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Inrropucei6n IMAGINACION Y MOVILIDAD Los poetas deben constituir el estudio esen- cial del flgsofe que desea conocer al hombre. Jousern, Pensées. ‘Como muchos problemas psicalégicos, las investigacio- nes acerca de la imaginacién se ven turbadas por la falsa Iwz de la etimologta. Queremes siempre que {a imaginaeién sea la facultad le formar imigenes. es indy bien la facultad de defermar las imagenes sumi- nistradas por la percepeién y, sobre todo, la de librarnos de las imagenes primeras, de cambiar las imé- genes. Si no hay cambio de imfgenes, unidn in rada de imigenes, no hay imaginacién, no hay aceidn imaginante. ‘Si una imagen presente no hace pensar cu una imagen ausente, si una imagen ocasional no deter- mina una provisién de imagenes aberrantes, una explo- sién de imagenes, no hay imaginacién, Hay pe ly recuerdo de ung in, memoria familiar, Hibs de los colores las is. _E] vocable fundamental que Soreaponde a la imaginacion no es imagen, es iona- ginario. Fl valor de una imagen se mide por la exten- ién de su anresla imaginaria,: Gracias a lo imaginario, \y imaginacién es esencialmente abierta, evasiva. Es dentro del psiquisme humano la experiencia misma de la apertura, la experiencia misma de su novedad. Es- . mas que cualquier otra petencia, el psiquismo jumano, Como proclama Blake {segunda libro. profé- tic): “La imaginacién no es un estado, es la propia existencia humana.” Seni més facil convencerse de la 9 sicesseurerccmeten cine i ia mam verdad de esta muixima si s¢ estudia, como vamos a hacerlo sistemiticamente aqui, Ia imaginacidn literaria, Ja imaginacién hablada, la que, afin af lenguaje, forma cl tejido temporal de la espiritualidad y que, por consi guiente, se desprende de la realidad, ‘A la inversa, tuna imagen que abandona su prin cipio imaginario y se fija en una forma definitiva ad- quiere poco a peco los caracteres de la percepeién pre sente. Muy pronto, en vex de hacernos sofiar y hablar, nos hace actuar. Esto equivale a decir que una imagen stable y acabada carta fas alas a la imaginacién, Nas destrona de esa imaginacién sofiadora que no se encietia en ninguna imagen y a la que podriamos Tamar per ‘eso imaginacién sin imdgenes, lo mismo que reconace- mos un pensamiento sin imdgenes, Sin duda, en su vida prodigiosa, lo imaginario deposita imagenes, pero se presenta siempre como algo allende sus imagenes, esti Siempre un poco mas allé que cllas. El poem es ¢sen- cialmente una aspiracién a imdgenes nuevas. Corres- ponde a esa necesidad esencial de novedad que caracte- riza el psiquismo humano,’ ‘Asi el catdcter sacrificado por la psicologia de la imaginaei6n que no se ocupa mas que de la constitu- cién de las imdgeney es un caricter esencial, evidente, de todos éonocido: es la movilidad de las imdgenes. Lxiste oposicién —en el reino de la imaginacién coma en tantos otros dominios— entre la constitucién y la mo- vilidad. Y, come la descripeién de las formas es mis facil que la descripcién de los movimientos, se explica que li psicalogia se ocupe antes que nada de 1a primera tarea. Sin embargo, In segunda es la mis importante, psicologia completa, la imaginacién es, sobre todo, un tipo de mavilidad espiritual, el tipo de Ia movi- Jidad espiritaal mas grande, mis vivaz, m4s viva, Por lo tanto, ¢8 preciso anadit sistemdticamente al estudio de una imagen pacticular el de su movilidad, su fe: cundidad, su vida, ‘Tal estudio ¢ posible porque esa movilidad no es indeterminada. Con frecuencia la movi- 10 lidad de una imagen particular es una movilidad espe- Gifica. Entonees una psicologia de la imaginacién del movimiento deberia determinar directamente la movili- dad de las imagenes. Deberia inducir a trazar, para cada imagen, una verdadera grifica que resumiera su cinetismo, En esta obra presentamos un boceto de dicho estudio. Dejaremes, pues, de lado, las imagenes en reposo, las imagenes constituidas que ‘son ya palabras bien con- crctas. Haremos otro tanto can todas Jas imagenes cla: ramente tradicionales, como las imagenes de flores tan abundantes en él herbaria de los poetas, Con su toque convencional dan color a las descripciones. literarias Sin embargo, han perdido su poder imaginario. Hay tras imagenes completamente nuevas. Vive la vida del lenguaje vivo. Se las reconoce, en su lirismo activa, por na sefial intima: renuevan el corazén y el alma; dan “esas imagenes literarias— esperanza a un sentimiento, vigor especial a nuestra decisién de ser una persona, tonifican incluso nuestra vida fisica, El libro que las contiene es de sitbito para nosotros una carta {ntima, Desempefian un papel en nuestra existencia, Nos vi- talizan, Gracias a ellas, la palabra, el verbo, Ja litera- tura, ascienden a la jerarquia de la imaginacién cr dora. E1 pensamiento, al expresarse en uma imagen nu va, se entiquece enriqueciendo la lengua. El ser se hace palabra. La palabra aparece en la cima psiquica del Men ‘Se tevela como devenit inmediate da psiquisma humane, yComo encontrar una medida comin de esta invi- tacton a vivir y a hablar? Solamente multiplicando las experiencias de figuras literarias, de imagenes méviles, testituyend, segin el consejo de Nictesche, a cada casa su propia mavimiento, clasiticanda y comparando los diversos movimientos de imdgenes, contando todas las riqoezas de los tropos inducidos en torno de un voca- blo. A propdsite de toda imagen que nos impresiona debemos preguntar: Qué fuga linguistic desencadena lL csta imagen en nosotros? ¢Cémo la desentrafiamos del fondo demasiado estable de nuestros recuerdos familia- res? Para experimentar de veras cl papel imaginador del lenguaje, es preciso buscar pacientemente, respecto a todas las palabras, los descos de alteracién, de doble sentido, de metifora. De un modo mds general hay que revisar todas los descas de abandonar lo que se ve y lo que se dice en favor de lo que se imagina, Asi tendre- mos la oportunidad de devolver a la imaginacién su papel de seductora, Con ella abandonamos el curso inario de las cosas. (Pereibir e¢ imaginar son tan anti- téticas como presencia y auscucia, Imaginar es ausen- tarse, es lanzarse hacia una vida nuevas i A menude esa ausencia no tiene ley, ese impulso ca- rece de perseverancia, |El ensuefio se cantenta con trans- portamos a otra parte sin que podamas realmente vivir todas las imagenes del recorrido,) E sofiador va a la de- riva, Al verdadero poeta no le satistace esta imaginacién evasiva. Quire que la imaginacién sea un viaje. Cada poeta nos debe, pues, su invitacién al viaje. Por ella recibimos, en nuestra sct intimo, un stave empujén, el empujdn que nos conmueve, que pone en marcha el en- suefio saludable, el ensuefio verdaderamente dindmico. Si la imagen inicial estd bien elegida, se revela como el impulso hacia un sucfio pottico bien definido, a una vida imaginaria que tendré verdaderas Ieyes de image- nes suicesivas, tn auténtico sentido vital. Las imagenes puestas en serie por [a invitacidn al vieje adquiririn en su orden bien escogido una vivacidad especial que nos per- mitird designat, en los casos que estudiaremos detenida- mente en esta obta, un movimiento de la 1acin. Este movimiento no serd una simple metéfor expe rimentaremas cfectivamente en nosotros mismos, mas frecuentemente come un alivio, una facilidad para inva- ginar invigenes anexas, como el ardor en perseguir cl lne- 12 chicero ensueho, Un hermoso poema es un opie o un alcohol, Es un alimento nervino, Debe producir en nosotros una induceidn dindmica. ‘Trataremos de dar su justo plutalismo a la profunda frase de Paul Valéry: “EL verdadero poeta es el que inspira.” El poeta del fuego, el del agua y cl de la tierra no trasmiten la mis: ina inspitacién que el poeta del aire. Por esta razn el sentido del vigje imaginario es muy diferente segin los distintes poctas. Algunos se limitan a evar a sus Iectores al pais de lo puntoreseo. Quicren encontrar en otra parte to que vemos Gm tomo mest, Cargan y sobrecargan de belleza la vida habitual. No despreciemos ese viaje al pais de lo eal que a poco precio divierte al ser. Una realidad Hluminada por un poeta tiene al menos In novedad de una iluminacién nueva. Porque l poeta nas descubre un matiz fugaz, aprendemos a imaginar toda matiz como un cambio. S6la 1a imaginacién puede ver los matices; los capta al paso de un color a otro, jAcon- tece que en este mundo viejo habia flores que no supi- mos ver! Las vimos inal, porque no las vimos cambiar de matices. Florecer ¢3\desplazar matices, ¢ siempre tin movimiento matizado. El que observa en st jardin tedas las flores que se abren y se colorean tiene ya mil modelos para la dindmica de las imagenes. Pero la movilidad verdadera, ese movilismo en sf que 6 el mouilismo imaginado, no se suscita coma es de- bido con la descripcién de lo real, aunque sea la descrip- tion de un devemt de lo real, El autentico viaje de la imaginacién ¢ ¢l viaje al pais de lo imaginario, al do- minio mismo de éste. No entendemos por ello una de esas utopias que consiguen, de golpe, un paraiso @ un infierno, una Atlintida o una Tebaida. Nos interesar dl trayecta y nos describen la estancia. Ahora bien, Yo quc qucremes examinar en esta obra ¢s en verdad 1a in. inanencia de lo imaginario a lo real, es el travecto con tinue de Jo real a lo imaginatio, ‘Se ha vivido raramente la lenta deformacién imaginaria que la imaginacién 13 procura a las enssions No se ha comprendido bien el estado func lel psiquismo imaginante Si pudie- tan multiplicarse las experiencias de transformaciones de imagenes, se entenderia en toda su profundidad la abservacién de Benjamin Fondane (Faux traité d'esthé- tique): “Primeramente ¢l objeto no ¢ real, sino un buen conductor de lo real.” Li objeto poético, debida- mente dinamizado por un nombre pletérico de ecos, serd, segiin nosotros, un buen conductor del psiquismo imaginante. Para esta conduccién hay que lamar al abjeto poético por su nombre, su vieja nombre, din- dole su justo nimero sonaro, radedndolo de los resona- dores a los que va a hacer hablar, de los adjetives que prolongaran su cadencia, su vida temporal. zAcaso- no dijo Rilke (Cusdernos de Malte Laurids Brigge): “Para escribir un solo verso, hay que haber visto muchas ciu- dades, hombies y cosas, hay que conocer los animales, sentir cémo vuclan los pdjaros y saber qué movimiento hacen las florecillas al abrirse por la mafiana"? Cada ‘objeto contemplado, cada gran nombre murraurado, son el punto de partida de un ensuefio y de un verso, som un movimiento lingiitstico creador. Cudntas veces al borde de un pozo, sobre la vetusta piedra cubierta de helechas y-acederas silvestres, he murmurado el nombre de las aguas remotas, el nombre del mundo sepultads. . . Cuin- tas veces el universo, stbitamente, me ha contestado jObjetos mios, cbmo me hablasteis! Finalmente, el viaje a los mundos lejanos de lo imaginario no conduce bien un psiquismo dindmico si no adguiere ls spariencia de um viaje al pais de lo infi nito. En el reino de la imaginacién, a toda inmanencia se une una trascendencia. La ley misma de la expre- sién podtica consiste en rebasar el pensamiento. Sin duda, dicha trascendencia parece a menudo tasca, fic- tticia, quebrada, También, a veces, se precipita, cs ilusoria, evaporada, dispersa. Para el ser que reflexiona es un espejismo. Pero este espejismo faseina. Arrastra consigo una dinimica especial, que es ya una realidad 14 icoldgica innegable. Entonces podemos clasificar a Mos poctas haciéndoles la siguicnte preguata: “Dime cual es tu infinito y sabré el sentido de tu universo ges el infinita del mar o del cielo, el infinito de la tierra profanda @ al de la hoguera?” En el remo de ta inna ginacién el infinito es la regién donde aquélla se afirma como imaginacién pura, donde esti libre y sola, ven- cida y vencedora, orgullosa y temblando. | Entonces las imagenes s¢ lanzan y se pierden, se elevan'y se aplastan en su altura misma. )Entonces se impone el realismo de la irtealidad., Se comprenden las figuras por su trans- figuracién. La palabra es una profceia. /La imaginaciém es asi un més alli psicoldgico. ‘Toma el aire de un psi- uismo precursor que provecta su ser,/En nuestra libro | agua y fos sueftos hemos reunide muchas imigencs en donde la imaginacién proyecta impresiones intimas sobre el mundo exterior, Al estudiar en esta obra él psiquisme aéreo encentraremos cjemplos en que la ima- ginacién proyecta al ser entero, Cuando se va tan lejos y tam alto se reconoce une bien en estado de imagine cién abierta. La imaginacién entera, dvida de realida- des, de atmésfera, aumenta cada impresién con una imagen nueva. El ser se siente, como dice Rilke, en 1a vispera de ser escrito, “Esta ves voy a ser escrito. Soy la impresién que va a transpanerse” (Cuadernos de at. te Laurids Brigge). En esta transposicién, la imaginacién hace surgir una de esas flores maniquess que confunden os colates del bien y del mal, que transgreden las le yes mas constantes de los valores humanes. Se recogen esas flores en Novalis, Shelley, Edgar Poe, Baudelaire, Rimbaud, Nietzsche. Saboredndolas se tiene 1a impre: sién de que la imaginacién es una de las fuerzas de la audacia humana, y s¢ recibe un dinamismo innovador. I ‘Testaremos después de hacer una aportacién positiva a la psicologia de estos dos tipos de sublimacién: su- Is blimacién discursiva en busca de un mds alld y sublima- cién dialéctica en busea de un al lado. Talc cstudios son factibles precisamente porque los viajes imavinarias ¢ infinitos tienen itinerarios mucho mas regulares de lo que podria creerse, La arqueologia modetna ha mado “macho, coo afirme Fenaed Chapouthier. didéseuros al servicio de una diosa, con la cons- titucién de series regulares de documentos. La lenta vida de los objetos a través de los siglos permite interpretar su origen, Del mismo modo cuando se exa- minan series bien clasificadas de documentos psicalé- gicos, sorprende la regularidad de su filiacién; se com. prende mejor su dinamisma inconsciente. Asi también hin nuevo uso metaférico puede esclarecer la arqueo- logis del lenguaje. En este ensayo estudiatemos los mis evasivos viajes imaginarios, las estaciones menos fijas, imagenes con frecuencia inconsistentes y, a pesat de todo, veremas que esta evasién, esta flactuacién, esta inconsisteneia no se oponen a una vida imagina- tiva verdaderamente regular, Inclusa parece que todas estas faltas de coordinacién ofrecen en ceasiones un aspecto tan bien definido, que puede servir de esquema @ und coherencia de la mowilidad. De hecho, la manera como nos ¢scapamos de lo real descubre netamente nuestra realidad intima, Un ser privade de la funcién de io ireal es un ser tan neurdtico como el hambre privado de la juneién de lo real. Puede decitse que un _desorden en Ia fancién de lo imeal repercute en Ja funcién de lo real. Si la funcién de apertura, que es la que desempeiia propiamente la imaginacién, se efectia mal, Ia misma percepciéa no sera penetrante, Debera, es, buscarse una filiacién entre lo real y lo imaginaric. tari con clasificar bien la serie de fos documentos psicolégicos para conseguir esta filiacién regular. Esta regularidad sc debe a que somos Hevaclus, en la busqueda imaginaria, per materias fundamentates, ¢ elementos imaginarios que tienen leves de indole ideal tan seguras como las leyes experimentales, Nos 16 tomamos la licencia de recordar aqui algunos librillos recientes en los que hemos estudiado, con el nombre de imaginacién material, esta asombrosa necesidad de “penetiacion” que, mas alla de las seducciones de la imaginacién de las formas, se prapone pensar la mate- ia, sofiar la materia, vivir en la materia, o bien —lo que viene 3 ser lo mismmo— materializar lo imaginario, Nos hemes creido autorizades a hablar de una ley de las cualro imaginaciones materiales, ley que atribuye necesariamente a una imaginacién creadora uno de los cuatre clementos: fuego, tierra, aire y agua. Sin duda, pueden intervenit muchos elementos para constituic ung imagen particular. Hay imigenes compuestas; pero la vida de las imigenes es de wna pureza de filiacién mis exigente. Desde €] momento en que las imagenes se ofrecen en serie, descubien una materia prima, un ele mento fundamental, La fisiclogia de la imaginacién, mas arin que su anatomia, obedece a Ia ley de los cuatro elementos. iNo ts de temer una contradiccién entre nuestros antiguos trabajos y el presente estudio? Si la ley de las cuatro imaginaciones materiales obliga a la imaginacién a fijarse en una materia, la imaginacién zn eneontiard en ella una raz6n de fijeza y de monotonia? Exttonces seria indtil estudiar la movilidad de las imagenes Pero éste no es el caso, porque ninguno de los cua- tro elementos lo imaginames como cosa inexte, sino, por el contrario, cn su dinamismo especial: come cabeza de una seri¢ que arastra una clase de filiacién por las imagenes que la ilustran, Para emplear atin Ja maravi- Mosa expresién de Fondane, un elemento material es el principio de un dén conductor que presta continuidad 4 nn psiquismo imaginante. En fin, todo elemento que adopta con entusiasmo la imaginacién material prepara, para la imaginacién dindmica, una sublimacién especial, una trascendencia caracteristica, Suministraremos la prueba de lo que hemos dicho, a 1 largo de este en- sayo, siguiendo la vida de las imagenes a¢reas, Veremos 17 ue la sublimation aésea es la mds tipica sublimacion iscursiva, ya que tiene los peldafios mas cvidentes y regulares. Va seguida de una sublimacién dialéctica facil, harto facil. Parece que el ser que vuela rcbasa la mis- ma atmésfera; que un éter se le brinda siempre para que deje a sus pies el aire; que un algo absoluto perfecciona la conciencia de nuestra libertad, ;Es preciso subrayar que, efectivamente, en el reino de la imaginaciin, el epiteta mis cercano al sustantivo aire, es «l epiteto libre? El aire natural es el aire libre, Convendrd, pues, que redoblemos Ja cautela ante una liberacién mal ex- rimentada o vivida, ante una adhesin demasiado six ita a las lecciones del aire libre, del movimiento aéreo liberador. Trataremos de entrar en el pormenot de la prtcologia del aire, como antes hicimes a propésito de ia psicalogia del fuego y a psicologia del agua. Desde el punto de vista de la imaginacién material nuestra investigacién sera breve, porque el aire ofrece una mate- ria muy pobre. Pera, en cambio, con este elemento tendremas grandisima ventaja en cuanto atane a la ima. ginacién dinamica. En efecto, tratindoses del aire, el movimiento supera a la sustancia, Mas ain: cabe decir que sélo hay sustancia cuando hay movi pase adrea nos permitiri verifiear las etapas de a sublimacidn, Iv Para comprender exactamente los diversos matiees de esta sublimacién activa y particularmente la diferencia radical entre la sublimacién cinemétiea y la sublima- cidn verdaderamente dinimica, es ‘preciso advertir que el movimiento que efechia la vista no es dindmico. El movimiento visual continéa siendo puramente cinemi- tico. La vista sigue, de un modo harto gratuito, el mo- vimiento para ensefiarnos a vivirlo imtegramente, inte- riormente, Los ojor de la imaginacién formal, las in- tuiciones que perfeccionan las imgenes visusles, nos 18 orientan en sentido contrario de la participaciéa sus- tancial. Sélo una simpatia hacia una materia puede determina: una participacién realmente activa, que Ma- marianos con gusto una induceiém, si este termina no lo hubiera ya hecho suyo la psicologia del razonamiento. Sin embargo, seria cn la vida de las imagenes donde podria ensayarse una valuntad de conducir. Onicamente esta induceién material y dindimica, esta “duceiém" por la intimidad de lo real, puede agitar nuestro ser intimo, Nos cercioraremos de ello estableciendo entre las cosas y nosotras mismes una correspondencia material. Para conseguitlo tendremos que penctrar en esa regin que Raoul Ubac Hama exactamente el contra-espacio. “A la fimalidad prictica de los érganos exigida pot la imperiosa abligacién de las necesidades inmediatas corresponde tna finalidad poétiea que el cuerpo contiene en paten- cia. .. Importa persuadinse de que un objeto puede suce- sivamente cambiar de sentido y de aspecto segin que la llama poética lo alcance, lo consuma o ke respete” ("EI contraespacio", Messages, 1942, cuaderno I), Y po- niendo en accidn esta inversion del sujeto ¥ det objeto, Raoul Ubac nos presenta, en su Exercice de la pureté, “el envés del anverso”. Parece que halla asi una corres pandencia entre el espacio de tres dimensiones y el espacio intimo que Joe Bousquet llamé feltzmente “es- pacio sin ninguna dimension”, Cuando hayamos prac- ticade 1a psicologia del aire infinito, comprenderemos mejor que en él se borran las dimensiones y que toca- mos asi esa materia no dimensional que nos da la impre- sién de una absoluta sublimacién intima, Vemos, por ende, el interés que nos ofrece una Einfiihlung especializada, el beneficio que se obtiene al fundirse en una materia particular en vex de disper- sarse en on universe diferengado. Peditemos a los obje- tus, a las diferentes matcrias, a los “clementos", @ la vex su especiica densidad de ser y su exacta energia de transformacién y superacién, Y a los fenémenas ‘exigiremos leceiones de cambio, lecciones de movilidad 19 sustaneial, en resumen, una fisica permenorizada de la imaginaeion dindmica. Particularmente los fendmenos aéreos nos suministrarin indieaciones tan generales como importantes de alcance, de ascension, de sublimacién, Semejantes indicaciones debercmos situarlas con los principios fundamentales de una psicolegia que lama- remos muy de grado peicologia ascensicnal. Il eanvite ai viaje aéreo, si como conviene, el sentide del aleance, es siempre solidario de 1a impresién © efecto de tna ligera ascensién. Sentiremos entonces que hay movilidad de imige. nes en la praporcién en que, simpatizando por medio de la imaginacién dindmica con los fenémenos aérens, seamos conscientes de tn alivia, de una alegria, de wita ingravides, Una verticalidad real se presentani en el serio misnio de los fenémenos psiquicos. Dicha verti calidad no ¢s una metifora vana; es un principio de orden, una ley de filiacién, una escala a lo largo de Ia cual se experimentan los grados de una sensibilidad es- pecial. Finalmente la vida del alma, todas las emocio- nes sutiles y reprimidas, todas las esperanzas, todas los temores, todas las fuerzas morales que comprometen un Porvenit, tienen una diferencia vertical en tada Ja accp: cién matemstica del término, Bergson dice en La pen- sée et le mouvant (p. 37} que la idea de diterencial leibaiziana o mas bien la idea de fluxién newtoniana fue sugerida por una intuicién filoséfies del cambio y del movimiento. Creemos que se puede concretar inés ¥ que el eje vertical bien explorado puede ayudarnos a determinar la evolucién psiquica humana, la diferen: cial de valoracién humana. Para conocer a fondo Ia vida ulterior de las emo- ciones sutiles, la primera investigacién consiste, a nucs- tro juticia, en determinar en qué medida nos slivian o nos entarpecen, Es su diferencial vertical positiva o ne- gativa lo que designa mejor su eficacia, su destino psi- quico. Formularemos, pues, este primer principio de Ja imaginacién ascensional: entre todas las metdforas, lag 20 de altura, de clevacién, de profundidad, de rebajamion- to, de caida, son metdforas axiomdticas por excelencia. Nada las explica y lo explican todo, O, em forma més simple: cuando se las quiere vivir, sentir y sobre todo compararlas, se comprende qne Nevan un signo esencial ¥ que son mis naturales que todas las demas. Nos comprometen mas que las metiforas visuales, mis que cualquier imagen resplandeciente. Y, sin embargo, el lenguaje no fas favorece. El lenguaje, instruido por lag formas, no tiene facilidad para hacer pintorescas las wenes dindmicas de la altura, De todos modos csas Imagenes tienen un poder singular: dominan la dialée- tica dd entnsiasmo y de la angustia, La valoracién sertical es tat esencial, tan segura, sw_supremaela es tan indiscutible, que el espiritu no puede desviarse de para examinar los juegos dialécticos del vértiga v del prestigi., Meiremes [a importaneia de. un artojo de la actitud y de ln estatura, el arrojo de vivir contra la pesanter, de vivir “werticalmente”. Apreciaremos el sentido de ‘una higiene del enderezamiento, de la ele vacién, de la cabeza alta Esta higiene, esta cura de la veeticalidad y de las alturas imaginarias ha encontrado ya sn psicélogo y st prictico. lin trabajas harto mal conocides, Robert De soille ha tratado de calar, en psiquismos neaséticas, los reflejos condicionados que nes hacen asociar los valores de clevacion: la altura, la liz, Ta paz, Kn an capitulo especial, nos abligaremos a atraer la atencign sabre la obra de Desoille, que ha constituide para nosatros, en muchas partes de nuestro trabajo, una ayuda preciosa Por otto lado, no vacilaremos, en este capitulo Como en los otros, en tormar como pretexta unas observaciones psicolégicas para desartollar nuestras propies tesis acer- a de la metafisica de la imaginacidn, metafisica que asema por todas partes como nuestro fin confesado. Como hemes hecho para el fucgo con Hoffmann, y para cl agua con Kegar Poc y Swinbume, hemos ‘ereido poder, en lo que conciermne al aire, tomar un grat pensador y gran poeta como tipo fundamental, 27 Memos estimado que Nictesche ser el repr tante del complejo de fa altura, “Nos hemos impussts In tarea de reunir, en el capitulo quinto, todes las sim bolos que se unan naturulmente —por wna fatalidad pre piamente simbélica— a Ia dinimica de ascensiin. Ve Femes con qué facilidad, de qué medo tan natural, el genio enlaza el pensamicnto y la imaginacién; cémo, en un genio, la imaginacion produce el pensamiento —y no que el pensamnienta vaya a buscar oropeles en un almacén de imagenes. Para servimnos de la pasmosa clipsis de Milosz, diriamos de Nietzsche: "Superior domina.” Nos ayuda a dominar, porque obedece con ma fidelidad maravillosa a la imaginaeién dindmica de Ja altura, Cuando hayamos comprendido, en su enorme am- plitud, en su maximo alcance, el sentido dindmica de 4a invitacién af viaje de wna imaginacién aézea, podre. hugs tratar de determinar los vehfeulos imaginatios que se pueden agregar a los diversos objetos y fenémenos acreos. Mostraremas, en uma serie de breves capitulos, Jo que existe de a¢reo on las bien logradas imagenes del ‘ciclo azul”, de las “‘constelaciones”, de las “nnbes" de la “Via Léctea". Consagraremos también un capi. tulo més extenso al drbol aéreo para demostrar que una cosa de la Tierra puede ser sofiada siguiendo Ins prin- cipios de la participaciém aérca, Como hemos hecho en nuestro libro L'Eau et Jes réves (El agua y los suefios), donde aislamos los temas @el agua violenta, suministramos algunos datos sobre el aire violento, sobre los vientos enfurecides. Pero, con gran asombro nuestro, a pesar de lecturas tan abundan: tes como variadas, no hemos hallado muchos documen. tas pocticos a este propésito, Parece que una pottica de la tempestad, que es, en el fondo, tina podtica de cdlera, exige formas més vivas, diriames mis prdximas de To animal, que las de las nubes empnjadis por el huracin. La violencia, ¢s, pues, un caricter que no se aviene con una psicologia aérea, 23 El dinamisino aéreo es mas ordinariamente un di- namisma del soplo suave, Como hemos tomado casi todas nuestros documentes de los poetas, nes place volver, en el altime capitulo, sobre el problema de Ia inspiicin poetics. Hlemo> ‘dejado. pues, al mangen jas los problemas del aliento real, toda la psicologia de la respiracién que una psicologia del aire debetia naturalmente eximinac, Permanccemes, pues, en el do minio de la imaginacién. Incluso en lo que ataiie a la prosadia, no hemos intentado tratarlo de un todo cien tifico, En este dominio preciso, las penetrantes inves- tigaciones de Pius Servien han mostrado elaramente las correspondencias que existen entre las variacianes del alicnta y del estilo. Nosotres hemos creido que nus podiamos situ en un panto de vista decididamente metaférica, ¥en unas paginas titoladas “La declamacién, muda” hemos tratado de mostrar la animacién que reci- be al ser cuando se somete, en cuerpo y alma, a los de minantes de la imaginacién aérea. Despuds de tan distintos esfuerzos, habia que termi nar. Pero hemos creido pertinente escribir no uno sino des capitulos de conclusién El primero resume nuestras intuicianes, dispersas en toda la obra, acerea del earicter verdaderamente cx pecitice de le imagen fiteraria, ‘Viende a situar lw ime ginacion literaria en Ip fila de wna actividad natural que corresponde a ung aceiin directa ce la imaginacion sobre el lenguaje. El segundo trata de nuevo algunas puntos de vista fileséficos a los cuales no pudimos dar la continuidad suficiente en el curso de este ensayo, Tiende a otorgar a las imigenes liternrias el sitio que les carresponde en el origen de Ja intuiciin filasSfica ya demostrar Ios beneficios que In filosofia del movimiente puede recibir en Ta escucla de los pectas,

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