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Los dinosaurios Y la Biblia
Calma para la conlroaersk ¿, la. c,reación
¿Dan los fósiles evidencia de que la tierra ha existido por
millones de años? ¿Podrla una inundación catastrófica
haber echado por tierra las conclusiones de la ciencia?
¿Dónde encajan los dinosaurios en el relato bíblico de la
creación?
Los que desean encontrar el verdadero signficado de los
primeros capltulos del Génesis han llegado a diferentes
conclusiones. La controversia resultante los ha polarizado,
a pesar de que todos desean interpretar la Biblia y el regis-
tro geológico honestamente.
Ofrecemos este librito, de Dean Olhman, uno de nues-
tros escritores, con la oración de que nos ayude a respetar-
nos en nuestras diferencias, al tiempo que afirmamos juntos
que el relato de la creación del Génesis es verdadero.
Mart'in R De Haan II
Contenido
Los fósiles y la búsqueda de la verdad... .............2
los dos libros de Dios: la naturaleza y la Biblia........ ..............4

¿Qué significa creer en el relato del Génesis?............................9


¿Qué implica creer en el relato del Génesis?..................'........19
Preguntas sobre el relato de la creación del Génesis... .,,........22
l¿ üda en dos mundos...,................. .,..............31

Titulo del orlginat¡ Dinosaurs & The Blble SPatrt§h . . ISBN ,-5A424492'X
Arte de lá cubierta: Douglm tlenderson Traducclón¡ Mercedes De la Rosa
Las cit6 de 16 nscrituras son tomadG de la versión Reina-Valera, 1960.
Copyright O20Or RBC Ministries, Crild Rapids, Michigm Prínted tn USA
Iroq fósiles y la búsqueda
de la verdaá
Cargando a cuestas sus herramientas, st§ instrumentos
científicos y sus almuerzos, el profesor ktr q Greenberg y
sus estudiantes de geologla sudan la gota gorda para llegar
a la pradera a la que se habían propuesro llegar en las mon-
taias Negras de Dakota del Sur. Como parte de sus esru-
dios universitarios han pasado varias semanas a mediados
de verano estudiando este dentado solevantamiento cerqr
del lado occidental de la gran pradera estadounidense. Estar
en el campo de esta forma es el gozo de la vida de un geó-
logo. De niño, Greenberg, como la mayoríade los mucha-
chos, sentía fascinación por las piedras, pero su curiosidad
lo llevó a elegir una carrera. Jeff todavía siente un gran
deseo de comprender la historia de la tierra que cuentan los
estratos de roca y los restos de fósiles que por lo general
pasan desapercibidos debajo de nuestros pies.
Existe otro dato acerca de Jeff que es importante que
comprendamos. Adem¿ís de ser un hombre de ciencia, es
un hombre de fe que acepta el relato de la creación del Gé-
nesis. Jeffcree que no hay contradicción entre el relatobl-
blico de la creación y los restos fosilizados de plantas y
animales que aparecen en el registro geológico de la histo-
ria de la tierra.
Puesto que Jeff es un científico que acepta la cosmovi-
sión de la Biblia, a menudo se ve rodeado de desacuerdos.
Por un lado trabaja con muchos científicos que no com-
2
:
parten su fe. Cuando necesita información sobre la evi-
dencia de fosiles o formaciones geológicas, generalmente
consulta con un paleontólogo, un paleobotánico, un pale-
ozoólogo y otros que se especializan en la vida antigua
Qtalco es un prefijo griego que significa «antiguo» o
«prehistórico»). Muchos de sus colegas aceptan una cos-
movisión que rechaza el relato de la creación del Génesis.
Por otro lado, la interacción de Jeffcon personas de fe
también está llena de desacuer- . ..... o o. o ...... .
dos. Algunos creen las estima- ¿Qué significa
ciones científicas generalmente Crggr en e¡ relatO
aceptadas de la edad de la tierra, de la creac¡ón
mientras que otros están con- del Génesis?
vencidos de que la Biblia descri-
be un mundo que tiene varios miles de años de antigüedad
y no muchos millones.
¿Cómo maneja la controversia alguien como el doctor
Greenberg? Y lo que es más importante, ¿cómo vive ho-
nesta y fielmente cualquiera de nosotros en medio de tanta
incertidumbre y desacuerdo?
En las páginas siguientes sugeriremos un enfoque que
permite leer el relato de la creación del Génesis codo a
codo con la evidencia del mundo natural que nos rodea.
No nos concentraremos en lo que la gente de fe difiere,
sino en la pregunta más importante: ¿qué significa creer en
el relato de la creación del Génesis al tiempo que se vive y
se trabaja entre los que creen que el mundo es producto de
fuerzas naturales y materiales?

3
Los dos libros de Dios:
La natwaleza"y la Biblia
Los teólogos han clasificado la Biblia y la naturaleza histó-
ricamente como «dos librosr: la reuekción especial y la re-
uelación general. Las Escrituras inspiradas de la fe judíayla
cristiana juntas reciben el nombre de revelación «especialr.
Su influencia combinada se extiende por todo el mundo y
está en el cenrro de la cultura occidental, lo que hace a la
Biblia el libro m¿ís ampliamente traducido, circulado y es-
tudiado de la historia.
La Biblia habla de sl misma como la revelación escrita
de Dios. Afirma enseñarnos lo que es verdad y ayudarnos
a comprender lo que está mal en nuesrras vidas. Ofrece in-
dicarnos la dirección correcta y enseñarnos cómo cultivar
buenas relaciones con Dios y con el hombre (2 Timoteo
3:16-17).
El segundo de los libros de Dios es el de la naturaleza.
Este es el registro de Dios escrito en el mundo natural que
nos rodea y en las páginas del corazón humano. Se consi-
dera ngeneral» porque es una revelación de Ia verdad que
siempre ha estado disponible a todo el mundo a lo largo de
la historia. Es la obra de Dios en la creación misma y sirve
como registro de las acciones de Dios en la tierra y en la
historia humana.
La Biblia habla de cómo Dios se revela a Sl mismo por
medio del libro de la naturaleza.Elapóstol Pablo escribió:
«Porque las cosas invisibles de é1, su ererno poder y deidad,

4
se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas..., (Ro-
manos 1:20).
El autor judío del Salmo 19 expresó una observación si-
milar cuando escribió: «Los cielos cuentan la gloria de
Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. LIn
día emite palabra a oúo üa, y una noche a otra noche de-
clara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es olda su
voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del
mundo sus palabras...» (Salmo l9:I-4).
Entonces, según las Escrituras, el segundo libro de
Dios, leído por todo el mundo, revela la gloria de Dios (es-
plendor y riquezas), su obra (creatividad), su poder eterno
(incluyendo su fuerza moral y su capacidad de hacer mila-
gros), y su naturaleza divina (sus atributos). Juntas, estas
revelaciones muestran que el mundo natural es una vasta
colección de regalos diünos que nos revelan una gran parte
de la verdad sobre la personali- aaaaaaooaaaoaaoaa
dad y el carácter de nuestro Cre- La ciencia, en el
ador. l,a creación no sólo grita meior de los
«Diosr, sino que grita que nÉl es casos, es un
poderoso y sabior. intento de leer el
I-ectura de los dos libros. l¿ libro de la natu-
ciencia, en el mejor de los casos,
raleza (o las
es un intento de leer el libro de la
obras de Dios).
naturaleza (o las obras de Dios). Durante los últimos 150
años (desde el surgimiento del darwinismo), por lo general
ha habido aversión a las ciencias dentro de la Iglesia, para
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dewentaja nuestra. Entre las personas de ciencia hoy üapa-
rece haber primordialmente agnósticos, areos o panteístas.
Pero el hecho de que muchos profesionales de la ciencia no
acepten la cosmovisión bíblica no hace que la profesión en
sl misma sea impía. Antes de
Lo que hizo Darwin, la cosmovisión bíblica
pos¡ble la ciencia predominaba en las ciencias. De
moderna fue la hecho, lo que hizo que la ciencia
creenc¡a en una moderna fuera posible fue la cre-
creac¡ón rac¡onal encia en una creación racional
ordenada y d¡se- ordenada y diseñada inteligente-
ñada inteligente- mente. Muchos de los pioneros
mente. de la ciencia eran seguidores de-
votos de la Biblia que crelan que
las dos revelaciones eran testigos de la verdad: Kepler,
Bacon, Newton, Pascal, Faraüy y muchos otros.
F.n un ensayo oral en la radio pública nacional, Joseph
Loconte destacó que umuchos escépticos han olvidado la
enorme deuda histórica que tienen con las creencias judía
y cristiana en un cosmos ordenado. Consideran a la reli-
gión como enemiga de la ciencia y el progreso, cuando en
verdad fue la perspectiva religiosa [bíblica] lo que ayudó a
lanzar la revolución científica hace más de tres siglosr.
Tal vez sea esa la razón por la que muchos líderes espiri-
tuales influyentes a lo largo de los siglos han recibido su ilu-
minación mientras estaban en el desierto: estaban rodeados
de la verdad de la revelación general de Dios (la naturaleza),
mientras meditaban en la verdad de su revelación especial
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(la Biblia). Muchos han descubiefto que cuando están se-
parados del ruido y la distracción de la civilización, el libro
de las obras de Dios y el libro de las palabras de Dios jun-
tos pueden llegar a ser revelaciones abrumadoras de la ver-
dad. Personas como Moisés, David y Juan el Bautista
parecen haber encontrado en el desierto un santuario
donde los libros de la revelación especial y general de Dios
hablaban en armonla. aaaaaaaoaaaoooaaa
El problema de leer ambos Los huesos de
libros. En nuestro tiempo, mu- los dinosaur¡os
chos han descubierto que el libro han hecho que
de la revelación especial de Dios
muchos se pre-
no siempre parece estar diciendo
gunten si Ia his-
lo mismo que el libro de la natu-
toria del registro
natural está en
raleza. l,os huesos de los dino-
conflicto con ¡a
saurios, por ejemplo, han hecho Biblia.
que muchos se pregunten si la
historia del registro natural está en conflicto con la Biblia.
Un problema que existe con los dinosaurios (la palabra d.i-
nosaurio está compuesta de términos griegos que significan
nlagarto monstruoso») es que no se mencionan clara y ob-
viamente en la Biblia, aunque algunos han notado que el
libro de Job describe dos criaturas monstruosas que no
coinciden con animales existentes: el behemot (40:15) y el
lwia*ín (3:8;41:1).
Una dificultad aun mris importante que presentan los
dinosaurios y otros restos fosilizados de criaturas extintas es
que la medida y evaluación cientlficas parecen colocar a la
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gran mayoría de ellos en la tierra millones de años antes de
que apareciera la humanidad. Por ranto, es comprensible
que muchos se hayan preguntado por qué la Biblia no ex-
plica de manera directa la apariencia de una gran edad ni la
historia de los dinosaurios y otras especies extintas como
parece decir el registro dela coreza de la tierra.
Aquí es donde pueden surgir los desacuerdos. Los eru-
ditos de la Biblia no están de acuerdo sobre dónde colocar
los dinosaurios en la historia de la Biblia. A veces los desa-
cuerdos se yuelven intensos, y ambos lados acusan al otro
de no ser fieles a la revelación de las Escrituras ni a la reve-
lación del mundo natural. Sin embargo, lo que tenemos
que ver es que independientemente de cómo enfoquemos
el problema de los dinosaurios de manera individual, exis-
ten posibles explicaciones.Y para aquellos que acepramos
la naturaleza verdadera del relato del Génesis, aquello en lo
que estamos de acuerdo es muchísimo más imporrante que
nuestros desacuerdos.
Antes de examinar la dificultad de los dinosaurios más
detenidamente, enfoquemos nuestra atención en las creen-
cias generalmente aceptadas por aquellos que creen en el
Génesis bíblico.
:Qué significa creer en el relato
ilel Génésis?
El desacuerdo entre los eruditos de la Biblia sobre cómo
explicar la apariencia de una gran edad y especies extin-
tas de criaturas no es el asunto más importante. Más im-
portante esque junto con la abrumadora evidencia de la
naturaleza...
l. El Génesis afirma la existencia de Dios. Cuando
declaramos que el relato de la creación del Génesis es ver-
dadero decimos que creemos que el cosmos debe su exis-
tencia material a un Esplritu eterno y personal. Las
primeras palabras de la Biblia son: «En el principio creó
Dios los cielos y la tiera, (Génesis 1:1).
Es importante comprender que Moisés escribió esas Pa-
labras en el contexto histórico y natural del monte Sinaí.
No sólo había visto él la evidencia de Dios en los cielos y
en la expansión del desierto, sino que también vio la reve-
lación especial de Dios por medio de los milagros dsl
Exodo y de un encuentro directo con su Creador en la
cima de una montaña.
La afirmación de Moisés de que «en el principio creó
Dios los cielos y la tierra, contrasta con la cosmovisión
del naturalismo. El naturalismo, que forma la filosofía
de muchos científicos, niega la existencia de Dios. Da
por sentado que el mundo material es todo lo que exis-
te. (De ahí que al naturalismo también se le llame mate-
rialismo o humanismo secular.) Carl Sagan resumió su
9
teología de esta manera: «El cosmos es todo lo que ha¡
ha habido y habrá.,
2. El Génesis afirma el poder de Dios. Cuando deci-
mos que el relato de la creación del Génesis es verdadero es-
tamos diciendo que creemos que por el poder de su palabra
y sabiduría eternas, Dios habló y creó el mundo material.
.. o ... o o... o . .. . . Por la palabra de su boca, Dios
Por la palabra de hizo algo d.e la nad.a, puso orden
su boca, Dios al caos y luz en las tinieblas.
hizo algo de la El resto de la Biblia repite este

nada, puso ::Ti:3i:?il:3;fffi:


orden al caos y bra de Jehová fueron hechos los
luz en las cielos... él di.io, y fue hecho...,
(Salmo 33:6,9).
tinieblas.
Esta afirmación contrasta con
la cosmovisión naturalista de que la inteligencia, la con-
templación y la comunicación son el resultado de la evo-
lución darwiniana y, por tanto, no tienen efecto causal en
el origen del mundo material.
3. El Génesis afinna la perconalidad de Dios. Cuan-
do declaramos que el relato de la creación del Génesis es
verdadero decimos que creemos que el cosmos tiene su
fuente en una Persona viva que es buena, arnorosa y mise-
ricordiosa, y que la creación original dio evidencia de esas
caracterlsticas personales. La belleza y utilidad del mundo
natural tienen su origen en la capacidad de su Creador de
tener un propósito de consideración y amor. Todas las es-
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pecies originales de la tierra eran buenas porque reflejaban
el conocimiento, la sabidurla y el genio infinito de nuestro
Creador. Su carácter personal es la fuente de todo lo que es
bueno, beneficioso y hermoso.
Moisés reflejó esa participación personal del Creador en
su creación cuando dijo: uY vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera» (Génesis
1:31). Posteriormente David declaró: nClemente y miseri-
cordioso es Jehová, lento para la ha, y grande en miseri-
cordia. Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias
sobre todas sus obras, (Salmol45:8-9).
Esta creencia en un Creador infinito y personal con-
trasta con la cosmovisión naturalista que no reconoce
un Creador, sino que afirma que los atributos persona-
les son producto de una evolución sin gula, y por tanto,
no pudieron haber tenido parte en Ia ncreación, del
mundo material.
4. El Génesis affrma el propósito de Dios. Cuando
declaramos que el relato de la creación del Génesis es ver-
dadero decimos que creemos que el orden de nuestro
mundo material tiene su fuente en el propósito y plan de
un Creador sapientísimo y todopoderoso. Por el diseño y
el orden de Dios se formaron los rasgos astronómicos del
universo, asl como los océanos, la derra y la atmósfera de
la tierra. En seis perlodos de tiempo que las Escrituras lla-
man ndlasr, el Creador invirtió su genio para proveer las
interdependencias primaria, vegetal y animal del mundo
natural. Por medio de un diseño y un orden con propó-
1l
sito, Dios creó las familias originales de la vida y les
mandó a que se reprodujeran, cada una «según su espe-
cie» (Génesis l:24).
El libro de la revelación especial explica que podemos
ver todo lo que nos rodea. El equilibrio de la naturaleza es
resultado del diseño inteligente de Dios y lleno de propó-
sito: nEl que hizo la tierra con su poder, el que puso en
orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su

l.'Ér'üüL'r,i;;'á' ' '


sabiduría, (|eremías 10:12). Fue
este gran conocimiento lo que
tierra con su inspiró aI escritor de canciones
poder, el que de Israel a declarar: «¡Curín innu-
puso en orden el merables son tus obras, oh Jeho-
mundo con su vá! Hiciste todas ellas con
saber, y extendió sabiduría; la tierra está llena de
los cielos con su tus beneficios, (Salmo 104:24).
sabiduría» Esta creencia de que la vida
(Jeremías 10:12). toda está diseñada, es significati-
va y tiene propósito contrasta
con la cosmovisión naturalista de que el cosmos es una ca-
sualidad y que los rasgos de la tierra, incluyendo la vida
misma, son merarnente el resultado no intencionado de la
materia, más tiempo, m¿ís casualidad.
5. El Génesis afirma la providencia sustentadora de
Dios. Cuando declaramos que el relato de la creación del
Génesis es verdadero, decimos que Dios constantemente
supervisa y sostiene la creación y sigue dando vida a todas
las cosas vivientes.

t2
Después de cantar al Dios que echó el fundamento de
la tierra, el salmista celebró la obra sustentadora del Crea-
dor cuando escribió:
Tú eres el que muía fuentes por los arroyos; uan
las
entre los montes; dan d¿ beber a todas l¿s bestias dcl
cdrnpo; miügan su sed los dsnos monteses. A sus
orilla habitan ks aues d¿ los ciehs; cdntnn entre
l.as ramas. El riega los montes d¿sdc sus d?osentos;
del fruto d¿ sus obras se sacia la tiena. El hace
producir el heno para las bestias, y la hierba para
pan d¿ l¿ tiena.
el seraicio dcl hombre, sacand.o el
Tod.os elbs esperan enti, para que les dzs su comida
a su tiempo (Salrno 104:10-14,27).
Esta creencia en un Dios Creador que también sostiene
su creación por la palabra de su boca contrasta con la cos-
movisión naturalista de que son leyes naturales no creadas
las que sustentan y mantienen la integridad del universo.
6. El Génesis afirma que Dios hizo al hombre y a la
mujer a su semejanza. Cuando declaramos que el relato
de la creación del Génesis es verdadero decimos que cree-
mos que la personalidad del hombre y la mujer tiene su
origen en un Creador personal que nos hizo a su propia se-
mejanza (imagen). Para coronar su creación, Dios tomó la
materia muerta de la tierra para crear un hombre. Luego,
para dar al hombre una compañera y complemento, tomó
materia viva del hombre para crear una mujer. Esta pareja
humana original fue Adán y Eva.
El libro de la revelación especial de Dios dice: ,.ü creó
t3
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó, (Génesis l:27); «Entonces Jeho-
vá Dios formó al hombre del polvo de Ia tierra, y sopló en
su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente,
(Génesis 2:7); nY de la costilla que Jehová Dios tomó del
hombre, hizo una mujer...» (Génesis 2:22).
Esta creencia de que de todas las criaturas de Dios el
hombre y la mujer fueron hechos a semejanza de Dios
contrasta con la cosmovisión naturalisra que hace hincapié
en que la humanidad es merarnente producto de la evolu-
ción darwiniana, y que no tiene una naturaleza especial re-
lacionada directamente con la personalidad de un Creador
sobrenatural.
7. El Génesis afirma que fuimos hechos para las re-
laciones. Cuando declaramos que el relato de la creación
del Génesis es verdadero decimos que creemos que las re-
laciones que disfrutamos denen su origen en un Dios que
es eternamente dado a las relaciones. El resultado de la
creación con propósito de Dios fue una serie de relacio-
nes que explican el significado de Ia vida misma.
No sólo creó Dios a la gente, sino que entró en una re-
lación personal con ella. Estaba en comunión con Adán y
Eva y caminó con ellos en el jardln del Edén (Génesis 3:8).
La relación de Dios con la tiera fue de propiedad. El
pueblo de Israel declaró su aceptación de esta afirmación
cuando cantó: «De Jehová es la tierra y su plenitud; el
mundo, y los que en él habitan» (Salmo 24:1).
La relación de la humanidad con la tierra fue de mayor-
t4
d.omía. Desde los primeros días de la vida del hombre en [a
tierra, él entendió que su responsabilidad era cuidar la tie-
rra que su Hacedor le confió: «Tomó, pues, Jehová Dios al
hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo la-
braray lo guardase, (Génesis 2:15).
Esta creencia de que estamos hechos para las relaciones,
las cuales tienen su origen en aoaaooaaaatooaaaa
nuestro Creador, contrasta con El resultado de
la cosmovisión naturalisa que la creación con
no reconoce a Dios y niega la propós¡to de
existencia de toda relación inter-
Dios fue una
personal o autoritaria y de toda
ser¡e de relacio-
responsabilidad aparte de aque-
nes que explican
llas que han evolucionado entre
el significado de
la vida m¡sma.
la gente.
8. El Génesis afirma que el desorden es el resultado
de una rebelión. Cuando declaramos que el relato de la
creación del Génesis es verdadero decimos que creemos
que hubo una rebelión original en el mundo de los espíri-
tus. Esto se transfirió al mundo material por medio de un
ángel caldo que persuadió al primer hombre y la primera
mujer a desobedecer aI Creador. Esa desobediencia dio
como resultado la muerte espiritual, y posteriormente fisi-
ca, de Adán y Eva. Además tuvo un efecto devastador en la
creación.
Para recordar su condición caída a Ia familia humana,
Dios añadió consecuencias a la rebelión humana. A eso le
siguieron otros juicios, muchos de los cuales cambiaron la
r5
naturaleza de la tierra drásticamente y alteraron las relacio-
nes originales. Según el Génesis, los problemas que son una
c rgaparael mundo natural denen su origen en la decisión
de Dios de agregar dolor con misericordia a las decisiones
rebeldes de sus criaturas. Esos juicios, que fueron diseñados
para informarnos que sólo en
Lü'ú;;r;;;;"
que
una relación con Dios podíamos
son una encontrar vida y luz, se pueden
carga para el ver en las descripciones bíblicas
mundo natural
tienen su or¡gen de lo que sucedió en la caída
(Génesis 3:l-5), la maldición
en la decisión
de Dios de aña- (Génesis 3:17-19), el diluvio
dir dolor miseri- (Génesis 6*9),ylatone de Babel
cord¡osamente a (Génesis 11:1-9).
las decisiones La creencia de que el dolor y
rebeldes de sus los problemas son resultado de la
cr¡aturas. rebelión humana y la amanre co-
rrección de Dios contrasta con la
cosmovisión naturalista, la cual sostiene que hasta el surgi-
miento del hombre moderno, ninguno de los cambios que
sucedieron en la tierra estuvo relacionado con una actiüdad
inteligente, ni tuvo un propósito específico, ni fue causado
en lo más mlnimo por un poder sobrenatural.
9. El Génesis afirma el deseo de Dios de reclamar lo
que se ha perüdo. Cuando declaramos que el relato de la
creación del Génesis es verdadero decimos que creemos
que inmediatamente después de la calda del hombre, el
Creador proporcionó la forma de redimir alalargaalafa-
r6
milia que habla hecho a str semejanza (Génesis 3:15; Apo-
calipsis 13:8).
El resto de las Escrituras registra cómo el Creador per-
sigue por arnor a úna raza caiday rebelde. Este tema de la
redención se ve en todo el Antiguo y Nuevo Testamento,
y culmina con la intervención miís milagrosa e inefable. El
Nuevo Testamento resulne este rescate redentor asl:
En el principio era el Wrbo, y el Wrbo erut con Dios, y el
Wrbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas
las cosas por él fueron hechas, y sin él nada d¿ lo que ha
sidn hecho, fue becho. Eru el rnundp exaba y el mundo
por él fue hecho; pero el murudo no le conoció. A lo sulto
uino, jt bs suyos no le recibieron. Mas a todos los que le
recibieron, a los que creetx en su nombre, bs dio potestad
de ser hechos hijos de Dios; los caabs no son engendrad.os
dr sangre, ni d¿ uoluntad d¿ carne, ni d¿ uoluntad de
aaróru, sino de Dios. Y aquel Wrbo fue hecho carne, y
habiú entre n0s0tr0s (y uimos su gbria, gbria como
dzl unigenito d¿l Padre), lleno de gracia y de uerdad
(Juan 1:1-3,10-14).
Esta creencia de que Dios intervino personalmente para
venir a rescatarnos contrasta con la cosmovisión naturalis-
ta de que toda la gente, igual que todos los animales, a la
largava a morir, a descomponerse y a dejar de existir para
siempre, que nada dentro del ser humano sobrevive la
muerte excepto nuestros componentes qulmicos, los cua-
les serán reciclados por la naturaleza paru perpetuar la vida
y la wolución.
t7
10. El Génesis afirma el compromiso de Dios de res-
taurar lo que se ha perdido. Cuando declaramos que el re-
lato de la creación del Génesis es verdadero, decimos que
creemos que la intervención redentora de nuestro Creador
no sólo proporcionó rescate a la humanidad, sino que tam-
bién proporciona la posterior restauración de toda la crea-
ción. El paralso perdido por Adán y Eva se recuperará. l,a
Biblia declara:
,4sí que, arre?entíls ! conuertíos, ?dra. que sean bonad.os
uaestros ?ecado§; pard que uetxgan dc la presencia del
Señor tiempos dz refrigerio, I él enuíe a Jesutisto, que
osfue antes anunciado; a quien dc cierto es necesario
que el cielo reciba hasta los tiempos d¿ la restauración
de todas las cosas, dr que habló Dios por boca de sus
santos profetas que han sido d.esdr tiempo antiguo
(Hechos 3:19-21 ; uéaruse además Isaías I I :6-9 y
Romanos B:19-23).
La creencia de que Dios a la larga restaurará todo lo
que se ha perdido contrasta con la cosmovisión naturalis-
ta que no reconoce ningún Dios ni ningún Salvador. Este
punto de vista afirma que no hay una esperanza futura
para la persona individual, sólo esperanza pafa una raza
humana que sobrevivirá únicamente haciendo lo que
pueda hacer para asegurar el progreso de la evolución.

18
;Qué implica creer en el
iefato del Génesis?
Los que aceptan el relato de la creación del Génesis lo
hacen con la convicción de que el libro de la revelación ge-
neral de Dios también cuenta la historia de un Diseñador
y Creador con una inteligencia, sabiduría y poder indeci-
bles. Esta conclusión tiene otras implicaciones:
1. Las explicaciones naturalistas no son adecuadas.
Los que ven la racionalidad del relato del Génesis recha-
zan como inadecuada toda explicación evolucionista del
origen de la humanidad que niegue la existencia de un
Creador inteligente, arnoroso, bueno, personal y superin-
tendente que es el origen de todo lo que perciben nuestros
sentidos.
Michael Polanyi, uno de los grandes filósofos científicos
del siglo )O( perturbó a la comunidad académica tradi-
cional declarando en 1958: nEl libro del Génesis y sus
grandes ilustraciones pictóricas, como los frescos de Mi-
guel Angel, siguen siendo un relato mucho más inteligen-
te de la naturaleza y el origen del universo que la
representación del mundo como una colocación de áto-
mos al azar.,
2. La evolución darwiniana no es necesaria. La Bi-
blia no da indicación alguna de que la creación y el desa-
rollo de cualquier cosa viviente sea el resultado de un largo
proceso evolutivo de lo menos complejo a lo más com-
plejo. Los autores de las Escrituras, inspirados por el Es-
t9
píritu de Dios, no presentaron la historia del progreso
evolutivo que la mayoría de los cientlficos creen es evi-
dente en la revelación general. Adem¿ís, la resistencia ge-
nética al cambio que se encuentra en las cosas vivas, la
abrumadora implicación de un diseño inteligente, ylaau-
sencia de evidencia de que haya algo verdaderamente sim-
ple en el cosmos se oponen en la actualidad a la
explicación básica darwiniana de los orígenes.
3. Hemos de esperar preguntas sin respuesta Una
vez comprendemos que el cosmos ha sido creado por un
Creador eterno, infinito y personal, que también tomó la
iniciativa de comunicarse con nosotros por medio de sus
dos libros, podemos aceprar el misterio de lo que Él ha de-
cidido no decirnos.
A la persona honesta y temerosa de Dios que desee ver
un consenso entre las revelaciones especial y general (la Bi-
blia y la ciencia), esto le puede crear tensión. Sin embargo,
esa tensión no tiene por qué obs-
i.l'¡ir'g;n"',á;üo" tact:Jizar la búsqueda de la com-
que suria del prensión. En realidad, le puede
estud¡o científico dar poder. Puesto que ambas son
debe amenazar revelaciones de Dios podemos
la fe del segu¡dor disfrutar verdaderamente la bús-
de Cristo. queda del misterio. Ninguna
verdad que surja del estudio
cientlfico debe amenazar la fe del seguidor de Cristo, quien
Autor de ambos libros.
es el
Ganaríamos mucho si adoptáramos la actitud expre-
20
sada por el padre de George MacDonald en una carta a su
hijo sobre el misterio de la soberanla de Dios y la libertad
del hombre: n[No puedo] o o. o o..... o o. o...
aguantar ver que aquello que es Es más impor-
evidentemenre un misterio del tante pafa nUeS-
evangelio sea hecho pedazos por tro Creador que
los que creen que no hay miste- le honremos con
rio en las Escrituras y, por tanto, nuestro cuidado
intentan explicar lo que a Dios y uso de lo que
le honra ocultar. Veo tanto mis- Él nos dio, que si
terio en Lanaturaleza, y tanto en eStamOS O nO gn
mí mismo, que para mi mente lO COffeCtO fes-
serla prueba de que las Escriru- pecto a lo que Él
ras no vienen de Dios si no hu- decidió nO
biera nada en ellas que estuviera decirnos.
más allá de mi propia mente.»
4. El abuso del mundo natural no es aceptable.
Desde el principio quedó claro que este mundo natural
era un tesoro confiado por el Creador a aquellos que lle-
van Su semejanza. Podemos asumir con cierta certeza que
es más importante para nuestro Creador que le honremos
con nuestro cuidado y uso de lo que É1 nos dio, que si es-
tarnos o no en lo correcto respecto a lo que Él decidió no
decirnos. Es para nosotros una responsabilidad maravi-
llosa ser estudiantes humildes y mayordomos fieles de la
obra de Dios. Los que aceptan el relato del Génesis de-
berlan estar entre los más ardientes nguardas de la tierrar.

21
Prezuntas sobre el relato
de Ia creación del Génesis
Según la Biblia, ¿cuál es la edad de la tierrC No sabemos.
l¿ Biblia no lo dice. Durante siglos, los creyentes devotos
han debatido la edad de la tierua. Muchos pensaban que
todo lo que había que hacer para determinar Ia edad de la
tierra era aplicar una matemática sencilla y algunas deduc-
ciones lógicas a las genealogías de Génesis 4,5, LO y 11. Pero
la limitación de palabras crea un problema. L-a palabra m-
gendró que se usa en nuestra Biblia en español para indicar
la línea paterna entre generaciones no siempre significa de
padre a hijo. A menudo se refiere al tatarabuelo (o incluso
generaciones más lejanas) de la persona que se nombra, sin
que se mencionen los progenitores que hay entre unos y
otros. Por eso no hay una manera precisa de medir las ge-
neraciones retrospectivamente desde Abraham hasta Ad¿ín.
Aun si se pudiera hacer una muy buena estimación del
número de años que hubo entre Adán y Abraham, todavía
tendríamos otro problema. Aunque la Biblia no dice cuál es
la edad de la tierra, rampoco implica en ninguna parte que
sea tan antigua como indican los estudios cosmológicos y
geológicos modernos. Algunos eruditos bíblicos 5r'gieren
que la tierra tuvo que haber sido creada con apariencia de
edad. Puesto que la mayoría de las cosas üvas fueron crea-
das en un estado maduro y tenlan que parecer como que ha-
blan crecido, así también los elementos no vivos tendrían
que haber mosúado una edad aparenre. l,as galaxias distan-

22
tes parecerfan haber estado transmitiendo luz durante mi-
llones de años. I¿ cortez;- de la tierra parecerfa indicar una
sedimentación, actividad volcánica, erosión, descomposi-
ción y reacciones qulmicas de mucho tiempo.
Otros están igualmente convencidos de que una ulec-
tura» honesta del libro de la revelación natural debe reco-
nocer la apariencia de gran edad. Es probable que señalen
que hay problemas con decir que una interpretación lite-
ral de los seis dlas de Ia creación del Génesis requiere pe-
rlodos de 24 horas. Los tres primeros dlas pasaron antes
de que el sol, la luna y las estrellas fueran creados (Géne-
sis 1:14-19).
En cualquier caso, es importante norar que la Biblia no
dice cuál es la edad de la tierra. No dice si hay miles o mi-
llones de años ocultos entre las líneas de las Sagradas Es-
crituras. Aunque podrlamos desear que fuera de otra
manera, la Biblia no nos dice directamente cómo leer la
enorme apariencia de edad que a menudo parece reflejar-
se en el libro de la revelación general de Dios. Pero la Bi-
blia nos hace humildes al mostrarnos que parte de la
evidencia cientffica de cambio gradual podría alterarse
drásticamente a Glusa de acontecimientos catastróficos de
juicio como el diluvio de Noé. El relato del Génesis de un
gran diluvio puede sugerir una explicación alternativa del
registro geológico.
Debido a las diferentes formas en que la gente interpre-
ta dicha evidencia, no es de sorprender que haya diferen-
cias de opinión acerca de cómo leer los dos libros de Dios

23
juntos. El Dr. James Sawyer del \Testern Seminary ha se-
ñalado que cuando se formó el International Council on
Biblical Inerrancy [Consejo Internacional sobre la Inerran-
cia de la Biblial en 1978, nlos miembros fundadores soste-
nían más de 30 posiciones discretas con referencia a la
interpretación de Génesis 1. Sólo una de esas posiciones
planteaba una creación reciente de seis dlas». Aparente-
mente, la mayoría de los que estaban en el consejo pensa-
ban que el libro de las palabras de Dios no exigla que los
dlas de la creación se consideraran dlas normales de 24
horas, ni que transcurrió tiempo alguno entre los dlas.
Muchos eruditos cristianos comprometidos siguen de-
batiendo este asunto. Por tanto, es sabio que la Iglesia per-
mita que lo que es incierto permanezcír incierto. No hay
necesidad de sostener un debate interminable cuando los
dos libros de Dios parecen estar en conflicto. Lo importan-
te es considerarlo todo con mucha humildad. Como lo ex-
plica el doctor Sawyer, cuando no podemos distinguir entre
nuestra comprensión de la verdad y la verdad misma, esta-
mos afirmando jactanciosamente que «tenemos, al menos
en este asunto, la completa comprensión de Diosr.
Además, una humildad genuina también eúgirla que
hubiera tanto espacio para entender mal el mensaje de la re-
velación general como lo hay para nuestra falta de com-
prensión del completo significado de Ia revelación especial:
la Biblia. Mucho de lo que contienen ambas revelaciones
está más allá de nuestra capacidad mental.

¿Qué dice la Biblia de los dinosaurios? La rwelación


24
especial (escrita) de Dios no dice nada directamente sobre
los dinosaurios. l¿ enseñanzaprimana de la Biblia sobre el
tema es que Dios es el Creador de todas las cosas. De ma-
nera que cuando estas impresionantes criaturas vivían en la
tierra, estaban cuidadas y eran queridas por su Creador
(Salmo 104:27 -28; 14515-16).
Algunos han especulado que los dinosaurios pueden
haber sido creación de Saaná después que fue echado del
cielo y antes de que Dios creara los animales. Otros han es-
peculado que todos vivieron durante la época entre Adán y
Noé y fueron desuuidos con todas las dem¿ís criaturas en el
diluvio, y que para que todos pudieran entrar en el arca, sólo
incluyeron a los dinosaurios inmaduros. Luego, después del
diluvio, puesto que la tierra quedó tan diferente, no pudie-
ron sobrevivir. Y hay otros que dicen que puesto que Dios
sabía que el cambio en la tiera después del diluvio no per-
mitiría a los dinosaurios sobreviüa los dejó morir en la
inundación. Algunos incluso han concluido que los restos
fosilizados forman parte de un ardid engañoso fraguado por
el diablo para debilitar la fe de los que creen en la Biblia.
Esa especulación está inconclusa, y muchas veces causa
una disensión innecesaria en la Iglesia. Las revelaciones de
los dos libros de Dios muestran que muchos de los anima-
les que fueron creados por Dios han aparecido en la tierra
durante un tiempo y luego se han extinguido. l,os dino-
saurios son una clase de animales que la creación misma in-
dica se extinguieron hace tanto tiempo que sus restos se han
fosilizado.
25
La mejor política es siempre ser dogmático sólo donde
la Biblia es dogmática. Si la Biblia no hace una clara afir-
mación acerca de los dinosaurios, debemos estar confor-
mes con ese hecho. ¡Es casi seguro que no hemos visto el
fin de
las encantadoras sorpresas de nuestro gran Creador!
Sabemos que el paraíso perdido por un Adrín y una Eva pe-
cadores se recuperará otra vez por medio de la obra de Je-
sucristo, el último Adán sin pecado (Hechos 3:19-21;
Romanos 8:19-21). ¿Cómo sabemos que en la tierra res-
taurada y renovada los rebaños de pterodáctilos no serán
tan comunes como los estorninos, y los cardúmenes de
plesiosauros tan conocidos como los delfines? Nuestra
imaginación puede trabajar ran crearivamente sobre el fu-
turo como lo hace sobre el pasado.
¿Dice algo la Biblia de que el hombre haya evolu-
cionado de una üda simple y primitiva? No. No hay si-
quiera una sugerencia de que la humanidad sea menos que
el resultado directo de un acto especial de creación por
parte de Dios. La naturaleza misma (la revelación general
de Dios) nos muestra que la capacidad espiritual, emocio-
nal, contemplativa, comunicativa, creativa destructi-
va- -y
de la gente está ran lejos del resto de la creación que
es imposible imaginarse un origen evolutivo de la huma-
nidad que no sea toralmente especulativo.
Tál vez la mayor barrera a la idea ude molécula a hombre,
sea que la ciencia nunca ha descubierto nada verdadera-
merfte simple. La biología molecula¡ y el estudio de las par-
tlculas subatómicas han hecho poco má que demostrar una

26
complejidad que desafia la orplicación cientlfica. l¿ cosmo-
logía el estudio del origen del universo, también ha produ-
cido recientemente una gran cantidad de conocimiento
sobre la aparente imposibilidad de la existencia de vida en
cualquier lugar en el cosmos que no sea la Tierra. l¿ exis-
tencia de üda en cualquier lugar del universo sigue siendo
un milagro, incluso paralaciencia.
La Biblia no dice nada de la hipótesis darwiniana de lo
subhumano del hombre, el origen naturd sin un Dios su-
perintendente. Sin duda la causa es que si el ndescubri-
miento» de Darwin fuera una verdad también revelada
claramente por el Esplritu Santo a los autores de las Escri-
turas, hubiera parecido tan absurda entonces como le pa-
rece hoy ala mayoría de la gente. Por tanto, es razonable
concluir que la Biblia no dice nada sobre esta forma de
evolución porque la teoría de Darwin está errada.
¿Puede alguien creer en la Bibliay seguir cre¡rendo en
la enolución? Depende de lo que se quiera decir con creer
en la evolución. Es importante comprender que la palabra
euolución solamente significa «cambiar, o ndesarrolla¡r. Co-
metemos un error al igualar la palabra euolación con el es-
quema darwiniano, el cual declara que toda la vida se
produjo por medio de un proceso no dirigido y al, azar de
organismos que progresaron durante miles de millones de
años de moléculas simples no vivas a la humanidad.
Nadie que crea en la Biblia acepta este concepto darwi-
niano. Si el Creador es un Dios personal, arnoroso y sobe-
rano, no ocurre nada en su creación sin que Él lo supervise
1'7
lntimamente. El Dios que se ocupa de la muerte de un pa-
jarillo ciertamente que se ocuparla de su creación. Lo que
parece ser azar en la creación es meramente eso: una ?er-
cepción humana, no un hecho,
Los que han examinado de cerca la revelación general
de Dios reconocen que las características de muchas cria-
turas vivientes sí cambian con el tiempo (como muchas de
las fascinantes criaturas de las islas Galápagos estudiadas
por Darwin). Dios las creó con la capacidad de adaptarse
a un ambiente cambiante o restringido. Esa es una forma
aoaaooaaooaaaaaaa de evolución. Esas adaptaciones
EI término evolu- que Darwin y otros cientlficos
ción se ha carga- han observado en el üanscurso
do con suficiente de los años a veces se llaman
especulación y nmicroevoluciónr: cambios a pe-
filosofía como queña escala que pueden en rea-
para derribar un lidad producir nuevas especies
(formas nuevas que normalmen-
robusto caballo
te no pueden criarse con las vie-
de carga.
jas). Pero no existe evidencia de
que esa capacidad haya producido realmente criaturas to-
talmente diferentes que hayan progresado a través de miles
de millones de años de moléculas a hombre sin la superin-
tendencia de Dios.
Este proceso autocreador y agran escala es lo que mu-
chos llaman nmacroevoluciónr, y es este esquema darwi-
niano que el prlblico en general entiende como evolución.
En este sentido, el término euolución es un burro frágil
28
sobre el cual se ha colocado una carga tan enorme de es-
peculación y filosofta que deribarla a un robusto caballo
de carga. ¡No es de extrañar que el darwinismo no haya
progresado mucho en sus 150 años de existencia!
Sin embargo, hay, entre las personas de fe, un grupo
que se conoce como nevolucionistas telstasr. Aunque no
aceptan el registro del Génesis literalmente, creen que Dios
dirigió el proceso wolutivo de las criaturas menos comple-
jas hasta las m¡ís complejas. Rechazan firmemente la suge-
rencia darwiniana de que esto ocurrió sin la supervisión de
un Creador. Los evolucionistas teístas no creen que la se-
l¿cción naturdl podría crear algo sín atencióru sobrenatural.
Creen que la hipótesis de adaptación sugerida por Darwin
es un proceso natural maravilloso instituido por Dios,
igual que la docena de otros procesos naturales que Dios
instituyo para la supervivencia del hombre: el ciclo del
agua, el ciclo del carbono, la fotosíntesis, la germinación
de las plantas, la reproducción sexual, etc.
Otro grupo, que se llama a sí mismo «creacionistas pro-
gresivosr, cree que los días de la creación en realidad son
tiempos en los que Dios intervino sobrenaturalmente en
una larga historia natural con actos sobrenaturales de cre-
/
ación especial, eue, como lo exige la evidencia segin la
mayoríade los geólogos, entre estos acontecimientos de la
creación transcurrieron millones de años.
Sin embargo, el hecho es que la revelación especial de
Dios no da indicio alguno de ese proceso. Los que aceptan
los umiles de millones de años» lo hacen sin ningún apoyo
29
directo de la Biblia. No obstante, es importante que los
cristianos que no están de acuerdo en este asunto muestren
su desacuerdo con gracia y amor.
Aqul también es sabio que los creyentes se nieguen a
convertir el proceso de la creación divina, en vez del hecho de
aaaaaaaaaooaaoaaa la creación divina, en una prueba
Es sabio que los de ortodoxia cristiana. Muchos
creyentes se nie- teólogos evangélicos renombra-
guen a convertir dos que han eústido en el correr
el proceso de la de los siglos, de Agustln a B. B.
creación divina, §7arfield a I. Packer, han crel-
J.
en vez del hecho
do que un proceso de creación
de la creación
largo y gradual dirigido por un
divina, en una
prueba de orto- Dios de amor superintendente
no es para nada contrario al rela-
doxia cristiana.
to de la creación del Génesis.
Una vez que una persona entiende y acapta la verdad
esencial del Génesis, el resto de la Biblia es mucho más fácil
de entender, igual que lo es el resto de la historia. El astró-
nomo, con sus grandes ntimeros, parece decirnos, después
de todo, lo que los antiguos dijeron: no hay límites, ni final,
ni principios que podamos ver. Lo grande se hace más gran-
de y 1o pequeño, miís pequeño. El intento de llevarlo todo
al alcance de la limitada comprensión e inteligencia huma-
nas ha hecho lo de siempre o bien vemos a Dios y lo ado-
ramos con gran asombro y humildad, o bien «suprimimos
la verdad, y vagamos en una ceguedad que escogemos no-
sotros mismos (véase Romanos l:18-25).

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La vida en dos mundos
Cuando el doctor Greenberg y sus estudiantes de geologla
regresan de sus estudios en las montañas Negras, van por
caminos separados a diferentes c;tsas e iglesias. Algunos via-
jan por la carretera I-80 y pasan por el «depósito Thorn-
tonr, donde a cada lado de la carretera inclinadas paredes
de roca descienden m¿ís de 60 metros a una cantera de pie-
dra caliza. El abismo es apenas una hendidura en la capa
superior de lo que la mayorla de los geólogos cree es un an-
tiguo arrecife de agua salada que desciende como kilóme-
tro y medio hacia la corteTa.de la tierra. Están convencidos
de que esa formación se compone primordialmente de los
restos de pequeñas criaturas marinas que una vez ocuparon
un océano bajo durante unos 20 millones de años.
Sin embargo, otros científicos están igual de convenci-
dos de que esa sorprendente formación sólo pudo haber
sido creada por las fuerzas catastróficas y el proceso de sedi-
mentación que habrla ocurrido en el diluvio del Génesis.
Creen que el relato del diluvio blblico deberla obligar a los
geólogos a prestar más atención a los factores de inunda-
ción en los depósitos que se examinari.
Esas perspectivas diferentes nos llwan de vuelta a donde
comenzalnos . ¿Cómo vive alguien como el doctor Green-
berg en estos dos mundos? Más importante aún, ¿cómo
vive cualquiera de nosotros honesta y fielmente en medio
de tal incertidumbre y desacuerdo?
La respuesta se halla siendo todo lo honestos que poda-

31
mos con los registros de los dos libros de Dios. Ambos li-
bros declaran con elocuencia el poder y la sabiduría del
Creador. Ambos demuestran que fue Dios quien nos hizo
y no nosotros. Sin embargo, ninguno nos da respuesas fi-
nales sobre muchas cuestiones de tiempo y proceso. En
estos asuntos, debemos viür fiel, generosa y humildemente
con nuestras diferencias. l,o que conocemos y en lo que es-
tamos de acuerdo es mucho más importante que aquello
que no conocemos ni entendemos plenamente.
La gran creación de Dios nos da razones paru adorar y
alabar con el salmista:
Akbad a Jehouá d¿sd¿ los ciebs; alabadle eru l,as alu¿ras.
Akbadle, uosotros tod.os sus ángelzs; al¿badle, aosotros
todts sus ejhcitol Akbadla sol y luna; akbadle, uosotrds
tod¿s, lucientes estrelln. Akbddle, cielos de l,os cielos, y las
aguas que estáru. sobre los cielos. Al¿ben el nombre d¿
Jehouá; porque él mandtL y fueron cread.os. Los hiz,o ser
eternarnente )t para siernpre; les puso lr! qrc no será.
quebrantada. Akbad a Jehouá. dcsde l¿ tierra, hs
rnonsttaos marinos y todos hs abi¡mos; elfuego y el
granizo, k nieue y el uapor el uiento de tempestad que
ejecuta su pakbra; hs montes I tod.os los collados, el
árbol dt futo y todns hs cedros; ln. bestia I tod.o animal,
reptiles y uohtiles; hs reys de la tierra y todos los pueblos,
bs príncipes I todos los jueces dt la tiena; bs jóuenes I
también l.as d.oncellas, hs ancianos y hs niños. Akben el
nombre de Jehouá., porqae sób su nombre es enabecid.o.
Sugloria es sobre tiena y ciehs (Salmo 148:1-13).

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