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Josefina Zoraida|Vazquez (Coordinadora) INTERPRETACIONES DEL SIGLO XVIII MEXICANO Elimpacto de las reformas borbénicas NUEVA IMAGEN INDICE “1, Elsigio xvi mexicano: de ln modernizacion al descontento. Josefina Zoraida Vazquez... .. 2, Protoliberalismo, reformas borbSnicas y revoluciGn: la ‘Nueva Espafia en el tiltimo tercio del siglo xvitt Horst Pitschmann Beers 3. Absolutismo ifustrado y crisis multi ‘periodo-colonial tardio, 1760-1808 Brian R. Hamnett we ‘Teaduocién de “Fjansenismo espafioly la cnda de fa monarquta catlica EI México borbénico: dun “éxito” fracasado? ‘en Mésico”: Enrique Mereado Pedro Pérez Herrero ; ss 109 1 Portaida: Carlos Aguirre Fotografia de le portada: es Sncdery Savor Latteroth ‘Tipografla: Sola, Servicios Bditoriales, 5.A. de CV. ‘Cuidado editorial: Arlette de Albay Angélica Monroy 7 5. La bancarrota del virreinato: finanzas, guerra poten en {a Nueva spat, 1770-1808 Carlos Marichal ove cee SSS ass (©1991, Josefina Zoraia Véequee, David A Brading, : . Pedro Pérez Herter, Bia: Hamner El jansenismo espaitol yl cafda de la monarqufa catstca Ceslo Marichal, Hort Pietsch. 7 01992, Editorial Batis, SA do CV, cour Davide. Brading .... bajo el sello de Nueva Imagen " Renacimiento 180, Col. San Juan Thihuaca (02400 México, D.E. "Tels. $61-9299 y 561-4672 ISBN 968-29.0797-X, Inypriso ex Mexican in Mexico 1, EL SIGLO XVIII MEXICANO: DE LA MODERNIZACION AL DESCONTENTO Josefina Zoraida Vézquez El Colegio de México La tradicional periodizacién de Ja historia mexicana ha sido ‘cuestionada muchas veces, pero en tiempos recientes se consi- dera que tal periodizaci6n constituye un verdadero obstaculo para la comprensién de algunos hechos importantes del pasa- do, Asf sucede con la Independencia, tradicionalmente abor- dada‘a partir de 1810 o, en el mejor de los casos, de 1808, a lo {que habria que agregar que buena parte de los historiadores no consideran necesario el conacimiento de los acontecimientos del siglo anterior y del contexto europeo en que se produjo, fo que resulta en una total incomprensiGn’del fenémeno. El caso no es fortuito. Los contemporéneos a la Indepen- dencia la concibieron como tiempo nuevo, como en efecto era, y sintieron la necesidad de caracterizarla con base en {a nega- i6n del pasado inmediato. La actitud espafiola hacia la Inde- pendencia facilité tal postura, que por lo demés resultaba conveniente para sentar las bases de la Jealtad que el nuevo _ Estado nevesitaba para su consolidacién. Y puesto que la fundacién del nuevo Estado estuvo llena de tropiezos y “fraca- 308”, las facciones politicas buscaron liberarse de toda respon- © sabilidad, interpretando los acontecimientos desde su ___ Particular perspectiva. Fl triunfo final del partido liberal divran- Ia segunda mitad del siglo XIX definiria en-adelante una Xplicacién oficial de la historia. Esta se habfa empezado a 8 10 JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ constituir partiendé del relato de Ia epopeya insurgente que contenfa el Cuddro histdrico dedon Carlos Marfa de Bustaman- te, quien acufiarfa los primeros héroes y hechos heroicos del nuevo Estado. El y muchos de sus contempor4neos propusie- ron una concepcién esencialista de México, como existente desde siempre y que habia sufrido su historia, Séfo don Lucas ‘Alamén tendrfa la idea mas congruente de México como resul- tado de su historia. I triunfo de los liberales permiti6 que éstos definieran los avontecimientos positivos y negativos del pasado. Se exaltaron fos hechos que habfan coritribuido a su triunfo yse rechazaron Jos que no Jo habjan hecho. Asf se subrayé la gesta insurgente y.se relegaron otros suicesos. Se dejaron en el olvido el libera- lismo espaitl y la participacién americana en las Cortes, y la ‘consumacién quedé marcada'como evento contradictorio y “teaccionario”. Lo més curioso es que los estudiosos de todas las tendencias siguieron, como gufa para sus interpretaciones, a los historia- dores contempordneos, testigos de los hechos y que, sin duda, habian utilizado la historia como instrumento politico o para defender su conducta pablica. Casi sin hacer uso de una seria critica’ de fuentes, admitieron opiniones e interpretaciones interesadas, simplemente eligiendo, entre la diversidad ideol6- ggica que encontraban, lo que inds convenfa a sus preferencias. ‘Alamén, sin duda el m4s coherente y quien detaltara cl proceso hist6rico mexicano desde la Conquista, a pesar de su conserva- durismo se convirtié en la fuente por excelencia, fo cual in ria en mayores contradicciones, de por sf ereadas por la forma romantica de historiar el pasado. ‘La versién liberal en su forma oficial la clabor6 el grupo de Mexico a través de tos siglos, aunque después recibiria algunos retoques positivistas de don Justo Sierra en su sintesis La ‘evolucidn politica del pueblo mexicano y otros pincelazos ‘de diversos historiadores patristicos, después de la Revoluci6n, objeto despreciable, y al estudio de la nacional como empefio } ELSIGLO XVII MEXICANO. n ‘No obstante sus incongruencias, la interpretacién ha sobreviv do casi un siglo. Sus raices politicas, que, en lugar de explicar | ~ justificaban, aseguraron su vigencia. En las dos iiltimas décadas, el florecimiento de fa historio- | " grafia econémica y social, combinado con el interés por la | - historia regional y local, empez6 a mostrar aspectos y fendme- ‘nos que afectaban la credibilidad en ta interpretacion tradicio- nal. Las nuevas modas arrinconaron a la historia politiea como imposible, mientras no se reunieran estudios monogrificos. Era casi la repeticién de la vieja justificacién cientificista, De todas formas el resultado ha sido sorprendente. Las interpretaciones acufiadas no resistieron la prueba de estudiog } ~~ basados en fuentes y centrados en lugares y problemas con- F __eretos. De repente parecfa que el rompecabezas se ‘hubiera | desordenado y fuera necesario volverlo a armiar, Temas y ex- ~ plicaciones insospechadas han desembocado en un replantea- _ijento de problemas politicos, ya no como el simple recuento de las tiltimas décadas de la Colonia y de la fundacién del Estado mexicano. Todavia no hay sino explicaciones parciales, ‘pteguntas mdltiples atin sin respuesta un gran entusiasmo por ‘tilizar documentos que han permanecido casi dos siglos ence- ‘Los nuevos estudios, en su empefio por mostrar cambios y anericias, también han demostrado la necesidad de rom- 2 JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ tantes, que sin embargo dejaban de lado el estudio integral de la sociedad a la cual se aplicaron. Se aceptaron como objetivos la modernizacién politica que tendia a la centralizacién del poder y a la recuperaci6n de las funciones que la Corona habfa delegado en las corporaciones, el desarrollo econémico, y una recoleccién fiscal directa y eficiente. Hasta época muy reciente, nunca se delimité hasta qué punto se habfan puesto en préetica las reformas'y el éxito que obtuvicron, aunque siempre se. subray6 el aumento constante'de la recoleceién fiscal: En general las reformas borbénicas, como ha afirmado De- vid Brading; significarog, una verdadéra revolucién en el go- bierno. Para Horst Pietsthmann, esa revoluci6n contenia “Ics mismos principios del Estado liberal burgués decimonénico”, por lo que no es de extrafiar que sirvieran dé pauta a Ics, politicos federalistas, progresistas y puros durante las primercs décadas de la Repiblica, aunque los prejuicios antiespaftoles heredados de la lucha independentista los relegaran al olvido. Este olvido ha interferido en Ia comprensi6n de la Indepen- dencia como-un largo proceso generado en el choque entre la madurez que habfa alcanzado la Nueva Espafia con el intento ‘de modernizacién del Estado espafiol yen el quebrantamiento mismo de su monarqufa. Los historiadotes conservadores, de- fensores de la tradicién espafiota, tampoco podfan admitir que estas medidas, de “funestos resultados”, fueran un producto-ce Ia continuidad de la Coloni Dado que tanto Alatnén como el alemén Alexander ven Humboldt; en su Ensayo historico sobre ef reino de la Nueva Esparia, describfan con cuidado los rasgos indiscutibles de la ‘grandeza novohispana, no podia dudarse del cardcter destru: tor de la Independencia, causante de la inestabiliciad sig ‘Muchos sacaron la conclusién simplista de la ineapacidad de los pueblos hispanoamericanos para gobernarse, sin detenerse a pensar que después de todo el liberalism también habia generado inestabilidad en Europa. Alamhn y Humboldt subra- EL SIGLO XVIII MEXICANO. B yaron el estado floreciente de la Hacienda novohispana, y don Lucas, al final del tomo V de su Historia de México, se encargs de sefialar cémo los gobiernos nacionales habfan dilapidado aquel bienestar heredado de la Colonia. El buen némero de estudios de que disponemos tiace inacep- table la interpretaci6n tradicional. Poco a poco se han ido obte~ niendo piezas clave para rehacer et:rompecabezas en que los cuestionamientos'convirtieron al evento. Aunque atin no se ha Iogrado una visién coherente, contamos con muchas explicaci _nes convincentes. Desde la década de los cuarenta, la historia 2 - paises coloniales. La potencia vencedofa, la Gré de [as ideas cultivada en el seminario del doctor José Gaos inici6 “un estiidio serio del siglo Xviil novohispano que empez6 a re- ‘construir los lincamientos especificos-de su Ilustracién, una organizacién addecuada para la felicidad humana, constitu- 6 el trasfondo general de las nuevas actitudes eriolias, pero éstas se desarrollaron dentro del complejo escenario interna- ional qise ha sido denominado “revoluciones atlénticas”. Cla- Fo que los historiadores. se referfan a ellas. como “causas ~~ externas”. En realidad el impacto de la independencia de Es- tados Unidos y la Revolucién. Francesa parece. haber sida __feducido, pero no el de Ia complejidad de cambios, guerras y _Dancarrotas que aparejaron estos acontecimientos. La guerra de los Siete Afios resulta un evento clave para los Bretafia, se “convierte en verdadero imperio, pero en bancatrota, La nueva | Situacién la obliga a reorganizar su administracién guberna- tal y su defensa, a aumentar los impuestos, a vigilar el co- to de los mismos mediante unas nuevas cortes establecidas ente a los puertos principales en alta mar, y a establecer un rcito. Estos ajustes produce parte de la crisis ministerial Taafecta en la década de 1760 y que termina con la pérdida us 13 colonias norteamericanas, pero logran impedir el des- “Mantelamiento del Estado, a diferencia de lo que sucederia en El racionalismo ilustrado, con su busqueda del progresoy de u“ JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ Francia y en Espaiia. El ensanchamiento del imperio y del ‘comercio con Ja Revolucién Industrial proveerian al Estado: ‘briténico de nuevas fuentes de financiamiento, comonos mues- tra Carlos Marichal. : Espafia, perdedora en esa guerra, en busca de recuperar sus pérdidas participa en una serie de guerras desafortunadas. Y justamente en el momento en que el desencadenamiento de la Revoluci6n Francesa hacia mas complejo el contexto interna- cional, su administracién era débil y titubeante. Al no poder responder a las agresiones de la Convencién Francesa, el go- bierno espafiol se vio forzado a pactar una paz que haria atin més precaria su sitwaci6n, al quedat como aliada de Francia y frente al poderio naval briténico, que no tardarfa en desbaratar su flota € interrumpiria el comercio con sus colonias. Para inantener el funcionamientodet gobierno, su’ defensa y el ‘cumplimiento de compromisos secretos con Napoleén, resuli6 cada vez més urgente la necesidad de obtener fondos; de ahila aplicacién del decreto de la ConsolidaciGn de Vales Reales en la Nueva Espatia, que harfa salir gran parte del capital con rumbo a la metrOpoli en forma constante. Para la economia novohispana, que ya habfa sufrido la pérdida de capital por concepto de las otras reformas, el golpe serfa casi mortal y, ‘apenas traspasado el nuevo siglo, Ia Hacienda novohispana ‘cargaba una deuda considerable, que la guerra de Indepen- dencia se encargaria s6lo de agravar. ae aR El tema central de este volumen es el de las reformas borbéni- ‘cas, sus objetivos, el alcance de su implementacién y sus conse~ cuencias, Debido a que por largo tiempo se consider6 al siglo XVI como’ un siglo de depresign, el auge econdmico de la, | ‘Nueva Espafid se atribuy6 a la politica progresista de los Bor- EL SIGLO XVIII MEXICANO 18 bones. Estudios recientes parecen mostrar que el XVII no fue un siglo de crisis,-sino mAs bien de la autosuficiencia y la ~ consolidacién que justamente permitirfa el crecimiento que se produjo a principios del Xviil. De modo que las reformas, en Jugar de generar ese auge, trataron de aprovecharlo para obte- | | | | \ i "ner mayores ganancias para la Corona. Por eso resulta convin- cente la afirmacién de Pedro Pérez Herrero de que “el siglo __ XVII fue més pobre para la madre patria, pero mas rico para los. _ novohispanos, y el siglo xvi mas rico para Espafia, pero més > pobre para la Nueva”. | Desde que se hizo cargo del imperio espafol, 1s dinastia i6 una serie de reformas ala administraciGn espa- -fiola, tanto para fomentar su crecimiento como para fortalecer el poder de la Corona. La administracién se simplificé y se - utilizaron hombres més aptos como ministros. Los.deseos de ‘pensar en impuestos generales. Al principio pareci6 posible. El hecho de que Catalufia, Arag6n y Valencia hubieran favoreci- dola candidatura de Carlos de Austria permiti6 que, al finalizar ‘esultaba menos oneroso y que era més equitativo que los im- _ puestos de Castilla, por lo que se proyecté implantarlo en toda _Espafia. Para 1749, la Corona habfa establecido en toda la pentnsula "el sistema francés de intendentes con autoridad en asuntos militares y fiscales; su primera tarea ea elaborar un catastro "Me toda la propiedad y renta de los habitantes de Castilla que “permitiera i el impuesto Gnico sobre Ia propiedad. | Otra aspiracién de Carlos II fué la de reformar las cor es de campo para convertir Espafia en un pafs de pequefios ticultores. Con este fin, en 1767 s¢ ordené a los intendéntes 16 JOSEFINA ZORATDA VAZQUEZ de Castilla la Nueva y Andalucfa que informaran-sobre las condiciones agrarias, aconsejando las medidas que se podian tomar para que los ayuntamientos efectuaran una distribucién de tierras, en arrendamiento a largo plazo, a agricultores indi- gentes, Serfa interesante saber si alguna vez se consideré en alguna medida la situaci6n en las Indias. “Tal vez. las reformas més exitosas fucron'las aplicadas a cojhercio. En-forma paulatina se rompié el monopotio que ejercian Sevilla y Cédiz en el comercio con las Indias y s ‘otorgaron concesiones especiales para comerciar con algunas ‘artes de las Indias, hasta que entre 1765 y 1778 se abrieron al comercio todos los grandes puertos de Espafia y de las Indias, ‘a excepcién de los de Nueva Espaiia, que continuaron siendo moriopolio de Cédiz hasta 1789. Asimismo, se hizo un esfuerzo por abolir las restricciones a la produccién de manufacturas, hasta entonces dominadas por los gremios, aunque también s¢ establecieron nuevos monopolios, coma el del tabaco. ‘Uno de los blancos favoritos de los Borbones fue la Iglesia. El objetivo era establecer la preponderancia de la Corona ant ‘ta Iglesia, asegurada cuando un concordato realizado en 1753 con el papado concedié al rey el derecho de nombrar dos Aeroeras partes de los obispos y de cobrar impuestos sobre ls \tierras de Ia Iglesia. David Brading nos explica cémo el regalismo estaba ya presente desde el siglo XVI, pero en los pensadores de ka Tlustracién iba a adquirir una dimensi6n especial_al declarar, ‘con base em ia historia dela Iglesia, que la autpridad det papado ‘estaba limitada ala esfera espiritual. En esa forma, la existencia de la Iglesia quedaba definida “dentro del Estado”, con lo que © resultaba que el clero no podia estar exento de sus obligaciones ciudadanas. Estas ideas habfan ganado muchos adeptos en Espaita, incluso entre el clero, lo que permitié aplicar reforinas ‘ala Iglesia: la secularizaciin de las parroquias que desplazaba las érdenes regulares, la expulsién de los jesuitas y 1a confisea- EL SIGLO XVILMEXICANO 7 ci6n de sus biénes, la imposicién de antialidades y subsidios al ‘lero, y la desamortizacién de parte de sus bienes. El somet miento del clero novohispano a las directrices de la politica monérquica se llevé a cabo a través del IV Coneilio Provincial ‘Mexicano (1770-1771). oat a ak La aplicacién de algunas reformas en la Nueva Espafia se consideré asunto delicado, pero la ocupacién de La Habana en 1762, durante la guerra de los Siete Afios, y la creciente nece- sidad de fondos, obligaron a acelerarlas, asi como a organizar a defensa del imperio. La llegada del visitador José de Galvez ‘marc6 la aplicacion general de las reformas ala Nueva Espaita, ‘aunque algtinas medidas anteriores anunciaban ya los cambios —_y los ajustes que tendrfan que hacerse en las altas esferas de! Virreinato. Desdé 1754 se habfa suprimido el sistema de arren- ‘damiento del cobro de las alcabalas a particulares, hasta enton- + ces en manos del Consulado de México. En 1764 llegaron a la Nueva Espafa las tropas que iban a -_servir para organizar los cuerpos de defensa del reino, al mando ~ del mariscal Juan de Villalba, Hlasta entonces el virreinato hhabia sobrevivido sin fuerzas permanentes, El vitrey marqués - de Cruillas no tardé en entrar en conflicto con el nuevo jefe “militar e incluso presenté su renuncia al cargo. No obstante, el esfuerzo mas importante se iniciarfa al aio "siguiente, el 20 de febrero de 1765, al ser designado don José | de Galvez Gallardo para hacer la visita general de todos los ibunales y cajas reales del reino de la Nueva Espafia,y asumit la diccccién y control de las rentas de la Real Hacienda. El | Consejo de Indias, del cual se le nombré también’ miembro © ionoratio, le otorgé las més altas facultades para.llevar a cabo 1a revisién personal de todo lo que cotrespondiera al comer- Real Hacienda, asuntos eclesidsticos y justicia. De esa 18 JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ manera su encargo suponfa la suspensién temporal de las atribuciones del virrey. El visitador partié con su corte de funcionarios y para el 25 de agosto estaba en Ia ciudad de México, iniciando de inmedia« to su minuciosa ‘inspecci6n. Gilvez empez6 por-cumplir $1 misién con discrecién, pero tuvo que hacer pablico su encargo ante la resistencia del virrey marqués de Cruillas, El trénsito no fue fécil, pues la superposicién de atribuciones entre las tres autoridades (cl virrey, el inspector militar y el visitador) produ- je malos entendidos. Galvez logré sortear los problemas para char’ a andar las innovaciones: incremento de las aleabalas, éstablecimiento del estanco del tabaco y retasacién de los tributos, pero no pudo evitar que estas innovaciones, junto con elestablecimiento de las milicias, causaran confusion entre las. Viejas autoridades y malestar general eit la poblaci6n. EI nuevo virrey, Carlos Francisco de Croix, nombrado a principios de 1766 y encargado ademés de sustituir a Villalba en sus funciones de inspector militar, iba a facilitar la tarea de Galvez, dado el acuerdo que existié entre los dos: Ahora serfan fa audiencia y los ayuntamientos los qe expresarian la oposi- ci6n. El gobierno de Croix estuvo leno de conflictos y, apenas establecido, tuvo que enfrentarse a la ejecucién del decreto del 25 de febrero de 1767 que. expulsaba a los jesuitas ‘de los dominios espafioles. Las 6tdenes se habfan dado con todo secreto y se cumplieron con ejemplar sigilo, El decreto lleg6 a Nueva Espafia en mayo, para que fuera aplicado al mismo tiempo en todas partes del virreinato el 27 de,junio de 1767. La iniportancia de los jesuitas como misioneros en cfertas areas aisladas del virreinato y como educadores indiscutibles de la lite criolla, hacia previsible que la medida provocara levanta- mientos. Estos fueron sofocados por el propio Galvez. ‘Otras medidas tomadas por Galvez resultaron abiertamente impoliticas, aunque derivaban del intento de formar una élite burocritica peninsular distinta a la élite residente y que rhan- EL SIGLO XVIII MEXICANO. 19 sa la autoridad de la Corona, Dentro de su esquema result6 inaceptable encontrar, a su llegada, que de los 12 pues- tos existentes en la Audiencia’ de México, ocho los ocuparan criollos, y que en el ayuntamiento sucediera algo parecido. En su “Reglamento” de enero de 1771, Galvez introdujo en el ayuntamiento seis regidores honorarios nombrados por el vi- trey, medida que de inmediato provocé una larga repre- sentacién de la ‘corporacién’en la que se argitfa que la Nueva ~ Espafa no era colonia, sino reino, igual a los peninsulares, Una medida semejante se aplicé en Ia audiencia y para 1776, con el aumento de cuatro ministros, los criollos perdieron el control de fa instituci6n, En su informe de 1768, Galvez aconsejaba la conveniencia de establecer el sistema de intendentes, a los ‘ar y de justicia. Aconsejaba asimismo la abolicién de los alcal- des mayores, puestos que eran comprados para su explotacién. ‘Apesarde que a partir de 1776 Galvez fue rlombrado secretario del Consejo de Indias, la oposicién del nuevo virrey Bucareli y ‘otras preocupaciones urgentes en la metr6poli le impidieron poner en prdctica sus ideas en Nueva Espaiia. Las intendencias ‘se implantaron en 1786, poco antes de su muerte, por lo cual ‘no pudieron contar con su apoyo'para lograr el éxito que - esperaba. El objetivo de Galvez de limitar el poder del virrey parece \iscutible, no sélo con la eréacién de 1a Comandancia de Provincias Internas en 1776, que aunque fortalecia {a frontera “norte, también reducia la autoridad militar del virrey. Més directa fue la limitaciGn que significaba la creacién de la Super- snda, pues arrebataba al virtey la autoridad icendaria, medida que probé ser temporal, pues pronto fue abolida. Las medidas que favorecfan Ia minerfa y la fundacion de nstituciones académicas como el Colegio de Mineria, el Jardin 20 JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ no dejaron de causar algin malestar cuando los cuadros prin- cipales se reclutaron en la peninsula. Es cierto que en el tema del resentimiento criolto ha habido una exageracién y un ma- lenitendido. Los peninsulares que vivian en Nucva Espatia in- sertados en el establishment no constituyeron el blanco’de las protestas, dirigidas en realidad hacia los nuevos cuadros que, como nos muestra Pietschmann, eran parte de una pequefia mafia. Esto, claro est4, no incluye-el posible resentimiento popular, al que s6lo pademos juzgar por los eventos de 1810. Generalmente se acepta el objetivo ‘centralizador de las reformas borb6nicas. En su ensayo, Horst Piétschmiann discute a fondo la cuestién y demuestra e6mo los términos centraliza: ci6n y descentralizaci6n, usados de una manera vaga, sin deft nicién precisa, resultan: inapropiados para juzgarlas. F4 considera que fas teformas no fueron coherentes a través de} tiempo y pueden agruparse en tres fases diferentes: la primera corresponderia a las Yeformas antes de 1776, fecha en que Galvez fue nombrado secretatio del Consejo de Indias; Ia segunda, durante su gestién hasta su muerte en 1786; a teroera, en adelante. La primera fase “del reformismo borbénico esta caracter>+ zada por la politica metropolitana dirigida’ a robustecer el control réal y aumentar la ceniralizacién administrativa. Sin embargo, ya a fines de esta priniera fase’ se observan claras tendencias en contra, precisamente durante la visita de José de Galvez”, cuyas medidas, segéin Pietschimana, tendian a romper el monopolio del gobierno municipal que detentaban grupos cerrados de. la élite local, mediante los. puestos electivos de egidores honorarios y sindicos personeros. La segunda fase coincide con el ejercicio de Galvez como secretario del Consejo de Indias, de 1776 a 1786, y corresponde al reformismo radicai, en que se restan facultades a los vitreyes, se intenta el fortale- cimiento de las finanzas municipales, se prohibe el comercio de repartimientos, se inicia una politica en favor de as clases ELSIGLO XVIII MEXICANO a populares y la lucha contra los privilegios eclesidsticos y gre~ | miles, que se considera de real inspiracién jlustrada y con | intentos descentralizadores. La tercera, iniciada en 1787, se caracteriz6 por su falta de consistencia, Muerto Galvez no habfa un gran defensor de las reformas en la peninsula y las | autoridades de Nueva Espaiia no cesaron de quejarse. De esa ‘manera, muchas de las reformas descentralizadoras, tan com- batidas por los virreyes, fueron revocadas. Resulta interesante considerar que la primera fase fortaleci6 el poder central virrei- \ pal, el de los peninsulares dentro de esa esfera, pero también | ‘el criollo a hivel provincial. La segunda fase golpe6 a todos los poderes novohispanos establecidos, tanto peninsulares como | riollos, al insertar un nuevo grupo que tenia una estrecha relacién con Galvez. En cuanto a la tercera, Pietschmann lanza ja interesante hipdtesis de que tuvo diversos efectos: en la _esfera central, el dominio quedé.en los grupos tradicionales gubernativos, tanto criollos como peninsulares; las vapitales de provincia permanecieron en manos del clan de Galvez; el nivel tural, del que sabemos menos, en las de los de “grupos tradi- cionales con mayor auitonomia frente a las capitales de provin- cia y a la capital del virreinato”. Esta hipotesis tiene gran _ importancia para una mejor Comprensién de los problemas que ~aquejaron la fundacién del Estado nacional. ‘Brian Hamnett y Pérez Herrero empiezan por plantear cémo el problema de las reformas puede verse de manera diferente "desde la metr6poli que desde el virreinato, ¥ cl primero insiste | enladiversa percepcién que de ellas tuvieron los diferentes gru- pos sociales. Los dos hacen un andlisis de la economia novohi insistir en que el auge dieciochesco antecédi6 alos Hamiett insiste en ef ‘hecho de que, con las refarmas, “los ministros borbones querfan ‘revertir el grado de integracién que el virreinato habia logrado “en la economia internacional, insistiendo en su posicién colo- ‘nial”, de lo cual derivaba su interés por estimular la mineria. JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ En su sugestivo ensayo, Hamnett lama ta atencién sobre nuestro total desconocimiento de'la histotia politica de esa época, indispensable para comprender el origen de la crisis:de 1808-1810, que él considera debe buscarse en la relacién entre la élite residente novohispana y el Estado colonial, que hasta entonces habia garantizado la larga supervivencia del régimen colonial y que, al ser alterado por las reformas del despotisme ilustrado, “dividi6 a la élite y ptovocé un profundo examen de su naturaleza y objetivos politicos”, despertando la cuestién de la representacién que, a la larga, alteratfa la relacién entre la colonia y la metr6poli. Sefiala también que el efecto de las reformas fue mayor al chocar con un americanismo que llegaba a su madurez, 4 El autor nos lleva a través de Jos sucesos del imperio en su conjunto hasta los acontecimientos de 1808, cuando todo pare- cfa estar en crisis, no solo en la peninsula, sino en Nueva Espaiia, pues “el gobierno virreinal habia ido perdiendo el control de los procesos politicos del pais”. “El derrocamiento de los gobiernos metropolitano [1808] y virreinal [1810] destru- ‘y6 la legitimidad construida por la Corona espafiola durante los tres siglos anteriores.” Tal hecho “ofrecié a los intelectuales disidentes del bajo clero, de la abogacia o de la mil se convirtieran en lideres del movimiento que retlamaria la sobe~ ranfa”. Las divisiones que los Borbones habjan provocado en las élites explican la falta de iniciativa en esa esfera. S6lo la fuerza inherente del virreinato impidi6 que el sistema politico novohispano sucumbiera como en Francia o en Espafia, Pérez Herrero trata de distinguir la teoria la préctica, para ‘concluir que entre “el lenguaje oficial florido de balc6n, lleno de lugares comunes, y los textos privados mas descarnados y claros, habfa una gran distancia; que tras las fines humanitarios, hhonestos y dignos, se ocultaban otros polticos”. Ademés del 4 | fortalecimiento de la autoridad del monarca se buscaba el crecimiento econémico peninsular. Se agilizé el comercio y se BLSIGLO XVIII MEXICANO 2 fe quitaron los obstéculos, pero se convirtid a la economia! indiana en satélite de la peninsular y se elimin6 la opésicién del | poder politico y econémico local americano. El éxito de tas | * reformas fiscales desde la peninsula fue espectacular, pero “en el largo plazo el descquilibrio entre los distintos sectores y 1a hemorragia de capitales hicieron que fuera necesaria una crisis, | coyuntural de tipo malthusiano... para volver a equilibrar la __ poblaci6n con los recursos. La virulencia de los movimientos de independencia no era ast en absoluto casual”. ‘Analiza la situacién econémica para aclarar el acomodo que hicieron los diversos grupos de la élite. De acuerdo con uno de Ios principios basicos, los viejos funcionarios de los Habsburgo apoyaban “el sisterna imperial siempre y cuando éste dejara un rmargen de maniobra c6modo para las lites focales”, por tanto, Jos burécratas resistieron las reformas para conservar éspacios de poder. De igual modo, los comerciantes del consulado -transformaron sus formas de invertir, de pagar y de utilizar su ‘capital “para impedir la dispersidn de plata por el interior de ‘Nueva Espafia y seguir siendo monopolistas”. El nuevo puesto de subdelegados, establecido para terminar ‘con los abusos de los alealdes mayores, fracasé por la imposi fad de pagarles en forma digna; por lo que no tardaron también en utilizar el cargo para enriquecerse, como lo habfan hecho sus antecesores. Asimismo, Pérez Herrero nos ofrece un {que sus funciones fueran absorbidas por la autoridad del inten- ‘dente y la influencia que esto tuvo en la respuésta novohispana a la ctisis iniciada en 1808. Sus répidas conclusiones tienen mucha miga para los estudiosos de la primera mitad del XIX, la atomizaciGn” o “regionalizacién” del territorio en tas pri- Py JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ eras décadas del siglo XIX no es sino una percepcién desde le capital, pues “la mayorfa de los grupos de poder locales se habian configurado en la época colonial” y solamente lograron Ja autonomfa por la que habian luchado. Su conclusién final es {que con las reformas, la metr6poli logré “un saldo econémi- C0 positive —aumento en los beneficios econdmicos y fista- les— y uno politico negativo ~pérdida de la colonia: Para los. novohispanos, en cambio, se cerraba con un balance posi- tivo —independencia politica y otro negativo —depresién . econémica”. El ensayo de Carlos Marichal toca puntos abordados por Pérez Herrero, pero se concentra en aplicar a la ctisis de! imperio espafiol Ia hip6tesis de que la supervivencia de un régimen politico.depende en buena medida de su soivencis financiera. Marichal subraya de qué manera el aumento en los mpuestos, en los tributos, desemboca én una pauperizacién de la poblacién novohispana que, para finales del siglo XVI pagaba un 70 por ciento mas de impuestos que la de la penin- sula, No obstante esa gran exacci6n de todas las clases novohis- anas, las guerras y compromisos en Europa Hlevaron ai gobierno imperial a’adoptar una politica de endeudamiento. De modo que se impusieron en forma constante préstamos voluntarios y forzosos, no s6lo a las clases pudientes, sino a las clases populares. De lis contribuciones cuantiosas con que colaboraron los novohispanos para aliviar. la situacién de la ‘metr6poli deduce. Marichal, con raz6n, el grado de lealtad que existfa en Ia colonia, que en los primeros afios del siglo xIx se empezarta a erosionar con la aplicacién del decreto de Coriso- lidacién de Vales Reales, cuyo dinero, nos dice este autor, fue ‘a parar al tesoro napolesnico. La lenta pero constante percep- ci6n del Estado como exactor explica sein él la lucha popular independentista. Los aspectos administrativosy econémicos dominan los cua: tro primieros ensayos; el de David Brading, en cambio, va a ELSIGLO XVII MEXICANO 25 tratar de explicar la participacién del clero en la direcci6n del movimiento independentista, fio s6lo por el efecto que las medidas borbénicas le habfan producido, sino por la infeccién de jansenismo que le aquejaba. Sefiala los rasgos que tenfan en comiin jansenistas y regalistas: desconfianza en la monarquia papal, temor a la Compaiifa de Jess y desprecio por las érde- nes regulares. Sefiala la clara influencia del jansenismo espafiol en el IV Concilio Provincial Mexicano, en su empefio por ‘castellanizar alos indigenas y reducit las expresiones populares religiosas. Encuentra los antecedentes de las ideas jansenistas en la vision providencialista del imperialismo hispanico y el regalis- ‘mo de Juan de Solérzano Pereira én el siglo Vil, para sehalar las diferencias y coincidencias con ideas ilustradas como las de Pedro Rodriguez de Campomanes en sus Juicio imparcial y Discurso sobre el fomento de la industria popular, que iluminan ‘el Sentido de la campaiia del gabinete de Carlos I1l contra los privilegios y las propiedades de la Iglesia, Alude también Brading a la aniplia influencia que tuvieron Bossuet y Fleury entre los eclesidsticos novohispanos, como ‘Miguel Hidalgo, la influencia del obispo Henri Grégoire en fray Servando Teresa de Mier, y fa de Montesquieu en don Manuel Abad y Queipo. Ideas tan sofisticadas en algunos novohispanos convivian, por supuesto, con otras menos elaboradas. Para | Brading, la intencién de don José Marfa Morelos de abolir _ todos los impuestos, excepto los del tabaco y el consumo para _¢1 gasto militar y los diezmos para el clero, muestran su vision | medieval de la sociedad. También tradicionales son los argu- | Mentos de los canénigos catedraticios para protestar por la ~ abolicion de sus inntunidades. Todo ello indica la division del _€lero, no en términos simplemente materiales, sino de pensa- iento, lo que explica que también el clero tuviera mds dé una +¥26n para estar dividido en el momento de la crisis, Estos cinco ensayos, sin duda, contribuyen a mostrar la JOSEFINA ZORAIDA VAZQUEZ 26 compleja situacién que condujo aque: los afanes bartels novohispanis se convirtieran en independents ylamanera jue el también complejo’ legado que a Estado (divisin, bancarrota, autonomismo, expos te tera) harfa harto dificil la empresa de la fundacién 2. PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS Y REVOLUCION: LA NUEVA ESPANA EN EL ULTIMO TERCIO DEL SIGLO XVIII Horst Pietschmann Universidad de Hamburgo El vitreinato de Nueva Espafia en su configuraci6n territorial teducida, dela cual surgird luego el México independiente, _ ocupa un lugar bastante singular tanto en la historia del movi. miento emancipador latinoamericano como dentro del ciclo de Tevoluciones que sacuden al mundo occidental entre el diltimo tercio del siglo xvi y la primera mitad del siglo xix, Nueva _ Espafia experiment6 una revoluci6n politica y social a princi- ~ pios del movimiento emancipador, sofocada al cabo de pocos is, y consigue su independencia como reaccién conservadora a la rebeli6n liberal del coronel Riego en Espafia, en 1821 Mientras en las otras partes del imperio colonial espafiol — con ‘Sxcepcién quiz4 del Perdi— la revolucién politica yen ocasiones la social van aparejadas‘con el movimiento emancipador, en ierto, luchan también por la independencia, Esta se logra inalmente: por medio del partido antirrevolucionario, tras un *uerdo pacifico con los diferentes “partidos” politicos, gracias Aarreglo pactado con los representantes de la monarquia ola en el pais. luchisimo se_ha escrito en torno-a este’ fenémeno, acerca ar HORST PIETSCHMANS 28 jodo acerca de los procesos que podian 1821 en el pats. Estamos bien infor- jo .s estructuras econémicas y sociales imados deo ‘en'cambio, se sabe relativamente , ys Cina apen ba i Pereinto ‘en los tiltimos 50 afios: antes del faaleree iri ae fos ats 1808-1810, Esta afirmacion sorprenderé frente mero extaordinazio de estudio parcafes en oro alimpac to de las reformas borb6nicas en el mbit sina ico, de las ideas, eteétera, pero y Srey sre todo pons eres ue ntentn tpt a. perspectiva i se ee egret Prerto que David Brading, en su ya clésica obra sobre miners comercants enel México borbénico,dedica un capitulo ala ‘revoluelén en el gobierno”, 0 sea ‘que analiza sint oa e tar eformas administrativas que se intodujeron en épeca de José de Galvez, y también disponemos, con ao bn elon reyes de Nueva Espa, en la época de Carlos My en la de Carlos 1V editadas en Sevila, de un minusioso inventatio eon problemas plies adminitates, cxongmicos ee i los got ne ae arta nivel de las diferentes provincia yeteda poco clato y, dada la indole de la ob, tampoco const tye un andlsis de conjunto de los procesos politics: de sus causas y sobre t observarse entre 1808 y "owas a rt i enna cacy oe Sat ga dl po Wx Los segundos af sumo retroeden bis 750.) ect iran eas oncoming regal ch a yrs di cpce qo esaton con ater da Seppe cen ran es eee us Bane et ca fur tapi eg mero 1 imma tn cea nab, Fo ee ran Goemmen™ iy ec en: Miro? cosine mnvecuncnsoe | mrtg ea en igavores, fete temas dela 2008 | overs, espe de ela et de ge PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORUONICAS » Sin enibargo es precisamente en esta época cuando se pro- dujeron las dos revoluciones clave que posteriormente sitven de pauta o punto de referencia para el proceso politico mes cano a partir de 1808-1810, (sea ta guerra de independencia de los nacientes Estados Unidos de América y la Revolucién Francesa,[La influencta inmediata y visible de ambas revolucio- nes parece més bien insignificante, aunque probablemente tuvo un impacto psicolégico mayor de to que se podra probar, a no ser de forma indirecta, por lo menos entre las capas sociales urbanas alta y media. Pero aparte de este impacto psicolégico inmediato se produjo a partir de mediados del siglo, aproxima- damente, una revolucién profunda, invisible, que muy bien se puede comparar con aquella-revolucién del siglo XVII que postula Richard Herr para Espafia y que ya en las décadas de 1780 y 1790 produce una grave crisis del gobierno virreinal y hace surgir dudas frente a las tradiciones politicas, sociales, culturales y mentales, un proceso que se agudiza desde. el exterior en una forma atin no muy clara a raiz de las dos revo _ luciones.-mencionadas. En I{neas generales sabemos que los _ fenémenos que aceleran y fomentan desde dentro este proceso. ‘son las ideas de la Ilustracign y el reformismo borbonico? Anivel dela historia del pensamiento sabemos cémo, més 0 _ menos a partir de los afios treinta del siglo XVill, empez6 a lifundirse-ampliamente el racionalismo y la nueva filosofia de Ja natura en América; sobre todo gracias a los jesuitas. Mas ___ tarde a difusi6n deo quese podria liamar-“ciencias aplicadas”, | 0 sea toda la gama de conocimientos précticos en farmacia, dicina, geografia, mateméticas, las industrias, etcétera, dio ‘antes en el Mésico Borneo (2763-1810) (México, 1915) | Yosé Antonio Calde i. Ouijano, comp. Las vines de Nueva Espata en el rinade de Cars I, 2 vos ls, 1967-1968); el mismo comp, Los vreyes de Nueva Espana on el nado de 1,2 vos. (Sevilla, 1972). Por otra parte, hay que deci que estas dos obras no rctenden sor una historia potica de Nueva Espaia en ied delay reformes ttsnicas Tal anslss pico defo accntecido en Nueva Espana entre 76S y 1208 puciendo ua desidertum hisorogsico, ? Richard Herr, The Eightensh-Cennury Revolution in Spain (Prineston, 1958). HORST PIETSCHMANN 30, motivo no s6lo al surgimiento dé una Tlustracién criolla, sino a Ta reforma de los planes de estudios en las universidades hispa~ noamericanas; impuls6 el fomento-de Ia educacién a todos los riveles, hasta el de la educaci6n primaria o de primeras letras, {por dltimo origing el establecimiiento, precisamente en Nueva Espaia, de toda una serie de academias e instituciones de ensefianza extrauniversitaria y hasta técnico-cientificas duran- te los aiios de los que aqut se trata.t Generalmente se concluye que este proceso fortalecié el antagonismo entre europeos 5 Criollos y facilité a éstos los instrumentos intelectuales pare fondamentar su identidad frente a aquéllos sobre bases hist6- rico-culturales, y que de esta manera lograroni articular sus reivindicaciones politicas: Perspicaces observadores metropo- Titanios se habfan dado cuenta de estos procesos ya en la época de Fernando VI, como puede observarse en los debates sobre siconventa aplicar en América las mismas reformas que en 13.” motr6poli! Este debate no se puede ordenar de acuerdo con” jun e&qjuema simplista como pelea entre modemnistas 0 lustre dos y antimodernistas o reaccionarios tradicionalistas, puesto que en el bando de los que se declaran contra la aplicacién de tales reformas en América se encuentra un buen nimero de 4 emabé Navarco, a introducciin de a flosjta modema en Miso (Mésie, 19g atime, Clara resid moderna eel silo 0 (Mic, 1964, Exkehar Kenting preentget estudio mas a fondo dela penetraion de ls Tstrocion et seer Rapala, ea eoncreo en Quito, en “Das Zeitalter der Auirung in éet Anes pee sctnomerkanische Forschungen Biffle eum Jahrbuck fir Gesci- Fidel ire conde de Revilagigedo {a Corona aerignas conve inode eetonn de ntentencias en Nueva Expat lo cule vitrey responded para ata cataresetveda del irre de Nueva Espa conde de Revilaggeto, ror res de Bnscnad, cel 6 de ai de 1748, Arcivo General de Tndios (1. ‘Mexico, 1506, De af arsanca ego MEER: que Nacra Espata se goblerne por ci miamo sistema adminirativo que lo SirGhott ib cus ts reformintas usrados rus radicals reponden de fom aia pero otros alos manos fo negan; cf Hort Pitschmann "Die Reotgti, aaa ee Vearallangsytens i Vizoksnigeich Neu-Spanicn im Zusamamenbangmit rat efahrong des Intendantencytems in Ameri (1763-1780) Jofrtuch fi Ge ae Sta, Wirachof und Geselichaft Latelnameitas, 8,(Cofonia-Viens 19"), ‘pp 126220. or epoca de Gilverel debate sobrelaconvenienia PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS. 3 1 artidar is in rtrion cH reform Peninsular y entre los patidarios IS SE T tadicales e ilustrados més fpodstidoat an poe que al principio del reinado de Carlos III este . & e iié mds bien a la metrépoli. Pero ahj ya encontr mos # ines de los. afios sesenta, Personas como el conde ae deus, oe Posici6n se explica en su dictamen acerca del plan a ee ba el vi itador de Nueva Espana para implantar ahi a ome le intendencias en términos casi revolucionario: bogs al poyar el plan de Galvez, en favor de Ia idea de que rs a sae de enipleos en América hay que nombrar Berson idneas in tomaren cuenta para nada suorigen racial {eae peers propone que también indios y castas om los con ‘oficios puiblicos si tie Seto y ct mérto personal para ser nombrados. Con este pies plo ys Bor tierra con pocas palabras todo el ec amental en el que se basaban aquellas socied: Se proclama por una sociedad en Ia cual s6lo el aiewey a “nds -emitcn sobre el plan de Galver de int de iturcnsnra nas Sea PG ce et eeeiamegmer {es postures dts: ae los teformas rodkale, gue emien opiniones eye _ Elton hier sia ana rp ems io peo oa anata dtl mancra se exes po empacl conede Arma, Lack eee eee dete det Conia de inn. tte neseeoe ce Presa rain gietanateend cmeemg _ BEGUELE rt imma cube am =, elena amerieno com sogeramente se encontrar en otros estos yc a i gcasifn de problemas concretos de gobierno. one a | Aceh on splines de omar “orp no ence eae ene fntanrof Rehard Kontak "La condi ple ss lac emitida cn los aos ochenta del siglo xvin. aceasta jemplo ia del milsteo de hacienda Mizz” 2 HORSTPIETSCHMANN PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS 2. ‘moral introducen diferencias sociales; anticipa de esta manéra, y concretamente en Nueva Espafa, aunque aqut tal vez més tn ditimo término, el principio de la igualdad de Jos hombres tarde, ya que después de Ia visita de Galvez goberns el virrei- ante la ley. El hombré aj aqui claramente concebide” nato durante Jargos afios el virrey Antonio Bucareli, una espe- ate ee suo y a politica del Estado, debe dirigitse afacli- |} _cfe de teondcrataiustradp que al mismo tiempo se enftentaba tarle al individuo las posibilidades para desarrollarse, ya que, con todas sus fuerzas al reformismo radical como lo habia alfiny al cabo, el bien general odel Estado se concibe como ls | __conesbido el exvisitador Galvez Cuando éste ocup6 en 1776 uma de los esfuerz0s individuales por su propio bienestar. La el ministerio, estallé la guerra de Independencia de las color politica del reformismo borbénico-en Espaiia deja cntrever co® inglesas y se tuvieron que postergar las partes centrales. del Fraridad este principio tanto-en escritos te6ricos como los de programa reformista en Nueva Espafa, porque a raiz de la Campillo y Cossfo, War, Campomanes y otros, como en oo guerra con Inglaterra se necesitaban en el Caribe los subsi- politica préctica, si peisamos en los esfuerzos por linings. dios novohispanos y no convenfa poner en peligro este apoyo i Imonopolios y privilegios excesivos, en el affn de fomentar In _ | financiezo. ensefianza escolar y artesarial, el de repartirtierras comunales, Inmediatamente después de la guerra, Galvez preparé el nla politica de desamortizaci6n, etoétera. Enelfondoencor- campo para las reformas nombrando primero a su hermano y, ramos aqui ya los mismos principios del Estado liberal burgués al fallecer éste muy pronto, al hijo de su hermano, para el cargo decimondnico. Ya se sabe que el grupo dirigente del reinado de virrey de Nueva Espafia, Con'los dos Galvez, y finalmente ‘de Carlos III estaba ampliamente impregnado de estas ideas, con la aplicacién del sistema de intendentes en Nueva Espana que habfan encontrado sit expresi6n més clara en la ustracio en. 1787, justo al haberse extinguido la dinastia Gélvez con la francesa, pero circulaban ampliamente en la Europa de aque! muerte sucesiva-del hermano y sobrino en el virreinato y del centonces. También el fuerte nacionalismo de: estos grupos -_ ministro mismo, no s6lo llegé a aplicarse dé leno el programa ios estas tendencies Hberalesradicalesconcebidas para] reformita también entra ocupar pueston clave en el i romper los esquemas estamentales tradicionales: Sa ato un grupo de funcionarios que, por lo menos en el nivel de ‘Poco a poco se introducfan estas ideas también en América fas provincias, representaban algo completamente nievo. En 4 actonaio onl Esato a equa mite dl siglo x2 primer lugar, casi todos estaban vinculados por lazos familiares Teferencas a ese Fendmen) y ode clientela con la familia Galvez, y por ende con el reformis- 2 probe ued pe testa ai Se exces ese Present ro ct content canon na 0 i cedar | mio radical. Los inténdentes de Puebla y Valladolid, el dltimo Fefonmistas peninsulas of opto have Galvez en su plan para la introdve- __ lego de Guanajuato, Flon y Riafo, eran concusios de Bernar- ‘Gal con reeves como por empl. ali con rc cel apenls do I bm de Lae Navato Gay st (it s9). Paes qs ate os pects ctomits E crtcabrdunetasinoinfrms oj machen che. ‘Sid moy dfn on naconatsmo que muy ben we vinslarl cos 03 fs sande plan de exc. Aho Geral de a Nain (0s), Mec! Corespon- Teformas did foment a inividuoy sui one a bicel enc de, Vives, tomes 19 ¥ Si, paccnentepubleads en Romolo Velo vr Conomons yen oa aes decxtcarepoakeadequelendel YE ch admin dB Fy dnt Mrs Bacar y Unda cadena is lbp icp /a Pe Sond Meco, vo (Ms (3), Con os, Baal ota prchanente | esc igocconomic ys questo vena en tn virey contervador, sino que prosigo a poles de efor ina durant la el bien general yen fala del Estado y 4 oar rectal oe ‘ita de Gsivez.Parecoquo una reinterpretacién de estas fuente conocidas desde hace cation evel pensaminto use, | ust tempo, lade pregatn nuevas ms ampli, perm na penetacén Easatern os funclonarios tesa enviaos |e potunda cn et ntcmado compo de probonss sl forms Debio 38 HORST PIETSCHMANN de Géilvez, el virrey, y habian luchado con éste en Florida. Su ‘mujeres eran Ihjas de un colono franeSs rico de Nueva Orléans, conoefan de cerca la nueva reptblica norteamericana y pertenecfan a un nivel intelectual ampliamente impregnado ‘5 las ideas de la Ilustraci6n.*° EI intendente de Yucatan, Lu- as de Galvez; era familiar directo del clan; el de Oaxaca proventa de Malaga, region de origen de los Galvez, y el fuperintendente de México, Mangino, habia colaborado con, Galvez durante su visita y habfa ascendido a puestos cada vez’ ‘ms altos en la jerarquia administrativa del virreinato. No tengo qeferencias de las vinculaciones de los otros intendentes con el ‘clan Galvez, pero es de suponer que también existian. Ademés ‘estaba emparentado con el clan el fiscal de Real Hacienda de la Audiencia de México, Ramén de Posada. Aparte de sv parentesco o vinculacién con Ia familia del ministro, este grupo Uirigente tenfa amplias experiencias militares y gubernativas y ‘mpregnado de las mievas corrientes ideol6gicas. ‘Con el nombramiento para el cargo de virrey de Bernardo ‘de Gélvez se hacfa sentir una especie’ de populismo en a gobierno, puesto que Gélvez era muy propenso a atraerse el apliuso del gran piblico, por no decir de las masas. Para superar una grave crisis de hambre en dos afios consecutivos, ‘Galvez aplicé una politica muy nueva: convocd ima “junta d= cludadanos” para idear posibles soluciones. Nétese el término, ec es ee amen ounseeestommicn te Gacetnta nt rn em on tat yee a Sr oe ne mnador de Luisiana”, Revista de Indias, xi ss. amon eects ais i nce dee ona ; de Menu eon uo nvohpa sexu rela Ferd eendida, Con respecto a Posada, Vicente Rodguer Garels, Ei fiscal de ‘fear taconda en Nucia Expaa, don Ramndn de Posada y Sot, 1781-1793 (Oviedo, 1985), p40. PROTOLISERALISMO, REFORMAS BORBONICAS 35 ya que debe de haber sonado raro en el México de aquel fentonces. Aparte de quie el procedimiento mismo significa la exclusién de tas instituciones que tradicionalmente estaban Hamadas a reunirse en casos excepcionales, como el Real ‘Acuerdo, el cabildo' el cabildo abierto o, si acaso, una junta de vecinos notables. El término “ciudadano” en cierta forma significaba un programa. Logré Galvez con sus métodos ex- traordinarios tio 8610 movilizar el patriotismo local, sino poner fen marcha toda una serie de obras piiblicas destinadas a dar empleo a las capas bajas de la poblacién y facilitarles el susten- fo. Ademés se atrajo tal popularidad precisamente entre esta multitud de habitantes de la capital que hasta se lleg6 a mur- ‘murar que querfa erigir México en un reinado independiente de Espafia.!! ie Por més disparatado que haya sido este rumor, constituye ‘una seffal muy clara de que ya existfan, a mediados de los afios ochenta de ese siglo, tales ideas y de que por lo visto el ejemplo de la joven repéblica americana daba motivo para especulacio- nes de esta indole. ‘Otro rasgo tipico de la politica reformista de la metr6poti empieza a perfilarse con mayor claridad en Nueva Espafia: la politica en favor de las clases bajas y.en especial de los indios, como por ejemplo las medidas que los dos virreyes Galvez to- ‘man en favor de los gaitanes de las haciendas,es decir, en favor de los trabajadores frecuentemente vinculados por deitdas a la propiedad, al prohibit que se les adelante dinero por encima de cinco pesos.¥? En términos moderns, esta medida no puede 1 Gf, Mari del Carmen Geis Dies, “Bernardo de Gen (178-1786" en José atone Ons. cop. Letviroe de Nae Epa eerinad de Caos il ptm. "phd, pp. 34. Méseneasameate cn abel Gon6leaSénbex,“Suacnsciet 4eindiosyeastas ens aca ruates en visperasce a Independencia de Meco” eis de Heencatora, nang Facltad de Flos y Lets (México, 1963). yp. 49 5, e0 Stone relatan también fas protsts de ocharondados rete sas moos tomas aweneel anal recenemene elconexaerutural desta pic lable __elcampo,con una perspctvainnovadora: Onderroken grein Andhuae. De ecoloi- | | HORST PIETSCHMANN una medida de previsi6n social, sino como una manera de garantzar libertad individual de movimiento om. hi 1¢ de alguna manera tendian a someter Alindviduo arestriesions insttucionales, econdmicas, etcéte~ ra, Esta politica, dems, trataba de romper la actitud tradicio- nalde caridad patrimonial con el “indio miserable”. La idea era convertir al indio en vasallo.dtil para el Estado, déndole la posiblidad de ganarse la vida en ocupaciones provechosas, sin someterlo a lazos de dependencia que limitarian el marco de libertad personal, pues se consideraba que al comprobar y disfrutar que sus esfuerzos personales le proporionaban very tajas,conseguca finalments su integraion cultural y social Algiinos afios mids tarde, dentro de esta linea de pensamiento, el intendente de la provincia de México, Bernardo Bonavia, propondria que el tributo indigena’se cobrara s6lo a aquellos naturales que permaneciranensuvergonzosadesnide, que se dejara de cobrar a todos los demiés que se vestfan como gente de raz6n. Expresamente propuso aquel intendente que el tri- buto deberfa considerarse como una pena impuesta a aquellos indios que no quiieran adapart. No hay mucha distancia entre estoy ia politic de beralismo decimonénieo haca el indigena, que sgnifea una verdadera inves ion de algunos 3s firmemente establecidos. raismo ‘c6digo que establece las intendencias est4 impreg- nado dela vision del Estado y del sociedad qu encontrames entre el grupo dirigente ilustrado radical en Espana. El Estado se concibe como un conjunto de individuos alos cuales hay que poner en condicién de buscar ylograr sus maximas yentajas econdmicas personales. Para tales fines se delegan poderes sustanciales desde el nivel dela administracién virreinal central sche echeguind ron onlin em trmde op et land vm Cora Meco senda 15 : OP etna Menara va conde de Reviligge Ide 2 lero de 790, so Aue Mose, : FROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS 3” hasta el provinciano y el local; se busca incluso la colabaraci6n voluntaria de la gente de bien apelando au espiritu cvico para servir como subdelegados de los intendentes y ejercer por Io tanto la autoridad estatal en calidad de delégados."* Los nuevos: intendentes debfan utilizar su autoridad para poner en movi- miento la economia de sus provineias fomentando, obras"de infraestructura, nuevas producciones, etcetera. Si bien este ensamiento Hoy dfa se llamarfa modernizacién desde arriba, Ya desde entonces se encuentra én Ia legislacidn ta conviccion de que es necesaria la colaboracién del priblico para tener éxito. Se intenita conseguir ia mencionada colaboracién con una serie de medidas dirigidas a mejorar la participacién piiblica en los _asuntos comunales, por ejemplo con Ia introduccién de los pro- Curadorés sindicos del éomtin, el rechitamiento de los subdele- gados entre los vecinos de los partidos, las visitas regulates de los intendentes a las provineias para que hubiese contacto regular entre gobernantes y gobernados, eteétera. Ademés se encuentran prevenciones legales contra el influjo de intereses, agremiados y monopolizadores. El concepto del Estado y de la Sociedad que se encuentra en esta legislacion es, por cierto, mas bien de corte racional pero con una clara tendencia liberali dora, dirigida a eliminar los frenos tradicionales que impedian al individuo buscar su adelanto; librarse del patrimonialismo tradicional y estar enmarcado dentro de un sistema claro de norinas legales. En esto ya se encuentra tina intenciGn de damente liberal, aunque todavia predomina la reglamentacion desde la superioridad. : Pero precisamente esta legislacién sobre las intendencias suele interpretarse de otra manera, por lo cual conviene anali- jf Hows Pietsch Die Einfbrag dex btendanenyters in Ne Spano Ralimen der allgemeinen Veralangsrefrm de spanschen Menarieih 18 Iehucrten (Colonia-Viena, 1972), especsimentecaptolo Il, pp. 118 sy el mbna “Alea, Mayores,Cocreidores und Subdelegados. Zum Problem der Distits beamtenschont im Viasknigreich New Spanien”, Jurhuch far Geschichte wa Stat, Watcha ad Geslschat Latenamerias,% (1972) pp. 178-270, 38 HORST PIETSCHMANN imiento. En la bibliografia cienttficd, la de las intendencias en los ee fioles de ultramar se designa generalmente: como manifest fe de os deseos decentralization el gobierno metropelisre St 6 difiere de esta opinic Ja peninsula. Sélo un autor d e ag onde, ic forma introducidas a través S ay es impli ito una centralizacién como q vas de 1782 y 1786 implican tanto 2 aap izacion.}* Sit ninguno de los e ‘una descentralizaci6n.!* Sin embargo, en. e ee in del sistema de intende dios que tratan sobre fa introduccién del si es i i definicién de los concep cias en América se encuentra una di ci : izaci6n” y.“ i .”, ni tampoco’se Expont “centralizacién” y “descentralizacin”, ni. ‘se expon i de administraci6n. 1ué la introduceién del nuevo sistema de admini eemiicaba ‘una centralizacion y en qué consistia la se Bet ell, a continuacin se examinayébrevemente sien rewided hy “que entender como centralizacién neta las medidas ae ‘en la Ordenanza de 1786 en ‘el virreinato de Nueva Espana y en las disposiciones lepislativa posteriores. El derecho pablico entiende como centralizacion “Ia sumo |) de todos los esfuerzos dentro de una comunidad orien i ifestacién de la mayor pal ‘que se dirigen hacia la manif ‘ pari de es i ic idad en un niicleo, es ; actividades de dicha comunidad cleo, dei: en 8 centro”. lizacién se designan “las ten centro”.!6 Como descentralizaci si on ~ Gontrarias, que apartan la mayor parte posible de rt fuusones de la comunidad de su propio centro y las llevan hac puntos que tienen una relacién més axa con el centro supe- zarla con mayor deteni introduccién del sistema je taba 18 ease po ejemplo fs cones lan Estes Fisher, Eovado Arla Fai econ Tatchell Et snc Vava i ancton Menace 1 ie te pin comet jen et grea ea. ames ps ab oma encase alenn, Ten respectoa estoy fo que gue. f- lsaton (Berlin, 1928). Hans Peters, Zentalsaion und Deze. PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS. 39 rior”. La centratizacién y la descentralizaci6n se manifiestan como “esfuerzos” y como “tendencias”, es decir que constitu- yen fuerzas. Como afirma expresamente Hans Peters, autor de tales definiciones y especialista en derecho publico, estas fuer- zas siempre surten un efecto conjunto en cada Estado. Peters distingue ademés entre centralizacion y descentralizacién loca- les 0 espaciales, y materiales. Como descentralizaci6n espacial entiende los esfuerzos para “trasladat las actividades del go- bierno en sectores pequerios, localmente limitados”, mientras que en la descentralizaci6n material “ciertas materias del c¢- mulo de actividades de la comuni idad se encargan a unaentidad {que las despacha més o menos independientemente, con cierta vigilancia ‘por parte del centro, y teniendo esta entidad una competencia de la misma extensién espacial qué el centro”. Respecto de la descentralizacién, Peters remite ala importante _ diferencia entre descentralizaci6n administrativa y descentra- lizaci6n independiente. La primera existe cuando entre la cen- tral y el departamento descentralizado se ha formado una relacién de subordinacién tan éstricta que permite ala central _ dar érdenes obligatorias al departamento subordinado, Si la central no dispone de este derecho de ordenacién, el departa- _ mento subordinado no esté obligado a prestar obediencia, y | entonces se habla de descentralizacién independiente. Esta - itima aparece como autogobierno real en la administraci6n, y ‘como autonomfa legal en Ia legislacién.. Asimismo, se debe tener en cuenta qué los conceptos centralizacién y descentrali- _acién se manifiestan en los sectores judiciales, legislativos y “administrativos. Sin embargo, no importa en cual de estos tres Ambitos se encuentren las diferentes clases de descentraliza- cién: siempre hay qiie reconocer la independiente como su presin mas fuerte y mids importante, Estas.explicaciones concisas ya muestran la ambigiledad de bs conceptos centralizacién.y descentralizaci6n, Si ademés se osidera que la Ordenanza de Intendentes contenfa numero- ie ORST PIETSCHMANN, sas drdenes para reorganizar a jurisdieci6n yla administracibn en todo el virreinato de Nueva Espaiia, parece. “sumamenté ‘sada la afirmacién —postulada sin una ‘detenida investigacién elproblema — de que laintroduccién del sistema deintendet: _cias fue una medida de centralizacion pura. 1 aclaracién dela Guestion se dificulta ademés por el hecho de que en el caso catreto de Nueva Espaiia hay que considerar dos centros: Ia” co inistraci6h central en Madrid y la administracién central aesnynal en México, Otro problema se plasitea con el punto de i se quiere comparar el nuevo. sistema ‘ma administrativo tal earno lo con- ore la Recopilacion de India’, o si sé quiere comparar [a fogislacién de las intendencias con el sistema administrativo tal tee habia surgido a efectos de 1a legisacién adminisraliva posterior, especialmente de Ia época de las reformas introdu- eijas bajo Fernando VI y Carlos Il antes de 1786, 0 sea antes eta implantacién-del nuevo e6digo administrativo. Tin este teabajo optamos por el dlimo de los dos casos, es decir, come ries transformacioes dela Otdenanzade Intendentes® mm perettema adiinistrativo tal como habja suryido hasta, Sigs mos, 1780." x : las disposiciones de la Ordenanza de(1780 realmente fueron la expresion de afanes centralists, 1a ‘administraci6n srvtrior debié haber sido més descentralizada. Sin embargo, arrel antiguo sistema de-administracion no se nota niagins descentralizacién independiente en ‘pingdn Ambito en el que ‘tas {uerzas pudiesen haber surtido ‘efecto. Nien Nueva Espa- ‘fia ni en las Indias en general habia poderes estamentales, y hhasta las dos entidades feudales ~ el marquesado del Valle yal asta p de Atlxco-— estaban completamente sometias al >> trol de la Corona. Tampoco sentativo independiente de cabildo tenfan que el rey; adem, estas corporaciones estaban s referencia, es decir, si ‘de intendencias con el siste fa central, ya que los miembros del hhabfa ningGn autogobierno repre ‘comprar sus puestos y ser designados por jetas a las Orce- "> dades coloniales tomaran decisiones cuando los retrasos que se — tracién central nistracin local o distrital— significaba ya una descentraliza- 'PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS. 4 ‘nes de fa administraciGn estatal. Asi queel virreinato de Nuev: Tapaia al igual que fos ottos virrelnaos, se presenta mis _qntaiadogue por ejemplo, Espaia, pues en a peninsula las tes constitufan un organismo descentralizado, y a pesar de que habfan perdido su influencia; fenfan que ser consultadas énasuntos dela sucesién al trono, ejerciendo asi, aunque Tues ids en teorfa que en la practica,funciones legislativas 7 finales del siglo xvm. ae ‘Como en cada Estado de vasta extensi ‘tori none ene que haber una dexcemafacon gal y ais trativa, porque la central m puede encargarse de todas las i tare adminsativs nessa paral mito ol del Esto nation, ambien extieete tipo de descentratiza- : a jueva Espana. ‘Sin embargo, antes de la introduc lel sistema de las intendencias, esta fora de descentaliza- Gin slo se haba desarolado de manera incomplet ene dena. Ls vrteyes, ls audenis, Ios eobernadoresy eipeheraa \ildos podian: dictar Srdenes legales o disposicio- torobacin dela conl on did: Rengects de toes ea pro fadrid. Res fafecns partite icasrta we perm qi a tort i6n de la administraci6n en tres niveles jerérquicos ~adminis- feinal, administracién provincial y admi- ae eile 7 la administracién econémica, donde Jas autori da loniales tenfan prohibido tomar decisio : jales tent jones sobre pas- arraordinaties, salvo en casos muy éontados. También .Coror 4.Corona se habia reservado las decisiones més importantes, | [HORST PIETSCHMANN respecto de ello, la Iegislacién prevefa excepciones s6lo.en caso de urgencia. Ademés, la mayor parte de las recaudaciones de jimpuestos se habfa transmitido ya a las autoridades estatales ‘al tomar en administracion real los ramos enajenados a mediados del siglo XVIL, por lo que-la economia publica estaba amplia- mente centralizada, A los departamentos de ultramar s¢ les haba prohibido crear nuevos oficios y cambiar os sueldos de tos oficiales. Este derecho, igual que Ia provision de casi to- dos los oficios importantes, era exclusivo de la autoridad cen- © fal. La descentralizaci6n administrativa de la jurisdicei6n era ‘especialmente. adelantada. Es cierto que todos los érganos judiciales estaban sometidos al control del rey,, pero hay tal Vatiedad de instancias judiciales y tribunales especiales en este mbito, que parece Iito hablar de una extrema descentraliza~ ‘cin material en este campo. Pero también en Io judicial Ia ‘central exigfa ser la dltima instancia en todos los pleitos impor- fantes, ya que el Consejo de Indias figuraba como supremo tribunal de apelaci6n en todas las materias judiciales inheren- tesa los jueces descentralizados. "Fin suima, se puede constatar que el sistema de la ad ‘traci6n virreinal ya tenia una estructura sumamente centralista) © antes de que se introdujeran las intendencias. La descentrali- Zaci6n administrativa s6lo Se observa cuando ésta era inevitable ddebido a la gran distancia que separaba América de Ia metré- poli, y por la vasta extensin de los reinos ultramarinos mismos. Si la Ordenanza de Intendentes en realidad introdujo une -miayor centralizacion, 6 iente se podia tratar de una cen- > tralizaci6n dentro de un Estado ya sumamente centralizado. En ‘Nueva Espafa, sin embargo, la introduccion de los intendentes no significaba de ninguna manera una centralizaclon tan piro- ‘nunciada como era el caso por ejemplo en Francia, pats en donde en el momento de dicha introduccién axin existfan fuer- tes poderes civiles y oficiales independientes, por lo cual se puede hablar en Francia de una descentralizaci6n indepen- PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBONICAS, 48 ldiente antes de la introduccién de fos mievos funcionarios. _ |Cuando se establecieron las intendencias en la misma Expafa, {a descentralizacién estaba atin mas marcada que en América, especialmente en el virreinato de Nueva Espafia antes de la reforma de 1786. Esto se revela més que nada al contemplar la administracion espaftola de los impuestos, la cual en este entonces atin se hallaba en gran parte en manos de arrendate- rios-6 de los municipios. En Nueva Espafia, en cambio, este sector estaba ya centralizado antes de la introduccién del sste- ‘ma de intendencias. En conclusi6n, en Nueva Espafia la intro- duccién de las intendencias slo en muy pequefia medida podia si acaso, sgnificar una mayor centralizacién administra- tiva, con lo que este problema pierde buena parte de su impor- + fancia, sicomparamosel estado de as cosas ea Francia, Espaiia ‘América en el momento de a introduccién del nuevo sistema. Al analizar una por una de las disposiciones de la Ordenanza de 1786 se encuentran muy mezcladas medidas de centraliza- Gin y de descentraizacién administrativa, Respecto de la le- mn, Se observa una descentralizacién material en la<’ a straci6n virreinal. Esta se produjo al constituirse [a an- ‘igua Junta de Hacienda como entidad aut6noma del virrey y o soppetencia Para todo el virreinato, capacitada para de- “eretar Srdenes y ponerlas en vigor para el ien- anayencn eee Asimisino, se procedié a otra descentralizacién material al “nivel central del virreinato, puesto que al establecerse la Junta ‘Superior, se formé una segunda corte suprema —aparte de _Taaudiencia— para todo el virreinato, En el nivel provincial, la _jurisicci6n se centralizé materialmente, ya que se transfiris __ los intendentes la jurisdicci6n civil para la correspondiente provincia y su capita, asf como la justicia military de Hacienda “Al estudiar la justicia en materias de Hacienda, se observa __ Primeramente una centralizaci6n material, porque antes de la | ntroducei6n de los intendentes, este ramo de la jurisdcei6n “ HORST PIETSCHMANN ‘estaba a cargo de varias autoridades y ahora eran los intenden- tes quienes se dedicaban exclusivamente ala materia. Al mismo tiempo, sin embargo, se produjo también una descentralizacion focal o espacial, puesto que ariteriormente gran parte de la jurisdiceién se habia otorgado a os directores de cada ramo d2 Hacienda que residian en la capital del virreinato, y abiora la ‘ordenanzs la transfetiria a los intendentes; asi, gran parte de Ja jurisdiceién en materias de Hacienda se delega del nivel central yirreinal al nivel provincial. = La Superintendencia General de Real Hacienda, creada en 4747 y dejada ent manos del virrey, se transformé én una superintenidencia subdelegada, dependiente de la general que reside en el secretario de Estado y del despacho de Indias, 0 | sea enel ministro, medida que, enc! plano administrativo, debe considerarse como unacen po el «nico cambio intredducido por a ordenanza en el Ambiro de la relacién entre la administracién central virreinal y ta. metropoli en Madrid. Por el establecimiento de la Junta Supe- rior y la superintendencia separada del virrey habia ahora aa ae gn que antes eatabaconcentfada en manos Avinsratia de Te ear a inka dl referia det virteyy de los gobernadores, que al mismo tiempo eran f° Gi6n de realizar con esta fefotint un pricipk ee et canines ene iran Masque m,n Coron pret srt J tenidasen per jsimplificar clara y metédicamente la organizacion admit ae a ‘a del vitreinato, segiin puntos de vista racionales y ee - vi : ante 7 de decir que kis diferentes Srdenes con: resultaban ser en parte una descentra: s aes _ “descentralizaci6n” no son idéneos como criterios para juzgar.~ 8 [HORSTPIETSCHMANN cel descargo de los viseyes en favor de las nuevas entidades provinciales, Al mismo Gempo, se pretendia uaa nueva repar- Keidn de os negocios administrativos y judiciales entre las oficinas de los diferentes. niveles jerdrquicos. Estas medidas Gebian aumentar la eficacia de la.administracin, facilitandole ‘a la central el gobiérno del Estado; asimismo apentaban per~ {nitir al pablico un acceso més cémodo a la central. Por ello ‘Sbedecian principalmente a consideraciones racionales, como, ante todo, la marcha efectiva de la adminisiracion, y no.tanto a ‘un deseo de aumentar el poder. Las consideraciones racionales formaron et fundamento de la planeaci6n de las reformas admi- jpistrativas contenidas en la Ordenanza de Intendentes de 1786. ‘La eonfusi6n respecto de los términos “‘centralizaci6n” y ‘descentralizaci6n” que observamos en un principio se debe probablemente a dos motivos. El primero es que se acepts dé forma poco critica la afirmacién contempordnea de que los jintendentes venfan a suplantar a los antiguos alcaldes mayores y corregidores. Como hemos visto, a introduccién del sisteme de intendentes en realidad significa una completa remodela- ‘én de las atribuciones de fos tres niveles administrativos coloniales, siendo, de destacar que los funcionarios que en fealidad vienen a sustituir alos corregidores y alcaldes mayores ‘son los subdelegados y los alcaldes ordinarios que la ordenanza mand6 establecer. Ei segundo motivo que contribuyé proba- ‘blemente a la creencia de que la implantacién de intendentes fue una medida centralizadora es el robustecimiento del poder real que trajo la reforma. Habiéndose convertido los alealdes tayores y corregiddres en funcionarios sin remuneracion y. guiados més. que nada por sus propios intereses y.los de la bligarquia de sus dstrtos, qued6 como tinico nivel competente ide administracion el dispositive central virreinal. Con la refor- ma, en cambio, se introdujo en el-nivel provincial una nueva jerarquta administrativa competente dotada de atribuciones ‘administrativas y de sueldo, con lo cual el brazo del Estado -PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORBGNICAS . 0 aleanz6 regiones y grupos de la poblacién que no estaban acost ai nde a ello y consiguientemente vieron con malos ojos a reforma. Ambos motives pudieron haber contribuido a ‘que en Ia historiografia se formase la idea de que la reforma sin ies arondlalente una medida centralizadora, aunque verdad se esperaba aleanzar el aumento del contol esta sobuediode ura descentralizacin administra que la nueva legistaci6n administrativa en Ni _ Espaita encontré fuerte resistencia y hostilidad abieta por bate sk sas ‘establecida y de una gran parte del citadino, Como ademas poco des; 7 spués de vigor la Ordenanza de Intendentes de 1786 murié. ci Brincipal, José de Gaver, el ministo de Indias, preisamente nla importante fase de puesta en practice de a nievalgila cion, Esta carecié de apoyo fuerte en la metrdpoli De esta 2 Pecan bien pronta cedié a muchas representaciones a ci6n virreinal y antes de que la nueva legislaciér pudiera ponerse en précica empez6 st odifcaciSn por una serie de érdenes provenientes de la! mett6pol,conseguidas 2 syormente Porque la administracién virreinal central decla- bala impracticabilidad de muchas disposciones dela orde- za, 1808 esenciales que caracterizaron la legislacié . a ‘ leit is eden pcs en vigor dsp de : le 1786 fueron un regreso abierto a muchas di Or a 6 s dispo- isonesvigentes antes de la ordenanza y que hablan sido las por ésta. Al mismo tiempo, esta nueva legi . sobre Jas intendencias'* significé una marcada eee _finepioscentalzadores. As, por elemplo, se volvi6 a uni a . ee = erintendencia Subdelegada de Real Hacienda al _ Sittey, lo Cual signific6 un paso de centralizaci6n de las fuincio- is arco edt d asa de i spa Gana dnt ev nt Peco sat vo para a oi del rginen do nendenlas en Nucka spot, Bole Arh Gencra de a Nab, XM - pp. dss a Nacibn, x0, ims. 3-4 (México, juliosicombre de 1971), HORSTPIETSCHMANN —f_PROTOLIBERALISNO REFORMAS BORBONICAS A 50 ines principales en manos de éste. Luego se abolié la legislacion F clara’en la actuaci ‘ saci ich Sobre poner alcaldes ordinarios en los pueblos de competente Bei deee mone eee ee, ‘ecindario, quedando su jurisdicei6napregada alos subdelege- Gouauloridades uadiclonalese nlewses Sescer yrs os, que originalmente debfan ocuparse solo de las dos causes fqn muchos cass cou base ea piesa eee de Hacienda y guerra, y que. después tuvieron a su cargo Be shhtid tecnica de pores ee | también las de policia y justicia. Posteriormente se quit6 a los Son constantes ademas I ascomienctnivelsuperion™ . | intendentes la facltad de nombrar@ los subdelegados, conf Biss Qos & fellten 4 Soe Ee oe riéndose ésta primero a los virreys y més tarde. al propio rey, politica que quieren levar splat las nuevas autoridades y ta fo cual signifieé un fuerte paso hacia la centralizacion adminis- 4 de Ia letra. Con © siguiendo la legislacién al pie trativa La nueva vigorizaci6n de la posta centralisa se nots tradicional d8 bacerse copter por medio de taotes ae” también de forma muy clara ep la atitud del virey conde de «4 sobornos abiertos,Tipico de w por medio de fooresregalosy Revillagigedo II frente alas intendencias. Defendia vivamente informe queen 1792 dael ntendente de Guanajuato, Rehan | ta nueva insitucién, pero querfa que los intendentesfuerar pedis delvitrey sobre oqucha eatcadnenee pee subalternos inmediatos y directos del virrey y érganos de eje- Fan's pga ex ey L re Io que ha realizado en su gobierno. ‘cucién de sus mandatos, mientras que'la ordenanza habia casa le dice al virrey: Gefendido la concepcién de que los intendentes fuesen jefes 9 Ha extinguido i Sutorizados para la administracién con iniciativa propia. La detiisdo hi pola apache ees concepcién del virrey se impuso y se vigoriz6 por la nueva spuesto se arregle el archivo de su cabildo, ‘Cf. Horst Petschmann Die Einfhrung dee tntendantensysiems, capital 4, legislacion sobre las intendencias, posterior a 1789. Una serie 1p. 269s Ast por ejemplo, de pleitos, algunos bastante espectaculares, entre intendentes Bocas gucdl iene tops cen ede teen de San Las Pots ¥ la administracion virreinal central contribuyé también a de- hte re dco la osc ver eects Sot sautorizar a los nuevos funcionarios, a pesar de que la legisla: fopren douadenaa gions calle ree al joravezquela io en todas as provincia del reno, porgu los habienevds sqecs necro idn estaba en un principio a su favor. Hacia-finales del si | tome lo muchos intendentes se quejaron repetidamente, tanto ante qi a, cama cmon or 2 aoe peco mis © menos, apunciando "Jos virreyes como ante la administracién metropolitana, de sun we aps linen de San ‘que viniese de Espana. Bh esta cies i © gradual reduccion a meros funcionarios ejecutivos de les xine del oes y auto ecko eu sn | virreyes. foe mlaban cn compadn y ots coin noncRaey Upeeeie er ee ‘Eats tendencia liberalizadora se encuentra luego de manera f|__tieren gua ntucns con sues cose ureciin,. sur medic runes bo : ‘ J) Serena naent co see gu mal tio» predomi {9 Gf cand de Revligto,“Diciamen de viey Revlla Gigedo soe Mt Spi contort det nr con goes ayn ‘Onlenshes de ntendentes de Nucra Espafa’, en Luis Chvez Oren comp, Dade _ lens tivon misbancon isc ato aun mop gue mans impr Cen orice de Met, (Moz, 94), ven dnt ny __ HN ceimpaio sino sign emcee y moon ee ee detvoroietyEncoonh Eerste cine Jed ae oe Cre rien aa ne scene een ara ty Pinca vcrcma tenement B Retenng tndgepengnacrieoncpaee occ Fuendantenatere ast nt, de2ldedienbvede TN), e___Sktenbre de 192 aon Meds, 135 Thy vrs elomae oe ee ae ae Mane eitehneen, "Dos documentos significative. pp 415% 7 aoe 1 Mes, 45 Ty nome de eens ins intado su pésito, construido_una calzada en su entrada princi- Cena a ine de su, tio, compuesto y aseado su. Real eércel, promovido el remedio radical de las inundaciones que la han afligido, y @ que esté expuesta, destruido toda clase de mono- polios que bajo el especioso nombre de gremios sin organizacién hacfan los artesanos de los resultados de su industria en grave perjicio de los consumidores, motivado el reparo de las casas reales, arreglado Ios juzgades, rectficado Ya administracién justicia en los Reales de minas adyacentes y en el resto de la provincia, fortalecido su sosiego, reducido los derechos de todas fas actuaciones judiciales y agitado el devido arreglo de los propios yarbitrios..2. asi todos os intendentes, al empezar su mandato, se habfan quejado de la falta de interés y rectitud en la administracion de justici, del estado de abandono de las ciudades, eteétera. Esto hho parece haber sido pura ret6rica, ya que frecuentemente fe ilustran las quejas con ejemplos y testimonios, y a veces se expresaron en términos que s6lo se conocen por las Noticias secretas de América de Antonio de Ulloa y Jorge Juan. ‘La lucha contra monopolios de toda clase se convierte en un signo tipico en muchos intendentes, como la que se deja ver en stt repugnancia contra el sistema de repartimientos de mercancfas - dde los corrégidoresyy subdelegados, que se debatié ampliamen- to, a pesar de su prohibicién en la Ordenanza de Intendentes a rafz de una serie de reclamos. En ‘especial los intendentes de Puebla y Oaxaca, en donde el sistema estaba muy arraiga do, se mostraban violentamente opuestos a que los jueces concentraran en sus manos un comercio al fiado que bien podian hacer libremente. comerciantes particulares. Con tal postura, enforces, es obvio que se enfrentaban con los grandes 21 Intendente de Guinsjuato, Suan Antonio Ria al virey 1 Conde de Revilla ged 28d dee de 1792 scr Mei, 1S. : Ci ats lo, No sexe de Amin (709 Med 1918, ediciones posterior). PROTOLIBERALISMO, REFORMAS BORDONICAS 8 comerciantes del reino que por tradicién financiaban este co- ‘mercio de fos funcionarios y sacaban de dicho trato grandes provechos. ‘Otro rasgo interesante en su actuacién es su marcada incli- nacién en favor de la descentralizaciOn administrativa respecto de la capital del virreinato y sus autoridades. Los intenden- tes de Yucatén y de Guadalajara reclaman abiertamente, en varios casos concretos, el superior gobierno de sus provincias, ‘oponiéndose a toda la maquinaria virreinal; el intendente de Puebla se convierte incluso en campesn teérico de la descen- tralizacién administrativa y llega a proponer al ministerio en ‘Madrid Ia abolicién del vitreinato por el peligro de que esta “cabeza monstruosa” del virreinato pueda un dia indepen- dizarse de Espafia. Propone la creacién de cinco capitanias generales con otras tantas audiencias pequefias, con Io cual se podrian suprimir muchas admiinistraciones superfluas en el campo de la administracién de la Real Hacienda, se beneticia- ria el pablico por tener mas cercanas sus autoridades, se aho- rrarfan gastos y se garantizarfa la vinculacién con Espafia. Esta propuesta de descentralizaci6n, sometida ala Corona al tornar- se él siglo, no estaba muy Iejos de la reorganizaci6n administra: tiva que ordené luego ta Constitucién de Cédiz. Frente a estas tendencias, los virreyes y las autoridades metropolitanas lucharon por recuperar las facultades perdidas en favor de los intendentes y Jas nuevas administraciones pro- Vinciales. Por la muerte de Galvez y el miedo que tras la ‘Revolucién Francesa empezé a dominar en Madrid, efectiva- ‘mente lograron en pocos aiios recuperar gran parte de sus ‘antiguas facultades.* Encontramos aqui un antecedente colo- 2 Reprecatacién de Manuel de Fon a Mig! Cayetano Soler, Pues, 21 de dlcimbre de 1801, en Horst Pletchmana, “Dos documents sigiiativos.” pera. Baer de vaiacione ue isa Ordena de ttendets co fords facultades de es vires, en emt Pictachmann, "Des dccumenio sigafeavos ‘epecalmente et documento primero: "Extracto dol eodulario de la sccretaria el ‘ireinato sobre variciones de artcuos de la Ordenatza de Inendentess pp. 404s. 54 HORST PIETSCHMANN nial de la ardua problematica que dominaba el Estado indepen diente del siglo XIX: centralismo o federalismo; una problemé- ica poco estudiada en Sus a1 xdentes coloniales y, sin embargo, cnicial para la historia del liberalismo mexicano. Los virreyes, con todo, siguen peleando ansiosamente por su autoridad omnimoda hasta finales del siglo y atin después. La ven amenazada tanto por la politica metropolitana como por Jas nuevas autoridades provinciales. Se quejan constantemente en Madrid por la desautorizacién de sus medidas y protestan contra érdenes de la Corona, coms por ejemplo la autonomfa de la Comandancia de Provincias Internas, el establecimien- to de consulados en Veracruz y Guadalajara, etcétera. Al mis- ‘mo tiempo los intendentes representan a la Corona el agravio permanente de su autoridad y de los organismos administrati- ‘vos provincianos, alegando que México. “continuari siempre * arrastrandolo todo”** y que intentaba monopolizar en sus in- numerables oficinas todas las decisiones. Llegan incluso a afir- ‘mar que, por experiencia, les da lo mismo sien México se decide tuna cosa de una 0 de otra manera De ahf surgié un tipo de gobierno que el intendente de Puebla caracteriza de forma

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