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¿CÓMO SER CREATIVOS ESPIRITUALMENTE?

Romanos 12:1-8

Por la reciente visita del papa a México vale la pena recordar la lucha de la

Reforma que cimbró a Europa en el Siglo XVI. Esa reforma provocó una

contra reforma en la Iglesia Católica con dos propósitos, rechazar la doctrina de la

salvación por la gracia y afirmar la autoridad papal. En la misma época surgió otra

reforma, la llamada reforma radical, integrada por muchos grupos que querían no sólo

reformar la iglesia, sino restaurarla. Tres grandes propósitos: conservar, reformar,

refundar. Lo interesante es que los tres movimientos miraban hacia el pasado y han

continuado a lo largo de la historia. En cada caso las corrientes contaron con líderes,

unos conservadores, otros reformistas y otros revolucionarios. En nuestros días

también hay personas conservadoras a quienes no les gusta el cambio, son fieles a una

tradición, a una memoria; hay otras que les gusta mejorar y tratan de adecuarse a los

cambios o provocar cambios en sí mismos, se amoldan; y los hay revolucionarios, que

tratan de reinventarse, ser personas nuevas y rechazan el pasado.

Pablo fue un gran revolucionario y exhorta a la iglesia a transformarse. Sabe

que el cambio inicia en la transformación de la manera de pensar, pero les pide que lo

hagan con mesura, con templanza. No, como solemos decir, “a tontas y a locas”. La

templanza o cordura, fue considerada por los griegos una de las cuatro virtudes

cardinales y consiste en moderar los apetitos sujetándolos a la razón. Armonía,

equilibrio, proporción. En términos de la propia vida la frónesis es la habilidad para

pensar cómo y por qué debemos actuar para cambiar las cosas y nuestra vida. En

Romanos, Pablo exhorta a la iglesia a moderar su auto concepto con prudencia; pero,

sin oponerse a la razón, los invita a que lo hagan por medio de la fe. “Cambien su

manera de pensar” y “piensen de sí” con moderación, con frónesis, con cordura, de

acuerdo a la regla, a la medida de su fe.

Si lo decimos en palabras de nuestro siglo, Pablo nos exhorta a que nos re

inventemos, que no seamos estáticos ni nos quedemos mirando hacia el pasado,


tratando de conservar; sino que nos atrevamos a ser otros, ser los que no hemos sido;

pero haciéndolo con prudencia, moderación, medida, armonía. Que no tengamos

temor a salir de nuestro círculo de confort, y que aprendamos a pensar fuera de la

caja. A pensar de otra manera de nosotros mismos. Porque todas las cosas primeros se

crean en nuestra mente y luego pueden ser plasmadas en la realidad. Una vida

espiritualmente saludable se ejercita en el hábito de la creatividad. Y para construir

una nueva visión de nosotros mismos se requiere creatividad y mesura.

Una de las grandes luchas que todos tenemos que enfrentar es nuestro auto

concepto, es decir, la manera en que nos miramos a nosotros mismos, para ilustrarlo

podemos traer a nuestra mente una imagen que circula por muchos lugares en la que

un león se ve al espejo y la imagen que se refleja es un gatito; pero también se le puede ver
desde la otra perspectiva, un gatito que se mira al espejo y se ve como un

león. La cordura consiste en mirarnos con los ojos de la fe: “-No te dejes impresionar

por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las

apariencias, pero yo me fijo en el corazón” (1 Samuel 16:7 NVI).

La fe no es una actitud positiva, es la memoria en la que hemos sido formados,

y la confianza en las promesas de Dios, es una dosis de conservadurismo; pero

también la fe es apertura hacia lo que no vemos, lo que esperamos y entonces es una

dosis de “revolucionarismo”.

La nueva iglesia del Siglo XXI requiere de personas dispuestas a crear una

nueva iglesia que sea transformada desde su forma de pensar, para que sepa

conducirse con prudencia, con moderación, con sabiduría, manteniendo aquello que

no se puede cambiar, la memoria de las verdades, los valores y los principios que le

dan contenido a nuestra fe, pero sabiendo que el Espíritu nos mueve a ir siempre más

allá para que nuestras vidas personales y como iglesia adoren al Señor y conozcan

todo lo que hay de bueno, agradable y perfecto de Dios para nosotros.

¿Como debemos pensar de nosotros? Con cordura, con prudencia, con

moderación, de acuerdo a la fe. El don que rige nuestras emociones y nuestra razón es
la fe. Y la fe es ese paso que solemos dar para ir más allá, un poco más delante de lo

que es razonable hacer. En términos de metas es agregar un cero a la derecha. Si lo

razonable es fijarse una meta de 10, la fe sería entonces esperar que podemos alcanzar

100. En el terreno personal es confiar en que Dios hace de nosotros esa persona que

pensamos que no podemos ser. La familia que no es razonable que seamos o la iglesia

que a nadie se le ocurre que podamos ser. De Abraham, de Moisés, de David, de Jesús

no había muchas expectativas y todos sabemos lo que ¡Dios hizo de ellos!

Toda gran obra empieza en la mente de alguien que se atreve a pensar de

manera creativa, con una mente transformada por el soplo del Espíritu. No apaguemos

el Espíritu porque el Señor tiene para nosotros lo que es bueno, lo que es agradable y

lo que es perfecto.

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