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sanarat 18:39 mateo viewer Politica del lenguaje y geopolitica: Espafia, la Rak y la poblacién latina de Estados Unidos! José del Valle Sigua se cosine clr como reret iene 0 como peel tate id carrer os open a spade de Eds Uniden tee ua ame Talia por mejorar mest psc ml ps ‘Oscas Benpuco, presidente de Eduespata, cae Congreso lation dela Leas Epatla (201) Companies rescues comune co a poblaci igen de Exner rid, qe osiayen Ia Bse de ats Met Hato de un Medd a spr ns tee denn comel- ‘ ® dal eunsionl con un inpeesoante lu hace seo, ® gfe y ual Paro us rcp Arig an Conran Hips ‘auc Instat ea Washington, Den etbr del 2006 Nuss Ace, con salen Nu Yes ences en jo ‘thre, Grund Pits Rou dines de Academia Nomeanescat ie lnLangin Earl ss clei en nro del 2008 1. Introduccién En el teansito por la historia de los Estados Unidos de América, lengua y politica han estado siempre estrechamente enmarafiadas (hab alan pais en el que no lo estén?). Yaa mediados del siglo xviti, Benjamin Franklin se mostraba ansioso ante la ubicuidad del alemsn en las calles de Filadelfia y se referia con desdén casi histriénico a sus hablantes: «Los alemanes que aqui llegan en general proceden de los sectores mas estpidos e ignorantes de su nacién [...] ¥ como pocos ingleses saben aleman y no pueden dirigitse a ellos desde el pailpito o la prensa, es casi imposible librarlos de los prejuicios que traen {...] Pronto nos supera- rin en nximero hasta tal punto que, en mi opinién, todas las ventajas OOS. 1 Basan Aberin $51 @ cernst 2924 Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 46 sanarat 18:39 552 | dando en la Academia de que gozamos de nada servirén para mantener nuestra lengua. Inclu- so nuestro gobierno se debilitard> (Crawford, 1992: 19). Eran estas palabras, escrias en 1753, indicio cemprano de lo que habria de ser tuna preocupacién recurrente a lo largo de la historia del pais que, en aquellas colonias, nacerfa pocos afios después: la permanente tensién entre el dinamismo introducido por los diversos grupos migracorios y las dislocaciones del orden cultural y lingiifstico anglosajén causadas por la incorporacién de aquellos a la sociedad norteamericana.’ Es bien sabido que, de las miliples olas de inmigrantes que ha habido a lo largo de la historia del pais, en la diltima han predominado, y con diferencia, los hispanohablantes. Y, como cabria esperar, los temores de siempre por la integridad cultural, lingiifstica y politica del pais han vuelto a salir a la superficie. Asi lo demuestra, por ejemplo, la intensa actividad de instituciones tales como la U. S. English Foundation, creada en 1983, el grupo de accién ciudadana mas numeroso y antiguo del pais dedi- cado a preservar el papel unificador de la lengua inglesa en los Estados Unidos», o las miiltiples iniciativas que a lo largo y ancho del pais han propuesto (en muchos casos con éxito) la eliminacién de los programas de educaci6n bilingiie. En el pasado reciente, una de las mis intensas polémicas sobre el asunto estallé tras la publicacién en 2004 de un libro titulado Who Are We? The Challenges to Americass National Identity.’ El autor, el catedritico de la Universidad de Harvard Samuel Huntington, predice la hispanizacién de los Estados Unidos, seftala que el mante- nimiento del espafiol® obstaculizari la asimilacién de los inmigrantes ‘mexicanos al proyecto nacional y anticipa que, leales al pais de origen, estos se convertinin en agentes de la transformacién de la cultura cel pais recepror. EL 29 de noviembre del 2007, el Pew Hispanic Center’ publicaba un detallado informe sobre el uso del inglés entre la poblacién hispana o la~ tina." Los resultados dinamitaban la base de la teorfa avanzada por Hun- tington: el 23 % de los inmigeantes (la llamada primera generacién) dicen hablar inglés muy bien; de los nacidos en los Estados Unidos de padres inmigrantes (la segunda generaciGa) responden en el mismo sentido el 88 9%; y Megando a la tercera generaci6n el porcentaje sube al 94 %. Estas cifras no dicen nada, desde luego, sobre el nivel de mantenimiento del espafiol. Sabemos que, en el afio 2000, sextin los datos del censo, la poblacién hispana rondaba los 35.000 000 (un 12,5 % del total) y que en Estados Unidos hay més de 28 000 000 dle personas que hablan es- pafiol en casa.’ En general, los estudios sobre el nivel de mantenimiento del espaiiol confirman la bien conocida regla de las tres generaciones: los OHS CVOL. 1B edoon i cabeiin 582 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 2108, sanarat 18:39 José del Vale | 553 nietos de emigrantes poseen un conocimiento escaso 0 nulo de la lengua de sus abuelos. De mantenerse este patrén, la presencia del espafiol en Estados Unidos como lengua inicial dependera de modo fundamental de la presencia de inmigrantes de primera generacién. Es cierto que en las dltimas décadas se han producido transformaciones significativas en las redes de interaccién social en las que se mueven los inmigrantes y sus descendientes y bien pudiera ser que las mayores facilidades para ‘mantenerse en contacto con el pais de origen, asi como la extensién de los medios de comunicaci6n en espaitol alteraran la vieja dinémica de la sustitucién lingiifstica total en las tres generaciones. Este es, sin embar- g0, un tema sobre el que no se deben aventurar conclusiones sin antes realizar las investigaciones necesarias. Otro factor que podria alterar esa dinamica es la adopcidn por parte de las autoridades locales, estatales y federales de politicas lingitisticas que promocionen la transmisién inter _generacional de las miiltiples lenguas habladas en el pais y que ofre2can el soporte institucional necesario para st mantenimiento. Las condicio- nes politicas presentes (incluso tras la Hegada a la presidencia del demé- rata Barack Obama) no animan a ser optimista: el discurso dominance entre la clase politica y en la prensa es decididamente asimilacionista. Con todo, hacer predicciones tajantes en relacién con este asunto resulta a todas luces imprudente. El hecho es que el fenémeno demogréfico que supone el espectacular crecimiento de la poblacién latina de los Estados Unidos (con obvias ramificaciones no sélo lingiiscicas sino también culturales, econdmicas y politicas atin escasamente comprendidas) ha despertado un inusitado interés en los paises hispanohablantes y muy especialmente en Espafia."” Un entusiasmo que s6lo se podeva calificar de criunfalista parece haberse aduefiado de ciertos sectores de la opinién piiblica espafiola 0, mejor dicho, de ciertos actores sociales con capacidad para generar opinién. Ya hace més de una década E/ Paés ofrecia un sorprendente ticular: «40 mi tones de hispanos forzarin a tE.UU. a apoyar la educacién bilingtie» (Bay6n, 12/02/1997: en linea). Y unos afios después, Juan Cruz, en las ‘Piginas del mismo diario, afiemaba «Porque ellos creyeron que el inglés serfa la lengua avasalladora y ya les esté saliendo el tiro por la culata. @De veras? Hay datos, dicen, que llevan al optimismo sobre la lejana pero posible equiparacién de las lenguas» (Juan Cruz, 06/05/2000: en linea). Afirmaciones como estas han seguido apareciendo apoyadas con frecuencia en datos bien conocidos que subrayan la cantidad de latinos que forman parte de la poblacién estadounidense, las perspectivas de crecimiento y 1a popularidad del espafiol como lengua extranjera. O55. Badoon aden 552 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 3148, sanarat 18:39 554 | dando en la Academia El objeto de este ensayo es precisamente situar en un contexto _geopolitico preciso no sélo las efusivas celebraciones de la extensién del espafiol en Estados Unidos —que con frecuencia perpetran distorsiones importantes de la realidad sociolingitistica estadounidense—sino tam- ign la naturaleza del interés que ciertos sectores del mundo de la cultu- ra, economia y politica espafiolas han exhibido por su poblacién latina, 2. Comunidad panhispinica y geopolitica El analisis de las relaciones pasadas, presentes y futuras entre Espafia y los paises de la América hispanohablante (en la cual hay que incluir a Estados Unidos) pasa necesariamente por la revisi6n de los fundamentos y objetivos del movimiento Bispansemericanista 0 panhispanista."'? Este proyecto se basaba en la conviccién de que la cultura espafiola, encar- nada en la lengua, persistia como vinculo inalienable entre las naciones hispanohablantes incluso tras la independencia de los territorios ame ricanos. A lo largo de su historia, el hispanoamericanismo ha persegui- do el fortalecimiento de esa unidad y la construccién de una arménica comunidad panhispanica postimperial, cultural, econémica y politica~ mente operativa. Isidro Sepiilveda ha definido el hispanoamericanismo como «ila interpretacién de la continuidad hispana en América como base para la construccién —e incluso como evidencia de su existencia— de un ascendence espaiiol sobre las sociedades del continente; ascenden- te susceptible de ser instrumentalizado para fundamentar una politica exterior de prestigio que recuperara el valor internacional de la Espafia de comienzos del siglo x» (Septilveda, 2005: 22). La anhelada unidad lingiistica y culcural hispanoamericana seria por tanto un valor estraté- ico para Espafia al facilitarle sus operaciones en la América hispanoha- lane y al concribuira la elevacién de su prestigio internacional. De ahi que al estudiar el movimiento se hable del hispancamericanismo como sconceptualizacién de la reunién de iniciativas y la propuesta de progra- ‘mas, ya de forma individual o colectiva, y la participacién coordinada y solidaria en la idea de una cualidad especial y superior de las relaciones hispanoamericanas; buscando al mismo tiempo st potenciacién com la promocién de uns elementos operat com fines vaviados, desde politicos a culturales, reli- isos, militares 0 econémicos» (Sepiilveda, 2005: 93, el énfasis es nuestro). Por supuesco, las vertientes derecha ¢ izquierda del movimiento no deben ser confundidas, en tanto que en cada caso el abrazo de la unidad cultural panhispénica se pone al servicio de proyectos de sociedad consi~ OFS CVOL. 1B edoon aden S84 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 4108, sanarat 18:39 José del Valle | 588 derablemence dis tos; pero tampoco hay que ignorar la base ideolégi- ca comiin sobre la que se concibe la relacién entre Espafia y la América hispanohablance desde las ramas tanto conservadoras como progresistas del hispanoamericanismo. Y esta base ideolégica comtin no nos debe sorprender, pues el mantenimiento de una celacién privilegiada con las antiguas colonias no s6lo ha sido una prioridad estratégica para Espafia al margen del color del gobierno de turno, sino también, como ha se- Aalado Sepilveda, un elemento central del nacionalismo espaitol (de derechas 0 de izquierdas): «{...] uno de los componentes bisicos del nacionalismo espafol y de la politica exterior espafola a lo largo del si- glo Xx: la creencia en y la utilizacién de la continuidad cultural espafiola en América, eratada de materializar en una comunidad transnacional que unfa a la antigua metrépoli con las reptiblicas nacidas en los terri- torios y, sobre todo, en el seno de las sociedades de su antiguo imperio. Lacreacién de esa comunidad resulta de especial relevancia para explicar tanto la conformacién de una identidad transatléntica —materializando tun imaginario de afirmacién nacionalista—, como la elaboracién y eje- cucién de la politica exterior espafiola, para la que su proyeccién hacia ‘América y su capacidad de influencia supone un elemento de extraordi- nario valor» (Sepiilveda, 2005: 12). El hispanoamericanismo comenz6 a manifestarse a mediados del six glo xix y se expresé en principio a través de publicaciones tales como La Mastraciin Urica, La Mustraciin Espatiola y Americana 0 La Revista Espatola de Ambos Mundes. Esta dltima, por ejemplo, definia su misién en su primer niimero de 1853 en los siguientes términos: «Destinada a Espaha y América, pondremos particular esmero en estrechar sus rela~ ciones. La Providencia no une a los pueblos con los lazos de un mismo origen, religién, costumbres ¢ idioma para que se miren con desvio y se vuelvan las espaldas asi en la préspera como en la adversa fortuna. Felizmence han desaparecido las eausas que nos Hlevaron a la arena del combate, y hoy el pueblo americano y el ibero no son, ni deben ser, mas «que miembros de una misma familia; la gran familia espafiola, que Dios arrojé del otro lado del océano para que, con la sangre de sus venas, con su valor ¢ inteligencia, conquistase a la civilizacién un nuevo mundo» (cit. en Fogelquist, 1968: 13-14). Aparecian ya expresadas, como po- demos apreciar, algunas de las ideas troncales del hispanoamericanismo inicial: la identidad cultural entre Espafia y sus ex colonias y la lectura de la conquista como misién civilizadora. Un momento clave en la historia de este movimiento fue la cr en 1885 de la Unién Iberoamericana, que enseguida se convertiria en OOF5CVOL. 1B adoon i cabeiint S85 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 5108, sanarat 18:39 556 | Eldardoen la Academia su principal érgano de expresién. Segtin sus Estatutos, la Unién se pro- ponfa «estrechar las relaciones de afecto sociales, econémicas, artisticas y politicas de Espatia, Portugal y las Naciones americanas, procurando que exista la mas cordial inteligencia entre estos pueblos hermanos» (cit. en Martin Montalvo y otros, 1985: 163). Para ello se trataba de promover, por ejemplo, «la extensién e intensificacidn de la ensefianza, el intercambio de las ideas cientificas y de los métodos educativos, y la firma de tratades de propiedad literaria» (Martin Montalvo y otros, 1985: 164). Con todo, los objetivas econémicos ocuparon siempre un lugar privilegiado en el ideario de esta organizacién (declarada en Es- paiia, por cierto, de «fomento y utilidad publica» en 1890): «Desde sus comienzos, la Unién Iberoamericana determiné cuatro puritos de interés, encabezados por el fomento de los lazos comerciales, bajo la idea de que heroamérica era el "mercadn natural” de Espana» (Martin Montalvo y otfos, 1985: 163, el énfasis es nuestro) Por supuesto, las exigencias tanto politicas como discursivas de cada momento histérico han forzado la modulacién de los términos en que se plantea la hermandad panhispanica. Como acabamos de ver, hubo un tiempo en que se afirmaba sin pudor la absoluta identidad de los pueblos hispanohablantes a ambos lados del Atléntico y se negaba incluso la im- pronta dejada por los pueblos precolombinos y africanos en el desarrollo ‘moderno de América. El escritor espafiol Juan Valera (1824-1905), por ejemplo, escribfa a finales del siglo x1x: «La unidad de civilizacién y de lengua, y en gran parte de raza también, persiste en Espaiia y en esas Re~ piiblicas de América, a pesar de su emancipacién e independencia de la metrépolin; «Lo que yo sostengo es que ni el salvajismo de las tribus in- digenas en general, ni a semiculeura o semibarbarie de peruanos, aztecas y chibchas, afiadié nada a esa civilizacién que ahi Ilevamos y que ustedes ‘mantienen y quiza mejoran y magnifican» (Valera, 1958: 313 y 365). En el hispanoamericanismo de principios del siglo xx, afirmaciones tales han quedado casi excluidas de las discusiones puiblicas de la ma~ teria, El «casi» se debe a que, por ejemplo, atin en el pasado reciente un director de la rar, Manuel Alvar, afirmaba: «México sabfa mejor que nadie el valor de tener una lengua que unifique y que libere de la miseria y del atraso a las comunidades indigenas {...}. Salvar al indio, redimir al indio, incorporacién del indio, como entonces gritaban, no es otra cosa que desindianizar al indio. Incorporarlo a la idea de un Estado ‘moderno, para su utilizacién en unas empresas de solidaridad nacional y para que reciba los beneficios de esa misma sociedad [.... El camino hacia la libertad transita por la hispanizacién» (Alvar, 1991: 17-18)."* OOS CVOL. 1B adoon aden 586 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: aia, sanarat 18:39 José de Vale | 887 No sorprende que, en un contexto poscolonial, los esfuerzos espa oles por mantener una relacién privilegiada con sus ex colonias (por sobre ellas, en palabras de Sepiilveda) fueran recibidos con cierta reserva, si no con clara desconfianza, por sectores de la sociedad y clase politica americana, y menos aun sorprende que actitudes como las anteriormente descritas hayan generado reacciones abiertamente hostiles en la América hispanohablante. En efecto, la con- solidacién de la comunidad panhispénica, ya no solo como idea sino como entidad econémica y politicamente relevante, se ha tenido que enfrentar a importantes desafios. Recordemos por ejemplo la articula- cién de identidades nacionales en las nuevas repiiblicas y Ia aparicién de rivalidades regionales y conflictos frontetizos; el debilitamiento de Espafia como referente cultural; las profundas desigualdades entre pai- ses y sectores sociales que perturban la imagen de armonia que persigue crear el hispanoamericanismo, y el carscter plusilingtie de la mayorfa de los pafses que integrarfan la ideal comunidad hispanéfona (empezando por la propia Espafia). De entre todos estos obsticulos, tienen especial interés para el presente ensayo las dispucas entre intelectuales de ambos lados del Atléntico que escenificaban pugnas por dominat el frdgil cam- po cultural constituido sobre la base del espafiol, polémicas que giraban en como al control de la norma y del estatus simbélico de la lengua, fandamental, como hemos visto, para el cumplimiento de los objetivos del hispanoamericanismo: centrémonos por lo tanto, brevemente, en la Mamada batalla del idioma.” 2.1. La batalla del idioma Durante los primeros afios de vida de las j6venes naciones americanas sur- zieron ya los primeros sintomas de resistencia a la preservacién de un sistema cultural Gnico, es decir, las primeras manifestaciones tanto del desarrollo de una actitud desde indiference hasta escéptica ¢ incluso hostil a la autoridad lingiiistica espafiola como de la emergencia de un régimen de normatividad especificamente americano. Iban apareciendo, en efecto, individuos ¢ insticuciones que gestionaban (0 aspiraban a gestionar) la lengua, la cultura, la educacién desde la misma América y en base a las necesidades propias de las nuevas naciones. Quizis el caso mas conocido y de mayor impacto en la primera etapa sea el del gramético venezolano ‘Andeés Bello (1781-1865), quien publicaba, en 1847, la Gramdtica de la engua castelana destinada al so de los americanos. La famosa gramética de OOS. 1B doom aden 557 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 7108, sanarat 18:39 558 | dando en la Academia Bello no suponfa una declaracién explicita de independencia lingiiisti- ca. De hecho no sélo nacfa con voluntad unificadora y como respuesta a los temores de fragmentacién linglistica que se empezaban a expresar en ‘América, sino que utilizaba como base para la seleccién de la norma las variedades peninsulares castellanas del espafio."® Sin embargo, la simple aparicién de este texto revelaba la debilidad normativa de la Real Acade- ‘mia Espafola (nat) en América, la conciencia de al menos ciertos sectores de su intelectualidad de que, como resultado de la emancipacién, tenfan que asumir el control de la gestidn del idioma igual que habyan hecho en otros mbitos de su vida independiente. Si Bello fue, con todo, sumamente respetuoso con Ia autoridad de la xa® y con el modelo de norma que esta proponia, nolo fue tanto la genera- ci6n argentina del 1837."” Esteban Echeverria (1805-1851), por ejemplo, afirmaba: «El nico legado que los americanos pueden aceptar y aceptan de buen grado de la Espafia, porque es realmente precios, es el del idioma: pero lo aceptan a condicién de mejora, de transformacién progresiva, es decir, de emancipacién» (cit, en Alfén, 2008: 52). Una emancipacién que reivindicaba también, a su manera, Juan Bautista Alberdi (1810-1884) «Si la lengua no es otra cosa que una faz del pensamiento, la nuestra pide ‘una armonia intima con nuestro pensamiento americano, més simpaitico mil veces con el movimiento eépido y directo del pensamienco francés, que no con los eternos contornos del pensamiento espafiol» (cit. en Alfén, 2008: 53). Vemos que, tras la independencia politica, aquellas primeras _generaciones reclamaban también la emancipacién culeural y lingiifstica Y, aunque con el paso de los afios se habfa de templar la ret6rica antiespa- fola (fue el caso dle Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento, por ejemplo), el anhelo de auronomia no se apagarfa. En 1876, Juan Maria Guciérrez (1809-1878), miembro destacado de aquella misma generacién, prota~ ‘gonizaria un revelador incidente con la Real Academia Expafiola. Unos afios ances, la nar habia iniciado un proyecto de creacién de academias correspondientes en América. Este gesto, se esperaba, les demostraria a los americanos la voluntad de cooperacién de los acackémicos espafioles, consolidaria la autoridad académica y reforzaria la unidad lingiifstica y cultural al acercar a las clases letradas de ambos lados del Aclintico. Si bien Ia iniciativa cuajé en ciertos paises, el resultado de aquellos es- fuerzos estuvo lejos de obtener el éxito esperado. Como adelancabamos arriba, Juan Marfa Gutiérrez, al ser nombrado miembro correspondiente de la Espafiola, rechaz6 el nombramienco declarando: «Creo, sefior, pe ligroso para un sudamericano la aceptacién de un titulo dispensado por Ja Academia Espafiola. Su aceptacién liga y ata con el vinculo poderoso OHS CVOL. 1B adoon cabin 580 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 5145, sanarat 18:39 José del Valle | $59 de la gratitud, e impone a la urbanidad, si no entero sometimiento a las opiniones reinantes en aquel cuerpo» (Gutiérrez, 2003: 72). Expresaba asf Gutiérrez, incluso décadas después de las efusiones independentistas de la juventud, la necesidad de conformar sistemas culturales aut6nomos y los peligros que entrafiaria la subordinacién y dependencia de instituciones que, por mucha afinidad lingiistica y cultural que en efecto exhibieran, representaban a paises extranjeros y par lo tanto los intereses de estos. Esta actitud no era exclusiva de intelectuales argentinos. Representativas de ese mismo sentir son también las siguientes palabras del escritor peruano Manuel Gonzalez Prada (1844-1918): «Cunde hasta el servilismo inter- nacional: las agcupaciones literarias y cientificas tienden a convertirse en acaclemias correspondientes de las reales academias espafioas. Literacos, abogados y médicos vuelven los ojos a Espafia en la acticud vergonzante de mendigar un titulo académicon (cit. en Rama, 1982: 134) (Otra sonada polémica en corn a la lengua que acabaria por revelar disputas sobre el orcen cultural poscolonial la protagonizaron a finales del siglo xr y principios del xx el ya mencionado escritor espafiol Juan Valera yel filélogo colombiano Rufino José Cuervo (1844-191 1). En 1899, el co- ombiano lamentaba la lejana pero inevitable fragmentacién del espaiiol en miiltiples lenguas. Las diferencias dialectales que empezaban a manifestar- se incluso en textos literarios, segtin Cuervo, representaban el inicio de un proceso de colapso del espatiol andlogo al que en su momento habia dado lugar a que det latin se desarrollaran las lengguas romdnicas, Esta prediccién preocupé a Juan Valera, quien respondié en un articulo publicado el 24 de septiembre en Los Limes del Imparcial de Madrid. Afiemaba el espafiol la salud de la lengua y apelaba a los hombres de letras para que cumplieran, con el necesario optimismo, la misién de guardianes que les correspond. La polémica fue larga y compleja"” y dio lugar a que salieran a la superficie las tensiones gue venfan caracterizando la gestién colectiva del idioma: «Los espaiioles, al juzgar el habla de los americanos, han de despojarse de cierto invencible desdén que les ha quedado pos las cosas de los criollos» (Cuervo, 1950: 288), escribié Cuervo; y, cuando, harto de los términos en los que Valera planteaba la discusién, dio por cerrada la polémica, lo hiz con reveladoras palabras: «{Valeral pretende que las naciones hispanoa- meticanas scan colonias literarias de Espafia, aunque para abastecerlas sea _menester tomar productos de paises extranjeros,y,figursindose tener atin el imprescindible derecho a la represin violenta de las insurgentes, no puede sufrir que un americano ponga en duda el que las circunstancias actuales consiencan tales ilusiones: esto le hace perder los estribos y la serenidad clésica. Hasta aqui llega el fraternal afecto» (Cuervo, 1950: 332)."° O55. CVOL. 1 Baoan aden 550 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 9148, sanarat 18:39 560. | Hl dando en la Academia Seftalemos, aunque sea brevemente, otra importante querella con brillantes protagonistas: el escritor argentino Jorge Luis Borges (1899- 1986) y el fil6logo € historiador espaftol Américo Castro (1885-1972). Este tiltimo, en un libro titulado La peculiaridad lingititica rioplatense y sn sentido histérico y publicado en 1941, expresaba su consternaci6n ante el estado de la lengua en el Rfo de la Plata y la indiferencia con que las lites argentinas (quienes, en su opinién, deberian estar comprometidas con la proteccién de la unidad del idioma) parecian no s6lo ignorat sino incluso agravar el problema. En su respuesta, Borges rechaz6 de plano el diagnéstico («No adolecemos de dialectos, aunque si de institutos dialectolégicos» [Borges, 1989: 32} y, en tono caracteristicamente bor- _gesiano afiadi6: «He viajado por Cataluna, por Alicante, por Andalucia, por Castilla; he vivido un par de afios en Valldemosa y uno en Madrid; tengo gratisimos recuerdos de esos lugares; no he observado jamas que los espafioles hablaran mejor que nosotros. (Hablan en voz mas alta, es0 si, con el aplomo de quienes ignoran la duda)» (Borges, 1989: 32). Elafio 1951 nos ofrece un capitulo importante en Ia batalla del idioma (J. del Valle, 2010). Por iniciativa del presidence de México, Miguel Ale- man, la Academia de este pais, correspondiente de la Espafiola, convoca un congreso que, costeado por el Gobierno de México, habria de reunir en su capital a todas las academias de la lengua. Una delegacién mexicana visité la nag en octubre de 1950 para cussar la inviacién oficial alos espa- fioles, Estos aceptaron gustosos y el congrteso quedé fijado para finales de abeil de 1951.” El temario fue elaborado por la Mexicana y aprobado por la Espafiola y el anteproyecto de reglamento establecié que la presidencia del congreso le corresponderia al director de la RAE (0 a su representante). a primera bomba estall6 pocas semanas antes de la gran reuniGn. La nar le comunicé a los organizadores que, por indicaciones de «la Superioridad», no podria asistir. Mas tarde se sabria que el Gobicrno espaitol habia cxigido al mexicano la renuncia a su reconocimiento del Gobierno republicano en el cxilio. Ante la negativa de los mexicanos, el Gobierno franquista «les indi~ 8» a los acackémicos que no podrian asistir al congreso y estos procedieron a informar a sus colegas mexicanos. La polémica no se hizo esperar. Ast describia el ambiente José Leén Pagano, representante en México de la ‘Academia Argentina de Letras: «A poco de haber descendido en México del avién —después de treinta horas de vuelo— entré de stibico en una atmésfera enardecida, a causa de la no concurrencia de Espafia al Con- _greso de la Lengua [...] Es menester haber estado en México por aquellos dias para justipreciar el resentimiento de la Nacién azteca, motivado por Ja ausencia de la Real Academia Espafiola» (Pagano, 1951: 249-250). La O55 CVOL. 1B adoon aden $80 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 10108, sanarat 18:39 José de Valle | 561 indignacién que capté Pagano en el ambiente de la capital fue expresada ya dentro del Congreso con gran elocuencia por el escritor mexicano Mar- tin Luis Guzmén. En una larga intervencién durante el primer pleno del congreso, Guzman propuso una iniciaciva que habsrfa transformado la re- lacién entre las academias. El primer punto de la iniciativa recomendaba «a las Academias americanas y filipina, correspondientes de la Real Aca- emia Espafola, renuncien a su asociacién con esta iltima en los términos previstos por el articulo 1x del texto estatutario que las une, y asuman asi de Hleno la auconomia de que no deben abdicar y la personalidad integra que les es inalienable» (Guzman, 1971: 1386). Y mas adelante aclara- ba: «No es verdad que yo pida ningiin rompimiento definitivo con la Real Academia Espanola. Recomiendo can solo un procedimiento digno y practico para llegar a una verdadera asociacién 0 confederacién de acade- mias de nuestro idioma, incluida la Academia Espafiola» (ib: p. 1387; La iniciativa de Guzman no prosper6: s6lo las deleyaciones de Guatemala, Panama, Paraguay y Uruguay (ademés de los voros particulares de Augus- to Iglesias, de Chile, y German Arciniegas, de Colombia) apoyaron el paso de la iniciativa a la comisiGn pertinence del congreso. Este episodio —presentado aqué por medio de unas muy superficia- les pinceladas— resulta revelador de muchas de las dimensiones de la batalla del idioma. La iniciativa de Miguel Alemdn nos muestra, por ejemplo, que versiones del hispanoamericanismo también han tenido vida en la América hispanohablante, y no sélo entre los sectores mas conservadores de las sociedades americanas. La propuesta de Guzmin ‘nos muestra la existencia, atin a mediados del siglo xx, de una voluntad emancipadora en el campo de la cultura; una voluntad emancipadora, en este caso, que no perseguta la negacién o renuncia a la relacin con Es- ppafia sino la reconstitucién de la misma en términos de igualdad. Final- mente, el resultado de la votacién subraya la complicidad de un sector de la clase letrada americana en la perpetuacién de un orden lingtisstico y cultural de perfil claramente colonial. 2.2, Del bispanoamericanismo a la politica lingitstica pambispanica’® Hemos visto hasta ahora que el movimiento hispanoamericanista se esfor- 26 por consolidar un modelo de relacién entre Espafia y la América hispa~ ‘nohablante y que el idioma fue con frecuencia el objeto de discursos y ac- ciones orientadas al logro de ese objetivo. La seccién anterior habra dejaclo claro también que no todo el monte es orégano: el hispanoamericanismo OOH5VOL 1 Besancon $51 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 11148 sanarat 18:39 562. | dando en la Academia se cuvo que enfrentar a numerosos obsticulos que se han manifestado de ‘modo patente en la gestién de la norma lingiistica y de su estatus simb6- ico. Con todo, a pesar de estos desafios, el movimiento, en sus distintas reencarnaciones, sobrevive, y podriamos afirmar incluso que, en la tiltima década del siglo xx, adquitié renovada energia al darse por fin, en un nuevo contexto eopolitico, las condiciones que han proveido al proyecto de combustible econémico, argumentos politices y soporte institucional. En primer lugar, a partir de los ochenta, un grupo de compaiiias de capital predominantemente espafiol (representantes de miltiples sec- tores: financiero, energético, editorial, telecomunicaciones, turismo, construccién, energias renovables) se proyectaban internacionalmente y, con la complicidad de parte de la clase politica y empresarial local, escogian América Latina como campo de operaciones privilegiado (Bo- net y de Gregorio, 1999; Casilda Béjar, 2001). Ya a mediados de los noventa, Jestis de Polanco, forjador del importante imperio editorial y medidtico paisa, asociaba, en la mejor tradicién hispanoamericanista, la proximidad cultural al derecho legitimo de su pais a dirigir el punto de mira hacia las anciguas colonias: «Sin embargo, el presidente de pRt= sa.entiende que América Latina es “un objetivo politico, econémico y empresarial legitimo para los espafioles”. [...] “Estamos mucho menos lejos de América Latina de lo que nadie puede pens en El Pais, 22/07/1995: en linea). Una década después, la anunciada penetracién se habia producido generando, al menos en la opinién de algunos lideres empresariales, un alto nivel de integracién, de nuevo, cal como el hispa- noamericanismo habia previsto desde sus inicios: «Lo que esta pasando en Latinoamérica no se entenderia sin la presencia de la empresa espait la, como tampoco se entenderia el forcalecimiento de Espana en el mun- do sin la expansién de la empresa espafiola en Latinoamérica» (Francisco Luzén, consejero director general del Grupo Santander para América Latina; cit. en Miguel A. Noceda, 10/07/2007: en linea). Nétese que, en este nuevo contexto en que las economias nacionales se abrian a la inver- sin extranjera, el desarrollo econémico de Espafia se hace depender en ‘gran medida de las posibilidades de inversién en América Latina y que este potencial se vincula inequivocamente a la existencia de un pasado compartido y una hetencia lingiifstica comtin. En segundo lugar, estas nuevas perspectivas de inversién para el ca pital espafiol coincidian con profundas transformaciones del sistema capitalista, como sefialébamos en el parrafo anterior: se globalizaba la economia mundial y se telativizaba el poder de los Estados nacién, que se vefan compelidos a responder a las nuevas condiciones geopoliticas. OOS EVOL. 1B doom aden 582 @ cernst 2924 Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 12108 sanarat 18:39 José dl Valle | 563 Los procesos de integracién regional se presentaban en tal contexto como sine que non para el desarrollo, y el nivel de protagonismo de cada pais en las distintas dreas se percibfa como factor determinante del rol global que a cada uno le habrfa de corresponder. Si a mediados de los ochenta Espafia conseguia incorporarse al vagén de cola de Europa (a lo que entonces se llamaba Comunidad Econémica Europea), desde fina- les de esa década pasaba a concentrarse en su politica hacia lo que cada ‘vez con mas frecuencia se Llama Iberoamérica, asumiendo el liderazgo de un proceso de integracién que, de realizarse con éxito, acabaria por conformar la Comunidad Iberoamericana de Naciones: «A principios de los afios ochenta, que es cuando por parte espafiola se empieza a plan- tear la oportunidad de celebrar una Cumbre Iberoamericana en torno a 1992, la posibilidad de que se celebrase una reunién de esta naturaleza yalcance y de que la Cumbre Iberoamericana obtuviese un cierto reco- rocimiento, aparecfa en el horizonte de 1992 como algo remoro, casi imposible de lograr, en fancién del escenario internacional, de la diver- sidad y heterogeneidad de los paises iberoamericanos y del todavia esca~ so nivel de las relaciones entre Espatia e Iberoamérica. En este contexto, la realidad es que sélo la diplomacia espafiola apostaba decididamente por este objetivo, sin que en esos momentos hubiera especial interés en los paises iberoamericanos en apostar, més alld de la ret6rica, por el mis- mo» (C. del Arenal, 1999: 206). Los esfuerzos de la diplomacia espafiola encontrarian efectivamente sus primeras recompensas con la cumbre de Guadalajara, México, que tuvo lugar los dias 18 y 19 de julio de 1991, y la del Quinto Centenario, celebrada en Madrid el 24 de julio de 1992. Como ha sefialado el diplomatico chileno Rail Sanhueza Carvajal «el trabajo diplomsico para consensuas esta iniciativa estuyo dererminado por el ejercicio de un liderazgo espafio, el cual, en esta etapa, asumié la forma de “liderazgo cjemplificador 0 pedagdgico”, caracterizado por la prudencia y una inspiracién idealista» (2003: 38). Teniendo en cuenta a complicada historia de las relaciones entre Espafia y sus antiguas co- lonias, las miltiples disputas en torno al estatus relativo de los paises americanos y la vieja mett6polis y los recelos ante sus intenciones y ade~ ‘manes pateenalistas, no sorprende que la diplomacia de este pais operara con especial prudencia. Nada més lejos de sus objetivos que la posible identificacién de impulsos neocoloniales en la proyeccién iberoamerica- na de Espafa; de ahi que se insistiera en que «hay que dejar muy claro que no se crata de construir el equivalente de la Francofonta, 0 la Com- ‘monwealth en las que las antiguas metropolis juegan un papel hegemé- nico, En el caso espafiol, la relacién no es paterno-filial sino fraternal» O55 CVOL 1B oon eben 582 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 13108, sanarat 18:39 S64 | dando en la Academia (Papell, 1991: 166). La proyecci6n de esta imagen de hermandad, el ansia por elidir la preeminencia de Espafia que tanto dafio habia hecho al hispanoamericanismo a lo largo de la historia (como vimos artiba ejemplificado en el terreno de la gestién del idioma), se convertiria por tanto en un objetivo prioritario para la diplomacia espafiola, Por ello, en tercer lugar, al tiempo que, como acabamos de ver, se iban produciendo, en los ambitos econémico y politico, desarrollos en los que se perfilaba la América hispanohablante como objetivo prefe~ rente de la politica exterior espafiola y que parecfan exigir la activacién del viejo proyecto hispanoamericanista, los sucesivos gobiernos de este pais (socialistas y populares) iban movilizando agencias culturales que oftecfan soporte institucional y ponfan en marcha acciones al servicio de la defensa de sus intereses geopoliticos. Nos centraremos a partir de aqui en dos de estas agencias (la Real Academia Espafiola y el Instituto Cervantes, 1) y en algunos de los objetivos por ellas asumidos: asegurar la unidad det idioma y promover su difusién internacional. 3. La nag, el Instituto Cervantes y la hispanofonia Ta defensa de la unidad linglifstica, como vimos arriba, ha sido una de las preocupaciones centrales del hispancamericanismo y esté liderada en la actualidad por la Real Academia Bspafiola, Desde principios de los noventa, la Rar ha puesto gran empefo en la modernizacién de su ima- _gen adoptando piiblicamente una actitud que, lejos del clasico purismo clitista, se plantea un dilogo permanente con el pueblo, sefialando una y otra vez su compromiso con las tecnologias del lenguaje, y vinculando su actividad al desarrollo econémico y empresarial. Ha apostado, por cjemplo, por una fuerte presencia en la Red y por asociar cl espaftol con el mundo digital. En este contexto cabe recordar la publicidad que se le dio, en 1999, a la visita del magnate de Microsoft Bill Gates ala sede de a Academia en Madrid. El diario E/ Pais abria la noticia con el siguiien- te titular: «Bill Gates y la Academia firman un acuerdo para mejorar el espafiol que usa Microsoft: el empresario estadounidense visica a la Real Academia Espafiola y alaba su nivel tecnolégico> (Miguel Mora, 16/09/1999: en linea). Y cabe seftalar también en este mismo contexto el cuidado que la corporacién ha puesto en sus relaciones con el mundo empresarial: «Convenio entre la Academia y Prisa, {..] Prisa [--1 y el Grupo Santillana han realizado una aportacién econémica a la Funda- cin Pro Real Academia, donde estén integrados los principales bancos OOS CVOL. 1B doom abeiin S84 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 14108 sanarat 18:39 José de Valle | 568 y las grandes empresas y corporaciones espaitolas» (E! Pai, 11/12/1998: en linea); «Las fundaciones pro Rat y Endesa renuevan su acuerdo de colaboracién, {...] La empresa eléctrica se compromete a invertir 60 mi- ones entre 2002 y 2004, que la Academia destinaré a continuar la revisin de los americanismos en el Diccionario» (EI Paés, 10/10/2001: en linea); «BI director de la Real Academia Espafiola, Victor Garcia de la Concha y el secrerario de la Agencia Espafiola de Cooper Internacional (A8co), Miguel Angel Cortés, firmaron ayer un acuerdo para la difusién del espafol que incluye diversos programas» (E! Pas, 11/10/2001: en Iinea)."* Quizas la preocupacién central de la Rat haya sido su relacién con la América hispanohablante, la cual se ha trabajado principalmence a través del fortalecimiento de la Asociacién de Academias de la Lengua Espafiola (Asale) y de Ia adopcién de una politica lingtiéstica Hamada puanhispdnica. Los que siguen de cerca la actividad de la nak saben bien que el viejo lema «Limpia, fija y da esplendor», tan explicito en cuanta a la clisica fancidn profiléctica de la institucién, ha ido siendo pro- gresivamente desplazado hacia una zona menos visible de la imagen piiblica que la Academia ha ido proyectando de si misma. Ea su pagina ‘web, en una brevisima seccién de introduecién histériea, la Rat describe su propia evolucién en los siguientes términos: «La insticucién ha ida adaptando sus funciones a los tiempos que le ha tocado vivir. Actual- mente, y segtin lo establecido por el articulo primero de sus Estatutes, la Academia “tiene como misiGa principal velar porque los cambios que experimente la Lengua Espafola en su constante adaptacién a las nece- sidades de sus hablantes no quieren la esencial unidad que mantiene en todo el dmbito hispainico"»."" La nueva imagen piblica de la nae se presenta de manera inequivoca en un texto clave para la comprensiéa del proyecto actual, La nueva politica lingiéitica panbispsnica, publica- do en 2004 por la nar y fiemado por la Asale: «En nuestros dfas, las Academias, en una orientacién més adecuada y también més realista, se han fijado como tarea comiin la de garantizar el mantenimiento de la unidad bésica del idioma, que es, en definitiva, lo que permite ha- blar de la comunidad hispanohablante, haciendo compatible la unidad del idioma con el reconocimiento de sus variedades internas» (Asale, 2004: 3). En este fragmento vemos condensadas las ideas que definen {a estrategia para la defensa del idioma y que nos permiten entender su funcidin en el mas amplio contexto de los intereses econémicos y geopo- liticos de Espaia: primero, la adopcién de un modelo de normatividad policéntrica asumible por las academias americanas (y por las sociedades OOS CVOL. 1B edoon aden S86 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 15108 sanarat 18:39 566 | dando en la Academia de la América hispanohablante) y, segundo, la instrumentalizacién del espafiol, de su unidad (mas conceptual que formal),”* como basamento de la comunidad panhispanica, es decir, la proyeccién de una imagen del idioma que convenza a la opinién ptiblica de la existencia de esta co- munidad y de la legitimidad de sus custodios. La trascendencia de esta ‘nueva aproximacién al idioma la ha sefialado inequivocamence el actual director Victor Garcia de Ia Concha: «creemos que con ello estamos prestando un servicio cuyo interés rebasa lo estrictamente lingiiistico para situarse en un valor importancisimo en la integracién de Comuni- dad beroamericana de Naciones, y creemos que esto se realiza como el mejor servicio al robustecimiento de la unidad del espaol, pero con el respeto més absoluco a las realizaciones variadas que ese espaiol undo tiene en cada una de las regiones» (Francia, 15/09/2005: en linea). Por lo que a la promocién internacional del espafiol se refiere, la agencia que ha liderado los esfuerzos por definirla como lengua global, 6o.al menos como valioso producto en los mercados lingiifsticos interna- cionales, es el Instituto Cervantes. Creada por el Gobierno de Espafia en 1991 «para la promocién y ensefianza de la lengua espafiola y para la difusién de la cultura espafiola e Aispanoamericana» (la cursiva es mia), esta importante agencia define, en la actualidad, su misién en los si- _guiiences cérminos: Organizar cursos generales y especiales de lengua espaiiola, ari com de las lengnas ‘ficiales en Expats. Expedir en nombre del Ministerio de Educacién y Ciencia, los Diplomas de Espafiol como Lengua Extranjera (De18) y organizar los eximenes para a obtencién. Actualizat los métodos de ensefianza y la formacidn del pro- fesorado. Apoyar la labor de los hispanistas. Participar en programas de difusién de la lengua espaol. Realizar actividades de difusién cultural, en colaboracin con ura orgaimnsespaRolsehiipanuamericanasy con entidades de los passes anfittiones. Poner a disposicién del pliblico biblioceeas provistas de los medios tecnoldgicos mis avanzados. (El énfisis es nuestro.)” En esta declaracién de objetivos se vislumbra, como ocurrfa al analizar el discurso de la nas, la presencia de preocupaciones que trascienden lo puramente lingtistico y que nos remiten de nuevo tanto a los avacares de la politica nacional como a los intereses internacionales de Espafa. Fijémonos, por ejemplo, en el compromiso —al menos, sobre el pa~ pel— a ensefiar no s6lo espafiol sino cambién las lenguas cooficiales (catalan, gallego y vasco). Esta linea de accién adquiere pleno signifi- cado en el contexto de una dinamica politica concreta: la existencia de _ndilciples procesos de conscruccién nacional dentro del pais y los esfuerzos del Gobierno central por consolidar la unidad politica y la legitimidad del OES EVOL. 1B adoon cabin S86 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 16108 sanarat 18:39 José del Vale | 867 Estado adoptando una retérica de apoyo a la diversidad cultural y lin- agiiistica. Fijémonos también en que el Cervantes se compromete con la promocién no de «la cultura espaftola> sino de «las culturas espafiolas € hispanoamericanas», compromiso que se ve con mayor claridad a la luz del proyecto panhispénico ya discutido. Ante la posibilidad de que se incerprete la accién cultural exterior de Espaiia en clave neocolonial, el Instituto se erige en representante no de Espafa, sino de la comunidad asada en la lengua comin, Vemos pues que el Cervantes es sensible ante el hecho de que sus operaciones tienen repercusiones tanto en el complejo entramado de nacionalismos que se despliega en Espafia como en el ambito internacional, es decir, en el area idiomtica delimitada por el espafiol y en los mercados lingitisticos globales. Conviene dejar claro que la proyeccién de esta politica sobre ém- bitos que se sitvan mas alla de lo lingiiistico no ocurte de modo su- brepticio. Al contrario, Carmen Caffarel, directora del Cervantes desde el afio 2007, expresaba sin ambigtiedades la vinculacién de la agencia que dirige con los intereses de Espaiia: «El Cervantes sirve para abrir puertas a las empresas espasiolas en el exterior. [...] En la medida en que seamos més conocides en el mundo, nuestro peso como pais if crecien- do, Ia economia se vera beneficiada, yun intangible como el espatiol se convertirs en embajador de nuestro pais en el mundo» (Ana Martinez, (09/01/2008: en linea). En sintesis, la accién de la nar y del Instituto Cervantes presenta un alco grado de integracién en la politica exterior espafiola y se maceriali- 2a, primero y como acabamos de sefialar, en una estrategia de cobertura a la expansién empresarial (una suerte de soporte propagandistico y lo- istico); segundo, en esfuerzos por dar al idioma forma de valioso activo econémico y controlar su gestidn en el mercado global, y, finalmente, en tuna aportacién retérica a la consolidacién del mundo hispanohablante como hispanafonéa Detengimonos brevemente en este término. Las etiquetas usadas para referirse al grupo de naciones donde se habla espaiiol 0 a la comunidad de seres humanos que lo tienen como lengua nativa exhibe una cierta inesta- bilidad. La etiqueta que aqui propongo, hispunofonia, pretende sugerir una conceptualizacién distinta de la que se deduce de términos convencionales tales como Herasnérica. En el horizonte teérico aqui dibujado, la hispano- fonfa no seria simplemente un hecho objetivo, un grupo de naciones, una red de inreraccién tejida por un cédigo comunicativo comparcido. El tér- ‘mino nos remicirfa més bien a una comunidad imaginada, anclada en una lengua comiin que une en un vinculo afectivo a todos los que la poseen y O55. 1B soon aden 557 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: s71a8, sanarat 18:39 568 | dando en la Academia a todos los que sienten un lazo de lealtad hacia ella. Al hablar de la hispa- nofonfa como comunidad imaginada no queremos sugerir que se trate de una fabricacién, Usamos el rérmino en el sentido que le dio Benedict An~ derson (1983): €s una comunidad cuyos miembros no viven directamente la experiencia del contacto y de los habitos y valores compartidos, pero son capaces de imaginar tal comunién gracias a la existencia de redes de interaccién facilitadas por una lengua compartida y gracias a la presencia de seftales —discursivas, tales como referencias directas a la comunidad, © simbylicas, tales como banderas— que les recuerdan cotidianamente la existencia de un colectivo humano de alguna manera afin. Pensamos, pon _gamos por caso, en Galicia, como una comunidad constituida por gallegos. Y, aunque no los hemes visto a todos, imaginamos que en todos y cada uno de ellos se manifiestan los rasgos que circunstancias hist6ricas (culturales y politicas) concretas han establecido como sefiales de la galleguidad. La hispanofonfa se basa en realidad en una ideologga lingtisstica, es decir, en una concepcién cultural «le la naturaleza, forma y sentido del lenguaje y de las pricticas comunicativas como escenificaciones de un orden colectivo» (Gal y Woolard, 2001: 1).”* Pensar en las representa- ciones de una lengua (por ejemplo, las afirmaciones que se hacen sobre el espaol como recurso econémico 0 como sefia de identidad panhis~ panica) como ideologias lingiifsticas nos invita a que no las aceptemos aceiticamente sino a que las contextualicemos identificando su anclaje institucional y su funcién naturalizadora de un orden extralingtiistico. Nos invita a que nos planteemos a qué intereses puede servir que se ge- neralice una determinada visi6n de la lengua y no otta. La hispanofonfa, por tanto, no es sélo una comunidad sino también una ideologia linggiistica: se basa en una visién del espafiol que, por un lado, emerge de instituciones (la Rat y el Cervantes entre otras) cuya actividad se coordina con proyectos de orden econémico (la obtencién de un estatus privilegiado en el mercado panhispinico) y politico (la integracién de los paises hispanohablantes como entidad con peso po- litico internacional) y, por otro, naturaliza y legitima estos proyectos al representar el idioma como base de una comunidad unitaria y arménica. Victor Garcia de la Concha, actual director de la Ras, expresaba la esen~ cia de esta ideologia con sucinta clocuencia: «Es realmente emocionante cémo la lengua esta sirviendo de lugar de encuentro y no sélo como ca- nal de comunicaci6n. La lengua nos hace patria coméin en una concordia superior» (cic. en E/ Pats, 07/09/2000: en linea). Tras haber expuesto las Iineas de la politica lingiiistica panhispanica que se entrecruzan con la proyecci6n exterior de Espafia, podemos abrir O55 EVOL 1B adoon aden 580 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 16108 sanarat 18:39 José dl Valle | 569 {a reflexién sobre el interés que entre los mismos actores ha despertado la poblacién hispanohablante de Estades Unidos y la popularidad del es- pafiol como lengua extranjera en sus escuelas y universidades. 4. Espafia, Estados Unidos y «la pujanza de lo hispano» En el verano del 2003, en un extenso articulo titulado «President Lé- pez?» el diario madrileiio Ef Paé examinaba el llamado fenimeno latino en los Estados Unidos: «Los hispanos, ademas de estar ya por encima de la minoria negra, son mas jévenes, tienen més hijos y empiezan a salit del pozo de la pobreza para atisbar su propia manera de realizar el sueTio americano. Atin no son una clase media poderosa, pero sus posibilidades de crecimiento resultan cada vez més atractivas para los mercados y para los eazadores de votos» (Javier Casqueito, 20/07/2003: en linea). El ori zgen del articulo estaba en un informe, hecho ptiblico unos meses antes por la Oficina del Censo, que confirmaba que los hispanos se habjan convertido en el grupo minoritario més numeroso del pais. Este hito demogréfico le ofrecia una excelente oportunidad a la prensa espafio- Ia para celebrar las oportunidades que offecia la creciente prominencia de este grupo poblacional para instituciones espafiolas que intentaban fortalecer o establecer su presencia en los Estados Unidos: « (Alfonso Armada, 12/10/2003: 61). En efecto,desde su fundacién, el Instituto Cervantes ha considerado a los Estados Unidos (y Brasil) un objetivo prioritario y ha celebrado la pujanza de lo hispano como un proceso no sdlo demogréfico sino de relevancia cultural, econémica y politica que facilita sus operaciones de promocién del espafiol y, por ende, como vimos en la seccién anterior, de defensa de los intereses de Espafa.”” A nadie se le oculta la importancia estratégica que tiene para cual- quier pats del mundo definirlos términos de su relacién con una potencia econémica y militar como Estados Unidos. Jaime Malet, presidente de la Ciimara de Comercio Americana en Espafia, lo expresaba en los siguientes términos: «Espafia es hoy una potencia intermedia que ha ganado presti- io internacional por su desarrollo social, politico y econdmico en los Gil- timos 30 afios de democracia. Sin embargo, este desarrollo inaudito, muy valorado en la Europa continental, sigue sin levantar pasi6n en el mundo OOS EVOL 1B doom Aabeiint 580 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 19108, sanarat 18:39 570. | dando en la Academia anglosajén, donde se duda de él (Reino Unido) o se ignora (ee.vv.). Y sin visibilidad en el mundo anglosajén, especialmente en &E.UU., es muy dificil que Espafia mantenga su estacus relativo o lo mejorer (Jaime Malet, 20/05/2008: en linea). Al margen de que se pudiera disputar la opinién de Malet (condicionada, naturalmente, por su posicién), el hecho es que los recientes gobiernos espafioles han cultivado con deci- si6n (si bien en términos muy distintos unos de otros) la relacién con a potencia norteamericana. Fueta de toda duda esta el compromiso del ex presidente del Gobierno José Maria Aznar desde la foro de las Azores el 16 de marzo del 2003, donde se escenificé no sélo el apoyo a la inva- sin de Iraq sino la voluntad de alineamiento incondicional con Estados Unidos. Desde el 2004, aunque tras la retirada de las tropas espafiolas de Iraq ordenada por el nuevo presidente Rodriguez Zapatero el trato superficial entre el Gobierno espaiiol y la administracién Bush ha sido frfo, las relaciones entre ambos paises no se han suspendido ni mucho menos. No slo Espatia se convirti6 en el cuarto inversor extranjero en el 2007 («las inversiones espafiolas han crecido aceleradamente en los {iltimos 5 afios hasta sicuarnos como su cuarto inversor», segtin el mix nistro espafiol de Asuntos Exteriores Miguel Angel Moratinos)," sino que el discurso pablico producido por los lideres politicos espafioles se muestra inconfundiblemente abierto a la amistad hispano-estadouni- dense. En una conferencia pronunciada en Nueva York ante el Foro de Liderazgo Mundial, Zapatero afirmaba: «Queremos ser un buen amigo de rx.uv.» (El Pa, 24/09/2008: en linea). Si ha habido, en general, consenso sobre la importancia de mantener una relacién comercial sustancial con Estados Unidos, también lo ha habido sobre la estrategia a seguir para penetrar el dificil entramado po- litico y el enorme mercado norteamericano: nos referimos al cuidadoso cultivo de la amistad con la poblacién hispana estadounidense y el forta~ lecimiento de las afinidades exiscentes o porenciales. El ya citado Jaime Malet opinaba en el mismo articulo: «Espaia tiene, a mi modo de ver, dos oportunidades histéricas para ganar visibilidad y peso en Fe.0. El primero son los estadounidenses de origen hispano. {..] Tener un colec~ tivo tan grande y de creciente influencia que sin ser espafioles s{sienten una cierta afinidad por Espafa es una gran oportunidad. Quizés las declaraciones mas directas sobre el interés de Espaiia en los latinos estadounidenses fueron hechas por Aznar durante una visita realizada en 2003. Los siguientes ticulares, romados de la cobertura de iaje, nos ayudardn a entender los términos en los que se concebia fa relacién entre Espafia, los Estados Unidos y su poblacién latina y la O55 CVOL. 1B adoon aden 570 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 20108, sanarat 18:39 José de Vale | 571 orientaci6n que se esperaba dar a la accién cultural exterior en Nortea- mérica: «Aznar trata de afianzar en Estados Unidos un liderazgo entre la poblacién hispana> (Peru Egurbide, 08/07/2003: en linea); «Aznar anima a los hispanos para que acerquen .UU. a Tberoamérica y Euro- pa» (Peru Egurbide, 14/07/2003: en linea); «La pujanza econémica y demogréfica configura estas comunidades como un mercado en alza y tuna fuerza social en auge» (Peru Egurbide, 08/07/2003: en linea). The Wall Street Journal, en un repottaje sobre esa misma visita, lo exponia de modo todavia més claro. En un articulo titulado «As His Tenure Winds Down, Aznar Stresses Spain’s Ties to Americas» [«Hacia el final de su mandato, Aznar enfatiza los vinculos de Espafia con las Américas»), se citaban las siguientes palabras del presidente del Gobierno espafiol: «Quiero que los hispanos de los Estados Unidos sepan que tienen raices, europeas comunes y una herencia que puede ser tan sélida como la an- glosajona» (E Kempe y C. Vitzthum, 16/09/2003). ¥ se comentaba a continuacién: «Con raz6n. En slo una década, las compaiiias espafiolas han invertido més de 90 millones de délares en su expansién por Amé- Latina y han hablado més y mas de utilizar México como plataforma para entrar al mercado estadounidense>. EI ministro de asuntos exteriores de los gobiemos Zapatero, Miguel Angel Moratinos, ha descrito una estrategia similar en este sentido a la planteada por Aznar. En la inauguracién del coloquio «California: raices, presencia y futuro de la latinidad», afirmaba: «El Gobierno de Espafia ‘ocorga gran importancia a codas las accionese iniciarivas que ponen de ma- nifiesto la contribucién de nuestro paisa la formacién y constitucién de los Estados Unidos de América, desde el convencimiento de que compartimos lazos hist6ricos y unas buenas y estrechas relaciones poliicas y diplomaci- cas que fortalecen y actualizan las sefias de identidad de la pujante comu- nidad hispana o latina de Norteamérica. [..] La puesta en valor y difusién de la vertiente espafiola e hispana de la historia de los Estados Unidas es ‘un patrimonio que compartimos con los estadounidenses que no s6lo debe servir para comprender el pasado, sino para impulsar el presente e inspirar el facuro. Creo que es un legado Geil para la comunidad hispana o latina y para ensaizar sus sefias de identidad.*" La narrativa es clara: Espafia ha de insistir en el papel que jugé en la «formacién y constitucién» del pais nor teamericano, ha de presentarse como reference identitario para la poblacién latina y, a partir de estas convergencias hist6ricas y culturales, posicionarse privilegiadamente ante Estados Unidos de cara al fucuro.”? Las politicas de defensa de la unidad y promocién de la lengua que describfamos en la secciGn anterior no han sido ajenas a lo que podriamos OHS. Baton Aabeiind 571 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 21108, sanarat 18:39 572. | dando en la Academia llamar la politica estadounidense de Espafia y al proyecto de penetracién comercial en Estados Unidos. Valga como muestra la importancia dada al tema por los congrresos internacionales de la lengua espafiola (os cit) organizados periédicamente por el Instituto Cervantes, la Rak (excepto el primero) y agencias lingiiisticas, culturales y politicas del pais anfi- tridn.”* Durante el segundo de estos congresos, celebrado en el 2001 en Valladolid, Enrique V. Iglesias, por aquel entonces presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y en la actualidad Secretario Gene ral Iberoamericano, enfatiz6 en su conferencia plenaria la importancia de los latinos: «La poblacién hispana de los Estados Unidos constituye la tercera entidad econémica del mundo latino; [...1 el espafol tiene ‘una importante y creciente impronta en la cultura, las comunicaciones y en el volumen del consumo de los Estados Unidos» (Iglesias, 2001). Obviamente le interesaba seialar el valor econémico de este sector po- blacional; pero el aspecto mas relevance de su intervenci6n para los ob jetivos del presente ensayo es el papel que Iglesias le asignaba al espa- fiol: como sefia de identidad que permite aislar un segmento del amplio mercado estadounidense (construir a los latinos como consumidores), como marca asociada al valor de ciertos productos (el valor que se pueda derivar de, por ejemplo, publicitar una mercancia en espaol) y, final- mente, como producto mismo (el espafiol como lengua extranjera, la traduccién, la interpretacién y servicios relacionados) Bs importante resaltar que el propio lenguaje utilizado por la prensa en el tratamiento del tema revela la estrategia de los agentes espatioles de jugar un papel activo en la configuracién de la identidad del latino esta- dounidense: «Aznar trata de afianzar en Bstados Unidos un lidertzgor, «Aznar anima a los hispanos», «El objetivo del principe de Asturias es demostrae a los latinos (...], «El principe de Asturias recordé a los latinos de Estados Unidos que formaban parte de un mundo de 400 mi- ones de personas». Hay que convencetlos no sélo de que el espaiiol es una lengua valiosa sino también de que es el pilar central de una comunidad panhispéinica. la cual pertenecen y en la cual Espafiaes un benévolo prinins inter pares. Estamos ni mas ni menos que ance la promocién, desde el Ambi- to de la politica y la actividad empresarial, de la hispanofonia, la ideologia lingjifstica que representa el espafiol como elemento constitutive de una comunidad unitaria y arménica que justifica un proceso de integracién. (Como vimos arriba, la RAE ha jugado un papel protagénico en la promo- ci6n de la hispanofonfa, El forcalecimiento de la Asale y la tan publicitada colaboracién con las academias americanas en la elaboraci6n del diccionario, ortografia y gramatica han sido la base de una campaiia de imagen en la que OSS CVOL. 1B soon abeniin 572 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 22106 sanarat 18:39 José de Vale | 573 la Asale y el idioma que custodia se presentan como iconos de una comuni- dad panbispanica caracterizada por la comunicacién arménica. Poco se sabe atin del papel jugado por estas agencias en la promocién de la hispanofonia en Estados Unidos, poco clara esta todavia su contribucién al despliegue dle {a estrategia de acercamiento a la poblacién latina estadounidense. Pero no clvidemos los esfuerzos que se hacen por recordarles un pasado compartico y por naturalizar la extensién en territorio norteamericano de la comunidad panhispanica: «La presencia latina en los Estados Unidos no es un fend- ‘meno nuevo, sino que se remonta al siglo xv1 en el Sur, Sudoesce y Oeste norteamericanos, desde Florida a California, pasando por Texas, Luisiana © Nuevo México, Tiene hondas raices histéricas en la exploracién y pobla- _miiento de es0s territories, que han sido escenario de episodios de enorme trascendencia» (Moratines, cit. en Espafia. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperacién, 2008: 23).*' Los académicos de la lengua no han sido Ajenos a ese proceso de naturalizacién y han insistido, como el ministro espafial, en afirmar la continnidad histérica y geogrifica entre el espafiol Ihablado en Estados Unidos y el resto de las variedacles: «Se trata ademas de una lengua privilegiada, pues es de una unidad muy crabada —desde el sur de Estados Unidos hasta la Patagonia, el 90 por ciento del léxico es ccomatin, asi como la sintaxis, la gramatica y la ortografia» (Victor Garcia de la Concha, director de la nat, en La Vanguandia, 09/01/2008, monogefico «Aprendiendo a exportar contenidos culturales para el mundo»). Conciencia de la importancia que para el proyecto panhispanista tiene la accién académica en Estados Unidos si que la hay. Recordemos las decla- raciones de Gerardo Pifia Rosales en enero del 2008 al ser elegido director de la Academia Norteamericana de la Lengua Espafiola (ants): «Nuestra Academia, con sede en Nueva York, se encuentra en el ojo del huractin» (Juan Luis ‘Tapia, 05/03/2008: en Iinea).*” Ahora bien, equé perspectivas hay de que el entorno de la RAF opere con eficacia en la seduccién ident taria de la poblacién latina, tal como exige la estrategia de la diplomaci espafiola? Qué posibilidades hay de que intervengan activamente en la produccién de un sistema cultural y un mercado lingiiistico auténomo en el seno de la sociedad estadounidense? “En qué medida le podria oftecer a los latinos recursos lingiifsticos que respondan a sus necesidades y anhelos yuna auténtica alternativa, un modo de concebir el lengguaje y la cultura discinto del que pone a su disposicién la sociedad norteamericana? Son, estas, preguntas en exceso generales y ambiciosas. No nos proponemos, claro esté, darles respuesta; pretendemos més bien desplegarlas como teldn de fondo frente al cual iniciar una reflexidn sobre el papel hasta ahora jugado por estas agencias en los Estados Unides. O55. Bascom abn 572 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 23108 sanarat 18:39 574 | Blldardocn la Academia 5. El complejo perfil sociolingtiistico de los latinos 5.1. El epertorio plurilectal Al hablar del espafiol en Estados Unidos, hay que poner por delante el hecho de que la poblacién latina se caractetiza por su extraordinaria he- terogeneidad: son de muy diversos or{genes nacionales, evan diferentes perfodos de tiempo en el pais, pertenecen a grupos raciales distincos, pre- sentan niveles diferentes de escolarizacidn y ocupan posiciones diversas en Ja estructura socioeconémica del pafs (aunque los latinos tiendan a tener niveles de ingresos bajos). Segrtin datos hechos piblicos por la oficina del censo en el 2006, de la poblacién latina estadounidense (que superaba ya los 44 252 000), son mexicanos o de origen mexicano el 64 %, puerto- rriquefios el 9 %, centroamericanos el 7,6 %, suramericanos el 5,5 %, cubanos el 3,4 % y dominicanos el 2,8 %. Un 7,7 % seleccionaron la opcisn «Osher Hispanic». Esta diversidad de origenes, asi como com- plejas experiencias vitales tales como la emigraciGn, la adaptaci6n a un ‘nuevo entorno, el aprendizaje de nuevas formas cle comunicacién, el po- sicionamiento marginal en Ia estructura étnico/nacional de la sociedad escadounidense y, a veces, la dificil relacién con el pais de origen (propio 6 de los antepasados), deben bastar para frenar el impulso de hacer ge- neralizaciones simplificadoras sobre la identidad latina, Con la lucidez que la caracteriza, Ana Celia Zentella—intelectual latina neoyorquina de ascendencia mexicana y puertorriqueia, antropéloga y sociolingitis- ta— describe asi este complejo entramado identitario: «L@s latin@’s también cruzan las fronteras nacionales para unirse al colectivo de la sociedad estadounidense en su pasién por el béisbol y otros entreteni- mientos nacionales y, sobre todo, en su apoyo a las instituciones demo- cexiticas. Desplazarse de una a otra identidad —por ejemplo, una ligada a una nacién concreta de Latinoamérica, otra ligada a los ideales de los Estados Unidos y otras identificadas con ciudades, barrios, “bloques” y clasificaciones individuales de género, raza y clase— es normal entre 1@s latin@s de sx.vv.» (Zentella, 2002: 321).* Esta diversidad, que se traduce en In presencia de miitiples varie~ dades dialectales y sociolecrales del espafiol (hay incluso quienes traen en su repertorio lingiifstico lenguas ind{genas como el zapoteco o el mixteco), no ha de ser entendida sélo como un fenémeno macto, es decir, como una caracteristica de la poblaci6n hispana en su conjunto, que desaparece al observar comunidades més pequefias de un mismo ori- ‘gen nacional, Incluso en estas encontramos un alto grado de variacién. O55 CVOL. 1B doom aden 574 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 24108 sanarat 18:39 José de Vale | 578 Utilicemos como ilustracién el trabajo realizado por la misma Zentella (1997) en El Barrio de Nueva York, el clisico enclave puertorriquefio de la secci6n Este de Harlem (hoy en vias de répida transformacién ante la llegada, por un lado, de inmigrantes mexicanos, muchos de ellos poblanos, y por otro, de j6venes profesionales anglohablantes monolin- giles de clase media y media alta). En su estudio, Zentella conclufa que escribir el perfil sociolingitistico de El Barrio afirmando que se hablan dos lenguas (el espaiiol y el inglés) serfa una escandalosa simplificacién de la realidad. Mas que de bilingitismo convendria hablar de un amplio repertorio plurilectal integeado por las variedades estandar y popular del espafiol puertorriquefio, por el espaiiol de los hablantes nativos de inglés, por el inglés estdndar, aftoamericano y puertorriquerio de Nueva York y por el inglés hispanizado (Zentella, 1997: 41-48). ¥ no sélo eso, afiadia, sino que una descripcién ajustada a la realidad no deberia consistir en Ia identificacién de una serie de situaciones 6 contextos y las variedades que se correspondieran con cada una. El comportamiento verbal de los puertortiquefios de Bl Barrio se describirfa mejor identifi- cando las redes de interacci6n social en que cada individuo se mueve y subrayando que, aunque en cada red tiende a predominar una variedad, es comiin que en todas ellas aparezcan diversas variedades 5.2, Los efectos del contacto La influencia del inglés en las variedades del espafiol usadas por los lati- nos se manifiesta en miiltiples procesos, la mayoria de los cuales afectan al Iéxico. Encontramos por ejemplo palabras del inglés adapradas a la estructura fonica del espafiol: «nais» (del inglés nice), «bil» (del inglés Bill) 0 o «atraco» respectivamente. Encontramos también palabras que, siendo fonéticamente similares pero semanticamente distintas en espaiiol e inglés, asumen en la situacién de contacto el significado que tienen en inglés: se puede usar «libreria» (en inglés library) 0 «papel» (en inglés paper) donde otras variedades del espatiol utilizarfan biblioteca 0 periédice/diario respectivamente. Otro importante aspecto del perfil lingUistico de los latinos es la alternancia de cédigos, que consiste en la insercién de palabras, frases uu oraciones de una lengua x en un texto oral o escrito en que se esté utilizando como matriz la lengua Y. Valga como ejemplo de este fend- ‘meno la siguiente oracién (extraida del corpus de Zentella, 1997: 180): OOH5CVOL. 1B doom eben 575 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 25108 sanarat 18:39 516 | dando en la Academia , en VV, AA. La ofa, a sus cinnonta ais, reflesiona ante OHS CVOL. 1B edoon aden S86 @ Iitpsstudyib.es(doc!5094306poltica-deienguaje-y- geopoltice-espafia-lerae-yla: 35148 sanarat 18:40 586 | Eldardoen la Academia siglo xs. Seminario sobre la Organizacin de Estados Americancs, Octubre 1998, Madrid: Casa de América, Anatapa, ALONSO (12/10/2003): «Don Felipe celebea la pujanza de lo hispano en Ia apertura del Insticuto Cervantes de Nueva York», a8¢, p. 6 Asociacios DE ACADIMIAS BE LA LENGUA EsbaSva (ASALE) (2004): Le mace police lingiitca panbispdnice, Madid: Real Academia Espatola Bawon, D. (1991): The Enelish-Only Question: An Offical Language for Americans? ‘New Haven: Yale University Press. Bayo, Mic. (12/02/1997): «0 millones de hispanos forcanin a r.11). dapayar la educacién bilingle>, EU Pais, 12/02/1997; en linea: . 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