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4 AX, e om | = e Margarita Mainé 8 Margarita Maing Nacié en Ingeniero Maschwitz. Se desempeié como maestra de Nivel Inicial, de primer grado y ejercié cargos directivos y de coordinacién en diversas instituciones educativas. Mientras trabajaba en el aula, empezo. ainventary luego a escribir historias para nifios y para jévenes, Es autora de mas de sesenta titulos; entre ellos, Cuentos para salir al recreo, Cartas a un gnomo, la coleccién «Klufo», Tomds estd con suefio, la coleccién «Los cuentos de Osonejo», Sociedad animal, Ldstima que estaba muerto y Dias de campo. Actualmente vive en Buenos Aires con su marido Héctor; sus hijos Mateo, Federico y Florencia; tres peces y un perro que se come sus lapices, Marcela Lescarboura Nacié en Buenos Aires, Argentina, en noviembre de 1964. Estudié en la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredén, en los Talleres de Pintura de J, Daltoe y de Escultura y Dibujo Juan Maffi Ha ilustrado gran cantidad de libros, entre ellos, Viaje a la Luna, Tomds estd con suerio ylos textos de la Coleccién «Los cuentos de Osonejo» de Uranito Editores, veo> _invoose6y LEYE NDAS AMERICA LATINA & wy URANITO EDITORES ARGENTINA - CHILE - COLOMBIA - ESPANA ESTADOS UNIDOS - MEXICO - PERU - URUGUAY - VENEZUELA > 9 P ON INDICE EVolaba el pin gGiin0?... ee eceeseeeeseeteseene gCémo lleg6 la ballena al mar’..... Por qué el condor es solitario?........... gSilba el martin pescador?........cveessee gPor qué gritan 10s 1OTOS? «eee gComo apareci6 el carpincho?............... eVolaba el pingiiino? Cuentan que hace tiempo el pingiiino era el pdjaro que mejor volaba. ;Si! jVolaba! Tenia unas alas enormes que no solo le servian para planear de maravilla, sino también para hacer las pruebas mds increibles. Cuando todos los animales tomaban sol en la playa, el pingitino sabia que era el momento de lucirse. Levantaba yuelo dando vueltas sobre si mismo y después bajaba en picada con las alas bien plegadas. Veta que todos los animales se agarrabay la t ‘Abey, °q gritando por el temor de que se estrellara contra e| hiey en el segundo preciso, desplegaba las alas Y volviq an loy, riendo a carcajadas, Subip -jAbhhhhhh! —suspiraban todos aliviados, —Es el mejor volador que he visto —deciq a de los elefantes marinos, —EI mejor, sin duda —comentaban las foc el pingitino daba vueltas y vueltas en el ciel sus piruetas, Pero un dia, justo cuando desplegé sus alas a subir, el pingitino escuché algo sobre el que ba... gEl mejor volador? Tenia que saber si hablaban de él, asi que Tepitié la pi- rueta y esta vez la forzé tanto que se rasp6 una pata contra el suelo al retomar el vuelo, —Si, hablan de mi —se dijo tranquilo, aunque un poco dolorido—. jSoy el mejor! Desde ese dia, se demoraba cada vez mas en volver a subir solo por escuchar los comentarios sobre su manera de volar. iLe encantaba escuchar que era el mejor! Y tanto le gustaba que se lo crey6, Y de tan creido, empez6 a mirara los otros animales con desprecio. —iQué vida aburrida la del elefante marino... vivir ti- tado sobre las piedras! —iQué torpe se mueve la focal! —2Y los peces? {Qué vida triste todo el dia en el agua con esas ridiculas aletas! —comentaba el pingiiino sim Q i 5 IS pensar que sus palabras dolfan en las orejas de los otto animales, | nds Viejo ‘AS Mientras lo disfrutandy Para volver mejor vola. El dios del cielo, al que no le gustaban los engreidos 8° ‘ ; . re cer Cans6 de escuchar las criticas del pingitino y decidio hat algo, | aa el pingilino se despert6 rar a Miré sus alas y cect Camin, I as y que se parecian a i &Span. S Alet ‘as ia siguiente, yse sintiO ora eran CO} Aldi tres pasos tado que @ de los peces- Muy avergonzado, camino hasta el m 116. ee 5, on: " Ahora el pingiiino ya no vuela, pero no esta a triste Por eso. Nada haciendo las mismas piruetas que h acia ¢ N el aire y ademas... Pea aa jAdemss... descubrié que los elefantes mari TINOs y las fo. cas son muy buenos nadadores! ESTA HISTORIA LA CONTAB. EL PUEBLO ONA. wa 2 ¢Como lego la ballena al mar? Cuentan que hace mucho tiempo a la ballena le decian Goos y dicen que vivia en la tierra junto a los hombres. Era tan grande y pesada como ahora, derribaba arboles cuan- do movia su cola y aplastaba todo lo que encontraba a su paso. —jCuidado, ahi viene Goos! —gritaban los hombres y las mujeres de esa tierra cuando se acercaba la ballena. Y claro, siempre sola y con su enorme cuerpo, la balle- na se aburria. No podia correr con los nifios jugando a la escondida ni bailar por la noche alrededor del fuego, como _ los hombres y las mujeres. 12 = Goos estaba aburrida. Muy aburrida. Y cuando y aburre, empieza a bostezar. Y una ballena que b con esa enorme boca es muy peligrosa. {Dé6nde esta mi choza? : {Quién arrancé el arbol que estaba aqui? {Dénde se han ido los nifios que estaban jugando enla orilla del mar? Los hombres y las mujeres buscaban personas, anima. les y cosas que habian desaparecido sin explicacién hasta que algunos descubrieron el misterio. Vieron a Goos justo justo cuando abria su bocota para bostezar y, arrastraba casas, arboles, animales y gente. —¢Qué hacemos ahora? —se preguntaba el pueblo en- tero—. jTenemos que recuperar todo lo que Goos se ha tra- gado! NO se Ostezg al aspirar, Como en aquellos tiempos la gente conversaba con los dioses, llamaron al dios Elal, que siempre estaba dispuesto a ayudarlos. —Tengo que pensar una solucion —dijo Elal, y ense- guida se le ocurrié transformarse en mosquito. —1222222222222 —salié volando y, en cuanto Goos abrié la boca, Elal aproveché para meterse adentro y para picar- le la lengua hasta que la hizo toser. —Tos, tos, tos —tosia la bal tos, iban saliendo nifios, Después del reencuen decirle a Goos: —Sera mejor que transforme tus Patas en aletas y au te llevemos al mar, El pueblo entero se Contenta, En el mar, a estaria aburrida, Y alli podemos ostezar ni una sol lena sin parar y, en cada Arboles, plantas y animales. tro, Elal dejo de ser mosquito para despidid de Goos, que estaba Lay) podria moverse libremente y ya NUP in verla ahora, Nadando, saltando y S? la vez, 14 ga tanto, los chicos del pueblo se acercan q jq 6 Rear Goos los ve, los saluda con un salto enorme e] mar. G * Pibica para que no se aburran sin ella. sal rill Y los ESTA HISTORIA LA CONTABA EL PUEBLO TEHUELCHE. VON ¢Por qué el condor es solitario? E cOndor es un animal solitai las montafias mds altas, pero no siempre fue asi. Dicen que, hace mucho tiempo, el condor vivia en el bosque y que era muy buen vecino. Ayudaba a otros animales siempre que podia y pasaba el tiempo tocando su guitarra. Si, porque el condor era un excelente guitarrista y lo invitaban a las fiestas para que las alegrara con su misica. rio. Vive en la cima de adonde no llegan otros animales, [15 La fiesta mas importante era la que se hacia €n el cielo, Se realizaba una vez al afio y solo podian ir aquellos ani. males que sabfan volar. i Una tarde, el zorro lo escuch6 tocar la guitarra sin pa. rar. —jQué pasa, amigo Condor? jEstds practicando my. cho! —Es que pronto sera el Gran Baile del cielo —dijo el céndor y le explicé los detalles. —j{Por qué no me llevas, amigo? jA mi me gustan tanto las fiestas! Por favor, dale, no seas malito. El condor no queria lIlevarlo, pero el zorro insistia y, como ya dijimos que el gran pdjaro era un buen vecino, le dijo que se metiera dentro de su guitarra y, con gran es- fuerzo, lo llevé al cielo. La fiesta era maravillosa, pero el zorro, entusiasmado, se comia la comida de todos. Gritaba y se reia sin dejar hablar a los demas. El condor estaba muy molesto y se arrepintié de haberlo llevado. —A este no lo traigo mas —pensaba mientras cargaba de regreso al zorro en su guitarra. Al afio siguiente, el zorro volvié a pedirle que lo lleva- ra al baile. —De ninguna manera —le dijo el condor, muy enoja do—; si quieres ir, aprende a volar. 4 El zorro insistié hasta wiltimo momento, pero don Con- dor partia con su guitarra y no lo evaba. Entonces el 207° le dijo: —iAsi vas air auna fiesta...? Tienes muy despeinadss las plumas... _Entonces el pdjaro dejé un segundo la guitar Peinarse de nuevo y, cuando volvio, el zorro ya no —Parece que se convencié —pens6, y tomando s¥ ra para estaba. gue 16 18 tarra se fue volando sin darse cuenta de que adentro lleva. ba al zorro bien calladito. . ; En la mitad de la fiesta, el condor vio al zorro bailandy y comiendo mucho. : : —jCémo viniste hasta el cielo? —le pregunts. —Aprendi a volar, don Condor. jQué facil que era! El pdajaro empez6 a dudar y, cuando la fiesta estaba terminando, vio como el zorro se escondié en su guitarra otra vez. Entonces levant6é vuelo y en medio del viaje dijo: —jAsi que aprendié a volar?... entonces vuele. —y dando vuelta la guitarra, dejé caer al zorro que tuvo tanta suerte que aterrizé en la laguna. Dicen que, desde ese dia, el condor se mud6 a la cima de las montafias, donde practica tranquilo sus canciones y donde los zorros no vienen a molestarlo. ESTA HISTORIA LA CONTABAN LOS PUEBLOS DE LA PUNA. 4 éSilba el martin pescador? Era triste la vida del salmén. Siempre estaba mirando lo que los otros tenian y lo que a él le faltaba. iQué lindo color tiene! —Ppensaba mirando al dorado. iQué bigotes importantes! —decia observando al bagre. iQué simpaticas que son! —opinaba acerca de las mo- jarritas. éY él? El Salmén pensaba cuanto le gustaria tener aque- Ilo que tenfan los demas. No le gustaba verse en el espejo del rio, pensaba qué injusta era la vida y se lamentaba de la poca suerte que tenia. Como todos le parecian mas lin- 20 dos, terminaba enojado y saltaba fuera del agua como si quisiera escaparse. Cuando asomaba a la superficie, escuchaba un silbidg que le encantaba. Era un silbido suave y dulce. El Salmén lo escuchaba sin saber de donde venia y pensaba... ¢por qué no podfa él silbar de aquella manera? Una tarde de primavera, sucedid que el Salmén salto justo justo cuando el Martin Pescador, en una rama que asomaba al rio, entonaba su silbido. —jQué lindo silbas, sefior pajaro! —le dijo sin pensar. —Gracias —le respondié el Martin Pescador, que era muy modesto. —jNo podrias prestarme tu silbido? —pregunto el Sal- mon saltando otra vez y pensando cémo luciria ese silbido entre los otros peces. —Hay cosas que no se pueden prestar —dijo el paja- ro— cada uno hace lo que sabe hacer. Usted nada y salta muy bien en el agua. Yo sé volar y silbar. Pero el Salmon no iba a contentarse con esa respuesta. Necesitaba una idea para que el Martin Pescador le presta- ra su silbido, O algo mejor: que se lo dejara para siempre. Al dia siguiente, hacia mucho calor y el Salm6n puso en marcha su plan. —jQué calor tremendo! —le dijo saltando del agua al Martin Pescador, que interrumpi6 su silbido para respon derle, —jSifiifil, mucho calor —dijo el pajaro. —2Y por qué no te das un banito, mi amigo? —Noooooo, se me puede mojar el silbido... y Sise moja. se arruina, —Pero por favor, déjalo sobre la rama que Déjalo nomas mientras te refrescas un poco de El Martin Pescador no queria y no queria, pel yotelo cuido. tanto sol. ro tanto 22 insistid el pez que, dudando, el pdjaro se sacé el Silbido de la boca y lo apoyé sobre la rama. En cuanto el pdjaro se meti6 en el agua, el Salmén de un salto enorme pasé sobre la rama y se llevé el silbido hasta su cueva en el fondo del rio. Claro que el pdjaro tenia razén, no bien se llené de agua, el silbido quedé arruinado y mudo. Cuando el Martin Pescador se dio cuenta de la trampa, se queds enojado y pensativo al borde del rio. Desde ese dia, el Martin Pescador ya no silba y se pasa el dia muy cerca del agua, mirando atentamente, tratando de encontrar al Salmon que lo enganié, para reclamarle el silbido. ESTA HISTORIA LA CONTABA EL PUEBLO MAPUCHE. 5 ¢Por qué gritan los loros? Hace mucho pero mucho tiempo, en el monte, todas las especies de loros vivian en perfecta armonija. No se es- cuchaba ni un grito, ni siquiera cuando conversaban, por- que siempre se ponian de acuerdo. Pero un dia legaron a esos parajes hombres y mujeres que hicieron sus casas con ramas y con maderas y se que- daron a vivir alli, cerca de los animales. Entre los pdjaros se armé un gran revuelo. Algunos se acercaron a las casas por curiosos, para ver cémo eran es- tos nuevos vecinos. En cambio, otros se internaron en lo profundo del monte para alejarse de los seres humanos, ya que de tan distintos les daban mucho miedo. 24 Los loros que se quedaron junto a los hombres no tar. daron en hacer amistad. Ellos le daban color y alegria a la aldea y, a cambio de eso, los hombres y las mujeres los cuidaban y alimentaban, Y estos pdjaros, por su propia habilidad, aprendieron la lengua de los hombres repitiendo una y otra vez las pa- labras que escuchaban. Cada tanto, visitaban a los parientes que habian que- dado internados en el monte; iban con cierto aire de su- perioridad, ya que ellos ahora «sabian hablar» un idioma que era desconocido para los otros. En el monte los recibfan con alegria y con carifio, con- versaban largamente, pero de pronto los loros que vivian cerca de los hombres empezaban a mezclar palabras que los otros jamas habian ofdo y no podian entender. «Miren cémo sabemos hablar de bien» —parecia que repetian para enojo de sus parientes. Entonces, la cordiali- dad terminaba... y empezaban los gritos. Los loros que habian llegado de visita empezaban a levantar la voz para que se escucharan cada una de las palabras que sabian. Los otros, los del monte, gritaban mas alto para que el idioma de los pdjaros fuera el tinico en escucharse. Y asf, un poco mas alto hablaban unos y otros hasta que todos subian el tono y terminaban gritando sin ninguna po- sibilidad de escucharse y menos de ponerse de acuerdo. Ninguno de los dos grupos cedia y asf la visita termina- ba de mala manera. Se despedian con gritos y alaridos que se escuchaban en todo el monte. Los visitantes se iban pensando qué poco educados que eran sus parientes, y los duefios de casa se quejaban de lo engreidos que se volvian estos pdjaros por estar el hombre tan cerca de ellos. Desde entonces —segtin cuenta esta leyendq— ros no se han puesto de acuerdo en sus discusiones, Por este motivo es que, en los montes y en los bosques se sigue oyendo esa confusion de gritos con los que cae uno quiere imponerse a los demas. + los Jo. ESTA HISTORIA LA CONTABA EL PUEBLO QUECHUA. 6 ycomo aparecio el carpincho? Dicen que hace mucho tiempo los hombres podian subir y bajar del cielo cuando les diera la gana porque en medio del valle, entre las sierras, habia un enorme érbol sagrado. Y cuando un nifio crecia lo suficiente como para alcan- zar la primera rama, ya tenia permiso para trepar y trepar y asi conocer la clara y luminosa luz del cielo. Asi los hombres vivian, un poco abajo, un poco arriba y eran felices. Y también eran buenos. Nu: 7 inca se le negaba ayuda a nadie y lo que era de uno era de todos. Pero a Nohué no le convencia ser tan generoso. A él le gustaba tener en su casa muchas cosas que no queria com- partir. Coleccionaba cueros de distintos animales y tenia comida acumulada para alimentarse durante semanas sin moverse de su choza. Una tarde, en la que Nohué estaba contando sus «te- soros», solito en su choza, escuché pasos afuera y salio, temeroso de que algun ladrén se acercara. Pero el ladrén no era tal, sino una viejecita de cabello plateado y ojos oscuros que le sonrié, y de su boca asomaron enormes y blancos dientes. : —Buenas tardes, hijo, ;tienes algo para darme de co- mer? —Nada de nada —dijo Nohué sin siquiera pensarlo—; este ha sido un afio muy duro y no he podido guardar ali- mentos. —No te preocupes —respondié la anciana, y un trueno hizo temblar las piernas de Nohué—. Se viene tormenta, épodria protegerme en tu choza? —Claro que no. Tengo una enorme familia adentro... y no hay ni un solo lugar libre para ofrecerte —mintio Nohué. ; —No te preocupes, hijo —volvié a decir la vieja—, solo dame un cuero para protegerme de la lluvia y te dejaré tranquilo. mons desgracia! Ni un cuero disponible tengo han darte —mintié nuevamente y, en ese mismo instante, vieja desaparecié ante Sus ojos. ja choza. Aquella Inquieto, Nohué volvié a entrar en a Te sabia de sus anciana tenia poderes magicos y seguramenté mentiras. 29 30| La tormenta duro diez dias y diez noches, Cy naimente el sol asomé, los hombres encontraron, sagrado derrumbado en la tierra, Muchos pensaron que habia sido la tormenta, Pero Ni hué sabia que no era asi. En las sierras, habia Aparecido tn animalito peludo y de ojos oscuros que, con sus enormesy blancos dientes, no paraba de cortar madera. Lo Namaron carpincho. Desde aquellos tiempos, los hombres no pueden subir bajar del cielo a su antojo, y las sierras se han llenado fd carpinchos. . lando fi. el drdo} ESTA HISTORIA LA CONTABA EL PUEBLO TOBA. a ANT Rae) Ek ie (ey 2 SVGNIAZI9 © L4H wl WEA: 6 LEYENDAS DE AMERICA LATINA Yivante thro, te proventamtos 6 leyendas ato Amertan Latina, betlamente adaptadas pot Margarita Maite sobre el phigitine, Acbatleria, ef aindor, el martin pescador, Jaw tors y el aarpinielio, segtin canoe las trasmritian los pueblos orgitartos de Ametion. A traves de estas historias, se abortan valores Yy cvetitides, como el egotsmo y la solidaridad, Ja enwidia ¥ ta generosidad, la agresividad y ta comiprension, ast como también la dondad y ta amistad, Baad sugeridas A partir de § ailos

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