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LA APORTACIÓN DE ANTONIO TRUYOL Y SERRA


AL ESTUDIO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN ESPAÑA

Celestino del Arenal


Catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense

Antonio Truyol ha sido y sigue siendo el referente fundamental de la teoría y de la


disciplina de las Relaciones Internacionales en España 1. Su influencia, decisiva en los
momentos iniciales y en el posterior desarrollo de las Relaciones Internacionales en
nuestro país, continua presente en las nuevas generaciones de internacionalistas
españoles que han ido haciendo acto de presencia en los medios académicos e
investigadores hasta nuestros días. En este sentido, con la perspectiva del tiempo
transcurrido, se puede afirmar que su relevante aportación está en la base de lo que, ya
en 1979, calificamos como una Escuela Española de las Relaciones Internacionales 2,
que tendrá como referente principal, como veremos, la consideración de la teoría de las
relaciones como teoría de la sociedad internacional.

Ahora que se cumplen cien años de su nacimiento es necesario, en homenaje a su


importante legado académico y humano, volver una vez más la vista atrás para recordar
la aportación pionera que realizó en el campo de las Relaciones Internacionales y su
decisiva influencia en los desarrollos posteriores de la teoría y de los estudios
internacionales en España. Este ejercicio en torno a la obra de Truyol nos permite,
además, dejar constancia para el futuro de lo que fue el alcance y sentido de su
importante contribución teórica en el campo de las Relaciones Internacionales.

Desde un punto de vista personal, tengo el honor de haber sido discípulo directo suyo
desde mis primeros pasos como investigador y docente en la Universidad Complutense,
allá por el año 1967. Todavía recuerdo mi entrada en dicha Universidad, recién
licenciado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Deusto, y como, desde el
primer momento, me impresionó no sólo su enciclopédico saber y su visión humanista
del mundo y de sus problemas, sino también la forma sencilla y humana, pero
influyente, enriquecedora y tolerante, de ejercer su magisterio y de iluminar el camino
de quién empezaba a hacer su Tesis Doctoral. Su memoria continúa todavía plenamente
viva, en lo humano, lo académico y lo científico, en todos los que le conocimos, y en lo
científico todos los que leyeron y continúan leyendo sus trabajos en al campo de los
estudios internacionales.

Su obra, al mismo tiempo que profunda en sus reflexiones y análisis, sistemática en su


desarrollo, precisa en los términos, clara y concisa en la redacción y siempre

                                                        
1
Empleamos el término Relaciones Internacionales con mayúsculas sólo cuando nos referimos a la
disciplina científica del mismo nombre.
2
Arenal, Celestino del, La teoría de las relaciones internacionales en España, Madrid, International Law
Association (sección española), 1979, p. 97. Otros especialistas españoles consideran excesivo hablar de
una “escuela” y prefieren referirse a una “tradición” española en Relaciones Internacionales, con
características propias (Barbe. Esther, Relaciones Internacionales, Madrid, Tecnos, 1995, pp. 89-92; y
García Segura, Caterina, “Spain”, en K. E. Jorgensen y T. B. Knudsen (eds.), International Relations in
Europe. Traditions, perspectives and destinations, Londres,/Nueva York, Routledge, 2006, pp. 109-110).
  2 

acompañada de un completo y excelente aparato bibliográfico y documental, es fácil de


leer y de entender, lo que explica el éxito y la influencia de sus publicaciones.

No voy a entrar a considerar sus importantes aportaciones a los campos de la


integración europea, del Derecho Internacional, de los Derechos Humanos y de la
Filosofía del Derecho, donde destaca su imperecedera y monumental obra Historia de la
Filosofía del Derecho y del Estado, iniciada en 1954 y cuyo último tomo se publicó en
20043, a través de la cual tuve conocimiento de Truyol por primera vez, cuando era
todavía estudiante de Derecho. Centraré mi atención específicamente en la contribución
de Truyol al estudio de las relaciones internacionales.

Sin embargo, al analizar su aportación a las Relaciones Internacionales y en orden a


entenderla mejor, no debemos, en ningún caso, olvidar que su sólida formación
histórica, filosófica y jurídica influirán en su consideración de la sociedad internacional.
Tampoco podemos ignorar su vocación kantiana y su concepción iusnaturalista 4, que
proporcionarán a su aportación internacionalista una significativa dimensión normativa.

En la consideración de la teoría de las relaciones como teoría de la sociedad


internacional, que desarrolla Truyol, jugará un papel destacado el peso que tenía en
España, en el contexto de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX y muy
especialmente en el ámbito del Derecho, y, muy en concreto, en el caso de Truyol, que
ya se había ocupado de su estudio 5, la aportación de la Escuela Española del Derecho
Natural y de Gentes de los siglos XVI y XVII 6, que, al ofrecernos una explicación de
las relaciones internacionales de la época, había formulado una filosofía e, incluso,
podríamos decir, una teoría de la sociedad internacional, que marcará el desarrollo de la
llamada tradición de pensamiento internacional internacionalista o grociana 7, en los
términos utilizados por Martin Wight y Hedley Bull 8.

                                                        
3
Truyol, Antonio, Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado, t. 1: De los orígenes a la baja Edad
Media, Madrid, Revista de Occidente, 1954; 12ª ed. revisada y aumentada, Madrid, Alianza, 1995; t. 2:
Del Renacimiento a Kant, Madrid, Revista de Occidente, 1975; 4ª ed. revisada y aumentada, Madrid,
Alianza, 1995; t. 3: Idealismo y Positivismo, Madrid, Alianza, 2004.
4
Su concepción iusnaturalista, desarrollada principalmente en su obra Fundamentos de derecho natural
(Barcelona, F. Seix, 1949), se refleja especialmente en muchos de sus trabajos sobre el Derecho
Internacional. Véase: Fundamentos de Derecho Internacional Público, 1ª ed. Barcelona, F. Seix, 1950; 4ª
ed. revisada y aumentada, Madrid, Tecnos, 1977, pp. 69-83.
5
Entre sus muchos trabajos sobre la Escuela Española del Derecho Natural y de Gentes, cabe destacar los
siguientes: Los principios del derecho público en Francisco de Vitoria (Selección de textos, con
introducción y notas), Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1946; “Doctrina vitoriana del orden
internacional”, Ciencia Tomista, tomo 72, nº 223 (enero-marzo 1947), pp. 123-138; Genèse et fondements
spirituels de l’idée d’une communauté universelle. De la civitas máxima stoïcienne à la civitas Gentium
moderne, Lisboa, Facultade de Direito, 1958; “La conception de la paix chez Vitoria et les classiques
espagnols du droit des gens”, Recueil de la Société Jean Bodin, XV, La paix (2.ème partie), Bruselas,
1961, pp. 241-273; “Vitoria en la perspectiva de nuestro tiempo”, en Francisco de Vitoria, Relectio de
Indis, ed. crítica bilingüe por L. Pereña y J. M. Pérez Prendes, Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1967, pp. CXLIII-CLVIII, y “Los clásicos españoles del Derecho de gentes y
la protección de los indios”, la obra colectiva Los derechos humanos en América. Una perspectiva de
cinco siglos, Valladolid, Cortes de Castilla y León, 1994, pp. 35-49.
6
Precisamente, la Tesis Doctoral que presenté en la Faculta de Derecho de la Universidad Complutense,
dirigida por el profesor Truyol, en orden a la obtención del título de Doctor, tenía por título “La
consideración jurídica internacional de los pueblos infieles en la Escuela Española del Derecho Natural y
de Gentes de los siglos XVI y XVII”.
7
El propio Truyol destacó las relaciones entre la concepción internacional de los clásicos españoles del
Derecho de Gentes y la concepción de Huego Grocio. Véase: Truyol, Antonio “Grotius dans ses rapports
  3 

El punto de arranque de su concepción, y, por lo tanto, de la consideración de las


Relaciones Internacionales, en cuanto teoría y disciplina científica, hay que situarlo en
el año académico 1956-1957 9, cuando Truyol, catedrático entonces de Filosofía del
Derecho, publica un curso impartido en la Escuela de Funcionarios Internacionales,
titulado “Introducción a la teoría de la política internacional” 10, decisivo para entender
la teoría de las relaciones internacionales que formulará en toda su extensión pocos
meses después. En este curso Truyol no se propone todavía desarrollar una teoría de las
relaciones internacionales, sino simplemente una teoría de la política internacional, que
diferencia claramente de la primera. Mientras, en su opinión, la teoría de la política
internacional, inserta en el ámbito de la Ciencia Política, se enfrenta al análisis de los
fenómenos internacionales desde el punto de vista del poder, la teoría de las relaciones
internacionales, inserta en el ámbito de la Sociología, tiene una perspectiva más amplia,
que incluye además otros aspectos de la realidad internacional no contemplados por la
primera.

Esta aportación inicial, que se insertaba en línea con los desarrollos teóricas que desde
finales de la Primera Guerra Mundial se habían venido produciendo en Europa y los
Estados Unidos, iba a tener su continuación y complemento poco después en un trabajo,
publicado en ese mismo año 1957, titulado La teoría de las relaciones internacionales
                                                                                                                                                                  
avec les classiques espagnols du droit des gens”, Recueil des Cours de la Académie de Droit
International de La Haye, 182(1983-IV), pp. 431-451.
8
Wight, Martin, "Western Values in International Relations", en H. Butterfield y M. Wight (eds.),
Diplomatic Investigations. Essays in the Theory of International Politics, Londres, Allen and Unwin,
1966, e International Theory. The Three Traditions, Londres, Leicester Univ. Press, 1991; y Bull,
Hedley, The Anarchical Society. A Study of Order in World Politics, Londres, Macmillan, 1977, pp. 24-
27.
9
Las razones explicativas de este importante retraso en el desarrollo de la teoría y la disciplina de las
Relaciones Internacionales en España respecto, especialmente, pero no sólo, del mundo anglosajón, son
varias. Ya sabemos que los dos motores que pusieron en marcha la afirmación de las Relaciones
Internacionales a partir de 1919 fueron la experiencia vital de la Primera Guerra Mundial y la flexibilidad
del mundo universitario anglosajón y estos no se hicieron presentes en España, que permaneció neutral
durante esa guerra y tenía un sistema académico universitario extremadamente rígido, en el que desde el
punto de vista de los estudios internacionales las perspectivas absolutamente dominantes eran el Derecho
Internacional y la Historia Diplomática. Posteriormente, cuando la experiencia de la Segunda Guerra
Mundial activa el desarrollo de la teoría y consolida la disciplina de las Relaciones Internacionales en el
mundo occidental, España vivirá inmersa en un régimen político dictatorial y autárquico en el que tenían
una muy limitada cabida los desarrollos que en el campo de las ciencias sociales se producían en el
mundo democrático occidental. A lo anterior se añadirá otra razón igualmente importante y es la
hegemonía académica incontestada en los estudios internacionales que ejercía el Derecho Internacional y
que no veía con buenos ojos el desarrollo de una nueva disciplina que podía poner en entredicho esa
hegemonía absoluta. La denominación, como veremos, de la primera cátedra que se plantea el estudio de
las relaciones internacionales, fue “Derecho y Relaciones Internacionales”, lo que indica que la disciplina
surgirá “desde” y “contra” el Derecho Internacional. Esta influencia del Derecho Internacional se pondrá
también de manifiesto en el hecho de que los primeros especialistas españoles en Relaciones
Internacionales serán iusinternacionalistas de formación. El caso español, por otro lado, en lo que se
refiere al peso del Derecho Internacional no es el único en Europa, pues lo mismo va a suceder en cierta
medida (no olvidemos el papel de Raymond Aron), aunque también con acompañamiento de los
historiadores, en Francia. Lo anterior no supone que ya desde la segunda mitad del siglo XIX no se
empezasen a producir en España aportaciones al estudio de la realidad internacional, aunque siempre,
como hemos apuntado, desde perspectivas diferentes a la de las Relaciones Internacionales,
principalmente desde el Derecho Internacional y la Historia Diplomática. Para estas aportaciones, ver:
Arenal, Celestino del, op.cit., pp. 15-68.
10
Truyol, Antonio, “Introducción a la teoría de la política internacional”, Escuela de Funcionarios
Internacionales, Cursos y Conferencias, 4 (1956-57 – I), pp. 519-547.
  4 

como sociología (Introducción al estudios de las relaciones internacionales) 11, que,


por su impacto e influencia hasta nuestros días, constituye la aportación teórica más
influyente que se ha producido en nuestro país en el campo de las Relaciones
Internacionales.

La razón de esta aportación de Truyol, que tanta importancia iba a tener desde ese
momento, hay que encontrarla en la oposición que realiza y gana, en junio de 1957, a la
cátedra de “Derecho y Relaciones Internacionales” de la entonces Facultad de Ciencias
Políticas y Económicas de la Universidad Complutense. La Memoria de Cátedra que
presenta en dicha oposición se publicará inmediatamente con el título señalado.

Esta obra, capital para entender el desarrollo de los estudios internacionales en España,
supone el primer intento de poner al día, en nuestro país, la problemática del estudio de
las relaciones internacionales, tal como se venía desarrollando en términos teóricos y
disciplinarios hasta esos momentos en los principales países occidentales 12. Con este
trabajo entra un aire nuevo y fresco en los estudios internacionales en España, hasta
entonces anclados en la Historia y el Derecho Internacional y marcados por los
condicionamientos ideológicos del franquismo.

Pero, lo significativo es que, junto a este hecho, que traerá como consecuencia la
introducción en nuestro país de las principales concepciones teóricas realizadas en el
extranjero, hay que destacar especialmente que Truyol no se queda simplemente en eso,
con ser importante, sino que nos aporta al mismo tiempo su propia concepción de las
Relaciones Internacionales.

Para Truyol la indagación crítica sobre las Relaciones Internacionales tiene que
orientarse en dos direcciones. En primer lugar, delimitar ese sector de la realidad social
que denominamos relaciones internacionales. La definición que en esta línea nos
ofrecerá de las relaciones internacionales como sector de la realidad social será clara y
precisa, enlazando con los conceptos más recientes de las mismas. En concreto, nos
dirá: Las relaciones internacionales son “aquellas relaciones entre individuos y
colectividades humanas que en su génesis y su eficacia no se agotan en el seno de una
comunidad diferenciada y considerada como un todo, que fundamentalmente (pero no
exclusivamente) es la comunidad política o Estado, sino que trascienden sus límites” 13.

                                                        
11
Truyol, Antonio, La teoría de las relaciones internacionales como sociología (Introducción al estudio
de las relaciones internacionales), Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1957. En 1963 se publica la 2ª
edición revisada y aumentada y en 1973 una reimpresión de la 2ª edición, con una bibliografía adicional.
Originalmente se publicó en la Revista de Estudios Políticos, 96 (noviembre-diciembre 1957), pp. 293-
341. Las citas se hacen por la 3ª edición.
12
A la hora de entender el desarrollo de la teoría y la disciplina de las Relaciones Internacionales en
España precisamente a partir de mediados de los años cincuenta del siglo XX es importante tener en
cuenta que en esos momentos el ambiente intelectual y académico ya no es el de la postguerra civil. Con
limitaciones, España veía desarrollarse los estudios sociológicos y políticos, siguiendo las concepciones y
la metodología desarrolladas ya en el mundo occidental. La Sociología empezaba a afirmarse con fuerza
en el campo de las ciencias sociales y la Ciencia Política, olvidándose progresivamente de los
condicionamientos políticos e ideológicos en que hasta entonces se había movido, encontraba nuevas
perspectivas en el exterior, que ampliaban significativamente su campo de estudios y operatividad. El
Derecho, por otro lado, tenía en la concepción sociológica la puerta que le permitía escapar del
formalismo jurídico (Arenal, Celestino del, op. cit., p. 187.
13
Truyol, Antonio, op. cit., p. 28.
  5 

En segundo lugar, aborda la otra proyección de la expresión relaciones internacionales,


la de la consideración científica de ese sector de la realidad social, es decir, las
Relaciones Internacionales como disciplina científica. Partiendo del carácter
multidisciplinario de las Relaciones Internacionales, considera que la misma es una
disciplina autónoma y diferenciada respecto de otras ciencias sociales, aunque en
directa relación con la Sociología, apartándose significativamente de lo que era la
concepción dominante en aquellos momentos en los Estados Unidos, que la situaba en
el marco de la Ciencia Política. Sus palabras son muy precisas en este sentido: “A la
vista de todo lo que antecede, es lógica la conclusión de que la teoría de las Relaciones
Internacionales (…) no puede ser otra cosa que una teoría de la realidad internacional en
sus diversos aspectos, una investigación de su estructura y de los factores que la
configuran, condicionan y transforman en cuanto tales. La ciencia de la Relaciones
Internacionales, si ha de constituir una disciplina diferenciada, con objeto propio y
peculiar, (…) viene a ser, en definitiva, teoría de la sociedad internacional en cuanto
tal, o sea, sociología internacional” 14. La perspectiva con la que la teoría de las
relaciones internacionales debe enfrentarse, por lo tanto, al estudio de esa trama de
relaciones sociales internacionales, el complejo relacional internacional, es la de la
sociedad internacional, universal o particular, en cuanto tal y no simplemente la de los
elementos de la misma, por amplia que pretenda ser 15.

La teoría de las relaciones internacionales es, así, para Truyol, “una sociología de la
vida internacional, una teoría sociológica de la sociedad internacional” 16.

Truyol nos ha dado ya su concepción de las relaciones internacionales. Una concepción,


mucho más arraigada en Europa que en los Estados Unidos, que, como el mismo señala,
se inserta en la línea sociológica marcada por autores, entre otros, como Georg
Schwarzenberger 17, Grayson Kirk 18 y Jean Baptiste Duroselle 19.

Con esta pionera aportación de Truyol, la teoría de las relaciones internacionales


encontraba en nuestro país una formulación clara, precisa y rigurosamente argumentada,
alejada tanto de los planteamientos realistas, dominantes en esos momentos, como
idealistas, que habían marcado en gran medida hasta entonces a los autores españoles
que se habían ocupado de la consideración de los problemas de las relaciones
internacionales.

Su contribución al estudio de las relaciones internacionales en España será fundamental


y tendrá una influencia decisiva en la mayor parte de los especialistas españoles que a
partir de esos momentos se ocuparán de los temas internacionales y, de manera muy
especial, en los discípulos que se irán formando de la mano de Truyol, que siguiendo su
concepción de las relaciones internacionales contribuirán también a su desarrollo.

Ese mismo año 1957, Truyol completará su aportación, abordando un aspecto concreto
de las relaciones internacionales, con la publicación del trabajo titulado “Factores
                                                        
14
Op. cit, p. 54.
15
Op. cit., 62 y 63.
16
Op. cit., p. 61 y 62.
17
Schwarzenberger, Georg, Powers Politics. A Study of World Society, Londres, Stevens & Sons, 1941.
Las referencias de Truyol son de la 3ª ed. (1964).
18
Kirk, Grayson, The Study of International Relations, Council on Foreign Relations, 1947.
19
Duroselle, Jean-Baptiste, “L’étude des relations internationales”, Revue Francaise de Science
Politique, II (1952), pp. 676-701.
  6 

geográficos-políticos de las relaciones internacionales: Las fronteras y las marcas” 20 y


un año después, en línea con lo que constituía otro de sus campos de trabajo, la historia
de la filosofía del derecho y del Estado, pero aplicándolo al desarrollo histórico de la
idea de comunidad internacional, publicará Genesè et fondements spirituals de l’idée
d’une communauté universelle. De la “civitas máxima” stoïcienne à la “civitas
gentium” moderne 21, que completaba su aportación pionera.

En consecuencia, es a partir de 1957 cuando partiendo de Truyol se inicia en España el


desarrollo de una teoría de las relaciones internacionales que merezca realmente tal
nombre y la consideración de las Relaciones Internacionales como disciplina científica,
aunque todavía, como se pone de manifiesto, en la denominación, “Derecho y
Relaciones Internacionales”, de la primera Cátedra que se crea en España sobre la
materia, la impronta, hasta esos momentos hegemónica, del Derecho Internacional
continua plenamente presente en los estudios internacionales. De hecho, en nuestro país,
el desarrollo de la disciplina de las Relaciones Internacionales chocará casi hasta
nuestros días con el protagonismo, en muchos casos exclusivista, que tradicionalmente
ha tenido el Derecho Internacional en la universidad española. Resulta significativo y al
mismo tiempo lógico, en este sentido, en cuanto expresión de ese protagonismo, que los
primeros especialistas españoles en relaciones internacionales, incluido Truyol,
procediesen todos del ámbito del derecho y, especialmente, del Derecho internacional
22
.

Como acabamos de apuntar, la concepción teórica desarrollada por Truyol influirá


decisivamente en los estudios posteriores y dará lugar, a través, primero, de sus
discípulos más directos, y, después, de la mayor parte de los internacionalistas
españoles, que seguirán en sus líneas generales dicha concepción, a la conformación de
lo que, como ya hemos destacado, se puede calificar de una Escuela Española de
Relaciones Internacionales, que tendrá como núcleo central la consideración de la teoría
de las relaciones como teoría de la sociedad internacional y de la disciplina de la
Relaciones Internacionales como disciplina autónoma respecto de otras ciencias
sociales, muy en concreto, respecto de la Ciencia Política y del Derecho Internacional.
Volveremos más tarde sobre este punto.

Si 1957 puede considerarse realmente como el punto de partida del desarrollo de la


teoría y de la disciplina de las Relaciones Internacionales en España, de la mano de la
aportación de Truyol, su contribución en el campo de las Relaciones Internacionales y,
en concreto, su concepción de las Relaciones Internacionales como teoría de la sociedad
internacional, no se va a detener, sino que va a continuar desarrollándose en los años
                                                        
20
Truyol, Antonio, “Factores geográficos-políticos de las relaciones internacionales: Las fronteras y las
marcas”, Revista Española de Derecho Internacional, X (1957), pp. 105-123.
21
Truyol, Antonio, op-cit..
22
Es el caso, como decimos, del propio Truyol, de Manuel Medina, Roberto Mesa y Celestino del Arenal.
Entre los numerosos trabajos de estos últimos en el campo de las relaciones internacionales, que siguen la
senda abierta por el primero, destacan los siguientes: Medina, Manuel, La teoría de las relaciones
internacionales, Madrid, Seminarios y Ediciones, 1973, y Teoría y formación de la sociedad
internacional, Madrid, Tecnos, 1983; Mesa, Roberto, Teoría y práctica de Relaciones Internacionales,
Madrid, Taurus, 1977, y La nueva sociedad internacional, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,
1992; y Arenal, Celestino del, La teoría de las relaciones internacionales en España, International Law
Association, 1979; Introducción a las Relaciones Internacionales, Madrid, Tecnos, 1984, y
“Mundialización, creciente interdependencia y globalización en las relaciones internacionales”, Cursos de
Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de Vitoria-Gasteiz 2008, Bilbao, Servicio Ed. de la
Universidad del País Vasco, 2009, pp. 181-268.
  7 

posteriores a través de toda una serie de trabajos de especial significado e influencia, no


sólo en España, sino también fuera de la misma.

Su atención se centrará principalmente en dos líneas de trabajo, íntimamente


relacionadas, que profundizarán y completarán su teoría de la sociedad internacional.
Una, es la génesis y conformación de la actual sociedad internacional. Otra, abordará el
desarrollo de su teoría de las relaciones internacionales.

En relación a la primera línea de investigación destacan los dos cursos dados en la


Academia de Derecho Internacional de La Haya, en 1959 y 1965, titulados
respectivamente “Genèse et structure de la société international”, y “L’expansion de la
société international aux XIXe et XXe siècles”, publicados en el Recueils de Cours de
esa institución 23, que se transformarán en referentes ineludibles en el estudio de la
sociedad internacional. Junto a estos cursos hay que hacer referencia a su artículo “Las
grandes potencias en la sociedad internacional: su esplendor y decadencia”, publicado
en 1959 24.

En cuanto a la segunda línea de investigación hay que mencionar la publicación en 1963


de la 2ª edición, revisada y aumentada, de La teoría de las relaciones internacionales
como sociología 25, editada en 1963, y su artículo “Les doctrines relatives aux relations
internationales”, publicado en la Revue Générale de Droit International Public, en 1965
26
.

En estas obras Truyol avanzará en el planteamiento teórico desarrollado pocos años


antes. En el curso impartido en la Academia de Derecho Internacional de La Haya, al
explicar el sentido y objeto del mismo, que no es otro que analizar el proceso de génesis
de la sociedad internacional y la estructura de la misma, va a desarrollar una serie de
consideraciones sobre las Relaciones Internacionales en torno a las relaciones entre la
Sociología del Derecho Internacional y la teoría de las relaciones internacionales, que
completan su concepción de las Relaciones Internacionales, centrada hasta entonces en
las relaciones de esa teoría con la Ciencia Política, la Sociología y la Historia. En este
trabajo aparece claramente la impronta que el Derecho Internacional tiene en su
aproximación al estudio de las relaciones internacional, como consecuencia de su
formación como jurista y es reflejo del papel que hasta entonces los
iusinternacionalistas españoles habían venido desempeñando en el estudio de la realidad
internacional. Al mismo tiempo va a abordar la cuestión de la caracterización y
naturaleza de las relaciones internacionales y, por ende, de la sociedad internacional,
contribuyendo de esta forma a darnos una visión más precisa del contenido de la
disciplina.

                                                        
23
Truyol, Antonio, “Genèse et structure de la société international”, Recueil des Cours (R.D.C.) de
l’Académie de Droit International de la Haye, 96 (1959-I), pp. 553-642; y “L’expansion de la société
international aux XIXe et XXe siècles”, R.D.C., 116 (1965-III), pp. 95-179.
24
Truyol, Antonio, “Las grandes potencias en la sociedad internacional: su esplendor y decadencia”,
Derecho de Gentes, 3 (1959), pp. 29-58.
25
Truyol, Antonio, La teoría de las relaciones internacionales como sociología, op. cit., 2ª ed. revisada y
aumentada, Madrid, 1963.
26
Truyol, Antonio, “Les doctrines relatives aux relations internationales”, Revue Générale de Droit
International Public, 69 (1965), pp. 5-38. También, en cuanto incide en el tema hay que referirse a su
“Prólogo” a la edición española de la obra de Paul Reuter, Instituciones Internacionales (Barcelona,
Bosch, 1959).
  8 

Truyol sitúa su estudio sobre la génesis y estructura de la sociedad internacional en los


confines de la sociología del Derecho Internacional y de la teoría de las relaciones
internacionales, considerando que “el objeto de la sociología del Derecho Internacional
coincide ampliamente con el de la teoría de las relaciones internacionales” 27. Lo
anterior, sin embargo, no significa que identifique la sociología del Derecho
Internacional y la teoría de las relaciones internacionales. En este sentido nos dirá: “El
objeto de la sociología del Derecho Internacional es esencialmente la interrelación que
existe entre el Derecho Internacional y la realidad humana que está llamado a
reglamentar, es decir, la sociedad internacional”. Por el contrario, “El objeto de la teoría
de las relaciones internacionales es más vasto, dado que abarca el conjunto de estas
fuerzas en sus relaciones recíprocas, y, en primer lugar, la estructura misma de la
sociedad internacional en su conjunto, así como los cambios que en ella se producen” 28.

Sentadas las premisas de las que parte el curso, Truyol procede a plantearse en concreto
la cuestión de las características y naturaleza de la sociedad internacional, en una línea
que desborda los planteamientos realistas, completando con ello su concepción de las
Relaciones Internacionales.

La sociedad internacional es, en su opinión, extraordinariamente compleja, pues


comprende tanto las relaciones interindividuales como las relaciones intergrupales y,
entre éstas, las relaciones interestatales. En este sentido, para Truyol, la sociedad
internacional no es simplemente una sociedad de Estados, sino una sociedad con
múltiples y diferentes actores, que van desde los propios Estados y las organizaciones
internacionales hasta los individuos, pasando por los diversos actores transnacionales,
grupos de presión, empresas transnacionales, organizaciones no gubernamentales y
fuerzas religiosas, entre otros.

Sin embargo, el hecho decisivo que marca la diferencia de la sociedad internacional con
la sociedad estatal es precisamente el papel determinante que juega el Estado en el
conjunto de tales relaciones, pues si los sujetos de las relaciones internacionales y, en
consecuencia, los miembros de la sociedad internacional son en última instancia los
individuos, en el plano internacional éstos están mediatizados por los Estados. Ello,
concluye, da a las relaciones interestatales una posición central en la sociedad
internacional. Así, para Truyol, “en el sentido más amplio una sociedad es internacional
en la medida en que el poder efectivo y el uso de la coerción incondicionada están
repartidos y corresponden a los grupos políticos capaces de mediatizar las relaciones de
los individuos y grupos que abarcan, con los individuos y grupos extranjeros” 29.

Finalmente, Truyol, en su caracterización de la sociedad internacional, se plantea una


cuestión que en aquella época todavía preocupaba a los iusinternacionalistas. Nos
referimos a la cuestión de cual de los dos conceptos del “comunidad” y “sociedad”
pueden aplicarse a la realidad internacional. Partiendo de la formulación de Ferdinand
Tonnies 30, Truyol, apartándose de la posición mayoritaria entre los iusinternacionalistas
                                                        
27
Truyol, Antonio, R.D.C., cit, pp. 560-561.
28
Truyol, Antonio, R.D.C., cit., p. 561.
29
Truyol, Antonio, R.D.C. cit., pp. 567-568.
30
Tonnies, Ferdinand, Comunidad y sociedad, Buenos Aires, 1947 (1ª ed. en alemán 1887). Los
conceptos de Tonnies fueron introducidos en España en el ámbito del Derecho Internacional por Antonio
Poch y Gutiérrez de Caviedes, en un artículo (“Comunidad internacional y sociedad internacional”,
Revista de Estudios Políticos, 12 (1943), pp. 341-400), que se ha transformado desde entonces en el
referente para este debate.
  9 

españoles, no duda en afirmar que “en lo que concierne al mundo de los Estados, es hoy
día más una sociedad que una comunidad”, para matizar a continuación que “si en su
conjunto, el mundo de los Estados es una sociedad, hay, sin embargo, factores de
integración no estatales que dan lugar a núcleos comunitarios que se manifiestan
principalmente en el plano regional. De su desarrollo depende la transformación
eventual de la sociedad internacional en una comunidad internacional” 31.

En idéntica línea a la señalada se han de incluir las consideraciones que hace en el


“Prólogo” a la versión castellana de la obra de Paul Reuter, Instituciones
Internacionales, distinguiendo claramente entre el Derecho Internacional, en cuanto
disciplina normativa, y las Relaciones Internacionales en cuanto sociología
internacional y, en consecuencia, teoría de la sociedad internacional 32.

La relación entre el Derecho Internacional y las Relaciones Internacionales quedaban,


de esta forma, perfectamente perfiladas.

En los años posteriores, Truyol volverá de nuevo a abordar el tema de las Relaciones
Internacionales. Primero, con ocasión de la publicación de la 2ª edición, revisada y
aumentada, de La teoría de las relaciones internacionales como sociología, que ve la
luz en 1963, en la que sin variar los rasgos característicos de su concepción, da entrada
a las nuevas aportaciones teóricas que desde 1967 se habían producido en el campo de
las relaciones internacionales, y aclara y completa algunas de sus consideraciones
anteriores.

El proceso de formulación por Truyol de una teoría de las relaciones internacionales y


de afirmación de las Relaciones Internacionales como disciplina científica, a partir de
1957, que acabamos de analizar, sin perjuicio de que posteriormente, como veremos,
continúe trabajando en el desarrollo de aspectos concretos de la misma, culminará en
1974, por un lado, con la publicación de su obra La sociedad internacional 33 y, por
otro, con la aprobación, en la que Truyol jugará un papel relevante, de un nuevo Plan de
Estudios para la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad
Complutense, en el que establecía, en tercer curso, como común a las secciones de
Ciencia Política y Sociología, la asignatura denominada “Relaciones Internacionales”,
que sustituía a la asignatura de “Derecho y Relaciones Internacionales”, y se aprobaba
la especialidad de “Estudios Internacionales”, en cuarto y quinto curso 34. Con ello,
desde el punto de vista académico español, las Relaciones Internacionales adquirían
formalmente plena autonomía respecto del Derecho Internacional, lo que venía a
expresar su consolidación como disciplina científica, resultado de la importante labor

                                                        
31
Truyol, Antonio, R.D.C. cit., p. 574. Este mismo planteamiento en torno a los conceptos de comunidad
y sociedad aplicados a las relaciones internacionales lo ha mantenido Truyol siempre a lo largo de toda su
trayectoria académica. Aparece ya en su obra Fundamentos de Derecho Internacional Público (1ª ed.
Barcelona, F. Seix, 1950; 4ª ed. revisada y aumentada, Madrid, Tecnos, 1977, pp. 82-83), se reitera, como
vemos en los dos cursos de la Academia de Derecho Internacional de La Haya y en su obra La sociedad
internacional (Madrid, Alianza, 1974) y se afirma en su última aportación al tema de la sociedad
internacional, titulada De una sociedad internacional fragmentada a una sociedad mundial en gestación
(A propósito de la globalización) (Madrid, Universidad Complutense, Departamento de Derecho
Internacional Público y Relaciones Internacionales/Colegio de Doctores y Licenciados en Ciencias
Políticas y Sociología, 2003, p. 15).
32
Truyol, Antonio, “Prologo”, op. cit., pp. 2 y 3.
33
Truyol, Antonio, La sociedad internacional, op.cit., 1974.
34
Orden Ministerial de 31 de julio de 1974 (BOE de 14 de septiembre de 1974).
  10 

teórica y docente desarrollada hasta ese momento por Truyol, en el marco del
Departamento de Estudios Internacionales de esa Facultad 35 . Este Departamento,
dirigido por Truyol, jugará un papel determinante en el desarrollo de las Relaciones
Internacionales en España y en la conformación de la Escuela Española de Relaciones
Internacionales.

En el libro La sociedad internacional, que constituye un estudio pionero en España


sobre la materia y que tiene como punto de partida los dos cursos impartidos en la
Academia de Derecho Internacional de La Haya, en 1959 y 1965, a los que ya nos
hemos referido, Truyol, al mismo tiempo que reitera su concepción teórica, la completa,
abordando el estudio de lo que, en su opinión, como ya había destacado anteriormente,
está en la base y la razón de ser de la teoría de las relaciones internacionales y
constituye el objeto de estudio de las Relaciones Internacionales como disciplina
científica: la sociedad internacional, tanto en lo que se refiere a su génesis y evolución
histórica, como en lo relativo a su estructura, analizando el papel que en la misma
juegan los Estados, las grandes potencias, la fuerzas transnacionales y el individuo.

En este sentido, perfilando aún más su concepto y en línea con Max Huber 36, para
Truyol, “las relaciones sociales son internacionales, cuando se establecen, ya sea entre
individuos o grupos intermedios, pertenecientes a sociedades políticas (Estados)
diferentes, ya entre las sociedades políticas (Estados) mismas, representadas por sus
órganos 37.

Consecuentemente, “en un sentido amplio, una sociedad es internacional cuando el


poder está descentralizado, distribuido entre grupos que lo monopolizan en sus
respectivos territorios. Y será estatal cuando el poder esté centralizado, monopolizado
por una instancia suprema que se impone a los sujetos. Esencialmente, pues, la sociedad
internacional es una sociedad de comunidades autónomas con poder de
autodeterminación, de entes colectivos autónomos” 38.

Dentro de la sociedad internacional operan dos tendencias contradictorias que provocan


una tensión continua. Por un lado, “una tendencia centrífuga (centrípeta para cada
sociedad política o estatal particular”. Por otro, “una tendencia centrípeta (centrífuga
para cada sociedad política o estatal particular)”, que hace descansar en la sociabilidad
humana 39.

Sin embargo, como ya se ha destacado, para Truyol las relaciones no estatales


constituyen un fenómeno esencial en la consideración de las relaciones internacionales.
Hoy día, en la actual sociedad internacional, nos dice, “las relaciones entre individuos y

                                                        
35
Significativo igualmente de la consolidación de las Relaciones Internacionales como teoría y disciplina
es que, en 1973, Manuel Medina, primero de los discípulos de Truyol, como resultado precisamente de la
oposición realizada poco antes a la agregaduría de “Derecho y Relaciones Internacionales” de la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, publica el libro La teoría de las
Relaciones Internacionales, op.cit., que continúa la línea teórica abierta por Truyol, como reconocerá el
propio autor en la obra y el propio Truyol en el “Prólogo” a la misma.
36
Huber, Max, Die soziologischen Grundlagen des Völkerrechts, Berlín-Grunewald, 1928, p. 3.
37
Truyol, Antonio, La sociedad internacional, op. cit., p. 19.
38
Truyol, Antonio, op. cit., pp. 20.
39
Truyol, Antonio, ibídem, p. 20.
  11 

otras colectividades no estatales” están más desarrolladas que en cualquier otro periodo
de la historia 40.

Esta obra, La sociedad internacional, continúa hoy siendo un referente clave en la


bibliografía de todos los cursos de Relaciones Internacionales que se imparten en
España.

Quedaba con ello prácticamente configurada la concepción de Truyol sobre la teoría y


la disciplina científica de las Relaciones Internacionales.

Sin embargo, ello no supondrá el final de las aportaciones de Truyol a los estudios
internacionales. A partir de esos momentos, desde las perspectivas de la teoría y la
historia del Derecho Internacional y con sus estudios sobre el proceso de construcción
europea, nos continuará dejando nuevas aportaciones que irán completando
determinados aspectos de su concepción internacional. Su nombramiento como
magistrado del Tribunal Constitucional, en 1980, tampoco le impedirá seguir
reflexionando sobre las relaciones internacionales.

Especialmente relevante, por su alcance y ambición, será el curso general impartido en


la Academia de Derecho Internacional de La Haya, en 1981, titulado Théorie du Droit
International Public 41, en el que, además de continuar reflexionando sobre la evolución
histórica de la sociedad internacional y los profundos cambios que la misma está
experimentando, reafirma su concepción de las relaciones internacionales como teoría
de la sociedad internacional en cuanto tal y su consideración de la ciencia de las
Relaciones Internacionales como disciplina autónoma 42.

Por otro lado, profundizando en la perspectiva histórica de la evolución del pensamiento


jurídico-internacional y de la propia sociedad internacional, hay que destacar
igualmente la Histoire du droit international public, publicada en 1995 43, que completa
su concepción internacional.

Finalmente, en este recorrido por la aportación de Truyol al estudio de las relaciones


internacionales en España, hay que mencionar dos trabajos en los que aborda los dos
principales cambios que ha experimentado y está experimentado la sociedad
internacional en los últimos años, que están transformando radicalmente la misma.

El primero analiza el derrumbamiento de la Unión Soviética y del bloque comunista y el


final de la guerra fría y la bipolaridad, con lo que supone de conformación de un nuevo
sistema político-diplomático. Esta aportación aparece en la nueva edición, realizada en
1993, de La sociedad internacional 44, que incluye un epílogo, que titula “El fin de la
era de Yalta y la revolución del este europeo”, y que compara, en su magnitud y
trascendencia, aunque señala las diferencias, con el cambio producido entre 1917 y
1922, que trajo consigo el derrumbamiento de tres imperios (el ruso, el austro-húngaro y
                                                        
40
Truyol, Antonio, ibídem, p. 20.
41
Truyol, Antonio, “Théorie du Droit International Public. Cours général”, Recueil des Cours de
l’Académie de Droit International, 173 (1981-IV).
42
Truyol, Antonio, op.cit, pp.223-226.
43
Truyol, Antonio, Histoire du droit international public, Paris, Economica, 1995. Trad. Española:
Historia del derecho internacional público, Madrid, Tecnos, 1998.
44
Truyol, Antonio, La sociedad internacional, nueva edición con un Epílogo: “El fin de la era de Yalta y
la revolución del este europeo”, Madrid, Alianza, 1993.
  12 

el otomano), la creación de nuevos Estados sobre sus ruinas y la renovación parcial del
primero al surgir la Unión Soviética.

El segundo cambio, el derivado del proceso de globalización, que analiza en uno de sus
últimos trabajos, publicado en 2003. Se trata de su opúsculo De una sociedad
internacional fragmentada a una sociedad mundial en gestación (A propósito de la
globalización), que nos ofrece un breve análisis de las más recientes transformaciones
experimentadas por la sociedad internacional como consecuencia de ese proceso. En él
aborda el fenómeno de la globalización considerando que el mismo está provocando
una mutación de la sociedad internacional, cuyo desenlace está abierto. Truyol entiende
la globalización como un proceso multidimensional, resultado “del proceso de la
expansión humana, acelerado últimamente por los prodigiosos avances en el campo de
la tecnología y de los medios informáticos, que, con Internet, parecen participar del don
de la ubicuidad” 45. Es significativo que, en su análisis de este fenómeno y, por lo tanto,
del cambio en la sociedad internacional, se haga eco de algunos de los efectos negativos
que se derivan del mismo, que han cobrado especial relevancia en los últimos tiempos.
En este sentido, entre otros efectos, nos señala, que “el mercado globalizado viene a ser
así como “un estado de naturaleza” en el que se imponen los fuertes sobre los débiles,
en ausencia de un “pacto social” de los Estados sólo incompletamente realizado en las
organizaciones internacionales; lo que permite, por ejemplo, a empresas multinacionales
desplegarse a su conveniencia, por encima de las fronteras de Estados singulares, que no
pueden por si solos, influir eficazmente sobre sus decisiones” 46.

Como colofón al análisis de su concepción de las Relaciones Internacionales y en orden


a comprender el alcance último de la misma y la dimensión normativa presente en su
concepción hasta sus últimos trabajos 47, nada mejor que hacernos eco de las palabras
con las que concluye La teoría de las relaciones internacionales como sociología:

“El estudio de las relaciones internacionales, emprendido con la seriedad intelectual y el


culto a la verdad, sin los cuales no hay ciencia, es, a su vez, un factor de las relaciones
internacionales mismas, por cuanto, como elemento de comprensión de la realidad
internacional, favorece, sin buscarlo de suyo, por añadidura, la mutua comprensión
entre los pueblos, cuyo bien particular no resultará nunca asegurado fuera de una
integración armónica en el bien general de la humanidad”.

“Mas esta referencia a una integración armónica”, continua, “nos conduce a un


principio normativo que rebasa el ámbito de una investigación sociológica. Si ésta nos
describe y hace comprender la realidad internacional, no puede, en cambio, por si sola,
darnos las pautas para la regulación ética que en cuanto realidad humana postula y
necesita aquélla. Las pautas de la regulación ética de las relaciones internacionales han
de darlas la moral, el derecho, eventualmente las reglas llamadas del trato social y de la
cortesía: conjuntos normativos que en cuanto son vigentes forman parte integrante de la
realidad internacional, y, en calidad de tal, caen bajo una consideración sociológica

                                                        
45
Truyol, Antonio, De una sociedad internacional fragmentada a una sociedad mundial en gestación (A
propósito de la globalización), op.cit., p. 24.
46
Truyol, Antonio, ibídem, pp. 23-24.
47
Truyol, Antonio. “Ética y sociedad internacional”, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas, año XLVIII, nº 73, curso académico 1995-96, pp. 89-102.
  13 

(…), pero que en orden a su validez trascienden, por el contrario, el marco de la


sociología, correspondiendo su fundamento a la esfera axiológica” 48.

Decíamos al inicio que la concepción de Truyol sobre las relaciones internacionales será
el punto de arranque y la base sobre la que se desarrollará una Escuela Española de
Relaciones Internacionales. Su gran mérito no ha sido sólo el introducir y consolidar la
teoría y la ciencia de las Relaciones Internacionales en España, sino también el haber
dado lugar a una Escuela Española de Relaciones Internacionales que continúa
plenamente presente en el mundo académico. La lista de discípulos de Truyol, directos e
indirectos, que, con las lógicos matices y acentos personales, han seguido su concepción
de las relaciones internacionales, es larga y fructífera, llegando hasta nuestros días 49.
De hecho, han sido estos discípulos los que, siguiendo la estela de Truyol, han marcado
la corriente teórica principal de las relaciones internacionales que se ha desarrollado en
España hasta el momento actual.

Los postulados básicos, establecidos por Truyol, que definen los rasgos característicos
de esta Escuela, con las lógicas variaciones y acentos en el caso de algunos de sus
discípulos, son los siguientes 50:

a) Considera la sociedad internacional como el objeto de estudio de las Relaciones


Internacionales, lo que ha supuesto el desarrollo de una teoría global de la
sociedad internacional.
b) Junto a la prioritaria consideración del sistema político-diplomático y del
protagonismo de los Estados se concede una especial relevancia a la dimensión
transnacional y a la dimensión humana de la sociedad internacional.
c) Se inserta a caballo entre las tradiciones grociana y kantiana de pensamiento
internacional, variando el peso de una u otra según los diferentes especialistas.
En este sentido, en la teoría se hace presente una clara dimensión normativa, en
la que la defensa de los valores jugará un papel importante.
d) Apuesta por una teoría objetiva en el análisis y orientada hacia el problema.
e) Afirma la autonomía de la disciplina de las Relaciones Internacionales, tanto
respecto del Derecho Internacional como de la Ciencia Política.
f) Afirma la multidisciplinariedad, con la Historia desempeñando un papel central
como disciplina auxiliar.
g) Apuesta por una metodología clásica.

Truyol, como hemos visto, desarrolla, a partir de 1957 hasta principios del siglo XXI,
su teoría de las relaciones internacionales, dejándonos la más coherente y completa

                                                        
48
Truyol, Antonio, La teoría de las relaciones como sociología, op, cit., pp.82-83.
49
A sus discípulos más directos, casos de Manuel Medina, Roberto Mesa y Celestino del Arenal, ya
señalados, hay que añadir los nombres, entre otros, de Esther Barbé, Francisco Aldecoa, Rafael Grasa,
Rafael Calduch, José Antonio García Vilar, Isabel Castaño, Carlos González de Heredia, Gustavo
Palomares, Paloma García Picazo, Caterina García Segura, Irene Rodríguez Manzano y Noé Cornago.
50
Estas características se basan en lo señalado al respecto por Celestino del Arenal (La teoría de las
relaciones internacionales en España, op.cit., p. 192 y “La enseñanza de las Relaciones Internacionales
en España”, en L. Garau y R. Huesa (coords.), El Derecho Internacional y las Relaciones Internacionales
en el mundo mediterráneo. Actas de las XVII Jornadas de la Asociación Española de Profesores de
Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, 1997, Madrid, BOE/Universitat de les Illes Balears,
1999, p. 329); Esther Barbé (Relaciones Internacionales, Madrid, Tecnos, 1995, pp. 89-92), y Caterina
García Segura (“Spain”, en K. E. Jorgensen y T. B. Knudsen (eds.), International Relations in Europe.
Traditions, perspectives and destinations, Londres,/Nueva York, Routledge, 2006, pp. 109-110).
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concepción teórica de las mismas, como disciplina autónoma y científica, realizada


hasta esa fecha en España. Su influencia en los desarrollos posteriores de la teoría y la
disciplina de las Relaciones Internacionales, como se ha destacado, será decisiva,
marcando profundamente las aportaciones que se producen a partir de finales de los
años cincuenta del siglo XX y dejando una huella imborrable en los estudios
internacionales en España.

Afortunadamente, por todo lo que supone de concepción kantiana, humanista y


sociológica del mundo internacional, la concepción de Truyol sigue teniendo hoy un
lugar destacado en los estudios internacionales en España. Su impronta personal y
científica continua plenamente presente no sólo en el recuerdo, sino también en el
quehacer académico e investigador de muchos internacionalistas españoles.

Madrid, mayo de 2013.

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