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Los decretos del Concilio de Tren,lo sobre IGr misa y la The decrees of the Trento Counccil about t he mass ai
veneración del Santísimo Sacramento estim ularon la worship of thc Holy Sacrament enfcouragedthe space
transformación del espacio de las iglesius-.- - - - -.' - _ _ ,
grucius u iu su- churches being- lrun~jormed
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presión de lasillería coral en el centro de la nave y la apro- stalls in the center of the nave andapproaching thealt
ximación del altar al público. Ejemplo temprano de es- to people. A n early exemple of this reorganization w
ta renovaciónfue la catedral de Granada, pero el mássig- Granada Cathedral but the most signijicant was in Juc
nijicativo estuvo en losproyectos de Juan de Herrerapa- de Herrero's projects for Valladolid Cathedral andf",
ra la catedral de Valladolidy para Santa María de la AI- Santa Maria de la Alhambra (Granada). Thesolution of
hambra (Granada). La solución del retro-coro a la ita- a retro-choir, in the Italian manner, was more frequent
lianafue másfrecuente en Portugal que en España. Los in Portugal than in Spain. The tabernacles where the Ho-
tabernáculos dondese expone el Santísimo Sacramento ly Sacrament is exposed merited special importanc
recibieron una importancia especial: unas vecesfueron sometimes they were autonomous, replacing the frac
autónomos, sustituyendo a los retablos tradicionales, tional altarpieces, others they occupied a promine
otras ocuparon un lugar prominente en el retablo. Tan- place in the altarpiece. In both cases the altar stone ai
to en uno como en otro caso el ara del altar y el taberná- the tabernacle became thefocalpoint of the whole spa
culo sc convirtieron en el t rl de todo,el espacio in thre temple.
del teneplo.
1 Anastasio M A C H U C DIEZ:
~ LOS sacrosantos ecumenrcos Concrlros de Irento .v Vatrcano en latrn .v castellano, Madrid, 1905, pp. 126
SS., 240 y SS. y 355 y SS.
vieja arquitectura o en la configuración de unos espa- coral al fondo del ábside, separada o no por una panta
cios nuevos en los que el criterio prevalente fuera su aco- Ila de columnas del altar mayor, no embarazaba la nave,
plamiento al culto católico en los países obedientes al dejándola libre para que fuese ocupada por los fieles. El
concilio, y concretamente en su acomodación al culto altar con el sagrario y tabernáculo del Santísimo Sacra-
eucarístico, punto del que voy a tratar en este trabajo en mento era de este modo perfectamente visible tanto por
referencia a España y Portugal. el clero como por el pueblo, quedando además aislado
Por ejemplo en Florencia Giorgio Vasari desmontó los para celebrar en él, con la mayor comodidad, tanto los
«tramenui» o cancelas medievales de las iglesias de San- ritos de la misa como la reserva, exposición y veneración
ta Maria Novella y de Santa Croce, que ocupabana bue- de las especies eucarísticas. Ejemplos muy conocidos
na parte de sus respectivas naves, trasladando los coros fueron en Venecia el Redentore, iglesia entregada a una
monásticos desde allí al ábside y colocándolos detrás del comunidad de religiosos capuchinos, y San Giorgio Mag-
altar mayor. Esta operación quirúrgica, que no se reali- giore, de padres benedictinos, ambas hechas por Palla-
zó sin protestas del público más tradicional, tuvo en cam- dio. En Milán las iglesias construidas por Galeauo Ales-
bio la ventaja de dejar las naves de las citadas iglesias de- si, a saber San Vittore al Corpo para los padres oliveta-
sembarazadas y libres de estorbos para que desde ellas nos y San Barnaba para los barnabitas, siguieron un
pudiera ser contemplado diáfanamente el altar por par- parecido esquema que obedecía a la misma comunidad
te de los fieles que asistían a la misa o a la adoración del de intenciones6 . Cuando los jesuitas levantaron el tem-
Santísimo Sacramento expuesto en el tabernáculo. El plo del Gesú en Roma no se vieron precisados a emplear
propio Vasari indicaba este propósito expresamentecon esta fórmula pues por sus especiales estatutos no esta-
las siguientes palabras: «Si faccia il coro dietro I'altare, ban obligados al rezo comunitario de las horas canóni-
tirando esso altare aliquanto dinnanzi, e ponendovi so- cas en el coro al objeto de disponer de todo el tiempo
pra un nuovo ricco tabernacolo per lo SS. Sacramen- para sus actividades docentes en los colegios y pastora-
to» 2. Con ello pretendía dos cosas: que al encontrarse les en las iglesias, por lo que se separaron decididamen-
el coro frente al alter mayor, separado de los fieles por te de las costumbres de las órdenes medicantes y monás-
el <íTramezzo»o «Iubée» ', la iglesia entera no conti- ticas. La tipología de sus iglesias, sin coro, diseñadas
nuase siendo un recinto reservado exclusivamenteal uso exclusivamente en función del culto, de la predicación
del clero; y que, colocando el altar en el comienzo del y de la administración de los sacramentos. fue por eso
ábside, aquel quedase situado lo más cerca posible de la la preferida en las construcciones que subsigilieron a la
congregación de los fieles no sólo para que pudieran con- Contrarreforma.
templarlo mejor, sino también para incitarles a una par- San Carlos Borromeo, siguiendc) una. costumbre es- - -
ticipación más activa en la liturgia de la misa y en el cul- tablecida por Mateo Ghiberti, obispo de Verona, orde-
to del Santísimo Sacramento. Esto sucedía en 1654, re- nó que en adelante el tabernáculo del Santísimo se
cién terminado el Concilio de Trento, y por orden del gran colocase en el centro del altar mayor del templo, no en
duque de Toscana Cosimo 1, quien actuó de esta mane- una capilla secundaria y ni siquiera a un lado del presbi-
ra, según atestigua también Vasari, como y en cualidad terio, como hasta entonces había sido lo ordinario. El
de príncipe católico que ponía en práctica sus directri- altar mayor debía, a su vez, ocupar el centro del ábside
ces. En efecto el concilio había urgido a los príncipes se- de una manera destacada, elevado sobre una escalinata,
culares a poner en ejecución todas y cada una de las nor- a fin de que fuese convenientemente visible desde el aula
mas que había dictado. Sabemos, por otra parte, que esta congregacional. Por ello, y no sólo por el simbolismoque
operación de «aggiornamento» litúrgico fue llevada a ca- implicaba, aconsejó que la iglesia fuera de planta de cruz
bo en otras iglesias florentinas como las del Camine, Og- latina, pues el esquema procesional de la primitiva ba-
nisanti y Santa TrinitáJ. Vasari por su cuenta realizó sílica cristiana desembocaba axialmente en el altar ma-
una operación semejante en la antigua abadía de las San- yor del presbiterio, subrayando de este modo su impor-
tas Flora y Lucila de Arezzo, a la que remozó cuando le tancia como punto culminante del templo. En cuanto al
fue concedido el ábside para capilla sepulcral de su fa- coro, donde lo hubiera, se podía situarlo frente al altar
milia '. mayor por respeto a la vieja tradición, pero también era
En realidad esta solución de colocar el coro destrás del factible ubicarlo en el ábside, rodeando el altar, confor-
altar mayor fue adoptada en iglesias de nueva construc- me lo requena el desembarazo de la nave para que la con-
ción fabricadas por órdenes monásticas que estaban obli- gregación de los fieles la pudiese ocupar enteramente y
gadas pcIr SUS con5 os a recitar las ho- encon.trarse,así , más cercana físcia y psíquicamente del
ras canónicas en c Intrarse 1: i sillería altar cionde se cí:lebraban los ritos liitúrgicos y sacramen-
2 Giogi 7pere. ediciiDn a cargo de Gaetano Milanesi, \'11, pp. 709-.I 1, Forencia
3 M. B. -Ponte -
..... .. ..
rauld Instrrutes. XX V i i (ir 141, pp.
.. -. - -
in S. Maria Novc:!la reconstriucted: the piroblem of the Rood Scrc
157 y s ..; la.: 1 < 1 ne iramezzo in >anta roce reconstructea», 1he Arr
,. Journal
- .. .of L\'I
iiullerrn,
rhe Uarbirrg ond Coirr-
(1974). pp. 325 y SS.
. ..
4 Christiian ISERMEYER: «II Vasar1 e 11 restauro delle chiese mediwalin, Srudi Vasariani. Florencia, 1950, pp. 229 y SS.
5 G. VA$ 5 4 ~ 1Opere,
: ed. cit., 1, p. 475: Maria Teresa B ~ R T O L«La I : Badia delle SS.Flora e Lucilla in Arezzon, Srudi e documenri di archirer-
rura, r".1 6 (1976). pp. 27 y SS.; Domenico TADDEI: «Gli antecedenti stilistici della Badia di SS. Flora e Lucillan, ibid., pp. 39 y SS.
6 James S. ACKERMAN:
(íThe Gesu in the Light o f Contemporary Church Designn, en el libro editado por R. WITTLOXVER
e Irma J~FFE:
Baroqive Art. The Jesuir Conrribution, Nueva York, 1972, PP. 15 y SS.;Id.: ((11 contributo dell'Alessi alla tipologia della chiesa longitudina-
fe1 Cinquecenro. Genova, 1975, pp. 461 y SS.
tales '. En este último punto Carlos Borromeo demos- la distribución de la comunión, a fin de que no entorpe-
tró un espíritu más abierto que su sobrino el cardenal ciese la celebración de los oficios divinos en la capilla ma-
Federico Borromeo, quien se atuvo férreamente a la yor, se construyese en adelante una capilla diferente
colocación del coro en el centro de la nave al objeto de situada, a ser posible, en el ábside por detrás de aquélla.
mantener la jerarquización eclesiástica, alejando a los Decía textualmente el sínodo valenciano: <(Yaunque en
simples fieles del santuario las tales Iglesias principales esté reservado el Santísimo
En España Felipe 11urgió en 1564 el cumplimiento de Sacramento en el Altar mayor, será bien hacer otra Ca-
los decretos del concilio tridentino a los obispos de las pilla para administrar la Comunión. Esta Capilla ha de
diócesis peninsulares. Desde ese año hasta finales del si- ser labrada con particular adorno y hermosura. Ha de
glo se reunieron más de viente sínodos diocesanos para ser mayor o menor conforme al Templo y a la muche-
hacer cumplir el mandato regio. En ninguno de los de- dumbre de los fieles que concurra a comulgar. Ha de es-
cretos sinodales se hizo alusión a la forma que debía te- tar en la parte que más libremente pueda administrarse
ner las iglesias que se construyesen nuevamente; sólo el la Comunión y donde los que han de entrar y salir de ella
obispo de Málaga, el dominico fray Alonso de Santo To- no perturben los Divinos Oficios ni puedan causar dis-
más ,ordenó tardíamente en 1674, que toda iglesia que tracción a los que asisten a ellos. Por esto será bien que
se hiciese de nuwo en la diócesis fuera de planta de cruz está apartada del Altar mayor. .. Lo más conveniente para
latina, aduciendo, como autoridad, no las Instrucciones esta Capilla es el hazer otra detrás del Altar ma-
de San Carlos Borromeo cuanto algunas citas del car- yor...» lo bis.
denal Cesare Baronio relativas al simbolismo de la cruz Este decreto sinodal dio lugar efectivamente a la cons-
y a la antigua disciplina eclesiástica 9. En cambio los sí- trucción de las capillas de comunión tan frecuentes des-
nodos provinciales de Toledo, Tarragona, Santiago de de entonces en las iglesias del país valenciano; capillas
Compostela y Valencia, y los diocesanos de Sevilla, integradas en el organismo del edificio eclesiástico al ha-
Salamanca, Granada, Palencia, Jaén, Mlaga y Pamplo- ber sido diseñadas como parte integrante de él detrás del
na -de los que hemos podido hasta ahora comprobar- presbiterio, rasgo que no se percibe, en cambio, en las
establecieron la ubicación del tabernáculo eucarístico en Capillas-Sagrario del ámbito andaluz, que desempeña-
el centro del altar mayor de las iglesias de tal manera que ban idéntica función a las de comunión valencianas. pero
apareciesede forma bien destacada y visible. Baste citar que generalmente fueron añadidas in~r~ánicamente á las
textualmente, por vía de ejemplo, el canon del sínodo de iglesias ya construidas o fábricas paralelamente a ellas.
la archidiócesis de Toledo de 1582: «No estando en las Caso análogo a lo valenciano sonlos Sagrarios cartuja-
facultades humanas dar culto al Santísimo Sacramento nos españoles, incluso bastante anteriores en fecha. Por
de la Eucaristía cual conviene ni ponerle en el sitio que el contrario en las catedrales, parroquias e iglesias con-
merece, se custodiará en el más notable, principal, y no- ventuales del ámbito castellano no se encuentra nada pa-
ble, y éste es sin duda el altar mayor de la iglesia ante el recido o, en todo caso, de manera excepcional.
cual el pueblo acostumbra a posternarse con frecuencia Un ejemplo anticipador de este proceder fue el de la
y los clérigos a cantar preces de día y de noche. Y si en catedral de Granada. En las catedrales medievales espa-
algunas iglesias parroquiales, colegiatas o catedrales se ñolas el coro de canónigos ocupaba el centro de la nave
guarda fuera de este sitio, deberá ser inmediatamente con un altar en el trascoro destinado a los laicos que se
trasladado a aquél; mas donde se guarda dentro de la ca- situaban entre él y la entrada del templo. El coro daba
pilla mayor, aunque no en el altar principal, no se inno- vista al altar colocado en la capilla mayor, cerrada a su
vará cosa alguna. Sin embargo, en los templos que de vez con rejas de hierro. Incluso el espacio entre el coro
nuevo se construyan el sitio para la Eucaristía será el al- y el altar mayor estaba acotado por un pasillo, llamado
tar mayor, y en los monasterios de monjas sólo se per- «via sacra», para su uso exclusivo por el clero durante
mitirá custodiarle en éste y no en ninguna otra parte, ni las ceremonias iitúrgicas, pasadizo cerrado también por
en el claustro, coro o pared de este último. Lo mismo se balaustres de hierro. El coro y el santuario, estrechamente
mandó claramente en el Concilio de Trento y, porque se unidos, formaban una suerte de iglesia clerical dentro
eludía con razones ajenas, se mandó y declaró última- de la iglesia, de la que la congregación de los fieles que-
mente por autoridad apostólica que así se hiciera» lo. daba excluida. Según ha señalado E. Rosethai, el arqui-
En la región valenciana la aplicación del decreto con- tecto Diego de Siloe rechazó esta disposición tradicio-
ciliar transcurrió luego por análogos cauces, aunque no nal al diseñar en 1526 la gran rotonda con el altar mayor
exactamente iguales. En el sínodo celebrado en Valen- en su centro. Gracias a ello en la catedral granadina se
cia en 1631 por el arzobispo dominico fray Isidoro Alia- estableció una íntima vinculación entre el sacerdote que
ga se estableció que el Santísimo se reservase habitual- celebraba en el altar y los fieles, en el sentido de que se
mente en el tabernáculo del altar mayor pero que, para intensificaba su participación en el sacrificio de la misa
7 Carlo BORROMEO: Instrucliones fabricae et supellectilis ecclesiasticae, edición a cargo de Paula Barocchi. 111, Bari, 1962, pp. 18 y SS.
8 Federico BORROMEO: D e Picturo Socra, edición a cargo de C. Castiglione, Sora, 1932, pp. 54 y SS.
9 Constituciones Synodales del Obispado de Málago hechas y ordenadas por el Ilmo. y Rmo. Sr. Dr. fra-v Alonso de Sto. Thomás. Sevilla,
1674, p. 488.
10 Juan TEJADAy RAMIRO:Coleccidn de Cánones y de todos los Concilios de la Iglesia de Espoña, V, Madrid, 1855, pp. 472-73.
10 Miguel ANGELCATALA:«Arquitectura i Escultura del segle XVII»,en Historia de 1Hrr al Pais Valencia, Valencia, 1987, pp. 140-41,
nota 7.
mediante su proximidad física al altar. Se sabe que los perada; la parte anterior de la catedral estaba destinada
laicos se acercaban hasta la plataforma que sostenía el a los fieles, la posterior a los clérigos, unidas ambas me-
ara del altar a través de los túneles que se abrían en la diante el vinculo común del único altar. El crucero se-
rotonda tanto que, para evitar abusos, se ordenó rodearlo ñalaba la división entre las dos partes, geométricamen-
con una verja de hierro en 1561 . Al parecer el arzobis- te iguales 1 3 . No había tampoco retablo, aunque, como
po fray Hernando de Talavera, secundado en ello por sus señalaremos enseguida, acaso se previó en la capilla cen-
sucesores, habían introducido la saludable costumbre, tral del ambulatorio dispuesta a la manera de las futu-
a fin de estimular la participación de los seglares en el ras capillas de comunión valencianas.
rito de la misa, de que éstos respondiesen en lengua ver-
nácula a las lecturas, responsorios y oraciones recitadas Ignoro cuáles fueron las razones concretias . que
.
coi1-
en la misa, ignorando el escándalo de los que se oponían dujeron a Juan de Herrera y al cabildo vallisoletano a
a la introducción del castellano en la liturgia. El altar con- realizar tan revolucionario diseño, pero sospecho que la
sagrado hacia 1561 era un bloque rectangular exento cu- decisión de distribuir el espacio de la catedral de la ma-
bierto por un ciborio que servía de dosel al ostensorio nera expresada no fue de todo ajeno al rey Felipe 11, na-
de la sagrada forma cuando ésta era solemnemente ex- cido en Valladolid, quien mostró un singular interés en
puesta en ciertas solemnidades, tal como aparece en el la construcción de esta catedral protegiéndola con mu-
grabado rezlizado por Francisco Heylan de hacia 1562. chos privilegios y elevándola a sede del nuevo obispado
De esta manera se conseguían dos efectos: cuando el os- agenciado por él en 1591. Como príncipe católico en no
tensorio con el Santísimo no estaba colocado sobre el al- mencIr medida que el duque Cosimo 1 de Toscana, de-
tar, el ara exenta se convertia en símbolo del sacrificio searía poner en práctica en esta catedral, que se cons-
de la misa, significando con ello el destino no sólo de truía prácticamente de nuevo, las directrices rituales y
la rotonda sino de todo el templo; cuando sobre el altar litúrgjcas emanadas del reciente Concilio de Trento. Hay
se exponía la custodia del Santísimo éste era perfecta y algunos indicios para pensarlo así. Las dos únicas cate-
cabalmente visible desde la nave y la girola a través de drales góticas españolas donde el coro estaba ubicado
los túneles abiertos hacia el corazón del santuario. Este desde el principio en la capilla mayor, rodeando el altar,
dispositivo es perceptible todavía hoy en día, aun cuan- fueron las de León y Cuenca. Cuanto a la primera el obis-
do el ara y el ciborio primitivos fueron sustituiidos por po y el cabildo intentaron en 1560 trasladar la sillería co-
otros diferentes en 1878 12. ral al centro de la nave, alegando los inconvenientes que
Sin embargo, en la catedral de Granada el corc) se ubicó se seguían del acercamiento de los laicos desde la nave
en el espacio tradicional, es decir en el centro dc 1"ia i i a v c , y el crucero al altar, lo que, según la mentalidad antigua,
estropeando así en buena parte el efecto renovador bus- entorpecía y causaba desdoro al desarrollo de las cere-
cado por el arquitecto Siloe y los obispos de la diócesis. monias litúrgicas. Felipe 11, tanto como soberano cuan-
Su remoción para dejar despejada la nave no tuvo lugar to como canónigo honorario del cabildo leonés, se opu-
hasta muy recientemente en 1929. Por el contrario el di- so terminantemente a ello. En carta dirigida al obispo,
seño más innovador en el sentido expresado fue el reali- fechada el 29 de agosto de 1560, el monarca indicaba que
zado por Juan de Herrera para la catedral de Valladolid no era conveniente el traslado del coro a la nave argu-
hacia 1580. Tanto en el dibujo original de la planta co- yendo «que si la dicha nabe se atajaba con el coro se per-
mo en los posteriores debidos a sus colaboradores la si- dería la buena gracia y ornato que thenía la dicha ygles-
llena coral aparece situada detrás del altar, ocupando tres ya y porque queremos ser ynformados dello, visto por
tramos de la cabecera del templo. Debido a ello Juan de los de nuestro consejo, fue acordado mandar dar esta
Herrera trazó la cabecera y el deambulatorio no poligo- nuestra carta ... e nos tubimoslo por bien ..., y en el en-
nales, como era tradicional en las catedrales góticas, si- tretanto... no agais ni consentais hazer nobedad alguna
no rectangulares. De este modo la nave congregacional cerca de lo susodicho sobre el mudar del dicho co-
quedaba convenientemente despejada para que pudie- ro...» IJ. Era la de Felipe 11 para no transferir el coro a
ran ocuparla los laicos que asistían a la liturgia de la mi- la nave una razón primordialmente estética, que habla
sa y al culto y veneración del Santísimo Sacramento. El muy alto de la sensibilidad artística del monarca, pero
altar se encontraba muy próximo al crucero, adelanta- creo que no fue la Única, pues el rey debía pensar que,
do a primera línea respecto de la silleria del coro y, por dejando las cosas como estaban, el pueblo podría parti-
--- - -...iente,cercano a la reunión de los fieles; además
L-uiisigu -'-- - más directamente en la liturgia o, por lo menos, ver
cipar
era perf ectamente visible pues estaba elevado sobre una las ce,remoniascon mayor acomodo. El cabildo de León
platafoirma a la que se subia por dos pequeñas escalina- obed~ eció a su pesar, contentándose con hacer levantar
tas late].ales. La división habitual entre ielesia de cléri- una Flared de separación entre el presbiterio y el crucero
gos e iglesia de laicos quedaba totalmente bar1ida y su- para aislarse d<:los laico:S, pero de.jando en ella un am-
15 Dorothy y Henry K R ~ U SLas : sillerías góticas españolas. Madrid, 11984. pp. IYJ-Ys: redro N4V4SCL'EC ~ A L . A C I«La
O : catedral de León:
Actas del 1 Conareso, Avila, septiembre. 1987; puhlica-
de la verdad historica al espejismo erudito», en Medievalismo .v ,\'e01 ~edie~~alisrno.
do por la Universidad de Salamanca. 1990, pp. 37-38.
16 J O La Catedral de Cuenca, Cuenca, 1977. 1>p. 98-102.
Jesús B E R ~ ~ EDIEZ:
i7 Sobre fray Bernardo de Fresneda, cfr. J. Gocl GAZT~MBIDE, Di ccionario d~? Historia E /e España, suplemento, Madrid, 191
pp. 334-43. . P . -
18 Xlanuel G ~ MMORENO:
E ~ «Juan de Herrera y Francisco de Morir r r i
Manuel GOMEZ-MORENO CALERA: La arquitectura reli~iosagr anadino en la crisis del wo. Granad
bradas por Herrera consecharon su fruto. En 1585 se máximo espacio posible en las cortas naves. Para enton-
reemprendió la construcción de la catedral nueva de Sa- ces los criterios litúrgicos de Trento quedaban muy
lamanca. El cabildo decidió continuarla conforme al lejos y Acero se atuvo sin más a la tradición de las basíli-
estilo <<moderno», es decir gótico, como había sido co- cas e iglesias que había visto en la Ciudad Eterna,
menzada, y no «a lo romanon, como algunos habían pro- donde estuvo a partir de 1715 para 1perfecciorlar su for-
puesto. Se recurrió a Juan de Herrera para proseguir el mación artística. Pese a ello la sillenia del coro acabó ins-
edificio pero se negó alegando su poca salud. Juan del talándose en el centro de la nave el año 1728 por deci-
Ribero Rada, que fue entonces elegido maestro de la sión del obispo Carlos Requejo".
obra, ideó la cabecera y el ambulatorio de forma rectan- Las iglesias monásticas resolvieron el problema que
gular, pidiendo la traza que había dejado Herrera para planteaba el culto al Santísimo y la nueva liturgia de for-
la catedral vallisoletana a fin de acomodarse a ella 19. El ma diferente, trasladando el coro desde la nave a los pies
designio de elegir una cabecera rectangular y no poligo- de la iglesia y elevándolo en una plataforma sobre la en-
nal, como hubiera sido lo 16~gicosi el templo se quería trada; de esta manera la nave quedaba libre y despejada
terminarlo a lo «I noderno~ no obedeció a puro ca-
), para acoger a la congregación de los fieles, mientras los
pricho ni tampocc1 a la idesi de que de esta manera la religiosos podían recitar las horas canónicas en el coro
catedral salmantina se aproximaría a un templo centra- alto sin ser molestados. Esta fórmula fue utilizada por
lizado conforme al gusto clasicista. Sin duda Ribero las órdenes mendicantes ya en la baja Edad Media pues
adoptó la traza de Herrera con todas sus consecuencias, uno de sus cometidos principales era la predicación a
es decir con el coro situado en el tramo de la capilla ma- grandes masas de fieles reunidas en las iglesias de las ór-
yor, el altar exento delante de el y próximo al crucero, denes mendicantes su uso se propagó y generalizó du-
y el deambulatorio abrazando por detrás la capilla ma- rante el siglo XVI a otras órdenes y congregaciones reli-
yor, concebido como ámbito procesional; con ello se aco- giosas, incluso a las de vida contemplativa, a excepción
modaba a las exigencias del renovado culto litúrgico. de los cartujos quienes mantuvieron el coro en la nave,
Por desgracia las obras de la catedral nueva de Sala- separado por una cancela del espacio destinado a los her-
manca se prolongaron hasta el siglo XVIII y los suceso- manos conversos y eventualmente a los laicos. Además
res de Ribero en la maestría de la obra no alcanzaron a de ser muy útiles a la predicación, este tipo de iglesias
entender del todo su idea, realizándola sólo a medias. con coro alto servía también a la perfección a la liturgia
El coro se levantó en el lugar tradicional, el centro de la de la misa y al culto eucanstico por cuanto dejaba pa.
nave, pero Alberto de Churrigera construyó, en cambio, tente y diáfano el altar y tabernáculo a la vista de los fie.
el altar exento cubierto por un baldaquino en el centro les. Esta última razón se debió sumar a la anteriormen.
de la capilla mayor, altar que desgraciadamente fue re- te señalada para contribuir a su propagación en el siglo
movido a poco de inaugurarse". En realidad la erec- XVI, cuando se fueron incrementando la asistencia fre-
ción de los coros en el ábside de las catedrales y de las cuente a la misa y la recepción de la comunión entre las
iglesias, bien rodeando el altar mayor, bien en forma de fracciones más avanzadas del clero reformista. En reali-
retro-coro a la italiana, no se inició por lo geneni1 en Es- dad la llamada iglesia jesuística de la segunda mitad de
paña hasta la segunda mitad del siglo XVIII poIr efecto aquel siglo vino a sustituir sin demasiados traumas y mp-
de las ideas de la Ilustración y el Jansenismo, (:omo lo turas el tipo de iglesia conventual anterior, pues en gran
hemos demostrado en otra ocasión 20. parte coincidía con él en su conceDto del uso v distribu-
Acaso la única excepción a la regla general, anterior ción del espacic, 2 2
a la Ilustración, fue la tardía catedral de Cádiz planea- Pero la idea (le Juan dce Herrera de dejar 1ibre el an1
da por Vicente Acero en 1725. Tanto en sus planos co- del altar como expresión cle1 carácter.sacrificii
.
a1 de la mi
mo en los posteriormente firmados por Torcuato Cayón sa, aunque subrayada con gran énfasis por Trento, no
se especificó de manera clara la ubicación del coro y de cuajó en las iglesias conventuales y postconventualeses-
la sillería coral en el espacio del presbiterio, es decir en pañolas. El altar siguió adosado al retablo en el fondo
la rotonda que, a ejemplo de la catedral granadina, ha- del ábside, convirtiéndose en uno de sus accesorios. Se
bía de contener el altar-baldaquino. El propio Acero dejó daba la paradoja, observada por el liturgista Anton L.
constanc:ia escrita de su des ocar el coro «a la Mayer, de que mientras e'I ara del alltar dismiinuía en l oS
romana)>, a saber en el presl objeto de dejar el retablos, en cambio el tarnano y la monumeritalidad dc
.,., , ,L L ~ ~y ~ANTOWIOo s C.4skOLL-.. n del Riberc) Rada y la i ntroduccióri del Clasici:irno en Salamanca y Za-
I,cr,cr, el Clasicismo, Valladolid, 1986, pp. 96-99.
19 bl< Alfonso RODR~GUEZ G. DE CER~LLOS: (<Elescultor José de Larra Dominguez. cuñado de los Churrigueram, A.E.A., LIX (1986), pp. 31-32.
20 Alfonso RoDR~GUEZ G. DE CEB~LLOS: <(Larefomla de la arquitectura religiosa en el reinado de Carlos 11. El neoclasicismo español y las
ideas Jansenistasn, Fragmentos. Revirta de Arte, nP 12-14 (1988). pp. 115-27
21 Pablo .\..;~ou SOLE:Cotálopo de planos. mapas .v dibujos del Archivo Catedralicio de Cádii, Ayuntamiento de Cádiz, 1976: Lorenzo
PFKEZ DEL CAMPO: Lo Caredral de Cádic, León. 1989. pp. 49 y ss. Sobre la estancia de Vicente Acero en Italia véase el testimonio del
ingeniero militar Andrés de los Cobos en la tesis doctoral de Varia Jesús CALLEJO: El Real Sitio de San Ildefonso, publicaciones del ser-
vicio de reprografia de la Universidad Complutense, Madrid. 1988, 111, p. 973-74.
2: Sobre este asunto insistió por primera vez Emile \I.\LE:«Carchitecture gothique du Midi de la Francen, Revue des Deux Mondes, febrero
de 1926 (articulo recogido en el libro Art er ortistes de la .Moi.en A R ~Paris,
, 1968, VV. 87 v SS.): su idea ha sido repetida varias veces,
por ejim p l o por 1'ierre LAVE! Baroque, 5 ,ts, 1973, pp. 99 y SS.
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expositor del Santísimo iban cada día en aumento; pues tada expresión de Leo Brhuns ' 7 . Herrera se sirvió de un
si bien el Concilio de Trento había recalcado la presen- curioso mecanismo para resaltar aún más la importan-
cia real de Jesucristo en las especies eucarísticas y la le- cia del tabernáculo. Por detrás de él abrió una minúscu-
gitimidad y conveniencia de su adoración y culto, con la estancia, decorada al fresco por Pellegrino Tibaldi con
no menor énfasis había subrayado el carácter sacrificial una serie de prefiguraciones eucarísticas tomadas del An-
de la misa de la que era expresión el ara del altar 23. Pues tiguo Testamento; al fondo de esta estancia perforó una
bien en las iglesias españolas se aceptó entusiasticamente ventana o «transparente» que desde el patio de los Ma5-
el primer aspecto pero no con el mismo entusiasmo el carones ilumina por detrás el expositor produciendo
segundo o, al menos, no en una manifestación artísica efecto, cuando se lo contempla desde la nave de la bai
y arquitectónica convincentes. lica, de una aparición celestial. El P. Sigüenza añade q
La irrenunciabilidad al monumental retablo se expli- la luz era tamizada mediante cortinas de color blanc
ca n o solo por apego a la tradición sino también porque verde, rojo y morado qu e se camb iaban a tei~ odel r cic
era la pieza capital donde se exponían, pintadas o escul- del calendario litúrgico 29
pidas, las imágenes de Jesucristo, de la Virgen María y Esta teatralización ariticipa el 1barroco y las soluci
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de los santos, imágenes que habían salido indemnes de nes inventadas posteriormente por aernini.
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Detrás ae
los ataques de luteranos, erasmistas y a l ~ r n b r a d o s ? ~ . todo ello anduvo seguramente la mano del católico rey
Además el concilio tridentino había insistido en el de- Felipe 11, quien tanto en el tabernáculo como en la cus-
creto sobre las sagradas imágenes en la legitimidad de todia que aquél cobijaba hizo inscribir su nombre:
su culto y en su necesidad para la catequesis del pueblo; IESUCHRISTO SACERDOTI AC VICTIMAE PH-
punto este último que fue recogido unánimemente por LIPPUS REX OPUS. La inscripción latina fue reda
lo cánones de los sínodos diocesanos españoles poste- tada por el humanista Benito Arias Montano a quien
riores a Trento 2 5 . debió, además, el programa iconográfico pintado por 1
La colocación del tabernáculo y del expositor de San- baldi 2y.
tísimo en el centro del altar mayor y del retablo había En opinión de G. Kubler el arqu itecto Jua n Gómez (
sido ordenada en los mencionados sínodos, como dije Mora empleó el mismo (3 parecida1 mecanisrno de El E
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anteriormente. Por ejemplo en la basílica del monaste- corial en el diseño de la cavrcera de la iglesia ue ia c a ~
rio de El Escorial se magnificaron simultáneamente tuja de Evora en Portugal. En realidad el dibujo, fecha-
ambas cosas: el retablo y el tabernáculo eucanstico. Am- d o en 1587, se debió a Francisco de Mora y lo que en él
bos se fabricaron con los materiales más exquisitos y se muestra detrás de la capilla mayor y del retablo es el
costosos: mármoles, jaspes y bronces. Mientras la mesa «relicario donde está el Santísimo Sacramento>,. Pien-
del altar pasó casi desapercibida, el expositor del Santí- so que la solución utilizada en este caso no fue la del re-
simo recibió un tratamiento grandilocuente. Su diseño tablo del monasterio filipino sino la característica de la
se debió a Juan de Herrera y la realización al italiano Gia- cartuja española: es decir por detrás del muro al que se
como d a Trezzo, especialista en la labra de piedras adosarían el altar y el retablo se desarrollaba una pie;-
duras. El cronista de la construcción del monasterio P. independiente d e la iglesia destinada al culto reservac
José de Sigüenza aseguraba que el tabernáculo «es el úl- del Santísimo, expuesto allí de una manera permane
timo fin para que se hizo toda esta casa, templo y reta- te. Esto era lo típico de los sagrarios cartujanos don(
blo y todo cuanto aquí se ve» 26. Efectivamente el expo- esta pieza quedaba oculta a los ojos del espectador. E
sitor no sólo ocupa el centro del retablo sino es el centro el diseño de Francisco dr:Mora ap:jrece comi
visual de la basílica; incluso los grupos escultóricos del el presbiterio mediante Lina puertecita abierl
emperador Carlos V y d e Felipe 11, colocados en sus ce- tro 'O.
notafios a ambos lados de al capilla mayor, miran hacia En cambio en la iglesia del monasterio de Guadalul
el tabernáculo y lo adoran de rodillas en actitud de «ewige la puesta al día del ábside gótico sí se encuentra emp
Ambetungn (adoración perpétua), por emplear la acer- rentada con la de El Escorial. En 1604 Francisco de \lo
38 Wolfgang Lcrrz: «Die ovalen Kirchenraume des Cinquecento)), Romisches Jahrbuch fur Kunslwissenschaff, 1955. pp. 9-99: Alfonso Ro.
DRIGUEZ G. DE CEBALLOS: ({Entre el Manierismo y el Barroco: iglesias españolas de planta ovalada,>, Go.va. n." 177 (1983). pp. 98-108.
39 Antonio BONETCORREA: «El túmulo de Felipe IV, de Herrera Barnuwo, y los retablos baldaquinos del Barroco español>>.A.E.A.. S S S I V
(1961). pp. 285-96; Id.. Iglesias madrileñas del siglo XVII, 2." ed., Madrid, 1984, pp. 29-30.
* Cristobal BELDANAVARRO: «La talla y el diseño de retablos», en Hisforiade la Renión Murcrono. VII, \11ircia, 1980. p. 392 y SS.: Concep-
cion M ? \ m i ~DE
~ zLA PECA:El refoblo barroco en /a anfiglro dióce.~;.~
de Carfonena.1/670-175RI.te si^ doctoral inedira. parte Lr, pp. 1191-1101.
41 Ramon OTEROTÚQEz:«El retablo de San Martin Pinario)), Cuadernos de Erfirdios Galle,yor, 1956. pp. 2 9 - 4 3 : ID.. ~ \ 4 i y ~ edel Roma!..
retablista». Compostellanum, 1958. pp. 86 SS.
42 George KUBLER,op. cit., pp. 33-36.
por los fieles y desde la sillería coral destinada exclusi- puertas que se abren a los lados de su frente. G. Kubler
vamente a los religiosos 43. opina que este rasgo se debió tanto al sedimento de la
El caso especial de la iglesia de la Cartuja de Evora formación italiana del proyectistas del templo, Filippo
fue examinado anteriormente, por lo que aquí sólo ca- Terzi, cuanto a la influencia de lo herreriano, en cuanto
be señalar el influjo que sobre la configuración de la ca- que también Juan de Herrera había previsto una suerte
becera y el Sagrario ejerció la modalidad cartujana es- de retro-coro en el diseño de Santa María de la Alham-
pañola, totalmente diferente de la europea. Finalmente bra. Lo último es posible si nos atenemos al débil dato
para concluir este sucinto recorrido habrá que mencio- de que esta iglesia lisboeta fue costeada por la corona
nar la iglesia de San Vicente de Fora, también en Lisboa. española, pero no probable si se tiene en cuenta la tradi-
En ella la silena coral de los agustinos se ubica como ción autónoma que en este sentido se había desarrolla-
retro-coro detrás de la capilla mayor, separada de ésta do anteriormente en Portugal ++.
por el retablo, pero comunicada con ella mediante dos
43 Carlos DE AZEVEDO: «Andrea Palladio e I'influenza italiana nell'architettura portoghese)), Bolletino del Centro Internationole di stud;
di architettura Andrea Palladio, VI (1964). PP. 67 y SS.;G. KCHLER,op. cit., p. 53.
G. KLBLER, op. cit., pp. 80-82: Jorge SEGURADO: Da obra filipino de S60 Vicente de Foro, Lisboa, 1976.