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2004
COLECCIÓN: MANUALES DOCENTES DE PSICOPEDAGOGÍA
Reimpresión, 2007
ISBN: 84-96131-74-2
Depósito Legal: GC-15-2004
Queda rigurosamente prohibido, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las
sanciones establecidas por las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio
o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático.
Índice
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
Por último, quiero expresar mi agradecimiento a los autores que han realizado un esfuerzo
para construir los materiales en tiempo muy ajustado sin perder un ápice de seriedad y rigor. Al
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria por su dedicación,
diligencia y eficiencia. Y a la colaboración institucional prestada por los Departamentos de
Didácticas Especiales, Educación y Psicología y Sociología y a la Facultad de Formación de
Profesorado que han hecho posible la cristalización de este proyecto.
Espero que estos manuales docentes se conviertan en una herramienta útil para nuestros
estudiantes y les ayude a construir conocimientos significativos. Esta es la apuesta institucional
que pretende acercar la formación universitaria a todos los miembros de la sociedad canaria.
• Conocer los aspectos fundamentales de la evolución histórica de los grupos y sus repercu-
siones en los contextos educativos.
• Analizar la estructura y los procesos de los grupos.
• Descubrir la problemática de la interacción y el clima en los contextos educativos formales
y no formales.
• Estudiar los elementos teóricos y aprender a aplicar el análisis sociométrico.
• Concretar la problemática de la disciplina escolar y distintas estrategias de intervención en el
aula.
• Plantear las posibilidades del aprendizaje cooperativo en los contextos escolares.
• Desarrollar en los estudiantes la capacidad de síntesis y de crítica a partir del estudio de las
cuestiones planteadas en los distintos módulos.
• Aprender a realizar mapas conceptuales que integren los elementos fundamentales de cada
uno de los módulos.
CONTENIDOS
Los contenidos que hemos seleccionado para el desarrollo de esta asignatura se recogen en
el siguiente cuadro:
En este módulo abordaremos algunas de las aportaciones que desde diferentes campos se
han realizado al estudio de los grupos, especialmente, desde la psicología básica y aplicada. Así,
analizaremos la naturaleza de los grupos, las leyes de su constitución y desarrollo y las relacio-
nes que se establecen con los individuos, con otros grupos y con sistemas sociales más amplios.
Asimismo, profundizaremos en los procesos y estructura de los grupos, haciendo hincapié en
sus características y en las diferentes clasificaciones que se han propuesto y analizaremos qué
factores influyen en un grupo para que tenga un rendimiento eficaz en las tareas programadas.
La entidad social que supone el grupo es un objeto de experiencia diaria, máxime en las profe-
siones relacionadas con el mundo educativo y la intervención social, como es el caso del psico-
pedagogo, donde gran parte de la actividad se sustenta en los grupos humanos (profesores,
alumnos, padres, etc.) que manifiestan una gran variedad de propiedades (tamaño, duración,
objetivos, tareas, grado de formalización, estructura interna, etc.). Por ello, es interesante conocer
las diferentes concepciones teóricas sobre los grupos para explorar las relaciones que existen
entre sus características, cómo surgen y evolucionan, cómo afecta su funcionamiento a sus
miembros y a sus relaciones, etc.
Para desarrollar este módulo hemos sistematizado un conjunto de contenidos que se reco-
gen a continuación: GUÍA
1. Enfoques teóricos en la evolución de los grupos.
2. Aproximación al concepto de grupo.
2.1. Características de los grupos.
2.2. Estructura del grupo.
2.3. Tipos de grupo.
3. Eficacia de los grupos.
4. Desarrollo de los grupos.
En el presente módulo pretendemos abordar algunos temas relacionados con los procesos
interactivos y el clima escolar no como dos procesos opuestos sino que se influyen mutuamente
y que juegan un papel fundamental en la socialización de la persona. La interacción social es
uno de los aspectos decisivos a la hora de definir el clima del aula que condiciona el logro de
los fines educativos y sociales y que configura la estructura del grupo. La interacción social es
un elemento central de los procesos de socialización humana, pues en la confrontación con los
otros el sujeto configura la propia imagen y la de los otros y define los roles y las competencias y
responsabilidades que necesita asumir tanto en el proceso individual como grupal.
Los procesos de interacción social facilitan el aprendizaje de las destrezas sociales, hacen
posible la aceptación social y el mutuo intercambio, permiten la construcción de un sistema de
valores, fomentan los sentimientos de pertenencia al grupo e incrementan los niveles de segu-
ridad y confianza en sí mismos y en los otros.
El clima es un elemento clave en el estudio de los grupos, y del grupo escolar en particular,
porque se convierte en un elemento decisivo para explicar el comportamiento individual y grupal.
Por esta razón, es importante clarificar el concepto de clima porque es complejo, impreciso y
ambiguo. Además, estudiamos los tipos de clima del aula y sus dimensiones y las posibilidades
de modificación del clima escolar.
Para desarrollar este módulo hemos sistematizado un conjunto de contenidos que se reco-
gen a continuación:
1. Interacción social y procesos de socialización del grupo.
1.1. Evolución histórica y estudios realizados.
2. Concepto de clima.
2.1. Dimensiones del clima de grupo.
3. Procesos de interacción en el aula.
3.1. Interacción en el aula.
3.2. Interacción profesor-alumno.
3.3. Interacción alumno-alumno.
GUÍA
MÓDULO 4. ANÁLISIS SOCIOMÉTRICO
En el presente módulo abordaremos el análisis sociométrico que constituye una de las téc-
nicas de mayor eficacia para analizar los procesos de interacción grupal y, en nuestro caso, de
gran importancia para el estudio de las múltiples relaciones que se generan en el aula. El análi-
sis sociométrico permite no sólo medir las relaciones interpersonales sino también las relacio-
nes referidas a una situación de elección. Por tanto, es necesario que todos los educadores y
maestros adquieran nociones sobre el uso de técnicas sociométricas que permiten conocer y
explicar en gran medida estas interrelaciones. En el módulo facilitamos las herramientas para la
elaboración de análisis sociométricos.
Asimismo, estudiamos algunos elementos claves de la perspectiva histórica de la sociometría
y los principios y conceptos básicos en que se fundamenta. Prestamos especial atención a los
principios de interrelación y de espontaneidad creadora y a los conceptos de tele, átomo social
y red sociométrica. Analizamos las posibilidades de aplicación de las técnicas sociométricas en
el aula y sus ventajas y limitaciones. Estudiamos el test sociométrico que es una herramienta efi-
caz para el conocimiento de la estructura efectiva y afectiva del grupo de clase y planteamos los
tipos de sociogramas y su interpretación y los índices sociométricos, acotamos los elementos
del test sociométrico modificado, la técnica del autojuicio, etc.
Para desarrollar este módulo hemos sistematizado un conjunto de contenidos que se reco-
gen a continuación:
Para desarrollar este módulo hemos sistematizado un conjunto de contenidos que se recogen
a continuación:
1. Disciplina escolar, control y gestión del aula.
1.1. Normas de convivencia y disciplina escolar.
1.2. Determinantes de la disciplina en el ámbito educativo.
1.3. Conflictividad en los centros educativos.
2. Respuestas educativas: modelos, estrategias y programas de intervención.
2.1. Estrategias para prevenir y modificar las conductas disruptivas.
2.2. Estrategias para la modificación de los comportamientos de los alumnos.
2.3. Estrategias para facilitar las formas de actuación deseables en el aula.
2.4. Propuesta de colaboración para la solución de problemas de disciplina.
2.5. Perspectivas no instruccionales de intervención sobre problemas de comportamiento en
el aula.
2.6. Programas de intervención.
ESTRATEGIAS DIDÁCTICAS
Para lograr los objetivos que proponemos seguiremos diferentes estrategias metodológicas
específicas para cada uno de los módulos. Estas estrategias incluyen las siguientes actividades:
• Realización de mapas conceptuales que recojan las cuestiones más relevantes que se tratan
en cada módulo.
GUÍA
• Elaboración de trabajos individuales por parte de los estudiantes sobre las cuestiones plantea-
das al finalizar cada módulo.
• Asistencia a las clases presenciales establecidas por la coordinación de la titulación con la
finalidad de profundizar en los contenidos, realización de prácticas, resolver dudas, etc.
• Búsqueda de información en distintos soportes complementaria a la aportada.
• Realización de los ejercicios de autocontrol propuestos en cada uno de los módulos.
• Los estudiantes podrán remitir al profesor por correo electrónico las consultas, dudas y acla-
raciones que se les planteen en el estudio de la materia.
MATERIALES DIDÁCTICOS
MATERIALES BÁSICOS
Los materiales básicos para preparar la materia los constituyen la publicación en soporte
papel y en línea de la asignatura Interacción y Dinámica de Grupos. Durante el curso se irán inclu-
yendo otros materiales complementarios.
MATERIALES COMPLEMENTARIOS
EVALUACIÓN
PERSPECTIVAS
HISTÓRICAS DE LA
DINÁMICA DE GRUPOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
OBJETIVOS DEL MÓDULO
ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS
EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS
1. Consideraciones históricas de carácter general.
2. Antecedentes en el estudio de los grupos en Europa y América del Norte.
2.1. La aportación de los estudiosos franceses.
2.2. Los pensadores alemanes.
2.3. Antecedentes históricos del estudio de los grupos en los Estados Unidos.
3. Otras aportaciones desde distintos campos de investigación y de intervención.
4. Consolidación de la dinámica de grupos.
5. Conclusiones para su aplicación en el campo de la educación.
ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía complementaria
Referencias bibliográficas
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
GLOSARIO DE TÉRMINOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
• Conocer el contexto histórico que dio origen a la dinámica de grupos y las principales líneas
teóricas e investigadoras que se han desarrollado.
• Estudiar las dos grandes corrientes científicas en el campo de los grupos donde destacan los
pensadores europeos y los americanos del norte.
• Analizar las principales investigaciones en el trabajo de grupos: la teoría de campo de Kurt
Lewin, la sociometría de Jacob Lèvy Moreno y los estudios de Elton Mayo.
• Establecer las conclusiones más destacadas que nos puedan ser útiles en el campo de la edu-
cación.
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constata que pinturas, grabados, signos, lenguajes, literaturas filosóficas antiguas, etc. presentan
afirmaciones y suposiciones sobre los grupos y su dinámica. Por esta razón, nos encontramos
con alusiones a la naturaleza de los grupos, a las relaciones individuo-grupo y a las técnicas para
conducir la vida de grupo. En esta línea, existen afirmaciones como la fraternidad de los jefes
en la expedición de los argonautas, la disciplina de las ciudades guerreras, la vida en común de
los hombres libres, el Consejo de los doce dioses y diosas del Olimpo, etc. Tanto en La República
de Platón, como en La Política de Aristóteles, encontramos sistematizadas algunas hipótesis
sobre los fenómenos colectivos, la estructura de los grupos y las transformaciones que se operan
en los mismos.
En el pensamiento clásico existe un predominio de la totalidad sobre el individuo y la socie-
dad como grupalidad se percibe como el verdadero motor de toda la vida social. Así, Aristóteles
define al hombre como un animal político (zoon politikon) y considera la socialidad como un
rasgo esencial de la naturaleza humana, diferente del instinto gregario que aparece en los ani-
males. Platón afirma la existencia de un instinto y de una ley natural que impulsa a los hombres a
formar grupos y asociaciones.
El auge del comercio y la navegación favorece las reuniones de comerciantes de la misma cor-
poración, donde aparecen auténticos Consejos de Administración perpetuados por Rembrandt
en su retrato colectivo Los síndicos de la corporación de pañeros, 1661-62, conservado en el Reijk-
Museum de Amsterdam.
Posteriormente, aparecen algunas ideas y trabajos que hablan del proceso de socialización y
de la naturaleza de los grupos, y distintos pensadores mostraban un serio interés por el análisis
del funcionamiento y la naturaleza de los grupos. No obstante, es preciso esperar a la Ilustración
francesa para encontrar de nuevo ideas importantes sobre la grupalidad, la rebelión contra el
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individualismo y la preocupación por la naturaleza social del hombre. Se desarrolla un pensa-
miento caracterizado por el abandono del individualismo y el predominio de lo grupal. Esta
perspectiva se sistematiza con Rousseau (1975) y constituye un adelanto del idealismo alemán,
especialmente de la teoría del estado de Fichte, del espíritu objetivo de Hegel y de la psicología
de los pueblos de Lazarus y Steinhal. Poco a poco, lo grupal alcanza la máxima categoría psico-
lógica y el individuo adquiere sentido y significado como miembro de la sociedad, de la comu-
nidad, del pueblo.
Estas corrientes teóricas sobre los grupos aparecerán más elaboradas hacia finales del siglo
XIX y principios del XX en autores como Le Bon, Mead, Cooley, etc. que estudian las masas,
los grupos patológicos y el grupo familiar. Lo más característico de este periodo es que los estu-
dios se basaban en cuestiones especulativas con pocos apoyos empíricos y experimentales. Será
a principios de los años treinta del siglo XX cuando se comienza a desarrollar el análisis cientí-
fico de la conducta del grupo y se plantean las primeras corrientes explicativas que generan los
primeros enfrentamientos entre puntos de vista antagónicos. Destacamos el planteamiento
interaccionista de Lewin que da origen a numerosos centros de investigación que se especiali-
zaron en el estudio de los fenómenos de grupo entre los que sobresale el Laboratorio de la
Universidad de Delaware, el Centro de Dinámica de Grupo de la Universidad de Temple y
Michigan y el Centro de Relaciones Humanas de la Universidad de New York.
Dentro del pensamiento europeo podemos concretar las aportaciones de diferentes pensa-
dores franceses entre los que destacan Ch. Fourier, E. Durkheim y J. P. Sartre principalmente,
y de la escuela alemana como F. Tönnies, H. Smalenbach y S. Freud.
Entre las aportaciones al estudio de los grupos de los pensadores franceses es importante
recoger las propuestas de Fourier, Durkheim y Sartre porque han realizado reflexiones que han
tenido una fuerte repercusión en su época y en los trabajos posteriores.
Fourier aporta tres nuevas tendencias provocadoras de la búsqueda de acuerdo con los
otros: la emulación o espíritu de grupo, la alternancia o cambio de tarea y de compañero, y el
esmero o entusiasmo.
Las doce pasiones ofrecen distintas posibilidades de combinatoria de la que pueden resultar
810 caracteres. La comunidad será de 810 personas de cada sexo y reunirá, por tanto, 1620 per-
sonas: es la falange, que vive y trabaja en un territorio –el falansterio– donde se trabaja a gusto
y acorde con las simpatías naturales.
Respecto a la dinámica de los grupos, considera que la atracción tiende a la formación de
grupos, que cuando un grupo crece se subdivide en subgrupos y afirma la posibilidad de crea-
ción de grupos artificiales, como la falange. Fourier preconiza dos conceptos importantes que
serán posteriormente organizados y sistematizados por Kurt Lewin:
a) La creación artificial de grupos a los que se asignan tareas de grupos reales que serán reali-
zadas en microgrupos.
b) La necesidad de la investigación activa (action-research), que postula la imposibilidad de sepa-
rar la investigación (research) de la praxis (action). Fourier defiende que las hipótesis de la
psicología grupal han de ser verificadas por una cierta praxis social, pues la unión de teoría
y práctica resulta relevante e imprescindible. Como señala Lewin (1951, 162) ... en el campo de
la dinámica de grupo, más que en ningún otro psicológico, están unidas metodológicamente la teoría y la prác-
tica de manera que, manejadas con habilidad, pueden proporcionar respuestas a los problemas teóricos y al
mismo tiempo intensificar ese enfoque racional a nuestros problemas sociales prácticos, que es uno de los requi-
sitos básicos para su solución.
Una experiencia que es importante reseñar es el familisterio, establecido por Godin en Guisa,
donde en una empresa de aparatos de calefacción, establece como criterio para determinar las
aptitudes de los trabajadores no la autoridad del patrón, sino las elecciones de los compañeros
de trabajo. Godin compara las calificaciones de los superiores, el voto de los compañeros y el
nivel de producción. Estamos ya en la encuesta sociométrica, la notación objetiva y el diagnós-
tico psicosocial de la empresa (Pagés, 1958).
El paso del rassemblement al grupo supone para Sartre la presencia de tres elementos básicos:
a) Que el interés común sea tan intenso que pueda ser interiorizado y permita tomar conciencia
de él. Es necesario descubrir que la interdependencia es necesaria para satisfacer los propios
intereses y el otro comienza a ser importante para mí.
b) El paso de las comunicaciones indirectas a las directas donde el feedback es imprescindible.
c) La existencia de grupos antagónicos que postulen la lucha contra ellos. El grupo surge de
una praxis que permite inventar soluciones nuevas capaces de transformar la realidad en vez
de soportarla. El grupo que nace, es un grupo en fusión que vive tres experiencias funda-
mentales: solidaridad, pertenencia al grupo y descubrimiento del otro como regulador de mi acción
en la acción común. Una vez el grupo se ha puesto en marcha, se establecen reglas de super-
vivencia, procedimientos y normas. La praxis del grupo es su reorganización continua para
no caer en el rassemblement siempre latente.
MOD 1
Entre las aportaciones al estudio de los grupos de los pensadores alemanes es importante
recoger las propuestas de Tönnies, Schmalenbach, Sigmund Freud y el psicoanálisis y Aichhorn
porque han realizado reflexiones que han tenido una gran repercusión en los trabajos posteriores.
2.2.1. F. Tönnies
2.2.2. H. Schmalenbach
Además de las dos categorías elaboradas por Tönnies para el análisis de los grupos,
Schmalenbach (1922) establece una tercera categoría sociológica -el bund- definido como una
alianza a la que se adhiere la persona para lograr objetivos idealizados o revalorizados (por ejem-
plo, una nueva religión, un matrimonio de amor, un partido revolucionario, etc.). Se basa en una
decisión libre y compromete al individuo; su disciplina es estricta y hace de sus miembros héroes
o mártires y su base es el entusiasmo, el fervor místico, la superación, etc. pero es muy precario
y acaba convirtiéndose en una comunidad de vida (Gemeinschaft) o en una sociedad de intereses
(Gesellschaft).
En dos trabajos fundamentales: Totem y tabú editado en 1913, y Psicología colectiva y análisis del
yo publicado en 1923, Sigmund Freud (1967/1968) analiza y estudia los procesos de grupo con
las claves generales de interpretación del psicoanálisis. El tránsito de la familia al grupo es expli-
cado de forma mítico-psicoanalítica. El padre tirano se reserva la posesión de las hembras y exclu-
ye a los hijos. Los hermanos se rebelan contra el padre, le asesinan y se lo comen. La comunión
totémica les identifica con el padre derrotado y muerto y simboliza la igualdad y la solidaridad de
los hermanos. Se afirma la eficacia del asesinato cometido en común para cohesionar al grupo
y la fuerza de la comunión para silenciar los sentimientos de culpabilidad del grupo.
Desde la perspectiva freudiana la autoridad deriva de la del patriarca asesinado y comulgado
(Totem y tabú) y aparece la solidaridad cuando en las situaciones de rivalidad, los hermanos transfor-
man los celos en cooperación renunciando a la dominación de unos sobre otros (Psicología colec-
tiva y análisis del yo).
Desde la perspectiva freudiana, el origen de los grupos está en el proceso de identificación donde
el jefe ocupa el lugar del ideal del yo. La imagen del jefe en referencia al padre justo y bueno
sostiene la cohesión grupal. El lazo que une a los miembros con sus jefes da origen a otro lazo MOD 1
que une a los miembros entre sí. Pero el jefe no sólo es objeto de atracción sino que lo es también
de resentimiento y Freud considera que la imagen del jefe severo y cruel implica hostilidad mani-
fiesta y la del jefe ideal provoca esa misma hostilidad, pero de forma reprimida e inconsciente.
El Psicoanálisis es aplicado al estudio del grupo escolar por Aichhorn (1925) que elabora una
alternativa psicopedagógica que aplica en Oberhollabruner, una ciudad cercana a Viena.
Considera fundamental para el educador el manejo de las transferencias que, en un primer
momento, suelen ser negativas y es preciso transformar progresivamente en positivas, mediante
los siguientes caminos: a) no repetir la actitud de los padres que ha provocado la reacción nega-
tiva; b) aliviar la culpabilidad del niño; c) no hablar al niño sobre lo que ha hecho; d) no adoptar
la actitud que el niño espera del maestro; e) hablar al niño de lo que le interesa; f) eliminar los
castigos corporales; g) fraccionar al grupo en subgrupos; h) mostrar interés y afecto al niño; i)
ganar la confianza del niño.
2.3. Antecedentes históricos del estudio de los grupos en los Estados Unidos
En el siglo XVII, Fox funda en Inglaterra los cuáqueros, que se reúnen en pequeños grupos
sin organización jerárquica para charlar, orar, etc. con la finalidad de lograr un cambio radical
en sus vidas. Los principios básicos del movimiento cuáquero los podemos sintetizar en: a) libertad
de inspiración y de creación; b) igualdad de todos los miembros, incluidas las mujeres; c) los
miembros son corresponsables en el mantenimiento de la disciplina; d) sistema de dirección
colegiada; e) el grupo es un agente de cambio individual y social.
Consideramos que en esta experiencia de vida en grupo de los cuáqueros, instaurada en
Philadelphia en el siglo XVIII por William Penn y reestructurada por los hallazgos psiquiátri-
cos de Tuke en el siglo XIX, se inicia la praxis de la dinámica de grupos en los Estados Unidos.
Precisamente, esta presencia de los grupos y su dinamismo fue una de las experiencias que llama-
ron la atención al viajero Alexis de Tocqueville y que describe detalladamente en su Democracy
in America. No obstante, es a principios del siglo XX cuando se inicia en los Estados Unidos el
desarrollo sistemático de los estudios sobre la dinámica de grupos pues, si hasta ese momento
los análisis tenían mucho de suposiciones y concatenaciones lógicas, a partir de ahí se pone de
relieve la urgencia de datos empíricos y de resultados que puedan ser contrastados por otro
investigador independiente. Se insiste en las técnicas de investigación empírica que ofrezcan
datos fiables, en la necesidad de estandarizar la observación, en la elaboración de diseños experi-
mentales y en el análisis estadístico de los datos. Los trabajos de Ellwood, Ross, Bentley,
Bogardus, etc. insisten en el análisis de la psicología del grupo, el estudio de los aspectos sociales
de la conciencia individual, el análisis de los procesos psicológicos de los grupos, etc.
En la década 1925-1935 del siglo pasado, el estudio científico de los grupos se diversifica
desde cuatro vertientes que mostramos a continuación:
a) La influencia del grupo en la formación de la personalidad del niño. Así, Mead (1953) consi-
dera que la personalidad del niño se desarrolla en referencia a los prójimos significativos, es decir,
la familia y los compañeros de juego.
MOD 1 b) El papel del grupo primario en el proceso de socialización del sujeto defendido por Cooley
(1902) que considera al hombre como animal social e insiste en el papel del grupo primario
en la formación de la naturaleza social del hombre.
c) El análisis de los grupos de delincuentes o gangs. Trasher (1927) recoge observaciones sobre
1100 bandas de delincuentes de Chicago y publica un estudio, The gang, que causa un gran
impacto y del que entresacamos los siguientes aspectos:
• El gang es un grupo primario que delibera y establece planes, posee una cultura peculiar y
se le puede calificar como micro-sociedad. El gang presenta una estructura, una tradición
y una moral de grupo, conciencia de grupo, sentimiento de solidaridad, apego territorial
y socializa a sus miembros en la subcultura de la delincuencia.
• En el gang de menos de 20 miembros se producen dos tendencias básicas: subdividirse en
nuevos gangs o unirse a un gang dominante.
• En el gang se da una autoridad y una división del trabajo estricta.
• Aparecen estatus y roles (por ejemplo, el cerebro, el matón, la víctima, etc.).
• El jefe tranquiliza al grupo con su presencia; es un jefe democrático que sigue siendo tal
en la medida en que satisface las expectativas del grupo. Asimismo, se producen cambios
frecuentes de jefe debido a la presión del grupo.
d) El estudio y análisis de pequeñas bandas de la colonia italiana de Boston realizado por Whyte
(1943), a quien le llamó la atención la banda de los Norton por su rígida jerarquía en la toma
de decisiones y en la ejecución de las tareas y donde el papel del jefe aparece como algo consis-
tente, relevante y fundamental.
Lewin (1954, 1958) estudia la personalidad y los grupos desde la perspectiva de la gestalt y
considera que la percepción no se apoya en elementos di-sociados que a-sociamos, sino que están
estructurados en organizaciones perceptuales. La estructura es un campo dinámico, un campo
de fuerzas, un sistema en equilibrio. Cuando el equilibrio se rompe se produce una tensión y la
finalidad de la conducta es restaurar este equilibrio roto a través de procesos homeostáticos.
Lewin afirma que en la personalidad se producen tres formas básicas de tensión:
a) Si la tarea es interrumpida y el sujeto no puede finalizarla, se queda insatisfecho.
b) La tensión provocada por la frustración lleva al sujeto a la descarga agresiva de esta tensión
(frustración-agresión) o a un retraimiento (frustración-retraimiento).
c) El éxito o fracaso ante una tarea repetitiva modifica la actitud del sujeto ante la tarea: el nivel
de aspiraciones puede elevarse o disminuir porque el éxito produce confianza, compensa el
fracaso anterior, etc.
En 1944, Lewin usa por primera vez la expresión dinámica de grupos en el mismo sentido
que la Física habla de la dinámica de un sistema de fuerzas. El grupo es una totalidad cuyas
características y propiedades son algo más que la simple suma de las partes; el grupo es irreduc-
tible a la suma de los elementos que lo componen.
La dinámica de grupos implica que la distribución de las fuerzas determine el comporta-
MOD 1 miento de los elementos. El grupo y su ambiente se estructura en un campo social dinámico en
el que se interrelacionan cuatro elementos básicos: los miembros, los subgrupos, los canales de
comunicación y las barreras.
A partir de 1944, Lewin se preocupa cada vez más por la investigación sobre el cambio
social. Considera que el grupo tiende a estabilizarse (estado cuasi estacionario) a fin de mantener
un equilibrio entre fuerzas de intensidad igual y de dirección opuesta. Este estado no es rígido
sino que permite variaciones en torno a un nivel medio, pues existen márgenes de vecindad dentro
de los cuales la estructura del campo no se altera. Es, precisamente, la resistencia al cambio.
El cambio se opera recorriendo tres etapas básicas: un-freezing (des-cristalización), moving (cam-
bio) y freezing (consolidación del cambio). La modificación puede producirse por el aumento de
una fuerza o por la disminución de otra. Para facilitar el cambio es necesario disminuir los
umbrales de resistencia de forma que la crisis originada en la estructura produzca modificaciones
en las actitudes de los miembros y, por expansión, en las zonas vecinas del cuerpo social.
En esta línea de investigación del cambio es importante reseñar los resultados de sus expe-
riencias sobre “modificación de costumbres alimentarias” en la sociedad americana que le permi-
ten sistematizar las siguientes afirmaciones:
• Los intercambios de opiniones ponen de manifiesto los obstáculos que dificultan el cambio.
• Es necesario favorecer la dinámica motivacional del grupo para hacer posible el cambio.
• La toma de decisiones en grupo compromete más que la toma de decisiones individuales.
• Es más fácil cambiar las normas del grupo pequeño que las del individuo aislado.
Los inicios de la investigación en las macro-organizaciones los podemos remontar a los tra-
bajos de Follet al término de la 1ª Guerra Mundial que introduce en sus análisis el estudio el
estudio de los grupos. Y, aunque sus escritos publicados entre 1918 y 1924 tuvieron poca acep-
tación, supusieron el detonante a partir del cual Mayo construiría todo su sistema.
Mayo realiza sus primeras investigaciones en la sección de hilandería de una fábrica de
Philadelphia. Le había llamado la atención el resultado de una encuesta aplicada entre 1923-
1925 sobre la inestabilidad del personal pues, mientras en la sección de hilandería la tasa de rota-
ción era del 25% al año, en el resto de la fábrica no superaba el 5-6% anual.
MOD 1 Mayo diseña y realiza la siguiente experiencia: introduce como variable la imposición de un
sistema de pausas de descanso de 10 minutos. Las pausas se distribuyen una por la mañana y
dos por la tarde. Al principio las pausas son fijas y luego se dejan a libre elección en grupos de
tres personas. Los resultados producidos son asombrosos y se concretan en tres conclusiones
básicas: a) la tasa de rotación se estabiliza en torno a un 5-6% por año; b) disminuye el absen-
tismo laboral y aumenta la moral de grupo; y c) incremento del rendimiento en la producción,
lo que permite a las trabajadoras obtener primas.
En un primer momento, Mayo da a los resultados una interpretación de carácter fisiológico:
la continua vigilancia de las piezas provoca fatiga física, aburrimiento, dispersión de la atención,
ensoñación y melancolía. Las pausas de descanso permiten al trabajador un relax físico y mental
y por eso aumenta su rendimiento.
En un segundo momento, Mayo ofrece una interpretación psicosocial: el interés manifestado
por la dirección hacia los trabajadores al instituir pausas de descanso y dejar, posteriormente, a
los trabajadores la organización de las mismas, aumentó sus sentimientos de responsabilidad
ante el trabajo y de solidaridad con los compañeros.
Sin embargo, las experiencias más importantes las realizan Mayo y sus colaboradores en la
planta Hawthorne de la Western Electric Company de Chicago el año 1927.
La empresa con 40.000 trabajadores, de los cuales 29.000 eran obreros, ya había realizado
anteriormente una experiencia, entre abril de 1924 y abril de 1927, sobre las repercusiones de
la mejora de la luminosidad en el rendimiento de los operarios.
El resultado de esta experiencia les había sorprendido, pues no sólo se produjo el incremen-
to de la producción en el grupo experimental, sino también en el grupo de control donde la
DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA:
a) Introducción del test room: se realiza en una habitación especial con todos los aparatos nece-
sarios para el registro, lo que permitirá medir la incidencia de los factores humedad y tem-
peratura en el rendimiento.
b) Trabajan seis obreras: cinco ensamblan relés de teléfono y una asegura la provisión de las piezas.
c) Se favorece el clima de diálogo y la libertad. Pueden hablar entre ellas, se dialoga con ellas
acerca de los resultados obtenidos, el ambiente es abierto y cordial, no existen prisas y se les
vigila la salud y el sueño.
d) Se eligieron a dos voluntarias que seleccionaron a las cuatro restantes.
e) El observador está continuamente presente.
f) Se introducen variables experimentales y se controlan los resultados.
a) Se restablece la semana de 48 horas distribuidas en seis días; se suprimen las pausas y la comi-
da de la empresa y sólo se mantiene el salario de equipo por pieza.
Resultados: el rendimiento aumenta alcanzando 2.900 relés por semana.
b) Se restablecen las pausas con una bebida caliente por la mañana.
Resultados: el rendimiento alcanza los 3.000 relés por semana.
Primera experiencia (septiembre de 1928 a marzo de 1929): Second Relay Assembly Group.
Cinco obreras trabajan en el taller grande pero con la forma de remuneración del test-room
MOD 1 durante nueve semanas. En este tiempo, el rendimiento primero aumenta y luego disminuye.
Mayo cree que los resultados se pueden explicar en función de dos factores: a) el tipo de remu-
neración económica; y b) el que las obreras hayan formado un equipo especial, acompañadas
de un observador, que rivaliza con los rendimientos de las obreras del test-room.
A partir de los años 70 del siglo XX se produce un despegue de los trabajos de investigación
sobre la temática grupal. Así, se continúan los estudios sobre la cohesión del grupo, el control
social en los grupos primarios, el análisis de las funciones de los grupos, la presión de y en los
miembros del grupo, la comunicación y la interacción, la influencia y el poder, la autoridad y el
liderazgo, la productividad y la eficiencia de los grupos, etc.
Es preciso que el maestro tenga en cuenta que el líder es no sólo objeto de atracción sino
también de resentimiento, y es necesario transformar progresivamente la transferencia nega-
tiva en positiva, siguiendo la dinámica de Aichhorn que se concreta en los siguientes elementos:
a) no repetir las actitudes de los padres que han provocado la reacción negativa; b) no hablar
al niño sobre lo que ha hecho; c) aliviar los sentimientos de culpabilidad del niño; d) no
adoptar la actitud que el niño espera del maestro; e) hablar al niño de lo que a él le interesa;
f) eliminar los castigos corporales; g) fraccionar al grupo en subgrupos; h) mostrar interés
y afecto al niño; e i) ganar la confianza del niño.
7. Evitar la burocratización donde las relaciones humanas se diluyen. Es necesario el paso de las
relaciones indirectas a las directas y abiertas, potenciando las relaciones solidarias de forma
que los niños transformen los celos en solidaridad, renunciando a la dominación de unos
sobre otros.
8. Respeto de la libertad de inspiración y creación del niño, es necesario superar la praxis peda-
gógica como simple transmisión de contenidos y abrirse a un modelo educativo que rompa
la actual dicotomía teoría-práctica.
El alumno no sólo escucha sino que opera, actúa, manipula, transforma. En esta dinámica
no puede interrumpir la tarea, pues aparecerán las reacciones negativas que ya señalaba Kurt
Lewin: insatisfacción por no poder terminar la tarea; frustración en el niño que puede des-
cargar de dos formas –agresión o retraimiento– y actitudes ambivalentes ante la interrupción
y que, generalmente, hacen descender el nivel de aspiraciones.
Los objetivos de la clase han de ser prácticos, bien definidos y orientados a una tarea espe-
cífica, donde el niño ponga en marcha sus capacidades. Asimismo, la tarea ha de ser suge-
MOD 1 rente de forma que soslaye la desgana y supere la tensión y el conflicto entre la lógica del
sentimiento y la lógica de la eficiencia.
9. Toma de conciencia de la existencia de barreras entre el maestro y los niños y de los alum-
nos entre sí.
10. Necesidad de aplicar las siguientes conclusiones de los trabajos de Kurt Lewin en la diná-
mica del aula: a) el intercambio de opiniones pone de manifiesto los obstáculos que dificultan
el cambio; b) la necesidad de favorecer la dinámica motivacional del grupo en vistas a faci-
litar el cambio; c) la toma de decisiones en grupo compromete más que la toma de decisiones
individual; d) considerar que es más fácil cambiar las normas del grupo pequeño que las del
individuo aislado, pues el grupo es un agente de cambio individual y social; y e) la confor-
midad con el grupo es un elemento básico de resistencia al cambio por lo que es preciso
orientar la conformidad hacia el cambio.
11. Superación de la concepción simplista de que los problemas del aula se resuelven con buenas
instalaciones y material adecuado. Es preciso tomar en consideración las siguientes aporta-
ciones de las experiencias de Elton Mayo y aplicarlas en el aula: a) la mejora de las condiciones
materiales desempeña un papel secundario; b) lo fundamental es el cambio en las actitudes
y en la interacción social al pasar los sujetos de considerarse individuos aislados a miembros
de un grupo; c) el individuo no responde a las situaciones del medio por lo que ellas sean,
sino por cómo las siente, y esta forma de percepción depende de las normas, el clima, el
grado de pertenencia al grupo y la historia personal del niño dentro y fuera del marco escolar;
y d) entre los niños se constituyen grupos informales con estatus y roles de vida y organi-
zación propia que establecen sistemas de relación entre sí y con los demás grupos.
ACTIVIDADES
1. Hacer un mapa conceptual que recoja las aportaciones realizadas al campo de la educación
por los pensadores europeos.
2. Construir un cuadro que recoja las conclusiones más relevantes de los trabajos de investigación
realizados por los autores americanos, teniendo en cuenta las especificaciones del anexo 1.
3. Elaborar un trabajo individual con las aplicaciones a la educación de los resultados más rele-
vantes de las investigaciones y aportaciones analizadas en este módulo, teniendo en cuenta
las especificaciones del anexo 2.
MOD 1
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
MOD 1
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
2. Jean Paul Sartre afirma que las relaciones personales que los sujetos establecen hacen que la
personalidad de un individuo:
a) No dependa del grado de madurez de los sujetos.
b) No interfiera en el desarrollo psicológico de los individuos.
c) No sea estable sino cambiante.
MOD 1
4. Kurt Lewin concreta tres formas de tensión tanto de las personas como del grupo. Señale la
opción incorrecta:
a) El éxito o fracaso ante una tarea repetitiva modifica la actitud del sujeto o del grupo.
b) En la escuela como grupo organizado los niveles de tensión son inexistentes.
c) La tensión provocada por el fracaso lleva a la agresividad o al retraimiento.
5. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones no corresponde a los resultados obtenidos por Elton
Mayo en sus experimentos?:
a) La mejora de las condiciones materiales tiene un efecto secundario en el rendimiento del
grupo.
b) Lo fundamental es el cambio de actitud de los trabajadores.
c) Los incentivos económicos mejoran necesariamente el rendimiento del grupo.
6. Hasta Kurt Lewin los estudios sobre procesos de grupo eran de índole experimental.
V F
7. Aichhorn considera el manejo de las transferencias por parte del profesor como un elemento
clave. V F
8. Fourier afirma que la atracción tiende a la formación de grupos y señala la posibilidad de crea-
ción de grupos artificiales.
V F
10. Entre las conclusiones de los estudios de Mayo se recoge que las pausas de descanso en el
trabajo son eficaces ya que permiten al trabajador un relax físico y mental.
V F
1. a
2. c
3. b
4. b
5. c
6. F MOD 1
7. V
8. V
9. F
10. V
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Banda -gang-: grupo de individuos que permanecen unidos para experimentar sentimientos de
solidaridad y satisfacer las necesidades de afiliación, seguridad y calor afectivo.
Campo psicológico: expresión utilizada por Kurt Lewin para designar todos los hechos físicos,
biológicos, psicológicos y sociales que existen en un momento concreto en un individuo o
grupo y cuya conducta personal o grupal determinan.
Efecto hawthorne: efecto de la influencia sobre los miembros de un grupo que alcanzarán
mayores niveles de productividad y de rendimiento si se sienten objeto de especial atención.
Espacio vital: expresión elaborada por Kurt Lewin que indica el campo psicológico que engloba
a la persona y lo que le rodea y que tiene una influencia decisiva en la conducta del individuo.
Kurt Lewin (Mogilno, Prusia, 1890 - Newtonville, Massachusetts, 1947): psicólogo americano
de origen alemán, emigrado a Estados Unidos como consecuencia de la instauración del régimen
nazi. Destacan sus estudios sobre la frustración y la agresión, el nivel de aspiraciones, el apren-
dizaje, etc. y, especialmente, por generar la noción de campo psicológico y el estudio experimental
de los grupos pequeños.
ANEXOS
MOD 1
ESTRUCTURA Y
PROCESOS DE GRUPO
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
PRESENTACIÓN Y OBJETIVOS DEL MÓDULO
ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS
EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS
1. Enfoques teóricos en la evolución de los grupos.
2. Aproximación al concepto de grupo.
2.1. Características de los grupos.
2.2. Estructura del grupo.
2.3. Tipos de grupo.
3. Eficacia del grupo.
4. Desarrollo de los grupos.
ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía complementaria
Referencias bibliográficas
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
GLOSARIO DE TÉRMINOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
MOD 2
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
En este módulo abordaremos algunas aportaciones que desde diferentes campos se han rea-
lizado al estudio de los grupos, especialmente, desde la psicología básica y aplicada. Analizare-
mos la naturaleza de los grupos, las leyes de su constitución y desarrollo y las relaciones que se
establecen con los individuos, con otros grupos y con los sistemas sociales más amplios.
Asimismo, es importante profundizar en los procesos y estructura de los grupos, haciendo hinca-
pié en sus características y en las diferentes clasificaciones que se han propuesto, y determinar
qué factores influyen en un grupo para que tenga un rendimiento eficiente en las tareas progra-
madas.
La entidad social que supone el grupo es un objeto de experiencia diaria, máxime en las profe-
siones relacionadas con el mundo educativo y la intervención social, como es el caso del psico-
pedagogo, donde gran parte de la actividad se sustenta en los grupos humanos (profesores,
alumnos, padres, etc.) que manifiestan una gran variedad de propiedades (tamaño, duración,
objetivos, tareas, grado de formalización, estructura interna, etc.). Por ello, es interesante conocer
las diferentes concepciones teóricas sobre los grupos para explorar las relaciones que existen
entre sus características, cómo surgen y evolucionan, cómo afecta su funcionamiento a sus
miembros y a sus relaciones, etc.
• Situar los principales enfoques teóricos que subyacen en los planteamientos del concepto de
grupo.
• Conocer el concepto de grupo, sus características y su estructura, haciendo hincapié en los
elementos que lo conforman.
• Analizar los criterios que se han utilizado para clasificar los grupos y cuáles son los tipos de
grupos más investigados.
• Comprender las principales aportaciones que sobre la eficacia y el rendimiento de los grupos
se han realizado desde el ámbito de la investigación.
• Estudiar las diferentes fases que se producen en el desarrollo de los grupos.
MOD 2
Son muchas las disciplinas que estudian y analizan los fenómenos grupales. Así, los sociólogos
se ocupan de los grupos pequeños teniendo en cuenta las propiedades estructurales estudiando
las normas formales del voto y la acción política, los economistas valorando los modelos de
elección social, los investigadores de la comunicación analizando los procesos de transmisión
las relaciones sociales que se producen en el grupo y analizando las influencias de determi-
nadas partes de la estructura del mismo. Si observamos con detalle la estructura de un grupo,
podemos advertir la posición concreta que ocupa en ella cada individuo, qué tipo de relaciones
mantiene, la distribución de las relaciones, etc.
Entre los conceptos básicos de la teoría sociométrica cabe destacar la Ley Sociodinámica,
que gobierna la totalidad de las relaciones existentes entre los átomos sociales (elemento
básico de la estructura microsociológica); y la Ley de gravitación social, que hace referencia
al conjunto de relaciones socio-afectivas que gobiernan a toda la humanidad.
d) Perspectiva sistémica (D. C. Dunphy). El grupo es un sistema abierto que interacciona con el
entorno y que establece auténticos intercambios con éste. El autor plantea la necesidad de
considerar las relaciones entre los individuos, el grupo y el macrosistema, y propone orde-
nar el conjunto de variables de interés respecto al comportamiento del grupo y estudiarlo
teniendo en cuenta tanto los aspectos procesuales como estructurales.
A continuación, recogemos las líneas básicas de los planteamientos de estas cuatro perspec-
tivas en el siguiente cuadro:
MOD 2
Desde un punto de vista etimológico, resulta interesante destacar que la palabra grupo tiene
raíz germánica y significaba “terrón”. En italiano gruppo y en francés groupe, significaban “conjun-
to de varias figuras”, “un puñado de dinero”, “una reunión”, “una multitud”, etc. Hasta el siglo
XVIII no tiene lugar la aplicación del concepto de grupo a las relaciones sociales. No obstante,
será necesario esperar a principios del siglo XX para que se aplique de un modo relativamente
unívoco. Actualmente se ha aceptado en las ciencias sociales y humanas el concepto de grupo y
se aplica a las formaciones sociales de un tamaño y estructura determinados, gracias al descu-
brimiento y desarrollo del concepto de grupo primario y a los conocimientos derivados de la
investigación sobre los pequeños grupos.
El estudio de los grupos se ha ido alejando de los laboratorios en los que se circunscribió
hasta acercarse progresivamente a los grupos naturales, lo que ha permitido elaborar teorías de
corte ecológico que respondan a las necesidades prácticas de los mismos. Para Ayestarán (1996,
55), en esta evolución se pueden destacar tres cambios importantes:
a) Los grupos son situados dentro de la estructura social y adquieren una posición social en
relación a otros grupos, aproximándose su estudio al área de las investigaciones sobre rela-
ciones intergrupales.
b) Los grupos son situados en el contexto de las organizaciones. La estructura social de éstas
y su ideología serán factores importantes para su estudio.
c) En los conflictos intragrupales junto al conflicto de intereses existe el conflicto sociocogni-
tivo, que se diferencia del anterior en que el grupo funciona de forma más abstracta, la
influencia es de carácter informativo y no está basada en las relaciones de poder como en el
conflicto de intereses.
El grupo humano, como indican Núñez y Loscertales (1997), ha tenido una amplia variedad
de definiciones desde que se introdujo entre los contenidos propios de la psicología social. Por
esta razón, a continuación presentamos algunas definiciones elaboradas por diferentes autores
que han abordado el concepto desde distintas perspectivas científicas, tanto teóricas como prác-
ticas, que pueden llevarnos a descubrir los elementos fundamentales que determinan la existencia
de un grupo.
Bleger (1980) considera el grupo como un conjunto de personas con un objetivo común que
intenta abordar operando como equipo. La estructura de equipo sólo se logra mientras se opera,
pues gran parte del trabajo del grupo operativo consiste, sucintamente expresado, en el adies-
tramiento para operar como equipo.
Cartwright y Zander (1975) insisten en un concepto de grupo que supone una estrecha e
imprescindible interacción, y lo definen como un conjunto de individuos cuyas relaciones
MOD 2
mutuas les hacen interdependientes en algún grado significativo. El término grupo se refiere a
una clase de entidades sociales que tienen en común la propiedad de interdependencia entre sus
miembros constitutivos.
Homans (1961) considera el grupo como una serie de personas que durante un cierto tiem-
po se comunican entre sí y que son lo suficientemente pocos para que cada una de ellas pueda
comunicarse con todas las demás de forma directa, cara a cara
Olmsted (1972) incluye en su concepto de grupo la existencia de unos valores que se suscri-
ben en común –cultura de grupo–, las normas que rigen las conductas, y lo define como una
pluralidad de individuos que se hallan en contacto los unos con los otros, que tienen en cuenta
la existencia de unos y otros y conciencia de cierto elemento común de importancia. Una carac-
terística importante del grupo es que sus miembros poseen algo en común y que creen que ese
algo establece una diferencia.
Barriga (1982) presenta una definición desde la perspectiva de la Teoría General de Sistemas
y afirma que el grupo se presenta como un sistema abierto, necesariamente vinculado con su
entorno y en interacción compleja entre los miembros del grupo y con otros grupos.
De Visscher (1991) define el grupo como un campo de fuerzas que funciona en el interior
de una zona dejada libre por las diferentes formaciones sociales. Adopta una perspectiva sisté-
mica en la definición del grupo porque lo considera como un sistema autónomo en su funcio-
namiento, situado dentro de formaciones sociales más amplias como una organización, una
colectividad o una categoría social.
Como se puede observar, cada autor presenta distintas matizaciones, aunque se pueden esta-
blecer puntos comunes que aporten los elementos esenciales para que podamos considerar la
existencia de un grupo: un número de personas, un objetivo común y la interrelación mutua.
A la hora de presentar una definición que agrupe los distintos aspectos expuestos en las defi-
niciones anteriores, Fernández Prados (2000) indica que un grupo social consta de un determi-
nado número de miembros, quienes, para alcanzar un objetivo común (objetivo de grupo), se
inscriben durante un período de tiempo prolongado en un proceso relativamente continuo de
comunicación e interacción y desarrollan un sentimiento de solidaridad (sentimiento de nosotros).
Son necesarios un sistema de normas comunes y una distribución de tareas según una diferen-
ciación de roles específica de cada grupo.
En este sentido, Morales (1994), en una revisión sobre la definición y características del
grupo, señala tres condiciones para poder afirmar que un colectivo humano se convierte, desde
la perspectiva psicosocial, en un grupo. La primera hace referencia a que los componentes del
colectivo se definen como miembros del grupo; la segunda, que los miembros comparten las
creencias grupales; y la tercera, que existe algún grado de actividad coordinada.
Cuando estudiamos el amplio conjunto de definiciones que se han dado debemos tener en
cuenta que, sobre los procesos de formación de los grupos, distintos autores han expuesto
varias concepciones. Así, Moreland y Levine (1982) establecen que los procesos constitutivos
de un grupo son la evaluación, el compromiso y el cambio de rol, y afirman que en el grupo se
da una constante evaluación tanto del grupo hacia los individuos como de los individuos hacia
el grupo. Esta evaluación permanente y bidireccional origina cambios en el grado de compro-
miso de los miembros del grupo y en su posición de reconocimiento. La evaluación recíproca
hace posible la innovación y la flexibilidad en la estructura de roles. El compromiso se refiere a
MOD 2 los sentimientos de vinculación de los individuos con el grupo, lo que se ha estudiado bajo la
denominación de cohesión grupal. El cambio de roles expresa el carácter dinámico del sistema
grupal. La estructura social de un grupo se hace cada vez más rígida por la formalización o insti-
tucionalización de las relaciones dentro del grupo.
A estos tres procesos, Ayestarán (1996) añade otro, la interacción simbólica, que hace refe-
rencia a la construcción compartida de significados que dan sentido y definen la identidad del
grupo y de los otros grupos que conforman el entorno social y la tarea a desarrollar.
Moreland (1987) ofrece una síntesis de los mecanismos que se han empleado para explicar
la formación de un grupo: integración ambiental, integración comportamental, integración
afectiva e integración cognitiva.
a) La integración ambiental puede ser considerada como una condición que facilita el contacto
entre las personas. La proximidad física y la participación en las mismas redes sociales, así
como los lugares de residencia cercanos, favorecen el contacto entre las personas.
b) La integración comportamental se da en la medida en que las personas se vuelven dependientes
unas de otras para la satisfacción de sus necesidades. El autor incluye en este apartado el
mecanismo psicológico de quienes buscan la integración en el grupo por necesidades rela-
cionadas con la ansiedad y la inseguridad personal.
c) La integración afectiva se da en la medida en que el grupo se constituye a partir de unos senti-
mientos compartidos (simpatía, ideales, actividades, etc.). Es cierto que existen pocos estudios
sobre los mecanismos de integración afectiva, pero la experiencia en el trabajo de grupos
confirma la importancia del factor afectivo en la formación del grupo y el carácter cerrado
y poco conflictivo de los grupos que se han formado por afinidades afectivas.
d) La integración cognitiva supone tomar como mecanismo que explica la formación del grupo el
reconocimiento de ciertas semejanzas en características que definen la personalidad de los
miembros: formas de pensar, características personales, etc.
MOD 2
Como se puede observar, la organización procura la estabilidad para el grupo a través de dos
vías complementarias: el logro de metas y la satisfacción socioemocional, donde la identidad
grupal o sentimiento de pertenencia al grupo mejora en función de la clarificación de las normas,
la distribución de las tareas y los roles asumidos por los miembros del grupo.
Existen determinadas características incluidas en la definición del grupo que Núñez y Loscertales
(1997) y Fernández Prados (2000) enumeran y concretan:
a) Interacción. Es preciso que los miembros del grupo mantengan entre sí relaciones regulares
que se ajusten a pautas normativas y que tengan una duración suficiente para que tales pautas
cristalicen en una estructura interna de estatus y roles.
b) Existencia de objetivos, valores, emociones y actividades compartidas, lo que favorece la cohesión y la
unidad e identidad del grupo. La cohesión viene dada por las relaciones iniciadas entre los
miembros del grupo y sostenidas por las normas, determinándose por el grado en que los
miembros desean participar y permanecer en el grupo, lo que produce el sentimiento de uni-
dad y espíritu de equipo denominado membership.
c) Estabilidad y duración relativa. Para que la interacción entre los miembros del grupo se produz-
ca es necesaria una cierta duración de la misma, aunque la duración en el tiempo es un criterio
relativo que depende del tipo de grupo de que se trate.
d) Conciencia de grupo. La existencia del grupo exige que sus miembros se identifiquen entre sí y
exista una conciencia de grupo. La conciencia del propio grupo se forma a partir de la opo-
sición del “nosotros” frente al “ellos”, y de las relaciones de dependencia complementaria o
de oposición que se supone que el grupo propio debe mantener con los demás.
e) Clima o atmósfera de grupo. Es un elemento importante que caracteriza al grupo y se refiere a
la tonalidad afectiva que predomina en la acciones y en las relaciones de los miembros, y que
repercute en las interacciones que, cuando son de signo positivo, mejoran la productividad y
la eficacia y aumentan la satisfacción.
f) El sistema de comunicación interno o externo. Es uno de los elementos claves del grupo ya que le
permite fijar y desarrollar sus actividades y consolidar su estructura determinando las posi-
ciones y los roles. La comunicación permite aprender a conocernos y a compartir experien-
cias, aprendizajes y sentimientos. Desarrollar una comunicación óptima es indispensable para
que cada miembro adquiera la conciencia de pertenencia al grupo. Las investigaciones reali-
zadas por Leavitt (1951, cit. Núñez y Loscertales, 1997, 30) han permitido determinar los
diagramas de las redes más frecuentes en comunicación grupal que otorgan una importante
correlación positiva entre la eficacia del grupo y la calidad y cantidad de las informaciones.
Hacia finales de la década de los ochenta del siglo pasado, Steiner (1974) y Shaw (1983) com-
pletaron el reforzamiento de la perspectiva intergrupal con la inclusión del entorno físico,
social y temporal en el sistema grupal, y la consideración del conflicto intergrupal como
MOD 2 motor del cambio grupal (McGrath y Kravitz, 1982; Levine y Moreland, 1990).
El grupo se puede considerar como uno de los ambientes sociales más importantes donde
se desarrolla el ser humano. Cuando una persona pertenece al grupo se desarrollan una serie de
fronteras o límites y se puede afirmar que el grupo constituye en sí mismo una estructura
(Morales, Navas y Molero, 1996). Según Back (1981) existen dos dimensiones que la pertenen-
cia grupal pone en juego: la primera hace referencia a la dimensión de individuación o acción
del individuo dentro del grupo. Será asignada cuando la persona recibe dentro del grupo una
posición en función de sus características adscritas (edad, género, etc.) y será libre cuando la ini-
ciativa de la conducta reside en la persona (autonomía, libre elección, control personal, etc.). La
segunda dimensión es la grupal, que incluye los esfuerzos llevados a cabo por los miembros
para realizar una tarea de grupo. Esta dimensión puede ser alta o baja, dependiendo de la impli-
cación de los miembros en la actividad grupal.
La estructura de grupo surge como resultado de la interacción de sus miembros, donde las
posiciones de cada uno se establecen en función de una jerarquía o estratificación que permite
comprender las conductas de los miembros y los tipos de estructura que se pueden generar.
Siguiendo a Forsyth (1990) se puede definir la estructura grupal como la pauta subyacente de
relaciones estables entre los miembros del grupo y, en general, cualquier dimensión que sirva
para unir los miembros del grupo será un componente de la estructura del grupo. Así, podemos
concebir la estructura grupal como una red de funciones diversas, de posiciones y expectativas
En el siguiente cuadro recogemos las aportaciones de Biddle (1979) que permiten aclarar los
conceptos de posición, estatus y rol, estrechamente relacionados, y que mostramos a conti-
nuación:
b) Normas de grupo. Son un elemento más de la estructura grupal estrechamente vinculadas con
el constructo influencia social que incluye tres formas de influencia: uniformidad, conformidad
y sumisión. La existencia de normas sociales ha sido determinante para explicar la uniformidad
(una forma de similitud que se fundamenta en que un individuo acepta el postulado básico
según el cual es deseable ser como los otros).
Para definir el concepto de norma, Rommeveit (1965, cit. en Huici, 1989) establece una tipo-
logía que puede servirnos como punto de partida para delimitar el campo. En primer lugar,
nos encontramos con la norma social como uniformidad de la conducta, concepto que indica
que los miembros de un grupo se manifiestan verbal y conductualmente de una forma similar.
En este sentido, se define la norma como algo culturalmente dado por la sociedad, nuestras
MOD 2
necesidades biológicas, nuestro carácter e incluso el azar, y se entienden, por tanto, como
códigos formales que carecen de entidad. Esta primera acepción parece estar relacionada
con las consecuencias de la norma y no con su naturaleza.
En segundo lugar, se puede considerar la norma como presión social y se identifica como un
conjunto uniforme de direcciones que el grupo impone a la fuerza y que actúa sobre sus
miembros. La presión social tiene una caracterización compleja y puede concretarse en las
sanciones (positivas o negativas) que se reciben por una determinada conducta. Esta acep-
ción descansa, sobre todo, en los mecanismos de poder que configuran las relaciones de
grupo y es una forma de entender la norma fundamentada en los factores que, en último tér-
mino, garantizan su mantenimiento.
En último lugar, la norma puede ser estudiada como marco de referencia perceptivo, es
decir, como forma compartida de interpretación de la realidad, abordando directamente el
fenómeno. En este sentido, Huici (1989) se plantea tres interrogantes: ¿la norma es la uni-
formidad misma o la causa de esa uniformidad?, ¿cuál es la naturaleza de la desobediencia y
la sumisión? y ¿qué modelos existen de la norma como proceso? Así, se puede ver la norma
como uniformidad, estudiándola bajo la denominación de conformidad social, o analizarse
como presión social y, por tanto, antecedente causal de la uniformidad grupal.
En definitiva, la uniformidad es resultado de la norma, la desobediencia supone un cambio
de la norma y la influencia social ayuda a imponer una norma o a mantenerla. Sin embargo,
ni la uniformidad, ni la obediencia, ni la influencia mayoritaria o minoritaria, indican cuál es
la estructura del proceso normativo.
La importancia que tienen las normas para la vida del grupo puede apreciarse en investiga-
ciones realizadas en contextos escolares, en las que se ha mostrado cómo las personas que
entran a formar parte de un nuevo grupo que ya está funcionando con sus normas propias
dedican cierto período de tiempo a descubrir cuáles son esas normas, llegando incluso a no
interaccionar con el grupo hasta que tienen cierto conocimiento de las mismas. En este sen-
tido, las normas de funcionamiento del grupo regulan las conductas de los miembros y los
procedimientos a seguir y, generalmente, son conocidas y aceptadas por sus miembros,
pudiendo distinguirse dos tipos: normas básicas que determinan el ser del grupo, y norma
instrumental que regula el funcionamiento interno del mismo.
Núñez y Loscertales (1996) distinguen dos tipos de normas: formales (o institucionales),
generalmente orientadas hacia la eficacia y el logro del objetivo, e informales, que se dirigen
hacia la satisfacción y a los aspectos emocionales de los miembros del grupo.
c) Cohesión grupal. Huici (1989) señala que el concepto de cohesión de grupo hace referencia al
proceso psicológico-social que subyace y que es responsable de estos fenómenos interrela-
cionados. El origen del término tiene sus antecedentes en Kurt Lewin y sus colaboradores,
que la entendían como la esencia de un grupo, concibiéndola más como la interdependencia
que como la semejanza entre sus miembros, que puede variar desde una masa poco unida a
una unidad compacta, y que depende del tamaño, la organización e intimidad del grupo, etc.
El concepto de cohesión es el resultado de todas las fuerzas que actúan sobre los miembros
del grupo para que éste permanezca unido.
Los autores que estudiaron las pequeñas pandillas de amigos que tenían relación cara a cara
definen la cohesión como atracción interpersonal, y la midieron por medio de las técnicas
sociométricas, lo que supuso que, en la mayoría de las ocasiones, los trabajos empíricos sobre
las consecuencias de la cohesión se centraran en el estudio de las consecuencias de la atrac- MOD 2
ción. Hogg entiende esta visión de la cohesión como muy reduccionista y plantea estudiar el
concepto desde la “identidad social” desarrollada por Tajfel y Turner que consideran que el
grupo social comprende una colección de individuos que se perciben a sí mismos como
miembros de la misma categoría social. Turner mantiene que un individuo tiene tantas iden-
tificaciones sociales como grupos sociales con los que se identifica y que dan lugar a su iden-
tidad social como individuo. No obstante, estas interpretaciones deben verse como una forma
complementaria de entender la cohesión, por lo que es necesario utilizar un concepto de
grupo entendido como una colección de individuos que se perciben a sí mismos como
miembros de la misma categoría social.
Muñoz (1997) presenta tres efectos que considera resultados de la cohesión de un grupo: el
aumento del poder del grupo sobre la persona, el aumento del nivel de interacción/comuni-
cación y los efectos a nivel de rendimiento:
• Aumento del poder del grupo sobre la persona. Un grupo está altamente cohesionado cuando sus
miembros muestran una mayor conformidad con las normas grupales ya que estarán más
motivados para que su conducta se ajuste a los requerimientos de los demás miembros.
Por esta razón, se puede afirmar que el nivel de influencia o poder que tiene el grupo
sobre sus componentes es más elevado.
• Incremento del nivel de interacción y comunicación. En los grupos cohesionados el nivel de inter-
acción y comunicación es superior tanto cuantitativa como cualitativamente.
• Efectos a nivel de rendimiento. Existe un incremento en la producción de los grupos altamente
cohesionados. Sin embargo, este rendimiento se producirá fundamentalmente en aquellas
tareas que coincidan con los objetivos del grupo.
INTERACCIÓN Y DINÁMICA DE GRUPOS 63
GONZALO MARRERO RODRÍGUEZ Y PASTORA CALVO HERNÁNDEZ
Por tanto, la definición viene dada por las relaciones iniciadas entre los miembros y sosteni-
das por las normas que, o bien existen ya, o bien se desarrollan a lo largo del funcionamiento
del grupo al esforzarse sus miembros por alcanzar una meta común, grupal. Como señalan
Núñez y Loscertales (1997), la cohesión produce el sentimiento de unidad del grupo, el espí-
ritu de equipo –membership–. La unidad del grupo se produce cuando los miembros tienen un
sentimiento colectivo de su cercanía y saben que necesitan colaborar en tareas coordinadas y
coherentes, como fundamento no sólo de la eficacia del grupo sino de satisfacción de los
miembros.
No obstante, Ayestarán (1996) utiliza el término compromiso para referirse a los sentimientos
de vinculación de los individuos con el grupo que, a diferencia del concepto de cohesión
grupal (que lo entiende como un concepto estático), es un término que expresa una actitud
más activa, ya que implica la responsabilidad compartida ante todo lo que sucede en el grupo.
Indica la disposición de los sujetos a participar activamente en la organización del grupo, en
la construcción de significados compartidos, en la estructuras de roles, en los sistemas de
manejo de los conflictos, etc.
Finalmente, señalamos que las estructuras de los grupos generalmente se definen por el esta-
tus de todos y cada uno de sus miembros, de manera especial por el líder, por las normas, por
los roles de cada miembro del grupo y por la cultura del grupo.
MOD 2
Podemos clasificar los grupos utilizando distintos criterios: tamaño, objetivos, contextos,
etc., pero los criterios más utilizados son los siguientes: según su estructura (grupos formales y
grupo informales), según la identificación individuo-grupo (grupos de pertenencia y grupos de
referencia) y según el papel que juega en los procesos de socialización (grupos primarios y grupos
secundarios):
a) Grupos formales e informales (Elton Mayo). Las estructuras formales se componen de regulaciones
fijas que afectan a personas y situaciones, sólo importa la consecución de las metas académicas
y están vinculadas con la estructura organizativa del aula, por lo que se establecen objetivos
de aprendizaje académico, una diferenciación de roles y, consecuentemente, de responsabili-
dades respecto a las tareas y metas de grupo en el logro de los objetivos que generan reglas
y juegos explícitos.
El desarrollo de una estructura formal implica que el agrupamiento de los individuos se rea-
lice de manera que favorezca el aprendizaje y el trabajo cooperativo. La estructura formal
determina las posiciones y las responsabilidades de los dirigentes, así como las relaciones
mutuas de los participantes.
La estructura informal es el resultado de una serie de procesos espontáneos de interacción
que se establecen entre los alumnos al relacionarse entre sí; está basada en las atracciones y
rechazos personales, en los sentimientos y preferencias de los alumnos, en acuerdos perso-
nales y prácticas habituales y está orientada a las necesidades y expectativas personales de los
miembros del grupo.
Si bien la estructura formal se da desde el momento en que se establece el grupo-clase y tiene
larga duración, la informal se configura a medida que se desarrollan las relaciones entre
compañeros y está supeditada a los cambios determinados por las interacciones cotidianas.
Bany y Johnson (1973) afirman que cuando el grupo informal es coherente y con relaciones
cordiales proporciona muchas satisfacciones a sus miembros, lo que permite constatar no
sólo la importancia que tiene la estructura de los grupos, sino la influencia que sobre la produc-
tividad y la eficacia del grupo ejerce la estructura informal.
En el siguiente cuadro recogemos las características principales de los grupos formales e
informales desde la perspectiva de Elton Mayo:
b) Grupos de pertenencia y grupos de referencia (Robert K. Merton). El segundo criterio para clasificar
los grupos es la relación de mayor o menor identificación que existe entre el individuo y las
normas y valores del grupo. Según este criterio pueden darse dos situaciones de pertenencia:
una en la que el individuo se adhiera completamente a los objetivos del grupo, y otra en la
que no exista esta identificación plena. Para explicar esta última situación, Merton recurrió
al concepto de grupo de referencia que es aquel grupo con el que nos sentimos totalmente
identificados con sus valores y objetivos y al que deseamos incorporarnos porque no perte-
necemos a él. Esta situación es frecuente en emigrantes, nuevos ricos, recién titulados, etc.,
que perteneciendo a un grupo desean comportarse conforme a las reglas y normas del grupo MOD 2
de referencia.
En el siguiente cuadro recogemos los elementos que Robert Merton considera fundamentales
en el grupo de pertenencia y en el grupo de referencia:
c) Grupos primarios y secundarios (Charles H. Cooley). En 1909 Cooley elaboró la clasificación más
empleada de los grupos sociales al distinguir entre los grupos primarios y el resto de las for-
mas de agrupación que, aunque no utilizó ese nombre, los sociólogos han denominado gru-
pos secundarios. Los elementos principales de ambos tipos de grupos se recogen en el
siguiente cuadro:
El concepto de grupo primario está ligado con la construcción del “yo social”, es decir, la
imagen social de nosotros mismos, o cómo creemos que somos vistos por los demás. La
construcción del yo social se elabora en el proceso de la socialización primaria en el contex-
to de los grupos primarios como la familia, el grupo de juego o el vecindario. Para Cooley el
grupo primario se caracteriza por el reducido número de miembros que lo integran, lo que
permite unas relaciones cara a cara –face to face– entre todos sus miembros. En el grupo prima-
rio todos los miembros se conocen personalmente y mantienen relaciones directas, lo que
unido a un clima afectivo generalmente intenso, hace posible la expresión libre y espontánea
de las personalidades de sus miembros.
Los grupos secundarios se distinguen por el carácter impersonal y anónimo de las relaciones
entre sus miembros que se deriva tanto del elevado número de personas que lo integran
como de que generalmente poseen una fuerte organización formal. En ellos se permanece
no por el propio valor de las relaciones, sino por el interés que comporta el logro de los obje-
tivos propuestos.
MOD 2
Otra clasificación importante es la establecida por Lewin (1954), que concreta la existencia
de sociogrupos y psicogrupos.
En los sociogrupos, las afinidades entre los miembros están definidas y condicionadas por la
necesidad de lograr un objetivo. Se prima la posesión de recursos, el compañerismo en las tareas,
la capacidad de trabajo y están orientados a la eficacia.
Los psicogrupos se constituyen con estructuras más flexibles, existen más elecciones recíprocas
y los motivos son de tipo afectivo buscando efectos gratificantes. Se intenta buscar compañe-
ros con los que se pueda estar a gusto en un clima relajado y cómodo. Puede suceder que un
grupo se comparte como un sociogrupo cuando está presionado para alcanzar sus objetivos, y
como un psicogrupo cuando necesite recuperar o mantener el clima afectivo.
El modelo de McGrath explica los procesos de interacción que permiten comprender el fun-
cionamiento y la productividad del grupo. Este modelo considera tres variables de input (entrada
de estímulos) que afectan a los grupos en la ejecución de una tarea: características de los miembros,
estructura del grupo y características de la tarea y del ambiente.
Desde que se iniciaron las investigaciones de grupo ha existido una preocupación por descu-
brir cuáles son los factores que afectan a la ejecución y, por tanto, a la productividad del grupo,
que depende de múltiples factores entre los que se destacan los siguientes: destrezas y habilidades
de sus componentes, interés de los miembros por sus metas o las del grupo, tamaño del grupo,
canales de comunicación y normas grupales, sistemas de recompensa, etc.
Cabe destacar que cuando se hacen medidas de la productividad no es la productividad indi-
vidual la que se mide, sino que se utiliza una medida de grupo. Por lo tanto, se hace necesario
que el nivel de análisis para el estudio de los grupos sea el nivel de grupo.
También hemos de señalar que el término productividad es un concepto muy debatido, que
se encuentra en discusión y carece de una definición comúnmente aceptada. Por esta razón,
Tuttle (1983) ofrece tres perspectivas que recogemos a continuación: la productividad es una
la generación de planes para la acción. Asimismo, propone seis dimensiones del produc-
to que son: orientación de la acción, originalidad, optimismo, calidad de la presentación,
implicación en el tema y adecuación.
• Steiner (1974) establece una clasificación que responde a una necesidad por comparar, por
una parte, la productividad individual con la grupal y, por otra, con la productividad en
relación a cómo las destrezas, habilidades, actividades y características de los miembros se
combinan para conseguir un producto mediante la coordinación de la ejecución de la
tarea. Para Steiner el rendimiento grupal se incrementa si se aumenta el tamaño del grupo
cuando la tarea es aditiva (el producto es el resultado de una combinación de los produc-
tos de los miembros) o disyuntiva (el producto depende de que por lo menos uno de los
miembros del grupo realice la tarea). Si la tarea es aditiva, cuantos más miembros la eje-
cuten mayor será la productividad del grupo. Si la tarea es disyuntiva, al aumentar el tama-
ño del grupo se incrementará la productividad hasta un límite más allá del cual, aunque se
añadan más miembros, el incremento de la productividad del grupo será irrelevante.
Cuando la tarea es conjuntiva, todos los miembros del grupo deben llevarla a cabo, por lo
que la productividad grupal depende del miembro menos competente. La investigación
ha permitido comprobar que en las tareas conjuntivas, cuanto mayor es el grupo, la proba-
bilidad de que logre realizar la tarea disminuye.
• Shaw (1983) realiza una clasificación con seis características que diferencian las tareas de
grupo, entre las que cabe destacar las tres últimas que tienen que ver con las relaciones
entre la tarea y el grupo: a) requerimientos intelectuales versus manipulativos de la tarea;
b) dificultades de la tarea; c) interés intrínseco; d) familiaridad de la población; e) multi-
plicidad de la población versus especificidad; y f) requerimientos de la cooperación. Para
Shaw el rendimiento grupal varía con el tamaño del grupo. La eficacia aumenta junto con MOD 2
el tamaño del grupo hasta un máximo cuando la tarea es aditiva o disyuntiva, aunque el
crecimiento no sea tan elevado como el aumento de los recursos del grupo. La eficacia
suele disminuir cuando la tarea es conjuntiva.
Shaw (1983) afirma que el grupo necesita un periodo de tiempo largo para desarrollarse y no
suele culminarse completamente este proceso de crecimiento. Asimismo, el ritmo de desarrollo
es variable, rápido al principio (estructuración y organización) y con diferentes ritmos en el resto
de las fases. Algunos trabajos de investigación han comparado las fases de los grupos de solu-
ción de problemas (Bales y Strodtbeck, 1951) y los T-Groups (Bennis y Shepard, 1956) y han
llegado a las siguientes conclusiones:
a) Los grupos de solución de problemas pasan por tres fases: orientación, evaluación y control.
La orientación indica que los miembros del grupo ponen en común la información disponi-
ble y pertinente para la solución del problema. La evaluación supone que los miembros del
grupo juzgan la información disponible y las soluciones alternativas para la resolución del
problema. El control se refiere a las normas vigentes entre los miembros en el entorno gru-
pal. Así, analizadas las interacciones con el sistema de Bales se presentaron las fases en el
orden previsto, pues el 47% de las interacciones de orientación ocurrió en la fase primera (de
orientación), el 36% de las interacciones de evaluación en la fase intermedia (de evaluación)
y el 40% de las interacciones de control en la tercera fase (de control).
MOD 2
Bennis y Shepard afirman que algunos grupos logran avanzar y resolver los problemas de
estas seis fases por lo que acceden a una comunicación válida, pero otros quedan estancados en
algunas de las fases y no logran sus objetivos. Para Shaw (1983) las características del desarrollo
grupal en ambos tipos de grupos son muy similares, pues en ambos grupos los miembros inten-
tan orientarse y organizar la información para solucionar los problemas y lograr los objetivos.
Napier y Gershenfeld (1980) indican que cada grupo es único y que, por tanto, las fases y
pautas de desarrollo de cada grupo son diferentes. Sin embargo, siguiendo sus planteamientos
se pueden establecer cinco fases:
• Fase I. El principio del grupo. Los miembros del grupo tienen expectativas, incluso
antes de incorporarse al grupo. Es un periodo de prueba, de inhibición, de estar vigi-
lantes, de sopesar las ventajas e inconvenientes, de pérdidas y ganancias, etc. Es un clima
inicial caracterizado por la esperanza y la ansiedad, la duda y la vacilación.
• Fase II. Movimiento hacia la confrontación. Los miembros del grupo se van conocien-
do, caen las resistencias y aparecen comportamientos característicos de miembros del
grupo. Las conductas de los miembros del grupo están relacionadas y tamizadas por la
autoridad, el poder, el liderazgo, los sistemas de control, etc. Aparecen conflictos y los
problemas se polarizan y ponen a prueba las relaciones de influencia y el prestigio personal.
El grupo se centra en problemas de estatus, prestigio y poder, y los que antes eran proble-
mas referidos al contenido de la tarea ahora se convierten en problemas personales.
• Fase III. Compromiso y armonía. Se pretende interceptar la hostilidad, reanudar la
comunicación y centrarse en la ejecución de la tarea. Se busca la cooperación y se rechaza
la competición entre los miembros del grupo. No se afrontan los problemas personales y
su incidencia en el grupo; la eficiencia grupal decrece progresivamente y aumenta la ten-
sión, el conflicto y la desilusión. Un subgrupo quiere centrarse en la tarea y el otro en lo
personal, lo que genera tensión y conflicto.
• Fase IV. Unión de componentes emocionales y de tarea. Los miembros se ven urgidos
a comprometerse porque afloran los problemas latentes y es preciso su afrontamiento. El
grupo se plantea y reflexiona sobre los roles de los miembros, el liderazgo, la comunica-
ción, la eficiencia en la ejecución de la tarea, la toma de decisiones, etc. El grupo es cons-
ciente de que su pervivencia supone aumentar la responsabilidad personal y grupal para
resolver los problemas de tarea y los problemas socioemocionales.
• Fase V. Solución y repetición del ciclo. Los grupos eficientes no están libres de tensiones
y conflictos. La madurez del grupo se revela por su nivel de eficacia, es decir, por la capa-
cidad para resolver los conflictos con rapidez y el mínimo gasto de energía.
Para Napier y Gershenfeld (1980, 269) el grupo alcanza la madurez si es capaz de detener el
ciclo de acontecimientos deteriorantes, explorando los posibles factores causales y proporcio-
nando luego por lo menos soluciones temporales durante el periodo de ajuste. Afrontando los
problemas que tienden a debilitar al grupo, será reforzada una norma de solución de problemas
positiva y constructiva que reducirá la duración y la intensidad del ciclo regresivo. MOD 2
Por último, para cerrar este epígrafe recogemos en el siguiente cuadro los once elementos
identificativos de un grupo con éxito según el planteamiento de Napier y Gershenfeld:
ACTIVIDADES
1. Realizar un cuadro en el que se recojan los distintos tipos de grupos propuestos en el módulo,
conforme a las especificaciones del anexo 1.
2. Elaborar una definición de cohesión de grupo en la que se hagan constar los puntos fuertes
y débiles, conforme a las especificaciones del anexo 2.
3. Construir un mapa conceptual con las aportaciones más relevantes de los distintos enfoques
teóricos al estudio de los grupos.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Sociological Perspectives. New York: Basic Books, 320-343.
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Abnormal and Social Psychology, 46, 485-495.
BANY, M. y JOHNSON, L. (1973). La dinámica de grupo en la educación. Madrid: Aguilar.
BARRIGA, S. (1982). Psicología del grupo y cambio social. Barcelona: Hora. MOD 2
BENNIS, W. G. y SHEPARD, H. A. (1956). A theory of group development. Human Relations,
9, 415-437.
BIDDLE, B. (1979). Role Theory: Expectations, Identities and Behaviors. New York: Academic Press.
BLEGER, J. (1980). Temas de Psicología: Grupos. Buenos Aires: Nueva Visión.
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CROSBIE, P. V. (1975). Interaction in Small Groups. New York: MacMillan.
DE VISSCHER, P. (1991). Us, avatars et métamorphoses de la dynamique des groupes. Grenoble:
Presses Universitaires de Grenoble.
FERNÁNDEZ PRADOS, J. S. (2000). Sociología de los Grupos Escolares: Sociometría y Dinámica de
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FORSYTH, D.R. (1990). Group Dynamics. Belmont: Brooks/Cole.
HACKMAN, J. R. (1968). Effects of task characteristics on group products. Journal Experimental
Social Psychology, 4, 162-167.
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Experimental Social Psycology. New York: Academic Press, vol.8.
HOMANS, G.C. (1961). El grupo humano. Buenos Aires: Universitaria.
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
1. La Teoría de campo desarrollada por Kurt Lewin plantea el estudio de distintos aspectos del
grupo. Señala entre estas opciones la respuesta incorrecta.
a) Las fuerzas de cohesión entre los miembros.
b) Las condiciones materiales y sus efectos en la eficacia del grupo.
c) Las fuerzas que se ejercen sobre el sujeto como parte del grupo.
MOD 2
4. Moreland concreta distintos mecanismos que explican la formación de los grupos. Señala la
respuesta incorrecta:
a) Integración estructural.
b) Integración cognitiva.
c) Integración ambiental.
5. Señala la estructura que se refiere a las relaciones afectivas que desarrollan los miembros de
un grupo, según las tres dimensiones de rol establecidas por McGrath:
a) Estructura de comunicación.
b) Estructura de camaradería.
c) Estructura de poder.
7. Jackson manifiesta que una variable relativa a la composición del grupo está relacionada con
el grado de homogeneidad y heterogeneidad de los miembros del grupo.
V F
1. b
2. c
3. c
4. a
5. b
6. V
7. V
MOD 2
8. V
9. F
10. F
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Medio: mundo que existe alrededor del individuo, exterior al organismo y con el que efectúa
intercambios.
T-Group: grupo que reúne entre diez y doce miembros que no se conocen para una discu-
sión libre e informal durante un corto periodo de tiempo para sensibilizarles en los problemas MOD 2
de la comunicación.
ANEXOS
ANEXO 1
Actividad 1
MOD 2
ANEXO 2
Actividad 2
CLIMA DE GRUPO E
INTERACCIÓN EN EL AULA
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
OBJETIVOS DEL MÓDULO
ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS
EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS
1. Interacción social y procesos de socialización del grupo.
1.1. Evolución histórica y estudios realizados.
2. Concepto de clima.
2.1. Dimensiones del clima de grupo.
3. Procesos de interacción en el aula.
3.1. Interacción en el aula.
3.2. Interacción profesor-alumno.
3.3. Interacción alumno-alumno.
ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía complementaria
Referencias bibliográficas
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
GLOSARIO DE TÉRMINOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
MOD 3
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
En el presente módulo pretendemos abordar algunos temas relacionados con los procesos
interactivos y el clima escolar, no como dos procesos opuestos sino como elementos que se
influyen y que juegan un papel fundamental en la socialización de la persona. La interacción
social es uno de los elementos decisivos a la hora de definir el clima del aula que condiciona el
logro de los fines educativos y sociales y configura la estructura del grupo. La interacción social
es un aspecto central de los procesos de socialización humana, pues en la confrontación con
los otros el sujeto configura la propia imagen y la de los otros, se definen los roles, las compe-
tencias y las responsabilidades que se necesita asumir tanto en el proceso individual como grupal.
Los procesos de interacción social facilitan el aprendizaje de las destrezas sociales, hacen
posible la aceptación social y el mutuo intercambio, permiten la construcción de un sistema de
valores, fomentan los sentimientos de pertenencia al grupo e incrementan los niveles de segu-
ridad y confianza en sí mismos y en los otros.
El clima es un elemento clave en el estudio de los grupos y del grupo escolar en particular,
porque se convierte en un elemento decisivo para explicar el comportamiento individual y gru-
pal. Es importante clarificar el concepto de clima porque es un concepto complejo, impreciso
y ambiguo. Además, estudiamos los tipos de clima y sus dimensiones y las posibilidades de
modificación del clima escolar.
MOD 3
El estudio de la interacción social, como afirma Justicia (1986), hace referencia al aspecto
central de la socialización, pues el ser humano es un ser social que nace en un estado de inde-
fensión y no puede vivir sin la ayuda de los demás. Es a partir del contacto y la confrontación
con los otros cuando las personas comienzan a configurar una imagen de sí mismas y de los
otros, de los roles que han de desempeñar y de las competencias y responsabilidades que deben
asumir en el ámbito individual y grupal.
En el proceso de socialización, como exponen Torregrosa y Fernández Villanueva (1984,
421), cada sociedad, cada cultura, dispone de un repertorio propio de normas, valores, configu-
raciones perceptivas, cognitivas y tipos de respuesta conceptual y afectiva a los estímulos inter-
personales. Cada individuo que nace como miembro potencial de dicha sociedad o cultura, se
ve en la necesidad de actuar de acuerdo con dichas normas, hacer suyos tales valores, adquirir
determinadas configuraciones o estilos cognitivos e interiorizar unas peculiares formas de respues-
ta a los estímulos interpersonales.
En esta línea, Ovejero (1990) considera que los procesos de interacción social contribuyen a
facilitar el aprendizaje de destrezas sociales; ofrecen un contexto que posibilita la aceptación
social, la participación en actividades grupales y la adquisición de un sistema de valores, y
permiten fomentar y desarrollar el sentimiento de pertenencia a un grupo, incrementando la
confianza y la seguridad en sí mismo y en el resto de los miembros del grupo
Como indica French (1992), la interacción social es un punto de encuentro de diversas disci-
plinas sociales, entre las que destacan la psicología, la sociología, la lingüística, etc., que origina
un gran número de investigaciones centradas, principalmente, en la naturaleza de la interacción
social que se produce en el aula y en los problemas que se derivan de su conceptualización y
estudio.
Para facilitar la comprensión de los procesos de interacción social es importante señalar los
diferentes paradigmas que se han propuesto para explicar el desarrollo social del niño, y que
Schaffer (1989, 14) resume en las siguientes afirmaciones:
• El desarrollo social como adquisición de competencias individuales, centrando la atención de
los estudios en el niño como individuo, sin hacer referencia explícita al contexto social en
que éste actúa.
• La determinación de las influencias ambientales que moldean el desarrollo determinó que se
acudiera a los aspectos del ambiente del niño que podían suponerse de mayor efecto en el
curso de su desarrollo.
MOD 3
• El desarrollo social como formación de relaciones, es decir, un paradigma interaccionista que
combina las características de los niños y las de las personas que lo rodean.
• La interacción social como contexto del desarrollo social, pues los apegos son relaciones, y
las relaciones son lazos duraderos que surgen de episodios interactivos específicos.
Por otra parte, Rubin (1980) destaca tres elementos de interacción positiva que influyen en
la conducta de los miembros del grupo: a) la facilitación del aprendizaje de habilidades sociales
y destrezas; b) el contexto apto para la interacción social que permite al niño establecer compa-
raciones de sus logros con los de los otros; y c) la relación con los iguales fomenta y desarrolla
el sentimiento de pertenencia a un grupo e incrementa la seguridad y confianza en sí mismo y
en el resto de miembros que conforman el grupo.
Para Ovejero (1990), las revisiones llevadas a cabo por distintos autores como Hayes,
Michels, Johnson y Johnson, Johnson, Maruyama y cols., Slavin, etc. ponen de manifiesto la
importancia de la interacción social para el desarrollo del individuo, para su socialización y adap-
tación al contexto y para el aprendizaje de roles sociales. Los datos obtenidos indican que cada
MOD 3 vez son menos los que dudan de la eficacia de la interacción para el aprendizaje y de que tal efi-
cacia está en función del conflicto sociocognitivo que produce (Piaget y la Escuela de Ginebra)
y los efectos de la colaboración (Vygotsky). Concretamente, en los últimos años las diferentes
perspectivas que han tratado de describir los procesos de interacción en el aula confluyen hasta
configurar un nuevo paradigma de investigación, denominado aproximación sociolingüística al
estudio de la interacción y de su influencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje (Ovejero,
2000 y García, Traver y Candela, 2001).
Garton (1994) afirma que los resultados de las investigaciones señalan que los contextos
comunicativos y participativos generan aspectos potentes que favorecen la interacción social y
considera que el lenguaje es uno de los principales mecanismos de la interacción más por sus
componentes comunicacionales que por los estrictamente lingüísticos. Esta nueva perspectiva
acentúa la dimensión comunicativa del aula, lo que permite, tanto al profesor como a los alumnos,
comunicarse e interaccionar mediante la regulación operativizada por una serie de normas.
El estudio de las interacciones y del clima en las instituciones humanas entronca con las teo-
rías psicosociales y, especialmente, con el modelo interaccionista desarrollado por Kurt Lewin
y Murray en Estados Unidos durante los años treinta. Es precisamente Lewin (1958) quien
introduce el concepto de atmósfera psicológica como una propiedad de la situación, como un
todo; y destaca la importancia de la subjetividad de la persona en la comprensión de su espacio
vital (Cornejo y Redondo, 2001).
El primero que empleó el término clima para referirse al tono emocional del aula fue Withall
en 1949. Desde el modelo interaccionista se estudian las complejas asociaciones entre personas,
situaciones y resultados, definiendo la conducta personal como una función de un proceso con-
tinuo de interacción multidireccional o de feedback entre el individuo y las situaciones en que se
encuentra. Por otra parte, Cornell y cols. (1952) desarrollaron un trabajo pionero en el estudio
del clima, donde se recogían datos relativos al clima de aula e intentaban describir las diferen-
cias entre escuelas y sistemas escolares. Las principales variables que se observaron fueron la
organización social, la iniciativa del alumno, el tipo de contenido, la competencia en la presen-
tación y desarrollo de las materias y el clima profesor/alumno.
Las innovaciones más importantes en el estudio del clima se producen a partir de la década
de los setenta del siglo pasado, en que se intentan superar las simples descripciones de clima y
se abordan con profundidad las relaciones entre el comportamiento en el aula y las respuestas
de los alumnos.
Como resultado de los trabajos realizados por Mead, Schutz, Husserl, Simmel y Blummer y
Garfinkel (Rock, 1979 y Letter, 1980), se constata que los alumnos aprenden mejor mediante
las interacciones que se producen entre compañeros y profesores y la calidad del contexto en el
que se desarrolla de forma gradual la socialización.
En síntesis, podemos afirmar que del propósito de los estudios iniciales orientados a la des-
cripción de las variables, se ha pasado a poner de relieve las relaciones existentes entre el clima
de aula y las respuestas y conductas que desarrollan los alumnos. Por esta razón, en los últimos
años se ha incrementado el interés por identificar y caracterizar las dinámicas de funcionamiento
de las instituciones escolares que mejoran los aprendizajes (Reynolds y otros, 1997).
MOD 3
2. CONCEPTO DE CLIMA
Cuando se trabaja con un grupo de personas, sobre todo en el grupo de clase, durante un
tiempo suficiente que permita el conocimiento y la interrelación mutua, se genera un clima de
grupo, es decir, un clima de clase singular que caracteriza sólo a ese grupo. El problema plan-
teado es que, a pesar de su importancia, es un concepto ambiguo que ha sido utilizado de forma
diferente y que tiene que ver tanto con las definiciones que pueden encontrarse como con la
gran cantidad de variables que han sido utilizadas para describir o medir el clima en diferentes
contextos.
En cuanto a las múltiples definiciones de clima, Anderson (1982) identifica cuatro concep-
ciones que pueden ser consideradas como posturas teóricas y que recogemos en el siguiente
cuadro:
Para Fernández-Ballesteros (1987), el clima es el tono o atmósfera general del centro o del
aula percibido fundamentalmente por los estudiantes en el que intervienen variable físicas, orga-
nizativas, conductuales e interpersonales. Estas variables interpersonales deben considerarse
como las variables que configuran el clima: estructura social, redes sociométricas, diferencias de
roles, estereotipos, relaciones intergrupales, etc. En esta línea, Genovard y Gotzens (1990) defi-
nen el clima como un tono emocional concomitante a la interacción personal en el aula que no
sólo ejerce una influencia notable en los aspectos emocionales y afectivos sino también en el
rendimiento académico.
La definición de clima de Huertas y Montero (2001), es importante en la medida que engloba
los conceptos básicos que sobre clima hemos tratado y lo definen como un conjunto de valores,
normas, creencias y objetivos que se transmiten en el aula, constituyen el clima social predomi-
nante y guían las relaciones personales. El clima se dota de significado en virtud del tipo de rela-
ción que se genera entre profesores y alumnos y entre alumnos y alumnos.
De la Orden (1991, cit. por Martín Bris, 1999) afirma que el clima constituye un modelo de
interacción y de relaciones que contribuye directamente a definir los grupos y su actividad. Así,
el clima se puede definir como el conjunto de matices y tonalidades afectivas que caracterizan
las acciones y relaciones que se establezcan o se desarrollen entre los miembros de un grupo.
A la vista de la diversidad de concepciones sobre el clima es aconsejable buscar una defini-
ción sobre clima institucional que sea lo bastante amplia como para integrar y hacerla compatible
con los aspectos apuntados. Este planteamiento permite entender el clima como el conjunto de
características psicosociales de un centro educativo o de un aula que incluye elementos estructu-
rales, personales y funcionales que, integrados en un proceso dinámico, confieren un peculiar
estilo que condiciona los procesos de enseñanza-aprendizaje. En síntesis, lo que define el clima
MOD 3 es la percepción que tienen los sujetos acerca de las relaciones interpersonales que se establecen
en el contexto o marco en el cual estas interacciones tienen lugar (Cornejo y Redondo, 2001).
Respecto a la tipología se han considerado tres tipos de climas: autoritario, democrático y
permisivo o laissez-faire, asociados al tipo de control de la autoridad y de la gestión del aula
(Huertas y Montero, 2001). Cada uno de los tipos tiene sus puntos fuertes y débiles. Así, un
marco muy restrictivo o autoritario genera poca autonomía, incrementa la sensación de control
y aumenta la ansiedad y el miedo a la hora de actuar; algo parecido ocurre en contextos muy
permisivos en los que se acaba percibiendo más que libertad, descreimiento y se acostumbra a
manejar discursos contradictorios que generan tanta o más ansiedad que el modelo autoritario.
La alternativa más propicia es el estilo democrático que busca un clima más optimista y positivo,
las relaciones se enmarcan en el compañerismo y se diferencia del permisivo en que el profesor
ejerce un cierto nivel de control sobre la clase.
Por ultimo, es importante mencionar el modelo teórico elaborado por Moos (1979, cit. por
García, Traver y Candela, 2001) que ha permitido construir una escala de medida de gran uso
en la investigación en contextos escolares. Este modelo se basa en el diseño de un marco teó-
rico integrador en el que coexisten dos sistemas, uno ambiental y otro personal. En el sistema
ambiental las variables que lo integran son el escenario físico, los factores organizacionales, el
colectivo humano y el clima social. Para Moos, estas variables se influyen mutuamente y afectan
a los resultados educativos. El sistema personal está formado por características individuales
relativas a la edad, el género, los intereses, los valores, etc. que ayudan a explicar las respuestas
de las personas en un contexto determinado; qué significa para ella ese ambiente y de qué meca-
nismos dispone para adaptarse a él.
Además, Moos consideró seis tipos de agrupaciones básicas representativas de las tendencias
en el clima de aula y las denominó: a) clases orientadas hacia la innovación; b) clases orientadas a
la relación estructurada; c) clases orientadas a la tarea con apoyo del profesor; d) clases orientadas
a la competición como apoyo; e) clases orientadas a la competición desmesurada; y f) clases
orientadas al control del profesor.
MOD 3
Anderson (1982) expone tres dimensiones del clima escolar: a) climas coherentes versus
incoherentes, basados en la evaluación de actividades específicas; b) climas abiertos versus climas
cerrados, según las características y el compromiso del director y del profesorado; y c) climas
robustos versus no robustos, en función de la tensión que genera la calidad de la estructura.
Las dimensiones de clima que hemos expuesto pueden parecer abstractas y difíciles de con-
cretar, pues se basan en la percepción subjetiva de los participantes; por esta razón, es necesa-
rio utilizar instrumentos como la Escala de Clima Escolar (SES) diseñada por Marjoribanks (1980)
para concretar la medida del clima.
En cuanto a la modificación del clima escolar, es necesario cambiar aspectos que tradicional-
mente se han considerado básicos en cualquier situación educativa como los roles y la conside-
ración que merecen todos y cada uno de los participantes, las relaciones que se establecen y la
percepción de cómo se ejerce el gobierno del aula. Para ello, como manifiestan García, Traver
y Candela (2001), se deben utilizar modelos con una menor estructura jerárquica en los que las
• Los factores que caracterizan a las escuelas eficaces podrían integrarse en los constructos de
clima escolar y tiempo real de aprendizaje, siendo sus elementos clave la frecuencia y calidad
de las interacciones que tienen lugar.
• Los procesos psicosociales y las normas caracterizan las interacciones que se desarrollan en
la institución escolar.
En definitiva, podemos afirmar que el proceso educativo tiene su origen en los procesos de
interacción que se establecen entre los sujetos y el contexto en que se desarrollan, generando
cambios en el modo en que la persona percibe el entorno y la forma que interviene sobre él.
Desde esta perspectiva, como señalan García, Traver y Candela (2001), lo que pretende la edu-
cación es optimizar el conjunto de variables que configuran la interacción: intrapersonales,
interpersonales y organizacionales.
Una definición precisa que englobe los aspectos que implica el proceso de interacción es la
planteada por García, Traver y Candela (2001), que lo consideran como un proceso en el que
las personas se influyen recíprocamente mediante un intercambio de pensamientos, sentimientos
y reacciones. Este proceso no se desarrolla de forma lineal sino de forma circular y no siempre
genera los mismos efectos entre las partes implicadas. Parsons (1951, cit. por Marrero, 1992)
establece los patrones que configuran los tipos de interacción que a continuación señalamos:
a) Interacción afectiva-no afectiva. La interacción afectiva es aquélla en la que la expresión de los sen- MOD 3
timientos por parte de los alumnos es aceptada y reforzada por los compañeros, mientras
que la interacción no afectiva supone la represión de la expresión de los sentimientos posi-
tivos o el dominio de los sentimientos negativos.
b) Interacción individual-colectiva. En la interacción individual predominan los intereses particulares
sobre los colectivos, en contraste con el aula que se caracteriza por un mayor clima de cola-
boración en la realización de objetivos comunes.
c) Interacción universal-particular. En la interacción universal no se tienen en cuenta las caracterís-
ticas individuales de los miembros del grupo y el trato a los compañeros es uniforme; por el
contrario, en la interacción particular se tienen en cuenta las características y peculiaridades
de cada uno de los compañeros del grupo.
d) Interacción hacia el rendimiento-adscripción. En la interacción hacia el rendimiento se asumen de
forma positiva las posibilidades de los otros, pero en la interacción por adscripción, la ten-
dencia apunta a la asignación de estatus que limitan los deseos de los sujetos.
e) Interacción específica-difusa. En el aula que domina la interacción específica los alumnos se inte-
resan por temas de carácter personal o interpersonales mientras que, en las que prevalece la
interacción difusa, los alumnos se centran en temas estrictamente curriculares.
El trabajo de Jackson, La vida en las aulas, como señala Díaz-Aguado (1996), es pionero en la uti-
lización de la metodología observacional en la escuela, proporcionando una gran información
sobre las interacciones educativas en condiciones naturales y detectando dos tipos de currículum:
uno oficial (explícito) y otro no explícito (oculto) que los alumnos aprenden de forma más sutil.
Otro aspecto importante se centra en la variable expectativa o efecto Pygmalión, que, como
indican Genovard y Gotzens (1990), es un aspecto básico en las interacciones profesor-alumno,
ya que ejerce una gran influencia sobre el rendimiento y el propio desarrollo personal e intelec-
tual. Good y Brophy (1987, cit. por Genovard y Gotzens, 1990) conceptualizan las expectativas
del profesor como las inferencias que éste ejerce sobre el comportamiento o el éxito académi-
co futuro de sus alumnos, basándose en el conocimiento que de ellos posee en un momento
determinado. No obstante, Huertas y Montero (2001) afirman que si bien las expectativas son
un hecho real, no siempre son determinantes en el resultado de las acciones pues, aunque son
parte del sesgo de las conductas de los profesores o de los alumnos, no siempre explican las
actuaciones en su totalidad; lo que un alumno realiza en clase no depende exclusivamente de las
expectativas, también es decisivo lo que sabe, lo que aprende, etc.
La representación que el profesor tiene de sus alumnos, lo que piensa y espera de ellos, y las
intenciones y capacidades que les atribuye, es un filtro que le lleva a interpretar y a valorar los
procesos de sus aprendizajes de forma diferente e, incluso, puede modificar el comportamien-
to de los alumnos. Cuando el profesor indica que el alumno tiene una actitud positiva y que se
esfuerza por realizar su trabajo, lo que manifiesta realmente es que el alumno se adecúa a las
expectativas reguladas por la institución. Del mismo modo, la representación que los alumnos
tienen de su profesor, lo que piensan y esperan de él y las capacidades e intenciones que le atri-
buyen, condicionan en gran medida su interpretación de todo cuanto hace y dice. No es única-
MOD 3 mente la existencia de una expectativa, sino el repertorio de comportamientos del sujeto lo que
conduce a dichas expectativas, ya que si la respuesta a la expectativa es la esperada, se origina
un patrón de interacción profesor-alumno con efectos previsibles.
Dentro de las principales fuentes de información que el profesor tiene para formar estas
representaciones, la más inmediata es la observación directa, donde las expectativas podrán
verse afectadas por el rendimiento del alumno, su comportamiento, su apariencia física, raza,
sexo, discapacidad, lenguaje, etiquetas diagnósticas, etc. No obstante, también el profesorado
puede contar con fuentes de información previas, como los expedientes académicos, los tests
de rendimiento o la información (sesgada en la mayoría de las ocasiones) que le proporciona el
profesorado de cursos anteriores. Después de estas fuentes de información que poseen un marca-
do carácter inicial, existe otra fuente que resulta de la observación continuada y que puede reforzar
la impresión inicial o puede modificarla.
Es importante considerar que en la formación de expectativas por parte del profesor se han
estudiado con detenimiento las siguientes variables:
a) Atractivo físico: es un determinante de las expectativas del profesor, tanto respecto de la eje-
cución académica como de las relaciones sociales.
b) Sexo: no es un determinante de las expectativas del profesor respecto de la ejecución acadé-
mica pero si respecto de las relaciones sociales.
c) Clase social: es uno de los elementos más importantes en la formación de expectativas por
parte del profesor.
d) Conducta del alumno: es un aspecto determinante en la formación de expectativas por parte
del profesor.
En esta línea, Darley y Fazio (1980, cit. por Genovard y Gotzens, 1990) establecen una
secuencia cíclica de acontecimientos sobre cómo los profesores desarrollan las expectativas en
relación a los alumnos y cómo estos las perciben e interpretan y que, por su claridad, recogemos
en el siguiente gráfico.
MOD 3
Como podemos apreciar, el profesor desarrolla sus expectativas como resultado de sus
observaciones, creencias y estereotipos, etc., y construye estrategias para la acción, actúa con
cada alumno de acuerdo con el resultado de las mismas y reconstruye o modifica sus expecta-
tivas teniendo en cuenta las respuestas del alumno. De la misma manera, los alumnos interpre-
tan el significado de la acción del profesor en función de las creencias que tengan sobre sí mismos,
actúan de acuerdo con su propia percepción de la situación e interpretan sus acciones, lo que
incidirá sobre su autoconcepto o sobre su autoimagen. Estas respuestas proporcionan nuevos
datos al profesor que le sirven para confirmar o modificar sus expectativas originales.
La formación de expectativas negativas se produce cuando el profesor está demasiado pen-
diente de lo que espera de los alumnos lo que distorsiona lo que observa al no coincidir con lo
que esperaba, ya que las expectativas tienden a retroalimentarse por sí mismas. Como señala
Díaz-Aguado (1983), la creación excesiva de expectativas positivas puede tener efectos contra-
producentes como consecuencia de la decepción que a menudo producen cuando no se pueden
cumplir, llegando a infravalorarse los cambios producidos.
Las expectativas también se pueden ver condicionadas por el proceso de categorización de
alumno ideal que cada profesor construye en el transcurso de su experiencia docente. Los rasgos
que aparecen están presentes en esa imagen idealizada del alumno respecto de las normas esta-
blecidas, esfuerzo, constancia y, sobre todo, rendimiento académico. Díaz-Aguado (1996) dife-
rencia entre el proceso normal de formación de expectativas que se genera a raíz de la propia
evaluación del alumno y los procesos de influencia de estereotipos y prejuicios que autogenera.
Genovard y Gotzens (1990) recogen dos grupos de variables que explican y matizan los efec-
MOD 3 tos de las expectativas: contextuales y personales. Respecto a las variables contextuales señalan
las siguientes:
• El curso o nivel (pueden esperarse efectos más intensos en los alumnos más pequeños ya
que no poseen todavía un patrón de atribución de causalidad).
• El número de profesores que tiene el alumno (cuando el alumno tiene un solo profesor, las
expectativas se comunican en función de la calidad de las interacciones; cuando se tienen
varios profesores, las expectativas se comunican por el número de interacciones).
• La época del año (los mayores efectos de las expectativas deben esperarse al inicio del curso
escolar).
• El tipo de materia (se describen efectos más intensos en las materias en las que se trabaja
lengua o matemáticas).
• El tipo y naturaleza de la estructura social en la que se produce el aprendizaje (cuanto más
rígido, competitivo y centrado en el logro de los objetivos sea el entorno, más probable será
observar las expectativas negativas).
Al referirse a las variables personales enumeran las siguientes que recogemos a continuación:
• Los profesores proactivos, que se caracterizan por dejarse guiar por sus propias creencias
sobre lo que es adecuado y razonable en cuanto al establecimiento de objetivos tanto para el
conjunto de la clase como para alumnos concretos, ofrecen una mayor probabilidad de ejercer
efectos positivos sobre sus alumnos a partir de sus expectativas.
No obstante, hemos de tener en cuenta que las expectativas constituyen un fenómeno nor-
mal y surgen de forma espontánea. Los conflictos se generan cuando la rigidez con que se mani-
fiestan afectan a la conducta y al desarrollo de los alumnos y a las conductas del profesor.
Para analizar la interacción, Brophy y Good (1974) elaboran un sistema centrado en la reco-
gida de cuatro parámetros de interacción profesor-alumno: los contactos del profesor con el
alumno, las respuestas demandadas por el profesor, la calidad de las respuestas y el feedback del
profesor después de la respuesta emitida por el alumno, como se recoge en el siguiente cuadro:
MOD 3
Para el profesor el uso de los sistemas de interaccción es muy importante porque le ayudan
a descubrir, controlar y mejorar su conducta docente y, como consecuencia, su autoconcepto,
el clima del aula y el rendimiento académico de los alumnos.
Flanders (1977, 59) establece un sistema de categorías para analizar las interacciones verbales
en el aula que ha permitido la realización de muchos trabajos empíricos de indudable valor en
el campo educativo. Por esta razón, lo recogemos en el siguiente cuadro sistematizado por
Gutiérrez (1990, 97-98).
MOD 3 Para Gutiérrez (1990, 99) la característica principal de este sistema de categorías radica en el
análisis de iniciación y respuesta. Tomar la iniciativa significa hacer el primer movimiento, res-
ponder significa pasar a la acción siguiendo una iniciativa ajena. En la mayoría de las situaciones
de clase, se espera que el profesor dé muestras de una mayor iniciativa que el alumno. Por esta
razón, Flanders dedica un mayor número de categorías referidas a la conducta del profesor.
La interacción también puede analizarse desde la descripción del curso comunicativo y debe
incorporar los elementos que recogemos en el siguiente cuadro elaborado a partir de las apor-
taciones de Cazden (1986) y Gutiérrez (1990).
MOD 3
socialización en general, sobre los efectos de la interacción entre iguales, sobre los procesos cogni-
tivos y, en menor medida, en los procesos de aprendizaje.
Igualmente, existe un consenso por parte de los investigadores para considerar que las rela-
ciones que mantienen los alumnos con sus propios compañeros son de gran importancia para
su adaptación personal, social y escolar y que, cuando se establecen adecuadamente, proporcionan
elementos positivos para el desarrollo personal, escolar, social y familiar. Desde la perspectiva
socio-grupal, Díaz-Aguado (1996) destaca la influencia de los iguales en la transmisión de las
normas culturales y el papel de los compañeros y el profesor en la conformación de la perte-
nencia al grupo para conseguir la adaptación social, lo que configura un determinado perfil de
alumnos, adaptados o rechazados, que incide de forma decisiva en la conformación de la estruc-
tura propia de cada grupo.
Respecto a la interacción, establece tres consideraciones fundamentales que recogemos a
continuación: a) las relaciones entre compañeros representan el contexto principal en el que se
desarrolla la competencia social y en el que se ensayan la mayoría de las habilidades necesarias
para una adecuada adaptación en la vida adulta; b) al llegar a la escuela todos los alumnos no
están capacitados para relacionarse adecuadamente con otros niños; y c) asumir simultáneamente
los dos elementos anteriores supone la existencia de un proceso recíproco entre la interacción
con los compañeros y la competencia social.
Ovejero (1990) distingue tres formas de interactuar entre los alumnos en la escuela: a) pueden
competir entre sí para ver quien es el mejor; b) pueden trabajar individualmente para conseguir
sus metas sin prestar atención alguna a los demás compañeros; y c) pueden trabajar cooperati-
vamente de forma que cada uno está tan interesado en el trabajo de los otros compañeros como
en el suyo propio.
MOD 3
Por último, para comprender la dirección en la que se orientan los estudios sobre las relaciones
entre los alumnos es importante tener en cuenta que las variables que afectan a la organización
cooperativa de las tareas siguen siendo en gran medida desconocidas. En este sentido, muchos
autores destacan algunas de las funciones especificas que se generan en este proceso y,
Fernández Prados (2000) afirma que la interacción entre iguales origina una función socializa-
dora, identificadora, referencial y capacitadora.
a) Socializadora. Se dirige especialmente a los aspectos que inciden en el aprendizaje por parte
del niño del control de los impulsos agresivos y sexuales en forma socialmente aceptable.
Esta función se consigue principalmente mediante la negociación de relaciones con los com-
pañeros donde los niños experimentan el conflicto que resulta de una conducta inaceptable.
b) Identificadora. Se centra en el papel que juegan las relaciones entre compañeros en la forma-
ción de la identidad personal, mediante el feedback y la comparación con los atributos y carac-
terísticas que recibe de los otros.
c) Referencial. El grupo de iguales proporciona un conjunto de valores y el marco de referencia
en el cual se interpreta la información determinando qué características personales se valo-
ran positivamente y cuales no, y que características se perciben como relevantes.
d) Capacitadora. Es en el grupo de compañeros donde se constituye un contexto altamente
motivador para el aprendizaje de las habilidades sociales que permite al niño vivir como
miembro de una sociedad adulta.
ACTIVIDADES
1. Indique qué elementos deben estar presentes en la interacción profesor-alumno para que se
genere un clima positivo en el aula, conforme a las especificaciones del anexo 1.
MOD 3
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ANDERSON, C. S. (1982). The search for school climate: A review of research. Review of
Educational Research, 52 (3), 368-420.
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BROPHY, J. E. y GOOD, T. L. (1974). Teacher-student relationships. New York: Holt, Rinehart and
MOD 3 Winston.
CAZDEN, C. B. (1986). Classroom discourse. En M. Wittrock, Handboock of research of educational
psychology. New York: MacMillan, 432-463.
CERE (1993). Evaluar el contexto educativo. Documento de estudio. Vitoria: MEC-Gobierno Vasco.
CORNEJO, R. y REDONDO J. (2001). El clima escolar percibido por los alumnos de ense-
ñanza media. Última Década, 15, 11-52.
DÍAZ-AGUADO, Mª. J. (1996). Escuela y tolerancia. Madrid: Pirámide.
FLANDERS, N. A. (1977). Análisis de la interacción didáctica. Madrid: Anaya.
FERNÁNDEZ, M. J. y ASENSIO, I. (1989). Concepto de clima institucional. Apuntes de
Educación. Dirección y Administración, 2, 2-4.
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Ballesteros. El ambiente. Análisis Psicológico. Madrid: Pirámide, 203-223.
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terísticas y técnicas. Madrid: Editorial CCS–ICCE.
GARTON, A.F. (1994). Interacción social y desarrollo del lenguaje y la cognición. Barcelona: Paidós.
GENOVARD, C. y GOTZENS, C. (1990). Psicología de la instrucción. Madrid: Santillana.
GUTIERREZ, E. (1990). Análisis grupal del aula. Oviedo: Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Oviedo.
HUERTAS, J. A. y MONTERO, I. (2001). La interacción en el aula. Buenos Aires: Psique.
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
1. ¿A qué aspecto o elemento se refiere Justicia cuando afirma que es el más central de la socia-
lización?
a) A la interacción entre padres e hijos.
b) A la interacción social.
c) A la interacción interpersonal e intrapersonal.
2. Según Huertas y Montero el conjunto de valores, normas, creencias y objetivos que se dis-
tribuyen en el aula son elementos explicativos de:
a) Las interacciones que se producen en el aula.
b) Las relaciones que se generan en el aula.
c) El clima del aula.
4. Un conjunto de relaciones de carácter positivo o neutro que se desarrollas entre los miembros
del grupo, se corresponde con la definición de:
a) Interacción.
b) Clima.
c) Relación.
5. Ovejero distingue tres formas de interacción alumno-alumno: pueden competir entre sí, pue-
den trabajar individualmente, y
a) Pueden trabajar cooperativamente.
b) Pueden trabajar en pequeños grupos.
c) Pueden combinar las dos anteriores propuestas.
8. Para la modificación del clima escolar es necesario que el alumnado se sienta implicado en
el escenario del aula y que el profesorado adquiera un rol no autoritario sino de ayuda no
directiva.
V F
9. En las estructuras informales sólo importa la consecución de las metas académicas.
V F
10. Para Genovard y Gotzens el número de profesores es una variable contextual que matiza el
efecto de las expectativas.
V F
1. b
2. c
3. b
4. a
5. a
6. F MOD 3
7. V
8. V
9. F
10. V
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Clima social: determinado por el grado en que las relaciones sociales entre los miembros de
un grupo homogéneo proporciona oportunidades para el desarrollo personal y reflejan la
importancia de mantener o de cambiar la organización.
Estructura grupal: sistema diferencial de posiciones y roles de un grupo. Las posiciones dentro
del grupo se encuentran ordenadas en estatus y en poder desde la cúspide a los niveles inferiores.
Interaccionismo simbólico: escuela de pensamiento psicosocial que afirma que los seres humanos
son agentes activos que, en el curso de la interacción social, plasman de forma directa, conscien-
te y deliberada su historia personal y la del mundo que los rodea. Destaca el papel que cumplen
el lenguaje y los gestos en la formación de la mente, el sí mismo y la sociedad.
Normas del grupo: reglas implícitas o explícitas que especifican lo que en el grupo debe hacer
o dejar de hacer. Incorporan los niveles de ejecución, los patrones de conducta o las creencias
establecidas como propias por el grupo. Los miembros experimentan presiones para compor-
tarse de acuerdo con las normas del grupo y, en ocasiones, el grupo utiliza sanciones positivas
o negativas para reforzar la conformidad con sus normas.
MOD 3 Proceso grupal: interacción entre los miembros de un grupo que tiene lugar cuando se reúnen
y trabajan para la consecución de un objetivo. Indica también los cambios sociales y psicológi-
cos que ocurren cuando varias personas se reúnen como grupo. Fenómenos de grupo que
cubren toda la actividad grupal desde sus inicios hasta su terminación como los patrones de
interacción, los problemas de comunicación y la manera como se toman las decisiones.
ANEXOS
ANEXO 1
ANEXO 2
MOD 3
ANÁLISIS SOCIOMÉTRICO
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
OBJETIVOS DEL MÓDULO
ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS
EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS
1. La sociometría: perspectiva histórica.
1.1. Principios y conceptos básicos.
1.2. Técnicas sociométricas y su aplicación en el aula.
1.3. Objetivos y aplicaciones de las técnicas sociométricas en el aula.
1.4. Ventajas y limitaciones de las técnicas sociométricas.
2. Test sociométrico:
2.1. Elaboración del cuestionario.
2.2. Tipos de preguntas
2.3. Aplicación del cuestionario.
3. Test sociométrico: análisis de los resultados.
3.1. Los principales valores sociométricos.
3.2. Los sociogramas.
3.3. Tipos de sociogramas.
3.4. Indices sociométricos.
3.5 Interpretación del sociograma: tipos sociométricos.
4. Tipos de pruebas sociométricas.
4.1. El test sociométrico modificado.
4.2. La técnica del autojuicio de Helen Antipoff.
4.3. Variantes de los sociogramas.
5. Informe sociométrico.
ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía complementaria
Referencias bibliográficas
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
GLOSARIO DE TÉRMINOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
MOD 4
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
En el presente módulo abordaremos el análisis sociométrico que constituye una de las téc-
nicas de mayor eficacia para analizar los procesos de interacción grupal y, en nuestro caso, de
gran importancia para el estudio de las múltiples relaciones que se generan en el aula. El análisis
sociométrico nos permite no sólo medir toda clase las relaciones interpersonales sino también
las relaciones referidas a una situación de elección. Por tanto, es necesario que todos los educa-
dores y maestros adquieran nociones sobre el uso de técnicas sociométricas, que permiten
conocer y explicar en gran medida estas interrelaciones. En el desarrollo del tema facilitamos
las herramientas para la elaboración de análisis sociométricos.
Además, concretamos algunos elementos claves de la perspectiva histórica de la sociometría
y los principios y conceptos básicos en que se fundamenta. Prestamos especial atención a los
principios de interrelación y de espontaneidad creadora y a los conceptos de tele, átomo social
y red sociométrica. Analizamos las posibilidades de aplicación de las técnicas sociométricas en el
aula y sus ventajas y limitaciones. Estudiamos el test sociométrico que es una herramienta eficaz
para el conocimiento de la estructura efectiva y afectiva del grupo de clase, planteamos los tipos
de sociogramas y su interpretación y los índices sociométricos, y prestamos atención al test
sociométrico modificado, la técnica del autojuicio, etc.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
MOD 4
La historia de la sociometría va unida a Jacob Levy Moreno y sus colaboradores que estu-
dian las corrientes simpatía/antipatía que se desarrollan en los grupos y las posibilidades de
representarlas en el sociograma. Moreno nacido en 1893 en Rumania pero ligado profesional-
mente a Viena primero y a los Estados Unidos después estudió psiquiatría en Viena, siendo discí-
pulo de Freud.
En 1933 expone su método sociométrico en la Medical Society del Estado de Nueva York, lo
que produce un gran impacto entre los asistentes. En 1934 publica su principal obra, Who shall
survive, que es considerada la piedra fundamental del movimiento sociométrico. A partir de esta
fecha, el desarrollo de la sociometría acelera su ritmo apareciendo en 1936 la Sociometric Review,
que posteriormente pasará a ser un órgano de la American Sociological Association, llamándose
desde entonces Sociometry: A Journal of Research in Social Psychology. En 1942 se funda en Nueva
York el Sociometric Institute, que cambiará posteriormente su nombre por el de Institute Moreno,
destinado especialmente a enseñar las técnicas sociométricas a sociólogos, psicólogos, antropó-
logos, profesores, etc.
La sociometría como señala Casanova (1991) facilita las técnicas apropiadas para estudiar
con precisión y representar mediante gráficos los vínculos existentes en grupos pequeños, ade-
más, permite analizarlos y utilizar los resultados en una tarea posterior de previsión, control e
intervención en el grupo. A Partir de este planteamiento, la autora concreta tres conceptos básicos:
tele, átomo social y red sociométrica:
a) Tele: simpatía o antipatía interpersonal entre dos individuos a causa de su elección o rechazo
mutuo. Antes de las investigaciones sociométricas se definía como empatía a un fenómeno
análogo pero de dirección única en el cual un individuo participaba en los sentimientos de
otro. En este sentido, Sigmund Freud llama transferencia a la proyección inconsciente de los
sentimientos del enfermo sobre otra persona. Fernández Prados (2000) considera que tele es
un fenómeno general que engloba al mismo tiempo a la empatía y a la transferencia.
b) Átomo social: está constituido por las relaciones (atracciones o rechazos) de un individuo con
los otros y supone las relaciones psicológicas de un individuo con los demás por medio de
las cuales es atraído o rechazado.
c) Red sociométrica: representa una serie de complejas interrelaciones que unen entre sí a los dife-
rentes átomos sociales. El átomo social se sitúa en el punto de convergencia de una red de
fuerzas.
Una de las técnicas básicas para el diagnóstico grupal es el análisis sociométrico y, concreta-
mente, el test sociométrico. Las técnicas sociométricas presentan distintas ventajas como la sen-
cillez de su aplicación y corrección, la cantidad y calidad de la información que proporcionan,
la utilización para el diagnostico individual y grupal en el aula, el descubrimiento de barreras
relevantes en los procesos de comunicación, etc., (Marrero, 1991).
Para Ovejero (1988), la sociometría supone un conjunto de técnicas experimentales, unas
terapéuticas o pedagógicas y otras de investigación, referidas al pequeño grupo:
a) Técnicas terapéuticas o pedagógicas: se interviene para mejorar o mantener las relaciones tanto
grupales como personales. Las tres más conocidas y utilizadas son las creadas por Moreno:
el sociodrama, el psicodrama y el role-playing.
b) Técnicas de investigación: con estas técnicas se descubren y analizan una serie de relaciones interin-
dividuales y la situación concreta de una persona dentro del grupo, y pueden ser diferentes
MOD 4 según el objetivo que persigan: test sociométrico, test de interacción, test de evaluaciones
colectivas, test de espontaneidad, test del rol, test de elección espontánea, test de percepción
sociométrica, test de comparación de pares, test ordinal, etc. Entre todas estas técnicas es el
test sociométrico el que con mayor frecuencia se aplica para explorar la estructura afectiva y
efectiva del grupo porque presenta las ventajas de precisión, simplicidad y rapidez en su uso.
• Conocer la estructura psicológica del grupo, lo que permite suprimir tensiones, aumentar la
eficacia y contribuir en la transformación del grupo.
A continuación, señalamos algunas de las aplicaciones prácticas para las que el profesor
puede encontrar ayuda con el empleo de las técnicas sociométricas en el aula. Siguiendo a
Casanova (1991) y Fernández Prados (2000) presentamos las siguientes posibilidades de aplicación
para lograr objetivos específicos:
a) Detectar problemas de inadaptación social. La existencia de elementos aislados en el grupo, no ele-
gidos o rechazados por la mayoría de los miembros, ante lo cual será necesario examinar las
causas que provocan esta marginación o descubrir también la existencia de subgrupos y
conocer sus características.
b) Determinación de estrategias metodológicas en el aula. Especialmente en los momentos previstos
para el trabajo en grupos operativos a lo largo del desarrollo de una unidad didáctica, será
un dato valioso el de la estructura social o informal del grupo en su conjunto. Es preciso
lograr, en la medida de las posibilidades, que los grupos de trabajo se ajusten a los grupos
aparecidos espontáneamente en función de las preferencias manifestadas por el alumnado ya
que los resultados suelen ser óptimos, siempre que la clase esté bien integrada y sin proble-
mas especiales. No obstante, cuando exista algún sujeto con dificultades de integración, el
conocimiento estructural del grupo servirá para incorporarlo con los compañeros que más
le puedan motivar y con los que él se encuentre más compenetrado, tanto para el estudio
como para el juego o cualquier otro tipo de actividad, y le resultará más fácil romper el ais-
lamiento. Si el grupo se encuentra dividido en subgrupos, será conveniente hablar con el líder
de cada uno y darle a conocer los beneficios que pueden derivarse de propiciar buenas rela- MOD 4
ciones entre los miembros del grupo.
c) Orientación personal y profesional de los alumnos. En el plano personal la integración del individuo
en la sociedad dependerá en buena medida de la capacidad que posea para relacionarse con
sus conciudadanos, compañeros, amigos, familiares, etc. El resultado de estas relaciones con-
diciona la felicidad o infelicidad de la persona mucho más que otros componentes de su vida.
En el plano profesional, puede resultar decisivo para el desarrollo laboral del individuo el
conocimiento de sus capacidades de relación interpersonal.
Casanova (1991) y Fernández Prados (2000) analizan las ventajas y limitaciones de las técni-
cas sociométricas y las clasifican en tres grupos en función de los aspectos de resultados, técni-
cos y éticos:
a) Resultados. La sociometría nos permite ofrecer unos resultados descriptivos y exhaustivos de
las relaciones sociales con gran precisión (numérica y cuantitativa). Además, con pocas pre-
guntas podemos obtener gran cantidad de información como muestra el test sociométrico.
No obstante, los resultados del test sociométrico no nos dan las razones y los porqué de esas
estructuras y relaciones sociales; además, los resultados pueden estar sesgados, es decir,
influenciados por una determinada circunstancia del grupo o de los alumnos que contesten
el cuestionario.
b) Técnicos. Administrar un test sociométrico es sencillo, pues no llega a media docena de pre-
guntas que no tardan más de 15 minutos en contestarse; además, se puede repetir cuando se
estime oportuno sin ningún problema, interrogando sobre cualquier aspecto de las relacio-
nes sociales entre el alumnado (elegir compañeros de juego, de trabajo en clase, para ir de
excursión, etc.). Pero a nivel técnico nos encontramos con una serie de dificultades puesto
que el análisis de los resultados se llega a convertir en una ardua tarea en el caso del test
sociométrico. Y, algo más importante es conseguir unas condiciones iniciales como la dispo-
sición del grupo a ser interrogado y un mínimo de conocimiento mutuo de los miembros del
grupo.
c) Éticos. Es imprescindible asegurar la absoluta confidencialidad de los resultados que sólo los
conocerán el profesor y orientador en su caso. La aplicación de estas técnicas tiene por obje-
to mejorar las relaciones sociales del grupo y con tal fin se usarán discrecionalmente. Pero
quedan pendientes algunos problemas de orden ético como las preguntas de rechazo u otras
relacionadas con las amistades y compañeros que pueden ser delicadas y convertirse en causa
de conflictos entre los escolares.
2. TEST SOCIOMÉTRICO
Como afirma Casanova (1991), si se quiere actuar de manera social, con métodos sociales y
con fines específicos de socialización, es imprescindible que el profesor conozca la estructura
del grupo mediante la utilización de técnicas sociométricas que le permitan corregir los posibles
desajustes de cualquiera de sus alumnos. Los trabajos realizados al respecto señalan que son preci-
MOD 4 samente los profesores que han utilizado esta técnica los que subrayan su eficacia y hablan de
la gran cantidad de información que les proporciona que, además, era con frecuencia totalmente
desconocida e incluso sorprendente.
El test sociométrico es una de las técnicas de investigación de orden cuantitativo que permi-
te explorar la estructura afectiva y efectiva del grupo, determinar el grado en que los individuos
son aceptados o rechazados en un grupo (su estatus sociométrico), descubrir las relaciones entre
los individuos y revelar la estructura del grupo mismo. Como test es una prueba compuesta por
un conjunto de preguntas que, como aclara Marrero (1992), han de corresponder a un interés
real del grupo que vamos a explorar y los criterios han de ser suficientemente amplios, de forma
que permitan la libertad y la espontaneidad y, lo suficientemente precisos, para evitar la genera-
lidad y poder obtener información significativa
Como señala Fernández Prados (2000), antes de la construcción de un cuestionario es pre-
ciso una fase de reflexión que nos ayude a tener en cuenta algunas consideraciones del grupo y
a clarificar los objetivos que pretendemos con el test sociométrico. Estos objetivos se incorporan
en un protocolo o ficha técnica que tienen las siguientes partes según atendamos a las caracte-
rísticas del grupo –internas o externas– y a las características del test:
a) Características externas o circunstanciales del grupo:
• Nombre del colegio.
• Localización o dirección.
• Curso y grupo.
• Profesor o tutor.
A continuación, presentamos un ejemplo de protocolo o ficha técnica donde se recogen las MOD 4
características internas o externas del grupo y las características del cuestionario y del procedi-
miento de administración del mismo.
El cuestionario es el instrumento que vamos a utilizar y que comprende una serie de elemen-
tos que son los siguientes: título, encabezamiento, instrucciones, preguntas y agradecimientos:
a) Título: pretende ser motivador y recoger el objetivo del test. (“Hoy tocamos a dúo”, “Formemos
un equipo para jugar”, “Mis amigos”, etc.).
b) Encabezamiento. se recogen los datos más importantes del alumno/a: nombre y edad. El sexo
se deduce del nombre así como otros datos que se puedan obtener de la ficha del alumno,
información del profesor/a o tutor/a como la etnia, origen social, etc.
c) Instrucciones: además de la claridad del test, se trata de motivar y alentar la respuesta con fra-
ses como “las siguientes preguntas pretenden ayudarnos a conocernos mejor”, “sabiendo
con quien te llevas bien podremos trabajar todos mejor”, “conocer quiénes son tus amigos
es muy importante para conocerte”, etc. En las instrucciones tiene que quedar expresado de
forma adecuada cómo responder: a) a quién se puede elegir (sólo a los del grupo-clase o tam-
bién a los de fuera); b) a cuántos puedo elegir (un número limitado o ilimitado); c) en qué
orden hay que escribir los nombres; d) escribir los nombres completos (dar a cada alumno
una lista con los nombres de los compañeros de clase); y e) garantizar el anonimato (se asegu-
rará que las respuestas sólo las sabrá el profesor/a y/o orientador/a).
d) Preguntas: las preguntas las analizaremos en el apartado 2.2.
e) Agradecimiento: es conveniente agradecer la colaboración que prestan los alumnos/as pues sin
ella no se podría realizar de forma adecuada el sociograma.
MOD 4
Para construir las preguntas hay que tener en cuenta su contenido y su forma. En cuanto al
contenido depende del objetivo del test y de lo que se pretenda evaluar. Puede ser de ámbito
afectivo, lúdico, liderazgo o de trabajo. En cuanto a las distintas formas, son tres los tipos de
preguntas que permiten medir las elecciones, los rechazos y la percepción sociométrica de elec-
ción o rechazo.
El cuestionario puede ser de carácter afectivo (psicotélico), de carácter efectivo (sociotélico)
o para analizar la percepción sociométrica (Tagiuri y Petrullo):
a) Cuestionario de carácter afectivo (psicotélico), expresado en preguntas como ¿a quién invitarías a
la fiesta de tu cumpleaños?, ¿quién te gustaría que se sentase a tu lado en la clase en el segundo
trimestre?, ¿a quién te gustaría encontrar de nuevo el próximo curso?, ¿quién te parece más
simpático?, etc.
b) Cuestionario de carácter efectivo (sociotélico), expresado en preguntas como ¿con quién te gusta-
ría estudiar?, ¿con quién te gustaría formar un grupo para realizar una tarea de clase?, etc.
En la dinámica de elecciones positivas, nosotros proponemos dos preguntas: una de carácter
sociotélico (¿a qué compañero/a elegiría para hacer un trabajo de clase?) y otra de carácter
psicotélico (¿a qué compañero/a invitaría a su casa el día de su cumpleaños?).
Los cuestionarios que permiten medir los rechazos presentan sus inconvenientes y sus ventajas.
Las ventajas son conocer las tensiones internas del grupo, las posibilidades de disgregación
y las diferencias entre aislados y rechazados. Las dificultades más importantes son disminu-
ción de la solidaridad; sentimientos de culpabilidad e impotencia; crece la tensión, el conflicto,
la angustia, la ansiedad y la agresividad; refuerza la discriminación entre miembros aislados
y rechazados y disminuye las posibilidades de reestructuración del grupo.
Cuestionarios de rechazo
Se recomienda que las preguntas que implican rechazos se hagan cuando el grupo tenga un MOD 4
buen nivel de integración y madurez para afrontar el conflicto y la tensión que pueden gene-
rar o aflorar. En el cuestionario de rechazos, proponemos una pregunta de carácter socioté-
lico (¿con quién no te gustaría hacer un trabajo de clase?) y otra de carácter psicotélico (¿a
quién preferirías no invitar a tu casa el día de tu cumpleaños?
c) Análisis de la percepción sociométrica (Tagiuri y Petrullo, 1958). El análisis de la percepción socio-
métrica permite descubrir las relaciones de empatía. Para lograrlo, proponemos dos pregun-
tas sociotélicas de elección y rechazo y dos cuestiones psicotélicas de elección y rechazo:
• Cuestiones sociotélicas: a) cuestión de elección: ¿qué compañero/a crees que te elegiría
para hacer un trabajo de clase?; b) cuestión de rechazo: ¿quién crees que no te elegiría para
hacer un trabajo de clase?
• Cuestiones psicotélicas: a) cuestión de elección: ¿qué compañero/a crees que te invitaría
a su casa el día de su cumpleaños?; b) cuestión de rechazo: ¿quién crees que preferiría no
invitarte a su casa el día de su cumpleaños?
Cuando necesitamos detectar un líder para una situación concreta, proponemos el siguiente
cuestionario:
a) ¿A quién elegirías como capitán para organizar el partido de fútbol, de baloncesto, etc.?
b) ¿A quién elegirías como jefe para proyectar-realizar una excursión a la montaña, a la playa?
c) ¿A quién elegirías para organizar la fiesta de navidad en la escuela?
En el siguiente cuadro se concretan los aspectos que hemos tratado sobre las cuestiones a
plantear en el testo sociométrico.
MOD 4
Modelo 1. Cuestionario sociométrico de Alves
Apellidos Nombre
Edad Fecha Curso
1. ¿Cuáles de los compañeros de clase preferiría que se sentasen cerca de usted en el salón?
2. ¿Cuáles de entre sus compañeros de clase son los que menos le gustaría que se sentasen cerca
de usted en el salón?
3. ¿A quiénes de entre sus compañeros de clase cree que les gustaría sentarse cerca de usted en
el salón? Intente adivinar.
4. ¿ A quiénes de entre sus compañeros de clase cree que menos les gustaría sentarse cerca de
usted en el salón? Intente adivinar.
Nombre apellidos
Edad Años Fecha Grupo
Apellidos Nombre
Edad Años Fecha de aplicación Curso Grupo
MOD 4
MOD 4
2.3. Aplicación del cuestionario
Para aplicar el test sociométrico es necesario tener en cuenta un conjunto de aspectos bási-
cos de los que extractamos los que consideran fundamentales Marrero (1991) y Fernández
Prados (2000):
a) La aplicación del cuestionario es tarea del departamento de orientación del centro. Si no lo
hubiese puede hacerlo el profesor.
b) Se debe crear un clima cordial, espontáneo, abierto, donde no sea posible la hostilidad o la
suspicacia.
c) Debe aplicarse cuando exista un clima con un buen nivel de paz y tolerancia, pero no cuando
aparezcan situaciones emocionales agudas y tensas.
d) Presentar el cuestionario de forma sencilla, natural, sin misterios.
e) El grupo debe conocer el objetivo de la técnica y la finalidad con que se aplica.
f) Las preguntas deben ser concretas y precisas, de forma que las respuestas sean especificas.
g) Motivar al grupo explicando la tarea con claridad.
h) Tener en cuenta que conozcan los nombres de todo el grupo, ausentes y presentes.
i) Dar el tiempo necesario y suficiente, evitando las prisas. El tiempo suele oscilar entre 10’ y 30’.
j) Se debe hacer en silencio, los alumnos deben estar lo más separados posible de forma que
no puedan comunicarse entre ellos. Asimismo, es necesario garantizar el silencio y la seriedad
profesional de los resultados y las respuestas.
k) Evitar la solemnidad. No se debe realizar como si el test fuera una actividad extraordinaria
o muy diferente al resto, su planteamiento debe ser lo más natural posible, lejos de presen-
taciones excesivamente serias o solemnes.
l) Explicar previamente todo. Es recomendable solucionar todas las dudas y preguntas con rela-
ción al cuestionario previamente para evitar resolverlas en el transcurso de la administración
del cuestionario, ayudando a un clima de concentración y silencio.
m) Adaptaciones. En el caso de niños/as de nivel infantil tal vez sería conveniente utilizar otros
sistemas de administración a través de fotografías, entre las que el niño/a escogerá las que
prefiere. Además, cada orientador/a o profesor/a puede encontrar distintas formas para
administrar el cuestionario del modo más acorde siempre que cumpla con las recomendaciones
generales que se han expuesto.
Una vez aplicado el test sociométrico y recogidas las respuestas, es necesario establecer una
matriz sociométrica o sociomatriz que consta de un cuadro de doble entrada donde se colocan
los nombres de los miembros del grupo y los resultados, siguiendo unos criterios:
a) Construir una rejilla o cuadro de n+1*n+1, donde n=nº de miembros del grupo (por ejemplo,
en un grupo de 6 miembros construiremos una rejilla o cuadro de 7 por 7 celdas o escaques). MOD 4
c) Colocaremos las elecciones realizadas por cada alumno/a en cada fila y para señalarlos uti-
lizaremos un color (por ejemplo: Antonio eligió a Federico, Luis a Federico y Antonio, etc.).
Los valores tanto de elección como de rechazo se valorarán en función del número de elec-
ciones posibles, siguiendo el orden (por ejemplo: si el número de elecciones de nuestro
grupo son 2, al elegido en primer lugar le daremos un 2 y al elegido en segundo lugar un 1).
d) Del mismo modo colocaremos los rechazos ponderados y los señalamos con un asterisco.
Valores sociométricos
Aplicando los anteriores valores sociométricos a nuestra matriz sociométrica tenemos los
resultados que se recogen en el siguiente cuadro. Como podemos apreciar, esta sociomatriz nos
ofrece una gran cantidad de información sobre la persona más elegida, más rechazada, más
expansiva, etc.
MOD 4
Los sociogramas son representaciones gráficas de las sociomatrices o del conjunto de rela-
ciones sociales detectadas entre los miembros del grupo, que posee la ventaja de la facilidad de
interpretación, puesto que permite ver de un solo vistazo la estructura del grupo.
MOD 4
Los pasos para la construcción del sociograma o diagrama sociométrico son los tres siguientes:
a) Utilizar la técnica del blanco o técnica de la diana, que consiste en dibujar tres círculos concéntricos.
b) Distribuir los miembros del grupo, colocando en el centro los más elegidos o rechazados (según
se pretenda elaborar un sociograma de elección o rechazo, respectivamente) y en el círculo
externo los menos elegidos/rechazados. Es conveniente utilizar la simbología del cuadro
anterior y también escribir las siglas del nombre del sujeto en el interior de los triángulos y
círculos.
c) Dibujar las relaciones sociales, sirviéndose de los símbolos pertinentes. Es conveniente separar
en dos sociogramas los rechazos y las elecciones y, cuando son muchas elecciones o rechazos,
dibujar sólo el primer nombre seleccionado.
MOD 4
Los índices sociométricos indican la relación que existe entre dos valores sociométricos o
uno de los valores con el conjunto del grupo. Existen muchos tipos de índices sociométricos
establecidos por diversos sociometristas entre los que podemos destacar los siguientes:
a) Individuales: aquellos que hacen referencia a los individuos como el índice de popularidad o
el índice de antipatía.
Índice de popularidad:
A la hora de realizar una primera aproximación interpretativa, Moreno utiliza las expresio-
nes siguientes:
• Estrellas: miembros con un amplio círculo de relación y centros de atención de sus compa-
MOD 4
ñeros que nos puede indicar la aparición de líderes.
• Aislados: miembros que no reciben elecciones y cuya presencia en el grupo es sólo física,
debido a su alto nivel de incomunicación con los compañeros.
• Olvidados: miembros que reciben muy pocos votos y constituyen un foco de interés sólo en
virtud de alguna particularidad.
– Rechazados: miembros que son rechazados en todo el grupo.
– Diadas: elementos que se eligen mutuamente.
– Camarillas o pandillas: pequeños sub-grupos aislados, sin comunicación con los otros sub-
grupos.
– Cadenas: elecciones que se extienden muchas veces sin reciprocidad.
– Filtros: sub-grupos que se cierran con relación a otros grupos. Aunque estén en la misma
clase, una verdadera muralla social los separa de los demás a quienes rechazan y por quienes
son rechazados.
Una vez localizada y expresada de forma gráfica la estructura grupal es necesario interpretar
y orientar de forma operativa y dinámica. Nuestra experiencia de trabajo con grupos nos per-
mite señalar algunos elementos de interés que recogemos a continuación:
• Un dato básico de análisis son las distancias sociales que aparezcan en el sociograma. Es preciso
analizar qué aspectos han aparecido que el grupo ya esperaba y cuáles han surgido que les
cogió de sorpresa.
• El estudio de las características de las estrellas y líderes nos permite conocer las cualidades que
más admiran los alumnos de la clase y descubrir y clarificar por qué son elegidos ciertos
miembros.
• Las estrellas negativas necesitan un lento trabajo de recuperación.
• Los miembros aislados y rechazados requieren un trabajo especial de recuperación pues, a veces,
son alumnos muy retraídos, tímidos, agresivos, con defectos físicos, de clase social muy
humilde con respecto a sus compañeros, etc., a quienes un mecanismo de defensa lleva a
agredir y rechazar a todos y al trabajo en grupo. Su conocimiento permite profundizar en las
causas del rechazo de ciertos elementos del grupo y analizar las diferencias debidas a la situa-
ción económica, social, política, religiosa, etc.
• Es conveniente descubrir qué cosas tienen en común los más elegidos y los más rechazados.
• Analizar las causas y características de las elecciones y los rechazos mutuos.
• Las cadenas, a veces, indican que el grupo trabaja como unidad y con un buen nivel de cohe-
sión.
• Si un alumno resiste toda tentativa de aproximación se ha de formar un grupo con él solo,
pero con todas las exigencias que tienen los demás grupos. No obstante, es necesario poten-
ciar las posibilidades para que se integre en un grupo simultaneando con una orientación
especializada.
• En la integración de los alumnos aislados y rechazados es importante hacer tres sugerencias:
a) exaltar sus cualidades, pero de forma muy discreta; b) ayudar al alumno aislado a integrarse
progresivamente en el grupo, pidiéndole colaboración esporádica para un determinado
MOD 4 grupo; y c) favorecer el diálogo personal, orientación y consejo.
Podemos clasificar a cada uno de los miembros del grupo en función de las puntaciones
obtenidas en cada uno de los valores sociométricos, especialmente en el de estatus de elección
y estatus de rechazo, lo que permite concretar cuatro tipos sociométricos:
Además de estos tipos sociométricos podemos encontrar otros que son significativos en fun-
ción de la expansividad positiva que se denominan tipos expansivos. Este tipo sociométrico tiene
especial importancia cuando el número de elecciones es ilimitado ya que cuando las elecciones
son limitadas las diferencias entre uno y otro son escasas.
El profesor brasileño Celso Antúnes ofrece en su estudio Técnicas Pedagógicas de la Dinámica del
Grupo otros tipos de pruebas sociométricas como el test sociométrico modificado, la técnica del autojui-
cio de Helen Antipoff y la ficha informativa. No obstante, aunque nos parece importante señalarlas
aquí, ofrecen menos posibilidades que el sociograma, especialmente en el marco escolar.
Para el análisis y conocimiento del grupo podemos aplicar el test sociométrico modificado donde
se pide al alumno que señale (x) el sentimiento que su compañero le inspira. Si no tiene la opi-
nión formada respecto a un compañero, deja su nombre en blanco. El mismo, tampoco ha de
evaluarse. Una vez obtenido el total de simpatías, antipatías, etc. y aplicando porcentajes pode-
mos descubrir las corrientes de simpatía, antipatía e indiferencia y tener una visión del grado de
expansividad afectiva de la clase. Para su aplicación recogemos el modelo de ficha a utilizar en
esta técnica.
MOD 4
Esta técnica consiste en presentar una lista de aptitudes y características personales en las que
el alumno deberá otorgarse y otorgar una nota de 0 a 4, lo que permite un auto y un hetero jui-
cio de los alumnos. Luego se suman todas las notas recibidas por el alumno en cada uno de los
ocho items del test y se divide el total por el número de compañeros. Este test sólo debe apli-
carse cuando exista un nivel alto de conocimiento mutuo dentro del grupo.
Klaus Antons (1990) establece dos variantes del sociograma, el “Sociograma del zapato” y
la técnica “Influencia. Poder. Confianza” que recogemos a continuación, pues nos parecen ade-
cuadas a nuestro propósito en este módulo:
a) El “Sociograma del zapato”, es una forma de sociograma realizable en el transcurso de la
conversación del grupo: todos los participantes se sientan en círculo y cada uno se quita un
zapato y el otro se lo dejan puesto para la identificación. Un participante coloca los zapatos
MOD 4
como él vive y siente el grupo o como él lo desea. Las relaciones reales o deseadas se indican
enfrentando o desviando la punta de los zapatos, colocándolos juntos, etc. Otra posibilidad
es que un participante ponga su zapato en el centro y agrupe los otros a su alrededor, etc. El
ejercicio puede realizarse de forma verbal o no verbal; una vez terminado, los otros partici-
pantes pueden variar la imagen según sus vivencias y deseos (Antons, 1990, 252).
b) La técnica “Influencia. Poder. Confianza” es adecuada para grupos grandes y sus pasos
principales son los siguientes:
1. Cada participante escribe su nombre con mayúsculas y con claridad en una cuartilla doblada
a lo largo.
2. Cada participante recibe un número par de cuartillas fijado de antemano.
3. Si existe un buen nivel de confianza en el grupo, las cuartillas se pueden marcar con el pro-
pio nombre.
4. Se lee la selección de preguntas hechas (¿Quién ejerce el poder en el grupo? ¿A qué perso-
na del grupo concedo influencia? ¿De quién percibo su influjo como positivo? ¿Qué
influjo siento como negativo? ¿En qué miembro del grupo tengo confianza?).
5. Cada miembro del grupo marca parte de sus cuartillas con una I para la influencia, otras
con una C para la confianza, otras con una P para el poder y escoge a los participantes a
los que quiere dar cuartillas.
6. Todos los participantes se levantan, dejan en su silla la tarjeta con su nombre y distribuyen
sus cuartillas a los otros participantes.
7. Terminado el proceso, cada participante dobla las cuartillas recibidas por la mitad de
manera que se mantengan de pie delante de sí.
8. Por último, se procede a la evaluación y discusión de los resultados.
5. INFORME SOCIOMÉTRICO
El informe recogerá los resultados finales incorporando, al menos, las siguientes partes: a)
Protocolo (ficha técnica, listado de alumnos y cuestionario-modelo); b) Informe general del
grupo (Sociomatriz y valores sociométricos, sociogramas de grupo –elección y rechazo–, índices
grupales, estructuras grupales –diadas, triángulos, subgrupos, etc.–, explicación y análisis de los
resultados obtenidos a nivel grupal; c) Informe por alumno (Valores sociométricos individuales,
sociogramas individuales –átomo social y constelación–, índices individuales, explicación y aná-
lisis de los resultados obtenidos a nivel individual; d) Orientaciones y pistas para la intervención
educativa y los anexos con los cuestionarios realizados.
Para cerrar este módulo nos parece importante incorporar las afirmaciones de Clemente
(1989, 355) para quien el test sociométrico es útil y ofrece muchas posibilidades de aplicación
en el aula, aunque es preciso insistir en la necesidad de cumplir una ética de investigación tanto
para el adecuado aprovechamiento de las posibilidades del test como para respetar y garantizar
la confidencialidad de la información recibida de los miembros del grupo.
ACTIVIDADES
MOD 4
2. Confeccionar un cuadro que recoja el tipo de preguntas que se pueden realizar en un test
sociométrico, conforme a las especificaciones del anexo 2.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
2. De los tres conceptos básicos que se deducen de los planteamientos de la sociometría, ¿cuál
hace referencia a la simpatía o antipatía entre los miembros del grupo?:
a) Tele.
b) Átomo social.
c) Red sociométrica.
5. Cuando en un sociograma hay dos elementos que se eligen mutuamente, decimos que se pro-
duce una:
a) Cadena bipolar.
b) Una elección recíproca.
c) Una diada.
6. La técnica del blanco o técnica de la diana se emplea en la construcción del test sociomé-
trico.
V F
8) Las preguntas que implican rechazos se recomienda que se hagan cuando el grupo no tenga
un buen nivel de integración.
V F
9) Cuando se aplica el cuestionario, ¿está indicado que el grupo conozca el objetivo de la téc-
nica y la finalidad con que se aplica?
V F
10) En los cuestionarios siempre deben aparecer preguntas de carácter sociotélico de elección
negativa.
V F
MOD 4 1. b
2. a
3. a
4. b
5. c
6. F
7. V
8. F
9. V
10. F
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Estructura interna o informal: estructura que debe ser captada mediante las técnicas sociométricas.
Es de origen espontáneo y natural y se basa en las atracciones personales, en los sentimientos,
preferencias, simpatías, antipatías y rechazos de los miembros que forman el grupo.
Índices sociométricos: relaciones existentes entre dos valores sociométricos o uno de esos valores
con el conjunto del grupo.
Matrices sociométricas: cuadros de doble entrada en el que tanto en la primera columna como
en la primera fila se colocan los nombres de los miembros del grupo y en el resto de los resul-
tados de cada elección o rechazo en orden a completar el test sociométrico de acuerdo con una
serie de criterios.
Tele: simpatía o antipatía interpersonal entre dos individuos que es causa de su elección o MOD 4
rechazo mutuo.
ANEXOS
ANEXO 1
ANEXO 2
MOD 4
DISCIPLINA ESCOLAR Y
ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
OBJETIVOS DEL MÓDULO
ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS
EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS
1. Disciplina escolar, control y gestión del aula.
1.1. Normas de convivencia y disciplina escolar.
1.2. Determinantes de la disciplina en el ámbito educativo.
1.3. Conflictividad en los centros educativos.
2. Respuestas educativas: modelos, estrategias y programas de intervención.
2.1. Estrategias para prevenir y modificar las conductas disruptivas.
2.2. Estrategias para la modificación de los comportamientos de los alumnos.
2.3. Estrategias para facilitar las formas de actuación deseables en el aula.
2.4. Propuesta de colaboración para la solución de problemas de disciplina.
2.5. Perspectivas no instruccionales de intervención sobre problemas de comportamiento en
el aula.
2.6. Programas de intervención.
ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía complementaria
Referencias bibliográficas
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
GLOSARIO DE TÉRMINOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
MOD 5
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
MOD 5
Desde una corriente autoritaria no es fácil que se desarrolle el deseado proceso educativo,
pues la disciplina así concebida no puede considerarse como propia de un sistema educativo
democrático en el que debe promoverse una noción de la misma, basada en principios que ani-
men desde dentro, desde la creencia de que las personas se encuentran capacitadas para decidir
por sí mismas y para aceptar las consecuencias derivadas de su comportamiento, eliminando el
castigo como un medio de control y orientándose a la búsqueda de la adaptación del alumno al
grupo.
Los centros educativos deben organizar las condiciones en las que tiene lugar el desarrollo
de sus objetivos y sus normas. Éstas se presentan, como apuntan Ramos y Cruz (1997), como
un conjunto de estrategias encaminadas a conformar un modelo con conductas tendentes a la
socialización y al aprendizaje. Las normas no sólo han de reflejar las conductas que se consideran
actos de indisciplina, faltas o infracciones, también deben estar presentes las sanciones que con-
lleva incurrir en ellas y deben cumplir el objetivo de facilitar la convivencia clarificando las tareas
a realizar y las conductas más adecuadas. Por ello, las normas de convivencia no pueden limi-
tarse a que los alumnos cumplan una reglamentación específica sino que han de estar presentes
en todas las actividades y acciones desarrolladas por los integrantes de la comunidad educativa.
Esta línea de actuación preventiva debe estar presente en las medidas organizativas de los
centros, ya que pueden ser causa de distintos conflictos y no podemos suponer que los proble-
mas que se presentan tienen su origen en las características personales de los alumnos. Así,
Fernández (2001) afirma que los alumnos que tienen claras las normas establecidas en el centro
MOD 5 escolar y las consecuencias que se derivan de su incumplimiento, saben a qué atenerse en cada
momento y les resulta más fácil auto-regular sus comportamientos. Por ello, tiene una gran trascen-
dencia que el profesor comunique y explique las normas de funcionamiento que se van aplicar
en el centro y la importancia de su cumplimiento.
Entendemos que gran parte de los conflictos que se producen en los centros tiene relación
directa con la falta de clarificación de las normas; sobre todo, de las normas de carácter infor-
mal que, aunque están presentes en el desarrollo de la dinámica habitual del centro, se da por
hecho que los alumnos las conocen, raramente se discuten o se clarifican y crean desconcierto
entre el alumnado, pues hay normas entendidas de forma diferente por el profesorado o vienen
determinadas por el tipo de centro.
En este sentido, Carrascosa y Martínez (1998) apuntan que otra de las condiciones de las
normas de convivencia es que los miembros de la comunidad educativa se sientan a gusto con
ellas, que las perciban como suyas y que se esfuercen por cumplirlas e insistan en que los alumnos
necesitan saber qué comportamientos se esperan de ellos.
Autores como Gotzens (1997) y Alcázar (2000) destacan la importancia para la prevención
de problemas de comportamiento en el aula la planificación de las normas que deberían regir el
orden en el grupo, así como los procedimientos que han de seguir para hacer efectivo su cum-
plimiento. También señalan el carácter grupal de la prevención de la indisciplina y proponen las
condiciones que deben cumplir las normas de comportamiento que recogemos en el siguiente
cuadro:
No obstante, hemos de tener en cuenta que las normas por sí solas no son suficientes, ya
que para toda norma de convivencia se debe fijar una sanción que, en la medida de lo posible,
sea consensuada previamente. Las acciones disciplinarias han de ser entendidas como medidas
normalizadas cuya finalidad debe ser reconstruir, consensuar y elaborar normas específicas,
fijando los objetivos y diseñando las estrategias que permitan la convivencia efectiva de todos
los miembros del grupo.
La convivencia en todos los centros educativos debe ser la consecuencia de un proceso de
formación y aceptación personal en el que se valore la necesidad de la existencia de normas y
la asimilación de las mismas, donde el alumno perciba las posibles correcciones o sanciones
como acuerdo institucional del que él forma parte y no como una arbitrariedad del profesor. MOD 5
En esta línea de actuación preventiva, autores como García Correa, Calvo y Marrero (2000),
Gotzens (1997), Fernández (1998), Trianes (1996), Trianes y Fernández-Figarés (2001), Watkins
y Wagner (1991), etc. desarrollan una serie de programas de intervención para mejorar la discipli-
na en los centros educativos. En general, el análisis de los programas permite distinguir cuatro fases
fundamentales: a) de concienciación y sensibilización de las normas; b) proponer y concretar las
normas que deben regir la convivencia en el centro y en el aula, así como las sanciones asocia-
das a su incumplimiento; c) desarrollar los mecanismos de negociación y consenso que permitan
pactar los acuerdos necesarios para la elección, desarrollo, cumplimiento y posibles modifica-
ciones; y d) establecer los mecanismos de la puesta en marcha del programa.
A la hora de abordar las causas de los problemas de disciplina escolar han de tenerse en
cuenta los siguientes elementos: el alumnado, el profesorado, el grupo, el centro educativo, la
familia y otros determinantes.
a) Alumnado. Muchos de los problemas tienen su origen en las situaciones personales de los
alumnos. Así, Fontana (2000) señala distintas situaciones del alumnado como la edad y el
género, las necesidades e intereses y las relaciones con los profesores y compañeros.
En referencia al género, en los últimos años se ha evolucionado hacia la paridad conductual,
de manera que ahora también las mujeres asumen conductas negativas, violentas y antisociales.
No obstante, Barragán y otros (1999) afirman que las chicas disponen de mayor facilidad
para adaptarse a la escuela y perciben mayor coherencia entre los roles sociales y las exigen-
cias que el centro demanda. Por el contrario, los chicos perciben más desajustes entre los
modelos sociales masculinos y las demandas que la escuela les exige.
Fontana (2000) indica que hay que considerar la existencia de clases y alumnos con actitudes
y aptitudes diferentes. Así, la motivación por la tarea escolar difiere notablemente en los grupos
con buenas actitudes y aptitudes y los que tienen un potencial más bajo. De ahí que sea
importante la adaptación del currículo a las necesidades e intereses de los alumnos y la meto-
dología empleada en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por último, el entorno cultural y socioeconómico es un aspecto clave que incide en el aumento
de la conflictividad en los centros educativos.
b) Profesorado. Es conveniente, como señalan Watkins y Wagner (1991), analizar su papel en el
aula, ya que la conducta de los alumnos varía en función de la personalidad del profesor y su
aspecto físico, su capacidad de adaptación, la asignatura, la hora del día, el género, su prestigio, su
autoridad, el uso inadecuado de los castigos y refuerzos, la metodología didáctica utilizada, etc.
En este sentido, Alcázar (2000) destaca la autoridad y la destreza como pilares básicos sobre
los que se asienta el éxito del profesor en el gobierno del aula. Se trata más de una conquis-
ta que debe lograr por su capacidad, dedicación, coherencia y madurez mostradas en su trato
diario con los alumnos que de una habilitación obtenida por la titulación académica pues
como aclara Santos Guerra (1993), no siempre la formación científica del profesorado supone
el éxito en el desarrollo del proceso de aprendizaje en el aula.
c) Grupo. El grupo-clase juega un papel significativo en determinadas situaciones en las que se
MOD 5 presentan problemas de disciplina. Cerezo (1997) indica que la clase puede ser concebida
como un sistema social con roles y expectativas que determinan la conducta de los miembros
que pertenecen a ella. Además, la clase como sistema social se entiende teniendo como refe-
rente otro sistema más complejo: la escuela, la comunidad, la sociedad.
Así, la interacción en un grupo-clase estará influenciada por factores como las percepciones
de los individuos integrantes del grupo y el medio en el que se produce y por la situación del
grupo y los intereses, actitudes y motivos de cada uno. Si bien las relaciones satisfactorias y
la comunicación fluida entre los alumnos es fundamental para el grupo-clase, en los centros
educativos no siempre se ofrecen oportunidades durante el transcurso de las clases para discutir
e intercambiar ideas.
d) Centro educativo. Otro factor relevante es la influencia que los centros escolares tienen sobre
las conductas de los alumnos, el tipo y la aplicación de las normas, el estilo de autoridad del
profesorado y de los equipos directivos, en cuanto piezas claves para poner en marcha el
marco de actuación y desarrollo en cuestiones disciplinarias. Las investigaciones realizadas
por Rutter (1979; cit. Fontana, 2000) muestran que con independencia del entorno familiar,
los centros pueden constituir un factor relevante a la hora de tratar situaciones conflictivas,
ya que constituyen el contexto donde se establecen relaciones sociales dirigidas a satisfacer
determinadas demandas de la sociedad.
Los centros deben ser capaces de fijar sus propias normas de funcionamiento interno, de
establecer sus propios acuerdos y, teniendo en cuenta sus circunstancias y su contexto, de
elaborar sus proyectos educativos y reglamentos de régimen interno procurando que exista
sintonía y entendimiento entre los miembros de la comunidad educativa. Esto supone la eje-
cución correcta de los acuerdos y el trabajo en equipo para que exista coherencia en las
actuaciones aunque, a veces, cueste adoptar las decisiones del grupo. En la mayoría de las
ocasiones, la disciplina más que negociada es impuesta, por lo que es preciso potenciar el
entendimiento, el diálogo y la construcción común.
e) Familia. Otro de los factores determinantes es el contexto familiar, pues las familias son los
principales agentes socializadores y educativos y, por tanto, tienen mayor peso y responsabi-
lidad. Así, Olweus (1999; cit. Trianes, 2000, 47) señala tres aspectos del entorno familiar que
tienen influencia directa en el desarrollo de determinadas conductas: el primero, se refiere a
las actitudes emocionales de los padres hacia los niños; el segundo, a la permisividad y tole-
rancia hacia determinados comportamientos, sin establecer límites claros que los controlen;
y, por último, el uso de métodos de disciplina autoritaria, de ostentación de poder, como el
castigo físico y las explosiones emocionales.
f) Otros determinantes. Destacamos los aspectos sociales como impulsores de la agresividad, los
medios de comunicación, la estructura social y educativa, las características de los ecosistemas
en los que residen los alumnos, el estatus socioeconómico, el estrés social, el aislamiento
social, etc.
c) Del aula: tienen que ver con las personas vinculadas a un grupo concreto, al profesorado, al
alumnado y, de manera indirecta, a sus familias.
Respecto a las manifestaciones del conflicto, a la hora de explicar las distintas formas en que
se manifiestan los conflictos, hay que tener en cuenta la gravedad de cada una de las conductas
y sus consecuencias. En términos generales, los autores las clasifican en torno a dos grandes
grupos: por un lado, aquellas conductas designadas como disruptivas o de indisciplina y, por
otro, las referidas a comportamientos violentos o agresivos:
a. Conductas disruptivas. Consisten en una reacción desadaptada de unos alumnos concre-
tos y suelen ir asociadas a causas menores que tras ser acumuladas sucesivamente por un
alumno o por un grupo, hacen que el resultado sea lo que se denomina “alumno disruptivo”
o “clase disruptiva”. Fernández (2001) define las conductas disruptivas como un conglome-
rado de comportamientos inapropiados dentro del aula que retrasan y, en algunos casos,
impiden el proceso de enseñanza-aprendizaje porque no permiten afianzar los conocimientos
debido a la falta de cooperación y mala educación, la insolencia, la desobediencia, la provo-
cación, la hostilidad, el abuso, la impertinencia, etc.
Las conductas disruptivas no tienen todas la misma gravedad y la autora las clasifica teniendo
en cuenta cuatro parámetros: las normas, la tarea, el respeto al profesor y la relación con los
compañeros.
• Normas: llegar tarde o faltar a clase, deteriorar el material, desorden del mobiliario, comer
en clase, indumentaria estrafalaria, realizar ruidos o gritos, falta de orden a las salidas y
entradas de clase, etc.
MOD 5
• Tarea: no traer los deberes hechos, rehusar a hacer las tareas en clase, hacer comentarios
vejatorios, falta de interés, pasividad e inactividad, preguntar insistentemente con ánimo
de retrasar, etc.
• Respeto al profesor: hablar cuando habla el profesor, no acatar las órdenes del profesor,
levantarse sin permiso de su sitio, amenazar al profesor, etc.
• Relación con los compañeros: pelearse con un compañero, reírse o insultar a un compa-
ñero, hacer gestos jocosos, etc.
b. El modelo cognitivo. Esta corriente admite variables mediacionales como las imágenes, las
expectativas, el carácter cognitivo del refuerzo, etc., que destruyen los postulados básicos del
conductismo. Contribuyen al nacimiento de esta corriente las aportaciones de autores como
Piaget, Kohlberg, Bruner, Goodnow y Austin, Broadbent, la Psicología de la Gestalt, el neo-
conductismo de Tolman y el movimiento instruccional que permitió el desarrollo de distintas
técnicas como el análisis de tareas, etc.
Piaget pone el acento en la actividad espontánea del sujeto en el proceso cognitivo, lo que
supone que el ser humano pasa por determinadas etapas en el modo de proceder cognosci-
tivo. En cuanto al comportamiento moral, indica que evoluciona teniendo en cuenta diferentes
estadios que van desde el estadio preoperatorio (percepción egocéntrica del sujeto), estadio
de realismo moral (obediencia a los adultos), operaciones concretas (capacidad para entender
distintos puntos de vista e intercambiar ideas, sentimientos, etc. con lo que se hace posible
el desarrollo del trabajo cooperativo). A lo largo del periodo evolutivo, los alumnos son capaces
no sólo de comprender que las normas pueden cambiar de unos adultos a otros sino también
que las normas propuestas por una misma persona pueden ser incoherentes.
Los trabajos que se han realizado atendiendo a los estudios de Piaget y Kohlberg sobre el
desarrollo del criterio moral del niño, han aportado al tema de la disciplina escolar, no sólo
aspectos explicativos sino también recomendaciones de carácter preventivo. Si entendemos
la disciplina-autodisciplina como algo que debe desarrollar el alumno, es necesario que el
profesor facilite la tarea de maduración y el desarrollo personal, escolar, social y familiar de
los alumnos.
c. Modelo psicosocial. Desde 1940 se desarrollan modelos psicoeducativos basados en la psi-
cología social que indican una preocupación por los aspectos humanos y las relaciones socia-
MOD 5 les. Así, en el ámbito conceptual, este enfoque ha experimentado un creciente proceso de
diferenciación en la Sociología y en la Psicología Social desembocando en la formulación de
un campo específico de estudio: la interacción educativa y su relación con los cambios y proce-
sos individuales, orientándose a la conceptualización de estos aspectos. El acento se pone en
la interacción social y la influencia interpersonal entre los sujetos que participan en el proceso
de enseñanza-aprendizaje.
Las consecuencias más importantes de este modelo son la consideración de la clase como
grupo, es decir, entender la realidad escolar como un ámbito de aplicación de las distintas
leyes y principios psicosociales. Asimismo, se plantea la utilización del grupo de clase como
herramienta psicopedagógica, sobre todo, en lo que se refiere a la dinámica de grupos.
Los problemas de indisciplina escolar en la mayoría de las fuentes consultadas se vinculan a
la dimensión grupal del aula y la solución de los mismos supone la reestructuración de las
influencias dentro del grupo. Cada grupo tiene un comportamiento específico y la diferen-
cia entre los grupos se hace más notable en la medida en que son más reducidos a causa de
las influencias individuales. Por tanto, la disciplina ha de ser entendida como un problema
psicosociológico que no se puede aislar del contexto múltiple que lo afecta.
Los docentes deben construir un marco de referencia orientado a afrontar con éxito los pro-
blemas de disciplina que incluya las siguientes consideraciones o planteamientos:
• Situar los problemas de conducta en sus justos términos, atendiendo a las circunstancias de
los alumnos que los provocan.
• La flexibilidad es la actitud que mejores rendimientos obtiene de los planteamientos de disci-
plina. No obstante, no puede confundirse con la permisividad. La flexibilidad implica
acomodarse a las circunstancias cambiantes y la permisividad se aplica a quien consiente y
malcría.
• Hay problemas que trascienden del ámbito escolar (violencia, drogadicción, etc.), por lo que
es preciso buscar la colaboración de profesionales y otras administraciones.
• Distinguir los comportamientos que realmente perturban la clase de aquellos respecto a los
que sólo la percepción personal del profesor aprecia como molestos, distinguiendo entre la
actuación disciplinaria y la arbitrariedad.
Entre las estrategias para la modificación de los comportamientos disruptivos de los alumnos,
unas consisten en la aplicación de censuras o castigos, otras en sustituir las conductas disruptivas
por otras más acordes con las normas de clase y otras en ayudar a cambiar mediante el uso del
diálogo y la reflexión. Nosotros hacemos una breve indicación sobre las estrategias punitivas y
las alternativas al castigo.
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a) Estrategias punitivas. La teoría psicológica ha descrito dos tipos de castigos o técnicas punitivas:
el que consiste en proporcionar al alumno una experiencia o estímulo aversivo y desagrada-
ble asociado a su mal comportamiento y aquel que se dirige a privarle de experiencias o estí-
mulos placenteros y apetecibles de manera contingente a su infracción. La primera opción
en el ámbito educativo se reduce prácticamente al uso de estímulos verbales (críticas y repri-
mendas) y no verbales (miradas de rechazo o de desilusión) que permiten una aplicación
inmediata.
b) Las alternativas al castigo. Para Gotzens (1997) más que una alternativa al castigo, estas estra-
tegias consisten en una forma matizada de aplicación del castigo y se puede articular mediante
el uso de las siguientes propuestas:
• La técnica de la administración de consecuencias naturales: consiste en precipitar un tipo de conse-
cuencias que, en condiciones favorables, deberían desprenderse espontánea o naturalmen-
te de la acción del alumno (la consecuencia natural de llegar tarde es encontrar la puerta
cerrada).
• La técnica de administración de las consecuencias lógicas, no naturales y espontáneas, se orienta
a que el alumno perciba la racionalidad de sus actos (la consecuencia lógica de dedicar el
tiempo de descanso a la diversión debe ser que el tiempo de recreo lo dedique al trabajo, del
mismo modo que la consecuencia lógica de destruir el material escolar ha de ser su resti-
tución).
• La técnica de la extinción supone la no presentación o la retirada sistemática de la fuente
de placer que motiva el comportamiento del alumno (si lo que persigue un alumno con sus
payasadas es la atención del profesor, la práctica de la extinción exige que aquél le ignore
sistemáticamente y sólo cuando se comporte con normalidad le preste atención).
• La técnica tiempo-fuera consiste en separar o alejar al alumno de la fuente que le proporciona
estímulos agradables responsables del mal comportamiento que perturba el orden en el
aula (una de las claves de su eficacia reside en la selección del lugar idóneo donde el alumno
deberá cumplir su período de tiempo-fuera y el tiempo asignado al mismo).
Gotzens (1986) presenta otros tipos de técnicas y estímulos que pueden asociarse a la adqui-
sición y desarrollo de comportamientos deseables. Este planteamiento nos lleva a centrarnos en
el refuerzo que puede ser definido como un mecanismo psicológico de carácter básicamente
individual y dirigido a potenciar nuevos aprendizajes. Respecto a las consecuencias reforzadoras, es
preciso indagar acerca de las preferencias de los alumnos según su edad, sexo, bagaje socio-cul-
tural-económico y sobre sus experiencias previas de modo que, a mayor cantidad y variedad de
experiencias acumuladas, mayor será la gama de reforzadores disponibles entre los que desta-
can los refuerzos de tipo social y material, las actividades reforzadoras y los refuerzos simbólicos:
a) Refuerzos de tipo social: se basan en la influencia que sobre el comportamiento humano ejerce
la atención y el interés y pueden manifestarse en términos verbales o no verbales. En el ámbi-
to escolar, uno de los reforzadores más potentes de esta categoría es la atención que el pro-
fesor dispensa a sus alumnos. En muchas ocasiones, el profesor olvida a quienes cumplen las
reglas de comportamiento, en tanto que desvía su atención y muestra interés y preocupación
MOD 5
por quienes obstruyen el desarrollo normal de la clase, lo que contribuye a reforzar el com-
portamiento que desearía inhibirse mientras se ignora el que debería potenciarse.
Entre las manifestaciones verbales de los refuerzos sociales podemos destacar, por ejemplo,
los halagos del profesor o de los compañeros en relación con actuaciones deseables de un
alumno o grupo, ya sea mediante simples exclamaciones o mediante frases completas “estoy
satisfecho de tus progresos”, cuya expresión pública puede producir efectos vicarios sobre
los demás alumnos, la designación del alumno por su nombre, etc.
Entre los refuerzos no verbales podemos destacar también algunos ejemplos como: establecer
contacto físico (tomarle por el brazo, estrecharle la mano, etc.), mantener contacto ocular,
mostrarle expresiones faciales o gestos que denoten aprobación y acuerdo, etc.
b) Refuerzos de tipo material: el uso de refuerzos materiales se encuentra totalmente desaconsejado
y, cuando se accede a su empleo, se acompañan de medidas que neutralizan el carácter material
(libros, cuentos, material de pintura, música, pósters, material informático u otro material
escolar, etc.).
c) Actividades reforzadoras: como la organización de debates sobre temas de interés para los alum-
nos, la oferta de tiempo libre para que el alumno lo destine a actividades que le resulten atrac-
tivas, la preparación de concursos y juegos, el desempeño de cargos o tareas (vigilancia del
orden en la biblioteca, entrega de material a los alumnos, etc.) cuya atracción reside en el
estatus o valor social que se supone más que en la actividad por sí misma, etc.
d) Refuerzos simbólicos: esta categoría de refuerzos comprende aquellos estímulos que, aunque
desposeídos de valor intrínseco, alcanzan magnitud reforzadora en la medida que pueden ser
intercambiados por materiales o actividades atractivas para el alumno. Entre sus características
destaca que a) todos los alumnos pueden beneficiarse de este tipo de refuerzo, pues se maxi-
miza el carácter reforzador del intercambio; b) permite una administración rápida y contin-
gente al comportamiento deseado; y c) habilita una administración rápida del refuerzo –la
ficha– con el empleo de estímulos de carácter diferido.
Los resultados de distintos estudios empíricos (Geiger, 2000), basados en las opiniones de
los alumnos y profesores de distintos centros sobre el tipo de estrategia más eficaz para mejo-
rar conductas disruptivas, mostraron que los refuerzos positivos (elogios, aprobados, premios,
ignorarlos intencionadamente e invitarlos a participar) tuvieron un 78% de éxito.
Gotzens (1997) presenta algunas técnicas para establecer con mayor eficacia la colaboración
entre los miembros de la comunidad educativa entre las que se pueden destacar las colaboracio-
nes espontáneas o involuntarias y las colaboraciones voluntarias:
• Colaboraciones involuntarias: los alumnos como modelos de comportamiento. El aprendizaje vicario constitu-
ye uno de los ejemplos más claros de colaboración involuntaria de los alumnos que ejercen
influencia en el resto de los compañeros; por ello conviene que se utilice con las debidas
precauciones para minimizar los aspectos negativos y maximizar los positivos.
• Colaboración voluntaria. La base es el pacto que suscriben profesores y alumnos que puede afectar
a un solo alumno, a un grupo o a toda la clase. La autora destaca dos tipos:
MOD 5
a) La tutoría como forma de colaboración entre profesores y alumnos. La mayor aportación de la tutoría
al tema de la disciplina es de carácter preventivo. Las sesiones son mediante entrevistas
en las que se trata de obtener del alumno información y elementos de análisis. La tutoría
también puede constituir una aproximación eficaz a la resolución de problemas de compor-
tamiento; así, cuando las normas no parecen encajar suficientemente con las características
del grupo, es preciso llevar a cabo un nuevo planteamiento para su adaptación a las pecu-
liaridades del grupo.
b) Los alumnos como mediadores en la resolución de problemas de comportamiento. Según la edad de los
alumnos éstos se sienten más reforzados por sus compañeros que por el profesor.
Stevenson (1991; cit. Gotzens, 1997) propone dos aspectos a tener en cuenta para su apli-
cación:
– Debe explicitarse la existencia del conflicto y destacar la complicidad de todo el grupo-
clase tanto en el desarrollo del problema como en la utilización de estrategias, ya sean
punitivas o reforzadoras.
– Las estrategias deben incorporar el tipo de sanción a imponer y administrar el tipo de
refuerzo a desarrollar con el fin de reforzar la colaboración del grupo.
Tras el análisis de las distintas estrategias de intervención propuestas por Gotzens (1997)
para prevenir y solucionar los problemas de disciplina, pasamos a desarrollar sus aportaciones
inspiradas en diversas perspectivas y modelos psicológicos. En este módulo destacamos los
enfoques que comparten un planteamiento individual de los problemas de disciplina y una
propuesta ecléctica:
a) Planteamiento individual de los problemas de disciplina. Considera que los problemas tienen su ori-
gen, entre otras, en las alteraciones que en el ámbito personal se producen en los sujetos. En
esta perspectiva destacan el planteamiento de Dreikurs, el análisis transaccional y el enfoque
humanista:
• El planteamiento de Dreikurz. Subraya la necesidad del esfuerzo que el alumno realiza para
lograr su integración social y que consigue en la medida en que acepta, respeta y cumple
las normas del grupo. Gotzens señala cuatro objetivos que proporcionan la creación de
perfiles diferenciales de comportamientos de indisciplina: conseguir la atención y acepta-
ción de los adultos, manifestar su poder mediante el desafío en una lucha de fuerza con
los adultos, utilizar la venganza como único medio de ver compensado el daño que le ha
sido infligido y mostrar cierta incapacidad con el fin de salvaguardar su prestigio.
Entre estos perfiles de comportamiento destacan cuatro categorías: a) la primera hace
referencia a los mecanismos para llamar la atención: payasadas, travesuras, desorden, timidez,
falta de concentración, ansiedad, etc.; b) la segunda implica mecanismos de ostentación
MOD 5 de poder y aglutina las conductas de desobediencia, desafío, rabietas, mentiras, etc.; c) la
tercera se refiere a comportamientos de resentimiento y venganza y los comportamientos
violentos y agresivos sobre personas o cosas; y d) la cuarta categoría indica incapacidad y
se manifiesta en comportamientos de pasividad, indolencia, ineptitud, etc.
A partir del análisis de estos planteamientos, la autora propone soluciones que se centran
en reemplazar el castigo por la aplicación de consecuencias naturales e implica los siguientes
pasos en la actuación de los adultos: a) no imponer los deseos del alumno, ni dejar que
estos hagan peticiones inadecuadas; b) estimular al alumno para que consiga el compor-
tamiento deseado; c) preguntarse antes de llevar a cabo alguna acción, ¿qué ocurriría si no
interviniera?; d) no responder a las provocaciones de los alumnos, ya que persiguen la
atención del profesor y ésta hay que darla cuando el alumno manifieste conductas deseables;
e) evitar las comparaciones entre los alumnos; y f) dar soluciones a los problemas de
forma progresiva.
• El análisis transaccional. Con relación a la disciplina, se centra en la comprensión del alumno,
de su personalidad, de sus relaciones sociales, de las interacciones que se producen en el
grupo-clase y de los problemas en la medida en que su solución mejore la comunicación del
grupo. Entre los resultados obtenidos con la aplicación del análisis transaccional destaca
el cambio de actitud en los alumnos con problemas de comportamiento en el aula, sobre
todo de apatía, de falta de interés y motivación, de absentismo escolar, etc. Los grupos de
discusión son una de las técnicas más adecuadas y que permiten lograr la sensibilización
del alumno ante los sentimientos y necesidades ajenas y la aceptación de los
suyos y de sus limitaciones tanto positivas como negativas; y la reflexión sobre las viven-
cias comunes con los demás, teniendo en cuenta que los otros también poseen opiniones
sobre ellos mismos.
Cada vez que el alumno manifieste un comportamiento inadecuado, el profesor debe inte-
rrogarle sobre lo sucedido. Si permanecen las conductas inadecuadas, el profesor comentará de
nuevo con el alumno lo sucedido y los cambios que deben producirse, y ambos realizarán un
plan realista que motive al alumno a respetar las normas que incumple. Si el alumno insiste en
su mal comportamiento se le aislará de la clase, imposibilitándole participar en las actividades
de grupo porque no respeta las normas de funcionamiento del aula.
Por último, antes de finalizar este módulo, es importante afirmar que en los problemas de
disciplina en el aula (en su diagnóstico, prevención y control), además de considerar los aspectos
relacionados con el alumno, con la familia y el contexto, un elemento clave sigue siendo el profe-
sor y su formación para la adecuada organización y control del aula. Es fundamental, por tanto,
la formación del profesorado como uno de los elementos centrales para la puesta en práctica
de las diversas medidas diseñadas para prevenir la indisciplina. Como afirman Rey y Ortega
(2001), la formación del profesorado es necesaria para dar respuesta a las demandas tanto de
los alumnos como del centro educativo y esta formación debe estar centrada no sólo en la
adquisición de destrezas o técnicas, sino también en la formación del grupo de docentes que les
capacite para adoptar decisiones conjuntas y para adaptar la intervención a las necesidades del
centro. Esta formación del profesor permitirá, como apuntan distintos autores (Calvo Hernández,
2002; Calvo Rodríguez, 2002; Gotzens, 1997; Fernández, 2001 y Trianes, 2000; entre otros),
comprender y potenciar los sistemas de participación mediante mecanismos de negociación y
consenso de los miembros de la comunidad educativa con el fin de garantizar respuestas favo-
rables para la solución de los problemas de convivencia en las aulas.
ACTIVIDADES
1. Elaborar una definición razonada de disciplina escolar, conforme a las especificaciones del
anexo 1.
2. Plantear una definición razonada de violencia escolar, conforme a las especificaciones del
anexo 2.
3. Construir un cuadro en el que se recojan cinco estrategias de intervención sobre los problemas
de disciplina, conforme a las especificaciones del anexo 3.
MOD 5
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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www.nalejandria.com/00/colab/convivencia.htm.
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I y II. Bilbao: Ediciones Mensajero.
ARRANZ, F. (2001) Los conflictos. En M. García de Cortazar y otros. Consenso y conflictos en los
centros docentes no universitarios. Madrid: UNED, 139-154.
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dad. Cuadernos de Pedagogía, 284, 44-47.
RAMOS, Z. y CRUZ , J. (1997). La convivencia y la disciplina en los centros educativos. Normas y proce-
dimientos. Madrid: Editorial Escuela Española.
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dojas. Ponencia presentada en las III Jornadas Nacionales de Didáctica Universitaria. Las Palmas
de Gran Canaria: Servicio de Publicaciones de la ULPGC, 261-288.
TRIANES, Mª. V. y FERNÁNDEZ-FIGARÉS, C. (2001). Aprender a ser persona y a convivir: Un
programa para secundaria. Bilbao: Desclée de Brower.
WATKINS, Ch. y WAGNER, P. (1991). La disciplina escolar. Madrid: MEC. y Paidós.
WHEELER, N. (1999). Troubled students and schools. Teacher education. Conference Papers.
Disponible base de datos ERIC: ED431767.
MOD 5
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
1. Para una correcta aplicación de las estrategias punitivas hemos de tener en cuenta los siguientes
aspectos:
a) El castigo debe ser conocido de antemano.
b) No se debe informar sobre las consecuencias de las infracciones.
c) El castigo no debe conocerse de antemano.
4. ¿Cuál de los siguientes enfoques, en relación con la disciplina, indica que el alumno necesita
de un contexto relajado y distendido donde pueda manifestar y experimentar la mejora de
las relaciones?
a) El análisis transaccional.
b) El enfoque humanista.
c) La perspectiva de Dreikurz.
7. La autoridad y la destreza son elementos básicos sobre los que se asienta el éxito del profesor
en el gobierno del aula.
V F
8. Los estilos de aprendizaje no son factores determinantes de los éxitos o fracasos del profesor.
V F
9. El grupo clase se puede considerar un elemento importante en los problemas de disciplina.
V F
10. Los factores familiares no tienen un peso determinante en la socialización de los alumnos.
V F
1. a
2. b
3. a
4. b
5. c
6. V
MOD 5
7. V
8. F
9. V
10. F
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Conflictos: situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo, por-
que sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son o se perciben como incompati-
bles y que los sujetos tienen que aprender a controlar mediante la negociación y el consenso.
Conflictos sistemáticos: se generan en los centros educativos como consecuencia de los desajus-
tes entre las decisiones de la administración y la aplicación de la normativa, de los aspectos
curriculares, de la organización del centro, de la administración de los recursos y de la oferta de
formación del profesorado.
MOD 5 Disciplina escolar: conjunto de reglas, hábitos de relación y convenciones sociales que si no
están integradas por los diferentes miembros de la comunidad escolar entorpecen la conviven-
cia, convirtiéndose en una fuente de conflictos.
ANEXOS
ANEXO 1
ANEXO 2
MOD 5
ANEXO 3
MOD 5
APRENDIZAJE COOPERATIVO
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
OBJETIVOS DEL MÓDULO
ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS
EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS
1. Fundamentos del aprendizaje cooperativo.
1.1. Antecedentes del aprendizaje cooperativo.
1.2. Principios psicosociales del aprendizaje cooperativo.
2. Aprendizaje cooperativo en grupos escolares.
2.1. Establecimiento de las estructuras de meta.
2.2. Ventajas del aprendizaje cooperativo.
2.3. Condiciones del trabajo cooperativo.
3. Resultados de las investigaciones en aprendizaje cooperativo.
4. Las técnicas del aprendizaje cooperativo.
4.1. Características de las técnicas de aprendizaje cooperativo.
4.2. JIGSAW: Técnica del rompecabezas de Aronson.
4.3. TGT (Teams Games Tournaments): Torneos de equipos de aprendizaje
4.4. GI (Group Investigation):Grupos de investigación.
4.5. Peer Tutoring: Tutoría entre iguales.
ACTIVIDADES
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía complementaria
Referencias bibliográficas
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
GLOSARIO DE TÉRMINOS
ESQUEMA DE LA ASIGNATURA
MOD 6
PRESENTACIÓN DEL MÓDULO
• Conocer los antecedentes y enfoques que consolidan los fundamentos del aprendizaje coo-
perativo.
• Valorar el trabajo cooperativo como una estrategia eficaz que permite a los alumnos adquirir
conocimientos a partir de la interacción con los otros y con el medio.
• Analizar los resultados más importantes de las investigaciones realizadas sobre el análisis
cooperativo en el contexto escolar.
• Aprender a manejar las técnicas del aprendizaje cooperativo y las ventajas que tiene su utili-
zación en el aula.
ESQUEMA DE CONTENIDOS
MOD 6
EXPOSICIÓN DE CONTENIDOS
El estudio del aprendizaje cooperativo, como señala Ovejero (1990), es una de las viejas tra-
diciones de la Psicología social entre las que destacan psicólogos como Triplett, Thorndike, etc.
A la hora de abordar los fundamentos del aprendizaje cooperativo nos centramos en una serie
de autores que de alguna manera intuían los efectos positivos del mismo. La preocupación por
el tema surgió a principios del siglo XX, pues autores como Dewey mencionaron la importancia
de estructurar la escuela como comunidades democráticas de aprendizaje. No obstante, revisiones
más actuales centran el estudio del aprendizaje cooperativo como una línea de investigación
fundamental de la Psicología social de la educación.
Autores como Rousseau, Ferrer, Cousinet, Nelly, Freinet, etc, pueden ser considerados como
precursores del aprendizaje cooperativo. Entre ellos, estudiaremos brevemente las aportaciones
de tres que son fundamentales para el análisis del tema que nos ocupa: Rousseau, Ferrer y
Freinet:
• Rousseau. Podemos considerar sus ideas en general como un antecedente indirecto del apren-
dizaje cooperativo, pues muestra de forma explícita su rechazo a la competencia educativa,
a pesar de que en su época la mayoría de los sistemas educativos entendía como un elemento
central la competitividad, la lucha por ver quien puede más.
• Ferrer. Fundador de la Escuela Moderna aparece como el antecedente más evidente del
aprendizaje cooperativo. No obstante, la Escuela Moderna de Ferrer no era una escuela de
aprendizaje cooperativo, aunque incluía algunos elementos propios de éste, como la ausencia
de competición y se basaba en el principio de solidaridad y apoyo mutuo para incrementar
el espíritu crítico de los alumnos. Estos elementos dan forma a los principios de la Escuela
Moderna que propugnaba cambios sociales ya que, para Ferrer, la falta de educación es el
necesario cimiento de la desigualdad social.
• Freinet. El contacto que tuvo con la realidad de la escuela le desencadenó grandes dudas sobre
la eficacia de las técnicas tradicionales, convirtiéndose en uno de los protagonistas de los MOD 6
principios de la Escuela Moderna. No obstante, aunque el movimiento de Freinet es coope-
rativo, se centra en un tipo de cooperación entre profesor y alumno donde el objetivo funda-
mental no es favorecer la interacción entre los alumnos, sino cambiar el estilo autoritario del
profesor.
Como señala Ovejero (1990), aunque entre los pedagogos existen importantes antecedentes
del aprendizaje cooperativo, han sido los psicólogos sociales los que han trabajado y destacado
los fundamentos psicosociales que explican la eficacia del trabajo cooperativo. En este sentido,
Slavin (1992) insiste en la importancia de la Psicología social, ya que permite crear vías para
entender el desarrollo de la naturaleza de la vida del aula y poder formular juicios más sistemá-
ticos y eficaces sobre la acción a desarrollar; en definitiva, el aprendizaje cooperativo proporciona
un ejemplo de la aplicación de los principios de la Psicología social y de la Psicología social de
educación en particular a la dinámica de grupos en el aula.
puede considerarse como antecedente del aprendizaje cooperativo, en la medida que estudia la
interacción social y la construcción del conocimiento a través de los procesos interactivos.
Desde un punto de vista histórico, son prioritariamente dos los enfoques que consolidan y
explican los fundamentos del aprendizaje cooperativo: el enfoque cognitivo y el enfoque social,
que han tenido un enorme desarrollo debido fundamentalmente a los avances de la Psicología
y de las teorías instruccionales, que han tratado de sistematizar los mecanismos asociados a los
procesos mentales que hacen posible el aprendizaje.
El enfoque cognitivo. Se encuentra representado por las teorías del suizo Piaget y la Escuela de
Ginebra. Piaget entiende el aprendizaje como un proceso de construcción individual donde la
variable más importante es la posibilidad de intercambiar y confrontar puntos de vista propios
con los del resto de los miembros del grupo, de intercambiar sentimientos y de la capacidad de
reflexionar sobre las ideas y los pensamientos, tanto propios como ajenos. Las investigaciones
iniciadas en la Escuela de Ginebra tratan de demostrar, como señala Lobato Fraile (1998), que
la interacción entre los compañeros puede ser más beneficiosa que la que se produce entre los
adultos, genera mejores cotas de equilibrio, fomenta la construcción del conocimiento y propicia
el conflicto sociocognitivo
En esta línea, Mugny y Doise (1983) consideran que la base de la estructura cognitiva es el
resultado de una actividad estructurada que se efectúa a través de coordinaciones interindivi-
duales, como las que se dan en el trabajo cooperativo, pues los encuentros interindividuales condu-
cen al progreso cognitivo en la medida en que un conflicto de naturaleza cognitiva haya tenido
lugar durante la interacción. Ambos autores sugieren tres motivos que explican la eficacia del
conflicto socicognitivo:
MOD 6 • La toma de conciencia de los alumnos sobre la existencia de respuestas distintas a las suyas.
• La posibilidad de que el otro facilite indicaciones que pueden ser determinantes en la elabo-
ración de un nuevo instrumento cognitivo, incluso modelos que aparentemente no tienen
nada que aportar al niño pueden indicarle pautas a seguir.
• Entender que el conflicto cognitivo aumenta la probabilidad de que el alumno sea activo cogni-
tivamente.
El enfoque social. Está representado por las teorías de Vygotsky, para quien la interacción social
es el origen y el motor del aprendizaje y del desarrollo intelectual que juega un papel importan-
te en la construcción social de la inteligencia. Se produce como consecuencia del proceso de
interiorización que se genera en la interacción interpersonal entre los sujetos que participan en
el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los constructivistas que apoyan la teoría de Vygotsky opinan
que la interacción que se origina en las relaciones sociales es importante para el aprendizaje, en
la medida que los sujetos realizan tareas mentales con apoyo social antes de que puedan reali-
zarlas por sí solos.
El enfoque social del aprendizaje cooperativo, como señalan Johnson y Johnson (1982) y
Slavin (1990), se centra en las recompensas o metas grupales, pues las estructuras cooperativas
crean situaciones en las que los miembros de un grupo alcanzarán sus objetivos personales
siempre y cuando todo el grupo tenga éxito. Esto implica que, para satisfacer los objetivos perso-
nales, los integrantes de un grupo deben ayudar a sus compañeros en todo lo que sea necesario
para alcanzar el éxito.
del aprendizaje cooperativo con la dinámica de grupos y, en particular, con las técnicas grupales
de intervención.
En el cuadro siguiente, García López (1996) sintetiza las diferencias básicas entre las técni-
cas de aprendizaje cooperativo y las técnicas tradicionales de aprendizaje grupal.
MOD 6
En esta perspectiva, Johnson y Johnson (2001) y Sapon-Shevin, Ayres y Duncan (2001) aclaran
que un grupo que trabaja bajo el enfoque cooperativo ha de sustentarse en los principios que
se concretan en el siguiente cuadro:
• Cada estudiante contribuye de un modo particular al logro de las metas del grupo y nadie gana
méritos a costa del trabajo de los demás.
• Los estudiantes se brindan ayuda y apoyo mutuo en el cumplimiento de las tareas y el trabajo hacia
las metas comunes.
• Cada estudiante es individualmente responsable de una parte equitativa del trabajo.
• Las actividades cooperativas están basadas en habilidades interpersonales como la confianza
mutua, la comunicación clara, el apoyo mutuo y la resolución constructiva de conflictos.
• El grupo se somete a procesos de reflexión acerca de su trabajo y toma decisiones sobre su fun-
cionamiento.
• El grupo se caracteriza por ser una comunidad de aprendizaje en la que se respeta la expresión
de puntos de vista divergentes.
• La formación de grupos es intencional y basada en la heterogeneidad, las diferencias en habili-
dades y las características personales de los miembros.
• Individualista: no existe interacción entre los participantes ni correlación entre el logro de sus
objetivos; el hecho de que un alumno alcance o no su meta no va a influir para que los demás
alcancen o no las suyas.
Mientras un ambiente de trabajo competitivo implica trabajar unos en contra de otros, donde
unos pierden y otros ganan; el trabajo cooperativo supone que los compañeros trabajan en gru-
pos pequeños para lograr metas comunes procurando lograr beneficios tanto para sí mismos
como para el resto de los miembros del grupo. Fernández y Melero (1995) utiliza el término
aprendizaje cooperativo para referirse a un conjunto de métodos de enseñanza estructurados para
que los alumnos trabajen en grupos o equipos, ayudándose mutuamente en las tareas que gene-
ralmente son académicas.
En el siguiente cuatro presentamos la sistematización realizada por Beltrán (1987) sobre las
estructuras de meta que afectan al aprendizaje en los contextos educativos.
MOD 6
En esta línea, Marrero y Santiago (1996, 1999, 2001) señalan que los planteamientos del con-
dicionamiento operante han puesto el énfasis en que el análisis de la calidad de la interacción
(cooperativa, competitiva o individual) tenga en cuenta no sólo las estructuras de meta, sino
también la estructura de los incentivos, añadiendo que, desde una perspectiva sociocognitiva, la
propia dinámica de la interacción entre los sujetos facilita la mejora de los rendimientos, de la
interacción, de la participación, etc.
En cuanto a las estructuras de incentivos (reward structure), los autores se refieren a las for-
mas de distribuir los refuerzos entre los miembros del grupo y, siguiendo a Slavin (1990), plantean
tres categorías:
• Estructura de recompensa individual: se otorga recompensa a cada individuo a partir de la propia
ejecución individual con independencia de los resultados de los otros participantes.
• Estructura de recompensa interdependiente: la recompensa se concede teniendo en cuenta las apor-
taciones individuales a la producción del grupo, lo que se denomina recompensa grupal para el
aprendizaje individual.
• Estructura de recompensa dependiente: se recompensa al grupo en función de la producción grupal,
sin considerar las aportaciones individuales; es lo que se denomina recompensa grupal para el
producto grupal.
Por último, hemos de mencionar la estructura de tareas y reseñar si estas se orientan al estu-
dio en grupo o a la especialización. Como señala Slavin, es en la combinación entre la estructura de
incentivo, recompensa grupal para trabajo individual, y la estructura de tarea centrada en el trabajo en
grupo, donde se obtienen mejores resultados. No obstante, como indican Huertas y Montero
(2001), si bien el razonamiento de tipo operante del planteamiento de Slavin puede explicar por
qué los alumnos trabajan de una determinada manera, no explica por qué esa manera de trabajar
produce mejores rendimientos. Asimismo, es necesario considerar que son diversas las investi-
gaciones que han demostrado la eficacia del trabajo cooperativo, tanto en la mejora de los
aprendizajes como en el tipo de relaciones que se desarrollan entre los miembros de los grupos
cooperativos.
MOD 6
En este sentido, Cohen (1994), desde la teoría de la eficacia grupal, plantea la interacción entre
los participantes como una variable fundamental en el proceso, señalando dos consideraciones
que se deben tener en cuenta para evaluar la relación entre interacción y éxito en el aprendizaje
cooperativo: a) el tipo de relaciones de trabajo entre los miembros del grupo respecto al inter-
cambio de recursos (en las tareas grupales en las que se desarrolla esta interdependencia es nece-
saria una mayor interacción, pero no en las tareas en las que el éxito puede ser alcanzado por el
mejor de los miembros); y b) el tipo de trabajo asignado al grupo (en las tareas de solución de
problemas en las que no exista una respuesta correcta, será necesaria una mayor interacción).
En esta misma línea, Díaz-Aguado (1983) señala que la eficacia del trabajo cooperativo para
mejorar el rendimiento se explica teniendo en cuenta: a) una mayor dedicación a las tareas res-
pecto a las estructuras tradicionales; b) el conflicto cognitivo que se suscita en la discrepancia
de opiniones entre los sujetos de rendimiento próximo; y c) que el contexto sea apto para el
aprendizaje, tanto para los alumnos que prestan la ayuda como para los que son ayudados, esti-
mulando su proceso hasta la zona de desarrollo próximo.
En definitiva, como afirma Muñoz (1997), para que las estrategias cooperativas tengan el
efecto deseado para el grupo, será necesario desarrollar aquellas que garanticen la interdependen-
cia positiva de meta, la interdependencia de recursos y la interdependencia positiva de recompensas.
En cuanto a los efectos que el aprendizaje cooperativo tiene sobre los procesos de aprendi-
zaje escolar, Lobato Fraile (1998) destaca que se utilizan habilidades intelectuales superiores y
estrategias cognitivas de alta calidad, se obtiene una mayor productividad y el lenguaje es más
elaborado y de mayor precisión y rigor en los intercambios y debates grupales. Estas ventajas
permiten al profesorado plantear un programa equilibrado que responda simultáneamente a
objetivos de desarrollo escolar, personal y social, es decir, que englobe objetivos cognitivos, proce-
dimentales y actitudinales que propician el aprendizaje activo, el crecimiento de la autoestima,
mejoran las relaciones interpersonales y el clima del aula y responden mejor a la diversidad del
alumnado.
Para desarrollar el aprendizaje cooperativo se requieren unos elementos mínimos que, como
plantean Rue (1991) y Lobato Fraile (1998), se pueden agrupar en cuatro grandes bloques:
• Los objetivos: supone organizar el trabajo, los materiales y las relaciones sociales de manera que
se pueda pasar de un tipo de tarea que genera aislamiento a otra estructura de tarea que con-
temple la interdependencia.
• La configuración de los grupos: la composición de los grupos no está en función de la relación
que tengan entre sí, lo importante son las características de las actividades que se van a rea-
lizar orientadas a lograr una mayor heterogeneidad en cuanto al género, niveles académicos,
capacidades, habilidades y diferencias socioculturales, que constituyen la garantía para que se
puedan promover conflictos o controversias como elemento prioritario. También es apropiado
que el número de miembros participantes esté entre tres y cinco, lo que permite garantizar
la calidad de la interacción en el grupo.
• La distribución de los roles y funciones: la labor educativa del docente se orienta básicamente a organizar el
grupo y las propuestas de aprendizaje, actuando como facilitador y mediador en el proceso
de aprendizaje de los alumnos, supervisando el trabajo de los grupos, observando las interac-
ciones que se producen entre los miembros del grupo, interviniendo y sugiriendo cuando lo
crea oportuno y orientando al grupo en las tareas.
• Formación en habilidades cooperativas: para garantizar el trabajo en grupo es necesario que el profe-
sor articule y oriente actividades que desarrollen habilidades cooperativas, que Lobato Fraile
(1998) clasifica, teniendo en cuenta las tareas y las relaciones entre los miembros del grupo, en
habilidades de tarea y habilidades de relación:
MOD 6
Aunque las habilidades sean distintas en función de las tareas a desarrollar, se observan entre
ellas objetivos comunes que se centran, fundamentalmente, en favorecer un clima de confianza
y de respeto y en la eficacia del aprendizaje escolar.
Para Marrero y Santiago (1996, 1999, 2001) las investigaciones sobre el aprendizaje coope-
rativo en los contextos escolares han tenido una gran repercusión tanto en la elaboración del
marco teórico como en la acumulación de evidencias empíricas. Entre las revisiones más impor-
tantes destacan las de Johnson y colaboradores y Slavin.
Johnson y colaboradores realizan dos revisiones utilizando la técnica del metaanálisis, que
pretende combinar los resultados de investigaciones independientes con el objetivo de integrar
sus descubrimientos. En la primera revisión, Johnson, Maruyama, Johnson, Nelson y Skon,
estudian 122 investigaciones publicadas entre 1924 y 1981 que contenían 286 descubrimientos
y llegan a cuatro bloques de conclusiones consistentes:
1. La cooperación es superior a la competición a la hora de promover el logro y la productividad
en todas las áreas, en todas las edades y para tareas que implicaban adquisiciones de conceptos,
solución de problemas espaciales, retención y memoria, ejecución motora y tareas de supo-
sición y predicción.
2. La cooperación es superior al aprendizaje individualista a la hora de promover logro y produc-
tividad cuando la tarea no es rutinaria de descifrar y corregir o cuando no se requiere una
división del trabajo.
3. La cooperación sin competición intergrupo promueve un mayor logro y productividad que
la cooperación con competición intergrupo.
4. No existen diferencias significativas entre las estructuras de meta competitivas interpersonales
y las individualistas sobre logro y productividad.
5. Gusto por la escuela: el uso de las técnicas de aprendizaje cooperativo favorece el gusto por la
escuela, aunque los resultados no son consistentes.
6. Normas académicas: algunas investigaciones parecen confirmar que cuando el aprendizaje coo-
perativo influye de manera favorable en el nivel de ejecución académica es porque los estu-
diantes formulan normas que facilitan el rendimiento y porque se esfuerzan para que el grupo
logre resultados óptimos.
7. Autoestima: las estrategias de aprendizaje cooperativo influyen favorablemente sobre el nivel
de autoestima, porque los miembros del grupo se sienten atraídos entre sí y porque la expe-
riencia de éxito eleva la autoestima.
8. Salud psicológica: las actitudes hacia la cooperación correlacionan positivamente con ajuste y
madurez emocional, fuerte identidad personal, capacidad de resolver conflictos, participación
social, confianza básica y optimismo.
9. Relaciones sociales: distintos estudios han demostrado efectos positivos sobre las relaciones socia-
les, raciales y de superación del prejuicio, mediante el uso de estrategias de aprendizaje coo-
perativo.
10. Rendimiento: diferentes investigaciones han confirmado que cuando los alumnos se enseñan
unos a otros se producen mejoras en las habilidades y en el rendimiento.
En el contexto escolar, el análisis de las estrategias que resultan más eficaces para el rendi-
miento es un tema de debate que suscita gran interés, distinguiéndose entre estrategias de apren-
dizaje cooperativo y aquellas otras que se desarrollan en función del tipo de agrupamiento de
los alumnos y en función de sus habilidades. Tal vez lo más interesante de las técnicas de apren-
dizaje cooperativo es que se trata de métodos que no sólo mejoran las relaciones y las actitudes
intergrupales, sino que también son altamente eficaces para el rendimiento académico.
En esta línea, Johnson y Johnson (1999) aluden a estrategias de intervención centradas en el
aprendizaje mediante grupos cooperativos, ya que éstos incrementan la interdependencia de los
estudiantes, la probabilidad de una resolución constructiva de los conflictos, facilita la cooperación
Dentro de las técnicas de cooperación en el aula es quizás la más representativa y crea inter-
dependencia entre los alumnos, ya que las tareas se reparten entre todos y se estructuran las
interacciones entre los alumnos en grupos de trabajo. Consigue establecer en los grupos la coo-
peración entre sus miembros mediante la división del trabajo, la interdependencia queda asegu-
rada al ser los alumnos tutores de sus compañeros. Es especialmente útil para las áreas de cono-
cimiento en las que los contenidos son susceptibles de ser fragmentados en diferentes partes
(por ejemplo, literatura, historia, etc.). Una variante de esta técnica es el Jigsaw II de Slavin, que
cambia respecto a la anterior en el sistema de evaluación (sumando las notas de los exámenes
individuales para formar las puntuaciones de los equipos). El desarrollo de la técnica incorpora
tres fases:
Para Marrero y Santiago (1996, 1999, 2001) esta técnica supone el dinamismo de los siete
elementos siguientes en orden al logro de los objetivos:
1. La cooperación nace de la necesidad de conocer las aportaciones que los compañeros han
aprendido y discutido con el equipo de expertos.
2. La cooperación se hace descansar más en la interdependencia de la tarea que en la interde-
pendencia del premio.
3. El método permite abordar el estudio de tareas que puedan ser analizadas desde diferentes
puntos de vista o desde distintas disciplinas científicas.
4. Los alumnos pueden desarrollar mayores niveles de autonomía y el profesor puede prestar
atención especializada a los alumnos que más lo necesitan.
5. El método facilita el refuerzo de los sentimientos de éxito y de pertenencia al grupo.
6. La técnica permite plantear tareas de diferente rango de dificultad y trabajar al profesor con
una gran variedad de alumnos.
7. El profesor puede adaptar la estrategia a las características del grupo y al área específica sobre
la que trabaja.
Esta técnica cumple con los cuatro elementos básicos del trabajo cooperativo: interdepen-
dencia positiva, interacción cara a cara, responsabilidad individual y utilización de habilidades
interpersonales entre los miembros del grupo. Los estudiantes son asignados a equipos hetero-
géneos y el objetivo del trabajo consiste en preparar a los componentes del grupo en los con-
tenidos explicados previamente por el profesor para que puedan participar en un concurso. El
desarrollo de esta técnica supone la implementación de dos fases:
• PRIMERA FASE:
1. Presentación inicial por parte del profesor de los objetivos a conseguir y de la técnica a aplicar.
2. Formación de grupos de 4-5 alumnos, con adecuados niveles de heterogeneidad y con la
finalidad de preparar al equipo para la fase 2 o de torneo.
4. Exposición del profesor y entrega a los equipos de una ficha/recordatorio de los contenidos
explicados. Sobre estos contenidos se preguntará en el torneo.
4. Los alumnos de cada grupo estudian, resuelven dudas, se explican y se examinan entre sí,
buscando la preparación idónea para el día del torneo.
• SEGUNDA FASE:
MOD 6
1. Asignación a los alumnos a mesas de torneo de tres miembros cada mesa. La asignación se
realiza colocando en la mesa 1 a los alumnos que obtuvieron las tres mejores puntuaciones
en el torneo anterior; en la mesa 2 a los tres siguientes y así sucesivamente. En la primera
sesión del torneo, como no existen puntuaciones previas, se hace la asignación en función
de los datos que el profesor maneje sobre el rendimiento de los alumnos.
2. Celebración del torneo, normalmente una vez por semana. Los alumnos compiten en repre-
sentación de su equipo y sobre los contenidos preparados cooperativamente en grupo.
3. Los alumnos preparados en grupo se asignan, por tanto, a mesas de torneo donde se
encuentran con competidores de capacidades homogéneas y donde todos tienen las mismas
posibilidades de contribuir a la mejora de la puntuación global de su equipo.
4. El profesor puede plantear a cada mesa tareas de distinto nivel de dificultad, con tal de que
estas dificultades estén incluidas en la preparación previa del equipo.
Como señalan Marrero y Santiago (1996, 1999, 2001), esta técnica supone el dinamismo de
los seis elementos siguientes en orden al logro de los objetivos:
1. Este método mezcla a los participantes en las mesas de torneo.
2. La técnica se centra en tareas de contenido discreto y los alumnos tienen limitada su capacidad
de decisión sobre lo que quieren trabajar.
3. El uso de este método permite a los alumnos de diferentes capacidades sentirse útiles y que
sus aportaciones sean tan válidas como las de los alumnos con mayores habilidades.
Se trata de que los estudiantes trabajen en grupos pequeños y utilicen la discusión de grupo,
la planificación y proyectos e investigación cooperativa. Los procesos y fases de esta técnica
pueden concretarse en los siguientes elementos:
1. El profesor presenta y plantea las líneas del tema o cuestión a estudiar.
2. Formación de grupos integrados por 4-5 alumnos.
3. Cada grupo elige subtemas de una unidad temática en función de su importancia y/o interés.
4. Los alumnos planifican de acuerdo con el profesor las metas y los procedimientos para estu-
diar las cuestiones seleccionadas en el apartado anterior. A cada alumno se le exige una tarea
específica o parte del subtema en cuestión.
5. Elaboración del plan señalado en el apartado anterior. El profesor presta a cada grupo el ase-
soramiento requerido.
MOD 6
6. Las aportaciones de cada miembro son reelaboradas por el grupo y presentadas posterior-
mente a toda la clase.
7. Con las aportaciones de los distintos grupos se logra una visión amplia del tema propuesto
inicialmente por el profesor.
8. El profesor y los alumnos evalúan la contribución a la clase del trabajo/exposición de cada
uno de los grupos.
Esta estrategia se basa en la colaboración y orientación que un alumno aporta a otro com-
pañero. Se observa una estructura de aprendizaje cooperativo aunque no en grupos reducidos
y heterogéneos, sino recurriendo a una dualidad: parejas de alumnos de un mismo grupo. Es
una estrategia que permite adaptarse a las diferencias individuales desde una relación diádica
entre los participantes: uno de ellos desarrolla el papel de tutor y el otro el de alumno, lo que
permite favorecer actitudes de responsabilidad, incremento de la autoestima personal y mejora
el rendimiento de los alumnos implicados. Para Serrano y Calvo (1994) deben darse dos condiciones:
a) el alumno tutor debe responder a las demandas de ayuda de su compañero; y b) la ayuda que
proporcione el tutor a su compañero debe adoptar la forma de explicaciones detalladas sobre
el proceso de resolución de un problema y nunca debe proporcionarle las soluciones elaboradas.
ACTIVIDADES
1. Construir un mapa conceptual en el que se recojan las características de las tres estructuras
de meta.
3. A partir de la Técnica del Rompecabezas de Aronson (Jigsaw), preparar una actividad que se
pueda poner en práctica en el aula, conforme a las especificaciones del anexo 2.
MOD 6
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
EJERCICIOS DE AUTOCONTROL
3. Johnson y Johnson definen tres tipos de situaciones acerca de las estructuras de metas: coo-
perativa, competitiva y:
a) Corporativa.
b) Compensadora. MOD 6
c) Individualista.
4. ¿Qué se entiende por un conjunto de métodos instruccionales donde los alumnos trabajan
en equipos o grupos en tareas preferentemente académicas con los materiales ofertados por
el profesor?
a) Aprendizaje en grupo-clase.
b) Aprendizaje heterogéneo.
c) Aprendizaje cooperativo.
6. Una de las conclusiones de las investigaciones realizadas sobre el trabajo cooperativo es que
la cooperación sin competición intergrupo promueve mayor logro y productividad que la
cooperación con competición intergrupo.
V F
10. Mugny y Doise explican la eficacia del conflicto sociocognitivo y uno de los argumentos que
aportan es que comprender el conflicto cognitivo no aumenta la probabilidad de que el
alumno sea activo cognitivamente.
V F
MOD 6
1. c
2. b
3. c
4. c
5. b
6. V
7. V
8. F
9. V
10. F
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Cooperación: los estudiantes se apoyan mutuamente no sólo para ser expertos en los conteni-
dos sino para aprender a trabajar en equipo.
Intereses convergentes (interdependencia positiva): relación en que el avance de una persona hacia la
meta propia aumenta la probabilidad de que otra persona progrese hacia sus respectivas metas
y viceversa. Los intereses convergentes ordinariamente conducen a la cooperación.
Intereses divergentes (interdependencia negativa): relación en que el avance de una persona hacia la
meta propia disminuye la probabilidad de que otra persona progrese hacia sus respectivas metas
y viceversa. Los intereses divergentes con frecuencia conducen a la competencia y al conflicto.
Situación social competitiva: el objetivo de cada uno de los miembros del grupo es de tal natura-
leza que si un miembro logra su meta, los demás miembros del grupo se verán incapacitados,
en mayor o menor grado, para lograr sus propias metas.
Situación social cooperativa: el objetivo de cada uno de los miembros del grupo es de tal natura-
leza que si un miembro logra su meta, los demás miembros del grupo alcanzan, en mayor o
menor grado, sus propias metas.
MOD 6
ANEXOS
ANEXO 1
MOD 6
ANEXO 2