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Es algo que
hemos sufrido, que sufrimos y que sufriremos. Y ahora que ya hemos entendido sus
bases científicas, llega el momento de ver las consecuencias que tiene (y tendrá) el
cambio climático a corto, medio y largo plazo. Empecemos.
Sea como sea, cada año llegan miles de millones de litros de agua que antes estaban
aislados en la Antártida en forma de hielo. Y aunque la extensión de los océanos es
increíblemente grande, ha sido suficiente para que en los últimos cien años, el nivel del
mar haya aumentado 20 centímetros.
De seguir así, y teniendo en cuenta que la velocidad del deshielo es cada vez mayor, se
estima que, de cara a 2050, más de 200.000 personas vivirán en zonas costeras que
sufrirán constantes inundaciones. Y, con el tiempo, unos 300 millones de personas
sufrirán las consecuencias de este aumento del nivel del mar.
4. Extinción de especies
Una de las peores consecuencias a nivel ecológico. De acuerdo a la ONU, cada año
desaparecen de la Tierra entre 18.000 y 55.000 especies debido al cambio climático y a
las alteraciones en sus ecosistemas y cadenas tróficas. Cada hora que pasa, 3 especies
se extinguen
5. Desertificación de ecosistemas
Debido a la desestabilización climática, los ecosistemas terrestres son lugares cada
vez más secos. La falta de lluvia provoca sequías, lo que lleva a que los organismos
fotosintéticos (como las plantas) no pueden instaurarse en ellos o que desaparezcan, lo
que impide que se forme una cadena trófica en ellos. La Tierra es cada vez un lugar más
desértico.
6. Deshielo ártico
Una de las consecuencias más evidentes. El hielo de la Tierra, debido al calentamiento
global, se está derritiendo. El hielo ártico, el del Polo Norte, se está derritiendo a una
velocidad de casi 300.000 millones de toneladas por año. Y aunque, como hemos
visto, al ser hielo flotando en el mar, no provoca un aumento en su nivel, la llegada de
tanta agua sí que desestabiliza (y desestabilizará más) el equilibrio de los océanos.
Esto no solo hará que aumente la incidencia en países tradicionalmente afectados por
enfermedades como la malaria o el dengue, sino que estas lleguen a zonas donde
tradicionalmente no había habido casos. Se están observando ya alteraciones en la
distribución de muchas enfermedades infecciosas transmitidas por el agua.