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El Silencio Del Templo Agosto 2022 Corrección Final
El Silencio Del Templo Agosto 2022 Corrección Final
Se acercó al altar. Antes de salir, algo que podía hacer era realizar la
ceremonia en honor a su padre y ancestros. Frente a sí mismo, ya que
nadie lo observaba, y nadie podría reprocharle abstenerse de hacerla.
Dios sabía muy bien que el muchacho que él fue, que se gastó la
juventud huyendo, no tenía una plegaria en su corazón.
Ese joven que fue él lo observaba desde cierta distancia interior.
Cautelosa y astutamente. Ya había soportado todo tipo de
humillaciones. ¿Quién se las hizo, realmente? Se preguntaba ¿Quién
las aceptó? La práctica de la tolerancia, bien la conocía, mucho antes
de entrar en el Templo.
La distinción entre tolerancia y sometimiento era borrosa. Su mente,
en este momento, traía retazos de una vida sepultada, quién había
sido él, quién había sido su padre.
Cumpliría con las formalidades. Él se había transformado. Ya no estoy
a merced, se dijo.
Prendió un fósforo y encendió la mecha de la lámpara de aceite. Se
observó con suma atención. Se movía repitiendo ecos de otras
ceremonias que había practicado, que no le habían llegado, pero que
lo habían conducido hasta aquí: vacío como un tambor funerario,
conducido por un ceremonial como si fuese una marioneta sin
espontaneidad alguna, sin poder expresarse en un acto genuino de
verdad. Un acto más donde cumplía lo que vaya a saber ya quién
esperaba de él.
Hizo un esfuerzo de concentración para no dejar todo y huir hacia
algún lugar en donde no sentirse acusado, desamparado y
perseguido. Pero ese lugar no existe para él, nunca existió. No llegó a
crearlo. No sabe cómo. Nunca supo.
El verdadero cadáver de regalo siempre fue una tristeza superior a sus
fuerzas. La madre de toda su violencia, esa tristeza.
Mientras la llama crece; nota el temblor en sus manos. Otras manos
estarán acomodando el cuerpo de su padre, su cabeza en la
almohada. Manos que finalmente cerrarán sus párpados.
No es su fuerza la que lo sostiene ahora.