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El Principio de propiedad y mayordomía

Yo soy propiedad de Dios

Dios me hizo para su propósito.Él me creó para serUna imagen para Su gloria,
¡Todopoderoso Padre es Él!- Rosalie J. Slater

Declaración del principio (parte 1):


“Pues los hombres son hechura del único Omnipotente e infinitamente sabio
Creador y todos siervos del único soberano Maestro, enviados al mundo por orden
Suya y para Sus negocios. Ellos son Su propiedad, cuya hechura ha sido creada
para Él, no para el placer de unos a otros…”
(Sobre gobierno civil, John Locke, filósofo inglés, 1689)

Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Ef 2:10)
Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su
buena intención. (Flp 2:13)

Definiciones para ponderar:


hechura (f. ) 1. Fabricar; algo hecho, particularmente por trabajo manual. 2.
Aquello que es hecho o producido. 3. La destreza de un trabajador; o la ejecución
o manera de hacer cualquier cosa. 4. El arte de trabajar.

mayordomo (m.) Uno que maneja o dirige la propiedad o los asuntos de otro.
mayordomear (tr.) Dirigir como un mayordomo o ministro de Cristo, cuyo deber es
repartir las provisiones del evangelio.
mayordomía (f. ) La administración cuidadosa y responsable de la propiedad de
otro, la cual ha sido encomendada al cuidado de uno.
propiedad (f. ) 1. Posesión que uno tiene en su propio derecho. 2. El derecho
exclusivo de poseer, disfrutar y disponer de algo; propiedad. 3. Lo que se posee;
aquello a lo que una persona tiene el título o derecho legal, esté en su posesión o
no.

Declaración del principio (parte 2):


“Un hombre tiene una propiedad de valor especial en sus opiniones religiosas y en
las profesiones y prácticas dictadas por ella…Igualmente tiene propiedad en el
libre uso de sus facultades y en la libre elección de los objetos en los cuales
usarlos. En una palabra, tanto un hombre se dice tiene un derecho en su
propiedad, como también se puede decir que tiene una propiedad en sus
derechos”.

(La propiedad, James Madison, arquitecto de la Constitución de E.U. y cuarto


presidente, 1792)

Definiciones para ponderar:


conciencia (f. ) Conocimiento interno o de uno mismo, o juicio del bien y del mal.
La facultad, poder o principio en nosotros que decide lo legal o ilegal de nuestras
propias acciones y afectos e instantáneamente los aprueba o condena. La
conciencia se ocupa primeramente en determinar nuestro deber, antes de que
procedamos a la acción, y después enjuzgar nuestras acciones cuando las
llevamos a cabo.

“Trabaje para mantener viva en su pecho ésa pequeña chispa de fuego celestial
llamada conciencia”. (George Washington, primer presidente de E.U., 1742)

consentimiento (m.) Acuerdo de la mente a lo que es propuesto o declarado por


otro; un ceder de la mente o la voluntad a lo que es propuesto. Consentir
normalmente se resume en dar permiso.

consentir (tr.) Literalmente, pensar con otro o estar de acuerdo. De forma más
general, estar de acuerdo en mente y voluntad; ceder ante lo que tiene el poder, el
derecho o la disposición de retener o rechazar la petición. Consentir es el título de
propiedad de la conciencia de uno.

consentimiento tácito, Consentir en silencio o por no interponer una objeción. Un


acuerdo o pacto de hombres de vivir bajo un gobierno particular es tácito cuando
no se hace ninguna objeción ni oposición; i.e., una rendición tácita es parte de
nuestros derechos naturales; un reproche tácito, etc.

título de propiedad (m.) 1. Todos los elementos que constituyen la propiedad


legal. 2. Una causa legal justa de posesión exclusiva.
“El trabajo de inventar, hacer o producir alguna cosa constituye uno de los más
altos y más irrevocables títulos de propiedad”. (Noah Webster, 1828)

Referencias escriturales:
En el principio Dios creó los cielos y la tierra. (Gn 1:1)
... todo lo que hay en los cielos y en la tierra; Tuyo es el dominio, oh Señor, y Te
exaltas como soberano sobre todo. (1 Cr 29:11)

Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque
Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas. (Ap 4:11)
Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su
cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. (1 Co 6:20).

Mas ahora, así dice el Señor tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel:
“No temas, porque Yo te he redimido, Te he llamado por tu nombre; Mío eres tú…
A todo el que es llamado por Mi nombre y a quien he creado para Mi gloria, a
quien he formado y a quien he hecho.” (Is 43:1 y 7)

El corazón del principio


La idea cristiana de propiedad abarca tanto la propiedad interna como la externa:
la propiedad de Dios es “todo lo que se hizo”, visible e invisible, por derecho de
creación y redención.
Cada individuo es hechura de Dios—“la obra maestra”—creado en Cristo Jesús
para buenas obras (Ef 2:10).
Nosotros somos Su propiedad. Dios posee el hombre por derecho de creación y
redención. Por lo tanto, cada individuo tiene propiedad en su propia persona.
Cada individuo debe tomar dominio y ejercer mayordomía sobre todo lo que Dios
le ha dado para Su Historia y Su gloria. Cada individuo tiene “propiedad interna”
que debe ser cuidadosamente gobernada para los propósitos de Dios:
corazón imaginación
conciencia carácter
voluntad temperamento
mente actitudes
razón dones y talentos
ideas llamado divino
La parábola de los talentos
Mateo 25:14-30:
Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó
a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro
dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. El que
había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros
cinco talentos.
Asimismo el que había recibido los dos talentos ganó otros dos. Pero el que había
recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor. Después de
mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y
llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos,
diciendo: “Señor, usted me entregó cinco talentos; mire, he ganado otros cinco
talentos.” Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Llegando también el de los dos
talentos, dijo: “Señor, usted me entregó dos talentos; mire, he ganado otros dos
talentos.” Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Pero llegando también el que
había recibido un talento, dijo: “Señor, yo sabía que usted es un hombre duro, que
siega donde no sembró y recoge donde no ha esparcido, y tuve miedo, y fui y
escondí su talento en la tierra; mire, aquí tiene lo que es suyo.” Pero su señor le
dijo: “Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo
donde no esparcí. Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco, y al llegar
yo hubiera recibido mi dinero con intereses. Por tanto, quítenle el talento y dénselo
al que tiene los diez talentos.” Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá
en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y al siervo
inútil, échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

Mayordomía es un concepto cristiano:


¡Este principio se centra en el uso de los recursos dados por Dios para el
cumplimiento de Sus objetivos dados! Propiedad atañe a todo lo que uno posee, y
es tanto INTERNA (invisible) como EXTERNA (visible). Cada individuo tiene la
responsabilidad de ejercer mayordomía sobre su propiedad tanto interna como
externa.
Ahora bien, lo que se requiere además de los administradores es que cada uno
sea hallado fiel. (1 Co 4:2)
El título de la propiedad privada es la labor del individuo, creatividad, invención y
empresa.

El trabajo es un acto creativo. ¡El trabajo no es una maldición de Dios!


1. Dios es un Dios de trabajo, que continua trabajando para sostener a Su
creación:
Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes (todo lo que en ellos
hay). En el séptimo día ya Dios había completado la obra que había estado
haciendo, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Dios
bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él
había creado y hecho. (Gn 2:1-3)

2. Jesus trabajaba y dijo de Su Padre: “Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo


también trabajo.” (Jn 5:17) Jesús les dijo: “Mi comida es hacer la voluntad del que
Me envió, y llevar a cabo Su obra.” (Jn 4:34)

3. El hombre está hecho a imagen de Dios. El Mandato Cultural de Dios nos


ordena a trabajar y ejercer mayordomía sobre Su creación. Somos compañeros de
trabajo de Dios.
Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y
sométanla.” (Gn 1:28)
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra, pero el séptimo día es reposo para el
Señor tu Dios. No harás en él trabajo alguno. . . (Éx 20:9-10)

4. Dios mandó al hombre a tomar dominio sobre Su obra: le dio trabajo al hombre
para desempeñarlo.
¡El trabajo es bueno! ¡El trabajo no es una maldición, como muchos cristianos lo
creen!
5. El trabajo y sus frutos son dones de Dios. Además, sé que todo hombre que
coma y beba y vea lo bueno en toda su trabajo, que eso es don de Dios. (Ec 3:13)

6. Cada uno tiene un llamado o trabajo en la vida para extender el reino de Dios.
Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor pago por su trabajo. (Ec 4:9)
7. Antes de la Caída, Dios demandó el trabajo diligente de Adán. Cuando Adán
pecó, Dios maldijo la tierra (no el trabajo), para que el hombre pudiera ahora
esforzarse e invertir esfuerzo para proveer para su sustento.
“Maldita será la tierra por tu causa; con trabajo (dolor) comerás de ella todos los
días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás de las plantas del
campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. (Gn 3:17-19)

Principios derivados:
1. Dios posee el mundo natural . . .
Además, la tierra no se venderá en forma permanente, pues la tierra es Mía;
porque ustedes son sólo extranjeros y peregrinos para conmigo. (Lv 25:23)
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan.
(Sal 24:1)
Porque Mío es el mundo y todo lo que en él hay. (Sal 50:12)
“Mía es la plata y Mío es el oro,” declara el Señor de los ejércitos. (Hag 2:8)
. . . por lo tanto, el hombre debe ejercer mayordomía y cuidar la naturaleza y los
recursos naturales de la tierra.
2. Cada individuo tiene propiedad en su propia persona y debe entonces ejercer
mayordomía para los propósitos de Dios.
Decía también Jesús a los discípulos: “Había cierto hombre rico que tenía un
mayordomo; y éste fue acusado ante él de derrochar sus bienes. Entonces lo
llamó y le dijo: ‘¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu
administración, porque no puedes ser más mayordomo.’” (Lc 16:1-2, La Parábola
del mayordomo infiel)
Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la
vida. (Pr 4:23)
Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha
sido encomendado.
(2 Ti 1:14)
Ahora bien, lo que se requiere además de los administradores es que cada uno
sea hallado fiel. (1 Co 4:2)
De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo. (Ro 14:12)
3. Dios creó al hombre para Su placer. Dios posee al hombre por derecho de
creación y redención. ¡Le pertenecemos a Él! Digno eres, Señor y Dios nuestro,
de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las
cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas. (Ap 4:11)
Y ustedes de Cristo, y Cristo de Dios. (1 Co 3:23)
Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su
cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. (1 Co 6:20)
. . . por lo tanto, el hombre debe ejercer mayordomía y cuidar todo lo que Dios le
ha conferido, tanto interna como externamente.

4. Dios dio el mundo en común a toda la humanidad . . .


Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y
sométanla. Ejerzan domino sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y
sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.” (Gn 1:28)
Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Ef 2:10)

. . . por lo tanto, ¡el hombre debe tomar dominio y ejercer mayordomía sobre todo
para la comisión del Evangelio que Dios planeó!

5. Nuestra conciencia es testigo de la verdad y nos condena por el pecado


individualmente. [Pablo] Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio
mi conciencia en el Espíritu Santo. (Ro 9:1)
La mujer que fue sorprendida en adulterio, cuyos acusadores fueron condenados
por sus propios pecados y cesaron de acusarla. (Jn 8:1-9)

6. Como un mayordomo, nuestra conciencia debe ser ejercitada.


[Pablo] Por esto, yo también me esfuerzo por conservar siempre una conciencia
irreprensible delante de Dios y delante de los hombres. (Hch 24:16)

7. La conciencia puede ser limpiada del mal y de las obras muertas para servir a
Dios.
¿Cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno Él mismo se ofreció
sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al
Dios vivo? (Heb 9:14)
Acerquémonos con corazón sincero (verdadero), en plena certidumbre de fe,
teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado
con agua pura. (Heb 10:22)

8. El cristiano es libre de la esclavitud de otros para servir a Dios.


Porque, aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar al
mayor número posible. (1 Co 9:19)
Pero Pedro y los apóstoles respondieron: “Debemos obedecer a Dios en vez de
obedecer a los hombres.” (Hch 5:29)

Aplicación a la educación cristiana:


Timoteo, guarda lo que (el depósito que) se te ha encomendado, y evita las
palabrerías vacías y profanas, y las objeciones (contradicciones) de lo que
falsamente se llama ciencia. (1 Ti 6:20)

1. Enseñe a los niños comenzando a muy temprana edad a respetar su propiedad


y la propiedad de otros.
El que es fiel en lo poco, es fiel también en lo mucho. (Lc 16:10)
Los Diez Mandamientos: No matarás, robarás, codiciarás, cometerás adulterio,
hablarás falso testimonio … (Éx 20).
La Regla de Oro: Haz con otros lo que quieres que hagan por ti (Mt 7:12).

2. Inculque en los niños pequeños la ética del trabajo cristiano. Dios no nos creó
para depender del “bienestar” de otros o del estado como adultos.
Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a
Cristo el Señor a quien sirven. (Col 3:23-24)
Dios trabaja y por lo tanto nosotros debemos hacerlo también. El trabajo nos da un
sentido de propósito, productividad y dignidad. Se nos manda que pongamos
nuestro mejor esfuerzo, que trabajemos desde nuestro corazón todo lo que
hagamos. ¡Nuestro trabajo debe fluir de nuestra gratitud a Dios!
[Jesús] Yo Te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que Me diste que
hiciera. (Jn 17:4)
En todo trabajo hay ganancia, pero el vano hablar conduce sólo a pobreza. (Pr
14:23)
Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas. (Ec 9:10)

3. Enseñe a los niños los principios de un manejo financiero sano: sueldos


(prestaciones), diezmo, ahorros, donativos de caridad, inversions y gastos:
Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos
a compartir, acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro,
para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida. (1 Ti 6:18-19)
Por tanto, si no han sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién les
confiará las riquezas verdaderas? (Lc 16:11)
Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y abundante, vaciarán
en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir. (Lc
6:38)
Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. (Pr 6:6)

Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón


sabiduría. (Sal 90:12)
Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio, pero el necio todo lo disipa. (Pr
21:20)

4. Instruya y entrene a los niños cómo ejercer mayordomía sobre su propiedad


interna para el propósito de Dios y provea oportunidades para que usen e inviertan
sus ideas, creatividad y habilidades.
Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los
otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. (1 P 4:10)

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