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La sociedad da más importancia a los bienes materiales que al bienestar interior. Las personas se enfocan en su apariencia, dinero y posesiones para demostrar éxito, en lugar de cultivar sentimientos genuinos. A menudo desarrollan un apego excesivo por objetos materiales, creyendo erróneamente que éstos traen felicidad en lugar de apreciarse a sí mismos.
La sociedad da más importancia a los bienes materiales que al bienestar interior. Las personas se enfocan en su apariencia, dinero y posesiones para demostrar éxito, en lugar de cultivar sentimientos genuinos. A menudo desarrollan un apego excesivo por objetos materiales, creyendo erróneamente que éstos traen felicidad en lugar de apreciarse a sí mismos.
La sociedad da más importancia a los bienes materiales que al bienestar interior. Las personas se enfocan en su apariencia, dinero y posesiones para demostrar éxito, en lugar de cultivar sentimientos genuinos. A menudo desarrollan un apego excesivo por objetos materiales, creyendo erróneamente que éstos traen felicidad en lugar de apreciarse a sí mismos.
Vivimos en una sociedad que le da más importancia a los bienes
materiales que puedes conseguir que a llenar su propio corazón. Vivimos en unos extraños tiempos modernos en donde eres juzgado por tu apariencia, si tienes dinero y posición, una moto, un auto y lujos en general. Normalmente las personas se rinden fácilmente a la necesidad de darle amor a las cosas materiales, dejando a un lado los verdaderos sentimientos incluso llega al punto de pretender que estas son reflejo de bienestar y éxito. Un claro ejemplo es cuando le das amor a un mueble, un objeto cualquiera que no puedes soltar y piensas que sin eso ya no es igual. Debemos brindarnos amor propio y ser felices como somos, valorarnos y respetarnos.