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Gestion moral y gestion legal en la administracion de justicia de menores en Argentina Moral and legal management of juvenile justice administration in Argentina SILVIA GUEMUREMAN Doctora en Ciencias Sociales- Universidad de Buenos Aires/Argentina, Investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Gino Germani-Universida de Buenos Aires. silviaguemuremang gmail.com Para citar est articulo ‘Gemseman.$ (2014) Gestin moral y gest legal en a adeinstracen de pasta de menoresen Argentina. Fasc Fs 10/2). 4458, Recto: Flo 4 de 2014 Aceptade: Septembre 25 de 2014 RESUMEN El presente articulo se inscribe en ta investigacin realizada en el marco de ia tess doctoral titulada “La Cartografia moral de las prcticas judiciates de ios Tribwnales de menores en la Ciudad de Buenos Aires” que se propuso. entre otros objeti- 20s comparar las sentencias condenatorias, absolutorias y sobreseimientos dctados por Tribuales Orales de menores con asiento en ta Cindad de Buenos Aires com el propdsito de establecer ios nicleos seminicos que justifican ta aplicacién ono de castigo al momento del dictado deta segurida sentencia. As, se reevaron tos Libros de Segundas Sentencias 0 Sentencias del 4 de uno de ios Tribunates Orales de Menores durante todo wn afio (2002), y durante ios primers semestres de oss ‘uientes (2003 y 2004). Se constituys un corpus de 286 sentencias y de 295 jovenes imputados. El andsis se complernent6 ‘on entrevistas realiadasa jueces de menores, Los jueces expresaron ss concepciones y odlaraciones sobre los desenlaces posibles: exencin de aplicacion de la pena, perdi judicial 0 absotucién, condena. y condena con reduccibn. Se process la informacién en wna base de datos, y se complements el estudio con entrevistas a los nueve camaristas que integraban os tres tribunalesorates de menores. En total se realisaron 16 entrevistas, site fueron a jueces de primariainstancia, Cada jes fie identificado con una referencia numérica Palabras clave: adiministracion de justicia -justicia de menores - sentencas judicial -“perdén judicial penas ABSTRACT This article is part of the research conducted as pat of the doctoral thesis entitled “ The moral Mapping judicial practices of juvenile courts in the City of Buenas Aires” This tous proposed. inter alia comparing convictions, acquittals Oral and dismissals handed down by lower courts based in the City of Buenos Aires. The purpose ofthis article i to establish the semantic core that justify not applying or punishment atthe time of issuance of the second sentence. Ths the Second Book of Sentences or Sentences of, one ofthe Oral Juvenile Court fora year (2002) were surveyed, and during the frst semester of te following ( 2003 and 2004). A corpus of 286 sentences and 295 youth accused wns formed. The analysis vas complemented by interviews with juvenile judges. The judges expressed thetr views and assessments on the possible ‘otccomes: exemption from penalty, judicial pardon or acquittal, conviction, and sentencing to reduction, Information in a database was processed, and the study wns supplemented by interviews with nine house cleaners who made up the three ‘oral juvenile courts. In total 16 interviews wore conducted by seven judges, who were the primary instance, Others they were discarded for this article. Every judge was identified with a numeral Keywords: Administration of Justice - Juvenile Justice - judgments - “judicial pardon” - identified sentences with a balloon. tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 Introduccion En este articulo se aborda el dictado de sentencias por parte de los jueces ce menores. En la Argentina, y segiin 1 ordenamiento legal, las personas menores de edad en conflicto con la ley son acreedoras de dos sentencias: una, primera sentencia en la que se valoran “hecho y prueba”, ¥y concluye, conforme a la evidencia obtenida en la decla- zacion de responsabilidad penal, sobreseimiento 0 abso- Iucion del autor o los coautores de los hechos imputados. Para aquellos a quienes se les ha dictado una declaracién, de responsabilidad penal luego de un periodo de trata- miento tutelar, debe dictarsele una segunda sentencia. Esta sentendia podré eximir alos imputados de la aplica- cién de pena, ("perdén judicial”) o estipular una condena plena o reducida. 1. Algo sobre la ley. Régimen penal de la minoridad (ley 22.278/80) El proceso penal de las personas menores de 18 aitos est regido por el Regimen penal de la minoridad, en adelan- te, RPM, ley 22.278)80 (modificada por la 22.803/83) que data de la tiltima dictadura militar, y ha sido desde su sancién un decreto controvertido, ya que estipula como ‘modo de resotucién de las casas, una potestad infinita por parte del juez, quien tiene una facultad omnimoda ara disponer de los menores infractores a Ja ley, sean imputables 0 no, segiin la evaluacion que haga de la si- tuacién personal de cada ino (articulo 1°). Tan amplia Ja discrecionalidad de los jueces en su eercicio, que atin séendo un hecho nimio el que dio origen a la interven- cién penal, puede dictaminar medidas resrictivas, como Ja privacion de la libertad y el alojamiento en alguna ins- tituciin especifica de tratamiento, y mas atin, extender esas medidas hasta tanto la persona en cuestién alcance Ja mayoria de edad, Esta facultad omnimoda ha sido du- ramente criticada desde distintas posiciones doctrinarias, ¥ la ley en st conjunto severamente cuestionada (Belott, 2001 y Garcia Mendez-Beloit, 1998) No obstante las eriticas y embates, el RPM ha resistido _ntltiplesintentos de ser modificado a través de diversos proyectos de ley que vienen propiciando ora la baja de ‘edad de imputabilidad, ora la instauracion de un régimen de responsabilizacién penal juvenil Laley 22.278 estipula que: Articulo 28, Es punible el menor de dieciséis a die- iocho arios de edad que incurriere en detito que no fuera de los emnmtciados en el articulo 1° (de accién privada o reprimidos con pena privativa de la iber- 45 tad que no exceda de dos aiios, con auilta 0 con ine habilitaciéa) En esos casos Ia autridad jucicial lo someterd al respeciivo proceso y debera disponerio provisional- tente durante su tramitacia a fin de posiblitar Ia aplicacién de is facultades conieridas por el artic bb (.) 1 A propésito del articulo 4° Este es el articulo el que legisla sobre la sancién efect- vva a imponer a las personas menores de edad autoras 0 ppresuntas autoras de delitos sometidas a proceso judicial. Este articulo estipula que: Articuto #, La imposicién de pena respecto del me- nora que se refiere el articulo 2 estar’ supeditada a 10s siguientes requisitos: 1°) Que previamente haya sido declarada su respon- sabilidad penal y 1a civil si correspondiere, contor- ‘me alas normas procesales, 2) Que haya cumptido dieciocho aitos de edad. 39) Que haya sido sometido a un periodo de tra- ‘antiento tutelar no inferior a un afio, prorroga- ble en caso necesario hasta la mayoria de edad. Una vez cumplidos estos requisites, silas moda- lidades del hecho, los antecedentes del menor, el resultado del tratamien to tutelar y la impresion directa recogida por el juez hicieren necesario aplicarle una sancién, asi lo resolver, pudiendo reducirla en la forma prevista para la tentativa, Contrariamente, si fuese innecesario aplicarle sancién, lo absolverd, en cuyo caso podra pres- ‘Gndir del requisito del inciso 2. La comprension de este articulo es fundamental para conocer como se castiga a los jévenes en Argentina, Tal como puede apreciarse, 1a efectiva imposicion de una pena aun adolescente autor de un delito, solo es factible de ser aplicada solo siel joven ha cumplido yalos 18 afios, si ademiis estuvo sometido por un periodo de al menos lun afio a tn tratamiento tutelar, y si previo a esto se le habia declarado la responsabilidad penal, es decis, si el tribunal’ habia evaluado técnicamente que el adolescente habia sido efectivamente al autor o coautor del delito de referencia, La declaracién de responsabilidad penal de la primera sentencia no supane de por sil anticipo de la imposicién dena pena en la segunda, luego de que transcurra el afto de tratamiento tutelar previsto en inciso 3°. La declara- cida de responsabilidad penal constituye, al decir de los jueces, un “juicio exclusivamente técnico” (Guemureman- ‘Darogui 2001), de alli que para su dictado no sean tenidos en cuenta ninguno de los informes obrantes en el expe- dente tutelar en el cual se signe la evoliscién del menor. Lego de haber trascusrido un ano de tratamiento tutelay, akin cuando el lapso de tiempo desde el dictado de la de- claracidn de responsabilidad penal fuera menor, el tribe nal se halla en condiciones de resolver definitivamente la causa, Atal efecto, tamara en consideracién -tal camo es- tipula el articulo 4* los resultados del tratamiento tutelay, 5 deci, los informes confeccionados por los delegados tutelares encargados del seguimienta del adolescente en cuestién y/o os informes remitidos por las insituciones a tos que dicho adolescente haya side derivado, y/o los ine formes de los operadores de libertad asistida i ese tera elcaso. En cada tino de los informes se evaltia la situacién pre- sente del adolescenteyjoven a la luz de parametzos bien definidas: situaciéa laboral, edstcacional, familiar, y rela fiva al comportamiento respecto a la legalidad, esto es si ‘ha vuelto a incuctis en acciones reprochables conforme al cédigo penal o se ha mantenido al margen. 12 La sentencia del articulo 4 Qué es y qué implica? Esta sentencia definitiva o segimnda sentencia, es también Tamada “sentencia del 4", o simplemente, “cuarto”! en referencia al articulo dela ley 22.278 que la regula, A éste articulo también se lo conoce como “perdén judicial” Esta sentencia definitiva se nutre para su dictado ya no de as vicsitudes del hecho 0 conducta que amerité el reproche judicial, sino a través de la logistica del expe- diente tutelar, sitio en que constan almacenados y punti- Tosamente registrados los pasos dados por el adolescente ‘en cuestion desde que fuera dispuesto tutelarmente’. Esta sentencia consagra el predomtinio de a “moral” por sobre el reproche juidico (Guenmareman, 2011, p.368). En muchisimos casos, dado el tempo transcurrido entre Ja apertura de la causa y el dictado de la segunda sen- ‘encia, el material reumido en el expediente tutelar es sumamente heterogéneo porque da cuenta de distintas fases combinadas de tratamientos diversos, y asi, alter- xan ingormes institucionales, -a veces de varias institucio- nes- con ingormes de operadores de libertad asistida, con {nformes elaborados por los propios delegados tutelares de los juzgados, comparendos de los propios jévenes que solicitaron eventualmente audiencias en el tribunal, tes timonios de sus familiares, y vistas y resoluciones de la Defensora Paiblica asignada, Al momento de pronuiaciar la segunda sentencia, se to- ‘man en consideracién los resultados del tratamiento ti telar a los que se les asigna sina carga valorativa que lo califican como positivo o negativo, En la valoracién de los pprocesos de los jévenes hay sun margen de discrecionali- dad que es irefutable.“(.) Porque no hay reguilacién le- gal, ¥ eso nos dificulta bastante. La nica zegulacin legal que tenemos es, le vamos a imponer tna sancién 0 20? 20 se la vamos a reducit”? (J13) ¥ dentro de ese acotado ‘meni de opciones, las magistrados ponen de manities- to la ausencia de estindares comunes: “(..) no ay un criteria firme, la 22.278 tiene dos zenglones. no criteria firme de cuando hay que absolver y de cuando hay que condenar. Esto forma parte de las reglas no escri- tas’, Dependiendo su crtesio y estimacién sobre los “fae vorables” 0 “desfavorables” zesultadas del tratamiento tutelar, pueden absolver, ceduci pena, oimponer la pena, prevista de acuerdo al delito imputado. La pretension fiscal en estos casos también acompana esa discrecionali- dad, toda vez queno se salicta condena.en abstracto, solo atendiendo a las escalas previstas en cédigo penal, sino que en ia instancia de la Segunda sentencia, la pretensién, fiscal queda supeditada a la evaluacisn del tratamiento tutela, y por ende, desdibwada. 13. EL beneficio absolutorio del cuarto: zabsotucién, “perdén judicial”, exencién de aplicaciin de pena? Puesto que hablamos de perdén, 1o que hace al ste perdono» a veces insoportable u odioso, hasta obs ceno, es a afirmacién de soberania. Esta se dirige a menudo de arriba abajo, confirma st propia liber tad 0 se arroga el poder de perdonar, ya sea como victima o en nombre de Ta victima. (..) Ia victima seria entonces victima, ademas de verse despojada de la postbilidad minima, elemental, de considerar virtualmente, perdonar Io imperdonable (...) Cada vez que el perdn es efectivamente ejercido, parece stponer algiin poder soberano, Puede ser el poder soberano de algrin alma noble y fuerte, pero tam- bien de un poder del estado que dispone de wma legitimidad incuestionada, de Ia potencia necesaria para organizar tm proceso, wm juicio aplicable, 0 eventtialmente, Ia absolucién, la anunistia 0 el per- én” (Jacques Derrida, 2003 Pags.7-39)* Tal como se explicé rt supra la declaracion de responsa- bilidad penal puede traducirse en una sentencia absoht- toria, en realidad “beneficio absolutorio” previsto por la 46 tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 ley minor en st articulo 4° que faculta al juez para dictar absolucién en los casos en que no resulte necesario aplicar ‘una sancidn a expensas de tin tratamiento tutelar que arzo- je buenos resultados. Esta “beneficia absolutorio” plantea tuna discusién juridica que no esta saldada entze los acto- es que integean los tribunales, ya que en estos casos, 1a absolucién no es sinénimo de falta de responsabilidad en el hecho investigado -recordemos que la declaracién de sesponsabilidad penal ya fue dictada y acredits la partici ppadion del adolescente- sino que equivale ala “eximicién de la aplicacién de pena”, yen este sentido st natiraleza es distnta de la sentencia absolistoria tal como se entiende comiinmente Uno de losjueces,relata que cuancoempez3 estudiar el tema, se dio cuenta que excepto Rasil Horacio Vins (1984), ainguno de los jurstas se habia planteado “dénde entzaba Ia absalucion del cuarto”y el tema estaba ausente de la dogmatica penal, ylega a la conclusion que “a principal nattraleza juicica de esta absolicién, esta to que se llaman las «condiciones objetivas de puanibilidad o las excusas absolutorias» tamibin ([6) Las opiniones se dividen entre aquellos que afirman que se trata de un derecho, y aquellos que le otorgan el caric- ter de “perdén judicial”. Una posicién de tina claridad encomiable acerca de la tesitara del “pera judicial” es la que han expresada las Fiscales en reiteradas ocasiones! “Asi también y en lo que atane al regimen de menores, es smenester que se considese mediante seforma legislativa, fa posibilidad de trocar en el articulo 4 de la ley 22.278, El ésmino “absolucion” par el de “perdén judicial de la pena”, lo que esen esencia su real naturaleza juridica, evi fanda asi conéusiones al respecto, toda vez que el térmiino albsolicién debe adjuclicazse alos casos en que por falta de prueba o por diidas no es posible atsibstir tn hecho ppuruble aun encausado, en tanto que la sentencia prove. siente dal artculo 4° de la ley 22.278 se refiere al caso en el cual, huego de constatarse que el encatssado es el autor 6 coautor del hecho, el buen sesultado del tratamiento tie telar y la proyeccidn de un futuro favorable tornan inne- cesasia Ia aplicacisn de pena”® Ua testimonio partidario de la absolucién coma derecho, es lo expresado por este juez: “(la absolucién es un derecho, y no sia gracia del estado, por la sencilla razén de que sel chico hace todo bien, y o condends, esa cor. ddenaes arbitzaria por lo que la absolscion es tn derecho’ (J6). Eldebate adquiere sbetes mis juridicos. Fs ilustratc vo al plantea de tn juez que afirma que aplicar wna figura indistinta es injusta para aquel que es inocente; “ese, se ‘pregunta un juez- porque va a tener una abselucién por pperdan si l no fue?” Todas estas posiciones desfilan en las sentencias de los ‘ribunales orales de menores, por eso, en este articulo se a analizara tun coxpus de seguindas sentencias dictadas por tuno de los tribusnales Orales de Menares de la Ciidad de Buenos Aizes entre los ios 2002-2003 y 200s" setriangu- lara con extractos de entrevistas en los que los jueces ha- ‘blazon sobre los que hacen en su labor de adménisteacién de justicia, El libra de Sentenciases un bibliorato en el que estén archivadas las sentencias. Enel caso de las personas smenares de edad, hay sin Libro de Primeras Seniencias, 0 las “declaraciones de responsabilidad penal”, y un libro de Seguindas Sentencias,o las “Sentencias del 4 2. Metodologia: criterios de relevamiento de la muestra de sentencias y entrevistas. Er relevamiento se hizo en forma artesanal, reatizando la previsién de um anilisis posterior de tipo cuantitativo y imo de tipo cualitativo, se relevaron los siguientes cam- pos: Niimero de sentencia, fecha, datos del imputado"*-cnan- do los hnubiera, Fiscal, Defensor y Asesor interviniente, delito atrbuid, fecha/s de la decaracién/es de responsa- bilidad penal, existencia de otras casas, en cuyo caso se tomé la referencia del juzgado y la informacién disponi- ble sobre Ia causas referenciadas, dictamen sobre la apli- cacién del tratamiento tutelar, caricter de la sentencias, (absotutoria 0 condenatoria), otras resotuciones tomiadas (cose de tutela, ordenamiento de Libertad, cumplimiento de condiciones, etc); jurispridencia citada, disidencias planteadas - si las huibiera motivos alndidos y sitnacién anibulatoria de Tos jovenes al momento de serles dictada la sentencia (institucionalizacién, libertad, libertad condi- ional, libertad asistida), A los efectos de tm andlisis de ‘ipo cualitativo, se tomo registro de los considerandos que hacen los magistrados sobre el resultado del trata- miento tutelar en los cuales aparecen 1as valoraciones personales de los magistrados, y su ideologia. Asimismo esta dimension ideoligica y de cosmovisiin sobre la legitimidad del tratamiento tatelar y €1 dictado de sentencias absohutorias y condenatorias se profundiz6 a través de entrevistas alos magistrados que se desempe- ‘aban en los TOM. 3. Los resultados: Sintesis cuantitativa sobre el, dictado de segundas sentencias Errelevamiento realizado, arrojé que en ao 2002, el TOM NP 1 dicté 140 segundas sentencias, que involueraron a 14 personas que cometieron delitos siendo menores de 18 aos, De estas personas, habia 137 varones y 7 mujeres. Para el afto 2003, a azén de segundas sentencias dictadas se mantiene constante, ya que durante el primer semestre se dictaron 71 sentencias, lo que artoja una peoporcién similar. Estas sentencias inwolkicraron a 72 varones y sola mente I mujer. (73 sentencias ea total) En el afio 2004, la cantidad de segtendas sentencias pro- snunciadas no difisié en demasia, ya que el relevamiento, azrojé un total de 73 sentencias para él primer semestre, que incluyeron a 78 jévenes. Las mujeres marcaron ma- {Yor presencia, con seis casas. Las atzos 72 involucrados, ueron varones. En total, Ia base de datos a analizar consta de 286 sen- tencias y de 295 jévenes imputtados, de los cuales slo 14 fueron mujeres. 3.1 Acerca de la declaracién de responsabilidad penal Todos los jévenes legados a esta instancia tuvieron, al ‘menos, tina declaracién de responsabilidad penal en st contra, e inchiso no es infrecuente encontrar chicos con hasta dos y tres declaraciones de responsabilidad penal. También es frecuente que al momento del dictado de Ja segunda sentencia, Ios jévenes tuvieran otras cansas abiertas, en el mismo o en distintos tribunales, en mn- chos casos de otras jurisdicciones, El 40% de los jévenes ‘tenian otras causas abiertas con algunas fictuaciones. En al ato 2002, el 39,19% de los impntados al momento de Ja sentencia tentan otra causa abierta en otro tribunal, en -chos casos de apertura posterior a la dedlaracién de responsabilidad penal, implicando esto que “incurrié en conductas de riesgo que debié evitar tal como prueba la cexistencia de otras causas”, obien "pese ala severa adver- tencia recibida rego de la DRP el imputado no obedecié Jas pautas proporcionadas por el Tribunal”, En el aio 2003 estaban en esa sittacién in 30,13% de Tos imputa- dos, de los cuales el 72,2 % ya tenia sentencia firme, En el ato 2004, los que tenian otras causas representaban tin 52,56% del tmiverso relevado, de los cuales mas de la mi- tad, €1 58.53% tenéan sentencia firme” 3.2 Acerca de los delitos imputados Con relacién a los detitos atsibuidos, debe tenerse en cuenta que hay muichos casos que los imputados presene tan mas de tna causa en el misma tribunal, por ende, tie vvieron mas de wna declaracisn penal. La tipificacion de los dekitos es compleja porque amen de los hechos tipicos previstos en el cédigo penal, estén los “concursos” que suponen otras combinatorias!3. La mayor cantidad de hechos esta constituida por los de- lites contra la propiedad, consumados o tentativas, sim- ples o caliticados. Enire las calificaciones, encontramos, las més usuales de robo catificado por arma, y robo calificado por haber sido cometido en poblado y en banda, luego los robos doble- ‘mente agravados, en que concumen dos agravantes, las reiterancias (referencia ala cantidad de oportunidades) y los concursos reales 0 ideals. ‘Son muy pocos los casos que ahiden a delitos que no ha- yan sido contra la propiedad, Solamente aparecen con- signados los delitos de “portacion de arma de uso civil sin la debida autorizacién legal” en 4 oportunidades; la tenencia de arma de guerra en 3,la misma figura pero con el agravante de encibrimiento en otras 3, y también en 1 ‘ocasién la tenencia con el agravante de coaccién agrava- da, Detitos contra las personas aparecieron en cuatro ocasio- nes, I tentativa de homicidio, y lesiones agravadas en 3 causas; slo tna vez aparecis el abuso sexual. El encr- brimiento a secas aparedié en otras dos ocasiones; Inibo ‘otros dos casos sin ninguna referencia, Solo 20 sentencias ppodtrian asignarse a tipos delictuales diferentes de los en- cuadrados en el Titulo VI de “Delitos contra la propie- dad”. Entre éstos tltimos hay preeminencia de robos, aunque hay 7 casos de hurtos, tres consumados y cuatro “iene condena en ora causa 2002 2008 2008 Total Si Hime 3 16 2 a Si enapelacién 3 1 0 4 No atin en tramite 1 5 3 2 Shen suspenso 3 ° 4 7 Total con otra causa 35,38,19%) | 22.G0,3%) [ 4106256) | 118 40%) ‘No tienen otra causa 2 3 7 7 Total “a a a 235 Fuente: Elaboracién propia en base a relevamiento de segundas sentencias en TOMN®1 48 tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 cen grado de tentativald. En el caso de los rabos, huibo 149, hnechos constumados. Hubo 96 robas “tentadas”, y otros 4 casos mixtos, que concirsan hechos constumados con he- chos tentados, Ademés se registeé un secuestra extorsiva. 33. El Tratamiento tutelar: Dictamen y resultados Enlas sentencias del “cuarto”, el apartado destinado a re- sxumir los resultados del tratamiento tutelar, son amptios, y habilitan a que segrin el mejor criterio del magistrado quellleva la causa, puedan incorporarse un sinnimero de ‘nformes y pruebas, Las segundas sentencias se restel- ven por escrito y no en auudiencial5, En cualquiera de tos casos, es indispensable a los efectos de fandamentar 1a sentencia, que ésta contenga algunos tépicos esenciales, como wn recorrido exhaustive por diferentes aspectos de Ja vida que hacen a Ta evolucién del adolescente o joven que viene transitando por el Ambito judicial Estos tépicos de andlisis se condensan en mirar la eva- Iacién del joven en modo integral: educacién, trabajo, actitud conforme a las normas, consumos, amistades, responsabilidades familiares, etc. Es interesante pasar re- vista alos formutismos con que los jueces hacen preceder sus dictimenesi6: “Que de la lectura del expediente tutelar N° 1172/1305 del registro de éste Tribxmal y de Tos pre- sentes actuados surge, claramente, la innecesariadad de imponer pena a XXXX en orden a los detitos en los que participé siendo menor de dieciocho ails de edad; O también, “Que de la lectura del expediente de disposicién tu- telar N® 1428 del regisizo de este Tribunal y de los presentes actuados surge, claramente, que no resulta necesario imponer pena a ZZZZ en orden al delito en el que participé siendo menor de dieciocho arios de edad” Para el caso de que + considerara necesario imponer pena, estas son las férnmulas tipicas que surgen del rele- vamiento de las sentencias (en escala de mayor a menor neutralidad): “que no resulta procedente la absohucién de NN- NNN BBBBB prevista en el articulo 4° de la ley 22278"; “es dlaro que MMMM SSSSSS no se ha hecho acree- dor a ninguno de los beneficios previstos en el art. 4° de la ley 22.278"; 49 ‘Que dela lectara del Expetiente Tatelar N° 751 det repisiro de este Tribunal y de ls presenies achiados surge, fehacientemente que no resulta procedente la absolucion de AAA previsa en el aticulo 4° de la Ley 22.278 en orden al injuso que cometiera siendo menor”; Es interesante connotar que cuando se hace alusién al caracter de “beneficio” de la instancia prevista en al articulo 4° de la ley 22.278, se refiere que se ha hecho acteeddor, o na se ha hecho acteedor, porque un benefi- cio, para distinguirlo de una gracia, es algo que debe ser metecido, es decis, “acreditado”, se deben juntar ceédi- tos para alcanzaslo, en términos de Derrida, este pezdén equivaldsia a una accién mercantill7. Por ende, no hae bperse hecho acreedor de “ningtin” beneficio, califica de por sila valoracidn que el juez o el tribunal hacen del tratamiento tutelar En los casos en los cuales simplemente se menciona el ar- ticulo 4* de la ley, sin matices valorativos, las referencias son ala “necesidad” 0 “innecesariedad” de aplicar pena, ‘a la procedencia o improcedencia de la absolucién. El “fehacientemente” es simplemente tin reforzador. 3.4, Distribcién de beneficos, y distribuciin de sanciones Enorden ala distribucién y frecuencia, puede decirse que los dictamtenes respecto al tratamiento tutelar, son mayo ritariamente, dictémenes que no consideran necesaria la aplicacién de pena, Asi, en todo el periodo, 65,77% de los ictémenes fueron absolutorios, ¥ 32,7% condenatorios. Ei restante 4.03% correspondié a sentencias de unitica- ion, Una distribucién por ato, da cuenta que para el aito 2002 Inabo tn 59,72 % (86 cas0s)18 en los cuales se dictamind sobre la “innecesariedad de imponer sancién” ya que “aplicar wna sancién configuraria adoptar un criterio ‘meramente retributivo y desconocer los estuerz0s y 10- gros que el imputado ha realizado dentro de las condi- iones que Te permite sui medio social”; en el atto 2003 el orcentaje ascends al 73,97% (54 casos). En el ao 2004, gmarismo habia descendido al 69,23% pese a mantenerse Ia cantidad de casos (34 casos), Respecto a Ta no proc dencia del benetico absolutorio, se registrs en 35,41% (1 casos) para el rio 2002, un 20,55% para el 2003 (15 casos) ¥y tin 29,49 % (23 casos) en el 2004, Los otros casos corres pondieron a sentencias de wnificacién, o sea que fueron sentencias que tomaron ent consideracié otras condenas preexistentes (7 para el afto 2002 y 4 para el aito 2008 y 1 para el 2004), Dictamen TT 2002, 2008) 2008 Total Trmecesariedad de aplicar sancién 85 (69.72%) 5473 97%) 54 (69.23%) 194 (65.76%) ‘No procede absolucldn art 51 541%) 35 2055%) 23 (29.9%) '89(30,2%) Sentencia unificadén, 7 (486%) 15.48%) (428%) 24.07%) Total® 144 (100%) 73 (100%) 78 (100%) 295 100%) Fuente: Elaboracin propia en base a procesamiento sentencias TOM N*1 3.4 Cuando si, cuando no, desde los jueces: Consensos minimos a. Para Absolicisn, J13: Si el tratamiento ttelarfuncioné, no hay razones ppara la sancién, Esta es la logica. Y no hay vuelta que daele. Jel chico que cumple con las patastutelares tien de- recho aque sto absueto. Si el chico tiene derecho a que se to absueen aiere decir que hay 1 determinado momento en que ta perseccién del estado a ese chico por ese delito no es l- gitima, Por qué? Porque la consecuendia juridica de laaccién iicita que comet se corts, ». Condena, pero goon o sin reduccién? A favor y en con- ‘rade Ia reduecién punitiva JL: Entomces cules el criterio segrin mi gusto, para ver sihay que fir, sise aplica pena atenuiadao pena completa: el grado de estuerzo que hizo esta per- sona dentro de sus posibilidades para haberse res- ponsabilizado de la situacién al margen de hecho (9) Esto tiene que ver con fos fines de la pena en el proceso de menores que es primordialmente edkuca- fiva y socio- echtcativa, pero sila pena no cumple el mismo rol que en el sistema de adultos, Claramente, ¥ e50 todo el amano te lo dice, fa prevencién especial es toiico que operaen el sistema de menores yl preven cit general no tiene ninguna incidencia, La prevencién general es negativa, lo que busca es que la gente se motive en la norma, y por ende, es disuasiva, en- tances, [a ley de menores silo pede tener como fin ta prevencign especial, Extonces 3i vs fo tomas con todo este Bagaje de oulores yo no tengo ninguna duda de que ta reduccion debe ser ta regla J12-2 es claro que la Corte sigue en la misma posi. Gidn de que a reduccién es obligatori, si afirma que no se puede tratar igual que un aduilto, es claro que lareduceién es obligatoria. 50 ¢. Lo itseductible también existe JUL: ¥ sélo relevo la posibilidad de condenar a pena completa cuando son esos casos en donde el clo es matty grate, el chico no hiso nada para safer, etc. Lo habeé aplicada dos o tzes veces, ina fue Miliorini20. Que fe robo con armas, mats al tipo en el negocio, se habia escapado de tina Comunidad terapeutica, no tenias de dénde agarrarte, al tipo de la guardia le de- cia “me bajé al cobani’. Es como que no habia nada para educisle. Y despuds fue otz0 chico que tene- ‘mos nosatras que tenia creo que 12 causas, compor- tamiento pésimo en la unicad, le pegaba alos oizos chicos, les afanaba a todos, un chico complicado. 435 Sentencias absolutorias y sentencias condenatarias Los casos.en que se dictaminé innecesariedad de imponer sancién, se traduyjeron en sentencias absolutorias. Una lectura cruzada de tas sentencias condenatorias y los delitos atribuaidos a los jévenes requiere de otros elemen- tos de anilisis a considerar, por ejemplo, la existencia de ‘otras casas en trémite, yla preexistencia de otras senten- cias condenatorias en otros fuzgados o tribunales, De otro ‘modo, no podria explicarse que haya jévenes que segiin la causa por la cual son juzgados en el TOM N&l expresen tal heterogeneidad en sus montos. Valga como ejemplo, por el delito de robo simple, hay 7 casos condenados has- ta 2 aftos de prisién, I caso condenado amas de tres aitos, ¥ 1 caso condenado a rina pena comprenctida entre los 5 ¥¥ los 10 aftos. La misma situacién ocurte con los detitos de robo cometidos en poblado y en banda, En los delitos| coneursados, usual y previsiblemente, las condenas son més altas Hubo 118 pronunciamientos efectados sobre jévenes que ya tenfan otras causas penales, en algunos casos, 1, en otros dos, y también casos de mas de 3 causas abier- tas, Sin embargo, en 26 casos esto no impide que sean dictadas las absotuciones cuando Ia existencia de otras causas es um elemento de valoracién preponderante para los magistrados21. De éstos 26 casos, 15 axin tendan las causas en trémite, es decir, hay presuncién de iocendia, tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 Se detectaron otros 7 casos de condenas en firme. O sea, es esperable la sancién, sin embargo, puede no haber sanciéa. Las jueces pueden prefirir no22 castigar23. Estas zeflexiones praceden de la formula bastlebiana “preferiria no hacerlo” de Baterbly, el escribiente, de H. Melville que tanto ha dado que hablar. Dice Gilles Deleuze en el ensa- ‘yo “Bartleby o la formula”, “Io desoladar de la férmula ‘es que elimina tan despiadadamente lo preferible como, cualquier no preferencia en particular. Amula el termino al que afecta y rechaza, pero también al otza, aquel que aparentemente conserva y se toma imposible. De hecho, convierte a ambos términos en indistintos:erige una zona de indiscemibilidad, de indeterminacién, incensante- ‘mente creciente, entze las actividades no preferidas y 1a actividad preferible. Toda particularidad y toda referen- cia, quedan abolidas” La mayoria de las absoluciones (167) se dictaron para gitenes no tenian otras causas en st haber, aunque haya Ihabida casos que atin no teniendo otras causas, igual ‘mente fueron condenaclos (10), puiendo no ser, fuezen, Ios jueces “profirieron no” absolver. En mas detalle, puede observarse en el cuadro que sigue: Las otras 80 sentencias condenatorias corresponden a lo esperable: se dictaron sobre jévenes sobre los que ya pesaban otras condenas. En 58 casos ya tenian condenas firmes 3.6 Disidencias: puntos de tensién y modos de resolucién Es factible que los camaristas no arriben a las mismas con- clsiones cuando se trata de evaluarel tratamiento tutelaz de un joven, y mas ain si de esa evaluacién depende una decision tan trascendente como la imponer o no pena. Es juustamente porque la valoracidn del tratamiento tutelar fen sus aristas morales, no solamente legales es tan subjeti- ‘va, que al momento de pronunciarse la segunda sentencia, aparecen las disidencias, que expresan distintos puntos de vista y distintas ponderaciones sabre la persona del jo- vven. En el relevamiento realizado, huubo 62 disidencias24 cen total, 27 pronunciadas sabre sentencias absolttorias, y 35 sobre sentencias condenatorias, Los motives de disidencia son mas variados en las sen- tencias absalustarias; en las condenatorias, las disidencias se reducen a discusiones sobre la aplicacién 0 no de la educcidn punitiva, y el monto de las condenas aplicadas. A continuaciéa se presenta el detalle de las disidencias por afo: La reduccién punitiva constitaye una verdadera division de aguas entre 10s camaristas que integran el tribunal: hay jueces que asumen la reduccién prnitiva como nor- ‘ma en las sentencias condenatorias (es casi un beneficio automitico), y otros que lo supeditan a otros elementos ~indicadores, por ejemplo, uma gran cantidad de casas pproducidas con posterioridad ala DRP, hace suponer que hay “proctividad al delito”, y por ende, el beneticio de la Ton nde gaaanD wer frovanen | sien] v0 Seana tinpdado sitere | agnccn |"tamie” | sapemo | conegonte | roa! sae TEER 7 = 5 Ss ae waa Fest = aps z +} seeranecotens | ogo | scoon| soon | non} —sa0n| sor 7 Reais 3 a} 3 a} seeranecontens | ogo | scoon| soon | non} coon | sooo aon ns — aaa Ras 7% 7 swectemcocen | aaon toon oat rae 7% 7 sectemcton | anon toon ‘Fuente: Flaboracin propia en hase a procesazniento sentencias TOM NAL 51 ‘Afio sentencia 2002 2003 2004 Total Wotivos de monto de condena — Recuento 7 7 18 3 disidencia Sede Afosentencia | 91.7% | 77.8% | 43.9% | 58.1%. calificacion legal Recuento 1 ° 0 1 % de Afio sentencia 8.3% 0% 0% 16% prorroga de Recuento 0 1 1 2 ‘observacion tutelar —% de Afio sentencia 0% 11,1% 2.4% 3,2% ‘concuerda con Recuento 0 1 1 2 Pretension fiscal 9 de Afio sentencia 0% | 11.1% 2.4% 3.2% fiscal no concreto _ Recuento 0 0 18 18 Pedido de pena % de Afio sentencia 0% 10% | 43.9% | 29.0% ‘sentencia Recuento 0 0 3 3 9% de Afio sentencia 0% 0% 7.3% 4.8% Total Recuento 12 9 a 2 de Ato sentencia | 100.0% | 100.0% | 100.0% | 100.0% Fuente: Elaboracién propia en base a procesamiento sentencias TOMN®L absolucion no procede. Depende cual de los jueces finde 1 voto, las argumentaciones apareceran con mas 0 con, menos fuerza 25 De tal suerte, que por esa situacion de vulnerabili- dad, porlas caractezisticas propias de los adolescen- tes y por la obligacién constitucional de condenar a los menores tnicamente como ultimo recurso y por el tiempo mas breve posible, considero que la reduccion prevista en el art. 4° de la Ley 22278 -cuando no proceda la absolucion - debe ser la regla general, linutandose la condena en similares coni- ciones que los adultos a aquellos casos en que, por Ia gravedad del hecho, por la reiteracion delictiva 0 por el pésimo comportamiento del incusado, pueda aseverarse que tantpoco el joven se hizo acreedor a dich solucion” (Voto Juez C-TOM N*l - Sentencia). Hay otra postura que Hega a la misma conclusién, en. temminos de monto de la condena, pero no atribuye su cémputo a la regla de la reduccion punitiva, sino a los suticulos 40 yl del CP (auciencia personal) estima suficiente Ia propuesta por el Dr. 3 de seis meses de prisién en métito a las pautas de geaduuae cidn que disponen los arts. 40y 41 del Cédigo Penal” Ampliacién posicién: (..)Respecto de su historia dle Vida y carencias que infhayeron en sti compor- tamiento, coma ya 10 sostuve en otras ocasiones, son parametzos para la graduiacién de las penas que alcanzan por igual a mayores y menores pero no 52 ircunstancias que por regla deban valorarse para conceder el beneficio de la reduccicn punitiva (Voto Juez BATOM N*l, Sentencia) En otros tramos, aclara aun mas, refuerza su posicion: ‘Como ya lo seitalara en otzas oportunidades, los pax ametros destacados por el preopinante para arribar ala concesién del beneficio, come lo son la histeria de vida, falta de contencion familiar y tendencia a involucrarse en situaciones de riesgo, son pautas que alcanzan a todos los imputados y que deben te- snerse en cuenta para la graduacion dela pena, pero. que son ajenos alos beneicios dela ley minoril, para cuyo logro, es necesario que el menor responda de alguna manera al tratamiento tutelar. Precisamente, Ja vulnerabilidad que caracteriza a los menores so- aetidos nuestra competencia, es la que justifica a surespecto la aplicacion de una ley especial, que en- te otras cosas, les concede el beneficio de la reduc- ign punitiva, pero entiendo que el mismo no es de aplicacion automatica solo por revestir el incuso tal condicion, sino que debe concederse cuando el cau- sante ha hecho algiin mérito que lo justifique, que no €s precisamente el caso que nos ocupa” (Voto Juez B-TOM N'l, Sentencia) La posicién que entiende que la reduccién punitiva debe ser la regla, y no la excepcién inscribe la reduccién obli- gatoria en la esfera de la Convencién de los Derechos det Nino, y no de las pautas de mensuracidn de los articulos tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 40° y 41° del Cédigo Penal: nuevamente, un derecho, y:n0, sun beneficio2s JUL: El punto es que yo para hacer el cuatto con la seduccién tenia que evaluar el twtelar. Y la sentene cia de (TUEZ A) na venia muy bien. La de (TUEZ B), si Lo que dice el JUEZ B a mi exiterio de la re- duccidn obligatoria es que dice que lo que yo tomo como pauta para reducir, son las pautas que el 41° dan el Cédigo Penal para fijar la pena de cualquier persona, y gue por lo tanto no es cierto que la re- uuccida Sea cbligatoria, Porque lo que yo tengo ante esto es, justamente, el sistema de menozes, por la Convencién, estas pautas del 40° a 41° determinan el grado de vulnerabilidad de un chico, 0 el grado de influenciabilidad o la influencia que habia tenido sus experiencias de vida con la actuacién posterior. Yo lei muchas actuaciones, estoy leyenda a Winicott (‘Deprivaciéa y delincuendia”) y vos leés a Winicott Y es muy claro esto. El mismo dice que esto no se tiene que traducir en perdonat, sino que tiene que traduciese en responsabilizar (Otros temas que han sido motivo de disidencias, y no apa- ecen en el registro estadistico, son las disidencias que se ‘pronuncian al interior de los expedientes tutelares, en que os jueces debaten conjuntamente las medidas a adoptar. En este terreno, en dance mas que ruinca se ponen en jue g0 iddeologias acerca del fin de la pena, vinciladas a “de- Fender Ia sociedad”: alli empiezan a aparecen difesencias, en cuanto a la prognosis de los jévenes, que cibujan esce- ratios de peligrosidiad, de resistencia a recuperacién, a la sealizacién de tratamientas, a “retomar la buena senda”. Las posiciones encontradas ustalmente se resuelven por ‘mayoria simple, de dos votos a uo, aunque difiere 1a composicién de la mayorfa, que si bien tiende a comso- lidarse en un tandem 2 a 1 automético, 1a valoracién del eérito,tetida de subjetividad, esla que termina definien- do, y vuelea la balanza hacia uno 1 otro lado. 4, Sintesis: Debate juridico, y posiciones de los jueces: el imperio de la moral prevalece sobre la doctrina Una earacteristica de las sentencias de los tribunales de -menores es que no abrevan ent complejos debates juri- dicos para su fundamentacién. Mas vale, las sentencias siguen tma estructura tipica en que la evatactén del tra- tamiento tutelar en sus aristas mis elocuentes, es mate- rial sufciente que no requiere de mayor fundamentacién juridica. Son discursos tipicamente argumentativos que se respaldan en valoraciones morales mas que en cons deraciones legales (Guenmureman, 2011, pigs. 349 y 58) 53 Los discursos argumentativos tipicas concatenan las fra- ses utiizando argumentos ldgicos. Estos arguumentos se encadenas en forma doxal, y paradojal. Segiin Ducrot-Ca- ze] 2002}, los encadenamiastos doxales estén mediaclos fen por lo tanto, y los paradojales, en sin embargo27. El relato de los expedientes tutelazes de los jévenes que los jueces sealizan en la segtindas sentencias reconocen esta singularidad. Se utiliza el zelato por lo tanto cuando se quiere mastzaz ‘una resolticién como consecuentcia légica de las acciones abjetivas de los jévenes. Es decit, los relatos concadena- dos en por lo tanta, refieren a lo esperable, Este modo es uutilizado cuando se busca reforzar una decisién, valga por caso, cuando se quiere demostrar que el resultado del tratamiento tutelar ha sido exitoso en funcién de que el/la joven en cuestién “pudieron zeencastzar st vida" “no vole ‘vieron a involucrarse en situaciones de riesgo”, “adop- taron sina actitud conforme a las normas”, mostraron sit voluntad de vivir pacificamente en la sociedad’, por lo tanto, hay que aplicar el heneficio absolutorio, «ya que aplicar una Sania no significaria mas que excederse en ‘una retribucin negativa», o«restlta innecesario e ine caz», 0 “en estas condiciones, aplicarle hoy una sancién seria actuar con un criterio meramente retributivo, des- conociendo los logros alcanzados por el justiciable dentro de las posibilidades que le brinda el medio social en el que interactia, puesto que, como han opinado las partes, Su pronéstica favorable y su esiuerzo constituyen para _metzos de que el tratamiento tutelar ha resultado eficaz” = De mismo moda, cuando la conchisién légica de las ace ciones emprendidas, amerita sna sancién: “Ha demostza- do total desintesés por conduciese correctamente, ademis de haberse invaluceada en wna nueva catisa ya como mayor, que se encuentra acitalmente en pleno teamite, constituyenda sana clara evidencia de la proce vvidad del “causante a colocarse en situaciones de riesgo. dems, luego se fuga del Comunidad Pucars, no co rrié mds al tibunal, declaréndose su rebeldia, «tal punto que se tuvo noticias de sts actual paradero debido a un nuevo hecho delictive que se le imprsta camo mayor, en al Juzgado Criminal y Cosreccional NF2 de Zarate ~Campa- tna, permaneciendo detenido por largo tiempo. (Sentenca [NF 459/598 y 824/aao 2002) Este es umn caso tipico en que Ia encadenacién es Tineal, todo el tiempo se ataden agravantes, y esta serie de agra- vantes estén. encadenados con el “ademés”: no bastaba con haberse involucrado en uma condena como mayor, sino que ademds, se habia fugado de wa comunidad, ‘mostrando reticencia al tratamiento iniciado, ademas, no coneurié mas al tribunal, porlo tanto, se Te declaré rebel- dia, adem a tal punto, ecién se supo del imputado cxan- do se lo hallé con otro hecho dalictivo, por io tanto, Ray que proceder a aplicarle la sancién, ya que no es posible so reprochar la condiucta del javen en cuestidn Con ese +elato, es impensable no aplicar tina sentencia condenate- sia, el corvelato de la condena suena logico, y argumenta- do irrefutablemente Sin embargo, en el caso de las condenas, auichas veces Ia argumentacidn es presentada en la forma paradojal, es, decir, estableciendo la concatenacién argumental a tra- vvés del uso del “Sin embargo”: “Pese a las oportunida- dds brindadas, pese a la severa advertencia, no pudo, no aprovech6, no hizo, no cumplis, que en definitiva, al sex Ja consecuencia también negativa, restituye linealidad al, asunto, porque en definitiva, no se hizo acreedor de la absolucién, no se hizo acreedor de ningsino de los bene- icios previstos en la ley minoril’. La doble negacién, es ‘una afirmacién, y por 10 tanto, a aquellos que no hicieron, ningrin mérito, cortesponde sancionarlos. En esta argumentacién genérica, hay una tonalizacién producto del uso de reforzadores y mitigadores (Vasil chis, 1992a y b, Pardo, 1992), En forma simple, se podria decir que los recursos reforzadores son aquellos que ana- den carga semAntica a un enunciado28, en tanto, los re cursos mitigadares son los que le restan carga semantica, (Oira sofucién propugnada que se corresponde con el dis- curso argumentativo de Ta consecuencia Iogica del éxito del resultado tutelar, tiene que ver con poner en #9co las| ‘teorias del fin de la pena. Se suceden entonces los eran ciados que sopesan Tas distintas penatidades, valorando especialmente una la prevencién especial-en detrimento de las otras que son resignadas en su utilidad. Al respecto, son elocuentes las argumentaciones que st ceden: disponer wa condena en esas condiciones tinica- mente serviria a los fines preventivos generales que, como hemos visto, quedan desplazados en el caso de los jévenes comprendidos en la competencia es- peeitica de los jueces de menores’, “disponer tna condena en esas condiciones tinicamente serviria a Jos fines preventivos generales, La sola consideracién de que, en el derecho penal juveril no es legitima la concepeién de la pena como prevencién general, a diferencia del derecho penal Comin en el que todos concuerdan que ese fin es ‘mo de los racionalmente previstos por la ley, per mite aprehender claramente las diferencias entre ‘mo y otro sistema normativo. El fandamento jusidico de la pena juvenil es dual. Si bien la pena juvenil, al igual que el sistema de los medios correctives, sirve siempre al castigo det ‘hecho... opasicién al derecho penal de adultos, la snecesidad de la expiacién ao debe deducirse siem= ‘pre a partir del hecho cometido, de su gravedad y de la culpabilidad expresada en su comisién, sino también, ¢ incluso primariamente, a partis de con- sideraciones pedagégicas, en las cuales el hecho, en cuanto tal, pasa a tn segundo plano respecto de la ‘prognosis a obtener a partir de la personalidad del autor. Es claro que los magistradas refuterzan la funcidn norma- lizadora en una pretensidn eduscativa y no punitiva: Todo medio de reaccién adecuado al joven persigue ‘primariamente tarea, o “al pretender ser la zeaccidn, jusidica dirigida al menor infzactor sna interven- cid de naturaleza eduicativas eduicativas, Enel relevamiento realizado, Inibo de detectarse que solo ‘uno de los tres camaristas, respaldaba su argumentos con textos furicos, en tanto los otros dos, solamente hacian alguna referencia bibliogritica 0 citaban jurispridencia obligada en casos pumtuales y por temas especiticos (por ejemplo, la ausencia de pretensién fiscal como wm ele- ‘mento que marca el desistimiento de la accién prtblica; referencias al articulo 40 y 41° del cédigo penal com sus impticaciones, algim fallo en que confrontara jurispri- dencia sobre “que es un arma’. No era la modalidad de ddos de tos camaristas funda su fallos con arreglo a posi- clones trascendentes en la dogmitica juridica, i nacional, ni intemacional. La Megada del tercer camarista parecié {ntroducir algunos cambios, ya que éste empez6 sistems- ticamente a aftadir contenido argumental a la sentencia, obligando, en casos de disidencia a contraargumentar, Este movimiento se inicié a mediados del aito 2001, con el paso de los atios fue tomando tna dinimica més interesante. Si bien, 1a mayor parte de 1a bibliogratia y jurispridencia citada comesponde a este camarista, lo que obviamente, sesga la mirada ideoldgica, no es menos Gerto que el nivel de fndamentaciin de las sentencias ‘ne incrementando su fuerza argumentativa y su comple- fidad a ta par, confignrando hacia el final del periodo 1m tablero de posiciones bastante estable, Asi, en las segnm- das sentencias empez6 a aparecer con cada vez mayor frecuencia, 1a Convencién Intemacional de los derechos del nifto, y toda la Tegislacién internacional de avanzada para personas menores de edad, vineulada a tratados in- ternacionales, convenciones, y directrices adoptados por muchos pafses en el seno de las Naciones Unidas. tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 Asi, las ya famosas Reglas de Beijing, Reglas y Dizectrices de Ryad, la Opinién Consultiva 17, empezaron a dar vida alos fundamentas de las sentencias, amparadasen el “in- terés superior del aino”. Hay interpretaciones que buscan Ia correcta hermenéutica de los articulos 3° y 4° de la ley 8 a la luz de Ja doctrina internacional La ausencia de fundamentacién en las sentencias de me- ores podria explicarse por Ia suprema de que “para hacer el bien, no hay que seactie cuentas”, y las mejores intenciones tutelazes y la proteccién no seqiuieren de jus tificaciones. Esta creencia esta instalada,y el hecho de que snuchos jusces se asuiman asi mismos como jueces de me- ores que aplican el derecho de menares y por ende, se sientan cobijadas bajo el paraguas de la discrecionalidad buena (Garcia Méndez, 1999), tiene como correlato que las sentencias no se fundamenten, porque el bio, 1a mo ral, el interés superar del mio som algo axiométicamente deseable. En cambio los otros ueces, el grupo de los que se-ven a si mismos como jueces penales de menores que apuintan a la aplicaciéa de un sistema de responsabilidad penal juvenil, tiene que fundamentar acerca de porque cligen aplicar la ley y no moral, Hasta tanto se modifique elréginien penal de ia minoridad vigente, tienen que hace cencomiables esfuerzos por buscar hermenéuticas que tor nen adecuada la articulacién de la ley con los estanda- es intemacionales de justciajurvenil deseables. Mientras tanto esto no sceda, se valen de las mayores garantias, la ais estricta observancia de los procedimientas can arte- glo a provocar el menor dafo, y apelan a la jurispruden- Gia que les contiera respaldo y legitimidad juricica* Notas 1 Rezael pérrato final del articulo 1°: “Si de los studios realizados resultare que el menor se hulla abandonado, fatto de asistencia, en peligro material 0 moral 0 presenta problemas de conduct, el juex dispondnd defnitivamente del mismo por auto fundado, previa audiencia de los padres, tutor 0 guardador’ 2 Una reconstruccién de distintos momentos legisla- tivos, puede consultarse en Guemtireman, Silvia “Responsabitisar o punir, El debate legislation en materia dle nits, adolescentesy jvenesiniactoes a a ley penal” (2004); Karen Jorotinsky y Denise Fridman: “Qué esti sicediendo com los proyectos de responsabilidad penal juceni?? Un cambio que se aletarga en el Congreso de ta Nacién” (2007) y Proyectos de ley penal 2009 y 2072. 3. En Argentina, nego de la reforma judicial del ato 1992, esta etapa del proceso se encuentra en martos de los Tritunales Orales de Menores, segiin lo esti pula el articulo 2 del Codigo de procedimnientos Competencia del tribunal de menores 55 Art 28. El tribunal de menoses juzgard en tinicainse tancia en los delitos cometidas por menozes que 20 ‘hayan cumplido dieciocho (18) a las al tiempo de la comisin del hecho, aunque huibiese excedido dicha edad al tiempo dal juzgamiento, y que estén zeprimie dos con pena privativa de la libertad mayor de tres (G) anos El articulo 29 legisla la competencia de la primera Jnstancia, los ueces de menores Competencia de jues de menores Art 29. El juez de menozes conocer 1) En a investigacién de los delitos de accién publica cometidos por menores que no hayan cumplido die- ciocho (18) aos al tiempo de la comisién del hecho. 2) Enel juzgamiento en tinica instancia en los delitas {¥ cantravenciones cametides por menates que no ha- ‘yan cumplido dieciocho (18) anos al tiempo de la co- ‘misién del hecho y que estén zeprimicos con pena no ‘paivativa dela libertad o pena privativa de la libertad gue no exceda de tres (3) anos 3) En los casos de simple incanduicta, abandono mae terial o peligro moral de menores que no hayan cum= lide dieciocho (18) afosal tiempo de encontrarse en esa situacidn, confosme lo establecen las leyes espe- diales. Es ustal que los ueces se rofieran alas segundas sene tencias como “les cuartos”. El expediente tutelar se abre en la primera instane dia, en el juzgado de menores y acampaaa al sujeto menor dé edad a la largo de ia tramitacién de sw/s causa/s Es frecuente que hechas distintos motiven la apertura de causas distintas y en no pacas ocasiones, Jn apertura de expedientes ttelates diferentes. No obstante, seguin la normativa que zegula la compe tencia de ls tribuinales, debe ser tno saloel que pro- siga las actuaciones. Es frecuente que los expedientes ‘stelares haya tna intensa cominicacién entre secre- tarios actuarios y tutelazes de los distintos juzgadas emiticndose las respectivas actuaciones. La apertura de expedientes diferentes da lugar ala superposicién, de informaciéa tina vez acumulados éstos, en los cuales debe cosregirse la fliatura CE. Jacques Derrida: “El siglo y el perddn’. Entrevista con Wieciorka, en El siglo y el perddn seguida de fe 1y saber, leva Edicion en castellano, Ediciones de La Flos, 2003) CE. Vinas, Rail Horacio: Delincuencia juvenil y Deze cho penal de menares, Editorial Edis, Buenos Aires, 1984 Informes elevados por los Fiscales ante los TOM al Procusador General de la Nacion. Informes anuales 2004, 2005, 2006 y sucesivos Dado que las actuaciones sabre personas menozes de edad son “reservadas”, huibe de conformarme con 10 u B 4“ el relevamiento de sentencias archivadas, de all los anos seleccionados. Avances sucesivas del procesa- miento fueron presentados en distintos congresos, bajo la serie tittlada Los jévenes ea las tenazas de la administeacin de justicia: Entze la fuerza de lal la fuerza del dezecho, Se conigurs progzesivamente tuno de los sustratos empiricos mas fueries dela tess, doctoral “La cartagzatia moral de las pricticas judie ciales en los tribusniales de menoses” (Gemuizeman, 2008) Dacio que se trata de una segunda sentencia, el vol- cado de informacién es opcional, de moda que hay seatencias que contienen informacion sobre naciona- lidad, fecha y lugar de nacimiento, condicién de ins truccién, y/o laboral, domicilio o lugar de residencia ~instituto penal, unidad penitenciaria-y otras que no contienen ningsina informacion biografica del imp tado. Estas son algunas de las férmulas tipicas wtilizadas por los jueces cuando afirman que “no resulta prace- dente la aplicacién del beneficio absoltorio previsto en el articulo 4°” o “que no se ha hecho acreedor de ninguino de los beneficis previstos’ 2. En todos los casos se tons el calectiva total de im- putados, para el 2002, 144; para el 2003, 73; y para el 2004, 78. Al respecto, Zaffaroni, R., Alagia. A. Slokar, A: Mae nual de Derecho Penal, Parte General, Ediar, Buenos ‘Aires, 2000. En el “Capitulo XXVE Unidad y plural dad de detitos”, sostienen los autores que “conform alos principios de un derecho penal de acto esticto, cuando un sujeto comete tn delito solo puede apl- cérsele una pena, en tanto que si comete varios deli- tos habré lugar para la imposicién de varias penas (. )euando se parte del derecho penal de acto, se impo- ne un tratamiento diferencial para el caso en que con. tuna sola conducta se incurraen dos o mas tipicidades (concurso ideal) y para el supuesto que para el mis- ‘mo acto jurisdiccional deban juzgarse varias conduc- {as ipicas del mismo o de distinto tipo (concusso real, co material)” (Pag, 815) Todos los hurtos son agravados, sea por escalamien- to.0 por haber dejado el vehiculo en a via puiblica. EL cardcter agravado explica que hayan llegado a la ins- tancia de Tribunal Oral de Menores y n0 que hayan, sido sustanciados integramente en la primera instan- La Camara de Casacién establecid que la segunda sentencia se deberia dirimir en una audiencia en la cual se pase revisia ala evoluicién del joven en cues ‘én. Laley 22.278, en cambio, no ja un procedimien- to: “Lo que dice la ley es que para decir si condends ono, tiene que haber estos requisitos, pero no dice ni nde se hace, ni cémo se hace” (J11), esponde uno 56 16 v7 18 9 20 a 2B de los jueces inquirido al respecto. Y esto leva a que los distintos tribunales haciendo ecuaciones de posie bilidad y tiempo, adapten modalidades diversas Al menos esta era la modalidad del TOM Nl, en el cual se realiz6 el relevamiento objeto de esta base de datos. La modalidad del TOM N°, en cambio, era Ja de aplicar tuna formudla tipica al final, como coro nacidn de todo sun razonamiento que llevaba, ora a Ja absolucién, ora a la condena. Ejemplos tipicos fue- Absolsiciin: Por todo ello, es que el Tribunal entiende adecada y justo acceder a la exencién de pena pre- vista en el att. 4? de la Ley 22.278, dado que el menor demostré una buena readaptacién, tanto social como, Iaboral, no zesultando entonces aecesario ni eficaz aplicarle sancidn alguna Condena: En consecuencia, corresponde arribar aun ‘pronunciamiento condenatorio en la presente causa, sin ninguno de los beneficins previstos por la Ley 22.278, en sis articulo 4, O también, De la lectura del expediente tutelar n* 778 del registro de este Tribunal y de estas actuaciones, sturge qui el encartado no ha demostrado un compor- tamiento que justifique la exencién de pena prevista enel act. df de la ley 22.278. Segiin Derrida (2003, ob. Cit. Pags. 7 a 39), “si digo: «Te perdono con la condicin de que, al pedir perdén, ha- _yas cambiado y no seas ya el mismo». zAcaso, te perdono? {Quées fo qie perdono?, cy a quien?, zperdono algo oa alguien?” La porcentualizacién es suumamente necesaria para sestituir la justa ponderacién de cada ano. Se com ‘puso el cuadro stimanda todos los imputtados de las Las totales coinciden con el total de imputadas pre- sentes en las sentencias Millovini fue wn caso paradigmatico ya que mats al custadio de un importante politico de nuestro pais y secibié tuna sentericia ejemplar de prisién pespetua, que en la instancia de apelacién, y acompanianda el iterio de la Corte Suprema de Justicia, fue reducida a 15 anos. Esto pareciera demostrar la validez relativa de tna de las maximas que orientar el accionar de los Tribi- ales de menates en sut valoracién de los resultados del expediente tutelar: la existencia de otras casas en forma posterior al reproche insito en la declasa- cid de responsabilidad penal Al respecta, constltese Deleuze: “Baterbly o la For= mula’ (Pag, 63), en Prefriri no hacerlo, Ed. PRE-TEX- TOS, Valencia, Esparia, 2005, Esta es la posicidn del Ds. Jantus, que ha expresado. en algunas sentencias paradigmaticas que cuando 20 hha transcuttido mucho tiempo entze el mamento de tusticta Juris, SSN 1692-8571, Vl. 10. N*2, Jullo- Diciembre de 2014 Pag. 44-55 la comisién del nueva delito y el cumplimiento de de los otros jueces cuya disidencia adquirié fuerza los 18 ais, no corsesponde valorat la ocurzencia de argumentativa suficiente (Pag 88 a 90) nuevos hechos como si fueran personas mayores de 26 Esta postura remite a la idea de perdn puro e ine edad, y puede contemplarse aun las prerrogativas condicional, segiin Derrida, seria aquel que perdona del artictio Jo imperdonable, sin caleulo algusno de beneficio ai 24. En realidad seria mAs aprapiado de hablar, tomando expectativa de zedencién o transformacisn del sujeto la sugerencia de Pardo (1992, Derecho y lingitistica, a quien se perdiona, es decis, “el perdén debe presen- p34) hablar de “Vato del juez preapinante” y votos tazse como Io imposible mismo”. Derrida conclaye que adhieren 0 presentan divergencias. En ias sen- ese tramo de sit reflexién de este modo: “El perdén tencias analizadas se dan casos que de disidencias zno es, no deberia ser, ni normal ni normativo, ni nor- tipicas, es decs, en las cuales el voto del juez preo- malizante. Deberfa permanecer excepcional y extraor- pinante que funda una decisién, es rebatido en sus dinario, sometido a la prueba de lo imposible”. (el argumentas par el voto del juez que se expide en. zesaltado, en el original) segundo lugar, y el tercero define, adhitiendo 0 al 27 Marion Carel en 1992 reformula la teoria de la argue primero, o al segundo voto. También hay sentencias mentacién en la lengua (TAL) concebida par Ducrot en que és el tercero el que presenta divergencias, y Ascomibre en la década del ‘60, con Ia teoria de tos Ja mayoria queda compusesta por el vato de los dos ‘bloques semanticas (TBS), superadora de la anterior. primeros, En ésta, el concepto de enunciado es superador del 25 La Dra. Laura Pardo, en Derecho y linghistice (CEAL, concepto de oracién: tin enuinciada esta por formado 1992) realiza una andlisis estriciamente juridico de ‘por el encadenamiento de dos segmentos de discusso sentencias judiciales del ftero Iaboral. Su andlisis de 1unidos por tm conector (CON). En la TBS el CON asu- In estructura de la sentencia es itil para el andlisis, me un dulor normativo (si es Done, «por lo tanto», en. aque se sealiza aqui. Ella dice que cuando no hay die adelante PLT), o trasgresor (si es cependant, «sin em- Sidencias, la resolucién del tribunal, el FALLO, viene ‘bargo», en adelante, SE). SE y PLT son en el estadio a retematizar al texto del juez preopinante, es decis, actial del desarrollo de la teoria de TBS, las tinicas convalida al voto con sus arguimentos. Aclara que Formas posibles que puede tomaz la conevién de dos “re-rematizar es re-actualizar ef pator seméntico del Rema segmentos de un encadenamiento argumentativo, del texto, com ia misma intensidad (0 mayor) con la que 28 “La carga semanticaes la cantidad de significado que aparece la primera vex". En el caso de las disidencias, la ‘pose un item lexical de por si, mas toda la informa- anticipacién remética que hace el juez preopinante, cin semantica que pueda/n aportarle/s él o las item. no coincide con el rema del texto de ficcién del FA- lexicales que lo rodean y la que pueda darle el con- LLO, y aquello que rerematiza es el voto de alguna texto” (Vasilachis, 1992:357) Referencias Beloff, Macy. “Algunas confissiones en tomo a las consecuentias juuidicas de la condiucta trasgresora de la ley penal en. los nuevos sistemas de justicia latinoamericanas”, en Revista Justicia y Derecias del Nita, N°3, Buenos Aizes, 2001 DelewzE, Gilles. “Baterby o la formula” En Preferiria no hacerto, Ed, PRE-TEXTOS, Valencia, Espaita, 2005. 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