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Cuando hablamos de contaminación tendemos a alzar la vista, pero este problema no afecta solo a nuestros

cielos. Los suelos, que acogen los cultivos de frutas, verduras u hortalizas, también sufren las consecuencias y sus
efectos llegan hasta nosotros a través, por ejemplo, de los alimentos anteriormente mencionados. ¡Ha llegado el
momento de cuidar la tierra que yace bajo nuestros pies!

Se denomina contaminación ambiental a la presencia en el ambiente de cualquier agente (físico, químico o


biológico) o bien de una combinación de varios agentes en lugares, formas y concentraciones tales que sean o
puedan ser nocivos para la salud, la seguridad o para el bienestar de la población, o que puedan ser perjudiciales
para la vida vegetal o animal, o impidan el uso normal de las propiedades y lugares de recreación y goce de los
mismos. (OMS)
El nombre de contaminación atmosférica se aplica por lo general a las alteraciones que tienen efectos
perjudiciales sobre la salud de los seres vivos y los elementos materiales
La contaminación del aire, se puede definir como la presencia en la atmósfera de uno o más elementos, en
cantidad suficiente, con ciertas características y una permanencia determinada, que pueda causar efectos
indeseables tanto en el ser humano, la vegetación, los animales, las construcciones y los monumentos. Estos
elementos pueden ser polvo, olores, humos o vapor
.
Un agua está contaminada cuando se ve alterada su composición o estado, directa o indirectamente, como
consecuencia de la actividad humana, de tal modo que quede menos apta para uno o todos los usos a que va
destinada, para los que sería apta en su calidad natural (C.E.E. de las Naciones Unidas, 1961).
La contaminación consiste en una modificación, generalmente, provocada por el hombre, de la calidad del agua,
haciéndola impropia o peligrosa para el consumo humano, la industria, la agricultura, la pesca y las actividades
recreativas, así como para los animales domésticos y la vida natural (Carta del Agua, Consejo de Europa, 1968).

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