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La evolución y la

idealización del
paisaje vasco

Miren Askasibar

l paisaje es el resultado visible de la n ¿Qué es el paisaje? segunda dimensión del paisaje, que es la
E interacción entre las leyes de la na-
turaleza, que afectan de una for-
ma u otra a todos los elementos que se
El paisaje está compuesto por elemen-
tos involucrados en procesos que se ex-
tienden en varias dimensiones. Por una
dimensión subjetiva y cultural.
La percepción visual no es un acto
pasivo. Las personas interpretan aquello
ven en y desde la superficie terrestre; la que se les presenta a la vista valiéndose de
acción humana, que lleva milenios trans- parte, el paisaje tiene una dimensión físi- su experiencia, sus recuerdos, sus conoci-
formando esta Tierra; y las mentes de las ca, material, en la que el relieve o la mientos, sus aficiones, su modo de vida,
personas que la pueblan, que lanzan su geomorfología es su componente princi- su cultura en definitiva, para crear en su
mirada al paisaje en busca de señales, de pal. El relieve constituye la matriz del pai- mente un paisaje que supere la suma de
hitos, de significados que van más allá de saje, ya que es la base sobre la que se asien- todos esos componentes de naturaleza
los aspectos meramente funcionales y uti- tan los elementos y procesos que se dan objetiva que constituyen el aspecto más
litarios. en él. Los elementos, los factores y los tangible del paisaje. Mediante la percep-
En este sentido, el paisaje vasco, o procesos que acontecen en esta dimensión ción, las personas adjudican valores a los
mejor dicho, el conjunto de los paisajes más prominente del paisaje pueden estu- paisajes, en representación de los víncu-
vascos, serían la expresión visible de la diarse de forma objetiva, y a menudo es los, tanto colectivos como individuales,
combinación de los siguientes factores: posible cuantificarlos, medirlos. De esta que establecen con su entorno (vínculos
manera, se puede representar el relieve en y valores emocionales, afectivos, de iden-
• la evolución natural, que ha modelado mapas; puede expresarse la acidez del suelo
las montañas y los valles, junto con los tidad y pertenencia, estéticos, simbólicos,
mediante su valor de pH y determinarse espirituales, etc.). Entre estos valores, hay
ríos que los atraviesan, ha esculpido la la composición de las rocas; es posible
línea de costa, y ha provisto de condi- algunos cuantificables, como el valor eco-
definir el número de ecosistemas presen- nómico, pero la mayoría son difíciles o
ciones diferentes para el establecimien- tes en un determinado paisaje y analizar imposibles de cuantificar. Este proceso de
to de la vegetación adecuada en cada los flujos que se establecen entre ellos; establecimiento de vínculos con los pai-
lugar; pueden contarse y medirse las superficies sajes y de adjudicación de valores a los
• la acción humana, que ha transformado de las parcelas en las que se divide el terri- mismos es tan antiguo como el ser huma-
el espacio a lo largo de la historia en torio y catalogar los tipos de usos que las no y es, además, incesante, con la parti-
función de su creciente capacidad para ocupan; o pueden enumerarse los colores cularidad de que muchos de los valores y
alterar el resultado de los dictados de la del paisaje y definir sus longitudes de vínculos pueden ser transmitidos a lo lar-
naturaleza, cambiando el aspecto y la onda. go de generaciones.
forma de la superficie terrestre, crean- Sin embargo, aun cuando todos los La creación de los paisajes simbólicos
do pueblos y ciudades, construyendo mencionados son componentes del pai- o icónicos surge precisamente de este pro-
una densa red de infraestructuras, ex- saje, el análisis del paisaje no se reduce a ceso de adjudicación de valores y estable-
tendiendo un tapiz de plantas a su ser- un estudio geológico, ni edáfico, ni botá- cimiento de vínculos con el entorno.
vicio, en definitiva, dejando una pro- nico, ni ecológico, ni geográfico; ni tan Cuando los valores y vínculos estableci-
funda huella visible desde lugares leja- siquiera a la suma de los conocimientos y dos con un paisaje en particular son un
nos y que en ocasiones puede perdurar resultados de todas estas ciencias y otras patrimonio común de una población o
durante milenios; y disciplinas más, en lo que podría consti- una sociedad, ésta los adopta como parte
• la proyección de una cultura común, la tuir un estudio territorial. El paisaje re- de sus señas de identidad, y pasan a for-
búsqueda de unas señas de identidad, fleja la interacción entre estos componen- mar parte del legado cultural que sus
de una serie de elementos de referencia tes y las personas, empezando por la pri- miembros comparten.
que permitan a su vez la relación con mera relación que tienen las personas con Al no resultar fácil expresar estos com-
lugares y épocas remotos. su entorno: la mirada. Esto nos lleva a la ponentes más etéreos de forma numéri-

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La evolución y la idealización del paisaje vasco

ca, la dimensión subjetiva y cultural no llo de la capacidad tecnológica, al debili- unidad dentro de un paisaje más amplio,
se presta a la utilización de las metodolo- tamiento de la dimensión subjetiva del mientras que en una escala más fina de
gías propias de las ciencias que estudian paisaje, y a su estandarización. detalle constituirá la matriz del paisaje, en
los integrantes formales del paisaje. Este Enlazando con esta última idea, cabe la que será posible diferenciar varias uni-
hecho no constituye un obstáculo insal- señalar que el paisaje tiene una caracterís- dades. Por tanto, las unidades de paisaje
vable cuando el fin del estudio de los pai- tica de retroalimentación o “feedback”, ya son cada una de las manchas relativamente
sajes es su conocimiento, pero cuando se que además de reflejar la relación de las homogéneas que es posible percibir en el
quiere utilizar el análisis del paisaje como personas con su entorno, tiene una mar- paisaje en una determinada escala.
herramienta para otros fines, como la or- cada influencia sobre esta relación, de for- Los paisajes son a su vez clasificados
denación territorial, o la conservación del ma que a medida que se debilita la di- en tipos, fundamentalmente en función
patrimonio natural y cultural, resulta di- mensión temporal y causal del paisaje, de los aspectos más tangibles, como los
fícil incorporar esta dimensión subjetiva, también se apaga el aspecto subjetivo que usos, las formaciones o los ecosistemas
por lo que a menudo suele ser ignorada. le añaden las personas; es decir, a medida predominantes en los mismos, es decir,
Por ello, uno de los mayores retos del es- que se simplifica el paisaje y disminuye la según la naturaleza de su matriz, así como
tudio del paisaje aplicado a la ordenación información que contiene acerca de dón- basándose en razones funcionales y cau-
territorial y la protección del patrimonio de vienen y hacia dónde van quienes lo sales. De este modo, se pueden distinguir
reside en objetivar estos aspectos cultura- habitan, éstos pierden la capacidad de in- los paisajes urbanos, los paisajes foresta-
les del paisaje, para poder así incorporar- terpretarlo y establecer vínculos con su les, los paisajes industriales, los paisajes
los a la dimensión más estudiada, que es entorno. agrícolas, los paisajes de ribera, los paisa-
la formal. jes de karst, etc.
Por todo ello, puede decirse que, en
A su vez, el paisaje tiene una dimen- general, los paisajes más valorados son
sión temporal. Por una parte, esa natura- aquellos donde los cambios de los usos
leza objetiva del paisaje a la que hacíamos del territorio ocurren a un ritmo adecua- n El estudio del paisaje
alusión al principio cambia a lo largo del do a la capacidad de adaptación tanto del El análisis del paisaje se hace, princi-
tiempo, a veces en espacios de tiempo tan medio físico como de la población, ob- palmente, desde dos puntos de partida
breves como un solo día, pues cambian servándose, en general, una pequeña pro-
sus colores, cambian sus sonidos, y cam- diferentes:
porción de procesos de sustitución brus-
bia el flujo de los elementos que se inter- ca de los usos más modernos sobre los • tomando en cuenta el paisaje en su di-
ponen ante el observador. Por otra parte, antiguos. Este tipo de procesos da lugar a mensión territorial, como realidad físi-
la dimensión subjetiva que le añade quien paisajes ricos, en el sentido de que permi- ca fruto de la interacción entre la acti-
lo contempla también cambia con el tiem- ten apreciar la gradual transformación del vidad humana y la naturaleza, así como
po, ya que van cambiando las experien- paisaje para acomodar nuevos usos y ne- expresión visible de una serie de facto-
cias en las que se basa la interpretación cesidades sobre las estructuras existentes, res y procesos subyacentes no tan fáci-
del paisaje a lo largo de la vida de una sola adaptándolas y conservándolas en parte, les de aprehender; y
persona, no digamos ya de una genera- sin por ello desdeñar soluciones innova- • considerando al paisaje como una cons-
ción, o de una sociedad. Existen otros doras cuando la situación lo requiere. trucción mental, que surge de la inter-
cambios, por el contrario, en especial los pretación que las personas hacen de su
que afectan al modelado del relieve, que El paisaje es percibido como un mo-
saico compuesto por unidades relativa- entorno, enfoque este que nos lleva di-
están activos durante miles de años. Sin rectamente a las cuestiones relacionadas
embargo, la dimensión temporal del pai- mente homogéneas que limitan entre sí.
Además, en general pueden distinguirse con la percepción, la apreciación estéti-
saje se refleja sobre todo en su capacidad ca del paisaje y su valoración.
de acumular información sobre la relación una matriz que constituye el fondo o la
entre los seres humanos y su entorno, tan- base del paisaje, ocupando la parte más Estos dos enfoques no son en absolu-
to sobre la que se dio en el pasado, como extensa, y las unidades de paisaje en for- to excluyentes; es más, todo esfuerzo para
sobre la relación presente, y sobre algu- ma de manchas que se insertan en esa abordar un análisis integral del paisaje
nos de los factores que condicionarán la matriz. Imaginemos que divisamos un obliga necesariamente a tomar en cuenta
relación en el futuro. paisaje desde la cima de una montaña, a los dos. En general, puede decirse que
primero a simple vista, y después a través el primero de los enfoques predomina en
En este sentido, estableciendo una de unos prismáticos que nos permitan los intentos, todavía no suficientemente
analogía, puede decirse que el paisaje es acercar la imagen; bien, pues aquello que abundantes, de abordar seriamente el pai-
un libro que, mediante su lectura, ayuda utilizando la vista aparece como un con- saje en la ordenación del territorio y de
a comprender la actitud de las personas junto de manchas en el que una pequeña los recursos ambientales. Esto es debido,
respecto al medio que las rodea a lo largo población, un bosque o un prado pueden por una parte, a que este enfoque territo-
del tiempo. Mientras la humanidad ha constituir una unidad de paisaje, al apli- rial se apoya en la utilización de informa-
disfrutado de una capacidad tecnológica car el “zoom” resultará que cada una de ción ya existente para el análisis del paisa-
restringida, y los grupos humanos han esas manchas perceptibles a una escala se
constituido unidades más limitadas y ais- je (la cartografía temática y los estudios
desdobla en subunidades, por lo que en del medio físico, por ejemplo), y también
ladas que en la actualidad, este libro del este “nuevo” paisaje cada uno de los ba-
paisaje ha sido escrito mediante la trans- porque de esta forma el paisaje se con-
formación de las “páginas” precedentes, rrios de la población será percibido como vierte en un factor fácilmente asimilable
faltando, a lo sumo, unas pocas cuya au- una unidad de paisaje diferente del resto, al resto de variables que integran la ma-
sencia no entorpece la comprensión de la el bosque aparecerá ante nuestros ojos triz o ecuación que enfrenta los costos y
trama al lector instruido. Sin embargo, compuesto por una serie de rodales, y en los beneficios económicos, sociales y am-
durante el último siglo muchos paisajes el prado podrá percibirse claramente esa bientales de las políticas territoriales y los
han sufrido cambios bruscos, y también zona encharcada y cubierta de vegetación proyectos concretos en los que éstas se
han surgido nuevos paisajes. En conse- diferente del resto, que antes no era posi- materializan.
cuencia, se han perdido capítulos enteros ble diferenciar de la unidad “prado”. El segundo enfoque, por el contrario,
de este libro que guarda el paisaje, llegan- Dicho de otra forma, la percepción de suele a menudo ser secundario, o minori-
do en ocasiones a no permanecer sino unas las unidades de paisaje depende de la es- tario en su uso, precisamente porque no
pocas páginas inconexas que se convier- cala, que permitirá apreciar una serie de cuenta con las ventajas del primero. Sin
ten en una anécdota. Este proceso de des- rasgos diferenciales, de forma que a cierta embargo, esta toma en consideración del
trucción del paisaje es paralelo al desarro- escala el pueblo será percibido como una paisaje más intuitiva, más difícil de obje-

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Paisaje Atlántico

Entorno y piedemonte del Txindoki (Larrunarri) del macizo de Aralar.

El caserío y las montañas son los dos elementos principales de los paisajes atlánticos los que les confieren el rango de paisajes
emblemáticos vascos por antonomasia, el primero debido a que el modo de vida rural es percibido como depositario de la
esencia de la cultura vasca, y las segundas por su condición de lugar de origen espiritual desde antaño.
El caserío, con su edificación principal, el resto de las construcciones ligadas al mismo, las tierras y sus cultivos, junto con
los caminos de acceso, los muros, los cercados, los setos y otros elementos conforman un paisaje en mosaico que aporta gran
riqueza y dinamismo a los paisajes en la vertiente atlántica.

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El caserío con sus predios agrícolas y con sus
praderas que alternan con bosquetes en sus
linderos. El trabajo paciente y tenaz de muchas
vidas enlazadas han transformado y organizado
el paisaje y lo han hecho habitable por el hombre,
lo han humanizado.

Paisaje del interior del Domo de Ataun.

Caserío en Oñati.

Paisaje rural en Bizkaia.

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Geografía simbólica. Cultura de los espacios

tivar, ofrece mejores resultados en las dis- cho la interacción entre los diversos com- heterogeneidad. Este enfoque en el estu-
tancias cortas, sobre todo, en aquellos ca- ponentes y su función como expresión de dio del paisaje nos lleva a la apreciación
sos en los que el paisaje sea contemplado los sistemas y procesos subyacentes, cons- estética del paisaje, en la que se busca res-
“desde dentro”, es decir, en los estudios y tituye el aspecto más interesante del estu- puesta a cuestiones tales como si la belle-
las actuaciones en la escala local. dio de los paisajes. za de un paisaje es un término absoluto,
González Bernáldez (1981) relaciona o si pueden establecerse normas o reglas
A) PAISAJE-TERRITORIO al fenosistema, la parte perceptible del en la percepción de los paisajes.
El concepto de paisaje tenido en cuen- paisaje, con el criptosistema, el sistema El paisaje en este caso se analiza desde
ta como una porción del territorio ha su- oculto que subyace y el ojo no percibe. el terreno, por lo que su expresión corres-
frido una evolución, desde una primera Por tanto, la forma, el aspecto del paisaje, ponde a un volumen, y no a un plano.
asimilación con el paisaje natural, recha- constituye un indicador de la función, de Esto nos lleva a la definición de la cuenca
zando la acción humana y sus consecuen- los factores causales del paisaje, y la inter- visual, que constituye la unidad básica del
cias, hasta el reconocimiento de que el pretación del fenosistema permite cono- estudio del paisaje en este segundo enfo-
paisaje constituye un sistema en el que el cer y comprender el funcionamiento del que, (Escribano et al. 1989): “la zona vi-
hombre es uno más de los elementos, pro- criptosistema. sible desde un punto o conjunto de pun-
bablemente el que mayor capacidad tiene En lo que se refiere a la determinación tos”. Esta visión del paisaje está ligada a
de alterarlo. de la unidad básica del paisaje, se opta en conceptos como la calidad del paisaje, la
Desde la geografía física, el paisaje, esta visión del paisaje más ligada a la eco- fragilidad y vulnerabilidad visual, sobre
entendido como paisaje natural, se iden- logía por la unidad ambiental, consisten- todo en lo que se refiere a la función so-
tifica con el territorio, que debido a la te en una porción de terreno que respon- cial del paisaje, de ahí que el estudio de
acción uniformadora del hombre pierde de uniformemente ante una acción exte- los mecanismos que rigen la percepción
sus características naturales y “se hace si- rior (Ramos 1979). La unidad ambien- sea uno de sus aspectos centrales. Los fun-
nónimo de aspecto de una porción del tal, a diferencia del ecosistema, no es ne- damentos de este enfoque llevan ya déca-
terreno, comarca o región” (Hernández cesariamente homogénea internamente. das asentados (Smardon 1979; Litton
Pacheco 1934). En esta visión del paisaje, Por tanto, desde la visión de la ecología 1968; Smardon et al. 1983, por ejemplo),
el paisaje es la realidad física del territo- del paisaje, el paisaje queda definido como y han dado lugar a numerosos estudios
rio, y viene definido por el clima, el relie- “un espacio heterogéneo compuesto por desde la psicología ambiental, la ecología
ve, y la geología, de los que a su vez de- un conjunto de ecosistemas en interrelac- o la geografía.
penden la fauna y los demás elementos ción, que se repiten de forma similar a lo
accesorios del paisaje. Este concepto de largo del mismo” (Forman y Godron
paisaje está ligado al paisaje natural, que 1986). La ecología del paisaje se ha ido n Algunos paisajes vascos
puede ser objeto de estudio, pero que in- fortaleciendo desde que Forman y Godron emblemáticos
cluye unas connotaciones emocionales y publicaran su libro sentando los princi- La cultura vasca se relaciona a menu-
estéticas importantes, y la acción del hom- pios, y recientemente Forman (1995) ha do con ciertos tipos de paisaje, e incluso
bre sobre el mismo es negativa. realizado un amplio repaso a la situación con algunos lugares concretos, que apare-
También desde la geografía física, se actual de la ecología de los paisajes y las cen representados como paisajes prototí-
desarrolla el concepto de geosistema, aná- regiones. picos vascos en diversas obras gráficas, en
logo al ecosistema y definido por primera Los diferentes enfoques que conside- la música y en documentos escritos que
vez por Sochava, que consiste en un mo- ran el paisaje como parte del territorio lo nos rodean en nuestra vida cotidiana.
delo teórico aplicable al análisis de todo hacen desde el exterior, a vista de pájaro, Queda más allá de los objetivos de este
tipo de paisajes, y se establece una taxo- tal como recoge Meinig (1979) de Jack- pequeño trabajo un análisis exhaustivo de
nomía. María de Bolós (1992) realiza una son: “Es desde el aire desde donde se re- los paisajes que vienen siendo relaciona-
revisión exhaustiva de los fundamentos vela por primera vez con claridad la ver- dos con la esencia de lo vasco, en caso de
teóricos del estudio del paisaje desde la dadera relación entre el paisaje natural y que ésta existiera, pero pueden establecerse
geografía física, así como de las principa- el humano”. Por tanto, estas visiones del ciertas afirmaciones desde la simple ob-
les escuelas existentes y los autores que paisaje se apoyan en la existencia de la servación de cuáles son algunos de los
mejor las representan, en la primera sec- cartografía temática (geomorfología, ve- paisajes que aparecen reflejados en un
ción de su obra. getación y usos del suelo, principalmente), número mayor de ocasiones.
Existe otra visión, ligada a la geografía y tienen a su vez expresión cartográfica. En primer lugar, resulta quizá sinto-
humana, que parte de la constatación de mático constatar que el paisaje vasco can-
que en algunos casos el paisaje es conse- B) PAISAJE-PERCEPCIÓN tábrico parece ser considerado el corazón
cuencia directa de la actividad humana. Además de las visiones del paisaje des- de la identidad vasca, desde el que emana
Bajo este punto de vista, las ciudades cons- de el exterior, existe otra aproximación al la esencia de esta cultura; de ahí que el
tituyen paisajes de la misma forma que paisaje que lo estudia como una construc- paisaje del caserío inspire tantas manifes-
los espacios naturales son paisajes, y de ción mental que surge cuando el hombre taciones del arte vasco en pinturas, can-
hecho el aspecto más interesante del pai- interpreta el medio que lo rodea a través, ciones, obras literarias, etc. Por tanto, al
saje es su capacidad para reflejar y sumi- principalmente, del sentido de la vista, y menos hasta cierto punto los paisajes
nistrar información acerca de las perso- basándose en su experiencia personal y la emblemáticos vascos parecen dar la espal-
nas, las sociedades, y las culturas que los cultura de la que participa. Según este da al mundo mediterráneo de extensas lla-
originan y los mantienen (Lewis 1979). punto de vista, existirían tantos paisajes nuras y tonos ocres en favor de los relie-
La solución a la dicotomía paisaje na- como espectadores que lo interpretan, por ves alomados y los innumerables matices
tural-paisaje cultural nos lleva a la consi- lo que se suma la variabilidad introduci- verdes del paisaje rural cantábrico.
deración global e integradora del paisaje da por el espectador, que interpreta la es- Otro de los elementos centrales del
(Ramos 1979), más ligada a la visión de cena contemplada, a la variabilidad espa- simbolismo en el paisaje vasco es la mon-
la ecología esta vez. Desde este punto de cial y temporal del paisaje que se analiza taña, a la que la cultura vasca queda liga-
vista, el paisaje es un sistema, del que el en el paisaje-territorio (Ramos 1986). El da desde la prehistoria, como tendremos
hombre forma parte, y el análisis de sus concepto de variabilidad, tanto espacial ocasión de comprobar. El vínculo con la
diferentes componentes (relieve, clima, como temporal del paisaje es uno de sus montaña es una de las señas de identidad
vegetación, agua, usos del suelo, etc.) no rasgos más característicos, y la acción hu- de la sociedad vasca aun hoy, siendo éste
se hace de forma aislada, sino que de he- mana es en gran parte responsable de esa un fenómeno que no se ha dado en la

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La evolución y la idealización del paisaje vasco

misma medida con otro medio de vida exista un dinamismo tan acusado en la predominantemente de raza «latxa». Este
como es el mar, por ejemplo, a pesar de evolución de los usos del suelo como en paisaje abierto, de extensos prados de
que este último es también un elemento Euskal Herria. Sin embargo, puede afir- diente, que ocupa miles de hectáreas, tie-
importante en la geografía, al cultura y el marse que cuando las funciones y los usos ne asegurada su permanencia en el futuro
modo de vida de la población vasca. del paisaje se mantienen a lo largo del gracias, en gran medida, al establecimien-
Desde el punto de vista de la historia, tiempo, la conservación del aspecto del to en 1985 del estándar racial de la oveja
la evolución del paisaje cultural vasco se paisaje ocurre espontáneamente, sin que «latxa» y a la creación de la Denomina-
inicia cuando la influencia humana en el exista necesariamente un deseo expreso de ción de Origen Idiazabal para el queso
medio natural comienza a ser tangible, es mantener una determinada imagen. Este fabricado con leche de oveja «latxa» en
decir, durante el Neolítico (5.000-2.500 sería el caso, por ejemplo, de los peque- 1987. Resulta curioso constatar que una
BC) y el Eneolítico (2.500-1.700 BC). ños reductos donde se ha mantenido al- iniciativa que en principio parece ajena a
Los descubrimientos de la agricultura guna actividad relacionada con el sector los objetivos de conservación del paisaje,
y la domesticación de animales del Neo- primario llevada a cabo de manera tradi- como la creación de una Denominación
lítico dan lugar al establecimiento de la cional, donde simplemente debido al man- de Origen y la determinación de un es-
economía pastoral durante el Eneolítico, tenimiento de los usos el paisaje ha perma- tándar racial, pueda influir de tal manera
que deja su huella en el paisaje en forma necido inalterado hasta nuestros días. en el futuro de un tipo de paisaje, como
de megalitismo, presente en mayor me- Por el contrario, cuando cambian la ocurre en este caso. Este es, por tanto, un
dida en el piso montano (dólmenes de función o los usos de un territorio, estas paisaje vestigial que ha conservado su for-
montaña), que en el colino (dólmenes de transformaciones suelen tener un claro ma mediante el mantenimiento de sus
valle). La evidencia de este fenómeno ha reflejo en el paisaje en el que se asientan, funciones, en este caso una ligada al sim-
perdurado hasta nuestros días, de forma y el aspecto de este paisaje se conserva sólo bolismo y la identidad, y otra, al pastoril,
que más de 800 dólmenes han sido cata- cuando existe una voluntad expresa de de carácter más práctico.
logados en el País Vasco, muchos de ellos acomodar los nuevos cambios en las es- El paisaje pastoril se asienta sobre los
localizados en las sierras meridionales de tructuras existentes. Este es un procedi- grandes macizos prácticamente deforesta-
Gipuzkoa y en sus relieves intermedios y miento bastante extendido en la práctica dos en sus zonas de cumbre, en los que
del prelitoral. de la conservación del patrimonio arqui- destacan las majadas de pastores compues-
Autores como Andrés (1990) sostie- tectónico, histórico y artístico, mediante tas por una o más txabolas de una única
nen que la predominancia de los dólme- el cual el resultado puede ser que un anti- planta, con sus cercados de piedra y un
nes de montaña frente a los de valle refle- guo molino se convierta en museo etno- buen número de fresnos plantados en sus
ja el cambio económico ocurrido entre el gráfico, o una casa torre en biblioteca inmediaciones para ofrecer sombra y pas-
Mesolítico y el Neolítico, cuando el piso municipal. Es indudable que una edifica- to al ganado durante su uso en la época
montano fue abandonado como lugar de ción de nueva planta diseñada específica- estival.
ocupación, pero fue mantenido como lu- mente para albergar esos nuevos usos ofre-
cería mayor comodidad a los usuarios y Otro tipo fundamental de paisaje re-
gar de origen espiritual del grupo. De ser lacionado con la esencia de lo vasco es el
así, este constituiría el primer paisaje sim- supondría un coste menor que la rehabi-
litación de la antigua edificación, pero la paisaje rural, y entre los paisajes rurales,
bólico o icónico en el territorio que aho- que en Euskal Herria presentan aspectos
ra conocemos como Euskal Herria, con- sociedad actual reconoce en esos elemen-
tos patrimoniales una serie de valores es- muy variados, resulta especialmente em-
sistente en cimas y collados situados en blemático el paisaje del caserío, creado por
puntos estratégicos, desprovistos de vege- téticos, identitarios, simbólicos, cultura-
les y afectivos que compensan con creces la formación del agrosistema vasco-can-
tación arbolada en muchos casos, y, por tábrico. Entre los elementos estructurales
tanto, visibles desde los nuevos lugares de los costes económicos que es necesario
afrontar para que su conservación haga del paisaje rural destacan los asentamien-
asentamiento en el piso colino. Este es- tos, que en el paisaje de la geografía vasca
quema se repite en otros monumentos posible disfrutar de ellos en la actualidad,
y que queden como legado para las gene- atlántica, se dividen en núcleos rurales y
megalíticos, como los cromlech. En con- caseríos.
raciones futuras.
secuencia, puede afirmarse que el vínculo
de los vascos con los paisajes de montaña En el caso del paisaje del megalitismo El paisaje rural de Euskal Herria en su
podría haberse establecido ya en épocas al que se aludía unas líneas más arriba, vertiente cantábrica se articula en torno
remotas, mediante estos paisajes del me- puede decirse que tanto la forma como la al caserío y la forma de vida que represen-
galitismo. función de este tipo de paisaje relíctico ta, siendo éste el elemento que lo define.
han sido mantenidas desde que fue mo- El caserío, con su edificación principal,
Este tipo de paisaje se conserva en la delado hace miles de años hasta nuestros las construcciones ligadas al mismo (hó-
actualidad, constituyendo por ello un pai- días, ya que no hay más que comprobar rreos, hornos, pozos, etc.), las tierras, jun-
saje vestigial. En general, puede decirse la abundancia de referencias al megalitis- to con los caminos de acceso, muros, cer-
que los paisajes vestigiales o relícticos se mo en publicaciones y expresiones artís- cados, setos y otras estructuras, confor-
conservan a lo largo del tiempo gracias a ticas acerca de la esencia de la cultura vas- man un paisaje en mosaico claramente
dos tipos de procesos: ca para confirmar que este paisaje sigue distinguible tanto del medio urbano como
• se conserva la forma, el aspecto del pai- siendo considerado su «lugar de origen de la montaña.
saje, precisamente porque se mantiene espiritual». El agrosistema vasco-cantábrico se de-
la función del paisaje y sus elementos a Otro de los usos ligados al paisaje del sarrolla entre los siglos XIV y XVI, cuan-
lo largo del tiempo; o megalitismo es el pastoril, que se asentó do la presión demográfica, la restauración
• se mantienen los elementos característi- en los macizos vascos ya en la prehistoria. de la paz, y una cierta prosperidad econó-
cos del paisaje, tanto los elementos es- Gran parte de los paisajes ligados al me- mica dan pie a la dispersión de la pobla-
tructurales como los singulares, pero galitismo se localizan en las sierras de Ara- ción, con la creación del caserío (ver
adaptándose a una nueva función, de- lar y Aizkorri, cuyos paisajes han sido Goikoetxea 1989 o Ugarte 1986), que
bido a que la función original desapa- modelados por el uso pastoril desde tiem- alcanza cotas que en general no superan
rece. pos remotos. Este uso pastoril fue refor- los 500 msm. Esta zona en la que se ins-
El primero de los procesos se da en un zado por la creación de las Parzonerías y tala el caserío corresponde a los relieves
número relativamente escaso de ocasio- las Uniones, constituidas en el medievo más suaves del terreno, es decir, a los fon-
nes, sobre todo en el caso de territorios alrededor del uso estacional de estos pra- dos de valle, las laderas más o menos pro-
tan intensamente humanizados y donde dos de altura por parte del ganado ovino, nunciadas, y los resaltes ondulados.

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El Ebro en la Rioja

Cultivos en la Llanada alavesa

Campos de trigo al pie de Pico Lapoblación Olivos, vid y almendros.

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Paisaje mediterráneo

Paisaje de las Bardenas Reales

Euskal Herria constituye una de las regiones que mayor diversidad de paisajes presenta en el conjunto de Europa, al estar
situada sobre la transición entre el mundo atlántico y el mediterráneo, haciendo posible disfrutar de paisajes tan singulares
y distintos como los verdes prados atlánticos y las Bardenas Reales en el transcurso de un solo día.

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Geografía simbólica. Cultura de los espacios

El caserío estructura el paisaje sobre gran importancia las edificaciones ligadas gares, sino que se extiende a la dimensión
todo desde la distribución de sus cons- al caserío y a los núcleos rurales, como las temporal y se establece una búsqueda de
trucciones y tierras. Entre las construc- cabañas para aperos, los abrevaderos, los las coordenadas temporales correspon-
ciones encontramos una edificación prin- lavaderos, los hórreos, los hornos de pan, dientes al momento histórico que le toca
cipal, el caserío, que puede tener una se- los hornos de cal, las fuentes y los pozos. vivir a esta sociedad, al tiempo que el re-
rie de construcciones anexas o cercanas Otros elementos de importancia son las chazo o el vértigo que producen ciertos
(muros y cercados, abrevadero, lavadero, ermitas, las bordas y los puentes. cambios bruscos en el modo de vida y su
horno de pan, cabaña para los aperos, Al igual que los setos y muros, estos reflejo en el paisaje circundante provocan
etc.), y al que se accede por un camino. elementos suelen estar construidos con una nostálgica mirada al pasado y un de-
Las tierras del caserío, en general entre 2 materiales locales y siguiendo los princi- seo de tender puentes hacia él.
y 10 hectáreas (ver Goikoetxea 1990), pios de la arquitectura rural, por lo que en Desde el punto de vista de paisaje, todo
toman una distribución circular, con la algunos casos tienen características que los esto se traduce en una compleja serie de
huerta y cultivos cerca de la casa, los pra- hacen diferentes de comarca a comarca. procesos, en ocasiones antagónicos entre
dos y frutales algo más alejados, y los pra- sí. Por ejemplo, por una parte se está ex-
dos de siega y terrenos arbolados aún más Como norma, puede decirse que estas
construcciones tradicionales del paisaje tendiendo un modelo de poblamiento de
lejos (García Fernández 1975). También baja densidad en las periferias urbanas de
son elementos singulares del paisaje rural rural vasco más emblemático siguen este
modelo o patrón: Euskal Herria en forma de conjuntos de
algunas estructuras derivadas de la activi- viviendas unifamiliares, que algunos acha-
dad agrícola, como los almiares (meta), • Material: piedra, madera, tierra, teja y, carán a la adopción de un modelo alócto-
tanto de hierba como de helecho, y que ocasionalmente, hierro. no fruto de un nefasto proceso de acultu-
tienden a desaparecer en la actualidad. • Forma: aun cuando las construcciones ración y estandarización, y otros en cam-
Cuando en la segunda mitad de este tienen formas geométricas regulares, los bio lo verán simplemente como uno más
siglo se generaliza la Agricultura a Tiem- materiales como la piedra a menudo tie- de los beneficios de vivir en la aldea glo-
po Parcial, son las tierras más alejadas de nen forma y disposición irregular. bal, donde es posible conocer cómo vi-
la casa y con menor potencial agrícola las • Escala: predomina la escala humana. ven nuestros vecinos y adoptar aquellas
dedicadas a plantaciones forestales, prin- • Color: dominan los tonos pardos, ocres ventajas o cualidades que más nos agra-
cipalmente de pino insignis (Pinus radia- y verdes, escaseando los colores satura- dan en ellos. Por otro lado, se ensalzan al
ta) y eucalipto (Eucaliptus globulus). dos y primarios (amarillo, rojo y azul). caserío, el modelo de poblamiento de baja
El paisaje rural es estructurado por otra densidad propio del agrosistema vasco-
Por oposición, se relaciona el siguien- cantábrico, que ha producido uno de los
serie de elementos relacionados con las te modelo o patrón con el paisaje urbano,
actividades antrópicas que se desarrollan tipos de paisaje más emblemáticos en el
de ahí que cuando los materiales, formas, ámbito vasco, y al modo de vida rural que
en el mismo. Por ejemplo, entre los ele- escalas y colores que se detallan a conti-
mentos cuya función es el cierre de par- lleva parejo, se crean museos para que los
nuación aparecen en el paisaje del caserío ciudadanos puedan conocerlos, se restau-
celas de terreno, destacan en el paisaje alteren su percepción:
rural tradicional los muros, cercados y ran junto con los molinos y ferrerias, y se
setos vivos, que son los responsables de • Material: plástico, cristal, acero, hormi- los pone en funcionamiento. Este tipo de
formar una retícula que divide las parce- gón. incongruencias, en ocasiones anecdóticas
las de terreno dedicadas a diferentes usos. • Forma: geométrica regular, simplifica- y otras veces de gran magnitud, ponen de
da. manifiesto que existe una clara diferencia
Los muros de piedra han sido tradi- entre el paisaje real de Euskal Herria, y su
cionalmente construidos utilizando ma- • Escala: mayor que la humana.
paisaje idealizado, entre lo que es y aque-
teriales locales; de ahí que, en el caso de • Color: negro, blanco, gris, colores bri- llo que quisiera ser, y este es precisamente el
zonas de las que se extraiga piedra de co- llantes y primarios. origen de los paisajes simbólicos vascos.
lor o textura características, los muros de
piedra constituyan un elemento impor- En cuanto al futuro, la clave de la con-
tante de la identidad local. n El futuro de los paisajes servación de las señas de identidad pai-
emblemáticos vascos sajísticas está probablemente en la escala
Los setos vivos han sufrido una fuerte local, pues es este el nivel de actuación
regresión en el paisaje rural, en parte por- Durante las últimas décadas se ha cons- más cercano a las personas, a la vez que
que dificultan la mecanización de las la- tatado un marcado aumento, en el con- supone su punto de referencia espacial más
bores agrícolas. Los setos vivos a menudo junto de las poblaciones europeas, del cercano y con el que resulta más fácil iden-
incluyen arboles, y muchas veces son es- deseo y la necesidad de fijar una serie de tificarse. Por ello, hacemos nuestro a
tos los únicos vestigios que permanecen puntos de referencia culturales e identita- modo de conclusión el título de una pu-
en el paisaje tras la desaparición de un seto. rios cercanos al ciudadano, quizá en par- blicación que habla de las expectativas que
Además de aportar a la estructura del pai- te para que le permitan afrontar la pro- se abren para los paisajes europeos, don-
saje, los setos tienen una función ecológi- gresiva europeización, la gradual desapa- de el objetivo debiera consistir en conse-
ca de gran importancia, al ser hábitat, rición de las fronteras, la creciente movi- guir “paisajes de pequeña escala en la Eu-
corredor, y refugio para numerosas espe- lidad geográfica, el aumento del mestiza- ropa a gran escala” (de Regt 1989).
cies animales y vegetales. je cultural, y los fenómenos globalizado-
Entre los elementos estructurales del res como la implantación de la red mun-
paisaje rural se incluye también a los ca- dial Internet, sin que los ciudadanos su- n Bibliografía
minos. Estos caminos rurales eran en ori- fran la sensación de estar a la deriva en un
gen carreteras, es decir, caminos para ca- océano desconocido. Este hecho, junto ANDRÉS, M.T. 1990. El Fenómeno Dol-
rretas, que han sido en ocasiones ensan- con la importancia que han adquirido los ménico en el País Vasco, MUNIBE (An-
chados para dar cabida a los tractores y problemas y las inquietudes ambientales, tropologia-Arkeologia) 42: 141-152.
demás automóviles. Los caseríos y núcleos ha traído consigo el desarrollo de diversas Donostia: Sociedad de Ciencias Aran-
rurales están de esta forma conectados iniciativas y políticas de conservación de zadi.
entre sí y con sus tierras mediante una los paisajes. DE BOLÓS, M. 1992. Manual de Cien-
extensa malla de caminos. Esta vuelta a los orígenes en busca de cia del Paisaje. Teoría, métodos y aplica-
Entre los elementos que, aun sin arti- unas señas de identidad no sólo se tradu- ciones. Barcelona: Masson, SA.
cular el paisaje del caserío, contribuyen a ce en la valoración, la conservación e, in- DE REGT, A.L. 1989. Small-scale Lands-
conferirle una identidad singular, tienen cluso, la sacralización de una serie de lu- cape in a Large-scale Europe. La Haya:

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La evolución y la idealización del paisaje vasco

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Paisaje de Salinas de Leniz de Fernando Amarica.


En la pintura vasca hay una larga tradición paisajista. El arte representa el paisaje poetizándolo y dándole una dimensión simbólica.

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Pasto de invierno al pie de Sierra Salvada

Pasto de invierno en Zerain

Bordaldia en Zuberoa.

Rebaño en las Bardenas Rebaño en la Llanada Alavesa

Pastos de montaña en Aizkorri

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Paisajes pastoriles

Majada pastoril en Aizkorri

Los paisajes atlánticos ligados al pastoreo se asientan sobre los grandes macizos prácticamente deforestados en sus zonas de
cumbre, donde destacan las majadas de los pastores, con sus cercados de piedra y los fresnos plantados en las cercanías de las
txabolas. En los paisajes pastoriles mediterráneos cobran un papel fundamental las vías pecuarias, que articulan el paisaje
mediante las rutas de la trashumancia.
Paisaje pastoril pirenaico.
El sistema bordaldia en Garazi (Zuberoa) tiene una borda y su etxola tangencialmente a una pradera circular o subcircular.
Tenemos probablemente aquí, "fosilizado", un modo de ocupación del espacio, una versión del saroi, del sel, kortia, kaiolar,
etc.Las bordas así relacionadas con cercamientos cuasicirculares forman parte del paisaje de la montaña no sólo de Laburdi y
Zuberoa, sino también de los Altos Pirineos, del Bearne y del Bigorre.

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