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Abajo la escalada guerrerista de EEUU y la OTAN en el Este de Europa.

Ni intervención imperialista
ni injerencia militar rusa en Ucrania

Desde la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos, liderando a la OTAN, siguieron una
estrategia de cercar y reducir la influencia rusa para evitar su ascenso en potencia,

La importancia de dominar Ucrania para evitar que Rusia se convierta en gran potencia.

Este objetivo que iba de la mano con convertir al país en semicolonial, o sea en degradar y
someter a la oligarquía rusa surgida luego de la caída de la URSS y la restauración capitalista en
todo el espacio postsoviético.

Esto pudo frenarlo Putin a partir de 1999 en parte por haber heredado el arsenal nuclear
soviético y por el ciclo de aumento de precios de los hidrocarburos en la década 2000, esto le
permitió lograr mayor autonomía relativa, pero no alcanzar el estatus de gran potencia.

2. ¿Cómo comenzó el conflicto en Ucrania? Inició entre fines del 2013 y principios del 2014 a
partir de la caída del presidente ucraniano Viktor Yanukóvich por seguir un camino que
favoreciera a la influencia de Rusia sobre país y alejándose por el contrario de un acuerdo de
libre comercio con Europa. Esto produjo manifestaciones masivas en la plaza central de Kiev,
Maidan, conocidas como Euromaidan por la afinidad de estas con la Unión Europea.

El Yanukóvich fue reemplazado por un nuevo gobierno en Kiev prooccidental y antirruso hasta la
médula integrado por nacionalistas y ultranacionalistas.

Ante la amenaza de perder al país aliado, Putin envió tropas sin identificación a tomar los
gobiernos de las áreas pro rusas de Ucrania, esto es Crimea, Lugansk y Donetsk. Inmediatamente
Crimea fue anexada vía un referendum que la gran mayoría de los países no reconocieron, y los
separatistas conformaron las autoproclamadas República Popular de Donetsk y la República
Popular de Lugansk las cuales han peleado por su autonomía del gobierno central ucraniano y
han impuesto regímenes dictatoriales.

Desde ese momento el nuevo gobierno ucraniano, compuesto por un amplio sector nacionalista
de ultraderecha (entre ellos grupos neonazis como UPA y Pravy Sektor) lucha desde contra los
separatistas prorrusos en la región del Donbás apoyados por Rusia,. El conflicto consolidó una
grieta en la sociedad ucraniana de larga data, pero que se fue profundizando desde la caída de la
Unión Soviética y la independencia de Ucrania en 1991 entre un sector que busca adoptar un
camino vinculado a Occidente y otro que miraba hacia Rusia por sus vínculos etnolingüísticos,
económicos y políticos.

A lo largo de los 8 años de guerra ambos bandos han apoyado a sus asociados en el terreno.
Estados Unidos ha invertido 600 millones de dólares anuales en apoyo al gobierno ucraniano,
además de aportes de armas y asesoramiento militar, mientras que la OTAN ha realizado
ejercicios sistemáticamente en las fronteras, el Báltico y Mar Negro.
3.¿Cuál es la disputa actual?

Rusia busca que Estados Unidos y la OTAN Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
se retiren del suelo ucraniano por razones de seguridad nacional. Pero además para poner un
límite al sistemático avance de la Alianza Atlántica hacia el este, algo que preocupa a Rusia
desde la Guerra Fría.

Por ello, a mediados de diciembre de 2021, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia emitió
una serie de demandas que incluían la prohibición de que Ucrania ingrese OTAN y que retiren las
tropas o las armas desplegadas en los países que ingresaron a la alianza después de 1997, lo que
incluiría gran parte de Europa del Este, incluida Polonia, los países ex soviéticos de Estonia,
Lituania, Letonia y los Balcanes.

Ucrania históricamente fue importante para Rusia. Existen profundos lazos culturales,
económicos y políticos con Ucrania y, en muchos sentidos, el país es fundamental para la
identidad y la cosmovisión rusa. Albergó durante la época de la Unión soviética gran parte de la
producción agrícola, las industrias de defensa y gran parte del ejército, incluyendo la Flota del
Mar Negro y parte del arsenal nuclear cuya base principal es el puerto de Sebastópol en Crimea.
La frangmentación de la URSS fue un golpe duro para Rusia que perdió buena parte del aparato
productivo de esta región, sobre todo los recursos de la cuenca del Donets (región separatista).
También por el suelo cruzan gran parte de los gasoductos que alimentan de energía a Europa.

Rusia busca como parte de su gran estrategia, proyectarse a una escala cada vez más amplia.
Para ello Ucrania es una pieza clave del tablero por su salida al Mediterráneo, Medio Oriente y
África del Norte donde Rusia es un actor de peso. En esto compite además con Estados Unidos
por el control de hidrocarburos desde la implementación del fracking en los 2000, desde
entonces el imperialismo norteamericano ha peleado por una porción del negocio de la venta de
energía a Europa.

¿Qué opina la Unión Europea?

Dentro de la Unión las opiniones divergen. En general el eje franco-alemán intenta una estrategia
diferenciada de la de Estados Unidos. Alemania, que depende en gran medida de los
hidrocarburos rusos, ha encontrado apoyo tácito para apaciguar a Moscú en el presidente
francés, Emmanuel Macron, quien sugirió que la Unión Europea debería liderar sus propias
conversaciones con Rusia para mantener la paz.

Por otro lado, esto podría acelerar por un lado, los procesos ya en marcha, en Rusia y en China, de
utilización de otros métodos de pagos financieros distintos a los norteamericanos. Los rusos con su
sistema a prueba SPFS, y los chinos con el CIPS , (superior al ruso pero aún lejos del SWIFT). Esto
sería un golpe para Europa, ya que China es su principal socio comercial y dependen
fuertemente del gas ruso.

¡Fuera las tropas y abajo la OTAN! ¡En Ucrania: ni intervención imperialista ni injerencia militar
rusa! ¡Por una Ucrania independiente, obrera y socialista!
V. Zelinsky, jefe del gobierno de Ucrania afín a la UE, ha recibido en los dos últimos años una
cuantiosa ayuda financiera y militar por parte de la UE y las administraciones estadounidenses,
tanto de Trump como de Biden. En los últimos meses esto se ha visto reforzado con el envío
directo de tropas al Mar Negro.

La respuesta del régimen bonapartista de Putin a esta ofensiva imperialista ha sido igualmente
reaccionaria. Desde la invasión territorial de la región prorrusa del Donbass (las llamadas
“repúblicas populares” de Donetsk y Luhansk), la anexión de Crimea o el apoyo a gobiernos
reaccionarios e impopulares como los de Bielorrusia o Kazajstán. Allí, hace unas semanas, se
reprimía a sangre y fuego un levantamiento popular contra la subida del precio del gas. La
acumulación de tropas en la frontera con Ucrania y la escalada del conflicto es un intento de
poner freno al expansionismo de la OTAN sobre lo que Rusia considera su zona de influencia.
Pero también es parte del intento de Putin de aumentar la influencia de Rusia en las repúblicas
de la exURSS y evitar todo movimiento desestabilizador que provenga de ellas, que comparten
con Rusia el mismo tipo de régimen antidemocrático. Todo esto contra la mayoría de la opinión
pública rusa, unida por miles de lazos a los ucranianos y que se opone a todo tipo de guerra.

Por una salida independiente y una Ucrania obrera y socialista

hace falta una posición independiente y socialista ante este conflicto. Los imperialismos
norteamericano y europeo, junto con sus gobiernos títeres como el ucraniano solo ofrecen una
salida reaccionaria. Pero el gobierno de Putin y el resto de los gobiernos reaccionarios prorrusos
tampoco son una alternativa progresiva. Solo mediante una política independiente será posible
enfrentar al imperialismo, la política reaccionaria de Putin y a los nacionalismos reaccionarios
que dividen a Ucrania. Ya sean las organizaciones nacionalistas neonazis prooccidentales que
apoyan al gobierno ucraniano, como los nacionalismos prorrusos.

Una política independiente y socialista implica una posición firme contra el despliegue
guerrerista de la OTAN. Por eso promovemos la movilización para exigir la retirada de todas las
tropas y el cierre de sus bases militares, así como la anulación de todas las sanciones
económicas. Al mismo tiempo, denunciamos que la “vía diplomática” por la que apuestan varios
gobiernos de la UE encubre la misma política imperialista expansionista de la OTAN.

Contra los que buscan profundizar la penetración imperialista y la semicolonización del país, la
única perspectiva realista para que Ucrania sea independiente es expropiar a los oligarcas y
romper el sometimiento con occidente. Romper todos los acuerdos con el FMI y la tutela de los
organismos financieros, impedir la entrega de los recursos naturales a las multinacionales. Es
decir, luchar contra los capitalistas, en la perspectiva de una Ucrania independiente obrera y
socialista.

Solamente una salida de este tipo, encabezada por la clase trabajadora, en el camino de
conquistar una Ucrania obrera y socialista, podría garantizar el respeto a todos los derechos
democráticos y nacionales, así como el fin del expolio sistemático a manos de empresas
extranjeras y de las oligarquías locales.

No a la guerra en Ucrania: fuera las tropas rusas y la intervención imperialista de la OTAN

en la madrugada de este jueves con el inicio de una operación militar rusa sobre Ucrania. Ni
intervención imperialista ni injerencia militar rusa en Ucrania. Por una Ucrania independiente,
obrera y socialista.

No a la guerra en Ucrania: fuera las tropas rusas y la intervención imperialista de la OTAN

El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció en la madrugada de este jueves una operación
militar especial sobre Ucrania, empezando en la región prorrusa del Donbass.

Ucrania ha recibido en los dos últimos años una cuantiosa ayuda financiera y militar por parte de
la UE y las administraciones estadounidenses, tanto de Trump como de Biden. En los últimos
meses esto se ha visto reforzado con el envío directo de tropas al Mar Negro, y en los últimos
días a los países de la OTAN en el Báltico.

A más de 30 años del fin de la guerra fría-, Estados Unidos mantiene una política hostil hacia
Rusia (que después de China es la segunda hipótesis de conflicto en la nueva estrategia de
seguridad imperialista). Desde la caída de la URSS, Estados Unidos y la OTAN siguieron una
estrategia de cercar y reducir la influencia rusa. El objetivo era limitar las aspiraciones de Putin
de devolverle a Rusia el estatus de gran potencia y bloquear su eventual alianza con China. Este
cerco se refuerza con la expansión de la OTAN por todo el espacio exsoviético. Una ampliación
que cobró impulso desde 1989, siendo que la mitad de sus actuales miembros se incluyeron
después de esa fecha. Detrás de este despliegue hay un imperativo estratégico norteamericano
de mantener su influencia en el Viejo Continente y evitar el juego autónomo propio de sus
aliados europeos, en especial Alemania.

Ucrania se encuentra en el centro de esa disputa de la OTAN con Rusia.

La acción militar ordenada por el presidente ruso abre las puertas a un enfrentamiento mayor.
Más allá de sus declaraciones de una "defensa nacional" ante el avance de Estados Unidos y las
potencias imperialistas europeas el régimen de Putin es completamente reaccionario. No solo
está al servicio de los intereses capitalistas de oligarcas afines sino también de objetivos
contrarrevolucionarios en un sentido más amplio, como mostró la intervención militar ordenada
por Putin para aplastar el levantamiento popular en Kazajstán, o la injerencia a favor de
sostener el régimen de Assad en Siria.
Con el pretexto de la “soberanía de Ucrania” o la defensa de la “democracia” contra la
“autocracia”, Estados Unidos y la OTAN están empujando las tendencias a una guerra que será
catastrófica para los trabajadores y los pueblos.

Por eso los socialistas llamamos a enfrentar con la movilización el inicio de esta guerra
reaccionaria, contra la OTAN y las sanciones impuestas por las potencias imperialistas, así como
rechazamos la intervención militar de Rusia en Ucrania. Ucrania es en este juego una moneda de
cambio. La posibilidad de una Ucrania independiente está indisolublemente ligada a la lucha
contra los oligarcas de ambos bandos y a una perspectiva socialista. La posibilidad de detener las
guerras reaccionarias, está ligada en última instancia al desarrollo de la revolución socialista y a
terminar con la dominación imperialista en todo el mundo. Llamamos a desarrollar una
movilización independiente contra el inicio de esta guerra reaccionaria.

No a la guerra

No a la intervención militar rusa en Ucrania

Abajo la OTAN y fuera de Europa del este

Llamamos a movilizar contra una guerra reaccionaria

Por una Ucrania independiente, obrera y socialista

Claves para entender el conflicto en Ucrania

La tensión en Ucrania se agravó este último jueves con el anuncio de Putin de iniciar una
"operación militar especial" en Ucrania, que en los hechos implicó el ingreso de tropas en la
región de Donbass y ataque a objetivos militares en algunas ciudades del país.

.1¿Qué pasa en Ucrania? En Europa del este se está desarrollando una crisis geopolítica.

fracaso rotundo de las conversaciones de paz entre Rusia, Ucrania y Europa.

Rusia ha vuelto a concentrar tropas (más de 100,000 soldados y vehículos militares) junto a las
fronteras ucranianas haciendo sonar las alarmas en Occidente (Estados Unidos y la unión
Europea) de que Moscú está planeando una nueva agresión militar al país. Estados Unidos ha
respondido con la amenaza de desplegar 8.500 soldados en Europa del Este y ordenó a los
familiares del personal de la embajada de EE. UU. en Kiev, la capital de Ucrania, que
abandonaran el país dando la impresión de que se acerca un ataque inminente.

Putin de reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk y del envío de


tropas rusas que entraron en el Donbass con la excusa de pacificar ese territorio.

el movimiento de tropas rusas es una forma de equilibrar fuerzas ante el despliegue de varios
años de tropas de la OTAN alrededor de los países de Europa del Este.
Desde la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos, liderando a la OTAN, siguieron una
estrategia de cercar y reducir la influencia rusa para evitar su ascenso en potencia, un objetivo
que compartía gran parte del establishment norteamericano durante la década de 1990 a pesar
de que Rusia atravesaba una catástrofe social y económica. Estos principales lineamientos están
expresados en el pensamiento del ex asesor Barack Obama y neorealista, Zbigniew Brzezinski en
su famoso libro El tablero mundial donde expone la importancia de dominar Ucrania para evitar
que Rusia se convierta en gran potencia.

Este objetivo que iba de la mano con convertir al país en semicolonial, o sea en degradar y
someter a la oligarquía rusa surgida luego de la caída de la URSS y la restauración capitalista en
todo el espacio postsoviético. Un proceso tutelado principalmente por la oligarquía rusa en la
última década del siglo XX. Esto pudo frenarlo Putin a partir de 1999 en parte por haber
heredado el arsenal nuclear soviético y por el ciclo de aumento de precios de los hidrocarburos
en la década 2000, esto le permitió lograr mayor autonomía relativa, pero no alcanzar el estatus
de gran potencia.

Entre 1999 y 2004 el avance de la OTAN significó lograr la adhesión de países del espacio
postsoviético tanto a la Alianza Atlántica como a la Unión Europea, entre ellos estaban Polonia,
Hungría, República Checa, y los países bálticos Letonia, Estonia y Lituania, más tarde Rumanía,
Bulgaria, Eslovaquia y Eslovenia. Estas incorporaciones permitían posicionar tanto tropas como
estructuras militares sobre el espacio de influencia ruso. Para 2008, año en que se dio la corta
guerra en Georgia, Estados Unidos y la OTAN mantenían bases militares alrededor de gran parte
del gigante asiático si incluimos los países de Asia Central como Uzbekistán, Turkmenistán y
Tayikistán que brindaron permisos para desde allí entrar a Afganistán. [1] Avances que
implicaban no sólo la influencia política y militar del atlantismo, sino también la profundización
de la desposesión y disciplinamiento del movimiento obrero de todos estos países al irrumpir las
relaciones sociales capitalistas de producción dentro del orden mundial neoliberal luego de la
experiencia soviética (aunque deformada burocráticaticamente). Y que por otro permitieron a
Estados Unidos ajustar las clavijas sobre la Unión Europea que luego de unificación de Alemania
se convertía en una potencia que aspiraba a conseguir mayor autonomía, cuestión expresados
no sólo en la creación del euro como divisa mundial, sino en el proyecto del ejército europeo -
que fue trunco desde que la guerra de Kosovo haya sido instrumentado la instalación
permanente de bases de la OTAN en Europa-.

A esto se le agrega que Estados Unidos intenta conseguir una porción del mercado energético de
Europa, la principal entrada de divisas de Rusia. Donald Trump anunció en 2017 reforzar, con el
impulso de Polonia y en contra de la opinión de Alemania, la alimentación Norte-Sur de Europa
transportando gas desde la terminal GNL de Świnoujście (Polonia) hacia el resto de Europa
Central, para de este modo hacerle competencia a los gasoductos rusos provenientes del Este
[2]

Los siguientes en la lista de la OTAN fueron Ucrania y Georgia, dos líneas rojas que Rusia no
permitió a Occidente al ver amenazados sus intereses vitales. Esto es un proyecto capitalista con
eje en Rusia como potencia. Durante la breve guerra en Georgia de 2008, Putin decidió respaldar
a los separatistas de Abjasia y Ossetia del Sur. Sin embargo, la OTAN nunca abandonó el objetivo
de incorporar a ese país a la alianza pero encontraron un límite. Poco tiempo después
ingresaron Albania y Croacia... Ucrania entraría nuevamente en la mira.

2.¿Cómo comenzó el conflicto en Ucrania? Inició entre fines del 2013 y principios del 2014 a
partir de la caída del presidente ucraniano Viktor Yanukóvich por seguir un camino que
favoreciera a la influencia de Rusia sobre país y alejándose por el contrario de un acuerdo de
libre comercio con Europa. Esto produjo manifestaciones masivas en la plaza central de Kiev,
Maidan, conocidas como Euromaidan por la afinidad de estas con la Unión Europea.

El Yanukóvich fue reemplazado por un nuevo gobierno en Kiev prooccidental y antirruso hasta la
médula integrado por nacionalistas y ultranacionalistas.

Ante la amenaza de perder al país aliado, Putin envió tropas sin identificación a tomar los
gobiernos de las áreas pro rusas de Ucrania, esto es Crimea, Lugansk y Donetsk. Inmediatamente
Crimea fue anexada vía un referendum que la gran mayoría de los países no reconocieron, y los
separatistas conformaron las autoproclamadas República Popular de Donetsk y la República
Popular de Lugansk las cuales han peleado por su autonomía del gobierno central ucraniano y
han impuesto regímenes dictatoriales.

Desde ese momento el nuevo gobierno ucraniano, compuesto por un amplio sector nacionalista
de ultraderecha (entre ellos grupos neonazis como UPA y Pravy Sektor) lucha desde contra los
separatistas prorrusos en la región del Donbás apoyados por Rusia,.

A lo largo de los 8 años de guerra ambos bandos han apoyado a sus asociados en el terreno.
Estados Unidos ha invertido 600 millones de dólares anuales en apoyo al gobierno ucraniano,
además de aportes de armas y asesoramiento militar, mientras que la OTAN ha realizado
ejercicios sistemáticamente en las fronteras, el Báltico y Mar Negro. E incluso en estos días
Biden ha considerado enviar miles de tropas a los países bálticos y Europa del Este, incluso
buques de guerra. De la misma manera Rusia ha hecho grandes aportes a los separatistas, tanto
económicos, comprando el carbón y otros recursos minerales, como también apoyo militar,
además junto a sus aliados, como China, han realizado ejercicios militares en los mares.

3.¿Cuál es la disputa actual? Rusia busca que Estados Unidos y la OTAN Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) se retiren del suelo ucraniano por razones de seguridad nacional. Pero
además para poner un límite al sistemático avance de la Alianza Atlántica hacia el este, algo que
preocupa a Rusia desde la Guerra Fría. Aunque la OTAN ha confirmado que no intenvendría para
ayudar a Kiev frente a un ataque y la respuesta de la Unión Europea se limitaría a las sanciones, no
puede descartarse totalmente una intervención, por el momento continúan dando apoyo militar y
financiero al gobierno ucraniano.

Por otro lado, Rusia busca como parte de su gran estrategia, proyectarse a una escala cada vez
más amplia. Para ello Ucrania es una pieza clave del tablero por su salida al Mediterráneo,
Medio Oriente y África del Norte donde Rusia es un actor de peso. En esto compite además con
Estados Unidos por el control de hidrocarburos desde la implementación del fracking en los
2000, desde entonces el imperialismo norteamericano ha peleado por una porción del negocio
de la venta de energía a Europa.

Lenin, se comprometió con el principio de autodeterminación de los pueblos oprimidos. Este


derecho se consagró posteriormente en la constitución de la Unión Soviética, concediendo a
cada república socialista el derecho incondicional a la autodeterminación.

Durante los últimos 30 años, los trabajadores y los pobres de Ucrania han sido explotados por
las élites locales corruptas que saquean el país en interés de sus aliados extranjeros: sus alianzas
han cambiado de un lado a otro de Rusia a Occidente. Entrar en la OTAN no hará nada para
acabar con la pobreza del país y su régimen antidemocrático.

La única manera de conseguir una verdadera autodeterminación es rechazar toda intervención


extranjera. Esto no sólo se aplica a las medidas militares, sino que significa nacionalizar toda la
propiedad imperialista en Ucrania y ponerla bajo el control de los trabajadores, con el fin de
romper las cadenas de la dependencia. Sólo la clase obrera, al constituirse en una fuerza política
independiente, puede aplicar ese programa.

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