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00 Lo Contrario de La Infelicidad - Cap 1
00 Lo Contrario de La Infelicidad - Cap 1
Lo contrario de la
infelicidad
Promesas estéticas y mutaciones
políticas en el arte actual
PRIMERA PARTE:
En Babel, o nuestras libertades posmodernas .............................................. 13
I. ¿Buenas noticias sobre la «muerte del arte»? Entre comunitarismo
e individualismo ......................................................................................... 15
II. Miserias de la autonomía: la política del arte despolitizado ...................... 33
SEGUNDA PARTE:
Hacia la estación de Frankfurt. Dos ensayos sobre Adorno ......................... 55
III. La crítica del placer y el placer de la crítica ............................................ 57
IV. Estética como antropología política ........................................................ 81
TERCERA PARTE:
Visiones radicales, visiones moderadas
El momento argentino en la plástica de los años sesenta ............................ 105
V. El fuego y las formas. Una estética política para la neovanguardia de
los sesenta ................................................................................................ 107
VI. Modernos y moderados ...................................................................... 119
CUARTA PARTE:
Violencias representativas ........................................................................ 133
VII. El fin del arte como fin de la política ................................................... 135
VIII. Después de la belleza ........................................................................ 155
El año 1984 resultó una fecha signada por la paradoja para el filósofo
estadounidense Arthur C. Danto. Después de publicar un artículo en el
que retomaba la tesis, de origen hegeliano, sobre la muerte del arte, el
teórico dio un giro en su trayectoria intelectual y aceptó convertirse en
crítico de arte de la revista The Nation. Si se buscara resumir la intención
de su obra Después del fin del arte, podría decirse que ella busca explicar la
subyacente contradicción de 1984 entre su afirmación teórica y su nueva
tarea profesional, pues ¿de qué habría podido ocuparse Danto en su
flamante rol de crítico si, poco antes, como filósofo, parecía haber despo-
jado de todo objeto esa función?1
De las consideraciones contenidas en los cursos sobre estética que G.
W. F. Hegel dictó en varias ocasiones a partir de 1818, ninguna gozó de
más repercusión que aquella referida al carácter superado del arte inclui-
da en los pasajes introductorios de las Lecciones sobre estética que, tras su
muerte, compilaron sus alumnos.2 La tesis sobre el carácter pasado del
arte llegó a ser estimada como uno de los principios fundamentales de la
obra. De acuerdo con el argumento hegeliano, en la Grecia clásica el arte
alcanzó su más alto desarrollo histórico, y la época moderna se ha mos-
1
Arthur C. Danto, Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia,
Barcelona: Paidós, 1999, trad. Elena Neerman.
2
El texto de las Vorlesungen über die Ästhetik fue cuidado por un historiador del arte,
discípulo de Hegel y continuador de su trabajo en la materia, llamado Heinrich Gustav
Hotho en dos ediciones, una de 1835-1838 y la segunda de 1842-1843. Para un rápido
resumen de las fuentes de las que se valió Hotho, en su mayoría ya extraviadas, y de los
resultados de la investigación filológica que contrasta fuentes aparecidas posteriormente,
véase la nota bibliográfica a la nueva edición de las Vorlessungen (editada por A.
Gethmann-Siefert en 1999) hecha por Juan Antonio Rodríguez Tous: “Los manuscritos
no siempre son ´fuentes turbias´”, Er, revista de filosofía, Sevilla-Barcelona: [s/año], Nº
26, pp. 221-234.
15
3
Annemarie Gethmann-Siefert, “Art et quotidienneté. Pour une réhabilitation de la jouis-
sance esthétique”, en: Véronique Fabbri et Jean-Louis Viellard (ed.), L´esthétique de
Hegel, Paris: L´Harmattan, 1997, p. 54.
16
4
Benedetto Croce, “La ‘fine dell’ arte’ nel sistema hegeliano” (1933), Ultimi saggi, Bari:
Laterza, 1935, p. 151 y ss. Sobre el debate italiano en torno a este tema, véase Dino
Formaggio, La “muerte del arte” y la estética, México: Grijalbo, 1992, trad. M. Arbolí G.
5
Theodor W. Adorno, Teoría estética, Madrid: Orbis, 1983, trad. F. Riaza revisada por F.
Pérez Gutiérrez (de aquí en adelante abreviada como TE), pp. 12-13; Ästhetische Theorie,
(Gesammelte Schriften, tomo 7), Frankfurt a. M: Suhrkamp, 1996 (en adelante AT), p. 13;
Teoría estética, Madrid: Akal, 2004, trad. J. Navarro Pérez. (en adelante TES), pp. 12-13.
6
Georg Lukács, Contributi alla storia dell’ estetica, Milán: Feltrinelli, 1957, pp. 143-144,
trad. E. Pico.
17
7
Karl Löwith, De Hegel a Nietzsche, Buenos Aires: Sudamericana, 1974, p. 60, trad. E.
Estiú.
8
Ibídem, p. 61.
9
Vorlesungen über die Ästhetik, I (Werke tomo 13), Frankfurt a. M.: Suhrkamp, 1986, p.
151. Según Ernst Bloch, esta frase testimonia una deuda de Hegel con Plotino; aunque
otros sostienen que la expresión es en realidad un aporte de Hotho, el editor de estas
Lecciones, y aparentemente no el único que hizo.
18
10
G. Lukács, op. cit., p. 132.
11
Ernst Bloch, Sujeto-Objeto. El pensamiento de Hegel, México: FCE, 1983, p. 270 y ss.,
trad. W. Roces et al.
19
12
Hans-Georg Gadamer, “Ende der Kunst? Von Hegels Lehre vom Vergangenheitscha-
rakter der Kunst bis zur Anti-Kunst von heute”, Gesammelte Werke, Tübingen: J. C. B.
Mohr (P. Siebeck), 1993, tomo 8, p. 208.
13
Umberto Eco, “Dos hipótesis sobre la muerte del arte”, La definición del arte, Barcelona:
Planeta/De Agostini, 1985, s/trad.
20
Modernismo e historia
Después del fin del arte no sigue la línea abierta por los frankfurtianos,
aunque su punto de partida, como el de ellos, sea Hegel. Para Danto, la
muerte del arte significa que, en lo sucesivo, este se desarrolla en consonan-
cia con la pluralidad de la civilidad democrática. Todos los estilos se han vuelto
aceptables, sostiene el autor, y un artista puede cultivar todos por igual e,
incluso, hacerlo simultáneamente. Todavía más, los cánones han caído y
cualquier cosa puede convertirse en objeto de admiración artística, siem-
pre que reúna un mínimo de cualidades. La intención política de esta
tesis es clara. La diversidad que la democracia liberal genera y consagra
tiene su contrapartida en la libre variación de asuntos, abordajes y técni-
cas disponibles para los creadores. El comunismo, tal como plásticamen-
te lo había definido Marx en un famoso pasaje de la Ideología alemana que
Danto evoca, se ha realizado. Solo que la vida desalienada que el comu-
nismo prometía encontró su lugar en los restringidos ámbitos del ate-
lier, la galería o el museo: un mismo artista puede ser expresionista
abstracto por la mañana, minimalista por la tarde y conceptualista por
la noche. El creador es el símbolo de la realización de las potencialida-
des humanas bajo la democracia de mercado. El arte superaría esa espe-
cie de división del trabajo que alienaba a los artistas, cristalizándolos en
movimientos estéticos excluyentes. En eso se parecería al efecto de la
sociedad comunista sobre el hombre, dado que ella, según un famoso
pasaje de Marx, es la única capaz de plasmar la esencia humana en su
verdad genérica, pues:
(…) hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a
aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche
apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar,
sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico según
los casos.14
14
Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana, Buenos Aires: Pueblos Unidos,
1975, p. 34, trad. W. Roces.
21
Sus cajas de jabón marca “Brillo” eran, sin duda, obras de arte, pero no se
diferenciaban de las mercancías sino por el ámbito en el que estaban exhibi-
das: una galería, en el primer caso; la estantería de un supermercado, en el
segundo. El hecho visual era idéntico. Esto, de acuerdo con Danto, signifi-
caba que, por primera vez en la historia del arte, lo objetual había perdido toda
relevancia.15 En consecuencia, esa historia había llegado a su fin; la nueva
época, por lo tanto, debía denominarse poshistórica. El fin de la historia a
través del pop representó para Danto un problema teórico desde el comien-
zo, convirtiéndose a partir de entonces en un hilo conductor de su carrera
intelectual. Como declaró en un reportaje:
¿Por qué esta subversión global de los valores se dio justamente en esos años?
¿Cómo se hizo posible históricamente que personas que pintaban cajas de hojalata
para caldo y Brillo-boxes, camisetas y tiras cómicas fueran consideradas verdaderos
artistas? Estas preguntas no han terminado todavía de fascinarme.16
Retomando una tesis del crítico alemán Hans Belting, Danto afirma
que la época histórica del arte se inició alrededor del 1400, cuando las
obras empezaron a ser apreciadas no por su funcionalidad o su conteni-
do religioso, sino por ellas mismas, vale decir, estéticamente. En la perio-
dización a la que se atiene su argumento, la fase inmediatamente anterior
a la poshistórica fue la del modernismo, que se extendió desde alrededor
de 1880 hasta la ya mencionada exposición neoyorquina de Warhol, a
comienzos de los años 1960. Floreciente entre 1880 y 1964, el modernis-
mo fue la época de los manifiestos y de los mandatos históricos y políti-
cos hacia el arte. A la evolución social debía corresponderle, según el
ideario modernista, una práctica artística y un estilo determinado. Otras
variantes quedaban fueran del esquema y, por lo tanto, deslegitimadas.
Ávidos de encontrar un fundamento para el arte, los modernistas lo en-
15
Por cierto que la diferencia entre una cosa cualquiera y una obra de arte no se ha
evaporado para Danto. En otra obra, The Transfiguration of the Commonplace (Cambrid-
ge, Mass.: Harvard University, 1983) argumenta que la obra tiene la estructura de una
metáfora y se encuentra marcada por la historia. La obra trata sobre algo (aboutness). Este
principio deja abierto el camino para su interpretación. Mirar algo estéticamente impli-
ca, además, contextualizarlo en una teoría artística y en la historia del arte.
16
Declaraciones recogidas por Giovanna Borradori, Conversaciones filosóficas. El nuevo
pensamiento norteamericano, Santa Fe de Bogotá: Norma, 1996, pp. 143-144, trad. J. A.
Mejía. Danto explica que los ready mades de Marcel Duchamp –los cuales podrían ser
considerados como verdaderas anticipaciones de los problemas que él prefiere derivar de
exposiciones muy posteriores como la de Warhol en 1964– en realidad sólo pudieron ser
comprendidos a través del pop.
22
23
17
Esto no implica que Hegel atribuya a la contemplación un sentido exclusivamente
intelectual. Ella también es intuición y goce sensual de lo que se ofrece a los sentidos.
18
Algo, por lo demás, ya anticipado, como vimos, por Umberto Eco tres décadas atrás,
cuando se publicó originalmente su artículo citado en la nota 13.
24
19
Danto, op. cit., p. 193.
25
Pluralismo y sentido
Toda la historia del arte se puede entender como la progresiva con-
quista de autonomía respecto de otras esferas, en particular las de la
moral y del conocimiento. Considerados bajo una luz típicamente mo-
derna, los antiguos habían intentado someter lo más específico de la
creación al imperio de lo bueno y lo verdadero; o bien subordinarlo a los
ideales de una pedagogía política, como pretendió hacer Platón en el
libro X de su República.21 El giro copernicano que Kant imprimió en la
estética moderna consistió, justamente, en encontrar un lugar propio
para el arte, permitiendo de este modo que sostuviera por sí mismo sus
altas pretensiones culturales. Poco después de Kant, Hegel dio un paso
atrás respecto de esta dirección puesto que, en su opinión, eran más bien
la historia (del espíritu) y la filosofía que corona su desarrollo las que
debían gozar del privilegio de comprender y guiar el despliegue del arte.
20
Véase G. Lukács, op. cit., p. 123. Para las otras referencias a este comentarista, véase pp.
132-133.
21
Esta visión, demasiado estandarizada, se evoca aquí en beneficio de la brevedad y se
apelará a ella también más adelante. Para una interpretación más rica, véase el comenta-
rio de S. Halliwell a su propia traducción de: Plato, Republic 10, Wiltshire: Aris and
Phillips, 1988.
26
22
Immanuel Kant, Kritik der Urteilskraft, Frankfurt a. M.: Suhrkamp, 1994, § 40 y 59, p.
224 y ss.; p. 294 y ss.; Crítica del juicio, Madrid: Espasa Calpe, 1991, p. 244 y ss.; p. 317
y ss., trad. M. García Morente.
23
Danto, op. cit., p. 182.
24
Ibídem, p. 52.
27
25
Remo Bodei, La forma de lo bello, Madrid: Visor, 1998, p. 13, trad. J. Díaz de Atauri.
26
Danto, op. cit., p. 224.
27
José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte, Madrid: Revista de Occidente,
1956, p. 4 y ss.
28
29
28
Danto, op. cit., p. 43 y ss.
29
Danto, op. cit., p. 191.
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