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Justicia NiO 2022 Num. 1. Pags. 33-63 | | | Imparcialidad y proceso penal bajo el estandar del «buen juez» (Una lectura en clave de ética judicial) (Impartiality and criminal process according to the «good judge» standard. [A key reading of judicial ‘ethics]) Laci nest Pérez i Profesor Titular de Derecho Procesal Ul Universidad de Barcelona oH RESUMEN: El presente articulo hace referencia a la ética judicial a través de uno de sus componentes esenciales como es la garantia de la imparcialidad, principio primario de la funcién jurisdiccional. En el ambito del proceso penal se analizan diversas actuaciones de los jueces tanto en la etapa de investigacién como en el juicio, que se demuestran contrarias a la debida imparcialidad y al estandar del «buen juez» auspictado por el auge de esta manifestacion ética. PALABRAS CLAVE: Etica judicial. Imparcialidad, Proceso penal. Estandar del «buen juez». Juicio justo. ABSTRACT: This article refers to judicial ethics through one of its essential components such as the guarantee of impartiality, primary principle of the jurisdictional function. In the field of criminal proceedings, different actions of the judges are analyzed both in the investigation stage and in the tial, which are shown to be contrary to due impartiality and the standard of the «good judge» promoted by the rise of this ethical manifestation. KEYWORDS: Judicial ethics. Impartiality. Criminal process. Standard of the «good judge». Fair trial. Fecha de recepcién: 9 de diciembre de 2021 Fecha de aceptacién: 4 de marzo de 2022 Scanned with CamScanner ‘gusticia ARO 2022 Num. 1. Pags. 33-63. ] ] j Imparcialidad y proceso penal! bajo el estandar del «buen juez» (Una lectura en clave de ética judicial) (Impartiality and criminal process according to the «good judge» standard. [A key reading of judicial ethics]) Francisco Ortego Pérez | Profesor Titular de Derecho Procesal | | Universidad de Barcelona SUMARIO 1. Elestandar del «buen juez» y el auge de la ética judicial como guia de la actuacion de los jueces, 2. La imparcialidad judicial como componente primario del juicio justo y como triterio ético de actuacion. Algunas desviaciones del estandar del «buen jueze. 21. Primer tjemplo de desviacion: la indebida acumulacion de funciones de instruccién y decisién. 2.2, Segundo ejemplo de desviacion: la corruptela de citar al sospechoso en calidad de testigo, 2.3. El adagio «ustice must not only be done, it must also be seen to be done» y el in- flujo de ls apariencias: algunos ejemplos de falta de la debida imparcialidad del tribunal de enjuiciamiento. 3. Breve epilogo. 4. Bibliografia, 1. Elestandar del «buen juez» y el auge de la ética judicial como guia de la actuacién de los jueces En la abundante jurisprudencia elaborada por el TEDH en su in- terpretacion de la garantfa de la imparcialidad judicial, suele invocarse a Scanned with CamScanner es como a los destinatario, erda que ala justicia no solo tien, arente que Se administra»', i to a los juec dirigida tan" menudo una mas siamente Te i ame! jyrisdiccion, Ue 7 | : ar sino que tambien debe ser " ere con ella a una imparticion ernie Se refiel era del respeto hacia alguno Principio mao de ional como del «juicio jus. imari Ja funcion jurisdicci ‘ a fala expresa la sensibilidad de que tratandose de pues diel pall ja incluso las apariencias pueden revestir importancia, ya que oe reciado como la confianza que los esté en la Justicia juego algo tan prec ° tribunales de una sociedad democratica deben inspirar a sus propios justiciables*. Por esa raz6n, y tal como condensa ese certero adagio, no causa extrafieza que en el contexto de las relaciones entre el Derecho y la Justi- cia sobresalga la relevancia que ha ido adquiriendo en los ultimos tiem- pos la ética judicial, cuestion tan en boga, que en los Estados de Derecho viene suscitando tal grado de interés que se encuentra en consonancia con el papel que desempefa la jurisdiccién como componente esencial de las democracias?, que deba entenderse «co. oe a eal entre el Derecho y la Justicia han sido abordadas y diversos ambitos y disciplinas, habiendo sefialado ya Alvaro t Segiin el ada agio inglés «justi be done STEDH Cag ate UE not only be done: Del lone: it Sms neces 0 ee de 1970 p30) Sagan Ook Mondrginycase pane ae oe S8 MeRCICa tera enlt Siena aha. de 6 de noviembre de 2018 P De Cubber ; Casto Algarc Espana, Ge ct 8826 de i a, de octubre laa de 2 de ab de ange OUT de 1558 1904p 26) sreDH Coo ata de 6 de noviembre de 2 ie. 38), STEDH, Pid STEDH Caso Cianetti © Portugal, de 6 denoviemine 50), STEDH cet Mondragen y otros «. B % GOMEZ MARTINEZ, c, cenamos Nunes de Carvalho icio de lajursdiciény ey judicial, u, , entre otras, 36 Scanned with CamScanner JUSTICIA AN 2022 Nim. 1. Pags. 33-63, TMPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL «BUEN JUEZo (UNA LECTURA EN CLAVE D'ORS que la justicia es, junto con la prudencia, una de las dos gran- des virtudes que adornan al Derecho: mientras que la primera permite distinguir -segtin el insigne romanista-, lo justo de lo injusto, y permite resolver también lo que a cada uno pertenece en el sentido ya expresado por ULPIANO, la segunda se identifica propiamente con el actuar 0 el proceder correcto en cada caso*. Con estas premisas, y dado el caracter indisociable de dichas vir- tudes, resulta facil advertir su nitida convergencia en el proceso jurisdic- cional, que en cuanto sucesién de actos y hasta de comportamientos de los distintos sujetos que intervienen en el mismo, presenta una induda- ble dimension o perspectiva moral? inherente a cualquier actividad de enjuiciamiento. Justicia y prudencia se proyectan de este modo sobre la decision del caso concreto, poniendo de relieve el destacado papel de los jueces, quienes por la propia funcién que desempetian se erigen en uno de los més solidos pilares del Estado de Derecho, e incluso de cualquier ma- nifestacién de comunidad social. Esta afirmacion, aunque es facilmente constatable en los tiempos actuales, puede apreciarse ya en el Digesto, texto donde se recoge de manera expresa que el Derecho tnicamente logra su efecto mediante la actuacion de los jueces, enfatizando que en si mismas consideradas, las leyes carecerian de valor si no existiera quien las aplicara de una manera efectiva’. Pero no hay que olvidar, tal como sostiene KELSEN, que Ja Jus- ticia es en primer término una cualidad posible, pero no necesaria, del orden social que regula las relaciones entre los hombres. Y en segundo % DORS Y PEREZ-PEIX, A., «Nueva introduccién al estudio del Derecho», Ed. Civitas, Madrid, 1999, pag. 74. 5 MUNOZ ROJAS, T., «Etica, equidad y proceso jurisdiccional», Diario La Ley, nim. 4910, 21 de octubre de 1999, pag. 2. 6 Digesto, Libro 1, Tit., I, Leyes 13 y 14. 37 Scanned with CamScanner de predic ud humana, Y4 que solo Pe vlaniaei que bien oe fp su conduct se adecua 4 SY ctite, mbre es justo © te «justo’> ‘3 rae tun orden social upuestarerte cian by id , ie funcidn de 10s Jucces © 0 espe. Laimportancia scofos del Derecho, donde la autorizad, tros fil6so! ; on e el objeto primario de la Justicia asi en la primera de manera que puede considerarse que una una concepcion publica de cialmente destaca’ opinion de John es el de estructurar virtud de sus instituciones, ida cuando existe sociedad esté bien construi 1 la Justicia en Ta que todos sus sniembros aceptan unos mismos princi- pios y reglas para su imparticion®. En parecidos términos, cuando Ro. nald DWORKIN en su fundamental obra «El imperio de la Justician se cuestiona gqué eS el Derecho?, comienza su discurso con una categorica medida el auge de la ética judicial, al afirmacion que explica en grant destacar la importancia que adquiere para lasociedad la forma en la que Tos jueces deciden los casos”, La ética hace referencia a valores y a principios morales tuacion"®, y de ahi la importancia que presenta su aplicacién actual a profesiones muy diversas. de ac- sy Ee ‘ ambito juridico destaca sobremanera el creciente in- vie saa wentado por la ética judicial desde las wltimas décadas del sgip ni muy significativamente desde los comienzos del preset puede constatarse con la considerable proliferacion de ins KELSEN, Hans, » Hans, «;Qué es, nna, 1982, pags. 35 y 36, Justicia?s, (trad. de A. Calsamiglia), Ed. Ariel, Barcelo" 8 RAWLS, John, “A , «Teoria de “ 2006, pags. le la Justician My 18. » Fondo de Cultura Econémica, Mexic” 9 DWoRKIN, , Roi wee ald, «El imperio de ta ju sticia», Gedisa Editorial, Barcelo™ LYONS, David, , David, ¢Etica y Derecho», Ed. Ariel Bat |, Barcelona, 1989, pags. 17 y 98 38 Scanned with CamScanner JusTicia aflo 2022 Num. 1. Pags. 33-63 TPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL eBUEN JUEZ> (UNA LECTURA ENCLAVE = mentos destinados a establecer normas éticas de conducta, desde que ya en el afio 2001 se formularan bajo el impulso de Naciones Unidas los Principios de Bangalore como estandares sobre los que habria de regirse la conducta judicial". En torno a esa corriente se ha acufiado el estandar del «buen juez», mediante el que se hace referencia no solo a aquel que observa ciertas normas de conducta en laaplicacion del Derecho, sino también a quien profesionalmente desarrolla unas cualidades identificables con lo que se consideran las virtudes judiciales, esto es, sentido de la jus- 11 LORCA NAVARRETE, A. M*, «El juez constitucionaly, Instituto Vasco de Dere- cho Procesal, San Sebastian, 2021, pags. 5 a 7. GONZALEZ GRANDA, P, Inter- net, ética y prueba de oficio: a propésito de dos recientes dictdmenes de la Comision de Etica Judicial del Consejo general del Poder Judicial, en «Derecho probatorio y otros estudios procesalesn, Liber Amicorum Vicente Gimeno Sendra, Castillo de Luna Ediciones Jurfdicas, Madrid, 2020, pag. 911. DIAZ ROMERO, J., Etica judicial, en «Etica jurfdica (Segundas Jornadas)», (coord. J. Saldafia Serrano), Universidad Nacional Auténoma de México, Ed. Flores, México, 2015, pag. 187, ORDONO SOLIS, D., «La interpretacion institucional de la ética judicial en Iberoamérica y en Espatay, Diario La Ley, mim, 9358, de 14 de febrero de 2019, pag. 3 (edicion digital). Y tal como puede verse en los Principios de Etica Judicial establecidos por el CGP] en diciembre de 2016, texto en el que expre- samente se hace referencia a «._.un contexto internacional favorable iniciado con Ta aprobacion de los Principios de Bangalore (2001), en el marco de Naciones Uni- das, continuado con el Dictamen del Consejo Consultivo de los Jueces Europeos del Consejo de Europa sobre la éticay la responsabilidad de los jueces (2002), el Codigo Modelo Iberoamericano de Etica Judicial (2006), adoptado por la Cumbre Judicial Iberoamericana, al que se adhirié el Consejo General del Poder Judicial por acuerdo del Pleno de 25 de febrero de 2016, y la Declaracion de Londres sobre la deontologia de los jueces 2010), promovida por la Red Europea de Consejos de Justicia, Final- mente, la Recomendacién R (2010)12, de 17 de noviembre, del Comité de Ministros del Consejo de Europa exhorta a los Estados miembros a aprobar un Codigo de Etica Judicial». https:/Avww. poderjudicial.es/egpi/es/Temas/Transparencia/Buen-Gobierno--Eti- ca-Judicial-y-Comision-de-Btica-Judicial/Principios-de-Etica-Judicial/ (ultima consulta: 03/11/2021). Scanned with CamScanner sas cc TED PEREZ eo en cuanto criterios de actuag mncretos que Se Someten , 4 ‘asl ca ypeudeneisl nciencia social yas Tos casos © ticia, co solucit aplicables a la res decision. andar del «buen juez» actecien, : sterios el est me a dichos presente maxime cuando hoy se ha py, epoca com 5 decentios Ia judicatura ha ido perdieng, cluso ideologica que trag, ods Te a nasi’ social e in progresivamente la homogene! ado como estamento, ¥ que le conferig riz cionalmente la habia men de actuacion”? basada en un model, or ello una cierta un! at iat; jadi inspirado en el positivismo dogméatico Del Juez no solo se espera hoy que resuelva mediante la aplicacion de la norma, sino también que observe unos principios en el desarrollo a lores éticos mediante los que su funcién, que en esencia, son también val : se configura esa imagen ideal del juzgador?? o paradigma del «buen juez», Todo este reciente interés en torno al proceder de los jueces ex- plica que I reforma del art. 560 LOPJ por la L.O. 4/2018, incorporas entre las atribuciones del Consejo General del Poder Judicial «la recopi lacion y actualizacién de los Principios de Etica Judicial», constituyéndosea su valor en una Rn SANCI i ints onticsra dee eR el paradigma del buen juez»,lcale : s 5 i Tales, nim. 72, septiembre-diciembre shor ns ae Fearionni Sarr 13 ATIENZA RODRIGUEZ, M. NORTH et 2001, pag. 17. ae 14 ANDRES IAN INEZ, P, eb im. 40,2001, pig is j tica de la funcion de Juzgar», Jueces para la Democrats «Etica judicial, jueces para la Democracia, nim. 4 15 orriz may YAGOITIA, Gilen Meni sO G1, lore ave Nacional sobi a en SOR Dane © de Justicia de la ino i aol we ie mn, México, 2010, 10 de apne! Puen hacer de los jueces», Diario nH actudes mone po LY 2 onde ela que ttto? es dl bye 2, la modera allan en relacién de cooperei6" n jez ion, y la ecuanimidad, son cu” 40 Scanned with CamScanner Justicia afl 2022 Nim. 1. Pags. 33-63 TNPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL eBUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE ~ tal efecto una Comisién especffica para abordar esta materia (regla 24"), mediante la emision de dictamenes sobre las diferentes consultas relati- vas a aspectos concretos relativos a la conducta judicial. Configurada en torno a una serie de valores, principios juridicos y teglas morales de actuacion, se ha dicho que la ética judicial opera como un «mecanismo de control interno de la judicatura»'®, pues ante determinados casos o situaciones es cuando se ponen a prueba algo mas que las actitudes y aptitudes técnico-jurfdicas del juez”. En realidad, mas que un medio de control de la judicatura como cuerpo jurisdicente es un conjunto de valores morales que han de servir de guia para el recto ejercicio de la funcién que la Ley encomienda a los jueces, ya que dificilmente Ilegara a alcanzarse una decisién que pueda considerarse «justa» en el sentido kelseniano de la Justicia entendida como virtud, si en el proceso no tiene lugar una actuacién del juez acor- de con los referidos estandares éticos. La ética judicial pone el foco sobre la conducta del juez, pues como bien se ha dicho, aquel es un servidor publico llamado a impartir Justicia, lo que explica que el comportamiento de los integrantes dela judicatura suscite ese especial interés entre la ciudadanfa"® en los tér- minos ya expresados por DWORKIN. Se trata de un interés que si bien resulta predicable a cualquier orden, se acrecienta especialmente en el proceso penal por la singular trascendencia de los derechos en juego, y de ahi la necesidad de someter la actuacin de los jueces al filtro de un comportamiento ético. 16 GOMEZ MARTINEZ, C., «Etica judicial. Una indagacion en los valores del ejer- cicio de la jurisdiccién», cit., pags. 15~ 17. v7 ANDRES IBANEZ, P, «Etica de la funcion de juzgar», ob. cit., pag. 19. 18 GOMEZ MARTINEZ, C., cit., pags. 16- 17. En parecidos términos PEREZ VA- RELA, V. M., Etica judicial, en «Etica jurfdica (Segundas Jomnadas)», (coord. J. Saldana Serrano), UNAM, Ed. Flores, México, 2015, pag. 226. Scanned with CamScanner ee 8 — esencial de actuacion. Algunas desviaciones del estandar del «buen juez» NS, una gran parte de aquello que jo, tico y valioso del Derecho guard, lo que explica el porqué de eg los jueces deciden los casos, En opinion de David LYO! ciudadanos consideran mas caracterts relacién con los procesos judiciales, sugestiva atraccion social acerca de como Existe una solida creencia de que los juicios responden a valores tales como la racionalidad, la equidad y la imparcialidad, de manera que el respeto a dichos valores tiene una notable incidencia a su vez en el respeto y la consideracion que muestran los ciudadanos ante los pwo- de cual sea ulteriormente su resultado”. Esa cesos, con independencia firme conviccion también explica que por su funcion, el juez haya sido considerado la figura central del Derecho, y que su actividad no pueda disociarse de una serie de principios constitucionales, procesales y mo rales con base en el contexto historico y social en el que dicha funcién se desenvuelve” tee ee j ae , sefiala que el juez tiene que garantizar de ofrece un bee «just pierce bea WAM) Pues cuando a las partes s¢ E plus cage j Bm Cale trial), socialmente se tiende a creer Justicia*’. Para que esa percepcién social sea factible eee LYONS, David, «ti » David, «tica y Der : echo», ob, cit, GOLMENARES URIBE, C,, «EI tn echo y justicias, Academia Dew 21 KENNEDy, Anth democracia, vo) “12 €tica judict , : judi . Vol, 4, nim, 2, septiemie hs erie tel ete Temas de # , pag. juez en el Estado Demoeratico y Social # © Derecho, nim. 5, 2021, pags. 65- 66. a2 Scanned with CamScanner PARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL LESTANDAR DEL «BUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE. mi se habla de tres principios que aparecen indisolublemente unidos como componentes esenciales de la conducta de los jueces: independencia, imparcialidad y racionalidad’. De esta fundamental trilogfa en el presente trabajo me centraré tinicamente en la exposicién y critica de actuaciones concretas que guar- dan relaci6n con la imparcialidad, principio, derecho y garantfa del que muy ilustrativamente decia Werner GOLDSCHMIDT que, en esencia, consiste en poner entre paréntesis todas las consideraciones subjetivas del juzgador”?. Ahora bien, como acertadamente advierte MONTERO AROCA, a diferencia de lo que sucede con la independencia, la imparcialidad no es una caracterfstica absolutamente predicable de los jueces, sino que ha de referirse a cada juez y a cada proceso concreto que se somete a su decision. Se refiere precisamente al denominado desinterés subjetivo del juez™*. Partiendo de estas premisas expongo algunos ejemplos de actua- ciones judiciales acaecidas en el proceso penal y cuyo protagonista prin- 22 ATIENZA RODRIGUEZ, M., «Etica judicial», ob. cit., pag. 17. GOMEZ MAR- TINEZ, C., «Etica judicial. Una indagaci6n en los valores del ejercicio de la ju- tisdicciono, ob. cit., pags. 16, 61, 79, 129 y 149, suma a estos principios el de integridad. Vid. Asimismo GOMEZ MARTINEZ, C., El Juez ante el caos judicial. Hermes o el Dios de las pequefas cosas, en «Etica judicial: reflexiones desde Jueces para la Democracia», Fundacion Antonio Carretero, Madrid, 2009, pag, 110. 23 GOLDSCHMIDT, Werner, «La imparcialidad como principio basico del proceso. (La «partialidady y la «parcialidad»)», Publicaciones del Instituto Espaiol de De- recho Procesal, Madrid, 1950, pag. 29. 24 MONTERO AROCA, J., La imparcialidad judicial en el Convenio Europeo de Dere- chos Humanos, en «La ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en Homenaje a Héctor Fix Zamudio», Biblioteca Juridica virtual del Instituto de Investigaciones Juridicas de la UNAM, México, pags. 792, 793 y 795 (version di- gital),hups://archivos juridicas. unam.mx/www/bjv/ibros/6/2562/33 pdf (éltima consulta: 01/12/2021). Scanned with CamScanner ynntio 2022 seo oRTED PEREZ hy truccién, aunque también ,, al ie tribunal de enjuiciameny ® mparcalidad termina por revelarse ¢ . niraria a los postulados o Principio, desde la ética judicial. No resul casos examinados constituyen Sen 5 manifiestas del referido estinin cipal es, en unos casos; Oe a colacién otros sue fn os que la falta de Ja debida a una conducta panies ssi a de actuacisn que hoy s€ T° ; 1e algunos de esos dificil concluir que alg desviacione cillamente corruptelas y del «buen juez». 2. Primer ejemplo de desviacién: la indebida acumulacién de funciones de instruccién y decisién La imparcialidad se erige en uno de los soportes de la ética judi. cial ya que constituye una de las garantias mas Pitas y un pring. pio de orden natural, pues nadie cuestiona que la justicia se basa en ly imparcialidad de quien debe resolver el caso. Acerca de la misma se ha dicho que es un principio tan viejo como el mundo, que representa l: propia esencia del juicio”’, pues no puede existir la verdadera justicia sin la resolucién de un tercero imparcial, Los Principios de Bangalore establecen ademas que «la imparcial- dad se refiere no solo a la decision en si misma, sino también al proceso mediante el cual se toma esa decision», Solo mediante la observancia de eo tiie sealcanza la legitimacion del |juez y de sus actos de fal den holy hi cludadanos en general, los justiciables en pat e'sistema de administracion publica de la Justicia”. Sin istori embargo, la Historia demuestra de mi sido muchos los Perfodo. anera fidedigna que han s, ; Yen consecuencia, muchos los procesos én 25 ANDRES 14 I aici Priiad 2, Imparialided juicgd ‘6, Madrid, 2009, Pag tg Para la Demog Tacian, Fi io Carte 26 sANcugy ‘undacion Antonio Cal 44 Scanned with CamScanner ¢ independencia judicial, en aEticaj | JUSTICIA ANO 2022 Niim. 1. Pags, 33-63 TMPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL cBUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE Jos que no se ha respetado aquella exigencia basica. En no pocas ocasio- nes la aplicacion del Derecho no siempre ha significado la imparticion de una verdadera justicia, por lo que necesariamente cabe precisar que Jo que la imparcialidad condensa es «el nuicleo de la funcion de juzgar, pues sin ella no puede existir el «debido proceso» 0 «juicio justo»»”, De aht lo acertado de reconocer que aunque sea ciertamente un estado subjetivo del juez que depende de muchas circunstancias, también le corresponde a la ley crear las mejores condiciones para posibilitar que la imparcia- lidad pueda darse de una manera efectiva en la realidad de la praxis®®, Respecto a la existencia de dichas condiciones en el proceso pe- nal, uno de los ejes del sistema acusatorio mixto consistié en atribuir a organos distintos las funciones judiciales de instruir y juzgar, tal como recuerda la Exposicién de Motivos de la LECrim cuando denuncia el funesto vicio que supuso durante el procedimiento inquisitivo anterior conferir la decision del juicio al mismo Juez que habia instruido, «con to- das las preocupaciones y prejuicios que ha hecho nacer en su dnimo la instruc- cin». Pero con olvido manifiesto de esa maxima, el legislador posterior a 1882 altero incomprensiblemente aquella base estructural mediante dos controvertidas leyes que quebrantaron esa garantia y buen principio de la LECrim, ya establecida por lo demas, en el art. 6. 1 del CEDH de 1950 y en el art. 14. 1 del PIDCP de 1966. El primer atropello destacable a la imparcialidad judicial se pro- dujo mediante la Ley 3/1967, de 8 de abril, con los denominados pro- cedimientos de urgencia, en uno de los cuales se convirtié a los propios Juzgados de Instruccion en érganos sentenciadores cuando se tratara de delitos castigados con una pena privativa de libertad no superior a seis . 2005/1415], ném. 27 SSTS mam, 1590/2004 de 22 de abril de 2004, IRJ. 200° F 11371905, de 31 de enero, (RJ. 1995/601}, nim. 798/1995, de 10 de julio, (RJ. 1995/5400], entre otras muchas. bre el principio acusatorio en el 28 — GELSI BIDART, A., «Algunas desviaciones so° proceso penal, Revista de Derecho Procesal Iberoamericana, 1969, pag 403. Scanned with CamScanner Be 46 2002 Nim. 1. PES: 33-63 so es re 6 el sistema instaurado en1gg forma adulter6 Le que instruye no debe He & oT ifestaciones del Principio acusatoy,,' las oes de los procesalistas por la insereig a4 dero entonces Una «Curia inquisitiva» poco o nada podia achacarsele a ung fia afos, Aquella rel desprecio manifiesto plicita a su vez entre vocando un contundent Ta LECrim de lo que a ne ba a leak de la ley positiva. me considerable retroceso en materia de Sarantias, oe i ot alas criticas, y lejos de cualquier atisho 06 legsador Fi ce vo que vino a continuaci6n fue la reincidenci, fives seagate, al promulgarse la L. O. 10/1980, de 11 g aes de enjuiciamiento oral de los delitos dolosos, ahs, graves y flagrantes, calificada como la del (UNA LECTURA EN CLAVE .. En realidad, la STC 145/1988 no hizo més que seguir las direc- trices de lo que ya era una consolidada jurisprudencia del TEDH™, ofre- ciendo poco menos que la respuesta esperada y la unica posible para remediar la vulneracion del sistema procesal. Expresamente vino a reco- nocer que «la actividad instructora, en cuanto pone al que la lleva a cabo en contacto directo con el acusado y con los hechos y datos que deben servir para averiguar el delito y sus posibles responsables, puede provocar en el dnimo del instructor, incluso a pesar de sus mejores deseos, prejuicios o impresiones a favor o en contra del acusado que influyan a la hora de sentenciar. Incluso, aunque ello no suceda, es dificil evitar la impresion de que el Juez no acomete la funcién de juzgar sin la plena imparcialidad que le es exigible» [F J. 5]. Aquella decision del Tribunal Constitucional fue considerada como la «crénica de una sentencia anunciada»”, y puso remedio a la si- tuacién a la que se vio abocada durante afios nuestro sistema de justicia penal. A partir de entonces se predica un respeto tan absoluto a la maxi- ma «quien instruye no debe juzgar», que incluso se dijo que en muy poco tiempo habia pasado de no significar practicamente nada, a convertirse en un tema tan recurrente que ha terminado propiciando la construc- cin de un edificio faradnico sobre la misma”*. Algunos afios después el planteamiento ético de un juez instruc- tor le suscitaria una duda subjetiva ante un caso concreto que también acabé dando lugar a otra cuestién de inconstitucionalidad, dimanante en aquel caso del Juzgado de Instruccién num. 9 de Barcelona. El moti- yo obedecié a las dudas de poder incurrir en una actuacion contra reo en el procedimiento abreviado, sil juez que resuelve el juicio de acusacion 36 STEDH Caso Piersack c. Belgica, de 1 de octubre de 1982, y STEDH Caso De Cuber c. Bélgica, de 26 de octubre de 1984. 37 RAMOS MENDEZ, F, «El proceso penal. Segunda lectura constitucional», J. M- Bosch, Barcelona, 1991, pag. IX. 38 MONTERO AROCA, J., «El Juez que instruye no juzga (a incall de funciones dentro del mismo proceso)», ob. cit., Pags- 1801-1802. 49 Scanned with CamScanner 33-63 on wi usc loz eco 0 ign 000 rdo previamente la Pris, jnstruce! yedarfa contaminady wurante 1a IMS" 1 casos 4 I “ en (a adente como 10 €s aquél que de si 10, pene sado, Y tan orascer es el mismo que 4 provisional del encau! a i yronunciam! suicio” cara a dictar un P ri it los de someter 0 no a los imput -TEDH de 24 de mayo de 1989, recordar que la. ferido ya expresamente a la ex, Es preciso i ficados de falta de una actuaccg Hauschildt «. Diamar ete j tencia de temores obj imparcial so, el temor sentido por el juez instruct, esto, doom vl sal de Gobierno del Tribunal ee de Jus tele comune’ f stendria de seguir instruyendo S diligencias ticia de Catalufia que Se # Jta por el Tribunal Constituci, stion fuese resue! RAE A previas hasta -, 32001, de 23 de mayo, acord6 su inadmisién a a que no planteaba duda alguna sobre la aplicacion de pre. alo cepts concets, sino «uma duda global sobre la Badin ae del modelo legal vigente de instruccién de las causas penales» [F Ji ]. En su escrito de alegaciones el Fiscal General del Estado aconsejé su inad- misién invocando una reiterada jurisprudencia constitucional seguin la cual, «la realigacién por el Juez de Instruccién de sus funciones instructoras no impide que pueda adoptar medidas cautelares con pleno respeto del dere- ho fundamental al Juez imparcial» (SSTC 145/1 988, 32/1994 y 98/1997). Pese aque no se referfaal enjuiciamiento de fondo sobre la cul- Pabilidad o la inocencia, sino al enjuiciarni i it fundamentoindiciario y los piesa tat a fe aio te luestos para acordar la medida caute- lo instuctor tno de a BSF toms sy ‘ te pero ans ston 8 Petcon del sbogado defensor aa nde un press saves We fleron encarcelados e imp!” woe ie en Barcelona. Vid, EL PAIS, 30 & HCA NAVARRETE, A. M*, «Puede dee fo e tstuctor acusador— inquisido" 824 dg 2 may gl) Ariraj, tI, 2000-3, Pl de 19g9 Tes, la STEDH Caso Hauschildt « Scanned with CamScanner AUSTICIA AflO 2022 Num. 1. Pags. 33-63 IMPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL eBUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE lar, lo significativo del caso es que suscité en la conciencia del Juez una duda ética acerca de como afectaria a su debida imparcialidad y cual habria de ser su proceder correcto. 2.2. Segundo ejemplo de desviacién: la corruptela de citar al sospechoso en calidad de testigo El art. 2 de la LECrim establece un principio que en ocasiones no ha sido correctamente ponderado en su aplicacién practica, como es el de la debida actuacién imparcial de todas las autoridades y funciona- rios que intervengan en el proceso penal, a quienes insta a «consignar y apreciar las circunstancias ast adversas como favorables al presunto reo». Es un mandato que enlaza con la garantia de la defensa, proscribiendo ac- tuaciones realizadas con el tinico propésito de fundamentar y favorecer la acusaci6n. En el centro del debate se sitta de nuevo la figura del Juez de instruccion, quien no puede sustraerse a la paradgjica dualidad funcio- nal que legalmente lo configura al mismo tiempo como un denodado investigador y como el garante de los derechos del investigado®. El bo- rrador de Cédigo Procesal Penal de febrero de 2013 lo consideré por ello «el heredero del inquisidor», afirmando que al estar llamado por la ley a esclarecer la verdad desde que surgen las primeras sospechas contra el investigado queda indefectiblemente comprometida su imparcialidad, evidenciando de ese modo el dificil encaje entre garantizar tales dere- chos y culminar con éxito la investigacion. En virtud de este modelo se ha dicho que, dada su implicacion en la investigacién del delito, el juez muestra un compromiso inevitable con el resultado satisfactorio de la misma, lo que puede llevar a que para favorecer la investigacién se corra el riesgo evidente de minusvalorar de- 40 ORTEGO PEREZ, F, «Instruccion sumarial y diligencias de investigacion», Ed. Atelier, Barcelona, 2019, pag. 29. 51 Scanned with CamScanner B63 ym. PABS. sin202 : ws ns onTEGO PEREZ buen seguro habra de Prony, in alto grado de imparciaig? pten sobre ellos, oY a Jos que hos fundamentales sob jue exigen me durante la instru et nes que S¢ ado} ae decisio ; diciales pued, en cualquiera a¢ nadas actuaciones juaiciales pueden der, en quisitiva si se pervierte la letra dey detel Giertamente, devenga in if mn de’ itucional, pues No es in| str etacion constitucional, p' frecuey Tey y su come” de instruccion Se ale ee ou een a veces Ge atar de no dejar ni un cabo suelto para jy, vestigador que los lev aon el previsible riesgo de menoscabar de a damentar la acusacion, ide defensa’®. Ia posicién procesél modo ana Jos mas evidentes ejemplos de esa actuacién contra legen, ii debe ser analizada en clave de ética judicial, fue la corrupie, que tam ractica mediante [a que algunos Jueces de Instruccion evitaban citar acdc como investigado en un primer estadio de las investigaciones haciéndolo comparecer como testigo con la unica finalidad de lograr un, mayor colboracin del interrogado con la que asegurar el éxito de pesquisa, privandole asi del considerable estatus defensivo que tanto Constitucion como la LECrim otorgan al sujeto pasivo del proceso penal En tales casos, la deformacion del sistema de garantias se eviden- cia por el distinto alcance de uno y otro tipo de declaracion, motivo por el que el Tribunal Constitucional establecis tajantemente que «el organ instructor no deberd retrasar el otorgamiento de la condicion de imputado niet de quien fandadamente sospeche» (STC 135/1989, de 19 de jul : a oe ao existan sospechas fundadas de criminalidad el Jue: ihe disks ee eel de las declaraciones testificales, pues me Fechos que presiden la jen as de impedirle ejercer cualquiera de los de raci6n del investigado, obliga al sospecho® 4 COME wage EZ nu MARTINEZ, c. ORTEGQ PE REZ, F cit, » E, elnstry ; pe Pag. 2g, iccion. sumarial Y diligencias de investigacié™ d » Ob. cit, Pag, 81 Scanned with CamScanner AUSTICIA ARO 2022 Nim. 1. Pégs. 33-63, IMPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL «BUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE. acomparecer y a colaborar mediante el deber di i igi testigos (STC 19/2000, de 31 de enero, (FS). aera la primacta del derecho de defensa implica que cuando el Juez instructor cita a una persona para recibirle declaraci6n como investigado, «no hace un juicio critico desfavorable contra el sospechoso, sino que [...] debe actuar para evitar que el que es simplemente sospechoso declare en una situa- cién desventajosa» (ATS de 14 de noviembre de 1996, [R. J. 1997/7828] «Caso GAL»). La consecuencia de aquella corruptela no podia ser mas que la nulidad de las declaraciones prestadas durante la instruccion en calidad de testigo cuando efectivamente existen razones fundadas para hacerlo como investigado o encausado (STS num. 670/2004, de 22 de julio, [R. J. 2004/6267])*, lo que ademas de dimanar del respeto a las garantias procesales, ha de verse también como un ejemplo de actuacion conforme al estandar del «buen juez». 2.3. El adagio «justice must not only be done, it must also be seen to be done» y el influjo de las apariencias: algunos ejemplos de falta de la debida imparcialidad del tribunal de enjuiciamiento Reconocida la imparcialidad como «la primera de todas las garan- tias del proceso» (STS num. 812/2007, de 8 de octubre, [RJ. 2007/6295]), la obligacién de ser ajeno al mismo se sintetiza en dos reglas de estricta observancia para el juzgador. La primera de ellas consiste en que «el Juez no puede asumir procesalmente funciones de parte», mientras que conforme a la segunda, «no puede realizar actos ni mantener con las partes relaciones jurtdicas 0 conexiones de hecho que puedan poner de manifiesto 0 exteriorizar una previa toma de posicion animica a su. favor 0 en contra». 43. ORTEGO PEREZ, F, «Instruccion sumarial y diligencias de investigacion», ob. cit., pags. 141-142. 44 STC 60/2008 de 26 de mayo, [F J. 21, y STC 5/2004 de 16 de enero, [F J. 2], entre otras muchas. Scanned with CamScanner 1. pags. 33-63 202 Nit ~ ne sco ORTEGO PEREZ ifica bien a las claras el quebranto de supuesto que ejempli abit el juicio jurisdiccional eg ¢ te jenndianelt que exige Bde julio, [R. J. 2013/6793}, Telativa, maogesTS nam. Cae ie magistrados integrantes del Ty}, i le * epee dela ee es del plenario. En aquel caso Concret, durante el transcurso ¢& cién tan activa de los jueces durante e] intern, se produjo una Ee eit que excediendo de sus funciones Propi ee aed TS. en la asuncién de un rol ACUSALOTIO No, derivando- segin. Ss to re aay de suplir las deficiencias mostradas por la acusaci¢; Tal como denuncia la precitada Sentencia, los magist laron tal ebateria» (sic) de preguntas que excedieron de Giones autorizadas por la LECrim en la practica de aqui manera que «el desarrollo del plenario conocié una serie pueden califcarse como las vicisitudes Propias de la direccion de los debates, » como el deseo por parte de los Magistrados de precisar matices afectantes ql verdadero alcance de los hechos», Por sa taz6n concluye afirmando que «el papel llamatiy 'amente activo de los integrantes (del Tribunal) desbords el esta- {ulo de neutraidad exigibley quienes han de resolve t de forma imparcial, trados, formu. las metas TMatiza. ellas pruebas, de de episodios que no ! Nia las Consabi c* Prudencia mostra, i Sobrepass los comportamiento inequivo- ha Se ol ales. Similares excesos en l Marzo, [RJ 2005/4111) 1 la STS mim, 29 1/2005, 2 fue sin em 8 durante et SOS el recurso del acusado que pese Le sin embargo Sometido a ae oral a su derecho a guardar silencio, io, gente «bh, rte camel a qucpe son Pvocando en su ace eguntas de co SU es i: te Su dnimo el hecho de verse ismasts Bla de Silencio j Itmites leg, ervan, asimismo el nicial y a responder afi Yeambj "én dela stg Un. 7g Ro O° de julio, Ry, 2006/4655]. Scanned with CamScanner JUSTICIA AO 2022 Nuim. 1. Pgs. 33-63 IMPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL «BUEN JUEZ» (UNA LECTURA EN CLAVE. Un nuevo ejemplo de ausencia de «desinterés subjetivo» es el que recoge la STS ntim. 26/2013 de 15 de marzo, [R. J. 2013/2731], en la que tras referirse a la imparcialidad como la «ausencia de prejuicios y par- cialidades», establece que ademés de la actuacién predicable al tribunal en el caso concreto, la imparcialidad debe excluir también cualquier duda razonable «de la que pudieran surgir sospechas intolerables para el prestigo y la credibilidad de los Tribunales de Justicia». Dicha sentencia se hace eco de la actuacién de los magistrados integrantes de la Audiencia Provincial de Asturias por la que, tras re- vocar dos autos de sobreseimiento en grado de apelacion, indicaron y ordenaron «la practica de una serie de pruebas encaminadas a la averigua- cion de los hechos, de claro significado inquisitivo y finalidad incriminatoria», que previamente habfan sido interesadas por la acusacién particular en sentido semejante. Con ese proceder —contintia diciendo la precitada STS 226/2013-, el Tribunal de apelacién «pasaba u ocupaba, claramente, la posicion investi- gadora propia de la instruccién», llegando a enumerar hasta once indicios distintos que avalaban la tesis acusatoria. Con su actuacion anticipé un posicionamiento sobre la prueba que a Ja postre vino a coincidir con aquellas pruebas que tras la celebracion del plenario le permitirfan fun- damentar el fallo condenatorio en la instancia’®, «produciéndose, con ello, un evidente y extemporaneo «adelantamiento» de la valoracion probatoria, generador de un claro prejuicio excluyente de la imparciali- dad necesaria de quien estaba ulteriormente llamado a enjuiciar». La E. de M, de la LECrim recuerda en uno de sus brillantes pasa- jes que durante la discusién los jueces deben permanecer neutrales «a semejanza de los jueces de los antiguos torneos». Y aunque la neutralidad no signifique pasividad, ni tampoco sea enteramente equiparable a la 46 Se trata de la SAP de Asturias (Seccion 8") nim. 21/2021 de 8 de mayo, JUR 2021/219753], casada por la referida Sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Scanned with CamScanner a 202 Nim. usm alo ome PEREZ eee la actuacion de los ma tos, . 5 expues| . salidad, en Tos tres Lai torte al estandar el «buen jue, imparcialles» iano se desarrol ij ‘ gistrados de la Sala recta porque como sabiamente advierte |, ente cor No fue éticam' 1 Trbunal no puede descender a la arena ge im, ¢! ‘Cri 0 omiso de a Bde Mot lt elite en acusador. Haciendo nee tancia re ee combate aor ee magistradOS desbordaron su equi a especto g ‘ia, los sabe advertenci, 05 arson ello st imparcialidad, mediante una toma de las fate vale 2 Ja asunci6n parcial de las i amente partido clarat tiva en unos casos, y con tesis de la acusacion en el otro. Tampoco debe olvidarse que como sefiala la jurisprudencia del TEDH, la imparcialidad se salvaguarda a través de las kapariencias»* Y dado que el enlace de la ética judicial con la imparcialidad obliga a no incurrir en determinadas actitudes subjetivas que puedan poner en cuestién o datiar irreparablemente el principio esencial y garantia, hay que traer a colacién la STEDH de 6 de noviembre de 2018 (Caso Otegi Mondragon y otros c. Espafia). El iter judicial del conocido como Caso Bateragune comenz6 cuando durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional la presi- oo del Tribunal pregunts a uno de los acusados si condenaba o no f apes de ETA, con lo cual, ante la negativa de este a responder a ue’ pregunta, la magistrada afirmé literalmente: «Ya sabia yo que no me iba a contestar a esta 4 Pregunta», alo que Tespondi6:» yo que iba a hi ceri: que por su parte, el acusado le Con posteriori 201/457), ord lop la STS nim. 31/2011 de 2 febrero, [R. J ‘a en cuestion no f eet del juicio a] considerar que la pregut objeto del enjuic; Buardaba relacién al i njuiciamiento, pero guna con los hechos concretos animadvers) e ° version hacia e| acusado Teambio, si era una muestra de clat® 47 JIMENEz, “ASENSIO, “Imparcial idad judi are cEe 2002, pag 186. cat ¥ derecho al juez imparcial» Scanned with CamScanner JUSTICIA AMO 2022 Num. 1. Pgs. 33-63 TIPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL [ESTANDAR DEL «BUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE Paradéjicamente, la magistrada fue la misma persona que en una ocasion anterior, con motivo también de una vista oral por otro delito de terrorismo tuvo un desliz por el azar de un microfono que crefa cerrado. Y es que, ante la actitud desafiante de los acusados y el claro menos- precio que aquellos mostraron durante la declaracion de la viuda de la yictima mientras relataba detalles del atentado, profirié una expresion de clara desconsideracion hacia los mismos, que mas all4 de su propia conciencia 0 ideologia es incompatible con lo que implica el recto ejerci- cio de la funcion jurisdiccional. Las lapidarias palabras de la magistrada fueron: jPobre mujer! [Y encima se rien estos cabrones!** Fs un claro ejemplo de hasta qué punto importa la manera en la que se deciden los casos. En opinion de MONTERO AROCA, ni la frecuente expresion de la jurisprudencia del TEDH acerca de las apa- riencias, ni el adagio inglés que le sirve de base («justice must not only be done: it must also be seen to be done), guardan una relacidn estricta con la imparcialidad, que en rigor tnicamente consiste en la ausencia de prevencidn del juez de poner el ejercicio de su funcién jurisdiccional al servicio del interés particular de una de las partes". Siendo eso cierto, lo que no puede discutirse es que el juez debe despejar con su conducta durante el proceso cualquier posible sospecha de parcialidad, por lo que las apariencias, como se vera, pueden tener una notable significacién, si como también sostiene el TEDH, la imparcialidad judicial «se presume» mientras no se demuestre lo contrario”’. 48 EL PAIS, 2 de noviembre de 2011. https://elpais.com/politica/2011/1 1/02/actualidad/1320218238_750571 html (altima consulta: 23/06/2021). 49 MONTERO AROCA, J., La imparcialidad judicial en el Convenio Europeo de Dere- chos Humanos, en «La ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en Homenaje a Héctor Fix Zamudio», ob. cit., pags. 789 y 797. 50 SSTEDH Caso De Cubber c. Bélgica, de 26 de octubre de 1984 (ap. 25); Caso Pier- sack c. Belgica, de 1 de octubre de 1982 (ap. 30); Caso Le Compte Van Leuven y de Meyere c. Bélgica, de 23 junio 1981 (ap. 58); Caso Castillo Algar c. Espaiia, de 28 57 Scanned with CamScanner susricia alo 2022 Nim. 1. Pgs 3-63 - FRANCISCO ORTEGO PEREZ scendencia de las apariencias resulta ciertamente 13 de 17 de julio, [R. J. 2013/5239], que 687/20 mniim. 605/2021 de 29 Respecto a la tra ilustrativa la STS nam. ere cas6 y anulé la de SAP de Barcelona (Seccion 6), de julio, [ARP 2021/926]. El motivo fue que al finalizar una de las tres sesiones durante las que se desarrollo el plenario, algunos de los magistrados del tribunal mantuvieron junto con el Fiscal una conversacién sobre cémo iba la vis- tay las pruebas practicadas en la que se anticip6 un hipotético resultado condenatorio™. Bien es cierto que aunque la STS mim. 687/2013 de 17 de julio ordené a la Audiencia la repeticién de un nuevo juicio con magistrados distintos, no consideré vulnerada la imparcialidad en aquel caso con- creto, sino la lesin del derecho del condenado al proceso debido en su manifestacion del derecho a la igualdad de armas. Con independencia de cual fuere el derecho vulnerado, lo que no deja lugar a dudas es que desde un punto de vista ético la actuacion de los integrantes del Tribunal no se ajusté al comportamiento minimo exigible segtin el paradigma del «buen juez». Lo que provocaron con su proceder ~1al como refiere la precitada STS-, fue un «desequilibrio de octubre de 1998 (ap. 44); Caso Sand: i cee inder c. Reino Unido, de 9 de mayo de 2000 51 Aunque con relacién a un asunto Scanned with CamScanner JUSTIGIA ANO 2022 Num. 2. Pees. = IMPARCIALIDAD Y PROCESO PENAL BAJO EL ESTANDAR DEL «BUEN JUEZs (UNA LECTURA EN CLAVE ~ procesal» al exteriorizar los magistrados en su conversacion con el Fiscal ciertos aspectos de la valoracién probatoria exigible para formar su intima convicci6n «que por entonces se encontraba aiin en proceso de formacién, fra- gudndose en la mente de los magistrados, pendiente como seguta, no solo la deliberacion del Tribunal, sino la conclusion misma del juicio». 3. Breve epilogo En virtud de lo expuesto hoy resulta tan recurrente hablar de ética judicial que quizds no constituya un buen sintoma, pues apelar tan a menudo a determinados criterios de conducta puede dar a entender a contrario sensu que en ocasiones no se observan con la debida rectitud. De ahi que incluso se advierta que cuando més se invoca a la ética judi- cial es quizas cuanto menos se la respeta®. La ética aplicada a las profesiones no es més que la aplicacion de principios generales ya formulados a las circunstancias concretas de un caso, 0 a una cierta conducta 0 actuacién profesional. Y si bien es cier- tamente deseable que cualquier actuaci6n judicial se realice de acuerdo con el estandar del «buen juez» auspiciado bajo el creciente impulso de la ética, més alla de de las virtudes judiciales que deben acompaiiar la conducta del Juez lo que en realidad importa es que su actuacion se de- sarrolle bajo el estricto respeto y la observancia de aquellas normas que garanticen a las partes un juicio verdaderamente «justo». Bien es verdad que cuando se trata de la Justicia no puede olvidarse larelevancia que adquiere el «factor humano»®, y por esta razon se consi- 52 SANCHEZ CAMARA, L., «Etica y funcién judicial», ob. cit., pags. 449 y 451. 53 DELA OLIVA SANTOS, A., «El «factor humano» en la justicia. (Hablando claro sobre el t6pico «Justicia y Sociedad)», Ius et Praxis, vol. 12, mim. 2, 2006, pag 255. 59 Scanned with CamScanner jim, 1 pags. 33°63 smc ato 2022 NO i: , asco ORTEGO PEREZ es el baluarte contra cualquier atropelly judicatura integt@ «oa, De ahi la importancia ¢, dera que una ym Ley garantiza™. De aht ' cla de | peels : iene ee Fpunales de Justicia, y tambien de confianza de los cit 4 rectamente de que aquella funcién se imparte hing del hes Pues i luct ape ble de es uicios humanos la co Pa al cart on rocesal Y irreprochable, creto debe ser siempre Pr cesal y éticamente irrep) le. ot 4, Bibliografia ANDRES IBANEZ, P, «Etica de la funcion de juzgar», Jueces para la De. mocracia, nm. 40, 2001 ANDRES IBANEZ, P, Imparcialidad judicial e independencia judicial, en «Etica judicial: reflexiones desde Jueces para la Democraciay, Fundacion Antonio Carretero, Madrid, 2009 ATIENZA RODRIGUEZ, M., «fitica judicial», Jueces para la Democracia, num. 40, 2001. 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