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GRAN ANGULAR Malos tratos Cuatro cuentos sobre el bullying SERGIO GOMEZ VALENTINA POLLAROLO SEBASTIAN ARRAU COCA GOMEZ sm CRAZY FOR ROLANDO Sergio Gomez A Fabi le gusto enseguida Rolando, fue un flechazo, amor a primera vista, aunque él no era nada especial. Eso fue lo primero que yo le dije, pero ella respondié: es tierno. Insisti en que ni siquiera lo conocfamos, que nunca habfamos ha- blado con él. Pero asi era Fabi, se enamoraba con mucha faci- lidad. Fabi era amiga de muchos y enemiga de unos pocos, como les ocurre a todos. Siempre le cay6 mal a gente como Beatriz Jaramillo o a Ursula Quezada y, por supuesto, a Alvaro Mata- mala, Pero Alvaro no contaba porque nadie lo tragaba, era un desagradable y no tenia amigos; por eso fue a buscarlos a los terceros medios, que eran mayores que é1. Con ellos fumaba alla salida del colegio o iba al cine en el mall y se crefa de su misma edad. Pero al final se quedaba solo, sin nada que hacer, sin nadie con quien hablar, rascdndose la cabeza, como si fuera un orangutan triste en un zool6gico abandonado. Fue la mejor época para Fabi. Me lo conté Sabrina, su mami. Sabrina se vestia extrafio, es decir, se vestia como si tuviera la edad de Fabi, incluso compartian los vestidos. La mejor época, dijo, porque todos la aceptaron o dijeron que la aceptaban. En ese momento de la conversacién pas6@ bus- carla el pololo a Sabrina, un médico, que también se vestia como si tuviera veinte afios o menos y que cuandd no traba- jaba usaba jean y unas zapatillas Vak que le quedaban pésimo © que combinaba hortible. fl y Sabrina se fueron al cine. No- sotros con Fabi nos quedamos a ver una serie que seguiamos mientras tomabamos la reserva de Alkalis que Sabrina guar- daba para cuidar su piel y una bolsa de Cheezel. En la serie que vefamos a la chica la dejaba el novio por otra; aquel novio, a mi entender, no valfa nada por dejarla. Fabi se levanté del sofa como si actuara; dijo que ella era la novia abandonada, hiciera lo que hiciera, siempre seria la que perdia. En ese mo- mento llego una pizza que habfamos pedido, pero como venia cotrida mandamos a que la hicieran de nuevo. El repartidor, venezolano, se mosque6 un poco, pero luego dijo que tenia~ mos razén, entonces le certé un ojo a Fabi y bajé hasta su moto. :Viste como te mir6?, le dije. ¥ ella repiti6 eso de la no- via abandonada, pero ahora exageradamente para que nos rigramos de su actuaci6n. Una semana después dije, okey, okey, lo haré. Enel patio del colegio encontré al recién llegado Rolando. _Le dije, qué tal, bienvenido. Rolando tenia ganas de que al- guien le hablara, asi que nos fuimos hasta una escalera de piedra al fondo de la escuela. Alguna vez pensaron hacer un foro o un teatro griego alli, o era romano? De todas maneras, nunca lo hicieron por falta de plata, quedaron solo los escalo- nes. Apenas nos sentamos Ilegé Fabi. Lo habiamos planifi- cado de ese modo. Los presenté y comenzé la conversaci6n. Como Rolando tenia ganas de hablar, lo escuchamos. Fabi, entusiasmada, miraba con ojos brillosos, se reia con risa de marquesa, una risa que inventamos que es como de la realeza ode la nobleza, no lo sé exactamente; en todo caso la inventé Fabiola, una manera de reirse suave y abundante, con estilo. Ese dia la risa le salié algo forzada, tal vez por los nervios. Rolando era simpatico y hablador, lefa mucho, 0 eso dijo por- que pregunt6 qué nos gustaba leer. Ahi nos estuvo fregando porque ni Fabiola ni yo leiamos demasiado, entonces trata- mos de decir algo divertido o de cambiar de tema, Para hun- dirnos un poco mas en nuestra ignorancia, Rolando nos dijo que é1 era fanatico de un director de cine llamado Brian de Palma y nos pregunt6 enseguida qué nos parecia a nosotros. Nos sonaban lejanas algunas de sus peliculas, pero nada més. Entonces dijo que nos invitaba a su casa a ver peliculas de ese director. £1 y su papa las coleccionaban, las tenian todas. Vi que Fabi escribia “Depalma’ en su cuaderno, asi, mal escrito, aunque yo tampoco sabia entonces cémo se escribia, lo supe después. Al poco rato tocaron para entrar clases y hasta ahi quedé la conversacién. Fue la primera vez que hablamos con Rolando Palacio. La segunda vez fue casualidad, Yo vivia a unas cuadras del colegio y result6 que la familia de Rolando acababa de cam- biarse a una casa cercana. Por eso nos encontramos una ma- fiana camino al colegio. Me dijo, te acuerdas, soy Rolando. Le Aije, claro, si nos vemos todos los dias en clases. Y él dijo, lo que ocurre es que no todos me hablan. Conversamos de asun- tos sin importancia. Unos pasos antes de llegar fue que me pregunt6 por Fabiola Garrido. Lo hizo de una forma absurda, aunque tampoco soné mal. Pregunt6: Zs 0 no es? Lo quedé mirando y me demoré un rato en reaccionar porque en el fondo de esa pregunta venia el Acido sulfarico de la duda y tal vvez de la burla. Siempre seré la que soy, decia Fabi. Fue mas 0 menos lo que respondi con otras palabras: Fabiola Garrido es Fabiola Garrido. No era una gran respuesta, pero Rolando lo entendié perfectamente y movié la cabeza asintiendo no sé si decepcionado o no, la verdad que nolo sé. 2 Un sabado por la tarde llegamos a la casa de Rolando. La idea era ver peliculas de Brian de Palma, pero Rolando dijo que en realidad nos habia engafiado porque mas bien queria salir un rato, se sentia solo en una ciudad y en un barrio que ‘no conocia; nunca habia ido, por ejemplo, al mall que estaba aunas cuadras y donde todos se juntaban. Dimos, entonces, una vuelta larga ensefiandole los lugares importantes, como la calle Agustin Calamare, nuestra calle preferida. Inventamos que era en honor a un escritor, pero en realidad no teniamos idea de quién era Agustin Calamare. Al final llegamos al mall, el paseo repetido pero al que estaba- mos acostumbrados, un punto donde siempre terminabamos. Reunimos la plata que llevabamos entre todos. No era mucho. Nos alcanz6 para tres milkshakes sabor Oreo, el preferido de los tres. Fabi esper6 que Rolando fuera al bafio para apretarme Jos brazos y rogarme que la dejara sola con él. Era un favor que me pedia como amigo. Al salir del bafio le dije a Rolando que acababa de llamar mi papa, estaba sin llaves y necesitaba en- trara la casa, asi que los dejaba, pero que siguieran, que toda- via era temprano. Rolando no se hizo problemas. Fabi enton- ces hizo su mejor movida, una que me sorprendi¢: tenfaa un amigo, dijo, trabajando en la puerta del cine a esa hora, Lo convenceria para que los dejara entrar a ver una pelicula. Buena idea, dijo Rolando, Fabi quedé radiante, como si hubiera tomado el sol durante horas y la cara le brillara. Rolando sugi- ri6 una pelicula y Fabi respondié que justo era la que queria ver ella. No le dijo que acababamos de verla el fin de semana anterior, Bajé por la escalera mecanica pensando en Fabiola Garrido, no queria que sufriera. Crazy for Rolando, dijo riendo Fabi por la noche cuando hablamos por teléfono. Agreg6 que me contaria todo el lunes en la escuela, aunque se moria de ganas de contarmelo ahora. sin embargo, no se aguanté y me lo conté sin que se lo pi- diera: en medio de la pelicula Rolando le tomé una mano, digamos que primero la 1026 despacito, luego la toc6 unos segundos, unos diez segundos, que eso le bast6 y que por eso estaba feliz. La primera vez que Rolando la vio con vestido fue en el parque botnico, frente a la Cuarta Compaiiia de Bomberos. Debajo de unas palmeras llenas de cotorras. Aparecié Fabi tal como era en su casay no en el colegio, vestida de esa forma, tampoco escandalosa. Yo estaba acostumbrado a verla, por eso no me parecié nada del otro mundo. Rolando titube6, es decir, se freno un poco, imperceptiblemente, pero se compuso enseguida y la saludo con un beso en la mejilla. Fue la pri- mera vez que le dio uno a Fabi, quien luego me conté que te- nia olor a colonia, eso le dio la idea: para su cumpleafios le regalaria un CK One de Calvin Klein, aunque no tenia idea cuando era el cumpleafios. Ademas, para eso tenia que juntar plata. Nos reunimos ese dia en el parque para repartirnos las fotocopias de una disertacién y practicar cada uno lo que te- nia que decir. También lleg6 Pamela Solar porque el grupo tenfa que ser de cuatro alumnos. A Pamela le daba lo mismo como se vistiera Fabiola, en realidad le daba lo mismo casi todo. Esperaba salir luego del colegio para ir donde su papa que vivia en Argentina o en Uruguay, no me acuerdo. El papa tenia una agencia de actores, y ella queria ir a estudiar alla, no pensaba entrar a la universidad. Rolando, en cambio, lo que mas deseaba era estudiar en la universidad. Eso dijo ese dia. Fabi le pregunt6, con una voz que parecié una flauta dulce, iqué te gustaria seguir? Rolando incliné la cabeza, luego mir6 hacia arriba, no a las palmeras nia esos loros chillones, sino mas arriba. Respondi6: cualquier cosa que signifique ayudar alos demas. Se produjo un silencio porque supongo que nin- guno entendié si hablaba en serio o en broma. La respuesta para Fabi demostraba la calidad del chico que le gustaba. Se- guimos planificando esa disertacién, pero Fabi parecia des- concentrada, perdida en el espacio, mirando a Rolando, pen- sando en lo perfecto que era y lo imperfecto que era el resto del mundo La primera fiesta del afio la organiz6 el liceo que esta al frente del nuestro. Con ellos no existfan rivalidades, tal vez porque era un liceo solo de hombres y nos necesitaban para organizar fiestas porque el nuestro era mixto. Siempre que organizaban una pedian permiso para invitarnos 0 dejaban volantes y avisos en el diario mural. Por lo general las fiestas eran para juntar plata y financiar los viajes de estudio del fi- nal de afio. Pero esta vez la fiesta tenia un mejor propésito: ayudar a un alumno de Cuarto que debia someterse a una operacion importante, una al higado. Yeyo era el nombre del alumno. Era dirigente del liceo asi que lo conociamos; se po- dria decir que nos caia bien. Por Yeyo compramos las entra~ das. No todos los padres dieron permiso para ira la fiesta porque en aquel liceo iban alumnos mayores. Eso daba miedo © preocupaba, en realidad no sé exactamente lo que producia. Sabrina acept6 si yo cuidaba a Fabi. Mi mamé acepté después de hablar con Sabrina por teléfono. Al final de la conversa~ ‘cin, Sabrina le prometié mandarle el ultimo libro de Isabel Allende a mama. ‘Ala fiesta Fabi fue como Fabiola Garrido. Llevaba una cha- queta Wado de cuero con cierres. Se veia espectacular, como chica mala arriba de una moto, no tan mala tal vez. ¥ con la cara maquillada por Sabrina. La chaqueta era su preferida. Cuando le pregunté por el precio dijo, ufff, luego se quedé en silencio unos segundos y agreg6, me la mandé mi papa. Y no dijo nada mas. Llegamos al gimnasio del liceo esa noche. Por supuesto, Fabi lo primero que hizo fue buscar a Rolando, pero no lo en- contramos por ninguna parte; entonces comenzé a ponerse nerviosa. Teniamos prohibido el alcohol en las fiestas, era un. trato que cumpliamos, aunque no todos, sobre todo los com- pafteros de Yeyo, que ya estaban en cuarto medio. Yeyo no aparecié en la fiesta a su beneficio porque tuvo una recaiday prefirié descansar en casa, aunque mand6 un video de agra- decimiento que pasaron por una pantalla gigante arriba dela cabeza del Dj. Por lo general Fabi bailaba conmigo, también con Alonso Suarez, que no se hacia ningtin problema porque estaba un poco enamorado de Fabi, pero era timido. A Fabi no le gus- taba, decia que tenfa halitosis y hablaba de temas que no le interesaban. Alonso y yo entonces estuvimos bailando con Fabi una hora seguida, pero, claro, Fabi a cada rato miraba hacia la puerta o se daba unas vueltas largas por el gimnasio esperando que apareciera Rolando. Ena fiesta encontré a Lila Alarc6n, la chica que me gus- taba. Hacia un afio a Lila la habian cambiado al curso paralelo al nuestro no sé por qué raz6n. Ella nunca iba a fiestas. Fue toda una sorpresa encontrarla alli, asi que aproveché de invi- tarlaa bailar. Después fuimos a tomar unas XTC, que eran las Unicas bebidas que vendian aunque al doble de su precio, Nos dio tiempo para conversar, aunque a gritos debido al volumen dela miisica y las risas. Durante ese rato perdi de vista a Fabi. Pensé en otra cosa o exclusivamente en Lila. Le dije que se Veia bonita; eso me atrevi a decirle. Hablamos y nos refmos Le pregunté cémo estaba en el curso paralelo. Ella respondi6, bien, aunque los echo de menos a ustedes. Me mir6 0 yo crei Que me miré directo a los ojos, pero en la semioscuridad no Pude confirmarlo. Hasta ahi !leg6 todo porque Alonso me to¢6 el hombro con cara de miedo, Algo le pasaba a Fabi, dijo, ‘Que mejor fuera a verla al baito. 1a encontramos en la entrada del bafio que daba al patio el liceo, sentada en las baldosas mojadas, con un charquito ue se formaba porque alguien dejé corriendo una llave y las Pisadas convertian el agua en un barto oscuro y sucio’A su ado se reian unos de cuarto, Juntoa ellos vimos a Alvaro Ma- ala, que quien indicaba a Fabi con un dedo y cara de sico- ta. La escena la vi a unos metros, como en una pantalla. nti que comenzaba a burbujear la sangre dentro de mi, ‘como en.una tetera, las venas me apretaban como un cuello ortopédico. Via Fabi indefensa, con su chaqueta Wado mo- jada y la cara manchada con esa agua con tierra. Pero antes de que pudiera hacer nada, aparecié Rolando no sé de dénde. Dijo: Paren. Pero no del modo como lo escribo aqui, no, sino con una voz potente, voz de 6pera, una que estremecié los bafios hasta el patio. Uno de los que mas se reia y que olfaa alcohol, dijo, ade donde salié éste? El que estaba a su lado dijo, debe ser el novio. Otra vez se burlaron, pero como lo hacen las hienas: risas falsas y chillonas. La excepci6n fue Alvaro Ma- tamala, que de pronto parecié arrepentido de estar alli. Ro- lando, tengo que decirlo, era pequefto, flaco y debilucho. Del grupo del liceo, el tinico que no habia hablado y que parecia mayor le dijo a Rolando que se metiera en sus asuntos porque él teniaa su polola en el bafio de mujeres y la defendia de Fabi que Ilegé a un bafio que no le correspondia, Miré a sus com- pinches, dijo que el Unico bafio que le servia a Fabi eran los postes de los arcos de basquetbol en el patio, y todos se rieron. Otra vez se me aceler6 el coraz6n, a mil, bombeando y gol- -peando grumos de sangre. Pero otra vez no alcancé a nada porque Rolando respondié, ahora con una voz tranquila, se- ena. Les dijo que los denunciarfa, que hablaria no solo con profesores del liceo, sino con los carabineros, comenz6 a citar articulos legales y otros asuntos, personas, nombres, fechas, nos mareé a todos, pero principalmente nos impresion6. Los del liceo se miraron sin saber qué responder, hasta que la po- Iola del que habfa hablado antes salié del bafio. El de cuarto dijo, vamonos de aqui, salgamos de este circo. Alvaro Mata- mala, por su parte, regres6 al bafio, se encerré y no lo vimos mas en toda la noche. ‘Un momento después Fabi parecié mas calmada, se apret6 a milado como si sintiera frio. Dijo, me resbalé en la baldosa cuando empezaron a molestarme. Tuvimos ganas de abrazar a Rolando por lo que acababa de hacer, pero entonces nos dimos cuenta de que detras apareci6 una chica delgada, muy delgada, se parecia un poco a Ro- Iando, pero con el pelo largo y suelto, una cara linda, larga y bonita. Rolando sonti6 y dijo, a propésito, les presento a Ma- tilde, mi polola. Crazy for Rolando, dijo Fabi con los ojos triste de regreso a casa. Pasamos a dejar a Alonso y a Lila, aunque a esta tltima mis bien la esperamos hasta que lego el papé a buscarla en su automévil en la puerta del liceo. Caminamos las seis cua~ das hasta el departamento de Fabi. Pasamos a comprar unos bombones de pera Berggold, 1o tinico dulce que a Fabi la esti- mulaba y unos tarros de bebida Arizona. No sé si venia triste por lo ocurrido con los matones de! liceo o por enterarse dela polola de Rolando. Por eso el “crazy for Rolando” soné de pronto, en medio de la noche, como una ironia. Hablamos poco hasta la puerta del edificio de Fabi, entonces le dije bue- nas noches. Buenas noches, me respondié. En las siguientes semanas el asunto se olvidé. Solo miss ‘Margot, me cont6 Fabi, le habl6: queria denunciar a los mato- nes del liceo por lo ocurrido en la fiesta. Fabi respondié que no valia la pena, que estaba acostumbrada; tampoco tenia ganas de hacerse problemas. Y ahi qued6 todo. Con respecto a Rolando también las cosas cambiaron un poco. Todavia estébamos juntos en el grupo de Ciencia que inclufa a él y a Pamela Solar, por eso teniamos que vernos algunos sabados. Fabi se comportaba diferente desde lo ocurrido en la fiesta, sin interés, sonambula, a todo respondia vagamente, hasta que Rolando, frente a todos, le pregunté qué le pagaba, si se sentia bien. Fabi respondié, estoy bien, solo cansada. Pero en- seguida agrego como si estuviera esperando la. oportunidad de decitlo, con una voz dormida, como si sofiara, dijo, el otro fa bajé una pelicula, la vi en el computador, era de De Palma, ese director que nos comentaste. Rolando se entusiasm6 con el tema y pregunté: :Cual de todas? Ella respondi6: Carrie, ese era el nombre de la pelicula. ¥ él: {Te gust6? Ella se tomé su tiempo antes de responder, por eso tal vez no la entendimos exactamente cuando dijo: me hizo llorar. Lleg6 Lila Alarc6n a mi vida; no sé si se puede decir de esa forma. Comenzamos a pololear en agosto, al final del in- vierno, Por eso tal vez me alejé de Fabi y hablamos menos por teléfono, chateamos menos, todo un poco menos. De todas maneras, Fabi se alegré por mi y también por Lila. Fueron meses saltados, fragmentados, en que poco conver samos Fabi y yo, aunque en la escuela seguiamos siendo ami- gos, pero un poco compartiendo con Lila, con la que yo pa- saba mas tiempo. En una ocasi6n encontré a Sabrina, la madre. No fue una coincidencia en todo caso. A una cuadra de mi casa me espe- ‘aba en el auto que manejaba su pololo médico. Bajé y me dijo que queria hablar conmigo. Se trataba de Fabiola, la notaba callada, triste. Sabrina estaba preocupada, se atrevié a hacer algo que nunca pens6, revisar las cuentas de Fabi en las redes. Desde hacia meses recibia amenazas, anénimos que la insul- taban, que la llamaban otra vez Gaspar, era la principal ofensa. Le exigian que se fuera de la escuela o que se fuera de la ciudad, Quedé mudo, sin saber qué decir. No iba a contestar que también la notaba triste, perdida, pero que estaba asi no por esos anonimos, sino porque estaba enamorada, loca~ mente enamorada. Quedaba un mes para que terminara el afio yen dos sema- nas mas comenzaban las pruebas finales. Entonces ocurrié algo insdlito: la transformacién de Alvaro Matamala. No sé si fue realmente un cambio o su desesperacién por no tener amigos y por estar Ileno de resentimientos. Hablé con noso- tros, uno por uno, nos invit6 a una fiesta en su casa. Serfaen grande, dijo, sus padres lo apoyaban: pagaria a un DJ y hasta una banquetera para la comida. Nos pidié perdén por temas pasados y que aceptaramos la invitaci6n. Lo conversamos Pa- mela, Alonso y muchos més. No me acuerdo haberle pregun- tado a Fabi porque daba por hecho que ella no irfa. La mayoria se sinti6 apenada por Alvaro, quien preparé esa fiesta, se pre- ocupé de cientos de detalles y al final convencié a muchos en el curso, Aunque no a todos, no a mi. Lo habia escuchado de- cir cosas atroces y no estaba dispuesto a creer en sus cambios. Asi que con Lila no fuimos a la fiesta, nos quedamos en la casa de sus papas viendo una pelicula que a Lila le gustaba porque actuaba una actriz antigua El lunes en la escuela me enteré de lo ocurrido. Mas bien todos se enteraron. La fiesta fue un éxito, no falté nada. Buena mtisica, buena comida, no hubo alcohol. Los padres de Alvaro y otros se ofre- cieron para vigilar y mantener todo controlado. Por primera vez, me imagino, Alvaro se sintié querido por los demas o al ‘menos tomado en cuenta. El asunto exploté la tarde del do- mingo, el dia siguiente, pero yo me enteré recién el lunes. Un archivo vol6 por las redes sociales, los grupos se lo repartie~ tony en pocos minutos estaba en todas partes. “El fenomeno ataca de nuevo", Se trataba de un video de tres minutos en el que aparecia Fabiola Garrido en una habitacién pequefia, es- trecha, en un sillén cama. Al frente se veia un televisor plasma y en la pared una fotografia de Venecia con yna gon- dola. En el sillon se besaban intensamente Fabi y Rolando. Se separaban y volvian a besarse, es decir, era fécil.darse cuenta de que eran ellos dos sin ninguna duda. El video estaba to- mado con un celular instalado en un velador. Las siguientes horas fueron frenéticas. El director del liceo pidié hablar con cada uno de los alumnos que estuvieron en la fiesta de Alvaro. Sabrina exigié bajar el video, que a esas alturas se replicaba por los distintos grupos y era imposible hacerlo desaparecer. Hasta los padres de Rolando intervinie- ron y reclamaron, Matilde termin6 con Rolando por Whats- App esa noche. Traté de llamar por teléfono a Fabi, pero no contest6, Tam- poco respondié ninguno de mis mensajes. Los padres de Rolando hicieron correr una versién desa- gradable de lo ocurrido: Fabiola Garrido le habia dado alcohol asu hijoy aquello que aparecia en el video era sin el consen- timiento de él. Pocos creyeron esa teorfa. Unos tomaron par- tidos y apoyaron a Fabi, pero eran los menos. La mayoria acept6 una versi6n, la que se impuso finalmente: el video era idea de Fabiola, ella convenci6 a Rolando, sin su consenti- miento lo grabé y Iuego lo subi6 para vengarse o para obli- garloa terminar con su polola. Desde ese momento los men- sajes a Fabi, en todas las plataformas, fueron demoledores, agresivos, a veces violentos. El lunes por la tarde no aguanté mas. Llegué hasta el de- partamento de Fabi. El conserje me dejé subir. Toqué la puerta, pero nadie abri6. Me senté en el suelo a esperar du- rante una hora, pero nadie apareci6. En mi casa, por la noche, lo intenté otra vez. Le escribi un largo correo a Fabi y luego me eché en la cama a mirarel techo, tratando de despejar mi cabeza, tratando de entender lo ocu- rrido, Una hora después me despert6 un sonido que me avis6 que acababa de entrar un correo en la bandeja. Era Fabi. Escri- bié solo una frase: Donde estabas el sabado por la noche? ‘Nada mas. Sonaba tal vez a una pregunta, tal vez a una queja. Al nico que expulsaron del liceo fue finalmente a Alvaro Matamala. El sumario interno lo consideré culpable, Desde su celular se habia subido ese video. Esa era la principal prueba en su contra. Le permitieron dar los examenes finales en el liceo, pero al afio siguiente le revocaron la matricula. Nadie lo la- ment6. Como la neblina que de pronto es intensa por la mafiana, yde un momento a otro se disipa, asf también desaparecieron Rolando y su familia del barrio y de la escuela. Se matricul6 al aflo siguiente en un colegio del barrio alto. Varias veces intenté hablar con é1, pero cuando queria hacerlo me atoraba, no sabia qué decitle, qué reclamar o preguntar. Fabiola Garrido y su madre, esto lo supe durante el verano, se fueron de la ciudad. Al norte, dijeron. Ese verano también, aunque parezca que nada tiene que ver con lo que cuento, me enteré de que el alumno del liceo del frente de nuestra escuela, Yeyo, fallecié en el hospital es- perando el trasplante que nunca lleg6. El siguiente aito en el liceo todo resulté aburrido, excepto Por Lila. Echaba de menos a Fabi, sobre todo nuestras conver- saciones sentados en calle Agustin Calamare, nuestra calle preferida. Un dia me fui solo al mall, Pensé entrar al cine si es que encontraba algo decente que ver. Pero al final terminé dando vueltas como ratén de laboratorio por el cuarto piso, el piso menos concurrido, hasta que me cansé y llegué a una esquina donde hay sofas y sillones para que la gente descanse, En ese lugar existen unos ventanales desde donde se ve la comuna, sobre todo los edificios que surgen por todos lados, las griias plumas moviéndose como insectos, invadiendo, destryyendo y construyendo. Me gustaba llegar hasta ese rincém de mall, sentarme un rato y mirar el exterior desde la altura. Tampoco es tan alto, pero da una perspectiva del barrio, sus casas, hasta de su gente, En ese rincén me encontré con Alvaro Matamala. Estaba ‘més gordo. Tenia la misma mirada triste e idiota que le cono- cia, pero ahora no producia miedo sino pena. Como el encuen- tro fue frontal y directo no pude evitarlo. Quedé inmévil, ator- nillado al piso. fl se acercé, sonri6, no se atrevi6 a estirarme la mano, nada de eso, solo sonrié. Se sent6 a mi lado como si fuéramos conocidos, amigos incluso. Como dije, quedé un poco de piedra, hipnotizado, sin escapatoria. Respondi todo lo que me pregunt6 sobre el curso, los profesores, algunos ami- gos. Al final dijo: zy qué tal todo? En ese momento podria ha- berlo insultado, decitle muchas cosas, pero su voz sonaba de verdad afligida. Me conté sobre su nuevo colegio. Participaba en un grupo de teatro. Tenia pocos amigos, pero estaba espe- ranzado de que més adelante los tendria, Hizo una pausa y yo aproveché de abrir la boca o de decir una sola palabra: Fabi. fi comprendié lo que queria preguntarle. Me conté de su fiesta ese sabado, la que fue grandiosa, dijo, cada vez que se acordaba se alegraba, no solo fue un éxito, fue la mejor de todas las que se hicieron en afios, nadie podria negarlo. Eso sf, sentia mucho como termin6, o las consecuencias en los dias siguientes, por Fabi, por Rolando, por él, por todos. Me cont6 que esa noche Rolando le pidié prestado su celular, queria llamar por telé- fonoa su pap para que viniera a buscarlo, Con la euforia dela fiesta y de atender a sus invitados le entregé el celular y se ol- vid6. Se acordé al dia siguiente, a la hora del almuerzo, cuando el mismo Rolando se lo vino a dejar. Nada tenia que ver Alvaro con ese video, lo explicé muchas veces, pero nadie lo escuch6 © quiso creerle. Un rato después nos despedimos. Le dije, chao, Alvaro. ¥ él respondié, chao. Cref que iba a agregar algo mas pero no dijo nada. TRES VECES TRES Valentina Pollarolo ANA ‘No, no me acuerdo de cada detalle, pero sé que me levanté ala misma hora de siempre, tomé el mismo desayuno, ca- miné las mismas tres cuadras hasta el colegio y me senté en el banco que esté al lado de la ventana porque necesito mirar para afuera de vez en cuando para no marearme. No sé si es el color de la sala, 0 esos tubos fluorescentes, o la voz de Juan, que no para de hablar, o la mezcla de todo, pero me cuesta concentrarme; me da suefio, abro la ventana imaginariamente y'me voy al patio imaginariamente y me subo a un 4rbol ima- ginariamente y le digo a Juan que mejor pare, que no es gra- cioso, que se nota que Pablo esté a punto de llorar, que mejor se arranque por la ventana conmigo y nos subamos al arbol y desde ahi miremos lo que pasa en la sala y perdamos la pri- mera hora de clases porque no se puede empezar un viernes resolviendo ejercicios de Quimica y aprendiendo formulas que no entiendo ni quiero entender. Y entonces escucho la risa de Juan sentado en el banco de atras y vuelvo a estar en la sala y vuelvo a mirar el cuaderno y pienso que quizas debi haber dicho algo, o haberme salido del chat del curso la noche anterior cuando Juan, después de sacar a Pablo del grupo, dio laidea. Pero preferi decir que si, que iba a participar,gotal era una bromay el resto del curso estuvo de acuerdo. ¥ entonces, justo antes de que suene el timbre del cambiode hora, me ega el mensaje de Juan: "La idea es agarrario a la salida de clases, zvas?”. Vuelvo a mirar por la ventana. Sé que esta espe- rando que le responda, siento sus ojos en mi nuca, pienso que el dia anterior la idea me parecia mAs graciosa, pero miro a Pablo haciendo eso que hace con sus manos cuando est ner- ‘vioso, probablemente porque no le estan resultando los ejer- cicios de Quimica y cuando algo no le resulta se desespera y el resto lo imita y mas se desespera y esta a punto de llorar y quiero abrir la ventana imaginariamente, dejar el mensaje de Juan en visto, subirme al arbol y quedarme ah{ para siempre. Pero me giro, busco los ojos de Juan que me miran esperando una respuesta y como si mi mano tuviera vida propia, como si se mandara sola y yo no pudiera hacer nada por detenerla, levanto el pulgar en sefial de aprobacién. De eso me acuerdo, aunque no me acuerde de todo lo que pasé ese dia. JUAN Sé que van a decir que fui yo el de la idea, zo ya lo dijeron? Quizs suene arrogante, pero yo no tengo la culpa de ser un lider natural. Me escuchan, me siguen, porque me atrevo a decir cosas que otros no dicen por miedo a que los suspendan o llamen asus apoderados. En cambio yo, como tengo el me- jor promedio del curso, siempre me salvo y eso genera envi- dia. Envidia y admiracion. ‘No sé qué mas puedo contar sobre ese dia que ya no sepan, aunque quizés todo lo que les contaron es mentira. Nunca existié un chat donde estuviéramos todos menos Pablo, por- que el director ya habia hablado con nosotros, que no podia- mos dejarlo fuera, que estaba yendo al sicdlogo porque tenia problemas que no nos podian contar, que sus papas se habian ‘quejado porque no lo invitaron a una junta y que teniamos que incluirlo en todo. 2¥ si no quiero? {Me van a obliga? Lo que pasa es que Pablo no tiene sentido del humor y tas mis- mas bromas que le hemos hecho a él se las hemos hecho a otros y nadie reclama, porque son eso, bromas, y si la noche antes lo sacamos del chat fue porque el huevén se puso a mandar el mismo mensaje una y otra vez y nos cans6, No era gracioso o al menos no era lo que a nosotros nos pagece gra- cioso. Entonces a alguien se le ocurrié lo de hacerle la broma al dia siguiente, sin mala intencién, cagarnos de la risa un Tato y ya. Ese viernes estuve a punto de no it a clases, me acuerdo, porque mi mama llevé temprano a mi hermana a su terapia en el hospital y, como nadie me despert6, me quedé dormido, Ana, que siempre anda pendiente de mi, me mand6 un mensaje, que si estaba enfermo, que por qué no Hlegaba. No le contesté, ‘Cuando llegué ya estaban todos metidos en el libro de Qui- mica y Ana, como siempre, metida en su mundo. Durante esa hora no pasé nada importante, nada que tenga que ver con lo gue vino después, excepto quizés por los mensajes en el chat del curso. Okey, si habia un chat, pero no estaba todo el curso y nadie eché a Pablo del grupo, como andan diciendo varios; Ise habia salido solo mucho tiempo antes. Algunos empeza- ron a decir que preferian no participar en la broma, que para qué arriesgarse a que sus papas volvieran a armar un escan- dalo, que imaginense si nos castigan y la gira de estudios se vaa la cresta, Puras excusas, porque en el fondo se cagan de miedo, Supongo que ellos ya dijeron que no participaron, pero participaron igual, porque mirar y no hacer nada cuenta, 20 no? Si no preguntenle a Leo, el amigo del afio, a ver qué les dice, Aunque, conociéndolo, va ser dificil que hable. LEO No sé si tiene mucho sentido hablar de ese dia. No sé si quiero hablar de ese dia, en realidad. Para qué? Para que me sienta mas culpable todavia? No necesito que me digan que tendria que haber hecho algo por detenerlos, porque eso ya lo sé; lo que no sé es por qué me quedé ahi, mirando, sin hacer nada. No es que me avergtience de ser amigo de Pablo, como dicen algunos, y tampoco es que seamos tan amigos, no como cuando éramos més chicos al menos y nos juntébamos en su casa todos los viernes después del colegio y él me ensefiabaa programar. Cuando lleg6 al curso y le pregunté por qué se ha- bia ido del otro colegio, me dijo que porque no se Ilevaba bien con sus compaifieros, pero nunca me contd detalles; se ponia nervioso, se notaba que el tema no le gustaba y yo tampoco insistia. Tampoco le preguntaba para qué eran los remedios ue tomaba, ni por qué su mamé siempre tenia los ojos como siestuviera resfriada. Entonces, si me preguntan si soy amigo de Pablo, la respuesta correcta es que fuimos amigos en la ba- sica, que cuando pasé lo que todos sabemos nos juntabamos muy de vez en cuando y que ahora me he vuelto a acercar a él Porque quizas es mi forma de sentirme menos culpable. La noche en que sacaron a Pablo del chat y empezaron a planear Jo del dia siguiente, me llamo para saber por qué [0 habian echado, que si acaso estaban hablando mal de él. Me lo ima- giné haciendo ese movimiento que hace con las manos, abrir y-cerrar, hacer sonar los dedos, abrir y cerrar, cada vez mas rapido, y no fui capaz de decirle que si, que estaban hablando de él, que yo también estaba hablando de él, que Juan tenia una idea para molestarlo a la salida de clases, pero que no se reocupara, que nos podiamos ir juntos y yo lo acompafiaba hasta su casa. En lugar de eso preferi no ponerlo mas nervioso, le dije que probablemente en un rato lo volvian a meter al chat y que no le diera més vueltas al tema. Es que tampoco era la primera vez que mis compafieros se divertian a costa de Pablo: la comida al basurero, la foto en el camarin, la cuenta falsa en redes sociales, la mochila escondida antes de la prueba. Juan les decia “bromas” y de tanto repetirlo empezamos a conven- cernos de que eran solo eso y que tampoco era tan grave, que habia que tener sentido del humor, que total a todos nos han molestado alguna vez. Por eso no hice nada cuando termind Ja Gitima hora y todos se miraron y salieron antes de la sala para esperar a Pablo en la esquina. Y porque nunca me ima- giné que ese dia las cosas iban a terminar tan mal. PABLO Hace tres afios tuvimos un paseo de curso y Ilegué al cole- gio veintidés minutos antes de lo programado lo sé porque el reloj que me regalaron para Navidad dejé de funcionar y tuve que preguntarle al inspector que siempre esté atento para marcar el timbre de las 8 y volvi a revisar mi mochila traje de bafio bloqueador mis remedios toalla dulces para compartir agua y un pote con frutillas también un libro para el camino para que el viaje se hiciera mas corto y era mi primer paseo de curso en el colegio nuevo y queria que todo saliera perfecto y lo primero que me preocupé fue que no habia puestos asig- nados en el bus que nos iba a llevar a la playa y que cada uno iba a elegir con quien sentarse que no me quede solo que no me quede solo pienso mientras miro como los demas se or- ganizan se ponen de acuerdo y no sé si acercarme a algiin grupo o hacer. como que me amarro el cord6n de la zapatilla para hacer tiempo pensando que si alguien me pide que nos sentemos juntos tal vez no se me ocurra de qué hablar y que ‘es mejor sentarme solo y poner la mochila en el asiento de al lado para que sepan que estoy bien asi que no es que me haya quedado solo sino que yo elegi ir en silencio leyendo el libro de computacién que me compré mi papé el fin de semgna que ‘me tocé con él entonces mi profesora jefe se me acerca y me pregunta si tengo con quién sentarme en el bus pero antes de que pueda contestarle llega Ana y me dice que nos sentemos juntos y la profesora piensa es que es una excelente idea y le dice a Ana que le gusta su actitud de compaiierismo y nos subimds al bus entre empujones y gritos euforicos de mis compatieros que solo quieren llegar luego a la playa bafiarse enel mary empezar de una vez por todas las vacaciones de verano y le pregunto a Ana si quiere el asiento al lado de la ventana porque en la sala ella siempre quiere estar sentada junto a la ventana pero me dice que no porque asi puede con- versar con Leo y Juan que van sentados al otro lado del pasillo y pienso que las cosas estn saliendo mejor de lo que espe- raba y por un momento dejo de preocuparme y ya no me mo- lesta que todos hablen al mismo tiempo ni que Ana se pare de vez en cuando y se cambie de asiento con Leo porque con Leo siempre sé de qué hablar porque tenemos gustos parecidos como ser fanaticos de Star Wars y me esta pidiendo que le ensefie a programar y le digo que cuando quiera que ahora que vamos a salir de vacaciones lo puedo invitar a mi casa y asi le ensefio algunos trucos de programacién pero se lo digo y me arrepiento porque no estoy acostumbrado a invitar a ‘compajieros a mi casa y aunque mi mama me insiste que lo haga me preocupa que se aburran 0 que no les guste la co- ‘mida o que digan que mi mamé me trata como guagua y se preocupa demasiado de mi y le digo a Leo que quizas la préxima semana y pienso que tengo que decirle a mi mama que prepare hamburguesas porque a todos le gustan las ham- burguesas ¢te gustan las hamburguesas? le pregunto a Leo que me mira sin entender obvio a quién no le gustan me dice yentonces Ana le pide a Leo que vuelva a su asiento porque Juan se qued6 dormido y se apoyé en su hombro y le mojé la polera con baba y me da risa porque Ana es graciosa y me cae bien desde que llegué al curso y me sentaron con ella para que la ayudara con los ramos matematicos pero cada vez que tra- taba de explicarle alguna cosa me decia que no entendia y que no queria entender y se desconcentraba y se ponia a mirar por Ja ventana y cuando legamos a la playa eran justo las 12 del dia cuando el sol pegaba mas fuerte y tenfamos mas hambre y aunque la profesora dijo que bajéramos en orden nadie le hizo caso y todos corrieron en direcci6n al mar dejando en el camino las poleras las zapatillas y las mochilas pero yo me use bloqueador me saqué los calcetines los dejé dentro de las zapatillas conté tres veces tres y caminé sobre la arena que estaba caliente y por primera vez en mi vida no me import6 que se me pegara a los pies ni esa sensacién extraila que me destempla los dientes cuando siento el contacto de la arena con mi piel y ese afio casi nadie tenia celular decian que to- davia éramos muy chicos y que podiamos ver cosas que no eran apropiadas para nuestra edad pero a Juan le habian rega- lado uno para su cumpleaiios porque sus paps encontraban que era maduro para su edad y fue él quien dijo que nos jun- téramos todos para que saliéramos en la foto y esa misma foto fue la que un par de afios después pusimos como icono del chat de curso del que me sacaron la noche anterior al dia en que cambié todo y yo salgo con los ojos cerrados por el reflejo del sol ANA Creo que fue una de las pocas veces que lo vi contento desde que lleg6 al colegio. Incluso se mojé los pies en el agua aunque nunca se sacé la polera ni se puso traje de bafio. Fue el tinico que se echo bloqueador —una capa blanca y gruesa— mientras el resto del curso volvi6 con la espalda y los hom- bros quemados, el traje de bafio marcado y los ojos rojos de tanto sol y agua de mar. No recuerdo si me senté con él ala ‘vuelta, pero a la ida nuestra profesora jefe me habia pedido que nos fuéramos juntos en el bus, que no lo dejara solo, que sabia que yo era una buena compatiera y que siempre estaba preocupada por el mas débil. Nunca crei que Pablo fuera débil, pero no iba a contradecir a mi profesora ni al director, quien el dia en que lleg6 Pablo al colegio, a mitad de semestre, entr6 ala sala antes que él y nos dijo que fuéramos amables con nuestro compafiero nuevo porque estaba pasando por una si- tuacién dificil. Solo dijo eso, “situaci6n dificil”, y luego miré hacia el stielo como dandonos a entender que era mejor no entrar en detalles. Cuando hizo pasar a Pablo ala sala eldi- rector pidié un aplauso y creo que ese fue el primer error, por que nos pareci6 tan rara a peticion, tan fuera de lugar, que en vvez de aplaudir nos pusimos a refry Pablo también se tio, pero se notaba que estaba a punto de llorar, que queria salir de ahi corriendo, abrir 1a ventana imaginariamente y subirse un r- oly quedarse ah{ escondido igual como quise escaparme yo enla clase de Quimica, igual como quiero escapar ahora. Desde la clase de Quimica en adelante recuerdo todo como si fuera una pelicula en blanco y negro. Sé que habia viento, porque las ramas de los arboles crujian y el suelo estaba lleno de hojas, pero no sé si hacia frio, si tenia hambre o si estaba mareada por los tubos fluorescentes de la sala. Solo sé que apenas soné el timbre de salida me junté con Juan y el resto cerca del kiosco, que dijeron que nos ibamos a reir mucho, que yo tenia que distraer a Pablo, porque segtin ellos yo le gustaba desde el primer dia que lleg a clases, mientras ellos se acercaban por detrés y Juan tomaba la foto. Tenia que ser r4pido, la foto y salir corriendo, Después nos ibamos a mi casa que es la que est mas cerca del colegio, pediamos pizza y subiamos la foto. "La mejor forma de terminar la semana’, dijo alguien. Juan dijo que él podia llevar cervezas. Yo dije que no, que si querian tomar que se fueran a otra casa, Juan se rio, me dijo que era una exagerada, que mis papas no se iban a dar cuenta, que confiara en él. ‘Cuando llegamos a la esquina alguien nos avis6 por el chat que Pablo ya habia salido de la sala y que habia alguien espe- randolo en la reja para salir junto con él y asegurarse de que Iegara a la esquina. Los viernes era el nico dia en que Pablo se iba solo de vuelta a su casa porque su mamé salia mas tarde del trabajo y no alcanzaba a ira buscarlo. £1 tenia que mandarle un mensaje justo antes de salir del colegio y otro apenas entrara a su edificio, asi su mama no se preocupaba tanto y Pablo se sentia mas independiente, que segtin lo que hos conté nuestra profesora jefe es lo que el sicélogo le habia aconsejado a sus papas. Aunque casi todos iban y volvian so- los del colegio desde hacia tiempo, era evidente que a Pablo ese trayecto le causaba tanta emocién como ansiedad. Los viernes hablaba més, se paraba mas en clases, hacia ega cosa con las manos casi todo el tiempo y miraba la hofa a cada rato. f Desde la esquina puedo ver como saca su teléfono de la mochila y escribe el mensaje. Es una broma, me repito en voz baja mientras otro compafiero lo intercepta en la rejay em~ pieza a caminar con él directo hacia nosotros, que todavia estamos escondidos, esperando que Juan dé la orden. Es una broma, vuelvo a repetirme, mientras todos forcejean, mien- tras me tapo la cara para no ver, imaginando que todo es un suefo, que en algtin momento voy a despertar en mi casay va a ser la mafiana de otro dia y en vez de levantarme para ir al colegio voy a decidir que hace mucho frio para salir de la cama y me voy a quedar ahi, acurrucada, esperando que mi papa entre a la pieza y me diga que me levante, que haga mi bolso porque nos vamos en un rato y no quiere manejar de noche y yo ya empiezo a imaginar los Arboles, el olor a madera ‘mezclada con humedad de la cabafia de la playa y esas venta- nas enormes que se abren de verdad, JUAN 2En serio tengo que contar otra vez lo mismo? Es como si estuvieran esperando que me equivocara, o que cambiara mi versi6n 0 que me pusiera a llorar y, lo siento, pero si quieren drama hablen con otro. Obvio que nadie esté feliz con lo que as6, pero nunca fue la idea hacer dafo y el que diga eso esta mintiendo. Se trataba de tomarle una foto, subirla un rato a Tedes sociales y después bajarla. Okey, yo fui parte de esa idea, pero de lo que paso después ni cagando me hago responsable, porque al final yo también fui victima. El dia que Pablo lleg6 al curso el director pidié un aplauso. ‘Ana, que estaba sentada en el banco de atras, le pregunté a Leo que por qué un aplauso. “Por la cara de huevén’, dije lo suficientemente fuerte para que los que estaban al lado mio escucharan, pero lo suficientemente despacio para que ni el director ni Pablo ni la profesora jefe alcanzaran a escuchar. Casi nadie pudo aguantar la risa; hasta Pablo se empez a refr sin saber que se estaba riendo de si mismo. Si se hubiese que- dado serio, si no hubiese empezado a mirar hacia todos lados, como tratando de entender por qué todo el mundo se reia mientras aplaudian sin ganas y sobre todo si él no hubiese empezado a aplaudir también, quizas —solo quizag,—lo hu- biese respetado un poco. Pero senti vergiienza ajena y rabia, y me acordé de mi viejo y tuve ganas de pararme y sacarle la cresta al compaifiero nuevo que se reia con la misma risa de mierda con la que se refa mi papa cuando yo me equivocaba enalgo.o me caiaen bicicleta cuando estaba aprendiendo. En- tonces él me miraba esperando una reaccién, atento a mi cara, esperando el llanto o la mueca que intentara contener las lagrimas. Pero yo solo lo miraba fijo unos segundos y luego le decia “buena la broma”. Pablo cruz6 la reja del colegio y los que estabamos escon- didos en la esquina nos miramos imaginando lo que venia. ‘Ana, en cambio, miré hacia el suelo, pero si estaba arrepen- tida ya era tarde, Pablo venia caminando directo a nosotros y habia que actuar ya. Avanzaba tan répido y concentrado que tuve que empujar a Ana para que le cortara el paso. Ella se puso frente a él, le pregunté algo que no alcancé a escuchar y antes de que él pudiera responder, y mientras uno lo inmovi- lizaba por la espalda y yo preparaba la camara del teléfono, un tercero le bajaba los pantalones y los calzoncillos y lo dejaba en pelotas frente a Ana, su amor platénico desde que lleg6 al colegio. La carcajada se escuché en toda la calle y mientras Pablo forcejeaba intentando zafarse yo tomaba varias fotos, una tras otra, sin poder parar de reir. No me di cuenta en ese momento, pero si después, cuando volvi a mirarlas fotos, que unos metros mas atras, fuera de foco pero todavia reconoci- ble, estaba Leo, mirando todo, Nunca imaginé que Pablo tu- viera tanta fuerza, quizas él tampoco lo sabia, pero con un movimiento seco y violento, se zafé y se abalanz6 sobre mi. Lo que pas6 después lo recuerdo en camara lenta, la cara des- figurada de Pablo, rojo de rabia, las venas de la frente hincha- das y sus manos empujandome contra la vereda. Fue como si por un momento el tiempo quedara suspendido, yo en el suelo, la cara de miedo de Ana y luego las risas, sobre todo la de Pablo, “buena la broma, buena la broma, buena la broma’, repetia mientras se subfa los pantalones y me miraba cre- yendo que esta vez habia ganado él. LEO. La primera vez que Pablo me invit6 a su casa me llamé cinco veces por teléfono. Dos temprano en la mafiana y tres cerca de la hora en que tenia que llegar. En la mafiana queria saber si preferfa papas fritas 0 aros de cebolla con la hambur- guesa. Le dije que las dos cosas me gustaban asi que él eli- giera. Un rato después volvié a llamar. “Tu amigo otra vez”, dijo mi papa, que Ileg6 a mi pieza en pijama y con cara de suefio, porque el sabado era el tinico dia que dormia hasta mas tarde. Ahora queria decirme que mejor ibaa pedir las dos cosas, papas fritas y aros de cebolla, porque asi no habia que optar por alguna de las dos cosas y podiamos comer ambas. Le dije que ya, que buena idea y que nos vefamos a la hora de almuerzo. “A la una y media’, precis6. La tercera llamada fue para recordarme que llevara traje de bafio y las otras dos para preguntarme por qué todavia no habia llegado. “Insistente tu amigo, gah?", me dijo mi papé cuando fbamos en el auto. Le contesté que Pablo era muy organizado y que le gustaba tener todo claro. Desde el asiento de atras pude ver como mi papa y mi mama se miraron disimuladamente y mi mama dijo algo que no pude escuchar. Supongo que estaba mirando por la ventana, esperando que llegara, porque antes de qug,pudiera bajarme del auto, Pablo ya estaba en el antejardin, corriendo hacia la reja, haciendo eso que hace con las manos, abrir y cerrar, hacer sonar los dedos, abrir y cerrar, cada vez més ré- pido. Detras de él venia su mama, algo incémoda, “Pablo, es- pérate que se bajen’, pero él no la escuchaba. Mi mamé y mi papa volvieron a mirarse pero esta vez ninguno dijo nada. “Ya Hegaron las hamburguesas”, me grit Pablo desde la reja, mientras caminabamos hacia la entrada. Recuerdo que tuve una sensaci6n extrafia, muy parecida a la que tengo ahora: una mezcla entre ganas de llorary culpa, una culpa que crecia a medida que me acercabaa su casa y podia darme cuenta de que mi presencia ahi era un acontecimiento para Pablo, pero sobre todo para su mama. “Gracias por la invitacion’, dijo mi papa por educacion, “Gracias por traerlo’, dijo su mama y por primera vez me fijé en sus ojos de alergia, 0 de resfrio, o como siacabara de bostezar. No le conté a Juan que habia ido a la casa de Pablo y que lo pasé mucho mejor de lo que esperaba. Tampoco que cuando mis papas me fueron a buscar y estaba a punto de subirme al auto, Pablo sali6 corriendo de su casa y me entreg6 un pa- quete de galletas que habia sobrado de las once, un manual de programacion para que practicara en mi casa y una de sus figuritas de coleccion de Star Wars. No le conté que fui varias veces mas, que incluso Ana fue una vez y nos bafiamos en la piscina y nos comimos cada uno un pote de helado de pifia. ‘Apenas suena el timbre de salida, Juan y el resto se ponen de pie y salen rapido de la sala, Por la expresion de su cara, podria jurar que Ana no queria participar, pero lo iba a hacer igual para no decepcionar a Juan. Salgo tras ellos y la alcanzo en la escalera, le digo que nadie la obliga, pero ella me mira, me dice que gracias por el consejo, pero que si vaa participar ena broma es porque le parece graciosa y que no sea exage- rado. Ella sabe que la conozco y puedo adivinar por su tono de voz que preferiria no hacerlo, irse rapido para su casa porque sus papas la esperan para irse ala playa, como todos los vier- nes después de clases. Veo como camina decidida hacia el kiosco, donde la esta esperando Juan y un par de compaiieros més y por un momento siento el impulso de ir hasta alla y decirles que paren, pero ellos corren hacia la salida y yo no hago nada. Entonces veo pasar a Pablo y pienso que seria bueno apurarme y decirle que lo puedo acompafiar hasta su casa, que mejor nos vayamos por otra calle, que ellos estan en Ja esquina esperandolo para reirse de él, como Io han hecho otras veces y como seguiran haciéndolo si alguien no hace algo. $i él no hace algo. Si yo no hago algo. Veo como alguien lo intercepta mientras él escribe algo en su teléfono y enton- ces empiezan a caminar juntos, directo hacia la esquina Salgo tras ellos, guardando la suficiente distancia para que no Parezca que soy parte de la broma, pero sin perderlos de vista, Por si hay que intervenir para ayudar a Pablo. Y entonces todo Pasa rapido, Ana aparece tras la esquina y puedo ver como él sonrie, como no puede evitar sonrefr cada vez que ella lo mira, y sus manos abriéndose y cerrandose. Mientras otros lo toman por sorpresa, lo inmovilizan y lo dejan semidesnudo, humillado, forcejeando, gritando que lo suelten, Ana se tapa la cara con las dos manos y puedo apostar que esta llorando. Y yo inmévil, incapaz de acercarme, de detener a Juan que toma fotos con su teléfono 0 de hacer algo cuando Pablo, y sin que nadie lo vea venir, logra soltarse y con los ojos completa- mente desorbitados se va contra Juan y lo empuja con tanta energia que lo deja un par de metros més alla, tendido en la vereda, con la nariz rota y completamente desconcertado. No puedo escuchar lo que Pablo le dice, pero mientras lo escucha, Juan comienza a incorporarse lentamente y, aunque desde donde estoy no alcanzo a ver su cara, si puedo observar como toma una enorme piedra, como la aprieta en su mano, como toma impulso y la lanza con fuerza, directo a la cara de Pablo. PABLO El remedio el remedio el remedio lo repito tres veces por- que debo tomarlo tres veces al dia y asi no se me olvida aun- que nunca se me ha olvidado pero mejor estar seguro ademas que el tres me da buena suerte un dos tres un dos tres un dos tres eso es tres veces tres que son las veces que toco las cosas para que no pase nada malo aunque parece que el remedio sirve y a veces no me doy cuenta y ya no estoy contando y puedo concentrarme en otras cosas y ya no pienso en nime- ros ni en desgracias ni en que mi mama choca cuando viene de camino al colegio y que va a ser mi culpa porque si no fuera a buscarme estaria haciendo otra cosa y no pasaria justo por esa calle donde alguien pasa con luz roja y la choca de frente y la ambulancia llega demasiado tarde y se muere en la calle y me quedo solo por eso me gustan los viernes en que camino porla calle y cuento los pasos hasta mi casa pero no para que no pasen cosas malas por mi culpa sino solamente porque me gustan los ntimeros pero esto no se lo digo a mi ‘mama porque no quiero que se preocupe tanto por mi y tam- poco le cuento que en este colegio también se burlan aunque nunca me han pegado y cuando me pregunta como me fue yo le digo que bien que cuando dijeron que trabajéramos en grupo en la clase de Historia varios me pidieron trabajar con- migo no le digo que me quedé solo y ella se queda tranquilao me hace creer que se queda tranquila y cuando me dice que invite a algtin compaiiero a la casa le digo que prefiero que no Porque tengo que estudiar pero yo sé que se da cuenta que lo digo porque me pongo nervioso zy si no llega? zy si me quedo con todo listo? porque antes Leo iba seguido a mi casa pero ahora menos 0 casi nunca y la ditima vez que lo invité me dijo que no podia porque tenia un compromiso familiar pero al dia siguiente estaban viendo fotos de la junta en la casa de ‘Ana y cuando me acerqué se quedaron callados y no sé como. supo mi mama pero escuché desde mi pieza cuando hablaba con mi pap por teléfono que habia que ira hablar al colegio que no iba a permitir que yo pasara otra vez por lo mismo que se acordara que tenia un hijo y tres veces tres para que no peleen para que mi mamé no llore escondida que no pase nada malo que no pase nada malo que no pase nada malo mientras dejo los zapatos a los pies de mi cama y tienen que quedar derechos mientras cuento tres veces tres pero concen trado en que todo va a estar bien porque si me desconcentro tengo que empezar de nuevo y el remedio el remedio el reme- dio lo repito tres veces antes de mandarle el mensaje a mi mami para avisarle que voy saliendo del colegio y esta vez no voy a contar los pasos voy a poner la mente en blanco como me dijo el doctor y solo voy a caminar pero un compafero me habla y ya no puedo poner la mente en blanco y empieza a caminar al lado mio y no sé de qué hablar pero él habla pri- mero y me pregunta por el concurso que gané y dice que soy un genio de la computacién y no sé qué responder porque no soy un genio y justo aparece Ana Anita Anita de dénde saliste que no te vi y tampoco veo de donde salen los que me agarran Y no me puedo mover y trato de soltarme y siento como me tironean la ropa y me bajan los pantalones y estoy pilucho y se estan riendo y Ana me mira como pidiéndome perdén un dos tres un dos tres un dos tres y otra vez tres vecesgres pero las cosas malas estan pasando igual y Ana se tapa la cara y yo Jogro soltarme mientras Juan me toma fotos y es.como si toda la rabia y la vergiienza se me fueran a los brazos y aunque nunca le he pegado a nadie a Juan lo empujo con toda mi fuerza y cae al suelo y ahora se rien de él y entonces veo a Leo que est un poco mas alla mirando todo y me hace un gesto que no entiendo y Juan empieza a levantarse y veo la piedra que viene hacia mi y no quiero que mi mamé sufra ni que se sienta culpable el resto de su vida si yo lo hubiese ido a buscar si yo lo hubiese ido a buscar y la piedra est a punto de alcan- zarme perdéname mamé un dos tres un dos tres un dos tres y entonces el golpe seco y después solo un silencio largo. ANA Todo pas6 tan rapido que cuando Juan lanz6 la piedra yo todavia tenia mis manos sobre la cara para no mirar lo que estaba pasando. Por eso no la vi venir y solo senti el piedrazo en mi frente y el ruido como una ventana que se cierra de golpe o una rama que se quiebra con el viento y el mareo como de cien tubos fluorescentes encendidos y la voz de Juan que ya no se rie y el suefio que no me deja abrir los ojos. Me dicen que no me mueva, me preguntan si me duele, pero no siento dolor, ni frfo, ni miedo porque estoy en mi cama aun- {que todos crean que estoy tendida sobre la vereda y el viento entra por las ventanas que se abren todas al mismo tiempo y no entiendo por qué lloran, por qué Pablo grita, Ana, Anita, Anita. Los escucho cada vez més lejos y si pudiera hablar le diria a Juan que no se vaya, que vuelva y se quede conmigo y a Leo que no me suelte la mano y a Pablo que deje de gritar. Vas a estar bien, me susurra Leo al ofdo justo cuando llega la ambulancia. Sibanme rapido que me estan esperando para ir alla playa y a mi papé no le gusta manejar de noche. Hay que avisarle a la familia, dice una voz que no conozco y ya em- piezo a imaginar los Arboles, el olor a madera mezclada con humedad de la cabafia de la playa y esas ventanas enormes que se abren de verdad. Es mi culpa, es mi culpa, es#hi culpa, repite Pablo y es lo Ultimo que escucho antes de sumergirme en.un mar oscuro y denso. Un mar, que segiin dicen los doc- tores, nunca mas volveré a ver. UNA NUBE MEDIO GRIS SOBRE SANTIAGO Sebastian Arrau Por primera vez tenia miedo de ese viaje. Ni yo ni nadie dijo nada, pero sabia que el miedo estaba instalado entre no- sotros tres. No sé si les ha pasado alguna vez, pero la sensa- ccién era de una incertidumbre que me seguia por meses como ‘una nube medio gris, mucho mas oscura que la que ahora veia desde la ventana del avién, y estaba seguro de que esa nube también seguia a mis padres. No sé si entre ellos lo hablaban en ese momento, pero sabia que sentian con mas fuerza la amenaza de esa tormenta que se acercaba, Porque estaban mas conectados con Chile que yo. Santiago es una ciudad que conoci toda mi vida y que que- tia y defendia como la mia. Nunca vivi en Chile, pero me po- nia su camiseta cuando jugaban en un mundial, y cada Navi- dad con mis papas viajabamos tres semanas para estat con la familia y escapar del frio de Nueva York, Para mi, salir de va- caciones de invierno era sinénimo de partir al calor del he- misferio sur y jugar con mis primos en Maitencillo o en Val- Paraiso. Mientras crecia, esos dias en familia se me fueron haciendo un refugio necesario, aunque fue mi primo Crist6- bal quien pronuncié primero la frase que me hizo sentir ex- tranjero antes de tiempo: 2 —Es raro que tengas dos papas, aqui en Chile la gente tiene uno solo, y una mama, - Tenia cuatro afios y no lo comenté con nadie pero la frase, luna vez sembrada, crecié conmigo. Esas simples palabras ti- radas por un nifio irresponsablemente y sin maldad alguna, repercutieron e hicieron golpearme con la realidad mas fuerte que al enterarme que Santa no existia 0 que la magia siempre esconde un truco. Recuerdo que ese afio, cuando regresé a Nueva York, por primera vez me di cuenta de que alla tampoco era muy coméin tener dos padres hombres, aunque conocia a suficientes ami- gos con este tipo de familias. Creci en Brooklyn, ahi pasé los primeros afios de mi vida y hoy, a mis trece, me estoy mudando a Santiago porque la muerte de mi abuelo hizo que papi no pudiera soportar mas la distancia y que papé quisiera volver para trabajar en la ofi- cina de su familia. Este viaje, que hemos estado programando por seis meses, incluye un container que trae casi todos nues- tros muebles y, a diferencia de mis otros viajes a Chile, este no tiene pasaje de vuelta. No hablo mucho con pap, menos con papi, que es mas pre- guntén y me pide su opinién para todo, pero me extrafia que ellos tampoco mencionaran esta nube que amenazaba con mojarlo todo desde que dijeron que nos iriamos a vivir a Chile. Estamos aterrizando y, luego de haber intentado ver cinco peliculas, papi me pregunta qué tal la que vi yo. I don't know, Je digo. Con ellos hablo en espafiol desde chico, pero cuando ‘no quiero seguir la conversacién digo I don't know y compren- den, Ultimamente no me gusta tanto conversar con ellos, en realidad no me gusta conversar con nadie, Papa es més callado, se parece mAs a mi y con él nos comu- nicamos con miradas. Nuestros mayores intercambios de pa- labras silenciosas ocurren cuando papi hace algo que nos molesta nos da risa. I love papi, pero a veces no lo soporto. [A veces tampoco soporto a papa, pero esas son menos veces —Miguel, esa de ahi es nuestra maleta —dice papi, como siyo no supiera. No le digo nada, pero sabe que lo escuché. Santiago esta frio, nunca habia venido en esta época, y hoy no es la ciudad que conocia de chico y que tanto me gustaba visitar. Una neblina oscura nos recibe en el aeropuerto. A las pocas horas de llegar, vamos a almorzar con los primos. La piscina de la tia Emilia esta vacia. La recuerdo inmensa, pero en realidad cambiamos de porte al mismo tiempo: a medida que yo crecia, ella se achicaba, pero siempre tenia agua. Ahora estaba vacia y descascarada. ‘Ac hace menos frio que en Nueva York durante el in- vierno, pero la gente usa chaqueta dentro de las casas para almorzar, se prenden estufas y el cielo se pone sucio. Nadie habla de esto en nuestra nueva casa vacia y fria que espera los muebles del conteiner. No sé como se dice conteiner en espa- fol, pero es como una caja gigante que venia por mar con nuestros recuerdos de toda la vida, los buenos y los no tan buenos. Papa y papi, desde que llegamos, solo hablan de mi colegio, que los titiles, que el uniforme, que el horario. Quizés Jo hacen para evitar pensar en sus propias vidas, que también comienzan de nuevo en esta ciudad, o tal vez porque les pre- ocupa mas la mia que la de ellos. Agosto volvié con prisa y entré al segundo semestre del afio, repitiendo octavo para prepararme mejor para la media, El colegio es distinto en Estados Unidos, porque si uno no se siente bien en un curso, en otro ramo hay escapatoria, pero en Chile todos van ala misma clase, con los mismos compaiieros todos los dias, todos los afios, a veces toda la vida escolar. ~Y tii, quién eres? —Soy nuevo. —iSi sé, gil! —me dijo Marco con un tono burlog—. O creis que pensé que éramos compaferos de kinder y no te habia visto. Todos se largaton a reir como si fuera un chiste muy gra- cioso. De ahi comenzaron con las bromas por mi acento, que nunca senti que fuera muy distinto al chileno, Hay una crueldad en los seres humanos que se aviva cuando estan en manada Susana sabia muy bien de chistes crueles, de carcajadas coreadas, las habia sufrido desde chica, asi que répidamente se unié a mi en un acto de proteccién que solo provocé que ‘me apartaran atin més. Sabia lo que era ser popular o nerd en Estados Unidos, y sabia que si Susana se hacia muy amiga mia estaba perdido de aqui hasta terminar el colegio. Sabia un par de cosas, pero no sabia cémo cambiarlas. A Susana le gustaba practicar inglés y me usaba para ha- blarlo fluidamente. Sus dientes delanteros eran largos (por 0 quizas le costaba la th) y a Marco le gustaba hacer chistes sobre ellos. “Vas a rayar el piso”, Las risotadas iban y venian como balas que al poco tiempo ni a Susana ni a mi nos llega- ban ni asustaban. Aprendimos rapidamente a defendernos de ellas ignorandolas. Atencién: nunca los mires a los ojos o la maldad crece junto con tu miedo. De pronto me vi bajando la vista incluso cuando uno de ellos pasaba por mi lado. Como si soportar a Marco Barrientos no fuera suficiente en las interminables horas de colegio, en casa me preguntaban cada dia como iba la escuela y como se llamaban mis amigos. Se veian ansiosos por saber si habia alguna compatiera que me gustara o si mis compafieros ya hacfan fiestas por la no- che para celebrar sus cumpleafios. No sé qué hacian mis pa- dres con sus vidas cuando yo no estaba. Durante las comidas las preguntas eran solo para mi, como si se quedaran conge- lados mientras yo estudiaba. En el WhatsApp de papa, él vivia un pequefio infierno per- sonal que descubri por casualidad cuando le pedi el teléfono para jugar Angry birds. Los padres tenian un chat de apodera- dos que, en el teléfono de pap, empezaba con la bienvenida al grupo de la mama de Rocio Vera. Queridos papis y mamis. Démosle la bienvenida este semestre al papa de Miguel Urquiza al chat. Hola Luis, bienvenidott! Ac4 hablamos desde cosas de nuestros hijos hasta leseras y cochinadas, jajaja! Prohibido politica, eso si... Bienvenidos!!! (Y diez emoticones de aplausos). Hola, la mamé de Jestis aqui, bienvenido! (Emoticon de aplauso). Bienvenido Luis, si quieres agregar tu sefiora, bien- venida, tenemos un grupo solo de mamés para la semana de las alianzas. Hace deporte? Este afio es- tamos preparéndonos para ganarla alianza azul en voleibél (Emoticén de brazo sacando musculc). Holi, mamé de Andrés aqui, que est de cumpleafios el sabado, asi que aprovecho de avisar. Welcome to Chile, Luis, y por favor méndame el contacto dela mami de Miguel, para tenerlos a los dos. Soy parte del consejo de apoderados del colegio. Bienvenidos again! Seguian los mensajes incansablemente. Busqué hacia abajo angustiado para ver si papa respondia algo acerca de “la mami de Miguel” o si mencionabaa papi y noté que solo cam- biaba de temas y agradecia la bienvenida. Pronto entendi por qué papa decia que en Chile la gente se mete més de la cuenta en las vidas ajenas. En el chat de apoderados del colegio de donde yo vengo, jamas se pregunta ni se pide nada, y quien quiera ofrece informacion o ayuda voluntariamente, Decidido a dar vueltas las cosas, ideé un plan perfecto. Marco era el mas cool y si me hacfa su amigo, me ganaba al resto. Con reglas estiipidas, hay que jugar estipidamente. La miisica fue la forma de acercarme a él, porque sabia que le gus- taba tanto como a mi. Por eso, mientras él escuchaba a Greta Van Fleet en su celular, yo comencé a cantar la cancién. Marco me miré extrafiado y me pregunto si entendia algunas partes dela cancién y me ofrect a traducirle la letra. En dos recreos teniamos tres canciones traducidas y una amistad sellada. Después de eso, fue facil que el resto de los compafieros me aceptaran como uno més y que mi acento agringado les comenzara a parecer cool. Empecé a jugar futbol con ellos y aunque era de los peores y solo me ponian en la defensa, ahora me miraban con carifio. Eso de tener un curso todo el dia me empezé a gustar y ansiaba la Ilegada del recreo para compartir con Cordero y Lira, y probar el cigarro con Alvaro, que era muy amigo de las mujeres y siempre fumaba con Sofia Escobar, la mas rica de todo el colegio. Sofia tenia un pololo en segundo medio, pero solo estar con ella me bastaba y creo que a ella yo le simpatizaba especialmente. Durante esas dos semanas y media de popularidad me le- vantaba feliz, porque mis compajieros, ademas de escuchar alucinados mis historias de Brooklyn, se refan de mis tallas. Lentamente comencé a ser parte de ese cotidiano y un prota- gonista de sus vidas. Sin embargo, aunque todo cambiara por esos dias gracias a la misica, como una pequefia y agradable primavera, yo no dejaba de pensar en Susana. Esas semanas de bullying que vivi al comienzo habian sido para ella su vida entera. Qué pensaban sus padres? éTodavia le preguntaban si habia un compafiero que le gustara o ya habian desechado la posibilidad de que su hija fuera invitada a fiestas? Sabrin que el gringo que lleg6 fue su nueva esperanza de surfear de ma- nera mas agradable y répida las 20 horas de colegio, pero este se habia pasado al otro bando como un traidor? No fue mi intenci6n alejarme de Susana, mas bien fue ella la que comenz6 lentamente a adivinar que ambos estabamos més a salvo cuando estaba lejos de mi. Poco a poco aprendia manejarme mejor con los modismos y, sin darme cuenta, es- taba en el terreno de las conversaciones privadas entre com- pafieros. Conversaban mucho de pornografia; uno de ellos habia aprendido a engafiar el control parental de sus padres y habia conseguido acceso a un mundo desconocido para no- sotros. El sexo era la conversaci6n favorita y yo me daba cuenta de la importancia de hablar de mujeres, sus cuerpos y sus tetas, para entablar lazos entre preadolescentes. dor qué no vamos a tu casa? Como la Coni vive cerca de ti, podemos aprovechar de pasar a saludarla. Esa mina me gusta mucho y siempre anda con amigas de su colegi —Mejor que no, Marco.. aor qué? 2Qué onda tu vieja? gEs muy bruja? —Si, mi vieja es muy estricta y no le gusta que lleve amigos amicasa. Mis estricta que mi viejo? No sé, no conozco tanto a tu papa. —Pero lo has visto... yo al tuyo, nada. Fue facil cambiar el tema usando el nuevo disco que saco Ariana Grande. Marco comenz6 a hablarme de las tetas de la vocalista y de ahi pasamos a que se parecia a una de las actri- ces de los videos porno que mandaba Jorge Castillo. No sé como derivamos en que Marco crefa que Alvaro era gay, por- que le gustaba mucho estar con las mujeres. —2 qué tiene que ver que le guste estar con mujeres con ser gay? —me atrevi a preguntar. —Que seguro quiere ser mujer, por eso se junta con ellas. —Pero quizas es porque le gustan mucho. Marco lanz6 una carcajada, como si lo que dije fuera broma. Llegué a casa, via papa sirviéndole su té a papi y pensé en la carcajada de Marco, los vi doblando unas sabanas y pensé en la carcajada, los vi conversando animadamente y pensé en esa carcajada, Para mi ser gay no era un tema que hubiese analizado y hablado antes de llegar a Chile. La homo- sexualidad estaba tan cerca de mi, era tan parte de mi vida, que nunca se me ocurrié relacionarla 0 no con algtin compa- fiero. Ser afeminado, como llamaba Marco a Alvaro, no era un defecto, sino una caracteristica, como ser ronco o rubio. La mayoria de los amigos de mi papa eran gay en Estados Unidos. Uncle Robert, Mark Diffley, habia uno al que le decfan la Chava y hablaba en femenino de él mismo. Nunca lo hablé ‘con mis papas como un “tema’, porque era tan parte nuestra que no cabian la teorfa ni el andlisis. Era algo cotidiano, como silos papas de Marco hablaran sobre por qué eran profesores © por qué en su casa se almorzaba en la cocina; se hacia sim- plemente, Papi acept6 a regaiiadientes saltarse la primera reunion de apoderados y papa fue solo. Cuando volvi6, me dio una de esas miradas que enfrian la sangre. Se sentia mal por papi y entonces yo me senti mal también, por haberio disuadido de . irala reuni6n, por esconderlo. Se acercaba el paseo de fin de affo. Yo rezaba para que papi se resfriara y no pudiera ir. Cuando llegué a la casa, lo escuché conversando con mi abuela, que nos visitaba al menos una vez por semana desde que llegamos: —siempre les dije que en Chile no era igual que all pre les dije que no era una buena idea. —No me arrepiento, mama. ~Y no tienes de qué arrepentirte, pero tienes que evaluar si fue una decision madura la de venirse o seria mejor pensar todo de nuevo. No sabia que regresar era una posibilidad y de pronto senti un alivio gigante. Dejar de mentir, dejar de ignorar la tristeza de Susana, dejar de reirme a carcajadas con Marco de chistes que no entendia, dejar de competir para ser su favorito, dejar de esconder a papi. Esa noche le dije que si él queria volver a Nueva York, yo me iba feliz, pero él de inmediato negé con la cabeza y me abraz6. —Todavia no, gordo. Vamos a darle una oportunidad més. Aveces me gustaban los abrazos de papi. Eran tan apreta~ dos y tibios, que me hacian sentir seguro, como que todo iba a estar bien. Yo también lo apreté con fuerza, como consolan- dolo, porque para él volver tampoco estaba siendo esas vaca- ciones de diciembre que tanto esperabamos durante el in- vierno y que siempre se acababan demasiado pronto. Encontrar trabajo tampoco le era facil, porque habia perdido muchos afios de experiencia cuidando de mi. £l era lo queen Nueva York llaman the caregiver parent —algo asi como el papa a cargo— y habia sacrificado su carrera de restaurador por papa y por mi. Sé que muchos de ustedes se preguntan cual es mi verda- dero papa. Lo sé porque muchas veces nos lo preguntan en almuerzos o, incluso, cuando yo era chico y jugébamos en la plaza los tres, siempre aparecian sefioras que querian saber. Yo tengo dos paps verdaderos: papé y papi, y no tengo mama. Ahora, si la pregunta era por el papa biolégico, yo respondia: noes importante para mi, asi que menos debe serlo para us- tedes. Naci in vitro y tuve una surrogate mother a la que veo para mis cumpleaiios y que sigo en Facebook. Es una mujer sper cool, canadiense, que ayud6 generosamente a mis papas a cumplir el suefio de tener un hijo. Trat6 de ayudarlos tres ve- ces mas, pero no resulté, asi que no tuve hermangg. El 6vulo no era de ella, sino de otra mujer, a la que no corioci pero po- dria conocer cuando quiera. Papi tiene toda |a informacion guardada, pero no la he necesitado y no me ha interesado. El espermatozoide es de uno de mis papas pero, como dije antes, no me gusta decir de cual, porque eso no le da mas derecho sobre mio mas cercania. No me parezco mucho a ninguno de Jos dos, asi que tampoco busquen por abi. Fue un jueves cuando todo revent6, Me acuerdo bien, por- que habia estudiado para la clase de Ciencias, que era a pri- mera hora, y cuando iba a ofrecerle a Marco que nos sentara~ ‘mos juntos para pasarle las respuestas, sus ojos no tenfan ninguna carga, como si se hubiese vaciado de carifio por mi. —Tus papas son maricones. Nunca me soné mas fuerte esa palabra y nunca me dolié més la vergilenza que cuando Marco la tir6. Asi, sin compa- si6n, sin un poco de cuidado por el amigo que le habia tradu- cido mAs de quince canciones, sin lealtad. —Mi mami vio a tu papa en el supermercado y estaba con otro sefior y le dijo que era su esposo. Mi mamé le dijo a mi papa y mi papa me pregunto a mi. : —Guacala —dijo Félix desde el asiento de atras, metién- dose en la conversacién. ‘No contesté, pero senti rabia con Marco, con mi papa y quise por un momento el abrazo fuerte de papi. Miré a tres compafieros que estaban al lado, con los ojos redondos y la boca igual de redonda y segui sin contestar. Vanesa se reia nerviosa, quiz4s imaginandose el cuadro de mi familia. —Qué asco, zverdad? —pregunté Marco Ilevando el cuento por el camino que queria llevarlo, guiandolos a todos hacia una zona que él vela oscura, asquerosa como la bautiz6 él, pero que era mi propia Vida é ba a decir que era verdad que tenfa dos papas, pero tenia miedo de ponerme a llorar de tanta rabia. —Por eso no nos invitaste a tu casa nunca, tu papa es ma~ ricon y te da vergtienza. La segunda vez que lo Ilamé asi ya me doli6 menos, pero fue la palabra vergiienza la que hizo que la rabia no saliera por mi boca y se dirigiera directo al pufio, mientras mi cabeza iba ‘midiendo el lugar preciso dénde lanzarlo: un ojo que me enfo- caba como si quisiera dispararme. El ojo izquierdo de Marcos. Con el pufietazo todos se pusieron a gritar y entonces ‘Marco me pegé varios golpes de vuelta, de los cuales me de- fendi con precisin, Nunca habia peleado a combos en mi vida, pero parece que me las arreglé de lo més bien, porque los combos siguieron varios segundos y todos comenzaron a rodearnos y animarnos para darnos més fuerte, hasta que el profesor tuvo que intervenir. Sofia me miraba sorprendida desde su silla, sin saber como habia comenzado todo. El inspector me interrogé en su oficina y, luego de un rato, por fin hablé, sin mirarlo a los ojos. —Se burlaron de mi, porque tengo dos papas. No se vio sorprendido, lo sabia, pues mis papas habian ad- vertido de esto en el colegio mucho antes de llegar a Chile. Trataron de meterme en dos colegios antes, pero no fui acep- tado porque no cumpliamos con la definicién de familia que estos promovian. El inspector tampoco se enojé conmigo 0 con Marco y solo sintié preocupacién por lo que venta. Llamé a mis papas y les explicé la situacién. Igual que mi abuela, alcancé a escuchar que el inspector les advirti6: “Yo les dije que no ibaa ser una situacién facil”, Con papa estuve enojado unos pocos dias por lo del super- mercado y usé esa raz6n como excusa para no ir al paseo de curso con las familias. Los tres usamos esa razén como ex- cusa, porque creo que ninguno queria ir a exponersga la mi- ada de los compafieros y los apoderados. El bullying en los nifios es dificil, y aunque en los adultos es menos evidente, puede ser incluso més daftino, Papa pasaba por su propio bu- llying en el chat de los apoderados. Queridos papis, mamis y Luis (papé de Miguel). Su- pimos de tu condicién y yo personalmente soy su- per abierta de mente, pero me gustaria hablar de ‘cémo les explicamos a los nifios esta particular si- tuacién. El orientador del colegio no me ha respon- dido los lamados y me parece urgente. Hola! (Emotic6n de mano saludando) Yo ya hablé con la Rocio y me dijo que lo entendia. Hay que ex- plicarles que en la vida hay distintas tendencias y no dar tantos detalles. Saludos Luis y yo personalmente te acepto sin problemas (Emoticén de corazén). Yo también te acepto, besitos, y si quieres incluira tu amigo en el chat, bienvenido!! (Dos emoticones de corazones). Yo también te acepto, pero también me preocupa como enfrentar el problema con los chicos. Creo que 1a miss Carmen no esta preparada para responder preguntas y los nifios las van a comenzar a hacer. Mi hijo es muy sensible y me preocupa que empiece a verlo como algo normal. Perdén por el mensaje anterior, no quise decir que no fuera normal, pero me preocupa que lo puedan ver como algo natural. s normal, mamé de Alvaro, perdona que no tengo tu nombre registrado, es normal y hay que hablarlo como si fuera lo mas natural del mundo. Perdén, pero normal es lo que sigue la norma... me- jor poner que es natural, pero no normal, porque la norma es mayoria y aqui no es la norma Yo no le hablo de sexualidad a mi hijo todavia y por este asunto ya me pregunté si yo creia que los papas de Miguel dormian juntos o separados. Imaginense las preguntas que van a venir después. Yo también soy stiper abierta de mente, ojo, pero orientation ur- Ay, pero dile que no sabes... o que duermen separa- dos, no creo que le pregunten a Miguel si duermen juntos (Emoticén de mujer con dedo en la boca como silencio). Preguntan todo, sobre todo entre ellos. Van a querer saber detalles. Mi papa no respondié hasta después de los 89 mensajes. Holaa todos, gracias por el apoyo. Me parece bien si quieren hablar el tema en la proxima reunién de apoderados. Yo puedo contar mi experiencia y orientarlos un poco. Seria genial (Emotic6n de pulgar hacia arriba), pero apoyo lo que alguien dijo mas arriba de llevar aun psicélogo también. Alguien mas profesional. Nadie dijo eso, jaja! Pero puede ser una buendidea, para hacerle preguntas y que oriente a la miss Car- men. 6 Yo dije un orientador, pero un psicélogo puede ser me- jot. Gracias, Luis, y animo, que lo vamos a solucionar! Después hubo 36 mensajes mas, entre los cuales un par preguntaba que quién era mi mamé y varios mencionaban que tenian amigos, primos, tfos gays. Ante la insistencia de la ‘mami mas liberal, papa termind agregando a papi al Whats- ‘App, “su amigo’, y solo dos le dieron la bienvenida. No sé cémo empecé a odiar a papa y papi por haberme traido al mundo si el mundo no me queria aqui. No el mundo de Chile, por lo menos, y ellos son chilenos. No debieron te- nerme, pensé, fui un capricho caro. No se los dije, pero pen- saba que hubiese sido tanto mas facil para todos la vida sin mf: viajar solos como tanto les gusta, pasar los inviernos en distintas ciudades, gastar mucho menos plata y volver a Chile cuando quieran para seguir viajando. Los odié por no tener mamé y hasta los odié por ser homosexuales y amarse. Mientras mas leia el teléfono de papa y ese chat, mas sent que esos papis y mamis tenian raz6n con lo que pensaban, no con lo que escribian, porque en palabras se lefan siiper abier- tos, pero lo que escondian sus palabras era el terror: ‘Tenemos un problema con el que tenemos que lidiar y por culpa de estos dos padres, que hicieron algo {que en este pais esta prohibido, vamos a tener que invertir en psicdlogos para nuestros hijos. ‘Uno que nunca escribia y que se present6 como el papa de ‘Manuela y esposo de Maria de los Angeles fue el mas directo: Perdén lo duro, pero aca somos todos adultos y ami laverdad es que me parece grave lo que esta pasando. Por qué el colegio no nos informé de esta situacion antes de comenzar el semestre? El inspector me con- fes6 que ellos lo sabfan. Podriamos haber votado si aceptabamos 0 no a este nifio en el curso, 0 por lo menos que nos hubiesen dado la opcién de sacara los chicos y cambiarlos de colegio. Creo que esto merece ‘una conversaci6n con el rector. Nada contra ustedes, pero estamos hablando de preadolescentes. Ese papa escribié eso, tres mensajes después del de papi saludando y agradeciendo que lo hayan incorporado al WhatsApp. La pesadilla del bullying definitivamente no se terminaba al crecer, solo se disimulaba mejor. No tenia con quien desahogarme. Susana no era una amiga, sino una complice a la que me unjan las burlas del resto. No teniamos nada mas en comin. A pap y papi casi no les hablaba y me dedicaba a ver peliculas en Netflix, anima- ciones japonesas y a seguir las historias de mis amigos en Estados Unidos por Instagram. De pronto los eché de menos y los quise mas, porque ellos querian a papi, lo encontraban gracioso cuando bailaba y buena onda porque nos preparaba torta de milhojas y nos Ilevaba al cine. Papi fue a la segunda reunién de apoderados y en la cara una mamé le dijo a papé que en su familia eran cat6licos y no iban a hacer como que esto fuese normal. Les dijo que lo sen- tian mucho, pero no podian decirle a su hija que era natural que un nifio tuviera dos papas. La profesora se ofrecié a hacer una clase para hablar de la diversidad, pero eso abrié mas la discusién, porque entonces varios papas coincidieron en que sus hijos no tenian edad suficiente para hablarles de esos te- mas. = 'Es0s temas’. Es gracioso, los papas piensan que nosotros no sabemos nada del mundo, pero no solo Habiamos visto porno, todos sabiamos que existen los gays, las lesbianas, los trans y aunque antes no sabjan que yo tenia dos papas, ya algunos habian escuchado que la Camila, del segundo medio A, tenia una mama que se habia declarado lesbiana, habia abandonado a su papa y ahora vivia con su polola. También sabjamos que una nifia de cuarto medio se queria convertiren hombre y casi tuvo que cambiarse de colegio. Habia una pareja gay en tercero medio y tres lesbianas declaradas en cuarto. Una clase de diversidad no hubiese servido de nada, por- que cuando los profesores estan cerca, todos repetimos lo que ellos quieren escuchar, miramos atentos y nos hacemos un poco los tontos, para que sientan que nos ensefian. Es cuando los adultos no estan que comienza el mundo real y las reglas no existen 0 las ponemos nosotros. Comencé a juntarme con Susana en los recreos, almorza- bamos y ella encontraba cool que yo tuviera dos papas. Co- ‘menz6 a irseguido a mi casa porque papi se hizo amigo de su mama y la invitaba a estudiar conmigo, Pude comprender que desde que tenia seis afios habian existido dos mundos para- “Ielos para Susana: uno que empezaba a las ocho de la manana y otro fuera de las paredes del colegio, después de las cuatro dela tarde, cuando sonaba el dltimo timbre del dia. Cuando fui a su casa, vi que era feliz, hablaba y reia mucho, y hasta sus dientes delanteros calzaban en su boca. Era querida por sus papas, que estaban separados, admirada por sus herma- nos y muy amiga de sus amigas del barrio. Susana habia aprendido tempranamente a soportar esas siete u ocho horas de clases para vivir su otra vida los sébados, domingos, feria- dos y en las vacaciones. “No te preocupes, son solo doce afios”, me dijo una vez, y ya quedaba menos. Yo no tengo mama, eso ya lo dije, y nunca la tuve, asi que nunca la extrafié, pero habfa alguien biolégicamente relacio- nada conmigo que, de pronto, empecé a imaginar, Aunque esa mujer no me habia criado, aunque no habia hecho nada mas por mi que ponerse unas hormonas para sacar 6vulos a cam- bio de plata, empecé a sofiar con ella. Después de todo, tengo la mitad de su genética y su historia es también mi historia, aunque nunca me habia interesado en saber mas de ella. Ya conocia su cara, también sabia que se llamaba Gema, aunque para mi su imagen era una foto que de chico estuvo por ahi en mi pieza y luego en algiin otro lugar de la casa, junto a la foto de nuestra surrogate mother (no sé como se dice en espajiol, pero es la mujer que me tuvo nueve meses den- t10). De chico me mostraban las fotos de las dos mujeres y, ast como a algunos nifios les cuentan el cuento de la cigiiefla, a mj me hablaban del nido y la semilla que se necesitaba para hacer un baby. Gema era la semilla y Courtenay una especie de horno, donde siempre me imaginé cocinandome antes de salir, Sin decirle nada a papi para no romperle el corazén, me meti a su mail y busqué a mi donante de 6vulos. La informa- cién estaba en un correo que papi se habia mandado desde una cuenta de Hotmail antigua y que me llev6 directo a una carpeta donde estaban los datos de un abogado, contratos, la clinica de inseminacién que yo ya conocia y el nombre de la donante GMA, ntimero 21067. Papi era ordenado, asi que no fue dificil que una cosa me llevara a otra y finalmente a Gema yu apellido. En su ficha habia mas fotos de ella y se veia menos linda que la que habian guardado y elegido mis paps para expli- carme el cuento. Con Courtenay, mi surrogate mom, hablaba por Skype para mis cumpleaitos y era bien simpatica, pero se nos acababa el tema al poco rato. A Gema no le conocig la voz, y su expresién en las fotos era neutra. Dudo que Gema sepa algo de mi. Por lo que pyde leer, ella habia donado a varios padres, ocho veces, decia en el perfil, y solo aceptaba dar informaci6n si el niflo o nifia nacido de ella queria saber algo alos dieciocho afios. Yo ahora queria saber, pero en vez de decirles a mis papas, y como ya conocia su apellido y ciudad, la busqué en Facebook. No fue dificil por que su nombre no era tan comin, No habfa demasiadas Gema Marley en esa ciudad del estado de Colorado y la reconoci en sus fotos de perfil con casi veinte afios mas. No le pedi amistad enseguida, vi unas fotos donde se veia mAs delgada y sonriente que en las que guardaba papi, Entre sus fotos habia una de su papa, que en teoria era mi abuelo, y habia una gorda muy gorda que podia ser mi tia biol6gica por- que la trataba de Sis. Cuando finalmente me atrevi a pedirle amistad, ella no acept6. Esa semana revisé mi Facebook diariamente, ansioso por noticias. Insisti, me dejé en espera varios dias y al poco tiempo su perfil se volvid més privado. Ahora solo aparecian su nombre y la foto principal. EI WhatsApp de apoderados pronto dejé de hablar de nues- tra vida y se empez6 a concentrar en las pruebas globales de fin de afio. Nunca lleg6 una orientadora, tampoco una psico- Joga y los adultos pronto olvidaron sus miedos y siguieron con ‘sus vidas. En el colegio pas6 algo parecido: volvi a ser parte de los partidos de fitbol, Susana se empez6 lentamente a alejar de mi, otra ve7; en cambio Marco dejé para siempre de ser mi ‘mejor amigo, y no por decisién suya. Nunca mas le traduje una ‘cancion, asi que me reemplaz6 por Google translate. ‘Mas de dos meses después, cuando estabamos a punto de empezarlas vacaciones de verano y el infierno del colegio es- taba por terminarse, inesperadamente Gema acept6 mi amis- tad en Facebook. No le escribi inmediatamente, porque me daba terror asuistarla de nuevo, pero vi més fotos de ella y, mas importante que eso, senti que esto era un permiso para entrara su vida. Lo que mas me Ilam6 la atencién fue una foto de ella cuando chica, con su hermana gorda y un hermano 0 primo que se parecia muchisimo a mi. Seguro que ella adi- vin6 que yo era uno de sus hijos biol6gicos perdidos, porque si vio mi foto de perfil, habra sido como ver a su hermano en la adolescencia, con nombre y apellidos en espaftol. “Nice video", escribié tres dias después bajo una grabacién que publiqué sobre las alianzas, donde mis compafieros bai- Jaron el “dancing boys" para la competencia. Se me helé la sangre. Ni papa ni papi sabian de este encuentro virtual con mi donante y, ahora que las cosas se habian tranquilizado en- tte los apoderados y la casa se iba convirtiendo en un hogar con los muebles del conteiner, que al fin habfa llegado, sentia que los estaba traicionando. Le puse un like a su comentario y un thank you, pero luego le escribi por privado: “Hola, prefiero que me escribas por aca. {Sabes quién soy”, le pregunte. Ella me escribié que se lo ima- ginaba. Claro, no era tonta, pero quienes tampoco eran tontos eran papa y papi, que se dieron cuantaa los pocos dias de mi nueva amistad en mi pagina de Facebook aunque no me dije- ron nada. Le empecé a poner me gusta a sus fotos, aunque cada like fue un pequefio desafio acompaiiado de un dolor de guata, porque sentia que opinaba de su vida. Vi asus hijas, medio hermanas biol6gicas mias, y a una sefiora que parecia ser mi abuela. Like, like, like. Vi un perto quiltro, otro perro, mas perros. Like. En una hora sabia mas de la vida de Gema y su familia que lo que sabia de mis primos. ‘Me obsesioné con averiguar los cumpleafios de sus hijas, saber sobre sus amigas, Ella no respondia mucho, de hecho no puso ningtin otro like a mis fotos y videos nuevos, asi que dudaba si le interesaba mi vida como a mf la suya. Sé que se metia a Facebook seguido, porque Gema publicaba gada dia, sobre todo noticias contra Trump u ofreciendo per7os aban- donados para ser adoptados. Fue cerca de Navidad que le escribi a Gema y le pedi su ‘WhatsApp, porque queria mandarle unas fotos de nuestro ve- rano en Valparaiso. Durante esos dias calurosos, con mi tia llenando la piscina, Chile se parecia més al pais que yo amaba en mis recuerdos, y queria que entendiera como era mi vida, que viera una foto con nuestra familia de vacaciones. Me res- pondi en inglés, pero voy a traducirlo al espafiol 1o mejor que pueda: “Hola Miguel, gracias por querer mandarme esa foto, pero prefiero que el contacto no vaya més alla. ‘Yo tengo mi familia y ti tienes la tuya. Yo tengo mi vida y td la tuya, yo tengo mis hijos y td tienes a tus padres. XX, Gema.” Tenia la foto editada y lista para mandarsela y quise rom- per el computador, pero antes escribirle de vuelta que me im- porta un pepino que no quiera que se la mande y que tenga su familia y que me da lo mismo su vida y que ojala nunca me hubiese dado su fucking genética porque asi no hubiese na- cido yo sino otro nifio o nifla que estaria viviendo la fucking vida que estoy viviendo yo en esta ciudad horrible, y que en realidad su vida debe ser muy aburrida para postear tanto en internet y que sus hijas son muy feas, tanto o mas feas que ella. Respiré. Quise escribirle también que mi vida de nifio fue feliz porque mis papas fueron los mejores, pero que ella, en cambio, es una egoista por andar repartiendo 6vulos a cambio de plata y que sus hijos deben sentir vergiienza de tenerla como mama. Respiré. También quise decirle que es tonta, porque si me hubiese dado su WhatsApp podria haberla invi- tado a conocer Chile y podria haber traido a mis medio her- manos, y si no tenia plata ni pasaporte yo podria haber con- vencido a papa de que le pague un pasaje y un pasaporte y podrian haber salido de ese pais y conocer un poco el mundo. Respiré. No se lo dije y tampoco le dije que su hija tenia justo dos meses menos que yo, y la raz6n es porque estuve conge- lado por cinco afios antes de mi transfer y que, en teoria, yo deberia tener cinco afios mas, asi que hoy seria mayor de edad y habria terminado mi infierno en este maldito colegio, po- dria volver a Estados Unidos donde los hijos nacidos de pa- dres del mismo sexo son iguales que los otros, donde los chats de padres no estan Llenos de opiniones sobre lo que no les incumbe y donde a nadie se le hace bullying por sus papas. Respiré. Podria haberle dicho que fui el mejor alumno por muchos afios y que quizas le daria orgullo. Respiré. Que he- edé sus ojos y que no quiero nada de ella, solo conocerla, pero no dije nada Después de comerme una ufla, comencé a escribirle que si no queria darme su teléfono, podia mandarle la foto por mail, pero entendi que era casi lo mismo y borré el mensaje. Gema no queria saber de mi, no queria saber de Chile, de mis pa- dres, de nada. ‘Okay, I totally understand’ le escribi. Luego puse bloquear amistad con Gema y me quedé con la mente en blanco por mucho rato. Papi entré después para avisarme que la comida estaba lista, pero como me encontré frente al computador con cara de nada y con el perfil de Gema bloqueado, se atrevi6 a decir lo que pensaba, porque ya estabamos todos cansados de la nube medio gris sobre nuestras cabezas. —No es ella, Micky, nunca lo ha sido. Somos papa, papi y tG, nadie mas. Somos nosotros tres. —No dije nada y ni si- quiera lo miré. Papi comprendié que se tenia que ir pero, cuando iba a hacerlo, le dije que espere un poco y lo fuia abrazar. Yo no necesitaba ese abrazo tibio, pero él si. Lo abracé durante un buen rato. a Intufa, sabia que con el tiempo no volverfa a abrazarlo tan seguido. DEMONIOS NOCTURNOS Coca Gomez Para Sofiay Amanda En Punta Arenas siempre miramos al cielo. No solo porque cada dia entrega un espectaculo diferente y demasiado bacan, sino por supervivencia. Hay que saber anticiparse al clima. Los vientos huracanados de la vecina Antartida alcanzan los ciento cincuenta kil6metros por hora y las tormentas de lluvia y nieve pueden durar semanas. Pero por mas que hoy analizo las nubes, mientras camino entre los imponentes mausoleos del cementerio Sara Braun, no logro adivinar si se aproxima otto diluvio o si un sol esplendoroso acompafiara el tltimo. adi6s de Fabiola Valdivia. Por el costado me adelanta Matias —mi mejor amigo y so- cio en nuestro Canal de Denuncia Ciudadana por YouTube—, impulsando su silla de ruedas con sus brazos de guerrero. —iApirate Pola, no podemos llegar tarde! —me grita y se pierde en una de las avenidas de cipreses del camposanto. Esto es demoledor para él. Hace tres afios Fabiola fue su pri- mera polola, y hasta ahora la tinica. Muri6 arrastrada por una ola de barro y piedras durante la diltima tormenta, a causa de ‘un monstruoso socav6n que se abrié en la cancha de rugby de su colegio. Una de las tres amigas que estaban con ella lucha por su vida en una clinica privadadelaciudad. Paso junto al impopular mausoleo de José Menéndez —procer de la ciudad y genocida de los pueblos originarios de la Patagonia— y llego al nicho de la familia Valdivia. El am- biente entre los familiares y amigos de Fabiola es de tristeza y tesignacién. Sus compafieros del Colegio Inglés, impecables en sus uniformes, cantan tomados de las manos: “El Seftor es mi pastor y nada me habré de faltar”. Son estudiantes de ter- cero medio, igual que nosotros, pero son muy diferentes a los compaiieros rebeldes y desobedientes de nuestro liceo. Al centro del grupo hay dos chicas muy lindas que lloran con desconsuelo. Son las supervivientes. Las estudiantes que acompafiaban a Fabiola y a la compafiera accidentada la no- che del socav6n. Fueron ellas quienes leyeron el evangelio en la misa, La expresién en el rostro de Matias es de rabia. No se explica ‘cémo la familia no emprendié acciones legales contra el cole- gio, oal menos contra la constructora de la cancha de rugby. —sComo es posible que nadie se haga responsable por esto, que le echen la culpa a Dios 0 a la Pachamama? —le dijo al papa de Fabiola la mafiana después del accidente. Su exsuegro argument6 que no tuvo fuerzas ni ganas de pelear y que nada traeria a su hija de regreso. La mamA de Fabiola apoy6 resig- nada a su marido. Ayer en el velorio ambos evitaron a Matias .Ni siquiera lo saludaron. Al final de la ceremonia, empieza a caer el aguacero. Se abren los paraguas y los padres de Fabiola piden desolados un aplauso final para su hija. La multitud se marcha entre lagri- mas. Entonan un canto sobre la vida eterna que recuerdo ha- ber escuchado en este mismo cementerio durante el funeral de mi mama. ‘Matias y yo somos los tinicos que quedamos en el sepulcro, ambos convertidos en sopa. £1 se acerca al féretro con las ma- nos embarradas por el contacto con las ruedas de su silla, toma el girasol mustio que carga sobre sus muslos inméviles y lo lanza a los pies de la tumba. Recién ahora se permite llo- rat. 2Qué le puedo decir sobre la muerte que no suene initil 0 esttipido? Lo intento de todos modos. No sé quedarme callada. —Fuerza, amigo. Ya va a pasar —le digo. —No, Pola. Esto no va a pasar nunca —me responde. Mientras camino desde el liceo a mi casa bajo una lluvia delicada, siento el teléfono vibrar en el bolsillo de mi parka. Seco las gotitas de la pantalla y veo que a mi WhatsApp ha legado un video de un ntimero desconocido. Mi primer im- pulso es borrarlo, por si algtin chistocito me ha mandado un virus, pero al segundo me arrepiento. Desde hace un tiempo que el Canal de Denuncia Ciudadana ha ganado reconoci- ‘miento en Magallanes y més de alguien podria necesitar de nuestra ayuda. Con Matias no nos gusta definirnos como YouTubers, pre- ferimos “Reporteros Autodidactas Digitales’. Los dos investi- gamos en conjunto, pero solo yo aparezco en camara. Soy la loca que da la cara, la que recibe todo el amor y el odio de nuestros seguidores y detractores anénimos. No me gusta la exposicién pero, si me ayuda a cumplir con nuestro trabajo, vale la pena bancarsela. El tiltimo caso que resolvimos fue la desaparicién del perro de asistencia de una folclorista ciega. Nos tuvo de cabeza durante dias. Al principio, pensamos que Pelusin —injusto nombre para tamafio héroe— se habia esca- pado o muerto atropeliado por algtin chofer cobarde que es- condié su cadaver en el fondo del estrecho. Finalmente, des- cubrimos que un artesano de Puerto Natales lo sustrajo para regalarselo a su hijo, un nifio de cinco afios afectado por una enfermedad ocular degenerativa. Con Matias no sabiamos qué hacer. ;Denunciamos a este padre desesperado o nos ha- cemos los lesos y ayudamos a la sefiora Norma a juntar plata para un nuevo lazarillo? Al vernos tan angustiados, el arte- sano prefirié confesar y devolvié al perro. Para algunos de nuestros suscriptores —principalmente animalistas— el re- encuentro entre Dofia Norma y Pelusin fue maravilld$o y nos bendijeron con miles de likes y mensajes de apoyo. iFelicitaciones, cabres! jNo al maltrato animal!” “Wena! Bacan que Pelusin haya vuelto con su mama”. “jSaludos, Normita y Pelusin, desde el Club de Cueca de Puerto Natale: Pero también recibimos un rechazo brutal de parte de quienes —como nosotros sin ir més lejos— no podian qui- tarse de la cabeza al nifio de Puerto Natales que en poco tiempo se quedaria ciego. eja egofsta, comparte al Pelusint” “YouTuber rata’ “ara'e lenteja, jdevuélvele el perro al cabro chico! La Cara’e lenteja soy yo. No sé bien qué significa y prefiero no preguntar. Somos un canal pluralista y hay que saber bancarse todos Jos comentarios, pero cuando los haters cuadruplicaron a los fans, Matias quiso desaparecer de la web por un rato. Lo que ‘vino después fue insospechado. Dofia Norma tuvo un infarto yssu tiltima voluntad fue “que el chiquitito de Puerto Natales herede a mi Pelusin’. Cubrimos el viaje y el reencuentro entre el nifio y Alexis, que era el nuevo nombre del perrito. Las pa- siones en Internet son intensas y fugaces como pololeo de séptimo basico. En cuestién de minutos, el 90% de nuestros detractores nos amé con devocién: ‘cara’e lenteja, te comerfa con longanizas’, escribié uno machista. Cruzo la puerta de entrada. Evito hacer ruido y trepo por la mindiscula escalera hacia el altillo donde esta mi dormitorio- oficina. La ansiedad por ver el video misterioso me traiciona. Se me escapa un portazo que llama la atenci6n de Nevenka Peric, la actual sefiora de treinta afios de mi papa. —iTe escuché, Pola! ;Baja al tiro, te espero para comer —me grita. Intenta cumplir con su rol de madre postiza, como cada vez que mi papa viaja por trabajo. La lluvia ahora cae muy fuerte sobre el techo y es la excusa perfecta para simular que no la he escuchado. Me lanzo de espaldas sobre la cama, hago malabares con los pies para deshacerme de mis zapatillas mojadas y aprieto play en mi celular. La grabacién no tiene audio. Fue registrada durante una noche de Iluvia rabiosa. “Esto tiene que ser en Punta Arenas’, pienso. La imagen es difusa, apenas iluminada por un foco triste y oxidado. gEs un parque? Una zona agri- cola? De pronto, reconozco el socavén de la cancha de rugby del Colegio Inglés. Pongo pausa. La Iluvia arremete con furia y escucho los chillidos de Nevenka desde el primer piso. —Vas a tener que comer sola. Los lunes tengo turno y no puedo llegar tarde —vocifera. Mi madrastra es reportera de crOnica roja de La Estrella Antartica, lo opuesto a mi mamé, que fue una periodista po- litica stiper importante. Igual Nevenka se siente orgullosa de su trabajo. —iGracias, nos vemos quiero decir: ime salvé! ‘Vuelvo a apretar play. En la grabacién, la camara del celular se acerca cada vez més al socav6n. Al principio, solo se ve una enorme mancha negra, pero la lluvia empieza a remover el barro ya develar el horror. Un zapato de colegio, una pierna pilida y rasmillada, una mano femenina y la cara sin vida de Fabiola. Sus ojos muy abiertos desafian la tormenta y su boca esta repleta de sangre y barro. Siento ganas de llorar y respiro hondo para calmarme. Hasta que un grito, el tinico audio de todo el video, me trae de vuelta. —iEsta vival —Es la voz dura de un hombre. Junto al cadaver de Fabiola, se asoma el cuerpo fragil de una adolescente que emerge desde el barro con convulsiones. “Bs la compafiera que sobrevivie", me escucho decir en voz alta, La imagen se va a negro y aparece un mensaje jpreso con letras amarillas: “A Fabiola Valdivia la mataron.” —le respondo, aunque en realidad No tengo hambre, pero me siento en la mesa de la cocina con mi plato recién salido del microondas. Antes de que a mi mamé se la llevara un céncer —hace cuatro afios, diez meses y dieciocho dias— comiamos aqui todas las noches, los tres con mi papa. El es bi6logo marino y experto en cambio climé- tico, asi que cada vez lo solicitan més de todos lados... ¥ cada vez nos vemos menos. El charquicdn de cordero que preparé Nevenka esta increible (chabra conquistado a mi papa por el est6mago? Probablemente fue por algo més, pero prefiero no pensar en eso..). Con cada cucharada, se me quita un poco el frio y el sabor horrible que me dejé el video. Necesito mos- trarselo a Matias, aunque sé lo dificil que va. ser para él. Han pasado cuatro semanas desde la Noche del socavén y todavia no puede aceptar que Fabiola no va a volver. Ha visitado su tumba todos los dias desde el funeral. Yo le Ilevo flores a la tumba de mi mamé una vez por semana, {para qué mas? —me atrevi a comentarle el otro dia enel liceo. . —En una de esas me la encuentro entre los cipreses, como el espectro de Sara Braun cuando sale a pasear cada uno de noviembre —me respondié medio en broma, medio en serio... La ansiedad me supera y empiezo a engullir el charquican, cada vez mas rapido, Trato de imaginarme qué consejo me habria dado mi mama. ¥ no solo como mama, sino también como una de las profes mas bacanes de la Universidad de Ma- gallanes. Cierro los ojos y puedo verla aqui mismo en la co- cina. Termina de secar las hojas de una lechuga, con el pelo tomado en un tomate. “CAlmate, Pola. No tienes obligacién de tomar este caso. Pue- des entregar ahora mismo el video a la PDI y seguir adelante con tu vida. Pero si quieres llegar a la verdad, olvidate de sentimen- talismos, ponte las pilas y cuida tus pasos. Detras de cada cri- ‘men, hay un asesino dispuesto a todo para que nolo descubran.” Abro los ojos y la imagen de mi linda mamé ha desapare- cido y ha dejado de lover. Tomo mi celular y le escribo un mensaje a Matias. “Me lego una denuncia andnima, tenemos un nuevo caso. ¢Mafiana reunién-cimarra en tu casa? Y lo mando, Segundos después, él me contesta con el si- guiente texto: “Ok, peto de qué se trata.” Escribo una respuesta que es la nada misma: “Tiene que ser en persona.” Y entonces hago lo que nunca: apago el celular. Enciendo mi computador portatil y entro en el servicio de mensajeria que me ensefié a utilizar Darko, hacker y seguidor de nuestro Canal de Denuncia Ciudadana. Esto es todo lo que sabemos sobre él, ademas de que vive en la misma ciudad que nosotros. Ni Matias ni yo hemos visto a Darko en persona, ni siquiera sabemos si es hombre o mujer, pero ha sido un cola- borador confiable y comprometido en un par de casos (¢l del perro Pelusin, sin ir mas lejos, y el del robo de la mascara selk‘nam del Museo Patag6n). Como siempre, el hacker me tesponde rapido. Comparto el video y lo primero que me con- testa es que esté adulterado. “Bl video se ve real, pero alguien edité las imagenes", me escribe. "Esa voz de baritono del final que indica que la chica esta viva, ha sido superpuesta. “zQué mas me puedes decir sobre este caso? “Con plata baila el mono’, me responde. La ayuda de Darko tiene un precio, aunque nos cobrg mon- tos bastante minimos para todo lo que trabaja. Me indica que tengo que transferir quince mil pesos a la misma cuenta de siempre, la cuenta RUT del Banco Estado a nombre de Gloria del Carmen Vergara Opazo. {Sera la cuenta de su pareja? ;O

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