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La pobreza extrema a nivel mundial causa hambre, malnutrición y falta de acceso a servicios básicos como vivienda, educación y salud. Afecta negativamente el desarrollo cerebral de los niños y su bienestar físico y mental, y promueve un círculo vicioso de pobreza entre generaciones. También aumenta el riesgo de enfermedades mentales como la depresión y reduce el acceso a tratamiento médico adecuado.
La pobreza extrema a nivel mundial causa hambre, malnutrición y falta de acceso a servicios básicos como vivienda, educación y salud. Afecta negativamente el desarrollo cerebral de los niños y su bienestar físico y mental, y promueve un círculo vicioso de pobreza entre generaciones. También aumenta el riesgo de enfermedades mentales como la depresión y reduce el acceso a tratamiento médico adecuado.
La pobreza extrema a nivel mundial causa hambre, malnutrición y falta de acceso a servicios básicos como vivienda, educación y salud. Afecta negativamente el desarrollo cerebral de los niños y su bienestar físico y mental, y promueve un círculo vicioso de pobreza entre generaciones. También aumenta el riesgo de enfermedades mentales como la depresión y reduce el acceso a tratamiento médico adecuado.
Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la
malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud.
Entre las consecuencias directas de la pobreza ya hemos señalado el hambre y la
desnutrición, pero existen otras muchas manifestaciones. La pobreza también afecta a la salud de las personas. A día de hoy, todavía hay 6 millones de niños y niñas que mueren cada año en el mundo antes de cumplir 5 años.
El estrés generado por la pobreza puede afectar el desarrollo cerebral de un niño y
perjudicar su bienestar físico y mental, problemas que persisten hasta en la adultez. La pobreza infantil afecta las decisiones y oportunidades de los niños, y promueve un círculo vicioso que dura por generaciones.
Los pobres no solamente tienen más riesgo de padecer de un trastorno mental
como la depresión -porque enfrentan más dificultades en la vida-, pero también tienen menos acceso a un cuidado adecuado. Sin embargo, menos del 2% del presupuesto de salud en la región está destinado a la salud mental, según la OMS.
Parte de la relevancia de erradicar la pobreza infantil y adolescente radica en sus
consecuencias sobre el desarrollo presente y futuro de las personas. La precariedad en la niñez tiene mayores probabilidades de ser permanente, pues sus efectos sobre la salud y el desarrollo físico y cognitivo suelen ser irreversibles.
Las personas que viven en la pobreza carecen a menudo de acceso a información
crucial sobre las decisiones que afectan a su vida. Esto reduce sus ingresos netos, obstaculiza su acceso a los servicios sociales o las oportunida- des de empleo y las expone de manera desproporcionada a la corrupción y la explotación.