Está en la página 1de 73
Sf eee ys pensar Un extrano en el espejo La crisis adolescente Silvia Tubert El eontenisdo de ene libro ne pod ser reprashucide, ni total 1ni parcialmente, sin el previo periniso escato det lta. Todos los derechos reservados Coleccidn: H placer de pensar Directora de coleccion: Mercedes Oliveira Malvar, Grupo Enxergo de Didactica de 1a Filosofia, Silvia Tubest ‘© Editorial Ludus San Pedro, 15, 2° 15002. Coruna Diseno de coleccién: Angel Vilches Maquetacidn: Angel Vilehes Primera edicion: Noviembre de 2000 ISBN: $4-95507-06-4 Deposito legal: C: $22-00 Printed in Spain - Impreso en Espana indice Prdlogo 5 Capitulo 1. La adolescencia: ;Etapa biolégica o problematica existencial? s 1.1 El enigma de la adolescencia 9 1.2 El adolescente en la encrucijada de vida y muerte 13 1.3. Los ritos de iniciaci6n 16 1.4 El rechazo de los adultos a la adolescencia 23 1.5 Quien soy? 27 . El cuerpo y la sexualidad en la adolescencia 35 2.1 «Mi cuerpo» 36 2.2. «Primera regla» / «Primera polucion» 53 2.3 «Mi sexualidad» 56 24 «El otro sexo» 66 3. La crisis narcisista: la pregunta por la identidad 79 3.1 Unextrano en el espejo 79 3.2. De la pérdida de si mismo al encuentro con el otro 82 3.3. Elfenémeno del doble 86 4. La consciencia de la mortalidad 91 4.1 «La muerte no existe» 92 4.2 «La muerte es nuestro destino comun» 95 5. De la angustia existencial a la psicopatologia 101 5.1 Fascinacion por el misterio € intentos de suicidio - 102 5.2. Anorexia: la lucha con ¢l cuerpo 110 6. El adolescente y la sociedad 135 Bibliografia 142 creck a ‘+ Maria Victoria Sendon y Lucy J. de Berman, que me proporcionaron las redac ones sobre «La muerte facilito el contacto con losestu + Carmen Nunez, que n tes de BUP que es- ilbleron sobre el cuerpo y la sexualidad, += Beatriz Sagilés y Alicia Moret 9, que me proporcionaron las redacciones sobre sLosadolescentes hoy + Gonzalo Morandé, jefe del Servicio de Trastornos de la Alimentacton del Hospital del Nino Jesis, que me axttorizé a entrevistar a pacientes ingiesedlas y ambulatorias. accedera ‘+ Fduarde Paolini, psicoanalista del mismo servicio, que me persniti sus historias elinicas ‘A todas las pacientes cuyo discurso —oral eescrito— fue el punto de partida de nis reflexiones sobre la anorexia, Sucedié en aquel verano verde y revuelto en que Frankie cumplié los doce afos. Aquel verano hacia mucho tiempo que Frankie no era miembro de nada: no pertenecia a ningin club ni pertenecia a nada en el mundo. (...) ¥ entonces, el iltimo viernes de agosto, todo cambid, y cl cambio fue tan stibito que Frankie se pas6 toda la tarde en blanco, intentando comprender, pero sin alanzarlo a pesar de todo. (..) Habia un espejo de cocina, con aguas, colgado encima de la fregadera Frankie se miro en el, pero tenia los ojos grises como siempre. Habia crecido tanto, aquel verano, que parecia un fenomeno, y tenia los hombros estrechos y las piernas demasiado largas. (...) La imagen, en cl espejo, se veia torcida y desfigurada...» Carson McCullers, Frankie y la boda Prclogo Como el niffo, el adolescente es una de esas figuras mi- ticas que nos proporciona el imaginario para distanciarnos de algunas de nuestras deficiencias o : «Qué cosa tan horrible! ¢Quién formo asi esa parte del cuerpo, capaz de compren- der bestialmente y de desear bestialmente? ;Eso era enton- ces él o era algo inhumano movido por un alma inferior?» * El cuerpo como enigma El fragmento que cito a continuacién nos habla con dlaridad de la diferencia entre lo que se sabe y lo que se desconoce del propio cuerpo: «Mi cuerpo, una cosa que conocemos en sus partes mas normales y las reacciones que tenemos fisicamente hablando. En cambio lo que re- almente deberiamos saber sobre é1 no Io sabemos por el medio que deberiamos y vamos como no a hablar del sexo ya que a nuestra edad es algo que no conocemos (practi- camente) y si de oidas. Algo que no hemos practicado y te- hemos cierta curiosidad en lo que incumbe al tema». Del mismo modo, al referirse a la menstruacion la mayo- ria de las ninas dira que se trata de algo natural que no les plantea problemas, aunque al escribir acerca del cuerpo, del que se afirma que es «algo maravilloso e increible», en pala- bras de una de ellas, la perspectiva cambia. Los textos que ci- to @ continuacién no fueron escritos bajo el titulo «Mi pri- mera menstruacion-, sino «Mi cuerpo», por eso los incluyo en esta secci6n. Es interesante sefalar la contradiccion, apre- Gable en algunos casos, entre lo que escriben sobre una mis- ma cuestion respondiendo ala demanda del investigadot y lo que escriben como ocurrencia espontanea al referitse a otro tema. En el primer caso suelen producir un discurso domina- do por la convencién y por los mecanismos de defensa ante temas que despiertan angustia o incertidumbre. En el segun- do, cuando evocan tangencialmente un problema que, de es- te modo, no se sittia en el foco sino en los margenes de la atenci6n consciente, es mas probable que emerja una verdad mas profunda del sujeto, un sentido oculto de su experiencia: (4s | capitulo 2 «También surgen reacciones raras dentro de nuestro cuerpo, un ejemplo de ello es la menstruacién»; «Mi cuer- po experimenta a cierta edad (12-15 afos) un fenomeno muy extrafio que es la menstruacién y a partir de ahi po- demos mantener relaciones sexuales, cuando las mantie- nes y te quedas embarazada, tu cuerpo se pone gordo en la zona del vientre, el embarazo dura nueve meses te tienes que cuidar para que el bebé nazca sano. Por tu bien, pue- des hacer lo que quieras con tu cuerpo pero tienes que te- ner un poco de seriedad para que te respeten y no arre- pentirte nunca de lo que hagas o no hagas con tu cuerpo». He citado este texto en casi toda su extensién porque muestra dos aspectos interesantes: en primer lugar, [lama laatenci6n la secuencia cuerpo-menstruacién como signo de la asociaci6n entre la feminidad y la maternidad, es de- cir, la articulacion existente entre la corporalidad, la se- xualidad y la sexuaci6n (posicion de cada uno con respec- to a la dualidad de los sexos). La perspectiva de la maternidad, a la que se aludira sobre todo en referencia a las relaciones sexuales como un posible riesgo (sobre todo en los escritos de las mujeres) se perfila ocasionalmente en este contexto como una potencialidad del cuerpo femeni- no, vinculada también con los aspectos enigmaticos que éste presenta; «Otra de las cosas que me encanta de mi cuerpo es saber que dentro de mi podria crearse otra vida. La verdad es que el cuerpo tiene mucho de qué hablar y también muchos misterios». Estos misterios correspon- den, evidentemente, a la insistente pregunta acerca de la significacion que podrian tener tanto la diferencia entre los sexos como la procreacién. Evidentemente, estas dos cuestiones estén estrechamente vinculadas entre si y la ciencia tampoco ha logrado desvelar su sentido. En segundo lugar, el pasaje del cuerpo como dato de la experiencia a su captura por un discurso moral. La autora El cuerpo y la sexualidad en la adolescen comienza hablando de «mi cuerpo», en primera persona, pa- 1a emplear luego, sin solucion de continuidad, una segunda persona, En realidad, parece reproducir el discurso de un ter- cero, probablemente, el de una madre instruyendo a su hija pequefia en una secuencia bastante frecuente en nuestra cultura; menstruaci6n-sexualidad-embarazo, y aconsejan- dola acerca del bien y del mal en lo que respectaa estos asun- tos. ELlenguaje empleado es, en efecto, similar al que se sue- le utilizar cuando se habla con los ninios pequenos. * Defensas contra la angustia generada por la transformacién corporal La incertidumbre y la angustia que despiertan los ca- racteres de la corporalidad que he mencionado hasta aho- ra (crecimiento incontrolable, limitaciones 0 defectos, en- fermedad, envejecimiento y mortalidad, imprevisibilidad de ciertos procesos, cardcter enigmatico de las pulsiones) imponen la necesidad de buscar alguna forma de control, de hacerse dueno de una situaci6n que escapa al sujeto. Asi, por ejemplo, el deporte o el eercicio fisico parece ser la forma privilegiada del dominio corporal, sobre todo entre los chicos, que suelen hacer afirmaciones como la siguien- te: «Procuro hacer bastante ejercicio o bien jugando al fut- bol o bien desahogéndome corriendo en el Retiro» El ejercicio como forma de auto-control, desahogo 0 intento de superacion de las propias debilidades, se vincu- la con el cuidado del cuerpo como organismo: «Pienso que el cuerpo es importante, tienes que cuidarlo, ya que es cl Gnico que tienes y te va a tener que durar muchos afios», Este cuidado del cuerpo aparece relacionado, sobre todo en una cantidad de textos escritos mayoritariamente por varones, con referencias al consumo de alcohol y drogas, lo que pone de manifiesto que se trata de dominar una corporalidad cuyas necesidades y deseos, abandonados a (a7) capitulo 2 si mismos, pueden llevar al individuo al descontrol ¢ in- cluso a la auto-destruccién. El problema parece ser cémo elaborar una economia de los placeres acotada no s6lo por las exigencias pulsio: nales, sino también por los discursos morales que preten- den regularlas, al tiempo que las construyen o definen. A esto se agrega, ademas, la limitacion establecida por la di- ficultad para acceder al objeto erético. Esta problematica puede conducir a los jovenes, en muchos casos, a aceptar al alivio y la satisfaccion que prometen engafiosamente todas aquellas sustancias que operan como objetos susti- tutivos promovidos por nuestra sociedad de consumo. He aqui algunos ejemplos: «No fumo ni tomo drogas, pero si bebo (algo) y mantengo alguna que otra relacion sexual con las chicas»; «No me drogo, fumo de vez en cuando, pero en muy pocas ocasiones, y beber me gusta mas quea un tonto un lapiz. Ya sé que beber no es bueno para mi cuerpo, pero qué narices de algo hay que morir» La enumeracién de fumar, drogarse, beber y tener re- laciones sexuales, en una misma secuencia, permite supo- ner que para el autor se trata de equivalentes, es decir, que alguno de ellos puede sustituir a los otros ante la carencia del objeto adecuado para la satisfaccién. Y, evidentemen- te, parece mas facil y menos comprometido procurarse al- guna sustancia, que esta siempre disponible, que estable- cer una relacién con otra persona, dotada de una voluntad propia y que, por lo tanto, no siempre accede a nuestros deseos sino que puede rechazarlos, lo que afecta conside- rablemente nuestra autoestima. Otra forma de control de la angustia suscitada por los procesos y exigencias corporales consiste en poner el. acen- to en la actividad mental, en un intento por reforzar la ca- pacidad racional ante la amenaza de retorno de lo reprimi- do, y desplazar, en algunos casos, hacia el futuro la El cuerpo y la sexualidad en la adolescenci preocupaci6n por la problematica corporal: «La verdad es que el fisico de mi cuerpo no me importa demasiado (de momento), Ahora lo que me preocupa es la mente que es lo que ahora utilizo (y necesito para mi subsistencia en el fu- turo)», dice un adolescente. Y otro escribe: «Pienso que el cuerpo no es lo principal. Es secundario. Para mi lo princi- pal es lo que llevas dentro». De este modo, la angustia ante lo desconocido e in- controlable de la corporalidad, sobre todo en Io que con- cierne al aspecto erdtico, emerge a través de la insistencia en la normalidad. Pero esta insistencia, aunque s6lo sea bajota forma defensiva de la negacién, evoca el miedo a ser anormal, diferente de los demas: [Mi cuerpo] «es parecido: al de cualquier chico»; «Me considero una persona nor- mal»; «Yo soy en si normal ni demasiado gordita ni dema- siado delgada. El pelo lo tengo también medio, es decir, melena no muy larga. Soy mediana de altura. Parece que todo mi cuerpo tiene un término medio». Sin embargo, en tanto lo corporal compromete la posi- cion del sujeto, la emergencia de la pulsion 0 exigencia de satisfaccion sexual, como algo que convierte al cuerpo en enigmatico, cuestiona la disociacion o contraposicion mente-cuerpo manifiesta en la mayoria de los casos. Cuando esta disociacién fracasa, se establece una peligrosa continuidad entre lo desconocido del cuerpo y lo que los adolescentes definen como actividad mental, que parecia proporcionarles una mayor seguridad. Entonces la activi dad mental se ve afectada o amenazada por la emergen pulsional, lo que constituye una fuente de angustia y de du- das, tanto con respecto a la integridad corporal como al pe- ligro de la locura o desorganizacion mental: «Para empezar tengo quince afios y mido 1,65 m, me considero no muy al- to, peso sobre unos 54 kg, no estoy gordo, a mi parecer, pe- lo oscuro, ojos marrones verdosos, sin cicatrices en el x capitulo 2 cuerpo, ombligo metido hacia adentro, piernas no muy an- chas, calzo un cuarenta y uno, respecto a mis brazos no son anchos, mis manos son como otras cualquiera, ufias cortas, pelillos por encima (de las manos no de las ufias). Y mi sa- ud un poco débil, supongo, porque me constipo a menudo, pero por lo demas normalilio. Mi capacidad fisica es normal. Me pongo nervioso con facilidad, sobre todo antes de un examen. Creo que no estoy loco, aunque de vez en cuando hago alguna tonteria pero se queda en eso». Los subrayados son mios y permiten observar el rapido deslizamiento del discurso a lo largo de la secuencia: salud-normalidad-ner- viosidad-locura-tonteria, Por eso decia que la insistencia en la propia normalidad tiene un cardcter defensivo que evoca el miedo a ser raros 0 diferentes de los demas. Los intentos de restaurar el narcisismo (0 auto-estima) herido como consecuencia del fracaso del yo, que no logra dominar, controlar y conocer todo lo referente al cuerpo cambiante, se orientan a conformar la imagen de si de acuerdo con un ideal centrado, en los varones, en la destre- za, la fuerza y el rendimiento fisico; «De vez en cuando ha- gO pesas para mantenerme en forma», «Tengo una consti- tucién fisica entre normal y fuerte. Como es mio me parece fendmeno, lo que digan los demas me da igual. No hago nada para cuidarlo ni tenerlo en forma, ni chorradas de esas, aunque la verdad me gustaria tenerlo estilo culturis- ta». Estos dos textos nos permiten comparar otras tantas modalidades defensivas: en tanto el primero refiere que ha- ce ejercicio fisico para mantenerse en forma, el segundo se contenta fantaseando con una imagen idealizada. Esté claro que el ideal cumple una doble funci6n: por un lado, ofrece un relevo para el narcisismo, es decir, una forma de restablecer la auto-estima, una vez que el yo ya No puede sostenerse a si mismo como ideal puesto que ha teconocido sus debilidades y carencias. Por otro lado, El cuerpo y la sexualidad en Ia adolescencia también es un medio para controlar aquello desconocido que la corporalidad evoca. Las adolescentes mujeres nos proporcionan discursos mucho mas exhaustivos con respecto al ideal, que es fun- damentalmente, como era de esperar en nuestro medio so- cio-cultural, un ideal estético. Veamos ante todo una re- de la identificacin del yo el yo ideal, propia de la in- fancia, a través de una decripcion minuciosa tenida de au- tocomplacencia narcisista: «Mi cabeza tiene un largo pelo castaiio claro, la raiz de mi pelo es mas oscura que la de mis puntas. Mi cara es de un color muy blanco, con pequitas, mis ojos son marrones, aunque cuando miro a la luz se puede ver en ellos algo verde. Mi nariz es algo grande con un caballete pequeniito (aunque no se nota). Mis labios son pequeiiitos y mis dientes no es que sean precisamente per- fectos, mis orejas son grandes pero no demasiado. En ge- neral mi cara me gusta mucho, sé que no soy perfecta, pe- 10 no creo que lo no perfecto para unas personas, no deje de ser bonito, por lo tanto no lo cambiaria. No s¢ si estoy gorda o delgada, cuando pregunto a la gente me dicen las dos cosas, por lo tanto creo que estoy bien o por lo menos me siento bien. Todo lo demas no sé qué poner porque es como todo el mundo y me gusta mucho como es». ‘Cuando la identificaci6n con el ideal ya no puede soste- nerse, lo que sucede en la mayoria de los casos observados, di- cho ideal pasa a localizarse en modelos, proporcionados por Ja cultura, que asocian la feminidad y su perfeccién con de- terminadas imégenes del cuerpo, en jas que la problematica Ge la gordura y la aspiracion a la delgadez ocupan un lugar primordial. Veamos cémo lo enuncian algunas de las nifias entrevistadas: «Lo importante para la mayoria de las personas es tener un cuerpo perfecto (como el tipo de las modelos)»; «Yo creo que el cuerpo es una cosa que preocupa a muchas ts)

También podría gustarte