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SHEILA ESCOBAR MAZARIEGOS

“BAJO LA MISMA ESTRELLA”

Hazel Grace Lancaster, una chica de diecisiete años, residente del estado de Indiana en
Estados Unidos, quien fue diagnosticada con fase IV de cáncer de tiroides que hizo
metástasis en los pulmones cuando tenía tan solo trece años de edad. Paso por una
operación llamada disección radical de cuello, después por radiaciones, a continuación,
quimioterapia para sus pulmones. Los tumores disminuyeron, pero luego volvieron a crecer
cuando tenía al menos catorce años. Sus pulmones se empezaron a llenar de líquido. Al
final acabo en la UCI con neumonía, todos pensaron que estaba acabada hasta que María su
oncóloga, consiguió sacar un poco del líquido de sus pulmones y poco después los
antibióticos empezaron a hacer efecto. Enseguida la sometieron a una de esas pruebas
experimentales para desahuciados famosas en lo que ella llama la republica de
Cancerlandia. El medicamento es Phalanxifor, una molécula diseñada para que se pegue a
las células cancerígenas y ralentice su crecimiento. No funcionaba en aproximadamente el
sesenta por ciento de los pacientes, pero en su caso funciono. Los tumores se redujeron. En
el siguiente año y medio apenas y aumentaron las metástasis, lo que le permite seguir
luchando por su vida indefinidamente con oxígeno y Phalanxifor diario. A lo que le llamo
su milagro. La historia comienza cuando la madre de Hazel cree que ella está deprimida por
someterse a tratamiento, por lo que su doctor de cabecera, el doctor Jim, le recomienda
cambiar su medicamento y asistir cada semana a un grupo de apoyo. Para ella resultaba de
lo más deprimente, puesto que se trataba de una reunión de siete a diez chicos en el sótano
de una iglesia en el que todos compartían sus historias y como afrontaban sus diagnósticos.
Sin embargo, en uno de aquellos días aburridos y deprimentes en su grupo de apoyo se
encontró con alguien que no esperaba conocer. Un chico que no había visto antes, alto y
musculoso que sin pensarlo le atrajo por completo. Augustus Waters, un chico de diecisiete
años con diagnóstico de osteosarcoma, el cual le causo la pérdida de su pierna izquierda.
Comparte algo de la visión de Hazel del mundo, pero también discrepan en muchas otras
cosas. Augustus tiene más de un ochenta por ciento de vivir hasta la vejez. Tiene la casa
llena de frases motivadoras y una cabeza filosófica que no deja de hacerse preguntas hasta
del motivo de las cosas más insignificantes.

“Estoy en una montaña rusa que no hace más que subir.” – Augustus Waters
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Gus es un chico simpático, optimista, un apasionado de las metáforas y con ganas de dejar
huella en el mundo. Le tiene miedo al olvido, quiere que todo el mundo recuerde quien era
tras su muerte, pero sabe que el tiempo es amigo del olvido y sólo los héroes son
recordados con el paso de los años.

“Mira es una metáfora, te colocas el arma asesina entre los dientes, pero no le concedes el
poder de matarte.” – Augustus Waters

Logra que Hazel vea la vida de otra manera, le ayuda a descubrir que no solo se trata del
cáncer, si no que va más allá, se trata de lo que ella quiera lograr mientras viva. Al intentar
conocerla, la cuestiona acerca de su historia, pero no aquella de la chica de trece años con
metástasis en los pulmones, sino acerca de quién es ella, cuáles son sus intereses, sus gustos
y aficiones dejando a un lado su diagnóstico, ya que ella llego a convertirse en su
enfermedad, el tema absorbía gran parte de ella y de su tiempo. Hazel manifiesta su gran
gusto por la lectura, desde espantosas novelas rosas hasta novelas pretenciosas y poesía. Su
libro favorito por mucho era Un dolor imperial. No se trataba de que el libro fuera tan
bueno, sino sencillamente de que su autor, Peter Van Houten, parecía entenderla de una
manera extraña, casi imposible.

El libro trata de una chica llamada Anna y su madre tuerta, una jardinera profesional
obsesionada con los tulipanes. Llevan una vida normal de clase media-baja en una pequeña
ciudad del centro de California hasta que Anna sufre un raro cáncer en la sangre. Crea la
Fundación Anna para Gente con Cáncer que Quiere Curar el Cólera. A medida que la
historia avanza la historia, está cada vez más enferma, los tratamientos y la enfermedad
compiten por acabar con ella, su madre se enamora de un comerciante de tulipanes
holandés al que Anna llama el Tulipán Holandés. El tipo tiene mucho dinero e ideas
excéntricas sobre cómo tratar el cáncer, pero Anna cree que puede ser un farsante y que
seguramente ni es holandés, y entonces cuando el presunto holandés y su madre están a
punto de casarse y Anna va a empezar una dieta a base de pasto de trigo y pequeñas dosis
de arsénico, el libro acaba en la mitad de una…

En fin, la historia acaba porque Anna se moría o se ponía demasiado enferma como para
escribir, y se suponía que aquella interrupción en mitad de la frase reflejaba como termina
la vida realmente, pero en la historia había más personajes además de Anna, así que a Hazel
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le pareció injusto que nunca llegara a saber que fue de ellos. Había escrito varias cartas a
Peter Van Houten, que enviaba a su editor, preguntándole que sucede después de que el de
por finalizada la historia, si el Tulipán Holandés es un farsante, si la madre de Anna
acababa casándose con él, si los amigos de Anna acababan el bachillerato y cosas por el
estilo, pero nunca respondió ninguna de sus cartas. Lo único que Hazel sabía de Van
Houten es que salió de Estados Unidos, se mudó a Ámsterdam, del otro lado del mundo,
donde era aparentemente imposible seguirle el rastro, sin embargo, Augustus en cuanto
supo que no respondía sus cartas y ella realmente quería saber que pasaba con los demás
personajes del libro, se decidió a buscar al escritor, descubrió que tenía una ayudante, la
señorita Lidewij Vliegenthart, la encontró, le mando un e-mail, y al parecer ella se lo había
entregado a Peter Van Houten, quien le contestaría desde el correo de la chica
posteriormente. Al recibir la respuesta Gus le comento a Hazel la brillante noticia, ella
inmediatamente se puso en contacto haciendo todas las preguntas que siempre quiso
averiguar acerca del libro.

Cuando el escritor contesto, expreso que no podría contestar sus preguntas porque poner
por escrito esas respuestas constituiría la segunda parte de Un dolor imperial, que Hazel
podría publicar o compartir en una red, estaba el teléfono, pero en ese caso podría grabar la
conversación, ya que Van Houten no podía confiar en Hazel, así que sugirió la idea de
responderle sus preguntas en persona algún día que visitara Ámsterdam. Hazel grito de la
emoción de saber que podría ir a visitar a su escritor favorito para resolver las dudas que le
causaban tanta curiosidad, sin embargo, cuando le comento a su madre la descabellada idea
se encontró con la situación de que los recursos de su familia habían sido destinados a su
tratamiento con Phalanxifor por lo que no podría ir, esto la decepciono un poco. Cuando le
contó a Augustus lo que había sucedido, él le propuso utilizar su deseo, refiriéndose a “los
genios”, es decir, la Genie Foundation, una organización que se ocupa de financiar un
deseo a niños enfermos, desafortunadamente, Hazel ya había hecho uso de ese deseo para ir
a Disney cuando tenía trece años. Cuando creyó que ya no tendría ninguna oportunidad
Augustus menciono que no había usado su deseo (a cambio de su pierna amputada) así que,
de un modo mágico el sueño de Hazel podría hacerse realidad, conocer por fin a Peter Van
Houten y saber qué pasaría con los personajes de su libro favorito, Un dolor imperial.
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Cuando por fin llegaron a Ámsterdam, a la casa de Van Houten que al principio no quería
recibirlos, por alguna razón se mudó de Estados Unidos, no quería toparse con
estadounidenses aunque el fuera uno de ellos, así que finalmente los invito a pasar, aunque
los trataba con cierto desprecio y desdén, era un hombre viejo y alcohólico que no
contestaba su correspondencia, tenía cierto desinterés por los admiradores de su libro,
Hazel se concentró en comentarle las dudas que le habían causado tanta curiosidad, sin
embargo Van Houten evadía sus preguntas cambiándoles el tema de conversación, con
ideas que no tenían que ver al respecto, ella debía mantener su dispersa atención en sus
dudas.

Hasta que el escritor empezó a hacerle comentarios despectivos y humillantes acerca de su


enfermedad, refiriendo que lo que ella buscaba al resolver esas dudas era buscar
compasión, porque según él su propia existencia dependía de ella y por eso creía que había
vida después del final de una novela. Hazel creyó que Van Houten buscaba la forma más
hiriente de decirle la verdad, pero por supuesto ella estaba consciente y sabia la verdad. Ella
respondió enfadada que no había nada de su enfermedad que ella no conociera y que lo
único que quería era saber que pasaba al final de lo que ella solía llamar su libro favorito. A
la mañana siguiente de su encuentro con el escritor, Augustus se decidió a contarle a Hazel
que hace algún tiempo había empezado a dolerle la cadera por lo que fue a hacerse un
escáner que evidenciaba la metástasis alrededor del pecho, la cadera, el hígado, por todas
partes. Al parecer había empezado un tratamiento de quimioterapia que suspendió por el
viaje a Ámsterdam, pero aun así el aseguraba que no tenía ningún efecto. Tiempo después
de que regresaron a Indiana Gus acabo en urgencias con dolor de pecho y lo dejaron
internado. Tendría que usar silla de ruedas de ahora en adelante, le dieron un nuevo
medicamento que le aliviaría el dolor. En uno de los últimos días buenos de Augustus
Waters pidió que leyeran en el sótano de la iglesia donde se reunían con el grupo de apoyo,
los discursos fúnebres que habían preparado para él, ya que quería estar presente en su
funeral, aunque fuera imposible, hicieron un ensayo en el que Hazel y su mejor amigo Isaac
dirigirían unas palabras muy emotivas.

“Hay infinitos más grandes que otros infinitos” – Peter Van Houten
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Hazel cita esta frase de su escritor favorito para dar a entender que hubiera querido más
días de los que obtuvo con Gus, pero sin embargo a cada segundo que tuvo para estar con
él.

“Me has dado una eternidad en mis días contados, y te doy las gracias”

Augustus murió ocho días después de su prefuneral, donde el cáncer que formaba parte de
él, acabo parándole el corazón, que también formaba parte de él. Al final de la historia
explican porque Van Houten no les explico que pasaba con los personajes de Un dolor
imperial, se debía a que él había escrito la historia de su hija y de cómo lucho contra un raro
cáncer en la sangre, un tema difícil para él, del que nunca hablaba.

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