se hacía recuerdo, que pasaba una y otra vez frente a
EL CARNICERO sus ojos. El agua roja del río bullía en un silencio Osvaldo Aguirre que preanunciaba una aparición, los gritos de los teros que espantaban los chicos se mezclaban en el desorden de sus ideas con los de la Gordita. Y esa Si el negro Uva no hubiera hablado, si no se hubiera noche, cuando vio la cabeza, con los ojos abiertos y emborrachado, la historia sería uno de los tantos fijos, no aguantó más. Ya tenía bastante con las ratas, secretos que la mujer se llevó en su despedida. Pero los ciempiés y las babosas que desfilaban por la en ese caso se trataría de otra persona: porque el puerta de su casa o se le metían en la cama, o entre la negro Uva comenzaba a tomar después del ropa. La Gordita está de vuelta, gritó: salía del fondo mediodía, religiosamente, apenas juntaba unas del río, con los ojos cerrados, y cuando terminaba monedas para comprar suelto en el almacén, y de asomar los abría y lo miraba fijo. Al día siguiente, cuando caía la tarde ya deambulaba en medio de los milicos entraron en la villa y dieron varias vueltas esa pesadilla sin salida que eran sus días. por los pasillos, confundidos por los silencios y las indicaciones contradictorias, hasta encontrar el -la Gordita está de vuelta -dijo esa vez y rancho en que Uva descansaba del alcohol y las lagrimeaba. alucinaciones. Así le decían a la mujer. Porque era bajita y entrada Nadie sabe cómo se llama la mujer, cómo se en carnes, explicó después el encargado del parador. llamaba, mejor dicho, porque el compadre se negó a El negro Uva la había visto, o más bien había visto decir una palabra y el negro Uva no se acuerda: él la su cabeza, dijo entonces. alzándose como una sirena conocía como la Gordita, así nomás. Venía de monstruosa, en el río que se arremolinaba a su Concordia, parece, y desde Santa Fe bajó por la alrededor y de marrón, entre vapores sulfurosos, autopista hasta San Nicolás. Según el encargado del viraba al rojo. Y lloraba, los hipos del vino se parador, el viaje había comenzado más arriba, por deshacían en lágrimas que delineaban las finas Corrientes o Misiones, y la mujer escapaba de arrugas de su cara. Al principio nadie hizo caso, alguien. Esos datos son confusos y no podrán ser porque la borrachera lo emocionaba: traía el recuerdo aclarados; es cierto, en cambio, que dejó un hijo de cosas tristes, la mala vida que sufría, el hermano en algún punto del camino, porque cuando la que se babia ido en el remanso y a la vuelta. en el encontraron el forense vio que había dado a luz bote de la Prefectura, venia a ser una bola de carne seis meses atrás. hinchada y comida por las palometas. Años de trabajo en el Swift significaban los grandes El cuerpo, escribió el médico, es de una mujer de momentos de su vida, pero al respecto no tenía más estatura media, robusta y bien plantada; de cabello negro que una sonrisa y una frase: largo y lacio, tez oscura, aproximadamente 30 años. Habla decidido detenerse un tiempo, hacer una -Cuando yo, cuando supe esta r en el frigorífico... parada. Al caer la tarde, en la entrada a Theobald, o en el puente de arroyo del Medio, improvisaba una Algo que podía servir de conclusión o de bisagra baliza con latas y carbón para que los para cambiar de tema, pero que nunca recibía automovilistas pudieran darse idea. Negoció la ningún desarrollo. como si las palabras mismas protección de los policías del pueblo e hizo an1istad bastarán para imaginar una historia fabulosa. Y en con otras mujeres, que la llevaron al parador, un bar vez de hablar, Uva lloraba y hacia pucheros. Al y estación de servicio cerca de la entrada de San contrario, su compadre, Juárez, el Carnicero Nicolás, donde llegaban camioneros y viajantes y se Juárez, que tuviera un récord de diecisiete peleas podía trabajar con seguridad. invicto en el campo amateur, se volvía huraño con el vino, concentrado en pensamientos insondables. Así, entre tantos, la cruzaron el negro Uva y se sumía en un silencio del que, si se lo interrogaba, Juárez, Andrés Miguel Juár e z , e l temible no salía más que con gestos violentos o cataratas de Carnicero, como habían dicho los periodistas cuando insultos. lo llevaron a la Federación Argentina de Boxeo. Uno de los pocos caminadores del ring, dijeron los El negro Uva había prometido a su compadre periodistas, un hombre que se sabe desplazar. Esa vez no decir u na palabra de la última vez que había estuvieron con la Gordita en una mesa con una visto a la Gordita. Te lo juro por ésta, decía, y hacia consumición de por medio, de la que ella se llevaba la la señal de la cruz en la boca y después, con el pie, sexta parte. Y en una de las piezas de los fondos, tambaleándose. en la tierra. Podía guardar un destinada justamente a la atención de clientes: el secreto, pero el problema fue que eso era algo que no porcentaje se elevaba a la mitad. Uva quedó más que 1 satisfecho, pero después del primer encuentro el compadre le prohibió acercarse. Juarez Andrés Miguel, escribió el sumariante, oriundo de la localidad de Correa, sin ocupación fija. Pero había llegado a las diecisiete peleas invicto en la categoría mediano y se abría paso en el campo ACTIVIDADES rentado, hasta que lo malogró una lesión y después el alcohol. O primero el vino y después una caída en un El carnicero, cruel y mordaz ficción, es un cuento del pozo, un tropezón en la calle, una desgracia de rosarino Osvaldo Aguirre que nos propone reflexionar borracho: la historia era distinta según quién la sobre la cosificación, el machismo y el menosprecio contara. También había tenido su cuarto de hora que suceden en ciertos ámbitos marginales y humildes. como matarife en el Swift: con el martillo de tres kilos, que alzaba con las dos manos y descargaba en 1-¿Por qué podemos afirmar que El carnicero es un la cabeza del animal, un solo golpe exacto para que el relato realista? maneador lo sujetara por las patas y el guinche se llevara esa mole y cubriera el cielo de sangre. 2-¿En qué tiempo y lugar ubicaría este cuento? Para responder, indiqué qué detalles le hicieron pensar la Juárez siempre calzaba cuchillo, disimulado en la respuesta. ropa, para asustar a algún chico, amenazar al que reprochara su constante estado de ebriedad o 3-Complete las siguientes características con ejemplos enfrentar a las sombras y las alimañas que sólo él del cuento: veía. Y pasó que se encaprichó con la mujer. "Declara - escribió el sumariante con su dedo índice-: No había Se pretende describir el ambiente para dar forma de hacerle entender Quería que se dejara de cuenta de las costumbres. andar sola por ahí, hacerla trabajar bajo su ala, con la protección de un grande del cuadrilátero. como Se especifican rasgos psicológicos de los habían dicho en la Federación Argentina de Boxeo. personajes. El compadre se puso pesado, y el encargado del parador lo hizo echar a las patadas. Expone temas controvertidos que permiten realizar una denuncia social. -No hay necesidad -decía el negro Uva, con un hilo de voz-. Hablando se entiende la gente... En la narración se utiliza un estilo que tiende a la naturalidad y la sencillez para intentar Y se sonaba los mocos, al borde de las lágrimas. reflejar el habla cotidiana. Es seguro que no tuvo nada que ver con lo que pasó después, que Juárez lo llevó como hacía siempre, sin 4-¿Qué aspectos de la dura realidad que vivían los consultar su opinión. Alguien vio que hacían subir a protagonistas se mencionan en el cuento? la Gordita en el viejo Rastrojero que el Carnicero compró cuando lo echaron del frigorífico. Y horas 5-El negro Uva, la Gordita y Juárez son personajes después ese cascajo reapareció en el relato de un excluidos de la sociedad ¿Qué los margina? pescador. El mismo que extrajo el cuerpo de la profundidad de barro y sangre en que yacía. Presenta 6-¿Qué funciones cumple el consumo de vino en el un total de siete heridas de arma blanca, dijo relato? ¿Cómo afecta al Negro “Uva” y al el médico, infligidas por una persona con “Carnicero” Juárez? conocimientos en el manejo del cuchillo. Porque la cabeza había sido desprendida con un par de cortes 7-¿Qué visión de la mujer nos propone Aguirre? limpios.
El negro Uva terminó por confesar: a unos amigos
primero, y a los milicos después. La Gordita gritaba, mordía, pateaba. Igual que una vaca maneada en el corral. El Carnicero le puso el cuchillo en el cuello y le ordenó que se quedara quieta. Tenía el pulso firme cuando la sacrificó, de un solo corte, después de usarla por última vez.