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Universidad Tecnológica de Santiago

(UTESA)

Asignatura:

Deontología Jurídica.

Sección:

DER-431-002.

Tema:

Aptitudes y requisitos para el ejercicio del abogado.

Participantes:

Juan Antonio Beliard Pérez.

Matricula:

1-21-4261.

Docente:

Waldris Tavarez Cabrera.

Fecha:

02/11/2022
¿Qué es el abogado?
El jurista es un profesional en la materia de Derecho, el cual da apoyo,
asesoría y tips para lograr dirimir una discusión planteada en cualquier
juzgado o autoridad judicial, realizando valer cada una de las leyes
probables, así como recursos en cualquier método judicial y de esta forma
poder hacer Justicia.
¿Qué es la justicia?
La justicia es la virtud de dar a cada uno lo que le corresponde. Es un
término que proviene del vocablo latín iustitia y que tiene diferentes
acepciones de acuerdo a la cultura, los valores propios de
cada comunidad y el ámbito de aplicación del término.
Dentro del ámbito judicial, este concepto se utiliza para hacer alusión
a las reglas y normas que condicionan los accionares de
las personas e instituciones y que suelen ser formuladas y puestas por
escrito por los miembros del poder legislativo de cada distrito.
¿Qué son magistrados?
La palabra magistrado designa a aquellos jueces que forman parte de los
tribunales de orden superior en cada país, es decir, tribunales no ordinarios
(tribunales superiores de justicia, constitucionales y otros órganos
similares). Hay que tener en cuenta que en la mayoría de naciones
(singularmente las occidentales), el poder judicial es independiente del
poder legislativo y el ejecutivo y para que la independencia de la justicia se
mantenga se crean instituciones con este propósito (en Italia sería el
Consejo Superior de la Magistratura, en Estados Unidos la Corte Suprema
y en España el Tribunal Superior de Justicia).
La figura del magistrado no debe confundirse con lo que representa un juez
ordinario, pues uno y otro tienen competencias distintas fundadas en
estatutos jurídicos igualmente distintos. Como idea general, el juez es un
cargo unipersonal y su actividad la ejerce en un juzgado determinado,
mientras que el magistrado realiza su actividad en un tribunal.
Código de la conducta del profesional.
Art. 1.- Los deberes esenciales que la profesión de abogado impone a todo
profesional del derecho, son: la probidad, la independencia, la moderación
y la confraternidad.
PÁRRAFO: El profesional del derecho debe actuar con irreprochable
dignidad, no sólo en el ejercicio de la profesión, sino en su vida privada. su
conducta jamás debe infringir las normas del honor y la delicadeza que
caracteriza a todo hombre de bien.
Art. 2.-El profesional del derecho debe ser leal y veraz y debe actuar de
buena fe, por tanto, no aconsejará ningún acto fraudulento ni hará en sus
escritos citas contrarias a la verdad. Para el profesional del derecho estará
siempre antes que su propio interés, la justicia de la tesis que defiende.
Art. 3.- En su vida el profesional del derecho debe cuidar con todo esmero
de su honor, eludiendo cuanto pueda afectar su independencia económica,
comprometer su decoro o disminuir, aunque sea en mínima medida, la
consideración general que debe siempre merecer. Debe por tanto
conducirse con el máximo de rigor moral. La conducta privada del
profesional del derecho se ajustará a las reglas del honor, la dignidad y el
decoro, observando la cortesía y consideración que imponen los deberes de
respeto mutuo entre los profesionales del derecho.
Art. 4.- Los profesionales del derecho deben respetar y hacer respetar la
ley y las autoridades públicas legalmente constituidas. El abogado como
auxiliar y servidor de la justicia y colaborador en su administración, no
deberá olvidar que la esencia de su deber profesional consiste en defender
los derechos de su cliente con diligencia y estricta sujeción a las normas
jurídicas y a la ley moral.
Art. 5.- En sus alegatos verbales u escritos, el profesional del derecho debe
usa de la moderación y la energía adecuadas, tratando de decir solamente lo
necesario para la defensa de los derechos de la parte que patrocina. Cuando
tuviere que criticar los fallos judiciales o los alegatos de su contrario,
deberá abstenerse de toda expresión violenta o sarcástica; y si la gravedad
del caso exige energía en la expresión, deberá, no obstante, abstenerse de
toda vejación inútil y de violencias impropias.
Art. 6.- La publicación de avisos en los periódicos para el efecto de dar
noticia de la dirección y el teléfono, es correcta, aunque no es aconsejable
hacerlo en forma llamativa. Debe, en consecuencia, el profesional del
derecho abstenerse de toda publicación excesiva. El Abogado no debe
utilizar los periódicos para discutir los asuntos que se le encomiendan, ni
dar publicidad de las piezas del expediente en los asuntos no fallados, aún,
a menos que ello sea necesario para la corrección de conceptos cuando la
justicia o la moral lo exijan. Una vez concluido el proceso, el Abogado
podrá publicar los documentos y actuaciones, así como también sus
comentarios sobre los mismos, en forma respetuosa e imparcial. Lo que
antecede no incluye los estudios o comentarios exclusivamente científicos
hechos en publicaciones profesionales, que deberán regirse por los
principios de ética, debiendo omitirse los nombres propios si la publicación
puede perjudicar a una persona en su honor y buena fama.
Art. 7.- La formación de la clientela debe fundamentarse en la capacidad
profesional y en la honorabilidad; el Abogado evitará escrupulosamente la
solicitación directa o indirecta de clientes, o solicitar asuntos por medio de
entre vistas no justificadas por las relaciones personales, menoscaba la
tradicional dignidad de la abogacía y comete una falta contraria a la ética,
el Abogado que así lo hiciere se hace pasible de severas sanciones
disciplinarias.
Art. 8.- El Abogado no permitirá que se hagan recomendaciones públicas
de su bufete, se abstendrá de tener agentes que le procuren asuntos o
clientes.
Art. 9.- Es incorrecto para un profesional ofrecer sus servicios oficialmente
o dar consejos no solicitados, sobre asuntos específicos con el fin de
provocar un juicio, o de obtener un Cliente, a menos que vínculos de
parentesco o de amistad íntima con la persona interesada se lo impongan
como un deber.
Art. 10.- El Abogado que directa o indirectamente pague o recompense a
las personas que lo hubieren recomendado procede contra la ética
profesional. El profesional que tenga conocimiento del hecho de que un
Abogado acostumbre tal práctica con el propósito de obtener una clienta,
deberá denunciar el caso al colegio a fin de que se le apliquen las
correspondientes medidas disciplinarias.
Art. 11.- Es censurable que el profesional en derecho lleve a la prensa la
discusión de asuntos que se hallan sub-júdice, ya sea directamente o de
modo indirecto, haciendo firmar los escritos a su cliente, sin embargo, es
correcta la publicación en folleto de sus escritos y de las sentencias, sin que
pueda hacer lo mamo con los escritos de su contrario, si no está
debidamente autorizado por el letrado que lo patrocina.
Art. 12.- Los profesionales del derecho pueden asociarse entre sí y aun es
recomendable que lo hagan para asegurar la mejor atención de los asuntos.
La asociación con terceros no profesionales en derecho con el propósito
ostensible o implícito de aprovechar su influencia para conseguir asuntos,
es contraria a la dignidad profesional y en consecuencia pasible de
sanciones disciplinarias.
Art. 13.- El profesional del derecho debe respetar las disposiciones legales
que establecen las incompatibilidades para ejercer la profesión y abstenerse
de desempeñar cargos u ocupaciones incompatibles con el espíritu de la
misma. El ejercicio de la profesión de abogado es incompatible con el
desempeño de cargos u ocupaciones que impliquen trabas a su
independencia y lesionen su dignidad.
Art. 14.- El profesional del derecho debe reconocer su responsabilidad
cuando ésta resultare de negligencia, error inexcusable o dolo, obligándose
a indemnizar los daños y perjuicios causados.
Del secreto profesional.
Art. 15.- El secreto profesional constituye a la vez un deber de cuyo
cumplimiento ni ellos mismos pueden eximirse; es un derecho con respecto
a los jueces, pues no podría escuchar expresiones confidenciales si supiese
que podía ser obligado a revelarlas. Y llamado el profesional en derecho a
declarar como testigo, debe concurrir a la citación; pero en el acto y
procediendo con absoluta independencia de criterio, deberá négarse a
contestar aquellas preguntas cuya respuesta, a su juicio, sea susceptible de
violar el secreto profesional.
Art. 16.- La obligación del secreto se extiende a las confidencias
efectuadas por terceros al profesional en derecho en razón de su Ministerio.
Por eso debe guardar reserva acerca de las conversaciones llevadas a cabo
para realizar una transacción que fracasó, y respecto de los hechos que ha
conocido sólo por tal medio. El secreto cubre también las confidencias
intempestivas de los colegas.
Art. 17.- La obligación del secreto cede a las necesidades de la defensa
personal del profesional en derecho, cuando es objeto de persecuciones de
su cliente. Puede revelar entonces lo que sea indispensable para su defensa
y exhibir, con el mismo objeto los documentos que aquél le haya confiado.
Art. 18.- El Abogado guardará el más riguroso secreto profesional. Este
deber fundamental subsiste íntegramente después que el Abogado ha
dejado de prestarle sus servicios al cliente. El Abogado tiene el derecho de
negarse a testificar contra su cliente y podrá abstenerse de contestar
cualquier pregunta que envolviese la revelación del secreto o la violación
de las confidencias que le hiciere su cliente. Tampoco podrá el Abogado
comunicar a terceras personas lo que llegare a su conocimiento por causa
de su profesión. Queda comprendido dentro del secreto profesional, todo
cuanto un Abogado trate con el Abogado representante de la parte
contraria.
Art. 19.- El deber de guardar el secreto profesional se extiende a las
confidencias hechas por terceros al Abogado en razón de su ministerio, y a
las derivadas de las conversaciones necesarias para llegar a un arreglo que
no se efectuó. El secreto debe comprender también las confidencias de los
colegas. El Abogado no debe intervenir en asuntos que puedan conducirlo a
revelar un secreto, ni utilizar en provecho propio o de su cliente las
confidencias que haya recibido en el ejercicio de su profesión, salvo que
obtenga el consentimiento previo y expreso del confidente. La obligación
de guardar el secreto profesional comprende también los asuntos que el
Abogado conozca por trabajar en común o asociado con otros o por
intermedio de empleados o dependientes de estos.
Art. 20.- El Abogado que fuere acusado judicialmente por su cliente, estará
dispensado de la obligación de guardar el secreto profesional en los límites
necesarios o indispensables para su propia defensa. Cuando un cliente
comunica a su Abogado su intención de cometer un delito, el Abogado
podrá, según su conciencia, hacer las necesarias revelaciones a objeto de
evitar la comisión del delito para prevenir los daños morales o materiales
que puedan derivarse de su consumación.
De la clientela.
Art. 21.- El profesional del derecho, salvo que la ley disponga lo contrario,
tiene absoluta libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite
su intervención, sin necesidad de expresar las causas que lo determinen a
ello, sin embargo, es racional que se abstenga de defender una tesis
contraria a sus convicciones políticas, sociales o religiosas, y que no se
haga cargo de defender un caso semejante a otro que ha atacado ante los
tribunales. En suma, sólo debe aceptar el asunto que permita un debate
serio, sincero y legal.
Art. 22.- El Abogado servirá a sus clientes con eficiencia y diligencia para
hacer valer sus derechos, sin temor a provocar animadversiones o
represalias de autoridades o particulares. Sin embargo, él no deberá
renunciar a su libertad de acción ni dejar de obedecer a su conciencia, y no
podrá exculparse de un acto ilícito de su parte atribuyéndole a instrucciones
de sus clientes.
Art. 23.- El Abogado jamás deberá asegurar a su cliente que su asunto
tendrá éxito para inclinarlo a litigar, estando obligado por lo contrario el
Abogado de imponer a su cliente las circunstancias imprevisibles que
puedan afectar la decisión del asunto: solamente deberá dar su opinión
sobre los méritos del caso. El Abogado deberá favorecer siempre un arreglo
justo.
Art. 24.- Las relaciones entre un Abogado y su cliente deberán ser siempre
personajes o por intermedio de personas legalmente autorizadas, ya que la
responsabilidad es directa y, por consiguiente, él no deberá aceptar asuntos
por medio de agentes excepto cuando se trate de instituciones altruistas,
que prestan asistencia legal y gratuita a los pobres. Al ser contratado como
Abogado para representar a una persona jurídica, el Abogado no está
obligado a prestar sus servicios en los asuntos particulares de las personas
físicas que constituyen aquéllas.
Art. 25.- El Abogado, al ser contratado para un juicio deberá revelar a su
cliente las relaciones que tenga con la otra parte, así como de cualquier
interés que pueda tener en la controversia, y declarará si él está sujeto a
influencias que sean adversas a los intereses de su cliente; si el cliente
desea contratar sus servicios de todos modos, será con la plena revelación
de los hechos.
Art. 26.- El Abogado no deberá olvidar que el derecho de representación se
le otorga en consideración a su título y no le faculta para actuar en
beneficio propio, sino que antes bien, cuanto obtuviere dentro de su gestión
pertenecerá exclusivamente a su cliente.
Art. 27.- Una vez que un Abogado acepte patrocinar un asunto, no podrá
retirarse sino por causa justificada superviviente que afecte su reputación,
su amor propio o su conciencia, o que pueda implicarle un incumplimiento
con las disposiciones morales o materiales de parte del cliente para con el
Abogado.
Art. 28.- El Abogado debe procurar que su clientela mantenga una actitud
correcta y respetuosa tanto con los Magistrados y funcionarios como con el
Abogado de la contraparte y con los terceros que intervengan en el juicio.
Si el cliente persiste en su conducta incorrecta, el Abogado deberá
renunciarle su patrocinio.
Art. 29.- Cuando el Abogado descubre en el curso de un juicio que ha
ocurrido algún error o impostura mediante el cual su cliente se beneficia
injustamente, él deberá comunicar tal hecho a fin de que sea corregido y no
deberá aprovechar la ventaja que podría obtener al respecto. En caso de que
su cliente se niegue el Abogado deberá renunciar a continuar prestándole su
patrocinio.
Art. 30.- Si en el curso de un asunto el Abogado cree que debe cesar en la
prestación de sus servicios a su cliente, debe prevenirlo a tiempo para que
se provea de otro profesional, si lo creyere conveniente a sus intereses y
procurar que el cliente no quede indefenso.
Art. 31.- Cuando en causa criminal se le confiere al Abogado la defensa de
oficio, podrá exigir de su defensa el pago de sus honorarios, siempre que el
reo tuviere medios económicos.
Art. 32.- El Abogado debe siempre reclamar a su cliente, una provisión
para los gastos indispensables de procesamiento, pero esa entrega no debe
ser considerada como imputable a los honorarios ni el Abogado puede
conceptuar que esta le pertenece como propia.
Art. 33.- El Abogado deberá dar recibo a su cliente por las entregas de
dinero que le hiciere como anticipo o cancelación de honorarios, o bien
como gastos.
Art. 34.- El Abogado deberá celebrar con su cliente el contrato por escrito
en el cual se especificarán las condiciones de los servicios y todo lo relativo
al pago de los honorarios y gastos, y se firmará por el Abogado y el cliente,
conservando cada parte un ejemplar del mismo.
Art. 35.- El Abogado no deberá, a excepción de sus honorarios, adquirir
interés pecuniario en el asunto que se ventila y que él esté dirigiendo o que
hubiere dirigido por él. Tampoco podrá adquirir, directa ni indirectamente,
bienes vendidos en remates judiciales en asuntos en que hubiere
participado.
Art. 36.- El Abogado dará aviso inmediatamente a su cliente sobre
cualesquiera bienes o sumas de dinero que reciba en su representación y
deberá entregarlo íntegramente tan pronto como le sean reclamados. Es una
falta de ética que el Abogado haga uso de fondos pertenecientes a su
clientela sin su consentimiento, además, del delito que dicho acto genera.
Art. 37.- Después de aceptado un asunto y aunque no haya sido aún
iniciado el juicio, el profesional en derecho no puede revocar su
determinación, para asumir la defensa del adversario de su cliente.
Art. 38.- El Abogado deberá conservar su dignidad y su independencia, y
actuar en derecho con el mayor celo, prestando sus servicios en amparo del
legítimo interés de su cliente; más debe oponerse a las incorrecciones de
éste. En su carácter de consejero que actúa con independencia completa, se
cuidará de no compartir la pasión del litigante, al que debe dirigir y no
seguir ciegamente.
Art. 39.- Una vez aceptado un asunto, el profesional en derecho debe hacer
lo posible por no renunciar, sin justa causa a la continuación del patrocinio.
sí por motivos atendibles decide, no obstante, interrumpir su actuación,
debe cuidarse de que su alejamiento no sea intempestivo.
Art. 40.- Si el abandono del patrocinio se debe a una deslealtad del cliente,
que en una u otra forma le ha ocultado la verdad o le ha hecho objeto de
engaños, debe el profesional en derecho reservarse cuidadosamente las
causas que lo obligan a alejarse, siempre que la revelación de las mismas
pueda perjudicar a su patrocinado, pues el secreto profesional debe estar
por encima de toda reacción personal.
Art. 41.- El profesional en derecho debe limitarse a decirle al cliente si su
caso está o no amparado por la ley, exponiéndole las razones que tiene para
esperar una solución favorable; pero no debe asegurarle nunca un triunfo
con una certeza que él mismo no puede tener.
Art. 42.- Sin consentimiento del cliente, el profesional en derecho no
puede colocar a un colega en su lugar, especialmente si tal sustitución
implica la elevación de los honorarios. sin embargo, en caso de
impedimento súbito o un previsto, puede hacerse el reemplazo, dando aviso
inmediato al cliente.
Art. 43.- El profesional en derecho no debe tratar nunca con el adversario
de su cliente, sino con el colega que lo dirija. Mas, si por cualquier
circunstancia tuviere que hacerlo, debe informarle de su posición de
defensor de su contrario. Asimismo, debe evitarlas persecuciones
excesivas, los gastos inútiles y toda medida o diligencia que no sean
necesarias para la defensa de su cliente.
De los honorarios.
Art. 44.- El profesional en derecho debe procurar el mayor acierto a la
estima sus honorarios. Debe evitar el error, tanto por exceso como por
defecto, pues la dignidad profesional resulta comprometida si el cobro es
demasiado alto o exiguo, esto último si no se trata de racionales casos de
excepción.
Art. 45.- Es una práctica recomendable la de que el profesional en derecho
convenga con su cliente la suma que éste debe abonarle por los honorarios,
indicando con claridad la forma de pago, antes de tomar a su cargo la
dirección del asunto. se aconseja la estipulación de que los honorarios sean
cubiertos en tres cuotas iguales, pagaderas al presentarse la demanda o la
contestación, la querella o la defensa; al fallarse el negocio en primera
instancia, y a la terminación del juicio.
Art. 46.- En la apreciación de los servicios que deben ser retribuidos,
recomiéndase tener en cuenta, sí es posible en forma separada:
a) Las actuaciones esenciales establecida por la ley para el desarrollo del
juicio en las distintas instancias.
b) Los incidentes ocasionales; y
c) Los trabajos fuera del expediente: conferencias, consultas,
correspondencias y otras gestiones diversas.
Art. 47.- Para la estimación del monto de los honorarios se recomienda la
consideración de los siguientes factores:
a) La importancia de los trabajos y la cuantía del asunto b) El éxito
obtenido, en toda su trascendencia;
c) La novedad y dificultad de las cuestiones jurídicas debatidas;
d) La experiencia y especialidad del profesional;
e) La fortuna o situación pecuniaria del cliente;
f) El carácter de la intervención fiel profesional, esto es si trata de trabajos
aislados o de servicios fijos y constantes;
g) La responsabilidad que se derive para el profesional de la atención del
asunto; y
h) El tiempo tomado por los servicios prestados.
Art. 48.- Los profesionales en derecho deben evitar los cobros judiciales
por honorarios hasta donde sea compatible con su derecho a percibir una
retribución razonable por sus servicios.
Art. 49.- Los honorarios pueden convertirse en un sueldo fijo, anual o
mensual, siempre que el importe de los mismos constituya una adecuada
retribución de los servicios profesionales.
Art. 50.- Debe el profesional en derecho guardar respeto y consideración a
los funcionarios que administren justicia y estar dispuesto en todo
momento a prestar su apoyo a la judicatura, cuya alta función social
requiere un constante auspicio de la opinión forense, pero asimismo debe
mantener siempre la más completa independencia, pues su carácter de
auxiliar de la administración de justicia no le convierte en dependiente o
subordinado de ésta.
Art. 51.- El Abogado deberá estar siempre dispuesto a prestar su apoyo a la
Magistratura; mantendrá frente a esta actitud respetuosa, pero sin
menoscabar su amplia independencia y autonomía en el libre ejercicio de la
profesión.
Art. 52.- El Abogado en sus escritos, informes y peroraciones, podrá
criticar las instituciones, así como también los actos de los Magistrados y
funcionarios que hubieren intervenido, cuando a su juicio no se hayan
ceñido a las leyes o a la verdad procesal, actuando con la mayor
independencia y usando los calificativos empleados por las leyes o
autorizados por la doctrina.
Art. 53.- Es deber del Abogado procurar por intermedio de su colegio que
el nombramiento de Magistrado se base exclusivamente en la idoneidad y
aptitud para el cargo, con prescindencia de otras consideraciones. También
deberá el Abogado denunciar ante el Colegio los casos en que los
Magistrados no posean las condiciones legales para el desempeño de su
cargo, así como cuando se dediquen directa o indirectamente, a actividades
profesionales, fuera de las judiciales.
Art. 54.- Cuando exista un motivo grave de queja contra un Magistrado, el
Abogado deberá presentarla a las autoridades competentes o al colegio,
para que éste asuma la actitud que juzgue necesaria o conveniente.
Art. 55.- Las reglas contenidas en los dos artículos precedentes son
también aplicables a otros funcionarios ante quienes los Abogados actúen
en el ejercicio de su profesión.
Art. 56.- Cuando un Abogado desempeñare un cargo judicial u otro destino
público, y se retirase de ellos no deberá aceptar asuntos en los que hubiere
conocido como funcionario. Tampoco patrocinará asuntos similares a
aquellos en que hubiere emitido dictamen adverso en su carácter oficial,
mientras no justifique satisfactoriamente su cambio de opinión. Es
aconsejable que el Abogado se abstenga de actuar profesionalmente
durante algún tiempo, por ante el Tribunal u oficina pública que tuvo a su
cargo en que fue empleado.
Art. 57.- Todo Abogado debe abstenerse de ejercer influencia sobre un
magistrado invocando vínculos políticos, religiosos o de amistad, ni usará
recomendaciones de superiores jerárquicos para presionar la independencia
del funcionario desviando su imparcialidad en beneficio de su asunto; el
Abogado está obligado a emplear solamente medios persuasivos fundados
en razonamientos jurídicos o de lógica.
Art. 58.- Constituye una grave violación al tener comunicaciones privadas
con los Magistrados, Fiscales del Ministerio Público, o funcionarios, en
ausencia del Abogado de la parte contraria, en relación con un juicio
pendiente, o de un asunto que gestione, ofreciendo argumentaciones o
consideraciones en pro de la causa que represente.
Art. 59.- Ningún Abogado permitirá que sus servicios o su nombre sean
usados de modo que personas no legalmente autorizadas. para el ejercicio
del derecho puedan practicarlo. Constituye una falta de decoro en el
Abogado fumar expedientes sobre escritos en cuya preparación o
formulación no haya participado y él deberá mantener tan alto respeto por
su firma que no debe emplearla para favorecer a una persona no autorizada
para ejercer la profesión de Abogado.
Art. 60.- Es deber del Abogado ser puntual en los Tribunales con los
colegas, sus clientes y la parte contraria.
Art. 61.- Cuando un Abogado no pudiere concurrir a un acto judicial en
causa que esté a su cargo, por motivo de enfermedad, u otro plenamente
justificable, suplicará al juez el diferimiento del acto y prevendrá del hecho
oportunamente a su colega adversario quien estará obligado a solicitar el
diferimiento igualmente con vista del pedimento de su colega.
Art. 62.- Constituye una falta grave, por la deslealtad que implican hacia el
profesional adverso, la práctica de mantener conversaciones privadas con
los jueces relativas a los asuntos que éstos tienen pendientes de resolución,
sobre todo si en ellas se argumenta sobre puntos que no constan en los
escritos o documentos que obran en el expediente respectivo. Merecen
mayor censura tales entrevistas si quien las celebra en ese momento ejerce
importante influencia política.
Art. 63.- Debe el profesional en derecho respetar en todo momento la
dignidad del colega, debiendo abstenerse de toda expresión hiriente o
malévola. Asimismo, debe impedir toda maledicencia del cliente hacia su
anterior director o hacia el patrocinaste de su adversario. La confianza, la
lealtad, la benevolencia, deben constituir la disposición habitual hacia el
colega, a quien debe facilitarse la solución de inconvenientes momentáneos
-enfermedad, duelo o ausencia y considerarla siempre en un pie de igualdad
salvo los respetos tradicionales guardados a la edad y a las autoridades del
colegio.
Art. 64.- El profesional en derecho está en el deber de negar toda
solidaridad y apoyo a jueces o colegas de conducta moralmente censurable.
sin recurrir a la publicidad, debe combatir al primero, tratando de poner en
movimiento la opinión de sus colegas y al segundo, denunciándolo al
colegio, pues la solidaridad que debe unir a los profesionales en derecho y
el respeto que deben a los jueces, no implica la obligación de observar una
actitud pasiva, que pueda transformarse en encubrimiento.
Art. 65.- Si no media renuncia expresa del profesional que patrocina a una
parte, u otras, circunstancias legítimas, es incorrecto que otro lo sustituya
en la dirección del negocio y más aún si de esa manera le dificulta o
imposibilita el cobro de sus honorarios.
Relaciones del abogado con sus colegas.
Art. 66.- Entre los Abogados deberá existir un espíritu de fraternidad que
enaltezca la profesión, así como un mutuo respeto, sin que influya en ellos
la animadversión de las partes; se abstendrán cuidadosamente de
expresiones maliciosas, y de aludir a antecedentes personales, ideológicos,
políticos o de otra naturaleza, de sus colegas. El Abogado deberá ser cortés
para con estos y ayudarles en la solución de inconvenientes momentáneos
cuando debido a causas que no le sean imputables, tales como ausencias
imprevistas, enfermedad, duelo, o fuerza mayor, no puedan asistir a sus
clientes. No deberá apartarse, ni aun por apremio de sus clientes, de los
dictados de la decencia y del honor.
Art. 67.- Los arreglos o transacciones con la parte contraria deberán
siempre tratarse por intermedio o por el conducto de su representante legal.
Art. 68.- Todo Abogado que sea requerido para encargarse de un asunto
deberá asegurarse antes de aceptar, que ningún colega ha sido encargado
previamente del mismo asunto. si sustituye a un colega, deberá cerciorarse
de que éste se ha desinteresado completamente del asunto.
Art. 69.- El Abogado no deberá intervenir en representación de una
persona cuyo asunto esté en manos de un colega sin dar previo aviso,
excepto en aquellos casos de retiro expreso de éste, cuando la intervención
de un colega no es descubierta sino después de haber aceptado el asunto,
deberá darle aviso de ello inmediatamente. En todo caso, el Abogado está
en la obligación de asegurarse de que los honorarios de su colega han sido
pagados o garantizados.
Art. 70.- Cuando un Abogado haya de sustituir a un colega
precedentemente encargado del asunto o de asuntos conexos, deberá
ofrecerle sus buenos oficios para hacerle obtener la remuneración justa que
le fuere debida y si no lograra que el cliente satisfaga a su colega deberá
rehusar prestarle sus servicios.
Art. 71.- Los arreglos convenidos entre Abogados deberán cumplirse
fielmente, aun cuando no estén de acuerdo con las fórmulas legales. Los
que sean importantes para el cliente, deberán escribirse; pero el honor
profesional requiere que aun cuando esto no se haga, sean cumplidos como
si hubieran estado incorporados en un instrumento.
Art. 72.- La distribución de honorarios entre los Abogados está permitida
solamente en los casos de asociación para la prestación de servicios,
compartiendo las debidas responsabilidades.
Sanciones.
A) Amonestaciones.
B) Disciplinarias.
Art. 73.- Los profesionales del derecho serán corregidos:
1) Con amonestación, cuando en términos injuriosos, despectivos o
irrespetuosos se refieran a sus colegas, ya sea por correspondencia privada
o en las representaciones verbales o escritas ante cualquier autoridad del
país, aunque no suscriban las últimas, salvo que el hecho se hubiese
cometido en juicio que se ventile o se haya ventilado ante los Tribunales,
pues en ese caso éste será llamado a imponer la sanción disciplinaria
conforme lo dispuesto por la ley de Organización Judicial
2) Con suspensión de uno o dos meses, en el caso de que injurien a sus
colegas por la radio, la prensa u otro medio de publicidad. En éste y en los
casos previstos en el inciso anterior, no se permitirá al defensor rendir
prueba tendente a demostrar la veracidad de lo que hubiere afirmado y se
estime injurioso.
3) Con suspensión o amonestación de uno a dos meses, si aconsejaren por
malicia o ignorancia inexcusable, la iniciación de un pleito evidentemente
temerario que hubiere ocasionado perjuicio grave al cliente.
4) Con amonestación o suspensión de uno a tres meses, si arreglan
extrajudicialmente un negocio, en cualquier sentido, con la parte contraria a
la que patrocinan, sin el consentimiento expreso, escrito y firmado del
profesional que defiende a esa parte.
5) Con amonestación o suspensión de uno a cuatro meses cuando sin
intervención en un negocio, suministren oficiosamente informes a las
partes acerca de la marcha del mismo, o censuren ante aquéllas la actuación
de los colegas.
6) Con amonestación, si recibieren determinada suma por trabajo
prometido y no realizado, en todo o en parte, sin perjuicio de la devolución
que acordare el Tribunal Disciplinario, del total recibido o de la suma que
fije. La falta o devolución se corregirá con suspensión de seis meses a dos
años.
7) Con inhabilitación, si entraren en inteligencia con la parte contraria a su
patrocinado o con terceros, para perjudicar a su cliente, o causaren ese
perjuicio por malicia inspirada por cualquier otra cosa.
8) Con amonestación, si consintieren, so pretexto de facilitar el pago al
deudor de su cliente, en que se alteren las tarifas legales sobre honorarios.
9) Con amonestación o suspensión de uno a seis meses, si se negaren a
devolver dentro del término fijado al efecto y sin razón justificada,
documentos o expedientes, entregados por las autoridades- judiciales para
la práctica de alguna diligencia.
10) En general, con amonestación, cuando en sus relaciones mutuas, los
profesionales en derecho faltaren a la lealtad más cabal y a la debida
consideración en el trato, ya sea éste de palabra o por escrito, en forma o
con ocasión no previstas, en algunas de las disposiciones del presente
código.
11) En general, con amonestación o suspensión de un mes a un año, si
cometieren hechos que comprometan gravemente el decoro profesional.
De la aplicación de sanciones disciplinarias.
Art. 74.- Las correcciones disciplinarias a que alude este Código se
impondrá sin perjuicio de las responsabilidades penales y civiles en que
haya incurrido el profesional del derecho. En consecuencia, no será
obstáculo para imponerla el hecho de que esté pendiente de tramitación
ante los Tribunales queja, juicio o causa sobre el motivo que sirva de
fundamento a la corrección, ni tampoco el que haya recaído sobreseimiento
o sentencia absolutoria.
Art. 75.- Las correcciones disciplinarias aplicables por los actos y
omisiones en este código son las siguientes;
1) Amonestación, la cual se impondrá siempre en forma estrictamente
confidencial.
2) Inhabilitación temporal del ejercicio de la abogacía de un mes a cinco
años.
3) Inhabilitación perpetua para el ejercicio de la abogacía de modo
absoluto.
Art. 76.- Cuando las sanciones disciplinarias se enuncian en forma
alternativa, queda al prudente arbitrio el Tribunal Disciplinario elegir la que
estime más conveniente.
Art. 77.- Si la sanción de suspensión se indica dentro de límites que
señalen sus extremos mínimo y máximo, el Tribunal Disciplinario
determinará a su albedrío a corrección dentro de los extremos señalados,
tomando en cuenta las circunstancias del caso y los antecedentes y
condiciones personales del profesional acusado.
Requisitos para ser un abogado:
Contar con una licenciatura o grado en Derecho.
Realizar un postgrado o máster oficial de acceso a la Abogacía.
Superar el examen de acceso que convoca el Ministerio de Justicia.
Ley 91-83.
Art. 1.- Por la siguiente ley se instituye el Colegio de Abogados de la
República Dominicana, como corporación de derecho público interno de
carácter autónomo y con personalidad jurídica propia, el cual tendrá su
cede y domicilio principal en la Ciudad de Santo Domingo.
Art. 2.- Los fines del Colegio Son los Siguientes:
A.- Organizar y unir los abogados de la República estimulando el espíritu
de solidaridad entre sus miembros.
B.- Defender los derechos de los abogados y el respeto a la consideración
que merecen y se merecen entre ellos, así como los intereses morales,
intelectuales y materiales de su profesión.
C- Adoptar el Código de Ética Profesional.
D.- Impulsar el perfeccionamiento del orden jurídico, procurando el
progreso de la legislación mediante el estadio profundo y sistemático de la
ciencia jurídica en todas sus vertientes y especialidades.
E.- Mantener relaciones con las demás entidades de orden profesional del
país, como con las similares del extranjero, persiguiendo una amplia y
eficaz colaboración con las mismas.
F.- Asistir y orientar a los abogados recién graduados, en todos los
problemas relativos al ejercicio profesional.
G.- Promover y obtener la ayuda mutua de sus miembros; concertar toda
clase de seguro que pueda ampararlo en caso de enfermedad, invalidez o
cualquier otro riesgo, así como a sus familiares en caso de muerte u otras
causas atendibles.
H.- Establecer un servicio permanente y gratuito de asistencia y defensas
de las personas de escasos recursos económicos, de acuerdo con el
reglamento que se dictar al efecto.
I.- Prestar accesoria a los órganos del congreso Nacional, de manera
espontánea o cuando ello le fuere requerido, a título de información y
observación en torno a proyecto de ley o reforma de la misma.
Art. 3.- Para la consecución de sus fines, el COLEGIO DE ABOGADOS
DE LA REPUBLICA tendrá faculta:
a) Para existir a perpetuidad bajo ese nombre, demandar y ser demandado,
así como para ejercer los derechos que correspondan a la persona moral.
b) Para poseer y usar un sello solo será modificado por expresa decisión
asumida por el colegio.
c) Para adquirir derechos y bienes; tanto muebles como inmuebles, por
donación, compra o cualquier otro modo, y poseerlos, disponer de los
mismo de cualquier forma, siempre dentro de los mecanismos
institucionales permitidos y reconocidos en el estatuto orgánico del colegio.
d) Para adoptar su Estatuto Orgánico, el cual será obligatorio para todos los
miembros del colegio según lo disponga la Asamblea prevista en el artículo
14 de esta ley, o en su defecto de, la Junta que más adelante se establece,
así como para enmendar dichos estatutos en la forma y mediante los
requisitos que en el mismo se estatuyan.
e) Para nombrar directivos y funcionarios en el seno de sus organismos.
f) Para recibir e investigar las quejas que se formulen respecto a la de los
miembros en ejercicio de la profesión, pudiendo si encontraré causa
profunda, incoar el correspondiente procedimiento y proveer, por sí mismo,
sanciones en jurisdicción disciplinarias conforme a las disposiciones
correspondientes de su código de ética. Queda expresamente derogado por
esta ley el artículo 142 de la ley de Organización Judicial. Las decisiones
intervenidas en materia disciplinarias podrán ser apeladas por ante la
Suprema Corte de Justicia.
g) Para proteger a sus miembros en el ejercicio de la profesión, y mediante
la creación de cajas de retiro, socorro, sistema de seguros, fondos
especiales, cooperativas o cualquier otra forma, para asistir aquellos que se
retiren por inhabilidad física o mental, avanzada edad, así como a los
herederos o a los beneficiarios de los que fallezcan.
h) Para crear centros de capacitación y especialización profesional, de
recreación, bibliotecas, comedores, publicaciones y otras obras de carácter
social y cultural para promover el desarrollo integral de sus miembros.
i) Mantener vivo el culto de justicia y propugnar por el respeto a la
constitución y de las leyes y por el mejoramiento de la organización
judicial y administrativa.
j) Para realizar todos los actos que fueren necesarios o convenientes a los
fines de su creación y que no tuvieren en desacuerdo con la ley.
De las franquicias.
Art. 8.- El Colegio de Abogados de la República para la realización de sus
fines, gozará:
a) De franquicia postal y telegráfica; y
b) De exoneración de todos los impuestos y derechos nacionales y
municipales.
De las cuotas.
Art. 9.- Los miembros del Colegio pagarán cuotas en el monto, en la fecha
y en los plazos que fija el Estatuto.
Art. 10.- Cualquier miembro que no pague su cuota perderá sus derechos,
pero podrá rehabilitarse mediante la aplicación del mecanismo que
establezca el Estatuto del Colegio.
Art. 11.- El Estado, a través de la Dirección General de Rentas Internas,
expedirá sellos de color con una balanza de la justicia impresa en su centro
como emblema o símbolo. Estos sellos serán de distintos valores o monto,
conforme a la siguiente escala de actos judiciales y extra judiciales, a los
que deberán adherirse, a saber.
PARRAFO I: Quedan exentos de la anterior disposición las actuaciones
ante los Tribunales Laborales y de Habeas Corpus.
PARRAFO II: El noventa por ciento (90%) del importe de los sellos será
entregado al Colegio de Abogados de la República Dominicana, y éste
importe será destinado para fines de cajas de retiro, socorro y seguro a
favor de los abogados y de sus herederos y otros fines ya indicados en el
ordinal g) del artículo 3 de la presente ley, así como lo señalen los
Estatutos. El restante diez por ciento (10%) será retenido por el estado para
cubrir los gastos que ocasiones la ejecución administrativa de la presente
ley.
PARRAFO III: El tesorero General de la República está obligado a rendir
cuenta y poner cada tres meses a disposición del colegio el 90% de los
ingresos. Estos ingresos constituyen montos parciales resultantes de los
términos contractuales mediante los cuales se fijan cada caso los honorarios
profesionales que reciben los abogados de sus clientes, y que se convierten,
en virtud de esta ley en contribuciones individuales de cada abogado
remitida para nutrir el fondo general patrimonial del colegio.
PARRAFO IV: La negativa del director de la Oficina del Tesorero
General de la República a cumplir con lo dispuesto en el párrafo
precedentemente, será castigada con prisión de 6 meses a 1 año y multa de
RD$1,000.00 a RD$5,000.00 pesos, sin perjuicio de las acciones civiles
que puedan incoarse. La reincidencia se castigará con el doble de la pena.
Art. 12.- A los efectos de la presente ley se entiende por actividad
profesional del abogado el desempeño de una función propia de la abogacía
o de una labor atribuida en razón de una ley especial a un egresado
universitario en derecho, o aquellas ocupaciones que exijan necesariamente
el conocimiento jurídico. Se entiende por ejercicio profesional la
realización habitual de labores o la prestación de servicios a título oneroso
o gratuito, propios de la abogacía, sin que mediante el nombramiento o
designación oficial alguna.
Art. 13.- Queda sometidos a la presente ley y en, consecuencia, sujeto a los
mismos derechos y obligaciones los abogados que sean docentes o
investigadores en las universidades del país, todos los jueces de la
república Dominicana, defensores de oficio; representantes del Ministerio
Público; Notarios y consultores o Asesores de personas físicas o morales,
tanto pública como privadas y, en general todo abogado en ejercicio de sus
función y en razón de su conocimientos especiales en derecho frente a
terceros de manera pública o privada preste el concurso de su
asesoramiento.
Art. 14.- El abogado tiene el deber de ofrecer al cliente el concurso de su
cultura y de su técnica y de aplicarle con rectitud de conciencia y esmero
en la defensa que realiza. Así mismo debe ser prudente en el consejo sereno
en la acción y proceder con lealtad frente a su cliente, colaborando con el
juez para el triunfo de la justicia.
Art. 15.- Los Abogados en ejercicio están en la obligados a aceptar las
defensas que se le confiere de oficio salvo negativa razonadas sin que
puedan exigir el pago de sus honorarios a su defendido.
Art. 16.- El ejercicio de la abogacía impone dicción al estudio de las
disciplinas necesarias para la defensa del derecho, de libertad y de la
justicia. La abogacía no puede considerarse como una actividad comercial e
industrial y, en esa virtud no podrá ser gravada con impuesto de esa
naturaleza.
Los despachos de los abogados no podrán usar denominaciones
comerciales y solo se distinguirán mediante el uso del nombre propio del
abogado o de los abogados que ejercieren en él, de sus ausentes o de los
que habiendo fallecido hubiesen ejercido el mismo, previo consentimiento
de sus herederos “escritorio” o Despacho de Abogados” o cualquier
termino equivalente.
Art. 17.- Toda persona física o moral, asociación o cualquier tipo que sea,
corporación o persona de derecho público interno de la naturaleza que
fuere, para obtener la presentación en justicia deberá hacerlo mediante
constitución de abogado. En consecuencia, los magistrados jueces de los
órdenes judicial y contencioso administrativo sólo admitirán como
representantes de terceros abogados debidamente identificado mediante el
carnet expedido por el colegio.
Solo se exceptúan de esta regla la materia laboral y la acción constitucional
de Habeas Corpus.
Así mismo podrán postular en materia criminal los estudiantes derechos,
debidamente identificados y autorizados por el Juez presidente del
Tribunal.
PARRAFO. - la violación de la disposición de este artículo se castigará
con la destitución del cargo y la nulidad absoluta del acto.
Art. 18.- Los jueces, miembros del Ministerio Público, Registradores de
Títulos, Secretarios Administrativos e Inspectores Fiscales se abstendrán de
protocolizar o dar curso a escrituras contentivas de actos traslativos o
declaratorios de propiedad, documento relativos a la constitución o
liberación de gravámenes, contratos de cualquier naturaleza, poderes y
documentos que deban inscribirse en lo registro que sean, instancias,
escritos de defensas, replicas, memoriales declaraciones de herencia,
documentos supletorios o complementarios y en general, toda especie de
escritura que verse sobre cualquier derecho si dichos documentos no han
sido redactados y firmado por un abogado notario público el cual deberá
indicar el número correspondiente de su matrícula en el Colegio de
Abogados de la República. Todo ello sin perjuicio de la excepción
contemplada en el artículo precedente.
PARRAFO: Cuando se pretenda que un documento redactado en el
extranjero surta efectos en República Dominicana, el mismo deberá ser
firmado por un abogado en ejercicio en el país.
Art. 19.- Ejercen ilegalmente la profesión de abogado quienes sin poseer el
título respectivo se anuncien como tales, se atribuyan ese carácter
ostentando placas, insignias, emblemas o membretes que hagan suponer
una condición profesional jurídica en quien o quienes les exhiban.
PARRAFO: También ejercen ilegalmente la profesión los abogados que
actúen contrarios a las disposiciones de la presente ley y sus reglamentos,
así como aquellos que ejerzan o pretendan ejercer sin estar inscritos en el
colegio que por la presente ley se instituye.
Art. 20.- Toda persona que, sin estar debidamente admitida para el
ejercicio de la profesión, según se dispone por esta ley, o que, durante su
suspensión como miembro, ejerza la profesión de abogado se anuncie como
tal o trate de hacerse pasar como abogado en ejercicio, será castigado con
multa de quinientos pesos oro (500.00) a Mil pesos Oro (1,000.00) o
prisión de dos meses a un año en ambas penas. Los Jueces Fiscales y demás
autoridades públicas velarán por el cumplimiento de esta disposición en lo
que añade a los abogados que practiquen diligencias judiciales o
extrajudiciales ante los tribunales, juzgados fiscalías u otras oficinas a su
cargo, constituyendo falta grave la violación por parte de ellos de la
presente disposición.
Art. 21.- Las acciones y procedimiento establecidos en el reglamento de
policía de las profesiones jurídicas, deberán ser incoados por ante el
colegio de Abogados de la República y jurisdicción disciplinarias
correspondiente, quedando, por consiguiente, derogado el párrafo tercero
del artículo dos del decreto 6050 del 26 de septiembre de 1949, contentivo
de dicho reglamento. Todo ello sin perjuicio de la competencia, en segundo
grado, “f”, in fine, del art. 3 de la presente ley.
Art. 22.- Queda encargada de la ejecución de la presente ley, dentro de los
seis (6) meses subsiguientes a su promulgación, la Procuraduría General de
la República, con la asistencia y concurso de todas las asociaciones de
abogados del país que estén debidamente organizadas e incorporadas y su
texto deroga cualquier otra ley que sea contraría.
DADA en la sala de sesiones de la Cámara de Diputados, palacio del
Congreso Nacional en Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional,
Capital de la República Dominicana, a los veintisiete días del mes de abril
del año mil novecientos ochenta y dos;
Colegios de abogados.
De acuerdo a su definición, el colegio de abogados es una agrupación
profesional integrada por individuos que ejercen una profesión liberal, en
este caso la abogacía. Este organismo legalmente constituido actúa
entonces como rector de la profesión en un determinado municipio, estado
o país.
Objetivos.
Uno de los principales objetivos del colegio de abogados consiste en
promocionar los valores éticos y tradicionales de la ciencia del derecho. A
su vez se encarga de la representación y ordenación del ejercicio de esta
notable profesión.
Su estructura gremial persigue la defensa de los derechos e intereses de sus
miembros, por eso uno de sus objetivos consiste en velar por los colegiados
y brindarles una formación profesional constante.
Siguiendo con la esencia de esta profesión, el colegio de abogados pretende
garantizar el buen funcionamiento de la justicia y la administración pública,
así como también defender los derechos humanos de acuerdo a lo que
establece la Constitución Nacional.
Organización.
Esta conformado por un decano y una junta de gobierno compuesta por un
determinado número de diputados.
Elección.
Son elegidos de forma democrática por los colegiados por un mandato de
cuatro a cinco años.
Condición para membresía.
Debe cumplir con los criterios de elegibilidad, los abogados tienen un
sistema de membresía basado en la contribución. Tras completar una serie
de actividades, usted como abogado podrá ser considerado como apto para
convertirse en miembro.
Exequatur, juramento, inscripción en el cuadro de abogados,
matriculación en el colegio.
Exequátur: De conformidad con la ley No. 111 del 3 de noviembre del
1942, establece que las profesiones qué se le expida títulos necesitarán
para su ejercicio el exequatur correspondiente. La misma establece en su
artículo qué hay que tener el exequatur expedido por el poder ejecutivo, ya
sea para títulos universitarios nacionales o ya sea para los extranjeros
debidamente revalidado y las vías que se deben tomar para dirigir las
solicitudes.
Juramento: El juramento es el acto solemne donde se reconoce, mediante
el juramento con fidelidad y obediencia la defensa de la justicia y la
profesión del abogado.
El juramento es la palabra comprometida afirmativa o negativa del
profesional del derecho que jura defender las leyes nacionales y la justicia,
esto implica responsabilidad, catadura moral sobre el abogado qué jura
defender la justicia y si hacerlo contrario, ha faltado su palabra, y por lo
tanto es un profesional sin concepto del deber, sin moralidad y perjuro.
La inscripción en el cuadro de abogados: Dicha inscripción consiste en
el efecto de inscribir, anotar o asentar en el libro del tribunal de primera
instancia correspondiente al abogado que se ha juramentado y qué es
indispensable llevar un control de los investidos y autorizados para el
normal ejercicio de la profesión del derecho. La inscripción el cuadro de
abogados, se realiza en virtud del auto del juez de primera instancia,
dictado en virtud de la solicitud del aspirante qué halla llenado ya todos los
requisitos. Y requiere de:
Instancia en Solicitud de Juramentación, recibida por la secretaria general
de la Suprema Corte de Justicia solicitando fijación de audiencia para ser
juramentado como abogado o certificación (ORIGINAL).
Copia de Título legalizado por el MESCYT (CON LOS SELLOS
ORIGINALES).
Copia de Cédula de identidad y electoral.
Carta de Grado expedida por la universidad (ORIGINAL).
Copia del Decreto que le otorga el exequatur para ejercer la profesión de
abogado expedida por el Poder Ejecutivo.
Dos (2) fotografías 2x2.
Certificación del Decreto expedida por Procuraduría General de la
República Dominicana (ORIGINAL).
Certificación de “no antecedentes penales” expedida por la Procuraduría
Fiscal (ORIGINAL).
Tres Mil (RD$ 3,000.00) pesos.
Matriculación en el colegio de abogados: La ley 91 del 12 de enero del
1983, instituyó el colegio de abogados de la República Dominicana,
conforme a esto para tener derecho a ejercer la profesión de abogados se
requerirá estar inscrito como miembro activo en el colegio de abogados de
la República Dominicana.
Como proceder en el ejercicio de la abogacía.
Las aptitudes para el ejercicio de la abogacía.
El abogado dentro de sus actitudes para el ejercicio de la abogacía; debe
poder defender su posición con buenos argumentos. Tener el don de
convencer a otros, saber negociar. El abogado no solo debe saber de
derecho sino conocer de la vida.
La acción del abogado frente a su cliente.
El abogado frente a su cliente debe presentarse y actuar con honestidad,
con competencia, con lealtad al cliente, con respeto, ser un abogado
diligente, etc.
Como proceder frente al caso de su cliente.
Un abogado frente a los casos de su cliente debe presentar diligencia,
razonable, actuar siempre buscándole el beneficio, que sus casos salgan
victoriosos.
La consulta y requerimiento del cliente.
La consulta, es el contacto básico que mantiene el abogado con el cliente
en el que este le solicita asesoramiento jurídico sobre algún asunto.
El requerimiento, es básicamente lo que se considera necesario para que el
abogado haga o deje de hacer una cosa.
Actuar con sinceridad en las consultas.
El abogado debe ser sincero en su consulta, esto no significa que debe decir
todo lo que piensa, esto lo que quiere decir es que se debe decir la verdad
independientemente de las consecuencias que ella traiga.
Consulta verbal, oral y escrita.
La comunicación verbal es la que se manifiesta tanto de forma oral como
escrita.
La comunicación oral, es la que el abogado establece a través de signos
orales y palabras habladas de forma gestual.
La comunicación escrita, es la que el abogado gestiona por medio de papel
o mensaje.
Como proceder para buscar clientes.
Se debe proceder con astucia. Adaptándote al público, también creando
relaciones con otros colegas, tener un buen servicio especializado, tener
una buena imagen, tener estrategia y más.
Como proceder para facilitar la conciliación y prevenir litigios.
Lo primero es, llevar a cabo el proceso mediante el cual las partes de mutuo
acuerdo deciden poner sus diferencias en manos de un tercer imparcial
(conciliador). De esta manera se evita el litigio.
Como proceder ante el ejercicio ilegal de la profesión.
Este es un caso que se esta viviendo con mucha frecuencia, por la falta de
ética de muchos profesionales. Ante eso debe proceder con sinceridad, y así
poder denunciar respectiva a la unidad policial que ajuste.
Es deber de censurar las inconductas de los colegias y magistrados.
No solamente es un deber, sino un derecho, combatir por todos los medios
lícitos, las conductas moralmente censurables de colegas y magistrados.
Es deber de los abogados de cumplir y respetar los convenios.
Es deber primordial de los abogados respetar y hacer respetar los
convenios, puesto que la ley así lo establece.

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