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Neville Goddard

EL MILAGRO DE LA IMAGINACIÓN
E L HOMBRE QUE SABÍA QUE ERA D IOS
Han pasado casi veinte años desde que me senté en el auditorio del Women's Club de Los Ángeles,
California, y vi a un hombre con un traje de rayas grises salir al escenario y ocupar su lugar detrás del
podio, donde había muchas grabadoras colocadas a lo largo del escenario. Un hombre pasó, pulsó los
botones de las numerosas máquinas, se sentó y el orador comenzó.
He bendecido mi grabadora muchas veces, porque, aunque asistí a las conferencias de una hora de
duración durante siete años, cuando oía la frase: «Ahora entremos en el silencio», no podía recordar ni
una sola palabra de lo que se había dicho.
Neville siempre tenía el poder de llevarme con él (tal vez porque yo siempre estaba entusiasmada y
dispuesta a ir). Parecía que yo no tenía ningún control; simplemente era transformada por sus palabras
y le permitía llevarme a experimentar vistas y sonidos que no sabía que existían. Sin embargo, todos eran
tan familiares, que mi corazón cantaba el coro del Aleluya. La hora siempre pasaba demasiado rápido, y
yo conducía a casa tratando de recordar lo que había escuchado, y preguntándome por qué me sentía tan
pesada. «¿Era porque había sido tan libre?» Siempre era así. Neville tenía ese efecto en mí. Le creía con
todo mi corazón y mi alma. Todavía lo hago.
Neville Goddard nos dejó el primero de octubre de 1972. ¿Pero a dónde fue? Todavía puedo ver su sonrisa
(ya sabes, la del gato cuando se ha tragado el canario) y oírlo decir: «¿A dónde puedo ir sino dentro de
ti?» Ahí es donde lo he encontrado. Está dentro de mí, como dentro de ti, no como un hombre de carne y
hueso, nacido en la familia Goddard y llamado Neville, sino en nuestra propia consciencia. Pero tal vez
ese no sea el Neville que quieres conocer.
Quizá necesitas saber sobre el niño que nació el 19 de febrero de 1905, el cuarto hijo de una familia de
nueve varones y una hembra. Te diré lo que sé. Debes recordar que estoy compartiendo contigo la imagen
que tengo en mi memoria de un hombre que fue mi maestro. Un hombre al que respeté mucho y aprendí
a amar con un amor más profundo del que yo sabía que era capaz de poseer. Su nombre era Neville
Goddard.
Una mañana de marzo del año 1905 un hombre subía las escaleras de una casa de madera en la isla de
Barbados. Se dirigía a ver a su hermana y a su nuevo bebé, que aún no tenía nombre. De repente se detuvo.
Una voz que hablaba alto y claro dijo: «Se llama Neville». Reflexionando sobre estas palabras, el hombre
continuó subiendo las escaleras y entró en la habitación de su hermana. Y cuando le contó lo que había
oído, ella dijo: «Sí, lo sé. Lo llamaremos Neville».
Al vivir en una familia de nueve varones, Neville aprendió a temprana edad a compartir. El dicho de la
casa era: «El primero en vestirse es el mejor vestido», porque si los chicos empezaban a discutir sobre si
uno tenía puesta la corbata de otro, su padre ponía fin a la discusión agarrando la corbata y diciendo: «La
corbata es mía; yo la compré. Estoy dispuesto a compartirla. Aprendan a hacer lo mismo». Y lo hicieron.
La familia Goddard era pobre en bienes materiales, pero rica en amor. Su madre era disciplinada. Su padre
un hombre de negocios. Neville solía contarnos historias de su juventud; sobre los cangrejos de arena con
sus pinzas traseras, y la anciana que vivía sola en las dunas de arena que podía leer el futuro. Fue ella
quien le dijo a uno de los hermanos de Neville que sería un gran empresario, a otro hermano que sería
médico, pero que dejaran en paz al cuarto, porque le pertenecía a Dios.

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El cuarto siempre se reía mucho. Si tenía un céntimo, lo gastaba. Solía contar que le pagaba la entrada al
cine a un amigo si le prometía que se reiría a carcajadas en la parte más triste. El amigo siempre cumplía
su promesa y, por tanto, nunca llegaban a ver el final de la película. O bien, pagaba a un hombre cuyo
burro estaba en celo, para que esperara en una esquina a que Neville y sus hermanos llegaran montados
en su gran carro tirado por gatos. Todavía veo a Neville reír mientras escribo esto… y lo recuerdo.
Lo que intento decirte es que Neville era un ser humano igual que tú y yo. Sin embargo, a pesar de todas
sus debilidades humanas, Neville era consciente de ser Dios Padre. Pero me estoy adelantando.
Cuando Neville era aún muy joven (creo que estaba en quinto o sexto grado) debía llevar su Biblia a la
escuela y recitar un versículo de ella. Como la familia sólo tenía una Biblia, y uno de sus hermanos ya la
había llevado a la escuela, Neville llegó sin Biblia. Cuando recitó el versículo «Toma tu cama y camina», el
maestro lo corrigió diciendo que el versículo decía: «Toma tu sofá y camina». Y como Neville no pudo
mostrar su Biblia, el maestro le hizo quitarse la camisa y bajarse los pantalones. Luego lo golpeó sin
compasión. Neville fue sacado de esa escuela para continuar su educación en otro lugar, y completó la
escuela secundaria a la edad de diecisiete años.
Sin embargo, había un hambre en el joven, un hambre que no podía ser satisfecha en la pequeña isla de
Barbados. Así que, a los diecisiete años, Neville abandonó su hogar para ir al continente, llegando a Nueva
York en el año 1921. Y allí, como joven inculto, comenzó a buscar suerte.
Al encontrar un trabajo como ascensorista para la compañía J.C. Penney, Neville trabajó por quince
dólares a la semana hasta que un día le dijeron que sus servicios ya no eran necesarios. Con una
recomendación en mano, Neville consiguió un trabajo en el muelle de Macy's por trece dólares a la
semana. Pero este puesto duró poco, ya que Neville se enfadó tanto que se dijo a sí mismo: «A partir de
hoy no trabajo para otro. Sólo trabajaré para mí mismo». Y eso fue lo que hizo.
Creyendo que si otros podían bailar en el escenario él también podía, Neville se apuntó con un conocido
bailarín y comenzó su carrera profesional. Fue durante esta época cuando se casó. De esta unión nació un
hijo.
En 1925 Neville y su pareja de baile se embarcaron hacia Inglaterra y viajaron mucho por ese país. Allí
conoció el mundo de la exploración psíquica, que le interesó mucho. Poco después de su regreso a
América, en 1926, su interés por el misticismo aumentó al mismo tiempo que disminuía su interés por el
teatro. Y cuando la depresión llegó en 1929 y los teatros cerraron, también lo hizo la vida profesional de
Neville como bailarín.
Durante este tiempo Neville se interesó por la Sociedad Rosacruz y conoció a un hombre que iba a influir
en su vida. El hombre tenía pensado ser sacerdote católico. Mientras estudiaba la carrera del sacerdocio,
su padre, un rico hombre de negocios, murió y le dejó una herencia de miles de dólares a su hijo.
Cambiando rápidamente de opinión sobre el sacerdocio, el joven se dedicó a gastar el dinero tan rápido
como pudo.
Como Neville no sentía respeto por un hombre que gastaba el dinero tan pródigamente cuando había
tantas necesidades en el país, encontró excusas cuando éste le pidió que asistiera a una clase a la que el
joven se había apuntado. Pero un día Neville se quedó sin excusas y asistió a la clase, que era dictada por
un excéntrico rabino etíope llamado Abdalá. Al terminar la clase, Abdalá se acercó y, tomando la mano de
Neville, le dijo: «¿Dónde habías estado? Llevas tres meses de retraso». Sorprendido, Neville le preguntó:
«¿Cómo sabías que iba a venir?», a lo que Abdalá respondió: «Los hermanos me lo dijeron».
Con Abdalá, Neville estudió la Cábala, una forma judía de misticismo, y obtuvo una comprensión luminosa
de los libros de la Biblia, desarrolló un nuevo enfoque del problema del hombre y su relación con el
palpitante mundo espiritual que lo rodea.

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Fue Abdalá quien enseñó a Neville a utilizar la ley de la consciencia y a ver la Biblia psicológicamente. Y
cuando Neville comenzó a ver el mundo como una imagen proyectada desde el interior, su fe en sí mismo
creció.
En febrero de 1930 Neville comenzó a dar conferencias en la ciudad de Nueva York. La primera reunión
la hizo en una pequeña sala de un edificio público donde solo asistieron un puñado de personas. A medida
que fue ganando confianza en su mensaje, y su habilidad para hablar aumentó, también lo hizo su
audiencia.
El primer matrimonio de Neville duró poco, y estuvo sin pareja durante varios años, hasta que un día una
joven diseñadora se sentó en su audiencia. Mientras lo escuchaba, se dijo a sí misma: «Este es el hombre
con el que me voy a casar». Y cuando se dieron la mano al final de la conferencia, Neville la tomó de la
mano y se dijo a sí mismo: «Esta es la mujer con la que me voy a casar», y así lo hicieron. Fue un buen
matrimonio. Se amaban profundamente, eso era evidente, y de esa unión nació una hija.
Una vez terminada la guerra, Neville comenzó a viajar, dando conferencias en varias ciudades grandes,
incluso en la occidental San Francisco. Y un día supo que había llegado el momento de dejar la ciudad de
Nueva York. Esperaba mudarse a San Francisco, ya que le encantaba esta ciudad cosmopolita, pero no fue
así. Sabía entonces que su trabajo más importante debía realizarse en Los Ángeles, así que, recogiendo a
su mujer y a su hija, la familia Goddard se trasladó a Los Ángeles en 1955. Regresaron a Nueva York en el
otoño de 1956 y volvieron a Los Ángeles en 1957.
Desconozco las fechas, pero sé que durante los primeros años de la década del cincuenta Neville tenía su
propio programa de televisión. Hizo dos discos fonográficos durante esos años, que ahora están
disponibles en casetes. También debatió con equipos de ministros, sacerdotes y rabinos en programas
especiales de televisión.
Neville enseñó la ley de la consciencia en Los Ángeles en el Teatro Fox Wilshire los domingos por la
mañana a una multitud tan grande que la gente se paraba afuera para escuchar sus palabras. También
pasaba varias semanas cada año en San Francisco.
Fue en San Francisco, el veinte de julio de 1959, que Neville despertó para encontrarse a sí mismo
sepultado en una tumba. Al quitar una piedra colocada allí, salió de su cráneo como un niño sale del
vientre de su madre.
A partir de ese momento las conferencias de Neville cambiaron. Habiendo despertado del sueño de la
vida, la perspectiva de Neville sobre el mundo cambió. Él sabía, por las visiones que tuvo a partir de ese
momento, que el ropaje que llevaba, y que respondía a su nombre, era simplemente una envoltura que
ocultaba su ser verdadero e inmortal, que era Dios Padre. Y trató de decirles a todos los que quisieron
escuchar que no eran la pequeña máscara que llevaban, sino un ser mucho más amplio de lo que podían
concebir.
Y desde ese día hasta su partida, el primero de octubre de 1972, Neville, al igual que Pablo, «[…] les
exponía y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndolos acerca de Jesús,
tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos se convencían de lo que decía, pero otros no
creían».1
Margaret Ruth Broome

1 Hechos 28:23,24.

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LECCIÓN 1

LA CONSCIENCIA ES LA ÚNICA REALIDAD


Espero que cada uno de ustedes sepa exactamente lo que quiere, porque estoy convencido de que todos
los deseos de su corazón se pueden hacer realidad aplicando las técnicas que les daré en estas clases.
Permítanme exponer mi posición con claridad:
La Biblia no hace referencia a personas que hayan existido ni a ningún evento ocurrido en la Tierra. Los
antiguos narradores no estaban escribiendo Historia, sino una lección alegórica de ciertos principios
básicos que vistieron con el ropaje de la Historia. Estos relatos estaban adaptados a la limitada capacidad
de un pueblo muy poco crítico y crédulo en extremo.
A lo largo de los siglos las personificaciones registradas en las Escrituras han sido confundidas con
personas, las lecciones de sus imágenes alegóricas con la Historia, el vehículo que transmite la instrucción
con la instrucción misma, y el sentido más superficial con el significado profundo que se quería dar.
La diferencia entre la forma y lo esencial en la Biblia es tan grande como la diferencia entre un grano de
maíz y el germen de vida dentro de ese grano. Al igual que nuestros órganos de asimilación pueden
discriminar entre el alimento que puede incorporarse a nuestro sistema y el que debe desecharse, así
también lo hacen nuestras facultades intuitivas despiertas. Estas facultades, una vez despiertas, pueden
revelar la diferencia entre la alegoría y la parábola y el germen psicológico vital de la Biblia. Y cuando
esto es revelado, la forma que transmitía el mensaje es desechada.
El argumento en contra de la historicidad de la Biblia es demasiado extenso, y su inclusión no sería
adecuada en esta interpretación psicológica y práctica de sus relatos. Por lo tanto, no perderé tiempo en
tratar de convencerlos de que la Biblia no es un hecho histórico, sino que simplemente expondré relatos
bíblicos desde el punto de vista psicológico.
Esta noche tomaré cuatro historias y les mostraré lo que los antiguos narradores pretendían que
viéramos en ellas. Iremos descubriendo que vincularon verdades psicológicas a alegorías fálicas y solares.
Nuestros antiguos narradores no sabían tanto de la estructura física del hombre como los científicos
modernos, ni sabían tanto del cielo como nuestros astrónomos modernos, pero usaron su conocimiento
sabiamente, y construyeron marcos fálicos y solares para contener las grandes verdades psicológicas que
habían descubierto. En el Antiguo Testamento encontrarás gran parte del culto fálico, pero como no es
de utilidad, no me extenderé en ello, sino que les mostraré cómo interpretar su mensaje.
Comenzaré refiriéndome a dos nombres relevantes: el de Jehová y el de Jesús. La lengua hebraica es
mística y nunca pronunciada por el hombre. Se entiende como un matemático entiende los símbolos de
las matemáticas superiores, y no es algo que la gente usaba para transmitir el pensamiento como ahora
uso el idioma español. Los antiguos usaban la lengua hebraica para deletrear los nombres de Jehová y
Jesús usando pequeños símbolos. Su símbolo para Jehová era yod, hei, vav, hei.2 Permítanme tomar estos
símbolos y explicárselos.
Yod [‫ ]י‬tiene como símbolo una mano. Si hay un órgano en el ser humano que lo separa y distingue del
resto de la creación, es su mano. Lo que llamamos mano en el mono antropoide no es una mano, pues sólo
se utiliza para llevar la comida a la boca o para balancearse de rama en rama. Pero la mano de un hombre
puede modelar. Es la mano del constructor, la mano del director, ya que ella dirige, moldea y construye

2 ‫יהוה‬, leído de derecha a izquierda.

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su mundo. Los antiguos narradores llamaban a esta primera letra yod, la mano o semilla absoluta de la
que surge la creación.
Hei [‫ ]ה‬tiene el símbolo de una ventana. Como la ventana es para la casa, así es el ojo para el cuerpo.
Vav [‫ ]ו‬sigue, y la simboliza un clavo, ya que une las cosas. La conjunción «y» en la lengua hebraica es esta
tercera letra vav. Si se quiere decir «hombre y mujer» se pone la vav en el medio para unirlos.
La cuarta y última letra, hei, es otra ventana u ojo.
Para entender estos símbolos es necesario olvidar las palabras «ojo, ventana y mano» y pensar en yod,
hei, vav, hei. Yod es tu cualidad de ser, tu consciencia, de la que provienen todos los estados de consciencia.
Hei es tu capacidad de percibir, de imaginar algo que parece ser distinto al yo. Tu capacidad de contemplar
los estados mentales de una manera desapegada te hace a ti, el pensador, distinto de tus pensamientos.
Vav es tu capacidad de sentir. La capacidad de persistir en tu acto imaginal pone la vav en él, saca tu deseo
del mundo imaginal y lo ata a la realidad de este mundo. Hei es tu mundo visible y objetivo, que siempre
se está moldeando en armonía con lo que eres consciente de ser.
Yod, hei, vav, hei. Este es el nombre por el cual todas las cosas son hechas, y nada de lo que ha sido hecho
fue hecho sin él. El nombre representa tu consciencia, desde la cual puedes «clavar» o «atar» cualquier
cosa. Puedes llegar a ser selectivo en cuanto a lo que eres consciente por tu capacidad de sentir. Si quieres
ser algo diferente a lo que eres ahora, debes sentir su realidad a través del acto de la asunción. En el
momento en que lo haces, completas el nombre yod, hei, vav, hei. Recuerda que la materialización de tu
asunción no te concierne. Tu persistencia en vivir en el Nombre hará que sea visible.
Ahora pasemos al nombre del hijo, que tiene dominio sobre el mundo. Tú eres ese hijo, el gran Josué o
Yehoshúa del Antiguo Testamento, cuyo nombre castellanizado en el Nuevo Testamento es Jesús. En la
lengua hebraica el nombre del hijo contiene las tres primeras letras del nombre del Padre, yod, hei, vav,
con los símbolos shin y ayín añadidos, haciendo que el nombre del hijo se lea yod, hei, vav, shin, ayín.
Aquí vemos el poder de la creación (yod) unido a hei y, por la capacidad de concebir, se convierte en
aquello que es concebido. Pero, ¿por qué se pone una shin en el nombre del hijo? Por la infinita
misericordia del Padre. Al tomar consciencia de ser su creación (el Hombre) Dios Padre puso una shin,
cuyo símbolo es un diente, en la condición humana.
Un diente tiene el poder de consumir, de devorar. El hombre debe tener en sí mismo ese poder. Si, por
ejemplo, en tu ignorancia has traído a la vida algo que te desagrada y quieres cambiar, si no existiera la
shin dentro de ti, estarías condenado a vivir para siempre con tus errores. Pero la shin te permite
desprenderte de los estados que antes expresabas.
No puedes ver más que el contenido de tu propia consciencia. Si ahora mismo apartaras tu atención de
esta habitación y pensaras que estás en la sala de tu casa, hasta ser consciente exclusivamente de eso,
esta habitación desaparecería, ya que hay algo en ti que la devora. Esta habitación se mantiene viva en tu
mundo objetivo debido a tu consciencia.
Es la shin en el nombre del hijo la que le da el dominio absoluto. No puede estar en el nombre del Padre
porque nada puede dejar de ser en Él. Aquello a lo que se le dio expresión, está encerrado para siempre
dentro de tu ser dimensionalmente más amplio, que es el Padre. Pero, al no querer mantener vivos todos
mis errores, yo, Dios Padre, me di el poder del desprendimiento cuando me convertí en Hombre. Como
hijo (Hombre) traje a la vida, por ignorancia, muchas cosas desagradables, de las cuales ahora, por la
infinita misericordia del Padre, tengo el poder de desprenderme de ellas.
Se te ha dado dominio sobre tu mundo. Ejerce este poder, porque tu consciencia es Dios, la única realidad.
Tienes la capacidad de sentir y poseer todos los deseos de tu corazón. Debido a que la encarnación de tu

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asunción está completamente fuera de las atribuciones de tu mente tridimensional, todo de lo cual eres
consciente vendrá a la vida de una manera que tu mente carnal desconoce.
Los relatos bíblicos se refieren exclusivamente a la imaginación. En ellos se dramatiza el poder de la
oración, que es el secreto del cambio; la llave por la que se entra en un mundo dimensionalmente más
amplio. Una oración concedida implica que se ha hecho algo que de otro modo no se habría hecho. Por lo
tanto, la consciencia es el trampolín de la acción, la mente que dirige y la que concede la oración.
La Escritura contiene un poderoso desafío para el hombre pensante. Sus dramatizaciones son verdades
psicológicas y no hechos históricos. Con un poco de imaginación, el sentido psicológico de todas las
historias que allí se registran puede ser fácilmente rastreado.
En el primer capítulo de Génesis leemos: «Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme
a nuestra semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las criaturas que vuelan en el cielo,
y sobre las bestias, y sobre toda criatura que se arrastra en la tierra y sobre toda la Tierra”. Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó».3 En esta declaración, los antiguos maestros sentaron las
bases de que Dios y el hombre son uno, y que el hombre tiene dominio sobre toda la Tierra. Si esto es
cierto, entonces Dios nunca puede estar lejos, así como tampoco puede estar cerca, ya que la cercanía
implica separación.
Dios es tu consciencia, tu «yo-soy-dad». La obra teatral que es la vida es psicológica. Tú haces que las
circunstancias se produzcan por tu actitud, no por tus actos. La piedra angular sobre la cual todo se basa
es el concepto que tienes de ti mismo. Actúas como actúas y tienes las experiencias que tienes debido a
tu concepto del yo, no por ninguna otra razón.
Si tuvieras otro concepto de ti mismo, actuarías de forma distinta y tuvieras diferentes experiencias. Al
asumir la sensación de tu deseo cumplido, alteras tu futuro por medio de asunciones, y aunque éstas sean
falsas, si son sostenidas, se concretarán en hechos.
La mente indisciplinada encuentra difícil asumir un estado que es negado por los sentidos. Pero los
antiguos maestros sabían que un estado parecido al sueño ayuda a la asunción. Por lo tanto, dramatizaron
el primer acto creativo del hombre como uno en el cual «el Señor hizo caer al hombre en un profundo
adormecimiento, y mientras dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla
que el Señor había tomado del hombre hizo una mujer».4 Esto no sólo establece el patrón para todos los
actos creativos futuros, sino que nos muestra que el hombre sólo tiene una sustancia para usar en la
creación de su mundo, y esa sustancia es él mismo.
Antes de que Dios formara una mujer para el hombre, se le dijo a Adán que nombrara a las aves del cielo
y las bestias del campo, «y así como el hombre llamó a cada ser viviente, ese es su nombre».5
Tú eres Adán, y los animales existen en ti como tus estados de ánimo, los sentimientos a los cuales das
vida. Dale un nombre a tu deseo, tócalo con una emoción y el estado de ánimo (el deseo) tomará forma.
¿Quieres ser feliz, exitoso y seguro? ¿O quieres sentirte triste, pobre e inseguro? No importa cuál sea tu
deseo, el estado de ánimo de ese deseo está dentro de ti esperando ser nombrado. Así como llamas al
sueño diciendo: «Tengo sueño», así llamas a todos los estados deseados.
Adán nombró a las bestias del campo y a las aves del cielo. Luego, al nombrar el estado de ánimo que
deseaba expresar, Adán se quedó dormido mientras lo que nombraba se materializaba. Y no hay
constancia de que Adán despertara de este sueño. La técnica que enseño hace énfasis en este estado
creativo del sueño.

3 Génesis 1:26,27.
4 Génesis 2:21,22.
5 Génesis 2:19b.

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Déjame recordarte una vez más que las historias de la Biblia tienen que ver contigo. Presentando muchas
personalidades diferentes, dramatizan la técnica mediante la cual puedes cambiar tu concepto de ti
mismo. Y cuando esto se hace, tu futuro cambia, pues todos los acontecimientos se cumplen en tu mente
individual.
Vayamos al capítulo 32 del libro del Génesis y leamos la historia de la lucha de Jacob con un ángel. Dice:
«Jacob se quedó solo y un ángel luchó con él hasta el alba. Cuando el ángel vio que no prevalecía contra
Jacob, tocó el hueco de su muslo, y el muslo de Jacob se descoyuntó mientras luchaba con él».6 «Por eso
hasta el día de hoy los hijos de Israel no comen el tendón que está en la coyuntura del muslo, porque Él
tocó el hueco del muslo de Jacob en el tendón que se contrajo».7
Este relato fue escrito hace siglos, y, sin embargo, hay quienes hoy en día, por creer que esta historia es
literal, no comerán la parte de un animal que se supone que está relacionada con el área del muslo de
Jacob que se contrajo. Pero si buscas la palabra «muslo» en la Concordancia Bíblica de Strong, descubrirás
que su significado es: ‘las partes blandas generativas que cuelgan sobre el muslo de un hombre’. Los
antiguos narradores utilizaron este marco fálico para revelar una gran verdad psicológica que ya
examinaremos.
Un ángel es un mensajero de Dios. Como tu consciencia es Dios, cualquier idea (mensaje) que tienes es
entregada por un ángel. Al no saber que ya eres lo que contemplas, e incapaz de creer que puedas llegar
a serlo, luchas con el deseo.
La palabra «Jacob» significa ‘suplantador’. Al desear transformarte en aquello que tu razón y tus sentidos
niegan, luchas con la sensación de su cumplimiento hasta que algo sale de ti. Hasta que puedas decir en
tu interior: «Me ha tocado alguien, pues, percibo que ha salido virtud de mí».8 Al igual que en el acto físico
de la creación, después de una meditación exitosa, uno se vuelve, por un momento, incapaz de continuar
el acto. Y cuando llega la satisfacción, el hambre y la sed desaparecen. Si el hambre persiste, no has
conseguido ser consciente de su cumplimiento; por lo tanto, la sed sigue ahí. Si, dentro de ti, puedes sentir
que eres aquello que hace unos segundos deseabas ser, entonces ya no tienes ni hambre ni sed de eso. Tu
deseo, después de haber sido tocado con el sentir, se contrae en tu consciencia, y el deseo de continuar la
meditación cesa. Y si oras creyendo que has recibido tu petición, la recibirás. Cuando el acto físico de la
creación se completa, el tendón que está en el hueco del muslo del hombre se encoge, y el hombre se
siente impotente, ya no es capaz de realizar el acto. Del mismo modo, cuando el hombre ora con éxito, es
consciente de ser lo que deseaba ser y, por tanto, no puede seguir deseándolo. En el momento de la
satisfacción física y psicológica algo sale de él, que, con el tiempo, da testimonio del poder creador del
hombre.
Vayamos ahora al capítulo 38 del libro del Génesis y leamos la historia de Tamar, la nuera del rey Judá. El
nombre «Judá» se compone de las letras yod, hei, vav. Y la palabra «Tamar» significa ‘palmera’, [‘esbelta]’.
Una palmera alta y majestuosa florece, incluso, en el desierto, y no hay nada más deseable para un hombre
que se mueve a través de un desierto que la vista de una palmera. Tu objetivo es la palmera majestuosa
y hermosa que buscas, y está personificada en esta historia como Tamar, la bella.
Vestida con velos de ramera, Tamar se sentó en un sitio público. Cuando su suegro, el rey Judá, pasaba se
enamoró y deseó tener intimidad con ella. Entonces ella le preguntó: «“¿Qué me vas a dar para que entres
en mí?” Y él respondió: “Te enviaré un cabrito del rebaño”. Ella preguntó: “¿Me darás una prenda hasta
que me lo envíes?” Él dijo: “¿Qué prenda te daré?” Y ella respondió: “Tu anillo, tu cordón y el bastón que
tienes en la mano”. Él se los dio y entró en ella, y ella concibió de él»9 y dio a luz un hijo.

6 Génesis 32: 24,25.


7 Génesis 32:32.
8 Lucas 8:46.
9 Génesis 38:16-18.

7
Permítanme ahora interpretar esta historia para ustedes. El hombre sólo tiene un regalo que es
verdaderamente suyo para ofrecer, y es él mismo. Esto se nos dice en el primer acto creativo de Adán
engendrando a la mujer a partir de sí mismo. De la misma manera, Judá sólo tenía un regalo que era
verdaderamente suyo para dar. El anillo, el brazalete y el bastón eran símbolos de su realeza. Estos hacen
al rey, así que cuando los dio, se dio a sí mismo.
Tú eres el gran Rey Judá. Antes de que puedas hacer que tu Tamar lleve tu semejanza, debes entrar en
ella y dar de ti mismo. Supón que quieres seguridad. No puedes obtenerla conociendo a personas que son
seguras. Debes ser consciente de ser seguro. Las pastillas no te darán salud, si ese es tu deseo, ni la dieta
o el clima te concederán tu deseo. Debes tomar consciencia de estar sano asumiendo la sensación de la
salud.
Tal vez desees ser conocido en este mundo. Vivir en el reflejo de reyes, presidentes y gente famosa no te
hará conocido. Debes ser consciente de ser conocido para ser conocido. Debes ser consciente de ser digno
para llegar a serlo. Cuando caminas en la consciencia de ser rico, das luz a la imagen de la riqueza y, con
el tiempo, aparece el hijo, pues siempre materializas lo que tienes consciencia de ser. Como el rey Judá,
entras en tu deseo, y cuando te haces consciente de ser quien deseas ser, eres Tamar. Entonces das a luz
a tu hijo mientras tu deseo se cristaliza en el mundo que te rodea.
Recuerda siempre que, aunque los antiguos narradores introdujeron muchos personajes en su drama,
todos ellos viven en tu mente. Sabiendo que tu consciencia es la única realidad, al leer las historias allí,
asume que eres el personaje central y permite que el relato te revele su verdad.
Tomemos ahora la historia de Isaac y sus dos hijos, Esaú y Jacob, tal como se registra en el capítulo 27 del
libro del Génesis. Isaac es viejo y ciego. Sintiendo la proximidad de la muerte, llama a su primer hijo, Esaú,
un muchacho rudo y peludo, y lo envía al bosque en busca de carne de venado. El segundo hijo, Jacob, un
muchacho de piel suave, escuchó la petición de su padre. Deseando la primogenitura de su hermano,
Jacob sacrificó uno de los rebaños de su padre y lo desolló. Luego, vestido con las pieles peludas del
cabrito, Jacob llegó con sutileza y traicionó a su padre haciéndole creer que él era Esaú.
El padre dijo: «Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte».10 «No puedo ver, pero ven para que pueda
sentir». Luego el padre continuó diciendo: «La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de
Esaú».11 Al sentir la realidad del hijo Esaú, Isaac dio entonces su bendición a Jacob. En el momento en que
esto se hace, Jacob desaparece, y su hermano Esaú regresa. Este es un punto muy importante.
Veamos este versículo de forma prágmatica. Los personajes personificados aquí son ideas abstractas que
deben cumplirse en ti, individualmente. Tú eres Isaac, mientras que esta habitación es tu Esaú, tal y como
lo conocen tus órganos corporales. Todos tus sentidos atestiguan que estás aquí, pero quizás preferirías
estar en otra parte.
Afirmar que esta sala no existe la hace aún más real. Pero si quieres estar en otro lugar, ese es tu estado
de piel lisa, o Jacob. Puedes retirar tu atención de esta región de sensaciones y hacer real tu destino
deseado, concentrando tu atención en él. Para ello, debes hacer de otro lugar el aquí y del después, el
ahora. Esto se hace imaginando que tu objetivo está tan cerca que puedes sentirlo.
Supongamos que quisieras que un piano estuviera aquí y ahora. Ver un piano en el ojo de tu mente como
si existiera en otro lugar no lo hará. Debes visualizar un piano en esta habitación tan sólidamente real
que puedas poner tu mano mental sobre él y sentir sus teclas. Hazlo y has dado a un estado subjetivo
(personificado como tu segundo hijo, Jacob) el derecho de nacimiento.

10 Génesis 27:21b.
11 Génesis 27:22b.

8
Se dice que Isaac es ciego. ¿No eres Isaac cuando no puedes ver tu objetivo con tus órganos corporales?
Aunque sólo seas capaz de percibir tu deseo con tu mente, tienes el poder de hacerlo objetivamente real
cuando lo palpas. Puedes perderte de una manera tan intensa en el sentimiento de poseer tu deseo, que
cuando abres los ojos y tu mundo objetivo (Esaú) vuelve, te das cuenta de que te has autoengañado. La
habitación que estuvo excluida por un momento, niega el hecho de que ahora eres quien deseas ser, o
tienes lo que deseas poseer. Pero tú, conociendo la ley de la cosecha idéntica, puedes decir a Esaú:
«Aunque tu hermano Jacob haya venido con sutileza y me haya traicionado, le he dado tu bendición y no
puedo retractarme».
Si continúas dándole tu poder de consciencia a aquello que hiciste subjetivamente real, tu Jacob (deseo)
se convertirá en tu Esaú (realidad objetiva). En este estado y tiempo limitados no hay espacio para que
dos cosas vivan en la realidad al mismo tiempo. ¡Aquello de lo que eres consciente, es! El mundo es un
espejo que refleja siempre lo que eres consciente de ser.
Conociendo el estado que quieres encarnar, asume que ya estás en él. Piérdete en esa sensación hasta que
tu asunción se sienta sólidamente real. Al darle al deseo sentido de realidad, le has otorgado la bendición
que pertenece al mundo objetivo. No tienes que ayudar al nacimiento de tu deseo más de lo que ayudas
al nacimiento de un niño o de una semilla que plantas en la tierra. Cada semilla contiene en sí misma el
poder y los planes necesarios para su autoexpresión.
Esta noche, vuelve a entrar en la historia de Isaac y bendice a tu segundo hijo. Entonces camina con la
consciencia de ser lo que antes sólo soñabas y observa, ya que tu entorno actual se desvanecerá. Las
circunstancias de tu vida cambiarán para dar paso a la llegada de aquello a lo cual has dado tu vida.
Ahora vayamos al capítulo 34 del libro de Deuteronomio. Pregunten a cualquier sacerdote o rabino quién
escribió este libro, y les dirá que fue Moisés. Si eso es cierto, entonces Moisés escribió su propio obituario,
ya que esto es lo que se registra en el quinto, sexto y séptimo verso.
«Y murió allí Moisés, siervo del Señor, en la tierra de Moab, según la palabra del Señor. Y lo enterró en el
valle, en tierra de Moab, frente a Bet-peor; y nadie sabe su sepulcro hasta el día de hoy. Y era Moisés de
edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor».
Es importante que aprendas la técnica de escribir tu propio obituario; morir tan completamente a lo que
eres, que nadie pueda descubrir dónde está enterrado tu antiguo yo. Si estabas enfermo y te curas,
¿puedes señalar el lugar donde está enterrado tu antiguo yo? Si estás empobrecido y de repente te
encuentras revolcándote en la riqueza, ¿dónde has enterrado al yo que era pobre? Una transformación
completa de la consciencia entierra toda evidencia de cualquier cosa que no sea aquello que eres
consciente de ser.
La técnica utilizada en la realización de cada objetivo se da en el primer verso del capítulo 34 de
Deuteronomio de esta manera: «Y subió Moisés desde las llanuras de Moab al monte Nebo, a la cima del
Pisga, frente a Jericó. Y el Señor le mostró toda la tierra de Galaad hasta Dan».
Veamos las palabras registradas aquí. La palabra «Moisés» significa ‘sacar’, ‘rescatar’, ‘levantar’, ‘traer’.
Moisés personifica tu poder de ser consciente, que puede sacar de ti lo que buscas. La palabra «Moab» es
una contracción de dos palabras hebreas Mem y Ab, que significan ‘madre y padre’. Tu consciencia
(«yo-soy-dad») es Moab, la madre-padre (causa) de tu mundo, siempre sacando algo de ti.
La palabra «Nebo» significa ‘profecía; imagen de la mente’. En nuestro idioma, Nebo es tu deseo. Se le
llama montaña porque parece imposible de realizar. Una montaña es grande y se eleva sobre ti; por lo
tanto, Nebo personifica lo que deseas, en contraste con lo que eres.

9
La palabra «Pisga» significa ‘contemplar’, y Jericó es un ‘olor fragante’. Galaad significa ‘las colinas del
testimonio’ y la última palabra, «Dan», significa ‘el profeta; [juicio; aquel que juzga; juez’]. Pongamos todo
junto en un sentido práctico y veamos lo que los antiguos tratan de decirnos.
Sabiendo que tu consciencia es Dios, y que puedes transformarte en la semejanza de tu deseo a través del
sentir, tienes todo lo que se necesita para escalar cualquier montaña de negación. Habiendo definido tu
objetivo, asciende tu gran Nebo (deseo) a la cima del Pisga, donde contemplas tu objetivo hasta que
sientas que eres lo que quieres ser —hasta que no puedas reprimir la alegría [de aspirar ese perfume]
(Jericó) que sale de ti—. Después de contemplar tu objetivo hasta que tengas la sensación de la
satisfacción, no haces nada para que así sea, pues las colinas de Galaad (el mundo que te rodea) dan
testimonio de lo que has asumido ser, [y juzgan lo que ahora ven]. A medida que sostienes este testimonio
dentro de ti, tu mundo se ajustará a tu asunción, mientras la profecía (Nebo) se cumple.
Si ahora eres lo que asumiste ser, ¿dónde está tu antiguo yo? Al haber muerto a tu antiguo concepto del
yo, ¿dónde está enterrado sino dentro de ti!
Durante diez años fui bailarín, y bailé en espectáculos de Broadway, vodevil, clubes nocturnos y en
Europa. En aquella época pensaba que no podría vivir sin los amigos que conocía y con los que trabajaba.
Ahora confieso que no podría vivir con ellos, pues ya no tenemos nada en común. Morí tanto a esa vida,
que cuando me encuentro con esas personas hoy, ni siquiera podemos hablar de los viejos tiempos. Pero
hay gente que disfruta recordando los «buenos» tiempos. Haciéndose cada vez más pobres, siguen en el
mismo estado.
Al no estar dispuestos a enterrar ese estado, lo mantienen vivo en su mundo. Se nos dice que Moisés tenía
ciento veinte años de edad. Uno más dos más cero es igual a tres, que es el símbolo numérico de la
expresión. Con los ojos brillantes [hei] y con las funciones naturales de tu cuerpo espiritual intactas, eres
plenamente consciente de que estás expresando aquello que ya no quieres expresar. Pero puedes
transformarte en tu deseo asumiendo que ahora lo estás expresando. Al caminar en esa asunción, te
conviertes en ello, y el viejo hombre (el yo anterior) muere, así como todo lo que estaba relacionado con
tu anterior concepto del yo. No se puede echar vino nuevo en odres viejos, ni se puede poner remiendos
de tela nueva en vestidos viejos; y lo mismo sucede contigo, ni un solo vestigio de un estado antiguo puede
revivir en el nuevo.
Tu asunción de que eres quien deseas ser no requiere de la ayuda de otro para lograrlo; no necesitas
ayuda para enterrar a tu antiguo yo. Deja que los muertos entierren a sus muertos.12 Habiendo puesto la
mano en el arado, no mires atrás, porque si lo haces no eres apto para el reino de los cielos.13
No te preguntes cómo se va a cumplir tu deseo. No importa si tu razón niega su cumplimiento, o tu mundo
no lo refleja. Permanece fiel a tu nuevo concepto de ti mismo y tu antiguo concepto morirá. Entonces,
como Moisés, nadie en todo Israel descubrirá tu sepultura.
Permítanme ahora definir la técnica que quiero que empleen. La consciencia es la única realidad. Por lo
tanto, debes formar el objeto de tu deseo a partir de tu propia consciencia. La gente tiene la tendencia de
despreciar la importancia de las cosas simples. La idea de crear un estado parecido al sueño para ayudar
a una asunción es tan simple que puede ser despreciada, pero es muy importante.

12Mateo 8:22; Lucas 9:60. A propósito de esta sentencia bíblica, Neville expresa lo siguiente en su libro SENTIR ES EL SECRETO: «El hombre en
estado de vigilia está obligado a expresar sus impresiones subconscientes. Si en el pasado dejó impresiones en sí mismo de manera
imprudente, entonces, déjalo que empiece a cambiar su pensamiento y su sentir, porque solo cuando lo haga cambiará su mundo. No pierdas
un instante en lamentarte, porque pensar con emoción en los errores del pasado es reinfectarte. «Deja que los muertos entierren a sus
muertos». Dale la espalda a las apariencias y asume la sensación que experimentarías si ya fueras el que deseas ser.

13 Lucas 9:62: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el reino de Dios.

10
Las Escrituras nos dan una fórmula sencilla para cambiar el futuro. Lo primero que debes hacer es definir
tu objetivo. A continuación, construye un acontecimiento que creas que ocurrirá después de que se
cumpla tu deseo. Colócate en el centro de esta acción, sabiendo que eres el que la protagoniza. Ahora,
inmoviliza tu cuerpo físico e induce un estado parecido al sueño. Mentalmente, siéntete dentro de la
acción propuesta imaginando que tiene lugar aquí y ahora. Debes participar en la acción imaginal, no sólo
quedarte mirando. Es importante que sientas que estás ahí para que la sensación imaginal sea real para
ti.
Recuerda siempre que la acción propuesta implica su cumplimiento. Por ejemplo, supón que deseas un
ascenso en tu oficina. Entonces, ser felicitado sería un evento que experimentaría después del ascenso. Al
seleccionar esta acción como la que quieres experimentar en tu imaginación, inmoviliza tu cuerpo físico
e induce un estado de somnolencia, en el cual que puedas controlar la dirección de tus pensamientos. En
este estado puedes estar atento sin esfuerzo. A continuación, visualiza a un amigo de pie ante ti. Pon tu
mano imaginaria en la suya. Siente que es sólida y real, y mantén una conversación imaginal con él,
conforme a la sensación de haber sido de haber sido promovido.
Nunca te visualices en un punto distante en el tiempo y el espacio. Haz que tu acción tenga lugar aquí y
ahora. La diferencia entre sentir que actúas aquí y ahora y visualizarte en la acción como en una pantalla
de cine es la diferencia entre el éxito y el fracaso. Por ejemplo, visualízate subiendo una escalera. Ahora,
con los ojos cerrados, imagina que la escalera está delante de ti y siente que la subes.
La experiencia me ha enseñado a limitar la acción imaginal a un solo acto, y a representarlo una y otra
vez hasta que sienta su realidad. Si el acto es demasiado largo y complicado, la atención se desviará. Se
presentarán multitud de imágenes asociadas para captar tu atención, y te llevarán a cientos de kilómetros
de tu objetivo, en términos de espacio, y a años de distancia, en términos de tiempo.
Si subir un determinado tramo de escaleras es el evento probable que seguiría a la realización de tu deseo,
entonces limita tu acción a subir esas escaleras. Si tu atención se desvía, recondúcela a su tarea. Sigue
subiendo esas escaleras hasta que tengan toda la solidez y nitidez de la realidad. La idea debe mantenerse
sin ningún esfuerzo apreciable de tu parte. Debes, con el mínimo esfuerzo, impregnar la mente con la
sensación del deseo cumplido.
La somnolencia facilita el cambio, porque favorece la atención sin esfuerzo. Pero no hay que llevarla hasta
el estado del sueño, porque entonces ya no serás capaz de controlar tus movimientos. La forma más eficaz
de encarnar un deseo es asumir el sentimiento del deseo cumplido y luego, en un estado relajado y
somnoliento, repetir una frase corta una y otra vez, como una canción de cuna. Di: «gracias, gracias,
gracias», como si te dirigieras a un poder superior, agradeciéndole que te haya concedido tu deseo.
No necesitas hacer nada en el exterior para que tu deseo se cumpla. Todo lo que necesitas hacer es aplicar
esta técnica de oración. Con los ojos cerrados y el cuerpo físico inmovilizado, induce un estado parecido
al sueño y entra en la acción como si fueras un actor en el escenario. Experimenta en tu imaginación lo
mismo que experimentarías en carne y hueso si ya estuvieras en posesión de tu objetivo. Convierte otro
lugar en el aquí, y el futuro en el ahora. Haz eso y tu yo más amplio, usando un mayor enfoque, convocará
a los medios que producirán el deseo que has asumido.
Estás liberado de toda responsabilidad para hacer realidad tu deseo, porque, al imaginar y sentir que es
una realidad, tu ser dimensionalmente mayor determina los medios. No pienses que alguien tendrá que
ser lastimado o defraudado para que tus sueños se hagan realidad. La imaginación tiene caminos que tú
desconoces, así que no te preocupes por los demás.
Ahora cierra los ojos y permítete perderte en la contemplación. Siente que ya eres quien deseas ser, de
una manera tan plena, que ya no seas consciente de que estás en esta habitación. Hazlo, y impresionarás

11
cuando abras los ojos y descubras que no eres aquel que sentías que eras, o que no tienes lo que sabías
que tenías, hace solo un momento.

Ahora entremos en lo profundo.

(PERÍODO DE SILENCIO)

No hace falta que te recuerde que ahora eres lo que has asumido. No discutas esto con nadie, ni siquiera
contigo mismo. ¡No piensas en el «cómo» cuando sabes que ya lo eres! Tu mente tridimensional y de
razonamiento limitado no debe entrar en tu escena. Ella no sabe que lo que acabas de sentir es la realidad.
No permitas que nadie te diga que no debes desear. Lo que sientes que tienes, lo tendrás. Te aseguro que
después de que hayas realizado tu objetivo, si lo reflexionas, tendrás que admitir que tu mente consciente
y racional nunca podría haber elaborado su manifestación.
Sabiendo que eres y tienes aquello de lo que te has apropiado, no lo comentes con nadie. No busques
estímulo en otra parte; simplemente ocúpate de los asuntos de tu Padre, haciendo todo con normalidad
y naturalidad, y deja que los deseos de los cuales te has apropiado lleguen a tu mundo.

12
LECCIÓN 2

LAS ASUNCIONES SE MATERIALIZAN EN HECHOS


Algunos de ustedes pueden inclinarse a creer que, aunque se pueda hacer una interpretación psicológica
de la Biblia, ésta debe seguir siendo interpretada literalmente, pero yo digo que la Biblia no hace ninguna
referencia a personas o acontecimientos que tuvieron lugar en el espacio y el tiempo. Mientras más rápido
te deshagas de la idea de que la Biblia debe interpretarse literalmente, mucho mejor será para ti.
Todas las historias registradas en las escrituras deben ser y serán recreadas en tu mente. Aunque parecen
dar cuenta de personas que estuvieron despiertas en el mundo tridimensional, las historias tienen lugar
en el mundo de la cuarta dimensión de la imaginación. Los personajes involucrados en estas historias son
interpretados por tu yo dormido y más profundo y tu yo consciente y despierto. Personificado como Adán,
el yo creativo y cuatridimensional fue colocado en un sueño profundo y habita cada noche en el estado
en el que entras cuando te duermes en la cama.
Los historiadores afirman que los acontecimientos registrados en el libro del Génesis ocurrieron unos
tres mil años antes de los registrados en el libro de Juan, sin embargo, yo sugiero que el mismo hombre
inspirado pudo haber registrado la misma historia de manera diferente.
En el evangelio de Juan se afirma que Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, quien dijo: «Tenéis la
costumbre de que os suelte a un hombre en la Pascua. ¿Queréis que suelte al rey de los judíos?» Entonces
gritaron: «No a éste, sino a Barrabás, el ladrón».14Aquí vemos que Pilato era sólo un juez que interpretaba
la ley. Al no tener elección en el asunto, Pilato sólo hizo lo que el pueblo pedía. Querían que Barrabás, el
ladrón, fuera liberado y que Jesús fuera crucificado.
Recuerda siempre que tu conciencia es Dios Padre, que tiene un hijo. Ese hijo es lo que tú eres consciente
de ser. La palabra «Barrabás» viene de la contracción de dos palabras hebreas: bar, que significa ‘hijo;
niño’, y abba [que es ‘padre’. Así que «Barrabás»] significa ‘hijo de un padre’. Mientras que Jesús es el hijo
de Dios, tu salvador.
Aquí encontramos de nuevo a los dos hijos que aparecen en el libro del Génesis, Esaú y Jacob, cuyo padre
era ciego. Aunque Pilato no es físicamente ciego, desempeña el papel de un juez y la justicia, para ser
verdadera, debe ser ciega. Todos los grandiosos edificios del mundo muestran la figura que representa la
justicia con los ojos vendados. Y en el capítulo siete de Juan se nos dice: «No juzguéis por las apariencias,
sino juzgad con juicio justo».15 Así que ahora encontramos a Pilato haciendo el mismo papel que Isaac.
Veamos cómo los personajes que aparecen en esta historia pueden aplicarse a tu vida. Si eres consciente
de desear algo, te lo están robando. Estás caminando en compañía de Barrabás, pues, desear es confesar
que ahora no lo posees. Y como todas las cosas son tuyas, te robas a ti mismo viviendo en el estado de
deseo. [Cuando se materializa,] tu deseo es tu salvador. Es tuyo para que lo disfrutes, pero si continúas
deseando y no te crucificas en el deseo, exigiendo su cumplimiento, niegas a Jesús, tu salvador. «Porque
si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados».16 ¡No puedes desear lo que ya tienes!
Aquí encontramos que es el momento de la fiesta de la Pascua.17 Algo va a pasar (cambiar) en este
momento. El hombre es incapaz de pasar de un estado de conciencia a otro sin soltar primero los
pensamientos que ahora tiene, porque éstos lo anclan al estado actual.

14 Juan 19:38.
15 Juan 7:24.
16 Juan 8:24.
17 La palabra Pascua aparece en hebreo como pesah, o Pésaj en español. «Pascua» significa ‘paso’ o ‘salto’.

13
Ir a las fiestas físicas año tras año, cuando el sol entra en el gran signo de Aries, no significa nada para la
verdadera Pascua mística. Para celebrar la fiesta de la Pascua psicológicamente, el hombre debe pasar de
un estado de consciencia a otro. Esto se logra liberando a Barrabás, el ladrón del estado que el hombre
quisiera encarnar.
En esta historia el estado buscado es personificado como Jesús, el salvador. Si te conviertes en tu deseo,
o lo posees, te salvas de desearlo. Pero si no lo haces, el que te roba su cumplimiento queda encerrado
dentro, junto con Jesús, tu salvador, y la fiesta de la Pascua aún está por celebrarse.
Estas historias no hacen referencia a personas, lugares o acontecimientos aquí en la Tierra. Más bien, los
personajes de las escrituras son estados eternos de la mente de cada individuo. Tu mantienes vivo a
Barrabás o a Jesús por los pensamientos que tienes.
No condenes a la multitud por clamar por la liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús. No se trata
de una muchedumbre de judíos, sino de aquellos que son sabios, pues hace falta ser sabio para clamar
por la liberación de la limitación y la restricción y por la crucifixión del deseo. Aunque ahora encarnas a
Jesús, sólo te recuerdo que, si tienes una ambición sin cumplir, estás albergando lo que niega su
realización, y esa negación es Barrabás.
Para experimentar la transformación mística y psicológica conocida como Pascua, primero debes
identificarte con tu deseo y luego permanecer fiel a él. Ese es tu acto de crucifixión, por medio del cual
resucitas ese estado en tu mundo, sin la intervención de ningún hombre.
Se nos dice que nadie pudo levantarse lo suficientemente temprano como para rodar la piedra que cubría
el lugar donde estaba enterrado el Salvador. Pero la piedra fue removida, y lo que aparentemente estaba
muerto y enterrado, se levantó de esa tumba. Todo lo que necesitas hacer es caminar en la consciencia de
ser lo que deseas ser. No necesitas que un hombre haga rodar los problemas y obstáculos de la vida para
expresar lo que eres consciente de ser. El estado del que eres consciente tiene su propia manera de
hacerse carne para que el mundo pueda tocarlo.
Ahora puedes ver la relación entre la historia de Jesús y la de Isaac y sus dos hijos, donde uno sustituyó
al otro. ¿Por qué crees que los que compilaron los sesenta y pico libros de nuestra Biblia hicieron de Jacob
el antepasado de Jesús? Se dice que Jacob, el suplantador, fue padre de doce hijos, de los cuales Judá
(alabanza), el cuarto, fue ancestro de José, que se suponía que debía ser el padre de Jesús. Pero Jesús debe
suplantar a Barrabás como Jacob suplantó y tomó el lugar de Esaú.
Sentado tranquilamente en tu silla, asume que eres Pilatos y dirige un juicio a tus dos hijos. Luego
conviértete en la multitud y clama por la liberación de los pensamientos que te roban tu deseo. Y como
juez, libera a Barrabás y sentencia a Jesús a ocupar su lugar. Se dice que Jesús fue crucificado en el Gólgota,
el lugar del cráneo, que es el asiento de la imaginación.
Para experimentar el paso del viejo al nuevo concepto del yo, debes liberar a Barrabás y asumir a Jesús.
La mejor manera de hacerlo es crucificarte a ti mismo con tu ideal. Si sólo asumes que eres lo que buscas,
tu asunción sostenida se convertirá en un hecho. Sabrás cuando has tenido éxito en liberar a Barrabás (tu
viejo concepto de ti mismo) y crucificar con éxito a Jesús (tu deseo realizado) mirando mentalmente a las
personas que conoces. Si parecen ser las mismas, entonces no has cambiado las ideas desde las cuales
fluyen tus pensamientos, ya que todos los cambios en los conceptos del yo resultan en una relación
diferente con aquellos que te rodean. Si deseas que los demás te vean como la encarnación del ideal que
te inspira, debes imaginar que te están viendo así en este mismo momento.
Puedes liberar a Barrabás, crucificar y resucitar a Jesús si quieres, pero define tu ideal, luego relájate en
un sillón cómodo. Ahora cierra los ojos y entra en un estado de consciencia similar al sueño. Asume, en
tu imaginación, que estás que estás experimentando en la realidad lo que quieres expresar. Con este
sencillo método habrás liberado a Barrabás (carencia) y resucitado a tu salvador (tu estado deseado).

14
Se dice que Jesús, antes de su crucifixión, estuvo en el jardín de Getsemaní. Ahora bien, un jardín no es un
terreno baldío, sino una parcela debidamente preparada. Tú preparas tu jardín de Getsemaní leyendo
buenos libros, escuchando música de calidad y entablando conversaciones que ennoblecen: «Todo lo que
es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay alguna virtud, si hay algo digno de alabanza, en eso pensad»,18 y de esa manera estás
preparando tu jardín.
Volvamos ahora a nuestra historia, tal como se nos cuenta en el capítulo 18 del libro de Juan. Estando en
el huerto, Jesús oye que se acerca la multitud y la llama: «¿A quién buscáis?»19 Entonces un intermediario
de Judas responde: «A Jesús de Nazaret».20 Y una voz que sale de la oscuridad responde: «Yo soy».21
Según el relato, los que escucharon esta audaz declaración cayeron a tierra al instante, lo que debería
indicar que no es posible que se trate de un acto real, físicamente hablando, ya que ninguna declaración,
por audaz que sea, puede hacer que miles de hombres caigan a tierra.22 Pero, según el relato, cuando
recuperaron la compostura volvieron a hacer la pregunta y Jesús les respondió: «Os dije que Yo soy; por
tanto, si me buscáis a mí, dejad que éstos se vayan»,23 [y antes ya había dicho a Judas:] «Lo que vas a hacer,
hazlo pronto»24. Entonces Judas, sabiendo que debe actuar rápidamente, se marcha y se suicida.
Veamos esta escenificación. Puedes entrar en tu jardín de Getsemaní25 controlando tu mente. Cuando
puedes restringir su acción mental al no permitir que tu atención divague, sino que la mantienes sin
esfuerzo en el estado que estás contemplando, tu presencia disciplinada está en el jardín.
Cuando sabes lo que quieres ser, has encontrado a Jesús, tu salvador. Cuando asumes que eres, estás
viviendo como Jesús, y tu anterior concepto del yo (Judas) se ha «suicidado».
Sabiendo qué te salvará, deja ir lo que eres ahora y todo lo que representa. Hazlo y te habrás suicidado
mentalmente. Al morir a lo que antes expresabas, debes vivir expresando mentalmente el nuevo estado
en el que has entrado. En cierto sentido, te has quitado la vida cuando te has desprendido en la
consciencia de lo que antes mantenías vivo y vives consciente de aquello que has descubierto en tu jardín.

18 Filipenses 4:8.
19 Versículo 7a.
20 Versículo 7b.
21 Versículo 8b.
22 Para tener una idea sobre la cantidad de soldados involucrados en el relato, sin contar a los subordinados o alguaciles de los sumos

sacerdotes y fariseos, que eran una especie de guardia del templo de Jerusalén, leamos la cita bíblica en Juan 18:3: «Judas, pues, tomando una
compañía de soldados, y alguaciles de los sumos sacerdotes y de los fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas».
«Compañía» es un término militar que se refiere a una cohorte romana, que consistía en un décimo de una legión. La fuerza numérica de una
legión era de seis mil soldados, de modo que una «compañía» o «cohorte» era igual a seiscientos soldados.
23 Juan 18:8.
24 Juan 13:26-27: Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de

Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto».
25 Para aclarar el significado místico de la palabra «Getsemaní», se anexa a continuación un fragmento del libro de Neville «La Fe es tu

Fortuna»:
«En la historia de Jesús en el Huerto de Getsemaní se cuenta un romance místico de lo más maravilloso, pero el hombre no ha sabido ver la luz
de su simbología y ha interpretado erróneamente esta unión mística como una experiencia agónica en la que Jesús suplicó, en vano, a Su Padre
que cambiara Su destino.
»Getsemaní es para el místico el Jardín de la Creación —el lugar en la consciencia donde el hombre va a realizar sus objetivos definidos—.
Getsemaní es una palabra compuesta que significa exprimir una sustancia oleosa: Geth, ‘exprimir’, y Shemen, ‘sustancia oleosa’, ‘aceite’. La
historia de Getsemaní revela al místico, en simbología dramatúrgica, el acto de la creación. Del mismo modo que el hombre contiene en sí
mismo una sustancia oleosa que, en el acto de la creación, es expulsada para convertirse en una imagen de sí mismo, así también tiene dentro
de él un principio divino (su consciencia) que se convierte en un estado de consciencia que, sin ayuda, se expulsa o materializa.
»Un jardín es un terreno cultivado, un campo especialmente preparado, donde se plantan y cultivan las semillas que el jardinero elige.
Getsemaní es un jardín de este tipo, el lugar en la consciencia donde el místico va con sus objetivos debidamente definidos. Se entra en este
jardín cuando el hombre aparta su atención del mundo que le rodea y la pone en sus objetivos.
»Los deseos bien definidos del hombre son semillas que contienen el poder y los planes de la autoexpresión y, al igual que las semillas dentro
del hombre, éstas también están enterradas dentro de una sustancia oleosa (una actitud mental gozosa y agradecida). Cuando el hombre
contempla que es y posee lo que desea ser y poseer, ha comenzado el proceso de prensado o el acto espiritual de la creación. Estas semillas se
exprimen y se plantan cuando el hombre se pierde en un estado de gozo desenfrenado y loco, sintiendo y proclamando de forma consciente
que es aquello que antes deseaba ser».

15
Esta no es una historia de un hombre que traiciona a otro, sino de la consciencia que se desapega y se
reenfoca. A partir de este momento, camina como si tu deseo fuera ahora tu realidad. Permanece fiel a
ese nuevo concepto y te habrás «suicidado». Ciertamente, nadie te ha quitado la vida, la has puesto tú
mismo.26
¿Puedes ver la relación entre la muerte de Judas y la muerte de Moisés? Se dice que Judas se suicidó,
mientras Moisés estaba tan completamente muerto, que nadie pudo descubrir dónde estaba enterrado.
Judas no es un hombre que traicionó a otro hombre llamado Jesús. El Judas del Nuevo Testamento es el
Judas del Antiguo Testamento, que significa ‘alabar; dar gracias; estallar de gozo’. ¿No explotas de dicha
cuando te identificas con el ideal que buscas encarnar en este mundo? Cuando el estado que buscas es
finalmente tuyo, tu gozo se eleva como el olor fragante descrito en el Antiguo Testamento como Jericó.
Intento mostrarte que los antiguos contaron la misma historia una y otra vez para para decirnos cómo
convertirnos en lo que queremos ser. Y en cada historia insinuaron que no necesitamos la ayuda de otro
para alcanzar nuestros objetivos.
Ahora vayamos al libro de Josué, donde leemos la promesa que Dios le hizo a Josué (la misma promesa
hecha a Jesús y registrada en los cuatro evangelios). En el Antiguo Testamento se le dijo a Josué: «Yo os
he entregado todo lugar que pisare la planta de vuestro pie».27 Y en el evangelio de Juan, Jesús afirma:
«Todo lo mío es tuyo; y todo lo tuyo, mío»,28 sin importar dónde esté. Analiza esta promesa y acéptala
literalmente. La promesa es cierta no físicamente, sino desde el punto de vista psicológico, pues
dondequiera que te encuentres mentalmente, lo logras.
Josué, cautivado por la promesa de que allí donde ponga su pie (su entendimiento), será suyo, desea el
fragante estado llamado Jericó. Al encontrarse con sus muros infranqueables, recurre a los servicios de
una ramera llamada Rahab. (rach significa ‘aliento o espíritu’, y ab significa ‘padre’). Aquí descubrimos
que esta ramera es el espíritu del Padre: ¡tu capacidad de sentir!
Rahab tiene dos profesiones: la de espía y la de ramera. La profesión de espía exige que el viaje se haga
de forma tan secreta y silenciosa que no sea detectada. No hay un solo espía físico, por muy sabio que sea
en ocultar sus caminos, que no corra el riesgo de ser detectado. Pero cuando te sientas tranquilamente
con tus pensamientos, ningún hombre es lo suficientemente sabio como para decirte dónde estás
habitando mentalmente.
Puedo estar aquí en un andén de San Francisco, California, cerrar los ojos y asumir que estoy en Londres.
Si permanezco allí el tiempo suficiente, puedo rodearme de los hechos objetivos, sólidos y concretos que
me rodean allí. Físicamente sigo aquí, pero mentalmente estoy a miles de kilómetros. No puedes verme
habitando allí, por lo que crees que sólo me he ido a dormir y que sigo en este mundo tridimensional. Esto
es cierto en lo que se refiere al plano físico, pero nadie sabe dónde estoy cuando entro en un momento de
meditación.
La otra profesión de Rahab es la de ramera, una que concede a los hombres todo lo que le piden sin
cuestionar el derecho del hombre a pedir. Si ella es una auténtica ramera, como indica el nombre de
Rahab, entonces lo posee todo y puede satisfacer todos los deseos. Una ramera está ahí para servir, no
para cuestionar o juzgar si el deseo es bueno o malo.
Tienes la capacidad de apropiarte de un estado sin saber cómo se hará realidad. Sin poseer ninguno de
los talentos que los hombres afirman que son necesarios para la realización del deseo, si te apropias de

26 Lucas 9:23-24: Y a todos decía: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día y sígame. Porque
cualquiera que quiera salvar su vida, la perderá, y cualquiera que pierda su vida por causa de mí, la salvará».
27 Deuteronomio 11:24.
28 Juan 17:10.

16
él en la consciencia, habrás empleado a Rahab, la espía. Y como puedes encarnar ese estado entregándote
a ti mismo, eres Rahab, la ramera, satisfaciendo al que la busca.
Lo haces apropiándote de la sensación de que ahora eres lo que deseas ser. Y esta asunción, aunque sea
falsa, pues, tus sentidos la rechazan, si persistes en ella, se convertirá en un hecho. Debes encarnar
realmente tu deseo en tu imaginación hasta que se convierta en una realidad tangible y concreta. Si no lo
haces, seguirás estando frustrado.
Se dice que a Rahab se le ordenó entrar en el corazón de la ciudad y permanecer allí. No debía ir de casa
en casa, sino entrar en la habitación superior de la casa en la que entrara. Si salía de la casa, habría sangre
sobre su cabeza, pero si no salía y había sangre, ésta caería sobre mi cabeza.
Después de entrar en la casa, Rahab subió al piso superior y allí permaneció mientras los muros se
derrumbaban. Lee atentamente la historia y descubrirás que de forma muy velada te está diciendo que
cuando los muros se derrumbaron y Josué entró, la única que se salvó fue la espía y ramera que se llamaba
Rahab.
Como Rahab, la espía, tienes la capacidad de convertir el allá en el aquí, y el futuro en el ahora. Y como
Rahab, la ramera, tienes la capacidad de darte todo lo que tengas el coraje de asumir como verdadero.
En la historia, la trompeta sonó siete veces. Al séptimo toque los muros se derrumbaron y Josué entró
violentamente en el estado que buscaba. El siete es el símbolo numérico del descanso; el sábado. En este
estado el hombre no vacila en su convicción de que algo es.
Cuando puedes asumir la sensación de que tu deseo se ha cumplido y te vas a dormir sin que nadie te
moleste, estás mentalmente en reposo. Estás guardando el sábado, habiendo tocado la trompeta siete
veces. Porque cuando se alcanza el séptimo toque, los muros se derrumban, las circunstancias se alteran
y se remodelan en armonía con tu asunción. Los muros, los obstáculos y los problemas caerán por su
propio peso cuando alcances el punto de quietud desde tu interior.
El hombre que ignore el mundo y fije una idea en su mente con tanta seguridad que permanezca fiel a
ella, verá su manifestación. He aquí la diferencia entre que el mundo sostenga la idea y que sea él quien
la sostenga. Cuando una idea puede dominar de tal manera tu mente que te persigue día y noche, y sientes
su cumplimiento, estás caminando en su dirección, pues siempre te estás moviendo hacia la idea que
domina la mente. Recuerda que sólo tienes un regalo que dar y ese eres tú mismo. Cada regalo debe ser
expulsado de ti mediante la apropiación. La creación está terminada. No hay nada que crear, porque todas
las cosas ya son tuyas y están esperando que te las apropies.
Aunque no puedas estar en un estado de forma física, puedes estar allí mentalmente. Mientras estás
físicamente aquí en tu silla, puedes cerrar los ojos y visualizar un lugar tan real que puedes sentirte allí.
Puedes hacerlo tan real que cuando abres los ojos aquí, te sorprendes al descubrir que no estás
físicamente allí.
Este viaje mental hacia el estado deseado, con su consiguiente sensación de realidad, es todo lo que es
necesario para provocar su cumplimiento. Tu ser dimensionalmente mayor tiene caminos que el menor,
el tridimensional, no conoce. Además, para el mayor, todos los medios que promueven el cumplimiento
de su asunción son buenos. Todo lo que necesitas hacer es permanecer en el estado mental que has
definido como tu objetivo hasta que lo sientas real, y todas las fuerzas del cielo y de la Tierra se
apresurarán a ayudar a su realización. Tu yo más amplio influirá en las acciones y palabras de todos los
que pueden ser utilizados para facilitar la realización de tu actitud mental fija.

17
Ahora pasamos al libro de los Números, a la historia de Dios ordenando a Israel que le construya un lugar
de culto. El tabernáculo debía ser un lugar de culto alargado y móvil, cubierto de piel. ¿No es eso el
hombre? «¿No sabéis que sois el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?»29
El templo del que se habla aquí no es un templo hecho con las manos, sino uno eterno en los cielos. Este
templo alargado, cubierto de piel, se mueve por el desierto. «El día en que se levantó el tabernáculo, la
nube cubrió el Tabernáculo del Testimonio; y al anochecer estaba sobre el Tabernáculo como una
apariencia de fuego hasta la mañana. Así era de continuo; la nube lo cubría de día, y la apariencia de fuego
de noche». Entonces se dio la orden de permanecer hasta que la nube ascendiera de día y el fuego de
noche. «Tanto si eran dos días, un mes o un año que se detuviese la nube sobre el tabernáculo,
permaneciendo sobre él, los hijos de Israel permanecían en sus tiendas y no se movían; mas al alzarse
ella, se ponían en marcha».30
Como el tabernáculo del Dios vivo, te preguntarás qué es esta nube. Confío en que muchos de ustedes la
hayan visto durante la meditación. La nube, como las aguas del subsuelo de un pozo artesiano, brota
espontáneamente hacia tu cabeza y toma la forma de anillos dorados pulsantes. Luego fluyen desde tu
cabeza en una corriente de anillos de oro vivos. La nube asciende cuando entras en un estado de ánimo
meditativo cercano al sueño. Es en este estado de somnolencia cuando la nube toma la forma de tu
asunción y modela tu mundo en armonía con ella misma. La nube es simplemente la vestimenta en la que
habita tu consciencia y donde estés en la consciencia, allí estarás también en la carne.
A medida que te acercas al estado de somnolencia y meditativo que roza el sueño, esta nube pulsante y
dorada comienza a ascender. Y cuando te duermes, lo sepas o no, tu consciencia asciende de este mundo
tridimensional a su foco cuatridimensional, que es más amplio.
Lo que parece ser una nube de anillos pulsantes es tu yo más amplio ascendiendo a un estado de sentir.
Este es el momento en el que te adentras en el estado de ánimo de ser lo que quieres ser, ya sea de forma
visual o auditiva. Puedes entrar en una escena o simplemente repetir una frase como: «¿No es
maravilloso?», una y otra vez, como si te estuviera ocurriendo algo maravilloso. Porque se nos dice:

«En un sueño, en una visión nocturna,


Cuando el sueño profundo cae sobre los hombres,
Mientras duermen en sus lechos,
Él abre sus oídos
Y sella su instrucción».31

Utiliza sabiamente este intervalo que precede al sueño. Asume la sensación de tu deseo cumplido y
duérmete en ese estado de ánimo. Entonces, profundamente dormido en un mundo dimensionalmente
mayor, verás y representarás los papeles que más tarde repetirás en la Tierra.
Esta obra teatral que llamamos vida está siempre en armonía con tu ser dimensionalmente mayor que
lee e interpreta sus papeles a través de ti. Tu ilusión de libre albedrío no es más que la ignorancia de las
causas que te hacen actuar. La sensación que domina la mente mientras te duermes se convertirá en un
hecho, pues es una orden a tu proceso de encarnación: «Sé tú mismo». De esta manera te conviertes, a
través de un proceso natural, en lo que deseas ser.
Sé que esto es cierto por experiencia personal. Decenas de veces, mientras me dormía, me he imaginado
en otro lugar. Y a medida que transcurrían los días, las cosas empezaban a moldearse en armonía con esa

29 1 Corintios 3:16.
30 Números 9:15-16,22.
31 Job 33:15-16.

18
asunción, obligándome a hacer el viaje. Al acercarme a las profundidades del sueño, mi nube asciende
mientras asumo la consciencia que quiero encarnar o el lugar que quiero visitar. Mientras duermo en ese
entorno, la vida remueve mi entorno a través de la tierra o los mares y lo reensambla a semejanza de mi
asunción.
Eres un tabernáculo vivo en el que habita Dios. Está cubierto por una nube que puede ascender, y de
hecho lo hace, cuando estás en un estado parecido al sueño. La nube puede ascender en dos minutos, no
necesariamente en dos días. ¿Por qué los antiguos decían dos días? Para que el hombre pudiera cambiar
de opinión. La Biblia lo deja a su criterio. Pueden ser dos días, un mes o un año, pero cuando decides
moverte, entonces la nube (tu asunción) asciende.
No tienes que llevar tu cuerpo físico allí, ya que éste gravita hacia donde se encuentra tu consciencia.
Mientras permaneces en tu asunción, las cosas suceden para obligarte a moverte adonde estás habitando
conscientemente. «En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no fuera así os lo habría dicho. Voy
a prepararos un lugar. Y si voy y os preparo un lugar, vendré otra vez y os recibiré en mí, para que donde
yo esté, estéis también vosotros».32
En la casa de tu Padre (la consciencia) hay innumerables conceptos del ser. No podrías, en la eternidad
agotar lo que eres capaz de ser. Si, sentado aquí, asumes que estás en otro lugar, ese otro lugar es una
mansión (estado de consciencia) a la que has ido y te has preparado. Cuando abres los ojos, la bilocación
que creaste se desvanece y vuelves a la forma física que habías dejado atrás. Sin embargo, has preparado
el lugar y, con el tiempo, habrás de habitarlo físicamente.
No te preocupes por los medios que se emplearán para trasladarte a través del tiempo y el espacio al
lugar que has preparado mentalmente. Simplemente siéntate en silencio y realiza mentalmente tu deseo.
Pero te advierto, no trates esto a la ligera. Lo sé. Una vez, en pleno invierno en la ciudad de Nueva York,
pensé que sería estupendo estar en el clima cálido de las Indias, así que dormí como si pudiera oír el
balanceo de las palmeras y sentir la suave brisa tropical. Aunque todavía era invierno cuando me
desperté, en cuestión de días recibí noticias angustiosas que me obligaron a hacer el viaje. En aquel
momento la guerra estaba en marcha y los barcos eran hundidos a diestra y siniestra, pero zarpé del
puerto de Nueva York 48 horas después de recibir la noticia y llegué a Barbados justo a tiempo para
despedirme de mi madre en este mundo tridimensional.
A pesar de que no tenía intención de ir a Barbados, mi yo más profundo observó dónde descendía la gran
nube. La situé en Barbados y este tabernáculo (mi cuerpo) tenía que hacer el viaje para cumplir el
mandato: «Dondequiera que la planta de tu pie pise, eso te he dado». Dondequiera que la nube descienda
en el desierto, allí volverás a montar ese tabernáculo. Así que te advierto, no tomes esto a la ligera. No te
ubiques en el Labrador sólo para ver si funciona, a menos que, por supuesto, quieras ir allí, porque irás y
luego te preguntarás por qué tuviste que venir a esta clase.
Nada es imposible de imaginar, y nada es imposible para la Imaginación. Todo deseo será tuyo si te
atreves a asumir la sensación de que tu deseo se cumple mientras te vas a dormir.
Llamo a esta técnica «un sueño de vigilia controlado». En un sueño pierdes el control, pero intenta
preceder tu sueño con un sueño de vigilia controlado en el que tú eres el actor, no el público. Y recuerda
que tu sueño controlado de vigilia será representado físicamente en tu mundo tridimensional.
Permíteme aclarar esto. Los psicólogos actuales tienen una ley conocida como la ley del esfuerzo inverso.
Cuando asumes la sensación de tu deseo cumplido, debes controlar la dirección de tu atención con el
menor esfuerzo posible. Si hay esfuerzo, y estás obligando a tu deseo de una manera determinada, no
obtendrás los resultados deseados. Más bien serán los resultados opuestos. La Escritura nos dice que el

32 Juan 14:2.

19
primer acto creativo realizado por Adán fue cuando dormía. Se dice que Adán fue puesto en un sueño
profundo en el que se detuvo la creación, y no hay constancia del despertar de Adán.
Tu futuro cambia de la mejor manera cuando controlas tus pensamientos mientras estás en un estado
parecido al del sueño, ya que entonces el esfuerzo se reduce al mínimo. En ese estado tu atención está
relajada, pero controlada dentro del sentir sin ser forzada ni empleando esfuerzo. La imaginación, que no
la fuerza de voluntad, creará la realidad. Cuando liberas a Barrabás, no quieres identificarte con Jesús,
sino que simplemente imaginas que tu deseo ya se ha cumplido.
Ahora, mientras llegamos al intervalo dedicado a la oración, permíteme aclarar esta técnica. Sabiendo lo
que quieres, piensa en un acontecimiento que implique que tu deseo se cumpla. Restringe el
acontecimiento a un simple acto, como un apretón de manos, y luego sólo estrecha la mano. No la
estreches para luego encender un cigarrillo, ni camines por la habitación, ni hagas una cantidad de cosas.
Simplemente imagina que estás dando la mano. Repite el acto hasta que lo sientas real. Juzga tú mismo lo
que quieres realizar, pero construye siempre un evento que siga naturalmente al cumplimiento de tu
deseo.
Si, tal vez, no puedes concentrarte en un evento, puedes resumir la implicación de la realidad de tus
deseos en una simple frase como: «¿No es maravilloso?» «Gracias». «Está terminado». Cualquier frase con
un par de palabras servirá siempre que implique que tu deseo ya se ha realizado. Elije una frase de tu
propio vocabulario, pero que sea corta y que implique siempre cumplimiento.
Una vez que tengas tu frase en mente, deja que la nube ascienda induciendo el estado que bordea el sueño.
Imagina que tienes sueño y en este estado asume la sensación de tu deseo cumplido. A continuación,
repite la frase elegida una y otra vez como una canción de cuna. Relájate y entra en la sensación de ser
realmente lo que quieres ser. Al hacer esto estás entrando en Jericó con tu espía que tiene el poder de
garantizarlo. Estás liberando a Barrabás y condenando a Jesús a ser crucificado y resucitado. Estás
recreando todas estas historias cuando te dejas llevar y entras en la sensación de ser lo que quieres ser.

Ahora entremos en el silencio.

(PERÍODO DE SILENCIO)

Si has levantado la nube durante la meditación, tendrás las manos y la boca secas. Lo que hayas hecho
mientras la nube estaba levantada es un asunto personal, pero las manos y la boca secas son una prueba
positiva de que la nube se levantó.
Te daré otro fenómeno que es muy extraño. Cuando realmente te adentras en las profundidades
descubrirás, al despertar, que tienes un par de riñones muy activos. He hablado de esto con los médicos
y no han podido explicármelo.
Además, durante la meditación he observado una preciosa luz azul líquida. Me recuerda a la quema de
alcohol. Cuando se pone alcohol en un budín de ciruelas en Navidad y se le prende fuego, la hermosa llama
líquida azul que envuelve el budín hasta que la soplas es como la luz azul que aparece en la frente en la
meditación. Esta llama está viva, en constante movimiento, al igual que el espíritu lo estaría.
Otra cosa que puede ocurrirte como a mí, es ver manchas ante tus ojos. No son manchas de hígado, sino
pequeños círculos que flotan en el espacio como una malla, pero atados entre sí. A partir de una sola
célula, forman grupos de diferentes patrones geométricos patrones, como gusanos o remolques que

20
flotan sobre tu cara. Aunque son visibles con los ojos abiertos, cuando los ojos se cierran pueden seguir
viéndose, lo que demuestra que los círculos no vienen de fuera, sino de dentro. Cuando estos diversos
fenómenos no pienses que estás haciendo algo mal. Son parte de la expansión normal y natural que llega
a quienes se guían a sí mismos y tratan de expandir su jardín de Getsemaní.
Comienza ahora a disciplinar tu mente observando tus pensamientos. Obsérvalos durante todo el día y
niégate a escuchar cualquier pensamiento que no sea amoroso. Conviértete en la virgen perfecta y deja
de ser una virgen necia. Escucha sólo los pensamientos que traen alegría. No prestes atención a lo que no
es agradable, porque si lo haces, no tendrás aceite en tu lámpara ni alegría en tu corazón. En el momento
en que intentes convertirte en una virgen sabia, disciplinando tus pensamientos, aparecerán estos
diversos fenómenos. Serán tan interesantes que no tendrás tiempo de desarrollar la vista insensata que
antes conocías. Espero que nadie que se identifique con este gran trabajo encuentre alegría en cualquier
discusión poco amable de otra persona.

21
Lección 3

PENSAR CUATRIDIMENSIONALMENTE
Los antiguos narradores de historias, cuyas obras están registradas en las escrituras, hablaban de dos
mentes: la mente carnal (natural) y la mente de Cristo o mente crística. En 1ª Corintios, Pablo nos dice
que «el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no
las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente».33
Para el hombre de mente natural, el pasado y el futuro son puramente imaginarios, y la realidad se limita
al instante presente. Para él, el pasado es sólo un recuerdo y el futuro está por venir. El hombre natural
no cree que el pasado pueda ser revisado y visto como algo presente, objetivo y concreto en sí mismo.
Tampoco cree que se pueda entrar en el futuro para convertirlo en algo real. Pero la mente crística, al ser
cuatridimensional, puede utilizar todas las impresiones sensoriales que ha conocido, conoce y conocerá
para ver el pasado, el presente y el futuro como un todo presente.
La razón por la que operas como lo haces hoy es porque eres una criatura de hábitos, y el hábito te ciega
a lo que deseas ver. El hábito actúa como una fuerza dominante, pero no es una ley. A través del hábito la
mente natural ha gobernado, pero una nueva mente, llamada Cristo, puede ser tuya si dedicas unos
momentos cada día a retirar tu atención de las sensaciones y concentrarte en sentir la realidad de tu
deseo invisible. Si haces esto cada día, pronto descubrirás un mundo dimensionalmente mayor. Un
mundo en el que tu estado contemplado es ya una realidad concreta desplazada en el tiempo. Esta noche,
mientras estudiamos las escrituras, mira en tu interior y comprueba dónde te encuentras en tu desarrollo
actual.
En el quinto capítulo del libro de Marcos, Jesús se encuentra con un loco que vivía en un cementerio y se
escondía detrás de las tumbas. Al verlo, Jesús dijo: «Salid de ese hombre, espíritus inmundos».34 Esto
hicieron, destruyéndose a sí mismos. Entonces el hombre, revestido por primera vez de su sano juicio, se
sentó a los pies del maestro. Si cambias el nombre de Jesús por el de Imaginación (o la mente de Cristo)
esta historia puede ser entendida psicológicamente.
Si te quedas en el pasado y sus experiencias, estás en un cementerio, que se ha creado para dejar un
registro de los muertos. Tus prejuicios, supersticiones y falsas creencias son las lápidas tras las que te
escondes. Cuando te niegas a dejarlas ir, estás tan loco como el hombre de la historia. Pero si llamas a tu
mente cuatridimensional para que se enfoque, echará fuera todas las viejas creencias que te han
atormentado. Entonces, a través de la persistencia, serás limpiado y, vestido con tu mente correcta, te
sentarás a los pies del entendimiento —o a los pies del maestro—.
Marcos sigue contando la historia de Jairo, un sumo sacerdote de la sinagoga. Al darse cuenta de que su
hija se está muriendo, Jairo pide a Jesús que venga a curarla. Mientras se dirigía hacia la casa, una mujer
que había tenido un problema de sangre durante doce años tocó su manto y quedó curada al instante.
Sabiendo en su interior que virtud había salido de él, Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?»,35 y cuando la
mujer confesó, Jesús dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz».36
Apareció entonces un mensajero para informar de que el niño había muerto, pero Jesús dijo: «No temáis,
sólo creed». Cuando llegaron a la casa de Jairo, Jesús dijo a la multitud: «¿Por qué hacéis ruido y lloráis?
El niño no está muerto, sino que duerme». Al cerrar la puerta contra la multitud burlona, Jesús tomó a la

33 1 Corintios 2:14.
34 Marcos 5:8.
35 Marcos 5:30c.
36 Marcos 5:34.

22
niña de la mano y le dijo: «Niña, a ti te digo, ¡levántate!»37 Inmediatamente la niña de doce años se levantó
y caminó.
Esta historia también puede entenderse psicológicamente. Como he dicho antes, la Biblia no hace
referencia a ninguna persona o acontecimiento que haya ocurrido en la Tierra. Todas sus historias se
desarrollan en la mente. En esta historia la mujer no podía dar forma a sus anhelos. Era incapaz de
concebir a causa del flujo de sangre. Pero su fe cerró el vientre y dio forma a su deseo.
Sólo cuando dejas la mente natural del hombre y entras en tu mente crística cuatridimensional, tu antiguo
concepto del yo puede ser limpiado. Entonces, al asumir que eres lo que quieres ser, tu deseo toma forma
y tu hijo resucita. Convirtiéndote en la mujer cuya fe ha hecho desaparecer la cuestión de la sangre,
puedes avanzar hacia la casa del estado muerto. Revestido con tu mente crística, puedes resucitar a tu
hijo muerto, ya sea tu ambición, un deseo o los sueños incumplidos de tu corazón. Aunque parezcan
muertos para tu mente natural, todos ellos pueden revivir a través del sentido del tacto.
Una vez asumido tu deseo, ya no puedes desearlo. Y, habiéndolo resucitado ya dentro de ti, no hay
necesidad de discutir su posibilidad con otro. Aunque, debido a sus limitaciones, tu mente natural no
puede ver tu deseo cumplido, tu mente crística sí. El deseo (niño) está muerto para este mundo, pero tú,
todo Imaginación, sabes que no está muerto, sino dormido y, por asunción, despertará y se hará visible
para tu mundo natural.
Notarás que Jesús cerró la puerta contra la multitud burlona y entró en la habitación sólo con sus
discípulos y los padres del niño. La puerta de la que se habla aquí separa la mente natural de la mente de
Cristo. Cierra la puerta a la multitud burlona negando la evidencia de tus sentidos y tomando consciencia
de tu deseo como real y ahora. Tu YO SOY es el padre-madre de cada idea colocada en tu mente
disciplinada, tocada y asumida. Esa idea resucita entonces, se materializa y da testimonio del poder de tu
asunción.
Tú y sólo tú puedes juzgarte. ¿Vives en el pasado muerto?, ¿o vives como la mujer cuyo flujo de sangre se
ha detenido? ¿Crees que un deseo asumido cobrará vida?, ¿o crees que primero debes cumplir una
condición impuesta por el pasado, que debes ser de un determinado tipo o recibir ayuda de otro?
Hay quienes creen que cualquiera que no pertenezca a su grupo no se salva. Un protestante cree que es
el único cristiano, y el católico cree que es el único que se salva. Para un judío los cristianos son paganos
y los judíos son elegidos.
Y para un mahometano, los judíos y los cristianos son infieles, y así sucesivamente. Si crees que debes
unirte a una de estas órdenes para ser salvado, eres el loco que se esconde detrás de sus supersticiones
y prejuicios del pasado, sin estar dispuesto a ser a ser purificado.
Algunas personas me han dicho: «Entiendo tu interpretación psicológica de los evangelios, pero no puedo
renunciar a mi creencia de que Jesús fue un hombre que vivió aquí en la Tierra, ya que esta creencia me
reconforta». Y yo les digo: «Salgan del cementerio del pasado muerto y caminen sabiendo que su propia
y maravillosa Imaginación humana es Dios Padre y el único poder creador que existe».
Aquello de lo que eres consciente, ¡existe ahora! Aunque es invisible para tu mente natural debido a su
limitado enfoque tridimensional, aquello de lo que eres consciente ahora es la única realidad para tu
mente de Cristo. Puede que no veas la relación entre tus pensamientos internos y su reflejo externo
debido a la lentitud del latido del tiempo aquí. Pero tu mundo natural no es más que un espejo que refleja
siempre tu mente interior de Cristo.

37 Marcos 5:41b.

23
Juzga tú mismo la posición que ocupas ahora. ¿Eres el hombre loco que vive en el pasado muerto? ¿Sigue
funcionando tu mente? ¿Necesita estar cerrada para para ser fértil? ¿O estás ahora resucitando a tu hijo
muerto, al asumir que tus deseos se han cumplido? Sólo tú puedes responder estas preguntas.
Pasemos ahora al capítulo cinco del libro de Juan, donde los antiguos narradores cuentan otra historia de
la mente carnal tridimensional y la mente cuatridimensional de Cristo En la historia, Jesús va a un lugar
llamado Betesda, que significa ‘la casa de los cinco pórticos’, donde se reúnen innumerables cojos, ciegos,
paralíticos y enjutos. Según la tradición, en una determinada época del año un ángel desciende y revuelve
el estanque que hay allí y el primero que se mete en el estanque después de la revuelta queda curado. Al
ver a un hombre cojo de nacimiento, Jesús le preguntó: «¿Quieres ser curado? Entonces levántate, toma
tu cama y camina». Inmediatamente el hombre quedó sano, levantó su cama y caminó. Ese día era sábado.
Recuerda que, aunque estas historias presenten innumerables individualidades, todas tienen lugar en la
mente. La piscina es tu consciencia. Un ángel es cualquier idea que albergues. En el momento en que eres
consciente de poseer una idea, tu piscina se altera y tu mente se cura de su deseo, ya que no puedes querer
algo que ya tienes.
Te darás cuenta de que la primera persona que entró en la piscina agitada se curó. Tu marido (o esposa),
por muy querido que sea, siempre es el segundo para ti, pues siempre te diriges a él como «tú». De los
amigos y conocidos te refieres como «él», «ella» o «ellos». El único que puede hablar en primera persona,
en tiempo presente, es el yo, así que ¿quién puede meterse en esa piscina agitada antes que tú? Sólo tú
posees el poder de la primera persona, del tiempo presente. A menos que creas que ya eres lo que deseas
ser, permanecerás en tu limitación actual.
Aquí vemos las dos actitudes de la mente; la mente carnal de limitación y negación y la mente de Cristo
de asunción y realización. ¿Eres lo suficientemente audaz como para asumir que ya eres lo que quieres
ser? Si es así, tu asunción revolverá la piscina, haciendo que te eleves al estado de plenitud. Esto sucede
el día sábado (shabat), el tiempo de quietud y descanso. Si eres consciente de ser libre, seguro, sano y
feliz, y sostienes estos estados sin esfuerzo ni trabajo, estás en el día de reposo del que te levantarás y
caminarás en la realidad.
Mi siguiente historia viene del capítulo cuatro de Juan, donde Jesús, sentado en un pozo, es abordado por
una mujer de Samaria. Cuando le pidió algo de beber, ella le dijo: «“¿Cómo es que tú, un judío, me pides
una copa a mí, una mujer de Samaria? Porque los judíos no tienen trato con los samaritanos”. Jesús le
contestó: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, se lo habrías pedido y
te habría dado agua viva”».
Entonces la mujer, viendo que no tenía con qué sacar el agua, y sabiendo que el pozo era profundo dijo:
«“¿Acaso, eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo y bebió él mismo de él, y sus hijos
y su ganado?” Y Jesús respondió: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del
agua que yo le daré no tendrá sed jamás; el agua que yo le daré se convertirá en él en un manantial de
agua que brota para la vida eterna”. Jesús le dijo entonces: “Ve, llama a tu marido, y ven acá”, y la mujer
respondió: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón al decir ‘no tengo marido’, porque tienes cinco
maridos y el que tienes ahora no es tu marido”».
La mujer, sabiendo que esto era cierto, fue a la plaza y dijo a los demás: «He conocido al Mesías. Sé que es
él porque me ha contado todas las cosas que he hecho».
Hasta ahora esta historia se centra en el pasado, pero continúa en relación con el futuro cuando los
discípulos se acercan a Jesús y le dicen: «“Maestro, come”. Entonces Él responde: “Yo tengo una comida
que comer, que vosotros no conocéis”38 […] “¿No decís vosotros: ‘¿Todavía faltan cuatro meses’, y después

38 Juan 4:31-32.

24
viene la cosecha? Pues, yo os digo: ‘Alzad vuestros ojos y ved los campos que ya están blancos para la
cosecha’”».39 Aquí vemos que lo que la mente carnal ve que ocurrirá en el futuro, es visto por la mente de
Cristo como ocurriendo ahora.
Ahora volvamos a la primera parte de esta historia. La mujer de Samaria es tu mente carnal,
tridimensional, y Jesús es tu mente crística de cuarta dimensión. Deseando entrar y poseer un nuevo
estado de consciencia, la razón (la mujer de Samaria) te dice que el pozo (el deseo) es profundo
(inalcanzable), y que no tienes medios para alcanzar su profundidad. Pero tu mente crística te dice: «Soy
yo quien te insta a encarnar el estado. Suspende tu visión de corto alcance y déjame hacerlo por ti».
Tu mente carnal tridimensional tiene cinco maridos (o sentidos) que te impregnan mañana, tarde y noche
con sus limitaciones. Debido a su enfoque limitado, dictan los hijos que tendrás y lo que debes aceptar
como verdadero. Pero tú tienes un sexto sentido, uno que quisiera ser tu marido y fecundarte para que
pudieras dar a luz a su semejanza. Ese sexto marido es tu propia maravillosa imaginación humana.
Habiendo aceptado siempre las limitaciones de tus sentidos como un hecho, has dado testimonio de esta
aceptación. La razón le dice que sus cinco sentidos son todo lo que hay. Pero la imaginación te pide que
encuentres el valor para asumir lo que tus cinco sentidos negarían. Hablando a los sentidos disciplinados,
la imaginación dice: «Tengo carne que no conoces. Yo soy el pan que bajó del cielo. Yo soy el vino.
Sabiendo lo que quiero ser, me deleitaré con el pan de la realización».
Permítanme contarles una historia personal. Cuando era niño, vivía en un entorno muy limitado en la
pequeña isla de Barbados, donde el alimento para los animales tenía que ser importado y era, por tanto,
muy escaso y caro. Soy uno de diez hijos y mi abuela vivía con nosotros, así que éramos trece en nuestra
mesa.
Criábamos patos para comer y los alimentábamos con pescado, que era abundante y barato. Pero no se
podía comer un pato alimentado con pescado y que supiera a ave. Sólo cuando se cambiaba la dieta a
leche y maíz durante siete días, se podía matar al pato y disfrutarlo para cenar. Sin embargo, si no se
cambiaba la dieta durante los siete días, aunque parecía un pato, olía y sabía a pescado, pues el pato era
la encarnación de lo que se le había alimentado.
Uno es un ser psicológico y se convierte, no en lo que come físicamente, sino en lo que se alimenta
mentalmente. Los patos no podían alimentarse con maíz por la mañana y con pescado por la noche. Su
dieta tenía que ser consistente. Y lo mismo ocurre contigo. No puedes meditar un poco por la mañana y
maldecir por la noche. Debes hacer una dieta mental durante una semana para ser la encarnación de tu
alimento mental. «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro; todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza, en eso pensad».40
Como piensas en tu corazón, así eres. Sólo cuando seleccionas el tipo de alimento mental que quieres
expresar, y te das un festín con él, puedes llegar a serlo.
Permítanme contarles por qué hago lo que hago hoy. Todo comenzó en 1933 en Nueva York, donde
estudié hebreo durante cinco años con mi viejo amigo Abdalá. En esa época tiempo estaba lleno de
supersticiones. No comía carne, pescado, pollo, ni nada que viviera. No bebía ni fumaba y hacía un
tremendo esfuerzo por vivir la vida de célibe. Ab intentó decirme que lo que hacía era una estupidez, pero
no pude creerle. Había dejado la isla de Barbados doce años antes y no tenía ningún deseo de volver. Sin
éxito a mis ojos, me avergonzaba volver a casa como un fracasado. Había ganado dinero en el teatro un
año, pero lo gasté todo al siguiente.
Ese verano mis padres vinieron de visita y, mientras veía su barco partir, me sentí me sentí poseído por
el deseo de ir a Barbados. Así que, en lugar de volver a mi habitación de la calle 75, fui a ver a mi amigo

39 Juan 4:35.
40 Filipenses 4:8.

25
Abdalá. Cuando le conté mi deseo, me dijo hizo una extraña declaración diciendo: «¿Quieres ir, Neville?
Pues, ¡te fuiste! Apenas atravieses esa puerta, no veas las imágenes de la calle 72. Camina como si la calle
estuviera bordeada de cocos, como en Barbados. No me preguntes cómo vas a llegar allí. No puedes
preguntar “cómo”, cuando ya estás allí».
Salí de la casa de Abdalá aturdido y diciéndome: «No tengo dinero, no tengo trabajo y ni siquiera voy bien
vestido, ¡pero estoy en Barbados!»
Dos semanas más tarde, sin estar más cerca de mi objetivo, volví a ver a Abdalá y empecé a explicarle mi
carencia cuando él, que era tan negro como as de picas y llevaba un turbante en la cabeza, se levantó del
sillón del salón, se dirigió a su estudio y abrió la puerta. Volviéndose hacia mí, dijo: «Ya he dicho todo lo
que tenía que decir», y con ello salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí, lo que no era una
invitación a seguirlo.
El último barco que salía hacia Barbados a tiempo para las Navidades lo hacía a mediodía del seis de
diciembre. Cuando me acerqué de nuevo a Abdalá el tres de diciembre, repitió su afirmación: «Estás en
Barbados», así que volví a mi habitación una vez más.
En la mañana del 4 de diciembre encontré una carta de correo aéreo de Barbados bajo mi puerta. Al
abrirla, cayó al suelo un giro de cincuenta dólares. La carta era de mi hermano Víctor, pidiéndome que
volviera a casa por Navidad, diciendo: «Los cincuenta dólares adjuntos son para comprar algunas camisas
o un par de zapatos que puedas necesitar para el viaje. No necesitarás propinas y podrás usar el bar si
estás bebiendo. Yo me encargaré de recibir el barco y de pagar todos tus gastos».
Luego la carta continuaba diciendo: «He telegrafiado a Furness, Withy & Company, en Nueva York, y les he
dicho que te expidan un boleto». Cuando fui a la compañía de vapores me dijeron que la única plaza
disponible para el viaje del seis de diciembre era de tercera clase. Accedí a cogerlo y fui a contárselo a mi
amigo Abdalá, quien, al oír mi historia, me dijo: «¿Quién te dijo que ibas en tercera clase? Estás en
Barbados y fuiste en primera clase».
No volví a ver a Abdalá antes de zarpar, pero cuando llegué al muelle, el agente del barco me dijo que
había habido una cancelación y que debía viajar en primera clase, cosa que hice. Ab me enseñó la
importancia de mantenerse fiel a una idea y no transigir. Yo vacilé, pero él se mantuvo fiel a la asunción
de que yo estaba en Barbados, y que había viajado en primera clase.
Después de pasar tres meses paradisíacos en Barbados, volví a Nueva York como una persona
completamente transformada. Bebí. Fumé. Hice todo lo que no había hecho en años. Y recordé lo que
Abdalá me había dicho. «Después de probar esta ley, te volverás normal, Neville. Saldrás de ese
cementerio donde te crees tan santo, pero lo único que haces es ser tan bueno que no sirves para nada».
Desde ese día he tratado de vivir en mi imaginación. No puedo decir honestamente que siempre haya
tenido éxito. Pero sí puedo decir que, aunque parece que he fracasado en el pasado, sigo esforzándome
por suspender el juicio y no aceptar lo que mi razón y mis sentidos me dictan, pues he descubierto que
cuando soy fiel a mi nueva dieta, me convierto en la encarnación de la idea a la que he sido fiel.
Mi pequeña isla de Barbados es totalmente opuesta a la ciudad de Nueva York. En Barbados el edificio
más alto tiene tres pisos, y las calles están bordeadas de palmeras y cocoteros. En Nueva York hay que ir
a un parque para encontrar un árbol, pero yo aprendí a caminar por las calles de Nueva York y a sentir el
ambiente de Barbados. Me mantuve fiel a esta asunción y mi hermano, pensando que él había originado
la idea, pagó mi visita, mientras alguien cancelaba su pasaje para que yo lo tuviera. Todo esto se hizo para
mí, ya que no gasté ni un céntimo de mi propio dinero.
Ahora sé por experiencia que tengo caminos que desconozco, y mis caminos están más allá de ser
descubiertos. Mi yo dimensionalmente mayor tomó mi asunción como una orden e influyó en mi

26
hermano, así como en el pasajero que canceló su viaje. Todo lo que hice fue identificarme con la sensación
de estar en Barbados. Dormí como si estuviera allí. Caminé por las calles de Nueva York como si fueran
caminos bordeados de cocos y todas las personas necesarias para cumplir mi asunción aparecieron e
interpretaron sus papeles a la perfección. Mi viejo amigo Abdalá me dio una lección muy valiosa cuando
me dijo: «Estás en Barbados. Dondequiera que desees estar, allí estás. Vive como si ya fueses, y eso serás».
Ahora, volvamos al significado de las dos historias bíblicas. El pozo es profundo y no tienes cuerda ni
cubo. Faltan cuatro meses para la cosecha, pero tu mente de Cristo es el pan del cielo, y tienes carne que
no conoces. Si te alimentas de la idea de que ya estás encarnando tu deseo, y te mantienes fiel a esa dieta
mental, tu deseo se cristalizará y se hará real en tu mundo.
Todo niño nacido de mujer, independientemente de su raza, nación o credo, posee dos visiones distintas
del mundo. O es el hombre natural que no recibe las cosas del espíritu, o el hombre espiritual que sí las
recibe. El hombre espiritual, que vive en su mundo dimensionalmente más grande, sabe que todas las
cosas son ahora una realidad, y sabe que no hay necesidad de esperar cuatro meses para la cosecha.
La elección es tuya. Puedes ser la mujer de Samaria o Jesús en el pozo. El hombre que espera en los cinco
pórticos a que alguien le empuje a la piscina, o uno que se ordena a sí mismo levantarse y caminar.
¿Eres el hombre que está detrás de las lápidas, rogando que no te limpien de tus prejuicios y
supersticiones? Espero que no, porque cuando ya no te aferras a tus prejuicios y supersticiones eres libre
y tu mente se sana automáticamente. Entonces se convierte en un terreno preparado para que tus
semillas de deseo echen raíces y crezcan hasta manifestarse.
Tu objetivo actual es el estado (la niña) que ahora llevas en tu corazón. Puedes anhelarlo como si fuera
una enfermedad, pero si tu asunción no perturba el estado, éste permanece muerto para ti. Sólo cuando
hayas asumido tu deseo y te hayas adaptado completamente a la idea de que ahora lo posees, el deseo
cobrará vida. Aunque los demás crean que tu deseo está muerto, como ya no hablas de él, sabes que no
está muerto, sino dormido. Al caminar en tu asunción se despierta tranquilamente y entonces lo
alimentas y lo mantienes vivo estando atento a él.
El estado en el que te encuentras actualmente tuvo su comienzo (nacimiento) por tu consciencia de él.
Para mantener vivo tu estado actual debes estar atento a él. Como su madre, en el momento en que retiras
tu leche (pensamientos) de él, se desvanece. Puedes caminar en la asunción de que eres limitado, o en la
asunción de que eres ilimitado. La elección es tuya, pero debes estar atento a lo que asumes.
No pienses ni por un momento que los antiguos maestros no eran plenamente conscientes de estos dos
centros de pensamiento distintos. Los personificaron y trataron de mostrar al hombre que lo único que
lo roba es el hábito. Aunque el hábito no es una ley, es una fuerza restrictiva e inhibidora que ata y ciega
al hombre a lo que puede ser.
Comienza ahora a ver y sentir mentalmente tu deseo realizado. Disfruta de esa sensación mañana, tarde
y noche. He buscado en las escrituras un intervalo de tiempo que sea más largo que tres días y no lo
encuentro. En el libro de Juan, Jesús dijo: «Destruid este templo, y en tres días lo volveré a levantar».41 Y
a Josué se le dijo «Prepara tus provisiones, porque dentro de tres días pasarás este Jordán para entrar y
tomar posesión de la tierra que el Señor tu Dios te da para poseer».42
Satura tu mente con una sensación y camina como si tu deseo fuera ya un hecho. Sin embargo, debes ser
honesto contigo mismo, pues si cambias tu dieta en el transcurso del día, prolongas su intervalo de
tiempo. Lo más fundamental del mundo es la acción, o la energía multiplicada por el tiempo. Nuestros

41 Juan 2:19.
42 Josué 1:11.

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antiguos maestros nos dieron el tiempo como tres días.43 Si ahora asumes que eres lo que quieres ser y
te mantienes fiel a ello, el tramo más largo dado en las escrituras para su realización es de tres días.
Si hay algo que realmente quieres experimentar, imagina que lo estás haciendo aquí y ahora. Ensordece
tus oídos y ciega tus ojos a todo lo que pueda negar su realidad. Persiste en pensar desde (no en) su
cumplimiento y podrás contármelo antes de que deje esta ciudad. Entonces podré compartir tu alegría
por el hecho de que la niña (estado) que parecía muerto haya cobrado vida. Puedes descubrir por ti
mismo que ningún estado está muerto, sólo dormido dentro de ti. Al tener un alimento que nadie conoce,
puedes darle al estado tu alimento de pensamiento, y resucitará como una realidad viva.
El propósito de estas lecciones es recordarte la ley de la consciencia. Siempre has utilizado esta ley, pero
eres inconsciente de su funcionamiento, alimentando y manteniendo vivo aquello que no deseas
expresar.
Acepta mi reto y pon a prueba mis palabras. Si la ley no funciona, su conocimiento no te consolará. Y si
no es cierto, debes descartarlo. Sé que mis palabras son verdaderas, pero nunca lo sabrás hasta que
intentes probarlas o refutarlas. Si pones a prueba mis palabras y las compruebas, en la prueba seré más
rico, no en cosas ni en dólares y centavos, sino porque serás el fruto vivo de mi enseñanza y creencia.
Espero que seas lo suficientemente audaz para ponerme a prueba.
Ahora, antes de terminar, me gustaría explicar brevemente las dos técnicas utilizadas para aplicar esta
ley. Sabiendo exactamente lo que quieres, construye en tu mente una escena sencilla que implique que tu
deseo se cumpla. Haz que sea un evento en el que predomine el yo. En lugar de sentarte y mirarte como
si estuvieras en una pantalla, entra en la escena y conviértete en el actor de la obra. Restringe el evento a
una sola acción. Si estrechar la mano de un amigo implica el cumplimiento de tu deseo, haz sólo eso. No
estreches la mano y luego pienses en alguna cena o en lo que vas a hacer mañana. Limite su acción a
simplemente dar la mano. Hazlo una y otra vez hasta que ese apretón de manos adquiera la solidez y la
nitidez de la realidad.
Si sientes que no puedes ser fiel a una acción, define tu objetivo y condensa tu deseo en una sola frase que
implique satisfacción, como, por ejemplo: «¡Qué maravilloso!» O, si te sientes agradecido porque tu deseo
se ha cumplido, puedes decir: «Gracias». Sea cual sea la frase, repítela con sentimiento una y otra vez
como una canción de cuna hasta que tu mente esté dominada por una única sensación de agradecimiento.

Ahora entremos en el silencio.

43 En la conferencia Tu Dominio Supremo, Neville explica lo siguiente sobre este intervalo de tres días:
Si permaneces en ese estado, se te dice en la Biblia que en tres días serás «vomitado sobre tierra seca». «Tres» no significa ‘tres días’; «tres»
significa ‘plenitud’, «tres» significa ‘que está completo’. Así que si voy a vivir dentro de ese pez durante tres días hasta que todo parezca natural
y parezca real, y tenga la intensidad sensorial de la realidad. Entonces seré vomitado fuera como algo objetivo, y algo que comúnmente se
llama en la Biblia «tierra» o «tierra seca».
Pero tiene realidad, como tú la sientes, sólo que la gente se aleja de ella porque no tiene un hecho objetivo inmediato que la confirme. Sin
embargo, te subes a esa realidad durante tus «tres días» y sabrás lo que era entrar en ese pez y permanecer en él hasta que se logró la plenitud,
hasta que se alcanzó la realidad interior.

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LECCIÓN 4

NO HAY NADIE A QUIEN CAMBIAR SINO A TI MISMO


Antes de comenzar con el tema de esta noche, permítanme aclarar un punto. No estoy a favor ni en contra
de ninguna nación, raza o creencia, sino que hablo de ellas simplemente para ilustrar un punto. Lo que
estoy tratando de decir es que te conviertes en lo que contemplas, porque es la naturaleza del amor, como
del odio, transformarte a ti, individuo, nación o raza, en la semejanza de lo que contemplas.
Si una nación cree que puede destruir una imagen rompiendo su espejo, sólo se engaña a sí misma.
Cuando, mediante la guerra o la revolución, se destruyen los títulos que representan la arrogancia y la
codicia, con el tiempo los conquistadores se convierten en la encarnación de aquello que creían haber
destruido. Hoy, los que creían haber destruido a los tiranos se han convertido en los tiranos, pues siempre
nos convertimos en lo que contemplamos.
Para que no se me malinterprete, permítanme de nuevo sentar las bases de este principio. La consciencia
es la única realidad. Incapaz de ver otra cosa que el contenido de tu propia consciencia, el odio te
traicionará en tu hora de victoria y te condenará a ser aquello que odiabas. Todas las conquistas dan lugar
a un intercambio de características, de modo que los conquistadores se vuelven como el enemigo
conquistado. Odiando a los demás por el mal que expresan, el hombre ignora que el mal reside en sí
mismo. Razas, naciones y grupos religiosos han vivido durante siglos en íntima hostilidad, sin embargo,
la naturaleza del odio, al igual que la del amor, es convertirse en lo contemplado.
Las naciones actúan hacia otras naciones como sus ciudadanos actúan entre sí. Cuando existe esclavitud
en un país y ese país ataca a otro, es con la intención de esclavizar. Cuando existe una feroz competencia
económica entre ciudadanos, y se declara la guerra a otra nación, su objetivo es destruir el comercio del
enemigo. Las guerras de dominación son provocadas por la voluntad de quienes, dentro de un Estado,
dominan las fortunas de los demás.
Tú irradias el mundo que te rodea con la intensidad de tu imaginación y tus sentimientos. Pero en este
mundo tridimensional el tiempo transcurre tan lentamente que no siempre observas la relación entre el
mundo visible y tu naturaleza interior. Tú y yo podemos contemplar un deseo y convertirnos en él. Por
otro lado, podemos contemplar algo indeseable y convertirnos en ello. Y, debido a la lentitud del tiempo,
es fácil olvidar lo que antes nos proponíamos adorar o destruir.
La lección de esta noche es el colofón de las Escrituras, así que préstenme toda su atención. Como ustedes
saben, todos los personajes registrados en las Escrituras viven sólo en la mente del hombre. La Biblia no
hace referencia a ninguna persona o personas que hayan vivido en el tiempo y en el espacio, ni a ningún
acontecimiento que haya ocurrido alguna vez en la tierra.
Ahora bien, la pregunta más importante que se hace en las Escrituras se encuentra en el capítulo 16 del
libro de Mateo. En él, Jesús se dirige a sus discípulos y les pregunta: «“¿Quién dicen los hombres que es el
Hijo del Hombre?” Y ellos respondieron: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que
Jeremías o alguno de los profetas”. Entonces preguntó: “Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Y Simón
Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Entonces Jesús le dijo: “Bendito seas, Simón, hijo
de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora
te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”».
Aquí encontramos a Jesús (tu mente crística) en autocontemplación volviéndose a sus cinco sentidos
disciplinados y haciendo la pregunta: «¿Qué piensan los hombres de mí?». Entonces se contesta a sí
mismo: «Unos dicen que Juan el Bautista ha vuelto, otros que Elías, otros que Jeremías, y otros que un
profeta de antaño ha vuelto».

29
Es muy halagador que te digan que te pareces a algún gran hombre del pasado. Pero interesada sólo en
la verdad, la mente crística no se deja esclavizar por la opinión pública y se hace otra pregunta: «Entonces,
¿quién soy yo?» Si te atreves a asumir que eres el Cristo, tu respuesta será: «Yo soy Jesús, el Cristo».
Entonces te dirás a ti mismo: «La carne y la sangre no podrían haberme dicho esto, sólo mi Padre celestial
podría habérmelo revelado». Este concepto de ti mismo se convertirá entonces en la roca sobre la que
establecerás tu mundo.
En el libro de Juan se hace esta declaración: «Si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados».
Porque la consciencia es la única realidad, debes asumir que ya eres lo que deseas ser. Si no lo haces,
permanecerás tal como eres, muerto en tu limitación.
El hombre siempre está buscando algo en qué apoyarse; alguna excusa para justificar el fracaso. Esta
revelación no da al hombre ninguna excusa para el fracaso. Su concepto de sí mismo es la causa de las
circunstancias de su vida; por lo tanto, todos los cambios deben venir de él. Pero, debido a que al hombre
no le gusta sentirse el único responsable de las condiciones de su vida, «Muchos de sus discípulos ya no
andaban con Él». Entonces Jesús dijo a los doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» Y Simón Pedro
respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna».44
Puede que no te guste que te digan que tu consciencia es el único fundamento sobre el que se pueden
explicar todos los fenómenos. Era más fácil culpar a la sociedad de tus males, o señalar con el dedo al otro
lado del mar y culpar a otra nación. Vivir era más fácil cuando podías culpar al clima de tus achaque y
dolores. Pero yo te digo que siempre estás moldeando tu mundo en armonía con tu naturaleza interior,
así que ¿adónde puedes ir que no seas consciente de ser? Si éstas son las palabras de la vida eterna, debes
volver a ellas, aunque parezcan difíciles de digerir. Cuando comprendas esto plenamente, sabrás que la
opinión pública no significa nada, pues los hombres sólo te dicen quién has concebido ser.
Si aceptas este reto y empiezas a vivir de acuerdo con él, llegarás finalmente al punto llamado «la gran
oración». Esta oración está registrada en el capítulo 17 del libro de Juan así: «He terminado la obra que
me diste que hiciese. Ahora Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con la gloria que tuve contigo antes que el
mundo fuese».45 «Mientras estuve con ellos en el mundo, los guardé en tu nombre; a los que me diste, los
he guardado, y ninguno de ellos se ha perdido, sino el hijo de perdición».46 Es imposible que nada se
pierda, porque en la economía divina nada puede desaparecer. La pequeña flor que floreció una vez,
florece para siempre. No puedes verla aquí debido a tu enfoque limitado, pero la flor florece para siempre
en la dimensión más grande de tu ser para que vuelvas a encontrarla.
Lo único que se pierde es el hijo de perdición, o la creencia en la pérdida. Un hijo es un concepto, una idea,
y «perdición» deriva del verbo ‘perder’. Puedes salir de la esfera en la que vive la cosa y, al hacerlo, ésta
sale de tu mundo. Entonces puedes creer que has perdido la salud, la riqueza, tu posición en la comunidad
o la fe. Pero una vez que han sido reales en tu mundo, nunca pueden dejar de serlo o convertirse en
irreales por el paso del tiempo. Tú, al descender en consciencia a un nivel inferior, haces que las cosas
desaparezcan de tu vista, pero no se han ido. Todo lo que necesitas hacer es ascender al nivel donde son
eternas, y, una vez más, se materializarán para aparecer como realidades en tu mundo.
El quid de todo el capítulo 17 de Juan se encuentra en el versículo 19: «Por ellos me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en la verdad». Antes creíamos que otros podían ser cambiados
a través del esfuerzo. Juan nos está diciendo que la única manera en que otro puede ser cambiado es que
nosotros cambiemos nuestro concepto de él. Y para ello, debemos cambiar nuestro concepto de nosotros
mismos, pues es el concepto que tenemos de nosotros mismos lo que nos hace ver a los demás como los

44 Juan 6:66-69.
45 Juan 17:4-6.
46 Juan 17:12.

30
vemos. Si tuviéramos un concepto noble y digno de nosotros mismos, nunca podríamos ver lo
desagradable en los demás.
En lugar de intentar cambiar a los demás con argumentos o por la fuerza, eleva tu nivel de consciencia y
los demás cambiarán automáticamente. No hay nadie a quien cambiar salvo tu consciencia. El mundo del
cual eres consciente está determinado por el concepto que tienes de ti mismo. Es a la consciencia a la que
debes dirigirte como única realidad. No existe un concepto claro del origen de los fenómenos, excepto
que la consciencia es todo y todo es consciencia.
No estoy abogando por escapar de la realidad. Simplemente te estoy diciendo que si sientes que ahora
eres lo que quieres ser, y vives en esa atmósfera mental como si fuera real, de una manera que no conoces,
tu asunción se convertirá en un hecho. Esto es todo lo que necesitas hacer para ascender al nivel en el
que tu asunción es ya una realidad objetiva y concreta.
No necesitas cambiar a nadie; más bien santifícate a ti mismo, pues, al hacerlo santificas a los demás. Para
el puro todo es puro. «No hay nada impuro en sí mismo; es impuro para cualquiera que piense que es
impuro».47 Tú, por tu concepto de ti mismo ves cosas limpias o impuras. «Yo y el Padre somos uno».48 «Si
no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Pero si las hago, aunque no me creáis, creed en las obras,
para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí y yo en Padre».49 Hazte tan uno con Dios que no te
parezca una usurpación hacer las obras de Dios, porque siempre das fruto en armonía con lo que eres.50
Es natural que un peral dé peras, que un manzano dé manzanas y que el hombre moldee las circunstancias
de su vida en armonía con su naturaleza interior. «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos». Un sarmiento
no tiene vida si no está enraizado en la vid. Si quieres cambiar el fruto que das, debes cambiar tu
consciencia, que es la vid. No tienes vida en mi mundo salvo que yo sea consciente de ti. Enraizado en mí,
eres testigo de lo que soy consciente de ser, pues no hay más realidad que la consciencia.
Aunque ahora no seas lo que quieres ser, todo lo que necesitas para cambiar es asumir tranquilamente
que eres aquello que quieres ser. Persiste en esa asunción y, de un modo que desconoces, te convertirás
en ello. No hay otro camino. La consciencia es el camino por el que cambias. A medida que cambias tu
concepto de ti mismo, cambias tu mundo. Cuando los hombres y las mujeres te ayudan u obstaculizan es
porque están es porque están interpretando los papeles que tú, por tu concepto de ti mismo, escribiste
para que interpretaran. Si tu deseo es santificar el mundo, no lo cambiarás mediante el proselitismo o
una organización. Sólo cuando te conviertas en la encarnación de lo que quieres que sea el mundo, el
mundo cambiará. Sólo tienes un don que dar: tú mismo. Y, a menos que creas que eres lo que deseas ser,
morirás en tus pecados.
¿Te das cuenta de que no hay dos personas que vivan en el mismo mundo? Puede que ahora estemos
juntos en esta habitación, pero esta noche nos iremos a casa y cerraremos nuestras puertas en mundos
totalmente distintos. diferentes. Mañana iremos a trabajar donde nos encontraremos con otros, pero cada
uno de nosotros vive en su propio mundo mental y físico.
Siendo esto cierto, sólo puedes dar lo que eres. No tienes otro don que dar. Si quieres que el mundo sea
perfecto, debes volverte perfecto. Si no eres perfecto no puedes ver la perfección. Un día llegarás a serlo
y entonces el mundo será hermoso porque será visto a través de tus ojos, ya que «Para los puros todas
las cosas son puras».51
No hay dos aquí esta noche que puedan decirme que han escuchado el mismo mensaje, porque cada uno
oye mi mensaje coloreado y filtrado por sus propios prejuicios, supersticiones y concepto de sí mismo. Si

47 Romanos 14:14.
48 Juan 10:30.
49 Juan 10:37-38.
50 Paráfrasis de Filipenses 2:6: «El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios».
51 Tito 1:15

31
te molesta y te gustaría que dijera algo distinto de lo que parece que te he dicho, entonces debes
convertirte en aquello que quieres que yo sea. Sólo cuando te conviertas en lo que quieres que sean los
demás, los verás así.
Tu consciencia es Pedro, el único fundamento verdadero. Pedro no era un hombre, sino una fidelidad que
no se desviaba hacia nadie, que no se dejaba halagar cuando los hombres le decían que era el gran profeta
Elías o Jeremías. Haciéndose oídos sordos a esta noticia tan halagadora, Pedro se volvió hacia sí mismo y
se preguntó: «¿Quién soy yo? ¿No soy más que una prolongación de mi árbol genealógico, limitado por mi
nacimiento físico, mi entorno y mis creencias? ¿O soy Cristo, el poder y la sabiduría de Dios?» Si puedo
sentir este poder y sabiduría dentro de mí, y sostener esta asunción hasta que forme el centro habitual
de mi energía, haré las obras atribuidas a Jesús. Sin pensamiento ni esfuerzo moldearé mi mundo en
armonía con la perfección que brota de mi interior.
Nuestras alteraciones ordinarias de la consciencia cuando pasamos de un estado a otro, no son
transformaciones, porque cada una es rápidamente sucedida por otra en sentido contrario. Pero cuando
una asunción se vuelve tan estable que expulsa a sus rivales, define nuestro carácter y es una verdadera
transformación.
La razón iluminada (Jesús) no vio nada impuro en la mujer sorprendida en adulterio diciendo: «¿Alguien
te ha condenado?»52 y cuando ella respondió: «Nadie, Señor»,53 Jesús dijo: «Ni yo te condeno; vete y no
peques más».54 No importa lo que se traiga ante la presencia de la belleza, sólo la belleza puede ser vista.
Jesús estaba tan completamente identificado con lo hermoso que era incapaz de ver lo feo.
Cuando tú y yo tomemos conciencia de ser Cristo, también nosotros enderezaremos los brazos de los
paralíticos y resucitaremos las esperanzas muertas de los hombres. Haremos todo lo que no podíamos
hacer cuando nos sentíamos limitados por nuestro árbol genealógico. Es un paso audaz, y no debe
tomarse a la ligera, porque hacer es morir. Juan, el hombre tridimensional, debe ser decapitado (o perder
su enfoque tridimensional) para que Jesús, tu yo de la cuarta dimensión, pueda vivir.
Cualquier ampliación de tu concepto del yo implica una separación algo dolorosa de tus concepciones
hereditarias arraigadas. Sus ligamentos, que te mantienen en el vientre de las limitaciones
convencionales, son fuertes, pues ya no puedes creer en todo lo que antes creías. Para ampliar tu concepto
de ti mismo, debes saber que no existe ningún poder fuera de tu consciencia; por lo tanto, no puedes
recurrir a nadie en el exterior. Tus oídos ya no aceptarán la sugerencia de que alguien más tiene poder
sobre ti. Sabiendo que la única realidad es Dios, que es tu consciencia, este conocimiento será la roca
sobre la que construirás tu iglesia eterna. De pie sobre esta roca, asumirás con valentía que eres este ser
divino que se engendró a sí mismo, porque te atreviste a apropiarte de un concepto del yo, concebido
fuera de las dependencias del hombre.
Una historia bellamente narrada en el libro del Génesis es la de Abraham y sus dos hijos. Su primer hijo
Ismael nació en la esclavitud. Su mano estaba contra la mano de todo hombre, y la mano de todo hombre
estaba contra él. Mientras que su segundo hijo, Isaac, nació fuera de las dependencias del hombre y fue
llamado el bendito.
Todo niño nacido de mujer es Ismael, nacido en la esclavitud que representa su entorno, ya sea el trono
de Inglaterra, la Casa Blanca o cualquier gran lugar del mundo. Pero dormido en ese niño está el bendito
Isaac que nace sólo por la fe. Este segundo hijo no tiene padre terrenal, pues es engendrado por sí mismo.
¿Quién es este Isaac, este segundo nacimiento que está bendito y dentro de ti? Como hijo nacido de mujer,
como Nicodemo, no puedes volver al vientre de tu madre para nacer por segunda vez. Pero se nos dice

52 Juan 8:10.
53 Juan 8:11a.
54 Juan 8:11b.

32
que «el que no naciere de nuevo, no puede entrar en el reino de los cielos». Entonces, ¿cómo se puede
lograr esto psicológicamente?
Mientras estás sentado tranquilamente, te apropias de aquello que ningún hombre o mujer puede darte:
la asunción de que eres Dios. Entonces empiezas a hacer las cosas que sólo esta presencia podría hacer.
Alegando que has nacido de las limitaciones de Ismael, ahora eres Isaac, heredero del reino.
Aunque el padre de Ismael era Abraham, su madre era Agar, la mujer esclava, por lo tanto, Ismael no
podía participar de la herencia de su padre.
Consciente, ahora, de ser Ismael, contienes dentro de tu consciencia a uno, esperando ser reconocido.
Nacido sin la ayuda del hombre, éste es llamado Isaac en el Antiguo Testamento y Jesús en el Nuevo
Testamento.
Ningún hombre puede convencerte de que eres Dios. Hay que jugar con esta idea, preguntándose cómo
sería ser Dios. No es posible un concepto claro del origen de los fenómenos, salvo que la consciencia lo es
todo y todo es consciencia. Nada puede evolucionar a partir del hombre que no estuviera potencialmente
involucrado en su propia naturaleza. El ideal al que servimos y que esperamos alcanzar nunca podría
desarrollarse a partir de nosotros si no estuviera potencialmente implícito en nuestra naturaleza.
Permítanme ahora relatar una experiencia mía impresa bajo el título «La Búsqueda». Creo que te ayudará
a comprender esta ley de la consciencia y te mostrará que no tienes que cambiar a nadie más que a ti
mismo, pues eres incapaz de ver más que el contenido de tu propia consciencia.
Una vez, en un intervalo ocioso en el mar, medité sobre el estado perfecto y me pregunté qué sería yo, si
tuviera ojos demasiado puros para contemplar la iniquidad. Si para mí todas las cosas fueran puras y yo
no condenara nada. Mientras me perdía en esta ardiente reflexión, me encontré elevado por encima del
oscuro ambiente de los sentidos. Tan intenso era el sentimiento, que me sentía un ser de fuego morando
en un cuerpo de aire.
Música como de un coro celestial cantó con la exaltación de aquellos que han sido vencedores en un
conflicto con la muerte, «¡Neville ha resucitado! Neville ha resucitado!»
Mientras cantaban me parecía estar caminando en la noche, cuando me encontré con una escena que
podría haber sido el antiguo estanque de Betesda. Allí vi una gran multitud de enfermos, ciegos,
paralíticos y lisiados, todos esperando, no a que se moviera el agua de la tradición, sino a mí. Y mientras
me deslizaba, cada uno de ellos era moldeado a la perfección como por el mago de la belleza.
Ojos, manos, pies, todos los miembros del cuerpo que faltaban fueron extraídos de algún depósito
invisible y moldeados en armonía con aquella perfección que yo sentía brotar dentro de mí. Y cuando
todo quedó perfecto, el coro cantó con júbilo: «Consumado está», y la visión desapareció.
Sé que esta experiencia fue el resultado de mi intensa meditación sobre la idea de la perfección, porque
mis meditaciones invariablemente producen la unión con el estado contemplado. Había estado tan
completamente absorto en la idea, que me había convertido en lo que contemplaba. Y el elevado propósito
con el que, por el momento, me había identificado, atrajo la compañía de las cosas elevadas y modeló la
visión en armonía con mi naturaleza interior.
El ideal con el que estamos unidos, trabaja por asociación de ideas para despertar mil estados de ánimo;
para crear una película acorde con la idea central. Mis experiencias místicas me han convencido de que
no hay otro medio de alcanzar la perfección que busco que la transformación de mí mismo. En cuanto
logre transformarme, mi mundo se fundirá mágicamente ante mis ojos y se remodelará en armonía con
aquello que mi transformación afirma.

33
La intensidad de tu imaginación y de tus sentimientos configura el mundo que te rodea. E iluminas u
oscureces tu vida por el concepto que tienes de ti mismo. Nada debería ser más importante para ti que tu
concepto de ti mismo, especialmente tu concepto del ser profundo y dimensionalmente mayor que hay
dentro de ti.
Aquellos que te ayudan u obstaculizan, lo sepan o no, son los servidores de la ley que da forma a las
circunstancias externas en armonía con tu naturaleza interior. Es el concepto que tienes de ti mismo lo
que te libera o te constriñe, aunque se puedan utilizar medios materiales para lograr su propósito.
Dado que la vida moldea el mundo exterior para reflejar la disposición interior de tu mente, no hay forma
de conseguir la perfección exterior que buscas si no es mediante la transformación de ti mismo. No hay
ayuda que venga de fuera. Las colinas hacia las que elevas la mirada son las de una cordillera interior. Es
pues a tu consciencia a la que debes dirigirte. Es la única realidad, el único fundamento sobre el que
pueden explicarse todos los fenómenos. Intentar cambiar el mundo antes de cambiar tu concepto de ti
mismo, es luchar contra la naturaleza de las cosas, porque no puede haber ningún cambio exterior hasta
que haya primero un cambio interior de consciencia.
No estoy abogando por la indiferencia filosófica cuando sugiero que te imagines ya como lo que quieres
ser; que vivas en una atmósfera mental de grandeza, en lugar de utilizar la fuerza física y los argumentos
para conseguirlo. Todo lo que hagas, si no va acompañado de un cambio de consciencia, no es más que un
fútil reajuste de superficies. Por mucho que te esfuerces o luches, no puedes recibir nada más grande de
lo que afirma tu concepto de ti mismo. Protestar contra algo que te sucede es oponerse a la ley de tu ser
y al gobierno sobre tu propio destino.
Las circunstancias de tu vida están demasiado estrechamente relacionadas con tu concepto de ti mismo
como para no haber sido formadas por tu propio espíritu a partir de algún almacén dimensionalmente
mayor de tu ser. Si hay dolor, busca su causa en tu interior, ya que tu mundo siempre está en armonía con
tu concepto de ti mismo. Si te excitas emocionalmente tanto por tus ideales como por tus aversiones,
ascenderás al plano de tu ideal tan fácilmente como ahora desciendes al nivel de tus odios.
El amor y el odio tienen poderes mágicos de transformación. Mediante su ejercicio, creces a la semejanza
de lo que contemplas. Mediante la intensidad del odio, creas en ti mismo el carácter que imaginas en tus
enemigos. Las cualidades mueren por falta de atención, por lo que los estados desagradables pueden ser
mejor borrados imaginando belleza en lugar de cenizas y alegría en lugar de luto, en lugar de atacar
directamente el estado del que te quieres liberar.
Piensa en lo amable y de buena reputación, porque te conviertes en aquello con lo que te relacionas. No
hay nada más que cambiar que el concepto que tienes de ti mismo. En cuanto logres transformarte, tu
mundo se disolverá y se remodelará en armonía con lo que afirma tu cambio. Por tu descenso de
consciencia, has provocado la imperfección que ves. En la economía divina nada se pierde; por lo tanto,
no puedes perder nada salvo por el descenso en consciencia desde la esfera donde tiene su vida natural.
«Ahora, Padre, glorifícame con la gloria que tenía contigo antes que el mundo fuese». A medida que
asciendes en consciencia, vuelves al poder y a la gloria que siempre fueron tuyos y entonces tú también
dirás: «He terminado la obra que me encomendaste». El trabajo es regresar de tu descenso en consciencia.
Habiendo descendido al nivel en el que crees que eres el hijo del hombre, estás destinado a volver a la
esfera en la que sabes que eres uno con Dios Padre.
Sé, más allá de toda duda, que no tienes que hacer nada para alcanzar la grandeza, sino cambiar tu
concepto de ti mismo. Si caminas creyendo que eres el ideal al que sirves, te elevarás al nivel de tu
asunción y encontrarás un mundo en armonía con él. No tendrás que mover un dedo para realizar tu
deseo, porque ya está ahí. Siempre ha sido así y siempre será así.

34
Como tú y yo hemos descendido conscientemente a este nivel, vemos la imperfección. Pero mientras
estamos aquí, podemos empezar a elevar nuestros pensamientos. Podemos movernos a un ambiente
completamente diferente con amigos diferentes mientras seguimos viviendo aquí. Entonces
conoceremos el gran misterio de la afirmación: «Estoy en el mundo, pero no soy de él».
En lugar de cambiar las cosas, identifícate con un ideal. Contempla el sentimiento que sería tuyo si fueras
de ojos demasiado puros para contemplar la iniquidad; si para ti todas las cosas fueran puras y hubiera
en ti condenación. Identifícate con el estado ideal, y ascenderás a la esfera donde tú, como Cristo tienes
tu vida natural.
Aún te encuentras en ese estado, ya que nunca has abandonado tu hogar celestial. Lo único que descendió
fue tu concepto del yo. Ahora ves las partes rotas, pero no están realmente rotas. Estás viendo a través de
ojos distorsionados, como si estuvieras en una de esas galerías de atracciones donde te pones delante de
un espejo y te ves alargado o, mirándote en otro espejo, te ves grande y gordo, y, sin embargo, sabes que
eres la misma persona.
Juega con la idea de la perfección. No pidas ayuda a nadie, sino haz tuya la oración del capítulo 17 de Juan.
Aduéñate del estado que conocías antes de que el mundo fuese. Conoce la verdad de la afirmación: «A
nadie he perdido sino al hijo de perdición»,55 la creencia en la pérdida.
Por el bien de ellos, santifícate, para que ellos sean santificados por medio de la verdad. ¿Cómo se hace
esto? Cambiando tu consciencia. Establece en tu propia mente el hecho de que eres encantador y serás
incapaz de ver nada que no lo sea. Para hacer santos a hombres y mujeres, todo lo que necesitas hacer es
creer que eres santo.
Es mucho mejor conocer esta verdad que conocer cualquier otra cosa en el mundo. Hace falta valor para
aplicarla, y los hombres, esta noche, aún se inclinarán a culpar a los demás por sus problemas. Al hombre
le resulta difícil volverse hacia su propia consciencia como la única realidad, pero escucha atentamente
estas palabras:
«Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo atrae».56
«Yo y mi Padre una sola cosa somos».57
«Nadie puede recibir nada, si no le es dado del cielo».58
«Por eso me ama mi Padre, porque yo doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, la entrego
por mi propia voluntad».59
«No me habéis elegido vosotros a mí, yo os he elegido a vosotros».60
Tu concepto de ti mismo moldea un mundo en armonía consigo mismo y atrae a los hombres para que te
digan quién eres con su comportamiento.
Tu concepto de ti mismo debería ser lo más importante de este mundo para ti. Cuando te disguste tu
entorno, las circunstancias de la vida y el comportamiento de los hombres, pregúntate: «¿Quién soy yo?»
Tu respuesta a esta pregunta es la causa de tus disgustos. Si no te condenas, no habrá nadie que te
condene. Y si vives en la consciencia de tu ideal, no encontrarás nada que condenar. «Para los puros todas
las cosas son puras».61

55 Juan 17:12c.
56 Juan 6:44.
57 Juan 10:30.
58 Juan 3:27.
59 Juan 10:18.
60 Juan 15:16.
61 Tito 1:15a.

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Ahora me gustaría dedicar un poco de tiempo a explicar lo más claramente posible cómo rezo
personalmente y cómo produzco los cambios en mi mundo. Te parecerá interesante y tan sencillo que
cualquiera podrá hacerlo.
Esta técnica no es difícil de seguir, pero hay que querer hacerlo. No se puede abordar con una actitud
mental desordenada. El deseo debe estar ahí porque es el resorte principal de la acción.
Ahora, supongamos que mi objetivo fuera estar en otro lugar. No necesito pasar por ninguna puerta para
llegar allí. Ni siquiera necesito sentarme. Todo lo que tengo que hacer es quedarme aquí, cerrar los ojos
y asumir que estoy donde deseo estar. Entonces permanezco allí hasta que siento su realidad.
Si ahora estuvieras en otro lugar, no podrías ver esta habitación como la ves ahora. Esta habitación
cambia en relación contigo, a medida que tú cambias tu posición en el espacio. Mientras estás sentado
aquí, cierra los ojos e imagina que estás en el salón de tu casa. Quédate allí el tiempo suficiente y sentirás
su realidad.
Mientras estoy aquí, permito que la habitación que quiero ver y en la cual quiero entrar físicamente,
aparezca ante mí. No la hago aparecer, sino que simplemente imagino que estoy allí y dejo que suceda. Si
quiero que una presencia física esté conmigo, imagino que la toco.
A lo largo de la Biblia encuentro estas sugerencias: «Y poniendo las manos sobre cada uno de ellos [los
sanaba]». «Me tocó». Si quieres consolar a alguien, automáticamente le das la mano o pones tu mano
sobre su hombro, ¿no es así? Entonces, en tu imaginación, acerca a tu amigo lo suficiente como para
tocarle. Restringe la acción a un solo acto, y te sorprenderás de lo que ocurre. Porque, a partir de ese
momento, las cosas empezarán a suceder. Tu yo dimensionalmente más amplio inspirará las ideas y
acciones necesarias para que se produzca ese contacto físico. La ley funciona así.
Desde tu asiento no puedes tocar físicamente las paredes de esta sala, pero en tu imaginación puedes
tocarlas. Pongan la mano en una pared. Deslízala arriba y abajo y siente la madera. Puedes hacerlo si te
quedas lo suficientemente quieto e eres lo suficientemente intenso.
Todos los días me pongo en estado de somnolencia. Es fácil hacerlo, porque ya es un hábito. Todos somos
criaturas de hábitos y, aunque el hábito no es una ley, funciona como si lo fuera. Si te pones en estado de
somnolencia a las 3:00 cada tarde durante una semana, ¿sabes que te sentirás somnoliento en ese
momento todos los días a partir de entonces? Elige la hora que más te convenga y siéntate o túmbate.
Imagina que tienes sueño, pero no fuerces demasiado la somnolencia, sólo lo suficiente para relajarte y
sentir que controlas la dirección de tus pensamientos. No te sugiero que hagas esto a la ligera, porque te
sentirás muy, muy somnoliento y puede que no tengas tiempo para relajarte.
Yo tengo otra forma de orar. En este caso me siento en un sillón cómodo, o me tumbo boca arriba y me
relajo completamente. Sabiendo lo que quiero, comienzo mi oración construyendo un acontecimiento
que implicaría que mi deseo se ha realizado. Siempre permito que mi mente considere muchas cosas que
seguirían a la respuesta a mi oración. A continuación, elijo un pensamiento que me parece adecuado.
Puede ser un acto sencillo, como dar la mano, abrazar a una persona, abrir una carta o firmar un cheque.
Después de decidir la acción que voy a utilizar, cierro los ojos y empiezo a sentir somnolencia. Para mí es
la sensación de recogimiento, en la que puedo moverme si quiero, pero no lo hago. Puedo abrir los ojos
si quiero, pero no lo hago. Cuando tengo esa sensación, sé que estoy en el estado perfecto para orar con
éxito. En esta sensación es fácil tocar cualquier cosa, así que entro en acción como si fuera un actor en un
papel. Nunca me siento y me visualizo haciéndolo, ¡lo hago!
Con el cuerpo inmovilizado, siente cómo el yo más amplio sale de tu cuerpo físico y realizas el movimiento
propuesto. Si vas a caminar, no te veas haciéndolo, sino siente que estás caminando. Si vas a subir
escaleras, siente que subes. No te veas en acción, sino siéntete haciéndolo. Si vas a estrechar la mano de

36
un hombre, imagina que está delante de ti y dale la mano, no con tu mano física, sino con tu mano imaginal
mayor. Lo que estás haciendo puede parecer un sueño controlado, pero es un acto real en la dimensión
más amplia de tu ser. Te encuentras con un acontecimiento, en la cuarta dimensión, antes de encontrarlo
aquí en el espacio tridimensional y, por eso, no tienes que levantar un dedo para que el acontecimiento
se produzca.
Mi tercera forma de rezar es simplemente sentir agradecimiento. Si deseo algo para mí o para otro,
inmovilizo el cuerpo físico, produzco el estado parecido al sueño y simplemente me siento feliz y
agradecido. Una vez asumido la sensación del deseo cumplido, con la mente dominada por esta única
sensación, me duermo. No necesito hacer nada para que así sea, porque sé que ya es así. Mi sensación de
cumplimiento implica que es así.
Todas estas técnicas pueden modificarse para adaptarlas a tu temperamento. Pero debo hacer hincapié
en la necesidad de inducir el estado de somnolencia en el que se puede llegar a estar atento sin esfuerzo.
Una sola sensación debe dominar la mente si quieres rezar con éxito. ¿Qué sentirías ahora si fueras lo que
quieres ser? Cuando sepas cuál es la sensación, cierra los ojos y piérdete en esa única sensación. Haz eso
y tu ser dimensionalmente mayor comenzará a construir un puente de incidencias que te llevará a la
realización de tu estado de ánimo. Eso es todo lo que necesitas hacer.
La gente tiene la costumbre de restar importancia a las cosas sencillas. Como somos criaturas de
costumbres, somos lentos a la hora de renunciar a conceptos anteriores y las cosas por las que antes
vivíamos siguen influyendo en nuestro comportamiento.
He aquí una historia de las Escrituras que ilustra mi punto de vista. Se cuenta que Jesús dijo a sus
discípulos que fueran a una encrucijada y allí encontraran un pollino joven, aún no montado por un
hombre. Debían llevarle el pollino, y si alguien les preguntaba: «¿Por qué lleváis este pollino?»,
responderle: «El Señor lo necesita». Los discípulos fueron a la encrucijada, encontraron el pollino,
llevaron el asno desbocado a Jesús y éste, triunfante, lo cabalgó hasta Jerusalén.
Esta historia no tiene nada que ver con un hombre montado en un pequeño pollino. Tú eres Jesús y el
pollino es el estado de ánimo que deseas asumir. Es un animal vivo que aún no has montado. Cómo te
sentirías si tu deseo se hiciera realidad es un sentimiento nuevo. Como un potro joven, es difícil de montar
y debe ser montado con una mente disciplinada. Si no te mantienes fiel al estado de ánimo, el joven potro
te derribará. Pero si disciplinas tu mente para que permanezca fiel a tu estado de ánimo elevado,
cabalgarás triunfante hacia Jerusalén, la ciudad de la paz y la realización.
Esta historia precede a la fiesta de la Pascua. Si quieres pasar de tu estado actual a otro, debes asumir que
ya estás allí y permanecer fiel a tu asunción. Debes mantener un estado de ánimo elevado si quieres
caminar con lo más elevado. Una actitud fija de la mente —una sensación de que está hecho— lo hará
posible.
Si caminas como si así fuera, pero de vez en cuando miras para ver si realmente es así, entonces caerás
de tu estado de ánimo, o de tu potro. Pero, cuando suspendes el juicio, como Pedro, caminarás sobre las
aguas.
Pedro empezó a caminar sobre las aguas cuando empezó a dudar de sus sensaciones y se cayó. Entonces
una voz le dijo: «Pedro, mira hacia arriba», y al hacerlo se levantó de nuevo para seguir caminando sobre
la fe.
En lugar de mirar hacia abajo para ver si tu acto imaginal se va a convertir realmente en un hecho,
simplemente debes saber que ya está hecho. Mantén ese estado de ánimo y cabalgarás con tu potro
desbocado hacia la ciudad de Jerusalén, la ciudad de la realización.

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No necesitas a nadie que te ayude a llegar allí. Lo extraño es que, a medida que mantengas el ánimo
elevado, otros extenderán las hojas de palma ante ti y amortiguarán tu viaje. No tienes que preocuparte
por el cómo. En el momento en que te muevas hacia la realización de tu deseo, los choques se suavizarán.
Tu elevado estado de ánimo despertará las ideas y acciones en los demás que te conducirán a la
encarnación de tu deseo. Si caminas siendo fiel a un estado de ánimo elevado, no habrá oposición ni
competencia.
La prueba de un maestro, o de una enseñanza, se encuentra en la fidelidad del que la recibe. Cuando me
vaya, mantente fiel a esta instrucción. Si buscas causas fuera de tu propia consciencia, entonces no te
habré convencido de su realidad. Si buscas excusas para tus fracasos, siempre las encontrarás, pues
siempre encuentras lo que buscas. Si necesitas una excusa para el fracaso, puedes encontrarla en las
estrellas, en los números o en las hojas de las tazas de té. La excusa no estará en las cosas, pero te
ayudarán a justificar tu fracaso.
Los hombres y mujeres de negocios y profesionales de éxito saben que esta ley funciona. No la
encontrarás en los grupos de cotilleo, sino en los corazones valientes. El viaje eterno del hombre tiene un
propósito, y es revelar al Padre. Y su Padre se hace visible en todo lo que es hermoso. Empieza ahora a
fijarte en las cosas amables, en las que son de buena reputación, y no tengas tiempo para lo desagradable,
sea lo que sea.
Permanece fiel al conocimiento de que tu consciencia, tu capacidad de ser consciente, es la única realidad.
Es la Roca sobre la que pueden explicarse todos los fenómenos. No conozco ningún concepto claro del
origen de los fenómenos salvo que la consciencia lo es todo y todo es consciencia.
Todo lo que buscas ya está dentro de ti. Si no estuviera en ti, la eternidad no podría desarrollarlo. Ningún
tramo de tiempo sería lo suficientemente largo para evolucionar lo que no está potencialmente implícito
en ti. Simplemente deja que nazca asumiendo que ya es visible. Permanece fiel a tu asunción y se
convertirá en un hecho. Tu ser cuatridimensional, que es tu Padre, tiene innumerables maneras de
revelarte tu asunción.
Fija esto en tu mente y recuerda siempre que una asunción, aunque sea falsa, si se persiste en ella, se
convertirá en un hecho. Tú y tu Padre son una sola cosa, y tu Padre es todo lo que fue, es y siempre será.
Por lo tanto, ya eres lo que buscas. Nunca puede estar tan lejos como para estar cerca, porque la cercanía
implica separación. El gran Pascal dijo una vez: «Nunca me habrías buscado si no me hubieras encontrado
ya». Lo que ahora deseas ya lo tienes. Lo buscas sólo porque ya lo has encontrado en forma de deseo. Es
tan real en esa forma como lo será para los órganos de tu cuerpo. Recuerda, ya eres lo que ves, y no tienes
que cambiar a nadie más que a ti mismo para expresarlo.

Ahora entremos en el silencio.

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LECCIÓN 5

MANTENTE FIEL A TU IDEAL


Quisiera comenzar esta quinta y última lección con un resumen de lo que he dicho antes. Y, como muchos
de ustedes me han pedido que profundice más en el pensamiento cuatridimensional, les daré algunas
ideas más. Sé que cuando un hombre dice que sabe algo, pero no puede explicarlo, es que no lo entiende,
porque cuando lo hace, lo expresa con naturalidad. Este invierno pasado hablé con un pescador de
Barbados. Su vocabulario no abarcaba mil palabras, y sin embargo aprendí más sobre el comportamiento
del delfín en cinco minutos con aquel hombre que lo que Shakespeare, con su vasto vocabulario, podría
haberme dicho si no hubiera conocido los hábitos de los delfines. Este pescador me contó que al delfín le
encanta jugar con un trozo de madera a la deriva. Atrapaba a uno lanzando un trozo de madera hacia él,
ya que al delfín le encanta simular que sale del agua. Aunque el vocabulario de este hombre era muy
limitado, conocía a sus delfines, sus hábitos y cómo atraparlos, y era capaz de expresar sus conocimientos
con naturalidad. Si te preguntara cómo, a través de la oración, vas a realizar un objetivo y pudieras
decírmelo, entonces sabría que lo has entendido. Pero si no pudieras explicarlo, sabría que no has
comprendido. Cuando comprendas claramente el arte de la oración, más te inspirarán las palabras para
revestir tu ideal. Entonces lo expresarás bellamente, independientemente del tamaño de tu vocabulario.
Si has escuchado con atención a lo largo de los últimos cuatro días, sabrás que la Biblia no hace referencia
a personas o acontecimientos que hayan existido u ocurrido alguna vez en la Tierra. Los autores no
estaban escribiendo historia, sino una gran historia de la mente. Vestidos con el ropaje de la historia,
adaptaron sus relatos a la limitada capacidad de las masas acríticas e irreflexivas. Las docenas de
personajes presentados son diferentes atributos de la mente que pueden ser empleados. Por ejemplo, se
nos dice que Jesús, lleno de gracia y amor, se dirigió a su madre y le dijo: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver
contigo?»62
Veamos esta obra teatral como una que se desarrolla en la mente. Tú eres Jesús y tu madre es tu
consciencia, la causa o gran padre/madre de toda vida. Como criatura de hábitos, aceptas la evidencia de
tus sentidos como definitiva. Pero el vino es necesario para tus invitados (tus nuevos ideales). Tus
sentidos te dicen que tu deseo es imposible y, por costumbre, aceptas este hecho como definitivo. Pero
entonces recuerdas que tu consciencia es la única realidad. Que todo lo que necesitas hacer es negar la
evidencia de tus sentidos y asumir la consciencia de poseer tu deseo. Y al hacerlo, en cierto sentido, has
reprendido a tu madre (la consciencia de carencia). Por tu acto de asunción, se produce el vino y tu deseo
toma forma concreta de un modo que desconoces.
Permítanme ilustrar este punto hablándoles de un amigo que compartió esta experiencia conmigo. El
domingo pasado le invitaron a una boda. Cuando estaba en la esquina esperando el tranvía, su reloj le
dijo que iba a llegar tarde. Cerró los ojos se imaginó que estaba en la iglesia. Cuando oyó que un carro se
detenía delante de él abrió los ojos y el conductor le preguntó si podía ayudarle. Apresurándose a contarle
su problema, el conductor invitó a mi amigo a subir al carro y, aunque la iglesia estaba fuera de su camino,
el hombre llevó a mi amigo hasta allí, donde llegó a tiempo para el servicio. Este hombre aplicó la ley
correctamente al no aceptar el pensamiento de impuntualidad. Nunca aceptes la sugerencia de la
carencia. Más bien, pregúntate qué tienes que hacer con la evidencia de tus sentidos. Si la carencia se está
manifestando, trae todas las vasijas (hechos) y llénalas con la asunción de que tienes abundancia. Y
mientras permanezcas en la consciencia de la abundancia, tu ser dimensionalmente mayor inspirará, en
todos, los pensamientos y acciones necesarios para ayudar a la encarnación de tu asunción. Juan no está
contando la historia de un hombre que dijo: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo?» Es una pregunta que

62Aunque algunas versiones de la Biblia, como ciertas revisiones de la Reina Valera o la Rey Jacobo, vierten la frase que Neville cita, la
traducción literal de esta frase de Juan 2:4 es: «¿A ti y a mí qué, Mujer?» (Ti emoi kai soi, γύναι). Aquí vemos cómo la mente crística le dice a la
consciencia: «¿qué tiene eso que ver conmigo y contigo?» o «¿la carencia en el mundo tridimensional es un problema para ti y para mí?» En el
relato bíblico, la consciencia finalmente se rinde a la razón iluminada diciendo: «haced lo que os diga» (Juan 2:6), y el milagro tiene lugar.

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todo hombre que conozca esta ley se hará cuando sus sentidos le sugieran carencia. Conociendo el poder
de la consciencia, nunca más escuchará una voz de negatividad porque sabrá que si lo hace, quedará
impregnado [o preñado] por su sugerencia y dará a luz el fruto de la carencia.
Vayamos ahora al libro de Mateo, donde se cuenta que Jesús vio una higuera a lo lejos. El árbol tenía hojas,
pero aún no había llegado el tiempo de los higos, por lo que no había frutos para comer. Entonces hace
esta extraña declaración «Que nunca jamás como nadie fruto de ti».63 Y por la mañana, al pasar los
discípulos, ven que la higuera se ha secado de raíz. No se trata de un árbol exterior, sino de la consciencia,
el gran árbol de la vida.
El comportamiento habitual de esta planta sugiere esterilidad a cuatro meses de la cosecha. Al no querer
esperar, se hace la poderosa sugerencia de que la creencia en la carencia ha de ser estéril y nunca más
debe reproducirse en la mente. Ningún hombre condenó a un árbol. Todo tiene lugar en la mente del
hombre, ya sea un árbol, una ciudad o las personas. Las Escrituras personifican atributos de la mente
humana, no cosas o acontecimientos del mundo. La consciencia es la única realidad. Cuando descubras
que tu propia consciencia es Dios, la causa de toda vida, no habrá nadie a quien puedas recurrir para
alabar o condenar. Nunca más creerás que el diablo causa unas cosas y Dios otras. Escucha atentamente
estas palabras del capítulo 45 de Isaías:
«Así dice el Señor a su ungido,
A Ciro, A quien he tomado por su diestra,
Para someter naciones ante él,
Y desatar los lomos de los reyes;64
Para abrir puertas delante de él
Y que las entradas no se cierren:
“Marcharé al frente de ti
Y allanaré los promontorios;
Quebrantaré puertas de bronce
Y cortaré los cerrojos de hierro.
Te daré tesoros que se ocultan en la oscuridad,
Y riquezas secretas,
Para que sepas que yo, el Señor,
El que te llama por tu nombre,
Soy el Dios de Israel”».65

«Yo formo la luz y creo la oscuridad,


Hago el bien y creo la aflicción».66

«Yo lo desperté en justicia,


Y enderezaré todos sus caminos;
Él reconstruirá mi ciudad,
Y soltará mis cautivos,
No por precio ni por dones,

63 Marcos 11:14
64 «Lomo(s)» (en hebreo, ‫ )מתן‬es la parte central e inferior de la espalda. «Ceñir los lomos» (con una faja fuerte o cinturón) equivale a decir que
se está preparado para trabajar, ir a la guerra o cualquier acción. «Desatar (o aflojar) los lomos» quiere decir ‘poner fin a la Guerra’ o ‘causar
debilidad en el enemigo’. En Isaías 45:1 lo que quiere decir es que Dios debilita reyes delante de Ciro, de tal manera que sea fácil desbancar al
enemigo.
65 Isaías 45:1-3.
66 Isaías 45:7a.

40
Dice Jehová de los ejércitos».67

Lee atentamente estas palabras. No son mis palabras, sino las palabras inspiradas de hombres que han
descubierto que la consciencia es la única realidad. Si estás herido, realmente te has herido tú mismo. Si
hay oscuridad en tu mundo, tú creaste la oscuridad y la tristeza y la depresión. Si hay luz y alegría, tú la
creaste, porque no existe más que la consciencia que lo crea todo. No puedes encontrar una causa fuera
de tu propia consciencia. Tu mundo es un gran espejo que refleja constantemente tu estado de
consciencia. Las personas que conoces te están diciendo, por su comportamiento, quién eres. Cuando te
dirijas a tu propia consciencia en busca de ayuda, conocerás una gran alegría, piedad y adoración, pues al
asumir el sentimiento de tu deseo cumplido, sabes que el salvador al que rezas eres tú mismo. En la
oración estás llamado a creer que posees lo que tu razón y tus sentidos niegan. En el libro de Marcos se
nos dice:
«Todo lo que pidáis en la oración, creed que lo estáis recibiendo y será vuestro. Y siempre que estéis
orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os
perdone vuestras ofensas. Pero si no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os
perdonará vuestras ofensas».68 Si tienes algo contra otro, independientemente de lo que creas, debes
soltarlo y dejarlo ir. Esto no se hace usando palabras de negación, sino creyendo que él es lo que desea
ser. Ese es el verdadero perdón. Tenías algo contra él, pero cuando cambiaste tu concepto de él, le
perdonaste. Si no olvidas, entonces no has perdonado. Sólo se perdona a alguien cuando realmente se
olvida el agravio. Puedes decir «te perdono» cien veces, pero si recuerdas el daño cuando piensas en él,
no le has perdonado. Si te sientes enfermo, tu médico te da algo para tu enfermedad. Para quitarte la
enfermedad, te da algo en su lugar. Renuncia a tu viejo concepto de ti mismo y crea uno nuevo en su lugar.
Ahora bien, una oración concedida implica que se ha hecho algo gracias a la oración, que de otro modo
no habría sucedido. La consciencia es el trampolín de la acción. Es la mente que dirige y la que concede la
oración. Para orar con éxito, debes volverte hacia tu interior y apropiarte conscientemente del estado
buscado. No necesitas ningún sacrificio. No es necesario luchar o sufrir por la realización de tu deseo.
Isaías nos dice:
«¿Para qué me sirve —dice el Señor—,
la multitud de vuestros sacrificios?
Hastiado estoy de holocaustos de carneros
y de grasa de animales gordos;
no quiero sangre de bueyes ni de ovejas ni de machos cabríos.
¿Quién pide esto de vuestras manos,
cuando venís a presentaros delante de mí para pisotear mis atrios?
No me traigáis más vana ofrenda;
el incienso me es abominación.
Luna nueva, sábado y el convocar asambleas,
no lo puedo sufrir.
¡Son iniquidad vuestras fiestas solemnes!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas
y vuestras fiestas solemnes;
me son gravosas y cansado estoy de soportarlas».69

«Tendréis el cántico como en la noche en que celebráis la fiesta,

67 Isaías 45:13.
68 Marcos 11:24.
69 Isaías 1:11-14.

41
y alegría de corazón como cuando uno marcha con la flauta,
para ir al monte del Señor, a la Roca de Israel».70

«Cantad al Señor un cántico nuevo,


cantad su alabanza desde los confines de la tierra».71

«Gritad de júbilo, cielos, porque el Señor lo ha hecho.


Gritad de alegría, profundidades de la tierra.
Prorrumpid, montes, en gritos de júbilo,
y el bosque, y todo árbol que en él hay,
porque el Señor ha redimido a Jacob
y en Israel se glorifica».72

«Los rescatados del Señor volverán,


entrarán en Sión con gritos de júbilo,
con alegría eterna sobre sus cabezas.
Gozo y alegría alcanzarán,
y huirán la tristeza y el gemido».73

El único regalo aceptable es un corazón gozoso. Preséntate ante el Señor con cánticos y alabanzas,
asumiendo la sensación de tu deseo cumplido. Todos los estados de ánimo que no sean el del deseo
cumplido son una abominación; son superstición y no significan nada. Cuando vengas ante mí, regocíjate
siendo consciente de que tu deseo se ha hecho realidad. Ven ante mí cantando, alabando y dando gracias,
pues estos estados de ánimo implican la aceptación del estado buscado. Ponte en el estado de ánimo
adecuado y tu consciencia lo encarnará.
La oración, en su forma más simple, es la sensación del deseo cumplido. Siéntete en la situación de la
oración respondida. Mantén ese estado de ánimo sin esfuerzo, viviendo y actuando como si tu deseo fuera
ya un hecho conocido. Te prometo que a medida que camines en esta actitud fija, tu asunción se
consolidará en un hecho. ¿Has observado alguna vez acontecimientos antes de que ocurrieran en este
mundo tridimensional? Yo lo he hecho. Si esto es cierto, entonces la vida en la tierra se desarrolla de
acuerdo a un plan que debe existir en otra dimensión y se mueve lentamente a través del tiempo y el
espacio. Y si los acontecimientos que ocurren no estaban en este mundo cuando fueron observados,
entonces, para ser perfectamente lógico, deben haber existido fuera de este mundo. Y todo lo que está allí
para ser visto antes de que ocurra aquí, debe estar predeterminado desde el punto de vista del hombre
despierto en un mundo tridimensional. Sin embargo, los antiguos maestros nos enseñaron que podíamos
alterar el futuro y mis propias experiencias confirman la verdad de sus enseñanzas.
Mi propósito al dar este curso, es mostrarte las muchas posibilidades que son inherentes a ti. Tienes el
poder de alterar tu futuro y, una vez alterado, forma un futuro consistente con tal alteración. La
característica más notable de tu futuro es su flexibilidad. Aunque preparado de antemano en todos sus
detalles, el futuro tiene varios desenlaces. En cada momento de tu vida puedes elegir entre varios futuros.
Todos poseemos dos perspectivas: una natural y otra espiritual. Los antiguos maestros llamaban a uno
la mente carnal y al otro la mente de Cristo. Una es la consciencia ordinaria despierta, gobernada por los

70 Isaías 30:29.
71 Isaías 42:10a.
72 Isaías 44:23.
73 Isaías 51:11.

42
sentidos, y la otra es una imaginación controlada, gobernada por el deseo. Estos dos centros distintos de
pensamiento pueden reconocerse en esta declaración de Corintios: «Pero el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han
de discernir espiritualmente».74
La visión natural circunscribe la realidad al momento que llamamos «ahora», mientras que el pasado y el
futuro son puramente imaginarios. La visión espiritual, sin embargo, ve el pasado y el futuro como parte
del gran todo que es el presente. Lo que es mental y subjetivo para el hombre natural es concreto y
objetivo para el hombre espiritual.
El hábito de ver sólo lo que tus sentidos te permiten, te ciega a lo que de otro modo podrías ver. Para
cultivar la facultad de ver lo invisible, debes separar tu mente de la evidencia de los sentidos y centrar tu
atención en un estado invisible. Para ello, debes sentirlo y percibirlo mentalmente hasta que el estado
tenga toda la nitidez de la realidad. El pensamiento sincero y concentrado, enfocado en una dirección
particular, excluye otras sensaciones y las hace desaparecer. Sólo tienes que concentrarte en el estado
que deseas para verlo.
Desarrollar el hábito de retirar tu atención de la región de la sensación física y concentrarla en lo invisible,
aumentará tu perspectiva espiritual y te permitirá ir más allá del mundo de los sentidos y entrar en el
mundo del espíritu despierto. «Desde la creación del mundo, su naturaleza invisible se ha visto
claramente en las cosas que han sido hechas».75 Tu visión espiritual es completamente independiente de
tus facultades naturales. Ábrela y acelérala ahora.
Un poco de práctica te convencerá de que puedes, controlando tu imaginación, remodelar tu futuro en
armonía con tu deseo. No podrías mover un dedo a menos que lo desees. No importa lo que sea, siempre
estás siguiendo el deseo que domina tu mente. Cuando rompes un hábito es porque tu deseo de romperlo
es mayor que tu deseo de continuar con el hábito.
Un deseo no es más que el reconocimiento de algo que te falta. Siempre persigue algún beneficio personal.
Cuanto mayor es el beneficio esperado, más intenso es el deseo. No existe tal cosa como un deseo
desinteresado, y cuando no hay nada que ganar, no hay deseo y, en consecuencia, no hay acción.
El hombre espiritual habla al hombre natural a través del lenguaje del deseo. La clave del progreso en la
vida y de la realización de los sueños reside en la obediencia pronta a su voz. Obedecer sin vacilar a la voz
del deseo exige asumir inmediatamente el deseo cumplido, pues un estado deseado es un estado que se
posee.
Pascal dijo una vez: «Nunca me habrías buscado si no me hubieras encontrado ya». Al asumir la sensación
de tu deseo cumplido, y luego vivir y actuar según esta convicción, tu futuro se altera en armonía con tu
asunción. Siempre despertando lo que afirma, en cuanto asumes el sentimiento de tu deseo cumplido, tu
yo de cuarta dimensión encuentra caminos para su consecución.
No conozco definición más clara de los medios por los que realizamos nuestros deseos que experimentar
en la imaginación lo que experimentaríamos en la carne si alcanzáramos nuestro objetivo. Esta
experiencia imaginaria del final con aceptación, determina los medios. El yo de cuarta dimensión, con su
perspectiva más amplia, construirá entonces los medios necesarios para realizar el fin aceptado.
A la mente indisciplinada le cuesta asumir un estado que es negado por los sentidos. Pero he aquí una
técnica que facilita llamar a las cosas que no se ven como si fuesen; es decir, encontrar un acontecimiento
antes de que ocurra. La gente tiene la costumbre de restar importancia a las pequeñas cosas, pero esta
sencilla fórmula para cambiar el futuro fue descubierta tras años de búsqueda y experimentación.

74 1 Corintios 2:14.
75 Romanos 1:20a.

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Primero debes saber exactamente lo que quieres. Luego debes pensar en un acontecimiento que crees
que ocurriría después de que tu deseo se hiciera realidad. Un acontecimiento en el que predomine la
acción propia. Con tu cuerpo físico inmovilizado, induce una condición parecida al sueño imaginando que
tienes sueño. Túmbate en la cama o relájate en una silla. A continuación, cierra los ojos y concentra toda
tu atención en la acción que pretendes experimentar en la imaginación. Para ello, introdúcete
mentalmente en la escena y realiza la acción aquí y ahora. Debes participar siempre en la acción
imaginada. Nunca te quedes mirando, sino haz que la sensación imaginal sea real para ti.
Es importante recordar siempre que la acción propuesta es la que sigue a la realización. Además, debes
sentirte dentro de la acción hasta que tenga toda la intensidad y nitidez de la realidad. Por ejemplo,
supongamos que deseas un ascenso en tu oficina. Ser felicitado sería un acontecimiento que se produciría
tras el ascenso. Una vez seleccionada esta acción, inmoviliza el cuerpo físico e induce un estado parecido
al sueño. A continuación, visualiza a un amigo de pie ante ti. Pon tu mano imaginal en la suya y siéntela
sólida y real. A continuación, mantén una conversación con él en armonía con la acción.
No te visualices a ti mismo siendo felicitado en un punto distante en el tiempo y el espacio, sino que siente
que tiene lugar aquí y ahora. El acontecimiento futuro es ahora una realidad en un mundo
dimensionalmente más amplio y es equivalente a aquí en el espacio tridimensional ordinario de la vida
cotidiana.
La diferencia entre sentirte en acción aquí y ahora, y verte actuando como en una pantalla de cine, es la
diferencia entre el éxito y el fracaso. Por ejemplo, visualízate subiendo una escalera. Luego, con los ojos
cerrados, imagina que tienes una escalera delante y siente cómo la subes. El deseo, la inmovilidad física
rayana en el sueño y la acción imaginal en la que predomina el yo aquí y ahora, no sólo son factores
importantes para alterar el futuro, sino que son condiciones esenciales para proyectar conscientemente
el yo espiritual.
Con el cuerpo físico inmovilizado, si eres movido por un fuerte ideal y mantienes la acción imaginal hasta
que te sobreviene el sueño, despertarás fuera del cuerpo físico. Te encontrarás en un mundo
dimensionalmente mayor y con un enfoque dimensionalmente mayor, haciendo realmente lo que
deseabas e imaginabas hacer en la carne. Pero, tanto si te despiertas allí como si no, cuando imaginas, en
realidad estás realizando la acción en el mundo de cuarta dimensión y, en el futuro, la volverás a
representar aquí, en este mundo tridimensional.
La experiencia me ha enseñado a limitar la acción imaginaria a un solo acto y a representarlo una y otra
vez hasta que tenga la sensación de realidad. De lo contrario, mi atención se desvía por una dirección
secundaria y se me presentan multitud de imágenes variadas que me alejan cientos de kilómetros de mi
objetivo en el espacio y años en el tiempo. Si decides subir unas escaleras, limítate a subirlas. Si tu
atención se desvía, vuelve a centrarte en la tarea. Sigue subiendo ese tramo de escaleras hasta que la
acción imaginal tenga toda la solidez y la nitidez de la realidad.
Debes, con el mínimo esfuerzo, impregnar tu mente con la sensación de que tu deseo se cumple. La
somnolencia facilita el cambio porque favorece la atención sin esfuerzo. Pero no hay que llevarla al estado
de sueño porque entonces ya no eres capaz de controlar los movimientos de tu atención. Un grado
moderado de somnolencia es todo lo que necesitas para dirigir tus pensamientos. Una forma muy eficaz
de encarnar un deseo es asumir la sensación del deseo cumplido y luego, en un estado relajado y
somnoliento, repetir una frase corta una y otra vez, como «gracias, gracias, gracias», hasta que la única
sensación de agradecimiento domine la mente. Pronuncia estas palabras como si te dirigieras a un poder
superior. Y, si busca una proyección consciente en un mundo dimensionalmente mayor, debes quedarte
dormido en la acción.

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Experimenta en la imaginación, con toda la nitidez de la realidad, lo que experimentarías en la carne si
alcanzaras tu objetivo y, con el tiempo, lo encontrarás en la carne como lo encontraste en tu imaginación.
Atrévete a alimenta la mente con asunciones,

porque las asunciones, aunque sean falsas, si se persiste en ellas hasta que tengan la sensación de
realidad, se convertirán en hechos. Para una asunción, todos los medios que promueven su realización,
son buenos. Una asunción influye en el comportamiento de todos, inspirando los movimientos, acciones
y palabras que tienden a su realización. Para comprender cómo moldeas tu futuro en armonía con tus
asunciones, debes saber lo que se entiende por un mundo dimensionalmente mayor o más amplio, pues
es a este mundo al que acudes para alterar tu futuro. La observación de un acontecimiento antes de que
ocurra implica que el acontecimiento está predeterminado desde el punto de vista del hombre en el
mundo tridimensional. Por lo tanto, para cambiar las condiciones aquí, primero hay que cambiarlas en
un mundo dimensionalmente mayor. Familiarizado con la tercera dimensión de longitud, anchura y
altura, el hombre siente que si hubiera una cuarta dimensión, debería ser igual de obvia. El tiempo, sin
embargo, cuantifica su vida sin emplear las tres dimensiones de profundidad, anchura y altura. No existe
tal cosa como un objeto instantáneo. Su aparición y desaparición son medibles sin emplear las
dimensiones de longitud, anchura y altura; por lo tanto, el tiempo es una cuarta forma de medir la materia.
Cuantas más dimensiones tenga un objeto, más sustancial y real será. Una línea recta que se encuentra
en una dimensión adquiere forma, masa y sustancia al añadirle dimensiones. ¿Qué nueva cualidad podría
aportar el tiempo (la cuarta dimensión) que lo hiciera tan superior a los sólidos como los sólidos a las
superficies y las superficies a las líneas? Esa nueva cualidad es la mutabilidad. El tiempo es el medio para
los cambios en las experiencias, ya que todos los cambios requieren tiempo.
Ahora bien, si bisecamos un sólido, su sección transversal será una superficie. Si bisecamos una superficie
obtendremos una recta. Y bisecando una recta se obtiene un punto. Por lo tanto, un punto no es sino una
sección transversal de una recta, que es, a su vez, una sección transversal de una superficie, que es, a su
vez, una sección transversal de un sólido, que es, si se lleva a su conclusión lógica, una sección transversal
de un objeto de cuatro dimensiones. No se puede evitar inferir de que todos los objetos tridimensionales
no son sino secciones transversales de cuerpos cuatridimensionales. Lo que significa que, cuando me
encuentro contigo, me encuentro con una sección transversal de un tú cuatridimensional que no se ve.
Para ver tu yo cuatridimensional, debo ver cada sección transversal (o momento) de tu vida desde el
nacimiento hasta la muerte como coexistiendo. Mi enfoque debe abarcar todas las impresiones
sensoriales que has experimentado en la Tierra, además de las que puedas encontrar. Debo verlas, no en
el orden en que fueron experimentadas por ti, sino como un todo presente. Puesto que el cambio es la
característica de la cuarta dimensión, debo verlas como un todo vivo y animado.
Ahora, si tienes todo esto claramente fijado en tu mente, ¿qué significa para ti en este mundo
tridimensional? Significa que si puedes moverte a lo largo del tiempo, puedes ver el futuro y alterarlo.
Este mundo no es más que una sombra fuera de la cual y más allá de la cual puedes desplazarte. Es una
abstracción de un mundo más fundamental y dimensionalmente más grande que se abstrae de un mundo
aún más fundamental y dimensionalmente más grande, y así hasta el infinito. Porque lo absoluto es
inalcanzable por cualquier medio o análisis, no importa cuántas dimensiones se añadan al mundo.
Puedes probar la existencia de un mundo dimensionalmente más amplio simplemente centrando tu
atención en un estado invisible e imaginando que lo ves y lo sientes. Si permaneces concentrado en este
estado, tu entorno actual desaparecerá y despertarás en un mundo dimensionalmente mayor, donde el
objeto de tu contemplación será visto como una realidad objetiva concreta.
Siento intuitivamente que, si separaras tus pensamientos de este mundo dimensionalmente más grande
y te replegaras aún más dentro de tu mente, provocarías de nuevo una exteriorización del tiempo.

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Descubrirías que, cada vez que te repliegas en tu mente interior y provocas una exteriorización del
tiempo, el espacio se hace dimensionalmente más grande. Y concluirías, por tanto, que tanto el tiempo
como el espacio son seriales, y que la escenificación de la vida no es sino la escalada de un multitudinario
bloque de tiempo dimensional.
Los científicos explicarán algún día por qué existe un universo serial. Pero en la práctica, lo más
importante es cómo utilizar este universo serial para cambiar el futuro, y para ello sólo tienes que
preocuparte de dos de los mundos de la serie infinita: el mundo que conoces, gracias a tus órganos
corporales, y el mundo que percibes más allá de tus órganos corporales. He afirmado que tienes, en cada
momento del tiempo, la posibilidad de elegir entre varios futuros. Que tus experiencias, como alguien
despierto en el mundo tridimensional, están predeterminadas por tu observación de un acontecimiento
antes de que ocurra.
Esta capacidad de cambiar el futuro puede verse comparando tus experiencias de la vida en la Tierra con
una página impresa. Experimentas los acontecimientos terrestres de forma individual y sucesiva, del
mismo modo que lees las palabras de una página. Imagina que cada palabra de una página representa
una única impresión sensorial. Y, para comprender el contexto, debe centrar su atención en la primera
palabra de la esquina superior izquierda y luego desplazar su mirada por la página de izquierda a derecha,
dejando que sus ojos se posen en las palabras de forma individual y sucesiva. Sólo cuando tus ojos lleguen
a la última palabra de la página podrás extraer el significado. Pero supongamos que decides reordenar
las palabras impresas. Al reordenarlas, podrías escribir una historia completamente distinta. De hecho,
se podrían escribir muchas historias diferentes. Un sueño no es más que un pensamiento incontrolado
de cuarta dimensión, o la reorganización de impresiones sensoriales pasadas y futuras. Rara vez se sueña
con acontecimientos en el orden en que se experimentan cuando se está despierto. El hombre sueña con
dos o más acontecimientos que están separados en el tiempo, o reorganiza sus impresiones sensoriales
únicas en estado de vigilia, de manera que no las reconoce cuando se encuentran en dicho estado. Por
ejemplo. Soñé que entregaba un paquete en el restaurante de mi edificio de apartamentos. La camarera
me dijo: «No puede dejar eso aquí», tras lo cual el ascensorista me entregó unas cartas. Le di las gracias,
y él, a su vez, me dio las gracias. Entonces apareció el ascensorista nocturno y me saludó. Al día siguiente,
al salir de mi apartamento, recogí unas cartas que me habían dejado en la puerta. Al bajar, le di una
propina al ascensorista diurno y le agradecí que se hubiera ocupado de mi correspondencia. Ese día, al
volver a casa, oí al portero decir al repartidor: «No puede dejar eso aquí». Y cuando me disponía a subir
en ascensor a mi apartamento, vi que la camarera entraba en el restaurante. Me saludó con una sonrisa.
Aquella noche acompañé a mis invitados a cenar hasta el ascensor y, al despedirme, la camarera me
saludó con la mano. Aquí, simplemente reorganizando algunas de las impresiones sensoriales que estaba
destinado a experimentar, construí un sueño que difería bastante de mi experiencia en la vigilia.
Cuando hayas aprendido a controlar los movimientos de tu atención en el mundo de cuarta dimensión,
serás capaz de crear conscientemente circunstancias en el de tercera dimensión. Este control se aprende
a través del sueño en vigilia, donde tu atención puede mantenerse sin esfuerzo, ya que la atención sin
esfuerzo es indispensable para cambiar el futuro. Puedes, en un sueño en vigilia controlado, construir
conscientemente un acontecimiento que deseas experimentar en el mundo tridimensional. Las
impresiones sensoriales utilizadas para construir tu sueño en vigilia son realidades presentes
desplazadas en el tiempo. Todo lo que tienes que hacer en el sueño en vigilia es seleccionar una impresión
sensorial que implique que tu deseo se realiza. Luego relájate en una silla y, en un estado próximo al
sueño, controla conscientemente los movimientos de tu atención y experimenta allí lo que
experimentarías aquí si este sueño en vigilia fuera un hecho objetivo. Al aplicar esta técnica, recuerda
siempre que lo único que ocupa tu mente durante el sueño en vigilia es el sueño de vigilia. Mantén la
mente concentrada en la acción y la sensación predeterminadas, nada más. Cómo el sueño en vigilia se
convertirá en un hecho físico, no es de tu incumbencia. Tu aceptación del sueño como realidad física
determinará los medios para su realización. Permíteme de nuevo sentar las bases de la oración, que no

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es más que un sueño en vigilia controlado: 1) define tu objetivo, 2) construye un evento que seguiría al
cumplimiento de tu objetivo y 3) Con el cuerpo inmovilizado, siéntete mentalmente dentro de la acción
propuesta hasta que una única sensación de cumplimiento domine la mente; imagina que estás
realizando la acción aquí y ahora, de modo que experimentes en la imaginación lo que experimentarías
en la carne.
La experiencia me ha enseñado que ésta es la forma más fácil de lograr mi objetivo. Sin embargo, mis
numerosos fracasos me han demostrado que aún no domino los movimientos de mi atención. Pero puedo
decir con el antiguo maestro: «Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo
que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio».76 De nuevo quiero recordarte que la
responsabilidad de hacer que tu acto imaginal se materialice no recae sobre tus hombros. No te preocupes
por el cómo, sólo asume que se hace y se hará. Hay una pequeña afirmación en el Libro del Éxodo que lo
confirma. La afirmación es la siguiente: «No cocerás un cabrito en la leche de su madre».77 Millones de
personas, malinterpretando esta afirmación, no comen productos lácteos con un plato de carne.
Pensando que la Biblia es historia, toman esta afirmación al pie de la letra. Pero veámoslo
psicológicamente. La consciencia es Dios. Tu atención es como la leche que nutre y da vida a aquello de
lo que eres consciente.
A lo largo de los siglos se ha utilizado un cabrito como símbolo de sacrificio. Aunque hayas dado a luz a
todo lo que hay en tu mundo, puede que haya cosas que ya no desees mantener vivas. Como Cronos,
puedes ser un padre celoso y consumir fácilmente a tus hijos. Estás en tu derecho de matar aquello que
creaste cuando no lo sabías. Despréndete, en consciencia, de tu estado actual. Es tu cabrito, tu hijo al que
encarnas y expresas en tu mundo. Esto lo haces asumiendo que eres lo que quieres ser. Una vez que lo
hayas hecho, no mires atrás y te preguntes cómo desaparecerá tu mundo objetivo actual, porque si lo
haces estás empapando a tu hijo en la leche de su madre. No te digas: «me pregunto si ocurrirá y cuándo».
Pon tu atención en la asunción de que aquello de lo que eres consciente es. De ese modo, toda la
responsabilidad de hacer que sea así desaparece de tus hombros. No tienes que hacer que algo sea de una
manera si ya es así. Habiéndote apropiado de lo que ya es un hecho, camina en la asunción de que lo es.
Hazlo y, de un modo que nadie conoce, aquello de lo que has permanecido consciente se exteriorizará en
tu mundo. No te preocupes por el cómo y no mires atrás a tu estado anterior porque, como nos dice Lucas,
«Nadie que después de poner la mano en el arado mira atrás es apto para el reino de Dios».78
Simplemente, asume que aquello de lo cual eres consciente, es verdad. Suspende la razón y todos los
argumentos de la mente tridimensional consciente, porque tu deseo está fuera de su alcance. Sólo cuando
te apropies de él, tu deseo podrá materializarse. Asume que eres lo que quieres ser. Camina consciente
de serlo. Permanece fiel a tu asunción y te prometo que se convertirá en un hecho.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

1. Pregunta: ¿Qué significan las insignias en las cubiertas de sus libros?

Respuesta: Es un ojo que se impone a un corazón que, a su vez, se impone a un árbol cargado de
frutos, lo que significa que aquello de lo que eres consciente, y aceptas como verdadero, lo vas a
realizar. «Como un hombre piensa en su corazón, así es él».79

2. Pregunta: Me gustaría casarme, pero no he encontrado al hombre adecuado. ¿Cómo puedo imaginar
un marido?

76 Filipenses 3:13-14a.
77 Deuteronomio 14:21.
78 Lucas 9:62.
79 Proverbios 23:7a.

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Respuesta: Siempre enamorada de los ideales. Lo que captura la mente es el estado ideal. No limites
el estado de matrimonio a un hombre determinado, sino a una vida plena, rica y desbordante. Deseas
experimentar la alegría del matrimonio. No modifiques tu sueño, sino mejóralo haciéndolo más
hermoso. Entonces condensa tu deseo en una sola sensación, o acto que implique su realización.

En nuestro mundo occidental, la mujer lleva un anillo de boda en el tercer dedo de la mano izquierda.
La maternidad no tiene por qué implicar matrimonio; la intimidad no tiene por qué implicar
matrimonio, pero un anillo de boda sí.

Relájate en un sillón cómodo o túmbate boca arriba e induce un estado parecido al sueño. A
continuación, asume la sensación de estar casada. Imagina un anillo de boda en tu dedo. Tócalo. Gíralo
alrededor del dedo. Quítatelo por el nudillo. Continúa la acción hasta que el anillo tenga la nitidez y la
sensación de la realidad. Piérdete tanto en sentir el anillo en tu dedo que, cuando abras los ojos, te
sorprendas de que no esté ahí.

Si eres un hombre que no lleva anillo, podrías asumir una mayor responsabilidad. ¿Cómo te sentirías
si tuvieras una esposa a la que cuidar? Asume ahora mismo la sensación de ser un hombre felizmente
casado.

3. Pregunta: ¿Qué debo hacer para inspirar pensamientos creativos como los que se necesitan para
escribir?

Respuesta: ¿Qué debes hacer? Supón que la historia ya ha sido escrita y aceptada por una gran
editorial. Reduce la idea de ser escritor a la sensación de satisfacción. Repite la frase «¡Qué
maravilloso!» o «Gracias, gracias, gracias», una y otra vez hasta que te sientas triunfador. O imagínate
a un amigo que te felicita. Hay innumerables maneras de dar a entender que se ha tenido éxito, pero
siempre hasta el final. Tu aceptación del fin hará que se cumpla. No pienses en ponerte a escribir, sino
vive y actúa como si ya fueras el autor que deseas ser. Asume que tienes talento para escribir. Piensa
en el modelo que quieres que aparezca en el exterior. Si escribes un libro y nadie está dispuesto a
comprarlo, no hay satisfacción. Actúa como si la gente estuviera hambrienta de tu trabajo. Vive como
si no pudieras producir historias o libros con la rapidez suficiente para satisfacer la demanda. Persiste
en esta asunción y todo lo necesario para alcanzar tu objetivo florecerá rápidamente y lo expresarás.

4. Pregunta: ¿Cómo puedo imaginar un público más numeroso para mis conferencias?

Respuesta: Puedo contestarte mejor compartiendo la técnica utilizada por un maestro muy capaz
que conozco. Cuando este hombre llegó por primera vez a este país, comenzó a hablar en una pequeña
sala en la ciudad de Nueva York. Aunque sólo cincuenta o sesenta personas asistían a su reunión del
domingo por la mañana, y se sentaban en frente, este maestro se paraba en el podio e imaginaba una
gran audiencia. Entonces decía al espacio vacío: «¿Pueden oírme allá atrás?» Hoy este hombre habla
en el Carnegie Hall de Nueva York ante unas 2.500 personas cada domingo por la mañana y miércoles
por la noche. Quería hablar a multitudes. No era modesto. No trató de engañarse a sí mismo, sino que
construyó una multitud en su propia consciencia, y las multitudes vienen. Ponte delante de un público
numeroso. Dirígete a ese público en tu imaginación. Siente que estás en ese escenario y tu sentimiento
te proporcionará los medios.

5. Pregunta: ¿Es posible imaginar varias cosas al mismo tiempo, o debo limitarme a un solo deseo?

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Respuesta: Personalmente me gusta limitar mi acto imaginal a un solo pensamiento, pero eso no
significa que me detenga ahí. A lo largo del día puedo imaginar muchas cosas muchas cosas, pero en
lugar de imaginar muchas cosas pequeñas, le sugiero que imagine imaginar algo tan grande que
incluya todas las cosas pequeñas. En lugar de imaginar riqueza, salud y amigos, imagina estar
extasiado. No puedes estar extasiado y sufrir. No podrías estar extasiado y ser amenazado con un
aviso de embargo. No podrías estar en éxtasis si no disfrutaras plenamente de amistad y amor. ¿Cómo
te sentirías si estuvieras en éxtasis sin saber qué ha pasado para que te sientas así? Reducir la idea de
éxtasis a la única sensación: «¿No es maravilloso?» No permitas que la mente consciente y racional
pregunte por qué, ya que si lo hace empezará a buscar causas visibles, y entonces la sensación se
perderá. Más bien, repite una y otra vez: «¿No es maravilloso?» Suspende el juicio sobre lo que es
maravilloso. Atrapa la única sensación de la maravilla de todo esto y las cosas sucederán para dar
testimonio de la verdad de esta sensación. Y te prometo que incluirá todas las pequeñas cosas.

6. Pregunta: ¿Con qué frecuencia debo realizar el acto imaginal? ¿Unos días o varias semanas?

Respuesta: En el libro del Génesis se cuenta la historia de Jacob luchando con un ángel. Esta historia
nos da la pista que estamos buscando; que cuando se alcanza la satisfacción, le sigue una sensación
de impotencia.

Cuando la sensación de realidad es tuya, al menos por el momento, eres mentalmente impotente. El
deseo de repetir el acto de oración se pierde, habiendo sido sustituido por el sentimiento de
realización. No puedes persistir en desear lo que ya tienes. Si asumes que eres lo que deseas ser hasta
el éxtasis, ya no lo quieres. Tu acto imaginal e tan creativo como el físico, en el que el hombre se
detiene, se encoge y es bendecido, pues, como el hombre crea a su propia semejanza, así tu acto
imaginal se transforma en la semejanza de tu asunción. Si, no obstante, no alcanzas el punto de
satisfacción, repite la acción una y otra vez hasta que sientas como si la hubieras tocado y virtud
hubiera salido de ti.

7. Pregunta: Me han enseñado a no pedir cosas terrenales, sólo crecimiento espiritual, pero lo que necesito
es dinero y cosas materiales.

Respuesta: Debes ser honesto contigo mismo. A lo largo de toda la Escritura se hace la pregunta:
«¿Qué queréis de mí?» Algunos querían ver, otros comer, y otros querían ser enderezados, o «Que mi
hijo viva».80 Tu yo dimensionalmente más amplio te habla a través del lenguaje del deseo. No te
engañes. Sabiendo lo que deseas, afirma que ya lo tienes, pues, a tu Padre le place dártelo,81 y
recuerda, lo que deseas, eso tienes.

8. Pregunta: ¿Cuando usted ha asumido su deseo, tiene en cuenta la presencia permanente y mayor que
lo protege y le da su asunción?

Respuesta: La aceptación del fin determina los medios. Asume el sentimiento de tu deseo cumplido
y tu ser dimensionalmente mayor determinará los medios. Cuando te apropias de un estado como si
ya lo tuvieras, la actividad del día desviará tu mente de todos los pensamientos ansiosos para que no
busques señales. No debes tener la sensación de que alguna presencia lo hará por ti, sino que sabes
que ya está hecho. Sabiendo que ya es un hecho, camina como si lo fuera, y las cosas sucederán para
que así sea. No tienes que preocuparte de que alguna presencia haga algo por ti. El yo más profundo,
dimensionalmente más amplio, ya lo ha hecho. Todo lo que tienes que hacer es moverte al lugar donde

80 Marcos 5:23: «Señor, mi hija se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella, porque yo sé que puedes hacer que viva».
81 Juan 15:7: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho».

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te encuentres con ello. Recuerda la historia del hombre que dejó al amo y se dirigía a su casa cuando
se encontró con su criado que le dijo: «Tu hijo vive». Y cuando le preguntó a qué hora lo había hecho,
el criado le contestó: «A la hora séptima». En la misma hora en que asumió su deseo, éste le fue
concedido, pues fue a la hora séptima cuando el maestro dijo: «Tu hijo vive». Tu deseo ya está
concedido. Camina como si así fuera y, aunque el tiempo transcurra lentamente en esta dimensión de
tu ser, te traerá la confirmación de tu asunción. Te pido, sin embargo, que no seas impaciente. Si hay
algo de lo que realmente tienes necesidad, es de paciencia.

9. Pregunta: ¿No hay una ley que dice que no se puede obtener algo a cambio de nada? ¿No debemos
ganarnos lo que deseamos?

Respuesta: ¡La Creación está terminada! «A vuestro Padre le ha placido daros el Reino».82 La
parábola del hijo pródigo es tu respuesta. A pesar del despilfarro del hombre, cuando vuelve en sí y
recuerda quién es, se alimenta del becerro gordo de la abundancia y viste la túnica y el anillo de la
autoridad. No hay nada que ganarse. La creación se terminó en la fundación del tiempo. Tú, como
hombre, eres Dios hecho visible con el propósito de mostrar lo que es, no lo que ha de ser. No pienses
que debes trabajar tu salvación con el sudor de tu frente. No faltan cuatro meses para la siega, los
campos ya están blancos, basta con clavar la hoz.

10. Pregunta: Pensar que la creación está acabada, ¿no le roba a uno la iniciativa?

Respuesta: Si observas un acontecimiento antes de que ocurra, entonces ese acontecimiento debe
estar predeterminado desde el punto de vista de estar despierto en este mundo tridimensional. Sin
embargo, no tienes necesariamente que encontrarte con lo que observas. Puedes, cambiando el
concepto que tienes de ti mismo, interferir en tu futuro y moldearlo en armonía con el nuevo concepto
que tienes de ti mismo.

11. Pregunta: ¿Esta capacidad de cambiar el futuro no niega que la creación está terminada?

Respuesta: No. Tú, al cambiar tu concepto de ti mismo, cambias tu relación con las cosas. Si reordenas
las palabras de una obra de teatro para escribir otra diferente, no has creado palabras nuevas, sino
que simplemente ha tenido la alegría de reordenarlas. Tu concepto de del yo determina el orden de
los acontecimientos que te encuentras. Están en la fundación del mundo, pero no su orden de
disposición.

12. Pregunta: ¿Por qué a quien se esfuerza en metafísica siempre parece faltarle algo?

Respuesta: Porque no ha aplicado realmente la metafísica. No estoy hablando de un enfoque tibio de


la vida, sino de una aplicación diaria de la ley de la consciencia. Cuando te apropias de tu bien, no hay
necesidad de que un hombre, o un estado, actúe como un medio a través del cual llegará tu bien.
Viviendo en un mundo de humanos, el dinero es necesario en mi vida diaria. Si mañana te invito a
comer, debo llevar la chequera. Cuando salgo del hotel, debo pagar la cuenta. Para coger el tren de
vuelta a Nueva York debo pagar el billete de tren. Necesito dinero y tiene que estar ahí. No voy a decir:
«Dios todo lo sabe, y Él sabe que necesito dinero». Más bien, ¡me apropiaré del dinero como si lo
tuviese! ¡Debemos vivir con valentía! Debemos ir por la vida como si poseyéramos lo que quisiéramos
poseer. No pienses que porque ayudaste a otro, alguien fuera de ti de ti vio tus buenas obras y te dará

82 Lucas 20:32.

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algo para aliviar tu carga. Nadie lo hará por ti. Tú mismo debes ir con valentía y apropiarte de lo que
tu Padre ya te ha dado.

13. Pregunta: ¿Puede una persona inculta educarse a sí misma asumiendo la sensación de ser culta?

Respuesta: Sí. Un interés motivado recibe información de todas partes. Debes desear sinceramente
estar bien instruido. El deseo de estar bien instruido, seguido de la asunción de que lo estás, te hace
selectivo en tu lectura. A medida que progresas en tu educación, automáticamente te vuelves más
selectivo, más exigente en todo lo que haces.

14. Pregunta: Mi marido y yo vamos a tomar la clase juntos. ¿Debemos hablar de nuestros deseos?

Respuesta: Hay dos frases espirituales que impregnan la Biblia. Una es: «No se lo digas a nadie», y la
otra es: «Te lo he dicho antes de que suceda, para que cuando suceda lo creas». Se necesita audacia
espiritual para decirle a otro que su deseo se ha cumplido antes de que se vea en el exterior. Si no
tienes ese tipo de audacia, entonces es mejor que te quedes callada. Personalmente, disfruto
contándole mis planes a mi esposa, porque ambos nos emocionamos cuando se hacen realidad. La
primera persona a la que un hombre quiere demostrar esta ley es a su mujer. Se dice que Mahoma es
eternamente grande porque su primera discípula fue su esposa.

15. Pregunta: ¿Deberíamos trabajar mi marido y yo en el mismo proyecto o en proyectos separados?

Respuesta: Eso depende enteramente de usted. Mi mujer y yo tenemos intereses diferentes, pero
mucho en común. ¿Recuerdas la historia que conté de nuestro regreso a Estados Unidos esta
primavera? Sentí que era mi deber como marido conseguir pasaje de vuelta a Estados Unidos, así que
me lo apropié. Siento que hay ciertas cosas que están en el lado de mi esposa del contrato, como
mantener un hogar limpio y encantador y encontrar la escuela apropiada para nuestra hija, así que
ella se ocupa de esas cosas.

Muy a menudo mi mujer me pide que imagine por ella, como si tuviera más fe en mi capacidad para
hacerlo que en la suya. Eso me halaga porque todo hombre digno de el nombre quiere sentir que su
familia tiene fe en él. Pero no veo nada malo en la comunión entre dos que se aman.

16. Pregunta: Me parece que si se entra demasiado en el estado de somnolencia se pierde la capacidad de
sentir.

Respuesta: Cuando hablo de sentir no me refiero a la emoción, sino a la aceptación del hecho de que
el deseo se ha cumplido. Al sentirte gratificado, satisfecho o agradecido, es fácil decir: «Gracias», «¿No
es maravilloso?» o «Está hecho». Cuando entras en el estado de gratitud, puedes despertarte sabiendo
que está hecho, o dormirte en la sensación del deseo cumplido.

17. Pregunta: ¿Es el amor un producto de la propia consciencia?

Respuesta: Todas las cosas existen en tu consciencia, sea amor u odio. Nada viene de fuera. Las
colinas a las que acudes en busca de ayuda son las de tu interior. Tus sentimientos de amor, odio o
indiferencia surgen de tu propia consciencia. Eres infinitamente más grande de lo que jamás podrías
concebir. Nunca, en toda la eternidad, alcanzarás a tu yo supremo. Así de maravilloso eres. El amor
no es un producto tuyo, tú eres el amor, porque eso es lo que Dios es y el nombre de Dios es Yo soy,
el mismo nombre con el que te llamas a ti mismo antes de hacer la afirmación del estado en el que te
encuentras ahora.

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18. Pregunta: Supongamos que no hay posibilidad de que mis deseos se materialicen hasta dentro de seis
meses o un año, ¿debo esperar para imaginarlos?

Respuesta: Cuando el deseo se te presenta, ese es el momento de aceptar tu deseo en su plenitud. Tal
vez haya razones por las que el deseo se te presenta en este momento. Tu ser tridimensional puede
pensar que no puede ser ahora, pero tu mente de cuarta dimensión sabe que ya es, así que el deseo
debe ser aceptado por ti como un hecho físico ahora.

Supongamos que quieres construir una casa. El impulso de tenerla es ahora, pero va a tomar tiempo
para que los árboles crezcan y el carpintero construya la casa. Aunque el deseo parezca grande, no
esperes a adaptarte a él. Reclama la posesión ahora y deja que se materialice a su peculiar manera.
No digas que tardará seis meses o un año. En cuanto surja el deseo, asume que ya es un hecho. Tú y
sólo tú has dado a tu deseo un intervalo de tiempo, y el tiempo es relativo cuando se trata de este
mundo. No esperes a que las cosas sucedan, acéptalas ahora como si ya fueran y ve lo que sucede.

Cuando tienes un deseo, el yo más profundo, al que los hombres llaman Dios, está hablando. Te
empuja, a través del lenguaje del deseo, a aceptar aquello que no es, ¡aquello que ha de ser! El deseo
es simplemente la comunión de Dios contigo, diciéndote que tu deseo es tuyo ¡ahora! Tu aceptación
de este hecho se demuestra por tu completa adaptación a él como si fuera verdad.

19. Pregunta: ¿Por qué algunos mueren jóvenes?

Respuesta: Nuestras vidas no se miden, en retrospectiva, por la cantidad de años, sino por el
contenido de esos años.

20. Pregunta: ¿Qué consideraría usted una vida plena?

Respuesta: Una variedad de experiencias. Cuanto más variadas sean, más rica será tu vida. Al morir,
funcionas en un mundo dimensionalmente más grande y tocas tu parte en un teclado compuesto por
toda una vida de experiencias humanas. Por lo tanto, cuanto más variadas sean tus experiencias, más
fino será tu instrumento y más rica será tu vida.

21. Pregunta: ¿Qué ocurre con un niño que muere al nacer?

Respuesta: El niño que nace vive para siempre, pues nada muere. Puede parecer que el niño que
muere al nacer no tiene el «teclado de la experiencia humana», pero, como dijo una vez un poeta: «Él
dibujó un círculo que me excluía; / (Hereje, insolente, pura rebeldía). / Mas supe ganar con el Amor
de aliado: / ¡Dibujamos un círculo donde quedó atrapado!»83 El amado tiene acceso a las experiencias
sensoriales del amante. Dios es amor; por eso, en última instancia, cada uno tiene un instrumento,
cuyo teclado son las impresiones sensoriales de todos los hombres.

22. Pregunta: ¿Cuál es su técnica de oración?

83 Outwitted (Burlado) de Edwin Markham:

He drew a circle that shut me out —


Heretic, rebel, a thing to flout.
But Love and I had the wit to win:
We drew a circle that took him in!

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Respuesta: Comienza con el deseo, porque el deseo es el motor de la acción. Debes conocer y definir
tu objetivo, luego condensarlo en una sensación que implique su realización. Cuando tu deseo esté
claramente definido, inmoviliza tu cuerpo físico y experimenta, en tu imaginación, la acción que
implica su realización. Repite este acto una y otra vez hasta que tenga la vividez y la sensación de la
realidad.

O bien, condensa tu deseo en una sola frase que implique su cumplimiento, como: «Gracias, Padre»,
«¿No es maravilloso?» o «Está hecho». Repite esa frase condensada, o acción en tu imaginación una y
otra vez. Luego, despierta de ese estado, o sumérgete en las profundidades [del sueño]; es indiferente,
porque el acto está hecho cuando lo aceptas completamente como realizado en ese estado de
somnolencia y adormecimiento.

23. Pregunta: Dos personas quieren el mismo puesto. Una lo tiene. La otra lo tenía y ahora lo quiere
recuperar.

Respuesta: Tu Padre (tu yo dimensionalmente más amplio) tiene caminos y medios que tú
desconoces. Acepta su sabiduría. Siente que tu deseo se cumple, entonces permite que tu Padre te lo
dé. La que está actualmente puede ser ascendida a un puesto más alto, o casarse con un hombre de
gran riqueza y renunciar a su trabajo. Puede llegar a tener mucho dinero, o elegir mudarse a otro
Estado.

Mucha gente dice que quiere trabajar, pero yo lo pongo seriamente en duda. Quieren seguridad y
condicionan la seguridad a un trabajo. Pero realmente no creo que la mujer promedio quiera
levantarse por la mañana e ir a trabajar.

24. Pregunta: ¿Cuál es la causa de la enfermedad y del dolor?

Respuesta: El cuerpo físico es un filtro emocional. Actualmente se reconoce que muchas dolencias
humanas, consideradas hasta ahora puramente físicas, tienen su origen en desórdenes emocionales.

El dolor proviene de la falta de relajación. Cuando se duerme no hay dolor. Si estás anestesiado, no
hay dolor porque estás relajado, por así decirlo. Si tienes dolor es porque estás tenso e intentas forzar
algo. No puedes obligar que una idea encarne, simplemente te la apropias. Es atención sin esfuerzo.
Sólo la práctica te llevará a ese punto en el que puedes estar atento y a la vez estar relajado: la atención
es tensión hacia un fin, y la relajación es justo lo contrario. He aquí dos ideas completamente opuestas
que debes mezclar hasta que aprendas, mediante la práctica, a estar atento, pero no tenso. La palabra
«contención» significa ‘atención sin esfuerzo’. En el estado de contención estás sostenido por la idea
sin tensión.

25. Pregunta: Por mucho que intente ser feliz, en el fondo tengo la melancólica sensación de sentirme
excluido. ¿Por qué?

Respuesta: Porque sientes que no te quieren. Si yo fuera usted, asumiría que me quieren. Ya conoces
la técnica. La asunción de que eres querido puede parecer falsa cuando se hace por primera vez, pero
si te sientes querido y respetado, y persistes en esa asunción, te sorprenderá cómo otros te buscarán.
Empezarán a ver cualidades en ti que nunca antes habían visto. Te lo prometo. Si no haces más que
asumir que eres querido, lo serás.

26. Pregunta: Si la seguridad vino a mí a través de la muerte de un ser querido, ¿yo provoqué esa muerte?

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Respuesta: No pienses ni por un segundo que provocaste una muerte al asumir seguridad. El yo más
elevado no va a herir a nadie. Lo ve todo y, conociendo la duración de la vida de todos, puede inspirar
al otro para que te dé aquello que pueda cumplir tu asunción.

No mataste a la persona que te nombró en su testamento. Si, pocos días después de que aceptaras por
completo la idea de seguridad, el tío Juan salió de este plano tridimensional y te dejó su herencia, es
sólo porque ya era hora de que el tío Juan se fuera. Sin embargo, no murió ni un segundo antes de
tiempo. El yo mayor vio la duración de la vida de Juan y lo utilizó como medio para hacer realidad tu
asunción de seguridad.

La aceptación del fin determina los medios para la realización de ese fin. No te preocupes por nada
más que el fin. Ten siempre presente que la responsabilidad de que así sea no recae sobre ti. Es tuyo
porque así lo aceptas.

27. Pregunta: Tengo más de un objetivo ¿Sería ineficaz concentrarse en diferentes objetivos en diferentes
períodos de concentración?

Respuesta: Me gusta elegir una ambición que me consuma, restringirla a una sola frase corta o a un
acto que implique su realización, pero no limito mi ambición. Sólo sé que mi verdadero objetivo
incluirá todos los pequeños.

28. Pregunta: Me resulta difícil cambiar mi concepto de mí mismo. ¿Por qué?

Respuesta: Porque tu deseo de cambiar no se ha despertado. Si te enamoraras de lo que realmente


quieres ser, te convertirías en ello. Se necesita un hambre intensa para que se produzca una
transformación del yo: «Como el jadeante ciervo tras las aguas, así voy tras de ti, Señor».84 Si tuvieras
tanta sed de perfección como el pequeño ciervo tiene de agua y desafía la ira del tigre en el bosque,
llegarías a ser perfecto.

29. Pregunta: Estoy pensando en emprender un negocio. Significa mucho para mí, pero no puedo imaginar
cómo puede hacerse realidad.

Respuesta: Quedas liberado de esa responsabilidad. No tienes que hacerlo realidad, ya es una
realidad. Aunque tu concepto de ti mismo parezca tan alejado de la empresa que ahora contemplas,
existe ahora como una realidad dentro de ti. Pregúntate cómo te sentirías y qué harías si tu proyecto
empresarial fuera un gran éxito. Identifícate con ese carácter y ese sentir y te sorprenderá con qué
rapidez tu sueño se hace realidad.

El único sacrificio que debes hacer es renunciar a tu concepto actual de ti mismo y apropiarte del
deseo que quieres expresar.

30. Pregunta: Como estudiante de metafísica me han enseñado a creer que las creencias de la raza y las
asunciones universales me afectan. ¿Quiere decir que sólo en la medida en que le doy poder a estas
creencias universales, soy influenciado por ellas?

Respuesta: Sí. Sólo se trata de tu punto de vista individual, ya que tu mundo siempre está dando
testimonio de tu actual concepto de ti mismo. Si alguien te ofende, cambia tu concepto de ti mismo.
Sólo así cambiarán los demás. El periódico de esta noche puede ser leído por seis personas

84 Salmo 42:1.

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cualesquiera de esta sala, y no habrá dos que interpreten la misma noticia de la misma manera. Uno
se sentirá eufórico, otro deprimido, otro indiferente, y así sucesivamente, y sin embargo se trata de
la misma noticia.

Las asunciones universales, las creencias de las razas, llámalas como quieras, no son importantes para
ti. Lo que es importante es tu concepto, no acerca de otros, sino acerca de ti mismo, porque el concepto
que tienes de ti mismo determina el concepto que tienes de los demás. Deja en paz a los demás. ¿Qué
son para ti? Sigue tus propios deseos.

La ley siempre está en funcionamiento, siempre es absoluta. Tu consciencia es la roca sobre la que
descansan todas las estructuras. Observa aquello de lo que eres consciente. No necesitas preocuparte
por los demás porque estás sostenido por lo absoluto de esta ley. Ningún hombre viene a ti por su
propia voluntad, sea bueno, malo o indiferente. Él no te eligió. Tú lo elegiste a él. Fue atraído hacia ti
por lo que eres.

No puedes destruir por la fuerza el estado que otro representa. Más bien, déjalo en paz. ¿Qué es él
para ti? Asciende a un nivel superior de consciencia y encontrarás un mundo nuevo esperándote, y a
medida que te santifiques, otros son santificados.

31. Pregunta: ¿Quién escribió la Biblia?

Respuesta: La Biblia fue escrita por hombres inteligentes que utilizaron mitos solares y fálicos para
revelar verdades psicológicas. Pero hemos confundido su alegoría con la historia y, por lo tanto, no
hemos visto su verdadero mensaje.

Es extraño, pero cuando la Biblia fue lanzada al mundo, y la aceptación parecía inminente, la gran
Biblioteca de Alejandría fue quemada hasta los cimientos, sin dejar constancia de cómo surgió la
Biblia. Pocas personas saben leer otros idiomas, por lo que no pueden comparar sus creencias con las
de los demás. Nuestras iglesias no nos animan a comparar. ¿Cuántos de los millones de personas que
aceptan la Biblia como un hecho la cuestionan? Creyendo que es la palabra de Dios, aceptan
ciegamente las palabras y pierden así la esencia que contienen. Habiendo aceptado el vehículo, no
entienden lo que el vehículo transmite.

32. Pregunta: ¿Utiliza usted los evangelios apócrifos?

Respuesta: No en mi enseñanza. Tengo varios volúmenes de ellos en casa. No son mayores que los
sesenta y seis libros de nuestra Biblia actual. Simplemente cuentan la misma verdad de una manera
diferente. Por ejemplo, se cuenta la historia de Jesús, cuando era pequeño, viendo a unos niños hacer
pájaros con barro. Con los pájaros en la mano, hacen como si volaran. Jesús se acerca y les tira los
pájaros de las manos. Cuando empiezan a llorar, coge uno de los pájaros rotos y lo vuelve a hacer.
Sosteniéndolo en alto, sopla sobre él y el pájaro levanta el vuelo.

Esta es la historia de alguien que vino a romper los ídolos en las mentes de los hombres para luego
mostrarles cómo utilizar la misma sustancia y remodelarla en una forma hermosa y darle vida. Eso
es lo que trata de transmitir esta historia.

«No vine a traer la paz, sino la espada». La verdad mata todos los pequeños pájaros de barro de la
mente; mata las ilusiones y luego las remodela en un nuevo patrón que libera al hombre.

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33. Pregunta: Si Jesús fue un personaje de ficción creado por los escritores bíblicos con el propósito de
ilustrar ciertos aspectos psicológicos, ¿cómo se explica que Él y su filosofía sean mencionados en la
historia no religiosa y no cristiana de aquellos tiempos? ¿No eran Poncio Pilato y Herodes verdaderos
funcionarios romanos de carne y hueso en aquellos días?

Respuesta: La historia de Jesús es idéntica a la del salvador hindú, Krishna. Son los mismos
personajes psicológicos. Se supone que ambos nacieron de madres vírgenes. Los gobernantes de la
época trataron de destruirlos cuando eran niños. Ambos curaron a los enfermos, resucitaron a los
muertos, enseñaron el evangelio del amor y murieron como mártires por la humanidad. Tanto
hindúes como cristianos creen que su salvador es Dios hecho hombre.

Hoy se cita a Sócrates, pero la única prueba de que existió está en las obras de Platón. Se dice que
Sócrates bebió cicuta, pero yo pregunto: ¿quién es Sócrates? Una vez cité un verso de Shakespeare y
una señora me dijo: «Pero eso lo dijo Hamlet». Hamlet nunca lo dijo, Shakespeare escribió las líneas
y puso las palabras en boca de un personaje que creó y llamó Hamlet. San Agustín dijo una vez: «Lo
que ahora se llama religión cristiana ya existía entre los antiguos. Se empezó a llamar cristianismo a
la verdadera religión, que nunca dejó de existir».85

34. Pregunta: ¿Usted usa afirmaciones y negaciones?

Respuesta: Dejemos estas escuelas de pensamiento que utilizan afirmaciones y negaciones.

La mejor afirmación, y la única eficaz, es una asunción que, en sí misma, implica la negación del estado
anterior. La mejor negación es la indiferencia total. Las cosas se marchitan y mueren por indiferencia.
La atención las mantiene vivas. No niegas una cosa diciendo que no existe. Más bien la sientes al
reconocerla, y lo que reconoces como verdadero, es verdadero para ti, sea bueno, malo o indiferente.

35. Pregunta: ¿Es posible parecer muerto y no estarlo?

Respuesta: Se supone que el General Lee nació dos años después de que su madre, a la que se creía
muerta, fuera enterrada viva. Por suerte para ella, no fue embalsamada ni sepultada bajo tierra, sino
en una cámara acorazada donde alguien oyó su llanto y la liberó. Dos años después, la Sra. Lee tuvo
un hijo que se convirtió en el General Lee. Eso forma parte de la historia de este país.

36. Pregunta: ¿Cómo puede alguien que sufrió privaciones en su juventud llegar a tener éxito en la vida?

Respuesta: Somos criaturas de hábitos, formamos patrones mentales que se repiten una y otra vez.
Aunque el hábito actúa como una ley imperativa que nos impulsa a repetir los patrones, no es una ley,
porque tú y yo podemos cambiar los patrones. Muchos hombres de éxito como Henry Ford,
Rockefeller y Carnegie sufrieron privaciones en su juventud. Muchos de los grandes nombres de este
país procedían de familias pobres y, sin embargo, dejaron tras de sí grandes logros en el mundo
político, artístico y financiero.

85 En inglés, la cita de
Agustín de Hipona es: «that which is known as the Christian religion existed among the ancients,
and never did not exist», o sea: «lo que se conoce como religión cristiana ya existía entre los antiguos, y nunca hubo
un momento en que no existiera». La cita textual de Neville es: «That which is now called the Christian religion existed
among the ancients. They began to call Christianity the true religion, yet it never existed», lo que se traduciría como
«Lo que ahora se llama religión cristiana ya existía entre los antiguos. Se empezó a llamar cristianismo a la religión
verdadera, pero nunca existió (Sic.)». En vista de la falta de sentido de esta frase, en opinión del traductor, esto fue
un lapsus de Neville. No hay que olvidar que estas lecciones fueron conferencias en vivo, en donde el orador puede
cometer algún error.

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Una noche, un amigo mío asistió a una reunión de jóvenes publicistas. El orador de la noche dijo a
estos jóvenes: «Sólo tengo una cosa que decirles esta noche: háganse grandes y no podrán fracasar».

Una noche, un amigo mío asistió a una reunión de jóvenes publicistas. El orador de la noche dijo a
estos jóvenes: «Sólo tengo una cosa que decirles esta noche: háganse grandes y no podrán fracasar».

Tomó una pecera corriente y la llenó con dos bolsas, una de nueces inglesas y otra de vainitas
pequeñas. Mezclándolas con la mano, empezó a agitar la pecera y dijo: «Esta pecera es la vida. No
pueden detener su movimiento, ya que la vida es un constante latido, un ritmo vivo, pero observen».
Y mientras miraban, las grandes nueces subieron a la parte superior del cuenco y las vainitas cayeron
al fondo. Mirando el tazón, el hombre preguntó: «¿Quién de ustedes se está quejando, preguntando
“¿por qué?”». Luego añadió: «¿No es extraño que el sonido provenga de la pecera y no del exterior?
Una vainita se está quejando de que si hubiera tenido el mismo entorno que la nuez él también haría
grandes cosas, pero nunca tuvo la oportunidad». Entonces cogió una vainita del fondo del tazón y la
colocó encima diciendo: «Puedo mover la vainita por pura fuerza, pero no puedo impedir que el tazón
de la vida se agite», y al agitar el tazón, la vainita volvió a deslizarse hasta el fondo.

Al oír otra voz de queja, preguntó: «¿Qué es lo que oigo? ¿Estás diciendo que debería coger a uno de
esos grandullones que se creen tan grandes y ponerlo en el al fondo y ver qué le pasa? ¿Crees que será
tan limitado como tú porque le robarán la oportunidad de hacer grandes cosas como a ti? Vamos a
ver».

Entonces el orador cogió una de las nueces grandes y la empujó hasta el fondo de la pecera diciendo:
«Aún no he conseguido que el cuenco deje de agitarse», y mientras los hombres observaban la nuez
grande, ésta volvió a subir hasta la superficie. Entonces el orador añadió: «Señores, si de verdad
quieren tener éxito en la vida, háganse grandes». Mi amigo se tomó a pecho este mensaje y empezó a
asumir que era un hombre de negocios de éxito. Hoy es realmente un gran hombre, si se juzga el éxito
por los dólares. Ahora emplea a más de mil personas en la ciudad de Nueva York. Cada uno de ustedes
puede hacer lo que él hizo. Asuman que son lo que quieren ser. Caminen en esa asunción y se
convertirá en un hecho.

Traducción: Luis Natera

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