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LA BENDICIÓN DE DIOS

A TRAVÉS DE LA MAYORDOMÍA FINANCIERA DE LOS BIENES

INTRODUCCIÓN
No acostumbro de continuo predicar acerca de este tema, al contrario lo hago
una o dos veces al año máximo, no soy de los que exigen a cada creyente que den
tal cantidad, ni le llego personalmente para sacarle la cuenta de lo que tiene que dar
de diezmo u ofrenda por lo que gana en su salario, sino que lo dejo a juicio propio,
pues Dios ve el corazón de cada uno y da conforme a lo que le damos. El ministro
no debe tomar el diezmo, sino que debe recibir un salario, conforme la Biblia así lo
determine.
Sin embargo es necesario recordar al pueblo de Dios que va a dar cuenta de
todo, incluido la mayordomía en los bienes financieros que recibe de parte de Dios:
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,
para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo,
sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). Si eres un hijo de Dios, hay reglas y
normas las cuales obedecer para recibir bendición. Hay personas que no siendo
creyentes han entendido este principio real, y se benefician mucho más que otros
que son cristiano.

I. DIOS ES DUEÑO ABSOLUTO DE SUS BIENES


Desde el principio la Biblia enfatiza la posición divina que todo le pertenece a
Dios y nada es del creyente:

Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el


honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son
tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las
riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano
está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a
todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso
nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que
pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas (1 Crónicas 29:11-14).

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Dios puso su sello en la creación, todo sigue siendo de Él y nunca transmitió
sus derechos a nadie, pues el Señor tiene un heredero universal que es Cristo:
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que
hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”
(Colosenses 1:16).
Aproximadamente tres mil quinientos años más tarde, Dios sigue reclamando
lo suyo por ser el Creador, el salmista escribió: “Porque mía es toda bestia del
bosque y los millares de animales en los collados, conozco a todas las aves de los
montes y todo lo que se mueve en los campos me pertenece; mío es el mundo y su
plenitud” (Salmo 50:10-12).
El creyente no eligió ser o no ser mayordomos, fue creado por Dios para
administrar lo que es del Señor. ¿Qué lugar ocupa el hombre? Dios lo puso a
administrar sus obras. Fructificad-Multiplicad-Señoread la tierra, que labrara y
cuidara el huerto, que pusiera nombre a los animales y esta mayordomía continúa
hasta el día de hoy y llegará el día que el cristiano dará cuenta de todo lo que
Creador dio para administrar: “Sea mucho o sea poco, sea bueno o sea malo”.

II. DIOS BUSCA MAYORDOMO PARA SUS BIENES


Toda riqueza que posee el creyente, desde un vaso de agua, dinero, comida,
ropa hasta una propiedad son de Dios y el cristiano debe administrarlo con
responsabilidad y sabiduría, poniéndolas a disposición del Señor. Un ejemplo de
esto, se ve en la parábola de los talentos dados por el Señor a sus siervos para su
administración (Mateo 25:14-31). Para entender este punto a tratar varios aspectos
se debe tener en cuanta como:
1. ¿Qué es el dinero? Es la expresión de los bienes. Todo capital o bien, se traduce en
dinero. El dinero expresa el capital poseído. El dinero expresa el valor del bien. Se
trabaja una cantidad de horas por día, gastando tiempo y vida ¿Para qué? Para
recibir un sueldo o jornal. Es parte de la vida. Se invierte tiempo, para recibir dinero.
El dinero representa vida. Cuando se da dinero, se da parte del tiempo y la vida.

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2. ¿Condena la Biblia ganar dinero? ¡No! Pero si enseña que se debe ganarlo con
honradez: “(…) no codicioso de ganancias deshonestas” (Tito 1:7g). No se debe
desperdiciar las oportunidades y bendiciones el cual Dios da a sus hijos, porque las
que da Él, no las presenta el enemigo, ya que la bendición divina enriquece y no trae
tristeza como lo dijo Salomón: “La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no
añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22).
¿El dinero es la raíz de todos los males? ¡No! El amor al dinero si lo es, tal
como lo dice el apóstol Pablo:

Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque
los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de
muchos dolores (1 Timoteo 6:7-10).

¡Cuidado! Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y son
traspasados de muchos dolores. El rey Salomón da un buen consejo: “No te afanes
en hacerte rico; se prudente y desiste” (Proverbios 23:4). Jesucristo plantea que la
prioridad de un cristiano no son las riquezas sino el reino de Dios y su justicia: “Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6:33).
El crecimiento material debe ir acompañado con el espiritual como el
fundamento de una verdadera prosperidad, dice la Escritura:

Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y


recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y le nacieron siete hijos y tres
hijas. Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas
yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel
varón más grande que todos los orientales (Job 1:1-3).

Nunca se debe recurrir a tácticas mundanas e indignas para hacer más


dinero. Dios quiere bendecirte y lo prueba con Isaac, que después de obedecer lo
que Dios le dijo, el Señor lo bendijo. (Sembró y cosechó... Ciento por uno):

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Reside como forastero en este país, y yo continuaré contigo y te bendeciré,
porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y ciertamente
pondré por obra la declaración jurada que juré a Abrahán tu padre…
Después Isaac empezó a sembrar en aquella tierra, y en aquel año estaba
consiguiendo hasta cien medidas por una, puesto que Jehová lo estaba
bendiciendo. Por consiguiente, el hombre se engrandeció y siguió
avanzando más y más y engrandeciéndose, hasta que se hizo muy grande.
Y llegó a tener rebaños de ovejas y manadas de ganado vacuno y una gran
servidumbre, de modo que los filisteos empezaron a envidiarle (Génesis
26:3, 12-14).

Dios tiene mejores caminos ya Salomón lo dijo: “Riquezas, honra y vida son
la remuneración de la humildad y del temor de Jehová” (Proverbios. 22:4). Esto es el
resultado de caminar en humildad (Mateo 5:5) y en el temor del Señor para
experimentar y vivir a plenitud las (Proverbios 1:7). Dios quiere honestidad en
nuestras ganancias.
3. ¿Cómo administrar lo que Dios da?: Un buen mayordomo pide a Dios sabiduría para
gastar, para invertir lo que el Señor ha puesto en sus manos. El mal mayordomo
gasta todo desordenadamente sin ahorrar o economizar lo que no es suyo como
dice el viejo refrán: “Al que nada le cuesta que se haga fiesta”.
Jesús enseñó economía cuando le dio de alimentar a cinco mil personas:
“Pero cuando se hubieron saciado dijo a sus discípulos: “Recojan los trozos que
sobran, para que nada se desperdicie” (Juan 6:12). No se puso a desperdiciar y a
malgastar lo que sobró, porque las bendiciones de Dios son para disfrutarlas con
gran regocijo pero también saberlas administrar.
4. Otros aspectos del buen mayordomo, es que es un excelente buena paga. La Biblia
enseña a pagar lo que se adeuda, incluso los impuestos, dice el apóstol Pablo:
“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al
que respeto, respeto; al que honra, honra” (Romanos 13:7). En Lucas 20:25,
Jesucristo dijo: “Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo
que es de Dios”.
Puedes disfrutar de lo que recibes, pero debes saber invertir, no gastar en
cosas superfluas, o para satisfacer la avaricia y el ego. En tiempos difíciles es
necesario priorizar, la pareja debe hacer planificación financiera. La obediencia lleva
a la sabiduría y la sabiduría lleva a tener sustento, el sabio Salomón escribió:

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“Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo
disipa” (Proverbios 21:20).
Hay quienes estarán siempre en condiciones críticas financieramente porque
gastan todo, luego piden prestado y vuelven a gastar sin saber invertir. No aprenden
a invertir o al menos ahorrar. Las Escrituras dice:

No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque
el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos.
Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere,
no la menosprecies (Proverbios 23:20-22).

El padre y la madre son los encargados de enseñarles sabiduría a los hijos y


de cómo deben llevarse financieramente desde pequeños. El sabio Salomón insiste
cuando escribe: “La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes
enriquece” (Proverbios 10:4). El buen uso del dinero multiplica los bienes pero la
necedad, la pereza, la negligencia la mezquindad, y sobre todo la incredulidad llevan
a la pobreza en todos los ámbitos del ser humano. Si no soy diligente soy
negligente, si no soy sabio en el Señor, soy necio: “El que recoge en el verano es
hombre entendido; El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza”
(Proverbios 10:5).
El diligente guarda e invierte, el negligente gasta sin medida y sin prioridades.
Quizá hoy día muchos están en la condición en que se encuentran aún de salud, por
su necedad, por su mezquindad y por su incredulidad. El sabio obedece, el sabio
sabe ser agradecido con el Señor, como su proveedor. Como la Biblia lo declara
para obtener bendición de Dios, primero hay que obedecerle en sus estatutos,
andando en santidad, amor a Él y no al mundo, en honra, en fe, en humildad, en
respeto, siendo de buen testimonio del evangelio, acercándose a Él continuamente,
en oración en ayuno, escudriñando las Escrituras, estando vigilantes, y Él se
acercara a nosotros en bendición (Santiago 4:8).
Pero también declara en su Palabra el ser igualmente mayordomos en el área
financiera, para sustento de tu hogar, de su iglesia, para sus planes y proyectos,
para la extensión del evangelio de Jesucristo en la localidad, en el país y fuera de él.
Igualmente para bendecir nuestras vidas y ser nosotros de gran bendición para los

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demás ¿Cómo se van a lograr lo proyectos que se pueda tener como iglesia?
Dependiendo de Dios primeramente, pero además pero además, también cumplir
con lo que Dios bendice, y dar para que su evangelio sea extendido.

III. DIOS SE AGRADA DEL ADMINISTRADOR ESMERADO EN SU HOGAR


El Señor llama a trabajar a sus hijos mientras se espera su la venida. El
apóstol Pablo como buen administrador y mayordomo de Dios escribió:

(…) y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y


trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de
que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis
necesidad de nada (1 Tesalonicenses 4:11-12).

En otra oportunidad exhortó a los hermanos para que se ganen su sustento


honradamente para buen testimonio:

Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si


alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de
entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino
entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por
nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio
pan (2 Tesalonicenses 3:10-12).

En estos tiempos de crisis económica, es necesario cuidar del trabajo.


Muchas empresas están despidiendo a sus trabajadores porque ya no está
produciendo para mantener a sus obreros. Muchos empleados se quejan porque el
sueldos no les alcanza por la inflación tan alta pero mejor es lo poco que entre
honradamente y con la bendición de Dios que nada. Sin embargo no dejes de
buscar nuevas oportunidades mejores.
Es importante entender no afanarse, confiar en el Señor, servirle, obedecerle
y amarle, Él como buen Padre responsable siempre sustentará de una forma u otra a
sus hijos, Jesucristo dijo: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas”
(Mateo 6:31-32).

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El Señor llama a sustentar la familia, a saber planificarse no gastar en cosas
superfluas y menos en estos tiempos peligrosos. Del hombre es la responsabilidad
de sustentar el hogar como cabeza y su esposa es la ayuda idónea, su brazo
derecho y su inspiración para que el esposo con la bendición de Dios salga a buscar
el sustento pero también hay mujeres que trabajan y ayudan a su esposo en el
sustento del hogar.
También es importante en estos tiempos construir un presupuesto donde
puedan vigilar sus ingresos y egresos ordinarios, y estimar los extraordinarios, para
recortar gastos no indispensables. En poder ahorrar para tiempos difíciles si es
posible pero poniendo la mirada en las riquezas celestiales antes que las riquezas
del mundo.
En saber invertir para poder surgir económicamente, o tener un fondo de
emergencia. No es momento de vivir exageradamente. Tener dinero en efectivo en
estos momentos es contraproducente a como se encuentra la economía del país, a
menos que sea en moneda extranjera, sino se deben invertir en bienes muebles o
inmuebles que a pesar de cualquier devaluación, no puedan ser afectados por
dichas devaluaciones.
Todos se pueden esforzar pero siempre colocando su fe, y esperanza en las
riquezas celestiales, no en las materiales (Colosense 2:2-3; Romanos 11:33), ya que
las cosas vánales por lo que las personas se preocupan pasan como dice el apóstol
Juan: “El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre” (1 Juan 2:17).
Muchos preguntan ¿Qué hacer con esta ansiedad que llevo dentro? Es
comprensible por tantas cosas por qué preocuparse, la crisis económica, la escases
de alimentos y medicinas, el aumento de la delincuencia, la contienda política, ahora
la falta de efectivo circulante, hay mucha ansiedad ¿Qué hacer con ella? La Biblia
dice que hay que echar la ansiedad sobre Cristo porque Él cuida del creyente
(1 Pedro 5:7).
Él sabe lo que tiene que hacer, hay cosas que no dependen del creyente y
que no se puede solucionar, entonces dejen esas cargas, Él sabe qué hacer y hará
lo que tiene que hacer. El salmista David dijo: “Joven fui y he envejecido, y no he

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visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).
Confiar en Jehová como sus hijos en estos tiempos difíciles es la mejor oportunidad
para ser sustentados por Él de manera sobrenatural.

IV. DIOS AMA AL DADOR ALEGRE


¡Dar es una gracia! Pablo la coloca en una buena altura como el ejemplo de
la iglesia de Macedonia (2 Corintios 8:1-7); o cuando el pueblo de Israel dio de tal
forma que sobreabundó para construir el tabernáculo de Dios. Algunos creyentes
incrédulos argumentan: ¿Para qué dar dinero al Señor? Él no necesita dinero pero
su iglesia sí, ya que se maneja financieramente, y Dios establece dar tal como lo
escribe el apóstol Pablo: “Cada uno de como propuso en su corazón, Dios ama al
dador alegre” (2 Corintios 9:7).
¿Por qué dar entonces? Porque dando, escapas de la codicia y avaricia,
Jesucristo dijo: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra,
pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa” (Mateo 13:22).

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