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cidades, haste que topa con pared y sélo puede abrir- re hacia una gracia cuyos aleances desconoce y ante la cal xe derrumban sus conceptos. Hay un despojo de si-nube, noche oscure-, se atraviesa un desierto, une soledad radical que se aterman o anteceden el gozo, el amor, la Presencia interior definitiva que han deserito ‘la ver como vacto y como plenitud. Quienes recorren este camino dan cuenta, como ‘Carmen Nozal, de muchos parajes con su bellezay sus vicisitudes. Y siendo tan diferente cada trayecto, en algo han eoincidido los misticos de diversas épocas y tradiciones: no es un camino ficil, pero la recompen- sa, aun desde el principio, no tiene limites. Y vemos aqui cémo la autora da expresién a desazones, culpas y quebrantos; ala lucha ya perseverancia en el sendero, “como luna cabizbaja en un pozo”, lo mismo que al amor divino, "manantial de inagotable ealma’ El libra estéestructurado de una manera simétric La primera parte se llama “De la divinidad eon forma yla segunda, “De la divinidad sin forma”, yl eel mismo titulo en las dos. La primera se cite # una forma regular y recurre a métri~ cia de los poemas ‘as clasicas de la poesia castellana como son el soneto, Ia Lira, Ia décima, versos octosilabos. En la segunda, se procede con mis libertad, desde el verso libre o el poems en pros. Al cotejar las dos seeciones es posible advertir que en Ia primera parte hay un énfasis en una percepeién de Dios en si mismo, en eu propia forms (o no for sma) trateendente, podriamos decir, yen la segunda. se ‘busca la inmanencia divina en la naturales y las cosas: Dios pierde aqui ru forma propia (cualquiera que ésta sea) para hacerse presente en las formas de a creacion. ‘También se puede distinguir un rigor disciplinario, saeaso como un paraje érido, que recorre Ia primera parte ("Tratando de entender mi desvario / jurgabs Guramente tus acciones") que contrasta con la spon taneidad de Ta segunda: ("todo alli sonabs a profecia, ya micl sembrada sobre Ia piel del Manto, / » danza inmévil”). Tin estos versos de Carmen Nozal se hacen presen tes resonancias no s6lo de voces que Ia han antecedi- ddo en la lirica espaiiola y mexicana ~hay que recordar tos poemas de Concha Urquiza, Manuel Ponee y Javier Shelia, sino también de otros lugares y con otros ele~ mentos simb6licos, Hay referencias a las “easidas” de Ia poesia sufi, 1o mismo que a los “pies de loto” y a Vrindavan, de la poesia hinds, y al canto gregoriano {el eristianismo medieval. Y esto viene a dar cuenta, ‘una ver més, de la universaidad de este fenémeno. Los irandes temas que han ocupado a muchos seres en 5 ‘asqueda de Dios reaparecen aqui con la formulacion “inion y personal de la autora, que va a enriquecer eat tradiciones,

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