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Cuaderno Hallado En Una Casa Deshabitada Yo le oía toda clase de historias.

Sobre brujas y demonios


Robert Bloch y hombres murciélagos que te chupaban la sangre y te
atormentaban. Sobre Salem y Arkham, porque yo nunca he
Ante todo, quiero decir que yo no he hecho nunca nada estado en una ciudad y quería que me contara cómo eran.
malo. A nadie. No tienen ningún derecho a encerrarme aquí, Sobre un pueblo llamado Insmouth, de casas podridas,
sean quienes fueren. Y no tienen ningún motivo para hacer donde la gente ocultaba seres horrendos en los sótanos y los
lo que presiento que van a hacer. áticos. Y me contó que cavaban las sepulturas muy hondas
Creo que no tardarán en entrar, porque hace ya mucho en Arkham. Parecía como si toda la región estuviese llena de
tiempo que se han marchado. Supongo que estarán fantasmas.
excavando en el pozo viejo. He oído que buscan una entrada. Solía asustarme contándome lo que parecían algunos de
No una entrada normal, por supuesto, sino algo distinto. esos seres y todo, pero en cambio nunca quiso decirme cómo
Tengo una idea concreta de lo que pretenden, y estoy eran ellos por mucho que yo le preguntaba. Decía que no
asustado. quería que yo andara pensando en esas cosas, bastante
Quisiera asomarme a las ventanas, pero naturalmente las malas, por lo que ella y su familia sabían, casi demasiado
han clavado con tablas, y no puede ser. para gente decente y temerosa de Dios. Tuve suerte al no
Pero he encendido la lámpara, y he encontrado este preocuparme por tales ideas, como una antepasada mía por
cuaderno, así que voy a contarlo todo. Luego, si tengo parte de mi padre, Mehitabel Osborne, a la que colgaron por
suerte, quizá pueda hacerlo llegar a alguien capaz de bruja en tiempos de Salem.
ayudarme. O tal vez lo encuentre alguien. En cualquier caso, Así que para mí no fueron más que consejos, hasta el año
es preferible contarlo lo mejor que pueda, a estar sentado pasado en que Abuela murió y el Juez Crubinthorp me metió
aquí esperando. Esperando a que vengan ellos a cogerme. en el tren, y me fui a vivir con Tía Lucy y Tío Fred, en los
Será mejor que empiece por decir mi nombre, que es mismos montes de los que tanto me había hablado Abuela.
Willie Osborne, y que cumplí los doce años en julio pasado. Desde luego que estaba yo escitado, y el conductor me
No sé dónde he nacido. dejó conducir todo el camino y me habló de los pueblos y de
Lo primero que recuerdo es que vivía en la carretera de todo.
Roodsford, en lo que la gente llama la loma de atrás. Es un Tío Fred me esperaba en la estación. Era un hombre alto
paraje solitario rodeado de espeso bosque, y de montañas y y flaco con una barba larga. Me llevó en una calesa desde el
colinas a las que nadie sube jamás. pequeño apeadero -no había casas ni nada por los
Abuela solía contármelo cuando era más pequeño. Era alrededores- hasta los bosques.
con quien yo vivía, porque mis padres habían muerto. Abuela Hay algo raro en esos bosques. Estaban muy quietos y
me enseñó a leer y escribir. Nunca he ido a la escuela. callados. Me daban escalofríos el verlos tan oscuros y
Abuela sabía toda clase de cosas sobre las montañas y solitarios. Parecía como si nadie hubiese gritado o reído
los bosques, y me contaba algunas historias que eran muy jamás en ellos. No podía imaginarme a alguien hablando,
extrañas. Al menos me lo parecían a mí, cuando era pequeño como no fuera en susurros.
y vivía solo con ella. Eran historias como las que vienen en Los árboles y todo eran muy viejos, también. No había
los libros. animales ni pájaros. El camino era una especie de maleza
Como las historias sobre que ellos se ocultaban en los como no había otra. Pero Tío Fred iba deprisa; no me habló
pantanos, y estaban ya aquí antes que los colonizadores y los apenas, y hacía que el viejo caballo echara el bofe.
indios, y que había círculos en los pantanos, y grandes No tardamos en adentramos entre los montes, que eran
piedras llamadas altares donde ellos solían ofrecer sacrificios muy altos. Había bosques en ellos, también, y a beces bajaba
a lo que adoraban. algún arroyo, pero no vimos ninguna casa y allí donde
Abuela decía que esas historias se las había contado su mirábamos estaba oscuro como en el anochecer.
abuela... las de que se ocultaban ellos en los bosques y los Finalmente llegamos a la granja: era un pequeño lugar,
pantanos, porque no podían soportar la luz del sol, y de que una casa de viejo armazón y un granero en un claro, con
los indios se mantenían alejados de esos lugares. Ella decía árboles de aspecto sombrío alrededor. Tía Lucy salió a
que a veces los indios abandonaban a algún niño atado a los recibirnos; era una especie de señora bajita, de mediana
árboles del bosque como sacrificio, para tenerlos a ellos edad, que me abrazó y entró mis cosas.
contentos y pacíficos. Pero todo esto no tiene nada que ver con lo que yo
Los indios lo sabían todo sobre ellos y procuraban que los quiero contar aquí. No importa que todo este año pasado
blancos no supieran nada ni se fueran a vivir demasiado viviese en la casa con ellos, comiendo de lo que Tío Fred
cerca de las montañas. Ellos no les molestaban demasiado, cultivaba, sin bajar nunca al pueblo. No había otra granja en
pero cuando eran muchos sí. Así que los indios ponían seis
pretextos para no asentarse, y decían que no habla bastante kilómetros a la redonda, ni escuela tampoco; así que por
caza ni había rastros y que estaba demasiado lejos de la las noches Tía Lucy me tomaba la lectura. Nunca he jugado
costa. mucho.
Abuela me contó que por eso no había muchos lugares Al principio tenía miedo de internarme en el bosque por lo
colonizados aun hoy. Sólo unas cuantas granjas aquí y allá. Y que me había contado Abuela. Además, diría que Tía Lucy y
me contó que ellos estaban vivos todavía y que a beces, en Tío Fred tenían miedo de algo, por la manera de cerrar las
algunas noches de primavera y otoño, se podía ber luz y oír puertas por la noche y nunca se internaban en el bosque
ruidos allá en la cima de las montañas. después de oscurecer, ni aun en verano.
Abuela me dijo que yo tenía una tía Lucy y un tío Fred Pero al cabo de un tiempo, me acostumbré a la idea de
que vivían justo en mitad de los montes. Y dijo que Papá vivir en el bosque, y ellos no parecieron tan asustados. Yo
solía visitarlos antes de casarse, y que una vez les oyó a ellos hacía tareas para Tío Fred, naturalmente, pero a beces, las
tocar un tambor de tronco una noche, en la víspera de Todos tardes en que él estaba ocupado, salía a dar una vuelta solo.
los Santos. Eso fue antes de conocer a Mamá, y se casaron y Sobre todo en el otoño.
ella murió cuando yo nací y él se marchó.
Y así fue como oí a uno de los seres. Fue a principios de suelo, y un sinfín de raíces que acababan en pezuñas. Y el
octubre, y yo estaba en la cañada que hay junto a la gran limo verdoso que goteaba de sus bocas y se escurría por las
peña. Entonces empezó el ruido. Yo me escondí rápidamente patas era ¡como la savia!
detrás de esa roca. Al día siguiente me acordé de mirar en un libro que Tía
Escucha, me dije, en el bosque no hay animales. Ni Lucy tenía abajo. Se llamaba mitología. Este libro hablaba de
gente. Salvo, quizá, el viejo Cap Pritchett, el cartero, que sólo ciertas gentes que vivían en Inglaterra y en Francia
viene los jueves por la tarde. antiguamente y que se llamaban druidas. Adoraban a los
Así que al oír el ruido, no siendo Tío Fred o Tía Lucy que árboles y creían que estaban vivos. A lo mejor ese ser era
me llamaban, pensé que era mejor esconderme. como los que ellos adoraban, un llamado espíritu-naturaleza.
Y sobre ese ruido. Al principio era muy lejano, una Pero si estos druidas vivían al otro lado del océano,
especie de goteo. Sonaba como la sangre al caer en ¿cómo podía ser? Esto me hizo pensar un montón, los dos
pequeños chorritos en el fondo de un cubo, cuando Tío Fred días siguientes, y os aseguro que no volví a jugar más en
colgaba un cerdo sacrificado. aquellos bosques.
Miré a mi alrededor pero no pude descubrir nada, ni Finalmente me figuré más o menos lo siguiente:
tampoco averiguar la dirección del ruido. El ruido pareció Que esos druidas fueron expulsados de los bosques de
parar durante un minuto, y todo era oscuridad y árboles, Inglaterra y de Francia y que algunos fueron lo bastante
quietos como la muerte. Luego empezó el ruido otra vez, listos como para construir embarcaciones y cruzar el océano,
más fuerte y más alto. como se cuenta que hizo el Viejo Leaf Erikson. Entonces
Sonaba como un montón de gente corriendo o andando pudieron asentarse en estos bosques de aquí y ahuyentar a
todos a la vez, hacia donde yo estaba. El chasquido de los indios con sus hechizos mágicos.
ramitas al quebrarse bajo los pies y el remover de arbustos Sabrían ocultarse en los pantanos, y seguirían celebrando
se mezclaban con el ruido. Yo me aplasté detrás de aquella sus cultos paganos e invocando a estos espíritus de la tierra
peña y me estuve completamente quieto. o de donde quiera que vengan.
Puedo decir que, fuera lo que fuese, estaba ahora muy Los indios suelen creer que los dioses blancos vinieron del
cerca, justo en la cañada. Quiero mirar, pero no puede ser mar hace mucho tiempo. ¿Y si eso es ni más ni menos que
porque el ruido es muy alto y ruin. Y también hay un olor otra manera de decir cómo llegaron aquí los druidas?
espantoso como de algún animal muerto y enterrado que ha Algunos indios verdaderamente civilizados de México o
sido destapado después al sol. Sudamérica -aztecas o incas, supongo- decían que un dios
De repente el ruido se para otra vez y puedo decir que blanco vino en un barco y les enseñó toda clase de magia.
sea lo que sea lo que lo produce, está muy cerca. Durante un ¿No pudo ser un druida?
minuto, los bosques están tremendamente silenciosos. Luego Eso también explicaría las historias de Abuela sobre ellos.
vuelve el ruido. Aquellos druidas que se ocultaban en los pantanos serían
Es como una voz que no es voz. O sea, no suena como los que batían y golpeaban tambores y encendían fogatas en
una voz, sino como un zumbido o gruñido profundo y los montes. Y los llamarían a ellos espíritus de los árboles o
ronroneante. Pero tiene que ser voz porque dice palabras. lo que fuera, haciendolos salir de la tierra. Entonces les
No palabras que yo puedo entender, pero son palabras. harían sacrificios. Estos druidas hacían siempre sacrificios de
Palabras que hacen que mantenga la cabeza bajada, sangre, igual que las viejas brujas. ¿Y no decía Abuela que la
temeroso de que me vean, y temeroso también de ver algo. gente que vivía demasiado cerca de los montes desaparecía y
Permanecí allí sudando y temblando. El hedor me estaba no se la volvía a ber?
poniendo enfermo, pero esa voz espantosa, profunda, Nosotros vivíamos en un lugar exactamente así.
ronroneante, era peor. Una y otra vez repetía algo que Y se acercaba el Día de Difuntos. Abuela siempre decía
sonaba a una cosa así como: que ése era un día grande.
«E uh shub nigger ath ngaa ryla neb shoggoth». Yo empecé a preguntarme, ¿qué pasará ahora?
No creo que lo haya escrito tal como sonaba, pero lo oí Me daba tanto miedo que no salía de casa. Tía Lucy me
las suficientes veces como para recordarlo. Aún lo estaba hizo tomar un tónico; decía que yo estaba chupado. Supongo
escuchando, cuando el hedor se hizo tan espantosamente que lo estaba. Todo lo que sé es que una tarde en que oí
denso que creo que me desmayé, porque cuando desperté la llegar una calesa por el bosque eché a correr y me escondí
voz había desaparecido y estaba oscureciendo. debajo de la cama.
No paré de correr hasta la casa esa tarde, aunque antes Pero sólo era Cap Pritchett con el correo. Tío Fred lo
fui a ver dónde había estado el que habló... y era un animal. cogió y se puso muy excitado al ver una carta.
Ningún ser humano puede dejar huellas en el barro que Primo Osborne iba a venir a estar con nosotros. Era
son como pezuñas de cabra, todas verdes de limo, con un pariente de Tía Lucy y tenía vacaciones y quería pasar una
olor nauseabundo... y no eran cuatro ni ocho, ¡eran lo menos semana. Llegaría aquí en el mismo tren que yo -el único tren
doscientas! que pasaba por esta parte- el 25 de octubre a mediodía.
No se lo dije a Tía Lucy ni a Tío Fred. Pero esa noche, Los días siguientes estuvimos todos tan excitados que a
cuando me fui a la cama, tuve sueños terribles. Estaba de mí se me olvidaron todas las ideas como por encanto. Tío
nuevo en la cañada, sólo que esta vez pude ver a la Fred arregló la habitación de atrás para que Primo Osborne
monstruosidad. Era muy alta y negra como el betún, sin una durmiese allí, y yo le ayudé con la carpintería.
forma concreta, salvo un montón de cuerdas negras que Los días acortaron, y las noches se hicieron frías y con
remataban como con pezuñas. O sea, tenía forma, pero grandes vientos. Era la madrugada del 25, y Tío Fred se
cambiante: se combaba y retorcía en diferentes maneras. abrigó bien para cruzar el bosque con la calesa. Quería traer
Tenía un montón de bocas por todas partes que se a Primo Osborne a mediodía, y había diez kilómetros hasta el
arremolinaban como hojas en las ramas. apeadero. No quiso llevarme, y yo no dije nada. El bosque
Es lo más parecido que se me ocurre. Las bocas eran estaba lleno de ruidos y crujidos del viento... ruidos que
como hojas y todo el ser aquél era como un árbol al viento, podían ser debidos a otras cosas, también.
un árbol negro con montones de ramas que azotaban el
Bueno, se marchó, y Tía Lucy y yo nos quedamos en la Al día siguiente encontramos el caballo muerto en el
casa. Ella guardaba conservas -ciruelas- para el invierno. Yo granero, y como es natural nos tocaba ir andando al
sacaba cántaros del pozo. apeadero o recorrer a pie todos los kilómetros que hay hasta
Creo que tenía que haber dicho antes que teníamos dos la granja de Warren. Tía Lucy tenía miedo de ir y miedo de
pozos Uno nuevo con una bomba grande y flamante junto a quedarse, y decidió que cuando viniese Cap Pritchett sería
la casa. Y luego otro de piedra al lado del granero, con una mejor que nos fuéramos con él al pueblo y presentar la
bomba estropeada. Nunca había servido para nada, decía Tío denuncia y luego quedarnos allí hasta que averigüemos qué
Fred; ya estaba así cuando compraron el lugar. El agua ha pasado.
estaba llena de limo. Y era curioso, porque aunque no Yo tenía mis propias ideas sobre lo pasado. Ya faltaban
funcionaba la bomba, a veces parecía que bajaba el nivel. Tío pocos días para el Día de Difuntos, y tal vez ellos habían
Fred no sabía por qué, pero algunas mañanas el agua se atrapado a Tío Fred y Primo Osborne para el sacrificio. Ellos
desbordaba... un agua verdosa, llena de limo, que olía o los druidas. El libro de mitología decía que los druidas
terriblemente. podían hasta desatar tormentas si querían con sus hechizos.
No nos acercábamos a él, y yo estuve en el pozo nuevo Aunque no tenía sentido hablar con Tía Lucy. Estaba
hasta el mediodía, cuando empezó a nublarse. Tía Lucy como trastornada de angustia, y daba vueltas de un lado
preparó la comida, y empezó a llover fuerte y los truenos para otro y murmuraba una y otra vez: «Han muerto», y
retumbaban en los grandes montes del oeste. «Fred siempre me lo advirtió», y «es inútil, es inútil». Tuve
Pensé que Tío Fred y Primo Osborne iban a tener que hacer yo las comidas y atenderla a ella. Y por las noches
dificultades para llegar a casa con la tormenta, pero Tía Lucy era difícil dormir, porque estaba atento a ver si se oían
no se inquietó por eso, me hizo que la ayudara a guardar las tambores. No llegué a oírlos de todos modos, pero era
provisiones. preferible velar a dormir y tener esos sueños.
A las cinco empezó a oscurecer, y Tío Fred no había Esos sueños sobre el ser negro que era como un árbol,
regresado. Entonces empezamos a preocuparnos. A lo mejor que andaba por los bosques y echaba raíces en un
el tren se había retrasado, o le había pasado algo al caballo o determinado lugar para ponerse a rezar con todas aquellas
a la calesa. bocas... a rezar a ese viejo dios de debajo del suelo.
Las seis y Tío Fred sin venir. Había parado de llover, pero No sé de dónde saqué la idea de cómo rezaba: pegando
todavía se podían escuchar los truenos como gruñendo por sus bocas al suelo. Tal vez porque vi el limo verde. ¿O es que
los montes, y las ramas mojadas seguían goteando en el lo presencié en realidad? Nunca volví a aquel lugar a mirar.
bosque, haciendo un ruido como de mujeres riéndose. Tal vez no eran más que figuraciones mías, la historia de los
A lo mejor el camino estaba demasiado mal para meterse druidas y ellos y la voz que decía «shoggoth» y todo lo
en él. La calesa podía atascarse en el barro. Tal vez habían demás.
decidido quedarse en el apeadero a pasar la noche. Pero entonces, ¿dónde estaban Primo Orborne y Tío
Las siete, y fuera estaba oscuro como la boca de un lobo. Fred? ¿Y qué asustó al caballo para venir de esa manera y
Ya no se oía ruido de lluvia. Tía Lucy estaba muy asustada. morirse al día siguiente?
Dijo que saliéramos a poner un farol en la cerca junto al Los pensamientos me seguían dando vueltas y más
camino. vueltas en la cabeza, cada uno expulsando al otro, pero todo
Empezamos a bajar por el sendero, en dirección a la lo que sabía era que no estaríamos aquí la noche del 31 de
cerca. Estaba oscuro y el viento había parado. Todo estaba octubre, víspera de Todos los Santos.
quieto, como en lo más profundo del bosque. Yo sentía una Porque la noche del 31 de octubre caía en jueves, y Cap
especie de miedo mientras bajaba por el sendero con Tía Pritchett vendría y podríamos irnos al pueblo con él.
Lucy... era como si hubiese algo en la quieta oscuridad en La noche antes hice que Tía Lucy recogiera unas cuantas
algún lugar, esperando para atraparme. cosas y lo dejamos todo preparado, y entonces me eché a
Encendimos el farol y estuvimos mirando hacia el camino dormir. No hubo ruidos, y por primera vez me sentí un poco
y «¿Qué es eso?», dijo Tía Lucy con un grito muy fuerte. mejor.
Escuché y ol como un redoblar a lo lejos. Sólo que volvieron los sueños. Soñé que un puñado de
-El caballo y la calesa -dije. Tía Lucy se reanimó. hombres venían en la noche y entraban por la ventana de la
-Tienes razón -dijo de repente. Y es, porque lo vemos. El habitación donde dormía Tía Lucy y la cogían. La ataban y se
caballo corre de prisa y la calesa va saltando detrás como la llevaban en silencio, a oscuras, porque tenían ojos de gato
loca. No tardamos ni un segundo en ver que algo ha pasado, y no necesitaban luz para ver.
porque la calesa no se para junto a la entrada, sino que El sueño me asustó tanto que me desperté cuando ya
sigue hasta el granero con Tía Lucy y yo corriendo por el despuntaba el día. Bajé corriendo a buscar a Tía Lucy.
barro detrás del caballo. El caballo está lleno de espuma, y Había desaparecido.
cundo se par no puede estarse quieto. Tía Lucy y yo La ventana estaba abierta de par en par, como en mi
esperamos que bajen Tío Fred y Primo Osborne, pero no. sueño, y había algunas mantas desgarradas.
Entonces miramos dentro. El suelo estaba duro, fuera de la ventana, y no vi huellas
No hay nadie dentro de la calesa. de pies ni nada. Pero había desaparecido.
Tía Lucy dice «¡Oh!», dando un grito muy fuerte, y luego Creo que grité entonces.
se desmaya. Yo tuve que llevarla a casa y meterla en la Es difícil recordar lo que hice a continuación. No quise
cama. desayunar. Salí gritando «Tía Lucy» sin esperar ninguna
Esperé toda la noche junto a la ventana, pero Tío Fred y respuesta. Fui al granero y encontré la puerta abierta, y que
Primo Osborne no aparecieron. Ya más. las vacas habían desaparecido. Vi una huella o dos que se
Los días siguientes fueron espantosos. No encontramos dirigían al camino, pero no me pareció prudente seguirlas.
nada en la calesa que indicara qué había pasado, y Tía Lucy Poco después fui al pozo y entonces grité otra vez,
no me dejó que emprendiese el camino hasta el pueblo ni porque el agua estaba verdosa de limo en el nuevo, igual
cruzar el bosque hasta el apeadero. que el agua del viejo.
Cuando vi aquello supe que estaba en lo cierto. Debieron primera vez-. Pero, un momento, ¿ adónde vas con esa
de venir ellos por la noche y ya no trataron de ocultar sus maletita, hijo?
fechorías. Porque estaban seguros de las cosas. Bueno, no me quedaba otro remedio que contarle todo lo
Esta era la noche del 31 de octubre, víspera de Todos los que habla sucedido.
Santos. Tenía que marcharme de aquí. Si ellos vigilaban y Así que le dije que fuéramos a la casa a sentarnos, y se lo
esperaban, y no podía confiar en que Cap Pritchett explicaría.
apareciese esta tarde. Tenía que intentar bajar al camino, así Volvimos y él preparó un poco de café y yo hice un par
que era mejor que me fuera ahora, por la mañana, mientras de bocadillos y comimos, y entonces le conté que Tío Fred
había luz para llegar al pueblo. había ido al apeadero y no había vuelto, y lo del caballo, y lo
Con que me puse a revolver y encontré un poco de que le ocurrió luego a Tía Lucy. Me callé lo que me pasó a mí
dinero en el cajón de la mesa de Tío Fred y la carta de Primo en el bosque, naturalmente, y ni siquiera le insinué lo de
Osborne, con el remite de Kingsport, desde donde escribió. ellos. Pero le dije que estaba asustado y que me disponía a
Ahí es adonde yo habría ido después de contar a la gente lo irme hoy mismo antes de que oscureciese.
sucedido. Debo tener familia allí. Primo Osborne me escuchaba, asentía y no decía nada ni
Me preguntaba si me creerían en el pueblo cuando les me interrumpía.
contara la forma en que Tío Fred había desaparecido, y Tía -Así que por eso tenemos que irnos de aquí.
Lucy, y el robo del ganado para un sacrificio y lo del limo Primo Osborne se levantó.
verde en el pozo donde algún animal se había parado a -Puede que tengas razón, Willie –dijo-. Pero no dejes
beber. Me preguntaba si se enterarían de los tambores, y las correr demasiado la imaginación, hijo. Trata de separar los
fogatas que habría en los montes esta noche y si formarían hechos de las fantasías. Tus tíos han desaparecido. Eso es un
una partida y vendrían esta noche para tratar de cogerlos a hecho. Pero esa otra tontería sobre unos seres de los
todos ellos y a lo que se proponían hacer salir de la tierra. Me bosques que vienen por ti... eso es fantasía. Me recuerda
preguntaba si sabrían qué era un «shoggoth». todas aquellas estupideces que contaban en casa, en
Bueno, tanto si iban a venir como si no, yo no iba a Arkham. Y por alguna razón, me lo recuerdan más en este
quedarme a averiguarlo. Así que hice mi pequeña maleta y tiempo, ya que es 31 de octubre. Porque, cuando me
me dispuse a marcharme. Debía ser alrededor de mediodía y marché...
todo estaba tranquilo. -Perdona, Primo Osborne -dije-. Pero ¿no vives en
Fui a la puerta y salí sin molestarme en cerrarla con llave Kingsport?
después. ¿Para qué, si no había nadie en muchos kilómetros -Pues claro -me contestó-. Pero antes vivía en Arkham, y
a la redonda? conozco a la gente de por aquí. No me extraña que te
Entonces oí el ruido abajo en el camino. asusten los bosques y que imagines cosas. De hecho, admiro
Era ruido de pasos. tu valentía. Para tus doce años, te has portado con mucha
Alguien benía por el camino, exactamente por la curva. sensatez.
Me quedé quieto un minuto, esperando a ber, esperando -Entonces pongámonos en camino -dije-. Son casi las
para echar a correr. dos, y lo más prudente es que nos vayamos si queremos
Entonces apareció. llegar al pueblo antes de la puesta del sol.
Era alto y delgado, y se parecía un poco a Tío Fred, sólo -Aún no, hijo -dijo Primo Osborne-. No me iré tranquilo
que mucho más joven y sin barba, y vestía una especie de sin echar antes una ojeada y ver qué podemos averiguar
traje elegante como de ciudad y un sombrero de copa. sobre este misterio. Al fin y al cabo, debes comprender que
Sonrió al verme y vino hacia mí como si me conociera. no podemos marcharnos al pueblo y contarle al sheriff
-Hola, Willie -dijo. cualquier disparate sobre extrañas criaturas de los bosques
Yo no dije nada, estaba muy confundido. que vinieron y se llevaron a tus tíos. La gente sensata no
-¿No me conoces? -dij. Soy Primo Osborne. Tu primo cree en esas cosas. Podrían pensar que estoy mintiendo y se
Frank -me tendió la mano para estrecharme-. Pero supongo reirían de mí. Podrían creer que has tenido algo que ver
que no te acuerdas de mí, ¿verdad? La última vez que te vi con... bueno, con la desaparición de tus tíos.
eras sólo un bebé. -Por favor -dije-. Vámonos ahora mismo.
-Pero yo creía que tenias que venir la semana pasada - Negó con la cabeza.
dije-. Te esperábamos el 25. No dije nada más. Podía haberle dicho un montón de
-¿No recibisteis mi telegrama? -preguntó-. Tuve que cosas, lo que había soñado y oído y visto y lo que sabía...
hacer. pero pensé que no serviría de nada.
Negué con la cabeza. Además, habla cosas que yo no quería decirle ahora que
-Nosotros no recibimos nada, aparte del correo que nos había hablado con él. Me sentía asustado otra vez.
traen los jueves. A lo mejor está en la estación. Primero dijo que era de Arkham y luego, cuando le
Primo Osborne hizo una mueca. pregunté me dijo que era de Kingsport pero a mí me sonaba
-Estáis bastante lejos del bullicio, desde luego. Este a mentira.
mediodía no había nadie en la estación. He esperado a Fred Luego dijo algo sobre que yo tenía miedo en los bosques,
para que me recogiera en su calesa, así no me habría dado la pero ¿cómo podía saber eso él? Yo no le había contado ese
caminata, pero no he tenido suerte. detalle.
-¿Has venido a pie todo el trayecto? -pregunté. Si queréis saber qué es lo que yo pensaba de verdad,
-Desde luego. pensaba que tal bez no era Primo Osborne.
-¿Y has venido en tren? Y si no era él, entonces ¿quién era?
Primo Osborne asintió. Me puse de pie y me dirigí al vestíbulo.
-Entonces, ¿dónde está tu maleta? -¿Adónde vas, hijo? -preguntó.
-La he dejado en el apeadero -me dijo-. Está demasiado -Afuera.
lejos para traerla en la mano. Pensé que Fred me puede -Iré contigo.
llevar en su calesa para recogerla -notó mi equipaje por
Con toda seguridad, me vigilaba. No iba a perderme de Se encogió de hombros e hizo un gesto como de
vista. Vino a mí y me cogió del brazo amistosamente,.. pero golpearse la cabeza con los dedos. Luego sonrió otra vez, y
yo no podía soltarme. No, se pegó a mi lado. Sabía que yo se dispuso a subir y tomar asiento junto a nosotros.
me proponía echar a correr. Pero Cap no le correspondió.
¿Qué podía hacer? Estaba a solas en la casa del bosque -No, usted, no -dijo-. Este chico, Willie, es un buen chico.
con este hombre, y de cara a la noche, víspera de Todos los Yo lo conozco. A usted no le conozco. Parece que ya me ha
Santos, y ellos aguardando fuera. explicado bastante, señor, al decirme que Willie se había ido.
Salimos, y noté que ya empezaba a oscurecer, aun en -Pero sólo quería evitar que hablase; escuche, me han
plena tarde. Las nubes habían ocultado el sol, y el viento llamado como médico para que atienda al muchacho... está
agitaba los árboles de forma que alargaban las ramas como mentalmente desequilibrado.
si trataran de retenerme. Hacían un ruido susurrante, como -¡Maldita sea! -Cap disparó un escupitajo de jugo de
si cuchichearan cosas sobre mí, y él levantó la vista como tabaco a los pies de Primo Osborne-. Nos vamos.
para mirarlos y escucharlos. A lo mejor comprendía lo que Primo Osborne dejó de sonreir.
decían. A lo mejor le estaban dando órdenes. -Entonces insisto en que me lleve con usted -dijo, y trató
Luego casi me eché a reír, porque se puso a escuchar de subir a la calesa.
algo, y yo lo oí también. Cap se metió la mano en la chaqueta y cuando la sacó
Era un golpear en el camino. otra vez, tenía una enorme pistola en ella.
-Cap Pritchett -dije-. Es el cartero. Ahora podremos irnos -¡Baje! -gritó-. Señor, está hablando con el Correo de los
al pueblo en su calesa. Estados Unidos, y usted no manda en el Gobierno,
-Deja que hable con él -dijo--. Y sobre tus tíos, no hay ¿entiende? Ahora baje, si no quiere que le esparza los sesos
por qué alarmarle y no vamos a armar escándalo, ¿no te en el camino.
parece? Corre adentro. Primo Osborne arrugó el ceño, pero se apartó en seguida
-Pero, Primo Osborne –dije-. Tenemos que decir la de la calesa.
verdad. Me miró a mí y encogió los hombros.
-Pues claro que sí, hijo. Pero eso es cosa de mayores. -Cometes una gran equivocación, Willie -dijo.
Ahora corre. Ya te llamaré. Yo no le miré siquiera. Cap dijo: «Vamos», y salimos al
Hablaba con mucha amabilidad y hasta sonrió, pero de camino. Las ruedas de la calesa rodaron más y más de prisa,
todos modos me llevó a la fuerza hasta el porche y me metió y no tardamos en perder de vista la casa y Cap se guardó la
en la casa y cerro con un portazo. Me quedé en el vestíbulo a pistola y me palmeó en el hombro.
oscuras y pude oír a Cap Pritchett y llamarle, y que él subía a -Deja de temblar, Willie -dijo-. Ahora estás a salvo. Nadie
la calesa y hablaba, y luego oí un murmullo muy bajo. Miré te molestará. Dentro de una hora o así estaremos en el
por una raja de la puerta y los vi. Cap Pritchett le hablaba pueblo. Ahora sosiégate y cuéntale al viejo Cap todo lo que
amistosamente, con humor, y no pasaba nada. ha pasado.
Después, al cabo de un minuto o dos, Cap Pritchett hizo Se lo conté. Tardé mucho tiempo. Corríamos a través de
un gesto de despedida y cogió las riendas, ¡y la calesa se los bosques, y antes de que me diera cuenta, casi había
puso en marcha otra vez! oscurecido. El sol se deslizó furtivamente detrás de los
Entonces me di cuenta de lo que tenía que hacer, pasara montes. La oscuridad empezaba a invadir los bosques a
lo que pasase. Abrí la puerta y eché a correr, con la maletita ambos lados del camino, y los árboles empezaban a susurrar,
y todo, sendero abajo, y luego por el camino, detrás de la diciéndoles a las sombras que nos siguiesen.
calesa. Primo Osborne trató de cogerme cuando pasé por su El caballo corría y brincaba y muy pronto oímos otros
lado, pero lo esquivé y grité: ruidos a lo lejos. Podían ser truenos o podían ser otra cosa.
-¡Espéreme, Cap, quiero irme, lléveme al pueblo! Pero lo que era seguro es que se avecinaba la noche y que
Cap se detuvo y miró hacia atrás, realmente era víspera de Todos los Santos.
desconcertado. La carretera cruzaba entre 1os montes ahora, y no beías
-¡Willie! –dijo-. Creía que te habías ido. Él me ha dicho adónde te iba a llevar la siguiente curva. Además, oscurecía
que te habías marchado con Fred y con Lucy. muy de prisa.
-No le haga caso -dije-. No quería que me fuera. Lléveme -Sospecho que nos va a caer un chaparrón -dijo Cap,
al pueblo. Tengo que contarle lo que ha pasado. Por favor, mirando hacia el cielo-. Eso son truenos, creo.
Cap, tiene que llevarme. -Tambores -dije yo.
-Claro que sí, Willie. Sube. -¿Tambores?
Salté arriba. -Por la noche pueden oírse en los montes -dije-. Los he
Primo Osborne vino en seguida a la calesa. oído todo este mes. Son ellos, se están preparando para el
-Baja ahora mismo -dijo con astucia-. No puedes sabbath.
marcharte así como así. Te lo prohíbo. Estás bajo mi -¿El sabbath? -Cap me miró-. ¿Dónde has oído hablar del
custodia. sabbath?
-No le escuche -supliqué-. Lléveme, Cap. ¡Por favor! Entonces le conté algo más sobre lo que había ocurrido.
-Muy bien -dijo Primo Osborne-. Si insistes en no ser Le conté todo lo demás. No dijo nada, y al poco tiempo no
razonable, iremos todos. No puedo consentir que te vayas pudo haber contestado tampoco porque los truenos sonaban
solo. alrededor nuestro, y la lluvia azotaba la calesa, la carretera,
Sonrió a Cap. todo. Ahora había oscurecido completamente, y sólo
-Como ve. el chico está trastornado -dijo-. Espero que no podíamos ver cuando surgía algún relámpago. Tenía que
le molesten sus desvaríos. El vivir aquí como él... bueno, gritar para hacerme oír, contarle a voces los seres que se
usted me comprende, no es el mismo. Se lo explicaré todo habían apoderado de Tío Fred y habían venido por Tía Lucy,
camino del pueblo. los que se habían llevado nuestro ganado y luego enviaron a
Primo Osborne por mí. Le conté a gritos también lo que
había oído en el bosque.
A la luz de los relámpagos pude ber la cara de Cap. Vi una gran piedra blanca en el centro de un claro que
Sonreía o arrugaba el ceño... parecía que me creía. Y noté había en lo alto de una colina. Había fuegos rojos y verdes
que había sacado otra vez la pistola y que sostenía las detrás y a su alrededor, de modo que todo se recortaba
riendas con una mano a pesar de que corríamos muy de contra las llamas.
prisa. El caballo estaba tan asustado que no necesitaba que Había hombres junto al altar, hombres de largas barbas
lo fustigaran para mantenerse al galope. grises y rostros arrugados, hombres que echaban al fuego
La vieja calesa saltaba y daba bandazos y la lluvia silbaba unos polvos que olían espantosamente mal y hacían las
en el viento y era todo como un sueño espantoso, pero real. llamas rojas y verdes. Y tenían cuchillos en las manos, y
Era real cuando le conté a gritos a Cap Pritchett lo que oí podía oírles aullar por encima de la tormenta. De espaldas,
aquella vez en el bosque. acuclillados en el suelo, había más hombres que hacían sonar
-Shoggoth -grité-. ¿Qué es un shoggoth? los tambores.
Cap me cogió el brazo, y luego surgió un relámpago y Poco después llegó algo más a la loma: dos hombres
pude ver su cara con la boca abierta. Pero no me miraba a conduciendo ganado. Podría asegurar que eran nuestras
mí. Miraba el camino y lo que teníamos delante. vacas lo que conducían y las llevaron derecho al altar y luego
Los árboles se habían como juntado cubriendo la los hombres de los cuchillos las degollaron como sacrificio.
siguiente curva, y en la oscuridad parecía como si estuviesen Todo esto lo pude ver por los relámpagos y las llamas de
vivos... se movían y se inclinaban y se retorcían para las hogueras, y yo me agazapé en el suelo de modo que no
cerrarnos el paso. Surgió un relámpago y pude verlos con me pudieran descubrir.
claridad, y también algo más. Pero en seguida dejé de ver bien, debido a la forma de
Era algo negro que estaba en el camino, algo que no era echar polvos en el fuego. Se levantó un humo muy espeso
árbol. Algo negro y enorme, agachado, esperando con unos Cuando este humo se lebantó los hombres empezaron a
brazos como cuerdas extendiéndose y contorsionándose. cantar y a rezar más alto.
-¡Shoggoth! -gritó Cap. Pero yo apenas le oí porque los Yo no podía oír las palabras, pero sonaba como lo que
truenos retumbaban ahora y el caballo soltó un relincho y escuché en los bosques la otra vez. No podía ver muy bien,
sentí un tirón de la calesa hacia un lado y el caballo se pero sabía lo que iba a pasar. Dos hombres que habían
encabritó y casi caímos sobre aquello negro. Pude notar un conducido el ganado bajaron por el otro lado de la loma y
olor espantoso, y Cap apuntó con la pistola y soltó un disparo cuando volvieron a subir traían nuevas víctimas para el
casi tan fuerte como el trueno y casi tan ruidoso como el sacrificio. El humo no me dejaba ver bien, pero las víctimas
estampido que se produjo cuando herimos a aquella negra tenían dos piernas, no cuatro patas. Tal vez hubiera podido
monstruosidad. ver mejor en ese momento, pero me tapé la cara cuando las
Entonces sucedió todo en un momento. El trueno, la arrastraron ante el altar blanco y lebantaron los cuchillos y el
caída del caballo, el tiro, y nuestro choque al pasar la calesa fuego y el humo se avivaron de pronto y los tambores
por encima. Cap debía llevar las riendas atadas alrededor de resonaron y cantaron todos y llamaron en voz muy alta a
su brazo, porque cuando cayó el caballo y se volcó la calesa alguien que aguardaba en el otro lado de la loma.
salió de cabeza por encima del guardafango y fue a parar El suelo empezó a estremecerse. Creció la tormenta y
sobre la agitada confusión que era el caballo... y la redoblaron los relámpagos y los truenos y el fuego y e1
monstruosidad negra que lo había atrapado. Yo sentía que humo y los cánticos y yo estaba medio muerto de miedo,
salía despedido hacia la oscuridad, y luego que aterrizaba en pero una cosa podría jurar: que el suelo empezó a
el barro y la grava del camino. estremecerse. Se sacudió y tembló, y ellos llamaron a alguien
Hubo truenos y gritos y otro ruido que yo había oído y ese alguien acudió como al cabo de un minuto.
antes una vez, en los bosques... un zumbido como de una Acudió arrastrándose cuesta arriba hasta el altar y el
voz. sacrificio, y era negro como aquella monstruosidad de mis
Por eso no miré hacia atrás. Por eso ni se me ocurrió sueños, como aquella cosa negra con cuerdas y en forma de
pensar en el daño que me había hecho al caer... me puse de árbol y con una gelatina verdosa de los bosques. Y subió con
pie y eché a correr por la carretera lo más de prisa que sus pezuñas y bocas y brazos serpeantes. Y los hombres se
podía, en medio de la tormenta y la oscuridad, mientras los inclinaron y retrocedieron y entonces aquello se acercó al
árboles se contorsionaban y retorcían y agitaban sus cabezas altar donde había algo que se retorcía encima, que se
y me apuntaban con sus ramas y se reían. retorcía y chillaba.
Por encima de los truenos oí el relincho del caballo y oí el La monstruosidad negra se inclinó sobre el altar y
alarido de Cap, también, pero no me volví a mirar. Los entonces oí un zumbido por encima de los gritos al
relámpagos se sucedían a intervalos, y yo corría entre los agacharse. Sólo miré un minuto, pero en este tiempo la
árboles ahora porque el camino no era más que un cenegal negra monstruosidad empezó a inflarse y a crecer.
que me sujetaba y me sorbía las piernas. Al cabo de un rato Eso pudo conmigo. Perdí todo sentido de la prudencia.
comencé a gritar yo también, pero no podía ni oírme yo Tenía que correr. Me lebanté y corrí y corrí y corrí, gritando a
mismo debido a los truenos. Y más que truenos. Oía voz en cuello sin importarme que me oyeran.
tambores. Seguí corriendo y gritando en medio de los bosques y la
De repente, salí del bosque y llegué a los montes. Corrí tormenta y huyendo de aquella loma y aquel altar y entonces
hacia arriba y el rumor de los tambores se hizo más fuerte, y de repente supe dónde estaba y que había vuelto aquí a la
no tardé en ver un poco medianamente, aunque no ya por casa de mis tíos.
los relámpagos. Porque había fogatas encendidas en el Sí, eso es lo que había hecho: correr en circulo y
monte; y el percutir de los tambores venía de allí. regresar. Pero ya no podía continuar, no podía seguir
Me extravié en el ruido; el viento gemía y los árboles se soportando la noche y la tormenta. Así que corrí adentro. Al
reían y los tambores palpitaban. Pero me detuve a tiempo. principio, después de cerrar la puerta me dejé caer en el
Me detuve cuando vi con claridad las fogatas; eran unos suelo, cansado de tanto correr y gritar.
fuegos rojos y verdes que ardían aun con toda la lluvia.
Pero al cabo de un rato me levanté y busqué clavos y un Quisiera no estar tan asustado. No lo estoy tanto por mí
martillo y unas tablas de Tío Fred que no estuvieran hechas como por otras gentes; los que pueden venir a vivir por aquí,
astillas. y les pase lo mismo... o peor.
Primero clavé la puerta y luego todas las ventanas. Hasta Tenéis que creerme. Id a los bosques, si no. Id a la loma.
la última. Creo que estuve trabajando varias horas. Al A la loma donde ellos hicieron los sacrificios. Puede que ya
terminar, la tormenta se había disipado y todo quedó no estén las manchas y la lluvia haya borrado las huellas.
tranquilo. Lo bastante tranquilo como para poderme echar en Puede que no encontréis ningún rastro de fuego. Pero la
la cama y quedarme dormido. piedra del altar tiene que estar allí. Y si está, sabréis la
Me he despertado hace un par de horas. Era de día. He verdad. Debe haber unas manchas redondas y grandes en
podido ver la luz a través de las rajas. Por la forma de entrar esa piedra. Manchas de medio metro de anchas.
el sol, he comprendido que ya es por la tarde. He dormido No he hablado de ellas. Al final, miré hacia atrás. Vi a la
toda la mañana y no ha venido nadie. monstruosidad negra aquella que era un shoggoth. La vi
Calculaba que tal vez podía abrir y marcharme a pie al cómo se hinchaba y crecía. Creo que he dicho ya que podía
pueblo como había planeado ayer. cambiar de forma, y que se hacía enorme. Pero no podéis
Pero calculaba mal. imaginar el tamaño ni la forma y yo no lo quiero decir.
Antes de ponerme a quitar los clavos, le he oído. Era Lo único que digo es que miréis. Que miréis y veréis lo
Primo Osborne, naturalmente. El hombre que dijo que era que se esconde debajo de la tierra en estos montes,
Primo Osborne quiero decir. esperando salir para celebrar su festín y matar a alguien
Ha entrado en el cercado gritando: «¡Willie!» Pero yo no más.
he contestado. Luego ha intentado abrir la puerta y después Esperad. Ya vienen. Se está haciendo de noche y puedo
las ventanas. Le he oído golpear y maldecir. Eso ha estado oír sus pasos. Y otros ruidos. Voces. Y otros ruidos. Estan
mal. aporreando la puerta. Y estoy seguro de que deben tener un
Pero entonces se ha puesto a murmurar, y eso ha sido tronco o tablón para derribarla. Toda la casa se estremece.
peor. Porque significaba que no estaba solo. Oigo hablar a voces a Primo Osborne, y también ese
He echado una ojeada por una raja, pero se habían ido a zumbido. El olor es espantoso. Me estoy poniendo enfermo, y
la parte de atrás de la casa, así que no he visto quiénes dentro de un minuto...
estaban con él. Mirad el altar. Luego comprenderéis qué estoy tratando
Creo que da lo mismo, porque si estoy en lo cierto, es de decir. Mirad las grandes manchas redondas, de medio
mejor no berlos. metro de anchas, a cada lado. Es donde la enorme
Ya es bastante desagradable oírlos. monstruosidad negra se agarró.
Oír ese ronco croar, y luego oírle a él hablar y después Mirad las marcas, y sabréis lo que vi, lo que me da
croar otra vez. miedo, lo que espera para atraparos, a menos que lo
El olor es un olor espantoso, como el limo verde de los sepultéis para siempre bajo tierra.
bosques y del pozo. Marcas negras de medio metro de anchas. Pero no son
El pozo... han ido al pozo de atrás. Y he oído a Primo manchas.
Osborne decir algo así como: «Esperad hasta que oscurezca. En realidad, son ¡huellas de dedos!
Podemos utilizar el pozo si encontráis la entrada. Buscad la Han derribado la puerta d...
entrada.»
Ahora ya sé lo que significa. El pozo debe de ser una Robert Bloch: Cuaderno hallado en una casa
especie de entrada al lugar que tienen bajo tierra, que es deshabitada
donde esos druidas viven. Y esa monstruosidad negra. Notebook found in a deserted house. Trad. Francisco
He estado escribiendo de un tirón y ya la tarde se va Torres Oliver
yendo. Miro por las rajas y veo que está oscureciendo otra Relatos de los mitos de Cthulhu II
bez. Bruguera-Libro Amigo 585. 1978-81
Ahora es cuando vendrán por mí; cuando oscurezca.
Romperán la puertas y las ventanas y entrarán y me
cogerán. Me bajarán al pozo, me llevarán a los negros
lugares donde están los shoggoths. Debe de haber todo un
mundo debajo de los montes, un mundo donde se ocultan y
esperan para salir por más víctimas, por más sacrificios. No
quieren que haya seres humanos por aquí, salvo los que
necesitan para los sacrificios.
Yo vi lo que esa monstruosidad negra hizo en el altar. Sé
lo que me va a pasar.
Tal vez echen de menos a Primo Osborne en su casa y
envíen a alguien a averiguar qué le ha pasado. Puede que las
gentes del pueblo echen de menos a Cap Pritchett y vengan
a buscarle. Puede que vengan y me encuentren. Pero si no
vienen pronto, será demasiado tarde.
Por eso he escrito esto. Es verdad lo que digo, con la
mano sobre el corazón, cada palabra. Y si alguien encuentra
este cuaderno donde yo lo escondo, que vaya y se asome al
pozo. Al pozo viejo, que está detrás.
Que recuerde lo que he dicho de ellos. Que ciegue el
pozo y seque las charcas. No tiene sentido que me
busquen... si no estoy aquí.
La Mueca Del Monstruo era excesivamente formal para aquella hora del día y parecía
Robert Block sentarle mal. Diríase que sobraba una talla; los pantalones
grises de rayadillo caían en demasía y la chaqueta se
El destino juega malas pasadas, ¿no es verdad? Hace abombaba de forma extraña. Observé la presencia de unas
seis meses yo era un conocido y bastante celebrado diminutas pellas de barro seco en sus botas, y que no llevaba
psiquiatra en ejercicio; hoy me encuentro recluido en un sombrero. En fin, un tipo excéntrico; un esquizofrénico,
sanatorio para casos mentales. Como médico alienista más quizá, con tendencias hipocondriacas.
de una vez he enviado pacientes a esa misma institucion en Iba a formularle algunas preguntas de rutina cuando
la que ahora me veo confinado. ¡Qué ironía! Ahora soy su rompió a hablar por su cuenta. Era un hombre muy ocupado,
hermano en la desgracia. dijo, y procedería a informarme inmediatamente de su
Sin embargo, no estoy realmente loco. Me han ingresado dificultad, sin preliminares ni introducciones innecesarias. Se
aquí porque decidí contar la verdad, y ésta no era de la clase reclinó en su asiento, de manera que el rostro quedara en
que los hombres osan revelar o reconocer. Verdad es que mi penumbra, se aclaró la garganta nerviosamente, y empezó
participación en el asunto me llevó a sufrir una grave crisis sin más.
nerviosa, que, no obstante, no me trastornó de manera Estaba preocupado, afirmó, por algunas cosas que
irreversible. Lo que digo es cierto, ¡lo juro!, pero no me habían llegado a sus oídos y que había leído; le provocaban
creen. Claro que carezco de pruebas tangibles que ofrecer: sueños extraños y a menudo caía en fases de incontrolable
nunca más he vuelto a ver al profesor Chaupin desde aquella melancolía. Todo ello, qué duda cabía, le dificultaba su
malhadada noche de agosto, y mis investigaciones trabajo; sin embargo, no podía hacer nada para remediarlo.
subsiguientes revelaron la inexistencia de su presunta ¡Y es que sus obsesiones tenían un fundamento real!
ocupación en Newberry College. Esto, sin embargo, no hace Finalmente había decidido acudir a mi consulta para someter
más que abonar la validez de mi declaración; declaración sus cuitas a mi análisis.
que, dicho sea de paso, me ha valido esta reclusión Le pedí que me contara esas pesadillas y fantasías tan
vergonzosa, esta aborrecible muerte en vida. molestas, esperando en cierto modo que todo parara en una
Hay aún otra prueba, concreta, que podría dar si me serie de imágenes harto comunes en un dispéptico. Mi
atreviera; pero sería demasiado terrible. No debo llevarles al suposición, sin embargo, resultó desastrosamente errónea.
lugar exacto, en aquel cementerio anónimo, y señalarles el
pasaje que se abre por detrás de aquella tumba. Es mejor El sueño más frecuente giraba en torno a lo que llamaré
que sólo sea yo quien sufra y que al mundo le sea vedado el Cementerio de la Misericordia por razones pronto
ese conocimiento que destruye la razón. Pero es duro vivir evidentes. Se trata de un viejo y antiguo solar
así, sumando a la miseria de mis días el tormento de mis semiabandonado en el sector más viejo de la ciudad, antaño
interminables noches. De ahí que haya decidido pergeñar floreciente, en concreto hacia la última parte del siglo
esta declaración, este relato, con la esperanza de que, quizá, pasado. La localización exacta de esta visión nocturna era en
esta pausada revisión de mi caso contribuya a aliviarme en torno y en el interior de un mausoleo situado en la parte más
parte del opresivo peso de mis recuerdos. derruida y arcaica del camposanto. Los incidentes del sueño
Todo empezó un dia de agosto último en mi despacho tenían lugar siempre a la caída de la noche, a la luz de una
de la ciudad. La mañana había sido de poco movimiento y la luna mortecina y espectral. Al parecer se sucedían las
bochornosa tarde iba llegando a su fin cuando la enfermera visiones fantásticas en aquel panorama sombrío, como
introdujo al primer paciente. Se trataba de un caballero al preludio de unas voces, apenas susurradas, que, según sus
que jamás había atendido con anterioridad. Profesor palabras, parecían instarle a que tomara una senda concreta,
Alexander Chaupin, dijo llamarse, del Newberry College. de gravilla, que conducía a la verja de una tumba particular.
Hablaba de modo sibilante y con una peculiar entonación que La pesadilla surgía sin excepción en mitad de un sueño,
me hizo pensar que no había nacido en este país. Le rogué por lo demás perfectamente conciliado. De repente se veía
que tomara asiento y traté de componerme una primera caminando en plena noche a lo largo de una vereda
impresión mientras procedía con lo sugerido. bordeada de árboles, hasta llegar a aquella tumba, cuyo
Era alto y seco; de cabellos asombrosamente blancos, acceso ganaba después de soltar las cercas herrumbrosas
casi platinados; sin embargo, su aspecto y constitución física que protegían su entrada. Una vez en el interior, parecía no
general convenían más bien a un hombre de unos cuarenta experimentar dificultad alguna en hallar su camino a pesar de
años. Sus penetrantes ojos verdes destacaban contra la la oscuridad reinante; tanto era así que, con extraña facilidad
palidez de su abombada frente, acentuada por la negrura de y aun pericia, se dirigía indefectiblemente a un nicho
las gruesas cejas. La nariz era larga, de sensuales aletas, concreto. Se arrodillaba ante él y después de presionar
pero los labios eran finos, contradicción fisonómica en la que ligeramente sobre un resorte o palanca oculto entre los
reparé al instante. Las estrechas manos me parecieron cascajos del piso quedaba expuesta una pequeña abertura o
sorprendentemente pequeñas, con largos y ahusados dedos paso a una tenebrosa caverna. Llegado a este punto, el
terminados en uñas de tamaño fuera de lo común, paciente hablaba de los vapores nitrosos y olores
mantenidas probablemente así, decidí, como asistencia para nauseabundos que creía percibir a su alrededor y, sobre
la lectura o la búsqueda frecuente de referencias en los todo, por delante de él. Sin embargo, seguía diciendo, en su
textos. Su continente todo me hizo pensar en una pantera en sueño no se sentía en absoluto repelido por aquella
reposo, y poseía toda la gracilidad y aplomo de un extranjero circunstancia, sino que, por el contrario, parecía urgirle
seguro de sí mismo. La rica luz del atardecer me permitió seguir adelante, lo cual le llevaba cada vez más abajo a
observar con detalle su rostro, enteramente cubierto de través de una interminable sucesión de escalones tallados en
minúsculas arrugas. Reparé asimismo en la notable palidez la misma pared rocosa. De pronto se daba cuenta de que
de su tez, hecho que atribuí a algún trastorno dermatológico. había llegado al fondo.
Pero lo más sorprendente, sin duda, era su peculiar manera Entonces iniciaba un nuevo y prolongado viaje a través
de vestir. Su atuendo, aunque de buena calidad y en de cavernas y laberínticos recovecos que parecían no tener
impecable estado, resultaba incongruente en dos sentidos: fin. Iba penetrando más y más en las entrañas de la tierra,
atravesando cuevas y criptas, túneles y fosas que se le la infamante y prohibida Fábula de Nyarlathotep o en la
antojaban abismales, y siempre rodeado de la densísima Leyenda del Anciano Saboth.
negrura de la noche inmemorial. Mi interlocutor se lanzaba ahora a un deshilvanado y
Al llegar a este punto hacia una pausa en su relato y su presuroso discurso sobre oscuros mitos mágicos y secretos,
voz adquiría timbre y tono de frenética y estridente con frecuentes alusiones a retazos de tradición antigua como
excitación. los relativos al harto fabulado Leng, al tenebroso N'ken y a la
El horror venia a continuación. Súbitamente llegaba a demoníaca y posesa Nis; habló también de blasfemias tales
una serie de oquedades o cámaras tenuemente iluminadas, y como la Luna de Yiggurath y la parábola secreta de
allí, entre las sombras, veía cosas. Se trataba de los Byagoona la Sin Rostro.
habitantes de aquel medio; la horrible ralea que medraba de Era obvio que estas incoherentes explosiones verbales
los muertos. Poblaban aquellas cavernas revestidas de me habían de dar la clave de su problema, y tras ardua y
huesos humanos y adoraban a dioses primitivos en altares difícil argumentación, logré calmarlo lo suficiente para
sustentados por calaveras. Disponían de innumerables exponérselo así.
túneles que conducían a las tumbas, y de profundos pozos Sus lecturas e investigaciones habían sido causa de su
en los que acechaban a presas vivas. Y ésos eran los crisis, expliqué. No debía sobrecargar su cerebro con tales
horrendos seres que veía en sueños; los indescriptibles especulaciones; esas cosas eran peligrosas para mentes
vampiros y monstruos de la noche. normales. Yo mismo había leído y aprendido lo suficiente
Debió ver la expresión de mi rostro, pero hizo caso sobre todo aquello para saber que semejantes ideas no
omiso de ella. Su voz, al proseguir, reflejaba la tensión que le debían ser abordadas con excesiva intención ni con ánimo de
embargaba. comprenderlas. Además, tampoco debía tomarse en serio
No intentaría describir esas criaturas, dijo, salvo para aquellos pensamientos; después de todo, esas narraciones
dccir que cran horripilantes, particularmente obscenas y eran meramente alegóricas. No hay vampiros, ni monstruos,
estremecedoras. No le era difícil reconocer su carácter y ni demonios, y él mismo se daría cuenta de que sus sueños
naturaleza debido a ciertos actos muy significativos, que podían ser objeto de una interpretación simbólica.
siempre llevaban a cabo. Y era la contemplación de esas Permaneció en silencio unos instantes cuando hube
prácticas, más que nada, lo que le llenaba de pánico. Hay acabado. Suspiró y me habló de nuevo con voz grave y
cosas que ni siquiera han de ser insinuadas a una mente expresión resuelta. Todas mis palabras hacían justicia a mi
sana; lo que constituía sus terribles pesadillas era, profesión, dijo, y, por tanto, resultaban propias en una
precisamente, eso. En sus sueños, esos seres no se le persona como yo. Pero sus conocimientos llegaban más
acercaban y, al parecer, ignoraban o despreciaban su lejos. ¿Acaso no había visitado personalmente el lugar de sus
presencia; proseguían con sus escalofriantes actos en sueños?
aquellos osarios o intervenían en licenciosas orgías sin Interpuse una observación acerca de la influencia del
nombre. Pero no deseaba seguir hablando sobre aquello. Sus subconsciente, pero él desestimó mis razones con un gesto
escapadas nocturnas terminaban siempre con el paso de una vago de su mano y siguió su perorata.
nutrida procesión de estas monstruosidades a través de una Con voz temblorosa y llena de excitación histérica añadió
caverna aún más inferior, desfile que él contemplaba desde entonces que iba a revelarme lo peor. Y es que no me había
una cornisa elevada. Tan sólo el fugaz atisbo de los reinos de dicho aún todo lo que era preciso saber sobre los sucesos
aquellas profundidades le recordaba algunos pasajes del concurrentes en su descubrimiento de la cripta del
Infierno dantesco, y no le era posible contener el llanto cementerio. No se había detenido ante la corroboración de
siquiera dormido. Mientras contempiaba esta procesión sus visiones. Había ido aún más lejos. Hace unas noches
demoníaca, perdía pie de pronto y se veía precipitado a las penetró en la necrópolis y dio con el nicho en cuestión; echó
tenebrosas honduras. Afortunadamente su pesadilla se escaleras abajo y halló... el resto. No podía decirme cómo
interrumpía aquí, y se despertaba totalmente en sudor. logró regresar a su casa, pero las tres veces que había
Noche tras noche habían venido repitiéndose sus repetido su excursión al escenario de aquellos actos había
sueños, aunque no era éste el peor de sus males. Lo que le acabado por encontrarse a la postre nuevamente en su
producía el mayor y más horroroso pánico era su lecho. Era verdad todo lo que me decía... ¡había visto
conocimiento de que ¡aquellas visiones correspondían a la aquellas cosas! Era necesario que le ayudara, ¡en seguida!,
realidad! antes de que cometiera una locura.
Lo calmé con dificultad mientras trataba de hallar un
Llegado a este punto, yo le interrumpía cada vez trataminto lógico y eficaz dadas las circunstancias. Era
impacientemente; sin embargo, él insistía en proseguir. evidente que se encontraba al borde de una seria crisis, que
¿Acaso no había visitado aquel cementerio a las pocas podía ser muy peligrosa. Era inútil intentar persuadirle o
repeticiones del sueño y no había hallado en verdad la cripta convencerle de que esos últimos incidentes habían sido tan
que en su pesadilla había aprendido a reconocer al instante? soñados como los primeros, de que su sistema nervioso le
¿Y qué podía decirle de los libros? Aquella situación le había había sometido a alucinaciones. Y tampoco podía esperar
impulsado a realizar una profunda y extensa investigación en que se diera cuenta, en su presente estado de ánimo, de que
la sección privada de la biblioteca antropológica de la los libros responsables de su aflicción eran meramente el
institución donde trabajaba. Como hombre ilustrado y culto, producto demencial de mentes trastornadas. Estaba claro
no cabía duda alguna de que yo admitiría esas verdades que la única vía que parecía quedarme abierta era, por el
sutiles y veladas, furtivamente manifiestas en obras tales momento, la de contemporizar, para demostrarle al fin,
como Misterios del gusano de Ludvig Prinn o los grotescos efectivamente, la enorme falacia de sus creencias.
ritos de Magia negra del místico Luveh-Keraphf, el sacerdote Por consiguiente, y en respuesta a sus reiterados
del críptico culto Bast. Hacía poco que él mismo había llevado ruegos, cerramos un trato. Me llevaría al lugar donde decía
a cabo algunos estudios en el legendario y demencial haber localizado sus sueños y objeto de sus excursiones, y
Necronomicón de Abdul Alhazred. La verdad es que no pude me demostraría la verdad de lo que afirmaba. En suma,
refutar los arcanos sugeridos y temerosamente abordados en convine en reunirme con él a las diez de la noche del día
siguiente en el cementerio. Su alegría ante el acuerdo resolver de una vez por todas las cuestiones aún pendientes.
resultaba patética; me sonrió como niño al que acaba de No es que estuviera dispuesto a creer la incoherente retahíla
serie regalado el más preciado de los juguetes. Estaba más de Chaupin sobre monstruos imaginarios y demás; la mera
que claro que le satisfacía sobremanera mi decisión. existencia de un pasadizo no demostraba necesariamente la
Le prescribí un sedante ligero para aquella noche, verdad de todos sus asertos. Quizá si le acompañaba hasta el
dispuse los pormenores de nuestro encuentro y me despedí término del corredor su mente se tranquilizaría al fin en lo
de él. que a la fatalidad de sus otras sospechas se refería, Pero -y
sólo con profundo pánico me atreví a reconocer la
Su partida me dejé en un estado de gran excitación. Ahí posibilidad- ¿y si realmente había algo en verdad maligno en
tenía, por fin, un caso digno de estudio: ¡un profesor de su relato acerca de lo que albergaban aquellas tinieblas?
universidad, culto, bien educado, inteligente, presa de ¿Alguna cuadrilla de refugiados, fugitivos de la ley quizá,
pesadillas y terrores nocturnos propios de un niño! Resolví asentados en semejantes escondrijos? Puede que hubieran
escribir una monografía que registrara los resultados del dado con él por pura casualidad, pero ¿y si hubiera sido así?
tratamiento. Estaba convencido de que, a la noche siguiente, Aun en este caso, algo me dijo que tendríamos que
se revelaría la incontrovertible falacia de sus preocupaciones proseguir y ver por nosotros mismos. Y a este impulso
y de que el efecto curativo sería inmediato. Dediqué gran interno Chaupin sumó sus demandas verbales. Debía dejarle
parte de aquella velada al estudio y a la investigación de que me mostrara la verdad, decía, y se disiparían todas mis
todas y cada una de las circunstancias del caso; y la mañana dudas. Luego, creería, y sólo con fe estaría en situación de
siguiente, a una revisión apresurada, aunque intensa, de la curarlo. Me rogaba, pues, que le acompañara, pero si me
edición expurgada del Culte des Goules del conde d'Erlette. negaba a hacerlo, tendría que recurrir a la policía para que
Al anochecer me hallaba ya dispuesto a lo que viniera, y investigara el lugar.
a eso de las diez, calzado con botas altas, abrigado por una Fue este último argumento el que me decidió. No podía
gruesa chaqueta de lana y tocado con un casco de minero permitir que mi nombre se viera mezclado en un asunto que
provisto de una linterna, aguardaba la llegada de mi paciente encerraba tan magnificas oportunidades para levantar un
junto a la puerta principal del abandonado camposanto. escándalo público. Si el hombre estaba verdaderamente loco,
Confieso, no obstante, que me era difícil eludir cierta yo sabría cuidarme. Si no... en fin, pronto sabría a qué
sensación de incomodo, amén de una súbita nictafobia. La atenerme. Por consiguiente, asentí con la cabeza y me hice a
verdad, no me seducía ni poco ni mucho la tarea que me un lado para que abriera camino.
aguardaba. Tanto, que me sorprendí de pronto rezando para La abertura se me antojó semejante a las fauces de un
mis adentros para que llegara de una vez mi compañero. monstruo mítico, y ¡abajo fuimos! Era una escalerilla
No se hizo esperar en demasía. Apareció de igual guisa serpenteante tallada en la roca; hacía calor y todo era muy
que yo más o menos, pero con mejor ánimo. Traspusimos húmedo. El aire parecía portar el hediondo olor de materias
juntos la pequeña cerca que limita el recinto, y seguidamente que se corrompen. Era un viaje a través de los confines más
me condujo a través de las diferentes secciones del lugar, fantásticos de una horrenda pesadilla, un camino que llevaba
iluminadas por una fantasmagórica luna, hasta llegar a una a remotas criptas de ignorados abismos de la tierra. Todo allí
zona recluida, totalmente a oscuras. Había lápidas dispersas era secreto, salvo para los gusanos, y a medida que
por doquier, como si aquel lugar concreto perteneciera a una avanzábamos no pude reprimir el deseo ferviente de que
sección más antigua. Un temor atávico hizo que reprimiera siguiera así. Me di cuenta de que iba entrándome un pánico
un violento y repentino temblor ante la evocación de las irremediable y de que, para mi sorpresa, Chaupin aparecía
activas poblaciones de gusanos que medraban bajo nuestros desconcertantemente sereno.
pies. Me propuse evitar que mis pensamientos giraran Fueron varios los factores que contribuyeron a mi
demasiado tiempo en torno a lo macabro de las creciente malestar. De una parte, no me gustaban las ratas
circunstancias, y me sentí hasta aliviado cuando el profesor que iban surgiendo atropelladamente de los infinitos
Chaupin, impasible, me condujo por último senda arriba, recovecos que salpicaban aquella fantástica espiral de
entre unos árboles de gran follaje hasta desembocar frente al escalones. En el lugar parecía haberse congregado un
imponente mausoleo que decía haber profanado. verdadero ejército de roedores; ¡y todas aparecían pletóricas
de carnes y lustrosas de pelaje! Empecé a concebir toda
No podría soportar el extenderme demasiado en detalles suerte de conjeturas para explicarme su estado y cuáles
concernientes a lo que siguió. Baste decir que salvamos las podrían ser las fuentes de su comida. De la otra, reparé en
cadenas que cerraban la tumba y que el interior de la misma que Chaupin parecía conocer el camino a la perfección; y, si
era sobrecogedor. Por lo demás... ¡la promesa del profesor era verdad que había estado allí con anterioridad, ¿qué decir
Chaupin se cumplió plenamente!, pues descubrió el nicho en del resto de su historia?
cuestión a la luz de las linternas de nuestros cascos, hizo Mi mirada, perdida en aquel antro, captó de pronto otra
presión sobre el punto anunciado y, en efecto, a nuestros imagen sobrecogedora. ¡No había en los escalones rastro de
pies se abrió un túnel de acceso a las profundidades. Excuso polvo alguno! Diríase que eran de ¡uso constante! Por unos
decir que me quedé atónito ante aquello, y que la súbita e instantes mi mente rehusó comprender todo el significado de
indescriptible opresión del pánico hizo presa de mí. Debí aquel descubrimiento, pero cuando al fin se abrió paso a los
quedarme anonadado contemplando absorto la oquedad, sin mecanismos de mi razón, mi asombro no conoció límites. No
decir palabra. También el profesor guardó silencio. me atreví a creer plenamente en mi hallazgo por miedo a
Vacilé por primera vez. No abrigaba ya ninguna duda que mi sobreexcitada imaginación conjurara la probable
acerca de la validez de las afirmaciones del profesor. Las imagen de lo que podía ascender desde aquellas
había probado con creces. Sin embargo, ello no significaba profundidades, por aquella escalera.
que estuviera totalmente cuerdo; era obvio que no se había Rechazando presurosamente mis desvaríos, me precipité
curado de su obsesión. Con una repulsión que no podía en pos de mi silencioso guía, cuya linterna proyectaba
explicar, me di cuenta de que mi tarea distaba mucho de su extrañas sombras sobre los angostos muros. Me di cuenta de
fin; de que debíamos descender a aquellas profundidades y que empezaba a ponerme irremediablemente nervioso y traté
en vano de desechar mis temores con razonamientos cuando ya era demasiado tarde- que Chaupin habla dicho la
elaboradísimos en torno a complejos temas. verdad. Pero no me detuve a ponderar el alcance de mi
descubrimiento, alertado por un sordo rumor procedente de
las sombras más densas, que, creciente por momentos,
No había nada reconfortante en nuestro entorno. Las identifiqué al poco como atropellado tumulto de frenética
paredes irregulares y abovedadas de aquel túnel resultaban carrera. Me di la vuelta y corrí; corrí como un loco escaleras
verdaderamente opresivas a la vacilante luz de nuestras arriba, con la celeridad de una desesperación sin limites. No
lámparas. Se me ocurrió de pronto que aquella vía no podía era preciso que volviera la vista atrás; mis horrorizados oídos
haber sido abierta por nadie que no fuera anormal o cuyo habían captado claramente la cadencia de infinitos pasos
estado no rayara en la locura. Y no me atreví a dejar que mis precipitados. No podía oír otra cosa que el clamor de aquellos
pensamientos se desbocaran en oonjeturas sobre lo que pies desenfrenados..., ¡o patas!, hasta que fue mi propio
podía esperarnos más adelante. Proseguimos, pues, durante resuello, forzado y desfalleciente, el que vino a sumarse
largo rato en medio de un abrumador silencio. cuando enfilaba la primera espiral de aquellas interminables
Abajo, abajo y más abajo; nuestro camino iba escaleras a la cacofonía que atronaba mi cerebro. Seguí
haciéndose cada vez más estrecho, al tiempo que aumentaba ascendiendo a trompicones, haciendo un último esfuerzo por
la humedad del ambiente. De golpe dejó de haber escalones ganar distancia y por llevar aire a mis pulmones. Mi alma se
y nos encontramos en una cueva. Percibí una luz azulada, había llenado de un conocimiento que no dejaba lugar para
fosforescente como la ultravioleta, y me pregunté cuál podría más sentimíento que el miedo cerval. ¡Pobre Chaupin!
ser su origen. Vi un pequeño espacio abierto, de superficie Me pareció que percibía los sonidos cada vez más cerca.
más o menos lisa, sobre la que pendían numerosas ristras de Luego fue un horrísono alarido a sólo dos o tres rellanos de
colosales estalactitas, cuya base estaba constituida por mí; un aullido bestial cuyos tonos semihumanos fueron
gigantescos pilares. Más allá, donde la oscuridad se hacía pespunteados por una risa desencajada y burlona. ¡Venían!
más densa, aprecié la existencia de varias aberturas o ¡Se acercaban!
accesos a nuevos túneles que conducían, al parecer, a otros Redoblé mis esfuerzos ante el desenfrenado ritmo de
tantos miradores sobre las interminables vistas de la noche mis seguidores. No me atreví a mirar, pero sabía que
del olvido. Temí que el corazón se me paralizara por cerraban distancias. Vueltas y más vueltas, escalones y
momentos; diríase que habíamos profanado con nuestra tramos serpenteantes; los cabellos se me erizaron. Grité,
intrusión algunos misterios ignotos. Me puse a temblar, pero grité más, pero el vociferante horror me pisaba los talones.
en este instante Chaupin me tomó bruscamente del brazo y Adelante, adelante, adelante; más cerca, más cerca, cada
clavó sus uñas en mi hombro al tiempo que me conminaba a vez más cerca, mientras mi cuerpo se consumía en la agonía.
guardar silencio. Acabaron por fin los escalones y me lancé de cabeza por
Me habló en susurros mientras permanecíamos la estrecha abertura, mientras aquellas criaturas trasponían a
acurrucados uno junto al otro en aquella caverna subterránea oscuras los últimos diez metros que nos separaban. Coloqué
de insondables arcanos; fue desgranando en mi oído y con la losa justo en el momento en que la llama de mi linterna
voz apenas audible un escalofriante recuento de lo que, exhalaba sus últimos rayos vacilantes; pero antes de
según él, acechaba al amparo de las sombras que nos extinguirse dcl todo, el postrer espasmo del pábilo proyectó
rodeaban. Iba a demostrarme que sus palabras respondían su luz sobre la forma que encabezaba el tropel de mis
única y exclusivamente a la verdad; yo debía esperarie allí perseguidores. Asegurada la losa, busqué vacilante y ansioso
mientras él se aventuraba un poco más adelante. A su el mundo de los hombres.
regreso, tendría las pruebas necesarias. Y así diciendo, se Nunca olvidaré esa noche por mucho que me esfuerce
incorporó y desapareció casi al instante por una de las en borrar su horrible recuerdo. Jamás me será dado conciliar
galerías que se abrían al frente. Me dejó de manera tan el sueño que tanto anhelo. No me atrevo a darme muerte
repentina que no me dio tiempo de formular mis objeciones a por miedo a que me entierren en vez de incinerarme, aunque
su plan. la muerte sería bien recibida por el despojo humano en que
Seguí sentado en la oscuridad y aguardé... aunque no me he convertido. Nunca olvidaré porque conozco ahora toda
me atrevía a pensar qué. ¿Regresaría Chaupin? ¿Se trataba la verdad; pero hay una imagen por cuya desaparición de mi
de un engano monstruoso? ¿Estaba loco Chaupin, o era mente darla el alma... el enloquecedor recuerdo del instante
verdad lo que decía? Y de ser así, ¿qué no podría sucederle en que vi a los monstruos horrísonos, burlones, espantosos,
en aquel laberinto tenebroso? ¿Y qué me ocurriría a mi? a la luz de mi lámpara.
Había sido un tonto en haberme dejado persuadir; todo ¡Pues el primero y principal de ellos era el risueño y
aquello era demencial. Quizá aquellos llbros no fueran tan babeante horror conocido bajo el nombre de profesor
absurdos como había pensado: puede que la Tiérra alimente Chaupin!
terribles y espantosos secretos en su eterno pecho.
La luz azul se deshacía en sinuosas sombras sobre las La mueca del monstruo. Robert Bloch
paredes estalactíticas y parecía concentrarse alrededor del The grinning ghoul. Trad. Carlos M. Sánchez-Rodrigo
tenue círculo luminoso creado por mi minúscula linterna. No Horror 4. Libro Amigo 409
me gustaban aquellas sombras: me parecían distorsionadas, Editorial Bruguera, 1976
insanas, desconcertadamente profundas. Pero el silencio era
aún más poderoso: insinuaba todo lo indecible por venir; era
una cruel burla a mi creciente miedo y a mi soledad. Los
minutos pasaban con una lentitud exasperante y nada venía
a romper aquella quietud angustiosa.
Entonces estalló el griterío. Un repentino crescendo de
locura indescriptible se desbordó en aquella pesada
atmósfera, y mi alma conoció de pronto la más dolorosa
agonía, pues comprendí. Comprendí en aquel momento -
La Risa Del Vampiro cuerpo. Había barro seco en sus zapatos de cuero y no
Robert Bloch llevaba sombrero. Sin duda, era un tipo excéntrico, quizás,
un esquizofrénico, con tendencia a la hipocondría.
El destino nos juega extrañas bromas, ¿no es así? Hace Me preparé para hacerle las preguntas de rutina, pero en
seis meses yo era un psiquiatra de fama, y en la práctica de seguida me interrumpió. Me dijo que era un hombre de
mi profesión gozaba de un éxito más que moderado; hoy soy negocios, y que me iba a informar al instante de sus
un interno en un sanatorio para enfermos mentales. En mi dificultades, sin necesidad de preliminares o presentaciones.
especialidad como alienista y médico, habla confiado muchas Se acomodó en el sillón, donde la luz del sol se diluía en
veces a mis pacientes a la misma institución en la que hoy sombras, se aclaró la garganta y empezó.
me encuentro confinado, y ahora -¡ironía de las ironías!- soy Dijo que estaba preocupado por ciertas cosas que había
su hermano en mi desgracia. leido y oído; le proporcionaban extraños sueños, y a menudo
Y no obstante, en realidad no estoy loco. Me enviaron le procuraban periodos de incontrolable melancolía. Esto
aquí porque quise decir la verdad, y no era la clase de verdad interfería en su trabajo, y por consiguiente no podía hacer
que los hombres se atreven a revelar o a reconocer. Soy nada, pues sus obsesiones estaban fundadas en la realidad.
consciente de que mi papel en el asunto me llevó a sufrir una Finalmente había decidido venir a verme para hacer un
fuerte depresión nerviosa, pero no me afectó demasiado. Mi análisis de sus dificultades.
historia es cierta; lo juro -pero ellos no me creyeron. Le pedí que me contara sus sueños e imaginaciones,
Naturalmente, no tenía pruebas suficientes que ofrecer; no esperando oír una de las usuales descripciones del
he visto al Profesor Chaupin desde aquella noche repleta de dispéptico. Mi suposición, sin embargo, demostró ser
acontecimientos del pasado Agosto, y mis subsiguientes funestamente incorrecta.
investigaciones fallaron al acreditar su pretensión a un El sueño más corriente sucedía en lo que llamaré el
puesto en Newberry College: Esto, no obstante, sólo Cementerio de la Misericordia, por razones que pronto se
atestigua la validez de mi declaración; una declaración que sabrán. Este se hallaba en un antiguo lugar, grande y medio
me envió a este vergonzoso confinamiento, a una muerte en abandonado en la parte más vieja de la ciudad, que había
vida que aborrezco. sido próspera a Últimos del pasado siglo. El lugar exacto de
Hay otra prueba concreta que podría dar si me atreviera, sus visiones nocturnas era dentro y en los alrededores de
pero sería demasiado horrible. No debo conducirles al mismo cierta bóveda recluida, situada en la parte más arcaica y
lugar de aquel cementerio desconocido, indicarles el pasadizo derruida del cementerio, y los incidentes del sueño siempre
que se abre bajo aquella tumba. Es mejor que sufra solo, que sucedían de noche, bajo una pálida y sepulcral luna.
el mundo se ahorre el conocimiento que destruye la cordura. Fantásticas visiones parecían acariciar lúgubremente el
Con todo, es difícil para mi vivir así, y a la monotonía de mis paisaje nocturno, y habló vagamente de voces que oía a
días se añade el tormento sin fin de mis sueños nocturnos. medias que le instaban a avanzar hasta que se encontraba
Es por esto que he decidido escribir este relato. Quizás el en el paseo de grava que conducía a las puertas de la tumba.
desarrollo de mi historia servirá de algun modo a aliviar el Por lo general, sus sueños empezaban de esta manera,
difícil peso de mis recuerdos. en medio de un sueño tranquilo. De pronto, se hallaba
El asunto empezó un día del pasado Agosto en mi oficina caminando por la noche por un sendero bordeado de árboles
de la ciudad. Aquella mañana había sido una aburrida espera, y entraba en esta tumba desatando las cadenas enmohecidas
y la larga y cálida tarde llegaba a su fin cuando la enfermera que cerraban sus puertas. Una vez dentro, no hallaba
hizo entrar al primer paciente. Era un caballero que venía a dificultad en conducir sus pasos por la oscuridad, sino que
verme por primera vez; un hombre que se presentó como el con misteriosa familiaridad se dirigía directamente a cierto
Profesor Alexander Chaupin, de Newberry College. Hablaba nicho que estaba entre los ataudes. Entonces, se arrodillaba
de una forma sibilante, con un peculiar acento extranjero que y apretaba un pequeño y escondido resorte o palanca entre
me hizo presumir que no era natural de este país. Le invité a las desmenuzadas piedras del suelo. Un pivote mostrándole
que se sentara y procuré estudiarlo rápidamente mientras una pequeña entrada que conducía a una caverna que se
aceptaba mi invitación. hallaba empotrada abajo. Al llegar aquí habló del húmedo
Era alto y delgado. El cabello comenzaba a blanquear, salitre que emanaba de este pasadizo y de los peculiares
tirando a platino, aunque por su aspecto general aparentaba olores nauseabundos que salían de la profunda oscuridad. No
tener unos cuarenta años. Sus ojos verdes, vacilantes, se obstante, en sus sueños no se sentía repelido, sino que
hundían bajo una pálida frente protuberante, bajo unas cejas entraba rápidamente en la misma y después descendía por
largas y oscuras. La nariz era ancha, con sensuales una serie de interminables y largas escaleras cortadas en la
ventanillas, pero sus labios eran delgados, un contraste físico piedra y la tierra, y bruscamente se encontraba en el fondo.
que en seguida llamó mi atención. Las huesudas manos que Luego empezaba otro largo viaje a través de laberintos y
descansaban sobre la mesa eran extraordinariamente bóvedas sepulcrales. Sucesivamente, vagaba por cavas y
pequeñas, con largos dedos rematados por uñas afiladas, y criptas, túneles y horadados fosos abismales, todos envueltos
pensé que se dedicaba a trabajos de consulta y al estudio. Su en la negrura de la noche inmemorable.
postura flexible era como la de una pantera en reposo; tenía Al llegar aquí se detuvo en su narración, y su voz se
la desenvoltura de un aventurero y los modales refinados. A redujo a un estridente y excitado susurro.
la luz del sol pude observar su rostro, y vi que todo su El horror venía siempre después. Se encontraba en una
semblante estaba cubierto con una red de finas arrugas. sucesión de cámaras oscuramente iluminadas, y mientras
También noté la extraña palidez de su piel, que indicaba permanecía encubierto en las sombras, veía cosas. Estos
alguna afección dermatológica. Pero lo más extraño de él era eran los moradores de la cueva de abajo; los lívidos
su modo de vestir. La ropa, evidentemente nueva, era engendros que hacían presa en la muerte: éste era su botín.
incongruente en dos aspectos: demasiado elegante para Habitaban en cavernas oscuras construidas con huesos
presentarse a aquella hora y además, no parecía hecha para humanos y adoraban los dioses primitivos ante altares en
él. Su traje era curiosamente holgado, los pantalones grises a forma de cráneo. Había galerías que condudan a las tumbas
rayas le pendían, y la chaqueta parecía desplomarse sobre su y fosos aún más hondos en donde estaban al acecho de sus
presas vivas. Estos eran los espantosos seres nocturnos que Intervine con una observación sobre la influencia del
contemplaba en sus sueños: eran los vampiros. subconsciente, pero él, sin hacer caso de mi aseveración,
Debió haber visto la expresión de mi cara, pero no continuó.
titubeó. Su voz, mientras continuaba, se hacía más tensa. Luego, me informó con una voz que vibraba con una
No tenía intención de describir esos monstruos, excepto excitación histérica, me contaría lo peor. Aún no me había
para decir que era horroroso contemplarlos. Era fácil para él contado todo lo que sabía y lo que le había ocurrido cuando
reconocerlos a causa de ciertos actos signnicativos que descubrió la bóveda de su sueño en el cementerio. No se
siempre ejecutaban. Era la visión de estos actos, más que había detenido al ver corroborar sus visiones. Hacía algunas
otra cosa, lo que lo horrorizaba. Hay cosas que no deben noches, había llegado aún más lejos. Entró en la necrópolis y
siquiera insinuarse a mentes sanas, y entre ellas se encontró el nicho en la pared; descendió las escaleras y
encontraban las que le perseguían por las noches. En sus sorprendió el resto. Cómo se las arregló para regresar, nunca
visiones, esos seres no se le acercaban y parecían no lo supo, pero en todas estas excursiones, que habían sido
preocuparse de su presencia; continuaban entregándose a tres, él había siempre regresado y por lo visto se había ido a
horrendos festines en las cámaras sepulcrales o a unirse en dormir, y a la mañana siguiente siempre estaba en la cama.
orgías sin nombre. Pero de esto no diría más. Sus viajes Era cierto -me dijo-, ¡había visto esos seres! Ahora, debía
nocturnos siempre acababan con el tránsito de una vasta ayudarle en seguida, antes de que cometiera algún acto
procesión de estas monstruosidades por una caverna aún irreflexivo.
más profunda, un viaje que veía desde el borde superior. Le calmé con dificultad, mientras procuraba encontrar un
Una visión rápida y estremecedora de los reinos inferiores le método de tratamiento lógico y eficiente. Se hallaba casi al
recordaban el Infierno de Dante, y gritaba en sus sueños, borde de la locura. De nada serviría persuadirle o intentar
mientras veía la procesión demoníaca desde el borde, había convencerle de que había soñado todos aquellos incidentes,
perdido pie precipitándose dentro del enjambre sepulcral que de que su sistema nervioso le había llevado a alucinaciones
había abajo. Aquí, su sueño terminaba afortunadamente y se afines. No podía esperar que él se diera cuenta, en su estado
despertaba bañado en sudor frío. presente, que los libros responsables de su enfermedad
Noche tras noche, las visiones se sucedían, pero esto no habían sido escritos por mentes desordenadas y con el
era lo peor de sus preocupaciones. ¡Su auténtica obsesión, propósito de producir locos delirios. Era evidente que el único
su verdadero pavor consistía en el conocimiento de que estas camino abierto era alegrarle, y luego demostrarle
visiones eran ciertas! concretamente el completo engaño de sus creencias.
Al llegar aquí le interrumpí con impaciencia, pero él Por lo tanto, en respuesta a sus reiterados ruegos,
insistió en proseguir. ¿No había visitado el cementerio desde cerramos un trato. El se comprometía a conducirme al lugar
sus primeros sueños y no había encontrado la misma bóveda donde pretendía que ocurrían sus sueños y viajes, y después,
que reconocía a través de sus visiones? ¿Y qué había de los demostrarme la verdad de lo que había manifestado. En
libros? Le habían enviado para que iniciara una extensa resumidas cuentas, quedamos que a las diez de la noche del
investigación entre los libros particulares de la biblioteca de día siguiente nos encontraríamos en el cementerio. Su
un colega antropólogo. Seguramente, yo, como hombre satisfacción fue tan grande al saber que estaba dispuesto a
instruido, debía admitir las veladas y sutiles verdades acompañarle, que casi era patético el verlo, y me sonrió
reveladas de modo tan furtivo en tales libros como Los como un chiquillo cariñoso a quien le han regalado un nuevo
misterios del Gusano, de Ludvig Prinn, o el grotesco Ritos juguete.
Negros, del místico Luveh-Kerapht, el sacerdote del Le prescribí un sedante suave para que lo tomara aquella
escondido Bast. Recientemente, había emprendido algunos noche, arreglé los menores detalles de nuestra futura cita y
estudios en el loco y legendario Necronomicon de Abdul nos despedimos hasta la noche siguiente.
Alhazred. No pudo impugnar el misterio que se halla detrás
de todas esas cosas como el censurado e infame Fábula de Su partida me dejó en un estado de gran excitación. ¡Por
Nyarlathotep, o La leyenda de Elder Saboth. fin veía un caso digo de estudio: un profesor inteligente, un
Aquí irrumpió en un divagador discurso sobre los oscuros colega bien educado, sujeto a grotescas pesadillas como un
secretos míticos, con frecuencia alusiones a las antiguas niño de tres años! En el acto decidí escribir una monografía
creencias, como el labuloso Leng, el oscuro N'ken y el diablo sobre los procedimientos que debía seguir. Estaba seguro de
encantado Nis; también habló de las blasfemias de la luna de que después de la noche siguiente podría demostrar de una
Yiggurath y la secreta parábola de Byagoonae, el Sin Rostro. manera concluyente la falsedad de sus aberraciones y
Era evidente que estos desvaríos eran la llave que abría efectuar una cura inmediata. La noche la pasé en un frenesí
sus dificultades, y con este argumento conseguí calmarle lo de investigaciones y meditaciones calculadas, y la mañana
suficiente para explicárselo. siguiente en una rápida lectura de la edición expurgada del
Sus lecturas e investigaciones le habían producido este conde d'Erlette Cultes des Goules.
ataque, y añadí que no debía someter su cerebro a estas El anochecer me encontró dispuesto para la tarea. A las
meditaciones, y que estas cosas son peligrosas para las diez, provisto de altas botas, una chaqueta de lana gruesa y
mentes normales. Había leído y oído lo suficiente para saber un casco de minero con una lámpara en el extremo, me
que tales ideas no estaban concebidas para que los hombres hallaba de pie en la entrada del cementerio. Estaba dispuesto
las buscaran o comprendieran. Además, no debía tomarse a recibir al Profesor Alexander Chaupin. Debo confesar que
demasiado en serio estos pensamientos. pues después de sentía una extraña inquietud y un espantoso terror nocturno.
todo, estas leyendas eran únicamente alegóricas. No existen No sentía ningún placer en seguir aquella desagradable
vampiros ni demonios mitológicos, debía verse que estos tarea. De pronto, me hallé ansioso esperando la llegada de
sueños podían ser interpretados simbólicamente. mi paciente, aunque sólo fuera para tener una compañía.
Cuando terminé, se sentó en silencio durante un Por fin llegó, vestido como el día anterior, y al parecer, de
momento. Dio un suspiro y luego habló con mucha cautela. mejor humor. Juntos escalamos la baja muralla que rodeaba
Para mí era muy fácil decirlo, pero él pensaba diferente. ¿No la necrópolisS. Luego, me condujo a través de un jardín de
había reconocido el lugar de sus sueños? grava iluminado por la luna y dentro de las sombras que se
deslizaban, de un silencioso bosquecillo en el corazón del Aquí todo era secreto excepto para los gusanos, y mientras
cementerio. Aquí, las piedras de las tumbas parecían mirar continuábamos, empecé a desear que siguieran así. Estaba,
de soslayo burlonamente en medio de la oscuridad, y los en realidad, presa del más espantoso pánico ,aunque
rayos de la luna no penetraban hasta ese lugar. Un terror Chaupin parecía extrañamente tranquilo.
atávico me estremeció involuntariamente, mientras mi mente Varios factores contribuían a mi creciente inquietud. No
insistía, desatada en su locura, en escuchar el tráfago de los me gustaban las furtivas ratas que roían incesantemente
gusanos. No me preocupé en dejar que mis pensamientos desde innumerables agujeros diminutos que se alineaban en
descansaran sobre las sepulturas, o la diabólica densidad de la segunda espiral del pasaje. Un enjambre de ellas invadió la
las sombras que las circundaban. Sentí un consuelo cuando escalera; blandas, gruesas y abotargadas. Empecé a
Chaupin, imperturbable, me condujo al fin por una larga comprender la causa de aquella hinchazón y las probables
avenida cubierta de árboles hasta los prohibidos portales de fuentes de su alimentación. Luego, también me di cuenta de
la tumba que pretendía haber profanado. que Chaupin parecía saber el camino perfectamente, ¿y si
fuera cierto que él había estado antes aquí, entonces, qué
No voy a entrar en detalles sobre lo que siguió, ni les pasaba con el resto de su historia?
contaré cómo desatamos las cadenas que cerraban la tumba, Al mirar hacia abajo, recibí todavía otra sorpresa. En las
ni a describir el espantoso interior del mausoleo. Es suficiente escaleras no había polvo. ¡Parecía como si las hubieran
para mí declarar que la promesa de Chaupin fue estado usando constantemente! Durante un momento, mi
ampliamente cumplida, pues encontró el nicho a la luz de mente rehusó comprender la importancia de este
nuestros cascos de minero. Encontró el nicho y apretó el descubrimiento, pero cuando al fin estalló claramente en mi
botón secreto, hasta que se nos mostró el túnel que había cerebro, me sentí de pronto lleno de asombro. No me atrevía
abajo. Me quedé horrorizado ante esta inesperada a mirar otra vez, no fuera que mi imaginación evocara la
revelación, y una ráfaga de temor hirió mis sentidos probable imagen de lo que podía subir de abajo y ascender
manteniéndolos en un estado de tensión sobrenatural. Debía por aquella escalera.
de haber estado mirando dentro de aquel negro orificio Rápidamente, encubriendo mi terror pueril, me apresuré
durante varios minutos. Ningu no de los dos decíamos nada. a seguir a mi silencioso guía, cuya vela lanzaba extrañas
Por primera vez vacilé. Ya no tenía duda respecto a la sombras sobre los agujeros de la pared. Me daba cuenta de
validez de las declaraciones del profesor. Me las había lo nervioso que me ponía todo aquel asunto y en vano traté
demostrado más allá de toda duda. No obstante, esto no de razonar conmigo mismo, ahuyentando los temores para
significaba que estuviera completamente cuerdo; esto no lo concentrarme en algún objeto definido.
curaba de su obsesión. Me di cuenta, con repulsión, que mi Mientras proseguíamos no había nada tranquilizador a
trabajo estaba muy lejos de haber llegado a su fin, de que nuestro alrededor. Las paredes resquebrajadas del túnel
debíamos descender hasta aquellas profundidades y dejar parecían vacías y espantosas a la luz de la antorcha. Sentí de
arregladas de una vez para siempre todas aquellas preguntas pronto que este antiguo sendero no habíasido construido
todavía sin respuesta. No estaba preparado para creer en para nada normal o parecido a la normalidad, y no temí que
aquellas jerigonzas incoherentes de Chaupin sobre mis pensamientos incidieran en las últimas revelaciones que
imaginarios vampiros; la mera existencia de un pasaje hacia podrían encontrarse más adelante. Durante un buen rato nos
una tumba no conducía necesariamente a demostrar sus deslizamos en el más absoluto silencio.
otras pretensiones. Quizá si fuera con él hasta el fondo del Abajo, abajo, abajo, nuestro camino cada vez se
foso, su mente podría al fin descansar respecto a su singular estrechaba más hacia una oscuridad más profunda y
sospecha. Pero aunque me horrorizaba reconocer la húmeda. Luego, la escalera terminó bruscamente en una
posibilidad, ¿por qué suponer que había realmente una cueva. Había una luz azulada, fosforescente, como
malvada y retorcida verdad en su relato y que abajo algo nos ultravioleta, y me pregunté cuál sería su origen. Me mostró
acechaba, esperándonos? ¿Alguna banda de refugiados? una extensión abierta pequeña y de superficie lisa, de donde
¿Fugitivos que acaso huían de la ley? ¿Quién podía residir en colgaban hileras de colosales estalactitas y varios pilares de
aquel foso? Quizás accidentalmente habían encontrado aquel gran anchura. Al fondo, en la densa oscuridad, había unas
lugar escondido. En este caso, ¿qué pasaría luego? aberturas que daban a otras excavaciones que conducían a
Aún así, algo me dijo que debíamos continuar y perspectivas sin fin de una noche olvidada. Un aire de horror
comprobarlo con nuestros ojos. A este impulso interior, heló mi corazón; parecía que habíamos profanado con
Chaupin añadió sus ruegos. “Déjeme que le muestre la nuestra intrusión algunos misterios que hubiera sido mejor
verdad -dijo- y ya no dudará más. Después de esto creería y no ver. Empecé a temblar, pero Chaupin me agarró
sólo con la creencia podría ayudarle. Me rogaba que fuertemente y hundió sus finos dedos en mis hombros
continuara, pero si me negaba tendría que pedir a la policía mientras me aconsejaba que guardara silencio.
que hiciera una investigación del lugar. Hablaba con voz bisbiseante mientras caminábamos
Fue esto último lo que me decidió. No podía permitir que juntos, uno al lado del otro, en aquella oscura y sombría
mi nombre se viera envuelto en un escándalo. Si el hombre caverna bajo tierra; murmuraba aterradoramente lo que nos
estaba loco, ya sabría cuidar de mí. Si no lo estaba... bueno, acechaba en la oscuridad. Quería demostrar ahora que sus
pronto lo íbamos a ver. Por consiguiente, le di mi palabras eran ciertas; debía esperar aquí mientras él se
consentimiento, aunque de mala gana, para continuar, y adelantaba en las tinieblas: al regresar, me traería las
luego me puse a su lado para que me enseñara el camino. pruebas. Al decir esto, dio unos pasos rápidos hacia delante,
La entrada parecía la boca de un monstruo mitológico. desapareciendo casi inmediatamente en una de las
Bajamos por una escalera en declive en forma de serpentina excavaciones que nos precedían. Me dejó tan de repente que
hasta el pasaje de piedra húmeda que estaba socavado en la no tuve ni tiempo de decirle que me oponía a su propuesta.
sólida roca. El túnel era caliente y húmedo y en el aire Me senté en la oscuridad y esperé, sin atrever a
flotaba el olor de vida putrefacta. Era como un viaje por el preguntarme qué era lo que esperaba. ¿Volvería Chaupin?
más fantástico reino de la pesadilla, un viaje que conducía a ¿Era todo un monstruoso engaño? ¿Estaba Chaupin loco, o
los secretos desconocidos bajo los cadáveres enterrados. todo era cierto? En ese caso, ¿qué podría sucederle en aquel
laberinto del fondo? ¿Y qué me pasaría a mí? Había sido un aquel momento loco cuando vi a los monstuos a la luz de la
loco en venir, todo el asunto era una locura. Quizás aquellos antorcha: la risa, los babeantes horrores de abajo.
libros no eran tan absurdos como pensaba: la tierra puede ¡ Pues el primero y principal de todos fue la risa del
abrigar los secretos más horribles en su pecho sin piedad. malvado monstruo conocido por los hombres como el
La luz arrojaba sombras sobre las paredes de estalactitas Profesor Chaupin!
y se estrechaba alrededor del oscuro círculo luminescente
que procuraba mi pequeña antorcha. No me gustaban esas Trad. M. V. LENTINI
sombras: eran retorcidas, enfermizas, desconcertadamente Narraciones Géminis de Terror, nº14
profundas. El silencio era aún más potente; parecía insinuar Ediciones Géminis. 1968
cosas sin nombre que aún debían venir: se burlaba de
manera intolerable de mi creciente miedo y soledad. Los
minutos se arrastraban como larvas y nada rompía aquella
mortal quietud.
Entonces llegó el grito: un grito rápido, que iba en
aumento, de inenarrable locura, brotó sobre el aire
sepultado, y sentí que mi alma se partía, pues sabía muy
bien lo que aquel grito significaba. Ahora sabía -ahora,
cuando era demasiado tarde- que las palabras de Chaupin
eran ciertas.
Pero no me atreví a detenerme a reflexionar, pues en
seguida oí unas suaves pisadas que llegaban de lo más
profundo de las tinieblas, el crujiente escarbar de frenéticos
movimientos. Me volví y subí corriendo la escalera
subterránea con la velocidad que da la más profunda
desesperación. No necesitaba mirar atrás; mis horrorizados
oídos captaron claramente la cadencia de unos pies que
corrían. No oía nada más que el clamor de esos pies o zarpas
hasta que mi aliento raspaba en mis oídos cuando daba la
vuelta a la primera espiral de aquellas interminables
escaleras. Me tambaleé hacia arriba, jadeando, ahogándome:
una verificación en mi alma que consumía cualquier
pensamiento, excepto el del miedo mortal y la risa de horror.
¡Pobre Chaupin!
Me parecía que los ruidos se acercaban cada vez más;
luego
brotó un ronco aullido en las escaleras directamente
debajo de mí. Un bestial aullido que me dejó extenuado con
sus tonos infrahumanos, acompañado de una risa
nauseabunda y espantosa. ¡Estaban llegando!
Seguí corriendo, al rítmico trueno de los pasos de abajo.
No me atrevía a mirar hacia atrás, pero sabía que se estaban
acercando al hueco de la escalera. Los cabellos se erizaron
en mi nuca, mientras aceleraba el tramo de escalera sin fin
que se retorcía como una serpiente en la tierra. Me afanaba
con dificultad y chillé con todas mis fuerzas, pero los
horrorosos aullidos me pisaban los talones. Arriba, arriba,
arriba, más cerca, más cerca, más cerca, mientras mi cuerpo
ardía de angustia y espanto.
Por fin se terminaron las escaleras y yo trepaba
locamente por la estrecha abertura mientras los monstruos
corrían por la oscuridad a pocos pasos de mí. Llegué cuando
la luz de mi casco se apagaba; luego, atasqué la piedra en su
sitio, lleno aún de los rostros de los primeros horrores que se
adelantaban. Pero al hacerlo, la moribunda luz llameó por un
segundo y pude ver al primero de mis perseguidores al
resplandor de la luz. Luego se apagó. Cerré de golpe el portal
y pude llegar tambaleándome al mundo de los mortales.
Nunca olvidaré aquella noche, por más que quisiera
borrar aquellos espantosos recuerdos; nunca más encontraré
el sueño que tanto ansiaba. No me atrevo ni a matarme por
temor a que me entierren en lugar de ser quemado; aunque
la muerte sería bien recibida por lo que he llegado a ser.
Nunca lo olvidaré, pues ahora conozco toda la verdad del
asunto; pero hay un recuerdo por el que daría incluso mi
alma para conseguir borrarlo para siempre de mi cerebro,
Las Lentes Engañosas para sofocar a un cerdo. Abajo, escombros y tablones
Robert Bloch podridos. Los federales debieron desmantelar el bar sin
contemplaciones, adornos y todo. Yo había esperado
1. JOE HENSHAW encontrar quizá algunos taburetes, puede que algo de metal,
pero ¡nada!
¿Que cómo me hice con esas antiparras? Compré un lote Probaría arriba. Lo de probar, vale, pues al poner el pie
a ciegas,por veinte dólares, en las afueras de la ciudad. en la escalera faltó el canto de una moneda para que pasara
Los gritos de Maggie se oyeron en las antípodas cuando por ojo. El pasamanos era muy fantasioso, de caoba o algo
se lo dije. así, pero inútil para mí. A pesar de tanta suciedad y
-¿Para qué quieres cargarte con más trastos? El almacén abandono me di cuenta de que todo aquello había tenido su
está a rebosar. Total, ¡para sacar algunos harapos y un par clase en mejores días. Quizá cuando durmió allí George
de muebles reventados! ¿Qué, si no...? ¡Esa casa tiene más Washington.
de doscientos años! Ha estado deshabitada desde la Ley La cosa iba de mal en peor. Ocho grandes habitaciones:
Seca, y hasta atrancada. ¡Y tú has de tirar veinte dólares por más polvo, sillones desfondados, somieres rotos y sofás
lo que puedas sacar de ahí! ¡Vamos! desvencijados. Camas con dosel, todas. ¡Vamos, se
En fin, que no paró. Que si era un infeliz, que por qué se adivinaba! De la ropa, nada: harapos. Busqué y rebusqué en
habría casado conmigo, y que cómo era posible que alguien vano, a menos que contemos los llamados vasos de noche
se enredara de por vida en un negocio de compraventa de que... ¡maldita gracia...!
objetos de segunda mano. ¡El rollo de siempre, que Maggie Algunas sillas de buena madera, pero sólo el marco;
no dejaba de infligirme desde hacía años! muelles y relleno, para tirar. Un par de mesas también: a lo
Bueno, la dejé plantada. ¡Que chillara a Jake! A éste no le más, para el fuego.
importa escucharla. Se sienta en la trastienda o en la cocina Empezaba a amoscarme. Había pensado que por lo
durante horas, tomando café, cuando debiera estar menos daría con algunos cuadros antiguos. Sí, de esos que
trabajando. Pues ¡que la aguante él! se llaman de viejos maestros, de Rembrandt y demás. Pero
Pero yo sabía lo que estaba haciendo. Delehanty, el del me habían engañado y ahora me daba perfecta cuenta de
Ayuntamiento, me había dado el soplo. Dijo que hiciera una ello.
oferta y él arreglaría la cosa. Con todo, los armarios estaban llenos de ropa. ¡Qué
Iban a derribar el viejo caserón del muelle. Debió ser algo suerte la de no haber traído a Jake!, porque de seguro que
que ver en sus tiempos, aunque creo que se habló de él en éste se habría ido de la lengua, y Maggie no me habría
los días de la Prohibición, y ha estado clausurado desde dejado vivir. Los trajes se dejaban adivinar tan sólo, tal como
entonces. Delehanty me había dicho que en el piso de arriba, ella había dicho. ¡Y cómo olían!
marco de borracheras sin cuento durante aquella época Revolví un poco y empecé a cavilar. No es común eso de
especial, había toda clase de mobiliario... como una docena tropezar con ropas viejas en una casa abandonada. Tampoco
de habitaciones llenas de ropa y enseres de aquel tiempo. con lencería de cama. ¿Por qué habrían tomado las de
Quizá Maggie tuviera razón y no quedaran más que Villadiego con tanta prisa? La gente de allí, quiero decir. ¡Y
trastos, pero ¡igual se equivocaba! Nunca se sabe de hacía ya tanto tiempo! ¡Qué..., pero si aquellos vestidos
antemano. Lo que yo pensaba era que, a lo mejor, daba allí databan de antes de la guerra civil a juzgar por el estilo!
con alguna pieza verdaderamente antigua, y entonces, ¡Vaya pantalones! Y zapatos, completamente podridos; no
¡hala!, igual me hacía con dos o trescientos dólares quedaba más que las hebillas.
revendiendo el lote a algún subastador de la ciudad. Así es Las tomé. ¡Eh!, ahí había algo. Plata. Hebillas de plata.
como hay que manejárselas en este negocio; hay que Me di una vuelta por todas las habitaciones y recuperé como
arriesgarse de vez en cuando. una docena. Aquello estaba ya más a tono. Por cierto, que di
En fin, que hice mi oferta, fui el único, y el lote pasó a también con una espada, una de esas trabajadas, ¡y en una
mis manos. El Ayuntamiento me concedió tres días para vaina que igual era de plata también! Ya me enteraría... Que
vaciar la casona, transcurridos los cuales traerían las era una pieza antigua... eso ¡vamos!, de todas, todas.
máquinas y ¡todo abajo! Delehanty me proporcionó una Curioso que aquella gente hubiera dejado todos esos
llave. trastos. Delehanty me insinuó que el lugar pasaba por antro
Dejé, pues, a Maggie, tomé la furgoneta y me dirigí al de fantasmas. Está claro que, en mi oficio, eso es broma
lugar. Por lo general me llevo a Jake para que me ayude a típica. En mis buenos tiempos limpié como unas doscientas
cargar, pero en esta ocasión quería hacer el trabajo solo. Si de ésas..., ¡de todas las casonas viejas se dice igual! Pero yo
había allá algo realmente valioso... bueno, el caso es que no me he tropezado jamás con fantasma o espíritu alguno en
Jake es mi nuevo socio o algo así, y sin duda querría también mis treinta años de brega, ni con nada más vivo que, quizá,
su parte. Si le echaba el ojo encima, claro está. Si yo lo veía algunas cucarachas.
antes y lo quitaba de en medio, él ni se enteraría. Que se Hete aquí que luego llegué a esa estancia al final del
quede, pues, con Maggie y ¡que le vaya bien! Puede que yo pasillo, la de la puerta grande. Todas las habitaciones que
sea un viejo chocho, como dice ella. Pero también es posible había examinado estaban abiertas; de hecho, a algunas no
que no tenga un pelo de tonto. ¡Todo porque a Jake le gusta les quedaba siquiera el marco de entrada. Pero ésta estaba
endomingarse cuando le place y frecuenta el Bright Spot! incólume. Cerrada y bien cerrada.
Bueno, no es de eso de lo que quería hablar, sino de esas Tuve que volver al camión en busca de una llave falsa. La
antiparras engañosas que encontré allí. verdad es que me excité un poco. ¡Qué voy a decir..., nunca
Como digo, me dirigí al muelle, allá abajo en Edison, y di se sabe lo que hay detrás de una puerta cerrada! Trabajé,
con el antro. Y, desde luego, ¡qué pinta! Seguro que sudé, y logré franquearme el paso.
doscientos años ¡por lo menos! Con paredes adornadas con El polvo me dio en toda la cara, y el hedor, ¡qué desastre!
cursis volutas. ¡Poco iba a sacar la compañía de derribos! Llevaba una linterna, claro está; no es que fuera ya oscuro
La cerradura estaba tan oxidada que a poco me veo obligado en la calle, pero la casa era siniestra, y con eso de los años y
a reventar la puerta. Por fin cedió. Polvo por doquier, como el abandono carecía de luz propia.
Nada, que tosí, encendí mi lámpara y miré en derredor. dicho? Pues, sí, había volutas, hojas de no sé qué y rostros
Estaba en un cuarto muy grande, un verdadero salón, lleno fantasmagóricos junto a efigies de animales fantásticos
de montones de polvo, que ocultaba casi por completo unos tallados en la caoba. Bueno, el caso es que del golpe se abrió
andrajos que, en otros tiempos, habían sido flamante un pequeño panel lateral que dejó una oquedad al
alfombra. También había un revestimiento de roble en las descubierto.
paredes, y seguro que los del derribo podrían sacar aún algo Metí la mano y saqué las gafas, antiparras o como
de ello, pues la madera era buena, y eso es algo que se nota queráis llamarlas.
en seguida. Un par de anteojos, eso era todo; pero curiosos. De
Pero yo no estaba interesado en el polvo, en harapos o lentes pequeñas y rectangulares, y grandes ganchos
en los paneles. Ahora quería saber por qué estaba cerrada la «uricuiares» -creo que se dice- ...bueno, orejeras. Y un
habitación. Y la linterna me lo dijo. Me mostró las paredes. puente grueso para la nariz. De plata.
Estantes de libros. No lo entendía. Que había plata, seguro. Pero, ¡qué!,
Del suelo al techo. Libros. Toda la estancia. tampoco era tanta, y no subiría a más de un par de dólares.
Igual había mil, ¡palabra! ¡Vaya una librería! ¿Por qué, pues, habían sido escondidas de aquel modo? ¿Y
Vadeé como pude entre aquel polvo y los escombros y en un compartimiento secreto?
extraje un par de los volúmenes que me quedaban más Las examiné a contraluz y les quité unas motas de polvo
cerca. El lomo era de piel, es decir, había sido, pues se me adheridas a los cristales, que, por cierto, eran de color
deshizo en las manos; igual que las páglnas, amarillas y amarillento en lugar del claro normal, y no muy gruesos.
mohosas, De ahí el hedor. Había como unos dibujos o lineas sinuosas en las patas, y a
Me puse a maldecir. No creáis, no soy ningún bruto. Sé lo largo de todo el puente, una palabra grabada. La recuerdo
muy bien que hay dinero en los libros viejos; en algunos, porque jamás la había visto antes.
vamos, y siempre que estén en buenas condiciones. Pero «Veritas», ponía en curiosas letras achatadas. Más
aquéllos estaban rematadamente podridos. griego, me dije. Quizá su viejo dueño había sido un griego. El
De pronto descubrí uno encuadernado en metal. ¡Uno, y pájaro de la gran librería, del cráneo-tintero, quiero decir; sí,
no más! De esos que has de sudar para soltar el cierre. En el desconfiado que había escondido las lentes en aquel
fin, lo logré y lo abrí por la primera página. Decía algo en cajoncito oculto.
extranjero. Griego, quizá. No sé. Me acuerdo, no obstante, Tuve que esforzarme un poco para leer lo escrito. ¡Qué
de lo que ponía en la portada: De Vermis Mysteriis. ¡Huele a queréis!, en aquella penumbra, y con mi vista, que ya no era
chamusquina!, ¿eh? tan buena como antes..., la idea me vino de repente.
Con todo, nunca se sabe. De modo que decidí arramblar A mi edad se vuelve uno a veces algo corto de vista. Ya
con todos los que no se me deshicieran entre las manos, y desde hacía algún tiempo venía diciéndome que tenía que
ver cuánto me daba Segall por el lote. A lo mejor había allá visitar al óptico; al médico de ojos, quiero decir; pero nunca
algo bueno, después de todo. hallaba el momento oportuno. Al ver aquellas antiparras, me
Luego volví a recorrer la estancia con la mirada. Ningún dije, ¿por qué no?
mueble; ni mesas ni sillas, igual que en los dormitorios... De modo que me las puse.
salvo en aquel rincón... Las patas, o como se llamen, eran algo cortas para mí. Y,
como he dicho, los cristales eran muy pequeños. Pero no me
Allí di con la mesita. Pequeña, algo así como un escritorio, sentí incómodo. Sólo que me dolían los ojos.
pensé. Y en pleno centro, en su misma mitad, habla un Bueno, no eran los ojos exactamente, sino algo que no sé
cráneo. cómo expresar. Era como si me estuvieran zarandeando por
Un cráneo humano, amarillento y con las quijadas dentro.
entreabiertas en una mueca estremecedora y sarcástica. ¿Que suena raro? No menos de lo que yo me sentía en
Durante un minuto estuve casi convencido de que, en efecto, aquellos momentos, pues la habitación pareció alejárseme de
aquella casona era un coto de fantasmas. pronto, para volver luego como si fuera a echárseme encima.
Entonces observé que la bóveda de aquella cabezota Inconscientemente parpadeé varias veces.
había sido perforada con objeto de alojar o permitir la Después de esto todo volvió a la normalidad y me di
entrada de una de aquellas plumas de ave con que se cuenta de que veía a la perfección. El entorno se me aparecía
escribía antiguamente. El sujeto que coleccionaba todos esos de una nitidez y claridad sorprendentes.
libros antiguos de tipo extranjero usaba el cráneo como Seguí, pues, con las lentes puestas y me dirigí hacia la
tintero. ¡Esa sí que es buena, ¿eh? escalera. Se había hecho tarde y me dije que más me valdría
Pero era la mesita lo que me interesaba; quiero decir, lo regresar al día siguiente con Jake. Era
que de verdad me llamaba la atención. Era una pieza tonto que me esforzara con toda aquella carga; Jake,
auténticamente antigua. Caoba sólida, primorosamente mucho más joven que yo, tendría que pechar con lo más
trabajada; lo que se dice una verdadera joya. gordo.
Tenía un cajón, y no estaba cerrado. ¡Qué nervioso me Y regresé a mi casa.
puse! Lo dicho, nunca se sabe qué puede salir de estas Hete aquí que llego a la tienda y, como siempre, todo en
cosas, y donde menos se espera salta la liebre... quizá un orden, y Jake y Maggie en la cocina con su cafetito.
lote de documentos antiguos de valor. De manera que no Maggie esbozó una mueca y dijo:
perdí mucho tiémpo en abrirlo. -¿Qué tal se te dio la cosa, Joe, viejo y piojoso cerdo? Me
Pero estaba vacío. Nada de nada. alegro de que hayamos decidido librarnos para siempre de ti.
Estaba tan furioso que solté una retahíla de tacos y le No, no dijo todo eso.
pegué una patada al mueble. Tan sólo: «¿Qué tal se te dio la cosa, Joe?»
Y así es como las hallé; las lentes engañosas, quiero Pero estaba pensando el resto.
decir. Lo vi.
Y es que el envío que largué con el pie dio en una de las No me pidáis que os lo explique. Lo vi. No las palabras ni
extrañas caras grabadas en la madera..., ¿que no lo había nada de esto. Y tampoco lo oí. Lo vi, eso es todo. Mirándola
supe lo que estaba pensando y planeando. Casi, casi lo que A mí no me preocupaba eso. Que sospecharan, quiero
iba a hacer o decir a continuación. decir. Estaba decidido.
-¿Has pescado algo bueno? -preguntó Jake a su vez; pero Guardé el coche y regresé a la cocina con la palanqueta
yo vi: «Espero que sí porque es todo mío tan pronto como que había usado en la casona para hacer saltar la cerradura.
nos desembaracemos de ti, cosa que ocurrirá esta misma Me vieron llegar.
noche.» -¡Eh! Joe... -dijo Jake.
-¿A qué esa cara irónica, Joe?, ¿estás enfermo? -dijo -Joe, ¿qué pasa? -exclamó Maggie.
Maggie, además de, para sí misma: «¡Y a quién le importa! No dije una palabra. No era tiempo de cháchara, ni lo
Va a estar mucho peor dentro de poco... ¿sospechará algo? hubo siquiera porque la barra había chocado ya
No, claro que no, ¡es imposible! El muy cabrón no se ha estrepitosamente contra la cara de él, destrozándole la boca,
enterado en un año. ¡Bah! A esperar tan sólo a que Jake y yo la nariz y la frente, antes de caer con igual efecto sobre el
seamos los amos aquí, y a que hayamos cobrado su póliza, cráneo de Maggie, que estalló dejando escapar
¡y aire! Todo está planeado.» violentamente sus pensamientos, que ya no eran tales, sino
-Psé -respondí-. He estado removiendo trastos en la alaridos desgarrados. Y así, hasta que no quedó grito alguno
casona, y no me encuentro precisamente nuevo ahora. Será siquiera que ver.
mejor que me siente. Me quité los anteojos para limpiarlos. Estaba dándoles
-Lo que necesitas es un buen trago de té caliente -repuso aún cuando llegó la patrulla y se hizo conmigo.
Jake, y para sí: «Esa es la jugada, exactamente como No me fueron devueltos y no los vi más. Pero ¡qué
habíamos previsto. Le emborrachamos, y cuando suba la importaba ya! Podría haberlos llevado durante el juicio, pero
escalera, le doy un empujón, ¡y a. rodar! Y si con ello no ¿de qué me habría servido saber lo que pensaban entonces
basta, Maggie, abajo, le da con el palo hasta que reviente. El de mi? Y al final, me los habría tenido que quitar de todos
resultado es el mismo. Todos saben que empina el codo. modos. Es lo que está mandado, lo sé.
Clavado el accidente, que yo puedo jurar que ha ocurrido.» Justo antes de que me pusieran la caperuza negra, a
No pude evitar una sonnsa. punto ya de colgarme...
-¿De dónde te has sacado las antiparras? -quiso saber
Maggie, quien añadió in mente: «¡Dios! ¡Qué facha! Enfermo 2. MIRIAM SPENCER OLCOTT
sólo de mirarle la cara; pero no durará ya mucho.»
-Las encontré en el caserón -respondí. Recuerdo perfectamente que fue el martes por la tarde,
Jake apareció con una botella. La abrió y arrimó unos que es cuando Olive recibe a su grupo de bridge y,
vasos. sencillamente, debe disponer, claro está, de miss Tooker
-Bebe -dijo. para que la ayude en el salón.
Yo trataba de comprender la situación. ¿Por qué podía de Olive es demasiado diplomática para encerrarme en mi
pronto leer sus pensamientos? No lo sabía. Pero, lo cierto es habitación, y yo siempre me he preguntado por qué razón,
que podía ver lo que tramaban. Lo veía. ¿Serían... las precisamente los martes, me sentía tan fatigada y soñolienta
antiparras? después del almuerzo, cuando más propicia era la ocasión de
Sí, eran aquellas lentes engañosas. Ellos sí que eran salir de casa sin que nadie se diera cuenta. Por fin reparé en
engañosos. Jugando a mis espaldas. Preparándose para que ponía algo en mi plato..., ¡otra muestra de los buenos
eliminarme al menor descuido. Conque escaleras abajo, ¡eh! oficios del doctor Cramer, sin duda!
¡Qué más daba cómo lo sabía! Lo importante era que estaba Pero ¡por favor!, que no se me tenga por tonta del todo,
enterado. pues este martes ya tenía mi plan. Cuando me subieron el
almuerzo, me limité a mordisquear una tostada -no me
Sabía en todo momento lo que estaban pensando pareció muy peligroso- y vertí el resto por donde ya se
mientras bebían conmigo y me acompañaban, riéndose de mi pueden imaginar. Olive no se enteró y cuando, ya
más que conmigo, y esperando a que me emborrachara para acostada, entorné los ojos, ella se quedó plenamente
culminar su plan. Hacían ver que bebían mucho, pero se satisfecha.
afanaban por tumbarme a mi. Sólo que yo les hice tomar Habría transcurrido una hora poco mas o menos cuando
conmigo trago por trago. oí abrirse la puerta de la casa y el murmullo de las voces que
No se me subiría a la cabeza en tanto pudiera verlos. Con se perdían escaleras arriba. Había llegado el momento.
las maquinaciones que bullían en sus mentes, no había licor Así que me vestí, me empolvé esmeradamente la nariz, y
alguno en el mundo que me pudiera o que lograra desviar un tomé diez dólares del alfiletero donde guardo lo que queda
instante mi atención. del dinero. Ahora sólo me restaba salir de puntillas, bajar sin
Se enfrió el ambiente, y yo sabía ya perfectamente lo que hacer ruido, abrir la puerta ¡y ya está!
tenía que hacer. Les hice beber más, y empezaron a ponerse Olive y sus amigas se habían encerrado en la salita
ruidosos... ¡y sus pensamientos! Les oía hablar y hablar, pero contigua al vestíbulo. Salvadas las escaleras hube de
no dejé de leer constantemente sus intenciones. detenerme un momento -por lo del corazón, ya saben- y por
«Le mataremos en seguida, pero ¿por qué no rueda un instante me asaltó el deseo de asomarme al cotarro y
ya?... Está bebiendo como un pez..., quizá no debiera beber sacarle la lengua a Olive.
tanto..., hay que evitar que sospeche. ¡Condenación, cómo Pero esto no habría sido educado y, en cualquier caso,
odio su jeta! ¡Qué ganas tengo de reventársela! Luego, impropio de una dama. Después de todo, Olive y su marido,
eliminado él, tendré a Maggie cada vez que quiera... morirá, Percy, habían venido a vivir conmigo a la muerte de Herbert,
sí... morirá...» y hablan contratado a miss Tooker cuando tuve el primer
Yo sabía ya lo que tenía que hacer. ataque. No debo ser ruda con ellos.
Reían y cantaban, y estaba ya muy avanzada la noche Ademas, Olive jamás me permitiría salir sola otra vez. Así
cuando fui a encerrar la furgoneta en el garaje. que mejor sería dejarla en paz.
Ellos, entretanto, urdieron sus últimas maniobras para Salí rápidamente y caminé en dirección opuesta a las
evitar las sospechas de la gente. ventanas de la salita. Di la vuelta por Edgewood y decidí
tomar el autobús en la próxima parada. Era un gasto, ya lo y pico. Después de todo, tenía aquella encantadora figurita, y
sé; pero en aquellos momentos no tenía otra opción. el guardapelo, y aquel enorme y perfecto tarro de crema
Había algunos viajeros, que me miraron con gran para el afeitado. Lo último parecía un poco tonto, pero allí se
descaro, ¡la gente parece tan descortés hoy dia!, y me es me brindó la oportunidad y quizá Percy pudiera encontrarle
imposible no reparar en ello. En vida de Herbert teníamos aplicación.
nuestro propio vehículo y jamás tuve necesidad de entrar en Luego decidí darme una vuelta por esas tiendecillas de
contacto con las masas. Ahora, vieja y sola, no tengo a nadie segunda mano y de antigüedades que quedan por detrás del
que me proteja. Ayuntamiento. Nunca se sabe. Mi bolso se hallaba casi a
Ya sé que mi indumentaría no es precisamente el último rebosar, pero aún me quedaba algo de dinero.
grito; pero es fresca y está limpia, y no tiene por qué Vi un precioso escritorio en un sitio llamado Henshaw's.
despertar tanta curiosidad incivil y vulgar. Calzo botines, que Todo caoba, sin duda, y divinamente trabajado. A lo mejor
afirman muy bien mis tobillos, y si me muestro muy sensible era obtenible por una suma conveniente.
a las corrientes de aire a nadie tiene que importarle. Me El propietario era un hombre gordo. Le sonreí.
refiero a la toquilla gris y a mis medias de muselina. La -He visto ese escritorio del escaparate, míster Henshaw -
chaqueta es de pieles, y muy cara; necesita un forro nuevo y empecé a decir.
quizá algún recosido, es verdad, pero por lo que a los Pero él negó con la cabeza.
extraños alcanza, yo bien podría haber empobrecido. ¡A qué, -Está vendido, señora. Además, yo no soy Henshaw. Ese
pues, esa falta de maneras! Tampoco mi bolso se libra del murió. ¿No se enteró del caso por los periódicos? Lo
escrutinio impertinente. ¡Mi precioso monedero, regalo que colgaron.
me trajo Herbert del extranjero en 1922! Levanté mi mano en actitud defensiva y suspiré.
Me disgustaba la forma en que miraban mi bolso. Era -¡Por favor! -repuse-, eviteme los detalles.
como si estuvieran al corriente. Pero ¿cómo iban a saberlo? -Me llamo Burgin. Me quedé con el sitio. Tenemos un
Nadie había sospechado jamás. montóu de cosas bonitas aquí, además del escritorio.
Arqueé las cejas y me acomodé en mi asiento. Tenía que -Daré una vueltecita, si no le importa.
preparar mi plan. Debo apearme en el lado este del río. -¡No faltaría mas, señora!
Luego, puedo elegir entre dirigirme hacia el Norte o hacia el Había visto la mesa con las cerámicas, y me acerqué a
Sur. No estaba del todo resuelto aún. Tenía diez dólares, ella. Pero él no me quitaba los ojos de encima. Sentí una
¿recuerdan? especie de hormigueo en todo el cuerpo y me puse nerviosa.
Si iba al Norte, necesitaba el bolso. Había una pieza sencillamente adorable. Tenía el bolso
Si optaba por el Sur, como la última vez... abierto y ¡si tuviera un instante!...
No. No podía. La última fue espantoso. Me acuerdo de Él se encontraba justo detrás de mí y me había visto
aquel sitio horrible, y de los hombres que se reían a mover la mano.
carcajadas. Había estado cantando; de hecho, creo que -¿Cuánto vale esto? -preguntó rápidamente, tomando un
seguía haciéndolo cuando Olive y Percy vinieron a buscarme objeto al azar de una de las bandejas.
en el taxi. -¡Dos! respondió secamente.
Nunca sabré cómo me encontraron. Puede que les Busqué afanosamente en el bolsillo y le di el importe,
telefoneara el del bar. Me llevaron a casa, y sufrí uno de mis para salir cuanto antes del lugar.
ataques. El doctor Cramer les aconsejó que no mencionaran Fue ya en la calle donde me detuve unos momentos para
nunca más aquel lance. De modo que no hubo discusiones. averiguar qué había adquirido.
¡Oh, las aborrezco! Unas antiparras. Pero ¿cómo es posible que tomara yo
Decididamente, no. Hoy no podía volver al Sur. aquello de la bandeja?
Dejé el autobús en la orilla este y eché a andar en Con todo, era una pieza bastante rara..., más bien
dirección norte. Empecé a sentir la excitación. Me asusté un pesada, y sin duda de plata.
poco, pero... era agradablemente emocionante. Me acerqué a un lugar iluminado para examinarlas, y
Y mucho más cuando llegué a Warram's y contemplé los observé la presencia de unas letras grabadas en el puente.
camafeos. El dependiente era un hombre joven. Le dije lo Veritas, en latín, «verdad». ¡Curioso!
que deseaba y fue a buscarlo. Volvió con un amplio surtido, y Me las metí en el bolsillo y reemprendí la marcha a paso
me puse a deliberar. ¡A veces cuesta tanto decidirse! Le vivo calle abajo. Estaba cansada, es cierto, pero sentía la
hablé de mi viaje a Baden-Baden en 1916, y de todo lo que necesidad de abandonar aquel barrio poco recomendable
Herbert y yo habíamos podido admirar en las tiendas del antes de que se pusiera el sol. Además, Olive estaría
extranjero durante la guerra. El joven fue muy paciente y despidiendo a sus invitadas de un momento a otro, y era
comprensivo. Le di las gracias por la molestia que se había importante que estuviera de regreso en casa antes de que
tomado, y abandoné la tienda, radiante. Llevaba un precioso notaran mi ausencia.
broche, verdaderamente delicado, en mi bolso. Al pasar por debajo del reloj del Ayuntamiento me
En Slade & Benner's me hice con un chal. La chica era sorprendió comprobar que eran ya las cinco, pasadas. Mal
una jovenzuela impertinente e inquisitiva, de manera que asunto. Me descubrirían y tendríamos una escena.
realmente me sentí obligada a comprar un corpiño para El taxi a casa costaría unos cincuenta centavos. Pero se
distraer su atención. Una cosa vulgar, que me costó treinta y trataba de un caso de urgencia, de modo que no lo pensé
nueve centavos y que ni siquiera los valía. Pero el chal de mi dos veces.
bolso era de seda importada. Durante el trayecto, mis temores aumentaron. Y ni
siquiera el pensar en el éxito de mi expedición, es decir, en
Era muy emocionante. Entré y salí de innumerables todo lo que llevaba en el bolso, bastó para consolarme.
tiendas y el bolso empezaba a llenarse. También compré De pronto me acordé de que Olive y Percy hoy cenaban
algo. La discreción es siempre indispensable, ¿saben? fuera, ¡y de que el doctor Cramer había anunciado su visita!
Siempre lo he dicho. Ninguna de mis compras era ¡Oh! Estaba segura de que habrían notado ml ausencia.
extravagante; sin embargo, llegué a gastarme cuatro dólares ¿Cómo podría explicarla?
Hurgué en mis bolsillos en busca de cambio, y mis manos ha tenido que presentarse en ellas para arreglar tus malditas
tropezaron con algo frío. gracias!»
Las antiparras. Sorprendí este pensamiento y no pude menos que
Esa era la solución. Me las calé resueltamente y ajusté las parpadear tras mis cristales. Ni en sueños se me hubiera
patas a punto ya de llegar a la casa. ocurrido pensar en esto, ¡vamos! ¿Acaso sabían en las
Cuando el taxi se detuvo, el hormigueo se reprodujo con tiendas lo que hacía? Y lo toleraban siempre que Percy...
mayor intensidad. ¿Iba a sufrir otro ataque? Pero, no; logré Entonces, ¡no sacaba el menor provecho! Todos se
dominarme. Quizá las lentes esforzaran un poco mi vista. A habían confabulado en contra de mí. Lo veía ahora por
los pocos minutos, no obstante, veía nuevamente con toda primera vez.
claridad, y aquella temible comezón habla desaparecido por -Si os lo he de decir -respondí rápida y ásperamente-. He
completo. ido a la ciudad para corregirme la vista.
Pagué al conductor y me apresuré a tomar la senda que Antes de que tuvieran tiempo de considerar plenamente
conduce a la entrada principal, antes de que el conductor el sentido de mis palabras ya me encontraba en la escalera.
pudiera quejarse siquiera de la falta de «propina». Tomé mi Abrí la puerta de mi habitación, entré en ella y cerré de
llave y abrí la puerta con decisión. nuevo de golpe. No enfadada, pero para darles una prueba
Por cierto, que las lentes parecieron facilitarme la tarea. A de mi resolución y firmeza.
lo mejor las necesitaba realmente. El doctor Cramer había La verdad es que me sentía completamente trastornada.
comentado en una ocasión algo sobre mi astigmatismo. En Y no sólo a causa de sus pensamientos, sino por el hecho de
cualquier caso, todo me parecía ahora tremendamente claro. que pudiera leerlos. Esperaban que estirara la pata, ¡perdón!,
Sí, muy claro. si me permiten la vulgaridad, pero... ¿cómo?
Todo estaba claro. Quizá fueran sólo imaginaciones mías. Puede que
Bueno, desearía expresarme con toda propiedad para estuviera realmente enferma. Siempre me lo decían. Miss
estar segura de que me comprenden. Tooker me trataba como a una inválida. El doctor Cramer
Abrí la puerta, y Olive y Percy estaban esperándome; ella, acudía a visitarme dos veces por semana.
tan alta y delgada, y Percy, tan bajito y grueso. Lo único Hoy le esperaba, por cierto. Era una persona muy
común era la palidez de su piel. Sí, como sanguijuelas. amable. El me diría exactamente cuál era mi situación.
¿Por qué no? Eran unas sanguijuelas. Les observé Pues ¡no podían ser las lentes! Estas cosas no pasan de
detenidamente y, de algún modo, me dio la sensación de que verdad. ¡Imposible!
los veía por primera vez. Sonrieron, pero siguieron No era más que la edad y el cansancio...
pareciéndome unos extraños. Me quité los anteojos y fui a recostarme en la cama. La
Bueno, no del todo. Porque los conocía. Los veía. congoja no tardó en hacer mella en mí, y al poco rompí en
¡Sanguijuelas! sollozos. Debí quedarme dormida, pues al despertar era ya
Trasladándose a mi casa tan pronto como desapareció mi de noche.
Herbert. Haciendo uso de mi propiedad y mis pertenencias. Había sonado la puerta de la entrada, y oí la creciente
Viviendo de mis rentas. Contratando a miss Tooker para que proximidad de unos pasos. Miss Tooker.
me vigilara en todo momento, y animando al doctor Cramer Abrió la puerta de mi cuarto con una mano. En la otra
para que me convirtiera en una inválida. Desde el mismo sostenía una bandeja. Sí, el té y algunas galletas. Parte de la
instante en que Herbert me dejó. Ahora esperaban tan sólo a dieta prescrita por el doctor Cramer. Sabía cuánto me
que yo le siguiera. gustaba comer, y no me lo permitía.
«¡Aquí está la vieja...!» Le hice una mueca.
¡Dios me libre de repetir la palabra! -¡Váyase! -dije.
Me quedé asombrada. ¡Pensar siquiera que el pequeño y La mujer sonrió tímidamente.
modoso Percy, todo risueño él, se atreviera a decirme tal -El señor y la señora Dean han salido ya para su cena -
cosa a la cara! dijo-, pero antes de partir han pensado que a lo mejor
Entonces me di cuenta de que él no había hablado. Lo deseaba usted ya su cena.
pensaba. ¡Yo leía sus pensamientos! -¡Váyase! -repetí.
Lo que en realidad dijo fue: -¿Se encuentra ya bien del todo? -preguntó miss Tooker
-Madre, querida, ¿dónde te hablas metido? ¡Estábamos al tiempo que depositaba la bandeja encima de la mesita de
tan preocupados! noche- El doctor Cramer no puede tardar ya mucho y...
-Sí -dijo Olive acto seguid. No sabíamos qué pensar. -Dígale que suba en cuanto llegue, y usted ¡acuéstese! -
Podían haberte atropellado... -Su tono era el acostumbrado, conminé sin ambajes-. No se acerque por aquí.
¡ay!, lleno de amor filial..., pero, para sí, concluyó: «¿Por qué La sonrisa se borró inmediatamente de su rostro. La
no atropellarían a esa vieja...?» mujer dio la vuelta y se dirigió apresuradamente hacia la
¡Esa palabra otra vez! puerta. Por un momento sentí la tentación de escrutarla a
Así que ¡eso era lo que pensaba de mí! ¡Lo que ambos través de mis lentes. Pero no era más que una ilusión, ¿no es
pensaban de mí! cierto? Una vez que hubo salido me incorporé en el lecho y
Me acometió un temblor. tomé mi bolso.
-Siéntate, querida. Cuéntanoslo todo -añadió Percy, con Me puse a examinar mi tesoro, lo cual me llevó
una sonrisa bobalicona en los labios. ¡Esa sanguijuela de considerable tiempo. Estaba tan enfrascada en mi hacer que
boca hinchada que me chuparía hasta la mismísima sangre! no me di cuenta de la llegada del doctor.
Reuní todas mis fuerzas. Su llamada me sobresaltó. Guardé mi botín rápidamente
-Sí, madre, ¿dónde has estado? -terció Olive, ¡esa en el bolso y dejé que éste se deslizara por el otro lado de la
sanguijuela de boca prieta! que, entretanto, pensaba: «¿Otra cama. Me recosté otra vez y respondí:
excursión alegre, vieja chocha? ¿O dándonos problemas otra -¡Adelante!
vez, con eso de robar en las tiendas? ¡Las veces que Percy
El doctor Cramer era la viva imagen de la cortesía. Entró en seguida. Miss Tooker sabía, de todas formas, que un
sin hacer ruido, pese a su voluminosa presencia, y fue a nuevo ataque no sería nada extraño en mí, y serviría como
tomar asiento en una butaca próxima a mi tocador. testigo. No porque hiciera falta, pues usted certificaría la
-¿Qué significa todo eso que he oído acerca de usted, causa de mi muerte. Mi corazón, ya sabe...
jovencita? -preguntó, ahogando apenas una risa afable. El doctor Cramer sudaba copiosamente. El té estaba muy
Siempre que se dirigía a mí decía «jovencita». ¡Era un cielo! caliente. Levantó una mano...
-¿A qué se refiere? -repliqué yo agraciándole con una -Mistress Olcott...
sonrisa. -Por favor, no me interrumpa. No he terminado. Le
-Me han dicho que se ha dado usted un paseito esta estaba hablando sobre el plan. En media hora o menos me
tarde. Mistress Dean me ha hablado de unas lentes... sobrevendrá una crisis. Usted se precipitará escaleras abajo y
Me encogí de hombros y él se acercó un poco más. le dirá a miss Tooker que llame inmediatamente a los Dean,
-Además, no ha tomado nada. ¡Y ha estado usted donde tenga lugar su cena o reunión social. Luego volverá a
llorando! mi lado y hará lo imposible por asistirme en ese trance.
¡Era tan cordial! Un hombre maravilloso, el doctor Naturalmente, será demasiado tarde. Para cuando llegue mi
Cramer. Era imposible no abrirse a él. ¿Quién le guardaría amada hija acompañada de su marido, yo ya habré muerto.
secretos? Ese es el programa previsto, ¿no es verdad?
-No tenía apetito. Mire, Olive y Percy no me comprenden, -Pero...
eso es todo. Me encanta salir al aire libre, y no sabe usted Le miré directamente a los ojos
cuánto me desagrada importunarles. Y puedo explicar lo de -Ya sé. Se pregunta cómo estoy enterada. Yo también.
las gafas. No puedo explicarle mis poderes. Bástele saber que los
El doctor Cramer sonrió y me guiñó el ojo. tengo. Leo sus pensamientos.
-Primero un poco de té. -Entonces...
-Me temo que lo encontrará ya frío. Hice un gesto con la cabeza.
-Esto tiene fácil remedio. -Por favor, no se moleste en hablar. Porque leo sus
Se dio la vuelta y colocó la tetera sobre el pequeño pensamientos, sé ya lo que iba a decir a continuación. Se
hornillo eléctrico del rincón. Se movía con agilidad y eficacia preguntaba por qué, sabiendo todo lo que sé, le he permitido
y me pareció oír que tarareaba por lo bajo. Era un placer que me envenenara. Se asombra de que me fíe de usted,
observarle; como el gozar de su visita. Nos sentaríamos sabedora de que no es sino un traidor y un hipócrita...
juntos y compartiríamos el té. Y yo se lo contaría todo. El Terminé la invectiva usando la forma masculina del
comprendería, y todo volvería a ir sobre ruedas. epíteto pensado por Percy en relación conmigo.
Me incorporé. Mis nuevos anteojos se deslizaron por la Los ojos estuvieron a punto de saltársele. Evidentemente
colcha. Los tomé antes de que cayeran al suelo y me los no estaba acostumbrado a semejante lenguaje.
puse. Luego enrojeció como una amapola.
El doctor me guiñó nuevamente un ojo al volver. -Sí -musite-. Se pregunta por qué le he permitido
Bajé la vista y noté al mismo tiempo el efecto de las envenenarme. La respuesta es que... no ha sido así.
lentes en mis ojos. Trató de aflojarse el cuello y hasta de incorporarse.
Alcé de nuevo la mirada, y me di cuenta. Supe en seguida -¡Qué...! ¿No ha sido así?
que el doctor Cramer se encontraba allí para matarme. -No -respondí con una sonrisa-. Cuando ha ido a
buscarme la servilleta, he cambiado las tazas.
Me sonrió mientras llenaba nuestras tazas. La segunda la No sé qué veneno era aquél, pero sí pude ver cuál era su
tomó de la mesa sobre la cual descansaba aún la bandeja tremenda eficacia.
con mi almuerzo. Le observé. Vi cómo se inclinaba sobre la No hay duda de que su propia excitación contribuyó a
taza de la izquierda y cómo vertía los polvos en el té caliente. acelerar el proceso. Logró ponerse de pie, pero sólo por un
Acercó la bandeja al lecho. instante. Luego volvió a caer pesadamente en la butaca
-Una servilleta, doctor, si tiene la bondad -le dije. Murió allí mismo.
Me la trajo sin dilación, se sentó junto a mí y levantó su Observé tranquilamente su agonía. Quince minutos duró
taza, cortésmente, acompañando en seguida mi acción. aquel proceso de desintegración. La voz fue lo primero en
Bebimos. desaparecer. Luego fiaqueó la cabeza. La espuma dificultaba
Mi mano no tembló siquiera bajo su escrutadora mirada. su respiración; el vómito la cortó casi por completo. Se le
Vacié mi taza; él la suya. dilataron las pupilas y la cara se le puso de color púrpura...
Me guiñó nuevamente el ojo. salvo en torno a la boca, que delataba el estrago hecho en
-Y bien, jovencita, ¿se siente mejor? sus labios al morderse.
Le devolvi el guiño. Quise leer sus pensamientos, pero ya no quedaban
-Mucho mejor, ¿y usted? pensamientos que leer. Sólo imágenes. Preces y blasfemias
-¡De primera! Ahora podemos hablar, ¿eh? entremezcladas, con fugaces destellos de desesperación.
-Sí -respondí-. Ahora podemos hablar. Explosiones soeces, hasta que la todopoderosa irrupción del
-Iba usted a contarme algo, ¿verdad? dolor lo llenó todo. Me dolió la cabeza de leer tanto horror,
-Es verdad -repuse-. Iba a contarle algo, doctor Cramer. así que me quité las lentes y me limité a observar.
Iba a decirle que lo sé todo. Una extraña comezón me invadió todo el cuerpo.
Parpadeó visiblemente, mientras que yo no abandonaba Terminó entre convulsiones. Intentó arrancarse la
mi sonrisa. garganta. Me incliné sobre su rostro y me eché a reír delante
-Sí. Sé perfectamente como se supone que ha de de sus desencajadas fauces. Muy impropio de una dama,
desarrollarse el plan. Percy y Olive se lo propusieron, a debo admitirlo, pero harto justificado, ¿no? Además, hacía
cambio de la tercera parte de la herencia que obtendrán. No que me estremeciera de emoción.
había, en principio, plazo fijo, pero al llegar yo esta tarde Acabado todo, me dirigí a la escalera. Miss Tooker se
algo alterada, han pensado que era mejor que actuara usted había acostado hacía ya mucho rato, y no había nadie que
pudiera detenerme. Pensé que me merecía un acto de Una recepción, ¡ése era el primer paso! Lo del baile de
celebración. Saqueé el refrigerador y ascendí de nuevo a mi disfraces fue realmente idea de Olive, aunque fui yo quien la
cuarto con una bandeja abarrotada de pavo, salsas varias, asoció en seguida con la fiesta en celebración de la
trufas y melón... ¡Se cuidaban bien los de abajo, mi amante reapertura de casa.
hija y mi yerno! -Hay siempre un clima de alegría e informalismo en una
Tomé también la botella de coñac. reunión de disfraces -le dije-; distraerá a los invitados. Al fin
Pesaba lo suficiente como para hacerme sentir el esfuerzo y al cabo, son muchos los que recuerdan muy bien el...
arriba. Pero, una vez en mi habitación, me sentí mejor. hum... desgraciado acontecimiento de hace seis meses. Una
Escancié una generosa medida de brandy en mi taza de cena normal y corriente resultaría un tanto violenta. Pero ¡un
té y con un gesto festivo brindé en dirección de la baile de máscaras! Es precisamente lo que conviene.
desmadejada figura del silloncito próximo. Me reía de él en -Quizá pueda contratar a ese pequeño grupo de danza
silencio a cada bocado. Luego le pregunté si le apetecería un para la ocasión -musitó Olive-. Los puertorriqueños, ¿sabes?
piscolabis... ¿quizá un poquito de brandy?..., ¡era Son el no va más, esta temporada. Y podríamos hacer uso
deilcioso!..., ¿y qué tal su corazón aquellos días? también del jardín.
El licor era fuerte. Di fin a la comida, sin dejar traza Me encantó ver que respondía con tanto entusiasmo. Nos
siquiera, y volví a escanciarme una generosa medida. La pusimos a planear la fiesta sin pérdida de tiempo,
comezón se acompañaba ahora de cierta sensación de calor. determinando en primer lugar a quién procedía invitar. Y aquí
Sentía ganas de gritar, de cantar. Hice ambas cosas. es donde mi mejor cabeza intervino con ventaja. Durante
Se rompió la taza. Bebí directamente de la botella. Nadie años me había sentido contrariado y frustrado por mi
iba a verme. Alargué el brazo para cerrarle los ojos. Saltones. ignominiosa posición como simple «agregado», incapaz de
Me escocían los míos. Las lentes. No debía llevarlas puestas. asociarme en un plano de igualdad con los dirigentes de los
Pero de no haberlo hecho ahora estaría muerta. Y era él, el círculos de negocios y financieros de la comunidad.
muerto. Yo seguía viva. Muy viva. Estremecidamente viva. Parecía que asistía a sus cenas y fiestas por puro
Más brandy Acedía. Demasiada comida. También la compromiso, y era incapaz de corresponder con igual tono y
bebida quemaba. Me recosté en el lecho. Todo parecía dar estilo. De ahí que jamás tuviera ocasión de considerar con
vueltas. Más vueltas. ¡Qué calor! Podía verle aún, derrengado ellos ciertos planes míos relacionados con operaciones
en su butaca, con la boca abierta..., riéndose de mí. inmobiliarias y carteras de valores. Conocía a los hombres
¿Por qué se reía? Estaba muerto. Debiera ser yo quien clave, y mis propuestas habían sido cuidadosamente
riera. El había tomado veneno; yo, brandy. «El licor es elaboradas. Todo lo que necesitaba ahora era la entrée, es
veneno para usted, mistress Olcott.» decir, el acceso. Podía ganar mucho dinero en esta ciudad;
¿Quién había dicho eso? El doctor Cramer en su última mucho dinero. Y había llegado el momento de actuar.
visita. Pero ahora estaba muerto, y yo no había sido -Thorgesen -dije, repasando la lista-. Decididamente, sí.
envenenada. Entonces, ¿por qué dolía cuando intentaba Harker, si quiere venin Y el doctor Cassit. Pfluger. Repulsivo,
reírme? pero le necesito. Y las señoritas Christie, Hattie Rooker. Muy
¿Por qué me dolía tanto el pecho? ¿Y por qué no estaba bien.
quieta la habitación, ni siquiera cuando traté de incorporarme -Si viene Hattie, hemos de invitar también a Sebastian
y caí dándome de bruces contra el suelo? ¿Por qué tiré de la Grimm -apuntó Olive.
alfombra hasta hacerla jirones, y no dejé de hacerlo hasta -¿Grimm? ¿Quién es?
que mis dedos, doblándose más y más hacia atrás se -El novelista. Pasa el verano aquí. Le invitan en todas
desarticularon con un chasquido, aunque sin dolor que yo partes, sencillamente ¡en todas!
pudiera percibir, pues el que llenaba mi pecho era mucho -Como quieras.
más fuerte, más que cualquier otra cosa o sensación, más Lo planeamos minuciosamente, enviamos las invitaciones,
que la vida misma...? y la respuesta fue sumamente satisfactoria. Durante toda la
Porque era la muerte. semana que precedió a la fiesta estuvimos ocupadísimos con
Morí a las 10.18 de la noche. mil detalles. De hecho, fue el mismo día en que había de
tener lugar, cuando Olive suscitó una cuestión de gran
3. PERCY DEAN importancia.
-Nuestros trajes, Percy.
Cuando pudimos acallar el asunto, Olive y yo partimos -¿Trajes?
algún tiempo de viaje. Ahora nos lo podíamos permitir y, -¡Es una fiesta de disfraces!, ¿no? Y nos hemos olvidado
entretanto, la casa seria completamente renovada, y a de los nuestros -añadió con una sonrisa-. Tú no estarías mal
nuestro pleno gusto. como pirata.
En verdad que hicieron un trabajo excelente -el dinero no Arrugué el entrecejo. Me revienta la trivialidad. La idea de
era problema, dije- y el resultado era para enorgullecerse. Ya hacer de fantoche me repelía.
era hora también. ¡Todos estos años perdidos, a la espera de -Pero ¡todos vendrán disfrazados! -exclamó Olive-. Hasta
que muriera la vieja! Sí, ya era hora. señores mayores tan dignos como míster Harker. Y mistress
Ahora podríamos pisar fuerte, Olive y yo, en nuestra Loomis se ha pasado semanas, pero ¡semanas!, simplemente
comunidad. No más empujones, no más insultos encubiertos para elegir su atuendo como pastorcilla de un cuadro de
ni murmuraciones solapadas... «El yerno de mistress Olcott... Watteau. Me lo ha dicho la modista.
un parvenu, un arribista.., de otra clase.» -¿Qué llevarás tú? -pregunté.
Me juré que todo aquello cambiaría. Olive y yo -Algo español, con una mantilla. Así podré ponerme mis
ocuparíamos por fin el lugar que nos correspondía en la magníficos pendientes. -Me miró dubitativa-. Pero tú vas a
sociedad. Teníamos antecedentes, claro está, y ahora ser un problema. Francamente, Percy, eres demasiado
contábamos con suficiente dinero para movernos con soltura rechoncho para cualquiera de los personajes habituales. A
en los mejores círculos... para recibir. menos que decidas ir de payaso.
Iba a replicarle con toda aspereza. Pero era verdad. Me Suministré naipes y fichas, y tomamos asiento alrededor
miré en el espejo. La frente despejada era más bien calva de la mesa: Thorgesen, el doctor Cassit. el juez Pfluger,
notable... ¡y aquella papada! Olive me observaba Harker, Grimm y yo. Me habría gustado excluir a Grimm, de
atentamente. haber sido posible; el alto y delgado, amén de sardónico,
-¡Ya lo tengo! -anunció aliviada-. Percy, ¡ya está! Serás escritor se me antojaba un elemento inquietante cuya
Benjamin Franklin. presencia además carecía de valor para mí. Pero la idea
Benjamin Franklin. He de admitir que no era una mala había sido suya, y difícilmente podía sacudírmelo.
idea. Después de todo, era todo un símbolo de dignidad, Olive dio unos golpecitos en la puerta poco antes de que
estabilidad y sabiduría -me inclino por desechar todos esos iniciáramos el juego.
rumores acerca de sus queridas- y ése era, precisamente, el -O sea, que estáis aquí Me preguntaba dónde te habrías
tono que yo deseaba impartir. Contaba con aquella velada metido, Percy. -Luego sonrió a todo el grupo-. Pero veo que
para impresionar a mis invitados. Era un primer paso estás en buena compañía. ¿Alguien de ustedes desea que le
importante. sea subido el almuerzo? Vamos a servir algo frío, abajo,
Alquilé, pues, un traje colonial y una semipeluca. dentro de breves momentos.
Olive se quedó extasiada ante el resultado. Había que Siguió un silencio un tanto embarazoso. Sentí cierta
darse prisa; los invitados empezarían a llegar pronto. Un irritación.
momento antes de descender al vestíbulo, procedimos a un -Muy bien, no les molestaré más. ¡Oh, Percy! He
último examen. encontrado algo para ti en... en la habitación de mamá. -Vino
-¡Maravilloso! -exultó Olive-, pero ¿no usaba lentes, a mis espaldas y noté un frío contacto metálico en las orejas
Franklin? y en el puente de la nariz.
En efecto. Desgraciadamente es ya demasiado tarde para -Unas lentes -exclamó, dejando oír una risa infantil-.
hacerme con ellas. Espero que la concurrencia sepa disculpar ¿Recuerdas que no pudimos dar con ellas para complementar
esta impresión. tu disfraz? Pues mamá guardaba un par en el cajón.
Supo. ¡Veamos! -Se apartó unos pasos y me observó
La velada fue encantadora. No faltó uno solo de los escrutadoramente-. ¡Perfecto! La viva imagen de Benjamin
invitados, las bebidas eran abundantes, variadas y de Franklin, ¿no creen?
primera calidad, el colorido de los trajes añadía justo la Yo no quería las gafas. Además, parecían casar mal con
adecuada nota de frivolidad, y el entretenimiento previsto - mi corrección óptica, si es que necesitaba alguna. Pero me
aunque vulgar- pareció ser muy bien recibido. sentía muy violento, de modo que la despedí con un gesto,
Aunque abstemio absoluto, puse no obstante especial forzándome a componer una sonrisa de circunstancias. Los
atención en que no les faltara copioso suministro a presentes se hallaban distribuyendo ya las fichas. Thorgesen
determinadas personas de mi particular interés. Hombres había tomado la banca. Extraje mi cartera y deposité un
como Thorgesen, del banco, o el viejo Harker, el doctor billete de cien dólares sobre el tapete. A cambio recibí una
Cassit y el juez Pfluger. Logré concentrarlos alrededor del pila de veinte fichas blancas.
ponche, y su cordialidad fue creciendo a medida que Jugaban «a sangre». Muy bien. Sonreí.
transcurrían las horas. -Ahora algunas rojas Coloqué cinco billetes más de a cien
Estimaba esencial el ganarme la amistad de Thorgesen, sobre la mesa, que me valieron veinte fichas encarnadas.
por cuya mediación esperaba tener acceso al Gentry Club. -Eso está mejor -comenté.
Luego, más tarde o más temprano, me las ingeniaría para Y así era, pues abrigaba la intención de perder. Un millar
llegar basta la habitación 1200, el santuario del fabuloso de dólares más o menos adecuadamente invertido aquella
«grupo del póquer», donde se decidían realmente los noche en una partida en la que perdiera me asegurarían casi
grandes negocios y especiales «tratos»: millones de dólares, con toda certeza que mi candidatura fuera vista con agrado
asignados en contratos de favor como quien reparte por el resto de los jugadores. No era poca la psicología que
simplemente unos naipes. encerraba mi razonamiento. Tenia la intención de perder.
Sebastian Grimm puso la idea en mi mente. Más aún, de hacerlo con estilo, con gracia. Como un
-La fiesta parece discurrir de maravilla -señaló en voz auténtico caballero.
alta-. Me atrevería a decir que no habría inconveniente en Pero no pudo ser.
abandonar a las damas a su propio entretenimiento durante
una hora o algo así. ¿No tendrá usted una mesa de póquer He oído hablar de clarividencia, de telepatía, de sextos
por ahí, verdad, Dean? sentidos y del que se dice «especial para los naipes»,
Póquer. Lo justo. Una partida en mi casa. ¿Acaso no sería fenómenos a los que jamás he prestado la menor atención.
del todo natural el proponer otra reunión para ocasión Sin embargo, algo estaba sucediendo aquella noche.
venidera? Quizá Thorgesen sugiriera el Gentry Club, y yo Pues cuando examiné mis cartas a través de las lentes,
entonces podía recordarle que no era socio. «Esto tiene fácil me fue posible averiguar el juego de mis oponentes. No vi,
remedio -diría en tono rimbombante-. Te diré lo que has de claro está, su juego, sino su mente.
hacer, Dean...» «Par oculto de ochos. Subir. Pedir otra. Dos damas. ¿Me
¡Perfecto! pregunto si tendrá una escalera? Lo veo. Con dos dieces
-Hay una gran mesa arriba -insinué-. Lejos de las damas vistos, mejor oculta y verlo. Subir otra vez. Achantar a los
y del ruido. Si les interesa, caballeros... otros.»
Les interesaba. Echamos escaleras arriba. Era un raudal constante. Sabía cuándo pasar, cuando
Aborrezco el póquer. Me disgustan todos los juegos de subir la apuesta y cuándo abstenerme o jugar de farol.
azar. No es que los considere inmorales, pero me repele Desde luego, pensaba perder. Pero, cuando un hombre
instintivamente todo lance donde el elemento de riesgo sabe lo que debe hacer, es tonto si renuncia a su ventaja. Es
depende de la suerte. lógico, ¿no?, y prueba una gran visión para los negocios.
Pero el caso era excepcional. Ellos tenían mucho respeto por la astucia, por el buen juicio.
¿Cómo podía evitario? ¡Aún contra mi voluntad!
No quiero extenderme sobre los sucesivos incidentes de Se habían olvidado del juego por completo, ¡pero yo
la partida. Baste decir que gané casi todas las manos, que seguía leyendo en sus mentes!
era capaz de apostar, de farolear, de «matar o congelar» un «El muy ruin... ¡qué vileza!... ¡Mira que acusar a
envite (así creo que lo llaman), y todo gracias a aquel Harker!... probablemente ha puesto la carta él mismo...
maravilloso flujo de intuición, de aquel verdadero sentido haciendo trampas... ningun caballero... asqueroso gordo...
psíquico que no me abandonaba. ¡no debía haber venido!... excluido de toda sociedad
Llevaba ganados más de nueve mil dólares cuando decente... vulgar... cazadotes... la llevó a la tumba...»
Harker hizo su trampa. Mi cabeza estaba a punto de estallar.
El esfuerzo dc concentración era terrible. Jugaba Pensé que si podía hablar se aliviaría mi dolor. Hablé,
absolutamente ajeno a la hora y a toda circunstancia, pues, y les dije lo que sabía y todo lo que pensaba de ellos,
pensamiento o movimiento que no se refirieran estrictamente que me contemplaban atónitos sin decir palabra. De modo
a la partida -al escrutinio de la mente de mis adversarios-, al que pensé que, si gritaba, aquella opresión se me pasaría. Y
cálculo de mis apuestas. grité. Y les ordené que salieran de mi casa. Y les colmé de
Y de pronto: «Me guardaré el as para la mano siguiente», insultos y denuestos; pero ellos seguían contemplándome
pensó Harker. asombrados, sin replicar, como si yo estuviera loco. Y Harker
Su idea me llegó como una verdadera sensación. Sentí la pensaba unas cosas de mí que ningún hombre sería capaz de
intensidad, la desesperada avaricia que encerraba. El viejo soportar. Era imposible resistirlo. Mi cabeza iba a estallar, ¡y
Harker, con una fortuna de tres millones, ¡haciendo trampas todo estaba perdido! Me odiaban y se reían descaradamente
al póquer! de mí.
Durante unos instantes me quedé anonadado. Se estaba Volqué la mesa y me abalancé contra él haciendo presa
sirviendo ya la mano. Me concentré. Harker tenía el as de de su cuello con mis manos. Todos cayeron sobre mí, pero
picas sobre la mesa, debajo de su manga izquierda. Siete y yo no iba a soltarle hasta que no librara mi cerebro de
as, ocuitos; un as descubierto. Esto hacía un trío, si podía aquella vorágine de sucios pensamientos que mi víctima me
cambiar el siete. dedicaba. Se me cayeron las lentes y se me nubló la vista.
Yo tenía dos reinas, dorso con dorso; la oculta con un Levanté la mirada justo a tiempo de ver a Thorgesen
cuatro. Se repartieron las cartas: la cuarta, la quinta. Los inclinado sobre mí, amagando el frasco del agua contra mi
otros iban mal, no tenían nada; Grimm, una escalera posible. cabeza.
Harker siguió subiendo. Otra reina para mí con la quinta Traté de esquivarlo, pero era demasiado tarde. Cayó el
carta. Le subí a él. Grimm igualó. Harker aumentó la apuesta. cristal, y se me velaron los ojos.
¡La gozaba locamente! La conversación se animó. Era una Para siempre.
mano vital: el pote era enorme. La sexta carta me trajo otro
cuatro. Ful, reinas mandan. Ganador en casi cualquier partida 4. SEBASTIAN GRIMM
de póquer con siete cartas y sin mono. Harker tenía sus ases.
Mi pareja de reinas sobre el tapete... llegué al límite. Él subió Seré breve, muy breve.
el límite, yo superé su envite. Grimm pasó. Cuando tomé del suelo aquellas extrañas antiparras de
Los restantes se quedaron pendientes de nuestra última montura metálica y lentes amarillentos -que deslicé
carta. Me vino una jota. Harker recibió su cuarto as. Llegó a rápidamente en mi bolsillo inadvertido en aquella confusión-,
dolerme casi la cabeza al sentir la ola de desbordante lo hice por mera curiosidad.
exultación que le embargaba. Subió su apuesta; yo aún más; Y ésta aumentó cuando acerté a oír por azar una
él de nuevo... dudé... y Harker dio el cambiazo. Su cuarto as observación de la viuda durante la encuesta llevada a cabo
fue a parar debajo de su juego; el siete, debajo de la manga. por la policía, en el curso de la cual se habló también de la
Era exactamente lo que yo había estado esperando. desaparición de los anteojos. Olive Dean se refirió a su
Aumenté el pote. madre y a que ésta las había llevado a su casa, precisamente
Él, más. la noche de su trágica muerte.
-¡Seis mil dólares en juego! -susurró alguien con voz Algunos aspectos de aquella partida de póquer y el
entrecortada. comportamiento de Dean habían estimulado mi imaginación.
Y más con mi siguiente envite, que Harker superó aún. Las declaraciones oídas con ocasión de las pesquisas
-Veo -dije al fin, con gran parsimonia, mostrando mi policiales me intrigaron aún más.
juego triunfalmente. Por otra parte, la palabra grabada en el puente de la
»Ful de reinas con cuatros -añadí al tiempo que pieza no dejaba de ser interesante. «Veritas.»
empezaba a recoger las fichas. No les cansaré con el relato de mis investigaciones. El
El envejecido rostro de Harker se arrugó aún más en una detective aficionado suele resultar más bien cargante, incluso
mueca de insolente placer. con sus ocasionales éxitos. Baste decir que mis acciones me
-No tan de prisa, amigo mío; yo tengo... -se humedeció llevaron hasta un almacén de compra-venta de objetos de
los labios ávidamente- ...cuatro ases. segunda mano; y por último, hasta una casona semiderruida
La exclamación fue general. de la calle Edison. Profundizando un poco más, esta vez en
Tosí para aclararme la garganta. los archivos de la sociedad histórica local, averigué que las
-Lo siento, míster Harker. Pero ¿ha reparado usted antiparras habían pertenecido en su día a Dirk Van Prinn, de
también en que tiene ocho cartas? reputación más que dudosa. Al parecer, su interés por la
Silencio. brujería y dedicación a lo oculto son cosas sabidas y de fácil
-Un descuido, sin duda. Pero si fuera usted tan amable de constatación en los anales de la ciudad. No hace falta que
levantar su brazo izquierdo... ahí, debajo de la manga... subraye, pues, lo obvio.
El silencio se podía cortar. El caso es, que mi paciente investigación dio sus frutos. Y
De repente se pobló de un griterío ensordecedor. Pero no así, formulándome liberalmente algunas teorías basadas en
era un clamor de voces, sino de pensamientos. pruebas circunstanciales, pude «reconstruir» los
pensamientos y hechos de las diversas personas que,
ignorantes del maleficio, habían usado las lentes desde que Quizá puede ser domeñada y controlada. Pero la mera
éstas fueran descubiertas en el cajón secreto del escritorio de constatación de que está allí es ¡el sumo horror!
Dirk Van Prinn. No se debe permitir.
Esos pensamientos y acciones han constituido la base de Voy a terminar mi relato. Luego tomaré las «lentes
esta narración, para la que me he tomado la libertad de engañosas», como tan acertadamente las llamara Joe
asumir sucesivamente los papeles de míster Joseph Henshaw, y las destruiré para siempre.
Henshaw, mistress Miriam Spencer Olcott y mister Percy ¡Engañosas y tramposas!
Dean, todos fallecidos. Me serviré para ello de un revólver, que apuntaré firme y
Desgraciadamente queda por escribir un capítulo, de cuya deliberadamente contra esos malditos cristales para hacerlos
necesidad no tenía la menor idea cuando. resolví iniciar mis añicos de un solo dlsparo.
investigaciones. De haberlo sospechado, hubiera desistido de Pero... los llevaré puestos...
mi empeño. Porque supe, igual que Dirk Van Prinn cuando
escondiera las lentes en el cajón secreto, que se trataba de Las lentes engañosas (The Cheaters). Robert Bloch
un objeto maldito; que el legado de sabiduría que Traducción: Carlos M. Sánchez Rodrigo
encerraban, proveniente del infame Ludwig Prinn, “Horror, selección 2”(Recopilación de Kurt Singer)
antepasado suyo, era diabólico; que aquellos cristales habían Libro Amigo, nº393. Ed. Bruguera. Mayo 1976
sido tallados, casi literalmente, en el mismo Averno.
Sí, sabía que la Verdad no existe para que sea conocida
por los hombres; que el conocimiento de los pensamientos
del prójimo sólo conduce a la locura y a la destrucción.
Reflexioné sobre la sencillez y claridad de esta moraleja, y
por nada en el mundo habría emulado al pobre Joe Henshaw,
o a mistress Olcott, o a Percy Dean, calándome las lentes
para contemplar a los hombres... y sus pensamientos.
Pero el orgullo fue la causa de la Caída. Y mientras
escribía acerca del trágico sino de aquellos infortunados cuya
búsqueda de la verdad había finalizado en desastre, no pude
evitar el pensar sobre el objeto último para el que habían
sido creados aquellos cristales.
«Veritas.» La Verdad.
El conocimiento de la verdad de los otros traía malas
consecuencias.
Pero... ¿y la verdad sobre uno mismo?
Conócete a ti mismo.
¿Sería éste el verdadero objcto de aquellas lentes?
¿Que su portador pudiera realizar una introspección,
mirar en su interior?
De seguro que no podía haber mal alguno en ello.
¡Vamos, no, tratándose de un hombre inteligente!
Creía que me «conocía» ya a mí mismo, en el sentido
mas común de la palabra; incluso que era más consciente de
mi naturaleza y carácter que lo son muchos de los suyos,
dada mi habitual inquisitividad.
Imaginaba, cavilaba, creía...
Pero, tenía que saber.
Sí, tenía que saberlo con certeza.
Y ésta es la razón de que me las haya puesto ahora, hace
unos instantes. Calármelas y mirarme al espejo: todo uno.
Me he contemplado, y me he visto. Y me he conocido,
total y absolutamente.
Hay fenómenos del intelecto subliminal, del llamado
«subconsciente», que tanto la psiquiatría como la psicología
ansían saber. Yo lo sé todo anora, pero no hablaré jamás. Y
aún sé mucho más.
Sé que la agonía sufrida por Henshaw y por mistress
Olcott y por Percy Dean no es nada comparada con la que
sobreviene al leer la propia mente.
Me puse delante del espejo y contemplé mis
pensamientos, mi mente, en la que descubrí un sinfín de
recuerdos e impresiones atávicas, de deseos, de temores, de
autoengaño..., donde bullían una locura sin freno y una sucia
crueldad solapada..., donde se agitaban sinuosas formas
rastreras que no osaban aparecer siquiera en sueños, y se
revelaba toda la hipocresía y simulación que, ocultas bajo un
consciente barniz intelectual, constituyen mi verdadera e
indescriptible naturaleza. La naturaleza de cada hombre.
Me Gustan Las Rubias estaciones de servicio que lucían largas patillas, maduros
Robert Bloch petimetres con trajes de línea juvenil, pequeños filipinos de
mirada triste y solitarios soldados con permiso. Y,
Desde luego, todo depende del gusto dc cada cual. mezclándose entre ellos, las chicas.
Supongo que debe tratarse de una debIlidad mía. Mis amigos ¡Esas chicas...! ¿De dónde sacarán los vestidos que se
tienen sus propias opiniones al respecto. A unos les gustan ponen? Esos atroces modelos color carmesí, naranja, cereza,
las morenas, a otros, las pelirrojas. Por mi parte, no veo en fucsia... esas fachas negras con amplio escote. ¿Y quién las
ello nada reprobable. peina? ¿Quién les corta ese flequillo de caniche? ¿Quién les
En cuanto a mí, yo prefiero las rubias. Altas o bajas, marca esos ricitos pegados a las sienes? ¿Quién cuida esas
gordas o flacas, listas o tontas, me da lo mismo la clase, melenas aleonadas? Con la cara pintarrajeada de rojo y
tamaño, forma y nacionalidad. Desde luego, hay quien les blanco y adornadas con tintineante bisutería parecen
pone muchos reparos; que si su piel se aja más de prisa, que vaquillas premiadas en algún concurso de ganado.
si tienen un carácter raro, que si son veleidosas, Y, no obstante, había allí algunas reses de campeonato.
materialistas, presumidas. Nada de eso me preocupa, aunque No quisiera pecar de incorrecto; sólo pretendo ser justo. En
sea cierto. Me gustan las rubias por sus especiales medio de aquel tufillo de perfume barato, desodorante,
cualidades. Y no soy yo el único que las prefiere. A Marilyn cigarrillos y talco, en aquel ambiente de música y
Monroe no le faltaron admiradores. Ni a Kim Novak. promiscuidad no faltaba la belleza.
Dejemos esto. Después de todo, no pienso pedir ¿Poesía barata? ¡Soberana verdad! Había una muchacha
disculpas. Lo que yo hago es asunto mío. Y si aquella noche, alta, con cuerpo de reina y ojos soñadores. Desde luego, no
a las ocho, decidí apostarme en la esquina de Reed y Temple era más que una simple morena; pero a mí no me ciegan los
para conquistar a una rubia no tengo que dar explicaciones a prejuicios. Había una pelirroja que bailaba con serena
nadie. majestad. Su cuerpo era como un cirio blanco coronado por
Quizás estaba demasiado bien vestido. Quizás hubiera una llama escarlata. Y había una rubia...
sido mejor no guiñar el ojo Pero también esto es cuestión de ¡Sí, había una rubia! Muy joven aún, con unas carnes
opiniones, ¿no? excesivamente infantiles y que daba claras señales de fatiga,
Yo tengo las mías, Y otros tendrán las suyas. Y si la pero tenía lo que yo buscaba. Era una auténtica rubia, rubia
muchacha alta peinada a lo paje me miró con desprecio hasta la médula. Si hay algo que no puedo soportar son las
murmurando: «Viejo asqueroso», opino que allá ella. Estoy rubias falsificadas de pelo teñido, o esas «rubias a medias»
acostumbrado a estas reacciones y no me incomodan lo más que antes de los treinta se han vuelto castañas. Me han
mínimo. engañado más de una vez; pero ya las conozco.
Pasaron por mi lado dos jovencitas muy ricas vestidas con Aquélla no, aquélla era una rubia auténtica, una
tejanos. Ambas tenían el cabello como el trigo de Minnesota. verdadera diosa de la primavera. La observé mientras
Sin duda eran hermanas. Pero no podían ser para mí. evolucionaba por la pista, presa de indescriptible
Demasiado jóvenes. Este detalle suele traer complicaciones, aburrimiento Su pareja era un palurdo, un ranchero de visita
y a mí no me gustan las complicaciones. en la ciudad. Vestía ropas caras, pero por el blanco cuello de
Era una cálida y hermosa noche de finales de primavera. la camisa asomaba un delator cogote colorado. Sí, y si la
Se veía pasear a muchas parejas. Sobre todo, me llamó la vista no me engañaba, bailaba con un palillo entre los
atención una rubia -recuerdo que iba acompañada de un dientes.
marinero- y recuerdo también que sus pantorrillas me Tomé mi decisión. Manos a la obra. Compré tres dólares
parecieron las más deliciosas que viera en mi vida. Pero la de «tickets» y esperé a que acabara la pieza.
acompañaba un marinero. Luego vi a una con un niño y a Por supuesto, en «Dreamway» tocan números cortos. Al
otra con un grupo de oficinistas que habían ido a la ciudad a cabo de un minuto cesó el clamor. Mi rubia se quedó sola al
divertirse y a otra a la que casi le dirigí la palabra, pero en el borde de la pista. El ranchero había ido a sacar más
último instante apareció el novio que estaba aparcando el «tickets».
coche. Me acerqué a ella y le enseñé mi puñado de cartoncitos.
¡Oh, les aseguro que era para desesperarse! Todo el -¿Quiere bailar? -pregunté.
mundo parecía tener una rubia menos yo. A veces esta Ella movió afirmativamente la cabeza, casi sin mirarme.
situación ha durado semanas enteras; pero estas cosas las Desde luego, estaba cansada. Llevaba un traje color
tomo con filosofía. esmeralda, bastante escotado y sin mangas. Tenía pecas en
Miré el reloj. Eran sobre las nueve. Entonces decidí los brazos y, por sorprendente que ello pueda parecer,
ponerne en camino. Yo podía ser un «viejo asqueroso», pero también en los hombros y en el escote. Sus ojos parecían
conocía el paño. En todas partes puede haber rubias. verdes, pero sin duda era por el vestido. Con seguridad eran
En aquel momento, sabía que el lugar más propicio para azules.
encontrar alguna era el «Dreamway». Desde luego, no es Empezó la música. Quizás, al decir que no me gusta el
más que un triste salón de baile; pero no existe ninguna ley baile, di la impresión de que no era buen bailarin. No quisiera
contra ello. pecar de inmodesto, pero ello dista mucho de ser verdad. He
No había ley que me prohibiera entrar y echar una ojeada procurado convertirme en un consumado maestro en el arte
desde la puerta antes de comprar los «tickets». No había ley de la danza. Ello me ha servido de gran ayuda para entrar en
que me prohibiera mirar y escoger. relaciones.
Los bailes públicos no me atraen demasiado. Eso que Aquella noche no fue una excepción.
llaman «música» me lastima el oído y el mero espectáculo No hacía ni treinta segundos que habíamos salido a la
del baile hiere mi sensibilidad. Hay en él un efluvio de pista, cuando ella me miró -me miró «viéndome» por primera
grosera sensualidad que me repugna, pero, por lo que se ve, vez.
todo entra en el juego. -¡Hola! ¡ Es usted un gran bailarín!
Aquella noche «Dreamway» estaba muy concurrido. Aquel «hola» fue todo lo que yo necesitaba. Junto con la
Estaba el pleno de los habituales del local: mozos de ingenuidad de su tono de voz me permitió hacerme una idea
bastante aproximada de su carácter y su pasado. -Nada. Es que yo no bebo.
Probablemente se trataba de una muchachita provinciana -Espere un momento, Mr. Beers. ¿No estará tratando de
que vino a la ciudad en cuanto salió de la escuela. Quizás emborracharme?
viniese con algún hombre. Si no, poco debió tardar en -¡Mi querida niña, por favor! -exclamé en tono de anciano
encontrarlo. Desde luego, la cosa acabó mal. Quizás profesor reprendiendo a la clase-. Si usted no quiere beber,
entonces entrase a trabajar en un restaurante o en unos nadie la obligará a ello.
almacenes, y conociese a otro, y creyese que en una sala de -Está bien. Sólo que una chica tiene que andar siempre
baile todo sería más sencillo. Conque allí estaba. con pies de plomo. -La forma en que vació el primer vaso
¿Que es mucho deducir de una mera exclamación? ¡ Sí, desmintió sus palabras. Empezó a juguetear con el segundo-.
pero he conocido a tantas rubias en situaciones análogas, Para usted no debe ser muy divertido mirar cómo yo bebo.
todas con la misma historia! Las que te dicen «¡Hola!» son -¡Qué sabe usted! ¿Acaso no le dije que me encontraba
todas iguales. Y no lo digo en tono de crítica. Da la solo y que deseaba tener a alguien con quien hablar?
casualidad de que éstas son las que más me gustan. -Una chica tiene que oír a veces cosas muy graciosas,
Debió darse cuenta de que me gustaba, desde luego, por pero, francamente, usted me desconcierta. ¿De qué quiere
mi modo de bailar. Yo sabía cuál seria el siguiente que hablemos?
comentario: Pregunta fácil.
-Por lo que se ve, aún le quedan energías. -De usted.
Yo sonreí, sin incomodarme lo más mínimo. A partir de aquel momento, ni siquiera tuve que pensar lo
-Soy más joven de lo que parezco. -Le hice un guiño-. que había de decirle. Todo iba sobre ruedas. Mi mente podía
¿Sabe una cosa? Podría seguir bailando con usted durante recrearse libremente en los áureos encantos de la muchacha,
toda la noche. Y algo me dice que no sería mala idea. en su frescor y su lozanía. ¿Qué falta hacía un cerebro en un
-Eso es muy halagador. cuerpo como aquél?
Pero me miró, preocupada. Se lo creyó. Era lo que yo A mí ninguna, desde luego. Me contenté con dejarla
quería. hablar y con pedir más whisky cada vez que el vaso quedaba
Le di casi un minuto de tiempo, para que la idea vacío.
arraigara. Entonces cambié el disco. -Y no sabe usted cómo muele los pies este trabajo...
-No quiero engañarla -dije-. Soy como los demás -Disculpe un momento -dije-. Quisiera saludar a un viejo
hombres que usted conoce-... y estoy solo. No preguntaré si amigo.
no podríamos ir a algún sitio donde pudiéramos hablar, Me dirigí al otro extremo del bar. Él acababa de entrar, en
porque conozco la respuesta. A usted la pagan para que compañía de una negra muy atractiva. Normalmente, hubiera
baile. Pero si compro, digamos, otros diez dólares de fingido no conocerle, pero su forma de mirarla despertó en
«tickets» usted queda libre y podemos ir a tomar unas copas. mí la tentación de intervenir.
-Volví a guiñar el ojo-. Sentados. -Hola -dije en voz baja-. Conque volvemos a las andadas,
-Bueno, no sé... ¿eh?
-Claro que no sabe. Pero yo sí. Mire, si teme que me -¡Un momento! -Trató de adoptar una actitud altanera,
propase, le diré que soy lo bastante viejo para ser su abuelo. pero no consiguió disimular su temor-. No sé quién es usted.
Saltaba a la vista, y lo pensó. Le tentaba la perspectiva -Sí, lo sabe -le dije-, claro que lo sabe.
de sentarse. Me lo llevé aparte y acerqué la boca a su oído. Cuando
-Supongo que no hay inconveniente. ¿Nos vamos, Mr...? oyó lo que le dije se echó a reír.
-Beers -dije yo. -¡Qué desfachatez, tratar de asustarme! Pero te perdono.
-¿Cómo dice? -contuvo la risa-. No puede ser. Lo cierto es que no esperaba encontrarte aquí. ¿Dónde te
-Pues es. Me llamo Beers. Como la bebida. Pero usted hospedas?
puede beber lo que guste, miss... -En los «Apartamentos Shane». ¿Y tú?
-Shirley Collins. -Ahora sí se echó a reír-. Qué -En las afueras. ¿Te gusta?
coincidencia, ¿verdad? Beers y Collins. Me dio un ligero codazo e indicó a la muchacha, con un
-Vamos, ¿qué estamos esperando? movimiento de cabeza.
La conduje hasta el borde de la pista, fui a comprar los -Muy mona. Pero ya conoces ml debilidad.
«tickets» y me puse de acuerdo con el encargado mientras Los dos nos echamos a reír.
ella iba en busca de su abrigo. La propina me costó otros -Bien -dije, para terminar-. No quiero molestarte más.
cinco dólares, pero los di por bien empleados. ¿Para qué Sólo deseaba saber si tenías alguna dificultad.
regatear? Todo el mundo tiene que comer. -En absoluto. Todo marcha perfectamente.
No tenía mal aspecto, cuando se hubo quitado un poco -Bien. Estos días tenemos que ser prudentes, con toda
de «rimmel». Y, en efecto, sus ojos eran azules. Sus brazos esa publicidad barata que se ha lanzado sobre nosotros...
eran suaves y bien torneados. Con la mayor galantería, la -Ya lo sé. -Se despidió haciendo un gesto con la mano-.
acompañé al bar situado en la misma calle, algunas puertas Buena suerte.
más abajo y, cuando encontramos una mesa tranquila y -Igualmente.
apartada, colgué su abrigo. Volví a mi mesa. Me sentía plenamente satisfecho.
La camarera era una de esas morenas flacas de tez Shirley Collins también. Durante mi ausencia había pedido
amarillenta. Llevaba pantalón y mascaba chicle. Ni por un otro whisky. Yo pagué y di propina a la camarera.
momento se me ocurriría tenerla en cuenta. Pero cumplió su -¡Vaya! -exclamó la rubia-. ¡Buen aire le da al dinero!
cometido: traernos de beber. Pedi whisky y ella nos sirvió -El dinero no significa nada para mí. Esto para usted -dije
dos vasos. separando del fajo cinco billetes de a veinte.
Pagué, sin olvidar la propina, pues exigí servicio rápido, y -¡Caramba, Mr. Beers! -Estaba lo que se dice babeando-.
ella hizo chasquear el chicle en amistosa señal de No puedo aceptarlo.
agradecimiento y nos dejó solos. Ofrecí ml vaso a Shirley. -¡Ande! -la animé-. En el lugar de donde lo saqué queda
-¿Qué pasa? -preguntó. todavía mucho. Me gusta verla contenta.
Lo cogió. Es lo que hacen todas. Y, si están tan bebidas Aquella solicitud resultaba conmovedora, por lo que no
como Shirley, su reacción es siempre la misma. me eché a reír.
-Oiga, es usted un chico simpático. -Me cogió una mano-. -Puedo asegurarle que sus temores carecen de
Nunca conocí a nadie que fuera así de amable y generoso. Y fundamento. Tengo mucha vitalidad y espero conservarla
no trata de tomarse libertades. durante bastante tiempo todavía.
-Tiene razón -dije retirando la mano-. Nada de libertades. -Magnífico. Me quita un peso de encima. Me gusta usted,
Esto la dejó perpleja. Mr. Beers.
-No le entiendo, Mn Beers. A propósito, ¿de dónde sacó -Y usted a mí, Shirley.
todo ese dinero? Retrocedí a tiempo de esquivar un abrazo. El ascensor se
-Lo cogí. Es fácil, cuando se conoce el truco. detuvo. La conduje por el pasillo hacia la escalera.
-Está tomándome el pelo. Hablando en serio, ¿en qué se -¡Oh, vive en el ático! -exclamó.
gana la vida? Ahora estaba realmente excitada.
-Le asombraría si lo supiera -contestá sonriendo-. En -Usted primero -murmuré.
realidad, estoy retirado. Dedico todo mi tiempo a mis Subió delante de mí. Al final de la escalera se detuvo,
aficiones favoritas. perpleja.
-¿Quiere decir que se dedica a la pintura y a la lectura y a -Aquí hay una puerta. ¿Da al tejado?
cosas así? ¿Es coleccionista? -Siga adelante -insté.
-Exacto. Pensándolo. bien, creo que le gustaría conocer Salió a la azotea y yo la seguí. La puerta se cerró detrás
mi colección. de nosotros y todo quedó en silencio.
-¿Es que me invita a que vaya a ver sus cuadros? - Todo estaba quieto, con quietud de medianoche. Todo
preguntó con una risita. estaba hermoso, con hermosura de medianoche. Debajo de
Yo seguí la broma. nosotros, se extendía el oscuro cuerpo de la ciudad,
-Eso es. No pretenderá que no quiere venir, ¿verdad? adornado con collares de neón y pulseras y sortijas
-No. Estaré encantada. -Metió los cinco billetes en su incandescentes. Es un espectáculo que he visto muchas
bolso y se levantó-. Vámonos, papi. veces, desde el aire y desde las azoteas, y siempre me
Lo de «papi» no me hizo ninguna gracia. ¡Pero era una entusiasma. En el lugar del que yo vengo todo es distinto. No
rubia tan apetecible! Incluso con unas copas de más estaba es que desee cambiar, la ciudad resulta interesante, sí, pero
exquisita. Lo que los jóvenes dicen «muy apetitosa». para venir de visita; no me gustaría vivir aquí.
Mientras cruzábamos el bar en dirección a la puerta, Me quedé absorto contemplando las calles. La rubia
media docena de miradas me taladraron por la espalda. Me también estaba absorta; pero no miraba las calles.
figuré lo que estarían pensando: «¡Hay que ver, ese viejo Seguí la dirección de su mirada. Iba hacia la sombra de la
fósil con una muchacha! Pero ¿dónde iremos a parar?» cúpula del edificio. En la oscuridad, un objeto redondo
Desde luego, todos volvieron a concentrarse en sus despedía una tenue luz irisada. Estaba pertectamente
bebidas, pues en realidad nadie deseaba saber dónde iríamos escondido de la vista de los edificios vecinos y tampoco
a parar. ¡Que caigan bombas, que vuelen platillos! La gente desde la puerta de aquella azotea era posible distinguirlo.
sigue sentada en el bar, emitiendo juicios entre copa y copa. Pero Shirley acababa de descubrirlo.
A mí este estado de cosas me va a las mil maravillas. -¡Hola! -exclamó-. ¡ Mire, Mr. Beers! -Yo miré-. ¿Qué
También Shirley Collins me iba a las mil maravillas, de puede ser? ¿Un avión? ¿O tal vez uno de esos platillos? -Yo
momento. No tuve la menor dificultad en encontrar un taxi ni miré-. Mr. Beers, ¿qué pasa? Ni siquiera parece sorprendido.
en meterla en él. -Yo miré-. ¿Sabía... sabía usted que estaba ahí?
-« Apartamentos Shane» -dije al chófer. -Sí; es mío.
Shirley se acurrucó a mi lado. -¿Suyo? ¿Tiene usted un platillo volante? No es posible.
Yo me aparté. Usted es un hombre y...
-Qué pasa, papi. ¿Es que no le gusto? Lentamente, dije que no con la cabeza.
-Claro que me gusta. -Eso no es exacto, Shirley. Verá... en el lugar donde yo
-Pues no haga como si temiera que fuese a morderle. vivo, mi aspecto no es el que usted ve. -Con un ademán
-No se trata de eso. Pero cuando le dije que mis señalé aquellas cansadas carnes-. Esto se lo pedí prestado a
intenciones no iban por ahí no la engañé. Ril.
-Por supuesto, por supuesto. -Se recostó en su asiento, -¿Ril?
plenamente satisfecha-. Conque vamos a ver sus cuadros. -Sí, es un amigo. También colecciona. Todos nosotros
El taxi se detuvo. Reconocí el edificio. Di al chófer un somos coleccionistas, ¿sabe? Es nuestro pasatiempo
billete de diez dólares y le dije que se quedara con el cambio. predilecto. Venimos a la Tierra y coleccionamos. -No pude
-No acabo de entenderle, Mr. Beers -dijo Shirley. Y era leer en su rostro, porque, cuando quise acercarme, ella
verdad-. Y esa forma de tirar el dinero... retrocedió-. La colección de Ril es bastante especial. Está
-Digamos que lo hago en son de despedida. Dentro de dedicada a la letra «B». ¡Tendría usted que ver su sala de
poco me marcho de la ciudad. -La cogí del brazo y entramos trofeos! Tiene un Bronson, tres Baker y un Beers, cuyo
en el vestíbulo. En el ascensor no había nadie. Oprimí el cuerpo utilizo yo en estos momentos. Se llamaba Ambrose
botón del último piso. Lentamente, fuimos subiendo. Beers, según creo. Ril lo encontró en Méjico hace mucho
Mientras ascendíamos, Shirley se serenó bruscamente. tiempo.
Me miró de frente y me cogió por los hombros. -¡Está loco! -susurró Shirley.
-Oiga, Mr. Beers, acaba de ocurrírseme una cosa. Una vez Pero siguió escuchándome. Escuchándome y
vi una película que... bueno, lo que yo quiero decir es que retrocediendo.
ese despilfarro y ese viaje del que habla... No estará usted -Mi amigo Kor tiene ejemplares de todos los países. Mar,
enfermo, ¿verdad? No le habrá dicho el médico que va a al que hemos visto esta noche en la cafetería, se dedica a
morirse de un momento a otro, ¿eh? tipos melanesios. Muchos de nosotros venimos aquí con
bastante frecuencia, y, a pesar de la publicidad que
últimamente se ha desplegado a expensas nuestras y del
peligro que entraña el viaje, resulta divertidísimo. -Me
encontraba muy cerca de ella. Había dejado de retroceder,
pues estaba ya en el borde del tejado-. En cuanto a Vis, su
especialidad son las pelirrojas. Sólo colecciona pelirrojas.
Tiene un ramillete precioso, todas rehenchidas. Ril, en
cambio, prefiere no rehenchir sus ejemplares, es por ello por
lo que podemos utilizarlos en nuestros viajes. Oh, le aseguro
que es algo fascinante. Ril los conserva en tanques y Vis
rehincha a sus pelirrojas. En cuanto a mi, yo colecciono
rubias.
Los ojos se le salían de las órbitas y apenas tuvo aliento
para preguntar:
-¿Y va a rehenchirme a mí?
No pude menos que echarme a reír.
-De ninguna manera, querida. Tranquilícese. Y tampoco
pienso meterla en un tanque de conservación. Yo colecciono
por motivos enteramente distintos.
Ella se ladeó, en dirección al irisado globo. No podía ir
hacia ningún otro sitio. Y yo me acercaba más y más.
-Está... riéndose de mi -jadeó.
-¡Oh, no! Mis amigos dicen que tengo ideas
extravagantes, pero yo me divierto así. Para mí, nada como
las rubias. Y tengo motivos para saberlo bien. Desde que
empecé, he coleccionado a más de un centenar. Usted es la
ciento tres.
No tuve que hacer nada. Se desmayó en mis brazos.
Todo salió a pedir de boca. No hubo necesidad de hacer una
escena en la azotea. Me limité a meterla en la nave, y
despegamos al momento.
Desde luego, la gente recordaría al viejo que salió del
baile en compañía de Shirley Collins. Además, por toda la
ciudad dejé un reguero de billetes. Se realizaría una
investigación, por supuesto. Siempre se realizaba la
investigación.
Pero no me preocupaba. Ril dispone de muchos cuerpos,
además del de Beers. La próxima vez elegiré el de un
hombre algo más joven. En la variedad está la sal de la vida.
Sí, fue una noche muy agradable. Fui cantando durante
casi todo el viaje de regreso. Fue muy divertido, y aún
faltaba lo mejor.
Y es que me gustan las rubias. No me importa que los
demás se rían de mí. Una rubia es para mí lo mejor, a
cualquier hora. Como dije, es cuestión de gusto.
Y las rubias son sencillamente deliciosas.

Me gustan las rubias (I like blondes)


Robert Bloch: Hiélase la sangre
Col. Pan, nº 2.
Plaza & Janés. 1963
El Arte Mortífero Y no ocurrió nada, exceptuando que Fenner tomó una
Robert Bloch copa y una breve charla le convenció de que Vickery era tan
inocente e inofensivo como la minúscula serpiente enroscada
Era una noche muy calurosa, incluso en los trópicos. sobre la alfombra.
Vickery se estaba preparando un combinado de ginebra Cuando se marchó, presentó rendidas excusas a Vickery
cuando oyó el discreto golpe en la puerta de la habitación del por todo lo ocurrido. Enviaría el equipaje de Sarah en el
hotel. primer avión que saliese para Londres, y él pensaba seguirla
-¿Eres tú, Sarah? -murmuró. allí a la mañana siguiente.
Entró un hombre, rápida y silenciosamente, corriendo el Vickery le deseó un buen viaje.
pestillo de la puerta tras él. -Llévese su pistola -dijo-. Y también la serpiente. No se
-Soy Fenner -dijo-. El marido de Sarah. -Hizo una mueca moleste en meterla en la bolsa, póngala en su bolsillo. A las
a Vickery-. ¿Sorprendido, verdad? Sarah también lo estuvo. serpientes les gusta el calor y el contacto con el cuerpo
-Realmente, yo... humano.
Vickery trató de levantarse. Cuando Fenner salió para dirigirse a la habitación antes
-No se moleste -le dijo Fenner-. No se mueva de donde ocupada por su esposa, Vickery siguió haciendo sus
está. preparativos para acostarse. Su mente estaba llena de
Sin dejar de sonreír, sacó una enorme "Webley" del cálculos matemáticos. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo se
bolsillo de su chaqueta y apuntó al estómago de Vickery. precisaba para que Sarah llegase a Londres y él pudiese
-Un blanco inmóvil -observó Vickery-. No resulta muy llamarla por teléfono? ¿Cuánto dinero había dicho ella que
deportivo, amigo mío. poseía su esposo? Y cuánto tiempo necesitaría la krait para
-Miren quién habla de deportividad, después de lo que ha rebullir encolerizada en el bolsillo de Fenner y morder sus
hecho con mi mujer. ¿El gran cazador blanco, eh? carnes grasientas a través de la ropa?
Habitaciones contiguas en el hotel y todo... Habrá sido un La respuesta a esta última pregunta no tardó en llegar.
interesante safari. Vickery oyó los gritos del hombre a través del delgado
Vickery suspiró. tabique de la habitación contigua, en el preciso instante en
-Supongo que no servirá de nada que lo niegue. Dispare, que él se sentaba en la cama y aflojaba las correas de su
pues, y que lo ahorquen después. pierna artificial.
-Esto sí que no. No deseo que me ahorquen. Por
consiguiente, no dispararé. 2
Sin dejar de apuntarle con la pistola, Fenner buscó algo
en el bolsillo de la chaqueta y extrajo de él una pequeña Gordy estaba trabajando en Chicago y todo marchaba
bolsa de cuero. La abrió con precaución y dejó caer un pasablemente hasta que conoció a Tío Louie.
objeto movedizo y de vivos colores a los pies de Vickery. Ya era hora, de todas formas, porque la cosa apremiaba.
Parecía un diminuto brazalete de coral, pero estaba vivo. Le pasó la información Phil, uno de los muchachos de la
-Será mejor que no se mueva -murmuró Fenner-. Sí, es orquesta en la que Gordy trabajaba como batería.
una krait. La serpiente más pequeña y mortífera que existe -Tú tienes un vicio gordo -diijo Phil-. Ve a ver a ese
en el mundo, según me han contado. hombre. Tío Louie es el mejor amigo para ti.
-¡Espere, Fenner! Escúcheme... Gordy fue a verle inmediatamente porque tenía el más
El diminuto brazalete de coral se desenroscó de repente. gordo de todos los vicios, con una "H" mayúscula1.
Antes de que Vickery pudiera apartarse, se lanzó contra él Tío Louie resultó ser un gato viejo que tenía una tienda
como un relámpago escarlata. Una y otra vez, la krait hundió de cambalache como fachada, allá por el South State. Tenía
sus colmillos en la pierna derecha de Vickery, a través de la la mercancía, ésta era de buena calidad, y facilitó a Gordy la
delgada tela de sus pantalones. solución inmediata.
Vickery profirió un gemido y cerró los ojos, sin intentar Por tanto, todo se arregló excepto en lo que se refiere a
aplastar a la serpiente. De pronto, ésta cesó en su ataque y la cuestión de cartera. Sus ganancias no bastaban para
volvió a enrollarse en el centro de la alfombra. pagarse las inyecciones.
Fenner tragó saliva, se enjugó la frente y depositó la Cuando pidió crédito, Tío Louie se comportó como si
pistola sobre la mesa. fuese la banca federal. Gordy empeñó su reloj, sus gemelos y
-Le dejo esto -dijo-. Tal vez quiera usarla. Me han dicho los botones de la pechera. Pero el hábito era más fuerte que
que en menos de diez minutos... sus recursos y Gordy no tardó en ser hombre al agua.
Vickery se echó a reír. Empezó a perder ritmo y sus compases dejaban mucho que
-Fenner, ¡es usted un crédulo! desear.
-¿Qué quiere decir? -¿Quiere una dosis? -le dijo Tío Louie-. Empeñe sus
-El nativo de un bazar le vende una inofensiva culebra tambores.
cristal, y usted acepta su palabra de que se trata de una -¿Empeñar mis tambores? ¡Hombre, es que sin ellos no
krait. Como aceptó las explicaciones de una mujer celosa puedo trabajar!
cuando ésta le contó que ella y yo nos entendíamos. En -Tiembla usted de tal modo que tampoco puede trabajar
realidad, amigo mío, estaba enojada porque yo no quise con ellos -le explicó Tío Louie, y no mentía-. Mire, le daré
saber nada de ella. -Vickery volvió a reírse-. Admito que mis una semana. Toda una semana.
palabras no resultaban muy galantes, pero tiene usted Aquello le sonó a Gordy como música celestial. Una
derecho a saber la verdad. semana de provisiones le repondría hasta el punto de
-¿No esperará que me trague esto, verdad? permitirle recuperarse otra vez.
-Como usted guste. -Vickery agitó una mano-. ¡Oh, no se -Está bien -dijo-. Es lo último que me queda.
marche! Siéntese y charle un rato conmigo. No va a ocurrir
nada, como usted mismo podrá comprobar.
1
Alusión a la heroína
Pero pasó la semana, y otros días más, y Gordy trepaba -Ha emprendido un breve viaje -respondió-. Es usted la
por las paredes. Todavía no le habían acometido los décima persona que me lo pregunta. Estoy empezando a
temblores, pero oía ya voces en alta fidelidad. sospechar de ustedes, muchachos, sólo vienen aquí para ver
Primero, cuando Phil fue a verle y le habló de lo del a mi socio.
crucero por el lago, no creyó que pudiera ser verdad. Pero -Nada de esto. -Crocker encendió un cigarro-. Estos
Phil disipó todas sus dudas. picnics anuales suyos se han convertido ya en institución en
-Es un contrato para todo el verano, empezando mañana nuestro Departamento. Ya sabe que nosotros, los policías,
por la noche. De modo que puedes arreglar tus cosas y nos nos pirramos por recibir invitaciones.
largamos. -Lo sé. -Mitch le dio un metido en las costillas-. Y también
Gordy fue a casa de Tío Louie aquella noche, con la bebidas gratis. ¿Qué me contesta a eso?
intención de explicarle lo del contrato de modo que el gato Acompañó al teniente Crocker hasta el bar montado al
viejo le concediese un respiro. Le devolvería sus tambores y aire libre. La mitad de las fuerzas de la policía local se habían
tal vez le facilitase también un poco de droga. congregado allí.
Pero Tío Louie no se dejó convencer. Bebieron varias copas antes de que Crocker se alejase del
-Si no hay dinero, no hay tambores -dijo una y otra vez-. bar. Mitch se quedó allí durante largo tiempo. La mayoría de
No trabajo por amor al arte. los visitantes habían comido su ración de carne a la parrilla y
No era manera de hablar con un hombre que se mesaba se habían retirado, y casi oscurecía cuando Cracker se acercó
los cabellos pensando en la inyección. Gordy lo agarró por el al bar y vio otra vez a su anfitrión.
cuello de la chaqueta y le manifestó sin dejar lugar a dudas -¿Lo está pasando bien? -preguntó Mitch, reprimiendo un
su firme decisión de conseguir la droga y también sus eructo.
tambores. -Magnífico. Lástima que Chester no esté aquí. -Crocker
Tío Louie trató de sacarlo de la tienda, en vista de lo cual masticó la colilla de su cigarro-. ¿Ustedes dos se pelearon,
Gordy pasó al otro lado del mostrador y se apoderó de sus verdad?
tambores. Hubo un forcejeo y fue entonces cuando los -¿Quién le ha hablado de esto?
tambores cayeron al suelo y Tío Louie los pisoteó, rompiendo -Esta tarde he oído varias cosas. Los rumores corren.
los parches. Mitch se sirvió otra bebida y se alejó del bar con Crocker.
Tal como oyen; reventó los parches ante el propio Gordy, -Está bien. Puesto que la gente empieza a hablar, admito
y con ello dio al traste con el contrato de éste. Después que tuvimos una discusión. Le pagué al contado su mitad en
Gordy descubrió que estaba golpeando a Tío Louie con el el negocio y él se largó.
hacha que había encontrado debajo del mostrador, -¿Tal como me lo cuenta, verdad?
golpeándole sin cesar y chillando con una voz aguda y -Claro. ¿Por qué no iba a ser así?
estentórea. -Es que ustedes dos regentaban un bufete de abogados.
O sea que Gordy consiguió finalmente su dosis, pero Se necesita algún tiempo para dividir una sociedad tan bien
parecía como si Tío Louie hubiese ido al Banco poco antes, montada. Parece como si usted hubiese tenido que tomar sus
pues aquella noche no había dinero en la casa. No había más medidas para reemplazarlo...
que los trastos propios de su comercio. Y sin dinero, no había -¿Para qué? Chester no era más que un peso muerto,
tambores. Y al día siguiente, Gordy necesitaría los tambores. sépalo usted. Un peso muerto. Lo había estado arrastrando
Pero los parches estaban tan estropeados como la cabeza de durante años. Al final me cansé de la situación y le dije que
Tío Louie. El gato viejo había muerto. se largase con viento fresco.
Miró los tambores y a Tío Louie, y después contempló el -No es esto lo que he oído decir -repuso Crocker
hacha que aún tenía en la mano. Entonces advirtió que había amablemente-. Chester era un buen hombre. En los
una caja llena de instrumentos quirúrgicos debajo del tribunales gozaba de una excelente reputación. Yo siempre
mostrador... había creído que era usted el lastre para la sociedad; un
Al llegar la noche siguiente, instaló sus tambores en la charlatán que trataba de jugar a la política y sustituír la
pasarela del barco de excursiones. Estaba excitadísimo, pero inteligencia por el soborno.
dispuesto a tocar, y vaya si tocó. Los parches nunca habían -¿Está tratando de insultarme?
sonado mejor. -No, me limito a repetir lo que he oído comentar. Esta
-¿De modo que pudiste recuperarlos? -dijo Phil-. ¿Cómo tarde he obtenido mucha información. Por ejemplo, me he
te las arreglaste, muchacho? Tío Louie no es hombre que se enterado de que ustedes dos se pelearon, pero que Chester
ande con contemplaciones. se negó a abandonar la sociedad o a vendérsela a usted.
Gordy ejecutó un rápido redoble en los flamantes parches -¿Acaso no se ha marchado?
de su batería. Después sonrió. -Sí, se ha marchado. Me gustaría saber a dónde.
-Ya conoces el viejo proverbio -explicó-. Hay muchas Bajo la luz crepuscular, Mitch miró iracundo al teniente
maneras de despellejar un gato. Crocker.
-O sea que cree que yo lo maté -dijo-. No me importa
3 admitirlo. Su declaración no serviría de nada ante un tribunal.
Y conozco lo suficiente las leyes para decirle que no hay
Mitch Flanagan saludó a los visitantes de la "barbacoa" modo de probar que yo lo haya matado. Porque me he
que había instalado en el gran prado de su hacienda. Llevaba desembarazado de todo, incluso del corpus deliciosus.
un alto gorro de cocinero y un largo delantal con -Corpus delicti -corrigióle Crocker.
inscripciones humorísticas. -Llámelo como quiera -Mitch eructó-. He dicho que era
El teniente Crocker le estrechó la mano. delicioso. Todos están de acuerdo conmigo. Todos ustedes
-¿Dónde está su socio en actividades delictivas? -le son cómplices, ¿me entiende? Todos me han ayudado a
preguntó-. ¿Dónde está Chester? desembarazarme de la prueba esta tarde, aquí, en la
Mitch se encogió de hombros y levantó sus brazos barbacoa. ¿Divertido, verdad? Avisar a todos los policías de la
velludos y cubiertos de pecas.
localidad para que me librasen del viejo Chester. ¿Un buen
hombre, eh? Pues bien, yo soy mucho mejor.
Pero Crocker no le escuchaba ya. Estaba muy ocupado
vomitando entre los matorrales.
Posteriormente, un análisis químico de los restos bastó
para poder acusar a Mitch Flanagan y juzgarlo por el
asesinato de su socio según el método ya descrito, de modo
que Crocker tuvo por lo menos la pequeña compensación de
saber que había estado en lo cierto en un aspecto de la
cuestión. Había descrito a Chester como un buen hombre. Y
todos sabemos que a un buen hombre no se le puede tener
atravesado en el estómago.

TALES IN A JUGULAR VEIN


 1965, Robert Bloch
Traducción de E. RIAMBAU
BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
 Editorial Molino, 1968
Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
Escuela Nocturna El librero levantó la vista. Las canicas blancas se habían
Robert Bloch convertido en un par de ojos negros y penetrantes.
-Un surtido poco corriente -murmuró-. Pero tal vez pueda
Se las puede ver en callejones de toda gran ciudad, y uno complacerle. A propósito, ¿quién le ha recomendado mi
se pregunta a veces cómo se las arreglan sus propietarios tienda?
para ganarse la vida. -Una persona que me dijo que usted me haría esa
Suele haber en ellas una puertecilla de entrada y un pregunta, aconsejándome al propio tiempo que yo no
escaparate mal iluminado que ostenta el letrero LIBROS DE contestase.
OCASION escrito con caracteres confusos. Casi siempre hay El librero asintió con un gesto de la cabeza.
una mesa junto a la entrada, presidida por un cartel que reza -Será mejor que pasemos a la trastienda. Espere un
A ELEGIR - 10 c. Es inevitable que en este mostrador se momento; voy a cerrar.
hallen seis títulos sempiternos: Tres semanas, El sombrero Hurgó en la cerradura de la puerta y después apagó la luz
verde, Los niños de Elena, La vaca negra, Cuando llegue el del escaparate. El joven le siguió a través de un oscuro
invierno, y Hablando de operaciones. corredor, hasta que llegaron a la habitación que servía de
Nadie los compra, ni siquiera por diez centavos, y trastienda.
tampoco parece que nadie pague alguna vez los precios Era una sala confortable y bien iluminada, así como
exorbitantes que ostentan los ejemplares de Fantazius regiamente amueblada.
Mallare, El asno de oro o Tertium Organum que se -Siéntese -dijo el librero-. ¿Quiere decirme su nombre?
encuentran en el interior de la tienda. Cabe sospechar que el -Abel. Charles Abel.
propietario hace condiciones especiales a ciertos bibliófilos; -¿Abel, de verdad? ¡Extraordinario! -El anciano se echó a
es posible que ávidos estudiantes de geografía adquieran el reír-. En este caso, creo que puede llamarme míster Caín.
Trópico de Cáncer de Henry Miller, o que algún visitante El ceño del joven desapareció.
perspicaz detecte los picantes aromas de El jardín -¡Entonces, éste es el lugar! -exclamó-. ¡Y usted es el
perfumado, pero aun así las ventas han de ser muy escasas. hombre que yo busco!
Y entonces es cuando uno vuelve a preguntarse cómo se las Míster Caín se encogió de hombros.
arreglan estos libreros para vivir años y más años. -¿Tiene el dinero? -inquirió.
Ante una tienda de esta clase se detuvo un joven, a -Aquí está. Mil en metálico, todo en billetes pequeños.
primera hora de la tarde. Se llamaba Abel, y nada había de Míster Caín aceptó la suma y la contó con cuidado.
particular en su persona, excepto un cierto aire furtivo Después levantó la vista y asintió.
cuando bajó los peldaños y penetró en la oscura tienda. -Soy el hombre que usted busca -murmuró-. Y ahora
Al cruzar el umbral frunció el ceño, como si le extrañase hablemos de esas instrucciones que está buscando. ¿A quién
todo lo que le rodeaba. Fue como si el vulgar aspecto del desea matar?
establecimiento le confundiera o le decepcionase. Y cuando
el propietario apareció detrás de un polvoriento mostrador Había pasado casi una semana desde la primera visita de
que había al fondo, la expresión del joven míster Abel pareció Abel a la librería de lance. Había vuelto a ella cada noche,
indicar que allí había algún error. presentándose siempre a las nueve en punto. No había
El propio librero tenía todo el aspecto de una edición problemas con la puntualidad, pues era un alumno
popular, ligeramente maltratada por el tiempo. Daba la meticuloso y aprovechado. Y también había mucho que
impresión de haber sido hojeado, desdeñado y vuelto a aprender.
colocar en un estante para almacenar polvo a medida que Descubrió satisfecho que míster Caín era un maestro
pasaran los años. Era bajo y algo encorvado, como la capacitado, y así se lo dijo creyendo hacerle un cumplido,
mayoría de ellos; sus cabellos hirsutos y su mal cuidado pero el anciano se limitó a hacer una mueca de timidez.
bigote no tenían ningún color definido y, a través de los -Ya sabe lo que suele decirse -comentó-. El que no
lentes, sus ojos recordaban dos canicas de mármol blanco. puede, enseña.
Cuando la exhibió, su voz resultó ser un murmullo -¿Quiere decir que usted nunca ha asesinado a nadie?
desprovisto de tonalidades. Míster Caín adoptó una expresión de embarazo.
-¿En qué puedo servirle? -Padezco de hemofobia. Es una desdicha. La visión de la
El joven míster Abel titubeó. Volvió a fruncir el ceño y por sangre me altera tanto que ni siquiera puedo tender trampas
un momento pareció como si optase entre las tres a los ratones que infestan esta tienda. Se me están comiendo
alternativas: pedir un ejemplar de Jurgen, contestar con la todos mis beneficios.
clásica frase de "sólo estoy dando un vistazo, muchas -Pero en realidad esta tienda no es más que una fachada.
gracias", o limitarse a dar media vuelta y abandonar la Su verdadero negocio es éste, ¿no es así?
tienda. -Sí, soy profesor, ésta es mi carrera.
Pero sin duda había algo más que extrañeza en aquel El joven míster Abel sonrió.
fruncimiento de ceño, y después de una pausa habló con -Lo siento, pero no puedo evitarlo. Me causa risa pensar
determinación. en usted, sentado aquí y planeando el crimen perfecto.
-Vengo en busca de instrucciones -dijo-. Se trata de un -¿Y por qué le divierte tanto, joven? -El librero se
cursillo muy especial y necesito unos libros también levantó-. Si supiera lo mal que andan los negocios en nuestra
especiales. especialidad, lo comprendería. Todo hombre tiene que
Las dos canicas se movieron detrás de las gafas y el ganarse la vida.
propietario de la tienda inclinó la cabeza. -Ha hablado usted de la "especialidad". ¿Es que acaso no
-¿Sus títulos? es usted el único? ¿Tal vez otros libreros de lance...?
-Hay tres -fue la respuesta-. El primero es Introducción al -Esto no le importa -replicó apresuradamente míster
asesinato. El segundo es Muerte a plazos, y el tercero es El Caín-. Aquí yo soy el único que hace preguntas. Y me
precio adecuado. gustaría obtener mayor número de respuestas. Lleva usted
una semana estudiando y todavía no me ha dicho cuándo
pretende realizar el asesinato. Creo que ya es hora de que servían de coartadas... Todo esto es ridículo. Si emplea su
vayamos al grano. Soy un hombre muy ocupado y tengo sentido común y no le ve nadie que después pueda recurrir a
otros clientes que necesitan mi ayuda. la policía como informador o testigo, no tiene nada de
El joven sacudió la cabeza con aire consternado. particular escapar impune de un asesinato. Desde luego,
-Pienso decírselo cuando esté convencido de veras -se siempre y cuando adopte sus precauciones en cuanto a
disculpó-. Pero debo estar seguro de que usted puede huellas digitales, manchas de sangre y otras niñerías por el
enseñarme cómo cometer el crimen perfecto. estilo.
-¿El crimen perfecto? No veo ningún problema en ello - "Hoy en día, la policía no captura al asesino a causa de
replicó míster Caín-. Ya le he dicho que yo nunca he matado sus métodos. Lo que les lleva hasta el culpable son los
a nadie, y no le engaño, pero he sido centenares de veces lo motivos de éste. Y esto es, precisamente, lo que el
que usted llamaría un cómplice. Y puedo asegurarle que cada desdichado cuarenta y cinco por ciento formado por los que
caso fue un éxito rotundo. ¿Conoce usted las estadísticas son aprehendidos suele olvidar. En casos de necesidad, la ley
sobre el asesinato? El cincuenta y cinco por ciento de todos siempre está al acecho en busca del que se beneficie de la
los asesinatos queda por resolver. ¡El cincuenta y cinco por muerte; un heredero, un cónyuge infeliz, un rival en
ciento, piense en lo que esto significa! ¡Ni un juicio, ni negocios. En casos de ira o celos, también es fácil localizar al
siquiera un sospechoso, en más de la mitad de los crímenes culpable. -Hizo una pausa-. Permítame asegurarle que en
que se cometen cada año! Ello no se debe a la casualidad. todos los asesinatos que yo he ayudado a planear, ha habido
Son muchos los asesinos que reciben ayuda. Una instrucción siempre un auténtico motivo. Pero siempre los he planeado
de manos expertas. Lo que yo le estoy ofreciendo. ¿Recuerda de modo que no hubiese ni una apariencia de motivo. En una
aquel caso de la Dalia Negra, en la costa occidental? palabra, cada muerte parece ser obra de un demente.
-¿Usted planeó aquello? -¿De modo que éste es el secreto?
-Sí, para uno de mis discípulos -afirmó con discreto -¿Acaso no se lo insinuó la persona que le envió? -inquirió
orgullo míster Caín-. No es más que un ejemplo de lo que yo míster Caín-. ¿No está enterado de los detalles de su
puedo lograr cuando obtengo un poco de cooperación por afortunado crimen?
parte de un estudiante deseoso de aprender. -Lo hizo -admitió el joven Abel-. Y conozco los detalles.
El joven Abel encendió un cigarrillo. Me ensalzó sus clases. Pero antes, me parecía como si la
-¿Cómo voy a saber que no me está enseñando naderías? cosa no tuviera sentido.
El crimen que me ha mencionadose me antojó carente de -¿Y ahora sí? ¡Magnífico! Bien, pues entonces, ¿no cree
todo sentido. que ya es hora de que confíe en mí? Dígame, ¿qué piensa
Míster Caín se mordió el labio. hacer?
-Ahí está el detalle -insistió-. ¿No ha prestado atención a Míster Abel no titubeó por más tiempo.
lo que le he estado repitiendo durante toda la semana? -Quiero matar al hombre que me recomendó a usted.
Vamos a repasarlo otra vez, brevemente. ¿Cuáles son los -¿A uno de mis antiguos alumnos? Mi querido muchacho,
motivos del asesinato? Conteste, rápido. esto no resulta muy ético que digamos...
-Pues son tres, según dice usted. Primero, la necesidad. -Puede tranquilizar su conciencia. Yo no le diré su
-Ejemplos. nombre. Usted nunca lo sabrá y de este modo no le asaltarán
-Pues los asesinatos por compasión, y casos en los que los remordimientos.
hay cuestión de dinero, o bien cuando alguien quiere -¿Acaso tiene algún rencor personal contra él? ¿Se trata
desembarazarse de su cónyuge, pero tiene escrúpulos con de esto?
respecto al divorcio. -Sí. Pero le repito que no hay necesidad de que le
-Bien. ¿Y el segundo motivo? abrume a usted con detalles. Lo único que debe saber es que
-Ira. Celos. Rivalidad. Todo viene a ser lo mismo. él no sospecha que yo le odio. Por lo tanto, según su propia
-¿Y el tercero? definición, contamos con un punto de partida perfecto. Nadie
-Pues cuando uno está mal de la azotea. Cuando se trata me relacionaría jamás con el crimen, pues aparentemente no
de buscar una emoción fuerte, puramente por esto. tengo ningún motivo. Todo cuanto necesito de usted es un
-Impuramente -corrigióle míster Caín-. En lo que a mí método. Algo que convierta el asesinato en algo parecido a la
respecta, la tercera categoría no existe. Jamás aceptaría a un obra de un psicópata criminal.
psicópata como alumno. En primer lugar, nadie puede confiar -¡Hum! -Míster Caín se levantó y empezó a pasear por la
en que siga las instrucciones. habitación-. Si me está diciendo la verdad, la cosa parece
-Pero el caso de la Dalia Negra pareció ser obra de un sencilla.
psicópata. -Le doy mi palabra de honor.
-Ahora es cuando empieza a comprender -aseguróles -Bien, si lo enfoca de ese modo... -Míster Caín hizo una
míster Caín-. Claro que sí. Yo lo planeé expresamente. pausa-. Supongo que sería demasiado sencillo que usted le
-¿Planeó? acorralase a solas en cualquier rincón, lo estrangulase, y
-Ya le he dicho antes que la mitad de los asesinatos en después se alejara de allí. Hay veces en que la misma
ese país nunca llegan a ser resueltos. ¿Por qué? Porque las sencillez de una muerte confunde a todos. Un lugar oscuro,
pistas que conducen a las autoridades hasta la mayoría de un buen golpe en la cabeza y ya tenemos a la policía sin
asesinos no tienen nada que ver con el auténtico modus saber por dónde empezar.
operandi de los crímenes. Hará unos veinte años, hubo una -Por favor, caballero -dijo míster Abel con voz suave-. No
verdadera obsesión por las novelas detectivescas que creo que este consejo valga mil dólares en metálico y libres
narraban métodos destructivos complicados y rebuscados. de impuestos.
Puedo asegurárselo, pues las estanterías superiores aún -Podría proporcionarle algún veneno, pero...
están llenas de ellas. Asesinatos fantásticos. Gente que -¿Qué tiene de psicopático un veneno? Si he de serle
utilizaba dardos emponzoñados, dagas improvisadas con franco, después de tanta preparación esperaba algo más
carámbanos de hielo, muertes misteriosas en habitaciones original.
herméticamente cerradas, reproducciones fonográficas que
-¿Original, eh? -Míster Caín hizo una pausa y sus ojos se policía. Empezarán a buscar personas que estén enemistadas
iluminaron-. Hay uno que le gustará, muchacho. Es un poco con los enterradores, o darán caza a los necrófilos. Sea como
anticuado, desde luego, pero hace años que no se ha fuere, estarán seguros de que el crimen ha sido obra de un
utilizado. Yo le llamo "el correo macabro". psicópata. Cuando se enteren los periódicos y aireen la
-¿Cómo? historia, puede estar seguro de que la pista se perderá en un
-El correo macabro -repitió míster Caín, sonriendo a su laberinto de sórdido sensacionalismo. Dementes, maniáticos,
discípulo-. Para llevarlo a cabo es preciso asegurarse y toda la gama. -Míster Cain inclinó la cabeza-. ¿Qué le
concienzudamente de tres condiciones. parece mi plan? ¿Resulta bastante original para su paladar?
-¿Cuáles son? -Sí. Pero, ¿está seguro de que no quedará ninguna pista?
-Primera, que el asesino pueda atraer a su víctima a un -No, si lo planeamos todo cuidadosamente. Desde luego,
lugar solitario y allí disponer de él. A pesar de sus objeciones, usted debe asegurarse de tomar las precauciones
debo recomendarle otra vez un golpe en la cabeza o la elementales, como por ejemplo la de atraer a su víctima al
estrangulación. Desde luego, hay que tener en cuenta la lugar más a propósito. Y tendrá que ocuparse de la
necesidad de eliminar las usuales pruebas del crimen y hacer desaparición de sus, ejem, utensilios. Será mejor que los
desaparecer el arma homicida, si la hubiere. ¿Cree poder robe cuanto antes, en algún almacén de artículos
desempeñar esta fase de su labor? domésticos, por ejemplo. Después, se desprende de ellos en
-Con toda facilidad. algún puente, lejos ya de la ciudad. Pero podremos cuidar
-Espléndido. La segunda condición consiste en que el estos detalles a medida que se vayan presentando. Ante
asesino debe disponer de un automóvil. todo, debemos librarnos de las huellas dactilares. ¿Quiere
-Poseo un automóvil. hacerlo ahora o prefiere esperar a que hayan empezado sus
-La tercera y la más importante. El asesino no debe estar vacaciones? Bien mirado, hoy es viernes. Si no trabaja los
sujeto a una vigilancia regular. Me refiero a que debe poder sábados, podríamos hacerlo ahora mismo. El fin de semana
trasladarse de un lado a otro con toda facilidad, tal vez bastará para cicatrizar los dedos.
abandonando la ciudad durante varios días sin que nadie se -¿De qué me está hablando?
inquiete por su ausencia. -Ácido, muchacho. Un pequeño preparado propio. Elimina
-Vivo solo y la semana próxima empiezo mis vacaciones. las ondas de modo que nadie puede tomar las huellas. Desde
-¡Perfecto! En este caso, creo que podremos planear el luego, también arranca parte de la piel, pero esto no puede
perfecto crimen psicopático. El correo macabro tiene como evitarse. Y siento decirle que no tengo a mano ningún
objeto desviar a la policía de toda pista. Les interesa tanto el anestésico. Sin embargo, esta habitación es a prueba de
método que la cuestión del motivo queda relegada al olvido. ruidos, y si grita un poco nadie le oirá.
-Pero, ¿qué es lo que debo hacer? -¿Ácido? ¿Gritos? Oiga, esto no me...
-¿Aún no lo adivina? Mata a su víctima por un medio El joven Abel se echó atrás, pero míster Caín hizo como si
sencillo, tal como lo he sugerido. Después, con la ayuda de no lo viera y, abriendo un armario, sacó una botella, una
un cuchillo de carnicero o un trinchante, descuartiza el palangana y una copa graduada. Trabajó con ello durante un
cadáver. Yo le recomendaría la división natural, basada en rato y finalmente miró benévolo a su alumno a través de una
mis anteriores experiencias en tales menesteres, nube de humo que despedía un olor acre.
comprendiendo piernas, muslos, pelvis partida en dos, torso -Venga -murmuró-. Le dolerá un poquitín, pero le
también partido, brazos, antebrazos y cabeza. En total, trece prometo que no es nada si lo comparamos con las angustias
piezas. Es un número antipático, pero quiero esperar que no de la electrocución. Le aseguro que la silla eléctrica da más
será usted supersticioso. cosquilleo, y disculpe mi chiste malo...
-No. Sólo curioso. ¿Y qué hago con los... fragmentos?
-Pues envolverlos, claro está. En trece paquetes Pasó más de una semana desde el momento en que
separados. Necesitará un poco de esa tela de plástico que se míster Abel salió de la librería con los dedos vendados y
utiliza en los frigoríficos, papel recio de embalaje y cordel enguantados, hasta su brusca reaparición una tarde a última
como el que emplean los carniceros. ¡Asegúrese de que no le hora.
falte el cordel! Una vez listos sus paquetes, sólo tiene que Había oscurecido ya y tuvo que golpear la puerta de la
escribir direcciones en ellos, pegar los sellos y meterlos en tienda durante un buen rato antes de que míster Caín fuese
los buzones destinados a paquetes postales. a abrirle.
-Pero trece paquetes tan pesados... Hizo pasar al joven a la trastienda, contemplando con
-Por esto le he preguntado si tenía coche y unos cuantos curiosidad la bolsa de mano que éste llevaba, pero sin decir
días de que poder disponer libremente. No debe mandarlos palabra hasta que ambos estuvieron sentados en la tranquila
todos desde una misma localidad. Tiene que trasladarse a habitación posterior.
una docena de ciudades distintas. Procúrese un mapa y Entonces, el anhelo de saber lo sucedido se apoderó del
estudie hasta donde puede llegar en, digamos, unos cuatro librero.
días. Es mejor elegir localidades aparentemente sin relación -¿Qué le ha ocurrido? -preguntó-. No volvió para recibir
alguna, para que la policía no pueda deducir un itinerario con las últimas instrucciones. Estaba inquieto...
punto de partida. Más tarde, le ayudaré a planear todos El joven Abel sonrió.
estos detalles. Forma parte de mis servicios, ya sabe. Otra -No tenía por qué preocuparse. Sepa que sus sugerencias
cosa; debe comprar los sellos con bastante anterioridad. Un fueron perfectamente adecuadas para mis fines. El asunto ha
rollo de sellos de tres centavos, para que nadie les preste sido un éxito rotundo.
atención. -¿De modo que... que lo hizo? Pero, ¿cuándo? No he visto
-¿Y a quién debo mandar los paquetes? ninguna noticia en los periódicos, nada...
-Elija los nombres al azar en los listines telefónicos de las -Volví a reflexionar sobre toda la cuestión. Su primera
ciudades que visite. O bien, y no deja de ser un detalle, sugerencia, limitarme a estrangular a la víctima, me pareció
mándelos a trece empresarios de pompas fúnebres, uno de más eficaz. Claro que aún tenía los dedos un poco doloridos,
cada localidad. Esto puede despistar por completo a la pero no se presentaron complicaciones. El asesinato en un
callejón oscuro fue atribuído a cualquier maniático. Apenas -Aquí, en esta librería de lance. Desapareceré mediante
mereció un par de líneas en la Prensa; no me extraña que le un teñido de cabellos, un caminar vacilante, un bigote mal
pasara inadvertido. Tenga, léalo. recortado y unas gafas.
Abel le entregó un recorte, y el anciano lo leyó con -¿Ocupará usted mi lugar? ¿Para siempre?
rapidez. Después levantó la vista, asintiendo. -¿Por qué no? Puedo aprender a imitar su voz, a copiar su
-¿Conque el joven Driscoll, eh? Pero usted me había dicho escritura. Con el tiempo, captaré sus demás características.
que no me diría su nombre... Así podré atender a sus futuros clientes. Debe admitir que el
-Poco importa, ¿no cree? Él fue quien me envió aquí, y autor de semejante plan tiene talento para hacer de
era un ex alumno suyo. instructor. Además, como voy a demostrarle dentro de un
-Sí. Fue un caso de celos. Un rival le había quitado la momento, tengo una ventaja práctica sobre usted. A mí no
novia. Aunque parezca extraño, no odiaba al hombre, quería me asusta la visión de la sangre.
matar a la chica. Ella vivía con su rival, y nos costó bastante -No, no puede... ¡Es usted un psicópata!
ocultar su motivo para el asesinato. Finalmente, elaboramos -Todos los asesinos deben serlo. Y los profesores
un plan para que la muerte pareciera la obra de una también.
personalidad psicópata. Empleamos el sistema del -Pero...
"bombardeo loco", como yo lo llamo, pero optamos por un La media luna interrumpió brutalmente sus palabras.
autobús en vez de un avión. El truco consistió en colocar la
bomba, no en su equipaje, cosa que habría podido inducir a Fue una lástima que el ex profesor de míster Abel no
una investigación de motivos, sino en la maleta de un pudiese sentir el orgullo pedagógico de ver cómo su alumno
soldado que regresaba al campamento después de gozar de desempeñaba todas las etapas de su plan. Puesto que parte
un permiso. Localizamos a ese hombre en un momento del mismo consistía en la transformación de míster Abel en
oportuno y realizamos la faena. No le molestaré con detalles, míster Caín, el joven llegó hasta el punto de adoptar todas
pero todo funcionó a la perfección. las pequeñas manías de su maestro, incluso la de sentir
Abel asintió. afición por los chistes macabros. Dentro de cada paquete
-Sí. Cuatro muertos y tres heridos. La chica murió, desde preparado para ser echado al correo, metió la cubierta de un
luego. libro. Entre los títulos se contaban La anatomía de la
-Tiene usted una memoria excelente. Esto ocurrió hace melancolía, Los desnudos y los muertos y Un corazón
más de dos años. -Míster Caín hizo una pausa-. ¿Acaso se lo solitario. Para el desmembrado torso reservó la portada de
contó él mismo? un libro de chistes titulado Sin pies ni cabeza.
-Él no me contó nada. Fueron suposiciones mías. Usted Comprendió, desde luego, que existía un cierto riesgo,
comprenderá que, al fin y al cabo, yo era su rival. La chica pero hasta un psicópata tiene derecho a hacer gala de un
que él mató era mi chica. poquitín de humor inofensivo. Sobre todo cuando pretende,
-¡Oh, ya comprendo! No me extraña que deseara como pretendía el nuevo míster Caín, desarrollar el resto de
eliminarlo. Pues bien, ya está vengado. su programa con toda sobriedad y regresar después para
-Sí. iniciar la sacrificada vida del pedagogo.
-Y todo marcha bien cuando las cosas terminan bien. Y como era de esperar, así transcurrió todo. Una vez
-Pero es que no han terminado. terminada su misión, regresó a la tienda y se escondió tras
-¿No? las gafas y el pelo teñido. Al cabo de breve tiempo, dominó
Míster Abel abrió su bolsa. los detalles de su existencia. Y pasadas unas semanas más,
-Como usted mismo me explicó, usted fue el cómplice. llegaron nuevos alumnos y la librería de lance reanudó sus
Ayudó a montar el asesinato. Y por lo tanto... negocios.
Sacó a relucir un largo cuchillo y una media luna de Se las puede ver en callejones de toda gran ciudad, y uno se
carnicero. pregunta a veces cómo se las arreglan sus propietarios para
-¡Oiga, espere! -gimoteó míster Caín-. ¡No puede hacer ganarse la vida.
semejante cosa!
-Usted dijo que esta habitación es a prueba de ruidos. TALES IN A JUGULAR VEIN
Nadie oirá los gritos, sobre todo si como primera providencia  1965, Robert Bloch
le golpeo en la cabeza. Traducción de E. RIAMBAU
Abel bloqueó la puerta y probó la media luna, que silbó BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
en el aire de un modo satisfactorio.  Editorial Molino, 1968
-¡Pero es que yo apelo a usted, no como presunta Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
víctima, sino como su profesor, su superior en experiencia! El
plan que le di no puede tener éxito en mi caso.
-¿Por qué no? Dispongo de tiempo suficiente para
efectuar el viaje. Es que le mentí, ¿sabe? Tengo dos semanas
de vacaciones, no una.
-A pesar de ello, le descubrirán. En cualquier parte debe
de haber alguien enterado de que usted me ha estado
visitando cada noche. Y cuando yo desaparezca...
-Usted no desaparecerá. Por lo menos, no para siempre.
Si alguien desea enterarse, usted estará de vacaciones
durante una semana más o menos. Yo soy el que va a
desaparecer.
-¿Dónde se ocultará?
Chica Pin-Up -¡Caray! -repitió Lani.
Robert Bloch De pronto, ella cogió el rubí y se levantó.
Gibson se volvió hacia un lado y examinó la pared.
La primera vez que el príncipe vio a Lani fue en el "Ciro". -Por favor, guapo -murmuró Lani-. Es cosa de un minuto.
Ella estaba pasando la gran noche; baile, cena, bebidas, Al fin y al cabo, tengo que devolverlo.
todo el programa. La acompañaba Gibson y la fiesta formaba Gibson guardó silencio.
parte de sus actividades. Él incluso le había facilitado un traje -Bien, no vamos a ponernos a discutir por esto -dijo
de noche que le caía a las mil maravillas. Todos la miraban y Lani-. Quiero decir que...
los fotógrafos sacaban una instantánea tras otra. Aquello era Gibson se encogió de hombros, pero siguió sin mirarla.
vivir. -Mañana tenemos que hacer fotografías en la playa, ¿te
El maître dejó una tarjeta sobre su mesa. Había el acuerdas? -murmuró-. Te esperaré hasta el mediodía.
nombre grabado en la parte superior, Príncipe Ahmed, y una Procura venir antes, querida. ¿Me harás este favor?
sola línea escrita a mano que decía: ¿Puedo tener el placer Lani vaciló. Podía notar cómo el rubí le quemaba en la
de su compañía? mano. De pronto, dio media vuelta y se dirigió hacia la mesa
Se la enseñó a Gibson. del príncipe. El rubí abrasaba y sabía que también sus ojos
-¿Quién es ese tipo? -preguntó. despedían fuego y sus mejillas ardían cuando sonrió y dijo:
Gibson la miró con ojos muy abiertos. -Perdone, pero ¿es usted el caballero que...?
-¡No me digas! -exclamó-. Querida, no es posible que
hables en serio. ¿Es que nunca lees la revista Time? Dicen Lani se despertó a la mañana siguiente cuando ya eran
que ese hombre no sabe qué hacer con el dinero; se habla más de las doce. Desde luego, había olvidado por completo
de unos ingresos de medio millón a la semana, o algo por el la cita con el fotógrafo, y de momento, a causa de su
estilo. Petróleo, ya puedes figurártelo. ¡Algo fabuloso! Ha jaqueca, no supo siquiera dónde estaba. Después reconoció
venido en misión diplomática... lo que la rodeaba; el gran dormitorio en la gran suite del
-¿Qué aspecto tiene? -quiso saber Lani-.¿Puedes gran hotel. Y reconoció al hombrecillo que estaba de pie
señalármelo? junto a la cama. Cuando vio que él la estaba mirando, se
Gibson miró hacia un lugar situado a su derecha. acordó de sonreír. Con toda intención, dejó que la sábana se
-Allí, la tercera mesa. El que se halla frente a nosotros. deslizara al bostezar ella, y después se desperezó. La sábana
Lani miró y vio un grupo de cuatro hombres. Tres de ellos resbaló del todo. Lani esperó la reacción.
eran altos y barbudos; el cuarto era menos corpulento, iba Quedó sorprendida al ver que él fruncía el ceño.
completamente afeitado y su tez era menos oscura que la de -Por favor, querida -dijo-. Cúbrete.
sus compañeros. Lani se atusó los cabellos.
-El príncipe es el que no lleva barba -explicó Gibson-. -¿Qué te ocurre, pequeño? -susurró.
Desde luego, no es un Ali Khan, pero... -Es que en mi país las mujeres no...
Lani sonrió. -¿Qué importa tu país? -Lani le tendió los brazos-. Ahora
-No te preocupes -murmuró-. No me interesa. Nos estás aquí.
ganamos bien la vida, sin tener que recurrir a individuos El príncipe movió la cabeza negativamente.
grasientos. No los necesitamos. -Son más de las doce -observó.
Apoyó la mano en la muñeca de Gibson. De ordinario, a -¿Y qué tiene que ver?
éste le desagradaba que alguien le tocase, pero esta vez no -Pensé que tal vez tendrías apetito.
la apartó. Lani se sentó en la cama.
-¿Estamos saliendo adelante, verdad? -preguntó ella-. -¿Vas a llevarme a almorzar?
Veo que este trabajo que me has buscado no es ninguna -El almuerzo será servido aquí -dijo el príncipe-. Ya lo he
tontería. encargado y están a punto de traerlo.
Gibson se pasó la lengua por los labios y echó una vistazo -Entonces será mejor que me apresure a vestirme.
al escote de ella. Pero el príncipe no pareció oírla. Salía ya de la habitación.
-La primera vez que hablé contigo te dije, querida, que sé Lani se encogió de hombros. El príncipe era un hombre
cómo hay que manejar una mercancía. Y lo que tú posees yo bastante raro, desde luego. Se lo contaría a Gibson cuando le
sé venderlo. ¿Acaso no he estado tomando fotos tuyas viese. En realidad, debería llamarle en seguida y explicarle el
durante dos meses? ¿Acaso no he gastado una fortuna en motivo de su tardanza.
negativos, en ropas y en aquel equipo que contraté sólo para Halló el teléfono en una mesa que había al lado de la
que tu nombre corriese por todas partes? La cosa va a cama, pero antes de coger el auricular encontró un sobre en
empezar a dar sus frutos, preciosa, puedes creerme. Ni se el que alguien había escrito su nombre. Dentro había una
tratará de calendarios o fotos artísticas, ni tampoco de tarjeta, también con el nombre grabado, pero sin nada
concursos de belleza trucados. Hasta hoy he publicado escrito en ella. Debajo de la tarjeta había una gema verde.
fotografías tuyas en veintitrés revistas, y dentro de unas Lani la cogió y la examinó. Una esmeralda, de tamaño doble
semanas aparecerás en otras cincuenta. Cubiertas, interiores, que el rubí, y después contempló el teléfono. Por último,
páginas a todo color, no me he privado de nada. movió la cabeza en ademán negativo. Gibson tendría que
El camarero tosió discretamente y depositó un pequeño esperar. Pensaba contárselo todo, desde luego, pero antes
sobre largo en la mano de Lani. tendría que esperar...
Ella lo abrió.
-Otra tarjeta -anunció-. Ésta sólo dice: Por favor. Gibson esperó durante más de una semana antes de que
-Un momento, querida. -Gibson se apoderó del sobre-. Lani volviera a dejarse ver. Finalmente, se encontraron en el
Hay algo dentro. ¡Mira! estudio de él. El apartamento particular de Gibson ocupaba la
-¡Caray! -exclamó Lani. parte posterior de su tienda, y fue allí donde Lani lo halló.
Los dos contemplaron el rubí. Era del tamaño de una -Sólo puedo quedarme un minuto, querido -dijo Lani.
pequeña canica.
-No me vengas con premuras de tiempo -lamentóse él-. Y Tu cuerpo, y saber lo que ocurre dentro de los cuerpos de los
también puedes dejar de llamarme "querido". ¿Qué diablos te demás. Yo supe comprenderlo y me di cuenta de lo que yo
ha ocurrido? era capaz de hacer. Tú nunca serás una actriz, pero yo
-¡Algo sencillamente fantástico! -suspiró Lani-. puedo convertirte en estrella. Nunca serás una esposa para
¿Recuerdas aquel rubí? Pues bien, a la mañana siguiente fue nadie, pero yo te puedo transformar en amante de todo el
una esmeralda, y después un diamante, y al tercer día una mundo. De modo que será mejor que olvides la parte
sarta de perlas. Más tarde llegó un brazalete de jade; y ayer monetaria. No tiene importancia. No se trata de ti.
fue un broche de turquesas, y te juro que no sé cómo se las Lani retrocedió.
ha arreglado, pues en toda la semana ni siquiera ha salido de -No lo sé -dijo.
la suite. Siempre ha hecho subir las comidas y ningún -¿Qué quieres decir? ¡Claro que lo sabes!
miembro de su servidumbre me ha visto nunca. Es algo -Está bien. No se trata de dinero. Has dicho la verdad,
parecido a lo de las Mil y Una Noches... supongo. Es lo que yo siento. Quiero que me miren. Todos
Gibson la miró con ojos desorbitados. los hombres. Lo he sentido desde que era una niña. Lo
-¿Y ese traje también es de las Mil y Una Noches? ¿De extraño es que no lo siento cuando me tocan o cuando tratan
dónde has sacado ese modelo tan abominable? Pero si te de hacerme algo, sino cuando me miran o cuando sé que me
llega casi hasta la barbilla... están mirando e imagino lo que están pensando...
-Él me lo encargó. Tengo todo un guardarropa similar. -Lo sé -susurró Gibson-. Lo sé, querida. Es la misma
Dice que en su país las mujeres son recatadas, y que una emoción que siento yo cuando tomo mis fotografías. Es la
esposa jamás se desnuda ante su marido... sensación de tomarles el pelo. De burlarnos de todo ese
-Ya comprendo -dijo Gibson. mundo sucio y podrido. ¿Y por qué no? Les daremos lo que
Lani se llevó la mano a la boca. desean, y nosotros obtendremos lo que queremos.
-No tenía intención de contártelo así -dijo-. De verdad, no -No es tan fácil -dijo Lani-. Es lo que quería contarte
pensaba hacerlo. Pero mañana se marcha y siempre me ha antes. El príncipe es muy celoso. Te aseguro que me he visto
estado suplicando. Y como tú dijiste, nada en dinero. Ha de obligada a escabullirme para poder verte hoy. Si él
ser uno de los hombres más ricos del mundo; yo tendré una sospechase dónde estoy...
fortuna... -¡No seas ridícula! -exclamó Gibson-. ¡Piensa que nos
-La sempiterna canción de amor -murmuró Gibson. hallamos en Estados Unidos, en nuestro país! Nadie puede
-Ya lo sé. Pero yo no le amo. ¡Al fin y al cabo, tú no venirnos con escenas orientales...
puedes tenerlo todo! -¡Dios mío!
Gibson la miró con ojos semicerrados. La exclamación de Lani sobresaltó a Gibson, pero su
-Tampoco tú puedes tenerlo todo -replicó-. Por lo menos, reacción fue tardía. Tuvo el tiempo justo para dar media
no todo lo que tú quieras. vuelta y ver cómo el príncipe aparecía detrás de uno de los
-Te aseguro que me importa un bledo el aspecto biombos del estudio, y apenas tuvo tiempo para levantar las
amoroso. Los hombres no significan nada para mí. Como manos cuando se fijó en la pistola que empuñaba el príncipe.
tampoco te interesan a ti las mujeres. Pero el dinero... Pero el príncipe no disparó. Se limitó a avanzar, sonriendo
-Tampoco te interesa el dinero -murmuró Gibson-. En y sin ninguna expresión en los ojos, y cuando estuvo lo
realidad, tanto te da. -Se dirigió hacia su escritorio y regresó bastante cerca su brazo se alzó y la pistola se abatió sobre la
con un fajo de papeles-. Eso es lo que tú quieres -dijo-. cabeza de Gibson.
Anda, echa una ojeada.
-¡Pero si es mi retrato! ¡En cubierta! ¡Y esto ha de ser la Cuando Gibson recobró el conocimiento hallóse sentado
postal de que me hablaste! ¡Oh, querido, son sencillamente en el diván que había en un ángulo del estudio. El príncipe
estupendas! estaba arrellanado en un sillñon, fumando un cigarrillo. Lani
-Basta de exclamaciones -interrumpióla Gibson había desaparecido.
sonriendo-. Ya te dije que la cosa empezaba a dar sus frutos, -Me inquietaba la posibilidad de que hubiese sufrido usted
¿recuerdas? ¿Acaso no te prometí que no tardaría en llegar el una contusión grave -le dijo el príncipe-. Por esto pensé que
gran momento de tu triunfo? Y esto sólo es el comienzo, sería mejor esperar hasta poder asegurarme de su
puedes creerme. La gente te perseguirá con las estilográficas restablecimiento.
a punto de firmar; tendrás los contratos que te dé la gana, -¡Muy amable por su parte! -murmuró Gibson, frotándose
cine, televisión, todo lo que tú quieras... ¿Sabes lo que las sienes doloridas-. Creo que estoy perfectamente. Y ahora,
ocurrió con la Monroe, la Mansfield y la Ekberg, verdad? Pues será mejor que se marche antes de que llame a la policía.
bien, lo tuyo puede rebasarlo. El príncipe sonrió.
Lani se mordió los labios. -Será mejor que no lo haga -dijo-. Hay lo de la inmunidad
-¿Estás seguro de que no piensas sólo en tu participación diplomática y todas estas cosas. Pero pienso marcharme
en ese negocio? dentro de un momento. Para satisfacción suya, añadiré que
Gibson denegó con la cabeza. esta noche salgo en avión antes de lo previsto en mi
-No lo creas. Yo me ganaba la vida antes de conocerte y programa.
pienso seguir ganándomela, gracias. A mí tampoco me -Pero no se marchará con Lani.
interesa el dinero; es lo mismo que te ocurre a ti. Tú no El príncipe inclinó la cabeza.
quieres llegar a estrella a causa del dinero. Tú quieres ser -Tiene razón, la joven no viene conmigo. Oí toda la
una estrella para que todos puedan verte en la pantalla. conversación entre ustedes dos. Fue oportuno, pues me libró
Gibson se había acercado tanto a ella que Lani pudo de cometer un error imperdonable.
notar su aliento en la cara. El príncipe se levantó y se dirigió hacia la puerta.
-Pero si sus sueños fuesen reales de nada les serviría, -Mientras ustedes dos hablaban, recordé una de sus
¿verdad, querida? Tú lo sabes bien, y yo lo adiviné apenas te leyendas. La historia de Circe, la bellísima hechicera, en cuya
vi por primera vez. Porque tú nunca te enamorarás de nadie, presencia los hombres se convertían en cerdos. Lani tiene
como no sea de ti misma. Tu cuerpo, eso es lo que tú amas. este poder, el poder de convertir a los hombres en bestias.
Su misma imagen basta para transformarlos en perros
jadeantes y suplicantes. Usted la describe como una pin-up,
pero a mí me consta que es una bruja. El poder de ustedes
dos unido para conspirar es una fuerza maligna y me
considero muy afortunado por haberme zafado de su
influencia.
Mientras Gibson se levantaba, abrió la puerta.
-Espere un momento -dijo Gibson-. ¿Dónde está Lani?
El príncipe se encogió de hombros.
-Cuando yo le golpeé, ella se desmayó, y me tomé la
libertad de trasladarla a su apartamento. Supongo que la
encontrará esperándole en su dormitorio. Un lugar muy
adecuado para una chica pin-up.
El príncipe se marchó y Gibson avanzó vacilante a través
del vestíbulo que conducía a su apartamento. Había luz en su
dormitorio y parpadeó al hallarse en el umbral y tratar de
sonreír. Era para echarse a reír. El príncipe se había
marchado para siempre y nada grave había ocurrido. Él y
Lani seguirían juntos y vencerían todos los obstáculos, tal
como habían planeado. Valía la pena dedicarle una amplia
sonrisa, una mueca de complicidad.
Allí estaba Lani, esperándole. El príncipe debía de haberla
trasladado mientras ella estaba inconsciente, pues Lani no
llevaba casi ropa y estaba apoyada en la pared del dormitorio
con los brazos abiertos y una sonrisa seductora en el rostro.
Muy adecuado, desde luego.
Después Gibson miró más atentamente y vio que la
sonrisa no era más que una mueca y que los brazos y
piernas de Lani no estaban separados, sino totalmente
extendidos.
Antes de volver a desmayarse, las palabras de despedida
del príncipe volvieron a resonar en los oídos de Gibson.
-Un lugar muy adecuado para una chica pin-up.
Nadie podía discutirlo. Había clavado a Lani en la pared
del dormitorio.

TALES IN A JUGULAR VEIN


 1965, Robert Bloch
Traducción de E. RIAMBAU
BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
 Editorial Molino, 1968
Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
Terror En Hollywood producción. Y siempre he admirado su obra, míster Stern. Lo
Robert Bloch sitúo a la misma altura que Hal Wallis.
-¿De modo que también conoce a Wallis? Francamente,
La primera vez que vi a Kay Kennedy fue en el hotel esto me sorprende.
Chasen, hace ya varios años. -Lo más probable es que también sepa el nombre de su
Entonces aún no era Kay Kennedy. En realidad, ni mujer -dijo Mike, disgustado.
siquiera recuerdo qué nombre usaba en aquella época, algo -No faltaría más. Se casó con Louise Fazenda. Ella trabajó
así como Hallulah Schultz. Y tampoco era morena, sino rubia. con Joe Cook en Lluvia o sol. ¿Sabía usted, míster Stern, que
Marilyn Monroe acababa de ponerse de moda, y como Mamie el dueño de este restaurante fue el doble de Joe Cook en la
van Doren, Sheree North y otras cinco mil, esa chica tenía misma película?
cabellos color platino y usaba un sostén de numeración Esto me sobresaltó. Aquella chica no fingía, estaba
bastante alta. enterada de cuestiones cinematográficas. Yo conocía a Hal
La conocí casualmente, porque estaba sentada en el bar Wallis antes de que se casara con Louise, pero en general el
con Mike Charles cuando éste me llamó. público ignora estas cosas. Por ejemplo, ¿quién recuerda aún
-¡Cariño! Ven aquí... quiero murmurar cositas dulces junto a Louise Fazenda? Se ha borrado de la memoria de los
a tu gran oreja. aficionados, a pesar de que algunas de sus contemporáneas
Se levantó tambaleándose mientras yo me acercaba, me -como Crawford, Stanwyck o Taylor- siguen siendo
cogió por un brazo y me dio palmadas en la espalda. conocidas.
Llevo muchos años en Hollywood y aún no me agrada Decidí que valía la pena hablar un rato con aquella chica,
que otros hombres se me dirijan llamándome "cariño", ni me pero Mike Charles tenía otras intenciones. Se levantó y me
gusta que me den palmadas en la espalda. agarró por un brazo.
Pero sonreí, exclamé "¡Hola, guapo!" y le di un golpe en -Vamos allá un momento, muchacho -me dijo-. Unos
las costillas. Como ya he dicho, llevo muchos años en minutos de conversación en privado. -Mientras me
Hollywood. arrastraba, miró por encima de su hombro-. ¿No te importa,
-¿Qué quieres beber? -me preguntó. verdad, preciosa? Pide otra copa.
Hice un gesto negativo. Nos dirigimos hacia el otro extremo de la barra y yo
-¡Oh, claro! ¿No bebes, verdad? -volvióse hacia su rubia pregunté:
compañera-. Es curioso, ese tipo nunca toma una copa. -¿Dónde la has encontrado, Mike? Esta chica me interesa.
Tampoco come. ¿Cómo te las arreglas, muchacho? ¿Te -¿Esa pobre chica? -Se echó a reír-. No pierdas el tiempo.
alimentas de heroína? No es más que una de tantas que van en busca de trabajo.
-Úlcera -suspiré-. Sigo un régimen muy estricto. Lee el Reporter en la cama. -Adoptó un continente más
Se echó a reír otra vez. sobrio-. Mira, tengo que hablarte de negocios serios.
-No falla. Eres un productor. Para ti, régimen estricto. Por -Adelante. Te escucho.
suerte, yo soy director y me he puesto a régimen de rubias. - -Ed, quiero que me des trabajo.
Después se volvió hacia la joven, murmuró su nombre de -¿Como director?
modo que no pudiese oírlo, y dijo-: Querida, te presento a -¿Qué otra cosa puede ser? Sabes que valgo. Tú ya
Eddie Stern, el hombre más amable de nuestra industria. conoces mis aptitudes.
Sonreí y ella correspondió a mi sonrisa, lo cual no -Todo el mundo las conoce en la ciudad, Mike -repliqué-.
significaba absolutamente nada. Quiero decir que no significó ¿Por qué no has pescado algo en estos últimos seis meses? -
nada para mí y que, con toda seguridad, tampoco significó Le miré con fijeza-. ¿A causa de la bebida?
nada para ella. Nadie recuerda nunca los nombres de los -No. Antes no bebía. Puedes preguntárselo a cualquiera.
productores independientes. Unos pocos, como Selznich, Sólo empecé a beber después del rodaje de Safari fatal,
Kramer y Huston, consiguieron establecerse a través de cuando corrió la voz de que yo no era grato al gran público.
canales publicitarios, pero la gran mayoría permanece en el No finjas, estás perfectamente enterado.
anonimato. -De acuerdo -admití-, estoy enterado. Pero nunca he
Por consiguiente, aquella muchacha rubia hizo piruetas sabido el motivo.
con sus pestañas, suspiró, y yo di el asunto por terminado. -La estupidez más inmensa que puedas imaginarte.
Pero de pronto abrió la boca y me dijo: Cometí el más imperdonable de los pecados, eso es todo. Tú
-Edward Stern. Desde luego. He visto sus películas desde ya sabes que Safari fatal era una de esas películas de
que era niña. Luna de Marruecos, Ciudad solitaria, y ambiente africano, ¿comprendes? Como de costumbre,
además... rodamos una secuencia en la que el héroe y la heroína huían
Me soltó los nombres de ocho filmes, sin que una sola vez cruzando uno de aquellos ríos. Y entonces hice trampa.
se arrugase su blanca frente. -¿Por qué trampa?
Confieso que la mía se arrugó. -Pues bien, quise mostrarme listo y diferente, y rodé toda
-¿Qué es usted? -pregunté-. ¿Una niña prodigio? la secuencia sin incluir ni un solo plano de cocodrilos
-Es que me gusta el cine -replicó-. Estudio las películas, deslizándose por las orillas para meterse en el agua . -
¿no es verdad, Mike? Suspiró-. Naturalmente, nadie puede prescindir de esta
El director le dio un pellizco en el brazo. escena cuando rueda una película de ambiente africano. A
-Lo hace, lo hace -admitió. La miró sonriendo y partir de entonces, ha sido como si me hubiera muerto. Igual
preguntó-: Pequeña, ¿no te gustaría ser mi estrella que aquel individuo de la MGM que hace unos años cometió
predilecta? Te garantizo que trabajarías con un maestro el disparate de llamarle "perra" a Lassie.
experto. No supe si me estaba tomando el pelo o no; Mike siempre
-Algún día seré una estrella. ha sido un gran bromista. Pero no bromeaba con respecto a
-Claro -aseguró Mike-. ¿Acaso no te lo he prometido? una cosa. Quería una oportunidad.
-Hablo en serio -dijo ella. Y no mentía. Después se volvió -Por favor, Ed -murmuró-. No puedo tardar en rodar otra
hacia mí-. Por esto siento tanto interés por cada etapa de la película. Yo llevo doce años aquí, pero tú conoces el negocio.
Doce meses sin que nadie me conceda crédito y soy hombre -Desde luego -replicó-. Pero no creo que apareciese en la
al agua. Ayúdame. pantalla cuando Cook rodó Arizona Mohoney para la
-En estos momentos no tengo nada previsto -contesté sin Paramount. Entre paréntesis, la película fue un completo
faltar a la verdad. fracaso.
-Pero tú sabes que yo valgo. Sabes que por tres veces he -Sí, lo fue -asentí.
estado a punto de ingresar en la Academia... Paul Sanderson nos miró y después se levantó.
Moví la cabeza con ademán negativo. -Creo que será mejor que os deje a solas un rato -dijo-.
-Lo siento, Mike. Nada puedo hacer. Además, tengo que ir al lavabo.
-Ed, estoy suplicando por primera vez en mi vida. Se alejó.
Pertenezco a esta industria, he vivido en ella desde que era -Es mi nuevo jefe -explicó Kay-. Claro está que no es del
un muchacho. Empecé como extra, pasé por las cámaras, todo nuevo, ¿no cree?
trabajé ocho años como ayudante, y por fin topé con mi gran -Tengo la impresión de que lleva tanto tiempo aquí como
oportunidad. Después he estado doce años en la cúspide. Y Gilbert Roland. Pero aún conserva su buen aspecto.
ahora todos me dan con la puerta en las narices. Esto no es -Ya lo creo. -Kay me miró-. ¿Cómo se las arreglan?
justo. -No la entiendo.
-Es Hollywood -dije-. Tú lo sabes bien. Además, yo no soy -Sabe a lo que me refiero. ¿Cómo se las arreglan algunos
más que un pequeño productor independiente. En esta de ellos para conservarse durante tanto tiempo? Personas
ciudad no pinto apenas nada. ¿Por qué recurrir a mí? que ya se contaban entre los Diez Grandes hace muchos
Los efectos de la bebida se le habían pasado del todo. años, siguen llenando las taquillas año tras año. ¿Es que
Sus ojos se clavaron en mí con fijeza, y su voz bajó de tono. nunca envejecen?
-Sabes el motivo, Ed. No se trata únicamente de que me -Claro que sí. Fíjese en los que van muriendo...
des un empleo. Me gustaría que hablases a tu gente de mí. Me dirigió una mirada penetrante.
-¿A mi gente? -¿Eso es lo que desea que yo haga, verdad? Eso es lo que
-No te hagas el sueco. He oído habladurías. Sé lo que has desea que hagan todos. Fijarse en los que mueren y olvidar a
conseguido tú. Y yo quiero formar parte. Creo merecerlo, la docena que siempre rondan por aquí, que siempre han
después de mi largo trabajo. Pertenezco a este medio. estado rondando por aquí. Aquellos que siguen siendo
No pude soportar por más tiempo su mirada y me volví. estrellas durante quince, veinte o veinticinco años y que aún
-Está bien, Mike, será mejor que lo sepas todo. Hace siguen desempeñando primeros papeles. Y también hay unos
varios meses, hablé de ti con mi gente, como tú les llamas. cuantos directores y productores como De Mille, gente como
Estudiamos a conciencia tu caso. Y ellos... votaron en contra. usted. ¿Cuándo llegó a Hollywood, mister Stern? ¿En 1915,
Lanzó una breve carcajada, y después sonrió. verdad?
-¿Conque así están las cosas, eh? Gracias, de todos -Ha estado leyendo mi correspondencia.
modos, por haberlo intentado, Ed. Hasta la vista, cariño. La joven denegó con la cabeza.
Salí de allí porque no quería perder más tiempo con Mike -He estado hablando con la gente.
Charles. Lo que deseaba era volver a hablar con aquella -¿Qué clase de gente?
muchacha, pero de momento no podía soportar la presencia -Con su amigo Mike Charles, por ejemplo. Con su difunto
de Charles. Me parecía como si le hubiese comunicado una amigo. -Hizo una pausa-. La noche en que le conocí, cuando
sentencia de muerte. usted se marchó, Mike bebía de lo lindo. Dijo que aquí había
Tal vez fue tontería por mi parte adoptar semejante un pequeño grupo secreto que dominaba la situación. Ellos
actitud, pero cuando al mes siguiente leí la noticia de su barajaban a los famosos, decidiendo quién se quedaba y
suicidio, no me sorprendí. Son muchos los que se suicidan quién debía marcharse. Dijo también que usted formaba
después de recurrir a mí. Sobre todo si saben, o sospechan, parte de ese grupo. Me aseguró que usted le había
la verdad. comunicado que él era de los que debían largarse.
Pero Kay Kennedy no se suicidó. -Aquella noche estaba muy bebido -murmuré.
No sé con quién se asoció una vez Mike Charles hubo -No lo estaba la noche en que se mató.
salpicado el techo con sus sesos, ayudado por un revólver del Suspiré profundamente.
38, pero no cabe duda de que fue la persona adecuada. Al -Hay personas que sufren alucinaciones. Es uno de los
cabo de un año se llamaba ya Kay Kennedy, y sus cabellos caminos que conducen al suicidio.
habían recobrado su natural tonalidad rojiza. Empecé a -Aquello no era una alucinación -replicó Kay, mirándome
observarla. Una de las tareas de un productor independiente atentamente-. Quiero saber la verdad.
consiste en vigilar a los artistas que empiezan a labrarse una Jugueteé con la servilleta.
fama. Vigilar y esperar. -Vamos a suponer que hubiese algo de cierto en esa
Vigilé y esperé durante un año, hasta que volví a verla historia -admití-. Oh, nada especial, como sería un círculo
una noche, en el Romanoff. todopoderoso desde el cual unas cuantas personas clave
Había conseguido ya su primer éxito con Luz de sol y controlasen todos los grandes negocios de Hollywood; usted
estaba sentada en una de las mesas de categoría con Paul misma puede ver que esto sería ridículo. Ningún director,
Sanderson, cuando yo entré. productor o estrella puede depender de un contrato o de una
Paul me saludó a través de la sala y yo me acerqué. publicidad para seguir su camino; es el público el que tiene la
Cuando me la presentó, no susurró su nombre. Y esta vez, decisión final. Pero supongamos que existen unos cuantos
ella tampoco agitó sus pestañas. personajes selectos mimados por el público, y que hay
-He estado esperando la oportunidad de verle otra vez, medios que permiten permanecer en este grupo. Lleguemos
mister Stern -me dijo ella-. Desde luego, lo más probable es incluso a afirmar que tal vez yo sepa algo acerca del método
que no me recuerde. seguido. Si fuese así, ¿por qué tendría que contárselo?
-La recuerdo -aseguré-. ¿Sabía que Joe Cook trabajó con -Porque yo pertenezco a este grupo -murmuró Kay
Chasen en Los domadores de caballos y en Fresco y Kennedy-. Voy a ser una estrella, una gran estrella. Y pienso
pimpante? quedarme en la cima para siempre.
-Sueños, muchacha. -No hasta ese punto. -Se inclinó hacia mí-. Voy a decirle
-Tenía ya estos sueños cuando era una niña. ¡Vamos, una cosa. Durante todo el tiempo que llevamos rodando esta
ríase! Es lo que hacían mis padres. Pero conseguí que mi película, jamás me ha hecho ni la menor insinuación.
padre abandonase su empleo y me llevase a la costa. -¿Cómo es, pues, que salen tanto los dos juntos?
Trabajó por las noches en una fábrica para costearme mis -Una idea de Flack. Publicidad rentable. -Hizo una pausa-.
lecciones de arte dramático, hasta que murió hace ya seis Por lo menos, así lo creí yo hasta hoy, cuando he salido con
años. Pero mi madre ocupó su puesto, en la misma fábrica, él. Y esto es lo que extraña tanto de Paul Sanderson. Toda la
para que pudiese seguir con mis estudios. Murió el año noche me ha estado haciendo la rosca. Y también ha estado
pasado, por la misma causa. Silicosis. Aquella fábrica no era bebiendo. Si yo no le conociera a fuerza de trabajar con él,
un lugar muy saludable. juraría que no es el mismo. ¿Cómo se explica tal cosa?
Se interrumpió para encender un cigarrillo. -No me lo explico -contesté-. Se lo preguntaremos a él.
-¿Quiere saber el resto? ¿Necesita saber lo demás? ¿Los Me volví para mirar dónde estaba, pero Paul Sanderson
nombres de los payasos como Mike Charles o los que permití se había marchado. Y con él los dos hombres.
impulsarme en mi camino ascendente? ¿Los nombres de los Me levanté sin perder un momento.
agentes, de los corredores, de los promotores, de los -Perdóneme. Vuelvo en seguida.
directores de películas pornográficas? ¿Quiere saber cómo Pero la chica no tenía un pelo de tonta.
conseguí mi primer alojamiento decente, mi primer ajuar, mi -¿También usted los ha visto? -murmuró-. ¿A aquellos
primer coche? ¿O prefiere que le hable de aquel excelente hombres que estaban con él? ¿Cree que sucede algo raro?
muchacho de las Fuerzas Aéreas, al que tuve que rechazar No contesté porque ya estaba cruzando la sala. No perdí
porque insistía en casarse conmigo y crear una familia? el tiempo con la chica del guardarropa, sino que salí y me
La miré sonriendo. dirigí a uno de los porteros.
-¿Por qué preocuparse? Como ha dicho, estoy aquí desde -Míster Sanderson -dije-, ¿ha salido hace un momento?
1915. He oído la historia miles de veces. -Acaba de marcharse.
-Sí, pero no es ésta toda la historia, Ed Stern. Hay otra Señaló hacia un automóvil negro que se dirigía hacia la
parte, la más importante. Soy una actriz, y una buena actriz. salida del recinto.
Dentro de un año o dos, seré mucho mejor. ¿Cree que mi -Éste no es su coche.
estudio correría un riesgo conmigo, con un nombre como el -Le acompañaban dos hombres.
de Paul Sanderson, si no supieran que iba a lograrlo? Estoy -¡Mi coche, pronto! -exclamé.
dispuesta a escalar la cumbre porque estoy preparada para La mano de Kay Kennedy se posó en mi brazo.
ello. Y así me gusta estar, siempre preparada. Cuando llegue -¿Qué sucede?
a la cumbre, ¿cómo voy a quedarme en ella? -Es lo que estoy tratando de averiguar. Vuelva a la sala y
Di un vistazo alrededor de la sala. Paul Sanderson estaba espéreme. Regresaré aquí; se lo prometo.
hablando con dos hombres que, sin duda alguna, nunca Pero ella movió la cabeza.
serían escoltados a una de las mesas de Mike Romanoff. -Vengo con usted.
Eran bajos y fornidos y sus manos desaparecían en los Mi automóvil se detuvo ante mí. No había tiempo que
bolsillos de sus pantalones. Paul sonreía mientras les perder si pretendía seguir al coche negro.
hablaba, pero los dos hombres no correspondían a la sonrisa. -Está bien, suba.
Kay Kennedy siguió mi mirada y yo le hice una mueca. Llegamos a la carretera. El otro automóvil había virado a
-¿Por qué no se lo pregunta a Paul cuando vuelva? - la derecha y estaba ganando velocidad. Lo seguí.
sugerí-. Tal vez él pueda decírselo. -Esto es emocionante -comentó Kay.
-Lo cual significa que usted no me lo dirá. No lo juzgaba yo así. Necesité toda mi atención para no
-Todavía no, Kay. No creo que haya llegado el momento. perder de vista al otro coche, y más velocidad de la que me
Si consigue hacerse un nombre como desea, acaso entonces estaba permitida en la ciudad. Un retraso o una multa me
hablaremos de ello. Hasta entonces... habría sido fatal. Describí varios virajes, manteniéndome
-Está bien -dijo, sonriendo a su vez-, pero ya he siempre a una manzana de distancia, mientras el coche
descubierto lo que deseaba saber. Mike Charles dijo la negro describía vueltas y más vueltas, siempre acelerando,
verdad, ¿no es así? Hay un secreto. -Miró a su alrededor-. Y hasta llegar a la entrada del desfiladero, ya muy al norte.
Paul también lo conoce, ¿no es cierto? Pero usted me ha Entonces empezó a correr de veras.
sugerido que se lo preguntase porque está seguro de que él -¿Adónde lo llevan? -murmuró Kay-. ¿Qué pretenden
no me lo dirá. hacer?
-Algo por el estilo. No contesté. Tenía el pie derecho apoyado en el suelo y
Volvió a mirarme con fijeza. las dos manos en el volante; mis ojos seguían las
-Es muy curioso lo que ocurre con Paul Sanderson. Habría pronunciadas curvas y mi cerebro no dejaba de pensar.
supuesto que era uno de los suyos, aunque Mike no me lo Maldito estúpido, sabía que no podía confiar en él, nunca
hubiese dicho. Fue el primer astro de la pantalla que yo debí elegirle.
admiré, allá por el año treinta y pico. Y aquí estoy yo, ya Pero ya era tarde para recriminarme, demasiado tarde
crecidita y trabajando con él, y él no ha variado ni pizca. para todo a menos que lograse adelantar al automóvil que
-El maquillaje -dije-. Estos muchachos de Westmore son perseguía. Al parecer, se habían dado ya cuenta de mi
geniales. presencia y probablemente fue esto lo que les decidió.
-¡Oh, no se trata de esto! Ya sé que usa bisoñé. ¡Pero es Habían llegado al punto más alto del cañón, cuando sucedió.
tan distinto de los demás, tanto en los estudios como fuera No pude ver nada porque mi coche se hallaba a unos
de ellos! Cuando trabaja, nunca se fatiga, nunca se queja. Yo ochenta metros de distancia cuando ellos describieron el
me siento morir bajo aquellos reflectores y él ni siquiera último viraje. Pero lo oí. Tres estampidos apagados.
suda. Enfilé la última curva y pude ver al otro automóvil
-Ya aprenderá a relajarse -insinué. alejándose por la recta que llevaba al otro lado del cañón.
Sus luces de cola eran como dos pequeños ojos encarnados -¿Me llamará? -preguntó en voz alta-. ¿Me dará noticias
que me mandaban un último saludo. acerca de... su estado?
No traté de seguirlo. -Lo sabrá -aseguré-. Lo sabrá.
Me detuve junto a la cuneta, al lado de la negra y Asintió de mala gana y yo me alejé de allí. Fui
dislocada figura que había salido proyectada desde el coche directamente a ver a Loxheim y se lo conté todo.
a toda marcha, como si fuese una muñeca estropeada. El doctor Loxheim comprendió en seguida lo ocurrido,
La muñeca tenía un agujero en la frente, otro en el pecho como yo ya había previsto.
y un tercer orificio en el vientre. Era un cuerpo flácido e -Deudas de juego, no cabe duda -asintió-. ¡Maldito loco!
informe, con las piernas dobladas grotescamente debajo del Pero es muy difícil hallar a alguien que sea totalmente digno
torso. de confianza. Y ahora debes encontrar a otro. Se necesitará
Kay empezó a gritar y yo la abofeteé. Después me apeé y cierto tiempo, y hasta entonces todos debemos tener mucho
recogí la muñeca. Abrí la puerta trasera y la arrojé sobre el cuidado. ¿Se lo has dicho a Paul?
asiento posterior. -Todavía no -contesté-. Pensé que primero sería mejor
Kay no quiso mirar, y cuando yo volví a subir al coche desembarazarnos del cadáver.
tampoco me miró. Siguió sollozando, una y otra vez. -De eso me cuidaré yo -sonrió Loxheim-. No será un
-¡Está muerto! ¡Lo han matado! ¡Está muerto! problema. Estoy seguro de que los asesinos no hablarán -
No tuve más remedio que abofetearla otra vez. frunció el ceño-. Pero, ¿qué ocurrirá con la chica, con esa
Aquello tuvo la virtud de calmarla. Se llevó los dedos a Kay Kennedy?
ambos lados de la cara y dijo: -Tampoco ella hablará. Me lo ha prometido. Además, le
-Sus manos están frías. asusta la publicidad.
Asentí. El doctor Loxheim chupó su cigarro.
-Me alegro de que vuelva a gozar de sus poderes de -¿Sabe ella que ha muerto?
observación -observé-. Al parecer, durante unos momentos -No. Le dije que sólo estaba herido.
los ha perdido por completo. De lo contrario, se habría fijado El médico dejó escapar una columna de humo.
en una cosa. Paul no está muerto. -Pero sabe que fue arrojado desde un automóvil en
-Pero si yo lo he visto... Aquel agujero en la frente, su marcha. También oyó los disparos. Vio la herida de su frente,
modo de yacer en el suelo después de arrojarle desde el y acaso también los otros orificios. Y hoy estamos a viernes.
coche. ¿Crees que podrá guardar silencio cuando el lunes por la
Quiso mirar hacia el asiento posterior, pero yo la retuve mañana vea a Paul entrando en el estudio?
agarrándola por el hombro. Levanté las manos.
-No importa -le dije-. Tiene que aceptar mi palabra. Aún -¿Y qué otra cosa podía hacer yo? -pregunté-. Pero tienes
respira. Pero no durará mucho tiempo si no lo llevamos a un razón. Cuando ella lo vea el lunes, va a llevarse un susto.
médico. -Un susto muy grande.
-¿Quiénes eran aquellos hombres? -murmuró Kay-. ¿Por -¿Crees que yo debería estar al tanto?
qué lo hicieron? -Sin duda. Creo incluso que a partir de ahora debes estar
-La policía se encargará de aclararlo -repliqué, mientras alerta y vigilarla sin cesar.
ponía el coche en marcha. -Lo que tú digas.
-La policía... -Está bien. Y ahora, vete. Tengo mucho trabajo.
Apenas susurró estas dos palabras, pero fue como si las -¿Quieres que te ayude a trasladar el cadáver?
hubiese gritado. Yo sabía lo que estaba pensando. Policía, El doctor Loxheim sonrió.
publicidad, escándalo. -No será necesario. Ya tengo cierta práctica.
-¿Tenemos... tenemos que recurrir a la policía? - Supongo que el lunes por la mañana fue un verdadero
murmuró. infierno para Kay Kennedy. Yo me hallaba en el estudio,
Me encogí de hombros. trabajando con Claig, el operador independiente que dirigía
-No, nosotros no. Pero el doctor sí. La ley ordena que se las cámaras. Observé a Kay cuando entró, y pude ver que su
informe sobre las heridas de bala. aspecto era inmejorable.
-¿Y no hay algún médico que sepa mantener el secreto? La vigilé también cuando Paul Sanderson se dejó ver, y ni
Quiero decir... por un momento la joven exteriorizó asombro. Tal vez se
-Sé perfectamente lo que quiere decir. -Tomé por la debiera a que se había dado cuenta de mi presencia. Sea
autopista y me dirigí hacia Bel Air-. Y conozco a un médico. como fuere, se las arregló para trabajar normalmente toda la
-¿Lo va a llevar allí? mañana. Al mediodía, la llevé a almorzar conmigo.
-Tal vez. -Hice una pausa-. Con una condición. No comimos en el restaurante de los estudios. La llevé al
-¿Cuál es? Olivetti, en mi coche.
La miré de reojo. -Creo que me lo figuraba ya -me dijo-. Desde el sábado,
-Ocurra lo que ocurra, debe olvidar todo lo de esta noche. cuando vi que los periódicos no decían nada, he estado
No haga nunca ni una pregunta. Ocurra lo que ocurra. reflexionando.
-¿Y si... muere? -Los periódicos no podían decir nada -le recordé-. ¿Quién
-No morirá. Se lo prometo -volví a mirarla-. ¿Y usted me iba a darles la noticia?
lo promete a mí? -Alguien habría hablado -replicó Kay Kennedy-. Si Paul
-Sí. Sanderson hubiese tenido que dejar de trabajar en una
-Muy bien -dije-. Y ahora la dejaré en su casa. película durante un mes o dos, habría inventado una historia
-Pero... ¿no sería mejor que fuese primero a casa del para la Prensa. Pero no publicaron ni una palabra. Entonces,
médico? Ha perdido ya mucha sangre. yo sospeché la verdad.
-Nada de preguntas -le recordé-. Vamos a su casa. -¿Y cuál es la verdad?
La dejé ante la puerta y, al apearse del coche, tuvo buen -Que el hombre que me acompañó aquella noche, el
cuidado de no volver los ojos hacia el asiento posterior. hombre que fue herido, no era Paul Sanderson. Recordará
que yo le dije que me parecía distinto, como si fuese otra -Pero sigue siendo un hombre importante en Hollywood.
persona. Ésta es la explicación. Era otro. El doble de Paul Todos le conocen y entre bastidores ejerce gran influencia. Y
Sanderson. ésta es una ciudad en la que nadie se mantiene en la cima si
Guardé silencio. no se muestra activo.
-¿Es esto, verdad? -Tengo mis amistades.
Evité su mirada. -¿Como el doctor Loxheim?
-Recuerde que usted me prometió no hacer preguntas. Traté de mantener el tono normal de mi voz.
-Lo recuerdo. Y no tengo ninguna pregunta acerca de lo -Mire, Kay, nosotros llegamos a un acuerdo. No debe
que sucedió aquella noche. No le pregunto si el doble murió, hacerme preguntas. ¿Para qué quiere saber todo esto?
ni si estaba ya muerto cuando usted habló conmigo. No le Movió la cabeza con un gesto de testarudez.
pregunto cómo se desembarazó del cadáver. Sólo le -La otra noche le expliqué mis motivos. Usted posee un
pregunto acerca de Paul Sanderson, que nada tenía que ver secreto que yo deseo saber. Y no me daré por satisfecha
con aquel asunto. Vamos a ver, ¿tengo razón? hasta haberlo averiguado.
Aplastó su tercer cigarrillo en el cenicero. De pronto, inclinó la cabeza y se echó a llorar. Su voz me
-Fuma demasiado -observé. llegó débil y lejana.
-Y usted no fuma nunca -replicó ella-. Tampoco bebe, ni -Usted me odia, ¿verdad, Ed?
siquiera ha tocado su bocadillo. No irá a decirme que todo -No. No la odio. La admiro. Es usted valerosa. Lo ha
esto no le ha impresionado. demostrado esta mañana cuando Paul Sanderson hizo su
-Está bien -dije-. Todo esto significa mucho para mí. Más aparición. También lo demostró aquella noche cuando no se
de lo que usted pueda imaginar. ¿Está segura de que desea dejó apoderar por el miedo. Y apuesto a que lo ha
obtener mis respuestas? demostrado siempre, mientras ascendía en su carrera.
-Segurísima. -Sí. -Aquella voz lejana parecía la de una niña-. Usted me
-Perfectamente. El hombre era el doble de Paul comprende, ¿verdad, Ed? Me comprendió cuando le hablé de
Sanderson. Hacía varios años que lo era. Como usted misma mis padres. No quise mostrarme cínica. Yo no quería que
observó, Paul ya no es un joven. Tiene que guardar sus ellos muriesen. En mi interior, me sentí destrozada. Pero hay
energías para su trabajo. Cuando se trataba de apariciones algo en mí que es inmune a todo. Este algo es lo que me
en público, fiestas o demostraciones de carácter publicitario, impulsa, lo que me alienta para llegar a la cumbre. No me
el doble ocupaba su lugar. Se le pagaba bien, quizá importa lo que deba hacer para lograrlo. ¡Oh, Ed, ayúdeme! -
demasiado bien. Al parecer, jugaba muchísimo. Se supone levantó el rostro-. Le prometo que haré lo que usted desee.
que perdía mucho, o por lo menos con mucha frecuencia. ¿Le Puede ocuparse de mi carrera, me separaré de mi agente, le
satisface la explicación? daré a usted la comisión que le interese. El cincuenta por
-No del todo, pero sí me aclara algunas cosas. Por ciento, si quiere.
ejemplo, por qué su voz sonaba de un modo tan distinto. -No necesito dinero.
Aunque su semejanza con Paul era asombrosa. -Me casaré con usted, si así lo desea. No me...
-Se le eligió con gran cuidado -expliqué-. También -Soy un anciano.
intervino un poco de cirugía plástica. Un doctor muy -Ed, ¿qué puedo hace yo para demostrarle lo que soy?
competente... Ed, ¿cuál es el secreto?
-¿El mismo doctor al que se dirigió usted la otra noche? -Créame, todavía no ha llegado el momento. Ya veremos.
Comprendí que había hablado demasiado, pero el mal ya Tal vez dentro de diez años, cuando sea usted famosa.
estaba hecho. Ahora, es usted joven, bonita y todo le sonríe. Puede ser
-Sí. feliz. Yo quiero que usted sea feliz, Kay, se lo digo
-¿Su nombre es Loxheim, por casualidad? sinceramente. Y por esto no le diré nada. Pero hay una cosa
Abrí la boca de par en par. que sí puedo prometerle. Siga trabajando. Ábrase camino,
-¿Quién se lo ha dicho? como usted sabe hacerlo. Y dentro de diez años, venga a
Ella me miró sonriendo. verme. Entonces veremos.
-Lo he leído. ¿Recuerda que le he dicho que desde el -¿Diez años? -Sus ojos se habían secado y en su voz
sábado he estado reflexionando? Pues bien, también hice había un matiz de dureza-. ¿Cree que me puede apaciguar
algunas averiguaciones. Sobre Sanderson. Y sobre usted. El hablándome de diez años? Es muy posible que usted haya
sábado por la tarde cogí su libro de recortes de Prensa en el muerto ya.
estudio. Allí está todo, aunque las páginas empiecen ya a -Estaré vivo -le prometí-. Tengo una salud excelente.
amarillear. Algunos de sus recortes de Prensa son ya muy -No le bastará -exclamó-. Yo acabaré con sus nervios.
viejos, querido. Como aquel de 1936, cuando sufrió su Asentí. Tenía razón, desde luego. Lo suponía. Yo no
accidente de polo. Al principio, creyeron que iba a morir, podría atajarla.
pero unos días más tarde apareció la noticia que se le le -Y si usted no me explica la verdad -continuó-, iré a ver al
había trasladado desde el hospital de los Cedros del Líbano a doctor Loxheim. Algo me dice que debería conocer a este
la clínica particular del doctor Conrad Loxheim. hombre.
-Es un hombre maravilloso -dije-. Consiguió salvarme. Volví a asentir.
-1936 -repitió Kay Kennedy-. Ha pasado ya mucho -Es posible que esté en lo cierto -dije lentamente-. Tal
tiempo. Usted era entonces un productor independiente, y vez no tarde en conocerle.
sigue siéndolo ahora. Por lo menos, esto es lo que dicen
todos. ¿Cómo se explica que, a partir de entonces, no haya ***
hecho ni una sola película suya?
-Pero si las he hecho, a docenas... No me fue fácil convencer al doctor Loxheim, pero
-Su nombre ha figurado como asociado -me corrigió-. En cuando le conté todo lo sucedido acabó por acceder.
realidad, usted no ha financiado nada. Lo comprobé. -Nos jugamos demasiado para correr un riesgo como éste
-Estoy un poco de capa caída -admití. -dije-. Bien lo sabes.
-¿Y los demás? -me recordó-. Tienen derecho a expresar Acercándose a ella por detrás, insertó diestramente la
su opinión. aguja en la base de su cerebro.
-Lo pondremos a votación, desde luego. Pero es la única Yo la cogí cuando se desplomaba, y entre los dos la
solución. llevamos al quirófano.
-¿Crees que la chica vale la pena? Se necesitan unas cuatro semanas para todo el proceso.
-Claro que sí. En circunstancias normales, la aceptaríamos Mucho me temo que el pobre Loxheim no gozó de mucho
de todos modos, aunque dentro de ocho o diez años. Sigue descanso.
un camino ascendente. Lo malo es que, como ya te he En cuanto a mí, estuve muy atareado apaciguando a la
explicado, no quiere esperar. Por lo tanto, debemos hacerlo gente de los estudios, esparciendo la cuidadosamente
ahora. preparada historia sobre las vacaciones de Kay en Canadá
-Si los otros quieren. amparándose en el incógnito, y realizando mis propias
-Si los otros quieren. Pero accederán. pesquisas particulares. Empleé mucho tiempo entrevistando
Accedieron. Aquella misma noche convocamos una a gente, pero finalmente encontré a la persona que me
reunión, en la clínica de Loxheim, y todos asistieron a ella. satisfizo.
Conté mi historia y Paul me apoyó. Con ello bastó. Seguidamente, no tuve más ocupación que la de esperar
-¿Cuándo lo haremos? -preguntó Loxheim. el día 29, fecha en que podría ver a Kay. Desde luego,
-Cuanto antes, mejor. Yo me ocuparé en seguida de los Loxheim la había mantenido entretanto bajo el efecto de
preparativos necesarios. Empezaremos dentro de una drogas y sedantes, pero me aseguró que desde las últimas
semana. 24 horas no había tomado nada.
Y pasó exactamente una semana hasta el día en que la -Está perfectamente normal -me aseguró.
llevé allí. Apenas terminada su película. Apenas consiguió sus -¿Normal?
cuatro semanas de vacaciones. E inmediatamente después -Una manera de hablar -aclaró sonriendo-. Quiero decir
de acompañarla yo al despacho de mi agente Frankie Bitzer, que se halla en condiciones de poder asimilar la verdad. -
y de que ella firmase un contrato a largo plazo. Hizo una pausa-. ¿Estás seguro de que no sería mejor que se
A continuación, fuimos a dar un paseo en coche. lo dijera yo?
-¿Adónde me lleva? -me preguntó. Moví la cabeza resueltamente.
-A ver a Loxheim. -Esta vez es responsabilidad mía.
-¿Cómo? ¿Significa esto que voy a saber cuál es el -¿Tendrás cuidado con la impresión? Hasta ahora ha
secreto? reaccionado de un modo maravilloso, pero nunca se sabe.
-Eso es. ¿Te acuerdas de la reacción de Jimmy cuando se enteró?
-¿Qué es lo que le ha hecho cambiar de opinión? -Lo recuerdo, pero ahora está perfectamente. Se
-Usted. acostumbran a ello cuando se dan cuenta de lo que significa.
-Usted me aprecia un poquitín, ¿verdad? -¡Pero es aún tan joven!
-Ya se lo dije. Si no la apreciara, no permitiría que se -Se lo advertí -suspiré-. ¡Sabe Dios que lo intenté todo! Y
enterase del secreto. La haría asesinar. ahora se lo diré a mi manera.
Se echó a reír, pero yo no compartía su risa. Al fin y al -Buena suerte -me deseó el doctor Loxheim.
cabo, no le había dicho más que la verdad. Le dejé y me dirigí al dormitorio de Kay.
El doctor Loxheim nos estaba esperando en su despacho Estaba descansando pacíficamente. Apoyaba la cabeza en
y se mostró muy cordial. Hice que Kay prometiera no hacer la almohada, pero ninguna sábana ocultaba su cuerpo, sólo
preguntas hasta que el médico hubiese terminado su un largo camisón. Tenía los ojos abiertos, desde luego, y me
reconocimiento, y ella cooperó de un modo magnífico. miraron con la mirada de siempre. Todo parecía igual que
Loxheim hizo una prueba con su sangre, obtuvo una muestra antes, y tampoco su voz había cambiado.
de piel, grabó la voz de Kay en un magnetófono, e incluso le -¡Ed! -exclamó-. El doctor me dijo que vendría a verme,
cortó un mechón de cabellos. pero yo no quise creerle.
Después inició una sesión informativa que duró más de -¿Por qué no tenía que venir? -pregunté sonriendo-. Está
una hora. Su interrogatorio fue muy profundo y abarcó todo usted restablecida. ¿No se lo ha dicho también?
el historial de la joven, los nombres de todas sus amistades, -Sí, pero tampoco he querido creerle.
e incluso una especie de inventario de sus gustos personales, -Pues debe creerme a mí. Está perfectamente, Kay.
sus colores predilectos y las marcas de sus perfumes y Vamos, ¡siéntese! Puede levantarse, si así lo desea. Puede
cosméticos favoritos. vestirse y volver a su casa, cuando se le antoje.
En realidad, todo esto era innecesario, pero Loxheim era Se sentó lentamente.
un hombre metódico y quería estar preparado para cualquier -Es verdad -murmuró con una vocecilla débil-. Puedo
contingencia. Me hice cargo al comprender que si algo no sentarme. Sin embargo, Ed, me ocurre algo muy raro. No
funcionaba como era debido y teníamos que actuar con siento nada. Por eso no estaba segura. Es como si no tuviera
presteza, él tendría a mano los datos necesarios. tacto. Estoy como... insensible.
Sin embargo, hasta la fecha nada había funcionado mal y -Esto desaparecerá -le aseguré-. Cuando salga al aire
yo me sentía confiado. Además, Kay no presentó la menor libre y haga un poco de ejercicio.
objeción. Tengo la impresión de que creía que la estaban Se levantó y yo la sostuve por el brazo.
psicoanalizando. -Mucho cuidado -advertí-. Lleva mucho tiempo en cama y
Finalmente, cuando terminaron las preguntas, se levantó. tal vez sus piernas estén un poco envaradas. Es como si
-Bien, he contestado ya a muchas preguntas -dijo-, y creo volviera a aprender a andar.
que me toca el turno de hacer yo unas cuantas. En primer Sus pies se movieron con cierta torpeza, pero observé
lugar, ¿cuándo podré enterarme del famoso secreto? que sabía coordinar los gestos. La ayudé a llegar hasta un
Me miraba a mí, pero fue el doctor Loxheim el que sillón y se sentó como si nunca lo hubiese hecho en su vida.
contestó. Por un momento sus ojos miraron sin poder enfocar, pero
-Ahora mismo, pequeña. después se estabilizaron.
-Ya está -dije-. ¿Ha visto? la cirugía. Cirugía plástica, la especialidad más lucrativa.
-Sí. Veo que estoy mucho mejor. Pero, Ed, sigo sin sentir. Modeló unas cuantas caras y con ello se ganó una
Es como si todo mi cuerpo fuese un pie dormido. reputación. Ganó dinero. Y además, continuó sus estudios y
-No se preocupe por esto. gradualmente perfeccionó el proceso.
-Pero es que eso no es todo. Desde que me desperté, he -¿Qué proceso?
seguido estando despierta. Durante días y más días. Se lo -Permítame que se lo explique. Aún no puedo pretender
dije al doctor Loxheim y le pedí que me diese algún sedante, dominar la jerga técnica, pero sí comprendo lo que el
pero él no quiso. Dijo que podía ser peligroso. Y he seguido proceso ha hecho de mí. Y a los hombres más famosos, a
estando despierta, de noche y de día. Y lo más extraño es esos astros y estrellas que tanto la intrigaban, aquellos que
que no me siento fatigada. parecen capaces de seguir trabajando para siempre.
Asentí en silencio. Personas como Paul Sanderson y una docena más.
-En realidad -prosiguió Kay-, no siento nada. Ni hambre, "Formamos una especie de corporación muy hermética,
ni sed. Y ni siquiera... Kay. Sólo unos pocos de nosotros, los que podíamos
Titubeó y yo le di unas palmadas en el hombro. permitirnos una operación que cuesta doscientos cincuenta
-También estoy enterado de todo esto. No tiene ninguna mil dólares. Los que podían comprender las ventajas de
importancia. permanecer en la cumbre durante veinte o más años,
-¿Ninguna importancia? -repitió frunciendo el ceño-. Ed, manteniéndose jóvenes y pimpantes mientras sus dobles
¿qué me ha ocurrido? El doctor Loxheim no quiere actuaban en todas las actividades rutinarias para desvanecer
explicarme nada. Sé que me hizo algo en su despacho, toda sospecha. ¿Nunca lo sospechó, verdad, Kay? Incluso
¿cuándo fue? Hace mucho tiempo, ¿verdad? Y creo que me cuando descubrió lo del doble de Sanderson, nunca sospechó
hicieron una operación. Una operación muy larga, o varias de Paul. Usted misma me dijo que no bebía, que no sudaba
operaciones. No consigo recordarlo. -Hizo una pausa-. bajo los focos, que nunca estaba cansado, y que nunca hacía
Cuando desperté y permanecí despierta, traté de recordar. el amor. Yo puedo añadir que nunca come y nunca duerme.
Pero no pude. Porque no lo necesita. ¿Cómo va a necesitarlo con su cerebro
-¿Y esto la preocupó? y sus órganos vitales conectados a un sistema nervioso
-Sí. Pero hubo algo que aún me preocupó más. Quise sintético, en un cuerpo también sintético?
llorar y no pude. -Me miró con ojos muy abiertos-. Ed, Se llevó la mano a la boca y la dejó caer en seguida.
dígame la verdad. ¿He sufrido algún trastorno mental? ¿Me -Este es mi secreto, pequeña. El gran secreto de los
encuentro en algún sanatorio especial? hombres más famosos. Sólo unos pocos de ellos perduran,
Denegué con la cabeza. porque sólo unos pocos estuvieron dispuestos a aceptar el
-Entonces, ¿qué ocurrió? ¿Qué me ha ocurrido? riesgo y a pagar el precio. Sólo los que pusieron la fama y el
Sonreí. estrellato por encima de los dudosos placeres a los que se
-Lo que usted tanto deseaba que ocurriera. Se enteró del llama "vida". Sólo los que no titubearon en prescindir de
secreto. comida, bebida, sueño y amor porque ellos sólo comían,
-¿El secreto? bebían y amaban la fama.
Se acordaba, desde luego. Pude observar que lo "Usted me aseguró que éstas eran sus ideas, Kay. No
recordaba todo hasta el momento en que le hundieron quiso esperar diez años hasta verse envejecida y pensando
aquella aguja, y ello me tranquilizó definitivamente. Saldría en el retiro. Usted suplicó que se le revelase el secreto ahora
adelante, y yo podía hablarle sin esperar más tiempo. mismo. Y ya lo conoce.
-Sí -dije-, el secreto de Loxheim. Nuestro secreto. El Kay se levantó. Se movía de un modo espasmódico, como
secreto que usted quería saber, para poder formar parte de si fuera una muñeca.
los Diez Grandes y quedarse entre ellos. No olvide, Kay, que -Cuidado -le dije-. Tendrá que aprender a controlarse a sí
usted me dijo que era capaz de pasar por cualquier cosa con misma. No se trata del peligro de que se rompa o se astille,
tal de conseguirlo. Pues bien, lo ha logrado, y no debe estar pues la cubierta es prácticamente indestructible, pero el
asustada. sistema de equilibrio es distinto y en sus oídos ya no hay los
-¿Qué me ha hecho Loxheim? -inquirió. Su voz era firme canales semicirculares. También se ha alterado su
y tranquila-. ¿Y quién es este hombre? profundidad de foco.
Me senté junto a ella. Me miró con fijeza.
-Me sorprende un poco que no lo sepa -dije-. ¡La juzgo -Tenía miedo de estar loca -afirmó-, pero estaba
tan experta en cuestiones de cine! De todos modos, es de equivocada. Usted es el que está loco de atar, Ed. Admítalo.
suponer que los especialistas técnicos nunca han merecido ¡Decirme a mí que soy una especie de autómata...!
mucha atención, sobre todo en los primeros tiempos del cine. -Coja un alfiler -sugerí-. Descubrirá que es incapaz de
"Por esos tiempos fue cuando Loxheim llegó aquí. Realizó hacerse sangre con él.
algunos trabajos de animación de objetos para un par de -¿Dónde está el doctor Loxheim? ¡Quiero ver
estudios, más o menos cuando Cooper y Schoedsack rodaban inmediatamente al doctor Loxheim!
King Kong. Su especialidad eran las figuras de tamaño -Cálmese -dije-. Ya vendrá. Puede tener todas las
natural y tenía unos cuantos procedimientos propios que pruebas que desee. Esta noche convocaremos una reunión y
habían resultado demasiado caros para los alemanes. verá a todos los demás, entre ellos a Paul. Es preciso que se
También resultaron demasiado caros para nosotros. Se traten entre ustedes. Me olvidaba, estarán todos menos
trataba de algo maravilloso, nada de cartón y maquinaria, ni Betty; este mes está desconectada.
tampoco mecanismos de relojería. Al fin y al cabo, él era un -¿Desconectada?
médico, y un médico brillante. Un maestro en cirugía, -Sí. Forma parte del proceso, ¿comprende? Sirve para
anatomía y neurología. Pero no había plaza para él en los descansar y conservar energías. Entre película y película, es
estudios. mejor que los dobles se ocupen de lo demás. Se dura más.
"Tan pronto como pudo conseguir una licencia para Como es lógico, no podemos permitir que una estrella se
practicar, abrió una pequeña clínica en Beverly Hills y volvió a mantenga en la cima durante más de veinte años, veinticinco
todo lo más, porque entonces el público cobraría sospechas. comprobé que había sido un éxito, comprendí lo que Loxheim
Después de este plazo, tienen que retirarse. Pero si había descubierto, lo que podía hacerse con su invento
descansan, pueden durar indefinidamente. Loxheim dice que cuando éste se aplicase a las personas adecuadas. Durante
tal vez doscientos o trescientos años. Sin envejecer, fíjese años, esto es lo que he hecho. Como ya he dicho, sólo hay
bien. Por consiguiente, la cosa no es tan desagradable una docena de ellas, pero son las que ocupamos los puestos
cuando uno se acostumbra a ella. Pregúnteselo a Paul. clave. Somos el gobierno secreto de Hollywood, las sombras
Kay dio unos pasos vacilantes. animadas, los sueños que nunca mueren. Somos los
-Paul. Betty. Todos ellos son sus amigos, ¿eh? inmortales, y ahora le damos la bienvenida a nuestro grupo.
-Mis asociados, querida -sonreí-. Éste es mi secreto. Todavía no estaba preparada, no podía aceptarlo. Lo leí
Usted me preguntó una vez a qué se debía que yo siguiera en sus ojos.
siendo un nombre famoso en Hollywood, a pesar de que Entonces retiré la mano que tenía apoyada en su hombro,
durante los últimos años no se había rodado ninguna película busqué en mi bolsillo y saqué una aguja.
mía. Ello se debe a que dispongo de estos asociados. Todos -Tenga -le dije-. Pruebe usted misma.
ellos me deben la oportunidad de haber seguido siendo Contempló el alfiler y su rostro reveló la tortura interior.
célebres. Todos ellos trabajan con Bitzer, mi propio agente. -No -murmuró-. Es otro truco. Todo son trucos, trucos
Yo cobro mi porcentaje. Es lo mismo que haré con usted. para que me vuelva loca. Yo no soy un robot. ¡No puede ser
Kay estaba tratando de abrir la puerta, tratando de no verdad! ¿Cómo se atreve a sonreírme, cómo puede mentirme
escuchar mis palabras. Me daba mucha pena, pero seguí de este modo? ¡Deje de sonreír! ¡Basta! ¡Basta ya!
sonriendo. Tenía que conservar la calma, en su propio Y entonces se abalanzó sobre mí y de un manotazo hizo
beneficio. saltar el alfiler que yo sostenía. Sus uñas se hundieron en mi
-No haga tonterías, Kay -le aconsejé-. Reflexione otra mejilla.
vez. Mañana se sentirá mejor. Entonces le presentaré a su Se inmovilizó súbitamente y empezó a gritar hasta que yo
doble y empezaremos a trazar los planes necesarios. oprimí la parte superior de su cráneo. El grito se apagó y Kay
-¿Mi doble? se desplomó. La dejé en el suelo y cogí el teléfono.
-Claro. Ya le dije que se necesitaba un doble. Para esta Loxheim contestó a la llamada.
misión he seleccionado a una joven de talento extraordinario. -¿Y bien?
No sólo tiene un notable parecido físico con usted, sino que -Un ataque de histeria, como era de esperar. Pero se
posee también una considerable habilidad histriónica propia. repondrá. Creo que mañana podremos llamar a Bitzer y
Mediante el estudio de sus películas ha conseguido captar la decirle que prepare un nuevo contrato. Bajo en seguida.
mayoría de sus gestos, y el resto lo adquirirá observándola Colgué el auricular. Después abrí el armario y saqué la
directamente. Ha copiado su voz gracias a la cinta grabada caja que Loxheim había construido para ella, con su forro de
por Loxheim y ha memorizado todos los datos que usted terciopelo y los agujeros para la entrada de aire. El sistema
facilitó acerca de su vida, costumbres y aficiones. Usted se respiratorio sigue funcionando por medio de oxígeno.
encargará de complementarlos. Las dos trabajarán juntas. - Ajusté las correas alrededor del cuello de Kay y la colgué.
Hice una pausa-. Y a propósito, no creo que tengamos que Antes de cerrar la tapa, la contemplé durante unos
inquietarnos pensando en la posibilidad de que se comporte momentos. Era bella. Y seguiría siéndolo dentro de diez años,
estúpidamente, como hizo el doble de Paul. Sucede que esta o de veinte años. Valía un millón de dólares. Un millón que
joven posee antecedentes delictivos y yo lo sé. Y ella sabe ingresaría en la caja de nuestra sociedad.
que yo lo sé. Por lo tanto, estamos seguros de que usted le Pertenecía ya al grupo de los Diez Grandes.
cobrará afecto. Lo espero, además, porque lo más probable Por primera vez tuve el convencimiento de que había
es que vivan juntas durante bastantes años. hecho lo que debía. La coloqué en un rincón y me dirigí
Me encaminé hacia la puerta y aparté a Kay. silbando hacia la puerta.
-Será mejor que deje de forcejear -dije-. La puerta está Pero cuando me disponía a salir, recordé algo. Me
cerrada. coloqué ante el espejo y lo que vi confirmó mis temores.
Entonces se enfrentó conmigo y observé el desvarío en Pobre muchacha, no la culpé por su arrebato, pues tuve en
sus ojos. cuenta que acababa de enterarse de todo.
-Un doble -murmuró-. ¡Ahora lo comprendo! ¿Es una Cuando me arañó arrancó unas tiras de plástico de mi
jugarreta, verdad? Ha encontrado un doble mío, y usted, mejilla, exponiendo lo que había debajo.
Loxheim y ese Bitzer se han asociado. Y Paul Sanderson Por un momento me quedé mirando la brillante envoltura
también, probablemente. Creen que van a poder volverme metálica, y después di media vuelta y me encaminé hacia la
loca, o por lo menos conseguir que la gente me crea loca si escalera.
empiezo a contar esta historia. Y entretanto, ustedes hacen
actuar al doble en mi lugar y se embolsan el dinero... TALES IN A JUGULAR VEIN
Coloqué las manos sobre sus hombros, la miré con fijeza  1965, Robert Bloch
y denegué con la cabeza. Traducción de E. RIAMBAU
-No, pequeña. La idea es magnífica para una BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
conspiración, pero no es verdad. La verdad es que usted se  Editorial Molino, 1968
ha convertido en un autómata. Y una vez se enfrente con los Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
hechos, descubrirá que no es tan terrible como cree. Me
consta.
-¿A usted?
-Desde luego. ¿Por qué cree que controlo el secreto?
Porque yo fui el primero. Loxheim era mi amigo y cuando yo
sufrí el accidente de polo vino a verme en el hospital donde
me estaba muriendo. Le di permiso para llevarme a su clínica
y le di permiso para efectuar su experimento. Cuando
Los Versos Nunca Pagan -Claro que sí -admitió míster Pope-. Se trata de un
Robert Bloch modelo profesional o, para ser más exactos, de un caballero
griego al que mi agente descubrió lavando platos en un
Miss Kent se acercó a la puerta de la torre y llamó con restaurante del Soho. Aunque es totalmente analfabeto,
energía. Desde luego, era un lugar encantador, pensó; sin parece ser que tiene todo el aspecto de un escritor. Tuve que
motivo aparente le recordaba la mansión del Conejo Blanco admitir este pequeño engaño en interés del aspecto
en Alicia en el País de las Maravillas. comercial.
Cuando la puerta se abrió para revelar al ocupante de la -Comprendo -dijo miss Kent.
casa, miss Kent no pudo reprimir un respingo. Aparte de la -¿Acaso ha sufrido una decepción? -preguntó míster Pope
longitud de sus orejas, el hombre que se hallaba ante ella en tono amable-. Ya me ha ocurrido este problema con otras
hubiese podido pasar por el mismísimo Conejo Blanco. Era un secretarias. Acuden a mí con el anhelo de trabajar junto a un
hombrecillo pálido, de ojos rojizos, y con una nariz que joven tosco y corpulento, un hombre impetuoso que
parecía ocupar gran parte de su rostro; su boca era pequeña responde a la visión de una rubia del mismo modo que los
y la barbilla casi inexistente. También llevaba una chaqueta a perros de Pavlov respondían a la campana que anunciaba su
cuadros, y mientras miss Kent le miraba incluso consultó su comida. Si usted pensaba de este modo, tal vez ahora ya no
reloj. le interese continuar esta entrevista.
-Estoy buscando a Dickie Fane -anunció. Miss Kent denegó vigorosamente.
El hombre parpadeó y sonrió. -Al contrario -aseguró-. Me siento muy aliviada. -Buscó en
-¿No quiere entrar? -invitóla. su monedero y sacó un fajo de cartas-. Mis referencias -dijo.
Miss Kent entró y se halló en un vestíbulo revestido de -Gracias. -Míster Pope depositó las cartas sobre su mesa,
paneles de madera, con muebles victorianos que realzaban la sin apenas dedicarles una ojeada-. Supongo que tendrá
semejanza con el mundo de Lewis Carroll y las ilustraciones usted experiencia en mecanografía, archivo, dictado y todas
de Tenniel. las actividades que reseñaba mi anuncio en el Times. Pero
-Soy Archibald Pope -dijo el hombrecillo-. Usted debe de todo esto es secundario. Lo que más me interesa saber es
ser miss Kent, la dama que escribió acerca de la plaza de cuál ha sido su motivo para buscar esta plaza, si no tenía
secretaria. intención de colocarse junto a un hombre artista y viril.
-Así es -admitió ella-. ¿Está en casa míster Fane? -Porque yo soy una admiradora de Dickie Fane -replicó
El hombrecillo asintió. miss Kent con decisión-. He leído todos sus libros.
-Si me hace el favor de pasar... -¿De veras? -míster Pope dirigió una mirada a toda su
La acompañó hasta el umbral y ambos entraron en una biblioteca y sonrió-. ¿Conque los ha leído todos, eh? En este
amplia sala habitada como despacho. Las paredes estaban caso, tal vez tendrá la amabilidad de honrarme con su
casi cubiertas por hileras de archivadores, y el centro de la opinión. ¿Qué le pareció el primero?
habitación estaba presidido por una gran mesa en la que -Míster Clover empuña un revólver -dijo miss Kent-. A mí
había una máquina de escribir eléctrica y una lámpara de me convenció.
tubo fluorescente. Míster Pope sonrió.
El diminuto míster Pope se dirigió a la mesa y se sentó en -¿Y qué opina de Míster Duval maneja un puñal?
el sillón que había detrás de ella. -Definitivo.
-Vamos a ver -dijo-. ¿Puedo dar un vistazo a sus -¿Y de Míster Allmahah esgrime una navaja?
referencias, por favor? -Muy agudo.
Miss Kent titubeó. -Después se publicó Míster Arbuthnote blande un garrote.
-Pero yo creía que era míster Fane el que necesitaba una -Formidable.
secretaria... -¿Y ha leído mi último libro, Míster Sacha utiliza un
-Y así es. -El hombrecillo inclinó la cabeza-. Yo soy Dickie hacha?
Fane. -Ameno e intrigante. Penetra profundamente en los
-Pero... personajes. Los abre de par en par y permite que el lector
Míster Pope suspiró. pueda ver lo que hay dentro.
-¿Ha sufrido una decepción al enterarse de que trabajo Míster Pope se arrellanó en su sillón y su rostro se
bajo seudónimo? -preguntó-. Teniendo en cuenta el carácter iluminó.
algo, ejem, violento de mis escritos, ello parece aconsejable. -Me entusiasma observar que es usted un crítico tan
Miss Kent se ruborizó ligeramente. perspicaz -le dijo-. Si lo desea, puede considerarse
-No se trata de eso -confesó-. Espero que no interprete contratada a partir de este momento. ¿Qué le parece
mal mis palabras, míster Pope, pero no parece un escritor. habitación y comida y veinte libras semanales?
Míster Pope emitió una sonrisa de satisfacción y se echó -¡Pero esto es maravilloso, míster Pope! -Miss Kent
hacia atrás, pasándose las manos por sus blancos cabellos. titubeó por un momento-. Sin embargo, yo pensaba tomar
-¡Exactamente, mi querida señorita! -graznó-. No parezco una habitación en el pueblo...
un escritor, ¿verdad? Gracias a las fotografías de las -¡No diga tonterías, mi querida joven! Usted se quedará
cubiertas, todos sabemos cuál es el aspecto del escritor de aquí, no faltaría más. Hay sitio de sobra y puedo asegurarle
hoy. Es una especie de joven prehistórico, con una barbilla que soy un excelente cocinero. Supongo que un régimen a
sin afeitar que pincha tanto como sus cabellos cortados casi base de cordero frío no halaga mucho su paladar, y la fonda
al rape. Viste camiseta blanca y posiblemente sostiene un del pueblo apenas sirve otra cosa.
perrito junto a su velludo pecho. ¿Éste es su escritor -Sí, pero...
moderno, eh? Míster Pope bajó la vista y sonrió con timidez.
Miss Kent asintió. -Le aseguro que nada ha de temer por mi parte -dijo-. Y
-Si no recuerdo mal -murmuró-, hay una fotografía por el si lo que le preocupa son los vecinos, no hay uno en un
estilo en la cubierta posterior de todos los libros de Dickie kilómetro a la redonda. A juzgar por sus referencias, está
Fane. usted sola en el mundo y por lo tanto no hay ninguna
posibilidad de escándalo. Y como a menudo necesito trabajar -Mucho me temo que estas cuestiones se aparten de mis
por la noche, su presencia en la casa resultará conveniente. conocimientos -dijo la joven-, pero tal vez si habláramos de
Miss Kent se atusó sus rubios rizos con nerviosismo. ello...
-Está bien -contestó-. Acepto su oferta. ¿Cuándo Míster Pope se levantó.
empezamos? -Más tarde -dijo-. Me doy cuenta de que me he
-Inmediatamente -replicó míster Pope frotándose las comportado como un anfitrión muy poco hospitalario.
manos-. Dentro de quince días tengo que entregar mi Permítame que tome la maleta que ha dejado en el vestíbulo
próxima novela al editor. y que le enseñe su habitación. Sin duda, deseará refrescarse
-¡Qué emocionante! un poco después de su viaje. El tren de Londres es
Míster Pope suspiró. abominable.
-No puedo estar de acuerdo con usted, puesto que La condujo al piso superior y le mostró un apartamento
todavía tengo que escribir la primera línea. muy confortable.
-¿Cuál es el problema? ¿No da con el argumento? -El cuarto de baño se encuentra en el otro extremo del
El hombrecillo movió la cabeza. pasillo -le explicó-. Después de mi habitación y del cuarto de
-Ya veo que no comprende -dijo-. El argumento carece de cachivaches. Voy a dejarla un rato mientras doy una vuelta
importancia. Usted ha leído mis obras y las tonterías que por el jardín. Tal vez el crepúsculo me dé alguna inspiración.
publican otros escritores. ¿En qué consiste el argumento? Hizo una leve reverencia y se retiró.
Dickie Fane es un detective privado que escribe en primera Miss Kent no perdió el tiempo vaciando su maleta. Esperó
persona, aunque no tan en primera persona como otros que a que míster Pope hubiese salido de la casa y entonces
podría mencionarle. Descubre el cadáver de una mujer registró su habitación. Durante unos minutos estuvo muy
bellísima, y ya que no es un necrófilo sólo puede hacer una ocupada en ella, interrumpiendo sólo sus esfuerzos para
cosa, o sea resolver el crimen. En el transcurso del relato escuchar atentamente un posible ruido de pasos. Al no oír
vence a varios malhechores y también es apaleado a su vez; nada, redobló en sus actividades, transfiriendo después su
se le acercan varias hembras voluptuosas y bien atención al cuarto trastero.
desarrolladas y también él se aproxima a ellas. Una especie Viose obligada a forzar la cerradura, pero lo hizo con
de juego de estira y afloja, podríamos decir. Finalmente, eficiencia y sin esfuerzo. Una vez dentro, descubrió que su
descubre que la hembra más voluptuosa de todas es la trabajo quedaba ampliamente recompensado. Hasta el punto
asesina y acaba pegándole un tiro en el ombligo, o haciendo de que miss Kent quedó absorta, olvidándose de escuchar
que ella muera en el consiguiente tumulto. El argumento se hasta que fue demasiado tarde.
halla supeditado al problema real. Y supo que ya era tarde cuando levantó la vista y
-Pero yo diría que el problema real consiste en descubrir descubrió que míster Pope se hallaba en el umbral.
al asesino. -Bien, bien -dijo suavemente-. ¿Qué estamos haciendo
-Para el lector, sí. Pero no para el autor. Al escribir la aquí?
historia, su problema estriba en hallar el crimen. -Examinando lo que hay aquí -replicó, señalando un
-Nunca lo había enfocado desde este punto de vista - montón de objetos que había sacado de un baúl-. Una
asintió miss Kent-. Pero creo que es lógico. automática "Webley" calibre 38, la misma arma descrita en
-Claro que lo es. De aquí saco todas las ideas para mi Míster Clover empuña un revólver . Una daga con
serie. Cierto día se me metió una frase en la cabeza, una empuñadura de madreperla con ciertas manchas
frase corriente que suele pasar inadvertida. Justicia poética. sospechosas en la hoja, como la mencionada en Míster duval
Fue entonces cuando empecé a pensar en el crimen en maneja un puñal. Y esta navaja no tendría todas estas
verso. Mis títulos surgieron como resultado de una evolución manchas ni siquiera si la hubiese utilizado legítimamente un
natural. Pero en cada caso, lo más importante fue el crimen hemofílico crónico. Me recuerda el arma homicida de Míster
en sí. Allmahah esgrime una navaja. Tampoco cabe duda acerca de
-¿Tuvo que idear crímenes perfectos? la sangre que hay en el extremo de este palo; es
Míster Pope denegó con la cabeza. exactamente el descrito en Míster arbuthnote blande un
-Crímenes imperfectos -dijo. garrote. En cuanto al hacha, tal vez perteneció en otro
-No le entiendo. tiempo a miss Lizzie Borden, pero me inclino a pensar que es
-No tiene mérito idear un crimen perfecto -explicó-. el original de la que aparece en Míster Sacha utiliza un
Scotland Yard nos dice que en la vida real se comete un hacha.
crimen cada doce minutos. Las estadísticas nos revelan que Míster Pope frunció los labios, pensativo.
la mitad de estos crímenes quedan sin resolver. Ergo, se -Totalmente exacto -admitió-. Veo que no tenía sentido
produce un asesinato insoluble cada veinticuatro minutos; seguir tratando de ocultar mis métodos. Como todos los
sesenta crímenes perfectos cometidos cada día, o cerca de artistas literarios auténticos, confío plenamente en mi
diecinueve mil al año. experiencia personal cuando se trata de mi trabajo. El ángulo
-Es usted un experto -admitió miss Kent. autobiográfico, podríamos decir. Juzgo que es mejor sacar mi
-Debo serlo. Al fin y al cabo, se trata de mi negocio. Y obra de la vida real.
como experto, puedo asegurarle que el crimen perfecto es el -De la muerte real, dirá usted.
menor de mis problemas. Lo que cuenta es inventar un -Como quiera, querida señorita. -Míster Pope se encogió
crimen que parezca perfecto, pero que contenga un fallo o de hombros-. No discutiremos por cuestión de detalles.
error básico en su elaboración, algo que Dickie Fane pueda -¿Detalles? Acaba de admitir virtualmente que ha
descubrir y le conduzca a la solución del enigma. cometido cinco asesinatos.
-Estoy empezando a comprender lo que quiere usted -En un período de cinco años -añadió míster Pope-.
decir -aseguró miss Kent-. Y esto es lo que está buscando Permítame que le refresque la memoria en cuanto a las
ahora. estadísticas. Mi contribución a las mismas es insignificante,
-Desesperadamente -admitió míster Pope. tan sólo uno por diecinueve mil al año. En cambio, mi
contribución al mundo literario es cuantiosa.
Dio un paso adelante y su voz cobró mayor fuerza. -Sólo pienso en los cinco que ha cometido -replicó ella-.
-El instinto asesino es básico en todos nosotros -explicó-. Debo advertirle -dijo, al ver que míster Pope se acercaba a
Incluso una jovencita como usted halla un extraño placer al ella- que será mejor que no trate de obstaculizarme. Mis
investigar algún siniestro misterio, y lo mismo les ocurre a superiores saben que estoy aquí.
jóvenes imberbes, clérigos amables y solterones de edad más -Pero nadie sabe que yo estoy aquí -le recordó él-.
que madura. En el caso de usted, se trata de una Buscarán a un tal míster Pope y no es necesario que le diga
sublimación inofensiva, pero el apremio existe, un instinto lo que yo me habré marchado mucho tiempo antes.
bastante fuerte como para obligarla a leer novelas de -No puede salirse con la suya. Usted publicó aquel
crímenes. Piense, sin embargo, que este instinto ha de ser anuncio buscando una secretaria...
aún mucho más fuerte en el hombre que las escribe. -Como cebo para que picase Scotland Yard, en el caso de
-Esto no sirve de justificación -alegó miss Kent. que tuviesen sospechas. No significa nada. -Moviéndose con
-Yo no necesito justificarme -replicó míster Pope-. Mi rapidez, se acercó a la puerta y la cerró de golpe-. Vamos a
trabajo es lo bastante elocuente. Durante los últimos seis ver -dijo.
años he estado viajando por el país con diversos nombres y -¡Gritaré!
diferentes disfraces, y como resultado de mis actividades -Pero no por mucho rato.
cinco mujeres han pasado a mejor vida. Pero piense por un Míster Pope salió a su encuentro. Hubo unos momentos
momento en todas las vidas que yo habré salvado. Piense en de lucha, pero el hombre demostró poseer una fuerza
las jóvenes como usted que hallan una salida inofensiva a sorprendente. A los pocos minutos, miss Kent yacía en el
sus tendencias homicidas gracias a mis libros. Piense en los suelo con las manos atadas a la espalda y sus gritos inútiles
muchachos que me han utilizado como escape para sus empezaban a ahogarse en su garganta.
impulsos violentos, y en los maridos que se han abstenido de -Empieza a hacer calor -observó míster Pope-. Creo que
asesinar a sus esposas y se han dado por satisfechos con la antes de continuar con mi trabajo voy a desembarazarme de
lectura de mis obras. ¡Pero si he evitado centenares de esa cabellera.
tragedias! Este es el enfoque práctico de la cuestión. Y desde Se quitó con cuidado la peluca blanca descubriendo una
el punto de vista crítico, usted ha admitido que mi obra es... cabeza con los cabellos cortados casi al rape. También se
¿cómo dijo usted? Definitiva, aguda y formidable, ¿no es así? libró de los lentes, de la prominente nariz, del plástico que
-Francamente repelente -exclamó miss Kent-, si desea modelaba su boca y de los dientes protuberantes. En un
que le diga la verdad. momento se desprendió de la chaqueta y de la pechera y
-Vamos, vamos -dijo míster Pope-. ¡No se deje llevar por respiró satisfecho al quedar ante ella en camiseta blanca.
su carácter, pequeña! No discutamos. Me recuerda a alguien -Así se va mejor, ¿no cree? -preguntó, mientras hacía
a quien conocí en cierta ocasión en Kent. Ella... flexionar sus músculos.
-¡La viuda! -interrumpióle miss Kent-. La que se mató Miss Kent se estremeció.
cuando miraba a través de una de las armas de la colección -¡Pero si es igual que el hombre fotografiado en las
de su marido. Usó usted casi la misma situación en su primer cubiertas! -exclamó.
libro. -Desde luego -rióse-. El lavador de platos del Soho es
-Cierto. otro invento mío. Descubrí que me servía de excelente
-Y hubo también aquella chica de Rainham, y la mujer de protección. Por esto, aunque la policía venga a buscar a
Manchester, y la corista de Brighton... Dickie Fane, nunca podrá encontrarlo. No saben cuál es su
-No diga más -murmuró míster Pope-. Ya me ha dicho verdadero aspecto, ni lo que es. Nada saben de nosotros.
bastante. Lo suficiente como para comprender que no entró -¿De nosotros?
en este cuarto por mera curiosidad ni por casualidad. Usted, La sonrisa se convirtió en mueca lobuna.
mi querida señorita, no es más que una confidente de la -Sí. Le he revelado el secreto, pero usted no se ha dado
bofia. cuenta. Nosotros somos los que escribimos las novelas de
Miss Kent se irguió con orgullo. crímenes, los que ganamos fama y dinero porque nuestras
-¡Nada de esto! -exclamó-. Estoy al servicio de Scotland historias resultan tan convincentes. Desde luego, todos
Yard. escribimos con pleno conocimiento de causa. Y aunque
-¿Y esto significa que me hallo bajo sospecha desde hace parezca extraño, la mayoría nos parecemos. Tiene algo que
bastante tiempo? ver con la antigua teoría de Lombroso acerca de los tipos
-Exactamente, míster Pope, o cualquiera que sea su criminales.
nombre. La variedadd de nombres y disfraces que ha usado -¡Pero esto es imposible! He visto fotografías...
nos desorientó durante años. Pero después alguien notó que -Sí, claro que las ha visto. ¿Cree que soy yo el único que
al cabo de un año de cometerse cada crimen, aparecía una tiene la astucia de usar una caracterización? ¿O de cambiar
nueva novela de misterio de Dickie Fane. La similaridad de de nombre? La mayoría de los demás también usan
las armas y el uso de los nombres puestos a cada una de las seudónimos. -Su voz se había convertido en un susurro-.
víctimas nos ofreció la pista. Nos costó dar con usted, pues Piense por un momento. ¿Quién es, en realidad, Ellery
sus editores sólo conocen a su agente, y éste parece ser muy Queen? ¿O Carter Dickson, o H. H. Holmes, o...?
escurridizo. -¿No irá a decirme que todos ellos...?
-No tengo agente -dijo míster Pope-. Es tan ficticio como -Se trata sólo de una teoría, querida. Hablo sólo por mí
el resto de mis disfraces. -Hizo una pausa-. ¿Qué piensa cuando le digo que el verdadero autor de las historias
hacer? detectivescas oculta su identidad y los crímenes en los que
Miss Kent se dirigió hacia la puerta. basa sus narraciones de ficción. Ya le dije antes que mi
-Pienso telefonear a Scotland Yard -murmuró. problema primordial consistía en confeccionar un crimen
-¿No puedo persuadirla para que cambie de intención? Al perfecto. En lo fundamental, estoy tan entregado a mi labor
fin y al cabo, ha de pensar en los centenares de asesinatos que sólo pienso en perfeccionarla. Porque soy un autor de
que yo he evitado... historias detectivescas, y ello significa que soy un maestro de
asesinos.
Miss Kent rebulló y forcejeó con la cuerda que sujetaba
sus muñecas.
-Esta vez no se saldrá con la suya -amenazó-. Darán con
usted.
-¿Con quién? -exclamó míster Pope encogiéndose de
hombros-. Mi último disfraz ha quedado descartado. Jamás
me reconocerán de nuevo. Y si buscan a Dickie Fane, sus
trazas desaparecerán en aquel restaurante del Soho.
Además, bastante les costará averiguar que usted ha sido
víctima de un crimen, pues todo señalará el suicidio.
-¿Suicidio? -exclamó miss Kent.
-Precisamente. Abajo habrá una nota explicatoria, y todo
estará dispuesto. He perfeccionado mis planes durante el
paseo que acabo de dar pro el jardín, sobre todo cuando me
acordé de que tenía esto.
Se agachó y buscó un momento en un rincón de la
habitación, hasta dar con un rollo de cuerda de cáñamo.
-Sujetaré un extremo alrededor de esta viga -dijo.
-¡Espere! -suplicó miss Kent.
Míster Pope asintió con expresión apenada, pero después
hizo un gesto negativo.
-Me imagino cómo debe sentirse, mi querida señorita -
dijo-. Pero es que el tiempo apremia. Ya le dije que mis
editores deben tener el próximo original dentro de quince
días. Ars longa, vita brevis, ya sabe usted...
Se inclinó, apretó el nudo y pasó el lazo alrededor de su
cuello...

El original de Míster Pope aprieta el gañote llegó a la


editorial precisamente el día en que vencía el plazo. Cuando
se publicó, la crítica se mostró entusiasta y el público
extasiado.
Si Scotland Yard no se adhirió al entusiasmo general, ello
se debió tan sólo a que sus funcionarios estaban tratando
inútilmente de solucionar un intrincado problema cuyos
factores eran una cuerda, un suicidio aparente, una villa
abandonada y un caballero parecido al Conejito Blanco y al
que nadie podía localizar.
Los incondicionales de los misterios de Dickie Fane
esperan entretanto el próximo volumen de la serie. Como de
costumbre, nadie sabe de qué tratará la siguiente novela.
Pero muy recientemente, en la distante región de
Cornwall, un vivaracho y bigotudo caballero francés alquiló
una habitación en la casa de una atractiva divorciada.
Una buena mañana tuvo ocasión de entrar en la tienda
del farmacéutico cercano.
-Soy el señor Denneneau -anunció-. Me interesa comprar
una pequeña dosis de ácido prúsico...

TALES IN A JUGULAR VEIN


 1965, Robert Bloch
Traducción de E. RIAMBAU
BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
 Editorial Molino, 1968
Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
Descanso Sabatino asesinato, hasta que su médico descubría al verdadero
Robert Bloch asesino y entonces se casaban. Había el guión del piloto, o
del corredor automovilista, o del pistolero que perdía su
Nota publicada en el Daily Bulletin de la Universidad de aplomo hasta que las cosas se ponían mal de veras, y
Yardley, el 1º de abril de 1925: entonces sabía salirse del atolladero. Y había el del joven que
se veía obligado a elegir entre el grosero materialismo y la
"El profesor Herbert Claymore, jefe del Departamento de integridad personal, y adivinen ustedes el resultado...
Física, ha anunciado hoy que se dispone a ausentarse para Este último era el que Don odiaba más. Acaso se debiera
un breve descanso sabatino. Mientras dure su ausencia, las a que él lo vivía. Y su rubia esposa no había pronunciado el
clases del profesor Claymore serán dadas por el doctor conmovedor parlamento de renuncia manifestando que
Potter". prefería la pobreza financiera a la pobreza espiritual, y él
tampoco había protagonizado la escena dramática en la que
Llevaba ya ocho martinis y medio en el pequeño bar el héroe deja plantado a su jefe y busca un trabajo más
situado al otro lado de la calle, en los bajos del edificio honesto y creativo.
"Television City". Ocho y medio era un horario subjetivo, Pero él era ya un hombre importante, un productor
desde luego, pero Don Freeman siempre se había regido por escénico, y ello le autorizaba a sentarse en un bar ruidoso
esta clase de tiempo. Pensándolo bien, ¿acaso muchos no durante su noche libre y pedir otro martini.
hacen lo mismo? Tendió otra vez su vaso al barman.
O sea que pasaba ya de los ocho martinis... -El número nueve -dijo.
Don no lo sabía, pero ardía en deseos de discutir esta Nuevamente alguien le empujó. Aquella noche había allí
cuestión con cualquier conocido. medio "Television City": músicos, agentes publicitarios e
Pero lo malo era que en aquellos momentos no había incluso una manada de actores maquillados para los ensayos
conocidos. Parecía como si Rosalie hubiese optado por no nocturnos. Si quería, podía hallar a muchas personas con las
dejarse ver, y no había nadie más en aquel cuchitril que poder hablar, pero ¿de qué le serviría? La mayoría se
iluminado con tubos de neón a quien valiese la pena dirigir la encontraban allí por las mismas razones que él; todos
palabra. Don comprendió que dentro de poco iba a pasaban sus propios apuros. Un día tenía que escribir algo
emborracharse a conciencia. No quedaba más remedio que acerca de la industria de la televisión y su eventual colapso
volver a cambiar unas palabras con el barman. debido a cuestiones internas. La caída de la Casa de la
Mala cosa. Pero volver a casa sería aún peor. Además, no Ulcera.
se puede volver a casa. Thomas Wolfe lo había dicho y era Pero no sería esta noche. No entonces. Porque allí estaba
una observación muy aguda, teniendo en cuenta que su vaso lleno, y quizá sería mejor buscarse un reservado en
procedía de un individuo que ni siquiera estaba casado. la parte posterior donde poder cuidar de su bebida sin
Don apuró su bebida y extendió la mano con el vaso derramar el tonificante líquido sobre una corbata de seda de
vacío. veinte dólares.
-¡Por el amor de Alá! -dijo. Don divisó un lugar vacío, flotó hacia él y entró en el
El barman cumplió con su deber. departamento. Se había sentado ya cuando se dio cuenta de
Alguien chocó contra el hombro de Don y apoyó un pie que el lugar no estaba vacío. Sentado ante él, había un
en el suyo, con fuerza. hombre de mediana edad que saboreaba una cerveza.
-Permítame que le invite -murmuró Don, pero se trasladó -Lo siento -dijo Don-. No me di cuenta...
al otro extremo de la barra. -No importa -le interrumpió el hombre de mediana edad-.
Allí había más gente, uno no se oía beber. Y esto era una No me molesta estar acompañado.
gran ventaja, ¿no creen? Tampoco uno podía oírse pensar. Y Don le miró, tratando de catalogarlo de un vistazo.
si uno apuraba su buena suerte (y su vaso), al cabo de un El hombre frisaba ya en los sesenta y recordaba a uno de
rato era ya como si no pensase... Poder pensar en Rosalie y esos tipos característicos de Nueva Inglaterra. Aunque no
en la casa y el empleo sin sentir ninguna pena ni estaba maquillado, no cabía duda de que era un actor
remordimiento. O no pensar en ellos para nada... escapado de un ensayo, puesto que iba disfrazado. Llevaba
Y se acercaba ya el momento, tal vez dentro de sólo uno una chaqueta negra cruzada, con amplias solapas, un cuello
o dos martinis más. Pronto podría olvidar que Rosalie no era de celuloide fijado a su camisa blanca y una corbata de lazo
más que una presuntuosa que se había dejado enjaular con que hacía juego con la cinta negra de sus lentes de concha.
él, esperando hallar un puesto en uno de los shows de la -El viejo profesor, ¿eh? -murmuró Don.
agencia. También olvidaría el regreso a su casa, el regreso El hombre enarcó las cejas.
junto a Beverly, Pat y Michael. En realidad, nada había de -¡Pero esto es extraordinario! -exclamó-. ¿Cómo ha
malo en ellos. Pero parecía como si casi todos los tipos de su podido reconocerme?
edad estuvieran casados con una chica llamada Beverly (o -Muy sencillo. -Don señaló su vaso-. In vino veritas. Ya
Shirley, o Susan) y como si todos tuvieran un par de chicos sabe usted que ése es el lema de la MGM -añadió
llamados Pat o Michael. inclinándose hacia su interlocutor.
En cuanto a olvidar el empleo, eso sí que era el premio El hombre parecía perplejo.
gordo. Parecía extraño que en otro tiempo lo hubiese -No me haga caso -le dijo Don-. Acaba de visitarme mi
deseado tanto, persiguiendo la plaza de director ejecutivo de meteorologista y me ha dicho que me amenaza un temporal.
Playlights. Pero una vez convertido en jefazo, aparecieron -Pero usted me ha reconocido...
nuevas pesadillas: la lucha contra el cliente, la lucha contra la -Claro. ¿Cómo podría olvidar al viejo..., al viejo...?
tarea, la lucha contra los talentos y los necios que le -Herbert Claymore.
enviaban, y la lucha contra los pelmazos que le mandaban -¡Eso es! ¡Herb Claymore, el mismo que viste y calza! ¡El
una y otra vez los tres mismos guiones estúpidos. último de los alegres vividores! ¿Qué está usted haciendo
Había el guión de la chica que convalecía de un trastorno aquí? ¿El papel del científico desequilibrado?
nervioso y que se hacía un lío al creer que había cometido un El hombre levantó su vaso de cerveza.
-Por favor, no hable tan alto. -Bebió lentamente y -¿Qué es un "Miltown especial"?
después levantó la vista-. Pero, ¿cómo ha podido saberlo? -Es como un martini corriente, pero meten un
Usted tenía que ser un chicuelo cuando me vio. ¿Puedo tranquilizante en la aceituna.
preguntarle cuántos años tiene? -No sé si...
-Treinta y cuatro -contestó Don. -¡Vamos! Apuesto a que no se lo servirían allí de donde
-Eso es imposible. Ni siquiera había usted nacido. viene usted. ¡Hombre, pero si aún tenían la Ley Seca! ¿No es
-Claro que he nacido -exclamó Don-. Puedo enseñarle mi así?
ombligo para demostrárselo. -Sí, desde luego -Claymore miró al barman-. Sírvame lo
-Está usted bebido. mismo.
-¿Acaso no lo están todos los demás? ¿Para qué ha -No hagamos bromas -murmuró Don-. ¿De 1925, eh?
venido usted aquí? Como si tal cosa.
-Sólo para estudiar. -Nada de "como si tal cosa". Me pasé dieciocho años
-Sigue usted con su oficio, ¿eh? Pues bien, no quiero perfeccionando el modus operandi. Steinmetz y Edison
molestarle. De todos modos estaba a punto de marcharme. tuvieron la amabilidad de escucharme, pero nadie más
-No, quédese, por favor. Esperaba encontrar a alguien demostró interés por mi trabajo.
con quién charlar. Y usted me está intrigando. No pensé que -¿Ni siquiera Einstein?
nadie pudiera reconocerme. -¿Se refiere a Einstein, el matemático alemán? Nunca
-¿No reconocer a Herb Claymore, el hombre que conocí a ese caballero. Yo no llegué a viajar por el
trastornó al mundo científico con sus descubrimientos? Se extranjero.
burlaron de usted, se rieron y le ridiculizaron de pies a El barman les sirvió las bebidas pedidas y Don firmó la
cabeza. ¡Pero usted no se desalentó! ¡Qué va! Siguió su nota.
camino, empujando los límites de sus descubrimientos más -Se empeña usted en seguir con su broma, ¿en? -
allá de la etapa H, hasta la etapa I, incluso hasta la etapa J... preguntó Don-. Viajando por el tiempo. ¡Vaya disparate! ¿Y
-¿Quiere decirme quién es usted, caballero? por qué se le ha ocurrido venir aquí?
-Me llamo Don Freeman. Don Freeman, a su servicio, -Creí que la universidad seguiría existiendo -explicó
como suelo decirles a las chicas que me son presentadas. Claymore-. Ahora me acabo de enterar de que desapareció
-No me resulta familiar. Sin embargo, parece como si durante la... Depresión, según creo que la llamaban ustedes.
usted estuviera enterado. -Sí, la Depresión. Yo soy una autoridad en depresiones,
-Lo estoy. ¡Vaya si lo estoy! sobre todo en lo que se refiere a las mías -dijo Don-.
-¿Tal vez a causa de mis ropas? depresiones, baches, tumbas. Un tema muy profundo.
Don asintió con un gesto. -Sin embargo, parece como si esta época fuese
-Ese cuello Hoover es capaz de delatar a cualquiera. maravillosa.
-¿Cuello Hoover? -El hombre hizo una pausa-. ¡Ah, sí, -¿Usted lo cree? Mire, vamos a jugar limpio. Usted se
Herbert Hoover! El hombre que organizó la ayuda a Bélgica queda aquí. Yo me marcho al 1925. y allí me quedo mientras
durante la guerra. viva.
-El presidente Hoover -corrigióle Don. -No sería justo -le dijo Claymore-. Era una época de
-¿Es presidente? barbarie.
-Ya no. Pero en 1929... -Ya veo que no ha leído usted los periódicos -replicó
-Lo siento. Fue después de mis tiempos. Don-. Tal vez no se acerquen los repartidores a su
-¿Después? manicomio.
-Cuatro años después. Me marché en 1925. -Caballero, debo pedirle que...
-¿De veras? ¿Y qué otras novedades ha descubierto? -Está bien, no he querido ofenderle. Pero todo el que se
-¡Pues todo! Acabo de llegar y debo confesar que los sienta dichoso con las cosas que hoy ocurren, ha de estar
cambios no son más sorprendentes de lo que yo creía. Estos chiflado. Fíjese tan sólo en la situación: guerra fría,
terrenos en los que se levantaba la Universidad están escándalos sindicales, paro, conformismo, carrera espacial,
ocupados ahora por estas instalaciones de la televisión, y bombas con todas las iniciales del alfabeto, por qué Juanito
además... no sabe leer, seguridad, censura, conflictos raciales. ¡Una
-¡Vamos, Claymore! Se pasa usted de rosca. calamidad!
-¿Cómo dice? -Aún no veo que sea peor que lo que dejé detrás de mí -
-El chiste no tiene gracia. No nos divertimos. dijo Claymore-. En 1925 teníamos la amenaza bolchevique, el
-Le aseguro que estoy hablando en serio. escándalo del Teapot Dome y el contrabando de bebidas. Y si
Don trató de enfocar su mirada hacia el anciano. hablamos de censura, ¿qué me dice usted de la Prohibición?
-¿No es una broma? ¿No será usted un fugitivo? ¿Y aquella ley de Tennessee que prohibía la enseñanza de la
-No soy un fugitivo, ni mucho menos, caballero. Soy un evolución en las escuelas? ¿Conflictos raciales? ¿No ha oído
visitante. hablar de los linchamientos? Y en cuanto a los asesinatos,
-¿No irá a decirme que usted, Herbert Claymore, ha nuestros periódicos sólo hablan de Al Capone.
venido aquí en una máquina del tiempo y procedente del año -Está bien, está bien -dijo Don-. Vamos a cambiar de
1925? tema y buscar otro. ¿Aún no se ha fijado usted en el
-Hasta cierto punto, así es. rock'n'roll, en Presley, en los automóviles con aletas detrás,
Don suspiró resignado. en los anuncios estúpidos, en las películas para imbéciles?
-Entonces es que yo, Don Freeman, necesito otro trago. ¿Estropeará el éxito al monstruo de Frankenstein?
Hasta cierto punto. ¡Caray, si lo necesito! Contésteme a esto.
Hizo señas al barman. Claymore tomó un sorbo de su bebida.
-¿Lo mismo? -preguntó éste. -He oído su rock'n'roll como usted le llama, y también a
-No, prepáreme un "Miltown especial". -Miró a su míster Presley. Pero, ¿ha oído alguna vez nuestras canciones
compañero-. ¿Pido lo mismo para usted? de moda o el ¿Sí, no tenemos bananas? ¿Ha tratado usted
alguna vez de conducir un "Ford" modelo T a través de una Claymore dibujó una elipse con las manos.
carretera accidentada en día de tormenta? ¿Han formulado -Soberbias. Su peso normal ronda los cien kilos. Se les
alguna vez sus agentes publicitarios la inmortal pregunta llama "muñecas tamaño superior". Bastante agresivas, desde
¿Por qué lleva braguero? Y en cuanto al cine, puedo ofrecerle luego, pero esto es lo natural en un matriarcado. Como tal
las producciones épicas protagonizadas por Mae Murray o vez ya haya detectado, gracias a las tendencias actuales,
Gilda Gray, y los dramones impresionantes de Cecil B. de controlan virtualmente todas las sociedades y empresas
Mille. -Sonrió-. Por lo menos, ustedes se benefician de la comerciales, aparte del Gobierno y de los medios de
tecnología moderna. comunicación.
-Claro. Aire acondicionado, televisión, supermercados, -Entonces, ¿cuál es la solución? -protestó Don-. ¿Acaso
lavadoras automáticas. También disponemos de missiles no se puede ganar en ese juego? ¿No puedo escapar, vaya
teleguiados y del arma más mortal de todas, el impuesto adonde vaya?
sobre la renta. -No puede huir de sí mismo -afirmó Claymore-. Esta es la
-Que también teníamos nosotros. única solución que he descubierto. Su modo de vivir, en
Don bebió, esquivando su aceituna. cualquier época, es cosa suya. Todo depende de su
-Entonces estamos empatados. Pero hablemos de las adaptación a su ambiente.
cosas verdaderamente importantes. Por ejemplo, de las -¡Pero esto es una desdicha! -exclamó Don-. Supongo
viviendas apretujadas que están dando al traste con nuestras que pretende regresar a 1925 y volver a empezar donde
zonas metropolitanas, de las chaquetas de franela gris que acabó, ¿no es verdad?
vestimos, y de las mujeres que amamos... esas bellezas de -¿Por qué no? He descubierto lo que deseaba averiguar. Y
busto rotundo, cabellos rubios teñidos y cabeza de pájaros. si usted tiene problemas, le aconsejo que haga lo mismo.
-Muy bien -sonrió Claymore-. Me gustaría comparar las Aceptar la realidad.
viviendas actuales con las casas del 1925. ¿Sabía que sólo la -Esto es mucho... -Don titubeó y de pronto descargó un
mitad de las viviendas tenían bañera, y que menos de la puñetazo sobre la mesa-. ¡No, no lo es! ¡A fe mía que tiene
mitad tenían instalaciones empotradas? Y vale más que no usted razón! La solución consiste en aceptar la realidad.
hablemos de aquellos muebles tan espantosamente Vamos a ver. Usted me asegura que ha llegado aquí en una
incómodos. En cuanto a la ropa, tampoco es preciso que máquina del tiempo. ¿Se da cuenta de lo que esto significa?
hable de ella. Fíjese en lo que yo llevo, comparado con su ¡Pero si es un asunto que nos puede convertir en millonarios!
traje. Don se inclinó hacia adelante.
-Estos detalles pequeños carecen de importancia -dijo -Mire, usted y yo podemos unirnos; una sociedad a partes
Don-. Volvamos a lo fundamental, o sea a la cuestión del iguales. Yo me cuidaré de todo, haré todo el trabajo ingrato.
sexo. En dos semanas, en todo el mundo no se hablará de otra
-Está bien. Usted ha trazado un cuadro bastante cosa. Puedo ofrecerle la campaña publicitaria más gigantesca
decepcionante del ideal femenino. En su lugar, yo le ofrezco que llegue a concebir: páginas en todos los periódicos y
el tipo de nuestros tiempos: delgada, sin busto, neurótica, revistas del país, apariciones en la Radio o la Televisión a las
aficionada a la ginebra, afectada... horas que le dé la gana. En cuanto al slogan publicitario, éste
-De acuerdo, me hago cargo -interrrumpióle Don-. Pero es tan magnífico que no vale la pena comentarlo. ¡El hombre
ya que seguimos el juego, ¿por qué limitarnos a mi tiempo del pasado estará hoy aquí, en persona! ¡Acaparará todos los
actual y al suyo pretérito? Si el pasado y el presente son tan espacios más importantes! ¿Y lo que pueda ganar como
intolerables, ¿por qué no nos metemos en su vehículo y presentador de cualquier producto? Mostrándose junto a una
emprendemos un viaje de placer al futuro? nevera del año 1925 y estableciendo comparaciones con un
-Yo lo he hecho -dijo Claymore. frigorífico moderno, rompiendo unos cuantos discos de
-¿Cómo? Caruso después de haber escuchado el último álbum de Fats
-Digo que lo he hecho -Claymore apuró su vaso-. Domino... ¿Capta la intención? Va usted a ser grande, más
Podríamos decir que esta es mi segunda etapa. La primera famoso que Godfrey incluso cuando éste se hallaba en el
fue en un tiempo situado a más o menos treinta y cinco años ápice de su celebridad, más célebre que...
de hoy. -Lo siento -interrumpió Claymore levantándose-. Estoy
-¿Por qué no se quedó allí? ¿No irá a decirme que todo decidido. Me vuelvo al tiempo al que pertenezco.
andaba tan mal? -¡Espere un momento! ¡Estas oportunidades sólo se
-Juzgue usted mismo. No existe ya ninguna clase de presentan una vez en toda una vida! Y no hay época mejor
amenaza comunista. que la actual...
-¡Magnífico! -Para usted, tal vez sí. Para mí, no hay época como la
-Es a los conservadores a quienes se teme. Los pasada.
partidarios del inmovilismo en el gobierno, negocios y -¡Pero si usted mismo me ha dicho que apestaba!
relaciones internacionales. Todo requiere ser hecho. Debe ser -Sabré ajustarme a ella. Y esto es lo que le digo a usted:
hecho. Resultado: supresión de la libertad de expresión, ajústese a su tiempo, a sus circunstancias.
censura general y caza de espías. Después, hay que tener en Don movió la cabeza mientras contemplaba su vaso
cuenta el escándalo del plutonio, el problema de la vacío. Cuando volvió a alzar la mirada, Claymore se había
delincuencia infantil y el contrabando de drogas. No es marchado.
necesario que me extienda acerca de sus canciones Ello suponiendo que alguna vez hubiese estado allí.
populares o de lo que ha ocurrido con sus medios de ¡Demonios, tal vez todo se debía a la bebida!
esparcimiento. La televisión dimensional llega a resultar Claro que se debía a la bebida. Los viajes a través del
abrumadora y, como es lógico, la publicidad no se queda tiempo eran un absurdo. Y lo mismo ocurría con aquella
atrás. En cuanto a comodidades, no puede usted imaginar lo filosofía. Sacar el mejor partido de las circunstancias. En
que llega a representar el rigor y el malestar de un viaje en otras palabras, su subconsciente le estaba aconsejando que
cohete a la Luna. dejase a Rosalie, olvidase aquella vida desastrada y volviera
-¿Y las mujeres? -preguntó Don, esperanzado.
a casa junto a su mujercita y sus pequeños. Un final de
folletín bastante ñoño. Pues bien, no compraría aquel guión.
¡Pero si no tenía que comprarlo! Podía venderlo.
¡Claro! ¡Ésa era la solución! Bendito subconsciente,
siempre trabajando sin cesar, aún viviendo y respirando a
través de un tubo en el fondo de los diez martinis. Le
acababa de dar un argumento estupendo. Se podía conseguir
un guión de primera.
Primero, saldría aquel abuelo del pasado. Inventa aquella
máquina del tiempo y viene a nuestra época. Al principio se
siente bien en ella y se convierte en un personaje célebre,
pero al cabo de un tiempo nota que ya no puede resistir
todas esas falsas rutinas. Finalmente, se disponen a hacerle
actuar en la televisión para dirigir un gran discurso a la
nación -un poco al estilo de Will Rogers- y una pandilla de
políticos le soborna para que recomiende a su pelmazo de
candidato. Pero él se sobrepone y los deja con un palmo de
narices cuando denuncia públicamente la engañifa. Después
dice al pueblo que retorne a su robusto individualismo, a las
virtudes hogareñas y todas esas mojigangas.
Un exitazo, lo que se llama un exitazo.
Don buscó la agenda en sus bolsillos. Era mejor escribirlo
todo antes de que se le olvidase. Mañana podría darlo a un
par de muchachos de su oficina y tood lo que éstos tendrían
que hacer sería pasarlo a máquina. Tal vez tendría que
ofrecerles una tercera parte de la operación, pero él se
anotaría la fama como escritor.
Ninguna época como la actual . Un gran título. Una gran
idea. Y también un gran pensamiento.
Hay que sacar el mejor partido de lo que nos rodea.
Don empezó a tomar notas. Sabía dónde estaba y lo que
hacía, y en aquel momento no se habría cambiado por
ninguna otra persona del mundo. En ninguna parte, en
ninguna época.

Nota del Daily Bulletin de la Universidad de Yardley, 5 de


abril de 1925:

"El profesor Herbert Claymore, jefe del departamento de


Física, se ha reintegrado hoy a su cátedra después de un
breve descanso sabatino."

TALES IN A JUGULAR VEIN


 1965, Robert Bloch
Traducción de E. RIAMBAU
BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
 Editorial Molino, 1968
Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
Traición -Bueno, pues hoy no es el mismo. Hemos tratado de
Robert Bloch localizarle en todos los lugares de la ciudad. Esta mañana
salió de su hotel y nadie más le ha visto desde entonces. Su
Uno de estos días verán mi nombre en los periódicos. Lo agente no sabe nada, sus guionistas no saben nada...
que me molesta es que lo más probable es que ni siquiera lo Tuve una corazonada.
reconocerán. -¿Has llamado a su psiquiatra?
De todos modos, tampoco es fácil que sepan recitar una Sid soltó una carcajada fatigosa.
lista de los vicepresidentes ejecutivos de la NBC, la CBS, la -¿A cuál de ellos? Ya sabes cómo ha estado últimamente.
ABC o la Mutua. Cambia de psiquiatras con más rapidez que de guionistas.
Lo importante es que en estos lugares, cuando la gente -¿Y aquella amiguita suya, Melody Morgan?
oye el nombre de Willis T. Millaney pega un brinco. Siempre -Acabo de hablar con ella. Me ha dicho que hace una
he pensado mucho en esta red de emisoras y esto es lo que semana que no le ve el pelo.
cuenta. Reflexioné durante unos instantes.
Por lo menos contaba en lo que se refiere a la mayor -Está bien. Por lo menos, estaréis ensayando el resto del
parte del personal empleado en la industria de la televisión. número, ¿verdad? Como si él estuviera presente...
El único a quien parecía importarle un pepino era Buzzie -¿Qué otra cosa podemos hacer? Ni siquiera he podido
Waters. echar mano de su sosias, aquel doble que él contrató y cuyo
Sí, Buzzie Waters. Su nombre, sí lo saben. Por la razón de nombre no recuerdo.
que durante los últimos tres años he trabajado de día y de -Joe Traskin -le dije-. No importa, porque Buzzie me dijo
noche tras los bastidores haciéndolo célebre. Y también la semana pasada que se disponía a despedirle.
convirtiendo su peso en oro. De no ser por mí, ese cerdo -¡Magnífico! Ni siquiera podemos tomar los enfoques. Y
cebado no valdría nada. ¡Él y su número de "Bzzzzz-Buzzie" y se supone que mañana también tenemos ensayo general.
sus necios chistes pueblerinos! -No lo suspendas -le dije-. Yo te encontraré a Buzzie
Permítanme que les diga una cosa; en el mercado los aunque tenga que revolver toda la ciudad.
cómicos como Buzzie se cotizan exactamente a un octavo del -No te lo recomiendo -murmuró Sid-. Podrían salir de ella
uno por ciento, o sea poco menos de un céntimo por docena. algunos bichos muy raros. -Hizo una pausa-. Hablando en
Jamás habría salido de los Circuitos Borscht de no haber sido serio, ¿crees poder localizarlo?
por mí, y todo el mundo lo sabe. -No me queda más remedio -contesté con toda
Todo el mundo excepto Buzzie, según parece. El conflicto sinceridad-. No te preocupes. Ese trabajo corre a mi cargo.
empezó cuando él lo olvidó. Colgué el auricular y sacudí la cabeza. Era mi trabajo,
Una tarde calurosa, estaba sentado en mi despacho cierto. Preocuparme de Buzzie Waters. Me había torturado
cuando sonó el teléfono. Era Sid Richter, que me llamaba todo el verano, haciéndose el remolón para firmar los
desde el teatro donde se ensayaba Buzzin' Around para el programas de otoño y esquivando las citas con el
primer show de otoño. Sid es de esos productores a quienes patrocinador, la agencia y los representantes de la televisión.
gusta prever todos los detalles, de modo que cuando mi Y nada se pudo hacer por evitarlo. Buzzie se había convertido
secretaria pronunció su nombre comprendí que algo no en celebridad durante la última temporada, a pesar de que a
funcionaba como era debido. los críticos no les gustasen sus bufonadas. De modo que de
-Está bien -dije-. Cuéntame qué ha ocurrido. nada servía tratar de asustarle; sabía que era solicitado y que
-¿De verdad quieres que te lo cuente? -preguntó Sid-. Va podía colgar el micrófono en el programa que más le
a dolerte. gustase.
-Pues no me lo cuentes, déjame que lo adivine - Aparte de esto, un escritorzuelo de vía estrecha se pegó a
contesté-. A Buzzie no le ha gustado el guión. él y empezó a trabajar en una de esas estúpidas biografías.
-No. Ya conocen ustedes el paño; la historia acerca del pobre niño
-¿No le gusta el formato a base de estrella invitada? abandonado que sabe compensar las desdichas de su
-Prueba otra vez. infancia hasta convertirse en un cómico vocinglero, sólo a
-Se ha presentado borracho. causa de su inseguridad.
-Peor que esto. No sé el motivo, pero esto de la inseguridad es el gran
-¿Mucho peor? recurso. He trabajado durante veinte años con gente del
Pude oír cómo Sid respiraba profundamente en el otro espectáculo y puedo asegurarles que este detalle es un buen
extremo del cable. truco.
-Lo que ocurre es que no se ha presentado de ninguna Tomemos a Benny, por ejemplo; él creía que no podía
forma. trabajar ante un auditorio sin un violín en la mano. Dejó el
-Oye, espera un momento... vaudeville, empezó a trabajar en la radio y sus beneficios se
-He estado esperando durante más de una hora. Y ahora multiplicaron. Yo también sabría arreglármelas con esa clase
me encuentro con catorce extras, más todo el personal de inseguridad. Ed Wynn se hizo popular gracias a sus
auxiliar, todos ellos sindicados, y una orquesta de veinte ridículos sombreritos, pero supo encontrar su camino
profesores. actuando en Playhouse 90 y también en las películas. Y
-¿Cuál es el motivo? ¿Has tratado de localizarlo? podría citar a una docena más.
-No hay motivo, y no me molestaría en llamarte si no lo No, esa historia del pobre payaso es algo que no me
hubiese intentado todo. Él lo sabía, desde luego, y esta entra. Son muchas las personas inseguras, dentro y fuera del
noche ha estado por aquí. Alguien le vio en "Lindy's". mundo del espectáculo. Pero no van de un lado a otro
-¿Borracho o sobrio? exhibiendo sus fortunas, aplicando iniciales de oro a sus ligas
-Mitad y mitad. Arrojó un pedazo de tarta de queso al y pegando puñetazos a los periodistas del Toots Shor's.
camarero. Desengañémonos, Buzzie era una calamidad.
-¡El bueno de Buzzie! ¡Siempre será el mismo! Pero ¿dónde estaba?
Marqué un par de números en mi teléfono privado. Un hecho a la idea de que sería mejor no armar ningún jaleo,
corredor de apuestas conocido mío, un individuo que dirigía porque mis nervios no lo hubieran soportado.
un casino flotante, y una madura y maternal viuda capaz de No vi el automóvil de Buzzie ante la casa y esto era un
suministrar en el acto todo cuanto uno pudiese necesitar, mal síntoma. Tal vez había tomado las de Villadiego antes de
incluso menores. que yo llegara. Cuando toqué el timbre y nadie contestó,
Por último, como postrer recurso, llamé a casa de Buzzie; estuve seguro de ello. Entonces la ira se apoderó de mí y
no su hotel en la ciudad, sino la gran mansión de la isla. quise utilizar el gran picaporte de bronce, lo cual fue un error
Nunca iba allí en días laborables, pero se me acababan los por mi parte. El objeto estaba al rojo debido al calor del sol y
números y tenía que llamar a cualquier parte. me abrasé los dedos.
Sin embargo, alguien descolgó el auricular. Fue entonces cuando empecé a lanzar juramentos y
-Bosque de Sherwood -dijo una voz-. Robin Hood al asestar patadas contra la puerta. Después me quedé
habla. plantado como un estúpido, al ver que la puerta se abría de
-¡Buzzie! Soy Millaney. ¿Qué demonios te pasa? ¿No par en par.
sabes que tienes ensayo? Entré y pude notar que dentro de la casa se estaba más
-Esto no me divierte. El rey ha declarado día de fiesta y la fresco. Pero yo no me enfrié y el aire acondicionado no sirvió
gente baila por las calles. de nada. Si me estremecí un poco, fue a causa de la rabia
Estaba borracho como una cuba. que me invadía.
-¿Vienes o tengo que llegarme hasta tu casa para -¡Está bien, Buzzie! -grité-. ¡Puedes salir! ¡Sé que estás
arrastrarte hasta el teatro? aquí!
-¡Lo siento, pero ésta no es la respuesta correcta! De Estas palabras me hicieron sentir como si fuera un niño
todos modos, muchas gracias por habernos honrado con su de diez años y, dándome cuenta de que tampoco lograban
presencia y, como premio de consolación, la casa que tranquilizarme, atravesé corriendo el vestíbulo y entré en la
patrocina este programa desea obsequiarle con una caja de biblioteca. Mejor dicho, en lo que había sido biblioteca hasta
supositorios, que usted puede... que Buzzie compró la casa y la convirtió en un bar.
-No te muevas de donde estás -le atajé-. Voy en seguida. Era un bar, desde luego, pues había botellas y vasos en
Salí sin molestarme en telefonear a Sid o avisar a mi todas partes y al entrar pisé un charco de licor que se había
secretaria. Me precipité hacia mi salida particular y subí al formado en el suelo. Al parecer, Buzzie se había estado
coche que tenía aparcado en la calle. divirtiendo.
No fue un viaje agradable, sino una lucha contra el Pero ya no se divertía entonces. Estaba echado en el sofá
tráfico, contra el calor y contra el enojo que seguía y ni siquiera podía moverse.
erizándome los cabellos. Vestía un sucio conjunto deportivo, llevaba un par de días
Bien mirado, tal vez la cosa no fuese tan grave. No era la sin afeitarse y cuando empecé a sacudirlo me dedicó una
primera vez que un artista cómico se emborrachaba y perdía vaharada alcohólica.
un ensayo; se cargaba la cosa a la cuenta del cliente y todo -¿Qué? -murmuró-. ¿Quién es usted? ¿Millaney, eh?
quedaba olvidado. Pero aquella semana Buzzie no era mi ¡Largo de aquí!
único problema. Ya había tenido una ligera fricción con uno Tiré de él y le obligué a sentarse.
de esos pequeños monstruos de nuestro programa "Lo toma -Cierra la boca -le dije-. Vas a venirte conmigo.
o lo deja", un arrapiezo de ocho años que sabía todos los -No. ¿Por qué tengo que venir contigo?
tanteo conseguidos por cada jugador de la Liga nacional -Para asistir al ensayo.
desde 1908. Quería salirse del torneo para pasar a los -Nada de ensayos. No quiero ensayar.
campeonatos mundiales. También había tenido una áspera -¡Maldición, ya estoy harto de ti! Vas a tomar una ducha y
discusión con nuestro nuevo protagonista de películas del a serenarte, y dentro de veinte minutos te quiero ver vestido
Oeste, que había tratado de cortarse las venas a causa de un y a punto de marcha. ¿Me has oído?
desdichado asunto amoroso. Yo le había dicho que, ante -¡Déjame en paz! Tú no me mandas.
todo, no debía enredarse nunca con un chico del coro. Lo abofeteé.
También había... -¡Oye, tú...! -rugió.
Pero, ¿por qué continuar? Al fin y al cabo, éste es mi Y de pronto lo vi de pie, tambaleándose hacia delante. Su
oficio; apaciguador, niñera y vigilante todo a la vez. Cada mano barrió la mesa, arrojando un vaso al suelo, y sus dedos
semana me pregunto una docena de veces si vale la pena se cerraron alrededor del cuello de una botella. La agarró y
continuar, y la respuesta siempre llega en forma de quiso golpearme con ella.
atractivas sumas en metálico. La única diferencia estriba en Sólo podía hacerse una cosa, y no vacilé. Descargué mi
que aquella semana me había hecho la pregunta de marras puño contra su mandíbula. Buzzie cayó de espaldas
doce veces al día. arrastrando la mesa. Los vasos volaron por el aire y se
Supongo que se trataba de aquella historia tan antigua. estrellaron contra el blanco mármol, más allá de la alfombra,
Buzzie Waters solía contarla y yo siempre la había pero ya sólo oí el siniestro impacto de su cabeza al entrar en
considerado divertida. Se trata del hombre que tiene su contacto con el suelo.
coche con avería y quiere pedirle prestado el caballo y el Todo el mundo sabe que no se puede causar grave daño
carro a un vecino muy avaro. Al dirigirse a casa del vecino va a un borracho; también yo lo recordé cuando me incliné para
pensando lo muy roñoso que es aquel individuo, e sacudirlo. Pero entonces ya no estuve tan seguro. Sus
imaginando cómo se negará a prestarle cualquier cosa. miembros estaban flácidos y era como si sacudiera a un
Finalmente, se deja autosugestionar y cuando el vecino abre cadáver. Tenía los ojos abiertos y las pupilas vueltas hacia
la puerta, nuestro hombre se limita a mirarle y a gritar: atrás, y su aspecto no me gustó nada.
-¡Está bien, métase el caballo y el carro donde más le Busqué su muñeca. Su piel estaba más blanca que el
molesten! mármol y mármol podía ser a juzgar por el pulso que latía en
Éste era mi estado de ánimo cuando llegué a casa de las venas.
Buzzie Waters, y la cosa nada tenía de graciosa. Me había
Había un profundo silencio en la habitación. Pude oír mi -Oiga...
propia respiración, pero no la suya... -No me interrumpas, Joe. Deja que hable yo. Lo he
Y entonces comprendí... pensado todo. Vamos a ver, siéntate.
Me dirigió una mirada llena de curiosidad, pero se sentó.
Mayor era el silencio tres horas más tarde, cuando llegó Y entonces supe que lo tenía a mi merced y empecé a
mi visitante. La luz del sol empezaba a amortiguarse pero a emplearme a fondo.
pesar de ello pude ver claramente su rostro. Se parecía más -Veamos cómo puede solucionarse la cosa -dije-. En
a Buzzie Waters que el propio Buzzie. primer lugar, nadie sabe que Buzzie estaba aquí. Todo
-Joe Traskin -dije, levantándome-, supongo que te parece indicar que ha estado viajando en coche hasta muy
acordarás de mí. Soy Willis Millaney. avanzada la noche y que ha bebido de lo lindo. Sid dice que
Me dedicó una mueca burlona. alguien le vio en Lindy's. Yo lo comprobaré y reuniré todos
-El jefe de Buzzie -dijo. los detalles; con quién ha estado y lo que estuvo haciendo.
-Lo era. Por lo menos, hasta esta tarde. Todo cuanto tú necesitas es empezar a partir de este
-¿Qué ha sucedido...? momento.
No le dejé terminar la frase; lo tomé por el brazo y lo -Pero...
acompañé hasta detrás del sofá. Quedóse contemplando a -Escúchame. -Encendí un cigarrillo con manos que no
Buzzie Waters. temblaban-. He examinado la habitación. No hay sangre y
-Un accidente -dije. todo este destrozo parece consecuencia de una vulgar
Después le conté lo que había ocurrido. No necesité borrachera. Además, ¿quién nos impide arreglarlo todo? De
mucho tiempo, pues sabía exactamente lo que debía decir. todos modos, nadie va a tener sospechas, puesto que Buzzie
Lo sabía todo a la perfección, excepto lo que más me Waters seguirá dejándose ver.
interesaba averiguar. Cómo lo tomaría él. -Es verdad -asintió Joe-. Yo aún le estoy viendo. ¿Y qué
-Claro, claro, ya comprendo -dijo Joe Traskin-. Pero, ¿por va a hacer con él?
qué contarme todo esto a mí? ¿No sería mejor que avisara a -Algo haremos -repliqué-. Hay una cantera muy adecuada
la policía? no lejos de aquí y la noche es muy oscura. unas cuantas
Le miré con fijeza y denegué lentamente con la cabeza. piedras de buen tamaño y el problema quedará solucionado.
-No lo creo, Joe. -Problema solucionado. Buzzie Waters haciendo su vida
-Pero... normal. -Hizo una pausa-. ¿Y qué será después de Joe
-Hubiese podido llamar a la policía hace tres horas, Traskin?
cuando ocurrió todo esto. Pero ¿y después qué? Habría Sostuvo su mirada.
contado mi historia y ellos me habrían encerrado. Oh, ya sé -Nada -contesté-. Hablemos con franqueza. ¿Qué era de
que con un poco de suerte habría escapado con un cargo de ti antes de que conocieras a Buzzie el año pasado? Eras un
homicidio involuntario. Digamos un par de años y libertad por tipo vulgar como cualquier otro, ¿no es cierto? Conducías un
buena conducta. Al salir de la cárcel, podría encontrar otro camión. Sin familia y sin amigos.
empleo. No precisamente lo que hago ahora, pero sí algo -Ha estado leyendo mi correspondencia -murmuró.
similar; por ejemplo, encargado de los retretes en algún -He hecho mis averiguaciones. Forma parte de mi oficio.
hotel de los suburbios. Pero esto poco importa; volvamos a los hechos. Buzzie te
-Lo siento, pero no veo qué tengo que ver yo con sus eligió a ti a causa del parecido. Es extraordinario y ello
apuros. significó una buena oportunidad para ti. Has actuado como
-Oye, Joe -le puse la mano en el hombro-. ¿Todavía no su doble. Incluso has hecho apariciones en público en su
ves la cuestión, verdad? No estoy hablando de mis apuros. lugar, y creo que una o dos veces te llamó para que te
Desde luego, confieso que fue lo primero que se me ocurrió prestaras a fotos publicitarias porque él no podía. ¿No es así?
cuando descubrí lo que había sucedido. Pero esto no tiene Joe no contestó, pero hizo una mueca.
importancia. Pensar en lo que había ocurrido no me servía de -Perfectamente. Trabajaste un año con él como doble. Y
nada. Apenas me di cuenta de que Buzzie Waters había después, la semana pasada, te despidió. ¿Qué ocurrió
muerto, dejé de lamentarme y volví a pensar como un después?
vicepresidente ejecutivo. ¿Sabes cómo piensa un Joe se encogió de hombros.
vicepresidente ejecutivo, Joe? -Dejé mi hotel y tomé una habitación en las afueras.
-¿Es que piensan? Desde entonces, casi siempre he estado allí.
Lo soltó así, como hubiese hecho Buzzie, y ello me ayudó. -Y pensabas largarte cuando se te acabase la pasta -
Oprimí su hombro. proseguí-. Para acabar volviendo a conducir un camión.
-Sí, Joe, piensan. Esta es su misión. Esta es mi misión. Acaso de cuando en cuando alguien te diría que te parecías a
Pensar y preocuparme. No por mí, sino por mi gente. Por Buzzie Waters, y eso es todo. Me molesta tener que
toda mi gente y por todos mis números de espectáculos. Por decírtelo, Joe, pero eres un pobre diablo. Sin tu trabajo de
ejemplo, en Buzzin Around tengo empleadas a setenta y doble, no sirves para nada. Nadie en nuestro negocio se ha
cinco personas. Y en ellas estoy pensando ahora. Matar a preguntado siquiera qué se hizo de ti cuando Buzzie te
Buzzie Waters es una cosa, bastante mala de por sí. Pero despidió. Te limitaste a desaparecer. Además, ni siquiera
asesinar a estas personas cortándoles sus medios de vida es tienes un agente, ¿verdad? Y sin familia que te cause
otra cosa muy importante. He llegado a una conclusión, Joe. preocupaciones.
No puedo hacerlo. -Sin embargo, supo usted localizarme en poco tiempo -
-Pero, ¿por qué...? observó.
-Atiende, Joe. Hay una salida muy airosa. Una solución -Cuestión de suerte -saqué un pedazo de papel del
evidente. La estoy viendo ante mis ojos. bolsillo-. Encontré tu nombre y dirección anotados en el
-¿De qué me estás hablando? bloque del escritorio.
-De ti, Joe. A partir de este momento, tú eres Buzzie Joe asintió.
Waters.
-Cierto, recuerdo haberle llamado cuando cambié de proporcionaré todos los recortes de prensa que han habido
domicilio, para darle mi nuevo número en caso de que me de Buzzie; me encargaré de que tengas acceso a nuestros
necesitara. Tal vez hoy me hubiese dado algún trabajo. archivos, y puedo asegurarte que tenemos por escrito toda
-Nunca lo sabremos -le dije-. No tiene importancia. Lo su vida y milagros. Ya te he dicho que he estado pensando
que importa es que puedas esfumarte sin que nadie como un ejecutivo, Joe. Elaboré todo este plan en el
sospeche. Te ausentaste de la ciudad, y eso es todo. momento en que decidí llamarte, y he previsto todos los
-Sigue pareciéndome muy arriesgado. detalles. Buzzie Waters no tenía un verdadero agente de
-Tonterías. ¿Te acuerdas de aquel individuo que, hará negocios y no contaba con más amistades que las de un
unos siete años, actuó en una serie de espectáculos a causa grupo de amigotes de bar. Aún disponemos de otra ventaja;
de su parecido con Harry Truman? ¿Cuántas veces has me consta que ha cambiado de psiquiatra, de modo que no
pensado en qué se habrá hecho de él? -Hice una pausa-. No, hay nadie que pueda llamarse íntimo de ese individuo. En
no habrá peligro alguno. Te lo prometo. Y puedes creerme, cuanto a detalles, sé que puedo proporcionarte más de lo
yo arriesgo más que tú. Pero apenas vi tu nombre y tu necesario. Dentro de una semana serás más Buzzie que el
teléfono en aquel bloque, comprendí que tenía el problema propio Buzzie. Exceptuando que no beberás tanto, que no
resuelto. serás un perdido, y que no serás un charlatán egoísta como
-Está bien -Joe encendió uno de sus cigarrillos-. Tal vez él.
pueda desaparecer sin que nadie se dé cuenta. Pero esto no -¿Le odiaba usted, verdad?
significa que pueda volver a exhibirme como Buzzie Waters. Suspiré.
Me encogí de hombros. -¿Cómo supones que se sintió el doctor Frankenstein
-En tu lugar, yo lo pensaría, Joe. Lo pensaría muy cuando vio qué clase de monstruo había creado? Así me
detenidamente. La cosa puede salirte a cuenta. sentía yo con respecto a Buzzie. Yo lo saqué de la nada.
-¿Cuánto? -Y ahora se supone que yo seré el nuevo monstruo.
Cuando vi la expresión de su rostro y percibí el tono de -¿Qué puedes perder con ello?
ansiedad en su voz, me tocó a mí el turno de reprimir una Joe me miró con fijeza.
mueca. -Está bien -dijo-. ¿Qué puedo perder?
-No te ofrezco ni un céntimo -dije-. Ni uno sólo. Todo lo Le ofrecí la mano.
que te ofrezco es el nombre de Buzzie Waters. Y esta casa, Tuvo que tender todo el brazo para estrechármela,
su apartamento en la ciudad, sus automóviles, su cuenta porque nos hallábamos uno a cada lado del cadáver...
corriente en el Banco, y sus actuales ingresos semanales.
Aparte de ello, su contrato, su fama y su porvenir. Todo ello ***
en bandeja de plata. Sólo tienes que decir que sí.
-¿Sólo esto, eh? -exclamó Joe aferrándose a los brazos de En la televisión, estas cosas se arreglan con un fundido o
su sillón-. Pues creo que se olvidan unas cuantas cosas. un corte. En los libros, mediante unos asteriscos o el
Buzzie Waters es... mejor dicho, era un gran cómico. Tiene encabezamiento de un nuevo capítulo. Pero en la vida real,
que resucitar y presentar una actuación cada semana, es preciso vivir todo el paso del tiempo.
logrando que la gente se parta de risa. Por suerte mía, no hubo contrariedades.
-Ya sabes cómo funciona el negocio, Joe. Contamos con Desprenderse del cadáver en la cantera, una vez
cuatro escritores que se ocupan de todos los chistes. Durante oscurecido, no representó ningún problema. Tampoco fue
la última temporada, Buzzie se dedicó tanto a la botella que una merienda campestre, pero era algo que debía hacerse. Y
ni siquiera se molestaba en asistir a las reuniones de los una vez listo el trabajo, lo peor quedó atrás, por lo menos
guionistas. En realidad, no aprendía nada de memoria; se para mí.
limitaba a leer el teleapuntador, añadiendo sus muecas y A partir de entonces, toda la carga gravitó sobre las
gestos, esto desde luego. Pero en una semana puedes captar espaldas de Joe, y quedé satisfecho al ver cómo cumplía con
su voz y su técnica. Yo me encargaré de que puedas ver su tarea. Cuidó todos los detalles sin un solo fallo,
películas de todas sus actuaciones. Nunca cantó ni bailó, de marchándose de su alojamiento, desprendiéndose de todos
modo que no hay dificultad alguna. Buzzie era un producto sus efectos personales y trasladándose a la mansión de
de síntesis, Joe; sólo una combinación de guionistas Buzzie. Yo elaboré una historia destinada a Sid Richter,
apropiados. Si yo me pareciera a él tanto como tú, podría relatando mi encuentro con Buzzie y mis desvelos para
hacer lo mismo. quitarle la borrachera, y al día siguiente el ensayo tuvo lugar
Joe asintió. tal como estaba programado. Si Joe cometió algún error, lo
-¿No le tenía en gran estima, verdad, Millaney? más probable es que todos lo atribuyeran a su jaqueca, pero
-¿Y quién le apreciaba? -exclamé levantándome-. en realidad no oí hablar de error alguno. Durante las dos
Hablemos con franqueza. Si sus amigos se enterasen de lo semanas siguientes pasé mucho tiempo a su lado dándole
que ha ocurrido hoy aquí, me obsequiarían con una medalla. datos y aleccionándole sobre nombres, asociaciones,
Lo que sucede es que no se enterarán, y además dudo de referencias y amistades, o lo que hacía las vedes de
que los tuviera. amistades en aquel mundo de Buzzie poblado de barbudos,
-Es posible que tenga usted algún prejuicio. -Joe vaciló-. bohemios, golfos y sicofantes. Todo parecía marchar sobre
Pero estoy seguro de una cosa. Conocía a mucha gente. Tal ruedas una vez dueño Joe de la situación. Incluso dimos
vez podría pasar por Buzzie Waters ante las cámaras, pero lecciones de caligrafía y en pocos días supo reproducir
¿qué ocurriría en la vida privada, ante todos los que le exactamente la firma de Buzzie. Las películas de las
conocían? actuaciones cómicas de Buzzie acabaron de hacer el resto.
Había llegado el momento de volver a sonreír. Confieso que sudé como un condenado y, a medida que
-Ya has tenido cierta experiencia en ese aspecto. Pasaste se aproximaba la fecha de la primera actuación, mi frente se
por él ante los fotógrafos, y nadie advirtió la diferencia. Lo mantuvo en constante humedad. Pero, incluso en los peores
demás no es sino una cuestión de detalle, de aprender momentos, todo parecía resultar más fácil que si se hubiera
pormenores de su vida y de sus relaciones. Yo te tratado del propio Buzzie. Con jaquecas o sin ellas, por lo
menos yo sabía que había alguien que colaboraba conmigo y -Y puestos a hablar con toda franqueza, también debo
que ambos podíamos actuar en equipo. Con Buzzie, habría admitir que tampoco yo me creo una gran cantante.
sido una discusión continua. -Sin embargo, cree que yo puedo contratarla.
Joe realizó una buena tarea. Aprendía de prisa y yo lo -Eso es, míster Millaney.
mantuve ocupado, protegiéndole de las asiduidades de -¿Algún motivo?
periodistas y curiosos. La proximidad de la nueva temporada -Sí. Soy una buena amiga de Buzzie Waters.
me sirvió de excusa. Y una vez superada la prueba de la -Lo sé.
primera actuación, tenía el presentimiento de que el negocio -Le he visto muy a menudo durante estas últimas
estaría hecho. semanas.
De modo que él sudó gotas como balas de fusil y yo sudé -Esto... esto no lo sabía.
bombas atómicas, pero llegó la gran noche y mi frente volvió Cierto que lo ignoraba y me maldije a mí mismo.
a estar seca. -Es usted un hombre muy ocupado, míster Millaney. No
Trabajó ante el público y se lo metió en el bolsillo. puede controlarlo todo al mismo tiempo.
Era tan bueno como Buzzie cuando éste estaba en su -Es verdad.
mejor forma. ¡Mucho mejor que Buzzie! No hubo ni un Era verdad, pero había una cosa que hubiese debido
comentario adverso, ni una risa forzada. Su actuación fue controlar. Era lógico que Joe viese a la amiguita de Buzzie
perfecta. más tarde o más temprano. Pero, ¿por qué no pudo ser más
Y cuando todo hubo terminado, se fue a su casa y se tarde?
acostó, en vez de dedicarse a arrojar tartas de queso a los -Por lo tanto, me gustaría que me ofreciera un empleo -
camareros. dijo ella.
En realidad, yo fui el que salió para celebrarlo. Pensé que -¿Se le ocurre algún trabajo en particular, que usted
bien me lo merecía. pueda hacer?
Durante las semanas siguientes todo fue estupendo. Ni Se encogió de hombros.
un solo problema. Llegué hasta el punto de permitir que Joe -En realidad, no me importa. Puede extenderme un
actuara a su gusto, pues todo indicaba que era capaz de contrato general con la emisora. Puedo animar concursos,
administrar su propia vida sin ayuda de nadie. Claro está que llenar espacios, anuncios. -Las pestañas de Melody Morgan
no le perdí de vista y que salíamos juntos, pero no hubo dejaron de moverse y me dirigió una mirada llena de
ningún fallo o desliz. firmeza-. En realidad, puesto que soy una pésima cantante,
-¿Qué te parece todo esto? -le pregunté una vez. le daré una oportunidad. Ni siquiera insistiré en aparecer en
-Nunca me había divertido tanto en toda mi vida -replicó, la pantalla. Limítese a extenderme un contrato y con eso me
y comprendí que decía la verdad. daré por satisfecha.
Y entonces dejé de lado toda preocupación. -Bueno -repliqué vacilante-. Solemos extender unos
Dos meses más tarde, yo casi había olvidado todo lo contratos de prueba, usualmente para un periodo de seis
sucedido. Ya sé que parece absurdo, pero esta es la realidad; meses... El mínimo normal...
el auténtico Buzzie Waters se borró de mi memoria y lo -Por favor -me interrumpió, levantándose-; me agradaría
mismo ocurrió con aquella tarde desagradable. Todo quedó más un contrato para cinco años. Uno de esos que no
relegado al olvido. O a la cantera... pueden cancelarse. Y yo no estaba pensando en el mínimo.
Y de pronto ocurrió lo inesperado. -¿Qué pretende usted?
Una joven esquivó a mi secretaria una mañana y se -Mil dólares semanales.
aposentó en mi despacho privado. Me soltó estas palabras como si cantara. Una actuación
-¡Melody Morgan! -exclamé con una alegría que no perfecta.
sentía. De momento, no pude contestar. Se me ocurrieron
Pero ahí estaba ella. Melody Morgan, la amiguita de muchas respuestas, pero ninguna de ellas era la apropiada.
Buzzie Waters. Podía preguntarle si estaba loca, si había empinado el codo,
Apenas la vi, empecé a sudar otra vez. Nada tenía que quién se creía ser, con quién creía estar hablando, pero
hacer en mi despacho. Normalmente, una figurante de tres al comprendía que de nada me hubiese servido. Ni siquiera los
cuarto como ella nunca llegaba tan alto; en realidad, ni cuatro guionistas de Buzzie Waters podían ofrecerme la
siquiera podía soñar en verlo por dentro. Y mucho menos en respuesta correcta.
entrar, sentarse y balancear sus pantorrillas desde mi mejor Carraspeé y dije:
sillón. Pero ahí estaba. -¿Está enterado Buzzie de su presencia aquí?
-¿Puedo hacer algo por usted? -pregunté. La joven se echó a reír.
-Pues sí, míster Millaney. Creo que sí. -Agitó sus pestañas -¡Claro que no! Los dos sabemos que Buzzie ya no está
y me dirigió una tímida mirada-. Quiero un empleo. enterado de nada. ¿No cree, míster Millaney? -Observó la
-¿Un empleo, eh? expresión de mi rostro y se rió otra vez-. No quiero que
-Ya sabe usted que soy cantante. conteste a esta última pregunta. Podría resultarle violento.
-Sí, lo sé -admití, torciendo el gesto-. Pero no es ésta mi Contésteme únicamente a lo del empleo.
especialidad. Tendrá que ver a Loomis, de Audiciones, o a -¿Y si no quiero?
Seagrist, del Departamento de Discos. -Entonces, mucho me temo que tendré que volver a
-No, míster Millaney, ya he hablado con ellos. No pueden hacerle la última pregunta. Y muchas otras. Por ejemplo,
ofrecerme nada. ¿qué se hizo de Joe Traskin, aquel tipo que Buzzie despidió?
-¿Los negocios no marchan, verdad? Hace tiempo que no lo he visto. ¿O tal vez sí?
Sonrió. -¿Cómo ha podido...?
-No se trata de esto, precisamente. Si he de serle franca, -¡Por favor! Ahora es usted el que me pone en una
míster Millaney, no creen que yo sea una gran cantante. Por situación violenta a mí. Cuando una chica tiene tanta amistad
esto nunca me contratan. como yo tenía con Buzzie, se da cuenta de ciertos detalles,
-¡Oh! ¿me comprende? Pequeños cambios, diferencias. Y entonces
es cuando empieza a pensar. Después inicia sus muestrario de los licores predilectos de Buzzie. La mesita de
averiguaciones, hasta obtener un resultado. café estaba llena de botellas.
-¿Qué resultado? -Bien venido a mi humilde hogar -saludóme-. Siéntese,
-Mil dólares por semana. por favor.
Ya volvía a canturrear otra vez, y sólo había un metodo -Dejémonos de comedias -contesté-. Tengo que decirte
para evitarlo. unas cuantas cosas y quiero que me escuches atentamente.
-De acuerdo -dije-. Pero no necesito recordarle cuál es el Francamente, no me gusta esa actitud tuya tan
trato. Tendrá que guardar silencio. independiente. A partir de hoy, seré yo quien dé las órdenes.
-Será un placer. He aquí cómo vamos a trabajar de ahora en adelante...
Necesitaría una infinidad de gestiones y de negociaciones. -Ahórrese las palabras -me atajó-. No será necesario.
Tendría que dar largas explicaciones para justificar mi -¿Por qué no?
concesión de un contrato incancelable a una chica que no -Porque de ahora en adelante no vamos a trabajar juntos.
valía ni cinco céntimos. Cabía la posibilidad de que al final -Pasó al otro lado de su mesa escritorio-. Le dije que tenía
tuviera que pagarlos de mi propio bolsillo. Pero no había otro que darle noticias. Dé un vistazo a esto.
remedio. Por lo menos, hasta que hablase con Joe... Me tendió un legajo de papeles y vi en seguida el
Joe no pudo ayudarme. membrete.
-Le aseguro que nada sabía de ello -me dijo-. Nunca -¿Un contrato? ¿Y con esa pandilla de...?
pensé que pudiese sospechar algo. -Por favor. Está usted hablando de mis futuros
-Pero, ¿por qué tuviste que hacerle la rosca? empresarios. Dentro de cinco semanas lo serán.
-Puede imaginar la respuesta. Porque ella y Buzzie eran -¡Pero tú perteneces a nuestra empresa!
tan amigos. No podía mandarla con viento fresco, pues me -Con opciones de treinta semanas, privilegio de
exponía a armar un jaleo gordo. Ya sabe que él le pagaba el cancelamiento y aviso con un mes de anticipación.
apartamento. Hubiese provocado un escándalo. -¡No puedes dejar el programa de Buzzin' Around!
-¿Y esto de ahora qué es? -pregunté-. ¡Mil dólares -Claro que no. Me lo llevo conmigo. El nombre no, desde
semanales durante cinco años! ¿No irás a decirme que es la luego, pero me seguirá la mayor parte de mi compañía.
gran solución? -¿Tu compañía? ¿Quién te has creído ser?
-Muy desagradable, pero así están las cosas. -Buzzie Waters. Y así lo creen ellos, y todos los demás.
-Yo podría cambiarlas. Usted cuidó de ello, ¿no es cierto?
-¿Qué quieres decir? Mi cuello se había envarado y me resultó muy difícil
Levanté la vista hacia el techo. hablar.
-Supongamos que tienes un animalito predilecto, Joe. -Pero tú no puedes dejar...
Digamos un canario. Y que te cansas de él. A lo mejor no -Por siete sábanas más cada semana, soy muy capaz de
quieres volver a oír sus cantos. ¿Qué harías? hacer cualquier cosa. Usted no puede llegar a esta cifra.
Pero él no miraba hacia el techo. Me estaba mirando a mí -Claro que no, ni pienso hacerlo. No tengo motivo para
y movía la cabeza en ademán negativo. hacerlo. Estamos juntos en este fregado, y los dos nos
-Escúcheme, amigo -me djio-. A mí me gustan mucho los quedaremos en él. Yo te creé y puedo destruirte.
animalitos. Y sobre todo éste. Me gustan las cosas tal como -No le comprendo.
son. Si tengo que ser Buzzie Waters, quiero tener todo lo que -Entonces, permíteme que te lo explique -dije sonriendo.
él tenía. Tal fue nuestro trato. Una sonrisa dolorosa, pero conseguí componerla-. Cuando te
-Sí, pero ¿qué tiene de particular esta chica? Quiero decir hice venir a casa de Buzzie aquella tarde, te dije que yo era
que puedes tener todo lo que se te antoje. Mi amiga Maggie un ejecutivo y que lo había previsto todo. Pues bien, te dije
te proporcionaría... la verdad. Sabía lo que estaba haciendo y por qué lo hacía.
-No me interesan los pencos. Este canario me satisface. Y Habría podido disponer del cadáver yo solo y llamarte
usted desea verme satisfecho, ¿no es verdad, amigo? después. Pero tenía un motivo para querer tenerte allí, para
-Sí. Claro que sí, Joe. que me ayudases. No porque necesitase tu ayuda física, sino
-Llámeme Buzzie. Todos lo hacen. -Se inclinó sobre mi porque de este modo te convertía en cómplice de un
escritorio-. Y si quiere que me sigan llamando Buzzie, será asesinato. Un accesorio después del hecho, como dicen en
mejor que no ahonde en tantos detalles. Se libró de una los tribunales. O como dirán, si alguna vez tratas de jugarme
buena en cierta ocasión, pero no es prudente volver a tentar una mala pasada.
a la suerte. Tenga más conformidad. -¿Conque esas tenemos, eh?
-Está bien. Asentí.
Pero no estaba bien, y así me constaba. Los mil pavos ya -Tal vez creas que yo nunca confesaré lo ocurrido. Pero si
representaban una desgracia, pero la nueva actitud de Joe tú me obligas a ello, lo haré. Porque sabes muy bien lo que
era aún peor. Anteriormente, jamás había tratado de hacer el te puede suceder. Si Buzzin' Around se va al diablo, yo me
gallito, y lo de ahora era un mal síntoma. juego el cuello. Me crucificarían. Si tú te marchas, yo pierdo
Antes de terminarse aquella semana, sufrí un golpe aún mi empleo en la emisora y en cualquier otro lugar de ese
más duro. Joe me llamó para pedirme que fuese a su negocio. He empeñado toda mi vida en este cargo; si lo
apartamento para charlar un rato. pierdo, poco me importa perder el resto. Por consiguiente, te
-¿Qué le parece esta noche, a las nueve en punto? lo advierto sin circunloquios: si te marchas, hablaré, y
Accedí. cuando me sienten en la silla eléctrica, a ti te sentarán sobre
Iría y sería puntual. Ya era hora de solucionarlo todo de mis rodillas.
una vez. -¿No se detendrá ante nada, verdad?
Cuando llegué, Joe me estaba esperando. Parecía -Eso es -dije-. Soy un ejecutivo.
sentirse a sus anchas y ostentaba una bata con las iniciales -Usted es un asesino -murmuró-. Y por esto firmé ese
de Buzzie y también la amplia y falsa sonrisa del difunto contrato. Antes no me había dado cuenta de la verdad.
actor. También pude observar que había estado catando un -¿Qué quieres decir?
-Recuerde la situación -explicó-. Cuando llegué a la casa, puesto que no tengo ningún motivo. Usted sí tenía motivos.
usted me contó que lo que había sucedido era un accidente. En cuanto a mí, dispongo de Melody y de mi coartada.
Yo quise creerlo, y también vi algún sentido en el hecho de Se echó a reír y yo casi pude empezar a moverme.
protegerme, y mucho más en el de proteger a las demás -¡Y lo de Melody! Eso ya fue el colmo, cuando le dije que
personas que trabajaban en el show. Al fin y al cabo, de aplicase la vieja canción del chantaje. Me dijo que tuvo la
nada servía a nadie el denunciarle. Por consiguiente, decidí impresión de que le había dado a usted la puntilla.
seguir la farsa. Pero después he descubierto que es usted un Traté de moverme, pero aún me fue imposible.
asesino de verdad. Lo comprendí el otro día cuando me pidió -¿Tú la obligaste a hacerlo? -susurré-. ¿Aún no estabas
que le ayudase a librarse de Melody. Sólo un asesino satisfecho y tuviste que hacerme sangrar por ella?
auténtico piensa de este modo, Millaney. Y entonces fue Asintió.
cuando decidí abandonarle. Y esto es lo que pienso hacer. -Todo formaba parte del chiste, como ya he dicho. Mi
-Será mejor que no lo intentes -susurré-. Hablaré. mejor ocurrencia. Un auténtico bromazo, pero lo que ocurre
Movió la cabeza en ademán negativo. es que usted no tiene sentido del humor, ¿no cree? Usted no
-Olvida que tengo una coartada. comprende lo que es un artista cómico, porque usted es un
Le miré sobresaltado. ejecutivo. Mejor dicho, lo era. -Agitó el contrato ante mi
-Sí, una coartada. Melody. Ella jurará que yo pasé la rostro-. Cuando yo me marche, lo veremos. Nada pueden
primera parte de la tarde con ella. Tengo las espaldas bien hacer para impedírmelo, usted y su mente de ejecutivo...
guardadas. -Sonrió-. Y en realidad, es cierto que pasé parte -¡Oh, sí que puedo! -exclamé, y noté que ya podía hablar
de la tarde con ella. Y hubo personas que me vieron entrar. en voz alta y moverme con mayor rapidez.
Por suerte, nadie me vio salir. Cogí una de las botellas que había sobre la mesita del
Conseguí articular una serie de palabras. café y la levanté para dejarla caer con fuerza, repitiendo el
-¿Pero cómo puedes considerarte a salvo? ¡Tú no estabas gesto una y otra vez, e incluso cuando la botella se rompió
en el apartamento de Melody! Ella ni siquiera te conocía seguí utilizando el mellado trozo que aún tenía en la mano.
antes de que Buzzie muriese. Fue una repetición exacta de la escena de aquella tarde.
Volvió a sonreír. Exceptuando una diferencia; ya no ten´´ia ningún doble al
-Tengo que darle una noticia -me dijo-. Buzzie no murió. que poder llamar. Y tampoco podía ya pensar como un
-Pero... ejecutivo.
-Usted mató a Joe Traskin -murmuró-. Yo soy Buzzie Buzzie Waters había dicho la verdad, poco antes de
Waters. morir. Soy un asesino.
Quedé paralizado, contemplando la mesita de café. Daba ¿Y qué puede hacer un asesino en estas circunstancias?
vueltas. TALES IN A JUGULAR VEIN
-Voy a expllicarle la parte cómica del asunto -seguía  1965, Robert Bloch
diciendo él-. Yo estaba en casa cuando usted llamó, fuera de Traducción de E. RIAMBAU
sí. No tenía ganas de asistir al ensayo, y menos de tener que BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
soportar su mal humor. Usted dijo que se disponía a venir a  Editorial Molino, 1968
buscarme. Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
"Y entonces se me ocurrió la gran idea para tomarle el
pelo. Llamé a Joe y le dije que buscase un taxi y viniera en
seguida. Cuando llegó le ofrecí volver a emplearlo, con la
condición de que se hiciera pasar por mí y aguantase todas
las impertinencias que usted diría. Tomamos un par de copas
y accedió. Pero le preocupaba la posibilidad de que la
patrona de su alojamiento se apoderase de sus pertenencias,
puesto que andaba atrasado de pago de alquiler. Le dije que
no era ningún problema y que si me entregaba la llave yo
pasaría por allí, arreglaría la cuenta y volvería a casa con sus
cosas. Éste fue el trato.
"Pero en el camino quise visitar a Melody, y los dos nos
reímos de buena gana cuando pensamos en la bronca que
usted le soltaría al pobre Joe. Después salí y me dirigí hacia
el lugar donde vivía Joe. Entonces usted llamó allí.
"Desde luego, no se me ocurrió pensar en lo que había
pasado. No se me ocurrió hasta que llegué a casa y me vi
ante usted... y Joe. El pobre diablo se había dedicado a
traguear de lo lindo cuando yo le dejé. No lo censuro; no
tenía el menor deseo de enfrentarse con usted. Pero la
broma salió mal y él pagó por ella.
"Pero cuando usted me contó lo del accidente, decidí que
era preciso seguir con la farsa. Y entonces fue cuando ésta
alcanzó una altura insospechada... ¡cuando usted hizo aquel
trato conmigo para que yo desempeñase el papel del propio
Buzzie Waters! Es la cosa más divertida que jamás he visto u
oído; nadie lo creería jamás, ¿no es cierto? Y por esta razón
yo no me hallo en apuros. ¿Quién creerá que yo ayudé a
ocultar el cadáver de mi doble, sólo para poder
representarme a mí mismo? No tendría ningún sentido,
El Maestro Del Pasado No le paré los pies hasta que empezó a ponerse pesado
Robert Bloch de veras. Incluso tuve que soltarle un buen tortazo antes de
que se diera cuenta de que yo no bromeaba.
Yo ya no sé qué hacer, palabra. A juzgar por el -¡Basta ya! -le dije-. Fíjate en lo que has hecho. Has
comportamiento de George, cualquiera creería que fue culpa desgarrado mi pañuelo de cuello.
mía. Cualquiera creería que ni siquiera vi nunca a aquel -Mujer, ya te compraré otro -contestó él-. Vamos, nena.
individuo. Cualquiera creería que robé su coche. Y sigue Trató de agarrarme otra vez, pero yo le di con fuerza en
pidiéndome que se lo explique todo. Pero si se lo he contado un lado de la cabeza. Por un momento pensé que iba a
ya docenas de veces... ¡y a los policías también! Además, enfurecerse de veras, pero supongo que estaba ya un poco
¿qué tengo que contarle? Él estuvo allí. bebido y empezó a decirme que lo sentía mucho y que él
Desde luego, la cosa carece de sentido. Ya lo sé y ojalá sabía que yo no era de ésas, pero que él estaba loco por mí.
me hubiese quedado en casa aquel domingo. Ojalá le hubiera Casi me eché a reír; están todos tan graciosos cuando se
dicho a George que tenía otro compromiso cuando él me ponen de este modo. Pero pensé que sería mejor fingir un
telefoneó. Ojalá le hubiese obligado a acompañarme al teatro poco y me hice la enfadada, como si no me hubiesen
en vez de ir a aquella playa. ¡George y su automóvil insultado de aquel modo en toda mi vida.
convertible! Por otra parte, cuando hace calor las piernas se Entonces él dijo que podíamos tomar otra copa y olvidarlo
pegan a aquellos asientos de cuero... todo, pero la botella de cerveza ya estaba vacía. Me propuso
Pero hubiese tenido que verme el domingo, cuando él llegarse a la carretera y comprar más. O bien, si yo quería, ir
vino a buscarme. A juzgar por mi aspecto, parecía como si los dos a una taberna.
tuviera que llevarme a Florida o a cualquier otro lugar por el -¿Con todas estas señales en el cuello? -le dije-. ¡Desde
estilo. Me había puesto aquel conjunto negro nuevo que luego que no! Si quieres más, ve a buscarla.
compré en Sterns, y me había aplicado un poco de Dijo que sí, y que volvería dentro de cinco minutos. Y se
decolorante Restora a los cabellos. Ya saben ustedes que marchó.
George fue el primero en la oficina que empezó a llamarme Así fue como me quedé sola, y entonces ocurrió aquello.
"Blondie". Estaba sentada en la toalla, contemplando el mar, cuando
Finalmente, vino a buscarme alrededor de las cuatro y observé aquella especie de movimiento. Primero me pareció
hacía aún calor y él había bajado la capota. Sospeché que como si fuese un tronco, pero al acercarse más me di cuenta
acababa de lavar el coche, pues éste tenía un aspecto de que era alguien que nadaba a gran velocidad.
flamante. Seguí observando y no tardé en ver que era un hombre
-¿No crees que hace juego con tus cabellos? -me dijo. que se dirigía hacia la playa. Se acercó tanto que pude ver
Primero seguimos el Parkway y después salimos al Drive. cómo se levantaba y empezaba a vadear. Era alto, muy alto,
Todo estaba lleno de automóviles. Por esto me preguntó si como uno de esos jugadores de baloncesto, pero nada tenía
no sería mejor ir a la playa después de tomar algo. de delgado. Y entonces vi que no llevaba bañador de
Dije que sí y fuimos a "Luigi's", ese restaurante de ninguna clase. ¡Ni siquiera un taparrabos!
pescado que hay al sur de la autopista. Es un lugar muy caro Bueno, ¿y qué podía hacer yo? Juzgué que no me habría
y presentan una de esas cartas en las que figura toda clase visto, y además, no iba a echarme a correr y a gritar.
de mariscos y crustáceos, como percebes y tortugas. Tampoco me habría oído nadie. Estaba allí sola. Por
Comí un filete con patatas fritas, y George tomó -no consiguiente, seguí sentada y esperé a que él saliera del
recuerdo; ¡ah, sí, ahora caigo!- pollo frito. Antes de comer agua y se alejara de la playa.
tomamos un par de copas, y después nos sentamos dentro y Pero no se marchó. Salió del agua y se encaminó derecho
bebimos otras dos. Hablábamos de la playa mientras hacia mí. Imaginen, allí estaba yo sentada, y allí estaba él,
esperábamos que se hiciera de noche y pudiéramos ir a chorreando y sin ninguna clase de ropa. Sin embargo, me
nadar, puesto que no habíamos traído los trajes de baño. dirigió un gran saludo, como si no sucediera nada de
Yo seguía la broma. George discurría alguna idea de las particular. Al sonreír estaba francamente guapo.
suyas. Y no crean que yo no sabía por qué me estaba -Buenas noches -dijo-. ¿Puedo saber dónde me hallo,
invitando a beber con tanta insistencia. Cuando salimos, se señorita?
detuvo en el bar y compró un litro de cerveza. Se lo expliqué y él asintió. Después, al observar mi modo
Estaba saliendo una luna casi llena y empezamos a cantar de mirarle, me preguntó:
en el coche. Todo parecía más que satisfactorio. Por lo tanto, -¿Le molestaría prestarme esa toalla?
cuando él dijo que sería mejor no ir a la playa de siempre y ¿Qué otra cosa podía hacer yo? Me levanté, le di la toalla
que él conocía un rincón que estaba muy bien, yo pensé que y él la arrolló a su cintura. Fue entonces cuando me fijé en la
por qué no. bolsa que llevaba en la mano. Era de una especie de plástico
Era una especie de cala pequeña y se podía aparcar junto y no sabría decir qué contenía.
al camino. Teníamos la arena allí mismo y era posible -¿Qué se ha hecho de su bañador? -le pregunté.
caminar largo trecho con el agua hasta la cintura. -¿Bañador? -Lo dijo de una manera que parecía como si
Pero no era éste el motivo de que George hubiese elegido nunca hubiese oído hablar de tal cosa. Después sonrió otra
aquel sitio. A él no le interesaba contemplar el mar. Lo vez y dijo-: Lo siento. Supongo que lo he perdido.
primero que hizo fue extender en el suelo una gran toalla de -¿De dónde sale usted? -pregunté-. ¿Tiene alguna lancha
playa, lo segundo fue abrir la botella de cerveza, y lo tercero aquí cerca?
fue empezar a tontear conmigo. Estaba muy bronceado y parecía uno de esos individuos
Nada serio, ustedes ya me comprenden, sólo las tonterías que se pasan el día en el Club Náutico.
de siempre. No es feo, a pesar de su nariz achatada, y -Sí. ¿Cómo lo sabe? -dijo.
seguimos bebiendo cerveza, de modo que la cosa resultaba -¿De dónde saldría, si no fuese así? -repliqué-. Es lógico
bastante romántica. Me refiero a la luna y todo eso. suponerlo.
-Así es.
Eché un vistazo a la bolsa.
-¿Qué lleva aquí? -inquirí. de George y tapó a George con la toalla. Pude observar que
Abrió la boca para contestarme, pero no tuvo tiempo, llevaba la bolsa de plástico en una mano y las llaves del
pues de pronto llegó George corriendo. Yo no había visto los coche de George en la otra.
faros ni había oído el motor del coche, pero allí estaba él, Me dispuse a gritar, pero el desconocido volvió a mirarme
furioso y con una botella en la mano, dispuesto a entrar en y no pude. No estaba paralizada como George, ni mucho
acción. ¡Todo un carácter! menos, pero por más que me esforcé no conseguí gritar. Y
-¿Qué diablos ocurre aquí? -gritó. además, ¿de qué hubiera servido?
-Nada -contesté yo. Porque aquel hombre se dirigió al camino, subió al coche
-¿Quién es ese tipo? ¿De dónde ha salido? -vociferó de George y se alejó tan campante. No dijo ni una palabra
George. más ni miró atrás. Se limitó a largarse.
-Permítame que me presente -dijo el tipo-. Me llamo John Entonces pude gritar, y lo hice a conciencia. Seguía
Smith y... gritando cuando George recuperó los sentidos. Pensé que iba
-¿Conque John Smith, eh? -aulló George, añadiendo a sufrir un ataque de apoplejía o algo por el estilo.
algunas palabras que no repetiré-. Vamos a ver, sepamos lo Bien, tuvimos que regresar a pie. Había más de cinco
que ocurre aquí. ¿Qué estabais haciendo los dos? kilómetros hasta el puesto de policía de la autopista, y me
-No estábamos haciendo nada -contesté-. Este hombre hicieron contar toda la historia una docena de veces.
estaba nadando y ha perdido su bañador, por esto ha pedido Anotaron la matrícula del coche de George y aún siguen
prestada la toalla. Tiene una embarcación cerca de aquí y... buscándolo. Y el sargento opinó que tal vez George tuviera
-¿Dónde? ¿Dónde está la embarcación? ¡Yo no veo razón en lo de los comunistas.
ninguna embarcación! -A decir verdad, tampoco la veía yo, Pero él no había presenciado la mirada que aquel
pero George no esperó respuesta alguna-. ¡Oiga, devuélvame individuo dirigió a George. ¡Cada vez que pienso en ella, me
esa toalla y lárguese de aquí! estremezco!
-No puede -expliqué yo-. No lleva nada encima.
George se quedó con la boca abierta y después blandió la Declaración de Milo Fabian
botella.
-Está bien, amigo. En este caso se vendrá con nosotros. - Apenas había corrido las cortinas cuando él entró. Desde
Me dirigió una mirada llena de astucia-. ¿Sabe lo que estoy luego, primero creía que venía para hacer alguna entrega.
pensando? Tengo la impresión de que aquí hay gato Llevaba unos feísimos pantalones color aceituna y una
encerrado. Este individuo puede ser incluso uno de esos chaqueta de confección, y se cubría con una gorra parecida a
espías que los rusos nos mandan desde sus submarinos. las que usan los jockeys.
Así es George. Desde que los periódicos hablan de la -¿Qué desea? -pregunté.
posibilidad de una guerra, él ve comunistas en todas partes. Mucho me temo que me mostré un poco grosero, pero lo
-Empiece a hablar -ordenó-. ¿Qué hay en esa bolsa? cierto es que yo estaba de pésimo humor desde que Jerry
El hombre se limitó a mirarle y a sonreír. me dijo que se iba a Cape Cod para ver la exposición. Por lo
-Muy bien, ya veo que desea pasar por el aro. No tengo menos, hubiese podido tener cierta consideración conmigo e
inconveniente. Coja la bolsa, amigo. Vamos a visitar a la invitarme a ir con él, pero no fue así y tuve que quedarme
policía. Vamos, antes de que tenga motivos para acordarse para ocuparme de la galería de arte.
de mí. Pero, en realidad, esto no justifica mi actitud desdeñosa
Agitó amenazadoramente la botella. ante el desconocido. Resultó ser una persona bastante
El hombre se encogió de hombros y después miró a atractiva cuando se quitó aquella gorra tan absurda. Tenía el
George. cabello negro y rizado, y era muy alto, altísimo. Casi le tuve
-¿Tiene un automóvil? -preguntó. miedo hasta que sonrió.
-¡Claro! ¿Me ha tomado por Paul Revere? -exclamó -¿Míster Warlock? -preguntó.
George. Moví la cabeza en ademán negativo.
-¿Paul Revere? ¿Todavía vive? -¿No es ésta la galería Warlock? -insistió.
El desconocido bromeaba, pero George no supo -Sí, pero míster Warlock se ha ausentado de la ciudad. Yo
comprenderlo. soy míster Fabian. ¿Puedo servirle en algo?
-Cállese y vamos de una vez -dijo-. Tengo el coche aquí -Se trata de un asunto bastante delicado.
mismo. -Si desea vendernos algo, puede enseñármelo a mí. Me
El hombre contempló el coche. Después hizo un gesto de ocupo de todas las compras de la galería.
asentimiento y miró a George. -No tengo nada para vender. Quiero comprar algunos
Esto es todo cuanto hizo. Lo prometo. Sólo le miró. cuadros.
No hizo ninguno de esos pases tan raros que hacen los -Bien, entonces le ruego que venga conmigo, míster...
hipnotizadores con las manos, ni dijo palabra. Sólo le miró, -Smith -dijo él.
sin dejar de sonreír. Su rostro no sufrió ningún cambio. Avanzamos por el pasillo.
En cambio, el rostro de George sí cambió. Fue como si se -¿Podría orientarme acerca de lo que le interesa? -
petrificase de repente. Y lo mismo le ocurrió a su cuerpo. Sus pregunté-. Como ya debe saber, nosotros tendemos a
manos perdieron toda fuerza y la botella cayó y se rompió. especializarnos en pintura moderna. En este momento,
Fue como si George no pudiera moverse. tenemos un Kandinsky muy bueno, y también un Mondrian
Abrí la boca, pero el individuo me miró y juzgué mejor no de la primera época...
decir nada. De pronto, sentí frío y no supe lo que pasaría si -Estoy seguro de que aquí no tienen los cuadros que yo
seguía mirándome. deseo -me dijo.
Por lo tanto, me quedé donde estaba y entonces aquel Habíamos entrado ya en la galería y me detuve.
hombre se acercó a George y lo desnudó. George era como -Entonces, ¿qué es lo que usted desea?
uno de esos maniquíes que se ven en los escaparates de los Se quedó plantado ante mí, balanceando aquella gran
almacenes. Después, aquel individuo se puso todas las ropas bolsa de plástico.
-¿Se refiere al género de pintura? Pues bien, yo quiero en manos de coleccionistas que jamás se decidirían a
uno o dos buenos Rembrandt, un Vermeer, un Rafael, algo venderlos.
del Tiziano, un Van Gogh y un Tintoretto. También deseo un Se levantó y empezó a meter los billetes dentro de la
Goya, un Greco, un Breughel, un Hals, un Holbein y un bolsa. Lo agarré por el brazo.
Gauguin. Supongo que no habrá manera de conseguir "La -Pero, desde luego, haremos cuanto podamos -añadí-.
última cena"; se trata de un fresco, ¿no es verdad? Tenemos nuestras fuentes de información, nuestros
Era una pesadilla escuchar a aquel hombre. Creo que me contactos. Estoy seguro de que, como mínimo, podremos
dejé llevar definitivamente por el mal humor, y lo demostré. procurarle algunas de las obras menores de cada uno de los
-¡Por favor! -exclamé-. Esta mañana estoy muy ocupado. maestros que ha anotado en la lista. Sólo es cuestión de
No tengo tiempo para... tiempo.
-No me ha comprendido -me interrumpió-. Usted compra Movió la cabeza.
cuadros, ¿no es cierto? Bien, pues yo quiero que me compre -No me serviría. Hoy es martes, ¿verdad? Debo tenerlo
unos cuantos. Como si fuese mi... mi agente, ¿se dice así, todo en mi poder el domingo por la noche.
verdad? ¿Han oído ustedes alguna vez una cosa tan absurda?
-Ésta es la palabra -contesté-. Pero usted no habla en Aquel hombre tenía que estar loco.
serio. ¿Tiene idea de lo que costaría la adquisición de -Mire -me dijo-, empiezo ya a comprender cuál es la
semejante colección? Sería un precio sencillamente fabuloso. situación. Estos cuadros que yo deseo están esparcidos por
-Tengo dinero -aseguró. todo el mundo. Son propiedad de museos públicos y de
Nos hallábamos junto a la mesa de transacciones junto a entidades privadas que no los venderían. Y supongo que
la entrada. Se acercó a ella e invirtió su bolsa. Seguidamente, ocurrirá lo mismo con los manuscritos. Cosas como la Biblia
la abrió con una especie de cremallera. de Gutenberg, las primeras obras de Shakespeare, la
Nunca, pero es que nunca, he visto un espectáculo tan Declaración de Independencia...
fantástico en toda mi vida. La bolsa estaba llena de billetes; Loco de remate. Todo cuanto pude hacer fue asentir en
fajos y más fajos de billetes, y cada uno de ellos era de cinco silencio.
mil o diez mil dólares. ¡Ni siquiera había visto yo uno sólo de -¿Cuántas de las cosas que deseo se encuentran aquí? -
ellos! preguntó-. ¿Aquí, en este país?
De haberse tratado de billetes de veinte o cien dólares, -Muchas, casi la mitad.
habría sospechado una falsificación, pero nadie hubiese -Perfectamente. Voy a decirle lo que debe saber. Siéntese
tenido la audacia de pensar que podía salirse con la suya con aquí y hágame una lista. Quiero que me escriba los nombres
un botín como aquel. Parecían auténticos, y lo eran. Me de los cuadros que yo he anotado y el lugar donde se
consta porque... pero hablaré de esto después. encuentra cada uno de ellos. Por esta lista le pagaré 10.000
Allí me quedé sin poder moverme, contemplando aquella dólares.
fortuna, y míster Smith, como él decía llamarse, me ¡Diez mil dólares por una lista que podía haber obtenido
preguntó: gratuitamente en la biblioteca pública! ¡Diez mil dólares por
-Y bien, ¿cree que hay bastante? menos de una hora de trabajo!
No sé cómo no me desmayé sólo de pensarlo. Le di la lista. Y él me entregó el dinero y se marchó.
Imagínense ustedes un perfecto desconocido, paseando Para entonces, yo estaba ya casi frenético. Todo mi
por las calles con diez millones destinados a la compra de cuerpo temblaba. Había venido y se había marchado, y yo no
cuadros. ¡Y mi parte en la comisión es de un cinco por sabía nada, ni siquiera su verdadero nombre. ¿Quién podrá
ciento! hablarme de millonarios excéntricos? Se marchó, y yo me
-No lo sé -contesté-. ¿Habla usted en serio? quedé con 10.000 dólares en la mano.
-Ahí está el dinero. ¿Cuándo puede entregarme lo que yo Bueno, yo no soy de esos que hacen las cosas a ciegas.
deseo? Aún no habían pasado tres minutos cuando cerré la tienda y
-Por favor -supliqué-. Todo esto es tan poco corriente, me encaminé al Banco. Al regresar a la galería, estaba como
que apenas sé por dónde empezar. ¿Tiene una lista detallada extasiado.
de lo que desea adquirir? Y entonces me pregunté por qué regresaba.
-Puedo escribirle los nombres de los cuadros -me dijo-. En realidad, no tenía por qué regresar. Aquel dinero era
Recuerdo la mayoría de ellos. mío, no de Jerry. Me lo había ganado yo, con mi
Confieso que sabía lo que quería. Velázquez, Gorgione, insignificante persona. En cuanto a Jerry, podía quedarse en
Cézanne, Degas, Utrillo, Monet, Toulouse-Lautrec, Delacroix, el Cape y pudrirse allí. Ya no necesitaba su precioso empleo.
Ryder, Pissarro... Me alejé de allí y compré un billete para París. En mi
Después empezó a escribir títulos. Me temo que dejé opinión, todas esas historias de la guerra fría no son más que
escapar una imprecación. tonterías.
-¡Pero hombre, usted no puede pretender comprar la Desde luego, Jerry se enfurecerá cuando se entere de lo
"Mona Lisa"! ocurrido. Bueno, que se enfurezca. Sólo puedo decirle que se
-¿Por qué no? busque otro chico.
Daba la impresión de hablar en serio.
-Ya sabe usted que no se vende a ningún precio. Declaración de Nick Krauss
-No lo sabía. ¿A quién pertenece?
-Al museo del Louvre. Está en París. No me aguantaba de pie. Había estado trabajando desde
-Lo ignoraba. -Seguía serio; puedo jurar que hablaba en el martes por la noche y era ya sábado. Tenía los nervios de
serio-. Pero, ¿y los demás? punta.
-Siento decirle que lo mismo puede decirse de la mayor Pero yo no podía perderme aquel trabajito. Porque la
parte de estas obras. No están a la venta. La mayoría se recompensa era fabulosa. La recompensa al golpe más
encuentran en museos y galerías públicas del país y del inmenso jamás proyectado.
extranjero. Y otros cuadros que usted ha anotado se hallan
Desde luego, he oído hablar del asunto de Brink. Incluso Mandé hombres en avión con pedidos y dinero contante y
tengo una idea muy aproximada de quienes dieron el golpe. sonante a Detroit, Chicago, San Luis y la costa. Tenían listas
Pero aquello fue miseria al lado de esto, y además se y sabían lo que debían buscar. Cada uno de los que se
necesitó más de un año para realizarlo. pusieron en contacto conmigo hizo sus propios planes para
Ese negocio los deja chiquitos a todos. Figúrense, seis dar su golpe. Yo pagué todo lo que me pidieron y de ese
millones de pavos en metálico. ¿Qué les parece? He dicho modo todos estuvieron contentos. No había la posibilidad de
seis millones de pavos en cuatro días. ¿Una nadería, verdad? que alguno me la diera con queso; ¿dónde habría podido
¿Y quién lo hizo? Yo, y nadie más que yo. vender el género? Estas cosas queman al que las toca.
Voy a decirles una cosa: me gané ese dinero. Hasta el El jueves yo estaba ya medio sepultado entre gráficos,
último centavo. Y no crean que no tuve que repartir la pasta planos de salas y rutas de escape. Había seis individuos sólo
a manos llenas. Incluso ahora no consigo acordarme de para revisar los sistemas de alarma en los lugares que
cuánta gente intervino desde el principio hasta el fin. Entre corrían a mi cargo. En Nueva York trabajaban más de
propinas y gastos -como alquilar aviones para que todos me cincuenta, sin contar el personal sobornado. Nadie me
trajeran la mercancía- creo que la broma me costó cerca de creería si yo dijera los nombres de algunos de los que nos
millón y medio, sólo para montar la operación. ayudaron. Profesores de importancia, explicando cómo
Por lo tanto, quedan cuatro millones y medio. Cuatro podíamos entrar, o cortando alambres y dejando puertas sin
millones y medio que debía recoger a bordo del yate. cerrar. Oí a una docena de ellos y cuando todo hubo
Tenía toda aquella maldita mercancía dentro del camión. terminado hasta me escandalicé. Esto es lo que el dinero a
Ciento cuarenta piezas, algunas de ellas muy pesadas. Pero grandes dosis puede comprar.
no quise que nadie más se ocupase de la descarga. Aquello Como es lógico, me vi en algún apuro. En varios. No
era dinamita. Sólo dos millas desde el almacén donde lo pudimos sacar el género de Los Ángeles. El camión no estaba
había guardado todo. Las dos millas más largas que jamás he en el lugar previsto, y perdieron todo el cargamento tratando
recorrido. de pirárselas en el aeropuerto. Fue una suerte que la bofia se
Claro que tenía un almacén. ¡Yo mismo lo había cargase a los cuatro que habrían podido cantar. Gracias a
comprado! También compré el yate para él. Pagué en dinero esto, no pudieron sacar nada en claro.
contante y sonante. Cuando se dispone de seis millones para En resumidas cuentas, hubo unas siete u ocho bajas; los
negociar, uno no corre riesgos con cosas que se pueden cuatro de Los Ángeles, dos en Filadelfia, un fulano en Detroit
comprar sin armar jaleo. y otro en Chicago. Pero nadie se chivó. Yo estuve siempre en
El negocio presentaba muchos riesgos. Tuve que correr contacto por radio y tenía a mis muchachos en todas partes,
esos riesgos, trabajando con tanta rapidez. Aún no sé cómo supervisando. Todo el género al que pudimos echar mano
me salí con la mía sin que me fallase una docena de cosas. llegó a Jersey en avión particular y lo metí directamente en el
Pero la pasta ayudó. Coges a un fulano, y por dos o tres almacén.
sábanas es capaz de traicionarte. Le das veinte o treinta y el Y cuando salí para cobrar la factura, tenía todas las
hombre es tuyo. Utilicé a muchos tipos que ni siquiera eran obras, 143 piezas, metidas en mi camión.
del oficio, tipos que nunca habían conocido la chirona por Necesité tres horas para subir la mercancía a bordo del
dentro. Unté las manos de guardianes, policías y empleados yate. Aquel tipo, el supuesto míster Smith, estuvo sentado y
de los museos. vigilándome durante todo ese rato.
Aún no sé qué quería hacer aquel guasón con toda esa Cuando terminé, le dije:
pacotilla. Lo único que se me ocurre es que tal vez fuese uno -Aquí está todo. ¿Está contento, o prefiere que le
de esos rajás indios, o algo por el estilo. Pero no tenía la extienda un recibo?
pinta de hindú, era un fulano alto y corpulento, más bien Ni siquiera sonrió. Lo único que hizo fue mover la cabeza.
joven. Tampoco hablaba como si lo fuese. Pero, ¿a quién -Tendrá que abrir las cajas -me dijo.
más se le puede ocurrir soltar toda esa pasta a cambio de un -¿Abrirlas? -exclamé-. Necesitaré dos horas más.
puñado de telas cubiertas de pintura? -Disponemos de tiempo -replicó.
Sea como fuere, el martes por la noche se me presentó -¡Y un cuerno! Óigame, esa mercancía quema y yo aún
provisto de aquella bolsa. Nunca he podido saber cómo llegó más. Hay más de cien mil polizontes buscando ese género.
hasta mí, y cómo pudo esquivar a Lefty en el piso de abajo. ¿No ha leído los periódicos ni ha escuchado la radio? Todo el
Pero allí estaba. Me preguntó si era verdad lo que le país está que arde. Esto es peor que una crisis bélica o como
habían contado de mí, y me preguntó si quería hacer un quiera que se llame. Quiero largarme de aquí, más que de
trabajito para él. Dijo llamarse Smith. El nombre que adoptan prisa.
todos los que quieren permanecer en el anonimato. Pero él insistió en que abriera las cajas y las cestas, y
Poco me importó cuál fuese su nombre. Porque, como tuve que hacerlo. Al fin y al cabo, por cuatro millones de
dijo aquel tipo, el dinero habla por sí solo. Y desde luego, pavos un poco trabajo extra no hace daño a nadie. Ni
aquel martes por la noche el dinero soltó un verdadero siquiera cuando uno está que se cae de sueño. De todos
discurso cuando el fulano aquel va y me esparce dos millones modos, fue tarea dura pues todo estaba muy bien
de machacantes sobre la mesa. empaquetado. Con el fin de que no se averiase el género, se
Dos millones de machacantes, ¿me oyen? ¡Y en metálico! comprende.
-He traído esto para los gastos -me dijo-. Si puedes No había nada que estuviera enmarcado. El hombre
ayudarme, hay cuatro millones más. extendió aquellas telas en el suelo y las comprobó una por
Prescindamos del resto. Hicimos el trato y yo puse manos una, mientras consultaba un cuaderno. Y cuando yo hube
a la obra. El miércoles lo tenía ya a bordo del yate, y no se sacado el último maldito cuadro, llevando todas las maderas
movió de allí mientras yo trabajaba. Cada noche, yo iba allí y y virutas a cubierta, y arrojado todos los restos por la borda
le informaba. aprovechando la oscuridad, fui a buscarlo a la cabina de
Fui personalmente a Washington y también me ocupé del proa.
negocio en Nueva York y Filadelfia. El viernes visité Boston. -¿Qué está haciendo aquí? -pregunté-. ¿Adónde vamos?
Lo demás lo solucioné por teléfono en su mayor parte.
-A trasbordar todo esto a mi buque -me dijo-. No Durante los últimos tiempos había estado leyendo mucho los
supondrá usted que me dispongo a marcharme con esta periódicos y no me perdía ni detalle de tanta charla sobre la
embarcación, ¿verdad? Y necesito su ayuda para trasladarlo próxima guerra. Era uno de aquellos comunistas, con sus
a bordo de la mía. No se preocupe, no está muy lejos de armas nuevas y todo su material. No era de extrañar que
aquí. gastase millones de machacantes de aquella manera.
Puso en marcha los motores, pero yo me coloqué detrás Por lo tanto, pensé en cumplir con mi deber de patriota.
de él y le hurgué las costillas con mi "Especial". Sí, le metería todos aquellos cuadros a bordo. Quería echar
-¿Dónde está la pasta? -le pregunté. un vistazo a aquel submarino suyo. Pero una vez terminado
-En la otra cabina, sobre la mesa. el trabajo, decidí que no iría a Rusia, ni a ningún otro sitio.
Ni siquiera se volvió para mirarme. Yo me encargaría de ello.
-¿No intentará ninguna jugarreta, verdad? Esto es lo que planeé y así le ayudé a acarrear toda la
-Juzgue usted mismo. mercancía hasta el submarino.
Fui a verlo y me convencí de que jugaba limpio. Pero después volví a cambiar de opinión. No era un ruso.
Había cuatro millones de pavos sobre la mesa. Billetes de No era nada que yo pudiese imaginar, excepto tal vez un
cinco y de diez mil dólares, y nada de falsificaciones. No inventor. Porque aquella cosa suya era absurda.
resultaría muy fácil pasar aquellas sábanas tan grandes, pues El interior estaba hueco. Completamente hueco, sólo con
los federales darían la alarma, pero tampoco entraba en mis una pared delgada alrededor. Puedo jurar que no había sitio
planes dormirme con aquel fardo a cuestas. Hay muchos ni para un motor ni para nada. Sólo el espacio necesario para
países aficionados a los billetes de gran calibre y que no apilar los cuadros y para que dos o tres hombres estuvieran
hacen ninguna pregunta. Varios lugares de Suramérica. Este de pie.
panorama no me inquietaba mucho, siempre y cuando Tampoco había ninguna luz eléctrica, pero había luz. Y luz
pudiera llegar allí. de día. Sé de lo que estoy hablando, estoy bien enterado de
Y me cuidé de que pudiera llegar allí. Volví a la otra los tubos fluorescentes y de neón. Aquello era distinto. Algo
cabina y le enseñé otra vez mi "Especial". nuevo.
-No se detenga -le dije-. Le ayudaré, pero si se pasa de ¿Instrumentos? Bueno, en un lugar había una especie de
listo le extirparé el apéndice de un balazo. ranuras pequeñas, pero estaban en el suelo. Había que
Sabía quién era yo. Sabía también que podía agujerearle echarse para ver cómo funcionaban. Y él no me quitaba la
y largarme de allí cuando me diese la gana. Pero ni siquiera vista de encima, por lo que no quise obrar de forma tan
parpadeó, ni tan sólo levantó la vista de su timón. descarada. Pensé que no sería prudente.
Navegamos unas cuatro o cinco millas. La oscuridad era Tuve miedo porque no tenía miedo.
total y él no llevaba ningún faro encendido, pero sabía Tuve miedo porque no era un ruso.
adónde íbamos pues de pronto nos paramos en alta mar y Tuve miedo porque no hay bolas redondas que floten en
me dijo: el agua, o que salgan de ella sólo cuando uno las mira.
-Hemos llegado. Y porque aquel hombre no vino a ninguna parte con todo
Subí a cubierta con él y no pude ver nada. Sólo las luces aquel dinero y no iba a ningún sitio con todos aquellos
de la costa y el agua que nos rodeaba. ¡Que me ahorquen si cuadros.
vi una embarcación en parte alguna! No pude fijar mis ideas, con la excepción de una sola.
-¿Dónde está? -le pregunté. Quería salir de allí, y salir cuanto antes.
-¿El qué? Tal vez ustedes creerán que estoy como una cabra, pero
-Su nave. ello se debe a que nunca han visto una bola resplandeciente
-Aquí abajo -contestó, señalando a un lado. flotando en el agua, sin moverse siquiera a causa de las olas,
-¿De qué diablos se trata? ¿De un submarino o de algo y con luz de día dentro cuando no había nada para
por el estilo? iluminarla. Nunca han visto a un señor Smith que no se
-De algo por el estilo. llamaba Smith y que tal vez ni siquiera era tal señor.
Se inclinó sobre la borda. Sus manos estaban vacías, no Pero si hubiesen pasado por esta experiencia,
hizo más que asomarse, y que me maten si de repente no comprenderían por qué me alegré tanto al verme otra vez en
aparece aquella maldita cosa. Una especie de bola de plata, el yate y al poder bajar a la cabina a recoger la pasta.
con una escotilla encima. -Perfectamente -dije-. Y ahora, vamos a regresar en
Ni siquiera distinguí la escotilla hasta que se abrió, y la seguida.
bola flotó junto al yate de modo que pudimos apoyar la -Márchese cuando quiera -contestó él-. Yo me voy ahora
pasarela en la escotilla. mismo.
-Venga -me dijo-. Le ayudaré, así ganaremos tiempo. -¿Que usted se va? ¿Y entonces cómo diablos regreso
-¿Se figura que voy a transportar la mercancía sobre esta yo?- grité.
plancha tan delgada? -le pregunté-. ¿Y a oscuras? -Con el yate -me dijo-. Es suyo.
-No se preocupe, no podrá caerse. Está Así, tal como lo oyen, me contestó.
magnomesurizada. -Pero si yo no puedo volver con el yate... ¡Ni siquiera sé
-¿Qué diablos significa esto? tripularlo!
-Se lo enseñaré. -Es muy sencillo. Vamos, se lo explicaré. Yo lo comprendí
Caminó sobre la plancha y subió a la bola antes de que en menos de un minuto. Venga conmigo a la cabina.
yo pensara en detenerlo. La plancha no se movió ni un -Un momento -saqué el "Especial"-. Usted me llevará
milímetro. ahora mismo hasta el muelle.
Después regresó junto a mí. -Lo siento, no tengo tiempo. Debo ponerme en camino
-Vamos, no hay motivo para tener miedo. antes de...
-¿Quién tiene miedo? -Ya me ha oído -insistí-. Ponga en marcha ese cascarón
Pero yo estaba que no me tocaba la camisa al cuerpo. de nuez.
Porque entonces comprendí lo que era aquel hombre.
-Se lo ruego, no me oponga dificultades. Tengo que -No lo sabía -saltó de la mesa-. ¿Quién recibe el informe?
marcharme enseguida. -La policía.
-Primero me volverá a tierra firme. Después márchese a -¡No!
Marte o a dondequiera que sea. -¡Se lo ruego, míster Smith! La ley me exige que...
-¿Marte? ¿Quién ha hablado de...? -Acepte esto.
Sonrió y movió la cabeza. Y entonces me miró. Buscó algo en el bolsillo con la mano derecha, y lo arrojó
Me miró con fijeza, me miró a mí. Miró a mi interior. Sus sobre la mesa. Lo miré: nunca había visto hasta entonces un
ojos eran sus ojos eran como dos de aquellas grandes bolas billete de cinco mil dólares, y era algo que recreaba la vista.
de plata, introduciéndose en rendijas detrás de mis globos -Y ahora me marcho -me dijo-. En realidad, nunca he
oculares y chocando contra mi cerebro. Se acercaron a mí, estado aquí.
pesadas y lentas, y yo no supe esquivarlas. Vi cómo venían y Me encogí de hombros.
supe que si chocaban contra mí, yo era hombre muerto. -Como guste -le dije-. Pero antes quiero enseñarle una
Mis pies no me sostenían. Todo mi cuerpo estaba cosa.
semiparalizado. Él seguía sonriendo y mirándome, mientras Me levanté, abrí el primer cajón de la izquierda de mi
sus ojos se me acercaban. Dieron vueltas y percibí su escritorio y le enseñé lo que guardaba allí.
choque. Después... me sentí morir. -Esto es una pistola calibre "22", míster Smith -le
Lo último que recuerdo es que oprimí el gatillo. expliqué-. Un arma para damas. Nunca la he usado fuera del
campo de tiro. Me disgustaría tener que utilizarla ahora, pero
Declaración de Elizabeth Rafferty, M. D. le prevengo que si lo hago sentirá usted molestias en su
brazo derecho. Como médico, mis conocimientos de
El domingo por la mañana, a las 9:30, llamó a la puerta. anatomía se unen a mis habilidades como tirador. ¿Me ha
Recuerdo la hora con exactitud porque yo había terminado comprendido?
de desayunar y había conectado la radio para escuchar -Sí, desde luego. Pero tiene que dejarme salir. Es muy
noticias de la guerra. Al parecer, habían descubierto otro importante. Yo no soy un criminal.
navío soviético, esta vez en la bahía de Charleston y con un -Nadie ha dicho que lo sea. Pero lo será si trata de burlar
dispositivo atómico a bordo. Los servicios de vigilancia a la ley negándose a contestar a mis preguntas para hacer el
costera y las fuerzas aéreas se hallaban en estado de alarma, informe. Éste debe hallarse en poder de las autoridades
y... dentro de las próximas veinticuatro horas todo lo más tarde.
Sonó el timbre y abrí la puerta. Soltó una risita.
Allí estaba él. Medía por lo menos un metro noventa y -Nunca lo leerán.
cinco. Tuve que mirar hacia arriba para ver su sonrisa, pero Suspiré.
el esfuerzo bien valía la pena. -No discutamos. Y no vuelva a meter la mano en su
-¿Está el doctor? -preguntó. bolsillo.
-Yo soy, el doctor Rafferty. Me miró, sonriendo otra vez.
-Bien. Esperaba tener la suerte de encontrarle en casa. -No llevo armas. Sólo quería incrementar sus honorarios.
Acabo de llegar caminando, en busca de un médico. Se trata Otro billete cayó sobre la mesa. Diez mil dólares. Cinco
de una urgencia... mil más diez mil son quince mil, sumé mentalmente.
-Lo suponía -di un paso atrás-. ¿Quiere pasar? No me -Lo siento -dije-. Todo esto resulta muy tentador para un
gusta que mis pacientes se desangren en el umbral de mi médico joven que trata de abrirse camino, pero resulta que
casa. yo tengo ideas muy anticuadas sobre estas cosas. Además,
Dio un vistazo a su brazo izquierdo. Sangraba, desde no creo que nadie me los cambiase a causa de todo ese gran
luego. Y a juzgar por el agujero de su chaqueta y las huellas jaleo que publican los periódicos acerca de...
de pólvora, adiviné la causa. Callé súbitamente al recordar. Billetes de cinco mil y de
-Por aquí -le dije, entrando en el despacho-. Y ahora, si diez mil dólares. Todo coincidía. Le sonreí desde mi
me permite que le ayude a quitarse la chaqueta y la camisa, escritorio.
míster... -¿Dónde están los cuadros, míster Smith? -pregunté.
-Smith. Le tocó a él la voz de suspirar.
-Desde luego. Suba a la mesa. Eso es. Vamos a ver, -Por favor, no me lo pregunte. Yo no quiero perjudicar a
permítame... Aquí. ¡Bien! Un orificio muy limpio, sobre el nadie. Sólo quiero marcharme, antes de que sea demasiado
triceps. Doble el brazo. Otra vez. Parece como si hubiese tarde. Usted ha sido amable conmigo. Le estoy agradecido.
tenido suerte, míster Smith. Ahora estése muy quieto. Voy a Acepte el dinero y olvídese de todo. Este informe no servirá
sondar... Tal vez le dolerá un poquitín... ¡Magnífico! Y ahora para nada, créame.
vamos a esterilizarlo... -¿Creerle? ¿Con todo el país en vilo buscando obras de
Le estuve observando todo el rato. Tenía el rostro arte robadas, y con un comunista debajo de cada cama? Tal
impasible de un jugador de naipes, pero sin ninguno de sus vez se trate solamente de curiosidad femenina, pero me
gestos. No supe clasificarlo. Pasó por toda la cura sin un solo gustaría saberlo todo. -Le apunté cuidadosamente-. No se
gemido ni un cambio de su expresión. trata de una conversación, míster Smith. Hable o disparo.
Por último, le vendé el brazo. -Está bien. Pero no le servirá de nada. -Se inclinó hacia
-Probablemente, su brazo estará entumecido durante mí-. Debe creerme. No servirá de nada. Podría enseñarle los
varios días. Le aconsejaría que no se moviese mucho. ¿Cómo cuadros, es verdad. Se los podría entregar. Y sin embargo,
ha sucedido? de nada serviría. Dentro de veinticuatro horas resultarían tan
-Un accidente. inútiles como el informe que usted quería presentar.
-¡Vamos, míster Smith! -Saqué la pluma y busqué un -Es verdad, el informe. Tal vez sea mejor que empecemos
formulario-. No seamos chiquillos. Sabe usted tan bien como por él -dije-. A pesar de sus frases pesimistas. A juzgar por lo
yo que un médico debe presentar un informe completo que dice, parece como si las bombas tuviesen que empezar a
cuando se trata de una herida de bala. caer mañana.
-Caerán -me aseguró-. Aquí y en todas partes. ha robado varios cuadros. Esta noche piensa llevárselos
-Muy interesante -empuñé la pistola con la mano consigo al año dos mil novecientos y pico. Esto es lo que
izquierda y cogí la estilográfica-. Pero ahora, al grano. Su usted espera. ¿Es ésta su historia?
nombre, por favor. Su nombre auténtico. -Es la verdad.
-Kim Logan. -Muy bien. Pero ahora sugiere que podrían repetir el
-¿Fecha de nacimiento? experimento en una escala más amplia. Regresar un año
-25 de noviembre de 2903. antes que hoy y apoderarse de más obras maestras. ¿Qué
Levanté el arma. sucederá con los cuadros que usted se llevará hoy?
-El brazo derecho -dije- a media altura del triceps. Le -No la comprendo.
dolerá. -Según usted, estos cuadros estarán en su época. Pero
-25 de noviembre de 2903 -repitió-. Llegué aquí el un año antes estaban colgados en diversos museos.
domingo pasado a las 10 de la noche, según el horario de ¿Seguirán allí cuando ustedes vuelvan? Seguramente, no
ustedes. Siguiendo la misma cronología, me marcharé pueden coexistir.
mañana a las nueve. Es un ciclo de 169 horas. Sonrió.
-¿De qué me está hablando? -Interesante paradoja. Empieza usted a gustarme,
-Mi instrumento está ahí, en la bahía. Los cuadros y los doctora Rafferty.
manuscritos se encuentran en él. Quería permanecer -Pues bien, no deje que este sentimiento vaya en
sumergido hasta el momento de marcharme esta noche, pero aumento. No es recíproco, puedo asegurárselo. Incluso
un hombre disparó contra mí. aunque me estuviera diciendo la verdad, yo no podría
-¿Se siente febril? -pregunté-. ¿Le duele la cabeza? admirar sus motivos.
-No. Le dije que no serviría de nada explicárselo todo. -¿Por qué no? -Se levantó, haciendo caso omiso de la
Usted no quiere creerme, como tampoco ha creído lo de las pistola-. ¿Acaso no es un objetivo dignísimo la salvación de
bombas. tesoros inmortales de las insensatas destrucciones de una
-Ciñámonos a los hechos -sugerí-. Usted ha admitido que guerra de tribus? El mundo merece que este patrimonio
robó los cuadros. ¿Por qué? artístico sea preservado. He arriesgado mi vida para poder
-A causa de las bombas, desde luego. Se aproxima la llevar la belleza a mi propia época, donde podrá ser
guerra, la gran guerra. Mañana, antes del amanecer, sus adecuadamente admirada y disfrutada por mentes que ya no
aviones volarán sobre la frontera rusa y los aviones soviéticos están obsesionadas por la codicia y crueldad que he hallado
contraatacarán. Esto no será nada más que el comienzo. La aquí.
guerra durará meses, años incluso. Al final... ruinas. Pero las -Sus palabras suenan muy bien -observé-, pero los
obras maestras que yo me llevo estarán a salvo. hechos prevalecen. Usted ha robado esos cuadros.
-¿Cómo? -¿Robado? ¡Los he salvado! Le aseguro que antes de
-Se lo he dicho ya. Mañana, a las nueve, regresaré a mi terminarse este año estarían completamente destruidos. Sus
lugar en la coordenada continua del tiempo. -Alzó la mano-. galerías, sus bibliotecas, todo desaparecerá. ¿Es robar sacar
No me diga que esto no es posible. Tal vez lo sea según sus los objetos más preciados de un templo en llamas? -Se
conceptos actuales de la física. Tal como está incluso nuestra inclinó hacia mí-. ¿Es un crimen?
ciencia, sólo puede demostrarse el movimiento hacia -¿Y por qué no apagar el fuego? -repliqué-. Usted sabe
adelante. Cuando sugerí mi proyecto al Instituto todos se (supongo que a través de datos históricos) que la guerra ha
mostraron escépticos, pero esto no impidió que construyeran de estallar hoy o mañana. ¿Por qué no aprovecharse de su
el instrumento siguiendo mis instrucciones. También me previsión y tratar de evitarla?
permitieron utilizar el dinero de la Fundación Histórica, en -No puedo hacerlo. Los datos que poseemos son mínimos
Fort Knox. Y antes de marcharme, recibí irónicas e incompletos. Los acontecimientos se confunden entre sí. Ni
bendiciones. Supongo que al verme desaparecer, todos se siquiera he podido averiguar cómo empezó, o mejor dicho
llevaron una sorpresa mayúscula. Pero esto no será nada empezará, la guerra. Algún incidente trivial, que nadie
comparado con la reacción que causará mi regreso. Mi mencionará. Sobre este punto, nada he podido aclarar.
regreso triunfal, con un cargamento de obras maestras que -¿Pero no puede avisar a las autoridades?
todos suponían destruidas mil años antes. -¿Y cambiar la historia? ¿Cambiar la secuencia actual de
-Vamos a aclarar las cosas -dije-. Según su relato, usted los acontecimientos, para ser más exacto? ¡Imposible!
ha venido porque sabía que la guerra estaba a punto de -¿Acaso no la cambia al llevarse los cuadros?
estallar y quería salvar de la destrucción unas cuantas obras -Esto es diferente.
maestras. ¿No es así? -¿Lo cree? -Le miré con fijeza a los ojos-. No veo la
-Exactamente. Era una jugada muy arriesgada, pero diferencia. En fin, todo esto es imposible. He perdido mucho
disponía de dinero. He estudiado esta época repasando todos tiempo discutiendo con usted.
los detalles disponibles en los archivos. Me puse al corriente -¡Tiempo! -Miró el reloj de pared-. Son casi las doce. Sólo
de las peculiaridades lingüísticas de la época. Supongo que me quedan nueve horas. Y tengo que hacer muchas cosas.
no tiene dificultad en comprenderme, ¿verdad? Y conseguí Entre ellas, ajustar el instrumento.
elaborar un plan. Desde luego, no he tenido un éxito -¿Dónde está ese precioso mecanismo suyo?
completo, pero he conseguido mucho en una sola semana. -En la bahía. Sumergido, desde luego. Tuve esta idea
Tal vez pueda volver otra vez, un poco antes, quizá con un cuando lo estaban construyendo. Imaginen los riesgos que
año o dos de anticipación, y procurarme más. -Sus ojos supone tratar de moverse a través del tiempo y aparecer
brillaron-. ¿Por qué no? Podríamos construir más sobre una superficie sólida. La faz de la tierra sufre cambios,
instrumentos, venir varios de nosotros. Entonces podríamos pero el océano es prácticamente inalterable. Ssabía que si
conseguir lo que quisiéramos. partía desde un lugar situado a varias millas del litoral y
Moví la cabeza denegando. llegaba aquí, eliminaría gran parte de los riesgos más
-Para no extendernos demasiado, supongamos por un corrientes. Por otra parte, el mar ofrece un escondrijo ideal.
momento que le creo, cosa que no es cierta. Dice usted que Sepa que el principio de mi viaje es sencillo. Por medios
puramente mecánicos, esta noche elevaré el instrumento Había un pequeño yate que se mecía sobre las aguas,
hasta rebasar el límite estratosférico y entonces pero no brillaba en él ninguna luz. ¿Podía ser el yate?
intercalcularé dimensionalmente el momento en que me Sería absurdo correr riesgos. Me acordé de las noticias de
libere de la órbita terrestre. El impulso gántico será... la radio acerca del servicio de vigilancia costera.
No cabía duda. No era preciso escuchar tantas tonterías Esto me decidió. Regresé a la ciudad, me detuve ante
para comprender que estaba loco de atar. Una lástima, pues una farmacia y llamé a la policía. Sólo comuniqué la
era un ejemplar muy apuesto. presencia del yate. Tal vez investigarían la causa de que no
-Lo siento -le interrumpí-. No dispongo de más tiempo. hubiese luces. Sí, me quedaría allí y les esperaría, si así lo
Lamento verme obligada a ello, pero no me queda otra deseaban.
alternativa. No, no se mueva. Voy a llamar a la policía, y si No me quedé, desde luego. Volví a la Punta y enfoqué
da usted un paso dispararé. mis prismáticos hacia el yate. Eran casi las nueve cuando vi
-¡Deténgase! ¡No debe llamarles! Haré cualquier cosa. que se acercaba la lancha guardacostas, pasando detrás del
Incluso la llevaré conmigo. ¡Eso es! ¡La llevaré conmigo! ¿No yate con gran rapidez.
le gustaría salvar la vida? ¿No le agradaría escapar? Eran exactamente las nueve cuando encendieron los
-No. Nadie escapará -le aseguré-. Sobre todo, usted. Y reflectores y, durante un increíble instante, captaron el
ahora, quieto y nada de tonterías. Voy a hacer esa llamada. brillante reflejo del globo plateado que salió del agua y subió
Se detuvo. Quedóse inmóvil. Yo cogí el teléfono, con una derecho hacia los cielos.
dulce sonrisa. Él sonrió a su vez. Me miró. Entonces se produjo la explosión y vi el fogonazo antes
Ocurrió algo. de percibir la detonación. El guardacostas llevaba artillería
Se ha discutido mucho acerca de los aspectos clínicos de antiaérea y ésta se mostró efectiva.
la terapia hipnótica. Recuerdo que en la escuela intentaron Por un momento, el globo siguió su ascenso. Al momento
hipnotizarme y demostré ser totalmente inmune. De ello siguiente, no había nada. Lo volaron en mil pedazos.
deduje que se necesita cierta dosis de cooperación o de Y fue como si también me hicieran pedazos a mí. Porque
sugestibilidad condicionada para que un individuo resulte si había un globo, tal vez él estaba dentro. Con las obras
susceptible a la hipnosis. maestras, a punto de regresar a otra época. Por lo tanto, su
Estaba equivocada. historia era cierta, y si era cierta...
Estaba equivocada porque entonces no pude moverme. Creo que me desmayé. Mi reloj marcaba las 10:30
Nada de luces, ni de espejos, ni de voces, ni de sugestión. cuando recobré el conocimiento y me incorporé. Habían dado
Simplemente, no pude moverme. Seguí sentada, empuñando ya las once cuando entré en el Servicio de Vigilancia Costera
la pistola. Así continué mientras le veía marcharse, cerrar la y expliqué mi odisea.
puerta tras él. Podía ver y podía asentir. Incluso pude oírle Como es lógico, nadie me creyó. Incluso el doctor
cuando se despidió de mí. Halvorsen, el médico de guardia, dijo que me creía pero
Pero no conseguí moverme. Podía hacer algo, pero sólo insistió en darme la inyección y en trasladarme al hospital.
funciones de tipo paralítico. Por ejemplo, podía mirar el reloj. De todos modos, hubiera sido ya tarde. Aquel globo fue
Estuve observando el reloj desde las doce hasta casi las la gota que acabó de llenar el vaso. Seguramente,
siete. Durante la tarde llegaron varios pacientes, no pudieron comunicaron a Washington sin perder tiempo la historia de
entrar y se marcharon. Miré el reloj hasta que su faz se borró aquella nueva arma soviética destruida ante las costas. Al
a causa de la oscuridad. Seguí sentada y sufriendo aquella producirse el hecho después de haberse descubierto aquellos
rigidez hipnótica hasta que, providencialmente, sonó el buques cargados de bombas, representó el golpe final.
teléfono. Alguien dio órdenes y nuestros aviones se pusieron en
Aquello rompió el hechizo. Pero también me quebró a mí. camino.
No pude contestar a la llamada. Me limité a desplomarme He estado escribiendo toda la noche. Desde el pasillo se
sobre mi mesa, con los músculos transidos por el dolor, oyen las noticias de la radio. Hemos bombardeado varios
mientras la pistola se desprendía de mis dedos entumecidos. lugares. Y se ha dado la alerta, en previsión de posibles
Permanecí allí jadeando y sollozando, durante largo tiempo. represalias.
Traté de sentarme otra vez y sufrí dolores de agonía. Tal vez ahora me creerían. Pero ya no importa. Será tal
Después traté de andar. Las piernas carecían de tacto. como él pronosticó.
Necesité una hora para volver a ser dueña de mí, e incluso No puedo dejar de pensar en las paradojas del viaje a
entonces noté que sólo se trataba de un control parcial, un través del tiempo. Esa noción de trasladar objetos del
control meramente físico. Mis pensamientos eran otra cosa presente al futuro, y esa otra acerca de alterar el pasado. Me
muy distinta. gustaría desarrollar esta teoría, pero ya no es preciso. Los
Siete horas pensando. Siete horas de duda entre la antiguos maestros no han podido ir al futuro. Como tampoco
falsedad o la certidumbre de aquel relato. Siete horas él, al regresar a nuestro presente, pudo evitar la guerra.
aceptando y rechazando lo posible y lo imposible. ¿Qué había dicho? "Ni siquiera he podido averiguar cómo
Eran ya más de las ocho cuando conseguí valerme de los empezó, o mejor dicho empezará, la guerra. Algún incidente
pies otra vez, y entonces no supe lo que debía hacer. trivial, que nadie mencionará."
¿Llamar a la policía? Sí, pero ¿qué podía decirles? Tenía Pues bien, éste fue el incidente trivial. Su visita. Si yo no
que estar segura, tenía que saber. hubiera hecho aquella llamada por teléfono, si el globo no se
¿Y qué sabía yo? Que estaba allí, en la bahía, y que hubiese elevado... pero ya no puedo pensar en ello por más
partiría a las nueve. Había un instrumento que se elevaría tiempo. Me duele la cabeza. Todo ese ruido estridente y
más allá de la estratosfera... atronador...
Salí en busca de mi coche y me puse en marcha. El Acabo de efectuar un descubrimiento importante. Estos
muelle estaba desierto. Enfilé la carretera que conduce hasta ruidos estridentes y atronadores no proceden del interior de
la Punta, desde donde se goza de una buena vista. Llevaba mi cabeza. También puedo oír el alarido de las sirenas. Si
mis prismáticos. Había estrellas, pero no luna, a pesar de lo aún me quedaba alguna duda acerca de la veracidad de sus
cual pude ver perfectamente. afirmaciones, se ha desvanecido ya por completo.
Ojalá hubiese dado crédito a sus palabras. Ojalá los
demás me creyesen ahora. Pero ya no queda tiempo...

TALES IN A JUGULAR VEIN


 1965, Robert Bloch
Traducción de E. RIAMBAU
BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
 Editorial Molino, 1968
Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
Un Hogar Hospitalario -Sólo en caso de urgencias, querida. No hay muchos
Robert Bloch médicos por aquí. Por suerte, tampoco hay muchos
pacientes. -El doctor Bracegirdle empezó a reírse otra vez,
El tren llevaba retraso y serían ya más de las nueve pero logró contenerse-. Vamos a ver. Dices que estás en la
cuando Natalie se halló en el solitario andén de la estación de estación, ¿verdad? Mando en seguida a miss Plummer para
Hightower. que te recoja con el jeep. ¿Traes mucho equipaje?
Como es natural, la estación estaba cerrada por la noche -Sólo un maletín de viaje. El resto viene con el mobiliario
-no era más que un apeadero, pues no había allí ninguna por barco.
población- y Natalie no supo lo que debía hacer. Había -¿Por barco?
estado segura de que el doctor Bracegirdle vendría a -¿No te lo escribí?
recibirla. Antes de salir de Londres había mandado un -Sí, claro que sí. Bien, no importa. Miss Plummer llegará
telegrama a su tío para comunicarle la hora de su llegada, en seguida.
pero debido al retraso del tren cabía la posibilidad de que -La esperaré ante el andén.
hubiese venido y se hubiera marchado otra vez. -¿Qué dices? Habla más alto, apenas puedo oírte.
Natalie miró a su alrededor indecisa y entonces vio la -Dije que la esperaré ante el andén.
cabina telefónica que le ofrecía una solución. La última carta -¡Ah! -El doctor Bracegirdle volvió a soltar la carcajada-.
del doctor Bracegirdle estaba en su monedero y en ella Es que aquí estamos celebrando una fiestecilla.
figuraban su dirección y el número de su teléfono. Cuando -¿No molestaré? Me refiero a que no me esperaban esta
llegó a la cabina ya había revuelto el monedero y hallado la noche...
carta. -¡Ni hablar! No tardarán en marcharse. Espera a Miss
La llamada resultó ser un pequeño problema; hubo una Plummer.
interminable demora antes de que la telefonista estableciera Se cerró la comunicación y Natalie regresó al andén. Al
la conexión y había considerables zumbidos en la línea. Una cabo de un rato sorprendentemente corto, apareció el jeep y
mirada a las colinas cercanas a la estación, a través del se desvió de la carretera para detenerse casi tocando los
cristal de la cabina, le sugirió el motivo de tales dificultades. raíles. Una mujer alta y delgada, de cabellos grises y vestida
Al fin y al cabo, recordó Natalie, se hallaba en la región con un uniforme blanco un poco arrugado, se apeó y llamó a
occidental. Era muy posible que allí todo fuese más Natalie.
primitivo... -Venga, querida. Siéntese, yo meteré esto detrás. -
-¡Diga, diga! Balanceó el maletín y lo arrojó a la parte posterior del
La voz de aquella mujer tenía un tono agudo. Los vehículo-. ¡Y ahora, en marcha!
zumbidos habían cesado, pero podía oírse un rumor que Sin esperar apenas a que Natalie cerrase la puerta, la
sugería una algarabía de voces. Natalie se inclinó y habló con enérgica miss Plummer aceleró y el automóvil volvió a enfilar
voz clara ante el teléfono. la carretera.
-Soy Natalie Rivers. ¿Puedo hablar con el doctor El indicador de velocidades no tardó en marcar los ciento
Bracegirdle? veinte, y Natalie parpadeó. Miss Plummer notó en seguida su
-¿Quién dice que le llama? inquietud.
-Natalie Rivers. Soy su sobrina. -Lo siento -dijo-. Con el doctor visitando fuera de casa, no
-¿Su qué, señorita? puedo estar ausente durante mucho tiempo.
-Su sobrina -repitió Natalie-. ¿Puedo hablar con él, por -¡Ah, sí, a causa de los huéspedes! Ya me lo dijo.
favor? -¿De veras?
-Espere un momento. Miss Plummer tomó un rápido viraje y los neumáticos
Hubo una pausa, durante la cual el sonido de las voces protestaron con un chillido. Natalie decidió ocultar su
de fondo pareció amplificarse, y poco después Natalie oyó aprensión mediante la conversación.
una resonante voz masculina que dominó el distante -¿Qué clase de hombre es mi tío? -preguntó.
murmullo. -¿Nunca lo ha visto?
-Soy el doctor Bracegirdle. ¡Mi querida Natalie, qué -No. Mis padres se marcharon a Australia cuando yo era
inesperada sorpresa! aún muy joven. En realidad, ésta es la primera vez que salgo
-¿Inesperada? ¡Pero si esta tarde te he enviado un de Canberra.
telegrama desde Londres! -Natalie se contuvo al notar el -¿La han acompañado sus padres?
ligero matiz de impaciencia que contenían sus palabras-. -Fallecieron hace dos meses en un accidente de coche -
¿Acaso no ha llegado? explicó Natalie-. ¿No se lo ha dicho el doctor?
-Mucho me temo que nuestro servicio no sea muy -Pues no. Es que yo llevo con él muy poco tiempo. -Miss
eficiente -replicó el doctor Bracegirdle con una risita a guisa Plummer lanzó una breve imprecación y el coche zigzagueó a
de excusa-. No, no ha llegado tu telegrama. Pero veo que tú lo largo de la carretera-. ¿Un accidente de coche, dice usted?
sí. -Volvió a lanzar una breve carcajada-. ¿Dónde estás, Hay gente que no debiera sentarse ante un volante. Eso es lo
querida? que dice el doctor. -Se volvió para mirar a Natalie-. Entonces,
-En la estación de Hightower. ¿viene usted para quedarse?
-¡Qué lástima! Precisamente en la dirección opuesta. -Sí, desde luego. Me escribió cuando le nombraron mi
-¿En la dirección opuesta? tutor. Por esto me preguntaba cuál es su aspecto. Resulta
-Sí, de la casa de los Peterby. Me acababan de telefonear tan difícil juzgar a través de unas cartas. -La mujer de rostro
cuando tú has telefoneado. Una nadería acerca de un enjuto asintió en silencio, pero Natalie sentía la necesidad de
apéndice; lo más probable es que sólo se trate de un hacer confidencias-. Si he de serle sincera, estoy un poco
pequeño trastorno estomacal. Pero he prometido ir en nerviosa. Es que nunca he conocido a un psiquiatra.
seguida, por si acaso. -¿Lo dice de veras? -exclamó miss Plummer
-¿No irás a decirme que aún ejerces medicina general? estremeciéndose-. Tiene usted mucha suerte. Yo he conocido
a unos cuantos. Si quiere que le diga la verdad, son un poco
sabelotodo. Aunque debo reconocer que el doctor Bracegirdle -El doctor regresará de un momento a otro. Debe
es uno de los mejores. Más comprensivo. esperarle.
-Tengo entendido que ha adquirido una muy numerosa Miss Plummer agarró del brazo a Natalie y con la misma
clientela. celeridad y decisión que había demostrado al conducir el
-Para esa especialidad nunca faltan clientes -observó miss jeep, condujo a la joven hacia el iluminado salón.
Plummer-. Sobre todo entre la gente adinerada. Yo diría que -Ha llegado la sobrina del doctor -anunció-. Les presento
su tío se ha ganado bien la vida. La casa y todo lo demás... a miss Natalie Rivers, de Australia.
pero ya lo verá usted. Varias cabezas se volvieron hacia Natalie, a pesar de que
Una vez más el jeep describió un viraje mareante y pasó la voz de miss Plummer apenas había podido penetrar en
la imponente entrada de un amplio camino que conducía a aquella conversación general. Un hombre bajo y obeso, de
una mansión enorme, semioculta entre una arboleda aspecto afable, se precipitó hacia Natalie blandiendo un vaso
distante. A través de la ventanilla, Natalie pudo ver un ligero a medio llenar.
resplandor, justo el suficiente para revelar la ornamentada -¿De Australia, eh? -le ofreció el vaso-. Debe de estar
fachada de la casa de su tío. sedienta. Vamos, beba. Yo voy a buscar otro.
-¡Ahora sí que la he hecho buena! -murmuró a media voz. Y antes de que Natalie pudiese replicar, dio media vuelta
-¿Qué ocurre? y volvió a mezclarse con el grupo junto a la mesa.
-Hay invitados... y es sábado por la noche. ¡Y yo sin -Es el mayor Hamilton -murmuró miss Plummer-. Una
arreglar a causa de mi viaje! excelente persona, de veras, aunque me temo que en estos
-No tiene la menor importancia -le aseguró miss momentos esté un poquitín achispado.
Plummer-. Aquí no gastamos cumplidos. Es lo que me dijo el Cuando miss Plummer se alejó, Natalie contempló
doctor cuando yo llegué. Es un hogar hospitalario. vacilante el vaso que sostenía en su mano. No estaba muy
Miss Plummer ladró y frenó al mismo tiempo, y el jeep se segura de cómo desembarazarse de él.
detuvo detrás de un lujoso automóvil negro. -Permítame.
-¡Apéese! Un hombre alto y distinguido, de cabellos grises y bigote
Con vigorosa eficacia, miss Plummer cogió la maleta del negro, se adelantó y tomó gentilmente el vaso entre sus
asiento posterior y subió con ella por la escalera de la dedos.
entrada, invitando a Natalie a seguirla con un gesto de la -Gracias.
cabeza. Se paró ante la puerta y buscó una llave. -De nada. Creo que deberá disculparle. Una fiesta
-De nada serviría llamar -le explicó-. Nunca me oirían. animada, ya sabe. -Señaló con la cabeza a una dama con un
Cuando la puerta se abrió de par en par, sus palabras generoso escote que charlaba animadamente con tres
quedaron plenamente confirmadas. El ruido de fondo que hombres sonrientes-. Pero ya que se trata de celebrar una
Natalie había percibido a través del teléfono era entonces despedida...
una formidable algarabía. Permaneció junto al umbral, -¡Ah, está usted aquí! -El hombrecillo rechoncho al que
titubeando, mientras miss Plummer irrumpía en la casa. miss Plummer había identificado como el mayor Hamilton,
-¡Venga, venga! volvió a colocarse en órbita alrededor de Natalie, con otro
Natalie obedeció y mientras miss Plummer cerraba la vaso en la mano y una amplia sonrisa en su rostro curtido-.
puerta, parpadeó ante el brillante resplandor del interior. Ya estoy aquí otra vez -anunció-. Como un bumerang, ¿no
Hallóse en un vestíbulo amplio, pero escasamente cree?
amueblado. Ante ella había una suntuosa escalera y, en un Emitió una carcajada explosiva e hizo una pausa.
rincón, entre la barandilla y la pared, una mesa de despacho -A propósito, ¿hay bumerangs en Australia? ¿Y negros?
y un sillón. A su izquierda, una puerta de madera Conocí a muchos australianos en Gallipoli. Claro que de esto
oscuraconducía al parecer al despacho privado del doctor hace ya mucho tiempo; yo diría que usted aún no había
Bracegirdle, pues una placa de bronce fijada en ella nacido...
ostentaba el nombre del médico. A su derecha había un -Por favor, mayor.
inmenso salón, con sus ventanas cerradas y protegidas por El hombre alto miró a Natalie sonriendo. Había algo
espesos cortinajes. De aquella gran sala procedía todo el tranquilizador en su presencia, así como también algo
bullicio de la fiesta. familiar. Natalie preguntóse dónde lo habría visto antes. Vio
Natalie se dirigió hacia la escalera y entonces pudo dar un que se acercaba al mayor y le quitaba el vaso de la mano.
vistazo al salón. Más de una docena de invitados rebullían -Oye, ¿qué significa...? -exclamó el mayor.
junto a una mesa enorme, hablando y gesticulando con la -Ya has bebido bastante, muchacho. Y también es hora
animación que da la amistad íntima, rodeando profusión de de que pienses en marcharte.
botellas que adornaban el centro de la mesa. Una súbita -Otra para el camino... -El mayor miró a su alrededor y
carcajada estentórea indicó que uno de los invitados, por lo alzó las manos en ademán de súplica-. ¡Todos los demás
menos, había abusado de la hospitalidad del doctor. están bebiendo!
Natalie apresuró el paso para que nadie la viera, y Quiso recuperar su vaso, pero el hombre alto le esquivó
después miró hacia atrás para asegurarse de que miss y, sonriendo a Natalie por encima de su hombro, se llevó al
Plummer la seguía con la maleta. Desde luego, miss Plummer mayor a un rincón y empezó a dirigirle una apremiante
la seguía, pero sus manos estaban desocupadas. Y cuando perorata en voz baja. El mayor asintió, súbitamente aplacada
Natalie llegó al pie de la escalera, miss Plummer movió la su borrachera.
cabeza con un ademán negativo. Natalie paseó la mirada por la sala. Nadie le prestaba la
-¿No pretenderá ir arriba, verdad? -murmuró-. Venga y la menor atención, excepto una mujer de cierta edad que se
presentaré. había sentado, solitaria, en el taburete del piano. La mujer
-Pensaba refrescarme un poco, ante todo. miró a Natalie con una fijeza que contribuyó a subrayar su
-Permítame que yo la preceda y ordene su habitación. El papel de intrusa en una fiesta de gala. Natalie dio una
doctor no me ha avisado, ¿sabe? apresurada media vuelta y volvió a ver a la mujer del escote.
-¡Pero si no es necesario! Sólo quiero lavarme... De pronto volvió a asaltarle el deseo de cambiarse de ropa y
miró hacia la puerta en busca de miss Plummer. Pero miss Sin embargo, miss Plummer no parecía estar muy
Plummer no apareció por ningún lado. Regresando al imporesionada. Los demás se habían congregado en la
vestíbulo, miró hacia lo alto de la escalera. habitación, detrás de ella, y seguían mirando sin decir
-¡Miss Plummer! -llamó. No hubo respuesta. palabra. Natalie se volvió hacia ellos, suplicante.
Entonces, por el rabillo del ojo, advirtió que la puerta del -¿Pero es que no lo ven? -gritó-. Esto ha sido obra de un
despacho contiguo al vestíbulo estaba entreabierta. En loco. ¡De alguien que debería estar encerrado en un
realidad, se estaba abriendo en aquel momento, con cierta manicomio!
rapidez, y un momento después miss Plummer salió -Mi querida niña -murmuró miss Plummer, mientras
caminando de espaldas y llevando algo en la mano. Antes de cerraba rápidamente la puerta y daba vuelta a la llave y los
que Natalie pudiese llamarla otra vez, cruzó presurosa el silenciosos espectadores avanzaban-, esto es el manicomio.
vestíbulo.
Natalie quiso seguirla, pero no pudo evitar detenerse ante TALES IN A JUGULAR VEIN
la puerta abierta.  1965, Robert Bloch
Contempló con curiosidad lo que era, evidentemente, el Traducción de E. RIAMBAU
despacho de consulta de su tío. Era un estudio confortable y BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
lleno de libros, con unos sillones tapizados de cuero ante las  Editorial Molino, 1968
estanterías. La cama del psiquiatra se hallaba en un rincón, Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
cerca de la pared, y ante ella había un gran escritorio de
caoba. La superficie de la mesa estaba prácticamente
desnuda, con la excepción de un teléfono de sobremesa y del
delgado cable castaño que salía de él.
Había algo en aquel cable que inquietó a Natalie y, antes
de darse cuenta de su gesto, se halló dentro de la habitación
examinando la mesa de trabajo. En seguida reconoció el
cable, desde luego; era el cable telefónico.
Y su extremo había sido netamente seccionado junto al
enchufe de la pared.
-Miss Plummer -murmuró Natalie-. Eso es lo que
llevaba... unas tijeras. Pero, ¿por qué?
-¿Por qué no?
Natalie se volvió precisamente cuando el hombre alto y
de aspecto distinguido entraba en la habitación.
-Nadie necesitará el teléfono -dijo-. Ya le he dicho que se
trata de una fiesta de despedida.
Y soltó una breve risita.
De nuevo, Natalie observó en él algo extrañamente
familiar, pero esta vez supo de qué se trataba. Había oído
aquella misma risa cuando telefoneó desde la cabina.
-¡Me está gastando una broma! -exclamó-. Usted es el
doctor Bracegirdle, ¿verdad?
-No, querida. -Movió negativamente la cabeza mientras
pasaba ante ella y se adentraba en el despacho-. Lo que
ocurre es que nadie la esperaba. Estábamos a punto de
marcharnos cuando usted llegó. Por esto tuvimos que decir
algo.
Reinó un momento de silencio.
-¿Dónde está mi tío? -preguntó Natalie por fin.
-Ahí.
Natalie se halló junto al hombre alto, contemplando lo
que yacía en el suelo, entre el diván y la pared. No pudo
soportar aquella visión más de un segundo.
-Una carnicería -admitió el hombre alto-. Claro que todo
fue tan repentino. Me refiero a la oportunidad que se
presentó. Y después todos echaron mano a los licores...
Su voz resonaba profundamente en la habitación y
Natalie advirtió que había cesado todo el bullicio de la fiesta.
Levantó la vista y se dio cuenta de que todos se hallaban
ante el umbral, observando.
Después el grupo cedió el paso y miss Plummer entró
presurosa en el despacho, llevando una incongruente
chaqueta de pieles sobre su arrugado y ajado uniforme.
-¡Dios mío! -exclamó-. ¡Lo ha descubierto!
Natalie asintió y dio un paso hacia ella.
-¡Tienen que hacer algo! -exclamó-. ¡Por favor!
-Claro.
Los Padres De La Patria -Está bien, no importa. Lo más esencial es que procures
Robert Bloch recordar lo que has de hacer. Míster Jefferson, ¿lleva consigo
la declaración?
A primeras horas de la mañana del 4 de julio de 1776, Nadie contestó. Franklin se acercó al hombre alto con la
Thomas Jefferson asomó su cabeza cubierta por la peluca a peluca.
la desierta sala de lo que más tarde se conocería con el -Jefferson, te estoy hablando a ti.
nombre de Independence Hall, y gritó: El hombrón esbozó una sonrisa tímida.
-¡Vamos, muchachos, la costa está libre! -No me acordaba.
Entró en la gran habitación, seguido por John Hancock, -Pues será mejor que lo recuerdes. Vamos a ver, ¿dónde
que fumaba nerviosamente un cigarrillo. está?
-¡Ya basta! -exclamó Jefferson-. ¿Quieres apagar esta -Aquí, en mi bolsillo.
colilla? ¿O es que quieres perdernos a todos, estúpido? -Sácala ya. Tenemos que firmarla en seguida, antes de
-Lo siento, jefe. -Hancock dio un vistazo a su alrededor y que venga alguien. Supongo que empezarán a llegar
después se dirigió a otro hombre que había entrado tras él-. alrededor de las ocho.
Apaga el cigarrillo -murmuró-. No hay ni un solo cenicero en -¿A las ocho? -suspiró Jefferson-. ¿No irás a decirme que
ese lugar. ¿En qué clase de ratonera nos hemos metido, aquí empiezan a trabajar tan temprano?
Nunzio? -Los amigos que hemos dejado en la habitación de al lado
Su interlocutor se molestó visiblemente. daban la impresión de haber estado trabajando durante toda
-No me llames Nunzio -gruñó-. ¿No recuerdas que mi la noche -le recordó Franklin.
nombre es Charles Thomson? -¿Es que nadie les ha hablado nunca del horario sindical?
-De acuerdo, Chuck. -No, y tú tampoco debes mencionarlo. -Miró atentamente
-¡Charles! -El hombre hurgó las costillas de John a sus compañeros-. Y lo mismo reza para todos vosotros. No
Hancock-. Enderézate esa peluca. Pareces un personaje de podemos permitirnos ninguna plancha.
cuento para niños. -¿A mí me lo dices?
John Hancock se encogió de hombros. Charles Thomson cogió el pergamino de manos de
-Bueno, ¿y qué esperas que haga? No se puede fumar y Thomas Jefferson y lo desplegó.
esas polainas me aprietan tanto que apenas me atrevo a -Ten cuidado con eso -advirtióle Franklin.
sentarme. -Cierra el pico, ¿quieres? Sólo quiero echarle un vistazo -
Thomas Jefferson dio media vuelta y le miró de pies a replicó Thomson-. Nunca lo había visto. -Examinó el
cabeza. manuscrito con curiosidad-. ¡Oye, pero si no hay nadie que
-No tienes que sentarte para nada -dijo-. Todo lo que has pueda entender esa escritura!
de hacer es firmar y mantener esa boca cerrada. Ben se Extendió la Declaración sobre una mesa y trató de
cuidará de hablar, ¿recuerdas? descifrarla, leyendo a media voz.
-¿Ben? -Cuando el curso de los acontecimientos humanos obliga
-Benjamin Franklin, imbécil -dijo Thomas Jefferson. a un pueblo a romper los vínculos políticos que le unían a
-¿Alguien ha mencionado mi nombre? otro, y a asumir entre los poderes de la tierra el... Pero, ¿qué
Un hombre bajo, rechoncho y calvo entró presuroso en la clase de jerigonza es ésta? ¿Por qué esos tipos no escriben
sala, ajustándose cuidadosamente sus gafas de forma en inglés?
cuadrada a la nariz. -No te preocupes. -Ben Franklin tomó el pergamino y se
-¿Por qué has tardado tanto? -inquirió Thomas Jefferson-. dirigió cojeando a un escritorio-. Voy a revisarla en seguida. -
¿Has tenido algún problema? Buscó en un cajón y halló un pergamino nuevo y una pluma
-Ni uno -replicó Benjamin Franklin-. Están durmiendo de ganso-. No podré copiar el tipo de letra, pero puedo dar
como lirones y he comprobado las mordazas. Es que estas una explicación de esa anomalía al Congreso. Les diré que
gafas me impiden ver bien. Había olvidado que tenía que Jefferson introdujo precipitadamente estos últimos cambios.
llevarlas. Lo de la precipitación no es ninguna mentira.
-¿No puedes prescindir de ellas? Se inclinó sobre el pergamino en blanco y estudió la
-No. Alguien podría sentir sospechas. -Franklin miró a sus Declaración.
compañeros por encima del borde de las gafas-. Y -Tengo que respetar el estilo -dijo-. Esto es muy
sospecharán si no hacéis todo lo que os dije. -Miró alrededor importante. Pero lo principal es añadir las provisiones al final.
de la habitación-. ¿Qué hora es? -¿Provisiones? -exclamó John Hancock radiante-. ¿Es que
Thomas Jefferson revolvió los encajes de su manga y van a darnos de comer? Yo estoy hambriento.
consultó la esfera de su reloj de pulsera. -Eso puede esperar -replicó Jefferson-. Y ahora silencio,
-Las siete y media -anunció. vamos a dejarle trabajar. Ésta es la parte más vital de todo el
-¿Estás seguro? plan, ¿me entiendes?
-Lo comprobé con la Western Union. Reinó el silencio en la habitación, sólo turbado por el
-Déjate ya de Western Union. Y quítate ese reloj, rumor de la pluma de ganso que Ben Franklin usaba para
métetelo en el bolsillo. Detalles como éste pueden ponernos escribir.
en un aprieto. Jefferson se mantenía a su lado, asintiendo de cuando en
-Hablando de aprietos -gruñó John Hancock-, estas botas cuando.
me están matando. No son de mi medida. -No te olvides de anotarme como jefe provisional -dijo-. Y
-Pues aguántalas y cierra el pico -replicó Benjamin escribe aquello de que necesitamos un tesorero.
Franklin-. Me gustaría saber por qué no te has afeitado. Te Franklin asintió con impaciencia.
felicito. En la jornada más importante de nuestra historia, el -Lo tengo todo aquí -contestó-. No te preocupes.
presidente del Congreso se presenta sin afeitar. -¿Crees que firmarán?
-Lo olvidé. Además, no había enchufe para mi máquina -Claro que firmarán. Es lógico. Inmediatamente después
eléctrica. de hablar de los estados libres e independientes, habrá una
mención de un arreglo gubernamental de carácter tapadera, el "Pensador" no tuvo dificultad en trabar
provisional. No pueden oponerse a esto. Me pregunto por conocimiento con personas que gustaban de apostar en
qué se omitió en el original. firme, no meros aficionados dispuestos a gastar un par de
-A mí que me registren -manifestó Jefferson dólares. Los pasó a Sammy, a Nunzio o a Mush, y éstos
encogiéndose de hombros-. ¿Cómo voy a saberlo? llenaron de cifras sus libretas.
-Es que se supone que lo has escrito tú. Su negocio fue en aumento, hasta el punto de que se
-¡Ah, sí, es verdad! vieron obligados a colocar unas cuantas apuestas propias
Franklin terminó de escribir, se echó atrás y hurgó el para cubrirse ante figuras de peso como por ejemplo Mickey
pecho de Jefferson con la pluma de ganso. Tarantino. Desde luego, jugaban con astucia y sólo confiaban
-Tose -ordenó. en confidencias seguras, cuando alguien que podía saberlo
Jefferson tosió. les indicaba cuál era el caballo adecuado.
-Otra vez. Más fuerte. Sucedió una tarde. Se trataba de veinte billetes de los
-¿Qué mosca te ha picado? grandes. Mickey Tarantino tendió la mano y sonrió, pero su
-Sufres de una fuerte laringitis -le dijo Franklin-. Es un sonrisa se esfumó cuando Sammy le comunicó que
caso agudo. Ello te impedirá hablar. Si alguien te hace una necesitaba algún tiempo para reunir el dinero.
pregunta, te limitas a toser. ¿Comprendido? -¿Qué es eso? -preguntó míster Tarantino-. Vosotros
-De acuerdo. De todas formas, no tenía ganas de hablar. estáis cargados de pasta. Sólo hay que ver a todos esos
Franklin miró a Hancock y a Thomson. ricachos que os confían sus apuestas.
-En cuanto a vosotros dos, será mejor que firméis y os -De momento, no contamos más que con nuestras
larguéis. Cuando llegue toda la pandilla, os metéis en la anotaciones -confesó Sammy-. Ocurre lo mismo que con la
habitación de al lado y vigiláis a los muchachos que hemos tienda de comestibles de tu viejo. Los pobres son los que
encerrado allí. Yo buscaré una excusa para justificar vuestra pagan y los peces gordos los que se hacen el sueco. Lo
ausencia. No podemos correr el riesgo de que os acribillen a mismo sucede en nuestro negocio. No hay modo de sacarles
preguntas. ¿Me habéis entendido? la pasta.
Los dos hombres asintieron. Franklin les tendió la pluma. -Pues será mejor que la saquéis -advirtióle míster
-Venid. Vosotros dos sois los que debéis firmar primero. - Tarantino-. Porque sólo os concedo tiempo hasta mañana.
Cuando John Hancock tomó la pluma, Franklin se echó a De lo contrario, vais a tener un disgusto mayúsculo.
reír-. Escribe "John Hancock" aquí. Sammy se retiró, convocó una reunión en el despacho del
Hancock firmó y rubricó, pasando después la pluma a "Pensador" y explicó las noticias.
Charles Thomson. También el "Pensador" tenía noticias para ellos.
-Recuerda que eres el secretario -dijo Franklin, mientras -Tarantino no es el único en creer que andamos boyantes
Thomson mojaba la pluma en el tintero-. ¿Qué te ocurre? ¿Es -anunció-. El Tío Sam nos está persiguiendo por una cuestión
que esta pluma es demasiado pesada para tus fuerzas? de impuestos atrasados.
-Claro que es pesada -respondió Thomson-. Y estas ropas -¡Lo que nos faltaba! -gruñó Sammy-. Por un lado los
me están matando, y ninguno de nosotros sabe lo que ha de alegres muchachos de Tarantino, y por el otro los agentes
decir. No podemos salirnos con la nuestra, Pensador. federales. ¿Hacia dónde nos inclinamos?
Cometeremos errores. -Yo sugiero que nos dirijamos a nuestros clientes -
Benjamin Franklin se levantó. respondió el "Pensador"-. Visitad a unos cuantos de nuestros
-Vamos a forjar la historia -declaró-. Seguid mis inversores y pedidles que salden sus cuentas.
instrucciones y todo marchará perfectamente. -Hizo una Sammy, Nunzio y Mush se ocuparon de las visitas y a
pausa y levantó la mano-. Según las inmortales palabras que primera hora de la tarde se reunieron para cotejar los
yo, Benjamin Franklin, pronuncié, todos debemos resultados.
mantenernos unidos. De lo contrario, nos ahorcarán por -¡Tres mil! -exclamó Sammy-. ¡Tres mil dólares
separado. únicamente!
¿Eso es todo? -El "Pensador" mostróse incómodo-. Yo
II creía que habríais sacado algo más.
-Claro que hemos sacado más. Excusas, promesas y
Habían estado juntos durante largo tiempo en Filadelfia. hasta evasivas. Pero en cuanto a la pasta, ahí está. Tres
Eran Sammy, Nunzio, Mush, y Tomaszewski alias "Pensador". sábanas y ni un centavo más.
Trabajaban de firme, pasaban sus apuros, pero también les -¿Y Cobbett? -preguntó el "Pensador".
acudía el dinero. -¿El profesor Cobbett? ¿Tu niño mimado?
Los comienzos fueron prometedores para todos, sobre El "Pensador" asintió. Sí, el profesor Cobbett era su
todo cuando el "Pensador" entró en el negocio. El "Pensador" cliente predilecto.
era un tipo listo, con carrera y despacho propio, y erigió una -¿Qué nos debe? -preguntó Sammy.
fachada para todo el grupo. Lo más curioso era que -Creo que unos ocho mil.
Tomaszewski, alias "Pensador", ejercía también como -Ocho y tres son once. La cosa varía. Si pudiésemos
abogado y habría podido sacar su buena tajada sin necesidad cobrarlos en seguida, tal vez Tarantino nos daría un plazo
de recurrir al negocio de las apuestas. algo más largo.
Pero al principio trabajó con ellos por puro instinto -No perdamos más tiempo -sugirió Mush-. Vamos a ver
deportivo. inmediatamente a ese vejestorio de Cobbett.
-La única explicación que puedo darme a mí mismo -les Se metieron todos en el coche de Sammy y fueron a ver a
dijo- es que, al parecer, carezco de un superego. Cobbett. El profesor vivía en una torre de las afueras, una
El "Pensador" siempre utilizaba palabras retumbantes. mansión muy agradable para un hombre que vivía solo, y se
Y fueron estas palabras retumbantes las que finalmente mostró cordial y amable cuando saludó al "Pensador", ante el
iniciaron los apuros para la sociedad. Al principio, todo porche de la entrada.
marchó sobre ruedas. Utilizando su bufete de abogado como
Pero no estuvo tan cordial ni amable cuando se enteró de -Díganos para qué sirve este objeto, profesor.
lo que deseaba el "Pensador", e incluso se comportó de un El profesor Cobbett se ruborizó.
modo poco hospitalario cuando el "Pensador" hizo un gesto y -Dudo en aplicarle el nombre que le corresponde,
sus tres compañeros aparecieron por sorpresa. después de los chascos que he recibido de las llamadas
No hubo más remedio que meter un pie para que no se autoridades científicas, pero no hay otro término para
cerrase la puerta, y hurgarle las costillas con las pistolas. mencionarlo. Es una máquina del tiempo.
-Nada de tonterías -le dijo Nunzio-. Queremos cobrar. -¡Uf! -exclamó Sammy dándose una palmada en la
-¡Pobre de mí! -exclamó el profesor Cobbett, mientras frente-. ¡Y para esto nos sacó ocho mil dólares! ¡Hemos
retrocedía de espaldas hacia su propio vestíbulo-. Pero si no topado con uno de esos científicos chiflados!
tengo ni cinco... El "Pensador" frunció el ceño.
-No quiera tomarnos el pelo -advirtióle Mush-. ¿Y esta -¿Una máquina del tiempo dice usted? ¿Un instrumento
casa? ¿Y todos estos muebles? capaz de transportarle a uno al pasado o al futuro?
-Todo hipotecado -suspiró el profesor-. Hipotecado hasta -Sólo al pasado -respondió el profesor-. El viaje hacia el
el último ladrillo. futuro es manifiestamente imposible, puesto que el futuro no
-¿Y esa escuela donde daba sus clases? -inquirió Mush-. existe. Y la palabra "viaje" no es la más adecuada. Tránsito
Tal vez podría pedirle un adelanto sobre su paga... es lo más aproximado, puesto que el tiempo no posee
-No tengo ya ninguna relación con la universidad. características materiales o espaciales, estando sujeto a un
-¿De qué vive, pues? -quiso saber Sammy. universo tridimensional por el único fenómeno observable
-Sí -añadió el "Pensador"-. Yo creía que usted era un que se manifiesta como duración. Pero si llamamos X a la
hombre acomodado. duración, y...
El profesor se encogió de hombros y pasóse una mano -¡Silencio! -gritó Nunzio-. Vamos a dar su merecido a ese
por sus grisáceos cabellos. bromista y a largarnos de aquí. Estamos perdiendo el tiempo.
-No es oro todo lo que reluce -alegó-. Por ejemplo, yo le -Perdiendo el tiempo -repitió el "Pensador"-. Profesor
consideraba a usted un profesional de buena reputación. Y Cobbett, ¿funciona este modelo?
cuando, con toda inocencia, le consulté acerca de la -Estoy seguro de ello. Nunca ha sido experimentado, pero
posibilidad de colocar alguna pequeña apuesta en las puedo enseñarle fórmulas que...
carreras de caballos, jamás hubiese imaginado que estaba -No importa. ¿Por qué no lo ha probado?
asociado con estos rufianes. -Porque no estoy seguro del pasado. Mejor dicho, de
-Ojo con sus palabras -le previno Sammy-. Ni nosotros nuestra actual relación con él. Si una persona u objeto del
somos rufianes, ni ocho mil dólares son una apuesta presente fuese enviada al pasado, tendrían lugar ciertas
pequeña. Otra cosa, ¿qué quiere decir con eso de que no es alteraciones. Lo que hoy se encuentra aquí se ausentaría, y
oro todo lo que reluce? algo se añadiría a lo que había entonces. Esta edición
-Pues que es verdad que yo disponía de una cierta alteraría el pasado. Y si el pasado sufriese alteración, ya no
reserva en metálico, y también que ocupaba un puesto de sería el mismo pasado que nosotros conocemos. -Frunció el
cierta categoría en la universidad. El hecho de que tanto mi ceño-. Es difícil explicarlo sin recurrir a la lógica de los
dinero como mi posición hayan desaparecido hoy, sólo se simbolismos.
debe a una cosa, a mis investigaciones privadas en un -¿Quiere decir que le asusta cambiar el pasado a causa
proyecto propio. El coste de los modelos experimentales del viaje a través del tiempo? ¿O sea trasladarse a un pasado
redujo mis ahorros y la revelación de mis teorías me costó mi distinto, un pasado diferente del que conocemos porque
cargo en la facultad. Para conseguir fondos destinados a la usted viajó hasta él?
prosecución de mi tarea, empleé el último recurso. Aposté en -Es una explicación más que simplificada, pero ha
las carreras de caballos. Ahora ya no me queda nada. captado usted la idea general.
-Puede estar seguro de ello -dijo Sammy-. Dentro de tres -Entonces, ¿de qué le sirve todo su trabajo?
minutos no le va a quedar ni su propia piel. -Mucho me temo que de nada. Pero quería probar una
-Un momento -interrumpióle el "Pensador"-. Usted ha teoría. Se convirtió en una obsesión casi monomaniaca. No
hablado de modelos experimentales. ¿Qué ha estado tengo excusa.
construyendo? -Desde luego. -Sammy se adelantó-. Gracias por la
-Se lo enseñaré, si gustan. conferencia, pero, como usted mismo ha dicho, no tiene
-Adelante -ordenó Sammy-. ¡Muchachos, los quitapenas excusa. Y nosotros no tenemos tiempo. Este sótano parece
en batería por si acaso quiere gastarnos alguna treta! ser un lugar muy a propósito, a prueba de ruidos, para el tiro
Pero el profesor no les gastó ninguna treta. Les condujo al blanco...
hasta lo que antes había sido el sótano y entonces era un El "Pensador" contuvo el brazo de Sammy.
bien pertrechado laboratorio. Les acompañó hasta la gran -¿De qué serviría? -preguntó.
estructura metálica rectangular, revestida de cables y -Ese tipo nos ha birlado la pasta.
tuberías. Tenía una vaga semejanza con una casa de campo -De acuerdo. ¿Y un asesinato cambiará algo? ¿De qué
diseñada por Frank Lloyd Wright. nos servirá?
-¡Oiga!- comentó Nunzio-. ¿Qué está montando aquí? ¿Es -De nada -Sammy se mordió el labio-. Pero ¿adónde
que piensa fabricar uno de esos Frankensteins? iremos? No tenemos dinero. Tarantino se nos echará encima,
-Apuesto a que se trata de una nave espacial -aventuró y el gobierno hará lo mismo. No podemos regresar a la
Mush-. ¿Se disponía a huir hacia Marte? ciudad.
-Por favor -suspiró el profesor-. No se burlen de mí. El "Pensador" miró a su alrededor.
-Lo que vamos a hacer dentro de un momento es -¿Y por qué no nos quedamos aquí? Estamos seguros,
convertirle en picadillo -corrigióle Sammy-. Esta lata de aislados del mundo, con un buen tejado sobre nuestras
sardinas no nos sirve para nada. El trapero no nos daría ni cabezas. Vamos a disfrutar de la hospitalidad del profesor
veinte dólares por ella. durante una temporada.
El "Pensador" movió la cabeza con aire de desconsuelo.
-Sí -asintió Mush-. Pero ¿por cuánto tiempo? Se acabará -Estoy empezando a plantearme nuestro problema -
el dinero, o la comida... No haremos más que ganar tiempo. anunció-. Profesor, voy a servirme de su biblioteca durante
El "Pensador" sonrió. uno o dos días. Tal vez pueda descubrir en qué momento
-Ganar tiempo. -Contempló atentamente la complicada hubo oro disponible en Filadelfia.
estructura que había en el centro del sótano-. Pero aquí -Siempre queda el Mint.
tenemos el vehículo más apropiado para evadirnos. -Demasiado vigilado. Nunca podríamos apoderarnos de
-¿Meternos dentro de este bote de conservas y largarnos él, como tampoco nadie lo consiguió en otros tiempos.
con él? -exclamó Sammy-. Estás bromeando. -¿Un Banco? -exclamó Sammy radiante-. Con nuestros
-Hablo en serio -repitió el "Pensador"-. En un futuro no quitapenas podríamos asaltar fácilmente uno de ellos,
muy lejano estaremos a salvo en el pasado. digamos uno de los de cien años atrás.
-¿Y de qué nos apoderaríamos? ¿De billetes que ya no
III están en curso? No podríamos utilizar el dinero de aquella
época. Hoy despertaríamos sospechas. No, a mí me interesa
La cosa no tuvo nada de fácil. El "Pensador" se ocupó de el oro.
todo, trabajando junto al profesor durante los días sucesivos. Finalmente, en un volumen de la Historia de la Revolución
-¿Cómo regula los controles? ¿Esto sirve para guiar? de Berkeley, el "Pensador" encontró lo que buscaba. Corrió
-No se guía, basta con oprimir los conmutadores. Voy a en seguida hacia sus compañeros que estaban custodiando al
enseñárselo otra vez. profesor Cobbett.
-¿Y se puede elegir cualquier época del pasado, cualquier -¡Ya tengo la solución! -gritó-. ¿Os acordáis de lo que
momento? -preguntó el "Pensador". sucedió en Filadelfia, el 4 de Julio de 1776?
-En teoría, sí. El problema esencial es una computación -¿Ese día es fiesta, verdad? -exclamó Nunzio-. Es posible
exacta. Recuerde que nosotros y nuestra tierra no somos que los Phillies ganasen a los Giants en la final de beisbol.
estáticos. No ocupamos ahora la misma posición en el -¡Ha dicho 1776, estúpido! -intervino Sammy-. Sí, ya
espacio que un momento antes, y la diferencia se acentúa recuerdo. Nombraron presidente a Washington.
cuando se trata de un período más largo. Hay que tener en -Nada de eso. Se firmó la Declaración de la
cuenta la velocidad de la luz, el movimiento planetario, la Independencia -corrigió Mush.
inclinación, y... -Exacto. La Declaración de la Independencia fue
-Esto le corresponde a usted. Pero ¿es posible establecer presentada ante el Congreso Continental reunido en lo que
matemáticamente la posición del pasado y trazar un hoy es el Independence Hall. Pero el mismo día, y en el
programa para guiar los computadores del modo que mismo lugar, ocurrió otro hecho. El tesoro de los
corresponda? revolucionarios fue puesto en manos de un grupo de
-Tengo esta seguridad. personas para que lo guardasen provisionalmente. Consistía
-Por tanto, todo cuanto queda es determinar adónde en más de treinta mil libras esterlinas en lingotes de oro. Son
vamos. unos ciento cincuenta mil dólares oro.
Sammy, Nunzio y Mush también discutieron el mismo -¡Hermano! -exclamó Sammy con un silbido-. ¡Vaya
problema. manera de celebrar el cuatro de julio! -De pronto frunció el
-Lo mejor sería situarnos un par de semanas antes de ceño-. Apuesto a que lo hicieron vigilar por docenas de
que el profesor hiciera sus apuestas. Volveríamos a tener la guardias.
pasta. -No, esto es lo interesante. Fue un secreto sólo conocido
-¿Sí? ¿Y qué me dices de los impuestos atrasados? por unos pocos. Alrededor del mediodía, unos soldados lo
-Volveríamos a antes de deberlos. trajeron en un carro. Creían que se trataba de documentos
-Entonces era cuando empezamos el negocio, estúpido. importantes. Fue llevado arriba y dejado sin guardia alguna,
Estábamos sin blanca. para no despertar sospechas. Su presencia allí sólo era
-Pues si podemos ir a la época que nos dé la gana, ¿qué conocida por Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, y uno o
os parecería plantarnos en los tiempos de los egipcios? Yo vi dos más, probablemente John Hancock y quizás Charles
una película, y vivían rodeados de chicas muy ligeras de Thomson, el secretario del Congreso. Tenía que ser utilizado
ropa... para pagar a las tropas y los suministros.
-¿Acaso sabes hablar en egipcio, imbécil? Además, no -Lo que serviría es para pagar a Mickey Tarantino y a los
queremos quedarnos en ningún sitio para siempre. Yo federales. Y aún nos quedaría una buena cantidad para
prefiero aterrizar en algún tiempo en que podamos dar algún repartirnos.
golpe de los buenos y volver pitando. -Esto es exactamente lo que yo he pensado. -El
-Ahora has dado en el clavo. Oye, ¿qué te parecería la "Pensador" sonrió-. Ahora sólo nos queda elaborar los
época de la fiebre del oro? detalles. Yo me dedicaré al aspecto histórico y el profesor
El profesor les interrumpió. puede efectuar los cálculos matemáticos.
-Me temo que la fiebre del oro no les serviría de gran El profesor Cobbett palideció.
cosa, caballeros. Al fin y al cabo, tuvo lugar en el año 1849. -¿Cálculos matemáticos? ¡Usted me pide un imposible!
-Pero usted puede mandarnos al año 1849, ¿verdad? Esto ocurrió hace más de ciento noventa años-luz; nos
-Desde luego, si mi teoría es correcta. Pero no estarían enfrentaremos con el problema de unas magnitudes
ustedes en California. Se encontrarían aquí, en Filadelfia, en infinitesimales, y al menor error o variación puede tener
el campo que había aquí antes de ser construída esta casa. serias consecuencias.
-¿Conque tenemos que buscarnos nuestro botín en -No admitimos errores -le dijo Sammy-. Si los hay, las
Filadelfia, eh? ¿En algún momento del pasado? consecuencias serán más que serias. Para usted. -Enseñó su
-Eso creo. pistola al profesor-. Y ahora, a trabajar. Nos vamos allá.
-¡Qué lata! Y no podemos plantarnos en medio de un -¿Allá? -Mush le miró-. Ese tesoro estaba en el
campo con esa máquina... Independence Hall. La máquina está aquí, en el sótano. ¿No
Entonces intervino el "Pensador".
nos encontraremos el cuatro de julio entre un rebaño de -¿Yo haciendo de John Hancock? -murmuró Mush.
vacas o algo por el estilo? -¿Debo correr por allí con una de esas pelucas que
-Eso es cosa tuya -decidió Sammy-. Inspecciona el lugar. usaban los políticos de otros tiempos? -gruñó Nunzio.
Entérate de la vigilancia que hay en él por las noches. -¿No veis que es la única manera? Las pelucas son
Sistema de alarma y otros trucos. Estúdialo como si se disfraces perfectos. Yo tengo retratos de todos esos
tratase del asalto a un Banco. Creo que podremos hombres, y puedo comprar un estuche de maquillaje. Por
conseguirlo. Nadie va a creer que a alguien se le ocurra suerte, soy calvo y mi talla es semejante a la de Franklin. En
entrar allí. Cuando lo tengamos planeado, alquilaremos un el aspecto físico, todo irá bien. Y no debe preocuparnos
carro y llevaremos la máquina al Hall para partir desde allí hacer el papel de políticos.
una de esas noches. ¿De acuerdo? -Sí -admitió Mush pensativo-. Al fin y al cabo, ¿qué es un
-Es dura tarea. político? Un granuja que ha aprendido a dar besos a los
-Todo trabajo es duro -dijo Sammy-. Manos a la obra. niños.
Mush se marchó, el profesor se abismó en sus cálculos y -Pero aquella mañana no besaremos a ningún niño -le
también el "Pensador" se puso a trabajar. Y antes de una recordó Sammy-. También yo he estado leyendo un poco
semana, todo estaba organizado. acerca de aquella época. El día cuatro, aquellos cuatro tipos
Mush presentó su informe. La invasión del Independence hicieron muchas cosas. Pronunciaron discursos y trataron de
Hall podía realizarse sin grandes apuros. Desde luego, el convencer a los demás del Congreso para que firmasen. Y
camión costaría dinero y tal vez habría repercusiones, pero conocían a todos, y todos les conocían a ellos. Vamos a un
valía la pena intentarlo. fracaso seguro si tratamos de hacer lo que ellos hicieron.
El profesor les enseñó el programa de trabajo, basado en -Ahí está precisamente el detalle -pregonó triunfalmente
sus cálculos. el "Pensador"-. ¡Nosotros no tenemos que hacer lo que
-¿Está seguro de que esto nos conducirá allí? -inquirió hicieron ellos! Puesto que volvemos atrás en el tiempo,
Sammy-. ¿Y que nos permitirá volver? vamos a cambiar lo que sucedió. Creo haberme familiarizado
-Repáselo. Revíselo usted mismo. bastante con la personalidad de Franklin. Si es preciso, podré
-Está bien -dijo el "Pensador"-. Yo mismo lo he hablar. Sammy, yo te echaré una mano. Los otros dos
comprobado. No hemos fijado tiempo para el regreso. muchachos pueden estar ausentes, vigilando la máquina y a
Nuestros planes implican que debemos apoderarnos del oro y nuestros prisioneros en la habitación posterior. No nos
volver tan cerca del mediodía como sea posible. Por esto, el limitaremos a repetir la historia. Vamos a cambiarla, en lo
profesor ha elaborado una serie de variaciones para el que a nosotros pueda beneficiarnos. ¿Me habéis
retorno, basadas en intervalos de cinco minutos durante toda comprendido?
la primera parte de la tarde. Es lo más seguro que hemos Al cabo de un buen rato le comprendieron, porque el
podido planear. "Pensador" se lo machacó literalmente hasta introducirlo en
-De acuerdo, si tú lo dices -admitió Sammy, encogiéndose sus cerebros.
de hombros-. Pero lo que a mí me gustaría saber es lo que Y finalmente ensayaron sus papeles, consiguieron el
haremos cuando lleguemos allí. camión, trazaron sus planes, y metieron la máquina en el
-He estado estudiando este aspecto -dijo el "Pensador"-. vehículo en la tarde prevista para su partida.
He consultado todos los libros sobre el tema y las referencias Cuando se reunieron por última vez en el despejado
que he podido encontrar. Textos históricos. Datos biográficos sótano, el profesor Cobbett expuso una última y tímida
de Franklin y Jefferson, en particular. Y he elaborado un protesta.
plan. Al parecer, los primeros en llegar aquella mañana -Titubeo en hablarles con franqueza -dijo- porque ustedes
fueron Jefferson y Thomson. Franklin y John Hancock pueden achacarme otros motivos. Pueden atribuir mis dudas
también se presentaron temprano. al hecho de que me están despojando de mi propiedad, o
"No es seguro que alguno de ellos pasase parte de la bien al hecho de que me están convirtiendo, en contra de mi
noche allí. Lo importante es que, según todo parece indicar, voluntad, en cómplice de un delito. Pueden pensar también
los cuatro hombres celebraron una reunión a primera hora de que presento objeciones de carácter patriótico a sus planes
la mañana y discutieron la Declaración antes de que el destinados a mutilar nuestra historia.
Congreso la aprobase el día cuatro. Por lo tanto, si llegamos -¿Y no es así? -preguntó Sammy.
temprano sólo tendremos que enfrentarnos con cuatro -Sí, lo admito.
hombres. Y además, con los cuatro que sabían lo del oro. Sammy miró significativamente a Nunzio, y después al
-Comprendo -asintió Sammy-. Llegamos allí, sacamos los profesor mientras éste seguía hablando.
quitapenas y nos apoderamos del tesoro. -Pero lo que voy a decirles ahora, lo expongo como
-No es tan sencillo -respondió el "Pensador"-. Recuerda científico. En este aspecto debo ponerles en guardia, como
que el Congreso se reunirá aquella misma mañana. No ya hice el primer día. El viaje a través del tiempo es
podemos estar encañonando a los cuatro personajes clave peligroso. No podemos descartar la posibilidad de una
desde primera hora hasta el mediodía, como tampoco alteración del pasado debida a su invasión. Pueden verse
podemos esperar pasar inadvertidos entre la muchedumbre ante factores imprevistos, ante problemas inesperados. Por
durante tanto tiempo. este motivo nunca me atreví a intentarlo yo; ni siquiera un
Hizo una pausa mientras Sammy empezaba a abrir la viaje de un minuto, y no hablemos de un traslado de casi dos
boca, y después añadió apresuradamente: siglos. Si falla su intento, yo quiero estar libre de toda
-Sé lo que estáis pensando, pero tampoco podría ser. No responsabilidad. Esperaré su regreso con la mayor inquietud.
podemos aparecer a las doce del mediodía y hacernos con el -No se preocupe -le dijo Sammy-. También hemos
cargamento. Habría más de cincuenta hombres, y tropas previsto este detalle. Usted piensa esperar nuestro regreso
ante la puerta. con un ejército de polizontes, ¿verdad?
-Entonces, ¿qué podemos hacer? El profesor palideció.
El "Pensador" cobró aliento y se lo dijo. -¿No irán a decirme, caballeros, que esperan que yo les
-¡Oh, no! -gritó Sammy. acompañe? -murmuró-. No podría hacer tal cosa. No podría.
Tendría... tendría miedo. Con franqueza, los peligros de algunas cosas a causa de nuestra llegada, y es posible que
dislocación o alteración del pasado me asustan más que la tuviese razón.
misma muerte. -De momento, nada ha cambiado -dijo Sammy.
-Me alegro -manifestó Sammy-. Porque se trata de elegir -Nunca se sabe.
entre una cosa y la otra. Y usted acaba de ofrecerme su Mush y Nunzio se retiraron y el "Pensador" se volvió hacia
decisión. su compañero.
El "Pensador" se había metido ya en el camión, pero -Acuérdate de tu laringitis. En aquellos tiempos la
Mush y Nunzio se hallaban al lado de Sammy en el sótano. llamaban ronquera y así me referiré yo a ella. Y cuando lo
Nunzio sacó su pistola y Mush sonrió. haga, tose.
-Bueno -dijo-, parece como si fuésemos a empezar -Comprendido -repuso Sammy-. ¿Pero cuándo va a llegar
nuestro viaje con un poco de fuegos artificiales. esa pandilla? -Extrajo el reloj de su bolsillo y lo estudió-.
Debe de ser ya más de las ocho. -Frunció el ceño-. Es
IV curioso, se ha parado. Sigue marcando las siete y media.
-Voy a dar un vistazo afuera -sugirió el "Pensador"
Fue un viaje extraño. Había un itinerario que seguir antes acercándose a la ventana-. Desde luego, se ha congregado
de iniciarlo, y unos guardianes que tuvieron que ser una multitud. Pero... espera un momento. -Agarró el brazo
aporreados y atados, y una máquina muy pesada que fue de Sammy-. ¡Fíjate en esos soldados!
preciso trasladar a las salas posteriores del Independence -Ya los veo. ¿Son éstos con los gorros altos y los
Hall. Después vino la afanosa tarea de ponerlo todo a punto, uniformes rojos?
y las frenéticas comprobaciones del "Pensador" sobre los -Uniformes rojos significan que son tropas británicas.
mapas del profesor y el reajuste de los computadores. ¿Británicas?
Cuando llegó el momento de emprender la travesía -las 1.45 El "Pensador" no contestó. Se abalanzó hacia la puerta de
en punto-, la transición representó una especie de la sala y la abrió de par en par. Hallóse ante dos granaderos
relajamiento. con chaquetas rojas. Vio los blancos galones de las
Y eso fue en realidad. Se metieron en la máquina, chaquetas y el plateado acero de las bayonetas.
rodeados por la doble pared sometida al vacío, se oyó el -¡Alto! -gritó el más alto de los soldados-. ¡En nombre de
zumbido de un generador, la luz fluorescente que había Su Majestad!
sobre los mandos se debilitó, el "Pensador" pulsó un botón, y -¿Su Majestad?
entonces... -Sí, Su Majestad, maldito rebelde.
No ocurrió nada. -¿Qué clase de broma es ésta? -murmuró Sammy.
Ni pareció que ocurriese, hasta que pasó aquel momento -No es ninguna broma -murmuró el "Pensador"-. El
-o siglo, o eternidad- de oscuridad. Ninguno de ellos advirtió profesor Cobbett tenía razón. Al venir aquí, hemos alterado el
cambio alguno. El cambio ocurrió cuando abrieron el pasado. Los ingleses han ocupado Filadelfia.
compartimento y salieron de la máquina, o tal vez fue -¡Basta de charlas, señor! -gritó el soldado-. Guardad
entonces cuando advirtieron que el cambio había tenido vuestras protestas para el general Burgoyne. Cuando hoy
lugar. entre en la ciudad, podréis explicaros, junto con vuestros
-¡"Pensador"! -exclamó Nunzio, parpadeando a causa de cómplices, ante un consejo de guerra.
la brillante luz matinal que entraba por los altos ventanales-. El "Pensador" palideció.
¡Lo hemos conseguido! -Hemos cambiado la historia -susurró-. Burgoyne es el
Sammy, el "Pensador" y Mush ni siquiera le miraron. vencedor. El Congreso se ha disuelto. Los cuatro hombres
Estaban contemplando a los cuatro hombres que había al que hemos capturado en la habitación posterior no
otro lado de la habitación. Cuatro hombres que, a su vez, esperaban que éste se reuniese hoy. Han sido hechos
también les miraban con asombro. prisioneros sin previo aviso. Y ello significa que también
Entonces las cosas se sucedieron vertiginosamente. Hubo nosotros estamos prisioneros.
órdenes, pistolas, cuerdas y mordazas. También hubo gran -¡Oh, no, todavía no!
actividad con pelucas, zapatos y ropas. Sammy sacó su pistola y apretó el gatillo. Hubo un
Cuatro figuras inermes se debatían en el suelo, hasta que chasquido casi inaudible. Trató de disparar otra vez, pero el
se calmaron cuando Mush usó la culata de su pistola. "Pensador" cerró la puerta de golpe.
-¿Habéis visto? -suspiró-. ¡He puesto fuera de combate al -¿De qué nos serviría? -murmuró-. Todo el lugar está
mismísimo Ben Franklin! rodeado.
-No debe extrañarte nada -le dijo el "Pensador"-. -Se me ha encasquillado el arma -gruñó Sammy-. No me
Debemos estar dispuestos para entrar otra vez en acción. explico cómo... -Se interrumpió y parpadeó-. ¿Rodeado? ¿Y
Y así iniciaron su actuación. nosotros hemos caído en la ratonera, eh? ¿Y ahora qué
La alteración del texto de la declaración debióse a una vamos a hacer?
inspiración del "Pensador". -No nos queda más remedio que volver a la máquina y
-Hemos de darles algo que les haga discutir durante toda largarnos de aquí.
la mañana -dijo-. Si ellos hablan, nosotros no tendremos que -¿Pero no teníamos que esperar hasta el mediodía?
hacerlo. Y si aceptan lo de los poderes gubernamentales -Ya veremos qué ocurre. Vamos a buscar a los
provisionales y el tesorero, no habrá problemas cuando muchachos. ¡De prisa! De un momento a otro, estos
llegue el oro y nos hagamos cargo de él. -Miró a Mush y a soldados pueden decidirse a entrar.
Nunzio-. Vosotro dos os meteréis en seguida en el cuarto Se retiraron a la habitación trasera, reunieron a los
posterior. Vigilad la máquina y haced compañía a los Padres muchachos y les explicaron lo sucedido. Y en un periquete se
de la Patria. Y no dejéis de mirar por la ventana; es posible metieron todos otra vez en la máquina, ataviados
que el oro llegue antes de lo previsto. El profesor Cobbett no incongruentemente con sus trajes de la época colonial,
era ningún necio. Él dijo que en el pasado tal vez cambiarían temblando y sudando, mientras el "Pensador" revisaba
apresuradamente sus cálculos y después manejaba las
palancas de los computadores.
Oprimió los botones. O trató de oprimirlos.
-¿Qué ocurre? -gritó Sammy, ensordeciendo a los demás
con el eco de su voz en los angostos confines de la cámara
metálica.
-Nada -gruñó el "Pensador"-. No ocurre nada. Eso es lo
malo.
-¿No funciona? -gimió Nunzio.
-No. Y el reloj de Sammy no funciona, y vuestras pistolas
tampoco funcionan, porque todos los principios se han
falseado como se ha alterado todo lo demás.
-¡Déjame probar!
Mush se abalanzó sobre las palancas, los botones y los
mandos. Al cabo de un momento, todos apretaban y
pulsaban frenéticamente, pero sin que ocurriera nada.
El "Pensador" les hizo desistir.
-Es mejor que nos demos por vencidos -explicó-. El
profesor Cobbett estaba en lo cierto. Hemos cambiado el
pasado.
-Pero también en 1776 había relojes y pistolas que
funcionaban, ¿no es así? -inquirió Sammy.
-En nuestro 1776, sí -replicó el "Pensador"-. En nuestro
pasado. Pero éste ya no es nuestro pasado. Es nuestro
presente. Y al convertir el pasado en presente hemos violado
una ley fundamental. O tratado de violarla. En realidad, las
leyes fundamentales no pueden ser violadas.
-Pero hemos venido aquí.
-Sí. Aquí. Pero aquí no es nuestro pasado. No podía ser.
Tenía que ser en alguna otra parte.
-¿En qué otra parte podía ser? -quiso saber Mush.
-En un lugar donde los mecanismos modernos no
funcionan, porque todavía no han sido perfeccionados. Un
lugar donde los ingleses derrotaron a los revolucionarios
americanos y capturaron a los Padres de la Patria. Y esto sólo
puede ser en un universo alternativo.
-¿Un universo alternativo?
El "Pensador" aún pretendía explicar el concepto de
universo alternativo, cuando los soldados irrumpieron
finalmente en el edificio y se dispusieron a sacarlos de allí.
Sólo tuvo tiempo de gritar un último consejo antes de
que las tropas se apoderasen de ellos, operación en la que se
mostraron bastante brutales.
-¡Recordad lo que dijo Franklin! ¡Debemos mantenernos
unidos! -exclamó.
Pero incluso en esto el "Pensador" estaba equivocado.
Los colgaron por separado.

TALES IN A JUGULAR VEIN


 1965, Robert Bloch
Traducción de E. RIAMBAU
BIBLIOTECA ORO TERROR, nº 14
 Editorial Molino, 1968
Grabación: J. M. Cárdenas, 2001
The Mannikin like are few. There are several telephones, and five miles
Robert Bloch away the State Highway affords easy access to the city. That
is all. The homes are old, the streets cobbled. Attists,
Mind you, I cannot swear that my story is true. It may suburban dilettantes and professional aesthetes have not yet
have been a dream; or worse, a symptom of some severe invaded the pastoral scene. The quota of summer guests is
mental disorder. But I believe it is true. After all, how are we small and select. A few hunters and fishers come, but none
to know what things there are on earth? Strange of the ordinary pleasure-hunting crowd. The families
monstrosities still exist, and foul, incredible perversions. thereabout do not cater to such tastes; ignorant and
Every year, each new geographical or scientific discovery, unsophisticated as they are, they can recognize vulgarity.
brings to light some new bit of ghastly evidence that the So my surroundings were ideal. The place I stayed at
world is not altogether the same place we fondly imagine it was a three-storey hostelry on the lake itself - the Kane
to be. Sometimes peculiar incidents occur which hint of utter House, run by Absolom Gates. He was a character of the old
madness. school; a grizzled, elderly veteran whose father had been in
How can we be sure that our smug conceptions of reality the fishery business back in the sixties. He, himself, was a
actually exist? To one man in a million dreadful knowledge is devotee of things piscatorial; but only from the Waltonian
revealed, and the rest of us remain mercifully ignorant. There view. His resort was a fisherman's Mecca. The rooms were
have been travellers who never came back, and research large and airy; the food plentiful and excellently prepared by
workers who disappeared. Some of those who did return Gates' widowed sister. After my first inspection, I prepared to
were deemed mad because of what they told, and others enjoy a remarkably pleasant stay.
sensibly concealed the wisdom that had so horribly been Then, upon my first visit to the village, I bumped into
revealed. Blind as we are, we know a little of what lurks Simon Maglore on the street.
beneath our normal life. There have been tales of sea- I first met Simon Maglore during my second term as an
serpents and creatures of the deep; legends of dwarfs and instructor back at college. Even then, he had impressed me
giants; records of queer medical horrors and unnatural greatly. This was not due to his physical characteristics
births. Stunted nightmares of men's personalities have alone, though they were unusual enough. He was tall and
blossomed into being under the awful stimulus of war, or thin, with massive, stooping shoulders, and a crooked back.
pestilence, or famine. There have been cannibals, He was not a hunchback in the usual sense of the word, but
necrophiles, and ghouls, loathsome rites of worship and was afflicted with a peculiar tumorous growth beneath his
sacrifice; maniacal murders, and blasphemous crimes. When left shoulder-blade. This growth he took some pains to
I think, then, of what I saw and heard, and compare it with conceal, but its prominence made such attempts
certain other grotesque and unbelievable authenticities, I unsuccessful. Outside of this unfortunate deformity, however,
begin to fear for my reason. Maglore had been a very pleasant-looking fellow. Black-
But if there is any sane explanation of this matter, I wish haired, grey eyed, fair of skin, he seemed a fine specimen of
to God I may be told before it is too late. Doctor Pierce tells intelligent manhood. And it was this intelligence that had so
me that I must be calm; he advised me to write this account impressed me. His classwork was strikingly brilliant, and at
in order to allay my apprehension. But I am not calm, and I times his theses attained heights of sheer genius. Despite the
never can be calm until I know the truth, once and for all; peculiarly morbid trend of his work in poetry and essays, it
until I am wholly convinced that my fears are not founded on was impossible to ignore the power and imagination that
a hideous reality. could produce such wild imagery and eldritch colour. One of
I was already a nervous man when I went to Bridgetown his poems - The Witch Is Hung - won for him the Edsworth
for a rest. It had been a hard grind that year at school, and I Memorial Prize for that year, and several of his major themes
was very glad to get away from the tedious classroom were republished in certain private anthologies.
routine. The success of my lecture courses assured my From the first, I had taken a great interest in the young
position on the faculty for the year to come, and man and his unusual talent. He had not responded to my
consequently I dismissed all academic speculation from my advances at first; I gathered that he was a solitary soul.
minud when I decided to take a vacation. I chose to go to Whether this was due to his physical peculiarity or his mental
Bridgetown because of the excellent facilities the lake trend, I cannot say. He had lived alone in town, and was
afforded for trout-fishing. The resort I chose from the known to have ample means. He did not mingle with the
voluminous array of hotel literature was a quiet, peaceful other students, though they would have welcomed him for
place, according to the simple prospectus. It did not offer a his ready wit, his charming disposition, and his vast
golf-course, a bridlepath, or an indoor swimming-pool. There knowledge of literature and art. Gradually, however, I
was no mention made of a grand ballroom, an eighteen-piece managed to overcome his natural reticence, and won his
orchestra, or formal dinner. Best of all, the advertisement in friendship. He invited me to his rooms, and we talked.
no way extolled the scenic grandeur of the lake and woods. I had then learned of his earnest belief in the occult and
It did not polysyllabically proclaim that Lake Kane was esoteric. He had told me of his ancestors in Italy, and their
'Nature's eternal paradise, where cerulean skies and verdant interest in sorcery. One of them had been an agent of the
wilderness beckon the happy visitor to taste the joys of Medici. They had migrated to America in the early days,
youth'. For that reason I wired in a reservation, packed my because of certain charges made against them by the Holy
bag, assembled my pipes, and left. Inquisition. He also spoke of his own studies in the realms of
I was more than satisfied with the place when I arrived. the unknown. His rooms were filled with strange drawings he
Bridgetown is a small, rustic village; a quaint survival of older had made from dreams, and still stranger images done in
and simpler days. Situated on Lake Kane itself, it is clay. The shelves of his bookcases held many odd and
surrounded by rambling woods, and sloping, sun-splashed ancient books. I noted Ranfts' De Masticatione Mortuorum in
meadows where the farm-folk toil in serene content. The Tumulis (1734); the almost priceless Cabala of Saboth (Greek
blight of modern civilization has but dimly fallen upon these translation, circa 1686); Mycroft's Commentaries on
people and their quiet ways. Automobiles, tractors, and the
Witchcraft; and Ludvig Prinn's infamous Mysteries of the the family, by any means. His grandfather had it, and his
Worm. grandsire before him.
I made several visits to the apartments before Maglore There was much talk of inbreeding and clan-segregation,
left school so suddenly in the fall of '33. The death of his too. That, in the opinion of Gates and his fellows, clearly
parents called him to the East, and he left without saying pointed to one thing - wizardry. Nor was this their only
farewell. But in the interim I had learned to respect him a evidence. Did not the Maglores shun the village and shut
good deal, and had taken a keen interest in his future plans, themselves away in the old house on the hill? None of them
which included a book on the history of witch cult survivals in attended church, either. Were they not known to take long
America, and a novel dealing with the psychological effects of walks after dark, on nights when all decent, self-respecting
superstition on the mind. He had never written to me, and I people were safe in bed?
heard no more about him until this chance meeting on the There were probably good reasons why they were
village street. unfriendly. Perhaps they had things they wished to hide in
He recognized me. I doubt if I should have been able to their old house, and maybe they were afraid of letting any
identify him. He had changed. As we shook hands I noted his talk get around. Folk had it that the place was full of wicked
unkempt appearance and careless attire. He looked older. His and heathenish books, and there was an old story that the
face was thinner, and much paler. There were shadows whole family were fugitives from some foreign place or other
around his eyes - and in them. His hands trembled; his face because of what they had done. After all, who could say?
forced a lifeless smile. His voice was deeper when he spoke, They looked suspicious; they acted queerly; maybe they
but he inquired after my health in the same charming fashion were. Of course, nobody could rightly tell. The mass hysteria
he had always affected. Quickly I explained my presence, of witch-burning and the herd-mania of satanic possession
and began to question him. had not penetrated to this part of the country. There was no
He informed me that he lived here in town; had lived talk of altars in the woods, and the spectral forest presences
here ever since the death of his parents. He was working of Indian myth. No disappearances - bovine or human - could
very hard just now on his books, but he felt that the result of be laid at the doors of the Maglore family. Legally, their
his labours more than justified any physical inconvenience he record was clear. But folk feared them. And this new one -
might suffer. He apologized for his untidy apparel and his Simon - was the worst.
tired manner. He wanted to have a long talk with me He had never acted right. His mother died at his birth.
sometime soon, but he would be very busy for the next few Had to get a doctor from out of the city - no local man would
days. Possibly next week he would look me up at the hotel - handle such a case. The boy had nearly died, too. For several
just now he must get some paper at the village store and go years nobody had seen him. His father and his uncle had
back to his home. With an abrupt farewell, he turned his spent all their time taking care of him. When he was seven,
back on me and departed. the lad had been sent away to a private school. He came
As he did so I received another start. The hump on his back once, when he was about twelve. That was when his
back had grown. It was now virtually twice the size it had uncle died. He went mad, or something of the sort. At any
been when I first met him, and it was no longer possible to rate, he had an attack which resulted in a cerebral
hide it in the least. Undoubtedly the hard work had taken haemorrhage, as the doctor called it.
severe toll of Maglore's energies. I thought of a sarcoma, and Simon then was a nice-looking lad - except for the
shuddered. hump, of course. But it did not seem to bother him at the
Walking back to the hotel, I did some thinking. Simon's time - indeed, it was quite small. He had stayed several
haggardness appalled me. It was not healthful for him to weeks and then gone off to school again. He had not
work so hard, and his choice of subject was not any too reappeared until his father's death, two years ago. The old
wholesome. The constant isolation and the nervous strain man died all alone in that great house, and the body was not
were combining to undermine his constitution in an alarming discovered until several weeks later. A passing pedlar had
way, and I determined to appoint myself a mentor over his called; walked into the open parlour, and found old Jeffrey
course. I resolved to visit him at the earliest opportunity, Maglore dead in his great chair. His eyes were open, and
without waiting for a formal invitation. Something must be filled with a look of frightful dread. Before him was a great
done. iron book, filled with queer, undecipherable characters.
Upon my arrival at the hotel I got another idea. I would A hurriedly summoned physician pronounced it death
ask Gates what he knew about Simon and his work. Perhaps due to heart-failure. But the pedlar, after staring into those
there was some interesting sidelight on his activity which fear-filled eyes, and glancing at the odd, disturbing figures in
might account for his curious transformation. I therefore the book, was not so sure. He had no opportunity to look
sought out the worthy gentleman and broached the subject around any further, however, for that night the son arrived.
to him. People looked at him very queerly when he came, for no
What I learned from him startled me. It appears that the notice had yet been sent to him of his father's death. They
villagers did not like Master Simon, or his family. The old were very still indeed when he exhibited a two-week's old
folks had been wealthy enough, but their name had a letter in the old man's handwriting, which announced a
dubious repute cast upon it ever since the early days. premonition of imminent death, and advised the young man
Witches and warlocks, one and all, made up the family line. to come home. The carefully guarded phrases of this letter
Their dark deeds had been carefully hidden from the first, seemed to hold a secret meaning; for the youth never even
but the folk around them could tell. It appears that nearly all bothered to ask the circumstances of his father's death. The
the Maglores had possessed certain physical malformations funeral was private; the customary interment being held in
that had made them conspicuous. Some had been born with the cellar vaults beneath the house.
veils; others with club-feet. One or two were dwarfed, and all The gruesome and peculiar events of Simon Maglore's
had at some time or another been accused of possessing the home-coming immediately put the country-folk on their
fabled 'evil eye'. Several of them had been nyctalops they guard. Nor did anything occur to alter their original opinion of
could see in the dark. Simon was not the first crookback in the boy. He stayed on all alone in the silent house. He had
no servants, and made no friends. His infrequent trips to the asked if cattle ever disappeared, and if his host ever heard
village were made only for the purpose of obtaining supplies. 'voices in the forest that made proposals'.
He took the purchases back himself, in his car. He bought a These things the man absolutely denied, and he refused
good deal of meat and fish. Once in a while lie stopped in at to allow his visitor to come back and inspect the premises by
the drugstore, where he purchased sedatives. He never day. At this the unexpected guest became very angry, and
appeared talkative, and replied to questions in monosyllables. was on the point of making a heated rejoinder, when
Still, he was obviously well educated. It was generally something strange occurred. Maglore suddenly turned very
rumoured that he was writing a book. Gradually his visits pale, and asked to be excused. He seemed to have a severe
became more and more infrequent. attack of internal cramps; for he doubled up and staggered
People now began to comment on his changed to the door. As he did so, Thatcherton received the shocking
appearance. Slly but surely he was altering, in an unpleasant impression that the hump on his back was moving! It
way. First of all, it was noticed that his deformity was seemed to writhe and slither on Maglore's shoulders, as
increasing. He was forced to wear a voluminous overcoat to though he had an animal concealed beneath his coat! At this
hide its bulk. He walked with a slight stoop, as though its juncture Maglore turned around sharply, and backed towards
weight troubled him. Still, he never went to a doctor, and the exit, as if trying to conceal this unusual phenomenon. He
none of the townsfolk had the courage to comment or went out hastily, without another word, and raced down the
question him on his condition. He was ageing, too. He began drive to the car. He ran like an ape, vaulted madly into the
to resemble his uncle kichard, and his eyes had taken on that driver's seat, and sent the wheels spinning as he roared out
lambent cast which hinted of a nyctaloptic power. All this of the yard. He disappeared into the night, leaving behind
excited its share of comment among people to whom the him a sadly puzzled man, who lost no time in spreading the
Maglore family had been a matter of interesting conjecture tale of his fantastic visitor among his friends.
for generations. Since then such incidents had abruptly ceased, and until
Later this speculation had been based on more tangible this afternoon Maglore had not reappeared in the village. But
developments. For recently Simon had made an appearance people were still talking, and he was not welcome. It would
at various isolated farmhouses throughout the region, on a be well to avoid the man, whatever he was.
furtive errand. Such was the substance of my friend Gates' story. When
He questioned the old folks, mostly. He was writing a he concluded, I retired to my room without comment, to
book, he told them, on folk-lore. He wanted to ask them meditate upon the tale.
about the old legends of the neighbourhood. Had any of I was not inclined to share the local superstitions. Long
them ever heard stories concerning local cults, or rumours experience in such matters made me automatically discredit
about rites in the woods? Were there any haunted houses, or the bulk of its detail. I knew enough of rural psychology to
shunned places in the forest? Had they ever heard the name realize that anything out of the ordinary is looked upon with
'Nyarlathotep', or references to 'Shub-Niggurath' and 'the suspicion. Suppose the Maglore family were reclusive: what
Black Messenger'? Could they recall anything of the old then? Any group of foreign extraction would naturally be.
Pasquantog Indian myths about 'the beast-men', or Granted that they were racially deformed - that did not make
remember stories of black covens that sacrificed cattle on the them witches. Popular fancy has persecuted many people for
hills? These and similar questions put the naturally suspicious sorcery whose only crime lay in some physical defect. Even
farmers on their guard. If they had any such knowledge, it inbreeding was naturally to be expected when social
was decidedly unwholesome in its nature, and they did not ostracism was inflicted. But what is there of magic in that?
care to reveal it to this self-avowed outsider. Some of them It's common enough in such rural back-waters, heaven
knew of such things from old tales brought them from the knows, and not only among foreigners. either. Queer books?
upper coast, and others had heard whispered nightmares Likely. Nyctalops? Common enough among all peoples.
from recluses in the eastern hills. There were a lot of things Insanity? Perhaps - lonely minds often degenerate. Simon
about these matters which they frankly did not know, and was brilliant, however. Unfortunately, his trend towards the
what they suspected was not for outside ears to hear. mystical and the unknown was leading him astray. It had
Everywhere he went, Maglore met with evasion or frank been poor judgment that led him to seek information for his
rebuffs, and he left behind a distinctly bad impression. book from the illiterate country people. Naturally, they were
The story of these visits spread. They became the topic intolerant and distrustful. And his poor physical condition
for an elaborate discussion. One oldster in particular - a assumed exaggerated importance in the eyes of these
farmer named Thatcherton, who lived alone in a secluded credulous folk.
stretch to the west of the lake, off the main highway - had a Still, there was probably enough truth in these distorted
singularly arresting story to tell. Maglore had appeared one - accounts to make it imperative that I talk to Maglore at once.
night around eight o'clock, and knocked on the door. He He must get out of this unhealthful atmosphere. and see a
persuaded his host to admit him to the parlour, and then reputable physician. His genius should not be wasted or
tried to cajole him into revealing' certain information destroyed through such an environmental obstacle. It would
regarding the presence of an abandoned cemetery that was wreck him, mentally and physically. I decided to visit him on
reputed to exist somewhere in the vicinity. the morrow.
The farmer said that his guest was in an almost After this resolution, I went downstairs to supper, took a
hysterical state, that he rambled on and on in a most short stroll along the shores of the moonlit lake, and retired
melodramatic fashion, and made frequent allusion to a lot of for the night.
mythological gibberish about 'secrets of the grave', 'the The following afternoon, I carried out my intention. The
thirteenth covenant', 'the Feast of Ulder', and the 'Doel Maglore mansion stood on a bluff about a half-mile out of
chants'. There was also talk of 'the ritual of Father Yig', and Bridgetown, and frowned dismally down upon the lake. It
certain names were brought up in connection with queer was not a cheerful place; it was too old. and too neglected. I
forest ceremonies said to occur near this graveyard. Maglore conjured up a mental image of what those gaping windows
must look like on a moonless night, and shuddered. Those
empty openings reminded me of a blind bat. The two gables there was only a little to do, now - and go back to his work
resembled its hooded head, and the broad, peaked side- at college. From this statement he abruptly switched the
chambers might serve as wings. When I realized the trend of conversation to a series of reminiscent interludes. He recalled
my thought I felt surprised and disturbed. As I walked up the our mutual association on the campus as we sat in the
long, tree-shadowed walk I endeavoured to gain a firm parlour, and seemed eager to hear abour the affairs at
command over my imagination. I was here on a definite school. For nearly an hour he vittually monopolized the
errand. conversation and steered it in such a manner as to preclude
I was almost composed when I rang the bell. Its ghostly any direct inquiries or questions of a personal nature on my
tinkle echoed down the serpentine corridors within. Faint, part.
shuffling footsteps sounded, and then, with a grating clang, Nevertheless, it was easy for me to see that he was far
the door opened. There, limned against the doorway, stood from well. He sounded as though he were labouring under an
Simon Maglore. intense strain; his words seemed forced, his statements
Maglore crouched there in the grey twilight, and the stilted. Once again I noted how pale he was; how bloodless.
blurred outline of his body was mercifully obscured in His malformed back seemed immense; his body
wavering shadows. There was something sinister in the correspondingly shrunken. I recalled my fears of a cancerous
repellant angle at which he stooped, and I did not care to tumour, and wondered. Meanwhile he rambled on, obviously
peer too closely at his humped back or slackly dangling arms. ill at ease. The parlour seemed almost bare; the book-cases
Only his face was wholly visible. It was a waxen mask of were unlined, and empty spaces filled with dust. No papers
death, set in an empty stare in which I read no recognition. or manuscripts were visible on the table. A spider had spun
His eyes alone were alive. Their lambent glare welled its web upon the ceiling.
forth in the darkness with feline fixity. I gazed into them, During a pause in his conversation, I asked him about
seeking to master the inexplicable repulsion rising within me. his work. He answered vaguely that it was very involved, and
'Simon,' I said, 'I've come to-.' was taking up most of his time. He had made some very
His lips curled back. Was it a trick of light, or were those interesting discoveries, however, which would amply repay
lips white worms that writhed across his face? Was it an him for his pains. It would excite him too much in his present
illusion, or was his mouth a black cavern from which his condition if he went into detail about what he was doing, but
words crawled forth? he could tell me that his findings in the field of witchcraft
I did not know. There was but one certainty; the voice alone would add new chapters to anthropological and
that rustled faintly in my ears was not the voice of the Simon metaphysical history. He was particularly interested in the old
Maglore I knew. It was small, shrill, and filled with hidden lore about 'familiars' – the tiny creatures who were said to be
mockery. emissaries of the devil, and were supposed to attend the
'Go away. I cannot see you today,' it whispered. witch or wizard in the form of a small animal - rat, cat, mole,
'But I wanted to help you. I-' or ousel. Sumetimes they were represented as existing on
'Go away, you fool - go away!' the body of the warlock himself, or subsisting upon it for
The door slammed in my astounded face, and I found their nourishment. The idea of a 'devil's teat' on the witches'
myself alone. bodies from which their familiar drew sustenance in blood
But I was not alone on the walk back to town. My was fully illuminated by Maglore's findings. His book had a
thoughts were haunted by the presence of another - that medical aspect, too; it really endeavoured to put such
crouching, alien presence that had once been my friend, statements on a scientific basis. The effects of glandular
Simon Maglore. disorders in cases of so-called 'demonic possession' were also
treated.
2 At this point Maglore abruptly concluded. He felt very
tired, he said, and must get some rest. But he hoped to be
I was still dazed when I arrived back in the village. But finished with his work very shortly, and then he wanted to
after I had reached my room in the hotel, I began to reason get away for a long rest. It was not wholesome for him to
with myself. That romantic imagination of mine had played live alone in this old house, and at times he was troubled
me a sorry trick. Poor Maglore was ill - probably a victim of with disturbing fancies and queer lapses of memory. He had
some severe nervous disorder. I recalled the report of his no alternative, however, at present, because the nature of
buying sedatives at the local pharmacy. In my foolish his investigations demanded both privacy and solitude. At
emotionalism I had sadly misconstrued his unfortunate times his experiments impinged on certain ways and courses
sickness. What a child I had been! I must go back tomorrow, best left undisturbed, and he was not sure just how much
and apologize. After that, Maglore must be persuaded to go longer he would be able to stand the strain. It was in his
away and get himself back into proper shape once more. He blood, though – I probably was aware that he came from a
had looked pretty bad, and his temper was getting the best necromantic line. But enough of such things. He requested
of him, too. How the man had changed! that I go at once. I would hear from him again early next
That night I slept but little. Early the following morning I week.
again set out. This time I carefully avoided the disquieting As I rose to my feet I again noticed how weak and
mental images that the old house suggested to my agitated Simon appeared. He walked with an exaggerated
susceptible mind. I was all business when I rang the bell. stoop, now, and the pressure on his swollen back must be
It was a different Maglore who met me. He, too, had enormous. He conducted me down the long hall to the door,
changed for the better. He looked ill, and old, but there was and as he led the way I noted the trembling of his body, as it
a normal light in his eyes and a saner intonation in his voice limned itself against the flaming dusk that lkked against the
as he courteously bade me enter, and apologized for his window-panes ahead. His shoulders heaved with a slow,
delirious spasm of the day before. He was subject to frequent steady undulation, as if the hump on his back was actually
attacks, he told me, and planned to get away very shortly pulsing with life. I recalled the tale of Thatcherton, the old
and take a long rest. He was eager to complete his book - farmer, who claimed that he actually saw such a movement.
For a moment I was assailed by a powerful nausea; then I sensed a gloating Presence; a lurking demon who watched
realized that the flickering light was creating a commonplace our progress with eyes of gleeful mirth, and whose sable soul
optical illusion. shook with bell-born laughter as we opened the door of the
When we reached the door, Maglore endeavoured to study and stumbled across that which lay within.
dismiss me very hastily. He did not even extend his hand for We both screamed then. Simon Maglore lay at our feet,
a parting clasp, but merely mumbled a curt 'good evening', in his twisted head and straining shoulders resting in a little
a strained hesitant voice. I gazed at him for a moment in lake of fresh, warm blood. He was on his face, and his
silence, mentally noting how wan and emaciated his once- clothes had been torn off above his waist, so that his entire
handsome countenance appeared, even in the sunset's ruby back was visible. When we saw what rested there we
light. Then, as I watched, a shadow crawled across his face. became quite crazed, and then began to do what must be
It seemed to purple and darken in a sudden eerie done, averting our gaze whenever possible from that utterly
metamorphosis. The adumbration deepened, and I read stark monstrous thing on the floor.
panic in his eyes. Even as I forced myself to respond to his Do not ask me to describe it to you in detall. I can't.
farewell, horror crept into his face. His body fell into that There are some times when the senses are mercifully
odd, shambling posture I had noted once before, and his lips numbed, because complete acuteness would be fatal. I do
leered in a ghastly grin. For a moment I actually thought the not know certain things about the abomination even now,
man was going to attack me. Instead he laughed - a shrill, and I dare not let myself recall them. I shall not tell you,
tittering chuckle that pealed blackly in my brain. I opened my either, of the books we found in that room, or of the terrible
mouth to speak, but he scrambled back into the darkness of document on the table that was Simon Maglore's unfinished
the hall and shut the door. masterpiece. We burned them all in the fire, before calling
Astonishment gripped me, not unmingled with fear. Was the city for a coroner; and if the doctor had had his way, we
Maglore ill, or was he actually demented? Such grotesqueries should have destroyed the thing. too. As it was, when the
did not seem possible in a normal man. coroner did arrive for his examination, the three of us swore
I hastened on, stumbling through the glowing sunset. an oath of silence concerning the exact way in which Simon
My bewildered mind was deep in ponderment, and the Maglore met his death. Then we left, but not before I had
distant croaking of ravens blended in evil litany with my burned the other document - the letter, addressed to me,
thoughts. which Maglore was writing when he died.
And so, you see, nobody ever knew. I later found that
3 the property was left to me, and the house is being razed
even as I pen these lines. But I must speak, if only to relieve
The next morning, after a night of troubled deliberation, my own torment.
I made my decision. Work or no work, Maglore must go I dare not quote the letter in its entirety; I can but
away, and at once. He was on the verge of serious mental record a part of that stupendous blasphemy:
and physical collapse. Knowing how useless it would be for '...and that, of course, is why I began to study
me to go back and argue with him, I decided that stronger witchcraft. It was forcing me to. God, if I can only make you
methods must be employed to make him see the light. feel the horror of it! To be born that way - with that thing,
That afternoon, therefore, I sought out Doctor Carstairs, that mannikin, that monster! At first it was small; the doctors
the local practitioner, and told him all I knew. I particularly all said it was an undeveloped twin. But it was alive! It had a
emphasized the distressing occurrence of the evening before, face, and two hands, but its legs ran off into the lumpy flesh
and frankly told him what I already suspected. After a that connected it to my body...
lengthy discussion, Carstairs agreed to accompany me to the 'For three years they had it under secret study. It lay
Maglore house at once, and there take what steps were face downward on my back, and its hands were clasped
necessary in arranging for his removal. In response to my around my shoulders. The men said that it had its own tiny
request the doctor took along the materials necessary for a set of lungs, but no stomach organs or digestive system. It
complete physical examination. Once I could persuade Simon apparently drew nourishment through the fleshy tube that
to submit to a medical diagnosis, I felt sure he would see bound it to my body. Yet it grew! Soon its eyes were open,
that the results made it necessary for him to place himself and it began to develop tiny teeth. Once it nipped one of the
under treatment at once. doctors on the hand ... So they decided to send me home. It
The sun was sinking when we climbed into the front seat was obvious that it could not be removed. I swore to keep
of Doctor Carstairs' battered Ford and drove out of the whole affair a secret, and not even my father knew, until
Bridgetown along the south road where the ravens croaked. near the end. I wore the straps, and it never grew much until
We drove slowly, and in silence. Thus it was that we were I came back ... Then, that hellish change!
able to hear clearly that single high-pitched shriek from the 'It talked to me, I tell you, it talked to me!... that little,
old house on the hill. I gripped the doctor's arm without a wrinkled face, like a monkey's... the way it rolled those tiny,
word, and a second later we were whizzing up the drive and reddish eyes... that squeaking little voice calling "more blood,
into the frowning gateway. 'Hurry,' I muttered as I vaulted Simon - I want more"... and then it grew; I had to feed it
from the running-board and dashed up the steps to the twice a day, and cut the nails on its little black hands...
forbidding door. 'But I never knew that; I never realized how it was
We battered upon the boards with futile fists, then taking control! I would have killed myself first; I swear it!
dashed around to the left-wing window. The sunset faded Last year it began to get hold of me for hours and give me
into tense, waiting darkness as we crawled hastily through those fits. It directed me to write the book, and sometimes it
the openings and dropped to the floor within. Doctor sent me out at night on queer errands... More and more
Carstairs produced a pocket flashlight, and we rose to our blood it took, and I was getting weaker and weaker. When I
feet. My heart hammered in my breast, but no other sound was myself I tried to combat it. I looked up that material on
broke the tomb-like silence as we threw open the door and the familiar legend, and cast around for some means of
advanced down the darkened hall to the study. All about us I overcoming its mastery. But in vain. And all the while it was
growing, growing; it got stronger, and bolder, and wiser. It
talked to me now, and sometimes it taunted me. I knew that
it wanted me to listen, and obey it all the time. The promises
it made with that horrible little mouth! I should call upon the
Black One and join a coven. Then we would have power to
rule, and admit new evil to the earth.
'I didn't want to obey - you know that. But I was going
mad, and losing all that blood... it took control nearly all the
time now, and it got that I was afraid to go into town any
more, because that devilish thing knew I was trying to
escape, and it would move on my back and frighten folk... I
wrote all the time I had those spells when it ruled my brain...
then you came.
'I know you want me to go away, but it won't let me. It's
too cunning for that. Even as I try to write this, I can feel it
boring its commands into my brain to stop. But I will not
stop. I will tell you, while I still have a chance; before it
overcomes me for ever and works its black will with my poor
body and masters my helpless soul. I want you to know
where my book is, so that you can destroy it, should
anything ever happen. I want to tell you how to dispose of
those awful old volumes in the library. And above all. I want
you to kill me, if ever you see that the mannikin has gained
complete control. God knows what it intends to do when it
has me for certain!... How hard it is for me to fight, while all
the while it is commanding me to put down my pen and tear
this up! But I will fight - I must, until I can tell you what the
creature told me - what it plans to let loose on the world
when it has me utterly enslaved... I will tell... I can't think... I
will write it, damn you! Stop!... No! Don't do that! Get your
hands--'
That's all. Maglore stopped there because he died;
because the Thing did not want its secrets revealed. It is
dreadful to think about that nightmare-nurtured horror, but
that thought is not the worst. What troubles me is what I
saw when we opened that door - the sight that explained
how Maglore died.
There was Maglore, on the floor, in all that blood. He
was naked to the waist, as I have said; and he lay face
downward. But on his back was the Thing, just as he had
described it. And it was that little monster, afraid its secrets
would be revealed, that had climbed a trifle higher on Simon
Maglore's back, wound its tiny black paws around his
unprotected neck, and bitten him to death!
El Dios Sin Cara Ésta era la historia, referida brevemente: un grupo de
Robert Bloch nómadas, portadores de mercancías prohibidas, iba
recorriendo una ruta secreta del desierto, apartada de las
El hombre que estaba extendido en el potro de tortura que siguen normalmente las caravanas. Al pasar por cierto
empezó a gemir. Y cuando la palanca estrechó aun más el lugar, los camelleros advirtieron una roca de forma extraña,
aparato, su gemido se convirtió en un penetrante alarido de que afloraba a medias de la arena. Detuviéronse entonces,
dolor. para examinarla de cerca, y realizaron un portentoso
—¡Bueno! —exclamó el doctor Carnoti, en tono satisfe- descubrimiento. Lo que sobresalía de la arena era la cabeza
cho—. Parece que vamos a persuadirle a hablar. de una antigua estatua egipcia, adornada con la triple corona
Luego se inclinó sobre el infeliz y le dijo: de una deidad. Ninguno de los nativos pudo reconocer
—Muy bien, Hassan. Creo que no necesitarás más aquella imagen tan bien conservada en las zonas del sur del
estímulos, ¿eh? Dime, pues, dónde se encuentra ese ídolo. desierto, y situada a más de trescientos kilómetros del más
Hassan emitió entonces una serie de sonidos guturales, y cercano poblado; ninguno había podido penetrar su
el doctor Carnoti se vio obligado a arrodillarse a su lado, para insondable misterio, pero a todos resultó evidente su
poder entender su embarullado murmullo. Aquel conjunto de incalculable valor, como lo demostraron al señalar el sitio con
frases incoherentes duró unos veinte minutos, y después el dos grandes peñas, a fin de encontrarlo fácilmente, en caso
doctor se enderezó impresa en su semblante una expresión de que volvieran por allí. A continuación, reanudaron la
complacida, para dirigirse a la única puerta del penumbroso marcha, pues no tenían tiempo para desenterrar la estatua. Y
recinto, mas no sin dirigir antes una elocuente seña al negro cuando llegaron al término de su viaje, refirieron la historia,
que manejaba la máquina del tormento. Seguidamente salió, que poco después era oída por el doctor Carnoti, lo mismo
en tanto que el verdugo asentía en silencio, desenvainaba su que sucedía con todos los relatos procedentes de viajeros.
afilado sable y lo alzaba sobre su cabeza, empuñado con Poco tardó Carnoti en apreciar el descubrimiento en su
ambas manos... verdadero significado. Si se hubiera tratado de una historia
relativa a algún tesoro, la habría considerado con más cau-
Motivos sobrados tenía el doctor Carnoti para sentirse tela y escepticismo, pero un ídolo... eso era diferente. Re-
contento. Durante varios años había sido lo que vulgarmente cordaba los vagos indicios que habían dirigido a los primeros
se denomina «un aventurero». Sus actividades comprendían exploradores, a aquellos hombres que en el fondo no eran
diversos «negocios», entre los que contaban el contrabando más que rapaces buscadores de riquezas, y comprendía que
de objetos antiguos, e incluso la trata de negros, nefando co- detrás de la estatua negra podía hallarse una fabulosa for-
mercio que se vereficaba en algunos puertos del Mar Rojo. tuna, mucho más valiosa para él que todos los tesoros de
Carnoti había llegado a Egipto muchos años atrás, como Egipto. Y si aquellos exploradores se habían enriquecido con
miembro de un expedición arqueológica, de la que había sido sus descubrimientos, ¿por qué no podía enriquecerse él
expulsado por causas no muy bien conocidas, aunque se ru- también? Suponiendo que el referido ídolo fuese totalmente
moreaba que tenían relación con un intento de robo de va- desconocido como deidad, como parecía indicarlo el hecho de
liosas antigüedades. Después de su expulsión, nada se había haber sido descubierto en tan apartadas regiones, su ex-
sabido de él... hasta transcurridos varios años, en que apa- hibición ocasionaría indescriptible interés y le abriría a él las
reció en El Cairo, al frente de su establecimiento del barrio puertas de la fama. Y además, tal vez pudiera convertirle en
indígena, donde había adquirido la turbia reputación de iniciador de un nuevo camino para las exploraciones ar-
negociante sin escrúpulos que le acompañaba por queológicas.
dondequiera que fuese, así como cuantiosos beneficios Dispuesto a realizar un intento, el doctor Carnoti decidió
financieros. Y la verdad era que Carnoti parecía hallarse muy obrar con las máximas precauciones, a fin de no suscitar
satisfecho con las dos cosas. sospechas. Por eso se había abstenido de interrogar
En la época en que comienza este relato, tenía cuarenta abiertamente a los camelleros árabes que habian efectuado
y cinco años, y mucha experiencia en asuntos reñidos con las el descubrimiento. En su lugar, dos de sus hombres habían
leyes. Pese a lo que pudiera sugerir su apariencia vulgar, secuestrado al viejo Hassan, a quien tuvo que someter a
pues era de mediana estatura y gruesa complexión, poseía tortura para obtener el relato completo. Hassan había estado
considerable energía y tesón, cualidades que le procuraban el presente en aquella ocasión, y aunque al principio se mostró
respeto o el temor de los que con él se relacionaban y que a renuente a contestar, los «persuasivos» métodos dc Carnoti
veces le servían para encubrir su carácter solapado y ruin y habían quebrantado al fin su resistencia.
su insaciable codicia. Dos días más tarde, y una vez situado en el mapa el
Ese ambicioso natural fue lo que le incitó a emprender punto en que se encontraba la estatua, el aventurero
aquella nueva aventura. Por lo general, no era Carnotí de- contrató a un reducido numero de nativos y explicó a sus
masiado crédulo. Por eso no le impresionaban las noticias amistades que iba a emprender un viaje por el sur. Luego se
que oía acerca de pirámides perdidas en el desierto, tesoros procuró un intérprete digno de su confianza, se aprovísionó
enterrados o momias robadas. Prefería interesarse en cues- de viveres y agua para seis días, pues tenía intención de
tiones más remuneradoras, como lo eran, por ejemplo, un regresar por vía fluvial, y a la siguiente mañana se puso en
alijo de alfombras, una partida de opio o un cargamento de marcha, al frente de la expedición, en la que figuraban varios
mercancía humana, pero sus últimos informes habían vuelto camellos ligeros y un tiro de asnos que arrastraban una
a suscitar su anterior interés por los objetos antiguos. No en enorme y vacía carreta.
balde había aprendido a distinguir las simples fábulas dé las
noticias fidedignas. Sabía que la mayor parte de los im- La llegada al lugar indicado en el mapa se efectuó en la
portantes descubrimientos realizados por los arqueólogos se mañana del cuarto día de camino. Desde lo alto del camello
habían originado de aquella forma: por un ligero comentario, en que iba montado, el doctor Carnotí avistó las dos enhies-
captado al azar. Y la historia narrada por el desventurado tas peñas citadas por Hassan y ordenó que se instalara allí
Hassan tenía el sello inconfundible de la verosimilítud. mismo el campamento. A continuación, sin tener en cuenta el
intenso calor ni conceder el más mínimo descanso a sus
hombres, los llevó hasta las piedras para obligarles a que las no prestó atención al constante murmullo de voces ni a las
retirasen. Segundos después, una múltiple exclamación de miradas que los nativos le dirigían. No se enteró, por tanto,
asombro y pavor brotó de las gargantas de los nativos, al de lo que sus hombres estaban diciendo. Y más le habría
aparecer el remate de una negra y gigantesca corona, cada valido interesarse en sus conversaciones, porque aquellos
una de cuyas puntas mostraba complicados dibujos. hombres sabían, como lo sabe todo Egipto, que Nyarlathotep
Presa de creciente excitación, Carnoti se inclinó y exami- es también el dios del mal. Por eso siglos atrás sus templos y
nó aquellas imágenes, que representaban extraños sus imágenes habían sido destruidos y sus adoradores con-
monstruos sin cabeza, animales vestidos con túnicas y dioses denados a muerte y ejecutados. Por eso se había prohibido
egipcios enzarzados en combate con horribles demonios. su culto y se había borrado su nombre del «Libro de los
Nada tenía de particular el hecho de que los nativos se Muertos». Aquel dios maligno era el protector de los hechi-
sintieran consternados. Habían comenzado a chacharear en ceros y de la magia negra. Y de acuerdo con la leyenda,
tono bajo, mientras que se apartaban de la estatua y de la había salido del desierto, y al desierto había vuelto. Luego,
inclinada figura de su jefe. Pero a éste no le impresionaban los hombres habían empezado a adorar a otras divinidades
las reacciones de sus hombres ni sus comentarios, entre los menos ominosas, para terminar adorando a los dioses
que le pareció haber oído mencionar a «Nyarlathotep», así benéficos, pero los que conocían la historia de Nyarlathotep
como algunas alusiones al «Emisario del Diablo». Por eso, afirmaban que al cabo de muchos años, y coincidiendo con
tras haber examinado las imágenes, volvió a dirigirse a los extraños fenómenos, el terrible dios volvería a aparecer entre
nativos y les ordenó que dieran comienzo a la excavación, los hombres, procedente del desierto, sin que sus pasos
para repetir luego la orden en tono apremiador, mas sin dejaran huelías sobre la arena, como no fueran los cadáveres
ningún éxito, pues ninguno se mostró dispuesto a obedecer. de los desdichados incrédulos que se atreviesen a mirarlo.
Por último, el intérprete dio un paso al frente y se encaró Aquella leyenda se había difundido por Europa en tiem-
con el «effendí», a fin de hacerle saber lo siguiente: que ni él pos de las cruzadas, transmitida por los que regresaban de
ni los demás le habrían acompañado si hubiera sabido lo que tierras sarracenas. Y en los relatos referentes a la misma se
iba a pedírseles que hicieran. Que ninguno de ellos tocaría la aludía a la terrible deidad con diversos nombres, entre los
imagen de aquella deidad, y que al mismo tiempo le que figuraba el de «Emisario de Asmodeo» y «Hombre Ne-
aconsejaban a él que no la tocase, para no incurrir en las iras gro». También se refería a Nyarlathotep el Libro de Eibon, si
del Viejo Dios, el Dios Secreto. Que tal vez no hubiese oído bien en forma indirecta, porque en los tiempos en que fue
mencionar nunca el «effendí» a Nyarlathotep, era el dios de escrito no se permitía su culto. Aquella leyenda había
la resurrección, así como el Mensajero Negro de Karneter, y perdurado a lo largo de los siglos. Y los nativos que acompa-
de acuerdo con cierta leyenda, un día habría de devolver la ñaban a Carnoti la conocían, aunque de modo impreciso e
vida a los muertos, pero era necesario substraerse a su incompleto. En consecuencia, al advertir la corona de la es-
maldición, porque... tatua, se sintieron sobrecogidos y decidieron huir, alejarse de
Conforme escuchaba aquella perorata, el doctor Carnoti aquel lugar maldito... ¡ y cuanto antes!
iba sintiéndose cada vez más irritado. De pronto, interrumpió Por su parte, Carnoti no hacía ningún caso de la excita-
al que hablaba y volvió a ordenar a los nativos que ción que dominaba a sus hombres, a los que consideraba
empezaran el trabajo inmediatamente. Y con objeto de dar estúpidos por demás. No le interesaba en absoluto lo que
énfasis a su orden, desenfundó sus dos revólveres, mientras pudiesen comentar. Lo único que le importaba era lo que
gritaba a voz en cuello que asumía la responsabilidad por habría de hacer al día siguiente: colocar la estatua en el
aquella profanación y que nadie tenía nada que temer de un carro y volver a la orilla del Nilo, para embarcarla allí.
vulgar ídolo de piedra. Ante tales argumentos, pero más Entonces empezaría su triunfo. Entonces reconocerían los
presumiblemente por influencia de la vista de las armas, los funcionarios egipcios su indudable perspicacia en materia de
nativos empezaron a cavar, aunque con la mirada apartada investigaciones arqueológicas. Sabía que le llamaban
del ídolo. charlatán, tramposo, aventurero, impostor y otras cosas por
Al cabo de unas cuantas horas de trabajo, toda la el estilo. Y se regocijaba al pensar en el cambio que iba a
estatua quedó al descubierto. Y si la visión de su corona operarse en los que hasta entonces habían sido sus
había impresionado tanto a los indígenas, no fue éxtraño que detractores. ¡ Buena lección para todos aquellos imbéciles!
quedaran luego casi paralizados de espanto. Imposible En cuanto a la maldición inherente a la leyenda... ¡pamplinas!
parecía que aquella masa de piedra esculpida hubiera ¿Qué era lo que estaba diciendo en aquel momento el idiota
permanecido tanto tiempo enterrada. Su aspecto general del intérprete, con melodramática entonación?
infundía terror, a causa de la sensación de misterio —Nyartlathotep es el Negro Mensajero de Karneter. Pro-
inescrutable que producía su presencia en tan desolada cede del desierto. Camina sobre las ardientes arenas y sigue
inmensidad, así como por el increíble estado de perfecta a su presa, inexorablemente, a través de todo el mundo, que
conservación en que se encontraba. Su forma evocaba la de es dominio suyo.
una esfinge de regular tamaño, una esfinge con alas de «Tonterías», pensó el doctor Carnoti. Como todas las le-
buitre y cuerpo de hiena. Sus miembros estaban provistos de yendas egipcias. Estatuas de personas con cabezas de aní-
aguzadas garras. Y sobre su cabeza antropomorfa descollaba males... faraones que mandaban construir pirámides para
la triple corona cuyos dibujos habían provocado el espanto conservar momias... Sí; él conocía bastantes historias re-
de los nativos. No obstante, lo que más impresionante lativas a maldiciones, a exploradores que habían muerto mis-
resultaba era la carencia de rostro de aquella pavorosa teriosamente al entrar en una tumba que acababan de profa-
imagen. Era un dios sin cara, el alado dios Nyarlathotep, el nar. No le extrañaba, así, que aquellos pobres nativos se sin-
«Emisario Poderoso», «El que Camina entre las Estrellas», el tieran tan alarmados, pero a pesar de su alarma, tendrían
«Señor del Desierto». que obedecerle y cargar el ídolo en el carro, aunque tuviera
Ni que decir tiene que Carnoti no cabía en sí de puro que dísparar sobre ellos.
gozo. Con sonrisa complacida miraba aquel amplio espacio Poco después, en el interior de su tienda, el aventurero
vacío, correspondiente al lugar que debía haber ocupado el se dispuso a comer con toda tranquilidad. Luego se acosta-
rostro del ídolo, y abstraído como estaba con su entusiasmo,
ría, a fin de levantarse muy temprano. Porque a la mañana él corría y corría, hasta que sus píes se negaban a sopor-
siguiente... tarle... mientras la espantosa deidad se le aproximaba...
Carnoti se puso de rodillas y exhaló un suspiro, antes de
levantarse y mirar en todas direcciones. Luego reanudó la
Carnoti se despertó sobresaltado, con la impresión de marcha, trabajosamente, hundiendo los pies en la arena,
que sólo había dormido un par de horas. Aún era de noche. Y inclinada, la cabeza hacia abajo... A su pesar, volvían a tortu-
no se oía ni un solo rumor en el campamento. De la lejanía rarle las imágenes de su pasado sueño. Veía otra vez al
llegó a oídos de Carnoti el agorero aullido de un chacal, pero monstruoso ídolo negro, con su majestuoso porte, con su
a continuación, completo silencio. Extrañado, el aventurero cabeza desprovista de rostro, siguiéndole sin descanso. Y ni
se levantó y fue hasta la abertura de la tienda... e el intenso calor del sol africano lograba distraerle de sus
inmediatamente empezó a desgranar una serie de airadas negros pensamientos. A eso del mediodía se decidió a
imprecaciones. volverse a medias, para mirar hacia atrás... y se quedó
El campamento había desaparecido. Apagados los aterrado, al ver allí, en la cumbre de una colina, la
fuegos, hombres, animales y carro fuera de la vista, sólo amenazadora figura del ídolo... ¡pero esta vez con rostro, en
quedaba Carnoti, en medio de aquella desierta inmensidad. Y el que lucían como brasas dos ojos que le miraban!
lo peor de todo era que lo habían dejado sin comida ni agua. Aquello fue lo último que vio Carnoti, antes de caer sin
Solo. Completamente abandonado, rodeado por mares de sentido. Cuando se despertó el sol brillaba con todo su es-
arena y rocas, sumido en un mundo de silencio. Silencio plendor, como si quisiera incendiar la bóveda celeste. Empa-
ominoso, como el de las tumbas, como el de los sarcófagos pado en sudor, el aventurero abrió los ojos, al par que se
en que yacían las momias, condenadas a eterna sentía aliviado, al hallarse aún con vida. Luego se puso en
inmovilidad... pie y dio unos pasos vacilantes, mientras volvía a
De pronto, Carnoti notó una especie de escalofrío, al re- desazonarle el tormento de la sed. Y como le cegaba el
cordar las palabras de los nativos. ¡Nyarlathotep! ¡La ven- resplandor solar, como los demonios de la locura empezaban
ganza del dios del Desierto! Pero en seguida desechó sus a danzar en su aturdida mente, empezó a caminar de modo
temores y se preparó para obrar de modo razonable. ¿Qué maquinal, apretados los párpados, sin más interés que el de
podía hacer un hombre en semejante situación? Intentar un seguir alejándose del último lugar en que había estado. Tal
único recurso: el de tratar de llegar a un punto habitado. vez le sonriera la suerte, después de todo. Tal vez coincidiese
Claro que para ello debería caminar sin descanso, día y no- en su camino con alguna caravana, a pesar de que se
che, quizá durante varios días ¡sin comer ni beber! ¡Y el encontraba en una zona no frecuentada por los viajeros del
tórrido sol del mediodía! desierto.
Con un esfuerzo, dominó su alterada imaginación y se Horas después, una chispa de lucidez le obligó a pararse
aprestó a emprender inmediatamente la marcha. En dirección en seco. ¿Cómo era posible que se hubiese olvidado? ¡ El sol!
al norte, como era lógico. Y al recordar lo que había dicho el Aquel sol radiante que estaba achicharrándole podía haberle
intérprete, en la tarde anterior, al indicar que la estatua indicado la ruta hacia el norte. Si no hubiera estado tan
miraba al norte, fue hasta la excavación, pero sólo para extenuado, en la tarde anterior... Pero esta vez no ocurriría
recibir allí otra sorpresa. Antes de marcharse, los nativos lo mismo, esta vez, cuando llegara el momento del ocaso, el
habían vuelto a cubrir con arena al ídolo, de modo que no sol le indicaría dónde se encontraba el oeste. Y entonces,
podía averiguarse hacia qué punto estaba orientado. Para bien orientado, continuaría caminando hacía el norte, sin
colmo de desdichas, unas nubes ocultaban por completo el riesgo de extravío.
firmamento, impidiendo también la orientación por medio de Aquel día no parecía que fuera a tener fin. Horas y horas
las estrellas. de calor abrasador; horas y más horas de constante caminar
Presa de intenso furor, Carnoti maldijo entre dientes a sobre ardientes arenas, frente a un horizonte que nunca
aquellos nativos y empezó a caminar sin rumbo, impresa en cambiaba, y sin la distracción que podría proporcionarle un
su mente una sola idea: la de no cejar en su empeño. Debía espejismo, pese a su engañosa apariencia de vergel. Porque
aprovechar las horas de la noche para recorrer la mayor ni una sola sombra se veía en muchos kilómetros a la redon-
distancia posible de incierto camino; para alejarse cada vez da, ni una sola sombra que alterase la montonía de aquella
más de su solitaria tienda, que allí quedaba como mudo tes- inmensa extensión arenosa. ¿Ni una sola sombra? Entonces,
tigo de la empresa, pero a pesar de que trató de olvidarse ¿qué era aquello que estaba allá, en la cima de una pequeña
del dios perseguidor, no lo consiguió. No podía negar que ondulación? «Aquello» que se movía sobre la sinuosa línea
había violado un lugar sagrado, y de acuerdo con la leyenda, que habían dejado sus pies... ¿Alguna alucinación?
la maldición de Nyarlathotep habría de alcanzarle, aunque Carnoti tornó a estremecerse, enfrentado con la
fuera a refugiarse en el otro extremo del planeta. horrenda realidad. Una sombra que avanzaba sobre sus
huellas, que le perseguiría hasta el fin... Todos se lo habían
Horas después, las arenas del desierto adquirieron un advertido; los nativos, el intérprete... y el desventurado
matiz morado, que poco a poco fue transformándose en Hassan, antes de morir en la sala de tortura. Y la leyenda le
violeta, y luego en rosado, como anuncio del amanecer, pero atormentaba en aquel momento; la leyenda de Nyarlathotep,
Carnoti no se dio cuenta de tan bello fenómeno, porque el Señor del Desierto, cuya aterradora figura aparecía sobre
estaba profundamente dormido. Sus fuerzas le habían aquella loma.
abandonado mucho antes de lo que había previsto, y allí se Maldiciendo su destino, Carnoti echó a correr. ¿Por qué
encontraba en aquel momento, junto al comienzo de una habría tocado aquella estatua? ¿Por qué se habría mofado
pequeña ondulación del terreno. ante los nativos de modo tan irreverente? Propúsose enton-
Se despertó al notar en su rostro la caricia de los prime- ces no volver nunca más al lugar en que se hallaba el ídolo,
ros rayos solares. Y en su extraviada mirada se traslucía el renunciar a sus dueños de riqueza y... y seguir corriendo,
horror de la pesadilla que acababa de conturbar su sueño... aunque sus pies estuvieran llagados, aunque fuese
El dios sin cara avanzaba detrás suyo, sin apresurarse, como cortándosele el resuello. A pesar de que sus ojos iban
si estuviera seguro de que tarde o temprano le alcanzaría... Y quedándose sin vista, porque no podía explicarse de otra
forma el extraño fenómeno que estaba sucediendo. Aquellas
estatuas, aquellas imágenes que de pronto habían surgido
ante él, cual si trataran de cortarle el paso, ¿serían efecto de
su turbulenta fantasía? Algunas estaban de pie, mirándole
con aire impasible. Otras aparecían en diversas actitudes,
amenazadoras, como si se dispusieran a arrojarse sobre él
para despedazarle. Y todas carecían de rostro, todas
mostraban un hueco vacío donde debían haber tenido la
cara.
Fueron pasando así las horas de aquella tarde, y llegó la
puesta del sol, y se encendieron en el cielo las estrellas, sin
que Carnoti tuviera noción del tiempo que transcurría ni de
su propio cansancio. La sombra de Nyarlathotep continuaba
a su zaga, dirigiéndole, al parecer, en una determinada direc-
ción. Hasta que de modo imprevisto, se detuvo bruscamente
y exhaló un gemido. Había llegado a la cumbre de una loma,
y allí, frente a él, podía ver la tienda y los restos del cam -
pamento, tal como los había dejado en la noche anterior... o
en la anterior a ésta... ¿qué importancia teñían veinticuatro
horas, comparadas con la eternidad? Entonces no dudó más
de lo que su sino le reservaba. Resignado, en medio de su
locura, empezo a correr en dirección a las dos peñas que
marcaban el sitio en que estaba el ídolo.
Y entonces, también, sucedió lo que había estado
temiendo: el espantoso acto final de su tragedia. Con una
especie de trueno, las arenas que rodeaban a las peñas
empezaron a a deslizarse hacia él, al tiempo que la enterrada
estatua ascendía sobre un alto pedestal, iluminado por la
claridad de la luna; para quedar elevada, para que los
brillantes ojos que lucían a través de la abertura de su rostro
se clavasen en la figura del extenuado caminante. No le
importaba ya a éste el final de su aventura; antes al
contrarío, deseaba que se cumpliese el castigo, para dejar de
sufrir. Alzó entonces la vista hacia la espantosa estauta, que
desplegó sus alas... antes de volver a hundirse en las arenas
con horrísono fragor.

Nada quedó sobre la superficie de aquel lugar del desier-


to, a excepción de una cabeza humana que se movía
débilmente, mientras el cuerpo unido a la misma pugnaba
por librarse de la movediza arena que lo aprisionaba.
Brotaban de sus labios airadas impreciones, que a poco se
convirtieron en angustiosos lamentos, para acabar con una
sola palabra, musitada en tono trémulo:
—Nyarlathotep...
Cuando llegó la mañana, Carnoti seguía con vida. Luego,
los rayos del sol fueron calentándole el cerebro, cada vez
más intensamente, acentuándole el horror de su agonía...
pero no por mucho tiempo, porque poco después del
mediodía, y como atraídos por una fuerza sobrenatural, los
buitres que habían estado volando en circulo alrededor de
aquel lugar empezaron a descender lentamente, para
rematar la venganza de Nyarlathotep, el dios sin cara, Señor
del Desierto.

T.O.: The Faceless God


Primera publicación: Weird Tales, mayo de 1936
Digitalizado por A.B.M.
El que cierra el camino »En segundo lugar, nunca he sido consciente de ninguna
RobertBIoch tendencia homosexual, ni he sentido el menor deseo de
experimentar el travestismo. O la taxidermia,
incidentalmente. No sé nada acerca de cómo se lleva un
Me gustaría pensar que Robert Bloch es conocido motel, o de ocultar coches y cuerpos en marismas.
principalmente como el hombre cuya novela Psycho hizo »De modo que, como puede ver, no soy Norman Bates. Y
famoso a Alfred Hitchcock; Los relatos de Bloch empezaron a en cuanto a identificarme con otros personajes del libro...,
aparecer en la revista Weird Tales durante los años treinta, y nunca me apropié indebidamente de ningún dinero de mi
su trabajo estuvo grandemente influido por su mentor jefe, ni salí huyendo, ni mantuve una relación clandestina a
literario, Howard Phillips Lovecraft. Fue el primer ganador del largo plazo. Incidentalmente también, siempre he preferido
Worid Fantasy Award por el trabajo de toda una vida, un la bañera a la ducha. Sonreí al doctor Connors.
honor que realmente se merecía. Los últimos años han visto -La idea del libro me vino después de leer acerca de un
una escasez de los relatos cortos surgidos de su pluma, como caso real de asesinato. No utilicé a ninguno de los actores
resultado de sus numerosos compromisos en novelas, reales como personajes, y tampoco la situación real. Lo que
guiones de películas y televisión, pero Bob, siempre generoso me hizo centrar todo el asunto fue preguntarme cómo un
con su tiempo, escribió con suma amabilidad la siguiente hombre que viviera durante toda su vida en una pequeña
historia especialmente para este libro. El personaje principal ciudad, bajo la constante inspección de sus vecinos, podía
es un tal Robert Bloch, un hombre que..., bien, sigan conseguir ocultar sus crímenes violentos. Lo que hice...,
leyendo... llámelo situación de base si quiere, fue construir un perfil
Hasta el día de hoy sigo sin saber como consiguieron traerme psicológico de un hombre así, del mismo modo que lo hace
al asilo. usted en su trabajo. Una vez creí comprender al personaje y
Los acontecimientos que condujeron a mi internamiento sus motivaciones, el resto fue sencillo. El doctor Connors
constituyen un misterio que desafía las sondas de mi asintió.
memoria, y contra el que no puedo luchar. -Gracias por su cooperación. Ha anticipado y respondido
Familia y amigos hablaron, en su tiempo, de un «estado usted a todas mis preguntas excepto una. -¿Y ésa es...?
nervioso», pero eso es indudablemente un educado -Déjeme plantearla así. Imagino que habrá leído usted
eufemismo. Prefieren llamar al asilo un «sanatorio privado», gran número de casos reales de asesinato, como
y a mi encarcelamiento se refieren como «convalecencia». documentación de base; es algo normal hacerlo, en su tipo
Pero ahora que no tengo familia -ni amigos- puedo de trabajo. -Es cierto.
finalmente hablar con libertad y franqueza de mi situación. -Y algunos de ellos son más bien sensacionales, ¿no?
Estaba loco. Asesinatos en masa, sorprendentes acuchillamientos,
¡Dios, qué hipócritas nos volvemos! Cuanto mayor es la asesinatos rituales, extrañas muertes ocurridas bajo extrañas
incidencia de la locura en nuestra sociedad, más tabú se circunstancias... -Cierto también.
vuelve esa palabra. En un mundo que se ha vuelto loco ya no -Algunos de ellos, estoy seguro, son mucho más
es posible hablar de la locura humana; en esta era lunática impresionantes y violentos que el crimen en particular que,
se supone que no existen los lunáticos; la locura se agrava usando sus propias palabras, utilizó como situación de base.
porque nos negamos a admitir que alguien esté loco. -Correcto.
«Mentalmente enfermo» es la frase que utilizaba el doctor -Entonces mi pregunta es muy simple. ¿Por qué le intrigó
Connors. «Esquizofrenia paranoide» era otra descripción más ese asesinato? ¿Por qué lo eligió en vez de cualquier otro?
elaboradamente clínica. Ninguna de las dos ofrece una visión -Pero si ya se lo he explicado... Me preguntaba cómo el
exacta del horror inherente a la realidad. .. o irrealidad. asesino podía conseguir ocultar sus actividades y seguir con
La locura es una larga pesadilla de la cual algunos no ellas, cómo era capaz de evitar las sospechas, de llevar una
llegan a despertar nunca. Otros, como yo, abren finalmente doble vida...
sus ojos para dar la bienvenida al amanecer del nuevo día, -Eso es interesante. El problema de ocultarlo todo, de
regocijándose de su nueva conciencia. Es una maravillosa evitar las sospechas. -El doctor Connors se inclinó hacia
sensación darse cuenta de que la pesadilla ha terminado. Te delante-. ¿Lleva usted una doble vida?
hace sentir deseos de cantar, como yo hice. - Sí, he Me lo quedé mirando durante un largo momento antes de
recuperado los tomillos... El doctor Connors me miró responder. -Perdóneme por decírselo, pero creo que está
desapasionadamente. -¿Qué se supone que significa eso? - usted loco. -Quizá. Pero el hecho de que yo esté loco no
dijo. importa aquí. Es su mente la que importa, no la mía. -Se
-Que me siento completamente bien de nuevo. -Sonreí-. puso en pie-. Creo que ya es suficiente por ahora.
Perder un tomillo..., una forma de describir la locura. Es una Hablaremos de nuevo mañana. -¿Más preguntas?
especie de chiste. -Entiendo. -Y, espero, más respuestas. -Dejó escapar una risita-.
Pero realmente el doctor Connors no entendía nada. Cuando Tengo la impresión de que voy a tener que leer algo más
le aseguré que ya no me sentía desorientado, hostil o esta noche. -Bien, que tenga suerte. Y sueños agradables. -
temeroso, se limitó a asentir. Y cuando le dije que estaba Ése es el título de uno de sus libros, ¿no?... Sueños
listo para irme a casa, meneó la cabeza. agradables. -He escrito un montón de libros -dije-. Y un
-Hay algunos problemas que debemos trabajar primero - montón de relatos. -Lo sé. -Me acompañó a la puerta del
dijo. -Trabajar, ése es mi único problema -le dije-. ¡Tengo despacho-. Ah, una última cosa. ¿Se le ha ocurrido pensar
que volver a mi trabajo! ¿No se da cuenta de lo que me alguna vez que toda forma de ficción es una forma de
cuesta el estar aquí? El doctor Connors se alzó de hombros. mentira? ¿Y que la única diferencia importante entre un
-Su trabajo es uno de los problemas de los que tenemos escritor y un psicópata es que el primero traslada sus
que hablar. Creo que puedo ayudarle a descubrir la causa de fantasías al papel? Debería usted pensar en eso. -Lo haré -le
sus dificultades. -Abrió un cajón de su escritorio y extrajo un dije.
libro-. He estado leyendo alguna de las cosas que ha escrito Y lo hice, durante todo el día y durante toda la noche
usted, y hay un cierto número de preguntas... siguiente. Al final llegué a una firme conclusión. El doctor
-De acuerdo -dije-. Si desea usted jugar a algo, supongo Connors me desagradaba intensamente.
que me permitirá que yo haga el primer movimiento. El libro A última hora de la tarde del día siguiente la señorita
que tiene ahí, el que ha estado leyendo, es Psycho, ¿verdad? Frobisher vino a mi habitación para decirme que el doctor
-Sí. Connors estaba listo para recibirme. La larga espera no había
-No ponga esa cara de sorpresa. Todo el mundo parece sido fácil para mis nervios, y estoy seguro de que ella se dio
empezar leyendo Psycho. Y leyendo cosas en él. He pasado cuenta de lo tenso que estaba. La señorita Frobisher era una
por ese tipo de inquisición tantas veces que ni siquiera buena enfermera, supongo, y el tratar a sus pacientes como
necesita usted formular las preguntas. Los dos podemos niños perversos era simplemente parte de su trabajo. El
ahorrarnos un tiempo valioso si simplemente le doy de forma hecho de que fuera una mujer un tanto varonil
directa las respuestas. -Le escucho. probablemente contribuía a su suave autoritarismo, pero yo
-Antes que nada, no odio a mi madre. Y ella nunca me consideraba que sus modales eran un tanto irritantes.
dominó. Mi entorno familiar era perfectamente normal; ni -¿Cómo nos encontramos hoy? -me saludó-. ¿Estamos
obsesiones ni problemas en lo que a mis padres o mi preparados para nuestra sesión de terapia?
hermana se refiere. Mi madre era asistente social y maestra, -En lo que a mí respecta, no tengo objeción -dije-. Pero
una mujer muy inteligente, que me animó a escribir. La ocurre que estoy solo. Si insiste usted en dirigirse a mí en
quería mucho, pero no había implicada ninguna fijación plural, quizá necesite más terapia que yo.
edípica.
La señorita Frobisher rió profesionalmente (nunca mostrar ocupación fija que roba tapacubos y gasolina de los
irritación, nunca dejar que te atrapen, ése es el secreto), y depósitos. Y en Enoc, el personaje central es un quinceañero
me condujo pasillo abajo. -El doctor le está esperando en psicótico que se convierte en un asesino de masas.
cirugía -dijo. -Los chicos no son mi problema -dije-. No lo olvide, yo
-No me diga que van a hacerme una lobotomía prefrontal escribo historias de horror. Y en una sociedad orientada
-murmuré-. La necesito tanto como un agujero en la cabeza. hacia la juventud, la gente se siente más inclinada a
La señorita Frobisher rió de nuevo. impresionarse cuando se le pintan niños como monstruos. El
-¡Nada de eso! Pero los pintores están trabajando en el truco reside en violar los tabúes que consideramos sagrados;
despacho del doctor y no van a terminar hasta mañana. Así eso es lo que hice con la imagen de la madre en Psycho. -
que, si no le importa... -Por mí no hay ningún problema. Trucos-dijo suavemente el doctor Connors-. Mentiras. Sonreí
Me condujo al ascensor y nos trasladamos a la tercera de nuevo.
planta. Nunca antes había estado allí arriba, y me sentí un -Así que ahora nos dedicamos a los juegos de palabras,
poco sorprendido al descubrir que el doctor Connors tenía ¿eh? En ese caso, llamémoslo simplemente un desliz
instalada una compacta y muy eficiente unidad quirúrgica. freudiano. Se alzó de hombros.
Por supuesto, sabía que era neurocirujano además de -Eso me recuerda otro elemento en su obra-prosiguió-; no
psiquiatra, pero me sentí muy impresionado ante el moderno precisamente en esta recopilación de relatos, sino en
quirófano completamente equipado que entrevi al otro lado docenas de sus historias. La hostilidad hacia los psiquiatras. -
de la pared de cristal que poseía la estancia donde me No odio a los psiquiatras.
esperaba el doctor Connors. Le sonreí cuando la señorita -Sus personajes parece que sí. Hay referencias
Frobisher se marchó. -No podemos seguir viéndonos de esta despectivas a los psicoterapeutas en El aprendiz de brujo,
forma -dije. -Siéntese. Beso tu sombra y otros títulos. Y en Enoc, su doctor
Su mirada me convenció de que no estaba de humor para Silversmith es una caricatura, un burdo libelo de la profesión.
chistes y juegos. Me senté y le miré desde el otro lado de la -Pero eso es simplemente otra forma de impresionar a la
pequeña mesa, sobre la cual había un bloc de notas y un gente -protesté-. Los psiquiatras se han convertido en los
libro. altos sacerdotes de una sociedad que adora a la ciencia.
-¡Aja! -murmuré, echándole una ojeada al libro-. Así que Mostrarlos como incompetentes, o como impotentes para
he leído usted Sueños agradables. -Esta noche. prevalecer sobre las fuerzas del mal, es un truco efectivo. El
-Veo que ha tomado algunas notas -le dije-. ¿Desde doctor Connors se me quedó mirando.
cuándo se ha vuelto crítico literario? -Trucos efectivos, eso es lo que busca usted. Lo cual significa
-No estoy aquí para criticar, sólo para discutir. -Adelante. A cosas que produzcan miedo en el lector. Toda su carrera
los escritores nos gusta que la gente hable de nuestras ha sido empleada en buscar formas de impresionar a la
obras. gente, de horrorizarla. -Es una forma de ganarse la vida.
-Esperaba que fuera usted quien hablara. -¿Para decir qué? -Que usted eligió voluntariamente. Nadie pasa toda su
Todo está en el libro. -¿Lo está? vida asustando a aquellos a quienes ama. ¿Por qué odia
-Oiga, ¿es realmente necesario hablar como un usted a la gente? -No la odio. -Piense en ello. Piense en
remiendacabezas? -No si usted está dispuesto a dejar de ello seriamente. Yo pienso hacerlo también.
hablar como un paciente. El doctor Connors sonrió y echó -Miró su reloj de pulsera-. Hasta mañana. -Lamento si suena
una mirada al bloc de notas. -Pero yo soy un paciente - como obstruccionismo -dije-, pero realmente no odio a la
protesté-. Según usted. -A Juzgar por Sueños agradables, es gente. Lo cual era cierto. No odio a mis lectores, ni a los
usted un montón de cosas. Por ejemplo, un colaborador de niños, ni a los remiendacabezas per se. Pero estaba
Edgar Allan Poe. empezando a odiar al doctor Connors.
-La casa de la luz -asentí-. Un alumno de Poe, allá en el este, Fue una mala noche. No conseguí dormir, porque estaba
encontró la historia sin terminar, y sugirió que yo la demasiado atareado planeando mi propia defensa. Quizá
completara. -¿Toma usted frecuentemente argumentos o suene un poco melodramático, pero realmente no hay
ideas de otras personas? -Nada que me sea de utilidad. La ninguna otra palabra para describirlo. Tenía que defenderme
mayor parte de mi material procede de mi propio entorno o cuando el doctor Connors me atacara utilizando mis propias
intereses. Escribí Los hacedores de sueños porque siempre palabras, mi propia obra. Era desleal, injusto, indecible...
fui un aficionado a las películas mudas; y El señor Steinway Sólo un idiota equipararía ficción a realidad. Los actores que
representa una preocupación similar por la música. Me gusta representaban el papel de villanos no eran monstruos en su
utilizar lugares que he visitado o en los que he vivido. vida real; Boris Karloff y Christopher Lee eran dos de las
Milwaukee en Los estafadores. Nueva Orleans en La belleza personas más encantadoras que yo haya conocido jamás. Mi
durmiente, el norte del estado de Wisconsin en Dulces propio mentor literario, H. P. Lovecraft, era un hombre gentil
dieciséis, Tren al infierno y Rapsodia húngara... -Le sonreí-. y afectuoso. Si el doctor Connors pensaba de otra manera, lo
Pero eso es solamente el fondo de la historia. Nunca he sido único que hacía era exhibir su propia ignorancia.
propietario de un par de gafas mágicas, ni he dormido con O su propia habilidad.
un esqueleto, ni he conducido una moto, ni he hecho un Estaba buscando algo; algo que a mí se me escapaba.
trato con el diablo, ni he tenido una aventura con un Algo conectado con mi propia condición, sin la menor duda,
vampiro. algo bloqueado y oscurecido por una reacción amnésica. Si
-Por supuesto. -El doctor Connors echó una mirada de yo pudiera recordar lo que había ocurrido...
soslayo a sus notas-. Hasta ahora hemos estado hablando de Pero ahora eso no era importante. Lo importante era
las cosas que le gustan. Hablemos ahora de las que no le estar preparado para el ataque de mañana. Ataque por
gustan. medio de mis propios libros. ¿Qué título habría seleccionado?
-Eso es fácil -le dije-. Las cenas demasiado formales Intenté anticipar su elección. Gótico americano, Mundo
inspiraron El espíritu apropiado. Y supongo que La casa nocturno, Pirómano, El gorrón, El secuestrador, La voluntad
hambrienta representa una aversión hacia los espejos. De de matar, EI pañuelo... Todos ellos eran elecciones posibles.
hecho, si de veras desea usted sondear un poco más, De hecho, todas esas novelas poseían un tema común: la
significa que siempre me he sentido conscientemente facilidad con que un psicópata podía actuar dentro de
disgustado ante mi propia apariencia. Creo que soy bastante nuestra supuestamente cuerda sociedad. Seguramente esta
sincero con usted, ¿no cree, doctor? premisa constituye un legítimo tema de examen. Y si el
-No del todo. -Se me quedó mirando-. ¿Por qué no desea doctor Connors planeaba actuar como el abogado del diablo
discutir el auténtico problema? -¿Como cuál? -Su actitud y preguntarme por qué yo me sentía tan preocupado por los
hacia los niños. -No tengo nada en contra de los niños. psicópatas, le diría la verdad: «Tengo miedo de ellos, doctor.
-Eso no es lo que dicen sus historias. -Golpeó el bloc de ¿No lo tenemos todos?» Eso era. Simplemente, decir la
notas con su pluma-. En Dulces para dulzura, una niña verdad. La verdad te hace libre... Tuve mucho tiempo para
pequeña es una bruja. El aprendiz de brujo trata de un estudiar el asunto, puesto que la señorita Frobisher no vino a
joven mentalmente retrasado cuyos delirios lo conducen al por mí hasta la tarde siguiente, después de la cena.
asesinato. Hierba gatera es un retrato absolutamente El doctor Connors, me dijo, había sido retenido por unos
vengativo de la adolescencia. Dulces dieciséis es una
acusación hacia toda una generación...; escribía usted acerca asuntos personales durante toda la tarde. Pero acababa de
de satánicas bandas de motoristas una década antes de que regresar, y me estaba esperando de nuevo en la antesala de
otras personas las utilizaran para sus filmes. Incluso en una la unidad de cirugía.
historia comparativamente amable como Tren al infierno, el -Lamento recibirle aquí de nuevo -me dijo cuando se
protagonista inicia su vida como fugitivo, una persona sin marchó la señorita Frobisher-. Los pintores han terminado
con mi despacho, pero aún no he tenido tiempo de arreglar recordar lo que ocurrió antes de su llegada; seguramente eso
de nuevo todas las cosas. Así que, si no le importa... -En implica una escisión de personalidad, protegida por una
absoluto. reacción amnésica. Inspiré profundamente.
El doctor Connors estaba sentado al otro lado de la mesa, -¿Acaso pretende decirme que me volví loco y maté a
su bloc de notas colocado encima de un libro. Miré el libro alguien? -No. -Sonrió-. Considere los hechos. Si hubiera
mientras hablaba, intentando ver el título. ¿Cuál sería el que matado a alguien, estaría en la ciudad, en la cárcel del
había elegido? condado. -Pero me volví loco, ¿no? -Sí. -Sonrió de nuevo-.
No había necesidad de jugar a las suposiciones. En aquel Antes de que prosigamos, quizá será mejor que le recuerde
momento estaba alzando el bloc, exponiendo el volumen que otra verdad. Estoy aquí porque me siento interesado por su
había debajo. Era El que abre el camino. Me dedicó una bienestar. No soy su enemigo.
inclinación de cabeza. «Mirándome fijamente. Jugando al gato y al ratón
-Como puede ver, he hecho los deberes. Es lo que usted conmigo. Hurgando en mis historias, en mis secretos. ¿Y
esperaba, ¿no? -Sí, pero no su elección. ¿Por qué ése, en espera que me crea que no es mi enemigo? Quizá esté loco,
vez de una novela? -Porque es su primer libro, su primera pero no soy estúpido.»
recopilación de relatos publicada. Y por el título. -Por supuesto que no. -Le devoM la sonrisa-. ¿Tenemos
-Si lo ha leído, sabrá que El que abre el camino es una de las que seguir adelante con esto?
historias. -Pero no es ésa la razón de que usted seleccionara El doctor Connors consultó su bloc de notas.
ese título, ¿verdad? Estaba afirmando sus intenciones...; este -Hay otro hilo que se teje a lo largo de su ficción. No en
libro abría el camino a su carrera de escritor. las fantasías, sino en las historias de misterio y suspense.
-Muy perspicaz. ¿Qué otra cosa ha observado? Gran cantidad de ellas tratan de variaciones de un único
-Que algunos elementos constantes en su obra aparecen ya desenlace. -¿Cuál? -La decapitación.
en sus inicios. Asesinatos en masa, por ejemplo, en Figuras -¿Es eso tan poco usual? Se trata de un truco común para
de cera. La casa del hacha y Suyo afectísimo, Jack el impresionar al lector. Incluso la Reina, en Alicia en el País de
Destripador. La invasión o profanación del cuerpo humano, las Maravillas, no deja de decir...
en Escarabajos, El oscuro demonio. El merodeador de las -Limitémonos a su propio trabajo, y a lo que usted dice.
estrellas, Los honorarios del violinista y el propio El que Al coleccionista de cabezas, en Un hombre con un hobby, y
abre... Además, el tema de la posesión por fuerzas malignas al coleccionista de cráneos, en El cráneo del marqués de
o un álter ego, en La capa. El maniquí. El oscuro demonio. Sade. Y a ese coleccionista llamado Enoc. ¿Qué le motivó a
Los ojos de la momia. Admitirá usted que todo esto parece escribir La cura, El cazador de cabezas o Mirad cómo corren?.
sumarse. -¿A qué? Hay una cabeza cercenada en Psycho, y la escena final de
-A la imagen recurrente de un hombre poseído por un Mundo nocturno habla por sí misma. Caen cabezas en La
demonio, y que mutila a sus víctimas en una serie de jauría de Pedro y Esta antigua prueba escolar. -El doctor
asesinatos múltiples. Me alcé de hombros. Connors tomó el libro-. Y lo mismo ocurre aquí, en Figuras de
-Tal como le dije, es una forma de ganarse la vida. Y cera. Y en la primera historia que publicó usted en su vida.
como usted me dijo a mí, toda ficción es una forma de La fiesta en la abadía.
mentir. Resulta que es con esas mentiras en particular con -Y fue una muy buena idea -dije-. Eso es lo que más
las que yo vivo. Funcionaron cuando empecé a escribir, y impresionó a los lectores. No sólo la idea del canibalismo,
siguen funcionando para mí hoy en día. sino cuando el narrador descubre qué es lo que ha estado
-Pero usted no miente todo el tiempo, ¿verdad? -El doctor comiendo..., cuando alza la tapa de la pequeña bandeja de
Connors abrió el libro-. ¿Qué hay acerca de la introducción plata y ve la cabeza de su hermano...
que escribió para esta recopilación? Empieza formulando la -Completamente efectivo, lo admito -El doctor Connors
misma pregunta que yo le he estado haciendo. ¿De dónde me miró fijamente-. Observo que escribió usted en primera
saca usted las ideas para sus historias? - Ya se lo he dicho. El persona. -Eso forma parte del impacto.
doctor Connors pasó una página. -Pero ¿de dónde surgió la idea? ¿Una historia en un
-Aquí da usted una respuesta distinta. Dice que un autor de periódico? ¿Algo que usted oyó o leyó?
fantasía se halla atrapado en el papel dual del doctor Jekyll y -No lo recuerdo. Después de todo, hace tantos años... -Es
míster Hyde. -Es una forma de hablar. curioso que ése fuera uno de sus primeros logros, ¿no? Y
-¿Lo es? -Miró al texto-. Déjeme leerle sus propias que luego prosiguiera con el mismo tema durante años y
palabras. «El doctor Jekyll intenta negar la existencia real de años. -No dejaba de mirarme-. Me ha contado usted la
míster Hyde. Pero... míster Hyde existe. Lo sé, porque forma fuente de tantas de sus historias... seguro que existe un
parte de mí. Ha sido mi mentor literario desde hace más de origen común para estas y otras que siguieron el mismo
una década.» Y ahora, el último párrafo de su introducción: esquema. -¡Ya se lo he dicho, no puedo recordarlo! -¿Nada
«Y cuando alguien me pregunta de dónde saco las ideas para en su entorno personal?
mis historias, lo único que puedo hacer es alzarme de -No soy un caníbal, si es eso lo que está insinuando.
hombros y responder: "De mi colaborador..., míster Hyde"». Tengo una hermana más joven, pero ningún hermano, así
Es una cita textual. que difícilmente podría haberle cortado la cabeza. Era difícil
Me lo quedé mirando. Ayer me había dicho a mí mismo hablar sosegadamente, debido a que lo odiaba tanto. Y ahora
que estaba empezando a odiar a aquel hombre. Hoy... - resultaba difícil también oírle, ya que mi cerebro estaba
¿Ocurre algo? -Sólo con respecto a sus conclusiones. -No latiendo furiosamente, latiendo, latiendo...
mías. Suyas. -Mire -dijo el doctor Connors-. Voy a decirle algo que le
-Deje de hablar con doble sentido. ¿Está diciendo acaso ayudará a recordar. Puede que le cause un shock, pero a
que soy una personalidad múltiple? veces la terapia de shock es el método más efectivo.
-Usted lo está diciendo, en esta introducción. Y en toda su -Adelante -le animé-. Métase de cabeza en ello. «De cabeza.
obra. Eso es hablar con doble sentido por medio de una La cabeza. Era la cabeza de mi hermano...» El doctor
venganza. Connors estaba observando mi rostro, pero estoy convencido
-No estoy interesado en venganzas. -Meneé la cabeza-. Y de que no podía oír la voz dentro de mi cabeza. «Mi cabeza.
no odio a la gente. Su cabeza. Sus cabezas.»
-Eso es lo que dice el doctor Jekyll. Pero míster Hyde Me obligué a mirarle, me obligué a sonreír. -No me diga que
cuenta una historia distinta. Una y otra vez. -Es simplemente le corté la cabeza a alguien -dije. -No. Pero lo intentó.
una historia. -¡Eso es una mentira! -Me puse en pie; ahora ya no
-¿Está seguro? -El doctor Connors meneó la cabeza-. sonreía-. ¡Una mentira!
Entonces, ¿por qué está aquí? -No lo sé. -¿No lo sabe, o no -Querrá decir que no puede recordarlo. Pero lo hizo, y
lo recuerda? -Ambas cosas. consiguieron detenerle justo a tiempo. Está todo aquí, en el
-Exactamente. En los desórdenes de personalidad múltiple informe. -Pero ¿por qué..., por qué?
existe siempre ese elemento de amnesia, de disociación. Mi -Porque al parecer la persona a la que intentó matar le
trabajo consiste en ayudarle a recordar. Analizando su recordó a alguien. Alguien de hace mucho tiempo.
trabajo esperaba poder conducirle a descubrir indicios hacia El doctor Connors se inclinó hacia delante, hablando muy
la realidad. Una vez se enfrente usted a la verdad... -¿Qué suavemente, de modo que tuve que tensarme para oírle.
es la verdad? Pero le oí -tuve que oírle-, porque el odio siguió subiendo y
-Hay muchas verdades. Estúdielas. Se encuentra usted en subiendo, a medida que él hablaba.
un sanatorio privado, y no estaría aquí si no existiera una Sólo que sigo sin poder recordar lo que dijo. Era acerca
razón. Se halla bajo estrictas medidas de seguridad, y eso de algo que ocurrió cuando yo era muy joven. Algo que le
debería sugerirle que la razón es seria. Es usted incapaz de hice a alguien y mamá lo descubrió, y vino el doctor, y
entonces me enviaron fuera durante mucho tiempo, y
cuando volví de nuevo a casa lo había olvidado todo acerca
de todo. Era simplemente un niño; no sabía, no quería
hacerlo, pero lo olvidé todo y nadie volvió a hablar de ello
jamás, nadie llegó a saberlo siquiera. Excepto que ahora el
doctor Connors lo sabía... Había retrocedido todo aquel
tiempo y había examinado la información, y ahora me lo
estaba contando, y se lo iba a decir a todo el mundo, y yo lo
odiaba porque pese a todo yo seguía sin poder recordar.
Pero sí que recuerdo lo que hice cuando él me lo dijo. Fue
una gran suerte, realmente, estar en aquella estancia al lado
del quirófano, y luego descubrir la escalera de atrás y salir
por la puerta trasera y saltar el muro.
Fue también una gran suerte que hubiera una de esas
cosas plateadas con tapa, justo al lado del armario de los
bisturíes del quirófano.
Sigo pensando en ello ahora... Pienso en lo que debió de ver
la señorita Frobisher cuando regresó y alzó aquella tapa...
Era la cabeza de mi psiquiatra.
Enoch Después, le escucho murmurarme algo en voz baja, y él me
Robert Bloch dirá que alguien está atravesando la ciénaga.
No tengo la menor idea de cómo llega a saber esas
Siempre comienza del mismo modo. cosas. No puede haberlas visto y, sin embargo, las describe
Primero, aparece la sensación. perfectamente.
¿Ha sentido alguna vez las pisadas de unos pequeños -Hay un vagabundo que baja por el camino de
pies andando a través de la parte superior del cráneo? Aylesworthy. Un hombre bajo y rechoncho, con la cabeza
¿Pisadas sobre su cráneo, de aquí para allá, de allá para acá? pelada. Eso lo hace más fácil.
Empieza así. Después, se echa a reír un minuto, y continúa:
No se puede ver quién da las pisadas. Después de todo -Se llama Mike. Lleva un jersey marrón y una bata azul.
el que lo hace se encuentra sobre su cabeza. Si es usted Va a llegar a la ciénaga dentro de diez minutos, cuando se
astuto, espera una oportunidad y, de repente, se pasa la ponga el sol. Se detendrá bajo el árbol que está junto al
mano por el pelo. Pero de ese modo no puede agarrar al vertedero.
andarín. Él sabe lo que se hace. Aún cuando usted se sujete Vuelve a reír y prosigue:
la cabeza con ambas manos, él se las arregla para deslizarse -Es mejor que le golpees detrás de ese árbol. Espera a
de algun modo por entre ellas. O quizás da un salto. que empiece a buscar leña para encender fuego. Después, ya
Es terriblemente rápido. Y no se le puede ignorar. Si sabes lo que hacer. Y ahora, coge el hacha. Y date prisa.
usted no presta ninguna atención a los pasos, él intentará A veces, le pregunto a Enoch qué me dará a cambio.
dar el siguiente paso. Serpentea por su nuca, bajando y Pero normalmente, confío en él. De todos modos, sé que voy
murmura algo en su oído. a tener que hacerlo. Así pues, lo mejor es ir directamente al
Puede usted sentir su cuerpo, tan diminuto y frío, grano. Enoch nunca se equivoca en estas cosas y, además,
fuertemente apretado contra la base de su cerebro. Hay algo me evita problemas.
de insensibilizador en sus garras porque no hacen daño, Eso es lo que siempre hizo... hasta la última ocasión.
aunque más tarde descubrirá pequeños rasguños en su nuca Una noche, estaba sentado en la chabola, tomando la
que sangran y sangran. Pero, por el momento, todo lo que cena, cuando me habló de aquella muchacha.
usted sabe es que algo diminuto y frío está ejerciendo -Va a venir a visitarte -murmuró-. Una chica bonita, toda
presión allí. Está presionando y murmurando. ella vestida de negro. Posee una maravillosa cualidad en la
Es entonces cuando trata usted de luchar contra él. cabeza... Unos huesos magníficos. Excelentes.
Trata de no escuchar lo que dice. Porque, si escucha, está Al principio, pensé que me estaba hablando de una de
perdido. Entonces, tiene que obedecerle. mis recompensas. Pero Enoch estaba hablándome de una
¡Oh, es malvado y sabio! persona real.
Sabe cómo atemorizar y amenazar si uno se atreve a -Llegará hasta la puerta, y te pedirá que la ayudes. A
resistírsele. arreglar su coche. Ha seguido la carretera secundaria, con la
Pero ahora. raramente lo intento. Para mí, es mucho intención de llegar a la ciudad por una ruta más corta. Ahora,
mejor escuchar, y después obedecer. el coche se ha metido en una zanja, y necesita cambiar una
Mientras me muestre dispuesto a escuchar, las cosas no de las ruedas.
parecen ir tan mal. Porque él también puede ser Resultaba divertido escuchar a Enoch hablando de cosas
tranquilizador y persuasivo. Tentador. ¡Cuántas cosas no me como neumáticos de automóvil. Pero él también los conoce.
habrá prometido en ese pequeño murmullo sedoso! Enoch lo sabe todo.
Por otra parte, también cumple sus promesas. -Saldrás a ayudarla cuando ella te lo pida. No te lleves
La gente se piensa que soy pobre porque nunca he nada. Ella tiene una llave inglesa en el coche. Utilízala.
tenido dinero y porque vivo en esa vieja chabola, al borde de En esta ocasión, traté de luchar contra él y gemí una y
la ciénaga. Pero él me ha hecho rico. otra vez:
Tras hacer lo que él desea, me lleva lejos -fuera de mí -No lo haré, no lo haré.
mismo-, durante días. Hay otros lugares, más allá de este Él, se echó a reír Y entonces me dijo lo que haría si me
mundo; eso lo sabemos todos. Lugares donde yo soy el rey. negaba. Me lo dijo una y otra vez.
La gente se ríe de mí y dice que no tengo amigos; las -Es mejor que se lo haga a ella que no a ti -me recordó
chicas de la ciudad solían llamarme «espantapájaros». Pero a Enoch-. ¿O prefieres que yo...?
veces -cuando he cumplido sus órdenes-, él trae a los ricos -¡No! -grité-. No. Lo haré.
del mundo ante mí. -Después de todo -me murmuró Enoch-, no lo puedo
¿Que sólo son sueños? No lo creo. Es la otra vida la que evitar. Debo ser servido con toda la frecuencia necesaria.
es un sueño, la vida en la chabola, junto a la ciénaga. Eso ya Para mantenerme vivo. Para mantenerme fuerte. Así, podré
no parece seguir siendo real. servirte. Así, podré darte cosas. Ésa es la razón por la que
Ni siquiera el matar... tienes que obedecerme. Si no, me quedaré aquí, y...
Sí, yo mato a gente. -¡No! -repetí-. Lo haré.
Eso es lo que Enoch quiere que haga, ya lo sabe. Esas Y lo hice.
son las cosas que él me murmura al oído. Me pide que mate Ella llamó a mi puerta al cabo de pocos minutos, y
a gente, para él. resultó ser tal y como Enoch me había indicado. Era una
No me gusta hacerlo. Al principio, luchaba... Ya le he joven bonita, con el pelo rubio. A mí me gusta el pelo rubio.
dicho que antes, ¿verdad? Pero ahora ya no puedo. Me sentí contento cuando me dirigí hacia la ciénaga con ella;
Él quiere que mate a gente, para él. Enoch. La cosa que contento porque no tendría que dañar su pelo. Le pegué en
vive en la parte superior de mi cabeza. la nuca, con la llave inglesa.
No le puedo ver. No le puedo coger. Sólo puedo sentirle, Enoch me dijo lo que tenía que hacer, paso a paso.
y escucharle, y obedecerle. Después de haber utilizado el hacha, coloqué el cuerpo
A veces, me deja solo unos días. Después, de repente, lo en las arenas movedizas. Enoch estaba conmigo y me
vuelvo a sentir allí, arañando la parte superior de mi cerebro. advirtió sobre las huellas dejadas por mis pasos. Las borré.
Estaba preocupado por el coche, pero él me enseñó a Yo me mantuve en silencio. Hay cosas mejores que
utilizar el extremo de un tronco caído y lo lancé a las arenas hablar con un tonto como Charley Potter. Se creía que yo
movedizas. No estaba muy seguro de que se hundiera, pero estaba loco. Como la multitud de afuera. La mayor parte de
lo hizo. Y con mucha mayor rapidez de lo que hubiera creído. la gente de la ciudad creía que yo estaba loco.. supongo que
Fue un alivio el ver cómo desaparecía el coche. Después, a causa de mi madre, y por la forma en que vivía, solo, junto
arrojé también el tronco. Entonces, Enoch me dijo que a la ciénaga.
regresara a casa, y así lo hice, e inmediatamente sentí cómo ¿Qué podía decirle a Charley Potter? De todos modos, si
se apoderaba de mí aquella ensoñadora sensación. le hablaba de la existencia de Enoch, nunca me creería. Así
Enoch me había prometido algo especial por aquello, y es que no dije nada.
yo me quedé dormido inmediatamente. Apenas si podía Le escuché.
sentir la presión que abandonaba mi cabeza cuando Enoch Entonces, Charley Potter me dijo que estaban buscando
me dejó, dirigiéndose precipitadamente hacia la ciénaga para a Emily Robbins, y cómo el sheriff Shelby estaba haciéndose
cobrar su recompensa... preguntas, desde hacía algún tiempo, sobre algunas otras
No sé cuánto tiempo dormí. Tuvo que haber sido mucho. desapariciones. Me dijo que habría un gran juicio, y que el
Todo lo que recuerdo es que finalmente empecé a fiscal del distrito no tardaría en llegar desde el tribunal del
despertarme, sabiendo de algún modo que Enoch volvía a condado. Y también había oído decir que iban a enviar a un
estar conmigo, y teniendo la sensación de que algo andaba médico para que me examinara.
mal. En el mismo momento en que terminé el desayuno, llegó
Entonces, me desperté del todo, porque escuché el el doctor. Charley Potter le vio llegar y le permitió entrar.
golpe sobre mi puerta. Tenía que actuar rápido, para impedir que algunos de
Esperé un momento. Esperé a que Enoch me murmurara aquellos zoquetes entraran con él. Supongo que querían
algo, a que me dijera lo que debía hacer. lincharme. Pero el médico pudo entrar bien. Era un hombre
Pero ahora, Enoch estaba dormido. Él siempre se dormía pequeño, con una de esas graciosas barbas en el mentón.
después. y entonces, nada le despertaba durante días. Y Hizo que Charley Potter se marchara al despacho mientras él
durante todo ese tiempo, yo soy libre. Normalmente, disfruto se sentaba fuera de la celda y hablaba conmigo.
de esa libertad. Pero ahora no. Ahora necesitaba su ayuda. Se llamaba doctor Silversmith.
El golpear sobre mi puerta se hizo más fuerte, y ya no Hasta aquel momento no había estado sintiendo nada.
pude esperar más tiempo. Había sucedido todo con tal rapidez, que ni siquiera tuve
Me levanté y abrí la puerta. oportunidad para pensar.
El viejo sheriff Shelby cruzó el umbral. Era todo como parte de un sueño: el sheriff, y la
-Vamos, Seth -me dijo-. Te voy a llevar a la cárcel. multitud, y todo lo que se decía sobre un juicio y un
Yo no dije nada. Sus pequeños y brillantes ojos estaban linchamiento y sobre el cuerpo de la ciénaga.
escudriñando todo el interior de mi chabola. Cuando me Pero, de algún modo, la presencia de aquel doctor
miró, me sentí tan sobresaltado, que hubiera querido Silversmith cambió las cosas.
ocultarme. Era real, claro está. Se podía saber que era un médico
Él, desde luego, no podía ver a Enoch. Nadie puede. por la forma tranquila en que hablaba; su voz sonaba como
Pero Enoch estaba allí. Le sentía, descansando muy la del médico que quiso enviarme a la institución después de
ligeramente sobre la parte superior de mi cráneo, escondido que encontraran a mi madre.
bajo una manta de pelo, agarrado a mis rizos y dormido tan Aquella fue una de las primeras cosas que me preguntó
pacíficamente como un niño. el doctor Silversmith: ¿Qué le había sucedido a mi madre?
-La gente dice que Emily Robbins trataba de acortar Parecía saber mucho sobre mí y eso hizo que me
camino cruzando la ciénaga -me dijo el sheriff-. Seguimos las resultara más fácil hablar con él.
huellas de los neumáticos hasta las viejas arenas movedizas. No tardé en encontrarme contándole toda clase de
Enoch había olvidado las huellas de los neumáticos. Así cosas. Cómo habíamos vivido mi madre y yo en aquella
pues, ¿qué podía decir yo? Además: chabola. Cómo hacía ella los filtros y los vendía. También
-Cualquier cosa que digas puede ser utilizada contra ti - hablé del gran foso y de la forma en que reuníamos hierbas
me dijo el sheriff Shelby-. Vamos, Seth. durante la noche. Y de las noches en que ella se marchaba
Me fui con él. No podía hacer otra cosa. Me fui con él a sola, y yo podía escuchar aquellos extraños ruidos, que
la ciudad, y todos los vagos estaban allí, tratando de asaltar llegaban hasta mí desde muy lejos.
el coche. También había mujeres entre la multitud. Les No quería decir muchas cosas más, pero, de todos
gritaban a los hombres que me «cogieran». modos, él las sabía. Sabía que la gente la llamaba bruja. Y
Pero el sheriff Shelby los mantuvo a raya y por fin fui hasta sabía la forma en que murió, cuando Santo Dinorelli
conducido sano y salvo a la parte posterior de la cárcel. Me llegó aquella tarde hasta nuestra puerta y la apuñaló porque
encerró en la celda central. Las otras dos celdas que estaban ella había hecho aquella poción para su hija, que se fugó con
a ambos lados se encontraban vacías, así es que yo estaba el trampero. También sabía que, después de aquello, yo
solo. Solo, a no ser por Enoch, que seguía durmiendo a pesar había seguido viviendo solo en la chabola.
de todo. Pero no sabía nada sobre Enoch.
Aún era una hora muy temprana, por la mañana, y el Enoch, que seguía estando en la parte superior de mi
sheriff Shelby volvió a salir, junto con otros hombres. Supuse cabeza, durmiendo, sin saber y sin que le preocupara todo lo
que iría a tratar de extraer el cuerpo de las arenas que me estaba sucediendo.
movedizas, si es que podía. No trató de hacerme ninguna De algún modo, me encontré hablándole al doctor
pregunta y aquello me extrañó. Silversmith sobre la existencia de Enoch. Quería explicarle
Ahora, Charley Potter fue diferente. Deseaba saberlo que, en realidad, no era yo quien había matado a aquella
todo. El sheriff Shelby le había dejado a cargo de la cárcel joven. Así es que tuve que hablarle de Enoch y de cómo mi
mientras él se encontrara fuera. Al cabo de un rato, me trajo madre había establecido el trato entre los bosques. No me
el desayuno, y empezó a hacerme preguntas. permitió ir con ella -yo sólo tenía doce años-, pero se llevó
un poco de mi sangre, pinchándome con una aguja y Puso la mano en mi hombro y yo no me aparté. Era una
vertiendo la sangre en una pequeña botella. mano bonita, gruesa y suave. Llevaba un anillo con un gran
No sé exactamente lo que hizo, pero cuando regresó, a diamante en uno de los dedos. Y el diamante relucía a la luz
la mañana siguiente, Enoch vino con ella. Yo no le podía ver, del sol.
desde luego, pero ella me dijo algo sobre él... y pude sentirle -¿Cómo es Enoch? -me preguntó.
cuando se subió a mi cabeza. Yo di un salto.
Mi madre me dijo que él estaría siempre conmigo, que -¡Oh, está bien! Ese tonto de médico me lo dijo cuando
se preocuparía por mí y que me ayudaría de todas las me lo encontré en la calle. Él no comprende a Enoch,
formas. ¿verdad, Seth? Pero tú y yo sí que le comprendemos.
Conté todo esto con mucho cuidado y expliqué por qué -El médico cree que estoy loco -murmuré.
tenía que obedecer a Enoch para siempre, desde que mi -Bueno, y esto que quede entre nosotros, Seth, parecía
madre había sido asesinada. Enoch me protegió, tal y como un poco difícil de creer al principio. Pero acabo de venir de la
planeara mi madre, porque ella sabía que yo no podía salir ciénaga. El sheriff Shelby y algunos de sus hombres aún
adelante solo. Admití todo esto ante el doctor Silversmith están trabajando allí. Ya sabes, excavando.
porque creía que era un hombre sabio y que lo »Encontraron el cuerpo de Emily Robbins hace un rato. Y
comprendería. también otros cuerpos. El de un hombre grueso, y el de un
Pero me equivoqué. niño pequeño, y algunos indios. Ya sabes, las arenas
Lo supe inmediatamente. Porque mientras el doctor movedizas los conservan.
Silversmith se inclinaba hacia adelante y se acariciaba la Observé sus ojos y aún estaban sonriendo. Así es que
pequeña barba y me decía «Sí, sí» una y otra vez, podía me di cuenta de que podía confiar en aquel hombre.
sentir sus ojos, que me observaban muy estrechamente. -Encontrarán otros cuerpos si continúan excavando,
Tenía la misma clase de ojos que el sheriff Shelby. Ojos ¿verdad, Seth?
brillantes. Ojos mezquinos. Ojos que no confían en uno Hice un gesto de asentimiento con la cabeza.
cuando ellos se fijan en uno. Ojos entrometidos, -Pero no me quedé allí, esperando. Vi lo suficiente como
escudriñadores. para comprender que estabas diciendo la verdad. Enoch tuvo
Después, empezó a hacerme toda clase de curiosas que haberte obligado a hacer aquellas cosas, ¿verdad?
preguntas. Se podría pensar que me preguntó sobre Enoch, Volví a asentir con la cabeza.
pues él era la explicación de todo. Pues no. En lugar de eso, -Bien -dijo Mr. Cassidy, apretándome el hombro-. ¿Ves
el doctor Silversmitb me preguntó si había escuchado alguna qué bien nos entendemos ahora tú y yo? Así es que no te
vez otras voces. Si había visto alguna vez cosas que yo sabía culparé de nada de lo que me digas.
no estaban allí. -¿Qué quiere usted saber? -le pregunté.
Me preguntó cómo me sentí cuando maté a Emily -¡Oh! Muchas cosas. Como ves, estoy muy interesado
Robbins y si yo... ¡pero no repetiré aquí esa pregunta! Habló por Enoch. Veamos, ¿cuántas personas te dijo que mataras?
conmigo como si yo fuera una especie de... ¡loco! Quiero decir, en total.
Me eché a reír ante él y me encerré en mí mismo con -Nueve -contesté.
más fuerza que una almeja. -¿Y están todas enterradas en las arenas movedizas?
Al cabo de un rato, él abandonó sus intentos y se -Sí.
marchó, sacudiendo la cabeza. Mientras se marchaba, me reí -¿Conoces sus nombres?
de él porque sabía que no había descubierto lo que deseaba -Sólo de unas pocas.
descubrir. Quería saber todos los secretos de mi madre, y Le dije los nombres de los que conocía, y añadí:
mis propios secretos, y también los de Enoch. -A veces, Enoch sólo me las describe y yo salgo para
Pero no lo consiguió y yo me eché a reír. Después, me encontrarme con ellas -expliqué.
fui a dormir y estuve durmiendo casi durante toda la tarde. Mr. Cassidy soltó una pequeña risa y sacó un puro. Yo
Al despertarme, me encontré con un hombre nuevo, que fruncí el ceño.
se encontraba de pie, frente a mi celda. Tenía un rostro -No quieres que fume, ¿verdad?
grande, grueso y sonriente y unos ojos bonitos. -Por favor... No me gusta. Mi madre no creía que fuera
-Hola, Seth -me dijo, muy amigablemente-. ¿Echando bueno fumar. Nunca me lo permitió.
una pequeña siesta? Mr. Cassidy se rió ahora en voz alta, pero volvió a
Me llevé la mano a la parte superior de la cabeza. No guardarse el puro y se inclinó hacia adelante.
pude sentir a Enoch, pero sabía que estaba allí, dormido aún. -Puedes serme de mucha ayuda, Seth -murmuró-.
Él se mueve con rapidez, incluso cuando está durmiendo. Supongo que sabes lo que tiene que hacer un fiscal de
-No te alarmes -me dijo el hombre-. No te haré daño. distrito.
-¿Le ha enviado ese médico? -pregunté. -Es una especie de abogado, ¿no?... En los juicios y esas
-Claro que no -me contestó el hombre, echándose a cosas, ¿verdad?
reír-. Me llamo Cassidy. Edwin Cassidy. Soy el fiscal del -Exactamente. Yo voy a estar en tu juicio, Seth. Ahora
distrito y estoy a cargo de esto. ¿Crees que puedo entrar y bien, supongo que no querrás levantarte en frente de toda
sentarme un rato contigo? esa gente y decirles lo que... ha ocurrido, ¿verdad?
-Estoy encerrado -le dije. -No, no quiero hacerlo, Mr. Cassidy. No ante esas gentes
-El sheriff me ha dado las llaves -dijo Mr. Cassidy. mezquinas de la ciudad. Me odian.
Las sacó de un bolsillo y abrió la celda. Entró en ella y se -Entonces, mira lo que tienes que hacer. Me lo cuentas
sentó sobre el banco, cerca de mí. todo a mí, y yo hablaré por ti. Eso es algo amistoso por mí
-¿No tiene usted miedo? -le pregunté-. Ya sabe, se parte, ¿no te parece?
supone que soy un asesino. Hubiera querido tener allí a Enoch para que me ayudara,
-¡Cómo, Seth! -exclamó Mr. Cassidy, echándose a reír-. pero él seguía durmiendo. Miré a Mr. Cassidy y tomé una
Claro que no te tengo miedo. Sé que no tenías la intención decisión.
de matar a nadie. -Sí -afirmé-. Se lo puedo contar todo.
Así pues, le conté todo lo que sabía. -¡Oh! Se lo podré explicar todo cuando se despierte -me
Al cabo de un rato, él dejó de reírse ligeramente, pues dijo-. Cuando sepa que todo es para bien, estoy seguro de
empezaba a sentirse tan interesado que no le quedaba que se sentirá feliz.
tiempo para echarse a reír o hacer otra cosa que no fuera -Bueno... entonces, supongo que no habrá
escucharme. inconveniente -dije, suspirando-. Pero tiene que prometerme
-Una cosa más -me dijo después-. Hemos encontrado que lo cuidará muy bien.
algunos cuerpos en la ciénaga. El cuerpo de Emily Robbins lo -Claro -dijo Mr. Cassidy.
podemos identificar, así como algunos de los otros. Pero -¿Y le dará todo lo que pida? ¿Todo lo que necesite?
sería todo mucho más fácil si supiéramos algo más. Eso me -Desde luego.
lo puedes decir tú, Seth. ¿Dónde están las cabezas? -¿Y no se lo dirá a nadie?
-Eso no se lo diré -contesté, levantándome y -A nadie.
volviéndome de espaldas-, porque no lo sé. -Desde luego, ya sabe lo que le sucederá si se niega a
-¿No lo sabes? darle a Enoch lo que desea -advertí a Mr. Cassidy-. Él lo
-Se las entregaba a Enoch -le expliqué-. ¿Es que no cogerá de... usted mismo... a la fuerza.
comprende? Esa es la razón por la que tengo que matar -No te preocupes, Seth.
gente para él. Porque él quiere sus cabezas. Permanecí en silencio durante un minuto. Porque, en
Mr. Cassidy parecía muy extrañado. aquellos momentos, pude sentir algo que se movía. ¡Enoch
-Siempre me obliga a cortar las cabezas y dejarlas allí - se estaba despertando!
seguí diciéndole-. Yo coloco los cuerpos en las arenas -Se ha despertado -murmuré-. Ahora, se lo puedo decir.
movedizas y después me marcho a casa. Entonces, él me Sí, Enoch estaba despierto. Podía sentirle arrastrándose
hace dormir y me recompensa. Después, se marcha... y sobre mi cabeza, moviéndose hacia mi oreja.
regresa al lugar donde están las cabezas. Eso es lo que él -Enoch -murmuré-. ¿Me puedes oír?
quiere. Me escuchaba.
-¿Y por qué las quiere, Seth? Entonces, se lo expliqué todo. Cómo iba a entregarle a
Se lo dije. Mr. Cassidy.
-Como ve, si pudiera encontrarlas, no le serviría de Enoch no dijo una sola palabra.
nada. De todos modos, lo más probable es que no las Mr. Cassidy tampoco dijo nada. Estaba allí, quieto, con
pudiera reconocer. una mueca burlona en el rostro. Supongo que debió
Mr. Cassidy se levantó y suspiró. parecerle un poco extraño el verme hablar con... nada.
-Pero, ¿por qué permites que Enoch haga esas cosas? -Vete con Mr. Cassidy -murmuré-. Vete ahora con él.
-Tengo que hacerlo así. En caso contrario, me lo haría a Y Enoch se marchó.
mí. Es así como me amenaza siempre. Él tiene la necesidad Sentí como el peso abandonaba mi cabeza. Eso fue
de tenerlas. Así es que le obedezco. todo. Pero sabía que se había marchado.
Mr. Cassidy me obsrvó mientras yo andaba por la celda, -¿Lo puede sentir, Mr. Cassidy? -pregunté.
pero no dijo una sola palabra. Parecía sentirse muy nervioso -¿Qué?... ¡Oh, claro! -contestó.
de repente, y cuando me acerqué a él se apartó a un lado. -Cuide mucho a Enoch -le advertí.
-Explicará todo eso en el juicio, ¿verdad? -pregunté-. -Lo mejor que pueda.
Sobre Enoch y todo lo demás. -No se ponga el sombrero -le aconsejé-. A Enoch no le
Sacudió la cabeza, negativamente. gustan los sombreros.
-No voy a decir nada sobre Enoch en el juicio, y tampoco -Lo siento, me olvidaba. Bien, Seth, me despido ahora.
lo vas a decir tú -dijo Mr. Cassidy-. Nadie va a saber que Has sido de una gran ayuda para mí... y a partir de ahora
Enoch existe. vamos a olvidarnos de Enoch en cuanto a decírselo a otras
-¿Por qué? personas.
-Estoy tratando de ayudarte, Seth. ¿Sabes lo que dirá la »Volveré otra vez para hablar contigo sobre el juicio. Ese
gente si les mencionas la existencia de Enoch? ¡Dirá que doctor Silversmith le va a decir a la gente que tú estás loco.
estás loco! Y tú no quieres que ocurra eso, ¿verdad? Quizás sea mejor que lo niegues todo. Me refiero a todo lo
-No. ¿Pero qué puede hacer usted? ¿Cómo me puede que le dijiste... ahora que soy yo el que tengo a Enoch.
ayudar? Aquello parecía una buena idea y, además, sabía que
Mr. Cassidy me sonrió. Mr. Cassidy era un hombre inteligente.
-Tienes miedo de Enoch, ¿verdad? Bien, sólo estaba -Como usted diga, Mr. Cassidy. Pórtese bien con Enoch,
pensando en voz alta. Suponte que me entregas Enoch a mí. y él se portará bien con usted.
Tragué saliva. Mr. Cassidy me estrechó la mano y después él y Enoch
-Sí. Suponte que me lo entregas ahora mismo. Déjame se marcharon. Volví a sentirme cansado. Quizás fuera la
que yo me ocupe de él mientras se celebra el juicio. tensión, o quizás sólo era que me sentía un poco extraño,
Entonces, no será tuyo y tú no tendrás que decir nada sobre sabiendo que Enoch se había marchado. De todos modos,
su existencia. De todos modos, lo mas probable es que no volví a dormirme durante un largo rato.
desee que la gente se entere de lo que hace. Ya era de noche cuando desperté. El viejo Charley Potter
-Eso es cierto -admití-. Enoch se enfadaría mucho. Su estaba dando golpes en la puerta de la celda, trayéndome la
existencia es un secreto, ya sabe. Pero no me gusta cena.
entregárselo sin habérselo preguntado antes... y ahora está Pegó un salto cuando le saludé, y se apartó hacia atrás.
durmiendo. -¡Asesino! -me gritó-. Han sacado nueve cuerpos de la
-¿Durmiendo? ciénaga. ¡Eres un demonio loco!
-Sí. Sobre la parte superior de mi cabeza. Lo que pasa es -¡Cómo, Charley! -dije-. Siempre creí que eras un buen
que usted no le puede ver, claro. amigo mío.
Mr. Cassidy miró mi cabeza y después se sonrió. -¡Loco! Me voy a marchar de aquí ahora mismo. Te voy
a dejar encerrado durante toda la noche. El sheriff se
ocupará de que nadie entre aquí para lincharte... pero si ¿Qué podía hacer yo? Me quedé sentado en una esquina
quieres saber mi opinión, está perdiendo el tiempo. oscura de mi celda, observando la luz de la luna. La luz de la
Después, Charley apagó todas las luces y se marchó. luna siempre convierte a Enoch en un salvaje.
Escuché cómo salía por la puerta principal y ponía el Entonces, Mr. Cassidy comenzó a gritar. No eran unos
candado, y me quedé completamente solo en la cárcel. gritos fuertes, sino profundos, surgidos de algún lugar muy
¡Completamente solo! Resultaba muy extraño sentirse profundo de su garganta. No se movía; sólo gritaba.
tan solo por primera vez en tantos años... completamente Sabía que era Enoch, que estaba tomando lo que
solo, sin la presencia de Enoch. deseaba... de él.
Me pasé los dedos por la parte superior de mi cabeza. ¿De qué servía mirar? No se le puede detener y yo ya
Estaba desnuda y parecía extraña. había advertido a Mr. Cassidy.
La luna brillaba a través de la ventana y me quedé allí, Me quedé allí sentado, llevándome las manos a las
mirando hacia la calle vacía. A Enoch siempre le gustaba la orejas, hasta que todo hubo pasado.
luna. Eso le hacía vivir más intensamente, convirtiéndole en Cuando volví a mirar, Mr. Cassidy seguía allí, encogido,
un ser incansable y ávido. Me pregunté cómo se sentiría junto a los barrotes de la celda. No se escuchaba un solo
ahora, con Mr. Cassidy. sonido.
Debí permanecer allí durante mucho rato. Sentía las ¡Oh, sí! Sí que lo había. Era como un ronroneo. Un suave
piernas insensibles cuando me volví y escuché cómo alguien y lejano ronroneo. El ronroneo típico de Enoch, después de
manoseaba torpemente la puerta. haber comido. Luego, escuché unos arañazos. Los arañazos
El candado se abrió y entonces Mr. Cassidy penetró producidos por las garras de Enoch cuando retoza porque
corriendo. Jadeaba y se llevaba las manos a la cabeza, está bien alimentado.
rascándose. El ronroneo y los arañazos procedían del interior, de la
-¡Sácamelo! -gritó-. ¡Apártalo de mí! cabeza de Mr. Cassidy.
-¿Qué ocurre? -le pregunté. Ese sería Enoch, muy bien, y ahora se sentiría feliz.
-Enoch... esa cosa tuya... Creía que estabas loco... Yo también me sentí feliz.
quizás sea yo el que está loco ahora... ¡Pero quítamelo! Extendí las manos, pasandolas por los barrotes de la
-¡Cómo, Mr. Cassidy! Ya le dije cómo era Enoch. celda y cogí las llaves del bolsillo de Mr. Cassidy. Abrí la
-Ahora se está arrastrando por mi cabeza. Lo puedo puerta de mi celda y me sentí libre de nuevo.
sentir. Lo puedo escuchar. ¡Y qué cosas dice! Ahora que Mr. Cassidy se había marchado para siempre,
-Pero ya le expliqué todo eso, Mr. Cassidy. Enoch quiere no tenía ninguna necesidad de permanecer allí. Y Enoch
algo, ¿verdad? Ya sabe usted lo que es. Tendrá que dárselo. tampoco se quedaría. Le llamé.
Usted me lo prometió. -¡Aquí, Enoch!
-No puedo. No mataré por él... No puede convertirme en Aquella fue la vez en que más me acerqué a ver
un... realmente a Enoch... una especie de raya blanca que surgió
-Puede. Y lo hará. como un destello de un gran agujero rojo que había
Mr. Cassídy se agarró a los barrotes de la celda. excavado y comido en la parte posterior del cráneo de Mr.
-Seth, tienes que ayudarme. Llama a Enoch. Apártalo de Cassidy.
mí. Haz que regrese a ti. Date prisa. Después, sentí el peso suave, frío y flojo descender una
-Está bien, Mr. Cassidy -dije. vez más sobre mi propia cabeza, y supe así que Enoch había
Llamé a Enoch. Pero no me contestó. Le volví a llamar. vuelto a casa.
Silencio. Eché a andar por el pasillo y abrí la puerta exterior de la
-Es inútil -dije, suspirando-. No volverá a mí. Le gusta cárcel.
usted. Los diminutos pies de Enoch comenzaron a andar
Mr. Cassidy empezó a gritar. Aquello me impresionó y ligeramente sobre la parte superior de mi cerebro.
sentí una especie de lástima por él. Después de todo, no Los dos juntos, echamos a andar, desapareciendo en la
había comprendido nada. Sé muy bien lo que Enoch puede noche. La luna brillaba; todo estaba muy tranquilo y yo podía
hacerle a uno cuando murmura algo de ese modo. Primero le escuchar, muy suavemente, la feliz risilla burlona de Enoch
halaga, después ruega, y finalmente amenaza... en mi oído.
-Será mejor que le obedezca -le dije a Mr. Cassidy-. ¿Le
ha dicho ya a quién tiene que matar? Enoch. Robert Bloch
Mr. Cassidy no me prestó ninguna atención. Continuó Trad. José Manuel Pomares
gritando. Y entonces, cogió las llaves de las celdas y abrió la Antología del terror. Biblioteca Universal Caralt 102
que estaba al lado de la mía. Se metió dentro y cerró la Luis de Caralt Editor, 1986
puerta con llave.
-No lo haré -gimió-. ¡No lo haré! ¡No lo haré!
-No hará, ¿qué? -le pregunté.
-No mataré al doctor Silversmith, que está en el hotel,
para entregarle su cabeza a Enoch. Me quedaré aquí, en la
celda, donde estoy seguro. ¡Oh, demonio! ¡Diablo!...
Se desplomó de lado y le pude ver a través de los
barrotes que separaban las dos celdas, sentado y encogido
en el suelo, arrancándose el pelo con las manos.
-Será mejor que lo haga -le dije-. O Enoch hará algo. Por
favor, Mr. Cassidy. ¡Oh, por favor! Dése prisa...
Entonces, Mr. Cassidy lanzó un pequeño gemido y
supuse que perdió el conocimiento, porque no dijo nada más
y dejó de tirarse de los pelos. Le llamé, pero no me contestó.
Hierba Gatera -No, no. Lo hice para evitarte un disgusto. Si miss
Robert Bloch Sanders descubriera que copias las respuestas, no creo que
te eligieran presidente de la clase. Si alguien se enterara...
Ronnie, de pie ante el espejo, se echó el pelo hacia Ronnie colocó su mano sobre el hombro de Marvin.
atrás. Estiró su jersey nuevo y abombó el pecho. ¡Estupendo! Sonrió.
Tenía que cuidar su aspecto, ya que se acercaba el final de -Tú no vas a decírselo a miss Sanders, ¿verdad, mocoso?
curso y la elección para presidente de la clase. Si conseguía -murmuro.
que le nombraran presidente, el próximo curso sería pan -¡Desde luego que no! ¡Lo juro!
comido para él. Pero tenía que cuidar los detalles... Ronnie continuó sonriendo. Hundió sus dedos en el
-¡Ronnie! ¡Date prisa o llegarás tarde! hombro de Marvin. Con la otra mano tiró los libros de Marvin
Mamá salió de la cocina con el desayuno de Ronnie. Este al suelo. Cuando Marvin se inclinó a recogerlos, le dio un
se miró al espejo por última vez. Mamá se le acercó por puntapié con todas sus fuerzas. Marvin cayó cuan largo era.
detrás y le rodeó la cintura con sus brazos. Empezó a llorar. Ronnie le contempló mientras se levantaba.
-Estás muy guapo, querido. Ojalá pudiera verte tu -Eso es sólo una muestra de lo que haré contigo si te
padre... vas de la lengua -dijo, pisando los dedos de la mano
Ronnie se soltó del abrazo maternal. izquierda de Marvin. -¡Hasta luego!
-Oye, mamá... -dijo. El lloriqueo de Marvin se apagó en sus oídos cuando
-¿Sí? volvió la esquina, al final de la manzana. Mary June estaba
-¿No podrías darme algún dinero? Tengo que comprar esperándole debajo de los árboles. Se acercó a ella por
varias cosas. detrás y la golpeó rudamente.
-Bueno, creo que sí. Pero, procura hacerlo durar. Ya -¡Hola, chica! -dijo.
sabes que la escuela cuesta mucho dinero. Mary June dio un salto, con los rizos brincando sobre sus
-Algún día te lo devolveré. hombros. Luego se volvió y reconoció a su agresor.
Ronnie contempló a su madre mientras ésta hurgaba en -¡Oh, Ronnie! No quiero que...
el bolsillo de su delantal y sacaba un arrugado billete de un -Cállate, tengo prisa. No puedo llegar tarde el día antes
dólar. de la elección. ¿Has hablado con las chicas?
-Gracias. Hasta luego. -Desde luego, Ronnie. Te dije que lo haría. Ellen y Vicky
Ronnie cogió su desayuno y echó a correr hacia la calle. estuvieron anoche en mi casa y dijeron que votarían por ti.
Se alejó de la casa, sonriendo y silbando, sabiendo que su Todas las chicas van a votar por ti.
madre le estaba contemplando desde la ventana. Siempre le -Bueno. les conviene hacerlo.
estaba contemplando, y era un verdadero fastidio. Ronnie tiró la colilla de su cigarrillo contra uno de los
Luego volvió la esquina, se detuvo debajo de un árbol y rosales del jardín de los Elsner.
encendió un cigarrillo. Reemprendió la marcha lentamente, -Ronnie..., ten cuidado... ¿Quieres provocar un incendio?
con el cigarrillo en los labios. Con el rabillo del ojo observaba -Deja de fastidiarme -gruñó Ronnie.
la casa de los Ogden, al otro lado de la calle. -No trato de fastidiarte, Ronnie. Pero...
En aquel momento se abrió la puerta principal y salió -¡Cierra el pico de una vez! ¡Me pones enfermo!
Marvin Ogden. Marvin tenía quince años, uno más que Apresuró el paso, y la muchacha se mordió el labio
Ronnie, pero era más bajo y más delgado. Llevaba gafas y mientras trataba de mantenerse a su altura.
tartamudeaba cuando estaba excitado, pero era el alumno -¡Espérame, Ronnie!
que pronunciaba el discurso de despedida de fin de curso. -¡Espérame, Ronnie! -la remedó Ronnie burlonamente-.
Ronnie se acercó a él por detrás, andando rápidamente. ¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo a perderte?
-¡Hola, mocoso! -No es eso. Ya sabes que no es eso. No me gusta pasar
Marvin se sobresaltó. Continuó andando, con la mirada por delante de la casa de Mrs. Mingle. Siempre me mira
clavada en el suelo. fijamente y me hace muecas.
-He dicho hola mocoso. ¿Qué te pasa? ¿No conoces tu -¡Es una vieja chiflada!
propio nombre? -A mí me da miedo, Ronnie. ¿A ti, no?
-Hola..., Ronnie. -¿Miedo, aquel viejo murciélago? ¿Estás loca?
-¿Cómo se encuentra hoy el mocoso? -No hables tan alto. Puede oírte.
-Bueno, Ronnie, ¿por qué hablas de ese modo? Yo no te -¿Y qué?
hablo nunca así. Ronnie avanzó jactanciosamente hacia la verja de hierro,
Ronnie escupió en dirección a los zapatos de Marvin. más allá de la cual se encontraba la casita sombreada por los
-Me gustaría que lo intentaras, cuatro ojos. árboles. Miró con aire insolente a la muchacha, y ésta apartó
Marvin apresuró el paso, pero Ronnie se mantuvo a su los ojos del destartalado edificio. Ronnie acortó
altura. deliberadamente el paso mientras cruzaban por delante de la
-No corras tanto, mocoso. Tengo que hablar contigo. casita, con sus cerradas ventanas, su porche cerrado a las
-¿Con... migo, Ronnie? No quiero llegar tarde... miradas indiscretas y su aire general de apartamiento del
-Cierra el pico. mundo.
-Pero... Mrs. Mingle no estaba a la vista en aquel momento.
-Escucha. ¿Cómo se te ocurrió apartar tus apuntes en el Normalmente podía vérsela en el jardín, invadido por las
examen de Historia de ayer? malas hierbas, al lado de la casita; una anciana menuda,
-Ya sabes que no pueden copiarse las respuestas de los delgada, inclinada sobre sus plantas, hablando
demás, Ronnie. incesantemente consigo misma o con el gato negro que la
-¿Estás tratando de decirme lo que tengo que hacer, acompañaba siempre.
mequetrefe? -La vieja cara de ciruela no está por aquí -observó
Ronnie, en voz alta-. Habrá salido de viaje, montada en su
escoba.
-¡Ronnie! ¡Por favor! El gato seguía jugando con la bola. Ronnie escupió
-¿Qué pasa? -Ronnie tiró de los rizos a Mary June-. Las despectivamente.
mujeres os asustáis de todo... -Odio a los gatos. Alguien tendría que ahogar a ese
La mirada de Ronnie se deslizó de nuevo por la maldito bicho.
silenciosa casa, envuelta en sombras. Un trozo de aquellas -Será mejor que Mrs. Mingle no te oiga hablar de ese
sombras parecía moverse al lado de la vivienda. Al extremo modo -dijo Seymour-, Te echaría el mal de ojo.
del porche se destacó una forma negra. Ronnie reconoció al -¡Tontadas!
gato de Mrs. Mingle. Avanzaba lentamente hacia la verja. -Bueno, cuece hierbas y cosas, y mi madre dice...
Rápidamente, Ronnie se inclinó y cogió una piedra. -¡Tontadas!
Apuntó cuidadosamente y lanzó el proyectil. -De acuerdo. Pero yo no iría dando vueltas alrededor de
El gato emitió un bufido y luego maulló de dolor, ella ni de su gato.
mientras la piedra chocaba contra sus costillas. -Ahora vais a ver.
-¡Oh, Ronnie! Ronnie abrió el portillo de la verja. Avanzó hacia el gato
-¡Vamos, antes de que salga la vieja! negro, mientras sus compañeros se quedaban con la boca
Echaron a correr calle abajo. La campana de la escuela abierta.
ahogó los maullidos del gato. El gato se agachó sobre la hierba gatera, y Ronnie vaciló
-Ya hemos llegado -dijo Ronnie-. ¿Hiciste mis deberes? un instante al ver el brillo de las uñas y el de los ojos color
Bien. Dámelos. de ágata. Pero sus compañeros le estaban mirando...
Arrancó los papeles de la mano de Mary June y salió -¡Fuera! -gritó.
corriendo. La muchacha se quedó mirándole, con los ojos Avanzó agitando los brazos. El gato retrocedió, andando
iluminados por una sonrisa de admiración. de lado. Ronnie se agachó rápidamente y cogió la bola de
Desde detrás de la verja el gato le miró también, hierba gatera.
relamiéndose los hocicos. -¿Lo veis? Ya la tengo, muchachos. Voy a...
-¡Suelta eso!
II No había visto abrirse la puerta. No había visto salir a la
vieja. Pero, repentinamente, estuvo allí. Apoyada en su
Sucedió aquella tarde, después de la escuela. Ronnie, bastón, con un vestido negro muy ajustado, apenas parecía
Joe Gordan y Seymour Higgins habían salido juntos, y Ronnie mayor que el gato agachado junto a ella. Su pelo era gris, y
hablaba del equipo de base-ball que su madre había arrugado y muerto; su rostro era gris, y arrugado y muerto;
prometido comprarle aquel verano, si sus notas eran buenas. pero sus ojos...
Desde luego, sus amigos podrían utilizar la máscara y el Eran unos ojos color de ágata, como los del gato negro.
mitón... Con las elecciones a la vista, Ronnie tenía que Llameaban. Y cuando habló, escupió como escupen los
mostrarse amable. gatos.
Sabía que si se quedaba mucho rato en el patio de la -¡Suelta eso, jovencito!
escuela, Mary June saldría y querría que la acompañara a Ronnie empezó a temblar. Fue sólo un escalofrío. Todo
casa. Estaba harto de ella. ¡Oh, sí! Era buena para hacerle el mundo tiene un escalofrío de cuando en cuando.
los deberes y otras minucias por el estilo, pero sus Temblaba tanto, que no pudo evitar que la bola de hierba
compañeros se reirían de él si le veían con una muchacha. gatera cayera de su mano. Por puro accidente...
¿Qué opinaban de ir a la calle donde estaba la piscina y No estaba asustado. Tenía que demostrarles a sus
darse una vuelta por allí? Podrían fumar... compañeros que no estaba asustado de la vieja. Era difícil
Ronnie sabía que aquellos chicos no fumaban, pero el respirar, continuaba temblando, pero lo consiguió. Llenó sus
fumar le daba importancia a sus ojos y esto era lo que él pulmones de aire y abrió la boca.
quería. Le siguieron, calle abajo, taconeando sobre la acera. -¡Vieja bruja! -aulló.
Hacían mucho ruido, porque todo estaba en silencio. Los ojos color de ágata se ensancharon, hasta que su
Lo único que Ronnie pudo oír fue el gato. Pasaban por tamaño superó al de la propia vieja. Lo único que Ronnie
delante de la casa de Mrs. Mingle, y allí estaba el gato, en el podía ver eran los ojos. Ojos de bruja. Ahora que lo había
jardín, rodando sobre su lomo y sobre su estómago, jugando dicho, sabía que era cierto. Bruja. Era una bruja.
con algo. Ronroneaba, maullaba y gruñía. -¡Desvergonzado mocoso! ¡Haré que te corten tu
-¡Mirad! -exclamó Joe Gordan-. El gato parece que ha mentirosa lengua!
cazado algo. ¡Cielos, hablaba en serio!
-Un ratón -dijo Ronnie-. Esa casa está llena de ratones, Ahora se estaba acercando, y el gato avanzaba a su
de moscas y de bichos. Esta mañana le he dado bien al gato. lado, y luego la vieja levantó su bastón para golpearle. La
-¿De veras? bruja iba a golpearle... ¡No! ¡Oh, mamá, no!
-Sí, con una piedra. Así de grande. Ronnie echó a correr.
Dibujó una sandía con las manos.
-¿No tuviste miedo de la vieja Mingle? III
-¿Miedo? ¿De esa...?
-Hierba gatera -dijo Symour Higgins-. Está jugando con No pudo evitarlo. Sus compañeros también habían
una bola de hierba gatera. La vieja Mingle se la compra. Mi echado a correr, antes que él, incluso. Tuvo que hacerlo, la
padre dice que se lo compra todo, comida especial y vieja estaba loca, cualquiera podía verlo. Además, si se
sardinas, Lo trata como a un hijo. ¿No habéis visto cuando hubiera quedado, la vieja hubiese tratado de pegarle y, al
andan juntos por la calle? defenderse, él podría haberla lastimado. De modo que echó a
-Hierba gatera, ¿eh? -Joe fisgó a través de la verja-. Me correr para evitarse complicaciones. Simplemente por eso.
pregunto por qué les gustará tanto. Los pone como locos, Ronnie se lo repitió a sí mismo una y otra vez durante la
¿verdad? Los gatos harían cualquier cosa por la hierba cena. Pero, al decírselo a sí mismo, no solucionaba nada.
gatera.
Tenía que decirselo a los muchachos, y pronto. Tenía estaba perfectamente. El estaba perfectamente. Nadie
que explicárselo antes de la elección de mañana... sabía...
-¡Ronnie! ¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo? Ronnie se quedó dormido con el rumor del viento y el
-No, mamá. grito de las sirenas en sus oídos. Durmió profundamente, con
-Entonces, ¿por qué no contestas cuando te preguntan? una sola interrupción. Fue hacia la madrugada, cuando creyó
No has pronunciado media docena de palabras desde que oír un ruido en la ventana. Como si alguien la estuviera
has llegado a casa. Y tienes toda la comida en el plato. arañando. El viento, desde luego. El viento que sollozaba, y
-No tengo hambre. gemía, y maullaba debajo de la ventana, al amanecer.
-¿Te ocurre algo, hijo mío? Aunque la imaginación de Ronnie, la conciencia de Ronnie,
-No. Déjame en paz. transformó aquellos sonidos en los maullidos de un gato...
-¿Es esa elección de mañana, verdad?
-Déjame en paz. -Ronnie se levantó de la mesa-. Voy a IV
salir.
-¡Ronnie! -¡Ronnie!
-Tengo que ver a Joe. Es muy importante. No era el viento, no era un gato. Su madre le estaba
-Recuerda que a las nueve tienes que estar en casa. llamando.
-Sí. Desde luego. -¡Ronnie! ¡Oh, Ronnie!
Salió a la calle. La noche era fría. Demasiado viento para Abrió los ojos y volvió a cerrarlos inmediatamente,
aquella época del año. Ronnie se estremeció ligeramente cegado por el sol.
mientras andaba. Tal vez un cigarrillo... -¿Por qué no contestas?
Encendió un fósforo y una lluvia de chispas ascendió en Oyó refunfuñar a su madre, abajo. Luego volvió a
espiral hacia el cielo. Ronnie apresuró el paso, dando llamarle.
nerviosas chupadas al cigarrillo. Tenía que ver a Joe y a los -¡Ronnie!
otros chicos y darles una explicación. Sí. ahora mismo. Si se -¡Ya voy, mamá!
lo contaban a alguien... Saltó de la cama y se vistió. Su madre estaba
Estaba muy oscuro. La luz de la esquina no ardía, y los esperándole en la cocina.
Ogden no estaban en casa. Y la casita de Mrs. Mingle -Esta noche has dormido como un tronco. ¿No has oído
siempre estaba a oscuras. las sirenas?
Mrs. Mingle. Iba a pasar por delante de su casita. Sería Ronnie dejó caer una tostada.
mejor que cruzara la calle. -¿Qué sirenas?
¿Qué le sucedía? ¿Se estaba volviendo un gallina? ¡Sentir -Las de los bomberos. Ha sido algo terrible. La casita de
miedo de aquella vieja, de aquella bruja! Abombó el pecho. Mrs. Mingle ha quedado destruida por el fuego.
Que intentara algo... Ella y su maldito gato ¡sabrían quién era -¿Sí?
Ronnie! No se acordó de recoger la tostada.
No cruzó la calle. Pasó por delante de la casita envuelta -¡Pobre anciana! Imagínate..., atrapada allí...
en sombras, silbando retadoramente, y subrayó su actitud de Tenía que impedir que continuara. No podría soportar lo
desafío disparando la colilla de su cigarrillo a través de la que iba a decir a continuación. Pero, ¿cómo podía impedirlo?
verja. Volaron unas chispas, para ser tragadas -Murió abrasada. Cuando llegaron los bomberos, la casa
inmediatamente por la boca de la noche. ardía como una tea. Los Ogden vieron el fuego al regresar a
Ronnie se detuvo a mirar por encima de la verja. Todo su casa, y Mr. Ogden avisó a los bomberos, pero era
estaba oscuro e inmóvil. No había nada que temer. Todo demasiado tarde. Cuando pienso en aquella pobre anciana
estaba oscuro... tan...
Todo, excepto aquel brillante parpadeo. Junto al camino, Sin pronunciar una sola palabra, Ronnie se levantó de la
debajo del porche. Ahora podía ver el porche, porque había mesa y salió de la cocina. No esperó su desayuno. No se
una luz. No era una luz fija: oscilaba. Como un fuego. Un entretuvo contemplándose al espejo. Salió a la calle,
fuego..., donde había caído la colilla de su cigarrillo. ¡La convencido de que si continuaba allí se echaría a gritar o a
casita empezaba a arder! llorar.
Ronnie se agarró a la verja. Si, se estaba prendiendo Estaba esperándole en la acera, al lado de la puerta. Un
fuego; Mrs. Mingle saldría, vendrían los bomberos, bulto negro con unos ojos de ágata.
encontrarían la colilla y... El gato.
Ronnie echó a correr calle abajo. El viento maullaba El gato de Mrs. Mingle, esperando que saliera.
detrás de él, el viento que avivaba las llamas que Ronnie respiró profundamente antes de abrir el portillo
incendiarían la casita... de la verja. El gato no hizo el menor sonido. Se limitó a
Mamá estaba acostada. Ronnie entró en la casa volver la cabeza hacia él y le miró fijamente.
cautelosamente y se deslizó escaleras arriba sin hacer ruido. Ronnie se paró un momento antes de cruzar la verja. En
Se desvistió a oscuras y se metió en la cama. Se tapó la el suelo había un guijarro. Lo cogió y lo blandió en su mano.
cabeza con las sábanas y se quedó muy quieto, temblando; -¡Fuera! -gritó.
sin atreverse a mirar a través de la ventana para ver el El gato retrocedió. Ronnie cruzó el portillo. El gato echó
esplandor procedente del otro lado de la manzana. Sus a andar detrás de él. Ronnie dio media vuelta blandiendo el
dientes castañetearon. Sabía lo que iba a suceder dentro de guijarro.
unos instantes. -¡Fuera, he dicho!
Luego oyó el silbido de las sirenas. Los bomberos. El gato se quedó quieto.
Alguien les había avisado. Ahora no tenía por qué ¿Por qué no habría ardido también aquel maldito bicho
preocuparse. ¿Por qué le asustaba aquel sonido? No era más en el incendio? ¿Qué estaba haciendo aquí?
que una sirena, y no los gritos de Mrs. Mingle. Mrs. Mingle Apretó fuertemente el guijarro entre sus dedos. Si aquel
maldito gato intentaba algo...
Reemprendió la marcha sin mirar atrás. ¿Qué le sucedía? Silencio. Su madre había salido. De compras.
Supongamos que el gato le estuviera siguiendo. ¿Y qué? No Y el gato acababa de cruzar el portillo de la verja.
podía hacerle ningún daño. Ni podía hacérselo la vieja Ronnie cerró la puerta. Su madre tenía llave para abrir.
Mingle. Estaba muerta. La bruja asquerosa. Decir que haría Ahora estaba a salvo. A salvo en su casa. A salvo en la cama:
que le cortaran la lengua... Bueno, la vieja ya había recibido deseaba irse a la cama, y taparse la cabeza con las mantas;
lo suyo. Lástima que el gato hubiese quedado con vida. Pero hasta que llegara su madre y lo arreglara todo.
ya le daría lo suyo también si se ponía tonto. Alguien arañó la puerta.
Nadie iba a descubrir lo de aquel cigarrillo. Mrs. Mingle -¡Mamá!
estaba muerta. De modo que no tenía por qué preocuparse. Su grito despertó los ecos de la casa vacía.
La sombra le seguía, calle abajo. Echó a correr escaleras arriba. Todo quedó en silencio.
-¡Fuera de aquí! Luego oyó girar el pomo de la puerta. Era la vieja Mingle,
Ronnie dio media vuelta y disparó el guijarro contra el salida de la tumba. Era la bruja, que venia en su busca. Era...
gato. El gato siseó. Ronnie oyó sisear al viento, oyó sisear la -¡Mamá!
colilla de su cigarrillo, oyó sisear a Mrs. Mingle. -¡Ronnie! ¿Qué sucede? ¿Qué estás haciendo en casa?
Echó a correr. El gato corrió detrás de él. ¿No has ido a la escuela?
-¡Eh, Ronnie! Era su madre. Ronnie cerró la boca a tiempo. No podía
Marvin Ogden le estaba llamando. No podía detenerse contarle lo del gato. Ni ahora ni nunca. Saldrían a relucir
ahora, ni siquiera para propínarle un pescozón a aquel otras cosas, y... cuidado. Debía tener mucho cuidado con lo
mocoso. Continuó corriendo. El gato se mantuvo a la misma que decía.
distancia, siempre detrás de él. -Me dolía el estómago -dijo-. Miss Sanders me dijo que
Luego le faltó el resuello, y acortó el paso. Muy a viniera a casa y me acostara.
tiempo. Delante de él había un grupo de muchachos, de pie, Su madre subió apresuradamente, le ayudó a
en la acera, frente a un montón de restos humeantes. desvestirse, dijo que avisaría al médico y le arropó
Estaban contemplando lo que había sido la casita de la cariñosamente. Y Ronnie pudo llorar, y su madre no supo
vieja Mrs. Mingle. que no lloraba porque le doliera el estómago. ¿Por qué tenía
Ronnie cerró los ojos y cruzó la calle. El gato le siguió. que saberlo? Ahora todo había pasado.
Tenía que deshacerse de él antes de llegar a la escuela. Sí, ahora había pasado, y él estaba en la cama. A la hora
¿Qué diría la gente si le veían con el gato de la vieja? Quién del almuerzo, su madre le subió un poco de sopa. Ronnie
sabe lo que podrían pensar... Tenía que deshacerse de él. deseaba preguntarle por el gato, pero no se atrevió. Además,
Ronnie echó a correr hacia la Sinclair Street. El gato le ya no le oía arañar. Debió marcharse cuando su madre llegó
siguió. Al llegar a la esqu¡na cogió una piedra y la lanzó a casa.
contra el gato. El animal dio un salto de costado. Luego se Ronnie permaneció tendido en la cama, dormitando,
sentó en la acera y contempló fijamente a Ronnie. No hizo mientras las sombras de la tarde corrían en largas cintas
más que eso: contemplarle. negras a través del suelo de la habitación. Sonrió para sí.
Ronnie no pudo apartar sus ojos del gato. El animal le ¡Qué tonto había sido! Asustarse de un gato... Un gato que,
miraba con fijeza, del mismo modo que había mirado a lo mejor, sólo existía en su imaginación. ¿Por qué no?
mistress Mingle. Pero Mrs. Mingle estaba muerta. Y esto no -¡Ronnie! ¿Estás bien? -preguntó su madre desde el pie
era más que un gato. Un gato del que tenía que deshacerse, de la escalera.
y pronto. -Sí, mamá. Me encuentro mucho mejor.
Se acercaba el autobús. Ronnie encontro una moneda de Desde luego, se encontraba mucho mejor. Podía
diez centavos en su bolsillo y subió al vehículo. El gato no se levantarse y bajar a cenar, si quería.
movió. Ronnie se quedó en pie en la plataforma, mirando Empezó a apartar las mantas. La habitación estaba a
hacia atrás mientras el autobús reemprendía la marcha. El oscuras. Era casi la hora de la cena...
gato continuó sentado en la acera. En aquel momento, Ronnie oyó el sonido. Alguien que
Dos paradas más lejos, Ronnie se apeó y cogió el arañaba una puerta, que se deslizaba... ¿Abajo en el
autobús de la Hollis Avenue. Le llevó hasta la escuela, diez vestíbulo? No. No podía ser en el vestíbulo. ¿Dónde
minutos tarde. Ronnie se apeó y cruzó la calle entonces?
apresuradamente. La ventana. Estaba abierta. Y el sonido procedía de la
Una sombra cruzó la entrada del edificio. ventana. Tenía que cerrarla inmediatamente. Se levantó de
Ronnie vio al gato. Estaba allí esperándole. un salto, golpeándose la barbilla con una silla mientras
Echó a correr. avanzaba en la oscuridad. Cerró la ventana.
Fue lo único que Ronnie recordaba del resto de la Inmediatamente volvió a oír el sonido.
mañana. Correr. Correr, y el gato detrás de él. No pudo ir a ¡Y procedía del interior de la habitación!
la escuela, no pudo estar allí para la elección, no pudo Ronnie volvió a meterse en la cama de un salto,
deshacerse del gato. Corrió. subiendo el embozo hasta su barbilla. Sus ojos intentaron
De calle en calle, por toda la vecindad; deteniéndose a taladrar la oscuridad.
tirar piedras, maldiciendo, jadeando y sudando. Corriendo ¿Dónde estaba?
siempre, y siempre con el gato a sus alcances. Sin darse Sólo vio sombras. ¿Cuál de las sombras se movía?
cuenta, se encontró delante de las ruinas de la casita de Mrs. ¿Dónde estaba?
Mingle, con sus restos calcinados y humeantes. El gato le ¿Por qué no maullaba, de modo que pudiera localizarlo?
había empujado hacia allí, quería que viera... ¿Por qué no hacía algún ruido? Sí, ¿y por qué estaba aquí?
Ronnie empezó a llorar. Lloró mientras corría a su casa. ¿Por qué le seguía? ¿Qué trataba de hacerle?
El gato no producía el menor sonido. Se limitaba a seguirle. Ronnie lo ignoraba. Lo único que sabía era que estaba
Bueno, ya le ajustaría las cuentas. Se lo diría a su madre. Su en la cama esperando, pensando en Mrs. Mingle y en su
madre se encargaría de él. Su madre. gato, y en que ella era una bruja y había muerto porque él la
-¡Mamá! -aulló mientras corría hacia la puerta. había asesinado. ¿La había asesinado realmente? Las ideas
de Ronnie se confundían, no podía recordar, ni siquiera sabía
ya lo que era real y lo que no era real. No podía saber cuál
de las sombras se movería a continuación.
Y luego lo supo.
La sombra redonda estaba moviéndose. La redonda bola
negra avanzaba lentamente, pulgada a pulgada, a través de
la habitación. La sombra que un momento antes permanecía
agazapada al pie de la ventana.
Debía de ser el gato, desde luego, ya que las sombras
no tienen zarpas que arañen el suelo al avanzar. Las sombras
no saltan de repente, para quedarse colgadas de los barrotes
de la cama y mirarle a uno con unos ojos amarillos y unos
dientes amarillos...
Con aquella mirada fija que recordaba la mirada de Mrs.
Mingle.
El gato era enorme. Sus ojos eran enormes. Y sus
dientes eran enormes también.
Ronnie abrió la boca para gritar.
Entonces la sombra voló por el aire en dirección a su
rostro, a su boca abierta. Las zarpas se aferraron a sus
mejillas, manteniendo sus mandíbulas separadas, y la cabeza
se introdujo en la boca...
En medio de su dolor, desde muy lejos, Ronnie oyó que
alguien le llamaba.
-¡Ronnie! ¡Ronnie! ¿Qué es lo que te pasa?
Una especie de nube roja velaba sus ojos. Ronnie echó
la cabeza hacia atrás y experimentó un vivísimo dolor.
Repentinamente, la sombra se alejó y Ronnie se encontró
sentado en la cama. Movía la boca, pero de ella no salía
ningún sonido. No salía nada de ella, excepto aquella
borboteante humedad rojiza.
Su madre insistió.
-¡Ronnie! ¿Por qué no contestas?
De las profundidades de la garganta de Ronnie surgió un
sonido gutural, pero ninguna palabra. Nunca más Surgirían
palabras de ella.
-¡Ronnie! ¿Qué es lo que te pasa? ¿Se te ha comido la
lengua el gato...?

Hierba gatera. Robert Bloch


Historias para no dormir, Vol. I nº 3. 1967
Digitalización: J.M.C. 2002
Talento víctima de un incendio que también destruyó su casa y sus
Robert Bloch archivos.
Fue el Dr. Clement quien atendió a Andrew la noche en
Quizá sea una lástima que no se supiera nada de los que éste vio la primera película.
padres de Andrew Benson. El año era 1949, y el día algún sabado por la tarde de
Las mismas razones que los condujeron a abandonarlo finales de la citada fecha. El Orfelinato recibía y exhibía una
en la escalera de entrada del Orfelinato de San Andrews, película a la semana y solo se permitía su visualizacion a los
constituyeron asimismo la causa de su discreto anonimato. El niños en edad escolar. La inhabilidad -o negligencia- de
hecho ocurrió en la mañana del 3 de marzo de 1943 -en Andrew para hablar le causó algunos problemas cuando
plena guerra, como cualquiera puede recordar-, de modo que entró en el grado primario el último septiembre, y aún
el niño podía ser muy bien tomado como un producto de los pasaron algunos meses antes de que le fuera permitido
avatares bélicos. Sucesos similares ocultaban la singularidad reunirse con sus compañeros de clase en el auditorio para las
de cualquier caso, incluso en Pasadena, que era donde el sesiones cinematográficas del sábado por la noche. Aunque
Orfelinato estaba ubicado. se sabe que ocasionalmente lo hizo.
Tras las usuales tentativas y las infructuosas pesquisas, La película era la última (y probablemente la menor) de
las buenas hermanas lo tomaron. Allí adquirió su primer las de los Hermanos Marx. Su titulo era Love Happy y si es
nombre, del patrón y patronímico santificado que bautizaba recordada por el público medio de hoy se debe al hecho de la
el establecimiento. El «Benson» le fue añadido unos años brevísima aparición de la entonces desconocida rubia,
más tarde, por una pareja que lo adoptó ocasionalmente. llamada Marilyn Monroe.
Es difícil, después de tanto tiempo, calibrar la clase de Pero la audiencia del Orfelinato tuvo otros motivos para
muchacho que fue Andrew; el orfanato posee archivos, pero recordarla como memorable. Porque Love Happy fue la
meramente contienen fichas, y la hermana Rosemarie, que película que puso en trance a Andrew Benson.
trabajaba como supervisora del dormitorio masculino, hace Después de que las luces fueran de nuevo encendidas,
tiempo que murió. La hermana Albertine, calificadora de los el niño se quedó allí sentado, inmóvil, los ojos fijos y sin vida
estudios en la Escuela del Orfelinato, se encuentra ahora -por en la blanca y vacía pantalla. Cuando sus compañeros lo
decirlo de la manera más delicada posible- en su senilidad, y advirtieron y le instaron a levantarse, él no respondió; una de
su testimonio aparece necesariamente coloreado por el las hermanas (probablemente la hermana Rosemarie) lo
asalto de sucesos secundarios. zarandeó, y él cayó en un colapso con apariencia de muerte.
Parece empero increíble que Andrew no aprendiera a El Dr. Clement fue llamado y atendió al paciente. Andrew
hablar hasta encontrarse en el umbral de sus siete años; la Benson no recobró el conocimiento hasta la mañana
forzada gregariedad y la conspicua falta de atención a las siguiente.
características individuales, propia de los orfelinatos, la Fue entonces cuando habló.
habría acelerado como si la facultad del habla fuera necesaria Habló inmediata, perfecta y copiosamente: pero no de la
para la absoluta supervivencia, desde la más remota infancia, forma que podía hacerlo un niño de seis años. La voz que
dado el entorno. Apenas es más creíble la teoría de la surgió de sus labios era la de un hombre de mediana edad.
hermana Albertine de que Andrew sabía hablar pero que Era nasal, crujiente y, aunque sin los guiños y expresiones
sencillamente se negó a hacerlo hasta no haber llegado a su faciales, fue instantáneamente reconocida e
séptimo año de vida. indiscutiblemente identificada como la voz de Groucho Marx.
Pero, lo que agrava las cosas, ella lo recuerda ahora Andrew Benson imitó el papel de Groucho como Sam
como un muchachito desacostumbradamente precoz, que Grunion a la perfeccion, palabra por palabra. Luego «hizo»
parecía poseer una inteligencia y un entendimiento que iban de Chico Marx. Después volvió nuevamente al silencio y se
más allá de sus años. En lugar de valerse del habla, no pensó que otra vez había entrado en su fase muda. Pero
obstante, adoptaba la pantomina, arte al que era tan brillante pronto su silencio se hizo elocuente y en seguida se advirtio
adepto (si hemos de creer a la hermana Albertine) que su que estaba imitando a Harpo. En rápida sucesión, Andrew
continuo silencio era apenas notable. creó identificables retratos vocales y visuales de Raymond
-Podía imitar a cualquiera -declara la hermana-. A los Burr, Melville Cooper, Eric Blore y los demás actores que
otros niños, a las hermanas, incluso a la Madre Superiora. interpretaban papeles menores en la película. Sus
Claro, yo tenía que reprenderlo por eso. Pero era admirable encarnaciones parecieron siniestras a sus compañeros y las
la facilidad con que asimilaba las mínimas maneras y las hermanas no dejaron de notarlo.
expresiones faciales de cualquier otra persona, y de una sola -Pero si hasta se parece a Groucho -insistió la hermana
mirada. Pues eso es lo que hacía Andrew: lanzar una sola Albertine.
mirada y captarlo todo. Ignorando el problema de como un crío de seis años
»El día de las visitas era el domingo. Naturalmente, podía parecerse físicamente a Groucho Marx sin el beneficio
Andrew nunca tenía visitas, pero le gustaba haraganear por (o detrimento) del maquillaje, el caso fue que Andrew
el pasillo y ver cómo entraban. Luego, por la noche, ya en los Benson cobró repentina celebridad como mímico dentro de
dormitorios, llevaba a cabo una función para los otros chicos. los reducidos límites del Orfelinato.
Podía encarnar cada hombre, mujer o niño, que entraba en Y desde aquel momento en adelante, habló con
el Orfelinato ese día, individualmente: la forma de andar, de regularidad si no libremente. Es decir, respondió a las
moverse, todos sus actos y gestos. Incluso a pesar de no preguntas directas, recitó sus lecciones en clase, y contestó
decir jamás una palabra, a nadie se le ocurrió pensar que con las estereotipadas formas de educación requeridas por la
Andrew fuera un deficiente mental. Durante un tiempo el Dr. disciplina del Orfelinato. Pero nunca fue locuaz, ni siquiera
Clement llegó a pensar que Andrew podía ser mudo. comunicativo, en el sentido ordinario del término. La única
El Dr Clement es una de las pocas personas capaces de ocasión en que espontáneamente articulaba palabras era la
suministrar datos objetivos sobre los primeros años de la vida que seguía a la proyección de la película semanal.
de Andrew Benson. Desgraciadamente, falleció en 1954, No se repitió el ataque primero, pero cada noche
sabática la proyección traía al final una completa y dramática
recapitulación a cargo del dotado muchacho. Durante la media. Llego a ser propietario de una bicicleta. Recibió
agonía del año 49 y el invierno del 50, Andrew Benson vio honorarios semanales de un dolar. Y frecuentó el cine.
muchas películas. Sorrowful Jones, con Bob Hope; Tarzan's Andrew Benson frecuentaba los cines sin restricción. Sin
Magic Fountain; The Fighting O'Flynn; The Life of Riley; Little ninguna restricción. Así fue durante varios meses, período en
Women, y muchas más, tanto antiguas como el que vio comedías, dramas, westerns, musicales,
contemporáneas. Naturalmente, las películas eran melodramas. Sin duda vio melodramas. ¿Hubo entre estos
supervisadas antes por las hermanas, y las películas que films alguno que, exhibido más o menos en 1956, mostrara
incidían en la violencia, descrita o superlativizada, no eran como un gangster defenestraba a su víctima dcsde un
aceptadas. No obstante, llegaron algunos westerns a la segundo piso?
pantalla del Orfelinato y es significativo que Andrew Benson Por lo que hoy sabemos, no tenemos más remedio que
reaccionara como lo que llegó a ser una forma característica. sospechar la existencia de ese film. Por aquellos días, cuando
-Divertido y curioso -declara Albert Domínguez, que tuvo lugar el incidente, Andrew Benson fue virtualmente
estaba en el Orfelinato durante el mismo período que Andrew exculpado. Él y otro muchacho habían estado «forcejeando»
Benson y que es una de las pocas personas localizadas que en un aula después de la clase y el otro muchacho había
lo admite y rehuye toda discusión sobre el hecho-. Al sufrido una «caída accidental». Al menos, ésta fue la version
principio Andy imitaba a todo el mundo: a todos los hombres, oficial del suceso. El otro muchacho -hoy coronel de Marines
claro. Nunca imitó a ninguna mujer. Pero después de Raymond Schuyler- mantiene hoy día que Benson pretendió
empezar a ver westerns pareció querer escoger. Imitaba sólo asesinarlo deliberadamente.
a los malos. No me refiero a lo que hacemos cuando de críos -Aquel crío era espeluznante -insiste Schuyler-. Ninguno
jugamos a vaqueros, ya sabe, cuando uno es sheriff y el otro de nosotros congenió realmente con él. Era como si no
pistolero. Quiero decir que él imitaba a los malos todo el hubiera nada con lo que congeniar, ¿sabe usted? Quiero
tiempo. Podía hablar como ellos, hasta parecerse a ellos. decir que él estaba siempre retraído y sujeto a cambios
Solíamos chotearnos de él, ¿sabe? inexplicables. De un día para otro uno nunca sabía con qué
Probablemente como resultado de este «choteo», iba a salir. Claro, nosotros sabíamos que él imitaba a los
Andrew Benson, durante la tarde del 17 de mayo de 1950, actores de cine (era sólo un novato pero había dado ya el
intentó cortarle la garganta a Frank Phillips con un cuchillo de golpe en el club dramático), pero nos daba la sensación que
mesa. Probablemente... a pesar de que Albert Domínguez los imitaba en todo momento y lugar. Un minuto se estaba
asegura que el otro no le provocó y que Andrew Benson quieto y al siguiente, ¡ahí va! Usted conocerá esa historia, la
estaba duplicando con exactitud el papel de un asesino de Jekyll y Hyde. ¿La conoce? Bueno, pues eso le pasaba a
desesperado del lejano oeste en una vieja película de Charles Andrew Benson. La tarde que me echó la zarpa habíamos
Starrett. estado incluso hablando amigablemente. Me condujo hasta la
El incidente fue aparenteniente silenciado y no se tomó ventana y juro ante Dios que cambió ante mis ojos. Como si
ninguna medida; poseemos poca información sobre el repentinamente se hubiera hecho un pie más alto y cincuenta
crecimiento y desarrollo de Andrew Benson entre el verano libras más pesado, y su rostro era realmente salvaje. Me
de 1950 y el otoño de 1955. Domínguez abandonó el lanzó por la ventana sin pronunciar una palabra. Por
Orfelinato, nadie más se presta a declarar y la hermana supuesto, yo los tenía en la garganta y quizá pensara que
Albertine se retiró a una casa de reposo. Como resultado, no había sufrido un cambio. Quiero decir que a nadie se le
hay nada digno de crédito en torno a lo que muy bien pudo ocurriría hacer una cosa así.
haber sido el período crucial de Andrew, sus años de Semejante incógnita, si afloró por aquel tiempo, se ha
formación. Los escasos restos de trabajos escolares parecen mantenido hasta ahora sin respuesta. Sabemos que Andrew
bastante satisfactorios y nada hay que indique que fuera un Benson llamó la atención del Dr. Max Fahringer, psiquiatra
problema de disciplina para con sus instructores. En junio de infantil y consejero guía del colegio, y que su examen inicial
1955, junto con el resto de sus compañeros de clase, fue no reveló anormalidades aparentes en la personalidad ni en
fotografiado con ocasión de su graduación después del los modelos de conducta. El doctor Fahringer, sin embargo,
octavo curso. Su rostro es una mera mancha, un tizne casi sostuvo largas charlas con los Benson y como resultado de
inexistente en mitad de un mar de semblantes pre- las mismas se prohibió a Andrew la asistencia a proyecciones
adolescentes. Lo que pudiera parecer a esa edad es difícil de cinematográficas. Al año siguiente, el propio doctor Fahringer
decir. se ofreció voluntariamente a examinar al joven Andrew:
Los Benson pensaron que se parecía a su hijo David. indudablemente, su interés se había incrementado por las
El pequeño David Benson había muerto a consecuencia sorprendentes habilidades dramáticas que el muchacho
de una infección de poliomielitis en 1953, y dos años después mostraba en sus actividades extraescolares.
iban sus padres al Orfelinato de St. Andrews con la intención No tuvo lugar más que una entrevista y es de lamentar
de adoptar un chico. Traían consigo un retrato de David y que el doctor Fahringer no trasladara sus descubrimientos al
confesaron francamente que se sirvieron del parecido físico al papel ni que los comunicara a los Benson antes de su
realizar la elección. repentina y violenta muerte a manos de un desconocido
¿Vio Andrew Benson aquella fotografía? ¿Vio -según han asaltante. Se creyó (o se lo creyó la policía, al menos, por
supuesto algunos tremendistas irresponsables- las películas entonces) que uno de sus primeros pacientes, internado en
caseras que los Benson tomaron de su hijo? una institución en calidad de psicópata, podía haber sido el
Por nuestra parte, debemos limitarnos a los hechos causante del crimen.
comprobados, y estos se resumen en que Mr. y Mrs. Louis Todo cuanto sabemos es que ello ocurrió poco después
Benson, de Pasadena, California, adoptaron legalmente a de haber asistido a una reposición local de la película Man in
Andrew Benson, de 12 años de edad, el 9 de diciembre de the Attic, en la que Jack Palance hace el papel de Jack el
1955. Destripador.
Y Andrew Benson fue a vivir con ellos, en calidad de Es interesante examinar hoy día algunas de las llamadas
hijo. Andrew entró en una escuela pública de enseñanza «películas de terror» de aquellos años, incluyendo las
reposiciones de las primitivamente interpretadas por Boris directamente a Andrew Benson. Los años 1956 y 1957 son
Karloff, Bela Lugosi, Peter Lorre y tantos otros. todavía recordados por los estudiantes de enseñanza media
Obviamente, no podemos asegurar con certeza que de la zona que nos ocupa como los años del toque de queda.
Andrew Benson estaba violando los deseos de sus padres Era un toque de queda voluntario, naturalmente, pero
adoptivos y asistiendo furtivamente a proyecciones estrictamente observado, no obstante, por la mayoría de
cinematográficas. Pero si lo hizo, es bastante probable que chicas estudiantes al tanto de lo que se llamaron «crímenes
frecuentara algunos de los pequeños cines de la vecindad, del hombre lobo»: una serie de crímenes salvajes y todavía
muchos de los cuales eran de reestreno. Pues sabemos, a sin resolver que aterrorizaron a la comunidad durante algo
tenor de los comentarios de sus compañeros de clase más de un año. Algunos aspectos canibalescos en el
durante aquellos años de enseñanza media, que «Andy» asesinato de cinco muchachas llevaron a la prensa
estaba familiarizado -de manera casi omnisciente, podría sensacionalista a calificar al asesino como «hombre lobo». La
decirse- con los amaneramientos de tales reposiciones. serie del Wolf Man, producida por la Universal, había vuelto a
La evidencia es a menudo conflictiva. Joan Charters, por llenar las pantallas por aquellos días y quizá esta
ejemplo, está dispuesta a «jurar sobre la Biblia» que Andrew circunstancia permitió tamaña asociación.
Benson, a la edad de 15 años, era «el vivo retrato de Peter Pero regresemos a Andrew Benson; creció, fue a la
Lorre... los mismos ojos saltones y demás cosas». Mientras universidad y vivía la vida propia de un hijastro. Si sus padres
que Nick Dossinger, que asistió a las mismas clases que adoptivos fueron un tanto estrictos, él no hizo queja alguna.
Benson un año más tarde, asegura que «se parecía a Boris Si lo castigaron porque sospechaban que abandonaba su
Karloff talmente». habitación por la noche, tampoco se quejó ni negó el hecho.
Aunque la adolescencia conlleve un considerable Si se mostraron aprensivos porque temían que desobedecía
incremento de estatura en el corto tiempo de un año, es casi la prohibición de ver películas, no manifestó ninguna abierta
imposible de creer que un «vivo retrato de Peter Lorre» oposición.
pueda metamorfosearse en un asténico tipo Karloff. El único choque conocido entre Andrew Benson y su
Hay muchos testimonios dignos de crédito durante estos familia se produjo como resultado de la llana negativa de sus
años de la vida de Andrew Benson, pero casi todos ellos padrastros a instalar un aparato de televisión en casa. Si
inciden en destacar el fenomeno de su talento mímico y su estaban al tanto o no del posible fomento de la habilidad
irrebatible habilidad para las encarnaciones ad libitum de los mímica de Andrew o si habían desarrollado una mera alergia
actores de cine. Al parecer, había caracterizado a todos sus hacia Lawrence Welk y su estirpe, es difícil de determinar.
compañeros y contemporáneos de cabo a rabo. Como fuere, se resistieron a la adquisición de un aparato de
-Decía que prefería imitar a los actores de cine porque televisión. Andrew rogó y suplicó, señalando que
eran más grandes -afirma Don Brady, que fue compañero «necesitaba» la televisión como un complemento en su
suyo en el último año-. Le pregunté qué quería decir con futura carrera dramática. Su argumento tenía alguna
«más grandes» y contestó que los actores de cine eran más justificación, pues en su último curso Andrew había sido
grandes en la pantalla, a veces de veinte pies de punta a «reconocido» por el famoso Pasadena Playhouse, y hasta se
punta. Y dijo: «¿Por qué molestarse con las personas había hablado de la posibilidad de una futura carrera
pequeñas cuando uno puede ser grande?» Oh, muchacho, profesional sin necesidad del aprendizaje normal.
era un carácter original del todo, un tipo único. Pero los Benson fueron inexorables en lo concerniente al
Las frases se repetían. «Extraño», «excéntrico» y televisor; por lo que podemos conjeturar, se mantuvieron
«volado» son términos pintorescos pero altamente inexorables hasta el día de su muerte.
esclarecedores. Y parecía haber muy pocos recuerdos de Los infortunados sucesos tuvieron lugar en Balboa,
Andrew Benson como un compañero de clase como los Panamá, donde los Benson poseían una pequeña casa de
demás, en el papel ordinario de adolescente, o como un campo y mantenían un yate de pequeñas proporciones. Los
simple amigo. Lo único recordado es el imitador, ancianos Benson y Andrew se adentraban por el Canal
generalmente con admiración y, con bastante frecuencia, con Catalina cuando el yate volcó en aguas agitadas. Andrew
disgusto rayano en la aprensión. logró aferrarse al casco hasta que fue rescatado, pero sus
-Era tan bueno que lo asustaba a uno. Claro, eso era padres adoptivos perecieron. Accidente bastante común; uno
cuando hacía sus caracterizaciones. El resto del tiempo ha visto en el cine docenas de accidentes parecidos.
apenas te percatabas de que estaba allí. Andrew, poco después de cumplir los dieciocho, fue
-¿Sus clases? Sí, creo que las acabó como todo el internado nuevamente en un orfanato, pero un orfanato con
mundo. No estuve muy al tanto. plenas características de agradable hogar y con la
-Andrew era un estudiante normal. Podía responder expectativa de convertirse en heredero cuando cumpliera los
cuando se le preguntaba, aunque nunca lo hacía veintiuno. La propiedad de los Benson estaba administrada
voluntariamente. Sus notas fueron las corrientes. Tenía la por el abogado de la familia, Justin L. Fowler, y concedió al
impresión de que era más bien retraído. joven Andrew unos honorarios semanales de cuarenta
-No, nunca tuvo muchas citas. Ahora que lo pienso, no dolares, cantidad más que suficiente para cubrir los gastos
recuerdo que saliera nunca con chicas. Nunca le presté de un recién graduado de enseñanza media, aunque no para
mucha atención, excepto, claro está, cuando se ponía a permitirle vivir con derroche.
actuar. Es de temer que se sucedieron violentas escenas entre
-No sé lo que quiere usted decir con acercarse a Andy. el joven y el abogado de la familia. No hay lugar aquí para
No sé de nadie que pareciera tener amistad con él. Fuera de traerlas a colación y detalle, ni para condenar a Fowler por lo
sus reproducciones dramáticas estaba siempre tranquilo y que parecía ser -al menos superficialmente- el desarrollo de
quieto. Pero cuando las emprendía, era como si se tratase de una fijacion.
una persona diferente... era realmente grande, ¿no cree? Pero hasta la noche en que fue atropellado por un
Siempre supusimos que acabaría en el Pasadena Playhouse. vehículo que se dio a la fuga, el abogado Fowler se mantuvo
Los recuerdos de sus contemporáneos son aptos casi obsesionado por el deseo de probar que el joven Benson
frecuentemente para arribar a sucesos que no envolvieron era legalmente incompetente, si no algo peor. Ciertamente,
fue su investigación la que permitió el descubrimiento de los propósitos respecto de sus poderes? Todo cuanto puedo
escasos hechos concernientes a la vida de Andrew Benson hacer, es advertirle.
que hoy día pueden ser considerados dignos de crédito. Es fácil desechar que el abogado Fowler fuera un tipo
Hubo algunas hipótesis -uno duda si dignificarlas con el paranoide aunque no que resultara tal vez injusto, a la hora
término «conclusiones» -, que extrapoló en apariencia a de evaluar las razones de su arrebato. Que sabía (o creía
partir de sus magros descubrimientos o que fabricó sin saber) algo, es evidente de por sí. Como prueba, en la noche
fundamento alguno. A menos que, naturalmente, tuviera en de su muerte estaba parecer a punto de confeccionar un
su poder detalles hoy día fuera de control. Sin la base de informe con sus descubrimientos.
tales detalles no hay forma de corroborar lo que no parecía Deplorablemente, cuanto quedó no fue sino un
sino una serie de fantásticas conjeturas. preámbulo, en forma de cita de Erie Voegelin, relativas a las
Un ejemplo al azar, como recuerdo de las distintas rígidas y pragmaticas actitudes del «cientifismo», por
conversaciones que Fowler sostuvo con las autoridades, será llamarlo así:
suficiente. «(1> está supuesto que la ciencia matematizada de los
-No creo que el chico sea siquiera humano, al menos en fenómenos naturales es un modelo científico al que todas las
lo que respecta a este asunto. Por el simple hecho de otras ciencias deben adaptarse; (2) que todos los reinos de
aparecer en las escaleras del orfanato se le llama expósito. los seres son accesibles según los métodos de las ciencias de
Mutante puede ser un término más apropiado. Sí, ya sé que los fenómenos; y (3) que toda realidad que no tenga acceso
nadie cree en tales cosas. Y si uno habla de las formas a las ciencias de los fenómenos o es irrelevante o, en la
vitales de otros planetas, se le ríen en la cara y le dicen a forma más radical del dogma, ilusoria.»
uno que se vaya a freír espárragos. Pero el abogado Fowler está muerto y nosotros no
»¿Mutante? Probablemente sea éste un término más podemos tratar sino con la vida, con Max Schick, por
exacto de lo que su estrecho significado implica. Me refiero a ejemplo, el agente de películas de cine y televisión que visitó
la forma en que él se transforma cuando ve las películas. No, a Andrew Benson en su casa poco después de la muerte de
no es necesario que me crea a mí, pregunte a cualquiera que los ancianos Benson y le ofreció un contrato inmediato.
lo haya visto actuar desde siempre. Mejor aún, pregunte a -Usted es un genio nato -le dijo Schick-. Deje de
aquellos que nunca lo han visto y que sólo lo han preocuparse por lo del Pasadena Playhouse. A nadie le
contemplado en sus imitaciones privadas de los actores de interesa esto. Puedo demostrárselo ya, créame. Con lo que
cine. Descubrirá usted que hay muchísimo más que una usted es capaz de hacer, borraremos a Marlon Brando del
simple imitación. Él se convierte en el actor. Sí, quiero decir mapa. Claro, empezaremos por cosas menores, pero yo sé
que sufre una transformacion física total. Camaleón. O dónde está el chollo. Lo principal es que pueda introducirse
alguna otra forma de vida. ¿Quién podría decirlo? entre los grandes por donde sea. Nada de musicales
»No, yo no pretendo entenderlo. Ya sé que no es adocenados, ¿me sigue? Los estudios no se reparten de
"científico", según su forma de entender la ciencia. Pero eso buenas a primeras y aunque usted cayera en uno, acabaría
no quiere decir que sea imposible. Hay muchas formas en las filas de los don nadie. No, el trato es conseguir para
vitales en el universo y nosotros sólo podemos hacer cábalas usted un primer puesto y un cartel más allá de las
sobre un reducido número de ellas. ¿Por qué no podría eventualidades. Y, como le dije, yo se dónde está el meollo.
alguno poseer una sensibilidad anormal para la mímica? »Iremos a un pequeño productor independiente, ¿me
»Usted sabe el efecto que el cine puede tener sobre los capta? Debe haber como una docena operando ahora, y
que llamamos "seres normales", aunque sea bajo ciertas haciendo todos lo mismo. Sólo hay una clase de películas que
condiciones. El espectador cinematográfico se queda bajo un combine el bajo costo con los grandes beneficios y esa clase
estado hipnótico, y puede usted comprobarlo preguntando a es la de la ciencia-ficción.
los psicólogos. Oscuridad, concentración, sugestión... todos »Sí, como me oye, una película de ciencia-ficción. ¿Qué
los elementos están presentes. Y existe también la sugestión me dice, que nunca ha visto una? ¿Está usted majara?
posthipnótica. Nuevamente me respaldarían los psiquiatras ¿Cómo es posible? ¿Quiere decir que jamás vio ninguna
en esto. Muchas personas tienden a identificarse con algunos película de ciencia-ficción?
de los personajes que aparecen en la pantalla. Aquí es donde »Ah, su familia, ¿eh? ¿Se lo tenían prohibido? ¿Y sólo se
interviene nuestro adorado héroe, y ésta es la razón por la exhibían en los cines del centro?
que existen los aficionados a los westerns y a los films »Bien mirado, muchacho, le digo que ya es hora, eso es
policíacos y toda la pesca. Se supone que la gente común lo que le digo. ¡Ya es hora! Mire, para que sepa usted de lo
sale del cine fantaseando sobre los héroes y heroínas que que estamos hablando, lo mejor es que vaya a ver una ahora
han visto en la pantalla; imitándolos también. mismo. Estoy seguro. tienen que estar poniendo alguna en
»Obviamente, esto es lo que Andrew Benson hace. ¿Y si algún cine del centro. ¿Por qué no va esta misma tarde?
suponemos que lo que hace es ir un poco más allá? ¿Y si Tengo un trabajo que terminar en mi oficina: lo llevo en mi
suponemos que es capaz de ser lo que ve retratado? ¿Y que coche y se va a ver la película y luego acude a mi oficina, al
escoge exclusivamente los personajes malvados? Se lo digo, salir.
es necesario investigar los crímenes perpetrados desde hace »Claro que puedo dejarle mi coche. Es usted mi invitado.
unos años a esta parte. No sólo el asesinato de aquellas Así fue como Andrew Benson vio su primera película de
chicas, sino también el de los dos doctores que examinaron a ciencia-ficción. Fue y volvió en el coche de Max Schick (como
Benson cuando este era un niño, y es más: la muerte incluso excesiva coincidencia hay que señalar que fue, al caer la
de sus padres adoptivos. No creo que esas cosas fueran tarde de aquel día, cuando el abogado Fowler devino víctima
accidentes. Creo que algunas personas se acercaron del atropello) y Schick tuvo buenas razones para recordar la
demasiado a su secreto y que Benson las quitó de en medio. aparición de Andrew Benson en su oficina justo después del
»¿Por qué? ¿Cómo podría yo saber el porqué? Ni crepúsculo.
siquiera se lo que busca cuando asiste al cine. Pues está -Tenía una expresion en su rostro que no era de este
buscando algo, eso se lo garantizo. ¿Quién podría saber lo mundo -declara Schick.
que tal forma vital se propone hacer o cuáles son sus »-¿Qué tal la película? -le pregunté.
»-Maravillosa -me dijo-. Justo lo que había estado
buscando todos estos años. Y pensar que no conocía esas
cosas.
»-¿Qué no conocía qué? -pregunté. Pero dejó de
dirigirse a mí. Dese cuenta. Hablaba consigo mismo.
»-Sabía que tenía que haber algo así -decía-. Algo mejor
que Drácula, que el monstruo del Dr. Frankenstein y todo
eso. Algo más grande, más poderoso. Algo que podía
convertirse en realidad. Y ahora lo he conocido. Y ahora voy
a hacerlo.
Max Schick es incapaz de mantener la coherencia a
partir de este punto. Pero su informe directo no es necesario.
Desgraciadamente, todos nosotros sabemos lo que ocurrió a
continuación.
Max Schick estaba sentado en su sillón y observó el
cambio de Andrew Benson.
Lo vio crecer. Vio aumentar sus ojos, sus antenas, sus
retorcidos tentáculos. Lo vio retorcerse e hincharse, llenando
la habitación hasta que, reventando las paredes, no hubo
sino aquel verde y gigantesco horror, aquella monstruosidad
de sesenta pies de altura que quizá nacido del cerebro de un
guionista de cine, tal vez engendrado más allá de las
estrellas, pero con certeza existente y sin duda alimentado
en los lejanos reinos, allende el mundo tridimensional y
allende los tridimensionales conceptos de la salud mental.
Max Schick nunca olvidará aquella noche, como
tampoco, claro está, la olvidará ningún otro.
Aquella fue la noche en que el monstruo destruyó Los
Ángeles...

Talento. Robert Bloch.


Talent. Trad. Antonio Prometeo-Moya
El planeta loco. Ciencia-Ficción 10
Luis de Caralt Editor, 1977
Donde Pacen Los Búfalos Tuve que reconocer que no. En toda mi vida, y había
Robert Bloch estado recorriendo aquellas tierras desde que pude sostener
un rifle, vi espectáculo como aquel.
De aquello hace dos o quizás tres veranos. El que os Había búfalos hasta donde alcanzaba la vista. Eran como
habla nunca fue un as en cosas de números. Doc, en cambio, una nube negra posada en tierra. Hembras, cachorros,
tiene un montón de libros en su cabaña y hasta «Cabeza de ejemplares de un año, búfalos jóvenes con los cuernos
Hierro» conserva unos cuantos en su «tipi». Pero a mí nunca negros todavía y búfalos viejos sin más afán que vigilar sus
me gustó el lenguaje de los libros, ni siquiera para los harenes.
blancos, y mucho menos para los indios. -¿Damos un rodeo? -pregunté.
Yo me contento con conservar la piel entera y con tener «Cabeza de Hierro» sonrió.
una buena provisión de carne para rellenarla, una escopeta y -Todo derecho. Tardaríamos dos días en rodearlos.
unas cuantas trampas para procurarme pieles. La escopeta -¿Y si nos cierran el paso? -dijo Doc.
es la única compañía que se necesita más allá del Platte. -Hacemos ruido -contestó «Cabeza de Hierro». Tuve que
Claro que cuando llega el invierno retrocedo con mi caza reconocer que tenía razón: los búfalos se desperdigan
hasta el río, y me cobijo en mi madriguera con una «squaw» cuando se les ahuyenta. Así era como pensábamos llevarlos
que me hace la ropa. Pero siempre hay muchas cosas en qué hasta el río, disparando. Pero primero teníamos que situarnos
ocuparse y ni siquiera entonces necesito libros, a pesar de lo al otro lado de la manada.
que dice Doc. Muy juntos, bajamos por la ladera en dirección a los
Los libros no te desollarán a un bicho ni te curarán la búfalos. Doc nos hizo cantar.
fiebre. Y tampoco los libros les ayudaron a ellos. Los libros Y eso hicimos. Cantamos viejas canciones como Té para
tuvieron la culpa de todas las desgracias, estoy seguro. Ellos dos, Retumba el cañón y El novio de Sigma Chi, todas con
tenían libros a montones. letras a cual más tonta. Pero hacíamos bastante ruido.
Pero es de ellos de quien quiero hablar. Como les digo, El caso es que dio resultado. Conseguimos entrar en la
de aquello hace dos o tres veranos, no lo recuerdo con manada, sí, pero pronto empecé a dudar que pudiéramos
exactitud, lo cierto es que estábamos en verano. Estábamos salir de ella. Parecía no tener fin y yo me preguntaba si
en verano cuando ellos llegaron. seguiríamos andando y cantando hasta que se nos gastara la
Me acuerdo de la noche en que ocurrió. Doc, «Cabeza voz.
de Hierro» y yo fuimos al río para ver si había llegado el -Es extraño -dije yo-. Hasta ahora no había visto
equipo que debía traer los nuevos fusiles y municiones. Allí manadas de más de tres o cuatro mil.
estaban. Para mí tenían un rifle nuevo, mantas y hasta unas -Cada año aumentan -repuso Doc-. Es como en los
chucherías para Taffy. Taffy era mi «squaw»; aún lo sería, viejos tiempos. Recuérdame esta noche que te lo cuente.
pero murió de parto. Taffy tenía el pelo amarillo, igual que el Pero no cabe duda de que algo les ha obligado a reunirse.
mío. Supongo que era más blanca quc india, aunque ahora -La sequía -dijo «Cabeza de Hierro»-. Más allá, todo
todas son «squaws». seco. Tormenta de polvo, por eso se van. Búfalo, rumiante
Lo cierto es que tuvimos fiesta durante un par de días migratorio.
para celebrar su llegada, como hacemos siempre, y Jed y Tenía razón. Hacia el Oeste declinaba el sol entre
Huck nos contaron grandes cosas del viaje. Cuando hablan brumas. Los llanos estaban secos y las manadas se reunían
de los lugares del otro lado del río dicen cosas para ir hacia el Este. Entonces pude darme cuenta de que no
extraordinarias. Doc sostiene que muchas cosas son ciertas, se trataba de un solo rebaño sino de millares de pequeños
pero yo creo que exageran. rebaños, que oscilaban de unas veinte hasta dos o
Después, nos separamos en cuatro grupos. Dos se trescientas cabezas. Viejos machos conduciendo a las
fueron río arriba, a recorrer las trampas; uno, río abajo, con hembras y a las crías. Machos jóvenes formando grupos y
los caballos, a cambiar los rifles que habían sobrado y cazar esperando una oportunidad. Y aquí y allá los perdidos y los
con los del campamento vecino. Yo, Doc y «Cabeza de inválidos.
Hierro» nos dirigimos al Oeste, a la región dc los búfalos. La No nos atrevíamos a dejar de cantar. Os aseguro que
yerba era abundante y nos figuramos que estailan paciendo me producía una sensación bastante incómoda avanzar por
por aquellos parajes. Queríamos llevar hacia el río a una entre cientos de miles de individuos de afilados cuernos.
buena manada. Entonces saldría todo el campamento - También ellos alborotaban lo suyo; los cachorros bramaban y
incluso mujeres, niños y viejos- y empezarían a disparar y no los viejos rugían y embestían a las hembras que se
lo dejarían hasta tener pieles y carne suficientes para todo el apartaban del rebaño. Vimos también unas cuantas peleas y
invierno. algún que otro macho que se encabritaba. Aquel día olían
Este era el plan. Esperábamos tener que viajar durante muy fuerte, pero como hacía viento las moscas no
dos o tres días. molestaban. Fue una suerte, pues hay veces en que no se
Pero dimos con ellos la tarde del primer día. Fue al subir puede ni respirar a causa de las nubes de moscas que
una loma, después de cruzar los llanos, con un sol que nos importunan a los rebaños.
quemaba los ojos, y mirar hacia el valle que se abría al otro Seguimos avanzando, cantando y mirando.
lado, en el que la hierba crecía en una extensión de cientos -Fíjate en esos guías -me dijo Doc-. Cada año son más
de millas. grandes.
Pero no vimos hierba. Todo estaba negro. Y se movía. Era verdad. Algunos de los jóvenes medirían seis pies de
-¡Huh! -grañó «Cabeza de Hierro» ¡Búfalos! alto por diez de largo. Y vi a más de uno con una anchura de
-¿Búfalos? -preguntó Doc entornando los ojos tras de tres pies y unos cuernos de dos. Un par o tres se acercaban
sus gafas-. Tienes razón. ¡Pero fíjate en las proporciones de a la tonelada. Y una tonelada son mil kilos.
esa manada! ¿Has visto alguna vez tantos búfalos juntos, Viéndolos de cerca, pude fijarme en las pieles. Lo que
Jake? más abundaba era el marrón, pero aquí y allá se distinguía
alguna de negra, parda, tostada y hasta azul. «Cabeza de
Hierro» también miraba. Yo sabía lo que estaba buscando:
un búfalo blanco. Son los más raros. A cambio de su piel se hambre? ¿Cómo iban a morirse de hambre con toda esta
puede conseguir cualquier cosa, desde aguardiente hasta caza?
una nueva «squaw». Doc sonrió.
Pero aunque viera alguno no dispararía contra él, pues la -Si te interesara, en los libros encontrarías la respuesta.
detonación podría espantarlos a todos. Lo mejor que «Cabeza de Hierro» está enterado, ¿verdad?
podíamos hacer era seguir andando y cantando, y eso fue lo El indio volvió a abrir los ojos.
que hicimos hasta que fue noche cerrada. -Era algo biológicamente inevitable para devolver el
Por fin, acabamos de atravesar la manada y salimos al equilibrio a la naturaleza.
cauce seco de un río. De noche, los animales no se moverían. A veces, la lengua de los indios, o de los libros, no sé,
Por la mañana, emprenderíamos el viaje de regreso. Conque me deja hecho un lío. Pero Doc me lo explicó:
allí acampamos. -Probablemente tienes razón. He aquí lo que pasó, Jake.
Ante todo, encendimos fuego y repartimos las Al principio, estas tierras eran, poco más o menos, como las
provisiones. ves ahora. Llegaron los hombres y se establecieron en ellas.
«Cabeza de Hierro» sacó una pipa y se metió en su saco Mataron a los castores. Dejaron los arroyos sin pesca.
de dormir. Cerró los ojos y se quedó quieto como un muerto. Cazaron búfalos y otros animales hasta casi extinguirlos,
Siempre hacía lo mismo, por la noche, en los campamentos. quiero decir basta que casi no quedó ninguno.
Doc y yo permanecimos un rato sentados junto al fuego. »Cuando terminaron las últimas guerras, sólo quedaban
-No hago más que pensar en todas esas bestias, más de unos pocos ciervos, búfalos y osos aquí, en las regiones
las que uno puede contar. salvajes. Al este del Gran Río no había ni un solo animal
-La naturaleza es fecunda -sonrió Doc. salvaje. Y los gases, las bombas y las epidemias casi
-De eso no sé nada; pero hay que ver cómo crían los acabaron con los animales domésticos del Este; vacas,
animales. Igual los castores que los ciervos, que los alces y corderos, cerdos y caballos. Nosotros tenemos algunos
que los peces. Y también las moscas, los mosquitos y las caballos, por fortuna, y estamos tratando de criar más
pulgas. Y hasta allá arriba. -Señaló el cielo-. Fíjate en ese porque los necesitamos. Quizás algún día podamos tratar de
gran rebaño blanco que siempre cruza por ahí haciendo arar la tierra.
guiños. Doc, ¿crees tú que las estrellas también se casan? -Arar trabajo de mujer -rezongó «Cabeza de Hierro»-.
-No sé -murmuró Doc-, ni deseo saberlo. Perversión agrícola.
-Hay algo que no entiendo. Puesto que también nosotros -No temas, todavía falta mucho para eso. Y sólo lo
somos animales, ¿por qué no nos multiplicamos con la misma haremos si nos vemos obligados a ello. -Volviéndose
rapidez? nuevamente hacia mí, continuó-: Estaba explicándote lo que
-En el llano somos cincuenta y cinco -dijo Doc-. Río ocurrió. No había caza, y la gente se murió. Sólo
abajo hay otros cuarenta, y más allá cuarenta más y así sobrevivieron, aquí en las regiones salvajes, unos cuantos
sucesivamente. En realidad, debemos ser varios miles. cazadores, tramperos e indios.
-Pero eso es sólo una pequeñez, si pensamos que de los A pesar de que muchas veces Doc hablaba como los
otros hay millones. ¿Crees que algún día llegaremos a sumar libros, yo conseguía pescar casi todo lo que decía.
millones? -Poco a poco, se reunieron en pequeños grupos para
-En otro tiempo los hubo -suspiró Doc. defenderse mejor. Volvieron a practicarse los antiguos
-¿Te refieres a esas historias de los libros? ¿A las oficios, y volvieron a usarse las viejas lenguas y costumbres
ciudades y a todo eso? -Me eché a reír-. No me digas que que habían conseguido sobrevivir a dos siglos de eso que se
también tú crees esas sandeces. llamó civilización.
-Es la verdad, Jake. ¿De dónde imaginas que salieron los -¿Te refieres a la vida de ciudad? -pregunté.
libros? ¿Y acaso Jed y los demás no van con los caballos a las -A la muerte de ciudad -dijo «Cabeza de Hierro», y Doc
ruinas a coger fusiles y municiones de los arsenales? De sus asintió de nuevo.
propios labios lo has oído. -Y aquí estamos. Hemos sobrevivido. Y los animales se
-No me lo trago. Yo digo que lo que él quiere es han multiplicado sin que nadie se lo impidiera. Desde hace
trastornarnos el seso con su palabrería. Miles de «tipis» de una generación, la vida vuelve a ser como antes. Hay caza
piedra, carros que se movían sin caballos... Es contrario a la en abundancia, y también los bosques han vuelto a crecer.
naturaleza. De las ciudades no queda nada más que ruinas, y de muchos
-Y por eso sucedió lo que sucedió. Los hombres se pueblos y caseríos ni siquiera ruinas. La vida ha vuelto a ser
olvidaron de la naturaleza, Jake, lo he leído en los libros. Y sencilla. Algo dura a veces, eso sí, pero... tranquila.
mi padre me refirió lo que su padre le contó a él. Él vio lo Aunque se me escapen muchas palabras, siempre
que pasó. Hubo un tiempo en que por todas partes se consigo entender el meollo de lo que dice Doc. Echado de
levantaban ciudades y pueblos. espaldas, mirando las estrellas, me puse a pensar en lo que
-¿Y qué pasó? ¿Qué fue de toda la gente? ¿Y por qué? acababa de oír.
«Cabeza de Hierro» abrió los ojos un momento. Doc se tumbó también. Todo estaba en silencio, menos
-La gente murió -dijo con un gruñido-. Hicieron mucha un coyote que aullaba en el cerro.
medicina mala llamada desintegración nuclear. -Pero no me has dicho nada de las estrellas, Doc. ¿Tú
-Eso es -dijo Doc-. Se pelearon con unas armas crees que se casan? ¿A nadie se le ocurrió ir a enterarse?
horribles. Bombas atómicas y gases paralizantes. Las Doc frunció el entrecejo.
ciudades fueron arrasadas y los supervivientes se -¿Qué te hace decir eso?
dispersaron. La mayoría murieron pronto. No podían vivir al -Nada. Pero con esos armatostes que tenían y que tú me
aire libre, no sabían defenderse de los elementos. Hubo enseñaste en un libro... ¿cómo los llamaban? ¿Carretes?
grandes epidemias. Durante el invierno, se helaban y -Cohetes. No; los hombres no llegaron a las estrellas.
pasaban hambre... Iban a ir a la Luna. Hay quien asegura que cuando empezó la
-No acabo de entender eso que dices. Lo de matarse guerra algunos despegaron y...
unos a otros está bastante claro. Pero... ¿morirse de Se calló bruscamente, y se sentó.
Yo también me senté. «Cabeza de Hierro» estaba ya de Nos quedamos embobados y por ello consiguieron
pie, con el rifle preparado. sorprendernos por la espalda sin que advirtiéramos su
Conque no había duda. Todo lo vimos y lo oímos. presencia hasta que encendieron la luz.
Por el Este, hubo en el cielo como un relámpago Al principio, me cegó y apenas distinguí dónde apuntar
anaranjado. Y un trueno muy gordo. Sólo que no fue un rayo con ml rifle. Luego oí la voz y supe que se trataba de un
ni había tormenta. Algo acababa de caer cerca del río. hombre.
-Un meteoro -murmuró Doc. -No disparen -dijo-. Somos amigos.
-¿Qué es eso? -pregunté. «Cabeza de Hierro» acababa de quitar el seguro a su
-No puedo explicártelo ahora. Vamos. arma. Tiene ojos de indio.
-¿Dónde? -Bajen los rifles -dijo el hombre-. Somos amigos,
-Quiero ver si lo encuentro. ¿entienden? -Volvió ligeramente la cabeza y comprendí que
Estaba liando el petate. «Cabeza de Hierro» apagó el hablaba con otros hombres que había detrás de él-. Quizá no
fuego con el pie. entiendan nuestro idioma.
-Bueno. Yo no voy a quedarme atrás. Pero el trueno se Cuando me acostumbré a la luz, vi que el resplandor
acerca. procedía de un bastoncillo que tenía en la mano. No se
-¡Callad! -Doc levantó una mano-. ¡Está en lo cierto! trataba de una linterna ni de ninguna de las lámparas de
-¡En lo cierto! Tengo razón. Limpiaros los oídos. petróleo que yo conocía. Pero despedía una luz tan clara
El rugido se acercaba cada vez más. «Cabeza de como la luz del día, y pude ver que con el que hablaba
Hierro», que estaba escudriñando en la oscuridad, se volvió habían otros tres, todos tan parecidos entre sí como las
hacia nosotros y gritó: briznas de hierba. Llevaban unos trajes hechos todos de una
-¡Búfalos! El ruido provocó la estampida. Vienen para pieza y la cabeza descubierta, el cabello muy corto y la cara
acá. rasurada. Parecían cuatro niños grandes, esta es la verdad.
No había duda: la manada galopaba por la pradera. Yo no soy de los que se asustan de los niños. Y tampoco
Ahora se distinguían ya sus sombras negras que oscilaban a «Cabeza de Hierro». Bajamos las armas.
un ritmo de locura. -Eso está mejor -dijo el que llevaba la luz-. Se ve que
Nadie tuvo de decirme lo que había de hacer, ni nos entienden.
tampoco a los otros dos. Nos dispersamos, pusimos una -Claro que les entendemos -dijo Doc-. Nos asustaron,
rodilla en tierra y empezamos a vomitar plomo. eso es todo.
-Hay que disparar al mismo tiempo -gritó Doc-. O no nos -¿Nosotros a ustedes? -sonrió el hombre-. Esa sí que es
oirán. buena. Pero esta no es forma de hacer las cosas. Después de
Conque disparamos al mismo tiempo. Por lo menos, lo todo, estamos viviendo un momento histórico. Habría que
intentamos. Y las sombras se acercaban cada vez más de decir, por lo menos: «¿El doctor Livingstone, si no me
prisa. Ya se recortaban los cuernos a la luz de las estrellas, equivoco?», o algo por el estilo.
ya se oía gruñir, jadear y galopar. Sentí un nudo en el -Pues dígalo. Da la casualidad de que a mí me llaman
estómago, pues comprendí que nos había llegado la última doctor Livingstone.
hora. A menos que nos oyeran y se detuvieran. Hablaban como los libros, pero yo les seguía bastante
Nos oyeron. Y no demasiado pronto. Los guías dieron bien. Como usaban palabras extrañas, se me grabaron en la
media vuelta y chocaron con las hembras que venían detrás imaginación.
y durante un minuto estuvieron dando vueltas y levantando Doc nos señaló con un gesto:
polvo. Luego la marejada fue calmándose y la ola se alejó -Les presento a «Cabeza de Hierro» y a Jake.
hasta perderse a lo lejos. Los animales se tranquilizaron y -Yo soy el capitán Buckton -dijo el hombre-. El teniente
volvieron a pastar. Thorne, el teniente Winters y el teniente Taylor. -Nos señaló
Doc se puso en pie, restregándose las rodillas. con un movimiento de cabeza-. ¿Entienden esos indios
-Nos hemos salvado por los pelos. ¿Podremos atravesar nuestro idioma?
sin peligro? -Abra los ojos. Yo no soy indio. Aquí, «Cabeza de
«Cabeza de Hierro» hizo un signo afirmativo. Hierro» es un puro piel roja, pero estoy seguro de que habla
-Vamos. Cantaremos Adelante soldados cristianos. mejor que sus amigos.
Conque volvimos a atravesar la manada cantando -No quise ofenderles -dijo el capitán Buckton que cogió a
Adelante, soldados cristianos, Abrázame en la hierba , No hay Doc del brazo-. Es una suerte encontrarles aquí. No sabíamos
nada como el teatro y todas las canciones que Doc nos había qué hallaríamos, ni si habría el menor vestigio de vida.
enseñado en las fiestas de primavera. Supongo que se habrán dado cuenta de que acabamos de
En la oscuridad era aún peor. A nuestro alrededor aterrizar. Ahí está nuestro cohete.
relucían ojos y cuernos. Pero nosotros seguimos andando, Doc movió afirmativamente la cabeza.
andando, andando. -Ya lo hemos visto. Pero apenas podía dar crédito a mis
Hasta que llegamos a la cumbre del cerro donde ojos. Todavía circulan algunos rumores, pero nunca se supo
habíamos estado aquella tarde, miramos hacia abajo y lo a ciencia cierta que alguien consiguiera despegar.
vimos. -Le diré todo lo que desee saber -dijo Buckton-. Pero
-¡Santo Dios! -exclamó Doc. entremos en la nave y pongámonos cómodos.
-¡Por todos los diablos! -dijo «Cabeza de Hierro». Miré a Doc y él movió a cabeza afirmativamente. Conque
-¿Qué es eso? -pregunté yo. allá fuimos. Dejamos que fuera él quien hablara por
No me contestaron. Sólo siguieron mirando. Yo he visto nosotros.
en mi vida bastantes cosas raras, pero ninguna como El grano de lo que dijo Buckton, después de quitada
aquella. Era un armatoste grande y reluciente, más grande toda la paja es como sigue: Lo que Doc me había explicado
que todos los «tipis» y las chozas juntas, y estaba posado en era verdad como el Evangelio; me refiero a lo que me dijo
la pradera. acerca de la guerra y demás. Al parecer, había hombres que
querían encontrar la senda del cielo y se fueron al desierto y
se dedicaron a construir cohetes. Cuando las cosas se -Pero, ¿no es obvio? ¡Vamos a volver! Fíjese, según el
pusieron feas, decidieron largarse de la Tierra, conque liaron último censo, somos más de cuarenta mil. Tenemos muchos
los bártulos y pusieron rumbo a la Luna. técnicos y podemos instruir a muchos más. Disponemos de
Algunos consiguieron llegar; otros se quedaron por el microfilms de todas las materias. Lo único que hay que hacer
camino. Según el tal Buckton -y, al decir de Doc, no tenía es volver a levantar las ciudades. Las fábricas funcionarán de
nada de embustero-, en la Luna, las cosas no son muy nuevo, las líneas de transportes y comunicaciones entrarán
naturales. El peso de los hombres varía, cuesta mucho otra vez en servicio. Emplearemos al grupo de ustedes y a
trabajo respirar y no hay vida de ninguna clase. Pero las todos los que podamos encontrar. Necesitaremos mucha
naves llevaban máquinas para producir aire -cosa que no mano de obra. Desde luego, nos proponemos volver a
acabé de entender- y aquellos hombres se construyeron implantar un sistema fiscal y restablecer el control
guaridas debajo del suelo. Por lo que dijo Buckton, debieron gubernativo. Supongo que habrá en el país otros hombres
hacer ciudades parecidas a las que tenían aquí pero al estilo como usted, que posean suficiente inteligencia y una
de las madrigueras de los perritos de la pradera. Durante educación elemental. Para nosotros serán una gran ayuda.
algún tiempo, lo pasaron bastante mal. Luego, aprendieron a -¿Usted cree? -preguntó Doc.
vivir de aquel modo. Dieron con la forma de conseguir -¿Por qué no? Sin duda puede usted darse cuenta de las
metales y hacer máquinas. Inventaron el medio de producir ventajas. Será como si hubiesen vuelto los tiempos de los
aire y consiguieron alimentos. La palabra que empleó pioneros; pero ahora contamos con la técnica moderna. En el
Buckton fue «Hidroponía» o algo parecido. También se plazo de una generación, habremos vuelto a poner el mundo
producían el agua. Doc hizo un montón de preguntas como estaba antes de la guerra.
técnicas; pero yo me quedé en ayunas. Lo importante es que -¿Y si a la gente no le gusta? -preguntó Doc-. ¿Y si la
salieron adelante. gente prefiere que las cosas sigan tal cual?
Durante mucho tiempo, creyeron qne la Tierra estaba -No se preocupe. Nosotros nos encargaremos de
liquidada. Pero estaban multiplicándose y necesitaban más hacerles ver las ventajas -dijo Buckton-. Y hay muchos
espacio, por lo que llevaban varios años pensando en volver. modos de tratar a los salvajes. Desde luego, no tenemos
No fue cosa fácil hacer un cohete para el viaje, pero lo armas nucleares, pero no nos faltan medios. Las próximas
cierto es que lo consiguieron. naves pueden traer algunas baterías, para emplear en caso
Doc hizo muchas preguntas sobre esto, pero yo perdí el necesario, ¿comprende?
hilo. Sólo diré que lo construyeron y se metieron en él para -Comprendo -dijo Doc. Y lanzó un suspiro.
venir a la Tierra. Venían Buckton y seis hombres más para -Bueno, no se ponga tan serio. Este es un día grande.
ver cómo andaban las cosas por aquí. El viaje duró un mes y Marca el comienzo de una nueva era para la Tierra. Tendría
aquí estaban. usted que sentirse orgulloso, como lo estoy yo, de tener la
-Pero, ¿dónde estamos? -preguntó Buckton. oportunidad de participar en él.
-Al oeste de Platte -dijo Doc-. Nuestro grupo habita al Tanta palabrería al estilo de los libros me daba dolor de
otro lado del río, hacia el Este. cabeza, y tampoco Doc parecía muy contento.
Entonces les dijo cuántos éramos, les habló de los otros -En el plazo de una generación, habremos vuelto a
campamentos y de la forma en que vivíamos. Les habló de la poner el mundo como estaba antes de la guerra -murmuró-.
caza, de la pesca, del comercio y de todo. Pero, ¿cómo puede estar tan seguro de que nos
Ahora era Buckton el que hacía preguntas y a todo lo detendremos ahí? Este país vuelve a ser rico en recursos
que Doc le explicaba él decía: «Increíble», que me imagino naturales; madera, caza y minerales, Habrá disgustos.
debe ser lo mismo que decir: «Es la monda». El teniente Thorne se echó a reír.
Entonces nos tocó asombrarnos a nosotros. Habíamos -No los habrá si llevamos las cosas bien controladas. No
llegado a la nave cohete. Aunque lo llamaban nave, lo mismo pensamos incurrir en viejos errores. Conocemos los puntos
podía ser un barco que cualquier otra cosa. Ni siquiera se flacos de la democracia. Por fin, los hombres se han
parecía a los dibujos de los barcos que yo había visto en los civilizado.
libros de Doc. Era más bien como una bala muy grande y con -Es extraño -murmuró Buckton negando con la cabeza-.
aletas. Estaba puesto con la punta hacia arriba y se entraba En tres generaciones de vivir en la Luna hemos adelantado
por una puertecita de metal. Sería tontería tratar de decir hasta este punto. Ustedes, en cambio, han vuelto a caer en
cómo era por dentro. Nadie iba a creerlo. Pero yo lo vi, y no la barbarie. Viven como los indios o como los hombres de las
hablo por hablar. cavernas. -Lanzó una rápida mirada a «Cabeza de Hierro»-.
Allá dentro conocimos a los otros tres y todos nos Quiero decir...
sentamos a platicar. Ellos no se sentaban en el suelo, sino -Quiere decir sin problemas raciales -dijo el indio-, sin
que descansaban los cuartos traseros en unas cosas de discrepancias religiosas, sin impuestos, sin guerra, sin
metal. Tampoco hablaban como es debido y en cuanto a problemas económicos, sin codicia, sin intolerancia, sin rendir
comer... Nos dieron lo que ellos llaman café. No pude culto al dólar ni a la máquina. Libres. Y eso es barbarie.
engullirlo. Sabía a agua de teñir, y hasta Doc lo dejó. También felicidad.
Pero Doc parecía estar al corriente de todo. También -¡Sabe hablar! -dijo el teniente Thorne.
«Cabeza de Hierro», aunque éste no despegaba los labios. -Sí; sé hablar. Sé hablar en la lengua de los libros y en
Yo estaba esperando que el lobo asomara la oreja. Y la lengua chapurreada, como los indios. Vivo en un mundo,
asomó. pero he leído mucho sobre el otro. Lo suficiente para estar
-¡Es maravilloso! -dijo Buckton-. De lo que dicen ustedes seguro de que prefiero el mundo en que vivo.
deducimos que no encontraremos la menor dificultad. Buckton me hizo una seña con la cabeza.
Venimos equipados para hacer un vuelo de reconocimiento, -¿Y usted? -me preguntó-. ¿Qué es lo que piensa?
pero si las cosas están como dicen ustedes ello es casi Recuerde que es un blanco, no un salvaje.
innecesario. Ahora podemos volver, hacer un informe y Me rasqué la cabeza.
equipar otras naves para un aterrizaje en masa.
-No acabo de entenderle -dijo Doc.
-No hay mucha diferencia entre los dos. De todos obligación de retenerles aquí hasta que hayamos realizado
modos, «Cabeza de Hierro» tiene razón. Tenemos todo lo una investigación en su campamento.
que necesitamos. Me gusta esta vida. Doc se encogió de hombros.
Buckton se encogió de hombros. -Lo esperaba -dijo.
-No lo entiendo. -Se volvió hacia Doc-. ¿Cómo han -¿Qué ha querido decir, Doc? -pregunté.
permitido que las cosas llegaran a ese estado? Dice usted -Que somos sus prisioneros.
que hay otros hombres que se han instruido, seres Entonces comprendí por dónde iban las cosas. A una
inteligentes. Algo hubiesen podido hacer todos ustedes para seña de Buckton, sus hombres nos rodearon. Dos detrás de
mantener las cosas a flote. Educar, restaurar... ¿Qué ha sido cada uno de nosotros. Todos tenían pequeños revólveres.
de las vías férreas, del telégrafo, del teléfono, de la radio? Doc me miró, yo miré a «Cabeza de Hierro» y éste dijo.
¿Por qué no reconstruyeron las ciudades? ¿Por qué ese... -Ahuequémosles el pelo.
ese...? Yo me revolví y cogí por un tobillo al que tenía más
Se puso tan colorado como si se hubiese tragado un cerca, levanté el rifle y le disparé a la cabeza. El otro disparó
avispón. Doc le miró sonriendo. contra mí pero sólo me arañó. Le cogí y le arrojé contra el
-Yo me reúno con hombres de otros campamentos - teniente Thorne. Doc estaba repartiendo culatazos cuando se
dijo-. Ni «Cabeza de Hierro» ni Jake lo sabían, pero cada le acercó Buckton, pero no tuvo necesidad de parar, pues
estación celebramos una junta. En nuestras reuniones, «Cabeza de Hierro» agarró al capitán y lo partió por la mitad
hemos hablado de muchas cosas. Las lineas del ferrocarril arrojándolo contra uno de aquellos soportes de hierro para
siguen en su sitio, pero están cubiertas por la maleza. Hace las posaderas. Quedaban dos. Nos limitamos a apuntar y
una generación se derrumbaron los postes del telégrafo y el dejamos que los rifles les agujerearan la barriga.
teléfono. Las ciudades están en ruinas. De vez en cuando, Cuando terminamos había allí una buena humareda.
vamos a los arsenales a buscar municiones y eso es todo. «Cabeza de Hierro» no se enfadó cuando Doc le prohibió
-Ahora lo comprendo -dijo Buckton-. Necesitan equipo. arrancar cabelleras.
Bien, nosotros se lo proporcionaremos. Les sorprenderá con Conque, después de todo, los dejamos con pelo. Dimos
qué rapidez volveremos a poner las cosas en orden. media vuelta y salimos de allí.
-Pero ¿y la enseñanza? -preguntó el teniente Thorne-. El cohete, o nave, o lo que fuera, tenía un aspecto muy
¿Por qué no han combatido esa incultura? pacífico, a la luz de la luna. Yo miré hacia arriba.
-Porque los incultos sobrevivieron -dijo Doc-. Los -¿Crees realmente que vinieron de allá? -pregunté a Doc.
hombres cultos llevaron el mundo a la guerra y murieron. -Eso es, Jake.
Entonces, los vagabundos, los proscritos, los parias pudieron -Entonces pronto nos mandarán otra nave.
demostrar sus aptitudes. Ellos vivían en armonía con la -Si ésta no regresa, lo dudo.
naturaleza. Desde entonces, hemos procurado fomentar esta -Me gustaría saber lo que dirán los del campamento
actitud. Si un hombre como «Cabeza de Hierro» quiere cuando vean este armatoste. ¿Crees que alguno se enfadará
aprender, le dejamos aprender. Si un hombre como Jake con nosotros por lo que hemos hecho?
prefiere el analfabetismo es cuenta suya. Lo que importa es «Cabeza de Hierro» lanzó un gruñido.
que «Cabeza de Hierro», Jake y yo y todos los demás, -Quizá no llegen a verlo.
piensen o no como nosotros, hemos conseguido vivir en Doc y yo nos miramos. Aquel era lenguaje indio. Y claro.
buena armonía. A mi entender este es el verdadero progreso. Entonces comprendimos lo que teníamos que hacer.
Buckton se puso en pie. Volvimos hacia el Oeste, donde estaban los búfalos. Fue
-Entonces ¿debo interpretar que no está usted de un largo viaje. Cantamos sin cesar canciones como Cuando
acuerdo con nuestros planes? ¿No piensa colaborar en sonríen los ojos de la irlandesa y Los nlúsicos de Alexander y
nuestra empresa de reconquistar el mundo? la única que tiene sentido para mí, la única que tiene una
-Nadie va a reconquistar el mundo puesto que nadie letra clara: La vuelta al hogar. La cantamos durante casi todo
tenía derecho a conquistarlo. Ni los gobernantes, ni los el camino.
sacerdotes, ni los usureros, ni los hombres de ciencia, ni los Por fin llegamos al otro lado de la manada que en la
ingenieros. El mundo es de todos. Así pienso yo y así piensan oscuridad se mostraba intranquila y recelosa.
«Cabeza de Hierro» y Jake y todos los demás. Pueden Nos desplegamos.
comprobario por sí mismos. Entonces empezamos a disparar. Cargamos una y otra
-Es lo que pensamos hacer. -Buckton se volvió hacia el vez hasta que emprendieron la carrera. Un millón de búfalos
teniente Thorne y los otros-. Mañana cruzaremos el río y corrieron hacia el Este, espantados por el ruido de los
hablaremos con esa gente. Después visitaremos otros disparos.
campamentos. Reconoceremos las ciudades. Iremos al Este. Corrimos tras ellos.
Tal vez la gente piense como usted dice -añadió dirigiéndose Pero es imposible correr a la misma velocidad que un
a Doc-. Pero no importa, porque volveremos. Volveremos con millón de búfalos en estampida que, rugiendo, coronaban el
los hombres indicados y las armas más apropiadas. cerro y se derramaban por el valle en el que el cohete
»No pueden ustedes hacer volver el reloj. En otro tiempo señalaba al cielo.
este fue un país salvaje, hasta que vino el progreso. Y ya Lo único que conseguimos fue llegar a la cumbre del
saben lo que sucedió. cerro a tiempo de ver cómo ocurría. Desde luego, el cohete
-Sí. -«Cabeza de Hierro» se levantó también-. Los no les hizo detenerse. Siguieron galopando. La luna brillaba y
búfalos murieron. Mi pueblo murió, Todo murió, salvo los pude verlo bien. Pude ver cómo caían sobre el cohete.
blancos. Por eso acabaron matándose unos a otros. ¡El Sus pezuñas retumbaban como el trueno. Se oyó un
progreso hiede! potente crujido cuando mil búfalos embistieron el costado del
Entonces Buckton se destapó. cohete y, detrás de ellos, otros cien mil acabaron de
-Está bien. Ahora ya sabemos a qué atenernos. Y dadas aplastarlo.
las circunstancias, comprenderán ustedes que me veo en la Y, de repente, aquella bala grande explotó. Nunca vi ni
oí nada parecido. El ruido fue inmenso.
Doc, «Cabeza de Hierro» y yo caímos de bruces y
cerramos los ojos ante aquella llamarada. A nuestro
alrededor llovió carne de búfalo y trozos de metal.
-Traían explosivos -dijo Doc.
-¡Cómo no! -exclamó «Cabeza de Hierro»-. Son el
cargamento del blanco.
Me puse en pie y vi a los búfalos virar en dirección al río.
-¡Vamos! -grité-. Los del campamento saldrán al río en
busca de carne. Tenemos que ayudarles.
Así lo hicimos y ahí terminó la cosa.
Doc, «Cabeza de Hierro» y yo dijimos que había sido un
meteoro que al caer hizo explosión Y nadie pensó que
pudiera tratanse de otra cosa. Pues del cohete no quedó más
rastro que un hoyo negro en la pradera.
Como dije antes, de esto hace dos o tres veranos.
Ultimamente pasé por allí. La hierba vuelve a crecer. Dentro
de un par de veranos, todo volverá a estar bien.
Entretanto los búfalos pacen en el llano, como en los
viejos tiempos.
Es un espectáculo muy apacible.

Donde pacen los búfalos. Robert Bloch


Where the buffalo roam. Trad. Ana Mª de la Fuente
Hiélase la sangre. Pan 2
Plaza & Janés 1963
Digitalización: J.M.C. 2002
El Homúnculo Quedé más que satisfecho con el lugar, cuando llegué.
Robert Bloch Bridgetown es un pueblo pequeño y rústico; un apartado
superviviente de días más antiguos y sencillos. Situado en el
Háganse a la idea de que no puedo jurar que mi historia mismo Lago Kane, se halla por completo rodeado de
sea cierta. Pudiera haber sido un sueño; o peor aún, un bosques, y de suaves prados bañados por el sol en los que la
síntoma de algún severo desorden mental. Pero yo creo que gente de las granjas vive en serena felicidad. El peso de la
es cierta. Despues de todo, ¿Cómo podemos estar seguros civilización moderna ha caído muy débilmente sobre esta
de todas las cosas que hay sobre la tierra? Aún existen gente y sus maneras tranquilas. Son pocos los automóviles,
monstruosidades extrañas, y espantosas e increibles tractores y demás. Hay algunos teléfonos, y a unas cinco
perversiones. Cada año que pasa, cada nuevo millas de distancia, la Autovía del Estado proporciona un
descubrimiento geográfico o científico, saca a la luz algún cómodo acceso al pueblo. Eso es todo. Las casas son viejas,
nuevo fragmento de la macabra evidencia de que el mundo las calles rectas. Los artistas, diletantes suburbanos y ascetas
no es, exactamente, el lugar que imaginamos. En ocasiones profesionales aún no han invadido aquel bucólico escenario.
ocurren incidentes peculiares, que rozan la locura más El número de veraneantes es pequeño y selecto. Unos
absoluta. cuandos cazadores y aficionados a la pesca, pero nada de
¿Cómo podemos estar seguros de la validez de nuestras ese gentío ordinario que sale a cazar por placer. Las familias
patéticas concepciones de la realidad? A cada hombre entre de por allí no comparten esos gustos; ignorantes y poco
un millón, le es revelado un espantoso conocimiento, y el sofisticados como son, reconocen fácilmente la vulgaridad.
resto de nosotros permanecemos piadosamente ignorantes. Así que mi entorno era ideal. El lugar en el que me
Ha habido viajeros que jamás regresaron, y trabajadores de hospedaba era un hostal de tres plantas junto al mismo lago
minería que desaparecieron. Y algunos de los que -la Casa Kane, regentada por Absolom Gates. Era un
regresaron, fueron considerados locos, debido a lo que personaje de la vieja escuela; un vigoroso y encanecido
contaron, y otros prefirieron ocultar la sabiduría que tan veterano cuyo padre se había dedicado a la pesca hasta
horriblemente les había sido revelada. Ciegos como somos, finales de los sesenta. Él mismo era un apasionado de todo lo
sabemos muy poco de aquello que acecha más allá de referente a la pesca; pero sólo desde la ventana del salón
nuestra vida normal. Ha habido relatos sobre serpientes Waltonian. Su instalación era algo así como la Meca de los
marinas y criaturas de las profundidades; leyendas de pescadores. Las habitaciones eran grandes y aireadas; la
enanos y gigantes; informes de raros horres médicos y comida abundante y excelentemente preparada por la
partos antinaturales. Asombrosas pesadillas de la hermana viuda de Gates. Tras mi primera inspección, me
personalidad humana, han salido a la luz bajo el espantoso preparé a disfrutar de una estancia notablemente placentera.
estímulo de la guerra, de la plaga o de la hambruna. Ha Entonces, en mi primera visita al pueblo, me topé con
habido caníbales, necrófilos, y gules, ritos impíos de Simon Maglore por la calle.
adoración y sacrificio; maniacos homicidas, y crímenes
blasfemos. Y cuando pienso, entonces, en lo que he visto y Conocí por primera vez a Simon Maglore durante mi
oído, y lo comparo con otras grotescas e increibles segundo curso como instructor en la Escuela. Incluso
realidades, comienzo a temer por mi razón. entonces, me había impresionado enormemente. Y no sólo
Pero si existe alguna explicación cuerda de este asunto, debido a sus características físicas, aunque eran bastante
le imploro a Dios que se me diga, antes de que sea inusuales. Era alto y delgado, con unos hombros
demasiado tarde. El Doctor Pierce me dice que debo enormemente grandes, y la espalda ligeramente inclinada.
calmarme; me aconsejó que escribiera esta narración con el No se trataba de una joroba, en el sentido habitual de la
fín de mitigar mi aprensión. Pero no estoy calmado, y nunca palabra, pero parecía sufrir un peculiar abultamiento
me calmaré hasta que sepa la verdad de una vez por todas; tumoroso junto a su hombro izquierdo. Intentaba disimular
hasta que esté enteramente convencido de que mis miedos aquel bulto, con gran vergüenza, pero su prominencia hacía
no están fundados en una espantosa realidad. que dichos intentos resultaran estériles. De todos modos,
aparte de su desafortunada deformidad, Maglore había sido
Ya era un hombre nervioso, cuando acudí a descansar a un tipo muy bien parecido. De cabello negro, ojos grises, piel
Bridgetown. Había sido una dura prueba, aquel año en la suave, parecía ser un fino especimen de hombre inteligente.
escuela, y me hallaba muy feliz de apartarme de la tediosa Y fue esa inteligencia lo que tanto me había impresionado de
rutina de las clases. El éxito de mis cursos de lectura él. Su trabajo en clase era rotundamente brillante, y en
aseguraban mi puesto en la facultad para el próximo año, y ocasiones alcanzaba calidades que rondaban el puro genio.
en consecuencia, aparté de mi mente cualquier especulación Pese al deje peculiarmente mórbido de su trabajo en poesía y
académica, cuando decidí tomarme unas vacaciones. Elegí ir ensayo, era imposible ignorar el poder y la imaginación que
a Bridgetown debido a las excelentes posibilidades que el podían producir tan salvajes escenarios y delirantes colores.
lago me brindaba para la pesca de trucha. Las instalaciones Uno de sus poemas -La Bruja está Ahorcada -le hizo
que elegí, de entre toda la voluminosa literatura sobre merecedor del Premio Edsworth Memorial de aquel año, y
hoteles, consistían en un lugar tranquilo y pacífico, según algunas de obras principales, fueron reeditadas en ciertas
anunciaba el sencillo folleto. No ofrecía un campo de golf, un antologías privadas.
paseo, o una piscina cubierta. No hacía mención de ningún Desde el principio, sentí un gran interés hacia ese joven
enorme salón de bolos, una orquesta de dieciocho piezas, o y su inusual talento. Al principio, no había respondido a mis
una cena formal. Y lo mejor de todo, el anuncio ni siquiera intentos por llegar a él; me supuse que era un alma solitaria.
ensalzaba la grandeza escénica del lago y el bosque. No Hasta qué punto era ésto debido a su peculiaridad física o a
proclamaba, polisilábicamente, que el Lago Kane era 'Un su actitud mental, es algo que no puedo decir. Había vivido
eterno paraiso de la Naturaleza, en el que cerúleos cielos y solo en el pueblo, y se decía que tenía grandes metas. No se
frondosa vegetación impelen al gozoso visitante a saborear mezclaba con los demás estudiantes, aunque le habrían
los gozos de la juventud'. Por aquel motivo, hice la reserva, aceptado de buena gana, por su ánimo dispuesto, su
llené mi maleta, preparé un par de pipas y salí. encantadora disposición, y su vasto conocimiento del arte y
la literatura. De cualquier modo, gradualmente, conseguí Resolví visitarle a la menor oportunidad, sin esperar a una
imponerme a su natural reticencia, y me gané su amistad. invitación formal. Algo tenía que hacer.
Me invitó a sus habitaciones, y hablamos. A mi llegada al hotel se me ocurrió otra idea. Le
Y fue entonces cuando averigüé sus firmes creencias en preguntaría a Gates qué era lo que sabía sobre Simon y su
lo oculto y esotérico. Me habló de sus antepasados en Italia, trabajo. Quizás hubiera algo interesante aparte de su
y del interés que habían mostrado por la brujería. Uno de actividad, que pudiera explicar su curiosa transformación. De
ellos había sido agente de los Medici. Habían emigrado a modo que busqué al entrañable caballero y le expuse la
América en épocas tempranas, debido a ciertos cargos cuestión.
lanzados contra ellos por la Santa Inquisición. También me
habló de sus propios estudios en los reinos de lo Lo que aprendí de él me dejó perplejo. Por lo visto, a los
desconocido. Sus habitaciones estaban plagadas de extraños habitantes no le gustaban ni el Amo Simon, ni su familia. Sus
dibujos que había confeccionados a partir de sueños, e antepasados habían sido bastante adinerados, pero su
imágenes de arcilla, aún más extrañas. Sus estanterías nombre había sido enturbiado por una dudosa reputación,
contenían multitud de libros raros y antiguos. Observé la incluso desde los primeros días. Brujas y hechiceros, tanto
obra de Ranfts, "De Masticatione Mortuorum in Tumulis" unos como otros, constituían su árbol genealógico. Sus
(1734); la valiosísima " Cábala de Saboth" (traducción griega, oscuras actividades habían sido cuidadosamente ocultadas al
circa 1686); los "Comentarios sobre la Brujería ", de Mycroft; principio, pero la gente de su entorno podía atestiguarlo. Por
y el infame "Los Misterios del Gusano", de Ludvig Prinn. lo visto, casi todos los Maglore habían poseído ciertas
Realicé numerosas visitas a sus apartamentos, antes de malformaciones físicas que les habían hecho sospechosos.
que Maglore abandonara la Escuela, repentinamente, en el Algunos habían nacido con velos en los ojos; otros con pies
otoño del año 33. La muerte de sus padres le hizo acudir al palmeados. Uno o dos habían sido enanos, y todos ellos
Este, y partió sin despedirse. Pero en el fondo, había habían sido acusados, en algún momento, de poseer el
aprendido a respetarle bastante, y sentía un profundo interés popular 'mal de ojo'. Algunos de ellos habían sido
por sus planes futuros, que incluían un libro sobre la historia "noctácopos", podían ver en la oscuridad. Simon no era, por
de la pervivencia de los cultos de brujas en América, y una lo visto, el primer jorobado de la familia. Su abuelo lo había
novela que trataba sobre el efecto psicológico de la sido, y antes que él, su tatarabuelo.
superstición sobre la mente. Nunca me escribió, y no volví a Había también, muchos indicios de endogamia y de ser
saber nada más de él hasta este encuentro casual en la calle un clan cerrado. Eso, en opinión de Gates y de su gente,
del pueblo. apuntaba claramente a una cosa... Brujería. Y tampoco era la
única evidencia. ¿Acaso los Maglore no evitaban el publo y
Me reconoció. Dudo mucho que yo hubiera sido capaz de permanecían recluidos en su vieja casa de las colinas?
identificarle a él. Había cambiado. Mientras nos Además, ninguno de ellos iba a la iglesia. ¿No se sabía de
estrechábamos la mano, noté su apariencia desastrada y ellos, además, que daban largos paseos al ponerse el sol, y
poco cuidada. Parecía más viejo. Su rostro era más delgado, de noche, cuando toda la gente decente y respetable estaba
y mucho más pálido. Tenía oscuras sombras en torno a sus durmiendo?
ojos -y en ellos. Sus manos temblaban; su rostro forzaba una Probablemente, tenían sus buenas razones para no
sonrisa sin vida. Su voz era más profunda al hablar, pero mostrarse sociables. Quizás tenían cosas que deseaban
preguntó por mi salud del mismo modo encantador que ocultar en su vieja casa, y puede que tuvieran miedo de que
siempre lo había hecho. Rápidamente le expliqué el motivo esas cosas se supieran por allí. La gente sabía que aquel
de mi presencia allí, y comencé a preguntarle. lugar estaba repleto de libros embrujados e impíos, y había
Me informó de que vivía allí, en la pequeña ciudad; había una vieja historia que decía que toda la familia era fugitiva de
vivido allí desde la muerte de sus padres. Estaba trabajando algún lugar del extranjero, debido a algo que habían hecho.
de lleno en sus libros, pero sentía que el resultado de su Despues de todo, ¿Quién podía decirlo? Parecían
labor justificaba de sobra cualquier inconveniente físico que sospechosos; actuaban de un modo raro; quizás lo eran.
pudiera sufrir. Se disculpó por su desaseado aspecto y sus Desde luego, nadie podía decirlo a ciencia cierta. La histeria
maneras cansadas. Deseaba tener una larga charla conmigo en masa de la quema de brujas y los rumores de posesiones
alguna de estas noches, pero iba a estar muy atareado satánicas no habían penetrado hasta esta parte de la región.
durante los próximos días. Posiblemente, a la semana No había indicios de altares en los bosques, ni las espectrales
siguiente, podría ir a visitarme al hotel -en aquel momento presencias forestales de los mitos indios. Ninguna
había salido a comprar papel al colmado del pueblo y se desaparición -bovina o humana -podía ser imputada a la
disponía a regresar a su casa. Con una precipitada familia Maglore. Legalmente, su historial estaba limpio. Pero
despedida, me volvió la espalda y se alejó. la gente les temía. Y este último -Simon -era el peor.
Y al hacerlo, recibí otro sobresalto. El bulto de su espalda Nunca se había comportado como es debido. Su madre
había crecido. Ahora era virtualmente el doble de grande de murió al nacer él. Habían tenido que traerse a un doctor de
lo que era cuando le conocí, y no había ya posibilidad alguna fuera del pueblo -ningún hombre de la localidad habría
de ocultarla. Indudablemente, el trabajo duro se había tratado un caso así. El bebé, además, había nacido casi
cobrado un precio severo en las energías de Maglore. Pensé muerto. Durante algunos años nadie le había visto. Su padre
en un sarcoma, y me estremecí. y su tío habían dedicado todo su tiempo a cuidar de él.
Caminando de vuelta al hotel, estuve dándole vueltas a Cuando tenía siete años, el muchacho había sido enviado a
la cabeza. La apariencia de Simon me preocupaba. No era una escuela privada. Regresó una vez, cuando tenía casi
saludable para él, el trabajar tan duro, y la elección de sus doce años. Fue cuando murió su tío. Se volvió loco, o algo
temas puede que no fuera la adecuada. El constante así. En cualquier caso, tuvo una especie de ataque, que
aislamiento y la tensión nerviosa se habían combinado para acabó desembocando en una hemorragia cerebral, según dijo
minar su constitución de un modo alarmante, y tomé la el doctor.
determinación de ofrecerme como mentor de sus actos. Simon era por entonces, un muchacho muy apuesto
-excepto por la giba, claro está. Pero no parecía estar muy
desarrollada en aquel tiempo -de hecho, era bastante sobre rituales en el bosque. ¿Había alguna casa encantada o
pequeña. Se quedó algunas semanas, y luego regresó de lugar embrujado en la espesura? ¿Habían oído alguna vez el
nuevo a la escuela. No había vuelto a aparecer hasta la nombre 'Nyarlathotep', o referencias a 'Shub-Niggurath' o al
muerte de su padre, hacía dos años. El anciano había muerto 'Mensajero Negro'? ¿Podían recordar algo de los antiguos
a solas en su gran casa, y el cuerpo no había sido mitos de los Indios Pasquantog, acerca de los
descubierto hasta varias semanas después. Un vendedor 'hombres-bestia', o recordaban alguna historia sobre oscuros
ambulante había llamado; entró en el abierto vestíbulo, y encapuchados que sacrificaban terneros en las montañas?
encontró al viejo Jeffrey Maglore muerto en su gran butacón. Estas y otras preguntas similares, pusieron en guardia a los
Sus ojos estaban abiertos, y velados por una mirada de granjeros, ya de por sí, suspicaces por naturaleza. Si
espantoso temor. Ante él, había un gran libro de hierro, hubieran poseido tales conocimientos, estos habrían sido de
cubierto de extraños e indescifrables caracteres. una naturaleza decididamente impía, y no se habrían atrevido
Un médico, convocado apresuradamente, pronunció que a revelarlos a aquel forastero tan pagado de si mismo.
su muerte se debía aun fallo cardiaco. Pero el vendedor, tras Algunos de ellos, sabían algo de esas cosas, debido a
escrutar aquellos ojos cubiertos de pavor, y mirando las antiguos relatos que les habían llegado desde la costa, más
grotescas e inquietantes figuras del libro, no estaba tan al norte, y otros habían escuchado pesadillas susrradas por
seguro de ello. No tuvo oportunidad de curiosear por allí, de reclusos, acerca de las montañas del este. Había un montón
todos modos, pues aquella noche llegó el hijo. de cosas en torno a esas materias, que ellos, francamente,
La gente le miró de un modo extraño cuando vino, pues no sabían, y que sospechaban que ningún forastero debería
aún no se le había enviado aviso alguno sobre la muerte de escuchar. Fuera donde fuera, Maglore se encontraba con
su padre. Callaron, también, cuando él les mostró una carta evasivas o con reacciones escandalizadas, y partía tras haber
de hacía dos semanas, con la escritura del viejo, que dado una impresión decididamente mala.
anunciaba una premonición de muerte inminente, y Las historias sobre sus visitas comenzaron a
aconsejaba al joven que regresara a casa. Las cuidadosas y multiplicarse. Adoptaron el tópico de una elaborada
contenidas frases de aquella carta, parecían tener un discusión. Un anciano lugareño en particular... un granjero
significado secreto; pues el joven nunca llegó a preguntar llamado Thatcherton, que vivía solo en una pequeña parcela
sobre las circunstancias de la muerte de su padre. El funeral al oeste del lago, por debajo de la autovía... tenía una
fue privado; y el consiguiente entierro tuvo lugar en la cripta historia singularmente interesante que contar. Maglore había
familar, junto a la casa. aparecido una noche, alrededor de las ocho, y llamó a la
Los insólitos y peculiares eventos que rodearon el puerta. Persuadió a su anfitrión para que dialogara con él, y
regreso al hogar de Simon Maglore, pusieron entonces intentó engatusarle, prometiendo revelarle cierta
inmediatamente en guardia a la gente. Tampoco ocurrió información concerniente a la presencia de un cementerio
nada que alterara su opinión original acerca del muchacho. abandonado, que se rumoreaba existía en algún lugar de los
Permanecía solo todo el tiempo, en aquella casa silenciosa. alrededores.
No tenía criados, y no hizo amigos. Sus poco frecuentes El granjero contó que su invitado estaba en un estado
viajes al pueblo, los hacía con el único propósito de obtener próximo a la histeria, que afirmaba con la cabeza una y otra
vituallas. Se las llevaba él mismo, en su coche. Compraba vez, del modo más melodramático, y hacía frecuentes
una buena cantidad de carne y pescado. De vez en cuando alusiones a un montón de estupideces mitológicas sobre ' los
paraba por la farmacia, donde compraba sedantes. No secretos de la tumba', 'el decimotercer servidor', 'la Fiesta de
parecía nada comunicativo, y contestaba a todas las Ulder', y 'los cantos de los Dholes'. También hablaba de 'el
preguntas con monosílabos. Aún así, era obviamente, una ritual del Padre Yig', y ciertos nombres que pronunció,
persona bien educada. En general, se rumoreaba que estaba relaccionados con raras ceremonias en el bosque, que decía
escribiendo un libro. Gradualmente, sus visitas se hicieron tenían lugar cerca de aquel cementerio. Maglore preguntó si
cada vez menos frecuentes. le había desaparecido algún ternero, y si su anfitrión había
Entonces, la gente empezó a comentar su cambio de escuchado alguna vez 'voces en el bosque, haciéndole
apariencia. De un modo sutil, pero evidente, se había proposiciones'.
alterado inquientantemente. En primer lugar, se notó que su El hombre dijo que no, a todas aquellas cosas, y se negó
deformidad se había incrementado. Se veía obligado a llevar a permitir que su invitado regresara a inspeccionar la zona
un amplio gabán para ocultar su volumen. Caminaba con una por el día. En aquel momento, el inesperado visitante se
ligera inclinación, como si su peso le diera problemas. mostró muy enfadado, y estaba a punto de objetar
Además, no iba nunca al médico, y nadie, de entre la gente acaloradamente, cuando ocurrió algo muy extraño. Maglore
del pueblo, tenía el valor de hacerle comentario alguno, o empalideció de repente, y pidió que se le excusara. Parecía
preguntarle sobre su estado. También estaba envejeciendo. estar sufriendo fuertes dolores internos, pues se inclinó hacia
Comenzaba a parecerse a su tio Richard, y sus ojos habían delante y se dirigió a trompicones hasta la puerta. Y mientras
adoptado ese guiño especial que denotaba un poder lo hacía, ¡Thatcherton recibió la enloquecedora impresión de
noctacópico. Todo aquello excitaba los rumores entre la que la joroba de su espalda se estaba moviendo! Parecía
gente, para quien la familia Maglore había sido tema para agitarse, y agarrarse a los hombros de Maglore, ¡como si
interesantes conjeturas durante generaciones. éste tuviera un animal escondido bajo su gabán! En aquella
Más tarde, dichas especulaciones se habían basado en situación, Maglore se giró bruscamente, y se dirigió de
hechos más tangibles. Pues recientemente, Simon había espaldas hacia la salida, como intentando ocultar aquel
aparecido por varias de las granjas aisladas de la región, inusual fenómeno. Salió rápidamente, sin mediar palabra, y
paseando furtivamente. corrió por el camino en dirección a su coche. Corrió como un
Preguntaba sobre todo a la gente de edad avanzada. mono, se introdujo frenéticamente en el interior del coche, y
Estaba escribiendo un libro, según les decía, acerca del lo puso en marcha precipitadamente, haciendo que las
folklore. Deseaba preguntarles sobre las antiguas leyendas ruedas rechinaran, mientras se alejaba del patio a toda prisa.
de los alrededores. Preguntaba si alguno de ellos, había oído Desapareció en la noche, dejando detrás a un hombre
alguna vez relatos concernientes a cultos locales, o rumores
entristecido e intrigado, que no tardó en difundir entre sus entonces, con un chasquido, la puerta se abrió. Allí,
amigos, el relato de su fantástico visitante. recortado contra el umbral, estaba Simon Maglore.
Desde entonces, sus paseos habían cesado bruscamente, Maglore se asomaba al crepúsculo gris, y la distorsionada
y hasta aquella misma tarde, Maglore no había vuelto a forma de su cuerpo quedaba piadosamente sumergida en
aparecer en el pueblo. Pero la gente seguía hablando, y no una oleada de sombras. Había algo siniestro en el repelente
era bienvenido. Le hacían el vacío a ese hombre, fuera lo que ángulo que adoptaba al inclinarse así, y no me atreví a mirar
fuera. fijamente a su abultada espalda o a sus brazos, que colgaban
lacios a los lados.
Esta era, en resumen, la historia de mi amigo Gates. Tan sólo su rostro resultaba visible por completo. Era
Cuando terminó, me retiré a mi alcoba sin hacer una máscara mortuoria de cera, con una expresión vacía que
comentarios, para meditar sobre el relato. parecía no reconocerme.
No me inclinaba a apoyar las supersticiones locales. Mi Sólo sus ojos estaban vivos. Sus pupilas dilatadas
larga experiencia en tales materias me hacían desacreditar brillaban en la oscuridad con una intensidad felina. Le
automáticamente la mayoría de sus detalles. Sabía lo observé, intentando dominar la inexplicable repulsión que
bastante de la psicología rural como para darme cuenta de surgía en mi interior.
que cualquier cosa fuera de lo ordinario es mirada siempre -Simon,-le dije, -He venido a...-
con sospecha. Supongamos que la familia Maglore vivía Sus labios se apretaron. ¿Fue una ilusión debida a la luz,
recluida: ¿Y qué? Cualquier grupo de procedencia extranjera o sus labios me parecieron gusanos blancos que se
tendería a vivir apartado. Parecía garantizada una arrastraban por su rostro? ¿Fue una ilusión o su boca me
predisposición racial a la deformidad... lo cual no les pareció una negra caverna de la cual surgieron sus palabras?
convertía en brujos. La masa ha perseguido a mucha gente No pude saberlo. No tuve certeza de nada, excepto de
acusándoles de brujería, cuando su único crimen consistía en una cosa; la voz que se arrastró débilmente hasta mis oídos
poseer algún defecto físico. Incluso la endogamia era algo no era la voz del Simon Maglore que yo conocía. Era más
fácil de esperar cuando se sufría de ostracismo social. Pero débil, chillona, y cargada de una oculta sorna.
¿Qué había de mágico en todo aquello? Esas cosas son -Vete. No puedo verte hoy,-susurró.
bastante comunes entre la gente del campo, no sólo entre -Pero quería ayudarte. Yo...
los extranjeros. Además. ¿Libros raros? Seguramente. -Vete, estúpido... ¡Vete!
¿Noctacopía? Era algo bastante común en todo el mundo. La puerta se cerró con un portazo ante mi atónita cara, y
¿Locura? Quizás... una mente solitaria suele degenerar. me encontré solo.
Simon era brillante, de todos modos. Desafortunadamente, Pero no estuve solo en mi camino de vuelta al pueblo.
su atracción hacia lo místico y lo desconocido le estaban Mis pensamientos se hallaban hechizados por la presencia de
conduciendo a la abstacción. Había sido una mala idea el otro... aquella presencia agresiva, ajena, que una vez fue mi
buscar información para su libro entre la analfabeta amigo, Simon Maglore.
población de aquel sitio. Naturalmente, eran intolerantes y
desconfiados. Y su paupérrima condición física conseguía una 2
importancia exagerada ante los ojos de aquellos crédulos
pueblerinos. Aún me hallaba aturdido cuando regresé al pueblo. Pero
Aún así, probablemente había la suficiente verdad en después de llegar a mi cuarto del hotel, comencé a razonar
aquella narración distorsionada como para hacer que fuera conmigo mismo. Mi romántica imaginación me había jugado
imperativo el hablar al momento con Maglore. Debía salir de una mala pasada. El pobre Maglore estaba enfermo...
aquella atmósfera insana, y ver a un médico eficiente. Su probablemente era víctima de algún severo trastorno
genio no debía ser malgastado o destruído por tal obstáculo nervioso. Recordé que acostumbraba a comprar sedantes en
ambiental. Le asfixiaba, mental y físicamente. Me decidí a la farmacia local. En mi estúpido arranque emotivo, había
visitarle a la mañana siguiente. confundido tristemente su desafortunada dolencia. ¡Qué crío
Tras aquella resolución, bajé a cenar, dí un corto paso había sido! Debía regresar al día siguiente y disculparme.
por el embarcadero del lago, a la luz de la luna, y me retiré a Después, Maglore debía ser persuadido para marcharse, y
dormir. volver de nuevo a su ser original. Parecía estar francamente
mal, y además, su temperamento le estaba dominando.
A la tarde siguiente, me dispuse a cumplir mi propósito. ¡Como había cambiado ese hombre!
La Mansión Maglore se alzaba en una explanada a una media Aquella noche dormí poco. Por la mañana temprano volví
milla de Bridgetown, y se reflejaba fantasmalmente sobre el a salir. En esta ocasión evité cuidadosamente las inquietantes
lago. No era un lugar agradable; era demasiado viejo, y imágenes mentales que la vieja casa sugería a mi susceptible
demasiado descuidado. Imaginé el aspecto que tendrían sus cerebro. En ello estaba cuando toqué el timbre.
destartaladas ventanas en una noche sin luna, y me Fue un Maglore diferente el que me recibió. También él
estremecí. Aquellas aberturas vacías me recordaban a un había cambiado para bien. Parecía viejo y enfermo, pero
murciélago ciego. El tejado a dos aguas parecía su embozada había una luz normal en sus ojos y una sana entonación en
cabeza, y las amplias habitaciones laterales, coronadas con su voz mientras me hacía entrar cortésmente, y se
torrecillas, bien podían servir de alas. Cuando me percaté del disculpaba por su delirante espasmo del día anterior. Era
camino que seguían mis pensamientos me sentí sorprendido víctima de frecuentes ataques, según dijo, y planeaba
e inquieto. Mientras caminaba por el largo paseo, a la marcharse en breve y tomarse unas largas vacaciones.
sombra de los árboles, me esforcé en reprimir mi Estaba ansioso por terminar su libro... ya le quedaba muy
imaginación. Estaba allí por un motivo concreto. poco... y regresar al trabajo de la Universidad. Y de aquel
Me hallaba casi calmado cuando llamé al timbre. Su asunto, cambió abruptamente la conversación a una serie de
espectral sonido arrancó ecos por los serpenteantes nostálgicos interludios. Recordaba nuestra mutua asociación
corredores del interior. Sonaron pasos débiles y vacilantes, y en el campus, cuando nos sentábamos a charlar, y parecía
ansioso por enterarse de los asuntos de la Escuela. Durante
casi una hora, vitualmente monopolizó la conversación y la visto realmente tal movimiento. Durante un momento, me
mantuvo de ese modo, para así evitar cualquier pregunta asaltó una poderosa nausea; entonces me di cuenta de que
directa de naturaleza personal por mi parte. la menguante luz estaba creando una ilusión óptica de lo más
De cualquier modo, me resultó fácil ver que estaba muy común.
lejos de encontrarse bien. Parecía estar trabajando bajo una Al alcanzar la puerta, Maglore se esforzó por despedirme
intensa presión; Sus palabras parecían forzadas, su actitud apresuradamente. Ni siquiera extendió su mano para un
tensa. Una vez más, noté lo pálido que estaba; como apretón de despedida, sino que se limitó a murmurar un
desprovisto de sangre. Su malformada espalda parecía breve 'buenas noches', con voz tensa y dubitativa. Le
inmensa; y su cuerpo, en consecuencia, parecía encogido. observé en silencio unos instantes cuán desmejorado parecía
Recordé mis temores sobre un tumor canceroso, y me su rostro, antaño apuesto, incluso ante la luz de rubí del
pregunté ni no sería el caso. Mientras tanto, se agitaba, ocaso. Entonces, mientras observaba, una sombra reptó por
obviamente incómodo. Su charla parecía casi vacía; las su cara. Parecía ser púrpura y oscura, en una súbita y
estanterías estaban desordenadas, y los espacios vacíos escalofriante metamorfosis. El oscurecimiento aquel, se hizo
estaban cubiertos de polvo. No había papeles ni manuscritos más pronunciado, y leí el pánico en sus ojos. Incluso
visibles sobre la mesa. Una araña había construido su tela en mientras me forzaba a mí mismo a responder a su
el techo. despedida, el horror se arrastró hasta su rostro. Su cuerpo
Durante una pausa en su conversación, le pregunté por cayó en aquella peculiar y encogida postura que ya antes
su trabajo. Respondió vagamente que era muy absorbente, y había notado, y sus labios se curvaron en una macabra
que le estaba robando casi todo su tiempo. De todos modos, expresión. Por un momento, pensé de verdad que aquel
había realizado algunos descubrimientos sorprendentes, que hombre estaba a punto de atacarme. En lugar de ello, se
resultaban un pago generoso por sus esfuerzos. Le resultaría rió... una risa chillona, aguda, que ascendió oscuramente
emocionalmente agotador, en su actual estado, entrar en hasta mi cerebro. Abrí la boca para hablar, pero él retrocedió
detalles sobre lo que estaba haciendo, pero podía hacia la oscuridad del vestíbulo y cerró la puerta.
anticiparme que ya sólo sus hallazgos en el campo de la Me quedé estupefacto por la sorpresa, no del todo
brujería abrirían nuevos capítulos a la historia antropológica y desprovista de miedo. ¿Estaría enfermo Maglore, o en
metafísica. Estaba particularmente interesado en la vieja realidad era un demente? Cosas así de grotescas no parecían
tradición acerca de los ' familiares'... las diminutas criaturas posibles en un hombre normal.
que se decía que eran los emisarios del diablo, y que se Me apresuré, avanzando en el brillante crepúsculo. Mi
suponía que ayudaban a la bruja o el hechicero bajo la forma mente, embrujada, estaba inmersa en profundas
de un pequeño animal... una rata, un gato, un ave o un deliberaciones, y el distante sonido de los cuervos se
reptil. En ocasiones se representaban como pertenecientes al mezclaba con mis pensamientos, como una letanía malvada.
cuerpo del mismo brujo, o nutriéndose de él. La idea de una
'tetilla del diablo' en los cuerpos de las brujas, allí donde sus 3
familiares succionaban los nutrientes de su sangre, quedaba
plenamente iluminada por los hallazgos de Maglore. Su libro A la mañana siguiente, tras una noche de turbulentas
tenía también un aspecto médico; tenía la firme convicción deliberaciones, tomé una decisión. Funcionara o no, Maglore
de presentar tales hechos sobre bases científicas. Los efectos debía marcharse, y al momento. Estaba a punto de sufrir un
de desórdenes glandulares en los casos denominados de serio colapso físico y mental. Sabiendo lo inútil que me iba a
'posesión demoniaca' eran también estudiados. resultar, el regresar allí y dscutir con él, decidí que podía
Y con aquello, Maglore terminó abruptamente. Se sentía emplear algunos métodos más fuertes para hacerle ver la luz.
muy cansado, me dijo, y necesitaba algo de reposo. Pero De modo que, aquella tarde, me entrevisté con el Doctor
confiaba en ver terminado en breve su trabajo, y entonces le Carstairs, el médico local, y le conté todo lo que sabía.
gustaría marcharse para un largo descanso. No era saludable Enfaticé particularmente, el inquietante suceso de la tarde
para él, el vivir solo en aquella vieja casa, y en ocasiones le anterior, y le dije con franqueza lo que sospechaba. Tras una
asaltaban pensamientos extraños, y tenía raros lapsus de larga discusión, Carstairs accedió a acompañarme al
memoria. De todos modmos, no tenía alternativa en aquellos momento hasta la casa de los Maglore, y allí tomar las
momentos, dado que la naturaleza de sus investigaciones medidas que fueran necesarias para sacarle de allí. En
demandaban tanto privacidad como soledad. En ocasiones, respuesta a mi petición, el doctor trajo consigo los materiales
sus experimentos requerían de ciertas vías y cursos para los necesarios para un completo exámen físico. Una vez que
que era mejor no ser molestado, y no estaba muy seguro de pudiera persuadir a Simon para que se sometiera a un
cuanto tiempo podría seguir aguantando la presión. De todos diagnóstico médico, estaba seguro de que vería que los
modos, lo llevaba en la sangre... probablemente yo ya estaba resultados hacían necesario que se pusiera en tratamiento al
al corriente de que procedía de una larga saga de instante.
necromantes. Pero basta de tales cosas. Me rogó que me El sol se ocultaba cuando me acomodé en el asiento del
fuera al momento. Volvería a escucharle de nuevo, a copiloto del Ford del Doctor Carstairs y nos dirigimos a las
primeros de la semana siguiente. afueras de Bridgetown por la carretera del sur, donde los
Mientras me levantaba, noté de nuevo lo débil y agitado cuervos emitían sus peculiares sonidos. Nos movíamos
que parecía Simon. Ahora caminaba con una excesiva lentamente, y en silencio. De modo que fuimos capaces de
inclinación, y la presión sobre su espalda debía de ser escuchar claramente aquel singular y agudo alarido desde la
enorme. Me condujo por el largo vestíbulo hasta la puerta, y vieja casa de la colina. Agarré el brazo del doctor sin mediar
mientras guiaba el camino, noté el temblor de su cuerpo, palabra, y un segundo más tarde abandonábamos la
mientras se delimitaba contra el llameante crepúsculo que carretera y nos introducíamos en el patio de entrada. ' Dese
penetraba a través de los paños de las ventanas. Sus prisa,' musité mientras recorría a toda prisa el paseo y me
hombros se movían con una lenta y suave ondulación, como disponía a subir de un salto los escalones hasta la cerrada
si la giba de su espalda estuviera latiendo de vida. Recordé el puerta principal.
relato de Thatcherton, el viejo granjero, que clamaba haber
Golpeamos la madera con el puño, inútilmente, y modo que decidieron mandarme de nuevo a casa. Era obvio
entonces nos dirigimos a las ventanas del ala izquierda. La que no podía ser extirpado. Juré mantener en secreto todo el
luz del ocaso menguaba en una tensa y expectante asunto, y ni siquiera mi padre lo supo, casi hasta el final.
oscuridad, mientras trepábamos por la abertura y nos Vestía ropas anchas, y aquello no crecía demasiado, al
dejábamos caer sobre el suelo del interior. El Doctor Carstairs menos hasta que regresé... ¡Entonces se produjo aquel
accionó una linterna de bolsillo, y nos pusimos de pie. El cambio infernal!"
corazón me retumbaba en el pecho, pero ningún otro sonido "Me hablaba, te digo, ¡Me hablaba!... aquel rostro
rompió el silencio sepulcral mientras abríamos la puerta de la pequeño y arrugado, como el de un monito... el modo en
estancia y avanzábamos por el oscuro vestíbulo hasta el que movía aquellos diminutos ojos rojizos... esa vocecita
estudio. A nuestro alrededor, sentí una horrible Presencia; un chillona decía "más sangre, Simon... Quiero más"... y
demonio al acecho que vigilaba nuestro avance con ojos de entonces crecía; debía alimentarle dos veces al día, y cortar
insana burla, y cuya maligna alma se agitó con una risa las uñas de sus pequeñas manos negras..."
infernal mientras abríamos la puerta del estudio y "Pero nunca predije esto; ¡Jamás me dí cuenta de que
descubríamos lo que yacía en su interior. estaba tomando el control! Antes me habría suicidado. ¡Lo
Entonces, ambos gritamos. Simon Maglore yacía a juro! El año pasado comenzó a darse a conocer durante
nuestros pies, con la cabeza girada, y sus apretados hombros algunas horas y a darme algunos datos. Dirigía la redacción
descansando sobre un pequeño lago de cálida sangre fresca. de mi libro, y en ocasiones me obligaba a salir de noche en
Estaba boca abajo, y se había quitado la ropa de cintura para extraños vagabundeos... Tomaba cada vez más y más
arriba, de modo que toda su espalda era visible. Cuando sangre, y yo me debilitaba más y más. Cuando volvía en mí,
vimos lo que allí descansaba, casi enloquecimos, y entonces intentaba combatirlo. Busqué todo aquel material sobre las
comenzamos a hacer lo que debíamos, intentando apartar leyendas de los familiares, e investigué, intentando zafarme
nuestra mirada, en la medida de lo posible, de aquella cosa de su dominio. Pero fue en vano. Y mientras tanto, él crecía
absolutamente monstruosa del suelo. y crecía; se hizo más fuerte, más atrevido y más sabio. Ahora
No me pidan que lo describa con detalle. No puedo hablaba conmigo, y en ocasiones me tanteaba. Supe que
hacerlo. Hay ocasiones en las que los sentidos se nublan deseaba que le escuchara y obedeciera todo el tiempo. ¡Las
piadosamente, debido a que una completa percepción podría promesas que me hizo aquella horrible boquita! Convocaría al
ser fatal. Incluso ahora, hay ciertas cosas que desconozco Oscuro y me uniría a un Culto. Entonces tendríamos poder
acerca de aquella abominación, y no me atrevo a permitirme para mandar, y para llamar a la tierra a una nueva Maldad."
recordarlas. Tampoco les hablaré sobre los libros que "No deseaba obedecer... ya lo sabes. Pero me estaba
encontramos en aquella habitación, o sobre el terrible volviendo loco, y perdía tanta sangre... ahora, Eso tomaba el
documento que había sobre la mesa, y que constituía la Obra control casi todo el tiempo, y ello hizo que yo temiera volver
Maestra inacabada de Simon Maglore. Lo quemamo todo en a la ciudad, porque esta Cosa diabólica podría pensar que yo
la chimenea antes de llamar al pueblo solicitando un forense; estaba intentando escapar, y podría moverse en mi espalda y
y si el doctor se hubiera salido con la suya, también asustar a la gente... Cuando tenía los lapsus, y Eso
habríamos destruído a la Cosa. Y fue entonces, cuando controlaba mi mente, escribía sin parar... y entonces viniste."
apareció el forense para hacer su examen, cuando los tres "Sé que quieres que me vaya, pero Eso no me dejará. Es
juramos guardar silencio en lo concerniente al modo exacto demasiado tozudo para permitirlo. Incluso mientras intento
en el que Simon Maglore había hallado la muerte. Entonces escribir estas líneas, puedo sentirle, lanzando órdenes a mi
nos fuimos, pero antes de que yo hubiera quemado el otro mente para que me detenga. Pero no me detendré. Te lo
documento... la carta dirigida a mí, que Maglore se hallaba contaré todo, mientras aún tenga oportunidad; antes de que
escribiendo en el momento de morir. me domine para siempre y cumpla su negra voluntad con mi
Y así, como ven, nadie lo supo jamás. Más tarde me pobre cuerpo, y domine mi alma indefensa. Deseo que sepas
encontré con que la propiedad me había sido donada, y la dónde se halla mi libro, para que puedas destruirlo si algo
casa está siendo demolida mientras escribo estas líneas. Pero ocurriera. Quiero decirte cómo disponer de esos espantosos
debo hablar, aunque sólo sea para aliviar mi propio volúmenes viejos de la librería. Y por encima de todo. Deseo
tormento. que me mates, si llegaras a ver que el homúnculo ha ganado
No me atrevo a reproducir la carta por entero; pero sí el control absoluto. ¡Dios sabe lo que intetará hacer cuando
puedo incluir una parte de aquella increible blasfemia: me halla doblegado!... ¡Qué duro me está resultando luchar,
pues en todo momento me está ordenando que baje mi
"...y por ello, claro está, es por lo que comencé a pluma y queme esta hoja! Pero le combatiré... debo hacerlo,
estudiar brujería. Aquello me impelía a hacerlo. ¡Dios, si sólo hasta que pueda contarte qué fue lo que me dijo la criatura...
pudiera hacer que comprendieras ese horror! El nacer de lo que planea dejar suelto por el mundo cuando me tenga
este modo... con esta cosa, este homúnculo, ¡ese monstruo! totalmente esclavizado... Te lo diré... No puedo pensar... Lo
Al principio era pequeño; todos los doctores decían que era escribiré, ¡Maldito seas! ¡Para!... ¡No! ¡No hagas eso! Mantén
un siamés no desarrollado. ¡Pero estaba vivo! Tenía un rostro tus manos........."
y dos manos, pero con unas piernas se adentraban en mi
carne, y que le conectaban a mi cuerpo..." Eso es todo. Maglore se detuvo allí, debido a su muerte;
"Durante tres años lo mantuvieron bajo sigiloso estudio. porque aquella Cosa no deseaba que se revelara su secreto.
Yacía con el rostro inclinado hacia abajo, apoyado en mi Es espantoso pensar en aquel horror, propio de una
espalda, y sus manos se agarraban a mis hombros. Los pesadilla, pero ese pensamiento no es el peor. Lo que me
hombres decían que contaba con su propio par de diminutos turba es lo que ví cuando abrimos aquella puerta... la imagen
pulmones, pero que carecía de estómago y de sistema que explicaba cómo había muerto Maglore.
digestivo. Aparentemente, obtenía sus nutrientes a través del Allí estaba Maglore, en el suelo, cubierto de sangre.
tubo carnoso que lo unía a mi cuerpo. ¡Y crecía! Pronto, abrió Estaba desnudo hasta la cintura, como ya he dicho; y yacía
los ojos, y comenzó a desarrollar unos pequeños dientes. En boca abajo. Pero en su espalda estaba aquella Cosa, tal
una ocasión, mordió en la mano a uno de los doctores... De como la había descrito. ¡Y fue aquel pequeño monstruo,
temiendo que sus secretos fueran revelados, quien trepó un
poco más alto por la espalda de Simon Maglore, y quien,
apretando sus diminutas zarpas negras en torno a su
desprotegido cuello, las hundió en la carne hasta matarle!

Traducción: Javier Jiménez


Convenio Diabólico
Robert Bloch Y en este instante entró él.

Las cuatro de la madrugada. Oigo sus pasos, pero no me tomo la molestia de


Apago los neones antes de bruñir los grifos. En los de levantar la cabeza. Por diversión, trato de adivinar antes de
zumos de frutas, es coser y cantar. Pero el chocolate es mirarle. ¿Un «ración doble»?, ¿un «dentífrico»?... ¡Bah, que
viscoso y despide un vapor lleno de grasa. se vaya al diablo! Cierro y me voy.
En el momento de iniciar la limpieza, siempre me pongo Los pasos se acercan al mostrador y yo sigo sin levantar
nervioso. De pie hasta las cinco de la madrugada todas las la cabeza. Ahora se han detenido, tímidos. Yo sigo
noches, y ¿qué gano con tanta fatiga? Varices. Varices y un aparentando no haber oído nada. Luego ha venido esa tos
surtido de un millar de rostros embrutecidos. Eso, eso; las insegura. Con ella ha bastado.
varices no son nada al lado de un tal surtido. Y es que son de
abrigo, mis clientes. Me los sé todos de memoria. Tengo ante mí a un hombre de mediana edad, bajito y
A primera hora de la tarde vienen las «Cocas». Las magro, con cabello de estopa y unas gafas sin aros
diviso a un kilómetro. Percibo sus cacareos de colegialas, sus cabalgando sobre una nariz chata. Los pliegues de su boca
grandes cascadas de cabellos castaños que no han visto un de rana subrayan la desesperación que manifiesta el rostro.
peine desde hace mucho tiempo, sus uñas mal cuidadas y Lleva un traje ajado, de los de treinta y seis dólares y
esmaltadas con un color pasado de moda y unos espantosos medio, una camisa avergonzada de haber sido blanca, y una
calcetines que se salen de sus zapatones. «Cocas», todas corbata famélica; pero el verdadero ropaje que le cubre es la
ellas. Durante tres cuartos de hora esa tropa monopoliza la humildad. Esto, esa aura de resignación, lo envuelve por
sala y te ensucia las mesitas con ceniza de cigarrillos, puntas completo.
de servilletas pringadas de rouge y salpicaduras por todas —Usted perdone... ¿Tendría tintura de acónito, por
partes. Cada vez que una estudiante se acerca, pongo la favor?
mano, automáticamente, sobre la bomba de cola. Vaya, de vez en cuando se produce un milagro. He ahí,
Al anochecer, tengo a los «ración doble». Los de camisa por fin, la ocasión de preparar una fórmula. Sí, pero...
de deporte y brazos peludos. Son los «filtro». Los de ropa de Cuando un desesperado viene a pedir acónito, eso significa
trabajo y brazos tatuados, son los «sin filtro». un suicidio.
De vez en cuando cae un tío gordo. Es siempre un —¿Acónito? —respondo levantando los hombros—. No
«cigarro puro». Si lleva gafas, es un «dos por treinta y cinco sé...
centavos». Si es un sin gafas, me basta con poner la caja El hombre sonríe dulcemente; o, mejor dicho, sus
sobre el mostrador. Diez centavos cada uno. Son unos arrugas se combinan en una leve imitación de sonrisa.
habanos claros, largos y bien enrollados. Aunque, en su cara, esa sonrisa no tiene un aire mucho más
Resulta monótono. Los «decididos», que se van, alegre que un ataque de tétanos.
indefectiblemente, con tabletas, bastones de caramelo o —Ya sé lo que se figura —balbucea—. Pero se
mantecado helado. Los «librería general», adolescentes altos equivoca. Yo soy... soy químico. Hago algunos experimentos
y desgarbados que hojean las revistas de los estantes sin y necesitaría ciento treinta gramos de acónito en seguida. Y
comprar nunca nada. Los «aguas minerales» con los belladona, y... sí... ¿me permite?
pantalones fatigados por el diván de la casa. Las «bigudíes»,
que no se cansan de mirar por el rabillo del ojo el cochecito Y en este instante saca el libro del bolsillo.
de niño dejado fuera. Después, a eso de las diez, las
«perfecto con niña», unas damas gordas que juegan al Yo inclino la cabeza... y debo confesar que ha valido la
«bingo», seguidas de cerca por los «chocolate con soda» a la pena echar un vistazo. Es un libro con tapas de metal
salida de los cines. Pandillas que regresan de la feria, oxidado; un libro muy antiguo, por supuesto. Cuando las
muchachas chillonas y mozalbetes coloradotes y gruesas y amarillentas hojas desfilan bajo el pulgar
despechugados a la última moda. tembloroso, unas partículas de polvo se escapan de la
Esa turba entra y sale todo el santo día. Los que encuademación. Al observar, veo que los imponentes
necesitan el «teléfono» a toda prisa; los viejos lelos y sus caracteres negros son góticos, pero a esta distancia no
«sellos de a cinco», los celibatarios «dentífrico» y «hoja de puedo leer nada.
afeitar». —Veamos, veamos... acónito, belladona... sí. Y luego,
Los retrato a todos al primer golpe de vista. Noche tras ya lo tengo... El gato, claro está... una noche sin luna...
noche desfilan ante el mostrador. Ni siquiera sé por qué se Hum... ¡Ah, sí, necesitaré fósforo, naturalmente! ¿Tiene
toman la molestia de pedir lo que quieren. Me basta con usted greda azul...? Bien... creo que no hay más.
mirarlos para conocer hasta sus menores deseos. Podría Empiezo a comprender. Pero ¿qué puede importarme
darles lo que necesitan sin ni siquiera preguntárselo. eso? Una excentricidad más o menos no cambiará mucho mi
O, mejor dicho, creo que no podría..., porque lo que existencia. Lo que importa por el momento es salir pronto de
necesita la mayoría de ellos es —por lo que a mí me consta— aquí y darme un buen pediluvio.
un buen ponche de arsénico. Me apresuro a ir en busca de las sustancias que me
¡Arsénico! Por Dios, ¡hace mucho tiempo que nadie me pide. Le miro de hito en hito desde detrás de la taquilla de
ha pedido que le preparase una recetita! Ninguno de esos preparados, pero él no se mueve de donde está... Se limita a
cretinos es capaz de pedir algo en la farmacia de un seguir hojeando el libro negro con refuerzos metálicos,
drugstore. ¡A fe que vale la pena haber estudiado farmacia! moviendo los labios. Envuelvo los géneros y le pregunto:
Me habrían bastado quince días de aprendizaje en el arte de —¿Nada más, señor?
verter chocolate derretido sobre los mantecados helados y un —Oh, sí..., ¿podría darme una docena de velas? De las
curso de un mes sobre la manera de colocar siluetas de grandes.
cartón en un escaparate de forma que resalten bien sus Abro un cajón y las busco entre el polvo.
lozanos bustos. En fin...
—...tendré que derretirlas para mezclarlas con la verdad es que ardo de impaciencia. Lo percibo en el
grasa... momento mismo en que se oye el tintín de la puerta. Casi la
—¿Dice usted...? misma hora; no puede ser otro más que él... Los pies
—Nada. Meditaba. arrastrarán lentamente sus zapatos de Tom McCann...
¡Claro! Es la clase de meditaciones que le vienen a uno No. Es el pisar vivo de un par de Oxford. Unos Oxford
mientras se pasea arriba y abajo encerrado en una celda. made in England, de esos que cuestan cuarenta dólares.
Pero, en fin de cuentas, no es asunto mío. Así pues, le doy el Levanto la cabeza esta vez muy vivamente.
paquete, sin reflexionar. Es mi desconocido.
—Gracias. Es usted muy amable. Debo.pedirle que Por fin está ahí, vistiendo un traje azul de gran lujo,
extreme un poco más todavía su gentileza... y me cargue luciendo una camisa blanca que se completa con una
esto en cuenta. bufanda de seda. Va afeitado, con sombrero y le han hecho
¡Eso es el colmo! la manicura; no cabe duda, le ha tocado la lotería.
—Es que, mire usted, de momento estoy sin blanca. —¡Salud ahí dentro!
Pero puedo asegurarle que muy pronto, dentro de tres días Nada que desentone en esa voz... Nada que desentone
exactamente, se lo pagaré todo, seguro. de aquellas que se oyen desde hace muchos años por los
Una promesa muy persuasiva, a fe mía. Miren, el tipejo pasillos de los hoteles, llenas de energía, de seguridad y de
no me habría impulsado a ofrecerle ni siquiera una taza de autoridad.
café (es lo que piden generalmente, en lugar de acónito y —Vaya, vaya...
velas), pero si por una parte sus palabras no me hacen Es todo lo que consigo decir.
ningún efecto, por otra sus ojos me conmueven. ¡Están tan Él cacarea. En su boca ya no aparece ni la menor
solos detrás de esos lentes! Tan desesperadamente solos... arruga. Es una trompeta de mando. Una boca hecha para dar
Dos copitos de esperanza en el desierto desesperado de su órdenes e instrucciones, y no para murmurar excusas. Una
semblante. boca para pedir buenos menús, escoger vinos extrafinos y
Muy bien. Que sueñe. Que se lleve a casa el viejo libro buenos habanos; una boca para que taxistas y mozos de
de sueños con tapas metálicas y que lleve a cabo sus hotel acudan en seguida.
locuras. Que encienda los cirios, que dibuje el círculo —Sorprendido de verme, ¿no es cierto? Y, no obstante,
fosforescente, que recite las fórmulas, y que haga todo lo ya le advertí que el cambio sólo requeriría tres días. Vengo a
que le haya venido en gana. pagarle lo que le debo y a darle las gracias por su
No, no le habría invitado a café; pero sí podrá satisfacer amabilidad.
su sueño. Es bonito. No las frases de agradecimiento, sino el
—No importa, amigo. A todo el mundo le sucede alguna dinero. A mí me gusta el dinero. La idea de metértelo en el
vez, eso de encontrarse en un mal paso. bolsillo cuando lo dabas por perdido te pone de un humor
No era el tono. No hubiera debido hablarle tan por jovial.
encima del hombro. El caballero se pone tieso al instante; la —Entonces, sus oraciones han sido escuchadas, ¿eh? —
boca se le crispa en uña mueca burlona... de superioridad, le digo.
pueden creerlo ustedes. Su mirada se ensombrece.
—Yo no le pido limosna. No tema, buen hombre; —¿Oraciones?, ¿qué oraciones?
recibirá su dinero. Dentro de tres días; fíjese bien en lo que —Pues, ea, yo pensaba que...
le digo. Y ahora, buenas tardes. Tengo trabajo. —No le entiendo —corta seco, a pesar de que me ha
Y sale con el «buen hombre» en los labios... Yo no comprendido perfectamente—. ¿Creía que lo que le compré
replico nada. Pero lo cierto es que no logro dominar la el otro día era para algo maligno? Pues eran productos
curiosidad. químicos de primera necesidad... sólo para llevar a buen
Esta noche, al regresar a casa, miro las calles sombrías término el experimento que le dije. Las velas, debo
con un nuevo interés. Las negras fachadas levantan una confesárselo, eran para alumbrar mi cuarto. El día anterior
barricada detrás de la cual se urden misterios insondables. me habían cortado la electricidad.
Mole contra mole, ya no son casas, sino tenebrosas En fin de cuentas, la explicación resulta lógica.
ciudadelas de sueños. ¿En cuál de ellas se refugia aquel —Puedo decirle sin reparos que el experimento fue un
desconocido? ¿A qué extraños dioses invoca, y en qué éxito total. Sí, señor. Me fui sin rodeos a la casa Newsohm
buhardilla? con los resultados obtenidos y me contrataron
Vuelvo a percibir otra vez, por todas partes, la inmediatamente como director adjunto de investigaciones.
presencia de lo invisible, el lento reptar de lo innombrable ¡Imagínese qué cambio!
detrás de la fachada de un drugstore y de una civilización Newsohm es la mayor casa de productos químicos de
notablemente industrializada. La gente sigue leyendo libros esta parte del país. ¡Y llega él con sus andrajos y le contratan
negros; hombres desconocidos, con los ojos saliéndoseles de como director adjunto de investigaciones! Hay que verlo para
las órbitas, andan hablando para sí mismos; hay cirios creerlo.
ardiendo en la noche; desaparece un gato de tejados, quizá —Bien, ahí está el dinero. Eran cinco dólares con treinta
rubricando un sacrificio de rito especial... Pero los pies me y nueve centavos, ¿no es verdad? ¿Tiene cambio de
duelen, y entro en casa. cincuenta?
—No, no lo tengo.
Siempre las mismas harinas lacteadas, las mismas —Está bien así; quédese con todo.
bebidas dulces, vaselina, esparadrapo, redecillas para el Me niego; no sé por qué. No obstante, otra vez me
cabello, gorros de baño, cigarrillos... ¿Y qué se saca de todo tienta la curiosidad.
ello? Yo, una fuerte jaqueca. —Bien, entonces, le diré lo que haremos. Usted se
Cuatro días después me encuentro, como de disponía a cerrar, ¿no? ¿Por qué no bajamos hasta el bar de
costumbre, detrás de mis grifos de soda. Poco importa que más abajo a beber una copa? Allí tendrán cambio. Hala,
me esfuerce toda la noche en repetirme que no le espero; la venga conmigo; tengo ganas de celebrarlo.
Y de este modo, cinco minutos después yo iba calle terrible. ¿Qué me dice? Será mi secretario. Sí, eso es, mi
abajo en compañía de míster Fritz Gulther. secretario. Queda contratado desde mañana.
—¡Levanto mi vaso para celebrarlo!
Elegimos una mesa y pedimos inmediatamente nuestras La perspectiva me embriaga. La idea de abandonar
bebidas. No nos sentimos a gusto; ni él ni yo. Como si nos aquella maldita tienda, con sus grifos de «coca» y sus
separase un secreto inconfesable, como si sospechara que mi «barriletes de sepia», acaba por emborracharme. Y el vaso
compañero está en posesión de una ciencia monstruosa... y siguiente, también, por supuesto.
yo fuese la única persona del mundo en saber que detrás de En esto, empiezo a fijarme en una cosa.
aquella fachada de triunfo tapizada de inocencia se esconde Estamos sentados de espaldas a la pared y en el bar
el espectro de unos restos de naufragio que vinieron a parar hay poca luz. A nuestro alrededor, unas parejas cuchichean
aquí tres días atrás. Un espectro que me debe cinco dólares con un acento monótono, formando una especie de silencio.
treinta y nueve centavos. Estamos sentados en la parte oscura, contra la pared. Miro
Ambos bebemos aprisa. El espectro se difumina un mi sombra, torpe y vacilante de mí mismo, que reposa sobre
poco. Tomamos otro vaso... Yo me obstino en pagar la la mesa. ¡Qué contraste con la silueta de mi compañero,
tercera ronda. erguida insólitamente!
—Es un acontecimiento —arguyo. Entonces, su sombra...
El hombre ríe. La veo. El está sentado a la mesa, junto a mí..., pero su
—Sin duda. Y permita que le diga que esto no para sombra está en la pared, ¡de pie!
aquí. A partir de ahora me encumbraré tan aprisa que usted —No quiero más whisky —digo al camarero, que se
sentirá vértigo. Antes de seis meses seré el director de la acercaba de nuevo.
empresa. El Gobierno nos hará los pedidos a montones, y Sigo fijándome en la sombra de mi cliente. El
tendremos que ampliar. permanece sentado; pero la sombra está de pie. Es mayor
—Espere un poco —corto bruscamente, abandonando que la mía, y más negra también. Para divertirme, muevo las
toda reserva—. Usted corre mucho. Si yo estuviera en su manos en todos los sentidos, proyectando cabezas y otras
lugar, todavía me sentiría trastornado por lo vivido durante sombras chinescas en la pared. Mi compañero no me presta
estos tres días últimos. atención y se dirige al camarero con grandes gestos.
Fritz Gulther sonríe. Pero su sombra no se mueve. Me quedo helado. La veo,
—¡Ah, eso! No podía fallar. Lo esperaba. ¿No se lo dije clavo la mirada en ella y pruebo de mirar a otra parte. Mi
en la tienda? Llevaba un año trabajando en ello y sabía muy amigo mueve las manos; pero la silueta negra permanece
bien que había que esperar. No ha sido ninguna sorpresa, se allí, inmóvil y silenciosa, con las manos colgando. Ahora
lo aseguro. Lo había previsto todo. Estaba dispuesto a morir distingo el perfil de la frente y la nariz de mi cliente. Son su
de hambre para llevar adelante aquellas investigaciones; y frente y su nariz, no cabe duda.
poco faltó para ello, se lo aseguro. —Oiga, Gulther, su sombra, ahí en la pared...
—Sin duda. —Es el tercer vaso que bebo, y me siento a Empiezo a tartamudear, se me nubla la vista. Pero a
mis anchas, perfectamente—. Cuando ha entrado en el través de las brumas del alcohol advierto que el otro me
establecimiento me he dicho: «¡He ahí un tipo que regresa escudriña la conciencia.
del infierno!» Entonces Fritz Gulther se yergue y vuelve hacia mí un
—Nada más cierto —responde Gulther—. Regreso del rostro de una palidez mortal. No mira su sombra, es en mí en
infierno, sí, en verdad. Pero... es una vieja historia, y por fin quien clava la vista; parece como si, a través de mí, la
ha quedado atrás. clavase en alguna monstruosidad escondida detrás de mis
—Dígame, entre nosotros..., ¿con qué clase de ojos, en mi pensamiento, en mi cerebro. Se inclina hacia mí
magia...? como sobre una especie de infierno que él solo fuera capaz
—¿Magia? ¿Magia? Yo no Sé nada de magia. de ver.
—Claro que sí; usted entiende de magia, Gulther. ¿Y —¿Qué sombra? —pregunta—. No hay nada que
aquel librito negro con refuerzos de hierro que leía comentar acerca de mi sombra. Usted se equivoca, ¿sabe?
murmurando por la tienda? Diga que se equivoca. Por lo demás, si vuelve a mencionarlo,
—Química inorgánica —responde secamente—. Un libro le rompo la cara.
alemán bastante antiguo. Hala, vacíe ese vaso, que ya llega E, inmediatamente, Fritz Gulther se levanta y se va. Le
el siguiente. veo cruzar el bar con paso rápido, pero un tanto inseguro.
El siguiente nos lo han dejado sobre la mesa. Gulther Detrás, lentamente y sin la menor vacilación, una gran
empieza a charlar por los codos. De sus dos trajes nuevos, sombra negra le sigue a través del local.
de su nuevo apartamento y del coche que se comprará la
semana próxima. De cómo, en lo sucesivo, conseguirá todo Si uno quiere emborrachar a otro para que hable, corre
lo que anhela. Santo Dios, dejará turulatos a todos esos un gran riesgo de emborracharse más él mismo. Eso es lo
imbéciles que se han burlado de él todo el tiempo; pagará el que me pasa con Gulther. Aquí estoy, dispuesto a aceptar el
dinero de la habitación a todas esas porteras engreídas; dará ofrecimiento de un buen empleo de secretario particular.
lo suyo a todos esos tenderos cascarrabias, a todos esos ¡Pero ahora tengo que arrastrarme con mi cuerpo borracho!
escépticos miserables que le repetían una y otra vez que era
preciso tener el cerebro curiosamente reblandecido para Han pasado dos días, y sigo diciéndome que soy un
estudiar de aquel modo. imbécil: sombras que no siguen los movimientos del
Unos momentos después, se suaviza. cuerpo..., ¡no faltaba más! (¿Qué era la sombra de mi amigo
—¿Le gustaría trabajar en la Newsohm? Usted es un la otra noche?... No era una sombra; era el whisky que había
buen preparador de fórmulas de farmacia; sabe bastante de bebido... ¡Pues claro!)
química y además es un buen chico. Son buenas Heme otra vez en el drugstore, recubriendo los helados
cualidades..., pero, sobre todo, posee una imaginación con avellana picada y maldiciones. Poco ha faltado para que
se me cayera todo sobre el mostrador en el momento en que sombra no lleva vestido alguno. Entonces, claro, ¿cómo
ha entrado Fritz Gulther. habría podido ponerse el sombrero? Va desnuda. Pero es la
Viene directamente hacia mí, y yo le muestro una de Gulther, no cabe duda: lleva gafas. Sí, sí, es su sombra,
sonrisa fatigada. cierto. Esto más bien me tranquiliza; no quisiera encontrarme
—¿Puede dedicarme un minuto? yo en su caso.
—Sin duda. En cuanto haya servido a esa gente de la Ahora Gulther mira al suelo por encima del hombro.
sala. Clava la mirada en su sombra. Incluso desde aquí diviso
Reparto los mantecados y vuelvo rápidamente. Gulther nuevas perlas de sudor que forman un rosario de angustias
se ha encaramado a un taburete y se ha quitado el alrededor de las sienes del hombre.
sombrero. Suda copiosamente. Entonces, lo sabe.
—Mire..., quería pedirle excusas por el arrebato que Salgo.
tuve la otra noche. —Aquí está —digo, procurando no mirarle.
—¡Olvídese de ello! No tuvo ninguna importancia, señor —Gracias. Espero que resulte; tengo necesidad de
Gulther. dormir un rato. A propósito, el ofrecimiento que le hice sigue
—Estaba un poco excitado, claro. El alcohol y el triunfo en pie. ¿Podríamos vernos mañana por la mañana?
se me habían subido a la cabeza. No pensaba lo que decía..., Asiento, esforzándome por sonreír.
quisiera que usted lo comprendiese. Estaba un poco Gulther me paga y se levanta.
nervioso, eso es todo. Las bromas de usted respecto a mi —Hasta la vista, pues.
sombra... se parecían demasiado a las burlas de que me —Hasta mañana.
hacían objeto cuando me encerraba en mi cuarto a estudiar. ¿Y por qué no? Al fin y al cabo, ¿qué mal puede hacerte
La portera no se cansaba de acusarme de infinidad de el trabajar por un jefe que tiene una sombra que se sale de
barbaridades, chillaba diciendo que yo había disecado un lo corriente? La mayoría de jefes tienen otros defectos, más
gato, que quemaba incienso, que ensuciaba el suelo con grandes y de mayor peso. Esa sombra, sea lo que fuere, y
tiza... por extraño que tenga el aspecto, no me morderá. Sin
Yo no le he pedido que me cuente su vida, y todo eso embargo, Gulther se porta como si fuese a morderle.
se me antoja un poco histérico; pero, por el momento, En el momento en que se va, me quedo mirando sus
Gulther representa su papel a la perfección. El sudor, la espaldas y la larga silueta negra, que se apresura a seguirle.
manera de temblarle y contraérsele los labios mientras La sombra, en efecto, se levanta y echa a andar tras él. Lo
habla... acosa. Sí, lo sigue, cargada de intenciones.
—Pero, oiga, el motivo que me ha traído... ha sido ver Ante mis ojos sorprendidos, ahora parece mayor que
si usted podría prepararme un calmante... No, no, nada de dentro de la taberna. Mayor y más negra todavía.
bromuros ni de aspirina; desde la otra noche estoy tomando Pronto la noche sumerge a Gulther y a su compañera
potingues de ésos sin parar. El trabajo en la Newsohm me inexistente.
deja literalmente agotado. Vuelvo a la trastienda y me tomo la otra mitad del
—Un momento; miraré de encontrarle algo. calmante preparado para Gulther. Después de haber visto
Paso a la trastienda. Mientras preparo la mezcla, dirijo aquella sombra, lo necesito tanto como él.
una mirada a Gulther por la puerta entreabierta.
Bueno, si he de decir la verdad, no es a Gulther a quien En el lujoso secretariado, una muchacha me sonríe
quiero ver, sino a su sombra. gentilmente.
¿Saben? Cuando un cliente está sentado en un taburete —Puede entrar; le espera —me dice, gorjeando.
del mostrador, los fluorescentes de la fachada lo iluminan de De modo que es verdad. Gulther es director adjunto de
tal modo que su sombra no es más que una mancha a sus investigaciones, y yo seré su secretario. Paso al interior. Bajo
pies. la luz de la mañana, olvido todas esas historias de sombras.
La sombra de Gulther, en cambio, reproduce la silueta La pieza está amueblada con mucho cuidado; es de
completa de su cuerpo. Es negra, densa, espesa. vastas dimensiones, y sus paneles de nogal demuestran la
Entorno los ojos. No sirve. categoría del jefe de empresa. Un escritorio de formas
Pero lo más raro todavía es que la sombra parece estilizadas parece presidir, delante de las persianas bajadas,
proyectada paralelamente al cuerpo, en lugar de formar la asamblea de un buen número de confortables sillones de
ángulo con él. Parece arrancar del pecho y no de los pies. No cuero. Los tubos de neón proporcionan una luz muy suave.
conozco la refracción, ni las leyes físicas de la luz, ni ninguna Gulther no aparece. Estará probablemente al otro lado
de esas cosas de la técnica. Lo único que sé es que Fritz de la puertecita del fondo, hablando con el director.
Gulther tiene una gran sombra negra sentada en el suelo, a Tomo asiento, con una sensación ebria, de espera
su lado, y que al verla corren por mi espinazo unos tensa, en la boca del estómago. Miro a mi alrededor,
escalofríos tremendos. inspeccionando otra vez la habitación detalle por detalle. Mi
No, no, no he bebido. El, tampoco. Y la sombra, todavía atención resbala por el cristal que recubre la mesa escritorio.
menos. Los tres somos muy reales. Una mesa desnuda, sin nada. Excepto en un ángulo, sobre el
En este instante, Gulther vuelve a ponerse el sombrero. que descansa una cajita de cigarros.
La sombra, no. Permanece sentada, sencillamente. No, esperen, aquello no es una cajita de cigarros; es
Agazapada. metálico. Y yo lo he visto ya en alguna parte.
Todo esto resulta cosa de locos. ¡Claro!, es el famoso libro con refuerzos metálicos de
La sombra no es más densa en un sitio que en otro, Gulther... Química inorgánica alemana... ¿Cómo dudar de la
tiene una negrura uniforme y —descubro además este detalle palabra de mi amigo? Y me asalta, muy naturalmente, la
— su contorno no es ni deshilachado ni difuminado, sino muy curiosidad de echarle un vistazo antes de que vuelva Gulther.
preciso. Abro sus páginas amarillentas.
Miro una y otra vez. Al cabo de unos instantes distingo De vermis mysteriis... Los secretos de la larva.
un montón de cosas en las que no me había fijado. La No es un libro de química inorgánica; es algo
completamente distinto. Un libro que le enseña a uno la la ve. No duerme. No descansa. Se limita a esperar, nada
manera de triturar juntos acónito y belladona, cómo trazar en más.
el suelo los signos fosforescentes cuando los astros se —Y a usted le da miedo. ¿Por qué?
encuentran en conjunción favorable; un libro que describe la —No lo sé. No me amenaza. No me hace ningún gesto.
manera de derretir velas de sebo con grasa de cadáver, No se ocupa de mí. Las sombras que se ocupan... Esto
cómo sacrificar un animal... parece una locura, ¿verdad? Pero usted la ha visto lo mismo
Un libro que describe las clases de comercio que se que yo. Se la ve que espera. Y esto me asusta. ¿Qué es lo
pueden tener con criaturas cuya existencia desconoce, y que espera?
hasta niega, la mayoría de la gente. La sombra se le acerca al hombro. Presta atención.
Los grandes caracteres fuliginosos que trepan por lo —A usted no le necesito como secretario, sino como
largo de las hojas y el detestable olor que exhala la enfermero.
enmohecida encuademación componen un telón de fondo —Y sobre todo necesita un buen descanso.
sobre el que resalta el horror profundo del texto. No sabría —¿Dormir? ¿Cómo podría? He salido hace un momento
decir si creo o no lo que leo, pero debo reconocer que hallo, del despacho de Newsohm. No se ha fijado en nada..., de
en estas frías y estructuradas indicaciones sobre los momento. Demasiado bestia, creo. Cuando paso, las chicas
encuentros de espíritus exteriores, un aire, una potencia de de la oficina me miran, y yo me pregunto si han advertido
sugestión que me estremecen. Tales pensamientos no caben algo. Newsohm, todavía no. Acaba de nombrarme director de
en un espíritu equilibrado, ni siquiera a título de fantasía... investigaciones. Con plenos poderes.
Santo Cielo, si Gulther ha hecho eso, si se ha vendido por —¿A los cinco días? ¡Es maravilloso!
cinco dólares treinta y nueve centavos... —¿Verdad que sí? Salvo por el pacto... Cada vez que
«...años de estudios» ¿eh? «experimentos...» me apunto un tanto, mi rival se crece al mismo compás.
¿Qué habrá querido evocar Gulther? ¿Qué hizo surgir, o ¿Cómo? No lo sé. Pero ese hecho reforzará todavía más a mi
qué trato ha cerrado? sombra. Yo espero. Y no puedo conciliar el sueño.
El hombre que podría contestarme estas preguntas se —Yo se lo procuraré. Tiéndase y aguarde. Vuelvo en
acerca oblicuamente desde la puerta del fondo. No es ya, seguida.
otra vez, el Fritz Gulther lleno de seguridad y confianza. Es Lo abandono apresuradamente, sentado frente a su
mi mendigo del comienzo, con la boca torcida hacia mí por escritorio, solo. No, completamente solo, no. Su sombra
un miedo abyecto. Se diría que es un hombre que tiene también está allí.
miedo de su propia sombra. Esta misma sombra que parece Antes de salir me invade una tentación loca: pasar la
arrastrarle hacia el marco de la puerta. Tengo la impresión mano por la pared, a través de aquella sombra. A pesar de
de que durante la noche ha crecido. Levanta ligeramente los todo, no me atrevo (¿qué habría ocurrido si mi mano hubiese
brazos, cuando los de Gulther penden a lo largo de los encontrado algo realmente?).
costados. Veo cómo la sombra cruza la puerta mientras el Bien. Entonces, me voy.
hombre se acerca a mí, y que se desplaza más aprisa que él.
(No hay error. He visto la sombra. Aunque más tarde De regreso, media hora más tarde, cojo el brazo de
hablé con personas competentes y me aseguraron que bajo Gulther, lo desnudo y le hundo la aguja.
una iluminación fluorescente uniforme no podía haber —Es morfina. Con eso dormirá.
sombras. Eran personas competentes, de acuerdo; pero yo la Se duerme en seguida, estirado en el diván de cuero.
vi.) Sentada a su lado, miro la sombra, que no duerme. Trato de
Y Gulther observa que tengo su libro entre mis manos. ignorarla, pero es verdaderamente una tercera presencia en
—Bien —dice sencillamente—. Ya lo sabe todo. Quizá el aposento. Está allí, irreal, y lo domina. Apenas vuelvo la
dé igual. espalda, la sombra se pone en movimiento. Empieza a
—¿Lo sé todo? pasearse arriba y abajo. Yo abro la boca reprimiendo un
—Sí, que hice un pacto con... alguien. Yo me creía muy grito.
listo. Me ha prometido éxito, salud, todo lo que yo deseaba... Suena el teléfono. Respondo maquinalmente, con los
con una sola condición. Estas malditas condiciones; siempre ojos clavados en la silueta negra de la pared que va y viene
las leemos y siempre las olvidamos: ¡parecen cosas tan por encima de la forma estirada de Gulther.
tontas! Me dijo que tendría un solo rival, y que este rival —...¿Sí?... No, no está aquí en este momento. Habla
nacería de mí mismo. Y crecería con mis triunfos... usted con su secretario. ¿Hay un mensaje?... Sí, se lo
Me quedo mudo. Gulther va lanzado para rato. comunicaré... Sí, sin falta. Gracias.
—...Estúpido, ¿no es cierto? Claro, yo acepté; y Una voz de mujer..., una voz bien modulada, rica.
entonces descubrí quién sería, quién era mi rival. Mi propia Llama para decirle que ha cambiado de idea, que estará
sombra. Es independiente de mí, usted lo sabe, y no para de encantada de recibirle a comer esta tarde.
crecer. No, no crece en estatura, sino en profundidad, en ¡Un triunfo más de Gulther!
intensidad. Cada vez es más sólida. Más densa. (Acaso yo Un triunfo..., dos triunfos de una vez. Esto significa
esté loco, pero usted también la ve.) Como si estuviera nuevos progresos para la sombra. Pero ¿cómo?
hecha de sustancia palpable... Me vuelvo hacia ella, en la pared, y me llevo una
Tuerce la boca, hace una mueca violenta; pero las profunda impresión. ¡La sombra es más clara! ¡Más gris, más
palabras se precipitan, se entrechocan. tenue, menos marcada!
—...Cuanto más progreso, más crece ella. Ayer tarde ¿Qué sucederá ahora?
tomé el calmante que usted me había preparado; pero no me Bajo los ojos hacia el rostro dormido de Gulther. Nueva
hizo efecto. Ni el más mínimo. Estaba sentado en las sorpresa. Gulther tiene la cara oscura. No, no bronceada,
tinieblas, mirando a mi sombra. sino oscura. Negruzca. Tiznada. Incierta.
—¿A oscuras? No puedo reprimir un grito. Un grito leve.
—Sí. No necesita luz. Actualmente tiene existencia real. Gulther despierta.
A oscuras es, simplemente, una mancha más negra. Pero se
Señalo su cara y le indico el espejo de la pared. Por camino. Y puedo prometerle una cosa: jamás volveré a sufrir
poco se desmaya. crisis de este tipo.
—Ahora se dispone a mezclarse conmigo —murmura. Entonces, ¿de dónde proviene esa repentina sensación
Tiene la piel color pizarra. Yo vuelvo la cabeza, incapaz que me sube por el espinazo?
de resistir aquella escena por más tiempo. Durante unos momentos no puedo localizar su origen;
—Hay que hacer algo, y muy pronto. luego, de repente, lo comprendo.
—Quizá si utilizase otra vez... ese libro... Acaso pudiera Gulther está sentado en la mesa escritorio, delante de
usted concertar otro pacto. la pared. Pero ahora ya no proyecta ninguna sombra.
Es una idea formidable, pero desesperada. Me vuelvo ¿Dónde se habrá metido?... Ninguna sombra. Ninguna,
de nuevo hacia Gulther y veo que sonríe. en absoluto. Cuando yo salía, la sombra intentaba tomar
—¡Eso es, claro! Si usted pudiera ir a buscarme esos posesión del cuerpo de Fritz Gulther. Ahora, la sombra ha
productos inmediatamente... Ya sabe qué necesito. Vaya al desaparecido.
drugstore..., pero dése prisa, porque... No hay más que un solo sitio donde haya podido
Yo bajo la cabeza. Gulther se vuelve cada vez más meterse... y allí debe de estar. Pero entonces..., ¿dónde está
desvaído, difuminado. Lo veo como a través de una niebla. Fritz Gulther?
De pronto le oigo gritar: El lee todos estos pensamientos en mi mirada.
—Pero ¡pedazo de imbécil, míreme a mí! Lo que está Lo comprendo por su gesto rápido.
mirando ahora es mi sombra. Gulther hunde su mano en el bolsillo y vuelve a sacarla.
Entonces salgo precipitadamente del aposento, y menos Me levanto y corro hacia él. Desvío el revólver y fijo la mirada
de diez minutos después trato de llenar una redoma de en su faz convulsa, en sus ojos. Detrás de las lentes, detrás
belladona con unas manos que tiemblan como gelatina. de aquellas pupilas de hombre, no hay más que negrura. La
Como loco, atravieso la antesala cargado de paquetitos. fría, la sardónica negrura de una sombra.
Velas, fósforo, acónito, belladona, y —atribuyan el hecho a Él gime y lucha por disponer del arma y apuntar. Tiene
mi desvarío— el cadáver de un gato de arroyo cogido en el el cuerpo frío, singularmente desprovisto de peso, pero lleno
cepo detrás de la tienda. de una fuerza misteriosa. Siento que voy a ceder bajo esas
Debo tener el aire extraviado cuando Gulther me tenazas heladas que me oprimen, pero a la vista de estos
encuentra a la puerta de su oficina. dos sombríos lagos de odio que son sus ojos, el miedo y la
—Entre ya —me ordena secamente. energía de la desesperación vienen en mi ayuda.
Sí, secamente. Un simple gesto y desvío el cañón. Suena el disparo;
Al instante me doy cuenta de que Gulther ha recobrado Gulther se desploma sobre el suelo.
toda su sangre fría. Esa siniestra transmutación que tanto
temimos la ha superado durante mi ausencia. La voz de Todos están aquí. En el despacho, mirando al suelo.
trompeta ha recobrado toda su autoridad. La mueca de Todos miramos fijamente el cuerpo tendido.
excusa ha cedido el puesto al rictus burlón. ¿El cuerpo? Lleva los zapatos de Fritz Gulther, su
Gulther tiene ahora la piel blanca, normal. Sus gestos camisa, su corbata, su lujoso vestido azul. Las puntas de los
son vivos, seguros. Ya no necesita ninguno de aquellos zapatos apuntan hacia arriba, la camisa y la corbata se
hechizos extravagantes... A menos que... mantienen abombadas como si hubiera algo dentro.
De pronto tengo la impresión de haber sido juguete de Pero en el suelo no reposa cuerpo alguno. No hay más
mi propia fantasía. Al fin y al cabo, la gente no concluye que una sombra. Una sombra densa, negra, revestida con las
pactos con los diablos, y tampoco trueca el puesto con su ropas de Fritz Gulther.
propia sombra. Durante largo rato nadie despega los labios. Luego, una
En el instante en que Gulther cierra la puerta, sus chica murmura:
palabras vienen a confirmar esta impresión. —Miren, no ,es más que una sombra.
—Bien, salí del aprieto. Resulta un poco loco todo eso, Me agacho rápidamente y sacudo las ropas. En este
¿verdad? instante, la sombra parece moverse entre mis dedos;
Sonríe, seguro. moverse y disolverse.
—Creo que no necesitaremos ya esa farmacopea. En un segundo se diluye en el interior del traje. Se
Apenas ha salido usted, empecé a sentirme mejor. Vamos, produce una especie de relámpago, o más bien como una
siéntese; póngase cómodo. impresión final de negrura. La sombra se ha ido. El traje se
Yo me relajo. Gulther se ha sentado en la mesa y desploma en el suelo como una tripa vacía.
columpia las piernas despreocupadamente. Me levanto y los miro a todos de hito en hito. Mi voz no
—El nerviosismo, la tensión, han desaparecido. Pero es fuerte, pero puedo decir con un sentimiento de liberación,
antes de olvidarlo quisiera pedirle excusas por haberle de profunda liberación:
contado aquella historia de brujerías y obsesión. A decir —No —digo—, no. Se equivoca. Aquí no hay ninguna
verdad, me sentiría mucho más a gusto si usted olvidase sombra. No hay nada en absoluto... de verdad, nada en
todo eso para siempre. absoluto.
Yo asiento.
Gulther sonríe de nuevo. Convenio diabólico. Robert Bloch
—Bien. Ahora ya podemos entregarnos al trabajo. Se lo Trad. Baldomero Porta.
digo, es un verdadero placer el imaginar cómo Háblame de horror... Libro Amigo, 303
progresaremos. Ya soy jefe de investigaciones, y si muevo Bruguera, 1975
mis fichas con tiento, creo que dentro de tres meses estaré
al frente de la empresa. No me han pasado por alto algunos
detalles de lo que Newsohm me ha dicho hoy. Sencillamente,
quédese usted a mi lado y haremos mucho camino. Un largo
Los Esponsales Inenarrables sombras las que la acariciaban y jugueteaban con su cabello
Robert Bloch hasta que se dormía.
Y entonces no le faltaba nunca la visita de los sueños.
Avis sabía muy bien que no estaba tan enferma como Llegaban siguiendo siempre el mismo camino, igual que el
decía el doctor Clegg. Simplemente, sólo estaba cansada de viento y las sombras. Bajaban del cielo por el ojo de pavo
la vida. Se trataba, acaso, de una especie de ganas de morir; real. Había voces que ella escuchaba sin poder entenderlas,
o simplemente, del aburrimiento profundo que le infundían colores que veía sin poder nombrarlos, formas que entreveía
aquellos jóvenes pícaros que se dirigían a ella empezando pero que no se parecían a nada de lo que había visto en los
con estas palabras: «¡Oh, rara Avis!» libros.
Pero actualmente se sentía mejor. La fiebre había bajado Algunas veces, las mismas voces, los mismos colores y
hasta no ser más que un velo blanco que la cubría, una cosa las mismas formas venían repetidamente, y aprendió a
que habría podido apartar de un gesto, si no hubiera sido tan reconocerlas, en cierto modo. Una de las voces era grave,
agradable refugiarse debajo, acurrucarse contra su calor rezongante, y parecía salir directamente del interior de su
reconfortante. propia cabeza, aunque ella sabía muy bien que procedía en
Al darse cuenta de la realidad, Avis sonrió: la monotonía realidad de la especie de pirámide negra y brillante que tenía
era, en verdad, lo único que no la aburría. Al fin y al cabo, la ojos en las puntas de los brazos. Aquello no parecía ser ni
verdadera, la derrengante rutina era la esterilidad de la viscoso ni repulsivo; no había motivo para asustarse. Avis no
agitación. En comparación, esta tranquila sensación de comprendía por qué Marvin Mason la hacía callar, cuando ella
quietud, esta dulce serenidad parecía rica y fértil. Rica y empezaba a hablarle de aquellos sueños.
fértil... Creadora... Matriz. Claro, era un chiquillo nada más; cogía miedo y huía a
Las palabras se enlazaban. Retorno a la matriz. Cuarto casa, con su madre. Avis no tenía madre, no tenía sino a tía
negro, lecho caliente; acostarse como perrillo de fusil en la May; pero a ésta no le habría contado nunca aquellas cosas.
reparadora, la nutricia letargia de la fiebre... Además, ¿por qué habría tenido que contárselas? A ella los
Eso no era realmente la matriz; no había remontado tan sueños no le daban miedo, ¡eran tan claros, tan interesantes!
lejos; lo sabía. Pero esto le recordaba los días de aquellos A veces, en días grises, lluviosos, cuando no había otra
tiempos de su niñez. De cuando era una niñita de ojos cosa que hacer que jugar con la muñeca o recortar imágenes
oscuros devorados por la curiosidad. Una niñita que vivía sola para pegarlas en el álbum, Avis deseaba que la noche se
en una casona grande y antigua, como una princesa de diera prisa en llegar para poder soñar y revivir todas aquellas
leyenda en un castillo encantado. cosas.
Ah, claro, su tío y su tía también vivían allá, y no era Acabó por gustarle quedarse en cama todo el día y
realmente un castillo... ¡y nadie sabía que ella era princesa! alegar que se había resfriado, para no tener que ir a la
Salvo Marvin Mason, hay que decirlo. escuela. Avis mantenía entonces la vista fija en el ojo de
Marvin vivía al lado, e iba a veces a jugar con ella. tórtola y esperaba la llegada de los sueños. Pero durante el
Subían a su cuarto y miraban por el ojo de buey de la día no venían nunca; sólo venían por la noche.
claraboya, pequeño párpado que se abría al cielo. Con frecuencia se preguntaba cómo sería allá arriba. Los
Marvin sabía, seguramente, que era princesa; que su sueños debían venir del cielo, estaba segura. Las voces y las
cuarto era una torre de marfil y el ojo de perra una ventana formas vivían allá arriba, en algún lugar al otro lado de la
encantada. Cuando se subían a una silla para mirar fuera, ventana. Tía May pretendía que los sueños los producían los
veían el mundo detrás del firmamento. desarreglos intestinales; pero Avis sabía muy bien que no era
A veces ella no estaba segura de si Marvin veía real y cierto.
sinceramente el mundo de más allá de la ventana; acaso Tía May se inquietaba siempre por los dolores de barriga
dijera que sí, sencillamente, porque la amaba. de Avis y le reprochaba que no saliera a jugar fuera de casa.
Pero escuchaba con sosiego las historias que ella le Decía que si estaba pálida y delicaducha era porque no salía.
contaba de aquel mundo maravilloso. A veces le contaba las Pero Avis se encontraba bien, y además, tenía aquellos
que había leído en los libros; otras veces, se las inventaba secretos que repasar en su mente. Ahora ya casi no veía
ella misma. Los sueños no vinieron hasta más tarde; unas nunca a Marvin Mason, ni se tomaba la molestia de leer. Por
historias que también contó a Marvin. otra parte, aquello de ser princesa ya no la divertía. Los
Y he ahí lo que sucedía: empezaba bien, pero de una sueños eran muchísimo más reales; podía hablar con
manera o de otra las palabras acababan enredándose. Y no aquellas voces y pedirles que, cuando se fueran, se la
siempre encontraba las frases precisas para lo que había llevaran con ellas.
visto en sueños. Eran unos sueños muy especiales. Sólo le Avis llegó a ser casi capaz de entender todo lo que
venían las noches en que tía May se había dejado la ventana decían; había eso brillante que se contentaba con
abierta, y también, además, si no había luna. Entonces se columpiarse en la abertura de la ventana y aquello otro que
acostaba en la cama, muy apelotonadita, hecha un ovillo y tenía el aire de ser mucho más que lo que ella, Avis, podía
esperaba que el viento llegase a través del ojo de libélula. ver... y esto producía en su cabeza una música familiar. No
Vendría suavemente y ella sentiría en la frente y el cuello un estribillo, siempre igual, ¡ah, no! ¡Era más bien una
como la caricia de sus dedos. Unos dedos dulces y frescos especie de poema! En sus sueños, Avis le pedía que se la
que apenas le rozaban la cara, unos dedos apaciguadores llevara de aquí. Montaría sobre sus espaldas y volaría con ella
que la hacían desenroscarse y abrirse como una flor que las más allá de las estrellas. Era una picardía pedirle que volase,
sombras venían a libar. pero Avis sabía que, fuera, tenía alas. Unas alas grandes
Ella se adormecía en la espaciosa cama y las sombras como el mundo.
entraban en cortejo por la ventana. Una noche que no estaba Avis argüía y suplicaba, pero las voces le hacían
dormida, vio cómo llegaban las sombras, y supo que eran comprender que no podían llevarse consigo a las niñitas
reales. Entraban traídas por la brisa y se reunían a su pequeñas. O, en fin, algo así. Porque aquello era demasiado
entorno. Quizá fuesen las sombras, y no el viento, las que frío y estaba demasiado lejos, y habría que la transformarla.
tuvieran aquel dulce frescor. Quizá fuesen también las
Y Avis contestaba que le importaba poco el cambiar, que Después de todo esto, el doctor Clegg la condujo al
quería marcharse. Les dejaría hacer todo lo que quisieran, hospital. Allá no había ojo de tortuga y la gente entraba a
con tal que se la llevasen. ¡Ah, sería formidable poder verla toda la noche. Los sueños cesaron.
hablarles continuamente, bañarse en aquel dulce frescor y Cuando se hubo restablecido lo suficiente para volver a
soñar eternamente! casa, descubrió que la ventana también había desaparecido.
Una noche vinieron en mayor número que las veces Tía May y tío Roscoe la habían condenado porque Avis
anteriores. Se columpiaban en la abertura del ojo de ruiseñor era sonámbula. La muchacha no sabía qué era ser
y por todo el cuarto. Las había tan curiosas que se podía ver sonámbula, pero adivinaba que tenía algo que ver con su
a través de ellas, y a veces se montaban unas sobre otras. enfermedad y con los sueños, que ya no volvían.
Avis se daba cuenta de que, durmiendo, estallaba en Porque parecía que entonces los sueños habían
carcajaditas nerviosas; pero no podía remediarlo. Después se desaparecido definitivamente. No había manera de hacerlos
calmó y las escuchó. volver, y, por otra parte, ella no tenía tantísimas ganas de
Le dijeron que todo estaba dispuesto. Que iban a que volvieran. Actualmente se divertía mucho jugando con
llevársela. Sólo que no debía decir nada a nadie, ni tener Marvin Mason, y pronto volvería a la escuela en cuanto
miedo. Que regresarían pronto. Que no podían llevársela tal empezase el semestre próximo.
como era ahora, y que ella debía querer transformarse. Ahora, sin ojo de búho que mirar, dormía muy bien por
Avis respondió que sí. Ellas, todas, rumorearon una las noches. Tía May y tío Roscoe estaban contentos, y el
especie de melodía y se fueron. doctor Clegg decía que iba a ser un demonio de
La mañana siguiente, Avis estaba enferma de verdad, preciosidad...
muy grave, y no tenía ningunas ganas de levantarse. Tenía Avis lo recordaba todavía como si hubiera sido ayer. U
tanto calor que apenas podía respirar, y cuando tía May le hoy. O mañana.
trajo la bandeja, no pudo engullir ni un solo bocado. Recordaba cómo había crecido. Cuando Marvin Mason se
Aquella noche no soñó. Le dolía la cabeza y no paraba enamoró de ella. Todo lo que experimentó la noche que tía
de revolverse. De todos modos, fuera había luna llena, y los May y tío Roscoe perecieron en el accidente de Leedsville.
sueños tampoco habrían venido. Sabía que llegarían cuando Triste momento aquél.
la luna se hubiera marchado, no había de hacer otra cosa Otro mal momento todavía: cuando Marvin se marchó.
que esperar. Además, estaba tan enferma que no lo Ahora estaba sirviendo en las colonias. Avis se había
lamentaba demasiado. Era preciso que mejorase antes de quedado sola en aquella casona grande, que actualmente le
poder partir, o hacer lo que fuere. pertenecía.
Al día siguiente el doctor Clegg vino a verla. Era un buen Reba venía todos los días para ocuparse de la casa, y el
amigo de tía May y la visitaba con frecuencia; además, era su doctor Clegg pasaba de vez en cuando, incluso cuando hubo
médico particular. cumplido ya los veinte años y heredado oficialmente la finca.
El doctor Clegg le cogió la mano, preguntándole qué era No parecía aprobar la clase de vida que ella había
lo que no le marchaba bien aquella mañana a ia damita. Avis decidido vivir y en diversas ocasiones le preguntó por qué no
estaba con demasiada fiebre para responder nada en cerraba la casona y se iba a vivir en un pisito de la ciudad. Al
absoluto, y, por otra parte, tenía una cosa brillante en la médico le inquietaba ver que Avis no manifestaba el menor
boca. El doctor cogió el objeto, lo examinó y meneó la deseo de conservar las amistades que había hecho en el
cabeza. Se marchó un rato después, y entonces entraron tía colegio. Y esto recordaba vivamente a la joven la solicitud
May y tío Roscoe. Le hicieron engullir una especie de que el doctor demostraba por ella cuando no era más que
medicamento que tenía un sabor espantoso. una niña.
Empezaba a ser de noche; fuera se preparaba una Pero Avis ya no era una niña. E iba a ponerlo de
tormenta. Avis casi no podía hablar, y cuando cerraron el ojo manifiesto suprimiendo lo que había representado siempre,
de gato no tuvo fuerzas para pedirles, por favor, que dejasen para ella, el símbolo del dominio de los mayores. Hizo abrir
la ventana abierta esta noche, porque no había luna y otra vez la alta ventana redonda de su dormitorio.
vendrían a buscarla, a ella. Era algo estúpido. Avis se dio cuenta en aquel mismo
Luego todo empezó a girar y girar; tía May se acercó a la momento; pero, para ella, aquello revestía un significado
cama y pareció aplanarse como una sombra o una de particular, porque aquello restablecía en cierto modo el lazo
aquellas formas que ella esperaba, aunque haciendo un ruido con su niñez. Y en aquello se resumía su dicha: en la niñez y
de trueno que estallaba al exterior. Ahora Avis dormía, siempre en la niñez.
dormía profunda y dulcemente, a pesar de que oía los Ausente Marvin Mason, tía May y tío Roscoe difuntos,
truenos; aunque, por lo demás, no eran verdaderos truenos. poca cosa quedaba con que poblar el presente. Entonces Avis
Nada era verdadero, excepto las formas. Sí, nada era real subía a su cuarto y se hundía en los álbumes de recortes que
sino las voces, las formas y los colores... había coleccionado durante su infancia. Había guardado
...Entraban por el ojo de serpiente, que ya no estaba también las muñecas y los viejos cuentos de hadas, que
cerrado porque Avis lo había abierto y ella estaba allá arriba, ahora hojeaba para ayudarse a pasar las largas tardes
más alto de lo que hubiera ascendido nunca hasta entonces; solitarias. Con tales diversiones, uno casi llega a perder la
aunque así, sin cuerpo, era fácil, y pronto tendría uno nuevo, noción del tiempo. Los objetos que la rodeaban no habían
si bien las formas querían también el antiguo, puesto que se cambiado. Ah, claro, Avis era mucho más alta, y la cama ya
lo habían llevado igualmente. Además, todo esto le daba no tenía un aire tan impresionante, ¡ni la ventana estaba tan
igual, porque no lo necesitaba para nada y ahora ellas iban a arriba!
llevar su ulnagr Yuggoth Farnomi ilyaa... Pero ambos estaban allí. Ambos esperaban a la niña en
Fue en este instante cuando la encontraron tía May y tío que se convirtió de nuevo cuando, al caer la noche, se
Roscoe y, de un tirón, la hicieron bajar de la ventana. Más enroscó como una pelotita y se escondió entre las sábanas;
tarde dijeron que Avis había gritado a todo pulmón; que de se escondió para fijar la mirada en el ojo de buey, aquel
no ser así se habría marchado sin que ellos se dieran cuenta. párpado que se abría contra el cielo. Avis aspiraba de todo
corazón a soñar otra vez. Al principio no lo consiguió.
Al fin y al cabo era ya una mujer adulta, estaba vestirse para salir. De día, tenía la ventana; de noche, los
prometida, iba a casarse y no era ningún personaje de Peter sueños.
Ibbetson. Aquellos sueños de su infancia habían sido Así las cosas, un buen día se sintió singularmente débil y
bastante estúpidos. le sobrevino esta curiosa enfermedad. Pero no era esto lo
Quizá. Pero eran muy hermosos. Sí, incluso cuando que esperaba en cuanto a transformación física.
estuvo tan enferma que faltó poco para que se cayera de la Su espíritu continuaba intacto, lo sabía. Poco importaba
ventana. Hasta aquella vez habla sido muy agradable soñar. el número de veces que el doctor Clegg se había quejado de
Evidentemente, aquellas voces y aquellas formas no habían ella y hablado de llamar a un «especialista»; no tenía miedo.
sido más que obsesiones de neurótica, como decía Freud. Claro, sabía que la verdad era que querían que la examinase
Esto lo sabían todos. un psiquiatra. Aquel viejo chocho no se cansaba de soltar
¿Y si todos se equivocaban? discursitos zalameros aludiendo a su «retirada de la realidad»
Supongamos que todo aquello hubiera sido real. y sus «mecanismos de fuga».
Supongamos que los sueños no sean, simplemente, Clegg no sabía nada de sueños. Por lo demás, Avis no se
manifestaciones del subconsciente provocadas por una lo habría explicado. El médico no había sabido imaginar
indigestión o un aumento de colesterol. ¿Y si los sueños nunca la riqueza, la plenitud, el sentimiento de conquista que
fuesen producidos, en realidad, por impulsos electrónicos o procuraba el hábito de ponerse en contacto con otros
radiaciones planetarias emitidas en la misma longitud de mundos.
onda que tuviera la mente del durmiente? Actualmente Avis estaba al corriente de todo esto. Las
El pensamiento es un impulso eléctrico. ¿Puede ser que voces y las formas que entraban por el ojo de mochuelo
el que sueña actúe como una especie de médium sumido en venían de otros mundos. Como una niña cándida, las había
un estado de receptividad particular? Si el durmiente posee la atraído por su propia simplicidad. Ahora, al esforzarse
rara facultad de actuar como catalizador, es posible que lo conscientemente en hallar otra vez su ingenuidad infantil, las
que ve aparecer no sean fantasmas, sino criaturas de otro veía retornar.
mundo, o de otra dimensión. Se podría pensar que los Llegaban de otros universos, de unos universos de
sueños se alimentan de la sustancia misma del soñador, al belleza y esplendor. De momento Avis no podía ir a su
igual que los espíritus se convierten en ectoplasmas encuentro más que en alas de los sueños; pero un día... un
absorbiendo la energía del médium. día, muy pronto, traspasaría la barrera.
Avis lo pensó y volvió a pensar, y cuando hubo Las voces cuchichearon señalando su cuerpo. Dijeron
desarrollado su teoría, se dijo que todo parecía algo relacionado con un viaje, que hablaba de «cambio».
perfectamente coherente. Aunque, a pesar de ello, no Aquello no se podía expresar con palabras usuales; pero ella
hablaría con nadie de su descubrimiento. El doctor Clegg se les tenía confianza y, después de todo, un cambio físico
reiría en sus propias narices, o, peor aún, se contentaría con significaba poca cosa, si una se fijaba en el fin perseguido.
bajar la cabeza. Tampoco Marvin Mason habría estado de Pronto se habría restablecido y estaría fuerte. Bastante
acuerdo. Nadie quería verla soñar. La trataban siempre como fuerte para decir sí. Y entonces vendrían a buscarla, cuando
a una chiquilla. la luna lo permitiese. Hasta aquel momento, ella podía
Muy bien, se haría la chiquilla, una chiquilla que ahora reforzar su determinación, su manera de soñar.
podía hacer todo lo que quisiera. Y soñaría. Avis Long estaba tendida en la inmensa cama, bien
Muy poco tiempo después de haber tomado esta decisión calentita, en las tinieblas, aquellas tinieblas que penetraban
vio retornar los sueños. Casi como si hubieran esperado que de manera visible por la ventana abierta. Las formas se
los aceptase plenamente por lo que eran. insinuaban, se enroscaban en los lienzos, se alimentaban de
Sí, retornaron, lentamente, poquito a poco. Avis observó la noche misma, crecían, palpitaban, lo envolvían todo.
que si se concentraba sobre el pasado, durante el día, si se Las formas la tranquilizaron con respecto a su cuerpo;
esforzaba en recordar la infancia, facilitaba el proceso. Y por pero a la joven la tenía sin cuidado y les dijo que no le daba
esta razón pasó cada día más y más tiempo en su cuarto, importancia, porque creía que el cuerpo era accesorio y que
dejando los cuidados de la casa confiados a Reba. Si quería sí, que consideraría aquello, de buena gana, como un
aire fresco, siempre podía mirar por la ventana. Estaba muy cambio, con tal de poder partir, lo cual, sabía, dependía
alta y era pequeña; pero bastaba que Avis se subiera a una exclusivamente de ellas.
silla para que pudiera ver el cielo y las nubes que lo No es más allá de las estrellas, sino entre las estrellas,
escondían a trozos, mientras esperaba la llegada de la noche. en medio de ellas, donde reside la esencia, tiniebla de las
Entonces se acostaba en la gran cama y aguardaba al tinieblas, porque Yuggoth no es más que un símbolo; aunque
viento. El viento se acercaba suavemente, y las tinieblas se no, esto no es cierto, no hay símbolos, porque todo es
deslizaban dentro del cuarto; y pronto podía escuchar el realidad, y sólo es la percepción lo limtitado... porque...
cuchicheo de las voces apagadas. ch'yar ul'nyar shaggornith...
Las voces fueron las primeras que regresaron; pero eran Nos cuesta trabajo hacernos comprender — pero yo te
débiles, lejanas. Poco a poco ganaron en intensidad, y Avis comprendo — tú no puedes resistirte — yo no quiero
pudo observar de nuevo las diferencias y reconocer las resistirme — tratarán de impedírtelo — nada podrá
distintas entonaciones individuales. impedírmelo porque yo les pertenezco — sí, y tú perteneces -
Tímidamente, con muchas vacilaciones, las formas y es para muy pronto — sí, es para pronto — muy pronto —
reaparecieron a su vez. Cada noche se hacían más claras. sí, sí, muy, muy pronto...
Avis Long (una chiquilla de grandes ojos redondos en una Marvin Mason no esperaba que le recibieran de este
espaciosa cama bajo el ojo de terciopelo) las esperaba con modo, ni pensarlo. Avis no había escrito, ni había venido a la
impaciencia. estación, evidentemente..., pero la posibilidad de que
Ya no estaba sola. No tenía necesidad de ver amigos ni estuviera enferma de gravedad no había cruzado por su
de hablar con aquel viejo imbécil de doctor Clegg. Ni por qué mente.
perder el tiempo hablando tonterías con Reba, ni de hacer
melindres con motivo de las comidas. No tenía necesidad de
El muchacho se había ido derechamente a casa de Avis, curiosamente infantiles de Avis, como también evitaba mirar
y le causó una trágica sorpresa el encontrar al doctor Clegg a la negra, siniestra abertura de la ventana redonda.
la puerta. —No puedo, y no hay más que hablar.
El anciano médico tenía un semblante apenado, y la Hasta su voz parecía tener un acento infantil. Los tonos
primera frase que pronunció contribuyó todavía a reforzar agudos, penetrantes, habrían podido salir muy bien de los
esta sensación. Estaban sentados cara a cara, abajo, en la labios de una niña, una niña fatigada, medio dormida, y
biblioteca. Mason sentíase incómodo dentro del uniforme, y ligeramente irritada de que la hubieran despertado con un
el anciano se mostraba demasiado repleto de vocabulario sobresalto.
profesional. —Pero tus proyectos..., tus cartas...
—En fin, ¿qué hay, doctor? —Lo siento. No puedo hablar. Sabes que no he estado
—No sé. Una ligera fiebre crónica. Insomnio. Lo he bien. Sin duda el doctor Clegg te lo habrá dicho, abajo.
comprobado todo: ni vestigio de tuberculosis o de infección —Pero ahora vas mucho mejor —insistió Mason—.
maligna. Su mal no es... orgánico. Dentro de pocos días volverás a estar en pie.
—¿Quiere decir que es el espíritu...? Avis meneó la cabeza. Una sonrisa —la sonrisa equívoca
El doctor Clegg se hundió profundamente en el sillón y de una niña desobediente— levantó las comisuras de sus
bajó la cabeza. labios.
—Le podría contar muchas cosas, Mason. Las teorías de —No puedes comprenderlo, Marvin. No podras
la medicina psicosomática, los beneficios de la psiquiatría, comprenderlo nunca. Tú perteneces a... esto. —Un ademán
la... Pero importa poco. Sería una hipocresía. indicó la estancia— Yo pertenezco a otra parte.
»He hablado con Avis, o, más bien, he tratado de Y la mano señalaba, inconscientemente, hacia la
hablarle. Ella no decía gran cosa; pero lo poco que ha ventana.
explicado me ha trastornado profundamente. Y su conducta Ahora Marvin alzó la mirada. No podía evitarlo; el
me ha inquietado más todavía. Usted adivinará adónde agujero redondo y negro se abría sobre la nada. O sobre...
quiero ir a parar, imagino, si le digo que Avis lleva la vida de algo. Fuera, el cielo estaba negro, sin luna. Un viento frío
una niña de ocho años. La vida que llevaba a dicha edad. venía a rodar como una ola alrededor de la cama.
Mason frunció el entrecejo. —Cerraré la ventana —dijo, procurando adoptar un tono
—¡No me dirá que sube otra vez a sentarse en su cuarto sosegado y previsor.
y a mirar por la ventana! —No.
El doctor Clegg hizo un signo afirmativo. —Niña, estás enferma; vas a resfriarte.
—Pues yo creía que la habían cerrado tiempo atrás, Incluso cuando acusaba, la voz de Avis parecía
cuando se dieron cuenta de que Avis era sonámbula y que... curiosamente aguda. La joven se sentó, muy erguida y se
—La hizo abrir de nuevo meses atrás. Y Avis no sido encaró con él.
nunca sonámbula. —Tú estás celoso, Marvin. Tienes celos de mí. De ellas.
—¿Qué quiere decir? No me dejarías soñar nunca. No me dejarías partir jamás. Y
—Avis Long no ha paseado nunca en sueños. Me yo quiero irme. Ellas van a venir a buscarme.
acuerdo muy bien de la noche en que la encontré sobre el »Yo sé por qué te ha enviado acá, el doctor Clegg.
marco de la ventana. No sobre la mesita, porque no la había. Quiere que me convenzas de que baje otra vez. Quiere
Estaba encaramada sobre la pieza de apoyo de la ventana encerrarme, como también quiere cerrar la ventana. Quiere
abierta, con la mitad del cuerpo afuera, como un perrito que que me esté aquí porque tiene miedo. Todos tenéis miedo de
hubiera probado de saltar demasiado alto. lo que hay allá... fuera.
»Pero no había ninguna silla debajo, ninguna escalera. »Pues todo eso no sirve de nada; no podrás detenerme.
Ningún medio para llegar allá arriba. Sencillamente, ella No podrás detenerlas.
estaba allí... y nada más. —Cálmate, querida...
El médico volvió la cara antes de continuar. —Me da igual. ¿Crees que me preocupo de lo que hagan
—No me pregunte qué significa esto. No podría, ni de mí, desde que sé que podré partir? No tengo miedo. Sé
querría, explicarlo. Habría debido hablarle de las cosas que que no puedo partir tal como soy ahora. Sé que primero
cuenta..., sus sueños y las presencias que vienen a verla. Las tienen que transformarme. Hay ciertos puntos que quieren
presencias que quieren llevársela. guardar secretos por motivos que sólo ellas saben. Si te
»Mason, es usted quien debe intervenir. Honradamente, contara ciertas cosas, te aterrorizarías. En cambio, yo no
yo no puedo hacerla encerrar; por una razós muy sencilla: la tengo miedo. Tú piensas que estoy enferma y loca... No
reclusión no significa nada para los sueños. No se puede digas lo contrario.
construir muralla alguna para protegerse de ellos. »Me siento bastante bien, bastante fuerte para verlas
»Pero usted puede rodearla de afecto, puede curarla. cara a cara y enfrentarme con su mundo. Eres tú el que está
Usted es el único que puede cuidarla, que puede despertar demasiado afectado para soportar todo esto.
su interés por la realidad. Ah, ya sé que esta perspectiva Avis había terminado gritando, con un gemidito agudo de
tiene el aire de un romanticismo exagerado y estúpido, tanto rabieta infantil.
como la otra debe de parecer loca y abracadabrante. —Mañana abandonamos esta casa, tú y yo —dijo Mason
»Y sin embargo, es así. Es lo que ocurre. En este preciso —. Nos vamos. Nos casaremos y seremos felices
instante ella duerme en su cuarto y oye las voces..., lo sé eternamente, como en los libros de cuentos de hadas. Lo que
muy bien. Pruebe, pues, de hacerle oír la de usted. le pasa a usted, princesa, es que no ha crecido. Todas estas
Mason salió del aposento y empezó a subir las escaleras. historias de duendes y de reinos exteriores...
Avis lanzó un chillido.
—Pero ¿qué quiere decir eso de «no puedo casarme Mason simuló que no lo oía.
contigo»? —Y para empezar voy a cerrar esta ventana.
Mason contemplaba el cuerpo sumido en un revoltijo de Avis siguió chillando. Sus gritos se convirtieron en aullido
sábanas. Probó de esquivar la mirada directa de los ojos estridente cuando Mason estiró el brazo y empujó el vidrio
redondo sobre la negra abertura. El viento trató de oponerse Entraron en el oscuro cuarto, el doctor Clegg delante,
a sus esfuerzos, pero él cerró la ventana y aseguró el tanteando en busca del interruptor. La dura claridad eléctrica
pestillo. inundó la estancia.
De súbito, unas manos se le hundieron en la garganta, Movidos por un terrible presentimiento, los dos hombres
por detrás, mientras los gritos estallaban en sus oídos. levantaron la vista instintivamente hacia la claraboya, el «ojo
—Te mataré —gritó Avis. de buey», de lo alto de la pared.
Era el grito de una niña enfurecida. Pero no había nada El aire frío de la noche se desparramaba por la abertura
de infantil ni de débil en la fuerza que movía aquellos dedos desmenuzada cuyo cristal había volado a pedazos, como bajo
encarnizados. Mason se deshizo de ella, sin aliento. el golpe de un puño gigante. Dispersos por todas partes,
Luego, repentinamente, el doctor Clegg apareció en la brillaban fragmentos de vidrio; pero no se veía rastro de
habitación. Brilló una jeringa hipodérmica y se hundió con un proyectil alguno. No obstante, era evidente que el cristal lo
destello de plata. habían roto desde el exterior.
Condujeron a la muchacha a la cama y la acostaron. Las —El viento —murmuró Mason con voz débil.
blancas sábanas formaban como un aderezo alrededor del Pero al decirlo no se atrevió a mirar al doctor Clegg. No
rostro cansado de la niña dormida. hacía viento; apenas una brisa muy leve, dulce y fresca que
Ahora la ventana estaba bien cerrada. Todo había acariciaba las cortinas y hacía danzar las sombras en la
quedado ya en orden cuando los dos hombres apagaron la pared. Unas sombras que oscilaban en silencio en torno a la
luz y se retiraron de puntillas. cama grande del fondo de la habitación.
La brisa, el silencio y las sombras los envolvían cuando
Mason suspiraba delante del fuego. se acordaron por fin de mirar al lecho.
—Poco importa cómo, pero mañana me la llevo de aquí Reposando sobre la blanca almohada, el semblante de
—se prometió—. Quizá haya sido demasiado repentino, todo Avis estaba vuelto hacia ellos. El doctor Clegg dedujo lo que
esto... Volver a mitad de la noche y precipitarme a Mason había comprendido por instinto. Los ojos de Avis Long
despertarla. No he sido muy delicado. Pero había algo en se habían cerrado para siempre.
ella, algo en la atmósfera del cuarto, que me ha aterrorizado. Pero no fue esto lo que hizo estremecerse a Mason... no
El doctor Clegg encendió la pipa. era la vista de la muerte lo que le arrancó un grito al doctor.
—Lo sé —rubricó—. Es esto lo que me impide El pacífico rostro vuelto hacia ellos entre los velos de la
comprender lo que pasa. Hay mucho más que una simple muerte no tenía nada de amedrentador. No, en la cara no
alucinación. había nada que hiciera temblar...
—Voy a pasar la noche aquí —continuó Mason—, por si Sobre la blanca almohada, los rasgos de Avis Long
ocurriera algo. manifestaban una serenidad perfecta.
—Avis dormirá —aseguró el médico—. Puede darlo por Pero su cuerpo había... huido.
seguro.
—A pesar de todo, estaré más tranquilo si me quedo. Los esponsales inenarrables. Robert Bloch
Empiezo a tener una idea propia sobre todo eso que Trad. Baldomero Porta.
cuenta... Esos otros mundos, y los cambios que han de Háblame de horror... Libro Amigo, 303
producirse en el cuerpo de ella antes del viaje... Esto tiene Bruguera, 1975
algo que ver con la ventana, probablemente. Y se parece
mucho a un deseo de suicidarse.
—¿Intuición de la muerte? Es posible. Hubiera debido
prever esta posibilidad. Sueños premonitorios... Pensándolo
bien, Mason, me quedaré con usted. Podríamos instalarnos
bastante cómodamente aquí, ante la lumbre.
Se hizo el silencio.
Sería más de la medianoche cuando los dos hombres
abandonaron sus respectivos puestos para acercarse al
fuego.
Un ruido agudo se desarticuló en fragmentos estridentes.
Ambos estuvieron en pie antes de que el eco argentino se
apagase, y se precipitaron hacia las escaleras.
No intercambiaron ni una sola palabra. Arriba el ruido
había cesado, y sólo el sordo golpear de sus pisadas en los
escalones rompía el silencio. Cuando se pararon delante de la
puerta de Avis Long pareció que el silencio se condensaba.
Era un silencio total, perfecto, casi palpable.
La mano del médico fue en busca del pestillo y lo hizo
girar. Sin resultado.
—¡Cerrada! —exclamó—. Se habrá levantado y habrá
pasado el cerrojo.
Mason arrugó el ceño.
—¡La ventana...! ¿Cree que habrá podido...?
El doctor Clegg no respondió. Volvióse y lanzó el macizo
hombro contra la puerta, poniendo de relieve los músculos
del cuello. Las tablas crepitaron y cedieron. Mason pasó la
mano y abrió desde el interior.

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