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-¿Qué ocurre con la identidad de un país, como Irak, cuya memoria resulta destruida
deliberadamente en una guerra?
-La identidad del pueblo iraquí ha sido mutilada y resquebrajada de forma deliberada. Estoy
convencido de que el gobierno de Bush planificó esa catástrofe cultural para transculturizar la
nación entera. Bush insiste en que su objetivo fue llevar la libertad a Irak, pero yo he visto lo que
ocurrió en ese país. ¿Cómo puede hablarse de futuro, si el pasado ha sido arrasado? Basta decir que,
durante el saqueo del Museo Arqueológico de Bagdad, en 2003, se perdieron 15.000 objetos que
siguen desaparecidos. Se quemaron aproximadamente 1.000.000 de libros y 10.000.000 de
documentos en la Biblioteca Nacional. Como si fuera poco, sobrevino el pillaje de los
asentamientos arqueológicos, lo que se mantiene todavía. Más de 150.000 objetos se sustrajeron de
los asentamientos sólo en 2004. Lo peor es que en este robo participan soldados norteamericanos,
británicos e italianos. Y los polacos acaban de devastar las ruinas de Babilonia. Ha sido una
catástrofe terrible.
-¿Cómo cambia la vida de la sociedad civil en un país cuyas bibliotecas nacionales, que
albergan su memoria histórica, son destruidas, como ha ocurrido en Sarajevo y en Bagdad?
-Es un trauma terrible. El primer efecto evidente es el miedo; el segundo, el pesimismo que
introduce. La destrucción de libros opera como un programa de intimidación y confusión. Hay que
insistir en que el patrimonio cultural impulsa un sentimiento de afirmación y pertenencia, puede
afianzar o estimular la conciencia de identidad de los pueblos en su territorio, lo que permite
resguardar acciones culturales propicias a la integración. Y como el patrimonio es,
etimológicamente, "lo que recuerda al padre", el ataque contra el patrimonio enfrenta a una
sociedad con su orfandad más contundente.
-La historia universal, según su obra, está plagada de casos de destrucción de libros. ¿Es el
hombre un depredador de la memoria por alguna razón más profunda que la de destruir al
otro?
-Confieso que he pasado más de doce años investigando este asunto, y cada vez tengo más
preguntas que respuestas. Si hay algo que me llama la atención sobre este fenómeno, es que la
relación memoria-pasado-persistencia condujo a que se considerase que la destrucción de la
memoria era, sin lugar a dudas, un ritual complejo de regeneración, que se contiene en los mitos del
Fénix y en el de Eróstrato: aniquila quien quiere perdurar. Los asesinos de la memoria parecen tener
claro que, como lo advierte George Orwell, quien controla el pasado, controla las opciones futuras.
-En nuestro continente no se destruyen bibliotecas, pero se restringen los recursos. ¿No es ésta
una forma de asfixiar la memoria?
-Por supuesto. La negligencia es criminal. Fíjese el absurdo caso de México, donde el gobierno
intenta construir una megabiblioteca y las bibliotecas de provincia están abandonadas. Es un hecho
que debemos afrontar: cuando una nación no fomenta el desarrollo de sus bibliotecas, no sólo
contribuye a fortalecer su atraso y a debilitar su identidad, sino que impide el fortalecimiento de
valores de pertenencia.
-En países donde una amplia mayoría de niños no puede comprar libros para acceder al
conocimiento, ¿la destrucción de bibliotecas no alimenta un preocupante aumento de
ciudadanos no preparados para defender los valores republicanos?
-Esa es la piedra de Sísifo de nuestras democracias. En estos tiempos, la lectura no es un rasgo de
mera erudición, sino de ciudadanía activa. Es imposible el ejercicio de la democracia con
analfabetismo y desinformación. Sin el derecho a la información, que es un derecho humano, no
hay un verdadero proceso democrático. Una biblioteca pública tiene gran importancia, porque
puede fomentar la participación comunitaria en debates fundamentales para la transformación
política y económica de una nación. Por eso es que el actual descuido en que se encuentran las
bibliotecas públicas, las bibliotecas rurales y las bibliotecas populares resulta tan contradictorio y
perverso. La verdad es que se ha hecho muy poco desde la "Reunión sobre el Estado Actual y
Estrategias de Desarrollo de la Biblioteca Pública en América Latina y El Caribe", que se realizó en
1982.
-¿Y cuál es el mayor riesgo que el patrimonio cultural tiene en los países americanos?
-Uno de los grandes peligros está en el saqueo del patrimonio arqueológico en nuestra naciones.
Hay que tener mucho cuidado porque existe un gran tráfico ilícito en México, Ecuador, Perú, y cada
día ese tráfico aumenta. Por esa razón el Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios
Histórico-Artísticos) tiene este asunto como un alerta rojo. Además, si uno ve las bibliotecas
populares y el estado de negligencia, numerosos libros del siglo XIX corren peligro debido a la falta
de presupuesto para crear laboratorios y conservar esos textos. Es posible que, en América latina,
los libros del siglo XIX desaparezcan en el siglo XXI.
-De la larga historia de destrucción de libros que investigó, ¿qué le impactó más? ¿Por qué?
-A nivel simbólico, la destrucción de libros más impactante es la de la Biblioteca de Alejandría,
porque fue una metáfora del conocimiento. Allí estuvo, de alguna manera, resumido el pensamiento
platónico y aristotélico, todo el mundo griego, la filosofia, la ciencia, la literatura. Su destrucción
supuso más que la desaparición de una infraestructura. Fue un acontecimiento devastador de una
civilización. La segunda destrucción, que tiene más fuerza porque la presencié y está documentada
por la observación en el terreno, fue la destrucción cultural de Irak. Ambas son comparables. El
objetivo es la transculturización y se cumplió.
-A raíz de la nueva amenaza de EE.UU. contra Siria, Irán y Corea, ¿existe algún tipo de
medida preventiva para evitar que esa riqueza cultural corra la suerte del patrimonio iraquí?
-Medidas de protección anticipada existen. Hay numerosas organizaciones internacionales que
advirtieron que Bagdad no debía ser tomada sin protegerse antes sus instalaciones culturales. Lo
hicieron la Asoociación de Arqueólogos de Estados Unidos, la Unesco y hasta Martin Sullivan, el
asesor cultural en la Casa Blanca que renunció después de los hechos ya conocidos. Por supuesto
que se pueden tomar medidas preventivas, pero soy muy pesimista. porque yo creo que Estados
Unidos tiene un objetivo central: ha atenazado a Irak y tiene a otros vecinos bajo control. En caso
de un nuevo ataque, dudo que se le preste al tema mayor atención. El objetivo del presidente Bush
es transculturizar todo el Medio Oriente.
Formación
Fernando Báez, oriundo de San Félix de Guayana, Venezuela, es licenciado en Educación con
doctorado en Bibliotecología y obtuvo el premio internacional de ensayo Vintila Horia por su obra
Historia de la antigua biblioteca de Alejandría.
Misión en Irak
Visitó Irak en el año 2003, tras la invasión de Estados Unidos, como miembro de las distintas
comisiones que investigaban la destrucción de las bibliotecas y museos en esa nación. Por sus
investigaciones fue declarado "persona non grata" por parte de la mision diplomatica de USA en
España.
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/enfoques/nota.asp?
nota_id=694690&origen=amigoenvio