0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
231 vistas1 página
El documento habla sobre construir una "máquina de hacer dinero" que genere ingresos mientras dormimos para alcanzar la libertad financiera. Explica que esta máquina metafórica funcionaría invirtiendo una porción del salario en un fondo que produciría ingresos de forma continua a lo largo de la vida para uno mismo y la familia. Para poner en marcha esta máquina, la decisión más importante es determinar qué porcentaje del salario se ahorrará cada mes antes de cualquier gasto.
El documento habla sobre construir una "máquina de hacer dinero" que genere ingresos mientras dormimos para alcanzar la libertad financiera. Explica que esta máquina metafórica funcionaría invirtiendo una porción del salario en un fondo que produciría ingresos de forma continua a lo largo de la vida para uno mismo y la familia. Para poner en marcha esta máquina, la decisión más importante es determinar qué porcentaje del salario se ahorrará cada mes antes de cualquier gasto.
El documento habla sobre construir una "máquina de hacer dinero" que genere ingresos mientras dormimos para alcanzar la libertad financiera. Explica que esta máquina metafórica funcionaría invirtiendo una porción del salario en un fondo que produciría ingresos de forma continua a lo largo de la vida para uno mismo y la familia. Para poner en marcha esta máquina, la decisión más importante es determinar qué porcentaje del salario se ahorrará cada mes antes de cualquier gasto.
Si dejamos de trabajar, la máquina se para, no entra
dinero, los ingresos se acaban: en definitiva, nuestro mundo financiero llega a un punto muerto. Es un juego de suma cero, en el que ganamos exactamente lo que nos jugamos. Considerémoslo de este modo: somos una especie de «máquina», pero no de hacer dinero, sino, por el hecho de que intercambiamos tiempo por dinero, una «máquina del antitiempo». Y no es ciencia ficción, sino, para muchos de nosotros, una realidad. Hemos dispuesto las cosas de manera que damos lo que más valoramos (tiempo) a cambio de lo que más necesitamos (dinero)... y si esto es lo que hacemos, tengamos por seguro que estamos perdiendo. ¿Está esto claro? Si dejamos de trabajar, dejamos de ganar dinero. Excluyámonos de la ecuación y busquemos un planteamiento alternativo. Construyamos una máquina de hacer dinero que nos sustituya... y pongámosla a funcionar para que gane dinero mientras dormimos. Pensemos en ella como si fuera un segundo negocio, sin empleados, sin nóminas, sin gastos, cuyos únicos «bienes» son el dinero que invertimos. ¿Lo único que produce? Una fuente de ingresos vitalicia que nunca se secará... aunque vivamos cien años. ¿Su misión? Proporcionarnos una vida de libertad financiera a nosotros y a nuestra familia... o futura familia, en caso de que no la tengamos ahora. Suena bastante bien, ¿no? Si construimos esta máquina metafórica y la mantenemos adecuadamente, tendrá el poder de mil generadores. Funcionará veinticuatro horas al día, trescientos sesenta y cinco días al año y uno más los años bisiestos... y hasta los festivos. Echemos un vistazo a la ilustración y nos haremos una idea más clara de cómo funciona la cosa. Como podemos ver, la «máquina» no puede empezar a funcionar hasta que tomemos la decisión financiera más importante de nuestra vida. ¿Y cuál es esa decisión? Qué porción de nuestro salario queremos ahorrar. Cuánto reservamos de antemano, antes de gastar un solo dólar en nuestra vida diaria. Qué porcentaje de nuestro salario podemos (o, más importante, queremos) dejar intacto pase lo que pase. Quiero que pensemos en esa cantidad, porque de la decisión de guardar hoy un porcentaje de