Matovelle Parlamentario y Defensor de la Naturaleza

Julio María Matovelle nació en la ciudad de Cuenca el 8 de septiembre de 1852 y

murió el 18 de junio de 1929, este gran personaje célebre destacó como abogado,
sacerdote, poeta, político y maestro; al ser él nuestro fundador, nosotros miembros
de la unidad educativa “Corazón de María” conocemos los grandes logros de este
honorable hombre; a partir de ahora empezaremos con el tema propuesto, vamos a
profundizar dos temas muy importantes “Matovelle parlamentario y defensor de la
naturaleza”.

El Padre Matovelle es uno de los pocos hombres en la vida política nacional que tuvo
la oportunidad de servir al pueblo y a su país desde varios ámbitos. El conocimiento
de literatura que obtiene ocupa la importancia de su acción parlamentaria. En un
momento muy difícil para el Ecuador fue este gran defensor de la patria ecuatoriana
quien puso el nombre de sucre a la moneda nacional, en la sesión del 14 de marzo
de 1884 de la Asamblea Nacional.

En el año 1886 el Padre Matovelle actuó en contra la aprobación de una ley que
permitía la libre explotación de los árboles amazónicos por empresarios extranjeros a
quienes se les entregó miles de hectáreas sin un control permanente de las
autoridades respectivas. La visión que tuvo sobre el futuro del oriente ecuatoriano es
tan trágica y real ya que se está haciendo realidad.

El Padre Julio María Matovelle consideraba el tratamiento de leyes que beneficiaren

a las comunidades del Oriente ecuatoriano por lo cual se empeñó para que fuesen
tratados con la misma igualdad y reconozcan el valor de la zona y a su gente. En 1886
logró que el Congreso se dirija a la Santa Sede para pedirle que todos los territorios
amazónicos quedaran bajo el patronato de varias comunidades y que estas se las
dividan.

En conclusión, la firmeza de los principios del Padre Matovelle y su fe lo convirtieron

en uno de los intelectuales más valiosos del país a fines del siglo pasado. Condujo
sus pensamientos en forma honesta, firme y sabia a través de su servicio hacia Dios.
Nunca renunció a sus ideales y luchó por estos, aunque llegaran a ser difíciles.