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Llegada a la gruta de Satán, después de haber franqueado una estrecha y peligrosa cornisa
En un oscuro rincón de un refuerzo de la Muralla Symbolica, cierto signo atrae mi
atención: una flecha. Y en medio de un gran número de inscripciones, hay una cruz,
una cruz doble: ¡la cruz de los albigenses!
Un poco más lejos, en un lugar más profundo, vislumbré otro signo que entonces no
comprendí, pero que más tarde descubrí en una gruta cuyo nombre era: ¡Satán!
En todo el centro, una piedra formidable, una inscripción siniestra y de mal augurio:
OMED, que significa 'Altar de Satán'. En otro lugar se encuentra un espantoso osario y,
en un pliegue de la pared, el signo de Saturno.
¿Acaso se trata de una advertencia para los buscadores del tesoro cátaro, los fisgones
que se aventuran allí en busca de la Piedra de los Sabios? Vanidad de las vanidades,
¡todo es vanidad! ¿Qué es pues lo que impulsa a la humanidad? ¿El orgullo, la magia
negra?
Eran los magos de la más elevada, de la más pura Magia, aquella de los Misterios
egipcios. ¡Adoraban el Oro, el Oro del Espíritu y del Amor divino, en oposición al oro
material y a la venganza!
Los iniciados conocían como 'elevarse hacia el Sol espiritual'. ¡Y, sin duda, aún nuestros
días este Sol ilumina a los habitantes de esta bella 'República del Sabarthez'!
Ellos decían: '¡Dios es Amor! Es tan bueno que el propio Satán retornará a su Amo y
Señor, ¡retornará a Aquel que otorga el perdón paterno! ¿Se habrá sentido Satanás
halagado por mi visita a su gruta?
Ciertamente, ¡puesto que me permitió recorrerla! No obstante, como buen bribón que
siempre ha sido, no ha renegado de su naturaleza y, antes de dejarme entrar, ¡me ha
hecho sudar y resoplar!
La cruz doble adornada con el cáliz del Grial fue dibujada, hace mucho tiempo ya, pero
fue reproducida en 1753.
¡Cuán extraño resulta pensar que un ermitaño la haya reproducido en estas grutas y
haya elegido especialmente aquella!
Acontecimientos tan sangrientos son incompatibles con el carácter cátaro. Sin duda
han sido fruto de una fuerza invisible. ¿No habrán sido los 'rescoldos de las hogueras'
que se encendían de nuevo?
En cuanto a nosotros, en lugar de decir algo acerca de este Ser Supremo, ¡guardemos
silencio y adorémosle! ¡
Lo repito humildemente:
Para poder expresar aquello que es Dios, ¡hay que Serlo!
A.Gadal
Las paredes de la gruta están llenas de simbolos