Está en la página 1de 104

ACCESO AL E-BOOK GRATIS

[+] Diríjase a la página web de la editorial www.tirant.com/mex

[+] En Mi cuenta vaya a Mis promociones www.tirant.com/mex/mispromociones

[+] Introduzca su mail y contraseña, si todavía no está registrado debe registrarse

[+] Una vez en Mis promociones inserte el código oculto en esta página para activar la
promoción

Código Promocional

Rasque para visualizar

La utilización del LIBRO ELECTRÓNICO y la visualización del mismo en NUBE DE LECTURA


excluyen los usos bibliotecarios y públicos que puedan poner el archivo electrónico a dis-
posición de una comunidad de lectores. Se permite tan solo un uso individual y privado.

No se admitirá la devolución de este libro si el código promocional ha sido manipulado


LA MEDIACIÓN EN EL DERECHO PENAL
Teoría, legislación y práctica
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH

María José Añón Roig Javier de Lucas Martín


Catedrática de Filosofía del Derecho de la Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía
Universidad de Valencia Política de la Universidad de Valencia
Ana Cañizares Laso Víctor Moreno Catena
Catedrática de Derecho Civil Catedrático de Derecho Procesal
de la Universidad de Málaga de la Universidad Carlos III de Madrid
Jorge A. Cerdio Herrán Francisco Muñoz Conde
Catedrático de Teoría y Filosofía de Catedrático de Derecho Penal
Derecho. Instituto Tecnológico de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Autónomo de México
Angelika Nussberger
José Ramón Cossío Díaz Jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Ministro de la Suprema Corte Catedrática de Derecho Internacional de la
de Justicia de México Universidad de Colonia (Alemania)
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot Héctor Olasolo Alonso
Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad
Humanos. Investigador del Instituto de del Rosario (Colombia) y Presidente
Investigaciones Jurídicas de la UNAM del Instituto Ibero-Americano de
La Haya (Holanda)
Owen Fiss
Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Luciano Parejo Alfonso
Universidad de Yale (EEUU) Catedrático de Derecho Administrativo de la
Universidad Carlos III de Madrid
José Antonio García-Cruces González
Catedrático de Derecho Mercantil Tomás Sala Franco
de la UNED Catedrático de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social de la Universidad de Valencia
Luis López Guerra
Juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Ignacio Sancho Gargallo
Catedrático de Derecho Constitucional de la Magistrado de la Sala Primera (Civil) del
Universidad Carlos III de Madrid Tribunal Supremo de España
Ángel M. López y López Tomás S. Vives Antón
Catedrático de Derecho Civil de la Catedrático de Derecho Penal de la
Universidad de Sevilla Universidad de Valencia
Marta Lorente Sariñena Ruth Zimmerling
Catedrática de Historia del Derecho de la Catedrática de Ciencia Política de la
Universidad Autónoma de Madrid Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página web:

www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
LA MEDIACIÓN EN EL
DERECHO PENAL
Teoría, legislación y práctica

JESÚS ESPAÑA LOZANO

Ciudad de México, 2018


Copyright ® 2018

Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede


reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico,
incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de
información y sistema de recuperación sin permiso escrito del autor y del editor.

En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch México


publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com/mex/

Director de la colección:
Francisco Javier Gorjón Gómez

© Jesús España Lozano

© EDITA: TIRANT LO BLANCH


DISTRIBUYE: TIRANT LO BLANCH MÉXICO
Río Tiber 66, Piso 4
Colonia Cuauhtémoc
Delegación Cuauhtémoc
CP 06500 Ciudad de México
Telf: (55) 65502317
infomex@tirant.com
www.tirant.com/mex/
www.tirant.es
ISBN: 978-84-9190-224-9
MAQUETA: Tink Factoría de Color

Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no


ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa
nuestro Procedimiento de quejas.

Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirant.net/Docs/RSCTirant.pdf


A mi hija Renatta, la niña que me hace suspirar
Índice general

ACERCA DEL AUTOR............................................................................ 13


PRÓLOGO.............................................................................................. 15
ABREVIATURAS..................................................................................... 17
INTRODUCCIÓN................................................................................... 19

Capítulo 1
Los MASC y su inclusión al Derecho penal

1.1. El actual sistema de justicia penal en México................................... 23


1.2. El Derecho penal y la mediación...................................................... 26
1.3. El castigo en materia penal............................................................... 30
1.4. Los MASC como apoyo del sistema de justicia penal....................... 34

Capítulo 2
La mediación frente al delito y el conflicto

2.1. El delito............................................................................................ 39
2.2. El conflicto....................................................................................... 44
2.3. Mediación penal, ¿solución de conflictos o delitos?.......................... 48
2.3.1. Caso práctico de resolución de conflicto, sin resolver el delito... 51
2.4. La mediación como solución de delitos............................................ 52

Capítulo 3
La mediación penal

3.1. Mediación penal: Proceso o procedimiento...................................... 55


3.2. La mediación en el ámbito penal...................................................... 56
3.2.1. Diferencia entre mediación penal y civil.................................. 61
3.3. La conciliación en el ámbito penal................................................... 63
3.3.1. La conciliación en la suspensión condicional del proceso........ 66
3.4. El MASC ideal para la solución alterna............................................ 70

Capítulo 4
El acuerdo reparatorio y la reparación del daño

4.1. El acuerdo reparatorio..................................................................... 73


4.1.1. Caso práctico donde se llega a un acuerdo voluntariamente,
pero no es legal....................................................................... 78
10 Índice general

4.2. La reparación del daño..................................................................... 80


4.3. Casos reales de reparación del daño................................................. 83
4.3.1. Caso práctico de homicidio culposo donde no se recibe canti-
dad económica por indemnización.......................................... 84
4.3.2. Caso práctico de homicidio culposo donde sí se recibe canti-
dad económica por indemnización.......................................... 86
4.4. La esencia de la reparación del daño en un acuerdo reparatorio....... 88

Capítulo 5
El procedimiento de la mediacion penal para alcanzar un acuerdo
reparatorio

5.1. La mediación como vía para el acuerdo reparatorio......................... 91


5.2. El procedimiento para el uso de MASC en el Acuerdo Reparatorio.... 92

BIBLIOGRAFÍA....................................................................................... 101
Índice tablas

Tabla 1. Comparativo entre la mediación penal y el Juicio Penal............. 37


Tabla 2. Comparativo entre la mediación penal y la mediación civil........ 62
Tabla 3. Procedencia, oportunidad y trámite de los acuerdos reparato-
rios............................................................................................. 74
Acerca del autor

Formación académica:
• Licenciado en derecho, por la Universidad Autónoma de Nuevo
León.
• Con maestría y doctorado en Métodos Alternos de Solución de
Conflictos en la Facultad de Derecho y Criminología de la misma
universidad.

Instrucción laboral:
• Se ha desarrollado en el ejercicio de la profesión tanto en la inicia-
tiva privada como en el sector público.
• Abogado litigante de diversas empresas.
• Inició su camino en los métodos alternos de solución de conflictos
en la Comisión para la defensa de los usuarios de servicios finan-
cieros (CONDUSEF).
• Creo y dirigió el Centro de Mediación y Negociación de Monte-
rrey.
• Abogado supervisor de Banco mercantil del Norte S.A. dentro del
área hipotecaria.
• Facilitador de la Procuraduría General de Justicia del Estado de
N.L.
• Consultor en el Nuevo Sistema de Justicia Penal en la Consultoría
Fortis Consultores.
• Actualmente Director del Centro de Especialización Jurídica y Jus-
ticia Alternativa S.C.

Experiencia docente:
• Maestro de licenciatura, maestría y doctorado de MASC en la Fa-
cultad de Derecho y Criminología de la UANL.
• Docente del Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE).

Extracurricular:
• Cuenta con diversas publicaciones de MASC en diversos artículos
tanto en revistas, periódicos y libros.
• Realiza cursos de Justicia Restaurativa en diversos centros peni-
tenciarios del Estado de Nuevo León.
Prólogo

Hoy en día los Mecanismos Alternativos de Solución de Contro-


versias están permeando en todas las legislaciones a efecto de brindar
los beneficios que conlleva su utilización; sin embargo, la operativi-
dad en las instituciones encargadas de su aplicación continúan esfor-
zándose para materializar, en especial las normas establecidas en leyes
penales, los procedimientos y técnicas que pueden lograr resultados
más eficientes para que los intervinientes en el drama penal, llámese
víctima, ofendido, imputado, ofensores o la comunidad, puedan solu-
cionar de la mejor manera la situación que les ha afectado de alguna
u otra forma y que se ha traducido en una investigación penal.
Tengo la distinción de conocer al doctor España y reconozco su
amplia trayectoria y basto conocimiento en este tema en particular, ha
logrado plasmar en esta obra de forma realista y completa, la opera-
tividad de la mediación desde que las partes involucradas en una in-
vestigación acuden al órgano especializado en MASC para solucionar
su situación mediante el instituto procesal del Acuerdo Reparatorio a
través de la mediación.
El presente libro es el resultado de un análisis concienzudo y com-
pleto en lo que respecta a la mediación como mecanismo alternativo
y su aplicación en la materia penal, y es la consecuencia directa de las
experiencias obtenidas a lo largo de varios años aplicando sus cono-
cimientos realizando un sinfín de mediaciones y conciliaciones en el
ámbito de la procuración de justicia, realizándolas siempre con ética
e integridad, de lo cual puedo constatar.
De esta manera, el lector de esta innovadora obra, podrá aden-
trarse a conocer de forma minuciosa tanto la doctrina que enmarca
los mecanismos alternativos en materia penal, como los procesos y
técnicas sugeridas para sus aplicación, basadas en fundamentos teóri-
cos reconocidos en la materia, y aportando la experiencia única que
el escritor obtuvo a lo largo de cientos de mediaciones que arrojaron
situaciones que, en muchos de los casos, los libros no aportan, pero
que ahora nos comparte y que resultan ser un referente para llevar a
cabo un proceso apegado a los estándares de calidad.
16 Víctor Hugo Garza Barrera

Por ello, me siento muy honrado de prologar a la sociedad esta


aportación, de lo cual estoy seguro que dejará un marco de referen-
cia para que los lectores puedan tener un amplio conocimiento de la
mediación en materia penal desde una óptica científica, en especial,
naciendo de una persona con una gran calidad humana, sensible y
comprometido por que la mediación se consolide como la principal
herramienta para que las personas puedan continuar en su andar,
dejando atrás las experiencias desafortunadas de la comisión de un
delito.

Mi respeto y admiración, mi gran amigo Jesus España.

Víctor Hugo Garza Barrera


Abreviaturas

ADR Alternative Dispute Resolution


AMP Agente del Ministerio Público.
AR Acuerdo Reparatorio
CNPP Código Nacional de Procedimientos Penales
LEC Ley de enjuiciamiento civil
LNMASCMP Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución
de Controversias en Materia Penal
MASC Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos
NSJP Nuevo Sistema de Justicia Penal
OEMASC Órgano Especializado en Mecanismos Alternativos de
Solución de Controversias
PGR Procuraduría General de la Republica
RNMASC Registro Nacional de Mecanismos Alternativos de Solu-
ción de Controversias.
SCP Suspensión Condicional del Proceso
18 Abreviaturas
Introducción

Hans Kelsen estableció que: “…el poder, en sentido social o políti-


co, implica autoridad, es decir, la relación de superior a interior. Dicha
relación únicamente es posible sobre la base de un orden en virtud del
cual uno está facultado para mandar y otro obligado a obedecer”1.
Ahora el espíritu de las reformas constitucionales apunta a un esce-
nario diferente, no tanto imperativo o coercitivo, sino en el que se
brinda la posibilidad a las partes que tienen un conflicto, la autoridad
cabal para resolverlo bajo sus propias creencias, pero sobre todo en
atención a sus verdaderos intereses y necesidades.
Las nuevas legislaciones penales tienen, desde luego, implícito el
poder del estado pero ahora con los mecanismos alternativos de solu-
ción de conflictos se da la posibilidad de que las partes vuelvan a to-
mar el control de la situación, de su conflicto en particular y que sean
ellos las partes relevantes dentro de un proceso penal, ya no el juez
o el agente del ministerio público, Leticia García advierte que “el po-
der es la influencia voluntaria que ejerce un individuo o un grupo”2.
Ahora, bajo el actual sistema de Justicia Penal podemos entender que
el poder es el que se confiere a las partes involucradas en un conflicto
penal para que ellos mismos sean quienes resuelvan sus problemáticas
y dejen al estado intervenir en los casos en que por alguna situación
no han logrado convenir entre ellos.
En la actualidad las personas están solucionando sus conflictos
penales a través de la autocomposición. las procuradurías del país
impulsadas por las reformas legislativas en materia penal y especial-
mente por el CNPP han adoptado el acuerdo reparatorio como una
solución alterna al procedimiento, el artículo 184 del CNPP establece
como soluciones alternas el acuerdo reparatorio y la suspensión con-
dicional del proceso, el primero mayormente se alcanza a través de la
mediación y el segundo puede tramitarse mediante una conciliación,

1
KELSEN, Hans, “Teoría general del derecho y del estado” UNAM, México,
1988, Pág. 226.
2
GARCÍA, Guadalupe Leticia, “Derecho ejecutivo penal” Editorial Porrúa, Méxi-
co, 2005, Pág. 1.
20 Jesús España Lozano

de tal suerte que ahora se tiene al alcance y de forma muy simplificada


el acceso a los MASC.
Por otro lado, desde la óptica jurídica, Oscar Correas menciona
que ahora “la crítica a la Teoría del Derecho quiere realmente escu-
char lo que establece la pregunta ¿Quién ejerce el poder? La cuestión
pues, se centra en el poder, no en los sistemas jurídicos. Más aún, se
centra en cómo se ejerce el poder a través del uso de las normas”3.
En este sentido puedo inferir que el CNPP no busca imponer poder
sino más bien busca que las personas que se sometan a él, hablando
específicamente de los MASC, puedan ejercer la potestad de resolver
sus diferencias ellos mismos a través de la mediación y la conciliación
y en ese sentido brinde las herramientas necesarias para que tal poder
quede supeditado a los ciudadanos y no al Estado como ente autori-
tario.
Desde tiempos muy remotos el hombre ha resuelto sus conflictos
de manera auto compositiva, pero no siempre ha obtenido los resul-
tados deseados, en consecuencia, ha tenido la necesidad de contar
con la intervención de un tercero que decida por él y que ponga fin al
planteamiento con una decisión vinculante para alguna de las partes
involucradas en el problema. En palabras de Alejandro Palacios “con
el antropocentrismo, se sientan las condiciones para el advenimiento
del humanismo, y el hombre, al asumir la responsabilidad de su pro-
pio destino individual y social, reafirma ser “la medida de todas las
cosas. Con esta decisión el hombre rompe la tradición del pensamien-
to político para asumir la tarea de crear la organización política con
arreglo a la razón humana. Así, el estado emerge como el proyecto
racional del hombre a realizar en la historia”4. Con esto podemos
entender que esta teoría establecía que el hombre era o es el centro
de todo, así pues, con los MASC se pretende que las partes sean los
protagonistas y el centro de atención en la resolución de conflictos, no
como en el sistema penal inquisitivo que la autoridad era la protago-
nista de la impartición de aquella justicia que se reclamaba.

3
CORREAS, Oscar, “El pluralismo jurídico, un desafío al estado contemporá-
neo”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, núm. 168, México,
UNAM, abril-junio de 1997, Págs. 97-98.
4
CFR. PALACIO, Alejandro del, “Del estado de derecho al derecho del estado,
México, Editora y distribuidora Leega, 1988, Págs. 22-23.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 21

Actualmente, en el sistema de justicia penal se cuenta con una figu-


ra que ayuda a las partes a resolver sus problemáticas de una manera
en la que no se impone la solución, ni se emite un juicio o un razona-
miento en favor de alguna de las partes, sino más bien las partes en
conflicto deciden por su propia cuenta la manera en que solucionarán
su problema, con la ayuda de un tercero imparcial y neutral que con
base en preguntas los guía hacia la solución, que insisto, al final del
camino son ellos mismos quienes deciden al respecto. Este poder que
la legislación nos confiere y esta potestad de solucionar nosotros mis-
mos nuestros problemas a través de los MASC, no debe ser mal en-
tendida ni empleada de una manera de hacernos justicia por nuestra
propia mano, se trata de tener la suficiente responsabilidad moral, de
poder escuchar, ser tolerantes y empáticos con la persona con quien
se ha tenido el conflicto.
En tiempos antiquísimos la justicia se regía bajo la ley del Talión,
ojo por ojo y diente por diente; en este sentido, Leticia García mencio-
na que “la venganza, como acto de represalia contra quien ha causado
un agravio o un daño, ha caracterizado el paso del hombre a través
de sus distintas etapas históricas. A diferencia de la venganza actual,
generalmente institucionalizada, en sus inicios su práctica fue privada.
remontándonos a los inicios de la vida en comunidad, la convivencia
de más de dos seres humanos trae como consecuencia el estableci-
miento de normas basadas en la lógica y sentido común de quien
ejerce el poder, con el propósito de contestar o impedir el surgimiento
de una agresión con otra igual o más grave”5. Es decir, ya con el paso
del tiempo se ha ido modificando nuestro sistema de justicia, hablan-
do de nuestro país, ahora nos respalda un sistema auto compositivo,
no un poder coercitivo que impone decisiones, por ello resulta muy
importante tener las bases de la mediación penal para el correcto y
adecuado funcionamiento.
Aunque las ventajas y los beneficios de utilizar la mediación pa-
ra resolver una controversia penal son muy evidentes, tanto para las
partes como para las procuradurías, actualmente hay víctimas e im-
putados que no desean someterse a los MASC para buscar un acuerdo

5
GARCÍA, Guadalupe Leticia, “Derecho ejecutivo penal” Editorial Porrúa, Méxi-
co, 2005, Págs. 28-29.
22 Jesús España Lozano

reparatorio, esto obedece a diversas causas, entre ellas la más común


es el desconocimiento de la mediación, por lo tanto es importante
que tanto operadores como abogados litigantes conozcan bien esta
herramienta para que la puedan ofrecer de manera convincente a los
contendientes de la disputa penal y hacerles ver los beneficios que
obtendrían al utilizarla en los casos que proceda.
En este libro podrás encontrar diversos conceptos teóricos que iré
uniendo con la legislación penal aplicable y a su vez con algunos casos
prácticos que te servirán para tener un panorama amplio de la idea
que te pretendo transmitir.
Me he trazado como objetivo en esta obra, ser muy puntual para
dejar en claro cómo se ha entrelazado la mediación en el derecho
penal, pero sobre todo cuáles son sus beneficios tanto para la víctima
como para el imputado, advirtiendo también sus deficiencias legales y
todo ello con un enfoque práctico que te ayudará a poner en marcha
este método alterno.

Dr. Jesús España


Capítulo 1
Los MASC y su inclusión al Derecho penal

1.1. EL ACTUAL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL EN


MÉXICO
Hace no más de una década era difícil pensar que en México la
mediación pudiera ser utilizada en el sistema de justicia penal, no obs-
tante gracias a la reforma constitucional del año 2008, actualmente
se puede contar con esta herramienta para solucionar algunos delitos
que la ley prevé, evitando con ello el tener que agotar un procedimien-
to judicial.
Luego de un gran trabajo legislativo que se presentó durante 2007
y parte de 2008, cuyo propósito fue lograr una reforma de raíz al
sistema de justicia penal y también de seguridad pública en México,
concluyó en que el constituyente permanentemente aprobó un impor-
tante y basto paquete de reformas constitucionales en materia penal,
mismas que fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación
del 18 de junio de 2008, con las que se precisó el sustento que hoy
orienta al sistema procesal penal mexicano6. Es en esta fecha cuando
la mediación vino a formar parte de las alternativas para la solución
de las controversias penales.
Era el momento de cambiar paradigmas y estilos de impartir justi-
cia en nuestro país, pues las reformas implicaban un cambio de men-
talidad en los operadores del sistema. En palabras de Karla Pratt, toda
nación desea tener un sistema de administración de justicia que sea
justo, ágil, confiable y transparente. Que además de ello sea capaz de
lograr que se garantice la reparación del daño a las víctimas de mane-
ra pronta y suficiente; que se castigue a aquellas personas que merecen
una sanción, pero que a su vez, respete los derechos fundamentales,
el debido proceso y por supuesto, la presunción de inocencia7. Pero

6
Guía de bolsillo, sistema penal acusatorio http://www.reformapenalslp.gob.mx/
uploads/GUIA%20DE%20BOLSILLO.pdf, (14-diciembre de 2017)
7
PRATT, Carla, “Curso básico sobre sistema penal acusatorio”, Editorial Centro
de Estudios Jurídicos Carbonell A.C., México, 2016, Pág. 1.
24 Jesús España Lozano

cómo se podrían garantizar todos estos derechos entrelazados entre


la víctima y el denunciado teniendo un sistema tan rígido y tan enfo-
cado únicamente en el castigo del ofensor sin tomarse en cuenta las
necesidades de la víctima o algo tan ineludible como la reparación del
daño causado. Se requería entonces de un gran esfuerzo para cambiar
el paradigma de justicia en la materia penal.
En el caso de México, desde una perspectiva formal, el cambio co-
menzó el 16 de junio de 2008, al ser publicada la reforma en materia
de seguridad y justicia, modificando diez artículos de la Norma Cons-
titucional: 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 73, 115 y 1238. Que para fines
de esta obra el artículo que destaco es el 17 que en su tercer párrafo
a la letra dispone que:
“Las leyes preverán mecanismos alternativos de solución de contro-
versias. En la materia penal regularán su aplicación, asegurarán la repara-
ción del daño y establecerán los casos en los que se requerirá supervisión
judicial”.

Esa reforma, específicamente la del artículo 17 vino a ser la antesa-


la del uso de los MASC, este precepto constitucional avala, sin duda
alguna, la reparación del daño derivada de los conflictos penales, a
través de la mediación o la conciliación. De esta manera, la materia
penal adoptó a los mecanismos alternativos para el desahogo o con-
clusión de carpetas de denuncia.
El Constituyente Permanente propuso un sistema en el que se res-
peten los derechos tanto de la víctima y ofendido, como del imputa-
do, partiendo de la presunción de inocencia para este último, lo cual
fortalece el debido proceso y el pleno respeto a los derechos humanos
de todas y todos aquellos involucrados en una investigación o pro-
cedimiento penal9. Esto fue el parteaguas que abrió el camino para
que los mecanismos alternativos de solución de conflictos pudieran
ser operados desde el sistema penal, específicamente para alcanzar los
acuerdos reparatorios, desde luego, bajo ciertos parámetros y condi-
ciones previamente establecidas por el CNPP.

8
PRATT, Carla, “Curso básico sobre sistema penal acusatorio”, Editorial Centro
de Estudios Jurídicos Carbonell A.C., México, 2016, Pág.1.
9
Nuevo sistema de Justicia Penal Baja California, http://www.pjbc.gob.mx/NSJP.
html (7 de noviembre de 2017).
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 25

Ahora bien, nuestra estructura jurídica nacional, como repúbli-


ca federal, hace que tengamos leyes federales y locales. Es de esta
manera, como existen en el orden constitucional, constituciones para
cada uno de los Estados del país10. Sin embargo, de esta reforma las
constituciones locales fueron adecuando sus estatutos respecto a la
justicia alternativa en materia penal, y se fue propagando su uso con
el paso del tiempo y advirtiendo buenos resultados a la vista de las
Procuradurías. Ya para el año 2013 el 55 % de la República mexicana
ya contaba con una ley de mecanismos alternativos de solución de
controversias en materia penal.
Esta enmienda constitucional constituye una gran oportunidad pa-
ra mejorar la impartición de justicia penal en nuestro país, a través de
un procedimiento acusatorio y oral, más transparente, dinámico y ga-
rantista, tanto para los imputados como para las víctimas, en el que se
cumpla con el objetivo de esclarecer los hechos, proteger a los inocen-
tes, procurar que los culpables no queden impunes y que se reparen
los daños causados por el delito. En el NSJP los operadores jurídicos
tienen un rol más participativo, transparente y con pleno respeto a
los derechos fundamentales del imputado y de la víctima11. Con la
entrada en vigor, tanto del Código Nacional de Procedimientos Pe-
nales y de la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución
de controversias en materia penal, ésta estructura se vuelve más lineal
y por lo tanto más efectiva, pues se homologan, a nivel nacional, los
procedimientos tendientes a las soluciones alternas en materia penal,
ayudando esta homogeneidad a la mejor impartición de justicia, que
es finalmente lo que anhela el ciudadano.
Para los ciudadanos mexicanos, todo este cambio legislativo en
materia penal trajo aparejado las siguientes ventajas12:
• Es un sistema más ágil y respetuoso de tus derechos en todas las
etapas del proceso.

10
MORENO, Everardo, “El nuevo proceso penal en México y el Código Nacional
de Procedimientos Penales” Editorial Porrúa, México, 2014, Pág. 1.
11
Consejo de la Judicatura Federal, Nuevo Sistema de Justicia Penal, http://www.
cjf.gob.mx/reformas/ (22 de octubre de 2017).
12
Justicia Penal de Guanajuato, http://www.justiciapenalguanajuato.gob.mx/in-
dex.php/preguntas-frecuentes-menu/7-que-ventajas-tiene-el-nuevo-sistema-justi-
cia-penal (8 de agosto de 2017).
26 Jesús España Lozano

• Los operadores están capacitados para el desempeño de sus


funciones, de esta forma la investigación de los delitos se realiza
utilizando métodos científicos.
• Principio de presunción de inocencia, por el cual una persona
es inocente hasta que se le demuestre lo contrario, y así debe ser
tratada.
• Se prioriza la reparación del daño, a través de los mecanismos
alternativos de solución de conflictos y reparar el daño ocasio-
nado por la comisión de un delito.
• Los jueces a estarán presentes durante el desarrollo de todas las
audiencias.
• Todas las audiencias son públicas, así se transparenta la impar-
tición de justicia, y la sociedad puede observar el desempeño de
las instituciones responsables de la procuración de justicia.
• Los procesos se desarrollan a través de audiencias orales, ha-
ciendo más ágil y transparente la impartición de justicia.
• Los argumentos y que ofrezcan cada una de las partes es some-
tido al conocimiento y debate de la parte contraria, para que
ésta pueda manifestarse al respecto.
En términos generales fue un cambio positivo para el país y para
el sistema de administración de justicia, un acierto de los legisladores
que impulsaron estas reformas nacionales. Así los mecanismos alter-
nativos de solución de conflictos comienzan a hacer sinergia con el
derecho penal.

1.2. EL DERECHO PENAL Y LA MEDIACIÓN


Hablar de Derecho penal es hablar de impartición de justicia, en-
tendiendo esta justicia como una probidad impuesta por el Estado.
La mediación a través del derecho penal brinda la oportunidad para
que esa justicia pueda ser emanada por las partes que se encuentran
inmiscuidas en determinado conflicto que propició la comisión de un
delito.
“No existe, al respecto de la definición del Derecho Penal, una
concepción única, pues ésta dependerá no solamente del momento
histórico en que se desarrolle o de la escuela a la que pertenezca el
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 27

autor que la exponga, sino también a las ideas propias de este”13,


no obstante para fines de este trabajo, no se busca generar ningún
debate respecto al concepto aludido, sino más bien conceptualizarlo
de manera general para entender como éste se logró fusionar con la
mediación.
Se dice que el Derecho Penal tiene una función represiva, en tanto
interviene para reprimir o sancionar el delito ya cometido. Pero esta
función represiva siempre va acompañada de una función preventiva,
pues con el castigo del delito se pretende impedir también que en
el futuro se cometa por otros o por el mismo delincuente14. En este
nuevo sistema de justicia penal no se privilegia el castigo sino la repa-
ración del daño que viene a ser su sustituto.
Francisco Pavón Vasconcelos advierte que “el derecho penal es el
conjunto de normas jurídicas, de Derecho público interno, que defi-
nen los delitos y señalan las penas y medidas de seguridad aplicables
para lograr la permanencia del orden social”15. En esencia busca man-
tener controlada a la sociedad y evitar que se cometan delitos, y para
que en el caso de quien los cometa se haga acreedor a una sanción.
Por tanto, el derecho penal es una parte importante del sistema de
justicia en México, además es fundamental dentro del régimen de se-
guridad entre los ciudadanos.
En este sentido, se puede agregar también que es un derecho de
carácter público, valorativo, normativo y finalista. De carácter pú-
blico, porque las sanciones impuestas por el Estado, son en razón de
un interés público; porque el delito crea una relación jurídica entre el
sujeto activo del delito y el Estado, y en fin, en cuanto que es facultad
exclusiva del Estado determinar los delitos, las penas y las medidas
de seguridad16.
Es un Derecho que por su propia naturaleza cuenta con una rela-
ción directa con el Estado, pues se encuentra de por medio un interés

13
¿Qué es el Derecho Penal? http://v880.derecho.unam.mx/papime/
IntroduccionalDerechoPenalVol.I/dos.htm (8 de septiembre de 2017)
14
Derecho penal, http://cvalladolidrivera.galeon.com/ (17 de noviembre de 2017).
15
PAVÓN VASCONCELOS, Francisco, “Manual de derecho penal mexicano”,
Editorial Porrúa, México, 2004, Pág. 3.
16
PORTE PETIT, Celestino, “Apuntamientos de la parte general de derecho penal
I” Editorial Porrúa, México, 2012, Pág. 21.
28 Jesús España Lozano

público. Lo interesante de esto es que ahora el Estado traslapa esa


potestad que antes era exclusiva de éste en cuanto al juzgamiento de
los delitos y les da juego a las partes para que ellas misas, (desde lue-
go, bajo la supervisión del Estado) puedan dialogar respecto al daño
causado por el delito cometido y en su caso puedan dar solución al
mismo, participando activamente en este proceso y dejando al arbi-
trio de la autoridad competente, una vez hecho el arreglo, la situación
jurídica del imputado.
Así mismo, el derecho penal es definido por sus sanciones en cuan-
to el punto de referencia común a todos los preceptos jurídico-pe-
nales17. Por su parte, la mediación se aboca y se sitúa no sólo en un
escenario de solución de conflictos sino de delitos pues al adentrarse a
la disciplina penal, adquiere un enfoque distinto a una mediación de
otra naturaleza como la civil, la familiar o la comunitaria. Pues estas
mediaciones tienen una consecuencia legal diferente, en el caso de la
mediación penal, la conclusión de un asunto a través de un acuerdo
reparatorio debidamente cumplido, tiene como efecto la extinción de
la acción penal del imputado.
En este orden de ideas, cuando la mediación se vuelve parte del
sistema de justicia penal, le brinda a éste la posibilidad de que se vuel-
va un sistema más colaborador, es decir, las personas intervinientes se
vuelven parte fundamental del proceso de justicia al negociar la forma
en que desea la víctima que se le repare el daño causado y el imputado
mencione la forma en que se puede materializar dicha reparación.
Como se ha dicho, el Derecho penal se centra en la imposición de
las penas que son la consecuencia jurídico-penal del delito18; así la
mediación penal se centra en la reparación del daño atribuible a quien
se le acredite o impute la culpabilidad de cierto delito.
Es preciso aclarar que, independientemente del enfoque que pueda
tener el derecho penal, no debe dejarse al margen la presunción de
inocencia de la persona a la que se le imputa la comisión de un delito,
pues si bien es cierto puede ser culpable también tiene la posibilidad

17
CALDERÓN CEREZO, A.; CHOCLÁN MONTALVO, J.A. “Derecho penal, to-
mo I parte general”, Editorial Bosh, Barcelona, 1999, Pág. 4.
18
AGUILAR LÓPEZ, Miguel Ángel, “El delito y la responsabilidad penal, teoría
jurisprudencia y práctica” Editorial Porrúa, México, 2015, Pág. 345.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 29

de agotar determinadas soluciones alternas al juicio penal que conce-


de el CNPP.
En este sentido, una de las inclusiones que se realizaron en la re-
forma constitucional comentada líneas atrás, es la del artículo 20 que
refiere entre otras cosas los derechos del imputado que a la letra dice:
“Es su derecho que se presuma su inocencia mientras no se declare su
responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”.

Ante esto las personas que son denunciadas independientemente


de que acepten o no la responsabilidad de los hechos que se le impu-
tan, tienen el derecho de concluir el asunto a través de una solución
alterna como lo es el acuerdo reparatorio o la suspensión condicional
del proceso, mismas que se operan, en mayor medida a través de la
mediación y la conciliación respectivamente; Aunque también pueden
optar por acudir al juicio y que se demuestre que no son responsables
de los hechos que se le imputan.
“El objetivo primordial del principio de presunción de inocencia
y debida defensa es que sea reconocido como constitucional que toda
persona inculpada sea considerada como inocente dentro de su pro-
ceso; es decir que no se le incrimine o se le trate como un responsable
de un delito por el cual no se le ha enjuiciado o en su caso que tenga
derecho a defenderse en su juicio por medio de una adecuada defensa
y que al ministerio público le corresponde la función persecutoria.
Es decir, quien tiene la carga probatoria dentro del proceso penal”19.
En este orden de ideas, la mediación al centrarse en las personas
y no en los delitos, resulta ser un mecanismo que atrae el principio
de inmediación, donde finalmente se da la posibilidad a las partes
además de la satisfacción de solucionar ellos mismos su problema,
en caso de que así resulte, un aprendizaje para ellos. No obstante, los
Agentes del Ministerio Público y los Jueces de Control son sumamen-
te importantes en nuestro sistema de justicia, tan es así que sin ellos
no se podría garantizar un verdadero proceso penal justo.

19
CAMPOS PIÑA, Gabriel en: Badillo Ramón, Reyes Rosa María, Campos Ga-
briel (Coordinadores) “Los Métodos Alternos de Solución de Conflictos y la Jus-
ticia Penal”, Editorial UANL, México, 2014, Págs. 197 y 198.
30 Jesús España Lozano

Por tanto, la mediación se ha vuelto un aliado del derecho penal,


para la solución de algunos delitos que la ley prevé, en consecuencia,
las partes involucradas se vuelven participantes activos de la solución
y de la forma y términos en que se deberá reparar el daño causado,
lo que les da la posibilidad de expresar frente a frente cuáles son sus
principales intereses y necesidades y entonces alcanzar la justicia por
sus propias manos, de manera legal.

1.3. EL CASTIGO EN MATERIA PENAL


Como se ha señalado, el derecho penal advierte una serie de cas-
tigos y sanciones a quienes infrinjan la ley, para lo cual existen orde-
namientos legales que previamente disponen la sanción a la que se es
acreedora una persona que comete determinado delito.
Lo concerniente al castigo, obedece a una concepción antigua del
derecho penal, cuando no se consideraba al delincuente merecedor de
ser tratado como una persona digna para readaptarla y reinsertarla a
la sociedad, cuando no se veía en la pena función alguna más que la
de castigar para lograr el arrepentimiento del sujeto y escarmiento pa-
ra los demás20. Ahora los derechos que consagra la Constitución a los
imputados les confiere la seguridad de un trato digno y siempre desde
un enfoque en el cual se privilegia la presunción de inocencia de éstos,
pero sin dejar de lado la reparación del daño causado. En este nuevo
sistema de justicia se busca alcanzar la reparación del daño causado a
la víctima, antes que proporcionar un castigo al ofensor.
Por tanto, “el derecho penal subjetivo “Ius puniendi” establece la
potestad de imponer penas y medidas de seguridad a los infracto-
res de las normas penales que las establecen, este poder lo ostenta el
Estado”21; sin embargo, con la entrada de la mediación al sistema de
justicia penal, ahora se busca el dialogo entre la víctima y el ofensor,
para que mediante sus posibilidades puedan arribar a un acuerdo en

20
AMUCHATEGUI REQUENA, Griselda, “Derecho penal, cuarta edición” Edito-
rial Oxford, México, 2012, Pág. 105.
21
Repositirio de objetos de aprendizaje de la Universidad de Sevilla, https://ro-
das5.us.es/file/17b47490-8c07-7430-6566 b19c2a8f511c/1/leccion1_SCORM.
zip/pagina_02.htm (2 de junio de 2017)
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 31

el cual se establezca la reparación del daño causado a la víctima, es


decir, se busca en primera instancia que el imputado resarza el daño
antes que imponerle un castigo.
El encarcelamiento no es una solución propicia como primer res-
pondiente por la comisión de un delito, el simple encarcelamiento no
repara el daño y la víctima, en esos casos, continúa con su menoscabo
y por otro lado el delincuente lejos de asumir una responsabilidad
frente al delito que cometió se sitúa en una posición de víctima frente
a las autoridades que lo procesaron legalmente. En este sentido, Elías
Neuman menciona que “lo que ocurre en el ámbito carcelario, por
ejemplo, con sus fases hipertróficas e inhumanas, no se debe a fallas
coyunturales u operativas sino claramente estructurales. Desde hace
algo más de dos siglos, al utilizarse el encierro como pena per se, se ha
transformado al delincuente en víctima del sistema penal”22.
Así mismo, aunque el encarcelamiento es utilizado como medida
represiva para los delincuentes, se habla de que existe un vacío en
el derecho penitenciario que vino a provocar una crisis, que originó
la expedición de la Ley de Normas Mínimas sobre readaptación so-
cial de Sentenciados en el año 197123. Esfuerzos de los constituyentes
legislativos para menguar la evidente ausencia de readaptación so-
cial de los internos de los centros penitenciarios. En este sentido, la
mediación vino a ser un parteaguas en el cambio de paradigma del
castigo para algunos delitos, pues ya no es el objetivo principal en la
resolución de un conflicto penal, sino más bien el entendimiento y la
comprensión de que el hecho cometido afecto a cierta o ciertas perso-
nas y como tal deseo como responsable reparar el daño.
El reconocimiento y/o aceptación de un imputado de haber co-
metido un delito, en mi opinión, es mucho más valioso que cualquier
momento en prisión, pues el castigo únicamente fomentará la ira, el
delincuente se sentirá la víctima del Estado y al no haber ese recono-
cimiento y esa responsabilidad de hacer frente a los daños causados

22
NEUMAN, Elías, “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Editorial Po-
rrúa, México, 2005, Pág. 12.
23
GARCÍA, Sergio, “Proceso penal y Derechos Humanos” Editorial Porrúa, Méxi-
co, 1998, Pág. 11.
32 Jesús España Lozano

no habrá en el delincuente el aprendizaje necesario para no volver a


delinquir.
No podemos pasar inadvertida la tradicional justificación de im-
poner penas al delincuente para amenazar a quienes pudieran ser ani-
mados a repetir una conducta delictiva24; sin embargo, para el tema
que nos ocupa, la función de la mediación no será de ninguna manera
buscar un castigo, sino fomentar en quien ha causado un daño la res-
ponsabilidad de repararlo y en su caso asumir dicha responsabilidad
con el objetivo de no volver a cometer el mismo acto delictivo.
En la cultura aborigen de Centroamérica se tiene evidencia de que
cuando una persona perteneciente a la tribu cometía algún delito era
llamado ante el juzgamiento de un sacerdote y dos chamanes quienes
lo juzgaban y en su caso expulsaban del pueblo pero con la posibili-
dad de que este volviera si había encontrado arrepentimiento y si ha-
bía alcanzado a vislumbrar el daño de había hecho a la víctima y a los
integrantes de la tribu, sólo así podría regresar y entonces se restable-
cía en la misma sin que nadie lo señale, sin que exista rencor hacia él
y algo muy importante, éste volvía sin ser estigmatizado25. En nuestra
cultura actual quienes son denunciados penalmente, aun realizando la
reparación del daño a la víctima siguen siendo estigmatizados por la
sociedad, sobre todo cuando tienen penas privativas de libertad.
Actualmente en nuestro país, a través de las reformas en materia
penal, se buscan los mismos efectos en las personas inculpadas con los
mecanismos alternos de solución de conflictos, específicamente con la
mediación; es decir, se intenta a través del diálogo y la buena comuni-
cación que las personas logren captar los alcances y trascendencia del
delito causado para que con ello se logre un acuerdo satisfactorio que
ponga fin a la controversia penal y que deje un aprendizaje no solo
para la víctima, sino también para el inculpado pues en la medida que
éste último logre el arrepentimiento del daño causado estará propen-
so a no volver a cometer otro delito de manera dolosa.

24
SALAS, Gustavo, “El sistema penal mexicano, Estado, Justicia y Política crimi-
nal” Editorial Porrúa, México, 2002, Pág. 23.
25
VER. NEUMAN, Elías., “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Edito-
rial Porrúa, México, 2005, Págs. 1-2. El autor hace referencia a los indios Cunás
cuyas tribus se encuentran ubicadas en el archipiélago de las Islas de San Blas,
cerca de Panamá.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 33

En esencia, hablando de delitos en los que procede el acuerdo re-


paratorio y que a su vez ameritan pena privativa de libertad, debe
considerarse en primera instancia, antes que la privación de la liber-
tad, que el imputado se haga responsable de los daños causados y ba-
jo esa premisa pueda establecer a través de una mediación la forma y
términos en los que habrá de materializar la reparación del daño que
cometió y en su caso dar cumplimiento a dicho compromiso.
La mediación es un canal idóneo para alcanzar esta responsabi-
lidad de los imputados, además da la oportunidad de que éstos es-
cuchen las necesidades de la víctima, así como el impacto que ha te-
nido la comisión del delito en su vida y en paralelo también se da la
oportunidad de que se pueda escuchar lo que motivo al imputado a
cometer el delito y cómo es que se siente después de todo.
Por el contrario, cuando los asuntos son sujetos a un proceso ju-
dicial no se garantiza que las personas puedan tener esa oportunidad
de expresar que es lo que han sentido y como les gustaría, en el caso
de las víctimas, que les fuera reparado su daño y en el caso de los
imputados que puedan manifestar un arrepentimiento por los actos
cometidos, pues las condiciones están dadas únicamente para esclare-
cer los hechos y en su caso sancionar la comisión del delito, sin ir más
allá de las necesidades de las partes involucradas.
En este orden de ideas, la investigación sobre el delito que el juicio
penal propone, implica, como principio, la obtención de la verdad
objetiva. Esto es una problemática compleja. Diferentes momentos,
diferentes personas intervinientes, miembros de la maquinaria judi-
cial, peritos, testigos, psiquiatras, abogados, medios de comunicación,
familiares y la víctima como testigo, aunque asuma el rol de particular
damnificada. Todo ello en una interacción de carácter imperativo. En
estos casos y bajo esta tesitura el delincuente pasa a ser un transeúnte
en el tumulto de esa interacción o interacción en sí26.
Se evidencia entonces que los procesos de mediación a diferencia
de los procesos judiciales en materia penal tienen la posibilidad de
llevar encuentros en los que la víctima y el imputado puedan dialogar
y expresar en un ambiente confidencial que es lo que han experimen-

26
NEUMAN, Elías., “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Editorial Po-
rrúa, México, 2005, Pág. 7.
34 Jesús España Lozano

tado después de la comisión del delito27. En conclusión, ahora la pena


no es la premisa del sistema de justicia penal, sino más bien apuesta
por el diálogo y la auto composición de los conflictos, mediante la
participación activa del delincuente, que acepta de manera voluntaria
la responsabilidad del delito cometido y bajo esa libertad y volunta-
riedad también propone la manera de solucionar el conflicto o bien de
reparar el daño, siendo esto un aprendizaje mucho más enriquecedor
para el delincuente, pues nadie le ha coaccionado para que haga o
deje de hacer determinada situación.

1.4. LOS MASC COMO APOYO DEL SISTEMA DE


JUSTICIA PENAL
Como se ha visto, la mediación ha encuadrado en cuanto a la con-
secución de los fines trazados por el sistema de justicia penal actual,
en tanto propicia la reparación del daño a la víctima, involucrando a
las partes en la solución del conflicto planteado. La mediación cumple
ahora un papel fundamental en el proceso penal pues con el uso de la
mediación se evita la solución a través de un juicio, evitando conges-
tionar la carga de asuntos en sede judicial.
Por el año de 1972 el sociólogo Nils Christie expresó, en Inglate-
rra, una verdad innegable: “Los jueces y abogados se han convertido
en ladrones de conflictos”, concluyendo que es muy importante de-
volver a la sociedad civil la posibilidad de resolver ellos mismos sus
conflictos28. Desde entonces se hacía alusión a esta realidad, el mismo
sistema de justicia estaba dejando al margen la potestad de resolver
los problemas a quienes los estaban padeciendo.
En mi experiencia, en los asuntos de la rama penal que se solucio-
nan a través de la mediación para lograr un acuerdo reparatorio, se
fomenta la comunicación y el diálogo entre las partes, en el sentido

27
Cuando establezco la diferencia entre los procesos de mediación y los procesos
judiciales en materia penal, me refiero exclusivamente aquellos casos en los que
de acuerdo al Código Nacional de Procedimientos Penales procede el acuerdo
reparatorio.
28
VER. NEUMAN, Elías., “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Edito-
rial Porrúa, México, 2005, Pág. 6.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 35

de que ellos mismos proponen la solución de los conflictos y en con-


secuencia se genera un debate con una lluvia de ideas que ayuda a
que los problemas de quien los aqueja tengan diversas alternativas
posibles de solución propuestas por ellos mismos.
Así mismo, si un delito menor se sujeta para su resolución ante una
mediación provocará que se disperse la posibilidad de que el conflicto
planteado se vuelva a repetir, al menos entre ellos, pues se logra través
de estos procedimientos alternativos un aprendizaje que genera una
cultura de solución y tiende a evitar conflictos futuros.
Resulta de suma importancia que contemos con los tribunales de
justicia penal para atender todos los delitos que se cometen en la so-
ciedad; No obstante, resalto que mientras se tenga la oportunidad de
dar salida jurídica a los asuntos susceptibles de acuerdo reparatorio a
través de una mediación, tendrá que hacerse el máximo esfuerzo para
que la mayor parte de los asuntos sean canalizados a los órganos de
mecanismos alternativos de solución de controversias de las procura-
durías o fiscalías de los Estados y con ello descongestionar las cargas
de trabajo de los Juzgados y entonces éstos puedan enfocarse a la
investigación de los delitos de alto impacto.
Evidentemente no todo se podrá resolver por esta vía. La media-
ción y la conciliación no es para todas las personas y tampoco es para
todos los delitos. Para llevar un procedimiento de mediación se tiene
que tener la voluntad29 de querer solucionar el problema y estar dis-
puesto a negociar con la contraparte para llegar a un buen acuerdo
que ponga fin a la controversia. No obstante, insisto, las procuradu-
rías y/o fiscalías deben apostar por que los órganos de MASC estén
bien “fortalecidos y equipados” pues son un filtro muy importante
para el trámite de asuntos en la vía judicial.
Como he escrito líneas atrás, no basta de la mediación y de la
conciliación para hacer frente a la comisión de los delitos, antes bien

29
No me refiero a la voluntad como elemento esencial de la mediación y de los
métodos alternos en general, sino más bien en el sentido de que la persona debe
tener la intención de querer realmente hablar con la persona con la que tiene el
conflicto, es decir, tener la iniciativa de ponerse en el lugar del otro y generar
opciones que nazcan de si para entender el contexto del problema, así como en-
tablar concesiones y ceder en otras para alcanzar el mejor acuerdo siempre con
una visión colaborativa.
36 Jesús España Lozano

es muy importante la existencia de los órganos jurisdiccionales, pues


como he advertido la mediación no es para todos y en consecuencia
el imperio de la ley que reviste a un juez en materia penal se requiere
para hacer frente a los casos en los que las partes no deseen o por ley
no puedan tomar un mecanismo de solución de conflictos para disua-
dir el delito que les compete.
Al respecto menciono que así como el Estado faculta a los ciu-
dadanos para que dispongan —por regla general— de sus derechos
materiales, también permite que las eventuales controversias inter-
subjetivas puedan llegar a componerse a través de diversas vías es-
tablecidas al efecto constituyendo la más común, al menos todavía,
la jurisdiccional —fórmula heterocompositiva por excelencia—30. Es
decir, el estado dispone de los órganos judiciales para que bajo su
imperio las partes resuelvan sus controversias, desde luego, bajo una
determinación de un juez que se centra en valorar su resolución en las
pruebas palpables, tangibles y que evidencien que le asiste la razón a
una de ellas.
Así mismo existe la posibilidad que también se resuelvan las con-
troversias bajo el auxilio de los MASC, ya sea con la mediación y/o la
conciliación de acuerdo a las necesidades de las partes intervinientes
o de acuerdo a la observación que previamente realice el facilitador,
pues como veremos más adelante éste podrá persuadir a las partes
para que seleccionen uno u otro método alterno.
Enseguida pongo a tu consideración un cuadro comparativo en el
cual se evidencian las diferencias, así como las ventajas y beneficios
de la solución de determinado conflicto legal mediante un método
judicial y otro alternativo. Esto nos dará la pauta para comenzar a di-
lucidar las ventajas que ofrece la mediación y la conciliación aplicada
en los asuntos de corte penal.

30
DE LAS HERAS, Manuel, “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial Coor-
dinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014, Pág.
11.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 37

Tabla 1. Comparativo entre la mediación penal y el Juicio Penal


MEDIACIÓN PENAL JUICIO PENAL
Favorece la comunicación No busca un dialogo sino probar la res-
ponsabilidad del imputado.
Busca las necesidades de la víctima Busca la pena a la que será sujeto el im-
putado.
Busca mantener las relaciones persona- No le interesa al juzgador mantener las
les entre los intervinientes relaciones entre los intervinientes.
Busca que el ofensor se dé cuenta del al- Se centra en el castigo del ofensor
cance del daño ocasionado.
El tiempo de solución del conflicto exige Para la solución tendrán que pasar tres
al menos una sesión de mediación etapas: inicial, intermedia y el juicio
donde finalmente se emitirá una senten-
cia.
Los intervinientes son los que decidirán El Juez es quien decidirá la forma y tér-
sobre como deberá de solucionarse el minos en los que se deberá reparar el
daño causado por el delito. daño causado.
Fuente: Elaboración propia.

Preciso que, no obstante, la mediación tiene bondades que a todas


luces pueden ser percibidas, no por ello se puede contemplar como
un instrumento mejor que el juicio penal o que se encuentre jurídica-
mente por encima de él. Este comparativo se presenta en este capítulo
para contemplar sus intenciones, pero de ninguna manera para decir
que una es mejor que el otro. Existen muchos asuntos que pueden ser
turnados a mediación y que difícilmente podrán solucionarse en esa
instancia, ya sea porque no exista la voluntad de del imputado o sim-
plemente porque éste carezca de recursos para poder ofertar un plan
de reparación, desde luego, para estos casos, será necesario que inter-
venga un juez para dar una solución imperativa al asunto planteado.
La intención de los planteamientos hechos en el presente capítu-
lo referente a los asuntos que pueden ser remitidos para buscar una
solución mediante una mediación tienen que ver con que considero
que los asuntos resueltos por las partes intervinientes en determinado
asunto tienen, para ellos, una sensación más de la justicia, pues ellos
mismos han permitido resolver el delito que se cometió y han tenido
la potestad para negociar la forma en que se desea que se repare el
38 Jesús España Lozano

daño causado, sin la necesidad de que un tercero haya tenido que


intervenir para decidir lo conducente.
Al respecto Gustavo Fondevila, el año 2006 señaló que, “en los
últimos años, las críticas al sistema de administración de justicia, se
enfocaron regularmente en cuatro aspectos: costos, demora, comple-
jidad y calidad de servicios prestados. Que el sistema legal es costoso,
lento y excesivamente complejo para importantes sectores de la pobla-
ción que no pueden acceder adecuadamente al servicio”31. Por tanto,
si se emplean los mecanismos alternativos de solución de controver-
sias para dar solución a los delitos que se cometen en la sociedad, en
la medida de que las personas empleen éstos métodos para dialogar
y negociar su reparación del daño, podrán estar mayormente satisfe-
chos de haber resuelto su problema en un tiempo razonable de dos o
tres meses y sin haber tenido que pasar por audiencias judiciales.
Por tanto, el facilitador penal tiene en sus manos una responsabi-
lidad muy grande que tiene que ver no solo con la ayuda a los inter-
vinientes para solucionar su conflicto sino también para dar credibili-
dad a la mediación penal.

31
FONDEVILA, Gustavo, “Estudio de Percepción de Usuarios del Servicio de Ad-
ministración de Justicia familiar en el Distrito Federal No 14”, CIDE, Colección
de documentos de trabajo, México, 2006, Pág. 1.
Capítulo 2
La mediación frente al delito y el conflicto

2.1. EL DELITO
Existe una línea muy delgada entre el conflicto y el delito, no obs-
tante, son cosas ajenas tratándose de mediación penal, pues en esencia
pudiera advertirse para algunos como sinónimos, la realidad es que
no lo son, puesto que podría solucionarse un conflicto sin solucionar
el delito y a su vez puede darse la extinción penal de una persona
mediante un acuerdo reparatorio a través de una mediación sin que
necesariamente quede resuelto el conflicto entre las personas intervi-
nientes.
El nuevo sistema de justicia penal prevé el acuerdo reparatorio co-
mo una solución alterna al proceso judicial y para alcanzar un acuer-
do se pueden utilizar los MASC, es decir, la mediación, la conciliación
y la junta restaurativa. En este capítulo discutiremos si lo que se va a
resolver con la ayuda de esos mecanismos es un conflicto o un delito.
Hablando en términos generales, la mediación es una herramienta
que se emplea para resolver un sinfín de conflictos de manera pacífica
evitando trámites judiciales y/o administrativos, pero qué debemos
entender cuando nos referimos a una mediación penal, cuál será la
resolución que habremos de encontrar en esta mediación, ¿Resolu-
ción de un delito o de un conflicto? Cuál es la diferencia entre uno y
otro y cuál sería el enfoque del facilitador en los asuntos que están a
su cargo, es decir en que deberá centrar la resolución del caso, en el
delito o en el conflicto. Para ello considero oportuno que traigamos a
colación estos dos temas y podamos concluir al respecto.
Centrémonos en este apartado a estudiar el concepto del delito a
fin de identificarlo, te invito a validar las diversas concepciones que
dan los autores y dilucidemos entonces como puede resolverse el deli-
to, partiendo de un escenario de mediación penal en la que las partes
están en una sesión tratando de resolver las cuestiones relativas a una
carpeta de denuncia o de investigación y en la que se encuentran in-
volucradas dos personas, una víctima y otra como imputado por la
comisión de determinado delito.
40 Jesús España Lozano

Sergio García advierte que el delito “se encuentra conformado por


unos presupuestos, llamados unos generales y otros especiales, así co-
mo datos positivos (aspecto positivo del delito) y datos o circunstan-
cias negativos (aspecto negativo del delito)”32, el delito tiene muchas
ramificaciones en su constitución y varias acepciones jurídicas que
dan diversos puntos de vista, pero en general se habla de característi-
cas universales que lo distingue particularmente en el derecho penal.
En este sentido se dice que las características comunes a todo deli-
to son la: tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad. Pero, además,
debe tratarse de una acción u omisión, debe ser doloso o culposo y pe-
nado por la ley. Por lo que “podemos definir el delito como la acción
u omisión típica, antijurídica, culpable y punible33. Entonces podemos
inferir que en una mediación en la que se está resolviendo un delito,
invariablemente tendrá inmersas estas características, por tanto, pue-
de éste resolverse bajo la premisa de que se está ejecutando una acción
ilícita o bien se está dejando de actuar en alguna circunstancia deter-
minada lo que está generando un daño a una tercera persona, puesto
que el delito puede tratarse de una acción u omisión, al respecto Javier
Jiménez dice que “la culpabilidad en el delito de omisión, coincide con
el de acción, también aquí es irreprochabilidad” 34.
Además de que debe tratarse de una conducta típica, antijurídica,
culpable y punible. Dicho esto, qué tendría que resolver el facilitador,
¿solo esta conducta? ¿Evitar su repetición, reparar el daño causado?
Pues esto no implica necesariamente que se esté resolviendo el con-
flicto, el facilitador tiene que explorar lo que considere necesario para
que el problema pueda ser resuelto desde su origen para evitar que
emerja de nuevo.
Para el maestro Carrara el delito “es la infracción de la ley del
Estado, promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, y
que resulta de un acto externo del hombre, positivo o negativo, mo-

32
GARCÍA RAMÍREZ, Sergio, “Derecho penal” Editorial Porrúa, México, 2015,
Pág. 89.
33
MUÑOZ CONDE Francisco. y GARCÍA ARÁN Mercedes, “Derecho Penal.
Parte general”, Tirant lo Blanch, Valencia, 1993, Pág. 191.
34
JIMÉNEZ, Javier, “Los elementos del delito, conducta, ausencia de conducta”
Editorial, Ángel Editor, México, 2009, Pág. 190.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 41

ralmente imputable y políticamente dañoso”35. Es entonces una “des-


cripción de comportamiento elaborada por el legislador, bajo cuya
base puede sobrevenir una pena o medida de seguridad”36. Imagine-
mos que entonces el facilitador tiene que dar solución a estas cuestio-
nes, logrando en si la protección y seguridad de los ciudadanos, pues
si bien el delito ya pudo haber sido cometido, lo cierto es que si se
resuelve se estará resguardando el derecho violentado de la víctima.
Así mismo, de acuerdo a la apreciación de Muñoz Conde37 el deli-
to debe responder a una doble perspectiva:
a) La desaprobación del acto, el desvalor que se hace sobre el au-
tor del hecho, llamándose a esto antijuridicidad.
b) La atribución de dicho acto a su autor, como responsable. Lla-
mándose a esto culpabilidad.
Dos elementos que desde luego el facilitador tendrá que tomar en
cuenta en la sesión de mediación pues son dos aspectos que tendrán
que estar presentes en caso de que se llegue a un acuerdo reparatorio
por medio de una mediación. Es decir, en la sesión de mediación se
debe hablar del hecho ilícito denunciado y por otra parte una vez que
se acepte la responsabilidad o culpabilidad entablar la manera en que
se habrá de reparar el daño.
Otra acepción del concepto del delito, desde el punto de vista ju-
rídico indica que es lo que mínimamente debe declararse probado a
medias en un procesamiento y mínimamente en una sentencia, para
que las agencias judiciales puedan hallarse ante la eventual responsa-
bilidad de habilitar la continuación de una cierta forma y medida de
poder punitivo38. En este sentido, no debemos perder de vista que la
mediación penal surge luego de la comisión de un delito y que como
tal debe ser abordada bajo este enfoque, la mediación penal nace para

35
DE LACRUZ, Leopoldo, “El término constitucional y la probable responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004, Pág. 3.
36
ISLAS DE GONZÁLEZ MARISCAL, Olga, “Análisis lógico de los delitos contra
la vida y la integridad corporal” (2ª ed.), Editorial Trillas, México, 1985, Pág. 25.
37
MUÑOZ CONDE Francisco y GARCÍA ARÁN Mercedes, “Derecho Penal. Par-
te general”, Tirant lo Blanch, Valencia, 1993, Pág. 189.
38
ZAFFARONI, E.R, “Derecho Penal. Parte general”, Editorial Ediar, Buenos Ai-
res, 2002, Págs. 374-375.
42 Jesús España Lozano

hacer frente a los delitos cometidos y que se han denunciado ante las
procuradurías y/o fiscalías.
El concepto de delito, es el inicio de la teoría general del delito,
para ello debemos partir del derecho penal positivo, ya que todo in-
tento de definir el delito al margen del Derecho Penal vigente es sim-
plemente hacer filosofía39. Bajo este tenor de ideas, a principios de
siglo, Liszt propuso una definición del delito como “acto culpable,
contrario al derecho y sancionado con una pena”; esta idea fue com-
pletada por Beling, a partir de dos puntos fundaménteles: el proceso
material causal, y el contenido objetivo de la voluntad, situaciones
ambas que producen su impacto en el desarrollo de todo sistema y en
las construcciones dogmáticas derivadas del mismo.”40. De tal suerte
que el delito es castigado con una pena, es decir alguna persona come-
te un delito y se le sanciona con una sanción previamente establecida
para determinado delito, ya sea esa sanción pecuniaria o privativa de
libertad, este era el enfoque natural del anterior sistema de justicia
penal. Ahora, con el paso de los MASC para la solución de carpetas
de denuncia no se busca el castigo sino un acuerdo entre las partes
que sustituya la pena.
Si se resuelve el delito en mediación mediante un acuerdo repara-
torio asumimos que por ende no hay castigo para el imputado, pero
no significa de ninguna manera que haya quedado impune, significa
que ha reparado o se ha comprometido en reparar el daño causado
a la víctima, con ello se le da una oportunidad al imputado para que
evite acudir a un juicio y también evitar que se le imponga una pena
a través de una sentencia condenatoria.
En los procesos de mediación, el mediador debe actuar con ab-
soluta imparcialidad y para ello debe alejarse de cualquier prejuicio
que pueda ser objeto de favoritismo para alguna de las partes, pero
qué sucede cuando un facilitador se encuentra ante una persona que
se le imputa la comisión de un delito, Conde Muñoz establece que “el
delito es un juicio de desvalor que se hace sobre el autor de ese hecho.

39
NÚÑEZ DE ARCO, Jorge, “Victimología y violencia criminal, un enfoque crimi-
nológico y psicológico”, Academia Boliviana de Ciencias Jurídico Penales, Boli-
via, 2010, Págs. 23-30.
40
ROXIN, Claus, “Teoría del Tipo Penal”, Ediciones Depalma, Buenos Aires,
1979, Pág. 265.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 43

Manifestando que éste juicio de desvalor se le llama injusto o antijuri-


dicidad es pues, la desaprobación del acto; culpabilidad la atribución
de dicho acto a su autor para hacerle responsable del mismo” 41. En
efecto, desde que hay una imputación por la comisión de algún delito,
no puede negarse que hay una calificativa por parte del facilitador, en
la mediación penal es común que se pueda llegar a prejuzgar al de-
nunciado a diferencia de otro tipo de mediaciones en las que no obra
una denuncia de por medio; sin embargo, esto no debe ser óbice para
que el facilitador pierda su imparcialidad.
A manera de conclusión de este apartado se puede definir el delito
como la acción u omisión típica, antijurídica, culpable y punible. En
el entendido de que esta definición tiene carácter secuencial, es decir,
el peso de la imputación va aumentando a medida que se pasa de una
medida a otra (de la tipicidad a la antijuridicidad, de la antijuridici-
dad a la culpabilidad, etc.) teniendo, por tanto, que tratarse en cada
categoría los problemas que son propios de la misma. Si del examen
de los hechos resulta, por ej., que la acción u omisión no es típica, ya
no habrá que plantearse si es antijurídica y mucho menos si es cul-
pable o punible42. Por tanto, esta característica tan amplia del delito
es la que podemos tomar como marco de referencia, infiriendo que
todas estas características tienen que tomarse en cuenta cuando se
va a resolver un asunto tipificado como delito. Es decir, el facilitador
tendrá que evaluar la conducta antijurídica de la persona a la que se
está denunciando y resolver sobre eso. En materia penal, cuando un
asunto es turnado a mediación por un AMP para alcanzar un acuerdo
reparatorio, el objetivo principal de ese agente es que se resuelva el de-
lito para que éste a su vez ya no tenga que continuar con los trámites
respectivos a la investigación.

41
MUÑOZ CONDE, Francisco; GARCÍA ARÁN, Mercedes, “Derecho penal”,
Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 1993, Pág. 189.
42
MUÑOZ CONDE, Francisco, “Teoría general del delito”, Editorial Tirant lo
Blanch, Valencia, 1991, Pág. 20.
44 Jesús España Lozano

2.2. EL CONFLICTO
Ya desmenuzado de manera general el concepto de delito, ahora
analizaremos el concepto de conflicto, entendiendo que éste ha sur-
gido luego de que una persona denominada víctima ha resentido un
acto tipificado por la ley como delito. El objetivo de este apartado es
definir el termino conflicto y analizar cómo es que se puede resolver a
través de una mediación en materia penal, en el entendido de que se
encuentra de por medio una denuncia interpuesta ante la autoridad
competente.
Las sociedades y las culturas han desarrollado, a lo largo de la
historia, diferentes formas de solucionar el choque de intereses que
se dan entre los miembros de un mismo grupo social, entre los in-
dividuos y los grupos sociales, entre las sociedades constituidas en
Estados. Uno de los instrumentos más eficientes para resolver estos
conflictos es el derecho43. Sin embargo, hoy en día nuestra legislación
brinda la posibilidad de considerar a la mediación como una forma
de resolver los conflictos en materia penal, siendo ya parte del sistema
de administración de justicia en México. Así mismo, y como vimos
en el capítulo anterior, la reforma constitucional vino a dar realce al
empleo de la mediación para los asuntos en materia penal. Por tanto,
la mediación ahora es la que soluciona aquellas cuestiones que han
dado origen a los delitos mediante el uso del acuerdo reparatorio para
extinguir la acción penal que se encuentra atribuida al imputado.
Para analizar y posteriormente concluir si la mediación penal re-
suelve conflictos o delitos en este apartado vamos a partir de la idea
de que el conflicto deviene propiamente de la conducta humana. Car-
los Cuenca establece que “el ser humano es armonía y conflicto, es
racionalidad e instinto, en esta dualidad esencial podemos compren-
der el surgimiento del derecho. Toda sociedad, cuando alcanza deter-
minado grado de complejidad asume la protección de los valores y de
los intereses que le dan consistencia como grupo y genera los meca-
nismos para evitar las conductas que atentan contra dichos valores44”.

43
CUENCA, Carlos “Manual de derecho procesal penal” Editorial Porrúa, Méxi-
co, 2015, Pág. 1.
44
CUENCA, Carlos, “Manual de derecho procesal penal”, Editorial Porrúa, Méxi-
co, 2015, Pág. 1.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 45

En este sentido, el conflicto va de la mano con el derecho penal, pues


a medida que uno crece, es decir el conflicto social, el derecho mismo
tiene que renovarse para entonces poder respaldar los derechos de los
ciudadanos. Pues como bien establece Gustavo Salas “el Estado se
justifica a partir de garantizar a sus gobernados certeza y seguridad
jurídica, la cual se traduce en su forma más primigenia”45, que dicho
sea de paso, con la implementación de la mediación en la materia
penal se brinda a las víctimas u ofendidos e imputados la potestad
de resolver de forma legal su situación, esto le da a los intervinientes
confianza en la impartición de justicia pues participa directa y activa-
mente en la solución de su conflicto.
Ahora bien, si en materia penal se da la posibilidad a los intervi-
nientes de resolver ellos mismos la carpeta de investigación a través de
un acuerdo reparatorio conseguido por una mediación es preciso que
se tome en cuenta cuál fue el delito que se cometió y en consecuencia
se proceda a su resolución jurídica, por ejemplo, mediante la extin-
ción de la acción penal.
Nohemí Díaz, advierte que “el conflicto es una parte natural e in-
evitable de la vida, parte de la condición humana. Fenómenos socia-
les como la apertura sin precedentes en el comercio, las finanzas, la
comunicación y la consiguiente pérdida de fronteras físicas, confor-
man nuestra realidad globalizada. En este escenario que en ocasiones
parece caótico y anárquico, se ha renovado el interés por el conflicto
social toda vez que pone de manifiesto nuevas formas del antagonis-
mo. Se confirma que el conflicto es inherente a la vida social, desde
las estructuras más simples hasta las más complejas y globales como
la de nuestros días”46. Por tanto, el conflicto es un cúmulo de conduc-
tas humanas que han afectado a una persona que se siente dañada
por otra y que espera que le sea resarcido el daño, infiero que lo que
desea esa persona es pues, que se le resuelva la cuestión humana, es
decir, esa falta de comunicación, esa deslealtad, etc. desea que se le
resuelva el conflicto. Bajo este tenor, Carlos Cuenca establece que “en
la actualidad ya es incuestionable afirmar que la vida del ser humano

45
SALAS, Gustavo, “El sistema penal mexicano, estado, justicia y política crimi-
nal” Editorial Porrúa, México, 2002, Pág. 23.
46
DÍAZ, Nohemí, “La mediación en el sistema de justicia penal: justicia restaura-
tiva en México y España” Editorial UNAM, México, 2013, Pág. 25.
46 Jesús España Lozano

solamente puede entenderse en sociedad, crecemos y nos desarrolla-


mos en el entorno social, en medio de la convivencia, y en esta convi-
vencia forzosamente se generan conflictos, choques de intereses entre
los integrantes del grupo social”47. Por ende, esta interacción humana
no solamente produce conflictos, sino que también, trae en ocasiones
consecuencias de derecho tipificadas como delitos.
En este sentido Griselda Amuchategui señala que “el crimen nace
con el ser humano; cuando aún no existía un orden jurídico, ni una
sociedad organizada, el delito ya se manifestaba en su forma más ru-
dimentaria. El ser humano no articulaba palabras, pero ya desarro-
llaba conductas que afectaban a otros; por ejemplo, el apoderamiento
ilegítimo del animal cazado por otro, la violencia física ejercida so-
bre una mujer, etc. De ahí la necesidad de regular tales conductas y
señalar castigos para lograr orden y una convivencia pacífica”48. En
consecuencia, advierto que los conflictos a raíz de esa interacción hu-
mana pueden desatar jurídicamente un hecho o conducta tipificada
por la ley como delito. Entonces bajo esta premisa, si los conflictos se
resuelven, en muchas ocasiones se estará resolviendo o bien evitando
los delitos.
Una vez arribado a un acuerdo reparatorio y resolviendo el delito
se pretende que el conflicto mengue y desaparezca. Josep Redorta ha-
bla de gestión de conflicto, es decir un cumulo de acciones tendientes
a producir un cambio en las relaciones de las personas afectadas de
modo que la situación tienda a pacificarse lo más rápidamente posible
y de la mejor manera49; sin embargo, no es una garantía pues en oca-
siones el delito no necesariamente es consecuencia del conflicto, sino
que puede ser algo totalmente diferente.
No obstante lo anterior, si traemos a colación la definición del con-
flicto que nos brinda Vicenc Fisas, donde señala que el conflicto es un
proceso interactivo que se da en un contexto determinado, que afecta
a las actitudes y comportamientos de las partes y en el que como re-

47
CUENCA, Carlos “Manual de derecho procesal penal” Editorial Porrúa, México
2015, Pág. 1.
48
AMUCHATEGUI REQUENA, Griselda, “Derecho penal, cuarta edición” Edito-
rial Oxford, México, 2012, Pág. 2.
49
REDORTA, Josep, “Gestión de Conflictos, lo que necesita saber” Editorial UOC,
Barcelona, 2011, Pág. 24.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 47

sultado se dan disputas50, podemos advertir que esto es precisamente


lo que provoca la comisión de un delito, las partes pueden estar en
plena tranquilidad y al momento de realizar un acto delictivo en con-
tra de una persona, es cuando se estalla el conflicto. Pero al momento
de situarlo en una mediación para su resolución este delito se puede
eliminar a través de la extinción de la acción penal y una vez resuelto
el asunto se controla de nuevo la situación y vuelven a estar las partes
en un estado de serenidad, gracias a la ayuda del tercero imparcial,
por tanto, estamos una vez más en un supuesto en el que se solucionó
el delito y a la par el conflicto.
Debemos entender el conflicto como parte de nuestra naturaleza
humana, de nuestro entorno diario pues el conflicto está latente y
esperando estallar en cualquier momento y por cualquier situación,
basta una discrepancia, un punto de vista diverso al nuestro, para
que se manifieste entre nosotros. Tomemos en cuenta que “los con-
flictos pueden desempeñar muchas funciones: promover el cambio,
exteriorizar emociones, poner a las partes en relación”51. No obstante,
la mediación penal se ve limitada en este aspecto pues si bien es cier-
to fomenta el acuerdo entre las personas, ésta mediación estará más
enfocada en el delito cometido y no en la búsqueda de las relaciones
futuras entre las partes intervinientes. Dependerá de cada mediación
y del estilo que adopte el facilitador, porque bien podría limitarse
únicamente a resolver el delito y concluir su mediación mediante la
reparación del daño, por ejemplo, en los delitos culposos como un
accidente vial, pero también podría emplearse más a fondo y hablar
con las partes de los temas que son el origen del conflicto.
Al efecto se dice que para que un conflicto se configure en for-
ma tal que la mediación resulte pertinente, se requieren determinadas
condiciones del mediador. Es necesaria la capacidad para desplegar
el conflicto, sostenerlo, tornearlo y no quedar atrapado en la disputa
que las partes plantean. No menos necesario será contar con una es-
cucha que posibilite identificar los aspectos del conflicto que se pue-

50
FISAS, Vicenc, “Cultura de paz y gestión de conflictos” Editorial Icaria, Barcelo-
na, 2001, Págs. 29-30.
51
REDORTA, Josep, “Entender el conflicto, la forma como herramienta” Editorial
Paidós, Barcelona, 2007, Pág. 89.
48 Jesús España Lozano

den mediar52. Por tanto, el facilitador penal tiene dos trabajos frente a
una mediación, uno es identificar el delito planteado y el otro indagar
cuál es el conflicto presente entre las partes, para entonces trabajar en
ambos y persuadir a las partes, en la medida de lo posible para que
puedan resolver ambos.

2.3. MEDIACIÓN PENAL, ¿SOLUCIÓN DE CONFLICTOS


O DELITOS?
La mediación penal es una herramienta que ha venido a asumir
la protección a los valores humanos, pues es un instrumento noble
que no busca a un culpable que pierda el pleito, sino que más bien
busca construir el dialogo friccionado por las diferencias. La realidad
es que no podemos pasar por alto el hecho que existe entrelazado a
ese conflicto la comisión de un delito, que, no obstante, a ello puede
estar apenas en un proceso de investigación, lo cierto es que hay una
presunción y por tanto el facilitador tiene la responsabilidad de inda-
gar no solo el conflicto sino también abocarse en la solución del delito
que se imputa.
El facilitador penal debe tener la capacidad de discernir sobre los
delitos, las penas que les corresponden y los alcances legales que im-
plican la comisión de determinado delito, etc. Es decir, debe tener
conocimiento de causa, saber los delitos que operan para el acuer-
do reparatorio y una amplia noción del sistema de justicia penal. El
hecho de que un facilitador no sea abogado, no es óbice para que
éste no conozca el sistema, pues al estar como tercero imparcial en
la resolución de cuestiones penales es imperativo que éste conozca la
materia penal.
En la rama penal, cuando se trabaja en mediación, aunque el fa-
cilitador es imparcial y guarda un equilibrio entre las partes no debe
dejar de lado el principio de presunción de inocencia, pues es un pilar
del nuevo sistema de justicia penal. Y que hace que independiente-
mente del delito que se esté calificando al imputado, el facilitador

52
BRANDONI, Florencia en: Aréchaga Patricia, Brandoni, Florencia y Risolía Ma-
tilde (comps), “La trama de papel, sobre el proceso de mediación, los conflictos
y la mediación penal” Editorial Galerna, Argentina, 2005, Pág. 33.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 49

no debe actuar como si esto fuera un hecho, sino debe privilegiar las
historias de las dos partes para que puedan relatar lo sucedido, cada
quien desde su perspectiva. Bajo esta premisa, entonces qué tendría
que tener en cuenta el facilitador, la comisión del delito que se le está
imputando a una persona o el conflicto que dio origen a ese delito
determinado.
En este tenor de ideas debo subrayar que en materia penal lo que
se resuelve a través de un acuerdo reparatorio o bien una suspensión
condicional del proceso, es más bien el delito cometido, no así el con-
flicto entre la víctima y el imputado, no obstante, al resolver el delito
a través de la mediación o conciliación, en algunas ocasiones, trae
como consecuencia que las partes involucradas logren restablecer su
tranquilidad y se trata de evitar que se vuelva a reincidir en el acto
delictuoso entre ellos.
Existen delitos que se resuelven y por ende se da por terminado el
conflicto, pero es una cuestión que el facilitador tendrá que indagar
con las partes y sobre todo con la víctima y cerciorarse de que efec-
tivamente ese plan de reparación que se le está proponiendo para
resarcir el daño es suficiente para que se termine el conflicto entre
ellos. Pues de lo contrario es probable que el delito se vuela a repetir.
En conclusión, en la mediación penal inicialmente lo que se debe
considerar para resolver en primera instancia es el delito y en la me-
dida de lo posible el conflicto. El facilitador, aunque debe centrarse en
solucionar el delito, deberá también intentar dar solución al conflicto
planteado, pues como ha quedado de manifiesto son cosas diferentes,
mientras el conflicto es un choque de ideas, de intereses o produc-
to de una ausencia de una adecuada comunicación, el delito es una
conducta tipificada por la ley como antijurídica. Si bien es cierto un
conflicto puede desembocar en un delito, no quiere decir que éstos
sean lo mismo.
Para el derecho penal, estrictamente lo que le incumbe, no es re-
solver los conflictos entre las personas, sino que se resuelva el delito,
que se llegue a un plan de reparación en donde quede de manifiesto
que se ha reparado el daño causado a la víctima y que atendiendo a
dicha reparación se pueda decretar la extinción de la acción penal a
quien se le atribuye el delito correspondiente y en todo caso concluir
legalmente con un asunto o una carpeta de investigación.
50 Jesús España Lozano

Si el facilitador advierte que el delito está resuelto pero el conflicto


no lo está, deberá tratar de tocar el tema con las partes si ellos están
de acuerdo, pero si éste no es de materia penal entonces podrá con-
minarlos a que participen en otra sesión de mediación exclusivamente
para tratar ese tema y alcanzar un acuerdo en la vía que corresponda,
por ejemplo si el conflicto atañe a la materia civil, deberá canalizarlos
a un centro de mediación de ésta materia para que puedan ahí enta-
blar un convenio de mediación.
De la misma manera, el facilitador tendrá que tener prudencia en
los casos en que las partes deseen llegar a un acuerdo en cuanto al
conflicto planteado, pero sin resolver el delito. No basta con decir
que esa es la voluntad de ellos si no se está resolviendo el delito por
el cual el asunto fue remitido al OEMASC. Imaginemos un asunto en
el que dos vecinos discutieron y se ofendieron, pero entre esa discu-
sión uno rompió el vidrio del carro del otro, trasladándose esto a un
daño en propiedad ajena y las partes involucradas en la sesión de me-
diación pudieron dialogar, acordar e incluso se ofrecieron disculpas
mutuamente, argumentando que su conflicto obedece a un problema
de estacionamiento que finalmente han resuelto en la mediación. Bajo
este supuesto donde las personas ya han llegado a un acuerdo sobre el
conflicto, el facilitador no debe dejar cabos sueltos respecto al delito,
en este caso el de daño en propiedad ajena. Para tal caso, el facilita-
dor tendrá que hacer que las partes logren un acuerdo respecto a este
concepto en particular, no podrá terminar el asunto simplemente con
el acuerdo del estacionamiento y omitiendo el daño al vehículo, salvo
que en el acuerdo reparatorio las partes así lo establezcan, podría
establecerse en el acuerdo que la víctima no desea reparación por el
daño ocasionado, pero insisto, invariablemente no deberá en ninguna
ocasión dejarse al margen lo relacionado con la resolución del delito,
es decir, el cómo es que se realizará la reparación del daño causado a
la víctima del delito.
Procesalmente también se advierte que lo que deberá de resolver-
se, apegado a derecho, será el delito que dio origen a la carpeta de
denuncia.
Sin duda, los delitos traen aparejado un conflicto que bien puede
ser para la víctima o también para el ofensor, pero independiente-
mente de ello, una vez en sede ministerial, la autoridad, se abocará a
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 51

resolver el delito, para con ello, como se vio en el capítulo precedente,


mantener la seguridad social. En mediación penal, invariablemente lo
que predomina es la solución del delito para que con ella pueda de-
cretarse la extinción de la acción penal del imputado y evitar el cauce
final del proceso penal.
Lo cierto es que lo ideal es que se resuelvan ambos, es decir el con-
flicto y el delito, pero como veremos enseguida en un ejemplo prác-
tico, el facilitador penal, para fines del acuerdo reparatorio, queda
limitado, la mayoría de las ocasiones, únicamente a resolver el delito,
más no el conflicto.

2.3.1. Caso práctico de resolución de conflicto, sin resolver el


delito
Se remitió un asunto al OEMASC por el delito de amenazas, la
víctima es el señor Juan y el imputado es el señor Eusebio. En la de-
nuncia el señor Juan, en su calidad de víctima, argumenta que el señor
Eusebio, quien ahora es el imputado, era su amigo y en días pasados
repentinamente le dijo que lo iba a matar y que se anduviera con cui-
dado, que donde quiera que lo viera solo lo iba a desaparecer. Esto
causo un gran temor y angustia en el Sr. Juan puesto que sabe que don
Eusebio es una persona muy agresiva, según relata en su denuncia.
Una vez que el asunto lo tengo en mediación para tratar de llegar
a un acuerdo reparatorio y estando los tres en la sesión conjunta, el
señor Juan manifiesta que todo el problema se deriva de que él le debe
al señor Eusebio la cantidad de 35 mil pesos y éste lo molesta constan-
temente para hacerle la reclamación del dinero, llegando al extremo
de amenazarlo. Luego de platicar al respecto, Don Eusebio afirma
que el conflicto efectivamente es la deuda que se tiene por parte de su
amigo, él comenta que su familia está pasando por una situación eco-
nómica muy complicada, él perdió su trabajo y necesita que su amigo
Juan le pague el dinero. Ese dinero era parte de unos ahorros de la
familia, pero se los prestó a Juan porque en ese momento los necesi-
taba de manera urgente y como eran amigos no dudó en prestárselos
atendiendo a la amistad que existía entre ellos.
Juan reconoce lo dicho por Eusebio y le comenta que no sabía que
había perdido su trabajo y que realmente necesitaba su dinero. Luego
52 Jesús España Lozano

de estar más tranquilos, el señor Eusebio le ofrece una disculpa al se-


ñor Juan por haberle hablado de esa manera y le confiesa que toda su
desesperación obedece únicamente a los problemas económicos pero
que de ninguna manera le haría daño. El señor Juan apenado también
le extiende una disculpa por no haberle pagado el dinero que le había
prestado y le dice que realmente no cuenta con el dinero, pero que en
un par de semanas recibirá un pago fuerte de su jubilación y con ello
le pagará lo adeudado.
Una vez que han abordado sus necesidades e intereses y estando en
la etapa de evaluación de opciones, ponen sobre la mesa las primeras
opciones de arreglo, la solución se enfocaba en el aspecto económico,
es decir en la deuda de treinta y cinco mil pesos.
Juan propone de manera contundente pagarle a Eusebio en un tér-
mino no mayor a dos semanas la cantidad de treinta y cinco mil pesos,
Eusebio está en total acuerdo y me voltean a ver contentos de que han
llegado a un acuerdo satisfactorio, me piden que hagamos el acuerdo
donde se establezca la hora y el día exacto del pago en cuestión, argu-
mentando que el mismo será en efectivo.
En este caso evidentemente las partes han alcanzado de manera
libre y voluntaria un acuerdo que pondrá fin al conflicto planteado,
sin embargo, no debemos perder de vista que el asunto, fue remitido
a mediación por el delito de amenazas, y entonces cómo podríamos
hacer un acuerdo en el cual la víctima objeto de una amenaza termina
pagando al imputado la cantidad de treinta y cinco mil pesos. De ini-
cio, este acuerdo no sería proporcional al daño causado y tampoco se
estaría resolviendo el delito por el cual se turnó al área de mediación.
En estos casos se debe canalizar el asunto a un área de mediación que
sea competente para este tipo de asuntos, ya sea un centro de media-
ción comunitario o bien un centro estatal de mediación. Por lo que
hace a este asunto se debe atender exclusivamente a las amenazas que
dieron origen a la carpeta de denuncia.

2.4. LA MEDIACIÓN COMO SOLUCIÓN DE DELITOS


La mediación da la posibilidad de que los intervinientes puedan es-
tablecer dentro de las sesiones sus verdaderos intereses y necesidades,
que en algunas ocasiones no necesariamente tienen que ver con lo de-
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 53

clarado en su denuncia, esto quiere decir que si dentro de las sesiones


de mediación las partes desean llegar a un acuerdo que no tenga que
ver con la resolución del delito, el facilitador deberá como agente de
la realidad advertir a las partes que no se está resolviendo el delito y
en su caso hablar sobre la posible solución del mismo.
En los casos en donde lo acordado entre las partes resulte ser dife-
rente o ajeno a lo planteado en la querella o denuncia, el facilitador
deberá enviar el asunto al Centro Estatal, municipal o privado de me-
diación correspondiente, para que éste a su vez realice el convenio de
mediación que las partes necesitan acorde a sus intereses y de acuerdo
a la materia correspondiente diferente a la penal.
No es válido que el facilitador argumente que es la decisión y la
voluntad de las partes la que se plasmó en el acuerdo reparatorio,
pues ésta no es la única condicionante para que un acuerdo repa-
ratorio logre alcanzar efectos legales positivos. El facilitador tendrá
que cerciorarse de que el acuerdo al que están arribando las partes,
efectivamente resuelve lo concerniente al delito planteado, es decir,
abocarse a resolver el delito para que con ello pueda extinguirse la
acción penal del imputado.
En el caso planteado, por ejemplo, que hubiera pasado si el acuer-
do reparatorio hubiera estribado únicamente en una cuestión de pago
de parte de la víctima hacia el imputado, como se ha dicho, no sería
proporcional y además no se estaría reparando el daño causado a
la víctima, ya que independientemente de que éste le debiera o no
un dinero, finalmente se le causó un daño, en el sentido de que el
señor Juan estuvo con angustia y preocupación después de que fue
amenazado, esto puede tener como consecuencia un daño psicológico
que bien puede resolverse mediante el pago de una serie de terapias
psicológicas o bien mediante unas disculpas o el compromiso de no
volverlo a hacer y/o de ofrecer un respeto hacia la parte afectada, eso
es lo que puede ser objeto de resolución para el caso de un asunto
derivado a mediación por este delito. Los arreglos diferentes a éstos,
como es el caso del ejemplo, que las partes deseaban establecer un
compromiso de pago de una deuda ajena a la carpeta penal, tendrá
que ventilarse mediante un convenio de mediación en la vía civil, bien
sea en un centro Estatal o municipal, pero no en un OEMASC de
la Procuraduría. Lo anterior en virtud de que los efectos legales de
54 Jesús España Lozano

uno y otro son diferentes, mientras en la materia civil, el convenio de


mediación, se puede elevar a categoría de cosa juzgada, en la materia
penal, el acuerdo reparatorio, en caso de incumplimiento se tendrá
por no realizado acuerdo alguno y se continuará con la investigación
correspondiente53.
En consecuencia, para el caso de mediación penal, no basta resol-
ver el conflicto, sino que se debe dar prioridad a resolver el delito por
el cual el asunto fue remitido a mediación.
En conclusión, al momento de firmarse un acuerdo reparatorio, el
facilitador debe verificar que efectivamente se resuelva el delito por el
cual fue remitido al OEMASC. Tomando en cuenta que a menudo en
mediación penal se presentan casos en los que dentro de las sesiones
de mediación, gracias al trabajo y a la buena intervención del facilita-
dor surgen situaciones o antecedentes que tienen poca o nula relación
con lo que se planteó en la denuncia y que al final de cuentas es lo
que verdaderamente les interesa a las partes, pero no por ello debe
plasmarse en el acuerdo reparatorio, salvo que ésa situación tenga re-
lación directa con los hechos denunciados por la víctima u ofendido,
es decir, con el delito.

53
Esto lo establece el Código Nacional de Procedimientos Penales en el artículo
189 en su tercer párrafo.
Capítulo 3
La mediación penal

3.1. MEDIACIÓN PENAL: PROCESO O PROCEDIMIENTO


Algunos autores se refieren a la mediación como un proceso y
otros como un procedimiento, pero en materia penal cómo debemos
identificarla, como un proceso o como un procedimiento. Para hacer
esta conclusión analicemos las definiciones que nos brindan los teóri-
cos entre uno y otro concepto.
Carnelutti dice que proceso es “la suma de los actos que se realizan
para la composición del litigio”, en tanto que procedimiento es “el or-
den y la sucesión de su realización”54. Por su parte el maestro Rivera
Silva manifiesta que el procedimiento es “el conjunto de actividades
reglamentadas por preceptos previamente establecidos que tienen por
objeto determinar, qué hechos pueden ser clasificados como delitos
y en su caso, aplicar la sanción correspondiente”55. El proceso como
tal es una vía establecida por la legislación para administrar justicia,
en él se advierten determinados actos jurídicos para concluir con una
resolución judicial, una sentencia. Es decir, es un camino apegado a
Derecho para erogar justicia.
El proceso tiene como características su finalidad jurisdiccional
compositiva del litigio, al paso que el procedimiento sólo es una coor-
dinación de actos en marcha, relacionados entre sí por la unidad del
efecto jurídico final, que puede ser el de un proceso o el de una fase
o fragmento suyo56. En el caso que nos ocupa la mediación penal,
no se ventila de una forma autónoma, sino que depende de la pre-
sentación de una denuncia ante el Agente del Ministerio Público, es
decir, se propicia dentro de un proceso penal que tiene como función

54
CUENCA, Carlos “Manual de derecho procesal penal” Editorial Porrúa, Méxi-
co, 2015, Pág. 13.
55
RIVERA SILVA, Manuel, “El procedimiento penal” Editorial Porrúa, México,
1997, Pág. 5.
56
HERNÁNDEZ PLIEGO, Julio Antonio, “El proceso penal mexicano” Editorial
Porrúa, México, 2002, Pág. 14.
56 Jesús España Lozano

última, lograr esclarecer los hechos, reparar el daño causado, etc. Por
consiguiente, la mediación penal forma parte de ese proceso penal,
por tanto, ésta es un procedimiento, pues en este caso forma parte
del proceso y actúa en coordinación del proceso para la consecución
de un mismo fin. Pues como asegura Fernando Gómez57, “el proceso
consiste en una sucesión de actos, mientras que el procedimiento es
el método o canon para desarrollar esa secuencia de actos”. Para este
caso el proceso penal ya está previamente establecido como un siste-
ma tendiente a garantizar justicia a los ciudadanos y para alcanzar su
cometido, hace uso de diversas herramientas durante el transcurso del
mismo, una de esas herramientas es la mediación penal.
Por ende, la mediación penal debe ser considerada como un proce-
dimiento, pues se encuentra inmersa dentro del proceso penal y ésta
coadyuva con el proceso para la consecución de los fines del Dere-
cho penal. No obstante, si estuviésemos deliberando el tema de una
mediación civil, por ejemplo, podríamos decir que se trata más bien
de un proceso pues no depende de ningún sistema paralelo a la me-
diación, se trata de una mediación con autonomía propia, salvo que
derive de un juicio civil.
En consecuencia podemos decir que la mediación goza de duali-
dad, es decir tanto es procedimiento como es proceso, dependiendo
en que terreno se encuentre por ejemplo, si es utilizada dentro del
proceso penal para solucionar alguna controversia, entonces diremos
que se trata del procedimiento de mediación, pero si ésta es utilizada
para desahogar, por ejemplo una problemática en la comunidad por
ejemplo un pleito entre vecinos en la que no se sitúa dentro de algún
proceso penal o civil ni de ninguna otra índole, entonces podremos
advertir que se trata de un proceso de mediación.

3.2. LA MEDIACIÓN EN EL ÁMBITO PENAL


En el tema de impartición de justicia en México parecía que el
imperio coercitivo del estado estaba dando solución a los problemas
relativos a la justicia, pues mediante su autoridad imponía sancio-

57
GÓMEZ DE LIAÑO GONZÁLEZ, Fernando, “El proceso penal, tratamiento
jurisprudencial”, Editorial Fórum, S.A. Oviedo, España, 1997, Pág. 27.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 57

nes y cientos de resoluciones judiciales que daban por terminados los


asuntos de los ciudadanos; sin embargo, ocurrió que los tribunales
judiciales se saturaron ocasionando que la justicia no se brindará de
acuerdo a lo establecido por mandato constitucional, de manera rápi-
da y expedita. Fue necesario dar un giro radical al sistema de justicia
penal, hubo la necesidad de emitir nuevas leyes y códigos que fomen-
taran nuevos métodos y formas de dar solución a los conflictos de los
ciudadanos entre esas alternativas se propusieron a los mecanismos
alternativos de solución de controversias, la mediación, la concilia-
ción y la junta restaurativa, que vinieron a brindar a los ciudadanos
una vía diferente al juicio para que se les reparara el daño que se les
había ocasionado.
La mediación penal tiene la característica de acercar voluntaria-
mente a las partes involucradas en la controversia para que ellas mis-
mas puedan establecer los términos y condiciones de la reparación
del daño, su participación activa en la negociación de la reparación
del daño hace que se vuelva un procedimiento transparente y justo,
logrando que las víctimas se sientan más satisfechas cuando llegan a
un acuerdo reparatorio.
Encuestas realizadas a ciudadanos mexicanos, específicamente en
el año 2012, anunciaron resultados en sus encuestas, bastante alar-
mantes indicaron que 81.1% de la población mexicana confía poco
o nada en el Poder Judicial (sólo 17.3% confía mucho/algo)58. Por lo
anterior queda de manifiesto que el Poder Judicial estaba perdiendo
su credibilidad ante la sociedad.
Ya en ese año 2012 existían en México un cumulo de reformas
en materia penal, tendientes a mejorar el sistema de administración
de justicia. Irma Rivero asegura que la pérdida de confianza de los
ciudadanos en el sistema de justicia y atendiendo a la reforma cons-
titucional en el 2007 del artículo 17 vendrían a ser prerrogativas que
evidencian que la intención del constituyente permanente fue desha-
cer el paradigma de la justicia tradicional y conformar, desde la propia

58
GALINDO, Pedro. “Indicadores Subjetivos. Estudios, Calificaciones de Riesgo
y Encuestas de Percepción Pública sobre los Sistemas de Justicia. Resultados
Recientes para las Américas”. Revista Sistemas Judiciales, Centro de Estudios de
Justicia de las Américas, CEJA, Instituto de Estudios Comparados en Ciencias
Penales y Sociales, INECIP, 2003, Pág. 5 y ss.
58 Jesús España Lozano

ley fundamental, un nuevo modelo que permita resolver efectivamen-


te los conflictos y coloque en el centro del debate a quienes han visto
afectados sus bienes jurídicos fundamentales. Es decir, situar a la víc-
tima y al ofensor en un escenario de igualdad donde puedan dialogar
respecto a la manera y forma en que ha de repararse el daño causado.
Por ende, es necesario encontrar nuevos caminos para que la sociedad
recupere credibilidad en el sistema de justicia penal y tenga seguridad
y confianza de sus resultados; es decir, una diversa dimensión de la
pena, la cual debe quedar reservada a los casos en los que sea estricta-
mente necesaria, en la inteligencia de que lo primordial será restable-
cer los intereses lesionados por la ofensa59.
En efecto si no se da una buena atención al ciudadano que ha sido
trasgredido en sus derechos y se utiliza un esquema de justicia retri-
butivo y no restaurativo, parece agravar la situación del ciudadano
en lugar de aminorarla, ya que además de provocar insatisfacción
en la parte ofendida al no repararse el daño que se le ha causado,
esto se traduce a una doble victimización60. En este sentido, la media-
ción penal, es un canal idóneo para que la persona afectada se sienta
participe activo del procedimiento, que se sienta que tiene poder de
decidir, respecto a la reparación del daño que se le cometió. Gracias a
la mediación, la víctima se vuelve protagonista del asunto y no queda
aislado en la solución del mismo.
En este mismo orden de ideas, si nos trasladamos al punto de vista
victimológico nos encontramos con la misma orientación de lo des-
crito líneas atrás, en el sentido de que la victimología evidencia una
política criminal clásica que solo pone sus ojos en el delincuente y
aparta a la víctima. Cualquiera que fuese el sistema procedimental de
aplicación, su ejecución la vuelve a victimizar: cualquier actividad que
efectúe, aún judicial, más que un derecho, pareciera ser una concesión

59
RIVERO, Irma, y otros en “El nuevo sistema de justicia penal acusatorio, desde
la perspectiva constitucional”, Consejo de la Judicatura Federal, Poder Judicial
de la Federación, México, 2011, Pág. 214.
60
Sobre la posición de la víctima, V., Andrés Bertoni, Eduardo. El derecho penal
mínimo y la víctima. Trabajo expuesto en el seminario sobre “Víctima y Sistema
Penal” organizado por las cátedras de los Drs. Julio B.J. Maier y Marcelo San-
cinetti; recopilación: B.J. Maier, Julio, comp., De los delitos y de las víctimas,
AD-Hoc, Buenos Aires, Argentina, 1992, Pág. 272, y ss.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 59

de la autoridad. Mediante la pena al culpable, se suele señalar que “se


hizo justicia” aunque, claro está, con respecto a él. Se trata de una
hipertrofia dogmática en que sólo importan los problemas referidos al
o los autores del hecho penal61. Si bien es cierto, las penas son impues-
tas a los delincuentes como consecuencia de la comisión de un delito,
y esto opera como lo vimos en el capítulo primero de esta obra, para
tener cierto control de seguridad en la sociedad, la realidad es que
en estos casos las víctimas no se ven en nada beneficiadas cuando se
impone una pena en contra del delincuente, por ello en la mediación
se habla de esta participación activa de la víctima que enriquece su
propia justicia, siendo participe de la resolución de su propio conflic-
to. De esta forma se evita re victimizar.
Con los métodos alternos de solución de conflictos, específicamen-
te con la mediación y con la conciliación se logra agilizar los procesos
penales y lograr una mejor satisfacción en las partes que acuden a
las autoridades para buscar que se le repare el daño causado por el
delito cometido. De acuerdo a lo establecido por el Dictamen de las
Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de justicia62, se ha
establecido que los MASC tienen como objetivo:
• Cambiar al paradigma de la justicia restaurativa.
• Propiciar una participación más activa de la población para
encontrar otras formas de relacionarse entre sí.
• Privilegiar la responsabilidad personal, el respeto al otro y la
utilización de la negociación y la comunicación para el desarro-
llo colectivo.
• Que las víctimas obtengan de forma más rápida la reparación
del daño.
• Despresurizar las altas cargas de trabajo de los órganos juris-
diccionales.

61
NEUMAN, Elías, “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Editorial Po-
rrúa, México, 2005, Pág. 14.
62
Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Justicia,
con Proyecto de decreto que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de fecha 11 de
diciembre de 2007.
60 Jesús España Lozano

Por tanto no obstante que la mediación al igual que la concilia-


ción, representa otro mecanismo auto compositivo de resolución de
conflictos, tan longevo como la propia humanidad63, la legislación
actual lo contempla desde el plano constitucional, hasta el local para
que los ciudadanos puedan gozar de las ventajas que se advierten en
el párrafo que antecede y con ello se genere una cultura de cambio en
nuestro sistema de justicia. Al respecto Manuel de las Heras advierte
que “a través de la mediación dos o más personas pactan iniciar un
periodo negociador o precontractual durante el cual sustraen la de-
cisión de sus controversias de los tribunales intentando resolverlas
por sí mismas, con la ayuda de un mediador y observando un exi-
guo trámite procedimental regulado por la ley”64. Convirtiéndose este
procedimiento en el cauce ideal en el que las partes involucradas en
un delito puedan participar con la ayuda de un facilitador para dar
solución a la situación jurídica del imputado.
Cuando hablamos de mediación penal es preciso traer a terreno el
tema de perdón, pues la mediación penal debe ir más allá de la sola
reparación del daño, y aquí me refiero desde luego a los delitos de ca-
rácter doloso, pues la mediación brinda la oportunidad de estar frente
a frente víctima y victimario para aclarar las situaciones que dieron
origen al delito planteado.
No debemos entender el perdón como una justificación de com-
portamientos negativos, el perdón no quiere decir que uno apruebe o
defienda la conducta que te ha causado sufrimiento, tampoco no es
hacer como que todo va bien cuando la realidad no es así65. El perdón
derivado de una mediación penal tiene que ir más allá de ello, debe
ser el resultado de un proceso meramente interno de la víctima que
sea capaz de entender los actos realizados por el imputado, esto no es
sencillo, pues las partes pueden estar muy vulnerables con sus emocio-
nes; sin embargo, el trabajo del facilitador resulta fundamental para

63
DE LAS HERAS, Manuel., “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial
Coordinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014,
Pág. 100.
64
DE LAS HERAS, Manuel., “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial
Coordinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014,
Pág. 108.
65
CASARJIAN, Robín, “Perdonar” Editorial Urano, Barcelona, 1992, Pág. 29.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 61

alcanzar estos fines, que, de propiciarse, logran más beneficios que un


simple acuerdo reparatorio.
El perdón en una mediación penal nunca será el objetivo principal,
ni el facilitador deberá centrarse en ello, no debe forzar a las partes
para que lleguen a ese punto. Pero si las condiciones de la mediación
son propicias para tocar el tema y las partes están de acuerdo, en-
tonces el facilitador si tendrá que abordar ese punto con delicadeza,
pero con decisión, pues de lograrse sería entonces el resultado de un
excelente procedimiento de mediación, sería la culminación de unas
sesiones bien llevadas, teniéndose la garantía de que el conflicto que
los llevó a la mediación, difícilmente se volverá a repetir. Me refiero
a los casos en los que se trabajó en las disculpas y en el perdón, que
fueron genuinos y no espontáneos, pues muchas veces suelen aparecer
disculpas espontaneas, pero carentes de sinceridad.

3.2.1. Diferencia entre mediación penal y civil


Si bien es cierto la mediación es un mecanismo alternativo de solu-
ción de controversias de muchas materias, como la familiar, comuni-
taria, laboral, mercantil, hipotecaria, entre otras, no tiene los mismos
efectos legales una mediación en el ámbito civil y en el penal, tienen
características diferentes.
A continuación, pongo a tu consideración una tabla donde se evi-
dencian algunas diferencias entre una mediación civil y una media-
ción penal, desde su remisión hasta su conclusión.
62 Jesús España Lozano

Tabla 2. Comparativo entre la mediación penal y la mediación civil


Mediación civil, puede ser a instancia de partes o
bien remitido por un Juez Civil.
Remisión
Mediación penal, puede ser remitida por el Agente
del Ministerio público o por el Juez de control.
Mediación civil, no tiene consecuencias penales, si-
no solo civiles.
Efectos legales
Mediación penal, en caso de cumplimiento se extin-
gue la acción penal del imputado.
Mediación civil, las partes puede firmar varios con-
venios de mediación, por diversas circunstancias.
Excepciones Mediación penal, tratándose de delitos dolosos, el
imputado sólo puede firmar un acuerdo reparatorio
mediante una mediación.
Mediación civil, en caso de incumplimiento puede
elevarse a categoría de cosa juzgada.
Efectos del acuerdo/convenio Mediación penal, en el caso de incumplimiento se
tiene por no hecho el mismo y se continúa con la
investigación correspondiente.
Mediación civil, se dejan a salvo los derechos de las
partes para hacerlos valer en la vía correspondiente.
En caso de no lograr acuerdo Mediación peal, se continúa con la investigación
penal de la comisión del delito, por el presunto de-
lincuente.
Mediación civil, mediadores privados, los centros
Estatales de mediación, municipales, defensorías
Institución que brinda el públicas, entre otros.
servicio
Mediación penal, las Procuradurías y/o Fiscalías de
los Estados.
Mediación civil, el tercero imparcial es el mediador.
Tercero imparcial Mediación penal, el tercero imparcial se llama fa-
cilitador.
Mediación civil: se centra en conflictos.
Se centra en:
Mediación penal, se centra en delitos.
Mediación civil, la regula las leyes estatales de me-
diación.
Lo regula Mediación penal, la regula la Ley Nacional de Me-
canismos Alternativos de Solución de Controver-
sias.
Fuente: Elaboración propia.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 63

3.3. LA CONCILIACIÓN EN EL ÁMBITO PENAL


El nuevo sistema de justicia penal establece dos soluciones alternas
al proceso penal, que para nada deben de confundirse con los meca-
nismos alternos de solución de conflictos, son dos instrumentos jurí-
dicos totalmente diferentes, no es lo mismo un acuerdo reparatorio
que la mediación, la segunda es un medio para alcanzar el primero, de
igual manera no es lo mismo, la suspensión condicional del proceso
que la conciliación, éstos también son diferentes.
En el apartado anterior quedó establecido como se encuentra pre-
vista la mediación en el ámbito penal, en el caso de la conciliación es
similar, de hecho, ambos mecanismos tienen muchas similitudes en
cuanto a sus ventajas y bondades, pero también tienen características
que las hacen únicas. Teresa Del Val establece que la conciliación “es
una negociación asistida por un conciliador, en la cual dos o más per-
sonas, de manera pacífica, tratan de arribar a un acuerdo con respecto
a un conflicto penal, que por ley es conciliable. El conciliador puede
proponer fórmulas para arribar a un acuerdo; ellas no son obliga-
torias para las partes, quienes las pueden modificar, cambiar total o
parcialmente o adoptar otra propuesta”66. La primera característica
que podemos advertir en esta definición es que en la conciliación el
facilitador podrá emitir determinados puntos de vista o propuestas
para las partes, para que puedan llegar a un acuerdo, pero es preciso
aclarar que independientemente de que éste pueda intervenir para dar
su opinión, invariablemente, deberá de actuar de manera imparcial.
La conciliación, es un método alterno utilizado a nivel interna-
cional desde hace muchos años y que gracias a los beneficios que
logra, se ha mantenido en muchas partes del mundo y en México no
es la excepción. En el caso de España históricamente la conciliación
como ADR o medio alternativo a la vía judicial para la resolución
de controversias obtuvo enorme trascendencia hasta el punto de so-
licitar a las Cortes castellano-leonesas de finales del siglo XVI que se
establecieran conciliadores en cada ciudad con la finalidad de que

66
DEL VAL, Teresa, “Gestión del conflicto penal”, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2012, Pág. 139.
64 Jesús España Lozano

cualquier persona tuviera la oportunidad de resolver sus conflictos en


su pueblo67.
En la actualidad, en nuestro país se vive algo similar pues ya la
mayoría de los Estados han adoptado la conciliación en los servicios
públicos para los problemas sociales y lo adoptan dentro de sus mu-
nicipios y/o delegaciones lo que hace que se facilite la posibilidad de
resolver algún determinado conflicto por una vía amigable y pacífica
distinta a la judicial.
Así mismo, otro antecedente que podemos nombrar es la LEC/1881
que contemplaba la celebración del acto de conciliación como exi-
gencia ineludible para entablar cualquier demanda de manera que,
si el actor no acompañaba esta última con la certificación de haber
intentado la conciliación con el demandado, el juzgador suspendía
el proceso hasta su aportación 68. En materia penal, en el nuevo sis-
tema de justicia que opera en México, la conciliación ha quedado
regulada en la Ley Nacional de MASC, pero se rige bajo el principio
de voluntariedad. De ninguna manera se contempla como requisito
obligatorio para el proceso penal. Pero creo que con gran acierto pues
la mediación y la conciliación inciden en su resultado principalmente
por la voluntad que manifiesten las partes intervinientes.
En todo caso la conciliación no es un mecanismo que se tenga
que utilizar para hacer valer el poder coercitivo del estado, sino la
voluntad de las partes, garantizando el correcto diálogo entre los in-
tervinientes con la ayuda del facilitador, pero que inclusive, si esta
herramienta fuese utilizada por un Juez, tendría consigo la garantía de
que seguiría, aun en estas condiciones, siendo imparcial, pues como
establece Manuel de la Heras “la naturaleza jurídica de la concilia-
ción, hoy parece aceptarse que la conciliación pertenece al ámbito de
procedimientos de jurisdicción voluntaria, motivo por el cual cuando
el juzgador o funcionario público desempeñan una labor conciliadora
intervienen como meros intermediarios o mediadores, sin ejercer ju-
risdicción alguna, desarrollando una función más administrativa que

67
DE LAS HERAS, Manuel, “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial Coor-
dinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014, Pág.
90.
68
PERDIGUERO, E. “Mediación, conciliación y arbitraje en el Derecho laboral”,
en PEDRAZ, E.(Dir.). “Arbitraje, mediación y…, Pág. 248, citando a LORCA.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 65

procesal al carecer de potestad decisoria y sin que les sea dable com-
peler a las partes a que alcancen ningún acuerdo 69. Es decir, indepen-
dientemente de quien lleve a cabo la conciliación, ésta nunca perderá
su esencia imparcial.
En lo que toca a la mediación penal, aunque el facilitador es parte
de la Procuraduría de Justicia y/o Fiscalía del Estado y reviste de al-
guna manera el carácter de autoridad, debe siempre actuar bajo los
principios rectores de la mediación y atender los asuntos de manera
imparcial, haciendo a un lado la etiqueta de autoridad que le pudiera
dar la misma institución.
Considero que los OEMASC de las procuradurías y/o Fiscalías
previstos en la LNMASC en su artículo 40, deberían de ser ajenos a la
misma dependencia, es decir que se rijan bajo un instituto autónomo
e independiente pues de esa manera podría garantizarse más la im-
parcialidad toda vez que éstas dependencias gubernamentales están
diseñadas para proteger a las víctimas de los delitos.
Esto tendrá que pasar algún día como ya sucedió con los defen-
sores de oficio del Estado de Nuevo León, ahora defensores públicos,
que erróneamente formaban parte del Poder Judicial y ahora depen-
den, de manera acertada, directamente de un instituto autónomo, de-
nominado Instituto de defensoría pública de Nuevo León70, lo cual
garantiza una mayor dependencia y por ende un trabajo más impar-
cial y neutral.
En líneas generales cabe definir a la conciliación como aquella
actividad llevada a cabo por las partes en conflicto ante un tercero
(conciliador) encauzada a obtener un arreglo entre ellas a virtud de
una transacción, renuncia o allanamiento soslayando, de tal modo,
la incoación de un proceso o poniendo fin al ya iniciado de lo cual se
desanuda la existencia, de un lado, de una conciliación pre procesal
o preventiva y, de otro, de la conciliación pre procesal o preventiva

69
DE LAS HERAS, Manuel., “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial
Coordinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014,
Pág. 93.
70
Instituto de Defensoría Pública de Nuevo León, http://www.nl.gob.mx/depen-
dencias/defensoriapublica/organigrama (9 de agosto de 2017)
66 Jesús España Lozano

y, de otro, de la conciliación de carácter intra procesal71. En este sen-


tido, la conciliación al brindar la posibilidad al facilitador de poder
sugerir a las partes para alcanzar un acuerdo, facilita en gran medida
la resolución de muchos asuntos en los que las partes tienen muchas
dudas legales y requieren la opinión de algún experto en el tema que
los pueda ayudar a disipar sus dudas, y que no hay tantas cuestiones
emocionales en las que se pueda ver afectada la imparcialidad del fa-
cilitador. Tal es el caso de los asuntos viales o cualquier otro de índole
culposa, en la que en la mayoría de los casos las partes ni siquiera se
conocen, para estos casos es adecuado un procedimiento de conci-
liación, más que uno de mediación. Pues las partes requieren que el
facilitador además de que los ayude a favorecer una comunicación
cordial y amigable, también los ayude, con base en su experiencia y
en sus opiniones a tomar una decisión que pueda dar solución al caso
que los tiene involucrados.
No todos los casos son iguales, ni todos se resuelven de la misma
forma. El facilitador debe identificar si el asunto planteado obedece a
la resolución mediante una mediación o una conciliación, si observa
que las partes están renuentes a entablar opciones de arreglo, ya sea
porque desconozcan el trámite o sus derechos, será conveniente que
utilice una conciliación para que pueda apoyarlos en la construcción
de las opciones que finalmente ellos decidirán cual es la mejor alter-
nativa.

3.3.1. La conciliación en la suspensión condicional del proce-


so
En el Estado de Nuevo León, con el propósito de estar a la van-
guardia de los procesos de los mecanismos de solución de conflictos,
se buscó implementar no sólo la mediación para casos de acuerdos
reparatorios. Se propuso en el año 201472 un procedimiento de con-

71
DE LAS HERAS, Manuel., “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial
Coordinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014,
Pág. 89.
72
Bajo la Dirección de Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos del
Mtro. Emilio Rodríguez Rodríguez y de la Dirección General de Atención ciuda-
dana a cargo del Mtro. Iván de la Garza Santos.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 67

ciliación para negociar el plan de reparación y las condiciones a cum-


plir por parte del imputado, previo a las audiencias de suspensión
condicional del proceso, de tal manera que el día de la audiencia de
suspensión, las partes pudieran arribar con un acuerdo en mano y
evitar contratiempos y/o diferimientos en la audiencia respectiva.
Ante esta situación el Maestro Víctor Garza73 y el que escribe, ela-
boramos un modelo de gestión en el cual se pudiera aplicar la con-
ciliación para negociar lo conducente previo a las audiencias de sus-
pensiones condicionales. Se echó a andar el proyecto piloto en marzo
del 2014 y se obtuvieron resultados satisfactorios en cuanto a los
tiempos de audiencia, que disminuyeron alrededor de treinta minutos
aproximadamente y en cuanto a los cumplimientos de las condiciones
de la suspensión, puesto que los imputados estaban mejor informados
al respecto y por ende había un mayor conocimiento de lo que con-
sistían cada una de las condiciones y en cómo se daría cumplimiento
a cada una de ellas así como las consecuencias jurídicas en caso de
cumplimiento e incumplimiento.
Para los casos de violencia familiar que fueron turnados para con-
ciliación, se tuvo que hacer la aclaración de que no se trataba de una
mediación y que no era con la finalidad de buscar un acuerdo repara-
torio, ni para platicar con las partes de lo sucedido, sino que más bien
se trataba de una conciliación para acordar el tema del plan de repa-
ración, por ejemplo cuando las víctimas tenían daño psicológico, el
dictamen pericial decía que por mostrar signos evidentes de un daño
psicológico la víctima requería de un tratamiento terapéutico el cual
tendría que pagar el imputado, ante ello algunas víctimas deseaban
ser atendidas en clínicas particulares donde el costo de la terapia era
elevado y otras querían acudir a dependencias de gobierno que eran
gratuitas, pero requerían al menos que se les cubrieran los gastos de
transportes como taxis, camiones, gasolina etc., para acudir sin nin-
gún inconveniente a sus terapias psicológicas y en estos casos era lo
que se negociaba a través de la conciliación.

73
Supervisor de mediadores de la zona norte de la procuraduría General de Justicia
del Estado de Nuevo León y socio fundador del Centro de Especialización Jurí-
dica y Justicia Alternativa S.C. (CEJJA).
68 Jesús España Lozano

Cabe mencionar que, para los casos de violencia familiar, se diseñó


un protocolo que advertía que invariablemente de la estabilidad emo-
cional de la víctima, siempre se realizan las sesiones de conciliación
por separado, es decir, se realizan de manera individual con cada uno
de ellos.
En mi experiencia una de las situaciones de mayor negociación en
una suspensión condicional del proceso es el plan de reparación, pero
también las condiciones a cumplir implican una negociación como
por ejemplo la de “cumplir con los deberes del deudor alimentario”
descrita en la fracción XIII del artículo 195 de CNPP. Esta condición,
aunque deriva de un asunto penal tiene esencia de materia familiar
que hace que la negociación se vuelva más compleja, pero en esta par-
te es donde entra el trabajo del conciliador al establecer mediante las
propuestas de las partes una pensión alimenticia, de manera provisio-
nal que durará, bajo esos lineamientos, mientras dure la suspensión
condicional del proceso.
Una vez que las partes han logrado arribar a un acuerdo respecto
a la suspensión condicional del proceso, éstas firman un acuerdo que
nosotros nombramos “propuesta de plan de reparación y condiciones
a cumplir”. En este documento se plasman los acuerdos a los que
hayan arribado y se establecen las condiciones a las cuales se obliga
el imputado, así como el plan de reparación que propone para que
sea beneficiado con esta salida alterna, en el entendido de que éste
documento se expondrá de manera verbal ante el Juez de Control que
desahogue la SCP.
La experiencia que se ha tenido en Nuevo León ha sido bastante
satisfactoria pues a los Jueces de Control les es más fácil llevar a cabo
una audiencia de suspensión condicional del proceso una vez que las
partes ya están de acuerdo y la víctima sin oposición a que se le con-
ceda al imputado la misma. Los tiempos de audiencias se redujeron de
manera considerable de cuarenta a quince minutos, antes de esto los
jueces tenían que diferir las audiencias para otro día o bien otorgar un
receso de quince o veinte minutos para que las partes en ese momento
se pusieran de acuerdo en cuanto a las condiciones a cumplir y el plan
de reparación.
Ante este proceso de conciliación, previo a la suspensión condi-
cional del proceso, se eliminan los “acuerdos de pasillo” es decir esas
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 69

negociaciones en que de manera rápida e imprevista se hacen minutos


antes de la audiencia judicial. Lo que ocurría anteriormente, es que
el imputado, a través de su representante, mencionaba, por decir un
ejemplo, que se obligaba a cumplir con la condición de los alimen-
tos, pero éste no mencionaba, cómo es que se iba a hacer material
ese cumplimiento, en cambio con el acuerdo de propuesta de plan de
reparación y condiciones a cumplir, se detallaba de manera muy pun-
tual el número de cuenta y banco en donde se depositaría la cantidad
pactada, así como los días precisos en los cuales se realizaría el pago.
Lo mismo para el plan de reparación, se especificaba los montos, can-
tidades, clínicas psicológicas, cuentas bancarias de depósito, fechas,
etc.
En cuanto a la terapia psicológica nos percatamos también que
algunas veces se enviaba a los imputados a terapias psicológicas, pero
no se especificaba a que institución acudiría, ante esta situación mu-
chos imputados desertaban de sus terapias porque las clínicas estaban
muy retiradas de su domicilio o bien no coincidía con sus horarios
de su centro de trabajo, o bien llegaban a los centros psicológicos
y se ausentaban porque no era lo que esperaban, ante esto vimos la
necesidad de que el conciliador estuviese previamente informado de
las múltiples instituciones que brindan el servicio de atención psico-
lógica para que una vez que se tengan la reuniones con el imputado,
el conciliador le pueda explicar de manera precisa cuales son los cen-
tros de atención psicológica que están más cerca de su domicilio o de
su trabajo así como los horarios para que el imputado pueda hacer
una elección adecuada que aumente las posibilidades de que éste se
encuentre satisfecho con la institución a la que vaya a acudir y pue-
da dar cabal cumplimiento a esta obligación de manera satisfactoria,
pues la intención de la terapia es que se genere un cambio positivo en
la persona y se logre con ello una verdadera reinserción social.
Por lo anterior se puede concluir que los procedimientos, tanto
de mediación como de conciliación se pueden utilizar para alcanzar
alguna solución alterna ya sea el acuerdo reparatorio o la suspen-
sión condicional del proceso, una vez analizados ambos mecanismos
el facilitador podrá determinar cuál de estos dos será el mejor para
abordar el asunto que pretende resolver.
70 Jesús España Lozano

3.4. EL MASC IDEAL PARA LA SOLUCIÓN ALTERNA


Como ya se dijo en el apartado anterior, el CNPP, prevé en su artí-
culo 184 las soluciones alternas que se pueden utilizar, para la resolu-
ción de un conflicto, tanto el acuerdo reparatorio como la suspensión
condicional del proceso; mismos que de acuerdo a la LNMASC se
pueden abordar mediante la mediación, la conciliación o la junta res-
taurativa; para este efecto, resulta importante que las partes estén de
común acuerdo y que el facilitador les explique en que consiste cada
uno de ellos.
Cada asunto es diferente y cada uno requiere un trámite especial,
algunos son más propicios para mediación y otros más para conci-
liación; sin embargo, no se puede hablar de que uno sea mejor que
otro, los facilitadores tienen la tarea de indagar cuál de los dos MASC
deberá aplicar a cada asunto. Es importante señalar que, aunque ya se
haya iniciado una sesión con un determinado método alterno puede
cambiarse a sugerencia del facilitador, tal y como lo establece el artí-
culo 30 de la LNMASC que a la letra dice:
“En el supuesto de que los Intervinientes hubieren participado en al-
guno de los Mecanismos Alternativos y no se hubiese logrado por este
Mecanismo la solución de la controversia, el Facilitador podrá sugerirles
que recurran a uno diverso. En caso de que los Intervinientes estuvieren
de acuerdo, el Facilitador fijará fecha y hora para iniciar dicho Mecanismo
en una sesión posterior”.

Esto da la posibilidad al facilitador de que pueda utilizar el me-


canismo idóneo para ayudar a las partes a solucionar su conflicto, el
facilitador determinará cuál de estos dos será el más viable de acuerdo
a lo que cada mecanismo ofrece. En este orden de ideas, pongo a tu
consideración algunas diferencias entre uno y otro para poder diluci-
dar cuál es el mejor para determinados asuntos.
Si bien es cierto la conciliación es una gestión pacífica del conflicto
penal; es un mecanismo de la justicia restaurativa que tiene la misma
naturaleza jurídica que la mediación y la negociación74. Sin embargo,

74
DEL VAL, Teresa, “Gestión del conflicto penal”, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2012, Pág. 141
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 71

cada una de ellas tiene particularidades que las definen y las diferen-
cian entre sí.
El principal rasgo distintivo radica en que en la conciliación el ter-
cero o conciliador posee más alto grado de injerencia “inter partes” al
poder quedar involucrado en el procedimiento a través de la formula-
ción de sus proposiciones75. A diferencia de la mediación que durante
las sesiones, el mediador (mediante la técnica que lo habilita para ser
tal) es un facilitador para que las partes entablen una comunicación
que los habilite para arribar a un acuerdo auto compuesto por ellas;
el mediador no puede sugerir acuerdos76.
Suelen verse como sinónimos del término conciliación las palabras
concordancia, avenencia, armonía, arreglo, reconciliación, ajuste y
recomposición que también pueden ser aplicadas a la mediación. La
diferencia radica en el modo en que se llega al acuerdo. En la concilia-
ción se trabaja sobre las sugerencias del conciliador y en la mediación
con las que elaboran las partes77. Es decir, ambas tienen como finali-
dad encontrar un fin que sea agradable a las dos partes intervinientes,
pero uno y otro con métodos diversos. Si bien es cierto la mediación
y la conciliación son métodos alternos muy similares constan de esa
gran diferencia que las separa en contextos diferentes, por una parte,
en la mediación el tercero imparcial no da opiniones mientras que en
la conciliación el tercero imparcial si puede hacer recomendaciones y
sugerencias, concluimos entonces que en la conciliación el elemento
que se encuentra ausente en comparación a la mediación es la neu-
tralidad, pero, eso no significa que el conciliador no sea imparcial, en
ambos mecanismos alternos de solución de conflictos el facilitador es
completamente imparcial.
Por ejemplo, en un caso donde se está disputando la venta de una
casa y se está llevando el asunto a través de una conciliación, y el me-
diador hace la siguiente sugerencia luego de estas preguntas: ¿Cuánto

75
DE LAS HERAS, Manuel., “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial
Coordinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014,
Pág. 114.
76
DEL VAL, Teresa, “Gestión del conflicto penal”, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2012, Pág. 139
77
DEL VAL, Teresa, “Gestión del conflicto penal”, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2012, Págs. 139-140
72 Jesús España Lozano

es el valor del inmueble que es materia de esta situación? y las partes


contestan: Lic. La casa vale un millón de pesos, muy bien dice el con-
ciliador y ¿han pensado en venderla y dividirse las ganancias de la
casa en partes iguales, es decir, el 50 por ciento cada uno de ustedes,
atendiendo a que son los únicos hermanos?, en esta intervención el
conciliador está dando su opinión y una posible solución, pero vea-
mos ahora esta otra intervención en la misma situación, con la misma
pregunta ¿Cuánto es el valor del inmueble que es materia de esta
situación? y las partes contestan: Lic. La casa vale un millón de pesos;
pero en este caso hipotético el conciliador interviene diciendo “Por
qué no vende la casa y le da al otro señor una parte que usted consi-
dere para que ya no le esté reclamando el dinero de la casa, finalmente
usted es el hermano mayor”, en este caso el conciliador sugirió, pero
en este caso perdió la imparcialidad pues ahora se está poniendo del
lado de una de las partes.
Cuando se hace conciliación es más evidente para las partes cuan-
do el conciliador está cayendo en alguna parcialidad pues las suge-
rencias o propuestas pueden ser tendenciosas para una de las partes
en particular, por ello es importante que al igual que en la mediación,
en la conciliación el facilitador se apoye en el empleo de todo tipo de
preguntas.
De acuerdo a lo planteado por el artículo 30 de la LNMASC, re-
sulta relevante que las partes puedan cambiar de método alterno en
caso de que no estén conformes con los resultados de algún mecanis-
mo que ya estén utilizando y puedan cambiar de una mediación a una
conciliación o viceversa, esto brinda más apoyo para los intervinien-
tes para que puedan tener las mejores herramientas para solucionar
su asunto.
Es importante que las procuradurías tengan la capacitación a sus
facilitadores en las dos materias tanto en la mediación como en la
conciliación, pues si bien es cierto ambos mecanismos tienen una mis-
ma finalidad, como se ha dicho, su estructura es diferente y en la
práctica el facilitador debe dominar ambos.
Capítulo 4
El acuerdo reparatorio y la reparación del
daño

4.1. EL ACUERDO REPARATORIO


El acuerdo reparatorio es una de las soluciones alternas que con-
templa el CNPP y sirve para dar solución anticipada al delito plantea-
do, es un beneficio para la persona que se encuentra señalada por la
comisión de cierto delito para que pueda llegar a un arreglo y evitar
el juicio, sin embargo, también tiene varias limitantes que serán ana-
lizadas más adelante.
El artículo 186 del Código antes mencionado, nos da la definición
del acuerdo reparatorio estableciendo a la letra lo siguiente:
Los acuerdos reparatorios son aquéllos celebrados entre la víctima u
ofendido y el imputado que, una vez aprobados por el Ministerio Público
o el Juez de control y cumplidos en sus términos, tienen como efecto la
extinción de la acción penal.

Así mismo dichos acuerdos reparatorios son aprobados por el Mi-


nisterio Público o el Juez de control y a su vez la LNMASC en su artí-
culo 33, fracción VII establece que los acuerdos deberán ser validados
por un licenciado en derecho del órgano.
Así mismo el CNPP78 prevé que únicamente procederán los acuer-
dos reparatorios en los casos siguientes:
I. Delitos que se persiguen por querella, por requisito equivalente de
parte ofendida o que admiten el perdón de la víctima o el ofendido;
II. Delitos culposos, o
III. Delitos patrimoniales cometidos sin violencia sobre las personas.

Así mismo, advierte que no procederán los acuerdos reparatorios


en los casos en que el imputado haya celebrado anteriormente otros
acuerdos por hechos que correspondan a los mismos delitos dolo-

78
Artículo 187 del Código Nacional de Procedimientos Penales.
74 Jesús España Lozano

sos79, tampoco procederán cuando se trate de delitos de violencia fa-


miliar o sus equivalentes en las Entidades federativas. Tampoco serán
procedentes en caso de que el imputado haya incumplido previamente
un acuerdo reparatorio, salvo que haya sido absuelto.
Como se ha visto, la firma de los acuerdos reparatorios está limi-
tada a uno solo, precisamente para evitar la puerta giratoria del de-
lito, pues si existiera la posibilidad de firmar un número ilimitado de
acuerdos reparatorios, se podría estar utilizando de manera indebida
y ocasionando que los delincuentes aprovechen esta solución alterna
para seguir cometiendo, de manera reiterada los delitos.
A continuación, se describe un cuadro comparativo donde se des-
cribe la procedencia, la oportunidad y el trámite de los acuerdos re-
paratorios.

Tabla 3. Procedencia, oportunidad y trámite de los acuerdos reparatorios


ACUERDOS REPARATORIOS
PROCEDENCIA Los acuerdos reparatorios procederán desde la presentación
Art. 188 de la denuncia o querella hasta antes de decretarse el auto de
apertura de juicio. En el caso de que se haya dictado el auto
de vinculación a proceso y hasta antes de que se haya dicta-
do el auto de apertura a juicio, el Juez de control, a petición
de las partes, podrá suspender el proceso penal hasta por
treinta días para que las partes puedan concretar el acuerdo
con el apoyo de la autoridad competente especializada en la
materia.
En caso de que la concertación se interrumpa, cualquiera de
las partes podrá solicitar la continuación del proceso.

79
En el entendido de que para este efecto la autoridad competente contará con un
registro para dar seguimiento al cumplimiento de los acuerdos reparatorios, los
procesos de suspensión condicional del proceso, y el procedimiento abreviado,
dicho registro deberá ser consultado por el Ministerio Público y la autoridad
judicial antes de solicitar y conceder, respectivamente, alguna forma de solución
alterna del procedimiento o de terminación anticipada del proceso. (Art. 183 del
Código Nacional de Procedimientos penales).
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 75

ACUERDOS REPARATORIOS
OPORTUNIDAD Desde su primera intervención, el Ministerio Público o en
Art. 189 su caso, el Juez de control, podrán invitar a los interesados
a que suscriban un acuerdo reparatorio en los casos en que
proceda, de conformidad con lo dispuesto en el presente Có-
digo, debiendo explicarles a las partes los efectos del acuer-
do.
Las partes podrán acordar acuerdos reparatorios de cum-
plimiento inmediato o diferido. En caso de señalar que el
cumplimiento debe ser diferido y no señalar plazo específico,
se entenderá que el plazo será por un año. El plazo para el
cumplimiento de las obligaciones suspenderá el trámite del
proceso y la prescripción de la acción penal.
Si el imputado incumple sin justa causa las obligaciones
pactadas, la investigación o el proceso, según corresponda,
continuará como si no se hubiera celebrado acuerdo alguno.
La información que se genere como producto de los acuer-
dos reparatorios no podrá ser utilizada en perjuicio de las
partes dentro del proceso penal.
El juez decretará la extinción de la acción una vez aprobado
el cumplimiento pleno de las obligaciones pactadas en un
acuerdo reparatorio, haciendo las veces de sentencia ejecu-
toriada.
TRÁMITE Los acuerdos reparatorios deberán ser aprobados por el Juez
Art. 190 de control a partir de la etapa de investigación complemen-
taria y por el Ministerio Publico en la etapa de investigación
inicial. En este último supuesto, las partes tendrán derecho
a acudir ante el Juez de control, dentro de los cinco días
siguientes a que se haya aprobado el acuerdo reparatorio,
cuando estimen que el mecanismo alternativo de solución de
controversias no se desarrolló conforme a las disposiciones
previstas en la ley de la materia. Si el Juez de control de-
termina como válidas las pretensiones de las partes, podrá
declarar como no celebrado el acuerdo reparatorio y, en su
caso, aprobar la modificación acordada entre las partes.
Previo a la aprobación del acuerdo reparatorio, el Juez de
control o el Ministerio Público verificarán que las obligacio-
nes que se contraen no resulten notoriamente desproporcio-
nadas y que los intervinientes estuvieron en condiciones de
igualdad para negociar y que no hayan actuado bajo condi-
ciones de intimidación, amenaza o coacción.
Fuente: Elaboración propia
76 Jesús España Lozano

A continuación, analizaremos cada uno de los supuestos que se


exigen para la elaboración de los acuerdos reparatorios.
a) Procedencia: Para suscribir un acuerdo reparatorio, siempre
tendrá que existir una denuncia o querella de por medio y una
vez presentada la misma desde ese momento y hasta antes de
dictarse el auto de apertura a juicio se podrá firmar el mismo.
Es importante destacar que el Juez puede a petición de las par-
tes suspender el proceso penal hasta por treinta días para que
las partes busquen solucionar su asunto a través de un acuerdo
reparatorio, en este caso el Juez de Control, enviará un oficio
al OEMASC de la Procuraduría y/o Fiscalía para que el facili-
tador en turno proceda a llevar a cabo la mediación, también
podrá canalizar el asunto a un facilitador del Poder Judicial.
b) Oportunidad: Una vez que el AMP tiene el primer contacto con
la víctima al momento de la presentación de la denuncia y/o
querella, éste debe conminar a la víctima para que considere
solucionar su conflicto a través de un método alterno y median-
te una solución alterna, para ello es muy importante que los
agentes del Ministerio Público no sólo estén bien capacitados
en temas de MASC sino que también estén convencidos de que
estas herramientas tienen beneficios para los intervinientes, de
lo contrario las víctimas podrán optar por acudir a juicio para
solucionar su conflicto.
En éste artículo se hace mención de que lo que se haya plasma-
do en el acuerdo reparatorio no podrá ser utilizada en perjuicio
de ninguna de las partes, en muchas ocasiones los imputados
no quieren firmar acuerdos reparatorios porque no aceptan
su responsabilidad, pero por otro lado desean concluir lo más
pronto con su asunto, para estos casos es importante aclarar
que el hecho de firmar un acuerdo reparatorio no significa que
éste acepte su responsabilidad, sino que más bien únicamente
está haciendo uso de una solución alterna al juicio. Así mismo,
la víctima no podrá hacer valer en juicio la responsabilidad
del imputado por el solo hecho de que éste se obligó a cumplir
determinado pago en el acuerdo reparatorio.
Una de las limitantes del acuerdo reparatorio, se encuentra pre-
vista en este artículo 189 del CNPP que establece que en caso
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 77

de que el imputado incumpla sin justa causa el acuerdo, éste


se tendrá por no hecho y continuará la investigación. La legis-
lación ha dejado a la deriva los derechos de las víctimas, pues
me parece que el hecho de que un imputado no haga frente a
su obligación de cumplir un acuerdo al que se ha sometido de
manera voluntaria y que finalmente no tenga ninguna conse-
cuencia legal me parece que tiene tintes de re victimización,
como vimos en el comparativo de la mediación penal y civil en
el capítulo 3, los convenios de mediación civil se pueden eje-
cutar pues adquieren la categoría de cosa juzgada, en materia
penal es una lástima que el acuerdo quede en nada, máxime que
existe la figura del juez de ejecución de sanciones penales que
pudiera coadyuvar para obligar al imputado a dar cumplimien-
to forzoso al acuerdo reparatorio, sin que esto perjudique en lo
relativo a la presunción de inocencia del imputado.
c) Trámite: Una vez que las partes han firmado el acuerdo repa-
ratorio se debe aprobar por el Juez de Control si el asunto está
judicializado y por el AMP si está en sede ministerial, en esta
parte se les pregunta a las partes si están de acuerdo en lo que
firmaron y si lo hicieron de manera voluntaria cerciorándose
que no hubo coacción o intimidación para alguna de las partes.
En caso de que algunas de las partes tengan alguna inconformi-
dad respecto a la manera en que se llevó el acuerdo reparatorio
ya sea que sintieron que el facilitador no actuó de manera im-
parcial o que dentro de las sesiones se presentaron algunas cir-
cunstancias que no consideraron correctas o justas para ellos,
podrán inconformarse del acuerdo reparatorio y para este caso
tendrán cinco días.
El juez de control y el AMP una vez que se haya firmado el acuerdo
reparatorio tienen la obligación de revisar que el acuerdo este provis-
to de voluntad entre los intervinientes, la reparación del daño debe ser
proporcional al daño denunciado, debe ser equitativo y contener obli-
gaciones por parte del imputado y en su caso compromisos por parte
de la víctima y también las obligaciones a las que hayan llegado las
partes debe ser legal, es decir ninguna de las cláusulas u obligaciones
del imputado debe contravenir una norma, aunque obre de por medio
en esa obligación un acuerdo de voluntades.
78 Jesús España Lozano

Por tanto, todos los acuerdos reparatorios que se realicen deben


de estar sujetos a derecho, que concuerden con su legislación estatal
y con el CNPP.
Algunos facilitadores recurren a la firma de los acuerdos repara-
torios atendiendo únicamente a la voluntad de las partes, dejando de
lado la legalidad del mismo. Es importante que los facilitadores no
dejen al margen la legalidad del acuerdo reparatorio. Aquí les com-
parto un claro ejemplo de que no basta de la sola voluntad de los
participantes para llegar a un acuerdo.

4.1.1. Caso práctico donde se llega a un acuerdo voluntaria-


mente, pero no es legal
La señora Yolanda presenta denuncia de amenazas por parte de
su hermano el señor Juan, en el escrito de denuncia la víctima ma-
nifiesta que su hermano la amenazó de muerte con un machete en
la mano.
La historia es la siguiente: todo ocurrió una mañana de domingo
cuando Juan se disponía a descansar pues al día siguiente tendría que
levantarse temprano para ir a trabajar, él vivía sólo y alado de su casa
vivía su hermana Yolanda en una casa contigua sin separación en el
patio trasero, pues se trataba de un terreno grande que les dejó su pa-
dre cuando éste vivía, es un terreno en un municipio rural del estado
de Nuevo León.
El caso es que Juan, el imputado, en lugar de tomar su siesta pre-
firió lavar toda su ropa para deslindarse de ese quehacer y entonces
volvería a descansar. Una vez que había terminado de lavar toda su
ropa, se dispuso a colgarla en un tendedero de su patio, horas más
tarde, después de haber descansado se levantó para meter su ropa y
en ese momento se percató de que había una enorme nube de humo
rodeando todo su patio y se trataba de su hermana que estaba que-
mando basura a unos metros de distancia de su ropa que previamente
había lavado, inmediatamente el humo se impregnó en su ropa con un
fuerte olor a quemado.
Fue tal el coraje de Juan que fue por su machete con el que corta
leña y se lanzó sobre su hermana que corría por su vida mientras él le
gritaba “te voy a matar, ya volviste a hacer tu lumbre desgraciada”.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 79

Afortunadamente ella corrió lo suficiente para que este no la alcanza-


ra y no pasó a mayores, ella presento su denuncia de amenazas ante
el CODE80.
Una vez que me pasaron la carpeta de denuncia hablé por separado
con las partes, Juan me manifestó que estaba harto de que su hermana
prendiera fuego en el patio de su casa puesto que el humo se dirigía
hasta su casa causándole un desagradable aroma que se expandía en
toda su casa, después platique con ella en privado y me preguntó que
si era cierto eso de que todo lo que me decía era confidencial y le ase-
guré que sí, entonces me confesó que ella tenía una gran pasión por
hacer lumbre, por quemar, me decía mientras se frotaba las manos
“me encanta hacer mis lumbritas, me da tanta paz y tranquilidad ver
como el fuego se esparce por el aire”. Le pregunté qué si esta situación
la sabía su hermano Juan y qué si le gustaría comentarla en sesión
conjunta y ella dijo que sí, comentó que si era para que él la pudiera
entender estaba dispuesta.
Una vez que nos reunimos en sesión conjunta le comenté a Juan
que había algo que Yolanda le quería comentar que si estaba dispues-
to a escucharla, entonces le concedí la palabra a Yolanda para que
platicara su situación y ella le comentó a su hermano que no estaba
desentendida del problema que tanto le molesta a él, pero le confesó
que tenía en su ser un deseo de hacer lumbre de quemar cuantas ba-
sura u hojas acumulaba en su patio, entonces Juan asombrado le dijo
que porque nunca le había dicho nada al respecto, que podría haberla
ayudado, pues conoce a un psicólogo muy bueno que le puede ayudar
en su problema.
Al final su hermano se sintió confundido pues ahora entendía que
se trataba más bien de un problema psicológico y no de un acto de
molestia premeditado por parte de su hermana. Al final de la media-
ción, él le dijo: “Mira Yola, tu sabes bien que yo no estoy en la casa los
martes y los jueves porque es cuando doblo los turnos en la fábrica,
que te parece si para que no tengamos problemas haces tus lumbritas
esos dos días y así ya no peleamos”, y ella sonrió contenta de que ya
habían llegado a un acuerdo.

80
Centro de Orientación y Denuncia de la Procuraduría General de Justicia del
Estado de Nuevo León.
80 Jesús España Lozano

En este caso las partes llegaron a un acuerdo, no se les obligó o se


les coaccionó y han resuelto su conflicto de manera satisfactoria, pero
la pregunta sería ¿podría un facilitador hacer un acuerdo bajo estas
circunstancias?
La respuesta es no, puesto que el quemar basura no es una potes-
tad de los particulares, antes bien existen reglamentos municipales
que prohíben quemar basura u hojas, más en este caso que se trataba
de una zona rural protegida.
Si bien es cierto queda de manifiesto que las partes se encontraban
de acuerdo en arribar al acuerdo reparatorio, lo cierto es que contra-
venía a los ordenamientos legales municipales, es por ello que debe-
mos estar siempre alertas ante las situaciones que las partes acuerdan,
recordemos que no basta la sola voluntad de los mediados, sino tam-
bién la legalidad del mismo.

4.2. LA REPARACIÓN DEL DAÑO


Como se ha advertido en el capítulo primero, uno de los cam-
bios que tuvo la reforma penal, tienen que ver con la reparación del
daño; como dije líneas atrás la solución de muchos delitos ahora se
deja al arbitrio y potestad de quienes se vieron involucrados en él ya
sea como víctimas o como imputados. Es decir, ellos pueden ahora
acordar respecto a la forma en que se reparará el daño causado por
la comisión del delito y lo podrán acordar formalizándolo a través de
un acuerdo reparatorio.
Esta situación devuelve a las partes el control de la situación y
tienen en su persona la posibilidad de administrarse la justicia que
necesita, esto es, dialogando con la persona que le ha causado un
daño en su persona o en su patrimonio y decidiendo ella misma la
forma, términos y condiciones en las que desea que se le cumpla con
la reparación del daño causado.
El concepto de reparación del daño abarca: restitución de la cosa
obtenida por medio del delito, o, si no es posible, pago de su precio;
indemnización del daño material y moral causado, “incluyendo la
atención médica y psicológica, de los servicios sociales y de rehabili-
tación o tratamientos curativos necesarios para la recuperación de la
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 81

salud, que hubiere requerido o requiera la víctima, como consecuen-


cia del delito y el resarcimiento de los perjuicios causados81.
A partir de la Constitución de 1917 la probable responsabilidad
penal del indiciado fue un término permanente para el libramiento de
órdenes de aprehensión en el artículo 16 de nuestra Carta Magna, y
también para el dictado de un auto de formal prisión82. Actualmente
el artículo 20 de nuestra Constitución establece uno de los derechos
del imputado es que se presuma su inocencia mientras no se declare
su responsabilidad.
Mientras tanto el artículo 32 del Código Penal de 1873 establecía
que todo delito produce responsabilidad criminal; esto es, sujeta al
que lo comete a una pena, aunque sólo haya tenido culpa y no inten-
sión dañada83.Ahora bien es conveniente precisar que el término res-
ponsabilidad penal supra indicado, difiere sutilmente del que emana
de la Constitución y de la ley adjetiva.
El texto original de la Constitución de 1917 requirió para el dicta-
do de un auto de formal prisión la existencia de la probable respon-
sabilidad como una garantía de seguridad jurídica sin implicaciones
de índole dogmático dando el avance de ésta en aquella época, con-
firmado por los debates del constituyente, por lo que es lógico supo-
ner que éste pretendió referirse al término probable responsabilidad
en sentido amplio, como una exigencia para el sometimiento de una
persona al proceso penal, condicionada por la existencia de datos que
pudieran deducir la posible intervención del acusado84.
En términos generales la doctrina entiende por responsabilidad
penal el deber jurídico impuesto a una persona de sufrir determinada
sanción, por haber realizado un delito que se le imputa85. Según Arilla

81
GARCÍA RAMÍREZ, Sergio, “Derecho penal” Editorial Porrúa, México, 2015,
Pág. 158.
82
UROSA RAMÍREZ, Gerardo Armando, “El cuerpo del delito y la responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004, Pág.108.
83
UROSA RAMÍREZ, Gerardo Armando, “El cuerpo del delito y la responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004, Pág.108
84
UROSA RAMÍREZ, Gerardo Armando, “El cuerpo del delito y la responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004, Pág. 108.
85
UROSA RAMÍREZ, Gerardo Armando, “El cuerpo del delito y la responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004, Pág. 108.
82 Jesús España Lozano

Bas la responsabilidad “es el deber jurídico del sujeto de soportar las


consecuencias del delito”86. En este sentido cuando se va a resolver un
asunto penal a través de una mediación no se debe pasar por alto que
la sola comisión del delito trae aparejada una consecuencia legal, esta
consecuencia legal deberá transformarse en la reparación del daño en
favor de la víctima.
Cesar Augusto Osorio y Nieto considera que por presunta respon-
sabilidad se entiende “a la probabilidad razonable de que una persona
determinada haya cometido un delito y existirá cuando del cuadro
procedimental se deriven elementos fundados para considerar que
un individuo es probable sujeto activo de alguna forma de autoría;
concepción, preparación o ejecución o inducir a compeler a otro a
ejecutarlos”87. La responsabilidad penal es un término relacionado
con la partición del agente en la conducta o en los hechos constituti-
vos del delito demostrado88.
Oronoz Santana estima que la responsabilidad penal del acusado
“surge en el momento mismo de la sentencia, que es cuando se de-
termina si el hecho imputado al procesado constituye o no delito a
efecto de que el juzgador dicte la resolución que corresponda”89. La
esencia del acuerdo reparatorio es precisamente el evitar llegar a una
sentencia, en este sentido el acuerdo reparatorio deberá ser el momen-
to en que el imputado adquiere la responsabilidad, no se trata de una
responsabilidad impuesta por el Estado sino más bien una manifes-
tación del propio acusado de hacer frente de manera voluntaria a la
reparación del daño causado por la comisión del delito.
Para el ordenamiento jurídico penal, es responsable quien realizó
el acto de infracción a la norma, habiendo podido motivarse por su
cumplimiento. Para ello, es necesario que, comprobada la ausencia de
causas de licitud y declarada la antijuricidad del hecho, se valore la

86
ARILLA BAS, Fernando, “El procedimiento penal en México” Editores mexica-
nos unidos. Cuarta edición, México, 1963, Pág. 89.
87
OSORIO Y NIETO, Cesar Augusto, “La averiguación previa” Editorial Porrúa,
México, 1981, Pág. 25.
88
UROSA, Gerardo, “El cuerpo del delito y la responsabilidad penal” Editorial
Porrúa, México, 2004, Pág. 122.
89
ORONOZ SANTANA, Carlos, “Manual de Derecho procesal Penal” Editorial
Limusa, Tercera Edición, México, Pág. 106.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 83

culpabilidad del sujeto: si es imputable, si conocía la antijuridicidad


de su actuar y si le era exigible otra conducta90.
En consecuencia, los acuerdos reparatorios, aunque no expresan
de manera literal que el imputado acepta su responsabilidad, en el
mismo se debe establecer de manera precisa la manera en que ha-
brá de dar cumplimiento a la reparación del daño pues ello deberá
contemplarse como la responsabilidad jurídica que deberá acatar el
imputado para lograr que se extinga la acción penal instaurada en su
contra.
Los acuerdos reparatorios como solución alterna al juicio tienen
como premisa que se repare el daño causado a la víctima, pero es
menester señalar que no siempre la reparación del daño es exacta u
objetiva, existen algunos casos en los que algunas personas reciben
menos o más dinero del que están reclamado en su denuncia o que-
rella.
En algunos casos no puede calcularse de manera exacta el daño
ocasionado a la víctima y en algunas ocasiones se cuenta con más de
un presupuesto o cotización de daños, invariablemente del supuesto
que se presente, el acuerdo reparatorio versará en la primeramente
en la reparación del daño, pero teniendo en cuenta que ese acuerdo
reparatorio sea de total satisfacción para la víctima.
A continuación, pongo a tu consideración dos ejemplos de casos
prácticos en los que la reparación del daño no fue acorde a lo que ma-
nifestaba la ley para una indemnización por muerte de una persona.
Aunque siempre se debe contemplar en el acuerdo reparatorio la
reparación del daño, no siempre es así puesto que esto dependerá
siempre de lo que realmente desean las víctimas y también de acuerdo
a las posibilidades económicas de los imputados.

4.3. CASOS REALES DE REPARACIÓN DEL DAÑO


La ley es muy fría y tajante al determinar el pago de una indemni-
zación por la muerte de una persona que fue víctima de un accidente

90
AGUILAR LÓPEZ, Miguel Ángel, “El delito y la responsabilidad penal, teoría
jurisprudencia y práctica” Editorial Porrúa, México, 2015, Pág. 7.
84 Jesús España Lozano

automovilístico, si esta cantidad es liquidada por el imputado a los


familiares de la víctima, éste habrá reparado satisfactoriamente el da-
ño y el asunto se tendrá por concluido, el hecho de que el imputado
cumpla con el pago mediante la firma de un acuerdo reparatorio ex-
tingue la acción penal en favor de éste.
Pero la ley se queda muy corta ante estos casos pues la muerte de
una persona ya sea de manera dolosa o de manera accidental, no deja
de ser un acto doloroso y una pérdida irreparable.
Enseguida hago alusión a dos casos en los que la reparación del
daño en casos de homicidios culposos se vuelve totalmente subjetiva,
lejos de que la legislación correspondiente determine ciertas cantida-
des de dinero.

4.3.1. Caso práctico de homicidio culposo donde no se recibe


cantidad económica por indemnización
El primer caso se trata de un joven de 19 años llamado Luis, estu-
diante universitario que conducía su vehículo con rumbo a su casa,
él venía de casa de su novia después de haber estudiado para uno
de sus exámenes finales de la licenciatura, al otro lado de la avenida
conducía Carlos otro joven universitario que manejaba a exceso de
velocidad, él iba con sus amigos rumbo a una fiesta de graduación,
uno de sus amigos que conducía un automóvil junto a ellos comenzó
a retarlo en la avenida principal, sus amigos le decían que acelerara
más, que no se dejará intimidar y que demostrara la velocidad de su
automóvil.
El destino los cruzó, Carlos conducía su vehículo a más de 120
kilómetros por hora y sin más, se apareció el vehículo de Luis y
se estrellaron, Luis falleció de manera instantánea, mientras que
Carlos fue trasladado al hospital gravemente herido junto con sus
amigos.
Inició el proceso penal, se abrió la carpeta de investigación por
el delito de homicidio culposo y el agente del Ministerio Público
comenzó a recabar las pruebas pertinentes para llevar el caso a
Juicio.
La madre de Luis fue la primera en revisar la carpeta, cuando
vio el expediente, leyó las declaraciones de los muchachos y se dio
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 85

cuenta que su hijo murió a causa de una tontería, de un juego de mu-


chachos que creían que no pasaría nada. Ahora su hijo está muerto
por una imprudencia de otro joven de su misma edad, la madre de
Luis en ese momento no pensaba en otra cosa más que en la cárcel
para Carlos.
Días después la madre de Luis acude a la agencia del Ministerio
Público para validar cuando será la audiencia ante el Juez y se perca-
ta que ahí está la madre de Carlos, ella aún estaba llena de rabia, el
agente de ministerio público le comentó que la audiencia aún no po-
día llevarse a cabo por el estado de salud de Carlos, los informes del
hospital advertían que Carlos estaba muy grave y que su pronóstico
de sobrevivir estaba reservado.
La madre de Carlos se acercó a ella y llorando le pidió una discul-
pa por parte de su hijo, le comentó que le pagarían todo el dinero de
la indemnización, que solo tienen una parte del dinero, pero le pidió
de favor por lo pronto de pudiera aceptar una parte pues requiere de
una fuerte cantidad de dinero para poder pagar al hospital las opera-
ciones que requiere su hijo e internar salvarle la vida. Ella le comentó
su historia, que provienen de una familia humilde y el vehículo que
conducía Carlos no tenía seguro. La madre de Luis le dijo que no le
importaba, que ella continuaría con el juicio hasta las últimas conse-
cuencias.
Al llegar a su casa la mamá de Luis habló con su esposo y le co-
mentó lo sucedido y hablaron de la muerte de su hijo, ellos son de
una familia pudiente y coinciden en que ninguna cantidad de dinero
le regresará a su hijo.
En la sesión de mediación, luego de hablar cada una de las madres
de sus intereses y necesidades, la madre de Luis, el muchacho que fa-
lleció, aceptó recibir únicamente la cantidad de veinte mil pesos como
pago total de la indemnización por muerte producto del accidente vial,
ellas hablaron y fueron empáticas durante las sesiones de mediación,
ambas lloraron y concluyeron con el acuerdo reparatorio en donde se
tuvo que establecer una cláusula aclaratoria que argumentaba porqué
la parte ofendida únicamente estaba recibiendo la cantidad de veinte
mil pesos pues es claro que en la audiencia ante el Juez de Control se
iba a desechar este acuerdo por no haber proporcionalidad.
86 Jesús España Lozano

4.3.2. Caso práctico de homicidio culposo donde sí se recibe


cantidad económica por indemnización
Este segundo caso trata de otro homicidio por culpa, todo comenzó
el viernes por la mañana cuando la Sra. Margarita preparaba el desayu-
no para su esposo que se disponía a ir a trabajar y ya estando desayu-
nando Don Fermín quien es mecánico y tiene su taller cerca de su casa,
le dijo a su esposa doña Margarita que se sentía cansado y que tenía
ganas de regresarse de su trabajo temprano para ponerse a descansar, le
dijo que le gustaría llegar y ponerse a ver películas con su viejita, ellos
se despidieron y doña margarita continuó con los quehaceres del hogar.
Más tarde comenzó a oscurecer y doña margarita recordó las pa-
labras de su esposo que le había dicho que regresaría temprano, pero
ya era tarde y él no llegaba, ella comenzó a sospechar algo, supuso
que algo anda mal pues ya se empezaba a hacer más tarde, vio el ca-
lendario y se dio cuenta de que era viernes de quincena. Cansada de
haberlo esperado por algunas horas concluyó, cómo fui tan ingenua
en pensar que regresaría temprano, seguro se quedó con los mecáni-
cos a emborracharse, me voy a dormir, cansada de haberlo esperado
por algunas horas.
Cerca de la media noche timbró el teléfono de su casa y ella con-
testó, preguntaron por familiares del señor Fermín, ella se extrañó y le
dijo a la operadora que habla su esposa, entonces le dan una noticia
que la paralizó. Sra. Su esposo fue atropellado alrededor de las 6 de
la tarde nos lo trajeron al hospital y lamentablemente ya no se pudo
hacer nada y acaba de fallecer.
Doña Margarita quedó petrificada luego de escuchar una noticia
por demás impactante, su esposo había muerto. A continuación, a
llevar el proceso penal por el delito de homicidio culposo.
Al día siguiente del suceso ya me habían turnado de carácter ur-
gente el asunto para mediación puesto que el imputado estaba dete-
nido en las celdas de seguridad pública91, pero ambas partes tenían la
intención de llegar a un acuerdo reparatorio.

91
Actualmente la legislación no permite realizar acuerdos reparatorios con perso-
nas detenidas, este caso práctico se efectuó en el 2014 cuando si se podía realizar
las mediaciones con detenidos.
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 87

Una vez que platicamos en las sesiones previas de mediación, doña


Margarita comentó que sólo quería que le dieran dieciocho mil pesos
para los gastos funerarios de su marido y que ya no deseaba saber
más de trámites.
Una persona de confianza de la señora que evidentemente no era
abogada le recomendaba que solicitara la cantidad de treinta mil pe-
sos, como tratando de buscar un mejor pago.
Posteriormente tuve una sesión privada con el representante legal
del imputado que es también ajustador de la compañía de seguros. Él
dijo que había realizado algunas llamadas a su compañía y finalmente
le habían autorizado un cheque a favor de la viuda. La indemnización
en ese momento de acuerdo al Código Procesal Penal del Estado de
Nuevo León oscilaba en el millón de pesos como pago de indemniza-
ción a un deudo en este tipo de casos. La compañía autorizó un pago
de ochocientos cincuenta mil pesos, el abogado me comentó que si
quería que lo comentara con la señora Margarita para ver si estaba
de acuerdo y en su caso proceder a su elaboración en el entendido de
que como era fin de semana y tenía que pasar por algunas firmas, su
cheque estaría listo y endosado a su nombre en el transcurso de la
semana siguiente.
Regresé a hablar en privado con la señora Margarita quien no
dejaba de llorar desconsolada, con el sufrimiento y sin poder des-
ahogarse por estar ventilando estas cuestiones legales. Finalmente le
comenté que ya tenía una propuesta por parte de la aseguradora y
le dije que el abogado ya tenía una primera oferta para negociarla,
esto porque la señora había deseado que se llevaran las sesiones por
separado.
Entonces le comenté a la señora Margarita que el ofrecimiento de
la aseguradora era de ochocientos cincuenta mil pesos, ella llorando
con la cabeza agachada la levanta rápido y dice eh, cómo dijo, le
repito que la cantidad que está ofreciendo el abogado como indemni-
zación y gastos funerarios para su esposo es de ochocientos cincuenta
mil pesos en un cheque que se le estaría entregando la próxima se-
mana, y entonces sin saber de dónde, se empieza a dibujar un nuevo
semblante en el rostro de la señora margarita y con una sonrisa me
dijo si dónde firmamos.
88 Jesús España Lozano

4.4. LA ESENCIA DE LA REPARACIÓN DEL DAÑO EN


UN ACUERDO REPARATORIO
En los dos casos prácticos comentados con antelación se puede
advertir que en ambos casos por ley les corresponde a los deudos de
las víctimas una cantidad económica que está previamente determi-
nada tanto por el código penal de cada Estado y por la Ley Federal de
Trabajo que regula los montos de indemnización. En las sesiones de
mediación lo que se hace es que se trata de acordar la cantidad más
aproximada a la que marca la ley.
Pero como hemos visto en ocasiones la reparación del daño se
vuelve subjetiva, es decir las cantidades de dinero que pueda marcar
la legislación como una obligación de pago puede pasar a segundo
término, la ley es muy clara al establecer que se debe reparar el daño,
pero el daño no siempre es material en ocasiones es de corte moral.
En los casos de homicidios culposos o en algunos otros delitos
en los que el plan de reparación sea una cantidad significativa y la
parte afectada está dispuesta a aceptar una cantidad mucho menor
que la que le corresponde, es importante que se agregue al acuerdo
una cláusula que establezca que la persona está de acuerdo en recibir
únicamente determinada cantidad por concepto de la reparación del
daño, no obstante que sabe y que se le ha informado por parte del
agente del Ministerio Público que por ley le corresponde una canti-
dad mucho mayor, pero que es su libre deseo, y sin que obre coacción
de ningún tipo en su contra, recibir únicamente esa cantidad, por así
convenir a sus intereses.
Esto es muy importante porque recordemos que por ley el Juez de
Control y en su caso el AMP deberán revisar que los acuerdos repa-
ratorios sean proporcionales al daño causado y si el Juez de control
o el AMP advierten que la víctima o el ofendido está recibiendo una
cantidad menor podría cuestionar o en su caso desechar el acuerdo
reparatorio y no sería aprobado. Y con esta cláusula adicional cui-
damos que el acuerdo reparatorio no vaya a ser susceptible de esa
observación por parte del juez de control o el AMP.
Volviendo al tema de la subjetividad de la reparación de daño creo
que es una de las cuestiones que enaltecen a la mediación y que ha
hecho que tenga tanta aceptación dentro del nuevo sistema de justicia
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 89

penal y es que precisamente es en mediación en donde se pueden acor-


dar situaciones que en un juicio sería imposible, es decir, la media-
ción goza de los parámetros flexibles y necesarios para que las partes
puedan acordar infinidad de cosas ya sean materiales o meramente
morales.
Como en el primero de estos casos de homicidios culposos, la par-
te ofendida se dio por satisfecha con la cantidad de veinte mil pesos,
pero no por la simple cantidad económica sino porque para este caso
en particular para ella fue más valioso hablar en privado con la madre
del imputado que estaba desfalleciendo en el hospital y tener ese espa-
cio para decir cosas que en una audiencia en un juzgado difícilmente
pudieron haberse dicho.
Por ello en toda mediación, el facilitador no debe estar limitado
ante el cúmulo de opciones que pudieran dar las partes dentro de una
sesión de mediación, pues al final de la misma imperará la voluntad
de las partes para que queden realmente satisfechos en cuanto a la
reparación del daño.
Dentro de un acuerdo reparatorio se puede concebir un pago eco-
nómico, alguna cuestión material, reparación, compostura etc., pero
también se puede acordar un respeto, una omisión de determinada
molestia en particular. En la mediación que para tal efecto se lleve las
partes pueden abrir más su conversación a un estadio de confianza
e intimidad atendiendo a la confidencialidad que brinda el procedi-
miento y que da a las partes la posibilidad de estar en un escenario
seguro en que pueden expresar, con respeto lo que sienten y lo que
han pensado de la situación que los ha llevado hasta ese conflicto.
Gracias a la mediación los acuerdos reparatorios no tienen que
forzosamente terminar en un pago, la reparación del daño puede ser
económica, material o simbólica, y cuando hablamos de la tercera nos
referimos a las disculpas, por ejemplo una disculpa pública que pueda
ofrecer el imputado a su víctima o a sus familiares, pero me queda
claro que ese tipo de reparaciones tendría que ser a través de una
mediación y no mediante una sentencia, no sería lógico ni prudente,
así que la mediación se torna como el camino adecuado para alcanzar
este tipo de acuerdos.
La mediación brinda además ese espacio a las partes para que pue-
dan arrancar de raíz el conflicto que los tiene inmersos, existen mu-
90 Jesús España Lozano

chas sentencias dictadas por jueces que están sin cumplir, es evidente
que la sola resolución e imposición coercitiva de un juez no garantiza
el cumplimiento de un mandato judicial, implica que la persona este
convencida de querer hacerlo, de otra manera, buscara todos los me-
dios posibles, las vías legales necesarias para no dar cumplimiento a
lo ordenado por el juez.
Con esto no digo que las sentencias no sean importantes, pues
yo desearía que los acuerdos reparatorios tuvieran carácter de cosa
juzgada como en la materia civil, me refiero a que la mediación goza
de ese principio que es la voluntad de las partes que empuja a los in-
tervinientes a participar en un proceso totalmente libres de coacción
lo que hace que una vez que llegan al acuerdo es más fácil que lo
cumplan pues su voluntad está implícita en el acuerdo reparatorio y
se han obligado de manera consiente y sin que nadie los obligue.
Capítulo 5
El procedimiento de la mediacion penal para
alcanzar un acuerdo reparatorio

5.1. LA MEDIACIÓN COMO VÍA PARA EL ACUERDO


REPARATORIO
Históricamente en el derecho penal nuestra sociedad mexicana se
ha acostumbrado a esperar a que un tercero imponga la solución de
los conflictos a través de una sentencia, esto deberá irse erradicando
poco a poco y no porque los juzgadores no sean importantes para el
sistema de justicia penal, al contrario, son de suma importancia, me
refiero a que las personas en determinados delitos y circunstancias
deben aprovechar la potestad que tienen para echar mano de los me-
canismos alternativos de solución de controversias, específicamente
de la mediación y con ello solucionar ellos mismos sus conflictos sin
la necesidad de que otra persona decida por ellos.
Esto es para el nuevo sistema de justicia penal una oportunidad
muy grande para evitar el cumulo de asuntos que no son de alto im-
pacto o de relevancia social. Los ciudadanos deben tomar la inicia-
tiva y con el apoyo de las autoridades correspondientes dar fin a las
carpetas de denuncia con las sesiones de mediación. Se debe fomentar
en gran medida los acuerdos reparatorios como solución alterna al
juicio.
En este apartado voy a precisar cuál es el proceso no de la me-
diación, sino del proceso que tienen que realizar invariablemente
los OEMASC de las Procuradurías / Fiscalías de la república mexi-
cana, luego de que se aprobara el Modelo Homologado del uso de
Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias en materia
Penal el pasado mes de octubre del 2017 que obliga a todas las Pro-
curadurías y Fiscalías a implementarlo y en su caso adoptarlo para
llevarlo a cabo.
92 Jesús España Lozano

5.2. EL PROCEDIMIENTO PARA EL USO DE MASC EN


EL ACUERDO REPARATORIO
A continuación, se hace una descripción de los 37 pasos del pro-
cedimiento para el uso de MASC en el acuerdo reparatorio92, que
forma parte del Modelo homologado de Mecanismos Alternativos de
Solución de Controversias en Materia Penal y Unidades de Atención
Temprana.

1. El titular del OEMASC Recibe el caso y lo turna al facilitador


Una vez que el AMP o bien el Juez de Control, ha invitado a las
partes a que solucionen su asunto a través de un acuerdo reparatorio
y éstos lo han aceptado de manera voluntaria, se enviará el asunto a
la Dirección del OEMASC donde el titular lo enviará al facilitador de
la Procuraduría o Fiscalía en turno.

2. El facilitador recibe, examina el caso y determina si es susceptible


de resolverse a través de un acuerdo reparatorio
El facilitador tendrá que validar respecto de la procedencia del
mismo y tendrá que determinar si el caso es susceptible de la salida
alterna requerida, sea acuerdo reparatorio o suspensión condicional
del proceso.

3. Se determina si el caso es susceptible de resolverse a través de un


acuerdo reparatorio
Para validar la procedencia del asunto, el facilitador deberá remi-
tirse al artículo 187 del CNPP y en caso de improcedencia al artícu-
lo 12 de la LNMASC. El facilitador para tomar en consideración la
procedencia del asunto además de lo establecido en el numeral antes
citado, deberá tomar en consideración lo siguiente:

92
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, http://secre-
tariadoejecutivo.gob.mx/SJP/Procedimiento%20MASC-Acuerdo%20Reparato-
rio%2021-11-2017.pdf (3 de agosto de 2017).
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 93

• La voluntad de los intervinientes,


• Que se cuente con el domicilio o teléfono del imputado,
• Que se cuente con el nombre completo del imputado,
• Que la víctima esté en condiciones de negociar,
• La igualdad y equidad entre los intervinientes.

4. El facilitador verifica en el RNMASC si el imputado puede reali-


zar un AR
Existe una base nacional donde se registran todos los acuerdos
reparatorios firmados en toda la república mexicana, con la intención
de llevar un control de los imputados que ya han gozado de este be-
neficio para evitar que no puedan a volver a suscribir otro acuerdo re-
paratorio, ya sea en el mismo Estado o en otro. Esto muy importante
para nuestro sistema de justicia puesto que, si no se capturan bien los
datos en el Registro Nacional de MASC, se corre el riesgo de que un
imputado firme más de un acuerdo reparatorio por un delito doloso
y entonces además de estar reincidiendo está utilizando una solución
alterna que no le corresponde.

5. Puede el imputado realizar un AR


Luego de validar que el nombre del imputado no se encuentra re-
gistrado en el RNMASC, el facilitador debe abrir y capturar el expe-
diente del caso y proceder a su captura en registro nacional (10) y en
caso de que se detecte que el imputado ya había firmado un acuerdo
reparatorio por la comisión de un delito doloso, el facilitador deberá
comunicar al remitente, ya sea el AMP o el Juez de Control la negati-
va del caso (6) y en su caso se le podrá ofrecer al imputado que solu-
cione su asunto a través de una suspensión condicional del proceso,
de lo contrario tendrá que ir a juicio.
Para el caso en que el facilitador devuelve el asunto ya sea porque
no es procedente para acuerdo reparatorio o bien porque se cuente
con el antecedente de que el imputado ya había firmado un AR, cabe
la posibilidad de que el remitente ya sea el AMP o el Juez de Control
solicite reconsideración de la negativa de admisión (7), en este supues-
to si no se realiza tal reconsideración se termina el procedimiento,
94 Jesús España Lozano

en caso de que, si se realice una reconsideración de la negativa de


admisión, surge la siguiente pregunta: ¿Se reconsideró y determinó la
procedencia del MASC? (8), en este caso si no se da la reconsidera-
ción el facilitador debe registrar la conclusión del procedimiento de
la solicitud de reconsideración y envía el caso al remitente (9) dando
fin al procedimiento. Si todo está en orden y no existe registro de que
el imputado haya firmado otro acuerdo reparatorio en algún delito
doloso se continúa con el procedimiento.

11. El facilitador agenda la cita para la sesión de MASC


Para la agenda y entrega de las invitaciones para mediación, el
facilitador debe llevar un buen registro y tener mucha comunicación
con el invitador para que pueda tener la evidencia física de las mismas
y tener la certeza de saber la invitación se entregó o no para que en
caso de inasistencia, se pueda tomar una mejor decisión para agotar
o no una segunda cita.

12. El facilitador realiza la invitación dentro de los 5 días hábiles si-


guientes al registro del expediente del caso
El artículo 14 de la LNMASC establece que la invitación al reque-
rido se realizará dentro de los cinco días hábiles siguientes contados
a partir de la fecha del registro del expediente del caso, por cualquier
medio que asegure la transmisión de la información en los términos
de la legislación procedimental penal aplicable y señala que la invi-
tación se hará preferentemente de manera personal. Cuando el faci-
litador tiene el primer contacto con la víctima deberá de asegurarse
de obtener la mayor cantidad de información relativa al domicilio del
imputado para que el invitador sea más efectivo en la entrega de las
invitaciones y se pueda realizar la sesión de mediación. Actualmente
uno de los grandes retos de los órganos de MASC es precisamente
aumentar la asistencia de los imputados a las sesiones de mediación.

13. El notificador entrega la invitación a los intervinientes


Es importante capacitar a los invitadores y concientizarlos de la
importancia de que se informe detalladamente al invitado de los al-
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 95

cances legales, ventajas y beneficios del acuerdo reparatorio, pues la


efectividad de los facilitadores recae en que los intervinientes acudan
a las sesiones de mediación, de lo contrario, la inasistencia les produce
números negativos. El invitador es parte fundamental de los procesos
de mediación y si ellos no hacen bien su trabajo, difícilmente se po-
drán obtener resultados favorables.

14. El facilitador prepara y analiza el caso para la sesión de MASC


Una vez que el facilitador tiene el asunto y ha citado a las par-
tes para la mediación, debe validar las características del asunto, por
ejemplo, si se trata de un delito culposo puede emplear preferiblemen-
te una conciliación, en cambio si se trata de un delito doloso podría
utilizar preferiblemente la mediación, incluso proponer una junta res-
taurativa en los casos en los que considere que este método alterno
ayudará a resolver el conflicto de fondo que dio origen al delito. El
facilitador debe leer la carpeta de denuncia para conocer los hechos
que reclama la víctima, no para hacer un prejuzgamiento del imputa-
do, sino para tener un panorama amplio de los hechos.

15. El facilitador verifica si acuden los intervinientes a la sesión de


MASC
A este paso le sigue la siguiente interrogante: ¿Acuden los intervi-
nientes a la sesión de MASC? (16). En los casos en los que acude uno
solo de los intervinientes, el facilitador debe indagar si es su deseo ago-
tar una segunda cita de mediación y si es el imputado el que asiste a la
cita, debe aprovechar para explicarle el motivo de la invitación y hacer-
le de su conocimiento de la denuncia que han presentado en su contra.

17. El facilitador registra la ausencia de los intervinientes en el RN-


MASC
La captura de las ausencias debe formar parte de la carpeta de
denuncia para que conste la evidencia por escrito ya que en algunas
ocasiones una vez que el asunto está en una etapa más avanzada, las
partes alegan que nunca fueron notificados para llevar a cabo un pro-
ceso de mediación.
96 Jesús España Lozano

18. El facilitador verifica si procede una nueva invitación


El facilitador debe indagar si procede una nueva invitación (19)
En caso de que la parte asistente, ya sea la víctima o imputado, haya
aceptado una segunda cita, se le notificará desde ese momento de la
nueva fecha de medición, enviando de nueva cuenta la invitación (11)
a la persona que faltó, para llevar a cabo la sesión de MASC.
En caso de que acuda el imputado y la víctima no y en ese mo-
mento el imputado manifieste que no es su deseo agotar una solución
alterna y que no le interesa llegar a un acuerdo con su denunciante se
dará por terminado el procedimiento de mediación correspondiente
atendiendo a la negativa de participar del imputado y se le hará saber
a la víctima, dejando a salvo sus derechos para que continúe con el
proceso de investigación correspondiente, en este caso el facilitador
debe registrar la conclusión del procedimiento y enviar el caso al re-
mitente (29).
En caso de que acudan los intervinientes a la sesión de MASC,
el facilitador debe considerar si es necesario llevar a cabo sesiones
preliminares (20), en el entendido de que el facilitador podrá utilizar
la mediación, la conciliación o la junta restaurativa como método
alterno para alcanzar el acuerdo reparatorio.

21. El facilitador realiza sesiones preliminares


Cuando las dos partes acuden a la sesión de mediación, el facili-
tador debe dar una introducción a las partes que consiste en expli-
carles en qué consiste la mediación y cuáles serán los alcances lega-
les en caso de llegar a un acuerdo reparatorio, esta etapa se llama
pre mediación o sesiones preliminares. En esta etapa el facilitador
informa a los intervinientes las ventajas y beneficios que obtendrán
en caso de llegar a un acuerdo, así como los principios que rigen a
la mediación.
En mi opinión, no es conveniente dar lectura integra de la denun-
cia cuando las partes están en sesión conjunta, pues resulta incómodo
para los imputados sobre todo porque en algunas ocasiones el de-
nunciante sólo relata una parte de los hechos o bien los cuenta desde
su perspectiva. Debe realizarse la lectura de la denuncia al imputado
para que éste este informado de los hechos que se le imputan y pueda
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 97

entonces solicitar su debida asesoría legal, pero es recomendable que


esto sea en privado sin la presencia del denunciante.

22. El facilitador verifica si los intervinientes desean someterse al


MASC
Si una vez que se les ha explicado a las partes tanto los beneficios
de participar en el MASC, así como de los alcances legales que aca-
rrea el acuerdo reparatorio y éstos no desean someterse a la solución
alterna, el facilitador deberá registrar la conclusión del procedimiento
y enviar el caso al remitente (29).
A continuación, surge la siguiente pregunta: ¿Los intervinientes
aceptan someterse a MASC? (23)

24. El facilitador registra por escrito la aceptación de los intervinien-


tes de someterse al MASC y captura en el RNMASC
En un documento del órgano el facilitador deberá establecer que
los intervinientes han aceptado participar en el método alterno de
manera voluntaria y sin que obre coacción de por medio, en ese
documento se establecen los principios de los MASC, recalcándose
que el procedimiento se llevará a cabo con absoluta confidenciali-
dad, de tal suerte que el facilitador ni siquiera podrá ser llamado
a juicio para atestiguar lo que se haya dicho dentro de la sesión de
mediación.

25. El facilitador realiza la sesión de MASC


Una vez que las partes han decidido participar en el mecanismo
alterno que el facilitador les haya propuesto, debe realizar el discurso
inicial de apertura, este discurso es el punto de partida del proceso de
mediación, en esta parte del proceso las partes toman conciencia de
los compromisos que harán de adquirir durante el mismo, así como
la manera en que se desarrollará el procedimiento hasta llegar a la
posible firma del acuerdo reparatorio.
El facilitador en esta etapa debe mostrar liderazgo para poder guiar
el proceso en buenos términos y poder ser el enlace de su comunica-
ción, debe prevenir a las partes para conminarlos a que se conduzcan
98 Jesús España Lozano

con respeto y advertirles que en caso de que se falten al respeto a ellos


o al mismo facilitador dará por terminada la sesión de mediación.
También en esta parte el facilitador debe mencionarles que en caso
de ser necesario podrá hacer reuniones en privado con cada una de las
partes a fin de retomar algunos puntos claves de los hechos que hayan
narrado. En caso de no mencionar esto en el discurso inicial, corre el
riesgo de que, al momento de hacer una sesión privada, los intervi-
nientes puedan malinterpretar que el facilitador está poniéndose de
acuerdo con alguna de las partes.
No hay una forma establecida de decir el discurso inicial, cada
facilitador tiene su estilo o su forma de ser; sin embargo, lo verdadera-
mente importante es que se cumpla con la intención del discurso que
es establecer los lineamientos sobre los cuales versará el proceso de
mediación, mencionar los principios y los alcances legales del acuerdo
reparatorio que en su caso se alcance.
En los casos en los que los intervinientes cuenten con abogados
particulares, el facilitador deberá considerar que tan importante es
que participen en las sesiones de mediación. Tratándose de asuntos
viales, resulta determinante pues en los casos de abogados de compa-
ñías de seguros, son quienes terminan por dar la solución a los pro-
blemas, es decir, son ellos quienes proporcionan a los afectados, los
pases de atención médica, reparación de vehículos a diversos talleres,
etc. por lo que en estos casos son muy relevantes sus participaciones.
Sin embargo, en otros delitos dolosos, como por ejemplo amena-
zas, injurias, difamación etc., es más propicio que las partes actúen
solas junto con el facilitador para que tengan oportunidad de platicar
abiertamente respecto de la situación del conflicto y de las formas en
las que podrán solucionarlo, sin hacer alarde de las complicaciones le-
gales que ello implica, es decir, dejando al margen las consideraciones
legales y enfocándose en los resultados o soluciones que ellos even-
tualmente pueden proporcionar sin que obre de por medio ninguna
resolución judicial.

26. ¿Los intervinientes llegan a un acuerdo?


Una vez que se llevó a cabo el MASC para intentar llegar a un
acuerdo reparatorio y por alguna razón los intervinientes no pudieron
La mediación en el Derecho penal. Teoría, legislación y práctica 99

firmar el acuerdo, antes de dar por concluido el asunto y devolverlo al


remitente, el facilitador debe verificar con los intervinientes si desean
realizar otra sesión de MASC (27), motivándolos para que no pierdan
la oportunidad de concluir el asunto, en muchas ocasiones, los inter-
vinientes no desean llegar a acuerdos en la primer sesión de mediación
porque están molestos por la comisión del delito que sufrieron y en
otras ocasiones no logran acordar en virtud de que no cuentan con los
presupuestos o las cotizaciones necesarias para poder establecer una
cantidad específica como reparación del daño, por ello es importante
que el facilitador invite a las partes a que agoten en días posteriores
una nueva sesión de mediación.
En caso de que los intervinientes sigan en su postura de no agotar
una segunda sesión de mediación, el facilitador tendrá que registrar la
conclusión del procedimiento y enviar el caso al remitente (29). Pero
si las partes consideran que es necesario agotar una segunda cita para
tratar de llegar al acuerdo, el facilitador agendará la cita de la nueva
sesión (30) y en ese momento les notificará de la nueva fecha.

31. El facilitador redacta el acuerdo reparatorio


El acuerdo reparatorio debe contener cláusulas bien redactadas,
que no den lugar a dudas en la forma en que habrá de realizarse la re-
paración de daño, puntualizando cómo, dónde y cuándo se habrá de
dar el cumplimiento. Se recomienda que a los acuerdos reparatorios
siempre se establezca la temporalidad de los mismos, para que el área
de seguimiento pueda determinar las fechas de terminación de los
acuerdos, no obstante que el CNPP establece que en caso de que no
establezca la fecha se entenderá que el acuerdo será de un año.

32. El licenciado en derecho valida el acuerdo


Ante el entorno multidisciplinario de los MASC, no todos los fa-
cilitadores son abogados, algunos son psicólogos, criminólogos y/o
trabajadores sociales, por ello resulta importante que el acuerdo re-
paratorio luego de que es firmado por los intervinientes sea validado
por un licenciado en Derecho que no será el facilitador o el AMP, sino
otra persona adscrita al OEMASC, que validará que efectivamente
100 Jesús España Lozano

las cláusulas del acuerdo reparatorio sean viables y de posible cum-


plimiento.

33. El licenciado en derecho envía el acuerdo al remitente para su


aprobación
Una vez que se ha validado el acuerdo reparatorio por el licenciado
en derecho, éste deberá enviar el asunto al AMP o al Juez de Control,
según sea el caso, algunas fiscalías como Coahuila tienen AMP ads-
critos al OEMASC que facilitan esta operación ya que ellos mismos
fungen como el licenciado en derecho y también como el AMP, pero
que no es el mismo que levantó la denuncia.
En consecuencia, de lo anterior surge la siguiente pregunta: ¿El
AMP remitente aprobó el acuerdo? (34), en caso de que el AMP no
apruebe el acuerdo reparatorio, el facilitador informa a los intervi-
nientes (35), de la cual surge un cuestionamiento: ¿Las partes aceptan
que se derive el caso nuevamente al órgano MASC? (36), en caso de
que los intervinientes si acepten que se genere de nuevo una sesión
de mediación, el facilitador proporcionará una nueva fecha para mo-
dificar el acuerdo reparatorio y que en su caso sea aprobado por el
remitente, ahora bien, si las partes ya no desean agotar una segunda
sesión de mediación el asunto ya no regresará con el facilitador y se
continuará con la investigación de la carpeta sin que lo manifestado
en el acuerdo reparatorio tenga una consecuencia en la investigación.
En el supuesto de que el remitente si aprobó el acuerdo reparato-
rio, el facilitador debe registrar el acuerdo en el RNMASC (37).
Luego de que el facilitador ha capturado el asunto en la base na-
cional, debe remitir el acuerdo reparatorio al analista del área de re-
gistro y seguimiento de acuerdo reparatorio para que se le dé puntual
seguimiento al acuerdo y en caso de cumplimiento se dicte la extin-
ción de la acción penal en favor del imputado o bien se reactive el
asunto para que se continúe con la investigación correspondiente en
caso de incumplimiento.
Bibliografía

AGUILAR LÓPEZ, Miguel Ángel, “El delito y la responsabilidad penal, teoría


jurisprudencia y práctica” Editorial Porrúa, México, 2015.
AMUCHATEGUI REQUENA, Griselda, “Derecho penal, cuarta edición” Edito-
rial Oxford, México, 2012.
ARILLA BAS, Fernando, “El procedimiento penal en México” Editores Mexica-
nos Unidos. Cuarta edición, México, 1963.
BRANDONI, Florencia en: Aréchaga Patricia, Brandoni, Florencia y Risolía Ma-
tilde (comps), “La trama de papel, sobre el proceso de mediación, los conflic-
tos y la mediación penal” Editorial Galerna, Argentina, 2005.
CALDERÓN CEREZO, A.; CHOCLÁN MONTALVO, J.A. “Derecho penal, to-
mo I parte general”, Editorial Bosh, Barcelona, 1999
CAMPOS PIÑA, Gabriel en: Badillo Ramón, Reyes Rosa María, Campos Gabriel
(Coordinadores) “Los Métodos Alternos de Solución de Conflictos y la Justi-
cia Penal”, Editorial UANL, México, 2014.
CASARJIAN, Robín, “Perdonar” Editorial Urano, Barcelona, 1992.
CORREAS, Oscar, “El pluralismo jurídico, un desafío al estado contemporáneo”,
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales UNAM, Número 168, Mé-
xico, 1997.
CUENCA, Carlos “Manual de derecho procesal penal” Editorial Porrúa, México,
2015.
DE LA CRUZ, Leopoldo, “El término constitucional y la probable responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004.
DE LAS HERAS, Manuel., “Jurisdicción, ADR´s y derecho civil”, Editorial Coor-
dinación editorial Poder Judicial del Estado de Nuevo León, México, 2014.
DEL PALACIO, Alejandro, “Del estado de derecho al derecho del estado”, Edito-
ra y distribuidora Leega, México, 1988.
DEL VAL, Teresa, “Gestión del conflicto penal”, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2012.
DÍAZ, Nohemí, “La mediación en el sistema de justicia penal: justicia restaurati-
va en México y España” Editorial UNAM, México, 2013.
FISAS, Vicenç, “Cultura de paz y gestión de conflictos” Editorial Icaria, Barcelo-
na, 2001.
FONDEVILA, Gustavo, “Estudio de Percepción de Usuarios del Servicio de Ad-
ministración de Justicia familiar en el Distrito Federal No 14”. Colección
Documentos de Trabajo CIDE, México, 2006.
GALINDO, Pedro. “Indicadores Subjetivos. Estudios, Calificaciones de Riesgo
y Encuestas de Percepción Pública sobre los Sistemas de Justicia. Resultados
Recientes para las Américas”. Revista Sistemas Judiciales, Centro de Estudios
de Justicia de las Américas, CEJA, Instituto de Estudios Comparados en Cien-
cias Penales y Sociales, INECIP, 2003.
GARCÍA RAMÍREZ, Sergio, “Derecho penal” Editorial Porrúa, México, 2015.
102 Bibliografía

GARCÍA, Guadalupe Leticia, “Derecho ejecutivo penal” Editorial Porrúa, Méxi-


co, 2005.
GARCÍA, Sergio, “Proceso penal y Derechos Humanos” Editorial Porrúa, Méxi-
co, 1998.
GÓMEZ DE LIAÑO GONZÁLEZ, Fernando, “El proceso penal, tratamiento
jurisprudencial”, Editorial Fórum, S.A. Oviedo, España, 1997.
HERNÁNDEZ PLIEGO, Julio Antonio, “El proceso penal mexicano” Editorial
Porrúa, México, 2002.
ISLAS DE GONZÁLEZ MARISCAL, Olga, “Análisis lógico de los delitos contra
la vida y la integridad corporal”. (2ª ed.) México,1985.
JIMÉNEZ, Javier, “Los elementos del delito, conducta, ausencia de conducta”
Editorial, Ángel Editor, México, 2009.
KELSEN, Hans, “Teoría general del derecho y del estado”, UNAM, México,
1988.
MORENO, Everardo, “El nuevo proceso penal en México y el Código Nacional
de Procedimientos Penales” Editorial Porrúa, México, 2014.
MUÑOZ CONDE, Francisco, “Teoría general del delito”, Tirant lo Blanch, Va-
lencia, 1991.
MUÑOZ CONDE, Francisco, GARCÍA ARÁN, Mercedes, “Derecho Penal”,
Parte general. Tirant lo Blanch, Valencia, 1993.
NEUMAN, Elías, “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Editorial Po-
rrúa, México, 2005.
NEUMAN, Elías., “La mediación penal y la justicia restaurativa”, Editorial Po-
rrúa, México, 2005.
NÚÑEZ DE ARCO, Jorge, “Victimología y violencia criminal, un enfoque cri-
minológico y psicológico”, Academia Boliviana de Ciencias Jurídico Penales,
Bolivia, 2010.
ORONOZ SANTANA, Carlos, “Manual de Derecho procesal Penal” Editorial
Limusa, Tercera Edición, México.
OSORIO Y NIETO, Cesar Augusto, “La averiguación previa” Editorial Porrúa,
México, 1981.
PAVÓN VASCONCELOS, Francisco, “Manual de derecho penal mexicano”,
Editorial Porrúa, México, 2004.
PERDIGUERO, Eduardo.” Mediación, conciliación y arbitraje en el Derecho la-
boral”, Cuadernos de Derecho Judicial, No. 27, España, 1995.
PORTE PETIT, Celestino, “Apuntamientos de la parte general de derecho penal
I” Editorial Porrúa, México, 2012.
PRATT, Carla, “Curso básico sobre sistema penal acusatorio”, Editorial Centro
de Estudios Jurídicos Carbonell A.C., México, 2016.
REDORTA, Josep, “Entender el conflicto, la forma como herramienta” Editorial
Paidós, Barcelona, 2007.
REDORTA, Josep, “Gestión de Conflictos, lo que necesita saber” Editorial UOC,
Barcelona, 2011.
RIVERA SILVA, Manuel, “El procedimiento penal”, Editorial Porrúa, México,
1997.
Bibliografía 103

RIVERO, Irma, “El nuevo sistema de justicia penal acusatorio, desde la perspec-
tiva constitucional”, Consejo de la Judicatura Federal, Poder Judicial de la
Federación, México, 2011.
ROXIN, Claus: Teoría del Tipo Penal, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1979.
SALAS, Gustavo, “El sistema penal mexicano, Estado, Justicia y Política crimi-
nal” Editorial Porrúa, México, 2002.
UROSA RAMÍREZ, Gerardo Armando, “El cuerpo del delito y la responsabili-
dad penal” Editorial Porrúa, México, 2004.
ZAFFARONI, E.R, “Derecho Penal. Parte general” 2da Edición, Editorial EDIAR,
Buenos Aires. 2002.

LEGISLACIÓN
– Código Nacional de Procedimientos Penales
– Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
– Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias
en Materia Penal

PÁGINAS WEB
– Guía de bolsillo, sistema penal acusatorio http://www.reformapenalslp.
gob.mx/uploads/GUIA%20DE%20BOLSILLO.pdf, (14-diciembre de
2017)
– Nuevo sistema de Justicia Penal Baja California http://www.pjbc.gob.mx/
NSJP.html (7 de noviembre de 2017)
– Consejo de la Judicatura Federal, Nuevo Sistema de Justicia Penal, http://
www.cjf.gob.mx/reformas/ (22 de octubre de 2017)
– Justicia Penal de Guanajuato, http://www.justiciapenalguanajuato.gob.
mx/index.php/preguntas-frecuentes-menu/7-que-ventajas-tiene-el-nuevo-
sistema-justicia-penal (8 de agosto de 2017).
– ¿Qué es el Derecho Penal? http://v880.derecho.unam.mx/papime/
IntroduccionalDerechoPenalVol.I/dos.htm(8 de septiembre de 2017)
– Derecho penal, http://cvalladolidrivera.galeon.com/ (17 de noviembre de
2017).
– Repositirio de objetos de aprendizaje de la Universidad de Sevilla, https://
rodas5.us.es/file/17b47490-8c07-7430-6566 b19c2a8f511c/1/leccion1_
SCORM.zip/pagina_02.htm (2 de junio de 2017)
– Instituto de Defensoría Pública de Nuevo León, http://www.nl.gob.mx/
dependencias/defensoriapublica/organigrama (9 de agosto de 2017)
– Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, http://secretariadoejecutivo.
gob.mx/SJP/Procedimiento%20MASC-Acuerdo%20Reparatorio%2021-
11-2017.pdf (3 de agosto de 2017)

También podría gustarte