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Un rey decidió organizar una fiesta en su palacio, los siervos esperaban que el rey invitase a todos

los pobladores del reino para que pudieran deslumbrarse ante la gloria de su rey; esto no sucedió
así, ya que el rey decidió que solamente ciertas personas estarían en aquella fiesta, las que él
escogiera.
Cierto hombre fue afortunado en recibir aquella invitación, el hombre estaba tan emocionado que
comenzó a preparar su vestimenta para la velada real. Estaba tan emocionado que no termino de
leer la carta. El hombre plancho su saco, pantalones, pañuelo etc. Coloco sobre si la mejor colonia
que tenia y de un momento a otro, su sonrisa se apago. En su zapato izquierdo había una mancha
muy pequeña la cual no le daría tiempo de quitar para la velada real; el hombre se puso muy triste
y decidió no ir a la presencia de su rey.
El hombre estaba muy frustrado, desanimado y enojado, se sentó en su mesa y vio la carta del rey
con melancolía, abrió la carta y se dio cuenta que no había terminado de leerla la primera vez; el
hombre termino de leer la carta que al final decía no una frase cualquiera, sino una frase tan
importante como para regresarle la motivación, la frase decía; “Estaré esperándote” y debajo de
esta frase el sello real. .Nuestro personaje termino de arreglarse, no puso su atención a la pequeña
mancha en su zapata, fue y disfruto aquella fiesta real a la cual fue invitado. ¿y que aprendemos de
esto?
 Cuando en nuestro interior hay algo negativo, solemos creer que no somos dignos
de estar delante del Eterno y esto nos lleva a no querer continuar con aquello que
debemos hacer. Pero El Eterno ya ha enviado su invitación para que estemos
delante de El, no faltemos a ninguna de sus citas por una pequeña mancha en
nuestro zapato, El Eterno a lo igual que el rey nos dice “Estaré esperándote” y para
finalizar quiero citar a Su Majestad Yeshua cuando dijo: Mateo 24: “Más el que
persevere hasta el fin, esté será salvo”.

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