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“FIGURAS RETORICAS”

Metáfora: El oro de sus cabellos. Tu voz es música para mis oídos.

Alegoría: El doctor lo salvó, porque en sus manos estaba Dios. El filo de su espada, representaba la
justicia.

Símil: El filo de su espada, representaba la justicia. Es tan ligero como una pluma.

Hipérbole: Te llamaré un millón de veces. ¡Tienes un corazón tan grande que, no te cabe en el
pecho!

Prosopopeya: El sillón nos invita a sentarnos. Mi bolígrafo describe perfectamente todo lo que pasa
por mi cabeza.

Epítelo: La hierba verde cubría el jardín. El fuerte luchador ganó la pelea.

Aliteración: Allí viene el que vino para beber vino ha venido. El amo ama a la ama de llaves, pero
el ama de llaves no ama al amo.

Sinestesia: El amargo dolor. El sabor de te perfume. El aroma de tus palabras.

Antítesis: Querer y odiar. Es tan corto el amor y tan largo el olvido.

Paradoja: No hay mal que por bien no venga. El que se haga pequeño como este niño, ése será el
más grande en el Reino de los Cielos. Mateo 18, 4
1 En aquel tiempo se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el
reino de los cielos?

2  Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,

3  y dijo: De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el


reino de los cielos.
4  Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los
cielos.

Onomatopeya: Bla-bla-bla (hablar, conversación). Chucu, chucu (ferrocarril)

Anáfora: Lucharemos por lo que fuimos. Lucharemos por lo que seremos. Llora, llora, que los
hombres pueden hacerlo.

Gradación: Él contaba los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años para verla.


La guerra trae muerte. La muerte trae penas para los vivos. Los vivos luchan
por alimento, aunque este escasea como producto de la guerra.

Ironía: Mi tarde fue realmente hermosa. (Cuando se la ha pasado llorando). Venía teniendo un mal
día y me despidieron. Justo lo que necesitaba.

Sarcasmo: ¡Haz lo que quieras, no te preocupes! (se lo dice una persona a otra cuando esta última
esperaba que su interlocutor hiciera algo y éste se negó a hacerlo). ¡Gracias, no esperaba menos de
ti! (se lo puede decir una persona a otra que se negó a hacerle un favor)

Pleonasmo: Lo vi con mis propios ojos. Lo he pintado con mis propias manos.

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