Está en la página 1de 1

Elegir la carrera correcta siempre ha sido un suplicio cuando estás en la secundaria, pero se

vuelve una realidad cuando estás a pies afuera de la adultez. En mi caso fue demasiado,
demasiado difícil decidirme que estudiar. Mis compañeros ya estaban decididos desde antes
por la influencia de sus padres, por alguna habilidad en la que ellos destacan notablemente y a
la que se querían dedicar- o simplemente lo supieron desde siempre.

Yo, en cambio, resaltaba en casi todo que me fue tremendamente difícil descartar una por
una. Me gustaba hacer de todo, pero al mismo tiempo no me atraía lo suficiente para
dedicarme.

Lamentablemente por problemas personales tuve que apresurarme más de lo debido a


escoger, y por influencia de mi familia acabé escogiendo "diseño gráfico" carrera que se veía
prometedora, ya que me gustaba dibujar. Sin embargo, a mediados que avanzaba me daba
cuenta que la rúbrica ni los temas en cuestión eran para mí. Terminaba desarrollando otro tipo
de materiales que no tenían nada que ver con mi carrera: ediciones de video.

Fue allí cuando me di cuenta que definitivamente tenía que salir de diseño gráfico. Acabé
haciendo lo que debí hacer en primer lugar: buscar información acerca de diversas carreras
que tuvieran relación con los trabajos que me gustaba realizar en casa. Así fue como gracias al
cielo terminé leyendo acerca de la carrera de comunicaciones audiovisuales, y mientras más
iban avanzando dentro de los primeros ciclos, más me iba enamorando de la idea de poder ser
parte de la producción de algún material audiovisual, ya sea una película o una telenovela.

Es así como nos damos cuenta que escoger una carrera no debe ser un tema que nuestros
padres nos presionen o exijan, porqué somos personas que pese a ya ser casi adultos, no
sabemos nada del mundo y tomar una decisión nos cuesta mucho más tiempo de tomar que la
de un adulto.

Por supuesto que es mejor tomarse el tiempo de darse cuenta de nuestro mal camino desde
un inicio y no en nuestros últimos ciclos de la carrera, ¿Cuántas personas queriendo ser
abogadas se dan cuenta que su verdadera vocación es el arte? ¿Cuántos no han tenido
expectativas hasta las nubes con una carrera que al final no lo motivaba? Si una persona es
activa y odia las oficinas, por supuesto que la abogacia no es para ella. También está el hecho
de que algunos padres no solo nos presionan a elegir, sino que motivan a escoger una carrera
que no nos inspira nada solo por hecho de ser "reconocida" y "bien pagada" que si bien desde
su punto de vista su intención es buena, para nosotros terminaría siendo un martirio y
arrepentimiento toda nuestra vida.

Es así como algo tan sencillo como escoger a lo que te vas a dedicar termina repercutiendo
tremendamente en nuestra vida y personalidad a futuro. Cómo los taxistas amargados que no
se dedicaron a la carrera que quisieron, o los arquitectos frustrados por preferir más el arte
conceptual que diseñar en base al pedido del cliente.

Por eso mismo, hay cuestiones importantes que nos tenemos que preguntar al momento de
elegir "¿Cuales son mis habilidades? ¿Mis valores o habilidades? ¿Cuales son mis principales
intereses que me hagan sentir motivado realizándolos?" Es importante saber que la carrera
que elijamos la realizaremos por el resto de nuestra vidas, y todas estas preguntas son más
que necesarias para pensarlo bien. De otro modo, también sería ideal una orientación
vocacional.

También podría gustarte