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©1972 Centro Editor de América Latina Seccion Ventas: Rincon 87. Bs. Aires Hecho el deposite de ley Impreso en Ia Argentina Printed in Argentina Se termind de imprimir en tos El texto del presente fasciculo ha sido preparado por Susana Belmartino El asesoramiento general estuvo @ cargo de Alberto J. Pla La revision literaria estuvo a cargo de Anibal Ford Talleres Grilicos de Sebasian de Amorrortu € Hijos S. A Luca 2223, Buenos Aires, ‘en Noviembre 1972, PAHS GOGH de ningin modo 1a @Hisneisnudeusepararse Geurranciay lejos de eso. GOPOHOleMimperionpormelia, el gobierno de defensa nacional, todas @USItraIcIOneSIy todas sus ‘CORED AD os ciertamente @aralabandonarla hoy, sino solamente en calidad de sostente a ti misma, me sostuve; @ponteya) me opuse.” - erigida como plenamente @i@spinitn GSNGSTinSureCIOS, que déspreciaronD para configurar una suerte de dictadura proletaria. La Comuna fue aplastada, pero de sus ruinas surgieron nuevas (@isenanzas, y del balance de su corta vida y de se > desprende, las palabras de Man cada uno de @@S0If68, porque causa cc social, la de dalliberacionlpolitica absoluta Susana Belmartino “La memoria de los soldados de la Comuna ser konrada no solamente por los obreros franceses sino porel proletariado mundial.” Lenin. ESCUELA NAGIONAL WE COMERCIL “FUERTE DE LA INDEPENDENCIA —— TAN BIL — BIBLIOTECA Donzcion ah ABS6 ..Yo seré despia dado; la expiacién sera completa y la Justicia inflexible Hemos alcanzado Elfobjetiver cl Orden. 'a Gusticia: Ta (Givilizaci6p obtuvieron al fin la victoria. El suelo est cu- bierto de sus cadaveres; ese es- pectaculo horroroso serviré de feccion)" Con estas palabras Thiers, jefe del (poder ejecutivo de la Tercera Hgpdblics France- sa, anunciaba el sometimiento de la Comuns, de “un gobierno como afirm clase obrera, ee j ta forma politica al fescubierta (para evar a cabo dentro de ella a EI Imperio de! Napoleén Ill habia basado su @ominacion en tna) ficticia conciliacién de clases. Pese a ello, (0s Gitimos afios del Fegiem presenciaron Un Cre ‘Ciente, desarro!lo (@evla concien> cia de clase entre los obreros. No es por azar que @l Manifies: to de los Sesenta, donde se exi- ge la emancipacién social como corolario indispensable de @aqi® bertadwpoliticay haya aparecido en i864, el mismo afio en que se constituye en Londres la Pri- mera Internacional. El movimien- to obrero Se disciplina y @ Za con hotable vigor entrel ei en a_adquirir Sentido politic® y nm los dirigentes se afirma cada vez mas @! espiritu revoluciona- fio) Resultado de este proceso ‘seré(@@ Comune, experiencia de liquidacién def Estado opresor, breve pero fundamental. ep ta nue participaron también las cla- ses medias. En los primeros meses de @871 terminada_en @esasthe !a_cilti- ‘ma aventura, imperial de Napo- le6n_ Ill, derrotado el ejército francés Pot !as fuerzas “prusiae nas. la proclamacién de (alien coral Repliblics no basté para aliviar la tension provocada por la critica situacién econémica y social. La guerra habia detenido los negocios y muchos peque- fos (Gomerciantes) se encontra- ban @menazados porila)riina) La . Ana. Mevee mayoria_de @OSNObrerOS estaba Sin trabajo y Gependia para (Sul subsistencia de la indemniza- Giom de un franco y medio dia- rio que recibfan. como. miembros de la Guardia Nacional. Todo es- to acorcaba a los obreros y a Ja pequefia burguesia y favore- cla la alianza entre ambas cla- ses. (Ufiaialianizajique se esfuer- za, asi como el espiritu de rebe- [i6BMlpor cl conjunto deimedidas inoportunas y desacertadas_ to- madas por la (samblea Nacio> ial) rounida @n Versalles: Los parisienses habfan_soports- do_los efectos de (unfinvierns BiGzyode Un Sitiol militar rigu- roso, habian @poyado. de buena fo un gobierno de “Defensa Na- Gional” que estaba decidido, desde el primer momento, @ ha cer la paz con el enemigo, pero ‘de ninguna manera estaban dis- puestos @deeptap que (la, ASame Blea) en la cual habia.mayoria monarquica. les arrebatara la Republica. Cuando el gobierno, delegado de esa_Asambled ine tent6 arrancar al pueblo las ar- Mag) con que éste habia conte: rusianos,@e)pradujg Se form ontonces Gnijblaque compuesto miem: bros dela pe que se opuso con violencia al gobierno, que habia huido de Pa- ris junto(@on la burguestayi) le Asamblea ic De esa oposicion' Para muchos parisienses la pa- labralGomuna noBignificaba otra Gita <°- cere ‘gado durante mucho tiempo; pe- ro para(los militanteS\revolticio- fatios ta Gomuns dobia cor ta antitesis directa @BIestado) € Pitalista yiburgues. el instrumen- to para lograr (| Siianeipacién del trabajo mediante Ta destruc: cién de @os cimientos Gcondmi Gos)sobre los que se(estructura la sociedad de clases. La represién, organizada desde Versalles ‘por Thiers y sus par- tidarios, lleg6 a limites@elerueP dad) no ‘soportados anteriormen- te por ningtin movimiento social en el_mundo. ¢Efmiedomden las iclaSes! altag francesas ante el Paris revolucionario @estruy® en 65 Napoleén [II en una caricatura de 1871. La politica imperial estuvo dirigida a proteger los intereses econémicos de la gran burguesia industrial y financiera. 66 eel ie-antieiada por cl proleta- Tago de Paris. 0 expresaba mis: duolgh vaio 1857, 1862.64 y 1866-67), pero ‘que no Hegaron a interrumpir el desarrollo industrial nia frenar el crecimiento del _capitalismo, En el periodo ‘ansformador @ partir de: ol crecimiento se \ La (apaticion’ ie empresas muy grandes, para ‘ouyo financiamiento los capita- les. famifiares oo ea cientes, hace que se transforma on Gnijelemento fin Mispensabl@) a solucion més efectiva para el problema pro. ducido por las egesidades Gre) cientes de los grandes capitales fue proporcionada por da ley $0» bre sociedades anénimas por ac- cfones de Esta ley fibers al capitalista de una responsa- bilidad excesivamente pesada respecto de la gestion de la em- presa. Junto con esto @l Gapita lismo cambia: se acentda la ten- el la constitucion de a red ferrovise® francesa GERD 682 3.600 kre. en 1851, 18.000 km. en 1870, bo ola miane perfodo el numero de méquinas de vepor guments Sala > Uganaas juccian dé carbon pasa de ¢ 48 millones de toncladas @ le de(hieno de 780.000 a 1.140.000 toneladas anuales. En lo que se refiere a@alinduss hid Wx. }2_produccisn france- sa Gontinu SObreSaliendonor su calidad mas que por su volumen y ocupando el primer lugar en fs febricagin Ge aemetoe d's nay sedal@le alto dealto valor. El ma nismo se desarrol et ego" cen el hilado que en en Tas Industrias def algodén y de la seda que by Jas laneras. ¢ anit Pese a la aparicién de grandes @mpresas, no habia concluido todavia _e! @Aieesonde “Goncer tracién industrial y, atin en Pa. vis, Gs) Pequefios y _medianos cestablecimientos, que gran ves dificultades a causa de la _competencia de la gran indus- Witiaven desarrollo, constitutan la raya. Los gambios en la estructura Boonomice se reflejan en los movimientos de poblacién: la BOLISEIOAPUFBARA constitula en 1646, el(@5 9 del total; en 1870, el 30 %; @n AB80R6l S4)8)9). Un programa de grandes” trabajos puiblicos se destina a (@ urban zacién iuidalles) en par- ticular Bajo la direccin del prefecto_del_Sena, barén Haussman (Ialleapital) de Francia cambia y adquiere la fisonomia de una ciudad moderna: se for- man los grandes BulevaeS, se despejan los @6e6s0s al Ayunta- miento, dagilases, humildes!s© frasladan del centro de Ta ciu- dad, donde ocupaban las bohar- dillas _y los pisos, superiores @ la periferia, Tales transformac nes estan determinadas por ra- zones urbanisticas, pero también oliticas: se busca facilitar el desplazamiento de Gas tropes Par@ que puedan(@ekUan con mas eficacia @iite posibles revueltas) Cima al imperio liberal asta 1860 el empe- radorp cuya volun- tad est ley, Gobier na con un’ consejo de ministros elesi- dos por él. y(desde 1858 con Ul consejo privado, mas restringi- do» Gracias_a|(eOntro) sobre lal prensa, la vigilancia policial, cl apoyo det clero y la pasividad del cuerpo legislative no_apa- rece ninguna oposicién seria. Mientras Ua @lase obrera. cra mantenida (€6n FigoF en la be? diencia, la ausencia de libertad reforzaba el poder de la gran burguesfa, El movimiento obrero se encuen- tra estrochamente wigilado y Sus libertade®) han sido Gereenadas por completo: @e reprimen les (GOANIGIONES) se persigue a las sociedades corporativas, @eligen fneraliza la) préctica de Ilibreta de trabajo) Sin embargo, no des- aparece. totalmente (las socied® ides de lresistencia,..que.ien_los momentos de desocupacisn 0 de huelga apoyan a sus miembros mediante subsidios, actiian baio T_apariencia de| soeledadeside SOEOFFOS mutuios, pues éstas po- dian desarrollar su actividad galmente, siempre que fo hicie- ran bajo la supervision del e3- tado. La baSeNSOCIED que sustentaba cl imperio autoritarjo @e) Vio S24 Ciidida hacia 1860 (por dos acons tecimientos que llevaron a im- portantes @@etores a militanlen la o El primero de. ellos fue! me ion olmana™ la intervenci6n ce! Im- perio en la politica italiana, @h opasicién al Papado, motivo el alejamiento de los catdlicos que fabian apoyado al regimen du- rante los primeros afios. El se- undo fue i ‘en 1860, del mercio : ‘ plicaba’ la abolicion dal) protec cionismo estatal_ para Ja_indus- tria la industrial le reti- SIRE cp 2029p, EL imperio continué con el _res- paldo de los grandes financis- AS) cuyos Gitereses y especula- ciones favorecia, y de los-miem.- bros de la burguesia dedicados a las profesiones liberales. Na- poledn ii), buscando el apoyo de huevos sectores inieidlentonces una politica de concesiones que cambiaron ta. fisonomia. del. im perio y(diéran origen a un réai- men més liberal {os republicanos utilizaron la politica de tolerancia para re. organizar la oposiciGn:. (mona quicos y republicanos. se agru- paron en la Unidn Liberal y en las @leeciones de 1863 obtuvie- ron @2 baneas en el Parlamento. El orleanista Thiers se colocé al frente del grupo parlamentario opositor El empsraurUEbIZE)espués ‘e868 por {a condenacién pon- ‘ificia y (BOREI|FraeaSo Ge ISU pO? litica exterior, hizo nuevas con- Gesiones: en 1867 anuncia_el ‘otorgamiento del dereeholeellins ferpelAcION, y cl restablecimien to de la libertad de prensa y de reunién; en 1869 se acuerda al cuerpo legislativo el derecho de iclative y se restablece la res ponsabilidad penal de los minis- MS, aunque ésta continia de- pendiendo del_emperador. Pero los_tepublicanos ‘continuarén combatiendo este gobierno, ini- tad (personal y) mitad (parlamen® tario. Artilleria en las calles de Montmartre. Un sentimiento darepidi®hizo carne en los trabajadores de Paris después de la capitulacién. Existia lasegaridad de que tras la rendicién se abriria @manpoliticn fedecionari@a ultranza. En la ilustracién inferior: entrevista entre Napoleén III y Bismarck. n { \ { | | i 72 El carécter revolucionario del leyantamiento de Paris “Los proletarios de la capital en medip de los desfallecimientos y las Fraiciones: de Ja clase gobemante, comprendicron_que ha Megad® para ‘ligs Ja hora de salvar Ja situacidh(tomando nS mano Ia direccion le los negocios piblices . Hos trabajadores, quienes producen todo y no gozan de nada, quienes Shfren a miseria) en medio de los productos acumuladas, frato de su ‘abajo y sus sudores, gdcberin ser eternamente.victimas del ultraje? ENo les seré permitidy jamés trabajar para lograr su emancipacion, Sin Jevantar contra ellos un conciestp. de maldicionest HLalbunguest) su hermana mayor, gud elimplié su emSNpSeGR hace Yasinis de-tres cuartos de siglo, qu les ha preccdido|en el ein Ja revolueién, gno. comprende hoy que ha legado la hora de Ja emancipacion def profetariado? Los desasies Jas calamidades piiblicas en las. quc (SUUneaaelaaa Politica y su decrepitud marai © intelectual han hundido « Francie, deberian sin embargo probarle que (Gu €peea his terminado, cela cumpligy. ta. tara gue le habia sido impuesta en cl 8%, que ‘debe si no @ed@r@) lagi allosiitabalsdoré’,) por lo menos (delarles llegar ISU, yoz.aela emancipacion social. El proletariado, frente a la amenaza\ permanente de sus derechos, fa negacién absolut de todas sus legitimas aspiraciones, la ruina de Ja ia 9 Ge toca (Sus eSPEANTAS ia comprcadioeGie “ppczioso lestinos de Ja patria y fo 2) len’ (Journal Officiel, 21 de marzo de 1871. Citado por Jacaes Rougerfe en: Procée des Commnards, Pais Joultard, wwe.) 2 EI Comité Central de fa Guardia Nacional convoca a ta lucha @ los trabajadores CPRBRAGTA, no os engaiicis, ésta (GN MAA BMAM LINED cn la _que se encucxiran frente a frente ef parasitismo y ef trabajo, fa explotacién I Ja Produccion, Si cstsis Gamsados de vegetar en la ignorancia y de pudriros en la miseria; si queréis. wuesines Bijop sean hombres oc copaestrados para_el taller o para el combate, que multiplican. con. dle haber @uibionsde a Prancia y librado, Paris a! extranjero persiguen con una ciegay mel Obsanacion lay Tuinade la capital, a fin de fativas, nacidas de los sindica- fos) obreros,@@ar@ que se hicie- ‘sen cargo de la produeeions En @868 se organiza Ta (redoe® cién Central de Sindicatos Obre- fosven estrecha relacion con et ‘Consejo de la Internacional@ Fe deraciones andlogas se crean en Lyon, Marsella, Ruan 'y Brest. La direccion del movimiento pa- sa a hombres comoWarlin y Be- noit Malon, situados' mas a la izquierda que los proudhonianos, cuya doctrina era més’ sindica- lista que mutualista y que se en- frentaron con Tolaif en la dis- cuision respecto de la propiedad @lectiva de los medios de pro- duccion. El _grupo que lideraba Slaimiees clas moderad@) y también el mésnelinade a intentar la crea- ‘cion de un partido politico obre- ® destinado a imponer Tas Tel- Vindicaciones de_los_trabajado- res a través de la lucha parla- Wentaria, De ese grupo surgi ‘en 1863 el conjunto de candida- tos obreros a la Cémara de Dipu- tados y al ato siguiente Glia nifiesto de los Sesenta, que re ‘clamaba’ la emancipactén social ‘como necesario complemento de Jas libertades‘politicas on Tos si- guientes términos: rsal_nos hizo Bee a patna, je ; pero nos: a el Tercer Estado supo conquistar con tanto vigor y per ‘seyerancia @ebe extenderse en Francia) pais democratico,\@ 10> dos los ciudadanos. Derecho po- Titico, igual “supone _necesaria- ‘mente an d@techo s8ela) igual. En el mismo se afirmaba_tam- bién la necesaria independanicla del movimiento politico obrero frente a los radicales burgueses y se postulaba la presentacion de candidaturas surgidas de las filas obreras para las elecciones parlamentarias. EI grupo_que_integraba (Marlin aunquetn® tenifalfe en Ja accion parlamentaria y esperaba_con- Vertir a los sindicatos en una verdadera fuerza revolucionaria, Goieidia sin embargo Gon Tolain. fn la necesidad de mantener el Revolucién, con ki aclumacién de nuestros padres, que concurrieron la fiesta de la Federacién desde todos los puntos de la vieja Franci Le unicad, tal como nos ha sido impuesta hasta hoy por el imperio, la monarquia y el parlamentarismo, no es mis que la centralizacién despética, ininteligente, arbitraria u oneros Lu unidad politica, tal como la quiere Paris, es la asoci tarfa de todas 1a de todas las energias Ja libertad y Ia segu La Revolucién.comu de marzo, inaugura volun espontineo y libre \dividuales en vistas a un fin comtin, el bienestar, la por Ia iniciativa popular del 18 ia era nueva de politica experimental, positiva, Este es el fin del viejo mundo gubernamental y clerical, del milita del funcionarismo, de la explotacién, de los monopolios, de los pr legios, a los que el proletariado debe su servidumbre y Ia patria sus desdichas y sus desastres. Que esta patria querida y grande, engafiada por las mentiras y las calumnias, se tranquiliee entonees La lucha entablada entre Paris y Versalles es de esas que no pueden terminar por eompromisos ilusorios: la salida no deberi ser dudosa. La victoria, perseguida con indomable energia por ln Guardia Nacional pertenecerd a ln idea y al derecho. iLlamamos a Francia! jAdvertida de que Paris en armas pose tanta calma como bravura, que sostiene el orden con tanta nizén como herofsmo; que no 6 mas que por devocién a ln libertad y In gloria de todos, que Francia haga cesar este sangriento conflicto! Corresponde a Francia desarmar a Versalles por Ia manifestacién solemne de sw irresistible voluntad. [Llamada a aprovechar nuestras conquist con nuestros esfuerzos; que sea nuest ho puede terminar més que con el tr Ja ruina de Paris! . En cuanto a nosotros, eiudadanos de Paris, tenemos ki misién de realizar Ia vevolucién modema, In mas grande y la més fecunda de que se declare solidaria ida en este combate que a idea comunal 0 con Ta Comuna de Paris, Las medidas desacertadas de la Asamblea Nacional hicieron explotar el descontento de los parisienses. La tensién provocada por la guerra, la crisis de los negocios, el cierre de fdbricas menores y la consiguiente desocupacién Provocaron el acercamiento entre los sectores pequenoburgueses y obreros, que se cristalizaria en la proclamacién de la Comuna. 7 movimiento obrero y « Ja_Inter- nacional libres de la. influencia de los republicancs burgueses. nia a los socialistas co” jul, que aspiraban a la formacion de (uma elite revolu- Gionaria que implantara la dic- tadura del proletariado sin estar verdaderamente arraigado en la masa _obrera. La oposicion @alpblanquismo.y 2 todo tipo de eomunismoCaute> ritario se basaba en sus ideas de_necesaria @escentralizacion iy db otorcamiento. del poder pe litico a las comunidades locales. Ge rechazaba [a idea de una élite que se considerase con dergegho 2 representar al pueblo y €0d® ape) de (Godse Centralized - fuerte Otros grupos: revolucionarios, surgidos de la oposici6n republi- Ana Fadical, cstaban Gonstitul dos) en su_mayor parte SOF inte- lectuales de |2 clase fnedia ale- jados de todo contacto_con los grupos obreros. ¥ que, continua- fan. la tradicion insurreccional jacobina. Organizados en clubes y sociedades secretas, conside- faban {a aceptacion de (la lega- fidad como una traigién a ta cau 30 revolucionarla. Ellos public ron diversos periédicos, c9s! siempre do vida breve, que fue, ron objeto de una constante per- Za6uIGIOM oor parte Ge las But ridades policiales, No eran So- Cialistas ni planteaban la cues- tidn_ soci; su militancia se lie mitaba al terreno politico y pro- pugnaba el derrocamiento del stadoyen cuanto éstc/ Om) PO der centralizador. limitaba [a H- bertad humana. El movimiento obrero « partir de 1868 a crecionte ola de Sindiealismo que an earale. pot _A — Eiifops ‘e-fines de fa década de 1860 se produjo mt Franciajen un no- ‘sito Gdetilecimiento ellnn@Nl> iaiente brero; No solamente Tas distintas secciones de ta Inter- facional) cue de 1868 a 1870 pasan ‘de 2.000 a 245.000 miem- 78 Gres) GENMUpHEa. sino tam bien las asociaciones obreras, las cuales @umentan el numero de sus miembros y perfeceionay sus formas de organizacion. Militantes como Varlin, Benoit Malon, Emile Aubry, Leo Frankel, Theisz, Basteliga, etc. en los que confluyen el entusiasmo. las capacidades politicas y organiza- tivas y la carencia de ambiciones personales, llevan @ la clase obrera alunihivel de organizaoioD y militancia mo aleanzado hasta entonces. Gi tares principal Ge (Cordinab los esfuerzos y los pro- gresos del movimiento. obrero crientandolo hacia @QUEWaS: for- mas de lucha. Los dirigentes de la Internacio- nal estimulan y sostienen, con todos sus esfygrzos, el poderoso movithiento de, huelgas que. continuacion de EMIBGT. sc desarrolla todos fos grandes centros indus triales de Francia y de otros paises y cuya intensidadQilleg= al punto maximo en Bajo su estimulo se organiza Ta ayuda mutua de (aspsoeiedades obreras, tanto (a nivel, nacional coro @ nivel Internacional Desde 1865 funcionaba en Paris la "Caisse du sou” 0 Caja de Tos cinco_céntimos, destinada a otorgar préstamos a los huel- Guistad Todas las corporaciones ‘adheridas deducian cinco oénti- mos por semana de la cotiza- cién de sus_ miembros para constituir@un fondo de! Solidatip @adpcon tal fin. En_1869 las so- Giedades obreras @eeaudanyfory dos para apoyar 2 los movimien- fos que estatfan en todas partes. ‘Al goneralizarse las huelgas’ los militantes-mUftiplican sus 08- {uerzos para reunir GORdOS sue se agofan répidamente. ‘a solidaridad de las agrupacio- yes obreras frente a las, huelgas impulse (luproyecto de consti: uir una Cémara Federal que las Byrne, ligando entre si a las Sociedades de resistencia y cré- dito mutup correspondientes(@ as diferentes @profesiones, El primer paso fue la constituoisn el 1 de diciembre e 1869. de fa Cémara Federal de las Socieda- des Obreras de Parts. Mas tarde Seintente establecer Gnalirede Se las Federaciones de Paris, Rouen, Lyon y Marsella,, Las sociedades obreras adheri- das a la federaci6n parisina con- Servan completa @utonomia de gestién y administracion y de- ben pagar a la Federacion una colizacion de 10 céntimos por cada uno de sus miembros. Di- chas cotizaciones constituian tuna caja destinada al otorgamien- to de préstamos a las socieda- des que los solicitaban. La Camara Federal de las Socle- dades Obreras tet su sede en la plaza de La Corderie, on el mismo inmueble que alojaba a la Federacién de las Secciones Sin embargo, ambos organismos Parisienses de la Internacional. eran independientes y conserva: ban su autonomia, ‘La guerra franco-prusiana y la caida del Imperio pa 1 1870 Napole6n tH sreyo Wegada la oportunidad de =e gio internacional del Imperiofperdidospor muchas derrotas diplométicas y_milita- res, y afirmar_su_autoridad con ‘una victoria @ue—le) permitiers acallar la oposicién y restaurar el régimen autoritario. El creciente poderio de Prusia bajo la égida de Bismarck sus intenciones de unificar Alemania ‘corstitufan una amenaza para 1a hegemonfa de Francia en el con- Minente. La burguesta francesa no vela con-buenos ojos tales proyectos. L415. demiuli. con 1 objetivo de anexar Ta zona re- nana, Napoleon Itt declaré la gue- ra a Prusia. Los trabajadores parisiensestifia® nifestaron desde el primer mo- mento su oposicién a la guerra Mientras el Parlamento apoyaba casi por unanimidad los planes belicistas del Emperador y de su ministro Ollivier, el pueblo ganaba los bulevares entonando el estribillo de 1848: “para nosotros, los pueblos son hermanos y los tiranos enemigos.” Al dia siguiente, grupos atin ms numerosos fueron dispersados por la policia. Los internaciona- listas parisienses, por su parte, publicaron en El Despertar un llamado al pueblo alemédn: “Her- manos de Alemania, en nombre de la paz, no escuchéis las voces asalariadas o serviles que tratan de engafiaros sobre el verdadero espiritu de Francia. No prestéis oidos a provocaciones insensa- tas porque la guerra seré para nosotros una guerra fratricida. Permaneced en calma, como puede hacerlo, sin comprometer su dignidad, un gran pueblo fuer- te y valeroso. Nuestras divisio- nes no Ilevarén a ambos lados del Rhin més que el triunfo com- pleto del despotismo”. La derrota de Francia fue fulmi- nante. El ejército prusiano opu- 80 |cuatrocientos cincuenta mil hombres a los doscientos cua- renta mil franceses, mal arma- dos, mal disciplinados, desper- digados en la frontera. Los pru- sianos invadieron Alsacia y Lo- rena y derrotaron a las tropas franeesas en Froeschewiller y Woerth (6 de agosto). Las con- secuencias en Paris fueron in- los diputados de la oposicién pidieron el rearme de la Guardia Nacional, la creacién de un comité ejecutivo con ple- nos poderes gubernamentales y fa concentracién de las fuerzas militares bajo las érdenes de un solo hombre, que no fuera el em- perador. Aunque dichas medidas no fueron aprobadas, el gabinete Ollivier no pudo mantenerse y debié ceder el lugar a un nuevo ministerio, presidido por el du- que de Palikao. Napoledn, desde el frente, nombré_a Bazaine ge- neral en jefe y a Trochu, gober- nador de Paris. El ejército fran- cés sufre nuevas derrotas el 14, 16 y 18 de agosto y debe refu- giarse en Metz, donde Bazaine es bloqueado por los prusianos Otro cuerpo, al mando de Mac Mahon, se dirige en apoyo de Bazaine, pero es obligado a re- fugiarse en Sedan, donde se produce la rendicién. El 2 de se- tiembre. Napoleén Ill, ante la situacidn de su ejército, sitiado por 200.000 alemanes, entrega su espada al rey de Prusia. El 80 emperador de Francia es hecho prisionero, junto con ciento seis mil hombres. Entre setiembre y octubre capitula el ejército de Bazaine en Metz y comienza el sitio de Paris. La insurreccién del 14 de agosto y la revolucién del 4 de setiembre I A Brideu y otros par- tidarios, intenté Mevar a cabo una insurreccién. Atacé el cuar- tel de bomberos de La Villette. con el fin de obtener armas y de hacer que se plegaran al mo- vimiento los miembros de la guarnicién. Pero el golpe fraca- sa. Los gritos de “jViva la Rept blical” "jAbajo los prusianos!” no encuentran eco. Blanqui con- sigue huir a Bélgica, pero Eudes y Brideau son apresados y con- denados a muerte con otros cua- tro dirigentes, sentencia que no legé a cumplirse, pues el Im- perio, privado del’ ejército, que era su sostén natural, se derrum- ba el 4 de setiembre. La revolucién del 4 de setiem- bre se hizo bajo el lema: “La pa tria esté en peligro”. La Camara de Diputados no habia llegado a votar la proposicién, presen- tada por Jules Favre, de desti- tuir la dinastia cuando Ia sala fue invadida por el pueblo. Se- gtin una costumbre ya tradicio nal la multitud se encamino al Ayuntamiento para asistir a la proclamacién de la Republica. Se constituyé un Gobierno de Defensa Nacional integrado con elementos de la burguesia repu- blicana, miembros del cuerpo legislativo, entre los cuales so- lamente Gambetta y Dorian ha- bian de actuar con real patriotis. mo. A los republicanos se su: m6, como parte del gobierno socialista, el periodista Henri Rochefort, liberado ese mismo dia de la prision de Saint-Pélagie EI nuevo gobierno encomend la | 14 de agosto el grupo blanquista, dirigido por el mis mo Blanqui, Eudes, defensa de la: ciudad al general Trochu. Paris se preparé para soportar el sitio. Paris durante el sitio Te la miseria y la des- ocupacién provoce- das por la guerra se unen los sufri- mientos del sitio: la alimentacién insuficiente, el invierno riguroso, el aislamiento, la notoria impotencia del gobier- no para organizar una defensa adecuada. Las secciones de la Internacio- nal habian sido desarticuladas por fa guerra; sin embargo, algu- nos militantes se ponen en con- tacto con los grupos blanquistas y con ciertos grupos republica- hos radicalizados con el fin de organizar en todos los distritos parisinos comités de vigilancia. Estos luego se federaran en el Comité Central de los Veinte Distrito: Los comités se proponen contro- lar y orientar en un sentido re- volucionario la actividad del Go- bierno Republicano de Defensa Nacional, el cual, en realidad, poco hacia por la defensa_na- cional. Exigen la leva en masa, el envio de comisarios para pro- mover el levantamiento de las provincias, el racionamiento, el inmediato llamado a elecciones municipales. Pero no obtienen més que promesas. Desde el primer momento el go- bierno provisorio estaba decidi- do a obtener la paz a toda costa. Con ese fin habia enviado a Ju- les Favre a entrevistarse con Bismarck y a Thiers en mision diplomética por las cortes euro- peas. Después de la capitula- Cién de Paris, el general Trochu, encargado de defender la ciu- dad, declararia que desde el mis- mo 4 de setiembre habia asegu- rado a sus colegas en el gobier- no que el intento de afrontar el sitio seria una locura, “una lo- cura heroica, sin duda, pero na- da més...”. Toda una serie de golpes que se suceden a partir del 5 de octu- bre hasta el momento de la ca- pitulacién, destinados a sustituir 2 los hombres del gobierno por tun poder que condujera revolu- cionariamente la lucha contra el prusiano, fracasaron por la falta absoluta de apoyo popular. Pero dos de ellos tienen amplia reso- nancia: el 31 de octubre, dia en que, al conocerse la rendicién de Bazaine en Metz, Blanqui y sus seguidores, apoyados por algunos batallones de la Guardia Nacional, intentan apoderarse del Ayuntamiento, y el 22 de enero, cuando, a causa de los ru- mores sobre el préximo armisti- clo, Benoit Malon con algunos guardias nacionales y jefes blan- Guistas ensaya el mismo golpe, con menos éxito atin. Este dlti- mo intento fue seguido por una bien organizada represién: clerre de clubes, prohibicién de algu- nos periddicos como EI Desper- tar y El Combate, arrestos, otc. EI 16 de ese mismo mes el Co- mité de los Veinte Distritos ha- bia lanzado la siguiente pro- clama: “Ha cumplido con su misin ef gobierno que se ha encargado de la defensa nacio- nal?... No... Con su lentitud, Su inercta, su indecisién, los que nos gobiernan nos han conduci- do al borde del abismo. No han sabido ni administrar ni comba- tir. La gente se muere de frio, ya casi de hambre... Salidas Bin objeto, mortales luchas sin resultado, fracasos repetidos - EI gobierno ha dado la medida de su capacidad, nos mata. La perpetuacién de este régimen es fa capitulacién.... La politica, la estrategia, la administracin del 4 de setiembre, continuacién det Imperio, estén. Juzgadas. ;Paso al puebio! Paso a la Comunal” Pero tales Hamados no obtu ron respuesta. Lissagaray, mili- tante ¢ historiador de Ia Gomu- na, describe la actitud de la poblacién durante los dias del sitio: “Todo calla, Paris es la alcoba de un enformo, donde nadie se atreve a levantar la voz. Esta abdicacién moral es el ver- dadero fendmeno psicolégico de! sitio, fenémeno tanto més ex- traordinario cuando coexiste con un admirable ardor de resisten- cia. Unos hombres que dicen: ‘Preferimos poner fuego a nucs- tras casas antes que rendirlas al enemigo’, se indignan de que haya quien se atreva a disputar el poder a los miedosos del Ayuntamiento... Y se limitan a gritar: ‘jNada de motines ante el enemigo! {Nada de exaltados!" como si valiese mas una capitu- lacién que un motin.” Pero cuando se produce la ren- dicién de Parfs la situacién cam- bia: “...la_siniestra noticia corrié por la ciudad. Durante cuatro meses de sitio Paris lo habia aceptado todo por antici- pado, el hambre, la peste, el asal- to, todo menos la capitulacién... Cuando estallé esta palabra hu- bo primero una estupefaccién enorme, como ante los crimenes monstruosos, contra natura. Las Ilagas de os cuatro meses se avivaron clamando venganza. El frio, el hambre, el bombardeo, las largas noches en las trinche- ras, los nifios que morfan a mi- llares, los muertos sembrados en las salidas, jtodo esto para caer en la vergienza, para dar escolta a Bazaine, para conver- tirse en un segundo Metz! Paris crefa oir la burla prustana. En algunos, la estupefacci6n se transformé en furor”. El 28 de enero se habia decidido la rendicién de la ciudad. De acuerdo con lo propuesto por Bismarck, se declara una tregua y el gobierno francés convoca a elecciones destinadas a elegir una Asamblea Nacional que rati fique las condiciones de paz pro- puestas: desarme del ejército de linea de Paris, rendicién de va- rios fuertes, pago de una indem- nizacién de 200 millones de francos, cesién a Alemania de Alsacia y Lorena. La Asamblea Nacional as elecciones del 8 de febrero de 1871, destinadas a A closir ta Asamblea que ratificaria o re- chazaria las condiciones de paz, dieron un triunfo notable a-los monérquicos: los legitimistas y los orleanistas, casi en partes iguales, ganaron dos tercios del 83 La pequefia burguesia bajo la Comuna uando la Comuna de Paris tomé en sus propias manos !a direccién de la revolucién; cuando, por primera vez en la historia, los simples fbreros se atrevieron a violar el monopolio del gobiemo de sus supe Tiores naturales y, en circunstancias de una ditieultad sin precedente tealizaron su labor de un modo modesto, concienzudo y effcaz, con Sueldos el mas alto de los cules apenas representaba una quinta parte de la suma que segiin una alta autoridad cientifica es el sueldo minimo del secretario de un. consejo escolar de Londres, el viejo mundo se retoreié en convulsiones de rabia ante el especticulo de la Bandera Roja, simbolo de la Repiblica del ‘Trabajo, ondeando sobre el Ayuie tamiento, Y,, sin embargo, era ésta la primera revolucién en que la clase obrera biertamente reconocida como la unica clase capaz de iniciativa so por la gran masa do la clase media parisina ~tenderos, artesanos, comerckantes—, con Ia sola excepeién de los capitalistas ticos. La Comuna os saivé, mediante unas sigaz solucién de It cons- tante Fuente de discordias dentro de la misma clase media; el contlcto entre acreedores y deudores. Estos mismos elementos de la clase tnedia, después de haber colaborado en el aplastamiento de a instr treccidn obrera de junio de 1848, habian sido sucrifieades sin mira- miento a sus acreedores por la Asamblea Constituyente de entonces. Pero no fue éste el tinico motivo que les llevé a apretar sus filas en tomo a clase obrera, Sentian que habia que escoger entre la Comuna y el Imperio cualquiera que fuese el rotulo bajo el que éste resucitase, El Imperio loz habia arrainado econémicamente cons Ailapidacién de le riqueza piblica, con las grandes estafes financieras ‘que foment6 y con el apoyo prestado a la centralizacién artficalmente fteelerada del capital, que suponia la expropiacién de muchos de sus componentes. Los habia suprimido politicamente y los habja irritado totalmente ‘con sus orgias; habia herido su volterianismo al configr Ja educacién de sus hijos a los fréres ignorantins (frailes ignorantes) y habia sublevado su sentimiento nacional de franceses al lanzarlos Precipitadamente a una guerra que slo ofrecid una compensacién para todos los desastres que habia causado: la caida del Imperio. En efecto, tan pronto hoy de Pars la alta “bohemia” bonapartista y capitalist, el auténtico partido del orden de la clase media surgis bajo la forma de Unién Republieana, ge colocs bajo la bandera de Ja Comuna y se puso a defenderla contra las desfiguraciones malévolas dle Thiers. El tiempo dira st la gratitud de este gran masa, de la clase media ‘va resis les duras procbas de estos momentos” Andlisis de la expoliacién en un club obrero “En 1848, en el Luxemburgo, el ciudadano Louis Blane decia a los obreros: ‘Vosotros sois los reyes de la p0ca’. Hubo hombres sin entraias que, ante estas palabras, sacudian la cabeza o bien se ponian a reir. Veinte afos han pasado y la profecia del orador esti punto de cumplirse. El ubrero va a convertirse en el rey del mundo modeme, porque él es su alma. El obrero lo es todo, pues no hay nada sin’el trabajo. Qué harian los ricos con sus tesoros si el obrero no los hiciera fructificar? Tomad un saco de piezas de oro, hacer un agujero en Ia tierra; arrojad el saco en ese agujero, regad, abonad, nada ereceré, ni racimo, ni flor, ni fruto. El obrero lega, toma el saco, se sitve de él para trabajar, y ese saco se convierte en diez, gNo es éste el prodigio del que somos testigos todos los dias? A cam- io de los diez sacas ganados, equé se da al obrero? Lo suficiente para no morir de hambre, de frio y de sed, eso es todo; y esto solamente ‘cuando el obrero es joven. Pues el dia que envejece, déndose cuenta el amo que ya no tiene vigor para el trabajo, le grita mostrindole la puerta: ‘Vete, no necesito més de ti’. Y ef obrero queda reducido a a mendicidad 0 bien a ir a reventar sobre un jergén de hospital, pero s6lo a condicién de que su esqueleto pertenezea a los practicantes y Jes sirva de estudio para curar a los ricos. Pero est de acuerdo con las leyes de la justicia que esto cambie, y ya a cambiar. En el porvenir no seré mis el trabajo el humilde ser- vidor del capital; no seré el capital el que se convertiré. en esclavo Uel trabajo, Otra consecnencia: todos los iitles que el obrero utiliza le pertenecerin. Lo mismo sucederé con el local, y lo mismo con Ja terra.” (De un discurso pronunciadlo en el Club de Ia Corte de los Milagros.) 84 total de las bancas. Una treinte- na de bonapartistas y cerca de doscientos republicanos comple- taban el conjunto, mientras el ala izquierda de los jacobinos y fos socialistas sélo pudo Ilevar 2 la Asamblea 20 diputados, so- bre un total de 630. Aunque Paris se habia pronun- ciado claramente por la Repi- blica, al elegir a 37 diputados republicanos, de diversa orien- taci6n, contra 6 monérquicos, wl mundo rural, una vez més, apo- y6 a la reaccidn. Luego del_ar- misticio y de la rendicién, mien- tras Paris continuaba dispuesto a sostener la guerra, la mayorfa del pafs deseaba la paz. La po- blacién campesina vefa con in- quietud la actitud belicosa de Gambetta, considerado en ese momento ‘como una de las prin- cipales cabezas del partido re- publicano, y, partidaria de la paz, otorgé su apoyo a los monér- quicos. Para los parisienses la Repiibli- ca estaba por encima de todos los principios, atin del sufragio universal. Cuando la Asamblea reunida en Burdeos, y luego en Versalles, se revelé tan monar- quica como partidaria de la ren. dicién, crecieron las tensiones entre el Paris republicano y los representantes del sufragio uni- versal rural. Thiers, nombrado por la Asam blea Nacional Jefe del Poder Eje- cutivo de la Republica Francesa, declararfa més. tarde: “Cuando fui encargado de la gestién po- litica tuve inmediatamente esta doble preocupacién: concluir la paz y someter a Paris”. Palabras que revelan con claridad la bre: cha abierta entre el gobierno le- gitimo de Francia y la poblacién de su capital. ‘El Comité Central de le Guardia Nacional ientras tanto, en Paris, donde los prusianos entraran el 1 de marzo, se organizé un nuevo poder revolucianario. La Federa: cién de los batallones de la ‘Guardia Nacional se formé es- ponténeamente hacia mediados de febrero de 1871, cuando el Comité de los Veinte Distritos se encontraba completamente dobilitado y su propaganda habia dejado de tener eco. Los dife- rentes batallones enviaron dele- gados a un Comité Central, que Se constituy6 definitivamente el 45 de marzo. La Federacién ad- quirié, inmediatamente, las ca- facteristicas de un movimiento masivo. Sus representantes eran “hombres nuevos’, desconocidos hasta ese momento, salidos de las filas de la pequefia burguesia el proletariado. Por primera Yez el sentimiento revolucionarto ‘se manifiesta més alld de los mi- litantes conocidos y de la clase obrera organizada, El Consejo de la Internacional se muestra vacilante frente al nuevo Comi- 4é: solamehte Eugene Varlin lo integraré como guardia nacional: los demés se abstienen de par- ticipar. Los delegados de la Guardia Na- clonal, después de arduos deba- tes, deciden no oponer resisten- cia’a los prusianos, que a partir del 1 de marzo ocupan el sector este de fa ciudad; en cambio, se preocupan por permanecer unidos y conservar sus armas. Los 227 cafiones y ametrallado- ras comprados por la Guardia Nacional son trasladados al co- raz6n del Paris popular, a Mont- martre y a Belleville, lejos de la zona ocupada. Los prusianos Ii- mitaron su ocupacion a un pe quero distrito, pero después de dos dias se retiraron a los fuer- tes del norte y el este y no entraron en los distritos obre- ros, donde se habfa concentrado gran parte de la poblacién. Mu- chos parisionses de la-alta y me- diana burguesia habfan abando- nado la cludad. Mientras tanto la Asamblea Na- cional comienza a actuar con el dbjetivo de aplastar la rebeldia parisiense: rechaza la idea de trasladarse_a la Capital y elige camo sede Versalles; poco antes nombra comandante de la Guar- dia Nacional al bonapartista Aurelle de Paladines, un verda- dero insulto al ejército popular, que no reconocia otros jefes que Jos que él mismo elegia; abando- nada por los republicanos since- ros, como Victor Hugo y Dele: cluze, pone fin a la moratoria de todas las deudas comercia- les, vigente durante la guerra, y declara su exigibilidad inmedia- ta, amenazando con la ruina a la pequefta burguesfa comerciante artesana; por ditimo, se niega } otorgar un nuevo plazo para el pago de los alquileres debi- os durante el sitlo y suprime el sueldo de un franco y medio por dia que recibian los miem- bros de la Guardia Nacional Los acontecimientos del 18 de marzo ee hiers llega a Paris el 16 de marzo y su primera medida esté destinada a desarmar al pue- blo parisiense. Se ordena al ejér- cito regular incautarse de los cafiones que la Guardia Nacio- nal conservaba en Montmartre 7 Belleville. Segtin afirma Lissa- garay, la ejecucién de la orden fue tan descabellada como la idea. Se utilizaron columnas mal conectadas entre si, tropas que fendieron a .confraternizar con el pueblo que habia acudido a defender sus armas. Las primeras en presentarse. fue- ron las mujeres; luego, los Guar- dias, La forma en que se desarro- Ilaron los acontecimientos de- muestra la ausencia de preme- ditacién y el carécter esponta- neo y aun desordenado de la ex- plosién popular del 18 de marzo. La multitud enfurecida tomé pri- sionero al general Lecomte, que dirigia la operacién, y luego al general Clement Thomas. Am= bos fueron fusiladés a pesar de ios esfuerzos que algunos ofi- clales de la Guardia Nacional y los miembros del Gamité de vi- gilancia de Montmartre hicieron por evitarlo. El odio popular no habia elegido irracionalmente sus victimas: Clement Thomas habia sido uno de los fusiladores de junio de 41848 y durante el sitio habia co- mandado la Guardia Nacional, gandndose el desprecio de la poblacién por sus errores poli- ticos y militares. También en Belleville la multi- tud impidié a las tropas apode- rarse de los cafiones. Se produ- jeron alli reacciones més 0 me- nos violentas, pero locales, y no se puede hablar en este caso de insurreccién general, y tal vez ni siquiera de insurreccién. La Gnica fuerza que podia coor- dinar la accién, el Comité de la Guardia Nacional, actué tardia- mente. La iniciativa de apoderar- se de puntos estratégicos, como el depésito de armas del Luxem- burgo, la Imprenta Nacional, la Prefectura de Policia, el Ayunta- miento, parece haber surgido de individuos aislados: Varlin, Pin- dy y algunos Jefes blanquistas. A esa altura de los hechos la situaci6n habla cambiado y no hubo necesidad de forzar la en- trada al Ayuntamiento: Thiers y los miembros del gobierno, una vez enterados del fusilamiento de los generales, habjan abando- nado la capital ordenando al ejér- tito replegarse sobre Versalles y evacuar los fuertes. Thiers repitié la téctica defen- dida y utilizada por él mismo en otras oportunidades: provocar el levantamiento para poder repri- mir con mayor ferocidad. El con- flicto, hasta entonces meramen- te politico, fue transformado por as clases’ dominantes en con- flicto social. Al principio no se trataba més que de la protesta contra una derrota debida a la traicién, del deseo de salvaguar- dar la Repdblica amenazada, de gctitudes que no traducfan un conflicto de clases; pero, cuan do la burguesfa intenta arrancar las armas de las manos del pue- blo, queda claro para éste que el ejército prusiano no es el tni- co enemigo que debe enfrentar. La burguesfa, que abandona la ciudad a los grupos populares, ve llegada la ocasién de aplastar al movimiento obrero, al socia- lismo, a la Internacional, que habian comenzado a crecer vigo- rosamente, y para lograrlo no vacilaré en aliarse con el ene- migo invasor. El espectro del socialismo, que tanto: atemoriza- ba a la burguesia francesa desde 87 “Paris en armas posee tanta calma como bravura, sostiene el orden con tanta raz6n como heroismo. No se armé mds que por devocién a la libertad y a la gloria de todos, y a Francia corresponde hacer cesar este sangriento conflicto.” Proclama de la Comuna de Paris. 88 afos atrés, vuelve a alzarse ame- nazante una vez mas, y ahora con la fuerza que le da el hecho de que los obreros se encuen- tren organizados y armados Thiers y sus seguldores creen Hegado el momento de abatirlo definitivamente. El Comité Central de la Guardia Nacional descubre que, sin ha- bérselo propuesto, retine en sus manos todo el poder efectivo so- bre la capital de Francia. Su pri- mer movimiento es anunciar elecciones municipales inmedia- tas para elegir un gobierno ver- daderamente representativo, la Comuna, surgido del voto de to- dos los varones. Esta medida, a la vez que indicaba el deseo de volver a la legalidad, satisfacia una vieja aspiracién de la ciu- dad, que bajo los regimenes pre- cedentes, y on especial bajo el imperio, habia carecido de toda representacién genuinamente lo- cal. Junto con esto el Comité trata de obtener la aprobacién de los alcaldes de distrito, nica autoridad legitima subsistente en la ciudad, y de los diputados de Paris, quienes se ofrecen para actuar como intermediarios con Versalles. Pero la Asamblea de hidalgos rurales, dominada por el odio ha- cia el Paris republicano, no hizo ninguna concesién, y asf los al- caldes y diputados conciliadores llevaron a cabo, conscientemen- te 0 no, un doble juego que de- moré la realizacién de las elec- ciones y dio tiempo al gobierno de Versalles para reorganizar sus fuerzas. La Comuna xn inalmente, la fecha de las elecciones se fijo para el 26 de marzo. Ese dia la Comuna fue ele- gida por el voto de 229.000 elec- tores sobre 485.000 registrados, cifra importante si se tiene en cuenta que muchos de los ha- bitantes de Paris habfan abando- nado la ciudad. Un buen numero de los liberales electos no tomé posesién de sus cargos o se retiré pronto. La Gomuna se in- tegré con elementos de diversa orientacidn politica: un grupo de republicanos, que incluia a va- rios periodistas, algunos miem- bros del Comité de la Guardia Nacional, blanquistas y jacobi- nos de los clubes revoluciona- rios y los internacionalistas que habian organizado el movimien- to obrero entre 1868 y 1870. Le Comuna de Paris llegé a ser un organismo que representaba principalmente a las clases tra- bajadoras, pero esto se produjo s6lo porque las clases poseedo- ras huyeron de Paris o bien por- que sus representantes se ne- garon a integrar el organismo comunal. Es importante sefialar que una gran parte de sus miem bros eran radicales y jacobinos pertenecientes a la clase media Y que no pocos representantes de la pequefia burguesia se ha- bian sumado a la revolucién a través de la Guardia Nacional En el pensamiento de los revolu- cionarios la Comuna debia ser el primer paso hacia la supre- sién del Estado centralizador, dominado por una minoria privi- legiada y apoyado en el aparato coactivo del ejército y la poli- cia. La antigua maquinaria es tatal seria reemplazada por una red de comunas auténomas, en las que residiria el poder sobe- rano en cuanto a representacién directa del pueblo, y federadas para formar las unidades admi- nistrativas m4s amplias que ten- drian a su cargo las funciones delegadas al gobierno central, ejercidas por agentes comuna- les estrictamente responsables. El organismo comunal reunia las funciones legislativa y ejecuti- va, es decir, no sélo dictaba las leyes sino que controlaba su eje- cucién a través de sus delega- dos. No existian funcionarios ejecutivos Investidos de autori- dad independientemente de la Comuna. Todo el cuerpo de fun- cionarios trabajaba bajo el _con- trol de sus miembros y éstos eran directamente responsables ante los ciudadanos que los ha- bian elegido. El sufragio univer- sal serfa el Instrumento median- te el cual la mayoria de la pobla- cidn elegirfa sus representantes un el gobierno comunal y contro- ‘aria su gestion. Conforme a la Declaracin al pueblo francés, hecha publica el 4g de abril, eran derechos inhe- rentes a la Comuna: "El voto del presupuesto comu- jal, recursos y gastos; la fija- cion y ta distribucién del im- la direccién de los ser- la_organizacién de su magistratura, de la poll- cla interior y la ensefianza, la administracién de los bienes pertenecientes a la Comuna. La seleccién, por eleccién y con- curso, y el derecho permanente de control y de revocacién de los magisttados o funcionarios ‘comunales de todo orden. La garantia absoluta de la liber- tad individual, de la libertad de conciencia y de la libertad de trabajo. La intervencién permanente de jos ciudadanos en los negocios comunales por la libre manifes- tacién de sus ideas, ja libre de- fensa de sus intereses: garan- tias dadas a esas manifestacio- nes por la Comuna, Gnica encar- gada de vigilar y asegurar el I bre y justo ejercicio del derecho de reunion y de publicidad. La organizacién de la Defensa urbana y de la Guardia Nacional, que elige sus jefes y vela sola al mantenimiento del orden en la ciudad.” Para asegurar la democratiza- cién del régimen © impedir la renovacién de la burocracia im- perial la Comuna decret6 la elec- cién por el sufragio universal de todos los agentes de la adminis- tracién, la justicia y la ensefian- za, limité a 6.000 francos (el sueldo corriente de un obrero) la remuneracién mas alta que pudiera percibir un funcionario y prohibié la acumulacién de cargos. Se suprimié el ejército perma- nente y la policia fue converti- da en instrumento de la Comu- tna, responsable ante ella y re- vocable en todo momento. la fuerza militar del régimen esta- ba concentrada en la Guardia Nacional: el pueblo en armas. Para abocarse a la tarea de go- bierno, of 29 de marzo la Comuna se dividié en diez Comisiones: Ejecutiva, Militar, de Subsisten- clas, de’ Finanzas, de Justicia, Seguridad General, Trabajo,. In- dustria y Cambios, Servicios Pi- blicos y Ensefianza. Esta primera organizacién dol poder, descentralizada y respon- Sable, fue cambiada al agravar- se el conflicto con Versalles. Los grupos jacobinos y blanquis- tas consideraron que habia lle- gado el momento de imponer el poder “fuerte” del que eran par- tidarios. Consideraban que la democracia s6lo podria ponerse en préctica una vez que la dic- tadura_revolucionaria hubiese destruido el antiguo orden Cuando se producen los prime- ros desastres militares esta con- cepcién se impone, pues la gue: rra exige que las decisiones se tomen con rapidez y que se ape- le a toda la energia revolucio- naria para conducir eficazmente fa lucha. Jules Miot propuso, el 28 de abril, la formacién de un de Salud Pablica dotado iad sobre todas las co- misiones y capaz de “hacer caer las cabezas de los traidores”. La mocién fue apoyada por blan- quistas y jacobinos y aprobada contra el voto de la minoria, for- mada por los miembros de la Internacional. A partir de ese mo- mento se produjo una escisién en el seno de la Comuna que dificulté su_gestién posterior. Por otra parte, el Comité de Sa- lud Publica no legé a concen: trar en sus manos {a totalidad del poder, pues subsistieron jun- to con él las distintas Comisio- nes y el Comité de la Guardia Nacional, [o cual impidié dar a la guerra una direccién Gnica y oficaz. ee Obra administrativa, econémica y social de la Comuna n los dos meses escasos que duré la Comuna sus Y miembros lograron, pese a las dificul- tades de la guerra, sentar los fundamentos del cambio social al que aspiraban. La tarea inmediata que debie- ron realizar fue la reorganizacién de los servicios admnistrativos, que la fuga del personal del go- bierno habia desmantelado. Los militantes obreros tomaron a su cargo la tarea: Varlin y Joruden en Finanzas, Theisz:en Correos, Aviral en la Direccién del Mate- tial de Armamento, Camélinat en la Moneda, Combault y Fail- let en el Servicio de Contribu- ciones, Alavoine en la Imprenta Nacional, etc. La Comisién de Subsistencia hizo los mayores esfuerz0s pa- ra asegurar el aprovisionamien- to de Paris y el control de los precios. Se fijaron precios ma- ximos par el pan y la carne y Se controlaron las ventas al por mayor..., los mercados y_ las ferias. Proto, delegado ante la Comisién de Justicia, fue el encargado, a partir del 1? de abril, de tomar todas las medidas necesarias para garantizar la libertad indi- vidual; se le encargé mas tarde la tarea de dictaminar sobre los arrestos ordenados por el Co- mité Central y la Seguridad. Un decrato del 14 de abril exigia a notificacion al delegado de Justicia de todo arresto, de to- da detenci6n injustificada y pro- hibia las pesquisas y requisicio- nes sin mandato regular. En lo referente al culto, el 2 de abril se decreté la separacisn de la Iglesia y ol estado, la su- presién de presupuesto para cul- tos y la secularizacion de los bienes de las congregaciones, medida que no llega concro- tarse, Ese mismo dia se supri- mié la ensefianza religiosa en las escuelas. Uno de los problemas més ar- duos que enfrenté la Comuna fue ol de las Finanzas, pues ade mas de hacer frente a los gas- tos de guerra se debfa alimen- tar diariamente a 300.000 perso- nas sin trabajo que dependian del subsidio acordado a la Guar- dia Nacional. Jourde, encargado de la Comision de Finanzas, pu- so en practica una contabilidad Figurosa que demuestra que no hubo despilfarros de ningdn tipo. Se ha reprochado duramente a los comuneros su actitud con- a temporizadora con el Banco de Francia, cuya organizacién y cau- dales fueron respetados. Tanto Jourde como Beslay, comisiona- do de la Comuna ante el Banco, se mostraron hasta el fin respe- tuosos de los caudales que la burguesia francesa tenia depo- sitados en él. La misma actitud tuvo Varlin, que los ayudé en su tarea, y "de cuyo cadaver atin aliente uno de sus ejecutores, defensor del orden, robé su vie- jo reloj proletario” Desde ei punto de vista soci la tarea més importante es, sin duda, la realizada por la Co sién de Trabajo @ Intercambio, a cuyo frente se halla Léo Fran- kel. Conforme al programa de !a Comuna, dicha Comisién es la fencargada de la propagacin de las doctrinas soclalistas. De- be buscar los medios de igualar el trabajo y el salario. Tiene por objeto especial el estudio de todas las reformas a introducir, ya sea en los servicios puiblicos de la Comuna, ya sea en las re- laciones de los trabajadores con sus patronos”. Un decreto del 16 de abril, ema- nado de dicha ComisiGn, tuvo por fin procurar a las organiza- ciones obreras algunas empre- sas piloto que sirvieran de base para el desarrollo del movimien- to cooperativo, al mismo tiempo que para solucionar el problema creado por los talleres parados a causa de la hufda de sus due- fos. Se encargé a las cémaras sindicales realizar el inventario de dichos talleres y de los ins- trumentos de trabajo, con el fin de ponerlos luego en funcio- namiento mediante la forma- cién de sociedades cooperativas obreras. Un jurado arbitral de- cidirfa sobre la indemnizacién a pagar a sus propietarios cuando éstos regresaran Para realizar dicha tarea se cro6 una Comisién de Estudio inte- ‘grada en un primer momento por obreros metalirgicos y mecani- cos. A éstos se sumaron des- pués los sastres, ebanistas, tra- bajadores de las fabricas de cla- vos y otras corporaciones. Pese al poco tiempo de que se dis- puso se lograron algunos resul- tados coneretos. Hubo una de- cena de talleres con! se comenz6 por los que intere- saban a la defensa militar, los dedicados a la fabricacién de municiones y de armas. La Co- muna disponia de los estableci- mientos industriales pertene- cientes al Estado, Moneda, Im- prenta Nacional, Manufacturas de Tabaco, algunas empresas de fabricacién de armas, etc., y co- menzaba a confiar su gestion a los obreros. Al sindicato de los mecanicos, uno de los mas importantes bajo el Imperio y que habia conser- vado su organizacién durante la guerra y el sitio, controlaba una serie de empresas de fabrica- cién de armas, de las cuales la mas importante era la de los Talleres del Louvre. En la vispe- ra de la derrota los mecdnicos estaban a punto de tomar bajo su control una de las mayores fabricas metalirgicas de la ca- pital, la de Barriquand. Los sas- tres, por su parte, habfan conse- guido que la Comuna les otor- gara la preferencia en la provie sin, a través de empresas coo- erativas, de uniformes para la Guardia Nacional. En los talleres recientemente socializados la gestién obrera era total y estricta. El reglamen- to de los Talleres del Louvre afirmaba en su Articulo 1%: “El taller se coloca bajo la direcoién de un delegado ante la Comuna. El delegado seré nombrado por los obreros y revocable cada vez que se demuestre que ha falta- do a su deber...” Este re- glamento, aprobado por la Co- muna el 3 de abril, fijaba la jor- nada de trabajo en 10 horas. Un decreto de la Comisiin de Trabajo del 20 de abril abolié el trabajo nocturno en las pana- derias, bajo pena de confisca- cién de los panes fabricados du- rante la noche. El 27 del mismo mes se prohibieron las multas y retenciones sobre los salarios en empresas ptblicas y priva- das. Para proteger los salarios la Comisién fue autorizada a re- visar los contratos formalizados para obtener aprovisionamientos de guerra, imponiendo a los om- presarios un salario minimo por jornada o por pieza. Se decidié en el futuro dar preferencia @ las sociedades obreras en este tipo de contrataciones. Bajo el estimulo y apoyo de la Comisién se reactiva la reorga- nizacién de las sociedades obre- ras. Se confid a Elizabeth Di trief la organizacién del trabajo de las mujeres y las obreras se organizaron para crear cémaras sindicales vinculadas por una camara federal. La solucién del problema de los alquileres era imperiosa para la poblacién; el 20 de marzo el Co- mité Central de la Guardia Na- cional habia prohibido los des- alojos. La Comuna, una vez en funciones, decidié la posterga- cién de los términos de venci- miento de todos los alquileres y los desalojos concedidos se postergaron por tres meses. Los acontecimientos demostra- ron que la ley votada por !a Asamblea sobre vencimiento de obligaciones comerciales era brutal. Entre el 13 y el 17 do marzo habian sido presentados cerca de clento cincuenta mil protestos y se hablaba de tres- cientas mil quiebras. Por un de- creto del 15 de abril se decidis que los reembolsos deberfan ha- cerse a partir del 15 de julio y nor un plazo de tres afios. El 29 de marzo la Comuna orde- né la suspensién de la venta de los objetos empefiados en el Montepio y el 7 de mayo dispu- so el remate gratuito de vesti- dos, muebles, ropa blanca, libros e instrumentos de trabajo em- pefiados antes del 25 de abril La guerra civil 12 de abril Thiers anuncia oficial mente que el ejér- cito de la repre- sién esta listo. A partir de ese momento Versa- Hes no acepta ningin tipo de intermediacién y se concentra en un objetivo: aplastar el mo- vimiento comunero. Los preli: minares de paz firmados con Prusia limitaban a 40.000 el ni mero de soldados en la regién parisiense; Thiers negocia co” 93 “Elordenhatriunfado”, litografia de Daumier. EI poder burgués, restituido por medio del ejército, ejercié su venganza sin limites sobre los representantes del gobierno obrero. 94 Bismarck y obtiene primero la autorizacién para disponer de 0.000 hombres y mas tarde de 170.000, de los cuales la ma- yor parte estd constituida por repatriados de los campos ale- manes para prisioneros. Para oponerse a ese ejército la Co- muna contaba con los federa- dos, fuerza compuesta principal- mente por los efectivos de la Guardia Nacional, un ejército de voluntarios mejor preparado pa- ra la defensa que para el ataque. Si las ciudades de provincia se hubieran levantado, la disper- sién de las fuerzas de la Asam- blea tal vez hubiera colocado a Paris en una situacién mas favo- rable, pero los levantamientos aislados que se producen son re- primidos con facilidad. Lyon, que ya se habia levantado el 28 de setiembre de 1870 para darse una Comuna anarquista inspira- da en Bakunin, se rebela nueva- mente el 22 de marzo, impulsa- da, al parecer, por un delegado de Paris, el internacionalista Al- bert Leblanc; pero la insurrec- cién se extingue, facilmente re- primida, dos dias después. Mar- sella se levanta e! 23 de marzo y logra_mantenerse hasta el 4 de: abril. Disturbios comuneros se produjeron también en Tou- louse, del 23 al. 27 de marzo; en Narbona, del 24 al 31; en Saint Etienne, del 24 al 28; en Creusot, del 26 al 27. Thiers opt6 desde el primer mo- mento por la guerra sin cuartel y rechaz6 los intentos de conci- liacién realizados por diferentes grupos como la Unién de las Cé- maras Sindicales, la Unién Re- publicana, los diputados de Paris y los jefes de la francomasone- .. Desde los primeros dias los versalleses torturaron y fusila- ron a sus prisioneros. La noticia de tales asesinatos y las ejecu- ciones sin juicio de los jefes del ejétcito, federado, Flourens y Du- val, el 3 y 4 de“abril, determina- ron que, como medio de detener la matanza de rehenes y prisio- neros, la Comuna decretara por tinanimidad, ef 5 de abril, que’ todo.reo acusado de complicidad., con Versalles. fuera juzgado en un plazo de 40 horas y retenido como rehén en el caso de que fuera culpable. La ejecucién por Versalles de cada uno de los defensores de la Comuna serla respondida con la ejecucién de tres de esos rehenes, Tales amenazas no tuvieron efec- to. Thiers siguié tratando a los prisioneros con la misma cruel- dad, mientras la Comuna respe- taba la vida de sus rehenes. In- clusive se ofrecié el canje del arzobispo Darboy y otros rehe- nes por Blanqui, prisionero de los versalleses, pero Thiers re- chaz6 el ofrecimiento. Sélo hacia el fin de la lucha los comuneros respondieron a las matanzas ma- sivas de Versalles con la ejecu- cidn de cierto nimero de rehe- nes, entre ellos el arzobispo y algunos curas dominicos. Las dificultades de la defensa fueron enormes desde el primer momento: carencia de discipli- na y de organizacion militar en la Guardia Nacional, falta de je- fes calificados y ausencia de una direecién tnica: Los jefes militares se cambiaron unayotravez. ACluseret sucedié Rossel, que no consiguié impo- ner su autoridad sobre los fede- rados, y el polaco Dombrowski asumi6 la jefatura demasiado tarde para cambiar la suerte del movimiento. El Comité Central de la Guardia Nacional no se habia disuelto al constituirse la Comuna. El estallido de la gue- rra lo forzard a olvidar sus pro- mesas de alejarse del poder y continuaré subsistiendo con fun- ciones de fiscalizacién y control, junto ala Comisién de Guerra, sin ninguna delimitacin ‘clara de poderes. Desde los primeros dias se su cedieron las derrotas. Finalmen- te, los versalleses entraron en Paris el 20 de mayo,-gracias a la traicién de un parisiense que les hizo saber que la puerta de Saint Cloud carecfa de fortifica cidn. La, resistencia. duré. adr ocho dias: La Semana Sangrienta as reformas reali- zadas en Paris bajo el Imperio, la de- 4 mnolicién de las ca- llejuelas estrechas, pavimentadas con grandes pi dras, adecuadas para la cons- truccién de barricadas y para la guerra callejera que los parisien. ses habfan puesto en préctica en las jornadas de 1830 y 1848, dificultaron la defensa. Las gran: des avenidas facilitaron el des- pliegue de las organizadas fuer- zas vorsallesas. Los federados, abandonando el plan de Dom- browski, partidario de la lucha on conjunto, se dispersaron por los barrios. La defensa se llev6 a cabo sin coordinacién y se limi- t6 al levantamiento de centena- tes de barricadas que fueron facilmente rodeadas por los mo- vimientos envolventes de las tropas versallesas, que, a me- dida que avanzaban, iban fusi- tando a los que tomaban prisio- neros. El martes 23 cayé Montmartre y él estado mayor versallés co- menz6 las ejecuciones en masa destinadas a vengar la muerte de Lecomte y Clément Thomas. Cuarenta y dos hombres, tres mujeres y cuatro nifios, elegi- dos al azar, fueron Ilevados ante el muro donde habian sido eje- cutados los generales el 18 de marzo. Alli se los hizo arrodillar y se los fusilé. Matanzas simila- res se produjeron durante los dias siguientes Desde el Ayuntamiento un de- creto autoriza a los jefes de ba- rricada a requisar los viveres y titiles que necesiten; otro orde- na el incendio inmediato de toda casa desde la que se dispare contra los federados. El Comité de Salud Publica hace un Ilama- miento a los soldados versalle- ses invitindolos a retroceder ante el fraticidio: “...sois pro- letarios como nosotros ...”, les dice. Segtin Lissagaray, en la noche del 23 de mayo los federados ocupan todavia la mitad de Pa- ris: "...El resto pertenece a la 96 matanza. Todavia se lucha en el extremo de una calle cuando ya es entregada al saqueo la parte conquistada. Desgraciado del que posea un arma, un unifor- me, 0 esos zapatones que tantos parisienses calzan desde el si- io; desgraciado del que se azo- re; desgraciado del que sea de- nunciado por un enemigo poli- tico o personal. Se lo llevan. Cada cuerpo tiene su verdugo en jefe, el preboste, instalado en el cuartel general; para apresu- rar la labor hay prebostes suple- mentarios en las calles. Alli lle- van a la victima, que es fusilada inmediatamente’ El 24 los miembros de la Comu na abandonan el Ayuntamiento, lo que aumenta la dificultad en las “comunicaciones. Ese dia arreciaron las matanzas, corrié el rumor de que las mujeres lan- zaban petréleo ardiendo en los sdtanos para provocar los incen- dios: toda mujer mal vestida o que Ilevara una botella vacia po- dia ser acusada de petrolera y muerta a tiros contra la pared mas préxima, Los federados, reducidos a algu- nos millares de hombres, no pueden sostenerse indefinida- mente. El jueves 25 toda la ori- Ila izquierda del Sena esta en manos de las tropas. La batalla prosigue y la resistencia se con- centra en Belleville, hasta el do- mingo 28 de mayo a mediodia, A partir de ese momento cesa la lucha, pero continta la ven- ganza Las matanzas en masa duraron hasta los primeros dias de junio y las ejecuciones sumarias has- ta mediados del mismo mes. Ja- més se conoceré el numero exacto de victimas. El jefe de la justicia militar declaré que habian sido fusilados diecisiete mil hombres, pero no es exage- rado afirmar que los ejecutados pudieron haber Ilegado a vein- te mil, Quedaron en prisién 36.000 in- surrectos, sometidos, por la vi. del estado de sitio, a la seios de guerra existentes re sultaron insuficientes y se crea- ron 22 consejos suplementarios, que funcionaron a un ritmo ace: ierado entre 1872 y 1873. Ellos Hlevaron a cabo una parodia de justicia que dejé como saldo mas de 13.700 condenados a muerte, trabajos forzados, de- Portacién, reclusion, etc., entre ellos 170 mujeres y 60 nifios me- nores de dieciséis afios. Como consecuencia de la repre- ién el Paris revolucionario fue acallado durante una generacién y Francia, no habiendo logrado las clases dominantes coincidir respecto de un monarca, qued6 sometida al régimen reacciona- rio de la Tercera Republica. jografia Rougerie, Jacques. Procds des Commu: ards. Julliard Paris, 1964 Bourgin, Georges. Le Comune. Eudeba, Buonos Aires, 1953 Lissagaray,P. 0. Historia de le Comuna Edit. Estela, Barcelona, 1971, 2 vols (primera edicién de. 1871) Lssagaray, P. 0. Gil ulti giorni della Comune. Ed. Riuniti, Roma, 1981 (pri mera edicién de 1873). Olivier, Albert. La Comuna. Alianza Edit., Madrid, 1971 (primera edicién de 1935} Dolléans, E. Historia de! movimiento obrero. Eudeba, Buenos Aires, 1957, tomo I Poh ee il DENTRO EDITOR DE + AMERICA SATINA Gregorio Selser e La lucha por la jornada de ocho horas e Las grandes huelgas del 1° de Mayo de 1886 e El acto anarquista en Haymarket Square e Primer proceso al anarquismo en Estados Unidos i alli a TES. © 1973 Hecho el depésito Impreso en Ia Argor Printed In Argentina Centro Editor de América Latins ‘Secclén Ventas: Rincén.67, Bs. Aires ‘Se terming de imprimir on los Talleres Graficos de Sebaslan de Amorrortu ® Hijos S. A, EI texto del presente fasciculo ha sido preparado por Gregorio Selser EI asesoramiento general ‘estuvo a cargo de Alberto J. Pla La revisién literaria estuvo a cargo de Martha Cavilllotti Luca 2223, Buenos Aires, en enero de 1973 Titulos publicados: 12. 13. 14. 15. 16. . De los origenes a 1848 . Artesanos y campesinos en crisis Manufacturas y rebeliones en el siglo XVIII . Los destructores de maquinas . De la Revolucion Francesa a la Revolucién de los Iguales . El cartismo: Las primeras luchas del movimiento obrero . Las insurrecciones de Lyon: Vivir trabajando o morir combatiendo . Rusia: Las luchas del populismo . Republica burguesa e insurreccién obrera . La unidad nacional en Italia . Alemania en 1848: revoluci6n y contrarrevolucion El manifiesto comunista Mutuales y cooperativas Insurreccién en Viena Los origenes del movimiento obrero en Espafia Del Manifiesto Comunista a la Revolucion Rusa 17. La. Primera Internacional 48. La Comuna de Paris 49. Sindicalismo y laborismo inglés 20. La primera etapa del sindicalismo 21. La organizacién socialdemécrata en Alemania 22. La primera Internacional en Espafia 23. Sindicatos por industria En el proximo numero: Los origenes del movimiento obrero argentino Los origenes del movimiento obrero argentino Inmigracién y situacion del asalariado La primera huelga de 1878 La celebracién del 19 de mayo de 1890 Organizacion sindical Socialistas y anarquistas La semana roja de 1909 | | Los martires de Chicago Gregorio Selser Tanto el juicio alos anarquistas de Chicago como el de Sacco y Vanzetti no condenaron realmente los supuestos crimenes de los acusados sino que castigaron sus ideales, sus principios, su ideologia. 090 Hatt Yy 11 de mayo tiene el sentido histéri- co de la reivindi: cacion de la clase trabajadora como tal, frente a la clase poseedora de los medios de produccién y de cambio. Nacié de la justa aspiracién de los obreros de to- do el mundo para obtener una conquista laboral, la jornada de ‘ocho horas, que hoy es ley en casi todos los paises, y para entrar en la historia recibié su bautizo ol mismo dia en que se dispusiera su celebracién, con uno de los procesos judiciales mas inicuos de que haya memo- ria en los anales de la huma- nidad. El “crimen de Chicago”, tal fue su nombre, grabé la simbdlica fecha en el corazén de la clase obrera de fines del siglo pasado y principios del presente, hasta que otro crimen no menos opro- bioso relegs el recuerdo de aquél hasta los umbrales del ol- vido: el de la condena, en Bos- ton, de Sacco y Vanzetti. Dos ‘dades, dos célebres iniqui- dades; ambas cometidas a con- ciencia por jueces que no con denaban realmente los supues- tos crimenes de los acusados sino que castigaban sus ideales, sus principios, su ideologia Dos inmigrantes italianos fueron ajusticiados en Boston; cuarenta afios antes, en Chicago, ocho di- rigentes anarquistas, de los cua- les dos eran norteamericanos el resto inmigrantes, habian pa- gado con su vida o en la carcel un dolito igualmente inexisten- te. La presente es una crénica del “orimen de Chicago”, una abominacin mas de la Justicia burguesa en la historia de la larga lucha de la clase obrera por su emancipacisn. Era entonces Chicago la segun- da ciudad de los Estados Unidos por su poblacién e importancia econémica. Howard Fast on su libro El americano. Una leyenda del medio oeste, la describirfa asi “Alli convergian ya los ferroca- rriles, ese peculiar triunfo de Norteamérica. Del oeste y el sudoeste Megaban a millones las cabezas de ganado para ser destripado, desangrado_y apro- vechado. El armazén abigarrado de la gran ciudad se fue for- mando a la vera de los proce: sos de la matanza de animales. Del sur llegaba el carbén, del norte el hierro. La madera arri- baba en jangadas cruzando los fagos. Quinientas millas de ca- Hejones olvidados de Dios se alternaban entre el hielo y el barro en una visién de infinitas factorias y chozas desparrama- das por doquier, como vaciadas con urgencia de un molde rapi- do. Alli tuvo principio un abso- luto credo de poder, éxito, for- tuna y energia brutal. Junto con os carros legaron los ganade- ros_de las vastas praderas del este, y junto con los trenes Henos de hollin legaron magi ficos carruajes. Desde el este, del sur, del oeste, atravesando el mar, los trabajadores llega- ban por cientos de miles: yan- quis, rebeldes, alemanes, irlan- deses, bohemios, judios, esla- vos, polacos, rusos, todos ellos hombres ansiosos que luchaban desesperados para echar den tro del estémago la comida que les permitiera seguir viviendo Y parecia como si siempre fuc- se a haber dos hombres por cada empleo. Para colmo, mien- tras peleaban entre si, otros os acosaban: los que formaban la nueva clase de gigantes, de emperadores, de reyes, el hom- bre del millén de dolares, el de los cien millones de délares. Y hubo derramamientos de san- gre, violencia y fermentacién como en ninguna otra parte del mundo entero; pero hasta el Ultimo rincén de la tierra seguia Mlegando el reclamo de Chicago por més y mas hombres.” La lucha por la jornada de ocho horas 0s tragicos suce. sos de mayo de 1886, aunque reco- nocen como pun- to de arranque la bomba que en la noche del 4 maté e hirié a algunos policias 257

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