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LA CASA DE TOR EVIGNTON

Había una vez un hombre llamado Tor Evignton que vivía en Nueva York en un pequeño
apartamento. Tor era un hombre solitario y extraño, pero tenía una gran pasión por las plantas y
las criaturas más pequeñas de la naturaleza. Vivía en un pequeño apartamento y tenía una sola
ventana que daba a un pequeño parque.

Un día, mientras paseaba por el parque, Tor encontró una maceta con una pequeña planta en su
interior. La planta era tan pequeña que cabía en la palma de su mano, pero tenía un aspecto tan
singular y exótico que Tor no pudo resistirse a llevarla a casa con él.

A partir de ese momento, la pequeña planta se convirtió en la pasión de Tor. La cultivó con esmero
y la regó todos los días con cuidado. Con el tiempo, la planta creció y creció, hasta convertirse en
un pequeño bosque en miniatura dentro de su maceta.

Tor se dedicó a explorar su pequeño bosque y descubrió una gran variedad de criaturas pequeñas
y exóticas, como mariposas y pequeños insectos. Se encariñó con ellas y comenzó a construir
pequeñas casas y caminos para ellas.

La gente que vivía en el edificio empezó a hablar de la extraña planta de Tor y de las criaturas que
vivían en ella. La gente empezó a llamar a su apartamento "La casa de Tor Evignton" y la leyenda
de su pequeño bosque en miniatura se extendió por toda la ciudad.

Tor se convirtió en un hombre feliz y satisfecho, gracias a su pequeño bosque y a las criaturas que
lo habitaban. Vivió allí hasta el final de sus días, cuidando y explorando su pequeño paraíso en
miniatura.

Y así, la leyenda de "La casa de Tor Evignton" y su pequeño bosque en miniatura se convirtió en un
misterio y una fuente de inspiración para muchas personas que buscaban un poco de paz y
tranquilidad en medio de la agitación de la ciudad

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