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Una sociedad "hace" sus locos, define su "u
locos y crea, para ocuparse de ellos, una Inll llu :::Je
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sólo puede transformarlOs en "objetos" , No EE
rechazar esta objetivación sin cuestionar ta nl I
c iones psiquiátricas en su funcionamiento a ctu I

loco yel
psiquiatría misma, al psiquiatra en su posición
sentante del grupo dominante y a las ciencias
las que se refiere la psiquiatría.
Sin embargo, no se niega la realidad de la locura
se pone en duda es su asimilación a una enf rm
cuando constituye, más bien, la mostración de un
den que sólo por apresuramiento se ubica esencla lm
en el sujeto mientras, en realidad, el sujeto es su port
Estos temas son tratados por Maud Mannoni en la p r
le obra que en gran medida es el resultado de su tra
psicoaná
lisis
clínico en un hospital psiquiátrico francés, pero que ti
en cuenta, igualmente, experiencias inglesas, I talla n
y de países latinoamericanos, la presentación de ca
c línicos concreto~~se equilibra con una amplia 'Inform
ción teórica, El conjunto desemboca , naturalmente, en I
que se podría llamar política psiquiátrica ; la autora tom
clara posición entre el conservadurismo de la institución
pSiquiátrica y los prestigios de lo imag inario ante 101
cuales podrían ceder algunas politizaciones,
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psicología
y
etología
Traducci6n de:
CARLOS EDUARDO SALTZHAN
El psiquiatra,
su ttloco"
Revisi6n técnica d. :
MIRIAH CHORNE
y el psicoanálisis
./'or
Maud Mannoni

MEXICO
ESPAÑA
ARGENTINA
COLOMBIA
INDlCE

siala veintiuno editores, sa


CERi6 DEl AGUA 'd, MfX1CO 20. D.f.

sialo veintiunQ de españa editores, sa


ClPl'J..zA 5. MADRID 33. (SPANA
Agradecimientos 7
siglo veintiuno argentina editores, sa Prólogo 9

~}9a~~.7Y~1~~Rt:I~~~~~ D~.~~~~~ia, Itda PRIMERA PARTE


LOCURA E INSTITUCl6N PSIQUJATRICA 15
1, La segregación psiquiátrica 17
2. La locura como status 35
:'J. Locura y psiquiatría 51

SEGUNDA PARTE.
INSTITUCI6N PSIQUJATRICA y PSICOANALlSIS 67
4. Institución psicoanalítica e institución asilar 69
1 69
rr El discurso paranoico 87
5. El esquizofrénico entre su familia y el asilo 101
6. La institución como refugio contra la ang ustia 121
I 12 1
Il Un caso de anorexia mental 129
TERCERA PARTE
PSlCOANALlSIS y ANTlPSIQUlATRIA 153
7. Antipsiquiatria )' psicoanálisis 155
1 Confrontación teórica 155
II Confrontación clíni ca 174
O. El psicoanálisis didáctico y el psicoanálisis como institución 185
1 Lo histórico 185
II El proceso analítico 193
lB El psicoanálisis, el anátisi5 didáctico y la institución 202
IV Psicoaná lisis, enseñanza y selección 204
primera edición en español, 1976
cuorto edición en español, 1981 Conclusió n 211
©s iglo xxi editores , s.a. Apéndice 221
ISBN 968-23-0612-4 1 Carta de una enfermera 221
II Escuela experimental de Bonneuil·sur-Marne 222
111 U n congreso en Milán 230
primera ed ic ión en froncés, 1970
@éditions du seuil , parís Indice analí tico 235
titulo origina l: le psychiotre , son " fou " et lo psychon olyse Indice de nomb res propios 243
lndice de casos citados 245
derechos reservados conforme a la l ey Bibliografía 247
impreso y hecho en méxico/ printed ond mode in mexico
At: RADECIMIENTOS

A Jacques Lacan

1.,. elebo mi agradecimiento a Hélene Chaigneau, médjca~jefe del


en el hospital psiquiátrico de V ille-Evrard. Al abrirme genero-
f :'IIU¡
""mente las puertas de su servicio, Hélene Chaigneau me proporcionó
{'I marco en el que pudo realizarse esta in vestigación .
Del mi~mo modo, tengo un a deuda de reconocimiento con la clí-
nica médica de Ville-d'Avray.
A Ronald Laing, la expresión de mi gratitud, así como a los hués-
pedes de l Kingsley Hall.
La Sociedad Británica de Psicoanálisis (y muy especialmente el
doctor Winnicott) , la Sociedad Belga de Psicoa nálisis y la Escuela
Frcudiana de Bélgica me han recibido en diversos momentos de mi
investigación; sus críticas fueron sum amen te valiosas.
Algunos capítulos de este libro han sido expuestos en el I nstituto
de Psiqui atría y en el Instituto de Sociología de la Un iversidad Libre
de Bruselas bajo los auspicios de los profesores P. Sivadon y S. De-
costero Algunas partes de esta obra provienen del informe introduc-
torio presentado al Congreso Intern acional de Milán (diciembre
de 1969) organizado por un grupo de psicoanalistas italianos y que
tenía por tema '! Psi coanálisis~Psiquiatría-Ant ipsi qui atrían.
Colette Audry ha tenido la amabilidad de revisar el man uscrito.
Este libro debe su articulación teórica a las enseñanzas de Jacques
Lacan, a quien rindo aquí homenaje.
Mi agradecimiento también a todos los que me han aportado su
ayuda (Congreso Internacional sobre las Psicosis, París, octubre
de 1967, trabajos publicados en Enfan ce aliénée, texto publicado
a su vez en Recherches, septiembre de 1967; Enfance aliénée 11, en
R echerches, diciembre de 1968 ) .
Todos estos trabajos permiti eron que mi investigación se realiza ra.
En cuanto a ]a a pertura clínica de este trabajo, la d ebo a los
ana lizand os mismos.

Ville-Evrard, enero de 1968 - París, enero de 1970.


PROLOGO

El movimiento actual de antipsiquiatría ataca nuestras posiciones


ideológicas tradicionales. Al cuestionar el status que la sociedad le
ha dado a la locura, impugna al mismo tiempo la concepci6n con-
servadora que se halla en la base de la creación de instituciones
ualienantes", y conmueve así los fundamentos sobre los que reposan
la práctica psiquiátrica y el poder médico.
La antipsiquiatría ha nacido, precisamente, de una protesta con-
tra la medicalizaci6n de lo no-médico, como movimiento que se
opone desde un primer momento y ante todo a cierta forma de mo-
nopolio del saber médico. (El psiquiatra tradicional dispone de un
saber concebido de acuerdo con el modelo del Sabt'f médico: sabe
lo que es la "enfermedad" de sus pacientes. Se considr l'a, en cambio,
que el paciente nada sabe de ello.)
Cuanto más se interesa el psiquiatra por el aspecto reglamentario
y administrativo de su función, en mayor medida se ve llevado a
defender este monopolio de su saber. "El psiqubtra de niños debe
ser capaz [. .. ] de saber ]0 que puede movilizarse o no en las acti-
tud es profundas de los progenitores [...] no debería delegar este tra-
bajo esencial en técnicos de otras disciplinas." 1
Ahora bien, los estudios médicos, tal como la sociedad los orga-
niza, ¿ son aptos para conferirle un saber de este tipo al psiquiatra
tradicional? Las instituciones interesadas no se plantean este inte-
rrogante. Hasta ahora, preguntas de esta clase sólo se han formulado
y elaborado, desde el punto de vista de la teoría y de la práctica,
ruera de las organizaciones oficiales (en las investigaciones de los
psicoanalistas, por ejemplo).
La actitud psicoanalítica no hace del saber un monopolio del ana-
lista. El analista, por el contrario, presta atención a la verdad que
se desprende del d iscurso psicótico. La aplicación, en nombre de un
saber instituido, de medidas intempestivas de "cura" no logra otra
cosa que aplastar aquello que demanda hablar en el 1enguaje de la

1 L'tlxtlrcutl dtl la psychiatritl infanti/tl tlt la formation dtls psychiatrtlJ


d'tmlants, Presse Médica le, suplemento 1969, nI> 5, enero de 1969.
/'RóLQCO PROLOGO
10 11
locura, y al mismo tiempo lo fija en un delirio, con lo que aliena mientras que ello es manifiestamente imposible en tre los usos p s i~
aun más al sujeto. quiátricos tradicionales y la actitud analí tica.
Los antipsiquiatras (sobre todo.. los ingleses, los estadounidenses En Francia, durante estos últimos aiios, el grupo de Lacan ha
y los italianos ) han sido influidos por el psicoanális~s, pero n~ .son efectuado un esfuerzo muy marcado en el plano de la reorganiza~
psicoanalistas. Son psiquiatras refonnadores que qUieren modIfIcar ci6n de las instituciones de cura, organismos a los que se ha querido
radicalmente la actitud de aquel a quien se llama médico ante aque- sustraer no solamente de la esclerosis adm inistrativa, sino incluso
llos a los que se llama enfermos mentales. de los fundamentos no científicos del sistema que se halla en vigor en
Del abandono de los prejuicios científicos esperan hacer surgir un el dispensario, en el EMP, en el hospital.
campo en el que será posible volver a interrogar al saber (abando- Estudios allll no publicados 2 tienen por objeto el análisis de lo
nado) en un contexto diferen te. La conmoción introducida por la que se pone en juego cuando se pide una consulta y el modo en que
antipsiquiatría en la institución que acoge al loco coloca a l~ lo~ura la respuesta inoportuna que se da dentro del sistema tradicional
en situación de ser captada de modo diferente y lleva al pSlqmatra puede sofocar una verdad, alterar el sentido de esa demanda.
(an ti-) a replantear su relación con el saber y la verdad. El establecimiento de "legajos médicos'" si bien puede tener al-
E l movimiento de los jóvenes psiquiatras franceses (inspirado por guna utilidad administrativa, contribuye con frecuencia a falsear
el aporte del psicoanálisis y por el de las investigaciones institucio- la aprehensión dinámica de una situación. La creencia del público
nales) participa del mismo deseo de "revolucionar" la psiquiatría, en el "texto" psicológico orienta la entrevista en el sentido del vere-
al menos en cuanto su práctica siga estando marcada por toda una dicto aHí precisamente donde lo que hay que desenredar no se en-
tradición de cuidados "médicos" y por una vocación social cuya cuentra tanto en el supuesto paciente, sino más bien en su familia.
perspectiva es la adaptación. . Los psiquiatras y los psicoanalistas franceses pueden, pues, hallarse
La provocación antipsiquiátrica suscita cierto escándalo. Pero Interesados por algunos de los aportes de la antipsiquiatría. No obs~
parece bien que el mov imiento trate de perpetuar el escándalo como tante, no se sienten "antipsiquiatristas" ni ' ~a ntimédicos" . Si se
tal, para que. así no se deje conducir, como el psicoanálisis, al sis- oponen a cierto "espíritu médico", ello ocurre solamen te en la me-
tema normativo de los organismos que distribuyen la cura. dida en que se in voca ese espíritu para man l ~ner la segregación
Lo que la antipsiquiatría (Laing) trata de preservar como en un institucional. El médico que personifica aquí la tazón ante aq uel
análisis, pero sin formularlo tan claramente, es una forma de saber que encarna tan bien la locura que no resta otra cosa que expul-
nunca dado que se revela en el lenguaje del "paciente" al mod~ de un sarlo de la sociedad, se sirve de su saber para prestar ayuda a esos
acontecimiento repetible que se devela en las fallas del dIscurso. enfermos, pero ese saber 10 ayuda aun más a · justificar esa actitud
Trata de crear condiciones que permitan que lo que tiene que decir tradicional. En ello, además - y es sobre todo la nueva escuela ita-
la locura se enuncie sin constricciones . Entonces, desde el campo liana la que ha insistido en este punto- obedece quizás a necesi-
del deseo y del goce, habrán de surgir en el sujeto los obstáculos que dades sociales o administrativas, pero sobre todo concilia con los
se opondrán a la aparición del sinsentido que tiene sentido. (Aquello temores y los prejuicios de la mayoría de la población.
a lo que el sujeto se encuentra enfrentado es la búsqueda de un
significante perdido allá donde el deseo está en juego.) 2 La administración ha puesto fin a ciertas investigaciones adoptando (IJor
Las experiencias aritipsiquiátricas extranjeras (en particular las de razones políticas) medidas de exclusión contra ciertos analistas cuyo valor
Laing y Cooper en Inglaterra) han mostrado su eficacia, a pesar clinico era reconocido, por otra parte, en fo rma unánime . Los niños debie ron
de la resistencia inevitable de las tradiciones y las costumbres. No pagar entonces las consecuencias de la partida de equipos cnteros de espe·
cialistas, como ocurrió en el caso de los consultorios externos médico-peda;ó-
sólo deben mucho a la "experiencia analítica", a la que imitan por su Sicos de Thiais, pe~o también en el Hopital des Enfants Ma lades, donde se
reserva ante toda tentación de intervención y la paciencia con que desmembró un eqlupo con absoluto desprecio de la investigación colectiva
escuchan el discurso, sino que las novedades clínicas cuya ap.arición que se efectuaba. En otras partes, se trata de medidas individuales que se
promueven encuentran su justificación teórica en la teoría pSlcoana- a doptan contra uno u otro analista de conocida reputación. Siempre se ¡m'oca
un reglamento administrativo para ocultar Jo arbitrario de la medida de
lítica misma. En todo caso, es posible el acuerdo y la cooperación represión. De esta manera, en Francia, se está viendo cada vez más amenazada
entre las actitudes antipsiquiátricas y las investigaciones analíticas, por la censura cierta forma de investigación sobre el retardo mental y la psicosis.
l'R6LOGO
12 PROLOGO 13

El motivo por el cual las investigaciones y las innovaciones teó- a la "normalidad", pero no se interroga antes sobre las significaciones
ricas o clínicas son tan difíciles de promover se encuentra, en última que tienen esas locuras o esos retardos.
instancia, en esos prejuicios existentes tanto a nivel policial como Mi libro no propone ningún remedio. No obstante, los efectos de
administrativo, e incluso político. No es posible estimular oficial- una actitud teórica nueva no son despreciables; cuestiona el saber
mente esas investigaciones o innovaciones, porque implican cuestio- recibido, p lantea nuevos interrogantes sobre la verdad y puede, con
nar las realizaciones administrativas mismas. Desde el punto de vista el tiempo, contribuir a la modificación de las rutinas más consolidadas.
administrativo, sólo los límites presupuestarios frenan la creación de
organismos institucionales, y sin estos límites se crearían infinita- Una cierta forma de .aber objetivado ha dejado en la sombra todo
mente nuevos centros de cura, pero siempre según las mismas opcio- lo que en el psiquiatra (yen el pedagogo) se sustrae a los efectos
nes conservadoras.
producidos en él por la presencia de la locura.
El problema, sin embargo, no es específicamente político (la ac- Al entrar mi investigación en el estudio del retardo mental tal como
titud frente a la "enfermedad mental" participa del mismo conserva- é5te se presenta en la fantasía de la madre, no pretendía en modo
dorismo en Cuba o en Pekín). Lo que se cuesti0na es la mentalidad alguno hacer que la madre se sienta responsable de la disminución,
colectiva ante la locura. sino solamente iluminar los efectos que tiene, al nivel del niño, cierto
E l problema social -y político- del retardo mental y la psicosis mecanismo de ocultamiento que funciona en la madre. Intentaba
ha permitido la creación de toda una organización médica y admi- mostrar c6mo una enfermedad, así sea orgánica, puede cumplir en
nistrativa cuyos esfuerzos y cuya devoción no pueden negarse. Pero el el otro (progenitor o terapeuta) una fu ..l ción, otorgar un status, que
problema de la investigación desinteresada se plantea de un modo provoca una alienación suplementaria en el 'Cdisminuido)'. Se crea de
tota lmente diferente. Quizá sea inevitable que la investigación teórica esta manera una situación en la que los progenitores, los reeducado res
entre en conflicto con la administración) pero si bien es natural que y los médicos, lejos de intentar comprender al niño como sujeto movido
no se subvierta ni se desacredite lo ya existente ante cada progreso por el deseo, lo integran como objeto de cura en sistemas d iversos
que se alcanza en la comprensión teórica de lo que son el retardo de recuperación, despojándolo de toda palabra personal.
y la psicosis, es n~esario al mismo tiempo poder exigir que no se En este libro, trato en el fondo sobre el mismo problema, pero no
esterilice la investigación teórica sacrificándola en beneficio del se trata ya solamente de la madre y del hijo. Se trata de la actitud
perfeccionamiento de las estructuras sociales y administrativas. La inconsciente colectiva de los ubienpensantes" ante el "anormal».
preocupación por la "rentabilidad" no debería imposibilitar la inves- Muestro los efectos de esa actitud, sin tener Hsolución)) que proponer.
tigación desinteresada. No basta con cuestionar la actitud defensiva de una sociedad que
En El nir10 retardado j' su madre denuncié la magnitud de una excluye con excesiva facilidad al niño o al adulto "anormales". Es
segregación que golpea a un número cada vez mayor de niños (según preciso annJizar también la actitud inversa, surgida del desconoci-
el grado de industrial ización del país) .. Cuanto más aumentan las miento de aquella defensa. En este segundo caso) el retardado o el loco
exigencias profesionales, menos lugar hay para el disminuido en nuestra se convierte en objeto de un verdadero culto religioso. Se halla en
sociedad, y cuando se le propone, es en el taller para disminuidos, con peligro de verse "recuperado" por instituciones caritativas, compartido
tarifa regresiva en proporción al grado de disminución. 3 como objeto de ciencia y de cura por una multitud de especialistas,
La sociedad se remite con toda buena conciencia al médico para mientras que civilmente su suerte corre el riesgo de verse definitiva-
que éste señale cuáles son los sujetos que deben excluirse por medio mente sellada por la gracia de un certificado de invalidez.
de un diagnóstico cuando no es posible integrarlos a cualquier precio El mito de la norma (nivel intelectual, etc.) y el peso de los
prejuicios científicos desempeñan el papel de factores de alienación
" Todo se combina en nuestra sociedad (en forma notoria la enseñanza social, no sólo para el ·~nfermo mental sino también para quienes
y la prensa) para que el problema del retardo mental (como hasta hace poco
el de la esquizofrenia ) siga sustraído a todo cuestionamiento. Parecería que no lo curan y para sus padres.
se puede discutir la noción de debilidad auténtica sin amenazar con subvertir Habría que volver a plantear, sobre bases teóricas diferentes de las
el aparato médico-administrativo tradicional. que por lo general se usan, la noción misma de institución (para re-
PRÓLOGO
1' ''IMlmA PARTE
tardados o psicóticos). y no es posible repensar la institución sin
comenzar por cuestionar el origen mismo de su existencia." I ( )( 'URA E INSTITUCIÓN PSIQUIÁTRICA
El "paciente" sirve con frecuencia de pantalla para lo que el que
cura no quiere ni saber ni oír, porque ello señala de inmediato
las motivaciones profundas de las relaciones jerárquicas instituidas,
así como la función de un detenninado orden vigente. La acción del
terapeuta evidencia desde el primer momento y sobre todo su natu~
raleza defensiva. Al tocarla tropieza uno con los efectos de resistencia
del terapeuta, que en su relación con el paciente se esfuerza ( incons~
cientemente) por sustraerse a todo riesgo de que surja una verdad. ti
De esta manera las reeducaciones, las orientaciones, las curas de todo
tipo, tienen por función contener ante todo la angustia del personal. I Entonces porque uno es un internado se :~
No negaremos por cierto que el nivel en que se hallan en la actua~ tocan timbres, se lo lleva de aqu! para alla.
lidad nuestros conocimientos teóricos y nuestros medios técnicos no Le cuento historias de locos. ¿ Qué otra cosa
nos permite considerar a estas cuestiones como definitivamente ce~ quiere usted que le cuente? .
rradas y resueltas . LAURENT (un internado)

.. Véanse los trabajos de J. Ayme, H . Chaigneau, J. Oury y F. Tosque lles.


El desarrollo de sus ideas se encuentra en diferentes textos individuales o
colectivos de Enfance aliénée, setiembre de 1967 , Enfance aliénée ll, diciembre
de 1968, en Recherches. Véase también Bronislaw Malinowski, Une théorie
scientifjque de la culture, p. 19, colecci6n Points. &l. du Seuil, 1970. [Hay
edici6n en español: Una teoría cientlfjca de la cultu ra, Buenos Aires, Sud-
americana, 1948]
ri Las consultas externas médico-pedag6gicas asumen el lugar de las fami lias
d e los psic6ticos cuando establecen una orgaruzaci6n de desconocimiento de
Jos problemas institucionales o cuando le reprochan a l anaJista no a daptar
al niño a su inadaptaci6n. ( !) .
1. LA SEGREGACIÓN PSIQUIÁTRICA'

Cuando un paciente acude al médico, presenta una queja, y ésta se


transfonna en demanda de curación. La demanda puede enmascarar
un deseo de hacer fracasar al médico, o la aspiración de lograr que
él le confiera un status privilegiado, el de inválido, por ejemplo. Es
propio de la función del médico establecer, después de examinar al
paciente, un diagnóstico, un pronóstico y un trata miento, que pone
en juego una mirada clínica y un oído atento. La posición del médico
supone que el facultati vo sabrá responder a la demanda del paciente,
es decir, comprender los engaiios y las trampas que aquella demanda
oculta (es to vale tanto para la psiquiatría como para la medicina en
general). Lo que se denomina medicina psicosomática no es otra cosa
que el desciframiento de lo que el enfermo da a entender con su
sí ntoma. Se trata de una palabra que remite a una mirada, a ciertas
voces: desde el luga r de ese cuerpo dolorido el sujeto interroga al
saber médico, exige la revelación de la naturaleza de un mal escondido,
enmascarado. Hay una distancia que es d ifíci l definir entre el saber
objetivado de un mal objetivable, qu e la ciencia sabe cómo atacar,
y lo que ese cuerpo sufriente (ese cuerpo que enc uentra los límites
de su goce en el sufrimiento ) puede darle a entender al médico y
revelarle al sujeto como verdad (verdad que huye ). Al nivel del
dolor se sitúa en una forma de encuentro entre el médico y el enfermo
que le otorga, más allá de lo que se acostumbra a describir en térmi-
nos de relaciones interpersonales, un cierto privilegio a algo que es del
orden de la estructura del sujeto que habla, es decir de ese sujeto
descante cuya verdad puede manifestarse en un lugar diferente de
aquel donde la buscamos. Esta verdad, censurada por la conciencia,
surge en el síntoma o en las distorsiones del discurso. El Otro se halla
siempre implicado en lo que el sujeto se esfuerza por formular a través
de su queja. Es que el sujeto que habla se ha constituido efectivamente
como sujeto a partir del lugar del Otro,2 y su palabra es ante todo

1 El texto de este capítulo aparecerá en una obra colectiva que publicará


Pantheon Books, Nueva York.
2 Lacan: "Toda palabra, en tanto que el sujeto está implicado en ella, es
discurso del Otro, parte d el Otro". "Le Désir et son Interprétation", en Bulletin
LOCURA E INSTITUCION PSIQUIATRICA LA SECRECACION I'SlQUJÁ1'RICA
18 19
la noción de
palabra del Otro. 3 He aquí por qué (en la orientación a~tual .d.e la solicitud de curación que plantean el paciente, quienes con él viven, enfermedad
medicina) el médico, a través de lo que se dice, trata de IdentifIcar, o la sociedad, se halla siempre encubierta por imperativos ético~ mental remite
a criterios de
.ante todo, las marcas que le permiten reconstruir una estructura y que morales. La noción de "enfermedad mental", quiéralo o no el psi~ adaptación
se hallan ocultas en cada palabra perdida al nivel del cuerpo sufnen~e, quiatra, remite a criterios de adaptación social: curarse significa social: curarse
como lo veremos en esta breve observación relatada por Fran~olse "entrar de nuevo en las filas de los bien pensantes" . La sociedad exige significa "
entrar de
Dclta:" que el orden no sea perturbado: el acto psiquiátrico lo tiene en cuenta nuevo en las
cuando el médico redacta un certificado según el cual a un individuo filas de los
U-Me duele la cabeza -decía un hijo único de 3 años. (Lo habían debe considerárselo como "peligroso para sí mismo y los demás", biempensantes
traído porque era imposible seguir teniéndolo en la guardería infantil, certificado que implicará el aislamiento del su jeto, su separación de la
".
donde no cesaba de quejarse de su dolor de cabeza; parecía enfermo,
sociedad. Cuando a un individuo se lo "reconoce como loco", la socie- Un sujeto al
pasivo y dolorido. Por otra parte, sufría de insomnio, ~stado ~e~ ,cual reconocerse
dad, por intennedio del psiquiatra, lo ubica en la categoría de los como "loco", se
su médico no encontraba causa orgánica.) ConmIgo repltlO su
"enfermos mentales", para apartarlo. De esta manera, cierta tradición le ubica en la
soliloquio. Le pregun té:
médica ha h echo del psiquiatra un personaje que detenta una especie categoría de "
-¿ Quién lo dice? enfermos
de autoridad moral y policial. Administrativamente, tiene in tereses mentales" y de
y él continuó rep itiendo con un tono quejumbroso: -Me duele compartidos con la policía, puede tener que rendirle cuentas, como esta manera
la cabeza. ocurre en el caso de las internaciones de oficio (internaciones efec- apartarlo;
-¿Dónde? Muéstrame; ¿dónde te duele la cabeza? entonces, este
tuadas por decisión de la justicia) . Este rechazo que hace la sociedad personaje
Pregunta que nunca se le había formulado: del "enfermo mental" obligará a este último a integrarse a un nuevo (psiquiatra)
-Aquí (y se señaló el muslo cerca de la mgle). nivelo status. El hospital psiquiátrico 4 contribuye a modelarlo, a fijarlo ostenta un
- y ahí, ¿ está la cabeza de quién? cargo de "
en una especie de anonimato hecho de resignación. autoridad moral
- De mamá". - Joven todavía -me decía un internado voluntario-, he apren- y policial (lo
menciona
La queja somática del niño) nos remite aquí a otra queja, la de la dido la vida del asilo, a soportar a los otros, puesto que aceptan Foucault)
madre. Mediante sus jaquecas está mostrada ]a verdad de lo que soportarme.
se hallaba encubieflo en las relaciones de la pareja progenitora. El El paciente vive a veces la hospitalización como una sanClOn
niño, sin saberlo, se hacía cargo del síntoma materno. Había log~ado merecida. En el asilo, el adulto se identifica con ese niño o ese adoles-
convertirse así en el síntoma de su madre, ilustrando en el lugar mIsmo cente que fue, al que se amenaza con encerrar en el "hogar" de niños
de su dolor ]a frase materna: <lMire usted lo que la vida ha hecho desvalidos. En ese hogar~prjsión ha terminado por aterrizar; lo ha
de mí". En este caso, la demanda de cura para el niño nos remitía, encontrado en el hospital psiquiátrico, en el cual el psiquiatra es
en realidad, a una demanda de cura para la madre, dema.n?a que se su guardián.
apoyaba en un deseo inconsciente de hacer fracas~r la ~edlcma (para La usurpación que el poder judicial hizo sobre el poder médico ha
conservar intacto el placer de mantener un deseo InsatIsfecho). A este contribuido a falsear el abordaje científico del problema de la "en.
esquema (la queja que se lleva al médico) volv~mos ~ encontrarlo fermedad mental". La ciencia médica, si ha llegado a establecer diag.
bajo una forma idéntica en psiquiatría con la dIferenCia de que la nósticos descriptivos, se ha visto, desde hace tiempo, reducida en
psiquiatría a utilizar estos diagnósticos de un modo meramente reore-
de psych ologie, PUF, 5 de enero de 1958. [Hay ~~i,ción en español: Las sivo en el plano de la práctica. El psiquiatra oscila entre un punt~ de
formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Nueva VIStOn, 1970] . vista médico que no es nada fácil definir (a los casos psiquiátricos sólo
3 Lacan: "Descifrando esa palabra encontró Freud la lengua prImera. de se los ha llamado enfermedades mentales metafóricamente ) y un punto
Jos símbolos, viva en el sufrimiento del hombre de la civilización (jeroglífiCOS
de la histeria blasones de la fobia, etc.)", "La ParaJe et le Langage", en
Serits, éd. d~ Seuij, 1967. [Hay edici6n en español : Escritos 1, México, 5 "Hospital psiquiátrico" es la denominación mediante la cual se designa
S;glo XXI, 197 1] . en nuestros días lo que antes se llamaba "asilo" -pero, como me lo hada
" Fran{:oise Dolto, prefacio a Le premf~r. r en d ez~vous.. auec le ps?chanalyste, notar un internado (paranoico), "eso da mejor conciencia, es más lindo
Maud Mannoni, Gonthier, 1965. {Hay ed iCIón en espanol : La prtmera entre~ f···J para nosot ros, eso no cambia nada, la realidad de nues,ra condici6n sigue
vista con el psicoanalista, Buenos Aires, Graniea, 1973.} siendo la misma".
LA SEGREGACiÓN PSIQUIÁTRICA
20 LOCURA E I NSTITUCiÓN PSIQU IÁTRICA 21

de vista educativo en el cual tampoco se sien te cómodo. Al acto psi. Las estructuras de la institución, en la medida en que no permiten
quiátrico se lo experimenta dolorosamente, a menudo como una forma que las emociones se traduzcan en una especie de reorganización
de coerción educativa, que recuerda las sanciones de la infancia. Así, dialéctica, fijan al sujeto en defensas de ca rácter estereotipado. En-
las demandas del enfenno en el asilo se formulan en términos que tonces se presenta con la vestidura de la locura que le ha propor-
recuerdan extrañamente los de las prisiones. En las situaciones límite (' ionado la psiquiatría clásica. Incapaz de ubicarse en la angustia
el permiso de salida se asimila a una especie de levantamiento de la que lo ahoga, el "enfermo mental" busca las claves de su identidad
pena (o de eliminación del individuo de la nómina carcelaria); hasta l ' n los criterios de objetivación diagnóstica. De allí resulta entonces
tal punto se halla presente en el enfermo el criterio de "buena f'~c "maníaco", ese "esquizofrénico", pura verdad del saber psi A

conducta", quiátrico.
De esta manera el personaje médico releva a la autoridad fami- Es verdad, se dice en tonces el psiquiatra, X es un maníaco. Olvida
liar y a la policial, lo que influirá en el estilo de las demandas que q uc precisamente a partir de esa comprobación tacha a X como
hacen los pacientes a los terapeutas. La hospitalización crea una si- lI uj eto hablante y que, porque no se lo oye, X va a fijarse desde
tuación particular, imprime a la enfermedad del asilado una figura c'ntonces dentro de los límites nosográficos, límites que se conviel'-
diferente de la que reviste la enfermedad mental fuera del asilo. En HIn en las fronteras de su identidad.
el siglo XVIII Dupont de Nemours había llamado ya la atención e Bajo la forma de un acceso de angustia, Jean apareció un día
sobre el hecho de que ninguna enfermedad hospitalaria podía per- ro n una sintomatología variada, y a sus confesiones las puntuaba con
manecer pura: "Se requeriría -decía- un médico de hospital aignos de interrogación:
muy hábil para que pudiese escapar al peligro de la experiencia - Entonces, dígame, lo que digo, ¿ es realmente Jsquizofrenia o
falsa que parece resultar de las enfermedades artificiales a las que 1'8 paranoia? - Después, en busca de otro estilo y de otras confesio-
debe proporcionar sus cuidados en los hospitales". Esta observación l H."S, agregó---: Hay quien afirma que hablo como la hiPo con-
del siglo XVIII, que no es válida ya para el tratamiento de las enfer- tiria (sic ) .
medades somáticas, lo es todavía, en nuestros días, para las enferme- J ean muestra, de es te modo, cómo está dispuesto a oscilar entre
dades psjquiátri¡;as. El medio cerrado del hospital psiquiátrico crea, (.) status de sujeto hablante y el status científico de representante
es cosa sabida, una enfermedad "institucional" que se agrega a la tltl una enfermedad objetivada.
enfermedad inicial deformándola o fijándola de un modo anormal. 11 ¿ Cuándo se pondrán de acuerdo sobre mi enfermedad?", es el

El medio hospitalario se asemeja a las estructuras de una vida fami- J(rito que se le escapa.
liar coercitiva y favorece el desarrollo de una nueva enfermedad, La continuación de la entrevista nos permitió poner de relieve que
específica de la institución misma. El elemento oculto (trasferencia) fl!1 te deseo de saber lo remitía, también, al drama que oponía en su
que el psicoanáLisis ha descubierto en la relación médico-enfermo, '''' bell6n, 'a palabra del enfermo a la del médico. Jean, presa de esta
existe también en la relación del enfermo con la institución. La d iscordia, buscaba reparar un daño imaginario, estaba dispuesto a
palabra que le llega al médico sufre los efectos de otra palabra cuyo fonver tirse en puro objeto para no escapar al deseo de dos antago-
vehículo es la institución. El "enfermo" se ve arrastrado por cierto I\l lI tns. Su angustia era la repetición de la que había vivido en exceso
lenguaje institucional, habla desde un lugar en el cual se desarro- durante su infancia. No contento con haber encontrado ya una solu-
llan en grados diversos, conflictos persecutorios propios de la vida en I ifln en la locura, estaba dispuesto a hacer todavía más para no
un medio cerrado (conflictos entre los terapeutas, conflictos entre I Ilrrer el riesgo del rechazo.
los terapeutas y los pacientes, conflictos de los enfermos entre ellos). En la relación médico-enfermo (terapeuta-paciente) se supone
Entre los diferentes personajes de la institución se opera todo un 41"0 el otro sabe lo que es la enfermedad.? El resultado de la "en-
juego de identificación proyectiva, sin que el sujeto pueda, por lo 1f'1I1Y1edad mental" depende de que se le dé o no al sujeto la posibi-
general, asumir en una palabra personal los efectos de esta situación,
11 Dupont de Nemours, ldées sur les secours a donner aParis en 1786, citado , "La funci6n de la relaci6n con el sujeto que se supone sabe, revela lo que
por Michel FOllcault, en Naissance de la clinique. PUF, 1963, (Hay ed, en 1IIIIIlnmos la «trasferencia». En la medida en que más que nunca la ciencia
español: El nacimiento de la clínica, México, Siglo XXI, 1966.] II nlln h\ palabra, en mayor medida se mantiene ese mito del sujeto que ¡e
22 LOCURA E INSTlTUCION PSIQ UI A1'RfCA /.A SECREGAClóN PSIQUIATR/CA
23
Edad, ~e traducir en palabras su desorden (debiendo proporcionar d~bcrían ser tratadas de otro modo. Por lo general, una vez que el
e~ medIco, a veces, con una palabra, el significante que le falta al Otro ha presentado una queja con respecto a u na persona propuesta
dlSC~rsO d~1 en~ermo ) . Si é~te. recibe Como única respuesta a su an- ('omo paciente, el psiquiatra juzgará si esta queja traída por el Otro
guStl~ el sllenclO de un medIco que sabe lo que tiene y no tiene ~r halla o no bien fundada, mediante el procedimiento de un exa-
necesidad de oír lo que el paciente le dice, a éste no le queda otro lIlen que se Emita sólo a esa persona. Volvemos a encontrarnos aqur
r~~urs?, que desa~a.recer como sujeto hablante en el seno de una cla- ron un problema que ha sido ya planteado por el psicoanálisis de
~lÍl~acl~~ nosograflca. En esta relación médico-enfermo, enfermo- niños: a la queja la llevan los progenitores; pero a menudo el niño,
mStItuclOn, se act~aliza en el sujeto (pero tambié n en el que cu ra) lejos de estar Henfenno" en sí mismo, es más bien el síntoma de
algo osc,!ro que tIene que ver con el deseo inconscien te. Con mayor nquel que ha presentado la queja ... La psiquiatría clásica se pro-
ff(:c~encla ~e la que suele ad mitirse, Ocurre que es el que cura, el hibía plantearse este género de cuestiones, por el hecho de que defi-
medico, qUIen bloquea inconscientemente el movimiento dialéctico nía médicamente la locura como existente en el interior de la persona
que se insinúa en el paciente. El modo en que las cosas se fij an en examinada. Esta creencia en una locura alojada en el individ uo es
el ,e~fermo debería 1I.evarnos a poner el signo de interrogación en el compartida por los enfennos y sus familias: -La locura ha entrado
medICO (y en las diversas relaciones que existen en la institución en mi hijo - me dijo un padre- , él se descarga con su masturba-
c?tre los que curan ). Las relaciones del psicoanálisis con la medi- ci6n; a mi juicio sería necesario castrarlo, con eso se suprimiría la
cma parecen_ complejas. ~~ cierto sentido, el análisis es cornpleta- causa y se haría salir la locura.
roent? extrano a la medIcma; pero en otro, rescata un elemento -Cuando se describe con precisión la d emencia --observa Jac-
esencl~l. y con frecuencia oculto de la práctica médica, lo privilegia, ques- se pierde su apoyo, la demencia no está ya afuera, sino que
10 punfIca y lo explota con miras a la curación. eIJa lo habi ta a uno, y esto contamina el pensamiento que se hace
demencial. Antes de la demencia hubo una raz6n para vivir; des-
pués, una violación de los sentidos interrumpió esa raz6n de vivir.
EL LLAMADO «ENFERMO MENTAL»
La vida se detuvo, se prod ujo el vado, la oscuridad, y en esa oscu-
ridad la visión lúcida del demente. El demente crea el mal y la
A, l~ queja del ~Jbent~, la psiquiatría responde mediante un diag- muerte, y es porque él los crea que la muerte se aleja de él. En
~ostlCO, pero, a d~ferencla de lo que ocurre en medicina, este diagnós- la creación demencial, se da este don único que no se asume más
tico no le abre nmguna perspectIva nueva al enfermo. Tan cierto es que en la locura.
esto que el psiquia;ra no juzga por lo general úti l comunicárselo; Jacques se ha entregado a la locura del mismo modo que .a lgunos
en ,efect~, ¿ qué hana el enfermo con un diagnóst ico? El diagnóstico se consagran a la vida religiosa. No quiere que se cuestione su
cs.ta destma?o a otros. El hecho de formu lar un diagnóstico psiquiá- vocación, como, por otra parte, tampoco lo quiere Georges.
trICO d 7saloJa entonces a l enfermo de su posición de sujeto, lo somete -El único objetivo de los terapeutas es curar, pero si esto no les
~ un slstem~ de leyes y de reglas que escapan a su comprensión e conviene a los enfermos, sería por lo menos necesario tener en cuenta
maugura a~l, un proceso que desembocará lógicamente en medidas su punto de vista.
de segregaclOn. Puede decirse que en ese momento el psiquiatra se ha Georges no aprueba ni las curas con medicamentos ni los objeti-
hecho cargo de l.a queja del enfenno. Responde: -Sí, tiene usted vos psicoterapéuticos. La locura ha entrado en él a la edad de 7
algo de 10 que tIene razón en quejarse ratificando así la opinión años. Gracias a ella se vio promovido a un destino excepcional. La
de los demás. '
sociedad, a,l exigirle su adaptación, es decir su mediocridad, h~ veni-
Las quejas de la sociedad o las de quienes están cerca del "enfer- do a arrumar todo eso. Arthur no comprende tampoco mas que
mo" desencadenan, de hecho, un proceso análogo. Y no obstante, Georges las exigencias que le plantea la sociedad:
-Mi inadaptación se materializa por el hecho de que no puedo
¡upo.ne sabe, y est~ es,]o que .perm ite la existencia del fenómeno de la trasfe- permanecer más de medio día en el mismo trabajo. Se me reprocha
renCla en tant~ que este remlte a lo más primitivo, a lo más arra igado det mi falta de productividad. El mal que está dentro de mí es la sexua-
deseo de saber: En Lacan, Psychallal'j'se et M¿decine.
1idad. No tengo el gusto por la comunicación que se me exige. Por
LOCURA E I NSTl T UCION !)SIQUlATRIC.t LA SECRECACION rSIQUIAl'RICA
24 25
otra parte, es posible que cierta cultura literaria demasiado elevada Esta confesión (ingenua) de la confortación que había encon.
para mi nivel social me impida hablar con cualquiera. trado en su ser, respondía a la angustia manifestada por una de sus
- Su enfermedad es de nacimiento -puntualiza la madre- , no camaradas.
hay nada que hacerle, créame. -Es duro el hospital. Me pongo en el lugar de los que sufren.
No obstante, cada p aciente, en su locura, nos remite a una abe- Veo todo lo que les falta. Si escucho y respondo a los llamados,
rración que se sitúa en otra parte y no en ellos mismos. U n deseo. termino por verme devorada por los enfermos. No tengo tiempo de
oscuro de expiar una falta, suya o de los suyos, lo lleva, a poco que hacer mi trabajo porque las enfermeras, en respuesta a mi actitud,
las circunstancias se presten para ello, a permanecer en el personaje se desentienden de sus funciones. Me encuentro así sola y desbor-
que se ha construido, y es este personaje el que termina por poseerlo. dada. Será necesario que aprenda a ser como los compañeros, que
En su papel de loco, los enfermos dan que hablar a los progenitores nprenda a ensordecer: a circular como una autómata, sin mirar mu-
(q ue se quejan de ellos ) y a los adultos que los toman a cargo. cho, sin oír mucho, para evitanne problemas.
Cuanto más se sie nten aplas tados bajo el peso d el desprecio de los -No estamos preparados para el hospital psiquiátrico - me dijo
suyos, más se jactan, orgu llosa mente, de su locura. La "enfermedad Otra-o Distribuyo los medicamentos, pero trato de no hablar mucho
mental" antes que la mediocridad y la estupidez, es la respuesta que ('on los enfermos. Me pongo demasiado en su lugar, y entonces siento
dan cuando se les propone "ese trabaji to poco fatigoso" que podría cl seos de huir.
permitirles una ureinsertación social" . En su negativa a plegarse a Al comienzo de los estudios de medicina, cl estudiante está abierto
las normas adaptadoras, revelan al mismo tiempo el absurdo de la 1\ todas las experiencias. Son sus maestros quiencs les inculcan los
situación que se les ha impuesto. La sociedad, si no ha creado su "en_ prejuicios científicos.
fermedad men tal", ha actuado de modo que se "conserve" en el - Durante mi práctica en Perray V aucluse, hablaba con niñas
h ospital psiquiátrico. Aquí, ella se d espliega como en el escenario ronsideradas ined ucables. Me d ijeron que perd ía el tiempo, que
de un teat ro. En él se representan el miedo, la angustia, el rechazo. hncía perder el tiempo a los demás, y que en última instancia per~
Unos tiran los hil os del poder que buscan ejercer; a los terapeutas lurbaba el servicio.
les asig nan una locura permitid a. Los otros se han convertido en ele- - El retardo, la psicosis, es lo mismo cuando una todavía no ha
mentos de un espec1Jtculo (forman parte del mobiliario, dicen los Ilprendido lo que representan como incurabilidad. Cuando no se sabe,
enfermeros). Son la miseria, el horror, la decadencia, son todo eso Ir tiene siempre tendencia a hablar, a decirse que también los dese-
en su silencio o en sus gritos. dIOS son seres vivos.
- La formación médica - me decía otro- es aprender a blindarse
EL LLAMADO PSIQUIATRA f ontra toda sensibilidad inútil.

El conocimiento viene a ocupar aquí precisamente un puesto cuya


Los estudios de medicina le entregan al estudiante un saber psiquiá- lunción es la de impedir toda relación con la verdad como causa.
tri co sobre la "enfelmedad mental". Este saber, tal co mo se lo tras- 1':1 estudio del problema del retardo, como el de los problemas de la
mite en su fonna tradicional, no deja casi lugar para qu e surj a un a I'flicosis, del hombre primitivo y del niño, sólo pueden emprenderse
verdad. Se concibe la enseñanza de modo que coloque tanto al 11 los estigmas que se le atribuyen al otro son considerados ante
que enseña como al estudiante al abrigo de tod a interpelación del Indo como reflejos de una verdad que uno sitúa en sí mismo. a Para
inconsciente ; el lenguaje común es un lenguaje que recibe el nom- ¡Ihnndonar el terreno descriptivo que excluye al sujeto hablante, es
bre de científico, es decir, un lenguaje que está a salvo de lo ines- lII'resar¡o acceder a un saber que incluya al otro como sujeto ha-
perado. "Iunte, y llegar para ello a reconocer el punto en el que se ha ope-
- En un comienzo - me decía un a estudiante- me producía Iddo la división de este sujeto entre el saber y la verdad . El estudio
cierto efecto esa palabra loca que decía la verdad. Soñaba con ella. 11'''' se llevara a cabo sobre este punto d e ruptura se abriría a res~
Ahora he progresado, ya no me hace nada. C uando un alienado
habla, llego rápidamente a clasificarlo en alguna categoría nosográ- • I.nca n señala que en la ciencia, el saber es el objeto d e una comunicación.
fica. El saber sobre la enfermedad es algo que 10 protege a uno. que 110 ocurre lo mismo en un psicoanálisis.
I I lbt,
LOC URA E lNST/1'UCION PSIQ UfATRICA
lo
I. A. $E<; REGACION PSIQUlA1"R/CA 27
,,11 "Inl qllr (1 St n actualmente suspendidas, respuestas vincul adas a En lo que el loco nos dice da a conocer cosas de sí, sin llegar siem-
1It pUlflhlo apurici6n de criterios cie~tíficos. 9 . pre a reconocer lo que de él habla en lo dicho. En el delirio de
El psiquiatra, como el etnógrafo, tlene que verselas, en su campo influencia, puede negarse a considerar lo que dice como cosa que
de estudio, con un orden significante, sea el del padre, el de .la Ir pertenece, con lo que este desconocimiento es también un modo
muerte, el del trueno o el de los mi lagros; algo se ordena segun d e reconocer uno de los términos antinómicos negados. A las voces
relaciones antinómicas que aparecen como otras tantas leyes del len- que lo persiguen, a los gestos que lo amenazan, al sentimiento de
guaje. Lo que le importa al etnógrafo (y al psiqui~t~a) es po~er irrealidad que lo rodea, a estos fenómenos que lo poseen y que trata
desentrañar lo que está actuando en la estructura lag.lea d~l. ~ruto de descifrar, los expresa incluso cuando, mudo, nos ofrece su inte-
(mito individual del neurótico o mito col.ectivo). En pSlco~nahsls (y rrogaci6n y su pánico. Lo que intenta alcanzar a través de la muerte
esto vale para el psiquiatra), lo que nos Importa es poder mterrogar (la suya o la del otro) es su ser mismo. Si la locura nos interpela es
los efectos de la demanda en un sujeto en su relación con el deseo. porque evoca ese otro en nosotros, al cual nos vemos tentados a
A las nociones de reeducación emocional del paciente (que está de exiliar en el esquizofrénico, como quien se deshace de un objeto tabú.
moda en ciertos círculos psicoanalíticos) oponemos una lógica del El problema de la locura es inseparable de la pregunta que el hom-
inconsciente y el estudio de lo que opera al nivel del deseo. De este bre formula sobre su identidad. Precisamente en lo que se dice que
estudio depende que el sujeto 1legue a una palabra p.erso~a~. E.s;o es, en lo que privilegia como imagen ideal de sí mismo, allí es
lleva al psiquiatra a situarse en otro polo que el de la ldentIflCaClon donde el hombre se presenta ante nosotros como loco o como sano.
con el representante del orden moral, es decir, rechazar el papel que - Siempre se me ha considerado Cristo. Juro que soy inocente. No
la sociedad le asigna. En el "mito de la enfermedad mental", Thom~s busque las razones de mi internación. No busque en los legajos quién
Szasz denuncia la situación imposible que se le ha creado a la pSI·' soy. Escúchemc, soy un huérfano rechazado por la sociedad. No he
quiatría: 10 "En la actualidad - nos dice- la Iglesia ya no es la conocido más que desgracias. He llevado una vida de niña, olvi·
única proveedora de valores morales, también la psiq~iatría cumple dando que era muchacho. Desde la edad de siete años he perdido
esta [unción. El médico trata de promover la morahdad [. . ·l· La el goce. Algún otro, una niña, se apoderó del goce de mi sexo. A la
noción de «enfermedad mental» ha persistido más allá de su función felicidad no la he conocido nunca. Nací para la desgracia. Siempre
útil, como un mito. Constituye, en realidad, una herencia de los he sido atacado y juzgado. Los médicos no comprenden nada de mi
mitos religiosos en general y en particular de la creencia en la bru- raso. Me ofrecen el asilo mien tras que lo que yo pido es ser el astro
jería". En cierta tradición psiquiátrica, nos encontramos ante una del flamenco. Encuéntrenme una sociedad en la que pueda cantar
forma de complicidad del psiquiatra, no ya con la razó~ .sino con el y tocar la f!;uitarra. Mi destino es excepcional. No puedo tolerar
mundo al que se llama "sano de espíritu". Es esta compliCidad la que la mediocridad. Sé muy bien que dicen que soy loco cuando me
lo lleva a cooperar con las fuerzas que tienden a expulsar al cn.f~r­ sitúo como ser excepcional. Pero es mi verdad. No tienen derecho
mo mental de ese mundo razonable. En esa forma de coopcrac1on, a pretender otra verdad. Esto sería como un crimen contra la
se hace sordo a la queja del paciente, tan preocupado está por las human idad.
que le llegan del mundo en el cual dicho paciente se mueve. Georges, a quien se le ha robado su goce y su pensamiento, plantea
en términos im posibles las condiciones de su salida del asilo.
LA LLAMADA LOCURA Ostensiblemente, no quiere trabajar. Promovido a un d estino ex-
cepcional, espera que las puertas del asilo, como las puertas de una
Al fenómeno de la locura no puede separárselo del problema del prisión, se abran y se le brinde una reparación.
lenguaje, de un lenguaje atravesado por los efectos de la verdad. - El gobierno se dará cuenta de su error y me asignará una indem-
9 Lacan "La Science et la Vérité" , en tcrits, éd. du Seuil, 1966 [Hay cd. nización que me permitirá salir de Francia y volver a mi país. Allá,
en esp.: Escritos, México, Siglo XXI, 2 vols.]: "El sujeto del psicoanálisis ent re mis hermanos de color, bailaré flamenco.
es el mismo que el sujeto de la ciencia". . Georges, dentro de su locura (paranoico), tiene un conocimiento
10 Thomas Szasz en "The rnyth of mental illness", en The American. psycho-
logisl, vol. 15, n~ 2', rebrero de 1960. [Hay edición en español: El mIto de la agudo del absurdo de la situación que se le ha creado. Pone de ma-
enfermedad mental, Buenos Aires, Amorrortu, 1973.J nifiesto el ridículo de nuestros criterios adaptadores, la ineficacia de
LOCURA E INSTIT UCI6N PSIQU/ATRICA I~A SEGREGACI6N PSIQUIATRICA
29
la "cura" del asilo y me brinda, finalmente, el apofo de su expe- en la dinámica del inconsciente. Se trata de dos hechos de naturaleza
riencia: diferente, que es importante no confundir. "La historia del hombre
-Diez años de experiencia me permiten decirle que en el asilo - nos dice Freud- es la historia de su represión," 1.3 Nos recuerda
se tiene una actitud especial. El asilo tiene sus costumbres y su len- que no sólo la felicidad no está incluida en los planes del Creador,
guaje. Es muy importante, porque aquí toda cabeza de pájaro es sino que además al hombre le es mucho más fácil experimentar el
tragada por una cabeza de buey. sufrimiento.
Es en relación al hospital psiquiátrico que Georges se ha cons- "El sufrimiento --dice- nos viene de nuestro cuerpo, condenado
truido un personaje del cual no quiere separarse: a la disolución, del mundo exterior, que quiere enviarnos sus fuerzas
-Lo que es terrible es que a los 18 años entre en el asilo un mu- destructoras, y finalmente de nuestras relaciones con los hombres. El
chacho sano de espíritu. No es posible describir el horror de 10 sufrimiento proveniente de estos últimos es peor que los otros." u.
que esto representa, Entre los gritos y la miseria, se termina por Freud nos muestra de qué modo el principio del placer nos impide
no oír nada. Algunos se hacen como paredes. Pierden la palabra. siempre llegar al goce; 15 existe siempre una distancia entre el pla-
Todo el mundo está condenado aquí a perder la palabra. cer y la realidad, y el destino del hombre está ligado por ende a
No son ni el psiquiatra ni la sociedad los que crean la locura, cierta desgracia del ser (desgracia original cuya fuente puede en-
pero son responsables del modo en que ella se fija en el asilo. Georges contrarse en la premaduración que caracteriza a la descendencia
ha planteado un problema aún irresuelto: el de la creación de un del hombre). Esta desgracia, inherente al nacimiento, puede ser
estado ideal en el que estarían excluidos la enfermedad, el trabajo radicalmente negada, y expresarse por último en la rebelión del loco
y la muerte. A este sueiío ya lo había formulado Saint-Just en el y su delirio. El loco puede negarse a elegirse 16 hombre en un mun~
siglo XVIII: "El hombre -decÍa- no está hecho ni para el trabajo,. do que rechaza; sabemos que cuando critica el desorden del mundo
ni para el hospital, ni para el hospicio, todo eso es horroroso".1l es a sí mismo a quien golpea y excluye.
Hoy, como ayer, oscilamos entre las dos alternativas de esta elec- Frank (8 años) sólo tiene a su disposición un discurso impersonal,
ción: o conservarlo en la familia o trasferi rlo al asilo. No es preciso el lenguaje de la prohibición de los padres, lenguaje que prohíbe
ya insistir en la nocividad del medio familiar, pero el asilo tampoco en el plano del hacer, del decir y del ser. Frank no tiene nada que
es una solución. ¿Q~é hacer? ¿Cambiar la sociedad, soñar en cons- decinne, ya está hablado. En el juego testimonia su drama. Busca
truir otra, en la cual los locos encontrarían un lugar más justo? un objeto minúsculo que sólo tiene por nombre su color. Después de
El fin del siglo XVIII ( 1786 ) dio nacimiento a dos sueños: " el de haber encontrado un rojo, un verde, un azul, él le da un calificati-
un a medicina nacionalizada y organizada de acuerdo con el modelo vo: es "el m ás bello de los colores". Regresa feliz a la pieza, y des~
del clero, y el de una sociedad sin enfermedades, sin violencias, sin pués, siguiendo un ceremonial siempre idéntico, deja el objeto que
conflictos. La misión del médico qebía ser política, y su tarea consis- pierde para reclam.arlo y no reencontrarlo. El objeto primero se torna
tía en liberar al hombre condenando a los malos gobiernos, El ob- de una misma crisis de angustia de fragmentación, me agrede y se
jetivo del médico era el de la felicidad: había que volver a llevar inaccesible para siempre, perdido para siempre, y Frank, con sus
al corazón de los ciudadanos la paz, la salud del espíritu y del cuer- alaridos, hace saber que no lo admite. Todas las veces, en el curso
po. En un estado sano, ya no habría necesidad de hospitales. La agrede al mismo tiempo: se ha perdido~ perdido. Entre dos accesos
experiencia nos ha mostrado que el problema de la desaparición de llanto, dice enseguida : -Tú no quieres, madame Mannoni,
de la represión social no coincide necesariamente con el problema de
la desaparición de las exigencias del superyó y de sus efectos devas- 13 S. Freud, Civilization and it$ dücontent$, Hogarth Press, [Hay cd. en
tadores. El cambio de las estructuras sociales no puede tener efecto c.p.: El malestar en la cultura, Biblioteca Nueva.}
radical sobre el problema de la represión tal como éste se nos plantea a Op. cit.
u Lacan: Seminario de marzo de 1960.
16 Lacan: "La estructura fundamenta l de la locura está inscripta en la
11 Saint.Jllst en Buchcz y Roux, Hre parlementaire, t. xxxv, p. 296, citado naturaleza del hombre, en una discordancia primordial entre el yo y el ser
por Michel FOllcalllt en N.aú$ance de la clinique, op . cit. que exige del hombre que elija ser hombre", en Psychogéneu des névrous
12 Desarrollado por Michel Foucault en Naiuance de la clinique, op. cit. et p$ycho$es, Desclée de Brouwer, 1950.
LOCURA E INSTITUCIóN PSIQUIÁTRICA.
30 l.A SECRECACMN l'SlQUIA.TR1CA
31
Esta frase puede decirla desde el momento en que no está com- t'n el que está aprisionado. ti es la verdad que les falta a sus dos
pletamente alienado en una identificación con ese objeto perdido, progemtores, verdad de la que nada quieren saber.
()bjcto al que no puede admitir como perdido. Repetitivamente
Los médicos, ante este niño destructor, tendieron a identificarse
.expresa que no lo cree. En su ira impotente, proclama la imposibi- COn sus. progenitores y a rechazar lo que resulta insoportable para
lidad de referirse a un apoyo que podría proporcionarle un orden
r l hosplta~. Drogado y aislado repetidas veces, a Frank se 10 ha
simbólico ( puesto que en tomo a este apoyo se establece toda la ~cvuelto fmalmente a su familia, acompañado del veredicto: invá-
relación con el otro). Convertirse en deseante es para Frank verse licio 100 %.
conducido por un mandamiento hacia un deseo de muerte. En su
crisis, devela una situación imposible de la que nada quiere saber, - Nos arrancará los ojos a todos -decían los enfermeros.
y cuyo sentido, sobre todo, no quiere que se le revele. Lo que re- Ni nguno de los terapeutas se puso jamás en el lugar de este niño
dama es la huida, la huida de un lugar que se ha trasformado en presa del pánico, presa del pánico porque no ha podido jamás en-
maldito. ('ont.rar en su relación con el otro, un tercer término que pudiera
1H'~vlrle de referente. En su relación con la madre, es una boca que
- Este niño no tendría que haber nacido - me dice la madre-,
1I!lm,en:ar, excremento que asquea, no puede encontrar lugar en la
porque en mi familia mueren todos.
Asfixiado al nacer, Frank ha tenido una primera infancia jalo. t.halechca materna más que a nivel de objeto parcial. Es a ese nivel
nada por hospitalizaciones. Aun hoy vive bajo el terror de una 'll1C se poseen mutuamente, hasta el punto de no ser más que uno:
separación, separación que siente como mutilación corporal, esto Inlamente la violencia puede venir, a romper el círculo en el que
IIn ha encerrado su ser.
es, romo agresión mortal. El niño no puede simbolizar la ausencia
de la madre; cuando juega a perderla, se pierde con ella. Frank El diagnóstico de psicosis, si corresponde apli'c arlo en este caso,
nunca pudo recibir de su madre las palabras que habrían podido IIl,n rca al mism~ tiempo los límites y la falsedad del saber psiquiá-
calrnar su angustia. (neo: Desde el mstante en que se fonnula un diagnóstico, Frank se
I nnv¡erte en la enfermedad, y además, en la enfermedad de los
- Esas palabras no podla dárselas, puesto que tampoco las he
recibido. E l afecto, no sé lo que es. padres. El niño tiene conciencia del pánico que engendra en el otro,
-Un chico pudr~ le traga el dinero, no trae más que complica- UC11a por momentos de su poder. Por todos los lugares donde pasa
c iones - agrega el padre. 1'. 1m caso que el adulto se dispone a recibir. Tiene suerte de haber
Un hijo, ¿qué es un hijo? Ésta era la pregunta que se les planteó I IC', pado a la segregación (frecuenta la escuela comunal del pue~
a los padres. hin) .. Pero en la escuela, en la parroquia, funciona un sistema para
- Es lo que no puede imaginarse -responde la madre (!). IN'Iblr la enfermedad mental que tienen en su casa el señor JI la
Frank es, para ambos progenitores, lo impensable (de la escena IrtlOra X. En ese sistema, Frank está atrapado; por poco que se dé
primaria). A partir de eso no hay para él ningún devenir dialecti- I lI~nta de ello, ocupa en su pueblo un lugar, el que la imaginería
zabJe al nivel simbólico. Fruto imaginario de un goce (edípico) popular reserva a la locura. Se sabe que está en tratamiento en
culpable, aun antes de su venida al mundo Frank estaba condenado PHI i!l, se espera la curación ... o el fracaso. Esta espera de los adul-
jll. pesa fuertemente sobre el médico o el analista que tiene a su
a no serY En su locura, el niño pone de manifiesto el sinsentido
I II~O a un niño, Se le pide que cambie a un niño, es decir que

17 Lacan: "El mito de Edipo 10 dice bien: el goce está corrompido, El goce
1" tOrne apto para entrar en un mundo que justamente ha aban-
pleno, el del rey de Tebas, no tiene descendencia. No cubre más que la podre- .IHllndo por desesperación. La convicción profunda de este tipo de
dumbre que exp lota a l final en la peste. Sí, el rey Edipo ha realizado el acto 1!lIIm es que está amenazado de destrucción total, y en ella no hace
sexual. En fin, no es más qlle un mito entre otros de la mitología griega. 111 .1 que unirse a la confesión inconsciente de sus progenitores: me-
Pero si hay otros modos de realizar el acto sexual, encuentran en general su jlil no hubiera nacido.
sanción en el infierno, Todos, en efecto, implican que se alcanza un cierto saber
que la verdad no puede tolerar. Cuando Edipto revela el enigma, la
verdad se lanza a l abismo. Puede decirse, entonces, que el goce es una cuestión 1... "'Iulcos creían q ue se inscribía el d iscurso de la verdad, sino desde el cuerpo
qile se p lantea en nombre de la verdad , y que se plantea, como toda cuestión, ve rdadero lugar del Otro". École normale supérieure, en Lettres de l'icole
... ttlll
<1esde el lugar d el Otro, es decir, en modo alguno desde lo incorpóreo donde "."uU,mle, febrero de 1967.
32 LOCUR.t E INSTITUCIóN PSIQUJATRlCA
L A SEGREGAC/ON PSIQUIÁTRICA
33
A la pregunta: ¿ qué es la locura? Freud ha respon.dido demos-
trando que no es necesario oponer la locura a la normalzdad. Lo que El mundo de hoy admite mal a los soñadores y a los "artistas" im-
se descubre en la locura está ya en cierto modo en el inconsciente de productivos. No tienen otra elección que la del asilo, único lugar en
cada uno y los locos no han hecho más que fracas~r en una lucha el que la locura es permitida (permitida en el seno de estructuras
que es la misma para todos y que todos ~ebemos hbrar pe.rm~nen­ que la fijan, la locura se metamorfosea allí en monumento para el
psiquiatra) .
temente. Esto explica la actitud de la socIedad y de los pSIqUiatras
hacia los locos : esta actitud forma parte de la lucha contra la locura ~ero, ¿ qué es lo que no! lleva. a nosotros, los que curamos, a re-
que libra .sin cesar -con un éxito precario- toda la h~manida? umrnos con ellos dentro de esos muros? Solamen te si respondemos a
Pero la respuesta de Freud no hace más que revelar una IgnorancIa esta pregunta podremos plantearnos otra que Freud dejara sin res-
puesta: ¿ qué es la locura?
irreductible: ¿ por qué algunos fracasan y otros no? Sabemos que
Freud sólo ha podido contestar esta .pregunta invocand? lo~ factores
cuantitativos que actuarían, o inclusive el terreno constItucIOnal .. . ,
e~ decir que reconocía no saber nada sobre este punto.
Si la psiquiatría ha de tener alguna eficacia, ello será al .precio
de una trasformación que va a exigirle, al menos por un tIempo,
merecer el nombre de antipsiquiatria. 18 Si la crisis de locura es una
lucha interior análoga a la que cada uno de nosotros entabla .de
modo más silencioso sea cual fuere su naturaleza, nos es precIso
aprender a consider~r esa crisis, cuando se da en el exte~or de
nuestra persona, como a la vez nuestra y no nuestra, y a mterro-
garnos no ya sobre las medidas que debemos adoptar c~n toda
premura para que nuestro equilibrio mental (y el de la s~cledad a
la cual está ligado) no corra el peligro de perturbarse, SInO sobre
aquellas otras que slrÍa necesario adoptar (o no adoptar) para que
el sujeto de la crisis pueda, de algún modo, ganar esa lucha.
Debemos tomar conciencia de que la sociedad ha previsto siem- Ii~ \lr.~sa : ni I~s I á.g~imas .ni los ruegos de sus amigos, ni aun de su mujer y de
pre, de diversos modos, lugares donde colocar a sus locos, de que 1" hiJOS, pudieron mduclrlo a romper su silencio. Según parece fue la mala
siempre les ha propuesto modelos de locura con 105 que pueden I unducta d~ éstos para Con él lo que provocó aquel silencio, porque le hablaban
identificarse para satisfacerla, de que todo esto no ~s más que una ' un leng uaJ~ provocador, frecuen temente producían en su casa movimientos
parte de las instituciones mediante las cuales esa socIedad se protege puro convem~ntes y lo obligaba n a réplicas descorteses; y adopt6 este medio
" '-'el ro de castigarse, por haberse dejado provocar, y de cas tigarlos por haberlo
contra su inconsciente. Es posible concebir otros métodos ~e p.ro- I', uvocado. Mas ~sta severidad era injustificable, arruinó a su familia y destruyó
tección menos crueles y menos ruinosos. Encontramos. en la sltuac~6Jl 111 hogar. Su mUjer no pudo soportarla, y después de haber ensayado todos los
del asilo como en la situación coloniaV 9 la nostalgia de una vida Hu'dlos de romper ese silencio rígido, comenzó ella por abandonarlo y terminó
en un U:undo sin hombres, como si el hombre intentara realizar en 1"" per~~r la cab.~za caye.ndo en la melancolía y resultándole imposible fijar
n te~~lOn . Sus hiJOS partieron cada uno por su lado, y no quedó más que una
ella algún sueño perdido 20 de su infancia. ~114 hiJa, que amaba a su padre por encima de todo. f;sta cuidó de él le habl6
lII,.dll\n te signos y vivió con él) p or así decir en el mutismo, durante' cerca de
18 David Coopero Psychiatrie et Anti-psychiatrie. éd. duo Seuil, .1970. [Hay '1 llíios. Hasta .q.ue, estan.do en .cierta ocasión muy enfermo y con intensa
edición en español: Psiquiatría y antipsiquiatría, Buenos Aires, Pa¡dós, 1974.] 1I" ' It~, en su dehno o perdiendo la cabeza rompió su silencio sin saber cuándo
19 O . Mannoni Prospero and Caliban, Praeger, Nueva York, 1956. ~ IlUb lóJ aunque de manera incoh erente en un comienzo. Más tarde se repusd.
20 Texto de las 'serias reflexiones de De Foe : "He oído hablar de U:'I hombre d, ' \1 enfennedad y habló a menudo, pero poco con su hija y muy raramente
que presa de un desagrado extrao~dinario por I~ con.versacióI?- ~~soportable de I U H ¡lIgún otro. No obstante, la vida interior de este hombre estaba lejos de

algunos de sus pr6jimos, cuya SOCiedad no podla eVitar!, decldlO bruscamente , . lIonciosa. Leía ~in interrupción, y escribió muchas cosas excelentes que
no hablar más. Durante varios afias mantuvo su resoluClOn de la manera má.. ,," I rrr rlan ser conOCidas por el pú blico; y en su aislamiento, se lo oía claramente

• !Ir n menudo" . De esta "locura" o de este sueño surgió Robinson Crusoe.


LOCURA COMO STATUS

t t'lI 11110 aiglos, médicos y filósofos h an reflexionado sobre el pro~


11 111,1 d~ la "locura" sin llegar a saber con exactitud qué cosa es.
, IUi supuesto que nadie escapaba a ella, se ha hablado de una
1.. , 111.1 " necesaria, esto es, de la necesidad de cada uno de tener la
1'11 111 ,," de todo el mundo.
I , Irnl'fa psiquiátrica se ha esforzado en vano por desenredar ese
11111 JII t¡\U~ constituye ]a psicosis. Los mitos y las creencias del pasado
11. I p' eSCnte han sumado al disfraz con que se malviste el "loco"
I " I 11l1guñarnos, la antigua vestimenta del "loco" o su uniforme del
1/'1 El disfraz con que el "loco" se protege no es ajeno a la natu4
Ir ,\ de la "locura", pero el vestido que nosotros le agregamos, el
IIIIIt que le otorgamos, constituye una pantalla que nos impide
I H I fOliO al conocimiento sobre la naturaleza oculta de la "locura".
11,. .. tlo la infancia, el individuo se encuentra atrapado por una cierta
f'.1 dI/U relativa a la Hlocura". La referencia a la amenaza que el
• 111111
01
f'ncarna está presente, no sólo en las historias que se cuentan
11111 IlImbién en los artículos de la prensa cotidiana que se refieren
I IIIlbicnte inmediato del niño.
1': 1 vagabundo, asesino de Catherine (8 años), salió de un asilo
I ''IIlI(ttrico.'' 1

litis líneas, bajo fonnas diversas, alimentan nuestra lectura de la


JI" " ~ II , En las publicaciones infantiles, las revistas semanales ilustradas
l. I IIdlcn, a través de su cortejo de violencia, de luchas, de gritos
, .1. IIl1ntos, sus tipos de héroes y sus imágenes de locos, de retardados
di· IIllonnales. El "loco", en oposición al sabio, es el que "no sabe
1, '1'1t' hace", muerde y desgarra "cuando le fallan los nervios".!
1I IItUlgen, aun entre ] 05 no creyentes, se superpone a la del diablo,
•• ¡¡¡"bIo del que 105 niños nos dicen "que no viene de ninguna parte,
.pl! II lII'ge de todas, de sí mismo sobre todo",!

• IlrflIlCe-Soi1', 7 de mayo de 1968.


irt J,íx, éd. Dargaud .
• Otl!to; "Le Diable chez I'enfant", en 2tudes carmelitain es, NEF, mayo
.1 1'1~ 5.
36 LOCURA E INSTITUCIóN PSIQUlATRICA.
¡.. A LOCURA COMO s r Arus
37
El niño apela al diablo cuando no logra encontrar las palabras que
le permitirían alcanzar al Otro, cuando fracasan sus intentos de La soluci~n adoptada por Frank le permitía a la madre 'ustificar
expresar la tensión en que se encuentra. Si los brujos fonnan parte :~~~:e~a sobr~'protectora"; - Vea usted --decía ella (a t:avés del
del mundo social, el diablo representa el peligro de lo no social, la . lle su h, JO ) - , no puede pasarse sin mí le llegará el mal
SI se o a eJa. '
entrada en un universo sin leyes. A través de esa pesadilla terrorífica
que lo habita, 10 que el niño se siente en peligro de perder es su ser El ~eseo de fug~ de Frank se veía contradicho cada vez ar la
mismo. La angustia que lo asalta amenaza destruir todo lo que vive. .a ngusta q~e e~pe~lmentaba ante la posibilidad de que fuera aPreali-
Este peligro mortífero surge en el momento en que, en una fantasía zarse. a aspIraclon m~onsciente de la madre (q ue él muriera ) o la su a
omnipotente (yen respuesta' al universo frustrante en que se halla), le propIa (q ucbella munera). Incapaz de poder dialectizar su problen?a
no
, encontra a otra . salida a su ma lestar que perpetuar a través de su'
parece poder por fin "poseer" el objeto idealmente bueno, durante
tanto tiempo codiciado. Pero el objeto deja de ser ideal desde que s~nto~~ una espeCIe de perennidad de una "simbiosis" madre-hi'o
se lo posee, y entonces estalla la crisis de angustia de fragmentación, Slml bIOSIS que reposaba sobre la imagen órfka de la fragmentaci~~
d e cuerpo.
particularmente aguda y "pura" en el infante psicótico.
Justo en el momento en que Frank trasgredía la prohibición materna Hdem °ds vFisto en el primer capítulo el lugar que ocupaba la enfer-
d e rank en su pueblo S " f onnab an parte integrante
(Uno hagas eso"), para llegar a modelar, con grafismos o con tierra, d 1a
me l . us crISIS
e o que e profano espera de un "loco".
una obra maestra que él mismo definía como "la más bella de todas
las más bellas", sucedía infaltabIemente un accidente (provocado por .~uando e? el ~di[icio en que vivo aparece en las escaleras algún
él mismo) que destruía o estropeaba la producción. Se lanzaba enton- ~~~o q~e gnta~ SIempre hay un alma caritativa que se presta ara
ces aullando sobre mí, sobre su madre, arañando, mordiendo y gri- duclrlo a mi ~asa, como se llevaría un perro perdido a la Soci~dad
P rotectora de Alllmales.
tando en su desesperación: "él ha destruido, él ha destruido". A ese
A los ~iilos gritones, a los pálidos, a los "raros", a los "nerviosos"
él (que es el yo (fe) del niño "hablado" por la madre), Frank terminó
por dibujarlo con los rasgos de un diablo rojo, con boca enorme, ~,e ~os ~e~onoce d: antemano, se los marca como los que deben se;
rodeado de garaba\¡>s. clIentes 1de la senara Mannoni. Se espera lo peor" y por consiguiente
se re.coge o peor. :_. basta en efecto una palabra ... tiene por efecto
A este dibujo era necesario destruirlo, como para horrar toda huella ~á~Ico .d arle al nmo la idea de Jo que podría hacer "d ,,,
de lo que había podido poseer al niño, desgarrarlo. En una crisis de dIstmgUlrse. a emas para
asma terminaba momentá neamente su furor y se expresaba su derrota El niíi.o psícótico sabe representar su "locura" para llegar a los que
--derrota que era la representación, en una escena, de la trampa ama o ~ los que ~e testa. Su conducta es una réplica a ]a alabra
en que se hallaba. ddelhambIente, ambIente al que se siente ligado pero del qutquiere
Durante las sesiones, y sin constricciones, puesto que se trasformaba es acerse ' rechazad '1 f
1 h'l d' . o por e , se a lrma como rechazan te, maneja
en deseante, era detenido como por un manojo de palabras contra- os 1 os d e un Juego en el que como "enfermo" va a dar pruebas
dictorias: "haz esto, no hagas aquello", "obras bien, pero obras mal". d e su po ero
Los efectos del mal habían venido a inscribirse en su carne, entre-
cortándole su respiración y, cuando podía respirar, era en su ser que
se sentía perdido, y lo que ofrecía era su "locura", es decir, la equiva- LA LOCURA COMO DESTINO PERSONAL
lencia de lo que expresaba en sus dibujos bajo los rasgos de un diablo
dañino. La etiqueta de "1" 1 .- .
roba 'd ·d dOCO l con que e nmo pS1cótico se sabe disfrazado le
E l estado de "locura" alternaba con un deseo de rescate: - tI no su 1 entl a y e otorga cierto tipo de irresponsabilidad a' su
es más malo, es bueno, no va a grit3.l' nunca más, él se tranquiliza .. . gesto y a su palabra. Como "loco", se sabe perdonado, pero también
ah, mamá, no vas a dejarme . . .
La estereotipia de la respuesta "loca" del niño ante todo intento
de separación, no puede dejar de llamar nuestra atención.
I~A LOCURA COMO STATUS
38
LOCURA E INSl'I1"UCróN PSIQlflA,TRICA. 39

excluido y remitido a la más total de las soledades. La respuesta !I~ Ilas ~ociedades (de "asilo" ) así constituidas fuesen más presentables
psicé tica la ha elaborado con otro; después encon trará en el ambiente SI os 'locos" fuesen allí felices. '
una especie de aprobación en cuanto a la gravedad de su "estado", La cosa no es :an rara: .algunos encuentran, en efecto, en esos
más tarde "se ajusta rá" al personaje en el que ha elegido alienarse. lu~ares, ,una, especie de felICIdad y no tienen otro temor que el de
~nhr algun dla.
EduCJdo por las palabras de los adultos preocupados por el caso
Otros han terminado por "elegir" el hospital, cediendo así contra
singular de un niño que se ha convertido en su único tema de conver-
sacién, el "enfermo" no tiene otra salida que la de borrarse totalmente .u vol~ntad a la propuesta dada por un medio ambiente que los
aconseja ba "por su bien" .
como su jeto, para convertirse en la enfermedad::; y su referencia es
desde entonces a la vez médica y moral ; el paciente (niño o adulto ) se - Cuando ~n enfermo - me dice Georges- h a sido llevado salvaje-
ha convertido en el producto que se ha desviado de una norma. Tiene, Ir'lent~ al hospJta~ sin razón valedera, se encuentra perdido. La labor.
además, sobre su estado, la opinión de los terapeutas y de sus padres; H'rapIa es . una .I,nvención im.bécil: s.i yo quisiera trabajar, estaría
son las palabras de los otros las que terminan por convertirse en su H;uera. M~ opctan es ~na Vida de Impedido, seguir mi vocación.
("OTro el nesg? de termmar m i vida aquí, esto es una prisión y me
única palabra:
III('l nto persegUIdo.
- !VIc veo obligado - me d ice Arthur- a estar aqu í, en el as ilo.
Afuera es peor, debo lrabajar por pequeños salarios puesto que hay A esta elección de l~ l~c~ra como respuesta a todo un contexto
un desacuerdo entre mis empleadores y yo. Afuera sería imposible, me pasado y prese.~te, el mdlvIduo puede recurrir, incluso en los mo.
vería insultado. Es mejor el asi lo, a unque me obliguen a llevar el "lentos de tenslOn, cuando no ha logrado hacerse entender mediante
111 palabra.
uniforme de prisionero". El mundo ha cambiado, estoy aterrorizado
con el progreso . El m undo, afuera, va a toda ve locid ad, todo galopa. ~arece, pues, que la "enfermedad mental" se utiliza corno estrategia ·
Aquí está uno protegido, afuera es peligroso. qtl~ perml~e obtener 10 que de otra manera se niega, o para develar
lo msostemble de una situación.
_ ¿ La curación?, me parece difícil ante la estupidez del mundo.
Ante los elementos y la realidad de la sociedad actual, más vale no Esta id~a de una respuesta "loca", que respond e como un eco a una
hablar de curación. No es posible, piénselo usted, i curarse cuando la p¡t labra ~Iempre "lateral" emitida por la familia o por los miembros
rabia está suelta afuera! No, no quiero cu rarme. d"l hosp,tal, ha sido desarrollada por John Perceval en 1830 y por
~Iorag Coale' e n 1964.
El "no quiero curarme" es u n eco, no solamente de la palabra
malerna "no lo vue lvan a mandar", "no agreguen un drama a mis , E~ sus au tobiografías, est~s autore~ muestran el desgarramiento que
u (, l.crto m~mento se ha mtroducldo en relación con la rea lidad
desgracias", sino también de las palabras de sus camaradas de sala.
, I(,l'lor, e~pl~ca n cómo.Io fantástico ha venido a llena r el vacío dejado
_ ¿ Curar? - le repite su vecino ele cama-, es reparar el error. p/lr esta perdIda de realidad .
Me ponen ante una elección: o ser soldado y hacerme matar, o per-
I racl.e~ .de la s~tuación institucional en la que se han visto apresados
manecer aquí y salvar la vida. Elijo la vid a, aunque tampoco sea
1111 anallSls despiadadamente lúcido, y describen la relación médico-
la solución. t IIr,'rmo como una lu.cha en el curso de la cual uno u otro interlo-
Tanto en un caso como en otro, se ha infringido u na regla, su ,olor se enc.u~~ tra siempre ~n s i~ua ción de ser anulado. No hay
"mal" individual lo ha llevado a otra sociedad donde lo permitido y 1I11I~una .poslbllIdad de coeXistencia, afirman los autores.
lo prohibido se rigen por otras regl as, de tal manera que no puede de- hl, deCir y el hacer que "se desvían" de lo no rmal son castigados
cirse si es más pennitido o más a u toritario que la sociedad "razonable". HINlmnte los ~edicarnentos o las duchas. Los que curan, al oponerse
M uy a menudo - aunque no siempre con éxito-, el tratamiento 11 proceso delIrante, comprometen las posibilidades de remisión espon·
de los "locos" consiste en adaptarlos a esta nue\'a sociedad modificando IIIII'U. Los autores reclaman para los "pacientes" el respeto a su delirio.
allí las reglas de lo permitido y de lo prohibido. Algunos, por otra
parte, estarían dispuestos a pensar que esta solución sería satisfactoria : 'I:homas Schcff, Being mentally ill, W cidcnfeld & Nicolson, t 966.
l.1 ('C
"II\rJ
gory Bateson, Perceual's narratiue ( 1830), Stan ford Univ Press 1961'
oate, Beyond all rea.wn, Constable, Londres, 1964. . , ,
!i Véase capít ulo l.
LOCURA E INSTITUCl6N PSIQUIATRICA l oA. LOCURA CO AJO STATUS
4U 41
-Lo que es preciso explicar - nos dice Perceval- es el fracaso de Se trata del análisis de un psic6tico.
los que, habiendo partido para el "viaje" (de la locura), no retornan. Este análisis se había desarrollado al comienzo, sobre el tema:
¿ Qué es lo que encuentran, en la familia o en la institución, como "; C uál es mi enfermedad?" ,
respuesta inadecuada, que les impide ser salvados mediante una El paciente, estudiante de medicina, exigía un diagnóstico.
experiencia alucinatoria organizada? 8 ~o que buscaba, a todo precio, era que otro le dijese: "Pues sí,
La experiencia de lo vivido, de lo que estos esquizofrénicos dan ,./1 Cierto, estás loco".
cuenta en su autobiografía, aparece, en cierto momento, en la pers- Tod~ cambió el día en que trajo a ]a entrevista 10 siguiente :
pectiva de una experiencia mística salvadora, asimilada a una cere- - MI madre me decía: "Vaya volverme loca". Un día hi ce la
monia de iniciación (el retorno a una vida normal se hará a través p,'omesa de volverme loco en su lugar.
de una forma de muerte y de renacimiento). De ello resultará, según Se presentó a la primera consulta como un caso de disociación
los autores, el beneficio de un conocimiento que no poseerán jamás f·~quizofrénica. Podría habérsele dado una respuesta en el sentido de
los que no han cumplido este "viaje" . In que re~lmentel deseaba. Mas fue porque no se le respondió que
El "momento fecundo" del delirio se da a la manera de una re- Inido surgIr d~tr~s de la. eventual "elección psicótica" del paciente,.
construcción, pero hay en ella algo que se nos escapa. I I peso que eJerCla un Cierto determinismo. Este determinismo está
li ~.l~~ a 910 que e~taba en jue?"o desde un comienzo en el complejo
'"mIllar,. . ese conJ1~nto de actltudes y de palabras que es propio de
LA LOCURA COMO STATUS 1111 1\ famIlia determInada.
El "c~mpl:jo" es una actitud que el sujeto va a repetir frente a
En la relación de la enfermedad, hallamos dos tiempos: un tiempo I lf'rtas SItuaCIOnes. De este modo, el individuo, con un margen de
primero que se parece superficialmente a los mecanismos neuróticos, "hClrt~~ cada vez más reducido, va a "optar" (con respecto a una
y otro tiempo que es la transgresión de un límite y la entrada en la al! uaClOn en la que se lo ha colocado) entre la pregunta neurótica
psicosis, reconocida como tal por los psiquiatras. y 1.\ respuesta psicótica o perversa.
El modo en que los terapeutas van a entrar en ese momento en el Al escribir "optar", pongo aquí el acento en u na forma de juego
mundo persecutorio·o alucinado del paciente se da como un momento I I.n la locura (que no ha sido todavía estudiada), esto es, en un cierto
capital que puede comprometer en lo sucesivo todo retorno a la I'lu r cr en pasar por loco frente al otro.
"normalidad". En ese momento el Hloco" va a recibir de los otros Lo que yo estudio (para mantener una apertura, aunque sea en mí
un status, sin que tengamos, por lo demás, conocimiento de la natura- u.l ama), es todo lo que deriva de la identificación con el modelo
leza oculta de la locura. El peligro reside en que el sujeto se borre d~1 psicótico en el cuadro de la locura. La máscara de la locura
totalmente detrás del uniforme del asil ado, y se trasforme para el otro t In. que me refiero es, en verdad, nuestra visión del loco. En su
en una pura vestimenta de "loco". 1I IlI t'IÓn .consigo m~smo, el loco no lleva máscara alguna. Somos nos.

El drama de la psicosis se revela en el modo patético en que el 11 1' t1$ qUle~es le aSignamos una vestimenta y es él quien se aparece
sujeto se encuentra apresado por los efectos de una simbólica falseada. III\(: la ~rada del otro vestido de determinada manera.lO

Muy a menudo la suerte está echada con anterioridad al nacimiento : I h. L¡dz y su.s colaboradores han subrayado que la esquizofrenia,
dos generaciones antes se ha tejido ya la red en la que el niño por h l' ,a ~e ser cons~derada como un proceso que priva de la razón a un
nacer va a encontrarse apresado y conducido hacia la psicosis. IlIdlvlduo, debena ser entendida como un destino con el que se vería
El análisis nos enseña que si bien el "mito familiar" del paciente "" h untado el hombre en sus esfuer.los por buscar un modo de vida
es a menudo conocido por el sujeto, lo que permanece totalmente 111I6nomo (es posible, por cierto, encontrar esta vida "autónoma" en
inconsciente es la identificación narcisista debido a la cual se sitúa I 1I~1I0 . . • con la esperanza de escapar allí de otras formas de cons-
en aquel mito. Esto es lo que se desprende del ejemplo siguiente,
comunicado por O. ~1annoni. 11 J tlcques Lacan, "Complexes familiaux dans la formation de l'individu" en
I I :',:i'c~opédie franfaise sur la v.ie ment~le, t. Vnt.
L.dz y colaboradores, Sch¡zophrema and the family Int. Univ. Press
6 Gregory Bateson, Perccuafs narralive, Stanford Uni\o. Prcss, 1961. tflir\lr\ York, 1965. ,~
LOCURA E INSTlTUClóN PSIQUlATRICA. , ( I,OCU RA COMO STAT US
42 43

tricClOn, con lo que se opta por un status en lugar de otro). Ciampa: No, señora, a usted. Por su propio bien.. por otra parte,
El status de "loco" por el que se "opta" a fin de escapar de otro ,1qu é se imagina usted? Hacerse el loco, pues es tan simple como decir
~tatus -el casamient(}--, o de otros problemas, ha sido puesto d~ '.!Hln día. Yo le enseilaré. No tiene usted más que gritar la verdad a
relieve con gran agudeza por Pirandello 11 en Il berretto a sonagll, VOl'rs . C uando se le dice a la gente la verdad en la cara, todos creen
La escena trascurre en Sicilia. 1111(' se ha vuelto uno loco.
Béatrice está "loca de celos'" que no es lo mismo que estar loca. Ha IJéatrice: ¡ Ah!, ¿entonces usted sabe que tengo razón, que tenía
logrado provocar un escándalo, acusando a su marido de tener I Hz6n al actuar como lo he hecho?
relaciones con la mujer de Ciampa. Cia mpa: Volvamos esa hoja, señora. Está escrito que no existe en
Ciampa, víctima inocente del escándalo, exige explicaciones : su , 1 mundo peor loco que el que cree tener razón. Vamos, dése usted
situación se ha tornado imposible. , ~, I satisfacción de estar loca durante tres meses. ¡Ah!, i si yo pudiera,
Se le pide que perdone. •• yo pudiera! .. ¡Ah 1, encajarse hasta las orejas un bonete de loco
-No es más que un error, una 10cura-, le dicen. V Correr por las calles y las casas lanzándoles al rostro a todos sus
-Sea, es una locura, pero entonces que a Béatrice la declaren \ "1 d;:¡des ... U sted, usted podrá hacerlo, j qué oportunidad! 13
loca, que vaya a pasar tres meses al asilo. Es fáci; hacerse. la loca: I Es como vivir cien años más! Comience en seguida, comience a
no tiene más que decirles la verdad a todos en la cara. ¿ QUIere tener 11 itHr.
siempre razón? No hay signo más grande de locura ... Réatrice: ¿ Que comience a gritar?
La solución de Ciampa es la única posible. Béatrice se deja pues Ciampa: Sí, grítele sus verdades a su hermano. Grítele las suyas
llevar al asilo, gritando como una loca .. . ul comisario. Y a mí también, a mí también. Yo no le autori zo más
El interés de la pieza reside en el hecho de que en ella se ve cómo I(w' a una loca a que me grite en la cara que soy un cornudo.
se tejen perfectamente las redes en las que se va a encontrar . B~atri~e Béatrice: Entonces, cornudo... se lo grito en la cara: cornudo,
presa y vencida, desvaneciéndose como sujeto, para sólo subsIstIr baJO lo rnudo . ..
el puro rótulo de la locura. (Esta situación, en 10 que tiene ~e 8pano: Nos va usted a hacer creer que está verdaderamente loca.
ejemplar, se vuelve a encontrar todos los días en cierto estilo de admI~ IJéatrice : Pero sí, lo estoy. Es por eso que le gri to a usted tambi t n
sión al hospital psiql!iátrico.) . . . ", rnudo, cornudo". Los dos, cornudos, un par de cornudos.
En psiquiatría existe una tendenCIa demaslado grande a olVIdar
los efectos que puede tener sobre un individuo U? puñado de pa l a~~as iampa: Está totalmente loca. Está perfectamente probado. Es
en la actualización, la precipitación o la resolucIón de una actuaClon. .ulll'lirable. No queda más que encerrarla.
Béatrice: 12 Yo, en una casa de locos, ¿lo oyes, mamá?
Assunta: Pero es para arreglarlo todd, hija mía, ¿comprendes? Pirandello nos recuerda así que es perfectamente posible hacerse
S pano: Para arreglarlo todo . .. En efecto, es una solución exce- I I loco sin serlo (y encontrarse no obstante en el asilo).
lente. Piense usted un poco en su marido, señora .. .
Béatrice: ¿Ustedes querrían que pasara por loca ante los ojos La <llocura" puede adoptar el aspecto de un disfraz o de una
de todos? Il imaña. Lo que nos fascina, entonces, es la maestría con que se
Ciampa: Exactamente, como ante los ojos de todos ha deshonrado , l l'~empeila el papel. El equívoco se plantea en cuanto a la entrada
usted a tres personas, haciendo pasar a uno por adúltero, a la otra 11 no en la "enfermedad mental". Sus perturbaciones tienen por
por una ramera, y a mí por un cornudo. No basta con decir: "Estaba IlInmentos un cierto aire de irrealidad que nos deja perplejos
loca". Es necesario demostrarlo, demostrarlo dejándose encerrar. Estas personas atraen por su modo de decir la verdad, la aspereza
Béatrice: A ustedes es a quienes hay que encerrar. 11111 que condenan al mundo queriendo tener razón frente a todos

Pirandello, II berreteo. a sonagli (1917), Mondadori, 1954.


11 1ft La traducción exacta sería: "Si pudiera hacerlo yo, me gustaría. Allí
12Luigi Pirandello, Thé5.tre VII, Le Bonnet de ¡ou, trad . de M. A. qo.~­ ' IAn todos los tragos amargos, las injusticias, las infamias, las violencias que
nene y B. Crémieux, éd. Gallimard, 1956. (El texto que se lec en esta edlclon 111" es preciso soportar y que nos descomponen el est6mago porque no podemos
castellana es una versión de la traducción citada. [T.]) Ilblllrnos de eUas, porque no podemos abrir las válvulas de la locura" .
44 LOCURA E INSl'lTUCION PSIQUIATRICA I.A LO CURA COMO STATUS
45

y contra todos. En su indignación (yen el placer que experimentamos En la clínica privada en la que se halla hospitalizada, se habla de
al oírlos), hay una parte perdida de nosotros mismos que intentamos I f'tlsferirla al asilo.
recocen trar. I ntervengo a pedido de su médico y se decide su envío al campo,
JI UAa clínica que podríamos denominar "antipsiquiátrica". Allí pasa
Francine, de 11 años, ha sido llevada por la policía al hospital dos meses con los caballos en la caballeriza, en un estado de suciedad
psiquiátrico de una pequeña ciudad de provincia. Había lanzado II IUy grande. No ve al médico y rechaza toda ayuda "curativa".
los muebles por la ventana, y después declarado con calma ante D urante dos meses, JoelIe se alimenta de leche, de frutas, se hace
su madre: -Envenenaré a Claudine (su hermana) y lo haré de tal ni caballo, duerme en la cab:111eriza. Cuando expira este período, pide
manera que te condenarán a ti, volver a París, regresa a su habitación y va a ver nuevamente a su
Rehusó después acostarse y sus alaridos provocaron un tumu lto hnalista que sólo la acepta a regañadientes. Éste me llama por teléfono
entre los vecinos. U na coalición de arlul tos motivó su "embarque"
para el hospital. ¡ Hlra decirme que no aprecia en nada la "cura" campestre que se ha
lovado a cabo. J oelle, según me dice, está totalmente desorientada
Mantenida en observación durante ocho días, se convirtió en la (In cuanto al tiempo y al espacio, y es indiferente a todo lo que guarda

adm iración de todos por su calma, su encanto y su alegría, hasta el I dación con su cuerpo.
punto que el médico jefe hizo llamar a la madre para decirle (delante Ese cuerpo, "que no le pertenece", según lo confiesa la misma
de la niña) que la loca era la madre y no Francine, situación de la ,Ioclle, está sucio. La joven es impresentable en sociedad, totalmente
que Francine podía dar pruebas fehacientemente. Inepta para reasumir una actividad profesional. En efecto, Jaime
En su conflicto con la madre, la niña se había servido de las VI L a pasar por un período de desorganización muy grande, en el
amenazas de su propio padre : - Me mataré y creerán que fuiste tú- , que va a incluirse también cierta forma de intemperancia sexual. Para
amenazas que el padre puso en práctica (cuando la niña tenía tres IIRombro de todos (y particularmente de su analista) se recupera muy
años). La madre había sido efectivamente arrestada y sólo logró ser I npidamente y saldrá de su episodio psicótico para reasumir sus
absuelta porque el suicidio del marido fracasó; una vez salido del lunciones de enfermera.
coma, había confe¡ado la escena urdida (y su tentativa de trasformar ¿Le habría permitido el asilo comportarse del m ismo modo?
en asesina a su esposa) .
Esta joven, ¿ no se habría visto fijada en una enfermedad mental
La niña, que presenció el drama, había pasado luego todo el período I" 'rfectamente rotulable, y en cuanto tal no habría sido juzgada como
del proceso con la familia del padre, muy adversa a la madre. 1111fer ma grave por los psiquiatras?
Francine había crecido identificada con el padre (paranoico)
La casi ausencia de cuidados ha sido indudablemente un elemento
"agresor" y desde entonces se había dejado amar como objeto odiado.
clll gran peso en el modo como ha podido, a través de una desorga-
En momentos de tensión (provocados por una crisis de celos), re~ nlzflción permitida, reencontrar la salud.
encontraba la conducta del padre y salía de una situación en la que
volvía " locos" a los otros, como víctima a la que se debía hacer justicia. La descompensación psicótica había sido la respuesta a un fraCaSO
~ ntimental: había entrado en una conducta de enceguecimiento,
Francine, a pesar de que representaba su "locura", tenía en otros hlls ando evitar el sufrimiento mediante la "locura" .
momentos a lucinac iones visuales que la poseían hasta el punto de
sumirla en episodios depresivos agudos. No es posible prever si acabará Esta conducta era la reproducción inconsciente de 10 que le había
- corno su padre- por entrar en la "enfermedad mental". Mientras IIc'tJl'rido a su m isma edad a su hermana mayor, quien, ella sí, logró
espera, la locura la fascina y ella la representa en una identificación dl 'sal'rollar con éxito una carrera de esquizofrénica.
inconsciente con el panre. Si uno le propone esta asoci ación, ella 'r anto Francine como JoeHe encontraron a su disposición un modelo
responde: "No tiene ninguna relación". ,Ir. la "locura", del que hicieron uso ante el primer golpe duro,
hnllando en la expresión loca una solución para una desgracia vivida.
J oelle, de 20 años, hace un episodio confusional-depresivo con I )" la expresión loca . .. a la "enfennedad mental", el paso se dfl con
fenómenos alucinatorios, que desemboca en una tentativa de suicidio. 1¡¡('i1idad, sobre todo si el ambiente hace su aporte.
46 LOCURA E lNSTlTUCI6N PSIQUiÁTRICA I,A LOCURA COMO STATUS 47
Me traen a Sidonie,14 de 17 años, anoréxica, después de dos años Todo ocurría como si no pudiese recibir otro mensaje de la palabra
de permanencia en un hospital psiquiátrico. materna: "Estoy acabada y tú, hijita mía, eres como yo". Precisa-
BuIímica a los 9 años, hizo a esa edad su primera cura de aisla.. mente, la entrada de Ernrnanuelle en el hospital en el curso de un
miento para "adelgazar". Su madre estaba siempre en el origen de opisodio de postración fue hecha repitiendo las palabras de la madre,
todas las decisiones médicas, volviendo locos a los especialistas e indu. nsumidas por cuenta propia: "Estoy acabada, mamá, estoy acabada".
cienda las intervenciones. La prolongación de la permanencia en la ,c línica psiquiátrica no
Tras una primera entrevista con Sidonie, su madre me llamó por habría podido hacer otra cosa que incitar a la muchacha a cumplir
teléfono para decirme "que no podía vivir más así": se reclamaba la una carrera de internada: habría satisfecho así el deseo inconsciente
hospitalización de su hija para salvaguardar los ¡'nervios" de la madre. de su madre, el de ser amada en tanto que muerta.
-Ya no soy más Sidonie, soy un caso - me dice la niña-o Mi A lo largo de los siglos, se han dado las explicaciones más diversas
madre le habla del caso todo el tiempo a todo el mundo. Cuando yo en cuanto a la naturaleza de la locura. El disfraz de la locura parti-
era demasiado gorda, ella me deCÍa: "Comer es un crimen, te sobre~ cipa estrechamente del status con el cual el loco se sabe ridículamente
vendrá una desgracia". Ahora tengo miedo de volver a tener ganas de revestido y desempeña a veces el papel de una pantalla, que deja
comer demasiado. Tengo miedo de algún accidente mortal a través escapar el conocimiento que podríamos alcanzar.
del alimento. Cuando era chica, ponían l1ave a las alacenas y me A veces los psiquiatras le erigen un monumento, a veces llegan
decían: "te vamos a exhibir en la feria". Me han dicho una y otra vez a dudar de su existencia.
tantas cosas malas. Ya lo ve, ahora no comer más es una venganza. Decir que la enfennedad mental no existe (que en un mundo
He tenido que aguantarlos a todos. Quiero probar que puedo cumplir. mejor no habría hospitales ni psiquiatras), es la formulación de una
Quiero que me dejen en libertad de hacer lo que quiero con mi aspiración ya planteada, según hemos visto, en el siglo xvrn.
cuerpo. Si para conseguirlo es preciso que me haga pasar por loca, Esta aspiración está fundada en una creencia que haría de la
tanto peor; ésa será, en todo caso, mi libertad. 1elicidad un fin en sí mismo (y el remedio de todos los males).
Sidonie corre el riesgo de entrar en la "enfermedad mental" y de
fijarse en ella si ~ le quita toda posibilidad de hacer lo que ella
LOC URA Y rrLIBERTADn
quiere de su cuerpo (es decir si se le quita toda posibilidad de
simbolización) .
Los mismos psicoanalistas no siempre han podido eludir esta creen~
cia. Por eso las teorías de Abraham sobre el objeto ideal han
Emmanuelle, de 16 años, se encontraba en una clínica de lujo
sido explotadas con excesiva frecuencia en el sentido de una relación
desde hacía 6 meses. Fui llamada en consulta. Cuando la vi, se
del sujeto con su ambiente. Diversos autores han procedido de este
deshizo en lágrimas y reclamó que se la dejara salir de allí.
modo a una reducción de la experiencia analítica, trasladada a
La hospitalización la había fij3;do en una presentación de esquizo~ conceptos de adaptación social, con lo que el psicoanálisis se utiliza,
frenia. Yo era para ella la especialista que venía del exterior, no según esa óptica, corno medicación que es al mismo tiempo panacea
ligada al establecimiento, y ése fue el motivo por el cual pudo social. El movimiento de antipsiquiatría ha tenido el mérito de
hablarme. La atmósfera afelpada de la clínica había hecho de ella rebelarse contra esta manera de plantear el problema de la "enfer-
una muerta en vida, la sombra de sí misma. medad mental" o de la neurosis. Se ha reivindicado -a menudo con
El drama de Emmanuelle era el de haber venido al mundo como razón- el "derecho a la locura", tan esencial como el "derecho a la
la reemplazante de un bebé muerto, y de haber ocupado así ante sa~ud". Se le ha reprochado a Freud no haber dejado en su doctrina
la madre un lugar que no le daba otra alternativa que la muerte real lugar suficiente para la liberación. "Liberad el sexo, quitad el tabú
o la muerte simbólica (del cuerpo) , y desde entonces, la acechaba del incesto y liberaréis al hombre", se ha proclamado con autoridad.
el peligro de ]a psicosis. Estas posiciones pertenecen, no obstante, a toda una ideología de la
felicidad que privilegia el orden de lo imagi nario, ideología que no está
H Véase capítulo 6. al abrigo de todas las fonnas de mistificación.
48 LOCURA E INSTITUCIóN PSIQUIATRICA
l,A LOCURA COMO STATUS
49
El problema de la locura no puede ser resuelto por una reivindi·
cación (generosa) de la libertad y de la no-constricción. El problema "11. dlel contrat?: la promesa o ~a alianza, que están en la base misma
del Edipo no puede tampoco, evidentemente, reducirse sólo a la (e a fundaclon de toda SOCiedad.
cuestión de la tolerancia de un incesto real en una revolución de las I ~n 10 que se falsee a nivel simbólico reecontraremos todo el drama
costumbres también "generosa". La articulación significante del Edipo (e se~ que habla, drama de un ser que no podrá asumir en su nombre
debe comprenderse d el modo en que de hecho opera para el sujeto r1 l ~eclr ~ ~ obrar, sea porque se ha perdido totalmente como sujeto
(organizado por el juego del significante ) a propósito de la ley de 1 11 a pa a ra del Otro, sea porque ha renunciado a una palabra
prohibición del incesto que se encuentra en la base de la crisis formativa I,crsd~nal al resul~ar vanos sus esfuerzos por modificar lo que lo rodea
Itle lante su deCIr,
de la castraci6n.1 :i Rechazar esta noción significa arriesgarse a ya no
poder comprender nada del hecho psicótico mismo, como tendremos ~a g:avedad de l~s desórdenes psicóticos del niño está ligada al
ocasión de desarrollarlo enseguida. . :.110 o Como se haya VIS~O enfrentado, demasiado temprano en su vida,
Allí están los mitos para recordarnos 16 que el orden del mundo on, una palabra mortIfera. En consecuencia se habrá hecho sordo
reposa sobre un sacrificio inicial. : cle?,o a ]0 qu~ pas~ ~n torno de él, y pro;ectado sobre el mundo
I xtenor su propla rabia Impotente.
En la India, la repetición del sacrificio inicial garantiza el orden
universal; en La Biblia, Jehová descarta la reiteración del diluvio No se pue?e comprender nada de la psicosis si no se ubica el modo
y mantiene la armonía de los ritmos cósmicos en respuesta al sacrificio rn qu~ el sUjeto (desde antes de su nacimiento) se ha visto apresado
de Noé. por ~lerto haz de palabras paternas. Son estas palabras las que
Del mismo modo, a partir del simbolismo de la castración en el IInpflm~n su ,marca al nivel del cuerpo, de modo tal que a veces
complejo de Edipo, el deseo se introduce en un orden humano. Dicho I r1 ~~ce m~'p0slble para siempre acceder a un cuerpo simbólico.

más precisamente, ]0 que se introduce es una estructura en ]a cual se 1 el nmo expresa en su locura la verdad que le falta a uno de
abandona la situación dual (imaginaria : una relación yo-tú no media- ·Iu~ ] dos p~ogenttores, también el adulto revela en las distorsiones
tizada) por una estructura ternaria (simbólica) que introduce una ,r engua Je aquello por lo cual ha sido alienado.
referencia a un tercero, y con ello una referencia a un pasado con
todo lo que implica" como tradición que se anula a través del pacto
M. LUGAR ASIGNADO A LA LOCURA
simbólico, la deuda y la falta.
Ese es el origen del cual surge el drama existencial del deseo, con los
efectos que en él se anudan al nivel del lenguaje,l' La estructura hec~o de situar el problema de ]a psicosis a su nivel estructural
..:,
simbólica le permite a cada uno saber quién es, introduce un tema, (npart~ndonos de t?da f~scjnación imaginaria) no nos impide destacar
,u.rnul~a~eamente cJerto. Juego con la locura que está estrechamente
JO El problema de la castraci6n se clasifica (como nos lo muestra Lacan) VIOCu a o a la concepción del medio con respecto a la locura a la
en la categoría de la deuda simb6lica. El objeto de la castración es un objeto jll'lagen que ese medio se forja de ella. '
imaginario. Importa distinguir la castraci6n de la frustraci6n (el objeto es La "enfermedad mental" se hal1a sostenida por toda una imaginería
real) y de la privaci6n (el objeto es simbólico).
El psicótico saca la castración del dominio simbólico, y ella reaparece (como
!'or ular que la representa de variadas maneras, según las épocas y los
pn ses, y que propone un modelo de la "enfermedad mental" (La
lo mostramos en el capítulo 5) en lo real bajo la [arma de la alucinaci6n.
Aspirar, como lo proponen algunos, a una educación que haya eliminado h;lagen d?l "loc~" rem~te tanto al maniaco como al esquiZOfrénico o
., para~o~co. MI estudIO se dedica más especialmente a esa catego~ía
el problema de la castración, es emitir una aspiraci6n que no tiene en cuenta
la exigencia estructural en la que se halla preso el individuo.
16 Ortigues, Le discours el le s:ymbole, Aubier, 1962.
rllt deflmda a la que se le aplica la etiqueta de "esquizofrenias") 18
~ lo~ura ha ocupado el lugar de ]a brujería. Veremos 10 que las
17 El esquizofrén ico es alguien en cuyo proceso primario rigen las palabras.
No existe en este caso 10 imaginario. rxphcaClOnes populares sobre la locura nos remiten a ideas de tabúes
En el paranoico existe lo imaginario, pero el sujeto no tiene lugar para
recibirlo porque está anulado (no hay otro escenario). Para el alucinado, los t8 El hecho de que este trabajo se haya centrado r' . 1
efectos imaginarios de1 lenguaje no se traducen en la imaginación, sino en la nfluizofrenia, indica sus límites (como lo veremos en el ~am.~l~a ~ente en la
alucinaci6n . tln un caso de paranoia). PI u o ,que trata
IQ Véase capitulo 5,
50 LOCURA E INSTITUCI6N PS IQUIATRICA lo LOCURA Y PSIQUIATRíA

trasgredidos o de desórdenes sexuales. Revelan la idea de falta, de


castigo, de sacrificios ~ cumplir.
El "loco" tiene una función en la familia, como si el sacrificio de
uno solo fuera a permitir el equilibrio de todos.
La literatura y el teatro proponen papeles 20 de locos, y allí se ve
cómo obtener los beneficios secundarios de la "enfermedad".
Todo esto constituye el contexto en el cual se halla presa la enfer~
rnedad mental y complica su abordaje, en especial si se encuentra , .n época clásica (como nos lo ha mo
ubicada en un lugar privilegiado, considerado como espacio de Iootjo el efecto del mismo m d O
Istrado Foucault ') ha rechazado
le o, a os enferm
curación, tierra de la verdad. 21 Se desprende entonces de la locura '111 1es, a los perversos a l d l' os mentaIes, a los aso~'
una especie de "sujeto absoluto" al cual el psiquiatra le concede el , os e Incuentes y a I b Id L
IIll as de la internación se h d 1I os re e es. as estruc M

status de objeto puro. Cuando se lo reconoce al hombre como loco, 1 d " L


111 e o. os seres privados d
an esarro
'h' ado a partir d e este " gran
simultáneamente se lo juzga irresponsable. .Irjnron vacío los leprosos ye sra~on an V~ntdo .a OCupar el lugar que
"El asilo -como lo recuerda Foucault- ha encadenado al hombre 1" vez en comparación ~on ~ ugar en a SOCiedad ha cambiado a
y su verdad al loco. Desde ese día, el hombre tiene acceso a sí mismo !lIliguos. e que ocupaban en los tiempos más
corno ser verdadero, pero ese ser verdadero no se le otorga más que Foucault mUestra igualmente' 1 l
bajo la fonna de la alienación." 22 Irl hazada de la sociedad razon~omo a o~ura, d~s~ués de haber sido
Desde el día en que se le ha asignado un status a la locura, se le ha ble
, 1"lltífico. El conocimiento d I I , ha Sido reCIbIda en el mundo
propuesto al hombre una elección y desde entonces se halla atrapado ea ocura que pud d oo
1lti este hecho ha conduc,odo d o l o a qUIfIrse a partir
en una alternativa (o la vida peligrosa de afuera, o la vida sin riesgo A partir . a enunCIar a más b'
de una crisis colectiva u ' len q~e a reconocerla.
del asilo) o I 'pceie de retorno de 1 o (dq e podna anahzarse como una
La fascinación que ejerce la locura (y el papel del loco), la, . o reprzmz o) surg O

I
"ir'd ldas administrativas d o t " ~eron no so amente las
identificaciones incenscientes que impulsan al sujeto a evitar, como .. , 1lISl°r'IcaClOn
'; natural" d eI In ernacJOn
f ' SinO t am len to d a una
b"'
su modelo, determinada dificultad buscando refugio en el asilo, todo eas en ermedade" tIA o
, jI{lo XVIII, antes del nacimient d I ' ' ' ' me,n a es. [mes del
esto no basta por sí mismo para crear la "enfermedad mental H • Pero
existe todo un contexto social (fundado en una determinada represen-
dJNl inguía los efectos del pecad o d
I fUOS en una locura tem'd
f ~. pSlqUlatna, la población no
o y ~ pe 19ro real J confundiendo ambas
tación de la locu ra) que favorece en las personas jóvenes la entrada
en una carrera de ~'e nfe rmo mental", desde el instante en que los
I ulltaminada por las ema'n r
a
rec dazaIda. La población temía verse
aClones e a loe dIo o
I otro lado de los muros
,,·1 dI' 1ura y e VICIO, como si
apresa el circuito de la hospitalización. I,,~ligro. e encierro a amenazara un oscuro
Desde que se emite un diagnóstico de psicosis, la presión de la I~$te pánico de mediados del i 1o . ,
familia y de la sociedad impulsa al médico a adoptar ciertas medidas, .. los juristas y a los médicos S gd XV~II les proporCIOno más tarde
en el punto preciso en que quizás el único acto médico válido sería ,1 la sinrazón ha podido sali~ndelere~ o ~e tutela sobre los asilos.
oponer un rechazo a la queja familiar y prestar oídos a lo que dice un III.\JltenerJa y volver a encont J aIslamiento ::n que Se intentó
paciente que corre el peligro de desaparecer como sujeto bajo el ropaje r
,. ( luido, fue no obstante pa:: un ugar en la SOCiedad que la había
de la locura, para convertirse para siempre en el objeto del cual se , manifiesta todavía en versed~resa, en elI~, de un status que
habla, del que se goza, y del que se dispone o "1111 rermos mentales". nuestros las por la m ternaCIOn o, de los

20 O. Mannoni, "Le Théatre et le fol ie". en Médecine de Prance, n' 149, La palabra de la locura cuando ha od
1964. [Hay edici6n en español: La otra escena, Buenos Aires, Amorrortu, ,,10 violentamente contra 'todo s 1 ; qu~n o hacerse oír, ha trope-
1972.] 11111 portavoces del buen sent'd °kcomphces de la represión, y todos
21 Michel Foucault, Histoire de la folie, Plon, 1961. [Hay edici6n en es- . ,,(renta Con la institución d l' 1°' ay, cuando la locura habla, se
pañol: Historia de la locura en la época clásica, México, Fondo de Cultura e a OCUfa.
.Económica, 1967.]
22 lbid. I MjcheI FoucauIt, Histoire de la lolie~ op. cit.
52 LOCU RA. E INS TlTUC I ON PSIQUJATRlCA. I.()CURA y PSIQUJATRlA

53
-Usted es muy valiente puesto que viene a ver a los locos - me tlr' decir que la enfermedad m en tal no. .
dice Bernard-; es peligroso. Lea mi legajo, va a encontrar allí l'lla evoluciona g uarda rel ., eXIste, SInO que el modo como
aCIOI1 con el f d . .,
material interesante para su tesis. "'i tnblece para acceder a ella. IpO e aproxlmaclOn que se
y después, reasumiéndose, agrega:
- Todos se pusieron de acuerdo para llevarme al hospital. Eso me
golpeó, pero me las arreglé. Aquí, si me llega un golpe fuerte (es 1 1, SABER SOBRE LA L OCU RA
Y SU MARCO IN STITUCIONAL
decir, el delirio ) no me importa. En casa, los molesto.
El asilo se h a convertido en el lugar en el que la locura se hace ver 1 ': 1 decir
. y el
. ob d I
rar e a locura han sid .
y oír; la vida concreta del loco (desd e la asistencia médica hasta los médIca que orienta su investirració . o rewstrados por una ciencia
1 n
criterios de curación ) se define allí por la idea imperante de lo que IOt' ura. Una tradición docen te\ h en el sentIdo de un saber sobre la
es el alienado. Esta idea le marca al médico su práctica, y al loco su w'cesaria del sa ber psiquiát· a echo ?el enfermo mental la reserva
I h C
n co. onvertIdo en oh' t d I ·
conducta. n.o, .a perdido su decir de verdad y ~; o. e. a CIencia, el
Las instituciones fijan , en efecto, el marco de la actividad médÍca: . ¡
1"ICOtICO, el terapeuta s· b d . I en la relaclOn instItuida con el
.
u pSIqUIatría clásica se ve 11
, I a an ona a posic· ' I h
el peso del aparato administrati vo anula prácticamente tod a posibi.
11
IrCnno m .ismo 3 que, sa b ' eva d o dIe nuevoIona que esa
e a reservado
.. ,
pOSlc1on por el
lidad de innovación. En la situación en que se le ha creado, el tera· ' ra mostrar e COn t' . I
j 1 ( 1 sus pretensiones hum . . per menCIa a vanidad
peuta se ve llevado a objetivar lo que oye y 10 que ve en version ~ " anJtanas.
a las que se les pone la etiqueta de científica. Juzga y aprecia lo qu 1'.1 enfermo mental" en el m arco
en el comportamiento de su semejante se aparta de una norma. Co I !Impartir los puntos
1, .
de v'SI d
1 a
.que se le ~a creado, termina por
e Cierto "raCIS .., .
mucha frecuencia se evoca la "enfermedad mental" para justifica •('gregaclón" está l· d . mo pSlqUlatnco" : la
1' ~
, .
lqlllatra :
eJos e ser ' en efect o, 1lerencIa . excl usIva . del
esta conducta. La ciencia psiq ui átrica ha terminado, sin quererl
verdaderamente, por hace r del "enfermo mental" un ciudadano si -L~ relaóones que aquí se hacen SOn I . .
derechos, librado al arbitrio del cuerpo médico. En el contexto sod I '11Ié ejemplares observé allí r Vic· . ma as -:-me dIce Vmcent-,
actual, desde el momento en que a alguien se lo diagnostica co PI le de 18 años que anoche h JtO~ I~ocentes, tIpOS que deli ran, un
enfermo mental 2 se lo priva de todo valor social y sólo se lo trata e d.~ la mañana La lo a eds a o . ando alandos hasta las cinco
. cura, cuan o delIr ¡. d
términos d e poder (de violencia). No tiene, por así decirlo, base algu 11 " OS grandotes le a r e 1 1 a, no es In a de ver. Dos
en la cual apoyarse ante el poder casi absoluto del médico. Cuand • dllnnió, apolilló com~ ~:~onn el ~sha~~entas al, chiquito. Después
quiere oponerse al tera peuta, no puede hacerlo m ás que recurrien ' 111\8 que eso para sen tirse bien g , ,a uno creldo que no esperaba
a conductas anormales. II! nlcohólicos . . . . .. aqUl, Son todos degradados, excepto
Mas el médico no está libre tampoco, es prisionero de la rep I,a locura rechazada denun cia no b .
sentación colectiva del loco, concebido como ser peligroso. En tan • halla inserta: o stan te el sistem a en el que
que el psiquiatra se encarga sea de librar a una familia in toleran A los médicos - me dice Gjlles- 1
de un pariente que le infunde temor, en ocasiones sin motivo, s ,l. un e .. .. yo quiero salir d i.
e a etIqueta de "loco"
es cuesta mucho compren-
de colaborar con una policía que no puede soportar el desorde • 1li etIq ueta Ningún otro ' y otros se aferran
Entra al servicio de una sociedad que se ha defendido contra lI-k610go" ~oy yo mismo ~ue, no sea yo. me puede ayudar; el mejor
enfenno mental y al que procura excluir. La relación establecida e l ' l· . efla necesano que toma
111 Hite Igencia para cornorender d ' d , . ra contacto con
la enfermedad mental es una relación que lleva a la ob jetivaci . 11 , ' C) me encuentro. ~ on e esta mI lugar y saber en qué
del loco, objetivación en la cual se lo abandona. El problema no
tanto el de la enfermedad cuanto el de la relación establecida gn el asilo, el decir del pacient
la enfermedad por el médico y la sociedad que juzga. No se tr II uhl'ar. El medicament. . e es por lo general menos oído que
~ o vIene siempre a proteger al terapeuta contra
2 Fra nco Basaglia, L~institution en négalion, éd . du Seuil, 1970 {Hay edic - . Mannoni "Schr b i S
en españoL La institución llegada, Barcelona, Barral, 1970.] q '4nuil, 1969. ' e er a s chreiber". en Clt!¡s pou', J'imaginaire, éd.
LOC URA E INSTITUCIÓN l'S/Q U IA1'RICA I.OCU RA y PSIQUJATRJA
54 55
lo que el enfermo puede trasmitir como angusti~;(de muert~) y des~o IIn. espacio .en el que todo se vive sólo en relación con la entrada y la
(sexual) de agresión," El espectro de la rcpreslOn s~ ve aSl, todaVla '!1 hda; el tiempo que se~ara a una de la otra es un tiempo vacío y
en nuestros días mezclado en mayor o menor medIda con la cura, ntuerto que escande y Oflenta el estilo de vida monótono y nebuloso
todo ello dentro de ia más pura tradición médica herc?ada de la époc,a tle cada uno de los pacientes del asilo.
clásica. Y no obstante, a partir de Freud se ha perfIlado otro mOVl~ De este modo el. psiquiatra, en la escucha que puede prestarle a la
miento, abierto a la aparición de una cierta verd~d. Pero en: un lugar locura, depende dIrectamente del sistema mismo de internación.
en el que se domina a la locura, ella no habla mas y se revIste ~e un El mo?o en que la locura se despliega es función del marco en que
aspecto particular, característico de ese medio que la protege o enCIerra. 11\ la, recIbe. Y como lo hemos subrayado ya, en el asilo más que en
- Si digo "voy tirando" - me dice Rohert-, dirán "ése va bien" y IlIngun otro lugar, todo se halla concebido para que la locura deje
.le hablar.
ya no podré circular más por el asilo. El enferm? tiene celos del otro
enfermo, si otro nlcjora se siente mal. Es preCIso. ocultar que uno
mejora ... ¿ y en qué se convertiría uno si no pudiera ya entretener
más a los médicos? ~ REFORMAR EL ASILO?

La convicción de poder, gracias al delirio, alimentar las tesis mé..


dicas, constituye de parte del "enfermo" una confesión que no debemos. rllk~ y Pinel, s! bien pusieron en evidencia el papel no médico del
desdeñar. Al mito del poder médico que ejerce el terapeuta, se opone ",lédICO, con el fm de poder así renunciar mejor a los métodos médicos
el mito de una "enfermedad mental" "excepcional", capaz de sostene ( In~perantes) de su época, medicalizaron no obstante lo "no médico"
el interés del médico. Sobre los conflictos que opondrán al "enfermo" haCIendo del personaje d~l médico una figura mítica imponente, que
y al médico van a jugar elementos de sobredeterminación. Al mono d ~tenta el poder de dornmar la locura. El médico que trabaja en el
polio del poder médico, se opondrá el de la "cnfennedad", la con- IIl1lo~ ~l oto~garse en un momento dado de la historia un poder médico
ciencia en el sujeto de la fascinación que ejerce su "enfermedad". ItlImmstratlvo absoluto, se convirtió al mismo tiempo en sostén de
La alienación del "enfermo" se ve así redoblada por los efectos d t ¡t\rt~ orden burgués y de cierta ideología burguesa. Si en el mundo

la institucionalizarjón de la "enfennedad" en un marco determi~ado f '~ lcrlO~ al loco se 1.0 declara de buen grado irresponsable, en el interior
marco que (como lo hemos visto más arriba ) deja muy poco Jue ti, l. recmto ?cl asIlo se' le hace una especie at: proceso moral. Esta
a la expresión dinámica de los conflictos. Todos ~e ven llc:vados a u, lt' llt.u d subsls~e todavía en nuestros días: quienes curan, aun cuando
ritual (admitido ) de reclamaciones relativas a Cierta .reahdad h~spl 1.° Il lcgu.:n, tIene,: t~ndencia .a apreciar la mejoría de un paciente
talaria (la mala alimentación, las condi~iones matenales p.r;canas • 11. funclOn de crJte~lOs esenCIalmente normativos. El auge que ha
o a un ritual delirante (de temas conOCidos ) . La adaptaclOn ° n "!Izado la laborterapla ha estado ligado, expresamente o no al deseo
adaptación del "enfermo" tropieza con cierta forma de reglamentac.ió d,' I~ qu~ cura de ve~ "~ehabilitarse" al paciente. '
que prevé los efectos más diversos de la hospitalizació.n. Tanto. SI e 1:..1 dIscurs? del pSIq:lIatra sobre la Institución es un discurso que
"enfermo" se rebela, como si no 10 hace, su comportamIento se pIens d" ,!Jde. ~l ~omI~nzo admIte al hospital psiquiátrico como tal. El esfuerzo
en términos psiquiátricos y encuentra su sanción en el ma~co de 1''''9ulatnco. ~lene por prop6sito, entonces, el de hacer que esa insti.
atención psiquiátrica. Toda veleidad de rebelión se ve así rápldamen hl~ 16~ sea VIsIble, tratar de hacer de su funcionamiento el instrumento
1'1 ,In c~pal de la curación. Al permitir que circule una palabra, los
5
esterilizada y ninguna "adaptación" -puesto que muy a menudo
es más que una adaptación a la pa tología del asilo- ~e da al "enfermo p' U!UIatras esperan e~contra~ .en los efectos institucionales e el equi-
los medios de asumirse fuera de los muros. El UnIverso claustral ,lente d~ un acto pSlcoanahtIco, acto que permitiría que se operara
quita sentido a toda búsqueda de autonomía, porque esa búsqued I n ~l paclente una estructuración a partir de malentendidos imagi-

se ve siempre "reinterpretada" en función de la patología del pac¡ent II.I/IOS. Se trata, para ello, de señalar al nivel de la institución misma
El aislamiento en que el hospital se halla con respecto a los VlVOS, c
: J!- Chaigneau. J. Oury, F. TosquelIes, etcétera .
.. Sol Rabinovitch, Un écrit qu otidien ti l'hópital psychiatrique, tesis .Efectos sobre los pacientes de las reglas de la instituci6n, así .como de las
medicina, París, 1968. " IltClones .con el personal que cura, con los otros enfermos, etcétera.
L OCURA E INSTlTUCION PSIQUIAT RICA , '" I NA Y I'S IQUIATRIA
56 57
las repeticiones que escanden cierto d iscurso y de. compren?cr cómo I I,."ifl, la laborterapia, las reu niones de cl ubes, etc. ) se inscriben
los acontecimientos de este discurso van a producIr, de algun modo, 1I !i,n contexto hospitalario que se aproxima al de las prisiones. La
una institucionalización, es decir a funcionar como marco dent ro del 'lIhlgüedad cura -castigo es bien visible en este caso, y a ella volveré
cual podrán tener lugar ritos simbólicos. . "11 .I,clel::mte. Lo que diferencia al psiquiatra actual del psiquiatra
Estos esfuerzos chocan no obstante con todo un contexto aslla r .1, I IIJ.\'lo ?,IX es que el primero ya no se siente nada cómodo en el papel
(q ue este libro denuncia) que hace del psiqui~tra: aunque ~~die lo " J,f, Uurdlán en el que el aparato social trata de confinarlo: ha tomado
quiera, el cómplice de una sociedad segregaC I?~lsta y policial. El 'tll ¡,-ncia de la contradicción que lo aprisiona.
médico se halla, por su [unción misma, en complicidad con el aparato LI mérito de los representantes de la psicoterapia institucional en
adm inistrativo y judicial. Es, en el mejor de los casos, un internado 1I IIIt' in consiste en ,haber mostrado precisamente la distancia que
complaciente, un internado que se esfuerza por hacer soportable a los I Ir ~ntre u na práctica carcelaria y el ideal hospitalario. Su pre-
terapeutas y a los pacientes un a vida de recl usos.. . 1\I'IU' 16n se reduce, no obstante, a poder crear en un sistema de asilo
Todo lo que se inscribe den tro del marco del aSllo~ permite !a 111 denuncian, un "colec tivo de cuidados terapéuticos" con el fin
supervivencia de éste, pero no su reforma. Todo camblO Supo ~dfla \ . 1111!lformar el lugar carcelario en un lugar en el que se hable ... 8

perturbar gravemente las estructuras tra?icionales de los h~s plta les ' .1' posiciones estadounidense (Batcson) e inglesa (Cooper) se
psiquiátricos (los psiquiatras reclaman ul1ld~des de 25 camas lmplan- 1IIII'IIIlCn demostrar la insuficiencia de una perspectiva que opone
tadas en un medio social de vida normal, mIentras que se amontonan I lura" al régimen de internación. Denuncian que bajo la noción de
a los enfermos, lejos de todo tipo d e vida normal, en cantidades q~c UIII" se ocultan prácticas punitivas. No descartan las posibilidades
superan la centena). Esta perturbación de las. estructuras d~l asilo 1 I ,u ración" en el asilo, pero seg ún ellos el problema no se sitúa allí.
exigi ría cuestiona r principios que se hallan sólidamente. ~rralgados. IIUllltc en la instauración de una verdadera despsiquiatrización
¿Por qu é el asi lo?, es la pregunta que uno se sentIna tentado 1 II iquiatrización que debe emprend erse a partir d e u na reinterro~
de formular. .' 1'111 sobre el saber psiquiátrico. Muestran de qué modo el saber
¿ y por qu é 103 que curan favorecen su ,mantenimien,to? . 1111 In enfe rmedad viene a ocultar toda una relac.ión con la verdad
El esfuerzo teórico notable que ha cumplido en FranCia un equipo IllIdo en la sombra lo que en el psiquiatra se sustrae a los efecto~
psiquiátrico de vangt¡¡trdia ha llegado no obstante (en sus, aplicac~one. ,ti 1'11 ,él prod uce la locura. Tra tan as í de promover el estallido de
prácticas en el asilo) a una especie de, impasse. L as mno:aclOne I!lUCIOnes que durante la mayor parte del tiempo, a causa del
psiquiátri cas 7 no introducen de hecho mnguna r.uptura radi cal .c?n Itlt In en el que se encuentran ubi cadas, desempeñan el papel
una tradición de internación. Al internado se le lmpone el requls lt
previo de aceptarse (o negarse) como "enfermo", de m~do que • I \ st'JC~o:ización (p,royecto psiquiátrico que se propone reemplazar el
partir de ello sus ac tividades, su decir y su obrar se reubican. en e 111,\ Irndlclonal de la IOte rnación por un conjunto de medidas psicosociales)
11 \I'ner dos aspectos.
discurso de la institución. El que cura toma su lugar en este dISCU •• IIIIrdn la enferm ed ad menta l teniendo en cuenta el medio del enfermo
(sus racionalizaciones científicas pueden cubrir una necesidad d 'I! 1111Ili lia, de quienes lo rodean , de sus empleadores avanza en el sen tid~
justificarse en su función de persona que cura), que se .centr 11111 IIprchensión más verdadera de la naturaleza de¡ 'problema, y puede (!n
en el "enfermo" v su "enfermedad", un "enfermo" que term1l1a .. "'11 I'IIIIOS desat~r, fuera del hospita l, situaciones patógenas.

como el psiquiat~a, por adaptarse al asilo y a la imagen de I I 111 al IIc~a la mt~rrogación psiqu iá trica tradicional a un medio e n el que
1" '1IIrb~clones eXIste ntes se encuentran a menudo compensadas, amort i-
uenfermedad" tal como el otro la forja. I 11 'Implemente tolerad as por los demás, si en ese medio surgen pre-
La realidad del hospital no tiene nada que envidiarle a ningú I ,IIIIIt'1I de prevención y de descubrimiento, ellas no pueden tener sino
universo claustral. H acer de esa realidad un instrumento terapéuti ,'lIt6g~nos. De todo ello no pued e resultar otra cosa q ue la agravación
constituye un esfuerzo meritorio, pero es preciso no obstante n Ioulo eX istente.
I '1 olrn parte, los pensionistas de los hospitales psiquiátricos no se hallan
minimizar todo lo que tiene de engañoso. Los "cuidados" (la soci , I ni parte de las veces e n estado de e ntrar en un sistema de secto rización
, .. ,1 íllil --q ue consistiría en modificar los prej uicios y las ignorancias deÍ
1 Crear mediante el recurso de los clubes, etcétera, posibilic! des técnicas 1,., Modal! en hacerle reencontrar los medios d e compensación y tolerancia
simb~lización en el recinto mismo del asilo, Véase En/ance aliénü 1I p,.,r~ltdo- esta tarea la psiquiatría, tal como ex iste, no puede en modo
Ruhtrches, diciembre de 1968. " '.lllzarla.
58 LOCURA E INSTl'J'UCION PSIQU/ATRICA I~ OCURA y PSIQUlATRfA
59
de pantalla y, en el mejor de los casos, dejan a los pacientes y a los
T<:das ~sta~, p~ácti~as y creencias que guardan relación con el
terapeutas fijadas en la comodidad de una comprensión mutua, es,
hospltal p~IqU1~tnco gIran en torno de la búsqu -·da de un aval médico,
decir separados por un malentendido fundamental. en cuya slt~aC1ón ~l t~r:nino "médico" recubre ni más ni menos que
una apelaclOn al eJerCICIO de la fuerza . La quimioterapia que en este
('~ n~ex.to ~e emplea no carece de utilidad, pero su intención es
LA IMPUGNACIÓN DEL SABER (h~cI~lmana . . . No es raro, por otra parte, oír que el "enfenno"
~sl mtla la "cura" con medicamentos por medios coercitivos, y si la
Para los italianos (Franco Basaglia) el problema no reside en la Id~a de tener que entrar en el asilo para beneficiarse en él con los
humanización de los hospitales, ni tampoco en el hecho de que cUidados qu.e prop.orc~onan es una idea que les permite a algunos
el hospital li beralizado termine por crear una microsociedad que no Conservar CIertas IluSIOnes, otros perciben claramente el engaño.
logre comunicarse con el medio social (con lo que los "enfermos" f.:stos asi.milan la "cura" al " tratamiento" de un régimen penitenciario.
técnicamente curados se resignarán a la hospitalización y quedarán La ambIgüedad de la práctica psiquiátrica es un hecho histórico que
exiliados en una carrera hospitalaria de la que no podrán ya salir). merece ser recordado. El status moderno de la locura como lo ha
Lo que cuestionan es el modo en que, en el contexto social de hoy, se 8c~alado ~oucault, no es el resultado de un progreso de
los conoci-
concibe y se trata la "enfermedad menta}':, y denuncian los compro~ ~lIentos, SlDO el resultado de una si tuación que el hombre común de
misos ideológicos que se hallan en la base de todo proyecto psiquiá~ rlDe~ de la E~ad Media creó para reconocer mejor al loco y separarse
tri ca, directamente responsables de los criterios seudocientíficos sobre cI ~ el. A partir de las medidas que se han adoptado para separar al
los que se funda la psiquiatría. El "yo no soy loco" constituye cierta~ nlienado de la población, se ha recuperado al loco como materia
mente una respuesta que todavía se adopta frente a la locura. de estudio científico. De aq uí proviene la marca de esa dualidad
Si bien el psicoanálisis contribuye al esclarecimiento de la psiquiatría, cura-castigo en la que se ha visto encerrado desde su origen el
no la ha revolucionado, no obstante, tanto como se habría podido hospital psiquiátrico.
esperar. El discurso de los psiquiatras es, con gran frecuencia y como "No ~s por cierto con alegría en el corazón que se sueii.a con aislar
ya se ha visto, sólo un discurso de rcinterpretación de los hechos que n un aliel!ado - nos dice Casimir Pinel~, mas la necesidad es ley.
se sitúa en una pers~ectiva de auto justificación, más bien que en un La .calamldad se halla en la locura y no en la: medida. Curar si es
cuestionamiento de la psiquiatría y del psiquiatra. Las estructuras que pOSible, prevenir desvi~ciones peligrosas, eso es el deber impues to por
se le proponen al al ienado son estructuras de cura, no se le deja otra las leyes de la humamdad y de la preservación socia!''' 10
posibilidad que la de fijarse en cierta presentación: la historia de sus Puesta así la locu ra al abrigo de un mundo que no la quiere más,
desgracias. Delirio que se "conserva" intacto aun si se lo "corta" , debe, para adaptarse al marco que se le ha hecho callarse o expresarse
delirio que se codifica detrás de. una red singular de intercambios en el interi?: de ritos convencionales. El supuesto ~nfermo es el garante
convencionales. El sistema de adaptaciones secundarias {I qu e termi na de la ~ unclon del que cura, su razón de ser en el plano profesional.
por crearse a lo largo de los años, se pone en evidencia en el modo La ldea de una no-segregación de los enfermos y los terapeutas I I
en que el internado se adapta pasivamente a su posición de recluso, choca, a~n. en el seno de excelentes clínicas privadas, con la oposición
y hasta en el papel prestigioso que desempeña como antiguo (papel ele estos ultimas. Que un enfermo pueda unirse al personal de la cocina
de "duro" por lo general, un "duro" que se ha modelado a partir para efectua.r allí (en lugar de una labor terapia ficticia) un trabajo
de la imagen del "ambiente") . El lenguaje de los internados, su I'eal, es una Idea que crea un malestar innegable y termina a menudo
vestimenta, la solidaridad de los terapeutas, la complicidad que reina por encontrar una forma más o menos velada de rechazo, rechazo que
a través de las disputas, todo esto forma parte de un "sistema" que
evoca cualquier otro sistema de concentración en el cual los individuos JO Casim ir Pine l, "De l'~solement des aliénés", en JoltTnal de médecine
se encuentran unidos por los vínculos de una servidumbre comú n. mt!ntale, t. J, 1861. p. 181, Citado por Robert Castel en su prefacio al libro de
Coffman, A sileJ, éd. de Minuit, 1968.
, 11 ~a no-segregación de los enfermos y los que curan, no se ha realizado en
{I E. Goffman. Asiles, éd. de Minuit, 1968 . [Hay edición en español:
Intemados, Buenos Aires, Amorrortu, 1970.] J~ranC1a, por lo que yo sé, más que en un solo lugar: la clínica de La Borde en
COll r Cheverny.
60 LOCURA E lNSTITUCION PS1QUlA1'RICA
't1CURA y PSIQUIATRIA 61
se racionaliza recurriendo a principios educativos y morales. El argu- que la medicina cree poder encontrar leyes .. Para Fr~ud, en un~ vuelta
mento clave es finalmente "médico" : "Somos -me dirán- una , la historia, se está a la escucha de lo que tiene sentido en un discurso.
institución médica, lo normal en ella es no mezclar a los enfermos
y al personal de servicio".
La segregación aparece de hecho como el reflejo de prejuicios KI.. PUNTO DE VISTA ANALÍTICO
sociales. Si en el asilo los ritos y costumbres (a los que se atienen los:
enfermos) velan para que se mantenga la separación de los papeles Jo:n Historiales clínicos, vemos cómo Freud, lejos de tratar el pasado
de enfermo y de persona que cura, en la clínica privada lo qu~ per- romo un regreso a un lugar perdido, lo hace aparecer como un recurso
petúa una especie de barrera de casta o de clases es la adheslon a que permite una reaparición de lo simbólico mediante el juego de
tradiciones esclavistas. Proponer que un "enfermo" ocupe un luga r lustituciones imaginarias.
diferente a aquel que se supone debe ocupar, es decir, el lugar de Vemos cómo en el centro de esa irrupción imaginaria se alojan la
cliente de hotel de lujo, es romper una regla de juego. Ocupar una nngustia y las conductas de defensa que el sujeto eri~e. Estas con-
función de sirviente sólo es posible en el asi lo donde el "enfermo!! está ductas, expresadas o no mediante palabras, son conducl.das p?r Freud
asimilado al estado de indígena colonizado ... he ahí por qué en ese n su valor de lenguaje, invitan a la lectura y al d~sclframlento ~el
lugar los efectos de este trabajo de sirviente son nulos ... porque lenguaje del inconsciente. Se demuestra así que la teona de la regresJOn
se inscriben en un sistema colonial a lienante. Si la ocupación de un (tan a menudo presente como mito en las explicaciones ~édicas) sólo
puesto de sirviente puede tener en clínicas privadas efectos benéficos, tiene interés si puede manifestarse su eficiencia, e~ decIr m?strar.?e
ello ocurre a causa del carácter subversivo que la demanda implica: es. qué modo pone en funcionamiento algu? a especie de artlculaclon
deci r, la denuncia de un orden alienante. Todo ocurre como si la fun- significativa a la que puede aferrarse el .suJeto para ~o pe:derse en el
ción de un establecimiento de cura psiquiátrica fuese la de mantener vacío. En la práctica vemos c()~ excesIva frec.~encIa cu~les s~n .Ios
el desorden mental "en reposo" en el seno de un orden de cura. He
fines a cuyo servicio están las Ideas de r~~n~slOn: per~Ite aSImIlar
aq uí por qué las recaídas al salir de la clínica son tan numerosas,
el psicótico al niño, es decir formular un JUIClO segr~gatlvo 9ue va a
debido a que el médico no ha sabido (o querido) cuestionar, para pesar fuertemente sobre la orientación que se le de, al pacI~n.te . .EI
sacarlo de allí, el l\!'gar que el sujeto ocupa en su síntoma. efecto de la nosografía sobre el psiquiatra lo lleva a este a pnvlleglar
la "enfermedad" a expensas del "enfermo", de un "enfermo" .al que
Al considerar la "enfermedad mental!! como una entidad especí- no se tiene ya necesidad de oír desde el ~omento en que ~a SIdo co-
fi ca ]2 que debe descubrirse en los síntomas, se impone la necesi dad rrectamente clasificado. El efecto que tIene la nosografla sobre el
de inventar mitos para explicar la "patología mental". Freud nos ha paciente no es tampoco desdeñable:
mostrado que la historia se hace en sentido inverso a la evolución , pero - La vida - me dice Jean-Marie- es la enfermedad por una parte,
no obstante se ha continuado recurriendo a veces a la botánica y la salud por otra. No merezco eso. Habría sido feliz si hubiera sido
(clasificación nosográfica según postulados naturalistas) , a veces a la menos conocido en la psiquiatría.
evolución (en esta perspectiva, se supone que el hombre sigue el
curso de un desarrollo, constituyendo sus regresiones la enfermedad Aunque agrega, con amargura:
como tal ).13 Para los primeros, la evolución es un proceso mudo en el - Si salgo, estoy perdido. La psiquiatría me es necesaria.
Algunos hacen un uso de la psiquiatría que no deja de record ~r
Miche! Fou cault , Maladie mentale et p5ychologie, PUF, 1954.
12
la relaci6n que mantienen los toxicómanos con la droga. Au n despues
Miche l FOllcau lt, ibid. "En el horizonte de todos estos aná lisis hay sin
13 de "curado", el enfermo trata de conservar alguna "enfermedad", para
duda temas explicativos que St! sitúan por sí mismos en las fronteras del mito: no correr el riesgo de que "la psiquiatría" lo abandone. Lo que apresa
el mito, ante todo, de una cierta sustancia psicológica ( libido en F~eud, "fuerza a estos su jetos es nuestra institución de la locura; tienen su modo de
psíquica" en Janet) que sería como el material bruto de la evolución y que, al
progresar en el curso del desarrollo individual y social, sufriría como una
recaída y retornaría, por el hecho de la enfermedad, a su estado anterior, y el por el cual se asegura la conciencia escandalizad~ ~r~nte a la enfe~.medad mental
mito también de una identidad entre el enfermo, el primitivo y el niño, mito y se afirma la conciencia encerrada en sus preJUlClOS cultura les .
62 LOCURA E INSTITUCIóN PSIQUIÁTR ICA. ,.lf,IIRA Y PS1QU/ATRIA 63
psiqui~trizar su p:oblema y su "enfermedad psiquiátrica" permaneco 1" "-ELACIÓN CON LA LOCURA
a partir de allí ahenada en el marco de la internación misma.
Al .e~tudiar la, lo:ur~ dentro del marco que le hemos dado, ponemos
en .crlSls a la pSlqUlatna, a las ciencias a las que el1 a se remite y a la 1t'l1'l la neurosis el sujeto escotomiza una parte de su realidad psíquica,
socIedad a la cu al ella da un representante: el p siquiatra (como 10 n la psicosis e] sujeto introduce una ruptu ra con la realidad exterior 15;
muestra Basaglia). En su estudio sobre la relación institucional tl,.,de el vado en que se en cuentra atrapado apela a lo fantástico
B~sa~lia ~a mostrad? cómo el "enfenno" hospitalizado en un hospitaÍ I'Mn que éste venga a llenar el hueco que ha quedado abierto. Eso
pSlqUiátnco se conVIerte automáticamente en un ciudadano carente , Intástico es lo que nos fascina, despierta lo que está en juego en
d e derechos, sometido a las arbitrariedades de los médicos y los 1IIIrstras propias fantasías. Nuestras intervenciones apresuradas, nues-
enfermer~s que pueden hacer de él lo que qu ieran, si n posibilidad 11 ¡IS interpretaciones p rem aturas, surgen de nuestra angustia frente
de. apelacIón. En la dimensión institucional, la reciprocidad, dicc 1 no d malestar que en nosotros suscita el vacío en el que el otro se mueve.
eXIste y su ausencia no se oculta en modo alguno. AlJí es donde
se ve sin velos ni hipocresía a aquellos a quienes la ciencia psiquiátrica
'"l relación del loco con el otro está marcada por una búsqueda de
Idc'ntificación erótica con la imagen del otro,16 imagen que se capta
h a querido "tratarU , allí se pone en evidencia que lo que está en juego V se suspende en el reflejo de un juego infinito de espejos. E llo es lo
no es tanto la "enfermedad u , sino la falta de valor contractual de u n ,¡ue provoca las tensiones agresivas bajo la forma pasional de amor,
"enferrno~' que no tiene otra alternativa para oponerse (como ya lo In odio y de exclusión, con sus efectos al nivel del que cura, que se ha
h emos senalado) que ]a de entregarse a un comportamiento anormal. It)rnado vulnerable por el ca rácter de inestabilidad que rige la relación
Estas cuestiones han. sido est~diadas en Francia por Oury y Tosquelles, !Juramente imaginaria con el otro en la que se encuentra inmerso. Una
ambos deseosos de mtroduclr un a reforma en la base misma de las IIII 1a de terapia regida exclusivamente por las relaciones imaginarias
es tru ctu ras tradicionales. que mantienen entre sí los m iembros de esa unidad (sin recurso posible
.. un tercer elemento) corre el riesgo de reflejar en la realidad institu-
I ¡onal esa forma particular de vivencia psicótica, vivencia que está
LA ANTIPSIQUIATRÍA
. rscand ida por las colisiones, las rupturas, el estallido de las situac iones,
Ilbierta la disolución de las identidades y la superposición de las
Imágenes. Es el orden simbólico el que, como lo hemos señalado ya
La imjJasse que acabamos de señalar ha suscitado en el extranjero
el .d es.arr~llo del movimiento de antipsiquiatría, que cuestiona el saber varias veces, permite una nueva irrupción de lo imaginario ; pera.
pSI.qUl átTlcO y ]a relación con el loco. Como se ha visto, los a ntipsi. ('n el psicótico (lo hemos visto ya también) la deficien cia de lo simbó·
q~Jatras se esfu~rzan por poner en suspenso el proyecto psiqui átrico lico crea un vacío, un hueco. El proceso que entonces se desencadena
mIsmo, con el fm de repensar la organización de las ins tituciones a
~a rti r de un triple esclarecimiento: económico, político y psicoanalí. 1 ~ Sigm und Freud.
t ICO. Lo que se cu~stion a en los ~ifere ntes trabajos "psiquátricos" de 16 Jacques Lacan 1 Seminario del 18 de enero de 1956: "Así ocurre que

vanguardIa apareCIdos durante estos últimos diez años 1-1 es el modo en toda relación con el otro, existirá para el sujeto la ambigüedad de q ue se
e n que toda in vestigación se ve esterilizada por una conceptualización trata de alguna manera de elegir, es él o yo [mol" de que e n toda relación con el
otro, incluso la relación erótica, habrá algún eco que se producirá de esa
formal y por supu estos metodológicos que desempeñan el papel de relación de exclusión que se establece a partir del momento en que el ser hu-
una pantalla en el p lano de la clínica : en nuestra relación con mano es un sujeto que, e n el plano imaginario, está consti tuido de un modo
el psicótico te nemos un modo de sustraernos a la trasferencia que mere- tal que el otro está siempre listo para volver a asumir ese lugar de domil'lio en
ceri~ alguna profundizaci6n, y cuyos efectos se tradu cen por el rechazo relación con él, mientras que en él hay un yo [mol1 que es siempre en parte algo
que en cierta manera le es extraño, que es una especie de domi nador, implan-
de CIerta verdad y por la objetivación de cierto saber. Estos efectos tado en él por encima del conjunto de sus tendencias, d e sus comportamientos,
vi ~n en a obstru ir en nosotros lo que el psicótico querría mante ner de sus funciones ... la síntesis del yo [m0l1 no se hace nunca, se trata de algo que
ablerto a nuestra escucha. sería mejor llamar función de dominio. Y ese dominador, ¿dónde está? ¿En
el interior? ¿En el exterior? Está siemp re a l mismo tiempo en el interior y en el
exterior, y por ello es que todo equilibrio puramente imaginario con el olro
u Véase el estudio de conju nto de Pierre Fedida, en Critique, octubre d e 1968. &e ve siempre golpeado por una especie de inestabilidad fu ndamental".
, ,mURA y PSIQU/ATRJJt
64 LOcURA E INSTlTUCION PSIQUlATR1CA 65

es del orden de un "cataclismo imaginario" 17 que lleva al sujeto a ,11\ odificación administrativa. Se elaboran apresuradamente medidas
elaborar un delirio "que ama como a sí mismo" .18 Lo que se da a oír ,1 " l I asistencia" a los alienados, medidas que, por más originales (y
en el discurso psicótico es una referencia brutal a la muerte, al sexo. H" ccsarias) que sean, permanecen lejos de toda reforma de estructu ra
a la libertad, referencias que en nosotros existen, pero de un modo ¡In la psiquiatría. Y toda refonna verdadera debería pasar por un
encubierto, presentadas bajo la forma de enigmas por descifrar. I IIf'stionamiento fundamental de nuestra relación con el alienado.

Si consideramos al lenguaje como solidario de la verdad,19 no pa- hu la actualidad, psiquiatras y psicoanalistas se hacen cómplices de la
demos dejar de plantearnos la cuestión de lo que buscamos eliminar lIu'ntira de ciertas "curas" en las que se encuentran apresados un
en nosotros cuando rechazamos el lenguaje del pSÍcótico. Lo que I,,',mero cada vez más grande de seres, Se fabrican con premura
rechazamos es una verdad que nos importuna. Nuestro rechazo remite Ir'lrapeutas y psicólogos sin detenerse jamás en la verdad de que la
al psicótÍco a un mundo privado, seccionado del nuestro. En nuestra p~ ¡cología no debe su nacimiento a otra cosa que a la segregación,2l
cultura los seres tienen d ificultades cada vez mayores para hacer t lllando estalla la mentira de las "curas", la locura adopta un aspecto
entrar lo verdadero en su decir y cuando se ponen a decir la verdad ,Ufcrente 22 no se ofrece ya como puro objeto de ciencia sino como
j

de nuestra sociedad y de nosotros mismos, todo ocurre como si en las 1 ~!II timonio abierto de su propia contradicci6n, Si el psic6tico no puede
estructuras que nosotros les ofrecemO!l no hubiese para ellos otra cosa ,,..taurar siempre el sentido de aquello que testimonia, su discurso
que la locura. produce en nosotros "efectos de verdad'\ efectos que buscamos
IH ccisamente sofocar mediante la introducción de medidas (sociales,
"El mundo contemporáneo -nos dice Foucault- hace posible la
IIdministrativas) o mediante la elaboración de un saber en el que
esquizofrenia, no porque sus acontecimientos lo hagan inhumano
Intentamos centrar 10 que es preciso mantener excluido de la estruc-
y abstracto sino porque nuestra cultura ha hecho del mundo una
lura. Únicamente el trastrocamiento total de la enseñanza médica (y
lectura tal que el hombre mismo no puede reconocerse en él." 20
ti!' las ciencias anexas) puede llevar al hombre a modificar su relación
Aunque estemos lejos de sostener la idea de que el malestar social I ll n la locura. Mas cómo mantener la apertura necesaria para que
es la única causa de la "enfennedad mental", no podernos desconocer " Mte trastrocamiento se produzca cuando conocemos no solamente el
el modo en que este malestar obra como un elemento sobredetermi- !'{'so que ejerce la herencia secular de prejuicios científicos que parece
nante, al mismo tieIilpo en el proceso que conduce al hombre al asilo I usi imposible desarraigar, sino también el deseo del hombre de tornar·
y en el proceso que a la salida del asilo lo mantiene en el estado 1'1 saber trasparente al discurso 23 a cualquier precio) para lo cual
de " disminuido" o de inválido. El psicoanálisis no puede conciliarse . \llura los diversos niveles donde debería conservar una brecha para
ya con una psiquiatría que cada vez se organiza más con un sentido que surja el saber dejando al objeto de ese saber disponible a los
r'I (cctos de verdad que en él produce el discurso del otro, en nuestro
17 Lacan, Seminario de14 de junio de 1956 : "Lo que hay de tangible en el
, .\50 el discurso del psicótico.
fenóm eno mismo de todo lo que se desarrolla e n la psicosis, es que se trata
de que el sujeto aborda un significante como tal. se trata de la puesta en juego
de un proceso que desde entonces se estructura en relación con él, 10 que
constituye ordinariamente las relaciones del sujeto humano en relaci6n con el
significante, la puesta en juego de un proceso que compre nde ese a lgo, primera
etapa que hemos llamado cataclismo imagillario, es decir. que no es posible
arrendar nada más de esa relación mortal que es, en sí misma. la relación con
el otro. al otro pequeño imaginario que está en el sujeto mismo j después el
<lespliegue de una fuerza separada de la relación significada de la puesta en
juego de todo el aparato significante como tal, es decir de estos fenómenol
de disociación, de despedazamiento, de la puesta en juego del significante en
tanto que palabra, que palabra jaculatoria, que palabra insignificante, o palabra
demasiado significante. cargada de insignificancia, desconocida. esa descom-
posición del discurso interior que marca toda la estructura de la psicosis". 21 Michel Foucau lt.
lB Sigmund Freud, 22 R. D. Laing, "Metanoia, sorne experiences at Kingsley Hall". en
19 Lacan, Seminario del 22 de febrero de 1957, Jl tteherches, diciembre de 1968.
20 M ichel Foucault. Maladie melltale el ps,chologie, PUP. 1954. 23 Yves Bertherat, "Freud avec Lacan", en Esprit, diciembre de 1967.
l' d lNDA PARTE

IN.n'ITUCION PSIQUIÁTRICA Y PSICOANÁLISIS

Los que curan tienen miras muy cortas, no


piensan más que en curar. ¿ Y si eso no
le conviene a la persona?
GEORGES PAYOT (un internado)
INSTITUCIÓN PSICOANALlTICA
E INSTITUCIÓN ASILAR

1!lIlA Bleger 1 propone llamar situación psicoanalítica a la totalidad


tI! los :enómenos que sobrevienen en el curso de la relación analítica
'1I1t • el psicoanalista y su paciente. Distingue en ella los fenómenos
'1 1111 constituyen el proceso, de los que constituyen el encuadre/, es
•• I ir que este autor estudia el decir y el obrar del paciente en relación
• U II variables y con constantes. Sitúa al proceso (variable) como 10 que
IH lit' lugar en un encuadre (constante). A este encuadre, Bleger lo
, ludia como institución. Mues tra, mediante ejemplos clínicos, cómo
1, Institución fam iliar más primitiva del pac iente (por consiguiente, la
Indl (erenciación primitiva de las etapas más precoces de la persona-
lul.\d ) reaparece en el encuadre analí tico. Este autor esclarece así la
I ulupulsión a la repetición que revela esa indiferenciación: el encuadre

lOi n a institución es así el depositario de la parte psicóti ca de la perso-


11 didad del suj eto, es decir, para Bleger, el campo en el que se proyecta
l. parte indiferencia da de los lazos simbióticos más primitivos.
I'~ . ]aques,3 en el curso de un trabajo similar, ha mostrado el modo
1111110 el sujeto u tiliza el encuadre como defensa contra la ansiedad.
r , la sobreviene siempre donde hay movimiento respecto de algo
~ "'Hlan te. A partir de la relativa inmovilidad o permanencia del
I 111 lH\dre se destaca un movimiento que, sobre un fondo de sobre-
lit ItInninación simbólica, se encuentra estrechamente ligado con el yo
,nl lJOral del paciente. En lenguaje lacaniano, diríamos que el espacio

I José Bleger, "Psycho-analysis o~ the Psycho.analytical frame", en Inter-


""'fllional Journal o{ Psychoanalysis, vol. 48, n9 4, 1967 . [Hay edición en
tp"nol: Simbiosis :v ambigüedad, Buenos Aires, Paidós, 1967.)
• El e ncuadre está constitu ido por las reglas que se establecen en el con-
1I ~ ' O anal ítico ( horas de sesión, pagos, etc. ). Constituye la permanencia que
I! de quedar al a bri go de lo inesperado .
• E. Jaques, " Social systems as a defence agains t persecutory and depres-
I R"xiety", e n New direclions in psychoanalysis, Tavistock, 1955. [Hay
1111 16n en español: Nue vas direcciones en psicoanálisis, Bue nos Aires, Pai~
,1 1, 1972.J
70 INSTlTUCION PSIQUJ,fTRfCA y PSICOANALM ,1I11C;loN PSICOANAUTlCA E INSTITUCióN .ASILAR 71

imagina rio (que corresponde al yo [moi] del sujeto ) es así el lugar .. "IPI) sordo al sentido de las p alabras, se halla no obstante desde
el que se desa rrollan los síntomas, reaclUali zando la , I lipa más precoz abierto a la oposición de las sonoridades y a todo
perm::meciendo en el inconsciente del sujeto. 4 !I )1lf'go de oposición fonemática al que nosotros nos hemos vuelto
o/m, verdad que percibió Freud (antes que los lingüistas) y cuya
I ,,,'''tancia subrayó desde muy temprano. En su s cartas a Fliess
EL ENCUADRE Y EL PROCESO EN LA SITUACIÓN ANALÍTICA Id ( 3), hab la particulannente de la combinación inconsciente de
¡ vividas y oídas cuyo sentido, nos dice, recién puede ser compren-
En la situación psicoanalítica (como en una institución ) se da, pu 1111" mucho más tarde. Freud hace con ello alusión al fragmento
a lgo que es propio de la estructura: se produce siempre una interacci6 IUOIO incomprendido que alimen ta la fantasía . Volveré más adelante
entre el individuo y la institución, interacción que lleva al individu ¡I'I/' la importancia de esta observación.
mod elado por la institución a encont rarse luego convertido en 1,0 que les falta a los trabajos clásicos sobre la fantasía, trabajos
agente principal del mantenimiento conservador de la institución. 11'1(' los que se b asa Bleger, es la referencia a la noción de un yo (ego]
y esto es así, como ]0 destacan los analistas argentinos, porque lo qu "reular. Si bien la categoría de 10 imaginario se halla implícitamente
se encuentra fundamenta lmente en juego en la institución, es al 111 !!r nte en los diferentes análisis de Bleger, es preciso reconocer que
qu e está situado en el límite de la imagen del rue rpo. Toda rupt ura.- I'O¡ I ·~ t á verdaderamente articulada, y a ello se debe la apelación
del encuadre (sea éste el de la institución psicoanalítica o el de I III ¡-jertas autores a nociones vagas de atmósfera para situar uno de
institución social que el sujeto integra) trae consigo una desgarradura 1.1 f\lernentos constitutivos del papel del psicoanalista.
que se abre sobre una realidad que puede ser sentida como catastrófica
por el sujeto. Y lo que en ese momento aparece, es el modo en que el g l a nál isis de 10 que se halla en juego en la relación del proceso
,lIn el eocuadre se aclara si se introduce en él la dimensión imagina ri a,
paciente (psicótico) superpone su propio encuadre (y su mundo de
fantasías) ante la institución psicoanalítica o social. Si el encuadra dllu l'nsión que se halla siem pre presente sobre un fondo de sobre·
de la institución Se rompe, el paciente se encuentra solo con su mundo .It Irrminación si mbólica. La coexistencia de lo simbólico, lo imaginario
Itl real rige la relación del sujeto con su semejante; su desorganización
d e fantasías, se le quita el d epositario del que tiene necesidad para
1
poder proyectar en..él sus angustias, Precisamente cuando ese encuadro "l)du~e, I.os ef ectos más curiosos, como lo veremos en las curas de
institucional llega a faltarle, siente que tenía, para él, cierta impor- 11 pSlcot!COS.'
tanc ia. 1I1eger sugiere que la situació n psicoanalítica con u n paciente psi-
td l lcO se halla seíi.alada por el encuen tro de dos encuadres: uno de
I !lO!! - el propuesto por el analista- es aceptado conscientemente por
LA FANTASÍA ,1 paciente j el otro --el del paciente- constituye el telón de fondo
11,'ncioso de su mundo fantasmático. Es este último el que se presenta,
Bleger funda su análisis sobre una teoría de la fantasía concebida In estado puro, como la más perfecta compulsión a la repetición
como no verbal, y de aquí proviene el acento que pone sobre una
suerte d e simbiosis madre-h ijo o psicoa nalista-pacien te, que le hace , Lo simbólica representa para Lacan "ese campo en cuyo interior se in-
valorizar los comportam ientos, allí donde lo que para nosotros se halla o/ ll n toda comprensión y q ue ejerce esa influencia tan manifiestamente per-
en cuestión es un decir o su puesta en acto en un obrar. La li ngüística Hu'ha dora sobre tod o lo que sea relación humana". (Influencia perturbadora
1 ti la medida en que la ause ncia del p lano simbólico provoca la puesta en
nos co nfirma, en efecto, que si bien el bebé se encuentra durante un ¡litigo de fenómenos de disociación.)
A lo imaginaria Lacan nos lo muestra tal como se encuentra reanimado
,¡ Lacan, "L' agrcssi\·jté en psychanalyse", en Éc rits, p. 108.
jlor este orden simbólico (la presencia de lo simbólico restablece el 'o rden ).
5 Qtto Fe ni chel, Tit e /) syc hoanalyt ical t}¡ eory 01 Iltmosis, Nueva York,
Según nos dice, por la p uerta de entrada de lo simbólico ll egamos a pe-
Non o n, 1945. [Hay edición en español: T eoría psicoanalít ico de fas ne u· Ittllrnr esa re lación del hombre con su cuer po, que caracteriza el campo
rosis, Buenos Aires, Paiclós, 1957 .] tI'eluc ido e irreducti ble de lo que en el hombre se llama lo imaginario. Y esa
(; Ruptura que puede sobrevenir en ocasión de las \'acacion es o de una 'ltuci6n imaginaria se capta en la experiencia analítica siempre en el límite
enfermedad de l analista. ,ltI ¡liguna participación simbólica (Seminario del 16 de noviembre de 1955).
INSTITUCION PSIQU IATRI CA y PSICOANALISI II I"UCIó N P51COANALlTICA E INSTITUCióN ASILAR
72 73
(como lo hemos indicado méÍs arriba). Para Rodr~gu~,8 l~s reaccione IUlnmedida inerte. Al no-yo se le describe como representante de
psicótic as durante la sesión analítica (o en la Institución) son no ., I Gcslalt única, situada en una zona de sombra. A partir de esa zona
solamente imprevisibles, sino difíciles de comprender, hasta tal pu~to I ~nm bra se construida el yo, y existiría una escisión continua entre
están ligadas en su forma a un fenómeno silencioso por excelencia. l. I'Hlte psicóti ca y la parte neurótica de la personalidad del sujeto.
La explosión de violencia de un paciente psicótico se produce por lo !llt'ger cita el caso de un pacien te que adhiere al encuadre de la
general, nos di ce, cuando se modifica algo relacionado con el encuadre "HMión analítica hasta el momento en que experimenta la necesidad
del análista o de la institucién. Todo encuadre, subrayan V\T. y M. I I ('C'uperar su sueño de omnipotencia, "su" encuadre. Explica cómo
Baranger,U es, y no acepta ninguna a mbigüedad. Lo q.U¡; Melanie K lein I 1 nntrato habí a sido respetado durante un primer período, hasta
ha descrito como trasferencia psic6tica (estados de dIsplacer de .1a fase I .1(11 en que el paciente, hasta entonces tan puntual, comenzó a faltar
esquizoparanoide, fantasías de reparación de la posición depre.slVa). ,se 1, sesiones y a deberle dinero a su analista. Esa deuda, y la imposi-
proyecta así en el enc uadre porque la ambigüedad de la sl t~aclOn Illllllld de saldarla, lo humilló. La ruptura del contrato (encuadre)
analítica, nos lo recuerdan los distintos autores, sólo desempena un "1 11 aparecer un vacío, el del mundo de la omnipotencia infantil,
papel al nivel del proceso. tnulIllo que se suponía que el analista le devolvería, del mismo modo
Esta tesis vue lve a encontrarse en tos trabajos de Reider 10 (sobre '''1110 había supuesto que le devolvería el mundo de objetos perdidos
las instituciones, y en particular las instituciones psicoanalíticas) que .1, . " primera infancia. Sólo a propósito de la. ruptura del contrato
muestran cómo, en la situación psiconalítica, es el encuadre el que 1'''1 l/adre) pudo comprenderse hasta qué punto el encuadre (y el
se encuentra cargado, y cómo la trasferencia relativa al encuadre t IlI'to del contrato) habían sido los depositarios de un mundo mágico
remite a sen timientos de omnipotencia infantil, a la asp iración f.a nta- .1, dependencia infantil; lo que estaba en juego en la trasferencia
seada de volver a encontrar esa omnipotencia perdida compartiendo 1 ji ¡}liea sólo pudo comprenderse después, gracias a una ruptura del
los privilegios de una gran institución, con lo que se llega de ese modo "u lt ato. A partir d e entonces apareció el "encuadre" del paciente,
al desarrollo de una especie de hipertrofia del yo [moi]. Este desarrollo IU Ifndre que se había mantenido oculto en las sombras y que surgió

del yo, como lo subrayan los diferentes autores citados, sólo es posible Inl ~() ante la a ngustia de volverse loco si el análisis lo ponía en
en una instituci6n a condición de que el nO-)lo 11 permanezca en dll,wión de hablar de lo que hasta entonces no había podido jamás.
nl¡,lr en su decir (su di scurso interior ) . Así, nos dice Bleger, todo
8 E. Rodrigué y G. T. Rodrigué, El contexto del proceso analftico, Buenos IIlhio en la inercia del encuadre movi li za las defensas o hace surgir
Aires, Paidós, 1966. . , 1,. ,'Icmentos psicóticos de la personalidad de l paciente. En el caso
1* W. Baranger y M. Baranger, "La situación analítica como campo. d~na. tildo, la deuda hi zo aparecer el deseo agresivo de suprimir al analista
m ico", en Revista Uruguaya de Psicoanálúú, n'1 4, 1.961-19~~; "E l rnslghl 11 IlI nto que otro, condición necesaria para reenco ntra r cierta forma
en la situaci6n analítica", en Revista Uruguaya de PSlcoan.állSls, n. . 6. Ta~.
bién en Problemas del campo psicoanalítico, Buenos Aires, Ed. Kargle·
roan, 1969. . . '1 tlln ha sido desarrollada por Lacan en una teoría de la relación de objeto
10 N. Reider, "A type of transference at institutions", en Blllletln M enntTlg trroll ada como una lógica del significante.
Clinic 17, 1953. . ., I I para Lacan el recién nacido está en un primer momento en una rela-

11 Bleger siguiendo a los analistas anglosajones, desarrolJa la noclon de ,IU con el mundo que no puede distinguir de sí mismo, sale de esa relación
un no-yo [ego] "enfermo" (el mundo de las fantasías) que. opone. al yo [moll 1 '¡I'.cubrir la falta. Allí es donde nace la identificación ligada a la dife-
"sano" Define el encuadre como un espacio corporal no dlferenctado. En los , 111 In que es también a usencia. La relaci6n entre fantasía, significante y
límites' de ese encuadre, su rge lo que define como meta-c<:>mporlam~ento, que ,"nria, conduce a Lacan a hablar de una palabra vacía (discurso de 10
equivale a l no-yo [ego]. En otros momentos, introduce también la noción oscura ,.II~lnl1rio) opuesta a la palabra llena (articulada con lo simbólico).
del meta-yo [ego]. , Nn hemos tratado de discutir (para refutarlas ) las nocion es de no-yo [ego],
Esta formal¡zac ión hace referencia, por l:na pa rle, a una teofla en la cual ,., hl 'YO [ego], nteta-'comportamicnto y meta-lenguaje, introducidas por Bleger.
se considera el lengua je como elemento del comportamiento i por ot ra, a lit IILU! retenido lo que dentro de su teoría es susceptib le de ser retomado en
una teoría kleiniana de la f::ll! lasía. .", IIniculación del significante, todo 10 que puede volver a interpretarse
Estos autores confunden el prob lema de la erotización del objeto con el ,1 I~rminos de imaginario, simbólico y real; de allí la atención que le pres-
de la primera aparición del objeto como objeto imag :.~ario. ., o 1111111 ni estudio de Bleger sobre el encuadre y el proceso (estud io expuesto
Lo q\\e el los olvidan cs todo lo. qn~ . guarda r('laCl~n c.on la ,r.?ClOn de ." . l'fcrencia a lo que en Lacan se define en términos de simból ico e
falta d e objeto, central en la orgamzac:olI de la cx per.enCla anahtlca. Esta " HlClllurio).
INSTITUCIóN PSIQUfATRfCA y NilCOANALISf /1/ l/elr)N PSICOAJ'-lALlTICA E INSTlTL'C/úN A.,,'lL4R
74 75

de omnipotencia infantil, omnipotencia fundada en una suerte d II 'tll'd(,l110s al descubrimiento salvaje de la fantasía, corremos el riesgo
rivalidad especular, rivalidad que no deja lugar más que a uno u ot 1, jI¡¡'cipitar un episodio de li rante. Precisamente porque la fantasía
miembro de las partes de la relación psicoanalítica. Lo que est dllllenta de fragmentos sonoros no comprendidos, no debemos ir
en juego en las explosiones agresivas que sobrevienen durante 1 lit I~ r6.pido de lo que el paciente está en condiciones de aceptar. Toda

sesiones de análisis o en ciertos momentos de la vida en una institución Iql· ,,1I'eta~ión precipitada habrá de percibirse como una violación,
no es estudiado en praC und idad en ningún momento por los d isti nto HUID una mtrusión, y se inscribirá por en de en un marco de relaciones
autores. Aunque registran con precisión y pertinencia el momento de s 1" r.,·C'utorias o paranoicas.
aparición, se justi ficaría que para explicarlas efectuaran un exame
más profundo. Si bien es cierto que la explosión agresiva está ligad '" U¡/I'IENS rÓN IMAGINARIA
a la menor ruptura del encuadre (contrato propuesto por el analista
y esto es particularmente perceptible en el asilo, cuando se introduc I I~ es difícil dar cuenta de todo esto si se omite, en la experiencia
en él el psicoanálisis) esa explosión remite también a un modo suma "I,dítica, la dimensión de 10 imaginario. Como 10 hemos di cho
mente particular que tiene el psicótico de establecer su relación co ,1I11'I'iorm~nte, este campo de lo imaginario, del mismo modo que
el otro. u El analista debe ser el apoyo posible de una agresión y evitar 1, u'fCl'enCla al yo especular, está ausente en las formulaciones clásicas,
convertirse en objeto de una intención agresiva. Dicho de otro modo, ¡tllrtc de algunas referencias generales a las fragmenta.ciones ansió-
debe privilegiar la articulación simbólica y no dejarse enclaustrar con ... n~\s de los estadios precoces y al modo en que el sujeto se esfuerza
el paciente en el campo de lo imaginario. Si bien los autores mencio- )1111 Inoment?s.por recobrar su integridad (y la del otro). Si bien po-
nados insisten con toda razón en la neces idad de que el análisis se Ih l/lOS suscnblr las observaciones de Blegcr y las de los anali~tCls
base en el encuadre (a fin de sacar a luz lo que hay de más arcaico) q¡':t'ntinos subre la importancia que debe asignarse al anál isis del
de más indiferenciado en lo que hace a la imagen del cuerpo del '111 uad re del paciente (análisis que debe conducirse dentro del cn-
paciente), también es cierto que convertir el análisis en una empresa tllddre del análisis o de la institución, encuadre que no debería ser
llamada de des-simbiotizac ión en la relación analista-paciente es 111 IImbiguo, ni alterado, ni remplazado) así como · a la atención que
falsear y pervertir su perspectiva misma. II~hc concederse a lo que surge en tocla brecha del encuadre porque
Si bien es cierto que el paciente no sólo siente. como persec utoria , In co ~cierne a todo lo relacionado con la depende ncia más primitiva
toda interpretación de sus gestos y actitudes corporales, sino que al d, I paciente con respecto a otro, no podemos sin embargo hacer de la
efectuarla incluso corre el riesgo de inducir a una forma de acting 1 'lI a~i?n analítica (o institucional) la vivencia singular de una fusión
out 13 psicótico, es sin embargo discutible decir que ello ocurre así 1" IIll¡ tIva con el cuerpo materno. Los analistas argentinos ponen el
porque la interpretación habría apuntado "no ya al yo [ego] sino a su Ir cmto er: el restablecimiento de esa simbiosis originaria con el fin
meta-yo [ego}". Esta explicación descriptiva no valora lo que se halla en di' cambIar algo en ella a través de un trabajo posterior de des-
juego en la situación, en el plano dinámico. Pero aquí volvemos a la Il ltlbiotización.
insuficiencia de las formulaciones teóricas clásicas sobre las fantasías, En esta perspectiva, los "cuidados" que se prestan en la institución
fantasías descritas como no verbales. Mas justamente porque la fan· -" ~asan en el mito de una regresión necesaria para el "bien" de un
tasía es una combinación inconsciente de cosas vividas y oídas, ocurre 1',1 lente al que se lo trata como a un infans, mito que nos conch:ce
que toda interpretación debe necesariamente referirse a lo que \ udoptar medidas pedagógicas y nos aleja del análisis.
el paciente aporta por sí mismo en su decir; en caso contrario, si Es difícil dar cuenta de lo que Ocurre en la institución psicoanaIítica
(1) social) si, en lo concerniente a la fantasía, no podemos apelar como
¡'I he.n:os subrayado anteriormente al campo imaginario, campo que
12 Toda identificación erótica, nos recuerda Lacan, se efectúa por la vía
~" ongUla en las primeras experiencias de la alucinación primitiva. 14
de la relación narcisista. Se trata de una captación del otro por la imagen en
una relación de captura erótica. Este fenómeno se encuentra en la base de
toda tensión agresiva. La síntesis del yo, nos dice Lacan además, no se hace 14 Las primeras experiencias del bebé se sostienen en la necesidad insa.
jamás. Todo equilibrio puramente imaginario can el otro adolece de una d.recha. De allí se origina el campo de lo imaginario que va a servir de
inestabilidad fundamenta l (Seminario del lB de enero de 1956), .poyo al sujeto. Este imaginario está estrechamente ligado a l principio del
l s Acting out actuar en una fantasía. ¡,Iacer. El deseo se presenta en esta etapa como fragm en tado.
INSTITUCIóN l'SI QUIATR ICA 1/1 I/CJ6 N PSICOANALt1'lCA E INSTITUC I6N ASILAR
76 77
En esta etapa, la indiferenciación p rirniti,va abarca ,al sujeto '! t'u lih rio de rechazo y de amor, equilibrio que está en el origen de la
objeto. Toda investigación del objeto perdIdo se convler~e, al mIS I Ihlri6n fundamental d el yo imaginario. Volvemos a encontrar
tiempo, en una tentativa por recuperarse en ta nto que sUJeto. ~ero t f lunna de oscilación en ciertas psicosis.
esta etapa, sujeto y objeto están condenado~ a perderse para Slcm I :Wlndo el sujeto, en la etapa de la imagen especular, va a ser lIe-
por la imago l ~ que queda marcada por el stgno de ,su paso. E~ to ,t.1 il identificarse con su otro imaginario, sólo podrá hacerlo al
a esta pérdida primitiva van a ordenarse los pn~eros, fenome I ,11\ de una reorganización estructural, reorganización que seiiala
psíquicos y a trazarse el des tino del hombre que, mas all~ de lo q I 111 ¡.mo tiempo el fin de una fase depresiva.
para él sigue perdido para siempre, va, a comenzar una busqueda • I 11 la etapa de la imagen especular, el sujeto, en su búsqueda del
fi n en persecución de signos que anunCIen, enmascarándolo, lo que l'jI !O, no encuentra ya la imagen del objeto sino "sombras de objetos"
día le fue robado. . . 1111 ocultan su propia imagen. Estas sombras aparecen allí como una
El " había una vez" es el paraíso perdido de las alucmaclO !lIlulla en la búsqueda del sujeto por el camino del deseo. La
nostálgicas, y es también la falta en torno a la cual va a ordena IU lf'tura imaginaria 18 es la única que pennite dar cuenta de las
el deseo. t ,1~HlIleS agresivas que rigen las relaciones del yo [mol1 con el otro (te n-
Lo imaginario primitivo, pre_especular,16 funciona como una huel hllll'A de las que he hablado a propósi to de 105 incidentes que sobrevie-
a través de es tas huellas el sujeto llega a reconocerse. Entre las cta. " n al producirse la ruptura del encuadre en la situación analítira).
d el autoerotismo y del narcisismo se sitúa lo que Laca n ha d~scrl I ,. 111 , al mostrar cómo la imago del semejante está ligada a la estruc-
bajo el nombre de fase del espejoY En ella la descendencla IIII , dr:1 cuerpo propio, muestra al mismo tiempo cómo la instauración
hombre experimenta un a tensión, dividida como está entre la pre 1, I IIlro se hace en tanto que d epositario de representaciones de
durac ión orgánica y la imagen del cuerpo en su forma acaba !'jl tus parciales. El camino del d eseo pasará, durante esta etapa,
I 1I r l otro yo, y si el suj eto no permanece ya perdido en una pura
t 1" 16n de fascinación con otro (un otro que le hurtaría su imagen)

LA ETAPA ES P ECU LAR 11" lit" debe a que d e en trada funciona un tercer elemento, las marcas
, udicantes de las oposiciones fonemáticas que, desde un comienzo,
L a capt ura especular d e su imagen, imagen con la cual se identifi 1.111 presentes entre el niño y la madre, y qu e son las únicas que le
va al mismo tiempo a arrebatarlo a su ser y a mantenerlo en !' IIlIiten al niño la " buena" identificación especular. E l júbilo que
11110. (en el enfrentamien to con su imagen en el espejo ) la victoria
~o se produce la alucinación, está sólo en juego e.l proceso. prima j,l lIiíio sobre el riesgo de su desaparición (de ser tragado ) como
Para q ue la neces idad se sa tisfaga, es preciso que h~ya- Intervencl6n de
" ltI IO, ese júbilo, no está causado por lo que ve en el espejo (su
proceso secundario somel ido a l princip io de la reahdad. Frcud ha pu
el acento cn el hecho de que la r ealidad se construye en el hombre slcm IIIIUK~n) sino por el hecho de que lo ve su madre (a la que percibe
sobre el fondo de la a lucinación. . 'HUl l l no peligrosa) y esto es lo que pennite el nacimiento del yo [ego]
15 Lacan, "L'agressivité en psychanalyse", en. Bcnt5, p .. 1O~ .. IU'I'ular. En un primer tiempo (y es éste el del drama pasiónal ), hay
16 Lo imaginario precoz, pre-cspecular, está ligado al prinCipiO .del pla
y Freud h a mostrado (en la interpretación de los sueños). que la lOscnp
IIlIpmibilidad de dominio imaginario. En un segundo tiempo, ese
de los deseos p recoces se hace en la recarga d e las primeras huellas 11"IIJinio se instala como efecto del significante (señales significantes
qllt J)1'ovienen del otro, de un otro que proporciona la materia sonora ) .
cepl ivas. . . S'1 d
La alucinación es un regreso a estas prIme,r as percepcIOnes. o ~ . esp I U I'cpresen taciones, en es ta etapa en la que funciona el proceso
que se ha instalado el yo [ego] especular se torna posible la c~ r ~a erotlca. y 1'!lllIario, son imágenes fundamentales, y es con estas imagos que el
debilitan las cargas lib idinales de la etapa precedent~ .(el movlmlent? de Id
tificaci6n del estadio de) espejo debe ligarse al narCIsismo sec l1 ndn.no ) . . IIJl"ltl se ubica en la circulación significante.
17 La reacción del niño frente al espejo no se encuentr:- de mod.o Id 1'; 1 material arcaico (del que hablan Bleger y los anal istas argen-
tico en el mundo animal. Sólo en los seres humanos se c,(h";efle C5tC Inst. IIIIIJ') que irrumpe en un momento dado de una cura y que, como
de intenso júbilo. Según Lacan, la ocurrencia de la imagen especular ~l
fica para el niño )a recuperación de una image n . del cuer po en su t~tah.
En ese momento existe en el sujeto una tende ncia a encerrarse en SI mi l' Lacan, "Complexes familiaux dans la fo rmat ion de l'individu", en l'En -
q ue faci lita la intrusión d e los otros. II//j/lídi~ Iran~aüe
sur la vi~ m~ntal~, 1. VIII.
78 INSTITUCIóN PSIQUIÁTRICA Y PS/COANALIS III'UClON PSICOANALITICA E lNST1TUCI{)N ASILAR 79

lo hemos visto, lo hace cuando se produce una ruptura en un eneuad ti I r lique emita su palabra, no ya en nombre de su yo [ego] especular
hasta entonces inerte, este material arcaico es la trasferencia imagina ' 111111111 nombre de los otros. Todo análisis está marcado por el modo en
de imagos al analista, trasferencia que, por un accidente de la repr 11" , con una cierta repetición significante, el sujeto llegará a poder o
5i6n, ha excluido del control del yo [moi] una determinada fun ción, tlll I I Clstenerse (más allá de la demanda) en el campo del deseo. Y se

ha dado su forma a un cierto tipo de identificación. 19 Para Laca '1 ~~Iorma en desean te al precio de abolirse como sujeto, de ser "el
la imago (como el encuadre para Bleger) subsiste como permanent jlonente de una función, que lo sublima aun antes de que la
Se reactualiza en el análisis en un plano de sobredeterminaci6 JI 110."22
simbólica. 20 1,lt verdad que Freud ha mostrado es precisamente el modo en
'lo" n un análisis el sujeto se ve llamado a renacer para saber 10
'1\11 quiere sobre su deseo. El precio a pagar para su trasformación
LA DIMENSIÓN SIMBÓLICA I1 N lljeto, lo paga con una forma de castración, castración que desem~
1" "" el papel de vector del deseo.
1.os analistas desconocen esta verdad en la medida en que tras~
El sujeto recibe siempre sus señales significante:; en tanto que sujet
llllllHln el fin del análisis en una especie de ortopedia del yo [moi]. El
fragmentado. El esquizofrénico, en su búsqueda de curación, se aferr
tllq'\li vo de la cura se centra para ellos en la necesidad de recuperar un
a veces desesperadamente a vocablos que no están medjatizados po
ti jmoi] fuerte "adulto" . .. allí precisamente donde Freud ha centrado
ningún sentido, sino que aparecen como tentativas de recarga sano "1 t~l desgarramiento en cuanto tal el sentido del drama analítico.
de su mundo objetal. Se trata, en suma, de un intento por reencontra
a la vez que una señal significante, el objeto perdido. Al esquizofrénic
le falta la dimensión imaginaria, no puede conducir del mismo rnod I I I~ NCUADRE y EL PROCESO EN LA SITUACIÓN ASILAR
que el neurótico su búsqueda del objeto perdido ; corno no ha podid
dominar la imagen especular (cosa que le habría permitido posee JI , I Qvolvamos a nuestro estudio sobre la institución.
la lmagen del otro), busca reencontrarse al nivel de imágenes d I J mos aclarado ya los accidentes que sobrevienen cuando se
cuerpos despedazado» y de sonoridades vocales que aparecen com I"utluce una ruptura del encuadre, y hemos visto de qué modo puede
señales significantes ,runarias" 21 al nivel más elemental, pero qu 'H¡{ir, de estos acciden tes mismos, una verdad.
J ¡as rupturas que amenazan la estabilidad de la institución tienen
]9 Lacan, ÉcrilJ, p. 107. 11111' base un material arcaico en el que se origina la naturaleza de la
20 Lacan, o/). cit., p. 108. Lacan cita el caso de una joven afectada de asta
si a-abasia. La imagen subyacente era la de su padre, a cuyo respecto bastó qu . _linda trascripción que es la del inconsciente, y de una tercera trascripción
el analista le hiciera observar que le había faltado .su apoyo, para que I •• presentada por el preconsciente.
joven se encontrara curada de su síntDma, sin que se viera afectada, no obs- Para Lacan se trata, a este respecto, de tres tiempos:
tante, la pasión mórbida vivida en la trasferencia. la identificación unaria;
21 La madre inscribe en un doble registro el llanto mediante el cual e las representaciones sustitutas, y
bebé pide que se lo alimente; responde a él mediante un objeto que lo satis- - el semantema aceptado por el discurso común.
face y mediante una escansi6n sonora. Las primeras jaculatorias del beb I.'rcud utiliza las nociones de traducción y de trascripción. La trascripción
responden como un eco a las oposiciones fonemáticas que constituyen para é I IIIIderne a los registros de las percepciones en las sucesivas etapas de la
la respuesta al otro, lo que Lacan describe como identificación significante hlll. Y, nos dice Freud, la traducción de los materiales psíquicos se sitúa
unaria. Allí se elabora (en torno a la escansión de una pérdida y de un 11 el limite de dos etapas. Freud vincula la particularidad de ciertas psico-
reencuentro), bajo una forma metafórica, un significante, todo rastro de .i j.rosis con una ausencia de traducción, con lo que no puede producirse
objeto se ha perdido en el significante. El objeto no puede ser ya recuperado ,,111Kón registro nuevo. Cuando el material psiquico no puede traducirse ya
más que de un modo metonímico por la vía significante. ' " un registro que corresponde a la etapa siguiente, se produce una rePTe-
Esta primera marca significante constituye para el sujeto un dominio de 111111. Esta represión tiene lugar bajo el efecto del displacer.
la imagen que señala el nivel de una represi6n primitiva. P,Ata noción de represión en tanto que ausencia de traducción tal como
Las identificaciones significantes tienen cierta relaci6n con las trascripcio- lit "laboró Freud en 1896, debía llevarlo más tarde a la noción de repudio
nes sucesivas que menciona Freud en su carta a Fliess (52). Habla de un I/ tl rclllsión] (presente en las psicosis). .
primer registro de las percepciones incapaz de tornarse consciente, de una n Lacan, "Remarques sur le rapport de Daniel Lagache", en Pcrits, p. 683.
80 INSTITUCIóN PSIQUIÁTRICA Y PSICOANALJ ,ti UGION PSICOANALlTlCA E INSTITUCIóN ASILAR
81

agresividad en el hombre y la relación que mantiene con su yo y S •.. do en que el analista debe sufrir a veces la influencia parásita de
objetos. Z3 "En esta relación erótica en la que el individuo humano JU' IUimientos del paciente, y cómo es él quien, en respuesta a este
fija a una imagen que lo aliena a sí mismo se halla la energía y t 1I 'lteitismo, obstaculiza (en beneficio de su propio bienestar) el trabajo.
forma en la que se origina esta organización pasional que él den I 01" lo.
minará su yo." 24 De este modo, el yo está señalado desde un camien
I~. mérito de Melanie Klein (y luego de Bion y de Melita Schmide.
por la tensión agresiva (tensión correlativa de la estructura narcisis
'. ) haber insistido en el modo en que el sujeto utiliza la institución
según Lacan), y constituye "el centro de todas las resistencias a la cu
de los sintomas".25 I 1I t1l1nalítica (y la institución social ) como defensa contra el surgi.
IljJ'lIl0 de la ansiedad paranoide y depresiva. Los individuos pueden
No obstante, los analistas clásicos se basan precisamente sobre es
t I·~ tc modo introducir sus objetos persecutorios internos en la vida
yo para llevar al su jeto. .. a la curación. Al actuar de este ruad
se alinean con la concepción utilitaria del m undo moderno en cuan l. 1.1 institución.21 Conocernos los efectos de fragmentación que de
al empleo técnico de un yo al que se exacerba para poder emplearl 11" resultan posteriormente en el plano de la identificación. Jaques
cada vez mejor con fines de adaptac ión. Esto es olvidar con qu il llluya que esto no significa, no obstante, que la institución se tras.
desgarramiento de su ser paga el hombre moderno el precio de 1 '''lnlD por ello mismo en psicótica. Sin embargo, podemos esperar
adaptación: la paga al precio de la locura y de la delincuencia .• 'lIl1ntrar en ella todas las formas de manifestaciones de irrealidad, de
Cuando hablamos de la institución psicoanalítica, no podern ,hUing, de sospecha y de hostilidad que son características de toda
tomar en consideración únicamente el encuadre. Frente al eneuad Id¡l en grupo, características utilizadas por los individuos para defen.
(como lo hemos visto al comienzo de este capítulo ), en el encuad 1, I ~I' contra la ansiedad psicótica.
(inerte) tiene lugar el proceso que se caracteriza por ser ante tod I.ns estructuras de las instit uciones desarrollan sistemas de papeles y
movimiento. Son los acontecim ientos que se repiten en el discurso (e t, posiciones a través de un conjunto de reglas, de convenciones
la sesión o fuera de ella) los que van a lleva r a un a especie de institu ,ll~ prohibiciones. Este sistema rige las relaciones de los individuos
cionalización. Olll~ sí.
El proceso analítico (que es también la introducción de una fantasí
EI1 una institución (romo lo hemos visto más arriba) tiene lugar
desde el comienzo d~ la cura) se desarrolla en el tiempo a través d
1111 di scurso. A partir de malentendidos se estructura algo y a través
una oscilación continua entre la recurrenci a al pasado y la proyecció
al futuro . 1I I síntoma llega a poder hablar una verdad. Esta verdad que surge
"El proceso 26 tiene lugar en el encu adre de la sesión y en I 1,1 fruto de un encuentro decisivo.28 En el desarrollo del proceso
rupturas que sobrevienen . La apertura del proceso está señalada po IlIllftico asistimos a ritos simbólicos.
la introducción del contrato anaHtico al que las dos partes debe li emos visto que la institución psiconalítica y la institución social se
somet:rse. El proces~ an.alíti.~o, ,~Qn su contrato, su meta, su desarroll HII Ktruyen, en líneas generales, según un esquema que les es común.
y su Cierre, crea una mstltuClon. IlqllrO del encuadre y en relación cbn él (enc uadre de la institución
Los autores kleinianos ponen el acento sobre la importancia qu IjUr' enmascara el del paciente) tiene lugar un discurso. El movimiento
debe acordarse a la posición depresiva que se presenta como un trabaj 1111. 1110 del proceso analítico está ligado a la inercia del encuadre. Esta
de duelo, duelo de la omipotencia mágica de la infancia. Los analist 1III11cia -parálisis- existe en toda institución. El sujeto, modelado
(y muy especialmente Grinberg) estudian en diferentes trabajos e ItllI' la institución en la que se halla inmerso, obra a su vez sobre ella
l' Hit acrecentar su parálisis. El sujeto se alimenta de esta parálisis
23 Lacan, ficrits, p. 113. ji 111\ funcionar en otra parte, al abrigo de la angustia que no dejaría
24 Lacan, Seminario 1955-1956. 11" susci tar en él todo movimiento del encuadre.
25 Lacan, ficrits, p. 118.
26 León Grinberg, Maric Langer, David Liberman, Emilio y Genevieve
T. Rodrigué, "The psychoanalytic process", en 1 nternationaI Journal o/ Ps.,.. IT Jaques, "Social systems as a defence against persecutory and depres-
choanalysis, vol. 48, nI> 4. [Hay edición en español: El con texto del proceso t ll nnxiety", en New directions in psychoanalysis, Tavistock, 1955.
psicoanalítico, Buenos Aires, Paidós.] '" Nassif, Congreso de la escuela freudiana, Estrasburgo, octubre de 1968.
INSTlTUCION PSIQUIATRICA y PSICOANA.L "I'UCJ6N f>SICOANALlnCA E l NSTlTUCION ASI LA.R
83
UNA INSTITUCIÓN EN UNA INSTITUCiÓN 111 presión es una forma de alienación social. Es preciso pues ana~
I 11 esta máq,u~l~a (y su estrategia) para librarse de esta' alien~ción.
El in terrogante que trataré de abordar a hora es el sigui ente : ¿ In f'1l0~ el analt~ls puro tiende a parecerse, en cuanto a su eficacia a
posible introdunr la institución psicoanalíti ca en la institución as ila~ I uraClOnes ~nt1belicis~as." . "En un colectivo -agrega luego Oury'-
cuáles son los efectos de una sobre la otra? trasferenCIas son multlples. Al parecer existe una dialéctica entre
"Podemos -dice Ginette Raimbault- co nsiderar que las insti 'Rlructura del colectivo y el esti lo de las demandas, de las pulsio-
ciones ~9 son organismos creados por las fuerzas normativas de 11 ,(lue .obra sobre los modos en que se manifiestan los sujetos y su

socied ad contra el surgimiento de derivados del inconsciente ,lIllIlaclón con el significante."


pudiados,* a expensas de los cuales pudo ser preservada esa nor I'flllq~elles, al estudiar la relación del análisis individual con el
lidad." "¿Qué es, entonces -se interroga- lo que debemos ha ,.lltuclOnal., declara, por su parte: J:! "Apenas alcanzamos a en~
¿ Crear instit uciones específicas para los esquizofrénicos, por 111 \(',. los diversos roneeptos de la interpretación en la trasferencia

elaboradas que sean las concepciones estructurales y simbólicas de 11 ludo ya el conjunto de la institución lee el discurso, al mism~
instituciones, o debemos volver a cuestionar el conjunto de las est 111 Hlp~ en palabras y en actos. No es posible negar ni facilitar la
turas de la sociedad, de modo tal que se eliminen las fuerzas represi nlll~lón de la neurosis de trasferencia institucional mediante la so-
y reaccionarias de la normalidad en beneficio de las nuevas estructu I '! H'lón del deseo de los educadores."

que tengan mayor apertura a la expa nsión incoercible del discu !' Ln esencia de Ja psicoterapia institucional -observa Ginette
humano y a su art iculación?" Ibtlbault-~~, con:iste en introducir mediaciones cuya función es
La autora formula este interrogante como un eco de la observad ,'1"; l.a rel~cJ~n ~Illaria e~te~eo~ipa,da (de la que habla Cooper en
de Cooper,so quien, comparando al hospital psiquiátrico con I libiO ~slqulatTla y antlpslquzatna):l~ hacia algo diferente de la

campo de concentración, comprueba: " En el hospital psiquiát "','('~land,ad imaginaria, es decir hacia la dimensión simbólica."
se cuidan con diligencia los cuerpos, pero se asesina la personalidad 1',1 .lOteres de todos estos trabajos reside en la búsqueda de un a
los ind ividuos". Observación a la cual Oury 31 se ha preocup 1'1"(lIC de .~strateg i a ~e "cura" (mediante clubes) reuniones, etc.}. La
en responder medi,¡ mte el siguiente aná lisis de la institución y "/' r¡t~u'paclon 9ue. amma a los a utores es la de llegar a introducir
terapeuta en ella: "La institución es un sistema de defe nsa, c I . ¡bll¡dades tcclllcas para que el discurso que se da en la institu~
característica es una tentación sádi ca de aprehensión de los ot HUI no permanezca encerrado en una situación imaginaria sin salida
Estos intercambios esencialmen te metonímicos obedecen a un re I'ltl'~ que pueda, en co n~ec~enc.i~, producir efectos significantes.
mento, pero son recortados de acuerdo con la d imensión metafó I IlIdlan. estos aut?res a la mstltuC lon Como un lenguaje que es pre-
del contrato. Es allí donde reside la articulaci6n con el Otro que I 11 desclfr~r) segun las leyes de la lingüística. En esta cartografía
en acción, por una parte, un masoquismo fun cional y que por la o 1 I In.consclente, representada por la institución (el significante del
plantea el problema del origen de la institución" . Más adela ,1/ diVO Y el de. ~ada uno de los sujetos), se enc uentra algo que es
J. Oury continúa: "Lo colec ti vo constituye un conjunto que sob 1'' I 1110 saber ~t¡Jlzar para trasformar un universo represivo en un

determina los acontecimientos que a llí ocurren y presiona sob re el H ur en el que se hable y donde, debido a que circula una palabra
I'ilr~lun entreverse las perspectivas de la Cura. '
29 Cinette Raimbault, Congreso sobre las psicosis, octubre de 1967 : I I ;~emos, no obst.ante, ?erecho a preguntarnos si tiene sentido el
psychanalyste et I'institution", en Enfance aliénée 11, Recherches, dici lit II~ SI S. de las ~Iaclones Illter-racionales, fren te a la realidad peni-
bre de 1968. I IH'lnfia del asIlo.
* El término francés es rejeton, cuya traducción es retoño. Derivado d I~I médic.o que s~ hal1a colocado en una estructura asilar clásica
botánica, acentúa la idea de que el inconsciente presiona hacia la concien
por la imagen de algo que vuelve a brotar después de que buscó suprimo , I puede SinO sentirse impotente en su papel de persona que cura.
En francés fordos suele traducirse también como forc1uido (N. d el R.
30 David Coopcr, Congreso sobre las psicosis, París, octubre de 1967. n T?sque llcs,.Congreso sobre las psicosis, París, octubre de 1967
31 J. Oury, Congreso sobre la p sicosis, París, octubre de 1967: «Quel .. Ome tte Ralmbau lt, loco cit. .
problcmes théoriqlles de psychothérapie inslitutionnelle» en Enfa7ice ali¿ ~I David C~per, Psy~hiatrie et A71li-psychiatTie éd. du Seuil 1970 [Hay
Re cherches, septiembre de 1967. 111 IÓn en espanoL OlJ. CIt.] 1 , .
INS"J'J1"tJCION PSIQUIATRICA y PSICOANALI$ III'UC10N PS1COANALlTlCA E lNST1TUCION ASILAR
84 85
Toda persona, quienquiera que sea, que se introduce en el asilo dll enfermo se presenta como el signo de un callejón sin salida cuyo
sindicada por el paciente como cómplice de las fuerzas de represi IIlldo ha de buscarse en otra parte, particularmente en la sociedad.
social. El discurso que se produce es ante todo el prod ucto de la ali 1I ¡ l~l a lista hace r~~r pronto el papel del acusado - y, como se lo
nación sufrida, se inscribe en una estrategia estereotipada, como "tlda a la condlclon de representante de una sociedad represiva,
estereotipada la estrategia del médico que trala de codificar los si "Ilcuen.tra de entrada condenado a la impotencia. No puede hacer
nificantes, en un lugar que 105 usos administrativos han torna 111 1I.,ás ~u ~enos qu.e l? que los psiquiatras han hecho siempre. Si
carcelario. 'Iq I',! pSIqUIatra, lo SindIca como tal un paciente marcado por el uni-
He intentado, en cuanto psicoanalista, introducirme en el asi I "It) segregado en el que se halla inmerso.

(pasando en él, es cierto, un período reducido de vacaciones). N I.a introducción de la institución psicoanalítica en el asilo es la
me extenderé sobre el problema, ya tratado en otra parte,S¡; referi Itllltlducci6n de una ambigüedad en cuanto al encuadre asilar, yeso
a la dificultad con que se tropieza cuando se pretende ¡ntrodue ,In I ?g~a e>:acerbar la desconfianza del paranoico. El médico jefe,
una institución psicoanalítica en una institución social. Esta sup I,,~ n~ edlcos Internos, las enfermeras, todos forman parte integrante
posición de los dos encuad res sólo puede lograrse con buen éxito si .1,1 Ms tema médico-administrativo tradicional. Al psicoanalista, por
encuadre de la institución psicoanalítica (necesariamente inerte 'lt/flto p~oviene d~l exterior, Se lo percibe como a un a interrogación
puede introducirse en un medio institucional 10 suficientemente fl 'jlll', mediante un Juego de reflexión especular, introduce una mirada
xible como para tolerar las brechas que el paciente se esforzará p "na escucha en el mundo de un paciente que está habituado a
introducir en el encuadre institucional. No se puede liberar una pal 11 f!'rencias conocidas, referencias en cuyo seno despliega una estra-
bra en la institución psicoanalítica sin que ello produzca consecue ,. ,dn idéntica a la qu e utilizan en las prisiones los delincuentes. La
cias en el exterior, es deci r en la institución social en la que se hal lI,u-ición y la subsistencia del che vuoi? no puede mantenerse
encerrada la instituci6n psicoanalítica misma. .1111 nnte largo tiempo como enigma (principalmente en el caso de
El paciente psicótico, que en la situaci6 n analítica aporta de 1, f paranoicos).
modo velado, enmascarado, su propio encuadre, no puede dej La relació.n con el encuadre institucional me pone a prueba, por-
de intentar el enfrentamiento entre el encuadre de la institución p .p lf' en funC ión de ese encuadre se me pide que me defina. Se trata
coanalí tica y el de ia institución social. Para que este enfrcntarnien .111 "aber si puedo ser utilizada (contra los médi cos, para una salida,
no sea riesgoso, es importante qu e el encuadre de la institución psic 'I1nlJ'a fulano, etc. ) y el paciente se interroga con toda conciencia
analítica y social se mantenga estable, al abrigo de efectos cmod IIllI'C el poder que ejerzo dentro de la institución. Por otra parte, lo
nales y de los diversos ataques persecutorios. '1 1m a partir de la aclaración de este punto me torna peligrosa es pre-
A partir de esa permanenci a podrá institui rse (en la sesión y ,1 nment~ el hecho de que no estoy investida de ningún poder:
Ja institución ) un movimien to dialécti co, y generarse un discurso c pll19ue SI no tengo un poder visible, se me asigna un poder oculto ,
sus efectos de sentido no sólo con el analista, sino incluso con to h Illlble. El mundo fantástico del paciente no halla depositario frente
el personal de la institución, en la que cada uno es, a su modo, In ambigüedad de mi status.
pieza más de un vasto juego de ajed rez. ~ Q ué es lo que ofrezco?
Pero las estructuras rígidas del asi lo presentan un encuad re a ~ La curación? El paciente no la pide.
más inerte que el propio encuadre analítico. Las trasgresiones d Le ofrezco hablar ... y agrego, ingenuamente, que "eso le hará
encuadre analítico (asimilado por el paciente al encuadre as ilar 11 1~ n ", pero, j es precisan:ente sobre ese bien que le deseo que comienza
corren en tonces el riesgo de producirse en el asilo, que se convie 1 Interrogarse y angustlarse!
de este modo en el lugar del acting out. El trabajo analítico se tor Por otra parte, en cuanto a hablar, ha desaprendido a hablar.
entonces imposible en una situación en la cual la constante se reve Algunos, e~ cierto, aguardan en la sala de espera, puntuales. A
como una constante punitiva. No existe nin gún tipo de contrat "I(' nudo no henen nada que decir, sólo la reedición de un relato
1.1(·reotipado, esto es, la variación de un tema delirante: me lo ofrew
a:¡ Malld Mann oni, L'enlant. sa "maladje" et les autres, éd. du Seuil, 196 11\11 porque .su disposición hacia mí es positiva y desean ayudarme a
{Hay edici6n en espaiíol.] IhU'el' este ltbro qu e han escuchado que quiero escribir.
INSTlTUCION PSIQUlATR1CA y PSICOANA!.I ," l/Cl a N PSICOANALlTlCA E INSTITUCIóN ASILAR 87
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Están, pues, dispuestos a proporcionarme historias y también ~ .,' toleran si pueden inscribirse en un ritual establecido (fechas
critos codificados al modo de legajos médicos. ) t etc., Y se teme que haya arreglos de cuentas posteriores a la
En su mayoría, se niegan a un encuentro privilegiado; en últi, Inlon ...
instancia, el ello habla mejor en otras partes que en el gabinete I 1" cosas ocurren de un modo radicalmente diferente si, en un
analista. ' en el que los terapeutas es tán reunidos, irrumpen los pacien~
11

Esperada por algunos, rechazada por otros, comprendo que 10 q 1': 11 este caso, debido a que son ellos los provocadores, la angustia
I 'Tutoria es mucho menor. Si los terapeutas soportaran que se
se dice está modelado por el asilo y por las estructuras en las q
estoy, con ellos, apresada. No hay lugar para que surja una verd Int erpelara, podría aparecer en el decir algo verdadero. Mas en
Lo imprevisto no aparece. Las reglas deben ser respetadas, y est l'Iuier caso la ambigüedad de la situación no se soportaría mucho
reglas hacen referencia al encuadre de cada paciente y al de la i 1111'0 y pronto cada uno volvería a entrar en su universo propio.

titución asilar. Cada falta que cometo a las costumbres establecid I t '~tc modo la segregación actúa muy bien como antídoto de la
se ve sancionada mediante una agresión, agresión inducida por I¡"tia.
hecho de que me he puesto en [unción de agente provocador (exisl I l ansiedad psicótica, ya lo hemos visto, sobreviene donde se pro-
ritos que deben respetarse : no se entra impunemente a mirar tel ¡j iI ni movimiento, contra lo que es constante.
visión en la sala común de un pabellón en el que nadie nos conoe ¡ bien la si tuación analítica se halla esterilizada (es decir, en los
nunca se hacen "agresiones", no importa dónde ni cómo, que no e hu!! resulta una especie de pedagogía reaseguradora, alejada de
rrespondan siempre a una falta cometida por el "agredido"). ~ I pe rspectiva analítica auténtica) J se la soporta no obstante, por-
I ti ,'n la medida en que desempeña dicho papel, se halla inscrita
La situación analítica es la introducción de una brecha en la ri
, IIlI a estrategia conocida.
dez del encuadre institucional. El paciente trata de hacer surgi r
la situación ana lí tica misma ese encuadre rígido (horas fijas, etc I l¡' otra manera, no hay lugar para la introducción de una insti-
.. 1(1 11 psicoanalítica en una institución asilar. 36 En un lugar de
que constituye su protección. Pero un detalle mínimo que modifiq
este encuadre induce reacciones de violencia fuera de la sesión, en )111 ,'urcelario, nada tiene que hacer una institución que se proponga

institución asilar. El encuadre que proporciona segur idad es el 1" 1M una palabra.
la institución asilar., ~lUnque se lo cuestione. Y modelado por la in
titución asi lar, el paciente termina por tornarse hostil a todo cambi
1', ," DISCURSO PARANOICO
se hace conservador en los gustos y las costumbres del lugar en
cual se halla, quiéralo o no, insertado. Todo se encuentra debid
mente organizado para que se fijen para siempre las funciones d I'l\OTOCOLOS DE SESIONES
verdug-os y de víctimas.
Si el paciente asimila al "sistema" asilar el personal que lo atÍe I dl.fcurso del enfermo y el de su familia. Georges Payot, 30 años,
de, a mí, en cuanto psicoanalista, me sindica como la exjJerta (pa I" nado desde hace 10.
ticularmente por parte de los paranoicos) . A partir de ello, el discur
sólo podrá funcionar con una inercia dialéctica suplementaria. I '1IIi1, r a sesión
- ¿ Para qué sirve usted, si no está aquí ni para juzgar ni par
obtener. mi salida? II , I~
a Francia a los 8 años. Mi situación es peligrosa, siempre lo
- Entonces está usted encargada de espiarme. .. I .Ido. Huérfano desde la cuna, mi madre murió al nacer yo, y mi
No me es posible desempeñarme con libertad en un 1ugar en el qu , H h e un año después, de pena. Fui recogido por una tía que tenía

todo está reglamentado, determinado al minuto, previsto. "111111 ilegítimos. Ella fue una falsa tutora. Mi verdadera tutora era
La ambigüedad de mI posición no puede provocar otra cosa qu '1 11 buela de Martinica.
rechazo.
.~ Los efectos de las reuniones de grupos merecerían cierto análisis: no es
Toda irrupción de los terapeutas en el encuadre de vida propi IIllpl e después de las sesiones se produzcan "arreglos de cuentas". Esto sitúa
del paciente es vivida por éste de modo persecutorio. Las reunian 1I !llt el encuadre en el que está llamado a tener lugar un discurso "libre".
INSTIT UC IÓN PSIQ U IATRI CA y PSICOANALI
88 IITlJCI6N I'SI C()ANALfT I CA F. I NSTlTUC l úN ASILAR
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La seÍiora Loné era la hermana de mi madre, tuvo hijos con ,.. Jor ahora, nunca m e sentí bien. Siempre tuve un a infancia mártir.
mecánico de automóviles, el señor Soutier. Se h a acostado co n m 11 tia me hacía sentir su desp recio. He llevado una vida de lobo j
chos individuos. Pero esto es algo accesorio, se pierde uno a vec Itluve mi certificado de es tudios. Me llamo Payot. Desciendo de la
del tema, que es más fascinante y m ás interesante que todas es IUllvllía de los Galos. Según este título, tengo sangre noble. Traté
cosas. 1, .rproducir en la Jvl artinica. E n la Martinica fui recogido por los
Veo en usted una persona agradable, calma, eso es delicado. Sic t'itlll/{oles y amamantado a pecho con leche comprada, eso me permi-
pre me han tratado los médicos internos varones, nunca he 1111 viv ir.
ocasión de tener la presenc ia de un a mujer. I :uando vi que eso no caminaba, pedí interpretar un canto fl a-
Mi tía me dijo: "¿ Quieres venir a Francia?". Le respondí: "Sí 1111 nro. Se me dijo: los artistas son mal vistos. No es posible seguir
Me parece que estuve demasiado complacien te. Cuando abando UII.I arrera de artista, yeso me desorientó. Después adquirí vicios,
a la abucla, con tinuaba llamándome. Murió a los 80 arios. ,1 vida de fumar. Aqu í no hago más que fumar y dormir. Habría
Por el lado de mi padre, tengo la fami lia Passabé., que no ha hec 'jw'rido vender m i certificado de estudios para tener una guita rra.
nada por mí. Esa tía tiene una panadería, siempre me ha desil I'''.''l'mos celadores q ue tocan instrumentos, pero jamás me he inte-
sionado, hasta ahora no he tenido por ese lado más que mala suert l' 'lIdo en eso, prefi ero la soledad.
Me he visto sorprendido por muchas pequeñas cosas que han sobr
venido, que entrarían en el dominio de lo religioso. Quiero comenz
por se r fran co: todo empezó en 1957. Yo soy nativo de Martinic " I rera sesión
Existía entonces el problema argel ino, eso me d esorientó ; los árab
al ver mi cerebro, establecieron un titular político. Se sirvieron : IlItimidado, molesto, Georges, a través de todo un lenguaje corporal,
mi como si hubiera sido su cerebro, y esto me perjudicó. 11I nde a mostrar que está emocionado.]
A los 7 años, oía ya voces. Una voz me impulsaba a hacer el m 1.0 que serí a importante, para mí, es hacer el amor con una mujer.
Tuve un placer sexual con una niña de allí. Perdí enseguid a to " sé si usted se da cuenta, pero nunca he podido alejar de mí las
sa tisfacc ión. Después d e eso llegué a París, al orfa nato de Sain 1IIiIIIlcras an imales. E sta mañana pedí ver al jefe de pabellón, quería
Gonzague. IU" me diese mis ropas de civil. Quería embellecerme para usted.
ti tenía va lor para h ablarl e hoy vestido con el traje con que me pre-

S egun da sesión , I1to a usted. Este traje de enfermo es envilecedor.


I"lltímamente, le he enviado a mi tía una ca rta malísima. Era im-
He estado complicado con usted la última vez. Si tenemos otras ca 1IIII Iante esta carta, era una carta que hacía ruido, le confiaba mis
versaciones, podré establecerle las cosas de un modo más científic '1 n· tos, eso debió h acerla llorar. Le decía que era quimér ica, tengo

Siempre he es tado solo, porque era hijo único. A mi lía la llama ul/r'do de que me abandone. Ya he llorado aquí más de una vez.
mamá, y co nsideraba a m is primos como hermanos. Si hubiesen sid 11'lnpre he soí'íado con harenes de mujeres. Querría volver a mi país
mis hermanos habrían estado en el hospital conmigo . Si hubi ese tenid I't H razones d e costumbre y de aclimatación. Un niño como yo no
un hermano, habría podido tomarlo por confidente. M i tía es u l4tulia aclimatarse a las cuatro estaciones. Allá no hay más que dos.
mujer quiméri ca, es autoritaria. In siento molesto delante de usted, no quiero hablar más.
Caí enfermo con el problema argelino. H abía hecho la misma to
te ría que ellos (placer sexual) . Me adoptaron como hermano de raz r IUlrta sesió n
Mi sangre es mongol. Los argelinos me han perjudicado en todo
que he querido reali zar. He tenido ideas racistas. Corrieron rumor 1, tía me escribe que usted va a verla. H e insultado a mi tía en
sobre mí en la región parisiense, cuando me sentí perseg uido. 111111 carta. Q uerría que se resolviera mi situación, después de diez
Estaba en mi traba jo y rodé por tierra orinándome en los calzo Iln" de esfuerzos no he obten ido ningún resultado. No veo por qué
cilios, esto le pareció extraño a los policías. Me d irigí a Ville-Ev:ar • I j.(obierno querría agrava r mi caso. Quiero salir de aquí}' volver a
tenía un aspec to metafísico. No tenía libre el ce rebro. No me Slent 111( país. Aq uí lo consideran a uno como un impedido.
lNS1'lruC10N PSIQUJArR1GA y l'>I GUANA t~ " I 1,' 11' ''' I'SICOANAUTlCA H INSTITUCIóN ASnAR
90 9\

Me siento perseguido, no he hecho ningú n ma l) y no obstante drspués se sintió pe rseguido" . Quizá tenga razón ese enfermo,
aquí que me envían un experto (el psicoanalista). Quiero mi . ¡lI llente se halla en mejor si tuación que el médico para com-
tad. Con la revolución actual (acontecimientos de mayo ) es ."Ir I la enfermedad.
que los enfermos continúen. Tengo ganas de ir a holgazanear
país. Busco el placer. Soy débil en amor, tengo complejos que
favorecen, es preciso alejar las quimeras animales. No obstante,
ha dicho: "Creced y mult ipl icáos". No quiero provocarle t 11":\me guarda renco r por haber visto a su tía. T iene dolor de
n i molestarla, pero cuando se es nativo de un país como el " náuseas y se niega a la entrevista.]
costumbre es la procreación. Mi tío corría tras las mujeres.
arruinado con 40 hijos a su cargo. Tenemos) pues, un jefe
Si en mi rlt esus hay un origen árabe, no es vergüenza ser no • • r.;,-..' sesión

Quúlta sesión : entrevista con la tía y su marido "do una semana cargada en este hospital de locos. Todo el mun-
1111\(' miedo. En IDl pabellón los hay que lloran, no tienen segu4
.d CHros querrían casarse. Mi caso es el de poder salir. No me
l
Entre nosotros - me d ice la tía- la enfermedad psiquiátr ica es IH litiO con el médico interno, me envía al aire libre en vez de
siderada como una tara. Georges no ha podido adaptarse • 11 ame. Mi readaptación será difíci l. Cuando oigo discutir a los
trabajo. En otra época cantaba, pero pronto tuvo la impresión 111 l. me doy cuenta de que las cosas de familia me impiden vivir.
que se le impedía seguir cantando. H abía comenzado muy bien I !Id dice constantemente no. Iré a verla por sorpresa) romperé
diseño industrial, pero cayó enfermo a los 19 años, en tercer l. Y después volveré. Estoy embromado y vivo en un mundo de
La gente no se recu pera más de su enfermedad. Era muy .1 ugriada. No puedo tomarle el gusto a la readaptación. Sería
tido, un muchac ho asombroso, querido por todos. Tuvo una , ,u'io que me compraran una guitarra especial, porque soy zurdo.
de reumat ismo articular y lo trataron con cortisona. Desde ese día t'n una mujer-empresario, que sería una madre para mí. Mi
puso más nervioso. Contrajo un soplo a l corazón. Una tarde se du\ era música, de ella 10 heredo. Tengo un nombre, pero no
a sudar, había sido atacado por los norafricanos. Unos días tll. Soy un enfermo men ta l. Es mi enfermedad, porque es la ver4
tuvo un a d escompostu ra en su trabajo. Lo pusieron en el I ,In lo que siento. Soy un epiléptico mental, con traumatismo
con los nerviosos. Allí comenzó el escándalo. No ha ou"',"'''''''' Los Jocos son los seres más investigados del mundo.
lo que le ocurrió. Quis.imos sacarlo, pero nos metieron miedo
donas: "¿Quiere n entonces que les estrangule a los h ijos?". Los
cos dijeron que se trataba de un -shock de la pubertad: podría
cuando se arreglara ese shock. Pudo finalmen te salir, pero se
raro) quería tener relaciones sexuales conmigo y con mi . IlIltlO a un enrermo se lo ha puesto salvajemente en el hospital
modo que se le volvió a llevar entonces al hosp ita l, y allí los , t r...:ón valedera) se e ncuen tra perdido. Me ofrecen la laborterapia,
dijeron que se trataba de esquizofrenia catatónica. uull'cente. Si yo quisiera trabajar) estaría afuera. Vivo como un
Todos Jos hombres de la familia han muerto) son todos ca 111 ¡licio.
Yo me ocupé de Georges cuando nació, ron mi madre. Elta I'nr qué razón no volvería a rehacer mi vida? Ésa es la otra op-
querido conservarlo consigo, pero su tia dijo: HEs preciso que I! Si yo p ud iera encont rar a alguien que me ayudara, podría ser.
a inst ruirse a Francia". A los 7 años me embarqué, pues, I '.If'd no puede comprenderme, porque usted es una mujer. El
Tenía él 14 aiios cuando yo me casé. Hasta los 14, todo el Un industrial ha sido un fracaso. Lo que me gustaba era cantar.
comentaba su cortesía, una cortesía de niña, era ve.rd¡,d,,,a, moen~. 111 mi tía no querí a un can tor. En el canto, soy perfecto. He oído

marav illoso. Es el mejor de todos mis niños. Su enlelmed.ad " l\lucho ya el lamento de los marinos. Me puse a llorar. Un hom-
estupefactos. Un enfermo del pabellón me ha dicho: 'ISU enle¡med¡. 'I!lr llora a los 30 a ños, eso muest ra que está tocado. Soy un mu·
es su temor a la homosexualidad, se ha sentido at raído por los 11 0 difkil de comprender.
INSTITUCióN PSIQUJATUlCA y J'SICO.-tNAI.I
92 ,/1 IICJóN PSICOANAL1TlCA E INSTiTUCi óN ASILAR 93
Novena sesión ti soy ni ladrón ni asesino. No tengo la marca de una mujer.
'111 el riesgo de terminar mi vi da aquí. Una chica me ha deshon-
Siempre me han considerado Cristo. In y me ha abandonado. Todas mis desgracias provienen de ella.
Soy inocente. Se lo pido, no siga buscando las razones de mi int ' t i omo un moribundo. Me han robado el goce. Soy un indesea-
nación. Soy inocente, se lo juro. ¿ Por qué ha sido usted enviada I ~ I acto sexual me persigue. Un blanco me ha golpeado, tengo
la policía de costumbres? ¿ Qué he hecho, Dios mio, para atr I.¡dad de decir que no. Señora, no quiero verla más, se 10 digo
sobre mí a una experta? Si es preciso que lo sigan a uno en 111.mente, con calma, no me provoque. Sé que usted adivina mis
actos, se suprime la vida individual. Entiéndame, señora, entienda 1I~.lrnientos. Este conocimiento me ha venido de golpe como un
amargura, entienda mi cólera. Soy un disminuido, un rechazado, 11!!lpago. Señora, desaparezca.
hu érfano. Siempre he llevado una vida de niña, olvidando que
muchacho. Perdí la capacidad de gozar desde los 7 años, algún o t·",rlicima sesión
(la niii.a) se apoderó del gozo de mi sexo. Lo que yo habría queri
conocer es la felicidad. Dejemos aquí la sesión. Señora, soy ¡nocen 1 que hablarle con cortesía no sirve para nada. Usted me llama,
se 10 juro. ,. pMsigue, me hostiga. ¿ Con qué derecho? ¿ Por qué somos todos
11,1 usted perros de policía? Éste no es un hospital. Es una prisi6n.
Décima sesión
I ,. d aconseja a los que cura. Escuche entonces los consejos de los
¿No ha observado usted que en el asilo se ti ene una actitud especi '" _.,n curados. Aquí hay cosas que tendrían que abolirse. Se está
ordenada por el asi lo? El asilo tiene su lenguaje, sus costumbres. I,it Inte treinta años en una habitación para diez. Nos imponen COI1-
h istoria de los 7 años, eso no habría sido nada si no hubiese existí I Iones de vida envilecedoras. Nos ponen en peligro. Cuando me

mi tía. Al placer sexual con Annette Lictorius, lo tuve, después mi !lllnan, golpeo. Lo que pido es que me dejen tranqui lo. No quiero
11,1 más.
se llevó mi ca pacidad de gozar. Tengo miedo de mi tía. Después
gozo, perdí mi belleza, perdí mi nariz negroide. Regresé a la e
totalmente loco. En,&1 camino tenía miedo de que los negros me 1 11 .. , imotercera sesi6n
charan. Al llega r a la casa convertido en un estúpido, encuentra
mis primos blancos. L a idea de juego prohibido me atraviesa el es 11 \ tenido actuaciones agresivas con enfermos del pabellón.]
ritu, y me repito para calmarme: no te amo, no te amo. Eso ocu Mo hablan de la crueldad mental que acumulo. Mi tía está celosa
una vez. Después no he conocido más que sufrimiento y una deu Illf, contribuye a mis desgracias. El hombre es el testículo de la
a pagar durante toda la vida. Dios mío, qu é bella es usted, seño IIHlrr. Mi suerte estaba echada antes de mi nacimiento. Estoy de-
Llevo su sonrisa en mi corazón. Allí está usted, en la inocencia mis IIIII~ de usted con una ropa de prisionero, sin dinero, no puedo ni
del peligro que la amenaza. i Ah, señora! Usted y yo, cómo podrÍa r Iqnlrra ofrecerle una rosa. Estoy desprovisto. No quiero su caridad.
comprendernos si tuviésemos la misma piel, si fuésemos uno. ¡ 14111omo que se me haga justicia. Reclamo que se me devuelva mi
señora!, i cuánto querría no perder su imagen! i Ay! Señora, te 11~'1Íclad. ¿Para qué sirve este locutorio, si no para su propio placer?
miedo, tengo mucho miedo de que roben su imagen. Usted y I ,'rd me roba mi gozo y me rechaza como a un perro.
somos tabú es ; usted y yo somos el cebo, el alimento.
11 ,imocuarta sesión
Undécima sesión
Ya estoy cansado del locutorio. Soy un muchacho de color, no I '"Ka furioso y golpea los muebles.]
por qué no habría de tener derecho a mi parte. Se burlan de mi e Nn quiero que usted me inventaríe más. Exjjo que haga algo por mÍ.
Francia tendría que ayudar a ]a Martinica. Los que curan tic IlJn largo silencio.]
miradas muy cortas, no piensan más que en curar. ¿ Y si eso no ~riiora, disculpe mi cólera. Usted es buena, bonita, frágil como una
conviene a la persona? II\H, y yo, no soy nada, soy la basura, el huérfano pjsoteado, escar-
INS l'ITUClúN PSIQUIÁTRICA Y PSICOANÁLI IN,'''I'ITUCJúN PS1COANALlT1CA E lNS1'l1 'UC10N ASILAR 95
94
necido, robado, asesinado. i Ah, señora! Si usted supiera. .. No IIIOVOCÓ estados de pánico en los pacientes. Como los últimos sólo
11.lIlicipaban desde lejos en los movimientos de huelga de los tera-
vuelva a ver.
ItI\utas, la "liberalización" de éstos produjo como corolario el agra-
Decimoquinta sesión IIniento de los "efectos de concentración" que perjudican a los
11., ¡cntes hasta el punto de que uno de ellos me hizo un día esta
He roto con mi tía. Tengo que excluirme de su amor. Mi nombre ull.ervación: "Si los que curan se liberan, tanto mejor, pero ¿ por qué
de origen corso. Su nombre es Mannoni, hemos sido he?hos p • olvidan de los pacientes?" Los pacientes percibieron el riesgo de
encontrarnos. Aunque hagan saltar mi nombre, corso sere, con. 1111(1 la institución asilar estallara y lo hicieron con una angustia perse-
harén de mujeres. Que se .determin<; mi nombre, que se ~o determl • utoria en la que estaba presente el temor de abandono y de rechazo.
científicamente, y enseguIda podre establecer un haren. 1':1 hecho de que Georges me hubiera caracterizado como experta
I liala el carácter de intrusión que se confirió a mi intervención, inter-

Decimosexta sesión IlIción que participaba de los temores que él alimentaba entonces
· .'11 respecto a las persecuciones ejercidas por el gobierno contra
Usted me hace cagar, me hace sudar, es una basura, una puerca, 111_ extranjeros.
perro de policía, usted es una puta, una ladr~n a puta, una ladro Desde el momento en que yo deseaba ver a Georges, éste corría el
puta de perro de policía. ¿ Qué es 10 que qUIere que haga cu~n I h _go - según la lógica de su delirio interpretativo- de que yo lo sin-
se me calienta la verga? Basura, tres veces basura, de su locutor~o IIII ¡Ira como indeseable . Al solicitar ver a la tía de Georges (contra
quiero saber más . . Lo que busca usted entonces es la masacre. 1111 deseos de este último ), le agregué un hi lo más a la trama persecu-
puedo más, ¿me o~e? ¿Me oye usted, pequeña gran boluda? ¿ !!tdn que se tejía en torno de él.
se precisa entonces para que lo oigan a uno? A tuaba en complicidad con la autoridad policial y también con la
I unilia. Yo trataba, a sus ojos, de penetrar en el secreto de su de ten-
,¡¡'HI (es decir, las amenazas de agresión sexual de que fue ron objeto
B. COMENTARIO 1110 y la tía) .
I ,n pareja del tío y la tía remitían a Georges, en una visión especular,
Este texto es el t:stimonio que aportó Georges s~bre su esta ulla situación de escena primaria, situación fantástica en la que
Georges encarna la verdad de un dolor, p~ro es Impotent.e p Ururges permanecía como suspendido y fascinado, para sustrarse a ella
restituirle el sentido, como si ese dolor no pudiese ser compartIdo Iravés de la violencia que nacía de una angustia superyoica terro-
el discurso de los otros. Yo desearía mantener la apertura de.ll'ela IllIt'o.
restituir la dinámica de una situación antes que correr el nesgo \1 relación conmigo, como su relación con la pareja de sus progeni-
reducirla mediante el análisis a un discurso separado de su con te , 'Ir" estaba marcada por la aparición de esa fantasía uriginaria, fan-
~'I is entrevistas con Georges se escalonaron desde mayo de 1 I 111 que signaba su imposible identificación primaria (identificación
hasta octubre del mismo año. Se vieron interrwnpidas por los "a Itlposible a causa de su repudio inicial del significante del padre). Los
tecimientos de mayo", acontecimientos en los que Georges .no p I III()najes edípicos ocupan su lugar, pero en el juego de permutac iones
.eipó. Se sintió sensibilizado tan sólo por el aspe~to negahvo de 111'" se efectúa, aparece una especie de lugar vacío. 37 Este lugar
situación (huel gas del personal asistencial, represión gube~arnen lItlRnece enigmático, abierto a la angustia que el deseo suscita.
contra los extranjeros en junio). En esa ép?ca lo encontre ere
en el parque, demasiado preocupado por su tIa pa~'a poder: ~e de
I ti f¡Ue aparece como rechazado es todo lo que guarda relación con

I lulo y con el padre. Este vacío que va acompañado de una insatis-


preocuparse por la revolución. Co~serv? con poster~ondad umcame. f ti 16n sexual) adquiere en ciertos momentos el relieve de un llamado,
los efectos del apartheid. Estaba lDqUlet~ por la Idea. de convert
en víctima de una política racista. In~u~eto. ante la lde.a . de que " No hay eje en torno al cual ordenar los sign ifica ntes. Hay angustia desde
nombre pudiera ser entregado por el medl~o- Jefe ~ l~ I??}¡cla. ., " . urge una posibilidad de simbolización. Las palabras principales circulan
El punto de partida de nuestras e ~tre~lst~s comcIdJO tam~~en !III} esfuerzo de suplencia de significacion es perdidas. Del vacío en el cual

una perturbación en el encuadre mstltuClOnal, perturbaclOn 11"UI\ atrapado el sujeto, surge el delirio interpretati ....o al cual puede aferrarse.
96 lNSTlTUCION PS1QUIA1'R ICA y PSICOANALlSI INS'rlTUClóN PSICOANAL/TICA E INSTITUCMN .ASILAR
97

llamado que se hace pedazos en una escena ("SU" escena) de des- Ih)der manejar los múltiples terrores e imponer mediante ese proce~
trucción. .lImiento una forma de respeto). En pocas palabras, era mi llamado
En su búsqueda en torno al vacío del padre, Georgcs oscila entre I que lo ponía a Georges en peligro (había ocurrido 10 mismo ante~
la identificación nar cisista y las imágenes de la escena primaria. .Iormente, cuando uno u otro enfermero o médico interno se había
Vincula la situación traumática con su estado de huérfano. (A partir I"teresado por él).
del vacío del padre, a partir de un nombre que según espera "sea Georges no puede responder a ese llamado; en ese momento algo
determinado científicamente", crea en el plano imaginario una rela.. lO produce al nivel del otro imaginario: surge, para llenar el vacío
c,ión de lirante. L9 que busca es el acceso, que se le ha tornado ¡rupo.. Nl el que corre el riesgo de quedar atrapado, una especie de inflación
slble, una verdad simbólica.) Imaginaria.
E~ la tercera sesión Georges introduce el encuadre en el que habrán Georges ha organizado su vida en torno a un daño sufrido en el
?c fIjarse nu?stras relaciones. Introduce una imagen idealmente bella, plano imaginario. Su reivindicación constituye en cuanto tal un núcleo
lf,:age n cautivan te a la que se lanza pero en la que se pierde como de inercia dialéctica.
sUjeto, encontrándose desde ese momento excluido, rech azado de su ser. He aquí el encuadre en el que se sitúa Georges :
Se lnstala así la trama de una tensión agresiva, que lo deja a Georges 1. Es un enfermo impedido.
condenado a oscilar sin cesar entre dos exclusiones, la suya o la mía. 2. Su tía es una tutora falsa.
~o hay ya ~ing~n tercero que funcione entre él y yo. No es posible 3. Georges no habla jamás de su tío que es blanco ni de los hijo,
mtroducIr mngun orden, la única leyes ]a de una amenaza de hlancos que su tla tuvo con él cuando Georges tenía 14 años.
devoración antropomórfica. Somos, uno respecto del otro, ese resto Este tema (el de un daño sufrido) reaparece en el sistema delirante
de alimento que debe ser ingerido. uando Georges evoca una situación de escena primaria: despué3
. Cada vez que Georges in tenta captarse como desean te, se ve remi- de las re laciones sexuales, pierde su goce, su nariz negroide. Amena~
tldo a una forma de disolución de identidades. É l es otro, cautivado zado por los negros, vuelve a encontrar a sus primos blancos y se dice
por una imagen materna (narcisista y rival) y su masculi nidad no "no te quiero" (el gran ausente es aquí el tío). uEsa cosa -agrega-
puede sostenerse m~s que de ese modo. ocurri6 un a vez (como la escena primaria de la que había nacido) ;
El encuadre de nuestras conversaciones se situaba en un ritual después, he tenido una deuda que debía pagar durante toda mi vida."
de llamado. Si los otros enfermos venían a la entrevista fij ada, Georges, (El problema de la muerte real del p adre no ha sido catectizado por
p~r su parte, me ponía en situación de llama rlo a su pabellón. Allí,
Georges a nivel simbólico, no vive el problema de la deuda a ese
mI demanda le era trasmitida por intermedio del médico interno o del nivel.)
en fermero, y la respuesta favorable de Georges dependía en gran 4. E n la situación trasferencial asumo (como 10 hemos visto más
parte de la cortesía con la que el enfermero le trasmitía el mensaje. nrriba) el papel de reemplazante de la tía (imagen cautivante de la
Se establecía a~í todo un juego telefónico, en cuyo trascurso Georges fantasía). El tema no te quiero (dirigido a un hombre) vuelve a
trasformaba mI ~ernanda en un llamado desesperado; esto le permitía nparecer bajo la forma de queja persecutoria ("un blanco me ha
superar su agreS Ividad y acudir a mí "que tenía hasta tal punto golpeado") .
necesidad de él". La relación que así se estableci6 era una relación 5. Hemos visto por otra parte el pedido de Georges de que le sea
erótica. La cosa se deterioró el día en que tuve que ver a otro enfermo impuesto un nombre, y a otro nivel su identificación con Cristo.
de su pabellón. A partir de entonces Georges "eligió" los pacientes que De un modo bastante ejemplar, hemos planteado aquí el modo en
~ e remitía en s,: Jugar. .. Todo esto no aparece para nada en el que Georges "nada quiere saber de la amenaza de castración, en el sen-
dIscurso pronunCIado en el gabinete por el analista, pero constituye no tido de lo reprimido".38 Georges ha excluido del orden simbólico todo
~bstante el telón de fondo de ese discurso. Otro punto que me parece lo que guarda relación con ]a castración, que reaparece en lo real (bajo
Importante es mi p ropia trasferencia materna hacia Georges. Yo lo la forma de ]a pérdida de su nariz negroide, etc.) .89 Lo que él rechaza
soportaba demasiado bien cuan do era inso'porta ble (violento) . Mas reaparece en lo real bajo forma alucinatoria.
el ritual del asilo exige que el que cura tenga..miedo de las amenazas 88 Sigmu nd Freud, El H om bTe de los Lobos.
que profieren los enfe rmos (la única jugada que les queda es la de 89 ¡bid.
INSTITUCIóN PS IQUIÁTRICA Y PS1COANA LlSI
98 ¡/tI\l'1l'UCION ¡>SICOANALlTlCA E INSTlTUCION ASILAR
99
La búsqueda de fusión amorosa de Geor~es se ordena en torno .d ¿ Inadaptado al trabajo? Sí, lo es, y no tiene problema en recono~
vacío simbólico. En esta búsqueda lo que qUiere encontrar es un obJct , • Ilo, pero también ésa es su verdad, la verdad de lo que siente,
idéntico a él mismo ("sería preciso que fuéramos de la misma piel" 1 rso es lo que los psiquiatras llaman con el nombre de "enfermedad
dice). Al rechazar la homosexualidad, se encuentra, en relación ca IlIrl1tal".
el sexo, en una posición de contradicción radical. . ,eorges formula claramente la pregunta de saber si su estado justi.
Permanece atrapado en una posición imaginaria en la que 10 cautlV 1/1\\ la prisión perpetua. Hacemos nuestra esta pregunta.
la ¡mago materna; a partir de esta P?sició.fi. se ~!tú':l en ~l triángul La realidad del asi lo no facilita en modo alguno el establecimiento
edípico, lo que implica un proceso de ldentlflcaCl~n ?mposl.ble, pues.t II~ relaciones "normales". Desde el instante en que Georges me sindica
que supone siempre, bajo el modo de una pura dla!ecttca Imagman ,nmo mujer, recibe a cambio la claridad de su pobreza, su decadencia,
la destrucción de uno u otro miembro de la pareja (con lo cual 11 miseria moral y materia l, su negritud. Ha tenido la impresión
encuentra suspendido en el espejo ) . II~ que se le iba a despojar de lo que le quedaba como defensa y ha
A los 14 años (a raíz del casamiento de la tía con un blanco) /1rdido que se le hiciera justicia.
plantea por primera vez para Georges la pregunta que hasta entonc Ceorges me ha significado que la ambigüedad de mi status lo ponía
no había tenido respuesta: ¿ qué cosa es ser padre? (Lo qu~, ha cobr~? , 11 peligro y revel aba lo que él mismo definía como de naturaleza
importancia para Georges son los hijos ?Ia~~os de esta unlOn;, los hlJ jlf1rRccutoria. Su condición de colonizado, excluía toda posibilidad de
negros de la unión precedente no han sIgnifIcado nada p.ara el.) ~ e !tultrato, y por ende toda posibilidad de ingreso en la instituci6n
ese momento se hace la conexión entre la idea de paterntdad y la Id plroanaIítica. Lo que reivindicó Georges fue el derecho a la rebelión,
de duda (los 14 años marcan la fecha en que termina su conduet ni hacerlo dej a escapar un decir de verdad H remitiéndonos con ello
ejemplar y donde aparecen por primera vez los reproches de mal un problema ético así como a los efectos que sobre la al ienación
conducta formulados en relación con la tía ). ltu'Intal produce la a lienación social. No es por cierto casual que este
No fueron evidentemente ni el matrimonio de la tía ni su embara I'lublema se haya planteado a propósito de un negro.
lo que tuvo alguna relación con el desencadenamiento ulterior de I
psicosis; la entrada de Georges en la psicosis sólo puede comprende
a través del estudio*de su encuentro con el signifi cante como tal.
La referencia al padre es 10 que en Georges debe quedar como e
un vacío, y coloca en su lugar la idea de procreación, su identifi~aci6
con Cristo, pero le está prohibido llegar a la asunción del deseo sltuán
dose en el interior de un significante (padre, falo). Entonces pone e
juego lo que Lacan ha descrito, con el. ~on:bre .de Ucatac~ismo .imagi
na!'io" y aparecen también aqm sus relvmdlcaclones, su vlOlencla o S
tentativa de reconstruir otro mundo.
El problema que subsiste por entero es el de las interferencias m
dicas y d el asHo en el estado de Georges. Su "enfel111edad" no fu
después de todo, en su comienzo, más que un simple desmayo que
condujo al hospital general. Allí tuvo la d esgrac~a de perder el cont
y se encontró después entre los nerviosos, sin que nadie pudiese dee
exactamente por qué. Allí comenzó la psiquiatrización de su caso. Se 1
colocó la etiqueta de esquizofrénico catalónico; su discurso, desp.u
de 10 años de internación, se asemeja extrañamente al de l paranOic
tI El psicót ico, al descartar las opiniones convenidas, plantea el problema
.f0 Jacq ues Lacan, Seminario del 4 de julio de 1956: "La entr~d~ .en ¡ 1" verdad para todos, que nos asusta como el riesgo que siempre hemos
psicosis es el encuentro del sujeto en condiciones electivas con el SIgnifican ti '''do de ocultarnos.
como tal".
1', 1. "ESQUIZOFRÉNICO" ENTRE SU FAMILIA Y EL ASILO

11111 0 a la herrería y observo cómo Joe se ocupa de su máquina. Se


lunpone perforar cuatro agujeros, en algo que no sirve para nada, algo
¡tlll\ está hecho para no servir. Nadie más que él es capaz de realizar
I 1 obra de arte. Joe toma por testigo a un enfermo y lo convierte

, 1I "u ayudante, un ayudante que no debe tocar nada. Le muestra la


h.l¡{i lidad de la máquin a, que amenaza con partirse en dos. No es mu-
, ho lo que se precisa para eso, una falla en el mecanismo y toda la
11' tln corre el riesgo de desmoronarse, arrastrando al hombre bajo
ti, peso. Para hacer los agujeros es preciso aceitar la mecha, alimen-
, I/'Ia. En este encuentro entre la mecha y la materia no pasa nada.
I .1 materia es bella, frágil, no hay que maltratarla. E~ como una
"!I'lración, todo debe desarrollarse minuciosamente, en el momento
Hlwisto, sin gestos bruscos. Con pasión, Joe crea el objeto idealmente
I '1I!'no (en una perspectiva de omnipotencia: yo, yo puedo, yo lo
hu, ') . Esto le permite luchar contra la autodestrucción, que está
olL1y próxima, inducida por la exigencia de un superyó intratable (no
Il.IHas, tú no puedes) . Joe no ve ni oye lo que ocurre a su alrededor,
I 1:1 volcado por entero en su asunto. Aparece Doudou, un poco celoso
, ¡pi ceremon ial establecido, ceremonial que convierte a Joe en el
I rdadero du eiío del lugar. Ya hay mucha gente alrededor de esta

IIh\quina y se aproxima Rudolf, el celador. Doudou es tá allí como un


, torbo y por lo tanto va a enviarlo de nuevo a sus propios asuntos.
- No haces nada aquí, Doudouj ve a trabajar ...
~sta es la chispa que enciende la hoguera.
Doudou, irritado en su orgullo de varón, interpela al celador en
ti virilidad y toma por testigo a la tierra entera de que siempre
1" ha reducido a él, a Doudou, al estado de víctima. Es como si fuera
lu rciso vengar el honor frente a la mujer que soy yo. Me toma enton·
.,. por testigo de lo que hace el hospital, personificado en el celador.
Imiste en que se sepa que es abominable. En efecto, siempre hay alguno
.~ h{)minable, pero no es el caso de ese celador. Yo, confusa, no sé muy
¡.lpn dónde meterme y no entro verdaderamente en el juego. Le digo
" Doudou que desarrollar todo eso le permite no trabaja r. Agrego que
.1' enardeció en el instante preciso en que el celador le hacía
102 INSTI TUC I óN PS fQ UfATRICA y P>"CCWIA l," I 11.\'QUlZOFRENICO" ENTRE su FAMILlA y EL ASILO
J03

un a observación. Joe in terviene, con el ojo puesto en 1,1' faltan referencias para comprender su funció n, su función en
y di ce: • I ireo al que lo lleva el enfermo. Se discute, el ambiente no es bueno.
-\'amos, Douciau, no te calientes aSÍ, estás muy excitado, 11 final, para qu é sirve pensar, pensar demasiado trae problemas.
Nadi e qu iere molestarte, vamos, cálmate. Mire, tenga el caso de Roger. Ése es feliz: un pedazo d e pan, sol,
P2.b bras probablem en te más justas que las mías, con las que I 1ft contento.
vuelve a su máqui na. Pero yo permanezco a llí, testigo de lo que le Sí, pero Roger está internado; en cualquier caso es una felicidad
hecho, y esto le pesa todavía. A es ta señora que está d e visi IUllllada.
preciso da rle un a función. D oudou prosigue co n sus invec ti vas. Eso es cierto -coi ncide el celador.
1':11 esa vida con el enfermo, el ad ulto está expuesto en el plano de la
enfermo que no se ocupa de nada ya no soporta v iSiblemn~e~n:t;e~t~la~~~~';~:1
y se retira. A su regreso me eclipso, consciente del e "l. ntificación . El señor Rudolf no desea convertirse en delirante, pero
dur:1n te un instante se ha creado p3ra mi mirada y mis oídos. I<ecor"'. I "!lquizofrénico feliz, ¿ quién sabe, no será ése un estado que lo tienta?
los ot~os talleres. Nada mu y especial ; me detengo en el taller de I • cierto, él es celador, pero, ¿ qué quiere decir eso ? En cuanto a la
pint:: rb y me intereso por el trabajo de uno de los enfermos. Son d. Jllanda o qu eja que me. formulara, ¿ no se trata acaso de un modo
1 ¡ )' 30, la hora de la sopa. Llega el supervisor y me señala: di tratar de ocupar también él ese lugar privilegiado que es el del
- '{a ve, bonito trabajo nos da usted, todo está revol ucionado; ,"rf'rmo (luga r qu e se ve así cuando no está uno en él)?
bueno, así tiene que ser. En efecto, "todo es para los enfermos"; ellos, los celadores, ¿ en qué
1 IJ 'asforma n en esta situ ación?
El celador Rudolf, co n un aire un tanto decaído, desamina do, ; Cómo viv ir en el sistema hospitalarjo sin dej ar en él la propia
aproxima y dice que no puede más. Los enfe rmos de h oy no son I'lrl ? Esta es la p regunta. directa que me formula.
los de antes, el am biente no es el m ismo, ya no se lo tra ta con cortesl. " \' esa pregunta, ¿ no es acaso el problema de cada uno de nosotros,
Comienzo a explicar el incidente del taller, su origen, esa UU,"'V","U_ I u,lndo nos a rriesgamos a dejarnos interpelar por la locura ?
hecha ante un tercero.
- Pero no - respond e el supervisor- todas las veces que hay al" uienl. I':dmond , de 29 alias, está en Ville-Evrard desde hace siete. T ras
d e visi ta pasa lo mismo. lII,L(rcsar en pleno rapto esq ui zofrénico, se "estabili zó" (es un Ilhe be~
¿ Se tra ta de un a invitación para que no vuelva a poner los 111\nico estructurad o"). Alto, delgado, con la mirada triste, me explica
en el ta ller? Esa es la pregunta qu e me hago. E n ese preciso IllIe cuando se en lra en el hospital psiquiátrico, allí se queda uno.
llega Doudou, muy calmo ya y al parecer muy al corriente de lo I.os que salen" son "falsos enfermos" (los alcohólicos), el resto son
se estaba tratando : ilH'urables y enfermos de nacimiento. Están también los "impotentes" .
- La culpa no es d e la sellara, no, no; y además el seÍÍor ''''UU''I.ln "En qué categoría clasificarlo? Esa es la pregunta que en realidad
no hay mejor celador que él ... y tiene un a ire como si además 11 I plantea . Y por otra parte, ¿ para. qué serviría? El mal está hecho.
dijera: "Vamos, vamos, no ti enen por qué discut ir." Exi t Do udou. ¿Qué m al?
Me retiro caminando junto con el señor Rudolf: - No es vida, ocho El de haberse dejado vivir en el hospital durante siete años. Uno no
horas por día con obreros que no hacen nada. Mi mejo r obrero na .r repone nunca de haberse adaptado a la resignación. La "curación"
fabrica nada. ¿ Para qué me pagan? No hay rendimiento y se precisa IIlJlsiste en eso. Pero el trabajo supone que uno se desea trabajando.
rendimiento porque nos hemos convertido en una sociedad. II'¡'rabajar sin trabajar, desear si n desear, he aquí mi problema", me
Le hago notar que el rendimiento es p recisamente lo que no le .Ure. No puede ir más lejos. Es preciso sobre todo que no se ponga
p iden los médicos. L levo la conversación en el sentido del in Leré. .\ pensar, porque no ve sol ución alguna.
" terapéut ico" que tiene para Joe hacer lo que hace y en CU<l nLo a Si la cabeza y las ma nos se ponen en acción, las partes sexuales
Douc1ou, por Dios, no es malo, es un de liran te. En lodo lo que dice ICJl'ren el riesgo de fatiga rse. Por otra parte, ¿ dónde están sus manos,
no hay n inguna intención de herir realm ente a nadie. IIUS pies? Siente que vacilan, que corren el peligro de desprenderse.
- La nueva psiquiatría no es como la antigua - dice Rudolf-; Hu méd ul a espinal es totalmente fláccida . No tiene reflejos. Es un
en la n ueva uno tiene que pagar con su propia persona. tjuerpo disociado el q ue ofrece a mi mirada, y me muestra con ello el
INSTITUCióN lJSIQ U fÁTRICA y PSICOANALI$"
J04 H . "ESQUIZOFRtNJCO" ENTRE su FAMILIA y EL ASIL O
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desorden que nace de su encuentro con un cuerpo que vlve coma Martín, de 27 aiios (" hebefrénico", convertido en "catatónico"
dividido. Desorden, si ese cuerpo debiera captarse como deseo. Por lo desde su internación a los 16 años), es el eco en estado puro. D ibuja
tanto, Edmond elegirá permanecer fuera del tiempo, fue ra de toda .in cesar cabezas de mujer con die ntes enormes. Y la madre 10 devo ra
captación del espacie; allí se encuentra al abrigo de las palabras, las IOn los ojos.
suyas y las de los demás. Lo qu e le ocurre, le había sido predicho desde - Pertenece a su madre - me dice el padre.
siempre. -Nunca ha sido como los otros -agrega la madre.
"Eres fuerte y tonto, serás peón", le repetía su padre. - Nunca se lo ha dejado ser como los otros ---corrige el padre.
-Ni siquiera peón, no puedo -me dice Edmond . A los 14 años su madre lo acompañaba a la escuela, a pesar de su
Mediante la enfermedad, cree poder escapar al oráculo paterno. (lposición, para protegerlo de la ge nte mala. Martín se sentía ridículo,
El asi lo se convierte en refugio, lugar al que se CJu iete ir y que se desea IJrotestaba, pero ella f'.U oía nunca lo que él decía,
abandonar al mismo tiempo. - Hablaba poco -dice la madre.
- La enfermedad remite, hay que esperar un tiempo suficiente .. • - No le quedaba lugar para hablar - replica el padre-, tú hablas
Dice estas palabras sin gran convicción, como si se le .escaparan. ~n lodo el tiempo.
ún ico ref rán vue lve a su cabeza : "trabaja r sin trabaja r, desear sJn Indiferente, so berbi a, la madre domina al marido, quien, aplastado,
desear". Y desp ués, bru scamen te, se pone a correr pa ra escapar a una nparece como en retira da. Las palabras de los demás no la afectan.
orden. Una voz le d ice: "Enderézate, rápido, más rápi do". Esta voz el E.lla sigue con su idea,
la de su padre, son estas mismas órdenes las que en el reg im iento - Es norma l acompañarlo a la escuela a los 14 años cumplidos.
10 fi jal'On en una es tatua de piedra. y reinicia sus quejas: su Martín hablaba poco, tenía necesidad de
- Me dieron ento nces de baja, por depresión sex ual su protección,
Edmond con ai re soñador. Un día, si n embargo, cansado de no poder hacerse oír, Martín
"Atornillado e insul ta do", en estos térmi nos puede res umirse su omenzó a romper platos y a amenazar a su mad re, El consabido
educación. La fam ilia lo rechaza: es necesario preservar a ]a hermana llamado a la policía le significó el asilo a los 16 años. Martín renuncia
menor de su influencia morbosa. Edmond es ucl" enfermo de la familia definitivamente a toda palabra, puesto que su esfuerzo pa ra modificar
y, como ta l, debe r~antené rselo excl uido. su entorno con palabras ha res ul tado vano.
Resignado, Edmond deam bula como un autómata. El ún ico pedido Se retira también de su cuerpo, "Se hace encima", murmura la
d e ayuda se lec en la tristeza de su mirada. Con las palabras no quiere madre, Acurrucado, casi en posición fetal, Mar tín dibuja bocas de
sa ber nada. Edmond no tiene palabras a su disposición, por lo menoS mujer .. '
las que le permitirían decir lo que siente, No es más que un títere Martín se h a instalado en la negación de toda agresivi dad interior,
desarticul ado, que obedece mecánicamnte las órdenes que se han negan do tocio lo que de él podría existir como pavor y como odio.
convertido en las únicas leyes de su palabra. También rechaza el mundo exterior. Martín tie ne por momentos la.
Frente a un mundo que sentía como hosti l, Edmoncl comenzó a aparienc ia de uno de esos grandes angelotes de las fuentes, pero con
abandonar la lucha mucho an tes de su internación, retirándose comO las uñas desmesuradamente largas y negras, con los dedos amarillos
sujeto d e su palabra. Las pal abras de las qu e se sirve son las pal ~bras de tanto fumar. Con la mirada maliciosa, espera que el tiempo pase,
de los otros, gue exprcsan las ideas d e los otros, de las que no se sIen te indiferen te a todo. Si la madre aparece, trata de mezclar sus piernas
para nada propietario. En sus quejas y en su res ignación deja ver su con las de ella, acurrucado sobre su falda, le ofrece su cuerpo para
locura la da a ('o nace r pero sin Ilc[!";)r no obstante a reconocer lo que que goce, "T e comería, cuánto te qu iero, mi chiquito [. .. ]''' A I\1artÍn
de él habla en ella. Un~ ve rdad lo ;~~ra\'iesa, pero El:mond perma nece se lo invita, en la realidad, a llenar el vacío imaginario de la madre. E n
extraño a ella, Si nos conmuevcn su soledad r ~ lI tristeza es sobre todo la situación que así se ha creado, no puede ser un sujeto que habla.
porque se trata ce las nuest ras. Martín ha sido golpeado, desde muy joven, en su derecho a estar allí
Desde cl l u ~:lr de !.. u exilio, eno es aC:lSO el t esti~o de nuestro fracaso (como sujeto au tónomo). Su cuerpo, escindido en partes Hq ue no se
en hacernos ';-ír? y toda palabra. ¿ no remite ;l('aso siempre a esa otra reconocían" vino precozmente a testimoniar lo extraño de su se r.
palabra qu e nos callamos, constitut:va de nu estro aisbl'niento? "Martín es un niño grande", es la frase que surge espon táneamente.
INS TI TUCióN !·SIQ U IATRfCA. }' PSICOANALlSI .' "ESQU /'L.OFRf,NIC O" ENTRE SU FAMIJ./A Y EL ASILU 107
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Evi temos situar los problemas en el marco al que suele denominan 1,1 nada fami lia r, infierno del cual el paciente ha intentado prec i sa~
de la regresión. Aquí está en juego una cosa muy distinta. Martín, en !! lllllte huir, señalando con su rebelión el desorden del que era víctima
el curso de su historia, fue construyéndose progresivamente un univeno dl.d e su primera infancia o desde su é1dolcscencia.
de invulnerabilidad 1 q ue afectó gravemente a la madre. La explosión I.a "norm alidad" de ciertas anamnesis correspond e a u n período de
de violencia del h ijo y su intervención le permitieron invertir la situa- illsfacción para la familia : el enfermo obraba y se expresaba en u na
ción: la madre se aseguró de allí en adelante para siempre la sumisión 1"\r4¡pectiva que era la de sus p rogenitores. Mas en el momento en
de su niño. '11If' buscó abandona r el lugar d e objeto pensado por la famili a, en ese
Los poderes públicos y la policía, sin saberlo, y como debía espe· 1I11 111'lento ésta se queja de la existencia de problemas,3 de la maldad
rarse, le hicieron el juego a la famil ia, y la "cura" vino a ocupar su ,1,,1 sujeto. Lo que se denomina "comienzo de la enfermedad " carac-
lugar en u na perspectiva represiva (para el hijo ), sancionando la "tiza en realidad la ten tativa de autonomía del sujeto, esto es, su
rebelión de Martín. Esta rebelión, rccord émoslo, sobrevi no en el acm& IH·I ~queda desesperada para adquirir una iden tidad propia.
de un a cri sis en la que, mediante la palabra, el adolescente no había
logrado hacerse oír. Sólo quedaba la violencia. ¿ Era preciso interpretar Por haber "perdido su identidad" en el momento en que intentaba
como un acto homicida y suicida esa violencia, o bien era un intento fllllocerla, Laurent (42 años), se vio llevado a la edad de 24 al hospital
de h acerse reconoce r como separado del otro? Martín no tenía otra ji iquiátrico por la policía. Una tard e se puso a ap ilar los muebles
alternativa que elegir entre un a dependencia total (y el abandono do ti,· la casa, y escrib ió en un carlel estas palabras: Busco mi identidad.
toda libertad) y la explosión de violencia que lo condujo a su I la esce na tuvo por primer efecLO enloquecer a progenitores y
"rechazo" de la famili a y a su " recuperación digestiva" por parte del lurdicos. "Está loco", le dijeron a la madre, Uva a matarla. Déielo
hospital. Ha ido a ocupar en él un lugar, precisamente aquel que había "110 en la casa, la ambulancia vendrá a buscarlo maña na pOI: la
querido evitar en el m om ento de su rebelión.:! Hliliíana" .
El hospital no ofrecc ninguna otra elección que la de incrustarse El desorden del mobiliario fue lo que Lau rent tuvo necesidad de
en él como enfermo crónico, a l abrigo del mundo exterior, o volver ".Ieer ver. Una vez solo, ordenó los muebles y se acostó. No obstante,
l ' ('ncontró a la maiíana sigui ente en Sa i nte-Am~e . A partir de aquel

111;\ pasó va ri as veces a las vías de hecho, con su madre, durante los
1 Véase B. Bcttclh ei m , La f orteresse vide, Cal1imard, 1969. [Hay edici6n
en ellpañol: La fortaleza vacía, Ba rcelona, Laia, 1973.] D. W. Wi nnicott,
j!l'l'tnisos. Laurent se ha convertido en un enfermo crónico de los hos pi-
Congre so sobre la psicosis. París, 2 1 de OClubre d e 1967, número espec ial I,des psiq uiátr icos.
d e R echerches, diciembre de 1968. ¿Esquizofréni co o histérico? Esta es la pregu nta que se ha planteado
:! D avid Coope r, en su libro Psychiatrie et A nti-psyc"iatrie, éd. du Seuil, Ih'sde hace tiempo. Los años pasados en el asilo han hecho de Lauren t
1970 [hay edición en español, op. cit.], hace las observaciones siguien tes a 11/1 "hebefrénico cata tón ico". Sus episodios delirantes buscan controlar
propósito de casos análogos: "Podemos fo rm ul a r esto en Jos términos sugeridos
por C lau de L é vi~Strau ss en Tristes Tr oJ}iqll es, 1955 (hay ed ición en español: d" un modo mágico las diferentes partes de su cuerpo, dice que vela
Tristes Tr6p icos, Buenos Aires, Eudeba, 1970]. «Hay sociedades q ue se tr aga n a ") I! su asistente, el doctor X, para percibir los efectos de la tras for·
las personas , es d ecir sociedades de antrop6fagos, y sociedades que vomitan a las IIInción de sus órganos. Si controla los cfectos, puede encontrarse al
perso nas -sociedades an tropoémican. Se ve, p ues, u na transición, por una hl'igo de un perseguido r. Cuando sus mecanismos de defensa frar:l~:1 n
parte, en tre la ma nera en que en la Edad Media la persona del niño er a
tragad a por la comu nidad , un modo de aceptación asimilan te que se asemejaba !~ encuent ra en peligro de ser aniqui lado, a merced de sus func: ones
al caniba lismo ritual que practican las sociedades primitivas, en el cual el
ritual le p erm ite a las personas aceptar lo inaceptable --en particu lar la
muerte- una transición que por la otra parte tiene la sociedad moderna antro· .,,·~o de l que se jacta , la sociedad gana por ambos lados y en los dos mundos .
poémica que rechaza de s1 a todos aquellos a quien es no puede obligar a A In persona a la ~\~e «\'omita» su fam il.ia y la sociedad, la «:traga:t el hosp ita l
aceptar las reglas ingeniosamente inventadas por su juego. Sob re esta base, r ontonces se la dlglcre y se la melabohza hasta qlle se le qui ta su exi stencia
esta sociedad excluye los hechos, las teorías, las actitudes y las personas .Ir persona identificable. Esto, según pienso, debe ser considerado como
- personas d e la clase que no conviene, de la raza que no conviene, de la \ mlencia".
escuela que no conviene, de la familia que no conviene, d e la scxualidad q ue IJ Véase Laing y Estcrson. Sanily, madness and lhe family. Tavistock. (Hay
no conviene, de la mentalidad que no conviene. En el hospital psiq uiátrico "Ilición en espa ñol: Cordura , loc ura y familia, México, Fondo de Cuilu ra
tradicional de hoy, a pesar de que se proclame el progreso, a pesar del pro· 1(I'onóm ica, 196 7.]
I NS TIT UC ióN PSIQ U IATR ICA y PSICOANA LI '" "ESQUIZOFRt.NICO" ENTRE SU FAMILIA Y EL ASILO
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destructivas. Es siempre en el apogeo de sus crisis de culpabilid 11111 mismo sexo, terror que lo conduce a una posición paranoide o a
cuando Laurent desig na el órgano interno que corre el peligro 111 1 episodio persecutorio, por cuyo hecho le resultará prohibida toda
destrucción o alienación. De este modo remplaza por una alucinad Ir ción heterosexual. Sólo se perturba el sistema de defensa tras el
lo que el histérico hace hablar con su cuerpo. I unl se protegen estos suj etos cuando se llega a tocar la angustia
De la infancia d e Laureot, la madre nada tiene que deci rme. To Ilf'Irsecutoria que los liga al progenitor patógeno, así como a la seve
M

pare~e haber sido perfecto hasta un acci d~nte de t:abajo que. Helad superyoica. Si Laurent ha pasado sin transición del estadio de
produ jo a la edad de 23 años. A este aCCIdente atnbuye tambl IlIño sobreprotegido ~.l de obrero en rebelión, puede decirse que sólo
Laurent el origen de sus problemas. " Me cayó un cable en ]a espal t ()lno individuo peligroso ha encontrado finalmente un lugar de
y el profesor dijo q ue todo venía de allí". L au reot no da nunca rlCcción en el deseo de una madre a la que todos los hombres
opinión personal. No tiene nada que decir, no es necesario so~ re to dr.fraudan. ¿ Qué sería más nOmIal sino que su hijo se convirtiese
que eso cambie. Quiere significar de u~a vez por to?as qu e "su PU? fl lI homicida, en cuanto a su destino con respecto a ella? ClMoriré
d e vista personal" se ha perdido para siempre en VIlle-Evrard. Alh LUl día por su mano", le repite ella a quien quiera oírla.
pusieron, y allí está : "hace 20 años que me he visto forzado por - Que me den miedo, éste es el sentido de más de una de sus
bien a permanecer bajo el techo que eligió mi madre", pero que IH'ciones. Se trama un juego en el que su interrogación sobre la hora de
se le pida, sobre todo, ningun a readaptación: "Han querido reada ." propia muerte está pemIahentemente en suspenso. Ella la h ace
tarme med ian te la cesterí a, hay que se r tonto para que le guste a u Iresen te, de continuo: "Sobre todo no vuelvan a enviarlo con permiso.
el taller, a mí me gusta el reposo" . En ot ros momentos cuenta que. \~30S doctores no se dan cuenta. Es aquí (en el asilo) donde está bien,
perdido la memoria, con lo que dice c1 a ra~c nte q~e le es pr~cI
continuar viviendo como objeto. "Son los médicos y mi madre qUien
'Itle se quede aquí." Esta frase puede perfectamente querer también
I c:cir: "Deseo recibir a mi hijo, pero observen lo que va a hacerme".
deciden y piensa n por mí." Como suj eto que experimenta deseo, La I.n única salida que este hijo tiene es, finalmente, la de hacerse el
r enta se ha anul ado realmente, se ha elegido loco. lIIuerto, ya que estar vivo equivaldría a matar ...
En su relación co n el lenguaje ha conservado un a palabra p~rson
pero la usa para decir q ue no vale la pena usa rl a. ¿No esta ac Marcel, de 19 años, está hospitalizado por cuarta vez. El punto de
establecido que so n·los otros qu ienes deciden por él? Sus larg ,nrtida de su enfermedad fue un fracaso escolar en el secundario.
pClmanencias en el hospi tal psiqui átrico han hecho de L aurent u \'rimero de su cIa!e h asta esa fecha, fracasó en el examen de ingreso
hombre identificado con un psicótico. E n el asi lo ha encontrado l 1\ la Escuela Normal de M aestros, cumpliendo con ello un a predicci6n
referencias de su identidad. ¡Interna: UEste hijo de alcohólica [la madre lo es] no llegará a nada".
En ciertas form as de psicosis, ei niño ha sido precozmente afectad Marcel, niño re traído y dulce, comienza a agredir a su padre, se torna
en su derecho a existir, y su lenguaje apa rece empobrecido o ausent provocador. No obstante, se siente mal y pide consultar a un psico-
Cuando se pone d e manifies to un contenido persecutorio, la agresió unalista por "su timidez ... " Se lo niegan. Tres meses después a Marcel
d e los progenitores se ejerce - por el contrario- sobre el hacer y lo salvan cuando está a punto de ahogarse.
decir: inspección d el ano, cuerpo expuesto a las miradas médica - Es pura comedia --dice el padre.
palabra sin cesar cuestionada y contradicha. Entonces el brote delirant Los padres lo soportan cada vez menos ; Marcel termina por dormir
o la descompensación psicótica intervienen en forma m ás tardía, e ñn el palier, hasta el día en que padre e hijo se pelean. La madre teme
la adolescencia ° hacia los 18-20 años. E l varón se encuentra gene que el padre mate al hijo y es éste quien es enviado a Sainte-Anne.
ralmente en crisis con el progenitor del mismo sexo, )' pone en actos 1 Allí se encierra en u na actitud pasivamente hostil.
quejas maternas relativas a un padre excluid o, esca rnecido, un pad -No ha pasado nada en absoluto -dice- me han obligado a veni r.
que ha defraudado (porque sean cuales fueren su mé rito o su éxit Cuando lo veo, algunos años más tarde, está en vísperas de salir de
social, no puede sino defraudar a un a madre qu e busca un des una nueva hospitali zación. Se lo considera "estabilizado". Marcel no
insatisfecho ). La explosión de violencia que va a marcar al hijo com tiene nada que decirme. Aspira a "reincorporarse" a su medio. Todo
ser peligroso para sí mismo y para los riemás, no es muy a menud va bien. Nunca se ha sentido deprimido. Su familia es comprensiva.
más que la expresión de un terror negado con respecto al progenito Que sobre todo no le exijan que piense. Durante su enfermedad ha
110 INSTITUC i ÓN PSIQUIÁTRICA Y PSICOA NALlS , 'IiSQU IZOFR CN/CO" ENTRE SU FAMILIA Y EL ASILO
111
tenido ideas extrañas, pero no vale la pena hablar de ello. Más v ,lll te nudo el que nos preocupa, cuando nuestra interrogación se
no recordar nada. Sonriente, cortés, Marcel me hace comprender q 111 jI; al otro.
es mejor detenerse allí.
Lo que no puede entrar en el decir de este joven es el odio famili I j l oc~ra nos interpela en aquello que en nuestro ser se nos escapa.
en el cual se halla inmerso. No hay palabras para describir el ho , 111 mirada que se nos ofrece es también el reflejo de lo que en aquel
del infierno por el cual pasó. Padre acusador y rígido, madre "ah I mantenemos en suspenso, miseria que captamos, mirada que nos
dónica" que busca refugio en la bebida. Esta mujer se ha vi.n 1, H l' :er, y allí está el otro que huye, se vacía o se rebela ante lo
marcada por cuatro embarazos en menos de cuatro años y por !U. Siente como un goce del cual se halla excluido. En ese vacío
duelo no hecho de sus fam iliares (una hermana muerta en un lav I I palabras, bajo la mirada que lo envuelve, se siente objeto mani-
dero, la madre muerta de amargura y después, muerte del herma IlIln lo. Nosotros le "robamos" su ser, y denuncia la violación que lo
y del padre). ~ f'('ha. "Le he consentido una entrevista y me ha proporcionado
-Necesito que se me trate con amabilidad -dice. pl,1 cr,. pero corno con el alcohol, es preciso no abusar. Una segunda
Pero cuando la dom ina la bebida, emite palabras dementes, 'I!!revlsta sería la violación del sexo de los ojos de la boca de las
naza amputarle el sexo a su marido, "palabras que matan", dice ést '1IIIjns. Es preciso que no se me fastidie más." D~sde el luga; de un
-Bah, palabras -replica la madre-. Tú algún día te matarás "dfleio René clama una verdad de la que se siente desposeído como
verdad. ¿Quién matará al otro? ¿El padre o el hijo? !lINO en el momento mismo en que la dice. "El drama con la palabra
Estos seres cargados de culpa, se enfrentan en el odio. IJ "de en que la palabra se queda en la boca. Cuando se habla, se

- Un hombre no encuentra lugar sobre la tierra -dice 11I1'cla allí, no pasa." A los 5 años, René visitó con su padre a su madre
- No me litan ayudado a ser madre -replica la mujer. 1I1l nrnada, y habr.ía querido decir: " No la dejes allí] es demasiado
Marce! ha buscado refugio en defensas autistas. La crisis ha sob "IIII'OrOso". Las palabras que le salieron fueron otras y la madre murió
venido en un momento en que el fracaso le había hecho perder tod 11(, loca. "La enfermedad la fue apresando", poco a' poco. René, antes
referencia sobre lo que era. Esta búsqueda de una imagen de sí mism .1'1 los 12 años, desarrolla un delirio místico idéntico al de su madre.
se veía acompañada de un desmoronamiento de los valores éticos, 1,1, tarde, a su vez, va a fijarse en el asilo.
amenazar al padre, se golpeaba a sí mismo. Es preciso - me dice- hallar el placer como se puede. En Ville-
En el momento de separarnos, el padre me hace esta confesión: I \ Inrd no le fastidia a uno la preocupación por vivir.
- Nuestro hijo va m ejor, está resignado, totalmente resignado; Itcné se siente libre en el delirio o la pasión, pero el enfrentarse con
va por buen camino, es realmente fantástico. Illt~o lo rer;nite siempre a un lugar de puro objeto. Cuando se instaura
Esta forma de resignación hecha de desesperanza es, por cierto, 1 1111 (bálago, Introduce de modo repetitivo la exclusión. Cuando niño lo
que como analistas soportamos peor. En el delirio, el enfermo hace o 11 lidió más la internación de su madre que la locura de ésta; a' la
algo de su ser, aunque al debatirse en el fondo de esa rebelión no
Il lflel de 7 años habia captado ya todo el horror de 10 que más tarde
reconozca en ella. En el estado en que se llama "resignación" (lé
Illmaría el lado "destructivo de la bondad que cura".
"curación"), se ha retirado del mundo de los vivos: -Mi vida-m
decía uno de ellos- ha pasado. Ahora ya no hay nada. Ahora est Ahora ha ~enunciado al deseo de ser, no quiere arriesgarse más a ser
curado, pero mi vida era antes. Ya no tengo necesidad de sufrir. .Iwnable: ahenado ya es. Su vida ha sido. Ahora se aísla más en el
sido. Ahora la cosa ha tenninado, y está bien así. 1110 de un pedazo de sí mismo (ojo, voz, excremento) . Desde este
El "resignado-curado" ya no es más un asistente. Es un condena 11II{llr se hace apoyo del otro, separado, en cuanto sujeto, de toda pa-
a vivir, ha fijado su libertad de una vez por todas, en los límit I,hra personal y de todo deseo.
mismos del asilo. No tiene más deseos. Busca el estado de no-dese
Más allá de su discurso chato, frío, vacío, es la muerte (la nuestra) I I·,cc¡ues, de 39 años, está también en el asilo desde la edad de 18.
que el psicótico nos hace presente. La locura, bajo su máscara rn - No es toy hecho para afuera. En el hospital estoy bien. Vivo una
impenetrable, nos remite, entonces, a lo que en nosotros es alienabl , Ida de pequeño artista.
pero también a lo que en nosotros subsiste como nudo "in-analizable" I Su enfermedad?
INSTITUCIóN PSIQU/ATRICA y PSICOANALU ., "BSQUlZOFRENICO" ENTRE SU FAMILIA Y EL ASILO
112 113
-No es enfermedad, son tonteras de chico que salieron mal. Ahor 1 ~.j .Hbres de la familia, la madre de Jacques está firmemente persua-
está calmo, hasta está bien. No hay nada ya. dhln de que el destino no podía reselVarle otra cosa que un marido
La madre está de acuerdo. En Ville-Evrard está bien. Es la famili I ur ~o. No había previsto descendencia, la abuela no la quería. Sor-
la que lo tr;stornó, reconoce. Por otra parte, su marido está enferm jiu'ndlda por su embarazo, no sitúa al hijo en una prolongación de sí
Ya no se sabe quién, si el hijo o el padre, comenzó a delirar p:i.m~ ~1I 1.ma, sino que lo ofrece como objeto de reparación y consuelo a sus
Lo que es seguro, es que el hijo se hizo cargo del d~lirio de f¡ha~l? .t'cndientes. Jacques, al nacer, no tenía futuro propio, su función
del padre. La madre me habla de su hijo en térmmos de poseslO / Ut la de venir a expiar la falta de los hombres de la familia y al mismo
-Mi madre se apropió de mi hijo. Había querido un hijo. Y Ilf\' ~pO encarnar su fin ; se trataba de poner ténnino a todo lo que
se lo di. I'~H.h era crearse como cosa viva.
Ahogado por la papilla, atosigado por distintos c~idad~~, J acqu
reivindicó muy pronto la nada. Más allá de la satlsfaCclOn de s, !'ura la madre de Charles (31 años), internado desde los 20, la suerte
necesidades apuntaba por encima del otro, al campo de la ausencIa. f Wba e( ha?a aun antes de su llegada al mundo. Hijos no quería, "no
De este ca~po había 'podido surgir el deseo. Mas todo deseo se .viG I l!~ba preVIsto en el programa". Había tomado un marido para tener
aplastado bajo el efecto de una solicitud cuyo eje se hallaba úmc IiU comercio, "un retardado de 100 años que chicaneaba ya en el
mente en la necesidad, En la adolescencia, Jacques se esforzó po Inntre de su madre", Cuando Charles tenía 3 años, se enteró de que
seguir los consejos de un profesor en lo concerniente a su orient~ci6Qt 111 esposo sufría de una antigua sífilis. Cortó toda relación sexual e
profesional. Esto desagradó a la familia y, según parece, allí se SItúan 1111.0 de Charles su objeto de amor exclusivo. Ya que está condenado,
las primeras cóleras del padre. A los 16 años, J acques es el padre loco I Un v~ a consagrarle su vida (por más que los médicos le digan que
y permanece repartido entre la aspiración de salvar el ~u,:do y la d. e~U1voca, sólo ella conoce la verdad). El hijo, educado en el des-
ser envenenado. Su desgracia consistió en que se .l? sI?dlCara c~mo P' tCIO al padre, se torna fóbico, y a los 20 años comienza su carrera
loco. Desde entonces oscilará entre períodos de dehno (mterrumpldoi d,· int.ernado de los hospitales psiquiátricos. ¿ Esquizofrenia o neurosis
por el tratamiento) y períodos de remisión. . lilllénea? Esta es la pregunta que se plantea. A los 31 años, Charles
La enfermedad del hijo había sido prevista por la bIsabuela matern lIulOlÍlesta un contenido psicótico: palabras que ha recogido en todos
aun antes de su lleg~da al mundo. De este modo, al nacer, J acqu In~ rincones del asilo. Los locos más diversos hablan por su boca. Da
vino a ocupar un lugar que le estaba reserv~do e~ el mit~ f~miliati 111 ¡mpresi?n de construir historias para permitirse el goce de una crisis
Según las mujeres, la línea de los varones esta podnda. Esta bIen que .In ang,ustIa, Se ofr,:ce, todo traspirado, a la mirada del otro, y los ojos
Jacques no tenga descendencia. Los momentos delirantes del J:ladrt dl'sorbItados, los pomulos salientes, la boca desdentada son los ele~
coinciden a menudo con la "remisión" del hijo. No es nada fácil en II l{'ntos del espectáculo que nos ofrece. '
contrarIos "bien" al mismo tiempo. Detrás de esta máscara trágica, Charles nos permite ver y oír cosas
- Tengo hermanos desparejos que vienen de óvulos en cortocircuito un stras más que suyas: aquí son posibles todas las proyecciones.
de mi madre - me explica el padre (en libertad). . "La delgade~ de .Charles es inquietante, se alimenta poco y se acusa.
-Yo era muy joven cuando me di cuenta del estado de mI padre 11 ne la aJ:>anencIa. de h~llarse en duelo por un objeto perdido y de
-comenta Jacques (internado) . . . ., l u~ber perdIdo al mIsmo tlempo todo amor por sí mismo. Para la rni~
En cuanto a la madre, aspira a que el hIJO repose de por VIda. Sold1 II'd ~ del otro se quiere objeto de horror, sus autoacusaciones son en
algunas rebeliones vienen a entrecortar el estado de no-deseo en qu' IMhdad acusaciones dirigidas contra su padre. No puede asumir el
se ha instalado. Y en el momento de la rebelión, reclama la muerte ¡¡rso de los reproches (que, en realidad, son los de la madre). En
-Cuando estoy excitado preciso 300 gotas de Largactyl por la. I plano de la identificación, Charles ha tenido dificultades. La pre-
mañana, al mediodía y la tarde, y a medianoche el caldo de CIcuta. Nl mta sobre quién es (pregunta histérica) ha sido respondida, desgra-
-No habría tenido que nacer -me dice la rnadre-; la descen- Illld~rnente, dentro del recinto del hospital psiquiátrico. "Soy el
dencia está podrida. .tlUlzofrénico del hospital", me dijo. Para aplacar su angustia, se le
Marcada por la internación de su propio ~adre (afectado de pará- dice que se toma por el loco que no es. No asume, en cualquier caso,
lisis general), la soledad de su madre y el OdlO de la abuela hacla 1", IIlnguna palabra personal. Se "pega" al rol que ha elegido. Está
114 INSTlTUC10N PSIQ UIATRICA y PS.'CV'ANA ... ItSQU/ZOFRtNICO" ENTRE SU FAMILiA Y EL ASILO
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dispuesto a morir del goce que le ofrece el otro a través de su lO.tl en su apoyo." Al Curar "psiquiátricamente!l un delirio a los 18
cación con una infinidad de cuerpos fragmentados ... 111 I ¿no se corre el riesgo de fijar al enfenno en una carrera de

11"lmO mental? Esta es la pregunta que a veces se siente uno tentado


plantear.'
Al o similar le ocurre a Laurent (cuyo caso hemos evocado
T ~bién él ha recibido en el asi lo la respuesta a la pregunt?- sobre ",1 resignado-curado, fijado detrás de una máscara de indiferencia,
id:ntidad. Me ofrece "un contenido psicótico". Cuando le dIgo: If"CC, efectivamente, interrogar al psiquiatra sobre lo que la medicina
- Son las palabras de otros, juega usted a ser el loco que no hecho de su ser. ¿ Este estado de no-deseo que caracteriza a cierta
'IIIla de "remisión", no es, acaso, una respuesta que se da, en la forma
Me da esta respuesta:
I • absurda, a nuestra angustia? Al sustraer a este resignado-curado
- Pero si usted viene para eso, para gozar con. lo que uno
. Qué quiere usted que yo le diga? Hablarle de mI abuelo, ¿ es que I loda perspectiva conflictiva, ¿ no le quitamos al mismo tiempo
fe pido noticias sobre el suyo y sobre cómo hace ~sted el a,;,orbcon
I .1.1 posibilidad de ser para otro? Y su "bienestar", ¿no aparece en-
IIIWCS hecho a la medida de nuestro rechazo de la verdad?
marido? Entonces porque uno es un in~ern~do, e tocan. lID res,
1,:1 loco "curado" que hace carrera en el asilo se asemeja mucho
llevan de un lado al otro. Le cuento hlstonas de locos. c..Qué
cosas quiere usted que le cuente? No le gusta a ust~d que.le diga 1111 prisionero que hubiera renunciado a la fuga, pero que reclamara

peligroso que soy Hitler, Tarzán. No, ustedes qUieren ?I~ otr~ ? 11 centinela para poder vivir y morir como pura negación.
Lo ue ~uieren es "lo ín timo". Pero dígame, ¿ con que erec o.
es a;queante esto, este doble régimen, uno para los e~fe;;?s'lel t ti SU estudio sobre las relaciones existentes entre el sueño y las
ulr'lmedades mentales,1 Freud hace suyas las posiciones de Radestock,
ara los médicos? Ésa escribe, ésa es~ribe, ésa se ~ace a I lCI .
~a]abras de loco, la s~ñorita no las qUIere. Ella qUiere cosas jlllrn describía la locura Como la exageración de un fenómeno normal

Muy bien, un conseJo : no vuelva a verme. . , .. Jlllriódico: el sueño. Y agrega : uLa disociación de la personalidad
"1'1 sueña, en la qu e nuestro propio sa ber se reparte entre dos sujetos
L t (f 107 109) accesible a un pSlcoanahslS a los 20 1 los cuales uno, el extrmlo, se supone que corregirá al verdadero yo
a n:u~~nes ~i~rf~~ent~ a los 42. Su dignidad de hombre la ha
~uistado en el hospital psiquiátrico, rechazando el s,~atus d~, l
'lftliJ1 equivale enteramente a la división de la personalidad que
hlllnmos en la paFanoia alucinatoria".
La consideración que reclama es el respeto a su locura . .
. d o. e1 ~I't o d e1 mal" , nos dIce.
"Las personas de bien han f orJa, f\ lás adelante, al citar una vez más a Radestock, Freud llama la
en San Genet comediante o martl.r, de este modo, negativo h11lción del lector sobre dos puntos:
esencia, el m~lo es un poseído cuyo destino, sea cual, fuere, tI) "El fondo de los delirios es muy a menudo esa posesión preten~
I11 lit de bienes y la realización imaginaria de deseos, y su no realización
siempre el de dañar, tiene la libertad de hacer mal; para el, lo peor
.IJl4tituye un a de las causas psíquicas de la locura."
siempre seguro". .
h) "Existe una nocturnal insanit)': los sujetos son normales durante
En la historia de la psiquiatría, no se ha. reconocido a la ~ocu~a I día, pero por la noche presentan alucinaciones, accesos de furor."
que para' desconocerla mejor. Fue necesano. esperar h~ta reu \ lo largo de toda su obra, Freud m uestra la posición conflictiva
ue se lanteara la pregunta (siempre abierta): ¿co~o, e~, ?
de una ~ituación determinada, tornar desalienant.e la ahenaclOn.
1·1 hombre en su relación con el deseo, así corno el lugar que ocupa
I HOce en la organización de las neurosis y las psicosis. Nos recuerda
la pareja médico-enfermo, la pregunta sobre el su)et~ de la a".eude,'W 'Iun existe, en el fondo de nosotros mismos, una división fundamental
se lantea en el médico, y en la relación que se LnstItuye van a
da~e y desanudarse todas las alienacio~es.· De este modo, en la
1I torno a la cual se estructura toda nuestra orientación en relación
'111 el mundo del deseo.8
pectiva freudiana, al delirio se lo considera como un proceso"rm''''''
radar de curación. El médico no .se preo~upa t,ant~ por • Véanse los trabajos de Ronald D. Laing y David Cooper, Tavistock, 1964.
prematuramente una evolución delIrante, SinO mas bIen por • Véanse los trabajos de la Philadelphia Association. Londres.
, Sigmund Frelld. La interpretación de los sueños.
• Esto es lo que Lacan retoma cuando est udia "el objeto tal como lo estruc-
.. Michel FOl1cault. H istoire de la folie , Plon, 1961. '.u~ la relación narcisista y das Ding en tanto que solamente lo rodea la red
116 INSTITUCIóN PS1QUlATRICA y rSIC"AJVA JCISI
, I " 6SQU IZOFRtNI CO" ENTRE SU FAMILIA Y EL ASILO
117
Más allá del deseo (sometido al principio de repetición) aparece
. présteme usted la parte de su cuerpo que p uede satisfacerme por un
cosa, de la que sólo podemos tener conocimiento por medio de la
IIl. tante y goce, si así le place, de la parte d el mío que pueda serle
Esta cosa es el objeto bueno klcin iano, q ue en la fa ntasía puede
'I-\radable". Es la ar ticulación misma de lo que volvemos a hallar en
bien aparecer también como fund amentalmente malo. Y el
1,1 fantasía bajo la noción d e objeto parciaL Sade nos muestra después
desa rrolla sus síntomas p orque no puede si tuarse en relación co n
-1 11 la víctima sobrevive siempre a todos los malos tratos que se le
En la relación madre-hijo,9 todo lo que guarda relación con
ciones de d ependencia y frustración, s6lo es, en re alidad, la infligen, ya que la relación con el otro exige, para mantenerse,
, 1 carácter indestructible del otro, Lo que aparece es la armadura de
tación de la relación fundamental del sujeto con la cosa, y
dr·rensas del sujeto que se inhibe de llegar al goce.
muestra que lo que para el principio del placer constituye
bien, el úni co, esto es, la madre, es igualmente un bien En el dominio del Bien, lo que surge es que el bien se determina sólo
Recuerda cómo el incesto (madre-hijo) desempeña, en cu anto 1 11 función de poder privar de él al otro. En esta situación, el privador
bición, un papel central en las neurosis y en las psicosis. El . qmrece en una fun ción imaginaria como el otro imaginario que volve-
está vinculado a un orden, el q ue va a pe rmitir la " r,a ,"irión mns a encontrar en la etapa de la imagen especul ar.
cultura (y por ende del lenguaje). Freud, al insistir sobre el Lo que se JIama 12 defender su Bien, consiste en defendernos a nos-
nos muestra que no puede articularse nada sobre la sex ualidad litrOs mismos de goza r de él. La dimensión del bien es, por consiguiente,
hombre, si és ta no p asa por una ley de simboli zación. Si, en el In que se levanta como de f..:nsa en el camino del deseo.
tico, el conflicto de orden produce la represión y el compromiso, en ; Qué es, entonces, el deseo ?
psicótico lo que se establece es un repudio ( Verwerfun g) . Lo que La demanda, debido a que se articula con el sign ificante, es siempre
repudi a de lo simbólico, reaparece en el mundo exterior (lo rea l) demanda de otra cosa, y el deseo aparece como soporte de lo que
forma de aluc inación. De ello se deri va una especie de disgr"egac.i6ll11 quiere decir la dema nd a más allá de lo que formula.
en cadena denominad a delirio, La realización del deseo no se entrevé más que en una perspectiva
Pero es en El malestar en la cultura donde desa rrolla Freud la de juicio fin al,13 como lo muestran la experiencia analítica y el límite
de que aquel que se lanza en el camino de un goce sin límites o I'on que trop ieza en el punto en que se plantea la problemática del
frello encuentra obgtácul os para su realización, como si en la deseo,
la organ ización social, estuviese establecido q ue el goce es un El dra ma h umano (de l deseo vincul ado a la ley y a la castración ),
El discu rso de Sade nos m ues tra cómo un a vez franqueados ,ua~do no puede representarse a nivel simbólico, se produce en 10 real
lím ites en la relación con el otro, el cuerpo del prój imo se fragmenta. id nIvel de las am enazas o de las órdenes de mu erte o de asesinato.
gsto es lo qu e apa rece abierto en el discurso psicótico.
En la psicosis, la posición co nflictiva del hombre en relación con el
de las pubiones". Das D ing es el objeto perdido. Lacan señala la irn<po'rt,m,'1
de las ideas klcinianas "según las cuales la sublimación es una deseo se trad uce en los efectos de horror y prohibición con que
naria de una necesidad de reparación sim b6lica relativa al c uerpo de la ~(! enfrenta el p aciente si as ume el riesgo de ser desean te. El incesto
(siendo el cuerpo místico de la madre lo que esta doctrina pone en lugar de y los udesbordes sexuales" forman parte in tegrante del cortejo mítico
cosa)". Seminario 1959- 1960 . flue traen los pacientes. D icen h aber roto u na prohibición o h aber sido
u Lacan, Seminario 1959-1960,
1 0 Lacan: "El goce es un mal. Es un mal porq1le implica el mal del
obligados a v iolarla, y al horror que viven lo t raducen en un espec-
Lo q ue se plantea como el verdadero problema de mi amor, es la láculo cuyo objetivo es afectarnos. Su angustia se evidencia en su
es ta maldad profunda que habita en nuestro pr6jimo pero que, por postura, en las palabras que trasmiten, palabras desprovis tas de toda
tamb ién habi ta en mí. Porq ue, ¿ hay algo que me es más próximo ('moción y que no se inscriben en ningún movim iento de significación.
coraz6n mío que es el d e mi goce, al que no me atrevo a acercarme?
desde que me acer co surge esa insondab le agresividad ante la cual , ellme"I.1 L a posición del psicótico frente al deseo guarda cierta relación con
esa agresividad que vuelvo contra mi m ismo y que va a ejercer su '1 modo en que es llamado a ocupar una función en la constelación
luga r de la propia ley desaparecida, impid iéndome franquear cierta familiar, y ya h emos demostrado el p apel que desempeña en la diná-
e n el límite de la cosa." Seminario 1959-1960,
11 Laca n, ${'minario 195 9-1 960, Estos temas han sido desarrollados pcf
Laca:l en su Scm¡mrio, consagrado a l p roblema de la ét ica en el psicoanálisJI Lacan, Semi nario 1959-1960.
13 lbíd .
118 INS TlTUC I ON PSIQUIATRICA y PSICOANALlS " ·'F..SQUIZOFRtNICO" ENTRE su FAMILIA l' EL ASILO 119

mic~ familiar esa ocupación de un lugar: "basta con un loco" qu I¡\leda ocupar un lugar en el proceso (ocupar un lugar significa aquí
explc par~ preservar el equilibrio del conjunto de los hermanos y d lI('cptar que el delirio del otro desempeña para él, el médico, el papel
los progemtores. E,n los casos que aquí se examinan, vemos que si bien _11\ revelador de lo que rechaza en sí mismo) . Si en las tribus primitivas
es c.l enfermo qu~en .~e instala en el no-deseo, ello corrsponde en l' el chamán quien le proporciona al paciente el mito, otorgándole
reahdad a la asplraclOo profunda de su familia. lid el sistema de referencia que ha perdido, en el psicoanálisis es el
Si Jaeques (internado ) tiene un padre delirante (en libertad), analizando quien lo elabora progresivamente. Tanto si al mito
Laurent conqUlsta en el, asIlo su libertad de hombre; tiene (al igual ~ lo recibe como si se lo produce) a través de él el paciente debe
que los otros) un~ funczón en el mito familiar. Las familias (por lo lIlanejarse con una estructura y con los efectos que en él produce toda
general los progemtores de los catatónicos ) vienen al asi lo para llorar rarencia de significante. El que cura (chamán o médico) forma parte
a sus ':rnuertos en vida" .Y declamar su pena, o bien expresan (lol integrante de la escena, interviene en el drama que se representa.
progemtores de ~~s p~ranoldes ) , en su negativa a venir, que h an hecho J~ rente a los temas delirantes que propone el paciente, el médico puede
el du~l? de ~u. hIJo VIVO. En todos los casos, tener uno en el asilo va a f}('upar un lugar en el delirio (al aceptar convertirse en su apoyo
permitIrle v.lvir al resto de la familia. El d iagnóstico médico es lo que hnce posible una udesalienación H ) o bien, como el chamán, puede
le da al sUJ~to ~u .consagración de enfermo mental (cada paciente proponer otro mito j mas para que el mIto tenga valor curativo es
co~oce el.dIagnostlco que se le ha adjudicado), su calidad de ser preciso que haya participación en el universo psicótico. En la relación
~ellgroso, Impuro y prohibido. (¿ No sería posible exti rparle los tes .. ('on el psicótico, "el que cura" se sustrae por lo general a la trasferencia
t l~ulos?, pregunta un a madre; la línea de los varones está podrida, (es decir, a todo lo que el paciente trasmite y que ti ene que ver con la
dIce otra.) Se '4t.iene" la herencia o uno se la tiene". La falta está en muerte, con el sexo y con el cuerpo). El medicamento está allí para
e~ ~scendiente ~cuya tara se expía) o en el sujeto (que expía sus proteger al médico, es la respuesta que ofrece al síntoma; así puede
VICIOS). El ~?spItal y el aparato médico en su conjunto son utilizados ignorar lo que en el otro trata de ha blar (y que no es otra cosa que
por la. familia en una perspectiva Umágica"; es u n maleficio que va (·1 retorno de lo reprimido en nosotros).
a conjura rse. En realidad) al paciente se lo somete a ceremonias En el asi lo todos los terapeutas, quiéranlo o no, forman parte inte-
de purificaci~n con el fin de apartar de él toda violencia fut ura. grante de un sistema que ha aislado al loco (como en el medioevo se
(~S.i ha 0lcurndo q'l.fe Laurent fuera llevado al as ilo a pesar de que la 1ra taba de aislar la lepra o el vicio). El enfermo mental que reposa
cnSiS ha~ , a pasado.) Se construye una teoría para '4preservar)' a uno " bajo el techo que la familia le ha elegido" reproduce allí su drama, es
de los m iembros de la familia (Edmond ) o a uno de los progenitores decir su modo de situarse con respecto a los objetos 4buenos" y" malos",
(Mareel) de la muerte o del peligro del contagio. su modo de vivir su división, su fragmentación, su exclusión, con las
Freud h~.. abor?ado estos temas en Tot em y tabú ) donde escla rece personas que lo rodean. La sociedad paga para mantener alejado
la correlacIOn existente entre los ceremoniales primitivos y las enCer- de los suyos al <4enfermo mental"; éste crea como respuesta un universo
med a~es mentales. En am?os casos se instaura un sistema, cuyo objetD de excl usión en el que dice hallarse bien. Allí vive "la felicidad de un
es al~J ar venganzas y castIgos. Freud destaca a este respecto que si el fugaz instante", felicidad que para nosotros sabe a muerte.
salvaje. mata al rey cuando la naturaleza lo decepciona) es el mismo
rnecan~smo e! que reprodu~e el paranoico cuando hace responsable
a su ~rse~U1d~r (promovIdo a la jerarquía de un padre) de las
desgraCIas Imagmanas que le acontecen.
Con referencia a estas po~iciones, los psiquiatras ingleses Laing y
C~op~r han prop~e~;o Un SIstema muy particular de Hcura" de los
PSICOtICOS,: en OP?~IClOn a la psiquiatría clásica reclaman lugares e n los
que podCla permItIrse al enfermo llevar a buen término su delirio con
la ayuda ?e! médico como apoyo y "guía" de su locura ; y esto supone
quel el medICO pueda aceptar en sí z:n ismo los movimientos de tipo
tabu, cargados de horror y de angustIa, exp resados en el delirante, y
l. LA INSTITUCIÓN COMO REFUGIO
CONTRA LA ANGUSTIA

\ Illvamos una vez más al estudio de los problemas que quedaron en


lI~penso en el capítulo 4, problemas que se refieren a la rel ación
flllltástica que mantiene el "paciente" con la institución psicoanalítica
11 co n la institución social, e intentemos aprehender lo que subsiste

I timo un interrogante en el corazón mismo de la fantasía, interrogante


'lile sufre los efectos de las inversiones dialécticas producidas en el
, urSa de una cura, y que se tornan posibles cuando se insiste no tanto
I n el objeto ( imaginari o ) del deseo, sino en el significante del deseo

("11 sus avatares) .


Abordaré después el relato de una "cura" (de una anoréxica),
14 ura" que en ciertos aspectos se asemeja extrañamente a una expe-
IH\ ncia que podría denominarse antipsiquiátrica .

INSTITUCIONES Y ANSIEDADES PSICÓTICAS

I.lIiott Jaques 1 ha mostrado, a través del análisis de materiales clínicos,


II\mo las instituciones son utilizadas, por todos los que en ellas parti-
• ¡pan, como defensa contra el surgimiento de ansiedades paranoides
• depresivas ( descritas, por otra parte, por Melanie Klein). Las mani·
j¡ Uaciones de irrealidad, de splitting, de hostilidad, de suspicacia, son
d" splazadas o proyectadas por cada individuo en diferentes engranajes
,1" la organización institucional. La institución no se torna por esto,
l' !c6tica, pero se crea en ella un campo patológico, re!lejo de la perso-
tI , ~lidad de los individuos que la componen, del mismo modo que los
IIldividuos son el reflejo o el producto del sistema alienante en el que
I hallan aprisionados.

I E II:ot Jaq ues, "Social systcms as a defence agair.st persccutory and qepres-
'1""tl nx iety" , en Ncw dir ec ! iofls in Psycho01laf'}'sú, Tu\i<;tock,
1955.
l NSl'ITUCJóN PSIQUIA1'RICA y PSICOANALU 4 INS1'ITUClóN COMO RliFUGIO CO.~TRA LA ANGUSTIA
122 123

Según José Bleger,z el individuo integra en s~ in~on~?iente la ins Imprimirle movilidad a la organización de un a institución es pra-
tución como un esquema corporal) busca en la m stltuCl?l1 u~ soport la liberación de las angustias psicóticas que se encuentran en
'" ,\1'
un apoyo una inserción social, es decir una clave de su Identidad, u U¡!. Blegcr ilustra esta observación señalando cómo el paciente mues-
respuesta' a la pregunta sobre 10 que ,es ..Cu~~to más inmad~ra es I "1 una resistencia al cambio, como si buscara fron teras rígidas para
personalidad, más se incorpora a la mstItuclOn, a la que vive co IIl1rolar mejor lo que en él pone en peligro el dinamismo y el mo-
parte de sí misma . El hecho de que la institución tenga ~u vid~ propi fllliento de un mundo que cambia.
no impide que los individuos ~royecten en ,ella, su propia realidad ( I)c es te modo, el asilo refleja en su organización la alienación de
través del marco de su fantasla) y que cnstalIcen aSl en ella mee ". pacientes; pacientes a los que por otra pa rte cabe considerar (jun-
nismes de defensa con tra las ansiedades psicóticas, actuando proces IlIlIcnte con los delincuentes) como los síntomas de u na sociedad
de reparación. lIt Iturbada. Entonces aparecen las instituciones, tan p ronto como

No siempre resulta fácil discriminar entre lo ~ue ~~rresponde "'positarias de las proyecciones y angustias psicóticas de sus miem-
un sistema social alienante y 10 , que, en esa ahenaclOn, busca 'uos, tan pronto como los instrumentos represivos de una sociedad
.~regadora ,
individuo como protección contra la angustia. ~leger ~nsi~te ~ob
el modo en que los individ uos alienados, sometidos a ll~stltuclOn ~ Pertenece el hombre a la institución o la institución al hombre?
a lienadas refuerzan en un circuito de resistencia al cambio, la pat I tic es el problema que plantea Blcger, quien denuncia a la vez
logía del ' campo in;titucional en el que se hall~n jn~ersos, La j ,. mito psicológico (sostén de la psiquiatría ) que hace del hombre
titución coercitiva y represiva sería así concebida a Imagen de 1 1111 ser aislado desde su nacimiento, llamado a conqu istar gradual-

fuerzas represivas que es tán presentes en cada uno de, nos?tros: !!U'nte su relación con el mundo exterior, siendo entonces considerada
11 integración en una institución social como el paso logrado del ser
este nivel, la institució n se emparenta con el grujlo frtmarto, en
que predominan las identificaciones proyectivas maSivas, y su fu .n lvaje" al ser "social" (paso que se supondría que el alienado no
/1,) dado, por cuyo motivo se elige una institución que 10 "reeduque").
cionamiento es el de la institución familiar.
La institución parece orrecerle de este modo al ho~bre las pos
It. EL ESTADIO DEL ESPEJO 4
bilidades o bien de olIn enriquecimiento personal, o bien del cml
brecimi ento más radi cal. I llcan a~ordó este mi smo tipo de problemas desde 1930 pro poniendo
Lo que se denomina ,a dap tación , subraya también Blegcr, es 1111 estudIO estructural (con el que se situaría el problema a un nivel
hecho de someterse a una estereotipia institucional. 3 Esta estereot Iqtnlmente distinto d e aq uel en que lo encierra la sociología). Plan-
pi a, que co nstituye la marca de la m ayo ría de las ~nstituciones, l' ,l como un hecho d e estructura la entrada de la criatura humana
10 que torna posible una estructura altamente jerarqUizada, en la q ¡...de su nacimiento en un sistema simbólico, el del lenguaje. El
van disminuyendo las relac iones interpersonales hasta que se llega ill n O, entonces, se ve infl uido por los efectos de este lenguaje que
diversas formas de hospitalismo en las que el individuo pierde tod lit I'odea (a veces desde antes de su nacimiento, sin que por ello sea
palabra personal (ya que a la palabra, por un acuerdo t~cit~ , se, I "If'nos decisivo para su destino, como 10 ha mostrado Freud en El
concibe como un privilegio jerárquico Y, por ende la mstltuclÓ um bre de las ralas). La cuestión, aquí, no es tanto el paso de u na
se la niega de ent rada al enfermo ) , hipa individua l a una etapa a la que se denomina social, sino el
'uC'uentro del sujeto con un orden simbólico.
2 José Bleger, Psicohigiene y psicología Recordemos que Lacan vincula el primer momento de la instau-
1967. ! Iri6n de una estructura con la fase del espejo ; :I por 10 tanto, nos
3 Bleger opo ne lo que denomina grupo primari? (e n el que existe ur:a arftl
bigüedad de roles y de status) a l grupo cstereottpado (en el q ue se Instala
como formación reacti\'a un formulismo que conduce a una fa lta de CCM , Lacan, en lcrits, [H ay edic, en esp,: Escritos, México, Siglo XXI, 2 vals.
municación ) . . ¡In ! y 1976 respectivamente,}
Las instituciones, según Bleger, tienden a mode lar a sus ml~m?ros en un' B Lacan muestra cómo en la etapa d el estadio del espejo, se produce un
especie de estereotipia con tagiosa, lo que lleva a un empobrecimiento de ¡II M'rlentro del cuerpo del niño y del cuerpo Gel otro ( la madre que lo mira) .
relaciones interpersonales, 1.1 imagC'n del aI ro va a garan tizarle la realidad de su cuerpo en tero e inde-
INSTITVC/6N I'SIQUlA1'RICA Y t>SICOANA I 4 INS'1'I1'UCION COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA 125
124

encontramos aquí aproximadamente con el final de la etapa 1111' del objeto parcial (de este último nos ocuparemos en el aná~
indiferenciación primitiva de Bleger; en este punto es donde pu I ). La función simbólica es la que va a crear las condiciones
captarse la separación que se produce entre lo imaginario y lo U l ~ n1aS de una posibilidad de palabra y de acceso del sujeto al yo
ból;co. I I de una verdad.
Retomando las observaciones de Wallon sobre la conducta de I.n instauración de estas nociones separa el hecho sociológico de la
niños de 4 a 5 meses cuando se encuentran en presencia de lptación estructural del problema; y en una institución son hechos
espejo (el niño cree encontrarse al m ismo tiempo donde se sic I "structura los que encontrarnos, ya que los individuos se encuen-
estar y donde se ye en el espejo), Lacan muestra cómo el júbilo , ni continuamente atrapados por vínculos imaginarios que condu-
niño ante la aparición de su imagen está ligada a una identificad 11 ya sea a la violencia o a la parálisis del campo patológico en el

es decir, marca una "transformación producida en el sujeto cuan ¡un tienen lugar las tensiones.
asum e una imagen". Esta identificación es alienación en la meda
en que la captación en la imagen no corresponde todavía al ser r
del niño, que sigue condenado a la dependencia con respecto LA INDIFERENCIACIÓN PRIMITIVA DE BLEGER,6 LO IMAGINARIO Y
adulto y a la impotencia motriz. LO SIMBÓLICO
En este momento hace surgir Lacan de la instancia imagina
del yo [moi], un yo [fe], y estudia la relación que mantiene este 1I "tomemos nuestro tema a partir de las referencias que acabarnos
[j e] con una imagen exterior a él. Las identificaciones imaginaril .1., exponer. El estudio del campo patológico (en la institución psi-
pertenecen al yo [moiJ. El yo [fe] se constituye en relación con u tI¡lOalítica o social) ha llevado a Bleger a describir bajo el nombre
verdad de orden simbólico; y Lacan muestra cómo la identificaci h, relación simbiótica lo que, según él, se establece a partir de las
especular misma (ause nte en la psicosis) sólo tiene lugar si u 'Hunas de identificación más primitivas. Cuando Bleger evoca este
palabra le ha posibilitado al sujeto el reconocimiento de su imag Indo de indiferenciación primitiva, presente a veces en cierto tipo
Así, pues, se requiere un trasfondo simbólico, sin el cual el ord 111' trasferencia, pone el acento sobre lo que Lacan describe como
imaginario, debido a la irrupción de una imagen de sÍ, ¡ntrodu pll rtcneciente de modo específico a la pura dimensión imaginaria.
una apertura. Al otro (al tercero semejante) que entra así en el juc En realidad, la indiferenciación en la que el sujeto se encuentra
el sujeto lo reconoce al mismo tiempo que a sí mismo, y este recono juntamente con su objeto significa - según Lacan- para el sujeto:
miento imposible es el que signa el hecho psicótico en el que el suj~ Ju tento de reconquistarse a través de la representación del objeto
no puede hacer otra cosa que permanecer en la alternativa: o pnrdido. 7 Porque, después de la pérdida del objeto, lo que lo sus ti-
presencia o la desaparición de una u otra ; es decir o la vida lU ye es una imagen. En el curso de su vida, el individuo tiene que
la muerte. \ ~ rselas con sustitutos de imágenes. En consecuencia, el sujeto está
Al término de la identificación imaginaria encontramos, pues, .. "n relación no tanto con un objeto sino con el signo de su pérdida,
yo [mo;] alienado en la imagen de otro y (distin to del sujeto) p<JII dn su huella. Lu que se recarga (nos lo recuerda Freud en La inter-
!¡relación de los sue71os) , no son más que huellas: en estas huellas
pendiente. Lo que le permite al niño este reconocimiento de su c: lerpo disti:1 \11 ne a alojarse el deseo, en ellas imprime su marca.
del cuerpo del otro "es ese movimiento en que el niño se vuelve hacia ql1i
lo sostiene para buscar 511 asentimiento" (Seminario del 28 de noviembre Lo que Blejer ha descrito como mecanismos de defensa (y proyec-
1962). El niño va, pues, a reconocer en el yo [ego ] especular (cargado por I ¡ n) que aparecen en la trasferencia llamada simbiótica, se halla
libido materna ) Sil yo [mm] ideal (objeto del l1arcisi~mo primario ) . N I estrecha relación con el modo en que el su jeto (en la etapa del
En el psicótico, la s itu ación es totalmente diferente: "Lo que el esp'~
tiRO especular) trata de aclarar su deseo. En la medida en que el yo
le devuelve indefinidamente, es él en cuanto que «lugar de la castración», y
esta imagen no puede hacer otra cosa que hui rle de modo también indefinido ego] especular vacila, busca en su semejante una imagen de suplenc;a
Lo que se refleja en el espejo en cuanto que ego especular (convirtiéndose
¡deal, con todo lo que esto significa de respuesta agresiva cuando la
otro en agente de castración) le cierra para siempre a l psicótico toda posili
lid ad y toda vía de identificación ( ... ). Toda relación imaginaria con
otro, por más qlle se apoye en el ego especu lar, se torna imposible." (Pj~n (1 Bleger, Simbiosis y ambigüedad, Buenos Aires, Paidós, 1967.
Aulagnier, La psychanaly'se, nI' 8). 7 Véase el capítulo 4 de este libro.
126 INSTITUCi6N I'S IQUIA T RICA y PS1COANAIJ 4 INS TI TUCIóN COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA 127

relación con el otro se sitúa solamente en la estructura imagina 1" s610 ésta podría llevar al enfermo a salir del atolladero en que
Los fenómenos de defensa que así se prod ucen forman el cuadro q luntamen te con el otro) se halla atrapado.
va de la histeria al autismo, pasando por la obsesión, la hipoco ":8 importante precisar estas nociones, tanto si se trata de orientar
dría, etc. Lo que fracasa al nivel del deseo es el acceso a toda far ' 1111\ cura individual, como de establecer una organización institu~
de simbolización. II Jllal (cuando lo que se busca es circunscribir sus efectos alienantes,
En esta relac~ón simbiótica se halla en juego algo que perten , decir al efecto alienante de una pura situación imaginaria). .
a l orden del proceso primario y que indica la presencia del des Searles intenta restablecer de modo correctivo, en la institución,
La situación de ambigüedad que se instala es una situación de pa Im .l especie de "buenas" relaciones entre padres e hijos, sin preoc';l-
sitismo que lleva a dos personas a ya no poder dejarse pero a la IW SC por 10 que se halla en juego en un deseo psicótico que, baJO
a no entenderse. Si se separan están perdidas; una tiene necesid " 1 forma más destructiva, llega, en lo que Freud ha definido como
de la otra y no le perdona el sentir esa necesidad. ,. I{resión tópica, a la alucinación.
El estudio más profundo d e la fantasía (según los criterios laca-
utunos) nos muestra que la aparición de ésta exige en realidad dos
n. LA GRATIFICACIÓ N OCEÁN ICA Y EL SIGNIFICANTE
l/fUe /es de funcionamiento del deseo. Es útil precisar estas nociones
I'nrque guardan una estrecha relación con el escucha que es preciso
Si bien es cierto que los analistas deben su interés por el estudio df tutroducir frente a la dema nda formulada por el paciente.
los casos graves de psicosis a las inves tigaciones de Melanie Kle~ Si se responde a la demanda al nivel más ingenuo, se corre el
sobre las etapas más precoces del desarrollo infantil, es cierto tafOll Ill'SgO de desconocer lo que, en el orden del deseo, se empeña por
bién que los problemas técnicos planteados por la cura ha n aparecid IlIIcerse reconocer, y se reproduce así el tipo de respuesta m aterna
de modo diferente en los casos en que ésta es ambulatoria y en I~ que ha sido responsable de lo que en el sujeto imposibilita. to~o
casos de hospitalización. Irceso al deseo. No es posible confundir impunemente, es declr SIO
Scarles 8 expone de qué manera, en una institución, el terapeu_ )lroducir efectos lamentables, los significantes de la demanda y el
puede verse llevado a p articipar en el universo ~si~ótic~ del enf3 Ilbjeto hacia el que la demanda parece orientarse. Porque el lugar
mo, a tal punto de re ntirse amenazado en su propIa IdentIdad. Aco tic este objeto en la fantasía funciona (ya lo veremos) como señuelo,
seja ofrecer al "enfermo" una gratificación oceánica, a la que ot 111 nivel del deseo secundario. Lo que es preciso sacar a luz en un
han llamado (e n son de crítica) el gran baño ferencziano.o Se tratfl I\ nálisis es un a pregunta que está presente en la fantasía p ero que,
d e compartir, en la angustia, la soledad subjetiva del paciente, has~ pnra precisa rse, requiere que se mantenga cierta apertura. Una res-
el punto de regresar con él a una dependencia mutua a la que .. puesta demasiado rápida a la demanda ahoga lo que hay de deseo
denomina simbiótica, dependencia que según se plantea no ha podido: I' n ella.
desa rroll a rse hasta su desenlace en las relaciones arcaicas con una
madre amada-odiada, a la que se vivía como peligrosa.
Esta posición de Searles, si bien tiene el mérito de sustraer al ana-
lista de la actitud psiquiá trica (oposición entre un terapeuta "sano" E. LA DEMANDA, EL DESEO Y EL OBJETO E N LA FANTASíA

y un paciente "enfermo") , adolece no obstante de una falta d.


rigor en su articulación teórica. Una cosa es ser interpelado por la De este modo, la instauración de la fantasía exige dos niveles de
"locura" del otro, y otra diferente hacer de la "locura" del otro runcionamiento del deseo.
la única guía en una situación necesariamente dual, sin posibili. En la primera e tapa, la del llamado, el suj eto se eclipsa detrás
dad de apertura hacia un a articulación simbólica, precisamente cua n- de la representación del objeto: es allí donde se sitúan las articula-
ciones primeras de la demanda, ligadas a las heridas recibidas por
8 Harold F. Searles, The nonhuman environm en t, lnt. Univ. Press, 1960 I
Collected papers on schizophrenia and related su bjects, Int. Univ. Press, 1965
el narcisismo primario.
[Hay ed ición en español: Conflicto psicótico y realidad, B\lenos Aires, Proteo.] Pero el sujeto se encuentra ya allí en -el camino de las huellas pri-
9 Edith Jacobson , Psychotic conflicts and reality, lnt. Univ. Press, 1967. mitivas, buscando desesperadamente un objeto que nunca logra
128 INSTn-~-CI ()N PS1QU IATRIC..t y PSJ'GO'ANHlI.• 4 INSTITUCfóN COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA 129

alcanzar porque de lo que se trata es del momento originario 'lfI/wsse (a menos que nunca haya podido distinguir lo que, en su
tal, mom~nto que apunta a la fusi6n del ser y de la cosa. III/nndo, pertenecía al registro de la demanda, de la necesidad o del
A partir, de la represi6n primitiva del deseo, el objeto se fija .1 ••eo).
un ~ fanta~la: e! sUje to se encuentra en ese momento frente a l.a otra elección que se le ofrece al analista es la de sustraerse a
objeto sustituto mvolucrado en el significante de las primeras I ¡ roscinación imaginaria que ejerce en él la locura del otro, y llegar
das. ~o que surge entonces es la instauración de deseos por medio de la palabra (situándose en un cierto lugar del discurso
~I sUJeto., cre~endo realizar su deseo, se encuentra atrapas,ed'''oJlpn'o~'rar!OII IllItomático) a lo que los efectos de sentido puedan representar como
Jmagen JJ';lson~, p'0~que aquello con lo que trata no es más que 1000rca significante, en un recuestionamiento de la posición del sujeto.
trasm utacIón slgmflcante en la búsqueda del objeto perdido. Y Pero es en el encuadre de la institución (psicoanalítica o social)
es lo q ue lleva al neurótico a confundir incesantemente los "2nil'l4IIll dunde va a ejecutarse la compulsión de repetición perfecta 10 que
cmltes de la demanda con el objeto al que esa demanda pone de manifiesto lo que Bleger llama la indiferenciación primitiva
apu ntar. Iln las etapas más precoces de la organización de la personalidad .
.E n el fun cionamiento imaginario, el objeto sustituto indica El enc uadre, depositario del mundo fantástico del paciente, debe
abdad una falta, la falta primaria del deseo primario. En Itmvertirse, pues, en objeto de análisis, para pennitir que se desaten
tal, es dobl emente deseado. ItI. víncu los "psicóticos" establecidos por el paciente con la institu-
El lugar del objeto en la fantasía funciona como señuelo al 116n psicoanalítica o social. El análisis del encuadre consiste en
del des~o secundario. De este modo, el deseo es llamado ~ ,Iovelar lo que, en la imagen del cuerpo del paciente, ha pennane..
narse sm cesar, y cua ndo el objeto de la demanda se satisface ,ido fragmentado. Esta operación de develamiento, cargada de an..
opera :una detención en el movimiento del sujeto; la fantasía ' Mustia, sólo es posible en una situación en la que el encuadre de la
en. e l Instante e~ que desaparece el deseo, para volver a poner Institución psicoanalítica (o social) conserva su carácter permanente,
sUjeto e~ el carnmo del deseo del objeto sustituto. 110 ambiguo. La inercia del encuadre institucional interviene enton..
El sUjeto marcado por el significante se encuen tra al mismo' tiempo ,'es como protecd6n contra la angustia,
sepaJ:-do y encadenado al objeto de la fantasía; en su búsqueda
eng~ llosa se ve lIewtt:lo a poner en el otro el objeto de la fa ntasía,
haC iendo del otro el sostén y el apoyo de una carencia fund amental 11. UN CASO DE ANOREXIA MENTAL
Es en el l~gar del otro que el sujeto en análisis articula el " . Qu6
es .10 q~~ ~~leres de mí?", que. se tra~forma en un "¿ Qué es l~ quo
qUl cro . . Est~s ~r~guntas del inCOnSCIente son precisamente las que A, EL RELATO
r:~ubren los slgm f1cantes primeros del deseo. Esto es lo que un aná.
lISIS debe lI eg~r a develar y sólo .puede llegar a hacerlo a través de Me propongo estudiar aquí un episodio de la cura analítica de una
ese largo carnmo del di scurso insensato. l\dolescente de 17 años que sufría desde hacía dos años de una anore..
xia grave, rebelde a todas las tentativas psiquiátricas llevadas a cabo
n ocasión de sus cinco hospitalizaciones sucesivas.
F, CURA DE LOS PSICÓTJCOS y REFERENCIAS ESTR UCTURALES Una y otra vez, aislada y alimentada por la fue rza, Sidonie vuelve
liempre a casa de sus padres en buen estado físico, pero rebelde y
Como ya he~os visto, el problema, para el psicótico, se sitúa en el rcivindicativa. Apenas instalada en el medio familiar, recomienza
arceso ImpOSIble al deseo. La resp uesta del Otro lo h a remitido a no 8u huelga de hambre, o intenta destruirse físicamente mediante una
poderse sostener más que a nivel de la demanda. Es ésta la que en la ingestión desmesurada de vinagre, aspirinas y limones. Afectados sus
c~.ra, se plantea con insistencia repetitiva desde el comienzo. L~ elec- riñones, emprende el camino al hospital general, que la envía al has·
ClOn que se le ofrece al analista es la de, por una parte desempeñar
e.1 papel d~ la. "madre buena" sofocando mediante cri~erios norma. 10 Jos~ Bleger, uPsychoanalysis oC the psychoanalytic frame", en Intuna·
tlvos o cantatlvos todo 10 que en el otro ha quedado fijado en una ,ional Journal o/ Psychoanalysis, vol. 48, nI! 4, 1967.
130 lNSTlTUC l óN PSIQUIÁTRICA Y PSICOANALl I 1 INSTITUCióN COMO REF UGIO CONTRA LA ANGUSTIA 131

pi tal psiquiátrico, y vuelve a comenzar d e este modo el círculo infe Yo (a Sidonie): ¿Qué se puede hacer? ¿Eres tú la que está
nal. Dulzura, persuasión, severidad, "todo se ha intentado" me dice I rlrerma o es tu madre?
Considerada una vez tras otra como histérica y psicótica, Sidonie h El padre: Mi mujer ya no da más. Temo que la hospitalicen.
logrado ag?tar la paciencia de los adultos (y del cuerpo médico) Yo (a Sidonie): Es cierto que esto es un espectáculo, todos están
Se le mantIene reservado un lugar en el hospital psiquiátrico. Ya n dentro. ¿ Qué propones tú?
se espera que sane: se la considera como una enferma crónica futura Los padres (a coro): Corre el peligro de caerse desmayada en
delirante. '
1.1 calle. No se la puede dejar si n vigilancia en la casa. Querríamos
Perdido por perdido, le dicen a ]a familia, vayan ustedes a ver anlir de vacac iones, pero ... está Sidonie, no hay solución.
un psicoanalista.
Yo (a Sidonie ) : Bien, ¿ tienes algo que decir?
Sidonie: Una chica me ha di cho que lo único que puede ayudar-
lile es el psicoanálisis. Yo quiero quedarme sola en el departamento.
l . La primera entrevista Me arreglaré perfectamente.
La madre: E l doctor X ha dicho que no hay ningun a esperanza
Recibo a ~na pareja bastante joven (madre ansiosa, padre ¡ntere ('on esta enfennedad. Histérica, psicótica y perversa. Todo eso junto,
sado:, apaslOnado por la i~:,estigación médica: su hija constituye "un ,.5 incurable.
caso con el que la medlcma fracasa, de lo cual se siente manifies- El padre : Si ella quiere ver a la psicoanalista, podríamos inten-
tamente satisfecho). Sidonie, pequeña y frági l, tiene el aspecto d, tarlo. (Volviéndose hacia mí): ¿Asume usted la responsabilidad de
una muñe~a de porcelana de Sajonia. Largos cabellos rubios le caen 'Iue Sidonie no se caerá desmayada en la calle?
h.asta l~ c.mtura, pero su rostro demacrado es el de una mujer an- Yo: Yo no asumo la responsabilidad de nada en absoluto, salvo
ciana. Umcamente sus ojos tienen vida. Con la postura de una joro- In de comportarme como analista. E l doctor Y ha decidido que Si-
bada, vacilante, Sidonie parece estar a punto de quebrarse, tiene el
donie podía permanecer dos meses alimentándose tal como lo hace
a'pecto patético de alguien que ha escapado de uno de esos campol
nhora. Él decidirá de aquí a dos meses si se ]a hospitaliza o nO. Mien-
de concentración qu~ eran antesala de la muerte. La adolescente erra
Iras tanto, es Sidonie la que debe decir si se hace cargo de su cuerpo,
como un fantasma ent re sus progenitores, prestos a sostenerla ante
el menor desfalleci miento. y asume la responsabilidad de iraer su cuerpo hasta mi casa en las
- Está a punto de desvanecerse -me dice la madre. horas y los días que fij emos.
-Casi no se la traemos - me dice el padre. Sidonie: Yo deseo tener paz, estar sola. Prometo cumplir puntual-
- y tú, ¿ cómo te sientes? - le digo a Sidonie. mente co n las entrevistas, no provocar un incendio, no suicidarme,
La respuesta es un gemido, eco del discurso de los progenitores. no producir ningún escándalo en tre los vecinos.
-~so es como te sienten tus padres, pero tú, tu tienes sin duda El padre (llevándome aparte).' Vea usted, no se ve, pero Sidonie
una Idea. Tu cuerpo es tuyo. Eres tú la que sabe si se siente bien nunca ha sido como los demás. Es retardada, es una niña, es preciso
o no se siente bien. resignarse a esa idea, seguirá siendo una niña.
-¿ Yo? Yo es toy muy bien. El espectáculo ]0 hacen ellos. Sidonie (ag resiva) : ¿Qué es lo que están complotando?
- y tú, ¿ qué es lo que quieres de mí? Yo: Tu padre me ha hecho conocer una etiqueta más sobre ti:
-Va quiero ven ir a verla. eres retardada, no eres como los dem ás, y se pregunta si es posible
-¿ Para ha cer qué? dejarte sola sin que hagas saltar todo por los ai res.
-Para hablar. El padre (asustado): Pero no había por qué decirle ese secreto
La madre: ¿ Pero nos dirá usted lo que es preciso hacer? sobre su retardo, esto le va a provocar otro complejo.
-¿Lo que es preciso hacer? Yo: Sielonic sabe que se dice que es loca, retardada, histérica, per-
La madre: Si se queda en casa, yo no podré vivir así. Es pre- versa e incurable. No veo por qué, de golpe, hay que hacer tanto
ciso hacer algo. Siento que vaya caer en una depresión. misterio.
132 lNSTITUCION PSIQU IATlUCA y r"CUANAlJj
, INSTITUCIó N COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTI.... 133
Lo que no sabe es que está gobernada por todos esos veredictos
las personas mayores, que en ellos cree sin creer, y que esto la . - de su madre que, en un período en que ella era bulímica, le
La madre: ¿ Cree usted que podemos salir de vacaciones 1, e fa: "serás desgraciada toda tu vida, caerás en la desgracia";
podríamos pedirle a un primo lejano que se alojara en casa. - del sistema escolar, en el que se aburre;
ríamos más tranquilos, es un hombre de edad con quien Sidonie del cuerpo médico, que obedece las órdenes de su madre. El
lleva bien. j"l'tor me ha dicho: HDentro de seis semanas volveremos a encon-
Yo (a Sidonie): ¿Qué piensas tú? I~ ~rnos. Tu cama está reservada en el hospital psiquiátrico".
Sidonie: Estoy de acuerdo. -Si no existiera más que papá -agrega Sidonie- todo sería per-
Se decide, en consecuencia, una prueba de cura analítica de IN'lo. Él m e comprende. Me da lástima que tenga una mala mujer,
semanas. Sidonie, libre de toda constricci6n, vivirá como le pa.re:z~. ., deja manejar, peor para él.
según su propio ritmo. Lo que pennanece fijo son los días y las
ras de las entrevistas que tendrá conmigo. La instalación del primo se realiza con un cierto ceremonial. Sido-
111" se preocupa por prepararle pequeiíos platos especiales y por ha-
Convenimos en que el primo irá a pasar la noche a la casa.
persona de servicio se hará presente, por otra parte, durante • fl l'le compañía. Ella es exigente en cuanto al respeto de las horas
d~ comida, y no le gusta que no com a alguno de los platos.
horas diarias. Los progenitores pueden telefonearme todos los
si así lo desean. - Una diría que es su madre - me dice la mucama toda enter-
Les pido que le entreguen a Sidonie el dinero que servirá para lIf'!eida (es ta mujer es traída por Sidonie para que me hable de ella).
compras domésticas y para el análisis. ')"dena como si no hubi era hecho más que eso durante toda su vida.
La pareja se va muy conmovida. Sidonie, por el contrario, " después los gastos, anota todo, no es gastadora; es desconfiada con
brillar de satisfacción. Ha obtenido lo que venía implícitamente 1; In, comerciantes; en resumen, una verdadera ama de casa.
pedir, es decir, el develamiento de una situación: la locura son 1 ¿ Qué piensan de ella los demás?, es la pregunta que subyace en
otros, y no ella. LI ~ sesiones.
¿ Basta con esto? Y ella, Sidonie, ¿ qué es lo que quiere? Sidonie, mu y dueña de sí, me expone al comenzar lo que se dice
,/, ella:
- Mi primo trata de no moles tarme, está tenso. El lío X haría
11. La cura ambulatoria I ualguier cosa por curarme. Mi primo habla de rrú en la oficina, con

Itls amigos. A la hora de la cena me dice: "Hemos hablado de tu


Este período de seIS semanas corresponde a las vacaciones de 101 I.ISO". No aprueba el psicoa nálisis y le parece que usted está loca
progenitores. Sidonie se levanta hacia las 2 de la tarde, se alimenta por dejarme tanta libertad. Siempre han decidido por mÍ. A lo largo
con un litro de leche por día, prepara la cena de su primo. Tres del día le hablan a todos de mí; por cualquier lado que vaya, mi
veces por semana viene a verme, puntual, a la hora de las entre- ~n rermedad me sigue. El doc tor X les ha dicho a mis padres: "No
vistas.
Al comienzo, Sidonie está muy cómoda. Javial, me explica los fra-
.r curará nunca, pasará su vida entre el hospital y la casa. Le reser·
\In remos una cama vitalicia". El doctor X no me entendía. Tenía su
casos médicos (no han sabido qué ' hacer, yo era la más fuerte). En propia idea sobre la enfermedad. Yo era un caso. Yo no me consi-
los mismos términos reconocerá más tarde: ¡Jera enferma. Tengo los pies bien en la tierra. Mi primo está cada
~En la famil ia, es mamá la que tira de los hilos y la que manda v('z peor. No puede verme más así como estoy. Ha hablado
a mi padre. dc mí por teléfono y ha dicho que yo no puedo salir. Me consideran
De sus hospitalizaciones, Sidonie guarda el recuerdo de un com- i\normal. Bajo esa etiqueta me siento tranq uila, pero en otro sentido
bate contra el cuerpo profesional. Relata el ritual del hospital y el 110 estoy tranquila, la cosa oscila y yo en el medio.
modo como ella nunca cesó de enfrentarlo. A medida que la finalización de las vacaciones anuncia el regreso
Sidonie se pone en si tuación de víctima: de sus progenitores, Sidonie pierde su aire jovial y retoma la máscara
de una mujer vieja.
134 IN5TITU Cf( j N I'SIQUIATRICA r PS¡'CGfAN'A'" , ltrUClóN COMO REFUGIO CON1'RA LA ANGUS1"IA 135

En la casa, les hace pasa r al primo y a la mucama una vida ti volver a comenzar. Tengo que desenredar esta cuestión de mis
na!. L5 la madre demoníaca q ue persigue a un os, q ue acusa a Es la primera vez que le hablo a alguien de mi secreto.
Se torna avara y le niega ali mento al pri mo. .1 se termina la primera parte ele la cura .
-nIe hago semejante a mi madre, no puedo comprar ya nada. hlon ie, en la libertad que se le ha dejado, ha tej ido ella misma la
es suficiente con que le compre pan. Lo que quiero hacer, ' Iue la aprisiona. A la animación del comienzo le ha seguido un
puedo hacerlo. Todo placer me está prohibido. ulu en el que se en contraba como poseída por un destino inexorable
'111(' no podía escapa r. Si por m i parte he actuado de modo tal que
Sidonie deja de alimentarse y no duerme más. Trata de robar
níferos. El fin de las vacaciones de sus progenitores es ¡•• lIíe no ingresara al hospital psiquiátri co, ella, en cambio, se ha
fech a prevista por el psiquiatra para el regreso de Sidonie al • I.ldo al cump limiento de las predicciones del psiq uiatra. Su meta-
•• Insis en asi lada, en el corto espacio de cuatro días, resultó espec-
Al hacérselo notar, tropiezo co n una indiferencia rortés:
ulnr.
-No tiene nada que ver - dice.
ul onie, identi fi cada con un psiquiatra, comenzó a exigi r un régimen
Siclonic pa rece dominada cada vez más por un destino. Lo d¡L~6gico severo. Atacó, por otra pa rte, el encu¡:¡drc de l ~ situación
ha ele llegar, llegará; nad ie puede hacer nada. La libertad que "dlt ica (olvido de dinero, pedido de cambio de h orano, que le
dejó le ha provocado c ulpa: recl ama una hospitalización. A esta ",Icé) .
pj ta ~iz3c ión me resigno (a fin de evitarle el hospital psiquiátrico, " después, está la confesión de un nudo del iran te: pende sobre ella
la acecha) ,
111 .1 condena a la muerte de su ser. Su aspiración es la de morir en su
Les sugiero a los progenitores (a través del pediatra, a '"'1po para que su ser esca pe a la muerte.
Sidonic ha jdo a ver) una clínica privada en la que podría Sidonie advierte q ue no compar to el veredicto de condenación
el análisis en un enc uadre de despsiquiatrización indispensable l'lflllunciado por Jos méd icos y la familia ~pero teme que yo no siga
qu e pucda continuarse la cura. El propósito que persigo es "!Ido la más fucrte- y eslO será lo que constantemente va a poner
ob te ner de la clínica u na no-intervención total en el plano del I!lueba. ( Lo que se pone a prueba es la omnipotencia mágica, la mía
qu e Sidoni e pued;¡,. tener la libertad de rechaza l' el 1.1 suya, a l nivel más primitivo. Al nivel simbólico, nada de lo que
preocupación cs la de a rrancar a esta ado lescente de los 1" t tcncce al registro de la castrac ión es articu lable. La castración sólo
d e co nde nac ión que la llevan a oc upar, en interva los regu la res, 1¡I H'de ser viv ida al nive l de lo real: bajo la forma de muerte.)
lug:lr que la famili a le ha asignado en el hospit al psiquiátrico.
Le com un ico a Sid onie las cond it iones en las qu e se hará su entrad
en la clínica.
~ Tendrás que tomar a c;]J'go tu cuer po. Buscas, por todos 1
mechos, que vuelvan a meterte adentro. Después dices: él es el mal
es horroroso. Son siempre los demás los que obran maL Tú, tú nunr
tienes nada que ver co n todo lo que pasa contigo. Estás allí com
en el cine: vean ustedes, se ñoras)' señores, lo que han he cho de mI J),'~de el regreso d e sus progenitores, Sidoni e ha reunido todos los
- En c uanto a los Zlli mentos - m e responde Sidonil'----- es preci ¡"mentos de un " legajo" que debería llevar al pediatra a aconsejar
qu c yo no sera lo q ue son, me dan rcmordimie ntos. Una fuerza m' uo a hos pi talización . Es ciertamente Sidonie qu ien provoca la .com-
dice : "No debes ('OJW'f, te sobrc\'cnclrú una desgracia", La obesidad plicidad del médico con la fam ili a. Al obtener de los progetlltores
es un crim en q1l e ¡¡¡'lfa mí es 1IlOrtol. Mi m:lcln' decía: " No deb('1 del pediatra una libertad tota l de maniobra (es dec ir, la elección de
come r, si toc;:¡s ah~una cosa se!'Ús desg rac iada loda tu "ida. Te cx hi 1.1 clí ni ca y en esa clínica la elección de orientar el estilo de vida
b irán en la reria." T engo \'oces C]uC' me habi t:lIl, quiero probarles al ,11 que deberá atenerse), conservaba yo la en tera responsabilidad de. la
mund o que puedo soportar hasta el límite ext remo del comienzo lura (con lo q ue h acía fracasa r la aspiración inconsciente de Sidonle :
de la muerte. Es preciso que me deje llega r hnst a all í, hacer lo que III de obedecer las órdenes que exigía n su retorno al as ilo). Pero
yo qui cro, Nunca me h::m dejado hace r esta experie ncia y sie mpre Il1lía también yo de mi est ricto ro l de an alista) manifestando mi deseo.
136 /NSTlrUCION PSIQUIATRICA y PS,'C(WIA& INSl'ITUCION COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA 137

A e3te deseo, lo había incluso formulado claramente: yo 1.11 una primera etapa, trata a las 'enfermeras con el mismo ?esprecio.
el sistema psiquiátrico clásico que en este caso no habría .. uelta en su orgullo Sidonie se construye un lugar, propIo de una
a otra cosa que al fracaso. Sidonie deseaba llegar hasta el 1I1i1 . Su situación es verdaderamente excepcional. Ha obtenido el
mismo de la muerte (del cuerpo), pues entonces que llegase a él. l. '1llazamiento de su analista, una ~o intervención ~édica y un a
Al entrar en la clínica, Sidonie lleva su encuadre, un encuadre ,1111'nncia con respecto a su anoreXIa, como no habla encontrado
u cura" muy particular, en el cual se inscriben los ritos que 11I6s todavía en ninguna parte.
con jurar las amenazas de muerte. Pero esto -le dice una pensionista- no se ha visto jamás aquí.
Ella entra en la clínica para expiar. La libertad de que goza no le basta. Precisa siempre más. Sid.oni.e
El encuadre de la clínica ofrece un mmlmo de exigencia: hora !liega a ir a los talleres, pide que se le deje salir a la ciudad, dlstn-
levantarse, trabajo en el taller, horas de presencia en el comedor 1'lIye el alimento que le está destinado. ~:ace de su síntoma. u~a apuesta
el que ella seguía en libertad de no comer) , Hutra los demás y seduce al grupo de Jovenes del estableCImiento.
Se establece un trabajo en equipo entre el personal resp')O!,abl gn ocho días, Sidonie, la1típica enferma del asilo, se ha transformado
de atenderla, el médico y yo misma. Se especifican claramente ,n ndolescente jovial y en promotora de actividades y diversiones, tanto
responsabilidades de cada uno. lilAs jovial cuanto percibe muy bien la "rabia" del personal que s~por~a
En un comienzo me he preocupado porque se respetara una difícilmente la falta de ucuidados". Mediante su enfernledad, Sldome
de conducta, pero enseguida me puse al servicio del equipo, que el 1I'.lliza su aspiración de ser la más fuerteY~
único que adopta todas las decisiones sobre la vida en la institución. Este período de euforia no sobrevino desde el primer momento y es
Me preocupo por permanecer en la función de analista, conSl;iel~ Inleresante recordar cómo hizo Sidonie la entrada en la clínica.
de haber usurpado ya bastantes papeles y entrado más de lo Acompañada por su padre fue, con la ecónoma, objeto de un
hubiera querido en el juego de Sidonie. ,,'gateo:
y lo que Sidonie trat~ de verificar es ciertamente algo vincul~ - Rebaje usted el precio - pidió el padre- puesto que no come.
con mI ommpotencla maglca. ll En CIerto modo, tIene la lI'npresidf - De ningún modo - respondió la ecónoma- pagará el precio,
de que yo dirijo a .todos, a sus progenitores, la clínica, los médi ele todo el mundo J por el régimen de todo el mundo.
En pocas palabras, es preciso que yo sea más diabólica (y fálica) q 12 Nota del doctor ¡.·P. Bouhour: Desde el momento en que se hizo cargo
su madre. Si yo soy "mágica", entonces Sidonie también lo es. .Ir. su reinado, vivió de agua gase~sa cortada con agua natural "para q~e sea
Pero, ¿ quién predominará? ¿Yo o el destino? más liviana" de una decena de hmones y de ponches elaborados con vmagre
La cura de Sidonie se emprende exactamente sobre esta base. y mostaza. L~ libertad de vivir en ese régimen muestra que la clínica (teniendo
IIn cuenta las reacciones inconscientes del equipo) intentó dejarla representar
Me traslado a la clínica tres veces por semana, pero Sidon .11 comedia, convirtiéndonos todos en los testigos que la veiamos pero que no
mantiene el juego trasferencial con toda la institución. .cspondíamos a su provocación y nos neg~?amos a ser actores tal com~ 10
Sidonie trata de establecer referencias seguras. hnbían sido los integrantes de su mcdio famlllar. Ella me contaba sus haza~as:
- ¿ Quién manda en la clínica? lodo iba mejor quería trabajar, pronto saldría, se senda perfectamente bIen;
I,rovocaciones que, en este ~stadio, e~an cebo~ para que yo form';llara el
Después de todo un juego entre el personal médico y yo misma. diagnóstico de locura a partIr de la dIscordanCIa del c~erpo que vela y las
Sidonie adquiere la convicción de que en ese lugar el que manda rosas que ella decía. De este modo, cr~o que pudo e~petlm:n ~arse como l " g~r
el doctor Z. Después de haberlo tratado en un comienzo como a UI de surgimiento de los roles persecutorIos, en el sentido klelmano, que habna
lacayo, 10 convierte en el testigo médico de sus síntomas. querido hacernos representar, Se le permitió representar. Se le permit ió r~pre ·
re ntar su locura para que pudiese reconocer que ella era el teatro de la m!s~a.
Llama usted a este período "hipomaníaco". Este período, en efecto eufonco,
11 Nota del d octor ¡ .. P. BOllhour: Su d eseo d e verificar si poseía efecti se caracterizó por lma especie de enloquecimiento de los mecanismos p.royec~
mente usted esa omnipotencia mágica. en realidad si adoptaba usted el lugll tivos que, al no encontr ar más. apoyo para enviar haci.a.afuer~ la persecucI.ón, se
de su madre negando toda castración. se manifestó un día en que no habla vaciaron por completo, en Cierta forma, y le permItIeron mtentar ~eahzar y
venido usted, y en el que ella evocó una decisión urgen le que, a su juicl" vivir algunos de sus "deseos delirantes": "se vive sin comer, se trabaja y todo
exigía su intervención. Nos colocó en la situación de llamarla o de decidli va bien" de las que hacía la condici6n suficiente de su salud. En todo esto
nosotros mismos, pero ..:on Jo que esto suponía de afectar nuestro status fa ... olvida soiamente la existencia de su cuerpo que muere literalmente y desconoce
tástico. La elección de la segunda solución fue muy positiva. la alienación de sus deseos.
138 I NSTlTUC l t'JN PSIQ U /ATRICA y ps.,r.(Ww,1 INH/"/"UCJuN COMO RE.F UG/() CONTRA L A. AN(;1}Sl'lA 139

Veremos posteriormente el destino que les reservará Sidonie a ¡tolada, perd ida, Sidonie reclama la tortura, un hospi tal donde
palabras del padre: "Esto cuesta demasiado caro" . " 'Ica malo con ella. R eivindica "cuidados psiquiátricos" .
A la mañana siguiente, la encuentro extendida en el suelo 11 alimento le produce miedo, qui ere salvarse del alimento, pero 10
inconsciente. Le digo: ' 1I trata de obtener es su salida de la institución.
-Te acepto tanto muerta como viva. rl discu rso contra la clínica lo mantiene con su padre. Desde un
También a estas pa labras Sidonie les reservará u n dest ino ulIlcnzo ella ha sentido su oposición "porque eso cos taba caro". El
después veremos). Pero por el momento, como si fuera un I ti l'!" que ob ten ía con ello (hace rle pagar) trata de h;:¡cérselo ahora
de resorte que sale de su caja, de un salto se acuesta en la cama: Hlonar regresa ndo al hospita l psiquiátrico.
- Yo no qui ero morir. Todo placer - me dice- se paga con la muerte. ,
Por la tarde tiene un sueño: sus pad'r es se divorcian y ella va a Sidonie se enc uentra en la antecámara de la locura. Lo que se csta
sola con su pad re. It Hl1ando es, me di ce, un asesinato del alm,a ( i no puede sospccharse

A la ma ilan~ siguiente Sidonie se instala en su papel de vedette, tn I!ln haya leído a Schreber! ) .
en el cual ~ostlga al pe~sonal médico y seduce a los jóvenes. Así, en el ,1Qué es lo que ha pasado? . . .,
comedor, plde una corruda y la ofrece a un invitado ocasional. Despul' En un primer tiempo, Sidonie ha integrado la IIlstltuC!on hast:l el
de un?s qui nce dí as de sobrellevar este régimen, el personal comienz 1~IITlto de hace rl a una sola cosa con ella. Se sintió mágicamente. todo~
a se ntIrse un poco desbordado. Sidonie hace todo 10 que le viene a 1 pnderosa (como lo era su anal ista) y más fuerte q~e.sus progenItores.
cabeza. ~I encuadre de la institución, ella lo ignora ba. UtlIcamente el suyo
La directora. inte:v i e~e un día para p rohibirle que otra persona coma ,untaba. La simple observación de la directora le produ jo una ruptuI~a
en ~ u lugar. Sldofll e Jnerde su regla de juego a la que se atiene por "' su enruadre que no fue ya apto para seguir siendo el depositan o
encI ma de todo. Pues to que no puede ya d esempe ña r de modo eróti co 11.' su mundo fantástico.
su síntoma, va a retira.rse y a recluirse de toda posibilidad de inte r- No quiso reco nocer ot ra regla de juego que la s ~~a. Someterse ~ la
cambio. lI'gla de la institución es ser testigo de la dcst rucClOn de su ommpo-
De aquí en adelante intentará erotizar sus perturbaciones de otro ,,\nria mágica (y de la mía) . .
modo. .. - Usted me abandona - me di ce en ese mIsmo momento.
Sidon ie está busc.:ando referencias, ya no sabe quién es, y se siente
j¡,tbitada por las amenazas maternas. .
b] Período depresivo A la insti tu ción que ha agredido de tocios los modos pos~bl es, la
.Iente brusca mente como peligrosa (del mismo modo ~ue al ~h~,en.to)
Desde el instante en que se pone en prác ti ca la regla de la institución y Sidonie reclama en ton ces la .f~ ga . (La fu ga al hosp ital pSlqUlatnco,
que restrin~e. ~u libertad, S.idonie ·trama su fuga (fuga de la clínica, donde ele acuerdo con su famdla se le reserva una cama) .
fuga del anallSls) y busca aliados en sus proge nitores (¿no había dicho La culp abi lidad de Sidoni e habría sido menor si hub iese I podido
I'ncontrar exigencias de trabajo en la institución. Como el enc~adre
el 'pa~~e .q u ~ eso c~s ~aba .d~~asiado caro?) . i para volver al hospital
pSJquzatnco . La c)¡ mca, InICIalmente idealizada (idealizada hasta el Instituc ional no era lo suficientemente represivo, Sidonie va a eJel'C('r
punto q~e el,padre me dice: UNo es prec is~ tampoco que se crea ("ontra sí m isma su propia repres ión . . .. .
de vaeaClOnes ) , se transforma en el pCTsegutdor del que es preciso Se presenta u na ocasión: la muerte de un p n mo lepno. Sldome
salvarse. pide que se le deje participar en el e~ ti:rro. Es la ocasión ~~e apro~
Pero su, juego con el alimento (hacerl e pagar caro al padre pla tos vccha el padre para ret ira rla de la cltmca colocando al med ICO ante
que ?freCla a otros) se basaba en una proyección de pulsiones des~ un hecho consumado.
tructlvas. ~sto, es ,lo que, la prohi?ici?n vino a cortar y de allí en El sepelio es una fiesta fami liar. En ella vuelve a e~contrar ~idonie
adelante Sldome ejecutara contra Sl mlsma su empresa de demolición. un luga r de reina. Los progenitores me la traen ocho dlas ,d~spues; han
Reclama al imentación intensiva y por perfusión, las voces le dicen decidido que el análisis siga efectuándose fuera de ~a chn~ca. ~ c~n la
Cite están asesinando", otras la amenazan : "te arrepentirás". aspiración, en realidad, de verla reintegrarse al hospital pSlqUlatnco ) .
INSTITUCióN COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA 141
140 INSTITUCióN rSIQUIATR1CA y I'SI'(;L>.",,'¡

lo : Eso es lo que se hizo. El doctor Z dice que no habría podido ir


Me encuentro ante una pareja cerrada y ante una niña que i lejos sin que hubieses muerto de verdad. Esa es la razón por la cual
visiblemente, al final del camino. El trío está decidido. No se sabe I bajo perfusión. Es la razón por la cual te ha pedido que te
bien quién ha manejado los hilos. La dirección de la cura IUI\(':ntes.
siempre a la familia. Se le ponen condiciones al analista. No ,Ildonie : ¿Cómo ha podido saher él que yo iba a morir?
ninguna esperanza de hacerse oír. Lo que tengo delante de mí CI \'0 : Y tú, ¿cómo es que no sientes lo que reclama tu cuerpo?
trío alienado. SMonie: Creía que podría detener la muerte a tiempo. Lo que uno
Doy mi opinión sobre los siguen tes hechos: "(\ y lo quiere el cuerpo, no es lo mismo.
1. Que la familia ha roto un contrato y que es preciso volver. )' 0: Y tú, ¿qué es lo que tú quieres?
clínica inmediatamente. Seguiré a Sidonie allí y no a otra parte. ,\'idonie: Yo quiero morir para saber quién soy.
2. Que todos actúan bajo el imperio de un veredicto de e:: inventa entonces un mito, mito que va a ocuparla durante más
bilidad y que yo me rehúso a hacerme cómplice de ese veredicto. t un mes, y que va a desempeñar el papel, no de regresión sino de
Soy breve y pongo en la puerta a todos. ! Itrso para reencontrar las fronteras de su identidad.

Tras una noche de reflexión, el padre decide volver a llevar a su 1,:1 mito es un viaje a la muerte. La-falsa-Sidonie-en-su-cuerpo-de-
a la clínica. En ese momento, ella tiene cinco de presión. " jn-que-da-miedo desciende al infierno. En ese mismo instante, nace
cuarenta y ocho horas, todos se preguntaron si moriría o no. I 1)) no todavía algo vivo, pero sí algo que va a convertirse en vivo, en
iI~rpo de bebé, de niña, de mujer. Se trama un juego complicado
lil re la hechicera y el recién nacido : el derecho a la vida le había sido
e] La muerte y el renacimiento , Ihndo por un juicio anterior a su nacimiento.
¡ Quién soy? ¿ Dónde estoy?
La misma Sidonie calificó después su regreso a la clínica en e. Preguntas que surgen, aunque hay voces que amenazan a Sidonie
forma: es una derrota. Por primera vez la fam ilia cedió ante impc 1, muerte porque se alimenta.
tivos que no eran los suyos. Podrían haber consultado en algún ot
Efectivamente, Sidonie se deja alimentar por las enfermeras. Las
lugar, pero no 10 h~ ieron.
111 o comidas (papilla de bebé) se inscriben en un ritual de expiación
Lo que pudo aclararse es el modo en que el padre de Sidonie, ide
tificado con su hija, no pudo funcionar nunca como padre.
La partida se jugaba entre la madre y la h ija. Mediante el recu hperas de convertirse en partes activas. Yo diría que se trataba de una silua-
del síntoma, la hija dominaba a la madre. La cuestión consistía 1\0 psicodramática en la que las intervenciones del paciente, del mismo modo
saber quién impondría la ley, si la madre o la hija. No había lug 11 las del equipo que curaba, debían convertirse en objetos de análisis.
para un tercer elemento. hllllmente, se vio a las puertas de la muerte, de lo que surgió una fant3.sía
~ renacimiento.
A su regreso a la clínica, Sidon,ie es tratada mediante perfusión. Ibamos a representar con Sidonie esta fantasía durante todo el tiempo de su
La veo todos los días d urante un mes. 1 IInanencia, mientras que usted recuperaba el lugar de la analista pennane-

No siente su cuerpo. Lo abandona al médico.u Habla con añorallZl I"'ldo neutral. Le hablábamos de su cuerpo tal como lo veíamos, a la vez
! IIlrLente y renaciendo al salir de la muerte j co.:.! que equivalía, tanto según
del entierro: -Era tan bello, como si hubiese sido mi fiesta. H ubiera. ¡unllras palabras como según nuestros cuidados, a lo siguiente: "Este cuerpo,
querido que me hubiesen dejado llegar hasta la muerte, pero sin I'\ln vivir, precisa alimentarse como un bebé: he aquí, pues, cinco comidas por
morir no obstante. 111'1 papillas, alimentos en muy pequeños trozos" . Muy débil y apenas cons-
I nte, nos respondió preguntándonos lo que se hacía con sus pañales. Todo
13 Nota del doctor J.-P. Bouhour: Volvió a entrar en la clínica en peligro
.I!" habría sido una grotesca comedia si hubiésemos creído que era realmente
111 recién nacida, pero se la representaba en torno a sus fantasías de m uerte,
de m uerte por inanición y colapso; no era ya posible, biológicamente, dejarla concretaba en palabras y en conductas en esa metamorfosis psicodramática
contmuar con su comedia. La reanimación era necesaria, pero se planteaba ea í610 tenía interés porque estaba usted allí como analista para descifrarla. En
condiciones psicológicas muy diferentes d e la primera vez, puesto que ya hab(a Ii) sentido, la colaboración " institución-analista" es fecunda, no pudiendo
sido representado el primer acto. Ahora los roles estaban bien definidos: por I",tlie actuar y permanecer en su rol sin que el otro desempeñe el suyo.
una parte el analista, por otra el médico y la ins titución, estos dos últimos el
INSTITUCIóN PS IQUlATRlCA y I'S/COANAI. 'A INSTlTUCION COMO REFUClU CONTRA LA ANGUSTIA
142 143

(plegarias, genuflexiones, encantamientos, para conjurar las amena 1)(llific,antes). Su desarrollo tiene la dimensión de un drama. E l maI~
de muerte que se hacen cada vez más precisas a medida que ella IHendldo en su relación con el otro es radical.
tornándose desean te ) . - !odo el mundo está contento porque me he curado - me dice
H ay allí una paradoja: lo que formula conscientemente, bajo IIn dla BOTando--. No se dan cuenta de que eso no es lo importante.
forma de diversas exigencias, es una demanda de muerte que subya () comprenden que lo que cuenta son mis ganas. Y son mis ganas
a un nivel inconsciente. Esa demanda de muerte gira en torno a 11, que las voces matan. Espían para matarlas. ¿De qué sinrc que viva
aspiración de que desapa rezca su cuerpo, para que el deseo, como t l' cs~oy condenada a la muerte de mis ganas? M i enfermedad no e~
subsista. rl nhmen to, es que voy en camino de volverme loca.
En otros momentos, intervienen mecanismos de anulación q ¿ Cómo sjtu~~ mejor el malentendido radical que reside en la rela -
condenan a la dema nda a no ser ya 10 que entonces se encucn 116n del anorexl~o con su madre? La madre no le da al niño lo que
anu lado, esto es, los significantes de la demanda : lo qu e Sido ,!t'sca, pero!? atiborra de lo que precisa. Lo que de esto resulta es la
conserva son las órdenes que la destruyen. h ¡\nsformaclOn .del deseo del niño ) para qu ien el único medio de subsis-
!Ir como deseante es negarse a comer.
De este modo, se siente presa de una oscilación sin término, ca
partida entre el deseo de destru ir al otro y el de conservarlo. Esto ~a anorexia, en. este contexto, no es una "enfermedad" sino el
acompañado de un intenso sentimiento de culpabilidad, que la lIt 1II11CO modo que tIene el individuo de llegar a nacer coO-:o sujeto
Ilr'sca nte fuera del deseo de la madre.
a destruirse para que pueda subsistir el deseo.
Al aprobar a l comienzo de su estadía su aspiración a la destrucci El "yo no 9uiero comer" sobrentiende el "yo quier o" del deseo que
I¡ata de surgir.
de su cuerpo, (liT e acepto tanto muerta como viva"), privilegié
conservación del deseo, deseo proh ibido por un superyó materat . Co~o consecuencia de un accidente, desaparezco durante varios d ías.
arcaico. Pero dejé intacta la fasci nación que ejercía sobre Sidon ¡dome sabe que :ne he accidentado y lo siente como un abandono.
cierto juego con la muerte (la suya y la de otro ) j y ha sido necesa Recurre ~ sus smtomas y rechaza todo al imen to. El médico, m uy
que ella experimentara el efecto que sobre los otros tenía su m uer I¡",rca toclavla d e I~ pr ~ eba que pa ra él ha constituido el riesgo rea l
11' la muer~e de Sldon le, ordena que se la alimente med ia nte sonda
para medir allí el.deseo de los demás de verla viva.
(osa que solo se ha ce una vez). Se da cuenta por otra parte de que
- ¿ En qué consiste estar vivo? l' ha dejado "tragar" por la adolescente.14 ' ,
Sidonie formula esta pregunta en un momento en que en la clíni Se ha erigido }O?O un esce nario para Sidonie, ella es quien distribuye
se había pla nteado claramente el riesgo de su mu erte real. C on In, papeles de vlctlma y de verdugo.
cuelpo que se le escapa, Sidonie fantasea la entrada en otra vida, u
vida en la que no habría cuerpo.
11 Nota del doctor J.~P, Bouhour' El episodio d 1 d d' d'
I'l'Ir p le j o'bTen!o la im presión de haber sido manip~!a~~o;o:q~e YOCJ:o t~ll~~¡~
- Ese es mi problema - me d ice-, no quiero ni engord ar n i ad
gazar, ni ser varón n i muje r, ni tener más menstruaciones. IIrme ? 19a o. a act~~ar c~m ella sád icamen te, a un cuando me lo idiese
t Ihedecla a un ImperatiVO vital, era preciso a limentarIa' y a ¡m resionts entr~
_ ¿ Qué dirán mis padres si entro en un cuerpo de muchacha ?
la pregunta que formu la de inmediato. In cuajes se contaba el sentimiento d e que habiendo d:cidido t 1 f
Ithle el vínc ulo entre su cuerpo y su exist~ncia fantá,t,'ca de ,?rnar e p,er ec~
Sidonie entrevé bien que en tanto que muchacha descante pue. 0<1' ¡' . . a ImentaClOn yo
t 111 p
· la IOglr 'E nuevamente
f"'
que Ignoraba su cuerpo,corno
a lo h b'lamas h'ec ,10
nacer de esa muerte que ha rozado; pero el obstáculo con que tropi~ k pr;plera vez. n In: elegl la sonda en lugar de las perfusiones, como ella
entonces, es lo que en la madre no ha podido asumirse como I pe la para que se abmentara con la boca y no con la piel. Esto lo hice ara
~I !nanecer, de alguna m~nera, en la dimensión del psicod rama, Sé que l~(ed
sexuado, lo que en el padre no admite que se trasforme en ser sexuade
para otro. Esta pregu nta tan simple: "¿En qu é consiste estar vivo?
ht a~~~?~do esta .manlobra. Debo decir que ante la urgencia de la decis i6n
1" u~. I ;cll. refl~xlona r largamente en todas las significaciones posibles y
es la interrogación del deseo como tal, en un caso en el que la palab l'llx>n I a a situación de "acción" q ue imperaba en el momento. La colocación
no t iene nada que h acer. Sidonie se siente implicada allí (al nivel II! la, sonda, que, e!ectuó ti na enfermera, se llevó a cabo con la mayor calma
ti ~lllguna ,OPOSICión de parte de Sidonie, y sin violencia por la nuestra E~
lo que al1 í aparece como represión prjmitiva) no como sujeto, si ... ~~Ida, llor~ ~rolongada y si lenciosame nte y después declaró bruscamente' que
como signifi ca nte (y lo que es preciso anular son, precisamente, ciertG Imamos qUItarse la y que iba a comer, cosa que h izo.
144 INSTITUCIóN PSIQUlATRICA y PS1CO'A"AT.11
~ INSTITUCION CO MO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA
145
La intervención con la sonda (objetable) se sitúa en un
en el que el médico ha sido positivamente cargado, por haber I)e este mod? .se I!Ianifiesta un contenido delirante) que no tocaré
quien la d ese6 viviente ( diagnosticando a tiempo que ella se l116.s, para prIVIlegIar solamente lo que, en orden del deseo trata
Sidonie ha establecido ahora algo que pertenece al orden de la I preCIsarse. '
cación, y en donde puede verse una compulsión de repetición, Se le prop~nen a Sidonie dos tipos de actividades:
el signo del principio del placer (la agresión oral venía a repetir " ) el trabaJ.o ?,b.liga,t,orio en el t~ller con horario fijo;
efectos de una supuesta violación a los 7 años) . Sidonie buscó b) el trabajO hbre (yen reahdad excepcional) de ayuda al perso-
agresión médica y el dolor erotizado. I que cura.
En el instante en que pierdo mi poder mágico por un 11'Todo ~I problem,a ~el conflicto anoréxico va a trasponerse al trabajo
Sidonie hace surgir el del médico. II~atoflo . Al medIc? le plantea Sidonie sus reivindicaciones, sus
De esa intervenci6n no me hablará nunca, salvo en una tnlSp,os icil. ~:mJ ~s. Prepara para el un cuaderno de quejas, como lo hiciera antes
delirante: ?Jemplo de.su madre) para sus síntomas somáticos.
-Durante su ausencia, me aplicaron el "shock". Ese me hn .el .trabaJO. "libre", Sidonie se muestra eficaz y responsable.
a otra piel. Las ondas eléctricas continuaron paseándose por - SI plerd~ mi enfermedad -me confiesa Sidonie- no sé en verdad
mi cuerpo. III~ gano al fmal. Estoy en un atolladero, porque no sé con qué vaya
En realidad, Sidonie ha "elegido" el tratamiento que el II(Jn~rarme. Me parece que será preciso que conserve una enfer-
administra a otros pacientes de su piso (electroshocks). 1',. a , una que no me produzca demasiadas molestias.
entonces) oscila entre dos identificaciones: con los enfermos del Algunos ~ías después (cinco semarlas después del día en que su
por los que se interesa (para suprimirlos), y con las enfermeras I ,dre la trajo de regreso a la cHnica, moribunda) Sidonie me declara:
ayudarles) . - Me ~e ac~rdado de lo que me había dicho usted hace dos meses:
En las representaciones que efectúa es la más loca o la más 111 podr,.a sahr de esta clínica de locos para irme a un lugar en el
(es preciso que se distinga como un ser excepcional en un sentido jl~C habna caballos, a partir del momento en que me asumiera a mí
en el otro). I illma yo ~o la. Pues, bien, lo haremos dentro de ocho días. No quiero
,q~ar NaVidad aq Ul.
I ~a?ía sido también un día de Navidad aq uel en que Sidonie decidió
Las enfermeras tenían que alimentarla observando un ceremonial enllcar su c,uerpo. Y un día de Pascua, había renunciado a Dios.
de anulación muy complicado: era preciso anunciarle su comid a cinco No me sentl con derecho a negarle esa partida que todos J"uzgaron
antes, y ella se acmtaba en la semioscuridad en actitud yacente. Al Irf'matura. '
enfermera, se levantaba para orinar y había que esperar todavía cinco
Después volvía a ponerse horizontal, C~Haba los ojos y tragaba pa.sovarr..nte Quinc.e días antes, Sidonic daba todavía la impresión de ser una
bocaditos pequeños; los alimentos tenían que estar mezclados y ,,:,n delIrante (del.irante con algunos, elegía su tema según su inter-
nocibles. Poco a poco, el alimento fue perdiendo su carga y las relaciono" II ~ltor) y no se ahmentaba más que con papillas.
organizaron en dos direcciones principales. En la primera,
búsqueda de identificación con las enfermeras : deseo de 1:..' dla en que decide partir, abandona sus síntomas, se mezcla con
enfermos, pedidos de hacer las tareas de limpieza, de lavar las Jóvenes) co~e con ellos. Ya no se queja. Sidonie es "normal", o
:laci6n de la profesión. El equipo favoreció esta identificación confiándole 1I amos más bIen que representa scrlO.l~
cierto número de tareas. La segunda dirección se manifestó por una
a mí, que encarnaba el personaje autoritario de la institución. Asumí de
buen grado este rol que se traduda en exigencias d e horarios precisos, I ;1~aN:~a q~e~ :~ct~r J.-P. !óouhour: dA mi juicio, comenz6 un tercer periodo
trahajo en el taller, que no le agradaba, en la limitación de las visitas. " I . a e recor a uste su promesa de hacerle abandonar la
rl ca a par.tlr. del mOT?cnto en que se asumiera enteramente sola. Recuerdo
Ella respondió presentándome con una agresividad meliflua todo un I~I a porer~orh lamento usted esta promesa. A partir de ese instante ella se
de quejas y de requerimientos que discutimos punto por punto ;!I"b~~r oseo asta el p~n.to de que una mañana no la reconocí:' estaba
tiempo como fue preciso. ElJa no tenia ninguna otra posibilidad más .' me puse contenttslmo, y cuando pien so en ello tengo t d í I
de pasar por mi ley, pero a través de un diálogo. Creo que durante
ríodo, admiti6 que yo era el amo en la clínica y que usted era la analista, y
f:
;;I~í:~,6; de haber sido.en!Jañado. La promesa que usted le hizo le d~ ;osi~
I I le r(etomar el tlmon) de asegurarse que usted nuevamente era quien
ninguna relación de dependencia me ligaba a usted. r 11 a ey como;>u madre) ; no había entonces ningún riesgo en com ortarse
IlIIlIblemente conmlgo, puesto que yo ya no constituía para ella peligro ~lguno;
INSTlTUCION PSIQUIÁTRICA Y "IC (JA ,~ALlI
1 INST/TUC l uN COMO REFUClV CONTRA. LA. Al','CUS 7'lA 147
146

En el plano del a nálisis, está todo por hacerse IIlno descante mediante el rechazo, y es allí donde realiza su encuentro
integrado la prosecución del análisis en su plan nn la muerte (la suya o la muerte deseada de una madre amada~
viniendo a verme) . "diada). El eje en torno al cual ha g irado la cura es el problema de
Bajo la apariencia de la histeria, Sidonie realiza en realidad '11m muerte que se podría recibir de otro.
destino que oscila entre el mandato velado de l obsesivo y el En el reencuentro de Sidonie con su semejante, lo que privilegia es
manifiesto 16 del psicótico. 11 muerte, más allá ele ese semejante: con este significante fatal
"El asesinato de a lmas" del que se queja, sitúa "la antecámara I opera algo que p ertenece al orden de la identificación. El día en
la locura" en la que por momentos se encuentra. U n veredicto imp 'I"C no es ya p~sible la, exhibición ('on la muerte, Sidonie trata
cabl ~ le ha marcado los límites de ntro de los cuales puede desarroll
1" presentarse baJO la mascara de la locura.
su vida: un a cama en el hospita l psiquiátrico, una vida en tre la e Desde la primera entrevis ta, Sidonie se ofrece como testigo: testigo
y el h ospital, seg ún la predicción médica; una condena a muerte 0111 la verd ad de la pareja. No tiene otras referencias que las de una
toda demanda, segú n la resol ución materna. IllInipotencia que la man ti ene excluida del orden simbólico. Sidonie
1 el fr uto de una unión sexual en la que se ha negado el aporte del
Sidonie, cuando dirige su interrogación al deseo del Otro, recibe
retribución una resp uesta que la aliena. Cuando trata de capt pMlre como ser sexuado, cosa que ha puesto a la hija en situación
I.!n la ima¡;en que la mirada del Otro le d evuelve, sólo puede subsi. tlt' no poder encontrar, a su "ez, un lugar como ser sexuado. "En casa,
al puro Dlvel o de la imagen del objeto o de su representación signi lu5 hombres no cuentan: por ot ra parte están siempre ausentes."
c.ante (de allí esa r elación tan particular con un cuerpo que sigUI ':uando Sidonie trata de contar para sí misma, ha ce surgir deL
siendo para ella absolutamente extraño ) . ,rgistro imaginario el deseo de muerte; y cuand o intenta nombrarse,
drsaparece como sujeto. Por la vía del duelo (de una relación narci-
lista con un cuerpo que abandona) trata de restituirse lo perdido
B. COMEN TAR IO de ella que va a poder nacer en el estado de desean te, es decir en el
I l'.ldo de sujeto rapaz de luchar para vivir.

E l clrama de Siclol1ie es el drama de su reencuentro con el deseo. Ella En el origen ele este rnito de la muerte, se plan tea algo que pertenece
debe enfrentarse con el deseo del padre (deseo que se sustraiga al d. ,d orden de la escena primaria ; y allí se trama para Sidonie un vínculo
seo sexual de otro hombre, al precio de permanecer "retardada" I'utre lo que ella quiere y la muerte, la del otro y la su ya propia. Pero
y con el deseo de la madre (que sólo puede aceptar perderla ~I problema de la muerte del otro (de la madre) si bien aparece
tanto que sujeto a un querer- al precio de r ecuperarl a como obje. dcvelado en el suei'ío, por otra parte aparece solamente bajo forma
de cuidados). Cuando Sidonie plantea en el lugar del O tro la interroo llegada. Y la posición de Sidonie frente al significan te falo es idén tica
g~ción sobre lo que qui ere, rec ibe en cambio un mensaje que la _ .\ su posición .frente al significante mortal, hay algo allí que se en-
Cierra y la sustrae al deseo. A partir de entonces, Sidonie se afirmad rucntra repudIado (forclos) o negado. Sidonie trata de captarse como
','r asexu~d o a fin de escapar al deseo del pad re y al espanto que para
tilia constI tuía el reconocimiento de la castración de la madre (de una
sus dole n ~ias agr~s i vas no tcn ~~n tampoco ya ni ngún interés, ya que yo misl1ll lJ1adre cargada de omnipotencia mágica).
no 1.0 t~Ola . El smtoma vo lvlo a recaer sobre el alimento, pero esta vez ..
sentId? .mve ~so, porque en unos pocos días su a limentación llegó a ser normal El síntoma, la anorexia, es vivido, por consigu iente, en primer término
y decldl6 a hmen tarse sola, cosa que estaba muy lejos de logra rse unos dlu ,'omo mandato mudo. Sidonic no sabe que las voces le ordenan no
antes. Comer er a e l mC?io de afi rmar su potencia, saliendo en la fec ha preví•• romero El develamien to de este no-sabido se hace en el curso de la rela-
por. una palabra anten or a l momento en que comenzó a existir la ley de 11 ,'ión analíti ca. Reaparece en el lenguaje lo que hasta entonces perma-
clínIca. Recuerdo muy bien haber experimen tado la impresión de que se mi
~sca p ~ba. Vi allí el aspecto negativo de su partida. Por otra parte, ell
necía negado por el su jeto y sustraído a toda articulación simbólica.
ImpOSIble fa ltar a la palabra empeñada y el hecho de q ue fuese a e ... ea "Una fu erza me dice: no debes comer, te ocurrirá un accidente. Te
estlm~lante .. ~e!o en cuanto a ella, en aquel momento, este nuevo viaje 11 arriesgas a la desgrac ia. La bulimia, la obesidad, son un crimen que
pareCla tan Idlhco como el q ue habia efectuado a la casa de su primo despu" para mí es mortal." En otros momentos, las voces se torna n insistentes
de su primera sa lida de la clí nica.
16 J. Lacan, Seminario 1967-1968 ( Boletín de Psicologia), P UF.
y dicen "te asesinan, te arrepentirás".
INSTITUCIóN PSIQU I ATRICA y ps"eC'AN'AL,, " I i INSTITUCION COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA
148 149

De este modo se halla planteado a dos niveles lo qu e en la Dos discursos la han marcado:
del sujeto buscaba hacerse reconocer. a) las predicciones de la madre: te condenarán;
Por una parte, lo que Lacan denomina "la antecámara de b) las predicciones médicas: pasará su vida entre la familia y
cura",11 es decir esa floración imaginaria que surge en el d asi lo.
de ruptura con la real idad exterior : las palabras de mandato, de Atrapada en el discurso colectivo que la aprisiona, Sidonie establece
ficación en las que Sidonie nos sumerge. En la relación 11m su medio vínculos simbióticos. No puede abandonar a los que en
eso mismo lo que me he esforzado por mantener entre paréntesis, II'alidad detesta. Y asistimos a una labilidad muy grande del juego
privilegiar solamente lo que, más allá, trataba de hqcerse reco1001:4 ldcntificatorio. Sidonie se presenta con manifestaciones que cambian
en una articulación simból ica. IIlIa y otra vez; histérica, obsesiva, delirante o perversa.
Por otra parte, encontramos un j uego con la muerte planteado Trata de fi jar el deseo, pero en otro movimiento, y llega a no
mito, es decir como recurso, para que reaparezcan en el presente tr'nerlo más: reaparece entonces lo que en las palabras maternas vino
significantes de las demandas antiguas : de allí las identificaciones co II matar hasta las demandas maternas. De este modo se plantea

el terapeuta que han surgido en forma alternada con las ide pnra Sidonie la dialéctica insoluble del deseo, que se expresa bajo la
delirantes. forma de un rechazo de sí misma como ser sexuado (rechazo señalado
Si yo no hub iese permanecido s6lo a la escucha de la floración de t.: Jlor esta pregunta: "¿ Qué dirán mis padres si entro en un cuerpo de
fa ntástico, habría "psiquiatrizado", es decir, fijado un delirio que ~ IIluchacha?"); se capta aquí la relación entre el deseo y la marca
toda costa era preciso dejar correr y tratar como a un proceJ de la castración q ue surgió ante todo en el lugar del Otro. Hemos visto
restitutivo de curación. /'ómo, a 10 largo de la cura, Sidonie ha establecido lo que se decía
En realidad, las palabras de mandato que sin que ella lo sepA de ella, apareciendo como testigo y víctim a al mismo tiempo de un
gobiernan a Sidonie nos remiten a los oráculos, a los juramentos, a lal drama que la desbordaba. A la muerte la planteaba como un sign ifi-
votos, en resu men, a todo un a parato del destino. 18 Sabemos (por el ('an te a interrogar "para saber quién soy", con lo que indicaba con
mito de Edipo) que el oráculo es p recisamente eso de lo que el sujetO darida d que no se d ebía confundir, en los "cuidados" que se le prodi-
busca escapar, y es tI~tando de alejarse que el sujeto lo realiza en 10Il gaban, lo que pertenecía al orden de la necesidad y lo que correspondía
hechos, corno lo vemos en la neurosis obsesivaj en la psicosis y, comO 111 deseo,
consecuencia de una identificación inconsciente, el sujeto se niega .- Al dejarse guiar por ella, permanecía uno, hasta cierto punto, en el
tener en cuenta el oráculo: pero es evidente que el inconsciente sí la I'egistro más seguro, al menos en la medida en que la relaci6n
tiene en cuenta. de Sidonie con su cuerpo era hasta tal p unto inexistente que se habría
E l mito fami liar es por lo general algo que el sujeto conoce: lo dejado morir sin desearlo para nada. Aquí se situaba el límite (y el
inconsciente es la identificación narcisista. térmi no ) de una experiencia de libertad que no podía ser llevada
Siclonie, a lo largo de su cura, testimonia con el discurso de 101 más lejos sin implicar la privación de la libertad por la muerte real,
otros HI el modo en que se la conduce, ignorando al mismo tiempo lo muerte deseada al nivel imaginario, pero que en una articulación
que la dirige (ignorándolo de cierto modo, ya que ve ·que obedece & simbólica era demanda de nacimiento a partir de la introducción
las órdenes, pero d ice que es por azar. A la orden no la conoce de un significante.
como orden) . El hecho de haberle permitido al sujeto llegar hasta el límite
extremo de la resistencia física, constituyó, sin duda, un factor deter-
11 J. Lacan, Seminario del 16 de noviembre de 1955. minante de su "curación", curación hasta ahora muy relativa, porque
18 O. Mannoni, Le myehe familial, cartelera de la escuela freudiana, di si bien se trata de la desaparición del síntoma, permanece todavía
cicmbre de 1964. in tacta ]a manera en que Sidonie realiza, sin saberlo, el lugar que le
19 J. Lacan, Seminario del B de febrero de 1956: "El psicótico es un testigo está reservado por los oráculos que constituyen el aparato de su destino.
abier to; mas precisamente en este sentido es que parece fijado, inmovilizado eD.
una posición que lo imposibilita de restaurar auténticamente el sentido de lo "Si pierdo mi enfermedad, no sé qué gano") reconoc~ entonces
q,¡e testimonia, y de compartir lo que testimonia con el discurso de los otros'\ Sidonie, quien en otro momento agrega : "preciso una enfermedad" ,
INSTlTUCl uN PSlQ UIATRICA y";,",".".,, , ., .. 4 INS7'lTUC/ON COMO REFUGIO CONTRA LA ANGUSTIA 151
150

Lo que ella no pudo reconocer es la función de la enfermedad Si la institución le permitió a Sidonie efectuar en un encuadre de
significante del deseo. La enfermedad cumple una función de uridad una de las " regresiones" más masivas, también le permitió
miento en la relación de Sidonie con el significante falo, por una IIII~ a partir de esa regresión 21 cumplida en la permanencia del en~
y con el problema del incesto, tal como se plantea en el padre, IIndre se efectuara también un control de las angustias psicóticas.
la otra. Lo que se planteó como proceso de repetición desde la entrada de
ldonie en la institución, fue la búsqueda de que se actuaran las
Lo que debe permanecer, al fin de cuentas, repu diado, es el
de la castración corno tal (de allí la negación que hace Sidonie de III. putas de los adultos a su respec to.
cuerpo sexuado). Sidonie Se había introducído en el deseo del Otro como sujeto amado-
lullado. A quien ella buscaba darle también un objeto que odiar. En la
En el interior del juego trasferencial , hemos visto cómo ella 11 .uferencia le fue preciso, por ende, dest ruir ·10 personal de las de-
h abía si tuado en el registro de la omnipotenci a m ágica. A partir "/twdas al n ivel de la necesidad (en un contexto de sin sentido radical)
allí reapareciero n los significantes de las demandas más antiguas 'lira que poco a poco surgiera algo que se pareciese al deseo. Para lo
también a partir de a llí se articula lo que puede llama rse con el l unl Sidonie interrogaba a la muerte bajo la máscara de loca, plan~
bre de identifi cación primaria). Allí debe situarse lo qu e no ll'ando allí claramente su pregunta sobre la verdad y el saber; "testigo
podido simbolizarse de la castrac ión, rea parec id o en lo real bajo Il bierto" de su propia contradi cción, incapaz de restituir el sentido del
forma de una demand a real de muerte (demand a en la que se ,lrama en el que, con otro, se había perdido.
el víncul o más primitivo co n la madre, el de la etapa e',I,""uo,ar
que -como consecuencia de un accidente en la relación madire-h lJo1 111 Regresi6n que. r epitámoslo, no es un regreso hacia atrás sino un recurso
el cuerpo del ni ño bajo la mirada del otro puede, en el plano Ifllra que reaparezcan los significantes de las demandas que se hallan prcscrip!as.
tico, a prc henderse como luga r de castración en medio del
más total ) .20
En el j uego lrasfcrencial de Sidon ie durante su es tada en la
1al como se desarrollaría después, lo que se p royectó en eel:d~:I'~~~~;1
jnsti tur iona l fue la "Imagen del c uerpo fragmentado. La 2
hacía de la rutina y de la regla de la institución a la vez, un derrlerlUIII
de permanencia reascgurad ora y un elemento del caos más totaL
Le fue preciso, en primer lugar, trastrocar todos los ritmos pa
entrar luego en un a especie de proceso de reparación (a través de I
ruptura, el rechazo y la agresión) . Sólo e n un segu ndo tiempo la inst
tución se convirtió en instrumento de protección (contra la angusti
psicóti ca) . E l tipo de relación qu e se estableció co n el personal q ~
curaba fu e del orden de una "relación simbiótica". Sidonie sólo evit
el pel igro de entrar en un estereotipo instituc ional porqu e se le dio
la oportunidad de un cambio d e papel, con la posibilidad de pasar def
estado de paciente al de persona que cura.
Allí situamos lo que en la institución puede actuar al nivel mál
radical como fa ctol' desalienante. E sto tiene máxima importancia en
ciertos tipos de es tados apremiantes, en los que el sujeto se deja lleva
a todas las fo rmas d e abandono.

20 Piera Au lagnicr, "Remarques sur la structure psychotique", en La IJS')!cha


nalyse. vol. 8, PUF.
I ¡.:RCERA PARTE

I'SICOANÁLISIS y ANTIPSIQUIATRtA

Es preciso cambiar el juego


y no las piezas del juego.
"La CIé des champs".
ANDRÉ BRETON
ANTIPSIQUIATRIA y PSICOANÁLISIS

hordaré ahora los problemas que intenta responder la antipsiquiatría


,_\ modo como el psicoanálisis puede, por su parte, responder a la
IIIl~ma in terpelación.

I CONFRONTAC ION TEóRICA

f ,HREBER

m 14 de julio de 1902/ D anie l Paul Sch reber, doctor en leyes, ex


presidente de la Suprema Corte del reino de Sajoni a, apel6 la sen tencia
que, en mérito a su cond;ción de al ienado, lo habí a puesto bajo tutela
.n marzo de 1900.
El juez, influi do por el informe del experto, el doctor Weber, había
f,~timado, en ese momento, que la enfermedad mental del paciente
lo volvía inepto para dirigir sus asu ntos. La corte había compartido
r'\ta opinión: a su juicio, un deli rante que padecía aluci naciones, es
decir, que estaba "sometido a influencias externas no controlables",
110 estaba en co ndi ciones de ocuparse con idoneidad de la ad ministra·
rión de sus bienes.
Daniel Schreber, ayudado por su abogado, recusó estos argumentos.
No veía por qué una paranoia diagnosticada por los psiquiatras le
imped ida aS1.J.m ir con responsabilidad la dirección de sus asu ntos.
El delirio (problema médico) es una cosa, y la capac idad civil (pro·
blema jurídico), es otra.
De esta manera, se demandó la anulación de la sentencia que dis·
ponía la tutela; la demanda se apoyaba en documentos redactados
por el mismo Schreber y publicados después con el título de Memorias
de mi enfer medad nerviosa. El demandante discutía en ellos no sola~
mente las decisiones administrativas que se habían adoptado contra él
sino tamb ién las conclusio nes del experto médico.

1 Daniel Pan l Schrebcr, Memoirs 01 my nertlouS illntss, por Ida Macalpine,

Dawson y Sons Ltd., Londres, 1955.


156 PSICOANÁLISIS Y A,\'1"I.¡>SIOLI1A'l . 157

1. Daniel Paul Schreber rechazaba la idea de haber estado o de tu nte, sustraído al poder judicial, remitiéndose su suerte a una decisión
mentalmente enfermo. Podía reconocer que en rigor su sistema III~dica adoptada bajo la autoridad del prefecto. Se tomaban así
había sufrido un estado mórbido; pero este estado le había ,1r\I'tas medidas de salvaguardia que reemplazaban las decisiones
acceder al conocimiento de Dios, de un Dios que contiimlal,a d¡ ~ 1 juez.
fcstándosele permanentemente por medio de sus milagros y La "atención médica" del alienado había relevado así a la sanción
lenguaje. , lill'1dica. M as no por ello se solucionó el problema. Cabe incluso
2. Si psiquiátricamente se lo consideraba como enfermo, había l'loguntarse si Daniel Paul Schreber habría sido tratado, bajo el
probar jurídicamente que esa enfermedad era incompatible con ,,~¡men francés y de parte de su adm inistración, con la misma tole-
ejercicio de sus derechos y funciones civiles. 'lIlcia de que dio prueba la Corte de Dresde respecto de la enfer-
A 10 largo de su alegato, Daniel Schreber se esforzó por dem(ISUrC IlII'dad menta1.
que sus facu ltades intelectuales habían permanecido intactas, El juez no puso en duda en ningún momento que el diagnóstico
conducta seguía siendo razonable a pesar de ciertas . Illt\dico estuviese bien fundad o, pero considera que, en cierto sentido, la
Hizo notar que su g usto por los adornos femeninos nunca ,licnación formaba parte de los derechos del individuo. Estos eran los
demandado gastos que pudiesen llevarlo a la ruina. Se trataba, 11t'I'cchos que la Corte de Apelaciones trataba de proteger. Desde
.. 1 momento en que la tutela no tenía efecto alguno sobre el curso de la
más, de un rasgo de comportamiento que los demás podían conside ..'
I nfermedad, la misma le parecía inútil (y con ella, la. intervención).
"extravagante" .
En cuanto al problema moral planteado por la publicación de las
El deseo de publicar sus memorias implicaba, por otra parte, ,,¡('marias (que cuestionaban la honorabi lidad de diferentes persona~
riesgo financiero limitado, y sus escritos no ofendían a nadie. liuades), la Corte estimó que se trataba de un falso problema, Nadi e
La corte estudió, en apelació n, estos diferen tes argumentos. Esti I'tldría) decía, sentirse ofendido por el lenguaje virulento del dernan-
que el demandante estaba loco ... , pero que esto no bastaba pa dli nte, puesto que este lenguaje no era el suyo: "No hace más que
ponerlo bajo tutela, I"pctir lo que le decían las voces de los espíritus durante los afias en
Los considerandos de esta sentencia constituyen un verdadero dac 'lile padecía graves al ucinacionesu •
mento. En ellos estáll planteadas (a lo largo de casi 100 páginas) I Así estaba planteado el problema de la "enfermedad mentaP', esa
bases jurídicas de la re lación de la enfermedad mental con el stat" I'rovocación intolerable a las personas que gozan de buena salud, Era
social. Allí se describe a la "enferm edad mental" como a un estaclt ,reciso que se la permitieran) en la medida en que se trataba de pa-
que no necesariamente exige una medida de internación o de tutel, ¡.,bras y no de actos que ponían en peligro la vida de los demás. Las
"Las vociferaciones compulsivas que sobrevienen contra la voluntaf voces de los espíritus podían decir verdades que indispusieran al hom-
del paciente no son motivo suficiente como para disponer la tute! hre común. No se podía, no obstante) obligar a hacerse "curaru a aquel
Puede exigir la intervención de la policía en el cas~ de que se vee que se había hecho eco de esas voces. .
perturbada la paz del vecindario; pero esto no puede justificar I
disposición de la tutela, ya que ésta no tendrá efecto sobre es"
vociferaciones. u ,,,. OllLIGACIÓN DE LA ATENCIÓN MÉDICA
La corte de Dresde planteaba así un problema de orden admini
trativo y jurídico que, debido a su complejidad, no puede dejar di I,n antipsiquiatría objeta la obligación de la atención médic a y sostiene
suscitar aún en nuestros días las más vivas discusiones. Ilue la norma de adaptación que pesa actualmente sobre los enfermos
Era el juez quien, en Alemania, decidía qué hacer con la locura. mentales introduce en realidad el riesgo de encerrarlos en otra forma
El psiquiatra daba un consejo; no tenía el poder de decidir con rdl de sistema represivo, quizás más arbitraria todavía que una decisión
pecto a la segregación del paciente. Lo mismo ocurrió en Francia ea de la justicia, a la que siempre es posible apelar.
tendía constituir un régimen especial de "protección" para los enfermOl La Corte de Dresde, al anular la tutela dispuesta con respecto a
mentales. De ese modo, el alienado se encontraba, al menos parcial Daniel Paul Schreber, convenía no obstante en que estaba loco. Al
1804, La ley de 1838 introdujo un estatuto de la internación que pr.. t1cjársele en libertad, Schreber había recibido el derecho de estar loco.
158 I'SlCOANALlSIS l' AN'T/ ," S¡Q u'/AIrl ""PSIQUIAl'RIA y PSICOANÁLISIS 159

E l límite de esta libertad había sido trazado, no obstante, al 1IIIutos médicos, es deci r que se reprime aquello que busca afirmarse
sele poner en peligro mediante sus actos la vida de los demás 11 un decir provocador.
propia) , Ahora bien, desde el momento en que se le da un aval médico
Probablemente le habría sido más difícil a un médico tomar la Ip,lq uiátrico) al malestar de vivir, se entra en un malentendido que
cisión que adoptaba la Corte, precisamente porque aquél " 11 re el riesgo de fij ar la perturbación, sin haber' desmontado los
siempre inclinado a "curar" 10 que sin embargo a menudo •• ortes que la provocan. Cuando la medicina toma a su cargo siste·
es incurable. Es un hecho que la sociedad coloca al nhlticamente a la población en reclamo de lo que se llama "higiene
una posición ambigua: está al servicio de un paciente cu~'y~o~s~u¿~~e:llI IIlI'ntal" se hace presente un peligro: el de aumentar la descolocación
debe defender pero se encuentra dualmente colocado en la .I~ I "enfermo" y de su familia, el de pervertir el acto terapéutico mismo
de auxil iar de la policía en un proceso de in ternación que Cd('svirtuado en sus propósitos, desde el momento en que se somete
un proceso de obligación de aceptar la cura. Henri Ey ha dado I imperativos sociales).
de este malestar que padece la psiquiatría durante las jOlrm,d,,, La dimensión política del problema de las perturbaciones mentales
vadas a cabo los días 5 y 6 de marzo de 1966 ' (la ley de ji encuentra demasiado a menudo sofocada o negada por la intensifi ..
introd ujo después modificaciones a la de 1838) . III '¡ón de estos programas de "atención médica".
"Los psiquiatras [.. .] si reclaman que no haya ley especial
demandan que los problemas prácticos y jurídicos planteados
caso del sujeto [... ] que a causa de sus reacciones puede hacer
un prligro a sí mismo y a los demás, que estos problemas reales
II ACIA E L CUESTIONAMIENTO
relati va mente raros) a l menos bajo su forma irreductible- sean
dos, tanto en lo que concierne a su oposición como en lo que concier'"
a su «p,elig rosidad », con arreglo al d erecho común y al código de I.a antipsiquiatría, al inscribirse en un proyecto político, apunta a
salud, sm que un mon umento ju ríd ico a plas te directa o ind'ir<:ct,arrlentl tl desmistificaci6n del papel que la sociedad le hace desempeñar
a la masa de los enfermos me ntales con la amenaza que sólo pe .\ la psiq uiatría. Esta desm istificación puede afecta r los fundamentos
<<legít imamente» sobre una pequeña parte de ellos." Ideológicos del saber psiquiátrico. Puede volver a plantear la cues-
Cuando aspiran a que se retorne a un procedimien to de derechf li6n de si se halla bien fundada la "vocación social" de la psiquiatría
rontemporánea, vocación contra la cual los psicoanalistas mismos
común, ciertos psiquiat ras esperan sustrae r el "poder médico" a I
presiones sociales abusivas que sobre él se ejercen. previenen a veces.
Es im prescindible reco rdar aq uí que el discu ro sobre el sabe La posición del psiquiatra ante el problema social se aborda, pues,
psiq uiátrico no es un discurso científico; se trata de un co njunta tic modo contradictorio en las diferentes tendencias del movimiento
de hipótesis y de instrumentos de trabajo. Nada más peligroso, enton JSiquiátrico actual. Mas desde ahora el estudio del problema de la.
ces, que as igna rl es él las conclusiones médicas el carácter inapelablt IOcura siempre se sitúa frente a la sociedad: en relación con ella
de una sentcncia. La palabra médica se encuentra por lo general O en oposición a ella.
utili zada, deformada, trasform ada, por las cree ncias míticas de cad. La antipsiquiatría ha elegido defender al loco contra la sociedad.
uno. El médico mismo no se halla inmune a estas creencias comune. Se empeña en crear lugares de recepción de la locura, lugares con-
es por cllo que cae ta n a menudo en la trampa que se le tiende bajo cebidos a la vez como refugio contra ~na sociedad opresiva y como
el pretexto de la "cura", con lo que corre el riesgo de as umir, bajo desafío respecto de las estructuras médico-administrativas que deseo·
la cobertura médica, el papel " policíaco" que la sociedad tra ta d, nacen la verdad y el poder de cuestionamiento que se desprenden
hace rle desempeiia r, para protegerse de su temor a la locura. Todo del discurso de la locura. Al psiquiatra, cuando tiene por único
esto hace que el desorden de la palabra sea "curado" con procedí objetivo la curación de la locura, se le escapa una verdad alienada.
La antipsiquiatría, cuando invita a cuestionar en forma radical tod as
:! Citado por H. Bealldonin y J.-L. BC'audo ll in , en l. e malade mental dan, las instituciones psiquiátricas, quiere ser ante todo un lugar en el
la cité, 1967. que sea posible volver a interrogar a la enfermedad mental, según
160 PSI COANALlSi S y A~'T1P."'M"" II'S/Q,UIATRlA y PSICOANÁLISIS 161

~riterio~ diferen~es de los que se le han tornado en préstamo a '1,:1 funcionamien to de la institución no puede captarse más que
ldeologla o a Clertas concepciones cientificistas.3 r1 un fondo infinitamente complejo de sistemas que se inscriben
"En l,a m~dida en que la psiquiatria representa los intereses ,1 conjunto de lo colectivo... No se trata de un simple sistema
prete~dld~s mtereses de los hombres sanos, nos es preciso I r,d que fonne la textura de la institución, sino, más bien, de un

la eVIdencIa de 9ue e~ realidad la violencia en la psiquiatría ,,¡unto de mecanismos estructurados que responden a leyes propias
rect~mente, la vlOlencla de la psiquiatría.'" Cooper sitúa esta IIn tipo de Gestalt en movimiento.
lenc!a en el corazón mismo de toda red de atenci6n médica' Hgl sujeto que allí llega se encuentra frente a configuraciones que
eq,lllp? q~e cUTa~ al domesticar la locur.a obra - nos dice- . lonstituyen dialécticamente para él sin que tenga una conciencia
mlStJ!lcaclón de la libertadn,r. I Ii\ de eJIo. No hay allí milagro, ni ilusión de una creatividad absow
11", sino simplemente obediencia a ciertas leyes que se emparentan
111 las que rigen el dominio de la cibernética... Se comprende,
EL CUESTIONAMIENTO DE LA INSTITUCIÓN PSIQUIÁTRICA \11" que, en estas condiciones, lo que allí actúa pueda leerse en una
,axis institucional como si tuviera necesariamente un efecto psico-
¿D~ ,qué maner~ desc~ibe la antipsiquiatría, más allá del I Illpéutico."
poII~Jco, el funclOnarnlento de la instituci6n? Cooper reprocha Este papel psicoterapéutico que la institución puede verse llevada
particular a la es.tructura social de los hospitales psiquiátricos desempeñar se halla en el centro de las reflexiones propuestas por
reproduzcan la misma estructura de las famili as de los ps·i có,tic:os. ~ sostenedores de la psicoterapia institucional.

. Dcbid~ ~ ~ue se lleva a vivir juntos a pacientes a quienes se Tratan de elaborar para el psicótico -pero también para el tera-
sl~e:a pSJCOtlC?~, puede percibirse ya el surgimiento de una I uta- una especie de sociedad de prótesis, de sociedad que a la
I/' esté incluida en el mundo llamado normal y separada de él por
e.lotlca y n~rClSlsta que va a convertirse en la base de todas las
slones agreslVas. IUI efecto de segregación que es inherente a la estructura social mis-
11111, La no segregación de los terapeutas y los pacientes -tal como
Algun,?s, no .ob~,tante, se han esforzado por estudiar la eSltralteigil¡1 • iste en La Borde-' si bien resuelve el problema de la recepción
de esa. a~unc lón .<k la relación jnterpersonal por la .1" los pacientes llamados psicóticos, no toma una posición real con
co.mu~:tafla, es deCIr lo que funciona como elemento de sobr,ed'et.~ .. pecto a las exigencias del mundo exterior. Se crea entonces una
ITUnaClOn en I~ relaciones de los terapeutas y los pacientes. J. .nC'iedad en la cual se vive bien y hacia la cual se querrá volver
ve en ~1I0 un sIstema cerrado, algo similar a un lenguaje que lite la primera dificultad con el mundo exterior.
~eccsa no 1.l e~a r a. descifrar. De este desciframiento depende, Lo mismo ocurre en las comunidades inglesas auspiciadas por la
el, la condlclo.n mls:na de una desalienación, que se podrá instaura I'hiladelphia Association 8 en Londres : la vida en común, si bien
? no. Es precIso, dice, "curar" a la colectividad antes de cualquier
mtento de establecer "una cura" individual.
l. El castillo de La Borde en Cour Cheverny (Loir et Cher) es una clínica
p.lquiátrica de psicoterapia institucional. Su director y fundador es el doctor
.S P.ierre Fedida, Critique, octubre de 1968' "¿No es entonces la a t' d Oury. Esta clínica es un éxito del que se enorgullece la (nueva) psiquiatria
q11l3tna el Jugar de una interrogaci6n por la ~ual se desarraigan hábi~o;Pd· /rJ\ncesa. Es también un lugar en el que pueden trabajar juntos el estudiante,
pensar y de comprender las «enfermedades mentales," hábitos que so . h • 111 enfennero, el psiquiatra; encuentran allí la posibilidad de pennanecer por
rent 7s a un status de objetividad de la ciencia naturalista a una n 10. e- jlllríodos que van de tres días a varios meses.
«racIOnal» (d~ Descartes a Hegel) de la subj etividad, o, fin~lmente (~od~e~~~: La Borde es el centro dc todo un movimiento francés de renovaci6n-
co~p lem7ntano ) , a una i~eo.logía bur~uesa de los otros y de la realidad?" r.,voluci6n de la psiquiatría. A este equipo se le deben las publicaciones de
.. ?avld Coopcr, Psychratne el Antr-psychiatrie éd. du Seuil 1970 [H Y Ul1cherches, la Revue de psychoehérapie Institutionnelle, etcétera.
e d IClOn en espanol. J " . a 8 Asociaci6n fundada en Londres en 1965. 20, Fitzroy Square, London W.
:; Pi erre Fedida, loc. cit. 1. Agrupa a psiquiatras, universitarios, trabajadores sociales.
E ,0 J. OU7.: ';Quelques probtemes théoriques de psychotérapie institution nelle" La asoci aci6n tiene por prop6sito promover la investigaci6n de la enfermedad
nance. a l.l:me~, en Recherches, setiembre de 1967. H. Chai g neau "Pr' ' mental (yen p articular la esquizofrenia) tanto en el plano clínico (creaci6n
chal'~': l ~s tllu tJOnnell~
P .des sujets réputés schizoph rcnes" en Con"ront~St~o~~
s"CftlalnqIlI!$, n Q 2, diCiembre de 1968. '
Ile lugares de recepción antipsiquiátricos) como en el plano teórico (seminarios
y cursos) .
PSICOANÁLISIS Y ~NnpS[Q.UIATRIA y PSICOANALlSIS
162 163

es soportada adentro, ensancha el abismo que separa al pacil;mte l'rnncia, busca integrar la locura utilizando medios técnicos "mo-
una sociedad que lo rechaza. La "comunidad" transforma a un "en drrnos", en lo que está llamado a convertirse en "el conjunto jnsti-
fermo" en un cuestionador permanente más bien que en un "ada.,. IlIcional de sector". Bajo la denominación de "psiquiatría comunita-
tado". Iln", estos especialistas (psiquiatras con formación analítica) aspiran
¿ Está realmente allí la solución del problema de la alienación instalar en la ciudad un equipo que haría del psiquiatra el "me-
Ésta es la pregunta que se plantea la antipsiquiatría. Les reprocha Iliador activo entre la sociedad y el individuo enfermo",t° produ-
a los psiquiatras contemporáneos "obrar" sobre el paciente, ya sr ti éndase ]a intervención psiquiátrica tanto al nivel del medio fami-
por la vía parcial de la quimioterapia (a menudo intensiva), y Imr como al nivel de las estructuras socioculturales.
sea por la inclusión de las dinámicas grupales. En este contexto Este proyecto apunta a que todo un equipo médico-social tome a
de cura obligatoria, el "poder" psiquiátrico~analítico participa, qui6- .11 cargo la salud mental de un sector de la población. Tras la de-
ralo o no, de la represión. La antipsiquiatría no cree en el "fermento trcción de las perturbaciones mentales que sería el resultado de una
revolucionario" de las innovaciones psiquiátricas, incluso de las mili "lIcuesta psicosociológica sistemática, se llegaría, según ]0 desean
atrevidas. Estas innovaciones participan, según ella, de una filosona ,l lgunos, a fi char a todos los anormales, alcohólicos y locos suscep-
médica en la que continúa definiéndose al loco con relaci6n al no Ilbles de ser "captados" por la red de cuidados prevista. Se trata,
loco. pues, de implementar una verdadera policía de adaptación. En el
He aquí por qué la antipsiquiatría rechaza toda idea de reform Il1ismo proyecto se reclaman la "psiquiatrización" de toda una serie
institucional: reivindica la necesidad de un cuestionamiento radical d(' problemas de la primera infancia, con la creación de un sector
de las estructuras económicas y políticas que han llevado al naci I!~iqu iátrico autónomo.
miento de las instituciones alienantes. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo por el equipo de
11\ sei'lora Aubry en el Repital des Enfants Malades han mostrado
hasta qué pu nto la mera introducción de una forma de despsiquia-
LA SALUD MENTAL Irización (llevada a rabo gracias a una intervención psicoanalítica
lorrecta) pcnnite evitar un gran número de curas psiquiátrico-aná-
La antipsiquiatría d>nsidera que el problema planteado por la en IIticas. l l
fennedad mental en cuanto prouocaci6n intolerable al hombre co- Toda "medicaJización" de un malestar de vivir introduce el riesgo
mún, constituye la base sobre la cual debe fundarse toda ele crear, lo hemos dicho ya, nuevas perturbaciones psiquiátricas,
ci6n relativa a la locura. untes que eliminar las ya existentes. Y, cuando se trata de enfenne-
j Cabe preguntarse si las posiciones adoptadas por la Corte de dad mental, su "detección" es siempre patógena.
Dresde - que estimaba que si las voces de los espíritus decían verda Ahora bien, el psicoanalista (como el antipsiquiatra) es cons-
des perturbadoras, no había en ello razón suficiente para encerrar riente de la gravedad del problema que plantea la psiquiatrizaci6n,
y "curar" a aquel que se hacía eco de esas voces- no constituían pero desde el momento en que se compromete con una acción en el
la mejor prefiguraci6n del ·movimiento antipsiquiátrico actual ! 'rctor público, abdica su punto de vista de analista. Cuando hace
Pues, efectivamente, la psiquiatría de nuestros días se halla toda- nrr~ra en ese sector, se transforma en superpsiquiatra y reserva sus
vía dividida en términos de esta opción: "curación" o " locura per- j'uahdades de analista sólo para su práctica privada. Se hace res-
mitida".
10 D. ]. Geahchan, "Psychan alyse, psychotérapie, p sychiatrie" , en L'lncons-
Lejos de dejar la palabra a la locura, otro movimiento psiquiá-
d.ent, n'1 7, julio de 1968, PUF. Véase P. C. Racamier, L~ psychanal'Yste san$"
trico del que hemos hablado anteriormente 9 y que se desarrolla en J"mn, éd. Payot, 1970 [hay edic. en esp.]. Ocho psiquiatras exponen, en papel
Ile administradores, su concepción de una "zonificación" de la "salud mental"
11 Es preciso que pueda modificarse algo en la posición de los progenitores
Su objetivo es el de llegar, con la ayuda de invest igadores extranjeros, a ron respecto a la "enfermedad" de su hijo, antes de que el síntoma de éste
promover UIl verdadero movimiento antipsiquiátrico (con la creación de "ho. .1 fijarse, ahogue definitivamente la pregunta abierta al nivel de los progeni:
gares") en Europa y los Estados Unidos. lores (pregunta que remite a todo 10 que en la propia problemática edípica
9 Véase p. 57. tle los progenitores ha permanecido en 10 no simbolizable).
164 PSICOANÁLISIS Y Ah'TI.PSIQL'IA:r.
"N1'1PSIQU IA1'RIA y PSICOANÁL ISIS
165
ponsable en parte de la base no científica que se le ha dado
instauración de las estructuras médico-administrativas actuales. Par!}. la antipsiquiatría, por el ,contrario, la curación es un proceso
aporte revolucionario de Freud, en lugar de esclarecer las relform!. IHlI'mal que no exige ninguna terapéutica. Basta con dejar que este

I
actuales, ha sido más bien Hrecuperado" por toda una política JI'oc~so ~e ~esarrolle en libertad. El verdadero límite pasa, pues, entre
cura psiquiátrica que tiene bases esencialmente pedagogizantes. pSlqUlatna y la antipsiquiatría.
,1

Hay derecho a preguntarse si lo que está en el origen del La antipsiquiatría viene, por cuanto hemos dicho, a negar la no~
tendido que en la actualidad plantea la psiquiatría no es '16n de "enfermedad mental". Dejaremos de lado un activismo puro
mente la preocupaci6n de curar las "enfermedades tlI" que no siempre está exenta y que transformaría a los psiquiatras
psiquiatría se preocupa hoy ante todo por darle a la salud 111 superasistentes sociales : este aspecto carece de interés teórico por~

el status que se le otorga a la protección de la salud {/siea. 'lile es independiente de la concepción que este movimiento tiene
Se trata de descubrir la anormalidad allí donde otrora se di' la naturaleza de ]a locura.
bría la tuberculosis y las enfem.Ledades venéreas.
Pero al privilegiar lo médico, el terapeuta se ha pasado a las fillt'
de las fuerzas represivas. La toma de posición social de los diferen. l OC URA y SOCIEDAD
movimientos psiquiátricos modernos no hacen más que enmasca
esta verdad. ~ Cómo entienden estos movimientos la naturaleza de la locu ra?
La psiquiatría comunitaria deja intacta y abierta la cuestión Para los institucionalistas, existe un encuadre (las instituciones,
la "cura" que se dispensa del mismo modo que en medicina (el u ,.~ decir el lenguaje, la ley, las relaciones interpersonales, la estruc~
fermo" y su familia son sometidos a menudo a una plétora cIt lura !amiliar) que es indispensable para la constitución de la per~
exámenes y cuidados que van desde la quimioterapia al psicoanálill lo nalIdad. Sobre este encuadre, en el que el paciente se halla "pre-
pasando por lo sociob.::rapia, las dinámicas de grupo, etc.). Un sabll n' \ es preciso obrar: de allí la importancia que se le otorga a la
tecnocrático de la "enfermedad mentalH 13 ha venido a sofocar le Oltroducción, en el interior del hospital , de toda una serie de reu-
que, a través de la locura, trataba de hablar. IlIones (por medio de los clubes y de diversas asociaciones) ; de allí
La psiquiatría i1f'Stitucional espera simplemente que la curadcW Inmbién la atención que se les da a los terape utas que serían los
provenga de las instituciones mismas j sueña con una ciudad ide4 IOstenes de la locura, la cual requiere, desde la entrada misma en la
donde la locura podría tener su lugar (una "locura" médicamenll Illstitución, condiciones precisas de recepción.
curada). La antipsiquiatría adopta una posición exactamente inversa . Me-
drante el procedim iento de despoj ar al sujeto de todo encuadre, le
12 O, Mannoni, Preud, col. "Ecrivains de toujours" , éd. du Seuil, 19. dn la posibilidad de reencontrarse, mediante un proceso concebido
[Hay edici6n en español : Freud, el deuubrimiento del inconsciente, Buentl lomo interior y espontáneo (en realidad, se trata de un grupo, y
Aires, Galerna, 197 1.] "El hecho de que el psicoanálisis haya tenido su ori§ por ende también ele un encuadre, etc.) .
oficial en la preocupación por «curar» ciertas enfermedades «nerviosas» cu
todavia, con su sombra todo lo que, desde entonces, ha revelado ser. Porq La pregunta que podría enunciarse bajo el encabezamiento de
este hecho implicaba que la «salud mental> (fastidiosa alianza de p alabrll I,ocura y Sociedad recibe, pues, resp uestas muy diversas:
se asemejaba a la salud física, que deoia dársela por sentada y que el pa - para la psiquiatría comunitaria, la locura es antisocial ;
del psicoanalista era el de volver a nevar a ella a aquellos que por a l. .
accidente se habian perdido. Ver las cosas de este modo, es simplemente enrollt - para la psiquiatría institucional, la creación de una mi croso~
al a na lista entre las diversas potencias represivas. [...] el hombre está expue•• ricdad tiene valor terapéutico;
a alienarse tanto en las barreras protectoras de la «salud» como en '" - para la antipsiquiatría la locura es una protesta válida, aunque
vagabundeos de la «locura::.." (rustrada, contra la sociedad.
1lI Pierre Fedida, Critique, octubre de 1968. "La ilusi6n de cierto humani...
psiquiátrico contemporáneo consiste en sustituir, con el pretexto de un poal La orientación revolucionaria de la antipsiquiatría participa, no
vismo «científico» renovado, la conciencia hist6rica y política de la locUII obstante, de una utopía. u Creer que con la libertad no habrá más
y de sus formas de represión por un saber ideol6gico y tecnocrá.tico de 11
en fermedad mental, de la sociedad y de la cultura".
14 Que encontramos ya en los escritos de Saint-Just.
• I'I/'SIQU IATRIA y PSICOANALlSIS
166 167

locura, es falso. Hay, pues, una cierta ingenuidad en 11 el niño se trata de precisar la influencia que sobre él ejerce su

revolución permitirá abrir los asilos al igual que las pnslones. '1IIIilia, se advierte que no será ni defendiendo a los padres contra
Todas las locuras no están vinculadas a las mismas 1,. extravagancias de un hijo (Lebovici) ni normalizando la fa'milia
de la sociedad. El problema puede ser social pero no político, !"Ira que ejerza una buena influencia (Oury), ni eliminando toda
sentido de que el· llamado a la revoluci6n permitiría wrtuencia educativa (Laing), como se llegará a resolver o a com·
cuestiones planteadas por la locura. ls Los países revolucionarios I'l l'nder los problemas de la psicosis en el niño.
adoptado a menudo con respecto a la "enfermedad mental" Para Lacan, el problema que tiene que abordar el nHio, el pro-
titud por lo menos co nservadora y segrcgadora, como si los h{)mb~. hlt'ma en que ha fracasado el psicótico, se plantea de cierta manera
tu viesen necesidad d e designar sus hechiceros y sus locos para 11 la relación del niño con la palabra de sus progenitores.

nerse ellos mismos al abrigo del peligro. El centro de la interrogación de Lacan son las relaciones del su-
En Francia, el problema que plantean el retardo y la locura I~to con el lenguaje. Plantea que el lenguaje preexiste a la aparición
vin culado a las estruct ur as de una sociedad mecanizada que .I1~ 1 sujeto y, podríamos decirlo así, lo engendra. Por ejemplo, el

dispuesta a defenderse contra la as imilac ión de los que no ~:~:~~!~~!t. ,uño ocupa un lugar en el discurso de sus progenitores antes de su
sus criterios de rendimiento. lB Sería preciso dedicarse a r 'hacimiento, tiene ya un nombre, se " hablará" de él del mismo modo
cionar la sociedad, es decir a reencontrar las formas arcaicas que se le prodigarán cuidados, y la carencia de cuidados a la que
las cuales el retardado o loco tenía su lugar en la aldea. ,1 veces se le ha asignado tanta importancia (las frustraciones ) está

También es cuestionada, fina lmente, la familia moderna y Irjos de tener tanto efecto como la naturaleza y los accidentes del
formas específicas d e inseguridad que están ligadas a la reducción dl ~curso en el cual se halla inmerso. El medio propiamente humano
de la institu ción familiar en nuestra soriedad destribalizada. 110 es biológico ni social, es lingüístico.
Esta atención puesta en la palabra de los progenitores ocupa un
lugar central en los principales trabajos estadounidenses; pero debido
LA I.OCURA \' EL CAMPO DEL l.ENGUAJE ,\ la falta de conocimientos lingüísticos, las investigaciones se reali·
( PA LO ALTO, LACA!'i.) ;,111 en base a datos empíricos, cosa que limita ipso lacto su alcance.
Los trabajos del grupo de Palo Alto" han influido profunda-
Las cuestiones relativas a la nat ura leza de la locura siguen siendi mente J. una nueva generación de psiquiatras, psicólogos y sociólo·
oscuras y con rusas. Cuando partiendo del problema de las psicos ROS estadounid enses, cansados de una literat ura a nalítica de inspi-
I,teión biologizante o médica.
El psicoanálisis clásico, al confinarse en el estudio de la teoría
1:; La politización del m ovimiento psiqu iá trico y psicoanalítico tiene senticlt
e n la medida en que permite abrir los interrogantes que la. ideo logía burg"', de los procesos intrapsíq u icos, sc había esclerosado en cierta forma.
ha tratado de repudiar (f o rclore) . Al centrar la atención en una "enfermedad" situada "dentro" del
La obra política que deberían emprender psicoana listas y psiquiatras co Individ uo) se había llegado a desdeñar la dinámica de una si tuación
sistiría en \ln trabajo de reflexión teórica (ba.~ada en una realidad clínica' lnl como podía aparecer en el discurso del "paciente" (y más allá
que permita de velar los elementos que en los prejuicios burgu eses y l.
de éste).
actitudes conservadoras mantienen una si tuación d e hecho que no permi.
salid a a lguna.
16 La desaparición del medio a rtesanal torna cada vez más difícil coloca
bajo la autoridad de \1Il patrón a un disminuido poseedor de una inteligencll
-
l omo destaca l.acan ( lo VII , EIIC''Iclopédie f ran t;a.úe sur la vie melltale ), se
lomprende mejor por su relación con las ins tituciones antigllas que por "la
que lo excluye de la escuela, pero habil idoso co n SlI S manos. En lugar de hipótesis de una fami lia elemental que no es posible encontrar en parte alguna".
introducirlo en el medio norma l a los 11 años, la adminislración presiona pal'l 18 Pau l Watzlawick , Janet Helmick Bcavin y Don D. Jackson, Pra.gmatics 01
mantenerlo en \In medio especializado, en el que la for maci6n se orienta Jlflma.n communicatiol/, Nueva York , Norton, 1967. (Hay ed. e n esp .: Teoría
menudo en el sen ti do d e \lna p ura adq ui sici6n de automatismos que pareeco. lit! fa conlltrlicación huma/la, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1974.]
plani :icados para robots de fábrica . Las investigaciones del grupo de Pa lo Alto han inspirado trabajos muy
1; Los antrop610gos han renunciado a consid erar nuestra familia conyugal I)(~ rtinentes sobre la teoría de los jlugos. En ellas se analizan los efectos inter-
como un relOTnO a la fam ilia "biológica". Es una reducción de la familia personales y sociales de actitudes inconscientes que se remontan a la infancia .
compleja de la antigüedad y de las poblaciones " prim iti vas". Su naluralez !Eric Beme. GamespeoPle play, Pengu in Books, 1964.)
PSICOANALlSIS y Almps"Q1JlATI HI'IPSIQUIATRIA y PSICOANALTSIS 169
168

El grupo de Palo Alto (que en esto coincide con Lacan) "In un cálculo cuyas reglas serían observadas en toda comunicación
dera al paciente no como un ser aislado, sino como el lugar de IUKrada, y transgredidas en toda comunicación perturbada.
tas relaciones, modificando las nociones, hasta entonces en uso, Se postula, por consiguiente, que un orden análogo al nivel es·
lativas al entorno. Los autores que integran este grupo sustituyen IIlIctural de la lógica domina la conciencia humana y determina
criterios psicosociológicos tradicionales por criterios lógicos a I conocimiento que el hombre adquiere de su universo. En esta
de que recurren, en su método de trabajo, a la encuesta psiCC,so (~1II I'Mspectiva, conciben la neurosis y la psicosis como efectos de
lógica. Los investigadores de Palo Alto emplean modelos derivad ulla situación creada por una contradicción lógica del discurso
de la electrónica para explicar en términos espaciales los prob 1'11 el cual el su jeto se halla preso. Estudian la respuesta "loca"
mas de la comunicación. I urna reacción a un contexto "comunicacional" que el sujeto no
La noción de feedback, el estudio del sujeto como lugar de inp puede soportar. El análisis de la situación consiste ante todo en un
~l1álisis de un sistema de paradojas. La terapia, concebida como
y output (concepto de black box) y la teoría de Carnap sobre
lenguaje han posibilitado el desarrollo de una investigaci6n qul 1"1trategia, tiene por meta la creación de nuevas paradojas, por ejem.
lleva a los psiquiatras a interrogar desde una nueva perspectiva lito "prescribir el síntoma".
las teorías científicas que habían proporcionado hasta entonces, La debilidad de esta teoría (por otra parte plena de interés) se
apoyo al progreso clínico. hnlla en la concepción que los autores tienen del lenguaje.
Al privilegiar desde un comienzo el comportamiento, entendiendo
Anthony Wilden 19 ha creído ver en este movimiento anglosajÓlt que el lenguaje no sería más que uno de los aspectos del mismo,
una especie de convergencia con las posiciones de Lacan. Según nal 110 encuentran lo que está en juego en el discurso. De allí que su
dice, los teóricos de la comunicación deberían estar dispuestos Olvestigación tenga por eje las reglas de la comunicación (de~de
interpretar las cosas en la perspectiva lacaniana de las categori un puntapié hasta el sonar de una campanilla) en un registro que no
del significante, lo simbólico, Jo imaginario y lo real. tiene en cuenta la función simbólica inherente a todo discurso.
En efecto, es precisamente en torno a este eje (y a su ausencia) El sistema lógico utilizado por el grupo de Palo Alto funciona al
donde se ordena lo ~ue separa a la investigación estadounidense ele ni vel de una real idad perceptiva (las palabras dichas) que no remite
la investigación francesa. Porque la utilización de las mismas refe- Il nada no dicho; en ningún momento se interroga al discurso pre·
rencias logicomatemáticas (Frege, Boole, Godel, Russell, etc.) ha .ente en el inconsciente. El método experimental utilizado desemboca
desembocado, en los Estados Unidos, en un proceso distinto del en una simplificación (reducción) de los desarrollos teóricos, sim·
de los franceses. Valdría la pena profundizar en el sentido de estCl plificación cuyos efectos no carecen de peligro.
desarrollos respectivos. Al colocar el acento sobre la paradoja manteniéndose excl usiva-
Para los autores anglosajones, la lógica se sitúa al nivel de 1, mente en el nivel consciente, se corre el riesgo de desconocer la im·

I
palabra d icha, y consideran al lenguaje, reducido a la comunica )Ortan~ia de la brecha que separa al discurso consciente del discurso
ción, como una variedad de comportamiento. Esto los mantiene eft nconSClcnte.
una perspectiva conductista. Postulan ]a existencia de un código Lacan estudia, por el contrario, el lenguaje en la relación def
no formulado, que permitiría que la comunicación funcionara cOe IUjeto con el significante. Desarrolla una lógica del significante que
le articula en la teoría del deseo: al estudiar el discurso inconsciente
que replica el discurso consciente, pone el acento en el papel que
19 Anthony Wilden, Tht! languagt! o{ lile u/t, Nueva York, John Hopkina,
1968. Este libro sitúa la obra de Lacan en el movimiento del pensamiento
le corresponden a la a lternancia de la presencia y de la ausencia en el
moderno. D est inado a los lectores de habla ing!es<!, no tiene equivalente. mundo del niño. El objeto que el niño es llevado a descubrir es un
En Qu'est-ct! que tt! slructuralisme (éd. du Seuil, 1968), Francois Wahl '1 objeto faltante, un objeto ausente.
Mustapha Safouan exponen cada uno de ellos un aspecto esencial de la teorla El discurso, en esta perspectiva, sólo puede articularse porque
lacaniana. [Hay edición e n español: Qué es el t!structuralismo?, Buenos Airea, existen brechas que han de ser llenadas. Está ligado a una ausencia.
Losada, 1971.)]
En A. Wilden se encuentra más bien una explicación de textos que le resul- La teoría anglosajona, preocupada solamente por los datos de una
tará sumamente valiosa al lector de Lacan. realidad experimental, oscila entre la refere ncia a criterios lógicos.
PS1COANALlS1S y ANTIPSIQUlATRI m'j"/I'SIQL'IATRJA }' I'SICf)ANALlS/S
170 171

y el recurso a la encuesta psicosociológica. El discurso de estos aut El grupo de Lidz se remite a los trabajos de Talcott Parsons y utiliza
res privilegia el orden al que llamamos imaginario, pero desconoce ronceptos pSÍ<'oanalíticos para interpretar 10 que se ordena en la
la verdad que se desprende de lo simbólico. rstructura familiar (a unque sin embargo se ignora todo lo que guarda
Examinemos ahora la infl uencia de los trabajos de Palo Alto en fclación con el Edipo y la castración). Lo que perciben adecuada-
los grupos psiquiátricos anglosajones más célebres: IIlente es lo referente a los deseos incestuosos y de muerte relativos a los
El grupo de Gregory Bateson 20 (a quien los autores del grupo d. progenitores. Describen dos tipos de familias esquizógenas:
Palo Alto dedican su obra) se ha becho célebre por su teoría del a) aquellas en las que domina una figura patológica central (el
padre o la madre) y
double bind. Los autores descubren en el discurso del paciente y de s\I
familia el modo en que el "futuro esquizofrénico" se ve aprisionado b) aquellas en las que el padre o la madre eligen a un hijo para
oponerlo al otro cónyuge.
en medio de órdenes contradictorias, colocado en una permanente
Los autores ponen en evidencia el modo en que el niño, futuro
situación conflictiva de trasgresión.
rsquizofrénico, resulta ser el soporte de lo que en los progenitores
La noción de double bind corresponde a condiciones en las que el ha quedado en lo no simbol izable.
aprendizaje está ligado a un marco de aparente libertad, libertad La dimensión histórica, por otra parte (como 10 hace notar
mistificante que sólo existe para poner mejor de manifiesto la gra Fcdida),24 se halla ausente en estos trabajos esencialmente centrados
vedad de la falta cometida por el sujeto. A partir de ello, todo ~n un esquema unificador de tipo psicosocial.
ocurre como si la aspiración inconsciente de uno de sus dos proge- El grupo de Wynne estudia "la familia como un sistema y el desa-
nitores fuera ver que el niño trasgrede la orden recibida, para quo rrollo de la esquizofrenia romo la resultante necesaria de un mndo
el adulto pueda desenmascarar mejor su falta. de organización dinámica de la cons telación familiar". Los autores
Sin embargo, los autores no se preocupan por profundizar 1 muestran cómo el ni lio no tiene entonces otra elección que la de
problemática inconsciente de los progenitores. Se atienen sobre toda nrnoldarse al sistema familiar, puesto que toda apertura hacia el exte-
a un material cuya fuente son encuestas y que ha sido seleccionado rior choca contra la prohibición de sus progenitores. A este respecto
de acuerdo con los datos de la psicosociología. Este material sólo trata ,'scribe Wynne: "Las familias en las que un descendiente se convierte
de aproximarnos a Ta experiencia vivida referida a lo que está en en esquizofrén ico en un período tardío de su adolescencia o al co-
juego en la familia del esquizofrénico.::!! mienzo de la madurez se han sentido por 10 general gravemente
Laing y Esterson 22 han retomado esta teoría de Bateson. Rechazan nmenazadas, a la vez individual y colectivamente, por ciertas expe-
la idea de una patología familiar que pueda entenderse como entidad fiencias humanas... que producen un impacto destructivo tales
conceptual y la reemplazan por la noción de nexus familial: una es- como la separación, la soledad, el deseo sexual, la cólera, la ternura .
tructura en la que el individuo debe captarse a .sí mismo. Muestran Pseu do-mutuality y pseudo-h.ostility son modos de sentirse en rela-
de qué manera, a partir del doble discurso del niño y de los progeni- ción que logran lo que las defensas y otras funciones del ego no
tores, se desenvuelve una especie de juego dialéctico que cuestiona pudieron realizar j amás en un a o varias de las personas implicadas:
la posición del sujeto. protegen contra la intervención o el descubrimiento de una conciencia
Dominan el mundo anglosajón otras dos tesis relativas a la natura- y de un reconocimiento de sí mismo". 25
leza de la locura: la de Théodore Lidz y la de Lymann Wynne." Los autores describen la pseudo-mutuality y la pseudo-hostiLity
Como actitudes del tipo reactivo que le permiten al sujeto continuar
viviendo con una persona amada-odiada en el seno de su familia.
20 G. Bateson, D. Jackson, J. Haley y J. Weakland. "Toward a theoQ' o(
Schizophrenia", en Behavioral science, 1, 1956. Cuando pierde el apoyo de la fami lia, el sujeto se encuentra indefenso,
2l Pierre Fcdida, "Psychose et Paren té", Critique, octubre de 19G8 . Hemol en peligro de "descompensarse" rápidamente.
utilizado a menudo este estudio muy completo, el primero en lengua francesa
consagrado a la antipsiquiatría.
n Laing y Esterson, Sanit)', madness aná lhe family, Tavistock, 1964. 24 Pierre Fedida, loc o cit .
23 T . Lidz, S. Fleck y A. R. Cornelison, Schizophrenia and lhe family, N ueva 25 L. Wynne y Margaret Singer, "Thinking disorders and family transac-
York, Int. Univ. Press, 1966. tions", en American psychiatric as.wciaton, mayo de 1964, citado por Fedida.
172 PSICOANÁLISIS Y ANTI,'SI,rl"1II 1lIiI,.,'"QUIAJCRIA y PS1COANALlSlS 173

9 abe repr~har a estos tr~~ajos su carácter descriptivo. No dI' su propio discurso, sino tampoco del discurso que 10 constituye,
esencialmente, el discurso de sus progenitores. El síntoma
esta claro como pueden utIlIzarse en la dinámica de una I

~leme~tos así obtenidos. La preocupación de la mayor parte de IllnO llena, en el discurso familiar, el vacío que crea en él una
InvestIgadores no está, por otra parte, relacionada con la cura .jlld que no se dice. De este modo, el síntoma les es necesario
(que según el!os ~nterpretan tiende solamente a la adaptación) I¡ han de protegerse contra el conocimiento de la verdad en
con una profIlaxIs mental o un llamado a la revolución.26 li6n. Cuando se quiere tratar el síntoma, se rechaza al niño.
Estas orientaciones centran más la atención sobre los roles I tos comprobaciones son válidas también para el análisis de los
adop~an en la realidad que sobre el modo en que el Inltos y, en particular para el abordaje de la psicosis (donde son,
al suJet?: En la ~ayor parte de las investigaciones p~ico'so,cio.16¡~ I ¡'mbargo, sistemáticamente desconocidas).
la relac~on pr~gemtores-hijos se interpreta en función de un I'~ n la relación con el psicótico, se tiende a olvidar un punto
no remite a nmg,una lectura de algo no dicho, de un decir IIcial: el sujeto, ante un llamado al que no puede ya responder,2s
de toda referencIa a la estructura jnconsciente de los 11} surgir una floraci6n de modos de ser 29 que constituye el soporte
No se obtiene, pues, de estos aportes una estructura ('icrto lenguaje en cuanto tal. Lo que se articula en el delirio
zación inconsciente de 1a psicosis: se da solamente una Uldituye verdaderamente el eros del psicótico. Tiende tanto más
de lo que Ocurre en una familia de esquizofrénicos P,:H;~~;~~~':; la forma de la palabra, al juego con los vocablos, en ]a medida
en .Jules Henry).27 y estos datos muy esclarecedores JI que la palabra, de hecho, ha desaparecido. Esta floraci6n im;:¡gi-
alejados de lo que es puesto en juego, como hecho de estru,ctu,. lIuia, "antecámara de la locura", requiere que se la entienda: cn-
en los desarrollos freudianos. uhre 10 que, en el sujeto, trata desesperadamente de hacerse reconocer
~l :nérito de todos. ~sto~, trabajos reside en que liberan a 11 una articulación simbólica.
qUlatna de. una claslÍIcaclOn de tipo botánico, pero estos Al reprimir un deJirio, se lo fija irremediablemente, o más bien se
corren el nesgo de reemplazarla por otra forma de cI'''lÍ' ,ca,ciG. I ('ierra al sujeto la vía por la cual s610 la no intervención (por cuanto
o de ideología. tl lllserva intacta la posibilidad de un reconocimieno del sujeto en su
. ,No se trata ,t~nto .del comportamiento del psicótico (asÍ como ulenticidad simbólica) puede dejar libre el camino a un proceso
bien del neurotlCO ) c?mo d~ su p~l abra. La Traumdeutung, Ir \titutivo de curación.
recordado Lacan, descIfra el InConsCiente como un lenguaje. Y Aquí radica el interés que presentan los lugares de curación que
en. la época en q~e tod~vía rei-?aba la "filología", se anticipó, wnniten, sin agresi6n mediante medicamentos, el desarrollo de un
constrUIr una teona del InCOnScIente, a la IÜ10üÍstica ele ~ •• u,,'U,", ,¡"lirio (las investigaciones clínicas de Laing son, en este sentido,
Freud sólo concibió por un momento el inoconsciente como tllamente interesantes).
táculo de p,u!siones y de ins.tintos co~ el propósito -que se "Cuando un tipo delira, el médico siente miedo; y sin embargo hay
después est.e nl-, de conve~lrlo en v.Inculo de unión de la biologf& fltle dejarlo delirar, ésta es la mejor cura," Así se expresaba reciente-
y de la p~lcologla. En realIdad, el lI1consciente es el sujeto de la Illente un internado en VilIe-Evrard.
palabra. SI esto aparece encubierto en el neurótico o en el homb~
Aceptamos intelectualmente esta posición. En la práctica, aplicamos
normal a causa d~1 ,c~ntrol del yo [mol1, se evidencia en cambio, direc. In quimioterapia obligad amente. El mérito de la experiencia inglesa
tament~ en .el ~SlCOtICO. El yo [mol1, como sabemos, tiene su fuente ronsiste en haber tomado, en la realidad clínica, literalmente la frase
en 10 ~agmano, lo que Se advierte cuando se considera la fase de Freud: "El delirio es un proceso restitutivo de curación".so
del espeJo,
Sobre estas bases .teóric?s -<!ue no desarrollaremos aquí-, hemOl
demostrado que es Imposlble 3Islar el síntoma del niilo enfermo no 28 Temas desarrollados por Lacan en el Seminario del 16 de noviembre
de 1955,
~8 La rev~luci6n en la psiquiatría. según Cooper. debe pasar por la revo- 29 lbld.
lucl6n mundial. .so Sin embargo, el problema que plantea la paranoia no ha sido abordado
27_JuIes Henry, Culture against man, Tavistock, 1966. [Hay edici6n en en los trabajos antipsiquiátricos. Esta laguna tiene su importancia; señala los
espanol; La cultura contra el hombre, México, Siglo XXI, 1967]. limites de la experiencia inglesa.
PSICOANÁLISIS Y ",,",,<lm," A'" '' ~NTIPSIQU I ATRIA y rS ICOANALlS IS
174 175

Si bien la tentativa inglesa tropieza con sus propios ;tá prohibido todo cambio en la personalidad de un sujeto. En efecto,
posiciones teóricas son por otra parte discutibles, no por ello es un cambio en la persona exige un cambio en la relación de esta
valiosa al nivel de una investigación clínica que vuelve a c~:~~'¡=: p rsona con los demás, de ]0 cual resulta que los demás practican al
la relación del hombre con la locura. Trataré ahora de Irspecto una estrategia de exclusión, destinada a prevenir todo riesgo
precisamente este problema. dc cambio.
La recepción, en estas comunidades inglesas, consiste (según lo que
yo he podido percibir en el curso de una estadía sumamente breve) en
11. CONFRONTAC ION CLlN ICA una reconstrucción emparentada con el psicodrama.
El paciente se encuentra allí en el mito de la regresión (mito lain~
LAS COMUNIDADES INGLESAS DE ANTIPSIQUIATRÍA
I(uiano que por lo general conoce el enfermo, que viene para u re_
rcsae') ; el paciente, en el curso de la actuación de "su" escena, 10
Ronald D. Laing (como lo hemos visto anteriormenle) ha dedi.cadO utilizará como recurso a través del despliegue de sus demandas (en
principalmente sus esfuerzos a la .investigac~6n clíni~a en ,?atena d llls cuales agotará sus iras).
psicosis (yen particular de lo qu~ se den,omma ~sq~llzofrcl1ia~. El paciente precisa un pú blico, como testigo y sostén de su delirio
Es miembro fundador de la Pluladelphta AssoczatLOn, orgamsmo q (de sus alucinaciones, de sus síntomas). En este medio a la vez
ha creado en Londres tres " ILom es" ( hogares), lugares a los que t errado y abierto a los visitantes se desarrollan a veces juegos y ritos

considera antipsiquiátricos y cada uno de los cuales recoge a un j·xtraños. "Dame tu angustia" es el tema que se sentiría uno tentado
decena de "enfermos mentales" (de edades comprendidas entre lal f\ proponer para ilustrar uno de estos " juegos de la verdad" que se
17 Y los 35 años) sin que se practique en ellos una vigilancia médicI Improvisan a veces, juegos en cuyo curso se trata, ante testigos, de
particular. "enloquecer" al compañero. Todo espectador se compromete a sufrir
Estas casas pretenden ser lugares de rece pci6n de la lo cura. El t:lmbién él la prueba que consiste en arrancarle al otro lo insoportable
"en fermo" entra en ellas para desarrollar una crisis que no serl de la angustia. En cierta forma, lo que se exige es el grito del otro,
tolerada en ningún..otro medio. En su búsqueda de un término ade- 1111 cuanto tal.
cuado pa ra definir esa crisis por la. que pasa el p~ciente,31 Lainr Toda solución individual 32 se encuentra orquestada permanente-
propone el de mdano"ia (t>n el sentido de conve rsJOn, de transfo r- mente por un público. E l mensaje que trata de hacerse oír es el de un
mación). . ujeto en su referencia a l registro de la verdad. La mirada del otro
Considera al delirio (y a todas las ma nifes taciones que apar~cen I'onstituye la organización del mundo de cada uno. A partir de allí
en la esquizofre ni a aguda ) como un viaje (en esto asimila la crisll tiene Jugar una experiencia privilegiada; experiencia que tiene
psicó tica a los efectos psicodéli cos), viaje que puede revelarse corno r~lación con ]a castración, con el objeto del deseo y con el espejismo
bueno o malo según sea el marco 'en el que se ve llevado a desarro del deseo.
llarse. Si al proceso se lo considera como patológico(y por ello ligada Se pone constantemente en juego una dramatizacion de la angust ia
a la necesidad de los "cuidados" médicos), se corre el riesgo de que ele castración, referida a un campo en el que la muerte y la vida se
su desenlace adopte un aspecto psicótico definitivo, y el proc~so ~ hallan estrechamente ligadas, y con esa dramatización se perfilan
transforme en crónico en el medio psiquiátrico. Según la expenencla Itmenazas que guardan relación con todo lo que permanece prisionero
de Laing, es necesario (y esto tiene importancia capital) esforzarse de lo prohibido.
por seguir y asistir el movimiento de un episodio esquizofrénico agudo
en lugar de detenerlo. No existe, agrega Laing, nada que sea más tabd La entrada de u n nuevo "paciente" en Kingsley Hall exige el
en nuestra sociedad que ciertas demandas regresivas. Por lo general, IIcuerdo previo del grupo (de los pacientes) en su conjunto.

31 Enfatice ali¿née Il, Recherches, diciembre de 1968. R. D; Lain~, M I .'12 E l mecanismo d e "redención". cuando se traduce en el curso de la resi-
tanoia, some e:~periences atoKingsley Hall. Jacques Schotte. Presentatlon dI ¡lenda en el hogar, no deja de guardar relación con una identificación id eal
Ira U6UX du Congreso ton el objeto de desecho dejado por la venganza divina.
PSICOA.NÁLlSIS y AN'Tl.PSJ'QlllAITlI
176 4NTJJ'SIQUIATRIA y PSICOANÁLISIS 177
CULTOS DE POSESIÓN Y METANOIA .11 1 que un día se había perdido en cierta etapa de su vida. Le pareció
IIrtr.csario volver alld donde se había perdido, con el fin de poder
Los miembros del grupo se pronuncian ,,'encontrarse nuevamente, y llegar así a vivi r de un modo que no
acabamos de indicar sobre su tolerancia con respecto a una fll ese falso. Pocos días después de su ingreso en Kingsley Hall, comenzó
en su juego. Lo que el paciente va a adquirir mediante el dominio I IIregresar" por la noch e (se tornó incontinente y encoprética), con~
las sucesivas crisis, a través de las cuales termina por producirse ,"rvando no obstante su trabajo durante el día. Enseguida sol icitó a
IIconversión" o IIredención", es un cierto saber, no solamente sobre 1,1& autoridades una licencia por enfermedad, que le fue otorgada.
locura, sino sobre el hombre. Desde ese día, regresó en forma total y se hizo alimentar con biberón.
Esto no deja de evocar ciertos ritos de posesión de las sOloiedadtll r cubrió de heces, adelgazó, dejó de hablar, pronto no le fue posible
africanas en los que, a través de un ritual de expiación, vemos IIInntenerse en pie. Se puso débil en extremo, tuvo una hemorragia
cirse el cambio que va a permitirle al individuo abandonar el status ¡derina y fue preciso trasladarla al hospital.
"enfermo" para ocupar el de "terapeuta". Segú n sus propias manifestaciones ulteriores, regresó a una época
En un es tudio sobre la posesión en los wolof y los Icbu,83 ,Interior a su nacimiento: quería regresar a un momento anterior
Zempleni relata la conversión de un enfermo en terapeuta. La lucJusive al de su encarnación. Abandonó su cuerpo al médico (doctor
tal corno se la ha encontrado reconstruida por la paciente (~~h" d"p 1I~· rke). y este cuerpo llegó hasta el límite de la muerte física.
que se ha convertido en curandera, se ordena, en su origen, a
de un mito que va a gobernarla ..!14. En la historia de Khady, las perturbaciones se dan en orden crono-
En el interior de este mito, se esboza la evoluci6n de una I{¡gico. Vemos a su padre ocuparse durante la primera infancia de la
insoportable, en rebeldía contra el padre, hasta el momento en lIiña, en "reparar" (mediante ofrendas a los dioses ) los daños cau-
inscri birá, en tan to que terapeuta, en la línea paterna de desc l, nldenc:i~ 'ildos por su hija a los vecinos, y en curarla de toda una serie de
En el caso de Khady, pero también en el de M ary que malestares. El padre re-bauti za incluso a su hija, dándole el nombre
después, me ha parecido interesante el corte que parece i',lSt:.UI''''''' de la vecina perjudicada, a fin de apaciguar al rah de esta última.
en el caso del placer que produce la enfermedad al dominio aaquilrICII!. Los rituales apunta n siempre a establecer una alianza con los espíritus
sobre ésta . • Ancestrales (exteriores ) .
En la monografía africana, la historia de la "conversión" se nOl A los 16 años, Khauy se casa y aumentan sus somatizaciones sin que
presenta según un desarrollo que sigue la biografía de la pacientt ni p_a dre pueda hacer nada al respecto. El síntoma de la hija es, en
y que se emparenta con el destino. El mito se .inscribe desde ruanto tal, el sacrificio que exigen los espíritus ancestrales (parálisis,
mienzo en el "marco" de las estructuras sociales. mutismo, anorexia). La madre de Khady va a entregar a los espíritus
Mary, la enferma de Laing, muestra a través de la prueba de la
locura no solamente lo que busca "re-encontrar" sino lo que está en
.u vida para que su hija no muera, mas esto no los conforma, quieren
manifiestamente entenderse con Khady; es decir, en todo aquello que
juego en ese intento; también en este caso se plantea el mito en el le refiere a su propia castración. El apogeo de las perturbaciones y el
origen, pero el mito está inscripto en la institución. (lcHrio se presenta a los 25 años: también entonces se produce
Laing relata 85 la historia de esta enfermera-jefe rígida, organizada. rl comienzo de la iniciación a su estado de curandera.
consagrada totalmente a su trab~jo, que experimentó el sentimiento En la paciente de Laing, ocurre igualmente que en el apogeo de sus
83 And ras Zemplen i, Colloque CNRS mr les cultes de possession, octubrt
perturbaciones se esboza una posibilidad de entrar en otro status (se
de 1968 (inédito), transforma en una pintora de talento ) . Mediante una larga marcha
Le agradezco al autor que me haya comunicado su estudio no publicado 1\ través de lo insensato, term ina por reencontrar la "causa" de
sobre Jos cultos de posesión. A la lectura de este estudio debo el conocimiento un deseo.
del caso de Khady.
8f Se trata de un mito gemelo, característico de la religi6n de los rabo
La entrada en la locura se realiza, como ya vimos, a través de la
Véase nota 37. anorexia, la cncopresis y la incontinencia. Fue necesario que Mary
8S R. D. Laing, "Metanoia", en Enfance aliénle II~ RecheTches, diciembre se viera dominada por la máquina (del significante) como trozo
de 1968, (Hay ed. en esp.). carnal separado de su cuerpo. En el límite de la muerte física, hizo ver
178 rSICOANAL1SIS y AN'TI.PS¡'Q{J/A,~ ·ffl'SIQ UIATlU.-i y PSICUANALlSIS 179

que su deseo era deseo del cuerpo del otro. Se dio un juego Las etapas de la ucuración" de la paciente,. esc~ndida~ por un ritual
mático salvaje entre ella y el médico; lo que ella requería era a la 1, demandas regresivas autorizadas y por epls~~lOS dellr~ntes, fueron
la angustia del otro. j umidas por el grupo en su conjunto. El deltno de l~ Joven fue .en
Dos in tervenciones parecen haber tenido un efecto na<f,iclllamu,lI. jj\rta medida cuidado tiernamente por todos como SI fuese su bien
decisivo. En primer lugar la p roh ibición que un día se le COIOl U.n!':O tll s preciado. Pudo así surgir de este viaje por lo insensato un acto
defecar en cualqu ier parte. Se le asignó (en beneficio de .1,.. creación.
pensionistas) un área olfativa. Dentro de esa área, se le dio Si la enferma de Laing alcanzó el límite de la muerte física, en el
d erecho a juga r con sus excrementos, a embadurnar con ~ ,uo de Khady la muerte está igualmente presente: le arrebata a. su
paredes. madre y sus hijos. En el apogeo de su delirio} vemos a Kh~dy oscllar
La otra intervención (q ue tuvo sin duda relación con su lotre el rechazo y la obediencia a las órdenes de los espín tus ances~
de pintora) fue una simple observación de Laing. Ante el aspecto h;l}es.
los mu ros manchados ('on excrementos, le dijo: HEs bello, pero Accede al status de terapeuta en un movimiento en el que ~e esfue.rza
tiene color", Desde ese instante, la mujer recurri ó a la por escapar a la magia. Accede a él a través de una. sen e de ntos
ejecutó hermosos murales. A partir de allí se elaboró en el sujeto '¡Icrificiales, en cuyo cu rso paga el derecho a la .here~~la ~~terr.la (. s.e
deseo de pintar. ,raliza así algo que pertenece al orden de una ldentlflcaciOn slgmfl-
No es exagerado declr que en un primer nivel, fue realmente ~ I unte, más allá de las luchas imaginarias).

excremento en cuanto ta l el que desempeñ6 el papel de causa d.1 En una época en que su ambivalenci~ con respecto al .~adr~ ¡ era
deseo 36 y es to en un momento crucial en el que lo que estaba . todavía manifiesta, un curandero le hiZO esta observaClOn: Las
juego, para el suj eto, era el poder constituirse por primera vez en mujeres no deben poseer conocimiento".
significante. "Yo heredé ese conocimiento de mis antepasados)', replicó Khady.
E l excremen to desempeñó en la paciente un papel importante .. Esta declaración tuvo por efec to convertirse en palabra de partici-
un a suerte de proceso de subjetivación. En relac ión con él aparecil pación, palabra q ue hizo que Khad y pasara del estado de enferma
en primer lugar la demanda más primitiva : que se vaya a busctl .11 de curandera. Recibió entonces, como parte de la herenCia paterna,
manualmente ella S'tlS excrementos (es tando aquí estrechamen te unida una piedra, una ca brza de buitre, instrumentos del culto (nec;sarios
la demanda al otro y la demanda del otro) ; y después, a través de uD
rech azo (primera in tervención) que se le opuso, pero en otra parl, ¡ lara su [unción ); era preciso, no obsta nte, que ganara todavla .una
ucha y arran cara el "cuerpo de Sajinne", an tes de llegar a conqUistar
y no en el lugar donde se situó la segunda intervención (la de Laing) un poder total.
hubo creación y expresión en la pintura de aq uello que, perteneciente
al registro de los deseos imposibles, trataba de entrar en el decir. Exista Los huéspedes de Kingsley H all adquieren el dominio de la locura
un vínculo innegable entre la. relación establecida por la paciente COD a través de todo un juego con la muerte y la angustia. Hay, no obs-
ese objeto perdido cxcremencial y la prod ucción artística. tante, víctimas expiatorias: víctimas que se bacen echar d.el "hogar"
En un primer tiempo, esta mujer joven había perdido su identidad ~egún el mismo proceso repetitivo que los lle.vó a ex~IUlrse. d~ sus
confundida con el abandono del objeto excremencial. A partir de esta familias . El que por el contrario, tiene la gracia de salIr del mherno
pérdida pudo na cer el deseo, para introducir enseguida cierta cohe- de la locura Jo I;acc de manera creadora, resultado que es difícilmente
rencia al nivel de la constitución del sujeto. posible en el hosp.ital psiquiátrico.
La existencia de un hermano menor esquizofrénico no fue ajena Lo que me impresionó durante mi breve estada fue ~l m.odo en que
a la llegada de la enfermera a Kingsley Hall. Todo ocurrió como si los "enfennos" habían adquirido, a través de su expenencla p~rs?nal,
h ub iera querido iniciarse en la uenfermedad" como "enferma" para una verdadera competencia de terapeutas. El acceso al conOClml~!llto
lograr así una posibilidad de salvar al hermano. a través del dominio del mal tiene sin duda, como trasfondo, CIerta
relación con los ritos de posesión.
36 Lacan, "E l excremento no desempeña el papel de efecto de lo que situa.
También en la historia de Kh ady es la víctima de los males la que,
mas como deseo anal, es su causa". Seminario del 19 d e julio de t 963. mediante una serie de regresiones, adquiere el dominio del mal. Las
-t,Vfll'SlQUIATRJA y PSICO ANALlSIS
I'SICOANALlS1S y AN'TI/'SI'Q'IIAlr. 181
180
.I.·lirio admitido por los otros (delirio que en nuestros países la habría
"iniciaciones" en el mundo de los "tuur" y los "rah" 3. están I nndenado al as ilo).
ladas a sanciones, a reparaciones exigidas por los espíritu anlcem'." Lo q ue cuenta, por otra parte, en esta experiencia es no tanto una
Coinciden con reordenamientos en las estructuras fami liares y hi potética curación como el acceso de K hady a una a udiencia y a un
(y por consiguiente, en es te país, religiosas). , ~her.
U na parte de la vida de la ex enferma se ordenó en torno El conocimiento ha surgido en el momento en que el deseo pudo
búsqueda de un a identidad, de la búsqueda de un lugar en las ~nimarla función del conocimiento, hasta entonces aprisionado en
de descende nci a a las que pertenecía, y ello a través de una 1.1 fantasía,
con tinua entre el rech azo de las tradiciones familiares y la S~~~::~~I La raíz de este conocimiento se encontraba sin duda en el cuerpo
a los espíritus ancestrales. A través de una resistencia a la i: lufrien te; fue preciso que este cuerpo se introd ujera en toda un a
paterna, llegó fi nalmente a hacerse cargo de su h erencia de eu, 'u'uo.... dialéctica significante (se sepa ra ra de los h ijos naci dos muertos, se
Lo que se torna manifiesto a través de toda una sirltC)mat,olc). .lIienara en difere ntes partes) an tes de poder situarse en el campo
histérica (parálisis, mutismo, anorexia), es el modo como elel deseo. Y la noción de sacrificio, de mutilación, ha desempeñado
m iento que por momentos podría llamarse deli rante es .tllí el papel de vector, para asegurar la presencia del otro en la red
las creenci as del medio, que favorecen el delirio. El pens,arrlleloto del deseo. 3s (Volvemos a encontrar la presencia de estos mismos meca-
la enferma encuen tra su apoyo en las creencias del grupo nismos en la enferma de Laing, que en una p rimera etapa debía
q ue contra riamente a lo que ocurre en la tradición occidental, no tlcstruirse en su cuerpo.)
busca aquí en ningún momento perseguir al espíritu, causa del ma1; Khady nace a su función de curandera a t ravés de una experiencia
trata siempre de esforzarse po r establecer con él una alianza, y ro la realización d e su deseo. Cuando ell a pudo lanzarse lo suficiente-
través de un ritual del que participa todo el grupo). E l sistema de mente lejos por ese camino, logró lambién reintegrar el deseo a su
enferma es así a la vez deli rio individua l y creencias comunes, Es rausa. I
mas de este modo en presencia de 10 que sería una neurosis obse!li Este viaje por la "enfermedad", que tiene como apoyo ]a creencia
qu e lograra buen éxito: una cu ración de la histeri a a través de del grupo, no está tan lejos de 10 que m~ parece ser uno de los resortes
esenciales puestos en movimiento en Kingsley Hall. El paciente, a
37 "TUUT y rab son espíritus ancestrales. En el sentido primitivo, el tLlU ~
través de una serie de experiencias, alcanza no ya una salud, sino un
un ge nio que dom ina las aguas y cl sucio, que estab lece una alia nza tras'!lisi sa ber que le permite desempeñar en su momento el papel de guía de
de generac ió n en generació n con el an tepasado fundador de una progc l1Ie, aquellos que se encuentran librados a "la cólera de los espíritus".
regla general u te ri na, I::t c ual se convierte de este modo en e l doble del li n"
inv isib le que form a n los descendie ntes del tuur.
La locura, como lo hemos visto, no es un mal que haya que expulsar ;
No obstante, a los ojos de los adep tos del culto, que lo consideran como se trata de conce rtar u na alianza "con los espíritus", de llevarlos, si n
es píritu ancest ra l, identi fi cado desde larga data, el tuu r toma sus ra sg~s tan despertar la angustia, a la trampa del deseo.
de la imaginería de los gen ios como de las fi guras ancestrales prOp13mell
dicha s. Su nombre va prece dido de la palabra maam que sign ifica abue lo 38 A. Zempleni me h i7.0 notar que el corte pueslo en ev idencia en es te
antepasado. Sus atri bulaS son conocidos por todo el sector socia l (lí nea dt capitu lo (m uerte-enfermedad y renacimiento-acceso al poder de cu rar ) se
descendencia, barrio o poblado) a l que está ligado y q ue le rinden culto reg u~ vuelve a e ncontrar e n la biografía d e todos los tipos de curanderos, En los
La (ron tera que separa a los tuur de los rab (rab: animal) es m6vil. marabouts (Senegal ) este e lemento está presente bajo la forma de retiros
tuur son rab y e l home naje que se rinde asid uamente al rab identificado ascéticos denominados "xalwa" , que consagra n la carrera del curandero (en
e leva a l rango de tuur. La diferencia reside en e l grado de antigüedad de .. lugar de condicionarla desde e l comicnzo, como la enfermedad y el rito
alianza con los h ombres. Pero el rab no es solamente un espíri tu ancestral terapéutico en el culto de los r ab).
similar a l tuur. Es también parte constituyente de la p ersona, el doble (gemel,- Las inversiones dialécticas q ue se operan son, según Zempleni, innegab les
compañero ) del ni! visible, A veces se actualiza, y a veces permanece coml en todas las cu ras animistas. Estas curas se basan en técnicas de nominación
virtualidad de la perso na. Si se actualiza (por la enfermedad) su nominaci61 e in tegración, en oposición a las curas isl6. micas que se operan por purificac ión
(mediante los rituales denominados ndop y samp) implica su integraci6n en ti y expu lsión.
universo de los espíri t us r econocidos por la colectividad. Este universo es la El enfermo (postulante a l papel de curandero ) recibe sú bitaIT•.::nte en las
duplicación de la sociedad oficial. Los rab y los tuur tienen pues un nomb.... curas animistas, el poder de dominar las fu crzas oscuras (n o nominadas) que
un sexo, una e tnia, una reli gión, una profesión, una personalidad , .. " (A. Zel'ftl lo atormentaban.
pl eni, ibíd.)
/,SICOANALlSIS y ANTlPSIQUIA '/ 4~tl lPSIQUIATRtA y PSICOANALlSIS
182 183

Está lejos de mi in tención, no obstante, la idea de reducir la .1,.1 discurso interior ), Lo que el sujeto trata de reconstituir es lo que
a algún viaje metafísico. Si he registrado las experiencias i 1111 pudo ser as imilado en el momento del choque con el significante.
africanas, lo he hecho para subrayar la originalidad de un a busq\Jedl, : Porque nunca lo repeti remos suficien temente: en el momento en que
que le da a la locura la posibilidad de hablar. ,1 psicótico se ve llamado a tener que concordar con sus significantes,
I ti ese momento hace, en condiciones determinadas, un esfuerzo que

11,.,cmboca en el desarrollo de una psicosis!Z


RECIB IR LA PS ICOS IS Esta psicosis no tiene ta nta necesidad de ser "curada" (en el sentido
41" una detención ) como d e ser recibida. Lo que el paciente busca
Lo que así habla es una palabra que se le presenta como tal al sujeto I'~ un testigo y un soporte de esa palabra ajena que se le impone.
pero no es él. El paciente llega a perderse como su jeto al buscaJ'll
corno objeto en su relación con el otro. 1HI La palabra que entoncet
surge no es ya la suya, es el tú (que habla en una situación en la que
el otro como ta l no puede ya ser reconocido por el paciente) , 40
En estas condiciones se produce la reducción de la situación a un
pura relación imaginaria. En la relación afectiva qu e así se crea, f'1
otro se trasforma en el ser de puro deseo, pero también en el ser
de destru cción: de allí el lugar que ocupa la aparición de la agresi
vidad en el campo en que se despliega la locura.
Lacan sitúa la entrada en la psicosis aproximadam ente en un
momento en que, desde el campo del otro, viene el llamado de u n signi-
ficante esencial qu e no se puede recibir. H Surgen de lo imaginario
palabras q ue se imponen al sujeto, y a estas pahlbras se aferra ; ellas
lo vuelven a vincu lar.con una "humanización" que está perdien do,
En este regist ro pueden situarse las tentativas de "redención" (que
vemos en los casos de que informa Laing). Estas tentativas apa recen
para proteger al sujeto en su narcisismo ame nazado.
Lo que se desp liega en este momento en la escena) COIllO absor·
ción de imágenes aterrorizan tes, es algo que en realidad sólo puede
capta rse en tanto que relación del sujeto con respecto al significa nte.
Siempre en el momento en que la re lación con el otro imag inario se
trasforma en una relación mortal, el sujeto introduce un a rcconsti·
tución de todo el sistema significante corno tal, desprendida de la
relación sign ificada (y esto va acompaiíado por una descomposición
i2 Lacan, Seminario d el 4 de julio de 1956: "[ ... ] todos ustedes están, y yo
39 Lacan, Semi nario del 27 de junio de 1956: "Sería necesario hace r com. ton ustedes, in sertos en ese significan te mayor que se llama Papá Noel [... ]
prender que en esta relación es él el objeto ; al fin de cllentas, es por bu scarse Papá Noel, eso siempre concuerda [...] y diría más, no solamente que siempre
como objeto, que se pierde como sujeto". oncuerda sino que concuerda bien [... ] y bien, el psic6tico tiene sobre nos·
<tO Lacan, Semi nario del 27 de junio de 1956: "¿Por qué ocu rre q\le para Otros la desventaja, pero también el privilegio, de hallarse en una relació n que
el propio sujeto ello habla, es decir que ello se presenta como IIna palabra, y le plantea de otro modo. No está tot almente adaptado, no ha surgid o del
que esa palabra es ello ? ¿ e1lo no es él? Hemos intentado cent rar esta pregunta lignificante. Se encuentra colocado u n poco de través; ha surgido a pa rtir del
a l nivel del tú. [... ] El tú es un significan te, una puntuación, algo para lo cual momento en que se lo conm ina a ponerse de acuerdo con esos signifi cantes,
t!:l otro es tá fijado en un p unto de la significación " . debe hacerse un esfuerzo de retrospección considerable que cu lmina en el desa-
41 Lacan, Seminario de l 4 de julio de 1956. rrollo de una psicosis."
11. EL PSICOANÁLISIS DIDÁCTICO
Y EL PSICOANÁLISIS COMO INSTITUCIÓN'

Veremos ahora, para term inar, de qué manera en el interior del aná-
lisis mismo se plantea, a través de los aspectos didácticos, el problema
de la institución.

r. LO HISTORICO

I~L ANÁLISIS ORIGINARIO

Este es, nos Jo recuerda O. Mannoni,2 "el aná lisis de Freud ante
Ftiess, en el curso de los últimos a ños del siglo XIX". Describirlo llevaría
n distinguir dos tipos de saber, el adquirido por Freud con sus maestros
(Charcot y Brcuer) y fundado sobre la observaci6n clínica; y esa otra
forma de saber, más difíci lmente comunicable, lograda no tanto por
el deseo conscien te sino más bien por los avatares del deseo incons-
ciente. lvfan noni ve aquí el doble origen del análisis, tanto en su
técnica como en sus ritos de iniciación.
Estos dos sabe res se sostienen mutuamente, se completan, pero
pueden también, en ciertos momentos, entrar en conflicto recíproco.
El saber adquirido sufre una modificación que guarda relación con
el modo en que se sitúa como objeto en el campo del deseo.
"Algo prove niente de las profundidades abismales de mi propia
neurosis se ha propuesto a que avance aun más en la comprensión
de las neu rosis y tú, ignoro por qué, te hallas implicado en esto.
La imposibilidad de escribir que me afecta, parece tener por objetivo
perturbar nuestras relaciones [. .. ] ¿ Te ha pasado algo análogo a ti?" I

1 Aparecido en el Bl!lfetirt d'lnformation du ¡yndicat des IHPS, nO 4,

ab ril-mayo de 1969.
2 O. Mannoni, "L'analyse originelle", en Clef! JJOur l'imagina irt, éd. du
Seuil, 1969. [Hay ed ición en cspaílol : La otra escena. Cfcwes para lo imaginario,
Buellos Aires, Amorrortu, 1972.]
l Frcud , ClIrla 66.
186 PSICOANÁLISIS Y AN'J'/PSIQUATRIA ;f. I'SI(;()ANAI.1S1S DfDACTlcn r COMO I NSTlTrC/6N
187

La amistad de Freud con Fliess perturba a los analistas, y cuando II"e sólo después de haber terminado con la interpretación de los
hablan de ella, lo hacen siempre con cierta reticencia. La mayor parte lidios, Frcud pudo poner fin a su amistad con Fliess, )' soportar final~
del tiempo reducen a una gran dim ensión imaginaria la " transfe~ 1I¡{'nte el peso de la angustia y de la soledad.
rencia" de Freud con Fliess. De lo que, en el corazón mismo de esa relación, pudo servir de
Se ha dicho t que Freud, gracias a que descubrió a través de FIiesl MCCSO al conocimiento humano (al precio de mil tormentos, de luchas
la universalidad del tema d el npadre", pudo abstenerse de desem peñar ) de sufrimie ntos somáticos), no sabemos gran cosa a no ser por esta
el papel del padre autócrata con sus enfermos, aplastados ya por la IIbservación de Freud: "He tenido éxito allí donde el paranoico
a utocracia. Se sabe fehacientemente que Freud, en un sueño relatado hncasa".1I De hecho hay, al parecer, una relación entre el conocimiento
a Fliess, se dio cuen ta de su aspiración irracio nal: la d e culpar a todo. rMranoico, el saber fundado en el deseo inconsciente, y la creación del
los padres por las neurosis de sus hijos. IIbjeto (psicoanalítico) que es también plena conciencia del objeto
No obstante, la cuestión no resid e enteramente allí. Lo que importa perdido: siempre el descubrimiento surge en el momento en que la
no es tanto que Fliess haya podido desempeñar con respecto a Freud ulVestigación se oculta. ¿ Cómo se instaura entonces una relación
el papel de padre, de madre, de confidente sobrestimado, sino que .IIlalítica?
haya sido, desde un comienzo y ante todo, como en un análisis, el Si Freud le pidió a Breuer que lo instruyera, a Fliess (como lo
apoyo de las dudas de Freud y también de su saber, el pivote en torno lC'cuerda O. Mannoni) le pidió un saber que éste no poseía. Al objeto
al cual se ordenaron (a través del discurso sintomático que desde de su investigación (el psicoanálisis) Freud lo situó en un a relación
1894 desarrolló Freud ante Fliess) sus descubrimientos más gra ndes. IlIntase~da con el deseo del Otro; bajo esta forma le llegó al nivel del
Freud llamaba a FJiess "mi otro yo", le confiaba lo que todavía IIH'onSClcntc algo del orden del conocimiento, y le llegó a través de la
no estaba suficientemente maduro como para se r comunicado a los .piración a ser reconocido.
demás. En el centro de todas sus creaciones se encontraban los efectos ~ partir de este deseo (la pasión de una investigación) Freud
de su relación irracional con Fliess. ,u·t1c~la lo que se transformará en la experiencia analítica. Lo plantea
(t¿ Para quién habré de escribir ahora? Si desde el momento en que 11 1 rnJsmo ti empo como una interrogación y como ]lave para todo
una de mis int erpre~cioncs te desagracia estás dispuesto a declarar deceso al saber y a la verdad.
que el que <<ice los pensamientos» no perci be nada y no hace más que Este ~odo de abordar la experiencia analí tica, tan presente ya en
proyectar en el otro sus propios pensamientos. Dejarás de ser realmente I.I S relaCiones de F I-eud con Fliess, está muy alejado de toda reducción
mi público y, como los otros, considerarás al conj unto de mi técn ica , una realidad, reducción que conduciría al psicoa nálisis a esa forma
como carente de valor." .5 tle sepa ración médico-enfermo que prevalece en psiquiatría, y sobre la
Freud mantenía una relación imaginaria con Fliess, pero en ella lual se funda toda la nosografía clásica. En esta perspectiva, el anali.
existía desde el comienzo el esbozo de otro movimiento, movimiento ',~l1do c:taría sometido al juicio de su analista-psiquiatra, en una
por el cual Freud habia enviado un mensaje más allá de Fliess, para VlIlculaclón regida por una relación con la norma, allí donde Freud
que, más allá del otro imaginario) desde el campo en que se ha hecho lubrayaba con mucha precisión que la experiencia moral no debe
posible una art icul ación simbólica (el campo que Lacan llama "el ",tar ligada al solo reconocimiento de la función del superyó, sino que
lugar del Otro") , le fuera acordado un sentido. tI' resume ante todo en ese imperativo que se plantea en el origen
Esta verdad que estalla en tre Freud y Fliess marca los diferen tes 11, I análisis:. I"\VO es \var sol1 ich werdel/'. Ese Yo [le] que debe adve-
momentos de sus descubrimientos. Freud descubre el peso de las IIlr es tamblcn el Yo (Je] que se interroga sobre lo que quiere.
imagos de los progenitores, el papel desempeñado por el Edipo, la En su fascinación por las formalidades institucionales, los analistas
importancia de la sexual idad en el niño, plantea el tema de la muerte han perdido de vista el origen de la experiencia freudiana, experiencia
del padre en el origen de la entrada en un orden simbólico, y sabemos !'Irl cuyo r urso Freud había ocupado en un principio y ante todo la

.. Erik H. Erikson, lnsight and Responsabilit)l, Norton, 1964. 6 lones, Frtud, lile a1ld lI'ork, Londres 1953-1957, Hogarth Press. [Hay
11 Freud. Carta 146. ,dición en español: Vida)l Obra de Sigmund Freud, Ed_ Nova, Buenos Aires.]
PS I COANAUS IS y " ,.,.'"" n< ,' U', ....
188 Al. '>S/CO ANALlSIS DIDAC'J'lCO y COMO lNS TlT U C1 0N
189
posició n de "enfermo" ( repitámoslo: F reud mantuvo
11 , ANÁLIS IS DIDÁCTICO EN EL MOVIM IENTO
discurso sintomático, y el segundo ocupó en esa relació n el
d e un médico idealizado. A través d e esa relación y de la queja
'~A decir verda d, no tengo nada que contarte y si escribo es porque
trasferencia se tejió el saber de Freud sobre el psicoanálisis ) .
I!'ngo necesidad de compañía y de que me animes [...J." 8 Esta nece-
no ocu pó ]a posición de "enfermo" solamente con Fljess; antes
.¡dad de colocar en alguna parte un in terlocutor a quien le entrega
conoce rlo, se había identificado con los enfermos histéricos de Char
In más íntimo de su ser, es u na exigencia que Freud va a mantener
(encontrarnos las huellas de este hecho en sus cartas a Martha).
duran te cerca de quin ce a ños. F liess constituye la dirección de cierto
Freud adquirió el conocimiento ¿e la neurosis gracias a esa facul~ dIscurso, es el lugar a partir del cu al se funda una respuesta; cuando
que tenía de ponerse en el lugar del "enfermo": era el ignorante q Fl"cud coloca allí su pregunta, recibe de vuelta los efectos de se ntido
espera ba del otro un determinado saber. En cierta forma, p~~ de su propio mensaje, y esto constituye la marca por la cual Freud se
decirse qu e su a nálisis se confu nd ió co n el de sus pacien tes : "E Vu llevado a hace r obra de creación.
paciente va desca radamente bien . A través de un rodeo sorprenden Freud ocupa los cinco a ños que siguen a la ruptura con Fliess en
h a logrado demos trarme a mí mismo la rea li dad de mi do ct rina, y r nllalizar este período de su vida; pero ya no experimenta más la nece-
proporcioná ndome la ex pli cación, que hasta a hora se me ha bía ese tillad de entregarse. De es te segundo movimiento en su propio a nálisis,
pado, de mi propia fobia a los trenes". I)Q conocemos nada, salvo la conriden cia qu e le hace a Ferenezi: "No
Frcud, gracias a Fliess, y a través de sus pacientes, se a nali zó HCOl _olamente ha seJiala clo usted, sino que lo h a comprend ido tambi én,
si hu biera sido otl'O"; su saber se veía constan te mente modificado p4r I¡ue ya no tengo ninguna neces idad de revelar completamente m i
los efectos de la situación trasferencia!. Sólo lo comprendi ó despu perso nalidad y ha vinculado usted correctamente este hecho con su
una vez pasado el momen to en que, según la p red icción de Fli I n~sa tra umát ica. Desde el asunto con Fliess, que me ha visto usted

Freud debía morir ( 1907 ) Y (como lo recuerda O. M a nnoni ) r Icelentemente ocupado en supera r, esta necesidad ha sido su primida".\!
necesario es pera r el fin del a nálisis del hombre de las ratas para qul' En esa época (d espués de la pérdida de Fliess) aborda Freud el
reu niese n los d os saberes, el que provenía de las concepcionll pro?lema de la s~ bli.mación y se in teresa, además, por lo que está
de C ha rcot y de B'teuer y el que tenía su origen en la experien l'n J ~ego ~n la p SICOSIS pa ran oica. (H emos record ado ya aquella otra
de la trasferencia co n Fliess. ronfl dencla a r ercnczi: " H e tenido éxito allí donde el para noico
De es le modo, repitámoslo, el saber teó rico rreudi ano surrió una fracasa". ) La doct rina de Freud, su investigación, se con funde siempre
mutación como consecuencia del encuentro co n Fl iess, y en 190 I'strechamente co n su propio psicoanálisis.
después de la ruptura con Fliess, Freud pudo repetir para otros Pero de aquí en adelan te Freud va a exp resarse únicamente en su
sit uac ión que había vivido primera mente con respecto a sí mis mo. obra ; allí es donde cont inu ará su a nálisis.
Los a nalistas han perd ido de vista tod a es ta verdad. La formaci6n Ahora bier:, ? :sd e 1902 Freud agrupa en torno d e él a discípul os
analí tica ha tenid o como eje no tanto la identificación del candida dcse~sos de 1l11Cla rSe en sus d escubrimientos. Muchos psiqui atras,
con el "paciente",7 como los desempeños que debe realizar en relad Infltlldos por el fracaso de otras formas de tra tam iento de las enfer-
con el obje tivo fantaseado d el "convertirse en psicoanal ista" . 11 medades m entales, lo consideran como un jefe. La hostilidad del
olvidado hasta qué p un to es el a nalizando el que hace su a nálisis: h público y la del cuerpo médico en su conjunto a las ideas de Freud
puesto el acento en la única vertiente del a nal ista que se supone uhac refuerzan la solidaridad de los alumnos para con un maestro indis~
u n a nalis ta, en una t rad ición de ti po totalmente "clerical". Según {'I cutido, que ha de defe nderse permanentemen te de los a taques que
perspectiva, el analista ya no es el "suj eto que se supone sabe", si le han de llegar desde el exterior.
aque l que sabe pa ra el " bien" de su paciente, de u n paciente q "La iniciación al psicoanálisis" tiene lugar bajo la form a de inter-
tie ne el status de alu mno. cambio "did áct ico": el momen to de una comida, de un paseo con los

" Con "un enfermo" con o sin enfermedad, como lo destaca O. Manno 8 Freud, Carta 74.
9 Jones, Frtlld, lile and work, op. cit.
111. r SICOANALIS1S DIDACTlCO y COMO INSnTr..;C/¡jN 191
190

huéspedes de paso, de reuniones de trabajo regular con los tm'no a la formación de los analistas se cristalizan desde 1910 todas
y los estudian tes que residen en Viena. 1118 tensiones y los desacuerdos más graves. A partir de,la il~p.a~se del
IInAlisis didáctico se creó la primera Institución de PSlcoanahsls, .con
Desde el comienzo, Freud subraya las dificultades del trabajo
común, las tensiones que surgen, las luchas por el predominio.
'11 cuerpo de didactas. A propósito del análisis didác~ico los anahstas
It'unidos en congreso en Amsterdam en 1965 reconOCieron su fracaso,
crea todo un clima que él mismo juzga desfavorable y que 10
a menudo a mantenerse a distancia del grupo.lO
.In que, por otra parte, la institución psico~nalítica (co.rno cuerpo
locial) fuese cuestionada ni siquiera por un IOstante. Y SIn embargo
Si bien Freud estima que la mejor preparación para el oficio 110 falta n los críticos del sistema. Bernfeld 13 escribía: "Las ~scuel~s
analista consiste en entrar uno mismo en análisis, está lejos de erl de psicoanálisis están fundadas en el siguient~ principio: l~ eXistencia
en dogma esta verdad, y durante muchos años lo vemos iniciar ti c instrumentos de medición relativamente sImples y ObjetIvos que les
médicos en el análisis, al margen de toda formación analítica dásl ,ermitan evaluar si el candidato ha alca nzado de modo satisfactorio
Los ritos de iniciación parecen haber estado m arcados por la do*
experiencia de Freud (el saber recibido de Charcot a través de UI
I as condiciones requeridas. En ausencia de estos criterio~ obj~tivos, la
,¡dmisión, la promoci6n y las designaciones estarán InflUidas p.or
objeto común: el "enfermo", y el saber elaborado en el campo de .. factores irracionales. Los docentes se convierten entonces en personajes
trasferencia). Freud se preocupa no tanto por institucionalizar importantes, la m ayor parte de los estudiantes s~ent~r: la sensación
psicoanálisis como por mantener la doctrina a salvo de toda expl de ganarse sus favores, confirmándolos así en el ejerC1ClO de su auto·
tación incorrecta. ridad y de su poder. Si bien la formación analítica es larga, la,Escuela,
Habría podido fundar un Grupo de In vestigaciones a imagen de ul nun siendo una escuela para adultos, desarrolla en sus estudiantes, al
grupo de matemáticos, pero prefiri6 crear con sus discípulos (y menos temporariarnente, rasgos infantiles y pueriles".
través de rupturas sucesivas) una Sociedad de psicoanálisis (1910) La particularidad de las escuelas de psicoanálisis co~siste en, que
Desde ese día se institucionalizó el psicoanálisis: éste se convirtió 1ft poco a poco ha n ido asemejándose a un modelo de ensenanza. medica
la r.ondición de acceso a la institución (social) de los psicoanalistll universitaria. Sus miembros se sienten celosos de las prerrogativas que
y está estrechamente ligado a ella, Las etapas del análisis del candidatO se ad quieren en el interior del círculo de los iniciados . L,a notoriedad
pronto fueron codifitcadas, y sus "progresos" marcaron su avance ~dquirida afuera del círculo constituye a veces un obstaculo par~ ~l
en la institución social. desarrollo de la carrera en el seno del grupo. Las luchas d~ preS~I~I?
Freud, por otra pa rte, no esperaba mucho del análisis didáctico. son aun más agudas en los países donde la Socie~ad .<;fe Plco~nall~ls
Lo consideraba como un método de selección y de enseñanza. 11 El vive sepa ra da de tod a relación ex terior, de tod a rea hzaClon hosplt~ la n a
análisis era para él un proceso ínrompleto, que exigía ser renovada satisfactoria. Un juego complicado de intrigas co nstituye ~ I telo.n de
indefinidamen te. fondo en el que se proyectan las querellas ideológicas, las dllnenSlOnes
El reconocimiento que hace Frcud en 1914 12 de que son las difi teóricas que constituyen a menudo el pretexto "confesable" de arreglos
cultades surgida'i a propósito de la enseñanza del psicoanálisis laa de cuentas que 10 son mucho menos.
responsables de las disenciones y de las decisiones, es te reconocimiento El candidato a analista se halla así aprisionado en este nudo de
conserva su validez aun si se 10 aplica a nuestros días. En efecto, en tensiones y rivalidades, y su análisis resulta marcado. por los :fectos
de rebote de es tas querellas de cofradía, sobre todo SI sU analista no
10 Freud , On lil e hislory o{ lhe jJsychoanalytic mo ve menl, co llected pape" soporta que cuestione o que agreda el marco insti tucion al al que
1, Hogarth Press. pertenece. Si no se puede reasumir en su análisis los efectos de estas.
M . Balint, "On the psy choanalytic trai ning systcm", en Tnternational journat tensiones, le resta la posibilidad de esperar, endur~ciéndosc, el ,d.í~ que
o/ psychoa nalysis, vol. 29, 1948.
I I Luisa X. Alvarez de Toledo, L. Grinberg, Marie Langer, contribucionel
marcará su propia entrada oficial en la comumda?; El analts~s no
de Buenos Aires a Psych oanalysis in the Americas, Nueva York, In t. Uni", puede entonces dejar de deformarse por la preocupacion del candtdato
Presli. 1966. (Hay edic, en esp. Psicoa7lálisis en las Américas. Ed. Paid6s,
1968. Bs. As.] 1:1 S. Bcrníeld, "O n psychoanalytic cd ucation", en Psyc hoanalytic quarltrly.
12 Herbert S. Slrean, "Sorne psychological aspccts of psychoanalytical trai.
vol. 3 1, 1962.
Jling", en Th e psychoallalyst review, 1965·1966, \'01. 52, no) 4.
I:.' L PSICOANAI.ISlS l)IDACTlCO y COMO INSTlTUCION 193
PSICOANAUS/S y ANTlPSIQUIATRlA
0192
Gitelson 10 señala la interferencia del Hsistema" de las instituciones
en asegurarse una carrera (carrera tanto más aleatoria en tanto !S8
psicoanalíticas con el análisis de los candidatos: observa la máscara que
desarrolla, en gran parte, en una situación de arbitrariedad).
onstituycn los rasgos " normales" de un candidato, menos libre de lo
Si bien la honestidad de Frcud es la base sobre la que se funda su que suele creerse de desempeñar el papel de neurótico. Las estructuras
relación con el psicoanálisis y con la investigación, esta preocupación institucionales están hechas de tal manera que la "anormalidad" es
por la verdad y por la autenti~idad no la encontra~,o~ siemp'r~ e~ el pasible d e una penalidad que amenaza ensombrecer el porvenir
seno de quienes lo rodeaban nI de sus suces?res. El sistema m;t~tu. del candidato.
cional que a trapa al candidato lo lleva a reahzar performances teOrlcaa En los hechos, el analista interviene de manera decisiva como juez en
que a menudo están muy lejos de toda experiencia clínica. ~ .la expe.. diferentes etapas del curso del candidato. Este no puede dej ar de crear
riencia clínica también se encuentra falseada por las condicIones de una situación que de ningún modo favorece (es lo menos que puede
form ación impuestas a los candidatos. decirse) la sinceridad. Lo que ento nces domina es la competencia.
El Instituto Psicoanalítico de Nueva York castiga al candidato que Los analistas se interrogan desde hace ci ncuenta años sobre la con-
ha sido ua bandonado" ... por su paciente. El mito ~e la norma. pesa veniencia del análisis Hdidáctico".17 ¿No hay posibilidad de volver en
en los criterios de selección impuestos y arrastra COnsIgO su cortejo de algún momento a un análisis "personal"? i Algunos institutos co-
mentiras, de mala fe. Un esquema de cura-tipo es el molde que se lo mienzan por él, otros term inan en él! La perplejidad de los autores
ofrece al estudiante. Se sospecha de toda originalidad, se llama que han a bordado es ta cuestión es total.
"adaptación'.' a la sumisión a una estereotipia i ~stituriona l. El ca?," El psicoanálisis mismo, a través de todos estos problemas, corre el
dida to a analista es apresado en el cepo del formalismo. Bertram Lewm riesgo de desaparecer de la formación de los candidatos si es que ha
y H eleo Ross 14 han mostrado de qué manera los ideales burocráticos podido alguna vez existir válidamente en el sistema educa tivo repre-
de las instituciones psicoanalíticas estadounidenses han. l.:lUcstO. en pe.. sivo de las instituciones y escuelas psicoa na líticas. Si el psicoanálisis
ligro el análisis d idático hasta el p~nto de tornarlo caSI lm~~slble. La desaparece, el cue rpo de éli te de los d idactas entiende que, no obstante,
misma Anna Freud 1:1 concluye su mforme sobre la formaClOn de los puede perpetuar sus privilegios. Precisamente porque este cuerpo existe
analistas afirmando q ue ningú n candidato puede ~enerle verda~e~a," es el primero en resistir todo cambio estructural de las instituciones.
men te co nfianza a s. analista. Cuando se lee la ll turatura anahuca Las escisiones no han engendrado nunca nada nuevo en el plano del
relativa al problema del análisis d idác tico, se percibe que el an~l!sjs sistema insti tucion al. Cada grupúsculo que se constituye se estructura
se ha convertido en última instancia, en un pretexto: se lo sacnÍlca de acuerdo con el mismo modelo de la sociedad de la que se ha
deliberada mcnte'e n benefi cio del didáctico, es decir, en beneficio de un separado.
cuerpo constituido de didactas. El objetivo de un a formación ya no
ti ene nada que ver con la inves tigación de una .relación con la v~rdad lIo EL PROCESO ANALlTrco
a través de un di scurso sintomático co n el analista. Para el candIdato
que se preocupa por " llegar", el objetivo primero de la formación es ORDENAM IENTO DE ALCUNAS NOCIONES CLAVE: PSICOANÁUSTS
ent ra r en la comunidad de los analistas. S6lo después de haber logrado ESTADOUNIDENSE y ENSEÑANZA LACANIANA
esa entrada algunos candidatos se deciden a ha ce r, junto con otro, un
Freud, en 1913/8 compara la situación analítica con el ajedrez: con
tramo de análisis, en el que podrán llegar a ocupar el lugal' de enfermo.
esta comparación pone el acento en el encu.adTe de un terreno en el
En el a nálisis didáctico el lugar que importa (realmente) ocupar es el que tiene lugar el juego y en un pToceso, es decir, en el movimiento
de alumno; alumno a menudo ya totalmente fascinado por la imagen
(libre ) que en este terreno se despliega.
del anal ista "jefe" , que algún día será llamado a encarnar, cuando
le llegue su t urno. 16 Maxwell Gitclson, "Thera pcutic problems in the a nal ysis oC the «normal»
cand idate", en I nlernat io1!al JouTnal 01 PJycho411alysis, vol. 35, 1954.
11 Phylli s Grecnacrc, " Problcms oC training analysis", en The anaf)'tic
14 B. Lewin y H. Ross. "Psychoanalyt ic ed ucation", e n The United States,
Nueva York, Norton y Co., 1960. quarterly, vol. XXXV, n'1 4, 1966.
18 Freud, "On begining the lreattnent" (1913), "Recollection, repet ition
t::; Anna Frcud " Problems of lhe tra in ing ana lys is", e n Max Eitingon , iTl
and working lhrough" (1914 ) , en Collected papeTS, 11.
Memoriam, .J erlls~lén, l sr aeli psychoanalyti c socicty, 1950.
PSICOANALlSIS y ANTlI'SJ!QUW' 1IIII IH~ I'SICOANALlSlS D1DACTICO y COMO INSTITUCIóN
194 19j

La libertad de movimiento del analizando es, en realidad, ilusar insistencia repetitiva) era la realidad de la paciente, realidad sometida
y Freud nos muestra de qué manera desde el comienzo del análi 1I 1 principio del placer y no al principio de realidad. ¿ Qué quiere
el paciente muestra a t ravés de sus primeros síntomas, de sus primt"raI decir esto?
actos, de sus primeras resistencias, las leyes que gobiernan su neurou. En la literatura analítica (ya lo veremos más adelante) J la relación
Se requieren ciertas condiciones para que lo que se despliega en.a I'on la realidad aparece como algo muy simple, como si bastara con
campo patológico, que es el del análisis, se torne operativo. locarla. Ahora bien, Freud nos muestra continuamente que toda re..
El paciente, desde el comienzo de la cura, va a reproducir en 1'" IlIción con la realidad se construye sobre un fondo de alucinación
actos lo que ha tachado de su memoria. Freud coloca esta compulsidrt y apunta a la representación de un objeto a recuperar (según el prin-
a la repetición en el origen de toda situación analítica. ripio del placer) . Sólo es posible poner en juego lo que es del resorte
Al hilo conductor de todo análisis lo resume, por otra partta riel proceso secundario (sometido al principio de la realidad) si a
mediante esta f6nnula: "wo es war, soH ieh werden". Es decir, que lo través de los significantes se toma el camino de la facilitaci6n. En el
que está planteado en el comienzo del análisis, vuelve a encontrarw lranscurso del análisis, a través de una insistencia repetitiva, se precisa
al final en la aparición de un yo [fe). El sujeto avanza llevado por un lo siguiente: la realidad es lo que en la experiencia del hombre
solo interrogante: ¿ qué es lo que ello quiere de mí? (de mi ello). AIII vuelve siempre al mismo lugar (Lacan). Tal ocurre, por ejemplo, con
donde ello residía, en un discurso mentiroso, debe promoverse el yo rl papel que desempeñan los as tros en el sistema delirante de Schreber.
[fe) de una verdad. Allí se vuelve a encontrar la articulaci6n lógica al nivel inconsciente.
Al aludir al ajedrez, Freud deja entender que si bien es posibl Planteamos, así, en principio (siguiendo a Lacan), que la realidad
aprender en los libros c6mo desplazar las piezas al comienzo y al final t's 10 que para el hombre sigue siendo precario en su acceso j
del juego, no hay instrucciones eficaces que permitan gobernar la etapa 1610 es percibida en forma tamizada. La fantasía es el marco de su
intermedia. Y deja entender también que la direcci6n de esa parte fralidad.
intermedia pertenece quizás tanto al analista como al analizando. El hombre, en virtud del principio de placer) está a la búsqueda de
Lo que sigue en el texto muestra que si bien Freud hace referenci ~ignos, y la elección de la neurosis se hace alrededor de la organización
a una estrategia, ésta.remite no a una lucha en tre dos personas (el teTa de la bClsqueda del objeto perdido, del objeto original. I9
peuta y el paciente), sino a una estructura que es la del inconsciente Todo psicoanálisis es, según la enseñanza lacaniana, la introducción
(de uno y otro). Las leyes a las que Freud se refiere son las leyes d•• de una fantasía desde el comienzo mismo de la cura.
lenguaje, que aprisiona al sujeto desde an tes de su entrada en 1'1 Hemos recordado estos principios para fijar ciertas referencias con
mundo (presiden su destino ) , esas leyes que lo rigen sin que él 10 sepa respecto a la" cuales se establecen nuestras condiciones de escucha.
y gobiernan su neurosis. Antes de abordar lb que está en juego en el análisis, recordaré breve-
Freud está así a la escucha de un decir. Pero advierte que el paciente mente los principios que sirven de apoyo al psicoanálisis estadouni-
puede curar de una fobia o de una compulsi6n obsesiva sin haber (Iense: 2Q esto nos permitirá situar mejor después el sistema dentro del
encontrado no obstante las palabras que han dejado su marca al nivel cual se establece un psicoanálisis en uno y otro caso.
del cuerpo. Una vez que ha desaparecido el síntoma, la cura debe ser 19 Lacan, Seminario del 18 de noviembre de 1959. "La experiencia especi-
dirigida, entonces, hacia la búsqueda de las palabras (significantes) fica del hi stérico se organiza en tanlo que el objeto primero es objeto de insa-
que han gobernado su neurosis. Y esta búsqueda se efectúa a través de lisfacción, rnicnlras que, por una distinción que Freud fue el primero en ver
la resistencia. En este segundo movimiento el sujeto aprende a reco- y qut" no hay motivo para abandonar, en la neurosis obsesiva se trata de un
nocer lo que de el hablaba allá (a nivel del síntoma); esta segun da objeto que aporta literalmente demasiado placer. En cuanto a l paranoico,
Frcud nos dice ql1e no cree en él. No cree en ese primer extraño al cual el
operación es la que merece el nombre de psicoanálisis y lo distingue lu jeto debe remitirse ante todo. Podemos ver con qué facilidad se establece
de la sugestión. aquí el vínculo con nuestra perspectiva, según la cual lo que constituye el
El otro eje en torno al cual se ordena el texto de Freud es el de la resorte de la paranoia es esencialmente el rechazo de cierto apoyo en el orden
relación con la realidad. En un ejemplo, muestra cómo una paciente 8imb6lico, de ese apoyo específico en torno al cual se produce la división en
dos vertientes de esa relación con el Nebenmensch".
con tendencia a la fuga reproduce con el analista. su síntoma ::tntes 20 David Rappaport. "A historical survey of psychoanalytic ego psychology".
de darle tiempo a es tablecer una in terpretación. El síntoma (en su en PJ',Ychological iJJues. vol. 1, 1959, lnt. Univ. Press.
PSICOANALlSI S y AN' nl'S/o.U'/A lr. I f. I'S ICOANALlSIS DIDACl'ICO y COMO INSTlTl..'CJoN 197
196

En 1937, el prinClpJO de realidad de Freud, descrito por (01 dnme en mi propio psiquiatra durante mi propio psicoanálisis, hasta
términos de proceso secundario fue trasformado por los analíl'''. qu e alcance la "fase media" de la cu ra, fase en la que finalmente
estadounidenses en el concepto de adaptación. Elaboraron con Ir' ndré acceso no sólo a los seminarios del Instituto, sino también al
propósito una teoría que guardaba relación con el yo [moz] autónome. trabajo clínico ? ¿Acaso el análisis didáctico ap unta a un conocimiento
1. Para H artmann, Kris y Loewenstein, el yo [moL] no se desarrol ~'C)bjetivo" de la t ransferencia? El análisis d idác tico ¿será también la
a partir del ello sino a partir de un a etapa indiferenciada (posnatal aplicación de un manual de psicoanálisis, bajo la forma de trabajos
2. Este yo [mol] autónomo que existiría ya en la etapa indiferencia prácticos?
se inclina, ante toda emergencia del conflicto, hacia la adaptación. Freud, mediante su referencia a la teoría del juego, hablaba de los
3. Kris introduce la noción d e regresión al servicio del yo [m" movimientos que corresponden al comienzo y al final, y agregaba que
4. Hartmann, Kris y Locwenstein tratan de incluir en su teoría In. va riedad infinita de movimientos que se desenvuelven a partir de la
la adaptación el papel que desempeñan las relaciones sociales, ,lpertura desafiaba tod a descripción. El campo en el que situaba
espíritu de una investigación psicosociológica. (,1 juego era el de la fantasía.
Los partidarios de esta ego psychology han reducido el princiPio d El campo de la ego jJsycllOlogy es el de la realidad, el de una realidad
placer, es d ecir el proceso primario, a un conjunto de fuerzas instin ingen ua ( la "buena" realidad es exterior). Este psicoanálisis. lejos de
tivas casi biológicas; y del principio de realidad, han hecho el principl rastrea r al sujeto allí donde no está, y de donde puede justamente
de la adaptación a la rea lidad, mientras que si se siguen los textos d surgir un a palabra verdadera, 10 cerca al nivel que se presenta, es deci r
Freud, se descubre que es la imposibilidad de separarse de una realidad nI nivel del pu ro registro imagi nar io. El sujeto, protegido tras las
gratificante lo que acompaña al principio del placer, y que el principl defensas ele su "yo [moi] fuerte", aprende a desconocerse un poco más.
de realidad es la ca pacidad de soport ar la frustración real. E~t. El bi enestar que adquiere en su ser es pagado al precio de una dupli-
capacidad se adqui ere mediante la sim bolización, como ]0 ha mostrada cación de su desconocimiento.
Freud en Más allá del princip¡:o del placer. De es ta manera, los ana Pa ra nosotros, la dirección ele un a cura se ordena no en torno al
listas estadoun idenses h an sustituido el principio de realidad freudian eje del yo [moi] autónomo (es decir, en la dimensión ú nica del señuelo
por ]a adap tarión co¡no meta, y han instalado como agen te u órgano imagi nario ) sino en torno al status de un sujeto dividido (divis ión en
de es ta ad aptación a un yo [mOL] autónomo cu ya noción puede la que Lac;,n nos enseña a reconocer, en el aná lisis del discurso,
encontrarse en Freud, pero lo han hecho olvidando que para Freud la superposición de un suj eto de la en un ciación y de un suj eto de lo
el yo [mOl] figura también en el orden imaginar io, por ejemplo cornO enunciado). En el fondo, el sujeto apa rece como inasible; debido a que
objeto del narcisismo. constituye el sopor te de un sistema significante, algo llega, por la vía
Las investigaciones relativas a la ego psychology coinciden con rol del discurso, a ab rirse paso y a hacerse reconocer en la conciencia, a
nacimiento de una nueva generación de candidatos a psicoanalistat, tra vés de un proceso repetitivo debido a que la realidad, en la expe-
de origen esencialmente médico (candidatos "normales" con neurosil ri encia de! hombre, aparece como lo que vuelve siempre al mismo
de carácter e "inanalizables"). Se sacrifica entonces la noción freudía- lugar. 21
na: "wo es war, soB ich werden". Ya no se trata de promover el yo Existe u na rel ació n estrecha entre el fenóme no de repetición y el
[fe] de una palabra, sino de esforzarse por asegurar la instauración d. problema de la estru ctura del deseo. Siguiendo los meandros de esta
un "yo [moi] autónomo" con buena salud. Se cambia el rótulo de relación, asediando lo que en ella está en juego, se accederá a la forma
neurótico que lleva un sujeto "enfermo" que se inicia en el psicoanálisil del deseo del obsesivo (a sus mecanismos de anulación), a la forma del
mediante una quej a, por el rótulo de adaptado que se le aplica al deseo del h istérico (a sus identificaciones imaginarias), a la forma
futuro profesor de psicoanálisis. de l deseo del psicótico (a las órdenes que le ll egan como leyes de la
¿ Qué es lo que se espera que un sujeto lleve al análisis didáctico? palabra) .
La historia de una biografía familiar, la versión de las eta pas de u na Una vez establecidos estos pun tos de referencia, ellos nos remiten:
enfermedad, elementos uno y otro de un legajo médico (o del Institu to por un lado, a un psicoanálisis que tiende a la adaptación, tratáncose
de Psicoanálisis). ¿ Con esta historia que llevo, h abré de aprender con
mi yo [m Ol] sano a percibir sus accidentes neuróticos? ¿Transformán- 21 Lacan, Seminario del l B de noviembre de 1959.
198 l'SICOAN ALlSIS y AN'TliPSIQU'Wrq f.I ,'SICOANÁLISIS DIDÁCTICO Y COMO INSTlTUC10N 199

entonces de una ideología; por el otro, a un psicoanálisis que I whado (marcado por la castración ); el analizando debe situar el
definirse con relación a criterios científicos, y que para hacerlo .I" !lco en cierto punto del discurso del Otro. A través de todo un camino
ordena alrededor del estudio del discurso del inconsciente. IIU!! 10 sustrae a la trampa de la pura relación imaginaria con el otro,
rl analizando llega a constituilJe como sujeto hablante a pa~ir de un
IlIgar donde la articulación de la palabra se le ha hecho pOSible.
LO QUE SE ORDENA EN EL PROCESO ANALÍTICO
Como no establece dos niveles en el discurso del sujeto, el psico~
1. El sujeto entra en análisis m~diante una demanda (demanda el .wálisis estadounidense se desarrolla en una pura situación dual
curación o demanda de cura "para hacerse analista"; veremos pO!n (forzosamente pedagogizante), de donde surge la creencia de que el
riorrncnte la incidencia de estas dos posiciones respectivas) articulad 1111 del análisis consiste, para el ana li zando, en el intercambio de su
a través de una queja. Esta demanda vehiculiza la expresión de nce yo [mo~1 con el del analista (es decir en una forma de alienación).
sidadcs, pero deja entrever 10 que puede hallarse allí, lo que en ella
puede haber quedado atrapado del sujeto de la palabra. 4. Una de las últimas respuestas del analizando, al final de su análisis,
El ego psychoanaiysis confunde el registro de la necesidad con el d I Vi l a articularse en la mujer en torno a la penis neid [envidia del pene],
deseo, y como no tiene a su disposición los registros de lo imaginario V en el hombre en torno a la castración , situadas entonces una y otra
y de lo simb6lico, se equivoca sobre la realidad, a la que cosifica. f\n una relación con la realidad en la que se marca el límite del ser
humano y la zozobra que lo espera en la encrucijada de ese mismo
2. El a nalizando toma la forma 22 de su demanda. al lenguaje !'nmino en el que, en la trasferenc ia, habrá agotado sus demandas y la
necesita pasar por el código del Otro para darle sentido a lo que tien vanidad de sus dones. Esa zozobra que lo asalta al término del análisis
que decir. Pero lo que dice como sujeto del inconsciente, no sabe, nOl .w desemparenta con la soledad que espera al hombre frente a la
enseña Freud, con qué Jo dice: ello habla en él, a través de él, sin que muerte. Está más acá de la angustia porque la angustia, cuando
sea por tanto el yo (je] de una palabra o de un querer. Sólo poco. .¡parece, viene corno defensa y protección a cerrar lo que en el nivel
poro, a través de la ,rregunta sobre lo que es, puede llegar a captar inconsciente trata de abrirse a una verdad y a un saber sobre lo
lo que ello quiere de el, y el yo [fe] quiero es ciertamente aquello que verdadero (saber que la neurosis tiene generalmente por función
en el curso del proceso analítico tiene que reencontrar a través de lo ocultar). Lo que el sujeto conq uista en la trasferencia, a través de la
que continuamente se ha perdido, tragado por el señ uelo de la nece" renuncia a los bienes, es la asunción del conocimiento por el desvío
sidad. de la ambiva lencia, la culpabilidad y lo prohibido. Lo que agota son
El yo [fe] quiero (que surge como efecto del significante) se opon. I US síntomas de defensa (los objetos kleinianos buenos y malos) ; y por
al :)'0 [mol] quiere (qu e se aproxima a éL quiere de una identificación 1'!lO el sujeto surgido del análisis va a poder hacer acto de creación
imaginaria) . n través de un proceso de sublimación (definido por Lacan como
la sol ución imaginaria de una necesidad de reparación simbólica que
3. El deseo se sitúa en el intervalo que separa el lenguaje de la guarda relación con el cuerpo de la madre) .
dema nda del lenguaje articulado.
El deseo puede definirse como un regreso del sujeto sobre sí mismo El fin ele un análisis se caracteriza, lo ha mostrado Freud, por la
en un punto en el que se fija frente a una fantasía. Lo que trata de introducción de un Usegundo" movimiento, movimiento en el cual
centrar es un objeto. No obstante, no se trata tanto de una relación el analizando retoma lo que hasta entonces había aportado al análisis.
objetal, ni de u na necesidad, sino de algo que, en relación con el Una frase clave resume a veces en su brevedad el drama de un destino,
objeto, va a situ;¡r al sujeto como tal, entre la pura significación drama revivido en la transferencia (e ntonces se desanuda lo que al
)' lo que es del orden signiiicante,2:\ a situarlo romo sujeto en tanto ser nivel inconsciente estaba aprisionado en un veredicto de condena a
muerte, una profeda de exclusión, una predicción de enfermedad
22 Lacan, Seminario del 28 de enero de 1959. mortal ). El su jeto reestructurado por el lenguaje aprende a reconocer
23 Lacan, Seminar io del 14 de enero de 1959. y a nombrar aquello en lo que se había perdido.
l'SICOANAUSlS r ANTll'SIQ IU. /'SJCOANALlSlS DlDAC:rICO l ' CO M O lNSTlrUCIC:N 201
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CAl\I;>Q PATOLÓGICO Y TRA NSFERENCIA por el analista que pierde su carácter de ambigüedad /:í pa ra conver-
tirse en un persegu idor o en un héroe idealizado. Se crea así una
Les sostenedores de la ego ps')'clzology ven en el aná lisis una si tuacib ~jtuación (la que, según hemos visto, los argen tinos califican como
du al y la describen en términos de rela ciones intcrpcrsonales. Rímbiótica) que en gendra un bastión m uy resistente, bastión en el que
Para nosotros, el te rcero presente-ausente es tá allí desde un comir"" se produce el naufragio del análisis.
ZO, desde que el sujeto entra en análisis. Este terce ro p resen te-ausente Toda un a parte de la vida del analizando se encuentra en esos
es lo que surge como verdad entre el analista y el analizando, y momentos como tragada por el análisis; el paciente (en si tuación de'
t ambién la reproducción de una estructura, la del triángulo edípico. nmor o de persecución) actúa como si fuera manipulado ; puede así, en
E l rampo del análisis es, como ya hemos visto, un campo patológir un estado casi alucinatorio, vivir fuera de la sesión lo que durante su
campo que sólo escapa a la parálisis en la medida en que las defen5" transcurso no pudo ser llevado al decir (entonces todo lo perteneciente
d el pac iente no se cristali cen en las resistencias del analista creanelo aII a la fantasía fund amental del sujeto que no ha podido emerger en
un bíl.stión de protección mutu a (este bastión existe en todos los an¡' el decir, es actu ad o mediante un a sucesión de acting outs) . Este. modo
lisis que "no caminan") . que tiene el pacie nte de llevar su análisis es algo que al anal ista le
resulta desagrad able soporta r; y cuanto más culpa experimenta éste,
La complicidad analista-paciente, en las situaciones de resistend & más entra en estado de defensa.
y de respuesta a la resistencia, ha sido particularmente estudiada po
L a superac ión de la situación patógena sólo puede tener lug:tr a
los ana li stas argentinos, es pecialmen te por Pichon Riviere que h
través de la capacidad de dominar lo que los kleinianos llaman un
d efi nido esta situación como pa rasitismo del paciente con respectO
splitting más allá de la posición depresiva.
al ;lllalista, situac ión que condena a la impotencia a este último.
Se inida entonces un proceso de reparación, que tiene por fU:1civ n
E l ana lizando conduce en tonces el juego vía otras personas (perso- perm itir que se insta ure nuevamente un movimiento d ialéctico (con su'
n as que rodean al ana lista, fami lia, a migos, m édicos) . . . y este juego corolario: los trastrocamientos sucesivos de los elemen tos de un
termina a veces en una demanda de intern ación efectuada por UIl proceso) .
t('··,..(',·o, drm<tnda que el <tnalista habría podido circunscri bir si hubiese El sujeto, inme rso desde un comienzo en una identificación agresiva
pod ido comp render Tnucho an tes el modo en que participaba en un o fragmentadora, es conducido enseguida hacia otro objeto (de deseo)
proceso de al ienación. A su vez, el paciente puede sen ti rse p a rasi tado·. y sale de la a lter nativa en la que estaba atrapado median te una
maestría que se instala como efecto de significante. Allí se introduce,
!!<1 C ua ndo el análisis didáctico no 'h a dejado lugar al análi s i~ (es decir,
como en un relámpago, el deseo de conocimiento.
cir rta dramatización vivida en la transferencia) el anal ista efectuará su propit
anft1 is i ~ con su primer paciente. Este modo de llevar a cabo su propio análi.lt El término de un a nálisis es el límite con el que tropieza el pacienle,
a través del de su J):'lcientc, no pone al anal ista al a brigo de ~('cidentes qu. límite que es el mismo en el qUE" se sitúa la proble má ti ca del deseo.
se produ ce n en lo real y Que surgen en lugar de lo que habría debido ser Así como tantos analistas consideran la fi nalización de un análisis
arti cll lado a un nivel simbólico e n el análisis llamado didáctico. Ante la impOt
sibi lidad de ll egar a decir algo rel acionado con una vivencia corp oral, el a na-
como sinónimo de ap titud pa ra la fel icidad, nosotros veríamos que 10"
l j .~ta interpelado por la prr:o:u nta plan teada por su p ac iente corre el riesgo de que el sujeto debe promover es más bien la aceptación, a p artir de un a
retomarla por cuenta propia respondiendo a ella mediante accidentes suicida•• experiencia de d esconcierto a bsol uto, de un destino en el cual se
soma tizaciones y div('r~as <lctuaciones (paga nd o así a través del riesgo real di acepta como lugar de una falta . Allí es, y no en otra pa rte, donde
m llerte el d crrcho a la adquisición de cierta maestría). Los analistas de e5t. se ve llevado a h acer la expe riencia de su deseo.
tipo son por lo gen('nol Sllmamf'nte d otados . En la mayoría d e los casos, el
análisis didácticn ~in aná lisis se ;)bre sob re ulla salid;'! meno:'! optimista: lejos d. Las dos doctrinas psicoanalistas (la ego fJsychology de H artm an n
real izarse como a:1a. J!sta. el candidato se cOl~sag ra al ci rcuito ad minitrativo del y el psicoanálisis freudi ano centrado en los efectos del significante
poder (calcado sobre el "poder" del patrón en medicina). Su competencia en la estructuración del deseo) se abren hacia una ética. En la primera,
escolar te sirVf~ para 'lite en .~u práctica ana lít ica se encuen tre general mentl
defendido contra todo ric s~o de interpelación del inconsciente. La orientación
de su investi~ación segu irá, asimismo, el sentido de un trabajo puramentl 25 M ad. y WiJly Baranger ( M on tevideo) , "Insight in the psychoanal}'tic
académico. El candida to hará, no obsumtf>, uoa carre ra bri ll ante de super- situation", en Psychoanalysis in the Am ericas, Nueva York, 1966, In t. Univ.
psi q u ia tra·a na Iis la. Press.
PSICOANÁLISIS Y AN'1'J.PSIQV'IA;"1II , ¡'SICO ANÁLISIS DIDÁCTICO y COM O llvS1"lTUC/ó N 203
202
lo que prevalece es la relación con una norma moral, la nuestra, El sistema institucional en que se halla inmerso el candidato pue-
tratamos de imponer al candidato a psicoanalista; en la ~:~;u::~o~?_~~. (como ya hemos visto ) · tornarlo desconfiado)' quitarle (por las
que está en juego es del orden de una reorganización del ser, se 'lI,csidades de su carrera) todo deseo de rival izar con el neurótico.
de la relación del suj eto con la verdad. Esta verdad, como ya lo hen Ii identificación, al comicn;w, se dirigirá hacia la imagen del Patrón
visto, está estrechamente ligada a la aparición de un yo [je] en cie 1'1f' se propone ser un día. Situación antianalítica que, para mante-
articulación simbólica: articulación que es de un orden distinto al di IH'IW, exige la complicidad de un didacta apresado en su propia
una pura y simple sumisión a un superyó. u80ñación de omnipotencia, ensoñación en la que, al igual que la
Toda la concepción del análisis se halla influida por la elecci tlhldre de un cu ra, él "hace)) un ana lista.
teórica de la que se parte. Tanto los criterios de selección, como La bibliografía ana lítica es bastante abundante al respecto, de
objetivo mismo hacia el que apunta el análisis están en funciÓl "Iodo que no nos extenderemos más en este tema.
de aquello que desde un comienzo se encuentra privilegiado en el deSl' fIemos visto anteriorm ente cómo habíamos llegado a un a situación
del analista. La continuación del juego depende de lo que el anaU rn la que subsisten el "did áctico" y los didactas, aunque el psiC"oaná-
zand o va a hacer de ese deseo. I!~¡s hubiera desapa recido.
Debería hacerse un estudio sobre los candidatos recha;;:ados por
I ,l~ instituciones psicoanalí ticas. La experiencia que de esto tengo (y
IlI. EL PSICOANALISI S, EL ANALlSIS DIDACTlCO tille se asemeja a otras experiencias realizadas en el extranjero) me
y LA INSTITUCiÓN p"rmite afirm ar que se trata muy a menudo de sujetos bien dotados,
'Inceros, que le han llevado su neurosis a la institución (cuerpo so-
Al final de un aná lisis, el sujeto es llevado a retomar los elementOl dnl) sin que el ana lista haya comprendido nada de esta situaciú l.
que estuvieron en juego en las motivaciones presentadas al comienzo Aprisionado el analista en el fonnalismo de un sistema, lamentaba el
de la cura. Pero los retoma a partir de una posición que ha cambiada fracaso de un alumno, cuando la riqueza de la neurosis del paciente
rad icalmente. habría podido llevar al didacta (si hubiera sabido apreciarlo ) a ha-
~¿En qué me he convertido con todo esto? I"f'r recorrer a l analizando el camino del análisis hasta su término, es
-¿D6nde estaba, ~ues, ese yo [fe] de la queja del comienzo? Ilccir incluyendo en él el deseo del analiza ndo de ser anal ista. A este
- ¿Quién estaba enfenno? ti seo algunos lo asumen, mas no a cualquier precio. Este "a cu" l-
La pregunta nos remite en todos los casos a otro, que era el sujeta 'luier precio" es para ellos el sistema de una sociedad de psicoanálisis
de un discurso del que el paciente, a través de su queja, se hacía eco. .1 la que, f:on o sin razón, se juzga absurda, y que rechazan delibe-
Lo que se ordena en el curso de un análisis es la ubicación de lo. Indamente, logrando realizar con éxito, fuera de los moldes tradi L:o-
diferentes actores del drama y tar:nbién la ubicaci6n de los elementol !Iales, una carrera de anal ista, tanto más válida cuanto que es
de un discurso que se le escapaba al sujeto. La condición para que pública y se desarrolla al margen de .las intrigas de una sociedad
la pregunta planteada al comienzo del análisis se mantenga comO rerrada como lo son las sociedades psicoanalíticas.
interrogación última del final , es la de que el analista haya podido Cuando se prod ujo una escisión en una de las socied ades de Pa-
aceptar ser el apoyo de una apertura necesaria (esto no excluye los ds, le hice a \Jn colega esta observación:
casos en los que el analizando, a pesar del analista, lleva el análisis -¿No cree usted que deberíamos pensar en los efectos que ti enen
hasta ese punto) . robre los candidatos nuestras quere llas? iJgunos de ellos están pro-
Responder al discurso sintomático con una promesa de curación (undamente afectados.
s610 puede llevar a otro discurso sintomático. Si ahora, en lugar del -No son por cierto mis alumnos ~me respondió mi honorable
síntoma, el analizando aporta, corno única motivación, su deseo de colega, que añad ió-- : Mis al umnos son psiquiatras, gente asentada,
un anál isis didáctico, ¿ qué es lo que va a ocurrir, por poco que el incapaces de una emotividad como ésa.
analista responda a ese deseo? Quedará la posibilidad de que por esa Así, pues, yo me había equivocado al suponer que el ho norable
misma razón se establezca otro discurso sintomáti co . . . y en este caso, rolega pudiese tener candidatos aunque sea un poco neuróticos. No,
el analizando hará su :::tnálisis como un paciente que sufre. los suyos eran normales, y psiquiatras, por añadidura ...
204 PSICOANAusrs y ANTl,WQU'/ Airl tl. PSICOANA LISIS DIDACTICO y COMO INSTITUCI6N
205

Debemos tener la honestidad de plantear así el problema del 5. La autora, citando a Solms --quien dice: "Lo que debemos es-
lisis didáctico. Si el ser didacta consiste en poner en acto de porar de un candidato es que tenga buen corazón"-, termina su
modo la fantasía de honorabilidad o de potencia del didacta, ya Informe co n una doble aspiración en cuanto a las metas a que debe
hay lugar posible para el análisis. "puntar el analista:
a) desarrollo psíquico (crecimiento psicológico del sujeto), y
b) adquisición de nuevos yo [ego] que le permitan al analista
IV. PSICOANÁLISIS, ENSE1'lANZA y SELECCIÓN
ponerse a la altura de los descubrimientos freudianos.
Este resumen, casi caricaturesco por su forma, es no obstante el
Si bien la comprobación del fracaso de la formación didáctica fue .
reflejo de un trabajo importante, realizado con una bibliografía com-
cierta forma el tema en torno al cual giró el Congreso de Amsterd. .
puesta de cuarenta y tres obras y artículos sobre el análisis didáctico.
(1 ?65), en el precongreso de 1967 (Copenh ague ) se tuvo la preocli'
C10n de plantear exigen cias de los analistas no sólo en el pla no de la Como respuesta a la pregunta subyacente: ¿ es una ciencia el psico-
selección (el criterio ideal del "buen analista") sino también roa nnálisis?, se nos presenta con seriedad (en los cinco puntos que aca-
respecto a una exigenc ia que pretend e ser cien tífica en cuanto al bamos de resumir) , referencias que remiten a nociones tan vagas
objetivo mismo del análisis. l'omo las de una norma de "empatía" y de "buen corazón", O bien
I'eferencias anecdóticas relativas a las disputas de los analistas (su
¿ Qué es lo que ha de promoverse en un análisis?
permanencia en la crisis de adolescencia), para terminar de un modo
. P~ula Heimann 26 (Londres) señala como principales los datOl perentorio refiriéndose a las necesidades CCurgentes" del momento:
siguien tes:
1. Revalorizar el narcisismo (a condición que sea terciario ) ; y
. l. El c~ nd i dato a a nalista debe ser capaz de CCempatía". Esta ap 2. Apelar a la norma : el analista debe ser adulto y estar a la
tltud ~onslste, nos dice, en que un suj eto pueda ponerse en el lugar búsqueda de nuevos ego.
del objeto, es decir que debe ser "capaz de ponerse en los zapatos del El yo [moi] del analista se transforma en la norma de una realidad
otro", obteniendo así el máx imo d el conocimiento interno del objeto que el analizando debe alcanzar (el analista se vive a sí mismo como
Esto supone u na ci1"pacidad d e identifi cación p royect iva. un personaje excepcional, aun cuando diga enseguida que no es nada
2. A su vez el psicoanalista (did acta) debe ser capaz de efectuar ele eso y que "es como todo el mundo").
en la sesión ele anál isis "el trab ajo de una persona excepcional". Para En ningún momento se pone el acento en otra dimensión : i la del
llegar a este fin, le es preciso llegar a un work ego. anali za ndo! Todo ocurre como si el analizando no tuviese ninglm
3 .. Citanclo a Gitelson, Paula Heimann comprueba que Jos psico- cami no que recorrer en cierta dimensión del ser. E l analizando es el
analIstas, en el mundo en tero. atraviesan actualmente una crisis dI objeto fabricado con miras a un tener, tener que le permitirá fun-
~de n~i dad (se ~al1an en plena crisis de adolescencia, con lo que ello cion ar de un modo "autónomo".
lmph~a de pelIgro de retorno de lo reprimido ). Los psicoanalista. Al leer este texto uno se siente aprisionado en el universo mora li-
practlcan el culto del héroe, en can tamientos rituales, forman pandi. zado r del adiestramien to de la adquisición de automatismos. Por
llas y se enfrentan. lo tanto,- no sentimos ninguna sorpresa cuando algunas páginas más
4. Re firiéndose a los trabajos de Freud sobre el narcisismo esto adelan te, en la misma revista, nos enteramos de que- los analistas
autora distingue un narc isismo terciario el de la edad madura.' Este utilizan act ualmente la psicotécnica para la selección de candidatos:
~arcjsism~ es útil para el trabajo cread~r y debe ser estimulado. No investigación psicotécnica para unos (Columbia University) , seleccit.': n
tIene . los .mconvenientes del narcisismo secundario (con sus efectOR psicotécnica para otros (Topeka Institute).
agresIvos mesperados) ni del narcisismo primario (na rcisismo ingenuo A esto hemos llegado: en la época del "auge" del psicoanálisis, en
del niño de pecho ) . los hechos, los psicoanalistas tienden a defeccionar. El enorme aparato
burocrático de la Internacional ha "funcional izado" el psicoanálisis
. 2~. Paula Heim:;ann, "The e\'ah~ation of applicants for psychoanalytic trajo hasta el punto de tornarlo inodoro e incoloro. Los autores, aunque
nmg • en Internatzonal Journal 01 PsychoGnalysis, nO 49, par. 4. reivindiquen un p sicoa nálisis científico, son en realidad los primeros
PSICOANALI$IS y ANTII'SI12UIAl' . Al. PSICOANALlSIS DIDÁCTICO y COMO INSTITUCMN 207
206

en frena r todo esfuerzo científico, que inmediatamente l'i6n y el deseo de contribuir al desarrollo del psicoanálisis como
sospechas. I' ieneia.
L a excelente comunicación d e Bria n Bird 2, (Cleveland ) 2. Luego vino la guerra: los analistas estadounidenses descubrieron
entrever la raíz del malestar que en el presente pesa sobre el psi ,,1 mundo. El ejército tenía necesidad de psicoanalistas para sus trau-
análisis. Este malestar es esencialmen te estadounidense, y la aplasum matizados de guerra. Atrapados por la acción, los analistas, de regreso
superioridad numéri ca de los estadoun idenses en el aparato Íntern 11 sus casas, se sintieron cada vez más renuentes a ejercer puramente
cional es una de las causas de esa especie de descomposición en cadena una práctica de consultorio privado. Se difundió la moda de la media
que sufre el psicoanálisis. jornada analítica, con la idea de que la otra mitad del tiempo libre
Los criterios científkos de la Internacional son , como se sabe, los de le dedicaría a todo, excepto al análisis. La vida del analista no tiene
Chicago; no hay otras. Tal es el precio que debe pagarse por una en efecto nada de demasiado excitante, y el cúmulo de actividades
etiqueta de "reconocimiento". Esta etiqueta es la que algunos suei\" le devuelve al análisis su sabor.
hoy co n imponer en Francia; se sueña co n un mundo regido por la Muy curiosamente, el tipo de los candidatos a análisis cambió en
Seguridad Social, en el que "el derecho al psicoanálisis para todOl forma radical (y esto coi ncide con la obligación de ser médico impuesta
los ci ud adanos" se co ncedería contra reembolso... a través de 101 nI candida to). A los analistas extravagantes de los años 1920, les
e
In stitutos de Psicoanálisis cuya marca sería la de hicago (de lo qUl suced ieron candidatos "normales" con neurosis de carácter; si bien se
p a rece desprenderse que aparentemente los criterios científicos Eran deplora el surgimiento epidémico de esta "normalidad" nada se h ace
ceses no tienen derecho de ciudadanía en este domi n io ). para detenerlo, sino al contrario. (Y no obstante, señala Bird, se
Este polémico llamado de atención es necesario para subrayar (y reconoce que este tipo de candidatos es inanalizable.) El psicoanálisis
esto aparece entre líneas a todo lo largo del notable texto de Brinn se ha transformado de científico en curativo: la mira del candidato es
Bird ) que en la actua lidad lo que asu me el luga r del criterio científicO la de obtener mediante el análisis una promoción en su carre ra
so n las implicaciones pasionales y las in trigas de todo tipo. de médico.
Se reivindica al psicoanálisis como ciencia. Pero en los hechos nO U na vez a nalizado, se trasformará en superps iqui a tra, con la ga-
hay lugar pa ra la cienci a. La organización de las institucio nes, de I rantía de respo nsabilidades hospitalarias y de una cátedra en la fa-
enseñanza, los crite"¡os de selección y de formación, son puramente cultad de medi cina. Bird vincula de un modo p ertinente ]a eclosión
políticos. C iertas norm as (la necesidad de ser médico en el Instituto de ]a ego psychology con el nacimiento de una generación m édica
de Nueva York ) nada tienen que ver con las exigencias analíticas. S610 de candidatos "normales". Agrega que la "normalidad" si bien predi s-
deben su existencia a l peso de ciertos intereses locales (por ejemplo pone al candidato pa ra una brillante carrera académica, no lo
a la defensa de los privilegios de los médicos analistas estadounidenset predispone en absoluto (por el contrario ) a trasforma rse en mejor
e n la época del éxodo a los Estados Unidos de los analistas judío. psicoanalista. Inclusive estos candidatos están a menudo perdidos
europeos) . de antemano para toda investigación desinteresada.
Brian Bircl distingu e con pertinencia dos etapas en el psicoanálisis : Los psicoanalistas interesados por el psicoanálisis llamado científico
1. El período an terior a 1940 (particularmente el período d. son cada vez más raros. No se ha tend ido un puente, nos dice Brian
1920-1930) , donde no había problema de selección (s ino la inte' Bird, entre los psicoanalistas puros de antes y los hombres de acc ión
rrogación, en el análisis, de lo que en él ocurría con el deseo de ser de hoy, preocupados más por la práctica médica que por la investi-
analista) . gación analítica. T al es, al menos, la situación en los Estados U nidos.
Este p eríodo, nos dice el autor, produjo los mejores teóricos: fueron En cuanto a la selección (en adelante tan estrechamente ligada a la
también los m ¿:.s neuróticos y los "niños terribles" de las sociedades carrera médica) el autor se muestra escéptico en cua nto a sus resul-
p sicoanalíticas. tados.
A esos años (en especial en los Estados Unidos) los a nalistas los Hágase lo que se hiciere, parece decir, se corre el riesgo de bordea r
pasa ron en cierto aislamiento: tenían la preocupación por la investiga.. permanentemente el problema. No se presenta ningún criterio serio
que pueda orienta r a los analistas en una selección basada o bien en un
27 Brian Bird, "On candidate selection and its rclatioh to a nalysis", en
lnternational Journal o( Psychoanal')'sis, vol. 49, 1968, par. 4 examen psiquiátrico clásico (en cuyo caso el analista quedaría desdi~
PS1COANALlSIS y ANTlPSIQUIA1'R l lit PSICOANALlSIS DIDÁCTICO y COMO INSTlTUCI()N
208 209
bujado detrás del psiquiatra) o bien en tests, o sea entrevistas indl Si le he concedi do tanto espacio a la experiencia estadou nidense ello
vid uaJes o colectivas, o en cartas de recomendaóón. Lo que predomina se debe a que el psicoanálisis francés está actualmente en situación
es la arbitrariedad. de desarrollarse y al mismo tiempo de degradarse siguiendo el modelo
Brian Bird no se deja engañar en ningún momento por el "carác ter estadounidense.
científico" de los critt:rios invocados por sus colegas. Sub raya que la
moda actual de la emfJatía es en realidad un "like me criterium" que
lo hace tanto más cuestionable. En efeclo, los analistas h an llegado
a esto: a valora r en el cand idato lo que en él los reflej a en cuanto
analistas.
¿ Es preciso que se introduzca una ruptura entre el psicoanálisis
y la psiquiatría? En este texto la pregunta es planteada entre líneas
El autor, en la misma sobriedad de su exposición, nos aclara inequívo
camente con respecto a los efectos (los daños) de la introducci6n
de la med icina y de la beneficencia social provocados por la evol uci6n
del pensamiento analí tico.
En esta sit uación, el psicoanálisis como ciencia está llamado a des-
aparecer. Si sobrevive, ello sólo será al precio de no integrarse al
apara to administrativo del Estado. Viviendo al margen de todo reco-
nocimiento, en un lugar en que se lo considerará maldito como la
peste, llegará a recuperar el verdor de los comienzos de la era freudia na
(y a escapar a la era menopáusica que hoy lo aqueja).
Hemos visto que el problema de la enseñanza del psicoanálisis (y de
su trasm isión) es un problema que, desde la época de Freud, fue causa
de rupturas y escisioflcs. Lo que está en juego en este problema es la
existencia m isma del psicoanálisis: convertido en una educación del
ego o bien restituido a su condición d e ciencia por el estudio de su rela..
ción con el lenguaje.
El hecho de que las divergencias teóricas no hayan servido a menudo
m~1s que para enmascarar conflictos de prestigio o de ami?}ción, como
todo el mundo sabe, no impide qu e el único modo que concebimos
de salir de la impasse sea acentuando la profundización teórica .
Finalmente, el cuestio namiento de las es truct uras de las sociedades
psicoanaliticas es inseparable del cuestionamiento del sistema (polí tico)
en que estas sociedades (como toda institución) se hallan inmersas.
La interrogación se traslada entonces al modo como la administrac ión
vigente ha podido "recuperar", "metabolizar" el psicoanálisis haciendo
con ello el juego a una ideología dominante preocupada por mantener
u n discurso académico que proteja el orden establecido. 28

28 El discurso de Lacan se opone en Francia al discurso académico estable-


cido. Se intenta entonces excluirlo de las sociedades psicoanaliticas o de la
universidad. La pasi6n q ue en ello se pone sólo se iguala a la que se ejerce
sobre cada uno de nosotros al nivel de la censura.
CONCLUSIÓN

La verdad es una perra a la que se manda


a la perrera; es necesario que se la persiga a
golpes de látigo. (El loco, en El Rey Lear)
SHAKESPEARE
En este libro hemos seguido una doble marcha: por una parte, el
estudio de la "enfermedad" en sí misma; por otra, el estudio de la rela-
ción que la sociedad establece con ella.
En es ta última relación se halla implicado no sólo el "enfermo"
con su "enfermedad", sino también el médico y por ello mismo la
sociedad que juzga y define la "enfermedad". El riesgo de objetiva-
ción 1 (es decir el riesgo de que el paciente sea tratado como objeto)
no está ligado a la condición objetiva de "enfermo"; a la objetivación
puede considerársela como un proceso que se desarrolla en el interior
de la relación entre "enfermo" y terapeuta, y por ello, en el inte-
rior de la relación entre el "enfennd' y la sociedad que delega en
el médico la cura y la tutela del "enfermo".
No es posi ble cuestionar el nivel de objetivación en el que ha sido
abandonado el Henfermo''¡ sin cuestionar al mismo tiempo a la psi-
quiatría, a las ciencias en las qu e se apoya, y a la sociedad en la persona
de su representante: el psiq uiatra.
No se niega la realidad de la locura; lo que se cuestiona es su
asimilación a la categoría de una enfermedad (mental). Esta asimi-
lación lleva al psiquiatra a situar en la persona un desorden que sin
duda debe buscarse en otra parte: especialmente al nivel de los acci-
dentes simbólicos que han marcado el discurso familiar que preside
el nacimiento del sujeto.
Las consecuencias y manifestaciones del "desorden" que la locura
devela deben considerarse no tanto como el resultado de la evolución
directa de una "enfermedad", si no corno el efecto de la relación
establecida por el psiquiatra (y la sociedad) con el loco.
La locura, acogida en un contexto correcto, puede constituir una
exp-::riencia positiva ; pero no puede ad quirir este carácter positivo en
una situación médica tradicional. Porque en la situación médica
tradicional (como lo subraya la Philadelphia Association ) , cuando un
individuo vjola las reglas no escritas de su medio familiar, se encuentra
a nte la siguiente alternativa: o castigos o atención médica. Y la

1 Franco Basagl ia , L' institution en négation, éd. du Seuil, 1970.


214 CONCLUS/oN C;ONCLL'SlúN 215
"atención médica" apunta a un regreso del sujeto al es tado an tcrinr l'slruclu ras de las sociedades psicoanalíticas participan de la misma
a las violaciones del código de reglas familiares. La "atención mé di ca" dosis de conformismo. Los ri tos que presiden la trasmisión del saber
enmascara de este modo la experiencia positiva que puede constituII 1 parccen apuntar, tanto en un c.aso como en el otro, solamente al
en tanto que tal, la violación de la regla (y el episodio de descom_ mantenimiento de los prejuicios establecidos. Estos prejuicios son los
pensación psicótica que esta violación implica) . En particular, todo (lue, en la psiqui atría, orienta n toda nuestra relación con la locur~.
"apaciguamiento" in tempestivo de una crisis corre el riesgo de aportar Si Freud inven tó el psicoanálisis desarticu lando la situación P SI-
a la objetivación del "enfermo" (cuyo drama consiste precisamento quiátrica, no constituye por cierto un progreso para el psicoanálisis
en haber sido tratado siempre como objeto) . aproximarse en nuestros días a aquella misma situación inicial (y así
Lo que he intentado cuestionar no es tan to la naturaleza de la loc ura ocurre por cierto, en el terreno de los servicios públicos).
o sus causas sino el moclo en que se la aprehende en el contexto soci:11 Par~doja de nuestra época: en el momento en que el psicoanálisis
actual. está en vías de perde r su o riginalidad radical, a la que debe su
A veces debernos c uestionar la representación colectiva del loco, eficacia, es puesto al servicio de todos. El psicoanálisis sufre en .nuestros
conce bido como ser peligroso ; a \'eces, las cstr'ucturas de la familia y de días una mutación tecnocrática que lo liga al poder que lo Instaura.
la sociedad (y se trata entonces de LIIl proceso que la psiquiatría hace Di\"crsos centros de "atención médica" a la manera d e ciertas
a la sociedad ... ). fábricas form an cn la actualidad su propio personal de analistas,
El psicoanálisis, en la relación que instituye con el loco, se enfrenta anal istas de "calificación limitada" para "uso exclusivo de los centros
con problemas 2 que no son extraños a los que se le plantean a la públicos ( .. . )" E sta formación de una categoría menor le as igna por
psiquiatría ; se ve, pOI' otra parte, cómo esos problcmas se reflejan en fuerza al anál isis el sentido de una pedagogía normativa.3
el mundo universitar io. E l proselitismo practicado con la detección de las perturbaciones
Si he abordado en este libro la cuestión de la formació n de lus denom inadas psicológicas constituye, en relación con nuestro ~ emaJ
analistas, ello ha sido porque se rometería un crrOr en disociar del el principal peligro de nuestra época: este rastreo que en CIertas
malestar uni versita rio la crisis que existe en el mundo psicoanalítico. escuelas se efectúa desde el jardín de infantes, culmina en consejos
~i el ad ult o sólo puede aceptar la universidad mientras ésta siga que recomiendan una reeduca ción, allí precisamente donde la edu-
siendo co mo un car~po vaCÍo basado en un lenguaje asegul":::tdor) las cación brill a por su ausencia.
Todo nuestro sistema médico-administrativo está basado en el
2 En una situaci6n médica tradicional, cada "terapeu ta" se encuen tra desconocimiento de criterios rientíficos; de manera tal que el psico-
p rotegido por el puesto jerárquico que ocupa. El "paciente" sólo cum ple la análisis, como tiende a aplicarse en los servicios públicos, corre
fun ción de act uar como garan te del status del te ra peuta . el ri esgo de no poder subsistir más que bajo la f~rma degradada
.Al visitar l:"i escuela experimental de Bonneui l, lugar llamado de anti psi-
qUlatrl a, un dlrector de prácticas encargado de la formación de psicólogos nos de una psicotécnica. (Se desconoce entonces el peligro que le hace
expresó S.1l p esar por no poder confia r nos SllS psicó logos. "No hay lugar pa ra correr al niño cierta forma de monopolio de la Hatención médica"
un esp eCIalIsta entre ustedes!" En efecto, es te universitario se sin ti6 esca nda- cuand o se "psiquiatriza" precozmente su "caso JJ . )
Jizado por una situación en la que psic610gos, inlernos, coci neros y "locos" se
ocupaban en con ju nto tanto de limpia r las vcrdura.~ como de preparar una
comida. 3 En algunas fa cultades se forma actualmente una categoría de psicotera-
¿ Po r qué escandalizarse? ¿No correspondería acaso hacerlo ante una p~u t as d~ apoyo. Se prepara en ellas -en forma sim il ar a los psicólogos de
form ación universitaria que obliga al psicól ogo a dirigirse a su lugar d e traba jo fáb rica, a "terapeutas de apoyo" . .. al poder. establecido. De ese modo, se
s610 si está provisto de sus instrumentos de medición y d e su h ábi to de intenta formar profesionales dóciles que no cuestwnarán las estructuras actualeli
ps~c6logo práctico diplomado? Psicólogo que se sie nte desamparado si se 10 de las instituciones para débiles o psicóticos.
prIva de su ración de tests, psic6logo mudo si es "no analizado" . Cuanto más Los psicólogos tienen p lena c~nc i encia del condie i ?n~miento de que ~~n
profund a es la form ación universitaria, en mayor medida ins tituye una jerarquía obje to y del escándalo que constltuye el carácter perJml~o de su .r0~macJOn
del saber al servicio de un monopolio y de una ideología de casta. Para obte ner un iversitaria (formación partidista, preocupada por impedir el surgimIento de
un título, el estudiante debe ocultar las verdades que el profesor no soporta. toda verdad perturbadora ) . Los muy escasos ayudantes que se distinguen por
En algunos casos, los fracasos de los estudiantes en la "disertación" en psico- una real capacidad (capacidad que supera ampliamente a la de p rofesores
logía son, ni más ni menos, sanciones por delitos de opiuión. Todo estudiante afamados) son aCLlsados de demagogia y corren el riesgo de verse bloqueados
antitest es sospechoso. en su carrera.
2 16 CONCLL'Sl óN 217

Todas estas cuestiones han sido abordadas espontáneamente por 101 loso había llevado entonces al público (o a las a u toridades universi -
estud iantes de medici na y de psicología en mayo de 1968 (es tud ia nt'" to.rias) a enm ascarar u na verdad intolera ble. r,
de primero y segundo año no influidos aún por los efectos de la fo rma La referencia sociológica, léase " h umani taria", de ciertos a ntipsi-
ción u n iversitaria ) . El problema d e una renovación de la psiquiau ¡" quiatras estadounidenses, no podía ser más objetable; pero la cuestión
se halla vincu lada para ellos, con el cu estionamiento de la fo nu no residía all í. Psiquiatras y psicoanalistas franceses se ocu ltaron detrás
del régimen . de objeciones teóricas justas para negarse a prestar oídos a u n material
La poEtización de la acción estudianti l permitió que se dcvelara un clínico raro (se trataba del reconocimiento, por parte de los an tipsi-
verdad susceptible de prometer un progreso científico. El movimiento quiatras estadounidenses, del papel que desempeñaba la ca tego ría
de polit.ización surgido a los quince días propuso T('form as, con la espt' de! goce en la relación con el "enfermo mental" ) .
ranza de poner fin a la protesta. Ésta había permitido que se constitu Nadie prestó atención entonces (excepto Lacan, en su d iscu rso de
yera un movimiento masivo de desmi lificación ckl personaje médi('o clausu ra) al aporte positivo ronstituido por u n testimonio despojado
y de su poder. La d espolitización les hizo el juego a los que n O de todo el aparato convenc ional que constituye nuestra p rotección
renuncian a la conservación de los privikgios. La conservación de Inl frente a la locura.
privilegios implica en el médico una especie ele creencia mística t'n He aqut una cuestión importante: está re larionada con las cues-
su "misión" , misión que haría de él, con pleno derecho, el heredero tiones más actuales y más candentes que conciernen a la trasmisión
de una función sagrada. La demanda socia l le crea un lugar al del saber ( y al modo en que, en nuestro sistema) el saber debe perma-
"personaje" del "jefe de camari ll a" ( patrón). E n cuanto a la respuestll necer vaciado de todo poder de trasformación real, cosa que no deja
del méd ico - su aceptac ión o no de colocarse en ese lugar (aunq uf" de tener influencia en la orie ntación académica que se le da a la
fuera en el plano imaginario) - dependerá de l tipo de relación inves tigac ió n ) .
terapéutica que va a es tablecer co n el "enfermo", principalmente en En su p reoc upación por cambiar el sistema méd ico que la psi-
el psicoaná lisis. Antes a ún de la in iciación de los est udios méd icos, rl qu iatría toma como punto de referencia, los estudiantes de mayo y los
estudia nte corre el riesgo de al ienarse en la fascinación que ejerce antips iquiatras intentaron p lantea r su interrogante no ta n to con
sobre él el stat us del jefe de camari lla (el peligro es idénti co en psico- respecto al "enfermo" si no al di sc urso mu tilante en el q ue aquél se
análisis), y esto puc~e pervertir toda su relación con el trab:l.jo. ha lla atrapado. De este modo, la cuestión que se planteó fue la de los
derec hos elel individ uo. ¿Es preciso ront inuar defendien do a la socie-
Sabemos por F reud que la única formación válida para un anal ista
dad contra la locura, o es la li bertad del loco la que exige se r de fend ida
reposa en su propia capacidad de identificación con el "en fermo", y
contra una socied ad que lo tolera mal ?
allí se si túa el origen de una instau ración no segrega tiva de las rela-
ciones médico-en fermo. Pero los es tud ios méd icos están concebidos
Este proble ma de la libertad ha sido} en el curso de la historia de la
para defen der al estudiante contra es te t ipo de ident ificación. El hecho
de que todos estos problemas cruciales hayan si'd o planteados po r los psiq uia tría, abordado polí ticamente en dos d irecciones diferentes, y
aún en nues tros d ías somos tributa ri os de estas opciones.
estud iantes en el curso de los acontec im ientos de mayo muestra que se
l . La sentencia producida por el tr ibunal de Dresde plan teaba con
si ntieron directamente implicados en estas cuestiones.
rigor las relac iones que la sociedad debía man tener con la locu ra. El
Atrapado en el proceso d.ialéctico del cuestionamiento, el sujeto tribu na l defendió :1quí los derechos burgueses d e la persona (los de un
(como ocurre en el aná lisis) se encontró descentrado en relación con eminen te presidente de l Senado): el defendido no era derrochador y
toda conciencia de sí. H abiendo entrado en otra estructura, su palabra no hacía correr ningún peligro al patrimonio fami lia r, cosa que faci litó
p udo liberarse a partir de otro lugar. Y los estud iantes, en su im pug- la tarea de los jueces.
nación de la psiquiatría, propusieron (sin conocerlos) los mismos Lo que hay de nota ble es la comprensión de que dio pruebas el
temas que habían expuesto en octubre de 1967 en París" Laing, tribun al en el modo e n qu e optó, al fin de cuentas} por lo antisocial.
Cooper y el grupo de la Philadelphia Associa t ion: el efecto escanda-
~ A tra\'és de reformas en el caso de los estudiantes o del re:chazo global de
la posición de la antip.o iquiatría en el Congreso. Véase tamb ién í~mi l e Cop-
4 En/ance aliénie JI, en Recherches, diciembre de 1968. ícrman, Problemes d e fa jeuIICSJ'e, París, cd. !\-Iaspcro, 1967.
CONCLUS/() N (;ONU.t 'SMN
218 219

El tribunal decidió que el demandan te estaba loco, pero que debí .• Citemos, en particular, el raso de la formación de " psicoanalistas
respetarse su libertad d e loco. Los gritos del demandante, si bien de nijlos", cadn vcz más ajenos a tocla práctica del anál isis de adultos,
debían importunar al veci ndario, se asemejaban a l delito de alboroto lo que oriC!nla mu y a men udo las curas en torno al síntoma "niño", sin
nocturno, pero no tenían por qué constituir u n moti vo de internación. que haya aclarado el luga r ocupado por el niño en la problemática
El juicio de Drescle (y el escri to de Schreber ) constituyen el modelo de la pareja de sus progenitores, El psicoanálisis y la reeducación
de una reivindicación "anarquizante}), y sin duda ésa es la orientación \'ienen entonces a peqx:luar ulla abe rrac ión que se sitúa en otra parte
en la que se si túa la antipsiquiatría (cuando no se deja recuperar )' 110 ni ni\'cl dd Ilioo, Al ocuf!arse ?ÍlIicam(,lItt> delllz.¡í.o~ se lo rechaza
por una ideología caritativa ) . rOlllO sujeto,

2. La otra re ivindicación de libertad es reuo[lu; ¡:o71aria, pero no - !vfi hijo - ITIC dice una madre (h3 bla de su hijo delincuente, de
puede serlo sin tener una preocupación social: la de reformar la 25 <:lJlos ) - me ha costado una fortuna, Materialmente hemos hec ho
sociedad en lugar de defender al individuo. En esta perspectiva se todo lo que helllos pod ido por é l: psicoanálisis desde los 4 a iios, rc-
situarían las investigaciones psiquiátricas francesas. educ;lrioncs, esC'ur'las especializadas, no le hemos escatimado nada.
Si se Jo hub iese puesto en medio de campesinos elementales y sin
El problema no es simple: ¿debemos dejarl e a la locura la libertad
instrucción , los rcsulta.dos no habrí¡¡n sido peores, Y, ¿quién sabe?,
d(' habla r (corriendo entonces el riesgo dc poner en peligro la sociedad)
quizás habría escapado a In droga y a la influencia elci medio.
o debcmos ('rC~IJ' una sociedad menos al ienante (so focando entonces
- De ese fr:.1 C3S0, toda responsnbilidad es mía - continuó la
en pi individuo lo que busca expresarse como decir de verdad) ?
madre- o He utilizado el psicoanálisis para tel1er la conc iencia tra n-
La alte rnativa es tá siempre en nosotros. Nos sentimos tentados a quila, He hecho tram lxl. Em'iaba a curar a un ni i'io que tenía todas
rec hazar nuest ra lorura y es esta represión la que nos interpela en el las razones para rebelarse contra el infierno que le estaba creando. Mi
dC'cir dí' la 10f u I'a dl'l o tro, Este es el motivo, por ciprto, de que marid o ha sido un santo. Somos, ante los ojos de los demás , una
el mecan ismo de censura. (y de exclusió n ) interve nga de un modo pareja perfecta. Sin embargo, nadie ha sospechnclo jamás el inrierno
tan brutal. coliditlno que yo rabrirabtl,
Estas cucstion('s rundamentales) si bien es cierto que lograron ser - ¿ Lo que trata usted de subray<lr es el rracaso uel psicoanálisis?
p l¡mtea das en mayo dt 196B ( corno se pla ntea ro n en bs revoluc iones --No, el del sis tema . lI<"JlIos tenido lodos (con tra es te chico) una
del pasado ), no tuvieron después nin,~ un a con tinuidad, Las reformas complicidad dE' policÍ:l'i,. '
introducieb s proceden de una preocupación por b. reglamentación de Estas cosas son las que debieran invitélflloS a rea lizar un estudio
los estudios y la re~lamentación de la red de cu idados médi cos. pero sistemático de Jos fracasos de las ('u ras que se lI e\'an a cabo. Únira-
no aportan ningt'lll cambio verdadero :1 1 es píritu de la psiquiatría. mente este trabajo podría acla rar lo que ha sido desronocido o fa lseado
En lu g-ar de vernos ante un examen de 10 qu e es la ::lctitud de la en el curso del procrso :l1lalíti co.
sociedad co n respecto a la "enfermedad mcntaP', nos enco ntramos a nte En este caso ejemplar. no sólo se cuestiona a la rami lia, sino también
opciones ;]dministrativas que tienden a la. defensa del monopolio de a la sociedad, Su sistema de "cuidados" contribu yó a la fabricación
los cuid;]dos médico~ y que co rren el riesgo de C;lusar sobre todo \lna dI:' un delin cuente, puro producto de un un iverso kafkiano que jamás
a.Q'ravarión dr la si tuación imperante en lo que concierne a la psiquia- se cuesl ionó,
trización de los problemas ele la infanri;:¡, Entnlmm en la era de la El trabajo clínico el el psico<lnalista puede inscribirse, en nuestros
u(¡tendón psiquiátrica obli g;'ltori<1" él un ritmo tal , que no se ría extraño días. ('11 un sis tema médico-administrativo que participa de la alie-
que apa rezca una "enrcrmcdad psiquiálrica" pro\'oc:ada por el a buso nación social. Se "psieotel'a piza" en cadena a niños que no sabe n por
de los d iagnóst icos )' consultas de higiene mental, que se superponga qué se los lleva a l dispens;]rio, Los padres se hallan, por lo genera l,
al m alestar de \'ivir inicial de l paciente , colocados ruera del jucp:o, Los ana listtls) mujeres en su mayor parte,
La in adaptación puede, en ciertos casos) se r un factor de salud, El tienen la tendencia inconsciente a " raptar" el hijo al padre "maJo"
hecho de que el decir \'ercladero en nuestra sociedad sólo puede reempl<lznn rl o a m enudo al padre (a quien se juzga demasiado débil,
('xprpsa rse en la de linc uencia o en la loc u ra, po nc en c\'idcnria lo que demasiado furrte, demasiado ausente, en resu men, demasi a do cual-
fu ncion;] mal en nu estro sis tema. qui( r cosa - es un indir(,J'entr-.) , Sl:'ría prec iso df'slindar en su in ic io
220 CONCLU.\'IMI APÉND I CE

toda indicación de pskoterapia de servi cio público de la dema llll ..


social en la que desde el comienzo se ve atrapada y perve rtid a I
demanda de cons ul ta.
El encuadre en el que el psicoanálisis ha sido llevado a desplega u
compromete durante la mayor parte del tiempo las condiciones ncre-
sarias para su existencla misma. Esto es más sensible aún en el dominin
de las psicosis infantiles. Porque el niño es objeto de un monopolio clo
"cuidados" qu e, en los hechos, exclu ye al psicoanálisis, porque C~I 1. CARTA DE UNA ENFERMERA
último sólo es tolerado si se lo somete a un sistema que lo aliena.
C uando una sociedad sueña con establecer una organización de
Sé que es absolutamente inútil quejarse de las estructuras hospitalarias
"cuidados", funda esta o rganización en un sistema de protección qul" puesto que he elegido participar en esa aberración.
significa ant.e todo re chazo de la loc ura.
De un modo paradojal, "el orden de los que curan" promueve aMI En el servicio hay un enfermo que antes pintaba mucho y como es
la "violencia" en nombre de la adaptación. un muchacho encerrado en sí m ismo, el único medio de aproximación
eran sus dibujos. Un día me llamó para comunicarme que había ini-
ciado una gestión para obtener el material necesario a fin de montar
un taller de pín tura.
Al día siguien te hablé con el "staff". Se me dijo que esa solicitud
no era válida p uesto que se trata de una "relac ión dual ... " Desde
entonces, todas las tardes este enfermo vuelve a acostarse totalmente
borracho y el médico interno no ha intentado hablar con él.
Hay un joven, a la vez débil mental y psicótico, que no emite más
que sonidos . . . Un verd ad ero animalito atemorizado. Muchos otros
alcohólicos, además del res to ...
A veces me pregunto cuál es el objetivo que me llevó a trabajar
en psiquiatría ... ¿ Por mí o por ellos? Creo realmente que era por
ellos, pero d ado como ocurren las cosas, uno se cuestiona a sí mismo
porque es tan poco lo que verdaderamente se hace por ellos. Entonces,
¿ es válido este juego? ¿ Hace r como si no existieran? ¿ Pasar al hos-
pital ge neral? ¿No sería acaso la misma comedia y en cierto sentido
peor? Sería incapaz de someterme al rendimiento automático y siento
horror por la jerarquía.
Entonces, ¿por qué la elección de este oficio de enfermera, en primer
lugar? Elección muy egoísta porque quería hacer algo para los otros
a fin de encontrarme menos encerrada en mi silencio. Y en ese sueño
de una noche en el que vuelvo a encontrar a un enfermo mental que
emplea palabras para otros y que lame la sangre y el pus de un herido
que es tá acostado sobre un a camilla no puedo dejar de relacionar las
nociones de reparación, de sacrificio, de chivo emisario. Lo que está
debajo del truco del sacrificio, de la cabeza de turco, es aquella
educación religiosa de la infancia.
222 223

AquÍ, lo que se vuelve a cuestionar es toda la sociedad .. , y no comienzo colaboraron con nosotros el doctor .J. Ayme y el señor Pierre
quiero más ser enfermera. Fedida. La doctora F. Dolto se ha unido a nosotros y podremos así
Me siento bruscamente perdida, ya no sé cómo ver las cosa¡ beneficiarnos con su experiencia.
Evoluciono en el absurdo. El equipo que trabaja en Bonneuil se compone de tres personas de
tiempo completo (de los cuales dos reciben un salario) y de trece
colaboradores, en su mayoría psicólogos de La Sorbona. s
Los asistentes sólo son aceptados si aceptan a su vez abandonar sus
1/. ESCUELA EXPERIMENTAL DE BONNEUIL-SUR-MARNE 1 instrumentos de medida para integrarse, exponiéndose con ello, a un
estilo de vida. Trabajan como asistentes generales, o bien ocupan una
El 12 de setiembre de 1969 ' fundarnos, con la ayuda de amigos y en 01 función específica en actividades creadas por ellos: cerámica, pintura,
marco de la ley de 1901, un Centro de Estudios y de Investigacionet teatro, títeres, expresión corporal, mímica, cuentos de hadas, canciones
Pedagógicas y Psicoanalíticas, que se dio como misión principal l. populares, música:' El equipo se reúne todos los sábados para analizar
creación de una escuela experimental abierta a cicrto tipo de niño. el trabajo efectuado al nivel de la institución. En efecto, lo que debe
con dificultades, en una perspectiva de no segregación. Para realizar funcionar como instrumento terapéutico es la organización insti~
nuestra experiencia de vida comunitaria no quisimos que los niños tucionaI.
fueran más de quince.
El seiior y la señora Guérin tomaron bajo su responsabilidad la
carga financiera que representaba la adquisición de una casa y su EL ORIGEN DE LA IN STITUCIÓN
amoblamiento. Asumieron también el compromiso de los honorarios
de la dirección de la Escuela, cuya creación hicieron posible. Muchas personas conocieron el trabajo que algunos de nosotros lJ e ~
El consejo de udministración está compuesto por la fanli lia Guérin vamos a cabo en el consultorio externo médico-pedagógico de Thiais.
y po r el padre de un niño inscripto en la escuela. Los consejeros La ruptura entre el equipo de analistas, médicos y educadores, por
técni cos de la asocia:ión son el doctor Lefort y yo misma. Desde el una parte y la adm inistración, por la otra, se produjo debido a dos
motivos precisos:
1 Este lugar denunciado por lo~ itali ano~ (Esprtsso del 21-12-1969) como l. El problema de la reorganización institucional se planteó con
lugar miJtocrático e~ en realidad un Centro de Formaci6n (de des-formaci6n) agudeza el día que tomamos conciencia de que era inútil introducir
que se inscribe en un movim ie nto pop\l lar de cuestionam iento de las jnstitu-
cione!', movimien to que inici6 en Francia en 1920 C. Frcinet y en ]a URSS en un establecimiento psicoterapias indi viduales, cuando el sistema
Makarenko. La administración utilizó en aquella época todo su poder para
bloqluar lo que intentaba abrirse a los efectos de la verdad. Freinet y Maka.
rcnko chocaron durante toda su vida con la incomprensi6n y la hostilidad de ~ Catherine Bautruche, Jean-Ja cqucs Bouq\.l¡~r , Agathe Biancheri, Micheline
los maestros establecidos. Sólo fueron reconocidos después de su muerte. La Fodor, Fran¡;oise Fo r t, Annie Grosser, BOTis Koltirine, M arie -Fran!roi.~c La\'a J,
reforma introducida en nuestros días por los analistas que cuestionan las Annie Lohéac, Guy Sap ricl , Nineltc Succab, Florence Ste\'enin, Catherine
eSITUcturas tradicionales de las instituciones es igualmente mal tolerada. Waysfeld.
2 12 de septiembre de 1969. Declaración en la prefectura de policía. Centro " Quizás haya algo de provocaci6n en la sol ici tud que elevamos con el fin
de Estudios y de Investigaciones Pedagógicas y Psicoanalíticas. Objetivos: de que la Educación. Nacional reconozca a la escuela , p uesto que planteamos
promover investigaciones pedagógicas y psicoanalíticas relacionadas con los desde el comienzo t:1 principio de la ausencia de escolaridad. Lo que con ello
problema planteados por el retardo y la psicosis en el niño; crear una escuela queremos cuestionar es el modo como se ha utilizado la escolaridad obligatoria
experimental para proporcionar una oportunidad de recepción a cierto tipo de como domesticación para que los individuos no se pusiesen un día a pensar
niños con dificultades; favorecer los contactos con los niños "normales" me· fuera de las normas adm itidas.
diante actividades de espar cimiento en una perspectiva de no segregación; Nuestra preocupación no consiste e n enseñarles la gramá tica a los niños de
completar la formación de los educadores, psic6logos e internos ofreciéndoles ]a escue la experimental , sino en permitirles ante lod o vivir, y después ser
posibilidades de realizar permanencias en la institución j promover sem inarios, creadores, según Sll propio genio. Son siempre ellos los que en un momento dado
conferencias y congJ"l!sos, así como viajes de estud io e intercambio con los formulan la exigencia de una escolaridad. En este dominio es preciso volver
colcg~s f'xtranje ros (docentes y psiquiatras). Sede social: 63, Rue Pas teuI'. a pensarlo todo en forma radical. La educación especializada, tal como se le
Bonneuil-sllr-Marne. enseña, es un absurdo.
224 APtNDIC I APIlNDICE
225
represivo en el que se hallan atrapados adultos y niños provoca depl r deseo y el deseo del Otro. Retomaremos esto, enseguida, a través
siones e n los educadores y actuaciones agresivas en los niños. J.• de ejemplos vividos en la institución.
jerarqui zación del personal, el encasillamiento de las actividades, la 110
inserción d e los niños en una realidad cotidia na, provocaban un
bloqueo e n el circuito de intercambios. Y allí estaba n los trabajOl EL FUNCIONAMIENTO DE LA INSTIT UCIÓN
de C. Lévi-Stra uss para recordarnos que cuando se produce un bloqut'o
aSÍ, el grupo degenera y en él los individuos se mueren literalmenlt" E l nacimiento de una institución 5 ha significado para nosotros
po r no poder en contrarse en una situación que les permita su lo siguiente : el nacimiento de una cosa (de un trabajo ) instituida
creadores. por los ni ños mismos, que se trasforman con los adultos en guardianes
La admin istración ap eló a la Protección de la Infancia para impedir de las reglas que se elaboran para que la vida en común sea posible.
que se instalara en su estableci miento la subversión. El equipo renunció
.!-a cosa instituida es el Consejo de Cooperativa elegido por los
en bloque, pero se hizo todo lo posible para silenciar el escándalo dr
nmos, que aprenden a administrar un presupuesto (el de la alimen-
una reunión colectiva. Desde entonces se amplió el externado médico.
tación) que d isponen del programa del día y eligen a los responsables
pedagóg ico de Thiais, se lo dotó de nuevos locales, pero ya no Sr
de las diferentes act ividades tseguimos aquí a Freinet, pero también
aceptan psicóticos en él. Y allí precisamente se juega, en nuestro~ a Makarenko) .
días, una carta fundamental: a los psicóticos o bien se los interna
y entonces en el asilo se transforman en "monumentos para psiquia· La vida en Bonneuil, con nifíos l1amados psicóticos, pero también
t ras", o bien se tra ta d e lograr que salgan de su estado; la em presa con débi les mentales y ron anoréxicos escolares, se organiza en torno
es la rga, y no puede ten er éxito más que a través de un radical cuestio- a dos ejes: la cocina y las compras (el establecimiento de un presu-
namiento de la institución. puesto y una contabilidad ) y las relaciones con el exterior (jnter-
2. E l otro motivo a partir del cual se llevó a cabo nuestra ruptura c~mbio con otros niños, otras esc uelas) a través de la pin tura, un d ia-
flO que hay que imprimir (se sepa o no leer y escri bir), y el registro de
fue nu es tra posición en cua nto a la orien tación profesional. Estábamos
persuadi dos de que el a prendizaje con un patrón valía, para todo tipo mensajes (con el fin de que no se privilegie (micamente la escritu ra) .
de ni ños, mucho máf que un internado especializado, única solución Junto a estas act ividades básicas, existen actividades anexas:
que se ofrecía después de la edad fatídica de los 14 a ños. Los hechos 1. Las charlas de la mañana) reu niones en las que los niños hablan
nos dieron la razón. Pero la ad ministración juzgó inadmisible esta de su casa, de sus proyectos, de lo que no funciona bien.
p osición no segregativa. 2. Las reun iones del Consejo dos veces por semana (dos niños
Este ejemplo de T hi ais sólo merece ser citado porque pu ede multi- asumen la presidencia y la vicepresidencia ) l reuniones en cuyo curso
plicarse por cien o por mi l d ado que co n él se cuestiona una concepción se reconsidera todo lo que se ha dicho y se ha h ech o; tanto en los
co nservadora de los problemas de la salud mental. diver!ios talleres, como en la calle cu ando ha habido alguna inter4
Si hemos contribuido al surgimiento de Bonneuil fue para que vención policia1. 6 Se reconsidera allí todo 10 que puede haber afectado
pudiera exis tir un lugar que podría denomina rse antipsiquiátrico en el la reputación de Bonneuil , todo 10 que se h a infringido y que guarda
que los niños volvieron a aprender a vivir en lugar de verse destruidos relación con las reglas establecidas. Se trata, mediante estas reuniones,
por una demand a de adaptación (que muy a menudo no es otra cosa de hacer entrar en una articul ación simbólica todo 10 que se fijaba
que adaptación a una estereotipia institucional ). como qu ejas y reivindicaciones propias del orden imaginario. En ellas
Si bien asumimos una actitud antipsiqui átrica no hacemos nuestra,
si n emba rgo, la teoría que la sustenta . Nuestras referencias teóricas :o;F. Tosquelles, J. Oury.
so n referencias estru cturales. El 01 den humano, es decir un orden 6 Hemos tratado de educar a esta policía, provocando una reunión con el
simbólico, se instala en torno a ciertas leyes (prohibición del parasi- c.o~ isario .que debí~ in fo rmar ~I;spués a sus hombres del sentido de nuestra po-
tismo) prohibición del incesto ) y también en torno a estas leyes el niño SIClon a ntlsegregau va. La pollcla ha terminado por renunciar a buscar a los
niños q ue se ruga n a las casas vecinas. Proporc iona nuestro número de telérono
aprisionado p or esa m áquin a significante llega a reencontrar una y somos nosotros quienes nos esrorzamos no tanto por recuperar a l niño cuanto
palabra personal y a sit uarse de modo diferente en relación con su por "edllcar" al vecino quejoso e introducirlo en las nociones "antipsiquiátricas".
r
APt.NDtc:' APtNDICE
226 227
se analiza todo lo que obliga 7 (obligación de respetar el derecho a vivir En. cada grupo hay un responsable de las reglas instituidas. Se
del vecino, obligación de dar y de recibir en el orden de los inter- permlte~ todas las fugas individuales, siempre que se asegure la per-
camhios). Se tropieza con el inconsciente del grupo, con el inconscient mar:encla del trabajo colectivo. Lo único que está prohibido es im-
individual, con todo 10 que ello supone a veces como presión de partr p~dlf que el vecino trabaje o "viva". Los que huyen vuelven por sí
de un superyó amenazante y vengativo. Esta ley inconsciente del grupo mIsmos o. son traídos de vuelta por la policía. Muy pronto este sín-
estructura 10 que nosotros instituimos. toma, al Igual que los otros, d esaparece, porque el niño descubre que
Del mismo modo como el niño debe poder reconocer en la madr r es una moneda sin valor en la institución.
la palabra de] padre, asimismo, en una institución, lo que es preciso Todo niño que trabaja con sus manos es un niño que ha pasado
esclarecer es todo lo que irrumpe a través de conversaciones de tip() por períodos d e rechazo y de evasión plenamente autorizados. Todas
dual 8 (conversaciones en cuyo curso hay siempre uno que se halla estas cris.i~ se reconsideran siempre en el consejo y son comentadas
excluido). Lo que se debe esclarecer es todo 10 relacionado con la por lo mnos, qu e son sucesivamente jueces y terapeutas:
ley de existencia del grupo. Las reuniones sirven para poner en esce· - i Ah! - le decía Rémy a Charles-, si pudieras expresar tu
na todo 10 que se desprende como demandas formuladas en el grupo. có1r:ra .con palabras, me fastidiarías menos y te fastidiarías menos
a tI mIsmo.
Al velar por el .intercambio de informaciones (lnformaciones que
De este modo, lo que se dice y lo que se crea en los talleres se
se refieren tanto a los proyectos de construcción, como al problemí\
considera siempre en los Consejos, para que la casa viva de los apor-
de las fugas) , la institución lucha contra la muerte. Se hace pue!' tes de cada uno.
continuamente referencia a lo que pasa en el exterior : el sistema de
Tenemos por una parte objetos que intervienen como mediaciones
corresponsales, los intercambios de regalos, son elementos esencialc!'
en. las relaciones de los individuos entre sí, y por otra parte el sujeto,
para la vida del grupo. sUJeto.que según la enseñanza de Lacan es un sujeto vacío, que sólo
3. Las otras actividades conciernen principalmente a la expresión se define como lugar de relaciones. No sabemos quién es el sujeto,
corporal, movilizan 10 que se encuentra a veces bloqueado por una l

aS I como no sabemos 10 que es un electrón, pero sabemos cómo se


reladón del niño con una parte de su cuerpo a la que considera un comporta en medio de ciertas relaciones. Para que podamos captar
objeto extraño. Jue~an con lo que puede decirse cn el ritmo pero lo que ocu.rre, nos es preciso delimitar un campo, y en este campo
que no logra entrar en la palabra. Se tiene en cucnta también lo que hacer funCIonar un dice que no con sus efectos referenciales.
pueden fabricar las m anos, en la relación muy particular que el niño Ocurre que un niño le dice a un adulto:
establece con la tierra. Se realizan tareas creativas solüarias y colec .. ~No haces r('spetar la ley de la que eres guardián.
tivamente. Y se crea con tanta más voluntad cuanto que se ha ad- Dice una verdad, porque con frecuencia es a partir de ese mo·
quirido el derecho a negarse a hacerlo. Lo que no puede decirse con mento que ya no hay palabra posible.
la tierra se dice a veces a través de la pintura. Lo qu e nos preocupa Si el niño se vuelve atento a un cuerpo de reglas, ello ocurre por-
es abrirles a los niños al máximo una gama extensa de posibilidae que ese cuerpo de reglas constituye el mínimo sin el cual la relación
des de creación artística. de los seres humanos entre sí está condenada a morir.
La vida en los talleres inel uye también el establecimiento de un y ahora vamos a hablar de lo que se dice al nivel de los niños
campo de lenguaje.o Una palabra puede nacer de un campo de lene en la insti.tuci6n , establec.ida .. A partir de ello se comprenderá lo
guaje pero nunca de una cacofonía. que se denva de la expenenCla, en tanto que ética.

7 Cinette Michaud. LA VIVENCIA DE LA INSTITUCIÓN


8 Ginette Michaud. "Transfcr l et échange en thérapcut:que in stitutionnelle",
en Re vue de Psychothérapie I nstitutionnelle. n" l. Fran~ois Tosquelles, "Intro
e
En un comienzo los niños nos preguntaban ~
duction au probleme du transfert en psychothérapie institutionnelle", en Revue -¿ Ésta es una escuela de locos?
de Psychothér4fJie Institutibnnnelle, n" t.
9 F. Tosquelles. Structur-e el Rééducation thérapeutique, éd. Universitaircs, Después de dos meses de funcionamiento se les pudo devolver la
París. 196 i. pregunta bajo la siguiente fonna: '
~28 APP.NDIC' APBNDICE 229
-¿Quién tiene aquí necesidad de un loco para sentirse' bie~? se celebra misa al aire libre. Todo visitante se ve obligado entonces
Observamos que todo escándalo (irrupción en las casas vecInal, a someterse al rito que se ha establecido. Esto no significa que le
conflictos en el mercado, exhibiciones ante transeúntes) tenía como permitamos a este niño hacer la ley. Los límites impuestos son los
soporte a un niño que, mediante sus palabras, manejaba a ,otro para que definimos al principio: el tabú antropofágico yel tabú del incesto.
hacerlo funcionar como loco. Esto fue tratado en el Consejo en mu- Consideramos qu e en una institución debe reinar la prohibición
chas oportunidades. sexual entre los muchachos y las chicas. Les decimos a los varones:
Tuvimos como huésped de tránsito a un niño muy afectado, a -Pueden copula r con todas las muchachas de París y de Bonneuil,
quien sus camaradas designaban como "la bestia humana". Debimol pero éstas de aquí es como si fuesen sus hermanas.
separarnos de él momentáneamente, por el bien de él y no de 101 y les recordamos que el hombre recibe un a mujer de otro hombre,
otros. Su función en el grupo era la de permanecer, en cuanto dese a condición de que a cambio entregue a otro hombre la hija que
cho, como excluido, como paria. A partir de allí los otros niñ?~ ~u· tendrá con esa mujer. Este intercambio de mujeres es lo que le per-
dieron efectuar progresos espectaculares, sobre todo en la adqUlslc16n mite a la sociedad una continuidad en el tiempo, y se funda en la
del lenguaje. regla de la prohibición del incesto.
Una niña alegre y jovial ha<;ta entonces, se tornó depresiva, y des- - En una casa es el padre el que posee a la madre: tú debes bus-
pués insoportable, el día en que se dio cuenta de que había perdido car en otra parte. Es preciso poder perderJa para ganar después una
a su " loco". J!.ste era un chico a quien ella vestía como a un doma- muchacha.
dor de circo, obligándolo a actuar las fantasías de ella. El día en que - Yo me quedo para copular con las chicas de aquí -nos respon-
su protegido la abandonó para convertirse en discípulo de un m~c~a­ de Jacques-; en otra parte la ley está mal hecha.
cho de mayor edad, hizo su aparición un mecanismo de duelo VIVl~O y desaparece para ofrecer en el jardín sus quejas a su dios, un dios
bajo fonnas agresivas. La niña trató de negar todo lo que podla que porque se sitúa fuera de la ley puede satisfacer los deseos más
tener relación con un a dimensión de falta de ser. Exhibió su desnu- perversos.
dez en una especie de tentativa desesperada de afirmarse como la - Si te vas lo vamos a sentir como una pérdi da, porque te apre ..
más fálica del grupo. Al perder a su camarada, había perdido la fun- ciamos mucho, pero no puedes quedarte al precio de dejar de some-
ción de ocultación qte él cumplía junto a ella. La " locura" del chico ternos a la ley de los humanos.
servía para enmascarar la angustia de ella frente a su cuerpo de J acques renunció a las cópu las con que amenazaba. Después ocu-
niña. Dominar al niño, era asegurarse la posesión de su ser varón rrió otro hecho. La llegada de un nuevo interno, llamémosle Pierre.
y afirmarse a partir de ello como sujeto invulnerable, no marcado El niño, considerado como peligroso, se halla en realidad acosado
por la castración. . por la angustia. El universo carcelario en el que ha vivido hasta en-
La depresión) expresada en crisis de agresividad, tuvo su corolano tonces hace que se sienta horrorizado cuando se le ofrece la libertad.
de estabilidad en el trabajo, particularmente en la imprenta. Picrre tiene necesidad de afecto; lo que aprecia en el otro, es que no
Otro niño - llamémosle Jacques- le plantea al grupo dos tipo. se le tenga miedo. No hay nada que le produzca más terror que la
de preguntas: intención asesina que se le asigna. Cuando eso ocurre desaparece,
-No quiero tener h ijos más tarde, porque es demasiado asqueroso huye buscando abrigo junto a un calefactor, en la escalera de un
nacer asÍ. No quiero el nombre de mi padre (firma sus obras con un H.L.M. muy próximo.
nombre de terminación rusa que recuerda el nombre de su abuelo Jacques le ha tomado odio a Pierre. Lo que le da rabia es el
materno) . afecto que el otro necesita para vivir.
Este chico fuera del establecimiento tiene un amigo cuyo padre - A un loco así se lo encierra, nada de piedad para los locos. Por
no le ha dado su nomb re y el amigo le dice: ¿ Cómo vivir con esos otra parte, hay que elegir entre él o yo.
padres? Jacq ues nos pone nuevamente en la alternativa: o la vida o la
Jacques responde inventando un dios que sitúa en la lín.ea de des- muerte de uno u otro.
cendencia materna de su amigo. Erige un altar a los espíntus ances- -No es posible ----se le responde- comprar la vida al precio de
trales. Y de este modo nace en Bonneuil una nueva religión; a veces la muerte de otro. Entre los humanos no puedes hacer ese trato.
APBND ICE
230 231

y se le recuerda a Jacques que en esa casa, el señor Guérin es (Ol Algunos estudiantes me reprocharon apoyarme en una psicología
guardián de las leyes; aceptamos que Jacgues se convierta en el ayu- burguesa para hacer el proceso de la ideología que la sostiene.
dante del señor Guérin, pero no que haga la ley en su lugar. Se me opuso la política como medio de refutar todo lo que no
Los chicos asumen por turno la defensa de Pierre. podía traducirse en lenguaje ma.rxista revolucionario. Según los ora-
- Los psiquiat ras son unos boJuelos - observa René- ; ponen eti· dores, hu biera debido preocuparme más por el sujeto proletario
quetas y después, j hap 1 estás listo para el furgón celular. Pero que, en la nu eva sociedad, reemplazará al sujeto del inconsciente.
Jacques no quiere saber nada de eso, dice que todos los anormah,' . U n psicoanalista llegó incluso a explicar cómo la revolución podía
d eben ser exterminados. consti tuir el antídoto de la angustia de castración y de muerte. En
Explicamos que Bonneuil constituye para Pi erre la última opor- una sociedad feliz en la que los individuos construyen el socialismo,
tuni dad, queremos evitarle el hospital psiqui átrico y le volvemos a no hay angustia. Ya no se hablará de adaptación, sino de integración
d ecir a Jacgues la pena que experimentamos ante la idea de tener a la colectividad. En la nueva sociedad, los «enfermos mentales"
que separarnos de él. Al borde de las lágrimas, Jacques nos responde: serán invitados a trabajar media jornada en la fábrica, y el "tera-
- Son ustedes los que me mandan de regreso, yo querría quedarme peuta" tendrá entonces por misión converce rlos d el daño que su
u enfc rrned ad ' le provoca a la com unidad. lo Los niños psicóticos
l
aquí.
Una vez más se ha sellado un pacto, y todo pacto pasa por la deberán sufrir un condicionamiento moral semejante para llegar a
mediación de la palabra. gozar de los beneficios de una colectividad feliz.
}-lemos querido presentar aquí el fu ncionamiento de una institu- Una sociedad revolu cionaria proletaria deberá favorece r así la
ción concebida para escapar a un a duplicación de la alienación. reconciliación del sujeto consigo mismo, así corno la reconciliación
El mito de la norma, el peso de los prejuicios científicos funcionan del individ uo en su relación con el g rupo al que está ligado por un
como otra forma de alienación social, no solamente para aquel a ví nculo del qu e estaría excluido todo riesgo de identificación inter-
quien se llama "enfermd' sino también para Jos terapeutas y para agres iva de tipo amo-esclavo.
los progenitores. Debemos preocuparnos por anal izar las razones po r Lo que nos proponían de esta manera los estudiantes "revolucio-
las cuales permanecemos a veces sordos al mensaje del otro, buscando narios" es la fan tasía del retorno a la Unidad. Toda la rel aci6n
el modo de desembal'~.zarnos de la verdad de ese mensaje mediante la sujeto-objeto se enco ntraba fijad a para ellos en el orden imagi nario
exclusión del sujeto. y no tenía otra función que la de enmascarar la verdad de la pre-
El problema de la segregación no es un problema puramente polí- gunta sin res puesta de Freud : ¿ Quién soy yo?
tico. En el coraz6n de cada uno de noso tros hay lugar para el rechazo Esta pregunta, se nos ha respondido, no es una pregunta que se
de la locura, es decir para el rechazo de lo que nosotros reprimimos. plantee en la sociedad revolucionaria proletaria, porque la sociedad
Nadi e más racista que los propios niños. Sólo un orden si mbólico tiene por función en este caso aportar precisamente la respuesta pro-
permite evitar la constitución de una comunidad de justicieros y el tegiendo al sujeto de la angustia a la que ]0 expo ne la sociedad ca-
envío sacrificial de uno de los suyos al asilo. pitalista, pero también del psicoanálisis.
5 de diciembre de 1969. Ahora bien, todos los replanteos de la posición del sujeto (del
(Extracto de un informe para los padres.) inco nsciente ), y por lo tanto toda empresa auténticamente subversiva,
pa rten de la articulación entre verdad y saber.
Los sostenedores del psicoanálisis revoluciona rio oponen a esta
1I1. UN CONGRESO EN MILÁN
tesis la del su jeto proletario, de ese sujeto no marcado por la castra-
13-14 de diciembre de 1969
10 Lacan no utiliza la noción de trabajo como premisa en la dialética ana-
Invitada a Milán para inaugurar un congreso illlcrnacional que tenía lítica. Muestra cómo el obsesivo usa el trabajo para mantenerse en su condición
por tema "Psicoanálisis - Psiquiatría - Antipsiqui<llría", expuse en la de esclavo. Para el psicótico, su re lación con el trabajo está ligada al modo en
que carece de todo apoyo en el orden simbóli co. La introducción del trabajo
oportunidad un cuesti onamicnto radical de las ideas admitidas en puede por consiguiente jugar como eleme nto de al ienación o liberación según
el psicoanálisis. la función que ocupe en la dialéctica del deseo.
APtNDICIt
232 APtNDICE
233
ción, al abrigo de la angustia de muerte. En efecto, la abolición dd Se me preguntó cuáles serían mis posiciones de analista en una
individualismo en una colectividad feliz debería culminar en la suprr. sociedad revo lucionaria proletaria.
siL n de toda interrogación angustian te. No lo sé. Inven taré lo que corresponde hacer en ese momento. u
Si bien en este libro he destacado el aporte positivo de la politiza- Mi combate seguirá siendo el mismo: un combate contra la manipu-
ción del movimiento estudiantil que permitió, en mayo de 1968,11 lación del individuo, manipulación que es violencia, sea cual fuere
el develamiento de una verdad, garantía del mantenimiento de posi- la ideología que la sustente.
ciones científicas liberadas de todo prejuicio, temo que actualmente, Una posición analítica correcta abre el camino a efectos subver-
con la ayuda de los analistas (los mismos que anteriormente fueron sivos tanto más reales en la medida en que el paciente no ha sido
los defensores del yo fuerte 1 :! ) , nos hallemos en vías de sofocar la manipulado en un comienzo para que obre asÍ. La historia del psi-
verdad insostenible que el análisis tiene por función mantener en es- coanálisis está alJí para mostrarnos el fracaso de toda empresa mora-
tado de perpetuo develarniento. lizadora que apuntando al yo [moiJ del sujeto, se oponga al surgi-
Que los ana listas puedan proponer lo ¡JoUtico, en luga r de un cue~­ miento del yo [je] de una palabra personal."
tionamiento de su insuficiencia en su disciplina, me parece una POSI- El psicoanálisis, en tanto que discurso científico, no está ligado a
ción insostenible, puesto que tiene por corolario la renuncia del condiciones fJolíticas. Su papel no consiste en privilegiar a una clC1.se
analista a su oficio (oficio que no obstante continúa ejerciendo "para socia l sino en permitir que el "paciente" se desprenda de los obstácu-
ganarse la vida") . Si se plantea entonces una elección debe ser la los interiores que encuentra en su acceso al deseo y a la verdad
de! compromiso inmediato en la acción revolucionaria, pero no un (obstáculos que se presentan bajo un aspecto diferente en la neurosis
compromiso que tenga por efecto producir una detención en toda obsesiva, la histeria o la psicosis). La validez de las referencias cien-
la investigación científica mediante la recuperaci6n del discurso ana- tíficas de que el psicoanalista dispone seguirá siendo siempre una
lítico en lo "político". cuestión abi erta, que se planteará en los mismos términos en una
La función de 10 político en estas Jornadas de Milán ha sido pre- sociedad proletaria o en una sociedad burguesa.
cisamente 1a de imposibilitar toda discusión al nivel de un a praxis, En cambio, el psicoanálisis como institución está sujeto a sufrir
la de imposibili tar tod a confrontación al nivel de cómo debe con- serios trastrocamientos, tanto en ]a organización de las sociedades.
ducirse una cura. Lo~ sostenedores del análisis del yo fuerte evitan psicoanalí ticas como en su utilización por organismos de "atención
el cuestionamiento de una teoría analítica decadente introduciendo médica", demasiado a menudo organizados unos y otras como si su
en su lugar un discurso de políticos. u fin fuese el d e ocultar lo que en ellos pudiese funcion ar válidamente _
Un discurso de carácter científico puede tener lugar bajo cual-
quier régimen. Si tiene efectos subversivos, puede ser o no aceptado
del mismo modo que puede ser recuperado por una ideología de
. clase que intente tornar inofensivos sus efectos. El discurso lé.lcaniano
no tiene la pretensión de ven ir a ocupar el lugar de una acción revo-
lucionaria, pero tiene, e n el ámbito que le es propio, su propia. cohe-
rencia. Revestir el discurso del analista con un discurso polítICO, es
pervertirlo y tornarlo inoperante (mediante un a operaci6 ~ cuyo
objetivo es encerrar lo que en el saber debe permanecer abierto a
los efectos d e la verdad ) .

11 Véase también Maud Mannoni, "Une psychiatrie ré novée", en la


H Coincidiendo así con la posición adoptada por Fachinelli en el curso de
Qui71zaine littéraire, n\l 52~ mayo de 1968. "Un sig ne de santé", en Le Nouvel su excelente informe.
Observateur, en edición especial, n'" 183 bis, 20 de mayo dc 1968. 15 Esta forma de posición no tiende en modo alguno al apoliticiJmo del
12 Invocando, en otras circunstancias, abusivamente a Lacan.
..na lista. Apunta ~ marcar el campo restringido que le corresponde, campo que
13 Discurso estereotipado y vado, producto inofensivo de un lenguaje
no debe ser reablcrto por la acción política sino que tiene que permitir su
publicitario. existencia.
lNDICE ANALlT ICO

acción, 14:1,207,2 16,232. a normal, véase también nor malidad ,


acting out, 74, EH, 201. 163, 175, 193, 230.
acto, 55. ansiedad, crisis de ansiedad, véase
actuaciones, 42, 93, 200, 224. anguslia .
adaptación, 14, 19,23,38,47 ,54,56, antipsiql1iatria, 9-11, 32, 45 , 47, 62,
51)-,,9,80,90, 99, 122, 162, 163, 12 1, 155, 157- 159, 162-165,214,
172, 192, 196,224,23 1. 217, 224, 230.
normas adaptativas, 10,23,27, 1.17. ap rendizaje, 224.
agresividad, agresión, hostilidad , ctc., asilo, 19, 27-2 8, 32-35, .9, 40-43,
29-30,54,63,74,77,79_8 1,84_ 45, 50-52, 53-57, 59-60, 83 -B6,
87, 93, 96, 105, 108-109, 11 6, 92, 9B-10 1, 104, 105, 108-1 13,
1:(", 144, l GO , 171, 182,228. 119, 123.
al ienación, 38, 49-50, 54, 59, 62, 77, aulismo, véase mutismo.
80,83,1 10-111, 111, 11 9, 122_
124', 12 7,137,140,14-6, 156_ 157, bulimia, 46, 133, 147.
162, 164, 199,200,230.
n1(:nlal, 30 99, 108, 114. campo patológ ico, véase también
wcia l, 13,93, 99, 12 2,2 19,230. transferencia, 12 1, f 25, 194, 20 0.
alimclHo, véase también anorex ia, 46, castración, 48, 79, 11 7, 124, 1::l.1,
96, 132, 134, 138-139, 143-144, 147-1 50, 171, 175, 177, 199 ,
146, 177.225. 22B, 23 1-232.
a lucinación, 44, 48, 76, 108, 11 5, celos, 42, 44, 54, 10 t .
127, 157, 195. ciencia, 13 , 2 1, 25-26, 52 -53, 58, 112,
amhiglicdad, si tu ación de, 85, 87, 99, 65, 158, 164·, 206, 208 , 212 -2:l3.
122, 201. clasificación, 51, 65-66, 103, 172.
ambi\'a lcncia, 179, 199. colectivo (de "cuidados"), 5 7, B3,
amor, 77, 98,1 13, 11 6,126, 147, 151, 161.
171, 20 1. comunidades ant ipsiqui á tricas, 1fi 1-
162, 174.
analista, formfl.ci6n del , 189-193, 200- cond uctas, comportamientos ; desórde-
20B, 2 14-2 16, 21 9.
nes de las, 37, 44,52 , 54, 61-62,
ana lizando, 119, 187, 188, 194, 198- 70, 72, 9B, 156.
202, 205. conductas d e d efensa, véase de-
angustia, pánico, 14,21 -22,24-25,27, fe nsa .
30-31,36,54,6 1,63,70,73, B1, conflicto, 20, 44, 54, 11 5-11 7, 196.
85-87, 95, l I3-tl7, 121 - 122, conocimiento, véase también saber,
126, 129, 175, 179, 199, 228- 2.'1, 40, 47, 51, 169, 179·18 1,
229, 2:lJ. 187, 20 1.
angustia dcprcsh"a, véase d¡>presión, conocimiento paranoico, 187.
BO, 121. contrato, 49, 69, 73-74, 80, 84, 99,
angustia pel'sccutoria, véase perse- 140, 230.
cución, 80, 86-87, 95. cosa, (das di'lg), 115-116, 128.
anorexia mental, 46, 121, 139-151, creencias, 26, 35, 47, 59, 158, 180-
177, 180. 181, 216.
I NDrCE ANALITI(.'IJ INDICE ANALtTlCO
236 237

crisis de angustia, psicótica, etc., 30, deseo (wunsch), registro del, IUKIU 85, 96-97, 129, 135-136, 139, 101-103, 106-107, 118, 130, 133-
32, 36·3 7, 44, 48, 5 1, 90, 106- del, ele., 10, 13, 17-1 8, 2 1-2'/, 150. 134, 138, 139, 146, 179.
26 48 75-77, 79, 83, 95, HJ<I, enfermedad , 9-13, 19-24, 28, 31, 37- hospitalización, véase también inter-
108, 110, 174. 38, 40, 50, 56, 60-6 1, 90-91, 98,
cuerpo, 17-18,29-30, 45 , 46,49, 7 1, 11'1, 11'2, 11 5-11 7, 125-128, 1:17, nación, 19-20, 30, 44, 46, 50, 54,
74, 77, 105, 107, 119, 124, 129- 142-143, 145·146, 149- 150, 15 1, 107, 111-112, 130, 131, 133, 137, 90, 98, 109, 126, 129- 131, 134,
130, 134- 136, 137, 140-1 43, 146- 169,175,177-181, 197-199,22', 143, 145, 149, 163, 167, 178, 135.
147 150, 177-178, 194, 226. deseo de muerte, 30, 142 , 147, 17 1
213. huellas, 36, 76, 78, 125, 127.
cueTp~ fragmentado, 37, 64, 75, enfermedad mental, 12, 19, 21,24-
deseo sexu al, 54, 147, 171. 26,31,39,43,47,50,53-54,57,
78, 103-104, 114, 116, 129, 1.\0. no deseo, 11 0, 112, 11 5, 118. identidad, disolución de identidad,
imagen del cuerpo, 70, 74, 76, 129.
60-6 1, 64, 90, 99, 115, 155-156, 21,27,37,63, 96, 107-108, 114,
despsiquiatrización, 57,134, 163,218. 163-166, 213, 218.
cuerpo parcial, 108, 111. 2 19. 122, 126, 141, 18u.
enfermedad física, 18, 20, 164-. identificación, conflicto identifícato-
yo (moi) corporal, 69. destino, véase también oráculo, d~•• enfermo, lO, 19-21,22-23,37-39,56,
cuerpo de la madre, 75, 116, 123, tino fami liar, 23, 27, 29, 37,4 1, rio, desconocimiento imaginario
199. 61, 72, 88, 103-104, 106-107, del yo (moi), etc., 26, 32, 41, 44,
76, 11 4, 123, 134- 135, 136, 146, 114, 118-119, 156,158, 180,230.
esquema corporal, 122 . 176, 201. 63,73-74,76-78,81 , 95,9;, 103,
enuresis, 177-178. 113, 124, 144, 147 - 150, 179,
estructura del cuerpo prop io, 77 . destru cción, 29, 33, 36, 98, 10 1, I DO, escena primaria, 30, 96, 97, 147.
cuidados, atención médica, dualidad 197.
111 , 138, 142, 171 , 182. espíritu s ancestrales, 177-180,228. juego identificatorio, 41, 44, 149 .
cuidados-castigo,56-59, 157-158, deuda, real y simbólica, 48, 73, 92,
213-2 14. esquizofren ia, 2 1, 27,40, 41,46,48- identificación narcisista, 40, 76, 96,
97. 49, 64, 78, 82, 90, 98, 103, 107, 148.
culpabi lid ad, 142, 199, 20l. diablo, 36.
cu ra con ducción y direcci6n de una, 11 3, 161, 170-171 , 174, 178. identificación con el objeto per-
diagnóstico, 12, 17, 19-22, 3 1, 41, estadio del espejo, 63 , 76-77, 123- 124, dido, 30.
'79-80, 121, 127, 128- 129, 140,
147, 148, 172, 18 1, 194, 202,
50, 52, 98, 11 8, 155, 157, 229. 150, In. referencias identificatorias, 108,
dialéctica, 2 1- 22, 30-3 1, 37, 83, 84, estrategia, 39, 83-87, 160, 169, 175, 110.
219, 232. 97-98, 12 1, 170, 172, 181 ,20 1.
cura ambu latoria, J 26, 132- 135. 194. ideologías, 9, 47, 55, 58, 159 -1 60,
discurso, 9-10, 17, 22, 55-56, 58, 6 1, estructura, 17,21,48,77, 169, 194, 164-166, 172, 191 , 198, 208,
curación , 17, lB, 23, 31, 38, 50, 57,
64-65,8 1-82,84, 87, 94, 96, 98, 197, 200, 22 4-226. 214, 218, 23 1, 232.
6 1, 78, 80, 85, 103, 11 0, 149, 11 0, 130, 14 8-14-9, 167- 169, 173,
180. excreme ntos, 3 1, 17 8. imagen especular, 77, 78, 11 7, 124.
curanderos, 176, 177, 1)9-181. 197-199, 232-233. imaginario, que debe distinguirse de
discurso sintomático, 129, 186-1 88, falo, 95, 98, 147, 161. lo real y de lo simbólico, 2 1, 47 -
192, 202. fa lta, 73, 76, 128, 169, 20 1, 228. 49,55, 6 1, 63-64, 71-78, 96-98,
defensa, mecanismos de, 2 1, 69, 73, doble vínculo (doltble bi1ld) , teoría
81_82,99, 107_ 109,117, 12 1_122, f ami lia, medio, discurso fam iliar, 124- 125, 127, 147, 168-1 70, 182,
del , 170. 186, 197.
125, 171 , 197, 199, 200. dolor, 17- 1S, 94. véase también institución fami-
defensas au tis tas, 110, 126. . liar, 11 , 20, 23, 2S, 3D, 40, 41, cataclismo imaginario, 64, 98.
domin io, de la ang ustia, de la locura, espacio imaginario, 69-70 .
mecanismos obsesivos de anulación,
etc. , 43, 54-55, 63, 77-78, 101 , 133, 44, 50, 52, 57, aa, 90, 95, 101,
142, 141, 197. 104, 106-107, 109, 11 2- 113, 117- sustituciones imaginarias, 6I.
144, 155, 17 6, 179,200-20 1. ¡mago, 70, 76, 77-78.
delincuente, 51, 80, 12 3, 21.9 . 119, 129, 132-1 34, 137, 159, 160,
delirio, 10,27,29,39,52,53-54,58, drama, dramatización, etc., 21, 29, incesto, véase también deseo, 47 , 116-
38,40,44,46, 48, 77, 79, 11 7, 164,166, 167,170-171, 173,180,
64, 75,85,95-97, 102, 107, 1 lO- 219. 117, 150, 171, 224, 229.
112,116, 135, 144-145, 148-149, 119, 141-143, 146, 149, 15 1, 199. inconsciente, 13, 29, 32, 61, 79, 148,
duelo, trabajo de duelo, duelo no fantasía, 13, 36, 63, 70, 72, 74-75,
155, 17 3-174, 180. 80, 116-11 7, 121 , 127-128, 141, 169, 172, 198, 226.
delirio, proceso restitutivo de cura- hecho, etc., 80, 1 lO, 113, 118, combinaciones inconscientes, 74.
147, 228. 142, 181, 195, 197, 228, 231.
ción, . 14, 148, 173 . fantasía originaria, 95, 201. indiferenciación primitiva, 69 , 76,
demanda, oral , etc., 20, 26, 79, 83, 124-125, 129.
frustración, 36, 48, 116, 167, 196. iniciación, ritos de, 40,177,180,185.
96, 103, 11 7, 126-127, 142, 148- edipo, 30, 48, 95, 98, 116, 148, 163,
149, 174, 178, 198. 171,186,200. institución, lO, 13, 20, 22, 32, 40,
educación, t 9-20, 48, 60, 83, 104, goce, 10, 17, 27, 29-30, 50, 88, 92, 52-53, 55-57, 62, 63, 69-70, 72-
dependencia, 73-74, 106, 116, 124, 105, 111 ,11 3- 114, 115- 11 7,217.
126. 167, 208, 222-224. 75, 79-85, 121-12. , 125, 126,
depresión, véase también posición de- ego-psychology, 196- 198, 200, 20 1, 138-139,150, 161, 163, 165, 185,
207-208. histeria, 107, 113, 126, 130, 146, 222-240.
presiva, 44, 104, 130, 138, 224,
241. ello, 182, 196-198. 149, 180, 188, 197. institución asilar psiquiátrica, 15,
descompensación psicótica, 40-45, 108, encoprcsia, 177. hospital psiqu iátrico, 19, 24-25, 28, 62, 67, 69, 79, 82, 84-87, 95,
171, 214. encuadre, analít ico, 69·75, 77, 79-81, 39, 42, 44, 52, 56, 58· 59, 82, 99, 123, 160-1 61.
lNDlCE ANALl1'lca tNDlCE ANAL1TICO
238 239

institllción social, 70, 75, 81, 84, muerte del padre, 87, 97, 110, 18b, ·otro imaginario y otro real, 27, 30, proyección, imaginaria, agresiva, 49,
12 1, 125, 129, 190. fascinación de la muerte, 109-1 10, 63, 74, 76-77, 96-97, 11 7, 124- 72, 11 3, 121-122, 137, 150.
insti tución psicoanalítica, 69-72, 75, deseo de muerte, 37, 106, 109, 135. 126, 15 1, 182, 187-1 88, 198,2 19. psicoanálisis, véase también formación
80-82, 84, 86-87, 99, 121, 125, 149, 171. deseo del otro, 146, 15 1, 182, 225. psicoanalítica, 22-23, 26, 47, 58,
129. mutismo, 27, 32-33, 176-177, 180, 64,69,70-72,75,109, 11 7, 129,
padre, véase también nombre del 131, 153, 163, 187-188, 202,
J uez, jurisdicción, 19,51 , 56,6 1,92, nacimiento, renacimiento, 4 0, 79, 140, padre, 26, 44, 87-88, 95, 98, 204, 206-207, 2 19-220, 230-233.
93,99, 141, 155, 157,217. 149,177,IBl. 104-105,108- 11 3, 118, 130-131, psicologia-sociología, 65, 123, 163,
narcisismo, véase también relaci6n 138,140,146-147,150,177,179, 168,170-1 72, 196,205,2 14-2 15,
narcis ista, 76, 124, 127 , 182, '%, 226, 228. 217, 222-223, 23 1.
laborterapia, 39, 55-57, 59, 91, 108. 196, 204-205. palabra, 13, 17-18, 20-22, 26, 28, 35- psicosis-psicótico, véase también des-
lenguaje, 18, 26, 29, 48, 6 1, 64, 73, necesidad, que debe distinguirse dr 39, 41-42, 47, 49, 5 1, . 55, 64, compensación psicótica, 11, 25,
83, 108, 116, 123, 147, 156, 165, la demanda y del deseo, 75, 11 2, 73, 79, 87, 104, 106- 108, 110-
167_169, 172_173,194,198,226. 3 1, 35-37, 40-4 1, 45 ·50, 6 1, 62,
129, 149-151 , 198. 113, 122, 124, 129, 138, 141, 64, 115, 118, 220.
ley, 36, 96,1 16- 11 7,140,161,224- neurosis, 41, 47 , 6\ 73, 73, 115, 142, 167, 168, 169, 172, 182, psiquiatría-psiquiatra, 17, 19-21 , 26,
226, 227-229. 1213, 169, 172, 191. 195, 196. 183, 196, 224, 226, 233. 32, 42, 51, 55, 58, 6 1-65, 85,
libertad, liberac ión, 46-47, 64, 90, 95, nexo fami liar, 170. pa labra materna, 38, 47, 149, 226.
106, 11 0, 118, 12 3, 134- 135, 137, 98, 102, 114, 156, 158, 159, 163,
nombre, nombre del padre, 94, 98, palabra, no lo dicho, lo que ha sido 213, 214-218.
138, l4-9, 157- 158, 160, 165, 170, 167, 228. dicho o callado, 61, 133, 149. psiquiatría comunitaria, 162, 164.
194, 2 17, 229. normalidad , véase también anormal, paranoia, paranoico, 21, 27, 44, 49, psiquiatría institucional, 57, 83,
lingüística, li ngüistas, 70, 83, 167, 13,32,39, B2, 99, 107, 133,207. 75, 85, 86-99, 115, 118, 173, 161, 164-165.
172. nosografía, clasificación, 21-22, 24, 187, 189, 195. pubiones (tTieb), 83, 116, 172.
locura, locos, 9-10, 13, 15, 19,21-24, 60, 18 7. pasión, 63, 77-78, 80, ID l , 187, 208.
26,43,45-47, 49-55, 57, 62-63, pedagogía, 13, 75, 87, 164, 199, 215,
64-65, 80, 104, 107-11 1, 113- objeto, objeto parcial, 3 1, 36, 47,72- 222-223. queja, 17 - 18, 22-23, 26, 50, 97, 103,
115, 118, 129, 13 1-132, 157-166, 73,76-77,78, 111,11 7, 125. peligro, 36, 40, 5 1, 92·93, 118, 158, \07-108, 145, 225.
174, 213-2 14, 217-2\8. objeto de desto, 113, 121 , 175,201. 166,214,2 15,218,229.
llamado, 104, 12 7-129, 17 3, 182. penis neid, envidia del pene, 199. readaptación, 9 L, 108.
objeto ideal, 36, 4 7, 96, 10 1.
ritual de llamado, 96-97 .
, objeto perdido, 3D, 72-73, 76, 78,
11 3, 115- 11 6,125, 178, 187, 195.
persecuci6n, reacciones persecutorias,
objeto de persecuci6n, véase tamo
real, registro de lo real que debe dis-
tinguirse de 10 imaginario y de
madre, véase tamb ién cu erpo de la obj eto, relación de , 72-73, 125. bién angustia persecutoria, 74, lo simbólico, 51 , 7 1, 73, 97,
madre, 12 ,30-31,36-37 ,46, 70, obj etos buenos y malos, persecuto· 84, 87, 88, 95, 97, 99, 107-108, 11 6-1 17, 135, 168.
75, 77-78,88,96, 105-106, 108, rios, 8 1,116, 119, 199. 118, 137-1 38, 20 1. realidad, exclusión de, negación de,
109-113, 116,126,128,130,140, objeto en la fa ntasía, 116, 127-128, perverso, 41, 51, 149 . 39, 63, 76, 194- 197 .
143, 146-147, 150. 195. poder judicial, policial, médico, cte., realidad psíquica, 63.
magia, 3 7, 73, 107, 118 , 136, 144, objetos sust itutos, 128. 9, 37, 52, 54, 56, 85, 156, 158, rechazo (rejet), 2 1, 24, 29, 3 1, 37 ,
179. objetos mediadores, 226 . 200, 216. SI , 53, 77, 92, 95, 104, \06,
maníaca, crisis, 21, 49. obsesiones, síntomas obsesivos, neu- 179, 220.
po lítica, 12, 28, 62, 159, 166, 208,
máscara, de la locura, 42 -43, 47. rosis obsesiva, 126, 146, 149, reeducación 14, 26, 12 3, 215, 2 19.
metáfora paterna, véase nombre del 180, 195, 197. 2 17, 230-233.
reglas del juego, 60, 106, 138 ·1 39,
padre. odio, 63, 105, 110, 11 3, 126, 147, posición paranoide esquizoide, 72, regresión, 61, 75, 106, 126, 150,
metanoia, 174, 176. 151, 17 1,229. 107. 174, 196.
mirada, observaci6n, 17, 102, 103 · omnipotencia, sentimiento de, 36, 72- posición depresiva, 72, 77,80, 20 1. relación, dual, in terpersonal, de deseo,
104, 10B, 111, 113, 150. 74, 80, 101, 135, 139, 147, 203. posici6n persecutoria, véast; perse- etc., 31, 63, 73-74, 116, 122,
oráculo, aparato del destino, 148-149 , cución.
mitos, 21, 26, 30, 35, 43, 54, 60, 75, 150, 160, 171, 198, 226-227.
114, 11 7, 119,141,147-148,176. órdenes, manda tos, velados del obse- predicciones, profecías, 104, 109, 112, relación erótica, 63. 80, 96, 160.
mito fam iliar 40, 11 2, 118, 148. sivo y manifieslos del psicótico, 133, 146, 149, 199. relación sexual, 63, 80, 96, 160.
muerte, 23 , 26-27, 28, 40, 47, 54, 64, 30, 104,117, 131,134, 135, 142, proceso, 63-64, 193, 197 . re!.ación narcisista, 74, 80, 11 5, 147,
87, 90, 106, 109-11 1, 112, 118- 146, 14B, 179, 197. prohibici6n, véase también tabú, 29, lb'!}.
119, 124, 130, 135-136, 139, otro, lugar del otro, lugar del código, 36, 38, 81, 92, 116- 11 7, 138, relación mortal, 64, 106, 182. 227.
140- 142, 143, 146-148, 149-150, 17-1 8, 22, 30, 36, 49, 82 , 106, 142, 171, 175, 178, 199, 227, repet,ición, compulsión de, 56, 79,
151 , 17 5-182, 199, 200, 226, 123,1 28, 142,146-147, 148,186, 229. 111 , 116, 128, 144, 15 1, 194- 195,
23 1-232. 19B-199. provocación, 157, 159, 162. 19 7.
lNDICE ANAL/TICO lNDICE ANAL/TIeO
240 241
represlon (refQulement) y retorno de síntoma, sentido del, tra tamiento del, yo (le) que debe distinguirse del yo 115, 124, 172, 196, 198, 205,
lo reprimido, 51, 78-79, 97,116, disfraz ~intomático, 17-18,·21, (moi), 36, 124-125, 187, 194, 196, 233.
119,128,142,164,218. 37,60,70,78,80-8 1, 116, 119, 198, 202, 233. yo (moi) autónomo, 196-197 .
represión (répression), fuerzas repre- 123,137-138,140,143, 145,147, yo (ego) especular, 7 1, 74, 76-77, yo (moi) id eal, 124.
sivas, JI, 19, 28, 54-, 82, 83 -85, 149, 169, 172-173, 177, 180, 79, 124-125. yo (moi) fuerte, 79, 197, 232.
94, 106, 122, 139, 157-1 59, 193, 194,202,2 19, 227. yo (moi), 63, 70, 72-73, 77-78, 79, yo (moi) sano, 72, 197 .
224. situación y posición, véase también
repudio forclusión (verw erlung) , 79, angllstia, persecución.
95, 116, 147, 150, 166. situación psicoanalítiea, 69-70, 71-
resistencia, del paciente, del analista, 73, 74-75, 77, 83, 86, 97, 193-
14, 80, 194, 200. 194.
retardo, debilidad, 11 , L2, 25, 166, sociedad, 19, 22, 27, 32, 38, 231.
222, 225. sociedad segregad ora, 51-52, 56,
revo lución, de mayo, rebelión, 10, 106, 119, 123, 218.
29, 5 1, 58, 99, 102, 103, 106, sociedad psicoana lítica, 190-191,
109, 111-112, 162, 164, 165, 203, 206, 208, 2 15.
172, 216, 218, 230-233. sujeto, presa de l deseo, lugar del
ritos, ritual, 56, 175, 177-179 , 180, sujeto, relación de l sujeto con el
215. otro, 10, 17, 20, 22, 32, 38, 40,
ritual hospitalar io, 54, 59-60, 96. 42,47-50,61,63-64, 70-71, 75-
rilas de posesi6n, 176, 179. 77,81-83,104,108, 11 7, 124-
128, 142-143, 147,167-169, 172-
saber, y no saber, 9-11,13,2 1,24-25, 173, 178, 182, 196- 199, 227,
30-31, 35, 53, 57-58, 62, 65, 231.
147, 152,1 58,181,185-190,199, superyó, 109,202, 226.
208,2 15,217,231-232.
salud mental, 26, 28, 47, 61, 137, tabú, véase también prohibido, 47,
157, 162- 163, 18 1, 218, 224. 4·9, 92, 119, 174, 229.
segregación, 17,22,31,53,5 9-60,65, trabajo, 23, 27-28, 38-39, 59-60, 90-
85, 87, 156, 16 1, r66, 222-224. 91,99-102, 139,225,227.
selecci6n, 190, 202, 204-207. transferencia, situación de la, etapas
ser, estar, y tener, etc., 29-3 1, 36, de la, 20-22, 62, 72-73, 78, 83,
105,110-111 , 115,17 3,202,205. 96- 11 9, 125, 136, 150- 15 1, 186-
sexo, 27, 45, 64, 93, 95, 104, 109- 188, 197 , 200, 226.
111, 116, 119, 142, 147 , 150,
186, 229. universidad, 208, 214, 216-217.
significante, 22, 64, 73, 77-78, 83,
95, 98, 119- 121, 127-128, 14 1-
143, 146-150,169, 177-1 78, 182- vacío, sentim iento de, 39, 6 1, 63, 95,
183, 194, 198. 97-98, 105, 110-111.
ar ticulación sign ifi cante, 41, 61, 73, verdad, 9, 14, 17, 24-27, 30-3 1, 43,
11 7. 50, 53, 57, 62-65, 8 1, 86, 94,
efecto del significante, 77,83,201. 96,99, 104, 124, 147, 15 1, 157,
marcas significantes, 77-78, 128. 159, 162, 170, 175, 187, 194,
signos, 76, 125, 195. 202,2 11 ,2 17-2 18, 230-23 1.
simbiosis, vínculos simbióticos, 37, 69, viaje, asimilado a los efectos psi eo-
74-75, 125- 126, 149, 201. dé];co',40, 141, 174, 179, 18 1.
simbó lico, dimensión de Jo, función violencia, 28, 31, 35, 52, 72, 86, 95-
de lo, simbolización, 30, 40, 46- 96, 98, 106, 108, 1 13, 125, 160,
49, 56, 61, 63, 69-74, 78, 81, 220, 233.
83, 95-98, 11 6- 117, 123, 126, vivencia psicótica, 40, 63.
135,147- 148,149,168-1 69, 173, voz, 17,27,88, lO4, 134, 141, 143,
196, 225. 147, 157, 162.
INDICE DE NOMBRES PROPIOS

Abraham, K'J 47. Escuela experimental de Bonneu il.sur~


Alvarez de ToJedo, L. e., 190. Mame, 222·230.
Aulagnier. P., 124, 150. Erikson, E. R., 186.
Aubry, ].. 163. Esterson, 107.
Ayme, ].. 14, 223. Ey, H., 170.

Balint, M" 190. FachincJli, E., 233.


Baranger, M. y W ' J 72, 20 1. Fedida, P., 62, 160 170-171, 223.
Basaglia, F., 52, 58, 62, 213. Fenichel, O., 70. '
Bateson, G., 39-40, 57, 170. Fcrenczi, S,) 189.
Bautruche, C " 223. Fleck, E., 170.
Beaudoin, H. y J. L., 158. Fliess, W., 7a, 185·189.
Bcrk, l . 177. Fedor, Mu 223.
Berne, E'J 167. Fort, F., 223.
BernfeJd, S., 191. Foucault, M., 20, 28, 50·51 , 60.61,
Bertherat, y. , 65. 65, 114.
Bcttelheim, B., 106. Frege, 168.
Biancheri, A., 223. Freinet, C., 222, 225.
Bion, W., 81. Frcud, A., 192.
Bi,d, B., 206-208. F,eud, S., 29-33, 60-61, 63-64, 71, 76,
Blege" ]., 69-75, 77, 122-123, 125, 78-79, 97, 114-116, 123, 127,
129 172-·173, 185-192, 193-197,215_
BooJe, 168. 216, 231.
Bouhour, J. P., 136-138, 140- 141,
143- 146. Ceahchan, D. l . 163.
Bouguier, J. J., 223. Gitclson, M., 193, 204.
Breton, A., 153 . Godel, 168.
Brcuer, J.. 185, 187. Goffman, E., 58·59.
Greenacre, P., 193.
Carnap, R., 16B. Grinberg, L., BO.
Castel, R .. 59. Grosser, A., 223.
Chaigneau, H' J 14, 60, 160. Guérin. R. M. Y Y, 222, 230.
Charcot, 185, 188, 190.
Coat, M' J 39. Haley, J., 170.
Cooper, D., 10, 57, 82-83, 106, 160, Ha~trna nn, P. , 196, 201.
172. HClmann, P., 204.
Copfcrman, E., 217. Helmick Beavin, J., 167.
Cornelison, A. R. , 170. Hemy, J., 172.

De Foe, 32. Jackson, Don D., 167, 170.


Jaques, E., 69, 81, 12 1.
Dclto, F., 18, 35, 223. ]acobson, E., 126.
Dupont de Nemours, 20. Jones, B., 187, 189.
INDICE DE NOMBRES PROPIOS INDICE DE CASOS CITADOS
244
Rabinovitch, S., 54. (* casos seguidos por la autora)
Kingsley Hall, 65, 174~179 , 181.
Klein, M., 72, 81, 116, 126, 20l. Racamier, P. C., 163.
Koltirine, B., 223. Radestock, 115.
Raimbault, O., 82-83.
Kris, E.) 196. R appaport, D., 195.
La Borde. 59. 161. Reider, N., 72.
Lacan, J., 11, 29_31,41,63-64,70-71, Rodrigué, C. y O. T., 72, 80.
73 -74, 76-80, 9B, 115-117, 123- Ross, H., 192.
125 \48 166_169,172_173,178, Russcll, 168.
182: 183,'195, 197-19B, 208, 217,
231-232. Sade, 116.
Laing, R. D. , ID, 65, 107, 115, 118, Safouan, M., 168. oJ.. Arthur, 23, 38. • Joe, 101-102.
170, 173-179, IBI-182, 216. Saint-Just, A. de, 28, l.:5.
Sapriel, O., 223.
Béatrice, 42-43. * Jcan Marie, 61.
Laing y Coopcr, 115, 118, 216. * Bernard, 52. .. Joelle, 44-45.
l.aing y Estcrson, 107, 170. Sartre, J. P., 114. oJ.. Charles, 113.
Saussure, F. de, 172. Khady, 176-181.
Langer, M., 80, 190. * Charles (niño), 227. * Laurcnt, 107-109, 114, 118.
Laval, M. F., 223. Schcff, T h., 39. Ciampa, 42-43. -11- Mareel, 109~110, 118.
Lebovici, S., 167. Schmidcbcrg, M ., 81. Doudou, 101 - 102.
Schotte, l, 174.
'* Martin, 105~ I 06.
Lcfort, R., 223.
Schreber, D. P., 155-157, 218.
* Edmoocl, 103-104, 118. Mary, 176-179.
Lewin, B., 192. * Emmanuc lle, 4 6-47. ... Pierre, 229-2 30.
Liberman, D., 80. Searles, B., 126-127. * Frank, 29-3J, 36-37. ... Rémy, 227.
Loewenstcin, R ., 196. Shakcspeare, 211. * Francine, 44-45. ... René, IIlo
Lohéac, A., 223. Singcr, M., 171. * Georges, 23, 27-28, 67, 87-99.
Lévi-Strauss, C., 106, 224. Solms, W., 205. .. Ci lles, 53.
* Robert, 53.
Robinson, 32-33.
Lidz, Th., 41, 170. Stevcnin, F., 223. Hombre de las ratas, 123, 188. * Rudolph, 101-102.
Strcan, H., 190. Hombre de Jos lobos, 97. Schreber, 155- 157, 195, 218.
Macalpine, 1., 155. Succab, N., 223 . *,Jacques, 23, JI1-113, 118. .. Sidonie, 46, 129-151.
Malinowski, B., 14. Szasz, ·fh., 26. ... Jacqucs (niñoL 228-230. ... Vineent, 53.
Makarenko A., 222, 225.
Mannolli, M" 18, 84,-:232. Tosquelles, F., 14, 55, 62, 83, 225-
Mannoni, O., 32, 40, 50, 53, 148, 226.
164, 185, 187-188_ Tuke, 55.
Michaud, G" 226.
Ville-Evrard, 108, 111-112, 173.
Nassif, J., 8 1.
Niños enfermos, Hospital de, 11, 163.
Wahl, F., 16B.
Ortigues, E., 48. Wallon, H., 124.
Oury, j., 14, 55, 82-83, 160, 161, Watzlawick, P., 167.
167, 225. Waysfeld, e., 223.
Weakland, ]., 170.
Palo Alto, 167. Weber, Dr., 155.
Parso ns, T., 171. Wi lden, A., 168.
Pcrccval, J., 39. Winnicott, D. W., 106.
Pichon-Riviere, E., 200. Wynne, H., 170-171.
Pinel, C., 55, 59.
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Aquí se aplica el instrumento de investi8ación psico-


analítica al estudio del fenómeno de la guerra en gen~ral,
representándola corno una institución social destinada a
curar angustias paranoicas y depresivas que existen en
cada hombre.

ANATOMlA DE LA DESTRUCTIVIDAD HUMANA f Ericb


Fromm

El comportamiento agresivo del hombre, manifestado en la


guerra, la criminalidad, los choques personales y todo
género de compor tamiento destructivo y sádico, ¿se debe
a un instinto innato programado filogenéticamente? ¿Q es
tal vez el producto de condicionamientos de nuestra con-
ducta? A partir de estas preguntas, Frornm realiza un
aná lisis crítico de las interpretaciones que sobre la agresi-
vidad humana hacen los instintivistas -particularmente
Lorenz-, Freud y los conductistas.
SOBRE LA AGRESION: EL PRETENDIDO MAL ( Konrad
Lorenz
Una interesante exposición sobre las manifestaciones de
la agresión en diferentes especies de animales, en lo que
constituye la búsqueda de las raíces. la naturaleza y la ,i l
forma de contrarrestar los impulsos de este instinto que
lleva al hombre. como al animal, a combatir contra los 1)
miembros de su misma especie.

LA SE~AL DE CAIN: SOBRE LA VIOLENCIA HUMANA (


Fredric Wertham

Análisis de la violencia en todos sus aspectos: en su


complejidad histórica y en su simplicidad cotidiana. El
autor recurre El la literatura, al arte y a sucedidos corrien-
tes para encontrar cuáles son las conexiones internas de
las múltiples manifestaciones de la violencia y descubrirla
aún tras sus disfraces insospechados.

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