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DOSTOIEVSKI
JOSEPH FRANK
DOSTOIEVSKI
Los años de prueba, 18 5 0-1 8 5 9
Traducción de
JAIME RETIF DEL MORAL
Título original;
Dostoevski. The Years of Ordeal, 1850-1859
© 1983, Princeton University Press, Princeton
ISBN 0-691-06576-4
ISBN 968-16-2448-3
Impreso en México
Dedicado a la memoria de
RUFUS W. MATHEWSON, JR.
(1918-1978)
inspirador eslavista y amigo
al que jamás olvidaré
PREFACIO
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ABREVIATURAS
19
20 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
23
24 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
está muy familiarizado con él, por ser miembro de la Comisión [en-
cargada de examinar los libros y los documentos de los sospechosos].
El caso, en su opinión, es extremadamente importante, y debe ter-
minar con la pena de muerte. Esto es terrible. No suponía que
fuera nada maduro ni decisivo." 4 Lebedev hizo una cita para comer
al día siguiente con Liprandi, y el siniestro oficial prometió al sena-
dor que le mostraría los documentos del caso.
El senador Lebedev se mostró escéptico porque, como muchos
otros en el pequeño y exclusivo mundo de la burocracia de Peters-
burgo, tenía amistad con algunos de los jóvenes arrestados, quienes
pertenecían a familias a las que él frecuentaba. "Conociendo a dos
de ellos -escribe-, a Kolya Kashkin y a Vasya Golovinski [usa afec-
tuosamente la forma hipocorística rusa en ambos nombres], yo (y
repito esto) no puedo imaginarme nada maduro, y atribuyo todo a
un entusiasmo inestable." Tampoco las pruebas que le fueron mos-
tradas durante su visita a Liprandi lo indujeron a modificar su
opinión: "Estuve allí, vi el acta de acusación, leí los documentos y
manuscritos, al igual que los papeles confiscados; y sin embargo, no
·encuentro en ellos la importancia que algunos desean darle a este
caso. Muchos están involucrados; en particular Petrashevski y Spesh-
nev [ ... ]. Pero en todos estos papeles descubro sólo estupidez, bromas
de escolares, travesuras insignificantes." 5
Era ampliamente compartida la opinión de que el círculo de Petra-
shevski no podía ser considerado seriamente como una amenaza, y
se siguió manteniendo esta opinión incluso después de que el caso
hubo concluido. P. V. Annenkov, el más perspicaz observador de la
vida sociocultural rusa de ese momento, también creía que el caso
Petrashevski había sido exagerado más allá de toda proporción. "El
otoño del año que está terminando -escribió en su libreta de apun-
tes durante el invierno de 1849-1850- se caracterizó por el término,
finalmente, de las pesquisas concernientes a la conspiración de Pe-
trashevski, las cuales produjeron a toda la sociedad, por completo
inocente de conspiración, demasiadas dificultades y terror." 6 Hasta
cierto punto esta opinión era compartida incluso por la Comisión de
pequeño discurso. En esencia, les dijo que los que estaban reunidos
no habían sabido, desafortunadamente, usar en forma apropiada los
derechos y las libertades otorgados a los ciudadanos rusos, y que su
comportamiento había obligado al gobierno a privarlos de las men-
cionadas libertades. Serían juzgados después de una meticulosa in-
vestigación de sus crímenes. La decisión final con respecto a su
destino dependería de la misericordia del zar. No se hicieron acusa-
ciones ni se les proporcionó información adicional. Tampoco se les
permitió a los prisioneros conversar entre ellos. No obstante, Andrei
logró garabatear una nota al hombre que estaba sentado junto a
él, quien, como posteriormente se descubrió, había sido también arres-
tado por error, porque el apellido de su familia era el mismo que el de
N. Ya. Danilevski, más tarde famoso científico teórico del paneslavismo.
Alrededor de las once de la mañana se les llamó en forma indivi-
dual y, uno por uno, los prisioneros entraron en la oficina del general
L. V. Dubelt, segundo en el mando de la Tercera Sección. Alejandro
Herzen recuerda a Dubelt como "una persona poco común [ ... ], tal
vez más inteligente que todos los de la Tercera [Sección]". Herzen
apunta que "siempre fue cortés" .16 Esta última característica la con-
firma Andrei, a quien pidió afablemente el frío e impasible Dubelt
que fuera tan amable de acompañar al teniente que aguardaba para
escoltarlo. Un carruaje estaba dispuesto para ellos en el patio, con un
suboficial sentado en su interior. Cuando las cortinillas quedaron co-
rridas se dirigieron a un destino desconocido. Andrei creyó que lo
llevaban a las afueras de la ciudad para ser conducido en un convoy
directamente a Siberia. En vez de eso, después de hacer un largo re-
corrido, el carruaje se detuvo en el interior de las murallas de la
tristemente célebre Fortaleza de Pedro y Pablo.
Construida sobre una isla en el Neva, esta formidable ciudadela
fue una de las primeras edificaciones que se construyeron en la nueva
ciudad que había concebido Pedro el Grande: Sankt Pieter Burj. En
este sitio instaló Pedro su cuartel general, mientras una enorme mul-
titud de siervos-trabajadores se esforzaban y morían para hacer reali-
dad su sueño dorado: una grandiosa y moderna metrópoli que sur-
16 Alejandro Herzen: My Past and Thoughts [Mi pasado y mis reflexiones], tra-
ducido al inglés por Constance Garnett; edición al cuidado de Humphrey Higgins, 4
volúmenes (Nueva York, 1968), v. 2: p . 447.
EL CASO PETRASHEVSKI 31
fracción superior, con cierta clase de pasta oleosa que permitía que
sólo una difusa luz penetrara. Por las noches cada celda era iluminada
con una lamparita de aceite que colocaba en lo alto de la pared,
sobre el alféizar de la ventana. La mecha de algodón con frecuencia
chisporroteaba y ahumaba, en lugar de proporcionar luz. La lámpara
de la celda de Andrei despedía tanto humo que le provocaba ardor
en los ojos. No obstante, cuando, durante su primera noche, intentó
apagarla, una voz le ordenó al instante que desistiera de su pro-
pósito.
Todas las celdas tenían una mirilla en la puerta. Los prisioneros
eran vigilados constantemente por los guardias, quienes caminaban
silenciosamente por los corredores. El mobiliario consistía en un ca-
tre, una estufa de azulejos holandeses, una mesa, un banquillo y, en
una esquina, lo que Andrei llamó "un mueble necesario", 17 que
consistía, tal vez, en una palangana y un retrete oculto. El catre estaba
cubierto con un colchón de paja y una almohada hecha de arpillera.
No había sábanas ni funda de almohada. La única cubierta era una
manta hecha con la tela de lana, burda y pesada, que se usaba para los
capotes del ejército. Las paredes de la celda de Andrei habían sido
raspadas recientemente para borrarles las .inscripciones hechas por ocu-
pantes anteriores. Otras celdas, en cambio, aún conservaban huellas
dejadas en ellas por quienes luchaban contra la apatía y el parali-
zante abatimiento.
En la mayoría de los informes acerca de la fortaleza hay quejas
de su humedad. Andrei escribe que "se puede sentir el frío calan-
do hasta los huesos. Jamás me quité el abrigador capote con que
dormía". 18 Otros prisioneros no apreciaban en la misma medida las
ropas carcelarias que eran obligados a usar. "Siento escalofríos en
todo el cuerpo -escribe P. A. Juzmin, oficial de buena familia, per-
teneciente al Estado Mayor, que fue incluido en la redada y pronto
liberado-, cuando recuerdo la sensación que tuve al ponerme mi
indumentaria de preso" que, hecha con la tela más áspera y man-
chada por el uso, le producía al contacto con la piel una repulsión
incontrolable. 19 Además del frío, a Andrei le perturbaba sobremanera
la aparición de ratas de gran tamaño (no se trataba de ratones, re-
guien estaba detrás de las rejas de la prisión, por supuesto que ese
solo hecho demostraba que era culpable y merecedor de castigo" ;27
Sin embargo, tales palabras no son confirmadas por el trato que le
dio a Andrei Dostoievski cuando la Comisión vio con claridad que
el joven había sido arrestado por equivocación. Los otros miembros
de la Comisión aceptaban gustosamente que Andrei languideciera
en su calabozo hasta que se hubieran completado las formalida-
des para su liberación; pero Nabokov, más familiarizado con las
"comodidades" de las celdas que él supervisaba, protestó e instaló
a Andrei en sus propios alojamientos. Debe también consignarse
que tanto Feodor Dostoievski como Sergei Durov le hablaron a A. P.
Milyukov "con especial afecto [ .. . ] del comandante [Nabokov], quien
se había preocupado constantemente por ellos y, hasta donde le fue
posible, había mitigado su condición". 2 8
El general Gagarin dirigía los interrogatorios. Incluso manifestó
cierta familiaridad con las ideas incendiarias de Fourier, las que
había aprendido de su hijo. Feodor Dostoievski recordaba agradecido
muchos años después que Gagarin lo había mandado llamar expre-
samente al cuartel general de la fortaleza para alentarlo con la buena
noticia de que su hermano Mijail (por el que Dostoievski había ma-
nifestado gran preocupación) estaba libre de sospecha y lo habían pues-
to en libertad. Dolgorukov, quien más tarde se convirtió en director
de la Tercera Sección, no desempeñó un papel notable en el proceso.
A pesar de su gran tartamudez, Rostovtsev era mucho más activo, como
correspondía a su carrera con altibajos y a su cercanía con el zar. Ha-
biendo sido miembro de los decembristas, el grupo disidente de los
oficiales del ejército, Rostovtsev informó voluntariamente a Nicolás,
dos días antes de la fecha prevista para la insurrección armada, que
un golpe de Estado era inminente; pero, siendo un hombre de
honor, se negó a proporcionar nombres. De todas maneras, la in-
formación fue decisiva y permitió a Nicolás tomar medidas para
encarar la amenazante crisis y suprimir a los descontentos. Habien-
do abrigado ideas liberales, Rostovtsev manifestó cierta simpatía
por los jóvenes y deplorablemente descarriados petrashevkistas. Sin
embargo, él era también director de un comité a cargo de la edu-
cación en las instituciones militares, y reprendió con severidad a
1 DVS, v. 2: p. 199.
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40 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
tangible, que demostró ser mucho menos atemorizador que los va-
gos presagios que habían crispado sus nervios hasta conducirlo a
un estado casi histérico en los meses precedentes.
4
Como podemos observar, Dostoievski con ansia estudió detenida-
mente cada hoj a impresa que recibía del mundo exterior, pero lo que
comenta en sus cartas a Mijail, más que los clás icos, es el nuevo ma-
terial publicado en las Notas de la Madre Patria. Es de las traduc-
ciones de lo que habla más porque, en este periodo, la literatura rusa
estaba amordazada por una censura más feroz que la que se había
14 Pisma, v. l: 125; 27 de agosto de 1849.
15 lb id., p. 127; 14 de septiembre de 1849.
.EL TESORO DE LA VIDA 47
cuentra, hay razones especiales para pensar que Jane Eyre pudo ha-
berle interesado particularmente.
En primer lugar, tal vez estaba impresionado por la semejanza de
Jane Eyre con su Netotchka Nezvánova. Había aparecido reciente-
mente un fascículo de ésta (sin el nombre del autor), obra que
Dostoievski jamás terminó, debido a su arresto. Al igual que Netotch-
ka, Jane es una pobre huérfana de excepcional inteligencia y carácter,
que lucha para abrirse paso a pesar de la penuria y del prejuicio
social. Dostoievski debió de haber reaccionado favorablemente a la
simpatía de Jane por las silenciosas y despreciadas clases sociales bajas,
cuyos sufrimientos ella había compartido, y aprobado su buena vo-
luntad como maestra para abrirle las puertas del conocimiento a sus
hijas. Además, Jane Eyre, al igual que Netotchka Nezvánova, está
narrada en primera persona, en forma autobiográfica. También existe
cierta similitud con obras iniciales de Dostoievski (El doble, La pa-
trona) por el empleo que hace Charlotte Bronte de convencionalis-
mos góticos, no solamente para conmover al lector mediante recursos
estilísticos, sino para insinuar profundidades irracionales de la per-
sonalidad.
Tampoco pudo el futuro creador de Raskolnikov haber dejado
de advertir cómo Charlotte Bronte dramatiza el dilema romántico de
Jane (de convertirse o no en la amante de Rochester) como un con-
flicto entre las leyes de Dios y la tentación de buscar su felicidad
individual a cualquier precio. "Si a mi personal conveniencia pu-
diera romperlas [las leyes de Dios] -se pregunta ella-, ¿cuál sería
su valor?" 19 Raskólnikov no titubearía en responder que las leyes
de Dios valen muy poco. Supone ser capaz de romperlas con im-
punidad; pero descubrirá que la carga por haberlo hecho es más de lo
que puede soportar. Por último, hay una notable semejanza entre la
relación de Jane con el ciego y mutilado Rochester, al final de Jane
Eyre, y la que existe entre el desamparado, de mente débil, Versilov
y su esposa campesina que todo lo perdona, en las últimas páginas
de El adolescente.
Dostoievski reaccionó con igual fervor y entusiasmo a las con-
tribuciones rusas en Notas de la Madre Patria. Incluso hizo comen-
tarios favorables acerca de una discusión sobre la banca. También
cia de Cristo había sido atacada más o menos por los mismos mo-
tivos, y usando más o menos el mismo tipo de argumentos que
Wolf había usado para convertir a Homero en un mito. D. F. Strauss
en su Vida de jesús, que marcó una época -Dostoievski había to-
mado este libro de la biblioteca del círculo Petrashevski y presumi-
blemente lo había leído-, argumenta que los Evangelios son sola-
mente una compilación de mitos del pueblo judío. El propio Jesús, si
es que existió como personaje histórico, fue sólo uno de los muchos
profetas ambulantes en aquellos días mesiánicos, a cuyo alrededor se
habían acumulado accidentalmente los mitos. El comentario de Dos-
toievski sobre Homero confirma así, en forma indirecta, su negativa
a aceptar las conclusiones de las predominantes ideas hegelianas de iz-
quierda que, al final de los años cuarentas, habían convertido al ateís-
mo a muchos rusos occidentalistas. *
T ambién le afectó íntimamente a Dostoievski, pero de distinta
manera, una obra de la cual ofrece un juicio -el único negativo-:
la obra teatral de Turguenev El soltero (Jolostyak). "La comedia de
Turguenev -dice- es imperdonablemente atroz. ¿Por qué tiene tan
mala suerte? ¿Está inevitablemente condenado a echar a perder cada
obra suya que tenga una extensión mayor de una hoja? No lo re-
conozco en esta comedia. No tiene nada de original. Camina por una
vieja y trillada senda. Todo esto se ha dicho antes que él, y mucho
mejor. La última escena huele a incapacidad infantil. Algo resplan-
dece aquí y allá, pero este algo es bueno solamente por la carencia
de otra cosa mejor." 22 Dostoievski y Turguenev habían sido amigos
durante un breve periodo en 1845. Dostoievski h abía admirado en
forma desmesurada -seguramente con una pizca de celosa envidia-
al elegante, imperturbable y talentoso joven, vástago de la alta bur-
guesía, quien había demostrado que estaba destinado para una no-
• La similitud entre las teorías de D. F. Strauss y F. A. Wolf ha sido advertida de
vez en cuando. Jean Pommier, escribriendo acerca de Ernest Renan, comenta que
la concepción de Cristo de Renan estaba influida por ambos escritores. Renan, indi-
ca Pommier, distingue a Cristo como individuo y persona no pública, acerca de quien
no sabemos casi nada ("el Galileo que lleva el nombre"), del Cristo como arquetipo.
El último es de mucha mayor importancia para él, y "no solamente porque él ha
leído a Strauss." Es también porque "su sensibilidad [de Renan] ha inhalado la teoria
romántica que sirvió para autorizar obras como las de F. A. Wolf, que han dado
como resultado que ' Homero ahogue su personalidad en el océano sin fondo de la
human idad'". Jean Pommier, Un itinéraire spirituel (París, 1972), pp. 27-28.
22 Pisma, v. l: pp. 127-128; 14 de septiembre de 1849.
EL TESORO DE LA VIDA 51
del señor M.: "Le llamaban inteligente", y recalca el calificativo con itálicas. Poco
más o menos un año antes, en un articulo que difícilmente iba a olvidar Dostoievski
-contiene una áspera crítica a su cuento La patrona-, Belinski se habla referido en
la misma forma a un personaje de Goncharov en Una historia común. Había escrito
que Pedro Aduev "es muy buen hombre a su manera: es inteligente, muy inteligen-
te [ ... )". Hay cierta similitud entre los valores adoptados por Pedro Aduev y los del
señor M. Es posible que Dostoievski estuviera atacando solapadamente esta evalua-
ción del tipo -y también, en forma indirecta, a Belinski, quien en ese entonces se en-
contraba precisamente en el proceso de "racionalizar" sus ideas previas sobre la "filan-
tropía". V. G. Belinski, Izbrannye Filosofskie Sechineniya, 2 vols. (Moscú, 1948),
v. 2: p. 491.
" Las palabras exactas que Dostoievski emitió ante la Comisión de Investigaciones
son las siguientes: "El socialismo es una ciencia en proceso de fermentación, un caos,
alquimia más bien que quimica, astrología más bien que astronomía. No obstante, me
parece a mi que del presente caos saldrá, para el bienestar común, algo consistente,
lógico y benéfico." Para un examen más detallado de esta opinión, y para examinar
la extremadamente sensata evaluación de Dostoievski del socialismo utópico, véase mi
Dostoievski. Las semillas de la rebelión, 1821-1849 (Fondo de Cultura Económica, Mé-
xico, 1984), pp. 319-324.
EL TESORO DE LA VIDA 57
58
LISTO, INDEPENDIENTE, ASTUTO Y TERCO 59
para hacerla más aceptable para sus jueces, revela, sin embargo, ciertas
líneas de pensamiento cuya invariabilidad nos da derecho a admitirlas
como sus genuinas convicciones. "El Occidente -escribe- es tea-
tro de un horrendo espectáculo. Se está representando un drama sin
precedentes. El antiguo orden de cosas se está resquebrajando y ca-
yendo en pedazos. Los principios más fundamentales de la sociedad
pueden derrumbarse en cualquier momento, arrastrando con ellos en
su caída a una nación entera [Francia]." Esta nación es el país del
cual la propia Rusia ha recíbido los dones de la ciencia, de la cultura,
de la civilización europea. ¿Es sorprendente que los rusos cultos
estuvieran apasionadamente afectados con este gran drama histórico?
"Esto, al fin y al cabo, es historia, y la historia es la ciencia del
futuro [ ... ]. Es posible acusarme debido a que [ ... ] considero esta
crisis, tal vez históricamente necesaria en la vida de esta gente, como
una fase transitoria (¿quién puede determinarlo en este momento.?)
que conducirá, finalmente, a tiempos mejores." 15 Así, Dostoievski
admite implícitamente que pudo haber expresado cierta simpatía
con la revolución que había ocurrido en Francia. Repite, unas cuan-
tas frases después -subrayando la principal para recalcarla- que,
desde su punto de vista, "la revolución occidental" es "una necesidad
histórica de la crisis contemporánea en esa parte del mundo" .16
Así, Dostoievski ha desplegado esa apocalíptica visión de Europa al
borde de la crisis ·y el colapso, que iba a reiterar muchas veces en el
futuro. También, a este respecto, hace una clara distinción entre
Europa y Rusia, distinción que va a permanecer como una perma-
nente característica de su pensamiento. Negando enfáticamente que
considera dicha revolución "una necesidad histórica" para su patria,
escribe: "Pero si hablé acerca de la revolución en Francia, si me
permití pensar acerca de los acontecimientos contemporáneos, ¿sig-
nifica eso que sea un librepensador, que tenga ideas republicanas, que
sea un oponente de la autocracia, que tenga intenciones de socavarla?
[ ... ]. Yo considero que nada puede ser más disparatado que la idea
de un gobierno republicano en Rusia." 17
Tales palabras nos proporcionan un excelente ejemplo de la cau-
tela con que debemos sopesar el testimonio de Dostoievski para poder
15 Belchikov, opus cit., p. 100.
16 Ibid., p. 101.
17 lbid., p. 100.
66 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
Dostoievski sabía que el cargo más grave que se le había hecho era
que, en la reunión del 15 de abril en la casa de Petrashevski, había
32 DVS, v. 1: p. 185.
33 Belchikov: Protsesse, p. 112.
LISTO, INDEPENDIENTE, ASTUTO Y TERCO 79
" Para información suplementaria véase el primer tomo de esta obra: Dostoievski.
Las semillas de la rebelión, 1821-1849, Fondo de Cultura Económica, México, 1984
(pp. 116-122). Mi opinión está de acuerdo con la de Sigmund Freud, al suponer que
Dostoievski tenía un sentimiento de culpa y complicidad por el asesinato de su padre (si
su padre fue realmente asesinado, pues existen en la actualidad algunos motivos para
dudarlo; pero Dostoievski creía que lo había sido). No obstante, yo atribuyo este senti-
miento de culpa, no al complejo de Edipo, sino más bien a una experiencia: en los
pocos años que precedieron a la muerte de su padre, supuestamente a manos de sus
campesinos, Dostoievski le hizo demandas excesivas de fondos adicionales.
V. EL INCIDENTE EN LA PLAZA SEMENOVSKI
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EL INCIDENTE EN LA PLAZA SEMENOVSKI 83
General para asegurar el castigo. Sin embargo, las actas del proceso
no confirman esta versión.
No obstante, la Auditoría General declaró que se había cometido
un error judicial, y emitió un veredicto más severo que el del tri-
bunal militar y civil. Señaló que, conforme a la ley usada por las
cortes marciales en campaña, no se podía hacer distinción entre gra-
dos de culpabilidad. Todos los prisioneros deberían ser igualmente
condenados a la muerte por ejecución. El expediente de Dostoievski
fue también ligeramente revisado por el tribunal superior. Origi-
nalmente había sido sentenciado por haber leído en voz alta y hecho
circular La Carta de Belinski, y también por no haber denunciado a
las autoridades otra obra subversiva: Una conversación de un soldado,
de N. P. Grigoriev. Se añadió a la acusación un tercer cargo: haber
"tomado parte en deliberaciones sobre la impresión y distribución de
obras en contra del gobierno, usando litografía casera". 2
U na vez que había hecho valer el pleno rigor de la ley, la Audito-
ría General pidió al zar que mostrara clemencia por varias razones:
el arrepentimiento de algunos, la confesión voluntaria de otros (quie-
nes habían colaborado en la labor de la Comisión), la juventud de la
mayoría de los prisioneros, y el fracaso de sus criminales intenciones,
las que habían sido cortadas de raíz para evitar cualesquiera circuns-
tancias nocivas. En vez de la pena capital se adjuntó una lista de
sentencias menores y le fue remitida al zar, para su escrutinio y
aprobación, el 11 de diciembre. El zar aceptó la petición de miseri-
cordia. Era bien sabido que Nicolás disfrutaba desempeñando el papel
de un gobernante todo poderoso pero clemente. El senador Lebedev
hizo una anotación confidencial en su diario, manifestando la opinión
de que la Auditoría General probablemente había incrementado la
severidad de las sentencias recomendadas, con el objeto de permitirle
a Nicolás que mostrara su indulgencia con más amplitud. 3 No obstan-
te, no tuvo clemencia para Petrashevski, cuya sentencia -exilio y
trabajos forzados de por vida en las minas- fue simplemente con-
firmada. A la mayoría de los otros (mas no a todos), Nicolás fijó
la duración de las sentencias y suavizó las condiciones de éstas.
5 D VS, v. 1: p. 223.
86 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
7 DVS, v. 1: p. 226.
8 !bid., pp. 226-227.
88 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
Una vez que ascendieron a la plataforma, los soldados que los acom-
pañaban los separaron y los hicieron formarse en dos filas a cada
lado del patíbulo. Dostoievski, de pie junto a N . A. Mombelli, otro
miembro del grupo secreto de Speshnev, en un estado de febril agi-
tación, rápida e incongruentemente, le explicó una síntesis de un
relato que había escrito en la cárcel (tal vez Un pequeño héroe). De
súbito la plaza retumbó con el sonido vigoroso y metálico de los
soldados al ponerse en posición de firmes. Ordenaron a los acusados
que se descubrieran la cabeza mientras les leían sus sentencias. La
mayoría titubeó en obedecer la orden, debido al cortante frío. Los
soldados que estaban a sus espaldas recibieron el mandato de arre-
batarles los sombreros. Otro funcionario administrativo, en uniforme
de gala, fue caminando por la fila, deteniéndose enfrente de cada
acusado y leyéndole la lista de los crímenes que se le imputaban y
10 DVS, v. 1: p. 229.
11 Miller: Biografiya, p. 118.
12 DVS, v. 1: p. 229.
90 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
que la cruz tocaba sus labios, el condenado abría los ojos, parecía
recuperar su vitalidad durante varios segundos, y encontraba la for-
taleza para mover los pies. Besaba con avidez el crucifijo. Se apresu-
raba a besarlo, como si ansiara, por si acaso, aferrarse a algo de
reserva. No obstante, es demasiado improbable que tuviera en ese
momento un sentimiento religioso consciente" (v. 8: p. 56). Esta úl-
tima frase quizás traslada los recuerdos del estado mental de Dos-
toievski: no se percataba de nada específicamente "religioso" en
sus sentimientos, pero besar la cruz lo ayudaba a soportar la dura
prueba y le proporcionaba el "alimento" espiritual que vagamente
percibía que podía necesitar.
Le pareció que en esos cinco minutos iba a vivir tan enorme cantidad
de existencias, que era inapropiado pensar en el último momento. Por
lo tanto, dividió el tiempo que aún le restaba de vida de la siguiente
manera~· dos minutos para despedirse de sus compañeros; dos minutos
para realizar, por última vez, una meditación interior; y los segundos
restantes para contemplar sus alrededores por vez postrera. Recordaba
con toda claridad haber realizado estos propósitos tal como lo ha-
bía calculado. Iba a morir a los veintisiete años [Dostoievski había
cumplido veintiocho años en 1849], lleno de salud y vigor. Recordaba
que, en el momento de decir adiós, hizo a uno de sus compañeros
una pregunta bastante indiferente, y que tuvo un vivo interés en la
respuesta. Después de despedirse inició el periodo de dos minutos
reservado para la meditación interior. Sabía de antemano en lo que
pensaría: deseaba enfocar su atención firmemente, y con tanta rapidez
y claridad como le fuera posible, en lo que iba a acontecer. En ese
instante existía y vivía; en tres minutos más algo ocurriría; alguien
o algo aparecería, pero ¿quién o qué?, ¿dónde? Pensó en resolver esta
incertidumbre durante los dos minutos finales. En las cercanías se
elevaba una iglesia, cuya dorada cúpula resplandecía bajo el brillan-
te sol. Recordó haber mirado con tremenda obstinación a esa cúpula
y a los rayos que reflejaba. No podía apartar la vista. Esos rayos le
parecían de la misma esencia que la que sería la nueva suya. Se ima-
ginó que en tres minutos más se convertiría en parte de ellos. . . Era
horrible la incertidumbre y la repulsión ante lo ignoto que iba a aba-
tirse sobre él de inmediato (v. 8: p. 52).
21 DVS, v. 1: p. 231.
96 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
23 Pisma, v. l: p. 129.
24 Ibid., p. 130.
25 lbid., p. 129.
" Se conoce muy poco de la vida privada de Dostoievski durante la década 1840-
1849. No existe información fidedigna acerca de su vida sexual. No obstante, un atisbo
de cómo pudo haber sido aparece en una carta escrita poco después del extraordi-
nario éxito de Pobres gentes, cuando estaba deleitándose con la euforia de . su recién
adquirida fama. "Las Minnas, las Claras, las Marianas, etcétera, se han vuelto tan
98 LA FORTALEZA DE PEDRO Y PABLO
bellas como es posible -escribe-, pero cuestan una enorme cantidad de dinero.
Hace pocos días Turguenev y Belinski me amonestaron severamente por mi vida
desordenada." Si Dostoievski no está simplemente fingiendo ser un hombre de mundo
para impresionar a su hemano mayor, Mijail, estas palabras indicarían que frecuen-
taba a algunas elegantes damas de la vida alegte del mundo nocturno del Petersburgo
de aquella época. F. M. Dostoievski, Pisma, v. l: p. 85; 16 de noviembre de 1845.
26 !bid., p. 131.
27 Anna Dostoievski: Reminiscences [Reminiscencias]. Traducido y revisado por
Beatrice Stillman (Nueva York, 1975), p. 22.
28 Pisma, v. l: p. 129.
EL INCIDE!\TE EN LA PLAZA SEMENOVSKI 99
30 Pisma, v. l: p. 129.
EL INCIDENTE EN LA PLAZA SEMENOVSKI 101
KATORGA
VI. PRIMERAS IMPRESIONES
1 DW (1873), p. 152.
2 Pisma, v. 1: pp. 133-134; 22 de febrero de 1854.
• Medida itineraria rusa; equivale a l 067 metros. [T.]
PRIMERAS IMPRESIONES 109
9 DW (1873), p. 9.
114 KATORGA
estrecho contacto con los forzados, por lo que creo que los conozco a
fondo. ¡Cuántos relatos de vagabundos y bandoleros y en general, de
todo el ambiente lóbrego y miserable! ¡Son bastantes para tomos com-
pletos! ¡Qué gente tan maravillosa!" 16
La carta de Dostoievski evoca las condiciones físicas de su encar-
celamiento con más honestidad de la que le sería permitida u lterior-
mente por la censura en La casa de los muertos. Las aparentes con-
tradicciones entre sus dos opiniones acerca de sus compañeros de
presidio iluminan el proceso de descubrimiento que se efectuó entre
el comienzo y el final de su cautiverio. Al término de éste había lo-
grado penetrar más allá de la horrible y repugnante superficie, y
obtener una comprensión mucho más precisa de las profundidades
psíquicas y morales. En efecto, la transición de uno a otro punto de
vista le suministra el plan fundamental que usará más tarde para
estructurar sus memorias del presidio.
" Al describir la absurda tiranía del mayor Krivtsov, Tokarzewski sefiala que, a
pesar de qu e en algunas ocasiones ordenaba azotainas por delitos genuinos, "en la
mayoría de los casos era por nada. Para ser sentenciado a los 'palos' bastaba con
dormir del lado derecho. Sí, esto no es una broma, ¡es la pura verdadl Vaska
[otro apodo que los forzados daban a Krivtsov] frecuentemente irrumpía en la
ba1raca por las n oches y mandaba azotar a quienquiera que estuviera durmi endo
sobre el costado derecho. Vaska decía, para justificar este castigo, que Cristo siempre
dormía del lado izquierdo. Por lo tanto, les exigla a todos que siguieran su ejemplo''.
Dostoievski no proporciona este último detalle. Szymon Tokarzewski , Siedem lat Ka·
torgi (Varsovia, 1907), p. 127.
PRIMERAS IMPRESIONES 125
131
132 KATORGA
sin aclararse, pero tal inferencia parece ser confirmada por el énfasis
de las palabras de Dostoievski. Si es así, esto daría a entender que
Dostoievski no salió del campamento de condenados con un grupo
inalterable y firmemente definido de convicciones nuevas en reem-
plazo de las que había abandonado. Es mucho más plausible contem-
plarlo, al principio, tratando gradualmente de encontrar un sentido
humano a su exposición a una total gama de nuevas impresiones que
entraron en conflicto con sus nociones preconcebidas; y sólo poste-
riormente empezando a comprender en forma más certera, cómo
esta experiencia había modificado sus ideas. Tales "ideas" explícita-
mente formuladas habrían empezado a conformarse cuando Dos-
toievski, al tomar contacto una vez más con la vida sociopolítica y
cultural rusa de mediados del decenio 1850-1859 y de los comienzos
de la década 1860-1869, descubrió que era necesario definir una posi-
ción, rodeado por las abruptas transformaciones y por los aconteci-
mientos trascendentales de aquellos agitados años.
El mismo pasaje en el Diario de un escritor es igualmente valioso
porque indica una mayor motivación para cualesquiera cambios que
hayan ocurrido. Afirma Dostoievski que no fueron las penalidades del
exilio y los trabajos forzados los que habían alterado sus ideas y
las de aquellos como él entre los ex petrashevkistas. No habían sido
destrozados por las implacables penalidades físicas de su cruel des-
tino. "No, algo diferente. . . cambió nuestro concepto de la vida,
nuestras convicciones y nuestros corazones ... Este algo diferente fue
el contacto directo con la gente del pueblo, la fraternal fusión con
ella en común desventura, la comprensión de que [habíamos] llegado
a ser como esa gente, que nos habían convertido en sus iguales,
y que, incluso, pertenecíamos a su estrato más bajo." 3 Ya hemos visto
que tales palabras embellecen e idealizan una "fusión" que de nin-
guna manera había sido lo "fraternal" que Dostoievski desea que
crean sus lectores. No obstante, está incuestionablemente indicando
algo decisivo en el proceso de su transformación, a pesar de que lo
hace en términos que, en forma manifiesta, inducen a error, puesto
que lo que él subraya en las palabras arriba citadas es el producto
final de un proceso por el cual atravesó. La "fraternal fusión" sólo
fue el resultado de una compleja lucha interna, cuyos detalles se
3 DW (1873), p. 152.
MUNDO DE HORROR MORAL 133
" Cabe mencionar que este punto de vista sobre los campesinos de ninguna manera
estaba restringido a los rusos occidentalistas; era común en toda Europa en el
último cuarto del siglo XIX, y en algunos países, incluso después. Balzac, por ejem-
plo, describió que los campesinos tenían "una vida únicamente material que se apro-
ximaba al estado salvaje." Jerome Blum ha entresacado citas que hacen patente la
m isma convicción, en varias otras novelas de distintos países. Consúltese su muy do-
cumentado artículo: "Fiction and the European Peasantry: The Realist Novel as a
Historical Source", Proceedings of the American Ph ilosophical Society, 2 (1982), p. 128.
MUNDO DE HORROR MORAL 147
cual no podía escapar. Era una pesadilla que simplemente tenía que
aprender a soportar.
Para Dostoievski no fue ningún consuelo percibir que tan mala
voluntad no se dirigía personalmente a él, sino que incluía a todos
los otros nobles. En verdad, tal falta de discriminación sólo hacía
más difícil de soportar esa hostilidad, puesto que casi no podía evi-
tar sufrir por tan atroz injusticia. En La casa de los muertos una y
otra vez vuelve a confirmar el dolor tan profundo que le infligió
este implacable odio de clases. En efecto, llegó a considerar que el
más angustioso de todos los tormentos en el presidio siberiano fue
percatarse de estar eternamente rodeado por enemigos, eternamen-
te separado de la gran mayoría por un muro de animosidad, que
no podía derribar jamás con ningún acto suyo. Explica que un
campesino-reo común, "dos horas después de su arribo. se en-
cuentra en la misma conqición que todos los demás, se encuentra
en casa, tiene los mismos derechos que la comunidad considerada
como un todo, es comprendido por cada uno, y todos lo consideran
un camarada. Es completamente distinto con el caballero, hombre de
distinta clase social [las cursivas están en el original]. A pesar de que
sea sincero, bondadoso e inteligente, será odiado y despreciado durante
años. No será comprendido y, lo que es peor, no recibirá la confianza
de los campesinos-presidiarios [las cursivas se agregaron.] Él no es un
amigo, no es un camarada. Aunque pueda por fin en el curso de los
años obtener una posición entre ellos, y ya no reciba insultos, jamás
será uno de ellos, y siempre estará percatándose dolorosamente de que
está solo, de que está muy aparte de todos" (v. 4: p. 198).
Estas palabras atestiguan que Dostoievski reconocía que tendría
que acorazarse para sobrevivir en el remolino de una atroz enemistad
o, en el mejor de los casos, para enfrentarse con una actitud de com-
pasivo desprecio. Un campesino-recluso llamado Petrov, ex soldado que
tenía la reputación (muy justa, de acuerdo con Dostoievski) de ser
el más peligroso y decidido de la prisión -a pesar de que era mucho
menos belicoso y pendenciero que muchos otros, quienes alardeaban
de su temeridad-, fue uno de los pocos de su clase social que buscó
el trato con Dostoievski. Fue quien le robó a Dostoievski su Biblia,
no obstante haber tenido muchas atenciones afectuosas con éste en la
famosa escena del baño de La casa de los muertos, y de ir a visitarlo
todos los días para charlar amigablemente. Petrov, quien sabía leer,
MUNDO DE HORROR MORAL 149
11 Alejandro Pushkin: "The Captain's Daughter" [La hija del capitán], traducida
al inglés por Natalie Duddington, reimpresa en The Poems, Prose and Plays o/ Pushkin
[Poemas, prosa y obras teatrales de Pushkin], revisada por Avrahm Yarmolinski (Nue-
va York, 1936), p. 741.
VIII. UN PATRIOTA RUSO
* Aristov obtuvo cierta fama en Petersburgo por haber embaucado a Ja policía se-
creta. Se encuentra una relación de sus acciones delictuosas en el valioso Diario de
A. V. Nikitenko, durante años importante funcionario de la censura y profesor
de literatura rusa en la Universidad de San Petersburgo. Hijo de siervos, sus
opiniones políticas eran moderadamente progresistas. Anota que setenta personas
en teramente inocentes fueron arrestadas como resultado de las denuncias de Aristov,
mientras éste tomaba parte en escandalosas orgías con el dinero suministrado por la
Tercera Sección. Véase: Alejandro Nikitenko, The Diary o/ a Russian Censor (El
diario de un censor ruso), condensado, publicado y traducido al inglés por Helen Saltz
Jacobson (Almhe1·t, Massachussetts, 1975), p. 120.
162 KATORGA
4 F. M. Dostoevski: The Notebooks for Crime and P-unishment [Los apuntes para
crimen y castigo] compilados y traducidos al inglés por Edward Wasiolek (Chicago, 1967),
p. 176. El profesor Wasiolek traduce con precisión el nombre de "Aristov" que apa-
rece en el original, pero parece no percatarse de su relación con Svidrigailov. En una
parte (67) le da al nombre la forma femenina. Para aclarar, véase: PSS l. 7: pá-
ginas 315, 348.
UN PATRIOTA RUSO 163
dado [como él]. Pero estaba en un error: todo lo juzgué según era A"
(v. 4: p. 64; las cursivas se agregaron al texto).
7 Waclaw Lednicki: Russia, Poland and the West [Rusia, Polonia y el Occidente]
(Nueva York, 1954), p . 276. El libro de Lednicki contiene una traducción de la mayor
parte del capítulo que Tokarzewski dedica a Dostoievski en su Siedem Lat Katorgi.
166 KATORGA
fesaba que sería feliz solamente cuando todas las naciones cayeran bajo
la férula rusa. Jamás admitió que Ucrania, Volinia, Podolia, Litua-
nia y finalmente, toda Polonia, fueran países invadidos por Rusia,
sino q_ue afirmaba que todas estas regiones del mundo habían sido
siempre propiedad de Rusia; que la divina mano de la justicia había
puesto estas provincias y regiones bajo el cetro real del zar ruso, por-
que jamás habrían podido existir independientemente, y porque du-
rante largo tiempo habrían permanecido en un estado de infausta
ignorancia, barbarie y abyecta pobreza. Según el parecer de Dostoievs-
k.i, las provincias bálticas le pertenecían a Rusia por derecho; colocaba
en la misma categoría a Siberia y al Cáucaso. Al escuchar estos argu-
mentos adquirimos la convicción de que Feodor Mijáilovich Dostoievski
estaba enajenado mentalmente.9
acorralado [en una discusiónJ algunas veces defendía con pasión las opi-
niones. más ridículas" .11
Bien puede ser que lo que Tokarzewski informa corresponda a ta-
les incontrolables arrebatos de cólera -en aquellos tiempos menos
gobernables, debido a su incrementada debilidad física y nerviosa-,
por lo que no deben ser considerados como juicios meditados. No
obstante, sin tomar en cuenta lo que Dostoievski pueda haber dicho
en tales altercados, el hecho de que éstos tuvieran lugar está fue-
ra de duda, y no existen motivos para cuestionar el relato de To-
karzewski sobre los puntos de vista políticos de Dostoievski, quien,
siempre fiel patriota, había mostrado rasgos de xenofobia incluso en
el punto culminante de su aceptación de las ideas en favor de Occi-
dente, en el decenio 1840-1849. Jamás había llegado a los extremos
de rechazar la idea de nacionalidad como un prejuicio obsoleto y
obscurantista, como sí habían hecho algunos miembros del círculo
de Petrashevski, incluyendo a su íntimo amigo, Valerian Maikov. In-
cluso se puede advertir un toque incipiente de eslavofilismo en su
convicción de que Rusia estaba destinada a seguir una senda his-
tórica muy diferente de la de Europa.
Dostoievski calla tales argumentos políticos en La casa de los muer-
tos (la censura se lo habría prohibido de cualquier manera, aunque
ése hubiera sido su deseo), pero sí menciona una materia de discordia
con sus otrora amigos polacos, que probablemente irritó sus nervios
en forma más hiriente. Resulta que Dostoievski se hallaba muy
molesto por el aborrecimiento que sentían los polacos por los cam-
pesinos-presidiarios, a quienes veían con supremo desprecio, y consi-
deraban chusma criminal.
"A los presidiarios les desagradaban en especial los polacos, incluso
más que aquellos que habían sido rusos nobles --comenta Dos-
toievski al mencionar por vez primera al grupo polaco-. Los pola-
cos (estoy hablando exclusivamente de los prisioneros políticos) eran
rebuscada y ofensivamente corteses y en extremo reservados con ellos.
Jamás pudieron ocultar la aversión que sentían por los reos. És-
tos la percibían con mucha claridad y les pagaban con la misma
moneda" (v. 4: p. 26). Más adelante, Dostoievski se explayaba sobre
el desdén de los polacos.: "Lo único que veían en los presidiarios era
173
174 KATORGA
1 Para un an álisis más detallado de este punto véase mi Dostoievski. Las semillas de
la rebelión, 1821-1849 (Fondo de Cultura Económica, México, 1984), capítulo 14.
2 Máxime Leroy: Histoire des idées sociales in France, 3 volúmenes (París, 1946-
1954), v. 3: p. 82.
EL CAMPESINO MAREY 175
* Puede objetarse que todos estos detalles, tomados de la descripción que h ace Dos-
toievski del primer festejo de Pascua, no deben ser usados en relación con el inci-
dente del campesino Marey, que aconteció. durante la segunda Pascua. Sin embargo, me
parece a mi que la reseña de la Pascua en La casa de los muertos también corres-
ponde a la del segundo año, y que las observaciones y sentimientos que anota dificil-
mente pueden haber sido los registrados unos pocos meses después de su arribo al
penal.
De hecho, Dostoievski condensa profusamente el tiempo de los acontecimientos para
obtener una mayor unidad ' artlstica. Sabemos, por otras fuentes, que las representacio-
nes teatrales navideñas también acontecieron durante el segundo año de la estancia
de Dostoievski, aunque él da la impresión de que ocurrieron poco después del primer
mes. Como ha comentado Pierre Pascal: "Debe admitirse que si Dostoievski estaba
realmente describiendo hechos, los ordenó con cierta libertad, de acuerdo con sus
preocupaciones literarias." F. M. Dostoievski, Recits de la Maison des Morts (Narra-
ciones de Ja casa de los muertos) , traducida al francés por Pierre Pascual (Paris,
1961 ), p. 77.
EL CAMPESINO MAREY 181
13 DW (1876), p. 207.
H Ibid., p. 209.
184 KATORGA
15 DW (1876), p. 210.
16 !bid.
EL CAMPESINO MAREY 185
18 DW (1876), p. 202.
EL CAMPESINO MAREY 187
daba cuenta de cosas que estaban ante mis ojos" (v. 4: pp. 56-57).
Así, el papel que desempeñó el incidente del campesino Marey
fue el de aclarar la visión de Dostoievski y permitirle, según cre-
yó, observar por vez primera en forma precisa lo que acontecía a
su alrededor. En La casa de los muertos muchos episodios relatan
este proceso de reeducación, el cual es, por supuesto, uno de los
temas dominantes de la obra; pero en vista de que el estilo de ésta
es impersonal y colectivo, en lugar de confesional y personal, dicho
proceso nunca es descrito de manera directa. Tiene que ser inferi-
do de indicios y comentarios secundarios, tales como las reacciones
de sorpresa del narrador, y de sus ocasionales peticiones al lector
para que ponga especial atención en una u otra observación. Tales
claves nos permiten comprender un tanto la manera en que las
percepciones de Dostoievski se iban alterando gradualmente, y nos
capacitan para observar algunas de las maneras en que sus conviccio-
nes fueron regeneradas.
[¿Para quién? ¿Por qué motivo?] ver a ese grupo de hombres for-
nidos que parecían ignorar enteramente cómo hacer el trabajo". Su
tarea consistía en quitar algunas de las vigas en buen estado, de
las barcazas que habían naufragado en el río Irtisch; pero "apenas
empezaron a desprender la primera y más pequeña de las cuadernas,
ésta se rompió. 'Se rompió sola', según le informaron al vigilante, a
manera de disculpa". No se hubiera podido proporcionar mejor prue-
ba de la incapacidad de los campesinos, la cual hizo surgir en Dos-
toievski la ira propia de la clase noble, a pesar de que no tenía
ningún interés personal en que el trabajo se hiciera en forma ade-
cuada.
Pero mientras la cuadrilla de trabajo mataba el tiempo y esperaba
a que llegaran otras herramientas, se presentó otro vigilante y asig-
nó a los reos una tarea. Si la terminaban antes de que concluyera
la jornada habitual, podrían regresar más temprano a la barraca. De
repente todos se pusieron a trabajar con entusiasmo. Resultó patente
que eso era lo que los campesinos estaban aguardando. "Se terminó
la pereza, se desvaneció la ineptitud. Zumbaron las hachas .. ; quedé
sorprendido porque [las cuadernas] quedaron desprendidas sin que
sufrieran ningún daño. El trabajo prosiguió con increíble rapidez.
De pronto todos parecían extraordinariamente inteligentes. Termi-
naron la tarea treinta minutos antes de la hora de descanso, y los
prisioneros se dirigieron a la barraca cansados, pero muy contentos"
(v. 4: p. 75; las cursivas se agregaron al texto). No se necesita decir más
de la proverbial ineptitud del mu.zhik (obviamente una antiquísima
estrategia campesina para desobedecer órdenes mediante sabotaje y
disfrazar la insubordinación con la máscara de la torpeza).
Lo que hizo que Dostoievski abriera más los ojos a la realidad fue
la habilidad y el talento desplegados por algunos campesinos actores
en las representaciones teatrales navideñas. En la actualidad nos es
difícil comprender totalmente, después de más de un siglo de nacio-
nalismo, el enorme desprecio que sentían los rudos occidentalistas
por la sabiduría popular de su país. Tenían la tendencia a conside-
rarla únicamente como el remanente de un bárbaro pasado. Belinski,
por ejemplo, constantemente denigraba todo intento de otorgarle
cierto valor a la poesía popular. Afirmó con respecto de El novio, de
Pushkin, que "en todas las canciones populares rusas, consideradas
en conjunto, no existe más cantidad de esencia popular que en esta
NUEVA VISióN 193
tados con mucha familiaridad y con mucha suavidad por sus oficiales
[las cursivas están en el texto]. Querían respetar a quienes tenían
autoridad sobre ellos, y la demasiada suavidad hacía que cesaran de
respetarlos. A los prisioneros les gustaba también que sus jefes tuvieran
condecoraciones, que estuvieran presentables. Les agradaba que quien
se encontraba al mando gozara del favor de una autoridad más ele-
vada, que fuera estricto, importante y justo, y les gustaba que con~
servara su propia dignidad y que no los insultara. En esta forma
sentían que todo estaba bien, que todo era como debería ser" (v. 4:
p. 91. Se agregaron las cursivas).
Por lo tanto, los campesinos-reclusos preferían espontáneamente a
los oficiales que se comportaban de acuerdo a su rango, pero sentían
genuino afecto por los que, además de hacer esto, no se jactaban de
su superioridad ni miraban con altanería y desdén a sus inferio-
res. Dostoievski observó con .curiosidad que los reos siempre ha-
blaban cariñosamente del teniente Smekalov, aun cuando éste les
había propinado tantas inmisericordes azotainas como los otros. "A
pesar de todo, el hecho es que, incluso sus azotainas eran recorda-
das con amor y satisfacción por los presidiarios. . . ¡Así de grande
era su éxito al serles grato! ¿Y cómo? ¿Cómo había ganado tal po-
pularidad?. . . Smekalov sabía cómo comportarse para que lo con-
sideraran uno de ellos, lo cual es un gran arte, o para hablar con más
precisión, una facultad innata, en la cual no piensan jamás ni siquiera
quienes la poseen. . . Esta clase de personas no desprecian, no se
burlan de la gente que está bajo su mando. Creo que en esto se en-
cuentra la explicación. En ellos no se ven trazas del elegante caba-
llero, ni de superioridad de clase. Y, ¡palabra de honor!, el pueblo
percibe esto en forma notable. . . Prefiere al hombre más severo
al más misericordioso, si aquél tiene un dejo de sencillez" (v. 4:
p. 150. Las cursivas se agregaron).
Dostoievski descubrió esos mismos rasgos de carácter en el te-
niente coronel G., quien estuvo al mando del Cuerpo de Ingenieros
de Omsk durante un breve periodo, y que rápidamente obtuvo el
aprecio de los prisioneros. "No podía encontrarse con ningún recluso
sin decirle algo amable y jovial, sin comentar algo chistoso o reírse
con él. Y lo mejor de todo es que en ello no existía ningún in-
dicio de autoridad, nada que evocara condescendencia, o amabilidad
meramente ceremoniosa. Él era su camarada, realmente uno de ellos.
NUEVA VISIÓN 197
Una vez más nos encontramos en la fuente de las que iban a ser
las convicciones más apreciadas y hondamente arraigadas del Dos-
toievski post-siberiano. ¿Acaso no proclamó después, con tonos de
pasión profética, que el campesinado ruso estaba impregnado de un
sentido de rectitud moral que podía servir como resplandeciente ejem-
plo a sus "superiores"? Y a pes.ar de que tal idea fue con frecuencia
ridiculizada por sus oponentes, estaba tan firmemente enraizada en
las emociones redentoras de sus años carcelarios que Dostoievski
jamás puso en tela de juicio su validez. También podemos obser-
var cómo la negativa de los campesinos a hacer valer sus derechos
incondicionales de igualdad en todas las áreas de la vida, su acep-
tación de ceder la preferencia cuando estaba justificada, según su
parecer, pudo haber llevado a Dostoievski a la conclusión, según le
comentó a su amigo el barón Wrangel poco después de haber sido
liberado, de que "un cambio político en Rusia es inconcebible por
ahora. Es prematuro. Incluso, pensar en una constitución según el
modelo occidental es ridículo, debido a la ignorancia de las masas
campesinas" (las cursivas se encuentran en el texto). 2
En efecto, todos los asuntos sociopolíticos en los que Dostoievski
participó los abordaría con un estado mental predeterminado por
esos recuerdos indelebles. Jamás iba a olvidar cómo él y los otros
habían logrado conquistar el afecto de los campesinos-presidiarios, ni
el impresionante sentido de "dignidad" que había percibido en la
negativa de éstos de imponerse a él mediante la fuerza bruta en las
representaciones teatrales. Creía firmemente que tales experiencias le
habían proporcionado una excepcional percepción interior de las pro-
fundidades del alma social rusa. "En resumen -informa a Mijail
en esa primera carta que hemos citado en forma tan extensiva-,
no he desperdiciado mi tiempo [en el campamento de trabajos for-
zados]. He aprendido a conocer, si no a Rusia, al menos a su pueblo.
He aprendido a conocerlo bien, como tal vez pocos lo conocen. Helo
aquí: de esto es de lo que me enorgullezco un tanto. Es, confío,
perdonable" (las cursivas se agregaron al texto). 3
res eran usadas con frecuencia en los antiguos tiempos por muchos
comandantes", y que habían producido similares resultados. "Esta
acción temeraria de autoglorificación, esta pretensión exagerada de
ser capaz de hacer con impunidad cualquier cosa -comenta-, ins-
pira odio en los hombres más sumisos, y los hace perder totalmente
la paciencia" (v. 4: pp. 89-91).
De igual manera, el amable y bien parecido homosexual Sirotkin,
incapaz de acostumbrarse a los rigores de la vida del ejército, ha-
bía sido acosado y perseguido por cierto oficial. Después de que
había intentado torpemente escapar de su miseria suicidándose, ase-
sinó a su atormentador bajo la influencia de un ataque de cólera.
A Dostoievski también le pareció difícil ver en el bonachón Baklushin
a un empedernido criminal, y creyó en su relato: sólo había intenta-
do atemorizar al anciano alemán a quien había asesinado. Su pro-
pósito era amedrentarlo para evitar que se casara con la linda joven
alemana en contra de la voluntad de ella, que le había confesado
su amor al irreflexivo y paupérrimo soldado ruso. Sin embargo, la
insistencia del honrado burgués alemán en que Baklushin no se
"atrevería" a dispararle provocó al ruso en forma incontrolable. A
pesar de eso, tal crimen pasional le hubiera ocasionado una condena
relativamente leve si en el tribunal no hubiese protestado por los
insultos de su capitán, con quien riñó por injuriarlo "ante el símbolo
de la justicia" -el transparente prisma, coronado por la bicéfala
águila imperial, colocado en la mesa de todos los tribunales rusos-.
La preocupación de Baklushin por la dignidad del tribunal, y su no
aceptación de las afrentas lo condujeron a la sección especial.
Estos son unos cuantos ejemplos de los delincuentes a quienes
Dostoievski encontró cada vez más difícil condenar sin analizar sus
casos previamente. Un osado fragmento de La casa de los muertos
contiene incluso una exculpación general de muchos otros, cuyas his-
torias no describe en detalle: "Hay hombres que cometen delitos
adrede para que los envíen a trabajos forzados, para escapar de una
vida de trabajos forzados mucho más penosa en el exterior. Allá [el
prisionero] vivía en la degradación más completa, jamás contaba con
comida suficiente, y trabajaba desde la mañana hasta la noche para
su explotador" (v. 4: p. 43. Se agregaron las cursivas). Tales presos
habían descubierto que los trabajos forzados son mucho más prefe-
ribles a la vida como siervos bajo las órdenes de un inmisericorde
NUEVA VISióN 207
con la totalidad del mundo, que no eran parias por completo, hom-
bres perdidos, que no estaban totalmente aislados del género hu-
mano, que en el reclusorio, como entre otras personas, estaba la Na-
vidad" (v. 4: p. 105). Esto de ningún modo era una fantasía de los
reclusos. Las solemnidades religiosas por lo general producían una
efusión de solidaridad moral con los prisioneros, que se manifestaba
como caridad. "Llegaba una inmensa cantidad de provisiones: roscas,
pas.teli'. los de requesón, pastas, bizcochos y otros sabrosos alimentos pa-
recidos. Creo que no había en la ciudad una sola madre de familia
de la clase media o baja que no enviara algo de lo que había hor-
neado, a manera de saludo navideño, a los 'infortunados' y a los
cautivos" (v. 4: p. 108) . Dostoievski excluye deliberadamente de tal
participación en el espíritu navideño a la alta sociedad culta. Co-
menta en otra parte de la obra que "las clases elevadas en Rusia no
se imaginan la preocupación tan grande que tienen nuestros comer-
ciantes, artesanos y campesinos, por 'los infortunados'" (v. 4: p. 18).
Una vez más, en esta parte de su libro, Dostoievski subraya los
efectos mitigantes que tiene la básica aceptación del código moral
cristiano en la conducta de los campesinos-reclusos. "Todos [los
regalos J fueron aceptados con igual gratitud, sin distinción de dones
o donadores. Los reos se quitaban los gorros cuando los recibían,
hacían una reverencia, entregaban sus saludos navideños y llevaban
el presente a h cocina. Cuando hicieron varias pilas con las dádivas,
enviaron a los presidiarios m ás antiguos para que dividieran todo
equitativamente en tre las barracas. No hubo represiones ni riñas.
Imperaron la honestidad y la equidad." El reparto en la barraca de
Dostoievski fue llevado a cabo por Akim Akimich y otro preso, quie-
nes pe rsonalmente entregaron s.u parte a cada presidiario. No hubo
la más leve protesta ni la más pequeña envidia. Todos quedaron
contentos. No podía sospecharse que hubiesen ocultado un regalo,
ni qu e la r epartición hubiese sido injusta (v. 4: p. 108). ¡Qué con-
traste con los habituales altercados y los perpetuos hurtos de sus per-
tenencias!
Durante las fiestas religiosas los habitantes de la ciudad enviaban
muchas más limosnas, pero éstas se recibían continuamente durante
todo el año, y en ocasiones la limosna era en efectivo, entregada a los
presidiarios cuando caminaban arrastrando los pies por las calles de
Omsk en cuadrillas de traba jo escoltadas. La primera vez que Dos-
21 2 KATORGA
4 PSS, v. 4: p. 289.
NUEVA VISióN 213
Dednicki: Russia, Poland and the West (Rusia, Polonia y el Occidente) (Nueva York,
1954), p. 275.
5 Pisma, v. l: p. 166; 18 de febrero de 1856.
XI. "MONSTRUOS EN SU MISERIA"
1 Ernst Benzas The Eastern Orthodox Church [La iglesia oriental ortodoxa] (Nue-
va York, 1963), p. 18.
218 KA TORGA
" Podemos colegir la opinión de Nietzsche sobre La casa de los muertos con los
siguientes pasajes tomados de La voluntad de dominio (libro tercero). El filósofo ale-
mán describe erróneamente a Dostoievski como sustentando uno de los propósitos
principales de Ja obra suya (de Nietzsche). "¿Ha sido mi esfuerzo espontáneo [un-
willkürlich] devolverle la buena conciencia a un ser humano maligno?, ¿y a un ser
humano maligno siendo, como lo es, precisamente el ser humano mds poderoso? Aqui
se debe introducir la opinión de Dostoievski sobre los criminales en el campo de
condenados." No obstante, en un segundo fragmento, se aproximaba mucho más al
punto de vista de Dostoievski: "En casi todos los delitos [descritos por Dostoievski]
saltan a la vista cualidades que no deberían estar ausentes en ningún hombre. No
sin justicia afirma Dostoievski que los reclusos del penal siberiano eran la porción
más poderosa y mejor del pueblo ruso."
Se encuentran ambas citas en el excelente articulo de Wolfgang Gesemann: "Nietzs-
che's Verhaltnis zu Dostoevsky auf dem europaischen Hintergrund der 80er Jabre",
Die Welt der Slaven, n . 2 (julio de 1961), pp. 129-156. Este artículo analiza todo mate-
rial basado en hechos referentes a la relación de Nietzsche y Dostoievski, y contiene
las citas importantes de la correspondencia y obras. Puede encontrarse también un
estudio sobre el problema Dostoievski-Nietzsche en: V. V. Dudkin y K. M. Azadovski,
" Dostoevskii v Germanii (1846-1921)", Literaturnoe Nasledstvo, n. 86 (Moscú, 1973), ca-
pitulo 3, pp. 678-688.
Con respecto del intento de equiparar a Dostoievski con Nietzsche, o de conside-
rarlo teniendo una secreta simpatía con las doctrinas de Nietzsche, véase el muy in-
fluyente libro de Lev Shestov, "Dostoevski and Nietzsche: The Philosophy of Tra-
gedy'', en Essays in Russian Literature, The Conservative View: L eontief, Rozanov,
Shestov, publicado y traducido por Spencer E. Roberts (Athens, Georgia, E.E.U.U.,
1968), pp. 3-183. Una refutación clara y convincente de dicha interpretación, que
aporta nuevo material recientemente descubierto en los archivos de Nietzsche (algu-
nos apuntes que él hizo de Los endemoniados), se ofrece en G. Fridlender, "Dos-
toevskii i Nitsshe" en Dostoevskii i Mirovaya Literatura (Moscú, 1977), pp. 214-254.
El razonamiento empleado por Friedlender, que no es nuevo en absoluto, se remonta
por lo menos a Georg Brandes, quien le dijo a Nietzsche que Dostoievski representaba
la moral del esclavo, moral a la que Nietzsche atacaba con sus argumentos filosóficos.
Nietzsche estuvo de acuerdo. R espondió en una carta (del 20 de noviembre de 1888):
"De todas maneras, lo considero [a Dostoievski] el material psicológico más valioso
que conozco. Estoy extremadamente agTadecido con él, por mucho que nnte siempre
mis más recónditos instintos." Citado en el artículo de Wolfgang Gesemann, p. 142.
220 KATORGA
2. El revelli'n Alekseevski.
Ilustraciones tomadas de :
Dostoevsky v Portretakh, illyust~atsiyakh, dokumentakh, ed. V.S.
Ncchaeva, Moscú, 19 72.
4. Natalia Fonvizina.
está basado en "la valoración del sufrimiento como bien moral supe-
rior, casi como un fin en sí mismo". 3
De este modo, el ideal del martirio puede apoyar incluso a quien
ha perdido toda esperanza, o inducir un acto de autosacrificio, pero
la gran mayoría de los condenados, envueltos en sus incesantes sue-
ños de libertad, afortunadamente jamás llegan a tal estado de ab-
soluta ~esesperación. De todas maneras, con referencia a este tema,
la imaginación de Dostoievski no resiste la tentación de hacer un
brusco cambio escatológico, que sería en el futuro tan característico
en él -un cambio al estado final de cualquier situación práctica que
esté considerando-, debido a lo cual, para dramatizar la importancia
suprema de la esperanza para la vida humana, deliberadamente in-
venta una situación en la cual dicha esperanza es sistemáticamente
destruida. Tal pasaje, el más obsesionante del libro, aparece rodea-
do por sus análisis de las diferentes reacciones ante el trabajo por
propia voluntad y el forzoso.
A pesar de todos los problemas que provoca, la labor obligatoria
no era totalmente intolerable para los presidiarios, porque tenía
sentido, y podía considerarse que tenía un propósito útil. Formaba
parte de un mundo comprensible, en el cual hasta su esperanza de
libertad, sus esperanzas de que aconteciera lo que no era dable
suponer ni predecir, podían aun hacerse realidad; porque la suerte
y el capricho forman también parte de la vida humana. Pero ¿qué
ocurriría si los reclusos fueran, a sabiendas y deliberadamente, envia-
dos a realizar un trabajo completamente inútil y, por consiguiente,
totalmente inhumano? Dostoievski responde a esta pregunta con fra-
ses que hieren profundamente sus convicciones religiosas:
Sólo hace falta alterar ligeramente las palabras de este pasaje para
observar sus cruciales impli~aciones metafísicas. Para el Dostoievski
de años más tarde, no creer en Dios y en la inmortalidad es estar
condenado a vivir en un universo carente por completo de sentido.
Los personajes de sus grandes novelas que arriban a este nivel de
autoconciencia inevitablemente se destruyen a sí mismos porque,
negándose a soportar el tormento de vivir sin esperanza, se han con-
vertido en monstruos en su miseria.*
4 Pisma, v. 1: p. 142.
236 KATORGA
PRIMER AMOR
XII. SED DE CONOCIMIENTO
241
242 PRIMER AMOR
• Los ausentes siempre tienen la culpa. Refrán francés que equivale al español:
"Ni ausente sin culpa, ni presente sin disculpa." En francés en el original. [T.]
3 Pism a, v. 1: p . 133.
244 PRIMER AMOR
4 Pisma, v. l: p. 133.
5 !bid., p. 138.
SED DE CONOCIMIENTO 245
toievski tuvo tan escaso interés en las frívolas lecturas que le ofre-
cieron los moryachki, y por qué, al escribirle a Mijail, muestra un
deseo evidente y frenético de recuperar el tiempo perdido. En efecto,
suplica a Mijail que le envíe lo que de hecho sería una pequeña
biblioteca de investigación. "Me queda un poco de dinero -le dice-,
-pero no tengo ningún libro." Como podríamos suponer, Dostoievski
le solicita el envío de "revistas de este año; al menos, Notas de la
Madre Patria". Sin embargo, aun cuando se encuentra notoriamente
interesado en ponerse al día con las últimas tendencias de la literatura
rusa, parece estar aún más anhelante por sumergirse de nuevo en el
pasado en forma muy profunda y sistemática. "Esto es lo indispen-
sable: Necesito (con urgencia) historiógrafos antiguos (en traduc-
ciones francesas) y modernos. Me refiero a Vico, Guizot, Thierry,
Thiers, Ranke, etcétera. También requiero a los economistas y a los
Padres de La Iglesia. Elige las ediciones más baratas y más manuales.
Envíamelas de inmediato ... Te pido que entiendas que el libro que
más necesito es un diccionario alemán." 6
Unos párrafos después, Dostoievski vuelve a insistir en su gran ne-
cesidad de libros, y agrega algunos más a la lista. "Envíame el Carus, *
La crítica a la razón pura de Kant, y si puedes remitir cosas en forma
clandestina, no dejes de incluir furtivamente a Hegel, y en especial
su Historia de la filosofía. Todo mi futuro depende de eso." 7 Dos-
6 Pisma, v. 1: p. 138.
* La traducción que se da en esta carta no coincide con la redacción de la edición
rusa de la correspondencia de Dostoievski. En ésta, la palabra marcada con asterisco
está impresa: "Corán", y se ha considerado generalmente que designa al libro sa-
grado de la religión musulmana. Un articulo reciente del profesor Jean Droully, quien
le pidió a S. V. Velov, renombrado especialista ruso soviético en Dostoievski, que re-
visara el texto, aclara que la palabra no es "Corán", sino "Carus", y que la transcrip-
ción original está equivocada. Véase: F. M. Dostoievski, Pisma, revisada por A. S. Dolinin,
4 vols. (Moscú, 1928-1959), v. 1: p. 131 (22 de febrero de 1854); Jean Droully "Une
erreur dans l'edition russe de A. S. Dolinin des letres de F. M. Dostoievski", Études
Slaves et Est Européennes v. 19 (1974), pp. 118-120. [Es muy probable que Dostoievski
se refiera a alguna obra (sin duda bien conocida por él y por su hermano, por lo
que puede referirse a ella como "Carus" simplemente) del fisiólogo, psicólogo y médico
alemán Carlos Gustavo Carus. Fue presidente de la Academia Imperial en 1862. En
filosofía pertenecía a la escuela de Shelling. Merecen mencionarse, entre sus obras de
anatomía y psicología, las siguientes: Grundzüge der vergleichenden Anatomic und
Physiologic y Psyche: zur Entwickelungsgeschichte. Amigo de Goethe, escribió dos obras
acerca de él. Una de ellas fue publicada en 1843, y la otra en 1863. Nació en
1789, y murió en 1869. [T.]
7 Pisma, v. 1: p. 139.
SED DE CONOCIMIENTO 247
" Folletín, obra publicada por partes. Por extensión novelas de intriga, con sucesos
muy dramáticos, sorprendentes e inverosímiles. En francés en el original. [T.]
"" El desagrado que sentía Dostoievski por los feulletons de Druzhinin fue expresado
públicamente, pero en forma menos directa, unos cuantos años después, en La aldea
de Stepanchikovo. El odioso Fama Fomich, cuyo gusto literario es una mezcolanza
gro tesca de presunción e ignorancia, los considera la cumbre del ingenio y la vivaci-
dad (no se menciona a Druzhinin, pero la alusión es inconfundible). Véase PPS, v. 8:
pp. 70-512.
10 Pisma, v. 1: p. 140.
11 Ib id., v. 1: p. 183; 13 de abril de 1856
SED DE CONOCIMIENTO 249
bien los conflictos que le interesaban primordialmente a Freud eran, hasta cierto pun-
to, omitidos por Carus .. . [éste] tenía una vívida percepción de la importancia de las
funciones sexuales, inconscientes en forma de instinto, y conscientes en forma de
voluptuosidad, en relación con la mente como un todo."
13 Wrangel: Vospom inaniya, p . 34.
14 "La prosa [de Schiller] está perfectamente traducida -desde el punto de vista
de la expresividad y la exactitud -le dice a su hermano-. Te quejas del lenguaje de
Schiller, pero observa, amigo mío, que su lenguaje no podía haber sido de otra
manera." Pisma, v. 2: p. 553; verano de 1884.
SED DE CONOCIMIENTO 251
de la ciencia moderna. Carus estaba en deuda con Goethe y Schelling por su con-
cepción orgánica y 'vitalista' del universo, y con los filósofos de la naturaleza (Schu-
bert, Oken, Steffens ... , etcétera, todos los cuales están inspirados más o menos por
Novalis, y se remontan a través de él a Bohme y a Paracelso) por su idea del colapso
y de la edad de oro futura; pero Carus despojó a estas tesis, que estaban en boga
en aquellos tiempos, de su lenguaje astrológico y mágico". Tal vez esta última carac-
terística fue la que le granjeó la simpatía de Dostoievski. Véase Création et destinée
(Creación y destino) de Alberto Béguin, comp. Pierre Grotzer, 2 volúmenes (París, 1973-
1974), v. 1: pp. 55-56.
16 Carl Gustav Carus: Psyche (Pforzheim, 1846), pp. 297-298.
SED DE CONOCIMIENTO 253
256
DOSTOIEVSKI, SOLDADO RASO 257
Por lo general hablaba muy poco. El único libro que poseía era el
Nuevo Testamento. Lo cuidaba con esmero, y era evidente que lo
tenía en gran estima. Nunca escribió nada en la barraca. Por supuesto,
un soldado tenía muy poco tiempo libre. Dostoievski raras veces
abandonaba la barraca. Por lo general se sentaba a solas, ensimismado
en sus pensamientos." 7
Aparece con mucha claridad en sus cartas lo que cavilaba Dos-
toievski mientras se entregaba a estas tristes reflexiones. Al escribir
a su hermano menor, Andrei, acerca de los horrores del campamento
de condenados, comenta con amargura que "mi liberación del re-
clusorio me pareció al principio como un luminoso despertar, como
la resurrección a una nueva vida . .. , pero me he encontrado tantas
nuevas dificultades en mi flamante vida, que mis condiciones han me-
jorado escasamente". 8 Una de tales "dificultades", de las que nos en-
teramos sólo por medio de los recuerdos de Katz, debe de haberle
provocado a Dostoievski una repulsión insoportable. Lo obligaron, lo
mismo que a los demás soldados, a ocupar su puesto en las filas
mientras los condenados al castigo corrían banquetas entre el regi-
miento para ser golpeados con "varas". Era imposible no tomar parte
en esta cruel ceremonia: un oficial caminaba de un lado a otro de
la fila para asegurarse de que los soldados cumplieran con su deber.
Los que no pegaban con vigor y precisión eran castigados en la
misma forma. No es de extrañarse que Dostoievski hablara con fran-
queza y energía en contra del castigo corporal unos cuantos años
después en La casa de los muertos, y declarara que "una sociedad" que
contempla con indiferencia un fenómeno de tal naturaleza, "está
depravada hasta los cimientos" (v. 4: p. 154).
Por primera vez en su vida surgió una gran pasión amorosa en Dos-
toievski, la cual le proporcionó un incentivo adicional para usar
cualesquiera medios a su alcance para reanudar su carrera literaria.
El primer intento vacilante que hizo al respecto fue mediante el úni-
co intermediario que pudo conseguir. En mayo de 1854, el teniente
coronel Belijov, comandante del Séptimo Batallón de Combate Sibe-
riano, le presentó al teniente general Yakovlev, jefe de Estado Mayor,
un poema del ex prisionero, soldado de segunda clase Dostoievski, in-
titulado "Acerca de los acontecimientos europeos en 1854". Belijov
respetuosamente le pidió a su superior que obtuviera el permiso para
que esa efusión patriótica se publicara en La gaceta de San Peters-
10 Wrangel: Vospominaniya, p. 38.
11 Pisma, v. 1: p. 146; 30 de julio de 1854.
12 Wrangel: Vospominaniya, p. 39.
264 PRIMER AMOR
lacionadas con el caso -charlas que eran mucho más que pláticas
intrascendentes de salón-. Uno de sus tíos abuelos había sido miem-
bro de la Auditoría General; y a un amigo íntimo de la familia, miem-
bro del Senado, se le informaba oficial y puntualmente los resultados
de la investigación. Con ávido interés el joven escuchó todo lo que
se comentaba, y prestó especial atención al oír el nombre de Dos-
toievski, pues acababa de leer Pobres gentes y estaba leyendo Ne-
totchka N ezvánova con gran admiración. Cualquier noticia relaciona-
da con el destino del talentoso e infortunado Dostoievski le despertaba
una curiosidad muy intensa, aunque evitó revelar públicamente un
gusto literario que hubiera podido considerarse políticamente sospe-
choso en su medio social.
El día de la fingida ejecución, Wrangel había observado la in-
sólita procesión de carruajes cerrados que desfilaban misteriosamente
por las calles, y que iban acompañados por caballería armada. Mien-
tras se hallaba asomándose por la ventana, se presentó un tío suyo
para explicar el significado de la imponente procesión. Este tío, ofi-
cial de un regimiento de Granaderos Montados, iba a unirse a la
tropa designada para tomar parte en la ceremonia. Wrangel se puso
rápidamente el abrigo, recogió su sombrero y acompañó a su tío a
la Plaza Semenovski. Allí se unió a la un tanto errátil multitud de
espectadores, quienes, a diferencia de él, no tenían la menor idea
de los motivos para la ceremonia de castigo y ejecución. Otro oficial,
también pariente del joven, al localizarlo entre la multitud, ardió
en cólera y le dijo que podría encontrarse en terribles dificultades
-podía ser hasta expulsado del Liceo- si sus superiores se entera-
ban de que había acudido voluntariamente a presenciar el castigo
de los petrashevkistas. Para moderar su curiosidad y apresurar su
partida, el oficial le reveló que las ejecuciones no se llevarían a
cabo: las originales sentencias de muerte se conmutarían en el úl-
timo momento. A pesar de estas tranquilizadoras noticias, Wrangel
permaneció hasta los últimos instantes de la macabra comedia, y no
se retiró hasta que · se disolvió la muchedumbre "persignándose y
bendiciendo la misericordia del zar" .1
Años más tarde, después de graduarse en el Ateneo, y solemne-
mente aburrido en el Ministerio de Justicia, vVrangel decidió unirse
ción social. Por otra parte, Wrangel sentía una genuina admiración
por Dostoievski, como escritor. El análisis que Dostoievski hace del
carácter de su joven amigo en una carta escrita un año después de
haberlo conocido, contribuye a explicar por qué su amistad pudo
haber sido tan estrecha y cordial. "Es muy joven -le explica Dos-
toievski a Mijail-, muy afable, aunque con un point d'honneur *
sumamente desarrollado. Es increíblemente bondadoso, un tanto or-
gulloso (pero sólo en apariencia, lo cual me agrada), con algunos
defectos propios de la juventud. Es instruido, pero no en forma bri-
llante ni profunda. Le agrada el estudio, tiene un carácter muy débil,
es .impresionable como una mujer, algo hipocondriaco y bastante
nervioso. Lo que irrita y enfurece a otros lo perturba, lo cual es signo
de magnífico corazón. Tres comme il faut." ** 8 Es patente que el orgu-
llo y la propia estimación de Dostoievski no tenían nada que temer
de una persona así, y aprendió con facilidad a adaptarse a este des-
cendiente de un mundo aristocrático con el que, en el fondo, sentía
demasiada poca afinidad.
De hecho, empezaron los dos a pasar tanto tiempo juntos, que
comenzaron las murmuraciones entre los que Wrangel denomina "los
burócratas 'acepta-sobornos'" 9 (en todo caso, sus enemigos natura-
les, y el barón se percató de que su correspondencia empezó a llegar
tres o cuatro días después de que se le habían distribuido a los otros.
El gobernador militar, tornando en cuenta la poca edad de Wrangel,
se sintió en la obligación de advertirle sobre Dostoievski y los
posibles peligros de permitirse caer bajo la influencia de un revolu-
cionario tan notorio. Decidiendo controlar la situación, Wrangel le pi-
dió a dicho oficial, con el cual ya tenía mucha amistad, que invitara
a Dostoievski a su hogar y juzgara por sí mismo. El complaciente
oficial, después de unos momentos de silencio, aceptó, y Dostoievski
fue invitado a asistir "sin hacer cumplidos", en su uniforme de sol-
dado. La visita fue todo un éxito. Se repitió la invitación, y a partir
de ese momento Dostoievski fue recibido, mediante los buenos ofi-
cios de Wrangel, en las casas de la buena sociedad existente en Se-
mi palatinsk.
Por supuesto, las comodidades y las recreac iones que brindaba la vida
en "El jardín del cosaco" no impidieron a Dostoievski seguir persi-
guiendo su importantísima meta: el restablecimien to de su reputación
literaria. Continuó con firmeza trabaj ando en varios de sus proyec-
tos. Desgraciadamente la información que proporciona vVrangel es
escasa. Así y todo nos enteramos de los primeros borradores de La casa
de los muertos, y de los que después se convertirían en las dos nove-
las satíricas de Dostoievski: El sueño del tío y La aldea de Stepanchi-
kovo y sus habitantes (más conocida en inglés como The Friend of the
Family [El amigo de la familia]). Wrangel recuerda que Dostoiev-
ski comentó sobre la primera de estas novelas cuando "con un humor
alegre, con tagioso, riéndose a carcajadas, narró las aventuras de su
26 Hasta donde he llegado en mi lectura, se ha prestado muy poca atención a este
aspecto de los ataques de Dostoievski. No obstante, el doctor Alajouanine, neurólogo
francés, ha contrastado perceptiblemente los ataques epilépticos de Dostoievski con los
éxtasi5 de San Juan ele la Cruz. Véase, ed. Théophile Alajouanine: "Litérature et épi-
lepsie" [Literatura y epilepsia] en Dostoevshi, Cahiers de !'Heme [Dostoievski, cua-
dernos de Herne], número 24; compilado por Jacques Catteau (París, 1972), pp. 309-324.
UN AMIGO IN.FLUYENTE 287
p. 50.
289
290 PRIMER AMOR
6 Wrangel, opm cit., pp. 78-79. Véase también, de Leonid Grossmann: "Grazhdanskaya
Smert F. M. Dostoevskogo" , L iteraturnoe N asledstvo, 22-24 (1953), 683-692, con los corres-
pondientes documentos. Dostoievski creia firmemente en la versión de Wrangel, como
pued e obserYarse en sus cartas.
294 PRIMER AMOR
motivos, hay varios pasajes en los cuales. parece hacer menos estricta
su reserva por primera vez, y nos ofrece un atisbo de su conciencia que
había evitado tan cuidadosamente.
"Fui culpable - le confiesa a Totleben después de resumirle en po-
cas palabras su arresto, juicio y condena- . Lo reconozco completa-
mente. Fui culpable de haber tenido la intención (pero sólo eso) de
actuar en contra del gobierno. Me condenaron legal y justamente. Las
torturadoras y crueles tribulaciones que padecí durante largo tiempo
despejaron mi mente y modificaron mis ideas en muchos sentidos. An-
tes ... , antes estaba ciego; creía en teorías y en utopías ... " Al escribir
la carta, por primera vez Dostoievski atribuye su anterior creencia en
"teorías y utopías" a la enfermedad nerviosa que había padecido, la
cual se había iniciado en la primavera de 1846, y que había prose-
guido durante los dos años precedentes a su arresto. "Había estado
enfermo anteriormente durante dos años seguidos, de una extraña en-
fermedad moral. Era hipocondriaco. En ocasiones hasta perdía la ra-
zón por momentos. Era excesivamente irritable, mi impresionabilidad
rayaba en enfermedad, deformaba los hechos más comunes y les otor-
gaba otro aspecto y diferente dimensión. Pero sentí que, a pesar de
que esta enfermedad tenía una influencia maligna y poderosa en mi
destino, justificarme con ella hubiera sido un acto muy despreciable,
e incluso humillante. Sí, y además ni siquiera me percataba bien de
tal enfermedad en aquel tiempo." 10
Estas palabras nos conducen al origen de la conexión entre la en-
fermedad mental y la intoxicación ideológica que Dostoievski drama-
tizaría con mucha frecuencia en sus ulteriores retratos de tipo, ex-
traídos de la intelectualidad rusa. Por supuesto, ya había descrito la
enfermedad mental en diversas ocasiones, y tales personajes, perturba-
dos mentalmente, incluso han sido considerados (en forma un tanto
injurias.a) su especialidad como escritor. Así y todo, si sus figuras de
la década de los cuarenta perdían el control de sí mismas y se volvían
enfermas mentales, era porque carecían de la fortaleza interior para
sostener el esfuerzo de hacer valer sus derechos en un ambiente so-
cial poderosamente aplastante. Sin embargo, en la época en que es-
cribió la carta, la enfermedad mental adquiere un nuevo significado,
y la asocia -tanto como causa y como síntoma- con específicos
12 Pisma, v. 1: p . 186.
13 !bid., p. 183; 13 de abril de 1856.
300 PRIMER AMOR
brollo amoroso. "Mis asuntos marchan muy mal -le confiesa a Wran-
gel-, y yo estoy casi desesperado." En aquel entonces María Dimi-
trievna se había negado categóricamente a irse a Barnaul. Para em-
peorar la situación, aunque sus cartas contenían "destellos de ternura",
también daban a entender "que no me podría hacer feliz, que los dos
éramos demasiado desdichados, y que sería mejor para ambos ... " (la
continuación se encontraba en dos páginas que fueron arrancadas por
la vengativa rnano de la segunda esposa de Dostoievski). Cuando con-
tinúa la carta nos enterarnos de que Dostoievski había decidido ir
a Kuznetsk para investigar la situación personalmente. "Estoy dispues-
to a ir a la cárcel por lograr verla. Mi situación es crítica. Tenemos
que conversar y decidir todo ¡de una vez por todas!" 17
Ya que se encontraba en la aldea fueron ampliamente confirmadas
las sospechas que tenía Dostoievski de haber sido reemplazado. "Por
lo tanto ahora puedo tener todas las esperanzas del mundo -le escribe
a vVrangel con amargura, refiriéndose a las palabras de aliento de
Wrangel-, pero. . . es demasiado tarde. Mi buen amigo, he estado
allí, la he visto. ¡qué alma tan noble y tan angelical! Lloró, rne besó
las manos, pero ama a otro." 18 El otro era el joven maestro de escuela,
Nicolás Vergunov, quien había ayudado a los Isaev cuando arribaron
a la aldea, y cuya relación con María Dimitrievna se había vuelto más
estrecha con el paso del tiempo. Sin duda María Dimitrievna, como
comprendió muy bien Dostoievski, había empezado a perder la pacien-
cia debido al lento mejoramiento de las perspectivas del novelista. Tal
vez había perdido por completo la fe en él. En las cartas recientes de
María, ésta había tratado con suavidad de desligarse de una relación
que le parecía tener tan escaso futuro. Un joven maestro de escuela,
incluso con un miserable ingreso, era preferible a un escritor cuya
penuria era todavía mayor, cuyas radiantes esperanzas de fama y fortuna
podrían no realizarse jamás. Dostoievski se niega a pronunciar una
sola palabra acusatoria sobre lo que bien podría haber considerado
una traición, y para un observador desapasionado, más de cien años
después, no existen motivos para hacer un juicio más severo.
Lo que ocurrió entre los tres, durante los dos días que estuvo
Dostoievski en Kuznetsk, rivaliza con las escenas más tormentosas de
una novela en tres tomos, y pocos años después fue llevado a las
páginas de Humillados y ofendidos. Es seguro que en éstas se describe
a sí mismo (o a su héroe novelesco, el joven literato que es el autor
de Pobres gentes) retirándose con desamparo, debido al encapricha-
miento de su amada por otro, pero en la vida real Dostoievski desem-
peñó un papel por completo diferente. De ninguna manera quería
abandonar el campo de batalla sin luchar, y su mejor arma resultó
ser su imaginación de novelista. Bosquejó, utilizando completamente
los recursos de su arte, todos los aterradores problemas que podrían
surgir en el futuro, debido a la incompatibilidad en edades y en ca-
rácter, entre María Dimitrievna y su joven enamorado (él tenía sólo
veintidós años). Incluso en los momentos en los que le relata a \Vran-
gel estos acontecimientos, Dostoievski se hallaba tan alterado que su
escritura es escasamente legible. Algunos pasajes son difíciles de desci-
frar, pero el sentido del texto nos permite entender con suficiente cla-
ridad su significado.
"¿Cómo pueden dos caracteres tan distintos, con diferentes puntos
de vista _sobre la vida, con diferentes necesidades, estar juntos en la
vida? -le preguntó a María Dimitrievna, y se lo repite a Wrangel-.
Y ... [laguna por ilegibilidad del texto] ¿no ocurrirá, dentro de varios
años, cuando ella todavía ... ? [laguna por las mismas razones]; ¿no
deseará él la muerte de ella? ... Quién puede saber hasta qué extremos
puede llegar el conflicto que preveo inevitablemente en el futuro ... "
"¿No le podría él reprochar ulteriormente que contó con su juventud y
que se enseñoreó de su vida únicamente para satisfacer sus volup-
tuosas exigencias?" "¡Y ella, ella!, ángel puro y hermoso, ¡tal vez tendría
que escuchar tales cosas!" Por supuesto, todas estas perturbadoras pre-
moniciones no habían sido expresadas con tanta franqueza cuando es-
tuvo conversando con ella. Dostoievski había sido más sutil, se había
expresado en forma indirecta, bosquejando tan sólo sus amenazadoras
visiones, presentándolas como conjeturas, al mismo tiempo que afir-
maba que Vergunov de ninguna manera podía comportarse así . . "No
la convencí de nada -calcula- , pero sembré algunas dudas. Ella
sollozó, y estaba atormentada." 19
En esos días ocurrió una peripecia que nos recuerda los súbitos mo-
mentos culminantes de la obra literaria de Dostoievski, cuando la mu-
19 Pisma , v. l: p. 190.
UN CABALLERO A:--ID ANTE CON ROPAJE FEMENINO '.103
20 Pisma, v. 1: p. 191.
21 ! bid., p . 189.
304 PRIMER AMOR
22 Pisma, v. 1: p. 192.
23 !bid ., p. 198; 9 de noviembre de 1856.
UN CABALLERO ANDANTE CON ROPAJE FEMENINO 305
para ocultar los estragos que le provoca lo que, como sabe demasiado
bien, era fijación patológica. "No menees la cabeza, no me condenes.
Sé que en muchos aspectos me estoy comportando irracionalmente en
mis relaciones con ella, que casi no tengo esperanzas, pero me da lo
mismo si tengo o no tengo esperanzas. ¡No puedo pensar en nada
más! ¡Sólo en verla, en escucharla! Soy un pobre orate. Un amor
así es enfermedad. Lo percibo." Le confía que María Dimitrievna le
continúa escribiendo cartas "llenas de sincera, de extrema devoción".
A pesar de que ella intencionalmente lo llama "hermano'', Dostoievski
persiste en la creencia de que ella lo ama. 24 Es notorio que él esperaba
contra toda esperanza que otra visita tendría los reavivantes efectos
de la primera. Lleno de remordimientos por derrochar el dinero que
le había solicitado con tanta urgencia a su hermano, le pide a vVran-
gel que no le informe a Mijail del viaje que proyecta realizar para
convencer, si es posible, a su renuente enamorada.
Al mismo tiempo, Dostoievski Je encarece a Wrangel que se informe
si es factible, siendo ya oficial, pedir el retiro del ejército por motivos
de salud. Salvo un comentario anterior, hecho a la ligera, ésta es la
primera referencia que aparece en la correspondencia de Dostoievski
a que se ha convertido en una preocupación creciente por su condi-
ción mental y física. "Si deseo volver a Rusia -afirma -es solamente
para abrazar a quienes amo, y consultar a competentes médicos con el
objeto de saber cuál es mi enfermedad (epilepsia), qué son estos ata-
ques que siempre recurren, los cuales debilitan mi memoria y todas
mis facultades y que, me temo, pueden un día producirme locura. ¿Qué
clase de oficial soy?" 25 Además, Dostoievski no había recibido la in-
formación de si le era permitido publicar, y ruega a vVrangel que es-
clarezca este asunto tan crucial. Realmente tal permiso no había sido
concedido de manera específica con la promoción de Dostoievski: de-
pendía de su buena conducta en el futuro. Un comentario en la
misma carta fue inducido por el reciente nombramiento de Wrangel
para tomar parte en una expedición alrededor del mundo, que esta-
ba siendo organizada por la marina rusa. El importante novelista
I. A. Gonch arov había sido nombrado secretario del almirante que esta-
ba al mando de la escuadra, para llevar el diario de navegación durante
26 Pisma, v. 1: p. 199.
27 !bid., v. 2: p. 571; 9 de noviembre de 1856.
UN CABALLERO ANDANTE CON ROPAJE FEMENINO 307
con nadie más. "Lo que escribí acerca del pasado verano ha tenido
escasa influencia en su cariño por mí. Me ama. Lo sé con certeza ...
Muy pronto perdió todas las ilusiones por su nuevo afecto. Me enteré
de eso desde el verano, a través de sus cartas." 23
34 Pisma, v. 2: p. 580.
35 !bid., pp. 581·582; 15 de marzo de 1857.
UN CABALLERO ANDANTE CON ROPAJE FEMENINO 313
SEGUNDO COMIENZO
XVI. UN CORAZÓN RUSO
los más apasionados por las ideas francesas habían permanecido rusos
de corazón. Y si éste fu e el sentido de sus palabras, estaba lastimo-
samente equivocado, pues no sólo los occidentalistas, sino también los
patriotas eslavófilos se habían desalentado por la corrupción, el des-
orden y la incompetencia mostrados por el régimen de Nicolás I
durante la guerra de Crimea. La mayoría de los intelectuales, de todas
las tendencias políticas, compartían los sentimientos expresados en el
diari_o de A. l. Koshelev, eslavófilo relativamente liberal, quien es-
cribió que las derrotas rusas en la guerra de Crimea "no nos acongo-
jaron demasiado [es decir, ni siquiera a los eslavófilos intensamente
nacionalistas] porque estábamos convencidos incluso de que la de-
rrota de Rusia sería más soportable y más útil que la condición en
la que se hallaba Rusia en años recientes. El estado de espíritu de la
sociedad, y hasta el populacho, si bien en parte inconsciente, era
de la misma naturaleza." 11 Estando alejado de los centros de la vida ·
sociocultural rusa, viviendo en un ambiente predominantemente mi-
litar no acostumbrado al pensamiento independiente (e incluso hos-
til a éste), resulta obvio que Dostoievski ignoraba esa activa sub-
versión.
Así y todo, sería históricamente inexacto afirmar que no existe
verdad en las palabras de Dostoievski, una vez que las consideramos
fuera de su limitado contexto político. Pues si contemplamos la
cultura rusa como un todo, en vez de limitar nuestra visión al pro-
blema de apoyar al régimen, podremos entonces apreciar que una
evolución similar a la de Dostoievski está aconteciendo entre los
r usos occidentalistas en los años que abarcan precisamente su arresto
y exilio.
Ya es casi una costumbre considerar la regeneración de las con-
vicciones de Dostoievski como un acontecimiento estrictamente per-
sonal de su vida, y además, como un suceso bastante estrambótico
de ésta. Empero, la realidad es que la regeneración de las convic-
ciones de Dostoievski ciertamente anticipa, y después converge con un
cambio masivo en las actitudes socioculturales rusas que ocurrieron
precisamente en aquella época.
Este cambio había comenzado incluso antes de la detención de Dos-
a sus más grandes obras -el conflicto entre las "ideas" occidentalistas
y el "corazón" ruso-. Pues él tenía buenos motivos para afirmar
que tal conflicto seguía ardiendo -aunque, en la mayoría de los
casos, inconscientemente- en el pecho de cada ruso culto.
19 P isma, v. 1: p. 164.
UN CORAZóN RUSO 333
22 Henri Granjard califica a Nido de hidalgos como "la obra más eslavófila de su
carrera [de Turguenev]. Véase, de Granjard: !van Tourguénev et les courants politi-
ques et sociaux de son temps [Iván Turguenev y las corrientes sociopolíticas de su
época] (París, 1954), p. 242.
23 Pisma, v. I: p. 167.
24 !bid.
UN CORAZÓN RUSO 335
25 Pisrna, v. 1: p. 167.
26 Ibid., p . 184; 13 de abril de 1856.
336 SEGUNDO COMIENZO
" Dostoievski no inventó el vocablo, pero sí le daba el matiz apuntado por Nekrasov.
En el diccionario más completo del lenguaje literario ruso, la primera referencia que se
hace a esta palabra, con el sentido de "escabullirse sin ser obsen,ado, desaparecer",
contiene una cita de El doble, de Dostoievski. Slovar Sovremmenogo Russkogo Litera·
turnogo Yazh ika, 17 volúmenes (Moscú-Lening:rado, 1950-1965), v. 14: p . 1116.
33 Chukonki , opus cit., p. 356.
342 SEGUNDO COMIENZO
Pleshcheev fue uno de los dos que lo habían abrazado para entre-
garle su último adiós.
Al igual que todos los petrashevkistas, Pleshcheev también había
sido condenado formalmente a muerte, pero su sentencia la había con-
mutado Nicolás I por el servicio en el ejército ruso en calidad
de soldado raso, y fue enviado a la guarnición de Orenburg, en la
región meridional de los Urales. Sus primeros años habían sido
difíciles, pero de ninguna manera se podían comparar con las penali-
dades de aquellos que, como Dostoievski, habían sido sentenciados a
trabajos forzados. Su destino también había sido considerablemente
aligerado por las súplicas y peticiones de su madre, la viuda de un
general de división del ejército ruso. Después de tomar parte en
una expedición en contra de los kirhizes. en 1853 y distinguirse en com-
bate, Pleshcheev fue promovido a cabo. Dos años más tarde, des-
pués del fallecimiento de Nicolás, fue nombrado alférez y, con per-
miso especial de Alejandro II,. le fue permitido renunciar al ejército
y adquirir un empleo en el servicio civil.
Pleshcheev inició su correspondencia con Dostoievski a finales
de 1856, y después de unos meses de retraso -esto ocurrió en el
agitado periodo por el que pasó Dostoievski poco antes de su matri-
monio-, el novelista le contestó con mucho afecto . Por supuesto,
tenía muchas razones para hacerlo así, y a éstas se agregaba la re-
ciente posibilidad de entregar a la imprenta, tan grata para él. El siem-
pre generoso Pleshcheev, quien ya estaba en comunicación con editoria-
les y directores de publicaciones, tenía muchos deseos de ayudar a
su antiguo camarada, quien se había lamentado por su difícil situa-
ción pecuniaria. "Envíame todo lo que escribas, querido amigo -le
insistió Pleshcheev-. Ten la seguridad de que será publicado con
júbilo. Te lo garantizo." 2 También estaba viviendo en Orenburg en
aquella época M. L. Mijailov, quien pronto se convertiría en uno
de los caudillos de la agitación radical, a comienzos de los sesenta.
Pleshcheev le informó con alegría a Dostoievski que Mijailov tenía
relaciones con todos los periódicos, y tenía muchos deseos de obtener
manuscritos, que serían pagados de inmediato.
Por desgracia se han extraviado todas las cartas que envió Dos-
toievski a Pleshcheev. Existen sólo las respuestas del último, las cua-
3 Alexander H erzen: My Past and Thoughts [Mi pasado y mis reflexiones]. Tra-
ducción de Constance Garnett. edición al cuidado de Humphrey Higgins. 4 volúmenes.
(Nueva York, 1968), v. 4: p. 1581.
350 SEGUNDO COMIENZO
ligión para los idealistas: la religión del arte. Por supuesto, un ar-
gumento de esa naturaleza no podía expresarse explícitamente, pero
todos los lectores de Chernishevski sabían qué estaba en juego cuan-
do, como Marx ya lo había hecho con Hegel por motivos muy similares,
rechazó el modo de ver de los idealistas y, por así expresarlo, hizo
que el arte pusiera los pies sobre la tierra.
Los idealistas estéticos (Hegel y F. T. Vischer) consideraban el
arte como una función del deseo humano de enmendar las imperfec-
ciones de la naturaleza en nombre del ideal. Chernishevski, aportando
el punto de vista opuesto, afirmaba categóricamente que "belleza es
vida'', y que la naturaleza, lejos de ser menos perfecta que el arte,
constituía la única fuente de placer verdadero, y era infinitamente
superior al arte en todo sentido. De hecho, el arte existe únicamente
porque le es imposible al hombre satisfacer siempre sus requerimien-
tos reales. Por consiguiente, el arte es útil, pero sólo como un subs-
tituto mientras lo genuino se obtiene. "La imaginación construye
castillos en el aire - escribe con sarcasmo Chernishevski- cuando
el soñador carece no solamente de una buena casa, sino de una ca-
baña tolerable." 4 Por lo tanto, la función del arte es la de servir
como "un manual para aquellos que están empezando a estudiar la
vida. [Su] propósito es el de preparar al estudiante para leer en las
fuentes originales, y posteriormente el de servir como libros de con-
sulta de vez en cuando." 5 Al subordinar el arte a la vida y a sus
exigencias reales, era notorio que Chernishevski estaba diciendo al
artista que su principal tarea era la de satisfacer las necesidades so-
ciales del momento -cualesquiera que estas necesidades pudieran
ser en opinión del crítico-. También es patente que si las ideas
de Chernishevski resultaban aceptadas, al arte se le despojaría de
todo valor independiente, se le privaría de su categoría. "Llegados a
este punto -como ha observado René Wellek-, la estética ha lle-
gado a su nadir; o, más bien, se le ha solicitado que se suicide." 6 *
viado y permitirle que usara la propia? Pensé, pensé sobre el tema, y llegué
a la conclusión de que era mejor para él portar la artificial." A esto su interlocutm
le responde festivamente: "¡Quizás porque el arte es mejor que la naturaleza. tío!"
(v. 2: p. 318; también p. 517).
10 DMI, p. 439; 10 de abril de 1858.
TIPOS "DÉBILES Y FUERTES" 353
réplica notable que apareció en esa época fue entregada por el inse-
parable compañero y alter ego de Turguenev, el crítico literario P. B.
Annenkov. En un artículo denominado "La persona débil como tipo
literario", Annenkov no intenta refutar a Chernishevski y ni siquiera
discutir con él. Más bien analiza el problema de por qué la persona
débil se ha convertido en una figura tan importante en la literatura
rusa. Acepta Annenkov que el personaje de Turguenev es moralmen-
te débil e indeciso. Fue mucho mejor para la enamorada Asya no
haberse comprometido con su cobarde pretendiente, que era incapaz
de entregarle la misma sincera pasión que ella manifestaba. No
obstante, Annenkov continúa diciendo, si los escritores rusos mues-
tran una preferencia tal por una persona débil como héroe literario, se
debe (como una ojeada a la historia rusa lo comprobará) a que siem-
pre parece que los llamados personajes vigorosos (tselni) -los que
actúan natural y espontáneamente-, al comportarse así, liberan los
aspectos peores y más egoístas de la naturaleza humana. La persona
débil en la cultura rusa, alega Annenkov, tiene esta característica
porque siente el peso de los valores culturales de la humanidad
y de la civilización, y está moralmente desgarrada por el problema
de intentar vivir de acuerdo con dichos va'.ores. Digamos lo que
digamos para criticarlo, "en la naturaleza de este individuo [débil]
existe una cualidad sobresaliente: es capaz de comprenderse a sí
mismo y, cuando la ocasión lo requiere, de reconocer la pobreza de
su substancia moral." 17
No es ésta la única virtud que Annenkov encuentra en la persona
débil. Cualesquiera que sean sus otros defectos, este tipo también ha
desempeñado un papel social muy importante. "¿No era éste [indi-
viduo débil], entre otras cosas, uno de los primeros partidarios, y
por ello sujeto a sospechas, de las ideas de bondad que ahora reco-
nocemos incondicionalmente como buenas? Debemos aceptar que él
no sabía cómo lidiar con las circunstancias, que sus pasos no eran
firmes, que tenía el aspecto de un niño sedentario al que jamás ha-
bían enviado a la escuela para que hiciera ejercicio, pero que no
estaba desprovisto completamente de cualidades. La educación le
proporcionó muy pronto la capacidad de comprender el sufrimiento
Estoy muy enojado, amigo mío -le escribe Dostoievski-, por tu res-
puesta ante la novela de Turguenev. De acuerdo con eso, ningún ar-
tista se atrevería a delinear a ningún tipo representativo de una es-
pecie particular de gente, de una determinada clase de la sociedad.
Todos los personajes tendrán su etiqueta. Y ¿por qué es tan fácil
la vida para el búlgaro, quien está consagrado a la magna tarea de li-
berar a su patria? No sé si él cree que la vida es tan fácil ... , pero me
gustaría vivir tal existencia. Un temperamento intuitivo, vigoroso (tselni)
[el original viene en cursivas] que no está subordinado al análisis
ni al proceso de reflexión, que no ha quedado atrapado en las
365
'366 SEGUNDO COMIENZO
a menudo, deberá ser porque carezco del talento para hacerlo mejor,
y no por falta de cuidado e inconstancia. Por esto, viendo que mi
novela está adquiriendo proporciones gigantescas, que está resultando
excelente, y que era necesario, absolutamente necesario (por dinero)
terminarla rápidamente .. ., empecé a titubear. Nada es más triste
que tal titubeo a la mitad de una obra. Vehemencia, voluntad, en er-
gía ... , todo se termina de pronto." El resultado de esto fue que
Dostoievski le informó a su hermano que "la novela entera, con todo
el material para ella, se encuentra empaquetada dentro del baúl" .7
En lugar de proseguir con esta obra extensa, Dostoievski comunica
a su hermano que decidió concentrarse en otros dos proyectos. Uno
es un "relato corto'', el cual, en ese m omento, pensaba enviarlo a una
revista relativamente nueva, El Mensajero Ruso, dirigida por Mijail
Katkov. Antiguo miembro de la pléyade de Belinski, conocido como
liberal occidentalista, y con simpatía para con los ingleses, Katkov
pronto cambiaría de actitud y se volvería m ás conservador. En efecto,
su revista estaba destinada a conver tirse en el más importante órgano
antirradical durante todo el resto de la existencia de Dostoievski, y
también tendría el honor de publicar la m ayoría de las grandes no-
velas, incluyendo las propias, que proporcionaron a la literatura r u sa
de ese periodo un renombre mundial. Ya habían hecho a Dostoievski
una invitación, por medio de Aleksei Pleshcheev, para colaborar en
esta revista, y el novelista había aceptado.
No se sabe con seguridad si este "pequeño relato" está relacionado
con alguno de los dos que Dostoievski escribió realmente entre 1858
y 1859. Puede haberse estado refiriendo a lo que ulteriormente se
convertiría en El sueño del tío. "Después de terminarlo -prosigue
comentando Dostoievski- escribiré una novela sobre la vida en
Petersburgo, al estilo de Pobres gentes (pero la idea es incluso mejor
que Pobres gentes). Hace ya tiempo que empecé estas dos cosas,
y están parcialmente escritas. No presentan problemas ... " 8 Esta idea
de una novela sobre la vida en Petersburgo sin duda está relaciona-
da con la obra que, cinco años después, se convertiría en Humillados
y ofendidos.
Al comenzar el año nuevo habían sido abandonados todos los
para que quedara listo para ser publicado. "En mi novela grande
-escribió- hay un episodio totalmente terminado. En sí mismo es
muy bueno, pero perjudica al todo. Quiero quitarlo de la novela. Más
o menos tiene la extensión de Pobres gentes, pero su contenido es
cómico. Posee nuevos personajes." 11 Aparentemente Dostoievski se
refiere a la "novela humorística" que había mencionado a Maikov
tiempo atrás, en 1856 -la obra que había iniciado como pieza teatral
(komediya), pero que, como las aventuras del personaje central le
habían agradado tanto, la había convertido en novela.
Como de costumbre, Dostoievski calculó que era menor el tiempo
que necesitaría para preparar la obra para su publicación ; o tal vez,
para hablar con más precisión, exageró el grado en el que su idea
creativa había adquirido la forma literaria final. Había tenido la es-
peranza de poder enviarla para septiembre de 1858, y se disculpa
con Mijail por h aber fallado, explicándole que su enfermedad lo
había mantenido lejos del escritorio. "El mes pasado tuve cuatro
ataques, lo que nunca me había ocurrido antes, y casi no trabajé.
Después de mis ataques me encuentro durante cierto tiempo en un
estado de abatimiento y melancolía, y me siento completamente ani-
quilado." 12 Proseguir la labor con El sueño del tío también era di-
fícil, porque Dostoievski lo escribió con repugnancia interna. "No
me gusta, y me entristece verme obligado a aparecer otra vez ante
el público en forma tan miserable. Lo más triste de todo es que estoy
obligado a aparecer así ... Pero ¿qué se puede hacer? No se puede es-
cribir lo que se quiere escribir, y se escribe algo sobre lo que ni siquie-
ra se desea pensar, si no se necesitara dinero .. Y debido al dinero me
veo obligado a inventar relatos intencionalmente. Ser un escritor ne-
cesitado en un oficio asqueroso." 13
Para hablar con toda propiedad, si hemos de creer en lo que
dijo Dostoievski en su carta anterior, de ninguna manera El sueño
del tia había sido inventado impulsivamente, tan sólo para cumplir
con La Palabra Rusa: había formado parte de la "novela humorística"
en la que había trabajado con tanto placer. De todas maneras, la
contradicción revela que el relato se había convertido en una carga
muy pesada.
11 Pisma, v. 2: p. 529.
12 !bid., p. 593; 13 de septiembre d e 1858.
13 !bid., pp. 594-595; 13 de diciembre de 1858.
PROYECTOS LITERARIOS 373
14 P isma, v. 2: p. 594.
15 ibid., v. l: p. 241.
16 Ibid., v. 2: p. 589.
17 lbid., v. 1: p. 246; 9 de mayo de 1859.
374 SEGUNDO COMIENZO
21 Pisma, v. 2: p. 593.
22 Ib id ., v. 1: p. 255; 1 de octubre de 1859.
23 DVS, v. 1: p. 323.
376 SEGUNDO COMIENZO
378
LAS NOVELAS SIBERIANAS 379
4
'demasiado bufo"', y observó que "no hay un solo personaje vivo"
en La aldea de Stepanchikovo, salvo uno de los dos protagonistas, el
-coronel Rostanev. Su apreciación final de esta obra, expresada a Ale-
jandro Milyukov con la petición de que no se la transmitiera a
Dostoievski, fue que "todo esto está falsificado, es artificial, terri-
blemente pomposo". 3
Como podemos observar, estas críticas no se refieren al contenido,
·sino a la forma literaria. Aunque quizás impliquen asimismo un jui-
.cio sobre el contenido, es conveniente considerarlas por su valor ex-
plícito. ¿Por qué estas obras produjeron tal impresión en un lector
.tan bien intencionado? Principalmente, según mi parecer, porque la
técnica que utilizó Dostoievski entró en conflicto con las normas que
·en ese entonces prevalecían en la prosa rusa. Estas normas habían
sido establecidas por la influencia dominante del "bosquejo fisioló-
:gico" durante el decenio 1840-1849 (estudios con color local de los
tipos sociales), el cual subrayaba la descripción del carácter y del me-
dio, y no la acción narrativa. Los novelistas rusos más importantes
·<le mediados del siglo xrx empezaron con tales bosquejos, o fueron
n otablemente influenciados porque éstos estaban de moda entre los
.escritores de la escuela naturalista que se desarrolló bajo la in-
fluencia de Belinski. Posteriormente, sus novelas continuaron te-
n iendo la más sencilla de las tramas, y retuvieron la importancia
-concedida a la descripción del personaje mediante incidentes enlaza-
dos entre sí por los acontecimientos de la vida ordinaria, triviales
en su m ayoría. (Incluso si las circunstancias no eran comunes, como
·en los Relatos de Sebastopol, de Tolstoi, eran tratadas como si no
fuesen extraordinarias en lo absoluto.) Las primeras obras de Dos-
toievski se ajustaron a esta tradición de la prosa rusa, a pesar de
·que se pueden encontrar huellas, en a~gunas de sus narraciones,
de una mayor manipulación en la trama que la que se acostumbraba.
Y la preferencia que tenía Dostoievski por pintar personajes en
momentos de grave conflicto y crisis en sus vidas crea siempre cierto
grado de tensión narrativa. No obstante, el propio Dostoievski, en
Pobres gentes, en El doble y en otras obras, había parodiado la moda
<le las novelas góticas y de aventuras, sensacionalistas y con una trama
p letórica de acción, que habían sido desplazadas por la escuela na-
t uralista.
3 Citado en PSS, v. 3: p. 505.
LAS NOVELAS SIBERIANAS 38r
" Son todavia patentes las huellas de la forma original de comedia en El sueño del
tío, en especial en el comienzo del capítulo 3: "Son las diez de la mañana. Nos
encontramos en la casa de Maria Alejandrovna, ubicada en la calle principal. Estamos
en el cuarto que la señora de la casa llama su salón. María Alejandrovna posee también
su camarín. El piso del salón tiene colores apropiados, y las paredes, papel pintado
muy agradable, encargado exp1·esamente para el salón. En los muebles, muy toscos,
pr iva el color rojo. Hay una chimenea abierta; sobre la repisa de ésta, se encuentra un
espejo. Ante el espejo, un reloj de bronce con un cupido de muy mal gusto" (v. 2:
384 SEGUNDO COMIENZO
p. 403). Prosigue un tanto este pasaje con similar estilo, y describe a los personajes
como parte del escenario.
Estas páginas son tal vez los remanentes de un borrador intermedio, que contiene
en parte direcciones de escena, y en parte narrativa. Es significativo que se inicie el
capitulo en tiempo presente y cambie después, sin explicación alguna, a una narra-
ción en tiempo pasado. En apariencia Dostoievski se encuentra indeciso. No sabe
cómo dirigir exactamente la transición entre el presente de la comedia y la forma
narrativa.
LAS NOVELAS SIBERIANAS 385
vado? ¿Por qué yo soy muchas veces malvado, cuando es tan es-
pléndido, tan agradable ser bueno?" (v. 3: p. 161; el texto no contie-
ne letras cursivas) .
Me parece que en este punto de la narración Dostoievski desea
que el lector sienta la evidente diferencia entre las efusiones del co-
ronel y la irónica recitación de benevolentes trivialidades que hace
el narrador -trivialidades que ya han sido usadas en las principales
intervenciones de Fomá- ; pero en vista de que la diferencia es más
sugerida que expresada con claridad, el matiz en las reacciones de
ambos no ha atraído la atención de los comentaristas. Lo que distin-
gue las dos actitudes es que, en el caso del coronel, su espontánea
simpatía por su prójimo entraña de inmediato la impresión de su
propia debilidad y falibilidad humana. No puede encontrarse nada
similar en el humanitarismo de la escuela natural, la cual contiene,
por !o contrario, una autocomplacencia latente, una implícita actitud
de superioridad y de protección a los "caídos'', quienes, por supuesto,
deben ser "buscados y levantados." *
Ciertas pruebas adicionales de tal interpretación pueden ser to-
madas del breve epílogo, en el que Dostoievski hace comentarios sobre
la misma altruista actitud que muestra Nastenka. Es ella quien man-
tiene reprimido a Fomá después de su matrimonio con el coronel.
Empero, el narrador hace notar que a pesar de todo Nastenka per-
donó a Fomá debido a la felicidad que sentía. "Además, creo que
ella, seriamente y de todo corazón, adoptó la creencia de mi tío en
"' K. Mochulski ha llamado la atención sobre otra faceta de la respuesta del coronel
en esta parte del relato: su himno a la naturaleza. Inmediatamente después del co-
mentario sobre su maldad, el coronel dice: "Sin embargo, observen qué sitio tan
glorioso es éste . .. ¡Qué escenario! ¡Qué cuadro! ¡Qué árbol! Miren: casi no pueden
rodearlo con sus brazos. ¡Cuá nto vigor! ¡Cuánto follaje! ¡Qué sol! ¡Cuán alegre
está todo, limpio después de la tormenta!. . . Se podrla pensar que hasta los árboles
entienden todo, que sienten y gozan de la vida ... Esto es indiscutible, ¿eh? . . . ¡El
creador es maravilloso, maravilloso!" (v. 3: p. 161).
En forma correcta Mochulski conceptúa este parlamento como la prefiguración
del "himno desde el subsuelo" de Dimitri Karamázov en la parte 1v, capítulo 4, de
Los hermanos Karamázov. Tal "estática" percepción de la naturaleza representa una
característica importante de la sensibilidad de Dostoievski; pero el uso de ésta en
La aldea de Stepanchikovo es puramente secundaria, y en mi opinión, temáticamente
menos importante en esta etapa de la carrera de Dostoievski que la afirmación que
el coronel hace respecto a que pertenece a las filas de los pecadores. K. Mochulski:
Dostoevsky, His Life and Work [Dostoievski, su vida y su obra], traducido al inglés por
Michael A. Minihan (Princeton, 1967), pp. 177-178.
410 SEGUNDO COMIENZO
2 Pisma, v. 1: p. 271.
3 lbid ., p. 254; 22 de septiembre de 1859.
414 SEGU ND O COMIENZO
pado por otros planes, los que enuncia con entusiasmo a Mijail que
son "definitivos", pero unos cuantos días después éstos también son
cambiados por otros. Lo que deseaba descubrir, y desesperadamente
necesitaba encontrar era una idea que con seguridad provocara una
conmoción literaria y atrajera la atención del público, lo que incre-
mentaría su prestigio y el valor monetario de sus obras. El primer
día de octubre de 1859 afirma a Mijail que "después de maduras
reflexiones" decidió retornar a la "novela grande" que antes había
hecho a un lado con tanto pesar. Una vez más subraya su carácter
"ideológico". "Es una novela con ideas -le escribe-, y me pondrá
de moda." En la misma carta se refiere asimismo a El doble, y pone
otra vez de manifiesto sus frenéticos anhelos por volver a ser acla-
mado por el público lector. "Cuento con interesar a la gente, e in-
cluso con interesarla en alto grado", comenta con respecto al plan de
revisar su anterior relato y volver a publicarlo con un prólogo. "En
pocas palabras: le estoy declarando la guerra a todos (y, al fin y al
cabo, si no reviso ahora El doble, ¿cuándo lo haré?)".* 13
A pesar de ello, nueve días después lo encontramos cavilando de
nuevo sobre el rechazo que había hecho Katkov a La aldea de Ste-
panchikovo, y prohijando una nueva línea de conducta inspirada
por sus reflexiones. "Es verdad, la novela [Stepanchikovo J carece de
efecto externo", dice, tratando de desentrañar el significado de
los titubeos de Nekrasov en aceptarla. Anuncia que para remediar
este defecto, ha decidido con firmeza emprender en el acto la redac-
ción de la futura obra La casa de los muertos -un proyecto cuyo
"efecto externo" es inmediatamente manifiesto, y el cual, además, le
permitirá aprovecharse de la simpatía que le provocaba al público
lector un exiliado político que había retornado-. "Estos Apuntes de
"' ¿Por qué suponía Dostoievski que al revisar El doble y agregarle un nuevo prólogo
estaría "declarándole la guerra a todos"? Tal afirmación sólo puede refe rirse a que
su intención era escribir el prólogo, y que la imparcial belicosidad que tendría éste
tendería a fortalecer la especulación mencionada anteriormente (véase página 359).
Si, como damos por sentado, en el prólogo hubiera adoptado una postura en la contro-
versia Chernishevski-Annenkov sobre los tipos "débiles" y "fuertes", no habría estado
de acnerdo con ninguna de las dos partes. Es probable que Dostoievski pudiera haber
favorecido a los tipos "débiles", como lo hacía Annenkov, pero también habría com-
partido la burla de Chernishevski por la personificación de éstos como gente rica
y culta. Por lo tanto, se hubiera hallado declarándole "la guerra a todos" al adoptar
un punto de vista totalmente autónomo.
13 Pisma, v. 1: pp. 256-257.
REGRESO AL HOGAR 421
431
432 fNDICE ANALfTICO
dales del ejército): 36, 112, 113, 127, 286, 353, 364, 373, 378, 379, 379n,
133 380, 393, 397, 399, 402, 404, 406, 408,
Dednicki: 214n 409n, 418, 420
-Russia, Poland and the West, 214n (Tatiana Ivanovna, 397, 402, 404n,
Denisov: 365 Korovkin, 408, Nastenka, 397, 402,
derechos civiles: 84 409, 410, Fomá Fomich Opiskin,
despotismo: 122 248n, 376, 393, 394, 395, 398-404, 404n,
determinismo: 252 405, 405n, 406, 407, 409, coronel Ros-
Dickens, Charles: 167, 346, 367 tanev, 380, 393, 394, 397, 398, 399,
-David Copperfield, 129 400, 403, 404, 404n, 406, 407, 408,
-Los papeles póstumos del Club Pick- Yefimov. 398, 403, Yezhevikin, 397)
wick, 129 -Amor en primavera, 418
(Pickwick, 129) -Apuntes de invierno de impresiones
Dios: 48, 49, 57, 72, 93, 175, 180, 184- de verano, 429
186, 189, 205, 217. 221, 233, 235, 264, -A puntes Siberianos, 127
265, 284, 285, 287, 288, 306 349 -Apuntes del subsuelo: véase Memo-
Dobrolivbov, Nicolás: 347, 348, 348n, rias del subsuelo
363. 375, 427, 428 -Apuntes de un convicto: véase Me-
Dolgoruki: 414 morias del subsuelo
Dolgorukov, V. A.: 35, 36 -Carta abierta a Pisemski, 322
Dolinin, A. S.: 28n, 35n, 246n, 311 -Cartas del inframundo: véase Memo-
-F. M. Dostoevsky v Vospominaniyaj rias del Subsuelo
Sovremennikov, 28, 28n, 36n, 37n, -Cartas sobre arte, 249, 335, 352, 366
39n -La casa de los muertos, 107, 119, 127,
Donskoi, príncipe Dimitri: 109 129, 131, 134, 138, 143, 144, 148,
Dorotyskaya-Liubimova. V.: 128n 149, 150n, 155, 157, 158, l64n, 165,
Dostoievski, Aimée: 309n 168, 170, 175, 178, 179, 180, 191, 194,
-Fyodor Dostoevsky, 309n 197, 204, 206, 215, 216, 219, 219n,
-Ogonek, 128n 220, 221, 222, 228, 234, 236, 245, 259,
Dostoievski, Andrei: 29, 29n, 30, 31, 32, 260, 286, 332, 381, 417, 420, 421, 429
32n, 33, 34, 35, 35n, 36, 41, 120n, 259 -Confesión, 421, 422
Dostoievski, Anna: 98n -Un corazón débil, 359
-Reminiscences, 98n -Un corazón insensible: véase Pobres
Dostoievski, Bárbara: 312 gentes
Dostoievski, Fedor Mijáilovich: passim:
-Un cuento de la niñez: véase Un
alteración nerviosa: 39, 40, 41, 42, 52,
94, 118, 135, 136, 177, 178, 297; ase- pequeño héroe
sinato de su padre, 122, 144, 308n; en- -Crimen y Castigo, 160,, 208, 212, 220,
fermedades, 42, 43. 97, 125, 135, 178, 238n, 250, 261, 291, 421
263, 280, 28ln, 297, epilepsia, 12, 120, (Marmeladov, 261, Katerina Ivanov·
122, 123, 177, 178, 280n, 282n, 309, na Marmeladova, 291, 404n, Niko-
310, 311, 366; castigo, 119, 120, 121, lai, 161, Porfirio Petrovich, 160, Ras-
223, 232, 247, 259; correspondencia, 10, kólnikov, 48, 63, 64, 175, 212, 220,
11, 43-52; deplorable gusto literario, 404n, 421, Razumijin, 160, 250, So-
33n, 45; librepensamiento, 62, 63, 64, nia, 261, Suidrigailov, 162, 162n)
65, 68; "regeneración de mis convic- -Diario de un escritor, 58, 58n, 113,
ciones", 10, [17] , 57, 108, 131, 157, 170; 131 , 132, 170, 171, 339
segunda esposa, 27, 39, 40, 301; vani- (el campesino Marey, 170, 171, 173,
dad, 51, 340 175, 178, 179, 180n, 190, 191)
Dostoievski, F. M. -Los endemoniados, 21, 79, 269, 383,
-El adolescente, 48, 209 (Makar Iva- 417 (Von Lembke, 269)
novich, 209, Versilov, 48) -El eterno marido, 394n,
-La aldea de Stepanchikovo, 223, 248n, -El Doble, 33n, 48, 143, 320, 341, 359;
434 ÍNDICE ANALíTICO
360, 362, 380, 395, 416, 417, 420, 97n, 128, 138, 143, 261, 268, 292, 295,
420n 302, 336, 339, 369, 372, 373, . 380,
(Golyadkin, 143, 360, 362, Yefimov, 390, 398, 407, 416
395) (Bykov, 296, 340, Makar Devushkin,
-Evgenio Onegin, 391 (Evgenio, 391, 51, 143, 292 , 398, 407, Bárbara Do-
Tatyana, 391) broselova, 51, Pokrovski, 261, 390)
-Fatun, 417 -Polnoe Sobranie Sochinenii, 15, 43n,
-Los hermanos Karamázov, 46, 160, 83n
252, 261, 368, 383, 402, 409n (Kate- -El sepulcro de los vivos: véase La
rina lvanovna, 261, Alyosha Kara- casa de los muertos
mázov 279, Dimitri Karamázov, 160, -El Sueiío del T ío, 286, 333, 35ln,
161 , 208, 409n, Iván Karamázov, 43n, 369, 372, 373, 374, 379, 382, 382n,
401, 402, Smerdiakov, 401, padre Zo- 384, 387, 388, 392, 393, 406
sima, 252) (Maria Alejandrovna Moskaleva, 382,
-Una historia común, 56n, 383, 38311, 384, 385, 385, 386n, 387,
(Pedro Aduev, 56n) 390, 391, Mozgliakov, 383, 387, 391,
-Humillados y ofendidos, 302, 304, 392, príncipe K., 388, 389, 392, Vasya.
369, 417, 419 390, 391, 407, Zina, 382, 383, 385,
(Nelly, 417, 429) 386. 387, 390, 391, 392, 407)
-El idiota, 39, 46, 90, 91, 93, 96, 280 , -Vida de un pecador, 368
281, 28ln, 282n, 404n, 419 -Vospominaniya, 29n, 32n, 33n, 35n
(hermanas Espanchin, 39, 92, Ippo- - T iempo, 423
lit, 43, prlncipe Mishkin, 39, 91 , 100, Dostoievski, Liubov: 308n, 309n
129, 281, 285, 286, 419) Dostoievski, Mijail: 29, 36, 40, 41, 42,
-Indiferencia e impresiones, 417 102, 137, . 226, 242, 243, 244, 269, 336,
-Un ladrón honrado, 141 413 , 415, 425, 426: correspondencia con
_;_Un ·marido celoso (un acontecimien- Feodor : 43, 44, 45, 46, 47, 49, 52, 95,
to extraordinario), 381 n 96, 97, 98n, 99, 100, 101, 107, 108, 123,
-El marido debajo de la cama: véase 128, 201, 245, 246, 248, 249, 250, 256,
Un marido celoso 258, 262, 263, 272, 293, 305, 306, 309,
-La mujer ajena (una escena calle- 31 0, 312, 313, 342, 343, 359, 366; 367,
jera), 38ln 368, 370, 372, 373, 374, 375, 376, 405n,
-Memorias del Subsuelo, 147, 14711 , 414, 416, 417, 418, 420, 422, 423, 424
357, 357n, 368, 404n, 408, 422, 429 Dostoievski, Varinka: 313
(Liza, 422) Dostoievski, Verochka: 313
-Neto tchka Nezvánova, 29, [41], 48, 53, Dresden (cllnica médica): 251
54, 268, 395, 398, 421 Droully, Jean: 246n
(Pedro Alejandrovich, 54, Alejandra - Études Slaves et Est Européennes,
Mijailovna, 54, Netotchka Nezváno- 246n
va, 48, príncipe X, 398) Druzhinin: 247, 248, 248n,' 354
-Noches Blancas, 53, 367n, 390 -Polinka Saks, 247
-Notas desde el subterráneo: véase Dubelt, Leonti Vasilevich: 30, 35, 37,
Memorias del Subsuelo 38, 274, 294
-The Notebooks far Crime and Pu- Dudkin, V. V. y Azadovski, K. M.: 219n
nishment, 162n -Literaturnoe Naledstvo, 219n
-La patrona, 48, 56n, 143, 359, 384, Dumas, Alejandro: 129
390 Durov, S'ergei: 36, 84, 89, 101, 108, llO,
(Karina, 143, Murin, 143, 384) 115, 119, 125, 129, 138, 144, 159, 153,
-Un pequeño héroe, 39, 52, 53, 55, 56, 164,. 164n, 165, 241, 277
88, 93, 248, 367, (Madame M., 54,
Señor M., 54, 55, 56, 56n) Edipo, complejo de: 8ln
-Pisma, passim Eichenbaum, Boris: ll, 357n
-Pobres gentes, 19, 38, 51, 70, 73, · _;_LeiJ Tolstdi, 357n
íl\'DICE ANALíTICO 435
ejército ruso: 10, 22, 84 Gasfort, F. X.: 269, 270, 293 , 303, 335
esclavitud: 28. 67 Gastaut, Henri: 280n, 28ln, 282n
escuela natural: véase naturalismo . -Fyodor Mikhailovich Dostoevsky's .ln-
eslavofilia: 70 voluntáry Contribution to the Symp-
eslavófilos: véase eslavofilia tomology and Prognosis of Ef>ilepsy,
España: 385-387 282n ·
especulación psicoanalítica: 10 Gazin: 138, 139, 146, 181, 203, 218
Estados Unidos: 177 Geibovich, A. I.: 412, 415
Europa: 21, 47, 65, 67, 76, 77, 109, 146, Gernet, M. N.: 32n
168, 264, 265, 276, 278, 319, 322, 327, -lstoriya Tsarkoi T iurmi, 32n
328, 329, 356, 386, 412, 429 Gesemann, Wolfgang: 219n
exilio: 103n, 132, 293, 294, 339, 355, 366, -Die Welt der Slaven, 2I9n
411, 426, 430 . Glaser. Gilbert H.: 12, 282n
exiliados antiguos: véase decembristas -American Handbook of Psychiatry,
282n ·
fe cr istiana: 102, 209, 265 Glazhievsk i: ·véase Dostoie,·ski, F. M.
Fedotov, G. P.: 231, 232n Gleason, Abbott: 33ln, 348n
-The Russian Religious J\!Iind, 232n -Young Russia, 33ln, 348n
Feodorovna, Emilia: 108 Godunov, Boris, 28, 109
Feuerbach, Ludwig: 348, 349 Goethe, Johann Wolfgan.g· von: 246,
Feval, Paul: 129 · 252n, 417
filantropía: 55, 56, 137, 187 -El aprendizaje y, ,las divagaciones .· de
Filatka y Miroshka (espectáculo satírico): Wilhelm Meister, 417
193 (Mignón, 417; El Harper, 417)
(F il a tka, 193) Gógol, Nikolai V.: 20, 72, 75, 278; 362,
Filipov, P. N.: 346 376, 382, 382n, 389, 394, 401, 404, 405,
Firestone, Biblioteca: 13 405n, 406, 407, 424
Fondo Literario: 164n .· -Almas muertas, 20, 72
Fonvizin: 69 -El capote, 20
Fonvizina, Natalia: 11 3, il4, 115, ·156, -El gabán, 407 (Akaki Akakiévich,
176, 223, 234, 235, 238n, 241 , 257 407)
formali smo ruso: 11 . -El inspector general, 382; 382n, 389
Fourier, Charles: 36, 66, 76, 103, 223 (Jlestakov, 389)
fouri e¡-ismo: véase socialismo utópico ~Testamento, 405, 406n
Francia: 20, 21, 65, 66, 76, 77, 114, 21 3, -Trozos escogidos, 72, 401, 404, 405,
264, 265, 319, 327 406, 407
Frank, Joseph: 13 · ·1 Goldstein, David: , 12
-Dostoievski, The Seeds of Rev·o1t, Golovinsky, Vasya k: 23, •25, 66, 79,
1821 -1849, 40n, 56n, 8ln; 94n, 123n, 413, 414
136n, 174n, 320n, 38 l n, 425n Goncharov, l. A.: 56n, 305, 306, 423
Frank, Marguerite: 13 -La fragata Palas, 306
Frantseva, M. D.: 11 3, 114, 114n, 115n, -Una historia común, 56n
-lstoricheskii Vestn ik, 114n, " 115n · Gorchakov: 114, U:>, 124, 129
Freud, Sigmund: 10, 8l n, 12Z, 186, 304 Granada (España) : 303, 386
Fridlender, G.: 219n · Granaderos Montados: 268 ·
-Dostoevskii i Mirovaya Literatura, Granjard, Henri: 334n
:219n -lvan Tourguénev et (t¡s courants pCY-
fund amentalistas: 176 litiques et soi;iaux de son temps,
334n
Gaceta de San Petersburgo, La: 263, Granovski, T. N.: 21
264, 318 Griboedov : 69, 389
Gagarin, P. P.: 35, 36 -La '.desgracia de tener demasiado in-
Garnett, Constance: 15, . 36n genio, 389
436 fNDICE ANALfTICO
Mensajero Ruso, El: 336, 369, 386n Nicolás I: 19-24, 36, 47, 64, 68, 81-84,
Mertsatov: véase Belinski 112, 249, 267, 273, 278, 287, 325, 329,
Mijailov, M. L.: 23, 344 332, 344, 371
Milvio, batalla del puente : 185 Niebuhr, R einhold: 102n
Milyukov, Alexander: 27, 29, 36, 37, 78, -The Nature and Destiny of Man,
102, 103, 138, 346, 380, 426 102n
Miller, Orest: 27, 27n, 38, 38n, 40n, 84n, Nietzsche, Federico: 158, 202, 219, 219n
86, 86n, 89n, 90, 90n, 91, 9ln, Illn, -Los endemoniados, 219n
112n -La voluntad de domin io, 219n
-Biografiya, Pisma i Zametki iz Zapis- nihilismo: 348n
noi Knizhki F. M. Dostoevskogo, 27n, Nikitenko, Alejandro: 16ln
38n, 40n, 84n, 86n, 89n, 90n, 9ln, -The Diary of a Russia n Censor, 161 n
llln, 112n Nikolaev, M. P. 345n, 412
Mirecki, Alexander: 165, 166, 181, 182, -N. G. Chernishevsky, Seminarii, 345n
184 Nikolaevna, María (hija de Nicolás I):
Mirsky, Jeannette: 12 249
Mochulski, K.: 406, 406n, 409n Nizhni-Novgorod, feria de: 412
-Doestoevsky, His Life and Work, Notas de la Madre Patria (revista) : 29,
406n, 409n 41, 46-48, 52, 246, 320, 336, 351, 367,
Moliere, Jean-Baptiste: 394 376, 404
-Tartufo, 394 Novalis (Federico Leopoldo von Hard-
Moloch (dios): 55 enberg) : 252n
Mombelli, N. A.: 88, 91
Monas, Sidney: 26n Oberfranc, Grechten: 12
-The Third · Section: Police and So- ocho ojos: véase Krivtsov
ciety imder Nicho/as l, 26n Odesa (Ucrania) : 164n
mongoles: 319 Oken: 252n
Mordasov: 382-385, 388-390 Omsk, Hospital Militar de: 120, 256
Moscovia (Rusia): 330n Omsk, prisión de: 114-116, 119, 121, 128,
Moscú (Rusia): 41, 49, 72, 96, 234, 300, 129, 141, 159, 163-165, 178, 211, 241,
308, 330n, 411, 427 249, 256, 269, 411
Moscú, Universidad de: 21 Orenburg, guarnición de: 344, 353
Moshkin: 51 Orlov, A. l.: 23, 24, 29, 218-220. 274
Mosse, ,'\'. E.: 300n Osnovski: 416
-Alexander II and the Modernization Ostrovski, A. N.: 247, 334, 362, 363
of Russia, 300n -La tormenta, 352
Muraviev, Nicolás: 426, 427 Ovsyaniko-Kulikovski, D. N.: 329, 329n
Muravyeva: 113 -Istoriya Russkoi lntelligentsii, 329n
Nabokov, l. A.: 33, 35, 36, 102 Pablo, San: [17], 173, 185, 237
Nabokov, Vladimir: 33n, 346n Palabra Rusa, La: 370-374, 416
-Lolita, 33 Palacio de lnYierno: 31
-The Gift, 346n Palestina: 213
-Speak, Memory!, 33n Palm : 23
Nápoles (Italia): 39 Palm-Durov, circulo: 29, 59, 60, 72, 78,
naturalismo: 408, 409 79
naturalismo sentimental: 104 Pugachev, sublevación de: 68
Nekrasov: 338-340, 340n, 341, 34ln, 342, Pushkin, Alexander: 69, 264, 267, 278,
346, 347, 351-355, 374, 376, 378, 379, 300. 356, 389, 392, 413
408, 420, 425, 426 -A los calumniados de Rusia, 264
-Polnoe Sobranie Sochienenie i Pi- -Conde Nulin, 389
sem, 340n -Eugenio Oneguin, 356
Neva, río: 30, 212 -Festín de Cleopatra, 278
fNDICE ANALfTICO 439
Rusia: 20, 21, 22, 26, 31, 49, 65, 66, 67 , Sebastopol (Ucrania): 59
71 , 7In, 76, 77. 82, 112, 113, 128, 166, Sebastopol, batalla de: 278
167, 168, 169, 171, 185, 193, 197, 201, Segunda Enseñanza, Instituto de: 262
209n, 211, 213, 213n, 214, 222, 234, Semenov, Pedro: 309
248, 257, 261, 264. 265, 273, 274, 276, Semenovski, Plaza: 82, 87, 93, 102, 267,
277, 300, 305, 309, 310, 318, 319, 321, 268
324, 325, 236, 328, 329, 330, 330n, 334, Semevsky, V. I.: 24n
335. 345, 345n, 356, 371, 379, 386, 395, Semipalatinsk (Kazakstán): 241, 256, 257,
411, 414, 415, 419, 423, 425, 428 259, 260, 262, 269, 270, 272, 273, 275,
rusos occidentalistas: 70, 7I n, 72, 145, 290, 293, 298 . 308n, 309-3ll, 317, 365,
146n, 170, 191, 212, 328 384, 413, 416
Russkaya Literatura: 51 n Séptimo Batallón de Combate del Cuer-
Russkie Zapiski : 24n, 82n, 83n po del Ejército Siberiano: 241, 263
Ruttembeck, Walter : 237n Sermón de la Montaña : 57
-Si\ren Kierkegaard, d er christliche Servicio Civil: 296, 304
Denker und sein Werk, 237n Servidumbre de los campesinos rusos:
20, 28, 31, 40, 66, 67, 70, 72, 81, 300,
Saint-Simon, Claudio: 78, 326 407
San Jorge, día de: 28 Shakespeare, William: 46, 167, 253 . 354,
San Petersburgo (Rusia): 19, 2ln, 22- 391, 394
25 . 27n, 30, 39, 76, 77, 82, 88, 98n, - Julio César, 253
102, 108, ll2, 123, 126, 147, l61n, l64n, -Hamlet, 361
193, 230, 242, 245 266, 269, 270, 276, Shaposhnikov, Pedro : 90
278, 293, 294, 296, 299, 3ll, 317, 337, Sharik, perro: 150
338 . 342, 345, 352. 353, 355, 363, 368, Shaw, J. Thomas: 15
369, 383, 391, 411-413, 415, 419, 423, -The Transliteration of Modern Rus-
426, 427, 429 sian for English Language Publica-
San Petersburgo, Universidad de: 24, 349, tions, 15
397 Shchedrin-Saltikov : 379, 383
Sand, George: 20, 137, 167, l93n, 194, -Bosquejos provinciales, 383
248, 335, 346 . 386n Shchegolev, P. S.: 23n
-Revue lndéndante, l93n Shestov, Lev: [17], 157, 157n, 158, 158n,
Sankt Pieter Burj: véase San Peters- 219n
burgo (Rusia) -Dostoevsky and N ietzsche, The phi-
Sara tov (Rusia): 346 losophy of Tragedy, [17] , 157n
Sargant, William: 176, l76n, 177, l77n -Essays in Rmsian L iterature, the
-Battle for the Mind , l77n, l78n Conservative View: Leontiev, Roza-
Savelyev, A. l. 136 nov, Shestov, 157n
Sazikov: 362 Shirinski-Shijma tor, príncipe: 21
Scott, Walter: 66 Siberia (URSS) : 10, 19, 22, 30, 31, 46,
-lvanhoe, 66 52, 59, 70, 95, 97, 100, 102, 107, 109,
Schelling, Federico Guillermo: 49, 221, 112, 113, 121-123, 127-129, 134, 138,
246n, 251, 252n 157, 165, 167, 171 , 175, 183, 204, 224,
-Naturphilosophie, 251 242, 245, 269, 274, 279, 284, 293, 307,
Schiller, Federico: 46, 167, 2.50n 327, 343, 366, 388, 395, 399, 414, 421,
-Historia de la guerra de los Trein- 426, 427
ta Años, 46 Skandin, A.: 259n
"schillerismo": 157 -Dostoievski v Semipalatinske, 259n
Schubert, Franz: 252n Sliwowska, Wiktoria: 24n
Schultz Staffel : 233n -Sprawa Pietraszwców : 24n
Schweitzer, Albert: 202n Smekalov: 196
-The Quest of the Historical Jesus, socialismo: 76-78, 328, 329, 345, 414
102n socialismo progresista: 137
1NDICE ANAL1TICO 441
Urbano II, Papa: 319 267, 268, 268n, 269, 269n, 270, 270n,
271, 27In,
Valijanov, Chokán : 276, 309, 412 -Vospominaniya O. F. M. Dostoevkom
Varsovia (Polonia): 24n v Siberii, 120n, 123, 123n, 20ln, 247n,
Vaska: véase Krivtsov 250n, 25ln, 254n, 257n, 262n, 266n,
Venturi, Franco: 346n 268n, 269n, 270n, 27ln, 272n, 273n,
-Roots of Revolution, 346n 274n, 275n, 277n, 278n, 279n, 287n,
Vergunov, Alejandro: 301-304, 307, 308, 296, 298, 299, 300, 301, 303, 304, 305,
308n, 309n 307, 308, 3II, 313, 314, 317, 335, 413,
Vico, Juan Bautista: 246 414
Vinogradov, V. V. : 51, 5ln, 405, 405n Wringel: 336
-Poetika Russcoi Literatury, 405n,
Vischer, F. T.: 350 Xenofobia: 168, 264, 324
Volinia: 167
Vonogradov, V. V.: 99n Yakovlev: 263, 264, 266
Yakushkin, Evgeni I.: 127, 128, 247, 365,
366-368, 373
Waclaw: 213
Yale, Universidad de: 282n
Walicki, Andrej: 193n, 328, 329, 329n
-Esmela de Medicina, 12
-The Slavophile Controversy, 193n,
Yanovski, S. D.: 40, 96, 413, 426, 426n,
329n
427
Wasiolek: 162
-Literaturnoe Nasledtvo, 426n
Wellek, René: 12, 350, 350n Yasnaya Polyana: 11
-History of Modern Criticism, 350n
White, Lancelot Law: 249n Zaborova, P. B.: 164n
-The Unconscious Before Freud, 249n -Russayaka Literatura, 164n
Woehrlin, William F.: 345n, 428n Zaehner, R. C.: 283, 283n, 285, 285n
-Chernyshevsky, The Man and the -Mysticism, Sacred and Profane, 283n
]ournalist, 345n, 428n 285n
Wolf, F. A.: 49, 50 Zagorsk: 412
Wrangel (familia): 270, 293 Zhdan-Pushkin: II4, ll5
Wrangel, Alejandro Yegorivich: 120, 201, Zhukovski, V. A. : 49, 135
20ln, 247, 248, 250, 251, 254, 256, 257, Zochowski, Z.: 209
257n, 260, 262, 263, 263n, 266, 266n, Zotov, baluarte: 33
fNDICE GENERAL
Prefacio . . 9
Transliteración de la edición en inglés 15
Abreviaturas 16
Primera Parte
I. Introducción . 19
II. El caso Petrashevski 23
III . El tesoro de la vida 39
IV. Listo, independiente, astuto y terco 58
V. El incidente en la Plaza Semenovski 82
Segunda Parte
KATORGA
Tercera Parte
PRIMER AMOR
Cuarta Parte
SEGUNDO COMIENZO
N!! 17 O6
La obra emprendida por Joseph Frank, profesor de
literatura comparada de la Universidad de Princeton,
se convertirá, en poco tiempo, en una de las obras
fundamentales para comprender, in extenso, la vida
y el trabajo de Dostoievski . El primer volumen de
una serie que el autor proyecta fue publicado por
el Fondo de Cultura Económica en 1984 con el tí-
tulo Dostoievski. Las semillas de la rebelión ,
1821-1849. Se refiere a los primeros años y la ju-
ventud del autor de Crimen y castigo.
En este segundo libro, Dostoievski. Los años de
prueba, 1850-1859, Frank aborda un periodo de-
cisivo en la formación del genio ruso: la época en
que su compromiso con la intelligentsia radical de
San Petersburgo lo llevó a ser detenido por la poli-
cía zarista, que lo sometió a la tortura de un fusila-
miento simulado, y su condena a pasar, por el
mismo motivo, cuatro años de prisión en Siberia,
seguidos por tres de enrolamiento forzoso en el ejér-
cito. Asimismo trata su tempestuosa relación con
la culta mujer que se convirtió en su primera es-
posa y que contribuyó a reorientado en dirección
a la literatura.
René Welle k, el estudioso de la literatura, aho-
ra profesor emérito de la Universidad de Yale, con- ~
sidera que este segundo libro mantiene el interés ~
y el nivel de excelencia del primero; así como gran :::
penetración en el análisis y percepción para juz- ~
gar los motivos y los sucesos que contribuyeron a U.
hacer de Dostoievski uno de los autores rusos más ·~
notables y a mantenerlo vivo en nuestro tiempo. Ó