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El fuego

Para otros usos de este término, véase Fuego (desambiguación).

El fuego es una mezcla de gases incandescentes y otras partículas procedentes de una combustión.

Se llama fuego al conjunto de partículas o moléculas incandescentes de


materia combustible (véase también combustión), capaces de emitir calor y luz,
producto de una reacción química de oxidación acelerada. Las llamas son las
partes del fuego que emiten luz, mientras que el humo es el conjunto físico de las
mismas que ya no la emiten. Las llamas consisten principalmente en dióxido de
carbono, vapor de agua, oxígeno y nitrógeno. Si están lo suficientemente
calientes, los gases pueden ionizarse y convertirse en plasma.12 Se le conoce
también como lumbre3 o candela (en Cuba, Puerto Rico y Venezuela).

Índice

 1Comportamiento fisicoquímico
 2Evolución de la concepción científica del fuego
o 2.1Teoría de la combustión de Lavoisier
 3Mitología sobre el fuego
o 3.1Significado simbólico e iconología
 4Registro fósil
 5Control humano
 6Peligros
o 6.1Incendios
o 6.2Incendios forestales
 7Comportamiento del fuego en estructuras confinadas
 8Véase también
 9Referencias
 10Enlaces externos

Comportamiento fisicoquímico[editar]
Esta fuerte reacción química de oxidación es un proceso exotérmico, lo que quiere
decir que, al mismo tiempo, desprende energía en forma de calor al aire de su
alrededor. El aire que se encuentra alrededor de las moléculas
o partículas calientes disminuye la densidad y tiende a flotar sobre el aire más frío
(convección). En el caso particular del fuego de estado sólido, el aire caliente viaja
hacia arriba a tal velocidad que empuja partículas pesadas de combustible en la
misma dirección (aún calientes y brillantes), las cuales van bajando de
temperatura al igual que el aire circundante, dejando de brillar y tornándose
generalmente de un color negro como el carbón; el aire, al enfriarse, empieza a
bajar de velocidad, a tal punto que ya no puede empujar las partículas para arriba
y, si pesan más que el aire, éstas empiezan a levitar sin subir, para luego caer de
nuevo a tierra.[cita  requerida]

Evolución de la concepción científica del fuego[editar]


Véase también: Fuego (elemento)
En la antigüedad clásica el fuego fue uno de los cuatro elementos clásicos, junto
con el agua, el aire y la tierra. Los cuatro elementos representaban las cuatro
formas conocidas de la materia y eran utilizados para explicar diferentes
comportamientos de la naturaleza. En la cultura occidental, el origen de la teoría
de los cuatro elementos se encuentra en los filósofos presocráticos de la Grecia
clásica, y desde entonces ha sido objeto de numerosas obras de expresión
artística y filosófica, perdurando durante la Edad Media y el Renacimiento e
influyendo profundamente en la cultura y el pensamiento europeos.
Paralelamente, el hinduismo y el budismo habían desarrollado concepciones muy
parecidas.
En la mayoría de estas escuelas de pensamiento se suele añadir un quinto
elemento a los cuatro tradicionales, que se denomina, alternativamente, idea,
vacío, éter o quintaesencia (literalmente "la quinta esencia").
El concepto de los elementos clásicos continuó vigente en Europa durante la Edad
Media, debido a la preeminencia de la visión cosmológica aristotélica y a la
aprobación de la Iglesia católica del concepto del éter que apoyaba la concepción
de la vida terrenal como un estado imperfecto y el paraíso como algo eterno.
El uso de los cuatro elementos en la ciencia se abandonó en los siglos XVI y XVII,
cuando los nuevos descubrimientos sobre los estados de la materia superaron la
concepción clásica.
En el siglo XVII, Johann Joachim Becher propuso una versión particular de la teoría
de los cuatro elementos: el papel fundamental estaba reservado a la tierra y
al agua, mientras que el fuego y el aire eran considerados como simples agentes
de las transformaciones. Todos los cuerpos, tanto animales como vegetales y
minerales, estaban formados, según Becher, por mezclas de agua y tierra.
Defendió también que los verdaderos elementos de los cuerpos debían ser
investigados mediante el análisis, y, en coherencia, propuso una clasificación
basada en un orden creciente de composición. Becher sostenía que los
componentes inmediatos de los cuerpos minerales eran tres tipos diferentes de
tierras, cada una de ellas portadora de una propiedad: el aspecto vítreo, el
carácter combustible y la fluidez o volatilidad. La tierra, que denominó terra
pinguis, se consideraba portadora del principio de la inflamabilidad. Su nombre
podría traducirse como tierra grasa o tierra oleaginosa, que en la alquimia se
conoce con el nombre de azufre, aunque Becher empleó también otras
expresiones para designarla; entre ellas, azufre flogisto (este sustantivo derivado
del griego phlogistos, que significa ‘inflamable’). Finalmente fue la
palabra flogisto la que acabó imponiéndose, gracias sobre todo a la labor del más
efectivo defensor de sus ideas, Georg Ernst Stahl.
Teoría de la combustión de Lavoisier[editar]
La teoría del flogisto se mantuvo hasta los años 1780, cuando Antoine Laurent
Lavoisier, considerado el padre de la química moderna, diseñó un experimento
para contrastarla. Lavoisier colocó una pequeña cantidad de mercurio sobre un
sólido flotando sobre agua, lo cerró bajo una campana de vidrio y provocó la
combustión del mercurio. Según la teoría del flogisto, el cuerpo flotante debería
estar menos sumergido tras la combustión, ya que la cantidad restante de
sustancia junto a la ceniza debería pesar menos que la inicial y el volumen de aire
dentro de la campana debería aumentar como efecto de la asimilación del flogisto,
y con ello el nivel de líquido cerrado debería ser más bajo que al comienzo. El
resultado del experimento contradijo los resultados esperados según esta teoría.
Lavoisier interpretó correctamente la combustión, eliminado el flogisto en su
explicación. Las sustancias que arden se combinan con el oxígeno del aire, por lo
que ganan peso. El aire que está en contacto con la sustancia que se quema
pierde oxígeno y, por tanto, también volumen.
Con Lavoisier los químicos abandonaron progresivamente la teoría del flogisto y
se apuntaron a la teoría de la combustión basada en el oxígeno.

Mitología sobre el fuego[editar]


En la mitología griega, el Etna era el volcán en cuyo interior se situaban las fraguas de Hefesto, que
trabajaba en compañía de cíclopes y gigantes. El monstruoso Tifón yacía debajo de esta montaña, lo
que causaba frecuentes terremotos y erupciones de humo y lava.

Tragafuegos indio en Bélgica. Para que la llamarada se produzca se sopla el combustible a través de la


llama en presencia de oxígeno.

Desde que el humano comenzó a dominar el fuego, se presentó un problema


importante: encenderlo. De ahí que las religiones se convirtieran en las guardianas
del fuego: mantener un fuego permanente era importante por si los fuegos
domésticos se apagaban, y de ahí que todas las religiones, todavía ahora,
mantengan un fuego encendido en el santuario.

Inicio del fuego de forma natural por la caída de un rayo en un tronco, provocando un incendio forestal

El culto del fuego siguió al que se tributaba al Sol y casi todos los pueblos lo
adoraron como el más noble de los elementos y como una viva imagen del astro
del día. Los caldeos lo tenían por una deidad suprema. Sin embargo, en Persia es
donde se extendió su culto casi exclusivamente. Se encontraban por todas partes
cercados cerrados con muros y sin techo, dentro los cuales, se encendía
asiduamente el fuego en donde el pueblo devoto venía a ciertas horas para
rogarle. Los grandes señores se arruinaban [cita  requerida] arrojando en él esencias
preciosas y flores odoríferas, privilegio que miraban como uno de los mejores
derechos de la nobleza. Estos templos descubiertos fueron conocidos de los
griegos con el nombre de Pyreia (Πυραία) o Pyrateia (Πυραταία). Los viajeros
modernos hablan también de ellos como de los más antiguos monumentos del
culto del fuego. Cuando un rey de Persia estaba agonizando, se apagaba el fuego
en las principales ciudades del reino y no se volvía a encender hasta después de
la coronación de su sucesor. Estos pueblos se imaginaban que el fuego había sido
traído del cielo y puesto sobre el altar del primer templo que Zoroastro había
mandado edificar en la ciudad de Xis, en la Media. Estaba prohibido arrojar a él
nada que no fuese puro, llegando a tal punto la superstición que nadie osaba
mirarlo atentamente. En fin, para más imponer, los sacerdotes lo conservaban
secretamente y hacían creer al pueblo que era inalterable y se alimentaba de sí
mismo. Hyde ha creído que este culto tenía por único objeto representar al Ser
Supremo.
Sea lo que fuere, esta costumbre pasó a Grecia. Ardía aun el sagrado fuego en los
templos de Apolo en Atenas y en Delfos, en el de Ceres en Mautíuaa, en el
de Minerva en el de Júpiter Ammon y en las pritaneas de todas las ciudades
griegas, donde ardían continuamente las lámparas cuidando muy particularmente
que no se apagasen. Los romanos, imitadores de los griegos, adoptaron este culto
y Numa fundó un colegio de vestales, cuyas funciones consistían en conservar el
fuego sagrado. Esta religión subsistió entre los guebros o parsos, como también
en muchos pueblos de América, entre otros, en Virginia. Cuando estos pueblos
volvían de alguna expedición militar o habían salido felizmente de un peligro
inminente, encendían un gran fuego y atestiguan su alegría danzando a su
alrededor con una calabaza o campanilla en la mano, como dando gracias a este
elemento por haberles salvado la vida.
Jamás empezaban sus comidas sin haber arrojado antes al fuego el primer
bocado a modo de una ofrenda y todas las tardes los encendían cantando y
danzando a su alrededor.
El fuego es igualmente una de las principales divinidades de los tártaros. No
permiten acercar a su territorio a ningún extranjero sin que antes se haya
purificado pasando por entre dos hogueras. Evitan con gran cuidado meter en el
fuego un cuchillo o siquiera tocarlo con este instrumento. Sería un crimen mayor
astillar la madera con hacha cerca de las llamas. Antes de beber tienen la
costumbre de volverse hacia al mediodía, que es el lado que, según ellos,
corresponda el fuego, en honor del cual edifican también sus cabañas con la
puerta mirando hacia esa parte. Se construía expresamente una cabaña en el
lugar en que estaba acampado el emperador de Monomotapa, en la cual se
encendía un fuego que se conservaba con un cuidado religioso.
Los antiguos africanos tributaban los honores divinos a este elemento y mantenían
en sus templos un fuego eterno.
Los yakouts, población de Siberia, creen que existe en el fuego un ser, a quien
atribuyen el poder de dispensar los bienes y los males y le ofrecen sacrificios
perpetuos. Los indios vecinos de las orillas de Columbia miraban el fuego como un
ser poderoso y terrible. Le ofrecían constantemente sacrificios y le suponían
igualmente árbitro del bien y del mal. Buscaban su apoyo porque solo él podía
interceder con su protector alado y procurarles todo lo que deseaban como hijos
varones, esto es, una pesca y una caza abundante, en una palabra todo lo que a
su modo de ver constituía la riqueza y el bienestar.
Los chinos que habitan los confines de Siberia reconocen un dios del fuego.
Durante la residencia de M. Pailas en Maiinatschiu, se prendió fuego la población;
las llamas devoraban muchas casas y sin embargo, ningún habitante procuraba
atajarlo. Todos permanecían alrededor del incendio en una consternación inactiva;
algunos arrojaban tan solo por intervalos gotas de agua en él para apaciguar al
dios, que decían, había escogido sus habitaciones por un sacrificio. Si los rusos no
hubiesen extinguido el incendio, toda la ciudad habría quedado reducida a
cenizas.
Significado simbólico e iconología[editar]
Fuego en la ceremonia de la cena del solsticio de invierno (Muy Resp.'. Gr.'. Log.'. Nacional Mexicana
"Independencia N.º 2")

Este elemento tuvo altares, sacerdotes y sacrificios en muchísimas comunidades


del planeta. Los romanos lo representaban bajo la figura de Vulcano en medio de
los cíclopes. Una vestal cerca de un altar sobre el cual arde el fuego sagrado o
una mujer teniendo un vaso lleno de él con una salamandra a sus pies son
también símbolos por medio de los cuales los antiguos representaban el
fuego. Cesare Ripa y Gravelot han juntado a estos emblemas la presencia del Sol,
principio del calor y de la luz, y el fénix, que muere y renace en este elemento,
expresión simbólica que, en opinión de los filósofos, creían que el mundo sería
consumido algún día por las llamas para renacer más brillante y perfecto. 4
La masonería también incluye el fuego entre sus símbolos: es uno de los cuatro
elementos que, al igual que en las culturas de la Antigüedad, son presencia
permanente en el lenguaje y en los trabajos de las logias. La masonería toma el
significado simbólico antiguo del fuego y reconoce su doble naturaleza: creación e
iluminación, por un lado, y destrucción y purificación, por el otro. 5

Registro fósil[editar]
El registro fósil de incendios aparece por primera vez con el establecimiento de
una flora terrestre en el período Ordovícico Medio, hace 470 millones de años,6
permitiendo la acumulación de oxígeno en la atmósfera como nunca antes, a
medida que las nuevas hordas de plantas terrestres lo bombeaban como un
producto de desecho. Cuando esta concentración se elevó por encima del 13%,
permitió la posibilidad de un incendio forestal. 7 Los incendios forestales se
registraron por primera vez en el registro fósil del Silúrico tardío, hace 420 millones
de años, por fósiles de plantas carbonizadas. 89 Aparte de una brecha
controvertida en el Devónico tardío, el carbón vegetal está presente desde
entonces. El nivel de oxígeno atmosférico está estrechamente relacionado con la
prevalencia del carbón vegetal: claramente, el oxígeno es el factor clave en la
abundancia de incendios forestales. 10 El fuego también se volvió más abundante
cuando las hierbas irradiaron y se convirtió en el componente dominante de
muchos ecosistemas, hace alrededor de 6 a 7 millones de años; esta leña
proporcionó yesca que permitió la propagación más rápida del fuego. 10 Estos
incendios generalizados pueden haber iniciado un proceso de retroalimentación
positiva, mediante el cual produjeron un clima más cálido y seco más propicio para
los incendios.10

Control humano[editar]
Véase también: Domesticación del fuego

Bosquimano iniciando un fuego en Namibia.

Proceso de encendido de un fósforo

La capacidad de controlar el fuego supuso un cambio drástico en los hábitos de


los primeros humanos. Hacer fuego para generar calor y luz hizo posible que las
personas cocinaran alimentos, aumentando simultáneamente la variedad y
disponibilidad de nutrientes y reduciendo las enfermedades al matar organismos
en los alimentos.11 El calor producido también ayudaría a las personas a
mantenerse calientes en climas fríos, permitiéndoles vivir en climas más fríos. El
fuego también mantuvo a raya a los depredadores nocturnos. La evidencia de
comida cocida se encuentra desde hace 1 millón de años, 12 aunque
probablemente el fuego no se usó de manera controlada hasta hace 400.000
años.13 Existe alguna evidencia de que el fuego pudo haberse utilizado de forma
controlada hace aproximadamente 1 millón de años. 1415 La evidencia se generaliza
alrededor de 50 a 100 mil años atrás, lo que sugiere un uso regular a partir de esta
época; Curiosamente, la resistencia a la contaminación del aire comenzó a
evolucionar en las poblaciones humanas en un momento similar. 13 El uso del
fuego se volvió progresivamente más sofisticado, y se utilizó para crear carbón
vegetal y controlar la vida silvestre desde hace "decenas de miles" de años. 13
El fuego también se ha utilizado durante siglos como método de tortura y
ejecución, como lo demuestra la muerte por quema y los dispositivos de tortura
como la bota de hierro , que se puede llenar con agua, aceite o incluso plomo y
luego calentar sobre un fuego para la agonía del usuario.

Pintura de la Catedral y el edificio de la Academia después del Gran Incendio de Turku, por Gustaf


Wilhelm Finnberg, 1827.

Por la revolución neolítica, durante la introducción de la agricultura basada en


granos, la gente de todo el mundo utilizó el fuego como una herramienta en la
gestión del paisaje . Estos incendios eran típicamente quemaduras controladas o
"incendios fríos", en contraposición a "incendios calientes" incontrolados, que
dañan el suelo. Los incendios calientes destruyen plantas y animales y ponen en
peligro a las comunidades. Esto es especialmente un problema en los bosques de
hoy en día, donde se evita la quema tradicional para estimular el crecimiento de
cultivos maderables. Los fuegos fríos generalmente se realizan en primavera y
otoño. Quitan la maleza, quemando biomasa que podría desencadenar un fuego
caliente si se vuelve demasiado denso. Proporcionan una mayor variedad de
entornos, lo que fomenta la diversidad de animales y plantas. Para los humanos,
hacen que los bosques densos e intransitables sean transitables. Otro uso
humano del fuego en lo que respecta a la gestión del paisaje es su uso para
despejar la tierra para la agricultura. La agricultura de tala y quema sigue siendo
común en gran parte de África tropical, Asia y América del Sur. "Para los
pequeños agricultores, es una manera conveniente de despejar áreas cubiertas de
maleza y liberar nutrientes de la vegetación en pie de regreso al suelo", dijo Miguel
Pinedo-Vásquez, ecólogo del Centro de Investigación y Conservación Ambiental
del Instituto de la Tierra.16 Sin embargo, esta útil estrategia también es
problemática. El crecimiento de la población, la fragmentación de los bosques y el
calentamiento del clima están haciendo que la superficie de la tierra sea más
propensa a incendios cada vez mayores. Estos dañan los ecosistemas y la
infraestructura humana, causan problemas de salud y envían espirales de carbono
y hollín que pueden alentar aún más el calentamiento de la atmósfera y, por lo
tanto, retroalimentar a más incendios. En la actualidad, a nivel mundial, en un año
determinado se queman hasta 5 millones de kilómetros cuadrados, un área de
más de la mitad del tamaño de los Estados Unidos.16
Existen numerosas aplicaciones modernas del fuego. En su sentido más amplio,
casi todos los seres humanos de la tierra utilizan el fuego en un entorno controlado
todos los días. Los usuarios de vehículos de combustión interna emplean fuego
cada vez que conducen. Las centrales térmicas proporcionan electricidad a un
gran porcentaje de la humanidad.

Hamburgo después de cuatro bombardeos incendiarios en julio de 1943, que mataron a unas 50.000
personas.17

El uso del fuego en la guerra tiene una larga historia. El fuego fue la base de todas
las primeras armas térmicas. Homero detalló el uso del fuego por parte de los
soldados griegos que se escondieron en un caballo de madera para quemar Troya
durante la guerra de Troya. Más tarde, la flota bizantina utilizó el fuego griego para
atacar barcos y hombres. En la Primera Guerra Mundial, los
primeros lanzallamas modernos fueron utilizados por la infantería y se montaron
con éxito en vehículos blindados en la Segunda Guerra Mundial. En esta última
guerra, tanto el Eje como los Aliados emplearon bombas incendiarias, en ciudades
como Tokio, Róterdam, Londres, Hamburgo y particularmente Dresde; en los dos
últimos casos, se crearon deliberadamente tormentas de fuego, en las que un
anillo de fuego que rodeaba cada ciudad fue atraído hacia adentro por una
corriente ascendente causada por un grupo central de incendios. La Fuerza Aérea
del Ejército de los Estados Unidos también utilizó ampliamente incendiarios contra
objetivos japoneses en los últimos meses de la guerra, devastando ciudades
enteras construidas principalmente con casas de madera y papel. El uso
de napalm se empleó en julio de 1944, hacia el final de la Segunda Guerra
Mundial;18 aunque su uso no atrajo la atención del público hasta la guerra de
Vietnam.18 También se utilizaron cócteles Molotov.

Peligros[editar]
Un incendio en una casa de Nueva Orleans, tras el paso del Huracán Katrina en 2005

El fuego conlleva un conjunto de peligros, el primero y más evidente son


las quemaduras. También otros como la intoxicación por inhalación de humo.
En el apartado de psicología está la piromanía, que se define como una
enfermedad en la que una persona siente la necesidad de quemar algo y cuanto
más grande sea el fuego mejor (para él). Esto ha provocado incendios
forestales intencionales.
Incendios[editar]
Artículo principal: Incendio

Un incendio es una ocurrencia de fuego no controlada que puede quemar algo que
no está destinado a quemarse. Puede afectar estructuras y seres vivos. La
exposición a un incendio puede producir la muerte, generalmente por inhalación
de humo o por desvanecimiento producido por la intoxicación y posteriormente
quemaduras graves.
Para que se inicie un incendio es necesario que se den conjuntamente estos tres
factores: combustible, comburente y calor o energía de activación.
Los incendios en los edificios pueden empezar con fallos en las instalaciones
eléctricas o de combustión, como las calderas, escapes de combustible,
accidentes en la cocina, niños jugando con mecheros o fósforos, o accidentes que
implican otras fuentes de el, como velas y cigarrillos. El fuego se puede propagar
rápidamente a otras estructuras, especialmente aquellas en las que no son
cumplidas las normas básicas de seguridad. Por ello, muchos municipios ofrecen
servicios de bomberos para extinguir los posibles incendios rápidamente.
Incendio forestal

Incendios forestales[editar]
Artículo principal: Incendio forestal
Un incendio forestal es un tipo de incendio caracterizado por producirse y
desarrollarse principalmente en zonas naturales con vegetación abundante.
Si bien las causas inmediatas que dan lugar a incendios forestales pueden ser
muy variadas, en todos ellos se dan los mismos presupuestos, es decir, la
existencia de grandes masas de vegetación en concurrencia con periodos más o
menos prolongados de sequía.
El calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua
perdida del sustrato. Sin embargo, cuando la humedad del terreno desciende a un
nivel inferior al 30 % las plantas son incapaces de obtener agua del suelo, con lo
que se van secando poco a poco. Este proceso provoca la emisión a la atmósfera
de etileno, un compuesto químico presente en la vegetación y altamente
combustible. Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el
aire que las rodea se vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de
incendio se incrementa. Y si a estas condiciones se suma la existencia de
períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados, la posibilidad de
que una simple chispa provoque un incendio se vuelve significativa.

Comportamiento del fuego en estructuras


confinadas[editar]
Dentro de estructuras cerradas o confinadas hay ciertos fenómenos especiales del
fuego. Los bomberos tienen que entrenarse a fondo y conocer estos fenómenos
para evitar morir producto de alguno de ellos. Algunos de estos fenómenos son:

 Formación de la capa de techo


 Backdraft
 Combustión súbita generalizada
 Dancing Angels
 Flameover
 Rebosamiento por ebullición (Boiling over en inglés)
 BLEVE -->
Véase también[editar]
 Dominio del fuego por los primeros humanos
 Fuego clase B
 Salamandra (mitología)

Referencias[editar]
1. ↑ «El estado de la materia del fuego». EspacioCiencia.com. 16
de enero de 2018. Consultado el 13 de octubre de 2020.
2. ↑ Ph. D., Biomedical Sciences. «What State of Matter Is Fire or
Flame?». ThoughtCo (en inglés). Consultado el 13 de octubre
de 2020.
3. ↑ «lumbre | Diccionario de la lengua española». «Diccionario de
la lengua española» - Edición del Tricentenario. Consultado el
26 de abril de 2020.
4. ↑ Diccionario universal de mitología.
5. ↑ Daza, J. C. (1997). Diccionario Akal de la masonería. Madrid:
Akal. ISBN 84-460-0738-X
6. ↑ Wellman, C. H.; Gray, J. (2000). "The microfossil record of
early land plants". Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 355
(1398): 717–31, discussion 731–2.
7. ↑ Jones, Timothy P.; Chaloner, William G. (1991). "Fossil
charcoal, its recognition and palaeoatmospheric significance".
Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. 97 (1–2):
39–50.
8. ↑ Glasspool, I.J.; Edwards, D.; Axe, L. (2004). "Charcoal in the
Silurian as evidence for the earliest wildfire". Geology. 32 (5):
381–383.
9. ↑ Scott, AC; Glasspool, IJ (2006). "The diversification of
Paleozoic fire systems and fluctuations in atmospheric oxygen
concentration". Proceedings of the National Academy of
Sciences of the United States of America. 103 (29): 10861–5.
10. ↑ Saltar a:a b c Bowman, D. M. J. S.; Balch, J. K.; Artaxo, P.;
Bond, W. J.; Carlson, J. M.; Cochrane, M. A.; d'Antonio, C. M.;
Defries, R. S.; Doyle, J. C.; Harrison, S. P.; Johnston, F. H.;
Keeley, J. E.; Krawchuk, M. A.; Kull, C. A.; Marston, J. B.;
Moritz, M. A.; Prentice, I. C.; Roos, C. I.; Scott, A. C.; Swetnam,
T. W.; Van Der Werf, G. R.; Pyne, S. J. (2009). "Fire in the Earth
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11. ↑ J. A. J. Gowlett; R. W. Wrangham (2013). «Earliest fire in
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12. ↑ Kaplan, Matt. «Million-year-old ash hints at origins of
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13. ↑ Saltar a:a b c Bowman, D. M. J. S. et al. (2009). «Fire in the
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84. Bibcode:2009Sci...324..481B. PMID 19390038. S2CID 22389421. doi:10.11
26/science.1163886.
14. ↑ Eoin O'Carroll (Apr 5, 2012). «Were Early Humans Cooking
Their Food a Million Years Ago?». abcNEWS. «Early humans
harnessed fire as early as a million years ago, much earlier than
previously thought, suggests evidence unearthed in a cave in
South Africa. »
15. ↑ Francesco Berna (15 de mayo de 2012). «Microstratigraphic
evidence of in situ fire in the Acheulean strata of Wonderwerk
Cave, Northern Cape province, South Africa». PNAS 109 (20):
E1215-E1220. PMC 3356665. PMID 22474385. doi:10.1073/pnas.11176201
09.
16. ↑ Saltar a:a b «Farmers, Flames and Climate: Are We Entering
an Age of 'Mega-Fires'? – State of the Planet».
Blogs.ei.columbia.edu. Consultado el 23 de mayo de 2012.
17. ↑ "In Pictures: German destruction". BBC News.
18. ↑ Saltar a:a b «Napalm». GlobalSecurity.org. Consultado el 8 de
mayo de 2010.

Enlaces externos[editar]
  Wikiquote alberga frases célebres de o sobre el
fuego.
  Wikimedia Commons alberga una categoría
multimedia sobre el fuego.

royectos Wikimedia

 Datos: Q3196

 Multimedia: Fire / Q3196

 Citas célebres: Fuego

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