Está en la página 1de 3

Testimonio de pacientes de dietilenglicol

El calvario de Auda Garcés tiene 13 años también. En 2006 ella y su


esposo tomaron del jarabe para la tos. Su esposo vivía con leucemia,
pero estaba estable, activo y caminaba. Tomó un frasco entero de
jarabe, cada dos o tres horas por tres días, cuenta su hoy viuda. “Los
jarabes malos son los mejores”, le dijo a su esposa cuando ésta dejó el
frasco por la mitad por el mal sabor, las náuseas, los dolores y ardores
estomacales que le provocaba a ella. En diciembre, Auda estaba
enterrando a su esposo. Y como les pasó a cientos de víctimas del
envenenamiento, el certificado de defunción dice que la causa fue otra.
“Los doctores temen poner como causa el dietilenglicol”, evoca. A ella,
la intoxicación le hacía sangrar la nariz. Cuenta que fue tres veces a la
Policlínica J.J. Vallarino para atenderse. A la tercera, le insertaron lo que
llama 'unos trinches calientes'. El sangrado paró, pero le heredó el
miedo de estornudar. También parece —no lo afirma— que le pudo
haber quemado algún tejido ocular. Necesita una operación de los ojos.
Se hizo todos los exámenes y está esperando que la CSS la llame para
operarla. Para ella, el Estado es ciego, sordo y mudo ante su dolor. “Nos
ven como poca cosa, como que no valemos nada ya”, dice. Auda cuenta,
además, que pasó días comiendo pan y té para poder pagar la renta
cuando su esposo murió. Hoy se 'bandea' con la jubilación y la pensión
vitalicia, sobre lo que también le pesa el desembolso en medicamentos
que en la CSS no hay para poder sobrellevar las dolencias a sus 83
años.
En febrero de 2021 la Sala Tercera de lo Contencioso
Administrativo de la Corte Suprema de Justicia admitió
parcialmente una demanda de indemnización por $168.3
millones contra la Caja de Seguro Social (CSS), por daños
ocasionados a pacientes afectados por la ingesta de
medicamentos contaminados con dietilenglicol, previamente
elaborados por los laboratorios de esa entidad. En la
sentencia, la Sala excluyó a 32 de los 421 demandantes por
no estar debidamente certificados como afectados por el
tóxico. Los demandantes alegaron falta de supervisión en el
laboratorio de medicamentos de la CSS que fabricó los
medicamentos contaminados con el veneno. En abril de 2017,
la Sala Penal condenó a René Luciani a 18 meses de cárcel,
pena que luego fue ajustada a 16 meses. También condenó a
18 meses de prisión a otros siete exfuncionarios, entre ellos el
exdirector de Farmacias y Drogas del Ministerio de Salud
Pablo Solís; la exjefa del Laboratorio de Producción de
Medicamentos de la CSS Linda Thomas; y el exasistente de
farmacia de la CSS Ignacio Torres. Asimismo, sentenció a 5
años a Teófilo Gateno, quien financió la compra del tóxico, y
aumentó de 5 a 15 años de cárcel la pena a Ángel De La Cruz,
dueño de Medicom.
En enero de 2018, René Luciani pidió el reemplazo de la pena,
pero un juzgado de cumplimiento se lo negó. Su defensa
presentó un amparo, que fue negado en marzo, pero en abril,
otro juzgado de cumplimiento le declaró extinta la pena.

Panamá sostiene que la compra fue efectuada de manera


legal a España a la empresa Medicom, proveedor de la CSS.
No obstante, al momento de la demanda, un juzgado de
Barcelona investigó los hechos, pero la Sala Penal española
archivó las diligencias en 2011. Posteriormente, la CSS pidió
un amparo al Tribunal Constitucional español el cual no fue
admitido. Se estima que con este hecho se han vulnerado dos
artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos, el
cual fue firmado por España, el artículo 2, derecho a la vida y
a la integridad física y el 6.1, derecho a un proceso equitativo.

Caso Mario Lázarus:


La fiscal dentro de la causa, Ángela Russo, también había
solicitado que el diputado Lázarus prestara trabajo
comunitario como médico en un centro de salud en Colón y
que fuese evaluado por un psiquiatra; sin embargo, esas
solicitudes fueron desestimadas.

También podría gustarte