspectiva que abre al
mundo. No pretendió, jamás, ser una presentación completa de la "Verdad".
Citando a Montaigne, escribió H.P.B. al finalizar la introducción de la obra: "Hice
apenas un ramillete de flores escogidas...". Es también "imperfecta" porque en su
poderosa síntesis, son tantos los temas que se van desdoblando, son tantos los
abordajes que se entrecruzan - en un sistema universal, donde todo está
relacionado con todo -, es tanta la materia discutida, es de tal modo pionera y
sorprendente para la época (tratando con la limitación de las palabras existentes
para expresar la Sabiduría que parece no tener fin), que sería imposible del todo
presentar partes perfectamente delineadas y ordenadas. Podemos imaginar la
tormentosa labor de Helena Blavatsky para expresar y dar cierta orden a los
chorros incesantes de su inagotable Conocimiento.

Nos extenderíamos demasiado en este artículo si citásemos pasajes de "La Doctrina


Secreta" mínimamente suficientes para ilustrar su grandiosidad y la cantidad de
temas pesquisados y de perspectivas presentadas. Nos da pena que sea así, dado
que son tantas (¡tantas, tantas!) y tan magníficas, profundas y sublimes todas las
que se nos ocurren al instante y las muchas más que vendrían después. Nos
consuela, sin embargo, el hecho de que en muchos números de esta revista
tendremos ocasión de citarla (a H.P.B. y especialmente a la Doctrina Secreta).

Un Himno a Sophía
De cualquier manera, no dejaremos de decir que el subtítulo de la obra - síntesis de
la ciencia, de la religión y de la filosofía - está plenamente justificado.
Efectivamente, la amplitud de las exposiciones y de las discusiones de orden
científico, religioso y filosófico es extraordinaria e, incluso, incomparable. Jamás
dejamos de asombrarnos con la vestedad de la sabiduría de la que Helena
Blavatsky puede llegar a ser depositaria y portadora.

Podemos comparar "La Doctrina Secreta" a una sinfonía. Innumerables temas se


desenvuelven y entrecruzan, surgen, van creciendo, y luego parecen desaparecer,
para elevarse otros igualmente fascinantes; entre tanto, aquellos son retomados,
más adelante, de modo aún más pujante y suntuoso. Como si fueran los varios
instrumentos de una orquesta, H.P.B. recurre a argumentos metafísicos, filosóficos,
religiosos, científicos, históricos, arqueológicos, geológicos, fisiológicos,
astronómicos, filológicos y etimológicos; introduce un copioso montón de citas de
gran diversidad (factor asombroso, teniendo en cuanta la escasez de su biblioteca y
la rareza de muchas obras transcritas...); evoca y se apoya en los textos, en los
principios, en las enseñanzas y en las terminologías de las tradiciones religiosas,
filosóficas, simbólicas y "mitológicas" de los más diversos y diferentes pueblos - en
899

un himno entusiasta al más vívido y demostrado universalismo. (Cuando, aún hoy,


personas consideradas cultas desconocen o son incapaces de valorar sin prejuicios
cualquier otra religión aparte de aquella en la que fueron criados en su "aldea", vale
la pena recordar las palabras de H.P.B., hace más de 110 años: "La Filosofía
Esotérica concilia todas las religiones, las desnuda de sus ropajes humanos
externos y demuestra que la raíz de cada una de ellas es la misma de todas las
demás religiones").

Algunos de esos términos, especialmente orientales, relevantemente en sánscrito,


pueden parecer, inicialmente, extrañas y casi indescifrables. Sin embargo, a
medida que su significado se va desvelando por la comprensión del sentido y de la
coherencia global del texto; a medida que en ellas encontramos el medio de
acceder a una realidad que va desdoblándose y profundizando cada vez más, hasta
saciarnos y (serenamente) exaltarnos con su majestuosa riqueza; a medida que
Parabrahman (1), Mulaprakriti (2), Purusha (3), Shakti (4), Svabhavat (5), Fohat
(6), Akasha (7), Vishwakarman(8), Twashtri (9), Anupapadaka (10) y otros
innumerables términos se van haciendo familiares e inmediatamente puntos de
referencia, entonces es cuando toda la fuerza, toda la ciencia, toda la belleza, toda
la concepción insuperable de la obra puede ser entendida. Cada nuevo término a
cuyo significado penetramos, es un nuevo instrumento que comenzamos a oir en el
gran concierto; cada parte de la gran síntesis para la que dirigimos nuestra
atención, es más un tema que se introduce en la gran sinfonía; cada nueva sutil
alusión a que nos disponemos a recorrer el camino señalado, es una nota altísima
para cuya longitud de onda nuestros oídos se vuelven sensibles.

Aún hoy se discute la realidad (o tipo de realidad) de los Mahatmas - Maestros de


Sabiduría (universal) y Compasión - de los que H.P.B. se confesaba discípula y de
cuya existencia doy testimonio. No tenemos, claro, el derecho de intentar impedir a
quien quiera que sea tener dudas u opiniones discordantes; sin embargo, no
creemos que cualquiera que esté exento de prejuicios, de fanatismo y de "espíritu
de secta" (mismo que muy respetada en las conveniencias sociales) y que haya,
verdaderamente, leído por completo "La Doctrina Secreta" - cosa que no hizo la
(casi) totalidad de sus adversarios - pueda no reconocerla como obra (casi) sobre-
humana.

Una Naturaleza Titánica


Dejamos más para el final la caracterización psicológica de Helena Petrovna
Blavatsky. Las personas pasan y las obras quedan (si ellas existen, como es el
caso) y, por eso, destacamos más su trabajo que a H.P.B. como persona. ¡Qué
podemos decir! Que ella era hipersensible, atormentada y casi salvaje.
Hipersensible - como invariablemente son los grandes genios que brillan en el
medio estancado y de bajo voltaje de la humanidad común. Atormentada - porque
sólamente con el sublime tormento de la creación se pueden edificar las obras
realmente valiosas. Salvaje - como todos los que se elevan por encima de las
mediocres convenciones sociales y de los chalecos de fuerza de los modelos
intelectuales pre-fabricados.

Detestaba la hipocresía, los prejuicios, la estrechez mental, la vulgaridad erigida en


autoridad; se salía de todos los cánones establecidos, que le aburrían y le hacían
perder la paciencia; era tenazmente luchadora y, sin embargo, capaz de la más
tierna y fraternal amabilidad; entendía que sólo extirpando la raíz de la ignorancia y
del egoísmo humano (causas de todos los males) se podría superar la miseria y el
sufrimiento pero también era sensible a la filantropía más inmediata y objetiva (por
ejemplo, fundó en Londres un club para ayudar a las trabajadoras en situaciones
deplorables); "se relacionaba con sus discípulos de muy diferente manera con unos
y con otros, adaptándose con escrupuloso cuidado a sus distintos temperamentos.
Como instructora, tenía una maravillosa paciencia y explicaba el mismo asunto una
900

y otra vez en todas sus posibles perspectivas" (en "Autobiografía de Annie


Besant").

En la Introducción de su obra "Old Diary Leaves" (Hojas de un Viejo Diario -


Historia Auténtica de la Sociedad Teosófica), Henry Steel Olcott hace una síntesis
de la naturaleza impar y difícilmente catalogable de Helena Blavatsky,
preguntándose: "¿Hubo alguna vez una criatura humana tan completa como esta
misteriosa, fascinante e iluminadora H.P.B.? ¿Dónde encontrar una personalidad
tan notable y dramática que mostrase tan claramente la bipolaridad de lo humano y
de lo divino?".

Algunos rasgos de la naturaleza de Helena Blavatsky pueden parecer casi


desconcertantes pero es preciso comprenderla: quien ningún otro peso lleva en su
existencia sino el de las pequeñas cosas banales, puede permanecer en la
inconsciencia del contentamiento con su normalidad y hasta, quizás, con su
supuesto auto-control; sin embargo, soportar la carga que H.P.B. tenía sobre sus
hombros y además ver su genio y pionerismo incomprendidos y humillados por la
mediocridad triunfante que le rodeaba, es una cosa que el hombre común ni
siquiera puede imaginarse - cuanto menos caminar con ese peso sin algunos
zigzags y algunos gemidos de cansancio. Así, ¡qué maravillosa fuerza y qué
tremendo auto-control el de H.P.B. para poder equilibrarse, perseverar y construir,
construir, construir¡

Entre tanto, los grandes propulsores de la evolución humana siempre vieron


levantarse contra sí las voces y la furia de los intereses instituídos, de las
posiciones cristalizadas, de las mezquinas conveniencias. H.P.B. no huyó a la regla
y su naturaleza hipersensible e hiper-energética "sufrió los tormentos del infierno"
con todas las calumnias, persecuciones e injusticias de las que fue objeto. Además
de varios tipos de difamaciones; algunas de una bajeza indecible - que no sólo eran
infundadas, como también eran elucidativas en relación al carácter ruin y malévolo
de sus fanáticos detractores -, se sustentó que no era nada más que una hábil
manipuladora de hombres, por eso, únicamente, "digna de quedar en la historia".

En cuanto a esta última acusación, nos permitimos hacer nuestras las palabras,
hace más de un siglo, por ella publicadas en "Le Lotus" (revista francesa del ramo
teosófico "Isis"): "... Efectivamente, una vieja mujer que consiguió, desde su
infancia, engañar a todos aquellos que a ella se aproximaban, que durante estos
catorce últimos años pudo engañar - pongamos "hipnotizar" - a centenas de
hombres inteligentes y decenas de personalidades de la más iluminada sociedad,
incluyendo algunos espíritus superiores irreprochablemente reconocidos como
hombres de ciencia, ¡una tal mujer merece, de hecho, pasar a la historia - y sus
víctimas con ella, nos apresuramos a añadir!".

El Precioso Legado
Fueron, verdaderamente, marcados o influenciados por su obra estadistas como
Gandhi (que sólo por la influencia de H.P.B. y Annie Besant comprendió la dignidad
de los valores hindúes), Rutherford Hayes (Presidente republicano de los Estados
Unidos de América entre 1877 y 1881) y Henry Wallace (Vice-Presidente demócrata
del mismo país 60 años más tarde); músicos como Scriabin (miembro de la ST),
Mahler y Sibelius; pintores como Gauguin, Mondrian, Kandinsky, Paul Klee o
Nicholas Roerich; poetas como William Yeats (miembro de la ST), George Russell,
T.S. Eliot y Fernando Pessoa (por mucho que a algunos contraríe...); escritores
como Bernard Shaw, Maurice Maeterlinck y Jack London; psicólogos como William
James, Jung y Gustav Fechner (Léase, sobre Fechner, su demostrado encuentro
con uno de los Maestros de H.P.B., referido en el Cap. XIV del libro "The Mahatmas
and Their Letters", de Geoffrey Barborka), científicos como Thomas Edison
(miembro de la TS), William Crookes (idem), Flammarion (que, incluso, fue Vice-
901

presidente de la misma Sociedad), Robert Millikan, Marconi, Rupert Sheldrake,


David Böhm, Robert Oppenheimer y Albert Einstein y tantos, tantos otros
elementos ilustres...

Ante la grandeza de Helena Blavatsky, tenemos el deber de honrarla y demostrar


que no vivió, luchó y sufrió en vano; tenemos el deber de pasar de la creencia
negligente y perezosa a la ciencia de la religión-sabiduría y de pasar del sectarismo
al universalismo; tenemos el deber de justificar el origen y el destino divino del ser
humano, que tan extraordinariamente fundamentó; tenemos, en fin, el deber de
ser dignos del precioso legado que nos dejó. No es demasiado fácil cumplir ese
deber y, mucho menos, asomarnos a su grandeza. Entre tanto, volviendo a citar al
Coronel Olcott ("Old Diary Leaves", Cap. LIII), podemos añadir "...Pero "Está la
gloria del Sol y otra es la gloria de la Luna y otra la gloria de las estrellas", de
modo, que si no puede haber más que un Sol H.P.B., ni más que una Luna Annie
Besant, hay lugar en nuestro cielo para ejércitos de estrellas".

José Manuel Anacleto


Presidente do Centro Lusitano de Unificação Cultural

Referencias bibliográficas

1. Olcott, H., "Old Diary Leaves - Authentic History of the Theosophical Society", The Theosophical Publishing
House, Adyar.

2. Wachtmeister, C. "Reminiscências de Helena Blavatsky e da Doutrina Secreta", Ed. Pensamento, São Paulo.

3. Besant, A."Autobiografia", Ed. Pensamento, São Paulo.

4. Besant, A. "H. P. Blavatsky and the Masters of Wisdom", The Theosophical Publishing House, Adyar.

5. Cranston, S. "Helena Blavatsky: A Vida e a Influência Extraordinária da Fundadora do Movimento Teosófico


Moderno", Ed. Teosófica, Brasília.

6. Murphet, H., "When Daylight Comes", The Theosophical Publishing House, Adyar.

7. Varios, "In Memory of Helena Petrovna Blavatsky", Theosophical Publising House, Adyar.

8. Jinarajadasa, C., "Personality of H.P.Blavatsky", The Theosophical Publishing House, Adyar.

9. Jinarajadasa, C., "The Golden Book of the Theosophical Society", The Theosophical Publishing House, Adyar.

10. Ransom, J., "A Short History of the Theosophical Society", The Theosophical Publishing House, Adyar.

11. Barborka, G., "H.P. Blavatsky, the Light-Bringer", The Theosophical Publishing House, Adyar.

12. Barborka, G., "The Mahatmas and Their Letters", The Theosophical Publishing House, Adyar.

13. Zirkoff, B., "Historical Introductions: How The Secret Doctrine Was Written", The Theosophical Publishing
House, Adyar.

14. Keightley, B., "Reminiscences of H.P. Blavatsky", The Theosophical Publishing House, Adyar.

15. Purucker, G., "H.P.Blavatsky: The Mistery", Point Loma Publications, San Diego.

16. Kingsland, W., "The Real H.P.Blavatsky", The Theosophical Publishing House, Londres.

17. "Portugal Teosófico", nº 58, Sociedade Teosófica de Portugal, Lisboa.


18. Blavatsky, H., "A Doutrina Secreta", Ed. Pensamento, São Paulo.

Evidentemente que, en esta bibliografía, sólo podemos indicar obras de autores que conocieron personalmente
a H.P.B. y/o, de modo profundo, su trabajo. Sería inadmisible, aunque muchos lo hagan, que nos basásemos en
opiniones establecidas en intereses y prejuicios ideológicos (materialistas o de sectas religiosas) en clara
oposición a los principios divulgados en su obra ( que leyeron por encima, para sacar partes fuera del contexto
y usarlas arbitrariamente). Sería lo mismo, por ejemplo, que hacer una biografía de Kennedy o Clinton con base
en las opiniones de Fidel Castro (y vive-versa); que hacer la biografía de Lutero en base a las opiniones de sus
contemporáneos Papas (y vive-versa).

MAGNA EST VERITAS ET PRAEVALEBIT


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2003

HELENA PETROVNA BLAVATSKY

LA LEYENDA DEL LOTO AZUL

Todo titulo de revista o de libro tiene que tener su razón de ser, y el de una
publicación teosófica sobre todo. El titulo se atiene a la expresión del
objeto de que se trate, simbolizando, por así decirlo, el contenido de la
publicación. Siendo la alegoría el lema de las filosofías orientales, seria una
lastima que uno percibiera en el nombre de “Lotus Bleu” (Loto Azul) tan
solo el nombre de una planta acuática, la Nymphoea Cerulea o Nelumbo.
Con el fin de no cometer semejante torpeza, vamos a tratar de iniciar a
nuestros lectores en el simbolismo del loto en general y del loto azul en
particular. Esta planta misteriosa y sagrada fue desde siempre considerada
como el símbolo del Universo, tanto en Egipto como en las Indias. No
existe un solo monumento en el valle del Nilo, ni un papiro, en los que esta
planta no tenga su lugar de honor. Desde los capiteles de las columnas
egipcias hasta las residencias y hasta el tocado de los reyes-dioses, el loto
se encuentra por todas partes simbolizando el Universo. Se convirtió
necesariamente en un atributo indispensable de todo dios creador, así como
de toda diosa, si bien esta ultima no tenia en filosofía mas que el aspecto
femenino del Dios, andrógino en principio, masculino a continuación.
903

Es del Padma Yont, “el seno del loto”, del Espacio absoluto o del
Universo, fuera del tiempo y del espacio, que emana el cosmos
condicionado y limitado por el tiempo y por el espacio. El Hiranya
Garbha, “el huevo”(o la matriz) de oro, de donde surgió Brahmâ es
llamado a menudo el loto celestial. El dios Vihnu, la síntesis de la trimurti
o trinidad hindú, flota adormecido durante las noches de Brahmâ”, sobre
las aguas primordiales, tendido sobre una flor de loto. Su diosa la bella
Lakshmi, surgiendo como la Venus Afrodita del seno de las aguas, tiene a
sus pies un loto blanco.
Es como un batir de los dioses reunidos, del Océano de leche, símbolo del
espacio y de la vía láctea que, formada de la espuma de las olas cremosas,
que Lakshmi, diosa dela belleza y madre del amor (kama), se apareció ante
los dioses maravillados, apoyada en un loto y sujetando otro en la mano.
He aquí el por qué los dos principales títulos de Lakshmi: padma, el loto, y
Ksztrabblit-tazzuyâ, hija del Océano de leche. Gautama , el Buda, que
jamás fue degradado al nivel de un dios, al ser sin embargo el primer osado
mortal que en la época histórica interrogo a la esfinge muda que se
denomina el Universo, y termino por arrancarles los secretos de la vida y
de la muerte, y que sin embargo, repetimos, jamás fue deificado, fue no
obstante reconocido por las generaciones posteriores de Asia como
dominador del Universo. Y es por esto que este vencedor y dueño del
mundo intelectual y filosófico se representa sentado sobre un loto abierto,
símbolo de este universo adivinado por él. En las Indias y en Ceilán, el loto
es generalmente de color dorado, entre los buddhistas del Norte es azul.
Sin embargo existe en el mundo una tercera clase de loto, el Ztzyphus. El
que come de él olvida su patria y a sus seres queridos, dicen los antiguos.
No sigamos este ejemplo: no olvidemos nuestra patria intelectual, la cuna
de la raza humana, y el lugar del nacimiento del loto azul.
Levantemos pues el velo del olvido que recubre una de las alegorías mas
antiguas, una leyenda vedica que los cronistas brahmanes han preservado
sin embargo. Solo que como estos cronistas la explican cada uno a su
manera, añadiendo variaciones,(1) la damos aquí, no según las versiones y
traducciones incompletas de los señores orientalistas, sino según la versión
popular. Así es como la cantan los antiguos bardos del Rajistán, cuando en
las tardes cálidas de la estación de las lluvias vienen asentarse bajo el
mirador del bungalow de los viajeros. Dejemos, pues, a los orientalistas
con sus especulaciones fantasiosas. ¿Que nos importa que el padre del
príncipe pusilámine y egoísta, que fue la causa dela transformación del loto
blanco en loto azul, se llamara Hartschandra o Ambarisha? Los nombres no
tienen nada que ver ni con la candida poesía de la leyenda, ni con su moral,
porque se encontrara una si se busca bien. Observemos mas bien que el
episodio principal recuerda curiosamente otra leyenda, la de Abraham
bíblico y la del sacrificio de Isaac.
904

He aquí la leyenda del Loto Azul.


Siglos y siglos han transcurrido desde que Ambarisha, rey de Ayodhyâ,
reinaba en la ciudad fundada por el santo Manú Vaivasvata, el hijo del sol.
El rey era un Sûryavansa (un descendiente de la raza solar) y se decóa el
servidor mas fiel de Varuna, el Eterno, el dios mas grande así como el mas
poderoso en el Rig-Veda (2). Pero el Eterno había negado herederos
masculinos a su adorador, lo cual hacia que el rey se sintiera
completamente derrotado.
“¡Ay! Se lamentaba este cada mañana mientras hacia su puja
(prácticamente sus devociones) ante los dioses inferiores. “¡Ay, de que me
sirve ser el rey mas grande de la tierra, si el Eterno me niega un sucesor de
mi sangre!”. Cuando haya muerto y este en la pila funeraria, ¿quién llevara
a cabo por mi el dulce deber filial de romper el cráneo a mi cadáver para
liberar mi alma de sus ultimas trabas terrenales? ¿Qué mano extraña,
durante la luna llena, colocara el rij del Sraddha, para honrar a mis manes?
(3) los mismos pájaros de la muerte,(4) ¿no se sustraerán del festín
fúnebre? Porque, con toda seguridad, mi sombra remachada a la tierra por
su gran desespero, no les dejara que la toquen!”
De este modo se sentía el rey desolado, cuando su grithasta (capellán de la
familia) le inspiro la idea de hacer un voto. Si el Eterno le enviaba dos o
mas hijos, él le prometía al dios sacrificarle el mayor, en una ceremonia
publica , cuando la victima hubiera alcanzado la pubertad. Atraído por esta
promesa de carnes sangrientas y humeantes, de tan grato perfume para
todos los grandes dioses, Varuna acepto la promesa del rey, y el feliz
Ambarisha tuvo un hijo, seguido de varios otros. El mayor, el heredero de
la corona, pro tempore fue llamado Rohita (el rojo) y apellidado el
Devarata, lo cual, traducido literalmente significa el “Dios dado”. Devarata
creció y muy pronto se convirtió en un guapo príncipe, pero tan egoísta y
astuto como bello, si hemos de dar crédito a las leyendas.
Cuando el príncipe hubo alcanzado la edad requerida, el Eterno, hablando
por boca del mismo capellán de la corte, conminó al rey a mantener su
promesa. Pero, Ambarisha, inventando cada vez mas pretextos para alejar
el momento del sacrificio hizo que, finalmente, el Eterno se enfadara...Y
como dios colérico y celoso que era, amenazó al rey con toda su cólera
divina.
Durante mucho tiempo, ni requerimientos ni amenazas obtuvieron el efecto
deseado. Mientras hubo vacas sagradas que pasaban de los establos reales a
la de los brahmanes, y dinero en las tesorerías para llenar las criptas de los
templos, los brahmanes consiguieron tener tranquilo a Varuna. Pero,
cuando ya no quedaron ni vacas ni dinero, el Eterno amenazo al rey de
sumergir su palacio con él y sus herederos, y si escapaban a ellos
quemarlos vivos. Habiendo agotado los argumentos, el pobre rey
905

Ambarisha hizo llamar a su primogénito y le informo de la suerte que le


esperaba. Pero Devarata no le presto oídos. Se negó a someterse a la doble
voluntad paternal y divina.
De modo que, cuando se hubieron encendido las hogueras del sacrificio y
cuando toda la buena gente de Adyodhya se hubo reunido emocionada. El
príncipe heredero fue el único que falto a la fiesta.
Se había refugiado en los bosques de los yoguis. Ahora bien, estos bosques
estaban habitados por santos eremitas y Devarata sabia que allí era
inatacable e inexpugnable. Se le podía visitar, pero nadie podía violentarle,
ni siquiera el mismo Varuna, el Eterno. Esto era muy simple. Las
austeridades religiosas de los Aranyakas (los santos de la selva), de entre
los cuales varios eran Datillas, (titanes, la raza de gigantes y demonios), les
proporcionaban tal poder que todos los dioses temblaban ante su
omnipotencia y sus poderes sobrenaturales, incluido el Eterno.
Estos Yoguis antediluvianos, según parece, poseían el poder de destruir a
este mismo Eterno, a voluntad, tal vez porque fueron ellos mismos quienes
lo habían inventado.
Devarata paso en los bosques varios años; luego, finalmente, tuvo bastante.
Diciéndose que podría satisfacer a Varuna encontrado un sustituto que se
hiciera inmolar en su lugar, con tal que fuera un hijo de un Rishi, se puso
en camino y termino por descubrir lo que necesitaba.
En el país que se extiende cerca d e las riberas floridas del famoso lago
Pushkara, había hambre, y un gran Santo llamado Ajigarta, (5) estaba a
punto de morir de hambre con toda su familia. Tenia varios hijos, el
segundo de los cuales, un adolescente virtuoso llamado Sunahsepha, estaba
apunto de convertirse en Rishi él también. Aprovechando la penuria y
pensando, con razón, que panza hambrienta tendría mas oídos que vientre
satisfecho, el astuto Devarata puso al corriente de su historia. Después de lo
cual le ofreció cien vacas a cambio de Sunahsepha, para servirle de
sustituto como comida de ofrenda en el altar del Eterno. El padre virtuoso
se negó abiertamente al principio. Pero el dulce Sunahsepha se ofreció él
mismo y hablo de este modo a su padre:
“¿Qué importa la vida de un solo hombre, cuando ésta puede salvar la vida
de tantos otros?. El Eterno es un Dios grande, y su misericordia es infinita;
pero también es un dios muy celoso y su cólera es pronta y vengativa.
Varuna es el dueño del terror, y la muerte obedece a su mandato. Su
espíritu no se avendrá siempre con el que le desobedece . se arrepentirá de
haber creado al hombre y entonces quemara vivos cien mil lakhs de
personas inocentes, (6) por un solo culpable. Si su victima se le escapa, con
toda seguridad secara nuestros ríos, hará que la tierra arda y afectara las
mujeres en cinta, en su bondad infinita...Deja, pues, que me sacrifique,
padre mío, por este extranjero que nos ofrece cien vacas; porque eso evitará
906

que tu y mis hermanos, muráis de hambre y librara a miles de otros de una


muerte terrible. A este precio, abandonar la vida es dulce para mí.”
El viejo Rishi vertió un mar de lagrimas; pero terminó por consentir y se
fue a preparar la pira de sacrificio. (7)
El lago Pushkara (8) era uno de los lugares favorecidos de esta tierra por la
diosa Lakshmi-Padma (loto blanco), quien se sumergía a menudo en sus
frescas olas para rendir visita a su hermana mayor, Varuni, la esposa de
Varuna, el Eterno. (9) Lakshmi-Padma escucho la ofrenda de Devarata, vio
el desespero del padre y admiro la devoción filial de Sunahsepha. Llena de
piedad, la madre del amor y de la compasión mando buscar al Rishi
Visvamitra, uno de los siete Manús primordiales e hijos de Brahma, y
consiguió interesarle en la suerte de su protegido. El gran Rishi le prometió
su ayuda. Apareciéndose ante Sunahsepha mientras permanecía invisible
para los demás, le enseño dos versículos sagrados (Mantras) del Rig-Veda,
haciéndole prometer que los recitaría en la pira. Ahora bien, el que
pronunciara estos dos mantras (invocaciones) obligaría a todo el cónclave
de los dioses, con Indra a la cabeza, a venir en su ayuda y se convertiría por
eso mismo en Rishi en esta vida o en su próxima encarnación.
El altar se levanto a la orilla del lago, la pira preparada y la multitud
reunida. Entendiendo y después atando a su hijo sobre el altar perfumado.
Ajigarta se provee del cuchillo del sacrificio. Luego, levanta su brazo
trémulo por encima del cuerpo de su hijo amado, mientras éste recita los
versículos sagrados. Todavía un instante de duda y de dolor supremo...y,
cuando el hijo termina su mantram, el viejo Rishi hunde su cuchillo en el
seno de Sunahsepha.....
Pero, ¡Oh milagro! Al instante, Indra, el dios del azur (el firmamento) se
desliza desde los cielos y se precipita en medio de la ceremonia. Rodeando
la pira y la victima con una espesa nube azulada, la neblina apaga las
llamas de la pira y desata las cuerdas que sujetaban al hijo cautivo. Es
como si un ángulo del cielo azul se hubiera abatido sobre el lugar
iluminando el país entero y coloreando toda la escena con su dorado azul.
Asustados, la multitud y el mismo Rishi cayeron prosternados, medio
muertos de miedo. Cuando volvieron en si, la niebla había desaparecido y
se había verificado un cambio total de la escena.
El fuego de la pira se había reanimado por si mismo y, extendida encima,
se veía una cierva (Rohitj, (9) que no era otra que el príncipe Rohita, el
Devarata, que, con el corazón traspasado por el cuchillo que el había
dirigido contra otro, se quemaba en holocausto por su pecado.
A pocos pasos del altar, extendiendo, también, pero sobre un lecho de
lotos, dormía apaciblemente Sunahsepha. Y en el lugar donde el cuchillo
había alcanzado su seno, se vio expandirse un hermoso loto azul . El mismo
lago Pushkara, recubierto un instante antes de lotos blancos cuyos pétalos
907

brillaban al sol como copos plateados llenos de amrita (10) Reflejaban


ahora el azul del cielo; los lotos blancos se habían convertido en azules.
Entonces se oyó una voz melodiosa como la voz de la vina, elevándose en
el aire desde el fondo de las olas, que pronunciaba estas palabras y esta
imprecación :
“Un príncipe que no sabe morir por sus súbditos no es digno de reinar
sobre los hijos del Sol. Reinara en una raza de cabellos rojos, una raza
bárbara y egoísta; y las naciones que descenderán de él no tendrán como
herencia sino el poniente. Es el segundo hijo de un asceta mendicante,
aquel que sacrifica sin dudar su vida para salvar la de los demás, el que se
convertirá en rey y reinara en su lugar.”
Un estremecimiento de aprobación puso en movimiento el tapiz florido que
recubría el lago. Abriendo a la luz dorada sus corazones azules, los lotos
sonrieron de alegría y enviaron un himno de perfume a Surya, su sol y
señor. Toda la naturaleza se regocijó, excepto Devarata que no era mas que
un puñado de cenizas.
Entonces Visvamitra, el gran Rishi, aunque padre ya de cien hijos, adopto a
Sunahsepha como su primogénito, y maldijo de antemano, a modo de
precaución, a todo mortal que se negara a reconocer en el ultimo nacido del
Rishi, al primogénito de sus hijos y heredero legitimo del trono del rey
Ambarisha.
Como consecuencia de este decreto Sunahsepha nació, en su siguiente
encarnación, en la familia real de Ayodhyâ, y reino sobre la raza Solar
durante 84.000 años.
En cuanto a Rohita, por mas Devarata o dios que fuera, sufrió la suerte a
la que Lakshmi-Padma le había señalado. Se reencarno en la familia de un
extranjero sin casta, (Mecckha-Yavana) ,y se convirtió en el antecesor de
las razas bárbaras de cabellos rojos que habitan Occidente.”
Es para la conversión de estas razas que le Loto Azul se fundo. Y si algunos
de nuestros lectores pone en duda la verdad histórica de esta narración de
nuestro antepasado Rohita y de la transformación de los lotos blancos en
azules, quedan invitaos a realizar un viaje a Ajinir.
Una vez allí, no tendrán mas que situarse a la orilla del lago tres veces
santo, llamado Pushkara, donde todo peregrino que en él se baña durante la
luna llena del mes de octubre-noviembre, alcanza la mas elevada santidad,
sin mayor preocupación. Allí, los escépticos podrán ver con sus propios
ojos el lugar donde se levanta la pira de Rohita, así como las aguas
frecuentadas en otro tiempo por Lakshmi.
Podrán ver incluso los lotos azules, si gracias a una nueva transformación
decretada por los dioses, la mayoría de estas plantas no se han convertido
desde entonces en cocodrilos sagrados a los que nadie tiene el derecho de
molestar. Lo cual hace que nueve peregrinos de cada diez que se bañan en
908

las aguas del lago, tienen la oportunidad de entrar en el Nirvana casi en


seguida, y que los cocodrilos sagrados son los mas grandes de su especie.

(De LE LOTUS BLEU, abril 1890, copiado del de octubre 2001)


(Sophia nº 157,enero 2002, S.T.E )

(13) – Comparad la historia de Sunahspha, en “Bhâgavata”,IX, XVI,35; el


Ramayana, leer I,cap. LX; Manú X, 105; Koulloûka Bhatla (el Historiador);
Bahwruba y Aitareya Brahmanas; Vishnu Purana, etc. Etc. Cada libro en su
versión.
(14) - Sólo es mucho mas tarde, en el Panteón dogmático y el politeísmo
simbólico de los brahmanes que Varuna se convierte en el Poseidón o Neptuno
que ahora es. En el Veda, es el mas antiguo de los dioses, uno con el Urano
griego; es decir, una personificación del espacio celeste y de los cielos infinitos,
el creador y el gobernador del cielo y de la tierra, el Rey, el Padre y el Maestro
elegido del mundo, de los dioses y de los hombres. El Urano de Hesiodo y el
Zeus de los griegos en uno.
(15) – Las cornejas y los cuervos.
(16) – La Sraddha es una ceremonia póstuma observada durante nueve días
por el pariente mas próximo del difunto. Hubo un tiempo en que esta ceremonia
era mágica . actualmente consiste principalmente en esparcir, entre otras
practicas, granos de arroz cocido delante de la puerta de la casa del difunto. Si
las cornejas devoran rápidamente el arroz, es un signo de que el alma se ha
liberado y esta en paz. Sino, estos pájaros tan voraces, al no tocar el alimento,
facilitan la prueba de que el pisatcha o blout (fantasma) está allí para impedirlo.
La Sraddha es una superstición, evidentemente, pero no más, con toda
seguridad, que las novenas y misas de los muertos.
(17) - Otros lo llaman Rishita y hacen del rey Ambarisha, Harixhandra, el
famoso soberano que fue el parangón de todas las virtudes.
(18) - Un lakh es una medida de 100.000, se trate de hombres o de monedas.
(19) - Manú (lib. X, 105), aludiendo a esta historia señala que Ajigarta, el
santo Rishi, no cometió ningún pecado vendiendo la vida de su hijo, puesto que
este sacrificio preservaba su vida y la de toda su familia. Esto nos recuerda otra
leyenda, más moderna, si bien puede servir de paralelo a está. El Conde
Ugolino, condenado a morir de hambre en su torreón, ¿no devoro a sus hijos
“para conservarle un padre”?. La leyenda popular de Sunashsepha es mas
hermosa que el comentario de Manú; una interpolación de los brahmanes en los
Manuscritos falsificados, evidentemente.
(20) - Este lago es llamado algunas veces Pohker en nuestros días. Es un
famoso lugar de peregrinación anual situado en un bonito lugar y a cinco millas
inglesas de Ajmir, en el Rajistán. Poushkara significa “loto azul”, y el agua del
lago esta recubierta como si fuera un tapiz por estas hermosas plantas. Pero la
leyenda asegura que en un principio eran blancas. Poushkara es también nombre
propio de hombre y el nombre de una de las “siete islas sagradas” de la
Geografía delos hindúes , las Sapta dvipa.
(21) - Varuni, diosa del calor (mas tarde diosa del Vino) también nació del
Océano de leche. De los “catorce objetos preciosos” producidos por el batir, ella
aparece la segunda y Lakshmi la ultima, precedida por la copa de Amrita, la
bebida que proporciona la inmortalidad.
909

(22) – Un juego de palabras, Rohit en sánscrito es el nombre de la hembra del


gamo, de la cierva, y Rohita quiere decir “el rojo”. Es por su cobardía y su
miedo a morir que fue transformado en cierva por los dioses, según la leyenda.
(23) –El elixir que confiere inmortalidad.
(24) –Una especie de laúd cuya invención es atribuida al dios Shiva.

*** *** ***


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La Marejada
(The Tidal Wave, Lucifer, nov. 1889)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

La marejada de almas más profundas,


En nuestro ser más recóndito se estrella,
Elevándonos inconscientemente,
De todas las preocupaciones ordinarias.
—Longfellow

El gran cambio psíquico y espiritual que está verificándose en el campo del Alma
humana es muy significativo. Vio sus albores casi al principio del último cuarto de
nuestro siglo a punto de terminar y, según una profecía mística, culminará, en el bien o
en el mal para la humanidad civilizada, con el ciclo actual que se clausurará en 1897.
Sin embargo, el gran cambio no se efectúa en solemne silencio ni son pocos los que
pueden percibirlo. Al contrario, se afinca en medio de un bullicio estentóreo de lenguas
petulentas y gárrulas, un contraste de opinión pública a cuya comparación, el rugido
incesante y ascendente de la agitación política más tumultuosa, se asemejará al
revoleteo de las hojas de la joven foresta en un cálido día primaveral.

En realidad, el Espíritu humano finalmente ha despertado, después de haber


estado cuidadosamente ocultado al ojo público y desterrado de la arena del aprendizaje
moderno. Ahora se está afirmando, exigiendo, enfáticamente, sus derechos no
reconocidos, mas sin embargo legítimos. No acepta más ser el objeto del pisoteo que el
materialismo perpetra con su pie brutal, no quiere ser el tema de especulación de las
iglesias y la insondable fuente de entrada económica para aquellos que se han
autoconstituido sus custodios universales. El materialismo negaría, a la Presencia
Divina, todo derecho a existir, mientras los otros tratan de acentuarlo y probarlo
mediante sus emisarios y custodios eclesiásticos provistos de bolsa y caja para recaudar
fondos. Sin embargo, el Espíritu humano, el rayo y emanación directa, si bien ahora
distorsionado, del Espíritu Universal, finalmente ha despertado. Hasta la fecha, en el
910

campo de la Ilusión, ha permanecido desoído y desapercibido mientras que, a menudo,


ha sido objeto de vilipendio, persecución y degradación debido a la ignorancia, la
ambición y la codicia. Con frecuencia, un Orgullo desatinado lo ha convertido "en un
ciego transeúnte, como un bufón al que otros bufones escarnecen." Hoy, el Espíritu
humano ha vuelto, como el Rey Lear, de una demencia aparente a sus sentidos y,
alzando la voz, ahora habla con tono autoritario, que los seres de antaño solían escuchar
en silencio reverencial a través de edades incalculables hasta que, ensordecidos por el
fragor y el bullicio de la civilización y la cultura, no pudieron oírlo más [...]

¡Mirad a vuestro alrededor y observad! Pensad en lo que vosotros véis y oís y


sacad vuestras conclusiones. La edad del burdo materialismo, de la insensatez y de la
ceguera del Alma está rápidamente escurriéndose. Una lucha mortal entre el misticismo
y el materialismo no es más inminente; pero ya se ha librado. La falange que ganará en
la hora suprema se convertirá en el maestro de la situación y del futuro: será el autócrata
y el único a disponer de los millones de seres ya nacidos y por nacer, hasta la parte final
del siglo xx. Si podemos confiar en los signos del tiempo, los Animalistas no serán los
conquistadores. Esto nos lo avalan los autores denodados y prolíficos que últimamente
se han sublevado por defender los derechos del Espíritu para que reine sobre la materia.
Muchas son las almas honestas y pletóricas de aspiraciones que se elevan como un
dique contra el torrente de aguas fangosas del materialismo y, encarando entonces la
inundación hasta la fecha dominante, la cual continúa, imperturbablemente, arrastrando
los fragmentos del naufragio del Espíritu Humano derrocado, precipitándolos en
abismos ignotos, ahora preceptúan: "¡Hasta aquí has llegado, no irás más allá!"

Oímos un sonido elevarse entre toda esta desavenencia exterior y desorganización


de armonía social, entre la confusión y las vacilaciones anémicas y cobardes de las
masas, vinculadas al yugo estrecho de la rutina, la propiedad y la hipocresía, entre la
reciente calma muerta del pensamiento público que ha desterrado de la literatura toda
referencia acerca del Alma, el Espíritu y su función divina durante el completo período
intermedio de nuestro siglo. La voz de la grandiosa Alma humana, abandonando los
tonos tímidos, proclama, como una nota de promesa clara, definida y de amplio alcance,
el ascenso y la casi resurrección del Espíritu humano en las masas, el cual está
despertando en los representantes más eminentes en el campo del pensamiento y de la
erudición. Habla en el más humilde y en el más encomiado, estimulándolos a todos a la
acción. El Espíritu humano renovado y dispensador de vida está, intrépidamente,
liberándose de las cadenas oscuras de la existencia animal y de la materia que, hasta
entonces, habían subyugado todo. Observadlo, dice el poeta, mientras se eleva con sus
amplias alas prístinas, ascendiendo a las regiones de la verdadera vida y luz, donde,
tranquilo y divino, contempla, con auténtica piedad, esos ídolos áureos del moderno
culto material, con sus pies de arcilla, los cuales, hasta entonces, han eclipsado, de la
vista cegada de las masas, sus verdaderos dioses vivientes [...]

Una vez, un crítico escribió que la literatura es la confesión de la vida social,


capaz de reflejar todos sus pecados y todos sus actos viles y heroicos. En este sentido,
un libro es mucho más importante que cualquier ser humano. Los libros no representan
a un ser, sino son el espejo de una hueste de individuos. Por lo tanto, el gran poeta-
filósofo inglés, hablando de los libros, dijo que era tan difícil matarlos y eran tan
prolíficos como los dientes del dragón de la fábula y, al sembrarlos aquí y allá,
engendrarán luchadores armados. Matar un buen libro equivale a matar un ser humano.
911

El "poeta-filósofo" tiene razón.

Es cierto que en la literatura está rayando una nueva era. Nuevos pensamientos e
intereses han creado necesidades intelectuales inéditas, por lo tanto, está surgiendo una
incipiente raza de autores. La nueva especie en cuestión, gradual e imperceptiblemente,
excluirá a la antigua, esos matusalenes de antaño quienes, aunque reinen nominalmente,
se les consiente hacerlo por fuerza de costumbre más que por predilección. Aquel que
repite como loro y de manera obstinada la antigua fórmula literaria, ateniéndose,
desesperadamente, a las tradiciones del editor, no satisfará las nuevas necesidades. Lo
mismo vale para el ser que prefiere la estrecha disciplina de su grupo en lugar de la
búsqueda para el Espíritu humano desterrado desde hace mucho tiempo y las Verdades
ahora perdidas. Ellos no apagarán las nuevas necesidades, rol desempeñado por aquel
que, separándose de su amada "autoridad," iza intrépidamente la bandera del Hombre
Futuro sustentándola impávidamente. Al final, aquellos que, entre el actual dominio
omnímodo de la adoración de la materia, los intereses materiales y el egoísmo, habrán
luchado con denuedo en favor de los derechos humanos y la naturaleza divina del ser,
se convertirán, si vencen, en los maestros de las masas en el próximo siglo y también en
sus benefactores.

Sin embargo, desgraciado sea el siglo XX si prevalece la escuela de pensamiento


vigente; ya que, una vez más, al Espíritu se le pondría en cautiverio, enmudeciéndolo
hasta el final de la edad entrante. Los fanáticos de una hermenéutica literal, los
iconoclastas y los vándalos que pugnan contra el nuevo Espíritu de pensamiento y las
Cabezas Redondas1 modernas que apoyan a las antiguas tradiciones religiosas y sociales
puritanas, jamás serán los protectores ni los salvadores del pensamiento y del Espíritu
humano en su fase actual de resurrección. Los sabios del futuro no serán estos
sustentadores excesivamente proclives al antiguo culto, ni las herejías medioevales de
aquellos que guardan, como una reliquia, todo error de su secta o grupo y que vigilan
celosamente sobre su pensamiento, no sea que, saliendo de su adolescencia, asimilen
alguna idea más fresca y benéfica. La hora de la nueva edad histórica no habrá sonado
para ellos; sino para los que hayan aprendido a expresar y practicar las aspiraciones y
las necesidades físicas de las generaciones emergentes y de las masas ahora pisoteadas.
Para que uno comprenda plenamente la vida individual con sus misterios fisiológicos,
psíquicos y espirituales debe dedicarse al estudio y al conocimiento de la vida colectiva
o de la Humanidad, con todo el fervor de la filantropía altruista y el amor hacia sus
hermanos, los seres humanos. Debe descifrar, entender y recordar los sentimientos y las
aspiraciones profundas y más recónditas del gran corazón doliente de los pobres, sin
preconceptos o prejuicios y sin el menor temor hacia los posibles resultados en una u
otra dirección. Para que efectúe esto debe, primero: "afinar su alma con la de la
Humanidad," según enseña la antigua filosofía; dominar cabalmente el correcto
significado de cada línea y palabra en el Libro de la Vida de la Humanidad cuyas
páginas se vuelven rápidamente y saturarse por completo con la verdad de que esta
última es un entero inseparable de su propio Ser.

En nuestra edad tan decantada de ciencia y cultura, ¿cuántas personas capaces de


interpretar profundamente la vida podemos encontrar? Por supuesto, no nos estamos
refiriendo sólo a los autores, sino a los filántropos y a los altruistas contemporáneos que
actúan sin reconocimiento, si bien todos los conozcan. Los amigos de la gente, los
amantes generosos del ser humano y los defensores del derecho humano para la
emancipación del Espíritu. Estos son, en realidad, muy pocos; ya que constituyen las
912

raras flores de la edad y por lo general son los mártires de las masas inclinadas al
prejuicio y de los oportunistas. Como las maravillosas "flores de la nieve" de la Siberia
nórdica, las cuales, a fin de germinar del suelo glacial y congelado, deben penetrar un
espeso estrato de nieve sólida y helada, así estos caracteres atípicos deben pugnar sus
luchas toda la vida contra la indiferencia, la crueldad humana y el mundo egoísta y
escarnecedor de los acaudalados. Aún, sólo ellos pueden cumplir la tarea de
perseverancia y sólo a ellos se les ha entregado la misión de hacer virar, los círculos
sociales de la clase más conspicua, de la ancha y simple vía de la riqueza, la vanidad y
los placeres vacuos, para encauzarlos en el sendero arduo y espinoso de los problemas
morales superiores y la percepción de deberes morales más elevados que aquellos a los
cuales están dedicando su búsqueda. Estos son también los individuos que, estando ya
despiertos a una actividad superior del Alma, se les dota, al mismo tiempo, de talento
literario y cuyo deber consiste en desempeñar el rol de despertar, a la vida real y a la
luz, la Bella durmiente y la Bestia en su Castillo encantado de Frivolidad. Aquellos que
pueden, que procedan intrépidamente manteniendo esta idea axial en su mente y tendrán
éxito. Se debe regenerar a los ricos si queremos beneficiar a los pobres; ya que la clase
de los "desheredados" es la planta muy frondosa de la raíz del mal que reside en los
acaudalados. A primera vista, esto puede parecer paradójico, sin embargo es verídico y
demostrable.

En presencia de la degradación actual de todo ideal y también de las aspiraciones


más nobles del corazón humano, que cada día adquieren más prominencia en las clases
altas, ¿qué podemos esperar de los desamparados? Toca a la cabeza guiar a los pies, a
los cuales, no se les puede considerar responsables por sus acciones. Consecuentemente,
trabajad para el advenimiento de la regeneración moral de las clases cultas, sin embargo
más disolutas, antes de tratar de hacer lo mismo por nuestros jóvenes Hermanos más
ignorantes. La regeneración de estos últimos se emprendió años atrás y continúa siendo
vigente hoy; pero sin buenos resultados perceptibles. ¿No es quizá evidente que la razón
de esto remonta al hecho de que, (exceptuando a) unos pocos trabajadores diligentes,
sinceros y dispuestos al sacrificio completo en ese campo, la gran mayoría de los
voluntarios consiste de estas mismas clases frívolas y superegoístas que "juegan a la
caridad" y cuyas ideas sobre el mejoramiento del estado físico y moral de los pobres
están circunferidas a su concepto favorito según el cual sólo la Biblia y el dinero pueden
efectuarlo? Afirmamos que este binomio no puede realizar ningún bien; ya que la
predicación de la letra muerta y una lectura de la Biblia forzada, exacerban a la gente
conduciéndolas, después, al ateísmo, mientras el dinero, como una ayuda transeúnte,
remunera las cajas de las cantinas en lugar de ser el medio con el cual comprar el pan.
Por lo tanto, la raíz del mal yace en una causa moral y no física.

Si se nos pregunta: ¿Qué es lo que puede auxiliar? Contestamos diciendo


intrépidamente: la literatura teosófica, apresurándonos a especificar que con este
término no implicamos los libros concernientes a los adeptos y a los fenómenos, ni a las
publicaciones de la Sociedad Teosófica.

Disfrutad y beneficiad de la "marejada" que ahora está felizmente estallando sobre


media Humanidad. Hablad al Espíritu de la Humanidad que está despertando, al
Espíritu humano y al Espíritu en el hombre, estos tres en Uno y el Uno en el Todo.
Dickens y Tackery, ambos nacidos un siglo demasiado tarde o un siglo demasiado
pronto, se intercalaron entre dos marejadas del pensamiento humano espiritual y si bien
han dado un buen servicio individual, induciendo ciertas reformas parciales, aún no
913

lograron tocar a la Sociedad y a las masas en general. Lo que el mundo europeo necesita
actualmente, es una docena de escritores como el ruso Dostoievsky, cuyas obras, aún
siendo tierra ignota para la mayoría, son bien conocidas en el continente y entre las
clases cultas americanas e inglesas. La actitud del autor ruso es la siguiente: ha
perorado, de manera denodada e intrépida, las verdades menos agradables, a las clases
superiores y hasta a aquellas oficiales, las cuales constituyen un peligro más grande que
las primeras. Aún, mirad, la mayoría de reformas administrativas de los últimos 20
años, se deben a la influencia silenciosa e inoportuna de su pluma. Según uno de sus
críticos, las grandes verdades que el escritor expuso, tocaron a todas las clases de forma
tan vívida y poderosa que las personas con concepciones diametralmente antitéticas, no
podían más que sentir una simpatía más amable hacia este escritor impávido,
expresándosela, como demuestra el siguiente extracto:

A los ojos de todos, amigos o enemigos, se convirtió en el


portavoz de la necesidad, irreprimible e indemorable sentida por
la Sociedad, de otear, con absoluta sinceridad, las reconditeces
más íntimas de su propia alma y llegar a ser el juez imparcial
de sus acciones y de sus aspiraciones.
Toda nueva corriente de pensamiento, toda nueva tendencia de la
edad tuvo y siempre tendrá sus contrincantes y sus enemigos,
algunos acometiéndola con osadía pero sin éxito y otros con gran
destreza. Sin embargo, podemos decir que están hechos de la
misma pasta común a todos: los mismos objetivos externos,
egoístas y mundanos y los idénticos fines y cálculos materiales
que alimentan su resistencia y objeciones son aquellos que
guiaban a ss contendientes. Mientras apuntan otros problemas y
abogan otros métodos, en realidad, no cesan, ni por un instante,
de vivir con sus enemigos en un mundo poblado por los mismos
intereses comunes y continuando también en las idénticas
concepciones fundamentales de la vida.
Entonces, lo que llegó a ser necesario era un hombre quien,
ajeno a todo partidismo o lucha en favor de la supremacía,
aportara su pasado como una garantía que avalara la sinceridad y
honestidad de sus ideas y propósitos. Una persona cuyo
sufrimiento personal sellara la firmeza de sus convicciones y
por último, un escritor de innegable genio literario. Sólo un
hombre de tal género podía pronunciar palabras capaces de
despertar el verdadero espíritu en una sociedad que está
navegando a la deriva en una dirección errónea.
Dostoievsky era un hombre de este calibre, el patriota-preso, el
ganapán retornado de la Siberia, el escritor famoso en Europa y
en Rusia, el pobre inhumano gracias al aporte voluntario, el
poeta que tocaba el alma de toda persona desheredada, insultada,
injuriada y humillada. Aquel que presentó, con una crueldad
imperturbable, las plagas y las llagas de su edad [...]
Esta clase de escritores es lo que hace falta en nuestros días de redespertar y no
autores que escriben por la riqueza o la fama; sino apóstoles impávidos del Mundo
viviente de la Verdad, los sanadores morales de las llagas pustulosas de nuestro siglo.
Francia tiene a su Zola quien indica, de manera suficientemente brutal, sin embargo
realista, la degradación y la lepra moral de su gente. Mas Zola, mientras castiga los
vicios de las clases inferiores, nunca se ha atrevido, con su pluma, a fustigar un nivel
más alto que la pequeña burguesía, haciendo entonces, caso omiso de la inmoralidad de
las clases superiores. Por lo tanto, sus obras no han afectado mínimamente a los
campesinos que no las leen, mientras la burguesía, interesándose muy poco de la plebe,
914

ha prestado una tal atención a su novela Pot Bouille que ha hecho perder, al realista
francés, todo deseo de meterse donde no lo llaman. Desde el principio, Zola ha seguido
un camino que, aún conduciéndolo a la fama y a la fortuna, se ha demostrado ser
infructuoso en lo que concierne a los efectos benéficos.

Es dudoso que los teósofos presentes o futuros, realicen una aplicación de la


sugerencia anterior. Escribir novelas con un sentido moral suficientemente profundo
para embullir a la Sociedad, implica un gran calibre literario y un teósofo congénito
como lo era Dostoievsky, dejando fuera del cotejo a Zola. Sin embargo, estos talentos
son raros en todos los países. Aun cuando se carezca de tal versación, se puede hacer el
bien de manera más reducida y humilde: anotando y exponiendo, en narrativas
impersonales, los vicios y los males evidentes de nuestra época, valiéndose de la
palabra, de la acción, de la prensa y del ejemplo práctico. Que la fuerza del ejemplo
anime a otros que lo seguirán y los seres del siglo XX, si no del XIX, en lugar de
mofarse de nuestras doctrinas y aspiraciones, tendrán una vista más clara y una
capacidad de discernir con conocimiento y según los hechos, en lugar de prejuzgar
conforme a conceptos erróneos arraigados. Entonces y sólo entonces, el mundo se verá
obligado a reconocer su posición equivocada admitiendo que únicamente la Teosofía
puede, poco a poco, crear una humanidad tan armoniosa y simple en su alma como el
Cosmos, sin embargo, para que esto se actualice, los teósofos deben comportarse como
tales. Habiendo secundado el despertamiento espiritual en muchos seres, afirmamos
intrépidamente, retando a la contradicción, ¿deberíamos, quizá, detenernos, en lugar de
nadar con la Marejada?

Lucifer, Noviembre de 1889

Nota
1
Sobrenombre burlón aplicado a los puritanos.

La Memoria en el Agonizante
(Memory in the Dying, Lucifer, oct 1889)

[Artículos por H. P. Blavatsky]

Encontramos en una carta muy antigua de un MAESTRO, escrita años atrás a un


miembro de la Sociedad Teosófica, las siguientes líneas sugestivas sobre el estado
mental de un hombre agonizante:

" En el último momento, la vida entera es reflejada en


nuestra memoria y emerge de todos los rincones y
esquinas olvidadas, cuadro tras cuadro, un evento tras
otro. El cerebro agonizante desaloja su memoria con un
fuerte y supremo impulso; y la memoria restablece
fielmente cada impresión que le ha sido confiada
915

durante el período de actividad del cerebro. Esos


pensamientos e impresiones que fueron los más fuertes,
naturalmente se vuelven los más vívidos, y sobreviven,
por así decirlo, a todos los demás, los cuales ahora se
desvanecen y desaparecen por siempre, pero reaparecerán
en el Devachan. Ningún hombre muere demente o
inconsciente, como unos fisiólogos afirman. Igualmente
un hombre loco o uno en un ataque de delirium tremens
tendrán su instante de perfecta lucidez en el momento
de la muerte, aunque sean incapaces de decírselo a los
que estén presentes. El hombre frecuentemente podría
aparentar estar muerto. Todavía desde la última
pulsación, y entre el último latir de su corazón y el
momento cuando la última chispa de calor animal
abandone el cuerpo, el cerebro piensa y el EGO vive, en
estos pocos segundos, vive su vida entera de nuevo.
Hablad en voz baja, tú que le asistes en su lecho de
muerte, y te encuentras ante la solemne presencia de la
muerte. Especialmente guardad silencio, después que la
muerte ha puesto su mano fría sobre el cuerpo. Hablad
en voz baja os digo, para que no perturbes la
silenciosa onda de pensamiento e impidas el arduo
trabajo del Pasado proyectando su reflexión sobre el
velo del futuro..."1

La declaración precedente ha sido más de una vez opuesta intensamente por los
materialistas; la Biología y la Psicología (científica), insistían en oponerse juntas a la
idea, y mientras la última no tenía datos que tendieran a demostrar tal hipótesis, la
anterior rechaza la idea como una "superstición" vacía. Mientras tanto, incluso la
biología esta limitada a progresar, y esto es lo que de sus últimos logros hemos
aprendido. El Dr. Ferré ha comunicado muy recientemente a la Sociedad Biológica de
París una muy curiosa nota sobre el estado mental del agonizante, la cual corrobora
maravillosamente las líneas antes expuestas. Por que, es este fenómeno especial de la
reminiscencia de la vida y del súbito resurgir de las paredes vacías de la memoria, de
todo su largo abandono y olvidados "rincones y esquinas", de "cuadro tras cuadro", que
el Dr. Ferré atrae la atención de los Biólogos.

Debemos prestar atención especial a dos de entre los numerosos casos dados por
este científico en su Informe, que muestra como científicamente correctas las
enseñanzas que recibimos de nuestros Maestros Orientales.

El primer caso es el de un tísico moribundo cuya enfermedad desarrolló a


consecuencia de una afección espinal. Ya la conciencia había dejado al hombre, cuando
fue llamado a la vida por dos inyecciones sucesivas de un gramo de éter, el paciente
levantó ligeramente su cabeza y empezó a hablar rápidamente en Flamenco, un idioma
que ninguno alrededor ni tampoco él mismo, entendían. Ofreciéronle un lápiz y un
pedazo de cartón blanco, escribió con gran rapidez varias líneas en ese idioma — muy
correctamente, como se determinó posteriormente - calló de espalda y murió. Cuando se
tradujo, se encontró que el escrito se refería a un asunto muy prosaico. Él había
916

repentinamente recordado y escrito que le debía a cierto hombre una suma de 15 francos
desde 1868 - hacía más de veinte años — y deseó que le fuera pagado.

¿Pero, porqué escribió su último deseo en flamenco? El difunto era nativo de


Antwerp, pero había salido de su país de niño, sin nunca haber aprendido el idioma, y
habiendo vivido toda su vida en París, hablaba y escribía solamente en Francés.
Evidentemente su conciencia retornó, esa última llamarada de memoria se desplegó ante
él, como un panorama retrospectivo de toda su vida, aun para el hecho fútil de haber
pedido prestado veinte años atrás unos francos a un amigo, esto no emanó de su cerebro
físico solamente, sino que de su memoria espiritual, del Ego Superior (Manas o
Individualidad Re-encarnada). El hecho de hablar y escribir en Flamenco, un idioma
que había escuchado una vez en su vida cuando todavía no podía pronunciarlo, es una
prueba adicional. El EGO es casi omnisciente en su naturaleza inmortal. De hecho la
materia no es nada más que "el último grado y como la sombra de la existencia", como
Ravaisson, miembro del Instituto Francés, nos dijo.

Pero, a nuestro segundo caso.

Otro paciente, agonizando de un consumo pulmonar e igualmente reanimado por


una inyección de éter, giró su cabeza hacia su esposa y rápidamente le dijo: "Tú no
puedes encontrar el prendedor ahora, todo el piso ha sido renovado desde entonces".
Esto era en referencia a la pérdida de un prendedor de bufanda dieciocho años atrás, un
hecho tan insignificante que casi se había olvidado, pero que no falló en ser revivido en
el último pensamiento del moribundo, quien habiendo expresado en palabras lo que vio,
de repente se detuvo y respiró por última vez. Así uno de los miles de pequeños eventos
diarios, y accidentes de una larga vida parecerían ser llamados a la conciencia
fluctuante, en el supremo momento de la disolución. ¡Una larga vida, quizás, vuelta a
vivir en el espacio de un corto segundo!

Un tercer caso al que podemos prestar atención, que corrobora todavía más
fuertemente esa aserción del Ocultismo que localiza tales recuerdos en el poder-
pensamiento de la individualidad, en lugar del EGO personal (inferior). Una joven
muchacha, quien había sido sonámbula hasta sus veintidós años, ejecutó durante sus
horas de sueño sonámbulo las funciones más variadas de vida doméstica. De las que no
tenía ningún recuerdo al despertar.

Entre otros impulsos síquicos que se manifestaron únicamente mientras ella


dormía, estaba una tendencia sigilosa bastante ajena a su estado de vigilia. En este
último ella era franca y sincera hasta cierto punto, y muy descuidada en su propiedad
personal; pero en el estado sonámbulo tomaría artículos que le pertenecían o que
estuvieran a su alcance y los ocultaría con ingeniosa habilidad. Este hábito siendo
conocido por sus amigos y parientes, y estando al cuidado de dos enfermeras, las cuales
observaban con atención sus acciones durante sus paseos nocturnos por años, nada
desapareció que no se pudiera restaurar fácilmente a su lugar usual. Pero en una noche
sofocante, la enfermera calló dormida, la joven se levantó y fue al estudio de su padre.
Este último, un notario de fama, había trabajado hasta muy tarde esa noche. Y fue
durante una ausencia momentánea de su cuarto que la sonámbula entró, y
deliberadamente tomó posesión de un testamento dejado sobre el escritorio, y también
de una suma de varios miles de libras en bonos y notas. Luego procedió a ocultarlos en
la cavidad de dos pilares huecos colocados en la biblioteca para hacer juego con los
917

pilares sólidos, y robándoselo del cuarto antes del regreso de su padre, regresó a su
habitación y cama sin despertar a la enfermera que aún estaba dormida en el sillón.

El resultado fue, que, como la enfermera negó categóricamente que la joven


dejara el cuarto, la sospecha fue desviada del real culpable, y el dinero no pudo ser
recuperado. La pérdida del testamento implicó una demanda legal la cual casi
empobreció a su padre y arruinó por entero su reputación, y la familia calló en grandes
aprietos. Cerca de nueve años más tarde la muchacha quien, durante los últimos siete
años no había sido sonámbula, cayó dentro de un consumo del cual finalmente murió.
En su lecho de muerte, el velo que había colgado delante de su memoria física se
levantó, su discernimiento divino despertó; los cuadros de su vida vinieron de repente
ante su ojo interno; y entre otras cosas vio la escena de su robo sonámbulo. De repente
despierta del letargo en el que había quedado por varias horas, su rostro mostró señales
de una terrible emoción dentro de ella, y lloró exclamando "¡Ah! ¿Qué he hecho?... fui
yo quién tomó el testamento y el dinero... Vayan a buscar en los pilares huecos en la
biblioteca, yo he... " Ella nunca terminó su oración, pues la propia emoción la mató.
Pero la búsqueda se realizó y el testamento y el dinero fueron encontrados dentro de los
pilares de roble como ella había dicho. Lo que hace este caso más extraño es que, los
pilares estaban tan altos que, aún parándose en una silla y con suficiente tiempo a su
disposición, en lugar de sólo unos pocos minutos, la sonámbula no podría haber
alcanzado y haber dejado caer los objetos dentro de las columnas huecas. Se debe notar,
sin embargo, que el extático y el convulsivo (Vide the Convulsionnaires de St. Médard
et de Morizine) parecen poseer una facilidad anormal para escalar paredes y saltar aún a
la cima de los árboles.

Tomando los hechos como se han dicho, ¿no podrían inducirnos a creer que el
personaje sonámbulo posee una inteligencia y memoria propia aparte de la memoria
física del despierto Ego inferior; y que es la anterior la que recuerda in articulo mortis,
el cuerpo y los sentidos físicos cuando en el último caso cesan de funcionar, y la
inteligencia gradualmente fabrica su escape final a través de la avenida de la psiquis y
por último de toda la conciencia espiritual? ¿Y porqué no? La ciencia materialista
comienza ahora a conceder a la psicología más de un hecho que hubiera vanamente
suplicado reconocimiento veinte años atrás. En "La Existencia Real", Ravaisson nos
dice, "la vida de la cual cada otra vida es un imperfecto bosquejo, un boceto débil, es
aquella del Alma". Esa que el público en general llama "alma", nosotros la llamamos
"Ego reencarnado". "Ser, es vivir, y vivir es voluntad y pensamiento", dice el científico
francés.2

Pero, si de hecho el cerebro físico es sólo un área limitada, el campo para contener
las rápidas llamaradas del ilimitado e infinito pensamiento, ni la voluntad ni el
pensamiento se puede decir se generan dentro de él, aun de acuerdo a la ciencia
materialista, la grieta intransitable entre la materia y la mente ha sido ya confesada por
Tyndall y muchos otros. El hecho es que el cerebro humano es simplemente un canal
entre los dos planos --el psico-espiritual y el material–por medio del cual cada idea
abstracta y metafísica se filtra desde el plano Manásico a la más baja conciencia
humana. Por consiguiente, las ideas sobre el infinito y el absoluto no son, ni pueden
estar, dentro de las capacidades de nuestro cerebro. Ellas pueden ser reflejadas fielmente
únicamente por nuestra conciencia Espiritual, por lo tanto son más o menos una débil
proyección en los índices de nuestras percepciones en este plano. Así mientras
frecuentemente se borran archivos de eventos importantes de nuestra memoria, ni
918

siquiera la más trivial acción de nuestras vidas puede desaparecer de la memoria del
"Alma", porque no hay MEMORIA para ello, sino una siempre presente realidad en el
plano que esta fuera de nuestras concepciones de espacio y tiempo. "El hombre es la
medida de todas las cosas", dijo Aristóteles; ¡y ciertamente él no quiso decir por
hombre, una forma de carne, huesos y músculos!

De todos los profundos pensadores Edgard Quinet, el autor de " La Creación",


expresó mejor esta idea, hablando del hombre, lleno de sentimientos y pensamientos de
los cuales no tiene conciencia del todo, o de los cuales él siente solamente una opaca o
nublada impresión, muestra que el hombre se da cuenta realmente sólo de una pequeña
porción de su ser moral. "Los pensamientos que pensamos, pero que no somos capaces
de definir y formular, una vez rechazados, buscan refugio en la misma raíz de nuestro
ser"... Cuando son alcanzados por el esfuerzo persistente de nuestra voluntad, "se
retiran ante ello, más allá, aún más profundo de — quien sabe que — fibras, pero donde
se mantienen para reinar e impresionar en nosotros aún sin ser invitados y
desconocidos..."

Sí; ellos se vuelven tan imperceptibles y tan inalcanzables como las vibraciones
del sonido y el color cuando estos superan el rango normal. Sin ser vistos y eludiéndose,
trabajan todavía, y así de esta manera ponen los fundamentos de nuestras acciones y
pensamientos futuros, y obtienen dominio sobre nosotros, aunque nunca pensaríamos en
ellos y a menudo ignoráramos su mismo ser y presencia. En ninguna parte Quinet, el
gran estudiante de la Naturaleza, parece ser más acertado en sus observaciones que,
cuando habla de los misterios de los cuales estamos todos rodeados: "Los misterios ni
de tierra ni del de cielo, sino aquellos presentes en la médula de nuestros huesos, en las
células de nuestro cerebro, en nuestros nervios y fibras. Esos no faltan", él agrega, "para
investigar lo desconocido, nos perdemos en el reino de las estrellas, cuando aquí, cerca
de nosotros y en nosotros, descansa lo inalcanzable. Así como nuestro mundo está en su
mayor parte formado de seres imperceptibles que son los verdaderos constructores de
sus continentes, así también es el hombre".

Verdaderamente, desde que el hombre es un manojo obscuro, y para sí mismo de


percepciones inconscientes, de sentimientos indefinidos y emociones mal interpretadas,
de memorias por siempre olvidadas y conocimientos que llegan a ser sobre la superficie
de su plano —la ignorancia. Sin embargo, mientras la memoria física en un hombre
saludable es a menudo obscurecida, un hecho fuerte deja fuera otro débil, ahí en el
momento del gran cambio que el hombre llama muerte–eso que llamamos "memoria"
parece regresar a nosotros con un vigor y frescura total.

¿Podría esto no ser debido como se dijo, simplemente al hecho que, por unos
pocos segundos al menos, nuestras dos memorias (o más bien los dos estados, el
superior e inferior de conciencia) se mezclan, y en consecuencia forman uno, y que el
ser agonizante se encuentra en el mismo plano en el qué no hay pasado ni futuro, todo
es presente? La memoria, como todos sabemos, es más fuerte con respecto a sus
primeras asociaciones, en aquel tiempo cuando el hombre del futuro es solamente un
niño, y más un alma que un cuerpo; y si la memoria es una parte de nuestra Alma,
entonces, como Thackeray ha dicho en alguna parte, la memoria debe ser por necesidad
eterna. Los científicos niegan esto; nosotros, los teósofos, afirmamos que esto es así.
Ellos tienen para lo que sostienen sólo pruebas negativas; nosotros tenemos, para
apoyarnos, innumerables hechos por el estilo citados, en los tres casos descritos por
919

nosotros. Los eslabones de la cadena de causa y efecto con relación a la mente son, y
deben quedar siempre como una terra-incognita para los materialistas. En realidad ya
han adquirido una profunda convicción y, como dice Pope,

Adormecidos en las innumerables cámaras del cerebro


nuestros pensamientos están unidos por muchas cadenas
ocultas...3

...y si todavía los materialistas son incapaces de descubrir estas cadenas, ¿cómo
esperan desenredar los misterios de la mente más elevada, de la mente espiritual?

H. P. B.

Lucifer, Octubre, 1889

Notas
1 The Mahatma Letters to AP Sinnett
2
Rapport sur la Philosophie en France au XIXme. Siècle.
3 Lulled in the countless chambers of the brain / Our thoughts are linked by many a
hidden chain...

La Mente en la Naturaleza
(The Mind in Nature, Lucifer, sept. 1896)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Inmensa es la presunción de la ciencia moderna y sin paralelo son sus logros. Los
filósofos precristianos y medioevales pueden haber dejado algunas huellas en minas
inexploradas; pero el descubrimiento del oro puro y de las joyas inestimables se debe a
la labor paciente del erudito moderno. Así declaran que el conocimiento real y genuino
de la naturaleza del Kosmos y del ser humano, es un fruto reciente. La lozana planta
moderna ha nacido de las malas hierbas mustias de las antiguas supersticiones.

Sin embargo, los estudiantes de Teosofía no comparten lo antedicho y afirman


que no es suficiente usar las invectivas de Tyndall y de otros, según los cuales: "el
pasado inculto tenía concepciones insostenibles," para ocultar las minas intelectuales
que contribuyeron a esculpir las reputaciones de numerosos filósofos y científicos
modernos. Le corresponde a la posteridad imparcial decir cuántos de entre nuestros
eximios científicos han derivado honor y crédito con simplemente embellecer las ideas
920

de esos antiguos filósofos que siempre denigran. Sin embargo, la soberbia y la


presunción han atenazado el cerebro del docto medio como dos cánceres terribles,
especialmente en el caso de los orientalistas, los estudiosos de sánscrito, los egiptólogos
y los asiriólogos. A los orientalistas los guían (o quizá sólo pretenden ser guiados), por
comentadores post-Mahâbhârata,1 mientras los asiriólogos siguen la interpretación
arbitraria de papiros compulsados con lo que éste o aquél escritor griego ha dicho o ha
soslayado en silencio y se valen de inscripciones cuneiformes en tablillas de arcilla
semidestruidas, que los asirios copiaron de registros "acado"-babilónicos. Entre ellos,
hay una plétora inclinada a olvidarse, en cada oportunidad conveniente, que los
numerosos cambios idiomáticos, la fraseología alegórica y el sigilo evidente de los
antiguos escritores místicos, los cuales, generalmente, se encuentran bajo la obligación
de no divulgar jamás los secretos solemnes del santuario, pueden haber tristemente
desviado tanto a los traductores como a los comentadores. La mayoría de nuestros
orientalistas, en lugar de admitir su ignorancia, prefieren permitir a la soberbia ofuscar
la lógica y los poderes del raciocinio, afirmando, con orgullo, como lo hace el profesor
Sayce,2 que han descifrado el verdadero significado de los antiguos símbolos religiosos
y pueden interpretar los textos esotéricos con más acierto que los hierofantes iniciados
caldeos o egipcios. Esto equivale a decir que los antiguos hierogramáticos y los
sacerdotes, los inventores de todas las alegorías que servían para velar las numerosas
verdades enseñadas durante las Iniciaciones, estaban completamente a obscuras de los
textos sagrados que ellos mismos recopilaron o escribieron. Esto colinda con la otra
ilusión de algunos estudiosos de sánscrito quienes, aunque jamás han estado en la India,
pretenden que su conocimiento del acento sánscrito, su pronunciación y también el
sentido de las alegorías védicas, superan a aquel de los más letrados entre los excelentes
pundits brahmánicos y eruditos sanscritistas indos.

Después de esto no hay que maravillarse si el estudiante moderno interpreta


literalmente la fraseología y los velos de nuestros alquimistas y cabalistas medioevales;
los eruditos en griego de las universidades de Oxford y Cambridge corrigen el griego y
aun las ideas de Esquilo y las parábolas veladas de Platón se atribuyen a su
"ignorancia." Sin embargo, si los estudiantes de los idiomas muertos algo conocen,
deberían saber que en la filosofía antigua y moderna se practica el estilo del
determinismo extremo; que todo lo que se nos concede saber en la tierra desde el
principio de la humanidad, estaba bajo la égida segura de los Adeptos del santuario; que
las diferencias en los credos y en la práctica religiosa eran sólo externas y que estos
custodios de la primitiva revelación divina, los cuales habían resuelto todo problema
asible por el intelecto humano, estaban unidos por una francmasonería universal de
ciencia y filosofía, formando así una cadena ininterrumpida alrededor del globo. Le
corresponde a la filología y a los orientalistas esforzarse por encontrar la punta del hilo.
Pero si siguen buscándola sólo en una dirección que además es equivocada, nunca
descubrirán la verdad ni el hecho. Así, es el deber de la psicología y la teosofía ayudar
al mundo para que alcancen la verdad y el hecho. Hay que estudiar las religiones
orientales a la luz de la filosofía oriental y no occidental y si ustedes logran desatar un
sólo eslabón de los antiguos sistemas religiosos, la cadena del misterio puede soltarse.
Para llevar a cabo esto, no se debe concordar con los que enseñan que es antifilosófico
investigar en las causas primeras y que todo lo que podemos hacer es considerar sus
efectos físicos. La naturaleza física circunfiere el campo de la investigación científica,
por lo tanto, una vez alcanzados los límites materiales, la investigación debe detenerse y
el trabajo debe volver a empezar. Como al teósofo no le gusta caer en un círculo
vicioso, debe rechazar seguir la orientación de los materialistas. Él sabe, en todo caso,
921

que según la antigua doctrina, las revoluciones del mundo físico corresponden con
revoluciones análogas en el mundo intelectual; ya que en el universo, la evolución
espiritual procede de forma cíclica como la física. ¿Quizá en la historia no discernimos
un alternarse regular de flujo y reflujo en la marea del progreso humano? ¿Acaso no
percibimos en la historia y también en el ámbito de nuestra experiencia, que los grandes
reinos del mundo, después de haber alcanzado su apogeo, vuelven a descender en
armonía con la misma ley mediante la cual ascendieron? Esto acontece hasta que llegan
a su punto más bajo, momento en que la humanidad se reafirma y vuelve a subir y,
mediante esta ley de progreso ascendente cíclico, su pináculo es un poco superior al
punto desde el cual bajó. Los reinos y los imperios están sujetos a las mismas leyes
cíclicas que las plantas, las razas y toda cosa en el Kosmos.

No es una quimera la división histórica de la humanidad en lo que los hindúes


llaman Sattva, Tretya, Dvâpara y Kali Yugas, mientras los griegos los definen como
"las Edades de Oro, de Plata, de Bronce y de Hierro." Lo mismo es discernible en la
literatura humana. A una edad de gran inspiración y productividad espontánea, le
sucede, invariablemente, una de crítica y análisis. La primera proporciona el material
para el intelecto analítico y crítico de la otra. "Este es el momento idóneo para
reexaminar las antiguas filosofías. Los arqueólogos, los filólogos, los astrónomos, los
químicos y los físicos se están acercando más y más al punto en que se verán obligados
a considerarlas. La ciencia física ya ha alcanzado sus límites de exploración y la
teología dogmática se da cuenta de que los manantiales de su inspiración están
secándose. Está acercándose el día en que el mundo recibirá las pruebas de que sólo las
religiones antiguas estaban en armonía con la naturaleza y la ciencia de antaño abarcaba
todo lo cognoscible." Volvemos a reiterar la profecía presentada en Isis sin Velo hace
veinte años: "Los secretos mantenidos por mucho tiempo se revelarán; los libros caídos
en el olvido y las artes perdidas desde hace un gran lapso, pueden sacarse nuevamente a
la luz; papiros y pergaminos de importancia inestimables aparecerán en las manos de
hombres que pretenderán haberlos desplegado de las momias o haber tropezado con
ellos en las criptas sepultadas; también se exhumarán e interpretarán tablillas y
columnas, cuyas revelaciones esculpidas desconcertarán a los teólogos y confundirán a
los científicos. ¿Quién sabe las posibilidades del futuro? Muy pronto alboreará una era
de desencanto y reconstrucción, mejor dicho, ya empezó. El ciclo casi ha llegado a sus
postrimerías, uno nuevo está por comenzar y las páginas futuras de la historia pueden
contener la prueba tajante de lo susodicho, corroborándolo plenamente.

Desde los días que el párrafo anterior fue escrito, gran parte de su contenido se ha
vuelto en una realidad: el descubrimiento de las tejas de arcilla asirias y sus archivos,
han inducido a los intérpretes cristianos y librepensadores de las inscripciones
cuneiformes, a alterar la edad del mundo.3

Hoy, la cronología de los Purânas hindúes reproducida en La Doctrina Secreta es


objeto de escarnio, sin embargo llegará el momento en que será aceptada
universalmente. Podríamos considerar esto una simple suposición, que será tal, sólo por
el momento. En rigor, es simplemente una cuestión de tiempo. El asunto de la disputa
entre los defensores de la sabiduría antigua y sus detractores legos y clericales estriba en
dos puntos: (a) la comprensión errónea de los antiguos filósofos por la carencia de las
claves que los asiriólogos se ufanan haber encontrado y (b) las tendencias materialistas
y antropomórficas de la edad. Esto no impide, para nada, que los darwinistas ni los
filósofos materialistas excaven en las minas intelectuales de los antiguos,
922

beneficiándose del caudal de ideas que ahí encuentran; ni detiene a los sacerdotes de
descubrir dogmas cristianos en la filosofía platónica, llamándolos "presentimientos,"
como demuestra el libro del doctor Lundy: El Cristianismo Monumental y otras obras
del género.

Toda la literatura o lo que permanece de los escritos sacerdotales de los indos,


egipcios, caldeos, persas, griegos y guatemaltecos (Popol Vuh), está pletórica de tales
"presentimientos." Las religiones primitivas, sin excepción, basándose en la misma
piedra angular, los Misterios antiguos, reflejan las creencias más importantes entre las
que en un tiempo eran universales, por ejemplo: un Principio impersonal, divino y
universal, absoluto en su naturaleza e incognoscible para el intelecto "cerebral" o el
conocimiento condicionado y limitado del ser humano. En el universo manifestado es
imposible imaginarse quién pueda presenciar esto, sino la Mente Universal, el Alma del
universo. Lo que por sí solo es una prueba eterna e incesante de la existencia del
Principio Uno, es la presencia de un designio innegable en el mecanismo kósmico, el
nacimiento, el desarrollo, la muerte y la transformación de todo lo existente en el
universo, desde las estrellas silenciosas e inalcanzables al humilde liquen, desde el ser
humano a las vidas invisibles que ahora llamamos microbios. De aquí la aceptación
universal del "Pensamiento Divino," el Anima Mundi (Alma del Mundo) de la
antigüedad. Entre todas las doctrinas más antiguas ahora conocidas y creíadas por la
humanidad, se enumera la idea de Mahat, (el gran) Akâshâ o el aura de transformación
de Brahmâ entre los hindúes, la idea de Alaya, "el Alma divina del pensamiento y de la
compasión" de los místicos trans-himaláyicos; la idea de la "Divinidad perpetuamente
razonadora" de Platón. Por lo tanto, no se puede decir que se originaron con Platón,
Pitágoras ni con ninguno de los filósofos dentro del período histórico. Los Oráculos
Caldeos dicen: "Las obras de la naturaleza coexisten con la Luz intelectual y espiritual
del Padre; ya que es el Alma que adornó el inmenso cielo y que lo adorna como el
Padre."

"El mundo incorpóreo ya estaba completo y, teniendo su morada en la Razón


Divina," dice Philo, al cual se le tilda, injustamente, de derivar su filosofía de Platón.

En la Teogonía de Mochus vemos que el Eter es el primero y después le sigue el


aire, los dos principios de los cuales nace Ulom, el Dios inteligible (el universo visible
de materia).

En los himnos Orficos, el Eros-Fanes se desenvuelve del Huevo Espiritual que los
vientos etéreos fecundan. El viento es el "Espíritu de Dios" que, según se dice, se mueve
en el éter, "revoloteando sobre el Caos," la "Idea" Divina. En el Kathopanishad hindú,
Purusha, el Espíritu Divino, antecede la Materia original. De su unión nace la gran
Alma del Mundo, "Mahâ-Atmâ, Brahm, el Espíritu de la Vida." Estos términos son
sinónimos de Alma Universal o Anima Mundi y la Luz Astral de los Teúrgos y los
Cabalistas.

Pitágoras trajo sus doctrinas de los santuarios orientales y Platón, que las había
aceptado completamente, las compiló en una forma más inteligible para la mente no
iniciada, que los números pitagóricos misteriosos. Por lo tanto, para Platón, el Kosmos
es "el Hijo," cuyo padre y madre son el Pensamiento Divino y la Materia. El "Ser
Primario"4 es una emanación de la Mente Universal o del Demiurgo, la cual contiene,
desde la eternidad, la idea del "mundo a crear" dentro de sí, cuya idea, el Logos
923

inmanifestado la produce de Sí. La primera Idea "nacida en la oscuridad antes de la


creación del mundo," permanece en la Mente inmanifestada; la segunda es esta Idea que
se desprende de la Mente (ahora el Logos manifestado), como un reflejo que se reviste
de materia, asumiendo una existencia objetiva.

Lucifer, Septiembre de 1896

Notas
1
Famoso poema épico de la India.
2
Véase las Conferencias de Hibbert, de 1887 pp. 14-17, referentes al origen y
desarrollo de la religión de los antiguos babilonios. En este contexto, el profesor A. H.
Sayce dice que, si bien: "muchos de los textos sagrados se escribieron para que sólo los
iniciados [yo puse el estilo bastardillo H.P.B.] los entendieran, una vez que poseían las
claves, él agrega que los orientalistas tienen "un indicio para interpretar estos
documentos que ni siquiera los sacerdotes iniciados poseían." (Pag. 17). El "indicio al
que alude, es la moda moderna, tan querida por Gladstone y tan mustia en su monotonía
para la mayoría, según la cual, en cada símbolo de las religiones antiguas los
orientalistas perciben un mito solar y cada vez que la oportunidad lo exija, lo degradan a
un emblema sexual o fálico. De aquí deriva la declaración que: "mientras Gisdhubar era
simplemente un paladín y un conquistador de la antigüedad," para los orientalistas,
quienes "pueden descifrar los mitos," es sencillamente un héroe solar, quien era sólo el
descendiente transformado de un Dios menor del Fuego.
3
Sargon, el primer monarca "semita" de Babilonia, el prototipo y el original de Moisés,
ahora se hace remontar al 3,750 a. de J.C., mientras la Tercera Dinastía egipcia data,
más o menos "6,000 años" y por lo tanto antecedería, algunos años, la creación del
mundo, según la cronología bíblica. (Véase Las Conferencias Hibbert sobre Babilonia
de A. H. Sayce, 1887, pp. 21-33.
4
Para los teósofos son Seres, en cuanto son la agregación colectiva de los Rayos
divinos.

La Mente Kósmica1
(Kosmic Mind, Lucifer, abril 1890)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Cualquier cosa que abandone el estado de Laya (homogeneidad), se


convierte en vida activa y consciente. La conciencia individual
emana de la conciencia Absoluta, que es Movimiento eterno y a
ella vuelve. (Axiomas Esotéricos).
924

Cualquier cosa que es lo que piensa, entiende, quiere y actúa,


es algo celestial y divino, motivo por el cual debe ser,
necesariamente, eterno. (Cicerón).

En nuestro editorial de Marzo, citamos la concepción de Edison acerca de la


materia. G. Parsons Lathrop, en la revista "Harper's," escribe que, según la creencia
personal del gran científico americano de la electricidad: "los átomos poseen un cierto
coeficiente de inteligencia" y luego agrega otras quimeras de tal género. Este vuelo de la
imaginación, indujo al número de Febrero de la revista "Review of Reviews," a llamar a
capítulo al inventor del fonógrafo, sometiendo la siguiente crítica: "Edison se ha
entregado a los sueños, su imaginación científica está trabajando incesantemente."

Ojalá que los científicos ejercieran su "imaginación científica" un poco más y sus
negaciones dogmáticas y frías, un poco menos. Hay diferentes clases de sueños. En ese
extraño estado del ser, a menudo uno percibe más hechos reales que durante la vigilia y,
según Byron, nos proyecta en una posición "con los ojos sellados, para ver." La
imaginación es uno de los elementos más poderosos en la naturaleza humana o, en las
palabras de Dugald Stewart: "es la gran fuente de la actividad humana y el principal
manantial del mejoramiento humano [...] Si destruimos dicha facultad, la condición
humana se tornará tan estancada como la de los animales." Es el mejor guía de nuestros
sentidos ciegos, sin el cual, estos nunca nos conducirían más allá de la materia y sus
ilusiones. Los descubrimientos más grandiosos de la ciencia moderna se deben a la
facultad imaginativa de los descubridores. Sin embargo, ¿cuándo se ha postulado algo
nuevo, cuándo se ha presentado una teoría antitética y contradictoria con la predecesora,
ya afincada en su cómodo nicho, sin que la ciencia ortodoxa la aplastara, tratando de
aniquilarla? Al principio, aun Harvey era considerado un "soñador" y, además, un loco.
En último análisis, a toda la ciencia moderna la constituye un conjunto de "hipótesis,"
los frutos de la "imaginación científica," repitiendo la feliz expresión de Tyndall.

¿La idea de que la ciencia existe en todo átomo universal y la posibilidad que el
ser humano controle completamente las células y los átomos corporales, debería ser
descartada como un sueño, sólo porque los papas de la ciencia no han otorgado a la
conciencia y a dicha posibilidad, el sello de aprobación? El Ocultismo enseña lo mismo,
diciéndonos que cada átomo, como la mónada de Liebnitz [filósofo alemán], es un
pequeño universo en sí y cada órgano y célula corporal posee un cerebro propio dotado
de memoria y, consecuentemente, de experiencia y poderes discernidores. La idea de la
Vida Universal, compuesta de vidas atómicas universales, es una de las enseñanzas más
antiguas de la filosofía esotérica y la hipótesis de la ciencia moderna de la vida de los
cristales es el primer rayo, desde la estrella antigua del conocimiento, que ha alcanzado
a nuestros eruditos. ¿Si es posible demostrar que las plantas tienen nervios, sensaciones
e instinto (sólo otro nombre de la conciencia), por qué no conceder lo mismo a las
células del cuerpo humano? La ciencia divide la materia en cuerpos orgánicos e
inorgánicos, sólo porque rechaza la idea de la vida absoluta y de un principio vital
como entidad. De otra manera, sería la primera en constatar que la vida absoluta no
puede producir, ni siquiera, un punto geométrico o un átomo inorgánico en su esencia.
Sin embargo, según los científicos, el Ocultismo "enseña los misterios," que son la
negación del sentido común, así como la metafísica es una especie de poesía para
Tyndall. La ciencia no admite ningún misterio y dado que el Principio Vital es y debe
permanecer para los intelectos de nuestras razas civilizadas, un misterio perenne en las
925

líneas físicas, los que consideran esta cuestión tienen que ser, necesariamente, orates o
embusteros.

Esta es la situación. Sin embargo, podemos hacer eco a las palabras de un


predicador francés: "el misterio es la fatalidad de la ciencia." Los misterios
inalcanzables y eternamente impenetrables rodean a la ciencia, sitiándola. ¿Por qué?
Simplemente porque la ciencia física se autocondena a un adelanto parecido a un círculo
vicioso, alrededor de la rueda de la materia, limitada por nuestros cinco sentidos.
Aunque la ciencia se confiese ignorante acerca de la formación de la materia y de la
generación de una célula y si bien no pueda explicar lo que es esto, aquello y lo otro,
sigue dogmatizando, insistiendo en lo que la vida, la materia y todo el resto no es. En
síntesis, las palabras del Padre Félix, que dirigió hace cincuenta años a los académicos
franceses, casi se han convertido en una verdad inmortal. "Caballeros," él dijo, "ustedes
nos echan en cara que nosotros enseñamos los misterios; sin embargo, pueden
imaginarse cualquier clase de ciencia que les plazca y seguir el magnífico radio de sus
deducciones [...] mas cuando lleguen a su fuente madre, ¡se enfrentarán con lo
desconocido!"

A fin de dirimir, de una vez por todas, la debatida cuestión en las mentes de los
teósofos, nos proponemos probar que la ciencia moderna, debido a la fisiología, está al
punto de descubrir que la conciencia es universal, justificando, entonces, los "sueños"
de Edison. Antes de hacer esto, queremos también mostrar que, si bien muchos
científicos están embebidos con tal creencia, son muy pocos los intrépidos dispuestos a
admitirla abiertamente, como en el caso de las "Memorias" póstumas del Doctor
Pirogoff de San Petersburgo, egregio cirujano y patólogo, las cuales levantaron mucho
clamor entre sus colegas indignados. Entonces, el público se pregunta, ¿cómo es posible
que el Doctor Pirogoff, considerado casi el epítome de la erudición europea, crea en las
supersticiones de los alquimistas desquiciados? Es aquél que, en la revista rusa Novoye
Vremya de 1887, un contemporáneo lo describe como:

La encarnación de la ciencia exacta y de los métodos de


pensamiento. Ha disecado centenares de miles de órganos humanos,
familiarizándose con todos los misterios quirúrgicos y
anatómicos, así como nosotros conocemos nuestros muebles. Es el
científico por el cual la fisiología no tiene secretos y a
quien, sobre todos los hombres, Voltaire hubiera preguntado
irónicamente, si acaso no hubiese encontrado el alma inmortal
entre la vesícula y el intestino ciego. Después de la muerte de
Pirogoff se descubre que dedicó muchos capítulos literarios de
su testamento a la demostración científica [...]

¿La demostración científica de qué? De la existencia, en cada organismo, de una


"Fuerza Vital" distinta, independiente de cualquier proceso físico o químico.
Análogamente a Liebnitz, aceptó la homogeneidad de la naturaleza, un Principio Vital,
objeto de ridículo y escarnio, esa teleología perseguida y desdichada o la ciencia de las
causas finales de la vida, que es tan filosófica como anticientífica, si tuviéramos que
creer en las academias reales e imperiales. Según la ciencia dogmática moderna, el
pecado imperdonable de Pirogoff era que, el gran anatomista y cirujano, tuvo la
"intrepidez" de declarar, en sus "Memorias," que:
926

No hay ninguna causa que nos induzca a rechazar la posibilidad


de la existencia de organismos dotados de propiedades que los
convertirían en la encarnación directa de la mente universal,
una perfección inaccesible para nuestra mente (humana) [...]
Porque no tenemos ningún derecho a decir que el ser humano es la
expresión última del divino pensamiento creador.

Estos son los aspectos principales de la herejía de una de las estrellas


científicas de nuestra era. Sus "Memorias," no sólo muestran claramente que
creía en la Deidad Universal, la Ideación divina o el "pensamiento Divino"
hermético y en un Principio Vital, sino que enseñó todo esto y trató de
demostrarlo científicamente. Por lo tanto arguye que, la Mente Universal no
necesita ningún cerebro físico-químico o mecánico como órgano transmisor.
Se extiende hasta el punto de admitir, con estas palabras sugestivas, lo
siguiente.

Nuestra razón debe aceptar, en toda necesidad, una Mente


infinita y eterna, la cual rige y gobierna el océano de la vida
[...] El pensamiento y la ideación creativa, en plena armonía
con las leyes de unidad y causación, se manifiestan,
nítidamente, en la vida universal sin la participación de la
escoria cerebral [...] Este principio vital organizador, al
dirigir las fuerzas y los elementales hacia la formación de los
organismos, llega a ser sensitivo, auto consciente, racial o
individual. La sustancia, gobernada y dirigida por el principio
vital, se organiza en ciertos tipos, según un plano general
definido [...]

Pirogoff explica esta creencia confesando que jamás, durante su larga


vida entregada al estudio, a la observación y a los experimentos, pudo

convencerse que el cerebro podía ser el único órgano de


pensamiento en todo el universo; que todo en este mundo, excepto
ese órgano, debía ser incondicionado e irracional y que sólo el
pensamiento humano debía impartir al universo un sentido y una
armonía razonable en su integridad.

En lo que concierne al materialismo de Moleschott, agrega:

A pesar de cuanto pescado y granos pueda consumir, jamás


consentiré en degradar mi Ego en un vil cautiverio de un
producto que la alquimia moderna, casualmente, extrae de la
orina. Si en nuestras concepciones del universo estamos
destinados a ilusionarnos, mi "ilusión" goza, al menos, de la
ventaja de ser muy consoladora; ya que me muestra un Universo
inteligente y la actividad de Fuerzas que trabajan en éste de
forma armónica e inteligente y que mi "yo" no es el producto de
elementos químicos e histológicos; sino que es la encarnación de
una Mente universal común, la cual, según percibo, actúa
siguiendo su libre albedrío y conciencia, en armonía con las
mismas leyes que se trazan para guiar mi mente, exentas, sólo,
de aquel freno que traba nuestra humana individualidad
consciente.
927

En efecto, según las observaciones de este gran científico filósofo:

Lo ilimitado y lo eterno no es sencillamente un postulado mental


e intelectual, sino que es un hecho intrínsecamente gigantesco.
¿Qué acontecería a nuestros principios morales y éticos, si no
tuviesen como base la eterna e integral verdad?

Los extractos seleccionados y traducidos textualmente de las


confesiones de uno que, durante su larga vida fue un astro de primera
magnitud en los campos de la patología y cirugía, muestran su completa
sumersión en la filosofía de un misticismo razonado y científico. Al leer las
"Memorias" de ese científico famoso, nos sentimos orgullosos al ver que
acepta, casi completamente, las doctrinas y las creencias fundamentales de
la Teosofía. Con una mente científica de este calibre en las filas de los
místicos, las risas irónicas, las sátiras y los escarnecimientos baratos de
nuestra grandiosa Filosofía por algunos "librepensadores" europeos y
americanos, se convierten casi en un elogio. Nos recuerdan, más que
nunca, el grito despavorido y desafinado de la lechuza que se apresura a
buscar refugio, en las ruinas oscuras, antes de que se levante el Sol.

Como acabamos de decir, el mismo progreso de la fisiología, es una garantía


segura de que pronto rayará el día en que el pleno reconocimiento de una mente
difundida de forma universal, será un hecho cumplido. Es sólo una cuestión de tiempo.

Tememos que existe una profunda contradicción entre el objetivo confesado y las
especulaciones de algunos de nuestros mejores fisiólogos modernos; a pesar de que la
fisiología se ufane diciendo que el fin de sus investigaciones es, simplemente, el epílogo
de toda función vital, para insertarlas en un orden definido, mostrando sus relaciones
mutuas con las leyes mecánicas. Si bien pocos, entre ellos, se atreverían a volver, tan
abiertamente como lo ha hecho Pirogoff, a las "supersticiones desacreditadas" del
vitalismo y del principio vital, el principio de la vida de Paracelso, al cual se le desterró
severamente; aún, delante de ciertos hechos, la fisiología se queda perpleja en la cara de
sus representantes más hábiles. Desafortunadamente, esta nuestra edad no facilita el
desarrollo de la osadía moral. Aun no ha sonado la hora para que la mayoría actúe según
la noble idea de los "principios y no los conceptos personales."2 Sin embargo, existen
excepciones a la regla general y la fisiología, cuyo destino es el de convertirse en la
colaboradora de las verdades Ocultas, no ha permitido que estas últimas se quedaran sin
sus testigos. Algunos ya están protestando con vigor contra ciertas proposiciones hasta
la fecha favoritas. Por ejemplo: ciertos fisiólogos están negando que las fuerzas y las
substancias de la llamada naturaleza "inanimada" son las que actúan, exclusivamente,
en los seres humanos. Su argumento bien fundado es lo siguiente:

El hecho de que rechazamos la interferencia de otras fuerzas en


las cosas vivientes, depende, enteramente, de las limitaciones
de nuestros sentidos. En realidad, usamos los mismos órganos
para observar la naturaleza animada e inanimada, los cuales
pueden recibir manifestaciones de un sólo campo de movimiento
limitado. Las vibraciones que pasan a lo largo de las fibras de
nuestros nervios ópticos hasta el cerebro, alcanzan nuestras
percepciones mediante nuestra conciencia, bajo la forma de
928

sensaciones luminosas y coloreadas. Las vibraciones que afectan


a nuestra conciencia a través de nuestros órganos auditivos nos
parecen sonidos. Todos nuestros sentimientos, por medio de
cualquiera de nuestros sentidos, se deben simplemente a los
movimientos.

Estas son las enseñanzas de la ciencia física y tales eran, en los bosquejos más
aproximativos, aquellas del Ocultismo hace unos eones y milenios. Sin embargo, la
diferencia y la distinción más vital entre las dos enseñanzas es la siguiente: la ciencia
oficial percibe, en el movimiento, simplemente una fuerza o ley ciega e irracional,
mientras el Ocultismo, remontándose al origen de este último, lo identifica con la
Deidad Universal, llamando esta moción eterna e incesante, el "Gran Aliento."3

A pesar de la concepción limitada de la ciencia moderna acerca de dicha Fuerza,


es algo sugestivo que haya producido las siguientes observaciones de un egregio
científico, el actual profesor de fisiología en la universidad de Basilea,4 el cual habla
como un Ocultista.

Sería una locura si, valiéndonos sólo del auxilio de nuestros


sentidos externos, esperáramos descubrir, en la naturaleza
animada, ese algo que no podemos encontrar en la inanimada.

Entonces el orador agrega que el ser humano, además de los sentidos físicos, está
dotado de uno interno, una percepción que le suministra la posibilidad de observar los
estados y los fenómenos de su conciencia, "debe usar éste para relacionarse con la
naturaleza animada," una profesión de fe que roza, suspicazmente, los linderos del
Ocultismo. Además, él niega la suposición, según la cual, los estados y los fenómenos
de la conciencia representan, sustancialmente, las mismas manifestaciones de
movimiento del mundo externo, fundando su negación recordándonos que no todos
estos estados y manifestaciones tienen, necesariamente, una extensión espacial. Según
él, esto sólo se relaciona con nuestra concepción de espacio que ha alcanzado nuestra
conciencia a través de la vista, el tacto y el sentido muscular, mientras todos los otros
sentidos, todos los efectos, las tendencias y las series interminables de representaciones,
no se extienden en el espacio, sino sólo en el tiempo.

Por lo tanto, él pregunta:

¿Dónde cabe una teoría mecánica en lo antedicho? Los


contrincantes pueden rebatir que esto es así sólo en apariencia,
mientras en realidad, todos estos tienen una extensión espacial.
Pero tal argumento sería completamente erróneo. Nuestra única
razón para creer que los objetos percibidos por los sentidos
poseen tal extensión en el mundo externo, estriba en la idea de
que parecen hacerlo hasta donde pueden observarse, mediante los
sentidos de la vista y del tacto. Sin embargo, en lo que versa
sobre nuestros sentidos internos; aun esta presunta base pierde
su fuerza y no hay terreno para admitirla.

El argumento con el cual el conferenciante concluye su presentación es


muy interesante para los teósofos. Este fisiólogo de la escuela moderna del
Materialismo dice:
929

Por lo tanto, al familiarizarnos de forma más profunda y directa


con nuestra naturaleza interna, descubrimos un mundo
completamente disímil del que nos muestran nuestros sentidos
externos, revela las facultades más heterogéneas, muestra
objetos exentos de la extensión espacial y fenómenos
absolutamente inconexos con los que caen bajo las leyes
mecánicas.

Hasta la fecha, los oponentes del vitalismo y del "principio vital," en conjunto con
los seguidores de la teoría mecánica de la vida, basaban sus conceptos en el presunto
hecho de que, como la fisiología adelantaba, sus estudiantes lograban, más y más,
coligar sus funciones con las leyes de la materia ciega. Según ellos, todas estas
manifestaciones que se solían atribuir a una "fuerza vital mística," ahora podían
integrarse bajo las leyes físicas y químicas. Esto es lo que aconteció y aún claman,
enfáticamente, por el reconocimiento del hecho de que es sólo una cuestión de tiempo
para que se demuestre, triunfalmente, que todo el proceso vital, en su inmensa totalidad,
representa nada más misterioso que un fenómeno de movimiento muy complicado,
regido, exclusivamente, por las fuerzas de la materia inanimada.

Pero he aquí un profesor de fisiología según el cual, desafortunadamente para los


científicos, la historia de la fisiología demuestra lo contrario y así pronuncia estas
palabras ominosas:

Sostengo que, mientras más exactos y polifacéticos son nuestros


experimentos y observaciones, más profundamente penetramos en
los hechos. Mientras más tratamos de sondear y especular sobre
los fenómenos de la vida y más nos convencemos que aun esos
fenómenos que esperábamos poder ya explicar, valiéndonos de las
leyes físicas y químicas, en realidad son insondables. En
efecto, son ampliamente más complicados y, por el momento, no
serán elucidados por ninguna explicación mecánica.

Este es un golpe terrible asestado a la vejiga entumecida, que se le conoce como


materialismo, tan vacío como dilatado. Un Judas en el campo de los apóstoles de la
negación, ¡los "animalistas'! Sin embargo, como acabamos de mostrar, el profesor de
Basilea no es una excepción solitaria, sino que hay varios fisiólogos que comparten sus
ideas. En realidad, algunos de ellos se extienden al punto de aceptar, casi, el libre
albedrío y la conciencia ¡en los protoplasmas monádicos más simples!

Un descubrimiento después de otro, tiende hacia esta dirección. Los trabajos de


algunos fisiólogos alemanes son particularmente interesantes, en lo que atañe a casos de
conciencia y discernimiento cierto, al punto que uno, casi está inclinado a decir que las
amebas piensan. Ahora bien, como todos saben, las amebas son protoplasmas
microscópicos, análogamente a la vampyrella sirogyra, una célula muy simple y
elemental, una gota protoplásmica informe y casi sin estructura. Sin embargo, su
comportamiento muestra algo que, si los zoólogos no llaman mente y poder razonador,
deberán encontrar alguna otra calificación y un neologismo. Veamos lo que
Cienkowsky5 dice al respecto. Al hablar de esta célula microscópica, simple y rojiza,
describe su manera de buscar y encontrar, entre una variedad de plantas acuáticas, la
spirogyra, rechazando cualquier otro alimento. Al examinar sus peregrinajes bajo un
930

poderoso microscopio, él descubrió que cuando está hambrienta, proyecta, primero, sus
pseudopodiae (pies falsos), mediante los cuales repta. Luego empieza a vagar hasta que,
entre una gran variedad de plantas, encuentra una spirogyra, entonces, se dirige hacia la
porción celular de una de las células de la misma, colocándose sobre ésta. Después,
desgarra los tejidos y bebe los contenidos de una célula para pasar, luego, a otra,
repitiendo el mismo proceso. El naturalista jamás la vió alimentarse de algo diferente y
nunca tocó una las numerosas plantas de las que Cienkowsky puso en su camino. El
naturalista, al mencionar otra ameba, la colpadella pugnax, descubrió que tenía la
misma predilección por las chlamydomonas, de las cuales se alimenta exclusivamente.
Esto es lo que él escribe acerca de su observación: "al haber perforado el cuerpo de la
chlamydomonas, bebe su clorofila y después se aleja. El comportamiento de estas
mónadas, durante su búsqueda por el alimento y su consumación, es tan pasmoso que,
casi induce una persona a ver en ellas ¡seres que actúan conscientemente!"

No menos significativas son las observaciones expresadas por Th. W. Engelman


en Historia de la Fisiología del Protoplasma, sobre el Arcella, otro organismo
unicelular levemente más complicado que la Vampyrella. En su experimento la pone en
una gota de agua bajo un microscopio sobre un vidrio, colocándola, por así decirlo, boca
arriba, en su lado convexo, así que los pies falsos (pseudopodiae) que se proyectan de
un lado de la cáscara, no encuentran por donde aferrarse en el espacio, dejando a la
ameba impotente. En esta coyuntura se observa el siguiente hecho curioso.
Inmediatamente, por debajo de un borde de uno de los lados del protoplasma, empiezan
a formarse burbujas de gas las cuales, al alivianar este lado, permiten a la ameba
levantarse y, al mismo tiempo, ponen en contacto el lado opuesto de la criatura con el
vidrio, proporcionando a sus pseudos pies, una superficie a la cual asirse para volcar su
cuerpo y alzarse en todos sus pseudopodiae. Después, la ameba deshincha las burbujas
de gas y, contrayéndolas en sí, empieza a moverse. Si en la extremidad inferior del
vidrio se colocara una gota de agua similar, la ameba, siguiendo la ley de gravedad se
encontrará, primero, en la parte final más baja de la gota y, no pudiendo hallar un punto
de apoyo, generará amplias burbujas de gas y, una vez que se vuelve más liviana que el
agua, se eleva sobre la superficie de la gota.

Engelman escribe:

Si la ameba, una vez alcanzada la superficie del vidrio, sigue


sin encontrar una base para sus pies, las burbujas de gas
empiezan a reducirse en un lado y aumentar del otro o en ambos,
hasta que la criatura toca, con el borde de su concha, la
superficie del vidrio, permitiéndole voltearse. Tan pronto como
esto acontece, las burbujas de gas desaparecen y las Arcellas
empiezan a reptar. Si con una aguja sutil las despegamos de la
superficie del vidrio, colocándolas nuevamente en la superficie
inferior de la gota de agua, repetirán, de inmediato, el mismo
proceso variando los detalles según la necesidad y elaborando
nuevos medios para alcanzar la meta deseada. No obstante todas
las tentativas de situarlas en posiciones incómodas, ellas
encontrarán los medios para desenmarañarse, valiéndose, cada
vez, de un artificio o de otro. En cuanto lo logran, ¡las
burbujas de gas desaparecen! Es imposible refutar que tales
hechos indican la presencia de algún proceso Psíquico en el
protoplasma.
931

Entre la cornucopia de acusaciones contra las naciones asiáticas por tener


supersticiones degradantes que estriban en la "ignorancia crasa," se destaca una por su
seriedad, la cual los acusa y los condena de personificar y aun de endiosar los órganos
principales del y en el cuerpo humano. ¿Acaso no oímos a estos hindúes, "paganos
insensatos," hablar de la viruela como si fuera una diosa, personificando los microbios
de este virus? ¿Acaso no leemos sobre los Tántrikas, una secta de místicos, los cuales
denominan los nervios, las células y las arterias, relacionando e identificando las
variadas partes corporales con las deidades, dotando las funciones y los procesos
fisiológicos de inteligencia y así sucesivamente? Las vértebras, las fibras y los ganglios
de la columna; el corazón, sus cuatro cámaras, la aurícula, el ventrículo, las válvulas y
el resto; el estómago, el hígado, los pulmones y el bazo, tienen todos sus nombres
divinos y se cree que actúan conscientemente y bajo la poderosa voluntad del Yogui,
cuya cabeza y corazón son los asientos de Brahmâ y las diferentes partes de cuyo
cuerpo ¡son el terreno de esparcimiento de una que otra divinidad!

A esto se le tilda de verdadera ignorancia. Especialmente cuando pensamos que


dichos órganos y el cuerpo humano en su totalidad, están compuestos por células a las
cuales ahora se les reconoce como organismos individuales y, quizá, ¡un día se admitirá
que son una raza independiente de pensadores que habitan el globo llamado ser
humano! Así parece, ya que, ¿no se creía, hasta la fecha, que las leyes de difusión y
endósmosis podían explicar todos los fenómenos de asimilación y absorción alimental
por canal intestinal? Sin embargo, ahora los fisiólogos acaban de aprender que la acción
del canal intestinal, durante la absorción, no es idéntica a la acción de la membrana no
viva en el dializador.6 Ahora se ha demostrado que:

"dicha pared está cubierta por células de epitelio, cada una de


las cuales es un organismo en sí, un ser viviente con funciones
muy complejas. Además sabemos que, por medio de contracciones
activas de su cuerpo protoplásmico, estas células asimilan el
alimento de forma tan misteriosa como la que notamos en la ameba
independiente y los animálculos. En el epitelio intestinal de
los animales con sangre fría, observamos cómo estas células
proyectan extremidades pseudopodiae, de sus cuerpos
contráctiles, desnudos y protoplásmicos. Estos falsos pies
extraen del alimento las gotas de grasa, la absorben en su
protoplasma, enviándolas al canal linfático [...] Las células
linfáticas, emergiendo de los nidos del tejido adiposo e
infiltrándose por las células del epitelio, hasta la superficie
de los intestinos, absorben las gotas de grasa y una vez que se
han colmado, se dirigen hacia su casa, los canales linfáticos.
Hasta que desconocíamos este trabajo activo de las células, no
había manera de explicar el hecho de que, mientras los glóbulos
de grasa penetraban por las paredes del intestino, en los
canales linfáticos, los granos pigmentados más diminutos
introducidos en los intestinos no se comportaban de la misma
forma. Actualmente, sabemos que dicha facultad de escoger su
alimento particular, asimilando lo útil, rechazando lo inútil y
lo dañino, es común a todos los organismos unicelulares."7

Por lo tanto, el lector se preguntará: ¿si las células más simples y elementales,
gotas protoplásmicas informes y sin estructura, saben discernir cuál alimento absorber,
por qué esto no debería acontecer, también, en las células del epitelio de nuestro canal
intestinal? Entonces, ¿si la vampyrella, como acabamos de mostrar, reconoce su amada
932

Spirogyra entre centenares de otras plantas, por qué la célula del epitelio no debería
percibir, escoger y seleccionar su gota favorita de grasa de un grano pigmentado? Se
nos dice que "percibir, escoger y seleccionar" es privativo de los seres racionales o del
instinto de animales más organizados que la célula protoplásmica fuera o dentro del
cuerpo humano. Por supuesto; según lo traducido de la conferencia de un fisiólogo
erudito y de las obras de otros naturalistas letrados, podemos simplemente decir que
estos catedráticos deben saber de qué están hablando; aunque ignoran, probablemente,
que su prosa científica se distancia sólo un grado de las "insensateces" ignorantes y
supersticiosas, sin embargo poéticas, de los Yoguis hindúes y de los Tántrikas.

De todos modos, nuestro profesor de fisiología desacredita las teorías


materialistas de difusión y endósmosis. Valiéndose de los hechos de un discernimiento
evidente y una mente en las células, usa muchos ejemplos para demostrar la falacia de
tratar de explicar ciertos procesos fisiológicos recurriendo a teorías mecánicas.
Verbigracia: el pasaje del azúcar, desde el hígado, (donde se transforma en glucosa), a
la sangre. A los fisiólogos se les dificulta explicar este proceso, considerando imposible
integrarlo en las leyes endosmósicas. Muy probablemente, las células linfáticas
desempeñan un papel tan activo durante la absorción de las sustancias disueltas en el
agua, como lo de los pépticos, proceso demostrado por F. Hofmeister. Generalmente
hablando, la pobre, pero conveniente endósmosis, se ha desentronizado y desterrado de
entre los funcionarios activos del cuerpo humano, como un inútil beneficiario
eclesiástico. Ya no tiene voz en el asunto de las glándulas y otros agentes de secreción,
la acción en que las células del epitelio la han suplantado. El trabajo de las células
consiste en las misteriosas facultades de selección, la extracción de la sangre de un tipo
de substancia, rechazando otra, la transformación de la primera mediante la
descomposición y la síntesis, la dirección de algunos productos en los pasajes que los
excretarán del cuerpo y la orientación de otros en los vasos linfáticos y sanguíneos. Así,
el fisiólogo de Basilea afirma: "Es evidente que en estos procesos no se encuentra el
más leve vestigio de la difusión o la endósmosis. Es completamente inútil tratar de
explicar estos fenómenos mediante las leyes químicas."

¿Quizá la fisiología tenga más suerte en alguna otra vertiente? ¿No logrando
ningún éxito en las leyes alimenticias, podría consolarse un poco en sus teorías
mecánicas en la cuestión de la actividad muscular y nerviosa, que trató de explicar
mediante las leyes eléctricas? Desdichadamente, exceptuando algunos peces, en ningún
otro organismo, aun menos en el humano, se pudo encontrar posibilidad alguna para
indicar las corrientes eléctricas como el factor regente principal. La electrobiología,
siguiendo las líneas de la pura electricidad dinámica, ha fracasado egregiamente. Como
desconoce "Fohat," ninguna corriente eléctrica puede explicarle la actividad muscular o
nerviosa.

Sin embargo, no hay que olvidar la existencia de la fisiología de las sensaciones


externas. Ya ésta no es tierra desconocida y dichos fenómenos se han explicado
físicamente. No cabe duda que existe el fenómeno de la vista, el ojo con su aparato
óptico, la cámara oscura. Sin embargo, la reproducción idéntica de las cosas en el ojo,
emulada por la placa fotográfica, siguiendo las mismas leyes de refracción, no es un
fenómeno vital. Un proceso igual puede reproducirse en un ojo muerto. El fenómeno de
la vida consiste en la evolución y el desarrollo del ojo mismo. ¿Cómo se efectúa esta
obra, a un tiempo maravillosa y complicada? La fisiología contesta que no lo sabe, ya
que no ha dado un paso hacia la solución de este problema.
933

Es cierto que podemos seguir la secuencia de las etapas


evolutivas y formativas del ojo, sin embargo, no tenemos la
mínima idea del por qué funciona así y cuál es el nexo causal.
El segundo fenómeno vital del ojo es su actividad adaptante.
Aquí encaramos, nuevamente, las funciones nerviosas y
musculares, nuestros antiguos acertijos sin resolver. Lo mismo
puede decirse para todos los órganos sensoriales y para otras
áreas fisiológicas. Esperábamos explicar los fenómenos de la
circulación sanguínea mediante las leyes de hidrostática o
hidrodinámica. Por supuesto, la sangre se mueve según las leyes
hidrodinámicas: pero su relación con ellas permanece
completamente pasiva. En lo que concierne a las funciones
activas del corazón y del músculo de sus vasos, hasta la fecha
nadie ha logrado explicarlas recurriendo a las leyes físicas.

Las letras bastardillas de la parte conclusiva de la conferencia del hábil profesor,


son dignas de un Ocultista. En realidad, parecen ser reiterativas de un aforismo
procedente de las "Instrucciones Elementales" de la fisiología esotérica del Ocultismo
práctico:

"El enigma de la vida es localizable en las funciones activas de


un organismo8 viviente. La verdadera percepción de dicha
actividad es accesible sólo mediante la auto observación y no
depende de nuestros sentidos externos y es alcanzable atisbando
nuestra voluntad al par que penetra nuestra conciencia,
revelándose, así a nuestro sentido interno. Por lo tanto, cuando
el mismo fenómeno actúa sólo sobre nuestros sentidos externos,
ya no lo reconocemos. Vemos todo lo que acontece alrededor del
fenómeno del movimiento y de su proximidad, sin embargo no
percibimos la esencia de tal fenómeno; ya que carecemos de un
órgano receptivo especial para captarla. Podemos aceptar dicha
esencia de manera puramente hipotética, como lo hacemos cuando
hablamos de "funciones activas." Así se comporta todo fisiólogo,
porque no puede seguir su trabajo sin dichas hipótesis y ésta es
la primera tentativa de dar una explicación psicológica a todos
los fenómenos vitales [...] ¿Si se nos ha demostrado que,
valiéndonos sólo de la física y la química, no podemos explicar
los fenómenos de la vida, qué podemos esperar de otros aspectos
de la fisiología: las ciencias de la morfología, la anatomía y
la histología? Sostengo que las ciencias antes dichas, jamás
podrán ayudarnos a desglosar el problema de cualquiera de los
misteriosos fenómenos de la vida. En efecto, si mediante el
escalpelo y el microscopio, hemos logrado disecar los organismos
en sus compuestos más elementales, alcanzando las células más
simples, aquí mismo encaramos el problema más grande de todos.
La mónada más sencilla, un punto microscópico de protoplasma,
informe y sin estructura, aún exhibe todas las funciones vitales
esenciales: se alimenta, crece, se reproduce, se mueve, siente,
percibe sensorialmente y, además, está dotada de las funciones
que reemplazan 'la conciencia,' ¡el alma de los animales
superiores!

En realidad, al materialismo le toca encarar un problema muy grande.


¿Las células y las mónadas infinitesimales en la naturaleza, podrán
explicarnos lo que los argumentos de los filósofos panteístas más hábiles
934

aun no han logrado? Esperemos. Si las primeras llenan este objetivo,


entonces, los Yoguis orientales, "supersticiosos e ignorantes" y sus
seguidores exotéricos serán vindicados. Desde luego, el mismo fisiólogo nos
dice:

Las células del epitelio impiden a un amplio número de venenos


penetrar en los espacios linfáticos, aunque sabemos que se
descomponen fácilmente en los jugos abdominales e intestinales.
Además, la fisiología sabe que si inyectamos estos venenos
directamente en el torrente sanguíneo, se separan y vuelven a
aparecer a través de las paredes intestinales y en este proceso
las células linfáticas desempeñan el papel más activo.

Si el lector consulta el Diccionario Webster, encontrará una explicación curiosa


tocante a las palabras "linfático" y "Linfa." Según los etimólogos, la palabra latina
lympha deriva del griego nymphe, "una ninfa o una diosa menor." "A veces, los poetas
llamaban a las Musas, ninfas. Por lo tanto (según Webster), se decía que todas las
personas en un estado de arrobamiento, los videntes, los poetas, los locos, etc., eran
cautivos de las ninfas."

Según la tradición hindú, la Diosa de la Humedad (la ninfa o linfa griega y latina),
nació de los poros de uno de los Dioses. Que sea el Dios del Océano, Varuna, o un
"Dios del Río" menor, depende de la secta particular y la fantasía de los creyentes. El
punto principal del asunto es lo siguiente: ahora se sabe, irrefutablemente, que los
antiguos griegos y latinos compartieron las mismas "supersticiones" que los hindúes.
Tal superstición es comprobable valiéndose del hecho de que, aun hoy, afirman que
todo átomo de la materia en los cuatro (de los cinco) Elementos, es una emanación de
un Dios o una Diosa inferior quien, a su vez, era una emanación anterior de una deidad
superior. Además, cada uno de dichos átomos, siendo Brahmâ, uno de cuyos nombres es
Anu o átomo, tan pronto como es emanado, adquiere conciencia, cada uno en su
respectivo plano y libre albedrío, actuando dentro de los límites de la ley. Ahora bien,
aquél que sabe que la trimurti kósmica (trinidad), compuesta por Brahmâ, el Creador;
Vishnu, el Conservador y Shiva, el Destructor, es un símbolo magnífico y altamente
científico del Universo material y su evolución gradual y encuentra una prueba de esto
en la etimología de los nombres de tales deidades,9 mas las doctrinas de Gupta Vidya o
conocimiento esotérico, sabe, también, cómo comprender exactamente esta
"superstición." Los cinco epítetos fundamentales de Vishnu, agregados al de Anu
(átomo), común a todos los personajes trimúrticos son: Bhutâtman, uno con los
materiales del mundo, creados o emanados; Pradhanâtman, "uno con los sentidos,"
Paramâtman, el "Alma Suprema" y Atman, el Alma Kósmica o la Mente Universal.
Todos estos muestran, suficientemente, lo que los antiguos hindúes querían decir
cuando dotaban de mente y conciencia cada átomo, dándole un nombre distinto de un
Dios o una Diosa. Si ustedes colocan el Panteón indo, compuesto por 30 crores (o 300
millones) de deidades, dentro del macrocosmos (el Universo) o del microcosmos (el ser
humano), constatarán que el número no es una exageración; ya que estas deidades se
relacionan con los átomos, las células y las moléculas de todo lo que es.

No cabe duda que lo dicho antes, es excesivamente poético y recóndito para


nuestra generación, sin embargo parece tan científico, si no más, que las enseñanzas
derivadas de los descubrimientos más recientes de la Fisiología y la Historia Natural.
935

Lucifer, Abril de 1890

Notas
1
H.P.B. emplea el término Cosmos (con C), refiriéndose sólo al Cosmos visible:
nuestro sistema solar; mientras que, cuando lo deletrea con K, Kosmos, implica la
manifestación manvantárica integral, el Kosmos universal, del cual participa nuestro
sistema planetario. (N.d.T.)
2
En el original es en latín: "principia non homines."
3
Véase La Doctrina Secreta, primeras páginas del Volumen I.
4
De un escrito que él leyó, hace algún tiempo, durante una conferencia pública.
5
L. Cienkowsky. Véase su trabajo Historia de la Naturaleza de las Mónadas.
6
Aparato para efectuar la diálisis.
7
Extracto de un escrito que el profesor de fisiología presentó a la Universidad de
Basilea y previamente mencionado.
8
La vida y la actividad son dos términos distintos para expresar la misma idea o, más
exactamente hablando, son dos palabras a las cuales los científicos no atribuyen ninguna
idea definida. Sin embargo y quizá por ese motivo, se ven obligados a usarlas; ya que
encierran el nexo entre los problemas más difíciles sobre los cuales han tropezado los
pensadores preclaros de la escuela materialista.
9
Brahmâ procede de la raíz brih, "expander," "esparcir." Vishnu deriva de la raíz viz o
vish (fonéticamente) "penetrar," "compenetrar" el universo de la materia. Siva, el patrón
de los Yoguis, tiene una etimología que lo haría incomprensible para el lector
superficial.
936

La Teosofía
Trascendental
[Artículos de
H. P. Blavatsky]

o El Faro de lo Desconocido
o Mejorar el Mundo o Salvarlo
o ¿Qué deberíamos hacer por la Humanidad?
937

Prefacio
"El Faro de lo Desconocido" ("Le Phare de l'Inconnu") fue un artículo que H.P.B.
escribió en francés para La Revue Theosophique, (Mayo 1889). Su traducción al
inglés apareció en la revista Theosophist en cuatro partes: de Julio hasta
Octubre de 1889. Fue introducido por una nota editorial, informando a los
lectores que el texto era una "traducción aproximativa"; sin embargo: "más
vale una H.P.B. traducida, que nada." En este artículo, H.P.B. se extiende sobre
la queja debida a una mala información según la cual la Teosofía es un resurgir
de supersticiones e ilusiones antiguas de la "magia," puntualizando que estos
críticos no saben nada de la ciencia perdida, a la cual aludían los antiguos
filósofos con las palabras de magia o teurgia. Parte de la misión de H.P.B.
consistía en restaurar el respeto hacia el conocimiento de los antiguos sabios y,
en este caso, escribió con el propósito dicotómico de mostrar la fuerza de las
ideas de estos maestros del pasado; mientras sacaba a relucir las concepciones
erróneas de las opiniones eruditas sobre estos asuntos, entre las autoridades
del siglo XIX.

En esta discusión aparecen otros dos temas. Uno: es la necesidad de


desarrollar una facultad perceptiva interna como el único medio seguro a fin de
disipar la ignorancia; el otro: es que la clave para todo crecimiento humano
yace en el altruismo y en el sacrificio de sí. Ella contesta, también, a las críticas
contra el "sigilo," demostrando que la distinción entre las enseñanzas
exotéricas y esotéricas es una característica común de las grandes religiones y
filosofías del pasado que protege y sirve tanto al maestro como al discípulo.

Los dos "artículos": "Mejorar el Mundo o Salvar al Mundo" y "¿Qué Deberíamos


Hacer por Nuestros Compañeros, los Seres Humanos?" se han vuelto a imprimir
de las páginas de la "Correspondencia" de la revista Lucifer, de Julio y Octubre
de 1889. El Licenciado Hübbe-Schleiden, editor de la Esfinge, criticó el artículo:
"El Faro del Ignoto" y H.P.B. contestó a sus críticas. Hübbe-Schleiden era un
letrado alemán, quien había conocido H.P.B. mediante los Gebhards. Sería
difícil encontrar, en toda la literatura Teosófica, una mejor ilustración de la
diferencia entre la óptica esotérica y la exotérica o tener una advertencia más
clara contra el carácter extraviante de deducciones lógicas, fruto de premisas
inadecuadas o erróneas. El contraste entre estos dos puntos de vista forma el
intercambio entre H.P.B. y Hübbe-Schleiden; mientras el meollo de la
diferencia, entre ellos, es el compromiso intransigente que H.P.B. dio para el
altruismo y a toda la humanidad según afirma el Primer Objetivo del
Movimiento Teosófico.
938

Las observaciones de Hübbe-Schleiden parecen eruditas y plausibles; mas su


blanda confianza que transpira de sus palabras, evidencia la arrogancia de
quienes suponen que la erudición les da el derecho de "corregir" a H.P.B. Sin
embargo, Hübbe-Schleiden no sólo mal interpreta los textos exotéricos en los
cuales confía; sino ha también aceptado las interpretaciones de un
Vasishtadwaita "Brahma guru," cuyas opiniones varían mucho tanto de las
enseñanzas esotéricas conocidas por H.P.B. como de las doctrinas de la escuela
Adwaita que Sankaracharya fundó. La lección que las respuestas de H.P.B.
imparten a los estudiantes, es la importancia suprema de adherirse a la fuente
pura de las Enseñanzas. Este es su ejemplo, al punto que observa que: "recibir
las enseñanzas orales y prístinas por hombres divinos vivos" es mejor que su
intuición; ya que: "no existe intuición infalible." Además, con respecto a los
Sutras buddhistas disponibles a los orientalistas occidentales: "ningún erudito

de sánscrito o pali ha, aun, entendido las enseñanzas que encierran."

Este panfleto el cual contiene los tres artículos aquí incluidos es publicado por:

Theosophy Company
245 West 33rd Street,
Los Angeles, California 90007
EE.UU.

teléfono: (213) 748-7244

El Faro de lo Desconocido1

[Artículo por H. P. Blavatsky]

(Le Phare de l’Inconnu, 1889)


939

En un antiguo libro sobre las Ciencias Ocultas está escrito: Gupta Vidya (Ciencia
Secreta) es un mar atractivo; pero tempestuoso y lleno de escollos. El
navegante que se arriesga a surcarlo, si no es sabio y muy versado2 será
devorado, naufragando en uno de los millares de escollos submarinos. Grandes
olas zafirinas, rubíes y esmeraldinas, hermosas y misteriosas lo vencerán, listas
a extraviar al viajero hacia otras luces innumerables que brillan en toda
dirección. Mas éstas son fatuas, iluminadas por los hijos de Kaliya 3 a fin de
destruir a los que están sedientos de vida. Faustos son los que no ponen
atención a estos falsos engañadores y más faustos aun, quienes jamás pierden
de vista el verdadero Faro, cuya llama eterna arde en soledad en las
anfractuosidades del agua de la Ciencia Sagrada. Innumerables son los
peregrinos que desean sumergirse en ellas; muy pocos son los poderosos
nadadores que alcanzan el Faro. Quien llega allí debe haber cesado de ser un
número, convirtiéndose en todos los números. Debe haber olvidado la ilusión
de la separación, aceptando sólo la verdad de la individualidad colectiva.4 Debe
"ver con el oído, oír con los ojos,5 entender el idioma del arco iris y haber
concentrado sus seis sentidos en el séptimo."6

El Faro de la Verdad es la Naturaleza sin el velo ilusorio de los sentidos. Es


alcanzado sólo cuando el adepto se ha vuelto en maestro absoluto de su yo
personal, pudiendo controlar todos sus sentidos físicos y psíquicos mediante el
"séptimo"; gracias al cual recibe, también, la verdadera sabiduría de los dioses,
Teosofía.

Es superfluo decir que los profanos, los no iniciados, aquellos que están fuera
del templo (pro-fanes), consideran al revés las "luces" y la "Luz" que acabamos
de mencionar. Para ellos el fuego fatuo es el Faro de la Verdad Oculta, la gran
ilusión de las locuras humanas; mientras tienen a todos los demás escollos por
algo beneficioso, que detienen a tiempo a quienes navegan con entusiasmo en
el mar de la insensatez y la superstición.

Nuestros bondadosos críticos nos dicen: "¿No les basta que el mundo, a fuerza
de ismos haya llegado al Teosofismo, que es nada más que una charlatanería
trascendental, sino que este último quiere ofrecernos una versión recalentada
de la magia medieval con su gran Sabbath e histeria crónicos?"

Deteneos, caballeros. ¿Vosotros que habláis así acaso sabéis qué es la magia
verdadera o las Ciencias Ocultas? Habéis permitido que en vuestra escuela os
llenaran de la 'hechicería diabólica' de Simón el Mago y su discípulo, Menandro,
según la presentan el bondadoso padre Ireneo, el celoso Teodorico y el autor
desconocido de Philosophumena. Habéis permitido que, por un lado, se os
dijera que esta magia provenía del diablo y del otro, que era el resultado del
940

engaño y del fraude. Muy bien; ¿mas qué sabéis de la verdadera índole del
sistema seguido por Apolonio de Tyana, Jámblico y otros magos? ¿Cuál es
vuestra opinión acerca de la identidad entre la teurgia de Jámblico y la 'magia'
de los Simones y los Menandros? El autor del libro Sobre los Misterios7 revela su
naturaleza sólo a medias. Sin embargo, sus explicaciones fueron suficientes
para convencer a Porfirio, Plotino y otros, quienes, después de haber sido
enemigos de la teoría esotérica se convirtieron en sus defensores más
fervientes. La razón de esto es muy simple.

La verdadera Magia, en la teurgia de Jámblico es, a su vez, idéntica a la gnosis


de Pitágoras, la ciencia de las cosas que son (γνωσιζ των οντω) y al
arrobamiento divino de los Filaleteos, "los amantes de la Verdad." Mas el árbol
se juzga por los frutos. ¿Quién ha presenciado el carácter divino y la realidad
de dicho arrobamiento, que en la India se le llama Samadhi?8

Una larga serie de seres humanos quienes, si hubiesen sido cristianos, los
habrían canonizado, no por decisión de la iglesia, con sus parcialidades y
favoritismos; sino por la de naciones enteras y por la voz del pueblo, que
raramente se equivoca en sus juicios. Por ejemplo: Amonio Sacas, llamado el
Theodidaktos, "instruido por Dios"; el gran maestro cuya vida fue tan casta y
pura que Plotino, su discípulo, no tenía la más mínima esperanza de ver otro
mortal comparable con él. El mismo Plotino, quien fue para Ammonio lo que
Platón fue para Sócrates, un discípulo digno de las virtudes de su ilustre
maestro. Porfirio, el discípulo de Plotino,9 el autor de la biografía de Pitágoras.
Bajo la égida de esta gnosis divina, cuya influencia benéfica ha irradiado hasta
nuestros días, se han desarrollado todos los místicos célebres de los siglos
pasados: Jacob Boehme, Emanuel Swedenborg y muchos más. Madame Guyón
es la contraparte femenina de Jámblico. Los quietistas cristianos, los sufíes
musulmanes y los rosacruces de todos los países bebieron las aguas de esta
fuente inagotable, la Teosofía de los neo-platónicos de los primeros siglos de la
era cristiana. La gnosis la antecedió, siendo la continuación directa de Gupta
Vidya y de Brahmâ-Vidya ("conocimiento secreto" y "conocimiento de Brahmâ")
de la India antigua, transmitida a través de Egipto; así como la teurgia de los
filaleteos era la continuación de los misterios egipcios. En todo caso, el punto
de partida de esta magia "diabólica" es la Divinidad suprema; su fin y su meta
son la unión de la chispa divina que anima al ser humano, con la Llama madre,
el Todo Divino.

Esta unión es la meta final de los Teósofos que se dedican enteramente al


servicio de la humanidad. Aparte de ellos, otros, quienes aun no están
preparados a sacrificarlo todo, pueden interesarse en las ciencias
trascendentales como el Mesmerismo y los poliédricos fenómenos modernos.
941

Tienen el derecho de hacerlo, como afirma la siguiente cláusula: "uno de los


objetivos de la Sociedad Teosófica es la investigación de las leyes inexplicadas
de la naturaleza y de los poderes psíquicos latentes en el ser humano."

Los Teósofos que se entregan totalmente al servicio de la humanidad son


pocos; el altruismo completo es un ave rara hasta entre los Teósofos
modernos. Los otros miembros son libres de interesarse en lo que más les
plazca. A pesar de esto y de la franqueza de sus comportamientos, exentos de
todo misterio, se nos llama constantemente a juicio para que demos
explicaciones y para que satisfagamos al público, diciéndole que no celebramos
el Sabbath de las brujas ni producimos escobas para el uso de los Teósofos. En
realidad, este tipo de cosas, a veces rozan lo grotesco. Cuando no se nos acusa
de haber inventado un nuevo ismo, una religión entresacada de las
profundidades de un cerebro distorsionado o de engañar al prójimo, se nos tilda
de haber ejercido las artes de Circe sobre los hombres y los animales. Burlas y
sátiras recaen sobre la Sociedad Teosófica tan densas como granizo. A pesar de
todo, se ha mantenido de pie durante los 14 años de lluvia torrencial. La
Sociedad Teosófica es muy resistente.

II

Después de todo, los críticos que sólo juzgan basándose en las apariencias no
se equivocan por completo. Hay Teosofía y Teosofía: la verdadera Teosofía del
Teósofo y la Teosofía de un Miembro de la Sociedad Teosófica. ¿Qué sabe el
mundo de la verdadera Teosofía? ¿Cómo puede distinguirla entre la de un
Plotino y la de los hermanos falsos? La Sociedad Teosófica posee más de la
parte que le corresponde de estos últimos. El egoísmo, la vanidad y la
presunción de la mayoría de los mortales es increíble. Hay algunos, para los
cuales, su pequeña personalidad constituye el universo entero, más allá de la
cual no hay salvación. Trata de sugerir a uno de ellos que el alfa y la omega de
la sabiduría no se limitan a la circunferencia de su cerebro y que su juicio no
podrá considerarse salomónico; y, directamente, te acusará de tener una
actitud anti-teosófica. Has blasfemado contra el espíritu, pecado imperdonable
en este siglo o en el próximo. Estas personas dicen: "yo soy la Teosofía"; así
como Luis XIV dijo: "yo soy el Estado." Hablan de hermandad y de altruismo;
mientras en realidad se interesan sólo en sí mismos, en su pequeño "yo," que
no les importa de nadie más. Su egoísmo los induce a imaginar que son ellos
los únicos representantes del templo de la Teosofía y que, al proclamarse al
mundo, están proclamando la Teosofía. ¡Ay! Las puertas y las ventanas de este
"templo" son como unos canales a lo largo de los cuales entran y raramente
salen, los vicios y las ilusiones de las mediocridades egoístas.
942

Estas personas son las hormigas blancas de la Sociedad Teosófica, las cuales
carcomen sus cimientos y constituyen una perpetua amenaza. Es posible
respirar libremente sólo cuando la dejan.

Estas son las personas que jamás podrán dar una idea correcta de la Teosofía
práctica y, aun menos, de la Teosofía trascendental, que ocupa las mentes de
un pequeño grupo de elegidos. Cada uno de nosotros posee la facultad, el
sentido interno que se le conoce como intuición, ¡pero cuán raras son las
personas que saben cómo desarrollarla! Sin embargo, los seres humanos
podrán ver las cosas en sus colores verdaderos sólo mediante la ayuda de esta
facultad. Es un instinto del alma que crece en nosotros, proporcionalmente al
uso que hacemos de él, ayudándonos a percibir y entender todo hecho real y
absoluto con mucha más claridad de lo que puede ofrecernos el empleo de
nuestros sentidos y el ejercicio de nuestra razón. Lo que se le define como
cordura y lógica nos permite sólo ver las apariencias de las cosas, lo que es
evidente a todos. El instinto al cual aludo, siendo una proyección de nuestra
conciencia perceptiva, una proyección que opera de lo subjetivo a lo objetivo y
no al revés, despierta en nosotros los sentidos espirituales y la fuerza para
actuar. Estos sentidos asimilan en sí la esencia del objeto o de la acción bajo
examen, representándola como realmente es y no como aparece a nuestros
sentidos físicos y a nuestra razón fría. "Empezamos por el instinto y
terminamos con la omnisciencia," dice el profesor A. Wilder, nuestro colega de
más vieja data. Jámblico ha descrito esta facultad y ciertos Teósofos han
podido apreciar la veracidad de su descripción.

El dice: "En la mente humana existe una facultad que es inmensamente


superior a todas aquellas que se injertan o se generan en nosotros. Mediante la
cual, es posible unirse a las inteligencias superiores, trasportándonos más allá
de las escenas de la vida terrenal, compartiendo la existencia superior y los
poderes sobrehumanos de los habitantes de las esferas celestiales. Gracias a
esta facultad, al final nos liberamos del yugo del Destino (Karma),
convirtiéndonos, por así decirlo, en los árbitros de nuestro destino; ya que,
cuando las partes más excelentes de nosotros, rebosan de energía y cuando
nuestra alma se eleva hacia esencias más altas que la ciencia, puede separarse
de las condiciones que la avasallan en la vida diaria; canjea su existencia
ordinaria por otra, renuncia a los hábitos convencionales que pertenecen al
orden externo de las cosas, para entregarse y mezclarse con otro orden de
cosas que reina en ese estado de existencia más elevado."

Platón ha expresado la misma idea en dos líneas: "La luz y el espíritu de la


Divinidad son las alas del alma. La elevan a la comunión con los dioses, más
allá de esta tierra, con la cual el espíritu humano está muy dispuesto a
943

macularse [...] Volverse como los dioses, implica llegar a ser santos, justos y
sabios. Este es el fin con el cual se creó al ser humano y éste debería ser su
meta en la adquisición del conocimiento."

Esta es la verdadera Teosofía, la Teosofía internal, la del alma. Sin embargo, si


la seguimos con un propósito egoísta, la Teosofía cambia su naturaleza,
convirtiéndose en demonosofía. Esto es el motivo por el cual la sabiduría
oriental nos enseña que el Yogui hindú, que se aísla en una espesura
impenetrable, análogamente al ermitaño cristiano, que suele retirarse, como en
la antigüedad, en el desierto, son simplemente unos egoístas versados. El yogui
actúa con la única idea de encontrar, en la esencia una y nirvánica, un refugio
para resguardarse de la reencarnación, mientras el ermitaño cristiano actúa con
el propósito de salvar su alma; ambos piensan sólo en sí mismos. Su motivo es
plenamente personal. Aun suponiendo que alcancen su fin: ¿acaso no son como
soldados cobardes que desertan de su ejército en el momento de la acción,
para salvaguardarse de las balas?

El yogui y el "santo" que se aíslan no ayudan a nadie, excepto a sí mismos; al


contrario, ambos muestran ser profundamente indiferentes al destino de la
humanidad, abandonándola y dejándola. El Monte Athos,10 quizá contiene unos
pocos fanáticos sinceros; aun ellos, sin saberlo, han dejado el único camino que
conduce a la verdad, el sendero del Calvario, a lo largo del cual cada uno lleva,
voluntariamente, la cruz de la humanidad y por ella. En realidad es un nido del
egoísmo más burdo y la observación de Adams alude a esta clase de lugares:
"Hay criaturas que parecen haber huido del resto de la humanidad por el único
placer de encontrarse, cara a cara, con el Diablo."

Gautama, el Buddha, se quedó en soledad sólo el lapso necesario para llegar a


la verdad, después del cual se consagró a divulgarla, limosneando su pan y
viviendo para la humanidad. Jesús se retiró al desierto sólo cuarenta días y
murió para esta misma humanidad. Apolonio de Tyana, Plotino y Jámblico, al
vivir existencias de singular abstinencia, casi ascética, vivieron en el mundo y
para el mundo. Los más grandes ascetas y Santos actuales no son los que se
retiran en lugares inaccesibles; sino los que pasan su vida viajando, de lugar en
lugar, haciendo el bien y tratando de elevar a la humanidad; aunque pueden
evitar Europa y estos países civilizados donde la población se ve y se oye sólo a
sí misma, países divididos entre dos facciones: Caínes y Abeles.

Aquellos que consideran el alma humana como una emanación de la Deidad,


como una partícula o rayo del alma universal y Absoluta, entienden la parábola
de los talentos mejor que los cristianos. Quien esconde en la tierra el talento
que su "Señor" le entregó, lo perderá, así como el asceta que piensa "salvar su
944

alma" en la soledad egoísta. "El servidor bueno y fiel" que duplica su capital,
cosechando para quien no había sembrado, porque no tenía los medios para
hacerlo y siega para los pobres que no diseminaron el grano, actúa como un
verdadero altruista. Recibirá su recompensa justamente porque ha trabajado
para otro, sin pensar en la remuneración o el reconocimiento. Este hombre es
el Teósofo altruista; mientras el otro es un egoísta y un cobarde.

El Faro de la luz hacia el cual la vista de todos los verdaderos Teósofos se


enfoca, es el mismo blanco al que se dirigió, en todas las eras, el alma humana
cautiva. Nosotros y los teósofos primigenios, usamos el término "Sabiduría
Divina" para indicar este Faro, cuya luz no brilla sobre mares terrenales; sino
que se ha reflejado en las profundidades lóbregas de las aguas primordiales del
espacio infinito. Esta es la última palabra de la doctrina esotérica. ¿Dónde
estaba, en la antigüedad, el país que tenía el derecho a llamarse civilizado que
no poseyera un sistema de Sabiduría dual: una parte para las masas y la otra
para los pocos, lo exotérico y lo esotérico? Este nombre, Sabiduría o como lo
llamamos a veces: "Religión Sabiduría" o Teosofía, es tan antiguo como la
mente humana. El título de Sabios, los sacerdotes de este culto a la vedad, fue
el primer derivativo. En seguida, estos nombres se transformaron en filosofía y
filósofos: "los amantes de la ciencia" o de la sabiduría. Pitágoras fue el artífice
de este nombre junto al de la gnosis, el sistema del "conocimiento de las cosas
que son" o de la esencia que se oculta tras las apariencias externas. Bajo ese
nombre, tan noble y correcto en su definición, todos los maestros de la
antigüedad designaron el conjunto de nuestro conocimiento de las cosas
humanas y divinas. Los sabios y los Brahmanes de la India, los magos caldeos
y persas, los hierofantes egipcios y árabes, los profetas o Nabi de la Judea y de
Israel y los filósofos griegos y romanos, siempre han clasificado esta ciencia en
dos divisiones: la esotérica o la verdadera y la exotérica, disfrazada bajo el
simbolismo. Aun hoy los Rabinos judíos llaman Mercabah al cuerpo o vehículo
de su sistema religioso, eso que contiene en sí las ciencias superiores,
accesibles sólo a los iniciados y de las cuales es simplemente la cáscara.

Se nos acusa de asumir una actitud sigilosa, reprochándonos que tenemos


secreta la Teosofía superior. Confesamos que la doctrina que llamamos gupta
vidya (ciencia secreta) es sólo para los pocos. ¿Cuáles eran los maestros de
antaño que no mantenían secretas sus enseñanzas por temor a que se
profanaran? A partir de Orfeo a Zoroastro, Pitágoras y Platón, hasta los
Rosacruces y los Francmasones más modernos, siempre hubo una regla
invariable, es decir: el discípulo debe ganarse la confianza del maestro antes de
recibir de él la palabra suprema y final. Las religiones más antiguas siempre
han tenido sus misterios mayores y menores. Los neófitos y los catecúmenos
daban un juramento inviolable antes de ser aceptados. Los Esenios de la Judea
945

y del monte Carmel tenían la misma regla. Los Nabi y los Nazares (los
"separados" de Israel), análogamente a los Chelas laicos y a los Brahmacharyas
de la India, diferían mucho entre ellos. Los Chelas laicos podían casarse y
quedarse en el mundo mientras estudiaban las escrituras sagradas, hasta cierto
punto; los Brahmacharyas, los Nabi y los Nazares siempre se han consagrado
enteramente a los misterios de la iniciación. Las grandes escuelas de
Esoterismo eran internacionales, aunque exclusivas, como lo demuestra el
hecho de que Platón, Herodoto y otros se fueron a Egipto para ser iniciados;
mientras Pitágoras, después de haber visitado a los Brahmanes de la India, se
detuvo en un monasterio egipcio y, finalmente, según Jámblico, fue recibido en
el Monte Carmel. Jesús siguió la costumbre tradicional, justificando su
reticencia citando un precepto muy conocido:

"No des las cosas sagradas a los perros, no ofrezcas tus perlas a los cerdos,
porque las pisotearán y los perros te atacarán, haciéndote pedazos."

Ciertas escrituras antiguas, conocidas, además, por los bibliófilos, personifican


la Sabiduría, que representan como emanando de Ain-Soph, el Parabrahm de
los cabalistas judíos, haciéndola la asociada y la compañera de la Deidad
manifestada. Por eso entre todos los pueblos tuvo un carácter sagrado. La
Sabiduría es indisoluble de la divinidad. Así tenemos los Vedas, que proceden
de la boca del "Brahmâ" hindú (el logos). El nombre Buddha proviene de
Budha, "Sabiduría," inteligencia divina. El Nebo babilónico, el Thot de Memphis
y Hermes de los griegos eran todos dioses de la sabiduría esotérica.

La griega Athena, las egipcias Metis y Neitha, son los prototipos de Sophia-
Achamoth, la sabiduría femenina de los Gnósticos. El Pentateuco samaritano
llama el libro del Génesis, Akamuth o "Sabiduría," como también dos
fragmentos de manuscritos muy antiguos: "la Sabiduría de Salomón" y "la
Sabiduría de Iasous (Jesús)." El libro llamado Mashalim o los "Discursos y los
Proverbios de Salomón," personifica la Sabiduría llamándola: "la que ayuda al
(Logos) creador," en las siguientes estrofas traducidas literalmente:

I (a) HV (e) H11 me poseía desde el principio.


Fui la primera emanación de las eternidades,
Aparecí de la antigüedad, la primordialidad.
Desde el primer día de la tierra;
Nací antes del gran abismo.
Cuando no había ni fuentes ni agua,
Cuando el cielo estaba en vías de construcción, yo estaba ahí
Cuando él trazó el círculo sobre la superficie del abismo,
946

Estaba con él, Amún.


Era su delicia, día a día.

Esto es exotérico, análogamente a todo lo que alude a los dioses personales de


las naciones. El Infinito no puede ser conocido por nuestra razón, la cual tiene
sólo la capacidad de distinguir y definir. Sin embargo, podemos siempre
concebir la idea abstracta del Infinito, gracias a esa facultad superior a nuestra
razón: la intuición o el instinto espiritual del cual he hablado. Sólo los grandes
iniciados pueden ostentar haber entrado en contacto con el infinito; sin
embargo no pueden describir tal estado en palabras. Ellos tienen el raro poder
de ponerse en el estado de Samadhi, que el término arrobamiento lo traduce
sólo de manera imperfecta, un estado en que uno cesa de ser el "yo"
condicionado y personal y se convierte en uno con el Todo.

Se han esbozado estas pocas características de la verdadera Teosofía y de su


práctica, para un pequeño número de nuestros lectores dotados de la intuición
necesaria. En lo que atañe a los demás, o no nos comprenderán o se mofarán
de nosotros.

III

¿Acaso, nuestros benévolos críticos, saben siempre de que se burlan? ¿Tienen


ellos la más pequeña idea del trabajo que se está efectuando en el mundo y los
cambios mentales orquestados por esa Teosofía que ellos escarnecen? Ya
transpira el adelanto, fruto de nuestra literatura y, gracias al trabajo incesante
de un cierto número de Teósofos, hasta los más ciegos lo reconocen. No son
pocos los que están convencidos de que la Teosofía será la filosofía y la ley, si
no la religión, del futuro. Los retrógrados, cautivados por el dulce
estancamiento del conservadurismo, presienten todo esto, del cual deriva el
odio y la persecución, coadyuvados por la crítica. Sin embargo, la crítica que
Aristóteles introdujo, se ha alejado mucho de su parámetro primordial. Los
antiguos filósofos, que la civilización moderna considera como sublimes
ignorantes, cuando criticaban un sistema o una obra, lo hacían con
imparcialidad y con el único propósito de mejorar y perfeccionar eso que, para
ellos, tenía lagunas. En primer lugar, estudiaban el tema y, luego, lo
analizaban. Era un servicio que se rendía y ambos grupos lo reconocían y
aceptaban como tal. ¿Acaso la crítica moderna se atiene a esta regla áurea? Es
muy claro que no.

Nuestros jueces están lejos, aun de la crítica filosófica de Kant. La crítica que se
basa en la impopularidad y las ideas preconcebidas, ha sustituido la "razón
pura"; y el crítico acaba haciendo trizas, con sus dientes, todo lo que no
947

entiende y, especialmente, eso que no le interesa comprender. En el siglo


pasado, la era dorada de la pluma de ganso, a veces la crítica era
suficientemente mordiente; sin embargo justa. La mujer de César podía ser
sospechada, mas nunca se le condenó sin antes oír su defensa. En nuestro siglo
se otorgan los premios Montyón12 y se erigen estatuas públicas a quien inventa
la máquina bélica más mortífera; hoy, cuando la pluma de acero ha
reemplazado a su más humilde antecesora, los colmillos del tigre de Bengala o
los dientes del terrible cocodrilo del Nilo, causarían heridas menos crueles y
menos profundas que la del pico de acero del crítico moderno, el cual, casi
siempre, ignora completamente eso que está desmembrando con tanta
meticulosidad.

Quizá nos pueda consolar un poco saber que la mayoría de nuestros críticos
literarios transatlánticos y europeos, solían ser autores de bajo calibre quienes,
fracasando en la literatura, se están vengando de su mediocridad con todo lo
que tropiezan. El pequeño vino azul, insípido y adulterado, a menudo se
convierte en vinagre. Desdichadamente, los reporteros de la prensa en general,
pobres diablos hambrientos—que lamentaríamos privarles de lo poco que ganan
aun a nuestras expensas—no son nuestros únicos ni más peligrosos críticos.
Los fanáticos y los materialistas, las ovejas y las cabras de las religiones, al
habernos colocado en su índice de autores prohibidos, vedan nuestros libros en
sus bibliotecas, nuestras revistas son boicoteadas y a nosotros nos sujetan al
ostracismo más completo. Un alma piadosa, que acepta literalmente los
milagros de la Biblia, siguiendo con emoción las investigaciones marinas de
Jonas en el vientre de la ballena o el viaje trans-etéreo de Elías cuando, como
una salamandra, emprendió el vuelo en su carruaje de fuego, considera a los
Teósofos ingenuos y fraudulentos. Otro, el alma condenada de Haeckel,
mientras saca a relucir una fe tan ciega como la del fanático en su creencia
acerca de la evolución humana física y del gorila de un antecesor común
(haciendo caso omiso que en la naturaleza no existe traza de algún eslabón del
género), casi se desternilla cuando descubre que su vecino cree en los
fenómenos ocultos y en las manifestaciones psíquicas. En todo caso: ni el
fanático, ni el científico y ni siquiera el académico, incluidos entre los
"Inmortales," puede explicarnos el más pequeño de los problemas de la
existencia. Los metafísicos, que durante siglos han estudiado los fenómenos del
ser en sus primeros principios y que se sonríen de lástima cuando oyen las
circunvoluciones teosóficas, se sentirían abochornados en explicarnos la
filosofía o hasta la causa de los sueños. ¿Quién, entre ellos, podría decirnos el
por qué todas las operaciones mentales, excepto la razón, la única facultad que
se encuentra en vilo y paralizada, siguen funcionando mientras soñamos, con la
misma actividad y energía de cuando estamos despiertos? El discípulo de
948

Herbert Spencer enviaría a los biólogos, a todos los que le sometieran esta
pregunta. Sin embargo, él considera que la digestión es el alfa y omega de todo
sueño, así como la histeria es el gran Proteo poliédrico activo en todo fenómeno
psíquico, no puede satisfacernos para nada. La indigestión y la histeria son, en
efecto, gemelas, dos diosas a las cuales el psicólogo moderno ha elevado un
altar, constituyéndose, luego, en el sacerdote oficiante. Mas éste es asunto
suyo, siempre que no se inmiscuya con los dioses de su prójimo.

La consecuencia de todo esto es la siguiente: los cristianos caracterizan a la


Teosofía como la "ciencia maldita" y el fruto prohibido; el científico no capta
nada en la metafísica, excepto "el campo del poeta loco" (Tyndall); el
"reportero" la toca sólo con fórceps emponzoñados y los misioneros la asocian
con la idolatría y los "hindúes ignorantes"; por lo tanto es lógico que la pobre
Teo-Sofia reciba un trato tan vergonzoso como cuando los ancianos la llamaban
la Verdad, relegándola en el fondo de un pozo. Hasta los Cabalistas "Cristianos"
pugnan contra nosotros, a pesar de que tanto amen reflejarse en las aguas
oscuras de este pozo profundo, aunque no vean nada ahí, excepto el reflejo de
sus rostros que confunden por el de la Verdad. Sin embargo, todo esto no es
razón suficiente para que la Teosofía no tenga nada que decir en su defensa y
en su favor, ni debería cesar de afirmar su derecho de ser escuchada, ni sus
servidores leales y fieles reconocerse vencidos.

"¿La ciencia maldita," decís vosotros, caballeros Ultramontanos? Deberíais


recordar que el árbol de la ciencia está injertado en el de la vida. El fruto que
afirmáis ser "prohibido," proclamándolo, por 18 siglos, la causa del pecado
original que trajo la muerte al mundo y que tiene una flor que brota en el tallo
inmortal, fue nutrido por ese mismo tronco y, por lo tanto: es el único fruto que
puede asegurarnos la inmortalidad. También vosotros, caballeros Cabalistas,
ignoráis o deseáis ignorar, que la alegoría del paraíso terrenal es tan antigua
como el mundo y que en un tiempo, el árbol, el fruto y el pecado tenían un
significado más profundo y más filosófico del que tienen hoy, cuando los
secretos iniciáticos han sido perdidos.

El protestantismo y el ultramontanismo se oponen a la Teosofía, así como se


oponen a todo lo que no emana de ellos mismos. El calvinismo se opuso a
reemplazar sus dos fetiches: la Biblia judía y el Sabbath con el Evangelio y el
Domingo cristiano. Roma se opuso a la educación secular y a la masonería. Sin
embargo, la interpretación literal y la teocracia, ya tuvieron su apogeo. El
mundo debe moverse y adelantar, si no quiere estancarse y morir. La evolución
mental procede paralelamente a la física; y ambas adelantan hacia la Verdad
Una, que es el corazón del sistema de la Humanidad, así como la evolución es
la sangre. Si la circulación y el corazón se detuvieran por un momento ¡Se
949

acabó la máquina humana! Son los servidores de Cristo quienes desean matar
o al menos paralizar la Verdad, asestándole unos golpes con el palo llamado:
"¡la letra que mata!" Mas, al fin, se acerca. Lo que Coleridge dijo acerca del
despotismo político tiene vigencia también para el religioso. A menos que la
iglesia retire su mano pesada, cuya presencia es como una pesadilla para los
corazones oprimidos de millones de creyentes, que les guste o no y cuyo
pensamiento se queda paralizado en las tenazas de la superstición, la iglesia
ritualística está condenada a abandonar su lugar en favor de la religión y a
morir. Pronto tendrá sólo una elección. Cuando las personas tengan clara la
verdad que oculta con mucho cuidado, ocurrirá una o dos cosas: o la iglesia
perecerá por mano de la gente o, si las masas son dejadas en la ignorancia,
avasalladas a la interpretación literal, morirá con su gente. ¿Se mostrarán, los
servidores de la Verdad eterna, que la han convertido en un círculo vicioso
eclesiástico, suficientemente altruistas para que escojan la primera de estas
dos necesidades? ¡Quién sabe!

Vuelvo a repetir: sólo la teosofía, bien entendida, es capaz de salvar al mundo


de la desesperación, reproduciendo una reforma social y religiosa; tarea que,
en el pasado, llevó a cabo Gautama el Buddha. Una reforma pacífica sin
derrame de sangre, mientras cada individuo se quedó en la fe de sus
antepasados, si quería. A fin de hacer esto, sólo deberá rechazar las plantas
parasitarias de invención humana, que en este momento están sofocando a
todas las religiones e iglesias mundiales. Que acepte la esencia, que es la
misma en todas, es decir: el espíritu que da la vida al ser humano en que
reside, volviéndolo inmortal. Que cada ser humano inclinado al bien, encuentre
su ideal, una estrella que lo guíe. Que la siga sin desviarse jamás de su camino
y, casi seguramente, alcanzará el Faro de luz de la vida: la Verdad; poco
importa si la busca y la encuentra en el fondo de una cuna o de un pozo.

IV

¡Mofaos, entonces, de la ciencia de las ciencias, desconociendo su primera


palabra! Quizá se nos diga que éste es el derecho literario de nuestros críticos.
Está bien. Si las personas hablaran exclusivamente de lo que entienden, dirían
sólo la verdad, lo cual no siempre sería placentero. Cuando leo las críticas,
ahora endilgadas a la Teosofía, las trivialidades y el ridículo de mal gusto que
ahora se emplea contra la filosofía más grandiosa y sublime del mundo, uno de
cuyos aspectos se encuentra en la ética noble de Filaleteo; me pregunto: ¿si las
academias de cualquier país habrán, alguna vez, entendido la Teosofía de los
Filósofos alejandrinos mejor de lo que nos entienden a nosotros, ahora? ¿Qué
se sabe o qué se puede saber de la Teosofía Universal, si no se ha estudiado
bajo los maestros de sabiduría? Además: ¿cómo pueden las personas ufanarse,
950

esgrimiendo juicios sobre la neo-Teosofía del siglo XX, cuando entienden muy
poco de Jámblico, Plotino y hasta Proclo, es decir la Teosofía del siglo tercero y
cuarto?

Nosotros decimos que la Teosofía nos llega del Oriente lejano, el mismo lugar
de precedencia de la Teosofía de Plotino, Jámblico y hasta de los misterios del
antiguo Egipto. ¿Acaso Homero y Herodoto no nos dicen que los antiguos
egipcios eran "los Etíopes de Oriente"? Quienes vinieron de Lanka o Ceilan,
según sus descripciones. Ya que es admitido, generalmente, que los pueblos
que estos dos autores clásicos llaman Etíopes de Oriente eran simplemente una
colonia de arios con tez muy oscura, los dravídicos de la India del Sur, quienes
llevaron consigo a Egipto una civilización ya existente. Dicha migración tuvo
lugar en las eras prehistóricas que el Barón Bunson llama pre-Menita (antes de
Menes); mas estas eras tienen su propia historia que se puede encontrar en los
archivos antiguos de Kalouka Batta. Además y aparte de la enseñanzas
esotéricas, que no se divulgan a un público escarnecedor, las investigaciones
históricas del Coronel Vans Kennedy, el gran rival, en la India, del doctor
Wilson en el campo del sánscrito, nos muestran que la Babilonia pre-Asiria era
la morada del Brahmanismo y del sánscrito como idioma sacerdotal. Además, si
el Éxodo debe ser creído, sabemos que Egipto, mucho antes del tiempo de
Moisés tenía a sus adivinos, hierofantes y magos; es decir: antes de la dinastía
XIX. Al final, Brugesh Bey ve en muchos de los dioses egipcios, unos
emigrantes de más allá del Mar Rojo y de las grandes aguas del Océano Indo.

Ya sea esto así o no, la Teosofía es la descendiente directa del gran árbol de la
Gnosis universal, un árbol cuyas ramas lozanas se extienden sobre toda la
tierra como una bóveda y bajo cuya égida se hallaban todos los templos y las
naciones del globo, en una época que a la cronología bíblica le gusta llamar:
"antediluviana." Esta gnosis representa el agregado de todas las ciencias, la
sabiduría acumulada de todos los dioses y semidioses que se encarnaron en
tiempos anteriores en la tierra. Según algunos—y dejemos que así piensen—
ellos serían los ángeles caídos y los enemigos de la humanidad; estos hijos de
Dios quienes, al ver que las hijas de los hombres eran hermosas las tomaron
como esposas, impartiéndoles los secretos del cielo y de la tierra. Nosotros
creemos en los Avatares, en las dinastías divinas y en la época en que había,
en realidad, "gigantes en la tierra"; sin embargo rechazamos por completo la
idea de los "ángeles caídos," de Satán y de su ejército.

Entonces, se nos pregunta: "¿Cuál es vuestra religión o creencia? ¿Qué preferís


estudiar?"
951

"La Verdad," contestamos. La verdad dondequiera que la encontremos; ya que,


análogamente a Amonio Sacas, nuestra más grande ambición sería reconciliar
los sistemas religiosos distintos, ayudando a todo ser a encontrar la verdad en
su creencia y obligándole a reconocerla en el sistema religioso de su prójimo.
¿Qué importa el nombre, si la cosa en sí es esencialmente la misma? Según se
dice: Plotino, Jámblico y Apolonio de Tyana tenían la dote maravillosa de la
profecía, de la clarividencia y de la curación, aunque pertenecían a tres
escuelas distintas. La profecía era un arte que los esenios, los b'ni Nebim entre
los judíos y los sacerdotes de los oráculos que los paganos cultivaron. Los
discípulos de Plotino atribuían, a su maestro, poderes milagrosos; Filostrato ha
afirmado lo mismo en el caso de Apolonio; mientras Jámblico tenía la
reputación de haber superado a todos los otros eclécticos en la teurgia
Teosófica. Según la declaración de Amonio, toda la Sabiduría moral y práctica
se encontraba en los libros de Thot o Hermes Trismegisto. Mas Thoth significa
"un colegio," una escuela o asamblea y, según los theodidactos, las obras con
este nombre eran idénticas a las doctrinas de los sabios del extremo oriente. Si
Pitágoras adquirió su conocimiento en la India, (donde, hasta la fecha, se hace
mención de él en antiguos manuscritos, bajo el nombre de Yavanacharya,13 el
Maestro Griego), Platón obtuvo la suya de los libros de Thoth-Hermes. ¿Cómo
aconteció que el joven Hermes, el dios de los pastores, tildado: "el buen
pastor," quien presidió sobre la adivinación y la clarividencia, se volvió idéntico
a Thoth (o Thot), el Sabio deificado y autor de "El Libro de los Muertos"? Sólo la
doctrina esotérica puede revelarlo a los orientalistas.

Cada país tuvo sus salvadores. Aquél que disipa la oscuridad de la ignorancia
con la ayuda de la antorcha de la ciencia, sacando a relucir la verdad, se
merece tal título como prueba de nuestra gratitud, tanto como quien nos salva
de la muerte, curando nuestro cuerpo. Este ser despierta en nuestras almas
entumecidas, la facultad de distinguir lo verdadero de lo falso alumbrando una
llama divina hasta el momento ausente; por eso tiene el derecho a nuestro
agradecido respeto; ya que se ha convertido en nuestro creador. ¡Qué
importancia tiene el nombre o el símbolo que representa la idea abstracta, si
dicha idea es siempre la misma y verídica! Si el símbolo concreto tiene un
nombre u otro, si el salvador en que creemos tiene el nombre terrenal de
Krishna, Buddha, Jesús o Esculapio, "llamado también el dios salvador"; hay
que tener presente una cosa: los símbolos de las verdades divinas no se
inventaron para el deleite del ignorante; son el alpha y omega del pensamiento
filosófico.

La Teosofía es el camino que lleva a la verdad y el ocultismo es, en toda


religión y ciencia, la piedra angular y el solvente universal. Es el hilo de Ariadna
que el maestro da al discípulo que se aventura en el laberinto de los misterios
952

del ser, la antorcha que le ilumina el camino a lo largo del peligroso dédalo de
la vida, el enigma de la Esfinge para siempre. Sin embargo, la luz arrojada por
esta antorcha puede discernirse sólo por la vista del alma despierta: nuestros
sentidos espirituales. Obceca los ojos del materialista; así como el sol encandila
los de la lechuza.

Nosotros, no teniendo ni dogma ni ritual, las cadenas o el cuerpo material que


sofoca el alma, no empleamos la "magia ceremonial" de los Cabalistas
occidentales; estamos muy familiarizados con sus peligros para querer nexo
alguno con ella. En la S.T., cada miembro es libre de estudiar lo que le plazca;
siempre que no se encamine por sendas desconocidas que los llevarían,
ciertamente, a la magia negra, la hechicería contra la cual Eliphas Levi advirtió,
tan abiertamente, al público. Las ciencias ocultas son peligrosas para quien las
entiende imperfectamente. Quienquiera que se abandone a sus prácticas, por sí
solo, corre el riesgo de convertirse en vesánico. Los que las estudian, harían
bien en reunirse en pequeños grupos de tres y siete. Dichos grupos deberían
ser impares para que tengan más poder. Un grupo donde hay, aunque sea un
poco de solidaridad, formando un solo cuerpo unido, donde los sentidos y las
percepciones de los que trabajan en conjunto complementan y ayudan,
mutuamente, a los demás y donde un miembro provee a otro la cualidad que a
él le falta, termina siempre por convertirse en un acopio perfecto e invencible.
"La Unión hace la fuerza." La moraleja de la fábula del viejo que otorgó a sus
hijos un grupo de palos que jamás debían ser separados, es una verdad que se
quedará, para siempre, axiomática.

"Los discípulos (Lanus) de la ley del Corazón de Diamante (magia) se ayudan


en sus lecciones. El gramático estará al servicio de quien busca el alma de los
metales (químico), etc." ("Catecismo de Gupta Vidya")

Los ignorantes se desternillarían si se les dijera que en las Ciencias Ocultas el


alquimista puede ser útil al filólogo y viceversa. Quizá entendieran mejor si se
les dijera que con este sustantivo (gramático o filólogo), queremos designar al
estudioso del lenguaje universal de los Símbolos correspondientes; aunque sólo
los miembros de la Sección Esotérica de la Sociedad Teosófica pueden entender
claramente lo que signifique el término "filólogo," en este sentido. Todas las
cosas en la naturaleza tienen correspondencias y son mutuamente
interdependientes. La Teosofía, en su sentido abstracto, es el rayo blanco del
cual surgen los siete colores del espectro solar; y cada ser humano asimila uno
de estos rayos de manera más marcada que los otros seis. Consecuentemente,
siete personas, cada una imbuida con su rayo especial, pueden ayudarse
953

mutuamente. Teniendo a su servicio el haz septenario de los rayos, tienen a


sus órdenes las siete fuerzas de la naturaleza. Sin embargo, para alcanzar este
fin, corresponderá a un experto, un iniciado en la Ciencia de los rayos ocultos,
escoger las siete personas que deben formar el grupo.

Estamos caminando en un terreno peligroso, donde la Esfinge del esoterismo


corre el riesgo de ser acusada de mistificación. Sin embargo, la ciencia
ortodoxa proporciona una prueba de lo que estamos hablando; además, la
astronomía física y materialista lo avala. El sol es uno y sus rayos brillan para
todos; calienta al ignorante y al astrónomo. En lo referente a las hipótesis
acerca de nuestra luminaria, su constitución y naturaleza; su nombre es legión.
Ninguna de estas hipótesis es la verdad completa, ni siquiera aproximativa. A
menudo son simplemente ficciones que, pronto, otras las reemplazarán. Las
siguientes estrofas de Malherbe se aplican, más que todo, a la ciencia en
nuestro mundo material:

"La rosa ha vivido el lapso que viven las rosas,


El espacio de una mañana."

Sin embargo, ya sea que adornen o no el altar de la ciencia, cada una de estas
teorías puede contener un fragmento de verdad. Un día, todas estas hipótesis,
una vez seleccionadas, comparadas, analizadas y reunidas, podrán proveer un
axioma astronómico, un hecho en la naturaleza, en lugar de una quimera en el
cerebro científico.

Esto no quiere decir que aceptamos, como parcela de la verdad, todo axioma
que las academias consideran como verídico. Por ejemplo: en la evolución y las
fantasmagóricas transformaciones de las manchas solares, actualmente la
teoría de Nasmyth; William Herscell empezó por ver en ellas los habitantes del
sol, ángeles hermosos y gigantescos. John Herschell, manteniendo un silencio
prudente acerca de estas salamandras divinas, compartía la opinión del anciano
William Herscell, según la cual el globo solar era simplemente una metáfora
bella, una maya, enunciando así un axioma oculto. Las manchas solares han
encontrado un Darwin en todo astrónomo de algún peso. En seguida se
consideraron como espíritus planetarios, mortales solares, columnas de humo
volcánico (engendradas, uno tiende a pensar, en los cerebros de los
académicos), nubes opacas y, finalmente, sombras en la forma de hojas del
sauce ("la teoría de las hojas de sauce"). Hoy en día, al dios Sol se le ha
degradado. Según los científicos no es nada más que una brasa gigantesca, aun
candente, sin embargo, pronta a agotarse en la parrilla de nuestro pequeño
sistema solar.
954

Lo mismo vale para las especulaciones publicadas por los miembros de la S.T.,
cuyos autores, a pesar de que pertenezcan a la fraternidad teosófica, jamás
han estudiado las verdaderas doctrinas esotéricas. Estas especulaciones nunca
podrán ser más que hipótesis, matizadas con un rayo de la verdad envuelto en
un caos de fantasía y, a veces, barroco. Al seleccionarlas del montón,
poniéndolas una al lado de otra, se logra extraer una verdad filosófica de estas
ideas. Hay que decirlo: la teosofía tiene algo más que la ciencia ordinaria, esto
es: examina el revés de toda verdad aparente. Tamiza y analiza todo hecho
que la ciencia física presenta, buscando sólo la esencia y la constitución última
y oculta en toda manifestación cósmica o física; ya sea en el ámbito de la ética,
del intelecto o de la materia. En una palabra: la Teosofía empieza su búsqueda
donde los materialistas terminan la de ellos.

Entonces, algunos podrían objetar: "¡Es metafísica lo que nos ofrecéis!, ¿Por
qué no decirlo desde el principio?"

No, no es la metafísica en la acepción general del término; aunque a veces


desempeñe su papel. Las especulaciones de Kant, Leibnitz y Schopenhauer
pertenecen a la metafísica, así como las de Herbert Spencer. Mas cuando uno
estudia a estos últimos, no puede menos que imaginarse a la Dama Metafísica
que participa en una mascarada en la Academia de las Ciencias, adornada por
una nariz postiza. La metafísica de Kant y Leibnitz, como demuestran sus
mónadas, supera la metafísica actual, como un globo en las nubes está por
encima de una calabaza vacía en el campo. Sin embargo, este globo, a pesar
de que esté más alto que la calabaza, es demasiado artificial para que sirva de
vehículo a la Verdad de las Ciencias Ocultas, la cual, quizá, es una diosa
demasiado provocativa para que guste a nuestros eruditos más modestos. La
metafísica de Kant lo ha inducido a descubrir la identidad de la constitución y la
esencia del sol y los planetas sin valerse de los métodos actuales o los
instrmentos perfectos. Y Kant afirmaba, eso que los mejores astrónomos
seguían negando, aun durante la primera mitad de este siglo. Mas esta misma
metafísica no logró probarle la verdadera naturaleza de esta esencia; así como
no ha ayudado a la física moderna a descubrir esa verdadera naturaleza, a
pesar de sus hipótesis locuaces.

La Teosofía, entonces, o por lo menos las ciencias ocultas que estudia, es algo
más que la simple metafísica. Es, si se permite usar estos términos dobles:
meta-metafísica, meta-geometría, etc., o un trascendentalismo universal. La
Teosofía rechaza rotundamente el testimonio de los sentidos físicos, si este
último no estriba en el testimonio proporcionado por las percepciones
espirituales y psíquicas. Aun en el caso de la clarividencia y de la clariaudiencia
más altamente desarrolladas, el testimonio final de ambos debe rechazarse, a
955

menos que, con estos términos, se aluda a Φωτσζ de Jámblico o a la


iluminación extática de Plotino o Porfirio. Lo mismo vale para las ciencias
físicas. La prueba proporcionada por la razón en el plano terrenal, como la de
nuestros cinco sentidos, debe recibir el sello de aprobación del sexto y del
séptimo sentido del Ego divino, antes de que un verdadero ocultista pueda
aceptar un hecho.

La ciencia oficial oye lo que decimos y se ríe. Nosotros leemos sus "relaciones,"
observamos la apoteosis de su llamado progreso y de sus grandes
descubrimientos y la dejamos a sus propios recursos. Vale la pena puntualizar
que: más de uno de sus descubrimientos, mientras enriquecen ulteriormente
un pequeño número de personas ya en la opulencia, ha precipitado a millones
de pobres en una miseria aun más terrible. Sin embargo, aun nosotros reímos,
cuando descubrimos que la ciencia física no ha dado un paso más adelante
hacia el conocimiento de la verdadera naturaleza y constitución de la materia,
desde los días de Anaxímenes y la escuela Jónica.

No cabe duda que el mejor trabajo y los descubrimientos científicos en esa


dirección, durante nuestro siglo, pertenecen al gran químico William Crookes.14
En este caso particular: le sirvió más su significativa intuición de las verdades
ocultas, que todo su gran conocimiento de la ciencia física. Es cierto que ni los
métodos científicos, ni la rutina oficial, le han ayudado mucho a descubrir la
materia radiante o en sus búsquedas sobre el protile o la materia primordial.15

VI

Eso que los Teósofos pertenecientes a la ciencia oficial y ortodoxa tratan de


llevar a cabo en su ámbito, los Ocultistas o los Teósofos del "grupo interno" lo
estudian según el método de la escuela esotérica. Si hasta la fecha, tal método
ha demostrado su superioridad sólo a sus estudiantes: quienes han jurado no
revelarlo, dicha circunstancia no lo impugna. Los términos magia y teurgia, no
sólo no se han comprendido aproximadamente; sino se han desfigurado,
también, el nombre Teosofía. Las definiciones que las enciclopedias y los
diccionarios dan de la Teosofía son tan absurdas como grotescas. Por ejemplo:
Webster explica el término Teosofia como: "una conexión o comunicación
directa con Dios y los espíritus superiores [...] es el alcance de un conocimiento
y de poderes sobrehumanos y sobrenaturales, mediante procesos físicos (!?):
véase las ceremonias teúrgicas de algunos platónicos antiguos o mediante los
procesos químicos de los filósofos alemanes del fuego." Este es un galimatías
sin sentido. Sería como si dijéramos que es posible transformar un cerebro loco
en uno del calibre de Newton, desarrollando en él un genio matemático,
cabalgando, por cinco millas diarias, en un caballo de madera.
956

La Teosofía es sinónimo de Gnana-Vidya y Brahmâ-Vidya16 de los hindúes, de


Dzyan de los adeptos trans-himaláyicos, la ciencia de los verdaderos Raja-
Yogis, que son mucho más accesibles de lo que uno piensa. Esta ciencia consta
de numerosas escuelas en oriente, mas sus retoños son aun más copiosos y
cada uno terminó por separarse de la rama madre, la Sabiduría Arcaica,
variando su forma.

Mientras que estas formas cambiaban, alejándose ulteriormente con cada


generación de la Luz de la Verdad, la base de las verdades iniciáticas quedó
inmutable. Los símbolos usados para expresar la misma idea pueden diferir,
mas en su sentido oculto expresan siempre lo mismo. Ragón, el masón más
erudito de todos los "Hijos de la Viuda," concuerda. Existe un idioma
sacerdotal, el "lenguaje de los misterios" y, a menos que uno lo sepa muy bien,
no puede adelantar mucho en las ciencias ocultas. Según Ragón: "construir o
fundar una ciudad" significaba: "fundar una religión"; por lo tanto, cuando
encontramos esta frase en Homero, corresponde a la expresión, en los
Brahmanas de "distribuir el jugo de Soma"; esto es: "fundar una escuela
esotérica" y no una religión, según pretende Ragón. ¿Se había equivocado?
Creemos que no; puesto que como un Teósofo de la sección esotérica no se
atreve a decir a un miembro ordinario de la Sociedad Teosófica, las cosas
acerca de las cuales ha prometido guardar silencio; así Ragón se vio obligado a
divulgar sólo verdades relativas a sus estudiantes (trinósofos). Sin embargo, no
cabe duda que había emprendido, al menos, un estudio elemental del "Idioma
de los Misterios."

"¿Cómo puede uno aprender este idioma?," se nos preguntará; a lo cual


contestamos: estudiad y parangonad todas las religiones. Para aprender este
lenguaje profundamente se requiere un maestro, un gurú; para lograrlo a solas
se necesita ser más que un genio; es menester una inspiración como la de
Amonio Sacas, el cual, alentado en la iglesia por Clemente de Alejandría y
Atenágoras; protegido por los eruditos de la sinagoga y la academia y adorado
por los gentiles, "aprendió el lenguaje de los misterios, enseñando el origen
común de todos los cultos y un culto común." Para hacer esto, tuvo sólo que
enseñar los cánones antiguos de Hermes, que Platón y Pitágoras habían
estudiado muy bien y de los cuales entresacaron sus respectivas filosofías.
¿Deberíamos quedarnos sorprendidos si Amonio al encontrar, en los primeros
versículos del evangelio según San Juan, las mismas doctrinas contenidas en
los tres sistemas de filosofía antes mencionados, concluyó, acertadamente, que
la intención del gran Nazareno era la de restaurar la ciencia sublime de la
antigua Sabiduría en toda su integridad primordial? Nosotros pensamos como
Amonio. Las narraciones bíblicas y las historias de los dioses tienen sólo dos
957

explicaciones posibles: o son alegorías grandiosas y profundas, que ilustran las


verdades universales, o son fábulas soporíferas para el ignorante.

Entonces, las alegorías, tanto judías como paganas, contienen todas las
verdades comprensibles por quien sabe el lenguaje místico de la antigüedad.
Veamos lo que dice acerca de este tema uno de nuestros Teósofos más
distinguidos, un platónico ferviente y un hebraísta que conoce el griego y el
latín como su lengua madre, el profesor Alexander Wilder17 de Nueva York:

La idea eje de los neo-platónicos era la existencia de una sola Esencia suprema.
Este era el Diu o "Señor de los Cielos" de las naciones arias; idéntico al Iao de
los caldeos y de los judíos; el Iabe de los samaritanos; el Tiu o Tuiseo de los
noruegos; el Duw de las antiguas tribus de la Bretaña; el Zeus de los Tracios y
el Júpiter de los romanos. Era el Ser (no-Ser), el Facit uno y supremo, del cual
emanaron todos los seres. Los modernos parecen haberlo sustituído con su
teoría de la evolución. Quizá, algún día, un sabio más perspicaz que ellos,
reúna estos sistemas en uno. A menudo, los nombres de estas divinidades
distintas parecen haber sido inventados, descuidando su significado
etimológico, pero basándose principalmente en alguna acepción mística
particular, ligada al valor numérico de las letras empleadas en su ortografía.

Este significado numérico es una de las ramas del lenguaje de los misterios o el
antiguo idioma sacerdotal. Se enseñaba en los "Misterios Menores," mas el
idioma mismo se reservaba sólo a los altos iniciados. Los candidatos debían
triunfar en las pruebas terribles de los Misterios Mayores, antes de que
pudiesen ser instruidos en este idioma. Por eso tanto Amonio Sacas, como
Pitágoras, obligaban a sus discípulos para que tomaran un juramento a fin de
no divulgar las doctrinas superiores a nadie que no hubiese recibido las
doctrinas preliminares y quienes, por lo tanto, no estaban listos para la
iniciación. Otro sabio, que lo antecedió con tres siglos, hizo lo mismo con sus
discípulos, diciéndoles que hablaba usando "similitudes" (o parábolas); "porque
ustedes pueden conocer los misterios del reino del Cielo, mas ellos no [...]
porque: a pesar de que ven, no ven; de que oyen, no oyen ni entienden."

Por lo tanto, las "similitudes" que Jesús empleaba, eran parte del "lenguaje de
los misterios," la lengua sacerdotal de los Iniciados. Roma ha perdido la clave
de esto y al rechazar la teosofía y al pronunciar su anatema contra las ciencias
ocultas, la pierde para siempre.

"Amaos los unos a los otros," solía decir el gran Maestro Jesús a quienes
estudiaban los misterios "del reino de Dios." "Todos vosotros que os insertáis
entre los novatos y los buscadores de la Verdad Una, profesad el altruismo,
958

preservad la unión, el acuerdo y la armonía en vuestros grupos," nos dicen


otros Maestros. "Sin la unión y la simpatía intelectual y psíquica no llegaréis a
nada. Quien siembra viento, recoge tempestades." (Proverbio siamés y
buddhista.)

Entre nuestros miembros (de la Sociedad Teosófica) europeos y especialmente


americanos no hay carencia de cabalistas eruditos y muy versados en el
"Zohar" y sus numerosos comentarios. ¿Sin embargo a qué nos lleva esto y qué
bien han aportado hasta la fecha a la Sociedad en favor de la cual han
entregado, voluntariamente, su trabajo? La mayoría de ellos, en lugar de
reunirse y cooperar, se miran de refilón, sus miembros están siempre listos a la
burla y a la crítica mutuas. ¡La envidia, los celos y un sentimiento de rivalidad
más deplorables reinan supremos en una Sociedad cuyo propósito principal es
la Hermandad! "¡Ved cómo se aman estos cristianos!," decían los paganos
durante los primeros siglos de los padres de la iglesia, aludiendo a quienes se
mataban los unos a los otros en nombre del Maestro que les había legado la
paz y el amor. Los críticos y los indiferentes empiezan a decir lo mismo de los
Teósofos y con razón. Ved en que se han convertido todas nuestras revistas,
excepto el Path.18 El mismo Theosophist, nuestra publicación más antigua,
desde hace cinco meses, cuando el Presidente fundador se fue a Japón, se
dedica sólo a mordisquear las piernas de sus colegas y contemporáneos
teosóficos. ¿En qué somos mejores que los cristianos de los primeros Concilios?

"La unión hace la fuerza." He aquí una de las razones de nuestra debilidad. Nos
aconsejan que no lavemos nuestros atuendos sucios en público. Yo sostengo lo
contrario. Más vale confesar nuestras imperfecciones delante del mundo o:
lavar nuestra ropa sucia a solas, en lugar de manchar las de sus hermanos
teósofos, como les gusta hacer a algunas personas. Hablamos en general,
confesamos nuestras limitaciones, denunciamos todo lo que no es teosófico y
dejamos a los individuos tranquilos; ya que esto es cuestión del Karma de cada
uno de nosotros y las Revistas Teosóficas no tienen nada que ver con ello.

Quienes quieren tener éxito en la teosofía, tanto abstracta como práctica,


deben tener presente que la desunión es la primera condición para el fracaso.
Que una decena de teósofos determinados se unan en grupos; que trabajen
juntos, cada uno siguiendo lo que le interesa, si así prefiere, en esta o aquella
rama de la ciencia universal; mas que cada uno se sienta en simpatía con su
prójimo. Esto repercutiría positivamente aun entre los miembros que no se
interesan en las búsquedas filosóficas. Si un grupo de este tipo, es escogido
siguiendo las reglas esotéricas, se formara sólo entre místicos, dedicándose a la
búsqueda de la verdad y ayudándose compartiendo sus ideas sobre el asunto,
afirmamos que este grupo adelantaría más en la ciencia sagrada en un año que
959

una persona sola en diez. Lo necesario en teosofía es la emulación y no la


rivalidad; de otro modo, quien se ufana de ser el primero, llegará al último. En
la verdadera teosofía es siempre el más pequeño el que llega a ser el más
grande.

Sin embargo, la Sociedad Teosófica cuenta con más discípulos victoriosos de lo


que generalmente se cree. Estos se mantienen en el anonimato y trabajan, en
lugar de sacarse a relucir. Son los teósofos más industriosos y más devotos.
Cuando publican un artículo olvidan su nombre, ya que recuerdan sólo su
seudónimo. Hay algunos que conocen el idioma de los Misterios perfectamente,
capaces de leer, como un libro abierto, alguna obra o manuscrito antiguo e
indescifrable para nuestros eruditos, proclives a considerarlo, también, un
conjunto de errores contra la ciencia moderna.

Estos pocos hombres y mujeres devotos son las columnas de nuestro templo;
los únicos que paralizan el trabajo incesante de nuestras "hormigas blancas"
teosóficas.

VII

Ahora creemos que en estas páginas hemos invalidado, lo suficiente, muchos


errores graves acerca de nuestras doctrinas y creencias. Especialmente aquella,
entre otras, que tiende a ver en los Teósofos, o al menos en los fundadores de
la Sociedad Teosófica, unos politeístas o unos ateos. No somos ni los unos, ni
los otros; así como no lo eran ciertos gnósticos quienes, aun creyendo en la
existencia de los dioses planetarios, solares y lunares, no les ofrecen oraciones
ni altares. Nosotros no creemos en un Dios personal fuera del ser humano,
quien es el templo de dicho Dios, según nos dicen San Pablo y otros Iniciados;
pero sí creemos en un Principio impersonal y absoluto,19 que trasciende tanto
las concepciones humanas que, para nosotros, quien trata de definir este gran
misterio universal blasfema y peca de presunción insensata. Todo lo que se nos
enseña sobre este principio eterno y sin paralelo, es que no es ni espíritu, ni
materia, ni sustancia y ni pensamiento, sino el contenedor de todos estos, el
contenedor absoluto. En una palabra, podemos decir que es el "Dios nada" de
Basílide, tan poco entendido aun por los analistas hábiles y eruditos del Museo
Guimet (tomo, XIV) que definen el término, de manera escarnecedora, cuando
hablan de este "dios nada que lo ha ordenado y lo ha previsto todo a pesar de
que no tiene ni razón ni voluntad."

Sí, es cierto; y este "dios nada" es idéntico al Prabrahm de los vedantinos, la


concepción más filosófica y más grandiosa; y es también idéntico al Ain-Soph
de los cabalistas judíos. Este es, también, "el dios que no es"; "Ain" significa no
960

ser o el absoluto, la Nada ο το ουδεν (to ouden en) de Basílide; es decir: la


inteligencia humana, estando limitada a este plano material, no puede concebir
alguna cosa que es y que no existe en ninguna forma. Como la idea de un ser
está limitada a alguna cosa que existe, ya sea en sustancia actual o potencial o
en la naturaleza de las cosas o sólo en nuestras ideas, eso que no puede ser
percibido por nuestro intelecto que condiciona todas las cosas, no existe para
nosotros.

"¿Dónde colocas el Nirvana, oh gran Arhat?," preguntó el rey a un venerable


asceta buddhista a quien interrogó sobre la buena ley.

"¡En ningún lugar, oh gran rey!," fue la respuesta.

"¿Entonces el Nirvana no existe?"

"El Nirvana es; sin embargo no existe."

Lo mismo se puede decir para el dios "que no existe," una traducción literal
muy pobre; ya que, esotéricamente deberíamos leer: el dios que no existe pero
es. La fuente de ουδεν es ουδειζ cuyo significado es: "y no alguien"; es decir:
eso acerca del cual se habla no es una persona o alguna cosa; sino la negación
de ambos (el ουδεν neutro se emplea como adverbio: "en la nada"). Entonces
el to ouden en de Basílide es absolutamente idéntico al En o Ain-Soph de los
Cabalistas. En la metafísica religiosa de los judíos, el Absoluto es una
abstracción, "sin forma ni existencia," "sin ningún símil" (como nos dice Franck
en la pag. 126 de La Cábala. Entonces, Dios es la Nada, no tiene nombre ni
atributos, por eso se le llama Ain-Soph, porque la palabra Ain significa: "la
nada" (La Cábala de Franck, pag. 153, 596).

No es este Principio inmutable y absoluto, que es ser en potencia, del que


emanan los dioses o los principios activos del mundo manifestado. El absoluto
no tiene ni puede tener ninguna relación con lo condicionado o lo limitado, eso
del cual las emanaciones proceden es el "Dios que habla" de Basílide: el logos
que Filo denomina el "segundo Dios" y el Creador de las formas. "El segundo
Dios es la Sabiduría del Dios Uno." "Mas: ¿este logos, esta "Sabiduría," es
siempre una emanación?" se nos preguntará. O algunos objetarán: "¡Hacer
emanar alguna cosa de la Nada es un absurdo!" Para nada. En primer lugar:
esta "nada" es tal porque es el absoluto y, por lo tanto, el Todo; en segundo
lugar: este "segundo Dios" no es una emanación como no es la emanación del
cuerpo la sombra que éste proyecta en una pared blanca. En todos modos: este
Dios no es el efecto de una causa o de una acción razonada de una voluntad
consciente e intencional. Es simplemente el efecto periódico20 de una ley eterna
961

e inmutable fuera del tiempo y del espacio y de la cual, el logos o la inteligencia


creadora es la sombra o el reflejo.

"¡Esta idea es absurda!," nos repiten todos los creyentes en un Dios personal y
antropomorfo. "De los dos, es el hombre el que es su sombra y ésta última es
la nada, una ilusión óptica y el ser humano que la proyecta es la inteligencia, a
pesar de que sea pasiva en este caso."

Muy bien; pero esto vale sólo para nuestro plano, donde todo es ilusión; donde
todo parece al revés, como lo que se refleja en un espejo. O, puesto que el
reino de lo único que es real es, para nuestras percepciones, distorsionado por
la materia, es irreal desde el punto de vista de la realidad absoluta, el universo,
con sus seres conscientes e inteligentes, es simplemente una pobre
fantasmagoría resulta que es la sombra de lo Real en el plano de este último,
dotada de inteligencia y atributos; mientras que, desde nuestro punto de vista,
dicho absoluto está desprovisto de toda cualidad condicional por ser el
absoluto. No hay que ser muy versados en la metafísica oriental para
comprenderlo ni es necesario ser un paleógrafo o un paleólogo preclaro a fin de
ver que el sistema de Basílides es el de los vedantinos a pesar de que el autor
de Philosophomena lo haya tergiversado y distorsionado un poco. Nos
corroboran perfectamente lo antes dicho aun los esbozos fragmentarios de los
sistemas gnósticos que esta obra nos presenta. Sólo la doctrina esotérica puede
explicarnos todo lo que hay de incomprensible y de caótico en el sistema no
entendido de Basílides, así como nos lo transmiten los padres de la iglesia,
estos torturadores de las Herejías. El Padre innato o el Dios no engendrado, el
gran Archón, los dioses demiurgos y los 365 cielos, el número contenido en el
nombre de Abraxas, su gobernador, todo esto se derivó de los sistemas indos.
En nuestro siglo de pesimismo se niega todo y todo marcha a vapor, incluso la
vida y lo que es abstracto, lo único que es eterno, no suscita ningún interés,
sino para unos raros excéntricos y el ser humano que fallece, no ha vivido un
momento en presencia de su alma, arrastrado por el remolino de sus asuntos
egoístas y terrenales.

Aparte de la metafísica, cada uno de los que entran en la Sociedad Teosófica puede
encontrar una ciencia o una ocupación que le plazca. Un astrónomo podría hacer más
descubrimientos científicos de los que podrá efectuar sólo valiéndose de la ayuda de sus
Academias, si estudiara las alegorías y los símbolos que se refieren a cada estrella,21
aludidos en los viejos libros sánscritos. Un médico intuitivo, aprendería más de las
obras de Charaka,22 traducidas al árabe en el siglo VIII o en los manuscritos
polvorientos que se encuentran en la biblioteca de Adyar, inaprensibles como todo el
resto, que en los libros sobre la fisiología moderna. Los teósofos inclinados hacia la
medicina o al arte de la curación, podrían consultar las leyendas y los símbolos
revelados y explicados de Asclepios o Esculapio. Desde luego, como en la antigüedad
Hipócrates consultaba, en Cos,23 a las estelas votivas en la rotonda de Epidauro
962

(denominado Tholos), ellos podrían encontrar allí los remedios que la farmacopea

moderna desconoce.24 Así podrían, en realidad, curar, en lugar de matar.

Digámoslo, por la enésima vez: ¡la Verdad es una! Tan pronto como se
presenta, no bajo todas sus facetas, sino como los millares de opiniones que
sus servidores elaboran aceca de ella, ya no tendremos la Verdad divina; sino
unos ecos confusos de las voces humanas. ¿Dónde buscarla en su todo integral,
aunque aproximativo? ¿Acaso entre los Cabalistas cristianos, los Ocultistas
europeos modernos, los Espiritistas actuales o los de la antigüedad?

"En Francia," nos dijo un día un amigo, "tantos cabalistas, tantos sistemas.
Aquí todos pretenden ser cristianos; algunos son para el Papa hasta el punto
que sueñn;an para él la corona universal, la de un Pontífice-César. Otros se
oponen al papado y abogan por un Cristo no histórico; sino creado por su
imaginación, un Cristo intrigante y anticesariano, etc., etc. Cada cabalista cree
haber encontrado de nuevo la Verdad perdida. Es siempre su ciencia la que es
la Verdad eterna y la de cualquier otro, es simplemente un espejismo. Y está
siempre dispuesto a defenderla y a sustentarla con la punta de su pluma."

"Mas los cabalistas israelitas," le preguntaba a este amigo: "¿son también para
el Cristo?"

"¡Ah ellos creen en su Mesías, es sólo una cuestión de fecha!"

En efecto: en la eternidad no hay anacronismos. Debido a todas estas


variaciones de terminología y de sistemas, dichas enseñanzas contradictorias
no pueden contener la Verdad real, por eso no entiendo como, los venerables
cabalistas franceses, pueden pretender tener el conocimiento de las Ciencias
Ocultas. Tienen la Cábala de Moisés de León,25 que él compiló en el siglo XII;
sin embargo, si comparamos El Libro de los Números Caldeos, con su Zohar,
éste representa la obra del Rabino Simeón Ben Iochai como el Pimandro de los
griegos cristianos representa el verdadero libro del egipcio Thot. La facilidad
con que la Cábala de Rosenroth y sus textos latinos de los manuscritos
medievales, se transforman en textos cristianos y trinitarios si se leen siguiendo
el sistema del Notaricon, parece una tramoya escénica. Entre el marqués de
Mirville y su amigo, el caballero Drach, antiguo rabino convertido, la "buena
Cábala" se ha convertido en un catecismo de la iglesia de Roma. Quizá los
cabalistas se sientan satisfechos con esto, nosotros preferimos atenernos a la
Cábala caldea: El Libro de los Números.

Quien está satisfecho con la letra muerta, que se envuelva en el manto de los
Tanaim (los antiguos iniciados de Israel), para los ocultistas versados será
963

siempre el lobo disfrazado en los atuendos de la abuela de Caperucita Roja.


Mas el lobo no devorará al ocultista, como hizo con la niña, el símbolo del
profano hambriento de misticismo, quien cae bajo sus fauces. Morirá el "lobo,"
cayendo en su trampa.

Al igual que la Biblia, los libros cabalísticos tienen su letra muerta, el sentido
exotérico y su sentido verdadero o esotérico. Hoy: la clave del verdadero
simbolismo y de los sistemas hindúes se encuentra más allá de las gigantescas
cumbres himaláyicas. Ninguna otra clave podría abrir los sepulcros donde yacen
enterrados, desde millares de años, todos los tesoros intelectuales que los
intérpretes primitivos de la Sabiduría divina depositaron allí. Mas el gran ciclo,
el primero del Kali-Yuga, ha llegado a sus postrimerías; puede ser que el día de
la resurrección de todos dichos muertos no esté muy lejos. El gran vidente
sueco, Emmanuel Swedenborg, lo dijo: "Buscad la palabra perdida entre los
hierofantes, en la gran Tartaria y el Tibet."

A pesar de lo que sean las apariencias contra la Sociedad Teosófica y su


impopularidad entre aquellos que sienten un gran pavor hacia todo lo que les
parece una innovación, hay una cosa cierta: eso que nuestros enemigos
consideran como una invención del siglo XIX, es tan viejo como el mundo.
Nuestra Sociedad es el árbol de la Fraternidad, que surgió de una semilla
plantada en la tierra por el ángel de la Caridad y de la Justicia el día en que el
primer Caín mató al primer Abel. Durante los largos siglos de la esclavitud de la
mujer y del sufrimiento de los pobres, esta semilla fue rociada por todas las
lágrimas amargas vertidas por los débiles y los oprimidos. Manos benévolas la
han vuelto a plantar, de un rincón al otro del mundo, bajo cielos diferentes, en
épocas distantes las unas de las otras. Confucio decía a sus discípulos: "No
hagáis a los demás lo que no queréis que se os haga." Gautama el Buddha
predicaba a sus Arhats: "Amaos los unos a los otros y amad a toda criatura
viva." "Amaos los unos a los otros," se repetía en Jerusalén como eco fiel. ¡A
las naciones cristianas pertenece el honor de haber obedecido a este
mandamiento supremo de su maestro de manera muy paradójica! Calígula, el
pagano, quería que la humanidad tuviese una sola cabeza para decapitarla de
un tajo. Los poderes cristianos han mejorado esta idea, que permaneció sólo en
teoría, buscando y encontrando, al final, el medio de ponerla en práctica. Que
se preparen a degollarse mutuamente y que continúen diezmando, en un día de
sus guerras, más hombres que los que César mataba en un año. Que
exterminen países y provincias completas en el nombre de su religión
paradójica y que mueran por la espada, los que mataron por ella. ¿Qué nos
importa todo esto?
964

Los teósofos no pueden detenerlos. A pesar de las circunstancias, les


corresponde salvar a más sobrevivientes posibles, siendo un núcleo de una
verdadera Hermandad, depende de ellos hacer de su Sociedad el puente que,
en el futuro próximo, estará destinado a transportar a la humanidad del nuevo
ciclo más allá de las aguas turbias del diluvio del materialismo sin esperanza.
Estas aguas aumentan siempre, inundando, ahora, todos los países civilizados.
¿Deberíamos verlos morir en sucesión: unos por apatía, otros buscando en
vano un rayo de sol que brilla para cada uno, sin proporcionarles una lancha de
salvamento? ¡Jamás!

Es posible que aun estemos lejos de llevar a cabo la hermosa utopía, el sueño
del filántropo que ve como en una visión, la realización del deseo triple de la
Sociedad Teosófica. Una libertad plena y completa de la conciencia humana
para todos; la fraternidad imperante entre los ricos y los pobres y la igualdad
entre los aristocráticos y los plebeyos, que, su reconocimiento en la teoría y en
la práctica es aun quimérico y por una buena razón. Todo esto debe cumplirse
natural y voluntariamente por ambos lados; el momento aun no ha llegado
para que el león y el cordero duerman el uno al lado del otro. La gran reforma
debe tener lugar sin tremores sociales, sin verter ni una gota de sangre, lo cual
es posible sólo reconociendo y estudiando la gran verdad axiomática de la
filosofía oriental según la cual la gran disparidad de fortuna, grado social e
intelectual se debe simplemente a los efectos del karma personal de cada ser
humano. Recogemos únicamente lo que hemos sembrado. Si el hombre físico
de la personalidad difiere de todo otro hombre, el ser inmaterial interno o la
individualidad inmortal, emana de la misma esencia divina que la de su
prójimo. Quien se ha empapado de la verdad filosófica que todo Ego comienza
y termina por ser el Todo indivisible, no podría amar a su prójimo menos de lo
que se ama a sí mismo. Hasta que lo antes dicho se haya convertido en una
verdad religiosa, ninguna reforma podrá tener lugar. Los lemas egoístas: "La
Caridad empieza con uno mismo" y "Cada uno por sí y Dios por todos," llevarán
siempre a las razas "superiores" y cristianas a oponerse a la introducción
práctica de los siguientes proverbios paganos muy hermosos: "Cada pobre es el
hijo del rico" y el otro aun más apoteósico: "Alimenta, primero, a quien tiene
hambre y come sólo lo que sobra."

Llegará el momento en que esta sabiduría "bárbara" de las razas "inferiores"


será más apreciada. Eso que debemos buscar, mientras esperamos, es llevar
un poco de paz a la tierra de los corazones que sufren, levantando, para ellos,
un rincón del velo que les oculta la verdad divina. Que los más fuertes
muestren el camino a los más débiles, ayudándoles a encaramarse a lo largo de
la pendiente de la existencia. Que fijen la mirada hacia el Faro que brilla al
horizonte, más allá del océano misterioso y desconocido de las Ciencias
965

teosóficas como una nueva estrella de Belén y que los desheredados de la vida
recobren esperanza [...]

H. P. B.

Notas

1
El siguiente artículo se tradujo del original en francés publicado en La Revue
Theosophique, Mayo de 1889; y no de la traducción en inglés, publicado en
Theosophist, aquí algunas pequeñas discrepancias con la versión inglesa.
(N.d.T.)

2
Sabiduría y experiencia adquirida bajo un Gurú.

3
La gran serpiente que Krishna conquistó, llevándola del río Yanuma al mar,
donde esa Serpiente Kaliya se desposó con una especie de Sirena, la cual le dio
una familia numerosa.

4
La ilusión de la personalidad del Ego, que nuestro egoísmo coloca en primer
lugar. En breve, es necesario asimilar toda la humanidad, vivir con ella, por ella
y en ella; en otras palabras, hay que cesar de ser "uno" para convertirse en el
"todo" o el total.

5
Una expresión védica. Los sentidos, incluyendo a los dos sentidos místicos,
son siete en Ocultismo; pero un Iniciado no los separa los unos de los otros, así
como no separa su unidad de la Humanidad. Cada sentido contiene todos los
demás.

6
La simbología de los colores. El Lenguaje del prisma, "cada uno de los siete
colores madres tiene siete hijos," es decir: 49 matices o "hijos" entre los siete,
cuyas tintas graduadas son otras tantas letras o caracteres alfabéticos. Por lo
tanto, el lenguaje de los colores tiene 56 letras para el Iniciado (que no se debe
confundir con el adepto, véase mi artículo: "Señal de Peligro). De éstas, cada
septenario es absorbido por el color madre; así como los siete colores madre
son absorbidos, finalmente, en el rayo blanco, la Unidad Divina, simbolizado por
estos colores.

7
Jámblico, que usó, como seudónimo, el nombre de su maestro, el sacerdote
egipcio Abammón.
966

8
Samadhi es un estado de contemplación abstracta definida por ciertos
términos sánscritos que cada uno requeriría una frase completa para explicarlo.
Es un estado mental o mejor dicho, espiritual, independiente de cualquier
objeto perceptible y durante el cual, el sujeto, absorbido en la región del
espíritu puro, vive en la Divinidad.

9
Vivió en Roma por 28 años y era un hombre tan virtuoso que se consideraba
un honor tenerlo como custodio de los huérfanos de los patricios más elevados.
Murió sin tener un enemigo en estos 28 años.

10
Un celebrado monasterio griego.

11
JHVH o Jahveh (Jehová) es el Tetragrammaton, por consecuencia: el Logos
Emanado y el creador; el Todo sin principio ni fin, Ain-Soph, no puede crear, ni
desea crear, en su calidad de Absoluto.

12
Premios instituidos en Francia en el siglo XVIII por el Barón de Montyón, para
aquellos que, de alguna manera, beneficiaban a la humanidad. –Ed.

13
Un término derivado de las palabras Yavana "el jónico" y acharya "profesor o
maestro."

14
Miembro del Concilio Ejecutivo de la Logia de Londres de la Sociedad
Teosófica y Presidente de la Sociedad de la Química en Gran Bretaña.

15
El elemento homogéneo, indiferenciado que él llama meta-elemento.

16
El significado de la palabra Vidya puede expresarse sólo con el término griego
Gnosis, el conocimiento de las cosas escondidas y espirituales o también: el
conocimiento de Brahm, es decir, del Dios que contiene todos los dioses.

17
El primer Vice-Presidente de la S.T. cuando fue fundada.

18
Revista publicada por William Q. Judge. –N.d.T.

19
Esta creencia alude sólo a los que comparten la opinión de la autora. Cada
miembro es libre de creer en lo que quiera y como lo quiera. Como ya dijimos,
la Sociedad Teosófica es la "República de la Conciencia."

20
Por lo menos para quien cree en una sucesión de "creaciones"
ininterrumpidas que denominamos: "los días y las noches" de Brahmâ o los
manvantaras y los prolayas (disoluciones).
967

21
Cada dios o diosa de los 333 millones que constituyen el Panteón hindú, es
representado por una estrella. Como el número de las estrellas y de las
constelaciones conocidas por los astrónomos no alcanza aun esta cifra,
podríamos suponer que los antiguos hindúes conocían más estrellas que los
modernos.

22
Charaka era un médico de la época vedanta. Una leyenda lo representa como
la encarnación de la Serpiente Vishnú, bajo su nombre de Secha, que reina en
Patala (los infiernos).

23
Strabón, XIV, 2, 19, véase también, Pausanias, II, 27.

24
Sabemos que todos los que curaron en las Asclepias, dejaban los votos y,
luego, en las estelas grababan los nombres de sus enfermedades y los
remedios que funcionaban. Recientemente, en la Acrópolis, fueron exhumados
una cantidad de estos votos. Véase el Esclepión de Atenas, M. P.. Girard, París,
Thorin 1888.

25
Aquél que compiló el Zohar de Simeón ben Iochai; ya que los originales de
los primeros siglos habían sido todos perdidos. Se le acusó, injustamente,
haber inventado lo que escribió. Reunió todo lo que pudo encontrar; sin
embargo sustituyó los pasajes que faltaban con sus conclusiones, coadyuvado
en esto por los cristianos gnósticos de la Caldea y de la Siria.
968

Mejorar el Mundo o Salvarlo

[Artículo por H. P. Blavatsky]

(World-Improvement or World-Deliverance, 1889)

Correspondencia

Tú mismo debes hacer un esfuerzo. Los Tathâgatas son simples


predicadores. Si un ser humano no encuentra ningún compañero prudente,
que camine a solas, como un rey que ha dejado su país conquistado
atrás. Es mejor vivir solo; no hay amistad posible con los tontos.
Que un ser humano camine solo; no cometa ningún pecado y que tenga
pocos deseos, como un elefante en el bosque.

Dhammapada, 61, 276, 329, 330


Sutta Nipata, I., 3, 12, 13

Al Editor de la revista "Lucifer"

En el tercer número de su "Revista Teosófica," publicada el 21 de Mayo 1889 en París,


se encuentra un párrafo muy importante que ha causado dudas muy serias en las mentes
de algunos lectores alemanes. Es probable que dichas dudas dependan de haber mal
entendido sus palabras o de su concisión. ¿Me permitiría presentar nuestro punto de
vista sobre el asunto y sería tan amable de darnos su opinión, públicamente, quizá en el
Lucifer, de lo que hemos planteado?

Usted, refiriéndose a los "yoguis" indos y a los "santos" europeos, escribió:


969

"La sabiduría oriental26 nos enseña que el Yogui hindú, que se aísla en un bosque
impenetrable, análogamente al ermitaño cristiano, que suele retirarse, como en la
antigüedad, en el desierto, son simplemente unos egoístas versados. El yogui actúa con
la única idea de encontrar, en la esencia una y nirvánica, un refugio para resguardarse de
la reencarnación, mientras el ermitaño cristiano actúa con el propósito de salvar su
alma; ambos piensan sólo en sí mismos. Su motivo es plenamente personal. Aun
suponiendo que alcancen su fin: ¿acaso no son como los soldados cobardes que desertan
de su ejército en el momento de la acción para protegerse de las balas? El yogui y el
"santo" que se aíslan, no ayudan a nadie, excepto a sí mismos; al contrario, ambos
muestran ser profundamente indiferentes al destino de la humanidad, abandonándola y
desertando de ella."

Usted no expresa claramente lo que espera que haga un verdadero sabio: pero en
seguida alude a nuestro Señor Buddha y a lo que El hizo. Nosotros aceptamos
prontamente su ejemplo y su enseñanza como nuestra regla ideal. Sin embargo, de las
estancias con las que abrí mi carta, parece que lo que él esperaba que sus discípulos
hiciesen, discrepa con lo que usted parece esperar de ellos.27

Buddha enseñó que todo el mundo o los tres mundos; en rigor toda existencia, es dolor
o lleva al dolor y al sufrimiento. El mundo y la existencia es dolor y mal en sí. Es un
error (avidya), creer que sea posible satisfacer el deseo. Al final, todos los deseos
mundanos abocan a la insatisfacción y el deseo (la sed) de vivir es la causa de todo mal.
Sólo quienes se esmeran por liberarse (salvarse o redimirse) de toda existencia (de la
sed por la existencia) y conducen la "vida feliz" de un bhikshu perfecto, son sabios y
sólo ellos alcanzan el Nirvana y, cuando mueran, el paranirvana, que es ser absoluto e
incambiante.28

No cabe duda que en el mundo está produciéndose algún desarrollo o el llamado


mejoramiento, una evolución e involución. Esta es la razón por la cual Buddha enseñó
(como lo hizo Krishna antes de él), que el mundo es "irrealidad, maya, avidya." Toda
forma efectiva de existencia se ha convertido en tal, se ha desarrollado en lo que es;
seguirá cambiando y tendrá un fin; así como tuvo un comienzo como forma. La única y
verdadera realidad es la Seidad Absoluta, sin "forma" y sin "nombre," ciertamente la
única realidad verdadera, que bien vale la pena por un verdadero sabio alcanzar.29

Ahora bien: ¿qué hizo nuestro Señor el Buddha y cómo vivió? No trató en ningún modo
de mejorar el mundo; no trató de solucionar los problemas sociales como la cuestión
laboral, ni mejoró los asuntos mundanos de los pobres ni de los ricos; no se inmiscuyó
en la ciencia, ("Malunka Sutta" en el Manual de Buddhismo de Spencer Hardy, pag.
375) al contrario, vivió de la manera más atípica para el mundo, mendigando su
alimento y enseñando a sus discípulos hacer lo mismo. Abandonó todos los asuntos
terrenales y la vida del mundo, enseñando lo mismo a sus discípulos para que dejaran a
sus familias, quedándose sin casa; así como él hizo y vivió.30

No se pude invalidar lo antes dicho afirmando que éstas son, simplemente, las
enseñanzas del sistema Hinayana y, tal vez, las del Mahayana de los buddhistas del
norte son las únicas correctas; ya que el sistema Mahayana hace aun más hincapié que
el Hinayana en el automejoramiento y el continuo retiro del mundo por parte del
bhikshu, hasta que haya alcanzado la perfección de un Buddha. Es cierto, según el
sistema Mahayana: no todo Arhat ha alcanzado la perfección más elevada, por lo tanto
970

hace la siguiente distinción entre: Cravanas, Pratyekabuddhas y Bodhisattvas. Sólo


estos últimos son considerados los verdaderos hijos espirituales de Buddha,
convirtiéndose ellos mismos en Buddhas en su vida futura final; ya que han tomado
conciencia plena del estado más elevado de arrobamiento, el estado Bodhi que antecede
al Nirvana.

Hasta que un bhikshu o arhat haya adelantado, suficientemente, en perfección y en


sabiduría, "jugar" al Buddha y erguirse y mostrarse como ejemplo o como maestro al
mundo podrá, no sólo descarriarlo completamente del sendero; sino también incomodar
a quienes son verdaderamente calificados para este trabajo y que son adecuados para
servir como ejemplos ideales para los demás. Ninguno de nosotros es un Buddha y ni
siquiera sé quien, entre nosotros, pudiera ser un Bodhisattva. No puede serlo cualquiera,
ni el Buddha esperaba que todos se convirtieran en Bodhisattvas, como lo expresa clara
y repetidamente el Saddharma Pundarika, la obra Mahayana principal.31 Sin embargo,
admitiendo, en gracia al argumento, que de alguna manera fuéramos aptos para servir
como sabios ejemplares para el "mundo" y mejorar a la "humanidad" ¿qué podríamos o
deberíamos hacer?

Ciertamente, podemos no tener nada que ver con la humanidad en el sentido del
"mundo," ningún nexo con los asuntos mundanos y su mejoramiento. ¿Qué más
deberíamos hacer, que ser "profundamente indiferentes" a ellos y "huir y
abandonarlos"? ¿Este ejército del cual desertamos, no es quizá esa "humanidad" que el
Dhammapada justamente define: "los tontos"? ¿Acaso no es esa "vida mundana" la que
nuestro Señor nos enseñó a abandonar? ¿Hacia qué más deberíamos dirigir nuestros
esfuerzos sino en el tomar "refugio contra la reencarnación," refugio con el Buddha, su
dharma y su sangha?32

Además: pensamos que el Buddha tenía también razón en este aspecto, como en
cualquier otro, aun cuando uno lo considere desde el punto de vista científico, histórico
o psicológico y no del bhikshu (discípulo). ¿Qué mejoramiento real y esencial es
posible aportar al "mundo"? Quizá si resolviéramos los problemas sociales, podríamos
llegar a un estado en que cada ser humano individual recibiría un cuidado suficiente
para que le permitiera dedicar más tiempo libre a su mejoramiento espiritual, si así
quisiese. Mas en el caso de que no quisiera, la mejor organización social no lo inducirá
ni lo ayudará a hacerlo. Mi experiencia deja constancia de lo contrario. El ser humano
más desarrollado espiritualmente o mejor dicho, místicamente, que conozco, es un
pobre tejedor ordinario y además tuberculoso que, recientemente, trabajaba para una
fábrica de algodón, donde sus dueños lo trataban como un perro, así como acontece con
la mayoría de los trabajadores. A pesar de todo, dicho hombre se encuentra, en su vida
interior, muy independiente de su miseria diaria. Su paz y su satisfacción celestiales o
mejor dicho: divinas, son su refugio en cada instante y nadie puede robárselas. El no le
teme a la muerte, al hambre, al dolor, a las necesidades, a la injusticia ni a la crueldad.33

Usted admitirá, supongo, que el Karma no es el fruto de causas externas; sino de cada
individuo por sí solo. Cualquier persona que se ha hecho idónea y digna para una buena
oportunidad, seguramente la encontrará; al mismo tiempo, si ponemos un individuo
completamente indigno en las mejores circunstancias, él no se valdrá de ellas
apropiadamente, mas le servirán para que lo rebajen en el fango que es su placer.
971

Quizá usted conteste que es, sin embargo, nuestro deber crear tantas buenas
oportunidades posibles para la humanidad en general, para que todos los que lo
merezcan, puedan encontrarlas pronto. Esto es justo. Asentimos en pleno y,
seguramente, estamos haciendo lo mejor en esta vertiente. ¿Eso mejorará el bienestar
espiritual de la "humanidad"? Jamás, y, a nuestro juicio, ni en lo más mínimo. La
humanidad, como todo, seguirá siendo, relativamente, el mismo conjunto de "tontos"
que siempre ha sido. Supongamos que tuvimos éxito en establecer una organización
ideal humana: ¿acaso usted piensa que esto contribuiría a hacer de dichos "locos," unas
personas más sabias o más satisfechas y contentas?34 Es cierto que no; inventarán
nuevas necesidades, pretensiones y reivindicaciones; el "mundo" seguirá siempre
anhelando sólo la "perfección mundana." Nuestra organización social actual ha
mejorado mucho con respecto a la medieval; ¿aun, nuestro presente es más feliz y
menos insatisfecho que nuestros antepasados en los tiempos de los Nibelungos o del rey
Arturo? Pienso que, si hubo algún cambio en la satisfacción, ha sido un empeoramiento;
nuestro presente es más codicioso y menos contento que cualquier edad anterior. A
quienquiera que espere mejorarse personalmente, perfeccionando el mundo en algún
medio y causa externa, le depara una decepción muy amarga; feliz aquel que le llegue
tal experiencia antes de que su vida termine.

Un filósofo moderno, muy perspicaz, ha inventado la teoría según la cual: el mejor plan
para liberarse de la miseria del "mundo" sería entregarnos a él lo mejor posible, para
acelerar este proceso maligno hasta su fin. ¡Esperanza vana! Avidya no tiene inicio ni
fin. Un universo empieza y termina, sin embargo, otros le sucederán; así como un día
culmina en el siguiente. Y como ha habido una serie infinita de mundos anteriormente,
habrá una serie infinita después. La causalidad nunca pudo tener un principio, ni podrá
tener un fin. Todo mundo que existirá será siempre un "mundo," esto es: dolor y
"mal."35

Por lo tanto: la liberación, la redención o la salvación (del mundo), así como el Karma,
no pueden ser más que "personales" o mejor dicho: "individuales." Obviamente, el
mundo jamás podrá liberarse de sí mismo: del "mundo," del dolor y del mal. Por lo
tanto, nadie puede liberar a otro del mundo. ¡Estoy seguro que usted no enseña una
expiación mediante un tercero! ¿O puede alguien salvar a su prójimo? ¿Puede una
manzana hacer madurar a otra simplemente por colgar juntas?36

Ahora bien: ¿qué más podemos hacer sino vivir la "vida feliz" de los bhikshus, sin
necesidades, pretensiones ni deseos? Y si su buen ejemplo llama o atrae otros que
buscan la misma felicidad, entonces, trataremos de enseñarles como mejor podemos.
¡Pero esta es otra cuestión que nos deja perplejos! No sólo no estamos preparados para
enseñar, sino que, aun cuando lo estuviéramos, es menester tener las personas
adecuadas para aleccionarlas, personas que, no sólo están dispuestas, sino que están
listas para escucharnos.37

No obstante todas estas dificultades y muy conscientes de nuestra incompetencia, ahora


nos atrevemos a publicar libros y revistas en los cuales se trata de explicar la religión
filosófica inda como mejor podemos entenderla; de manera que, quienquiera que tenga
ojos pueda leerla y oídos oírla, si su buen Karma ha llegado a la maduración. ¿Qué más
se espera de nosotros, agnams?38 ¿Acaso no somos culpables por emprender tal trabajo,
para el cual nosotros, no siendo Buddhas, ni siquiera Bodhisattvas, no tenemos la
pericia adecuada? Sería como si un recluta sirviese de general en el campo de batalla.
972

¿Si usted no puede encontrar falla en nosotros, puede decir que estos "yoguis" o
"santos," que en su pasaje anterior usted parece culpar, estaban en una posición mejor y
podrían haber hecho más? Si así fuese, ¿qué deberían haber hecho?

Estamos completamente conscientes de que un verdadero buddhista y un sabio o, si


prefiere, un teósofo, deben ser totalmente altruistas y cuando actuamos con altruismo,
quizá no sea una señal negativa, como preludio a lo que un día nos convertiremos; pero
toda cosa a su tiempo propicio. Donde la competencia no adelanta paralela con el
altruismo, en su desarrollo y manifestación, podría ser más negativa que positiva. Por lo
tanto, no nos sentimos muy seguros de que nuestra conciencia no debiera culparnos por
nuestro trabajo bien intencionado, sin embargo atrevido. La única excusa que podemos
encontrar para responder a los impulsos de nuestro corazón es que estas personas que
realmente podrían tener las cualidades apropiadas, ¡no dan la cara, no nos ayudan y no
hacen este trabajo evidentemente necesario!39

Con Respeto
Hübbe Schleiden

Neuhausen, Munich, 1 de Junio de 1889.

Notas
26
La editora del Lucifer y de la Revista Teosófica reconoce haber omitido el adjetivo
"esotérica, " después de la expresión: "la sabiduría oriental."
27
Los discípulos occidentales y los seguidores de la ética del Señor Buddha, no dan
mucha importancia a las traducciones literales (a menudo fantasiosas) de los Sutras
buddhistas, hechas por los orientalistas europeos. Hasta la fecha, ningún estudioso de
sánscrito o de pali ha entendido eso que el Buddhismo enseña: a partir de eruditos como
Max Müller y Weber, hasta el último neófito orientalista que se interesa
superficialmente en el buddhismo, desfigurado por la traducción, vanagloriándose de su
conocimiento. Deja constancia de esto la suposición errónea de Monier Williams, según
el cual Buddha: jamás enseñó nada de esotérico. Por lo tanto: no se sustraen a lo antes
dicho ni el Dhammapada ni el Sutta Nipata; que para nosotros ni constituyen una
prueba, en su texto ahora mutilado y mal comprendido. Nagarjuna prescribió la
siguiente regla: "cada Buddha tenía una doctrina revelada y mística." La "exotérica es
para la multitud y los nuevos discípulos," a los cuales nuestro corresponsal,
evidentemente, pertenece. Esta verdad tan clara la comprendió hasta un erudito con
muchos prejuicios como el Reverendo J. Edkins, quien transcurrió casi toda su vida en
China estudiando Buddhismo y en el capítulo tercero de su obra: El Buddhismo Chino,
escribe: "La doctrina esotérica era para los Bodhisattvas y los discípulos adelantados
como Kashiapa. No se comunica en la forma de un idioma definido y, por lo tanto,
Ananda no pudo transmitirla como una doctrina precisa en los Sutras. Sin embargo,
podemos decir que estos las contienen virtualmente. Por ejemplo: "El Sutra del Loto de
la Buena Ley," que se considera como la flor y nata de la doctrina revelada, debe
estimarse como una especie de documento original de la enseñanza esotérica, aunque
su forma sea exotérica. [La editora del Lucifer puso la forma bastardilla.] Además:
percibimos que nuestro docto corresponsal ha mal entendido, por completo, la idea
fundamental de lo que escribimos en nuestro editorial de Mayo: "El faro Del Ignoto," en
973

la Revista Teosófica. Nosotros discrepamos con su interpretación y a lo largo del


artículo mostraremos sus errores.
28
Un error exotérico frecuente. Un ser humano puede alcanzar el Nirvana durante la
vida y, después de su muerte, en el Manvantara o ciclo de vida al cual pertenece.
Paranirvana ("más allá" del Nirvana), es asequible sólo cuando el Manvantara ha
terminado y durante la "noche" del Universo o Pralaya. Esta es la enseñanza esotérica.
29
Así es y ésta es la enseñanza teosófica.
30
Es cierto; pero: a fin de vivir "como él vivió," uno debe permanecer como un asceta
entre las multitudes o el mundo por 45 años. Entonces, el argumento refuta,
directamente, la idea principal de nuestro corresponsal. Eso, acerca del cual objetamos
en nuestro artículo criticado, no era la vida ascética: la vida de uno enteramente
divorciado, moral y mentalmente, del mundo, del maya en constante cambio con sus
placeres engañosos; sino la vida de un ermitaño, inútil a todos y, a la larga, hasta a él
mismo; siendo enteramente egoísta. Creemos entender correctamente a nuestro crítico
erudito, cuando decimos que el punto de su carta se vale de la enseñanza y de la práctica
del Señor Gautama Buddha para apoyar el retiro y el aislamiento del mundo,
yuxtapuesto a una conducta contraria. Aquí es donde él yerra, abriéndose a una crítica
más severa y más justa de la que podría endilgarnos.

El Señor Gautama jamás fue un ermitaño, excepto durante los primeros seis años de su
vida ascética, el tiempo que tardó para entrar, plenamente, "en el Sendero." En el Relato
Suplementario de las Tres Religiones (San-kiea-yi-su), se lee que en el séptimo año de
sus ejercicios de abstinencias y de meditación solitaria, Buddha pensó: "Me convendría
comer; si no los herejes dirán que el Nirvana es alcanzable desnutriendo el cuerpo." Así,
comió; se sentó para su transformación durante seis diías más y, en el séptimo día del
segundo mes, obtuvo su primer Samadhi. Entonces, al haber "alcanzado la visión
perfecta de la verdad suprema," se levantó dirigiéndose a Benares donde dio sus
primeros discursos. Desde aquel momento en adelante, durante casi medio siglo, se
quedó en el mundo, enseñando la salvación del mundo. Sus primeros discípulos eran,
casi todos, Upasakas (hermanos legos), a los novatos se les permitía conservar sus
posiciones en la vida social y ni siquiera se les exigía que se unieran a la comunidad
monástica. Aquellos que se dedicaban a ésta, el Maestro generalmente los inducía a
viajar y a hacer prosélitos, instruyendo, a todos los que encontraban, sobre la doctrina
de los cuatro sufrimientos.

31
Nuestro corresponsal está demasiado versado en los Sutras buddhistas para que
desconozca la existencia del sistema esotérico enseñado, precisamente, en el
Yogacharya o las escuelas contemplativas Mahayana. Este sistema llama Egoísmo a la
vida de ermitaño o de yogui, oponiéndose fuertemente a ella, excepto por unos años de
enseñanza preliminar. El Buddha, por ejemplo, en estas maravillosas páginas del quinto
libro de La Luz de Asia, arguye y vapulea a los yoguis que se torturan y el Señor,
"mirándolos tristemente," les pregunta: "¿Por qué ustedes añaden dolor a su vida, que ya
es tan mala? Cuando le contestaron que se infligían breves agonías para alcanzar la
mayor felicidad del Nirvana, ¿qué les dice él?: "Sin embargo, aunque duraran una
miríada de años, a la larga desaparecerán. Ustedes hablan de este goce, ¿acaso sus
974

Dioses duran eternamente, hermanos?" "No," contestaron los yoguis, "sólo el gran
Brahm dura, los Dioses sólo viven."

Ahora bien, si nuestro corresponsal comprendió, como debería haberlo hecho, estas
líneas vertidas en versos libres, aunque sean una copia textual de los Sutras, tendría una
idea de la enseñanza esotérica mejor de la que tiene ahora y, al entenderla, no se
opondría a lo que dijimos; ya que el Mahayana (el verdadero sistema esotérico y no las
traducciones mutiladas que él lee) no sólo condena la tortura personal, el interés egoísta
y la vida en la jungla simplemente para la salvación personal; sino que predica la
renunciación del Nirvana para el bien de la humanidad. Una de sus leyes
fundamentales es que la moralidad ordinaria no es suficiente para salvarlo a uno del
renacimiento; hay que practicar las seis Paramitas o virtudes cardinales:

7. Caridad,
8. Castidad,
9. Paciencia,
10. Industria,
11. Meditación,
12. Sinceridad (un corazón abierto).

¿Cómo puede un ermitaño practicar la caridad o la industria si huye de la humanidad?


Los Bodhisattvas quienes, habiendo cumplido con todas las condiciones del Buddhado,
tienen el derecho de entrar al Nirvana y prefieren renunciar a este estado de beatitud
inducidos por una piedad sin límite para el mundo que yace en la ignorancia y sufre, se
convierten en Nirmanakayas. Toman la vestidura Sambhogakaya (el cuerpo invisible) a
fin de servir a la humanidad, es decir: viven una vida senciente después de la muerte y
sufren mucho al ver las miserias humanas (que no tienen la libertad de aliviar; ya que
son, en la mayoría de los casos, Kármicas). Sufren para tener una oportunidad de
inspirar a unos pocos con el deseo de aprender la verdad para entonces salvarse. (Por lo
general, todo lo que Schlagintweit y otros han escrito sobre el cuerpo Nirmanakaya es
erróneo). Este es el verdadero sentido de la enseñanza Mahayana. El discípulo de la
escuela Mahayana, en su discurso a los "Buddhas (o Bodhisattvas) de la confesión, dice,
entre otras cosas, refiriéndose a esta enseñanza secreta: "Creo que no todos los Buddhas
entran al Nirvana."
32
La citación con que nuestro corresponsal abre su carta, no tiene el sentido que él le
da. Ninguna persona que conozca el espíritu de las metáforas usadas en la filosofía
buddhista la interpretaría como Hübbe Schleiden. El consejo dado al ser humano de
caminar: "como un rey que ha dejado atrás su país conquistado," implica que: quien ha
conquistado sus pasiones y para el cual el maya mundano ya no existe, no debe perder
su tiempo tratando de convertir a aquellos que no creerán en él, sino que es mejor
dejarlos a su propio Karma; pero ciertamente esto no significa que son intelectualmente
deficientes; ni siquiera implica que los discípulos deberían dejar el mundo. "Nuestro
Señor" nos enseñó, como lo hizo "el Señor Jesús," el "Señor Krishna" y otros "Señores";
todos "Hijos de Dios," abandonar la vida "mundana," no a los seres humanos y aun
menos a la Humanidad ignorante que sufre. Seguramente, el Señor Gautama Buddha,
menos que los Señores mencionados, hubiera enseñado la doctrina monstruosa y egoísta
de permanecer "profundamente indiferentes" a los sufrimientos y a las miserias de la
975

humanidad o abandonar a quienes gritan diariamente y en cada hora, que nosotros,


quienes somos más afortunados que ellos, los ayudemos. ¡Este es un sistema de vida
profundamente egoísta y cruel por quienquiera que lo adopte! No es buddhista, cristiano
ni teosófico; sino la pesadilla de una doctrina de las peores escuelas de Pesimismo, que,
probablemente, hasta Schopenhauer y Von Hartmann desaprobarían.

Nuestro crítico ve, en el "ejército" de la Humanidad, estos "insensatos" a quienes el


Dhammapada hace referencia. Nos duele darnos cuenta que él se ofenda por sí solo,
pues, suponemos que, aun pertenece a la Humanidad, le guste o no. Si nos dijera, en la
exuberancia de su modestia, que está dispuesto a ser incluido en esta categoría lisonjera,
entonces le contestaremos que ningún verdadero buddhista debería, según los preceptos
del Dhammapada, aceptar ser su "compañero." Esto no le depara un futuro muy
brillante con el "Buddha, su dharma y su Sangha." Llamar a toda la Humanidad "tontos"
es una cosa riesgosa; tildar con tal epíteto a la porción de la Humanidad que gime y
sufre bajo la carga de su Karma nacional e individual y, valiéndose de este pretexto,
negarle ayuda y simpatía, es simplemente revulsivo. Aquél que no dice, repitiendo las
palabras del Maestro, que: "sólo la misericordia abre la puerta para salvar la raza
humana completa," no es digno de tal Maestro.
33
Aún, este hombre vive en el mundo y con el mundo, cuyo hecho no le impide su
"estado de Buddha" interno; ni siquiera se le llamará, jamás, un "desertor" ni un
cobarde, epítetos que se merecería si hubiese abandonado a su mujer y a su familia a fin
de trabajar por su "querido" ser personal, descuidando sus deberes familiares.
34
Este no es asunto nuestro, sino el de su respectivo Karma. Entonces, basándonos en
este principio, ¿deberíamos negar, a todo menesteroso, un trozo de pan porque, en
verdad, tendrá hambre mañana?
35
¿Acaso el lema de nuestro corresponsal es: sálvese quien pueda? Si el "Honrado por
todos, el más Sabio, el más Misericordioso, el Maestro del Nirvana y de la Ley,"
hubiese enseñado el principio despiadado: después de mí, el diluvio, no creo que el
erudito editor de la revista Esfinge se hubiera convertido al Buddhismo. Es cierto que su
buddhismo no parece ser mejor, que la cáscara exotérica mustia y semi resquebrajada de
fabricación europea, de ese gran fruto de misericordia altruista y compasión para todo lo
que vive—el verdadero buddhismo oriental y especialmente sus doctrinas esotéricas.
36
No; sin embargo la manzana puede obstruir los rayos solares rumbo a su vecina,
privándola de lo que le corresponde de luz y calor, impidiéndole madurar o, de otra
manera, puede compartir con ella los peligros de los gusanos y de la mano del golfillo,
mediando el peligro. En lo referente al Karma, ésta es, nuevamente, una idea errónea.
Además del Karma personal o individual, existe lo que se define como nacional. Sin
embargo nuestro corresponsal parece jamás haber oído hablar de esto o, nuevamente, lo
ha mal comprendido a su manera.
37
Haz lo que se debe hacer, pase lo que pase. ¿Cuándo, el Señor Buddha, hizo una
selección preliminar entre su público? Según la alegoría y la historia, ¿acaso no predicó
y convirtió tanto a los demonios como a los dioses, a los malos y a los buenos? El
doctor Hübbe Schleiden parece más católico que el Papa, más relamido que un alma de
casa inglesa a la antigua y seguramente más delicado que el Buddha. Es cierto que no
enseñamos la "expiación mediante un tercero." Sin embargo es más seguro (y más
976

modesto, de todos modos), evaluar más a nuestro prójimo y compañero, que considerar
a cada ser humano como fango por debajo de los zapatos. Si soy un vesánico, ésta no es
una razón por la cual debería estimar que todos lo son. Dejamos a nuestro crítico la
difícil tarea de discernir quién está y quién no está preparado para escucharnos y, en la
ausencia de una prueba positiva, preferimos postular que todo ser humano tiene una
cuerda que reverbera en su naturaleza, que vibrará y responderá a las palabras
bondadosas y verídicas.
38
Esperamos que usted no considere a todos como un "agnam," si con esta palabra se
refiere a un "ignorante." A fin de ayudar al mundo a liberarse de la maldición de Avidya
(ignorancia), debemos aprender de quienes saben más que nosotros, enseñando, luego, a
quienes saben menos. Este es, exactamente, el objetivo que nos proponemos al
diseminar la literatura teosófica, tratando de explicar: "la filosofía-religiosa de la India."
39
Esta es una expresión apocalíptica. Sin embargo la entiendo vagamente. Quienes
tienen "las cualidades adecuadas no dan la cara, no nos ayudan y no hacen este trabajo
evidentemente necesario." ¿De verdad no lo hacen? ¿Cómo puede saberlo nuestro
corresponsal pesimista? "Pienso" y "supongo" que estos seres con las cualidades
apropiadas hagan, en efecto, el trabajo y más; ya que si la Sociedad Teosófica y sus
miembros hubieran sido dejados a su destino y al Karma, hoy no quedaría mucho,
debido a las incesantes persecuciones, las calumnias, los escándalos intencionalmente
orquestados y el odio maligno de nuestros enemigos declarados y secretos.

—H. P. Blavatsky
977

¿Qué Deberíamos Hacer por la Humanidad?

[Artículo por H. P. Blavatsky]

(What shall we do for our Fellow-Men?, 1889)

[Correspondencia]

Mis amistades y yo, le agradecemos su respuesta, en forma de escolios, que usted


agregó a una carta que le envié y que publicó en el número de la revista Lucifer del 15
de Julio. ¿Nos permite continuar la discusión? Dicha correspondencia ha contribuido a
que recibiera varias cartas, no sólo desde Alemania; sino también de Inglaterra,40
haciendo patente que a sus lectores del otro lado del Canal, les interesa esta cuestión
muy importante. Dado que el significado de mi primera comunicación ha sido mal
comprendido, he hecho, de esta pregunta, el título de la presente carta, a fin de enfatizar
el punto. Mis compañeros y yo no preguntamos: "¿Deberíamos hacer algo o nada por
nuestro prójimo?"; sino: ¿Qué deberíamos hacer por él?

Usted concuerda con nosotros, según demuestra irrefutablemente, la nota que agregó a
mi carta41 y, según la cual, el Fin último que el místico y el ocultista persiguen, no es la
perfección en la existencia ("el mundo"), sino el ser absoluto, es decir: debemos
esforzarnos por liberarnos de toda la existencia en cualquiera de los tres mundos o
planos de existencia. Lo siguiente es un resumen de la diferencia de opiniones:
¿deberíamos asistir a todos los seres humanos en sus asuntos mundanos sin mirar a
quién? ¿Deberíamos ocuparnos del Karma nacional e individual de nuestro prójimo a
fin de ayudarle a mejorar el "mundo" y vivir felizmente en él? ¿Deberíamos esmerarnos
978

con ellos a fin de resolver los problemas sociales, adelantar la ciencia, las artes, las
industrias, enseñarles la cosmología, la evolución del ser humano, del universo, etc., etc.
o deberíamos hacer sólo lo mejor que podamos, para mostrar a nuestros compañeros, los
seres humanos, el camino de la sabiduría que los conducirá fuera del mundo y de forma
más recta posible hacia su meta reconocida de la existencia absoluta (Para-Nirvana,
Moksha, Atma)? ¿Por lo tanto, deberíamos trabajar sólo para quienes están dispuestos a
liberarse de toda existencia individual y anhelan emanciparse de todo egoísmo, de todas
las tensiones y que desean sólo la paz eterna?

Respuesta: Dado que la infrascrita no acepta ninguna autoridad muerta


o viva, ningún sistema filosófico o religioso para sus opiniones y su
conducta en la vida, excepto uno: las enseñanzas esotéricas de
la ética y de la filosofía de aquellos que ella llama
"Maestros," las respuestas se darán, rigurosamente, con arreglo a
dichas enseñanzas. Por lo tanto, he aquí mi primera respuesta: el
Teósofo-Ocultista no debería quedarse indiferente a nada acerca de lo
que contribuye en ayudar al ser humano, colectiva o individualmente,
para que viva, no "felizmente," sino menos infelizmente en este
mundo. No le debe interesar si su ayuda beneficia a un ser humano en
su progreso mundano o espiritual; su primer deber consiste en
estar siempre listo a ayudar, si puede, sin detenerse a filosofar. Si
en cada día de nuestra era, el pesimismo, el materialismo y la
desesperación se intensifican, se debe a nuestros clérigos fariseos y
legos, los cuales, a menudo, ofrecen a los menesterosos que
encuentran, una enseñanza cristiana dogmática, en lugar del simple pan
de la vida; ya sea que estén física o moralmente hambrientos. El
bienestar y el malestar o la felicidad y la tristeza, son términos
relativos. Cada uno de nosotros los interpreta según su preferencia;
uno, dedicándose a la búsqueda de lo mundano, el otro, a aquella
intelectual y ningún sistema podrá satisfacer a todos. Por lo tanto,
uno se deleita y queda satisfecho en la felicidad familiar, el otro
siente lo mismo en el "Socialismo" y un tercero "anhela sólo la paz
eterna." Sin embargo puede haber otros hambrientos de verdad en toda
vertiente de la ciencia de la naturaleza y que, consecuentemente,
desean aprender los puntos de vista esotéricos acerca de la
"cosmología, la evolución humana y del Universo." —H.P.B.

Según nuestra opinión: el camino apropiado para un místico es el de trabajar sólo para
quienes están dispuestos a liberarse de toda existencia individual, anhelan emanciparse
de todo egoísmo, de todas las tensiones y desean sólo la paz eterna. Mientras el de
ayudar a nuestro prójimo sin mirar a quien, es una simple declaración de nuestro punto
de vista, que parece colindar con sus notas en mi carta anterior; porque en la 27,42 usted
dice: "Paranirvana ('más allá' del Nirvana), es asequible sólo cuando el Manvantara ha
terminado y durante la 'noche' del Universo o Pralaya." Si la meta final de paranirvana
no puede alcanzarse individualmente; sino sólo solidariamente, por la colectividad de la
humanidad presente, es obvio que para llegar a ella, no sólo debemos hacer lo mejor
posible a fin de suprimir nuestro ser individual; sino que debemos, primero, trabajar
para adelantar el proceso de todos los intereses mundanos de los hotentotes y, los
vivisectores europeos, al haber progresado lo suficiente para ver su meta final, estarán
listos a unirse a nosotros para esforzarse hacia esa salvación.

Respuesta: Según nuestra opinión, como no hay diferencia esencial


entre un "místico" y un "Teósofo-Esoterista" u Ocultista oriental, el
camino que usted acaba de mencionar no es "lo apropiado para un
místico." Aquél que, mientras "anhela liberarse del egoísmo," dirige,
979

al mismo tiempo, todas sus energías sólo a esa porción de la humanidad


que comparte su manera de pensar, no sólo demuestra ser muy egoísta;
sino que tiene ideas preconcebidas y parciales. Al decir que Para o
mejor dicho: Parinirvana, es alcanzable sólo al término del
Manvantara, jamás quise decir el Manvantara (ciclo) "planetario"; sino
Cósmico, esto es: al final de "una edad" de Brahmâ y no de un "Día
de Brahmâ"; ya que éste es el único momento en que, durante el Pralaya
universal, la humanidad (no sólo la terrenal; sino la de todo
"hombre" o globo, estrella, sol o planeta "habitado por manu")
alcanzará, "solidariamente," el Parinirvana y, aun en aquel entonces,
no será la humanidad completa; sino sólo las partes que se han
preparado para eso. El comentario de nuestro corresponsal acerca de
los "hotentotes" y de los "vivisectores europeos" parece indicar,
sorprendiéndome, que mi erudito hermano tiene en mente sólo a nuestra
pequeña y no adelantada humanidad Terrenal. —H.P.B.

Usted tiene la gran ventaja, sobre nosotros, de que habla con absoluta certeza acerca de
todos estos puntos, cuando dice: "esta es la doctrina esotérica" y "tal es la enseñanza de
mis maestros." Nosotros no pensamos tener una garantía otro tanto cierta para nuestra
creencia; al contrario, queremos aprender y estamos dispuestos a recibir la sabiduría
dondequiera que se nos ofrezca. No reconocemos ninguna autoridad ni revelación
divina; pues, lo que aceptamos de las doctrinas vedantas o buddhistas, lo hacemos
porque las razones aducidas nos han convencido o, a veces, donde las argumentaciones
trascienden nuestra comprensión y la intuición nos dice: esto es, probablemente,
verdadero, tratamos de hacer lo mejor para que nuestro entendimiento siga a nuestra
intuición.

Respuesta: Hablo con "absoluta certeza" sólo en lo que concierne a mi


creencia personal. Aquellos que no tienen la misma garantía por
su creencia, como yo la tengo, serían muy crédulos e insensatos si la
aceptaran ciegamente. Como el corresponsal y los amigos de este
último, así la autora de estas líneas no cree en ninguna "autoridad"
¡y menos en la "revelación divina"! Tengo más suerte que ellos en esta
vertiente; ya que ni necesito confiar en mi intuición, a diferencia
de ellos; pues no existe intuición infalible. Lo siguiente es eso en
que creo: (1) las enseñanzas orales ininterrumpidas que hombres
divinos revelaron a los elegidos entre los seres humanos, durante la
infancia de la humanidad; (2) éstas nos han llegado inalteradas y
(3) los Maestros están cabalmente versados en la ciencia basada en
estas enseñanzas ininterrumpidas. —H.P.B.

En lo que referente a su nota 29,43 no fue, ni es nuestra intención: "endilgarle alguna


crítica"; al contrario, jamás deberíamos perder tiempo en oponernos a algo que
consideramos erróneo; lo dejamos a su destino; lo que sí tratamos de hacer, es recibir
una información o una argumentación positiva, dondequiera que pensamos que éstas se
ofrecen. Además: nunca hemos negado ni lo olvidaremos, que le estamos muy
agradecidos por haber originado el movimiento presente y por haber popularizado
muchas ideas importantes hasta la fecha desconocidas a la civilización europea. Por lo
tanto, le estaríamos aun más agradecidos si usted (o sus maestros) nos diera algunas
razones plausibles del por qué el paranirvana jamás es alcanzable por ninguna jiva
(solitaria) (a) y por qué se puede llegar a la meta final sólo solidariamente.

Respuesta (a): Aquí reina un poco de confusión. Nunca he dicho que


ninguna jiva podía alcanzar el Paranirvana, ni quise inferir que: "la
980

meta final es asequible solidariamente" por la humanidad actual. Esto


implicaría atribuirme una ignorancia de la cual no estoy dispuesta a
declararme culpable. Al mismo tiempo, mi corresponsal me ha mal
comprendido. Dado que todo sistema indo enseña varios tipos de
pralayas y también de estados nirvánicos o de "Moksha," el doctor
Hübbe Schleiden ha evidentemente confundido el Pralaya Prakrita con
el Naimittika de los vedantinos visishtadwaita. Sospecho, aun, que
mi estimado corresponsal, se ha embebido más con las enseñanzas de
esta secta particular de las tres escuelas vedantas, de lo que podía
imaginarse; es decir: su "Guru Brahmano," acerca del cual nos han
llegado varias leyendas de Alemania, ha influenciado su discípulo
(Hübbe Schleiden) más con la filosofía de Sri Ramanujacharya que con
la de Sri Sankaracharya. Sin embargo esto es algo anodino, ligado a
las circunstancias que van más allá de su control y que son de
carácter Kármico. Su aversión hacia la "Cosmología" y otras ciencias,
incluyendo la teogonía; y su interés sólo por la "Etica" pura y
simple, se remontan, también, al período en que dicho gurú lo puso
bajo su égida. Este gurú nos lo expresó personalmente, después de su
salto mortal, pasando, del esoterismo, demasiado difícil de entender y
por ende de enseñar, a la ética que, quienquiera que sepa un idioma o
dos de la India meridional puede impartir traduciendo, simplemente,
sus textos de obras filosóficas que pululan en el país. El resultado
de esto es que mi estimado amigo y corresponsal habla el
visishtadwaitismo de manera tan inconsciente como M. Jourdan hablaba
la "prosa," mientras, al mismo tiempo, cree que está argumentando
desde el punto de vista Mahayana o Vedántico puro y simple. Si no
fuese así, estoy dispuesta a que se me corrija. ¿Sin embargo, cómo
puede un vedantino hablar de Jivas como si éstas fueran entidades
separadas e independientes de Jivatma, el alma universal una? Mas,
según la doctrina Visishtadwaita pura, Jivatma es distinto en cada
individuo. El pregunta: "¿por qué el paranirvana jamás puede ser
alcanzado por ninguna jiva?" A esto le contestamos que: si con el
término "jiva" se refiere al "Ser Superior" o al ego divino del ser
humano, entonces decimos que puede llegar al Nirvana y no al
Paranirvana; pero también esto acontece sólo cuando se ha convertido
en Jivanmukta, cuyo sentido no significa: "jamás." Si con el
término "Jiva" alude simplemente a la vida una que, para los
visishtadwaitas está contenida en toda partícula de materia,
separándola del sarira o cuerpo que la encierra, entonces no
entendemos lo que quiere decir. No compartimos la idea de que
Parabrahm sólo compenetra a toda Jiva y a toda partícula de materia;
sino que decimos que Parabrahm es inseparable de cada Jiva y de cada
partícula de materia; ya que es el absoluto y este Parabrahm es, en
realidad, Jivatma mismo cristalizado, por falta de mejor palabra.
Entonces, antes de poder contestar a su pregunta, debo saber si con el
término Paranirvana se refiere a lo que yo aludo y de cuáles de los
Pralayas está hablando. ¿Está considerando el Prakrita Maha Pralaya
que tiene lugar cada 311 trillones y 40 billones de años o el
Naimittika Pralaya, que ocurre después de cada Brahma Kalpa,
equivalente a mil Maha Yugas o cuál? Se podrán dar razones
convincentes sólo cuando los dos argumentadores se comprendan
mutuamente. Yo hablo desde el punto de vista esotérico, casi idéntico
a la interpretación Adwaita; mientras el doctor Hübbe Schleiden arguye
del sistema [...], dejemos que él diga, porque yo, no siendo
omnisciente, no puedo. —H.P.B.

A fin de ampliar la discusión, declararé algunas de las razones que parecen oponerse a
este punto de vista y trataré de dilucidar ulteriormente algunas de las consecuencias
resultantes del actuar con arreglo a cada uno de estos puntos:
981

1. El inegoísmo del Altruista tiene un carácter muy distinto, determinado por cuál de los
dos puntos de vista se atiene. Empecemos con el nuestro: el verdadero Místico que
piensa que puede liberarse del mundo y de su individualidad independientemente del
Karma de cualquier otra entidad o de la humanidad entera, es un Altruista, ya que es un
monista en lo que concierne a la expresión tat twam asi "eres aquello." Es el ser de
todas las entidades que es lo mismo y es suyo y no la forma ni la individualidad. En la
medida en que sienta su avidya, agnana o falta de sabiduría, percibirá la de las otras
entidades y por eso sentirá compasión por ellas (b).

Respuesta (b): Sentir "compasión" sin que de ésta desemboque un


resultado práctico adecuado, no es mostrarse "Altruista," sino lo
contrario. El verdadero autodesarrollo en base a las líneas
esotéricas, es la acción. "La inacción en un acto de misericordia se
convierte en acción en un pecado mortal." (La Voz del Silencio,
sección sobre: "Los Dos Senderos.") —H.P.B.

Tomemos ahora el otro punto de vista. ¿No es quizá egoísta el altruismo de un ocultista
que se ve atado al Karma de todos los seres humanos y que, por eso, trabaja para ellos y
con ellos? ¿Acaso su "inegoísmo" no se basa en el conocimiento de que no puede
salvarse a ningún otro precio? La fuga del egoísmo para este hombre es el autosacrificio
por el "mundo," mientras para el místico es el autosacrificio por lo eterno y el ser
absoluto. El altruismo es ciertamente considerado uno de los primeros requisitos por
cualquier teósofo44 alemán, no podemos hablar ni hablaremos por los demás, sin
embargo, tendemos a pensar que en este país jamás se ha pedido una forma de altruismo
como la del autosacrificio en favor del "mundo," sino sólo el autosacrificio a lo eterno
(c).

Respuesta (c): Un Ocultista no se siente "ligado al karma de la


humanidad," así como un hombre no siente que sus piernas son inmóviles
a causa de la parálisis de las de otro. Sin embargo, esto no invalida
el hecho de que: las piernas de ambos se han desenvuelto y contienen,
la misma esencia última de la Vida Una; por lo tanto: no puede haber
ningún sentimiento egoísta en su trabajo para el hermano menos
afortunado. Desde el punto de vista esotérico no hay otra manera,
medios o método para sacrificarse a "lo eterno," que trabajando y
sacrificándose a sí mismo en favor del espíritu colectivo de la Vida,
cuyo aspecto divino más elevado, sólo la Humanidad encarna, (mientras
nosotros diríamos) representa. Testigo de esto es el Nirmanakaya, la
doctrina sublime que, hasta la fecha, ningún orientalista entiende y
que el doctor Hübbe Schleiden puede encontrar en el segundo y tercero
Tratados de La Voz del Silencio. Nada más saca a relucir lo eterno
y éste es el único modo, para cualquier místico u ocultista, para
alcanzar, verdaderamente, lo eterno; a pesar de que los
orientalistas y los vocabularios de los términos buddhistas puedan
decir; ya que siempre se les escapó el sentido auténtico de Trikâya,
el poder triple de la encarnación de Buddha y del Nirvana en sus
triples definiciones negativas y positivas.

Si nuestro corresponsal cree que, llamándose "theosopher" en lugar de


45
"theosophist" , se sustrae a toda idea de sofisma relacionada con sus
conceptos, se equivoca. Lo digo con toda sinceridad, las opiniones que
él expone en sus cartas son, en mi humilde juicio, la esencia del
sofisma. Si lo he comprendido erróneamente, estoy dispuesta a que me
corrija. —H.P.B.
982

2. Es un malentendido si usted piensa, como lo sugiere su nota 5, 46 que estamos


apoyando el completo "retiro o aislamiento del mundo." Lo practicamos tan poco como
usted; pero sí sugerimos una "vida ascética," siendo necesaria a fin de preparar a
cualquier individuo para las tareas que incumben a quien sigue el camino hacia la
salvación final del mundo. La consecuencia de su opinión, parece sugerir: el unirse al
mundo en una vida mundana y, hasta que se nos proporcionen razones suficientemente
buenas para esto, no aprobamos tal conducta. El hecho de que deberíamos unirnos a la
humanidad en todos sus intereses y búsquedas mundanos a fin de asistirla y apresurarla
hacia una meta solidaria y común, es contrario a nuestra intuición.

Respuesta: Es difícil ver cómo la opinión expuesta en mi última


respuesta, pueda llevar a tal inferencia o: donde he sugerido a mis
hermanos Teósofos, que se unan a la humanidad "¡en todos sus intereses
y búsquedas mundanos!" Es inútil mencionar aquí lo que se dijo en la
47
nota 5, ; ya que cada persona puede leer el pasaje y darse cuenta que
no he expresado nada por el estilo. Por un precepto que da usted,
puedo rebatir con una docena. "Aquel que no ha vencido a los deseos,
no podrá purificarse estando demasiado desnudo, llevando el pelo en
mechones, viviendo en lo sucio, ayunando, yaciendo en la tierra o
sentándose inmóvil." (Dhammapada, cap. I., 141). "Aquel que no se ha
liberado de la ilusión, no se acendrará, absteniéndose del pescado o
de la carne, estando desnudo, con la cabeza rasurada, los mechones en
la cabellera [...]" (Amagandha Sutta, 7, 11.) Esto es lo que quise
decir. Entre la salvación mediante lo sucio y el olor mefítico, véase
San Labro y algunos Faquires; hay una gran diferencia. El ascetismo
austero, en medio del mundo, es más meritorio que evitar a quienes no
piensan como nosotros, perdiendo así una oportunidad para mostrarles
la verdad. —H.P.B.

Esforzarse por la salvación del mundo, adelantando y propiciando el proceso mundano,


parece un garabato. Nuestra inclinación nos induce a retirarnos de toda vida terrenal y
de trabajar, a excepción del caso de un monasterio o algo por el estilo, con y para todos
esos seres humanos que se esmeran hacia la misma meta de salvación y que están
dispuestos a liberarse de todo el karma propio y ajeno. También asistiríamos a todos los
que tienen que quedarse en la vida mundana, sin embargo aspiran hacia la misma meta
de salvación, uniéndose a nosotros a fin de hacer lo mejor para alcanzar este fin. No
sigilamos nuestros propósitos o nuestros anhelos; presentamos nuestras opiniones y
razones ante quienquiera que desee oírlas y estamos dispuestos a recibir, entre nosotros,
a quienquiera que desee unirse honradamente a nosotros. Sobre todo, hacemos lo mejor
posible para vivir según nuestro ideal de sabiduría más elevado y quizá un buen ejemplo
resulte más útil para la humanidad que cualquier propaganda o enseñanza organizada.

Respuesta: Nosotros hacemos lo mismo. Y si no todos vivimos según


nuestro ideal de sabiduría más elevado, es porque somos seres
humanos y no dioses. Sin embargo, hay una cosa que jamás hacemos (por
lo menos los que están en el círculo esotérico): no nos elevamos a
ejemplo de ningún ser humano; ya que recordamos muy bien el
precepto de Amagandha Sutta según el cual: "El elogio personal, el
despreciar a los demás, la altivez, una comunicación malvada
(denunciar a los demás), constituyen una impureza (moral)." También en
el Dhammapada leemos: "Las fallas ajenas son fácilmente
perceptibles, mas las nuestras no; las limitaciones ajenas las
divulgamos a los cuatro vientos; pero las nuestras las ocultamos; así
como el timador oculta el dado 'cargado' al que apuesta." —H.P.B.
983

En su nota usted reúne a Schopenhauer y a Edward von Hartmann, sin embargo, los dos
tienen opiniones antitéticas sobre esta cuestión. Schopenhauer, análogamente a la
mayoría de los místicos y los teósofos alemanes, representa el punto de vista Vedanta y
Buddhista (exotérico), es decir: la salvación final puede alcanzarse sólo
individualmente, independientemente del tiempo y del karma ajeno. Hartmann, en
cambio, propende más hacia su opinión; ya que no cree en la liberación y la salvación
individual del mundo. A su juicio, todo el misticismo y, particularmente lo que ahora se
le conoce como filosofía inda, es un error, por lo cual pide a todo individuo, como deber
altruista, entregarse al proceso mundano, haciendo lo mejor a fin de catalizar su fin. (El
es "el filósofo moderno perspicaz," mencionado previamente.)

Respuesta: Como jamás he leído a von Hartmann y sé muy poco de


Schopenhauer ni me interesan, me he permitido presentarlos como
ejemplos de la peor clase de pesimismo y usted confirma lo que dije,
valiéndose de lo que Hartmann expone. Si, como usted afirma, Hartmann
piensa que: "la filosofía inda" es un error, no se puede decir que
propende hacia mi opinión; ya que mi punto de vista es el opuesto.
La India puede devolver el elogio con los intereses. —H.P.B.

3. No cabe duda que el Vedanta y el Buddhismo (exotérico) no comparten su opinión;


sino la nuestra. Además, es innegable que el Señor Buddha, a pesar de cuál doctrina
esotérica pueda haber enseñado, fundó monasterios o por lo menos propició y asistió
para que esto se cumpliera. Es dudoso que tuviese la expectativa de que todos sus
discípulos se convirtieran en Bodhisattvas, mas es cierto que señaló la "vida feliz" de un
Bhikshu como el camino hacia la salvación. Se abstuvo, intencionalmente, de enseñar la
cosmología o alguna ciencia mundanal; jamás se inmiscuyó en los asuntos terrenales de
los seres humanos; sino toda la asistencia que les entregó se limitaba a mostrarles el
sendero hacia la salvación de la existencia. Lo mismo es aplicable al Vedanta; ya que
prohibe todo apego a las opiniones y a los intereses mundanos. Disuade toda
investigación en la cosmología o la evolución que facilita un socialismo y cualquier otro
mejoramiento del mundo. Todo lo anterior, el Vedanta lo llama Agnana (el Buddhismo:
Avidya); mientras Gnana o sabiduría, la única meta de un sabio (Gnani) es,
simplemente, el esforzarse por tomar conciencia plena de lo eterno (la realidad
verdadera, Atma).

Respuesta: Depende de qué llama usted Vedanta: ¿se refiere al Dwaita,


al Adwaita o al Visishtadwaita? El hecho de que diferimos de todos
estos, no es una novedad, como mencioné repetidamente. Sin embargo,
entre el esoterismo de los "Upanishads," cuando se comprende
correctamente y el nuestro, no transpira mucha diferencia. Ni siquiera
he jamás disputado ninguno de los hechos del Buddha ahora aducidos;
aunque estos sean sólo los de su biografía exotérica. Tampoco él
inventó, ni extrajo, de su conciencia interna, la filosofía que
enseñó; sino sólo el método de presentarla. Como el Buddhismo es
simplemente el Bodhismo esotérico, que se impartió ante él,
secretamente, en los arcanos de los templos brahmánicos, contiene,
por supuesto, más de una doctrina que el Señor Buddha jamás divulgó
públicamente. Sin embargo esto no muestra, para nada, que no las
enseñó a sus Arhats. Nuevamente, entre el "apego a las opiniones o a
los intereses mundanales" y el estudio de la Cosmología, que no es una
"ciencia mundana," hay un abismo. El primero pertenece al ascetismo
religioso y filosófico, el segundo es necesario para el estudio del
Ocultismo, que no es buddhista; sino universal. Sin el estudio de la
cosmogonía y la teogonía, que enseñan el valor oculto de toda fuerza
984

en la Naturaleza y su correspondencia y relación directas con las


fuerzas en el ser humano (o los principios), no es posible
desarrollar ninguna psicofísica oculta o el conocimiento del ser
humano como él verdaderamente es. A nadie se le obliga a estudiar la
filosofía esotérica, a menos que le guste; ni siquiera nadie ha
confundido el Ocultismo con el Buddhismo o el Vedantismo. —H.P.B.

Agnani (que en el número de la revista Lucifer de Julio, fue mal escrito: agnam),
significa lo que la palabra "tonto" implica, en las traducciones del Dhammapada y de
los Suttas. Jamás se interpreta como "intelectualmente" y es cierto que no indica un
ignorante; al contrario, es más probable que los científicos sean agnanis que cualquier
místico "inculto." Agnani expresa siempre una noción relativa. Gnani es quienquiera
que se esfuerce por alcanzar la conciencia plena de lo eterno; sólo un gnani perfecto es
un jivanmukta; pero quienquiera que esté en el camino de desarrollo hacia este fin,
puede llamarse, (relativamente hablando), gnani; mientras quien es menos adelantado
es, proporcionalmente un agnani. Sin embargo, como todo gnani ve la meta última
como algo que trasciende a su persona, él se definirá un agnani hasta que alcance el
estado jivanmukta. Además: ningún verdadero místico daría el epíteto de "tonto" a
ningún ser humano, en el sentido intelectual de la palabra; ya que él pone poco énfasis
en la intelectualidad. A su juicio: el "tonto" es todo individuo que sólo se interesa en la
existencia (mundana), esforzándose por cualquier cosa excepto la sabiduría, la salvación
y el paranirvana. Esta tendencia mental es una cuestión que concierne, enteramente, a la
"voluntad" de la individualidad. La "voluntad" del agnani lo lleva del espíritu a la
materia (arco descendente del ciclo); mientras la "voluntad" del gnani, lo desencadena
de la materia, elevándolo hacia el "espíritu" y fuera de la existencia. La cuestión de
superar el "punto muerto" del círculo no es, para nada, intelectual. Es muy probable que
una hermana de la misericordia o un trabajador común puedan haber traspasado este
punto; mientras los Bacons, los Goethes, los Humboldts, etc., puedan aun permanecer
en el arco descendente de la existencia, vinculados a ella por sus necesidades y deseos
individuales.

Respuesta: Por supuesto: agnam, en lugar de agnani, ha sido un


error de imprenta. Supongo que estos abundan tanto en las revistas
alemanas como inglesas y, por ende, Lucifer no está exento de ellas,
así como no lo está la revista Esfinge. Es el Karma del impresor y
del corrector de pruebas. Sin embargo, es un error aun peor traducir
Agnani con el término "tonto," a pesar de todos los Beals, los
Oldenbergs, los Webers, y los Hardys. Ciertamente, Gnana (o mejor
dicho: Jnâna), es Sabiduría y aun más; ya que es el conocimiento
espiritual de las cosas divinas, desconocido para todos, excepto para
quienes lo han alcanzado y salva a los Jivanmuktas plenamente
versados en el binomio Karmayoga y Jnânayoga. Por lo tanto: si
debiéramos considerar a todos los que no dominan jnâna (gnana) como
"tontos," esto implicaría que todo el mundo, excepto unos pocos
Yoguis, está constituído por tontos, lo cual rebasaría a Carlyle, en
su opinión de sus conciudadanos. En verdad, Ajnâna significa,
simplemente: "ignorancia de la verdadera Sabiduría" o,
literalmente: "ausencia de Sabiduría" y no "estulticia." Tratar de
explicarlo diciendo que la palabra "tonto" jamás fue "interpretada
como carencia intelectual," no quiere decir nada; ya que, según toda
definición etimológica y todo diccionario: un tonto es una persona
que es "intelectualmente deficiente" y "desprovista de razón."
Por lo tanto, mientras le agradezco al cortés doctor, la molestia que
se ha tomado para explicar, tan minuciosamente, el controversial
985

término sánscrito, lo hago sólo en nombre de los lectores de Lucifer


y no para mí misma; pues ya sabía todo lo que él dijo, exceptuando su
nueva definición azarosa de "tonto" y agregando algo más, que
probablemente yo ya sabía cuando él apareció, por primera vez, en este
mundo de Maya. No cabe duda que Bacon, Humboldt y el gran Haeckel, la
"luz de Alemania," jamás podrán ser considerados como "gnanis," sin
embargo esto vale para todo europeo que conozco, a pesar de lo mucho
que se haya liberado de todas "las necesidades y deseos." —H.P.B.

4. Como concordamos en que toda la existencia, incluyendo el mundo entero y su


proceso evolutivo, sus felicidades y males, sus dioses y demonios, es Maya (ilusión) o
la concepción errónea de la realidad auténtica, ¿cómo puede parecer útil, asistir y
promover este proceso de malentendimiento? (a)

Respuesta (a): Precisamente porque el término maya; así como "agnana,"


en las palabras del doctor Hübbe Schleiden, expresa sólo una noción
relativa. Si comparamos el mundo [...] "sus felicidades y sus males,
sus dioses y sus diablos," agregando los seres humanos, con esa
realidad apoteósica, la eternidad que siempre perdura,
constataremos que los primeros son simplemente las producciones y los
trucos de maya, la ilusión. Allí es donde se traza la línea de
demarcación. Hasta que no seamos capaces de formar una concepción aun
aproximadamente correcta de esta eternidad inconcebible para
nosotros, que somos también una ilusión como cualquiera otra cosa
fuera de esa eternidad, los dolores y el sufrimiento de la ilusión más
grande de todas, la vida humana en el mahamaya universal serán, para
nosotros, una realidad muy viva y muy triste. Usted y todos lo que
pueden ver la sombra que su cuerpo proyecta en la pared, la
considerarán una realidad mientras que esté allí; ya que una realidad
es tan relativa como una ilusión. Si una "ilusión" no ayuda a otra
"ilusión" de la misma clase, a estudiar y a reconocer la verdadera
naturaleza del Ser, entonces temo que muy pocos, entre nosotros,
saldrán de las tenazas de maya. —H.P.B.

5. El tiempo y la causalidad, análogamente a toda la existencia del mundo, son sólo


Maya o, como Kant y Schopenhauer han demostrado de manera irrefutable, son
simplemente nuestras nociones condicionadas, las formas de nuestro intelecto.
Entonces, ¿por qué en cualquier instante de tiempo o una de nuestras formas irreales de
pensamiento, debería facilitar, mejor que otra, el alcance del paranirvana? Para este
paranirvana, Atma o realidad verdadera, cualquier manvantara es tan irreal como
cualquier pralaya. Lo mismo es aplicable en el caso de la causalidad y del tiempo, a
pesar de cuál punto de vista se considere. Si partimos del punto de vista de la realidad
absoluta, toda causalidad y karma son irreales y el tomar conciencia plena de esta
irrealidad, es el secreto para liberarse de ella. Aun cuando se considere desde el punto
de vista agnana, es decir: tomar la existencia por una realidad, la causalidad jamás
tendrá (en el "tiempo") un fin ni un inicio. Por lo tanto, no causa la más mínima
diferencia si algún mundo se encuentra en pralaya o no. También el vedanta afirma,
correctamente, que durante cualquier pralaya, karana sharira (cuerpo causal, agnana)
de Ishvara y de todas las jivas, en efecto de toda la existencia, continúa (b). ¿Cómo
podría ser de otro modo? Después de la destrucción de algún universo en pralaya,
¿acaso no debe aparecer otro? ¿Antes de nuestro universo presente, no debe haber
habido un sinnúmero de otros universos? ¿Cómo podría acontecer si la causa de la
existencia no durara a lo largo de un pralaya y de un kalpa? Si así es, ¿por qué un
986

pralaya debería ser un lapso más favorable que un manvantara a fin de alcanzar el
paranirvana?

Respuesta (b): Esta es, nuevamente, una interpretación


Visishtadwaita que no aceptamos en la escuela esotérica. No podemos
decir, como ellos hacen, que mientras perecen únicamente los cuerpos
burdos, sólo subsisten las partículas sukshma, que según ellos, son
increadas, indestructibles y las únicas cosas reales. A nuestro
juicio, ningún vedantino de la escuela de Sankaracharya asentiría con
proferir tal herejía; ya que esto equivale a decir que el Manumaya
Kosha, que corresponde con lo que llamamos Manas, la mente, sobrevive
durante el Pralaya con sus sentimientos volitivos y también con el
Kamarupa, el vehículo del manas inferior. Consulte la pag. 185 de
Cince Años de Teosofía y pondere sobre las tres clasificaciones de
los principios humanos. De esto se concluye que: el Karana Sarira
(cuyo significado es, simple y colectivamente la Mónada humana o el
ego que reencarna), el "cuerpo causal," no puede pervivir,
especialmente si, como usted dice, es agnana, ignorancia o el
principio sin sabiduría y, en acorde con su definición: "un
insensato." La simple idea que dicho "insensato" sobreviva durante un
pralaya, es suficiente para emblanquecer la cabellera de todo filósofo
vedanta y aun de un verdadero Jivanmukta, catapultándolo, de nuevo, en
"agnani." Seguramente, como usted formula el asunto, debe ser un error
cometido al escribir. ¿Por qué el Karana Sarira de Iswara y menos lo
de "todas las Jivas," debería ser necesario, durante el pralaya, para
la evolución de otro universo? Todo buddhista, esotérico o exotérico y
ortodoxo, rechazará un Iswara, ya sea como dios personal o un
principio inteligente independiente en sí; mientras algunos
vedantinos lo definirían como Parabrahm más Maya (una concepción
suficientemente válida sólo durante el reino de maya). Eso que se
queda durante el pralaya, es la potencialidad eterna de toda condición
de Pragna (conciencia) contenida en ese plano o campo de conciencia
que Adwaita denomina: Chidakasan y Chinmatra (la conciencia
abstracta) que, siendo absoluta, es, por lo tanto, inconsciencia
perfecta, como diría un verdadero vedantino. —H.P.B.

6. Sin embargo, si un lapso y una fase de causalidad fueran más favorables por eso, que
cualquier otro, ¿por qué debería ser cualquier pralaya, después de un manvantara y no el
fin del maha-kalpa o por lo menos de un kalpa? En cualquier kalpa (de 4.320.000.000
de años terrenales), hay 14 manvantaras y pralayas. Y en cada maha-kalpa (de
311.040.000.000.000 de años terrenales), (hay 36 mil x 14) 504 mil manvantaras y
pralayas. ¿Por qué tal oportunidad del paranirvana se ofrece sólo en este período y no
más a menudo y sólo una vez al final de cada universo? En otras palabras: ¿por qué el
nirvana es obtenible sólo esporádicamente? ¿Por qué, si es inasequible por cualquier
individualidad a su tiempo, uno debe esperar por el conjunto completo de la humanidad
presente? Entonces: ¿por qué no esperar a todos los animales, las plantas, las amebas,
los protoplasmas y quizá, también nuestros minerales del planeta y además todas las
entidades de las otras estrellas del universo (a)?

Respuesta (a): Como el doctor Hübbe Schleiden objeta, en forma de


preguntas, contra declaraciones y argumentaciones que jamás he
formulado, no tengo nada que decir al respecto. —H.P.B.

7. Sin embargo, parece que la dificultad es aun más profunda. Lo que hay que superar, a
fin de alcanzar el paranirvana, es la concepción errónea de separatismo, el egoísmo de la
987

individualidad, la "sed por la existencia" (trishna, tanha). Es obvio que este sentido de
individualidad puede superarse sólo individualmente: ¿cómo es posible, que este
proceso dependa de otras individualidades o de cualquier otra cosa? El egoísmo, en
sentido abstracto, siendo la causa de toda existencia, es, en efecto, Agnana y Maya, por
ende: jamás podrá ser removido ni agotado por completo. Agnana no tiene principio ni
fin y el número de jivas (¿átomos?) es absolutamente infinito. Si las jivas de todo un
universo se agotaran en paranirvana, el estado de jiva y agnana no se reduciría en lo más
mínimo. En efecto, ambas son simples irrealidades e ideas erróneas. Ahora bien: ¿por
qué sólo un segmento de la humanidad debe unirse, para que cada uno se libere de sus
ideas equivocadas de la realidad (b)?

Respuesta (c): Nuevamente, las únicas "irrealidades e ideas erróneas"


perceptibles son las del doctor Hübbe Schleiden. Me alegra constatar
la erudición de mi corresponsal, el cual ha adelantado mucho desde que
lo vi por la última vez, hace tres años, cuando aun se encontraba en
una supina ignorancia; sin embargo, no alcanzo a entender a lo que se
refiere todo su argumento. —H.P.B.

Resumiendo: daré tres ejemplos de la manera distinta en que, a mi juicio, actuarán, si se


atuviesen con coherencia a sus conceptos y principios, un místico o un buddhista
(exotérico), un bhikshu o un Arhat y un ocultista o teósofo. Es cierto que ambos
aprovecharán toda oportunidad que se les presente para hacer el bien a la humanidad;
sin embargo, el bien que tratarán de hacer será de índole diferente.

Supongamos que encuentren a una persona necesitada que está muriéndose de hambre y
con la cual comparten su único bocado de pan. El místico intentará hacer entender a
dicho individuo que el cuerpo debe alimentarse sólo en vista de que la entidad que ahí
habita, tiene cierto destino espiritual, lo cual no es nada menos que el liberarse de toda
existencia y, al mismo tiempo, de todas las necesidades y deseos. Agregará que
mendigar el alimento no es una adversidad real; sino que podría llevar a una vida más
feliz que la de los ricos, con todas sus preocupaciones y pretensiones imaginarias.
Además le dirá que la vida del desheredado, que no es nada y que no tiene nada en el
mundo, es la "vida feliz," como mostraron Buddha y Jesús, una vez que se integra con
la justa aspiración hacia lo eterno, la única realidad verdadera e incambiable, la paz
divina. Si el místico se percata de que el corazón de este ser no está receptivo a ninguna
nota de tal verdadera religiosidad, lo dejará a su destino, esperando que, en algún
momento, él también descubra que todas sus necesidades y deseos mundanos son
insaciables e insatisfactorios y que, al fin y al cabo, la felicidad auténtica y final puede
encontrarse sólo en el esfuerzo hacia lo eterno. El ocultista tomará otra táctica. Sabe que
no puede alcanzar lo eterno, hasta que toda otra individualidad humana haya,
análogamente, experimentado todas las aspiraciones mundanas, haciéndose inmunes a
ellas. Así, tratará de asistir al menesteroso, empezando por sus asuntos mundanos.
Quizá le enseñe algún oficio o artesanía mediante la cual pueda ganarse el pan o
planeará, con él, algún esquema social para mejorar la posición de los pobres en el
mundo.

Respuesta: En su ejemplo, "el místico" actúa, precisamente, como un


"teósofo o un ocultista" de la escuela oriental. Sería extremadamente
interesante saber dónde el doctor Hübbe Schleiden estudió a los
"Ocultistas" del tipo que describe. Si es en Alemania, lástima para el
Ocultista que sabe que: "el mismo no puede conciersarse de lo
eterno" hasta que toda alma humana se haya vuelto inmune a las
988

"aspiraciones del mundo." Lo invitaría a Londres, donde otros


Ocultistas que viven ahí lo aleccionarían mejor. ¿Por qué no calificar
al "Ocultista," en tal caso, presentando su nacionalidad? En esta
carta, nuestro corresponsal menciona, muy a menudo, el "socialismo" y
la "cosmología" con un menosprecio patente. Hasta la fecha, en la
Sociedad Teosófica, tenemos sólo dos socialistas ingleses y todo
teósofo debería estar orgulloso de ellos y aceptarlos como ejemplos de
la caridad práctica y de las virtudes Búddhicas y Crísticas. Estos
socialistas: dos altruistas activos, llenos de amor y caridad
altruista y dispuestos a trabajar para todos lo que sufren y necesitan
ayuda, son, decididamente, más valiosos que diez mil místicos y otros
48
teósofos alemanes o ingleses, los cuales hablan en lugar de actuar,
dan sermones, en lugar de enseñar. Pasemos al segundo ejemplo de
nuestro corresponsal. —H.P.B.

He aquí el segundo ejemplo. Supongamos que el místico y el ocultista encuentren dos


mujeres: una con las características de una "Martha," la otra, de una "María." En primer
lugar, el místico recordará a ambas que cada uno debe hacer su deber
concienzudamente, a pesar de que se imponga por lo externo o por inspiración propia.
Cualquier cosa que alguien haya emprendido y en cualquier momento en que un hombre
o una mujer hayan contraído alguna obligación hacia un ser humano, ésta debe
cumplirse "en su totalidad." En cambio, por esta razón, el místico las advertirá contra la
creación de nuevos apegos y asuntos mundanos, limitándose a los que consideran
absolutamente inevitables. Nuevamente, tratará de dirigir su completa atención a su
meta final, atizando, en ellas, toda centella de aspiración alta y genuina hacia lo eterno.
El ocultista tomará otro camino. Puede ser que diga las mismas palabras del místico,
que satisfacen plenamente a "María." Sin embargo, como "Martha" no está satisfecha y
piensa que el tema es muy tedioso y aburrido; el ocultista tendrá compasión por su
mundanidad, enseñándole alguna cosmología esotérica o hablándole de la posibilidad de
desarrollar los poderes psíquicos y así sucesivamente.

Respuesta: ¿Hemos llegado, al fin, al punto crucial? ¡Se me pide que


conteste algunas preguntas de mi corresponsal, el cual lo "agradecerá"
y, en lugar de declaraciones nítidas, encuentro sólo alusiones
patentes en contra de los métodos de trabajo de la Sociedad Teosófica!
Los que se oponen a la "cosmogonía esotérica" y el desarrollo de los
poderes psíquicos, no están obligados a estudiarlos. Sin embargo, he
oído estas objeciones hace cuatro años y, aun en aquel entonces, las
empezó un cierto "Gurú" que, tanto el corresponsal como yo, conocemos.
En ese período, este "Místico" erudito, estaba harto del chelado y,
súbitamente, desarrolló la ambición de convertirse en un Maestro.
Dichas objeciones son mustias. —H.P.B.

Tercer Ejemplo: supongamos que nuestro místico y nuestro ocultista encuentren un


enfermo que les pide ayuda. Es cierto que ambos tratarán de curarlo lo mejor posible. Al
mismo tiempo, ambos, si pueden, usarán esta oportunidad para encauzar la mente del
paciente hacia lo eterno. Intentarán hacerle ver que todo en el mundo es sólo el justo
efecto de alguna causa y, como está sufriendo conscientemente por su enfermedad, él
mismo, en alguna ocasión, debe haber creado, conscientemente, la causa
correspondiente y adecuada para su dolencia; ya sea en esta vida o en una anterior. Le
dirán que la única manera para liberarse, finalmente, de todas las enfermedades y los
males, consiste en no crear más causas; absteniéndose de toda acción a fin de
desembarazarse de toda necesidad y deseo evitables; permitiéndole, entonces, elevarse
sobre toda causalidad (karma). Sin embargo, esto es factible sólo sustituyendo los
objetivos malos de las aspiraciones con los buenos; los buenos, con los mejores; los
989

mejores con los óptimos; dirigiendo la atención completa de uno hacia la meta final de
la liberación y viviendo, lo más posible, en lo eterno. Esta es la única manera de pensar
que, al final, nos liberará de las imperfecciones de la existencia.

Si el paciente no logra captar la fuerza de esta corriente de argumentación o si no le


gusta, el místico lo dejará a su ulterior adelanto y a alguna otra oportunidad futura que
pueda ponerlo en contacto con el mismo hombre; pero en un estado mental más
favorable.

El ocultista se comportará distintamente. Considerará que es su deber apoyar a este


hombre, a cuyo Karma, como al de todo otro ser, está indisoluble e inevitablemente
vinculado. No lo abandonará hasta que lo haya ayudado a alcanzar un estado adelantado
de verdadero desarrollo espiritual tal, que él empieza a ver su meta final, aspirando a
ella "con todo su corazón, su alma y su fuerza." Mientras tanto, el ocultista lo preparará
para eso, asistiéndolo en el arreglo de su vida mundana de una manera que facilite, lo
más posible, tal aspiración. Le hará ver que una dieta vegetariana o mejor dicho: de
fruta, es el único alimento plenamente en armonía con la naturaleza humana; le enseñará
las reglas fundamentales de la higiene esotérica; le mostrará como usar, correctamente,
la vitalidad (mesmerismo) y si no siente ninguna aspiración para lo eterno innominado e
informe, mientras tanto, lo inducirá a anhelar el conocimiento esotérico y los poderes
ocultos.

Ahora bien: ¿nos haría el gran favor de mostrarnos por qué el místico se equivoca y el
ocultista no? o: ¿por qué el paranirvana no puede ser alcanzado por ninguna
individualidad en ningún momento, después de que su karma haya sido quemado por
gnana en samadhi e independientemente del karma de cualquier otro individuo de la
humanidad?

Sinceramente suyo
Hübbe-Schleiden

Neuhaugen cerca de Munich,


Septiembre 1889

Respuesta: Dado que ningún Ocultista que conozco actuaría de la


presunta manera mencionada, no puedo contestar. Nosotros los teósofos
y especialmente su humilde servidora, estamos demasiado atareados con
nuestro trabajo para perder el tiempo en contestar a casos hipotéticos
y a ficciones. Cuando nuestro corresponsal prolífico nos diga a quién
se refiere bajo el nombre de "Ocultista" y cuándo o dónde este
último hubiera actuado en la forma descrita, estaré a su servicio.
¿Quizá sea que, con el término "Ocultista," aluda a algún Teósofo o
mejor dicho, a un miembro de la Sociedad Teosófica? Por mi parte,
jamás he encontrado un "Ocultista" del género. En lo que concierne a
la última pregunta, creo que se contestó, suficientemente, en las
explicaciones anteriores.

Sinceramente suya,
H. P. Blavatsky
990

Notas
40
¿Quizá también de Madras?
41
En este panfleto es la nota 28 (N.d.T.)
42
De este panfleto (N.d.T.)
43
De este panfleto (N.d.T.)
44
El corresponsal alemán lo escribe, en inglés, Theosopher. (N.d.T.)
45
En la versión en inglés es: "theosopher in preference to theosophist." Un retruécano
difícilmente traducible al español, como usamos el término teósofo para la palabra
"theosophist." (N.d.T.)
46
La 29 en este panfleto. (N.d.T.)
47
La 29 en este panfleto. (N.d.T.)
48
Nuevamente, es "theosopher" en la versión en inglés, porque el corresponsal quiere
distinguirse de quien es "theosophist." Mas en castellano la traducción es teósofo en
ambos casos. (N.d.T.)

“Los Mahatmas Teosóficos”


(“The Theosophical Mahatmas”, Path, dic. 1886)

[Artículo por H. P. Blavatsky]


991

Lamento, sincera y profundamente, lo que he leído en el editorial de la revista El


Mundo Oculto, publicada en Rochester y editada por la señora J. Cables, la devota
presidente de la Sociedad Teosófica de allá, quien ha publicado un artículo de fondo con
la colaboración del señor W. T. Brown. De antemano debo decirles que, ya, nada me
sorprende; pues, durante los años, me he acostumbrado a tales declaraciones. Quizá los
repentinos sentimientos de hastío por parte de la señora Cables sean naturales, en
cuanto, jamás se le dio la oportunidad que el señor Brown tuvo. Es innegable que
muchos teósofos comparten el estado de ánimo de Cables cuando escribe que: "después
de un gran anhelo por ser puesta en comunicación con los Mahatmas Teosóficos, me
percaté de lo inútil que era esforzar la vista psíquica hacia los Himalayas." Aun se debe
dirimir la cuestión de: si estas quejas son justificadas y si la culpa reside en los
"Mahatmas" o en los teósofos. Ha sido un caso en vilo por muchos años y ahora hay que
solucionarlo; pues las dos quejas declaran que: "no necesitan perseguir a Místicos
orientales que niegan su habilidad de ayudarnos." La última frase en letras bastardillas
necesita un serio escrutinio. Pido el privilegio de presentar algunas observaciones
pertinentes al caso.

Comenzaré por decir que el tono de todo el artículo es el de un verdadero


manifiesto. Si lo condensamos y lo depuramos de sus expresiones Bíblicas enfáticas, se
reduce a esta paráfrasis: "Hemos tocado a su puerta y no nos han contestado; hemos
rezado por nuestro pan y nos han negado hasta una piedra." La acusación es muy seria;
sin embargo, quiero demostrar que es injusta.

Creo que es mi deber contradecir la veracidad de esta declaración, explicando y la


situación en su totalidad; ya que me siento culpable, habiendo sido la primera, en los
Estados Unidos, en hacer pública la existencia de nuestros Maestros. Así, expuse los
nombres sagrados de dos miembros de una Hermandad hasta entonces desconocida en
Europa y en América (excepto a unos pocos místicos e Iniciados en todas las eras), sin
embargo sagrada y reverenciada en oriente y, especialmente, en la India. Todo esto
causó una especulación y una curiosidad vulgares que medraron alrededor de esos
nombres benditos y culminaron con un rechazo público. Quizá esta explicación
beneficie a algunos e interese a otros.

Además, no quiero que nadie piense que pongo bajo mi égida de defensora y
paladina a aquellos que no necesitan ningún resguardo. Me propongo, simplemente,
presentar algunos hechos, dejando que la situación se juzgue conforme a sus méritos. A
nuestros hermanos y hermanas, según los cuales: "han vivido alimentándose de
cáscaras, persiguiendo dioses extraños," sin recibir admisión, les preguntaría si: "¿están
seguros de haber tocado a la puerta justa?" "¿Están seguros de no haber perdido el
camino, deteniéndose, a menudo, en su viaje, en puertas extrañas tras de las cuales
acechan los enemigos más fieros de los que ustedes buscan?" Nuestros Maestros no son
"un dios celoso"; son simplemente mortales santos, sin embargo más elevados que
cualquiera en este mundo, desde el punto de vista moral, intelectual y espiritual. A pesar
de lo sagrado y adelantado que estén en la ciencia de los Misterios, aun son hombres,
miembros de una Hermandad y son los primeros, en ella, que se muestran leales a sus
leyes y reglas venerables. Una de las primeras reglas de la Hermandad exige que las
personas que emprenden su camino hacia Oriente, como candidatos a los favores y
consideración de los custodios de esos Misterios, deben seguir el recto camino sin
detenerse en ninguna via secundaria, buscando unirse a otros "Maestros" y preceptores,
a menudo de la Ciencia del Lado Izquierdo. Además, deberían tener confianza y mostrar
992

paciencia en conjunto con varias otras condiciones a llenar. Si alguien fracasa en todas,
desde la primera hasta la última, ¿qué derecho tiene a quejarse sobre la responsabilidad
de los Maestros para ayudarle?

Es verdad: "¡Los moradores del umbral anidan dentro nosotros!"

Una vez que un teósofo aspira a convertirse en un candidato para el estado de


chela o para recibir favores de los Maestros, debe estar consciente de la promesa mutua
que las dos partes han contraído y aceptado tácitamente, si no formalmente y que tal
promesa es sagrada. Es un vínculo por un período de prueba de siete años. Si durante
este lapso, a pesar de las numerosas limitaciones y errores humanos del candidato
(exceptuando dos, que es inútil especificar en la prensa), él permanece, a través de todas
las tentaciones, leal al Maestro escogido o a los Maestros (en el caso de candidatos
laicos) y fiel a la Sociedad fundada siguiendo sus deseos y bajo sus órdenes, el teósofo
será iniciado en * * * y, a partir de entonces, se le permitirá comunicarse con su gurú sin
reserva. Todas sus limitaciones, excepto aquella especificada, pueden ser soslayadas,
pertenecen a su Karma futuro; sin embargo se dejan, ahora, a la discreción y al juicio
del Maestro, el único que tiene el poder de determinar si, aun durante estos largos siete
años, el chela recibirá el favor de comunicaciones ocasionales con su gurú y
procedentes de él, a pesar de sus errores y los deberes incumplidos del chela. El gurú,
estando minuciosamente familiarizado con las causas y los motivos que indujeron al
candidato a cometer pecados de omisión o comisión, es el único capaz de juzgar si el
momento es oportuno o inoportuno para animarlo; ya que solo él tiene tal derecho,
porque, también él está bajo la inexorable ley de Karma, a la cual nadie, desde el zulú
salvaje, hasta el arcángel supremo, puede sustraerse y el gurú debe asumir la gran
responsabilidad por las causas que creó.

Así: la condición principal y la única indispensable en el caso del candidato o


chela en período de prueba, es simplemente: una lealtad diamantina al Maestro escogido
y a sus propósitos. Esta es una condición imprescindible pues, como ya mencioné: no se
basa en algún sentimiento de celos, sino en la relación magnética entre los dos, la cual,
cada vez que se interrumpe, es doblemente difícil restablecerla. Además: no es justo
que los Maestros esfuercen sus poderes por las personas acerca de las cuales pueden,
nítidamente, prever su curso y deserción final. Sin embargo: ¿cuántos, entre aquellos
que, esperando lo que yo llamaría "favores por anticipación," al no recibirlos, se
decepcionan y, en lugar de repetir humildemente mea culpa, acusan a los Maestros de
ser egoístas e injustos? Ellos interrumpen, intencionalmente, el sutil canal de
comunicación diez veces durante un año y sin embargo, ¡esperan que cada vez se les
readmita, siempre, sobre las bases antiguas! Conozco a un teósofo, del cual no
mencionaré su nombre, pero espero que pueda reconocerse a sí mismo, que es un
caballero tranquilo, inteligente y joven, un místico congénito quien, en su entusiasmo e
impaciencia imprudentes, cambió Maestros e ideas una media docena de veces en
menos de tres años. Empezó por ofrecerse como chela en período de prueba, dando su
voto y fue aceptado. Después de un año quiso casarse, a pesar de las varias pruebas
corporales de la presencia de su Maestro y numerosos favores que se le otorgaron. Los
proyectos matrimoniales no se llevaron a cabo y él buscó "Maestros" por otros lados,
convirtiéndose en un Rosacruz entusiasta. Después volvió a la teosofía como místico
cristiano; luego trató de atemperar sus austeridades con una mujer y, al final, abandonó
la idea y se entregó al espiritismo. Ahora se postula nuevamente, "para que se le
readmita como chela" (tengo su carta); pero dado que su Maestro permaneció en
993

silencio, él lo abjuró para buscar, repitiendo las palabras del manifiesto susodicho: "su
antiguo Maestro Esenio para poner a prueba los espíritus en su nombre."

La escritora, hábil y respetada, de la revista El Mundo Oculto y su secretario


tienen razón y han escogido el único sendero auténtico en que, con una dosis muy
pequeña de fe ciega, están seguros de evitar todo engaño y decepción. Ellos dicen: "Para
algunos de nosotros es un placer obedecer al llamado del 'Hombre de Dolor' que no
rechazará a nadie sólo porque es indigno o no ha acumulado un cierto porcentaje de
mérito personal." ¿Cómo pueden saberlo?; a menos que acepten el dogma cínicamente
terrible y nocivo de la Iglesia Protestante que enseña el perdón del crimen más cruento,
siempre que el asesino crea, sinceramente, que la sangre de su "Redentor" lo salvará en
la última hora. ¿Qué es esto, si no fe ciega y antifilosófica? El sentimentalismo no es
filosofía y Buda dedicó toda su larga vida de autosacrificio para alejar, precisamente, a
la gente de esa superstición que engendra el mal. ¿Por qué mencionar a Buda? Porque la
doctrina de la salvación mediante el mérito personal y el olvido de uno mismo es la
piedra angular de su enseñanza. El binomio: editora de "El Mundo Oculto" y su
secretario, puede haber "perseguido dioses extraños"; sin embargo no eran nuestros
Maestros. Ellos "Lo han negado tres veces" y ahora, "con los pies sangrientos y el
ánimo postrado," quieren "pedirle (a Jesús) que los tome otra vez bajo su ala."
Ciertamente, el "Maestro Nazareno" los complacerá hasta aquí. Sin embargo "se
alimentarán de cáscaras" y de "fe ciega." Pero, en lo referente a esto, ellos son sus
mejores jueces y nadie debería inmiscuirse en sus creencias privadas en nuestra
Sociedad y esperemos que, debido a su reciente decepción, no se conviertan, un día en
nuestros peores enemigos.

Ahora bien, a estos teósofos que se sienten desencantados con la Sociedad


Teosófica en general, les diremos que nadie, jamás, les hizo ninguna promesa
imprudente; ni siquiera, la Sociedad y sus fundadores ofrecieron sus "Maestros" como
premio para los que se comportan mejor. Durante años, a cada nuevo miembro se le ha
dicho siempre que no se le promete nada; ya que todo depende sólo de su mérito
personal. Al teósofo se le deja actuar según su libre albedrío. Cada vez que él se sienta
descontento, puede siempre probar en algún otro sitio, a menos que haya ofrecido su ser
a los Maestros con la determinación de ganarse sus favores. Me dirijo, especialmente a
este individuo y le pregunto: "¿Has cumplido con tus obligaciones y promesas? ¿Tú,
que estás dispuesto a culpar a la Sociedad y a los Maestros, que son la caridad, la
tolerancia, la justicia y el amor universales encarnados, has, quizá, llevado la vida
teosófica y has cumplido con las condiciones necesarias para el que se convierte en un
candidato? Que se levante y proteste aquél que sienta, en su corazón y conciencia, que
jamás ha fallado seriamente, que nunca ha dudado de la sabiduría de su Maestro, que
nunca ha buscado otro Maestro o Maestros en su impaciencia por convertirse en un
Ocultista con poderes y que jamás ha traicionado su deber teosófico en pensamiento o
en acción. Puede protestar intrépidamente, no será castigado ni reprochado y ni siquiera
excluido de la Sociedad Teosófica, la más amplia y liberal en sus ideas y la más católica
de todas las Sociedades conocidas o por conocer. Temo que mi invitación se quedará sin
respuesta. Durante los once años de existencia de la Sociedad Teosófica, de entre los 72
chelas regularmente aceptados en prueba y los centenares de candidatos laicos, sólo tres
no han, hasta la fecha, fracasado y sólo uno tuvo éxito completo. Nadie obliga a nadie a
entrar al estado de chela. No se profieren promesas, excepto aquella contraida entre el
Maestro y el chela aspirante. Es muy cierto que muchos son los llamados pero pocos los
escogidos o podríamos decir que son pocos los que tienen la paciencia de ir hasta el fin
994

amargo, si es que podemos definir amargo, la simple perseverancia y el propósito bien


enfocado.

¿Qué decir de la Sociedad Teosófica en general, fuera de la India? ¿Quién, entre


los millares de miembros, lleva la vida teosófica? ¿Sólo porque uno es un vegetariano
rígido, como lo son los elefantes y las vacas; un célibe, si bien en su juventud fue lo
contrario; un estudiante del "Bhagavad-Gita" o de la "filosofía Yoga" integral, se
debería considerar un teósofo según el corazón de los Maestros? Como no es el hábito
lo que hace al monje, ni es el pelo largo y un aspecto soñador en el rostro, nada de esto
es suficiente para hacer de uno un seguidor fiel de la Sabiduría divina. ¡Mirad alrededor
y observad nuestra llamada Hermandad Universal! ¿Durante estos once años de prueba
en América y en Europa, en qué se ha convertido esta Sociedad fundada para remediar
los males evidentes del Cristianismo, eliminar el fanatismo y la intolerancia, la
hipocresía y la superstición y cultivar el real amor universal que se extiende hasta todos
los reinos? Sólo en un aspecto hemos tenido éxito para que se nos considere más
elevados que nuestros hermanos cristianos, los cuales, según la expresión gráfica de
Lawrence Oliphant: "se matan en el nombre de la Fraternidad, combatiendo como
diablos por el amor de Dios." El aspecto en cuestión es que: hemos eliminado todo
dogma y ahora estamos tratando de desembarazarnos, justa y sabiamente, hasta del
último vestigio de autoridad nominal. Sin embargo, bajo cualquier otro punto de vista,
somos tan malos como los cristianos: ¡entre nosotros hay chisme, calumnia, impiedad,
crítica, un incesante grito de guerra y un estruendo provocado por las censuras mutuas;
¡todo esto es motivo de orgullo para el infierno cristiano! ¿Podemos suponer que todo lo
antedicho sea culpa de los Maestros, los cuales se niegan a ayudar a los que ayudan a
otros en el camino a la salvación y a liberarse del egoísmo—a fuerza de patadas y
escándalo? ¿Cómo podemos pensar que somos un ejemplo para el mundo y los
compañeros dignos de los ascetas sagrados que habitan en la Cordillera nevada?

Algunas palabras antes de terminar. Se me preguntará: "¿Quién es usted para que


nos critique? Usted que afirma estar en contacto con los Maestros, recibiendo favores
diarios de Ellos ¿es quizá tan santa, pura y digna?" Les contestaré que no lo soy. Mi
naturaleza es imperfecta y limitada, mis defectos son muchos y muy evidentes, motivo
por el cual mi Karma es más pesado que el de cualquier otro teósofo. Así es y debe
serlo; ya que, durante muchos años, me han puesto en la picota como blanco para mis
enemigos y también para algunos amigos. Sin embargo, acepto la prueba felizmente.
¿Por qué? Porque a pesar de todas mis limitaciones, estoy bajo la égida del Maestro,
debido simplemente a que: durante 35 años y más, desde 1851, período en que vi al
Maestro física y personalmente por primera vez, jamás lo negué, ni dudé de Él, ni
siquiera en el pensamiento. De mis labios no ha salido un reproche ni un suspiro contra
Él y nunca han entrado en mi cerebro, ni por un instante, bajo las pruebas más duras.
Desde el principio sabía lo que me esperaba; ya que se me comunicó y siempre lo he
repetido a los demás: tan pronto como uno incursiona a lo largo del Sendero que
conduce al Ashram de los Maestros benditos, los últimos y únicos custodios de la
Sabiduría y la Verdad primordiales, su Karma, en lugar de distribuirse a lo largo de su
vida, se precipita sobre el candidato en masa, aplastándolo con su peso. Aquél que cree
en lo que profesa y en su Maestro, sobrellevará la prueba, saliendo victorioso de ella.
Aquél que duda, el cobarde que teme recibir lo que debe y trata de sustraerse al
cumplimiento de la justicia, fracasará. No escapará al Karma para nada, pero perderá
sólo eso por lo cual ha arriesgado sus visitas prematuras. Esto es el motivo por el cual lo
he sobrellevado todo, a pesar de que el Karma me haya azotado constantemente y sin
995

piedad, usando a mis enemigos como armas inconscientes. Me he sentido segura de que
el Maestro no permitiría que pereciera y que siempre aparecería en la última hora y así
lo hizo. Me ha salvado tres veces de la muerte y, la última vez, casi contra mi voluntad.
Entonces volví al frío mundo cruel, inducida por el amor hacia Él, quien me enseñó lo
que sé y me moldeó en lo que soy. Por lo tanto: cumplo con su trabajo y voluntad; esto
es lo que me ha dado la fuerza leonina para soportar las sacudidas mentales y físicas,
una de las cuales hubiera sido suficiente para matar a cualquier teósofo que dudara de la
protección poderosa. Mi único mérito y la causa de mi éxito en Ocultismo, es una
devoción inquebrantable hacia Él, quien encarna el deber que se me ha delineado y una
creencia en la Sabiduría colectiva, de esa grande y misteriosa, sin embargo real,
Hermandad de santos. Ahora repetiré las palabras del Paragurú, el Maestro de mi
Maestro, el cual las envió como mensaje para los que querían hacer de la Sociedad un
"club de milagros" en lugar de una Hermandad de Paz, Amor y asistencia mutua:
"Mejor perezca la Sociedad Teosófica y sus desgraciados fundadores," yo agrego que
perezcan sus doce años de trabajo y sus vidas, en lugar de ver lo que estoy presenciando
hoy: teósofos que eclipsan los "círculos" políticos en su búsqueda por el poder personal
y la autoridad; teósofos que critican y difaman los unos a los otros como lo harían dos
sectas cristianas rivales; en fin: teósofos que rechazan llevar la vida teosófica y luego
critican y denigran a los hombres más nobles y grandiosos, los cuales, vinculados por
sus leyes sabias y venerables, basadas en la experiencia de la naturaleza humana que
tiene miles de años, no quieren interferir con el Karma ni subordinarse a las veleidades
de cualquier teósofo que los invoca, ya sea que lo merezca o no.

Si no se instrumentan, rápidamente, reformas radicales en nuestras Sociedades


americanas y europeas, me temo que, en breve, sólo permanecerá un centro de
Sociedades Teosóficas y de Teosofía en el mundo entero, es decir: en la India. Hacia
este país dirijo todas las bendiciones de mi corazón. Todo mi amor y aspiraciones
pertenecen a mis hermanos amados, los Hijos de la antigua Aryavarta, la Tierra Natal

del Maestro.

H. P. Blavatsky

Path, December, 1886

_________________________

Por Qué No Vuelvo a la India


(Why I Do Not Return to India, The Theosophist, enero1922)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

A MIS HERMANOS DE ARYAVARTA,


996

En Abril de 1890, habían transcurrido ya 5 años desde que dejé la India.

Varias veces, desde mi partida, los hermanos hindúes me han mostrado gran
cortesía. Especialmente este año (1890) cuando, casi moribunda por la enfermedad,
recibí cartas de simpatía procedentes de diversas sucursales indas, asegurándonos que
no habían olvidado a aquella a quien amaba a la India y a los hindúes más que a su
propio país.

Por lo tanto, es mi deber explicar por qué no vuelvo a la India y mi actitud tocante
al nuevo curso en la historia de la Sociedad Teosófica, que me ve formalmente colocada
a la cabeza del Movimiento Teosófico en Europa. Por supuesto, el hecho de que no
retorne a la India no se debe exclusivamente a mi salud precaria. Aquellos que me
rescataron de la muerte en Adyar y dos veces desde entonces, podrían mantenerme
fácilmente en vida allá como aquí. Existe una razón mucho más seria. Aquí se me ha
trazado una línea de conducta y entre los ingleses y los americanos he encontrado lo que
busqué tan infructuosamente en la India.

Durante los últimos tres años, en Europa y en América he encontrado una


constelación de hombres y mujeres que tienen la intrepidez de exteriorizar su
convicción sobre la real existencia de los Maestros y están trabajando para la Teosofía
siguiendo Sus líneas y guía impartidas por medio de mi humilde ser.

Por el contrario, desde mi salida de la India, el verdadero espíritu de devoción


hacia los Maestros y la osadía de proclamarlo ha ido diluyéndose constantemente. La
misma Adyar es teatro de un creciente número de fricciones y conflictos personales.
Entre los miembros trabajadores, varios han mostrado, hacia mi persona, una aversión
innecesaria y totalmente inmerecida que casi desemboca en odio. Durante estos últimos
años, parece que en Adyar esté aconteciendo algo extraño y misterioso. Tan pronto
como un europeo muy inclinado a la teosofía, devoto a la Causa y un amigo personal
mío o del Presidente, entra en la sede central, de súbito se convierte en enemigo
personal de uno de nosotros y lo que es peor, culmina injuriando y abandonando la
Causa.

Que quede bien claro que no estoy acusando a nadie. Al estar familiarizada con la
actividad de las fuerzas del Kali Yuga ocupadas en obstaculizar y arruinar el
Movimiento Teosófico, no considero, a aquellos que se han convertido en mis
enemigos, sin que yo tuviese la culpa, como lo haría si la situación hubiese sido
diferente.

Uno de los factores principales en el redespertar de Aryavarta, que ha constituido


parte del trabajo de la Sociedad Teosófica, era el ideal de los Maestros. Sin embargo,
una gran idea errónea traslució acerca de Ellos como resultado de una carencia de
discernimiento, discreción, discriminación y debido a las libertades tomadas con Sus
nombres y Personalidades. Estaba vinculada por el juramento y la promesa más
solemne de jamás revelar la verdad íntegra a nadie, exceptuando a los que Ellos
seleccionaron y llamaron, véase el caso de Damodar. Todo lo que se me concedió
revelar entonces era la existencia, en algún sitio, de estos grandes seres, algunos de los
cuales eran hindúes, estaban versados, como nadie más, en la Gupta Vidya completa o
sabiduría antigua y habían adquirido todos los Siddhis, no conforme a su representación
en la tradición y en las partes "veladas" de las antiguas escrituras, sino como son en
997

realidad en la naturaleza. Además, se me permitió decir que yo era una Chela de uno de
Ellos. Sin embargo, muy pronto, en la fantasía de algunos hindúes, afloraron los
desatinos más heteróclitos y ridículos acerca de los Maestros. Se les nominaba
"Mahatmas," aún, algunos amigos excesivamente entusiastas, los minimizaron con sus
extrañas imágenes fantasiosas, mientras nuestros contrincantes, describiendo un
Mahatma como un Jivanmukta completo, insinuaban que, como tal, no podía mantener
ningún tipo de comunicación con las personas vivas y, como estamos viviendo en el
Kali Yuga, era imposible que en dicha edad existiera algún Mahatma.

No obstante estos primeros conceptos erróneos, la idea de los Maestros y la


creencia en Ellos ya ha fructificado positivamente en la India. Su deseo principal
consistía en preservar el verdadero espíritu religioso y filosófico de la India de antaño;
defender la Sabiduría Antigua contenida en sus Darshanas y Upanishads contra las
acometidas sistemáticas de los misioneros y, por fin, volver a despertar el espíritu ético
y patriótico latente en la juventud, cuya educación académica lo había casi disuelto.
Gran parte de esto se ha realizado mediante y a través de la Sociedad Teosófica, a pesar
de todos sus errores e imperfecciones.

Si no fuese por la Teosofía, ¿Tukaran Tatya estaría efectuando su trabajo


incomparable, que nadie, en la India, jamás pensó en hacerlo antes de él? Sin la
Sociedad Teosófica, ¿hubiera la India pensado alguna vez en arrancar, de las manos de
los orientalistas eruditos mas no espirituales, el deber de avivar, traducir y editar los
Libros Sagrados de oriente, popularizándolos y vendiéndolos a precios más módicos y,
al mismo tiempo, en una forma mucho más correcta de la implementada hasta entonces
en Oxford? Si nuestro devoto y respetado hermano Tukaram Tatya no se hubiese unido
a la Sociedad Teosófica ¿hubiera jamás pensado en emprender su actual tarea? Sin la
Sociedad Teosófica, vuestro Congreso político ¿se hubiera convertido, siquiera, en una
posibilidad? La cosa más trascendente es que, al menos uno de ustedes ha recabado
pleno beneficio de la Sociedad Teosófica, la cual, si hubiese dado a la India sólo este
Adepto futuro (Damodar), quien ahora tiene el prospecto de llegar un día a ser
Mahatma, a pesar del Kali Yuga, sólo ésto avalaría que no se fundó en Nueva York,
trasladándola a la India, en vano. Por remate, si alguien, entre los centenares de millones
de indos, puede demostrar tangiblemente que la Teosofía, la Sociedad Teosófica o aún
mi humilde ser, han sido los vehículos para la perpetración del daño más leve hacia el
país o hacia cualquier hindú y que los Fundadores son reos de enseñar doctrinas
deletéreas o de ofrecer sugerencias negativas, sólo entonces se me podrá imputar, como
un crimen, el hecho de haber presentado el ideal de los Maestros y fundado la Sociedad
Teosófica.

Ay, mis inolvidables y buenos Hermanos hindúes, el mero nombre de los sagrados
Maestros, que en un tiempo se les invocaba con oraciones para Sus bendiciones de un
extremo a otro de la India, ha efectuado un cambio poderoso para el mejoramiento de
vuestra tierra. Vosotros no debéis nada al Coronel Olcott ni a mí; sino a estos nombres
que, sólo hace algunos años, eran palabras comunes en vuestras bocas.

Por lo tanto, mientras permanecí en Adyar, las cosas fluyeron de manera


suficientemente tranquila; ya que la presencia de un Maestro o del otro estaba constante
entre nosotros y sus espíritus siempre protegieron a la Sociedad Teosófica contra el
daño real. En 1884, el Coronel Olcott y yo partimos rumbo a Europa y mientras
estábamos ausentes, el "rayo" "Padres-Coulomb" se abatió sobre la Sociedad. Volví en
998

Noviembre y una peligrosa enfermedad me embargó. En este período y durante la


estancia del Coronel Olcott en Burma, nuestros enemigos plantaron las semillas de
todas las contiendas futuras y, permítaseme decirlo, la desintegración de la Sociedad
Teosófica. La prueba suficiente que avala la protección de que gozaba la Sociedad
Teosófica es que no capituló a pesar de la conspiración Patterson-Coulomb-Hodgson y
la actitud abúlica de los Teósofos principales. Los pusilánimes, sacudidos en su
creencia, empezaron a preguntar: "¿Por qué, si los Maestros son Mahatmas genuinos,
han permitido que estas cosas acontecieran o por qué no han usado sus poderes para
destruir este complot o aquella conspiración o aún a este hombre o aquella mujer?" Sin
embargo, se había explicado un sinnúmero de veces que ningún Adepto del Camino
Derecho interferiría con el justo operar del Karma. Ni siquiera el Yogi más grande
puede desviar el progreso de Karma o detener los resultados naturales de las acciones,
más que por un breve período. Aún en este caso, tales resultados volverán a afirmarse
después con una fuerza decuplicada; ya que ésta es la ley oculta de Karma y de las
Nidanas.

Al mismo tiempo, ni siquiera los fenómenos más grandiosos podrán ayudar al


verdadero adelanto espiritual. Cada uno de nosotros debe ganarse su Moksha o Nirvana
por medio de méritos personales y no porque un Guru o un Deva secunda a ocultar
nuestras limitaciones. No hay ningún mérito en haber sido creado un Deva inmaculado
o en ser un Dios, sin embargo, el individuo que ha llegado a ser como un Dios, una
Deidad, median esfuerzos personales, columbra la dicha eterna de Moksha. Es la misión
de Karma castigar a los culpables y no es el deber de ningún Maestro. Sin embargo,
aquellos que ponen en práctica las enseñanzas de los Mahatmas y viven la vida que los
Maestros mismos mejor ejemplifican, nunca son abandonados por Ellos y siempre
encontrarán Su benéfica ayuda a cada instante que la necesiten, ya sea obvia o
invisiblemente. Por supuesto, lo anterior lo endilgamos a las personas que no han aún
perdido su fe en los Maestros, mientras a aquellos que jamás creyeron en Ellos o han
cesado de hacerlo, se les concede su opinión. Nadie, excepto ellos mismos, quizá un día
sean los perdedores en esta vertiente.

En lo que concierne a mí, ¿quién puede acusarme de haber actuado como una
embustera? ¿haber extorsionado un centavo de alguna alma viviente? ¿haber jamás
pedido o aceptado dinero, no obstante se me hayan ofrecido pingües sumas? Aquellos
que, a pesar de los hechos, han decidido pensar lo contrario, deberán explicar lo que aún
mis detractores, los Padres de la iglesia y la Sociedad para la Búsqueda Psíquica, no
han, hasta la fecha, podido elucidar: el móvil de tal fraude. Deberán explicar por qué, en
lugar de tomar y hacer dinero, entregué a la Sociedad Teosófica todo lo que gané
escribiendo para los periódicos; por qué, al mismo tiempo, casi me maté trabajando
incesantemente año tras año, hasta que mi salud se depauperó y si no fuese por la ayuda
repetida de mi Maestro, hubiese muerto hace muchos años a causa de los efectos de este
arduo trabajo voluntario. Y si la teoría absurda de la espía rusa, aún encuentra crédito en
algunas cabezas idiotas, al menos ha desaparecido de los cerebros oficiales de los anglo-
indos desde hace mucho tiempo.

Por lo tanto digo, si en aquel momento crítico los miembros de la Sociedad


Teosófica y especialmente sus guías hindúes y europeos en Adyar, hubiesen
permanecido compactos como un sólo hombre, firmes en su convicción en la realidad y
en el poder de los Maestros, la Teosofía pudiera haber salido más triunfante que nunca y
ninguno de sus temores se habría realizado a pesar de las sutiles trampas legales que me
999

tendieron y de los errores que yo, su humilde representante, pude haber cometido en
juzgar la conducta ejecutiva en el asunto.

Sin embargo, la lealtad y la osadía de las autoridades de Adyar y de los pocos


europeos que confiaban en los Maestros, no eran proporcionales a la prueba cuando ésta
surgió. A pesar de mis protestas se me trasladó de la sede con premura. No obstante mi
estado agonizante debido a la grave enfermedad, me opuse y habría luchado por la
Teosofía en la India hasta mi último aliento si hubiese encontrado un apoyo leal. Pero
algunos temían los embrollos legales, otros al gobierno, mientras mis amigos creían en
las amenazas de los doctores según los cuales podía morir si me quedaba en la India.
Así, se me envió a Europa para recuperar mi fuerza, prometiéndome un rápido retorno a
mi amada Aryavarta.

Ahora bien, partí e inmediatamente empezaron las tramas y los rumores. Ya


durante mi estancia en Nápoles supe que se me tachaba de orquestar la creación de una
"Sociedad rival" en Europa para "aniquilar Adyar." Esto me provocó risa. Después
cundió el rumor de que los Maestros me habían abandonado, los había traicionado y
había hecho esto o aquello. Nada estribaba en la más mínima verdad y todo era
infundado. Luego se me acusó de ser, en la mejor hipótesis, una médium alucinada
quien había confundido los "fantasmas" por Maestros vivientes, mientras otros
declaraban que la verdadera H. P. Blavatsky había muerto a causa de su desatinado uso
de Kundalini y, desde entonces, un Chela Dugpa se había apoderado de su forma
convirtiéndose en la H.P.B. actual. Otros más me consideraban una bruja, una maga
quien, por motivos propios, desempeñaba el papel de filántropa y amante de la India
mientras, en realidad, provocaba la destrucción de todos aquellos que tenían la desdicha
de ser psicologizados por mí. Por supuesto, los poderes psicológicos que mis amigos me
achacaban, si bien un hecho o "fenómenos," no se podían soslayar en cuanto su
grandiosidad era tal que eran suficientes para convertirme en el Adepto más
significativo, independientemente de cualquier Maestro o Mahatma. En breve, hasta
1886, fecha de la publicación del reporte de la Sociedad por la Búsqueda Psíquica y del
reventar de esta burbuja de jabón sobre nuestras cabezas, se sucedieron una larga serie
de falsas acusaciones y cada misiva llevaba algo nuevo. No mencionaré a nadie y no
tiene importancia quien dijo algo y quien lo repitió. Una cosa es cierta, exceptuando al
Coronel Olcott, todos parecieron desterrar a los Maestros de sus pensamientos, alejando
Su espíritu de Adyar. Cada incoherencia imaginable se relacionó con estos nombres
sagrados, considerándome la única responsable de todo evento desagradable que
aconteció y de todo error cometido. En una carta de Damodar, él me informaba que en
Adyar, cada día que pasaba, la influencia de los Maestros se atenuaba más y más, se
representaban como seres inferiores a "Yogis de segunda categoría," mientras otros
negaban su existencia rotundamente y aquellos que creían en Ellos permaneciéndoles
fieles, temían hasta pronunciar Sus nombres. Al final me instó, enfáticamente, a retornar
diciendo que los Maestros vigilarían para que esto no repercutiera negativamente en mi
salud. Escribí al Coronel Olcott implorándole que me dejara volver, prometiéndole que,
si fuese necesario, viviría en Pondicherry en caso de que no se deseara mi presencia en
Adyar. Entonces, recibí la respuesta ridícula según la cual, tan pronto como retornara,
me enviarían a las Islas Andaman como espía rusa, cosa que, después, el Coronel Olcott
descubrió ser completamente falsa. La celeridad con la cual se aferró un pretexto tan
fútil para impedirme volver a Adyar muestra, explícitamente, la ingratitud de aquellos
en favor de los cuales había dado mi vida y mi salud. Además, según entiendo, el
Presidente, inducido por el Concilio Ejecutivo, bajo el pretexto totalmente absurdo de
1000

que en caso de mi muerte, mis herederos podrían reclamar una porción de la propiedad
de Adyar, me envió un papel legal para que lo firmara en virtud del cual renunciaba,
formalmente, a todo derecho concerniente a la sede, hasta vivir allí sin el permiso del
concilio. Todo esto, a pesar de que gasté una pingüe cantidad de mi dinero y entregué
mi porción de las ganancias de la revista Theosophist para la adquisición de la casa y de
sus muebles. Sin embargo, firmé la renunciación sin una palabra de protesta. Al ver que
mi presencia era inoportuna, me quedé en Europa a pesar de mi ardiente deseo de volver
a la India. ¿Cuál otro sentimiento podría tener si no aquel de que todo mi trabajo había
sido recompensado con ingratitud, cuándo las personas que me eran hostiles elaboraron
las excusas y las respuestas más triviales a mis deseos más impelentes de retornar?

El resultado de todo esto es muy patente. Ustedes conocen muy bien la situación
en la India para que me explaye en los pormenores. En pocas palabras, desde mi partida,
la actividad del movimiento allí no sólo ha decaído paulatinamente, sino que aquellos
hacia los cuales sentía un cariño muy profundo, considerándolos como haría una madre
con sus hijos, se enemistaron conmigo. Mientras en el occidente, tan pronto como
acepté la invitación de llegar a Londres, encontré gente que creía en la verdad de la gran
Causa por la cual luché y en mi buena fe, no obstante el reporte de la Sociedad para la
Búsqueda Psíquica y las sospechas e hipótesis descabelladas imperantes por todos
lados.

Actuando bajo las órdenes del maestro, empecé un nuevo movimiento en


occidente siguiendo las líneas originales. Fundé la revista Lucifer y la Logia que lleva
mi nombre. Al reconocer el espléndido trabajo que el Coronel Olcott y otros habían
efectuado en Adyar para la realización del segundo de los tres objetivos de la Sociedad
Teosófica: la promoción y el estudio de la literatura oriental, tomé la determinación de
actualizar aquí los otros dos. Todos saben con cual éxito se alcanzó esto. Pedimos dos
veces que el Coronel Olcott viniese y después me enteré que algunos querían que
volviera a la India. Sin embargo, la invitación llegó demasiado tarde. Mi doctor no lo
permitiría y si quiero permanecer fiel a mi promesa y juramento, no podría vivir en la
sede central de la cual se han desterrado, virtualmente, a los Maestros y a Su espíritu. La
presencia de Sus retratos no ayudará, Ellos son letra muerta. La verdad es que jamás
podré volver a la India en ninguna otra capacidad que no sea como Su fiel emisaria.
¿Cuál razón existe para que viva en Adyar cuando, a menos que Ellos aparezcan en el
Concilio personalmente (que por supuesto no lo harán ahora, nunca), es probable que no
se acepte ninguna sugerencia impartida por mi a lo largo de líneas ocultas, se duda el
hecho de mi relación con los Maestros, mientras algunos la niegan rotundamente y
además no tengo ningún derecho a entrar en la sede central?

El hecho es que, en mi posición, las medidas a medias son peores que la nada. Las
personas deben, o creerme por completo o descreer honestamente en mí. A nadie, a
ningún teósofo se le coacciona a creer, en cuanto, es peor que inútil que la gente me
pida ayuda si no creen en mí. Aquí, en Europa y en América, existen muchos cuya
devoción hacia la teosofía jamás vaciló, contribuyendo entonces, a la extraordinaria
divulgación de la Teosofía y de la Sociedad Teosófica en el occidente durante los
últimos tres años. El motivo de esto es que la devoción de un número siempre creciente
de miembros para la Causa y sus Guías me ahució, permitiéndome establecer una
Sección Esotérica en la cual puedo enseñar algo de lo que aprendí a los que confían en
mí, corroborando esta confianza trabajando de manera desinteresada en favor de la
Teosofía y de la Sociedad Teosófica. Entonces, con respecto al futuro, es mi intención
1001

dedicar mi vida y energía a la Sección Esotérica, enseñando a aquellos quienes confían


en mí. Es fútil emplear el poco tiempo que tengo para sincerarme frente a gente insegura
sobre la existencia real de los Maestros sólo porque, el comprenderme erróneamente les
induce a pensar que tienen el derecho de sospechar de mí.

A fin de obviar cualquier concepto erróneo quiero decir, de inmediato, que la


única razón por la cual acepté la dirección exotérica de la vertiente europea, fue por
rescatar a aquellos para los cuales la Teosofía es muy importante y trabajan para ella y
la Sociedad Teosófica, de las rémoras interpuestas por las personas que, no sólo se
desinteresan de la Teosofía según la presentaron los Maestros, sino que están obrando
contra ambos, tratando de conminar y contrastar la influencia del buen trabajo
efectuado, negando abiertamente la existencia de los Maestros, declarando una
hostilidad encarnizada hacia mí y uniéndose a los enemigos más desesperados de la
Sociedad Teosófica.

Vuelvo a repetir que las medidas a medias ya no son posibles. O he pregonado la


verdad acerca de los Maestros como la conozco y he enseñado lo que Ellos me
impartieron o he inventado ambos: los Mahatmas y la Filosofía Esotérica. Entre los
esoteristas existen algunos según los cuales: si la última hipótesis fuera verdadera,
entonces yo misma debería ser un "Maestro." Sin embargo, no existe alternativa a esta
disyuntiva.

Por lo tanto, la única exigencia que la India puede impetrarme sería válida
proporcionalmente a la actividad de los miembros de allá para la Teosofía y su lealtad
hacia los Maestros. Vosotros, no deberíais necesitar mi presencia entre vuestros rangos
como los hermanos americanos no la necesitan entre los suyos, para que se os convenza
de la verdad acerca de la Teosofía. Una convicción que desaparece tan pronto como
alguna personalidad particular se ausenta no es una verdadera convicción. Además,
sabed que cualquier prueba y enseñanza ulteriores puedo darla sólo a la Sección
Esotérica por la siguiente razón: sus miembros son los únicos sobre los cuales tengo el
derecho de expulsarlos si muestran una explícita deslealtad a su promesa (no hacia mí,
H.P.B., sino hacia su Ser Superior y el aspecto Mahátmico de los Maestros), un
privilegio inejecutable con los miembros de la Sociedad Teosófica general, sin embargo
es el único medio para cortar una rama podrida del tronco sano del Arbol, salvándolo
entonces de la infección. Puedo interesarme sólo de aquellos que permanecen firmes y
no vacilan frente a ninguna calumnia, escarnio, sospecha o crítica, no importando su
fuente de procedencia.

Por lo tanto, que quede bien claro que el resto de mi vida lo voy a dedicar sólo a
aquellos que creen en los Maestros y están dispuestos a trabajar para la Teosofía según
Ellos la comprenden y para la Sociedad Teosófica siguiendo las líneas sobre las cuales
los Maestros la establecieron originalmente.

Entonces, si mis hermanos hindúes, realmente desean con ahínco efectuar la


regeneración de la India, retrotrayéndola a los días cuando los Maestros, en la edad de la
gloria antigua de este país, vinieron libremente entre la población, guiándola e
impartiéndole la enseñanza, deberán apartar todo miedo y hesitación y voltear una
nueva página en la historia del Movimiento Teosófico. Ya sea que me encuentre en la
India o no, que se reunan intrépidamente alrededor del Presidente Fundador y de los
1002

pocos verdaderos teósofos que siempre han permanecido leales y que desafíen a todos
los detractores y revoltosos ambiciosos ya sea dentro o fuera de la Sociedad Teosófica.

Escrita en Abril de 1890

"Que Cada Hombre Pruebe Su Trabajo"


(“Let Every Man Prove His Own Work”, Lucifer, nov. 1887)

[Artículo por H. P. Blavatsky]

Este es el título de una carta que los editores de Lucifer recibieron. Su carácter es
tan serio, que parece oportuno convertirla en el tema del artículo de fondo del mes.
Seguramente, la presente, merece una respuesta muy atenta en vista de las verdades
expresadas tan sucintamente, su importancia y la influencia que ejerce sobre el tópico
muy oscuro de la Teosofía y su agente o vehículo: la Sociedad Teosófica.

¡Fiat justicia, ruat cœlum!

Rendiremos justicia a ambos concurrentes en la disputa; por un lado: los Teósofos


y los miembros de la Sociedad Teosófica1 y por el otro: los seguidores de la Palabra
Divina (o Christos) y los llamados Cristianos.

He aquí la carta:

Para los Editores de "Lucifer"


Que grandiosa oportunidad se presenta en este país, a los
exponentes de una religión noble y adelantada (si así es esta
Teosofía2 ), a fin de probar su vigor, justicia y veracidad al
mundo occidental, irradiando un rayo de su luz declarada capaz
de iluminar y penetrar los actuales problemas terriblemente
inquietantes y laberínticos.
Quizá no quepa duda que uno de los deberes más puros y menos
egoístas del ser humano, consiste en aliviar los sufrimientos de
sus semejantes.
Según lo que leo y lo que experimento en primera persona a
diario, pienso que difícilmente se pueda contemplar una
privación más intensa y un dolor más agonizante que el que,
actualmente, sobrelleva un amplio segmento de nuestros hermanos
y hermanas, fruto, en gran escala, de la completa escasez de
medios a fin de asegurarse las cosas básicas para el sustento.
Es cierto que una religión elevada y celestial, la cual profesa
recibir su conocimiento adelantado y su Luz de "aquellos más
versados en la Ciencia de la Vida," debería ser capaz de
decirnos algo sobre ¡cómo enfrentar esta vida en su condición
primitiva de sumisión inerme a las circunstancias alrededor,
fruto de la civilización!
Si uno de nuestros deberes principales consiste en ejercer el
amor altruista hacia la Fraternidad, seguramente, "aquellos más
1003

versados," ya sea encarnados o no, si sus feligreses los


invocan, pueden y deben ayudarles para descubrir la manera y los
medios para alcanzar este fin, organizando algún gran esquema
fraterno con el objeto de considerar, justamente, las cuestiones
que son tan aterradoras, en su complejidad, que deben apremiar
con vigor irresistible a todos aquellos que se esfuerzan, con
ahinco, hacia la realización de la voluntad de Cristo en la
tierra Cristiana.
L.F.Ff
25 de Octubre de 1887
Esta carta franca y sincera contiene dos declaraciones: una acusación implícita
contra la "Teosofía" (o sea la Sociedad homóloga) y una admisión virtual según la cual
el cristianismo, o más bien sus religiones ritualistas y dogmáticas, merecen el mismo
reproche; pero más austero. Desde luego, si a la "Teosofía" representada por sus
divulgadores, le corresponde, con arreglo a la apariencia externa, la reprimenda que
hasta la fecha ha malogrado la transferencia de la sabiduría divina de la región
metafísica a aquella del trabajo práctico, el "Cristianismo," es decir: simplemente los
cristianos profesantes, los eclesiásticos y los legos, evidentemente están bajo de la
misma acusación. Ciertamente, la "Teosofía" no ha logrado descubrir maneras y medios
infalibles a fin de inducir todos sus miembros a ejercer el "amor altruista" en su
Fraternidad, aún no ha sido capaz de aliviar el sufrimiento en la humanidad en general,
sin embargo, tampoco el Cristianismo tuvo éxito en la empresa. Además: nadie, ni
siquiera nuestro corresponsal, puede presentar una cantidad suficiente de excusas para
justificar tal malogramiento de los cristianos. Por lo tanto, admitir que "aquellos que se
esfuerzan con ahínco para realizar la voluntad de Cristo en una tierra Cristiana,"
necesitan el auxilio de aquellos más eruditos," ya sean (adeptos paganos) "encarnados o
(espíritus?) desencarnados," es muy significativa; ya que encierra la defensa y la razón
de ser de la Sociedad Teosófica. Tal admisión, por tácita que sea, procediendo de la
pluma de un cristiano sincero que anhela aprender algunas maneras prácticas a fin de
aliviar los sufrimientos humanos de las multitudes hambrientas, se convierte en la
justificación más grande y completa que sella la existencia de la Fraternidad Teosófica.
Es una confesión plena de la necesidad absoluta por tal conjunto independiente y
desvinculado de cualquier dogma coercitivo y, al mismo tiempo, indica la señal
evidente de que el Cristianismo ha malogrado los resultados deseados.

Coleridge expresó una verdad al decir que: "las buenas obras pueden existir sin
principios redentores (?), por lo tanto no pueden contener en sí los principios de la
salvación, sin embargo, los principios redentores jamás existieron, ni pueden existir, sin
las buenas obras." Los teósofos reconocen la definición y discrepan con los cristianos
sólo en lo que concierne a la naturaleza de estos "principios redentores." Según la
Iglesia (o las iglesias): el único principio redentor es la creencia en Jesús, o el Cristo
carnalizado del dogma que mata el alma. La teosofía, siendo no dogmática y
antisectaria, no comparte esta posición. El único principio redentor se alberga en la
persona misma y nunca residió fuera de su ser inmortal divino: es el verdadero Cristo,
como es el auténtico Buddha, la luz divina interna que procede del Todo eterno,
inmanifestado e ignoto. Esta luz puede revelarse sólo por sus obras; mientras la fe en
ella debe siempre permanecer ciega para todos, exceptuando el individuo que la siente
en su alma.

Así, la tácita admisión de nuestro corresponsal considera otro punto sumamente


importante. Parece que él haya sentido lo que muchos han sentido y expresado entre
1004

aquellos que se esfuerzan para auxiliar a los que sufren. Los credos eclesiásticos no
logran difundir la luz intelectual y la verdadera sabiduría necesarias para convertir en
realidad la filantropía práctica actualizada por los sinceros y dedicados seguidores de
Jesús. La gente "práctica," o continúa "haciendo el bien" desatinadamente, terminando
por dañar o, aterrada por el terrible problema que se le presenta y no encontrando en sus
"iglesias" ninguna sugerencia o esperanza de una solución, ceja el campo de batalla
dejando que la corriente, en la cual acertaron a nacer, la arrastre ciegamente a la deriva.

Recientemente, los amigos y los enemigos de la Sociedad Teosófica, parecen


haber adquirido la costumbre de reprenderla por no hacer ninguna obra práctica,
excepto el perderse en las nubes de la metafísica. Aquellos a quienes les gusta reiterar
argumentaciones estériles, nos dicen que los metafísicos han estado aprendiendo su
lección durante los últimos miles de años, por lo tanto ha sonado la hora para que
empiecen a efectuar algún trabajo práctico. Estamos de acuerdo. Sin embargo,
considerando que las Iglesias Cristianas existen, más o menos, desde hace diecinueve
siglos, mientras la Sociedad Teosófica y la Fraternidad es un grupo que difícilmente
alcanza los doce años y teniendo presente que las Iglesias Cristianas gozan de pingües
riquezas y que sus feligreses son centenares de millones, mientras la Fraternidad
Teosófica cuenta con algunos millares dedicados y carece de fondos y que el 98 por
ciento de sus miembros son tan pobres y poco influyentes, como la aristocracia de la
Iglesia Cristiana es acaudalada y poderosa, hubiera mucho que decir si los teósofos,
teniendo presente estos datos, eligieran introducirlos a la atención pública. Entre tanto,
considerando que los críticos más acérrimos de los "líderes" de la Sociedad Teosófica
no pueden circunscribirse sólo a las personas externas; sino que existen miembros
siempre dispuestos a encontrar pretextos para estar descontentos, preguntamos: ¿Es
posible realizar obras caritativas, de renombre, sin dinero? Seguramente no. Aún, no
obstante todo esto, ninguno de sus miembros (europeos) efectúa un trabajo práctico,
exceptuando algunos oficiales devotos que se encargan de las sociedades. Sin embargo,
algunos de ellos, especialmente aquellos que jamás movieron un dedo para aliviar el
sufrimiento y ayudar a sus hermanos más pobres fuera de la Sociedad Teosófica, son los
más gárrulos y los más cáusticos en delatar la falta de espiritualidad y la ineptitud de
los "líderes de la teosofía." Al mantener tal actitud, se trasladan a las filas externas de
los críticos, análogamente a aquellos espectadores que, durante una obra teatral, se
burlan de un actor que representa tolerablemente a Hamlet, mientras que ellos, nunca
tendrían la osadía de subir a la escena y entregar una carta en una bandeja. Mientras en
la India, teósofos comparativamente pobres, han abierto dispensarios gratuitos para los
enfermos, hospitales, escuelas y todo lo que podían imaginar, sin pedirles nada a
cambio a los desheredados, tampoco el abandono de la religión de sus antepasados,
como precio muy considerable en vista de los favores recibidos, cosa que en realidad
hacen los misioneros. Por lo tanto, como regla, los teósofos ingleses ¿han hecho algo en
favor de estas multitudes doloridas, cuyos gritos tristes reverberan en el Cielo a título de
protesta contra las condiciones vigentes en las tierras cristianas?

Aprovechamos esta oportunidad para contestar tanto a los demás como a nuestro
corresponsal, diciendo que, hasta la fecha, las energías de la Sociedad Teosófica han
confluido principalmente en la organización, la extensión y la solidificación de la
misma, exigiendo una cantidad tan elevada de tiempo, energías y recursos, que la ha
dejado menos poderosa en el ámbito de la caridad práctica de lo que hubiéramos
querido. Aún estando así las cosas, el trabajo de caridad práctica de la Sociedad
Teosófica, si bien más sigiloso, una vez sopesado con la influencia y los fondos de esta
1005

última, seguramente se elevará a la altura de aquella de los cristianos profesantes,


quienes pueden acudir a pingües recursos económicos, trabajadores y oportunidades de
todo género. No debemos olvidar que la caridad práctica no es uno de los objetivos
declarados de la Sociedad Teosófica. Está implícito y no se necesita "declarar," el
hecho de que, cada miembro de la Sociedad debe ser prácticamente filantrópico si
quiere ser un teósofo. En realidad, nuestra obra declarada es más importante y eficaz
que el trabajo en el plano de la vida diaria cuyos frutos son más evidentes e inmediatos,
sin embargo, un efecto directo procedente de una apreciación por la teosofía, consiste en
hacer caritativos a aquellos que antes no lo eran. La teosofía crea esa caridad que
después se manifiesta en las obras espontáneamente.

Según la correcta definición de nuestro corresponsal, aunque en este caso


particular es, más bien, irónica, la teosofía es definida como "Religión nativa de las
Altas regiones Celestiales." Se arguye que: si profesa recibir su conocimiento
adelantado y luz de "aquellos más versados en la Ciencia de la Vida," una vez
invocados por sus devotos, (los teósofos), deben ayudarles a discernir las maneras y los
medios para organizar algún gran esquema fraterno, etc.

El esquema ha sido planeado y aquellos que son "más versados en la Ciencia de la


vida (altruista, práctica diaria)," han impartido las reglas y las leyes para guiar tal
Fraternidad práctica. En realidad, son "más versados" en este campo que cualquier otro
desde los días de Gautama Buddha y de los Esenios Gnósticos. El "esquema" remonta al
año en que se fundó la Sociedad Teosófica. Que cada individuo lea sus leyes nobles y
sabias contenidas, hasta la fecha, en los Estatutos de la Fraternidad y juzgue,
independientemente, si el "esquema," una vez realizado rigurosamente y aplicado al
diario vivir, no se hubiera revelado como el más benéfico para la humanidad en general
y en particular para nuestros hermanos más pobres: "las multitudes hambrientas." La
teosofía enseña el espíritu de "no separatividad," el aspecto fatuo e ilusorio de los
credos y los dogmas humanos, por lo tanto, instila el amor universal y la caridad hacia
la humanidad entera sin distinción de raza, color, casta o credo." Entonces, ¿no es
quizá la más adecuada para aliviar los sufrimientos humanos? Ningún verdadero teósofo
negaría la admisión en un hospital o en alguna asociación caritativa a nadie bajo el
pretexto de que no es un teósofo, como lo haría un católico romano con un protestante y
viceversa. Ningún teósofo fiel a las reglas originales malograría poner en práctica la
parábola del "Buen Samaritano" o suministrar ayuda sólo para atraer el incauto,
esperando que se enajene de su dios y de los dioses de sus antepasados. Nadie
calumniaría a su hermano, nadie dejaría a una persona necesitada sin auxilio, nadie
ofrecería bellas palabras en lugar de amor práctico y caridad.

No es culpa de la teosofía ni de las enseñanzas de Cristo si la mayoría de los


miembros de la Sociedad Teosófica, que a menudo cambian sus ideas filosóficas y
religiosas al entrar en nuestro grupo, aún ha permanecido prácticamente inalterado con
respecto a los días en que profesaba un cristianismo superficial. Nuestras leyes y reglas
son las mismas que nos dieron al principio, son los miembros generales de la Sociedad
quienes han permitido que se tornaran virtualmente en obsoletas. Muy a menudo,
aquellos pocos, siempre dispuestos a sacrificar su tiempo y labor en beneficio de los
pobres y que realizan una buena obra donde puedan, sin que se les reconozca y
agradezca, se encuentran en una condición muy desamparada para poder realizar sus
grandes esquemas caritativos en una forma objetiva práctica, no obstante toda su
voluntad de hacerlo.
1006

Recientemente, uno de los cirujanos londinenses más eminentes dijo, a una de las
editoras: "La falta que discierno en la Sociedad Teosófica es que no encuentro a nadie,
entre sus miembros, que lleve realmente a cabo la vida de Cristo." Esta parecía una
acusación muy seria, considerando que procedía de un hombre quien no sólo está a la
vanguardia de su profesión; sino que sus pacientes y la Sociedad lo respetan por su
gentil naturaleza y es notorio por haber efectuado muchas obras buenas. La única
respuesta posible fue que la vida crística es, inegablemente, el ideal de cada ser digno,
de alguna manera, del calificativo de Teósofo y si nadie la pone en práctica es porque
no hay ser suficientemente fuerte por convertirla en realidad. Algunos días después, una
artista encomiada sometió la misma queja de forma más gráfica.

Vosotros los Teósofos, no hacéis suficiente bien para mí," dijo concisamente. Aún
en este caso, ella tenía el derecho de hablar, pues lleva a cabo dos vidas: una de
mariposa social y la otra una seria existencia que no suscita mucho bullicio; sin
embargo, está embebida de propósito. Aquellos que consideran la vida como una gran
vocación, véase a los dos críticos del movimiento Teosófico que acabamos de
mencionar, tienen derecho a exigir de éste más que simples palabras. Ellos mismos se
esfuerzan, silenciosamente, en llevar una "vida crística" y no pueden comprender a un
grupo de personas que se reúne en el conato hacia esta vida, sin lograr resultados
prácticos aparentes. Otro crítico de la misma índole quien tiene el mejor derecho posible
para censurar, siendo un eminente filántropo práctico y caritativo hasta el meollo, ha
dicho que todas las charlas y la literatura de los teósofos parecen resolverse en un
simple lujo intelectual e improductivo de algún bien directo para el mundo.

Existe un punto de divergencia muy serio entre los teósofos y los filántropos
prácticos religiosos o laicos. Ahora bien, (con el término teósofos no indicamos a los
miembros de la Sociedad homóloga; sino a la gente que acude realmente a ésta como un
método para aprender más acerca de la verdadera religión-sabiduría, la cual existe como
un hecho eterno y vital tras de todos estos esfuerzos.) Por lo tanto, la respuesta que
ninguno de ellos es suficientemente fuerte para llevar una "vida crística" es simplemente
una verdad parcial. Sucintamente hablando, podemos decir que: el filántropo religioso
mantiene una posición individual que no puede, en lo más mínimo, interesar o afectar al
teósofo; ya que no hace el bien por el bien mismo; sino como vehículo hacia su propia
salvación. Este es el resultado del aspecto egoísta y personal de la naturaleza humana
que ha tan matizado e influenciado a una gran religión, cuyos feligreses son casi
comparables a los idólatras que piden a su deidad de arcilla ayuda en el negocio y en la
solvencia de las deudas. El filántropo religioso que espera ganarse la salvación haciendo
buenas obras, ha simplemente intercambiado, usando un antiguo chiste, sin embargo
siempre válido, el mundo con el otro-mundo.

El filántropo laico es, esencialmente, un socialista y nada más, espera hacer a los
seres humanos felices y buenos, mejorando su posición física. Ningún estudiante serio
de la naturaleza humana puede creer en esta teoría, ni por un instante. Sin reparo, es
seguramente muy amena; ya que al aceptarla se nos presenta un trabajo inmediato y
evidente que emprender. "Los pobres están siempre contigo." La causa que produjo la
naturaleza humana misma, produjo, simultáneamente; la pobreza, la miseria, el dolor, la
degradación, la riqueza, la comodidad, la felicidad y la gloria. Los filántropos vitalicios
quienes empezaron su trabajo con una convicción alegremente juvenil, según la cual es
posible "hacer el bien" y jamás amortiguaron su hábito de caridad, confesaron a la
1007

escritora que, en realidad, la miseria no puede aliviarse. Es un elemento vital en la


naturaleza humana y es tan necesario para algunas vidas como el placer lo es para otras.

Es extraño observar cómo, después de una experiencia amplia y amarga,


eventualmente, los filántropos prácticos llegan a la conclusión que para el ocultista es,
desde el principio, una hipótesis según la cual: la miseria no sólo es soportable; sino que
amena para los muchos que la sobrellevan. Hace algunos días una noble dama, la cual
ha entregado su vida a fin de rescatar a las chicas más desheredadas de las clases
ínfimas, cuya inclinación hacia el vicio dependía, aparentemente, de la pobreza, dijo
que, en muchos casos, no es posible elevarlas a ninguna condición aparentemente más
feliz. Esta señora, (pudiendo hablar con conocimiento de causa; ya que literalmente
pasó su vida entre ellas, estudiándolas con esmero), afirmó categóricamente que esto no
se debe a un particular amor por el vicio; sino al amor por aquel estado que los
acaudalados llaman miseria. Prefieren la vida salvaje sin atuendo, zapatos, comida y a la
intemperie, más que cualquier comodidad que les pueda proporcionar. Con el término
comodidad no implicamos el correccional ni el reformatorio; sino las amenidades de
una casa tranquila. Además, podemos enumerar casos efectivos para demostrar que ésta
es la situación, no sólo entre la progenie de los desheredados, que se podría suponer que
sean salvajes congénitos; sino también entre los niños de personas cultivadas,
agradables y cristianas.

Nuestras metrópolis ocultan, en sus barrios bajos, una constelación de seres cuyas
historias resultarían ser un enigma inexplicable, una imagen moral netamente
desconcertante si se pudiesen recopilar en términos claros haciéndolas intelegibles. Sin
embargo, sólo aquellos que entregan su vida al trabajo entre los desheredados, conocen
estas historias, las cuales se convierten, para ellos, en una interrogante triste y terrible
cuya solución no se columbra y por lo tanto es mejor no discutir al respecto. Aquellos
que ignoran completamente la ciencia de la vida, se ven obligados a soslayar tales
dificultades, de otra manera caerían aplastados por pensar en ellas. Un alma generosa, la
cual no ha alcanzado la gran idea de la evolución ni ha discernido el mirífico misterio
del desarrollo humano, difícilmente encarará la llamada cuestión social, el gran abismo
de la miseria, la apatía mortal de los poderosos y acaudalados.

El teósofo se sitúa en una posición diferente de la que ocupan algunas de estas


personas, porque ha oído hablar del amplio objetivo de la vida que todos los místicos y
los escritores ocultistas consideran, además, ha sido avecinado al gran misterio. En
realidad, a pesar de que muchos se hayan afiliado a la Sociedad Teosófica como
Miembros, a nadie se le puede llamar Teósofo hasta que empiece a saborear consciente
y personalmente, este mismo misterio, que es, en efecto, una ley inexorable mediante la
cual el ser humano se eleva, paulativamente, del estado bestial a la gloria de un Dios. La
celeridad con que ésto se efectúa varía con cada alma viviente y los miserables, quienes
acarician el instructor primitivo: la miseria, eligen encaminarse, lentamente, a lo largo
de un círculo vicioso que puede proporcionarles un sinnúmero de vidas de sensación
física, ya sea placenteras o dolorosas, muy amadas, por tangibles, para los sentidos más
elementales. El teósofo deseoso de entrar en el ocultismo, por virtud de tal inquietud
toma, en sus manos, algunos de los privilegios de la Naturaleza y pronto descubre que
las experiencias se deslizan con doble rapidez. Entonces, su tarea consiste en reconocer
que se encuentra bajo una ley de desarrollo nueva (para él) y más célebre en aprehender
las lecciones que se le imparten.
1008

Sin embargo, al reconocer esto, hace otro descubrimiento. Se percata de que se


necesita un ser muy sabio para realizar buenas obras sin el riesgo de efectuar un daño
incalculable. Un adepto altamente desarrollado en lo que concierne a la vida, puede
discernir la situación y, valiéndose de sus grandes poderes intuitivos, es capaz de saber a
quien aliviar del dolor y a quien dejar en la miseria, la cual es su mejor instructor. Los
mismos pobres y desheredados dirán, a cualquier ser que se haya ganado su confianza,
cuáles errores desastrosos cometen los individuos procedentes de distintos estratos
sociales, los cuales se esfuerzan en prodigar auxilio. A veces, si el dolor y la
desesperación oprimen a un ser, la cortesía y un trato respetuoso pueden hacer aflorar
sus peores tendencias, aunque haya conducido una vida suficientemente respetable. Que
el Maestro de Misericordia nos perdone por proferir estas palabras acerca de cualquier
criatura humana, pues todas son partes de nosotros según la ley de la fraternidad
humana, la cual es indeleble aun cuando no queramos reconocerla. Sin embargo, estas
palabras son verdaderas. Nadie de nosotros conoce la oscuridad que acecha en las
reconditeces de nuestra naturaleza hasta que alguna experiencia extraña y no familiar,
despierte todo el ser a la acción. Lo mismo acontece con las otras personas que parecen
ser más miserables que nosotros.

El teósofo, tan pronto como empieza a entender cuán amigo e


instructor el dolor puede ser, se queda atónito frente al problema misterioso
de la vida humana y aunque añore hacer buenas obras, siente un recelo
equivalente por actuar de manera errónea hasta que haya alcanzado un
poder y un conocimiento más amplios. El ignorante, dedicándose a la
realización de buenas acciones, puede causar daños vitales, como se ven
obligados a reconocer todos aquellos que no están obnubilados por el amor
hacia la benevolencia. En este sentido, contestar que la carencia de una
vida crística entre los teósofos, probablemente depende del hecho de que no
existe nadie suficientemente fuerte para llevarla a cabo, está perfectamente
correcta y abarca la cuestión en su integridad. Pues, lo que carece no es el
espíritu de autosacrificio, de devoción o el deseo de ayudar; sino que la
fuerza de adquirir el conocimiento, el poder y la intuición, de manera que las
hazañas emprendidas sean verdaderamente dignas de un espíritu "Buddha-
Crístico." Esta es la razón por la cual los teósofos no pueden pretender ser
un grupo de filántropos aunque secretamente incursionen en el sendero de
las buenas obras. Ellos profesan ser, simplemente, un conjunto de
aprendices comprometidos a la ayuda recíproca y ajena, en la medida de
sus posibilidades, a una mejor comprensión del misterio de la vida y a un
mejor conocimiento de la paz que se encuentra más allá.

Sin embargo, como es una ley inexorable que se debe labrar el terreno si
queremos recoger la cosecha, así los teósofos se ven constreñidos a trabajar en el mundo
incesantemente y, a menudo, al hacer esto, cometen muchos errores serios como
acontece con todos los trabajadores que no son Redentores encarnados. Posiblemente,
sus esfuerzos no se califiquen como buenas obras y a ellos se les tache como una
escuela de vacuos oradores; sin embargo, son el resultado y el fruto de este particular
momento en el cual la gente acoge con interés las ideas que sustentan. Por lo tanto, su
obra es buena como lo es el loto cuando se abre durante el sol del mediodía.
1009

Nadie sabe mejor que ellos, de manera más cabal y terminante, que las buenas
obras son necesarias, sin embargo, éstas no pueden realizarse correctamente sin el
conocimiento. Los grandes adeptos de la vida pueden proporcionar una profusión de
esquemas para la Fraternidad Universal y la redención humana, sin embargo,
continuarán siendo simples expresiones literales mientras los individuos permanezcan
ignorantes e incapaces de comprender el gran significado de sus maestros. A los
teósofos diremos: actualicemos las reglas que se han impartido a nuestra Sociedad antes
de pedir esquemas o leyes ulteriores. Al público en general y a nuestros críticos,
diremos: tratad de entender el valor de las buenas obras antes de exigirlas de otros o
antes de que vosotros os dediquéis a éstas, imprudentemente. Sin embargo, es un hecho
absoluto que, sin buenas obras, el espíritu de Fraternidad perecería en el mundo y ésto
jamás deberá acontecer. Así, es sumamente necesario la doble actividad de aprender y
actuar, debemos hacer el bien y debemos hacerlo correctamente, con conocimiento.

***
Se sabe muy bien que la primera regla de la Sociedad Teosófica consiste en
realizar el objetivo de formar el núcleo de una fraternidad universal. Aquellos que la
elaboraron dilucidaron su aplicación práctica en la manera siguiente:

Aquél que no practica el altruismo; aquél que no está dispuesto a compartir su


último bocado con uno más débil o pobre que él; aquél que descuida ayudar a
su hermano o hermana de cualquier raza, nación o credo, cada vez y en cada
lugar en el cual discierne el dolor y hace oído sordo a los gritos de la miseria
humana; aquél que oye a un inocente ser objeto de vilipendio, ya sea un
hermano teósofo o no y no lo defiende como se defendería a sí mismo—no es un
teósofo.

Lucifer, Noviembre de 1887

Nota
1
No todos los miembros de la Sociedad Teosófica son Teósofos, ni todos los miembros
de las llamadas Iglesias Cristianas son Cristianos. Los verdaderos Teósofos, como los
verdaderos Cristianos, son muy muy pocos. Además, las filas de la Cristiandad
encierran Teósofos prácticos, como existen Cristianos prácticos en la Sociedad
Teosófica, fuera de todo ritualismo Cristiano. "No todos los que me invocan diciendo:
'Señor, Señor,' entrarán al Reino del Cielo; sino aquel que hace la voluntad de mi
Padre." (Mateo vii., 21). "No crean en Mí, sino en las verdades que expongo."
(Aforismos de Buddha).
2
"Esta" Teosofía no es una religión, pero si debe serlo, es más bien la Religión.
Actualmente, preferimos llamarla una filosofía capaz de entrañar cada religión, siendo
la esencia y la base de todas. La tercera Regla de la Organización Teosófica dice: "La
Sociedad no representa ningún credo religioso particular, es totalmente no sectaria e
incluye feligreses de todas las fes."
1010

¿Qué hay en un nombre?


Por qué la revista se llama “LUCIFER”

[Artículo por H. P. Blavatsky]

¿Qué hay en un nombre? Muy a menudo hay en él más que lo que un profano está
preparado para entender, o el místico erudito para poder explicar. Hay una invisible,
secreta, pero muy potente influencia que acompaña cada nombre y "la va dejando
dondequiera que va." Carlyle concibió que "no solo hay mucho, sino, casi todo, está en
los nombres." Además, escribió lo siguiente: "Si yo pudiera desarrollar toda la
influencia que llevan los nombres, los cuales son la más importante de todas las
vestiduras, sería un segundo gran Trismegistus."

El nombre o título de una revista que comienza ya con un objeto definido, es, por
consiguiente, de suma importancia; pues, ciertamente es, la semilla invisible, la cual, o
bien crecerá "para convertirse en un árbol, capaz de cubrirlo todo," los frutos del cual
dependerán de la naturaleza de los resultados producidos por el objeto original, o el
árbol marchitará y morirá. Estas consideraciones demuestran que el nombre de la
presente revista—aunque ambiguo a los oídos del Cristiano ortodoxo—no se debe a una
selección descuidada, sino surgió como consecuencia de mucho pensar en un nombre
apropiado, y fue adoptado como el mejor símbolo que expresa ese objeto y con esta
perspectiva los resultados.

El primero y más importante, o si no el solo objeto de la revista, está expresado en la


línea de la 1ra Epístola a los Corintios, en su primera página. Es para traer luz a "las
cosas ocultas en la oscuridad," (iv. 5); mostrar en su verdadero aspecto y sus
significados originales y reales, cosas y nombres, hombres con sus acciones y
costumbres; y finalmente luchar todo prejuicio, hipocresía y engaño en cada nación, en
cada clase social, así como en cada departamento de la vida. Una tarea difícil pero no
impracticable ni inútil, aunque sea un experimento.

De modo que, para una empresa de esta naturaleza, no podría encontrarse mejor título
que aquel que se escogió. "Lucifer," es la clara estrella-matutina, la precursora del
glorioso sol del mediodía—el "Eosphoros" de los griegos. Brilla tímidamente al
amanecer para ganar fuerzas y deslumbrarnos la vista después del crepúsculo de la tarde
con su propio hermano "Hesperos"—la estrella vespertina, o el planeta Venus. No
existe símbolo más apropiado para el presente trabajo—lanzar un rayo de la verdad
sobre todo lo que está oculto por oscuros prejuicios, debido a erróneas concepciones
1011

sociales o religiosas, precisamente por esa idiota costumbre que existe, en que, una vez
que alguna acción, cosa, o nombre ha sido marcado, difamado con invenciones, no
obstante injustas, hace que personas vistas como respetables, decidan apartarse sin
atreverse siquiera a examinarlo bajo cualquier otro aspecto, excepto ese que está
sancionado por la opinión pública. De modo que ese esfuerzo, hacer que los débiles de
corazón se enfrenten a la verdad, es asistido eficazmente por un título perteneciente a la
categoría de nombres marcados.

Lectores considerados como religiosos devotos pueden argüir que "Lucifer" es aceptado
por todas las iglesias como uno de los numerosos nombres del Diablo. De acuerdo con
la magnífica ficción de Milton, Lucifer es Satanás, el ángel "rebelde," enemigo de Dios
y de los hombres. Aunque, si uno analiza la rebelión, se va a encontrar que ésta no es
más que una afirmación de libre-albedrío y de libre pensamiento, igual que si Lucifer
hubiese nacido en el siglo XIX. El epíteto de "rebelde" es una calumnia teológica, a la
par con esa otra denigración de Dios por los Predestinarios, la que convierte a la deidad
en un demonio "Todo-Poderoso," peor que el mismo Espíritu "rebelde." "Un Diablo
Todo-Poderoso deseoso de que lo 'cumplimenten' como todo misericordioso cuando él
está esforzándose en actuar con la más diabólica crueldad," como escribió J. Cotter
Morison. Ambos, el preordinario y predeterminario Dios-demonio, y su subordinado
agente, son una fabricación humana; son dos de los más, moralmente repulsivos y
horribles dogmas teológicos, que las pesadillas de monjes, con aversión a la luz, han
llegado a desarrollar alguna vez, de sus deseos inmundos.

Ellos se remontan a la edad Medieval, un período de oscurantismo mental, durante el


cual casi todos los prejuicios y supersticiones presentes fueron inculcados a la fuerza en
la mente humana, de esta forma los han hecho casi imposibles de desarraigar en algunos
casos, uno de los cuales es el presente prejuicio que estamos discutiendo.

Tan profundamente enraizado está el concepto formado de antemano, y la aversión al


nombre Lucifer—el cual no significa nada más que "portador de la luz" (de lux, lucis,
"luz", y ferre "traer")1 aún entre las clases educadas, que por razón de adoptar el título
para la revista, los editores tienen la perspectiva ante ellos de una larga lucha contra el
prejuicio del público. Tan absurdo y ridículo es ese prejuicio, que parece que nadie se
ha llegado a preguntar, cómo es que Satanás llegó a ser llamado un "portador de la luz,"
a menos que los rayos plateados de la estrella-matutina puedan en alguna forma sugerir
el resplandor de las llamas infernales. Esto no es más que, como Henderson demostró,
"una de esas perversiones vergonzosas de escritos sagrados que estos adquieren con
frecuencia, y que pueden ser rastreados a una propensión a buscar en un pasaje
determinado, más que lo que en realidad contiene—una disposición a ser influenciado
por sonido en vez del sentido, y una fe implícita en la interpretación recibida"—la cual
no es una de las debilidades de nuestra presente era. Con todo eso, el prejuicio está allí,
1012

para vergüenza de nuestro siglo.

Esto no se puede evitar. Las dos editoras estarían siendo desleales ante sus propios ojos,
traidoras al mismo espíritu de la obra que estamos proponiendo, si ellas cedieran a la
presión y huyeran de la batalla. Si se está decidido a combatir los prejuicios, y sacudir
las telarañas de la superstición y del materialismo, de los más nobles ideales de nuestros
antepasados, uno tiene que prepararse para hacerle frente a la oposición. "La corona del
reformador y del innovador es una corona de espinas" ciertamente. Si se fuera a rescatar
la Verdad en toda su casta nudez del pozo casi sin fondo, adonde fue arrojada por todos
los subterfugios e hipócritas convenciones sociales, no se debe titubear al descender a la
oscuridad, por la boca ancha del pozo. No importa de que forma los murciélagos
ciegos—habitantes de las tinieblas y que odian la luz—vayan a tratar al intruso en su
lóbrega morada. A no ser que uno sea el primero en hacer uso del espíritu y el valor que
predica a los demás, será considerado como un hipócrita y uno que se ha apartado de
sus propios principios.

Apenas habíamos acordado con el título, cuando las primeras premoniciones de lo que
nos esperaba, aparecieron en el horizonte, en materia de oposición al título escogido.
Una de las editoras recibió y anotó ciertas objeciones caldeantes. Las escenas que
siguen a continuación son bosquejos de la naturaleza.

Un Bien-conocido Novelista. Dígame sobre su nueva revista. ¿Qué clase de


personas piensa atraer?
Editor. Ninguna clase en particular: esperamos apelar al público en general.
Novelista. Me alegra saber eso. Por vez primera seré uno del público, ya que no
entiendo su tema en lo más mínimo, y quisiera entenderlo. Pero debe recordar que
si su público la va a entender, éste por necesidad va a ser muy pequeño. La gente
habla de ocultismo en estos días, de la misma manera que hablan de muchas otras
cosas, sin tener la más mínima idea de lo que esto significa. Somos tan ignorantes
y—con tantos prejuicios.
Editor. Exactamente. Eso es lo que llama a la existencia a la nueva revista. Nos
proponemos educarle y desenmascarar cada prejuicio.
Novelista. Realmente es buena noticia para mí, pues deseo ser educado. ¿Qué
nombre le va a dar a su revista?
Editor. Lucifer.
Novelista. ¡Qué dice! ¿Es que piensa educarnos en el vicio? Conocemos bastante de
1013

eso. Sabemos que abundan los ángeles caídos. Puede que reciba popularidad, pues
ahora están de moda las palomas manchadas, mientras que los ángeles de alas
blancas se consideran aburridos. Pero así y todo dudo que pueda enseñarnos
mucho.

II

Un Hombre de Mundo (en tono bajo, pues la escena es una cena con invitados). He
oído que piensa comenzar una revista, basada en ocultismo. Sabe, esto me agrada
mucho. Por regla general no hablo mucho sobre estos temas, pero sin embargo,
durante mi vida me han ocurrido cosas extrañas que no pueden explicarse de una
manera ordinaria. Espero que usted profundice y nos incluya explicaciones.
Editor. Por supuesto que trataremos. Es mi impresión que cuando en alguna
medida, el ocultismo es comprendido, sus leyes son aceptadas por todos como la
única inteligible explicación de la vida.
U. H. M. Justamente, quisiera saberlo todo sobre ese tema, le aseguro por mi
honor, la vida es un misterio. Me consta que abundan otros curiosos como yo.
Estamos en una edad que está afligida con la misma enfermedad Yankee de
"querer saber." Verá cómo le voy a conseguir cantidad de subscriptores. ¿Cómo es
que se va a llamar la revista?
Editor. Lucifer—y (anticipándose por la experiencia previa) no tome el nombre en
su sentido erróneo. Es el espíritu divino el cual se sacrificó por la humanidad—fue la
acción de Milton lo que lo hizo estar asociado con el diablo. Somos enemigos
declarados de todos los prejuicios, y está muy apropiado que ataquemos un
prejuicio como éste—el de Lucifer. Usted sabe, él es la Estrella Matutina—el
Portador de la Luz. . . . .
U. H. M. (interrumpiendo). Yo sé todo eso—al menos no lo sé, sino acepto sus
buenas razones para escoger ese título. Pero su primer objetivo es tener lectores;
supongo que usted desea que el público compre su revista. Eso está en el
programa, ¿no es así?
Editor. Por supuesto.
U. H. M. Pues bien, escuche la advertencia de un hombre versado en los caminos
del mundo. No marque su revista desde sus comienzos, con el color equivocado.
Sin embargo, es evidente que si uno se pone a pensar y analiza de donde deriva y
1014

de su significado, se da cuenta que Lucifer es una excelente palabra. Pero el público


no se va a detener a pensar en derivaciones y significados; y la primera impresión
es la más importante. Nadie le va a comprar la revista si la llama Lucifer.

III

Una Señora de Sociedad Interesada en Ocultismo. Me interesa saber algo más


sobre la pequeña revista, pues he interesado a un gran número de personas en
ella, aún con lo poco que me ha dicho. Pero se me hace difícil explicar su verdadero
propósito. ¿Cuál es?
Editor. Tratar y dar un poco de luz a aquellos que la desean.
U. S. S. Pues bien, esta es una manera bien simple de ponerla, y me va a ser muy
útil. ¿Cómo se va a llamar la revista?
Editor. Lucifer.
U. S. S. (Después de una pausa) No lo puedo creer.
Editor. ¿Por qué no?
U. S. S. ¡Sus asociaciones son espantosas! ¿Qué objeto tiene el usar ese nombre?
Suena como un chiste de mal gusto lanzado contra la revista por sus enemigos.
Editor. Pero, usted sabe, Lucifer significa el Portador de la Luz, es simbólico del
Espíritu Divino—
U. S. S. Eso no importa—deseo hacerle bien a la revista y darla a conocer, y usted
no puede esperar que yo entre en explicaciones cada vez que mencione su título?
¡Imposible! La vida es muy corta y ocupada. Además, produciría un mal efecto;
todos pensarían de mí que soy una pedante, y no podría hablar, pues no resistiría
que pensaran eso de mí. Se lo pido de favor, no la llame Lucifer. Nadie sabe el
simbolismo de la palabra; lo que significa hoy en día es el diablo, nada más o nada
menos.
Editor. Pero eso es un gran error, y uno de los primeros prejuicios que nos
proponemos luchar en contra. Lucifer es el claro, el puro heraldo de la mañana—
Señora (interrumpiendo). Yo pensaba que usted iba a hacer algo más interesante y
más importante que blanquear personajes mitológicos. Vamos a tener que ir a la
escuela de nuevo, o leer el Diccionario Clásico del Dr. Smith. ¿Qué uso va a tener
una vez que todo esto se haga? Yo creía que nos iba a decir cosas de nuestras
vidas y cómo hacer para mejorarlas. Supongo que Milton escribió sobre Lucifer,
1015

¿no?—pero ya nadie lee a Milton. Por favor dénos un título moderno que signifique
algo humano.

IV

Un Periodista (pensativamente, al tiempo que enrollaba un cigarrillo). Si, es una


buena idea, esta revista suya. Nos vamos a divertir con ella, como es de esperarse:
y la vamos a hacer trizas en los diarios. Sin embargo, todos la vamos a leer, porque
secretamente todos tenemos apetito por todo lo misterioso. ¿Cómo la va a llamar?
Editor. Lucifer.
Periodista (encendiendo un fósforo). ¿Por qué no la llama La Mecha? Igualmente
apropiado y no tan pretencioso.

El "Novelista," el "Hombre de Mundo," la "Señora de Sociedad," y el "Periodista,"


deberían ser los primeros en instruirse. Una mirada rápida al verdadero y primitivo
carácter de Lucifer no les puede hacer daño, sino quizá, curarlos de un poco de prejuicio
ridículo. Deben estudiar a Homero y la Teogonía de Hesiodo, para que puedan hacerle
justicia a Lucifer, "Eosphoros y Hesperos," la bella Estrella de la Mañana y de la Tarde.
Si hay mejores cosas que hacer en esta vida que "blanquear personajes mitológicos," es
más que inútil calumniar y pintarlos con el negro de la infamia, además, demuestra tener
una mente estrecha; y nada de esto honra a nadie.

Poner reparos al título de LUCIFER, solamente porque sus "asociaciones son


espantosas" se puede perdonar—si es posible perdonarlo en alguna ocasión—sólo en el
caso de un misionero norteamericano ignorante, miembro de una secta disidente, en el
que su pereza natural y falta de educación lo inclinaría a preferir labrar las mentes de los
infieles, tan ignorantes como él, en vez de laborar los campos de siembra de su padre.
En el clérigo inglés, sin embargo, quienes todos reciben una educación más o menos
clásica, y estando supuestamente versados en toda la sofistería teológica y casuísta, este
tipo de oposición es absolutamente imperdonable. No solamente huele a hipocresía y
engaño, sino que los coloca a ellos en un peldaño aún más bajo que a ese que ellos
1016

llaman el ángel apóstata. Cuando tratan de mostrar que el Lucifer teológico, caído por la
idea de que

Ambicionar vale la pena para reinar, aunque en el Infierno;


Mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo,

Están virtualmente poniendo en práctica el supuesto crimen del cual de buena gana lo
acusan. Prefieren reinar sobre el espíritu de las masas utilizando perniciosas
MENTIRAS, productivas de muchas maldades, en vez de servir al cielo al servir la
VERDAD. Esas prácticas sólo son dignas de Jesuitas.

Pero sus sagrados escritos son los primeros en contradecir sus interpretaciones y las
asociaciones de Lucifer, la Estrella Matutina, con Satanás. Capítulo XXII de
Revelación, verso 16th, dice: "Yo, Jesús...soy la raíz...y la brillante Estrella Matutina"
(ρθρινοS "sale temprano"): de aquí Eosphoros, o en latín Lucifer. El oprobio atado a este
nombre es mucho más reciente, la Iglesia Romana se vio forzada a cubrir su difamación
teológica mediante su doble interpretación—como de costumbre. Nos dicen que Cristo,
es la "Estrella Matutina," el divino Lucifer; y Satanás el usurpator del Verbum, el
"Lucifer infernal."2 "El gran Arcángel Miguel, conquistador de Satanás, es idéntico en
el paganismo3 con Mercurio-Mithra, a quien, después de defender el Sol (simbólico de
Dios) de los ataques de Venus-Lucifer, se le dio posesión de este planeta, et datus est ei
locus Luciferi. Y debido a que el Arcángel Miguel es el 'Angel del Rostro,' y 'el Vicario
del Verbum' es considerado ahora en la Iglesia Romana como el regente de ese planeta
Venus que 'el vencido enemigo había usurpado'." Angelus faciei Dei sedem superbi
humilis obtinuit, dice Cornelius à Lapide (en Vol. VI, p. 229).

Esto explica por qué uno de los primeros Papas fue nombrado Lucifer, como Yonge y
datos eclesiásticos prueban. Por eso es que el título escogido para nuestra revista está
tan asociado con ideas divinas y piadosas como con la supuesta rebelión del héroe del
"Paraíso Perdido" de Milton. Al tomar el nombre de Lucifer, lanzamos el primer rayo
de luz y de verdad sobre un prejuicio ridículo que no debería tener cabida en esta "era de
datos concretos y descubrimientos." Nosotros laboramos por la verdadera Religión y
Ciencia, en el interés de los hechos y contra la ficción y el prejuicio. Es nuestro deber, al
igual que el deber de la Ciencia física—profesada como su misión—lanzar luz o datos
reales en la Naturaleza hasta ahora rodeados por la oscuridad de la ignorancia. Y al
considerarse justamente a la ignorancia como el principal promotor de superstición, ese
trabajo es, por consiguiente, noble y beneficioso. Pero las Ciencias naturales son sólo un
aspecto de CIENCIA y VERDAD. Ciencias psicológicas y morales, o teosofía, el
conocimiento de la verdad divina, dondequiera que ésta se encuentre, son aún más
importantes con respecto al hombre, y la Ciencia real no debería limitarse solamente al
aspecto físico de la vida y la naturaleza, ya que ésta es una abstracción de cada hecho,
una comprensión de cada verdad dentro del alcance de la inteligencia e investigación
1017

humana. "La ciencia profunda y exacta de Shakespeare en la filosofía mental"


(Coleridge), ha probado ser más beneficiosa hacia el verdadero filósofo en el estudio del
corazón humano—por eso, en promover la verdad—que la más exacta, pero con
certeza, menos profunda, ciencia de cualquier Miembro de la Real Institución.

Sin embargo, esos lectores que no están convencidos que la Iglesia no tenía derecho a
lanzar un estigma sobre una bella estrella, y que lo hizo debido a la necesidad de
explicar por cuenta de una de sus numerosas apropiaciones del Paganismo, con todas
sus concepciones poéticas de las verdades en la Naturaleza, les pedimos que lean
nuestro artículo "Historia de un Planeta." Quizá, después de su lectura, se den cuenta de
cómo Dupuis fue justificado cuando aseguró que "todas las teologías tienen su origen en
la Astronomía." Con los modernos Orientalistas cada mito es solar. Este es un prejuicio
más y una concepción formada de antemano en favor del materialismo y la ciencia
física. Esta ha de ser una de nuestras obligaciones, combatirlo junto con la mayoría del
resto.

Lucifer, Septiembre de 1887

Notas
1
Fue Gregorio el Grande quien por primera vez aplicó este pasaje de Isaías, 'Cómo has
podido caer desde el Cielo, Lucifer, hijo de la mañana,' etc., a Satanás, y desde entonces
la audaz metáfora del profeta, la cual se refería, después de todo, a un rey Asirio
enemigo de los Israelitas, ha sido aplicado a Satanás.
2
Las Memorias de Mirville a la Academia de Francia, Vol. IV, citando al Cardenal
Ventura
3
Parecería que el paganismo que duró largos milenios hubiera copiado de antemano los
dogmas Cristianos que estaban por venir.

La Sociedad Teosófica en América

ALGUNAS PALABRAS SOBRE LA VIDA


DIARIA
1018

Por H. P. Blavatsky
(Tomadas de Collected Writings, Vol. VII, pp. 173-175, escritas por un Maestro de la Sabiduría)
Es solamente la filosofía divina, la unión espiritual y psíquica del hombre y la
naturaleza, la que revelando las verdades fundamentales que yacen ocultas bajo los
objetos de los sentidos y la percepción, puede promover un espíritu de unidad y
armonía, a pesar de la gran diversidad de credos en conflicto. La Teosofía, por lo tanto,
espera y pide a los hermanos de la Sociedad, una gran tolerancia mutua y
condescendencia hacia los defectos de los demás, así como ayuda mutua en la
búsqueda de las verdades en cada aspecto de la naturaleza, tanto moral como físico. Y
este estándar ético debe ser aplicado sin vacilación en la vida cotidiana.
La teosofía no debe constituir meramente una colección de verdades morales, un
montón de ética metafísica, personificada en disertaciones teóricas. La Teosofía debe
ser práctica y, por lo tanto, tiene que ser despejada de elucubraciones inútiles, de
habladurías que a nada conducen y demasiada conversación. Que cada teósofo
cumpla con su deber, con lo que puede y debe hacer, y muy pronto las miserias
humanas, dentro y fuera de las áreas de cada Rama de su Sociedad, se verán
disminuidas visiblemente. Olvide su ego trabajando en bien de los demás, y la tarea
llegará a serle fácil y ligera.
No se enorgullezca del aprecio y el reconocimiento de su trabajo que le brindan
los demás. ¿Por qué debe cualquier miembro de la Sociedad Teosófica que se esfuerza
en llegar a ser un teósofo, valorar las opiniones buenas o malas de los demás, si está
consciente de que su labor es útil y beneficiosa para otras personas? El elogio y el
entusiasmo humanos son en todo caso pasajeros, tanto la risa de quien se mofa, como
la consecuente condena del observador indiferente que de seguro vendrán, y que
generalmente pesan más que el elogio y la admiración del amistoso. No desprecie la
opinión del mundo, ni provoque inútilmente la crítica injusta. Quédese más bien
indiferente tanto al abuso como al elogio de quienes nunca pueden saber cómo es
usted en realidad, y quienes, por lo tanto, deben hallarle impasible ante cualquiera de
los dos, sin poner jamás la aprobación o la condena de su Yo interno más alto que el de
las multitudes.
Aquellos de ustedes que han de conocerse a sí mismos en el espíritu de la Verdad,
aprendan a vivir solos aún en medio de las grandes multitudes que pueden
ocasionalmente rodearles. Busquen la comunión y el trato solamente con ese Dios
dentro de su propia alma. Escuchen solamente el elogio y la culpabilidad que esa
Algunas Palabras sobre la Vida Diaria
La Sociedad Teosófica en América 2
deidad les señala, que jamás yace separada de su Yo verdadero, porque es en realidad
Dios mismo, llamado la Conciencia Superior. Ponga sin demora sus buenas
intenciones en práctica, sin dejar jamás que ninguna de ellas se quede sólo como una
intención, y mientras tanto, no espere recompensa ni reconocimiento para lo bueno
que haya hecho. La recompensa y el reconocimiento están en usted mismo y le son
inseparables, y es su propio ser interno el único que puede apreciarlas en su grado y
valor verdaderos. Cada uno de ustedes tiene en su tabernáculo interno al Tribunal
Supremo _el fiscal, la defensa, el jurado y el juez-- cuya sentencia carece de apelación.
Nadie puede conocerle mejor que usted mismo, toda vez que ha aprendido a juzgar a
ese Yo por la luz jamás vacilante de la divinidad interna _su Conciencia Superior.
Permita entonces que las masas, que nunca pueden conocer su esencia verdadera,
condenen a los de afuera según sus propias falsas luces.
La mayoría del Areópago público se compone generalmente de jueces autodesignados,
1019

que nunca han tenido una deidad permanente de ídolo alguno salvo sus
propias personalidades -- sus seres inferiores. Quienes en su andar por la vida tratan
de seguir su luz interior nunca se verán juzgando, mucho menos condenando, a los
más débiles. ¿Qué importa entonces que otros le condenen o le alaben; le humillen o
exalten en un pináculo? Ellos nunca le comprenderán de una forma u otra. Ellos
podrán incluso convertirlo en un ídolo, mientras se imaginen que usted es un espejo
fiel de sí mismos, y colocarlo en el pedestal o el altar que hayan creado para usted,
mientras usted los divierta o los beneficie. Usted no puede esperar ser para ellos más
que un fetiche temporal que ha relevado a otro fetiche apenas derrocado, y al que
luego le seguirá otro ídolo. Permita, por lo tanto, que quienes han creado a ese ídolo lo
destruyan cuando quieran, dejándolo caer por cualquier pequeña causa como mismo
lo alzaron. La Sociedad Occidental de ustedes no puede vivir más sin su Khalif de una
hora, incapaces de venerarlo por un período más largo, y cada vez que rompen un
ídolo y lo embadurnan de barro, no es el modelo, sino la imagen desfigurada creada
por su propia asquerosa extravagancia y llena de sus propios vicios, lo que esa
Sociedad destrona y rompe.
La teosofía sólo puede encontrar expresión objetiva en un código generalizado de
vida, completamente impregnado con el espíritu de la tolerancia mutua, la caridad y el
amor fraternal. Su Sociedad, como un cuerpo, tiene una tarea ante la cual, a menos que
ello se realice con discreción suprema, causará que el mundo del indiferente y el
egoísta se alce en armas contra ella. La teosofía tiene que combatir la intolerancia, el
prejuicio, la ignorancia y el egoísmo, escondidos bajo el manto de la hipocresía. Tiene
que dispensar toda la luz que pueda, de la antorcha de la Verdad que se le confía a sus
servidores. Debe hacer esto sin temor o vacilación, sin temer que la reprueben o
condenen. La teosofía, por su portavoz, la Sociedad, tiene que decir la Verdad ante el
Algunas Palabras sobre la Vida Diaria
La Sociedad Teosófica en América 3
mismo rostro de la Mentira; mantener al tigre en su guarida, sin pensar o temer malas
consecuencias, y ponerse a la defensiva de las calumnias y las amenazas.
Como una Asociación, no sólo tiene el derecho, sino el deber, de desenmascarar el
vicio y hacer cuanto pueda para el desagravio de las injusticias, ya sea mediante la voz
de sus conferencistas escogidos, o por medio de la palabra impresa en los diarios y
publicaciones haciendo, sin embargo, sus acusaciones tan impersonales como sea
posible. Pero sus hermanos, o sus miembros, no tienen individualmente ese derecho.
Sus seguidores tienen, ante todo, que dar el ejemplo de una moral claramente trazada
y firmemente aplicada, antes de obtener ellos el derecho de indicar, aun en un espíritu
bondadoso, la ausencia de una unidad similar ética y de propósito en otras
asociaciones o individuos. Ningún teósofo debe culpar a un hermano dentro ni fuera
de la organización, pronunciar una sentencia en su contra o denunciarlo, porque él
mismo perdería el derecho a ser considerado como un teósofo. Como tal, tiene que
apartar su mirada de las imperfecciones ajenas, y más bien concentrar su atención
sobre sus propios defectos para corregirlos y ser más sabio. Que no muestre
disparidad entre lo que clama y su acción respecto de los demás, sino, en el caso de un
hermano, un vecino, o simplemente el prójimo, que ayude siempre al más débil que él
en el arduo andar por la vida.
El problema de la verdadera Teosofía y su gran misión es, primero, dilucidar
claros e inequívocos conceptos de ideas éticas y deberes, que mejor y más plenamente
satisfagan los sentimientos correctos y altruistas de los hombres y, segundo, modelar
esos conceptos para adaptarlos a las formas de vida cotidianas, para que éstos puedan
ofrecer una forma de aplicarlos con más acierto.
1020

Tal es el trabajo común que se presenta ante todos los que están dispuestos a
actuar sobre la base de estos principios. Es una tarea laboriosa y requerirá un arduo y
perseverante esfuerzo, pero les llevará hacia el progreso, sin dejarles espacio para
aspiraciones egoístas fuera de los límites trazados... No se consientan personalmente
en hacer comparaciones poco fraternales entre la tarea que ustedes realizan y el trabajo
que sus hermanos o vecinos no hicieron o dejaron a medias. En los campos de la
Teosofía, a nadie se le confiere la tarea de limpiar un terreno más allá de lo que sus
fuerzas o su capacidad se lo permiten. No sean demasiados severos con los méritos o
la falta de mérito de quien busca ser admitido entre sus filas, porque la verdad acerca
del estado real de un hombre internamente sólo la sabe el Karma, y sólo puede ser
tratada con justicia por esa Ley que todo lo contempla. Hasta la sencilla presencia
entre ustedes de un individuo bien intencionado y que simpatice con ustedes, les
puede ayudar magnéticamente... Ustedes son trabajadores libres y voluntarios en los
campos de la Verdad y, como tal, no deben colocar obstáculos en los senderos que
llevan a ese campo.
Algunas Palabras sobre la Vida Diaria
La Sociedad Teosófica en América 4
El grado de éxito o de fracaso será la señal que observará el Maestro, porque esto
constituye
la barrera colocada por las propias manos de ustedes, entre ustedes mismos y quienes
han
pedido que sean sus Maestros. Mientras más cerca estén de la meta contemplada, más
corta será
la distancia que separe al estudiante del Maestro.
(Collected Writings, de H. P. Blavatsky, 7:173-75)
__________
Traducción del inglés al español por Eulalia Diaz
Editado por el Departamento de Educación de la Sociedad Teosófica en América.

TEXTOS FUNDAMENTALES
de H. P. BLAVATSKY para el estudio de la
TEOSOFIA
y la Declaración de la LOGIA UNIDA DE TEOSOFOS
Textos originales en inglés y traducción al español
THE THEOSOPHY COMPANY
347 East 72nd Street, New York, NY 10021 E.U.A.
245 West 33rd Street, Los Angeles, CA 90D07 E.U.A.
EL PRIMER TOPICO
DE "LA DOCTRINA SECRETA"
(Vol. 1, pp.272-3 de la edición original en inglés de 1888)
La Doctrina Secreta es la Sabiduria acumulada de las Edades, y tan sólo su
cosmogonía es el sistema más estupendo y elaborado, por ejemplo, en el
exoterismo de los Puranas. Pero tal es el misterioso poder del simbolismo
oculto,
que estos hechos que han ocupado a un sinnúmero de generaciones de
videntes
iniciados y de profetas, en coordinar, registrar y explicar, en el vertiginoso
desarrollo del progreso evolutivo, están todos grabados en unas pocas
páginas de
signos geométricos y glifos. La relampagueante mirada de esos videntes ha
1021

penetrado hasta la simiente misma de la materia y registrado allí el alma de


las
cosas, en donde un profano ordinario, por más educado que fuera, hubiera
sólo
percibido la obra de la forma externa. Pero la ciencia moderna no cree en el
"alma
de las cosas", y rechaza por lo tanto el sistema completo de la cosmogonía
antigua.
Demás está decir que el sistema en cuestion no es una Fantasía de uno o
varios
individuos aislados. Que éste es el registro ininterrumpido que abarca miles
de
generaciones de videntes, cuyas respectivas experiencias fueron puestas a
prueba
como verificadoras de las tradiciones transmitidas oralmente de una antigua
raza a
otra, y de las enseñanzas de seres superiores y elevados, quienes
mantienen vigilia
sobre la infancia de la humanidad. Que por largas edades los "Sabios" de la
Quinta
Raza, provenientes del grupo rescatado del último cataclismo y
desplazamiento de
continentes, han pasado su vida aprendiendo, no enseñando. ¿Cómo lo han
hecho?
A lo que se ha contestado: investigando, probando y verificando en cada
departamento de la Naturaleza las antiguas tradiciones, por medio de las
visiones
independientes de los grandes Adeptos, o sea, hombres que han
desarrollado y
perfeccionado sus cuerpos tísicos, mentales, psíquicos y espirituales hasta
el más
alto grado posible. Ninguna visión de un Adepto fue jamás aceptada hasta
que ésta
fue verificada y confirmada a la luz de las visiones de otros Adeptos -
obtenida de
tal manera como para constituir un testimonio Independiente-y por siglos
de
experiencia.
LOS DIEZ PUNTOS DE "ISIS SIN VELO"
(Vol. 11, p. 587 y subsiguientes de la edición original en inglés)
Para comprender los principios de la ley natural envuelta en la variedad de
fenómenos que se describen a continuación, el lector ha de tener presente
las
proposiciones fundamentales de la filosofía oriental que aquí se exponen.
Recapitulemos brevemente:
1st No hay milagro. Todo lo que sucede es el resultado de la ley, eterna,
inmutable, y por siempre activa. El milagro aparente es tan sólo el efecto
de fuerzas contrarias a lo que el Dr. W. B. Carpenter, F.R.S. -un hombre
de gran intelecto pero de poco conocimiento- llama "las bien co-nocidas
leyes de la Naturaleza". Como muchos de su clase, el Dr. Carpenter
ignora el factor de que hay leyes que fueron una vez "conocidas" y son
hoy desconocidas por la ciencia.
1022

2nd La Naturaleza es trina: hay la Naturaleza objetiva y visible; otra invisible


que la energiza y que es su modelo exacto y principio vital; y por encima
de ambas, el Espiritu, la fuente de toda fuerza, y en sí lo único eterno e
indestructible. Las dos primeras, interiores, cambian constantemente; la
tercera, la superior, no cambia.
3rd El hombre es también trino: él tiene su cuerpo físico objetivo; su
vitalizador cuerpo (o alma) astral, que es el hombre real; y estos dos son
iluminados por el tercero -el soberano espiritu inmortal. Cuando el
hombre verdadero logra unificarse con el último, se convierte en una
entidad inmortal.
4th La Magia, como una ciencia, es el conocimiento de esos principios, y
también de la forma por la que la omnisciencia del Espiritu y su control
sobre las fuerzas de la Natura leza, pueden ser adquiridos por el individuo
estando aún en el cuerpo. La Magia, como un arte, es la aplicación de
este saber en la práctica.
5th Mal aplicado, el conocimiento Arcano es hechicería; benéficamente
usada,
la verdadera magia es SABIDURIA.
6th La mediumnidad es lo opuesto al adeptado del mago blanco; el médium
es el instrumento pasivo de fuerzas extrañas, el Adepto activamente se
controla a sí mismo y a todas las potencias Inferiores.
7th Todas las cosas que siempre fueron, que son, o que serán, tienen su
registro en la Luz Astral, el registro del Universo invisible; el Adepto
Iniciado, usando la visión de su propio espiritu, puede saber todo lo que
ha sido, es, y podrá ser conocido.
8th Las razas humanas difieren tanto en sus dones espirituales como en su
color, estatura o cualquiera otra cualidad externa; entre cierta gente
prevalece la videncia natural, entre otras la mediumnidad. Hay unos
adictos a hechice ría, y transmiten sus secretas reglas prácticas de
generación en generación, con el resultado de una gama de tono manos
psíquicos más o menos amplia.
9th Un aspecto del arte mágico consiste en el retiro conscien- te y voluntario
del hombre interno (la forma astral) de dentro del hombre externo (el
cuerpo tísico). Este retiro también ocurre en el caso de ciertos médiums,
pero es Inconsciente e involuntario. En este último caso, el cuerpo queda
más o menos cataléptico, pero en el Adepto la ausencia de la forma astral
no sería notada, ya que los sentidos físicos permanecen alerta y el
individuo parece estar solo en una momentánea abstracción.
10th La piedra angular de la MAGIA es un conocimiento profundo y práctico
del
magnetismo y de la electricidad; de sus cualidades, correlaciones y
potencias. Es específicamente necesaria una familiaridad con sus efectos
en y sobre los reinos del animal y del hombre.
Para sumarizar todo ésto en unas pocas palabras, la MAGIA es SABIDURIA
espiritual, la Naturaleza es su aliado material, pupila y servidora del mago,
un
principio vital común compenetra todas las cosas, y ésto es controlable por
la
perfeccionada voluntad humana.
LAS TRES PROPOSICIONES FUNDAMENTALES
("La Doctrina Secreta", Vol. 1, pp, 13-17 de la edición original en inglés de 1888)
1023

Antes de que el lector pase a considerarlas Estancias del Libro de Dzyan,


que
constituyen la base de la presente obra, es absolutamente necesario que se
familiarice con los conceptos fundamentales que subyacen en el sistema a
que se
invita su atención. Estas son las ideas fundamentales de todo lo que sigue y
por lo
tanto el lector deberá familiarizarse con ellas antes de comenzar la lectura
de la
obra, pues de ello dependerá su comprensión.
La Doctrina Secreta establece tres proposiciones fundamentales:
(a) Un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable, sobre el
que es
imposible toda especulación, ya que trasciende el poder de concepción
humano y
sólo lograríamos empequeñecerlo con cualquier expresión o comparación de
la
inteligencia humana. Está fuera del alcance del pensamiento, y según las
palabras
del Mandukya Upanishad es "inconcebible e inexplicable".
Para que el lector común perciba más claramente estas ideas, he de
comenzar con
el postulado de que hay una Realidad Absoluta anterior a todo Ser
manifestado y
condicionado. Esta Causa Infinita y Eterna, oscuramente perfilada en el
"inconsciente" y lo "Incognoscible" de la actual filosofía europea, es la raíz
sin raiz
de "todo cuanto fue, es, y será jamás". Está totalmente desprovista de
atributos y
permanece esencialmente sin relación alguna con Ser manifestado y de la
que la
existencia consciente es sólo un símbolo. Pero en cuanto nos salimos en
pensamiento de ésta que consideramos Absoluta Negación, surge la
dualidad de
Espíritu (o Conciencia) y Materia, Sujeto y Objeto.
El Espíritu (o Conciencia) y la Materia no deben considerarse, sin embargo,
como
realidades independientes, sino más bien como dos símbolos o aspectos de
lo
Absoluto (Parabrahman), que constituyen la base del Ser condicionado, ya
sea
subjetivo u objetivo.
Considerando esta triada metafísica como la Raiz de la cual procede toda
manifestación, el Gran Aliento viene a ser la Ideación precósmica. El es la
fuente y
origen de la tuerza y de toda conciencia Individual, y provee de inteligencia
guiadora al vasto plan de Evolución cósmica. Por otra parte, la substancia-
raiz
precósmica (Mulaprakriti) es el aspecto de lo Absoluto que subyace en todos
los
planos objetivos de la Naturaleza. Tal como la ideación precósmica es la raiz
de
1024

toda conciencia individual, así la Substancia Pre-Cósmica es el substrato de


la
Materia en sus diversos grados de diferenciación.
Por lo dicho, se verá con claridad que el contraste entre estos dos aspectos
de lo
Absoluto es esencial para la existencia del "Universo Manifestado".
Separada de la
Substancia cósmica, la Ideación Cósmica no podría manifestarse como
conciencia
individual, pues sólo a través de la materia surge la conciencia como un "Yo
soy
Yo", siendo necesaria una base física para localizar un rayo de la Mente
Universal a
un cierto grado de complejidad. A su vez, separada de la idea ción Cósmica,
la
Substancia Cósmica permanecería como abstracción vacía, en la que no
podría
surgir ninguna manifestación de Conciencia.
El "Universo Manifestado", por lo tanto, está todo impregnado de la
dualidad, la
cual diríamos viene a ser la esencia misma de su Ex-istencia como
"manifestación".
Pero así como los polos opuestos de Sujeto y Objeto, de Espíritu y Materia,
son tan
sólo aspectos de la Unidad, en la cual están sintetizados, así también en el
Universo
Manifestado existe "algo" que une el Espíritu a la Materia, el Sujeto al
Objeto.
Este algo, desconocido al presente para la especulación occidental, es
llamado
Fohat por los ocultistas. Es el "puente" por el cual las "Ideas" que existen en
el
Pensamiento DF vino pasan a imprimirse en la Substancia Cósmica, como
"Leyes de
la Naturaleza". Fohat es pues la energía dinámica de la Ideación Cósmica; o
considerado bajo su otro aspecto, es el medio inteligente, el poder directivo
de toda
manifestación, el "Pensamiento Divino" transmitido y hecho manifiesto por
medio
de los Dhyan Chohans, los Arquitectos del Mundo visible. As¡ pues, del
Espíritu o
Ideación Cósmica viene nues ira conciencia, y de la Substancia Cósmica
vienen los
diversos vehiculos en que esta conciencia se individualiza y llega al yo, a la
conciencia de sí mismo o conciencia reflexiva; mientras que Fohat, en sus
variadas
manifestaciones, es el eslabón misterioso que une la Mente a la materia; el
principio vivificador que electriza cada átomo para darle vida.
El siguiente resumen de esta primera proposición fundamental ofrecerá al
lector
una idea más clara:
1. El ABSOLUTO: El Parabrahman de los vedantinos o la Realidad Una; SAT,
1025

que, como dice Hegel, es al mismo tiempo Absoluto Ser y No-Ser.


2. La primera Manifestación, el Logos impersonal, y en filosofía no
manifestado; el precursor del "Manifestado'. Esta es la "Primera Causa", lo
"inconsciente" de los panteístas europeos.
3. Espíritu-materia, VIDA; el "Espíritu del universo", Purusha, Prakriti, o
segundo Logos.
4. La Ideación Cósmica, MAHAT o Inteligencia, la universal Alma-Mundo; el
Nóumeno Cósmico de la Materia, la base de las operaciones inteligentes
de la Naturaleza, llamada también MAHA-BUDDHI. La REALIDAD UNA; sus
aspectos duales en el Universo Condicionado.
Las otras dos proposiciones fundamentales de la Doctrina Secreta son:
(b) La Eternidad del Universo in foto, como un campo ilimitado, es
periódicamente "el escenario de Universos innumerables, manifestándose y
desapareciendo incesantemente", llamados "las estrellas que se
manifiestan"
y las "chispas de la Eternidad". "La Eternidad del Peregrino es como un abrir
y cerrar de ojos de la Existencia por Sí misma", dice el libro de Dzyan. La
aparición y desaparición de Mundos, es como el flujo y el reflujo regular de
las mareas.
Esta segunda aserción de la Doctrina Secreta es pues la universalidad
absoluta de
la ley de periodicidad, de flujo y reflujo, de crecimiento y decadencia, que la
ciencia
fisica ha observado y registrado en todos los planos de la Naturaleza.
Alternaciones
tales como Día y Noche, Vida y Muerte, Vigilia y Sueño, son hechos tan
comunes,
tan perfectamente universales y sin excepción, que será fácil comprender
por qué
vemos en ellos en acción una de las leyes absoluamente fundamentales del
Universo.
Enseña también la Doctrina Secreta:
(c) La identidad fundamental de todas las almas con el Alma Suprema
Universal, siendo esta última un aspecto de la Raíz Desconocida; y también
el obligatorio peregrinaje de cada alma — que es su destello — a través del
Ciclo de Encarnación o de "Necesidad", de acuerdo con la Ley Cíclica y
Kármica, durante todo el inmenso período. En otras palabras: ningún
Buddhi
puramente espiritual (Alma Divina) puede tener una existencia consciente
independiente, antes de que la chispa que brotó de la Esencia pura del
Sexto
Principio Universal, o sea, del ALMA SUPREMA, haya (a) pasado por todas
las
formas elementales pertenecientes al mundo fenoménico de aquel
Manvántara, y (b) adquirido individualidad, primeramente por impulso
natural, y después por los esfuerzos propios conscientemente dirigidos (y
regulados por su Karma), ascendiendo así por todos los grados de
inteligencia, desde el Manas (o Mente) inferior hasta el superior; desde el
mineral y la planta hasta el Arcángel más santo (Dhyan-.Buddha). La
Doctrina fundamental de la Filosofía Esotérica no admite en el hombre, ni
privilegios ni dones especiales, salvo aquellos ganados por su propio ego,
por
1026

esfuerzo y mérito propios, a través de una larga serie de metempsícosis y


reencarnaciones.
LOGIA UNIDA DE TEÓSOFOS DECLARACIÓN
El Curso y Plan de esta Logia es el de devoción independiente a la causa de
la
Teosofía, sin profesar adherencia a organización teosófica alguna. La Logia
es leal a
los grandes fundadores del Movimiento Teosófico, pero no participa en
desacuerdos
o diferencias de opinión personal.
La obra que tiene a mano y el fin que tiene en perspectiva son demasiado
absorbentes y demasiado elevados como para dejarle tiempo o inclinación
de
participar en cosas secundarias. Esa obra y ese fin son la diseminación de
los
Principios Fundamentales de la filosofía teosófica, y la ejemplarización en la
práctica
de esos principios, a través de una más y más creciente y verdadera
realización del
YO UNIVERSAL; una convicción más y más profunda de la Hermandad
Universal.
La logia sostiene que la inexpugnable base de unión entre los teósofos,
cualquiera y
doquiera que sea su situación, es similaridád de objetivos, enseñanza y
propósito, y
por lo tanto carece de constitución, estatutos u oficiales, siendo esa base el
solo
lazo entre sus asociados. Y tiene como objetivo el diseminar esta idea entre
los
teósofos a fin de fomentar la Unión.
Ella considera como teósofos a todos aquellos que están comprometidos en
el
verdadero servicio a la Humanidad, sin distinción de raza, creencia, sexo u
organización.
Y da la bienvenida a su asociación a todos aquellos que estén de acuerdo
con sus
declarados propósitos y que deseen prepararse, por el estudio u otros
medios, para
poder ayudar y enseñar a otros.
El verdadero teósofo no pertenece a ningún culto o secta, y sin embargo
pertenece
a todos y cada uno de ellos.

Carta de H. P. Blavatsky a la
Convención Americana de 1888
Segunda Convención Anual — 22 al 23 de Abril de 1888
Sección Americana de la Sociedad Teosófica
Sherman House, Chicago, Illinois
Carta de H. P. Blavatsky fechada el 3 de abril de 1888,
1027

leída por William Q. Judge el 22 de abril de 1888


en la convención, durante la sesión de la tarde.
1
Atte.: William Q. Judge,
Secretario General de la Sección Americana
de la Sociedad Teosófica
Mi Querido Hermano y Co-Fundador de la Sociedad Teosófica:
Al dirigirme a usted en esta carta, pidiéndole que la lea ante la Convención
convocada para el 22 de abril, primero que todo quiero presentarles mis más cálidas
felicitaciones y cordiales deseos a la asamblea de Delegados y de buenos Hermanos de
nuestra Sociedad y a usted mismo —el alma y corazón de ese cuerpo en América.
Fuimos varios quienes le dimos vida en 1875. Desde entonces, ustedes han estado
solos para preservar esa vida a través de informes buenos y malos. Es principalmente
a usted, si no es por completo a usted, que la Sociedad Teosófica debe su existencia en
1888. Permítame entonces agradecérselo por primera vez, y quizás por la última vez
públicamente, desde el fondo de mi corazón, que sólo late por la causa que usted tan
bien representa y a la que fielmente presta servicio. Deseo también que recuerde, en
esta ocasión tan importante, que mi voz es sólo el débil eco de otras voces más
sagradas, y la transmisora de la aprobación de Aquellos cuya presencia está viva en
más de un corazón teosófico verdadero, y vive, como lo sé, principalmente en el suyo.
Que la Sociedad allí reunida pueda sentir el cálido saludo con la misma fuerza que
éste se da, y que cada hermano presente, consciente de que lo ha merecido, pueda
beneficiarse de las Bendiciones enviadas.
La Teosofía ha tenido recientemente un nuevo comienzo en América, que marca el
inicio de un nuevo ciclo en los asuntos de la Sociedad en occidente. Y la política que
usted sigue ahora se adapta admirablemente bien para expandir el movimiento y darle
una visión más amplia, y para establecer sobre una base firme una organización que, a
la vez que promueve sentimientos de simpatía fraternal, unidad social y solidaridad,
dará un amplio espacio para la libertad individual dentro de la causa común —la de
ayudar a la humanidad.
La multiplicación de los centros locales debe ser la primera consideración en sus
mentes, y cada persona debe esforzarse por ser un centro del trabajo en sí mismo.
Cuándo su desarrollo interior haya alcanzado un cierto punto, atraerá hacia sí en
forma natural a aquellos con quienes está en contacto bajo la misma influencia; se
formará un núcleo al que se unirán otras personas, creando un centro del cual irradia
información e influencia espiritual, y hacia el cual se dirigirán influencias aún más
elevadas.
Pero que ningún hombre establezca un papado en vez de la Teosofía, esto sería
suicida y siempre ha concluido fatalmente. Todos somos hermanos estudiantes, más o
2
menos avanzados; pero nadie que pertenezca a la Sociedad Teosófica debe contarse
como algo más que eso, a lo sumo, como un maestro-alumno —sin derecho alguno a
dogmatizar.
Desde que se fundó la Sociedad, ha habido un notable cambio en el espíritu de la
era. Quienes nos dieron permiso para fundar la Sociedad previeron esto, que ahora
está creciendo rápidamente, una ola de influencia trascendental tras una ola de mero
fenomenalismo. Hasta las revistas de espiritualismo están gradualmente eliminando
los fenómenos y las maravillas, para reemplazarlos con filosofía. La Sociedad
Teosófica ha encabezado este movimiento; pero aunque las ideas teosóficas hayan
entrado en todo desarrollo o forma asumido por el despertar de la espiritualidad, la
1028

Teosofía más pura y sencilla tiene todavía una seria batalla que librar para el
reconocimiento. Los viejos días se han ido ya para no volver, y muchos teósofos que
aprendieron con la amarga experiencia, se han prometido a sí mismos no hacer jamás
de la Sociedad un "club de los milagros". Los débiles de corazón han pedido en todas
las edades señales y maravillas, y cuando estos no han sido otorgados, se han
rehusado a creer. Eso no ocurre con quienes siempre comprenderán la Teosofía pura y
simple. Pero hay otros entre nosotros que se dan cuenta intuitivamente de que el
reconocimiento de la Teosofía pura — la filosofía de la explicación racional de las
cosas y no de los principios— es de suma importancia en la Sociedad, puesto que sólo
ello puede proporcionar el faro de luz que se necesita para guiar a la humanidad hacia
su camino verdadero.
Esto no debe olvidarse nunca, y el siguiente hecho tampoco debe dejar de tenerse
en cuenta. El día que la Teosofía haya cumplido su más sagrada e importante misión,
esto es, aunar firmemente a un grupo de hombres y mujeres de todas las naciones en
amor fraternal e inclinarlos hacia una labor puramente altruista, no un trabajo
realizado por motivos egoístas, ese día la Teosofía será más grande que ninguna otra
hermandad del hombre. Será algo verdaderamente milagroso y maravilloso, porque
habrá realizado lo que la humanidad ha estado aguardando en vano durante los
últimos 18 siglos y que ninguna asociación ha podido lograr.
La ortodoxia en Teosofía no es algo posible ni deseable. Es la diversidad de
opinión dentro de ciertos límites, lo que mantiene a la Sociedad Teosófica como un
cuerpo vivo y saludable, pese a sus muchas otras feas características. Si no fuera
también por la existencia de una gran incertidumbre en las mentes de los estudiantes
de Teosofía, tales saludables divergencias serían imposibles, y la Sociedad se
degeneraría, convirtiéndose en una secta en la cual un credo estrecho y estereotipado
tomaría el lugar de ese espíritu de la Verdad que está vivo y tiene aliento, y de un
siempre creciente conocimiento.
3
A medida que las personas se preparen para recibirlas, las nuevas enseñanzas
teosóficas les serán dadas. Pero éstas llegarán solamente hasta donde el mundo, en su
presente estado de espiritualidad, pueda beneficiarse de ellas. De la divulgación de la
Teosofía y la asimilación de cuanto ya se ha dado a conocer, depende cuánto más será
revelado y cuán pronto.
Debe recordarse que la Sociedad no se fundó como una guardería para
proporcionar un abastecimiento de ocultistas, o como una factoría para crear Adeptos.
Su intención era combatir la corriente de materialismo y también la atracción hacia los
fenómenos espiritistas y el culto a los muertos. Tenía que guiar el despertar espiritual
que ahora ha comenzado, sin alentar el afán por el psiquismo, que no es sino otra
forma de materialismo. Porque por “materialismo” indicamos no sólo una negación
anti-filosófica del espíritu puro, e incluso más, materialismo en conducta y acción —
brutalidad, hipocresía y, sobre todo, egoísmo— sino también los frutos del no creer
nada más que en las cosas materiales, una falta de creencia que se incrementó
enormemente en el siglo pasado, y que ha llevado a muchos, luego de negar toda
existencia fuera de la materia, a una ciega creencia en la materialización del Espíritu.
La tendencia de la civilización moderna es una reacción hacia el animalismo, hacia
el desarrollo de esas cualidades que conducen al éxito en la vida del hombre como un
animal en la lucha por la existencia animal. La Teosofía busca el desarrollo de la
naturaleza humana en el hombre además del animal, y en sacrificio de la superflua
animalidad que la vida moderna y las enseñanzas materialistas han desarrollado.
hasta un grado que es anormal para el ser humano en este estado de su progreso.
1029

No todos los hombres pueden ser ocultistas, pero todos pueden ser teósofos.
Muchas personas que nunca han oído hablar de la Sociedad son teósofos sin siquiera
saberlo, porque la esencia de la Teosofía es la perfecta armonía de lo divino con lo
humano en el hombre, el ajuste de sus aspiraciones y cualidades divinas, y el control
que éstas ejercen sobre las pasiones terrestres y animales en él. La bondad, la ausencia
de todo sentimiento egoísta, la caridad, la benevolencia hacia todos, y la perfecta
justicia hacia los demás como con uno, son los rasgos principales. Quien enseña
Teosofía predica el evangelio de la buena voluntad, e igualmente al revés, quien
predica el evangelio de la buena voluntad enseña Teosofía.
Este aspecto de la Teosofía nunca ha dejado de recibir un debido y completo
reconocimiento en las páginas del “Sendero” (Path), una revista de la cual la Sección
Americana con buena razón siente orgullo. Es un maestro y un poder, y el hecho de
que esa revista sea editada y apoyada “en Estados Unidos habla con gran elocuencia
de su Editor y sus lectores.
América también debe recibir una felicitación por el incremento en el número de
ramas o logias que actualmente está teniendo lugar. Eso es una señal de que en las
4
cosas espirituales, así como en las cosas temporales, la gran república americana está
bien preparada para su independencia y auto-organización.
Los Fundadores de la Sociedad desean que cada sección, tan pronto se fortalezca
lo suficiente como para auto-gobernarse, se independice tanto como sea compatible
con su lealtad a la Sociedad como un todo y a la Gran Fraternidad Ideal, y al grado
formal inferior representado por la Sociedad Teosófica.
Aquí en Inglaterra, la Teosofía está despertando a una nueva vida. Las calumnias
y las invenciones absurdas de la Sociedad para la Investigación Psíquica casi la
paralizaron, pero sólo para un tiempo muy corto, y el ejemplo de América ha sacudido
a los teósofos ingleses con renovada actividad. "Lucifer" fue un llamado a despertar, y
el primer fruto ha sido la fundación de la “Sociedad de Publicaciones Teosóficas” Esta
Sociedad es de gran importancia. Tiene a su cargo el trabajo de romper las barreras del
prejuicio y la ignorancia que han constituido un impedimento tan grande para la
divulgación de la Teosofía. Esta actuará como una agencia de reclutamiento para la
Sociedad, mediante la amplia distribución de literatura básica sobre este tema, entre
quienes están preparados para prestarle atención. La correspondencia que hemos
recibido hasta el momento demuestra que está creándose un interés en este tema, y
prueba que en cada gran ciudad de Inglaterra existen suficientes teósofos aislados
como para formar grupos o logias bajo el amparo de la Sociedad. Sin embargo,
actualmente esos estudiantes no saben de la existencia de los demás, y muchos de ellos
nunca han oído hablar de la Sociedad Teosófica hasta ahora. Estoy plenamente
satisfecha de la gran utilidad de esta nueva Sociedad, compuesta en su mayor parte
por miembros de la Sociedad Teosófica, y bajo el control de destacados teósofos, como
usted, mi querido hermano W. Q. Judge, y Mabel Collins y la Condesa Wachtmeister.
Yo confío en que, cuando la verdadera naturaleza de la Teosofía se comprenda, los
prejuicios que ahora desafortunadamente prevalecen contra la misma, vayan
desapareciendo. Los teósofos son necesariamente amigos de todos los movimientos
del mundo, ya sean intelectuales o prácticos, dedicados al mejoramiento de la
condición humana. Somos amigos de cuantos combaten la ebriedad, la crueldad con
los animales, la corrupción de la sociedad o del gobierno, aunque no nos mezclamos
con política. Somos amigos de quienes practican la caridad y de quienes tratan de
levantar un poco el peso de las miserias que aplastan a los pobres. Sin embargo, en
nuestra calidad de teósofos, no podemos involucrarnos en ninguna de estas grandes
1030

obras de manera particular. Como individuos podemos hacerlo pero, como teósofos,
tenemos un trabajo mucho más amplio, importante y difícil que realizar. Las personas
dicen que los teósofos deben revelar lo que hay en ellos, que “el árbol se reconoce por
sus frutos”, que construyan viviendas para el pobre, es decir, que abran “cocinas de
sopas”, etc., y el mundo creerá que hay algo en la Teosofía.
5
Esas buenas gentes se olvidan de que los teósofos, como tal, son pobres, y que los
fundadores mismos son más pobres que cualquiera, y que uno de ellos, en todo caso,
la humilde escritora de estas líneas, no tiene propiedad alguna, y tiene que trabajar
muy duro para ganarse el pan cuando tiene algún tiempo disponible fuera de sus
deberes teosóficos. La función de los teósofos es abrir los corazones del hombre y sus
entendimientos a la caridad, la justicia y la generosidad, atributos que pertenecen
específicamente al reino humano y que son naturales en el hombre cuando éste ha
desarrollado las cualidades del ser humano. La Teosofía enseña al hombre-animal a
ser hombre-humano, y cuando las personas hayan aprendido a pensar y a sentir como
verdaderos seres humanos deben sentir y pensar, entonces actuarán humanamente y
todos obrarán espontáneamente con obras de caridad, justicia, y generosidad.
Ahora, respecto de la “Doctrina Secreta”, la publicación que algunos de ustedes
me han pedido tanto y en términos tan cordiales desde hace tiempo, estoy muy
agradecida por el apoyo de corazón prometido y por la manera en que éste fue
expresado. Los manuscritos de los tres primeros volúmenes están actualmente listos
para imprimirse, y su publicación se ha visto demorada tan solo por la dificultad que
ha habido para conseguir los fondos necesarios. Aunque no escribí esa obra con miras
al dinero, habiendo abandonado Adyar, debo vivir y costearme la vida en el mundo
mientras esté en él.
Es más, la Sociedad Teosófica necesita urgentemente dinero para muchos
propósitos, y siento que no debo ser justificada en lidiar con la “Doctrina Secreta”
como lidié con “Isis Sin Velo”. Por mi trabajo anterior he recibido apenas unos pocos
cientos de dólares en total, a pesar de que ya se han imprimido nueve ediciones. Bajo
estas circunstancias, estoy tratando de encontrar la forma de asegurar la publicación
de la “Doctrina Secreta” bajo mejores términos esta vez, y aquí no me ofrecen casi
nada. Así, mis queridos Hermanos y Co-Trabajadores en las tierras al otro lado del
Atlántico, deben perdonarme la demora y no culparme a mí por ella, sino a las
desafortunadas circunstancias que me rodean.
Me gustaría volver a visitar América, y quizás lo haga algún día, si mi salud me lo
permite. He recibido invitaciones instándome a residir en ese gran país que tanto amo
por su noble libertad. El coronel Olcott me urge mucho también para que regrese a la
India, donde está librando solo una dura batalla por la causa de la Verdad, pero siento
que actualmente mi deber está en Inglaterra y con los teósofos occidentales, donde en
estos momentos hay que librar una ardua batalla contra los prejuicios y la ignorancia.
Pero tanto si estoy en Inglaterra como en la India, una buena parte de mi corazón y mi
mayor esperanza para la Teosofía están puesta en ustedes en Estados Unidos, donde la
Sociedad Teosófica se fundó, y de cuyo país me siento orgullosa de ser ciudadana.
Pero ustedes deben recordar que, aunque deben existir ramas locales de la Sociedad
6
Teosófica, no puede haber teósofos locales, y así como todos ustedes pertenecen a la
Sociedad, de la misma forma yo misma les pertenezco a todos ustedes.
Dejaré que mi querido Hermano y Colega, el Coronel Olcott, les hable de la
condición en que están los asuntos en la India, donde todo parece ser favorable, según
me informan, porque no tengo dudas de que él también les habrá enviado sus mejores
1031

saludos y felicitaciones a la Convención.


Entretanto, mi distante y querido Hermano, acepte mis más cálidos y sinceros
deseos de bienestar para sus Sociedades y para usted personalmente, y mientras le
hace llegar a todos sus Colegas la expresión de mis más fraternales saludos, asegúreles
que cuando usted les esté leyendo estas líneas, yo —si estoy con vida— estaré en
Espíritu, Alma y Mente entre todos ustedes.
Suya siempre, en la verdad de la Gran Causa por la cual todos estamos trabajando.
H. P. Blavatsky
Londres. 3 de abril de 1888
17 Lansdowne Road.

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