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Presentacién «Papé, explicame para qué sirve la historia», Con esta aparentemente ingenua pregunta de un joven hijo a su padre -profesor de historia~ Mare Bloch decidid plan- tear en su pdstuma e inconclusa Apologie pour l’bistoire ou métier d’historien (1949) el problema de la utilidad de esta disciplina al poco de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. Antes que deseo de conocimiento, para el co. fundador de la Escuela de los Annales la historia produ- cia una gran satisfaccién y placer, Sin embargo, estos atractivos no eran suficientes para justificar el esfuerzo intelectual que requeria el dominio de dicha materia, Para Bloch, y en contraposicién a lo que pensaban no ocos de sus colegas de oficio y generacién, la historia se caracterizaba por su capacidad de establecer relaciones explicativas entre fendmenos diversos solo comprensi- bles mediante una clasificacién racional y una inteligibi- lidad progresiva, El «buen» historiador no era un anti- 1 José Antonio Martinez Torres cuatio, sino un cientifico social comprometido con sy especie de pertenencia, parecido al ogr0 de los cuentos infantiles: «Donde olfatea came humana, ahi sabe que esta su presa». Estudiar el presente resultaba fundamen. tal para comprender el pasado. Para decitlo con sus pro. pias palabras: «La incomprensién del presente nace fa. talmente dela ignorancia del pasado. Pero no es, quizss, menos vano esforzarse por comprender el pasado si ng se sabe nada del presente!, Entre Ja segunda mitad del siglo XX y esta primera década del xx1, ademas de guerras y violencias, se han producido importantes cambios en el planeta que habi. tamos: mundializacién americana, revoluci6n digital, re- surgit de China, despertar del Islam, deterioro medioam. biental, ete. Como otras ciencias, con su conocimiento del pasado la historia ha intentado ofrecer algunas res. Puestas al surgimiento de estos fendmenos estudidndolos Yaanalizindolos desde diferentes angulos y perspectivas, Asi, pese a ser formulada en un contexto historic ¢ his. toriogrifico diferente, la pregunta que abre estas lineas y gue hiciera célebre Mare Bloch al inicio de su ya aludida Apologie sigue siendo igual de oportuna y relevante hoy, Casi setenta afios después, atrayendo a historiadores naci. dos dentro y fuera de Europa. ¢Para qué sirve la historia actualmente? Es més, gqué historia debemos ensefiat a tas nuevas generaciones nacidas entre finales del siglo xx ¥ Principios del 1241? O mejor atin: «¢Qué pasado expo- Rer ante unos alumnos que son en parte herederos de 1. Mare Bloch: Apolo, histo pears . Armand Colin Pana apo trou métierdbistoren,Libravie edici6n, passim, R Presentacion Jos vencedores espafioles de la Reconquista (contra el slam), mientras que otros lo son de la Conquista (de América)? ». La respuesta a estos interrogantes tiene en parte que ver con aquello a lo que aplicamos la etiqueta chistorian, sefiala Serge Gruzinski en este sélido trabajo que, en esta versién espatiola, comparte el elocuente y atractivo titu- lo -procedente de su original francesa- de L’histoire, pour quoi faire? No se trata tanto de subrayar que nues- tra manera de considerar el mundo actual parece con frecuencia propia de otra época como de indicar que en los iiltimos cuarenta afios se han producido notables cambios y perturbaciones que socavan el eurocentrismo en el que comodamente estabamos instalados desde que a principios del siglo x1x surgieran los Estados-nacion, La historia no puede reducirse a un relato tinico, a una especie de «marcha forzada hacia la nacién». Tampoco se trata de trocar el viejo y autocomplaciente eurocen- trismo de las historias nacionales europeas pot un sino- centrismo no mucho mas atractivo pero sien auge gra- cias al bestseller de Gavin Menzies 1421: El aiio en que China descubrié el mundo (2002). Hoy es imposible interpretar todo desde un rincén del mundo, subraya Gruzinski siguiendo la estela de los postcolonial studies. Comprender de qué est hecho el presente es tan com. plicado como reconstruir un pasado solo con los frag- mentos que se han conservado de él. Por eso hay que co- menzar con un trabajo de localizacién y de rigurosa Contextualizacién en el que la imagen, con su particular éxico y sintaxis, nos proporciona imprescindibles pistas para perseverar. a3, José Antonio Martinez Torres Serve Gruzinski, que a0 hace mucho tiempo fue ga danas cone! Gran Premio del Comité Internacigne] a Ciencias Historicas (2015) por sus originales aportacio. nes al desarrollo de los estudios de historia global, 4 resulta desconocido para la historiogratia espaiiola, $j. embargo, quizés no se han resaltado suficientemente at gunas de sus importantes contribuciones ala historia eo lonial de Espaia de ls sglos XVI, XVI y XVII. Historia dor perteneciente a la cuarta generacién de Armales I, de lamado «sito ertco» reivindicado por el fallecida Bemard Lepett, durante las aproximadamente cuatro ceca ge sie tabaando en a historia de la Ame fica espafola y portuguesa nos ha ensefiado que las men clas de poblaciones no son en modo alguno un feng, meno espontineo, Todas ells estén relacionadas con las maltiples mutaciones que han trastocado las relaciones rye icja Europa y los llamados «Nuevos Mundos». 8 desentraar todo elo, desde una inestimable perspec. tvs antopoligica y cultural, ha dedicado casi 0s, traducidos a miltiples idiomas, entre ellos el chi no, y entre los que sobresal ae es len Les Hommes-dieux du M tale, XVE-XVIIF lexique. Powvotr indigene et société colo Presentacion temps. Quand l'Europe s'est mise a écrire U'bistoire du monde (2017). Para qué sirve la historia? no es un ensayo de histo- riografia al uso, uno de tantos textos escritos con mas 0 menos fortuna por los profesores de historia llezedo el final de su vida académica, como fruto de reflexionar largas y solitarias horas sobre la prictica de su profe- sién. Esa no es la ambicin que persigue su autor. Para que este libro se convirtiera en lo que no es seria «nece- sario volver alos origenes del historicismo europeo a fin de entender mejor su potencial invasivo, las conquistas sucesivas, las ataduras y los filtros que impone>, insiste su autor. Al igual que algunos de los textos indicados, este nuevo trabajo de Serge Gruzinski es la resultante de discutir sobre un problema vigente (qué historia de- bemos ensefiar en el actual contexto de creciente globa- acién) con colegas y alumnos matriculados en los cur- sos que imparte en Europa (EHESS de Paris), Estados Unidos (Princeton University) y América del Sur (Uni- versidad de Belém do Paré, Brasil). Estamos por tanto ante una materia extraordinariamente viva, gestada en la interaccién entre teoria y practica, actual, que nos in- troduce de pleno en la ya aludida cuestién de la ense- fianza de la historia en un tiempo global gracias a un lo discurso que une con rigor pa- presente y futuro. portantes cuestiones de naturale- reflexionando Gruzinski desde hace se demuestra a poco que leamos los ndo a la luz a partir del 2000, Jone Amomo Marunez lorres tereses en los seminarios anuales im; talmente en Paris. La mencionada perspectiva am Jogico-cultural, desgraciadamente no muy ate Espafia si la comparamos con la econémica y viene a demostrar que los mestizajes y la ci tural, a una escala global, ademas de también lo estuvieron en el pasado, P América Latina, laboratorio privi taci6n histérica de Gruzinski, el autos brarse» cuando sefiala que en 2008, de la Amazonia remota, un joven caboclo le ofre precios infimos un selecto surtido de DVD peliculas asidticas «todavia descono res] salas parisinas», Semejanzas hist la que proporciona un sacristan indi que fue detenido en Zacatecas (México) en 1561 por hurtar un libro prohibido. Fascinado por las imagenes que ilustraban los textos espafioles, los indios como An- t6n no pirateaban los libros pero ya sabian como comer- ciar con ellos: vendian las obras a amigos tan intrigados como él por su contenido. Separados por algo mas de cuatro siglos y por miles de kilémetros, ambos ejemplos demuestran que lo «local» y lo «global» estan ligados. El presente no es un reflejo del pasado y del futuro, como proclamaba en sus apocalipticos sermones el jesuita por tugués Anténio Vieira, que vivid entre Europa y el Brasil colonial en el Gltimo tercio del siglo xvii, sino un ente dotado de mihiples rostros y profundidades que varian segan el lugar. Cabe preferir, sefiala Gruzinski, que se ig: noren estas huellas y vestigios, e incluso aparentar que nunca existicron, No obstante, a poco que las tomemos Partidos fundamen, trop, Ndida en i politica cin cul, estar presentes hoy ‘or limitarnos solos ado de experimen, no deja de «asom, . en una poblacign rc ca Piratas de cidos en las [mejo. Sricas existen, como io de nombre Antén, 16 xico y Jas prensas del Renacimiento europe: que Brasil se enfrentase, cinco siglos mas tarde, a los grandes estudios asidticos» Un gran impulso para el desarrollo de este tipo de es- tudios y anilisis globales results ser la celebracion del XIX Congreso Internacional de Ciencias Historicas ce- lebrado en Oslo en 2000, asi como la conmemoracion en Paris, en 2004, del primer centenario de nacimiento de Fernand Braudel (1904-1985), uno de los historiadores mas notables de la segunda mitad del siglo xx, y herede- ro del legado de Annales tras la muerte del citado Mare Bloch y Lucien Febvre, cofundador de esta corriente de pensamiento histérico. En ambos foros de debate se puso de manifiesto la importancia de cuestionar ciertos axiomas eurocentristas sobre la modernidad de Europa defendidos en algunos trabajos sobre la expansion euro- pea claborados a mediados de la pasada centuria por historiadores franceses, belgas, alemanes y anglo-nortea- mericanos, Las monarquias ibéricas, unidas por una ca- tambola del destino entre 1581 y 1640, se presentaron como un banco de pruebas ideal para pergefar investi- gaciones a medio y largo plazo con el firme propésito de sopesar el alcance de la circulacién (de saberes, creen- cias y mercancias), los mestiz: co-culturales y econé madas agentes sin histo jes y las conexiones politi- a8 que protagonizaron las lla- ria» en todas esas «maravillosas 1. Véanse las diferentes tesis que, sobre este aspecto particular, defen- ieron ya hace alyn tiempo Arn yO wold Toynbee y Oswald Spengler, YW f ‘José Antonio Martinez Torres posesiones» «escubiertas» por Vasco de Gama, Cig bat Colén y Fernando de Magallanes', mee Desde luego adentrarse en toda esta maratia de en dados problemas histéricos no es una tareasencil, pug Supone un conocimiento de varias lenguas y de los dc tintos depésitos de archivos y bibliotecas, eutopeos ong, gue sin duda esta al alcance de muy pocos investigado. res. Leer ¢ interpretar las ricas y diferentes fuentes que emanan de los contextos analogos, para reproducit des. desu propia mattiz el discurso original, libre de nuestras anteojeras presentistas, calzéndonos, como se suele de- cin, os propios zapatos de los protagonistas ~con barro incluido-, en constante y constructivo didlogo entre el hoy yel avery viceversa, narrando los caminos que final mente se eigieron y aquellos que no se contemplaron, da Iugar a una nueva escrtura del historia, mucho mis po- lifénica que la que todavia se lee en algunas caducas hs torias nacionales,y en la que el telescopio y el microso- pio se engarzan como resulta corriente encontrar ya en los trabajos del mencionado Serge Gruzinski, asi como en los de Sanjay Subrahmanyam y Giuseppe Marcocci Todos ellos, ya se ocupen del mestizaje en México ¥ 1. Serge Gruzinski, «Les mondes mélés de la Monarchie catholique et autres “connected histories"», Annales, Histoire, Sciences Socal 56-1 2001), pp. 85-117: Sanjay Subrahmanyam, «#Volding the World in Balance: The Connected Histories of the Iberian Overseas Emp® res, 1500-1640», The American Historical Review, 112-5 (2007), PP. 1359-1385; Carlos Martinez Shaw y José Antonio Martinez Tore? (dirs), Esparia y Portugal en ef mundo, 1981-1668, Ediciones Pole ‘mo, Madrid, 2014; José Antonio Martinez Torres et al, «Concur cias imperiales. Espana y Portugal en Africa, América y Asia», Mela ses de la Casa de Velizquer, 48-2 (2018), en prensa. 18 Presentacion cercio en la India portuguesa o de las mi- dican en sus investi- Pert, del com Ultramar, reivindi siones jesuitas en faciones volver al largo plazo (la famosa longue durée es deliana), pues, como nos indican Jo Guldi y David “Armitage, «bay un mundo por ganar, antes de que sea “Jemasiado tarde». Es mas, John H. Elliot, nada sospe- Shoo de subirse al carro de las modas historiograticas, ya se habia anticipado hace algunos afios acerca de estos sertos cuando, en el prefacio de su Espana, Europa y el smundo de ultramar: 1500-1800 (2010), afirmé que «la de conexiones es parte esencial de la empresa le contrarrestar el biisqueda historiogrifica y también un modo d alismo que emponzofia la escritura sobre his- excepcion: le historiado- toria nacional». Para el veterano maestro d res afincado en Oxford, un mundo en proceso de sloba- lizacién necesita de una historia auténticamente global, y esto requiere liberarse de prejuicios e ideas preconce- bidas, generalmente occidentales, pues la modernidad, que no se debe identificar mecinicamente con la occi- dentalizaci6n, no es singular sino plural’. Como ya se ha dicho, una relevante perspectiva de anilisis hist6rico es la que proporciona la historia glo- bal, una historia que amplia la escala de estudio pero que a su vez conecta compartimentos anteriormente ais 1, JoGuldiy David Armitage, Manifesto por la bistoria, Alianza Edi- Madrid, 2016, p. 227; John H. Elhott, Hactendo bistorta, Tau- p. 237, y la bibliogeafia que alli se cita. Un convin- cente trabajo, que aborda con solvencia estas cuestiones, 8 el de Josep Fontana: Europa ante el espeyo, Critica, Barcelona, 1994. Asi- mismo, Kenneth Pomeranz, The Great Divergence: China, Europe, ‘and the Making of the Madera World Economy, Princeton University Press, Princeton, NJ, 2001 19 José Antonio Martinez Torres Iados y no considerados por ott0s cientificos socials pese a que yaexistieron llamamientos en esta linea comy Jos proporcionados por Mare Bloch, Fernand Bra Pierre Chaunu y Frédéric Mauro, Para Gri es un creador, yla materia con la que traba ser ajena a las ci de alerta, atento en definitiva al mundo en el que vive, pues en él a veces se encuentra la rla en auxiliar de Jos textos». Ahora bien, cuando nos ponemos delante de un documental 0 una pelicula realizada por un autor como Aleksander Sokurov, somos conscientes de que tales creadores, a semejanza de los historiadores, también pueden producir pasados. Sus obras son algo mas que una sucesién de bellas imagenes inconexas. Al igual que al- unos de los mejores libros de historia que se han esc 0, peliculas como El arca rusa de 2001 (inmersién en el A semejanza de otros libros publicados Para qué sirve la historia? decide volver a Ince {ambien consultar el libro de Peter Burke Visto y 0 "de famagen como documento bistorico, Critica, Barcelona, 200 20 Presentacion ia se detiene en la irculacién actual. Su mi océanos y terri de 1a mun ista de rios, en la de carabelas y «descubrimientos», escribe Gruzinski. Es Ia fuente de lo que conformara las dimensiones huma- nas, materiales e imaginarias de Occidente. Explica el re- curso masivo a la esclavitud de los negros y de los indios, la construccién de las primeras sociedades coloniales con sus conocidas consecuencias fatales, la explotacién de los recursos naturales y mineros, pero tambien la ges- tacidn de una bumanidad mezclada sin equivalente y sin precedente en el resto del mundo. En este punto es de recibo resaltar la importancia que, en la consecuci6n de algunas de estas conclusiones, han tenido la lectura criti- wulantes obras como la del polémico jurista alemsn Carl Schmitt (El nomos de la Tierra en el Derecho de Gentes del lus Publicum Europaeum, 1950) 0 la de su compatriota el (Esferas, 1998, 3 vols.), Para el primero, la expansién ibérica en el mun. do transformé la imagen que se tenia del globo y esboz6 los fundamentos del primer derecho internacional, re- eos Hugo Grocio no surgié de la nada, pues ns precedentes direc no Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Fer- lo Viequez de Menchaca, punta de lanza de la se- Jose Antonio Martinez Torres netarios o globales!. Del mismo modo, y términos plas i i cp ndando en las consecuencias que se derivan de este ahon hecho trascendental en el que se vieron involucrados log portugueses y los espaiioles, Gruzinski as una im. portante cita de Sloterdijk en la que se afirma que «el contecimiento principal de los tiempos modernos no es que la tierra gire en torno al Sol, sino que el dinero gire en tomno ala Tierran. El «descubrimiento» de América y, pot ende, el de otros espacios inexplorados por los euro- peos, rapidamente fue sinénimo de riqueza y estimulo para las distintas ramas del saber’. ¢Para qué sirve la historia? no solo es atil por lo que nos ensefia de historia, que es mucho, sino porque, como ya hemos dicho, relanza al piblico el necesario de- bate sobre el uso que deberfamos darle los historiadores a aquello que hacemos a diario. El historiador no puede vivir encerrado en una torre de marfil leyendo y escri- biendo para sf, de espaldas a los problemas que afectan ala gente de su tiempo, pues el conjunto de la sociedad ha hecho mucho por estar donde él est, Do ut des. Pero 1. Anthony Pagden, Seriores de todo el mundo: ideologias del imperio en Espasa, Inglaterra y Francia en los siglos XV, xvit Xvitt, Peninsula, Barcelona, 1997; Giuseppe Marcocci, 'invenzione di un impero. Pol- ‘ca e cultura nel mondo partoghese (1450-1600), Carocci, Roma, 2011; José Amonio Martinez Torres, «*Gobernar el mundo,” La polémica Mare Liberum versus Mare Clausum en las Indias Orientales (1603- SO) Anuar de Esudin finercanos, vol, 74-1 2017), pp ee nd Comer ngs due: seein Adam Smith (An Inquiry into the Natu and Causes of the Wealth of Nations, 1776). «I descubsimnient© 4 feed y el del paso a las Indias Orientales por el cabo de Buena 1 Petanzs ton los dos acontecimientas mas importantes que Feist" jstoria de la humanidads (Adam Smith, La rigueta de las nactv®: Alianza Editorial, Madrid, 2011, 620)" Presentacion, no solo por mencionar esto ya es suficiente su lectu- ra, sino también por recordarnos los desfasados méto- dos de ensefianza y estudio que todavia se siguen practi- cando en algunas de nuestras universidades europeas. Uno de tantos es el de explicar separadamente la Histo- ria de Espafia y Portugal y la de América, Brasil y las co- lonias de Africa y Asia. Basta con un vistazo rapido a algunos de nuestros mds difundidos manuales de Histo- ria Moderna de Espaiia, Portugal y Europa para darnos cuenta de que hasta que no incorporemos el mundo co- lonial ibérico (no impostado en uno o varios epigrafes 0 apartados, sino dentro del discurso interno de la obra) seguiremos dando una imagen incompleta y deficiente del mundo de la época. ¢Acaso se puede entender la Re- volucién Cientifica del siglo xvm sin tener en cuenta los hallazgos en materia nautica y matematica que realiza- ron los exploradores espafioles y portuguese en las cen- turias precedentes? Tan insuficiente es la realidad del mundo de Ultramar que se refleja en algunos manuales de Historia de la Espafia Moderna que ya ciertos prota- gonistas de la época parecfan apercibirse del ugar que les tocaria ocupar en la historia cuando, en las cartas y discursos que le enviaban al rey, subrayaban «que lo de aqui ~Espafia~ era pintado en relacién con lo de alli ~el mundo colonial-, variado, leno de vida y dificil de aprehenders!, 1. Biblioteca Nacional de de Pedro de Baeza» (160 to John H. Elliott: «Mund Tio Salinero (ed.), Mezclado Paria y America (siglos XVL-X Espaiia, R/14.034, «Memoriales y discursos 1609). Tambien ha abundado en este pun- parecidos, mundos distintos», en Grego- ¥ sospechoso. Movilidad e identidades, Es- vu), Casa de Velazquez, Madrid, 2005, Joré Antonio Martine? Torres De lo mucho que se aprende cuando tra gurosidad historias paralcls da buena cuenta la repr. fentacian teatral del 28 de mayo de 2013 puesta en esce. fa por los alunos del Liceo Jean Rostand de con la que se abre y cierra este trabajo. En esta pi sultado de adaptar un libro de Gru Dragon, Démesure européenne et mondialisation au xvp siecle, 2012), se recrean y se conectan —como también se hace en el texto que la dio origen— dos historias si cursién de los port conquista de México por los espafioles liderados por Hernan Cortés. La primera resulta fallida y cae en el ol- vido, mientras que la segunda es el germen de una Amé- rica latina y mestiza, Pero las conexiones no deberian set solo histéricas, sino también, y como se insintia en ¢Para gué sirve la bistoria?, entre profesionales que revelan la misma especialidad de estudio aunque en distintos nive- les de la docencia. La implicacién del profesor de histo- ria con su profesién y sus alumnos, independientemente de los cursos a los que se dedique, sigue siendo la pieza basica y fundamental para que sus estudiantes estén al dia, comprometidos con su tiempo y con un zécalo lido sobre el pasado mas remoto, en continuo di go a ensefianza recibida les acompafiard siempre. Este gran libro, obra de un passeur persévéranl, comno se cordado en un merecido homenaje a este macs tro de historiadores que es Serge Gruzinskit, sin ducla 1. Carmen Bemand, Eduardo Fi Gi ‘ranga Paiva y Carmen Salarar Soler (coo Aoador). Se Grains Ie pasar ponent, CNS, Pai, 2017 24 a Distancia, 35 éPara qué sirve la historia? Prefacio Se bablaba entonces de Roubaix como la Roma del socialiomom. También se de- cia de ella que era la ciudad de las «mit chimencas», la «Manchester francesan, con sus factorias textiles en las que pena ban miles de obreros [..J. Tado eso be pasado: boy las ruinas de la Lainie, fun dada en 1910 por Jean Prowvost y cerrada en 2000, yacen en terrenas devastados, como vestigios de una prodigiosa vitrina industrial de Francia, Blog de Michel David, El mundo se muue- ve, 2011 ‘«¢Para qué sirve la historia?»

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