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Hacia un Sistema de Telecomunicaciones Completamente Óptico

Book · May 2005

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Ramon Gutierrez-Castrejon
Universidad Nacional Autónoma de México
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Non-linear effects in strong-coupled two-core optical fibers. View project

Aplicación de los amplificadores ópticos de semiconductor en el desarrollo de un transmisor de redes ópticas flexibles View project

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3
ABSTRACT

RESUMEN

1. INTRODUCCIÓN 1
1.1 Primeros desarrollos y su motivación 2
1.2 Las tres primeras generaciones de sistemas basados en fibra óptica 5

2. EL PRESENTE: REDES ÓPTICAS INCIPIENTES 13


2.1 Componentes pasivos 16
2.2 Módulos funcionales: OADM y OXC 19
2.3 Convertidores de longitud de onda 28
2.4 Transmisores y receptores sintonizables 31
2.5 Nuevos amplificadores ópticos 33

3. FUTUROS SISTEMAS DE TELECOMUNICACIÓN 35

4. CONCLUSIÓN 41
5. REFERENCIAS 43

5
ABSTRACT

The relatively new idea of all-optical telecommunications system and its related
concepts are presented following a historical perspective. First, the three generations of
optical communication systems are discussed, including the fundamental concept of
wavelength division multiplexing (WDM). Second, the discussion focuses on
components such as optical filters and passive components and their integration in more
complex modules for routing and switching purposes. Finally, this contribution explains
the required modifications to transform current systems into all-optical telecommunication
systems. The advantages of these novel systems are also discussed.

7
RESUMEN

Se presenta, siguiendo una perspectiva histórica, el concepto relativamente nuevo de


sistema de telecomunicación completamente óptico, así como las ideas fundamentales
que el concepto incorpora. Primero, se discuten las tres generaciones de fibra óptica,
incluyendo el concepto de multicanalización en el dominio de longitud de onda
(WDM). Después, se discute el uso de componentes tales como filtros ópticos y
componentes pasivos, los que al integrarse en módulos más complejos permiten el
direccionamiento de los mensajes que se distribuyen en la red. Finalmente, se hace una
exposición de las modificaciones que sería necesario realizar en las actuales redes de
telecomunicación para transformarlas en un sistema de telecomunicaciones
completamente óptico, y se exponen las ventajas que este sistema podría aportar con
respecto a los sistemas actuales.

8
1. INTRODUCCIÓN

Pocas actividades requieren el conocimiento de tan diversos especialistas para operar


exitosamente como las telecomunicaciones modernas. En esta actividad se encuentran
involucrados investigadores y técnicos en ramas del conocimiento tales como la
electrónica, química, óptica, geografía, mecánica, ingeniería de sistemas, planeación y
estadística, así como expertos en economía, mercadotecnia, seguridad, derecho y
administración, por citar algunos. Asimismo, el producto resultado de esta actividad es
utilizado por un amplio sector de la población, tanto en su vida privada como laboral. El
carácter vasto y multidisciplinario de las telecomunicaciones imposibilita la existencia
de un experto en telecomunicaciones propiamente dicho. En cambio, esta actividad está
regida por diversos especialistas con profundo conocimiento de alguna de las disciplinas
arriba mencionadas, y cuya capacidad de éxito aumenta conforme su comprensión de
otros aspectos de las telecomunicaciones sea más profunda.

La finalidad de esta obra es presentar algunos avances importantes en el área de redes


ópticas de alta capacidad, que permitan comprender al lector cómo las actuales redes de
telecomunicación podrían transformarse en un sistema de telecomunicaciones completa-
mente óptico.

La obra se divide en tres secciones. La primera de ellas está dedicada a la historia y


conceptos básicos de las comunicaciones ópticas, como son atenuación y dispersión
temporal de la señal en fibras ópticas, las generaciones de sistemas de comunicación
óptica, el rol de los amplificadores ópticos y la multicanalización en el dominio de
longitud de onda (WDM), cuyos principios e implicaciones también se discuten aquí.

La segunda sección de la obra, la más extensa, está dedicada a los desarrollos


tecnológicos que determinarán el rumbo a seguir en materia de telecomunicaciones

1
durante los próximos años. Entre estos desarrollos destacan los convertidores de
longitud de onda, los transmisores y receptores sintonizables, nuevos conceptos en
amplificación óptica, y la aparición de módulos funcionales que permiten dirigir la señal
en el dominio óptico, los mensajes que se distribuyen en la red, y que han dado lugar al
nacimiento de lo que hemos denominado redes ópticas incipientes. El correcto
funcionamiento de estos módulos depende del desempeño de otros componentes como
son filtros ópticos y componentes pasivos, por lo que también se ha incluido una
revisión de los mismos.

En la sección posterior, se introduce el concepto de sistema de telecomunicaciones


completamente óptico y se discuten las modificaciones que serán necesario realizar en
las actuales redes de telecomunicaciones para materializar dicho concepto. Además, se
propone una visión que, basada en la dinámica de penetración de las redes ópticas
incipientes en el mercado, predice una conversión gradual hacia los sistemas
completamente ópticos, que comienza con las redes de mayor tráfico y culmina en las
líneas de nuestra propia casa u oficina. Finalmente, se indican las ventajas que un
sistema de telecomunicaciones completamente óptico tendría en comparación con los
sistemas que actualmente se utilizan.

El lector interesado en ahondar en el campo de las telecomunicaciones ópticas


encontrará en la bibliografía, citada al final de la obra, una serie de artículos y libros que
amplían y exponen de manera más detallada los tópicos aquí tratados.

1.1 Primeros desarrollos y su motivación

La palabra telecomunicación se deriva del griego. El prefijo tele significa "a distancia",
mientras que comunicación se puede traducir como "intercambio de información". Los
sistemas modernos de telecomunicación, basados principalmente en tecnología digital,
tienen como finalidad intercambiar la mayor cantidad de información entre dos puntos
lo más alejados entre sí posible. Para cuantificar tanto la distancia entre transmisor y
receptor, cuanto la cantidad de información que se intercambia, se utilizan los
parámetros L, distancia de transmisión medida en kilómetros, y B, tasa de bits o bit rate
medida en bits por segundo. Así pues, parte de la labor de un ingeniero en
telecomunicaciones es maximizar el producto B x L, y no sólo eso, sino hacerlo de la
manera menos costosa posible.

2
Aun cuando es difícil precisar la fecha del surgimiento de los sistemas digitales de
telecomunicación, el uso del telégrafo durante la segunda mitad del siglo XIX está bien
documentado. El producto B x L para este sistema de transmisión se encuentra limitado
por fenómenos físicos, como es la atenuación, y vale entre diez y acaso 1000 b/s-km. Si
consideramos que una llamada telefónica requiere una B de 64 000 b/s = 64 kb/s, nos
daremos cuenta que hoy en día son necesarios sistemas de transmisión más efectivos
que el telégrafo. Una solución son los sistemas basados en cable coaxial, cuya B puede
alcanzar los 200 000 000 b/s = 200 Mb/s, pero cuya distancia de transmisión está
limitada a poco más de un kilómetro. En nuestra comúnmente llamada "sociedad de la
información" la demanda de telecomunicación ciertamente excede una B x L de 200
Mb/s-km, ya que equivale a la transmisión de 30 llamadas telefónicas a lo largo de 100
km. Actualmente, el ser humano desea intercambiar imágenes y audio, acceder a
información vía internet desde casi cualquier punto, utilizar el correo electrónico y
hacer llegar videoconferencias en lugares situados a varios cientos de kilómetros. Para
suplir esta demanda de B x L, se requieren sistemas de telecomunicación basados en
principios físicos más sofisticados.

Una alternativa que hasta la fecha ha dado buen resultado es la representada por los
sistemas basados en fibra óptica. Éstos permiten la transmisión de una B x L de al
menos 1 Gb/s-km, o sea, cinco veces más que lo fundamentalmente permitido por el
mejor sistema de cable coaxial. Más aún, sistemas de transmisión basados en fibra
óptica con una B x L de al menos 1000 Gb/s-km, o lo que es lo mismo 1 Tb/s-km, se
encuentran actualmente operando en equipos terrestres y trasatlánticos, interconectando
no solamente países sino continentes. Para evaluar el impacto que los sistemas de fibra
óptica han tenido en las telecomunicaciones, baste mencionar que para fines de 1999
más de cien millones de kilómetros de fibra óptica se encontraban instalados alrededor
del mundo (Mynbaev y Schneiner, 2001). Dicho de otra forma, sin fibra óptica no
existirían las telecomunicaciones modernas.

El secreto detrás del éxito de los sistemas de telecomunicación basados en fibra óptica
consiste, por un lado, en la gran B que se puede transmitir al utilizar ondas
electromagnéticas (o sea, luz) en lugar de la variación de la corriente eléctrica en un
cable coaxial y por otro, en la gran L que se puede lograr debido a la baja atenuación de
la luz (o propiamente dicho, potencia óptica) que se ha llegado a obtener en fibras
ópticas convencionales. Efectivamente, la frecuencia de la onda electromagnética que se
utiliza como portadora en sistemas ópticos de telecomunicación es de alrededor de

3
193 THz, lo que corresponde a una longitud de onda, en el infrarrojo mediano, de
alrededor de 1 550 nm1. Una portadora a tan alta frecuencia holgadamente admite una
modulación a una tasa de bits, B, del orden de Tb/s. Sin embargo, lo que es más
interesante, es que la luz modulada a tan alta frecuencia no solamente puede propagarse
en espacio libre (digamos, para interconectar dos satélites), sino que también es suscep-
tible de ser transmitida a lo largo de una fibra óptica. De hecho, utilizando técnicas de
multiplexado, la fibra óptica admite, en principio, la transmisión de datos con una B
mayor de 10 Tb/s, o sea, 50 000 veces más información por unidad de tiempo que
aquella que podemos transmitir por un cable coaxial a lo largo de un kilómetro. Ésta es
una cantidad de información considerable, ya que mediante el uso de una B de 10 Tb/s
podrían realizarse aproximadamente 156 millones de llamadas telefónicas simultáneamente.

Aun cuando la construcción de sistemas comerciales de telecomunicación basados en


fibra óptica que operen con una B de 10 Tb/s no es todavía una realidad, algunos
laboratorios de investigación han reportado experimentos que muestran la posibilidad
de trasmitir información a una tasa de 1 Tb/s a través de 70 kilómetros (Nakazawa,
2000). El reto para los próximos años es, precisamente, lograr explotar los 10 Tb/s que,
en principio, la transmisión mediante fibra óptica ofrece.

La propuesta de utilizar fibra óptica de vidrio como medio de transmisión de información


guiada fue hecha en 1966 por Charles Kao (1966), un inglés nacido en China. La idea,
aunque interesante, resultó ser impráctica, ya que en aquel entonces el vidrio más puro de
que se disponía presentaba una alta atenuación de la luz de 1000 dB/km. Una fibra óptica
fabricada a partir de aquel vidrio permitiría la transmisión de información a lo largo de
una distancia L muy corta, ya que, como muestra la fig 1.1, cuando la atenuación de la
fibra es muy alta, la señal recibida que se ha propagado a lo largo de la fibra es muy débil
y, por tanto, el sistema receptor no puede distinguir si el pulso recibido, que representa
bits de información, corresponde a cero o a uno. Verbigracia, si dentro del presupuesto de
potencia óptica de nuestro sistema asignáramos 40 dB como la atenuación máxima
admitida que es producida por la fibra antes de que nuestro receptor falle, entonces la
máxima L que alcanzaríamos sería L = (40 dB)/(1000 dB/km) = 40 m. La instalación de
un sistema de fibra óptica para comunicarnos, por ejemplo, con el vecino que vive ocho
pisos más arriba, es ciertamente impráctica.

1
Recordemos que ν λ = c, donde ν es la frecuencia de la onda portadora, λ su longitud de onda, y c es la
velocidad de la luz a 3 x 108 m/s.

4
Fig 1.1 Efecto de la atenuación sobre una secuencia
de pulsos al propagarse por una fibra óptica

Para que la fibra óptica se convirtiera en una realidad comercial se necesitaba producir
una fibra cuya atenuación fuera de 20 dB/km a lo más. Tal fibra nos permitiría,
siguiendo las pautas del ejemplo anterior, extender nuestra transmisión hasta una
L = 2 km. Esta primera fibra óptica utilizable en sistemas de telecomunicación fue
demostrada en 1970 por Robert Maurer, Don Keck y Peter Schultz, en los laboratorios
de Sullivan Park de Corning, Inc, una compañía estadounidense mejor conocida
entonces por sus refractarios para cocina hechos de cerámica de vidrio y pyrex. El
proceso de manufactura de fibra inventado en aquellos días es básicamente el mismo
que se utiliza hasta la fecha. Este desarrollo fue acompañado por la demostración del
primer láser de semiconductor, de GaAs, que operaba a temperatura ambiente (Hayashi,
1970). La importancia de este dispositivo radica en el hecho de que representa una
fuente de luz monocromática (es decir, que transmite a una frecuencia o longitud de
onda fija), potente, con dirección (a diferencia de, por ejemplo, un foco que irradia en
todas direcciones) y, lo que la diferencia de los demás láseres, compacta. Los sistemas
de telecomunicación modernos utilizan láseres de semiconductor a manera de
transmisor, cuyo tamaño, una vez empacado, es de algunos centímetros. A los láseres de
semiconductor también se les conoce como diodos láser.

1.2 Las tres primeras generaciones de sistemas basados en fibra óptica

Los desarrollos mencionados anteriormente, es decir, el transmisor láser de semi-


conductor y la fibra óptica de baja atenuación como medio de transmisión, permitieron
crear el primer enlace punto-punto basado en tecnología óptica. Éste fue demostrado
durante 1975 en Estados Unidos. Para ello fue necesario desarrollar también, a manera
de receptor, un dispositivo que realizara la operación inversa a la del láser, es decir,

5
transformar la variación de la energía óptica recibida en una variación de la corriente
eléctrica. Dicho dispositivo, basado en el efecto fotoeléctrico, se conoce como
fotodetector, y normalmente es fabricado de material semiconductor.

Los primeros enlaces punto-punto comerciales compuestos básicamente de un láser, una


fibra óptica y un fotodetector aparecieron a finales de los años setenta. A estos enlaces
se les conoce comúnmente como primera generación de sistemas basados en fibra
óptica. Se caracterizan por la utilización de fibra multimodo, que en ese entonces
presentaba una atenuación de alrededor de 5 dB/km, y el uso de láser de semiconductor
de GaAlAs/GaAs, que emiten luz a una longitud de onda alrededor de los 820 nm. La
tasa de bits, B, de estos sistemas no llegaba a los 50 Mb/s, y la máxima distancia de
transmisión, L, que se podía alcanzar era de unos 10 km. Por tanto, la capacidad del
sistema, B x L, era siempre menor de 1 Gb/s-km. La comunicación entre dos ciudades
separadas por más de 10 km se podía lograr, sin embargo, utilizando lo que se conoce
como sistemas con repetidores que, grosso modo, consisten en la conexión en serie de
un enlace punto-punto tras otro. En cada punto de conexión, o repetidor, la señal
recibida es regenerada por medios electrónicos, y lanzada nuevamente al siguiente
enlace de fibra óptica. Esta manera de extender la distancia de transmisión del sistema
de comunicación tiene la desventaja de que, además de que es costosa, puede crear un
cuello de botella en la transmisión de información al convertir la secuencia de bits que
viaja en una portadora óptica en una señal eléctrica (mediante el fotodetector), para,
después de la consecuente regeneración en el dominio eléctrico, convertirla nuevamente
en una señal óptica (mediante el láser), que es lanzada al siguiente tramo de fibra óptica.

La fig 1.2a muestra un esquema del sistema con repetidores. El cuello de botella se
forma debido a que los usualmente lentos dispositivos electrónicos que efectúan la
regeneración no son capaces de realizar su labor a la misma tasa con la que los bits
arriban al dispositivo. La solución a este problema es la creación de sistemas de
telecomunicación completamente ópticos, los cuales no requieren convertir la señal
óptica en eléctrica para efectuar operaciones de procesamiento de información. El caso
más simple en un enlace punto-punto consiste en sustituir cada repetidor por un
amplificador óptico como lo muestra la fig 1.2b. Un número considerable de
laboratorios de investigación se encuentran actualmente trabajando en hacer de los
sistemas de telecomunicación completamente ópticos una realidad.

6
Fig 1.2 Sistema de transmisión basado en a) el uso de repetidores optoelectrónicos, y
b) el uso de amplificadores ópticos

Dos son las causas principales que limitan la capacidad de transmisión de los sistemas
basados en fibra óptica, especialmente aquellos de la primera generación. La primera
causa consiste en un fenómeno físico intrínseco de toda fibra óptica llamado dispersión,
el cual provoca el ensanchamiento de los pulsos que representan a los bits de
información y que se propagan a lo largo de la fibra. Cuanto más grande es la dispersión
y más larga es la distancia que los pulsos recorren, mayor es el ensanchamiento de
éstos.

Tal ensanchamiento es nocivo para el sistema porque, como se muestra en la parte


izquierda de la fig 1.3, cuando los pulsos se ensanchan demasiado pueden llegar a
encimarse sobre los pulsos vecinos, provocando una gran confusión en el sistema de
detección. Este efecto dañino producido por la dispersión, que se conoce como
interferencia intersimbólica, puede reducirse mediante la disminución de la B del
sistema, tal como se muestra en la parte derecha de la fig 1.3. En este caso, los pulsos se
encuentran temporalmente más espaciados entre sí en el momento de ser transmitidos, y
por ende tienen un margen más amplio para poder ensancharse al propagarse a lo largo
de la fibra, lo que evita así producir errores en el sistema de detección. Sin embargo,
debemos recordar que el objetivo al diseñar sistemas de telecomunicación de alta
velocidad no es reducir B, y con ello la capacidad del sistema, sino hacer precisamente
lo contrario. Por tanto, los expertos se han dado a la tarea de desarrollar nuevos diseños
de fibras que presenten una menor dispersión de la luz transmitida a una determinada

7
longitud de onda, de tal manera que el ensanchamiento de los pulsos al propagarse a lo
largo de la fibra sea mínimo.

La segunda causa que limita la capacidad, y especialmente, la distancia de transmisión


de los sistemas basados en fibra óptica es la atenuación. Como ya se ha explicado, una
disminución en el nivel de atenuación de la fibra, permitiría incrementar la L del
sistema. La reducción de la potencia óptica de una señal luminosa en una fibra, o
atenuación, es provocada principalmente por dos factores:

1) La absorción de la luz por el material del que está hecho la fibra (SiO2) y las
impurezas que ahí se encuentran (como son Fe, Cu, Cr, Mn, iones de OH, y otras).
Todo material absorbe en mayor o menor medida la luz a determinadas longitudes
de onda, reduciendo así su nivel de transparencia. Unos anteojos de playa obscuros
absorben mucha luz, reduciendo la intensidad con que ésta llega a nuestros ojos,
particularmente a la longitud de onda que corresponde a los rayos ultravioleta.
Similarmente, aunque en menor medida y a otra longitud de onda, el material del
que está hecho una fibra óptica absorbe parte de la luz que ahí viaja, disminuyendo
la energía de la señal óptica que llega al detector. Gran parte de esta energía
absorbida se convierte en calor, el cual posteriormente es transmitido al medio
circundante que se encuentra a menor temperatura.

2) Rayleigh scattering. Dado que el proceso de fabricación de una fibra no es perfecto,


la fibra óptica posee fluctuaciones de densidad microscópica o inhomogeneidades.
Cuando el haz de luz que va propagándose en la fibra "colisiona" con estas
inhomogeneidades, parte de la luz del haz es desviada, y escapa de la trayectoria
impuesta por la fibra. La luz que se escapa de la fibra representa una pérdida de
energía, o atenuación, del total de energía que originalmente se propagaba a lo largo
de la fibra. A este proceso se le conoce como Rayleigh scattering.

Cuando una señal luminosa se propaga a lo largo de una fibra óptica, ambos factores se
combinan para atenuar su potencia óptica. Dada la naturaleza de estos factores, la
atenuación depende de la longitud de onda con que se propaga la señal. La fig 1.4
contiene datos experimentales que muestran cómo el valor de la atenuación de la
potencia óptica (eje Y) cambia a medida que variamos la longitud de onda de la señal
(eje X) (Gowar, 1992).

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Fig 1.3 Efecto de la dispersión sobre una secuencia de pulsos con una B alta (izquierda) y
baja (derecha) al propagarse por una fibra óptica

Fig 1.4 Gráfica de la atenuación de una fibra óptica como función de la longitud de
onda de la luz que en ella se propaga. La gráfica experimental está formada
por las contribuciones de la absorción y Rayleigh scattering

Esto significa que si en lugar de utilizar una señal cuya longitud de onda fuera de
820 nm, como se hizo en los sistemas de la primera generación, utilizáramos una señal
cuya longitud de onda coincidiera con un mínimo local de la gráfica de la fig 1.4, dicha
señal sería afectada en menor medida por la atenuación. De acuerdo con la gráfica, uno

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de estos mínimos locales se encuentra alrededor de los 1 300 nm. No es de
sorprendernos entonces, que la segunda generación de sistemas de transmisión basados
en fibra óptica haya seleccionado como longitud de onda de operación los 1 300 nm.

El lector se preguntará por qué entonces no se escogió como longitud de onda de


operación los 1 550 nm, donde la atenuación efectivamente es más baja. La respuesta es
que aunque en términos de atenuación en la fibra una longitud de onda de 1 550 nm es
preferible, las fibras utilizadas en la segunda generación de sistemas mostraban una
dispersión cercana a cero alrededor de los 1 300 nm, lo que resolvía el problema de la
alta dispersión producida por las fibras multimodo de la primera generación, que
limitaban tanto B como L. Estas nuevas fibras, resultado de la investigación en
laboratorios especializados y el perfeccionamiento de las técnicas de fabricación se
denominaron fibras monomodo, o SMF (por sus siglas en inglés: single-mode fibre), ya
que a diferencia de sus antecesoras, permitían la propagación a lo largo de la fibra de
únicamente un solo modo, o hablando llanamente, de un solo haz.

Las fibras SMF permitieron incrementar la B de 50 Mb/s, característica de la primera


generación, a poco menos de 3 000 Mb/s durante la segunda generación. Asimismo, la
atenuación de la señal óptica en la fibra se redujo de aproximadamente 5 dB/km a cerca
de 0.5 dB/km, como se observa en la fig 1.4. Esos éxitos permitieron la instalación de
sistemas con una capacidad, B x L, cercana a los 100 Gb/s-km. La segunda generación
de sistemas de fibra óptica fue desarrollada entre 1977 y 1983, mientras que los
primeros sistemas comerciales se instalaron entre 1980 y 1984. Durante este periodo de
desarrollo, un gran esfuerzo mundial se encaminó a crear las fuentes láser que emitieran
luz a una longitud de onda alrededor de los 1 300 nm, en vez de los 820 nm de la
generación anterior. Este avance se logró al sustituir el material semiconductor de que
estaban hechos los láseres de la primera generación (GaAlAs/GaAs) por InGaAsP/InP.

Gracias al desarrollo de módulos que permitían la compensación de la dispersión, la


tercera generación de sistemas de fibra óptica se caracterizó por enlaces punto-punto
que operan a una longitud de onda alrededor de los 1550 nm. De acuerdo con la fig 1.4,
la atenuación de la fibra en este punto es mínima, y su valor es de aproximadamente
0.2 dB/km.

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TABLA 1.1 ATENUACIÓN PRODUCIDA POR DIFERENTES TIPOS DE
VIDRIO

Tipo de vidrio Atenuación, Distancia, en km


en dB/km (atenuaciónde 40 db)

Vidrio de ventana 10000 .004


Vidrios más puros disponibles en: 1966 1000 .04
1970 20 2
1975 2 20
Menor atenuación hoy a: 850 nm 1.6 25
1300 nm 0.35 114
1550 nm 0.16 240

Similarmente, la tabla 1.1 muestra el progreso logrado desde 1966 en reducir la


atenuación del vidrio del que está formada una fibra óptica (Gowar, 1992). También
muestra la distancia que una señal luminosa alcanzaría de ser transmitida a través de la
correspondiente fibra óptica si admitiéramos una atenuación de 40 dB. El avance
logrado desde el vidrio de ventana hasta las fibras más puras fabricadas hoy en día es
notable. Sin embargo, el paso que permitió un avance significativo en los sistemas de la
tercera generación no fue precisamente el decremento de la atenuación, de 0.5 a
0.2 dB/km, sino la aparición en el mercado en 1989 de los amplificadores ópticos
dopados de Er, mejor conocidos como EDFA (Er-doped fiber amplifiers).

Estos dispositivos tienen la capacidad de amplificar simultáneamente múltiples señales


ópticas transmitidas a través de una sola fibra, compensando hasta cierto punto, la
atenuación producida por ésta. La aparición de los EDFA hizo factible, finalmente, la
construcción de enlaces punto-punto basados en la tecnología denominada WDM
(wavelength division multiplexing), o multicanalización en el dominio de la longitud de
onda. Esta tecnología consiste en transmitir simultáneamente por la misma fibra N
señales a una tasa de bits B, cada una transportada en una longitud de onda individual, o
canal, que no interfieren entre sí, de modo que la tasa total de bits transmitida no sea
sólo B, sino N x B, donde N es un número natural como 4, 16, 40, 64, etc. Mediante el
uso de los EDFA no es necesario demultiplexar (separar) los canales para amplificarlos
individualmente, sino que un solo amplificador permite la amplificación simultánea de
todos los canales.

11
La tercera generación de sistemas basados en fibra óptica, que prácticamente se
extiende hasta nuestros días, ofrece la posibilidad de transmitir información a una tasa
de bits impensable hace 30 años. Por ejemplo, a mediados de los años 90 se reporta un
experimento de propagación en fibra óptica de 55 canales, cada uno operando a
20 Gb/s, lo que equivale a una B total de 1.1 Tb/s (Onaka, 1996). Más recientemente, en
el año 2000, otro experimento demostró la transmisión de 5.12 Tb/s, consistente en 128
canales operando a 40 Gb/s cada uno, a través de tres tramos de fibra de 100 kilómetros
de largo cada uno (Bigo, 2000).

La división de la historia de los sistemas basados en fibra óptica en tres generaciones


nos permite estructurar los resultados más relevantes obtenidos hasta la fecha de una
manera fácil de comprender y recordar. Sin embargo, debemos tener presente que
también han existido desarrollos que por razón de espacio no hemos tratado aquí. Tal es
el caso, por ejemplo, de los sistemas basados en detección coherente que, a pesar del
esfuerzo que en ellos se ha invertido, nunca han llegado a ser una realidad comercial.

Mirando ahora hacia el futuro, consideramos que el énfasis en investigación y


comercialización de productos durante los años venideros estará encaminado a explotar
la tecnología WDM como elemento para conseguir una expansión manejable de la
capacidad de los sistemas de comunicación. Esto se obtendrá al incrementar el número
de canales y tasa de bits de sistemas similares a los que actualmente están en operación,
para así poder aprovechar los más de 10 Tb/s que en principio nos ofrece el uso de
fibras ópticas. Para ello será necesario, entre otras cosas, desarrollar y perfeccionar
nuevas clases de amplificadores y de esquemas de compensación de la dispersión. Sin
embargo, el verdadero aspecto práctico de los sistemas basados en WDM no es
solamente la posibilidad de incrementar la B en enlaces punto-punto, sino utilizar esta
tecnología para alcanzar el nirvana de la industria de las comunicaciones: sistemas de
telecomunicación totalmente ópticos.

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2. EL PRESENTE: REDES ÓPTICAS INCIPIENTES

En la sección anterior aprendimos que, prácticamente hasta la fecha, el rol principal de


las fibras ópticas ha sido transmitir información codificada mediante una secuencia de
bits de un punto de transmisión a un punto de recepción. Cualquier tipo de
procesamiento que se deseara realizar con la información antes de ser enviada, o
después de ser recibida, tenía que ser hecho utilizando métodos electrónicos. La más
sofisticada red de telecomunicaciones era, en realidad, una red basada en tecnología
electrónica que utilizaba la fibra óptica solamente como una tubería para propagar sus
señales a muy alta velocidad. Es decir, que si pensamos en una red como un conjunto de
nodos conectados mediante enlaces punto-punto, el redireccionamiento de un mensaje
en un nodo, que es precisamente una de las características más representativas de una
red, se tenía que realizar por medios electrónicos.

Recientemente, sin embargo, se ha venido desarrollando el concepto de crear una red


realmente óptica, en la que las señales, no solamente sean transmitidas por medios
ópticos, sino que la organización y procesamiento de las mismas se haga en el dominio
óptico. El atractivo de estas redes es evitar convertir en cada nodo de la red la señal
óptica en eléctrica, para después de haber sido redirigida y procesada, transformarla
nuevamente en una señal óptica. Esto brinda a la red mayor capacidad de transmisión,
mayor velocidad de procesamiento y más versatilidad.

La piedra angular para la realización de una red óptica es multicanalización o


multiplexaje por división de longitud de onda o WDM. Esta tecnología, de la cual ya
hemos hablado, consiste en dividir el ancho de banda de la fibra2 en muchos segmentos,

2
Es decir, el intervalo de longitudes de onda (o frecuencias) dentro del cual una señal puede ser
transmitida sin observar una atenuación substancial.

13
de tal manera que a cada segmento le sea asociado un canal centrado a una cierta
longitud de onda (λ), y con un ancho de banda menor al de la fibra.

La fig 2.1 muestra como el multiplexaje por división de longitud de onda permite
transmitir simultáneamente varias señales por una fibra de manera independiente, cada
una a través de un canal diferente. La idea central de la tecnología WDM se puede
comprender más fácilmente si imaginamos la fibra óptica como una autopista ancha de
un solo carril en la que los bits transitan en fila a una velocidad B. El concepto de WDM
es equivalente a dividir la autopista en un gran número de carriles, N, aumentando así su
capacidad de flujo de B a N x B.

Esta idea se ilustra en la fig 2.2 para N = 4. De hecho, cuando esta tecnología se hizo
posible con el advenimiento de los EDFA, su principal atractivo consistía precisamente en
multiplicar la capacidad de una fibra N veces. Poco más tarde, sin embargo, los ingenieros
se percataron de que en realidad estaban transmitiendo N señales en lugar de sólo una, lo
que en principio permitía la manipulación de la señal a nivel longitud de onda o canal.
Efectivamente, al utilizar tecnología WDM era posible separar, de manera relativamente
simple, uno de los canales del resto del flujo de información, utilizando únicamente
dispositivos ópticos. Este canal podía, a su vez, ser redireccionado en una red mediante un
conmutador o switch óptico, mientras que otra señal podía ser incorporada al flujo
original de datos en el canal que quedó vacante. Estos procesos, habilitados por el uso de
WDM, sentaron las bases para la creación de una red óptica incipiente. Sin embargo, aún
se requería la creación de aquellos dispositivos ópticos que pudieran desarrollar las
funciones arriba mencionadas y que sustituirían en las redes ya existentes a los
correspondientes dispositivos electrónicos. Estos sólo tendrían que ser agregados en los
puntos de interconexión de los enlaces punto-punto, los cuales ya desde hacía años
estaban construidos a base de fibras ópticas. A partir de estas ideas, muchas compañías
de alta tecnología se han abocado al diseño, fabricación y perfeccionamiento de
aquellos componentes ópticos necesarios para iniciar la transformación de la red de
telecomunicaciones electrónica en óptica. Entre estos componentes destacan: fibras
ópticas especialmente diseñadas para utilizar tecnología WDM, multiplexores ópticos
para agregar y extraer señales de los canales de un sistema WDM, a los que se les
denomina OADM (optical add/drop multiplexers), e interconectores ópticos, mejor
conocidos como OXC (optical cross-connects).

14
Fig 2.1 Mutliplexaje y demultiplexaje por división de longitud de onda
(WDM) de cinco canales. Esta es una manera eficiente de utilizar
el gran ancho de banda que nos ofrece una fibra óptica

Fig 2.2 Ilustración que ayuda a entender el concepto de


WDM. La carretera de un carril se divide en cuatro
carriles, y aumenta así su capacidad de flujo

La existencia de una red completamente óptica, es decir, aquella en que la señal


transmitida del punto inicial al punto final no observa conversión optoelectrónica y
electróptica alguna, está lejos todavía de ser una realidad. No obstante, la tendencia
durante los últimos años ha sido la transformación gradual de la tecnología de
telecomunicaciones electrónica en óptica. Infortunadamente, los componentes en que
esta tecnología óptica se basa dejan aún mucho que desear en cuanto a costo y
desempeño. En efecto, aun cuando la tecnología de enlaces punto-punto se puede
considerar madura, la labor en mejorar y desarrollar los nuevos componentes que
permitirían la conversión de las redes actuales en redes de telecomunicación ópticas
continúa realizándose arduamente en algunos de los mejores laboratorios del orbe.

15
Entre los desarrollos tecnológicos que actualmente se están produciendo, o que serán
requeridos en los próximos cinco años se encuentran:
Componentes pasivos
Módulos funcionales como OADM y OXC
Convertidores de longitud de onda
Transmisores y receptores sintonizables
Nuevos amplificadores ópticos.

A continuación revisaremos con más detalle algunos de estos dispositivos, los cuales
irán penetrando cada día más en el ámbito de las telecomunicaciones.

2.1 Componentes pasivos

Los componentes de un sistema WDM pueden ser divididos en componentes pasivos y


componentes activos. La diferencia entre ellos es que los primeros no requieren de una
fuente de poder externa para operar. Un diodo láser, por ejemplo, es un componente
activo, ya que requiere de una diferencia de potencial (o voltaje) para funcionar. Entre
los componentes pasivos más importantes se encuentran: acopladores/divisores,
atenuadores, aisladores y circuladores. Los acopladores (o couplers) permiten acoplar
en una sola fibra óptica señales que, viajando a una misma longitud de onda, se
propagan en fibras diferentes. La operación inversa, es decir, la división de la señal que
viaja en una fibra óptica en dos o más fibras se realiza mediante un divisor (o splitter).

Un atenuador es un componente que permite reducir la potencia óptica de la señal de


manera controlada. Un ejemplo lo constituye un segmento de fibra óptica dopado con
un metal de transición, el cual actúa como atenuador al absorber de manera conocida la
luz que se propaga a lo largo de la fibra dopada. Existen atenuadores fijos y variables.
Entre sus principales funciones están ecualizar la potencia de los canales en un sistema
WDM, y prevenir la saturación de un receptor, es decir, mantener la potencia óptica
incidente en el receptor dentro del intervalo de operación del mismo.

En un sistema de telecomunicaciones la luz se refleja en mayor o menor grado al incidir


en los diferentes componentes que forman el sistema. Esto genera un haz de luz de
menor potencia óptica que el incidente, pero que se propaga en la dirección opuesta. La
función de un aislador (o isolator) es impedir la propagación de este haz reflejado,
aislando así componentes como amplificadores y láseres. Un aislador, por tanto, permite
el paso de la luz en una sola dirección.

16
Fig 2.3 Diagrama de un circulador óptico

Un circulador (o circulator) es un dispositivo que dirige la señal luminosa de un puerto


al siguiente, haciéndolo de una manera secuencial y siguiendo una sola dirección. El
esquema de un circulador de tres puertos se presenta en la fig 2.3, aunque también hay
circuladores de cuatro y seis puertos disponibles en el mercado. El circulador de la
fig 2.3 permite dirigir la señal del puerto 1 al puerto 2; la señal que se propaga en
dirección opuesta, del puerto 2 al puerto 3, y la correspondiente señal del puerto 3 al
puerto 1.

Los componentes pasivos más importantes para un sistema WDM son los multiplexores
(MUX) y demultiplexores (DEMUX). La función de un MUX es acoplar en una sola
fibra óptica señales que se propagan en fibras diferentes, cada una con longitud de onda
diferente. Esto produce el multiplexaje o multicanalización de las señales en longitud de
onda, y de ahí el nombre del componente. Un DEMUX realiza la operación inversa, es
decir, separa el haz luminoso compuesto de N señales en N fibras, cada una
correspondiendo a un canal diferente. Volviendo al símil de la autopista, un MUX se
puede entender como una obra vial que permite hacer converger N autopistas de un solo
carril en una sola autopista de N carriles. El DEMUX, en cambio, permite asignar a
cada carril de la autopista una autopista de un solo carril individual.

Las operaciones de multiplexaje y demultiplexaje en un par MUX/DEMUX son


llevadas al cabo utilizando filtros ópticos, cuya función es atenuar substancialmente la
potencia óptica de toda señal que no se encuentre dentro del ancho de banda específico
del filtro. Generalmente, el ancho de banda del filtro se diseña de tal manera que
coincida con el ancho de banda de cada uno de los segmentos o canales que integran el
sistema WDM, de modo que utilizando filtros centrados a diferentes longitudes de onda
es posible separar cada uno de los segmentos que componen la señal WDM.

17
Fig 2.4 Efecto de un filtro óptico sobre una señal WDM de cuatro
canales en el que se demultiplexa el canal tres. Nótese la
definición de espacio intercanal

La fig 2.4 muestra el efecto de un filtro óptico en una señal WDM. La señal original,
representada en el eje de la longitud de onda, se observa en la fig 2.4a. Ella consta de
cuatro canales, cada uno con un ancho de banda ∆ y centrados en las longitudes de onda
λ1, λ2, λ3 y λ4. El filtro, un tanto idealizado, se presenta en la fig 2.4b. Su ancho de
banda es ∆ y se encuentra centrado en λ3. Al aplicar el filtro a la señal original, como
muestra la fig 2.4c, éste separa, o propiamente dicho, demultiplexa la señal 3 del resto
de la señal original. El resultado es la señal demultiplexada, que se observa en la
fig 2.4d. Un proceso similar se puede también llevar a cabo en los canales 1, 2 y 4, cada
uno utilizando su filtro respectivo.

El filtro óptico representa pues, un elemento primordial en un sistema WDM, ya que lo


provee con la capacidad necesaria para aislar canales independientes. Por tanto, las
características de transmisión del filtro óptico tienen un impacto significativo en el
desempeño total del sistema WDM. Las especificaciones de un par MUX/DEMUX
dependen de las características del sistema WDM del que forme parte. Aun cuando,
dado lo reciente de la tecnología WDM, los estándares son escasos, comúnmente se
habla de dense WDM, o DWDM, y de coarse WDM, o CWDM. La primera

18
configuración se refiere a sistemas WDM donde el espacio entre la λ central de dos
canales consecutivos, y el que llamaremos espacio intercanal es menor de 1.6 nm (o
aproximadamente 200 GHz). Mientras que en CWDM el espacio intercanal es de
alrededor de 20 nm. El DWDM es utilizado en sistemas que requieren de una mayor
capacidad de transmisión que aquellos que utilizan CWDM, ya que permite la
asignación de un mayor número de canales en un ancho de banda dado. La configuración
CWDM es más adecuada para redes de acceso, donde la demanda de capacidad de
transmisión es pequeña. Obviamente, las especificaciones para los pares MUX/DEMUX,
y en general el resto de los componentes de un sistema DWDM, son más rigurosas que
en el caso de sistemas CWDM, lo que hace a los primeros considerablemente más
costosos. Entre las especificaciones más importantes de un par MUX/DEMUX se
encuentran: número de canales, λ central, espacio intercanal y ancho de banda.

2.2 Módulos funcionales: OADM y OXC

Los OADM y los OXC son, en gran medida, los dispositivos que han permitido la
transformación de los sistemas ópticos de telecomunicaciones de un enlace punto-punto
a una red óptica incipiente. Esto se debe a que realizan el redireccionamiento de los
mensajes que se distribuyen en la red WDM y, por ende, determinan la arquitectura y
desempeño de la misma. Tanto los OADM como los OXC están formados por componentes
más sencillos, y de ahí que se les conozca como módulos funcionales o subsistemas.

La función principal de un OADM es extraer y agregar canales de, y hacia, el resto del
flujo de información que circula en una red. Un esquema simplificado de esta función se
aprecia en la fig 2.5.

Fig 2.5 Esquema simplificado de la función que realiza un OADM


(optical add/drop multiplexer) de 16 canales. En este caso el
décimo sexto canal se extrae del flujo original de datos

19
Esta figura muestra un sistema WDM de 16 canales. La labor del OADM es, en este
caso, extraer la información que se transmite por el canal 16 para, posteriormente, ser
redireccionada o procesada por otros dispositivos. Asimismo, su función también
incluye agregar, en el canal que quedó vacante, información proveniente de otro punto
de la red que requiere ser transmitida por el canal 16.

Existen diversas estructuras para desempeñar la labor de un OADM. Su funcionalidad,


en general, es proporcional al grado de sofisticación de los dispositivos de que está
formado. Una estructura relativamente simple de un OADM de tres canales se presenta
en la fig 2.6 a manera de ejemplo.

El módulo está formado por tres pares de filtros H1, H2 y H3, y tres conmutadores que
permiten el direccionamiento de las señales. Cuando la señal Sin, en que son
transportados los canales 1, 2 y 3, arriba al OADM, un splitter divide Sin en tres señales
iguales, cada una de las cuales se hace pasar por un filtro diferente. Los filtros H1, H2 y
H3 están diseñados para realizar el demultiplexaje de los canales 1, 2 y 3,
respectivamente, y por tanto el módulo en la sección izquierda de la figura se puede
considerar un DEMUX. La señal correspondiente a cada canal, una vez demultiplexada,
se introduce en su respectivo conmutador, el cual determina si el canal debe continuar
por su trayectoria original o si, por el contrario, debe ser extraído del sistema WDM. Si
el conmutador se encuentra en el estado conocido como "barra" (véase fig 2.7) la señal
demultiplexada no será redireccionada y, después de pasar nuevamente por un filtro,
podrá continuar por su trayectoria original. A estos canales que no observan
redireccionamiento alguno hacia otro punto de la red se les conoce como canales
exprés.

En cambio, si el conmutador se encuentra en estado "cruz" (véase fig 2.7), la señal


demultiplexada será redireccionada hacia la trayectoria Salt, extrayéndola así del flujo
original de datos. En este caso, una señal proveniente de la trayectoria Spre podría ser
agregada al flujo original de datos, tomando el lugar de la señal que originalmente se
propagaba en el canal correspondiente. El módulo que se encuentra a la derecha en la
fig 2.6, y que está compuesto por los filtros H1, H2 y H3, y un acoplador, constituye un
MUX. Este módulo realiza el mutiplexaje de las señales, independientemente de donde
provengan, para así formar la señal de salida del OADM, Sout.

20
Fig 2.6 Diagrama de un OADM de tres canales. H1, H2 y H3 son filtros diseñados
para demultiplexar y multiplexar los canales 1, 2 y 3, respectivamente

Fig 2.7 Esquema de direccionamiento de la señal en un conmutador

El desempeño de un OADM, y en general del sistema WDM, está determinado


principalmente por la calidad de filtros ópticos que lo integran, y por ende la relevancia
desde el punto de vista comercial de estos componentes es significativa. En consecuencia,
muchas compañías se han interesado en producir filtros ópticos con mejores características
de transmisión y reflexión, que efectivamente aíslen un canal determinado, bloqueando
todos los demás. La investigación sobre estos componentes va más allá de optimizar las
tecnologías de filtrado ya existentes. Efectivamente, muchas de estas compañías se
encuentran en el proceso de utilizar su experiencia en otras ramas de la industria para
desarrollar novedosos filtros ópticos, basados en principios físicos hasta ahora no
considerados. Aun cuando realizar predicciones certeras de mercado requiere de algo más
que un amplio conocimiento del tema, las tecnologías de filtrado que consideramos tendrán
mayor probabilidad de éxito en los próximos años son las siguientes:

21
Fig 2.8 Resonador Fabry-Perot que actúa como un filtro óptico. Las pilas
reflexivas y el espaciador están hechos de películas delgadas

1) Filtro de películas delgadas o TFF (thin film filter). Uno de los filtros ópticos más
comúnmente utilizado es el filtro de películas delgadas. Su nombre viene del hecho de
que está compuesto de películas de un material aislante (como Ta2O5 y SiO2), cuyo
espesor mide λc /4, donde λc es la longitud de onda en el centro del canal WDM que se
desea filtrar. El filtro se construye al alternar sobre un sustrato de vidrio películas con
un alto (A) y un bajo (B) índice de refracción3, de tal manera que formen una "pila
reflexiva" (véase fig 2.8). Cuando las ondas de luz inciden en la pila reflexiva, los
procesos de interferencia que en ella se llevan a cabo permiten que aquellas ondas con
una longitud de onda λc (o cercana a ella) pasen a través de la pila, mientras aquellas
con una longitud de onda diferente de λc sean reflejadas (He et al, 2001). De esta
manera la pila reflexiva actúa efectivamente como un filtro que permite el paso del
canal centrado en λc, rechazando todos los demás. Las características de filtrado del
TFF pueden ser más eficientemente controladas si un par de pilas reflexivas se utilizan
para formar un resonador Fabry-Perot como el mostrado en la fig 2.8. El resonador
está compuesto de un "espaciador", hecho de un número par de películas A o B,
emparedado entre dos pilas reflexivas. Mediante el aumento del número de películas
delgadas que forman las pilas reflexivas, o el aumento del número de películas
delgadas que constituyen el espaciador es posible reducir el ancho de banda del filtro.
Similarmente, colocando varios resonadores Fabry-Perot en cascada es posible

3
La diferencia entre un medio con alto índice de refracción y uno con bajo índice de refracción consiste
en que en el primero la luz viaja más lentamente que en el segundo. En el vacío, donde el índice de
refracción es uno, la luz viaja a velocidad c.

22
manipular la forma de la función de transmisión del filtro, haciendo su transición más
abrupta (véase, por ejemplo, DeMange, 2002).

2) Rejillas de Bragg o FBG (fibre Bragg gratings). Otra clase de filtros muy versátiles
son las rejillas de Bragg, mejor conocidas por sus siglas, FBG. Estos componentes se
construyen al hacer interferir en una fibra óptica monomodal, posiblemente dopada
con germanio, dos haces de luz ultravioleta. Este proceso literalmente graba de
manera permanente en la fibra un patrón de interferencia en el que el valor del índice
de refracción varía periódicamente, creando así regiones de bajo y alto índice de
refracción que se alternan a lo largo de la fibra. Al hacer incidir una señal WDM en
la FBG, las regiones de alto y bajo índice de refracción producen un proceso de
interferencia, similar al que ocurre en la pila reflexiva de un TFF, pero esta vez
reflejando a λc y permitiendo al resto de los canales propagarse a lo largo de la fibra.
La utilización de una FBG como filtro en un sistema WDM se muestra gráficamente
en la fig 2.9. La función del circulador conectado a la fibra es separar el canal
reflejado del conjunto de canales incidentes. Entre las ventajas que presenta un filtro
basado en FBG se encuentran: fácil acoplamiento de la FBG con una fibra óptica (las
dos son fibras), baja atenuación y ancho de banda angosto. De hecho, es debido a
esta última característica que las FBG han sido el filtro recomendado para sistemas
DWDM con espacio intercanal de 50 GHz o más pequeño (DeMange, 2002). Sin
embargo, los progresos recientes logrados en la tecnología de TFF presentan a éstos
como una alternativa interesante a las FBG.

Fig 2.9 Filtro óptico para demultiplexar λc. Está formado por un
circulador y una rejilla de bragg o FBG

23
Fig 2.10 Diagrama de un AWG. Cada segmento difiere en longitud del
adyacente por una cantidad constante. Esto produce un patrón
de interferencia tal que cada canal interfiere constructivamente
en solamente una de las guías de onda de salida

3) Rejilla por arreglos de guías de onda o AWG (arrayed waveguide gratings). El filtro
AWG está compuesto por un arreglo de segmentos de fibra óptica, cada uno de los
cuales difiere del adyacente por una longitud fija ∆L. Los segmentos están unidos en
sus extremos a dos acopladores como se muestra en el diagrama de la fig 2.10. El
AWG opera al hacer incidir en el acoplador izquierdo una señal WDM que se
propaga a lo largo de todos los segmentos. Dada la estructura del AWG, la luz que
arriba al acoplador derecho recorre un camino óptico de diferente longitud
dependiendo del segmento que se trate. Esto se traduce en una diferencia constante
entre la fase de las ondas de luz que recorren segmentos adyacentes, que a su vez
resulta en la formación de un patrón de interferencia en el acoplador derecho que es
similar al que formaría una rejilla (de ahí el nombre de rejilla). Dicho patrón de
interferencia tiene la particularidad de que cada longitud de onda de que se compone
la señal WDM ilumina una fibra de salida diferente. De esta manera, el AWG
funciona como un DEMUX. Desde luego que el dispositivo también funciona en
reversa, por lo que puede emplearse como un MUX.

Con las técnicas de fabricación actuales, basadas en procesos fotolitográficos, se han


logrado producir AWG de hasta 48 canales. La ventaja de este filtro con respecto a los
anteriormente mencionados es que es sumamente compacto, lo que permite su fácil
integración monolítica con otros componentes. De hecho, los componentes compactos e
integrables se encuentran bien cotizados en la industria, ya que en principio, éstos
permitirían formar chips ópticos, similares a los chips electrónicos que hoy en día se
encuentran en el interior de nuestros aparatos electrónicos.

24
En una red óptica de telecomunicaciones el uso de OADM brinda la posibilidad de
extraer y agregar canales de, y hacia, el flujo principal de información que circula por la
red. Esto nos permite manipular la información a nivel canal o longitud de onda,
incrementando así la flexibilidad de la red. Sin embargo, esto de nada serviría si no
dispusiéramos de la capacidad de direccionar el canal o canales extraídos hacia algún
otro punto de la red. Esta capacidad de reconfiguración dinámica nos la ofrecen los
OXC. Actualmente, la mayor parte de los interconectores y conmutadores instalados
requieren la conversión de la señal óptica en eléctrica para realizar su función, es decir,
son dispositivos electrónicos. Sin embargo, nuevas tecnologías que se encuentran en
proceso de desarrollo, e incluso ya en el mercado, sustituirán los conmutadores
electrónicos por conmutadores ópticos, reduciendo costos y permitiendo la transmisión
de un mayor número de datos a través de ellos. Entre estas tecnologías se encuentran:
conmutadores de estado sólido basados en interferómetros tipo Mach-Zehnder;
conmutadores acustoópticos basados en la interacción entre ondas de luz y variaciones
periódicas del índice de refracción inducidas por ondas acústicas en un cierto material, y
conmutadores de cristal líquido, que utilizan la capacidad de la luz de poder ser
descompuesta en dos estados de polarización perpendiculares. Una clase única de
conmutadores ópticos que originalmente fueron utilizados en aplicaciones médicas y de
transporte y que posteriormente han sido adoptados por la industria de las
telecomunicaciones son los micro-electro-mechanical systems o MEMS. Estos sistemas
consisten de un arreglo de espejos movibles muy pequeños que permiten, por medio de
reflexión, desviar un haz de luz proveniente de una dirección hacia otra. Los espejos son
controlados por mecanismos que utilizan fuerzas electrostáticas para su operación, y son
construidos en silicio mediante procesos fotolitográficos, valiéndose así de los
procedimientos poco costosos y bien conocidos que por tantos años se han utilizado en
la industria de los circuitos integrados.

Los MEMS pueden ser clasificados de acuerdo con el movimiento de sus espejos en 2D
(dos dimensiones) y 3D (tres dimensiones) (Kruglick, 2001). Los MEMS 2D, también
llamados digitales, solamente pueden encontrarse en una de dos posiciones: arriba y
abajo. Cuando el espejo se encuentra en la posición arriba, éste desvía un haz de luz
proveniente del extremo de una fibra óptica hacia el extremo de otra fibra óptica.
Cuando el espejo se encuentra en la posición abajo es como si éste no existiera y deja
pasar el haz de luz sin desviarlo.

25
Fig 2.11 OCX formado por un MEMS 2D de 4 x 4 microespejos, que permite conectar
cualquier puerto del plano uno con cualquiera del plano dos

La fig 2.11 muestra un arreglo de 4 x 4 microespejos que permiten la interconexión de


cuatro fibras de entrada con cuatro de salida. Cuando un espejo está arriba desvía la luz
del plano uno al plano dos. Cuando un espejo se encuentra abajo u oculto, deja pasar la
luz al siguiente espejo en el arreglo. Mediante la correcta distribución de los espejos es
posible conectar cualquier fibra del plano uno con cualquier fibra del plano dos.

La desventaja de los sistemas 2D es que para interconectar N fibras con N fibras, o


propiamente dicho, N puertos de entrada con N puertos de salida, es necesario un
arreglo de microespejos de tamaño N x N, o N 2. En contraste, estos sistemas tienen la
ventaja de que sus circuitos de control son muy simples, y por tanto los microespejos
pueden desplazarse de una posición a otra en cuestión de milisegundos.

Los MEMS 3D están compuestos por espejos cuyos movimientos son más sofisticados,
y por tanto son más costosos. No obstante, los MEMS 3D presentan la ventaja de que
para interconectar N puertos de entrada con N puertos de salida solamente requieren de
2 x N microespejos, a diferencia de los N x N microespejos que requiere un sistema 2D.
Aun cuando el diseño de espejos para MEMS 3D varía entre fabricantes, todos
comparten la característica de utilizar dos ejes perpendiculares para inclinar el espejo en
múltiples ángulos y direcciones.

26
Fig 2.12 Esquema de un microespejo de un MEMS 3D

Fig 2.13 OXC formado por un par de MEMS 3D. Dos arreglos de N microespejos
permiten conectar N puertos de entrada con N puertos de salida

El esquema de un microespejo que forma parte de un MEMS 3D se presenta en la fig 2.12


(Hecht, 2001). Un espejo circular, el cual se encuentra sostenido a un pequeño aro
circundante mediante dos barras posicionadas en puntos diametralmente opuestos,
puede ser inclinado con respecto al aro tomando como eje aquel que se forma entre los dos
puntos de sostén. El aro a su vez se encuentra sostenido a un marco mediante otras dos
barras colocadas en puntos diametralmente opuestos, pero que forman un eje
perpendicular al primero. El aro entonces, puede inclinarse con respecto al marco utilizando

27
este nuevo eje. Dada la movilidad que le dan los ejes perpendiculares, el espejo puede
desviar un haz incidente hacia un gran número de direcciones.

Un OXC muy práctico se puede formar utilizando dos arreglos de microespejos como se
muestra en la fig 2.13 (Hecht, 2001). Cualquiera de los N puertos de entrada puede ser
conectado con cualquiera de los N puertos de salida. Esto se logra direccionando el haz
de entrada, mediante un microespejo del primer arreglo, hacia otro microespejo del
segundo arreglo, que a su vez refleja el haz hacia el correspondiente puerto de salida.
Dado que el proceso de interconexión se realiza en aire, los haces no interfieren entre sí,
aun cuando llegaran a tocarse. Cabe mencionar que los dispositivos de control de los
microespejos de un MEMS 3D son muy precisos, ya que una inexactitud en el
alineamiento de algún microespejo podría resultar en el direccionamiento de la señal de
entrada a un puerto equivocado. Aun cuando se han fabricado interconectores de 256
puertos, los fabricantes prefieren utilizar módulos de 64 puertos como bloques para
construir interconectores con un mayor número de puertos. Por ejemplo, es posible
construir un OXC de 1024 puertos uniendo módulos de 32 o 64 puertos (Bourne, 2001).

2.3 Convertidores de longitud de onda

Estrechamente ligado con el problema de redireccionamiento de señales en una red, se


encuentra el problema de cambiar la longitud de onda en que se transporta una señal sin
perturbar la información que en ella se transmite. A medida que las redes de
telecomunicación se vuelven más complejas existe una mayor probabilidad de que se
creen conflictos entre los transmisores, receptores o conmutadores que se encuentran en
diversos nodos de una red. Un ejemplo claro se presenta cuando deseamos
comunicarnos de un punto A a un punto C, vía un punto B. La comunicación de A a B se
realiza utilizando λ1, pero esto no es posible de B a C, ya que la longitud de onda λ1 está
siendo ocupada por otro usuario de la red. La solución a este tipo de conflictos es
utilizar un convertidor de longitud de onda para transferir la información de un canal a
otro en una red WDM. Este procedimiento sería equivalente a cambiarse de carril en
una autopista para, por ejemplo, evitar un congestionamiento de tránsito. Otra
aplicación de los convertidores de longitud de onda, o WC por sus siglas en inglés
(wavelength converter), es en la conexión de equipos incompatibles. Por ejemplo,
cuando deseamos conectar un equipo de segunda generación, que opera alrededor de los
1 300 nm con un equipo actual que opera a 1 550 nm.

28
Fig 2.14 Convertidores de longitud de onda (WC) optoelectrónico (arriba) y completa-
mente óptico (abajo). El último transfiere la modulación de λ1 a la señal
continua λ 2, generalmente utilizando efectos ópticos no lineales

Existen dos clases de WC: optoelectrónicos y completamente ópticos. Ambos se


encuentran ilustrados en la fig 2.14. El WC optoelectrónico, que recuerda al esquema de
repetidores presentado en la fig 1.2, consta de un receptor que transforma la señal óptica
que se propaga con λ1 en una señal eléctrica, la cual a su vez es empleada como fuente
para crear una réplica de la señal utilizando un transmisor que emite a λ2. Este tipo de
WC, que también se conoce como transponder, tampoco escapa a la tendencia general
de transformar las redes actuales en redes completamente ópticas. De hecho, los WC
completamente ópticos, aun cuando todavía no son una realidad comercial, prometen
simplicidad y transparencia en el formato de la señal, por lo que algunos de los mejores
centros de investigación de la industria y la academia están dedicados al desarrollo de
estos dispositivos. La mayoría se basan en efectos ópticos no lineales4 para transferir la
modulación de una señal cuya longitud de onda es λ1 a una señal continua (no modulada)
cuya longitud de onda es λ2, tal y como lo muestra la parte inferior de la fig 2.14. El
resultado es una señal modulada cuya longitud de onda es λ2 y que transporta la misma
señal que en un principio era transmitida con λ1. El éxito de estos dispositivos depende
de la disponibilidad de materiales no lineales adecuados. Una posibilidad la ofrecen las
mismas fibras ópticas, pero el inconveniente es que generalmente son necesarias fibras
de gran longitud para obtener resultados satisfactorios. Otra alternativa, que además
ofrece las ventajas de tamaño compacto, posibilidad de integración, y gran velocidad de

4
Un proceso óptico no lineal es, hablando llanamente, aquel en el que un haz de luz es perturbado por
otro haz de luz. Por ejemplo, en el aire se dan procesos ópticos lineales, ya que dos haces (de baja
potencia) pueden cruzarse sin obstruirse el uno al otro.

29
respuesta, es el amplificador óptico de semiconductor o SOA (semiconductor optical
amplifier). La última característica de este dispositivo es de gran relevancia, ya que una
baja velocidad de respuesta limita la tasa de bits B, de las señales que pueden ser
procesadas por el WC.

Los WC que utilizan SOA se basan, principalmente, en tres procesos físicos para su
funcionamiento: modulación por cruzamiento de ganancia o XGM (cross-gain
modulation), modulación por cruzamiento de fase o XPM (cross-phase modulation), y
mezclado de cuatro ondas. Dado lo complejo de estos procesos no lineales, solamente
esbozaremos el primero. Un SOA es un dispositivo activo en el que, mediante un
proceso de transferencia de energía, podemos trasladar a los pequeñísimos elementos
que lo componen, de un estado de energía bajo a uno más alto. Cuando uno de los
pulsos de que está compuesta la señal modulada, cuya longitud de onda es λ1, incide en
el SOA, el pulso adquiere parte de la energía de los pequeñísimos elementos de que está
hecho el dispositivo, y los devuelve a su estado original. Esto produce una distribución
de energía de los elementos en el SOA que semeja la forma del pulso, como se observa
esquemáticamente en la fig 2.15.

Dicha distribución puede entenderse como un molde que ha grabado el pulso en el


SOA. Cuando simultáneamente hacemos incidir en el SOA un haz de luz continua, cuya
longitud de onda es λ2, la energía de éste es modificada conforme a la distribución de
energía (o molde) que ha producido el pulso en el SOA. En consecuencia, el haz que
originalmente no estaba modulado, adquiere la modulación que la señal cuya longitud
de onda es λ1, grabó en el SOA. De esta forma es posible transferir, utilizando la no
linealidad del SOA, la modulación del haz uno, que no es otra cosa que una variación en
la energía del haz, al haz dos. El resultado es entonces el haz modulado cuya longitud
de onda es λ2 y que ahora transporta la información que originalmente transmitía el haz
uno. Esta técnica, que en sí es bastante simple de realizar, tiene la desventaja de que,
como muestra la fig 2.15, la modulación resultante es la inversa de la original. El WC
basado en XPM funciona de manera similar, pero requiere de un interferómetro para
convertir la modulación en fase resultante que adquiere el segundo haz en una
modulación de amplitud. A pesar de esta complicación, la velocidad de respuesta del
sistema es muy alta, lo que hace a esta técnica particularmente atractiva. Experimentos
basados en XPM han demostrado que es posible obtener conversión de longitud de onda
en señales cuya B es de 100 Gb/s (Leuthold, 2000).

30
Fig 2.15 Conversión de longitud de onda utilizando modulación por cruzamiento de
ganancia (XGM) en un amplificador óptico de semiconductor

2.4 Transmisores y receptores sintonizables

Uno de los componentes esenciales de un sistema de comunicación es, desde luego, el


transmisor. En un sistema WDM el transmisor está compuesto por un arreglo de láseres.
Cada uno de éstos emite a una longitud de onda diferente que corresponde a cada uno de
los canales que componen el sistema. Así, por ejemplo, en un sistema de 40 canales, es
necesario disponer de un arreglo de 40 láseres. En general, cada láser emite a una cierta
longitud de onda fija que se determina en el momento de ser construido, y que depende de
la estructura propia del láser. La longitud de onda de cada láser se establece siguiendo la
convención propuesta por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (www.itu.int)
que sugiere utilizar como frecuencia de referencia los 193.1 THz. A partir de este valor y
dependiendo del espacio intercanal del sistema, se forma una parrilla que contiene las
diferentes frecuencias, o correspondientes longitudes de onda, de que consta el sistema
WDM. Verbigracia, un sistema cuyo espacio intercanal es de 100 GHz requerirá de láseres
a las siguientes frecuencias (en THz): ..., 192.9, 193.0, 193.1, 193.2, 193.3, 193.4, 193.5,
193.6, … Los canales se distribuyen entre los 191.69 y 196.08 THZ, o lo que es lo mismo,
entre los 1565 y 1530 nm. A este intervalo se le conoce como la banda de comunicación,
o banda C, y se extiende a lo largo de 4.39 THz. También se han definido otras bandas
alrededor de la banda de comunicación, éstas son la banda L, o banda larga, y la banda
S, o banda corta. Las características de estas bandas están resumidas en la tabla 2.1.

31
TABLA 2.1 BANDAS DE COMUNICACIÓN, C, CORTA, S, Y LARGA, L

Banda Intervalo (nm) Intervalo (THz) Ancho de banda

S 1460-1530 205.47-196.08 9.39 THz


C 1530-1565 196.08-191.69 4.39 THz
L 1570-1620 191.08-185.18 5.90 THz

Los sistemas WDM tienen la virtud de ser sistemas escalables. Esto quiere decir que
una variación en la demanda de capacidad de transmisión puede controlarse mediante la
adición o substracción de canales al sistema. Esta variación generalmente es a la alza,
por lo que sistemas WDM que inicialmente se concibieron para transportar, digamos,
ocho canales, después de unos años tendrán que transportar 32 o más canales.

Esta escalabilidad de los sistemas representa una ventaja desde el punto de vista de
diseño, pero puede llegar a significar un serio problema de logística para los encargados
de mantener funcionando los 32 o más canales del sistema. Efectivamente, si
consideramos que en cada central de conmutación de la red están instalados por lo
menos 32 transmisores y receptores, resulta altamente costoso y complicado mantener
en dicho lugar un inventario de repuestos para cada uno de los láseres y fotodetectores
correspondientes a cada canal. La solución, obviamente, es el uso de transmisores y
receptores sintonizables. Estos dispositivos son capaces de ajustar su longitud de onda
de transmisión o recepción dentro de un amplio intervalo, operando entonces como un
repuesto casi universal, ya que el mismo transmisor/receptor puede ser utilizado para
transmitir/recibir información en cualquiera de los canales del sistema.

Infortunadamente, dichos dispositivos aún se encuentran en su fase de desarrollo,


aunque algunos prototipos ya se encuentran disponibles comercialmente. El mercado de
láseres sintonizables, representa pues, una gran oportunidad para nuevas compañías
interesadas en suplir la demanda existente de dichos componentes. El láser sintonizable
ideal deberá emitir a una longitud de onda y con una potencia estables, su costo deberá
ser razonable, y de preferencia, su longitud de onda deberá poderse ajustar al canal
deseado desde locaciones remotas. El principal impedimento para la comercialización
de estos dispositivos ha sido la poca potencia óptica que presenta el haz emitido, o bien,
una considerable variación de la potencia óptica del láser como función de la longitud
de onda.

32
La explicación del funcionamiento de un láser sintonizable está fuera del alcance de esta
obra. Baste entonces mencionar que los avances más significativos se han logrado al
adaptar láseres de semiconductor convencionales, y mediante aquellos transmisores
conocidos como vertical cavity surface emitting lasers o VCSEL (Chang-Hasnain,
2000), demostrados por primera vez a principios de los años noventa. En estos últimos,
la sintonía del láser se efectúa utilizando MEMS, lo que muestra cómo la interrelación
de la tecnología puede brindar buenos frutos, e incluso beneficiar diferentes líneas de
productos. En efecto, los láseres sintonizables también se aplican en la industria de la
instrumentación.

2.5 Nuevos amplificadores ópticos

El amplificador óptico es un dispositivo cuya función principal es compensar, en la


medida de lo posible, la atenuación que una señal experimenta al propagarse a lo largo
de una fibra óptica o al ser procesada por algún otro dispositivo. El amplificador óptico
es, por tanto, uno de los dispositivos más comúnmente empleado en la industria de las
telecomunicaciones. De hecho, fue la aparición de los EDFA la que impulsó el
desarrollo de los sistemas WDM y de muchos de los componentes que esta tecnología
involucra. Sin embargo, los EDFA presentan la desventaja de que, debido a los procesos
físicos que definen su funcionamiento, solamente pueden amplificar canales que se
encuentren dentro de la banda C. Esto representa una limitante en la expansión de los
sistemas WDM hacia las bandas S y L, pero al mismo tiempo significa un estímulo para
el desarrollo de nuevos amplificadores ópticos. Varios candidatos han sido propuestos
para sustituir o complementar los EDFA. Entre ellos se encuentran los gain-shifted
EDFA, que permiten la amplificación de canales a lo largo de casi toda la banda L
(Massicott, 1990). Otra alternativa la ofrecen los amplificadores ópticos de
semiconductor que mencionamos en la sección de convertidores de longitud de onda.
Estos dispositivos son atractivos por el gran número de canales que pueden amplificar,
y porque sus características estequiométricas pueden ser modificadas a la hora de ser
construidos para amplificar segmentos que abarcan desde los 1 300 hasta los 1 550 nm.
No obstante, estos dispositivos presentan el inconveniente de agregar un alto nivel de
ruido a la señal amplificada. Además, su no linealidad, que tan útil resulta durante su
operación como convertidores de longitud de onda, provoca que parte de la información
que viaja en un canal se pase a otro canal y viceversa, creando un entrecruzamiento de
las señales que degrada notablemente la calidad de los sistemas WDM.

33
La propuesta con mayores posibilidades de éxito es el amplificador basado en el efecto
de Raman scattering estimulado. Este tipo de amplificador es muy flexible, ya que no
solamente puede amplificar segmentos de 6 THz de ancho, sino que su ventana de
amplificación puede ser trasladada a lo largo del eje de la longitud de onda, para crear
así ventanas contiguas que abarcan las bandas S, C, L, e incluso bandas alrededor de los
1300 nm. Esta flexibilidad obedece al hecho de que, a diferencia de los EDFA, los
amplificadores Raman determinan el centro de su ventana de amplificación con relación
a la longitud de onda del láser que se utiliza para hacerlo funcionar, y que se conoce
como láser de bombeo. Así pues, si el láser de bombeo emite a los 1450 nm, entonces la
ventana de amplificación Raman estará centrada en los 1550 nm, pero si éste es
desplazado X nm, el centro de la ventana también se trasladará X nm. De hecho, la
diferencia entre la longitud de onda del láser de bombeo y el centro de la ventana es
siempre de 13 THz. Este valor puede cambiar, sin embargo, cuando el proceso de
amplificación no se realiza en SiO2, es decir, el material del que está hecha una fibra
óptica.

El amplificador Raman también presenta otras ventajas comparado con el EDFA como
son su gran capacidad de amplificación y una mejor distribución de potencia a lo largo
de la fibra sobre la que actúa. Esto reditúa en la disminución de algunos efectos
perjudiciales que provocan en la fibra las altas concentraciones puntuales de energía y
que dan por resultado el entrecruzamiento de los canales que integran la señal WDM. El
inconveniente de los amplificadores Raman es que requieren de mucha potencia para
operar, lo que los hace imprácticos en emplazamientos donde no se dispone de tal
potencia, o ésta es muy costosa. Un ejemplo lo constituyen los sistemas trasatlánticos,
donde la única fuente de potencia eléctrica disponible se encuentra en alguna terminal
situada en tierra. Aun cuando a futuro, y gracias a la optimización de su tecnología, los
amplificadores Raman lleguen a dominar el mercado, la tendencia actual es combinar el
uso de EDFA y amplificadores Raman para lograr una amplificación uniforme a lo
largo de todos los canales que componen el sistema WDM.

34
3. FUTUROS SISTEMAS DE TELECOMUNICACIÓN

La necesidad del ser humano de transmitir a sus semejantes experiencias, juicios, ideas,
inquietudes, sentimientos, instrucciones, etc, ha sido el motor que ha impulsado,
primeramente, el surgimiento de la comunicación, y más tarde, el de las telecomuni-
caciones. Curiosamente, pese a los avances formidables que han surgido en esta rama
del conocimiento, la humanidad no parece haber saciado esa necesidad. Al contrario,
mientras hace un siglo nuestros antecesores se maravillaban con el teléfono, hoy en día
consideramos Internet como una herramienta de trabajo indispensable, y al teléfono
celular como un vínculo con amigos y familiares prácticamente imprescindible.
Considerando que estos dos inventos eran desconocidos por la sociedad a principios de
los años noventa, no es muy arriesgado predecir que, aun en las condiciones de
desaceleración económica en que se encuentra el mundo actualmente, la demanda en la
utilización de los sistemas de telecomunicación solamente puede seguir creciendo. El
ser humano del mañana requerirá, además de nuevos servicios, acceso a la información
donde quiera que ésta esté, desde cualquier punto en que se encuentre, en el momento
que lo desee, con la mayor velocidad posible y en el formato idóneo.

La única respuesta que podemos actualmente vislumbrar para dicha demanda es un


sistema de telecomunicaciones completamente óptico (STCO)5. Paradójicamente, esta
solución adolece del problema de que, aun cuando en ella se han invertido cuantiosos
capitales, mucho esfuerzo, y gran imaginación, el concepto de un STCO no es aún del
todo preciso. Algunos autores lo definen vagamente como aquel sistema en que la
transmisión de información entre dos puntos de una red se lleva al cabo sin efectuar
conversión optoelectrónica o electróptica alguna a lo largo de la trayectoria. Algunos

5
Estos sistemas incluyen, por supuesto, los sistemas inalámbricos como el teléfono celular, que no son
más que un medio para tener acceso al receptor (antena) más cercano, a partir del cual una fibra óptica
transporta la señal al resto del STCO.

35
otros hablan de sistemas en que no sólo la transmisión, sino el procesamiento de la
información se realizan mediante dispositivos completamente ópticos.

La realidad es que, dado el vertiginoso paso al que los sistemas electrónicos de


telecomunicación se están gradualmente transformando en sistemas ópticos, no ha sido
posible desarrollar respuestas, y en algunos casos, interrogantes bien planteadas, para
muchos de los retos que el concepto de STCO involucra. Lo más atinado que al respecto
se puede decir hoy en día es que dada la tendencia de la industria durante las últimas
tres décadas a sustituir componentes electrónicos por componentes ópticos, y a la
electricidad por luz como medio de transmisión, los STCO terminarán por ser una
realidad, aunque no necesariamente en el futuro inmediato.

Tal y como hemos explicado en las secciones anteriores, esta tendencia a convertir los
sistemas de telecomunicación electrónicos en ópticos se inició con la sustitución del
cable coaxial, y en gran medida de los sistemas satelitales, por fibras ópticas. Como
muestra, baste mencionar que en 1988 solamente el 2 % del intercambio de información
transoceánico se realizaba con cables submarinos, mientras que para el año 2000 este
porcentaje se había incrementado a 80 % (Mandell, 2000)6. Dicha sustitución se realizó
buscando aprovechar el gran ancho de banda y baja atenuación que la fibra óptica
presenta, y dio como resultado tres generaciones de enlaces punto-punto basados en
fibra óptica, durante las cuales la actividad principal se centró en maximizar las
propiedades intrínsecas de la fibra. Esta labor fue facilitada por la invención de los
amplificadores ópticos, los cuales no solamente ayudaron a contrarrestar las pérdidas
producidas por la ya de por sí baja atenuación de la fibra óptica, sino que mostraron a
los investigadores de los sistemas de telecomunicación que la sustitución de
dispositivos optoelectrónicos por dispositivos ópticos, en este caso la sustitución de
repetidores por amplificadores ópticos, podía resultar de apreciables beneficios para el
sistema, entre los que destacaba la reducción de costos.

La caja de Pandora se había abierto, y la ambición por crear dispositivos ópticos


prácticos que sustituyeran a los correspondientes dispositivos optoelectrónicos se había
desencadenado. Con la introducción de la tecnología WDM, favorecida también por la
invención de los amplificadores ópticos, la necesidad de crear componentes ópticos

6
Un mapa interactivo que muestra gran parte del cableado submarino en el mundo se puede observar en
http://www.globalcrossing.com/xml/network/net_map.xml#.

36
creció, pero sobre todo, propició el siguiente gran paso en la transformación hacia un
STCO, es decir, disponer de la capacidad de manipular la información transmitida por
las fibras ópticas a nivel longitud de onda, o canal. Esto dio por resultado, como ya
hemos mencionado en secciones anteriores, la aparición de OADM, OXC, y otros
elementos auxiliares que permiten la extracción, adición, y redireccionamiento de las
señales ópticas por medios ópticos. En otras palabras, la transformación de un sistema
de enlaces punto-punto ópticos en una red óptica incipiente. Este es el punto de la
transformación en el que nos encontramos actualmente.

El siguiente paso consiste en la optimización de los dispositivos que hoy en día


conforman esta red óptica incipiente y el desarrollo de algunos otros, como son
convertidores de longitud de onda ópticos y láseres sintonizables prácticos. Esto, sin
embargo, no es suficiente para crear un STCO. Cambios más radicales serán necesarios,
muchos de los cuales no serán una simple sustitución de componentes optoelectrónicos
por ópticos, sino el planteamiento de enfoques completamente nuevos, especialmente en
lo que se refiere a arquitectura de la red y protocolos, es decir, del conjunto de reglas
necesarias para que la información fluya entre fuente y destino correctamente.

Los futuros STCO estarán necesariamente basados en redes con tecnología WDM
(Mynbaev y Schneiner, 2001). El desarrollo de dichas redes requerirá, primeramente,
estandarización en el mundo, principalmente con la cooperación de Estados Unidos,
Canadá, la Comunidad Europea, Japón y muy probablemente China, que se perfila como
uno de los más aptos contendientes en la competencia por la fabricación de componentes
y sistemas de telecomunicaciones. Esta estandarización, lamentablemente, se llevará a
cabo muy lentamente, y en consecuencia algunas asociaciones industriales, siguiendo
caminos menos formales, están proponiendo ellas mismas sus propios estándares. Tal es
el caso, por ejemplo, de Tsunami Optics, que con el fin de disminuir el caos reinante en el
mercado de CWDM, ha formado un grupo de usuarios de Internet para lograr consensos e
impulsar estándares. El segundo factor necesario para el desarrollo de redes WDM es, por
supuesto, tecnología, o en otras palabras, el desarrollo de componentes con un alto grado
de desempeño, confiables y a un precio competitivo. De acuerdo con la experiencia
legada por la industria electrónica podemos afirmar que estas tres cualidades podrán ser
más fácilmente alcanzadas si se desarrolla la capacidad de añadir el componente a un
circuito integrado. Finalmente, el tercer factor por considerar es el desarrollo de nuevas
arquitecturas y protocolos, así como el avance en la gestión de redes, es decir, en
funciones tales como desempeño, administración de fallas, y seguridad de la red. En
particular, el diseño de nuevas arquitecturas para los futuros STCO deberá tener presente

37
que los actuales patrones de tráfico en la red están cada día más orientados hacia el uso de
paquetes de datos, en lugar de conexiones con un flujo de bits constante, tradicionalmente
asociado a la transmisión de voz. Además, se deberá tener en cuenta que el uso de una
estructura multicapa (multi-layer), como la que existe hoy en día, es impráctica, ya que el
gran número de interfaces que existen entre las capas ralentiza la operación de la red. Una
capa óptica única deberá, pues, regir las funciones de la red. Esto conllevará, necesariamente,
a la creación de nuevos protocolos.

El proceso de transformación de la red que hoy en día utilizamos en un STCO tendrá (y


de hecho está teniendo) un costo económico considerablemente alto. Una inversión a esta
escala solamente se justifica si la demanda de capacidad de información y servicios por
parte del cliente es suficiente para amortizarla. Para disminuir riesgos, resulta sensato
iniciar la transformación por las redes del sistema que presentan un mayor tráfico y que
por ende requieren de un mayor ancho de banda. Éstas comprenden lo que se conoce
como redes de larga distancia o long-haul backbone networks. En ellas confluye parte de
la información transportada por redes de menor capacidad que requiere ser transmitida a
locaciones que se encuentran a cientos de kilómetros. De hecho, fue en estas redes donde
primeramente se introdujo el concepto de WDM, y por tanto se espera que sean las
primeras en formar parte del STCO. Las redes de larga distancia interconectan múltiples
redes metropolitanas, que pueden entenderse como interfaces entre las redes de larga
distancia y las redes locales o de acceso. Estas últimas enlazan a los clientes con las redes
de transporte propiamente dichas. El esquema de la fig 3.1 muestra la jerarquía mencionada.

Las redes metropolitanas y de acceso son actualmente el principal objetivo comercial de


vendedores de sistemas de telecomunicación, como son Nortel Networks y Ciena
Corporation (www.nortelnetworks.com y www.ciena.com). En una primera etapa su
intención es introducir la tecnología WDM a nivel metropolitano, aun cuando un alto
porcentaje del procesamiento de información se lleve a cabo electrónicamente. Sistemas
compuestos de 32 canales, cada uno operando a 10 Gb/s, ya se encuentran disponibles en
el mercado y se espera que el número de canales aumente. Incluso alguna compañía ha
llegado a proponer la extensión de sus sistemas a más de 100 canales. En una segunda
etapa, las redes metropolitanas heredarán gran parte de la tecnología que inicialmente se
haya utilizado en redes de larga distancia, lo que permitiría su anexión al STCO de una
manera más directa. Sin embargo, no hay que olvidar que las redes metropolitanas
requieren de mayor funcionalidad en cuanto a interconexión y conmutación que las redes
de larga distancia, lo que podría elevar su costo considerablemente.

38
Fig 3.1 Esquema que muestra la estructura de redes de larga
distancia, metropolitanas, de acceso y locales (LAN), y
cómo están interconectadas mediante OXC y OADM

El último eslabón de la cadena lo representan las redes de acceso y locales, y de ahí que
su integración al STCO, si acaso, será relegada al último lugar. Suponemos que los
primeros avances se observarán en la introducción de CWDM como una extensión de
los sistemas WDM metropolitanos. Esto se verá motivado por los bajos costos de los
sistemas CWDM en comparación con los sistemas DWDM. Sin embargo, el gasto
considerable vendrá de la necesidad de sustituir el par de cables de cobre que
actualmente conecta nuestro teléfono con la caja de conmutación más cercana por una
fibra óptica. El uso de fibra en el último kilómetro permitirá evitar el cuello de botella
que se produce justo a la entrada de nuestra casa u oficina, debido a que mientras las
redes de transporte operan a una tasa de Tb/s, nuestro acceso a la red está limitado a
kb/s. Disponiendo de fibra a la casa o fibra al escritorio, como se le conoce
comúnmente, tendríamos acceso a la red mundial a una tasa de bits que seguramente
produciría la aparición de un conjunto de servicios inimaginables hoy en día.

El uso de un STCO tendría muchas ventajas. La primera, y más evidente, es el amplio


ancho de banda que estos sistemas nos proporcionan. Esto, aunado a una velocidad de
procesamiento de información más allá del límite impuesto por los sistemas
electrónicos, nos permitiría, por ejemplo, utilizar videoteléfonos y televisores de alta
definición, vigilar y controlar múltiples aspectos de nuestra casa desde nuestro teléfono

39
móvil u oficina, proporcionar educación de calidad a distancia, permitir la asistencia de
médicos expertos en tiempo real a una operación quirúrgica en una locación remota, etc.

Otra ventaja, una vez que el sistema estuviera instalado, la representaría el bajo costo de
los servicios. En realidad, ya es posible gozar de dicha ventaja al realizar llamadas
telefónicas internacionales mediante Internet. En este caso, el costo de la llamada
internacional se reduce prácticamente al de una llamada local, aunque con una calidad
de servicio aún muy deficiente. Otra ventaja más que nos ofrece un STCO es la
integración de los servicios. Efectivamente, este tipo de red digital no distinguiría entre
voz, datos y video, por lo que una sola red bastaría para cubrir todas nuestras
necesidades de comunicación.

Desde un punto de vista más técnico, el STCO ofrecería la ventaja de utilizar una sola
capa, la cual permitiría a las compañías prestadoras de servicios administrar más
eficientemente el creciente volumen de tráfico. Además, un STCO sería, en principio,
independiente del formato de la señal utilizada, por lo que en una red metropolitana
sería posible asignar dentro de una misma fibra un canal diferente a cada uno de los
clientes, quienes podrían transmitir a través de dicho canal en el formato de su
preferencia.

Finalmente, otro par de ventajas que los sistemas ópticos nos brindan en relación con
cuestiones de seguridad son, su inmunidad a la interferencia electromagnética, lo que
permitiría a estos sistemas ser instalados en ambientes con un alto grado de ruido
electromagnético, y la dificultad que representa el intervenir fibras ópticas con el fin de
interceptar la información que en ellos se transmite sin ser detectado.

40
4. CONCLUSIÓN

La trayectoria que parte de los sistemas de telecomunicación actuales y se dirige hacia


un sistema de telecomunicación completamente óptico no es única, ni directa. A pesar
de ello, estamos convencidos que dicha trayectoria se materializará, principalmente
debido al interés económico involucrado en esta empresa. Para lograrlo se requerirá,
sobre todo, disponer de recursos humanos altamente motivados y capacitados en el
tema. Esperamos que esta obra contribuya a formarlos.

41
5. REFERENCIAS

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Bourne, M (2001), WDM Solutions, 3(1)
Chang-Hasnain, J (2000), IEEE Journal Selected Topics Quantum Electronics, 6, 978
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Gowar, J (1992), An introduction to optical fiber communications systems, Apuntes del
curso Fiber Optical Transmission Systems and Distributions Networks, ETH, Zürich
Hayashi, I, Panish, M, Foy, P y Sumski, S (1970), Applied Physics Letters, 17, 109
He, C, Ma, D y Li, W (2001), WDM Solutions, 3(5)
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Kao, C, y Hockham G (1966), Proceedings IEE, 113, 1151
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Massicott, J, Armitage, J, Wyatt, R, Ainslie, B y Craig-Ryan, S (1990), Electronics
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Nakazawa, H (2000), European Conference on Optical Communication (ECOC´00)
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